Martín Tetaz - Lo Que El Dinero No Puede Pagar

September 20, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Lo que el dinero no puede pagar 

 

Lo que el dinero dinero no puede pagar pag ar

 Mitos y ver verd d ades ad es d e la la Economía Econo mía d dee la la felicidad  felicidad  Martín Tetaz

Índice de contenido

 

Portadilla Prólogo de Juan Carlos de Pablo 1. Lo que mi abuela me enseñó 2. Lo que nos hace felices 3. No, eso no te hace más feliz 4. ¿Qué pueden hacer los gobiernos para aumentar el bienestar? 5. Una empresa feliz 6. La confianza 7. Amigos, matrimonio y tercera edad Para profundizar sobre todos estos temas Agradecimientos Agradecimie ntos

 

 A mis dos papás,  Juan ua n Carlos Car los Delorenzo De lorenzo y Miguel Migu el Escapil. Escap il.

 

Prólogoo de Ju Prólog Juan an Ca Carlos rlos de Pablo (1) Si no hubiera hubiera sido escrito escri to por un economista, economista, difícilmen di fícilmente te le prestaría atención atención a un libro libr o titulado titulado  Lo que el dinero dine ro no puede pagar . Porque sospecharía que que fue fue escrito escr ito por algu a lguien ien que, que, llevado ll evado por su ignorancia ign orancia o bronca por algún aspecto de la realidad reali dad hum humana, pretende pretende a los lectores vendernos vendernos un «buzón». Pero esta e sta obra fu fuee escrita es crita por un economista, economista, y de los l os buenos. Basta leer o escuchar a Martín Tetaz para advertir que no sólo es un graduado en economía, sino que es un economista. Quiero decir  que estudió, estudió, pero pe ro que no se lim l imita ita a repetir lo qu q ue alg al guna una vez le explicaron los profesores, sino que «masticó» el material, tratando de responder esta pregunta: ¿qué está diciendo este autor? Además, sabe observar, cuando cuando camina camina por la calle o interactúa con sus sus parient par ientes es y amigos. amigos. Cada vez que que conversamos conversamos sobre sobr e alg al gunas unas de las cuestiones cuestiones que desarrol desarrolla la en esta obra obra,, le digo d igo lo mismo: «tenés razón, Martín,  pero no exageres». Como Como corresponde, corr esponde, él insiste con su postura, postura, y yo me quedo pensando si estará verdaderamente exagerando (John Maynard Keynes, en el prólogo de  La teoría general  g eneral  , afirmó afirmó que la principal dificultad no no radica ra dica tanto tanto en incorporar ideas i deas nuevas, cuanto en desprenderse de las viejas). El lector no debe ser sorprendido por las credenciales académicas del autor de la obra, y mucho menos de las de quien la prologa. Porque esta es una obra que ni demuestra ni siquiera muestra, sino que en todo caso sugiere. Deirdre Nansen Mc Closkey (nacida Donald Nansen) (2), (2) , afirma que en cualquier congreso de economía, la versión escrita de los trabajos que se presentan es formalmente rigurosa y demuestra la tesis del autor; pero la versión oral ilustra la idea a través de escenas, ejemplos, etc. Por lo cual, salvo aquellos que están particularmente interesados en algún tema, los economistas andamos por el mundo portando portando un conjunt conjuntoo de escenas. es cenas. Ejemplos: Ejemplos: la parábola pa rábola de las la s islas, is las, para pa ra ejem ej emplificar plificar la importan im portancia cia de d e las expectativas; expectativas; la int i nteracci eracción ón entre entre el padre pa dre y el hijo, en el caso de la inconsistencia inconsistencia temporal, tem poral, entre entre otras. Me consta, consta, entre entre otras cosas, por p or experiencia propia. pr opia. Por consiguiente, lea esta obra y pregúntese cómo resuenan en su mente y en su corazón los distintos casos planteados. A diferencia de un libro de texto, donde no debería haber muchas discrepancias discr epancias int i nterpretativas, erpretativas, me atrevo a afirmar afirmar que en este caso cas o habrá tantas tantas versiones ve rsiones del «mensaje» «m ensaje» contenido contenido en la obra como como lectores. l ectores. Lo cual no es un problema. Lo fue en el caso de  La teoría general  ge neral  , porque Keynes era un gran escritor, pero su obra más famosa fue escrita  escrita a l as apuradas, a puradas, en circun cir cunstan stancias cias dramáticas, dramáticas, y por  razones de salud y sus otras ocupaciones, nunca tuvo tiempo para publicar una edición revisada. Por  lo cual c ual desde hace ocho décadas los l os econom ec onomistas istas nos la pasamos discutiendo discutiendo qué dijo Keyn Keynes, qué fue lo que quiso decir Keynes, qué fue lo que en realidad q  uiso decir deci r Keynes. Keynes. Pero Per o esta es una una obra de carácter distinto. A través de un texto atractivo que sintetiza mucho material, Tetaz nos invita a reflexionar sobre un tema tema im i mportante. Aprovechemos Apro vechemos la oportu opor tunidad. nidad. JUAN CARLOS DE PABLO Junio de 2016

 

1- Titular de DEPABLOCONSULT, profesor en la UDESA y en la UCEMA. Miembro titular de la Academia Nacional de Ciencias Cienci as Económ Económiicas. ca s. 2- Los interesados en conocer los dramáticos detalles de su transformación de hombre en mujer pueden leer con provecho Crossing (  The Uni University versity of Chi Chica cago go Pre Press, ss, 1999).

 

Capítulo 1

Lo que mi abuela me enseñó Hay pocos recuerdos qu q ue tienen colores, pero pe ro no puedo olvidar olvi dar la l a san sa ngre oscura, más más azul que roja que rodaba por la pierna pi erna de mi mi abuela a mayor velocidad velocida d que la del pañuelo que inten intentaba taba disim disi mularla. No estaba en e n los cómput cómputos os de Ramona Ramona mi mi arribo ar ribo temprano temprano a la casa de la calle ca lle 66, ni se le ocurrió tampoco pensar que daría la vuelta al parque y procuraría sorprenderla por el ventanal de la cocina. Escondió primero la mano y luego la rodilla. Más tarde camufló el gesto. Puso la misma sonrisa de siempre y fingió un reto improbable. Sobre la mesa estaban los tallarines a medio amasar, y en el  pfuerza living livilang la había posición posi ción horizon horizontal tal de una una botella boterta ellade deentrada. vidrio vidri o de Coca-Cola litro li trotratado delataba la poca fuiso erzadelcon que logrado l ogrado atravesar la puerta pu ent rada. Fingió Fing ió qu q ue se de había de un accidente menor, le echó la culpa a las vías de un tren de carga que hacía tiempo que no pasaba por  la ram r ambla bla de 131, en el lím l ímite ite con el barrio bar rio de d e Los Hornos, Hornos, pero lo cierto ci erto era qu q ue su cuerpo ya acusaba los más de sesenta octubres octubres transcurridos transcurridos entre entre la l a dureza de la vida en el campo y una una viudez  prematu rematura ra que la obligó a ser padre padr e a temprana temprana edad. Los Los reflejos no eran los de antes antes y aquella aquella fue fue unaa de las un l as prim pri meras advertencias hasta que que pocos años después des pués quiso quiso adivinar a divinar el trayecto trayecto de una una  bicicleta ici cleta que se le interpuso interpuso en el camino camino y erró el pronóstico. La combinación de una cadera fracturada y una operación fallada prolongaron indefinidamente su rehabilitación. Una Una ttarde arde de otoño de 1994 sent s entíí la l a necesidad de d e ir a visitarla vis itarla y fu fui testigo de su ocaso. Al otro díaYo sonó el teléfono en casa y todos la noticia, su incluso antes deesa que mamá atendiera. nunca conocí una persona que comprendimos fuera capaz de programar muerte, pero tarde la enfermera le contó a papá que la abuela había estado muy débil toda la semana y que cuando el sábado s ábado aban aba ndonamos donamos la clínica, le l e dijo dij o «ahora sí, me despedí despe dí de la gente gente que que quiero; ya me me puedo ir». Una catarata de memorias pasa por mi mente en un segundo como si espiara a través de un aleph. El olor ol or del mate cocido con la galleta, la torta milhojas milhojas de cada veint vei ntee de diciembre, d iciembre, el rezo r ezo antes antes de ir a dormir y la caminata al seminario por la mañana, mi pieza de los juguetes donde una lata con  bolitas, los restos de un camión camión y un cajón de manz manzanas anas me me alcanzaban para lo mismo mismo para lo que hoy se necesita una  play. La abuela log lo graba el e l milagro de hacerme hacerme disfru dis frutar tar los bifes de hígado, las pastas pa stas caseras caser as y el pan rallado por sus propias manos. Durante muchos años creí que no existían cosas más ricas en el mundo y jamás jamás noté que que el papel de diario di ario que se acumu acumulaba en el baño reflejaba la miseria iser ia mat material erial en la que vivía un jubilado que cobraba la mínima. ínima. Me divertía di vertía caminar caminar quince quince cuadras c uadras buscando el mejor precio preci o para comprar comprar la grasa con la que freía las tortas fritas y no no enten entendía día por qué alg al gunos unos fines de semana ella tenía que decir que no.

 

 Nunca unca me me di cuenta cuenta hasta hasta mu mucho después, después, de que mi mi abuela pagaba mis mis capr caprichos ichos con sus  privaciones rivac iones y que si apagaba la luz temprano temprano era porque no no la podía pagar. pagar. Una mujer que nunca supe si había terminado la escuela primaria, me enseñó de muy pequeño a leer y a escribir, repasando primero las marquesinas de los locales de diagonal 74, mientras cubríamos el trayecto de mi casa a la suya, en el 561. En ese mismo colectivo me enseñó también a mentir la edad, ahora entiendo que fue por necesidad. Aprendí los números del uno hasta el nueve ugando con los viejos boletos de papel. Descubrí el capicúa y el placer de coleccionar. Sé, porque me me especiali espec ialicé cé en estudiar estudiar ese tipo de cosas, que las mem memorias orias no son de fiar; que más que grabaciones literales son construcciones que cambiamos cada vez que evocamos un recuerdo. Es probable probabl e que a las l asalgún mías enojo, las la s haya hayalguna a decorado decorbronca, ado un pero poco,noque qupuedo e haya hayarecordar suprimido suprimido caprichosamente alguna pelea, ni un solo día en que no haya sido profundamente feliz con mi abuela. No solo fue la primera mujer que amé en mi vida; a la madre se la termina amando de una manera distinta, se la abraza de pequeño con resign resi gnación ación y en la preadoles pr eadolescencia cencia se le l e pone la mejilla como como quien le pone el cuerpo a la l a jering je ringa, a, comoo si no quedara com quedara otro remedio. remedio. A la vieja vie ja se la adora ador a luego de joven, se la ext extraña raña de adulto y se la ama cuando ya no está. Pero a mi abuela yo aprendí a amarla de chiquito, a necesitar sus abrazos, a echar de menos sus aromas, a descontar su complicidad. Recuerdo Recu erdo llegar l legar a las l as tres de d e la mañana con mi mi amigo amigo Maxi, Maxi, demasiado borrachos borr achos para volver vol ver a casa, pero pe ro lo l o suficientem suficientement entee sobrios sobri os para saber que la abuela se levantaría a preparar pr epararnos nos un un mate mate cocido y cocinarnos algo rico. Tampoco me olvido el día que «jugando» con la gomera volamos el vidrioo trasero de un 561 y se ofreció voluntariam vidri voluntariament entee a abrir la pu p uerta negando negando nuest nuestra ra obvia o bvia  presencia, ante el acalorado chofer y un grupo grupo de pasajeros que nnos os querían linchar. linchar. Y por supuesto ella fue siempre el espejo con el que miré y comparé injustamente a cada una de las mujeres con quienes estuve. Después uno entiende con el paso del tiempo que son amores diferentes diferent es y que no no se le puede pedir pedi r a la l a pareja parej a la incondicionalida incondicionalidadd que se sient si entee en una una abuela, abuela,  pero cuando cuando alguien alguien tiene tiene la dicha de recibir recibi r tanto tanto amor amor y de abrazar tan tan ffuuerte, busca busca inexorablemente en cada encuentro esa sensación de plenitud, que paradójicamente se logra sin que sea necesario nada material. Cuando una tarde gris me agarra con la guardia baja, cuando un 31 me sorprende pensando en lo que fue, siempre me acuerdo de mi abuela. Hoy felizmente muchas otras cosas me hacen muy bien, empezando obviamente por mi hijo Agustín que hace dos años y medio nos cambió la vida a todos. Soy feliz con el progreso de mis hermanos, cada vez que veo a mis dos papás del corazón, o cuando Maxi deja de trabajar y me invita a comer. Soy feliz conviviendo con Solcito y estoy seguro de que aunque nos vamos a volver locos, seremos mucho más felices cuando lleguen los melli que vienen en camino. También hoy tengo más dinero del que quizás tenían mis viejos. Pero nunca cuando pienso en alguna de todas las cosas que me llenan el alma, se me viene a la mente el coche nuevo, la tele de 42  pulgadas, ulgadas, o el teléfono celular. celular. El chiste dice dic e que aunque aunque el dinero di nero no puede puede comprar la felicidad, proporciona proporci ona una una sensación tan tan  parecida areci da que se necesita necesita un experto para notar notar la diferencia. La ciencia dice que eso no es verdad. Y aunque no tengo manera de preguntárselo a ella, me gusta gu sta pensar que mi mi abuela, a pesar de ser pobre, lo l o podría podrí a atestiguar. atestiguar.

 

La paradoja paradoja de Easterli Easterlinn Aterricé Aterri cé en la isla i sla por segunda segunda vez el cuarto sábado de marzo marzo de 2013, cometí cometí el gran error de alquilar una una casa cas a sin si n haberla haberla visto antes, y me me trepé a un coche coche de probable probabl e procedencia proc edencia rusa que hacía años había tenido su época de gloria. La máquina dejó atrás el aeropuerto José Martí a ritmo cansino, como quien no quiere en realidad llegar nunca a destino. El contraste todavía estaba en mi memoria, pero no afloró mientras transita  ba la Ave transita Avenida nida de la In Independen dependencia, cia, ni siquiera si quiera cuando cuando pasé a mi mi izqu i zquierda ierda la Plaza Pl aza de la Revolución. Eventualmente el conductor cruzó una especie de Boulevard en honor a Salvador  Allende y desembocó en la Ciudad Vieja, no en el sitio que todos los turistas conocen sino el que enfrenta al Barrio Chino. Lejos de lucir como un atractivo museo colonial, más bien se parece a Kosovo, después de los bombardeos. Enton En tonces ces la contradicc contradicción ión bailó bail ó regg r eggaetón aetón sobre una una ausencia palm pal maria de rrecursos ecursos material materiales es que lucía como como si el tiempo se hubiera hubiera detenido detenido en los setenta, setenta, m menos enos para el e l deterioro. de terioro. De repente el relato rela to mágico mágico de cada c ada una una de las cuentas cuentas del rosario rosar io de miserias iseri as que el taxista taxista me venía venía cont c ontando ando se hizo carne en mis ojos; sin embargo, los cubanos danzaban felices, sonreían y regalaban una amabilidad que escasea en lugares más afluentes. Había hecho mi primer viaje con el objetivo de conocer cómo funcionaba un sistema económico no capitalista, desde adentro, viviendo casi como uno más. Volví con la expectativa de confirmar si era verdad que el dinero y la felicidad eran cosas perpendiculares. Para la gran mayoría de los mortales es casi una obviedad. Mucha gente cree que tener más dinero nos hace más felices e incluso hay una broma que reza que «el dinero no compra la felicidad,  pero produce una una sensación ttan an pero tan parecida, pareci da, que se necesita necesita un experto para notar notar la diferencia». Richard Easterlin también pensaba lo mismo. Este ingeniero norteamericano, doctorado en Economía por la Universidad de Pennsylvania, hizo sus primeras armas en la investigación de la mano de Simon Kuznets, un científico social que se hizo famoso por postular una ley que lleva su nombre y que establece que la distribución del ingreso empeora cuando un país empieza a desarrollarse, pero luego mejora a medida que su economía madura. El ucraniano ganó el Premio   N obel detudio Econom Economía en 1971.toEasterlin no no ytuvo tusu voimpacto lapacto misma mismaensuerte, sulaerte, quedó contag contagiado iado de la l a pasión por el estu es dio del ía crecimien c recimiento económ económico ico im vidapero de las personas. per sonas. En la década del cincuent cincuentaa Moses Abramovits, otro prestigioso econom ec onomista ista de Harvard, llam l lamóó la atención aten ción de Easterlin Easterli n por un ensayo ensayo en el que cuestionaba cuestionaba la relación relac ión en entre tre la calida c alidadd de vida vi da y el  producto bruto bruto intern interno, o, llamando llamando a los economistas economistas a ser eescépticos scépticos respecto re specto de las posibili posi bilidades dades del crecimiento para mejorar el bienestar de la población. Si bien bi en a grandes grandes rasgos r asgos todos entendían entendían qué qué sign si gnificaba ificaba el e l bienest bi enestar, ar, el pr problem oblemaa radicaba ra dicaba en que nadie podía dar una definición precisa ni mucho menos medirlo. Y no es un tema menor. El  propio preám pr eámbulo bulo de la Constitu Constitución ción de los Estados Unidos, Unidos, copiado luego luego con ligeras ligeras variaci var iaciones ones y arreglos menores en muchas cartas magnas latinoamericanas, establece como uno de sus objetivos el «promover el bienestar general». Loo que Abramovits enque dudaeso erano alguien  pdeudiera establecer qué qu quería ería decir de cir eso es del bien bie nestar general genestaba eral y, y, poniendo sobre todo, noque estaba garantizado por el mero crecimiento en el ingreso per cápita. Para empezar, el bienestar es algo evidentemente subjetivo y no era habitual, mucho menos en la economía, preguntarle a la gente por sus estados psicológicos o mentales. Se descontaba que si

 

alguien podía elegir alguien el egir entre entre una una mayor mayor variedad varieda d de bienes bi enes estaría mejor que si se s e le restringían restringían las opciones, del mismo modo que se daba por sentado que las personas no se saciaban nunca y que siempre serían serí an más más felices feli ces pudiendo comprar comprar más cosas. cos as. De allí a llí a suponer que que el crecim creci mient ientoo del PBI y de los ingresos derivará ineluctablemente en un mayor bienestar, hay un paso que parece tan obvio como corto pero que en realidad es más largo que un maratón olímpico. Luego de la Segunda Guerra Mundial, probablemente con la intención de estudiar los determinan determ inantes tes del hum humor social s ocial,, llos os sociól s ociólogos ogos empezaron empezaron a recabar recaba r inf i nform ormación ación subjetiva sobre so bre el  bienestar en las famosas famosas encuestas encuestas Gallup. Los primeros cuestionarios contenían dos tipos de preguntas; una, en la que se le pedía al encuestado teniendo cuenta todos losfeliz» aspectos su vida, dijera si en términos considerabaque «muy feliz», en «razonablemente o «nodemuy feliz», y otra, basada en lasgenerales se investigaciones investig aciones del psicólogo psicól ogo de la Univers Universidad idad de Princeton, Princeton, Hadley Cantril, Cantril, en la que se lo hacía imagin im aginar ar una una escalera escal era con c on 10 escalones: el e l pri prim mer peldaño pel daño correspondía cor respondía a un estado de completa completa insatisfacción con su vida, y el último representaba la máxima áxima satisfacción sa tisfacción posible. Se le pedía que se ubicara en el escalón escal ón que que mejor mejor represent repres entara ara su satisfacción con la vida. vida . Obviamente, esas mediciones no están exentas de críticas. ¿Puede una sola respuesta verbal captar el estado emocional de una persona? ¿Es lo mismo su concepto de felicidad que el mío? ¿Contesta realmente la gente lo que siente, o inventa respuestas políticamente correctas? ¿Captan esas preguntas realmente cuán felices son las personas o están fuertemente influidas por el humor de un día particular y son por lo tanto absolutamente volátiles? Puestoo en palabras Puest palabr as de psicometrista, psicometrista, ¿es válido vá lido el in i nstrument strumentoo para medir lo que se propone? ¿Es confiable conf iable el cuestionario? Pensemos Pensemos en contraej contraejem emplos plos obvios ob vios para pa ra que quede clara la idea. i dea. ¿Pu ¿Puede ede medirse la altura de una persona con una balanza de precisión? Obviamente no; la balanza es un instrumento muy confiable para medir el peso, pero no es válido para la altura. ¿Puede medirse el  peso de un bebé con un una balanza balanza como como las que hay hay en una una farmacia? farmacia? En principio no hay hay dudas dudas de que el dispositivo es válido para eso, pero es poco probable que sea confiable para indicarnos el  peso un bebé con dos decimales decimales de ex e xactitud. actitud. Andrew An drew Oswald, el investigador investigador de Warwi Warwick, ck, comprobó comprobó empíri empíricam cament entee que en los lo s Estados de  Norteamérica orteamérica en los que que había mejor mejor calidad ca lidad de vida, v ida, medida medida según se gún indicadores objetivos obj etivos que tenían tenían en cuenta variables como el clima, los espacios verdes, el transporte público, la disponibilidad de escuelas y otras «amenities», «amenities», eran er an tam también bién los que recibían reci bían los mejores reportes r eportes subjetivos de satisfacción por parte de sus habitantes. Y en un estudio reciente, el argentino Ricardo Pérez Truglia, de la Universidad de Harvard, comprobó comprobó que podía predecirse predeci rse los l os bienes bi enes que que consum consumía la l a gen gente te a  partir de sus reportes de felicidad. felic idad. En consecuen consecuencia, cia, los lo s cambios cambios en el consum consumo repercut reperc uten en en la felicidad,, lo que además felicidad además de confirmar confirmar que efectivam efectivament entee los l os reportes re portes subjetivos de felici felicidad dad coinciden con variables duras como el consumo, despejaría en parte las sospechas iniciales del  profesor Abramovits, Abramovits, sugiri sugiriendo endo que que tal vez el dinero sí puede hacer hacer la l a felicidad. felicidad . Convencido entonces de que tenía en sus manos la clave para descubrir la fórmula de la felicidad,, Richard Easterlin felicidad Eas terlin empezó empezó por cruzar cruzar los datos de una una encuesta encuesta efectuada efectuada a 1.517 norteamericanos en 1970. Así, mientras que en el grupo de los que ganaban menos de 3.000 dólares anuales, anu ales, solo el 29% de los encuestados encuestados declaraba dec laraba sentirse sentirse «mu «muy feliz», feliz», en el segment segmentoo de los que  percibían erci bían más más de 15.000 el porcent por centaje aje de gente gente de esa misma misma condición condición prácticament prácticamentee se duplicaba, alcanzando el 56% de los respondientes. Sin embargo, aunque los datos parecían confirmar lo que  para el sentido sentido común era obvio, obvi o, la mayor mayor parte del crecim creci miento iento en la felici felicidad dad se producía hasta llegar al grupo de ingresos ingresos medios (entre (entre 7.000 y 10.000 dólares); dólares ); m más ás allá al lá de ese umbral, umbral, la aguja

 

de la satisfacción empezaba empezaba a mostrar mostrar resistencia re sistencia para responder a los l os cambios en los ing i ngresos. resos. La relaci r elación ón descubierta por Easterlin fue fue confirmada confirmada por veint v eintinu inueve eve estudios estudios adicionales, adici onales, dieciséis dieci séis de los l os cuales contenían contenían directament directamentee pregu pre gunntas sobre felicidad, mientras ientras que los trece restantes restant es indagaban sobre la l a satisfacción con la vida en la escalera escal era im i maginaria aginaria de die diezz escalones que había ideado idead o Cantril Cantril.. Diez de los l os relevamien r elevamientos tos correspondían corres pondían a los Estados Unidos, en distintos distintos momentos del tiempo, mientras que otras diecinueve encuestas provenían de diversos países. Sistemáticamente dentro de cada país la gente con una mejor posición económica reportaba mayores niveles de felicidad. Este resultado confirmado en prácticamente todas las muestras poblacionales sin distinción de lenguajes continentes, parecía darles la razón a todos los economistas tradicionalmente asociaron asocia ron ni el de bienest bi enestar ar al a l PBI. Si la l a gente gen te que tiene tiene más ingresos ingresos es más feliz,que enton entonces ces bastaría b astaría con aumentar los ingresos de la población, vía crecimiento económico, para construir un mundo ideal. Sin embargo, embargo, cuando cuando Easterlin Eas terlin quiso extrapolar sus resultados en la com comparaci paración ón ent entre re países se llevóó una llev una sorpresa, sorp resa, porque po rque no no era eso lo l o que ocurría en la práctica. pr áctica. No solo sol o en países con un un PBI PBI más más alto como los Estados Unidos o Alemania Occidental la gente no declaraba ser más feliz que en  países de ingresos ingresos bajos, ba jos, como Cuba Cuba o Egipt Egipto, o, sino que que incluso mirando mirando hacia hacia el interior interior de un mismo ismo país, paí s, la l a sociedad soci edad norteameric norteamericana ana no no reportaba rep ortaba mayores mayores niveles de satisfacción sa tisfacción que que los que había declarado declar ado la generaci generación ón anterior, anterior, veinte veinte años atrás, incluso cuando cuando el PBI per cápita de los l os Estados Unidos Unidos había crecido creci do un 46% en ese lapso. l apso. Era plausible pensar las mediciones de Cuba, yfueran buenas  principios d e los sesent de ses enta, a,que despertaba la Revolución Revolución, que Alem Amuy lemania ania estuviera estupor vieralaaún aexpectativa ún golpeada golpeadaque, por alas consecuencias consecu encias de la Guerra. Guerra. Pero las contradic contradicciones ciones se mantenían antenían.. Filipi Fi lipinas nas y Taila Tailandia, ndia, por  ejemplo, ostentaban un porcentaje mayor de gente feliz que Francia o Italia. Y cómo explicar que en los Estados Un Unidos los baby boomers no fueran más felices que sus padres, a pesar de ser mucho más ricos. Aquel trabajo de Richard Easterlin publicado en 1974 fue una bomba. A pesar de miles de investigaciones ulteriores que buscaron explicar los resultados, la paradoja persiste; dentro de cada  país la l a gente gente de mayores mayores ingresos ingresos es e s más más feliz, pero no no aument aumentaa la satisfacción con la vida si engordan eng ordan los bolsillos bolsi llos gracias al a l crecimien cr ecimiento to económico. económico. Puesto en otras palabras, pala bras, no hay hay evidencia científica que demuestre que aumentar el PBI haga que la gente sea más feliz. ¿Pero por qué pasa pas a esto? ¿Por qué los países donde la población pobl ación disfruta disfruta de una una mayor mayor renta renta per  cápita no son más felices? ¿Por qué cuando los países crecen la gente no es más feliz? ¿Cómo se entiende, sin embargo, que dentro de un mismo país aquellos que tienen una mejor posición están más satisfechos con sus sus vidas? vi das? ¿Cóm ¿Cómoo se explica la l a paradoja? par adoja? Y la pregunt preguntaa del millón: ill ón: si ni el crecimiento económico ni los mayores ingresos empujan nuestro bienestar, ¿qué es lo que nos hace felices? Tuve una pista de la respuesta en el Valle de Viñales, una hermosísima región poco conocida de Cuba donde se fabrican los mejores cigarros del mundo. Un puñado de mogotes más parecidos a una manada de elefantes gigantes cortaban el horizonte y sobre la espalda de una de esas magníficas formaciones form aciones rocosas r ocosas sorprendía sorpr endía un mural mural con figuras figuras prehistóricas, que se llee atribuye al artista Leovigildo González Morillo y que luce inmenso cuando se contrasta con la insignificante altura de la gente gente que busca busca la postal. po stal. Odalys no tenía tenía más de diez abriles abri les en su suss menudas menudas espaldas, espalda s, pero per o pedía pedí a con la insistencia de una mujer de veinte. La niña quería una foto, pero no para que se la mandáramos  por Facebook, ni ni para tener la excu excusa sa de pedir una moneda, moneda, como como habitualm habitualment entee ocurre en la isla.  No; la morenita morenita se daba por satisfecha con solo verse ver se en la pantalla pantalla del de l celular. No buscaba buscaba nada

 

material, nada que pudiera tocar. El formateo formateo de un sistema sistema educativo diseñado dis eñado para pa ra crear c rear al «hombre nuevo» prohíbe tan solo imaginar la más mínima posesión material, pero nada dice de esas cosas que pueden pueden guardarse guardarse en la ment ente, e, con forma forma de recuerdos. No censu ce nsura ra la l a posibili posi bilidad dad de apreciar la propia sonrisa en la versión moderna de aquellos espejitos que sedujeron a los pueblos originarios y que nosotros llamamos celular.

Explicando la paradoja; una historia con cuatro sospechosos Rolf Gunnar tiene 28 años y un empleo de tiempo completo en Polimoon, una compañía noruega de productos plásticos que paga salarios altos y ofrece las mejores condiciones laborales para su  personal. Hasta mediados de 2001 era un tipo feliz, tenía auto, casa y una hermosa familia. Cada tanto dilapidaba dila pidaba unos días de vacaciones en una una playita poco conocida del su s ur de Italia Italia.. Sin em embargo, bargo, ese año, el fisco del país nórdico hizo públicas en internet las declaraciones de impuestos de todos los ciudadanos. En un país de alto cumplimiento tributario y donde todo el mundo paga impuesto a las ganancias, el dato informa directamente respecto del nivel de ingresos de cada contribuyente. Rolf  consultó primero sus propios datos, un poco para asegurarse que la información publicada fuera correcta y otro poco por el placer de encontrarse en el listado, como esos corredores de maratones que, a la semana siguiente a la competencia, aun cuando conocen perfectamente el tiempo que emplearon en recorrer los 10 kilómetros, hurgan en el listado para confirmar su crono. Hubo un antes y un después. Como quien prueba droga por primera vez, el noruego no pudo detenerse. deten erse. Miró la liquidación liquidació n de impuest impuestos os de su mujer mujer,, la de sus hijos, la de sus padres y la de una una ex novia que hacía tiempo no veía aunque evidentemente le costaba olvidar. La curiosidad lo poseyó y cometió cometió el peor error e rror de todos: se le l e ocurrió mirar cuánto cuánto pagaban de ganancias ganancias sus compañeros de oficina. El dato lo fulminó; casi todos ganaban más que él. Lo que hasta ese momento lucía como un sueldo atractivo, desde des de entonces entonces tendría el sabor de un plato amargo. amargo. La historia es e s el relato rela to ficticio de un hecho hecho verosímil ver osímil que el econom e conomista ista argen ar gentin tinoo Ricardo Ricar do Pérez Pére z Truglia documentó en una reciente investigación, en la que analizó el impacto que esa liberación de información tuvo en los resultados de las encuestas de felicidad que anualmente se hacen en ese país europeo. Concretam Con cretament ente, e, Truglia Truglia descubrió desc ubrió que luego luego de que fuera fuera posibl posiblee mirar las declar declaraciones aciones de impuest im puestos os de todos los noruegos, noruegos, el im i mpacto que los ingresos ingresos tienen tienen en la felicidad felici dad creció cr eció un 33%. Esto por supu s upuesto esto no quiere quiere decir que la publicación publicaci ón de los datos fiscales fiscale s haya haya hecho un un 33% más más felices a los nórdicos, sino si no que que el impacto impacto del iing ngreso reso en e n la felicidad felicida d fue fue mayor mayor.. Así, las la s personas pers onas de más altos ingresos ahora eran más felices, no porque previamente desconocieran cuánto ganaban, sino porque tomaban consciencia de su posición en referencia a sus vecinos y amigos. Evidentemente, el resultado muestra que a la gente no solo le importa su nivel de ingresos, sino que nuestra nu estra felicidad feli cidad puede, a su s u vez, vez, verse ver se afectada al compararnos compararnos con otros, como como consecuencia consecuencia de que nuest nuestra ra posición posi ción económica económica real r eal deja de ja de ser un secreto y es observable observabl e por los demás. demás. En otras otras palabras palabr as y como como descu desc ubrió hace cien años el sociól s ociólogo ogo Thorstein Thorstein Veblen, Veblen, los ingresos ingresos impactan im pactan en la felicidad si podemos podemos hacer visibles visib les nuestros nuestros consumos consumos a los demás. demás. Hay dos conjeturas para dar cuenta de por qué nos importa más nuestro ingreso relativo que lo que ganamos en términos absolutos. Las voy a llamar la «hipótesis mala» y la «hipótesis buena».

 

La idea buena es que la satisfacción depende de las expectativas, y no hay modo de fijarse una meta sin saber cuánto es razonable ganar. Eso me sucedió cuando empecé a dictar conferencias en empresas em presas;; en el mun mundo do académ acadé mico los salarios salar ios son bastante bastante chatos, chatos, pero per o en el ámbito ámbito corporativo corpor ativo se  paga mu mucho mejor. mejor. Como Como nadie nace nace sabiendo sabi endo cuánt cuántoo puede pedir por una una disertación diser tación o un un trabajo de consultoría, lo habitual es preguntar a los colegas que tienen más experiencia y considerarse satisfecho si uno logra que le paguen la norma. Lo mismo ocurre con el primer empleo de un recién graduado; gradu ado; nadie sabe a ciencia ci encia cierta cier ta cuánto cuánto es lo l o máxim máximoo a lo que puede aspirar aspi rar y en enton tonces ces la l a lógica es consu c onsultar ltar con colegas, col egas, amigos amigos y conocidos conocidos para formarse formarse un unaa idea ide a de lo que sería ser ía ju j usto cobrar. Así, si en promedio promedio los recién recié n graduados graduados ganan ganan $15.000, por ejemplo, puede sentirse sentirse content contentoo cualquiera cualqu iera qulo e cobre cobr e $16.000. Pero Pertarea o conesese m ismo ingreso, in el trabajador trabaj ador no estaría conform conformee si se enterara queque habitual para esa un mismo salario degreso, $18.000. La hipótesis antipática es que nuestra preferencia por las comparaciones es simplemente una consecuencia consecu encia de las l as presiones pre siones del proceso de evolución evol ución de nuestra nuestra especie. espe cie. Mal que nos pese, som s omos os animales sociales y en todos los grupos de las distintas especies, sin excepción en el caso particular  de los l os mamíferos, mamíferos, los l os miembros miembros se organ o rganizan izan en estruct estructuras uras jerárquicas jer árquicas qu q ue ordenan or denan las prior prioridades idades de acceso a los recursos alimentarios y sexuales. Pensemos que la primera posibilidad de generación sistemática de excedentes y acumulación vino recién reci én con la agricultura, agricultura, hace 10.000 años. Hasta ese es e entonces, entonces, el nivel de ingresos ingresos de una una  población oblaci ón era básicam bási cament entee de subsistencia subsistencia y la clave de llaa supervivencia y la reproducción pasaba  prelativo or el orden orera dencuestión de acceso los orecursos, recmuerte. ursos, de modo modovino queelencapitalismo esos grupos gruposy sociales soci ales el posicionam posici onamiento iento de avida Luego la revolución industrial. Mucho más tarde la globalización. Hoy cuando Lionel Messi tiene sed se toma una Coca, y aunque él sea multimillonario, es la misma Coca que se toma el pibe que trabaja en un suburbio humilde de cualquier ciudad industrial del mundo. Aunqu Au nquee algun a lgunos os consumos consumos se han democr democratizado atizado de d e manera notable, notable , y según la FAO (Food and Agri Ag ricultu culture re Organization) Organization) cada c ada vez menos menos gente gente muere muere de hambre hambre en el mundo, undo, persiste pers iste en nuestros nuestros genes gen es la propensión a buscar un mejor lugar lugar en la escala social. social . Ocurre Ocurre in i ncluso entre entre los l os empresarios más ricos del mundo, que nunca parecen conformes con lo que ganan. Estoy seguro que usted, como me sucede a mí, quedaría conforme con un par de millones de dólares en el banco, una linda casa, un auto confortable y un barquito para navegar los fines de semana. Pero eso es solo lo que creemos que ocurriría si llegáramos a tener los dos millones, y la casa y el auto y el barco. En la realidad no pasa eso. En la realidad, el que llega a los dos millones, por lo general quiere tres. En este punto me resulta interesante plantear lo que el psicólogo estadounidense Abraham Maslow sostuvo sostuvo hace más más de sesenta años: la eexisten xistencia cia de una una pirám pi rámide ide de necesidades, necesidades , según la cual superadas las l as preocupacion pre ocupaciones es por el alim al iment entoo y la seguridad, emergía emergía la búsqueda del reconocimiento y aceptación social, que explicaría por qué consumimos «bienes presuntuosos», que son aquellos que no están destinados destinados a satisfacer un placer privado, sino más más bien bi en a señalizar señal izar nuestra nuestra  posición osici ón socioeconómica, socioeconómica, con el objeto de cosechar los supu s upuestos estos beneficios beneficios del posicionam posi cionamient ientoo erárquico. Así, cuando nos compramos una camisa con un cocodrilo en el pecho, o unas zapatillas de la misma marca de las que usaba Michael Jordan, no obtenemos una satisfacción directa muy diferente que la que se consigue con otra camisa sin etiqueta o con un calzado marca  Nike, pero con su ostentación logramos una felicidad indirecta, al transmitir el mensaje de que somos más productivos que los demás. En cierto sentido, el capitalismo es una fabulosa herramienta de posicionamiento en la jerarquía social.

 

La búsqueda del consu consum mo de bienes con capacidad capaci dad de ostentación ostentación social, a la que hhacía acía referencia Veblen, permite explicar la emergencia de las marcas y el desarrollo del marketing y el  branding, randing, como como ciencias que trabajan en la construcción construcción de símbolos símbolos que permiten permiten canalizar esas  pulsiones por pertenecer. pertenecer. No se trata trata ya ya de imponer imponer o crear la necesidad necesida d de una una marca, marca, sino si no que que estos  productos canalizan canalizan los deseos de aceptación acep tación social, social , que que son obviament obviamentee preexistentes preexistentes incluso incluso al capitalismo.  No solo la ubicación en un escalón escal ón superio superiorr de un orden social puede facilitar el acceso a un empleo, em pleo, un contrato contrato beneficioso, beneficioso, o una pareja atractiva, a tractiva, sino que los psicólogos psi cólogos sociales socia les de la Universidad de Tilburg, Tilburg, Rob Nelissen Neli ssen y Marijn Meijers, Meijers , descubrieron, desc ubrieron, además, además, qu q ue el mero hecho hecho de usar una camisa marca Lacoste Tommycon Hilfiger percepción de s.estatus demás dem ás y los hacedemás proclives procliv es a cooperar coooperar quien quien aumenta luce ese la sím sí m bolo de status. statu Estos social de los investigadores hicieron un experimento en el que un grupo de voluntarios simulaban ser candidatos  para un empleo empleo de asistent as istentee en la Un Universidad, ivers idad, con la particularidad de que la m mitad itad de ellos usaban unaa prenda con la marca visible un visi ble en e n la entrevis entrevista ta de trabajo. Luego Luego les mostraron mostraron los videos de las la s entrevistas a 99 estudiantes, y les pidieron que juzgaran, en una escala de 1 a 7, cuán competentes les  parecían arecí an los aspirantes y qué salario horario les l es pagarían. Sistem Sistemáticam áticament ente, e, los alum al umnnos consideraron más más com c ompeten petentes tes a los l os poseedores pos eedores de las l as prendas pr endas de marca e inclu i ncluso so les l es asign as ignaron aron un un salario salar io horario de 9,14 euros en contraste contraste con los menos menos atractivos 8,36 que propusieron para los lo s que tenían la misma camisa, pero sin el logo. Y pordemostró si ostró eso noque fuera suficiente, el profesor Anthony Doob viejo artículo del sesenta, dem en las intersecciones de calles cal les en e n las queen el un prim pr imer er auto detenido detende idolaera erdécada a de alta a lta gama, los autos que estaban detrás eran menos propensos a tocar la bocina cuando el semáforo se  ponía verde. En otras otras palabras, pal abras, la l a gente gente dispensa un un trato diferente diferente a quienes quienes presuntam presuntament entee están más arriba en la jerarquía social. Una conducta que según el sociólogo Andreas Diekmann es compatible con la percepción de los otros conductores, en el sentido que quienes manejan autos ostentosos son además agresivos, por lo que la mayor tolerancia podría estar asociada al miedo por la reacción del «macho alfa». Nótese aquí la enorme similitud con el rol de la agresión como mecanismo de mantenimiento del orden social en otros grupos de animales, como los gorilas, por ejemplo. Más aún, en una brillante investigación el profesor Paul Piff, del Departamento de Psicología y Comportamiento Social de la Universidad de California Irvine, modificó experimentalmente la  percepción ercepci ón de posición posici ón social, al pedirles pedi rles a los participant par ticipantes es que se compararan compararan con otras otras personas per sonas de mejor y peor situ situación ación socioeconóm soci oeconómica ica respectivamente. respectivamente. Así, cuando los voluntarios voluntarios se comparaban con gente más pobre, sintiéndose relativamente en mejor posición, sistemáticamente tenían comportamientos cuestionables éticamente, como por ejemplo no informar a los potenciales trabajadores que contrataban simuladamente en un experimento, respecto de la precaria estabilidad laboral del puesto, o hacer trampa en juegos por dinero. Pareciera como si el saberse mejor ubicado en la pirám pir ámide ide que determina determina la jerarquía j erarquía del de l grupo grupo hiciera sentir sentir con más más derecho, der echo, respecto de los l os demás, a los que acceden a posiciones de superioridad. Debo confesar, no obstante, que este es un aspecto de nuestra humanidad del que no me siento en absoluto orgulloso. Vivo en una cultura en la que enseñamos a nuestros hijos a compartir, y los criam cria mos en escuelas como como a iguales, iguales, estableciendo establecie ndo incluso incluso uniform uniformes es escolar e scolares es para pa ra evitar e vitar que afloren las diferen di ferencias. cias. Pero lo l o real es que cuando cuando nos damos damos vuelta, los niños son s on eg egoístas oístas con sus  posesiones osesi ones y disfrutan disfrutan de los privilegios. privil egios. Recu Recuerdo erdo una una tarde de primavera cuando cuando fuim fuimos os con mi mi hijo Agustín a disfrutar del aire libre en la República de los Niños, un espacio de diversiones para chicos en la ciudad de La Plata. Le compré una pelota y una espada inflable que tenía un sonajero,

 

 pero descartó desc artó el arma y prefirió el esférico, hasta que que un niño de una una pareja que estaba a unos unos metros metros de nuestra manta osó tomar prestado el juguete despreciado, encendiendo de repente su escondido apetito por el e l regalo r egalo que, hasta hasta ese entonces, entonces, no le había in i nteresado. Como ocurre con la carrera armamentista, si un país vecino construye «un misil», nos fuerza también a construir uno a nosotros. El problema es que una vez que los dos tenemos un arma, el escalón que su novedoso dispositivo le había permitido escalar, se desvanece en el aire y volvemos los dos a la misma posición relativa anterior, con el agravante de que hemos dilapidado un montón de recursos material materiales es que ya no podrán ser utilizados para par a otros fines fines más necesarios. En términos psicoanalíticos, podríamos decir que el consumismo es una pulsión; una fuerza cuyo fin ya no es la el ubicación mero posicionamiento en términos reales, sino lograr el reconocimiento del otro respecto respec to de ubicaci ón que que se detenta. detenta. Y por si no alcanzara con nuestro deseo aparentemente innato de acomodarnos en la jerarquía de nuestro nu estro grupo grupo de referencia, de nuest uestra ra tribu, Maslow planteaba planteaba qu q ue la l a satisfacción satisfacci ón de la necesidad de reconocim r econocimiento iento social daba lug l ugar ar a que surgiera, surgiera, a posteriori, posteriori , una una búsqueda de éxito éxito que reforzara nuestra autoestima. Esto explicaría perfectamente bien por qué el empresario que ya es exitoso, el corredor que ya completó su maratón en menos de tres horas y el montañista que llegó a la cima del Aconcagua, al día siguiente van por más.

El efecto habituación John la vio por primera vez mientras intentaba descubrir patrones ocultos en un periódico neoyorquino, sentado junto a un árbol que estaba de espaldas al Nassau Hall, en pleno campus de la Universidad de Princeton, New Jersey. La nena tendría entonces unos siete años y lo primero que hizo fue reírse de su extraña manera de hablar, para luego disfrazar bajo el euf e ufem emismo ismo de una una escasa esc asa sim s impatía, patía, sus torpezas para moverse en el mundo de las relaciones sociales. Marcee, representada rep resentada con un una naturali naturalidad dad espectacu es pectacular lar por la l a actriz actri z V Vivien ivien Cardone, era la sobrina sobri na de Charles Charles,, pero ningu ninguno de los dos existía en realidad, realidad , m más ás allá al lá de las alucinacion a lucinaciones es de  Nash. ash. El genio de las matemáticas que revolucionó la Teoría de los Juegos y ganó el Premio Nobel de Economía Econom ía en e n 1994, vio a la sobrina de su compañero compañero de cuarto mu muchas veces más desde des de aquella  primera aparición, aparici ón, general generalm mente ente en sinton sintonía ía con sus sus necesidades de proyect pr oyectar ar las debilidades debili dades de  personalidad que su inteligen inteligencia cia no le permitía permitía repri reprim mir. Unos cuant cuantos os años año s despu des pués, és, cuando la reali r ealidad dad virtu vi rtual al de d e su esquizofrenia esquizofrenia casi le hace ahog a hogar ar a su bebé y matar a su mujer, John Nash fue consciente del engaño de su enfermedad cuando su obsesión por la detección de patrones le develó el mensaje encriptado de su percepción. Cuando pasamos mucho tiempo con una persona, el mecanismo detector de rostros ubicado en el lóbulo occipital occi pital se s e con co nforma forma sim si mplement plementee en detectar si s i la l a persona pe rsona que ven nuestros nuestros ojos o jos coincide con la im i magen cargada en la base ddee datos de la memoria. emoria. Puesto Puesto que el proceso de reconocim re conocimient ientoo funciona de manera estocástica, tiene un margen de error, que es el responsable de que no seamos capaces de detectar las pequeñas diferencias en el aspecto a specto que una una persona va sufriendo sufriendo día a día, ya sea por el proceso natural de envejecimiento, o por algún cambio asociado al peso. El problema es que la imagen que guardamos en la memoria se va actualizando con cada

 

encuentro, encuent ro, de suerte tal que, a los efectos prácticos, es como si nuestra nuestra pe percepci rcepción ón se fuera fuera habituando a los cambios. Ese mecanismo de acostumbramiento a las nuevas condiciones no es exclusivo de la percepción sensorial; prácticam p rácticament entee todos nuestros nuestros procesos cognitivos cognitivos se adaptan rápidament rápidamentee a las nu nuevas evas condiciones, y la satisfacción satisfacci ón con la vida no es una una excepción. Podemos Podem os sí racionalizar las l as diferen di ferencias cias o la falta de las mismas como como Nash, que que al caer en e n la cuenta que Marcee a pesar del paso del tiempo era siempre una nena de siete años, concluye que no es una persona de verdad y toma conciencia de su enfermedad mental. Pero lo importante es que incluso cuando somos conscientes racionalmente del cambio, como le ocurre al guien algu que descubre sude sobrepeso la balanza, balanz a, se noproduce podemos podem evitar evi taráticam el proceso pmroceso acostu acos tum mabram bra mien iento y habituación nuestros nuestros en sentidos, que prod uceosautomática autom ente. de El principio pr incipio de habituación habituación fue fue descubierto des cubierto por los doctores Richard Thompson Thompson y Will William iam Spencer en experimen experimentos tos con gatos gatos a los lo s que se les le s daba pequeños shocks shocks eléctricos el éctricos ppara ara producir  pr oducir  contracciones musculares, de suerte tal que cada vez resultaba necesaria una mayor carga para inducir el mismo comportamiento porque los felinos se acostumbraban a los estímulos. Más aún, en la medida que se repetía el experimento con mayor frecuencia, los animalitos se habituaban más rápidamente a las descargas, evidenciando que el proceso de familiarización se aceleraba. Sin embargo, embargo, el fenóm fenómeno eno de la l a desensibilización des ensibilización perceptiva perc eptiva que reduce re duce el impacto impacto del estímulo estímulo repetido es extensiva extensiva a los hum humanos y opera en cualquier cualquier canal de la l a percepción. per cepción. El resultado tiene lógica además desde el punt pu ntoo de vista evol ivo, puesto que cualquier cualqu sistema sistema en diseñado di señado adaptarse a un contexto cambiante debeevolut serutivo, capaz de concentrar susier esfuerzos aquellaspara cosas que se modifican y no en las que permanecen constantes en el medioambiente, que ya no son ninguna novedad y no exigen por lo tanto reacción alguna. En ese sentido, me me gusta gusta la analogía analogía de la l a satisfacción o la felicidad feli cidad como como la temperatura temperatura a la la que está regulado un termostato que enciende el artefacto para modificar el clima del ambiente solo cuando este no alcanza el umbral prefijado, pero que lo apaga de manera automática cuando ha alcanzado el objetivo y no no se requiere ningu ninguna na acción adicional. adic ional. Curiosamente, esa idea encaja de perillas con el principio de decisión que postulaba el Nobel de Economía Herbert Simon, quien planteaba que la gente, lejos de maximizar la utilidad como  pensaban los economistas economistas neoclásicos, neoclásico s, en realidad buscaba alternativas de elecci elección ón hasta hasta que que encontraba encon traba una una que satisfacía su objetivo o resolvía resol vía el problema que que se le pr present esentaba. aba. Esta diferencia es muy importante. Porque para los economistas neoclásicos no existía la  posibilidad osibi lidad de acostu a costum mbrarse a un estado de cosas, sino si no todo lo contrari contrario: o: a menor menor cantidad cantidad de  bienes, menor menor satisfacción, satisfacción, y a mayor cantidad de bienes, mayor uti utilidad. lidad. Pero lo que que el principio de habituación combinado con la idea de satisfacción de objetivos de Simon demuestran, es que no iteramos eternamente en el espacio de alternativas buscando la mejor solución, sino que nos ponemos en movimiento cuando algún cambio en las condiciones de nuestro ambiente saca el termostato del equilibrio, al mismo tiempo que empieza a operar un mecanismo de habituación que hace que el  proceso de búsqueda se detenga detenga en algún moment omentoo y nos nos conform conformem emos os con lo que que hemos hemos consegu conseguido. Es plausible pl ausible inclu i ncluso so pensar que la combinación combinación de esos es os dos mecanismos ecanismos esté es té impresa impresa en nuestros genes porque brindó ventajas evolutivas a quienes los tenían, en relación a los mecanismos implíci im plícitos tos en el pensamiento pensamiento de los lo s homo economicus maximizadores maximizadores, que muchas veces acababan  perdiendo erdie ndo lo bueno, bueno, en búsqueda de algo mejor. mejor. Una idea sim s imilar ilar a esta es ta teorizó el econom ec onomista ista de la Univers Universidad idad de Californ Cali fornia, ia, John J ohn McCall,

quien planteaba planteaba que las personas hacían estimaciones estimaciones sobre sobr e el costo y el ben be neficio de continu continuar  ar   

analizando altern analizando al ternativas, ativas, usando la inf i nform ormación ación que recababan recababa n del propio propi o proceso proc eso de búsqueda. Por esa razón hay más gente con parejas quejosas que solteros alegres, y más empleados disconformes disconform es que personas sin si n trabajo disfru di sfrutan tando do de las ent entrevis revistas. tas. En cierto sentido la lógica aconseja buscar novio o empleo hasta que de algún modo uno haya encontrado encon trado algo que vale la pena, p ena, en el sentido de que seguir seguir en la búsqueda ya no parece justificado justificado  por las chances chances de conseguir conseguir algo al go mejor. mejor. Pero se complic complicaa el análisis análisi s cuando cuando el propio propi o proceso de  búsqueda nos nos hace mejores mejores rastreadores; rastreador es; si la velocidad vel ocidad a la l a que crece nuestra nuestra productividad com comoo inspectores de alternativas alternativas es demasiado rápida, r ápida, podríam podría mos acabar ac abar buscando buscando ad infinitu infinitum m, como el Don Juan que se hace más seductor con cada conquista, pero paradójicamente termina solo. Por esa razón, razón , no es descabellad descab o pensar que aquellos antepasados ten ían reglas de satisfacción que operaban comoellado un termostato, suspendiendo la búsquedaque al tenían obtener un resultado que les servía para resolver su problema, sobrevivieron en mayor proporción y fueron pasando esa tendencia a los genes de su descendencia hasta el día de hoy. El principio pri ncipio de habituación habituación podría explicar entonces entonces por qué a pesar de que nuest nuestra ra generaci generación ón cuenta con muchos más bienes y servicios a disposición que los que tenían nuestros padres a nuestra edad, eso no se refleja en los datos de satisfacción con la vida. No som s omos os más felic felices, es, aun aunque que tengamos celulares, televisores de pantalla plana que ocupan una pared, coches más confortables que el mismísimo auto fantástico, música ilimitada en un pen drive más chiquito que un llavero y  pantalones antalones largos antes antes de los dieciséis. dieci séis. Laulos mala noticia alación efectoque habituación, sin eembargo, es que actúa suprimiendo estím estímulos para salir sali r asociada de una una situ si tuación no no es deseable deseabl en condiciones normales, normales, como como la los pobreza, el sobrepeso, sobrepes o, el sedentaris sedentarism mo, la rutina rutina en la pareja, par eja, un empleo empleo que no no nos permite permite realizarnos re alizarnos en todo nuestro potencial y muchos otros estados que en el mediano y largo plazo pueden tener  consecuencias consecu encias negativas. negativas. Y acá se abre abr e otro dilem dil emaa moral; moral; si el pobre pobr e o el obeso se s e acostumbraron acostumbraron a estar mal e inclu i ncluso so reportan re portan similar similares es niveles nivele s de felicidad que los que no están en esa situación, situación, ¿esto significa sign ifica que el Estado Es tado no no debe hacer nada para par a ayudarlos ayudarlos a salir sal ir de su condición?

