Márquez Moncho La Última Rosa

January 23, 2024 | Author: Anonymous | Category: N/A
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LA ÚLTIMA ROSA

Escrita por

MONCHO MÁRQUEZ

AGRADECIMIENTO El autor desea agradecer a las siguientes personas que de alguna manera hicieron posible este libro; Mario Pinedo, Giny Gody, Herman Márquez, Luciano Cacciamani, María Irma Pérez, cuya paciencia y consejos fueron útiles, al periodista Ramón Darío Castillo, cuya ayuda fue muy valiosa y por ultimo a la escritora Gloria Stolk, que en paz descanse, a quien no tuve el placer de conocer pero que a través de un amigo leyó el proyecto del libro y por escrito me envió us valiosos y experimentados consejos, que al final hicieron la diferencia. A mi madre la eterna luchadora.

Y a mi hijo, Jonathan el motor

de mi vida.

CAPITULO 1

El cuarto era un desorden donde lo moderno luchaba contra lo antiguo, la ancha y oscura cortina que cubría la ventana se veía un poco caída, un sofá antiguo lleno de revistas, una gruesa alfombra blanca cubría por completo el piso y la cama, destendida, era de caoba en estilo LUIS XV, la pared detrás de la cabecera de la cama tenía un inmenso afiche de una mujer desnuda en una pose bastante sugestiva. La muchacha se paró y le dijo al muchacho, que delicadamente le había colocado la mano en el costado: -“Es hora de irme”. -“acabas de llegar y ni siquiera has probado el vino, abrí una botella para Ti”. -“Carlos, se está haciendo tarde y…” El la halo hacia la cama. “Primero termina de tomarte el vino”. Le dio la copa y ella comenzó a tomárselo lentamente. La mano del comenzó a subir por su pierna, ella hizo como si no lo notaba, pero era pesada y el dedo empezó a moverse con malas intenciones. Hizo un esfuerzo y se tomó todo el vino, luego se paró, puso la copa en la mea de noche y dijo: -Carlos, me gustaría irme” Él se levantó y poniéndoles los brazos a su alrededor le dijo:

bajo con suavidad hasta rozar sus pezones; ella trataba de zafarse pero era en vano porque lo que logro fue estrujar su cuerpo contra el de él. -“¡cómo me encanta que hagas ese movimiento!” dijo serio. Ella se enfureció y con rabia dijo: “¡No quiero hacer el amor contigo, ni que me toques, eso no tengo porque decírtelo!” Las palabras hirieron su orgullo pues inmediatamente su cara cambio de expresión, su rostro se endureció abandonando esa sonrisa de seguridad que reflejaba. “Mejor es que te tranquilices porque de todos modos te voy a coger”, dijo esto y la soltó y con una mano se sobo la espesa barba que cubría su rostro. La muchacha respiraba con dificultad y lo miro con la cabeza inclinada hacia abajo, reflejando el miedo que sentía. -¡Desvístete…! ¡Coño! ¿No me oyes?” Ella retrocedió un paso, pero se arrepintió. La orilla de la cama toco su pierna. “Por favor, Carlos, déjame tranquila… ¿Por qué tienes que hacer las cosas tan violentas?” -“Tu eres quien las está haciendo violentas, yo solo quiero hacerte el amor… ¡después de todo eres tú la que va a disfrutar más!” -“Yo vine a tu casa para hablar contigo y oír un poco de música, nada más. Además, yo pensé que tus padres estaban aquí”. -“Mira pava, no voy a discutir contigo. ¡Quítate la ropa y acuéstate en esa suave cama que te está esperando!”.

-“¡Vamos a hacer el amor!” -“¡No quiero!’ La muchacha sintió la dureza de su cuerpo, el bulto de sus pantalones. La apretaba y movía su cuerpo hacia los lados, su falda parecía que fuera de papel, de pronto la beso, sintió su lengua de el en su boca, trato de zafarse pero él la sujetaba con una mano y con la otra muy delicadamente, le acariciaba el cuello, luego la

Ella no dijo nada, se pasó la mano por el pelo que le cubría parte de la cara, dándose tiempo para pensar algo. -“¡Vamos desnúdate!” Ella no se movió y el con fuerza la empujo sobre la cama y le halo la falda con tanta fuerza y maestría que se la quitó, al caer sus piernas

quedaron abiertas en una posición que hicieron que él se quedara inmóvil, detallo su cuerpo cubierto solo por la pequeña pantaleta y la blusa ajustada que no dejaba nada a la imaginación, la respiración se aceleró y su cara cambio de semblante, ya no reflejaba la rabia que las palabras de ella habían ocasionado a su ego sino el deseo que el cuerpo semidesnudo le hacía sentir. -“¡Suéltame, Carlos, no voy a hacer el amor contigo!” -“Eso es lo que tú crees”. -“¿Pero porque tengo que hacerlo?” Él se rio…”Bueno, viniste aquí, nos tomamos un trago, nos besamos… ¿Qué piensas que seguía?” Ella no contesto, él le toco los pezones y estos se endurecieron.

-“¡Termínate de desnudar!” -” ¡No Carlos!... ¡Por favor!” -“¿Quieres que te pegue de nuevo?” Ella lo miro con los ojos bañados de lágrimas y negó con la cabeza. “¡Entonces desnúdate!” No comprendía porque un muchacho como Carlos se ponía tan violento, sabía que con un poco de suavidad por parte de él podía conseguir cualquier cosa, pero esa era precisamente lo que más excitaba a Carlos, el uso de la violencia era su disfrute máximo, no solo para hacerle el amor a una muchacha en toda situación de la su vida, la violencia era el condimento esencial y esto lo reconocía el, así como también reconocía que gracia a ella había conseguido el respeto de sus amigos.

-“¡Déjame! ¡Tú estás loco, coño de madre! ¡Suéltame!”.

Se agacho, se quitó los pantalones y termino de desnudarse. Ella dejo de llora, subió la vista y vio el cuerpo desnudo de él, tenía un cuerpo bastante desarrollado para sus 21 años, espaldas anchas, brazos fuertes y fibrosos, tenía 1,80 de estatura lo cual le daba una apariencia impresionante, cara y mandíbula cuadradas, barba espesa y el pelo muy corto para que nadie pudiera asírselo en una pelea, que era, aparte de hacer el amor, lo que más disfrutaba. Le parecía estúpido tener que perder el tiempo con una muchacha diciendo todas esas boberías que los muchachos de su edad tenían que decir para poder hacer el amor, él era diferente, iba directo al grano y si ella no quería entonces usaba la violencia. Se tocó la barba con la mano y dijo con autoridad: “¡Desnúdate!”.

Él se paró con rabia, la tomo por un brazo y la halo hacia el con fuerza, su cara de nuevo reflejaba la rabia que le había ocasionado ella con sus palabras, levanto la mano y le dio una cachetada, al recibir el golpe cayo sentada sobre la cama y comenzó a llorar.

Ella se paró y se quitó la ropa, lo hizo de una manera que lo excito más. Carlos detallo su cuerpo y se dijo para sus adentros que la iba a disfrutar hasta quedar exhausto. La muchacha era hermosa de verdad, de unos 18 años, con el cuerpo tostado por el sol que hacía gran

-“¿Ves?, tus pechos quieren que los acaricie”. La muchacha vio la expresión de su rostro y se asustó, Carlos se desabrocho los pantalones y se los bajo hasta la rodilla poniéndose sobre ella, trato de evitarlo pero no pudo, la fuerza de él era demasiado para ella. El muchacho al hacer contacto con el cuerpo semidesnudo de ella sintió un gran placer y su pene se endureció, ella sintió el bulto entre sus piernas y por un momento se quedó tranquila, luego reacciono y comenzó a gritar.

contraste con su pelo rubio que le caía sobre los hombros y cubría parte de sus senos. Los desnudos se echaron sobre la cama, uno al lado del otro. Carlos bajo la mirada y pudo apreciar los senos y las bellas piernas de ella, el contacto de su cuerpo desnudo con el pene la hizo estremecerse, el bajo una mano y busco entre sus piernas encontrándola mojada. “¿ves?, está esperando por mí”. Ella relajo su cuerpo y dijo casi en un suspiro: -“¡Hazme lo que tú quieras…Coño de madre!”. -“Eso es lo que siempre hago”. Le separo las piernas y comenzó a penetrarla, se abrazaron con fuerza y a un ritmo suave el empezó a cabalgarla, ella levanto las piernas y lo abrazo con fuerza. -“¡Que divino eres!... ¡Así…Así…!” -” ¡Eso es lo que todas dicen!”

-“¡Ah!... ¡Eres tú, Rubén!” -“Si. ¿Quién más podía ser?” Carlos se dijo que si hubiera sido otra persona lo habría sacado a patadas de la casa, pero con Rubén era diferente, era su mejor amigo y a diferencia de los demás muchachos con Rubén no discutía nunca. Este salió de la oscuridad del fondo del cuarto, llevaba puesto lo que constituía su uniforme: pantalones blue-jeans bastante ajustados, camisa de manga corta también ajustada para así poder enseñar su atlético cuerpo, y unas botas de color marrón completaban la vestimenta. Rubén, a diferencia de Carlos, era un muchacho bastante buen mozo, sus facciones finas y su porte alto le daban un aspecto muy elegante. Carlos había dejado a la muchacha y estaba sentado en el borde de la cama, ella se encontraba todavía acostada y trato de decir algo pero con sorpresa vio que él había perdido interés en ella.

Ahora se movía con fuerza sobre ella, la respiración de ambos iba en aumentando, la muchacha a punto de terminar, era cuestión de segundos, Carlos la beso con fuerza y la lengua de él penetro en su boca, ella la recibió con placer, en ese momento se oyó un ruido proveniente del fondo del cuarto, Carlos se detuvo, levanto la cabeza y volteo hacia el rincón de la habitación viendo la luz de un cigarrillo en la oscuridad.

-“Los viejos se fueron de viaje para Europa y a mi hermana la mandaron para la casa de una tía… ¡así que tenemos la casa por un mes!”.

-“¿Quién está ahí? Pregunto extrañado.

-“¡No, claro que no!... ¡Esto es parte del entrenamiento!”.

-“¡Hay que aprovecharla!” -“Eso es lo que estoy haciendo. ¿Qué te parece este caramelo?” -“No está mal. Esta noche hay que hacer otra cosa. ¿Lo olvidaste?”

La candela del cigarrillo se ilumino de nuevo. -“¿Quién está ahí?”. Esta vez lo dijo con rabia, apretó sus puños con fuerza y su cuerpo y su cuerpo se puso en plan de ataque. -“Soy yo, Carlos… ¡Sigue, lo estás haciendo bien!”

-“¡Vístete que nos están esperando!”. Carlos tomo la ropa del suelo y comenzó a vestirse, sabía que si Rubén decía “Vístete” había que hacerlo. Con frecuencia se preguntaba por qué él y los demás muchachos del grupo obedecían a Rubén, no era por

miedo, por lo menos en su caso, sabía que a la hora de una pelea entre ellos dos, Rubén no tendría ningún chance de vencerlo, sin embargo, esta idea de pelear con él estaba completamente descartada, perder un amigo como Rubén sería una tragedia para él. Después llegaba a la conclusión de que la razón era su personalidad, Rubén era un muchacho que irradiaba seguridad en todo lo que hacía, la forma en que hablaba y actuaba impresionaba a sus amigos, especialmente a las muchachas, había que verlo como las manejaba y todas se enamoraban de él, pero en su aspecto Rubén era un tipo frío, Carlos nunca lo había visto enamorado.

hacerle el amor en ese momento era muy fácil, ella se lo hubiera agradecido y precisamente que la muchacha fuera fácil lo hizo cambiar de parecer. Si había algo que Rubén buscaba en una mujer era que ofreciera algo más que sexo, que hacerle el amor fuera una especie de reto o que significara algo de peligro, y por orea parte, si algo le sobraba, eran mujeres fáciles.

La muchacha todavía desnuda y sin cubrirse se sentó en la cama y viendo que Carlos se estaba vistiendo dijo con rabia:

Los dos miraron a la muchacha y vieron que había terminado de vestirse, salieron juntos del cuarto, ella se veía bastante disgustada y no era para menos, cuando había empezado a disfrutar del sexo de Carlos apareció el otro muchacho y con solo decir “Vístete” este lo obedeció, olvidándose por completo de ella, en su cuerpo todavía sentía un cosquilleo que le bajaba por la espalda y le recorría toda la parte de abajo terminándole en una punzada entre las dos piernas y solo de pensar que tenía que llegar a su casa y masturbarse le daba más rabia.

-“¿Cómo te vas a vestir y dejarme así?..¡Por lo menos termina lo que empezaste!” Carlos se había puesto una bota y se calzaba la otra, sin voltear dijo: “Vístete y vete, dile a otro que termine el trabajo”. -“¡Coño! ¿Pero qué clase de tipo eres tú?, ¡primero me obligas a hacerlo y ahora que quiero te vas! ¿Cómo entraste Rubén? -“¿Quieres saber qué clase de tipo soy? ¡Uno que hace lo que quiere cuando le provoca y ahora lo que me provoca es irme!” Rubén le dio una larga chupada al cigarrillo y dijo: “Por la ventana…Sabía que estabas adentro, vi tu moto en el garaje”.

Ella se levantó con rabia y comenzó a vestirse, sabía que discutir con Carlos era tiempo perdido. Rubén echo una mirada a su lindo trasero y se dijo que no estaba mal para una redoblona, pero inmediatamente cambio de parecer,

-“¿En qué andas, en la moto? preguntó Carlos. -“No, en el carro”. Miro su reloj. “Son las ocho, se está haciendo tarde”. Carlos se metió la franela dentro del pantalón. Ya estoy listo. ¡Vámonos!”.

La noche era silenciosa, apenas se oía el sonido de los grillos que como una especie de coro cantaban al unísono, en esa parte de la ciudad las noches eran por lo general silenciosas y sobre todo en una urbanización como el Country Club donde las casas se encontraban bastante distanciadas una de otra y cuando no separadas por grandes muros y esto evitaba por completo el ruido de los vecinos.

Rubén, Carlos y la muchacha salieron de la casa y se dirigieron hacia el carro de Rubén que estaba estacionado a un lado del inmenso garaje. La casa era una mansión de dos pisos, rodeada por completo de un jardín, en la parte

de atrás se encontraba una piscina y más allá, separado por una cerca no muy alta, se extendía el campo de golf del Country Club. -“¡Oye, cambia esa cara! ¡Tampoco es para que sufras tanto! ¿Dónde vives?”. La muchacha volteo a ver a Rubén y un poco más tranquila le contesto: “Vivo en la Castellana, pero no me gustaría ir para la casa. ¿Puedo ir con ustedes?”. -“Es imposible, a donde vamos no pueden ir mujeres. Voy a llevarte a tu casa y si quieres otro día Carlos y Yo podemos terminar lo de esta noche”. La muchacha, mientras lo miraba, no pudo evitar que se reflejara en su cara el gusto que sentía de las palabras de Rubén se hicieran realidad. _”Tengo una amiga que seguro querrá venir conmigo”. Carlos, que caminaba al otro lado de la muchacha, un poco fastidiado de la conversación, dijo: -“Oye, quiero que sepas una cosa, nosotros no aceptamos regalos y menos cuando se trata de mujeres. Cuando nos gusta algo vamos y lo tomamos. ¿Verdad, Rubén?”. Rubén sonrió y su rostro tomo un aire de dulzura que era lo que las muchachas adoraban de él; cuando Carlos decía algo con arrogancia siempre buscaba su aprobación. -“Lo que Carlos quiere decir es que no buscamos cantidad sino calidad…contigo basta”.

Habían llegado al auto y se disponían a entrar, ella viendo que sus encantos físicos no habían sido suficientes para motivarlos trato de jugarse la última carta y dijo, casi suplicando:

-“Si quieren nos regresamos y…hacen conmigo lo que tienen en mente”. -“Esta noche es imposible, quizás otro día”. Rubén abrió la puerta de su carro y haciendo una pequeña reverencia dijo: “después de usted, señorita”. Ella encogió os hombros en señal de resignación y se dijo que esa noche no le quedaba otra cosa sino masturbarse. Entro en la parte trasera del auto, no sin antes admirarlo, este era un Porsche plateado, último modelo. El carro cruzo la puerta del jardín saliendo a la oscura calle de la urbanización y se dirigió a la parte alta de esta. A pesar de la oscuridad Rubén conducía su Porsche a gran velocidad, se conocía cada curva y cada calle muy bien, él también vivía en el Country Club cerca de la casa de Carlos. A través de la oscuridad se apreciaban los viejos árboles que se levantaban a ambos lados de la calle y más allá parte del campo de golf, junto con las casas que no se distinguían muy bien, se veían ventanas iluminadas y reflejos de luz que rompían la oscuridad; en esas casas maravillosas la gente vivía de manera diferente al resto de la ciudad, Vivian rodeados de lujos, comodidades y hasta de extravagancias, eran los dueños de la ciudad, si paraban sus empresas esta se detenía, sus decisión es afectaban hasta el último ser de esta gran capital, y sus hijos, a su manera, eran los dueños de la calle. El Porsche subía a toda velocidad por la carretera de La Boyera, habían dejado a la muchacha en su casa y se dirigían a cumplir el compromiso que tenían esa noche, no era un compromiso social sino más bien de honor.

Si había algo que se podía decir de Rubén sin temor a equivocarse era su maestría al volante de un carro, era algo innato en por qué no podía decirse que lo había heredado de su

padre, lo único que Rubén heredaría de su padre serían sus millones y el poder que estos significaban, él era el único hijo de uno de los empresarios más poderosos de Venezuela y aunque pareciera mentira a Rubén ese dinero y ese poder que algún día seria suyo no le interesaba, le gustaba el dinero, por supuesto, eso era parte muy importante de su vida, pero lo que no le gustaba era la vida que le tocaría vivir, lavada de su padre, esta estaba basada en un solo principio: multiplicar el capital, esa era su obsesión, el motivo de su vida y por esa razón siempre estaba lejos del hogar, en viajes de negocios, en reuniones importantes, todo esto trajo como consecuencia el abandono de su casa, de su hijo; su madre lo había pagado en carne propia después de esas largas noches de espera en las cuales su esposo nunca llegaba, la angustia junto con los nervios la llevaron a refugiarse en la bebida, a olvidar sus penas en ese gran amigo de los débiles y ahora se encontraba en una clínica par a enfermos alcohólicos y las esperanzas de que curara eran pocas, su padre por su parte seguía llevando la misma vida de siempre, viajes de negocios, reuniones, etc. Mezclado todo, por supuesto, con su entretenimiento favorito: sus amantes; ese era el ejemplo más grande que su padre le había dado, las mujeres eran la esencia de la vida y tenía que poseerlas al precio que fuera, no importaba de qué manera, una detrás de otra y el como buen hijo lo seguía al pie de la letra, con la diferencia que él no las compraba como su padre, ellas venían a él y en gran cantidad. Las relaciones entre Rubén y su padre, las pocas veces que se veían, eran muy buenas, le compraba todo lo que deseaba y el muchacho lo agradecía llevándole la contraria, como todo buen hijo: si alguien le hubiese preguntado qué era lo que disfrutaba más de él hubiera dicho sin arrepentimiento “llevarle la contraria a mi padre”.

A veces Rubén se preguntaba cuál era la ventaja de ser único hijo, si tuviera un hermano o una hermana probablemente todo sería mejor. Bueno, después de todo no estaba tan abandonado como podía parecer, tenía a Carlos, no sería su hermano pero si era su mejor amigo, los dos se conocían desde muy pequeños, habían crecido juntos, siempre fueron muy unidos, compartieron las bicicletas, los patines, y ahora que estaban grandes nada había cambiado, la única diferencia que existía ahora era que lo que compartían eran mujeres y los ratos de aventuras. A pesar de todo, esa noche Rubén se sentía bien, estaba lleno de energía y sabía que esa energía había que gastarla en algo que valiera la pena y al mismo tiempo se decía que últimamente necesitaba más acción, estar haciendo algo con Carlos, como en ese momento, mantenía distraída su mente y lo relajaba un poco. Faltaba poco para llegar a la acción y se estaba impacientando, Carlos y el iban a encontrarse con otros dos muchachos para arreglar un problema y lo más seguro es que todo terminaría en una pelea; ¿la razón?, bueno, eso no importaba, lo que importaba era que había algo distinto que hacer esa noche. -“Dame un cigarro, Carlos, y cambia esa música”. Carlos reacciono como cuando una persona esta ida pensando en algo distante. Busco los cigarros con su calma habitual y encendió uno dándoselo a Rubén. -“¡Cambia esa música!”

-“Okey, un momento… ¿qué te pasa?, ¿estas nervioso?” -“¡Que bolas tienes tú!, ¡nervioso estaría si tuviera que irme a dormir en este momento!”.

Carlos sonrió y su espesa barba se agrando un poco, se ajustó la manga de la franela que se pegaba a su cuerpo enseñando su musculatura y dijo: “Esos tipo han hablado tanta paja de nosotros que me tienen arrecho”. -“¿Por qué e arrechas? ¡Cálmate! La razón de esto es pasar un rato diferente. ¡Qué importa lo que esos tipos digan de nosotros!”. -“Dime una cosa, Rubén, ¿hay algo que te importe?” -“Si, claro que si…que no tengamos nada que hacer” -“Eso no te debería preocupar, ¡hay tantas cosas que puedes hacer con solo proponértelo! Tomar un avión e irte de viaje o comprarte otro carro, o bueno, que se yo…y puedes estar seguro que yo me empato”. Rubén aspiro el cigarro y dijo en tono de sorpresa: -“¡Coño, Carlos, parece mentira, tu siempre me dices lo mismo! Si yo supiera en realidad lo que quiero ten por seguro que lo haría, pero de lo que si estoy seguro es que viajar no quiero, de momento esto es lo que me provoca”. -“A mí me da nota que jode todo lo que hacemos, pero de repente me provoca otra cosa. ¿Cuál? Tampoco sé”. -“Siempre has sido mi Consuelo, Carlos, por lo menos no soy yo solo el que no sabe lo que quiere, pero mientras lo averiguamos vamos a echar vaina hasta que podamos”.

-“¡Un momento, dije que me provocaba otra cosa y no sabía cuál era, pero si se lo que quiero!”. -“En este momento quisiera estar con dos mujeres en una isla y que me atendieran como a un rey”.

-“¿Y qué pasaría al segundo día?” Carlos, que se había ido de nuevo pensando en las dos bellezas desnudas que lo acariciaban, pregunto extrañado “¿Como el segundo día?”. -“Carlos, sabes muy bien que tú y yo después de hacerle el amor a una muchacha no la queremos ver más, especialmente tú, después que se te pasa la trona actúas como si la odiaras”. -“Pero estoy hablando de algo especial, una mujer que cuando uno la ve se le derrita a uno el corazón”. -“Carlos cuando encuentres esa mujer te la llevaras para todos lados menos a un isla”. -“¿Por qué?”. -“¿Por qué?, porque todo el que la encuentra la lleva para una iglesia”. -” ¿Para una iglesia? ¡Coño, tu siempre poniéndome a adivinar! ¡Dime de una vez lo que estás pensando!”. -“¿Qué te pasa Carlos?, usa tu mente; La llevan a una iglesia para casarse”. Carlos se desesperaba cuando Rubén le hablaba de esa manera, en vez de decirle las cosas claras y concretas las hacia interminables. Rubén por su parte disfrutaba viendo a Carlos en esa situación. -“Bueno, después de todo yo si se lo que quiero, aunque me trates de probar lo contrario”.

Rubén se rio. No quiero probarte nada, Carlos, pero cuando yo hablo de que no sé lo que quiero estoy hablando desde un punto de vista subjetivo; nunca ye preguntas ¿cuál es la razón por la que estamos es este mundo?”. -“¡Oh, no Rubén! No vayas a empezar de nuevo, no me vayas a ladillar con tus cotorras

filosóficas, guárdalas para tus admiradoras, esta noche tengo pintura de guerra en la cara y necesito tranquilidad. ¿Nos queda un poco de “material”? ¡Eso es lo que “quiero”!. -“No, el que teníamos lo gastamos anoche con las tipas que salimos”. -“Esta como que va a ser una noche aburrida, no tenemos material, no tenemos mujeres y encima tenemos que darles unos coñazos a esos dos gafos”. Rubén lo miro extrañado. “¿Quién te comprende Carlos? Cuando andas con mujeres quieres pelear, cuando estás haciendo el amor peleas…yo creo que tú peleas hasta cuando estas cagando. ¿Y ahora te ladillas? -“Sera que estoy madurando” Rubén no pudo contener la risa. Carlos por su parte lo miraba serio sin comprender muy bien la razón por la que Rubén disfrutaba tanto lo que le había dicho. -“Okey, Carlos, por lo menos cambia la música”. Carlos busco en la radio hasta que consiguió una música rápida, ahora todo iba rápido, el carro, la música y los pensamientos de ellos dos. Rubén apretó un poco más el acelerador y comenzó a imaginarse que estaba en una carrera de autos, Carlos por su parte se dejaba llevar por la música, sus pensamientos flotaban en el aire sin ir a ningún lado especifico, eran una serie de imágenes que no tenían ninguna coherencia entre sí, motos, animales, mujeres, cada imagen pasaba por su mente sin dejar nada concreto, así era Carlos en todo lo que hacía en su vida, hacia muchas cosas pero no concretaba nada. Cuando pequeño Carlos había sido castigado en exceso por su padre, algunas veces con razón y otras sin ellas, pero es su carácter no lo ayudaba, Carlos era el típico niño que aunque se portara bien y pusiera cara de inocente daba

la impresión de que había sido el causante de todo, su padre era un hombre fuerte y cuando lo castigaba lo hacía con rudeza, de él había heredado Carlos su tamaño y su fuerza, pero eso fue todo lo que heredo. Carlos era flojo, estudiar le parecía aburrido, abandono los estudios después de graduarse de bachiller, su padre en cambio era un hombre trabajador, dueño de una compañía de construcción que lo había hecho millonario, llego a Caracas procedente del campo lleno de ilusiones y ganas de trabajar y esto último junto con su gran visión para los negocios lo llevaron al lugar que ocupaba, aprendió todo menos a ser un hombre educado y todavía conservaba su aire campesino; Carlos sintió repulsión por su padre desde pequeño, la forma como lo castigaba y los latigazos que recibió durante muchos años sembraron en él un odio por su padre que si no fuera por el dinero que este tenía y que sabía que algún día seria suyo, lo habría golpeado con el mismo látigo que tantas veces sintió en su carne. Por supuesto que lo único que debía hacer era controlarse, ya todo había pasado, su padre no lo golpeaba más y el no creía que se atreviera hacerlo, ahora el que tenía que respetar era el viejo. Su madre era muy especial con él, era la única persona que en realidad quería a Carlos, seguía siendo su niño consentido y el aprovechaba esto para conseguir cualquier cosa que necesitara. Lo único que le agradecía a su padre era que lo enseño a ser duro en la vida, a que los sentimientos se dejaban a un lado cuando la mente lo decidía así, no importaba a quien se perjudicara con tal de no ser uno, la diferencia estaba en que su padre usaba esta filosofía para los negocios y el en sus relaciones con las personas.

***

Si hubiese sido de día el canto de los pájaros junto el sonido de la brisa al golpear el monte que crecía a lo largo del camino de tierra destacaría sobre cualquier oreo ruido, pero era de noche y lo único que rompía la tranquilidad del lugar era el canto de un grupo de ranas que antes de dormirse daban las buenas noches. El camino de tierra, bastante accidentado, bajaba por un sendero de la montaña y terminaba en un espacio abierto formando un circulo grande rodeado por una pequeña montaña por un lado y un barranco no muy profundo por el otro, la única manera de entrar o salir era por el camino de tierra, Lo único extraño al sitio esa noche era el carro blanco que se encontraba estacionado al final, pegado de la montaña, dentro de le estaban tres muchachas en completo silencio. Henry, que estaba sentado detrás del volante era un muchacho rubio, bastante joven, tenía 17 años, de estatura pequeña, en ese momento se notaba nervioso, tenía la mirada fija en el camino que bajaba de la montaña pendiente de advertir cualquier movimiento extraño al lugar, los otros dos muchachos eran también jóvenes pero algunos años mayores que Henry, aunque por el tamaño de sus cuerpos daban la impresión de tener más edad que la que tenían, cualquiera de los dos fácilmente podían ganar un concurso de fisicoculturismo. El que se encontraba sentado adelante era de mayor estatura, todo su cuerpo lo tenía perfecto menos su cara que no rimaba, más bien parecía una cara con un cuerpo prestado, los dientes salidos le daban un aspecto de bobo, aunque era lo único que no se podía decir de él pues tenía fama entre sus amigos por su gran fortaleza y crueldad, debido a esto lo llamaban “Brutobobo”. El otro muchacho no era tan fuerte como “Brutobobo, pero quizás mejor peleador, su gran dominio del karate lo hacía un

tipo muy peligroso, su fortaleza y tamaño mediano le daban una apariencia de ser un pequeño tanque, que era el sobrenombre que le habían dado sus amigos, por donde se le mirara parecía una roca, sin duda era un gran peleador, pero tenía dos debilidades: usaba lentes y era un peleador de gimnasio, le faltaba la malicia que se necesita para pelear en la calle: se veía tranquilo, se pasó la mano por el pelo que le caía en la frente y luego de bostezar dijo: -” ¿Qué hora es?” Henry miro nerviosamente su reloj y dijo: -“Falta un cuarto para las nueve”. -“¡Coño, Henry!, ya estoy ladillado, tenemos más de una hora aquí. ¿Estás seguro de que vendrán?”. -“Esto está lejos, en cualquier momento llegan. Me imagino que hacernos esperar es parte de su juego”. “Brutobobo” se pasó con rudeza la mano por el rostro y dijo con su tono de voz que más bien parecía un trueno: -“¡Esta espera les va a salir cara, cada minuto que pasa me arrecho más!”. Henry quito la vista del camino y volteo a mirarlo. “Entonces es preferible esperar un poco más”. -“Si, pero si no vienen ¿con quién me saco la arrechera?”. -“No te preocupes, estoy seguro de que vienen…y si no mañana los vamos a buscar, porque pase lo que pase lo que le hicieron a mi hermana no se va a quedar así”. “Tanque” al oír a Henry nombrar a su hermana le vino a la memoria la imagen de la muchacha, ella era para él lo más bello que había visto en su vida y la razón por la que estaba ahí,

esperaba que cuando supiera que había peleado por ella le diera el sí que tanto buscaba y con tan poca fortuna, estaba consciente de que la hermana de Henry no era ninguna santa, todos, hasta el propio Henry, habían oído los rumores que circulaban acerca de ella, pero si pelear por la muchacha era un buen motivo también estaba el motivo de que la pelea seria contra Rubén y Carlos, a los cual es él y todos los demás odiaban y hasta hubiesen pagado por tener ese placer, aunque reconocía que no iba a ser nada fácil hacerlo.

-“Te voy a matar, ¡coño de madre!” y trato de avanzar hacia Rubén, pero este poniendo las manos en frente dijo:

En la oscuridad los ojos de Henry tomaron un brillo repentino y su cuerpo se puso tenso, las luces de un carro acababan de aparecer a lo lejos y comenzaban a bajar por el sendero, sus manos empezaron a sudar y se dijo que tenía que controlarse, no tenía nada que temer y además estaba acompañado por “Brutobobo” y “Tanque” que eran los mejores peleadores que conocía, si alguien debería estar sudando serian Rubén y Carlos.

Carlos seguía riéndose, “Tanque dio un paso al frente y se puso al lado de “Brutobobo”, diciendo:

El carro venia despacio, como si sus ocupantes no tuvieran apuro en llegar, se paró frente del otro auto y todavía con las luces encendidas Rubén y Carlos salieron de él. Por un momento no hubo ningún movimiento en el otro carro, solo silencio, entonces “Brutobobo” abrió la puerta y saco su pesado cuerpo, al instante lo siguieron “Tanque” y Henry, los cinco sin mediar palabra se acercaron y Rubén fue el primero en hablar. -“Perdonen que los hayamos hecho esperar, es que nos tuvimos que para en una farmacia para comprar una caja de “Modess”…por si acaso a uno de ustedes le viene la regla esta noche”. La carcajada de Carlos fue dura. Al oírlo la cara de “Brutobobo” se encendió de rabia.

-“¡Un momento…cálmate! Primero hay que poner las reglas” “Brutobobo” se detuvo y contestó: -“¡Que reglas del coño, yo vine aquí a pelear no a jugar!”. -‘’Nosotros también, además yo no voy a pelar contigo, es Carlos el que lo va hacer. ¡No peleo con monstruos!”.

“O.K., las reglas son estas: la pelea terminara hasta que uno de los dos quede inconsciente y nadie puede pararla ni meterse. Empezamos tú y yo”. Al decir esto dio un paso atrás y se quitó la camisa, Rubén hizo lo mismo pero con más calma. Rubén era un muchacho fuerte pero al lado de “Tanque” se veía delgado. Si esta pelea hubiese sido examinada por expertos, en este momento las apuestas estarían 10 a 1 a favor de “Tanque”. La verdad es que el cuerpo de “Tanque” sin camisa era impresionante, a pesar de eso Rubén estaba tranquilo. Los dos tomaron su distancia y “Tanque” en una posición de karate dijo: -“No sabes el placer que me da esto”. -“¡Un momento!, dijo Rubén, ¿no vas a quitarte los lentes?”. -“No hace falta, el que va a recibir eres tú”. -“Bueno, si piensas eso dime una cosa, ¿crees que a la hermana de Henry le gusten los tuertos?”.

“Tanque oyó esto y la rabia lo cegó, en un movimiento rápido pero alocado se contra Rubén, este se desplazó hacia un lado y sin

problema lo esquivo. Rubén sabía que tenía que dejarlo que atacara y mantenerse alejado desplazándose hacia los lados, esperando el momento oportuno para contra atacar. ”Tanque” dejo escapar un grito y lanzando una patada ataco de nuevo pero volvió a fallar. La mente de Rubén fue iluminada de pronto con la solución, “Que pelea tan fácil” se dijo y no pudo evitar la sonrisa de su rostro. -“¡Párate y pelea!, ¿vas a correr como gallina toda la noche?”. -“No toda la noche, solo hasta que sea necesario” contesto Rubén. “Tanque se dijo que iba a cambiar la táctica, tenía que tratar de agarrarlo y la única amanera era saltar sobre él porque Rubén era rápido, demasiado rápido para él, si Rubén lo atacara entonces la historia seria otra, lo golpearía con sus piernas y con dos patadas bien colocadas lo liquidaría y todo terminaría, se preparó y se lanzó hacia su contrincante pero este lo esquivo. “Tanque” volvió sobre el pero solo pudo rozarle el brazo, esta vez quedo un poco ladeado y bastante cerca de Rubén que aprovecho la situación y con manotazo le tumbo los lentes, todo fue muy rápido y bien calculado, pues “Tanque” esperaba un golpe u otra cosa pero no eso, que le tumbara los lentes de esa manera. Era trampa, los hombres no peleaban así. Por un momento pensó en buscarlos, gatear tras ellos, pero Rubén estaba a su lado, lo veía borroso, a pesar de eso distinguió la sonrisa, era una sonrisa de victoria, esto lo enfureció más y decidió que ya era tiempo de terminar con él, un karateka como Tanque” no necesitaba ver bien para pegarle a un tipo como Rubén que la única defensa que tenía era su rapidez, sabía que eso era importante y que hasta ese momento lo había ayudado pero, ¿cuánto tiempo más podía hacerlo?. Concentro toda su fuerza en las manos y en un movimiento lento se abalanzo sobre Rubén, iba a agarrarlo por el cuello con

las dos manos para luego “hamaquearlo” como un muñeco. Rubén vio a “Tanque” venírsele encima y se dijo que tenía dos salidas: o esquivarlo hacia la derecha o hacia la izquierda, dejándolo pasar como hacen los toreros con los toros, pero mejor no, no pensaba seguir toreándolo, le iba a dar la estocada final, dejo que le llegara bastante cerca y cuando “Tanque” pensó que lo iba a lograr se dejó caer sobre las rodillas y con toda su fuerza y malicia golpeo a “Tanque” en los testículos, el puño entro de lleno entre las dos piernas, el pesado cuerpo sin equilibrio se fue al suelo por encima de Rubén cayendo largo a largo y la vista nublada por completo. Rubén lo miro desde arriba y le dijo: -“¡No seas payaso, “Tanque”, deja de actuar y párate!”. Henry y “Brutobobo” no creían todavía lo que había pasado y menos la manera como sucedió, reconocían que todo estaba terminado para “Tanque”el cual seguía en el suelo y sin dar signos de vida.

Rubén le dio la espalda a“Tanque”y se dirigióhacia donde se encontraba Carlos, quien ya se quitaba la franela, y le dijo:

-“El ring es tuyo y del monstruo ese”.

“Brutobobo”ya estaba en posición y listo esperando por Carlos y le grito a Rubén:

-“¡Después que termine conél te quiero a ti!”.

Rubén lo miro y no le contesto, se recostóen la capota de su carro flanqueado por los dos faros

que iluminaban el terreno reflejando en la montaña las sombras de Carlos y“Brutobobo”.

Por un momento ambos se observaron sin decir nada. Si en la otra pelea el favoritismo estuvo al lado de“Tanque”, en esta era difícil decidir quién podía ganar pues los dos eran grandes y fuertes, quizás“Brutobobo”un poco más pero la diferencia no era la significación y ambos tenían experiencia en peleas callejeras e igualmente ambos estaban invictos, no había muchacho en la ciudad que hubiese tenido valor para estar esa noche frente a cualquiera de ellos; por lo tanto, esa pelea iba a terminar con todos los rumores que por mucho tiempo circulaban,¿quién era el mejor?¿Quién era el más fuerte?, no tenía que esperarse mucho para saber la respuesta.

“Brutobobo”se desplazóhacia su derecha y dijo:

-“¿Entonces túeres el que le pega a las mujeres?”.

Carlos con las manos en guardia, listo para atacar, le contesto:

-“Y a los tipos como tútambién.¿Quieres que te diga una cosa?¡A todas les pego para que hagan el amor conmigo, pero a la hermana de Henry ye tuve que pegar para que no me violara ella a mí!”.

“Brutobobo”fue el primero en atacar, lanzando una derecha golpeo a Carlos en la frente, no fue un golpe duro y Carlos lo recibióe inmediatamente doblo esquivando por centímetros la potente izquierda que venía en

dirección a su rostro.“Brutobobo”sonrióy su duro rostro adquirióde pronto una imagen diferente. Ahora parecía un bobo, Carlos no pudo contenerse y le dijo:

-“Te voy a hacer un favor… ¡Te voy a volar esos dientes!”.

“Brutobobo ataco de nuevo con su recta de derecha pero esta vez Carlos estaba preparado y dando un paso atrás hizo que se perdiera en el vacío luego rápidamente le conecto una izquierda y una derecha en el rostro,“Brutobobo”ni siquiera se movióy contraataco con un golpe que lanzo a Carlos al suelo, si este no hubiera sido tan fuerte ahímismo se acababa la pelea:”Brutobobo”levanto la pierna y lanzo el tacón de su bota contra la cara de Carlos, o trato, porque este ya estaba preparado y agarrando la pierna se la torcióy empujo hacia atrás pero el“monstruo”volviórápidamente con una derecha que solo pudo rozar la cabeza de Carlos quien aún arrodillado podía esquivar, luego otra derecha que tampoco hizo blanco, Carlos se movía como una cucaracha que uno puede ver y perseguir sin poder atraparla. Carlos seguía arrodillado y“Brutobobo”sabía que no podía parar, esa era su oportunidad de terminar conél. Iba a atacar con la pierna, se imaginóque Carlos era un balón de football, levanto la pierna y la lanzo con toda su fuerza, Carlos vio la patada pero no pudo hacer nada ya que la bota le entróde lleno en el estómago, trato de ponerlo duro pero no fue suficiente pues la patada venía con mucha fuerza y lo desinflo por completo cayendo para atrás golpeando la tierra con su cabeza; sus nervios se tensaron y su mente ese nubló,”¡Eso no podía ser!”se dijo, si su mente se nublaba todo terminaba paraél.

“Brutobobo”lo vio en el suelo y decidióacabarlo. La mejor manera que se le ocurriófue dejarle caer su pesado cuerpo encima, Carlos lo vio y apenas pudo rodarse un poco evitando a aquella mole, todavía mareado se levantó. Ambos estaban de nuevo de pie. Carlos pensóque hasta ese momento iba perdiendo pero eso no importabaél era bueno cuando peleaba en esas condiciones y se dijo que había una sola manera de acabar con“Brutobobo”, sino los dos estarían toda la noche dándose golpes innecesarios.“Brutobobo”lo ataco y Carlos rápidamente se desplazóhacia la izquierda que paso y lo golpeo en un costado,“Brutobobo”lanzo una izquierda que paso sobre la cabeza de Carlos, la fuerza que puso en ese golpe y el no encontrar blanco lo hizo perder equilibrio, Carlos aprovecho esto y en un movimiento rápido lo tomo por la espalda y le coloco el brazo derecho sobre el cuello y comenzóa apretar,”Brutobobo”por primera vez se asustó, sintióel fuerte brazo de Carlos que empujaba la nuez de su garganta con fuerza hacia atrás y por instinto de conservación comenzóa saltar como cuando un potro salvaje quiere derribar a su jinete, Carlos no se desesperó, sabía que ya todo estaba decidido esa noche, loúnico que tenía que hacer era apretar y eso fue lo que hizo,“Brutobobo”dejo de saltar y se desplomo al suelo, Carlos seguía sobre el apretando. Rubén vio esto y acercándose grito:

-“¡Suéltalo, Carlos!¡Suéltalo, lo vas a matar!”. Trato de zafarle las manos pero no pudo, Carlos estaba sordo, ciego había perdido por completo la razón, estaba fuera de la realidad de lo que hacía. Rubén pensóque tenía que actuar rápido y con toda su fuerza golpeo a Carlos con una patada en la espalda lo cual hizo que este soltara a“Brutobobo”doblándose de dolor.“Brutobobo”cayo en el suelo desmayado, Rubén lo toco notando que su pulso todavía

seguía funcionando y sintióun gran alivio, ellos estaban ahípara pelear, para derrotar a los otros de la manera que fuera posible, no para matarse, eso no era parte del juego, Rubén lo tomo por los brazos yél dijo a“Tanque”, que ya recuperado se encontraba cerca de el:

-“Ayúdame a meterlo en el carro”.

“Tanque”agarro a“Brutobobo”por los pies y entre los dos lo cargaron metiéndolo en el carro de Henry.

-“¡Llévenlo a una clínica, necesita un doctor!”.

Ni Henry ni“Tanque”respondieron nada, entraron en el auto y se fueron del lugar.

Carlos estaba de pie cerca de Rubén sobándose la parte baja de la espalda, donde había recibido la patada.

-“¿Tuviste que darme ese golpe tan duro?’.

-“¡No seas bruto, si no lo hago lo matas!¿Agradece que no te patee la cara!”.

Rubén dijo esto le dio la espalda dirigiéndose al carro, Carlos forzósu cuerpo maltratado y lo siguió.

-“Pero…Rubén,¿quéte pasa?”.

-“¿Que me pasa?¡Coño, que pareciera que túno entiendes nada!¿No te das cuenta que si lo matas nos metemos en un tronco de peo?”.

-“¡Si pero ese“guebon”quería matarme a mí!¡Mírame el cuerpo, estoy todo herido!”.

-“¡Carlos, tu problema es muy grave y et juro que en este momento tengo ganas menos de explicártelo!¡Móntate que nos vamos!”.

Carlos no dijo nada, se subiórápido al carro y se fueron del sitio.

Todo había sido rápido, las ranas aún se miraban unas a otras sin comprender lo que paso, una nube cubrióla Luna y dejo caer una sombra sobre el lugar oscureciéndolo más. Si alguien tuviese que ponerle un nombre a este apartado rincón sin dudar mucho seguramente lo llamaría“La vuelta del diablo”.

C A P I T U L O II Había dos cosas que a ella le gustaban: una era escuchar música y la otra estudiar, estoúltimo prácticamente era su hobby, para comprenderla debía tomarse en consideración lo que estudiaba y su filosofía, estudiaba tercer año de Historia y su tema favorito era Bolívar; con frecuencia se decía que para estudiar Historia era como hacer algo divertido porque lo hacía con el alma y no con la mente.