Los mecanismos de supervivencia cognitiva y motivación de la conducta  Noventa oventa y cinco mil mil personas per sonas aguan aguantaron taron siete minu minutos tos la respiración respi ración en el estadio Jornalista Mário Filho, Fi lho, mientras mientras la escuadra argen ar gentin tinaa buscaba torcer el desnivel que en el tanteador tanteador había ocasionado el gol de Mario Gotze, cuando transcurrían veintitrés minutos del alargue. El pitazo final sentenció sent enció el Campeonat Campeonatoo Mundial Mundial a favor de los l os teutones teutones y los blanquicel blanquicelestes estes re respira spiraron, ron, pero esta vez por los ojos y en forma de lágrimas. La premiación demoró más de la cuenta, en parte porque los vencidos procrastinaban la ineluctable ceremonia, como quien llega tarde al odontólogo en un intento  por evitar un encuent encuentro ro que sabe, con certeza, le resultará doloroso. El Boeing 737 tuvo que dar un par de vueltas sobre el aeropuerto de Ezeiza para que la multitud que había había ido a recibir reci bir a los subcam s ubcampeones peones pudiera pudiera darse cuenta cuenta de que ese avión avi ón que que estaba aterrizando era el que ttrasl rasladaba adaba a los ju j ugadores que el día dí a anterior anterior habían perdido contra Alemania. Alemania. Alguien pudo pensar que el renovado semblante era una cortesía, una pieza de alguna obra de teatro, unaa sim un si mulación. Sin embargo, embargo, incluso incluso la l a cara car a de Messi que no se destaca des taca por su expresi expresividad, vidad, denotaba alegría. En menos de 24 horas, algo había cambiado y el ánimo ya no era de frustración; los que saludaban por la ventanilla del colectivo que trasladaba a los recién llegados hasta el predio de

 

la Asociación del Fútbol Argentino, a escasa distancia, no eran los perdedores; en algún momento del viaje se habían convertido en subcam subcampeones. peones. El psicólogo Dan Gilbert ha sostenido en una entretenida charla TED, que sobreestimamos el impacto hedónico que creemos que van a tener ciertos eventos, como conseguir la chica que nos gusta, gu sta, aprobar esa materia materia tan difícil de la facultad, facultad, obtener un un ascenso, o poder comprar comprar el auto auto nuevo. Cuando finalmente llegamos a la meta, el logro no resulta tan placentero e incluso cuando fracasamos en el intento, tenemos la enorme capacidad de sintetizar felicidad, de poner en marcha una especie de mecanismo de supervivencia cognitivo que hace que las caídas duelan menos, fabricando unaósatisfacción autoconvencemos esarpersona que nos nos rechaz re chazó en realidad reali dadque no nos nes osabsolutamente convenía, convenía, que artificial. el ascensoNos en el trabajo nos iba ade com coque mplicar plica la vida dándonos dándon os muchas muchas responsabilidades responsabil idades adicionales adici onales y que después de todo tampoco tampoco la l a paga era er a tanto tanto mejor, que aunque no alcanzamos a juntar el dinero para el auto nuevo, ahora podemos hacernos un viajee por Europa viaj Europa con c on lo que ahorramos ahorramos y un rosario rosari o de otras justificaciones, en una una práctica tan habitual, que en Latinoamérica hay un dicho popular que reza que «no hay mal que por bien no venga». Si este profesor de Harvard está en lo cierto, la fa  fa bricación ricac ión de ffelici elicidad dad artificial ccom omoo mecanismo de supervivencia cognitiva cuando fracasamos, combinada con la tendencia a sobrestimar  los beneficios de conseguir cosas, podría explicar por qué la gente no es más feliz cuando aumenta sus ingresos. ingresos.una Cuando Cumejora ando lassalarial encuestas encuestas de felicidad recaban información inform ación advie rten que qu e las l asese personas p ersonas que obtuvieron no están tan contentas como creían queadvierten los haría sentir beneficio laboral, al tiempo que los que no consiguieron el aumento inventaron una excusa para no deprimirse, dando como resultado una escasa diferencia de felicidad entre los exitosos y los que no tuvieron tanta suerte. Pero hay un dato sumamente atractivo que nos revela Dan Gilbert: no necesitamos a la felicidad como el premio o el incentivo que motoriza un comportamiento, sino que basta con la ilusión de felicidad para que intent intentem emos os consegu conseguir cosas. Una vez más, más, esta es ta hipótesis hipótesis es plausible pl ausible desde de sde el punto punto de vista vi sta evolutivo. Si hace cien c ien mil mil años, cuando el homo sapien sapiens empezó a caminar por la sabana africana, algunos individuos sufrieron una mutación que los hizo «padecer» ilusión de felicidad, mientras que el resto de los contemporáneos eran más racionales (en el sentido de que estimaban mejor y sin cometer errores los  beneficios eneficios de conseguir conseguir más más alim ali mentos entos y otros otros bien bie nes útiles para par a la supervivencia), ello el lo podría podrí a haber  hecho que los «ilusos» fueran más emprendedores y acabaran sobreviviendo, en mayor proporción, en virtud virtud de haber explorado otros terrenos o conseguido conseguido más recursos. r ecursos. Es posible que la abundancia no haya hecho más felices a nuestros antepasados, pero es muy  probable robabl e que haya haya aum aumentado entado sus chances chances de supervive supervivencia ncia y reproducción. Más aún; resulta lógico conjeturar que la ilusión de felicidad sirva para producir satisfacción incluso antes de que se haya conseguido el objetivo que presuntamente resultaría placentero. El doctor Robert Sapolsky de la Universidad de Stanford, en una interesante charla que puede escucharse por internet, mostró cómo en un experimento con monos entrenados en presionar una  palanca diez veces cada vez que que querían recibir alim al iment ento, o, la dopamina dopamina —neurotransm —neurotransmisor isor que libera libe ra el cerebro c erebro para generar placer plac er en los centros centros de recompensa— recompensa— no se elevaba el evaba en el moment omentoo de la la recompensa, sino en los instantes previos a recibirla. La función de la dopamina como generador de satisfacción fue estudiada en profundidad por el

 profesor de la Univers Universidad idad de Cambridge, Cambridge, Wolfram Wolfram Shult Shultz, z, quien quien demostró demostró que efectivam efectivament entee hay  

mayor activación de las neuronas receptoras de ese neurotransmisor cuando aparece una recompensa no prevista con anterioridad, la novedad. Pero cuando se condiciona instrumentalmente un estímulo a un premio premio ulterior, haciendo que que sea necesaria ecesar ia una acción para recibir recib ir la recompensa, recompensa, no es el  premio remio sin si no el estímulo estímulo el que pone en marcha esa acción requerida, anticipa anticipando ndo la satisfacción. Estos experimentos confirman que el placer es, en realidad, un instrumento motivador para  producir una una conducta conducta que que conduce conduce a un resultado particular. particular. Más aún, aún, según Sapolsky, Sapolsky, la liberaci li beración ón de dopamina es incluso mayor cuando el premio no aparece con certeza sino con una probabilidad del 50%, 50 %, que hace más más in i ncierta cier ta la relación rel ación causal entre entre llaa tarea y la rem r emun uneraci eración. ón. N Noo es, por lo tanto, imposible conjeturar que cuanto menor sea la seguridad del premio, mayor tenga que ser el estím estímulo qudad, e seno precisa precis a para queestos persista la l a conducta condu demás de esaallorecom rec ompensa. pensa. Esulo verque verdad, obstante, obstant e, que experimentos experimen toscta son mbúsqueda ás aplicab ap licables lesesa o que el psicólogo psicól ogo cognitivo Dan Ariely denomina «gratificación instantánea», que es el placer de comer una comida rica, comprarse algo, sentarse a tomar un trago en un lugar agradable, o tener sexo casual. Es  probable robabl e que, por el contrari contrario, o, la felicidad felici dad reportada en las encuestas encuestas sea un fenóm fenómeno eno más más estable, de largo plazo, pero ello no obsta que el mecanismo de anticipación de la recompensa juegue un rol fundamental como motor de nuestras conductas. En una conferencia por internet, Sapolsky bromea con la exagerada idea de que vivimos toda la vida haciendo cosas y tomando decisiones para conseguir premios a largo plazo. Vamos a la escuela  para poder ingresar ingresar en e n la univers universidad, idad, entramos entramos a la facultad soñando soñando con recibirnos para poder  peroseguim cuando obtenemos es para poder comprar unate. casa o  conseguir pagarle losunestu esbuen tudios diosempleo, a un hijo, segu imos os finalmente trabajando lo para poder jubilarnos j ubilarnos y así sucesivamente. sucesivamen Incluso hay mucha gente que vive toda su vida con la motivación de un incierto premio en el más allá, cuando el dios de su religión los mande a llamar. Es más, si la dopamina se libera por anticipación, es posible que una de las causas principales de la felicidad sea el tener tener planes, pl anes, ponerse ponerse metas y soñar con objetivos. De hecho, Dan Dan Ariely  postula ostula que es esta búsqueda de sentido sentido la que aporta la felicidad a llargo argo plazo que que no parece poder   proporcionar roporci onar el consum consumo instantán instantáneo. eo. Por eso es o cuando cuando los lo s economistas economistas neoclásicos neoclási cos pensaban que el placer pl acer estaba en el consum consumo, se quedaban cortos. Y es erróneo entonces lo que enseñamos en la facultad, en los cursos de microeconomía. Por supuesto que hay utilidad en el consumo, pero también hay placer en la anticipación. Como señaló el Nobel de Economía Daniel Kahneman cuando recibió el premio, hay que sumar también la utilidad del recuerdo. Un conocido humorista y autor argentino, Alejandro Dolina, solía exagerar diciendo que todo lo que hacemos los hombres lo hacemos para conseguir mujeres. Después de los trabajos de Kahneman creo que Dolina estaba equivocado; considero que todo lo que hacemos tanto hombres como mujeres, lo hacemos hacemos en realidad real idad para poder relatar nuestras uestras conquistas, conquistas, disfru di sfrutan tando do de manera compartida compartida el el  placer del recuerdo. rec uerdo. Si el placer instantán instantáneo eo reside re side en el consumo, consumo, pero la proyección pr oyección de objetivos es la l a que funcion funcionaa dándonos felicidad como un incentivo para que sigamos presionando la palanca, como si fuéramos los monos de Sapolsky, entonces no sería descabellado pensar que los que tienen más dinero no son necesariamente necesariamen te más más felices feli ces que los que tienen tienen menos. menos. La La clave cl ave sería s ería pensar en el eestado stado al que se aspira, más que la realidad. Por eso, eso , sospecho, son tan disruptivas las la s crisis cri sis económicas. económicas. Porque el empleo, en m menor enor o mayor medida, medida, es e s el ticket de entrada entrada al a l sueño del progreso. Cuando Cuando la recesión recesi ón se lleva puesto puesto el

trabajo, arrastra no solo la pérdida de ingresos sino la posibilidad de ilusionarse con crecer,  

cortándonos cortándon os el derecho a soñar s oñar con más. más.

El umbral umbral de satis satisfacc facción ión En una bifurcación alternativa de su vida, César conserva aún su empleo en la imprenta en la que entró ent ró cuando tenía tenía 16 años. Pero Pe ro en un unaa de esas e sas bisagras bi sagras se quedó sin si n trabaj trabajoo y pasó de la l a noche noche a la la mañana de disfrutar de un ingreso de clase media alta, a debatirse entre el almuerzo y la cena. de su recursos, primero quecolegio no pasaba nada. simuPrivado simulaba laba sacar la cam cprincipal amioneta ionetafuente por las lade s mañanas, mañan as, dejar dej ar a las lahizo s nenas nencomo as en el y hacer queIncluso disfrutaba disfrutaba cada changa, changa, cada pequeña oportunidad oportunidad de ganar ganar el peso que Sofía necesitaba para los útiles ú tiles del colegio o que Camila precisaba para lucir su adolescencia con los chicos del barrio. Poco a poco se fue hundiendo en el sofá de living; ya no simulaba, ni reía.  No había había lu l ugar para lament lamentos. os. Cristina cambió cambió los reproches r eproches por el balde bal de y la escoba aportando  para lo mínim mínimoo e indispensable, aunque aunque no no fuera fuera raro rar o que resultara resultara insuficient insuficiente. e. Su tenacidad tenacidad salvó a la familia y mantuvo a las chicas dentro de una buena escuela, a fuerza de amor, pero sin mezquinar  el regaño, la mano firme sobre la mesa cuando la tarea no se había terminado, o el boletín no reflejaba las mejores calificaciones. Los conocí de rebote, por una de esas casualidades c asualidades de la vida. Nunca Nunca me me faltó la in i nvitación a sentarm sent armee a la mesa, la l a ofrenda de compartir lo que faltaba, faltaba, el aire puro de un unaa famili familiaa sana. Pero aunque las nenas iluminaron siempre a César, no es menos cierto que nunca lo vi feliz. El relato de los buenos tiempos buscaba demostrar que él había tenido mala suerte, mientras que los sueños de  pequeños proyectos proyectos mant mantenían enían encendido encendido el piloto pi loto autom automático. ático. Hace pocos meses sonó el teléfono. César arrastró las piernas por el piso inconcluso, levantó el auricular. Se quedó helado. No hubo palabras para la abogada. No podía. Una lágrima engañó a Sofía por un instante, pero el baile del padre le facilitó la interpretación. No era de tristeza, era de alegría; le había salido la jubilación y lo festejó con una danza tan ridícula como exultante. Ese día César fue feliz. Y hasta donde sé, todavía le dura. Es probable probab le que Easterlin Easterli n estuviera estuviera en lo correcto corre cto y que que los habitant habitantes es de un país de ing i ngresos resos medios no se sientan menos satisfechos con sus vidas que un europeo promedio. También es cierto que, a pesar de tener tantos bienes y servicios que no existían hace treinta años, no somos hoy más felices que lo que fueron fueron nuestros nuestros padres. padr es. Pero Per o no es menos menos verdadero ver dadero que si uno uno mira mira los datos de la la paí ses de África subsah s ubsahariana ariana que tienen encuestas encuestas subjetivas World Databa Database se of Happiness , los 34 países sobre condiciones de vida, reportan un un 4,4 de promedio promedio en e n el boletín de la felicidad, mientras ientras qu q ue los europeos tienen un 7,1 y los sudamericanos, un 6,7. Cuando Cu ando las privaciones pri vaciones son extrem extremas as sí parece existir una una relación rel ación ent entre re el ingreso ingreso y la felicidad. felicida d. La economista Carol Graham lo denominó el «Umbral de satisfacción»; según ella está en torno al ingreso ing reso mediano de una una población, pobl ación, el que permite permite dividir divi dir en dos mitades mitades igu i guales ales a ese grupo grupo social. soc ial. Entonces la paradoja se relativiza y nos enseña que, aunque probablemente el crecimiento del PBI no sea la l a garantía garantía para pa ra aument aumentar ar el bienestar general, general, sacar a la gente ente de la l a pobreza es una una de las l as arm ar mas más poderosas para lograrlo. Pero inclu i ncluso so cuando puede puede parecer par ecer obvio que la gente gente que padece necesidades necesidad es sea se a menos menos feliz. y aun cuando encontremos evidencia casuística como en el caso de César o empírea dura como la que

 presenta Graham Graham,, también también hay hay casos de países muy muy pobres y de regiones regiones pobres dentro dentro de lugares lugares  

relativamente más acomodados, como ocurre en los entornos rurales donde la gente es más feliz. Del mismo modo, el sociólogo de la Universidad de Nebraska, Paul Amato, probó en una investigación que los grupos sociales social es que se sienten más relegados r elegados en las ciudades (l (los os afroamericanos), están más más a gusto y presentan un mayor bienestar psicológico. La clave cl ave pu p uede deberse a la l a secuen s ecuencia cia de acont ac ontecimien ecimientos tos que determinan determinan las expectativas. El experto en Psicología Psicol ogía Positiva de la Un Univers iversidad idad de Illinois, Ed Diener, estudió estudió datos de la « Encuesta mundial Gallup»   ara 132 países. paí ses. Descubrió que, aunqu aunquee en las naciones naciones de más altos al tos Gall up»p ingresos ing resos la gente gente reportaba mayores mayores niveles nivele s de satisfacción s atisfacción con la vida, en países país es más pobres (probablem (probabl ement entee por el efect e fectoo umbral) umbral),, la mayoría de los habitantes habitantes de bajos ba jos ingresos ingresos se mostraba mostraba menos conforme, aunque declaraba queun susrolvidas «sentido y significado». importante mencionar que si bien la religión juega muytenían importante en los resultados deEsDiener, el hallazgo no se limita a países con mayores niveles de espiritualidad. Cuando la pobreza se vive como condición natural —no se trata de alguien proveniente de la clase media que cayó en ese estado sin si no de una una situ si tuación ación de carácter c arácter perm p ermanen anente— te— la imposibi imposibilidad lidad de cubrir necesidades no se hace tan evidente como en el caso de alguien que ha perdido un estatus que detentaba. En esos contextos, que la vida tenga un sentido puede hacer que la gente se sienta más satisfecha si entiende que su existencia está cumpliendo con ese propósito. Como contrapartida, la satisfacción de necesidades materiales que garantiza un ingreso afluente no implica que los más acomodados acom odados le l e encuent encuentren ren sentido sentido a la vida. vi da. La paradoja es que se puede ser feliz sin recursos, si se vivea de un propósito, aun cuando de garantizar que una vida con sentido nos hag haga más másacuerdo felices. felic es.a Carente de bienes y servicios servicinooshay paramodo satisfacer necesidades materiales, ateriale s, encontrarle encon trarle sentido sent ido a la vida vi da pasa a ser una condici condición ón necesar necesaria, ia, aunque aunque no no suficie suficiennte, para la l a felicidad. felici dad. Curiosa Cu riosam mente, ente, cuando Abraham Abraham M Maslow aslow pensó la pirámide de necesidades, a mediados del siglo  pasado, postuló que que en el pináculo pináculo reservado res ervado solo sol o para aquellos que habían logrado satisfacer las necesidades básicas, básica s, obtener reconocimient reconocimientoo social soci al y solidificar su autoestim autoestima, a, había un espacio destinado al fin último del hombre: su autorrealización. Según el psicólogo norteamericano, esta capacidad capaci dad estaba asociada as ociada al logro l ogro de hacer aquello para par a lo cual uno uno estaba presun pre suntam tament entee  predestinado, cumplir cumplir de algún modo el propósito propós ito en la vida. vida . El profesor Maslow ejem ej emplificaba plificaba su idea con la actividad ac tividad de un artista, un deportista, un  político; alguien alguien que que finalm finalment entee encontraba encontraba su sentido sentido en el mun mundo. do. A mí me me gusta gusta pensar pensar en casos más mundanos, pero no menos extraordinarios, como los de un docente o un médico que, aunque cobren un salario miserable, se comprometen y dan todo en cada clase, en cada consulta, en cada operación. Me viene a la memoria la historia del ex presidente argentino Arturo Illia, cuando no había llegado a ningún ningún cargo cargo y ejercía ejercí a la medicin edici na en la locali l ocalidad dad serrana ser rana de Cruz del Eje, Ej e, Córdoba. Cuenta el famoso cantautor Mario Rubén González Pierotti, más conocido como Jairo, que un día su hermanit herm anitaa se había descompuesto descompuesto y la desespe desesperación ración de su padre lo llevó l levó a golpear la puerta del doctor Illia, Illia , a las dos de la madrugada. adrugada. El facultativo facultativo se puso una una campera campera encima encima del pijama y sospechó cuando cuando vio el azulado color de la niña, que que había sido si do víctim víc timaa del mismo frío frío que que le había cortado la cara, mientras pedaleaba las cinco cuadras que lo separaban de la casa de los González. La tomó en sus brazos, confirmó el diagnóstico y ordenó abrigarla. Dos horas después, cuando confirmó conf irmó que que la l a criatu cri atura ra se s e había recuperado, r ecuperado, mont montóó su bicicleta bici cleta y desandó el camino camino de reg re greso a la cama. Muchos Mu chos conocen esa historia de dedicación dedi cación incondicional, pero no saben sabe n que que Illia Illi a vol volvió vió a Cruz

del Eje, siguió practicando la medicina y pasó sus últimos días atendiendo en una panadería. A don  

Arturo nunca le importó el dinero, e incluso vendió su propio auto para pagar los gastos médicos que demandó la enfermedad de su mujer. Lamento profundamente no haber vivido esa época para darle un abrazo y para preguntarle por qué lo hacía. Juego con la fantasía de su mirada obvia, de su voz simple, de su respuest res puestaa honesta. honesta. Y estoy estoy seguro seguro de que si Maslow lo l o hubiera hubiera conocido, él sería serí a su  perfecto ejemplo ejemplo del fin último último del ser hum humano, la autorreali autorrealización zación.. Sospecho que esa es la l a clave cla ve de la l a satisfacción con la vida, vi da, y que que ello ell o explica en buena buena medida medida  por qué las personas reportan repor tan similar similares es niveles de felicidad felic idad a pesar pesa r de ocupar escalones diferentes en la pirám pir ámide. ide. En el planteo original original de Maslow, las distint di stintas as necesidades necesidade s tom tomaban aban por asalto asal to la conciencia, monopolizándola, unaasvez quecu anteriores saciadas, como destinado motivar  las acciones necesarias necesari pa para ra c ulas mplir con eseeran objetivo. obj etivo. Consultada Consu ltadaunenmecanismo cada mom oment ento o de su avida, es razonable razon able pensar que una una persona per sona focalice sus sensaciones de sa satisfacción tisfacción en relación a las l as metas metas que se está proponiendo alcanzar en esa etapa, y no al conjunto de la pirámide que no está ni siquiera en su conciencia, ni motiva de manera predominante sus conductas. Pero cuando hacemos el ejercicio de suponer que lo tenemos todo, o cuando nos damos cuenta de que nada de eso importa, emergen implacables las preguntas de la conciencia; ¿para qué estamos acá? ¿para qué vinimos? ¿qué dejamos?

 

Capítulo 2

Lo que que nos hace felice felicess ¿Qué es entonces lo que nos hace felices? La médica psiquiátrica Elisabeth Kübler Ross, experta en la psicología del duelo, explica en su famoso modelo que el proceso por el que se transita cuando se sufre una pérdida muy grande, empieza por la negación y termina en la aceptación, pasando por etapas de ira, negociación y depresión. depresi ón. Un Un periplo parecido pareci do fue fue el que hizo hizo la ciencia econ ec onóm ómica ica cuando cuando descubrió desc ubrió que el dinero no hacía la felicidad. Cuando Cu ando irrumpió irrumpió en e n la academ acade mia el artículo a rtículo seminal seminal de Richard Easterlin, la primera reacción reacci ón de los economistas fue de incredulidad. El pensamiento más recurrente era «no puede ser», «tiene que haber algo mal en los números», «seguramente fue producto de los países que eligió para la muestra», «los resultados deben estar influidos influidos por la l a salida sal ida de la segu s egunda nda guerra, guerra, por la l a revolución revol ución cubana, por el mayo francés». Con el paso del tiempo (y de las réplicas en distintos lugares del mundo y con diferentes bases de datos) la incredulidad dio paso a la razón y los científicos dedicaron sus esfuerzos a explicar la  paradoja. aradoj a. Se construy construyóó entonces entonces un un consenso: consenso: los ingresos ingresos im i mportan hasta alcanzar alcanzar un umbral de necesidades a partir del cual ya no mueven el amperímetro. Eso se debe fundamentalmente a una combinación del efecto habituación y de la felicidad sintetizada artificialmente a la Gilbert, cuando las cosas no salen como habíamos planeado. De todos modos, los ingresos importan hacia dentro de nuestro nu estro grupo grupo de referencia, toda vez que al com c ompararnos pararnos con los otros podemos ponderar ponderar si es ju j usto lo que obtenemos, y presumir de nuestro posicionamiento en la jerarquía social. Eventualment Eventu almentee llegó l legó la l a aceptac a ceptación ión del resultado res ultado y empezó entonces entonces un camino camino mu mucho cho más más apasionante. «Ok, no sirve de mucho aumentar el PBI; un mayor ingreso no nos hará más felices. Pero entonces, ¿qué? ¿Cuáles son las variables que mueven las agujas de nuestra satisfacción?»

¿Momentos ¿Mom entos felices o recue recuerdos rdos feli felices? ces? El aparato era similar a una manguera con un  joystick  oyst ick  en una punta, y en el otro extremo, una  pequeña cámara cámara como las que que usan los espías esp ías en las películas. pelí culas. El doctor Donald Redelmeier, del Departamento de Medicina de la Universidad de Toronto, lo

usaba habitualmente para hacer inspecciones en la zona del colon de sus pacientes, de modo que  

cualquier lector con cualquier co n nociones nociones básicas bási cas de anatom anatomía ía pu p uede im i maginarse aginarse por dó dónnde ing i ngresaba resaba la cámara cámara al cuerpo. A mediados de la década del noventa, Daniel Kahneman, Premio Nobel de Economía por sus investigaciones investig aciones en ciencias cognitivas cognitivas aplicadas aplic adas a la elecci e lección ón en con contex textos tos de incertidu i ncertidum mbre, se se cruzó con Redelmeier y le propuso aprovechar su expertise, usando usando su laboratorio labor atorio para par a explorar una una idea que, en realidad, había sido motivada por su lectura de los trabajos de la psicóloga Elizabeth Loftus de la Universidad de California. A mediados de los setenta, Loftus había demostrado que los recuerdos se veían afectados por el lenguaje a la hora de la evocación. En un experimento muy ingenioso, varios espectadores veían un video de un mismo accidente automovilístico participaban vehículos. Luego interrogados int errogados respecto r especto de la velocidad veloci dad a la quedonde iban los autos al mdos oment omento o de chocar. chocar . Lo eran interesante interesante es que después de ver la cinta con la filmación, a algunos de los voluntarios se les preguntaba «¿a qué velocidad veloci dad venían los aut autos os al moment omentoo de estrellarse?», estrella rse?», mientras ientras que a otros se s e los indagaba indagaba con un verbo distinto; distinto; «¿a qué velocidad veloci dad venían los autos autos al moment omentoo de golpearse?» olpear se?» Esa pequ peq ueña diferencia del término utilizado para referirse al accidente era la responsable de que los «testigos» respondieran que los autos venían a distinta velocidad. Cuando se usaba la palabra «estrellar» los respondientes respondient es creían cr eían recordar (en promedio) promedio) que los coches venían a 40 mill millas as por hora, mientras mientras que cuando cuando se les pregunt preguntaba aba con el verbo v erbo «golpear», los participantes respondían que que los carros venían a 34 mill millas as por hora, un un 15% más más despacio des pacio qu q ue en el otro caso. ca so. PeroenLoftus Loft us no no seexperimentos durmió durmió en losdurante laureles. el contrari cont rario, o, revolucion revol ucionó ó las ciencias cognitivas cognitivas cuando sucesivos losPor veinte años siguientes, descubrió que la memoria no funciona como una grabadora que almacena con verosimilitud el pasado. Más bien lo que sus investigaciones confirman es que guardamos fragmentos de cada una de nuestras experiencias y luego los editamos editamos cada vez que que traemos traemos un recuerdo a la l a conciencia, con una una lógica lógica parecid p arecidaa a llaa de los l os sistemas de compresión de audio y video, como el MP3 o MP4. Cuando Kahneman comprendió que la memoria no era el reflejo leal del pasado sino una construcción, conjeturó que no había modo de garantizar que las personas tomaran las decisiones que maximizaran su bienestar en cada momento del tiempo, y que las hicieran más felices. Más bien lo que estaba ocurriendo es que los individuos i ndividuos elaboraban elabora ban un un recuerdo de sus experiencias y luego luego elegían de cara al futuro, teniendo en cuenta la utilidad recordada que no necesariamente coincidía con la experimentada. Claro, había que probarlo. Cuando el psicólogo israelí conoció a Redelmeier se le prendió la lamparita y el experimento se hizo cuerpo en su imaginación. El médico accedió a incorporar un dispositivo dispos itivo manu manual al que les permitía permitía a los l os pacient paci entes es indicar i ndicar su grado grado de molestia, cada ca da sesent ses entaa segundos, durante los veintiséis minutos que habitualmente duraba la colonoscopía, un aparatito  parecido areci do al control remoto remoto del aire acondicionado. ac ondicionado. La novedad es que los pacient pac ientes es fueron divididos al azar a zar,, en dos grupos idénticos, excepto por  unaa pequeña diferencia: a la mitad de ellos, un ello s, en vez de retirárs retirárseles eles la sonda s onda de la zona rectal un unaa vez finalizada la exploración del colon, los insensibles asistentes del médico les dejaban el molesto aparato inserto un minuto más. En el «rating minuto a minuto» del procedimiento, ambos grupos reportaron similares niveles de molestia, durante durante la casi c asi media hora de exploración. exploraci ón. Pero cuando cuando pasaron pasa ron los efect e fectos os anestésicos y la invasiva experiencia había quedado atrás, aquellos pacientes a los que se les había prolongado innecesariamente el sufrimiento informaron —para sorpresa de todos— una menor disconformidad

con el molesto análisis rectal, asignándole en promedio un 10% menos de molestia al examen  

clínico. Más aún: el grupo al que se le extendió la duración de la evaluación fue menos renuente a volver a hacerse una una colonoscopía col onoscopía cinco años después, demostrando demostrando que que son los recuerdos r ecuerdos —y no no la realidad de la experiencia— los que determinan nuestras conductas futuras. El personaje per sonaje de Kevin Costn Costner en e n  Mente implacable e  s una fant fantástica ástica pru pr ueba de ello. ello . Jerico Jeri co Stwart había pasado toda su vida en prisión por su enorme insensibilidad que lo llevaba a masacrar   personas como como si fueran fueran bolitas de pan. Carente Carente de sentim sentimient ientos, os, empatía empatía y control control sobre sob re sus actos, el criminal recibe las memorias de un ex agente de la CIA en una compleja operación cerebral, cuyo objetivo era er a averigu aver iguar ar inf i nform ormación ación clasificada clasi ficada que Bill Pope Pop e conocía antes de morir. morir. Pero algo a lgo sale mal, porque junto con el complejo conocimiento sobre el mundo de los servicios de inteligencia, atachadosc  on las emociones Stwart los recuerdos de un la familia ociones quelas a cualquiera de nosotrosrecibe no produce pensar en hijo o endelaPope, mujer que amamos. Conem sentimientos, decisionesde del ex criminal ya no son las que esperaban los manipuladores de su mente y la película da un giro difícil de pronosticar. Como probó Kahneman en esa investigación, basándose en los descubrimientos anteriores de Loftus, la clave es que no almacenamos en la memoria el minuto a minuto de cada una de nuestras vivencias, sino que guardamos los momentos particularmente intensos (por la positiva o la negativa), así como como también también grabamos grabamos el inicio y el final final de cada experiencia, que nos sirven sirve n para recortarla recor tarla como una unidad particular del pasado. Luego, cuando evocamos el recuerdo, promediamos los picos emocionales em ocionales de cada experiencia, además además del de l comienzo comienzo y el final final del event e vento. o.

En el yexperimento de Kahneman Redelmeier, el momento final de la colonoscopía era el más doloroso molesto, razón por la cualyaquellos pacientes que a priori habían sido beneficiados por la menor duración de la inspección, la recordaban como más molesta. En cambio, los que supuestamente habían sufrido por el minuto adicional de sonda rectal, guardaban un mejor recuerdo  porque en esos últimos sesenta sesenta segundos segundos la cámara cámara no se había había movido ni ni había causado dolor. Por  lo que, a la hora de promediar los momentos más intensos con el efecto del final, el recuerdo fue el de no haber sentido tanta molestia. En nuestra comprensión de la memoria, la moraleja de estos avances científicos, y de la fantasía que plantea la película de Kevin Costner, consiste en que si lo importante de cada una de nuestras decisiones futuras no es nuestra experiencia sino el recuerdo de la misma, pues no hay manera de garantizar que escojamos aquellas opciones que nos permitan alcanzar niveles más altos de satisfacción. Pero la lección más importante es que si entendemos cómo funciona la memoria,  podemos odemos diseñar dise ñar nuestras nuestras experiencias buscando buscando maxim maximizar izar el placer plac er del recuerdo. r ecuerdo. Si cada uno de los momentos vividos nos brinda un placer de tipo más efímero y somos más o menos felices no tanto por la generación continua de cada uno de esos consumos hedónicos que resulta imposibl imposiblee sostener en el tiempo, tiempo, sino si no por la evaluación que hacem hacemos os del placer que nos nos han dado cada ca da una una de nuestras nuestras vivencias, vi vencias, entonces entonces la l a arqu arq uitectura itectura de nuestras uestras experiencias, el diseño de cada momento, es clave en nuestra satisfacción con la vida. Desde unas vacaciones, hasta la carrera universitaria, pasando por la jornada laboral, una relación amorosa o el festejo de una fecha significativa, la marca en la memoria que define nuestra satisfacción con lo que hacemos y regula nuestra felicidad se construye en función de cómo estén dispuestos cada uno de los momentos emocionalmente más significativos dentro de cada una de esas experiencias. Cómo empiezan, cómo transcurren y sobre todo cómo terminan. En muchos casos no podemos gobernar el orden, y el final resulta amargo, justamente porque de otro modo no sería el final, como ocurre con un trabajo o una carrera que se abandonan, o una

relación rela ción que se termina. termina. Pero tantas tantas otras veces, como como sucede con c on las vacaciones, vacaci ones, con nuest nuestra ra rutina rutina  

laboral, con la semana de estudios, con el festejo de un cumpleaños, o incluso con una comida,  podemos odemos elegir dejar dej ar lo mejor para el final, podemos podemos escoger entre entre un sabor perm per manentem anentement entee  placentero o la sorpresa sorpr esa de una una intensidad intensidad inusual. inusual. Mi suegro suele bromear diciendo que hay una vida mejor, pero que es carísima. Ahora sabemos que si aprendem apre ndemos os a ordenar o rdenar nuestras nuestras experiencias, podem pod emos os ser más felices. felic es. Porque el placer no está en las compras compras compulsivas, compulsivas, que sí salen muy muy caras, sino en nuestra nuestra habilidad habili dad para pa ra convertirnos convertirnos en arquitectos del consumo más que en compradores pasivos.

 No importa importa ccuánto uánto dine dinero ro tengam tengamos os sino cóm cómoo lo gastam gastamos os El curita hizo una pausa en su tarea, suspendió por un instante la pintura de la capilla para atender al sospechoso hombre con pinta de dealer d  e sustancias sustancias que, con mirada mirada nerviosa ervios a y dedos temblorosos, sacaba de su bolsillo un fajo de billetes y se lo daba sin recibir a cambio ni siquiera un recibo. La escen esce na es un truco truco de los l os directores dir ectores de Si Dios Quiere, para que el espectador de esta desopilant desopil antee comedia italiana itali ana alimente alimente su desconfianz desconfianzaa respecto re specto de las actividades de un párroco excéntrico, excén trico, con pasado delictivo, de lictivo, qquue cautivaba a los l os jóvenes jóve nes con sus sus prédicas prédi cas heterodoxas. heterodoxas. la ante realidad de laonline, ficción, el presunto  era un al ludópata que, suresos desesperación sucuEn sucum mbir ant e el póker on line, había acordado acordaddealer  o entregarle entregarle relig reli gioso suseningresos ing laborales labora les por para p arano sacarsee de encima sacars encima la l a tentación tentación de ju j ugárselos. Aunqu Au nquee ese apostador era conscient conscientee de su s u incapacida incapacidadd para controlar controlarse, se, lo cierto es que el mundo está lleno de gente que toma decisiones, o bien sobreestimando su poder de autocontrol o bien exagerando exag erando su habil habilidad idad para pa ra ganar ganar satisfacción sa tisfacción a partir del dinero.  No es necesari necesarioo irse al extrem extremoo de un consum consumidor compulsiv compulsivoo que que se da un atracón de compras compras  poniendo oniendo su tarje tarjeta ta de crédito al borde del knock out . Muchos de nosotros, como explicaba Dan Gilbert, creemos que el consumo nos va a hacer más felices, y acabamos siempre deseando algo más, una nueva dosis que al menos mantenga viva la ilusión hedonista porque eso es lo que nos dicta el sentido común. común. En los manuales de microeconomía que enseñamos en la Facultad, se supone que si alguien tiene más recursos r ecursos disponibles dis ponibles siem si empre pre es más feliz. Cualquiera Cualquiera que tenga tenga $600 pesos, pesos , por ejemplo, puede puede comprarse lo mismo que si tuviera $500 y todavía le sobrarían $100. Entonces una persona que tenga $600 tiene que obtener al menos tanta utilidad de su ingreso como la que conseguiría con $500, y un  poco más. más. Pero esa lógica se cae si no podemos garantizar que en cada momento la gente tome las mejores decision decisi ones es posible po sibles, s, algo al go que que obviam obvi ament entee nadie asegu as egura. ra. En la realidad, reali dad, aquel que malgaste malgaste su dinero  bien podría estar más satisfecho satisfecho con menos, si emplear emplearaa los recursos re cursos de manera manera más más inteligente. inteligente. La La réplica répli ca es obvia; tanto tanto si siem si empre pre gastan bien su dinero, dinero, como en el caso de que siempre siempre dilapide di lapidenn el mismo porcentaje, más es mejor que menos. Sin embargo, el punto que quiero destacar es que, aunque no podemos garantizar que alguien sea más feliz dándole más dinero —por el efecto habituación y los demás fenómenos psicológicos descriptos descri ptos en las páginas previas—, previas —, sí podemos podemos aument aumentar ar los l os niveles de satisfacción si usamos samos los descubrimientos descubrim ientos de las ciencias cognitivas cognitivas para enseñarle a la gente gente a gastar mejor. mejor. Nada mejor 

entonces enton ces que conocer a Elizabeth El izabeth Dunn, Dunn, Lara Lara Aknin Aknin y Michael Michael Norton.  

Estos economistas de British Columbia y Harvard hicieron una encuesta en la que les  pregunt reguntaron aron a 632 norteam norteamerica ericannos en qué qué gastaban gastaban su dinero y cuán satisfechos satisfechos estaban con sus vidas. Dicha encuesta reveló que aunque no importaba cuánto dinero gastaban por mes, sí movía la aguja agu ja de la felicidad feli cidad cuando cuando un porcentaje porcentaje de su ingreso ingreso lo destinaban d estinaban a gasto pro social s ocial;; sistemáticamente aquellos que reportaron mayores niveles de satisfacción gastaban más en regalos a terceros y en donaciones a obras de caridad. Claro, alguien podría argumentar que ese estudio no asegura, con certeza, que gastar en otros sea mejor que gastar en uno mismo. Las cosas podrían ser a la inversa: que simplemente las personas más felices felice s fueran fueran más más desprendidas des prendidas y solidarias soli darias.. Para es despejar despeja r cualquier los científicos científ icoso volun hicieron un un experimen ex to. Repartieron estudiantes estudiant universitarios queduda, participaron participar on como com vol untarios, tarios, unperimento. sobre que contenía contenía 5 oa2046dólares, dólares , además adem ás de dos condiciones experimentales experimentales altern al ternativas; ativas; a la l a mitad mitad de ellos les indicaron que gastaran el dinero en lo que quisieran, mientras que al restante 50% le pidieron que gastaran el dinero en un regalo a un tercero. El monto asignado aleatoriamente no tuvo ningún efecto en la felicidad de los participantes, como tampoco cambió el haber recibido dinero para gastarlo en uno mismo. En cambio, aquellos que recibieron reci bieron instrucciones instrucciones de regalar r egalar alg al go a otros, reportaron mayor mayor felicidad luego luego de gastar la plata. Contrariamen Con trariamente te a lo l o que el sentido sentido com c omún ún podría indicar, ni ni recibi r ecibirr un sobre con cinco dóla dólares res hizo más felices a los estudiantes, ni tampoco tuvo efecto el regalo de veinte billetes norteamericanos. cambio, le contaron el experimento a otro grupo dela estudiant estu diantes, es, y les pidier pEn idieron on que quecuando trataranlosdeinvestigadores predecir predeci r el efecto que que había tenido el dinero di nero regalado, mayoría de ellos supuso supuso que el sobre había hecho hecho más más felices feli ces a quienes quienes podían podí an gastarlo gastarlo en su propio  beneficio eneficio y que que habían resultado más más satisfechos aquellos aquellos que habían habían tenido tenido la fortun fortuna de recibir  reci bir  veinte dólares, en e n comparaci comparación ón con los que solo sol o les había tocado en suerte suerte un billete bill ete de cinco.

Cosas materiales versus experiencias Más allá de lo que el prejuicio prej uicio podría podrí a suponer, suponer, la ciencia cie ncia demuest demuestra ra que no somos somos capaces capa ces de  predecir redeci r cuán felices seríam ser íamos os si pensáramos más más en los otros que que en nosotros nosotros mism mismos, os, como como tampoco podemos acertar qué tipo de gasto nos llenará más, cuando finalmente elegimos el camino egoísta de consu c onsum mir el dinero en nuestro nuestro propio pr opio beneficio. beneficio. Y cuidado porque no estamos hablamos del consumidor compulsivo que recorta sus propias tarjetas de crédito, crédi to, porque sabe que no va a poder controlar controlar su próximo próximo impulso, impulso, ni del de l adicto a dicto que no atina a suprimir la quinta cerveza, aun cuando es consciente que mañana lo lamentará. Más bien nos referimos a nuestra nuestra incapacidad de pronosticar sin s in com cometer eter errores error es sistem si stemáticos, áticos, la ut utili ilidad dad de distintos distint os gastos a lo l o largo la rgo del tiempo. Por esta razón y casi paternalistamente Elizabeth Dunn, esta vez junto a Dan Gilbert y Timothy Wilson, ils on, del Departament Departamentoo de Psicología Psicol ogía de la Universidad de Virginia, Virginia, escribier escr ibieron on otro artículo cuyo cuyo título se traduciría como «Si el dinero no te hace feliz, entonces probablemente no lo estás gastando  bien», en el que mencion mencionan an claves para conseguir conseguir mayor mayor utilidad utilidad a partir par tir de nuestro nuestro dinero. Por  ejemplo, gastar más en otros y menos en uno mismo, comprar muchos pequeños placeres y no invertir  todo el dinero en un gran gusto, animarse a arriesgar un poco más esquivando las garantías y costos

seguros, postergar gratificaciones o dejar lo mejor para el final, considerar las consecuencias  

secundariass de los gastos inicialm secundaria inicia lment entee placent pl acenteros eros (por ejemplo, mant mantener ener todos los días el agua agua de la nueva nueva piscina, pi scina, sacar la mascota a pasear, aguant aguantar ar los l os ruidos del de l niño tocando la batería que le regalamos regalam os en Navidad, etcétera) y tener tener cuidado con las com c ompras pras que pueden pueden palidecer palide cer al al compararlas con las de los vecinos y amigos, haciéndonos menos felices que antes de gastar el dinero. Pero la recomendación más importante de estos investigadores es mucho más polémica: gastar en experiencias en vez de hacerlo en cosas material materiales. es. El doctor Facundo Facundo Manes enseña que generalm generalment entee los l os recuerdos r ecuerdos de la niñez se borran de la la memoria por tres razones. La primera de ellas es que las neuronas están en un momento de absoluta  sabe plasticidad, lastici más más ocupadas constru construir irdenuevas nuneuronas evas conexiones conex iones sinápticas sinápt icas que conectadas en reforzar reforzar por las existentes; existen tes; se quedad, la memoria es unaencolección que se han mantenido la insistencia en grabar un recuerdo o por su significado emocional. La segunda razón es que al ser los recuerdos reconstrucciones reconstrucciones de lo que efectivamen efectivamente te ocurrió, el cerebr cerebroo inf i nfant antil il tiene tiene dificu di ficultades ltades  para hacer el trabajo trabaj o de edición edici ón correspondien corres pondiente, te, porque porque el desarrol desa rrollo lo de la cortez co rtezaa prefrontal, prefrontal, que es la encargada de razonar y darle sentido a las cosas, está en pañales. La tercera se refiere al lenguaje; al no estar desarrollado, las representaciones mentales son eminentemente icónicas y el  proceso de transm transmitirlas itirlas y editarla editarlass se complica complica,, porque como como sostenía el psicólog psicól ogoo bielorruso biel orruso Lev Lev Vygotski, el lenguaje es la base del pensamiento. El recuerdo más antiguo de mi memoria es del 20 de diciembre de 1978. Lo estoy viendo a mi viejo entrar al living la casa de calle 5, que eseaquellas díaellas dejaba colar un anas sol incandescente la apertura a cuarenta cuarent a y de cinco grados grados que permitían perm itían aqu añejas persianas persi de madera madera conpor correderas corredera s de metal que columpiaban colgando del extremo superior y quedaban trabadas por una suerte de  brazo en v invertida. Era mi mi cum cumpleaños pleaños número número cuatro y papá me me regaló un autito autito rojo a fricción fricci ón que venía envuelto en una bolsa de papel madera de esas que se usan en algunas panaderías para poner  las medialunas. En un hogar con cuatro hijos, en épocas de economía de guerra para una familia de clase media empobrecida por las libertades que la dictadura restringía, semejante obsequio era un lujo enorme. Calculo que, por eso, aunque mis neuronas estaban más ocupadas en podar las conexiones que no resultaban pragmáticamente útiles para el día a día, hubo lugar para el refuerzo de la memoria. Treinta y siete veranos duró al autito, autito, récord récor d del mejor regalo de cumpleaños cumpleaños de mi vida. En el último día de la primavera de 2015, Solcito, como cariñosamente le digo a mi mujer, me regaló una tarde de campo en una estancia de Chascomús, una conocida localidad semirrural a 130 kilómetros de Buenos Aires. La búsqueda de la finca fue una peripecia que quedará grabada en mi memoria por muchos años. Porque días después, tres fugitivos que protagonizaron un escape de película huyeron por el mismo camino que une la rotonda de acceso a Chascomús, con la ciudad de Ranchos, a escasos treinta y nueve kilómetros de distancia.  Ningu inguna na constru construcción cción coincidía con la foto foto bajada de int i nternet ernet.. Erré diez quilómetros quilómetros y pegué pegué la vuelta, convencido convencido de que el casco de la estan e stancia cia estaría e staría escondido es condido detrás de alguno alguno de los tantos tantos montes por los que había pasado. Visibilicé un aeródromo y mi mujer indicó el volantazo; «no hay tarde de cam ca mpo» dijo dij o emocionada, emocionada, «hoy te tirás en paracaídas». paracaí das». Para cualquiera que lo hay hayaa practicado, prac ticado, el relato rela to será redun r edundant dante. e. El salto s alto de bautismo bautismo se hace desde un avioncito avioncito que levanta levanta vuelo porque el motor es más porfiado que el lavarropa l avarropass que arrastra. arras tra. La experiencia se s e puede separar separ ar en tres moment omentos os bien bi en distintos. distintos. La previa previ a al salto, desde el

despegue y hasta que se abandona la nave, constituye un primer bloque en el que lo que predomina es  

la ansiedad y el susto. Lo bueno es que no hay margen para la hesitación porque el instructor es el que toma toma la decisión decisi ón de saltar y el prin pri ncipiant cipi antee no tiene más más rem r emedio edio que encom encomendarse endarse a los dioses, dioses ,  por más más ateo que sea. Probablement Probablementee lo más más espectacular sea la l a caída llibre ibre que dura un unos treinta treinta segundos, pero que para mí fue un abrir y cerrar de ojos. Dicen que el shock de adrenalina tiene la  particularidad de hacer más lento lento el tiempo, tiempo, porque un uno focaliza la concentración concentración en el riesgo ri esgo que que disparaa el neurotransm dispar neurotransmisor isor produciendo un un «ef «efecto ecto túnel». túnel». Eso Es o es lo que dicen di cen los libros l ibros.. Cuando Cuando finalmente se abre el paracaídas los ojos recobran su capacidad para descansar en los detalles, el cuerpo se relaja relaj a y la caída se lam l ament enta, a, porque por que un uno desearía dese aría que du durase rase un poco más. En ese salto están todos los condimentos que hacen que gastar el dinero en experiencias resulte más que hacerlo en cosas materiales; un quede yalahabía demostrado hace unos a añossatisfactorio el profesor Leaf van Boven, Boven , del Departament Departam ento o deresultado Psicología Ps icología Univers Universidad idad de Colorado,  partir de una una serie seri e de encuestas encuestas a 1.263 norteam norteamerica ericannos. Lo interesant interesantee de esta investigación investigación es que el cuestionario permitió distinguir las respuestas por género y grupo etario, entre otros grupos demográf dem ográficos. icos. Sabemos Sabemos entonces entonces que hasta los 54 años, años , el 58% de d e los encuestados encuestados creía cr eía que gastar  gastar  en experiencias experiencias los haría más felices felice s que dedicar el dinero di nero a cosas materiales, ateriale s, mient mientras ras que el  porcentaje se cae al 49% en el grupo grupo de los mayores mayores de 55. Al mismo mismo tiem tiempo, po, el 62% de las l as mujeres, mujeres, contra cont ra solo s olo un 51% de los hombres hombres comparten comparten esa idea. ide a. Los investigadores ofrecen tres razones respecto de la superioridad de los gastos en experiencias. En primer lugar, las vivencias siempre pueden ser resignificadas y uno puede sintetizar  felicidad, comolas proponía Gilbert, oson ver susceptibles las cosas másderosadas de lo que en realidad En segundo lugar, cosas materiales comparación social, mientrasfueron. que cuando  pienso en mi salto sal to en paracaídas paracaí das no se me me ocurre contrastarlo contrastarlo con c on el de mi vecino. Por Por últim último, o, es más más  probable robabl e que «hacer «hacer cosas» cosa s» nos ponga ponga en contacto contacto con otra gent gentee y fortalezca fortalezca nuest nuestras ras relaciones, rel aciones, mientras que «comprar cosas» es algo mucho más individual, más personal. La experiencia del salto en paracaídas paracaí das resum r esumee además los tres ingredie ingredient ntes es claves cl aves de la felicidad: la anticipación del placer, que en mi caso fue breve; la espectacular intensidad de la caída libre, que como nos enseñaba Kahneman es clave para la utilidad recordada; y un final que nos deja con sed de más. Creo que en particular este último punto es uno de los más importantes y menos explorados por la literatu l iteratura. ra. De pequeño pasaba todo el verano ver ano en las playas de V Valer aleria ia del Mar, Mar, donde mi familia tiene una casa para vacacionar. Permanecía hasta el hartazgo, hasta el punto de desear el regreso anticipado y disfrutar la vuelta. Ahora añoro aquellos tres meses de descanso sin horarios ni responsabilidades y disfruto mucho cada oportunidad que tengo para escaparme porque sé que me tendré que volver pronto y me quedaré con ganas de más. Siempre pensé que los viajes de fin de curso que los estudiantes en Argentina solemos hacer a las montañas nevadas de Bariloche, duraban solo ocho días y nueve noches porque resultaba muy caro prolongarlos, pero también porque si se extendieran una semana más terminarían cansando a la gente y los recuerdos ya no serían tan  buenos, uenos, deprimiendo deprimiendo la potencia de la publicidad boca bo ca a boca. De hecho, una de las críticas más importantes a la superioridad de las experiencias por sobre las cosas materiales ateriale s se apoya en que que el efecto habitu habituación, ación, que describim descri bimos os antes, ocurre más más rrápido ápido con las posesiones posesi ones físicas concretas. Leonardo Leonardo Nicolao, de la Universidad ivers idad de Texas, Texas, demostró demostró en sendos experimentos que en realidad el consumo de experiencias nos hacía más felices que el gasto en objetos, siempre y cuando las cosas salieran bien. Cuando el producto comprado no nos gusta, o no nos sirve y la experiencia no es satisfactoria, es más grande la caí caída da en la felic felicidad idad con co n los consum consumos vivenciales, justamente porque tardamos más en acostumbrarnos al sabor amargo de algo vivido;

 persiste ersi ste el recuerdo en la mem memoria oria y no no puede esconderse esconderse el fracaso dentro dentro de un closet o tirarse a la  

 basura. Las experiencias tam tampoco poco quedan tan rápida rápidam mente ente obsoletas obsol etas como como los objetos, sobre sobr e todo si se trata de bienes tecnológicos. Un viaje, un asado con amigos que no vemos hace tiempo, un vuelo en globo aerostático o un recital de los l os Rolling Rolli ng Stones, Stones, no son cosas que se oxiden ni ni se vean eclipsadas eclips adas fácilmente por el disfrute de nuestro compañero de trabajo. Comprar un iPhone 6, en contraste, puede hacernos hacern os sen se ntir desdichados des dichados cuando cuando sale sal e el próximo próximo modelo modelo y lo que nosotros nosotros pagamos pagamos 600 dólares, dólare s, solo vale ahora 400. El experto en psicología de la elección, el ección, Barry Schwartz, Schwartz, escribió escribi ó un artículo junto junto a varios vari os colegas en el que proponían dividir a la gente en «maximizadores» y «satisfactores». Los primeros homo economicus y se lo pasan todo el tiempo explorando exhaustivamente el son lo omás parecido espacio espaci de búsqueda, bús queda,alchequean chequeando do todas las la s altern al ternativas ativas para estar seguros seguros que eligieron eli gieron lo mejor. mejor. Los segundos, en cambio, siguiendo la idea planteada por Nobel Herbert Simon, imaginan un objetivo inicial y se conforman cuando encuentran un bien que satisface esas metas, incluso cuando no sea necesariamente el mejor ni el más barato. En los ex e xperimentos perimentos de los psicólogos psicól ogos sociales, social es, los maximizadores aximizadores acaban siempre menos menos satisfechos y con nivele niveless inferiores de felicidad, felici dad, porque son más más propensos prope nsos a lamentarse lamentarse por las opciones sacrificadas cada vez que tuvieron que elegir, echándose la culpa de manera más frecuente  por no haber haber decidido deci dido de otra manera. manera. Los Los autores autores inclu i ncluso so citan un una investigación investigación de la profesora de  Negocios egocios de la l a Universidad Universidad de Stanford, Stanford, Sheen Sheenaa Iyeng Iyengar, ar, quien quien descubrió que que cuando cuando un grupo grupo de

voluntarios que elegir entre .6Ychocolates compraban más que cuando se agregaban otras 18 o 24tenían variedades vari edades de cacao. cacao lo que es aún adistintos, ún más más interesante: interesant e: declara de claraban ban m mayores ayores niveles de satisfacción con la compra. compra. De modo modo que para los l os maxim maximizadores izadores obsesivos obs esivos de las la s comparaciones elegir experiencias pu p uede ser todavía más más lucrativo l ucrativo en térm términos inos de satisfacción, porque les ahorra el disgu d isgusto sto de descubrir en el mismo centro de compras un mejor par de zapatos que el que acaban de comprar, cuando ya se encontraban camino al estacionamiento.