Usualmente las otras carreras enseñan una profesión, una manera de ganarse la vida, Historia era algo distinto, estudiarla era como leer un cuento emocionante con grandes personajes que hacían hazañas que quedaban grabadas para siempre en la mente de todas las personas, asílo veía ella y de esa manera pensaba enseñarla a sus alumnos cuando se graduara y fuera maestra en una escuela fuera de Caracas que era a donde le gustaría ir; esto le causaba risa a mucha gente, no por ser algo inverosímil sino que le decían que se había equivocado de carrera, le comentaban que como modelo podía tener un granéxito, hacer comerciales de televisión o desfiles de moda iba más de acuerdo a ella, pero esas personas no la conocían bien, se daban esa idea por su físico pues Andrea era una muchacha muy atractiva y muy joven, apenas tenía veinte años, de pelo negro azabache bastante liso que le caía sobre los hombros, piel tostada y lo más bello de todo eran sus ojos azules que hacían un hermoso contraste con el negro de su pelo, todo esto seguido de un cuerpo que daba la impresión de haber sido tallado por un gran escultor.

En ese momento Andrea estaba en su habitación trabajando en un proyecto para la Universidad, dejo el lápiz sobre el escritorio y recostóla cabeza sobre su brazo, estaba cansada y no se sentía muy bien, estuvo una semana en cama con gripe y por momentos se mareaba, tomo de nuevo el lápiz si siguióescribiendo, tenía que terminar un escrito sobre Bolívar para presentarlo esa tarde y lo había titulado“La cara desconocida de Bolívar”. Andrea era la mejor alumna de su clase, podía recitar de memoria cualquier pasaje importante de la historia en general pero donde mostraba sus grandes conocimientos era en los discursos y frases célebres del Libertador, podía decir sin dudar un momento el lugar y fecha de cualquier

frase de Bolívar. Se levantóy se dirigióa la cama que estaba al otro lado de la habitación, cerca de la ventana, se dijo que descansaría un rato para luego seguir con el proyecto, cerrólos ojos y por un segundo su mente se blanqueóe inmediatamente comenzóa soñar despierta, esa era suúnica diversión aparte de oír música, no por falta de invitaciones para salir con muchachos, esto le sobraba, pero ella el tipo de muchacha que se da una vez en la vida, las fiestas le aburrían y la razón era que prefería quedarse en su casa estudiando o leyendo, este habito lo había tomado de madre quien había fallecido unos años atrás. Su madre fue una mujer del campo con muy poca cultura y se casócon un hombre sumamente culto, para compensar esta diferencia leyótodo lo que pudo y asípoder estar a la altura de esposo, en este afán de culturalizarse enseño a Andrea a leer y a tomarle cariño a los estudios; por otra parte fue su madre fue una mujer llena de interrogantes, de dudas, lo que se reflejóen la personalidad de Andrea.

La muerte de su madre la afecto muchísimo, paso meses retirada del mundo, sus estudios se convirtieron en suúnico interés, luego su padre paso a ocupar el lugar espiritual que su madre dejo, no en el mismo grado de significación espiritual pero si emocional y asísu vida dio un cambio brusco llenándose de una variedad de facetas nuevas para ella hasta ese momento; comenzóa salir con su padre, iban a cenar y luego a ver algún espectáculo teatral o al cine, sin darse cuenta su padre se convirtióen su gran amigo; era un hombre muy ocupado dedicado por completo a su profesión de médico cirujano, el mejor de Venezuela sin temor a equivocaciones, pero todo el tiempo que le quedaba libre lo compartía con su hija, Andrea todavía recordaba la manera como celebraron su ultimo cumpleaños, no fue nada especial pero para ella había sido algo maravilloso.

Un día antes su padre la llamo y le dijo con esa voz suave que usaba cuando tenía una sorpresa entre manos:

-“Hija,¿quieres que te diga que vas a hacer mañana en tu cumpleaños? Nos vamos a pasar una semana en Macchu Picchu para ver la famosa ciudad inca”.

-“¡Oh papa, gracias!¡Es lo más bello que podías haberme regalado!”.

Fue una semana maravillosa, una experienciaúnica, para comprender mejor lo que ese viaje significo para ella habría que pensar en lo que otra muchacha de su edad hubiera sentido si su padre le regalara un viaje a Disney World, algo asíes lo que Andrea experimento, con la diferencia de que ella había recreado su espíritu.

Seguía recostada en la cama, de pronto su mente fue invadida por el rostro un poco borroso de un muchacho, no era conocido, que recordara ella nunca lo había visto, bueno mentía, soñódos veces conél en losúltimos días pero por más que hiciera memoria no sabía quién era o si lo conocía, lo que más le llamaba la atención era que la besaba y ella no oponía ninguna resistencia, luego se dejaba llevar de la mano porél.“Dios mío, que difícil era mantenerse alejada de los hombres”pensó, hasta en sueños la acosaban. Oyódos golpes en la puerta y después la voz de su padre.

-“Hija, ¿estás ahí?¿Puedo pasar?”.

Andrea abriólos ojos y contesto;“Si, papa…pasa estoy vestida”.

La puerta del cuarto se abrióy aparecióun hombre de unos sesenta años pero de apariencia extraordinaria, a pesar de su edad el doctor Gruver se conservaba muy bien, su cuerpo tenía el aspecto de un toro en lo mejor de su vida, alto con gruesas cejas blancas y cabello abundante también blanco, sus ojos de un azul fuerte, su presencia infundía un gran respeto.

-“¿Cómo te sientes, hija?”.

Andrea se había sentado en el borde de la cama.“Bastante mejor, padre… ¡Por favor, no me vayas a poner otra inyección!”.

-“Créeme, si voy es porque puedo hacerlo”.

-“Hija, no me pidas que te crea esa mentira, yo séque irías hasta con fiebre. Bueno, lo que vine a decirte es que no me esperes esta noche para la cena, tengo una operación bastante difícil que me harásalir tarde de la clínica”.

El Dr. Gruver se acercóa su hija y le dio un beso.“cuídate y no olvides tomarte dos aspirinas antes de irte”.

Andrea le devolvióel beso.“cuídate tútambién…no de la gripe sino más bien de las enfermeras.¡Estás muy buen mozo hoy!”.

El Dr. Gruver sonrió “Si conocieras a mis enfermeras no dirías eso, son muy Viejas y no ofrecen ningún peligro.¡Chao, hija!”.

El Dr. Gruver sonrióy le dijo;“No te preocupes, laúltima inyección te la puse ayer.¿Piensas ir a la Universidad esta tarde?”.

-“Adiós papa”.

-“Si, yo creo que es hora de que comience de nuevo las clases, ya he faltado una semana y si no presento el proyecto la nota en esa materia puede bajar”.

El Dr. Gruver se dirigióa la puerta y sed detuvo, volteándose,“a propósito, te llamo Miriam, penséque estabas durmiendo y no te quise molestar, quería hablar contigo”.

-“No te preocupes por eso, preocúpate por tu salud…sin salud no hay nada. Además que yo recuerde nunca has faltado a la Universidad”.

-“Gracias, papa, seguro hablo con ella esta tarde en la Universidad”.

Andrea se levantóde la cama y abrochándose la bata que cubría su cuerpo contesto”.

El Dr. Gruver saliódel cuarto. Andrea, por su parte, decidiódarse un baño y prepararse para clase, dejo caer la bata sobre la cama y se quedóen ropa interior, se miróal espejo y vio su cuerpo, estaba hermosa como siempre, el pelo

le caía desordenadamente sobre el rostro y las pequeñas pantaletas cubrían apenas su pubis, las piernas eran largas y redondas, el busto llenaba por completo el brassier que dejaba traslucir los puntiagudos pezones, la curva que hacían las caderas junto con la cintura llevaba un ritmo perfecto, ella sabía que su cuerpo era deseado por lo hombres, se daba cuenta por la forma como la miraban y por las cosas que le decían, además no era ninguna estúpida para no saber distinguir entre un cuerpo bonito o feo y el suyo no era ni bonito ni feo, era hermoso.

*** Eran las tres de la tarde, hacía calor y el viento no comenzaba a soplar para refrescar un poco, Andrea cruzaba el patio de la Universidad y se dirigía hacia el cafetín, llevaba un libro en la mano, era la hora del receso y se veían estudiantes por todas partes. Esa tarde Andrea vestía muy elegante, llevaba pantalones blancos y una camisa azul clara de seda que hacían resaltar su bello cuerpo, al verla daba la impresión de ser de más edad, su mirada seria expresaba seguridad y junto con manera tan formal de caminar la hacía parecer mayor, caminaba con el cuerpo recto bien balanceado hacia los lados al dar los pasos y estos llevaban un ritmo perfecto con los brazos, tomándose todo el tiempo del mundo para dar un paso como lo hacen los patos pero esto lejos de quitarle gracia le daba un toque muy elegante a su andar.

Ya se sentía mucho mejor de la gripe, la atmósfera de la Universidad era el mejor remedio para ella, parecía mentira pero estar ahíesa tarde le había hecho más bien que todas las inyecciones que su padre le puso durante la semana que estuvo en cama y no solo le había hecho bien a su cuerpo sino a su espíritu en especial.

Entro al cafetín y se dirigióal mostrador pidiendo un sándwich y un café, luego se sentóen una mesa, esa tarde tuvo suerte al encontrar el cafetín con poca gente, normalmente a esa hora estaba lleno de estudiantes que lo convertían en un mercado libre, pero en ese momento su suerte se acabóporque comenzaron a entrar muchachos y muchachas que se amontonaron enfrente del mostrador. Andrea abrióel libro que traía y mientras comía empezóa leerlo, el ruido del cafetín no era problema para su concentración, podía enfrascarse en la lectura y olvidarse de donde se encontraba.

Al rato una muchacha entro al cafetín y al ver a Andrea se le acerco, era pequeña, un poco llenita pero sin ser gorda, con una cara agradable, el pelo de color castaño lo llevaba corto con pollina. La joven se abriópaso entre aquel tumulto que trataba de ser atendido.

-“¡Hola Andrea!”.

Andrea estaba concentrada en la lectura, levanto la vista y dijo con alegría“¡Hola, Miriam!¿Cómo estás?”.

Miriam se sentóy dijo:“¿Tu nunca dejas de estudiar?”.

-“No estoy estudiando, estoy leyendo.¿A quién se le va ocurrir estudiar aquí? La lectura me aísla de este manicomio, pero dime,¿cómo estás?”.

-“Bastante bien. Tengo varios días tratando de hablar contigo pero no he podido. ¿Dónde te metes a la hora del recreo, en la biblioteca?”.

Andrea sonrió.“Estuve enferma con una fuerte gripe, no te imaginas lo mal que me sentía”.

-“Bueno, me alegro que ya estés bien. Esta mañana te llame por teléfono y tu papa no me dijo nada de que estuvieras enferma. De todos modos quería hablar contigo personalmente”.

-“¿Personalmente?¡No me días que por fin hallaste a tu príncipe azul!”.

Andrea dijo esto con picardía abriendo sus ojos azules.

-“No…el día que eso pase irécorriendo por las calles hasta tu casa y lo celebraremos juntas”. En sus ojos Andrea pudo apreciar la felicidad que invadía a Miriam al decir esto.

-“¡Oh, Miriam, te lo creo, desde mañana pongo una botella de champaña a enfriar, porque supongo que no vas a querer tomar otra cosa!”.

-“¡Claro que no. Y que sea de la mejor!”. Saco un cigarrillo pasándoselo de unángulo a otro de los labios mientras encendía el yesquero.“¡Oh, Andrea, anoche conocíun muchacho bellísimo, llena todos los requisitos de mi Príncipe Azul, quiero que lo conozcas!”.

-“¡No me digas que esa era la gran noticia que querías darme!”.

-“No, esa no era. Lo que quería decirte es que deseo que vayas a una fiesta”.

-“¿A una fiesta?”pregunto Andrea sin mucha emoción.“No creo que pueda ir, tengo que estudiar bastante para recuperar la semana que estuve enferma”.

-“Pero esta es una fiesta especial”. Al decir esto Miriam aspiro el cigarrillo con ansiedad.

-“Miriam, para ti todas las fiestas son especiales.¿Que tiene esta de especial?”.

-“¡Que es mi cumpleaños!”. Al decirlo sus ojos brillaron de alegría.“¿Te imaginas?,¡diecinueve años! Me estoy poniendo vieja. Mi papa me va a hacer una fiesta en el Club y luego voy a pasarme dos semanas A Disney World. Habráuna orquesta e irán todos mis amigos y si túno vas, Andrea, mi mejor amiga, no te lo perdonare nunca”. Al decir estoúltimo Miriam puso un tono melancólico y fruncióla frente.

-“La verdad es que no se…ya sabes que no tengo tiempo para fiestas”.

-“pero Andrea,¡Es mi cumpleaños!¿Quéclase de amiga eres tú? Además te vas a divertir mucho, conocerás a todos mis amigos.¡Créeme serála fiesta del año!”.

Andrea se quedócallada por un momento, de verdad Miriam era su mejor amiga aunque eran tan diferentes en gustos y metas y a su pesar de los años que tenían conociéndose, nunca le había pedido algo con tanta ansiedad. Miriam era el tipo de muchacha moderna que daba la vida por asistir a una fiesta o a una discoteca, quedarse en casa era un a perdida según decía y probablemente estaría en la Universidad hasta que encontrara un novio que le propusiera matrimonio y la llenara de críos para luego abandonarla por la razón más lógica: incompatibilidad de caracteres, y entonces Miriam se iba a encontrar en el status más deseado por una muchacha de su posición o clase social: divorciada, ahísi iba a tener toda la libertad que en ese momento no disfrutaba para poder hacer todas las cosas de las cuales se privaba por el control de sus padres, por la reputación del apellido que tanto significaba en el mundo social, porque si fuera por ella se acostaría con todos los muchachos que tenía en mente: había perdido su virginidad a los 15 años, la sensación fue sumamente agradable y se dijo que una cosa tan agradable tenía que ser disfrutada más a menudo y eso es lo que hizo, ella no pensaba en la cuestión de ser decente o no, era cuestión de disfrutarlo o no. Su padre le dio la mejor educación posible, había asistido a los mejores colegios de Caracas y luego fue mandada a terminar el bachillerato en Suiza de donde regreso para terminar su carrera en Venezuela, asíque su problema, si es que podía llamarse de esta manera, no era por falta de una buena educación, sino más bien debido a algo biológico, su cuerpo necesitaba sexo y ella se lo daba; todas estas cosas la hacían diferente de Andrea pero había algo que las acercaba, Miriam tenía bellos sentimientos y eso para Andrea fue el motivo primordial del cariño que le profesaba, nunca salían juntas pero en la Universidad eran inseparables, siempre hablaban en los recreos y compartían los

chismes de Miriam, ella se decía que Miriam era lo más cerca del mundo que ella llegaba.

Andrea observo a Miriam que la miraba con cierta angustia y dijo:

-“Estábien, Miriam, cambia esa cara que pienso ir…después de todo no puedo faltar a tu fiesta de cumpleaños”.

-“¡Oh, Andrea, no sabes la alegría que me das! Nos vamos a divertir mucho. La fiesta es este sábado. ¡Quéfeliz estoy!¿Seguro que vas a ir?”.

Andrea sonrióy afirmo con la cabeza diciendo:“Por supuesto que sí”.

-“¿Por quéno le dices a tu papa para que vaya? Allíestarátoda mi familia y se sentirán encantados de conocerlo”.

-“Miriam, confórmate conmigo…sería algo imposible tratar de convencerlo, por favor olvídalo, que yo recuerde, nunca he visto a mi papa en una fiesta”.

-“¿Entonces es herencia? Yo creía que tu fobia por las fiestas era algo personal”.

Andrea fruncióel ceño y contesto:“No es mi herencia ni personal, solo que no tengo tiempo, eso es todo”hizo una pausa,“Papa sufriómucho en su país durante la guerra y eso lo volvióun poco huraño, luego la muerte de mama lo

termino de alejar por completo de la vida social”.

-“Lo siento, mi intención no era traerte malos recuerdos… ¡perdóname!”.

Andrea sonrió,“No hay nada que perdonar, séque loúnico que túquieres es que toda Caracas vaya a tu fiesta y si sigues asílo vas a lograr”.

Las dos se rieron con ganas y en ese momento sonóel timbre anunciando el final del recreo. Todos los estudiantes que estaban en el cafetín comenzaron a salir, Andrea y Miriam se levantaron y se despidieron, luego Andrea cruzo el patio de regreso al salón de clase que se encontraba al final del pasillo, al entrar se dio cuenta que la mayoría de sus compañeros ya estaban sentados en sus puestos y el profesor escribía algo en el pizarrón. Los muchachos al ver entrar a Andrea no pudieron evitar seguirla con la vista, ella sintióla mirada de todos en su cuerpo junto con el silencio repentino que inundo el salón, se puso un poco nerviosa y se juróque más nunca llegaría de ultima.

El profesor termino de escribir y se volteo, era un hombre pequeño, bastante simple físicamente pero al verlo uno podía decir sin temor a equivocarse que era inteligente y sumamente culto.

-“Hay un solo proyecto que tiene requisitos indispensables para ser catalogado como excelente, los demás son basura”, dijo el profesor e inmediatamente hubo un silencio en el salón, se sentósobre el escritorio y continuo:“A veces me pregunto si la razón de

que ustedes fracasen soy yo.¿Soy mal profesor? ¿Es que no les gusta estudiar?…. Pero cuando leo el Proyecto de Andrea Gruver me digo…no…mal profesor no soy, es que ustedes son malos estudiantes”.

El profesor se levantódel escritorio y comenzóa caminar frente a los alumnos, en silencio, como desafiándolos a que lo miraran a la cara, asegurándoles que estaban en presencia de un buen profesor; su clase de Historia de Venezuela era la de más prestigio en la Universidad.

-“Si los conocimientos que ustedes tienen no abarcanáreas distintas no estarán nunca en capacidad de desarrollar cada problema concreto porque no podrán enfocarlo desde diferentes puntos de vista”, dejo de caminar.“Porque téngase en cuenta que toda creatividad tiene que ser individual, es una mente la que produce, la de ustedes, su producción puede ser estimulada por otro cerebro: yo, pero aun acompañada y estimulada la producción de ideas se genera en laíntima soledad de cada persona”. La clase seguía en silencio, apenas se oía una voz que salía del salón.“Una hormiga enseña más a quien entiende que un sabio a quien no puede entender…”. El profesor Ortega tenía una manera peculiar de hablar a sus alumnos, les gritaba, los trataba mal, pero en el fondo los apreciaba, esa era su forma de enseñar y los estudiantes lo sabían, por esta razón se quedaban tranquilos pues sabían que después de la tempestad venia la calma; Andrea por su parte en vez de sentirse contenta por lo que dijo el profesor sobre su proyecto se sentía incomoda, recibir la mirada de todos los alumnos no era algo fácil de soportar y más cuando muchos la miraron con envidia y otras con rabia.

-“Entonces yo me pregunto con frecuencia si para enseñar Historia se necesitan algunas características especiales… ¡Claro que sí! Se necesita poseer un gran espíritu y unos sentimientos de una sensibilidad muy grande…necesitamos ser muy susceptibles…muchas veces ser poetas para poder describir no el hecho sino la razón del hecho”, hizo una pausa y con la mirada en el techo como si quisiera hablar con alguna persona que estuviera arriba continuo:“Yo conocía Bolívar una mañana triste de Madrid y le pregunte:“Padre,¿Quién eres?”y mirando el cuartel de la montaña me dijo:“Yo soy Bolívar y despierto cada cien años cuando despierta el pueblo”. Bajo la mirada y se paseóde nuevo frente a los alumnos,“¿Quien escribióeso?”pregunto. Andrea repaso su memoria y se dijo“Pablo Neruda”, pero loúltimo que haría sería decirlo, ya había tenido suficientes miradas ese día.

-“¿Alguno de ustedes ha oído esa frase con anterioridad?¿Quién la escribió?”.

Un alumno del fondo del salón dijo con un poco de duda“El Padre Biaggi…”. La carcajada que se oyóen el aula fue como un coro. El profesor no se inmuto, siguiócomo si ni hubiese pasado nada.

-“Okey, todos cometemos errores. Algunas veces pienso que estoy hablando con personas que leen, que estudian…me olvido de que no es así”.

Andrea seguía callada sin mirar al profesor, sabía que si lo haciaél se daría cuenta de que

ella sabía la respuesta porque si había algo que no podía ocultar era una mentira, sus ojos tomaban un brillo misterioso y su rostro un gesto de culpa. Asíera ella, una muchacha especial, no mentía, bondadosa y los más importante de una pureza de sentimientos que la hacían pasar muchas veces por ingenua.

CAPITULOIII

Cuando Rubén entro a la recepción de la oficina de su padre la recepcionista no pudo evitar esa mirada de admiración ante la presencia del muchacho y lo recibiócon una sonrisa amistosa, a pesar de haberlo visto una sola vez con anterioridad.

-“Buenos días, señor La Mar”.

Rubén regreso la sonrisa“Buenos días, vengo a hablar con papa.¿Se encuentra aquí?”.

-“Si. Un momento,¡déjeme decirle que usted estáaquí!”.

Tomo el teléfono y marco un número,“Señorita Ramírez, aquíestáel señor Rubén La Mar hijo que viene a hablar con su padre…si….como no”, colgó.“Por favor, espere un segundo. Puede sentarse”.

Rubén afirmo con la cabeza y camino hacia una de las lujosa poltronas que estaban a un lado del escritorio de la recepcionista; ella estudio su figura, era de verdad igual al papa, el mismo porte, la misma elegancia, sumamente buen mozo, se dijo.¡Cómo le gustaría tener un

hombre así!, pero sabía que eso era imposible, su mirada la de un muchacho que le sobraban las mujeres. En un intento de buscar su atención se le acerco con algunas revistas pero Rubén negócon la cabeza y ella se retiróun poco apenada. De ninguna manera, se dijo. Sus ojos tenían una frialdad que la joven nunca había visto en una persona.