La preferencia por la variedad y el sesgo del statu quo En el número número 16 de la Vía Ulisse Aldrovandi, Aldr ovandi, de espaldas espal das al Bio Parque de Roma, Roma, la doctora Elsa Addessi está trabajando con ocho monos monos capuchinos capuchinos en el laboratorio l aboratorio del Institu Instituto to de Ciencias y Tecnología de la Cognición. Se trata de animales en cautiverio que han aprendido a intercambiar fichas de póker por comida, como si se tratase de dinero. Pero esta vez el experimento que está intentando la primatóloga introduce una pequeña novedad. Los investigadores están tratando de saber si los monos sistemáticamente eligen la «moneda» que les permita comprar más variedad de alimentos o, si por el contrari cont rario, o, prefieren la ficha ficha con la que solo pueden adquirir su s u comida comida preferida. pr eferida. El experim e xperiment entoo exige que los simpáticos simpáticos «voluntarios» «voluntarios» primero revelen revel en sus preferencias, seleccionan selec cionando do su alimento alimento favorito favorito en dilem dile mas pareados, par eados, de suerte que que luego de varias sesi sesiones ones los especialis especi alistas tas pueden determinar determinar con precisión precisi ón el rank ranking ing de comidas preferido por cada ca da individuo del grupo. Luego se les ofrecen dos monedas; la moneda de la variedad, que permite comprar la comida

 preferida y nueve nueve comidas comidas altern al ternativas ativas versus la «ficha monót monótona» ona» con la que solo pueden acceder al al  

 plato que rankearon rankearon en el núm número ero 1. Si los monos fu fueran tan racionales como la teoría predice predi ce que somos som os los lo s homo economicus, deberían deber ían quedarse con la moneda que que les l es abre abr e más opciones, puesto que siempre pueden conseguir su comida predilecta y además les quedan abiertas otras  posibilidade osibi lidades. s. De hecho, hecho, eso es exactam exactament entee lo que ocurre ocurre en el experiment experimento, o, así que hasta hasta este pun punto no hay ninguna novedad. El tema se vuelve interesante cuando los científicos dejan que los monos «compren» la comida con las monedas monedas elegidas. e legidas. Seis Sei s de los ocho simios simios que escogieron la moneda moneda fuerte, fuerte, que les permitía permitía intercambios con mayor variedad de bocados, sistemáticamente la gastan en comidas distintas (a su  preferida). referida) . Incluso Incluso en el 17,5% de las l as sesiones sesi ones lo hacen hacen en la prim pri mera oportunidad oportunidad de int i ntercambio ercambio que tienen, de algún modo reduce capuchinos capuch inos lo se que cansan al tercer bocado b ocado delalaposible misma refutación comida. comida. de que, como los humanos, los Lo que el experimento demuestra entonces es que, o bien los monos son tontos, o tienen  preferencia por la variedad. var iedad. Y dado que que investigaciones investigaciones anterior anteriores es como como las de Laurie Laurie Santos del Departamento de Psicología de la Universidad de Yale han demostrado que los capuchinos son verdaderos homo economicus, y que incluso son sensibles a los cambios en los precios, la conclusión es que efectivamente valoran no solo la chance de poder elegir, sino que disfrutan de la variedad incluso cuando sacrifiquen su plato favorito para comer algo que no les gusta tanto. Esta distinción entre la posibilidad de elegir y la preferencia por la variedad es crucial. Ya habíamos contado el experimento de los chocolates en el que se demostraba que la gente compraba más cuando tenía que elegir chocolates,adicionales. e incluso disfrutaba másBarry la compra, en de la comparación al escenario deentre 18 a seis 24 alternativas El profesor Schwartz Universidad de Pensilvania descubrió d escubrió que, si bien siempre es mejor tener algun algunas alternat a lternativas, ivas, la sobreabundancia sobreabundan cia de opciones opci ones no no solo sol o dificu di ficulta lta nuestro nuestro proceso proc eso de elección elecci ón —n —nos os cuesta más más  ponderar los pros pro s y contras contras de cada variant var iante— e— sino que que deriva en e n decision decisi ones es que nos nos dejan menos menos satisfechos. A diferencia de lo que predice pre dice la teoría económ ec onómica ica estándar, estándar, nnoo consideramos solo como como costo de oportunidad la mejor alternativa que hemos escogido, sino que metemos todas las opciones que sacrificamos en la balanza de las contras. Así, el que pide un helado de postre en un restaurante que tiene tiene a la ensalada e nsalada de fruta fruta como como única altern al ternativa, ativa, solo sol o sient si entee que pierde pier de una una opción opci ón si quiere un helado. Pero si el camarero camarero le inform informaa que también también puede optar por una una porción porc ión de torta, pues la decisión decisi ón se complica complica;; pensam pensamos os que por culpa del helado nos perderemos ahora ahora la l a porción porci ón de torta torta y las frutas. La verdad es que nos gusta tener algunas opciones abiertas, pero nos abruma tener que elegir  entre muchas posibilidades. Las cosas se complican aún más si tenemos en cuenta el costo de explorar todas las alternativas, alternativas, lo que puede hacer que terminem terminemos os peor peo r si tenem tenemos os un servicio de televisión satelital con 300 canales, que si solo disponemos de los 62 del cable, o de un pack   preacordado reacor dado con el distribuidor de 20 canales. Sin embargo, aun cuando preferimos la heladería que tiene 50 gustos a la que ofrece solo 5, la inmensa mayoría suele pedir dulce de leche, chocolate, frutilla o crema americana. Esto sucede  porque somos somos animales animales de costu co stum mbre, víctimas de un un sistema sistema cognitivo cognitivo que favorece favorece las l as rutinas, rutinas,  porque así gasta menos menos en energía ergía y economiza economiza recursos que, en tiempos tiempos de nuestros nuestros antepasados antepasados cazadores y recolectores, recole ctores, bien bie n podían haber haber sign s ignificado ificado la l a diferencia entre la vida vi da y la muerte. muerte. Pensemos Pensem os que aunque aunque el cerebro cere bro de un adulto pesa solo el 2% de su cuerpo, gasta gasta el 30% de la energía; energ ía; de modo que que la capacidad capacid ad de razon r azonar ar a la hora de elegir es un lujo útil, pero per o carísimo. carí simo. Por esa razón, lejos de los postulados de los libros de texto de microeconomía, en la realidad

usamos reglas y heurísticas que facilitan nuestras decisiones, aunque paguemos el costo de no elegir   

siempre lo mejor. En particular, uno de esos programas cognitivos es el responsable de que tengamos la tendencia a no cambiar una vez que hemos escogido una alternativa, cayendo presos del sesgo de  statu tat u quo.

El sesgo ses go de preferir las cosas como como son fue fue descu desc ubierto por los profesores William Samuelson Samuelson,, de la Universidad de Boston y Richard Zeckhauser de Harvard en un experimento efectuado a 486 estudiantes de Negocios en grado y posgrado. A todos los participantes se los invitó a decidir qué hacer con una supuesta herencia, entre cuatro alternativas alternat ivas de elección, el ección, que variaban en su exposici exposición ón al riesgo. rie sgo. El truco truco es que a la mitad de los estudiantes les contaban que la herencia era en cash, mientras que a la otra mitad le informaban que su habíadeinvertido había en una una cuatro cuat ro altern al ternativas ativas ofrecidas. ofreci das. en Enton la l a única diferen di ferencia cia erapariente que al 50% los estu es tudiant diantes es les lde es las pregu pr egunt ntaban aban si preferían pre ferían invertir invertir eEntonces n losces activos A, B, C o D, mientras ientras que a la otra mitad mitad les decían que la herencia estaba es taba invertida en el activo A y les  pregunt reguntaban aban si preferían dejar el dinero di nero en A, o cambiarl cambiarloo a B, C o D. D. Pues sistemáticamente el grupo que «heredó» el dinero en efectivo lo repartió más  proporcionalm roporci onalment entee entre entre las distintas distintas inversiones posibles, posibl es, mientras mientras que que los que «recibieron «recibi eron de su  parient arie nte» e» la herencia ya ya invertida en A, ffueron ueron mucho ucho más más propensos a dejar deja r el dinero di nero ahí ahí y menos menos  proclives rocli ves a cambiarl cambiarlo. o. La La opción presentada presentada como como default  terminó ejerciendo un fuerte efecto de mantenimiento del  statu quo qu o y de allí el nombre de este sesgo del comportamiento. Raymond Hartman, de la Universidad de California, Berkeley, en un artículo escrito junto a Daniel Kahneman, confirmó los resultados demuchas sus colegas demostró que, a contramano de los real monos capuchinos, los seres humanos somos vecesy reacios al cambio. En un experimento efectuado efectu ado a consu c onsum midores de energía eléctrica de Californ Cali fornia, ia, les l es hicieron hicier on elegir a los usuarios entre seis servicios servi cios que tenían tenían diferente diferente nivel de confiabilidad, confiabilida d, donde obviamente obviamente los que garant garantizaban izaban menos cortes y mejor mejor calidad cali dad de servicio servi cio resultaban más más caros. c aros. Lo interesante interesante es que a la mitad de los consumidores les dijeron que el servicio estándar de la compañía (el statu quo) era el de alta calidad, cali dad, mient mientras ras qu q ue a la l a otra mitad mitad le inform informaron aron lo contrario; que el servicio serv icio de base era el que salíaa 30% más barato salí ba rato y tenía tenía mayor probabilidad probabil idad de corte. cor te. En ambos ambos casos ca sos les l es pregu pr egunt ntaron aron si  preferían quedarse quedarse con co n el servicio ser vicio com c omún ún (el default ) o cam c ambiarl biarloo por alguno alguno de los otros. Pues Pues sistemáticamente la gente se quedó con la opción de base, dándose la contradicción de que en el grupo en el que el  statu tat u quo era el servicio caro, de alta confiabilidad, 60,2% de los usuarios lo  prefirieron, refirie ron, mient mientras ras que en el conjunto conjunto de aquello aquelloss vecinos a los que se les había dich dic ho que el servicio barato de baja calidad era la norma, 58,3% se quedaron con él. La moralej moralejaa es que el sesgo de  statu   os hace mucho ucho menos menos felices, felic es, porque porq ue nos mantiene mantiene tat u quon cautivos y aferrados a opciones que no necesariamente son las que nos dan más utilidad y nos satisfacen más. Tal es nuestra preferencia por no cambiar, que incluso algunos economistas sostienen que el alto desempleo, que es una una de las variables varia bles que más más correl co rrelacionan acionan inversamen inversamente te con la felicidad felici dad en todos los estudios, obedece a nuestra preferencia por ser propietarios del lugar en el que vivimos, en vez de alquilar. Esto es particularmente cierto para los que heredan la vivienda, que demuestran un fuerte sesgo de statu quo, una resistencia a cambiar. Andrew Oswald, de la Universidad de Warwick, ha demostrado dem ostrado que de cada 10% que aument aumentaa el porcentaje de propietarios, propi etarios, sube 2% la tasa de desempleo en ese lugar. Parece que la gente es más reticente a mudarse cuando es dueña de su casa y no se aprovechan entonces las opciones de empleo que puede haber en otras regiones. Además, por  razones razon es presupu pr esupuestarias, estarias, es probable pr obable que la propiedad pro piedad que se puede comprar comprar no teng tengaa una una ubicación

tan buena como la que se puede alquilar, haciendo que los propietarios acaben perdiendo mucho más  

tiempo en sus viajes al trabajo tiempo trabaj o o lugar de estudios. Para la mayoría mayoría de los l os latinos l atinos esta idea resulta cont contraintu raintuitiva, itiva, porque por que tendem tendemos os a pensar que seremos más más felices felic es si accedemos al sueño de la l a casa propia. Así lo demuest demuestran ran las invest i nvestigaciones igaciones del profesor pr ofesor Will William iam Rohe, Rohe, quien quien descubrió que eso es efectivament efectivamentee cierto cie rto para el caso de las famili fam ilias as de más bajos ba jos ingresos. ingresos. Sin embargo, embargo, los beneficios beneficios en materia materia de una una vida vi da social soci al más estable, una una mayor mayor relaci r elación ón con el vecindario e incluso la posesión posesi ón de un activo hipotecable qu q ue aumenta las chances de acceder al crédito pueden verse más que eclipsados por la desgracia del desempleo. Si logramos romper la rutina y nos enfrentamos a opciones nuevas, si nos animamos a probar lo distinto y a salirnos un pocobrusca de nuestra zona de confort, aumentará nuestra satisfacción con vida, aunque hacerlo de manera también podría estresarnos e incrementar nuestra ansiedad. Por eso tampoco se trata de vivir la vida como en aquella novela de Luke Rhinehart en la que el personaje  principal decide de cide ceder cede r la soberanía sobe ranía de sus decisiones a un par de dados que, a partir de enton entonces, ces, gobiernan sus actos, dejando que el azar elija por él. Más bien, la idea es entregar un poco el mando, dejar que nuestra pareja o un amigo elija el vino,  buscar al azar en Google Google la playita para vacacion vacaci onar, ar, modificar modificar el recorrido recorr ido diario diar io al trabajo trabaj o o la univers un iversidad, idad, cam c ambiar biar los muebles de lugar, lugar, aprender nuevas nuevas recetas, r ecetas, visitar vis itar mercados no tradicionales, abrir abrirse se a conocer gente gente en lugares lugares poco convencionales, convencionales, renu renunnciar al maldito trabajo trabaj o que por temor temor a no poder pagar las l as cu c uentas entas no te animás animás a dejar, inscribirse inscribi rse en otra universidad, universidad, aunque quince materias aprobadas dea,una queque no te motiva, casa, comprar com prartengas un perro, aprender apr ender un nuevo nu evo idiom i dioma, pedirle pedicarrera rle a otro alquile al quile en vender Netflix, Netflix,ladarle darl e elmudarse, dinero a alguna amiga moderna para que nos ayude a vestirnos de otra manera, y algunos días animarse a jugar  a ser un monito capuchino como los que tenía en Roma aquella mujer que seguía los pasos de la magnífica agnífica Jane J ane Goodall. Después de todo, es probable pr obable que el viejo vi ejo refrán de nuestras nuestras abuelas a buelas haya haya sido atinado: en la variedad está el gusto.

El dinero es una metáfora del tiempo; la clave está en cómo lo consumimos En una entrevista televisiva que se hizo viral por las redes sociales, el entonces presidente de Uruguay ruguay,, José «Pepe» Mujica, acertó ace rtó el tiro entre ceja y ceja. «O logras l ogras ser feliz con poco y liviano livi ano de equipaje, equipaje , porque la felicidad está dentro dentro tuyo, tuyo, o no lo logras». Con una una simpleza simpleza extraordi extraordinaria naria develó el misterio en forma de crítica a la sociedad consumista, «inventamos una montaña de consumo superfluo y hay que tirar y vivir comprando y tirando, y lo que estamos gastando es tiempo de vida, porque cuando yo compro algo, o tú, no lo compras con plata, lo compras con el tiempo de vida qu q ue tuviste tuviste que gastar gastar para par a tener tener esa es a plata, pla ta, pero con esta diferencia: la l a única cosa que no no se  puede comprar comprar es la l a vida. La vida se gasta gasta y es miser miserable able gastar la vida para par a perder llibertad». ibertad». prooblema problema es que intfichas ercambio entre re tiempo de trabajo está intermediado interm ediado por en dinero di nero que,El com como en el caso de ellas la sintercambio de unent casino, nublan nublan nuest nuestra ra ypercepci pebienes rcepción ón real de d e lo que está uego. Y ni qué hablar cuando ese dinero en vez de ser cash, contante y sonante, es un medio de pago electrónico o una tarjeta. El economista Drazen Prelec, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, subastó entre un grupo

de estudiantes universitarios tres pares de entradas para sendos partidos de baseball de diferente  

atractivo. Sin embargo, el experto del MIT hizo una pequeña trampa. En las instrucciones de la mitad de los l os alum al umnos nos estaba escrito escr ito que el pago era en efectivo, mient mientras ras que al restan r estante te 50% llee in i ndicó que había que abonar abonar con tarjeta de crédito, cr édito, pidi pidiendo endo incluso incluso los datos del plástico, su s u núm número, ero, código códi go de seguridad y fecha de vencimiento. Dependiendo del partido, en promedio las ofertas del grupo al que por azar se le había pedido que abonase usando su tarjeta de crédito resultaron entre un 59% y un 113% mayores a las del grupo al que se había instruido para pagar con billetes. Sistemáticamente, el uso de un intermediario más distante entre los recursos reales que había que gastar y lo que se podía comprar, hizo que la gente estuviese dispuesta a pagar mucho más por lo mismo. Los resultados coinciden con lo que el economista del comportamiento, Ariely,entre denomina «la culpa gastar». algún modo, la separación temporal que ofrece elDan plástico, el disfrute de la de compra y elDesacrificio del pago, sumada sum ada a la ilusión de conservación conservaci ón del dinero di nero que ocurre ocurre toda vez qu quee no necesitamos necesitamos sacar  sa car  efectivo de la billetera, distorsiona la verdadera ecuación costo-beneficio que guía nuestro proceso decisorio. Sería interesante preguntarse cómo funcionaría un mundo en el que, junto a los centros de compras, hubiera cárceles donde la gente tuviera que pagar con su privación momentánea de la libertad libe rtad por cada consu c onsum mo. «Ah, le gustó gustó ese par de d e zapatos; perfecto, perfecto, son cuatro cuatro días dí as de reclu recl usión, ¿se lo envuelvo para regalo?» Por supuesto, no todos los trabajos son privaciones de la libertad. También hay gente que vive de su vocación y disfruta en vezno de menor sufrir, de como yo lo estoyestá haciendo escriboque esto. indudablemente una porción la ciudadanía esclavamientras de un empleo noPero la satisface comoo experiencia, pero com per o que se vvee obligada obl igada a aceptar ac eptar porque necesita pagar las l as cuentas cuentas como cualquiera y no tiene alternativas. El problema pr oblema es que, si sobreestim sobrees timam amos os los l os benef be neficios icios del consum consumo, acabaremos aca baremos haciendo haciendo un esfuerzo laboral mucho mayor, aceptando horarios inconvenientes, ambientes de trabajo de baja calidad, o contratos que no nos conforman plenamente. En ese sentido cualquier elemento que nuble la relación relac ión que existe existe entre el consum consumo y su precio expresado en horas de trabajo, condu c onducirá cirá a decision decisi ones es inef i neficie icienntes desde el e l punto punto de vista de nuest uestra ra felicidad. felici dad. El di dinnero es el prim pr imer er elem el ement entoo de esa es a distorsión, di storsión, porque en realidad reali dad es un represent repres entant antee sim si mbólico de las l as horas que hem hemos os trabajado. la de tarjeta de crédito con co nsumo sumo enque cuotas convirtiéndose en represent repre sentant antes es de segundoPero orden la relación real ydeelintercambio estáacaban en el fondo de una compra, porque son en realidad representantes simbólicos directos del propio dinero. Benjamín Franklin escribió en Consejos a un joven comerciante una frase que quedó en el repertorio de todos: «el tiempo es dinero». Si Borges estuviera vivo, es probable que hubiera objetado el orden, dado que en realidad el dinero di nero es una una metáf metáfora ora del tiempo. tiempo. Así lo entendió el neocelandés Andrew Niccol. Primero convirtió la idea en libro, y en película después, para cont contar ar en e n  El Precio Precio del Mañana la historia de un mundo en el que, en vez de dinero, la gente paga sus consumos con horas de vida y muere cuando se le acaba el saldo. En el filme, protagonizado por Amanda Seyfried y Justin Timberlake, aparecen crudamente  planteadas las contradic contradicciones ciones de un un sistema sistema desigual, desigual, en el que un unos pocos tienen mucho ucho dinero y  pueden vivir casi etern e ternam ament ente, e, mient mientras ras que la inmensa inmensa mayoría mayoría se las arregla ar regla como como puede para sobrevivir un día más. No estoy objetando que una persona más productiva gane más dinero; lo que la película ilustra es que lo que realmente implica ganar más es que se puede comprar las mismas cosas trabajando menos, y que ese tiempo que antes dedicábamos a ganar más plata ahora se puede

emplear em plear en otras otras cosas que el din di nero no puede comprar. comprar.  

Es verdad ver dad que en las clases de microeconomía microeconomía de d e la univers universidad idad también también postulam postulamos os la la existencia de consumidores que, en todo momento, deben decidir cuánto tiempo van a trabajar para  poder comprar; gent gentee que intercam intercambia bia ocio oci o por consum consumo o que, que, para ponerlo en otras palabras, palabras , paga los bienes con su tiempo. tiempo. Pero, aunque aunque en el fon fondo do eso sea lo l o que ocurre, ocurre, el din di nero y los plásticos se encargan de contaminar la relación al punto que no lo podamos ver. El resultado es que no todos asignamos nuestro tiempo de la mejor manera posible como si fuésemos maximizadores de felicidad, incluso cuando creamos que lo estamos haciendo. Si así fuera, bastaría con utilizar el PBI por hora de trabajo como como medida medida última última de bienest bi enestar, ar, porque los salarios sal arios reflejarían reflejarí an perfect perfectam ament entee el costo de oportunidad de nuestro tiempo; el valor que le asignamos a una hora de consumo adicional de ocio. Perodeyafelicidad. vimos enPor las lo primeras páginas el crecimiento niveles tanto, algo debeque estar fallando. del PBI no garantizaba mayores Los primeros en encontrar la brújula fueron el economista estadounidense Alan Krueger y nuestro nu estro conocido psicólog psicól ogoo israel i sraelíí Daniel Daniel Kahnem Kahneman, an, quienes quienes propusieron pro pusieron la const c onstrucción rucción de las la s «Cuentas nacionales del tiempo», un primo hermano del PBI que, en vez de sumar la producción de  bienes y servicios servi cios finales de una una economía, economía, considera el uso del tiempo tiempo de la gente. gente. Con una encuesta telefónica representativa de los Estados Unidos, los autores indagaron primero respecto del uso de las 24 horas del día por parte de las familias, en distintas actividades; a saber: cuánto cuán to tiempo tiempo habían trabajado ese día, cuántas cuántas horas habían pasado viajando viaj ando al trabajo, cuán c uánto to le habían dedicado a ver televisión, a cocinar, a visitar amigos, a cuidar a los chicos, a hacer deportes, adedormir, segundo lugar, a la gente habían experimentado en cada unaqué es as actividades esas acetcétera. tividadesEnalgún sentim sentimient ientooledepreguntaron alegría, estrés, e strés, dolor, dol or,sicansancio, can sancio, tristeza e interés, y con qué intensidad. int ensidad. Por último, último, los investigadores investigadores agruparon agruparon las emociones emociones en dos in i ndicadores: dicador es: el ««efecto efecto neto» que simplemente resta las emociones negativas de las positivas, y el «Índice U» donde la «U» refiere a las palabras palabr as inglesas «unpleasa «unpleasannt» y «undesirable», «undesirable», lo que implica que son actividades displacenteras e indeseables. En resumen y para hacer breve una historia larga, Krueger y Kahneman descubrieron que el tiempo tiem po mejor mejor ut utili ilizado zado era el que se dedicaba dedica ba a prácticas pr ácticas religiosas, r eligiosas, deportes, comer y beber. beber. En un un segunndo grupo segu grupo de actividades ac tividades placenteras aparecen apare cen el descan desca nso y la relaj r elajación, ación, el tiempo destin destinado ado a socializar social izar y las tareas de cuidado del jardín. jardí n. En el otro extremo, extremo, la gente gente la pasaba pasa ba mal mal cuidando adultos mayores, estudiando al médico,administrar o cumpliendo un tratamiento. siguiente de hechos hechos que hacen sufrir sufrir a ylayendo gente gente aparecen adm inistrar la casa, ocuparse deEnla lasel s tareas del escalón hogar hogar y trabajar. Resulta interesante interesante que que en el medio de la tabla comparten comparten posiciones actividades ac tividades que a  priori rior i podían podía n parecer muy atractivas, atractivas, como salir de compras, con otras que uno uno podría considerar  más sacrificadas, como cuidar a los chicos. La metodología empleada por estos autores les permite evaluar lo que Kahneman denomina «felicidadd experiment «felicida experimentada», ada», que difiere difier e de la evaluación e valuación más más global que relevan las encuestas encuestas de felicidad cuando le preguntan a la gente, «teniendo todo en cuenta, cuán satisfecho está usted con su vida en una una escala de uno uno a diez», o «cuán feliz feliz es». Aquí Aquí los l os cuestionarios indag i ndagan an sobre las l as experiencias de un día completo, completo, procurando que quien quien contesta contesta reviva revi va las la s emociones emociones de esa jornada, de la misma manera que lo hace un adolescente cuando completa su diario íntimo. Y lo más interesante es cuando, traspasando los límites que imponen los índices agregados, miramos la intensidad de las distintas emociones experimentadas por la gente en cada una de las actividades. ¿Qué prefería usted, una experiencia interesante o una poco dolorosa? Según los reportes del

estudio, estu dio, los l os deportes depor tes garantiz garantizan an tope tope de intensidad, intensidad, pero también también lideran lider an la tabla de prácticas prá cticas  

dolorosas. ¿Qué escoge, entre hacer algo que le genere felicidad y algo que lo relaje? Tomemos el caso de hablar por teléfono, teléfono, por ejemplo; ok, ok, el  felicidómetro eli cidómetro está al tope, pero también la gente declaraa que esos minut declar minutos os que destina a hablar son los más estresant estresantes es del día. ¿Busca ¿Busca relaj r elajarse? arse? Mire televisión, televisi ón, pero no le pida a la l a actividad activi dad que le resulte, al mismo tiem tiempo, po, interesante. interesante. ¿Se deprim depri me fácilmente y sufre cuando se siente triste? Ni se le ocurra cuidar adultos mayores, pero tampoco hablar por teléfono, teléfono, porque esta es e s la l a segunda segunda actividad activi dad en la que la gente gente declara declar a pasar pas ar más tiempo tiempo infeliz. inf eliz. ¿Su herm hermano ano le quiere dejar los sobrinos a su cargo por una una tarde? Felicidad Felic idad asegurada asegurada y excelentee antídoto excelent antídoto contra contra la l a depresión, depr esión, pero contraindicado si sufre sufre de presión presi ón y el estrés es trés le complica complica la vida. Por último, si tiene trabajo y su mujer se queda en casa, muestre algo de compasión al regreso compense conenalgún regalito, porque buscamos la hogar. actividad que combine menor felicidad y mayoryaburrimiento, el tope del podio estánsilas tareas del Lo interesante de la propuesta de las cuentas nacionales del tiempo es que nos dan una idea muy  buena uena de cuán felices podríam podr íamos os ser si s i tuviéramos tuviéramos un un mecanismo ecanismo que nos nos hiciera dedicarle dedi carle el e l tiempo tiempo disponible a las tareas más placenteras. Presuntamente ese mecanismo se llama corteza prefrontalventro-medial vent ro-medial y es la parte de nuestro nuestro cerebro cere bro que se en e ncarga de sopesar sopes ar los l os costos y beneficios beneficios de las distintas alternativas. El problema, sin embargo, es que hasta que se invente la máquina del tiempo y uno pueda volver hacia atrás, tenemos que proyectar y pronosticar los placeres que creemos que experimen experimentarem taremos os en cada decisión. decisi ón. Pero como dice el popular refrán «del dicho al hecho, puede puede haber un largo trecho». A las diferencia de loque quehabía hicieron Kahneman Krueger, pidieron a la Schiaffino gente queopensara sobre emociones emociones experiment experim entado ado ay lo largo l argo deque su le día, con Pablo Schiaffin de la Universidad Di Tella hicimos una investigación basada en una encuesta hecha por la gente de Gallup. En una muestra representativa de la población argentina, les preguntamos a los encuestados cuán activos eran er an en distintos distintos dominios dominios de sus vidas, desde des de las la s relaciones rel aciones famili familiares ares a la salud ment mental, al,  pasando por las prácticas prá cticas religiosas, rel igiosas, deportivas, deportivas , políticas y laborales, laboral es, entre entre otras. La particulari particularidad dad del estu e studio dio es que antes antes de activar en los encuestados encuestados cualquier tipo de recuerdo episódico, epis ódico, corri c orrim mos las tradicionales pregunt preguntas as de satisfacción con la vida vi da y felicidad, felicid ad, de suerte tal que su evaluación no no estuviera estu viera sesgada por una experiencia experiencia particular, sino que que fuera el reflejo de un estado estado más global y estable de bienestar. bienestar. Cuando ando cruzam cruencontramos zamos os los reportes felicidad coincidentes con las declaraci decl araciones ones m mayor ayor o menor m actividad cadaCu dominio, algunosderesultados con los dede Kahneman y enor Krueger, pero en también algunas diferencias. Los mayores niveles de satisfacción en nuestra muestra correspondían a gente que declaraba ser  muy activa en su vida familiar, en su vida social, en su relación de pareja y que reportaba mayor  tiempo dedicado a salir y socializar. En oposición al estu es tudio dio de felicidad experiment experimentada, ada, no inciden en la «felicidad «feli cidad recordada» recorda da» la  práctica de deportes depo rtes ni ni el estu es tudio, dio, aunque aunque tam también bién hay hay un un «efecto antídoto» antídoto» por el cual resulta menos menos  probable robabl e que una una persona persona esté deprimida si dedica dedic a much muchoo tiempo tiempo a actividades educativas. educativas. Además, ni la vida política ni el mayor o menor tiempo dedicado al trabajo mueven la aguja de la felicidad feli cidad permanen permanente. te. Inclu Incluso, so, para nuestra nuestra sorpresa, sorp resa, el e l tiempo dedicado al voluntariado voluntariado probó pr obó ser  contraproducente en términos tanto de satisfacción con la vida como de felicidad, aunque no  podemos odemos saber en e n este punt puntoo el sentido de la causalidad. Bien podría suceder que la gente gente menos menos satisfecha con sus vidas fuera más propensa a ayudar a otros, tal vez como un modo de encontrarle sentido a lo que les pasa, o quizás como una actitud que refleja empatía con quien lo está pasando

mal. No hay modo de saberlo.  

En conclusión, no hay manera de garantizar que la sumatoria de placeres instantáneos o momentos agradables nos haga sentir más felices cuando baja la espuma de esas experiencias. Más  bien parece que hay hay un un conjunt conjuntoo de cosas que disfrutam disfrutamos os en el día a día, que tienen tienen que que ver con la felicidad experimentada y otro grupo de actividades que, aunque en el momento no sean tan memorable emorables, s, saben sa ben bien en el recuerdo y nos dan felicidad felici dad de largo plazo; pl azo; satisfacción satisfacción sustentable. sustentable. Solamente una actividad figura entre las que mayor felicidad instantánea nos da y, que al mismo tiempo, tiem po, resu res ulta duradera en el tiempo: sociabili sociab ilizar zar.. El PBI de la felicidad podría ser en e ntonces tonces la la sumatoria sum atoria de los bienes bi enes y servicios destinados a cultivar nuestros nuestros lazos la zos con los otros, lo que bien  podría llevar l levarnos nos a la contra contra intuit intuitiva iva propuesta de subsidiar los lo s bares, restau r estaurant rantes es y lugares lugares donde donde el yo se viste de nosotros.

 

Capítulo 3

 No, eso eso no te hace más feli elizz Esos locos bajitos  A menudo los hij hijos os se nos parecen, así nos dan la primera satisfacción; esos que se menean con nuestros gestos, echando mano a cuanto hay a su alrededor.  Esos locos bajit ba jitos os que se incorporan i ncorporan con los ojos abiertos de par en par,  sin respeto al horario h orario ni a las costumbr cost umbres es  y a los que, por su s u bien, hay que domest domesticar icar..

JOAN MANUEL SERRAT

Agustín Agust ín corría y se reía, a carcajada car cajada traviesa, com c omoo siem si empre. pre. Pero Per o no era Agustín Agustín,, era algo así como el fantasma de Agustín. Su cuerpo parecía un holograma porque no lo podía ver, como si se hubiera esfumado. Afortunadamente me desperté con la emoción y el llanto a punto de estallar. La pesadilla pesadi lla se trataba de un duelo duelo real r eal que activó las l as mismas mismas emociones emociones que habría gatillado la la visión del fantasma de mi nene de dos años. Solo que, en este caso, cuando reprimí a Morfeo, pude comprobar que mi bebé estaba durmiendo plácidamente al costado de mi cama. Si un psicoanalista hubiera sabido que perdí a mi hermano Mariano cuando tenía tan solo cuatro años, no es difícil conjeturar conjeturar las distintas distintas int i nterpretaciones erpretaciones que me me habría dado. Ahora que estoy «del otro lado del mostrador» puedo imaginar imaginar el dolor de mis padres. Y aunque aunque llegó a disfru di sfrutar tar los  primeros doce meses meses de su nieto, nieto, lament lamentoo que mam mamáá se haya haya ido antes de que que yo hhubiera ubiera soñado lo duro que era perder un hijo. Si Dios le hubiera dado aire hasta el día de mi sueño, la habría abrazado fuerte fuerte y le habría dicho que ahora sí ent entendía endía por lo que había pasado. pa sado. Comoo lo dice Com d ice la l a magn magnífica ífica letra l etra de Serrat, Ser rat, son esos locos loc os bajitos baj itos los que nos nos dan la prim pr imera era satisfacción cuando descubrimos el modo de hacerlos reír, cuando aprenden a caminar o cuando logran hablar, hablar, incluso antes antes de lo esperado. esperado . Son esos ojos abiertos de par en par un regalo regalo al al corazón, un motivo para seguir luchando y una excusa para soñar, imaginando la cara que tendrán de grandes, gran des, la l a carrera carr era que eleg ele girán y cómo cómo harán para lidiar lidi ar con las frustraciones frustraciones de la l a vida adulta. adulta.

Aunque sea duro decirlo, pagamos un enorme costo por la paternidad. Perdemos libertades,  

horas de sueño, s ueño, soberanía frente frente al televisor, holgura holgura financiera financiera,, cal calm ma. El silencio sile ncio se convierte c onvierte en un un  bien de lujo y respiram respi ramos os aliviados ali viados cu c uando el niño niño finalment finalmentee duerme. duerme. Es probable prob able que debido a esa combinación combinación de factores, los estudios estudios no puedan puedan encont encontrar  rar  correlaciones claras y lineales entre la cantidad de hijos y la felicidad. A contrapelo de lo que el sentido común podría suponer, tanto en la mayoría de las encuestas del mundo como en los relevamientos que hicimos junto a Pablo Schiaffino con datos de Argentina, la gente con hijos no tiene niveles mayores de satisfacción que los que no los tienen. El invest i nvestigador igador Leonardo Leonardo Becchetti Becchetti de la Universidad ivers idad de Roma, Roma, por ejemplo, cruzó cruzó los datos de felicidad con la cantidad de hijos, inclu i ncluyyendo un una variable vari able que captaba la reducción re ducción del ingreso ingreso per  cápita del quenegat producía poringresos, tener quelos alimentar una boca El resultado fueces, quedecuando se aisla a islaba ba hogar el efecto nse egativo ivo de d e los ing resos, hijos ciertam ci ertament enteemás. nos hacían más más felices, feli modo que podemos conjeturar que la falta de un resultado estadístico claro que demuestre que los hijos mueven el amperímetro de nuestra satisfacción tiene que ver con que también pagamos un precio por  ser papás. Por eso raramente se cumple el popular adagio que afirma que «los niños vienen con un pan debajo del brazo». Por lo general lo que se logra con la paternidad es el combo completo. Samantha Copplestone, economista del Reino Unido, calculó que, dependiendo del nivel de ingresos, ing resos, el costo co sto de criar cri ar un hijo hijo hasta hasta los 17 años inclusive es de entre entre 3 y 5 ingresos ingresos anuales, anuales, siendo una carga proporcionalmente mayor para los hogares económicamente más desfavorecidos. ese sentido, algunos el tema como economista Nattavudh Powdthavee creenque que En el mito de que los hijos expertos nos hacenenmás felices es elelresultado de un sesgo cognitivo que tiene ver con la «ilusión de foco». Cuando pensamos en ser padres consideramos predominantemente los aspectos positivos de tener un niño. Esa es la representación mental que construimos sin ponderar, en nuestra nu estra mente, mente, los costos asociados asoc iados a la paternidad. paternidad. Powdthavee cree que la falsa creencia cre encia de que los hijos aument aumentan an la felicidad felici dad se difun difunde gracias a un mecanismo cultural darwiniano descripto por el profesor Gilbert y denominado «superreplicador». «superrepli cador». La idea es que si algunos algunos padres realmen r ealmente te creen que que los niños no son la panacea pa nacea y transmiten ese mensaje a sus hijos, pues bajan las chances de que sus descendientes luego quieran  procrear, rocre ar, abortando abortando así las l as posibilida posibi lidades des de repetición repetici ón de la idea de que ser padres no es placentero. La creencia cre encia contrari cont raria, a,alentratarse cambio, cambio,detiene much muchas as positivo más más posibil pos ibilidades idades deinfluye repetirse rep etirse a través de las l asen el generaciones futuras; un mensaje y agradable, favorablemente deseo de tener tener famili familiaa de qu q uienes escuchan escuchan lo maravil maravilloso loso que es esa ex e xperiencia. perie ncia. De cualquier manera, lo cierto es que el simple hecho de encontrar una correlación negativa entre ent re la l a cantidad de hijos y la satisfacción satisfacci ón con la vida tampoco tampoco im i mplica que usted usted no pueda pueda ser se r más feliz siendo padre. padr e. Com Comoo decía decí a el refrán, las estadísticas son como como las l as bik bi kinis: muestran much mucho, o, pero per o esconden lo más importante. El punto central de las investigaciones es que no es cierto que la gente con hijos sea más feliz que la que no los tiene. Dicho resultado surge luego de cruzar las respuestas a las preguntas demográf dem ográficas icas de inicio de las l as entrevistas con el reporte de satisfacción o felicidad felici dad que normalmen normalmente te se da en la encuesta más adelante, y no se trata de gente que considere que sus hijos no aportan a la felicidad.. A riesgo felicidad ries go de sonar contraintu contraintuitivo, itivo, ese resultado o la ausen ausencia cia de correlación correl ación entre entre hijos y satisfacción, paradójicamente, no quiere decir que tener un hijo no aumente nuestra felicidad. El problema es que este es uno de los tantos temas en los que no es factible hacer un experimento social para comprobar comprobar científicamen científicamente te el impacto impacto estrictam estric tament entee atribuible a tribuible a la paternidad. paternidad. Como Como si

 por obra y gracia gracia de d e una una varita mágica mágica pudiéra pudiéram mos embarazar embarazar aleatoriam aleatori ament entee a un grupo grupo de mujeres mujeres  

que no no están encintas encintas e in i nterrumpir terrumpir por azar el e l em e mbarazo de otras que sí lloo están. Esa sería ser ía la única formaa de separar en este laboratorio form labora torio vi virtu rtual al el e l hecho de que mient mientras ras muchos resultaron ser padres, padr es, aunqu aun quee no lo deseaban, otros no pudieron lograrlo, a pesar de haberlo intent intentado. ado. También ambién se podría p odría conjeturar conjeturar que las personas pe rsonas con hijos son diferentes en personalidad o  preferencias, y que que habrían sido muy muy infelic infelices es si no hu hubieran biera n podido realizar re alizar sus deseos de  paternidad. O podría ocurrir que mu muchas mu mujeres jere s que llevaron adelante adelante embarazos embarazos no deseados acabaron insatisfechas insatisfechas con sus vidas, tirando tir ando abajo el promedio promedio de felicidad en el grupo grupo de los l os  padres, en comparaci comparación ón al grupo grupo de los no padres. No hay hay modo modo de saberlo. saber lo. En un polémico estudio que, en cierto modo, se apoya en esa hipótesis, el genial economista Stevenhabía Levittcaído Levitt descubrió que en cinco dieciocho Estados Norteaméric Norteam éricaaElque habíanador legalizado el aborto abor 1970, fuertem fuertement ente e el elos l crimen c rimen dieci ochodeaños después. investigador investig de Chicago y suto en coautor, John Donohue de Stanford especularon con la idea de que el resultado se había producido  porque la posibilidad posibi lidad de abortar a bortar había disminu disminuido ido drásticam drás ticament entee la cantidad de hijos hijos no deseados, quienes presuntamente tendrían en su adolescencia mayor propensión al delito por haber recibido menos atención y contención en el hogar. La investigadora Silvia Pezzini, de la London School of Economics, fue más al hueso. Aprovechando Aprovechan do los cambios cambios en e n la legislación legislaci ón de derechos de la mujer en doce país países es europeos en e ntre 1960 y 1990, pudo estudiar estudiar el efect e fectoo de legalizar l egalizar el aborto abo rto y de entreg entregar ar píldoras pí ldoras anticonceptivas anticonceptivas a mujeres en edad de ser madres. Sistemáticamente ambas regulaciones sanitarias aumentaron la satisfacción de las ujeres endeedad de aprovecharlas aprovecharlas. particular, particular, píldora pí ldora tu tuvo vo efecto aún más fuerte entre lasmmenores 25 años, mientras que. En el derecho a lalasuspensión delun embarazo mejoró la satisfacción de manera pareja hasta los 35 años, edad a partir de la cual ambos efectos desaparecen, en concordancia con la reducción natural en las probabilidades de ser madres. Más aún, la economista economista comprobó que ambas ambas legislaciones legislaci ones impactaron impactaron en variables variabl es socioeconóm socioe conómicas, icas, aument aumentando ando las chan c hances ces de acceder a la univers universidad idad y al mercado mercado de trabajo, trabaj o, al tiempo tiem po que mejorab mejoraban an la posición posi ción en la distribución di stribución del ingreso ingreso de las l as mujeres mujeres em empoderadas poderadas.. Otra alternativa metodológica es la de estudiar las trayectorias de felicidad de padres y no  padres a lo l o largo del tiempo, tiempo, para ver si s i a partir del de l mom moment entoo de la paternidad se produce una una diferencia en las tendencias tendencias de satisfacción. Eso es lo que Gregori Staub y Raphael Studer, del Departamento de Economía de lahicieron Universidad de Baetschmann, Zurich, quienesKevin además usaron una sofisticada estrategia metodológica de matching , que básicamente básicamente consiste en buscar buscar personas lo más parecidas par ecidas posibles posibl es en todas las dimensiones socio-demográficas observables, pero con la única diferencia de haber sido o no progenitores. Efectivamente, los autores encontraron que los padres son estructuralmente distintos distint os a los l os no padres, en e n el sentido sentido de que son más más felices felic es in i ncluso cinco años ant a ntes es de tener tener su su  primer hijo. hijo. Luego, Luego, los reportes de felicidad felicid ad se disparan disp aran el año previo a la concepción y el efecto  positivo de la l a paternidad permanece permanece durant durantee el prim pri mer año de vida vi da del bebé, retorn r etornando ando luego luego a los niveles anteriores, en sintonía con la hipótesis del fenómeno de habituación descripto previamente. Este efecto, además, es indistinto del género; les pasa a las mamás y también a los papás. Curiosamente, la duración de la felicidad causada por la paternidad puede estirarse en el caso de tener más de un hijo porque presuntamente se solapan los efectos, aunque la magnitud es decreciente. En otras palabras, las madres son bastante más felices incluso desde el momento del embarazo de su  primer hijo hijo pero pe ro retornan a los niveles an a nteriores de satisfacción un un año después después del parto, par to, salvo que tengan más de un hijo, en cuyo caso prolongarán un año más la sobredosis de felicidad, aunque nunca

logran volver a experim experiment entar ar el e l shock s hock de satisfacción satisfacci ón que que les l es generó el primer p rimer bebé. Este efecto  

coincide con co n el publicado por el experto en estudios estudios demográf demográficos icos del prestigioso in i nstituto stituto Max Planck, Mikko Myrskylä, quien descubrió que solo los dos primeros hijos aumentan la felicidad. Lo más interesante de ambos estudios es que las madres que dieron a luz después de los 34 años tuvieron un efecto mucho más pronunciado en los niveles de satisfacción y su plus de felicidad duró  por más más tiempo. tiempo. Junto Junto con los result re sultados ados anterior anteriores, es, esto sugiere sugiere que las expectativas juegan juegan un un rol fundamental en el bienestar, y cuando conseguimos algo sin esperarlo o sabiendo que las  probabilidade robabi lidadess son más más bajas, bajas , lo disfrutam disfrutamos os más. más. Lo mismo mismo ocurrió ocurrió con c on el factor socioeconómico: socioeconómico: los padres más educados y de mejores ingresos disfrutan más en torno al nacimiento y el efecto es incluso más duradero, hasta que inexorablemente retornan a sus niveles previos de satisfacción. En contraste la hipótesis de Levitt, sus colegas distinguir enencintas la muestra entre las con mujeres que habían tenidoBaetschmann un embarazo yplaneado y laspudieron que habían quedado  por accident acci dente. e. Quienes Quienes habían habían elegido ser madres madres eran er an más más felices en e n los cinco ci nco años previos al  parto, mientras mientras que que en el grupo grupo de embarazadas embarazadas sin plan previo, los reportes re portes de satisfacción de los años anterior anteriores es resultaban r esultaban much muchoo más volátiles. volátile s. Sin Si n perjuicio del evidente estado emocional emocional más ciclotím cicl otímico ico que presentaban presentaban las madres no previsora pre visoras, s, sin si n embargo, embargo, el impacto impacto positivo del embarazo resultaba también significativo en este caso, aunque de menor magnitud que cuando el embarazo em barazo resultaba produ prod ucto de una una elección el ección deliberada. deli berada. En síntesis síntesis,, cuando cuando se tienen tienen los cuidados metodológicos necesarios para estudiar estudiar los datos, emerge una relación positiva, aunque transitoria, entre los hijos y la felicidad, que resulta más importante en ellasshock madres mayor aedad, de mejor nivel socioeconómico y que el embarazo,y duradera alcanzando de de felicidad los padres también, sobre todo si tienen unaplanearon buena  posición osici ón económ económica. ica. Sobre este último punto parece razonable hacer una digresión. En una oportunidad, cuando conversé durante durante un relevamient relevamientoo de campo campo con una una trabajadora trabaj adora social sobre la razón por la cual c ual los  pobres tenían más hijos —más —más allá all á de las obviedades obvi edades respecto r especto al hándicap hándicap educativo y la mayor  mayor  vulnerabi vuln erabilidad lidad de los context contextos os de exclusión— exclusión— me me respondió: res pondió: «Las chicas de estos es tos barrios barri os sient si enten en que no pueden retener nada, son abandonadas por sus familias primero y por sus hombres después, no tienen estudios, no tienen empleo, no tienen absolutamente nada y sienten que siendo madres podrán  por fin tener tener un una certidumbre, certidumbre, algo que que nadie podrá quitarles por el resto de sus vidas, algo de ellas ellas». ». A la es luzprobable los resultados econométricos que muestran que finalmente no describía son másafelices por ser  madres, prde obable pensar que han sufrido sufrido una un a ilusión i lusión de foco, como como la que describí Powdth Pow dthavee, avee, y que que las la s políticas pol íticas públicas pública s que tengan tengan éxito éxito en retrasar esos embarazos embarazos no solo serán beneficios beneficiosas as  por cuanto cuanto mejorar mejorarán án la situación situación socioeconómica socioeconómica de esas es as madres madres y de sus hijos hijos,, sino que que además además es  probable robabl e que logren logren que que sean más más felices. Por otro lado, según el razonamiento de la profesional que acabo de exponer, incluso cuando esas madres provenientes provenientes de hogares pobres no sean más más felices feli ces por po r su matern maternidad, idad, pasado el shock  s hock   positivo inicial, inicia l, de todas maneras maneras es probable probabl e que el hecho hecho de ser madres madres acabe ac abe dándole sentido sentido a sus vidas que, como dijimos antes, no garantiza la felicidad aunque es una herramienta para alcanzarla. Pero inclu i ncluso so si nada de esto ocurriera y no no existiera ningu ninguna na relación relaci ón entre entre los hijos y la satisfacción con la vida, o el estado constante de felicidad percibida, podría ser posible que los niños nos den lo que Dan Ariely llamaba «felicidad instantánea» y que Daniel Kahneman relacionaba con la utilidad experimentada en momentos concretos del tiempo. La psicóloga Katherine Nelson, de la Universidad de California, Riverside, hizo un interesante

estudio administrando a una muestra aleatoria de 329 adultos un cuestionario en el que debían indicar   

el grado (en una escala de 1 a 7) en que estaban experimentando alguna de 19 emociones que iban desde felicidad y alegría, hasta el enojo y la tristeza, pasando por el orgullo, la excitación, la vergüenza y el miedo, entre otros estados. Lo interesante es que en vez de ser retrospectivo como en la batería que les administraba administraba Kahnem Kahneman an a sus volun vol untarios, tarios, esta vez los investigadores investigadores les suministraron un  pager  que vibraba al azar siete veces por día, durante cinco días, pidiéndoles a los  participan articipa ntes que que en ese preciso moment momentoo reportaran sus sus estados emocionales. emocionales. El result res ultado ado del estudio mostró que sistemáticamente los padres experimentaban más emociones positivas y las madres menos emociones negativas, en comparación con los hombres y mujeres que no tenían hijos en el hogar, aunque la magnitud de los efectos en los padres fue mayor.  Noisión hay de hay manera manera saber resu resdel ultado tanen favorable los l os hom hombres ququ con patrones patrones de división div tareasdedent dentro ro ysifuera fuelera hogar, hogar, relaciónpara al cuidado debres lostiene niños,que qeuver e pueden cambiar cam biar a partir par tir del empoderamien empoderamiento to de la mujer y su mayor mayor peso en e n el mercado mercado laboral. labora l. Lo que sí se se  puede descartar en este este caso es que algún factor factor socioeconóm soci oeconómico ico observable obse rvable haya mediado mediado el efecto  porque, aunqu aunquee los autores controlaron controlaron tanto tanto el nivel nivel socioeconóm s ocioeconómico ico como la edad y raza, no no encontraron ninguna diferencia atribuible a esos presuntos determinantes. En el estribillo estribil lo de aquella emocionant emocionantee canción de Serrat, está por supuesto supuesto la adverten adv ertencia cia sobre s obre algunos aspectos negativos de la paternidad. Decía el catalán: «Niño, deja ya de joder con la pelota.  Niño, que eso no no se hace, eso no no se dice, dice , eso no se toca». toca». Pero incluso cuando cuando los niños niños efectivamente no nos hagan más felices y solo nos regalen algunos momentos de satisfacción, aun considerando los enormes enorm es nos costos cos tos de manten mande tenerlos erlos,, lo es nos que pagarán acabaránelalgún sie ndo grandes, grandes, nos harán abuelos y luego cuidarán viejos, o alcierto menos hogardía de siendo retiro. Y no hay modo de ser abuelo y disfrutar de los nietos si uno no ha sido padre primero. O al menos eso es lo que quiero creer, hasta que algún economista que no tenga nada mejor que hacer, cruce los datos de felicidad feli cidad con la cantidad de niet nietos os y me me demuestre demuestre lo l o contrario.