Rubén tenía frialdad pero no en sus ojos sino en su mente, en particular esa mañana hacia tres meses que no veía a su padre y la noche anterior recibióuna llamada de su secretaria diciéndole que se presentara temprano, en la oficina que el señor La Mar quería hablar conél, que era muy importante, y ahíestaba haciendo antesala para hablar con su padre, que ni siquiera se tomóla molestia de llamarlo personalmente. Rubén entendía que era un hombre muy ocupado pero también entendía que después de todoél era su hijo y que si su padre quería hablarle para eso estaba su casa, el lugar más apropiado para discutir cualquier asunto familiar, pero asíera su papa.

Inclusive cuandoél era más joven y los dos se veían todos los días le decía que pasara por la oficina cada vez que tenía que hablarle algo importante, era una costumbre bastante rara pero muy bien pensada, su padre sabía que el ambiente de su oficina, donde era tratado como un rey y donde susórdenes se seguían sin discutir, era el mejor sitio para pedirle algo a su hijo que de antemano sabía que iría en contra de su voluntad.

La puerta a que daba al pasillo en que se encontraban las oficinas se abrióy una mujer de unos 28 años, muy atractiva, entro a la recepción, era la secretaria del señor Rubén La

Mar padre. Rubén al verla se levantóy dejo que llegara a su encuentro.

-“¿Cómo estáusted, señor Rubén?”.

Rubén meneo la cabeza con desgano y apenas balbuceo,“Bien”. Ambos se habían visto muchas veces, tenía tres años como secretaria del señor La Mar pero a pesar de eso el la trataba fríamente, todo el mundo conocía que ella era la amante oficial de su jefe, quizás eso hacía que Rubén la tratara de esa manera.

-“Su padre lo estáesperando. Por favor,¿quiere pasar?”dijo ella tratando de ser lo más natural posible, aunque no convencióa Rubén que sonrióal acordarse del día que le dijo“señorita, le agradezco que cuando se dirija a míme trate de usted y me llame señor Rubén”.

La siguióy ambos se internaron por el largo pasillo que daba a las oficinas, al final del corredor se encontraba la oficina del señor La Mar. Rubén entro solo y su padre fue a su encuentro sonriente.:“Hijo,¿cómo estás? Me alegro de verte.¡Siéntate!”, dijo esto señalando la silla que estaba enfrente del inmenso escritorio de madera. Sin contestar hizo lo que su padre dijo, mientras este se dirigía a su sillón detrás del escritorio. Rubén paseo la mirada por la oficina y pensóque todo seguía igual. Las paredes de la oficina estaban forradas de madera, cubiertas a su vez por una gran cantidad de cuadros de caballos de carrera que pertenecían a su padre, en algunos aparecía Rubén retratado con su padre, en lo alto de la pared detrás del escritorio había un casquillo gigante con un nombre en el centro“STUD LA MA”propiedad de su padre, bajo la vista y miro a su papa que estaba encendiendo su

inseparable tabaco. Este era un hombre de unos cincuenta años, muy bien conservado, con el pelo negro ondulado, demasiado para sus años, si uno se fijaba con detenimiento podía notar que usaba bisoñé, llevaba puesto un elegante traje gris y fumaba el tabaco con gran arrogancia.

-“Hijo, te pregunte como estabas y no me contestaste…hace tiempo que no nos vemos y…”

-“No nos vemos porque túno vas a la casa. Que quieres que haga.¿Que pase por aquítodos los días? Tu deber es…”.

El señor La Mar se quitóel tabaco de la boca y dijo con rabia“te prohibo que me digas cual es mi deber…”.Se dio cuenta había subido demasiado la voz y pensóque empezaba mal, su propósito de traer a su hijo a la oficina era para tratar de arreglar las diferencias que había entre ellos debido a la situación de su esposa y para pedirle un favor asíque decidiócambiar el tono”…Rubén, quiero hablar contigo como amigo, no como padre. Sabes que cuando yo muera serás el dueño de todas mis propiedades y empresas y eso es algo que me preocupa mucho, quiero que sigas la tradición de la familia, mi padre estudio economía y luego hizo un master en Harvard University, yo hice lo mismo, en cambio tu siempre te has negado a estudiar economía en los Estados Unidos”.

-“Pero estoy estudiando aquí”.

-“Hijo, ayer mi secretaria llamo a la Universidad y le dijeron que hacía tiempo que no ibas a clase,¿Eso es lo que tu llamas estudiar?”.

-“No, lo que pasa es que esa carrera no me gusta, túla escogiste por mí, yo trato pero no estáen mi ser economista y no pienso malgastar tres o cuatro años de mi vida para complacerte”.

-“¿Cómo es posible que pienses así? Hijo, en la vida uno tiene que seguir los consejos de las personas con experiencia para poder llegar a ser alguien”.

Rubén lo escuchaba con bastante indiferencia.“Papa, creo que es más importante hace lo que a uno le gusta”.

-“Si….¿Y quées lo que a ti te gusta?”.

Rubén pensópor un momento como buscando la respuesta, parecía algo fácil, después de todo loúnico que tenía que decir era lo que quería y eso fue lo que dijo:“No sé”.

Su padre mordióel tabaco con rabia y se levantó,“¿Como que no sabes? Acepto que no quieras estudiar economía porque tienes otras inquietudes, que sueñas con llegar a ser un gran pintor, un gran músico o algo por el estilo, pero que no sabes lo que quieres…hijo, créeme…muy triste”.

Rubén lo miro desde abajo y por primera vez sintiórabia, pensóque su padre no tenía autoridad moral para criticarlo y dijo:“Triste es lo que túhas hecho con mama”, las palabras retumbaron como un eco porque sonaron varias veces en los oídos del señor La Mar,

sintiórabia, miedo, luego tristeza pero no por el sino por su hijo: su posición lo acostumbro a sentir lastima por los demás, a compadecer a las otras personas aunque no hubiera razón y su hijo no era la excepción, dio unos pasos y se puso cerca de Rubén,“Puedes pensar que no necesitas estudiar porque algún día heredaras todos mis negocios…pero no”, aspiro el tabaco con fuerza y echo una bocanada de humo,“si no te preparas y estudias lo necesario para cuando llegue ese día te desheredo, dejare mi fortuna a una institución benéfica”. Rubén se levantóy secamente le dijo:“Hay una cosa en esta vida que nunca me ha importado y es tu plata, por mi puedes dejársela a quien quieras”.

Los dos estaban frente a frente, cerca uno del otro, el señor La Mar le dio la espalda, camino unos pasos y luego se viro esforzándose para hablar con voz tranquila:“Recuerdo cuando apenas eras un niño y siempre decías que querías ser como yo.¿Quéte hizo cambiar de parecer?”.

-“Padre, yo estuve influenciado por tu bondad conmigo, siempre has hecho presión sobre mípara que decida por mi propia cuenta lo que tu deseas, mi vida ha sido programada por ti desde mi nacimiento como hace un hombre con una computadora, mi profesión, mi futuro, en fin todo, y mi opinión, que es laúnica que vale, nunca ha sido tomada en cuenta, no me has dejado decidir las cosas importantes de mi vida”.

-“Siempre has tenido mucha imaginación. Loúnico que he hecho es cumplir con mi deber de padre”.

-“¡Y también porque me puse a pensar y a observarte!¡Mama es una verdadera santa! Tiene que serlo para poder haber vivido contigo. No dejas de pensar desde la mañana a la noche sino en tu imperio económico y quieres convertirlo en algo más poderoso, tengo la impresión de que harías cualquier cosa con tal de lograrlo. Nunca te he visto….jamás te interesaste por mi más de cinco minutos, para ti soy un objeto de decoración muy apreciado ya que lo has fabricado túmismo,¿pero tendrás alguna idea de lo que llevo en la cabeza? Ni siquiera has tratado de saberlo. Durante mucho tiempo me hablaste del trabajo, de la importancia de tener una profesión, pero nunca me dijiste nada de la importancia de la familia. Mira a tu alrededor, papa, es que¿hay algo en nosotros que se parezca a una familia?’Por algún tiempo te creíun gran hombre, tienes la reputación de serlo en tu ambiente, un ambiente que jamás seráel mí, pero en definitiva estas muy lejos de serlo”.

El señor La Mar para calmarse interiormente dejo trascurrir unos instantes en silencio. Recordóa su esposa, pensóen su rostro demacrado por la enfermedad, sus ojos negros, el nerviosismo que no la abandonaba nunca. Como poseía un gran control sobre su persona reacciono hablando con fuerza.

-“Durante toda mi vida me he sacrificado trabajando sin tregua por dos motivos: primero, no lo puedo negar, la ambición de tener un gran poder económico a mi servicio, ha sido un sueño que he arrastrado desde que estaba joven, la juventud no es la edad del placer, no he olvidado todavía mi propia juventud, recuerdo que fue una etapa salvaje en la nada contaba para mi más que aprender a y edificar una gran empresa”. Se callópensativo,“mi padre no me dejo nada, nada material, porque a pesar

de su gran preparación me dejo una fábrica casi quebrada y tuve que trabajar muy duro para convertirla en lo que es hoy, y segundo, tu, hijo, aunque te parezca extraño, tu futuro ha sido una gran motivación para todo lo que he hecho. No quiero que trabajes como yo lo hice, loúnico que quiero es que puedas continuar mi labor, que cuando todo esto pase a tus manos estés preparado para seguir adelante con los proyectos que yo deje. Y con respecto a la vida de tu madre, ella no se supo adaptar a su rol como esposa de un hombre de mi posición y busco refugio en la bebida….y ya sabes lo que paso”.

-“¿Quieres explicarme por qué?”pregunto Rubén con tono duro.

-“No quiero hacerte daño, hijo”.

-“¡Sí!”dijo Rubén moviendo la cabeza con rabia.“Escúchame bien, papa, si no quieres hacerme daño…ya es muy tarde para eso porque tu actitud y manera de resolver la situación de mama ha sido tan inhumana e indiferente que me pregunto con frecuencia quéclase de persona eres.¿Es más importante la reputación de un apellido que la vida de una persona? Esto lo digo por lo que me dijiste cuando internaste a mama en ese manicomio:”tenemos que cuidar nuestra reputación. Que nadie se entere de lo que le sucede a tu madre”, eso era loúnico que te interesaba, la reputación del apellido, y la mejor manera de protegerlo era sacrificando a mama, alejándola del mundo, de nosotros, cuando más nos necesitaba”. Rubén hablo lentamente, arrastrando un poco las palabras con su voz baja, metiendo entre las frases largas pausas de silencio.“No vayas a pensar por esto que soy un muchacho amargado dando lastima, soy todo lo

contrario, me encanta la vida, la disfruto y la vivo con intensidad, hago como tú, papa, me preocupo lo menos posible de los demás”.

El rostro del señor La Mar se había puesto rígido, escucho a su hijo impasible sin hace ningún comentario, solo algún gesto de sorpresa o tristeza. Hacía ya buen rato que el señor La Mar no tenía ganas de responder, diga lo que diga, pensó, su hijo no lo entendería; había hecho un esfuerzo para convencer a Rubén que estudiara en los Estados Unidos pero ese esfuerzo se perdióen palabras y ya no le quedaba más tiempo, tenía una cita muy importante dentro de unos minutos en su oficina con un grupo de personas cuyo tiempo era precioso.

-“¿Quées lo que quieres que te diga? Haga lo que haga tengo la sensación de que me has clasificado de una vez y para siempre, soy un mal padre, un mal esposo, soy un acusado permanente por mi familia, por mi hijo, en vez de ser lo contrario”se pasóla mano por el rostro, impaciente, tratando de ocultar la prisa que tenía.

-“¿Quieres que me vaya, papa? Veo que estas apurado”.

El señor La Mar respiro profundamente y dijo:“Si, hijo, tengo bastante prisa, estoy esperando unas personas con las cuales voy a tratar un asunto muy importante. Te he escuchado, te he escuchado con atención y veo que guardas un gran rencor hacia mípor lo de tu madre. Voy a dejarte tranquilo un tiempo, quiero que medites todo lo que te he dicho y la próxima vez que hablemos me comprendas un

poco mejor y entiendas la razón por la cual te pido que hagas algo en contra de tu voluntad”.

-“¡Oh!...ya se lo que piensas, que no te comprendo pero estas equivocado, te comprendo muy bien, séque loúnico que te interesa es tu maldita compañía, toda esta grandeza que te rodea y que hace pensar y actuar como si fueras un dios, como si pudieras manejar la vida de los demás, incluyéndome a mí, por supuesto, que soy tu presa favorita, y cuando algo pone en peligro todo eso lo elimina as como hiciste con mama. Loúnico que te pido es que me dejes tranquilo, no te preocupes por mí, preocúpate por ti que es el necesita ayuda.¡Hasta luego!”.

Rubén le dio la espalda y se dirigióa la puerta, el señor La Mar trato de ir trasél pero en ese momento sonóel timbre del intercomunicador, piso el botón y dijo:“dime Maritza”. Se oyóla voz de su secretaria,“los señores de la G.T.A. están aquí. ¿Les digo que esperen?”.

-“Hazlos pasar. Mi hijo acaba de salir. ¡Ah! Vete temprano hoy, quiero que tengas tiempo suficiente para arreglarte para la reunión de esta noche”.

sus ratos de esparcimiento. Cuenta con instalaciones de tenis, una buena cancha de ecuestre y un inmenso campo de golf, que se dice es uno de los mejores del mundo. Alrededor del campo de golf se ven hermosas casas que pertenecen a las familias más pudientes de Caracas, que han venido a vivir aquíbuscando la tranquilidad y el aire puro de que goza esta comunidad. En las faldas de las montañas se puede apreciar la hilera de bellas casas, que desde lejos dan la impresión de ser un Nacimiento, con sus bellos techos rojos y las luces que reflejan.

Esa noche el Rincón Country Club vestía sus mejores galas para celebrar el cumpleaños de la hija del Presidente del Club, Miriam Fuentes, al que asistía toda la gente que significaba algo en el mundo social de Caracas.

El estacionamiento del Club estaba repleto de carros y se oía la música de la orquesta que amenizaba la fiesta. El baile era en la casa del Club, en el salón principal. La orquesta estaba en un lado del salón, sobre la tarima, y al frente de esta estaba la pista de baile, que a su vez se encontraba rodeada de mesas con manteles blancos sobre cada una.

CAPITULO IV

En ese momento la orquesta tocaba una pieza rápida y la pista estaba repleta de parejas que danzaban de un lado a otro. Era una fiesta muy elegante, los hombres vestían de smoking y las mujeres de trajes largos.

En Rincón club, estásituado a la afueras de Caracas, a unos treinta minutos de la ciudad, se encuentra en un pequeño valle rodeado de varias montañas; se considera el mejor Club de Caracas, en donde la alta sociedad y los políticos más importantes del gobierno pasan

Miriam estaba en la pista bailando, se veía muy feliz y no era para menos, era su fiesta y todos sus amigos y familiares estaban allíesa noche. Ella se sentía la reina de la fiesta, llevaba puesto un traje largo negro, que le daba una buena

-“¡Como tú quieras cariño!”.

forma a su cuerpo y una flor blanca en un lado del peinado. Ella no era muy bonita, pero se veía resplandeciente de alegría, cosa que la hacía lucir más bonita de lo que en realidad era.

Andrea tenía rato de haber llegado a la fiesta y se había sentado en la mesa que ocupaban los padres de Miriam, la cual estaba en el centro, a orillas de la pista. Esa noche Andrea parecía una diosa griega que acabara de reencarnar en la fiesta, llevaba puesto un traje blanco largo, muy sencillo pero fino, con un pequeño descote que no disimulaba sus hermosos pechos, el vestido se ajustaba en la cintura y luego daba paso a sus redondas caderas; el pelo lo tenía suelto y le caía sobre los hombros suavemente.

-“No es molestia, al contrario, es un placer”.

-“Gracias, Andrea. Bueno. Como te decía este es un país subdesarrollado, con un gran potencial para desarrollar en un tiempo bastante rápido en comparación con otros países de Latinoamérica, pero tenemos un gran problema: todo lo que producimos en materia humana es subdesarrollado, nuestros políticos, nuestros técnicos, los profesionales, etc., todos sin excepción son subdesarrollados y cuando se preparan fuera del país y logran aprender las nuevas tecnologías del mundo industrializado al regresar a Venezuela fracasa…”.

-“¿Por qué? Pregunto Andrea con gran interés. -“¿Te gustaría bailar?”.

Andrea volteo la cabeza para ver quien la había invitado a bailar y con una sonrisa fingida en los labios, dijo:“No, gracias”.

El muchacho que se había acercado a invitarla se quedómudo al ver los bellos ojos azules de Andrea, que lo miraban directamente a los ojos y sin decir nada dio la vuelta y se fue.

-“Puedes ir a baila, Andrea. No dejes de hacerlo por estar hablando conmigo”, dijo el padre de Miriam.

-“La verdad es que no me provoca”.

-“Si es asíte voy a seguir molestando con mi conversación”.

-“¿Por qué? Porque a pesar de sus grandes conocimientos la infraestructura venezolana donde van a desarrollar sus técnicas es subdesarrollada y el estado, que es el que pudiera subsanar esto, no estácapacitado para hacerlo, por esta razón estos conocimientos se pierden sin que el país los aproveche”.

-“Es verdad. Creo que tiene muchísima razón en lo que dice…. También hay otra cosa que perjudica mucho a Venezuela y es que le venezolano es egoísta por naturaleza y no deja que los mismos venezolanos progresen, nosotros les cerramos la puerta a todo lo que es de aquí, empezando por las artes y la música”.

Miriam había dejado de bailar y se acercaba sola a la mesa donde estaban Andrea y su padre.“Andrea, espero que te estés divirtiendo”dijo al llegar,“aunque lo dudo, porque has estado hablando toda la noche con mi padre”.

-“Gracias, hija, por el cumplido”dijo el padre de Miriam aparentando estar disgustado.

-“¡Oh! Papa, perdóname, no quise ofenderte”, se le acercóy le dio un beso.“Lo que pasa es que Andrea no ha querido bailar con nadie toda la noche”.

-“Lo estoy pasando muy bien, tu padre es encantador”, dijo Andrea y sintióun poco de vergüenza.

-“Estoy de acuerdo contigo, es el viejo más encantador que puedas conseguir”.

-“Hija, cuando hagas un cumplido hazlo por completo, di que soy encantador pero no viejo”. Y esbozo una sonrisa, al reírse la papada se le hizo más grande, las dos muchachas rieron junto conél.

-“Andrea, ven conmigo, por favor”. Diciendo esto Miriam la agarro por la mano y se la llevo con ella, Andrea no pudo evitarlo y la siguió, llegaron a una mesa en la que se encontraban varios muchachos y muchachas y se sentaron.

Dos de los jóvenes de ese grupo tenían una discusión sobre cuál de las motos corría más, uno decía que la Kawasaky y el otro que la Honda, los demás estaban callados escuchándolos.

-“La otra vez que picamos te saque una moto de ventaja”dijo el muchacho bastante joven, de

unos dieciocho años, que tenía su brazo derecho sobre la muchacha que estaba a su lado y que se veía muy interesada en la conversación.

-“¡Una moto! Túlo que estas es loco”dijo el otro.“Me sacaste media rueda y fue porque el cloche me estaba patinando ese día, si no te hubiera puesto a tragar humo”.

-“¡Humo!¡No seas gafo! Humo fue lo que tragaste tu ese día después de que te deje parado en la arrancada”.

Andrea no pudo evitar la mueca de fastidio que se reflejóen su cara y pensó” “Cambiar una conversación tan interesante como la que tenía con el papa de Miriam por una sobre motos,¡habráque resignarse!”.

Era alrededor de las once de la noche cuando Rubén, Carlos y otro muchacho de estatura pequeña, con lentes, de nombre Tony entraron a la fiesta y se quedaron parados cerca de la puerta. Los tres vestían de smoking y lucían muy elegantes. La fiesta estaba en su mejor momento, todos los invitados ya se habían ambientado y se veía alegría por todos lados, la orquesta tocaba la canción que estaba de moda en ese momento y las parejas prácticamente se habían volcado en la pista la cual se encontraba repleta de gente de diferentes edades.

-“¡Rubén, ese material que conseguiste es como una bomba! Siento que soy capaz de bailar toda la noche sin parar, dijo Carlos”.

-“¿Bueno, que estas esperando para hacerlo?”.

-“¡Yo también siento lo mismo!”dijo Tony, arreglándose los lentes.

Carlos lo miro y luego volteo hacia Rubén diciendo:“Como seráde bueno que hace que este quiera bailar”.

La carcajada de los dos no se hizo esperar, fue una risa un poco fingida, en forma de burla, Tony no hizo caso pues estaba acostumbrado a que ellos le tomaran el pelo de esa manera,él era un muchacho que por lo general no hablaba mucho y era considerado tímido por las muchachas, era muy diferente de los otros dos a pesar de ser buenos amigos. Carlos es especial disfrutaba vacilar a Tony. Rubén era especie deídolo para Tony y a veces pensaba que haría cualquier cosa porél, Rubén tenía todo lo que aél le hacía falta: tamaño, clase, simpatía y cinismo, se quedaba admirado de como su amigo jugaba con las muchachas, este una vez le dijo, viendo que era tan tímido:“Tony, tienes que dejar de ser tan tímido.¿Quéte pasa? Ninguna muchacha te va a hacer nada,¡todas son fáciles!”.

-“¡Claro, es fácil decir eso cuando uno es buen mozo, pero mírame bien!”.

Tony dijo eso sin pena, hablar con Rubén era como hacerlo con un hermano, era elúnico que trataba de ayudarlo con su timidez.

-“Bueno, eso ayuda al principio pero después lo importante es lo que uno diga, lo que uno haga.¡Coño, como explicártelo! Es como se actor, tienes que actuar y cada muchacha

necesita una actuación diferente, dependiendo de lo que ella diga o haga y si quieres ir fácil simplemente halágala, dile que es lo mejor que has conocido, tienes que saber mentir, eso es lo que quieren oír ellas, mentiras”.

-“¿Mentiras? No entiendo”.

-“Déjame ponértelo de esta manera, cuando uno conoce una muchacha al hablar con ella averigua que hace, que le gusta y todo lo que es importante para ella, ahíes cuando empiezas a mentir. Si te dice que le gusta el paracaidismo túle dices que eres una gran aficionado y que tu sueño es ser un gran paracaidista, igual haces con cualquier cosa que diga… ¿No crees que es fácil?”.

-“Bueno,¡la verdad es que si!”.