La brecha de género se redujo y ellas ganaron derechos, pero no son más felices Andrea es una Andrea una morocha morocha escult es cultural ural con forma forma de botella de Coca-Cola, como la de los viejos viej os envases de vidrio de un litro; delgada y con suaves curvas. Con un título universitario y una maestría en Relaciones Internacionales a punto de terminar, se queja, sin embargo, porque dice que nadie la  pretende, que que «no hay hay hom hombres». bres». Los datos censales la contradicen. Si bien es verdad que hay más mujeres que hombres, ese es un efecto de la mayor longevidad femenina, que hace que las señoras superen ampliamente a los señores en los rangos rangos etarios etario s de la l a tercera edad. Dado que el sexo s exo de un bebé es absolutament absolutamentee aleatorio alea torio y que las chances de nacer nena o nene son equivalentes —excepto que exista alguna práctica abortiva discrim discr iminat inatoria—, oria—, no existirá una diferencia sign si gnificativa ificativa en e n la población. pobl ación. o, elno problema de Andrea Andrea el de tant as otras mtipo ujeres misma misma con condició diciónn socioeconóm socioec onómica, ica, no es Nque haya hombres sino yque no tantas abundan delmujeres de de lossu que ella quiere. El psicólogo ps icólogo evolucion evol ucionista ista David Buss Buss da una una explicación explicaci ón darwiniana sobre este tema. tema. Puesto que cada hombre puede embarazar potencialmente cientos de mujeres por año, aunque cualquier 

mujer solo puede quedar encinta de una sola persona y una única vez en ese lapso, la evolución habría favorecido en los hombres genes que aumentan nuestra tendencia a la promiscuidad y la  

 prevalencia reval encia de aspectos físicos a la l a hora de elegir a las candidatas, al tiem tiempo po que aquella aquellass m mujeres ujeres que tuvieran tuvieran predisposición predisposi ción genét genética ica a ser hiperselectivas ipers electivas (buscando (buscando machos machos proveedores) proveedore s) habrían  pasado más de sus sus atributos atributos a las generaciones siguient siguientes. es. Christopher Ryan y Cacilda Jethá no coinciden en absoluto con esa visión evolucionista. En Sex at Dawn; The Prehistoric Origins of Human Sexuality , basados en una enorme evidencia  proveniente roveniente de la Antropología, Antropología, la Arqueología e incluso incluso la Etología, llegan a la conclusión que no no existe tal predisposición genética de las mujeres de priorizar la solvencia económica de su pareja  por encima encima de todo, sino que que se trata de uuna na pauta pauta social de com co mportamient portamientoo que nació nació con la revolución de la agricultura, hace unos diez mil años, y que ha sido transmitida culturalmente desde entonces. Al estar los l os hombres hombres más dotados que las mujeres en la fuerza fuerza y capacidades capacidade s requerida requeridass por el trabajo de la tierra, se inició un proceso de división social de las tareas, que además produjo los  primeros patrones patrones históricos de desigu desi gualdad aldad distribut di stributiva, iva, puesto que que el ser hum humano no no tenía tenía  prácticamente rácticamente capacidad de generaci generación ón de excedentes excedentes y de acumulación acumulación de recursos. recursos. Estos autores autores sostienen que que las l as sociedad s ociedades es pre pr e agricultura agricultura eran altament altamentee cooperativas coope rativas y lo compartían todo, todo, incluso las mujeres. La generaci generación ón de excedentes excedentes y la posibil pos ibilidad idad de acum ac umularlos ularlos —punto —punto de partida pa rtida del capitalismo— generó fuertes incentivos a la búsqueda de la monogamia como mecanismo para garantiz garan tizar ar la l a transmisión transmisión hereditaria de las la s riquez ri quezas as producidas. pr oducidas. Independient Independientem ement entee de cuál sea explicación correcta, corr ecta, lo cierto es que la tendencia tendencia de la mujer a  bestéticos, uscar atributos atribut osa que indiquen indad, diquen capacida d de proveer, y de losente hombres hom a privil pr ivilegiar aspectos es una un reali r ealidad, quecapacidad además penetra transversalment transversalm e a bres las distint distintas as egiar culturas, culturas, tal com co mo lo lo demostrara dem ostrara el psicólogo psicól ogo social Daniel Daniel Kruger Kruger.. Más aún, este catedrático de la l a Universidad Universidad de Michigan ha descubierto que, aunque en el caso de los hombres no existen cambios significativos de estrategia estrateg ia en e n las relaciones rel aciones de largo l argo plazo respecto de las avent a venturas uras circunstanciales, circunstanciales, las l as mujeres mujeres sistemáticam sistem áticament entee buscan indicadores de capacidad capa cidad proveedora proveedor a solo sol o cuando cuando piensan pi ensan en relacion relaci ones es duraderas, pero actúan como hombres (apuntando a lo estético) a la hora de tener un simple affaire. Es probable prob able que a Andrea Andrea no le falten hom hombres bres para divertirse divertir se una una noche. noche. Lo que que escasea esc asea son candidatos que tengan una mejor posición socioeconómica que ella (o al menos una similar) puesto que en los últimos años ha cambiado de forma dramática la estructura educativa de la población y son cada que vez los máshombres. las mujeres que poseen títulos de grado y posgrados, accediendo incluso a mejores empleos Para tener una idea cabal de esos cambios, pensemos que en el año 1974 cuando el Instituto  Nacional de Estadística y Censos Censos de la Argent Argentina ina hizo hizo por primera vez la Encu Encuesta esta Permanen Permanente te de Hogares, Hog ares, el e l 7,3% de los hombres hombres en el Gran Buenos Buenos Aires habían accedido a estudios superiores, mientras ientras que solo sol o el 4,9% de las mujere mujeress contaban con ese privilegio. priv ilegio. Cuarenta Cuarenta años después, des pués, los  porcentajes se habían dado vuelta; la cifra de hombres hombres con educación terciaria terciari a o univers universitaria itaria ascendía al 17,4%, mientras mientras que el porcentaje de mujeres mujeres en la misma misma condición se elevaba hasta hasta el 22,7%. Ahora bien; según la última encuesta de hogares disponible para Argentina, en términos generales los hombres ganan un 38,8% más que las mujeres, aunque el número es un poco exagerado como brecha de género porque compara peras con manzanas. Cuando el universo se circunscribe a los trabajadores fu full ll time time (más de 39 horas semanales), semanales), la l a diferen di ferencia cia se achica a chica espectacularment espectacularmentee y los hombres ganan solo 12,5% más que ellas. Sin embargo, embargo, la comparaci comparación ón tampoco tampoco es correcta. correc ta. Entre Entre los trabajadores full full time time las l as mujeres

Sin embargo, embargo, la comparaci comparación ón tampoco tampoco es correcta. correc ta. Entre Entre los trabajadores full full time time las l as mujeres cuentan con mejor nivel educativo que los hombres, a punto tal que mientras que en el grupo de  

trabajadores de tiempo completo solo el 14,6% de ellos terminaron estudios superiores, el  porcentaje de mujeres mujeres con ese nivel nivel prácticam pr ácticament entee se duplica hasta alcanzar alcanzar el 28,7%. 28,7% . Lo Lo que que sucede es que mientras que la mayoría de los hombres trabaja más de 40 horas semanales, entre las mujeres esa es una una práctica habitual habitual solo s olo para par a las que tienen tienen estudios estudios superiores. En síntesis, síntesis, cuando cuando se comparan comparan los salari s alarios os por hora trabajada con co n la edad y el nivel educativo, educativo, con el único requisito r equisito de que el trabajador haya haya trabajado trabaj ado la l a jornada jo rnada completa completa en la última última semana, semana, la brecha de género resultante resultante es del 20,2%. De manera manera que prácticament prácticamentee la l a mitad mitad de la diferencia entre lo que ganan los hombres y mujeres depende de factores perfectamente explicables tanto por el nivel educativo como, sobre todo, por la cantidad de horas trabajadas. La otra mitad puede explicarse explica rse por preferencias distint di stintas as dependiendo dependiendo del sexo, aunqu aunquee también también de lim li mitantes itantes que tienen tienen que que ver con la cristalización cri stalización de roles role s soci sociales ales correspondien corres pondientes tes a una una división divis ión del trabajo resultan r esultante te de una una época époc a obsoleta, obsol eta, cuando cuando el hombre hombre era e ra más productivo que la mujer en el mundo del trabajo, porque los empleos requerían mayor fuerza bruta y menor capital humano. De todos modos, modos, ese es e no es el número número que le importa importa a Andrea. Andrea. El dato relevant relev antee es que las mujeres con estudios universitarios completos hoy ganan un 74% más que los hombres que no han  pisado nunca nunca un una facultad. facultad. Por lo tanto tanto hay menos hom hombres bres con ingresos ingresos sim s imilar ilares es o superiores a los de una mujer con título, y la brecha de ingresos con el resto de los candidatos es tan alta que no amerita am erita considerarlos consider arlos como como eventuales eventuales proveedores. proveed ores. mes modo odopor que si lamejorado microeconom ía tradicional estu es tuviera viera de enacc lo correcto, cor recto, ell asde deberían deconsumo. berían ser mucho uchalo más De felices felic haber mmicroeconomía ejorado notablemen notablemente te su capacidad acceder eder a bienes bieellas nes consum o. Pero mismo ismo tiempo tiempo podrían podr ían sufrir, sufrir, porque ahora les le s es difícil conseguir conseguir una una pareja par eja estable, reducien r educiendo do las l as chances de formar una familia que, como vimos anteriormente, es uno de los determinantes  principales rincipale s de la satisfacción sa tisfacción con la vida. vida . Sin embargo en un  paper  que escribimos con Pablo Schiaffino ratificamos (usando datos de Argentina) el resultado que se da sistemáticamente en todo el mundo: las mujeres no son más felices que los hombres. Exprimiendo más esa base de datos producida por Gallup encontramos además que, aunque el nivel socioeconóm soci oeconómico ico no influy influyee en la satisfacción s atisfacción con la vida de los hombres, hombres, sí s í lo hace en el caso de las l as mujeres muSin jeres, , que se consideran claonsideran más más felices feli si s i perten per tenecen ecen al segm s egment o ABC1yque qu e al deesclase clla aseque media (C1C2). embargo, investigación másces interesante en materia deento felicidad género llevaron adelante Betsey Stevenson y Justin Wolfers, usando datos de los Estados Unidos. Los autores se sorprendieron cuando observaron que si bien las mujeres han mejorado sustancialmente en los últimos últimos treinta y cinco años en su acceso al a l mercado laboral labor al y a sus ingresos ingresos,, reduciéndose notablemen not ablemente te la brecha de género, género, ha caído sistemáticam sistemáticament entee la l a felicidad felic idad subjetiva reportada repor tada por  ellas en ese ínterin. La aparent apar entee contradic contradicción ción entre entre ambos resultados no es otra cosa que la réplica répl ica de la paradoja par adoja de Easterin Easteri n en el caso de las la s mujeres mujeres.. Probablem Probabl ement entee el efecto habituación habituación sea en parte el responsable de que ellas no sean más felices, a pesar de haber mejorado su posición socioeconóm socioe conómica. ica. Asimism Asimismo, o, si solo el 6,6% de las mujeres mayores mayores de 25 años tiene título título universitario, este porcentaje puede también ser leído como que la gran mayoría no han alcanzado ese objetivo y que por lo tanto hoy estén peor en términos relativos cuando se comparan con otras  personas exitosas y profesionales, del mismo mismo sexo.

Al mismo tiempo, las que sí lograron alzarse con un diploma deben enfrentar un mundo con una mayor escasez de parejas par ejas potencial potenciales. es. Si el im i mpacto de los lo s beneficios económicos económicos se diluy di luyee en el  

tiempo por el efecto habituación y crece la dificultad para formar una familia, con el consecuente incremento de madres solteras, ello podría estar dando cuenta de la caída en los reportes de felicidad subjetiva que muestran las mujeres. Si Christopher Ryan y Cacilda Jethá terminan teniendo razón, tarde o temprano se producirá un cambio cam bio cult c ultuural. Las mujeres mujeres comenz comenzarán arán a priorizar pri orizar los l os atributos físicos de los l os hombres hombres para las relaciones estables de largo plazo, y los galanes dejarán de mirar colas para concentrarse en las carteras de las damas. Si esto ocurre, ellas tocarán el cielo con las manos en términos de felicidad. Porque aunqu aunquee no puedan esquivar esquivar la paradoja pa radoja de Easterlin Easterl in podrán disfrutar disfrutar de d e pasar pasa r tiempo en  pareja arej a y tener tener hijos hijos en un un context contextoo famili familiar ar estable, en un un marco marco de solidez sol idez finan financier cieraa que, como como vimos en el capítulo anterior, es la única manera de que los hijos nos hagan transitoriamente más felices. Pero si el que estaba en lo cierto fuera David Buss, el futuro se presenta mucho más sombrío  para nuestra nuestra especie. especi e. Si el predom pr edominio inio de las mujeres mujeres en las universidades universidades y en el m mercado ercado laboral l aboral es cada vez v ez mayor mayor,, crecerá cre cerá también también la escasez relativa rel ativa de hombres hombres de mejor posición posi ción socioe socioeconóm conómica. ica. Enton En tonces, ces, habrá que acostum acostumbrarse brars e cada vez más más a la paradoja paradoj a de las mujeres exitosas que se quejan no ya de que ganan menos, sino de que no hay hombres que satisfagan sus deseos y que el dinero tampoco tam poco les l es llena l lena el corazón. corazón.

Don Juan no era feliz Si algo tenía claro Alfie era que no necesitaba dinero para ser feliz. Solo trabajaba lo necesario  para cubrir sus modestos modestos gastos, gastos, manejan manejando do un remise remise ejecut ej ecutivo ivo en pleno Manh Manhatt attan. an. Si yo hubiera hubiera diriggido la diri l a película, pelí cula, habría dispu disp uesto que cuando cuando la paga escaseaba escase aba o sobrevenía s obrevenía un gasto gasto inesperado, el irresistible chofer personificado por Jude Law se convirtiera en un  gigoló  vip que vendiera más terapia que sexo. El personaje daba da ba para eso, pero per o Charles Charles Shy Shyer er pensó distin di stinto. to. Tenía reglas claras c laras:: vivir vi vir la vida a full, full, acostándose con tantas tantas mujeres mujeres preciosa pr eciosass como fuera fuera  posible, osibl e, pero sin comprom comprometerse eterse sentim sentiment entalm alment entee con ning ningun unaa de ellas. ell as. Su plan marchaba aparentemente laslamil le hicieron mellapudo los ciento sesenta y cuatro de dulzura de Juliea en pielmaravillas. de MarisaNo Tomei, ni tampoco la sensual madurez de centímetros Liz, que Susan Sarandon hizo hizo realidad. reali dad. Lo que desnudó desnudó el fondo fondo de su frasco frasco de miserias fue fue descubrir desc ubrir que las extraordi ext raordinarias narias camas se desvanecían al otro día, dejándolo completament completamentee vacío. vací o. «A pesar del esfuerzo empiezo a reconocer algunas pequeñas grietas en mi coraza» confiesa Alfred, ya sobre el final. final. Hasta hace poco tiempo pensaba que el «efecto Alfie» como me gusta llamarlo ahora, era un cliché, clic hé, un un recurso de la l a literatu l iteratura, ra, tan mítico mítico como el que sosten sos tenía ía qu q ue el dinero no hace la felicidad, feli cidad, ni puede comprarla ya fabricada. Pero en el estudio que hicimos con Pablo Schiaffino y la gente de Gallup, se nos ocurrió indagar sobre el nivel de actividad en la vida de pareja y en la vida sexual de los encuestados. encuestados. Para verificar ve rificar los resultados separam separa mos a la muestra muestra en cuatro cuatro grupos: grupos: aquellos que reportaban repor taban ser muy activos en su vida de pareja, aunque poco activos en su vida sexual; un segundo grupo que decía que que eran er an poco activos en su pareja pero p ero ccon on mu mucha actividad sexual, sexual, el e l tercero tercer o conform conformado ado por  los que declaraban tener relaciones muy activas con buena cama, y un último compuesto por los que

no tenían ni lo uno ni lo otro.  

Cuando comparam Cuando comparamos os tanto tanto la satisfacción con la vida, vi da, como la felicidad felici dad subjetiva de esos grupos, nos llevamos una enorme sorpresa. Obviamente el mejor de los mundos era estar muy activo tanto en la vida de pareja como en la vida sexual, y ese grupo reportó más de medio punto extra en el  boletín que que mide mide la satisfacción general. general. Sin embargo, embargo, la m mayor ayor contribución contribución la aportaba el vínculo vínculo afectivo porque los que dedicaban mucho tiempo a su pareja —aunque reconocían poca vida sexual  — eran más más felices, felices , mient mientras ras que, por el contrario, los que emulaban emulaban a Alfie y no invertían invertían tiem tiempo po en sus relaciones no estaban más satisfechos que el resto aunque tuvieran una vida sexual muy activa. Más aún; el «efecto Alfie» es tan notorio notorio que si alg al guien se reconocía como parte de ese club c lub de Don Juanes, Juan es, era er a muy muy factible factible que acabara en el grupo grupo de personas que declaraban decla raban no ser felices feli ces en en absoluto. Es probable prob able que si nuestro nuestro estudio se hubiera hubiera focalizado en la utilidad experiment experimentada, ada, o en la felicidad transitoria transitoria y les hubiéramos hubiéramos dado a nuestros nuestros en e ntrevistados una una apl aplicaci icación ón qu quee hiciera vibrar  sus celulares al a l azar siete si ete veces por po r día, día , como como en el estudio de los lo s hijos, habríamos encont encontrado rado una una mayor correlación correl ación entre entre la l a actividad activi dad sexu se xual al y la satisfacción, en sintonía sintonía con el placer pl acer con el que Alfie disfrutaba disfrutaba el postre de cada c ada una una de su s us conquistas conquistas en la película. pe lícula. Pero lo que nuest nuestro ro resultado muest muestra ra es que, pasado pas ado el e l éxtasis, éxtasis, sobreviene sobrevi ene ineluctablem ineluctablement entee el el vacío, a menos menos que rompam rompamos os la l a reg re gla del irresistibl irre sistiblee Jude Law y nos involucrem involucremos os más allá del dormitorio. El placer pl acer sexu s exual, al, después de spués de todo, ha evolucionado evolucionado por selección selec ción natu natural ral como como incentivo incentivo para par a la  ba úsqueda del apaream aparea miento. iento.a,Su sust rato bía neuron neuronal al estáSapolsk apoyado enando los circuitos ciexplica rcuitos placer vincu v inculados lados la liberación liber ación de dopamina, dopamin quesustrato descri describía el doctor Sapols ky cuando cu ex plicaba badelque la rrecom ecompensa pensa cognitiva antecedía a la obtención del objeto que realmente aumentaba las chances de supervivencia (o de reproducción en este caso). Si generalizamos aquellas investigaciones para el caso de la actividad sexual, sexual, el placer del encuentro, encuentro, más más allá al lá del de l desencaden des encadenant antee físico del org or gasmo, asmo, está en la  propia búsqueda, bú squeda, cuando cuando el o la cazadora tienen el olfato de que que darán con la presa. pres a. Es más, del mismo modo que les ocurría a los monos en el experimento, el shock de dopamina será aún mayor si el premio a la conducta no se recibe con certeza, sino con una cuota de incertidumbre. De allí que resulte más factible que el hombre común derive más placer del sexo casual que el seductor nato. El mecanismo cognitivo que utiliza a la dopamina como cebo para motivar la conducta de búsqueda, enpalabras, el casos,dese tiene consecución consecu ción del objetivo al primerdebe intento. intenreforzarse to. En otras otras palabra s equien debe no mantener ant energarantizada incentivado incentivadolaal que erra, para que se repita una vez más el ritual del cortejo.

La felicidad de ir al psicólogo y el antídoto del psiquiatra Una de las cosas que más me gustan de Tyron Curtis Bogues, más conocido como Muggsy Bogues, Bog ues, es que además de triunfar triunfar en contra contra de las la s probabili pr obabilidades, dades, desafiar de safiar el e l sent s entido ido com c omún ún y romper rom per mitos, mitos, nos ayuda ayuda a com co mprender el problema de la causalidad eenn las cien cie ncias del comportamiento. El otro motivo por el que admiro a Muggsy es que es la prueba viviente de que, a pesar de mi  baja altu al tura, ra, yo tam también bién podría haber jugado jugado en la NBA, NBA, si no no fuera fuera por el pequeño detalle de que

amás en mi vida practiqué ese deporte para el que no tengo ningún talento. El mito popular es que jugar al básquet puede hacerte crecer. Y aunque lo más razonable sea  

 pensar que que solo los l os hombres hombres altos al tos tienden tienden a jugarlo jugarlo porque por que su característica caracterí stica física les l es da alguna alguna ventaja, más de un padre inscribió a su hijo menudito en la escuelita de baloncesto con la esperanza de que esta vez el hábito hicie hiciera ra al a l monje. monje. Yo mismo mantuve la ilusión cognitiva, hasta que una tarde fría del año ’86, en el polideportivo del club Gimnasia y Esgrima de La Plata tuve el atrevimiento de ensayar mi nula habilidad para los tiros libres, junto al Gigante Jorge González. No me asustaron tanto los imponentes dos metros y treinta y dos centímetros del primer argentino en ser seleccionado en un draft de la NBA, sino el rostro severo del misionero, que realmente metía miedo. Fue debut y despedida. Aunque el ejemplo del básquet pueda parecer obvio y nadie en su sano juicio tampoco piensa que abriendo un paraguas aumentarán las chances de que llueva, en muchas otras situaciones resulta  bastante astante más más confuso confuso determ determinar inar el orden de causalidad de dos fenómenos fenómenos relacionados. Por  ejemplo, mucha gente coincide en que es una gran idea que los presos que cumplen condena por  haber cometido cometido un delito puedan completar completar la secundaria secundaria e inclu i ncluso so cursar c ursar estu es tudios dios superiores dentro dentro de la cárcel, cárcel , debido a que se ha comprobado comprobado empíri empíricam cament entee que aquellos que se gradúan en prisión tienen menor probabilidad de reincidir una vez que abandonan el penal. No obstante, no es descabellado descabel lado afirm a firmar ar que ese resultado se haya haya dado porque eran más más pr propensos opensos a reencauzar reencauzar su vida, y que lo mismo hubiera ocurrido si hubieran optado por un curso de origami en vez de la actividad académica. Por la misma razón resulta muy difícil saber si la educación superior aumenta la inteligencia de los estudiant estudiantes o si el amque ejor los desempeño desem de acceder los univers universitarios itarios en los tests de cocient coci intelectual intelectulos al más simplem simplement enteees obedece quepeño buscan a una un a carrera car rera profesional sonente enerealidad inteligentes de una una pobla p oblació ciónn determinada. Del mismo modo, modo, resulta res ulta m metodol etodológicamen ógicamente te muy muy complejo establecer si un entrenador de fútbol es realmente bueno porque conduce a su equipo al tope del podio, o si el talento de los jugadores conspira para coronar al que haya tenido la suerte de ser designado como coach. Una complic complicación ación similar similar es la que emerge emerge cuando cuando se trata de ver si es posible posi ble com c omprar prar la felicidad en cápsulas, o si existe alguna manera de modificar nuestros estados mentales haciendo que nos sintamos más satisfechos con algún tipo de terapia no medicamentosa. En el caso de las l as píldoras pí ldoras existe al menos menos la l a chance chance de hacer experiment experimentos os controlados como como se hace habitualm habitu alment e entras los l osque laboratorios l aboratorios, , proporcionando prop la droga dsonas roga se a un rupo selec cionado aleatoria aleatoriam mente, ent e,ente mientras mien a otro conjunt conju ntoo orcionando sim si milar de personas per lesggrupo da unseleccionado placebo. Pero con las terapias es un poco más difícil; en primer lugar, porque no es tan fácil estandarizar un tratamiento; en segundo lugar, porque tampoco se le puede dar un placebo al grupo de control, y en tercer lugar,  porque es mu mucho más más complejo complejo reclutar r eclutar volunt voluntarios arios.. Pero a veces la ciencia, c iencia, yendo yendo por un camino, camino, nos nos da inform información ación vedada por otra vía. El doctor  Irving Kirsch, de la Universidad de Connecticut, hizo un experimento administrando una droga llamada Fluoxetina, más conocida como Prozac, a una población de 2.318 pacientes diagnosticados con trastornos trastornos depresivos depr esivos,, en 19 experimentos experimentos distintos. Com Comoo es habitual, habitual, a la mitad de ellos se les l es dio un placebo, una pastilla que lucía estéticamente igual pero que no contenía absolutamente ninguna droga. Hasta acá ninguna novedad; procedimiento experimental de rutina. Lo notable fue que a la hora de analizar los resultados los investigadores descubrieron que había una correlación del 90% entre el efecto placebo y el efecto de las drogas reales. Para expresarlo en otros términos, si bien la famosa fam osa píldora pí ldora de la felicidad había sido muy efectiva, el mismo mismo resu res ultado se lograba dándole a la la

gente un ilusorio fármaco sin droga alguna, una pastilla de aire, una ilusión de tratamiento. Sabemos Sabem os por los estu e studios dios en psiquiatría que el Prozac es un inhibidor inhibidor de la recaptación de  

serotonina, un neurotransmisor fundamental para evitar los estados depresivos. Pero también sabemos, a partir del éxito del modelo cognitivo del profesor de Pennsylvania Aaron Beck, que un conjunto de creencias disfuncionales retroalimentadas por comportamientos confirmatorios, puede  producir el mismo mismo efecto de reducción reducción de la serotonina. serotonina. En castellano: aunque aunque ef efectivam ectivament entee los estados mentales mentales dependen de penden de activaciones neuronales neuronales particulares, pa rticulares, que pueden pueden ser afectadas medicamentosamente, también responden a las representaciones mentales de carácter psicológico. De modo que la modificación de un conjunto de creencias tiene poder para reducir la depresión. Lo que el experimento de Kirsch demuestra entonces es que una píldora puede hacernos más felices, aunque la droga que contenga no produzca ningún efecto químico concreto. Basta con que creamos en el tratamiento. Por su s upuesto, puesto, este es el resultado r esultado o, mejor mejor dicho, mi mi int i nterpretaci erpretación ón del resu res ultado de un experimento. Bajo ninguna circunstancia reemplaza el juicio de un profesional ni pretende ser  concluyyente conclu ente respecto re specto de la efectividad de un ttratam ratamiento iento particular. particular. Más bien el objetivo es e s el de  provocar el debate, poniendo poniendo en discusión discusión la presunta presunta su suprem premacía acía de uno uno u otro otro método, método, y ofreciendo evidencia sobre s obre el poder de las creencias para pa ra modificar modificar nuestros uestros estados es tados ment mentales ales y hacernos hacernos felices, sin descartar desca rtar ni menospreci menospreciar ar la potencial potencial efectividad de un tratam tratamiento iento farmacológico farmacológico  prescripto rescr ipto por un profesional. Para explorar un poco más el asunto, junto a Pablo Schiaffino y la gente de Gallup hicimos otra encuesta en Argentina, donde además de las preguntas habituales de felicidad y satisfacción con la vida, i ndagam indag amos os sobre sobr el consum consumyo participación de pastillas pas tillas antidepre ant sivas durante durante el día, dí a, medicac medicación ión para dormir  en la noche, visitas alepsicólogo enidepresivas terapias alternativas. Ciertamente, los resultados deben ser tomados con cautela, por cuanto no se trata de un experimento donde la gente haya sido asignada de manera aleatoria a los distintos tratamientos.  Nosotros observamos que que la gente gente que que va al psicólogo psi cólogo declara un nivel determ d eterminado inado de ffelic elicidad. idad. Aun así —como en el ejemplo de los basquetbolistas y los criminales reincidentes—, no tenemos manera de saber si es el estado emocional el que lo lleva a consultar al profesional, o si es el facultativo el responsable de su estado mental actual. Dicho esto, uno de los resultados estadísticamente más significativos de la encuesta es que muchos de los que declaraban no ser en absoluto felices, eran los mismos que informaban ser  tomadores tom adores habituales habit pastillas pastilla par a dormir. De Dedenuevo; nuacabar evo;barnotomando podemos podem saber sa ber si s ipara el e l asent s entirse irse m em emocionalm ocionalment enteeuales les le s dificu dide ficultaba ltaba els para sueño al punto punto aca tom andoospíldoras píldora par dormir o,alsi s i por el contrario, esa medicación que les facilitaba el sueño por las noches los deprimía durante el día. En el estudio también encontramos que era mucho menos probable que un encuestado estuviera en el grupo de los que no eran felices si tomaban pastillas durante el día, mientras que era más factible encontrar encontrar casos cas os de infelic infelicidad idad entre entre los l os que habían hecho hecho visitas al psicólogo. psicól ogo. Aunqu Aunquee el resultado puede estar indicando que que las pastillas pastilla s son una una especie espec ie de antídoto antídoto contra contra la l a depresión, depr esión, no  podemos odemos asegurar asegurar nada respecto a la terapia, terapi a, porque lo que que la encuesta encuesta puede puede estar señalando señal ando es simplement simplem entee que los que se sient si enten en peor van más más segu s eguido ido al a l psicólo ps icóloggo. Más aún, las visitas visi tas al  psiquiatra también también muest muestran ran el mism mismoo efecto antidepresiv antidepresivo, o, al mismo mismo tiempo tiempo que disminu disminuyen yen las chances chan ces de estar en el grupo de los muy muy felic felices. es. Para decirlo decir lo de otro modo: modo: es como como si hubieran hubieran estabilizado a los pacientes, sacándolos de los extremos de la paleta de colores de la felicidad. Sin embargo, embargo, en el estudio estudio aparece apa rece algo curios curioso: o: aquellos que habían habían ido al psicólogo psicól ogo aument aum entaban aban la probabili pr obabilidad dad de ingresar ingresar al grupo de los l os más felices. En cambio, cambio, los l os que tomaban tomaban

 pastillas astill as durante durante el día, si bien bi en salían del cuadro depresivo, no ten tenían ían tant tantas as chances chances de estar en el grupo de los que se declaraban muy felices.  

En este pun punto podríamos conjeturar conjeturar varias varia s cuestiones y el verbo no es casual; debido a la naturaleza no experimental del estudio, solo podemos especular. Podría argumentarse, por caso, que las terapias psicológicas psicol ógicas habituales habituales no son efectivas efectivas contra la depresió dep resiónn, y que que más más bien bi en se trata de  bienes de consum consumo de la clase cl ase media media que ayudan ayudan a hacer más más felices a los l os que no no están tan mal desde el punto de vista emocional. Esta hipótesis se refuerza por el hecho de que Argentina es uno de los  países con mayores mayores tasas de visitas al psicólogo psicól ogo y donde donde la terapia no está nnecesari ecesariam ament entee asociada asocia da a la l a búsqueda de la cura c ura de algún al gún tipo de disfuncion disfuncionalida alidadd cognitiva. cognitiva. Sumado Sumado a eso, también también encontramos el mismo resultado de mayor felicidad en el grupo de personas que dicen haber ido a algún tipo de terapias alternativas, aunque la magnitud de los efectos en este caso es un poco menor  que el que descubrimos para la terapia tradicional. Las pastillas p astillas,, al menos en nuest nuestro ro estudio, estudio, no sirvieron sirvi eron para comprar comprar la máxima áxima felicidad, felic idad, aunqu aun quee sí permitieron permitieron estabilizar estabili zar los estados de ánimo ánimo en torno torno al promedio promedio que reportaba ser  se r  «bastante feliz».

Dejar la escuela y el trabajo, para alentar al campeón  Al cabo de los l os años he observado obse rvado quela be bellez lleza, a, como la  felicidad, eli cidad, es frecuente. f recuente. No pasa un día en que no estemos,un instante, en el paraíso.

JORGE LUIS BORGES

Todavía recuerdo el corazón saliéndoseme del pecho, los gritos de mi viejo, el televisor blanco y negro, el estadio repleto con más de cien mil mexicanos y Romualdo Arppi Filho pitando y señalando señala ndo el centro centro de la canch c ancha. a. Me acuerdo, como todos, de Maradona alzando la copa y de una vuelta olímpica desorganizada con Mis el majestuoso Aztecame como telón deobviamente fondo. 11 años deEstadio ese entonces impidieron guardar una impresión tan acabada de otros temas de la época, como la situación política o económica. Pero la revisión de las estadísticas de entonces entonces señalan s eñalan que aunque aunque la economía economía ya venía recuperán r ecuperándose dose de d e la dura cris crisis is de 1985 gracias al Plan Austral, Austral, aceleró ace leró su mejorí mejoríaa en el tercer trimestre trimestre de 1986, 19 86, creciendo creci endo un un asombroso asombroso 14% respecto del mismo trimestre del año previo, empujada por el consumo que subía nada menos que el 17,6% interanu interanual. al. Gallup hizo hizo la primera encuesta encuesta de felicidad feli cidad en Argent Argentina ina en el año 1984 y la volvió a hacer en 1991, de modo que no hay manera de saber si aquel gol de Maradona a los ingleses, o la mano de Dios, o el eventual campeonato, tuvieron algún efecto concreto en materia de felicidad. Pero la sensación que había que en e n las calles cal lesyfu fue e sim si milar nos a la l allenó que seprimero experiment experim ó veint vei ntisie isiete te años de spués ycuando cuando Jorge Bergoglio fue electo Papa Francisco deentó asombro y luego dedespués orgullo satisfacción. Ganar un campeonato, coronar un Papa, alcanzar una meta contra todo pronóstico y ganarle a la

adversi dad tienen un adversidad un denom denominador inador común: común: la épica. La experta en el desarrollo desarr ollo de ju j uegos on line Jane McGonig McGonigal al lo dejó de jó traslucir trasl ucir cuando, cuando, en una una divertida di vertida ch c harla TED, ex explicó plicó cuál era el gancho gancho  

que mantenía a millones de jóvenes alrededor del mundo enfrascados en batallas virtuales que apenas les dejaban tiempo para comer y dormir. En efecto, efecto, el diseño óptimo óptimo de un juego, juego, desde el pu p unt ntoo de vista de la generación de interés, pasa  por ofrecer desafíos des afíos con un un ritmo ritmo permanen permanente. te. Se trata trata de misi misiones ones calibrada calibradass meticulosam meticulosament entee para que no no result re sulten en ni ni dem de masiado obvias, ni tampoco tampoco in i nalcanzables. Sospecho que el desafío de la literatura es el e l mismo, mismo, en el sentido sentido de d e provocar provo car al a l lector l ector sin si n perderlo en el camino, camino, aunqu aunquee evitan evi tando do caer en la extrema facilitación de la lectura. Es preciso mantener una tensión para garantizar la dedicación, focalizando la atención y maximizando el esfuerzo. El deporte, depo rte, en ese sent se ntido, ido, es el catalizador c atalizador de nuestras nuestras am a mbicion bicio nes; un modelo que refleja nuestra nu estra necesidad de ser se r parte par te de una una victoria vi ctoria transpirada, de un triun triunfo fo sacrificado y agónico. agónico. El antropólogo social antropólogo soc ial Eduardo Eduardo Archetti Archetti plan pla ntea incluso que los deportes com c omoo el fútbol fútbol no han han sido objeto de estudio estudio de las l as ciencias de la l a cultura cultura porque su competitividad competitividad propone p ropone una una perm per manente anente asimetría entre ganadores y perdedores que solo puede resultar representativa de las sociedades industriales modernas, a diferencia de los rituales culturales que democratizan, de algún modo, el acceso al grupo de los ganadores ganadores una una vez que los iniciados iniciado s atraviesan atravies an una una serie de d e prácticas práctica s que, por  lo general, no revisten revis ten dificultad mayor mayor que la de su prolija prolij a realización. rea lización. El fútbol es mucho más que una religión, por más que exista tanto entre los que lo practican como entre ent re los l os espectadores, es pectadores, una una serie se rie de ritu ri tuales ales de cumplimien cumplimiento to sistemático. sistemático. Más bien bie n parece sser er un modelo que permite ambicionar en cada campeonato, en cada eliminatoria, en cada descenso que se y en cada punto que se disputa, la consecución logro épico. Una que que en virtud lauega repetición de la competencia se puede reiniciar condel cada temporada, delaspiración mismo modo en un de uegoo de red ueg r ed se puede volver a com comenz enzar ar después des pués del  game over. over. Es casi una norma que los jóvenes se aburran en la escuela y que muchos trabajadores festejen la llegada del viernes, como si fuera Navidad. Consistentemente, como regla general, en nuestras investigaciones encontramos que ni trabajar más ni dedicar mucho tiempo al estudio incrementaban tampoco la felicidad. Ambas tareas sufren por lo general de una cultura  seteada  en la revolución industrial del siglo XVIII y XIX, que promueve la repetición mecánica, el producto estandarizado. Un ambiente am biente que que rara ra ra vez ve z desafía a sus participantes a empujar empujar sus límites, límites, sacándolos s acándolos de la zona de confort conf ort y provocándolos a transitar la zona zona de desarrol de sarrollo lo próx pró ximo imo a la l a que hacía referencia el  posibilidade sicól ogo sicólogo bielorruso Lev V ygotsky got sky,, para referir seable al nivel exigencia exigen ciaotros. que, más más allá all á de las osibi lidades s actuales actualesLev de Vy una persona, person a, erareferirse alcanz al canzable con de la ayuda ayu da de Mi argumento, entonces, es que la búsqueda del triunfo épico es el combustible de la pasión y que, a falta de estímulos estímulos en los prin pri ncipales cipal es ámbitos de desarrollo desarr ollo como como son la escuela es cuela y el trabajo, acaban convirtiendo al deporte en un refugio de satisfacción que, además de ayudar en la construcción const rucción de la identidad identidad de un grupo grupo social socia l particular, puede puede catapu c atapultar ltar nuestra nuestra felicidad. feli cidad. La economista Siobhan Neitzel, del Haverford College de Philadelphia, lo comprobó cruzando los datos de 16 temporadas temporadas de la Premier Premier League eague inglesa, inglesa, con las encuestas encuestas de felicidad felic idad de distintas distintas regiones del Rein Rei no Unido. Unido. Sistem Si stemáticam áticament ente, e, los reportes de satisfacción satisfacci ón con la vida de los l os encuestados en el  British riti sh Household Panel Sur Survey vey estaban influidos por si el equipo de la región del entrevistado había ganado alguna copa en la última temporada. Considerando que obviamente no todos los habitantes de una ciudad son del equipo que reside en ella, el resultado fue mucho más notable, al señalar que evidentemente el shock del campeonato fue muy fuerte entre los hinchas, en términos térm inos de felicidad. felic idad.

Por su parte, los expertos en Economía del Deporte Georgios Kavetsos y Stefan Szymanski compilar com pilaron on datos datos para doce países paí ses europeos que alojaron mu mundiales de fútbol, fútbol, olim ol impíadas píadas o copas  

europeas, revelando reve lando que existe un un «efecto «efecto orgullo» orgullo» por la l a demostración demostración de capacidad capacid ad que significa significa la la organización de semejantes eventos. Los habitantes de los países anfitriones acusaron un impacto  positivo en materia materia de satisfacción satisfacci ón con la vida en el año del suceso. Sin embargo, embargo, los aut autores ores no encontraron encon traron un un efecto efecto sign si gnificativo ificativo de los resultados futbolísticos. futbolísticos. Una pista pi sta sobre sobr e esta es ta paradójica paradój ica apatía la aporta el análisis de las medallas obtenidas en los Juegos Olímpicos; solo cuando el país conseguía más premios que los esperados, la buena performance llegaba como una sorpresa y la  performance erformance lograba lograba un impacto impacto en términos términos de satisfacción. Más interesante interesante aún, sobre todo si usted quiere ser millonario ill onario apostando en la Bolsa, es el resultado que de manera independiente encontraron el economista turco Hakan Berument y el inglés John Ashton, explorando datos de resultados futbolísticos y cotizaciones de acciones. El índice  bursátil FTS100 que que lista las 100 principales principale s firmas firmas que cotizan cotizan en el mercado mercado de Londres Londres y es  popularment opularmentee conocido como como el «footsie», sistemáticam sistemáticament entee sube luego luego de cada triunf triunfoo de la selección inglesa de fútbol. Su primo hermano de la ciudad de Estambul, el ISE, también acusa recibo del fanatismo de los hinchas de los tres principales equipos locales, subiendo cada vez que ganan el Besiktas, el Fenerbahce, o el Galatasaray. Es probable prob able que la sensación se nsación de euforia euforia que sobreviene a un triunfo triunfo épico esté más más vincu vi nculada lada a la idea de felicidad felic idad instant instantánea ánea que que a la satisfacción s atisfacción de largo la rgo plazo, que ten tenga ga más más que ver con el  placer hedónico hedónico de un consum consumo suntu suntuoso oso y exclusivo exclusivo que con la felicidad felici dad duradera. Sin perjuicio de ello, un logro, producto de un esfuerzo poco habitual, una victoria con la suficiente carambola como ara esquivar limpacto ospacto caprichos capri chos del azar, azar,sea resultan memorable emeorables en el sent lirría teralcon deellacon palabra pa labra   pposible osibl e que ellos im del recuerdo persistent per sistente como comosvimos vim ossentido queido ocurría oculiteral consum sumoo ydees experiencias que se saborean una y otra vez en cada oportunidad, que la anécdota evoca la memoria y la representación mental del recuerdo activa las emociones experimentadas en aquel momento. Decía Jorge Luis Borges que «somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos». Me gusta la metáfora porque sabemos por las investigaciones del neurólogo portugués Antonio Damasio, que el almacén que conserva nuestras experiencias y que los psicól p sicólogos ogos cognitivos cognitivos llaman «mem «memoria oria episódica» episódi ca» no es una cinta cinta fiel de alguna grabadora de capacidad ilimitada que lo guarda todo asépticamente, sino que funciona más  bien como como esos archivos arc hivos compactos compactos de música música MP3, que solo conservan conservan fragm fragmentos entos discontinu discontinuos de una Lo canción, que luego se completa de la de ejecución. que Damasio demostró es quea la la hora selección los fragmentos que se conservan está gobernada  por el capricho ca pricho de las emociones emociones de suerte tal tal que, si un evento evento no resulta resulta significativo significativo —en térm términos inos de generar generar alegría, tristez tris teza, a, miedo, miedo, asco, sorpres s orpresa, a, odio, odio , vergüenza, vergüenza, pena o algún a lgún tipo de emoción—  emoción—  este este no queda almacenado. Y como las memorias están unidas a las emociones que determinaron su conservación, cada recuerdo produce inelu i neluctablem ctablement entee alg al guna una de esas sensaciones y de allí all í que la vivencia de un triunfo épico trascienda el momento cada vez que la evocación de esa circunstancia nos infla el pecho, nos eriza la piel o nos pone un nudo en la garganta. El fanatismo fanatismo por los deportes es una fábric fábricaa posible posi ble de felicidad, porque un un juego juego no no es otra cosa que un modelo de la vida; vi da; una una simplificaci simplificación ón teóric teóricaa de la l a realidad, real idad, en la que siempre siempre existe la chance de aspirar a la épica y la posibilidad de barajar y dar de nuevo; una certeza que en la vida real no está garantiz garantizada, ada, cuando el triunfo triunfo resulta esquivo y el logro l ogro se aleja. al eja.

Pare de sufrir   

 La felicidad felic idad de tu vida v ida depende de la calidad de tus pensamientos. pensamientos.