Tony trato pero no tuvoéxito, había algo más que mentir. Era como Rubén le dijo, tenía que actuar con sangre fría para poder decir esas mentiras y si había algo queél no tenía era sangre fría, aunque esa noche se sentía diferente, sentía que era capaz de hablar, de bailar, hasta de mirar a cualquier muchacha a la cara y decirle fríamente:“¡Oye, yo soy el mejor paracaidista que puedes encontrar!”. Sabía que todo era producto de la cocaína que había consumido antes de entrar a la fiesta.

-“¡Trae esos whiskies aquí!”le dijo Carlos a un camarero que se acercaba con una bandeja, el hombre llego y cada uno se sirvió.

Tony tomo el suyo y se lo empino, bebiéndoselo todo de un golpe, luego le dijo al mesonero, que ya se retiraba:

-“¡No te vayas, dame otro!”.

eres!¡Si me sigues ladillando me voy p’al carajo!”.

Carlos sonrióy le dijo:“O.K., Tony, por esta noche voy a dejarte tranquilo…. y para que no digas nada voy a compartir contigo lo que levante”.

-“La fiesta no se ve mal”dijo Carlos.

-“La verdad es que no…aunque tanta gente es una ladilla”le contesto Rubén que saboreo su trago y continuo,“lo que me molesta de estas fiestas es que siempre es la misma gente, las mismas tipas, parece que fuera copia de otra a la que hayamos ido”.

Carlos lo miro extrañado.“Rubén, esta es una fiesta, una simple fiesta, no puedes verla desde ese punto de vista.¿Quéesperabas encontrar, un gorila dirigiendo la orquesta?”.

Rubén mantuvo su vista en la pista y como pensando en voz baja dijo:“Algo especial, Carlos, siempre que voy a un sitio busco eso”.

-“Yo me siento súper bien esta noche y si mezclo la nota con whisky dentro de un rato voy a estar bailando en esa pista con la pava más bella y después túsabes lo que va a pasar”. Al decir eso sus ojos tomaron un brillo misterioso y volteo a ver a Tony, que sin decir nada seguía a su lado.“Oye, fetofeo, deja de tomar asísi quieres terminar de pie esta fiesta”.

Tony se acomodólos lentes y disgustado contesto:“¡Por quécoño te metes tanto conmigo!¡Túsi eres corta-nota!¡Eso es lo que

Tony se acomodóde nuevo los lentes y apurando el trago le pregunto:“¿Lo prometes?”La expresión de su cara era de alegría.

Carlos le puso la mano sobre los hombros, diciéndole:“Oye, fetofeo,¿alguna vez te he mentido? Si yo te digo que vas a comer es porque hay comida”.

Rubén, que seguía observando la fiesta sin prestarles atención les dijo:“Lo mejor que podemos hacer es dar la vuelta y…”hizo una pausa y continuo:“¡Carlos, mira esa muchacha que viene con Miriam!”.

Carlos busco con la mirada en la dirección que dijo Rubén y vio a Miriam que se acercaba acompañada de Andrea, en su cara se reflejóuna expresión de sorpresa y atino a decir:“¡Coño, que buena esta¡!!!”.

“¿No la conoces?”preguntóRubén.

Carlos, sin quitarle la vista a Andrea, dijo,“¡No, pero como me gustaría!¡Es lo más bello que he vistoúltimamente!”.

-“Eso es lo que llamo algo especial, Carlos.¿Entiendes ahora?”.

-“Si. Entiendo.¡Claro que entiendo!”. De pronto se dio vuelta para mirar a Rubén y extrañado le pregunto“¿Quétan especial?”.

=”Bueno, si siguen hablando asíme voy a poner celosa”contesto Miriam riéndose.“Ella es mi mejor amiga en la Universidad. Lograr que salga conmigo es prácticamente imposible; por supuesto, esta noche ha sido una excepción.¿Verdad, Andrea?”.

-“No te asustes, Carlos si yo digo que vas a comer es porque hay comida”.

Andrea se sintióun poco incomoda por la forma como la miraban Rubén y Carlos, tratando de disimularlo dijo:“La razón es que no tengo tiempo….si no con mucho gusto lo haría”.

Miriam y Andrea llegaron a donde se encontraban ellos parados y Miriam con alegría dijo:“¿Quépasa con ustedes? Siempre llegan tarde y cuando entran se quedan cerca de la puerta, parecen unos leones esperando ver a sus respectivas presas para atacar. De todos modos¡me alegra que hayan llegado!”.

Miriam, riéndose agarro a Andrea por la mano y le dijo cariñosamente:“Lo que interesa es que estas aquíesta noche y como es mi cumpleaños quiero divertirme como nunca.¡Vamos a bailar Carlos!”.

Los tres besaron a Miriam y la felicitaron por su cumpleaños, luego ella presento a Andrea.

-“Ya yo encontréa mi presa y estoy listo para el ataque”, dijo Carlos rodeando a Miriam con el brazo, ella lo miro coquetamente y le dijo:“Me alegro de no haber llegado tarde”.

-“Miriam, nunca antes te había visto con Andrea.¿Dónde la tenías escondida?”dijo Rubén mirando a Andrea que estaba parada en frente deél y lucía una sonrisa que dejaba ver sus dientes blancos y perfectos, luego bajo la mirada y recorriósu hermoso cuerpo.

-“Verdad que sí, Miriam, no te lo perdonaremos nunca”agrego Carlos.

-“¡Vamos pues! T ustedes dos no se me pierdan”, dijo Carlos al retirarse a bailar, dejándolos solos pues Tony había ido a buscar con quien bailar también,él sabía que con Andrea no tenía ningún chance, ahíestaba Rubén.

=” ¿Y cuál es la razón por la que no tienes tiempo de salir con Miriam?”pregunto Rubén, mirándola directamente a los ojos pensando que nunca había visto unos ojos tan bellos.

-“Lo que pasa es que no me queda tiempo libre porque mis estudios me mantienen muy ocupada”.

-“¿Y quéestudias tú?”.

-“Estudio Historia…. Para ser algún día profesora o maestra”.

-“Ven, vamos a bailar”, dijo Rubén y sin esperar respuesta la llevo hacia la pista.

-“Historia….”Dijo Rubén un poco extrañado“….para ser maestra, como me gustaría ser uno de tus alumnos. Hacía mucho tiempo que no veía una muchacha tan bonita como tú”.

La orquesta acababa de finalizar una música y comenzaba a tocar una pieza más romántica. Mientras caminaban hacia la pista Rubén la tomo suavemente de la mano y poso sus ojos en la forma perfecta de la cara de ella, en sus hermosos ojos azules, en su boca deliciosa apenas tocada ligeramente por el lápiz de los labios, luego bajo los ojos un poco y vio el bello cuerpo de la muchacha y no pudo evitar suspirar.

-“Gracias”, dijo Andrea un poco apenada y pensóque mejor cambiaba el tema“¿Y túque haces?”.

-“Bueno, no es fácil decirlo, estudio Economía, aunque hubiera gustado estudiar algo más interesante y menos practico, algo asícomo la Historia”.

-“¿Y por quéno lo has hecho?”pregunto Andrea con sumo interés.

-“¿Por qué? Porque mi padre me obligo a estudiar Economía, aél le parece una Carrera más comercial”.

-“Yo no creo que un padre deba influir en uno con respecto a la carrera que se desea estudiar y mucho menos porque piense si le conviene o no”.

-“Estoy de acuerdo contigo pero el caso mío puede ser diferente”.

-“¿Diferente?¿Por qué?”.

Ya en la pista Rubén se le acerco suavemente, sus dedos apenas tocaban la espalda de Andrea, ella tenía la mano sobre su hombro y Rubén pensóque el roce era suave, sumamente grato. Cuando al girar en una de las vueltas del baile presiono con mayor fuerza sobre la espalda, Andrea temblóy trato de apartarse, Rubén se dio cuenta y aflojo inmediatamente la presión de su mano diciéndole muy cerca del oído:“No tienes por quéasustarte”.

Andrea sentía que su corazón iba a estallar, en realidad ese muchacho la había impresionado y sin saber por qué, se sentía maravillosa en sus brazos, se daba cuenta de que no tenía miedo y que el actuaba diferente a todos los demás jóvenes que había conocido, era un sentimiento que no había experimentado con ningún otro, tenía la impresión de que estaba bailando en las nubes y que la música venia de muy lejos, sentía su cuerpo muy cerca del suyo y tenía que admitir que le causaba cierto placer. -“Hay una cosa que todavía no he podido comprender bien ”dijo el rompiendo el silencio, “y es que uno no conoce mucha gente en la vida…y de repente, en el momento menos

esperado, conoce a esa persona que va a significar algo o bastante en nosotros. No sési me entiendes”.

-“Si…. Creo que sí ”dijo ella separándose un poco y mirándolo a los ojos.

-“Y lo más raro de todo es que no se necesita hablar con esa persona para darse cuenta, con la mirada a los ojos es suficiente, eso fue lo que me paso a mi esta noche cuando te vi.¿Sabes una cosa? Apenas te vi me identifique contigo”.

-“¿Te identificaste conmigo?”. La verdad es que no entiendo lo que me quieres decir, dijo ella.

Entenderlo era una cosa y expresarlo otra muy diferente, se dijo Rubén. Se humedeció los labios y empezó a hablar despacio.

-“Es algo difícil de explicar. Algunas veces cuando estoy solo me pongo a pensar y me pregunto:¿Quién soy?¿Qué puedo esperar de la vida?, y no llego a ninguna conclusión. A veces me siento…. Me siento…….”Hizo una pausa de duda y continúo“…. bueno, me siento solo, triste. Esta noche me mire en tus ojos y vi todo eso en ti. ¿Entiendes?”.

-“Creo que sí”.

Andrea se quedó seria y se dijo que aquel muchacho tenía unos ojos maravillosos, muy expresivos, nunca anteriormente había oído hablar a un joven con tanto sentimiento, ni decirle algo que también le pasaba a ella.

-“Por supuesto que te entiendo, yo sentí algo parecido también cuando te vi”.

Rubén se dijo que iba por buen camino y decidió continuar:

-“La mente es tan poderosa que cuando no existe la comunicación verbal entre dos personas solo con mirarnos podemos saber lo que la otra persona quiere decirnos, es como una especie de telepatía través de ella nuestros pensamientos recorren ese espacio que hay entre los dos y si es positivo uno la siente en todo el cuerpo como una especie de…como diría…. De escalofrió. ¿Te ha pasado alguna vez?”.

Andrea más que escucharlo lo miraba, su boca estaba un poco entreabierta y se veía muy sensual y provocativa.

-“No, nunca he sentido algo tan bello como lo que acabas de describir; sin embargo, honestamente, lo poco sentí contigo esta noche fue maravilloso, es lo más cerca que me ha pasado a lo que dijiste”.

Ella hablaba con una naturalidad y de un amanera tan simple que por un momento se confundió.

Rubén se dio cuenta de que tenía que besarla, era un impulso más fuerte que él, se inclinó hacia ella, al hacerlo sintió la fragancia que emanaba de su cabello, beso sus labios con

tanta ternura que Andrea se estremeció, fue algo tan rápido que nadie se dio cuenta.

Era la primera vez que alguien la besaba en la boca y sintió algo tan bello.

Rubén se sintió intrigado por aquel impulso que le hacía correr más de prisa de lo que él quería, sabia por experiencia que con aquella muchacha tenía que ir con cuidado si no quería arruinarlo todo.

Para ellos dos la música flotaba en el aire y Andrea tenía la sensación de que eran los únicos que bailaban al compás de esa música tan maravillosa. Así, en ese estado de ensueño, transcurrieron los dos partes de la noche.

Al terminar la orquesta la última pieza del set un hombre, de unos 45 años, se subió a la tarima en la que tocaba la orquesta y tomando el micrófono, dijo:

-“Un momento, no se sienten todavía, por favor, hay algo que me gustaría que hicieran por mí, bueno, por mi querida sobrina, resulta que sus padres tienen una sorpresa para ella….”. Hizo una pausa y se aclaró la garganta”…. Una sorpresa y quieren que todos salgamos en este momento a la terraza por un minuto solamente. ¡Ah! Luego tenemos otra sorpresa para todos ustedes. ¡Así que salgamos!”.

Todos los que estaban en la pista comenzaron a salir por las puertas que daban a la terraza, la cual se comunicaba con el campo de golf.

La terraza era grande, al salir la gente dos reflectores que estaban en lo alto de esta se encendieron y alumbraron una parte del campo de golf que estaba a los pies de la terraza.

Rubén y Andrea se habían dirigido también afuera y sus encontraban con todos los demás invitados en la terraza esperando lo que iba a pasar.

El la tenía agarrada por la mano y ella se veía tranquila.

Todos estaban en silencio, mirando hacia la parte del campo de golf que alumbraban los reflectores.

Un ruido que salió de la oscuridad se oyó y de pronto lo que hacía ruido entro en el círculo de luz, era un auto, un superauto, un Mercedes Benz 450 SL, último modelo, de un bellísimo color azul oscuro.

Todos los invitados que estaban en la terraza dejaron escapar un murmullo de sorpresa que sonó como un coro.

-“¡Oh, Papa, no puede ser! Dijo Miriam abrazando a su padre y luego a su madre, que estaba al lado de este.

Corrió hacia donde se encontraba el carro, los fotógrafos de las páginas sociales inmediatamente comenzaron a disparar sus cámaras.

Miriam, al llegar al sitio en que estaba el auto lloraba de alegría, no esperaba un regalo como este, se montó y se alejó con el carro, dirigiéndose hacia el estacionamiento.

Aún no había desaparecido Miriam con el carro cuando se oyó la música de un grupo de samba que hacia su entrada a la fiesta.

La gente inmediatamente comenzó a bailar donde se encontraban en ese momento, solos, acompañados, viejos, jóvenes. Los invitados que se encontraban en la terraza entraron todos bailando, la fiesta se había convertido de pronto en un carnaval. El grupo de samba llego al medio de la pista, la gente bailaba alrededor de ellos, en medio de las mesas, en todos lados.

Rubén y Andrea se quedaron afuera, en la terraza, donde todavía se veían parejas charlando románticamente.

-“Adentro hace mucho calor. Ven, caminemos por el campo de golf”, dijo Rubén, y al instante la guio hacia el campo de golf, La llevaba tomada de la mano, la noche era fresca, el cielo se veía lleno de estrellas y nubes que se abrían para dar paso a la Luna, que con su luz alumbraba el inmenso campo de golf.

Los dos se habían internado dejando atrás las luces y los ruidos de la fiesta. Ahora el único ruido que se oía era el de los paso de ellos con el roce de la grama, en una pequeña colina que estaba detrás de unos árboles altos, que en hilera recorrían gran parte del link de golf.

Por entre los árboles se filtraba, muy débilmente, la luz de la Luna.

-“¡Que noche tan hermosa!, dijo Andrea con la vista en el horizonte.

-“A mi todas las noches me parecen iguales, pero esta noche tiene algo diferente que la hace tan bella, y eres tú”. Dijo el mirándola a los ojos.

-“Gracias, contesto ella y se volteo a mirarlo.

-“¿Alguna vez te has enamorado?”, preguntó él.

-“No, nunca, pero debe ser maravilloso poder estarlo. Aunque en este momento no me gustaría”.

-“El amor es muy complejo”, dijo él, uno no se da cuenta de que está enamorado sino cuando ya es tarde y no puedes hacer nada para olvidar a la persona amada”.

-“¡Debe ser así!, dijo ella “yo sé que es un sentimiento bello y difícil de controlar…y por eso me da miedo”.

-“Le tienes miedo a algo que solo conoces por referencia, si yo fuera tu no tendría miedo”.

-“¿Por qué?”.

-“Tu eres una muchacha muy inteligente y normalmente las personas como tu saben controlarse”.

-“La inteligencia te puede ayudar en tus decisiones pero no respecto a los sentimientos. Creo que cuando una persona se enamora pierde hasta la inteligencia, lo digo por las cosa que algunos enamorados hacen”.

Rubén se rodó un poco hacia su lado hasta rozar su cuerpo muy ligeramente con el de ella y dijo, pensando más en lo agradable del roce que en el sentido de las palabras.

-“Vámonos a la fiesta ”dijo ella poniéndose de pie alisándose el vestido y el cabello.

-“No, quedémonos aquí un rato más”, dijo Rubén incorporándose, sintiendo que la sangre le latía en las venas y el aroma de ella le excitaba los sentidos. Que recordara hacía mucho tiempo que no sentía algo parecido, era como una vocecita que le decía:“¡No la dejes ir!¡No la dejes ir!

Andrea pudo distinguir en la mirada de él que sus intenciones no eran muy halagadoras.“¡Por favor, llévame de regreso a la fiesta o me iré sola!”, dijo esto un poco molesta.

-“¿Te he dicho que eres bellísima?”.

Andrea se sonrió y afirmó con la cabeza. Rubén se quedó callado contemplando su bella sonrisa y sus hermosos ojos azules que aun en la oscuridad del lugar conservaban un brillo natural. Extendió los brazos hacia ella y la atrajo hacia él, hundió los labios en su cabello y luego busco los de ella, los encontró abiertos esperando por los suyos, el beso apenas duro unos segundos que parecieron una eternidad para Andrea. Rubén con suavidad bajo una mano y toco uno de sus hermosos senos que se endureció con el contacto de su mano. El calor de su cuerpo y el aroma de su perfume inyectaron en él un arrebato salvaje. Andrea por primera vez sintió miedo y se apartó de él de un tirón sabiendo que si no lo hacía en ese momento no podría hacerlo luego. Rubén trato de sujetarla pero no pudo y sintió rabia, él no estaba acostumbrado a que una muchacha lo rechazara en un momento así, cuando su cuerpo le pedía place.

Rubén trato de acercársele pero Andrea retrocedió “¿Qué te pasa? De pronto no quieres ni siquiera que te toque. ¿Qué te hizo cambiar de parecer?”.

-“Rubén, tú eres un muchacho encantador y me gustas, no puedo negarlo, pero creo que es mejor que regresemos a la fiesta…ahí, si quieres, podemos seguir hablando”.

-“¡Hablando!¿Quién quiere hablar? Yo lo que deseo es besarte, hacerte el amor. ¿Sabes lo que es eso?”.

Andrea no contesto, se quedó sorprendida sin comprender muy bien lo que él le había dicho, por un momento hubo silencio entre los dos, luego reacciono y le dijo: “Puede ser que yo te haya dado una impresión negativa por haberme dejado besar por ti, pero créeme no soy ese tipo de muchacha, me dejé llevar por mis

sentimientos y por tu manera tan dulce de hablarme”.

-“Eso es lo que todas dicen. Te voy a decir una cosa, yo no soy esa persona dulce de la que tú hablas y menos ahora que lo que deseo es besarte. No soy lo que crees, siempre tomo como sea lo que quiero”.

-“Me parece muy bien, debes hacerlo así cuando puedas”. Al decir esto le dio la espalda y se alejó. Lo único que podía pensar era que se arrepentía de haber venido.

-“¡Andrea!”grito Rubén, ella se paró y se dio vuelta para oír lo que él quería decirle.“¡No te vayas! Quédate para que pruebes algo… ¡Algo muy agradable!”.

-“No me interesa”, dijo ella, sin entender lo que le quería decir.

-“¿Dónde está la persona encantadora que me trajo aquí?”.

-“Esa nunca existió”, dijo el riéndose.

Ella se volteo y siguió caminando. Andrea, hasta en ese momento, no se había percatado de lo mucho que ellos dos se habían alejado de la fiesta. La casa del Club apenas se divisiva a lo lejos, dio unos paso con cuidado para no caerse, pues ahora la claridad no era tan buena, los altos arboles hacían esa parte más oscura; llevaba la cabeza inclinada, mirando hacia abajo para ver donde ponía los pies, al subir la vista fue cuando los vio, eran ellos dos, los amigos de

Rubén, los dos muchachos que había conocido en la fiesta, estos estaban parados enfrente de ella y noto que estaban bastante tomados. Andrea se quedó parada, inmóvil, estaba asustada, tarto de comprender que hacían ellos allí, avanzo hacia ellos sin decir nada, pero enseguida se detuvo por que se dio cuenta de que se estaban riendo, era una risa silenciosa, sin ruido, pero inconfundible, y en los ojos de ellos vio lo que querían, la razón que los había traído allí; Andrea lucho por mantener la calma, podía ser solamente su imaginación, se dijo, esos muchachos eran incapaces de hacerle daño, estaba segura de eso, pero no, no estaba segura y avanzo de nuevo, fue cuando sintióa Rubén por detrás que la agarraba por la cintura y la tiraba hacia el con brusquedad; esas manos que hacía unos minutos le habían hecho sentir algo maravilloso, algo que no había sentido antes, ahora la maltrataban. Los otros dos muchachos se acercaron más a ella, Carlos la tomo por el vestido, en la parte del cuello, y tiro con fuerza, rompiéndolo, dejando al descubierto sus pechos que apenas estaban cubiertos con un pequeño sostén, que Rubén desabrocho rápidamente para que sus bellos y firmes senos quedaran al aire.

Andrea no podría creer lo que estaba pasando, era una pesadilla, una maldita pesadilla, pronto se despertaría y se sentiría mejor; pero no, no era una pesadilla, todo era real y allí estaban ellos riéndose y haciéndole daño. ¿Por qué?

-“Por favor, déjenme quieta”, dijo gritando.“Ustedes están locos”.

-“Si, estamos locos, locos por ti”, dijo Carlos, “Por tu bello cuerpo y estamos ansiosos porque seas de nosotros”, diciendo esto toco los pechos de ella y trato de besarlos. Ella en un

movimiento de desesperación se soltó de Rubén y le dio una cachetada a Carlos, este sintió el golpe y al instante se lo devolvió a la muchacha que se fue de lado al perder el balance y cayó en la grama. Fue un golpe duro con el puño, Andrea lo recibió en la ceja, el dolor le pinchaba el ojo, le llegaba hasta el cuello, tenía las manos rígidas y la boca seca, con gran esfuerzo trato de levantarse solo para desplomarse de nuevo.

-“Vamos, levántate”, dijo Carlos “Te vamos a hacer el amor quiera o no, nadie nos lo va a impedir, y si te gusta que te pegue dímelo, porque es mi debilidad”.