MARCO AURELIO AURELIO

Muchas veces las memorias no se fijan tanto por la intensidad del evento, sino a fuerza de repeticiónn. Mis recuerdos repetició r ecuerdos de ir a misa se remont remontan an a mis mis 10 años, años , cuando cuando iba todos los doming domingos os por  el placer de acompañar a mi abuela. a buela. Confieso Confieso que a pesar pe sar de haber estu es tudiado diado catequesis catequesis duran durante te un un año Mi nunca comprendí aunque seguí yendo el ritualdederepeticiones la ceremonia meo entretuvo. experiencia consulalógica, institución más antigua delmientras mundo consta más menos iguales de un mismo tema, que fueron horadando la pista mnémica de los sábados a la madrugada, cuando para la mayoría de los creyentes eran en realidad los domingos a la mañana. La rutina transcurría tran scurría casi ca si calcada. c alcada. La disco dis co cerraba cer raba al amanecer amanecer,, pero la cam ca minata, inata, último recurso recurso de una  billetera ill etera trocada por alcohol, alc ohol, dilataba la llegada ll egada a mi mi casa de la l a calle call e 5 donde m mee despedía despedí a de mi mi amigo Maxi, que seguía tres cuadras más. De fondo sonaban los campanazos de San Ponciano anunciando la misa de ocho. Un viejito se movía como un muñeco que se estaba quedando sin cuerda. Algunas veces lo cruzábamos unos metros antes; otras veces, unos metros después, pero era improbable no enfrentar la postal exasperante de su andar lento que eventualmente lo depositaría en uno Para de losalg la capilla. albancos guien nodecreyente, creyen te, las prácticas pr ácticas religiosas r eligiosas pueden ser la prueba pr ueba de que el hombre hombre es capaz de hacer sacri s acrificios ficios por años, y postergar gratificaci gratificaciones ones prácticament prácticamentee hasta el infinito, infinito, o hasta hasta la muerte, que para el efecto es la misma cosa. Probablemente esa sea una de las principales diferencias entre el homo sapiens y el resto de los animales. anim ales. El circuito ci rcuito de recompensa recompensa de la mayoría mayoría de las especies especi es es capaz de li liberar berar dopamina dopamina unos unos instantes antes de que ocurra el premio, justamente para motorizar el esfuerzo. El ser humano, en cambio, cam bio, puede imaginar imaginar el escenario de la recom r ecompensa pensa y derivar tanto tanto placer plac er de esa evocación evoc ación que le  proporciona roporci ona las fuerzas fuerzas necesar necesarias ias para par a hacer el sacrificio. sacr ificio. Me gu gusta pensar pensar que la proliferación proli feración de la literatu l iteratura ra es la evidencia evi dencia más más firme de esa capacidad, capa cidad, porque p orque no no existe placer más grande que que el de sentirse representado re presentado por uno uno de los l os personajes pers onajes de una una historia que no por ser fantástica fantástica resulta menos verosímil para la imaginación. Mi revelación revel ación sobre este tema tema vin vi no paradójic par adójicam ament entee del azar. azar. Al pr principio incipio pensaba p ensaba que era uno uno más de los tantos dispuestos a pagar «el impuesto al tonto» cada vez que jugaba una boleta de loto o compraba un billete para el gordo de Navidad. Se sabe que todos los juegos de azar están matemáticamente en contra del apostador. Si uno compra todas las combinaciones posibles de cualquier tómbola, o cubre por completo el paño de la ruleta, acaba perdiendo dinero. Por eso se lo denomina de esa manera tan peyorativa, porque desde el punto de vista de la microeconomía moderna no tiene sentido que alguien juegue ninguna lotería a menos que se trate de una persona que deriva placer de encarar empresas de alto riesgo, o sea ser un tonto. Pero lo l o interesante interesante en mi mi caso cas o es que cuando cuando entro entro a la agencia agencia de lotería, loterí a, elijo eli jo la l a combinación combinación y compro com pro el ticket ticket para el sorteo, rara rar a vez controlo controlo luego luego los lo s resultados, re sultados, de manera manera que conm conmigo igo el Estado realmente recauda el impuesto al recontratonto. En la analogía que tengo en mente, yo sería algo así como como alg al guien que que no cree en Dios, pero igualm igualment entee va a la l a iglesia, iglesi a, se para cada tanto tanto para par a

rezar e incluso da dinero durante durante la limosna. limosna. En cierta oportun oportunidad, casi c asi por accident acci dente, e, descubrí la l a motivación. motivación. Ese día entré entré al local tentado tentado  

 por el pozo acumu acumulado que superaba los 300 mill millones ones de pesos, unos unos 20 mill millones ones de dólares de ese es e entonces. Entre las demoras del agenciero y la cola detrás de la máquina expendedora, me encontré soñando lo im i mposible, posibl e, imaginan imaginando do lo que haría haría con el dinero, cómo diversificaría diversificar ía las l as iinnversiones versi ones y gastaría gast aría solo la rent r entaa para no comerm comermee la gallina de los huevos de oro, lueg l uegoo de haber separado se parado para pa ra una casa nueva, un auto más cómodo, un departamento en Buenos Aires y un bote para salir a navegar  los fines de semana. Lo cierto ci erto es que las probabil pr obabilidades idades de ganar ganar un juego juego en el que hay que acertar prim pr imero ero 6 números núm eros ent e ntre re 42 posibles posibl es variable var iabless y, y, como como si fu fuera era poco, poc o, acertar dos  jackpot   (desde el 0 al 9), son remotas. Si las matemáticas no me fallan la chance es de 1 en 236.060.370. Esto es equivalente a creer en un un Dios Dios que solo sol o le abre las l as puertas del cielo c ielo a un brasileño brasi leño por p or generaci generación, ón, o a un argentin argentinoo cada cinco c inco generaci generaciones. ones. Es decir, deci r, no no habría diferencia en creer que existe existe un Dios Dios tacaño o que Dios no existe.  No sé cuánt cuántos os seguirí seguirían an yendo yendo a misa misa si el Papa Francisco les l es contara contara que habló habló con Dios, que que resolvieron resol vieron cambiar las reglas de aadm dmisi isión ón del cielo ciel o y que que ahora solo sol o pueden ingresar ingresar uno uno de cada ca da doscientos treinta y seis millones de aspirantes, lo que significaría decir que solo ingrese al paraíso un muerto cada dos años. Es verdad que el Loto tiene algunos premios intermedios (que serían una especie de purgatorio en la analogía). Pero Per o si tanta tanta gente gente lo jueg j uega, a, aun sabiendo que que las l as probabil pr obabilidades idades de ganar ganar son s on casi nulas, es porque el placer está en otro lado. al Loto noa 1me da mayores matemáticas de ganar. mejor dicho, si melolas dieraJugar equivaldrían ticket al cielo probabilidades cada 236 millones de mortales, lo queO, sería prácticamente mismo ismo que si no me me diera di era nada. Si compro el boleto es porque me me da el derecho d erecho de soñar, s oñar, de imagin im aginar, ar, de delir de lirar ar con las múltiples opciones de inversión, de su s ucumbir cumbir ante ante la l a agenda del infinito, infinito, de simular en mi mente que sufro incluso los problemas de los ricos. ¿A qué escuela mandaré a mis hijos para que no los secuestre un grupo comando? ¿Qué clase de fideicomiso me protegerá de que me esquilmen los interesad interesados os o puedan los secuestradores ex e xplotar al algu guna na de mis mis pocas debilidades? debili dades? ¿Cómo diversifico para que no me quiebre una crisis sistémica, ni me coma un fisco voraz? Solo desde esta perspectiva se comprende el poder de las religiones. Porque si la mente se contenta con el placer de soñar las posibilidades de la inmortalidad y está dispuesta a pagar por ello el de siquiera algu a lguna na plegaria, inclu incluso so la l a de obligatoriedad oblDios. igatoriedad de con una una la reun re unión ión socialdepor s emana, ana,pueda no no necesita esacosto iglesia probar lao existencia Le basta esperanza quesem nadie demostrar la no existencia. Y aunqu aunquee el peregrino dude dude tanto tanto sobre sobr e la probabilidad probabi lidad de la l a existencia existencia de alg al guien superior, superior, comoo de sus chances com chances de ganar el Loto, aun así, se just j ustifica ifica su devoción, devoci ón, siempre siempre que la participación participac ión en el ritual le compre números para soñar con la entrada al cielo. Un segundo corolario interesante de esta hipótesis es que es poco razonable pensar que alguien  pueda comprar comprar la l a felicidad soñando s oñando que que gana gana la lotería, loterí a, aunqu aunquee juegue juegue todas todas las semanas semanas y realmente realmente se lo crea. Más bien, gana terreno la idea de que la posibilidad de soñar con un destino de abundancia puede aportar placer instantáneo, que se esfuma cuando la atención se muda desde la imagen im agen de una una playit pl ayitaa paradisí par adisíaca aca en el Caribe, a la luz verde del próximo próximo semáforo semáforo o el llamado que está haciendo vibrar el celular. Pero aunque no pueda garantizar la felicidad permanente, en muchos casos la posibilidad de ganar un salvavidas puede ser la única ilusión que mantenga a flote a un náufrago desesperado.

Cuando una crisis amenaza con llevarse puesto un negocio, o un despido deja en la calle a un padre de familia, el instinto natural es doblar la apuesta, dado que «perdido por perdido», poca diferencia  

hacen en la crisis cri sis los 20 pesos de d e un ticket ticket de lotería, lotería , pero le abren, abr en, sin embargo, embargo, una una puerta puerta al milagro de la recuperación épica. En  Psychonomics especulábamos con que esa actitud hacia el riesgo que Kahneman descubrió que viraba de la l a aversión aver sión en el terreno terr eno de las ganancias ganancias a jugárnosla jugárnosla cuando íbamos íbamos per perdiendo, diendo, tenía tenía raíces raíc es evolu evol utivas. Es verdad que cuando cuando las ch c hances de supervivencia s upervivencia y reproducción son muy muy bajas, tomar tom ar el camino camino más más arries ar riesggado puede, en mu muchos casos, acelerar aceler ar llaa debacle debac le qu q ue de todos modos modos era er a inexorable. Pero también es cierto que puede salvarnos si la moneda cae del lado favorable. Algo de esto parece ocurrir efectivamente con la participación en juegos de azar. Según un estudio del profesor de Indiana John Mikesell, por cada punto que aumenta el desempleo sube 4,6% la venta venta de tickets tickets de lotería. l otería. Y si algu a lguien ien cree que este es un fenóm fenómeno eno idiosincrático idiosi ncrático de los l os Estados Unidos, el economista turco Süleyman Emre Özcan encontró un resultado similar cruzando los datos de ventas de loterías lotería s de ese e se país, paí s, con un «índice de miseria» que pondera pondera la l a inflación, el desempleo y la tasa de interés, para un período de ocho años y utilizando un sofisticado herramental econométrico. econom étrico. Para Par a completar el combo combo de evidencia em e mpírica, píri ca, el economista economista de la Universidad ivers idad de Cornell, Garrick Blalock, demostró mediante datos de treinta y nueve Estados de Norteamérica Nortea mérica durante diez años, que las ventas de boletos de lotería se incrementaban sistemáticamente cuando aumentaba la pobreza. El efecto es tan fuerte que el economista de Duke, Charles Clotfelter, tituló Selling Hope un libro en el que estudia estudia la l a relación rel ación entre entre las l as crisis cr isis económicas económicas y el juego, juego, dando a entender entender que más más allá al lá de ser un impuest impuestoo regresivo regresiv o que perju perj udica sobre todo a los l os pobres, pobr es, quien compra compra ju j uego, compra compra esperanza. Pero si el tipo de premio imagin imaginario ario que motiva motiva la compra compra de tickets tickets de lotería lo tería o las l as apuestas en las carreras de caballos es similar al estímulo que genera el sueño de trascendencia al que se accede cuando, cuan do, sacrificando sacr ificando tiempo tiempo y recursos, se participa p articipa de actividades activid ades religiosas, r eligiosas, pues la gente gente que que es más afecta a las prácticas espiritu espir ituales ales también también puede estar comprando comprando al alggún tipo tipo de placer  pl acer  instantáneo que no mueve la aguja de la felicidad de largo plazo, pero que sí funciona como un antídoto ante la desesperanza, para aquellos que están al borde de la depresión. En uno de los estudios que hicimos con Pablo Schiaffino encontramos pruebas en ese sentido. A  partir de una una encuesta encuesta represent represe ntativa ativa de la Argentin Argentinaa efectu efectuada ada por la l a gente gente de Gallup, descubrimos descubrimos que aunque aunqu ayorentos participación participac ión en actividades reli religiosas giosas movía movía ladeagu a guja ja deplazo), la satisfacción con la vida (noe hay hlaaymelement elem os para par a pensar que tenga tenga efectos en lano felicidad largo la rgo sí en cam cambio bio reduce drásticamente las chances de que una persona caiga en el grupo de los que declaran no ser  felices en absoluto. absoluto. Para tener una idea de la magnitud de efecto, si la persona de nuestra encuesta era muy activa en materia de religión, el antídoto contra la depresión resultaba incluso un 30% mayor que el efecto  positivo de tener una una vida fam famili iliar ar m muuy rica. Más aun, ya habíamos mencionado que el efecto de tener una vida sexual activa sin el contexto de una una pareja, pare ja, que era otra de las l as variable var iabless medidas medidas en ese relevam rel evamient iento, o, no movía movía la l a aguja aguja de la satisfacción con la vida. Sin embargo, una de las sorpresas de ese estudio fue cuando le preguntamos a la gente gente si se sentía sentía muy muy feliz, feliz, algo feliz o para nada feliz, feliz, porque el sexo sin vida de pareja p areja activa no solo no garant garantizaba izaba el ing i ngreso reso al a l grupo de los más felices, sino s ino que que hacía más más probable pr obable caer en e n el extrem ext remoo opuesto, reservado para los l os que declaraban declar aban no no sentirse para nada felices. Es poco probable probabl e que algunos algunos de los pastores brasileños brasi leños que prometen prometen milagros milagros en la trasnoche trasnoche

de los canales de televisió tele visiónn de bajo presupu pre supuesto, esto, lleguen lleguen algún día a leer nuestras uestras invest i nvestigaciones. igaciones. Pero si eso sucediera, arrastrando los restos de su acento portugués vociferaría su mercadería con  

renovada autoridad: «Pare de sufrir, deje el sexo casual y venga a la iglesia. Satisfacción cient cie ntífica íficam mente garantizada» garantizada»..

Las mejores vacaciones no son las más largas Mi escena preferida de la película Colateral p  rotagonizada por Tom Cruise, es cuando Max, el chofer de taxi al que Vincent contrata para conducirlo por las calles de Los Angeles a jornada completa, está a punto de hincarle el diente a una hamburguesa cuando un cuerpo que sale despedido  por una una ventana ventana del edificio se revienta r evienta inerte inerte contra contra el techo de su vehículo, vehículo, dejándolo en shock. shock. Sé que el im i mpacto en la audiencia no es casual. La sorpresa es un unaa de las l as emociones emociones prim pri marias de nuestra especie y los guionistas explotan ese recurso para que nos guste una película o nos atrape un libro. Si bien tengo grabada en mi memoria la caída, y la repito en mi conciencia cada vez que evoco la  película, elí cula, hay hay otra otra parte del filme que que me me enseñó a fabric fabricar ar felicidad felici dad y a relajar eell estrés. En el primer corte, el chofer de taxi interpretado por el cantante Jamie Foxx sube al 5102 de  puertas uertas rojas roj as y techo techo amaril amarillo, lo, a la hermosísi hermosísim ma Jada Pinkett Pinkett Smith Smith que que encarna encarna el papel de Annie, Annie, una exitosa fiscal del Departamento de Justicia que está tan estresada por el temor al fracaso en un caso,Cu que noelpuede Cuando ando viaje vi ajedormir. llega a su fin fin y la abogada busca el dinero para pagar lo que marca marca el taxímetro, taxímetro, Max le sug s ugiere iere que debería tomarse tomarse unas unas vacaciones, vac aciones, como como las que él se toma toma «doce veces al a l día». dí a». Enton En tonces ces baja ba ja la lun l uneta eta delantera y deja que asom aso me una una foto de una una playit pl ayitaa paradisí par adisíaca aca a la que «se va» durante cinco minutos, cada vez que las cosas se complican y necesita no pensar en nada. Si me hubieran hubieran pregun preguntado en 2004 —año de estreno de esa pe película— lícula— cuáles eran era n las mejores vacaciones en el mundo, no habría dudado en responder lo que muchos proyectan en su imaginación cuando piensan en el paraíso: quince días en una playa de aguas azules y arenas blancas. En ese entonces tomé contacto con las investigaciones de Elizabeth Loftus y Daniel Schacter, sobre cómo funciona nuestro sistema de memoria. Empecé a estudiar Psicología Cognitiva y leí los trabajos de Daniel con lasfeli investigaciones del Dr. Thomas Gilovich sobre qué tipo de experiencias sonKahneman, las que que nosjunto hacen más más felices. ces. Déjenme resumir todos esos resultados en un dilema que les propongo para que piensen qué es lo que haría haríann ustedes. ustedes. Cierren Cierr en los ojos oj os e imagin imaginen en una una playa paradisíaca paradis íaca del Cari Caribe. be. Les ofrezco llevarlos llev arlos ahí. Yo Yo pago las l as cuen c uentas; tas; quince quince días, días , all inclusive, todo a mi cargo. Alternativamente los invito a pasar diez días en una ventosa y fría playa de la costa argentina, en un camping a veinte cuadras del mar. ¿Fácil elección, el ección, verdad? verdad ? Pero qué ocurri ocurriría ría si cambiam cambiamos os ligeram l igerament entee la primera propuesta y, y, en el caso de que elijan venir conmigo al Caribe, tuvieran que tomar una píldora mágica al final del viaje, cuando están a punto de bajar del avión. Una pastilla con el poder de hacerles olvidar  completamente todo lo que pasó en los últimos quince días. ¿Seguirían prefiriendo las vacaciones caribeñas cari beñas in i ncluso cuando cuando luego de haberlas disfrutado disfrutado no pudieran recordarlas recordar las en absoluto? absoluto? De hecho, hech o, yo los llevé l levé a las Antillas Antillas holandesas holandesas el año añ o pasado, ¿no ¿no lo recuerdan?

 

Una isla feliz A las siete s iete y media media de d e la tarde de un martes martes de octu o ctubre bre el sol se pone sobre el mar en Eagle Eagle Beach, una extensión de arena blanca como la nieve y fina como la harina, en el extremo oeste de la islaa de Aruba, que fue isl fue seleccionada selecci onada por el sitio especial es pecializado izado Tripadvi Tripadvisor.com sor.com como como la segunda segunda mejor playa de Latinoamérica, luego de Baia do Sancho, en Fernando de Noronha, Brasil. Pero no estamos estamos aquí porque sea uno de los destin de stinos os más bonitos bonitos del Caribe. A decir verdad, v erdad, debe haber más de cien sitios costeros dign di gnos os de una una postal entre entre los l os distin dis tintos tos países que pivoteando pivoteando Sudam Sudaméri ca y los Estados vanente desde des de Miam Miaolvidarse mi hasta Los Roques, V .T Tam ampoco poco  pentre orque sea elérica único lugar lugar dondeUuno unidos, no realment realm e puede de d e que existe existeen el Venezu mun menezuela undo. do.ela. Hay otras aguas agu as que log l ogran ran producir el mismo efecto efecto psicológico psi cológico de relax.  Nos interesa interesa particularm pa rticularment entee esta ex colonia holandesa holandesa descubierta y despreciada por po r los españoles español es que en 1498 no encont encontraron raron los recursos naturales naturales que sí hallaron los exploradores de los  países bajos más de doscientos doscientos años después, des pués, porque porque lo que empezó empezó probablement probablementee como como una una campaña cam paña de branding  acabó tomando cuerpo, y Aruba ganó la reputación de ser «una isla feliz» o, al menos eso es lo que piensan pie nsan los que la visitan, vi sitan, inun inundando de comentarios comentarios elogiosos el ogiosos los foros de turistas de internet. El paisaje pai saje tiene tiene algunas algunas particu par ticulari laridades. dades. Aunque Aunque las palm pal meras com comoo casi todo en la isla isl a son importadas, unos troncos retorcidos que levantan vuelo con bastante trabajo y siempre mirando hacia el oeste le dan un aspecto virgen a la playa. Sorprenden un poco las «palapas», especie de sombril som brillas las de paja paj a parecidas parec idas a las que se encuent encuentran ran en algun algunos os bares bar es del norte norte de Brasil, Bras il, pero no  por su diseño sino porque son absolutament absolutamentee gratuit gratuitas. as. Tam También bién es cierto que la Balashi no no sabe mu muy diferente que una Budweiser, hasta que uno se entera de que es la única cerveza del mundo que está hecha con agua de mar desalinizada, porque en la isla no hay reservas naturales de agua dulce y han desarrollado desarr ollado una una moderna moderna planta que que convierte en bebible al océano océ ano que que la rodea. Las iguanas que se disputan las calles al mediodía sugieren una aridez que no se ve a simple vista, excepto que vayamos pocos minutos en auto para el sur de Oranjestad, la ciudad capital que es en verdad un free shop al aire libre, y nos internemos en las únicas playas con cactus que he visto en mi vida. Mangel Halto Beach es una curiosidad que, como tantas otras zonas del Caribe, tiene una fantástica fan tástica reserva reser va de corale c oraless donde se puede hacer snorkel. Pero no me me sorprendería sorp rendería que parte del magnetism agnetismoo que el lugar lugar produce pr oduce entre entre los l os turistas se deba al contraste contraste de lo desconocido d esconocido y a la la sorpresa de que, a una distancia tan corta, puedan coexistir lugares tan distintos. La parte oriental de Aruba es la que menos me gustó. Sin embargo, es la más atractiva para muchos; luego de pasar por dieciséis puentes que han fabricado de manera natural las olas de tanto insistir contra los acantilados enanos, emergen las ruinas de un añejo depósito donde supuestamente se fabricaban lingotes de oro en épocas de la colonia. No creo en las presencias esotéricas ni en los fenómenos energéticos, pero algunos decían que los fantasmas podían olerse entre las paredes de rocas negras. En toda la zona que rodea a la vieja fortaleza hay pilas de piedras formadas por los visitantes de manera cooperativa, porque supuestamente los minerales son energéticos, y trae buena suerte elegir una una piedra pied ra y ponerla sobre algu alguna na de las miles de  pseudop  irám ir ámides ides distribuidas hasta que los ojos pierden su capacidad de ver. La excursión excursión valió val ió la l a pena pero volví a Oranjestad sin haber encontrado encontrado en el oriente la fuente fuente de la felicidad.

El dinero me alcanzó para aprovechar la  promo romo de un departamento en el primero de los cuatro  

 pisos del de l Renaissance que que solo me dejaba ver el mar de costado, lam lament entablemen ablemente te del lado opuesto al que se pone el sol. Sin embargo, como reza el dicho, no hay mal que por bien no venga, puesto que la localización blindaba al balcón del reflejo del sol, y eso me permitió abrir mi portátil y volver a las fu fuent entes, es, para par a ver en intern internet et si en la literatura especializada especial izada aparecí aparecíaa alguna alguna referencia sobre sobr e las razones por las que se consideraba a Aruba la isla feliz. El profesor en Management Turístico de la Universidad de Florida Central, Manuel Rivera, hizo la única investigación sobre Economía de la Felicidad a partir de una encuesta a residentes en la isla. Descubrió, en sintonía con los resultados generales que comentamos anteriormente, que la felicidad de la población poblaci ón aum aumentaba entaba con el grado de desarrollo desarr ollo tu turístico, rístico, hecho hecho que puede puede parecer par ecer obvio dado dad o que el 86% del PBI de la isla proviene de los servicios que vende a los visitantes, de modo que evidentement evidentem entee más arribos arrib os im i mplican plica n más más dinero di nero en los bolsill bol sillos os de los resident resi dentes. es. Sin Si n embargo, embargo, la sorpresa sorpre sa del estudio estudio es que la gente gente no no era más feliz al final final de la temporada temporada por el impacto impacto de los dólares, dólare s, sino si no que que el estado anímico anímico mejoraba por factores no m monet onetarios arios,, com comoo la relación rela ción con los turistas turistas y sobre todo por la com c omparaci paración ón social con otros habitantes. habitantes. Lo que el estudio parece estar indicando es que los arubianos compiten ferozmente por los turistas; turistas; como como al resto de los l os homo sapiens sapiens que habitamos en otros lares, no les interesa tanto ganar más dinero en términos absolutos sino que lo que les preocupa es mejorar su posición social relativa. En una economía capitalista donde se venden cosas homogéneas o commodities  como se dice ahora, la competencia compet encia natural natural da menores en los precios. preci os. El resultado r esultado es que sobrevi efici ente, e, que termina siendo el que tieneselos costos y puede vender mássobrevive barato.ve el más eficient Algo así ocurre con los taxis que en estas playas no tienen tarifa fija, dando lugar a la competen com petencia cia por precio pr ecio cuando cuando el visitante visitante está ducho en el arte del regateo, salvo los l os días dí as domingos domingos en los que los conductores parecen ponerse de acuerdo en duplicar los precios para cualquier destino y bajo cualquier cualquier condición de negociaci negociación. ón. Pero cuando lo que se vende son otros servicios, servi cios, en e n vez de competir competir por po r precio pre cio lo l o que hacen hacen los arubianos es competir competir por calidad cali dad de aten a tención; ción; rebalsan de una una amabil amabilidad idad que incluso para el acostumbrado acostum brado al superávit de sonrisas latinas puede parecer hasta em empalagosa. palagosa. El resultado r esultado es que no gana el más barato, sino el más gentil. Aruba entonces entoncesa los isla feliz porque susinahabitant habitantes es com c ompiten quién of el servicio servi que Aru másba más satisface s atisface les oslaturistas y eso se termina term respirando respi rando enpiten el aire aipor re del dver el lug l ugar. ar. Los Lofrece osrece arubian ar ubianos os cio contagian su felicidad a los visitantes que acaban con una sonrisa de oreja a oreja aun cuando, como me ocurrió al principio, no hayan hayan sabido por qué. Sin embargo, embargo, aunque aunque haya haya encontrado encontrado parte de la explicación en la literatura científica científica persiste persi ste la otra pregunta que fue la que motivó la sección, ¿por qué no somos más felices con 15 días de vacaciones vacaci ones que que con 10? La respuesta nos la dio el propio Kahneman: una cosa es la utilidad experimentada que seguramente es mayor con una estadía más prolongada, y otra muy distinta es la utilidad recordada. En nuestro «disco rígido» no grabamos el minuto a minuto de nuestras experiencias, sino que el  las placer que nos nos proporcionan propor cionan nuestras uestras mem memorias orias está fuertem fu e influido inf luido comienzo, comien el final final y circunstancias emocionalmente extremas (buenas o ertement malas)ente que son las por que elnos dejanzo, alguna marca, por lo que resulta crucial la calidad más que la cantidad de las experiencias. Lo comprobé en el Aruba Nautical Club & De Palm Island, donde en verdad cuesta decidir qué

 propuestas aceptar. aceptar. U Unno de esos planes pl anes es el Catamarán Catamarán «Palm Pleasure», que ofrece ofrece la típica excursión de paseo con final de snorkel, que está muy bien pero no es algo novedoso para mí porque  

ya tengo en mi memoria un viaje similar. El  Atlantis tlant is, un falso submarino que en realidad es un barco vidriado que permite recorrer corales por debajo de la superficie, también me tentó. Los colores del catamarán, de aparente inspiración en la bandera del Club Boca Juniors, me terminaron de convencer   para descartar desc artar la prim pr imera era altern al ternativa ativa y optar finalm finalment entee por el ferry que lleva a De Palm Island,  porque escuché escuché que alguien alguien hablaba de la «caminata «caminata lunar lunar submarina» submarina» y tu tuve ve el present pre sentim imient ientoo de que era una una de esas experiencias que no iba a vivir en otro lugar. lugar. ¡Acerté! ¡Acerté! En mis memorias no logro distinguir el recuerdo de tres días de mar, del de cuatro jornadas descansando en la arena, incluso cuando cuando cambié dos veces de playa pl aya y esa es una una de las razon razones es fundamentales por la que no mejoran las vacaciones por la mera acumulación de días. La rutina es la  peor inversión inversi ón en un un viaje viaj e que presunt presuntam ament entee se hace para obtener obtener placer. plac er. Pero un un casco de astronauta sin el traje, que aporta el peso para mantenerse en el fondo durante los 115 metros de caminata y una suerte de manguera conectada con la superficie, que ahorra la necesidad de hacer el curso de buceo, son algo que no se olvida nunca. El vagón abandonado y el avión naufragado confirman que el proyecto es artificial, pero la fauna marítima es realmente alucinante en la isla feliz. Durante la tragicómica investigación de Kahneman con el médico proctólogo aprendimos que el final de una experiencia era tan importante como el pico más intenso de la vivencia, a la hora de construir const ruir la memoria emoria de ese es e episodio epi sodio que carga nuest nuestras ras pilas pila s y que recordarem recordar emos os cuando regresemos a la vida de verdad, la de todos los días, la que paga las cuentas, nos permite llenar el changuito del supermercado y cada tanto nos compra la posibilidad de descansar. Mucho chorespecta tiem tiempo po al después descu descera ubríque quelalam real ventaja ventdel ajafinal com c omparativa parativa de la iía slamayores de ores Aruba, Aruba, sobre todo en loMu que recuerdo, mem emoria oria de mi viaje tenía tenisla may chan c hances ces de ser  soleadaa que en otras solead otras playas p layas del Caribe. Me lo hizo hizo notar notar a la vuelta del viaje viaj e Claudio Destéfano Destéfano en unaa publicación un publica ción de negocios negocios llam lla mada  Ristretto  en la que contó que ese triángulo holandés que se forma entre Curaçao, Bonaire y Aruba tiene un microclima tan particular que rara vez llueve, multiplicando ltipli cando no no solo sol o las la s probabil pr obabilidades idades de tener más más días dí as de playa, sino lo que es mucho mucho más más importante para el recuerdo del viaje; que la última jornada sea de sol. Confieso que el cuento me sonó primero a verso. Aunque era chico, me acuerdo que a mediados de los ochenta se lotearon muchos destinos nuevos de la costa atlántica bonaerense y que uno de los argumentos más trillados de venta era que Montecarlo, o Costa del Este, o Mar Azul, o Mar de las Pampas, microcl micr oclima», ima», absolutam abs olutamente incomprobabl able, e, a menos que uno ya hubie hubiera ra comprado«tenían el loteun y pasado un par hecho de veranos allí. ente incomprob La única cosa que mantenía la verosimilitud del aparente mito del eterno sol arubiano, era que efectivament efectivam entee en la parte orient ori ental al de la l a isla is la el paisaj p aisajee era muy árido, y me me constaba que buena buena parte de la l a vegetación occidental había sido s ido importada importada e implantada implantada artificialmente. artificialmente. Term Terminé iné de creerlo creerl o cuando cuan do Claudio contó que que los l os arubian ar ubianos os están es tán tan convencidos convencidos de haber sido tocados por la  providencia rovide ncia climática climática que armaron armaron un una página página de internet internet llamada llamada arubawebcamse  n la que muestran variass cámaras ip qu varia q ue transm transmiten iten en vivo las l as 24 horas desde d esde las l as principales pr incipales playas, como como «garantía» «garantía» del sol eterno. Aruba, Aru ba, hay que decirlo, no es la isla i sla más barata bar ata del Caribe. Cari be. La poca competitividad competitividad en precios preci os es e l rresultado el esultado una una soc sociedad de 110.000 habitantes habitan tesdisputa que han hanpor reemplazado reem la tradicional competencia ende costos deliedad capitalismo, por una feroz serplazado más amables que sus compatriotas rivales en el duro trabajo de captar las preferencias de los turistas que solo buscan  placer y relax.

Paradój icamente, Paradójicamen te, esa condu c onducta cta generó generó un shock shock de calidad cali dad en las relaciones relac iones perso personnales dentro dentro de la isla y por añadidura añadi dura hacen más felices feli ces a sus habitant habitantes es y a los l os turistas. Las sorpresas sorpre sas y aventuras aventuras  

convierten a la estadía en un gran viaje en la memoria aunque no sea tan prolongada, tanto por los  picos de int i ntensidad ensidad de las experiencias que ofrece com comoo por la ventaja de que la m mayoría ayoría de los días dí as y sobre todo el último tengan sol asegurado. Sin saber nada de psicología psicol ogía cognitiva, cognitiva, me lo explicó un excéntrico excéntrico personaje per sonaje al que descubrí comiendo un atún rojo en el bar Moomba, con los pies enterrados en la arena y jurando llamarse Mr. Aruba. Cuando le estaba contando sobre el efecto de habituación hedónica, me dijo «eso es una forma difícil de decir que nos acostumbramos muy fácil a lo bueno, pero los Arubianos no terminan de adaptarse nunca a todo lo bueno de su tierra, porque reciben tantos turistas por habitante, de los más diversos di versos rincones rincones del d el planeta, que que les l es garantiza garantiza una una gran cantidad cantidad de experien experie ncias diferentes, diferentes, evitando que la adaptación los acostumbre fácilmente». Las mejores vacaciones vaca ciones no son las m más ás largas l argas sino las más felices. felice s. Sobre todo cuando cuando las evocamos evocam os mirando hacia hacia atrás y el recuerdo se cuela placent plac entero ero en e n las anécdotas que brotan en cada oportunidad que nos encuentra compartiendo tiempo con la gente que más queremos. Las vacaciones vac aciones más felices son las que alim al iment entan an la memoria memoria de episodios epi sodios y postales que hacen  posibles osibl es que «salgamos «salgamos de vacaci vacaciones» ones» una una docena docena de veces al día, como Max Max Duroech Duroecher er en Colateral.

 

Capítulo 4

¿Qu é pueden hacer ¿Qué hacer los gobie gobiernos rnos para aaumentar umentar el  biene ienest star? ar? Sensaciones relativ relativas as de inseguridad y delincuentes que se mudan Mis recuerdos de la casa de calle 66 tenían olores, el sabor de los tallarines de mi abuela y la impresión visual que me causaba la fachada de piedra, tan característica de las casas típicas de Mar  del Plata, si la l aun vivienda vivaspecto ienda hubiera hu sido solidez. construida construida grandes grandes bl bloques de granito, granit apilados apil ados unos unos sobre otroscomo dándole debiera aparente Encon mi memoria nooques aparecen, sin o, embargo, indicios de son so nido alguno. alguno. Pero las l as segu se gundas ndas partes nunca nunca son iguales iguales a la l a prim pri mera. Me instalé allí all í en el invierno de 2012 con más proyectos que realidades, escapando de un céntrico dos ambientes, suficiente para mi vida de soltero, sol tero, aunque aunque no no para recibir recib ir las l as visitas vi sitas cada vez más más prolong pro longadas adas de quien luego luego sería mi mujer. La prim pri mera noche no no fue fue como la había im i maginado. aginado. Lejos de ser el barri ba rrioo pací pacífico fico y silen sile ncioso de mis recuerdos, me desperté abrupt abr uptam ament entee por la deton d etonación ación de varios va rios disparos. dispar os. Al principio no supe supe de dónde provenían ni ni atiné a descifrar desci frar el tipo de arma, pero conjeturé conjeturé que la apertura de la rambla rambla que antes separaba el casco urbano de la periferia, había destapado «las arterias» y dejado correr  librem libr ement entee a la l a delincu deli ncuencia. encia. Era un prejuici prejuicioo de los l os que vivimos en el centro centro de la ciu ci udad; los delinncuentes deli cuentes no podrían radicarse radi carse tan cerca. Imaginé algún ajuste de cuentas, deliré persecuciones cinematográficas y no descarté una furia  pasional. La segu segunda noche noche se repitieron los tiroteos y tam tampoco poco pude dormir, dormir, no no solo por el e l miedo, miedo, sino por la ansiedad que me me provocaba provo caba rum r umiar iar la bronca br onca de haber tomado tomado una una mala mala decisión. decisi ón. Al día siguiente llegué de Buenos Aires pasada la medianoche, subí el auto hasta la rampa de la cochera y cuando bajé los escuché otra vez. En esa oportunidad estaban tan cerca que sentí, por un instante, que se me detenían los latidos del corazón. Vi una moto con una caja de deliverye  n la parte par te trasera y un mocoso insolente que en otros tiempos no habría dado la edad para los pantalones largos. No vi el arm ar ma, tampoco tampoco a los otros. Aun Aun así, seguían seguían saliendo sali endo los disparos. dis paros. Tardé un tiempo en comprender que esa manifestación de violencia no estaba destinada a amedrentar sino a divertir a jóvenes de contextos marginales que, en alguna bifurcación de subcultura urbana, urban a, habían adquiri adquirido do el hábito hábito de cortar co rtar la chispa de la l a bujía para par a que la nafta nafta se acum a cumulara ulara en el

caño de escape y explotara cuando la bujía volvía a hacer chispa. Eventualmente, por el efecto de habituación, el oído se acostumbra también a esa forma de  

contaminación contam inación y los pseudodisparos de las l as motos motos se incorporan al paisaj p aisaje. e. En consecu consecuencia, encia, tomé tomé la costum costu mbre de dejar el auto sobre la l a rampa del garaje. La parte racional ra cional de mi cerebro cerebr o comprendía comprendía que no había riesgos de abrir el portón para guardar el auto, pero mi instinto no razonaba y seguía en guardia. Al cabo de casi cuatro cuatro años de no haber haber suf s ufrido rido ning ningún robo ni de haber presenciado pres enciado escenas de violencia, la memoria episódica hace su trabajo y cede la sensación de inseguridad inicial. Es cierto que vivir en una casa siempre resulta más vulnerable que estar en un departamento porque en un séptimoo piso los ladrones séptim l adrones deberían deberí an hacer hacer malabares para entrar por la ve venntana. tana. Sin embargo, embargo, la  percepción ercepci ón de riesgos ries gos fun funciona ciona de la misma misma manera manera que que una una batería que no no se carga por much muchoo tiempo y entonces el miedo se transforma en una precaución razonable. Pero aunque parezca obvio al sentido común que la sensación de sentirse seguros es uno de los  pilares ila res de la l a felicidad, e inclu i ncluso so el propio pr opio Abraham Maslow lo ponía en segu segundo lugar lugar en su fam famosa osa  pirámide de necesidades, la evidencia e videncia científica científica en el tem temaa no es tan tan concluy concluyent ente. e. El doctor en Economía de la Universidad de California, Masanori Kuroki, analizó encuestas de felicidad de Japón donde una una de las pregu p regunntas era si s i las l as personas per sonas habían sufrido sufrido algún robo en los últimos doce meses. Aunque comprobó que efectivamente las víctimas reportaban menores niveles de felicidad, felici dad, el impacto impacto solo era sign s ignificativo ificativo entre entre los l os de menores menores ingresos ingresos y no no así en el grupo grupo de mejor posición posici ón socioeconómica, socioeconómica, algo razonable razonable si pensamos pensamos que los más ricos r icos siempre pueden recuperarse más fácilmente de una pérdida material. El produ economista incluso el impacto robo endólares, laares, felicidad eradientem similar al eque habría prod ucido una unjaponés a caída caí dacalculó en los ingresos ing resos que de entre 35.000del y 52.000 dól independient indepen ement ente de la pérdida material concreta. Algo Algo así como como un daño moral moral equivalente equivalente a los ingresos ingresos de todo un año. De manera sugestiva, el estudio reveló que los propietarios sufrían mucho más que los inquilinos los efectos de haber sido robados. En el verano ver ano de 2003 mi amigo amigo Rehman Rehman Chisti me prestó pre stó un departam depar tamento ento en Gillingh Gill ingham am,, Kent. El clásico cl ásico dúplex inglés inglés ubicado en el 90 de Gordon Road, Road, frente frente al Priestf Pries tfield ield Stadium, Stadium, estaba a medio terminar, y la generosidad de Ray me asignó el piso superior donde disponía de una habitación y un baño que, aunque no tuviera agua caliente aún, era suficiente para mis aspiraciones de estudiante: tener un refugio para aprender más barato el idioma de Shakespeare. Eluna pri mpalangana prim er mesana sufrí sufrí lleno l leno las inclem ieléctricas encias del ainvierno ing lés.ventajas Miajas «du «d ucha» llenar palang condediez pavas elnclemencias éctricas de agua agu calient cal iente. e.inglés. Las vent de serdiaria chiquito chiquconsistía ito de en tamaño tam año me me llevaban ll evaban a gastar gastar solo s olo una una jarra ja rra en e n mojar mojar el cuerpo entero desde el pelo pel o hasta los pies. pie s. Luego me ponía el shampoo, me enjabonaba por completo y volcaba el resto de la palangana sobre la cabeza, dejando que el agua corriera por el resto de mi anatomía para enjuagar la espuma. Como la calefacción central no estaba todavía conectada, los cinco minutos que duraba la experiencia me hacían sentir en Alaska. Por fortuna, al cabo de un tiempo descubrí un gimnasio municipal que ofrecía acceso ac ceso a las máquinas, máquinas, la pileta pi leta clim cli matizada, atizada, las la s camas solares solare s y lo que para mí era más importante: unos regios vestuarios con duchas que no escatimaban agua caliente. Repetí la rutina rutina del curso de ing i nglés lés por las l as mañanas mañanas y del gimn gimnasio por las l as tardes durante durante dos meses. Pero un día esosvueltas en que de la noche antes deralasla cuando a casa la llavea en la cerradura, cerr adura, di las lades dos rigor ycaía choqué choqu é contra cont l aseis, negativa negativa de volví la l a puerta que quemetí se resistía r esistía abrir. La confusión me duró unos minutos, probé nuevamente suerte con la cerradura, pero no hubo caso. Al cabo de varios intentos infructuosos y cuando la fuerte sospecha de que alguien había

cerra do la puerta cerrado puerta desde adentro adentro comenzó comenzó a invadirme, invadirme, decidí decid í mirar por la vent ve ntanit anitaa del correo corre o —   prácticamente rácticamente en todas las casas del Reino U Unido nido está empotrada empotrada en el medio medio de la l a puerta—. puerta—. Una Una  

fuerte fuerte brisa bri sa de aire frío invadió mi rostro y al instante instante deduje que que alg al guien debía de haber roto la  puerta uerta o alguna alguna ventan ventanaa de las que daban al patio de atrás, porque no no había nning ingun unaa otra explic explicación ación  para la correntada. Llam Llaméé a mi mi amigo amigo que, que, como como buen abogado, me me recomendó recomendó alejarm alej armee de la casa cas a y aguardar a la policía que llegó antes de que terminara de cortar. En un operativo digno de SWAT, derribaron la puerta de atrás y cuando se cercioraron de que los cacos ya no estaban en la propiedad, me permitieron pe rmitieron entrar. El aspecto as pecto era desolador. desolad or. Cualquiera Cualquiera qu q ue haya haya sufrido un robo sabe s abe de lo que estoy hablando. hablando. Me faltaban unas unas libras l ibras que había había dejado sobre la mesa, varias va rias camisas, camisas, unas zapatill zapatillas, as, una una cámara de fotos y un un celular, celular, pero la habitación principal estaba e staba patas para arriba, arri ba, como si hubiera hubiera pasado un tornado. Nunca supe si mi regreso los ahuyentó o si nunca imaginaron que debajo de las alfombras aún no pegadas de un departamento a medio terminar estaban felizmente mis ahorros, y respiré aliviado. Aunqu Au nquee las l as pérdidas pérdida s materia materiales les no habían habían sido dramáticas dramáticas para mi subsistencia subsistencia y había había recuperado objetivam obj etivament entee el control control sobre la segu se guridad ridad de la vivienda, vivie nda, esa fue fue una una de las l as peores peor es noches de mi vida. Sentía que era vulnerable, que podía recibir un ataque en cualquier momento y que los ladrones la drones volverían volverí an con la firme sospecha de que no no habían dado con «el botín» principal. No  pude pegar pegar un ojo y la angu angustia stia se comió comió una una por una una todas las horas que restaban hasta hasta que inútilmente sonó el despertador. Creo que mi profunda desesperación provocó que al día siguiente Rehman me consiguiera una habitación en un departamento de unos afganos que, a pesar de dar perfectamente con el  physic du role de Bin Laden, despejaron mis temores y me permitieron recuperar la sensación de seguridad. Cuento esta anécdota porque creo que aporta un condimento fundamental para entender el resultado del trabajo de Kuroki Kuroki que señalaba, señalaba , como hhem emos os visto, vi sto, que el im i mpacto de la l a inseg i nseguridad uridad en materia de felicidad era significativo en el caso de los propietarios, pero no en el de los inquilinos. La explicación explicaci ón que que ahora parece pare ce obvia obvi a es que, de algún modo, el dueño de la propiedad pr opiedad queda atrapado en un cuerpo que ha sido violado, mientras que quien renta ese lugar, tal y como me sucedió en Gillingham Gillingham,, puede esquivar el e l costo c osto psicológico psicol ógico de la l a inseguridad inseguridad alquilando en otro espacio. espaci o. El otro tema tema vincu vi nculado lado al impacto impacto diferencial de los l os que alquilan, es que si la l a gente gente tiene tiene libertad li bertad  para mudarse mudarse y lo hace con cierta frecuencia frecuencia es esperabl e sperablee que decaiga el precio de las l as propi propiedades edades en los barrios barr ios más inseg y por lo l o tanto tan propio propise o mercado m ercadoadaptando internalice internalicea los los l os contextos efectos demás los l os mayores may ores riesgos de sufrir uninsegu robo.uros, Si esto fuera así,tolaelgente estaría o menos violentos; al ser víctima de la violencia reduciría la satisfacción con la vida en el barrio, y compensaría esto con un alquiler más barato. Sabemos por las investigaciones de Carol Graham y Juan Chaparro que efectivamente hay un efecto de adaptación, y que lo que verdaderam verdadera mente ente afecta la calidad ca lidad de vida, vida , es el e l recrudecim re crudecimient ientoo de la violencia en un barrio. Como ya vimos, estamos diseñados cognitivamente para reaccionar  frente a los cambios en el statu quo pero no frente a una situación que no se modifica, aun cuando sea objetivamente mala. En una investigación que hicimos con Guillermo Cruces y Andres Ham, del CEDLAS, descubrimos que efectivamente la percepción subjetiva de con inseguridad enro distintos barrios de Buenos Aires no afectaba directamentee los directament niveles ivel es de satisfacción la vida, pero pe que sí impactaba im pactaba indirectamente en la felicidad, pues perjudicaba la evaluación de calidad de vida en el barrio, que ciertamente era una variable determinante de la satisfacción general. Más aun, cada punto que los

vecinos le asignaban asignaban a la segu s eguridad ridad de su barrio barri o durante durante el día dí a (en una una escala esca la de 1 a 10) tenía tenía el mismo impacto en materia de satisfacción que el que les producía un incremento del 0,37% en sus  

salarios. Lo interesante interesante de usar encuestas encuestas de satisfacción subjetiva para evaluar aspectos as pectos tan difíciles de mensurar ensurar como como la seguridad, seguridad, es que facilitan la realización re alización de políticas polí ticas públicas, públ icas, porque los responsables de la seguridad en el barrio (presuntamente el Intendente) pueden evaluar el impacto de distintas distint as medidas altern al ternativas ativas en la percepción percepci ón subjetiva subjetiva de d e seguridad, seguridad, como como por ejemplo poner más más  policías olic ías o in i nstalar cámaras. Si alguna alguna de esas medidas medidas mejora la calificación cal ificación que que los vecinos vec inos ponen ponen en materia materia de seguridad seguridad del barrio, bar rio, de d e 6 a 8 puntos, puntos, por ejem ej emplo, plo, saber sa ber que eso tiene un valor  equivalentee al 0,74% del ingreso equivalent ingreso de esos vecinos puede servir servi r para par a determinar determinar el monto monto de una una tasa  para financiar financiar el servicio servi cio o para decidir decidi r si vale val e la pena invertir X cantidad cantidad del pres presupu upuesto esto en esa  política. Claro qu q ue en materia materia de d e seguridad seguridad y su relación con la felicidad feli cidad hay dos aspectos as pectos más más a tener tener en en cuenta. cuen ta. El primero tiene que ver con el descubrimient descubrimientoo del economista economista Edward Edw ard Glaeser que que sostiene s ostiene que cuando cuando una una ju j urisdicció risd icciónn local invierte fuertem fuertement entee en seg se guridad, el crimen, crimen, lejos le jos de reducirse, r educirse, se se muda a otra jurisdicción. Por eso si el esfuerzo en un mayor equipamiento o más policías no es lo suficientemente amplio desde el punto de vista geográfico, esto redundará en más impuestos para un  barrio arri o y más inseguridad inseguridad para pa ra otro, arrojando arroj ando en los dos casos ca sos un resultado negat negativo ivo en materia materia de satisfacción. El segundo aspecto es una serendipia. Cuando trabajé con el economista Pablo Schiaffino en una investigación investig ación sobre los determ de terminan inantes tes de la felicidad, se le l e ocurrió in i ncluir en el cu c uestionario, que a la  com postre hizoónGallup hizo Argentin a, una unapr pregunt pregu ntaa sobre la l aición percepción percepci relativa insegu inseg ridado barria ba rriall en comparaci paración a otrosArgen vecindarios vecitina, ndarios prom omedio. edio. La intuició intu n de mi món i colega co lega eradeque talucomo com sucedía con el ingreso —que según Easterlin no importaba en términos absolutos sino en la comparación con lo que ganaban otras personas de nuestro grupo de referencia— probablemente la inseguridad no tenía impacto im pacto por su nivel promedio, sino que el efecto dependiera de la comparación relativa de los niveles de seguridad subjetivamente percibidos por los vecinos de un barrio en relación a la inseguridad inseg uridad que, creían, creí an, había había en otros lugares. El trabajo de campo permitió permitió comprobar que la sos sospecha pecha de Pablo estaba en lo cierto ci erto y que, que, aunque el hecho objetivo de haber sido víctima de algún delito en los últimos doce meses no afectaba los niveles de satisfacción con la vida en absoluto, evidentemente había un impacto en el sentido  vecindario previsto revis to enen la comparación calidad cal idad de vida vi da barrio bar rio y respecto de fue la percepción per cepción subjetivalademagnitud seguridad seguridaddedel condel otros. Pero la sorpresa cuando analizamos los coeficientes de la l a rregresión egresión econométrica. econométrica. Descubrimos Descubrimos qu q ue el impacto impacto era asimétrico, asimétrico, en sintonía sintonía con un famoso resultado que le valiera el Premio Nobel a Daniel Kahneman, por haber demostrado que contrariamente a lo que sostenía la microeconomía tradicional, la gente no juzga sus niveles de satisfacción por el e l nivel de su riquez ri queza, a, sino si no por los cambios cambios que se producen desde un pun punto de referencia estable. Concretamente, Kahneman había descubierto que las pérdidas se sufrían más de lo que se disfrutaban disfrut aban las ganancias; ganancias; para dar d ar un ejemplo, ejemplo, el perjuicio que que generaba generaba en materia materia de d e satisfacción satisfacció n haber perdido $100, solo sol o podía compensarse compensarse ganando ganando $300. Cualquier Cualquier persona per sona que que haya haya perdido perd ido y dinero eny la calle o hayapero ganado enrla unresulta de loe,que estoy hablando. Ganar  encontrado poco de plata es muy mu satisfactorio, perderla perde rcasino, esulta mortificant msabe ortificante, sobre todo si el monto ont o es un relevant rele vantee para nosotros. nosotros. El resultado tiene una explicación desde el punto de vista evolutivo. En un mundo con mercados

financieros y famili financieros familias as con co n ahorros, ahorros, la pérdida pé rdida de dinero di nero es claramen cl aramente te un disgusto. disgusto. Pero en la época de nuestros ancestros cazadores y recolectores, cuando no había modo de acumular excedentes y  

tampoco se podía descansar en la «asistencia financiera» de un amigo, una pérdida de una cantidad significativa sign ificativa de alimentos alimentos o una una presa pres a que se escapaba esc apaba podían podí an bien marcar marcar la di diferen ferencia cia eent ntre re la l a vida y la muerte, muerte, de modo que solo aquellos individuos i ndividuos de nuestra nuestra especie esp ecie dotados de una una particu par ticular  lar  aversión a las pérdidas, tomaban las precauciones necesarias para no perder lo que tenían, multiplicando sus chances de pasar ese atributo a futuras generaciones. Grande fue nuestra sorpresa cuando descubrimos que en materia de inseguridad pasaba lo mismo, y que vivir en un barrio subjetivamente más seguro que el promedio aumentaba 0,35 puntos la calidad de vida de ese vecindario. Pero los que percibían su barrio como menos seguro que el  promedio, romedio, reportaban repor taban 0,55 puntos puntos menos menos de calidad de vida, vi da, de manera manera que que el impacto de la inseguridad casi duplica la percepción de seguridad. Ese resultado nos da dos lecciones en materia de políticas públicas que buscan mejorar el biebie nestar, reduciendo la inseguridad. La primera es que no tiene tanto sentido trabajar para que un barrio sea percibido como más seguro que el promedio, y que en cambio resulta más efectivo invertir  recursos para par a mejora mejorarr la seguridad seguridad de aquellos vecindarios que sí son vistos como menos menos seguros seguros que el resto. Pero la segunda enseñanza es quizás la más importante; al combinar los resultados anterior ant eriores es nos damos damos cuenta cuenta de que, si las l as políticas pol íticas pública p úblicass no están coordinadas a nivel region re gional, al, las inversiones en seguridad seguridad de un barrio provocará p rovocaránn mu muy probablemente probablemente el de derrame rrame de la delinncuencia deli cuencia hacia el barrio ba rrio que ha ha destinado menos menos presupuesto presupuesto a la prevención del delito. del ito. Por lo lo tanto, el resultado global es de una menor satisfacción porque las ganancias en materia de bienestar  de barrios más seguros no alcanzarán para compensar sufridas enmantiene el barrio que ahora serálospercibido comparativamente como menos seguro. Estelas es pérdidas un resultado que se incluso si no ocurriera la migración de los l os delincuen de lincuentes tes al barrio barri o que menos menos inversiones i nversiones hizo hizo en segu seguridad, ridad,  porque los vecinos de ese barrio bar rio al observar que no no hay hay policías, cám cá maras, ni patruller patrulleros os ahora  perciben erci ben su barrio barri o como como menos menos segu seguro en térm términos inos relativos.

¿Es la inflación o el desempleo, estúpido? genpeor genial ial Oscar Whecho ilde que disfrutaba disfrut tanto tant o la fama fam a como abor recíanosolía solí a decir deci r sobre que había un a solaEl cosa que elWilde de que la aba gente hablara sobre uno,layaborrecía era que hablaran uno. una Casi cincuenta años después la economista keynesiana Joan Robinson, al reflexionar sobre los problemas del empleo en el capitalismo, reflotó aquella vieja idea del escritor y la adaptó para los tiempos de la gran depresión depresió n, afirmando afirmando que que la única cosa peor pe or que ser explotado explotado por el capitalismo ca pitalismo era no ser  explotado por el capitalismo. En efecto, en la mayoría de las encuestas que se hacen en distintos países del mundo y que  buscan indagar indagar cuáles son las principales principal es preocupaciones de la gen gente, te, emergen emergen una una y otra vez la inseguridad y la economía, al tope de los temas que reclaman medidas por parte del gobierno. Y en el caso de la últim úl timaa variable vari able usualment usualmentee lo que aflige aflige es el e l desem des empleo pleo o la in i nflación. En ese sentido, en un famoso artículo cuya traducción al castellano sería algo así como «Preferencias entre el desempleo desempleo y la inflación; evidencia de encuestas encuestas de felicidad», el argen a rgentin tinoo Rafael Di Tella, Tella, usando datos de doce d oce países paí ses europeos y los Estados Un Unidos descubrió que la gente gente  priorizaba rior izaba el desempleo por sobre la l a inflació inflaciónn en sus sus fun funciones de utili utilidad dad (si es que existe existe tal cosa

como una función de utilidad). Los números de este economista revelaron que tanto la pérdida del trabajo como el aumento de los precios impactaban negativamente en la felicidad, aunque en  

 promedio romedio las la s personas estaban dispuestas dispuestas a tolerar 1,7% más de inflación, con tal de reducir el desempleo un un 1%. En otras otras palabras pa labras,, el desempleo desempleo dolía d olía más. En los años ’50 se hizo famosa la formulación de otro economista, el neocelandés William Phillips quien estableci establecióó que existía un una rel relación ación empíri empírica ca negativa negativa entre entre la l a inflación de los salarios salar ios y el desempleo. desempleo. Aunque Phillips razonaba en sintonía con la hipótesis marxista —en el sentido de que si aumentaba la cantidad de desempleados, los trabajadores perderían poder de negociación salarial y se frenarían los aumentos— el brillante economista del instituto Tecnológico de Massachusetts, Massachu setts, Paul Paul Samuelson, Samuelson, pensó que que el orden de causalidad podía ser el inverso. El profesor  del MIT planteó que si los precios de la economía subían en términos reales, los salarios iban a ser  más baratos bar atos para los l os empresarios quienes, quienes, por ende, contratarían contratarían más más personal, per sonal, bajando así el desempleo. Durante muchos años este resultado fue una guía para muchos presidentes y ministros de Economía. Econom ía. Lo que la curva de Phillips Philli ps sosten sos tenía ía era er a que no no se podía p odía bajar ba jar el desem des empleo pleo y la inflaci inflación ón al mismo tiempo, y que los gobernantes debían decidir si priorizaban el empleo y el recalentamiento de los precios, o si en su afán por controlar la inflación estaban dispuestos a tolerar menor creación de puestos de trabajo. La novedad del trabajo de Rafael Di Tella es que ahora los políticos pueden elegir la combinación óptima entre desempleo e inflación con una guía práctica concreta. Porque si el desempleo duele más en términos de felicidad que la inflación y el objetivo del gobierno es aumentar  el bienestar de la población, su eje debe orientarse a crear la mayor cantidad de empleo posible, evitando las fluctuaciones económicas que conducen a la pérdida de fuentes de trabajo, cuando sobreviene una recesión. La inflación resultante de mantener a la economía anabolizada será bajo esas circunstancias un efecto colateral de menor importancia. De hecho, en un capítulo que escribimos con Pablo Schiaffino para el Global Handbook of W Well ell-encontramos os evidencia evi dencia del fu fuerte erte impacto impacto del desempleo desempleo en la calidad cal idad de being and Quality of Life, encontram vida analizan a nalizando do 28 años añ os de datos d atos sobre felicidad en la Argentin Argentina. a. Abonando la «paradoja de Easterlin» la felicidad no se correlacionaba, según nuestros datos, con el ingreso per cápita aunque sí subió mucho en 1991, probablemente como consecuencia del éxito del plan de estabilización de precios que fulminó la inflación en nuestro país. Sin embargo, cayó nuevamente en 1995, justamente entonces a un escalofriante 18,6%. cuando el desempleo, «efecto tequila» mediante, trepaba Con la caída del de l des desem empleo pleo que sigu si guió ió a la normalización normalización en el ingreso ingreso de capitales, otra vez los argentinos volvimos a ser más felices en 1999 y hubo un espectacular salto en el bienestar hacia el 2006, product pro ductoo de la fuerte recuperación del empleo, empleo, aun a un cuando cuando los lo s niveles de in i nflación se habían disparado. Podemos Podem os entonces entonces reform r eformuular la paradoja pa radoja de Easterlin. Easterl in. Si consideram consider amos os tanto tanto los resultados de las investigaciones investigaciones de Carol Graham como como los l os nuestros, nuestros, el e l dinero perm per mite comprar felicidad felic idad cuando cuando la gente pasa necesidades hasta que superan el umbral de pobreza. Luego el crecimiento del PBI solo impacta en la medida en que ayuda a bajar el desempleo, aunque un mayor ingreso no tiene ningún efecto cuvez ando la es gente genloteque salió salitenía ó de la y todos tienen tienen trabajo. Talcuando esto enpobreza mente Bill Clinton cuando en 1992 ganó las presidenciales de los Estados Unidos Unidos apoyándose apoyándose en e n un una frase que sería a la l a postre famosa: famosa: «Es la economía, economía, estúpido». Lo cierto es que en ese país había subido el desempleo de sempleo ese año, aunque no había problemas de

inflación. inflaci ón. Si bien es factible factible que Clinton Clinton conocier conocieraa las la s in i nvestigaciones del profesor pr ofesor en Ciencia Política de Harvard, Valdimer Key, que ya en los años cincuenta discutían la relación entre el  

creci miento crecim iento de la l a economía economía y los resultados electorales, electoral es, lo más probable pr obable es que su brillant brill antee intuición intuición  política, ju j unt ntoo con su contacto contacto diario con co n los veci vecinos nos de Arkan Arkansas, sas, le hubieran hubieran dado los elem el ement entos os necesarios para intuir que en ese momento de la Historia, como en tantos más, el empleo era la clave de la felicidad. Si el bienestar de la gente depende, en parte, de no sufrir desempleo y, en parte, de no sentirse ahogada ahog ada por los precios, preci os, la democraci democraciaa aparece apar ece com c omoo el sistema sistema natu natural ral que permite permite maxim maximizar izar la felicidad de la población. En la medida en que la gente crea que el derrotero de esas variables está influido inf luido por las l as políticas pol íticas públicas púb licas,, buscará votar candidatos ca ndidatos que que prometan prometan o garant garanticen icen respuestas en estos dos aspectos. Al cruzar cruzar los l os datos objetivos obj etivos sobre sobr e la economía economía argen ar gentin tinaa de los l os últimos 8 años, con los resultados de las l as encuestas encuestas de imagen imagen de la president presi dentaa en ese período, per íodo, la l a doctora Cristina Cri stina Fernández Fernández,,  podemos odemos verificar veri ficar si esto es to tam también bién fu funciona nciona en tierr tierras as latinoameric latinoamericanas. anas. Efectivamente tanto el índice de confianza del consumidor (ICC) que releva mensualmente la Universidad Di Tella, como las expectativas de inflación que también surgen de una encuesta de esa misma institución, se correlacionan fuertemente con el indicador de imagen de la presidenta que mide una de las l as consultoras consultoras más prestigiosas del de l país. paí s. En concreto, concreto, cada 1% 1 % que anagement and Fit , una mejora la confianza, sube la imagen de la Primera Mandataria un 2,26% al tiempo que por cada punto  porcentual orcentual de suba en las expectativas expectativas de inflaci inflación, ón, se deteriora deterior a un 0,55% la aprobación apr obación de la Jefa de Estado. Una vez más, la preocupación por la marcha de los negocios que es una variable muy relacionada con el desempleo, tiene un impacto cuatro veces mayor que la perspectiva de aumento de los precios. precios . Más aún, el análisis econométrico econométrico demuestra demuestra que esas dim d imension ensiones es explican el 73,3% de los cambios cambios en la imagen imagen a lo largo l argo del periodo, per iodo, quedando un un 26,7% restante restante para la política, pol ítica, el marketing y otras variables de la gestión. El desempleo, entonces, importa más que la inflación. Pero lo que más influye, aun en nuestro humor electoral, son las expectativas que magnifican la diferencia de nuestras preferencias por una economía que crezca, aunque se tenga que pagar el costo de una mayor inflación. Me pregunt preguntoo qué hubiera hubiera pasado si este libro li bro hubiera hubiera sido publicado antes de 1992 y Bill Clint Cli nton on lo hubiera leído. Probablemente, la frase mundialmente famosa no habría sido «Es la economía, estúpido», sino «son las expectativas sobre la economía, estúpido».

Un barrio feliz feliz Para fines de la década del 60 Thomas Schelling ya era una eminencia. Su vocación por el estudio estu dio de los comportam comportamient ientos os estratég es tratégicos icos lo había llevado llev ado a trabajar con el mismísimo mismísimo John Fitzgerald Kennedy, en plena Guerra Fría y cuando el mundo se jugaba la supervivencia ante la amenaza de una tercera guerra mundial de características potencialmente devastadoras. Una tarde destemplada de otoño lo invitaron a dictar una conferencia en una universidad en Boston. La actividad académica académ ica hente abía las l as 18:00. 18: econom ista llegó lrando legó puntu pun al, ent e ntró ró  Boston por una una. puerta puert a que daba directament directam e alsido escenario escconvocada enario y se aquedó en00. losEllaterales laeconomista terales esperando espe que quetual, le colocaran colocar an el micrófono micrófono corbatero, corba tero, mient mientras ras hacía tiempo tiempo para par a que se cumplier cumplieran an los religiosos r eligiosos quince minutos de tolerancia.

El ángulo ángulo no no era el más favorable para par a evaluar eval uar la cantidad de público, públ ico, los l os minut minutos os pasaban pasa ban y el disertante buscaba quórum en las primeras filas en las que veía escasa convocatoria. Eventualmente  

se hicieron las seis y cuarto, la presentadora fue al centro del escenario, miró con cara de póker las mismas filas vacías que habían incomodado a Schelling y comenzó con la introducción de rigor. Cuando Cu ando term terminó inó con las formalida formalidades des del caso tuvo que que insistir para que el catedrático se decidiera decidi era a abandonar abandon ar la l a protección pro tección del cortin cor tinado ado iizqu zquierdo ierdo y avanzara avanzara dubitativo dubitativo hacia el atril. a tril. De repente, repente, escondida en la anonimidad de las fuertes luces, una multitud rompió en aplausos. Schelling,, a la Schelling l a postre Prem Pr emio io Nobel, tardó un instante instante en reponerse reponerse de la sorpresa, sorpre sa, especuló espe culó con  pregunt reguntarle arle a la l a audiencia audiencia por qué habían esquivado las prim pr imeras eras filas y cómo cómo era posible posi ble que ninguna de las 800 personas presentes hubiera decidido sentarse adelante. Lo pensó un instante y desechó la pregunta, aunque la lamparita ya se había encendido y la inquietud lo acompañó en cada momento de la conferencia. Unas semanas después, en medio de un vuelo de Chicago a Boston y en un avión que no contaba con las clási c lásicas cas distracciones distracci ones con las que las compañías compañías nos entretienen entretienen a bordo, Schellin Schelli ng empezó empezó a ugar ug ar con un papel que pretendía pretendía ser s er un tablero tablero de ajedrez, aj edrez, pero en vez de tener tener caballos ca ballos,, alfiles y  peones, solo contaba contaba con estrellas y círculos dibujados al aazar zar,, como como si hubieran hubieran caído por accidente a ccidente y se hubieran hubieran desparram despar ramado ado caprichosam capr ichosament entee por cada una una de las l as casill cas illas. as. Para el caso, c aso, lo mismo habría sido si do si hubiera contado con las piezas del popular juego juego de estrateg es trategia ia y las hubiera hubiera desparramado aleatoriamente por el tablero. Lo que hizo entonces el economista durante su aburrido viaje fue simular cómo se moverían las  piezas en ese tabler tableroo si solo sol o buscaran no quedar quedar en minoría minoría en el «vecindario imaginario» imaginario» que se forma por las 8 casillas forma casi llas linderas a cualquier cualquier posición posici ón interior interior en e n el tablero. Supongam Supongamos, os, por  ejemplo, que que una una de las l as blancas bl ancas «mirar «mirara» a» a su s u alrededor y se encontrara encontrara rodeada rode ada de cuatro cuatro piezas pi ezas negras. neg ras. Esa inferior inferioridad idad num numérica éric a la motivaría a moverse moverse una una casilla casi lla hacia la derecha, la izqu i zquierda ierda,, arriba o abajo; a cualquier ubicación lindera donde pudiera verse rodeada por más fichas de su mismo ismo color. col or. En la nueva nueva «vivienda» «vi vienda» volvería volver ía a mirar alrededor alrede dor y si siguiera siguiera estan estando do en situación de minoría pues continuaría moviéndose y repitiendo el procedimiento hasta que se sintiera cómoda en un barrio donde no fuera minoría.  No importaba importaba cómo cómo cayeran las piezas pi ezas al inicio; siempre siempre el resultado r esultado final final del experiment experimentoo era que se terminaban conformando espacios absolutamente segregados: por un lado, «barrios» de piezas  blancas; por el otro, «vecindarios» de piezas pi ezas negras. negras. Cuando el avión tocó tierra consciente había descubierto algo importante:  podía explicar la formación form ación de gu gSchelling uetos y defue barrios barri os étnicos étnicosdeoque religiosos r eligiosos sin si n que fuera fuera necesari necesaria a la coordinación de ninguna planificación urbana ni hubiera sido el objetivo deliberado de ninguno de los vecinos. Un Una ligera l igera preferencia por p or no ser minoría era er a suficiente suficiente para par a generar generar un patrón de estratificación socioeconómica residencial. La misma lógica permitía entender también por qué los asisten asis tentes tes a su conferencia conferencia se habían agrupado agrupado en el fondo fondo de la sala. Desde entonces, entonces, este e ste brillant bril lantee cient ci entífico ífico social soc ial comenz comenzóó a estudiar estudiar de manera manera apasionada a pasionada la la emergencia de patrones de comportamiento agregado a partir de motivaciones individuales en circunstancias en que no existía ningún sistema de coordinación explícito o implícito. Nada de  planificadores diciéndole di ciéndole a la gente gente lo que que tenían tenían que que hacer, hacer, ni ni tampoco tampoco precios preci os que indicara indicarann la conveniencia tomar uno otro camino. Una tardede a la salida deusu curso, Schelling observó que a pesar de que el edificio contaba con dos escaleras externas, cada una en un extremo del piso, los estudiantes se congestionaban en ambas arterias durante los cambios de banda horaria. Por este motivo, las escaleras circulaban a bajísima

veloci dad porque los que su velocidad subían bían trababan a los que bajaban baja ban y viceversa. vicever sa. Una Una solu sol ución para evacuar  e vacuar  el piso de manera más eficiente habría sido establecer que una de las escaleras se utilizara para subir   

y otra para bajar. Sin embargo, embargo, el profesor p rofesor quería saber si el comportam comportamient ientoo óptimo óptimo podía surgir  surgir  espontáneamente por parte de los alumnos con una pequeña ayuda. Les propuso entonces lo siguiente:  para las la s próximas próximas clases, cla ses, sus estudiant estudiantes es debían debía n subir por la escaler es caleraa derecha y bajar siempre s iempre por la izquierda. Al cabo de dos sem se manas no no solo el profesor pr ofesor sin si no el resto de los l os docentes y alum alumnos quedaron sorprendidos por el cambio. De alguna manera, la nueva conducta de los estudiantes de Schelling había influido influido en el comportam comportamiento iento de los asisten asis tentes tes de las l as bandas horarias horari as anteriores y posteriores a la suya. suya. Así, de forma forma sistem sis temática, ática, el tránsito tránsito fluía hacia hacia arri arriba ba por la escaler e scaleraa derec derecha ha y hacia abajo por la de la izquierda. Muchos años después el experto en Economía del Comportamiento Richard Thaler escribió  Nudge, un libro fantástico en el que muestra cómo se pueden cambiar  muchos comportamientos con pequeños empujones o ayudas en el proceso de decisión. Sin duda, el  pionero en el tem temaa fue fue Schelling, Schelling, quien quien demostró demostró cómo cómo surgen surgen comportam comportamient ientos os grupales grupales óptimos o disfuncionales, dependiendo de pequeños cambios en los motivos o en las reglas que enfrenta cada individuo. Ahora Ah ora bien, bi en, parece lógico que esta línea lí nea de investigaciones investigaciones afecte más más a los gobiernos loc locales. ales. Porque el órg ór gano ejecutivo ejecutivo de ese nivel es el que está más más cerca cer ca del ciudadano, ciudadano, de modo que que es el que puede utilizar esos descubrimientos para mejorar la calidad de vida de las ciudades y  particularment articularmentee la de los l os barrios, barri os, contribuy contribuyendo endo así al bienestar de los vecin veci nos.

Schelling, las encuestas de felicidad y los impuestos a la segregación En un trabajo que hicimos con Guillermo Cruces y Andres Ham, estudiamos los determinantes de la calidad de vida de barrios de Buenos Aires mediante encuestas de felicidad. Aprendimos la lógica de ir i r por ese cam c amino ino luego luego de leer una investigación investigación del profesor pr ofesor Bernard van Praag, que usaba usaba las mismas encuestas para evaluar el costo de la contaminación que producía un aeropuerto. Obviamente no se le puede preguntar a la gente qué monto de compensación exigiría en el caso de que le instalasen un aeropuerto —que genera una terrible molestia auditiva— porque todos coincidirían que essobre fundamental el silencio, exigirían una indemnización. estrategia estrateg ia esen in i ndagar la satisfacción s atisfacción con ylapor vida vid ende a en gen general eral y lu luego egocuantiosa descomponer descomponer la nota queLala gente le pone al boletín de su vida, según cuánto contribuye la satisfacción laboral, la que  proporciona roporci ona la fam famili ilia, a, los amigos amigos y el barrio, por ejemplo. Lueg Luego, o, al comparar comparar encuestas encuestas de  personas con patrones patrones similar similares es que viven en barrios barri os parecidos, pareci dos, pero con la única diferencia que que uno uno de ellos tenga un aeropuerto en las cercanías, puede calcularse la pérdida de bienestar asociada a la contam cont aminación inación que que produce pr oduce esa base aérea. Más aún, comparando la contribución de la calidad de vida del barrio con la que se obtiene a  partir del ingreso ingreso monetario monetario de sus habitant habitantes, es, es posible posi ble incluso ponerle ponerle un número úmero concreto, un un  precio, reci o, a cada uno uno de los amenitiesq  ue presunt pr esuntam amente ente contribuyen contribuyen a poner p oner en valor va lor a una zona zona residencial. Aplicamos esa metodología metodología a los barrios barri os de Avellaneda, vella neda, San Cristóbal, Cristóbal, Caballito Caballi to y Paler Palerm mo, todos ubicados en el área metropolitana de Buenos Buenos Aires, Aire s, presupon pre suponiendo iendo que las variabl variables es más importantes para los vecinos eran los espacios verdes, la disponibilidad de escuelas, el estado de las

veredas, la accesibilidad al transporte público, la congestión del tránsito, la presencia de gente  pidiendo idie ndo dinero dinero e incluso la oferta de sexo sexo en las calles. calle s. Aunqu Aunquee much muchas as de esas caracterís c aracterísticas ticas  

efectivamentee tuvieron impacto efectivament impacto en la calida c alidadd de vida del barrio barri o y, y, por transitivida transitividad, d, en la satisfacción con la vida, nos sorprendió sor prendió descubrir que el principal pri ncipal determinan determinante te del bienest bi enestar ar en un vecindario no era ninguna de esas «comodidades», sino que lo que más movía la aguja de la felicidad era la l a evaluación eval uación que que la gente gente hacía hacía de sus vecinos. En concreto, cada punto que subía la nota que la gente le daba a las personas que compartían su zona de residencia tenía el triple de impacto que la limpieza de calles y veredas, en la satisfacción con el barrio, y un 50% más que la cantidad y calidad de espacios verdes. Junto Jun to con la operación oper ación del mecanismo ecanismo de mercado, esa enorm e normee preferen pre ferencia cia por vivir vi vir en un un barrio con buenos vecinos genera una segregación como la que postulaba Schelling, que se profundiza cuando cuan do la gente gente está dispu disp uesta a pagar un precio preci o más más alto al to para mudarse mudarse a otras «casillas» «casil las» en el tablero residencial r esidencial,, porque el precio pr ecio más alto de las l as zon zonas as preferidas pre feridas funciona funciona en la práctica com comoo una barrera de ingreso para gente que no comparte el mismo criterio de segregación. Por la misma razón,, a igualdad razón igualdad de las l as dem de más condiciones del barrio, barri o, aquellas personas que fueran intrínsecam intrínsecament entee más tolerantes a la presencia de vecinos que no no encajen en su ideal, ideal , acabarían acabar ían viviendo en barrios barri os donde resulte más económico alquilar o comprar. Paradójicamente, si el objetivo de la política pública fuera realmente mejorar el bienestar de los vecinos, los municipi unicipios os deberían debe rían ofrecer sólida sóli da y detallada inform información ación sobre sus habitant habitantes es y facilitar la segregación barrial, incluso cuando la idea pueda parecer aberrante desde una óptica pro integración. int egración. La La prom pr omoción oción de cualquier cualquier dato que sirva sir va para par a que la l a gente gente identifique identifique características cara cterísticas que considere relevantes en sus vecinos, funcionaría además como si fuera un impuesto a la segregación. Porque en la medida en que alguien busque radicarse en barrios con mayor porcentaje de jóvenes o de gente mayor, de negros o de blancos, de mujeres o varones, de heterosexuales u homosexu hom osexuales, ales, de gente gente de derech derec ha o de izquierda, izquierda, hará subir los precios de esa zona zona residencial, res idencial, haciendo hacien do que esa decisión deci sión resulte costosa. Puestoo en términos Puest términos de dinero, di nero, el aument aumentoo en la satisfacción de vivir vi vir con vecinos considerados «8  puntos», untos», respecto de vecinos a quienes quienes se les puso «6 punt puntos», os», es equivalente a lo que que mejora mejora el  bienestar por un aument aumentoo del 1% en e n el ingreso ingreso del hogar. hogar. Dado Dado que el ingreso ingreso promedio en los hogares de la Ciudad de Buenos Aires es de 1.200 dólares por mes, los buenos vecinos valen para la gente 12 dólares por mes: ese es el costo de una membresía a un club de gente «como uno».

El fin del trabajo La espectacu espe ctacular lar vista de la cúpula c úpula triangu triangular del Edificio Chrysler Chrysler conf c onfirma irma que que la l a ubicación es  privilegiada rivi legiada y las tres cuadras cuadras que separan el lujoso hotel hotel de la Estación Es tación Cent Central ral era er a todo lo que que tenía tenía que caminar Diallo Nafissatou para llegar a su empleo de mucama en el Sofitel New York. Todo funcionaba con relativa normalidad en su vida. Hasta que el 14 de mayo de 2011 un cliente  pasado de copas copa s y borracho de impun impunidad idad le arrebató a rrebató su dignidad. dignidad. DominiquePero Strauss Kahn erasufamoso entonces dirigir losuna destinos del Fondo Monetariopolítica Internacional. en Francia, tierra natal, habíapor construido extraordinaria reputación que lo puso en las puertas de la Presidencia, hasta que el escándalo sepultó sus aspiraciones y terminó con su carrera.

Mucho antes de salir en policiales, DSK, como le gustaba hacerse llamar, inundaba las páginas de economía de los diarios de París, con su polémica propuesta de reducción de la jornada laboral,  

gracias a la cual los franceses empezaron el nuevo siglo con una semana de 35 horas. Es probable que la inspiración del economista socialista haya provenido de sus lecturas de John Maynard Keynes, quien en una conferencia pronunciada en 1930 pronosticó que el avance tecnológico iba a permitir una vida cómoda, trabajando solo 15 horas semanales cuando el mundo llegara al 2030. Curiosamente para alguien que era extraordinariamente bueno en la comprensión de la psicología de los consum consumidores e inversores, inversore s, el economista economista inglés inglés fracasó fracas ó en su vaticinio vaticinio por no consider considerar ar la la naturaleza humana. En efecto, el avance de productividad fue incluso mayor al que estimó Keynes. Lo cierto es que hoy es perfect per fectam ament entee posible posi ble para cualquiera cualquiera que habite habite en un país desarrollado, desarr ollado, vivir relativamente relativamente  bien con un trabajo  part time t imeq   ue solo le l e lleve ll eve la l a mitad mitad del día. Después de todo, muchos muchos de los  bienes y servicios servi cios que hoy hoy insum insumen en un una porción porci ón importan importante te del presupuesto presupuesto de un un trabajador de clase media ni siquiera existían hace treinta años atrás. A mediados de los 80 nadie tenía celular, ni tampoco computadora, mucho menos ipad, laptop, o televisores de 42 pulgadas. No había cable ni tv satelital en la mayoría mayoría de los l os hogares. hogares. También ambién sobraba el dinero que hoy se destin des tinaa al proveedor de  banda ancha. ancha. Ni Ni hablar de comer comer afu afuera, era, o ir un fin fin de semana semana a la costa, que que eran lujos lujos de los l os más más acomodados. Sin embargo, el hombre quiere más, porque el mercado ha diseñado productos que satisfacen mejor los escalones superiores de la pirámide de Maslow. Hoy para estar comunicado es preciso disponer de los 100 dólares que sale un celular, aunque para señalizar el estatus social puede gastarse cerca de 1.000 en un IPhone o un Samsung de última generación. Y lo mismo ocurre con muchos gastos gastos que más más que proporcionarnos propor cionarnos satisfacción individual nos lleva llevann a trabajar cada vez ve z más para poder estar a la altura de nuestro grupo de referencia, algo que probablemente encuentre su máxima manifestación en el ámbito textil y el negocio de la moda. El problema pr oblema es que el precio que pagam pagamos os por duplicar nuestro nuestro con co nsumo sumo de bienes en relación rela ción al  presupuesto resupuesto de un una famili familiaa de clase clas e media media de los l os 80, es que trabaj trabajam amos os cada vez más, más, aun cuando cuando gracias al avance de la productivida productividadd podríam podrí amos os estar en camino camino de cumplir cumplir el pronóst pr onóstico ico de Keynes. Recordemos que en la investigación de Alan Krueger y Daniel Kahneman que comentamos al  momentos principio del libr o, los autores hpara abíaneldescubierto qulae el tiempo tiemypoque, dedicado al a l trabajoloera erque a uno unorealmente de los máslibro, infelices del díahabían promedio deque gente por el contrario, se disfru di sfrutaba taba era el tiempo tiempo que se pasaba pasa ba con la famili familia, a, con los amig amigos os y en actividades sociale so ciales. s. De modo que si el modelo de consumismo en el que estamos inmersos nos está llevando a trabajar cada vez más para poder consumir bienes que ni siquiera existían hace tres décadas y cuya función  principal es demostrar demostrar nuestra nuestra posición posici ón social, eso podría podrí a explicar por qu q ué a pesar de que el PBI se ha duplic duplicado, ado, o incluso incluso triplicado tripl icado en buena buena parte del mundo en ese laps lapso, o, no somos somos más felices. Si los l os gobiernos buscaran realment realmentee promover el bienestar b ienestar general, general, la política pública con más más chances de elevar los niveles de felicidad sería aquella que lograra reducir la jornada de trabajo y que, al mismo tiempo, le pusiera coto a la «carrera armamentista» del consumo presuntuoso. Porque unaaacceder un deeder las l as características car más perversas per versas nuevo nuevo consumismo consum es que expansión expansión dearca posibili posique bilidades dades de acc a bienes biacterísticas enes de alto al to poder de señalización, señadel lización, como como unismo IPh IPhone one o una unlaa camisa de m acaba costando más de 100 dólares, si bien permite que una vanguardia de consumidores se despegue, le  pone presión al resto en el sentido de mant mantener ener ese ritmo ritmo de consum consumo para no perder posiciones posi ciones

rela tivas en la jerarquía relativas jerar quía social. social . El consum consumo presun pres untu tuoso oso funciona funciona en la práctica pr áctica como la com co mpra de un misil poderoso en la Guerra Guerra Fría, porque po rque deja al que que no lo compró en desventaja desventaja relativa rel ativa y lo  

obliga a mantener antener el ritmo ritmo en la carrera carre ra arm ar mament amentista, ista, solo sol o para par a no perder poder en relación relaci ón a sus vecinos, amigos y compañeros de oficina. La propuesta en la que estoy pensando es mucho más radical que las 35 horas francesas que imaginó Dominique Strauss Kahn y consiguió Lionel Jospin. Más bien está en la línea de la idea lanzada a mediados de 2014 por el multimillonario mexicano Carlos Slim, quien sugirió que la semana laboral debía tener solo 3 días, liberando la mayoría del tiempo para el descanso, la vida social y familiar. El magnate tenía en mente una jornada de 11 horas de trabajo, de modo que tampoco tam poco estaba tan lejos de las 35 horas francesas. Adicionalment Adicionalmentee plan pla nteaba elevar eleva r la edad ubilatoria a los 75 años, lo cual resulta muy razonable en el contexto de las nuevas formas de creación creaci ón de valor que se basan basa n más más en e n el capital capi tal hum humano que que en la fuerza fuerza física. Esto se debe a que el  proceso de aprendizaje —en base a la eexperiencia— xperiencia— está en realidad reali dad en su pico máxim máximoo cuando cuando las leyes actuales actuales obligan a abandonar abandonar el empleo. empleo. Si bien es cierto ci erto que el «hardware» «hardware » ya no no rinde como a los 20, tampoco tampoco es eso lo l o que exige exige el empleo empleo en e n la actualida actualidad. d. En el proyecto de Slim, la cantidad de horas totales trabajadas por la sociedad lejos de disminuir, aumentaba. Si bien en cada semana se trabajaban 33 horas (un 17% menos que las 40 hs habituales), la vida laboral se extendía 10 años más (lo que representa entre el 20 y el 25% de la duración actual). En mi agenda, en cambio, aunque me resulta muy atractiva la idea de recuperar días  para la famili familia, a, y me me parece acertada a certada la visión vi sión de promover promover una una vida laboral la boral activa ac tiva más más allá all á de los 65 años, creo que debemos converger converger hacia una una semana semana de 25 horas, repartida en 3 días laboral l aborales. es. Al mismo tiempo, el gobierno debería penalizar tributariamente los consumos presuntuosos y redistribuir ese ingreso entre los que menos tienen. Creo que la combinación combinación de esas tres medidas medidas puede realmente realmente mejora mejorarr más el bienestar de la la  población, oblaci ón, que lo que que han conseguido conseguido todas todas las políticas públicas públic as juntas juntas en los últim úl timos os cincuent cincuentaa años. Para contagiar mi convicción me gustaría empezar por una de las principales ventajas de la reducción real de la cantidad de horas trabajadas por persona, que no solo libera tiempo para dedicarse dedicar se a actividades científicamen científicamente te comprobadas comprobadas en su producción producción de felicidad feli cidad como como pasar más horas con la gente que apreciamos, sino que democratiza el impacto que el avance tecnológico  produce en la economía economía en materia materia de desem dese mpleo. Así, en vez de que el fantástico fantástico proceso de nuevos nuevos descubrimientos nos conduzca mundo bipolar, un grupo de privilegiados fulla las mientras ientras que grandes grandes bolsones bols ones adeunjóvenes jóv enes sufren suf ren el donde desem de sempleo, pleo, la reducción r educción de horastrabaja forzará ltime as empresas em presas a contratar contratar más trabajadores trabajador es para pa ra manten mantener er la l a ocupación de sus plant pl antas as y bajar baja r el costo de  producción por unidad unidad de producto. producto. Es importante pensar que si el proceso de avance tecnológico que experimentamos en los últimos 80 años nos permitió permitió reducir r educir cerca cer ca de un 20% la l a jornada jor nada laboral y aum aumentar entar de manera notable notable la disponibilidad de bienes y servicios, el shock en las probabilidades de computarización de los empleos em pleos actuales actuales hará inviables buena buena parte par te de los lo s trabajos trabajo s en los próximos próximos veint vei ntee años, años , tanto tanto  porque el avance en materia de descubrim desc ubrimient ientos os y abaratamiento abaratamiento de los procesos es exponencial, exponencial, como porque está orientado a hackear  el último refugio donde los humanos conservamos ciertas ventajas lasdel máquinas: el cerebro. Para respecto tener unade idea fenómeno, pensemos que los economistas Carl Frey y Michael Osborne se tomaron el trabajo de calcular las probabilidades de computarización de 702 ocupaciones diferentes diferent es en e n los Estados Unidos Unidos y llegaron a la lúgubre lúgubre conclu c onclusión sión de que 47% de los empleos empleos

estaban en riesgo de ser automatizados y reemplazados por una computadora. Las variable var iabless clave cl ave que determinan determinan la supervivencia de un empleo empleo de acuerdo a esta  

investigación tienen investigación tienen que que ver con el grado en el cual cada trabajo requiere r equiere capacidad capac idad de percepción, percepc ión, inteligencia int eligencia creativa e inteligencia inteligencia social. socia l. Aunque muchos robots pueden hoy en día identificar y distinguir objetos en contextos más o menos estructurados, todavía los humanos tenemos ventajas en el uso de nuestro sistema múltiple de  percepción, ercepci ón, que utiliza utiliza los cuatro cuatro sentidos y capta mejor mejor los l os datos relevan releva ntes de la real realidad idad en situaciones situacion es nóveles. En la medida medida en que que un trabajo trabajo tenga tenga cierta complejidad en la per percepción cepción de datos que dificulten su estandarización estandarización,, existe todavía protección para esos empleos. empleos. Además, Adem ás, las la s computadoras computadoras no están (todavía) (todavía) capacitadas para crear cr ear y pensar soluciones novedosas, de modo que que por ahora están a resguardo resguardo los l os empleos que premian premian la capacidad capa cidad de de inventar, razonar, diseñar, imaginar soluciones para crisis que aún no existen, resolver emergencias imprevis im previstas tas o producir arte a rte en todas todas su s us expresiones, entre otras cosas. La tercera ventaja con la que contamos los humanos es nuestra capacidad para interpretar las estructuuras de relacio estruct re lacionnes social s ociales es que están presentes en grupos grupos de distint di stintas as dim di mensiones ensiones de relacionamiento en los que estamos inmersos y que muchas veces se solapan, como la familia, la escuela, el trabajo, los l os espacios espa cios públicos, público s, los grupos grupos de amigos amigos y los mercados mercados.. En la medida medida en e n que que un empleo no requiera de este tipo de habilidades, tiene más chances de acabar siendo automatizado. Obsérvese que nada nada dijimos di jimos de la l a in i nteligencia teligencia emocional. emocional. Tant Tantoo los l os soft s oftware waress que analizan semánticamente discursos como los que captan sutilezas del lenguaje facial y corporal —como lo hace hábilmente el personaje de la serie  Lie to me —, ya ya superan las habilidades habili dades hum humanas para interpretar int erpretar estados emocionales emocionales de terceros, tercero s, de suerte tal que cada vez pasan más más fácilm fácil mente, ente, en el uno a uno, la famosa prueba de Turing, nombrada en honor del genial matemático inglés que había  propuesto que que una una máquin máquinaa podía ser considerada inteligente inteligente si en la interactuación interactuación con un un hum humano, este no podía distinguir si estaba hablando con una persona o una computadora. Dado esos avances a vances tecnológicos tecnológicos espectacu espe ctaculare lares, s, es probable que los economistas economistas se hayan hayan quedado cortos en la predicci pre dicción. ón. Con Con la velocidad veloci dad que está adquiriendo el conocim c onocimient ientoo cient cie ntífico ífico no podemos descartar que en estas tres dimensiones «más humanas» también las máquinas acaben superándonos en un futuro cercano, tal como plantea la tesis de los expertos en el fenómeno de la Singularidad. Ray Kurzweil es probablemente la mayor autoridad en ese selecto grupo de científicos que trabajan haceseremos algunos verdaderos algunos años en Palociborgs Alto, California, Californ ia, y quememorias especulanexternas con la idea id ea la decapacidad que para 2035 los humanos que tendremos con de Wikipedia tan incorporada como un par de anteojos, y conectaremos nuestros cerebros no solo a las computadoras, sino que los subiremos a internet y los conectaremos en red con los de otros internautas. Por mencionar solo un descubrimiento de alto impacto en materia laboral, la gente que trabaja en temas tem as de singularidad singularidad cree c ree que en pocos años las impresora impresorass 3D que hoy cuestan cuestan cerca de 1.500 dólares, van a ser tan baratas como una de las 2D que tenemos en nuestros hogares, y vamos a poder  imprimir en casa prácticamente cualquier producto que hoy elabora la industria. De modo que no es descabellado descabel lado pensar pe nsar que buena buena parte de los empleos empleos de industrias industrias ent e nteras eras com comoo los fabricantes fabricantes de muebles para el hogar, ogar, artefactos de cocina, coc ina, element elementos os de baño y artículos de oficina, desaparezcan en 20 años. Por ello, el lo, si s i llos os gobiernos no se an a nticipan y comienz comienzan an a reducir la jornada j ornada labor laboral, al, adm a dministran inistrando do

la reasign reasi gnación ación de empleos que producirá el proceso de automatiz automatización ación de form formaa tal de reducir re ducir el shock del desem des empleo, pleo, los l os países paí ses suf s ufrir rirán án fuert fuertes es caídas caí das en materia materia de felicidad de sus poblaciones. poblaci ones.  No olvidemos que que como como mostram mostramos os en la investigación investigación que que hicimos hicimos con Pablo Schiaffin Schiaffinoo para  

Argentina y en sintonía con lo que han demostrado Rafael Di Tella y otros expertos, el desempleo es una de las principales variables que puede hacer caer la felicidad. Por supuesto, como soy economista y entiendo el modo en que se determinan los salarios, admito que el resultado de reducir la jornada laboral amortiguará esa probable caída del desempleo, pero implica im plicará rá menores menores salarios salar ios para los que ya ya están empleados empleados,, porque se puede ganar ganar lo mismo mismo trabajando 40 horas qu q ue 25, aunque aunque los fuertes fuertes avances ava nces en la product pr oductivida ividadd compensarán compensarán a la l a larga la rga este efect e fecto. o. Aun así, en el corto plazo puede haber un menor ingreso, pero no necesariamente eso impactará negativamente en la felicidad en la medida en que no comprometa la satisfacción de las necesidades de una familia de clase media, mientras que la reducción del desempleo sí tiene un impacto profundo en materia materia de satisfacción con la vida. Además, si el impuesto al consumo presuntuoso que propusimos anteriormente se redistribuye entre los que menos tienen, pegará de lleno en la pobreza y sumará ingresos en el tramo de la distribución que, como demostró Carol Graham, sí tiene efecto en materia de felicidad. Al mismo tiempo, ese tributo reducirá un tipo de consumo cuyo resultado es subir la cantidad de horas trabajadas, con el consiguiente impacto negativo en la satisfacción de la gente. La única manera de reducir un consum consumoo que solo busca subir posici p osiciones ones en la escalera escal era social s ocial,, es que el acto de comprar  ese bien con capacidad de señalización social, haga subir en esa escalera a los que están más abajo, reduciendo la distan di stancia cia con el que se pretende despegar. despegar. Curiosa Cu riosam mente, ente, la idea no es novedosa, sino si no que que está inspirada i nspirada en el «impuest «impuestoo al balance competitivo» que existe en la Liga Mayor de Baseball de los Estados Unidos, donde los clubes que  pagan a su plantel plantel más más de 189 mill millones ones de dólares en uunn año, deben abonar abonar el 17,5% en concepto concepto de impuest im puestos. os. Más aún, si un equipo se pasa del d el lím l ímite ite presupu pres upuestario estario dos d os años seguidos, seguidos, el impuest impuestoo sube el 30% y trepa trepa al a l 40% en el caso de que el club cl ub teng tengaa durante durante tres años consecu c onsecutivos tivos altos gastos gast os en salarios salar ios para p ara los l os jugadores, jugadores, llegando hasta hasta un casi prohibitivo impuesto impuesto del 50% si la ostentación osten tación de gasto en el plantel se sostiene s ostiene por cuatro años. Como resultado, solo sseis eis equipos han  pasado el límite límite en la historia historia de ese e se deporte, y solo los Red Sox, los Dodgers y los Yank Yankees ees osaron osar on superarlo más de una vez. Si diseñamos un sistema similar para penalizar los consumos presuntuosos y le ponemos un a latener carrera armamentista, estaremos mejor. Porque necesitaremos horas  plímite ara manten man er la misma mism a posición posici óntodos en la escala social, soc ial, en perfecta analogía analogía con latrabajar mejora mejoramenos del balance bala nce competitivo de los clubes en una liga, cuando se gravan los «consumos de lujo» de los equipos más grandes. Por supuesto, supuesto, es difícil di fícil pensar pe nsar que este cambio cambio radical r adical pueda hacerse hacerse de la noche noche a la l a mañana. mañana. Más bien parece probable su ocurrencia ocurrencia si s i diseñam di señamos os una una trayectoria de convergencia convergencia gradual gradual hacia el esquema esquema deseado, dese ado, reducien re duciendo do prim pri mero a cuatro cuatro días dí as la l a semana semana y bajando a 35 3 5 horas sem se manales el límite laboral, laboral , para ir en una una segunda segunda etapa a tres días y en una una tercera fase del de l proceso pr oceso terminar terminar en el esquema esquema pensado. El mismo criterio podría seguirse seguirse para el im i mpuesto puesto a los consum consumos de lujo con  poder demostrativo, demostrativo, que debería escalar esca lar año a año hasta hasta llegar a una una alícu alíc uota que que realmente realmente desincentive esos En materia de comportamientos. combate a la pobreza, en cambio, creo que no hay tiempo para perder y que debe ser el objetivo obj etivo central central e inmediato inmediato de los l os gobiernos. Por ejem ej emplo, plo, si tomam tomamos os los últimos últimos datos de

distribución del ingreso disponible en la Argentina, es posible garantizar que nadie gane menos que lo que hoy obtienen quienes están en el percentil 25 de la escala de ingresos, con un impuesto al resto de la población de tan solo el 3% de sus ingresos. En otras palabras, si ordenamos a la población  

desde el más pobre hasta el más rico y partimos esa fila en cuatro partes, solo con el 3% de los ingresos de los que no son pobres podremos asegurarnos que todos los que están en el cuarto más  pobre disfru dis fruten ten de un ingreso ingreso sim si milar al que les permitirí permitiríaa saltar al segu s egundo ndo cuarto cuarto de la población. pobla ción. Soy consciente consciente de que la presión pre sión tributaria tributaria es insoportable. Pero Pe ro en buena buena parte de los países latinoamericanos que más problemas de pobreza tienen, esta propuesta no implica necesariamente más impuestos, sino que es posible instrumentarla como una devolución de los tributos hoy pagados,  para el grupo grupo de los más pobres. Por supuesto, es probable que haya otras soluciones mejores al problema. Pero si las políticas  públicas úblic as no giran giran drásticament drásticamentee y hacen hacen foco foco en la reducción del empleo, la eliminación eliminación de la  pobreza y el combate combate al consum consumo presuntu presuntuoso, oso, vivirem vivi remos os en sociedades donde paradójicam paradóji cament entee la superabun supera bundancia dancia conducirá a un mun mundo do inf i nfeli eliz. z.

 

Capítulo 5

Una empresa feliz El salario em emocional ocional La vivienda está incompleta; la mitad es prefabricada y la otra mitad está sin terminar. Resulta más fácil definirla por lo poco que tiene, que por sus falencias. Daniel tiene nueve años y no sueña con un bife de chorizo porque nunca vio uno en su vida. Sí sabe quién es Orlando. Sueña que su frondoso bigote de pelo duro lo vuelve a pinchar, sabe que eso no es posible, pero lo sueña. Podría acostumbrarse a los ladrillos que faltan y al frío que sobra, pero es demasiado pequeño para habituarse habitu arse a la idea i dea de que su padre ya no no está. Zulema miente con mucha habilidad la falta de apetito que su menudo cuerpo no puede disimular.  No es la prim pri mera vez ni ni será ser á la última. Es Es una una estrategia estrategia diaria diar ia para que los cinco chicos chicos puedan cenar, si es que se puede denominar de esa manera a la ingesta de un mendrugo de pan y un vaso de aguaa sacado del balde agu ba lde que trajo esa e sa tarde desde de sde una una de las l as pocas poca s canillas canilla s comunit comunitaria ariass que tiene tiene la villa. Daniel Dan iel vive en la miser miseria, ia, pero p ero no es pobre porque tiene tiene un sueño: sueño: quiere cantar. cantar. Tomás omás todavía ni siquiera nació. Será el hijo de unos unos planes pl anes pergeñados en la comparativa comparativa abundancia abun dancia de una una famili familiaa de clase cl ase media y por los capric caprichos hos del destino acabará cruzándose cruzándose con Daniel muchos años El año pasado la después. gente del TEDx Córdoba me invitó a un evento donde tenía que compartir  escenario con un tal Daniel Cerezo, por entonces un absoluto desconocido para mí, hasta que este músico y psicólogo social contó contó por enésima enésima vez su historia historia personal dejando dej ando al público públi co sin si n habla. habla. Sentíí la Sent l a enorme enorme necesidad de pararm para rmee y abrazarlo, le dije que lo hacía en nom nombre bre de todos los que estaban escuchan escuchando do porque sabía sabí a que esa era er a la sensación compartida compartida del público, públic o, que estalló en una una  prolongada rolongada ovación ovaci ón de pie. El niño que aprendió apre ndió a tocar cumbia cumbia en e n un un piano vertical, qu q ue dio di o clases cl ases en la cárcel cár cel y que que ayudó ayudó a miles a salir sali r de la pobreza hoy trabaja de d e gerente gerente de Felicidad Felic idad y Cultu Cultura ra de una una importante importante empresa empresa de calzado de diseño, cuyo dueño es Tomás. Y fue Tomás quien quedó tan movilizado como yo al a Daniel —porque entendía el lenguaje de la gente común como nadie— que lo contrató  pescuchar ara manejar manejar las l as relaciones rel aciones con su personal. La decisión, a la postre, fue un tremendo acierto. Si bien los métodos del hombre de la calle no

eran en absoluto ortodoxos, respondían al sentido común más elemental. Daniel llegó el primer día con ganas de escuchar, se sentó en una improvisada oficina y fue haciendo hacien do pasar uno uno por uno a los 70 empleados empleados de la empresa. empresa.  

 —Hola, ¿cómo ¿cómo estás? Soy Daniel. Daniel.  No era el gerente, gerente, nnii el jefe j efe de Recursos Recursos Humanos. Humanos. No No era el cargo, era la persona. pers ona.  —¿Y vos quién sos?  —Ehhhh Ehhhh… … Claudia, la encargada encargada de lim li mpieza.  —Encantado, Encantado, Claudia. Claudia. Pero lo l o que quiero quiero pregu pr egunntarte es quién quién sos, qué qué cosas te definen, definen, por qué trabajas acá.  —Bueno… Bueno… trabajo trabajo porque por que necesi necesito to la plata, porque teng tengoo un un hijo hijo que no come come si yo no no trabajo, y trabajo aquí porque fue el único lugar donde me contrataron a pesar de no tener el secundario. Daniel Dan iel entonces entonces le cont c ontóó de Zulema, ulema, de los días enteros enteros sin verla verl a porque se mult ultipli iplicaba caba por  ocho para trabajar en varias casas de familia y llevar algo a la mesa. Se desnudó ante la chica para que ella sintiera que él ent entendía endía lo que le pasaba. pas aba. Que hablaban hablaban el mismo ismo idiom id ioma. a. Claudia se s e quebró y le contó muchas cosas que no se había atrevido a hablar ni siquiera con su terapeuta. Era muy fuerte lo que pasaba adentro de esa oficina. Era difícil disimular la conmoción. Y los que aguardaban afuera quedaban movilizados por el visible shock que demostraban sus compañeros. La semana siguiente Daniel les anunció que había hablado con los dueños de la empresa y que habían acordado que no no iban a cerrar cer rar a las seis s eis de la tarde, como como usualmen usualmente te sucedía al final final de la ornada laboral. labora l. La em empresa presa iba a quedar abierta abier ta para que pudiera fun funcionar una una escuela para pa ra todos aquellos empleados que no habían habían tenido tenido la l a posibili posi bilidad dad de com c ompletar pletar los l os estudios secundarios secundarios.. Imprevistamente, de ser un mal necesario, de ser un lugar donde iban a ganarse el pan, sin ningún tipo de involucramiento emocional, la gente empezó a disfrutar lo que hacía, a sentirse parte del  proyecto. Porque Porque la empresa los escuchaba y los ayudaba ayudaba a alcanz alca nzar ar sus propios sueños. El quiebre fue espectacular y no tardó mucho en traducirse en metas de productividad. La gente faltaba menos y se ponía la camiseta de la empresa. Sin embargo, con la confianza empezaron también tam bién los excesos. Daniel tuvo que que aprender apre nder el difícil di fícil arte a rte del equilibrio e quilibrio entre entre el comprom compromiso iso humano y los resultados económicos, que son los que hacen que la rueda siga girando. Lo que le ocurrió a la em e mpresa textil textil Páez al apostar por alguien alguien que sabe escuch es cuchar, ar, está en sintonía con las experiencias de vanguardia en materia de relaciones laborales que se respiran en Palo Alto, California. A principio de los 90, cuando Internet comenzó a expandirse, muchas  start ups se disput di sputaban aban cabeza a cabeza cabe za el mercado de los buscadores. Nadie imagin imaginóó que Google Google dominaría dominaría el mundo, la empresa abrió sus puertas enatrás un pequeño garaje de Menlo Park. Eventuucuando Event almente almenteen el 1998 número úmero uno de los buscadores dejó de jó a los l os campeones campeon es de las búsquedas;  páginas áginas como como  Altavista.c e ntonces onces uno uno de los correos co rreos ltav ista.com om o el propio motor de Yahoo, por ent electrónicos más populares. A medida medida que se expandía, expandía, Google Google encontró encontró el primer cuello de botella en la dura tarea de reclutar recursos humanos en un lugar tan competitivo como la meca de las tecnologías de la información: Silicon Valley. Su CEO, Eric Schmidt, al principio pensó que bastaba con ofrecer un buen buen paquete paquete de beneficios para tentar tentar talentos, talentos, pero per o la convocatoria convocatoria fracasó de manera estrepitosa. En plena burbuja de las l as  punto com, todo el mundo quería ser dueño, no en el sentido sent ido de poseer el capital ca pital de una una empresa, sino en el hecho hecho de sent s entirse irse partícipes, partícipes , actores de un  proyecto con poder de transformar transformar el mun mundo. Todos Todos los candidatos c andidatos que que rechazaban las atractivas ofertas de la com pañía r epetían, ás,empresa, palabras pal abraspero menos, el mism m ismoo discurso: dissiento curso:que «Laestoy plataademás está muy bien, es compañía mucho másrepetían, de lo quepalabras gano enmmi en mi proyecto cumpliendo un sueño, materializando mis ideas, creando el futuro».