Abriendo los ojos, Andrea vio el hilillo de sangre que le bajaba de la ceja que estaba partida, entonces sintió que los tres muchachos se le acercaban. Los ojos de ella fueran al encuentro de los de Rubén y con esfuerzo le dijo:

-“Por favor, no lo hagas. ¿Qué pasó con todas las cosas bonitas que me dijiste esta noche?¿No significaron nada para ti?”. Dos lágrimas rodaron por sus mejillas.

Rubén estaba riéndose, era una risa sarcástica.“Me gustaría que pudieras comprenderlo. Se puede hacer poco por ti en este momento”.

Carlos soltó una carcajada. Tony no entendía lo que pasaba, su mente estaba muy confusa, había tomado mucho. Quizás era eso.

Andrea comprendió en ese momento que él tenía razón, lo que le estaba pasando esa noche

ya estaba decidido y nadie lo podía impedir, solamente rogaba a Dios que una situación tan desagradable como aquella no se prolongara por mucho tiempo.

-“Levántate”, volvió a decir Carlos.

Andrea se paró, se pasó una mano debajo de la abundante cabellera negra y la aparto de su cara. Ellos se fijaron en que perfecta se veía en todos los detalles, sus bellos pechos al descubierto eran los más bellos que habían visto.

Los tres la rodearon, entre Carlos y Rubén la llevaron hacia los árboles y la acostaron allí. Andrea estaba acostada en la grama, desesperada, tratando de imaginarse que podía hacer, pero lo único que pudo pensar era la manera tan humillante en que iba a perder su virginidad; si, era virgen, estúpido y todo, pero ella era de esas muchachas que quería llegar virgen al matrimonio, no que fuera importante para la felicidad del matrimonio, era cuestión de principios. ¿Principios? Que importaban los principios ahora. ¡Ahora ellos la iban a violar!, y eso era lo importante. Tenía que hacer algo y rápido.

Andrea hizo un movimiento para pararse, pero Carlos la sujeto por los hombros y la empujo hacia abajo de nuevo. Rubén le levanto el vestido, ella sintió el aire frio de la noche y esa manos fuertes que la empujaban y no la dejaban moverse. Ahora Rubén le estaba quitando las pantaletas, dejando al descubierto su bello cuerpo. Era un cuerpo perfecto, la cintura, las caderas, sus bellas y largas piernas, capaz de despertar deseos desconocidos en cualquier hombre.

Rubén se estaba arrodillando entre las piernas de ella, se quedó inmóvil, se imaginaba que ella tendría un bello cuerpo, pero lo que veía era hermoso, algo que solo se podía apreciar en esa famosas pinturas de desnudos.

-“Vamos, Rubén, muévete. No tenemos toda la noche”, dijo Carlos al ver que Rubén se había quedado inmóvil.

Rubén reacciono, se acercó hacia ella y la apretó contra él, sintiendo su cuerpo, sus senos duros, su pelo, y sus lágrimas que le corrían por las mejillas.

-“Relájate”, susurro Rubén. “es mejor”.

Andrea cerró los ojos, por un momento pensó que iba a obedecerle, pero contrajo el cuerpo cuando él la penetro y sintió un dolor fuerte que le recorrió todo el cuerpo y la sangre que le ocasionaba la penetración, sintió asco por él y un odio que nunca había experimentado en su vida, era un odio fuera de lo común, un odio que hace que una persona mate y se convierta en un peligroso criminal. Entonces oyó una voz que la llamaba.

-“¡Andrea! Hija, ven conmigo. ¡Apúrate!”. Era la voz de su madre.

Si, su madre estaba parada en frente de ella. Se veía hermosa como siempre, se parecía mucho a ella, pero con los ojos oscuros.

-“¡Mama, Mama!¡Espérame, llévame contigo! Dijo ella.

-“Okey, hijita, dame la mano”. Le dio la mano y las dos se fueron hacia el mar. Ella tenía seis años. Las dos corrieron y se zambulleron juntas en el agua, su madre era una gran nadadora; donde ella había nacido, en Ciudad Bolívar, se aprende a nadar en el rio antes que a caminar. Las dos estaban debajo del agua, Andrea la seguía, detrás, muy cerca, ella también nadaba muy bien a pesar de corta edad. Su madre se volteo, la tomo por la cintura y la alzo, sacándola del agua. Ahora veía a su madre más hermosa, con su pelo negro mojado y color de piel canela.

-“¡Oh, mama, que feliz soy!¡Abrázame!”. Esta la abrazo y luego la soltó, lasa dos siguieron andando. Su madre se alejaba y ella, por más que nadaba, no podía alcanzarla. Quería gritarle, llamarla, pero no podía, el agua no la dejaba. Cada vez que abría la boca se le llenaba de agua.

-“¡Mama, por favor, no te vayas. No me dejes sola!”pero esta se alejó, hasta que desapareció.

Rubén estaba sobre Andrea moviéndose con violencia, la apretaba y trataba de besarle la boca, pero Andrea no sentía nada, había perdido el conocimiento y no supo nada, no supo si todo se había acabado, si ellos se habían marchado. La vida se paró momentáneamente para ella. Después que Rubén termino y se levantó, Carlos le hizo el amor. Ella seguía inconsciente. Por último, Tony, el tímido, el que necesitaba drogarse para hablarle una mujer, inexpertamente hizo su acto.

En el cielo las estrellas seguían brillando, rodeando a la Luna, como protegiéndola de las nubes para que no la ocultaran e impidieran que su luz iluminara las montañas y el hermoso campo de golf. El mundo seguía igual que antes, la misma brisa seguía soplando y toda la gente en la fiesta continuaba divirtiéndose. Fue una gran noche para algunos y una mala noche para otros.

CAPITULOV La fiesta había sido una tempestad rápida y furiosa que convirtió el apacible y pulcro Club en un basurero. Se veían papeles, cigarrillos, pedazos de torta pegados por todo el piso del salón donde se celebró la fiesta. Ahora las mesas estaban llenas de vasos y botellas, muchas vacías, otras por la mitad.

Dentro de la sala el aire estaba viciado, se sentía un olor fuerte, penetrante, de cigarrillos y whisky. El único sonido que se oía era el susurro del viento al hacer contacto con las hojas de los árboles.

El viejo Antonio se quedó parado en la entrada del salón principal y paseo su mirada alrededor de este. Estuvo varios minutos contemplando fijamente el desorden, luego comenzó a dar varios pasos por el callado salón, abriendo ventanas, para que el aire entrara y se llevara el olor tan desagradable que había.

Esta era la clase de trabajo que el más odiaba, pensó. Cada vez que se daba una fiesta en el Club se tenía que parar todavía de noche para

limpiar y poner todo en orden, porque el Club abría sus puertas temprano en la mañana. Eran las 4:30 a.m., apenas hacia 10 minutos que se habían ido los últimos invitados y él ya estaba allí.

Ahora tenía que poner todo en orden, recoger las mesas y las sillas, tener todo listo para cuando llegaran las dos muchachas de servicio dentro de una hora, limpiar el piso junto con ellas, luego recorrer el campo de golf y limpiarlo de los desperdicios que podían haber dejado. Entonces recordó que mañana temprano empezaba el torneo anual de golf y se dijo que mejor iba primero a limpiar el campo de golf y después vendría y terminaría con el salón. Total había tiempo y si algo le gustaba era caminar a esa hora por el campo de golf, admirar las estrellas y la Luna, aél le daba la sensación de que era el dueño del Club recorriendo sus dominios, era algo bello de experimentar; después de todo, a sus 65 años no tenía otra manera de poder soñar y sentir que el sueño se hiciese realidad, aunque fuera por unos minutos.

El viejo sacudió la cabeza para dejar de soñar. Se dirigió hacia afuera, ya en la terraza abrió un pequeño closet, saco una bolsa de tela vacía y un palo que tenía una punta de metal delgado y bastante afilado en su extremo, con el cual recogería los papeles o desperdicios atravesándolos, sin necesidad de tener que agacharse. Muy despacio y tranquilo se internó en el campo de golf, iba con la cabeza inclinada hacia abajo, con el palo recogía los papeles y cajetillas de cigarros que estaban sobre la grama, luego los metía en la bolsa. Era un trabajo fácil y agradable, pensó. Mucho mejor que limpiar pisos. La mayoría de los desperdicios se encontraban alrededor de la casa del Club, que era donde ella gente,

normalmente, salía a refrescarse después de cada set que tocaba la orquesta, pero el viejo Antonio siempre se internaba en el campo de golf y lo recorría casi todo. Después de limpiar toda la parte alrededor de la casa del Club se fue a hacer su recorrido por el campo de golf.

El silencio era total, ahora ni siquiera se oía el ruido del viento, que de repente había dejado de soplar. El viejo cruzo los arboles altos que estaban en medio del campo, subió a la pequeña colina y sea paro; desde allí podía ver gran parte del campo de golf; verde y quieto, que se extendía delante de él. Costaba trabajo creer que una sola regada diaria bastaba para mantener aquel campo tan fresco y húmedo en aquella época del año, cuando la temperatura subía tanto durante el día.

Ya eran las cinco de la mañana y dentro de poco el sol dibujaría, con sus primeros rayos de luz, la silueta de la ciudad.

El viejo estaba concentrado en sus pensamientos cuando oyó un ruido que venía de los árboles que acaba de dejar atrás, se volteo rápidamente y trato de captar con más claridad, fue una especie de gemido lo que oyó esta vez. Se metió la mano en bolsillo de atrás, saco la navaja que siempre llevaba con él y se acercó con precaución al sitio de donde había salido el ruido, con pasos inseguros y la navaja en la mano se internó en los árboles. Todo estaba bastante oscuro, entonces se dio cuenta que lo que había oído provenía de una figura que estaba sobre el suelo que no atinaba a apreciar bien, pero a medida que se acercaba se iba haciendo más clara, saco una caja de fósforos, su mano temblaba, encendió uno de ellos, cuando sus ojos se habituaron a la luz pudo ver con claridad el cuerpo semidesnudo

de una muchacha que estaba tirada en la grama, rápidamente corrió hacia ella, arrodillándose a su lado.

-“¡Señorita!¡Señorita!¿Qué le paso?”, pregunto el con los ojos abiertos por la sorpresa, viendo que ella tenía el vestido roto y lleno de sangre.

-“¡Por favor, ayúdeme!” dijo Andrea tratando de pararse.

-“¿Pero que le pasó?”.

A través de los ojos apenas entreabiertos vio al viejo inclinado sobre ella. Entonces se puso a explorar la parte borrosa de su memoria, tratando de reconstruir lo sucedido. No recordaba muy bien lo que paso, había llegado a la fiesta y luego conoció a esos muchachos…. Ahora lo recordaba todo. Sintió náuseas, náuseas por todo aquello.

-“Vamos señorita, yo la voy a ayudar a levantarse”.

Las fuertes manos del viejo apoyadas en su espalda la empujaban firmemente hacia arriba.

-“Tiene que levantarse”.

Con gran esfuerzo Andrea movió las piernas debajo del desordenado vestido y se incorporó, con una mano sostuvo la parte del vestido que cubría sus senos, que estaba rota.

-“Señor, lléveme para mi casa. Mi padre se lo agradecerá mucho”, dijo Andrea, “El es médico y se encargara de todo”.

estar siempre de mal humor le daban una apariencia misteriosa que infundía gran respeto en los demás.

-“Como no, venga, vamos a mi carro que está en el estacionamiento”.

Puso el libro que leía sobre el escritorio y se estrujo los ojos con fuerza, luego miro su reloj que marcaba las 5:30 a.m., dentro de media hora amanecería y su hija no había llegado de la fiesta, que el recordara ella jamás había llegado tan tarde a casa, luego se dijo que era seguro que se estaba divirtiendo mucho, Miriam y ella eran grandes amigas y siempre pasaban un rato agradable. Tomo el libro de nuevo y luego de mirar a través de la ventana continúo leyendo.

El Viejo se había dado cuenta de lo que paso a la muchacha y no hizo más pregunta. Sintió lastima por ella, era una muchacha bellísima, a pesar del estado en que se encontraba, y muy valiente, pensó.

Los dos se dirigieron hacia el carro del Viejo, ella no podía caminar muy bien e iba apoyada en su brazo, la ayudo a meterse en el auto con cuidado y salieron del Club.

CAPITULOVI El doctor Freddy Gruver estaba sentado en la poltrona negra al lado de su escritorio en el cuarto pequeño que hacía de biblioteca en su casa, al lado de este había una ventana que daba a la parte de enfrente de la casa y a través de ella se divisaba la entrada principal. Era una casa blanca de un solo piso, no muy grande, lo más grande que tenía era el jardín que la rodeaba por completo, quedaba en la Urbanización Prados del Este. Esa noche el doctor Gruver se encontraba solo en su hogar, era sábado, la mujer de servicio tenía el día libre y su hija estaba fuera, en una fiesta.

Hasta cuando leía tenía los hombres echados un poco hacia adelante, como hacen los animales cuando están listos para atacar. Era un hombre de un físico poco común para su edad y esto junto a una mirada que daba la impresión de

El doctor Gruver era médico cirujano, el mejor que había en Venezuela, tenía una clínica de su propiedad y gozaba de una buena posición económica y de un gran prestigio entre sus colegas, había representado a Venezuela en varios congresos científicos en diferentes países del mundo. Su apariencia estaba justificada por un pasado no menos misterioso, nació en Austria, bueno eso era lo que todo el mundo creía, sus amigos, sus colegas, inclusive su propia hija, su verdadera nacionalidad era alemana y su verdadero nombre era Max Wolf pero por razones de seguridad tuvo que ocultarlo, ser Alemán no tenía nada de malo pero ser el médico alemán responsable de la muerte de millares de judíos durante la guerra si era motivo para ocultarlo; junto con un grupo de médicos trabajaron en los experimentos para producir una raza superior, la raza aria, que era el sueño de Hitler, la raza aria era blanca, rubia y de ojos claros; también trabajo en la teoría de la resistencia al dolor y su influencia psicológica en el ser humano. Nació en Berlín, en Wittie, uno de los barrios más pobres de la ciudad, hijo de un emigrante polaco al cual ni siquiera conoció porque abandono a su madre cuando él y su hermano

mayor eran apenas unos niños, la situación en Alemania en esa época era sumamente difícil, las probabilidades de subsistir para una familia como la de ellos eran muy pocas pero su madre era una mujer valiente, luchadora, trabajaba en una fábrica y su salario era muy modesto, a pesar de ser una mujer pobre e inculta se dio cuenta de que lo único de valor que podía dejarle a sus hijos era una buena educación, hizo que sus hijos estudiaran a pesar de la necesidad que tenia de que hicieran algún trabajo para ayudarla pero al cabo de un tiempo, cuando ambos habían empezado la secundaria, los llamo a la pequeña sala de la pobre casa y con gran tristeza del dijo:

-“Hijos, cada día la vida se nos hace más difícil, me estoy poniendo vieja y si sigo así voy a morir y ustedes dos serán enviados a vivir en un orfelinato. Necesito que uno de los dos abandone los estudios y comience a trabajar”.

El doctor Gruver contaba para esa época unos diez años de edad y su hermano Franz era apenas un año mayo. Los dos muchachos escucharon las palabras de su madre y casi en coro dijeron:“Mama yo puedo conseguir un trabajo y ayudarte”.

-“Hijos, les agradezco que los dos se ofrezcan voluntariamente pero tiene que ser uno sólo, el otro seguirá sus estudios hasta que se gradúe. He pensado que la manera más justa es que hagamos un sorteo, vamos a dejárselo a la suerte”. Diciendo esto la mujer saco dos papelitos doblados individualmente y le dijo a Franz:

-“Tu hijo, que eres el mayo, toma uno primero. El que saque el papelito con un circulo será el ganador”.

Franz lo hizo y luego el doctor Gruver.

-“Ahora ábranlo”, dijo la mujer con gran impaciencia.

El doctor Gruver fue el primero en abrir el papelito e inmediatamente al ver el círculo sintió una gran tristeza, él quería trabajar para ayudar a su madre. Ella le dijo:“Tu hermano y yo vamos a trabajar para que estudies y llegues a ser un gran médico, eso es lo que quiero que seas, y cuando te gradúes podrás ayudarnos con tu trabajo”.

De esa manera comenzó sus estudios para prepararse a ser un gran médico, que era su vocación sin su madre saberlo. Luego de terminar sus estudios de secundaria se matriculo en Heidelberg, la mejor universidad de medicina en Alemania, después de muchos años de sacrificios debido a la precaria situación económica en que vivían, pues su madre cayó enferma y vivían sólo de lo que producía su hermano, se graduó y empezóa trabajar.

En esa época murió su madre, fue un golpe duro para el que lo alejo un tiempo de su profesión, entonces estallo la Segunda Guerra Mundial y todos los ciudadanos fueron llamados a cumplir con la patria. Su hermano fue incorporado al ejercito como soldado y luego llevado al frente de batalla donde murió al poco tiempo, como él era médico fue asignado al Hospital de Charité para trabajar en el sueño del Führer, donde se había invertido

una gran cantidad de dinero. Un grupo de médicos alemanes y el hicieron toda clase de experimentos con el fin de producir un semen de laboratorio que se pudiera inyectar en la vagina de cualquier mujer y diera siempre el mismo resultado, siempre el mismo tipo de hijo que tuviera las cualidades físicas de la raza aria que tanto deseaba el Führer.

Ellos no experimentaron con ratas de laboratorio, para eso tenían a los judíos que utilizaban sin problema, era como ir al grano, después de todo los judíos tenían ahí una muerte más digna que en los campos de concentración y según su punto de vista servían al progreso de la ciencia.

Durante esos años su personalidad sufrió un cambio, dejo de ser amable y se convirtió en un hombre solitario, no tenía amigos y menos amigas, su vida era dedicada por completo al laboratorio y comenzó a amasar una pequeña fortuna, se compró una buena casa y se dio los gustos que había deseado durante toda su vida, pero como la suerte no era parte de su vida Alemania perdió la guerra y comenzó la caza de los nazis, convirtiéndose en uno de las más buscados y una vez más la desgracia formo parte de su vida. Estuvo un tiempo escondido en Alemania pero luego tuvo que huir hacia Argentina, llevándose consigo una respetable suma de dinero. En Argentina cambio de nombre y trato de hace una vida normal, vivió un tiempo en un pueblo de la afueras de Buenos Aires pero allí no se sentía seguro, era un país en el que la mayoría de los nazis se habían refugiado al finalizar la guerra y sabía que pronto los judíos comenzarían a buscarlos, querían desligarse por completo de su pasado, hacer una vida nueva donde nadie estuviera detrás deél averiguando su pasado. Con algo del dinero que había traído soborno a un empleado

del gobierno y este le arreglo sus documentos; con la ayuda de otro médico alemán se hizo una cirugía facial que le cambio sus rasgos físicos y se vino a Venezuela, el país del Caribe, país neutral durante la guerra que gozaba de tranquilidad y donde menos posibilidad había de que lo encontraran.

Al llegar a Venezuela se fue a vivir a Ciudad Bolívar, la pequeña ciudad al sur del país, a orillas del Rio Orinoco, aquí se sintió más seguro. Ciudad Bolívar se ajustaba bastante a lo que él consideraba que era un sitio seguro, estaba bastante retirada de Caracas, tenía apenas una población de diez mil habitantes, sus moradores eran gente honrada y humilde pero muy ignorantes, la mayoría vivían de la pesca en el rio Orinoco y otros de la siembra del merey, fruta típica de esa región. Enseguida vio que ahí estaba su futuro.

Al tiempo de estar en esa ciudad abrió un pequeño consultorio y se dedicó a curar a la gente del pueblo con tan buenos resultados que gano su cariño. En esa época la medicina en Venezuela estaba muy atrasada, no habían sino curanderos que trataban a la gente a base de hierbas.

A pesar de lo bien y de lo seguro que se sentía en ese lugar, el doctor Gruver sabía que no era sitio para quedarse siempre y también sabía que para poder abandonarlo e irse a vivir a Caracas debía tener el apoyo de alguna persona importante del lugar que le ayudara a arreglar sus falsos papeles. Se dio cuenta de que las autoridades allí eran el ejército y decidió trabar amistad con el capitán destacado en esa localidad, tenía que ganarse su confianza de una manera especial, este tenía una hija de cuatro años con las piernas muy arqueadas y

deformes, allívio la oportunidad que estaba buscando. Un día le dijo:

-“Capitán,¿por quéno me trae a su hija para hacerle un examen? Creo que con una operación podría enderezarle la piernas”.

El capitán, que era un hombre poco creyente de que esa operación pudiera realizarse conéxito ya que había consultado con los mejores especialistas de Caracas y todos le dieron una respuesta negativa, le contesto:

-“Doctor, no perdamos el tiempo en algo que es imposible. Ya hable con los mejores doctores y no hay nada que se pueda hacer”.

-“La otra vez tuve oportunidad de hacerle un chequeo muy superficial y tengo la sospecha de que puedo teneréxito. Si me la trae y le hago un examen más profundo podre saberlo con certeza.¡Vamos, que no hay nada que perder!”.

-“Estaréseguro después de que la vea”.

El capitán muy feliz asintiópues sabia de la reputación de buen médico que tenía en la región el doctor Gruver. Después de una operación muy difícil por la falta de instrumentos quirúrgicos apropiados, la muchachita al fin pudo tener sus piernas completamente normales, fue una operación que ni en Caracas se la hubiesen podido hacer en ese tiempo. Después de eso el capitán lo prodigo con toda clase de favores. Con la ayuda de este cambio todos sus papeles de nuevo y se nacionalizo venezolano, escogiendo Austria como su país de origen; hizo todas las gestiones

necesarias para poder ejercer la medicina legalmente en el país, apadrinado por este capitán, que pasaría a ser uno de los hombres más importantes del gobierno militar en esaépoca.

A los tres años de estar viviendo en Ciudad Bolívar hablaba español bastante bien y había conocido una muchacha nativa de allí, muy bella, con los ojos negros, el pelo liso también negro, de una belleza poco común de piel tostada. Entonces decidiócasarse, no porque estaba enamorado, sino porque esa gente le daba gran importancia al matrimonio y veían mal a un hombre que a cierta edad no pensara en casarse; al poco tiempo de hacerlo se dijo que estaba listo para venirse a Caracas, la gran ciudad de Venezuela, donde naciósu hija, laúnica hija que tendría, porque a los dos años su esposa tuvo un aborto y quedo imposibilitada de tener más hijos. A los años ella perecióen un accidente de tránsito donde el milagrosamente salvo la vida.

El viejo Antonio al volante de su carro, un Ford de 59, entro en la calle donde vivía Andrea y se paróen el medio de estáesperando que la muchacha le indicara cuál era su casa. Ella durante todo el camino no había hablado, se limitóa hacerle señas con la mano, indicándole el camino, pero ahora estaba inmóvil.

-“Señorita,¿Cuál es su casa?”, se atrevióa decir el, que sentía la tensión que había en ella.

Andrea pensaba en tantas cosas que su mente estaba muy confusa, la voz del viejo la trajo a la realidad, se limitóa levantar la mano y señalar la casa. El viejo se dirigióa la casa y viendo que la puerta del garaje estaba abierta entro en este,

parándose al lado del Mercedes Benz que estaba estacionado y lo cubría una lona blanca que servía para protegerlo del sol. Se bajóy con pasos inseguros se dirigióa la puerta.

El doctor Gruver inmediatamente abrióla puerta, a través de la ventana de la biblioteca había visto al extraño carro entrar en su garaje. El viejo Antonio al ver al hombre que acababa de abrir la puerta y notar esa apariencia tan solemne y la manera extraña con que los miraba, se quedómudo.

-“Señor,¿que desea usted?”, pregunto el doctor Gruver.

-“Oiga usted, yo encontréa su hija….“se interrumpió.

-“¿Que paso con mi hija?¿Dónde está?”.

-“Esta en el carro, ahíen mi carro”, dijo esto señalando su auto.

El doctor Gruver con gran prisa se dirigióal vehículo y vio a su hija que estaba en el asiento delantero, dándose cuenta del golpe que tenía en su cara, en vestido lleno de sangre y desgarrado.

-“¡Que paso, hija!¿Estás bien?”, dijo nerviosamente.

-“Me violaron, padre” dijo Andrea sin ningún tipo de expresión en la cara.

El no creía lo que había oído, lo que su hija acababa de decir, era una mentira, tenía que serlo, y sintiófuria, furia contraél, contra ella, contra todo el mundo; de repente, un sentimiento de lastima hacia su hija lo invadió. Ella lo estaba mirando y no decía nada, en su rostro se podía leer la expresión del que ha sufrido una humillación grande, una humillación que ha matado todo lo bello que puede haber en una persona.

Tomo a su hija en brazos y la llevo a la casa hasta el cuarto de ella.

El viejo Antonio se había quedado afuera, vio la furia que se reflejóen la cara del padre de la muchacha, era una cara de odio queél nunca había visto en sus largos años de vida. Para que se hablase de odio, allíestaba el estallido de un hombre enloquecido de odio.

A los pocos minutos el doctor Gruver salióy lo hizo pasar a la sala. El viejo pudo admirar la cantidad de armas que estaban en la pared, se veía que era una colección. Entonces le conto como había encontrado a su hija, el doctor lo escucho sin decir nada y al rato le pregunto:

-“¿Cuánto gana usted al año donde trabaja?”.

-“Bueno señor, yo no sé, yo gano 750 bolívares mensuales”.

-“Entonces usted gana 9,000 bolívares al año”, dijo este al momento.

-“Si usted lo dice asíes, señor”, asintióel viejo con nerviosismo.

-“Okey, le voy a dar a usted 9,000 bolívares, un año de trabajo, con una condición, de que no comente con nadie lo que ha visto esta noche”. Hizo una pausa para ver la reacción del hombre, este lo escuchaba atentamente.

-“Pero cuando yo digo a nadie, eso incluye a su familia también”.

-“Bueno”, dijo el viejo Antonio tratando de no mostrar la alegría que lo invadía, 9,000 bolívares, el jamás en su vida había pensado que podía tener tanto dinero, para el eso era una fortuna.

-“Señor, yo no tengo familia, vivo solo en un ranchito”.

El doctor Gruver vio que el hombre decía la verdad. Saco su chequera de una gaveta del mueble de la sala, hizo un cheque al portador por 9,000 bolívares y se lo entrego al viejo, diciendo:

Cuando el doctor Gruver entro al cuarto de Andrea ya esta se había bañado y cambiado de ropa, tenía puesta una bata rosada de dormir, losúnicos signos visibles que le quedaban de lo que sucedióeran el morado en el ojo y la pequeña herida en la ceja. Se sentóal lado de ella en la cama y la examino superficialmente, comprobando que lo pero ya había pasado.

-“Tomate este calmante, te ayudara a dormir”, dijo entregándole el vaso de agua que había traído conél.

Andrea se sentóen la cama, tenía el pelo todavía mojado, se tomóel calmante y se recostóde nuevo. Ella continuaba callada, con la vista en el techo.

-“Hija, yo séque es difícil para ti, pero quiero que me cuentes todo lo sucedido”.

Andrea, sin moverse, le conto todo, absolutamente todo, sin omitir nada. El la escuchaba y de nuevo la sangre le subióa la cabeza, la rabia lo invadía de nuevo, esos hijos de puta se iban a arrepentir de lo que le habían hecho a su hija, acabaría con ellos, y lo iba a hacer como lo hacían los nazis.

-“No olvide lo que tiene que hacer”. Lentamente, aun perplejo por lo que su hija le contó, se paró. -“No se preocupe, señor, jamás hablare de esto con nadie”. -“Padre,¿quépiensas hacer?”, pregunto Andrea mirándolo, por primera vez se veía asustada. El doctor Gruver lo acompaño a la puerta y el viejo se marchó. -“Yo creo que lo mejor es olvidarlo”, dijo lo más serenamente que pudo, tratando de disimular

el odio que sentía. Pensóque no podía dejarse arrebatar por la cólera ciega delante de su hija, ya ella había sufrido bastante para atormentarla más, ahora tenía que ayudarla a superar el trauma dejado por esa experiencia, sin darse cuenta de lo que hacía empezóa caminar de un lado a otro de la habitación y hablo tratando de decir algo que no tuviera sentido y que su hija lo creyera, porque sabía que ya tenía en la mente lo que iba a hacer.

-“Hija, no podemos ir a la policía pues no ganaremos nada dejando que una cosa asíllegue al conocimiento público y destruya tu nombre”, hizo una pausa y se humedeciólos labios,“cada persona es dueña de su ser y nadie más puede invadirla excepto si esa persona derriba sus defensa y se entrega. Nadie ni nada puede afectarlo a uno si uno no lo permite. Lo que esos tres muchachos te hicieron esta noche no significa el fin del mundo.¡Tienes que olvidar todo! Ellos son el producto de varias familias pudientes de este país que se han vuelto más decadentes a cada generación, es el resultado de un exceso de dinero y descuido que trae consigo una degeneración. Sus padres son unos cochinos borrachos que se pasan la mayor parte del tiempo con sus amantes y se olvidan de ellos”.

Andrea seguía en la cama y miraba a su padre ir de un lado a otro de la habitación.

-“Andrea, te voy a decir lo que me gustaría hacer con ellos, me gustaría matarlos a todos y te lo juro que lo haría con placer”.

Andrea reacciono e incorporándose dijo:“¡Por favor papa, no lo hagas!”. Lo que me ha sucedido ha sido tan desagradable que me va a

hacer sufrir mucho, pero que túte vengues de esa manera y luego vayas preso p te pase alga serámás doloroso todavía.¡Túeres todo lo que tengo en la vida!”.

El doctor Gruver respiro con profundidad y dijo:

-“Lo voy a olvidar, hija. Pero,¿Podrás tu hacerlo?”.

Andrea se sentóen la cama y comenzóa llorar.

-“¡No lo sé…!¿Por quéme tenía que pasar a mí?¡Jamás le he hecho mal a nadie!”.

El doctor Gruver no dijo nada, cerrólos puños tan fuerte que se hizo daño, luego se acercó, se sentóa su lado y trato de tranquilizarla.

-“Andrea, si yo pudiera contestarte esa pregunta…. Lo haría por cualquier precio. Hay cosas en la vida que nos hacen tanto daño que nos destrozan y nos hacen perder nuestra fe en la vida, pero eso es loúltimo que debemos dejar que pase”.

Andrea tenía la cabeza inclinada hacia abajo, la levanto y miro a su padre con dureza, directo a los ojos,“Padre, quiero irme a vivir fuera.¡Mándame a otro país, no importa donde!¡Eso es lo que quiero!”.

El doctor Gruver al oír a su hija decir eso sintióun alivio, había estado llevando la conversación con ese fin porque sabía que para

poder llevar a cabo su plan lo mejor era que ella estuviera lejos, se levantóy le pregunto:“¿Cuando quieres irte?”. *** -“¡Lo más pronto posible!”. Andrea en ese momento se dio cuenta de que ya no era la misma persona de la noche anterior y que no lo seria nunca.¿Cómo podría serlo después de lo que había pasado? Y de repente por su mente cruzo un pensamiento que la estremeció, esperaba que no pasara pero si sucedía seria parte de la penitencia que esta vida le iba a hacer pagar y lo más raro de todo fue que no sintiómiedo, simplemente sintiólastima.“Papa, dime una cosa.¿Siempre estarás conmigo pase lo que pase?”.

Dejo que le teléfono del otro lado repicara varias veces, al fin una voz contesto:

-“Aló…aló”dijo un hombre con dificultad, por el tono se notaba que se acababa de levantar.

-“¿Jansen?”. El doctor Gruver dudo un poco por la sorpresa de la pregunta, sin embargo contesto:

-“¡Sí!¡Claro que sí!¿Por quéme preguntas eso?”.

-“Por nada, nada en particular…. Una vez mama me dijo que cuando la vida nos quita algo muy apreciado por otro lado nos lo da y ambas cosas deben ser vistas con resignación y buscarle el lado menos doloroso. Estoy segura que eso me paso esta noche”.

-“Bueno, hija, mejor es que te duermas. El lunes empezamos a arreglar lo necesario para que partas lo antes posible”, dijo esto dándose cuenta de que el calmante comenzaba a hacer efecto pues a Andrea le costaba mantener los ojos abiertos, le dio un beso, se levantóy apago la luz. Al salir de la habitación sintióque su hija se había dormido.

-“Si”.

-“Soy el doctor Gruver, perdona que te levante a esta hora pero ha ocurrido algo y necesito hablar contigo hoy mismo”. El idioma en que hablo era alemán.

-“Ja. Hasta luego”.

El doctor Gruver colgóel teléfono y se dirigióa su cuarto, allímedito sobre la manera en que haría todo, la manera en que esos tres muchachos pagarían lo que le hicieron a su hija.

CAPITULOVII

El aeropuerto internacional esa mañana estaba congestionado de pasajeros esperando para abordar sus respectivos vuelos, se veía gente por todos lados caminando y corriendo. Andrea estaba sentada en una de las sillas de la sala de espera siguiendo con la mirada a todo el que pasaba, de afuera llego el ruido de un avión que acababa de despegar, su padre que estaba sentado a su lado le dirigióuna mirada, se veía hermosa como siempre, llevaba puesto un vestido verde claro muy sencillo, cartera negra y a sus pies se encontraba se neceser.

Sus ojos azules saltaban de un lado a otro siguiendo a la gente que pasaba y se dijo que por la forma en que las personas iban vestidas se podía adivinar la temperatura del lugar hacia donde se dirigían, algunos llevaban unos abrigos gruesos, otros simplemente una chaqueta.

Habían transcurrido dos semanas desde la noche que violaron a Andrea y ellos no hablaron mucho desde entonces, ella experimento un gran cambio en su estado deánimo, ya no era aquella muchacha alegre, simpática, que le gustaba sonreír y hablar, ahora casi no sonreía y menos le provocaba hablar.

-“Andrea”, le dijo su padre en voz baja,“trata de no pensar más en eso”.

Ella se sobresaltóy volteo a mirarlo con disgusto y no le contesto.

-“Lo digo por tu propio bien, hija”, dijo el doctor Gruver tratando de disculparse.

-“No me lo digas más, no quiero oírlo”.

-“Como túquieras, hija”.

Andrea, en un tono duro, el cual nunca había usado con su padre, le dijo: El doctor Gruver se acomodóen la silla y se dijo que en los momentos en que veía a su hija callada y pensativa como ahora sentía aquella sensación tan rara que algunas veces lo invadía, esa sensación que sentía como si de repente se encontrara ante su esposa,él nunca se acordaba de ella excepto cuando Andrea le daba esa impresión y se fijaba orgulloso en la manera como su hija se sentaba, mantenía la espalda bien recta, las piernas juntas, la cabeza erguida, con esa finura que le brotaba por todos lados, era igual a su madre de los pies a la cabeza pero con los ojos azules que era el toque suyo.

-“Y hazme un favor….¡olvídalo tú! Algunas veces tengo la impresión que cada vez que me miras te recuerdo lo de esa noche y me digo que hasta cierto punto me culpas.¡Nunca más seremos como antes!”:

-“¿Estás loca, hija?¿Cómo puedes pensar eso?”.

-“Te conozco muy bien y te he observado estas dos semanas y he visto en tus ojos un gran odio

hacia mí. Túno eres un hombre que perdona. Una vez me dijiste que la culpa la tiene por igual el que rompe el plato como el que los deja romper”.

que te enseñe, en contra de tus principios, pero que en situaciones como estas son necesarias”.

-“¿Quées lo que quieres decir con eso?¡Por favor, explícate menos!”. El doctor Gruver trato de decir algo pero no pudo, las palabras no le salían.

-“No es ser engañada sino desengañada lo que me duele”. Al decir esto Andrea giro la cabeza hacia el otro lado y siguiócurioseando con la vista.

El doctor Gruver pensóque su hija tenía razón en pensar de esa manera, el trato de ellos cambio desde esa noche, su hija por su parte había perdido aquella dulzura que le brotaba junto con la palabras y el no dejaba de pensar en los tres muchachos que de repente se convirtieron en la obsesión de su vida. Respiro con profundidad y dijo:

-“Muchas cosas han cambiado desde aquella noche….¡y muchas más cambiaran! Es algo más poderoso que nosotros, es el destino, pero me dije que si el destino nos ha hecho esa mala jugada no me voy a quedar sentado con los brazos….¡Con los brazos cruzados esperando el próximo golpe!”.

Andrea volteo a mirarlo y con una expresión de miedo en su rostro, pregunto:

-“¿Quéquieres decir con eso?”.

-“Hay cosas en la vida que probablemente no comprenderías porque van en contra de todo lo

-“Lo que quiero decir es te mentíla otra noche cuando te dije que lo olvidaría, lo voy a hacer pero de acuerdo a mis convicciones…. es laúnica forma de que pueda sobrevivir a esta situación,¡Hija, yo te crie como una rosa, pero no cualquier rosa sino una especial, como si fueras laúltima rosa, luche por años contra todo lo malo que pudiera dañarte, condicione mi vida a la tuya, prepare tu futuro…..lo….lo soñé……y de repente, en una noche, todo eso, esa gran ilusión se viene abajo…pero¡no lo permitiré!”.

Al oír a su padre hablar Andrea tuvo la sensación que era otra persona la que lo hacía, no por las palabras sino por la expresión tan rara que adquiriósu rostro, era la expresión de un maniático, sus ojos se habían agrandado y de la boca le salía saliva que más bien parecía espuma, asustada dijo:

-“Papa,¿Quéte pasa, estas enfermo?”.

El doctor Gruver se estrujo la cara con las manos tratando de controlarse, estuvo asípor un rato, luego reacciono y ya más calmado dijo:

-“Estoy bien, no te preocupes…estoy bien. Olvida lo que te dije, estoy cansado…no sélo que digo”.

Andrea hubiese querido cambiar la conversación pero sabía que era muy importante para hacerlo.

habíamos….”Hizo una pausa y con dificultad continuo… “lo habíamos planeado….…. Confía en mí, no quiero que olvides eso, ¿OK?

-“Si piensas que todo va olvidarse o a ser como antes solo porque puedes lograr que esos tres muchachos paguen con sus vidas la injuria que me han hecho estas muy equivocado, loúnico que me ayudara a sobreponerme con más facilidad serála comprensión y amor que reciba de ti…sin olvidar lo que yo pueda hacer por mímisma. Túme enseñaste con tu ejemplo que la vida no termina a causa de una desgracia, que hay que vencer las dificultades y seguir adelante y eso es lo que pienso hace, aunque me doy cuenta que no seráfácil, es por esto que ahora más que nunca necesito tu apoyo como padre, tu ayuda espiritual”.

-“Si, papa, pronto todo serácomo antes”.

El doctor Gruver escucho casa palabra de su hija y se dijo que en otras circunstancias la hubiera abrazado para demostrarle su cariño pero en ese momento no podía hacerlo, era un sentimiento más fuerte que su mente que le decía que laúnica solución posible era la queél ya había decidido. De pronto todas las cosas en su vida pasaron a segundo plano, incluyendo a su hija, el no permitiría que esos muchachos pisotearan a su hija como lo habían hecho y siguieran viviendo sus vidas normalmente como antes. Había matado a muchas personas en su vida y tres mas no sería una cantidad significante pero, se dijo, tenía que controlarse enfrente de su hija porque sabía que no importaba lo que argumentara, ella no podía entenderlo.

El doctor Gruver saco unos papeles y levantándose le dijo:

-“Andrea, algunas veces pierdo el control y no sélo que digo. Tienes razón, lo más importante ahora es el futuro, tu futuro, por mi parte voy a hacer hasta lo imposible para que sea como lo

-“Estoy seguro que sí”.

“¡Atención!, por favor, Pan American anuncia la salida de su vuelo 545 con destino a losÁngeles, favor abordar el avión por la puerta de salida No. 4”.

Andrea se levantóy con voz entrecortada dijo,“Ese es mi vuelo……me tengo que ir”.

-“Te abríuna cuenta corriente en el Security Pacific National Bank en los Angeles, todos los meses te depositare 1,500 dólares, eso serásuficiente para tus gastos. Con este recibo puedes reclamar tu chequera y aquítienes dos mil dólares en efectivo para los gastos de instalación”.

Andrea tomo el recibo, los dólares, y los coloco dentro de su cartera.

-“Bueno, hija, e mejor que te vayas, puedes perder el avión”.

Andrea trato de decir algo pero no pudo, tenía los ojos llenos de lágrimas. Durante unos minutos los dos se quedaron inmóviles, incapaces de pronunciar una sola palabra, querían decirse tantas cosas pero no podían, las palabras no salían de sus gargantas. Se abrazaron y el doctor Gruver se separóy le dijo:“¡Cuídate mucho hija!”, le dio un apretón en el brazo y se alejó.

Ella se quedómirándolo hasta que desapareció, luego se dirigióa chequear sus documentos en emigración, tratando de dominar la tristeza que sentía.

esa mentalidad era suficiente para que se sintiera mal cada vez que tenía que enseñar a alguno como volar, especialmente este que tenía al lado. Esta era la cuarta vez que volaba con Tony González y la verdad era que si por el fuera no volaba más, pero le estaban pagando más de lo que normalmente cobraba y eso hacia la diferencia.

Ese día Víctor Hernández se sentía verdaderamente incomodo, hacía mucho calor en la cabina y como se había acostado tarde y bebido mucho la noche anterior, estaba enratonado. Iban a tener una hora volando y todavía estaban lejos de la Carlota. Víctor era un hombre de unos 45 años, bastante delgado, llevaba tres años como instructor a causa de la escasez de trabajo. Antes había sido piloto de la Compañía de Petróleo Shell, por muchos años, hasta hace poco que lo despidieron.

CAPITULOVIII La avioneta que volaban era una Cessna de un solo motor.

Cada vez que tenía que volar con uno de estos muchachos ricos le daba rabia. Era cuestión de principios, para el ser piloto era algo con lo cual uno nacía, se llevaba esa inquietud de volar en la sangre desde muy joven, después había que hacerlo para ganarse la vida. Algunos pilotos tenían suerte y llegaban a volar par alguna línea comercial, otros avionetas privadas, para particulares o entidades del gobierno, y a los que no les iba tan bien, como el, tenían que ser instructores. No es que sufriera mucho por eso, porque lo que ganaba era suficiente para mantener a su familia y mandar a sus hijos al colegio; pero estos muchachos ricos querían volar solo por snobismo, porque sus amigos lo hacían y era la nota del momento. Gente con

-“Okey, Tony, vamos a hacerlo de nuevo”, dijo Víctor, pacientemente.“Vira hacia la derecha y da una vuelta completa sin perder altitud”.

Cada vez que Tony tenía la avioneta a su comando sentía un gran nerviosismo difícil de vencer, esperaba que con el tiempo le pasaría y se acostumbraría a volar. Si sus amigos lo hacían,él también podía.

-“Tony”, dijo Víctor, dándose cuenta de lo nervioso que estaba este.“El peor enemigo de un piloto es el nerviosismo y la manera más rápida de matarse en una vaina de estas”. Este se calmóun poco y siguiómaniobrando.“No

hagas las cosas mecánicamente y sin pensar; si es preciso dilo en voz alta, que puedas oír lo que vas haciendo. Un ejemplo, si vas a despegar: Okey, ahora enciendo el motor, la presión del aceite estábien, el tanque de gasolina full, la propela se ve bien, los cauchos también, etc.¿Estúpido ahí? Es mejor hacerlo asíque descubrir más tarde en el aire que alguno de estos falla”.

-“Tienes razón, Víctor”dijo Tony viendo a este a través de sus gruesos lentes.“Yo lo voy hacer asíde ahora en adelante”. Tony completo la vuelta y Víctor tomo el mando de nuevo.

-“Okey, me parece bien. Ahora mantén tus ojos abiertos y trata de memorizar todo lo que hago, vamos a aterrizar”.

Iban a ser las doce y ya estaban volando sobre el Valle de Caracas.

-“Torre de control La Carlota. Este es 9-0-3 Lima. Estamos a dos millas del aeropuerto, listo para aterrizar”.

-“9-0-3 Lima, esta es la La Carlota, adelante”.

En cinco minutos la avioneta posaba sus ruedas, suavemente, en la pista de La Carlota. Víctor la llevo hacia el hangar donde la guardaba.

Ya en el cafetín Tony se sentía un poco mejor, aunque la cabeza le dolía un poco por la tensión. Estaba en una mesa solo.