Al poco tiempo, Google institucionalizó la liberación del 20% del tiempo laboral para que los empleados trabajaran en proyectos propios, logrando no solo atraer a los mejores trabajadores sino que para el 2005 más más de la mitad de los product pr oductos os nuevos nuevos de Google Google habían salido sali do de ese es e 20% que  

se popularizó como «los viernes de los empleados». Si bien desde entonces muchas empresas han trabajado en temas de cultura organizacional, y escalar escal ar en e n el ranking ranking de Grate Place Plac e to Work e  s hoy un un objetivo de las la s compañías de prim pr imera era línea, l ínea, lo cierto c ierto es que la gestión de recursos hum humanos todavía descansa desc ansa en el salario sal ario monetario onetario como como  principal herramienta. herramienta. Es evidente evidente que no no hay hay una una comprensión comprensión cabal del concepto de satisfacción laboral.l. Por eso, los labora l os in i nstrument strumentos os para par a estudiar Economía Economía de la Felicidad Felici dad pueden resultar de mucha mucha utilidad.

Medir la satisfacción El gran economista economista Tom Tomás ás Bulat solía decir, en referencia a las políticas públicas, públic as, que aquello que no se medía no se podía gestionar. Pues bien, lo mismo ocurre en el ámbito laboral. Ciertament Ciertam ente, e, desde desd e el punto punto de vista vi sta metodológico metodológico es com complejo plejo identificar identificar los aspectos del ambiente de trabajo que son importantes para cada uno, y el valor monetario que se les puede asignar. No existen incentivos para saber si alguna preferencia nuestra se traduce en un beneficio concreto que pueda ser disfrutado por todos al mismo tiempo, del mismo modo que ocurre con los  bienes públicos público s en Econ Econom omía. ía. Así como nadie pone dinero voluntariamente para la construcción de una carretera, porque todos  piensan que su aporte resulta insign insignificant ificantee y que que la obra se s e hará de todos modos, modos, pocos tienen incentivos incen tivos para financiar financiar la instalación de una una cafetería, el tech techado ado de las cocheras, c ocheras, la mejora del mobiliario, obili ario, el nuevo salón del buf bufete, ete, la extensión extensión del área wi fi, o la música funcional, incluso cuando todas esas cosas mejorarían indudablemente la satisfacción en el ámbito donde la gente pasa la mayor parte del día. Por eso es o los lo s economistas economistas están e stán usando usando cada vez ve z más más encuestas encuestas de satisfacción laboral. labora l. En vez de  pregunt reguntarles arles a los trabajadores trabaj adores si les gustó gustó el nuevo nuevo meteg metegol ol para los l os recreos, recr eos, concretament concretamentee indagan indagan respecto de su satisfacción en todo momento y así pueden medir el impacto de los cambios en las condiciones de trabajo. trabaj o. Más aún, si se toman toman grupos grupos grandes grandes de d e personas per sonas distribuidos en varios turnos e incluso en múltiples y seáneament cambian ambiente laboral encular un grupo trabajadores, trabajadore s, dejando de jando al restosedes moment momentáneam entee las en la lcondiciones a condición del anterior, es posibl p osible e calcular cal el de impacto que efectivamente tiene eso en materia de satisfacción con el empleo. Pero la l a manera manera más más sofisticada para eestu studiar diar cuáles son los aspectos a spectos de un trabajo trabajo que mayormente inciden en la satisfacción de cada empleado, no se basa en estudios académicos en administración de recursos humanos, sino en las páginas de citas online, como Match.com o similares. En las búsquedas de pareja, muchas veces la gente no reconoce la importancia que realmente les asignan asign an a atributos atributos tales como como la condición socioeconómica, socioeconómica, aspectos religiosos, r eligiosos, o incluso factores tan element elementales ales como como la edad. En otras oportu opor tunidades, nidades, no se trata siqu si quiera iera de que el problema de la identificación pase por el las filtro de honestidad, sino oque muy comúndeque sepamos ciencia cierta c ierta cuáles son cosas c osas que nos nos atraen, querealmente no seamos seamosesconscientes la l a no importancia importan cia ade algunnas características algu caracterí sticas en nu nuestras elecciones. elecci ones.

Si en vez de pedirle a las personas que indiquen en alguna escala numérica cuán importantes son las cualidades físicas o la posición socioeconómica, se las invitara a escoger entre perfiles que combinan com binan todos esos atribut a tributos, os, es posible posibl e que surjan con clari claridad dad no ya las preferencias declaradas declar adas  

expresamente por cada uno de los participantes, sino lo que efectivamente priorizan a la hora de elegir. ¿Dice ¿Dice que no le im i mporta el dinero, pero nunca nunca elige al apuesto apuesto plom plo mero, ni al chico que trabaja de repositor r epositor en e n el supermercado? supermercado? ¿y qué ocurre ocurre cuando cuando varios vari os días dí as después des pués aparece la misma foto, foto,  pero en esta oportun oportunidad el perfil dice dic e que el candidato candidato es empresar empresario io o abogado? ¿¿Sostiene Sostiene que que no discrim discr imina ina a las l as chicas bajitas, pero nunca unca las l as elige el ige cuando cuando la l a altu al tura ra que figura figura en e n la ficha es iinnferior  al metro metro sesent ses enta? a? ¿Dice que busca busca un unaa relación rel ación formal, formal, pero per o le pone que que «sí» «sí » a la l a chica que declara declar a expresamente no buscar nada serio? Trasladem rasl ademos os ese es e tipo de ejemplos al mundo del trabaj trabajo. o. ¿Qu ¿Quéé prioriza pri oriza el trabajador? ¿Está ¿Está dispuesto a hacer cualquier sacrificio sacr ificio por dinero? ¿Cuánt ¿Cuántoo le importa importa la flexibil flexibilidad idad de d e poder hacer  un par de días de teletrabajo a la semana, semana, sentado sentado en el living liv ing de su casa? ¿Valora ¿Valora las vacaciones y la  posibilidad osibi lidad de tomarse tomarse días dí as puente puente o es workaholicy  está dispuesta a sacrificar sacri ficar su descanso por una una  buena uena paga o un un ascenso? ¿Realmen ¿Realmente te le interesa interesa la l a obra social soci al y la jubilación, o aceptaría trabajar   bajo un contrato contrato que que no le ofrezca ofrezca ning ningun unoo de estos beneficio beneficioss pero que le entregu entregue, e, a cambio, cambio, acciones de la compañía? ¿Cuánt ¿Cuántoo tiempo tiempo pierde pier de viajando via jando del trabajo trabaj o a su casa? ¿Le ¿Le servirí ser viríaa un cambio de horario que le ayude a esquivar las horas pico del transporte público, o valoraría mucho más un convenio con una automotriz que le acercara la posibilidad de acceder a un cero kilómetro? Si realmente no tienes la respuesta para todas esas preguntas, no hay problema. Lo importante seríaa que la empresa serí empresa donde trabajas, sí las tuviera. tuviera. Con esa inform información, ación, Recursos Hum Humanos no solo  podría diseñar di señar el mejor trabajo trabaj o para vos, sino si no que que maxim maximizaría izaría el im i mpacto de sus sus recursos escasos, esc asos, dándole a cada trabajador el mejor salario sal ario emocional emocional posible, posi ble, que no necesar necesariam iament entee implica una una gran paga, del mismo modo que la chica más atractiva para tu próxima relación no tiene por qué ser  la más alta o la l a más más int i nteligent eligente. e. El com c ombo bo óptimo óptimo solo sol o podría podrí a saberse saber se si las em e mpresas hicieran icie ran jug jugar  ar  a sus empleados de manera frecuente con experimentos de elección entre trabajos hipotéticos, de suerte tal que simulando elecciones reales desnuden sus preferencias más profundas. En una una empresa empresa grande grande es difícil emular emular el trabajo que hace todos los l os días dí as Daniel Cerezo Cere zo en Páez, pero no es imposible saber mucho sobre los empleados a partir de simples análisis de elección. Solo si se miden cada una de esas preferencias es posible gestionarlas y convertir a ese espacio en un Gran Lugar para Trabajar. Imaginemos un mundo en el que se pudiera pedir un trabajo a medida. No más la obligación de tener que elegir uno entre los queelaparecen en el menú, condiciones prefijadas y la tuviera única alternativa de aceptar o rechazar precio. Soñemos concon un sus mundo donde cada empleador una plataforma en la que el aspirante pudiera elegir las amenidades de su trabajo, del mismo modo que escoge los ingredie ingredient ntes es de una una ensalada: cantidad cantidad de francos semanales, semanales, días de vacaciones, vac aciones, cobertura de salud, sal ud, fflexibili lexibilidad dad horaria, gim imnasio nasio en las in i nstalaciones, guarderí guarderíaa para los ch c hicos, cochera, un box más grande, quince minutos para el Facebook, viajes al interior y a otros países, rotación de puestos, premios por productivida productividad, d, ausentes ausentes con aviso, estabili estabilidad dad garantizada garantizada o un  buen seguro seguro de desempleo, posibilidades posibil idades de postular postular a convocatorias para par a ascender cada seis sei s m meses, eses,  participación articipa ción en las ganancias, ganancias, créditos para proyectos personales personales y micro micro emprendim emprendimient ientos, os, cápsulas Nespresso en la sala de café, acceso a vestuarios, garantías para alquilar y por supuesto un salario de base, ale cual descontarle cada según corresponda. Lo interesante interesant de esta propuestaoessumarle que cada una unaconcepto, de las com comodidades odidades de un empleo empleo podría cambiars cam biarsee por plata influyen influyendo do en el salari sa lario, o, pero con tasas tasas de cambio cambio va variabl riables es que dependan de

cuántos trabajadores quieren cada uno de estos ingredientes y lo que cada empresa puede ofrecer. Por ejem ej emplo, plo, si todos quisieran ir al gim gimnnasio, evidentement evidentementee no sería posible posibl e ofrecerlo ofrecerl o a cam ca mbio de un par de horas extra extra (para (pa ra que el jefe disponga de ellas ella s cuando cuando las necesite) porque no todos todos  

entrarían en la sala de training . La «tarifa» subiría en ese caso y bajaría concomitantemente cuando nadie quiera ejercitarse. Si la l a gente gente disfruta disfruta de lo l o que hace hace y de las la s condiciones de trabajo, trabaj o, es posible pos ible que no no sufra sufra la la ornada laboral y que los más activos en la oficina no acaben reportando bajos niveles de felicidad. Solo si se mide la satisfacción en el lugar de trabajo y el placer (o molestia) que los empleados derivann de la cultu deriva cultura de d e la organización, organización, es posible posi ble gestionar gestionar eficientement eficientementee la l a felicidad felici dad dentro de la la empresa.

Cliente feliz vale por dos A Ryan Bingham le gustaba volar, pero lo que le molestaba sobremanera era perder horas en las salas de espera de los aeropuertos o aguardar las maletas en la cinta de arribos. El personaje que encarnaba el seductor George Clooney había diseñado entonces un mecanismo de relojería suiza que le perm pe rmitía itía gastar tan poco tiempo tiempo como como el necesario para par a abordar aborda r un colectivo, pero sin si n equipaj equipaje. e. Jamás Jam ás despachaba de spachaba valijas vali jas y tenía tenía todas las mem embresí bresías as de clubes de vuelo que le garantizaban garantizaban embarcar con prioridad. Elegía los asientos de las primeras filas ni bien abría la página de reservas,  porque de esa manera manera bajaba prim pri mero del aavión vión y conseguía conseguía taxis taxis con seguridad seguridad o subía s ubía al subte subte sin congestión cong estión y sin colas. Era experto en identificar identificar las l as filas de revisión revi sión de equipajes en las que había  personas mayores mayores que que demoraban demoraban en sacarse sacars e los zapatos y olvidaban olvida ban que que el cint ci nturón urón también también tenía tenía metal, y demostraba la misma efectividad para poner sus pertenencias en la canasta correspondiente en menos menos de lo que tardaba en atarse los l os cordones. cor dones. Más importante aún, Ryan sabía hacer rendir sus millas y acumulaba decenas de tarjetas de fidelidad de las distintas aerolíneas. Brillaban las  platinum lati num y las blacks cuando abría la billetera, reflejando no solo su acceso a descuentos descuentos y privilegios privil egios como como cualquier viajero vi ajero frecuent frecuente, e, sino si no también al placer de ostentar el máximo estatus posible que una compañía puede darle a sus compradores com pradores habituales. habituales. Los plásticos pl ásticos nacieron primero como como señalizadores se ñalizadores de tipos de client cl ientes, es, qu q ue perm pe rmitían itían segment segmentar  ar  el mercado darles a los viajeros corporativos incentivarlos a elegir compañías. com pañías. yLuego ueg o seunextendieron extplus endieron a otros negocios. neg ocios. El valor vpara alor de la l a tarjeta tarje ta como com o sím sí mdeterminadas bolo de estatu e statuss vino después y es, en realidad, lo que permite agregar agregar valor a las em empresas presas.. Porque los com c ompradores pradores transforman un placer privado en un bien de consumo presuntuoso, que da utilidad más por la ostentación osten tación que que por otra cosa. Con el avance de la tecnología tecnología y el poder de la exploración de datos, esas tarjetas empezaron empezaron a ser canales poderosos podero sos de obtención obtención de información información sobre hábitos y preferencias de los consumidores. Un importante supermercado de la Argentina, por ejemplo, diseñó sus plásticos de fidelidad repatriando a un ingen ingeniero iero que trabajaba en plataf pla taform ormas as petroleras petrol eras off sh shore ore don do nde su trabajo pasaba por predecir la frecuencia de las mareas. La lógica era impecable: si el profesional  pconsumidores. odía estimar los m ovimient ientos os cíclicos cícl icos animales del mar, cómo cóm o no no iba a poder anticipa iciparr las ol olas as las de mismas La movim verdad es que somos de costumbres. Comoant solemos repetir compras com pras todos los meses, si le dam d amos os esa es a información información al súper, no solo le l e facilitam facili tamos os el manejo del

stock, sino que le mostramos hábitos en la elección de determinadas marcas cuando hay faltante de algún producto, o cómo nos comportamos ante cambios en los precios, promociones, etcétera. La información que damos con nuestras tarjetas es más potente que lo que muchos usuarios  

 piensan. Al mostrar mostrar nuestro nuestro patrón de consum consumos permitim permitimos os que las empresas empresas com c omparen paren esos datos con los de otros clientes y armen clusters o agrupamientos de personas con gustos similares que luego pueden utilizar para predecir nuestras preferencias incluso antes de que nosotros mismos seamos conscientes de las mismas. De hecho, eso es lo que hace Netflix, la compañía de contenidos online más importante del mundo que que vale val e 33.000 millones ill ones de dólares. dól ares. Ese enorme enorme valor val or de mercado que es equivalente por  ejemplo a la l a capitalización capi talización bursátil bursátil de Petrobras, Petrobra s, aunque aunque la empresa no tenga tenga ni ni un litro de petróleo obedece a su algoritmo algoritmo capaz de pronosticar la cantidad cantidad de estrellitas estrel litas que una una persona per sona que que aún no ha ha visto una una película, pelí cula, acabará asign asignándole ándole al filme. En el caso ca so de esta empresa empresa parece un requisito fundamental para poder bucear en la casi infinita cantidad de opciones con que se encuentran los client clie ntes es que buscan un un poco de diversión. diver sión. Basta recordar lo difícil di fícil que era elegir una una película pel ícula en los viejos viej os video-cl vi deo-clubes ubes de barrio, bar rio, donde uno uno terminaba terminaba alquilando mu muchas veces algo que no no lo satisfacía. Pensemos que cada transacción que se hace en un contexto de incertidumbre habilita la  posibilidad osibi lidad de qu q ue un cliente no no maxim maximice ice la utilidad de su s u compra, compra, lo que reduce sin dudas dudas la felicidad instantán instantánea ea asociada as ociada a ese consum consumo. Más aún, una una de las razon razones es principales pr incipales por las l as que hacer compras en tiempos modernos no es tan gratificante como la microeconomía tradicional  proponía es porque, como como explicaba Barry Schwartz, Schwartz, lament lamentam amos os las opciones opc iones que que debemos debemos dejar de lado (más (más que lo que disfrutam disfrutamos, os, la l a que escogemos), escogemos), dando da ndo lugar lugar a lo que este psicól ps icólogo ogo social denominaba «la paradoja de la elección». Sin embargo, el customer relationship management q  ue es el nombre nombre con el que se conoce al trabajo de hacer felices a los consumidores con el uso de tarjetas de fidelidad, tiene ahora un aliado  poderosísimo: oderosí simo: intern internet. et. Con la explosión de las l as redes r edes sociales social es y el boom de sitios de compras compras que juntan juntan inform información ación sobre los hábitos de su s us client cl ientes, es, es cada vez más más factible predecir pr edecir lo que le va v a a gustar gustar a una una  persona, incluso incluso ant antes es de que lo pruebe. Esta Esta enorme enorme potencia potencia para par a «meterse «meterse en la ment mente» e» de los compradores com pradores será la clave c lave de la comercia comercialización lización en un un fut futuro uro no no muy muy lejano, si los pronósticos de la la gente gen te de la Universidad de la l a Singulari Singularidad dad se cumplen cumplen y el abaratam abar atamient ientoo de las impresor impresoras as 3D se se llevaa puesta a la producción industrial llev industrial en masa masa tal y como como la conocemos, conocemos, para par a dar lugar lugar al a l negocio del diseño produ prod uctos, en la que cada consum consumidor imprimirá imprimirá lo que necesi necesite te en su casa, bajan baja ndo el molde de ladered. El problem prob lemaa es que es fácil salir sa lir a buscar una una fun funda para personalizar el celular, uunna taza para merendar en la oficina, un par de zapatos o un repuesto para el auto, pero en un mundo donde cientos de miles de programadores y diseñadores ofrezcan sus diseños para bajarlos en la impresora famili fam iliar ar 3D, sería serí a astron as tronóm ómicamen icamente te difícil «recorrer «recor rer todo el shopping shopping mall mall virtual». Ent Entonces, onces, así como hoy Netflix es una suerte de hijo que salió de la mezcla de Blockbuster con Google, seguramente habrá grandes tiendas online cuyo único capital será un algoritmo capaz de predecir qué diseño prefiere cada uno, mucho antes de que tengamos tiempo de encontrarlo por nuestros propios medios. ejemplo,propuestas luego de una de hoteles Despegar aparecen promociones que Así nos como, ofrecenpor tentadoras parabúsqueda ese destino sobre elenque alguna vez consultamos, los algoritmos averiguarán qué tipos de bienes son potencialmente atractivos y nos los ofrecerán, antes

de que se nos ocurra pensar en ese consumo.  No estoy seguro seguro de que la tarjeta Netflix, Netflix, o com comoo se llam ll amee el nuevo nuevo plástico, tenga tenga la capacidad capac idad de generar generar valor a partir de señalizar seña lizar estatus estatus social. soci al. Es posible posibl e que el nuevo nuevo mun mundo do de las l as compras  

sea mucho más anónimo para nuestros vecinos, y que nuestro grupo de referencia ni se entere de lo que hacemos cuando estamos conectados. Pero lo que sí es muy probable que ocurra es que ese «detective silencioso» nos convierta en consumidores mucho más felices con nuestras transacciones. Porque sabrá interpretar, en alguna medida, nuestro gusto y nos asegurará, no sin algún margen de error, la mejor elección.

La delirante especulación de imaginar un mundo con clones para maximizar el placer  En la última película de Johnny Depp y Morgan Freeman, Transcendence, los científicos logran cargar en una computadora el cerebro completo del personaje que está a punto de morir, incluyendo como es lógico no solo sus recuerdos sino también su conciencia, de suerte tal que el nuevo artefacto logra pasar la prueba pr ueba de Turin Turingg, que básicamente básicamente consiste consiste en ver si s i a partir de la int i nteracci eracción ón con la máquina áquina una una persona per sona puede distingu distinguir si esa mente mente artificial es, en realidad, real idad, la persona pe rsona despojada despoj ada de su viejo cuerpo o un programa de computación. Si todo lo que nos pasa está en el cerebro, entonces es posible pos ible repetir la conex c onexión ión sináptica que genera genera cualquier estado mental, mental, incluyendo incluyendo la capacidad cap acidad de sentir. La hipótesis, en otras palabras, es que no somos más que un conjunto de información que  puede ser escrito, escri to, copiado, transportado transportado y por su supuest puestoo también también modificado modificado y manipu manipulado. lado. Pero si es factible copiar nuestra conciencia en una computadora junto con todas nuestras  preferencias, al menos menos cognitivam cognitivament entee podríam podría mos tener tener un clon en la pc. Y si podemos tener tener otro yo yo descarggado en el disco rígido, por qué limitarnos descar limitarnos a tener uno uno solo, sol o, por qué no no hacer diez, di ez, cien o mil mil copias y usarlos para probar películas o música, pudiendo elegir entre distintos diseños de ropa o incluso entre entre comidas comidas o personas. pers onas. Aprenderíamos Aprenderíamos diez o cien veces más rápido rá pido qué cosas son las que efectivamente nos hacen más felices y podríamos escogerlas para maximizar la utilidad de nuestros días finitos, finitos, acercándon acer cándonos os lo l o máxim máximoo posible posi ble a la felicidad, sin tener tener que sufrir frustraciones frustraciones mientras nuestros clones prueban por nosotros cosas que no nos van a gustar, ahorrándonos el disgusto que emerge en todo proceso de prueba y error. Esta idea con pretensiones de ciencia ficción podría ser más real que un cuento de Asimov. En el edificio número 20 de Akron Road, en Mountain Ville, California, funcionan los laboratorios de la Singularity University, una organización no gubernamental que reúne a las mentes más brillantes de la ciencia para pa ra que piensen pi ensen cómo cómo será ser á el mundo undo de los próximos próximos años y cómo cómo las aplicaciones apli caciones concretas de los últimos últimos descubrim de scubrimient ientos os cient c ientíficos íficos cambiarán cambiarán nuestras nuestras vidas. El padre padr e intelectual intelectual de esta iniciativa es Ray Kurz Kurzwei weil,l, un científico científico especia e specializado lizado en inteligencia int eligencia artificial que según el propio propi o Bil Billl Gates, es e s el e l hombre hombre que más más claramen c laramente te comprende comprende el futu futuro ro de esta disciplina disci plina que busca busca replic r eplicar ar el cerebro cerebr o hum humano para después superarlo. superarl o. La singularidad, de hecho, se define como el momento del tiempo en que la inteligencia artificial tome el mando y los hombres confluyan con las máquinas en una nueva especie de ciborgs, mezcla de carne y hueso, con tecnología e información. Y el personaje que encarna Johnny Depp es el mismísimo Kurzweil, que sufre un atentado a manos de un fanático que cree que la muerte del genio es la l a últim úl timaa chance chance de la humanidad humanidad de evitar e vitar ser se r reem r eemplazados plazados por formas formas superiores s uperiores de in i nteligencia teligencia

artificial que, además, nunca mueren. Es plausible pl ausible pensar que la posibil pos ibilidad idad de repetir r epetir nuestra nuestra conciencia en una una computadora computadora nos  permita ermita ahorrarnos el consum consumo de cosas que no no nos gu gustarían, del mism mismoo modo modo que los sirvient sirvi entes es  

evitaban la muerte del Rey probando primero sus bocados. Sin embargo, también es probable que el salto de in i nteligencia teligencia sea s ea tan espectacular espectacular que no no estemos estemos preparados pre parados para lidiar l idiar con ello y acabemos completamente infelices por las dificultades que un supercerebro puede ocasionarnos en nuestra vida social. Y no me refiero justamente al problema de los niños especialmente dotados que sufren por no tener ten er habilidades habili dades social s ociales es a la l a altura de sus capacidades capaci dades lógico-m l ógico-matem atemáticas, áticas, sino si no justam justament entee al caso contrari cont rario; o; personas con demasiada demasiada facilidad para interpretar interpretar el mundo mundo emocional emocional que los rodea. En cualquier cualquier caso, ca so, las estimaciones estimaciones de la l a gente gente de la Universidad de la Singularidad Singularidad es que esta  podría ser s er la realid r ealidad ad no ya ya en cien años sino en los próximos próximos veinte. La La buena buena noticia noticia es que si las cosas salen mal, mal, siem si empre pre estará es tará la chance chance de irse a vivir vivi r a la montaña montaña y empezar empezar de cero, cer o, junto junto a las  personas que querem queremos. os.

 

Capítulo 6

La confianza Los más felices del mundo Llegamos a Copenhague casi por accidente en el verano europeo del año 2000. Estábamos  participan articipa ndo de un congreso congreso estudiantil estudiantil en Malm Malmö, ö, una una herm hermosa osa ciudad sueca que, que, por los capric c aprichhos de la geografía económica, se localizó a orillas del Oresund, frente a la capital danesa. Debo confesar que no me impresionaron tanto los 204 metros de alto del puente que une las dos costas, ni los magníficos jardines del Tívoli. Me dio cierta envidia el estado de relajación general y el disfrute disfrute colectivo col ectivo del espacio espaci o público, públ ico, al a l que ya me me había habituado habituado en Suecia. Lo nnotable otable fue fue encontrar encon trar miles y miles miles de bicicle bic icletas tas en cualquier cualquier lado, sin s in la más mínim mínimaa previsi pre visión ón contra contra los que se adueñan de lo ajeno. aj eno. L Laa grata sorpresa sorpr esa no fue fue solo sol o la evidente ausencia ausencia de malhechores, alhechores, sino la enorme confianza que la gente tiene en el otro, que quedó de manifiesto cuando junto con mi gran amigo Maxi Delorenzo accedimos al metro sin boleto y sin tener que saltar un molinete ni esquivar un guarda. Nuestra incompetencia en lograr que la máquina expendedora nos emitiera el ticket, habría chocado en Buenos Aires o en cualquier capital latinoamericana con un sistema diseñado en base a suponer supon er que aquel que no no saca el boleto, bol eto, lo está haciendo para obtener una una ventaja ventaja del resto. r esto. Pero en Dinamarca empiezan al revés, confiando. Lo comentamos en medio de una noche iluminada por un sol que se resistía a retirarse, con el empleado del local en el que nos sirvieron el «smorrebrod», una especie de ensalada coronada con el pan pa n con manteca anteca más delicioso delici oso que probé en en m mii vida vi da y del que Maxi Maxi se privó por culpa de la celiaquía que lo acompaña desde pequeño. Le preguntamos cómo controlaban que la gente pagara y no se colara, como sucede habitualmente en Argentina. Nos miró como si le hubiéramos hablado de  platos voladores volador es y en un ing inglés mucho mucho mejor mejor que el mío, mío, nos dijo:  —La La gente gente paga paga porque si no lo hicier hicieran, an, no no se podría mantener antener el servicio. servi cio. Al tacho de basura con la teoría de los  free riders q  ue aprendemos en la facultad y que supone que todo el que pueda va a tratar de viajar gratis; no hay lugar para el comportamiento oportunista en un mundo donde todos confían en que su destino depende de que los demás también cumplan lo que corresponde. En Dinam Dinamarca, arca, así como como en todos los países paíse s nórdicos, el sistem s istemaa es similar, pag pagan an el boleto bol eto  porque dan por descontado que que el resto res to tam también bién pagará. pagará. Confían Confían en el otro.

El econom ec onomista ista Christian Bjørnskov Bjørnskov descubrió des cubrió la importan importancia cia de lo que el sociólogo soc iólogo norteamericano Robert Putnam denominó el «capital social», cuando estaba haciendo una investigación en la universidad dinamarquesa de Aarhus, en la que trataba de medir la contribución  

de la confianza y las relaciones sociales, al desarrollo económico. Casi por casualidad el invest i nvestigador igador se cruz cr uzóó con una una base de datos de encuestas encuestas Gallup en la que aparecían aparecí an los niveles de satisfacción con la vida vi da de cient c ientos os de países del mundo mundo entero. entero. A Christian Christian le llamó la atención el buen posicionamiento de los nórdicos en el ranking y decidió hacer un poco de econ eco nometría ometría para par a tratar de averiguar cuáles eran era n las razon ra zones es que explicaban ese notable notable desempeño. Primero Primero probó pr obó con los sospechosos s ospechosos de siem s iempre: pre: el con c onocido ocido buen nivel educativo educativo de esos países p aíses,, su generoso generoso sistem sis temaa de salud, s alud, el robusto estado de bienest bi enestar. ar. Nada. Bjørnskov Bjørnsk ov no estaba famili familiarizado arizado con los l os descubrim de scubrimient ientos os de d e la l a Psi Psicología cología Cognitiva; Cognitiva; no había oído hablar del efecto habitu habituación, ación, pero comprendió comprendió pronto que que las l as extraordinarias condiciones materiales de la l a clase cl ase media europea eran er an algo que que la gente gente daba por sentado, sentado, como la ducha caliente o la comodidad comodidad de buscar la l a comida en la heladera. helader a. Tenía Tenía que haber haber algo más más que explicara explicar a la la  persisten ersi stencia cia de estos pueblos entre entre los más felices del mun mundo, y nada mejor mejor que probar con su especialidad: el capital social. Cruzan Cru zando do entonces entonces los l os datos de d e felicidad felici dad con los de sus in i nvestigaciones, el danés descubrió de scubrió que efectivament efectivam entee la variable variabl e clave cl ave era er a la l a confianza. confianza. Varios Varios años después d espués los economistas economistas de Naciones Unidas que elaboran ela boran el World Happiness Report , el ranking mundial más prestigioso en materia de felicidad,, decidieron felicidad deci dieron incluirla entre entre los l os determinant determinantes es a estudiar. estudiar. Concretamente, los especialistas que construyen este verdadero «campeonato mundial» de la felicidad incluyeron una pregunta en las encuestas Gallup de todo el mundo, en la que se les  pregunt reguntaba aba a los entrevistados si en caso de tener problem problemas as contaban contaban con famili familiares ares y amigos amigos a quienes podían acudir en busca de ayuda. En el ranking de 2016 salió elegida Dinamarca como el país más feliz, seguida por Suiza, Islandia, Noruega y Finlandia. Nada de Estados Unidos, Japón o Alemania que serán los países más ricos del mundo pero ni siquiera figuran entre los diez más felices. La novedad es que en este último inform inf ormee los investigadores investigadores disgregaron la contribución contribución del apoyo social socia l a la felicidad feli cidad y pudieron pudieron comprobar que esa variable era principalmente la que permitía a los nórdicos estar arriba. Curiosa Cu riosam mente, ente, el capital social s ocial estuvo estuvo en el centro de la mayoría de las l as disertaciones di sertaciones de los l os distintos distint os expertos en el Foro In Intern ternacional acional de Políticas Pol íticas de Bienestar y Desarr Desarrollo, ollo, en Jalisco, México, Méx ico, al a l que tuve tuve la l a suerte de ser s er in i nvitado por Argent Argentina, ina, junto junto a otros prestigiosos colegas. co legas. o fue fue casual casu convocatoria convocat oria tuviera epicent epice ntro ro en ese de desarrol des arrollo lo medio mmediciones edio e ingresos muy Nlejanos de al losque del laprimer mundo. Los latinoamericanos sonpaís la sorpresa de las de  bienestar, ienestar, ocupando ocupando buenas buenas posiciones posic iones en la mayoría mayoría de los rank r anking ings, s, y obteniendo obteniendo pun puntajes similares o incluso superiores a los de los países desarrollados en las preguntas de felicidad de las encuestas Gallup. Costa Rica, por ejemplo, aparece en el lugar 14 del ranking mundial, Brasil en el 17 y México en el 21, muy muy por en e ncima cima de las posiciones posici ones que que detentan detentan esas naciones en la tabla de ingreso ingreso per cápita. c ápita. Los tres superan al Reino Unido, Unido, que está en el puesto 22, a Francia que recién reci én aparece en el 32, a Italia Italia que apenas llega al 50 y a Japón, Ja pón, que que figura figura 53 en la tabla. A lo largo de las dos jornadas en que se extendió el Foro, una y otra vez y sin que nadie se hubiera hu biera puesto puest acuerdo, investig el mundo undosubjetiva most raban e mpírica píri ca de la im importan portancia cia de doe de la confianz conf ianzaalos y elinvestigadores capital capi taladores social socia l de en todo la sensación sumostraban bjetiva de evidencia felicidad. em Cuando me tocó el turno de exponer, aunque el trabajo que habíamos hecho junto a Pablo

Schiaffino trataba Schiaffino trataba sobre sobr e el impacto impacto de la lass políticas polí ticas de seguridad seguridad en la satisfacción de los lo s ciudadanos, la correlación correl ación entre entre el e l alto a lto puntaje puntaje de felicidad en Latin Latinoam oamérica érica y las distin di stintas tas definiciones de capital social ya era arrolladora.  

Postulé entonces una hipótesis jugada, hija de ese famoso refrán popular que reza que «no hay mal que por bien b ien no no venga». venga». El subdesarroll s ubdesarrolloo de los l os mercados mercados financieros financieros tan característico de la región probablemente contribuyó a que la familia y los amigos acaben reemplazando a los bancos en su función de crédito. La inexistencia inexistencia de altern al ternativas ativas formales formales obligó a las l as famili familias as a cuidar mejor e iinnvertir de manera manera más extensa extensa en los vínculos vínculos y relaciones relaci ones sociales social es que se constitu constituían ían en la única alternat a lternativa iva de acceso acce so a financiamien financiamiento, to, no no solo para la l a actividad activida d productiva sino para absorber shocks shocks transitorios, reemplazando el crédito por la solidaridad. Tan fuerte ha sido este fenómeno que uno de los bancos más im i mportantes portantes de la l a Argentin Argentinaa desarrol desa rrolló ló un comerci comercial al para pa ra televisión televi sión en el que caricatu car icaturiza riza la lass conocidas desventajas de deberle dinero a un familiar, en su afán de promocionar una nueva línea de  préstamos réstamos personales. Pero hay un una segunda segunda razón por la l a que el inf i nfradesar radesarroll rolloo de acceso ac ceso al crédito perm per mitió que los habitantes habitan tes de los países latinoamerica latinoamericannos revalori re valoricen cen a la famili familiaa y fortalezcan fortalezcan su capital social s ocial.. Lo aprendí en la presentación del libro li bro de la econom e conomista ista ecuatoriana Inés Inés María Nevarez,  La Economía de los sueños; un camino al crédito que todos necesitamo necesit amoss. Inés hizo un apasionante recorrido por el mundo de los microcréditos y trabajó mucho tiempo  buscando uscando comun comunidades idades con proyectos y sueños —sin oportunidades—, oportunidades—, que pudiera pudierann aprovechar y valorar una asistencia crediticia. En todas sus entrevistas emergía una y otra vez un denominador  común: los emprendedores estaban muy agradecidos con el crédito, pero no por el cambio que el dinero podía lograr, incluso incluso cuando cuando esos pequeños mont montos os pudieran torcer el destino de viabilidad viabi lidad de un proyecto. No; lo que emocionaba a los hombres y mujeres que conseguían un micropréstamo era el crédito de confianza que el otorgamiento implicaba. Alguien por fuera de su círculo de afectos, unaa persona un pers ona entren entrenada ada para par a evalu eval uar sofisticados s ofisticados proyectos de in i nversión versi ón y con la capacidad capaci dad de distinguir disting uir un potencial potencial deudor incobrable, les l es daba la derecha; der echa; creía en ellos y en sus proyectos, proyectos, les le s demostraba que lo que habían soñado podía ser realidad. En un mundo donde los bancos no existen, o que pareciera que solo le prestan dinero a la gente que realmente no lo necesita, la familia y los amigos no solo terminan convirtiéndose en la rueda de auxilio durante una crisis o en el tutor que banca el desarrollo de un proyecto, sino que construyen confianza; algo que todo el dinero del mundo no puede comprar.

Libertad y transparencia El experimento tiene más de cuarenta años y lo hizo la profesora Ellen Langer, de la Universidad de Yale. Le ofreció a un grupo de voluntarios que trabajaban en una fábrica y en una productora de seguros, la posibilidad de comprar tickets de lotería para un sorteo interno, con la particularidad de que mientras que a la mitad de los participantes elegidos al azar se les dejó elegir qué boleto compraban, com praban, a la l a otra mitad se les le s asign as ignóó uno uno a elección elecci ón del vendedor. Momentos después, el vendedor llegaba la oficina y anunciaba contigua una persona una pers ona había había qu q uerido comprar comprar un ticket apara el sorteo, pero que que a él en ya la serepartición le l e habían acabado,  por lo que pregun preguntaba si alguno alguno estaba estaba dispuesto a vender vender el suy s uyo. o.

Sistemáticament Sistemáticam entee el precio preci o pedido pedi do por aquellos que habían elegido sus boletos resultó un 370% más alto al to que el solicitado sol icitado por p or los l os que habían recibido recibi do el ticket ticket sin haber tenido tenido ningun ningunaa participación par ticipación en la selecci se lección ón del mismo. mismo.  

La prestig pres tigiosa iosa psicóloga psicól oga social acuñó enton entonces ces el término término «ilusión de control» control» para referirse r eferirse al sesgo cognitivo cognitivo por el que la gente gente cree que puede puede inf i nfluir luir en eventos eventos a todas luces aleatorios, al eatorios, a partir  par tir  de algu al guna na capacidad personal. p ersonal. Las cábalas, de hecho, son una de las formas más habituales de dicha ilusión. Alguna vez hemos efectuado algún tipo de ritual, en el convencimiento de que la ceremonia de algún modo nos daba control sobre un suceso, o al menos aumentaba nuestras chances de éxito. Sospecho que por esta es ta propensión innata innata la gente gente valora mucho ucho la posibilidad posibi lidad de elegir el egir,, incluso cuando su accionar no influya en los resultados. Es más; como veíamos en los estudios de Barry Schwartz, pasado un número determinado de opciones, no resultaba mejor poder tener más alternativas alternat ivas entre entre las cuales escoger es coger,, aun cuando cuando nuest nuestra ra preferencia delibera del iberada da sí s í pu p ueda tener tener un efecto causal causal en la satisfacción satisfacci ón alcanzada. alcanzada. Pero si la gente está dispuesta a pagar por el derecho a elegir —sabiendo incluso que el resultado de la l a lotería l otería es aleatorio y que que el hecho hecho de haber escogido un ticket ticket particular realm real mente ente no mueve la l a aguja aguja de sus probabilidades probabil idades en el sorteo— entonces entonces sería s ería lógico supon suponer er que en aquellos aquellos  países en los que que hubiera hubiera más libertad para tomar tomar decisiones decis iones la gente gente tendría tendría qu quee ser más feliz, feliz, sin importar im portar si el Estado Es tado conoce sus gustos gustos y preferencias. Esto es muy muy importan importante te porque en el viejo debate sobre las posibil p osibilidades idades del sociali so cialism smoo en el sentido sent ido de alcanzar una una asignación asignación óptima óptima y eficiente eficiente de los bienes escasos escas os de una una sociedad, soci edad, el genial gen ial economista economista polaco pol aco Oskar Lange Lange sostenía sostenía que si una una econom ec onomía ía de planif pl anificaci icación ón podía replicar  repli car  el sistema de precios que surgía del mercado, era factible conseguir un resultado tan bueno como el que se conseguía a partir de la oferta y la demanda, pero sin la necesidad de reconocer la propiedad  privada rivad a de los medios de producción. Aunque esa discusión hoy parece tan antigua como Tutankamon, persiste un alto nivel de desa desa-cuerdo respecto respec to de cuál es el rol ddel el Estado en la economía, economía, y hasta hasta qué punto punto las personas per sonas deben tener ten er absolut abs olutaa libertad li bertad para elegir su futu futuro, ro, desde des de la cantidad cantidad de hijos hasta el destino de los ahorros, pasando por el conjunto de los bienes que se puede consumir, la educación que se puede dar  a los hijos y el modo modo de acceder a cceder a una una buena buena salud. sal ud. Y el dato novedoso es que en el ranking del reporte mundial de felicidad de Naciones Unidas, los países que mejor mejor se posicionan pos icionan son aquello aquelloss en los que la gente gente tiene tiene mayor mayor libertad liber tad para decidir  de cidir  sobre futuro,deo maniobra mejor dicho, aquellos en los que la gente cree que tiene máscon libertad. Este mayor o menorsu margen margen m aniobra sobre so bre los actos individuales no debe confundirse confu ndirse llaa visión vi sión reduccionista del tamaño del Estado como determinante de la libertad. De hecho, Dinamarca o Canadá son dos ejemplos de países donde tanto objetiva como subjetivamente hay más libertad para decidir el futuro, y sin embargo ambos tienen poderosos Estados de Bienestar. Más aún; los diez países más felices del mundo tienen una mayor «sensación térmica» de libertad que la que se relevó rel evó en los Estados Unidos que supuest supuestam ament entee es el par paraíso aíso de la libertad liber tad para elegir el egir.. Y la correlac cor relación ión también también se sostien sos tienee mirando mirando indicadores objetivos de libertad liber tad como como los que elabora la  Heritage Foundation, Foundat ion, a punto tal que cuatro de los diez países más libres están también entre los diez más felices: Suiza, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. De algún odo, la m ayor libertad liber para elegir el egir el propio opera como legit imador ador de las diferencias demingresos cuando haytad oportunidades para todos,destino en consonancia conlegitim el segundo  principio de just j usticia icia distribut di stributiva iva postulado por el filósofo estadounidense estadounidense John Rawls.

En el mism mismoo sentido, sería serí a razon ra zonable able postular postular que la percepción per cepción de corrupción opera en sentido sentido contrari cont rario; o; si la gente gente siente siente que otros acceden accede n a los re recursos cursos sin esfuerzo, esfuerzo, no no tolerará tolerar á las desigualdades distributivas.  

Dado que como hemos visto los ingresos que pueden comprar felicidad son más los relativos que los absolutos, tanto tanto las lim l imitaciones itaciones a la posibi posibilidad lidad de progresar individualment individualmentee como la apertura desiggual de oportunidades desi oportunidades deberían debe rían impactar impactar de forma forma negativa negativa en los niveles de satisfacción sa tisfacción con la vida. En una fantástica investigación llevada adelante por Sarah Brosnan y Frans de Waal, del Centro de Investigación en Primates de la Universidad de Emory, los científicos lo comprobaron con nuestros ancestros más directos: los monos. Las imágenes que pueden verse por  you tube  son tan elocuentes como graciosas. Dos capuchinos que han han sido en e ntrenados trenados para pa ra int i ntercambiar ercambiar fichas por alimen a limentos, tos, como como si se tratara de d e dinero, están e stán «jugando» con el asistente de investigación, quien primero les da fichas para que tengan «dinero», y luego les ofrece frutas a cambio. El truco consiste en que los primates deben entregar antes su paga  para recibir re cibir después, de manera manera altern alternativa ativa y aparentem aparentement entee aleatoria, aleatori a, o bien rodajas de pepin pepi nos o  bien uvas. uvas. Al principio pri ncipio todo es arm armonía onía y colaboración colaborac ión entre entre los l os animalitos. animalitos. Pero Pe ro después des pués de intercambiar  intercambiar  fichas fich as por alimentos alimentos elegidos de manera manera aleatoria, aleatoria , el asisten asis tente te empieza empieza a favorecer favorece r visible vi siblem mente ente al capuchino capuch ino de su derecha, derec ha, al que le da de manera sistemática sistemática uvas, que es la fruta fruta preferida pr eferida de esos monitos, al tiempo que discrimina al simio de su izquierda dándole una y otra vez pepinos. Como los monos están en jaulas de acrílico transparente, el mono perjudicado no tarda en darse cuenta del trato desigual. Cuando el experimentador quiere darle nuevamente una rodaja de pepino a cambio cam bio de su ficha, ficha, arma arma un escándalo de proporciones proporci ones bíblicas, bíbli cas, arrojándole ar rojándole de manera violent viole ntaa el  pedazo de frut frutaa al cient ci entífico ífico y golpeando golpeando en clara señal de protesta pr otesta las paredes y el piso de la l a jaula. Lo curioso es que aunque los monos prefieren las uvas, estos animalitos también disfrutan los  pepinos, de modo modo que cuando cuando el enojadís enojadísim imoo animal animal se niega a aceptar la rodaja del alim ali mento ento menos menos valorado, valora do, está haciendo un sacrificio sacri ficio en términos términos de utilidad. Al no aceptar acep tar la porción de la fruta verde que se le ofrece, termina termina fastidiado y con las manos manos vacías. vac ías. En otras palabras, el mono no quiere jugar más un juego en el que aunque en términos absolutos resulta beneficiado, acaba siendo perjudicado respecto de su compañero. Prefiere estar peor que antes, con tal de no legitimar una propuesta desigual. Esta aversión avers ión a la l a discri di scrim minación, aparentem aparentement entee inn i nnata, ata, podría podrí a explicar explica r por p or qué la l a gente gente es menos feliz en los países paí ses en e n los que la percepción percepci ón de corrupción es más alta, tal como como lo demuest demuestra ra el estudio estudio de Naciones Naci ones Unidas. Unidas. De hecho, en una investigación que estamos haciendo con el economista Pablo Schiaffino, le  pregunt reguntam amos os a una una muest muestra ra represent repr esentativa ativa de 1.000 personas en la Argent Argentina ina si creían creía n que la gent gentee de clase alta había hecho su dinero dinero mayorm mayorment entee a partir de esfuerzo esfuerzo y sacrificio sacri ficio o si, por el contrari contrario, o, su fortunna se fortu s e debía deb ía a haber tenido tenido mejores oportunidades, oportunidades, a haber recibido reci bido alguna alguna herencia, herencia, o era fru fruto to de la corrupción. Para nuestra sorpresa, 24% de los argentinos cree que esa posición se consiguió a  partir de la l a corrupción o de manera manera ilegal, mient mientras ras que solo el 12% piensa que que se la ganaron con esfuerzo. Un 20% lo atribuye a una cuestión hereditaria, al tiempo que 21% señala las mejores oportunidades y contactos que tuvo ese grupo social. Finalmente, un 6% le asigna responsabilidad a la suert s uerte. e. Aparentemente el mismo nivel de ingresos (una rodaja de pepino) sabe mucho más sabroso cuando la gente percibe que está en línea con lo que le corresponde por su esfuerzo, o que al menos

es el fruto del azar, pero que de ninguna manera se ve menguado por un proceso arbitrario que favorece más a otros, como como en el caso de la l a corrupción cor rupción.. En el rank r anking ing de Naciones Naciones Un Unidas, idas, solo Islandia, Israel, Puerto Puerto Rico, Costa Rica y Brasil están entre entre los veinte veinte países paí ses más felices feli ces del de l mun mundo  

a pesar pes ar de que sus habitant habitantes es perciben pe rciben bajos baj os niveles de transparencia. En contraste, contraste, Singapur Singapur y Quatar, Qu atar, a pesar de los bajos ba jos niveles nivele s de corrupción y el alto desarrollo desarr ollo económico, económico, no están entre entre los más felices felice s y en ambos ambos casos cas os se trata de naciones naciones donde la poblaci p oblación ón percibe un bajo grado de apoyo social que, como como vim vi mos antes, es la l a variable var iable más im i mportante portante en materia materia de satisfacción con la vida, vi da, cuando cuan do la comparaci comparación ón se hace entre entre pa países. íses.

 No todos son felices felices eenn el pa país ís más más fe feliz liz En la Estación Central de Copenhague un cartel que promociona la famosa cerveza Carlsberg le saca jugo al liderazgo en el ranking y reza «Welcome to the world’s happiest nation». Pero  parafraseando el popular dicho, «los promedios son como como las bikin bi kinis; is; enseñan cosas im i mportantes, portantes,  pero ocultan lo esencial». esencial ». Es verdad verda d que Dinam Dinamarca arca es el país donde el promedio de sus habitantes habitantes declara declar a estar más cerca del último peldaño de una escalera imaginaria (donde la base representa la peor vida posible y el décimo nivel, nivel, la mejor vida posible) posibl e) aunque aunque no no podemos sostener sostener que todos los daneses sean felices. Uno de los aspectos más interesantes del último informe de Naciones Unidas es que esta vez John Helliwell, Helliw ell, Richard Layard Layard y Jeffrey Jeffrey Sachs, Sachs, que fueron fueron los responsables re sponsables de editar el trabajo, incluyeron incluy eron no no solo sol o los valores valore s promedio de las l as re respuest spuestas, as, sin si no también también un un indicador indicador de la dispersión disper sión de las l as mismas, mismas, que nos enseña cuán desigualmen desigualmente te distribuida está es tá la feli felicidad cidad en los distintos distint os países. paí ses. A pesar de que Dinam Dinamarca arca es uno uno de los l os países paí ses con la mejor distribución del ingreso del mundo entero, hay sin embargo 21 países donde la felicidad está distribuida de manera más equitativa. Y lo más interesante: ningún país nórdico es el más igualitario. Los laureles van para Bután, un  paraíso araí so mont montañoso añoso enclavado en el Tíbet, fam famoso oso por ser la tierra del d el Takt Taktshan shangg, una una constru construcción cción fantástica en medio de un acantilado a 3.120 metros sobre el nivel del mar, con siete templos donde hace 320 años nació la l a tradición tradici ón budista budista de este e ste pequeño país asiático as iático muy muy pobre, que linda al norte con China y al sur con la India. Más all de su atractivo arquitectón el e l paraíso par aíso en espiritu espir al cu cnouyo nom nombre bre significa significa de de tigre» es allá unásímbolo que nos arquitectónico, enseña queico, lo importante la itual vida necesariamente tiene«Guarida que ver con la materialidad. ateriali dad. Los 800.000 habitantes habitantes de estas tierras tierr as sin si n salida al mar, mar, consecuentes consecuentes con sus  principios, rincipios , no no le piden pide n al gobierno que que ayude ayude a crecer crece r el PBI o a bajar la inf i nflació laciónn, como como en los  países occidentales, sino que que este reino es pionero en el uuso so de estadísticas nacionales de felicidad. felic idad. Lo que se busca es que la gente realmente viva bien, pero no en el sentido de lo que un burócrata  piensa, sino pregunt preguntándoles ándoles a sus ciudadanos ciudadanos qué qué cosas son verdaderam verdader ament entee importan importantes tes para ellos ell os y les mueven la aguja aguja de d e la satisfacción. Tan es así, que en la última reforma constitucional los ciudadanos de Bután incluyeron en el artículo 9, como uno uno de los objetivos del gobierno, gobierno, la «promoción «promoción de las l as condiciones que perm per mitan la  Estudios búsquedadedelBután, Bienestar Nacional Nacional Bruto». Brut Más aún, aún como como explicó la investigadora del Centro Centro Tshoki Zangmo, el o». Gobierno no, presupuso de antemano ningún conjunto dede variables varia bles sino que empezó empezó el proceso pr oceso en e n 2006 con un un estudio estudio de 474 preg pre guntas untas a partir par tir del cual

construyó 1.000 variables, para desembocar desembocar luego de una gran poda, en nueve dimensiones representadas por 33 indicadores que miden desde la felicidad subjetiva sobre la que tanto elaboramos en este libro, hasta los estándares de vida objetivos como la vivienda y los ingresos,  

 pasando por el bienestar psicológico, psicol ógico, la salud, el acceso a llaa cultura, cultura, el uso uso del tiempo, tiempo, las prácticas pr ácticas comuunitarias com nitarias,, la educación, la diversida dive rsidadd cultural cultural y el cuidado del de l medio ambient ambiente, e, e incluso incluso relevando rele vando la salud sal ud de la gobernanza gobernanza qu quee tiene que que ver con la participación partici pación política y el respeto por  los derechos humanos. Además, para que no sea una mera cuestión retórica se construyeron indicadores de partida en cada una una de las l as 33 variables variabl es y se establecier es tablecieron, on, siguien siguiendo do la literatura internacional, internacional, estándares estándares de satisfacción en cada dim di mensión, ensión, de suerte tal que las políticas po líticas públicas públic as de Bután Bután pueden pueden año a año determinar qué porcentaje de la gente no alcanza los objetivos fijados y hasta qué punto una determinada determ inada política fu fuee exitosa en cerrar la brecha br echa entre entre el estado e stado de partida par tida y el objetivo. Tal vez sea esa abnegación por lograr ya no la mejor nota en felicidad, sino el máximo  porcentaje de ciudadanos ciudadanos por encim encimaa del umbral umbral de satisfacción s atisfacción establecido a partir de las l as  prioridades rior idades de la comunidad, comunidad, lo que permitió permitió a ese dim di minuto inuto país ser el campeón campeón mu mundial en materia materia de igu i gualdad aldad en la distribución di stribución del bienest bie nestar. ar. Más aún, en materia materia de equidad en la distribución di stribución de felicidad, felicida d, cuando cuando miramos miramos a los países nórdicos, Islandia aparece apa rece recién recié n en el quinto quinto puesto, puesto, Finlandia ocupa el décimo lugar, lugar, Suecia Suecia trepa al catorce y Noruega debe conformarse con el vigésimo tercer lugar. Esto nos enseña que si los ingresos no son determinantes de la felicidad, tampoco su equitativa distribución garantiza igualdad en términos términos de satisfacción s atisfacción con la vida. El segu s egunndo lu l ugar con menor menor desigualdad desigualdad en materia materia de felicidad feli cidad es el archipiélago archipiél ago de Comoros, Comoros, unaa serie un ser ie de ex colonias francesas ubicadas al este del continen continente te africano, cerca de Tanz Tanzania ania y Madagascar, que comparten con Bután el tener prácticamente la misma población, aunque lo caracteriza caracteri za mejor mejor la extraordi extraordinnaria diversidad divers idad cultural cultural de sus habitantes. habitantes. Esto es particularm pa rticularment entee interesante int eresante pues da por tierra con la idea i dea de que que las l as heterogeneidades heterogeneidades culturales culturales pueden generar  generar  diferencias artif ar tificia iciales les en el bienestar subjetivo; es decir, deci r, «estar en el sexto escalón, en uuna na escalera de cero a diez» pueda ser diferente en cada civilización. Semejante cruce de culturas, con choque religioso incluido en un contexto de pobreza extrema donde más más de la mitad de sus habitantes habitantes vive con menos menos de dos dólares dólare s por día, sug s ugiere iere que la satisfacción está igualmente distribuida porque todos viven en la miseria. Un argumento similar al que se desprende de la Curva de Kutznets en materia de distribución del ingreso, que muestra que en realidad real idad los países pobres no tienen tant tantaa desigu des igualdad aldad como como podría podr ía pensarse, pe nsarse, justament justamentee porque por que no no tienen nada para distribuir. Pero si bien es cierto que el ingreso per cápita de Comoros lo posiciona comoo uno com uno de los países más pobres pobr es del globo, según el Reporte de Desarroll Desar rolloo Humano Humano de Naciones Unidas es además el más desigual, con un coeficiente de GINI de 0,64. De hecho, según las estadísticas del Banco Mundial, solo hay nueve países en el mundo más  pobres que Comoros. Comoros. Sin embargo, embargo, estas tierr tierras as donde originariamen originariamente te se hablaba hablaba solo s olo el Bantu Bantu y que luego luego fueron fueron convertidas al Islam tienen tienen veinte veinte países paí ses por de debajo bajo en materia materia de felici felicidad dad y ostentan mayores niveles de satisfacción que los que muestran sus vecinos de Madagascar y Tanzania, anzania, siendo este últim úl timoo caso cas o el ingreso ingreso per cápita c ápita más más del de l doble. dobl e. La única explicación explicaci ón posible surg s urgee de la l a descom desc omposici posición ón del bienestar en los distint di stintos os dominios dominios que permite ele en último informe deursos Naciones Unidas. Efectivamente, Comoros ranqueapor el negativam neg ativament ente materia materia de d e recursos rec materiale materiales s y percepciones percepc iones deaunque corrupción, c orrupción, se destaca relativamente alto sentido de «apoyo social» que tienen sus habitantes que sienten que, en caso de

necesidad, pueden recurrir a famili familiares ares o amigos. amigos. Por últim úl timo, o, la notable notable performance performance de los lo s países paí ses latinoamerica latinoamericanos nos qu quee siem si empre pre se ubican bien en materia de felicidad respecto de sus ingresos —Costa Rica, Venezuela y México han liderado  

algunos años algun a ños los l os rank r anking ings— s— cont c ontrasta rasta con la l a pésim pés imaa desigu des igualdad aldad del bienestar subjetivo en la l a región r egión.. Así, mientras que la mayoría de los latinos están entre los 30 países más felices del mundo, ninguno logra estar entre entre los l os 50 puestos puestos de distribución igualitari igualitariaa de ese bienest bi enestar. ar. Paragu Paraguay ay asoma asoma en el  puesto uesto 57, Argent Argentina ina queda queda relegado rel egado al 80 y Brasil, o mais grande do mundo, aparece recién en el lugar lug ar 112 como como uno uno de los l os países paí ses donde la satisfacción con la vida está desigualmente desigualmente distribuida.

 

Capítulo 7

Amigos, matrimonio y tercera edad ¿Cuánto valen los amigos? El 20 de d e diciem dici embre bre de 2001 es un día difícil di fícil de d e olvidar. olvi dar. En primer lugar, lugar, porque cum cumplí 27 años aunqu aun que, e, a decir de cir verdad, me importa importa poco por porque que casi no recuerdo mis mis aniversarios anivers arios.. Ese jueves j ueves nuestro país volaba por los aires en una de las crisis institucionales más graves de su historia; pocas horas antes antes había sido si do declarado decl arado el e l estado de sitio para par a contener contener los l os num numerosos saqueos que se  producían sobre todo en supermercados supermercados del de l Gran Buen Buenos os Aires, y en una una sangrienta sangrienta jornada se registraron 39 mu muertos por los choques choques entre los manif anifestan estantes tes y la pol policía, icía, incluidos incluidos varios vario s casos cas os de virtuales fusilamientos. El entonces presidente Fernando de la Rúa renunciaba y se iba en helicóptero, mientras yo intentaba estoicamente estudiar los temas que aún me quedaban pendientes de «Análisis de Proyectos de Inversi Inversión», ón», la última última materia materia que debía rendir el viernes para coronar  mi Licenciatura en Economía en la Universidad Nacional de La Plata. Como todo estudiante desesperado por una prórroga salvadora intenté comunicarme con la Facultad para ver si, dadas las extraordinarias condiciones políticas, los profesores postergarían la mesa de examen para el lunes siguiente, aun sabiendo que los economistas siempre han sido reluctantes a cambiar fechas y hacer excepciones.  No eran épocas de celulares inteligentes inteligentes y los exámenes exámenes solo lograban absorber la densidad matemática de los cursos superiores, en formato escrito, de modo que la nota no podía saberse hasta que el profesor completara completara las l as correcci cor recciones. ones. Procuré disimular disimular la an a nsiedad yéndom yéndomee de vacaciones va caciones y revisando revis ando todos los días dí as mi correo electrónico e lectrónico en uunn local de Valeria aleri a del Mar, Mar, sin demostrarle demostrarle a mi mi famili fam iliaa que acompañaba cada visita v isita a ese cyber café con una una cu cuota ota crecient creci entee de nervios e inseguridad. inseg uridad. El 9 de enero a la l a madrug madrugada ada apareci ap arecióó el mail con las notas y tuve tuve que mirar mirar varias veces el archivo adjunto para convencerme de que me había graduado con holgura. No recuerdo si aún estaba o no vigente vigente la prohibición prohibici ón de comprar comprar alcohol después de las 21, 2 1, o si soborné a alg al gún comerciante amigo. Lo cierto es que acabé consiguiendo una botella de champagne con la que volví a casa y desperté a Babiche que que adem ade más de ser mi madre había sido si do si sinn saberlo mi fuente fuente de inspiración paracon estudiar recibirme. de la que había anticipado, supongo que en parte porque Me felicitó menosy efusividad todavía estaba es taba bajo los efectos de la melatonina. elatonina. En cualquier cualquier caso, tuvo la suf s uficiente iciente lucidez para

advertirme que que «lo del viaje vi aje está e stá en veremos». veremos». Mamá me había prometido que cuando me graduara me iba a pagar un viaje a Estados Unidos. El  plan original original era aprovechar el regalo re galo para el pasaje, pasa je, invertir mis mis pocos ah a horros en e n la comida y  

financiar los gastos financiar gastos de alojam aloja miento iento con la extensión extensión de la tarjeta de crédito. cré dito. Pero claro, cl aro, eso era hasta la caída c aída de la Convertibilidad; Convertibilida d; el sistem si stemaa de cam c ambio bio fijo que regía en la Argentin Argentinaa desde 1991 y que que establecíaa una establecí una paridad pari dad de 1 a 1 entre la moneda moneda local lo cal y la divisa divis a estadounidense, estadounidense, produciendo un una falsa sensación de riquez ri quezaa que abarataba de manera artificial cualquier cualquier gasto gasto en dólares. El 6 de enero de 2002 el Congreso había votado una Ley de Emergencia que establecía el abandonoo de la abandon l a caja caj a de conversión conversi ón y tres días después nadie tenía tenía la la m menor enor idea de lo que podía  pasar con el precio prec io del dólar. dól ar. De De manera manera que que no era muy muy inteligent inteligentee endeudarse endeudarse en moneda moneda extran extranjera jera y la advertencia de mi madre que en sus 60 años había vivido varias devaluaciones se probó, a la  postre, clarividente, clar ividente, porque porque seis meses después el billete bill ete verde ya había había mu multiplic ltiplicado ado su precio por  cuatro. A la vuelta de mi merecido descanso, opté entonces por enviar mi flaco curriculum vitae a más de 500 consu c onsultoras ltoras de recursos hum humanos, a la espera e spera de una una oportunidad oportunidad laboral l aboral que la crisis cri sis se encargó de demorar. Probé alquilar una oficina y dedicarme a dar clases particulares para los estudiantes de la Facultad, aprovechando mi experiencia como ayudante que me había dotado de cierta capacidad didáctica que ahora podía exprimir en búsqueda del vil metal. Frustrado el viaje, choqué con la realidad de un mundo que no me esperaba con los brazos abiertos ni me ofrecía las oportunidades que la obtención del diploma me había permitido conjeturar. Maxi Delorenzo, mi gran amigo de toda la vida, percibió mi insatisfacción y me propuso una locura.  —¿Y si le escribo escri bo a Raym Raymond pregun preguntán tándole dole si no te te consigue consigue alojamient alojamientoo en Londres? Londres?  No era Estados Unidos, Unidos, y la capital capi tal del Reino Un Unido tam tampoco poco me me era novedosa. Pero las condiciones en el país no me permitían el lujo de aspirar al ideal e imponían la necesidad de conformarse con lo posible. Raymond, un abogado paquistaní nacionalizado inglés que había hecho  buenas uenas migas migas con Maxi Maxi en julio julio de 2000 20 00 en un un Cong Congreso de la l a Intern Internacional acional Socialista Social ista en Suecia, Suecia, de golpe aparecía aparec ía com c omoo una una opción opci ón potable. potable. Perdido por perdido, per dido, le l e escribí escr ibí el mail. Interpreté Interpreté la falta de respuesta como como una una amabilidad; una una manera políticamente políticamente correcta de ahorrarse llaa molestia molestia de decirme que que estaba loco l oco si pensaba que alguien que no conocía iba a mover sus contactos para gestionarme una habitación gratuita en uno de los lugares más caros del mundo. Unas tres sem se manas después, cuando había había perdido toda esperanz esper anza, a, recibí re cibí la respuesta de Ray. Ray. No sé si fue el tono desesperado de mi correo o las noticias de la crisis argentina que recorrían el mundo, lo que le ablandó el espíritu. Quizás fue simplemente la consecuencia de una cultura de inmigrantes acostumbrados a ayudarse y apoyarse en los valores de la comunidad. Como quiera que haya sido, ahí estaba el mail en la bandeja de entrada, ofreciéndome no solo un lugar donde vivir, sino también un trabajo para que pudiera pagarme una estadía más prolongada y cumplir el sueño de mejorar mi dominio dominio del idioma de Shakespeare. Como santo desconfiado ante una limosna grande, le pedí a Maxi que corroborara la oferta con un llamado telefónico. La respuesta afirmativa fue suficiente para convencerme de sacar el pasaje,  pero no sé si por pru pr udencia o por desconfian desconfianza, za, lo compré compré con fecha fecha de regreso regreso a las l as cuatro cuatro semanas, semanas, como reaseguro por sien lasoctubre, cosas nopleno salían del todode bien tierras Llegué a Londres comienzo un en otoño queextrañas. todavía disimulaba la crueldad del clima. Ni siquiera la noticia de que mi residencia no sería en la capital sino en Gillingham, Kent, fue

suficient suficie ntee para par a empañar mi mi excit e xcitación ación inicial. inicial . El cuñado de Raymond Raymond que que se dedicaba a recicl re ciclar  ar  departamentos venidos a menos, poniéndolos en valor antes de venderlos, me facilitó un piso en Gordon Road. La descripción, lejos de ser una convención, es literal: se trataba solo del piso, de un  

departamento sin terminar. Todo el mobiliario consistía en un colchón, un sillón y una pava eléctrica que reemplazaba la inexistencia de agua caliente en el baño y en la cocina. Tardé más o menos un mes en extrañar primero la ducha y luego la calefacción central. La cornisa, a la que se accedía por la ventana del primer piso, reemplazaba la heladera. El contraste cultural no fue menos violento. Si Londres se caracteriza por ser una ciudad cosmopolita cosm opolita donde la tolerancia a los l os errores err ores gramaticales gramaticales y el esfuerzo esfuerzo por entender  entender   pronunciaciones ronunciaciones defectuosas defectuosas son la norma, norma, Gillin Gilli ngham gham es el refu re fugio gio de la tradicionalidad ing i nglesa lesa donde el acento compite compite con los modales para ver cuál de los dos d os discrimin dis criminaa más. más. Los fines fines de semana con Raymond y su familia me daban un poco de respiro, porque todos se esforzaban por  agasajarme y hacerme sentir contenido. Sin redes sociales, sin comunicación con latinos, sin asados ni días de sol, solo mis avances en el estudio estudio de d e la gramática gramática in i nglesa y el ablande a blande progresivo de mi oído a la leng l enguua extranjera extranjera ustificaban ust ificaban la prolong pr olongación ación de la estadía. El econom e conomista ista Nattavudh Nattavudh Powdthavee Powdthavee de la l a Univers Universidad idad de Londres Londres calculó, a partir de encuestas de felicidad, que para compensar a una persona que ve a sus amigos prácticamente todos los días (por el costo emocion emocional al que implica implica privarse de verlos), es preciso darle 62.000 libras anuales, anu ales, algo así com co mo 90.000 dólares. dól ares. Para entender entender el resultado en perspectiva pensemos pensemos que el ingreso ing reso prom p romedio edio per pe r cápita cápi ta en los hogares hogares del Reino Un Unido es del orden or den de 9.800 libras, li bras, de d e manera manera que prácticament prácticamentee es preciso precis o mult multipli iplicar car por seis los ing i ngresos resos de una una persona pers ona para darle darl e la misma satisfacción que le proporciona visitar a sus amigos frecuentemente. Este resultado tiene dos in i nterpretaciones posibles; posib les; o bien el dinero no vale nada en térm términos inos de felicidad, o bien los amigos valen un montón. Mis cinco meses en Inglaterra me sirvieron para muchas cosas: conocí a fondo dos culturas completamente distintas a la mía, mejoré notablemente mi inglés, gané dinero. Pero ratifiqué que no cambiaría ninguna de todas esas cosas por el abrazo de mi mejor amigo, un asado con mi familia o la posibilidad de volver el tiempo atrás y contarle a mi mamá que todo lo que hice lo hice por ella, por sentirme orgulloso de lo que plasmó en su vida y por  el deseo que desde chico tuve de ser tan respetado como ella. Hoy Babiche ya no está y aunque Andrew J. Oswald y sus colegas del Departamento de Economía Econom ía de d e Warw Warwick ick hayan hayan hecho hecho el ejerci ej ercicio cio de ponerle un precio a la vida vi da de nuestros nuestros seres s eres queridos, estimando cuánto afecta la pérdida a nuestra felicidad, yo no tengo modo de calcular cuánto valen los recuerdos que afortunadamente me quedan. En Cambridge, Jorge Luis Borges decía que «somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos». El efecto habituación hace que a la larga nos acostumbremos a las ausencias de los afectos que perdemos, aunque ellos viven en nuestros recuerdos. Ellos son nosotros. Y si hoy soy feliz, es porque hoy yo también soy Maxi, o Babiche, o un  poco de los dos. do s.

Amigos reales y amigos virtuales

De acuerdo al sitio s itio w www.twalue.com ww.twalue.com mi cuenta cuenta de twitt twi tter er vale val e 21.835 dólares dól ares aun aunque que para ser 

honesto yo estoy dispuesto a venderla por mucho menos que eso y empezar de vuelta de cero. Para Facebook no existe una aplicación similar, en parte porque la propia red social limita la cantidad de amigos que uno puede tener —no más de 5.000— de modo que las celebrities  están  

«capeadas » como decimos «capeadas» decimos los l os econom ec onomistas istas para pa ra referirnos r eferirnos a una una variabl var iablee que tiene un un corset  que le impide im pide crecer. c recer. ¿Pero son realmente amigos los contactos de una red social? Confieso que prefiero la versión de carne y hueso de Scarlett Johansson, pero su voz combinada con un un algoritmo algoritmo capaz capa z de detectar las preferencias del int interlocutor erlocutor puede ser suficiente suficiente para enamorar a alguien. O al menos eso es lo que le ocurrió a Theodore Twombly, el personaje de Joaquín Joa quín Phoenix Phoenix en  Ella, una una película pel ícula que a simple vista parece par ece trivial trivi al y delirant deli rantee pero que plantea plantea un tema que está haciendo estragos en las relaciones sociales virtuales y que será extremadamente delicado en pocos años más. Sucede que la mayoría de los estudios demuestran que, aunque la cantidad de amigos reales tiene impacto en la felicidad, no ocurre lo mismo con los que hacemos por internet, salvo cuando usamos esas conexiones como un modo de reforzar nuestra percepción de apoyo social y apuntalar la autoestima. Por ejemplo, un estudio del economista canadiense John Helliwell, basado en una muestra de 5.000 personas personas relevadas por el  Happiness Monitor Mo nitor Su Survey rvey de ese país, llega a la conclusión de que duplicar la cantidad de amigos en la vida real es equivalente a recibir una mejora en los ingresos del 50%, aunque ese resultado se obtiene a partir de un número acotado de amigos, puesto que cuando la red de amistades amistades crece cr ece más allá de 20 personas pe rsonas prácticamente prácticamente no no mu mueve la l a aguja aguja de la felicidad. feli cidad. En contraste, tener una red muy grande de contactos en la más famosa de las redes sociales no solo no suma absolutamente nada en materia de satisfacción, sino que la disminuye ligeramente. En el mismo sentido, Fabio Sabatini, del Departamento de Economía de la Universidad Sapienza de Roma, valiéndose de la riqueza de dos encuestas de 25.000 hogares en Italia, encuentra una alta correlación entre la felicidad y la frecuencia con que las personas se juntan entre amigos, pero ningún efecto respecto de la conectividad a redes sociales. En todo todo caso, caso , más más bien bi en parece que los espacios espaci os virtu vir tuales ales son usados usados como como un espejo para reflejar una imagen que ayude a mantener una alta estima y al mismo tiempo aporte al menos la sensación de creer que uno cuenta con gente del otro lado que puede ayudar en caso de necesidad, más allá al lá de que eso efectivament efectivamentee se materialice. ateriali ce. En este sentido Thierry Pénard Pénard de la Universidad ivers idad de Rennes hizo una investigación en una muestra de 2.000 franceses en la que descubrió que, aunque el número absoluto de conexiones no importaba, sí resultaba crucial la cantidad de «me gusta» que recibían reci bían los participan participa ntes del estudio, estudio, porque p orque esa señal s eñal de apoyo aument aumentaba aba la l a autoestima autoestima y por esa vía contribuía a una mayor felicidad. La profesora profeso ra de psic p sicología ología de la l a Wester Westernn Washing Washington ton Univers University ity,, Adriana Adri ana Manago, Manago, en e n un un experiment experim entoo con 88 estu es tudiant diantes es de la Universidad de Californ Cali fornia, ia, les pidió a los lo s participant par ticipantes es que estimaran cuántas personas veían su perfil cada vez que cambiaban su estado y ponían algún tipo de información que daba cuenta de su estado anímico, descubriendo que era el impacto que el número de contactos contactos producía pro ducía sobre esa e sa mayor mayor visibil vis ibilidad idad ddee su realidad reali dad emocional emocional lo l o que inf influía luía en la satisfacción con la vida vi da de los sujetos, más más allá a llá del número número en térm términos inos absolutos. A medida que avanzo con esta investigación me convenzo cada vez más de que el problema por  el cual la vida en las redes sociales nosdilema hace más es similar a lagdificultad inteligencia int eligencia artificial en resolver el no viejo planteado plantfelices eado por Alan Turin Turing hace hace másde de lasesent s esentaa años.

Como hemos comentado, el padre de la computación moderna sostenía que el triunfo de la máquina sobre el hombre se iba a dar el día en que un ser humano, interactuando con alguien que estuviera en otra sala contigua, no pudiera distinguir entre una computadora o una persona real de  

carne car ne y hueso. hueso. Lo que la película en la que actuaba Joaquín Phoenix muestra es justamente qué ocurre cuando una computadora pasa satisfactoriamente la prueba de Turing, simulando ser una mujer que seduce a un desconfiado hombre que todavía sigue golpeado por el fracaso de su relación anterior. Y lo que sucede es que el personaje per sonaje se enamora enamora perdidamen pe rdidamente te de ese fenóm fenómeno eno de la inteligencia inteligencia artificial que encuent encu entra ra el tono tono preciso prec iso y las pausas justas, para activar cada una una de las l as emociones emociones de Theodore Theodore Twombly, hasta quebrarlo por completo. Lo cierto es que las redes sociales actuales no pasan ni por milagro la prueba del genial matemático inglés; más allá de un puñado de emoticones, estos brillan por su incapacidad de transmitir emociones. De hecho, uno de los grandes triunfos del whatsapp sobre los mensajes de texto tex to tradicionales se s e produjo cuando cuando logró incorporar el mensaje mensaje de voz que, en la actu ac tualida alidad, d, es llaa única manera de anular las ambigüedades semánticas de los viejos mensajes carentes de tono y por  tanto huérfanos de emoción, excepto claro está, que uno tenga la pluma de Mario Benedetti o Pablo  Neruda. En un tiempo no muy lejano habrá una nueva red social que arrasará con los dinosaurios actuales y logrará que podamos querer, extrañar, golpear, acariciar, abrazar o incluso transmitir nuestro odio más profundo, con la misma potencia de una mirada. Pero hasta que Facebook pase la prueba de Turing, seguiremos prefiriendo que apaguen el celular, nos toquen un poco y nos sentemos a conversar en un café de verdad.

El alto precio de casarte… y que te salga mal Hoy es uno de esos días en que quiero matar a mi mujer. Y si finalmente logro mi cometido, espero que sea antes antes de que salga publica publicado do este libro, li bro, para par a no quedar quedar pegado pe gado con esta esta confesión. confesión. Estoy lejos de ser obsesivo obsesiv o y much muchoo menos menos ordenado. Pero a lo l o largo lar go de mis mis casi ca si veint ve intee años de actividad académica he acumulado cientos de libros y artículos científicos que, aunque no parezca, descansan con cierta distribu distri bución ción lógica dentro de mis bibliotecas. bibl iotecas. O, mejor dicho, dic ho, descansaban descansaban.. Eslacierto cie rto que el aspecto de viejos muebles amenazaba no le hace ning nin favor favor a la decoraci deConsciente coración ón dedemi mesa i estu es tudio, dio, y que acumulación de material bibliográfico congún desbordarme. realidad accedí a darle rienda suelta a la imaginación de Graciana para que diseñara una hermosa  biblioteca ibli oteca que que ocupara toda la pared del lug l ugar ar que uso uso para trabajar, trabaj ar, con el objetivo obje tivo de que que reemplazara el collage de viejos muebles. Pero lo que no estaba escrito en el precario contrato de palabra era la concesión de que ordenara mis libros en la nueva biblioteca bajo la ausencia de algún criterio. Ni siquiera había una lógica de coloress o de tamaños colore tamaños que, aun cuando cuando hu hubiera resultado inútil a todos los fines, fines, podría podr ía haber  aportado algún condimento de simetría artística. Es cierto cie rto que con la facilidad de Google, hoy hoy resulta resulta más más rápido r ápido tipear en el buscador que levantarse de la l aestá silla, si lla, extender extender el brazo, br azo,enmirar mlos irarque el ín íel ndice y hojear hojear hasta hast a dar con el concepto bu scado. Pero el mundo lleno de momentos placer no pasa por encontrar el caminobuscado. más corto entre dos puntos, sino justamente en disfrutar bifurcaciones innecesarias, pero también agradables.

Mientras la gente que diseña libros electrónicos y contenidos para internet no comprenda que existen otras reglas de la red, r ed, y que que no se trata de poner online lo que está en fform ormato ato papel —com —c omoo si se tratara únicamente de cambiar el soporte—, en algunos casos seguirá siendo más interesante y  

convenientee buscar a la vieja convenient vi eja usanza, sanza, en la biblioteca bi blioteca real. r eal. Por suerte, con una comida rica y un par de besos se me pasa cualquier enojo y aunque es verdad que a veces extraño algunas de las libertades de la soltería, creo que el precio bien valió la pena. La economista economista Joan Joa n Robinson Robinson solía decir, en referencia al drama drama del desempleo, desempleo, qu q ue la l a miseria de ser explotado por el capitalism capitalis mo no era nada en comparaci comparación ón con la miseria de no ser explotado en absoluto; absoluto; creo que algo parecido puede decirse decirs e del matrimonio. atrimonio.  No es que que en lo personal teng tenga quejas. De hhecho, echo, teng tengoo una una mu mujer hermosa hermosa que me me ha dado un una especiee de clon especi c lon de dos años año s y medio medio que me me llena ll ena de felicidad. felicida d. Más aún, mient mientras ras escri e scribo bo este  párrafo me me acabo de enterar que que el próximo próximo que que venía en camino camino hace hace unas unas ocho semanas, semanas, se multiplicó ltipli có por dos. Pero efectivamente en cuatro de los cinco años que Gallup hizo su famosa encuesta World Value Survey en Argentina, y que resumimos en una investigación editada por Mariano Rojas, las personas solteras eran sistem sis temáticam áticament entee menos menos felices que las casadas, c asadas, y las personas per sonas separadas separa das eran er an aún más más tristes. El economista Nattavudh Powdthavee se tomó incluso el trabajo de ponerle un precio al estado civil, comparando los niveles de felicidad de solteros, casados y separados, en relación a la satisfacción que otorgaba otorgaba el dinero. Para su s u sorpresa, el e l matrimon matrimonio io generaba una una felicidad felici dad sim si milar a la que podía conseguirse conseguirse con 68.400 libras li bras esterlinas anuales, anuales, algo así com c omoo 7 veces vece s el ingreso ingreso per p er cápita cápi ta de un hogar hogar ing i nglés. lés. De manera que al menos en materia de felicidad, conseguirse una buena pareja puede ser una gran inversión. En el otro extrem extremoo están los separados sepa rados que no no solo pierden pierde n todo todo lo ganado ganado por haber estado en  pareja, arej a, sino que que resultan incluso much muchoo más más desdichados desdi chados que que los que nu nunca se casaron, necesitando necesitando una compensación de 57.800 libras para volver a su estado anterior de felicidad, cifra que se reduce a 21.600 si s i la l a persona pers ona consigu consiguee finalment finalmentee el divorcio. divorci o. Es decir que lo que muestran los fríos e insensibles números es que el matrimonio es una muy  buena uena forma forma de comprar comprar felicidad, felic idad, siem si empre pre que la pelícu pelíc ula termine termine bien. Y si las la s cosas no salen com comoo se habían planeado y las personas no acaban comiendo comiendo perdices, perdi ces, tampoco tampoco serán s erán tan felic felices. es. Obviamente, el que está a punto de poner el gancho y tirarse a la pileta, aunque conoce las estadísticas desfavorables en la materia, siempre piensa que a él no le va a suceder. Eso ocurre  porque caemos caemos presa de un sesgo cogn cognitivo descubierto por la econom ec onomía ía del com c omportam portamient ientoo que nos nos hace ser superconfiados respecto de nuestras chances en las empresas que encaramos. Sin embargo, los que han han mordido mordido el polvo pol vo de la l a ruptura ruptura y hoy engrosan engrosan el ejército ej ército de separados y divorciados, divorciados , saben muy bien de lo que habla Powdthavee cuando le pone un precio tan caro al matrimonio que sale mal.

La crisis de los 40 y la revancha de los viejos En un mundo no muy lejano, probablemente a menos de veinte años de distancia, asistiremos a la muerte de la muerte, o al menos eso es lo que promete Raymond Kurzweil, el científico responsable

de la Universidad de la Singularidad. Pero claro, cl aro, para par a llegar ll egar a ese moment omentoo de la l a historia en que va a ser factible factible reemplazar reemplazar cada una una de las partes defectuosas de nuestro «hardware» por órganos artificiales, e incluso descargar la  

conciencia en el disco conciencia di sco rígido r ígido de una comput computadora adora para asegurar asegurar su vida eetern ternaa o transportarla transportarla por  internet en décimas de segundo de Buenos Aires a París, hay que asegurarse de haber sobrevivido en el ínterin. ínterin. Si las l as leyes l eyes actuaria actuariales les fu funcion ncionan an bien, much muchos os de los que están leyendo leyendo este libro libr o —espero —es pero que quien lo haya escrito también— serán de la partida. Supongamos que usted ya está transitando por los  pasillos asil los de la l a tercera edad o sufre algún tipo de enferm enfermedad edad que hace hace improbable que llegue llegue al 2036, cuando cuan do la tecnología tecnología le arrebate arreba te a Dios el cont c ontrol rol remoto remoto con el que se decide quién vive y quién quién no. En tren de suponer, imaginemos que se encuentra con este científico egresado del MIT y que le  propone conectar conectar su cerebro a una una supercomput supercomputadora adora capaz de guardarl guardarloo todo: los rec recuuerdos, las l as sensaciones, las emociones, emociones, los conocimientos, conocimientos, los miedos, las alegrías y las tristezas; tristezas; un en enorm ormee pen drive en el que cabe incluso la esencia de su personalidad, eso que los científicos cognitivos llaman conciencia. Convertirse en una versión moderna de Walt Disney, con muchas más chances de poder  efectivament efectivam entee ser descongelado descongelado en veinte veinte años y vivir para siempre, no es una una propu prop uesta fácil de despreciar. desprec iar. Pero claro, cl aro, usted se perdería perd ería todo lo que pase en e n el mun mundo do en los próxim pr óximos os años, años , incluyendo incluy endo el crecimien cr ecimiento to de sus nietos, los asados de los l os domingos, domingos, las pastas pa stas que hace la famili familia, a, el abrazo de sus hijos, esa llamada que espera todos los días. ¿Y si Kurzweil estuviera en lo cierto pero el futuro tardara un poco más en llegar, de suerte tal que cuando usted despierte tenga asegurada la vida para siempre, pero ya no exista ninguna de las  personas que a usted usted lo hacen feliz? ¿Aceptaría ¿Aceptaría la propuesta? Aunn sabiendo que le queda poco tiempo Au tiempo de vida, digamos digamos cinco ci nco años, ¿cambiarí ¿cambiaríaa la vida eterna eterna  por esos cinco c inco años? ¿Pagaría ¿Pagaría el e l precio preci o de despedirse despedi rse para par a siempre de sus seres queridos si tuviera la certeza de viajar a un mundo en el que el tiempo no deja huellas en el cuerpo y lo único que muere es la muerte mis mism ma? Incluso Incluso antes antes de que la ciencia ci encia nos ofreciera estos dilem dil emas, as, la l a ficción plant pla nteaba eaba disyu di syunt ntivas ivas semejantes. En Cocoon, una emocionante película dirigida por Ron Howard y estrenada en los Estados Unidos en 1985, un grupo de ancianos recluidos en una casa de retiro descubren mientras se  bañan de contrabando, contrabando, las propiedades pr opiedades rejuvenecedoras de la piscina pi scina de la casa vecina. El m milagro ilagro se produce pr oduce porque unos unos extraterrestres extraterrestres incuban incuban huevos huevos con sus sus crías cr ías en esa pi pileta, leta, lo que le confiere al agua agua las la s bondades de hacer que los abuelos se sient s ientan an como como si hubieran hubieran retornado a la la adolescencia. Eventualmente, cuando los visitantes del mundo exterior descubren a los intrusos les proponen la alternativa de viajar con ellos de vuelta a su planeta de origen; un mundo más avanzado en el que la gente no envejece ni muere. Probablemente, el momento más duro desde el punto de vista emocional es cuando Benjamin Luckett, el personaje que encarna Wilford Brimley, le cuenta la propuesta a su nieto David, brillant bril lantem ement entee actuado por el entonces entonces niño prodigio de Hollywood Oliver Olive r Barret Barr et que, como cualquiera que haya tenido un nieto puede comprender, es la persona que más ama en el mundo. El chico intent intentaa irse i rse con el abuelo y aborda abord a la lancha lancha que los lleva llev a hasta el en e ncuentro cuentro con la nave nodriza, pero salta de la embarcación para evitar que los viejitos sean detenidos por la policía. Creocomo que aelmí solse solo o hecho hech o deunpensar penudo nsar en en laesagarganta oferta nos nal osimaginar lleva ll eva a comprender com prender elde fondo fonese do abuelo, de este e ste le libro. libr o. Si a usted le hizo la despedida quedará mucho más claro que lo más importante no se compra con dinero.

Pero el otro aspecto aspec to interesante interesante es que aunque aunque los ancianos ancianos del de l filme filme suf s ufren ren las consecuencias consecuencias de un hardware que ya no quiere más rumba, son muy felices cuando pueden pasar tiempo con sus amigos, cuando reciben la visita de sus hijos, o cuando comparten cosas con sus nietos.  

Probable mente Probablem ente ello el lo explique por qué en todas todas y cada una una de las investig investigaciones aciones sobre sobr e economía economía de la felicidad alrededor alre dedor del mundo, undo, aparece apare ce una una y otra vez el mismo mismo resultado; resultado; la U de la felicidad feli cidad en función de la edad. Sistemáticamente, en diversas encuestas la gente más joven es la más satisfecha con su vida, como podría predecir pre decir el sent s entido ido común. común. Pero la l a nota nota que le ponen al boletín de felicidad no cae de manera lineal con los años, sino que si bien se reduce hasta la edad media de las personas, tocando el punto más bajo entre los 40 y los 50, pero de manera interesante sube a  partir de entonces, entonces, de suerte tal tal que los abuelos terminan terminan siendo casi tan felic felices es com comoo a los veint vei nte. e. Las hipótesis sobre s obre este es te resultado son varias. Quizás Quizás la l a explicaci explicación ón más más sign si gnificativa ificativa consista en que los amigos y la vida social son dos de los aspectos que nos hacen más felices; las salidas, los asados en grupo, grupo, los partidos par tidos de fútbol y la libre li bre di disponibilida sponibilidadd de nuestro nuestro tiempo tiempo son cosas que que vamos perdiendo cuando terminamos la universidad, nos metemos de lleno en la vida laboral, formamos una pareja y tenemos hijos. Solo en la medida en que los chicos se convierten en adultos y alcanzamos cierto  señority eñori tye  n el trabajo, volvem vol vemos os a disfrutar disfrutar del de l tiempo libre y recuperam recuperamos os buena  parte de la vida vid a social. social . Adicionalment Adicionalm ente, e, el paso del tiempo tiempo hace que aprendam apr endamos os qu q ue las l as cosas c osas materiales no tien tienen en tanto tan to valor. Lo Lo cierto cie rto es que en la adolescencia adol escencia y du durant rantee los primeros años de la univers universidad idad nuestras aspiraciones son ciertamente exageradas, y creemos que el crecimiento profesional y la independencia indepen dencia financier financieraa nos harán felic felices. es. Pensamos Pensamos que la vida se com co mpleta con el auto, auto, la casa y el perro, pero cuando finalmente los tenemos, o nos resignamos a que nunca los tendremos, nos damos cuenta de que nada de eso importa más que la mirada orgullosa de un hijo, el abrazo de un  padre o la l a contención contención de la persona per sona que que amam amamos. os. Cuando comenté este resultado en mi curso de Economía del Comportamiento de la Universidad de Buenos Aires, una estudiante brillante, Romina Cantú, me preguntó si más allá de que la gente fuera menos feliz a medida que ingresaba en la edad media, no existía un impacto diferencial del ingreso para recuperar la alegría en la tercera etapa de sus vidas. Le propuse testear la hipótesis como trabajo final del curso y efectivamente encontró, usando los datos de la última encuesta Gallup  para Argentin Argentina, a, que el placer que daban las compras compras caía caí a sistemáticam sistemáticament entee a medida medida que la gente gente envejecía, lo l o cual puede explicar por qué a partir de los 40 4 0 o 50 aument aumentaa nuestra nuestra satisfacción con la vida, cuando cuando recuperam rec uperamos os vida vi da social, soc ial, tiempo tiempo con amigos, amigos, y espacio para realizarn reali zarnos os en lo que nos nos gusta, incluso cuando los ingresos ya no suben más y en muchos casos empiezan a declinar.

Un final feliz El hombre no tenía más de 50 años. Asomó tímidamente desde el fondo de la sala y caminó hasta el estrado no sin ostentar cierta vergüenza. Esperó que un cura que había asistido a la conferencia me hiciera un comentario y soportó estoico a dos señoras que estaban contentísimas por haber escuchado «al muchach muchachoo que escribe escrib e en el diario» di ario» y no no parecían parec ían dispuestas a liberarme li berarme pronto. pronto. Agradecí Agradecí las exageraciones, particularmente la que solos hacíaen referencia a mi me juventud. Cuando quedamos prácticamente el escenario, tendió la mano y se presentó. No recuerdo el nombre. Nunca recuerdo los nombres, pero soy muy buen fisonomista, siempre recuerdo

los rostros. En la escuela sufría cada examen en el que había que memorizar nombres, como los de Anatom An atomía, ía, los l os de Geografía o los lo s de Biología: Biol ogía: lo mismo daba la materia, materia, imposibl imposiblee recordar  reco rdar  conceptos de tipo semántico. «La diferencia entre los estudiantes buenos y los malos», decía Linus,  

en un interesante libro de William Glasser, «es que los estudiantes malos olvidan todo cinco minutos antes del examen y los buenos cinco minutos después». Análogamente me ocurre eso con los nombres; los recuerdo hasta cinco minutos después de la presentación. El hombre hombre relató r elató mi propia charla con sorprenden sorpr endente te precisión. preci sión. Me dijo que estaba impresionado de saber sa ber que la l a ciencia ci encia había demostrado demostrado que el din di nero no hacía la l a felicidad felici dad y que ning ningun unaa cosa material podía reemplazar el tiempo que pasamos con la gente que queremos ni las experiencias que almacenamos almacenam os en nuestra nuestrass memori emorias. as. Su aspecto, debo confesarlo, era e ra más bien lúgubre. lúgubre. Traje os oscuro, curo, corbata al tono, mocasines discretos. discr etos. Podría haberse hecho hecho pasar pasa r por empleado empleado de funerari funeraria, a, per peroo me me contó que que era un hom hombre bre de negocios, que le había ido muy bien en distintas empresas y que unos años atrás había sufrido un accidente cerebro-vascular, que lo había dejado al borde de la muerte, pero del otro lado. Conjetu Con jeturé ré que el relato pudo haber sido si do inventado. inventado. Pero Per o en ese caso se habría tratado de un actor  actor  de una una talla notable. La convicción lo tornaba verosím veros ímil. il. Dijo que se recordaba yaciendo en la sala de terapia intensiva del hospital, pero no mirando el techoo o encandila tech encandilado do por reflectores incan i ncandescentes, descentes, sino viéndose desde afuera afuera de su cuerpo, como si se s e estuviera filmando. filmando. M Mee habló de la l a luz al final final del de l túnel, de la vida que pasaba en cámara cámara superrápida y de cada uno de los lugares comunes que aparecen en los cuentos de esa gente que afirma haber vuelto de la muerte. Lo escuché con atención mientras ponderaba en mi mente una explicación científica, con la  probabilidad robabi lidad no menor menor de que que todo fuera fuera verso. La cuota cuota de lógica se la atribuí porque yyoo también también vi la película película acelerad ace leradaa de mis mem memorias orias varias varia s veces. veces . Era un juego juego que que practicábam practicá bamos os de adolescent adolesc entes es con un grupo de compañeros del colegio. Nunca comprendí la lógica desde el punto de vista médico,  pero el truco era inspirar profundam profundament entee y conten contener er la respir r espiración ación mient mientras ras un ayudant ayudantee te abrazaba  por la espalda es palda y oprimía oprimía el pe pecho cho con los brazos bra zos enlazados, enlazados, generando generando una una especie de shock, shock, que supongo que suspendía momentáneamente la circulación de sangre al cerebro, produciendo un desmayo que duraba unos pocos segundos, aun cuando quien lo experimentaba acababa con la sensación de haber estado un largo tiempo «en trance». Cierto día uno de los muchachos demoró más de lo habitual en volver en sí y el susto fue tan grande gran de que dejaron deja ron de jugar jugar para p ara siem s iempre pre el e l ju j uego de Dios. Prontoo comprendí Pront comprendí que lo que me me quería contar contar este e ste señor no era lo notable notable de la l a experiencia, ni nada por el estilo. Su foco estaba en el retorno a la vida. «De golpe abrí los ojos», me dijo «y lo primero que se me vino a la mente fue mi familia; pensé en mi hija, busqué a mi mujer en la sala, pregunté por mis hermanos» y prosiguió «y en ninguno de todos esos primeros momentos se me ocurrió pensar en la empresa». «Nunca, en todos los recuerdos que me vinieron a la mente, apareció nada material; no extrañaba la casa, ni el auto, ni el dinero: todo lo que yo quería era un abrazo». Cada tanto hago ese ejercicio de viajar en el tiempo con mi imaginación. Sueño que soy viejito y comoo dice com dic e Serrat, Serr at, en esa hermosa hermosa canción c anción con letra de Anton Antonio io Machado, «al volver la vista v ista atrás veo la senda que no he de volver a pisar». Pienso ensomos; las memorias ese viejo que soy vez yo dentro de unosmiaños, comoydecía Borges eso mucho es lo que nuestrasdememorias. Y cada que imagino vidaporque en el futuro volviendo volvie ndo para atrás, corrij cor rijoo algunas algunas de las cosas que no no me me enorgullece enorgullecería ría recordar recorda r y busco hacer  hacer 

cosas que puedan llenar de anécdotas muchas sobremesas más. Muchos de los resultados científicos que cuento acá pueden servir para una columna de un magazine, para meter un comentario interesante en una reunión de amigos, o para zanjar una  

discusión política sobre el concepto del bienestar. Me gust gustaa pensar que a algunos algunos de llos os lectores l ectores les le s servirá ser virá «viajar «viaja r al fu futu turo» ro» y mirar mirar hacia el  pasado. Para decidi d ecidirr si vale val e la pena pasar tantas tantas horas adentro adentro de una una oficina, para que la tele tele sea de 42 pulgadas pulgadas en e n vez de la actual, actual, o para poder pode r comprar el último último modelo modelo de celular. Me Me arriesgo arr iesgo a afirmar que nada de todo eso importará, y que cuando cada uno haga su ejercicio introspectivo se dará cuenta que lo que más van a extrañar, cuando sean viejitos, es no haberle dado un abrazo más a su papá, no haberle pedido perdón a su mamá, no haber pasado más tiempo con los hijos y no haber  comido más asados con los amigos. El dinero es una representación simbólica del tiempo que destinamos a conseguirlo, aunque  paradójicamen aradój icamente te al final final del día d ía no sirva para com c omprar prar un solo minut minutoo de esos que algún día no estarán más.

 

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as mejores vacaciones no son las más largas

 

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 xperimento perimento monos capuchinos que detestan la desiguald d esigualdad  ad  https://www.youtube.com/watch?v=lKhAd0Tyny0

¿Cuánto valen los amigos? Manago, A. M., Taylor, T., & Greenfield, P. M. (2012). Me and my 400 friends: the anatomy of   

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Agradecimientos Una tarde calurosa de enero, hace cinco años atrás me entró un mail de Pablo Schiaffino, a quien  por entonces entonces no no conocía, invitándom invitándomee a trabajar con c on unas unas bases de datos d atos de Econom Economía ía de la Felicidad, provenientes de una encuesta que había hecho la Universidad de Palermo con Gallup Argentina. Argent ina. Aunque Aunque yo ya había escrito esc rito sobre sobr e el e l tema tema tangencia tangencialmen lmente te en una una investigación i nvestigación que habíamos hecho con Guillermo Cruces del CEDLAS, el entusiasmo y la confianza de Pablo son la razón principal de que lo haya estudiado con tanta profundidad. La mitad de este libro es en realidad de él y por eso mi mayor agradecimiento. También tengo una deuda de gratitud con el profesor Juan Carlos de Pablo, sin ningún lugar a dudas el economista con mayor capacidad de divulgación que he conocido, a quien he admirado desde mis inicios en la un univers iversidad idad hace más de veinte años. En el invierno del 201 20144 Walter Walter Sosa Escudero me me in i nvitó a presentar mi mi libro l ibro  Psychonomicse  n la Universidad de San Andrés, Andrés, donde para mi sorpresa s orpresa Juan Carlos se con co ntaba entre entre los l os asistent as istentes es y desde entonces entonces tuve tuve el privilegio privi legio de contar  contar  con sus críticas tan constructivas como severas, matizadas con algún que otro almuerzo en el que sin que se dé cuenta sigo aprendiendo. Para mí es un honor que haya aceptado prologar este libro,  porque con su visión se enriquecen enriquecen aún más los lectores. l ectores. Al igual igual que en mis mis dos do s libros li bros anteriores, las horas que invertí invertí en sus páginas páginas se las resté a mi familia. Cada capítulo es una semana menos de vacaciones con Solcito, una tarde negada al césped del parque Castelli con Tetecito, un asado que no comí con mis hermanos y un jueves que planté a mis amigos. Para mí ese costo es tremendo porque cada una de las investigaciones que hice o que leí  para este libro li bro señalan señal an inequívocam inequívocament entee una una y otra otra vez, que que el tiempo tiempo que pasamos pasamos con la gent gentee que queremos es lo que realmente nos hace felices y una de esas cosas que el dinero no puede comprar. Yo soy consciente que tarde o temprano llega el día que lamentamos ese precioso tiempo que dilapidam dila pidamos os en otras cosas, pero también también me me apasiona apas iona investigar investigar y escribir. escr ibir. Es un balance delicado. del icado. Hoy teng tengoo la oportunidad oportunidad de escribi es cribirr en una una de las editoriales editorial es más importan importantes tes del mercado hispano, porque Ignacio Iraola y Paula Pérez Alonso confiaron en mí. Paula además soportó estoicamente cada las veces quen.incumplí plazollegado de entrega me si más crudas, que son lasuna quede realmente realmen te sirven. sirve Pero noun habría habría hastayacá sdevolvió i Silvia Si lvia Itkin Itlas kincríticas no hu hubiera apostado por mí, cuando mis acciones pagaban bastante poco y las oportunidades no sabían mi número de celular. Silvia además me cuidó, pulió y perfiló como escritor y aunque hoy elegí otro camino quiero que todos sepan que no me olvido del inicio. Por último, hay una persona en la que siempre pienso cuando estoy feliz, pero también cuando necesito un un abrazo en el recuerdo. r ecuerdo. Si yo pudiera tocar el cielo ciel o con las man manos, os, te bajaría bajar ía para par a tenerte tenerte y  para decirte deci rte gracia graciass porque motivaste motivaste buena buena parte de este libro, Abuela. Abuela.

 

Tetaz, Martín Lo que el dinero no puede pagar / Martín Tetaz. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires Libro digital, EPUB Archivo Digital: descarga ISBN 978-950-49-5401-9 1. Economía Doméstica. I. Título. CDD 640 © Martín Tetaz, 2016 Primera edición en formato digital: septiembre de 2016 Digitaliz Digi talizac ación ión:: Proyec P royecto451 to451 Inscripción ley 11.723 en trámite ISBN edición di digi gital tal ((eP ePub): ub): 978-95 978-950-49-5401 0-49-5401-9 -9

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