A esa hora, las doce y media del día, había poca gente en el cafetín. Termino su café, se paróy se dirigióal baño, que estaba a un lado del local, cerca del estacionamiento. En el baño no había nadie. Tony al entrar sintióel olor fuerte de orines y tuvo que llevarse la mano a la nariz para protegerse un poco, el suelo estaba mojado de orines y lleno de papeles. En el wáter clock se veían todavía los excrementos, flotando, de algún principiante, pensóTony. Orino en uno de los dos wáter clock, luego se acercóal lavamanos, se quitólos lentes y los puso a un lado.

Tony estaba inclinado sobre el lavamanos, lavándose, cuando entraron dos hombres al baño, uno era alto, de unos 50 años, fuerte, rubio, ojos claros, parecía alemán; el otro, un poco gordo, pero se veía más fuerte que su acompañante, aunque era pequeño de estatura, tenía el pelo liso, abundante, bastante ondulado, era el típico venezolano, de unos 35 años, trigueño, de nariz gruesa.

Tony no le dio importancia a los dos hombres que acababan de entrar al baño y siguiólavándose la cara. El agua estaba fría, refrescante, se la echaba en la cara y en la cabeza, eso era loúnico que le quitaba el dolor.¡Quésabroso!, pensó. Se llenólas dos manos de agua, echándosela en la cabeza. Ahífue cuando sintióque lo halaron y el golpe en la barbilla, fue un golpe seco, no muy duro, el tipo de golpe que solo un buen peleador sabe dar y que hace que uno pierda el balance completo del cuerpo y se vaya de bruces al suelo, pero Tony no se fue de bruces, no….., porque el trigueño al golpearlo lo agarro al ver que quedóinconsciente. Tony ni siquiera les pudo ver la cara a los dos hombres. Todo fue muy rápido, un trabajo de profesionales. El lugar preciso, en el momento preciso.

-“Jansen,¿quéhacemos ahora?”, le pregunto el trigueño, que tenía agarrado a Tony por la cintura”.

-“Deja asomarme un momento para ver si hay alguien que nos pueda ver”.

Jansen salió, se cercioro de que el estacionamiento estaba solo y se fijóque desde el cafetín no podían ver el baño. Entre los dos metieron al muchacho en la parte de atrás del carro, a los pies del asiento.

Jansen se puso al volante del automóvil, un Ford Fairlane del 60, dirigiéndose a la salida. Rápidamente el trigueño amarro las manos y los pies de Tony, le puso una venda en los ojos y le tiro una lona gruesa sobre el cuerpo del muchacho que seguía inconsciente. Tenían un largo camino que recorrer y no querían que nadie viera lo que llevaban atrás. Salieron a la autopista, dieron la vuelta en el trébol de La Carlota y se dirigieron hacia el Pulpo. El tráfico a esa hora en la autopista esa bastante pesado, siempre era igual a esa hora.

-“¡Dios mío!¡No sécuándo van a arreglar este maldito tráfico en esta ciudad!”, dijo Jansen hablando con el mismo, en voz alta. Tenía acento extranjero.

-“Yo espero que pronto”, dijo el otro, por decir algo.

-“Y esta porquería de carro sin aire acondicionado, en este calor”. El trigueño no le

presto mucha atención, Jansen siempre se ponía asícon el calor, ese era un calor para negros o trigueños como el, que podían soportar esa temperatura sin quejarse, pensó, y se asomóatrás para chequear a Tony, viendo que este todavía no daba señales de vida. Luego, prendióel radio y se puso a oír música. Esta se interrumpiópara dar un boletín de tránsito desde el aire.“Bueno, queridos automovilistas–dijo el hombre de la radio–esta es la Tango Tango Fox, desde el aire, para ayudarlos a ustedes, alláabajo”.

-“¡Ayudarnos! Ya es muy tarde”, dijo Jansen mirando la cola que tenía adelante.

“Y en dirección contraria, yendo hacia el Caricuao desde Petare, hay una cola tremenda frente a La Carlota debido a que un pequeño carro quiso pasar a una gandola por dejaba, obstruyendo dos canales de los tres que hay”.

“Pero ya el oficial Orellana que vuela aquícon nosotros, en la unidad, va a reportar el choque a la unidad de transito más cercana para que levanten el choque”.

-“¡Dios mío!”dijo Jansen,“¿Por quéno dejan caer a ese tal oficial en paracaídas para que lo levante el mismo? Hay que resignarse”, se dijo.

A los 10 minutos pasaron por el sitio del accidente, se dirigieron hacia el Pulpo, aquíse desviaron hacia Coche y tomaron la Panamericana.

-“¡Auxilio!,¡Auxilio!”, dijo Tony desde atrás, que acababa de recuperar el conocimiento y se veía de pronto amarrado y con los ojos vendados.

-“¡Cállalo!”, le dijo Jansen al trigueño.

Este saco un revolver que tenía en la cintura, era un 38 cañón corto, y quitándole la lona que cubría a Tony se lo puso en la sien.

-“¡Cállate o te vuelo la cabeza, coño de madre!”, dijo esto con un tono de voz que hizo a Tony temblar y callarse.

Por más que Tony pensaba no podía comprender que era lo que esos dos hombres querían hacerle. Pensóque lo querían secuestrar para luego pedir un rescate a su padre, si era eso lo que ellos querían,él estaba seguro de que su padre lo pagaría y lo sacaría de ahí, sin ningún problema. Eso lo tranquilizo un poco. Entonces se cambióde posición para estar más cómodo. Pero¿Porqueél? Su padre tenía dinero, era verdad, pero había otros muchachos que ofrecían más ventajas queél, y se asustóde nuevo. Hizo varios movimientos con la mano tratando de zafarse las amarras que le apretaban las muñecas, pero sintióun dolor fuerte que le recorriólos brazos. Estas estaban sumamente apretadas y al mover las manos sintióque se le enterraban en la carne.

Al rato, el carro pasópor la intersección de los Teques y siguiópor la Panamericana. Al cabo de 5 minutos doblo en una pequeña calle a la derecha, esta era la que conducía a las casas que se veían en las montañas. El carro subiópor la calle, dio varias vueltas por las estrechas

curvas y en una entrada que era una subida bastante empinada, entro.

La subida llegaba hasta un plano donde había una casa de madera bastante grande y bonita, rodeada de matas y flores. El auto se paró, se bajaron trayendo al muchacho con ellos. Entre los dos cargaron a Tony, no sin antes taponarle la boca con un pañuelo, evitando asíque gritara. Entraron a la casa y se dirigieron hacia un cuarto en la parte de atrás, donde lo sentaron sobre una silla y le sacaron el pañuelo de la boca.

Después de oír el abrir y cerrar de varias puertas, Tony sintióque lo habían dejado tranquilo. Bueno, pensó, por fin a lo mejor me van a quitar esta cabulla que me ocasiona tanto dolor; pero no, no lo iban a hacer, oyólos pasos de uno de ellos que se alejaba y sintióque el otro se sentaba en una silla cerca deél y no hacía nada, no decía nada. No podía soportar más esa tortura, tenía que saber quéera lo que ellos querían hacer conél.

-“¿Quées lo que quieren ustedes?”, se atrevióa decir.

El trigueño, que estaba sentado al lado deél, no le contesto.

-“¿Quées lo que quieren?,¿por quéno me lo dicen? Voy a empezar a gritar si usted no me lo dice….¡Auxilio!¡Auxilio! Por favor, Ayúdenme”.

-“¡No hay nadie que te pueda ayudar, desgraciado! Puedes gritar todo lo que quieras, nadie te va a oír”.

-“Pero,¿quées lo que ustedes quieren? Yo no les he hecho nada malo.¿Por quéme hacen esto? Su voz sonaba bastante débil y estaba a punto de llorar.

-“Todos los de tu clase son unos cobardes.¿Por quéno demuestras tu hombría ahora?”.

Tony empezóa llorar, era verdad,él era un cobarde, siempre lo había sido. El trataba de ser valiente, pero no podía, había algo dentro deél que cada momento se lo hacía recordar, tenía miedo hasta para hablarle a una muchacha, una cosa tan simple como esa. Cuando iba a una fiesta veía que todos sus amigos bailaban con todas las muchachas, pero aél le costaba mucho hacerlo. El problema era que no sabía de quéhablarles mientras bailaban, las palabras se le quedaban trancadas en la garganta y se ponía rojo de la pena, No era un hombre, era un cobarde, un cobarde.

En eso oyóunos pasos que se acercaban al cuarto, era el sonido de los pasos de dos personas. Había uno más, pensóTony.

Jansen entro al cuarto acompañado del Dr. Gruver, que venía con su bata blanca y los guantes blancos puestos, los guantes que usan los médicos durante la operaciones. En una mano el medico traía una inyectora llena de un líquido.

Los tres estaban parados alrededor de Tony. El Dr. Gruver les hizo una seña y los dos hombres agarraron al muchacho y lo acostaron de lado

en una mesa grande que estaba en el centro con una lámpara encima.

Jansen le subióla manga a Tony y el doctor rápidamente le aplico la inyección en el brazo.

-“¡No, No!¡Auxilio!.¿Quéme va a hacer?”, fue todo lo que pudo decir Tony al sentir la puya en su brazo, inmediatamente perdióen conocimiento.

Si Tony no hubiera tenido los ojos vendados cuando entro al cuarto, se habría dado cuenta de que este parecía un quirófano.

Al centro estaba la mesa para operaciones, que era donde estaba acostado, a un lado otra mesa con los instrumentos, el bisturíeléctrico, y una mesita con medicinas, vendas, gasa, etc. El ver eso seguro lo hubiera confundido más.

Tony estaba en la mesa acostado, desnudo, con una sábana que le cubría todo el cuerpo y esta tenía un orificio exactamente sobre los testículos, que era donde estaba operando el Dr. Gruver. Si, los testículos,él iba a castrar a Tony y luego a los otros dos muchachos que habían violado a su hija, no quería matarlos, eso hubiera sido muy fácil y rápido, querían que vivieran, que vivieran muchos años más, pero castrados, asíno podrían violar a ninguna otra muchacha, asíellos sufrirían tanto como su hija sufría ahora.

Para el Dr. Gruver ese tipo de operación no era difícil, la había anteriormente varias veces, durante la guerra, a los judíos con los que experimentaban. El tenía la impresión que el

castrar a un hombre era como sacarle el alma. Había que ver el cambio que se originaba en la persona castrada, tanto físico como de personalidad, cambiaba completamente; los pechos se le desarrollaban, las caderas se le abrían, en general el cuerpo adquiría signos femeninos, y la mayoría de las veces los gustos cambiaban.

El Dr. Gruver tomo los dos testículos en su mano y con el bisturíeléctrico abrióuno, inmediatamente la sangre comenzóa brotar, tomo el cordón espermático y lo corto, sacando el testículo, luego hizo una emostacia, o sea, unióel cordón a símismo, suturo la incisión que había hecho y después procediócon el otro testículo, haciendo lo mismo que con este.

Todo había sido rápido y bien hecho. Jansen y el trigueño estaban impresionados de la sangre fría con que el medico hizo todo.

-“Okey, Jansen, termino todo. Ahora sigan con el plan”. Diciendo esto saliódel cuarto.

Jansen y el otro vistieron al muchacho y lo llevaron al carro de nuevo. Salieron conél para Caracas y lo dejaron en una plaza, cerca de su casa. Alguien lo encontrara allípronto, se dijo Jansen.

-“Por más que pienso no comprendo quien ha podido hacerlo”, dijo Rubén.

-“Yo tampoco, pero lo que si estoy seguro es que el que lo hizo estáloco, debe ser un maniático”, contesto Carlos.

Los dos estaban sentados solos en una de las mesas de un caféque frecuentaban todas las noches. Las otras mesas se encontraban ocupadas por muchachos de la misma edad de ellos, y al frente del cafése veían varias motos paradas, todas en una sola hilera. Eran cerca de las diez de la noche y tenían como una hora de haber llegado.

-“Y también deberías estar seguro que los próximos seremos túy yo”dijo Rubén con voz preocupada.

-“Solamente de pensarlo me duelen”, expreso Carlos y arrugo la cara.“Pero te aseguro una cosa, quien quiera que sea ese tipo yo no le voy a dar el placer de que me cape porque desde mañana empiezo a andar armado y si tengo que matarlo, lo mato”.

-“Me parece bien, Carlos, pero armado y todo tenemos que andar con cuidado, no sabemos que traman con nosotros. Trata de tranquilizarte, acuérdate que sereno se piensa mejor”. CAPITULOIX

-“¡Pobre Tony! Cada vez que me acuerdo el aspecto que tenía cuando lo vi en la clínica…. Me da lástima y rabia a la vez”, dijo Carlos.

-“Verdad que sí.¿Te imaginas no poder tirar más nunca? Yo prefiero que me maten.¿No crees tú?, respondióRubén nerviosamente.

-“Yo prefiero matar a ese coño de madre, y lo voy a hacer pase lo que pase”, dijo Carlos con rabia, cerrando los puños de sus manos que tenía sobre la mesa.

-“Carlos, nosotros hemos forzado varias muchachas para que hicieran el amor con nosotros y todas han salido d nuevo con nosotros, solamente dos no lo han hecho, asíque ahítiene que estar la solución a esto; seguro que el viejo de una de ellas es quien estállevando a cabo todo. Loúnico que tenemos que averiguar es cuál de las dos es”.

Al decir esto la cara de Rubén cambio de semblante, había llegado a donde quería,él sabía que ahíestaba la solución. Si ellos dos podían averiguar cuál de los dos padres era, loúnico que tenían que hacer era búscalo y eliminarlo. Si, matarlo. Nunca había matado a nadie ni quería hacerlo, pero en este caso estaba dispuesto. De nuevo la confianza que había perdido desde que vio a Tony en la clínica, lo invadió, esa confianza que hacía que Carlos y Tony hicieran todo lo que le dijera.

Rubén permanecía en una inmovilidad absoluta. En su cerebro algo le advertía que tenía que ser el padre de aquella, la amiga de Miriam; de pronto la imagen de la muchacha lo invadió, la veía claramente, el cabello que le acariciaba los

hombros, su bello vestido blanco, todo lo de su persona inmaculado y perfecto, como lo había visto aquella noche y en aquella mirada fría que jamás escondería el fuego de ella a ninguno que la hubiera besado comoél lo había hecho.

Ahora, sentado allí, miraba atrás y pensóque su vida no era nada del otro mundo, a pesar de todo el dinero que su padre tenía y el tipo de vida que llevaba, que hacía que una persona dijera,¡Québello es vivir!¡Ojala este día no termine nunca! El daría lo que fuera con tal de que ese día terminara pronto, y mañana también, y todos los días. No había nada que lo motivara, algo que lo mantuviera vivo, porque solamente poder respirar no era estar vivo. Había millones de personas que respiraban, pero estaban muertas, muertas en vida, como su madre, su pobre madre que termino siendo alcohólica y ahora estaba encerrada en esa clínica para enfermos mentales, porque eso es lo que esa clínica era, ahíestaba todo el mundo loco, y todo porque no pudo resistir la verdad de que su esposo tenía una amante, una mujer que lo alejaba de ella y de su hijo también. Ahífue cuando se dedicóa beber, con el tiempo se buscóun amante, luego otro, hasta que un día a la casa tan borracha que quiso hacer el amor con el jardinero.

Su padre y el estaban es casa ese día y vieron al pobre hombre todo asustado que salióde su cuarto, que estaba detrás de la casa, dando gritos como si lo estuvieran violando. Entonces su padre decidióinternarla en una Clínica para Alcohólicos y el no pudo hacer nada para evitarlo; después de todo su madre necesitaba ayuda médica.¡Que ayuda médica del carajo! Necesitaba cariño. Si, cariño, cariño deél, de su padre, y ninguno de ellos dos se lo dio. Pensóque su padre, hasta cierto punto, se contentóde que su madre estuviera en la

clínica, asíse la quitaba de encima, paraél se había convertido en un estorbo, en un problema. Su madre peleaba todas las noches, todas las noches era la misma escena, hasta que su padre dejo de dormir en casa diciendo que estaba en viaje de negocios,¡sus empresas! Porél, su padre podía venderlas o dárselas a alguien, porque si había algo que no le interesaba eran esas malditas fábricas y su dinero.

-“No, primero tenemos que estar seguros que es el o ellos los que andan detrás de nosotros”.

-“¿Y cómo vamos a estar seguros?”.

-“Bueno, muy fácil, lo tenemos que averiguar”. Asíera Rubén, no hablaba mucho, solo decía lo indispensable.Él se decía que era mejor pensar que hablar, especialmente en una situación como la que ellos estaban.

-“Rubén,¿quéte pasa?, dijo Carlos, viendo que este se había quedado callado. -“Okey, Rubén.¿Cómo lo vamos a averiguar?”. Rubén miro a Carlos, que estaba esperando la respuesta y le dijo:

-“No sé, he estado pensando que…..”. Hizo una pausa tratando de coordinar sus pensamientos.“¿Te acuerdas de aquella muchacha? La de la fiesta de Miriam”.

-“¿Túcrees que yo puedo olvidar una mujer como esa?”.

-“Lo que quiero decir es que tengo el presentimiento de que su padre o sus hermanos pueden ser los que castraron a Tony y ahora están detrás de nosotros”.

-“Puede ser”. Carlos medito tal afirmación por unos momentos.

-“Creo que lo que deberíamos hacer es ir a buscarlos ahora y adelantárnosles”.

-“No te preocupes por eso, yo me encargo de todo y mañana mismo te aseguro que sabremos quién es el tipo que castro a Tony”.

-“Hay una cosa, mañana es sábado y tengo que ir a Valencia. Los viejos llegaron ayer de Europa y el viejo me pidióque fuera a la hacienda que tenemos en las afueras de esa ciudad para llevar el dinero con que pagan a los peones. Pienso ir en la mañana y regresar en la tarde. Me voy en moto, asíaprovecho para dar un paseo”.

-“Bueno, llámame cuando regreses. Tenemos que planear todo lo que vamos a hacer”.

-“Okey”, dijo Carlos. Saco un cigarrillo, lo prendióy lo aspiro profundamente, al terminar de botar el humo dijo:

-“¿Que vamos a hacer esta noche?¿Quéte parece un poco de acción?”.

-“Algo.¿Por qué?, dijo Rubén, secamente. Rubén se quedócallado por unos segundos y se dijo, que si había algo que quería hacer era irse a dormir, pero luego pensóen lo solo que se iba a sentir en su casa y cambio de idea. Siempre tenía que decidir lo que harían, todas las noches era lo mismo.

-“Vamos a buscar un par de pavas por ahíy de repente terminamos en una discoteca”.

-“¿Una discoteca?....no sería mala idea”, dijo Carlos, después de meditarlo por un rato,“Pero tenemos que acostarnos temprano, acuérdate que mañana tengo que ir para Valencia”.

Rubén echo una ojeada al Rolex de oro que tenía en la muñeca y dijo:“Son las once. Hay que apurarse”.

En eso, un muchacho que acababa de llegar en un Jeep amarillo al café, se acercóa la mesa donde estaban ellos, era un catire, de estatura mediana, de unos 19 años. Llevaba puesto un pantalón negro y una chaqueta blue jeans.

-“¿Entonces?¿Cómo están por aquí?”, dijo al llegar.

-“No mal -dijo Carlos- hasta que llegaste tú”.

El muchacho se rio y se sentóen una silla en la mesa.“¿Que van a hacer esta noche?”, pregunto.

-“Tu sabes que me compre un Jeep, el Toyota amarillo que estáahí”, dijo esto señalando hacia donde estaba el vehículo estacionado.“Tiene un motor potentísimo, tracción en las cuatro ruedas, y penséque de repente les provocaría ir a probar la potencia del Jeep”,

-“¿Probar la potencia del Jeep? No, no, vete p’al carajo. Ya nosotros tenemos nuestros planes”, dijo Carlos de mal humor.

Este se levantópara irse y Rubén dijo:

-“Un momento, Cacho”, le hizo una señal para que se sentara de nuevo y el muchacho lo obedeció.“¿Tienes material contigo?”.

-“Un pito”, respondióel muchacho.“Yo siempre tengo. Por algo me dicen Cacho”, y esbozo una sonrisa.

-“Okey, vámonos. De repente no es mala idea. Tenemos tiempo que no salimos a empujar carros por ahí”, dijo Rubén dirigiéndose a Carlos.

-“Pero….¿Y las muchachas, Rubén?”, pregunto Carlos con cara de disgusto.

.”Otro día, Carlos.¿No te cansas de la misma rutina? Hay que variar”, diciendo esto se parójunto con el otro pavo y se dirigieron a donde estaba el Jeep, a Carlos no le quedómás

remedio que seguirlos y de mal humor se montóen el Toyota.

***

La calle estaba bastante tranquila, no se veía ningún tipo de actividad, nada, sino las luces de las casas, que en hilera bajaban a ambos lados de estas. La mayoría de las casas tenían un muro alto en frente que les daba más privacidad y a la vez protegía a sus moradores de posibles robos, era más difícil saltar un muro que tener el jardín abierto.

El Jeep amarillo entro en ese momento a la calle de Altamira que bajaba de norte a sur, atravesando la Urbanización.

En la calle se veían algunos carros estacionados en frente de las casas.

-“Aquíparece que estábien”, dijo Cacho mirando la tranquilidad de la calle.

-“Si, no estámal”, contesto Rubén y le dio una aspirada al pequeño cigarro que tenía en la mano, mantuvo dentro deél, por un rato, el aire aspirado; mientras esto ocurría le paso el cigarro a Carlos, que estaba sentado atrás, este le dio una aspirada y se lo paso a Cacho.

-“Vamos a ver si este cagajón tiene potencia”, dijo Carlos con burla.

A Cacho le molesto la forma como Carlos había llamado a su Jeep, pensóque si Carlos no fuera tan grande le hubiera roto la cara de un golpe,él sabía que con Carlos no tendría ningún chance a la hora de pelear. Pero iba a demostrarle que su Jeep no era ningún cagajón, le dio una aspirada a lo que quedaba del cigarro y lo boto por la ventana.

-“Vamos Cacho, acaba de mover este cagajón y demuéstranos la potencia que tiene”volvióa decir Carlos.

Una vez no era suficiente, se dijo Cacho, le iba a callar la boca a Carlos y de una vez por todas; Carlos era ese tipo de persona de muchas palabras y poca acción, siempre le sacaba la piedra, pensó.

Rubén estaba riéndose viendo como Carlos hacia que Cacho se saliera de sus casillas.

Cacho acelero el Jeep y poco a poco se acercóal parachoques trasero de un LTD azul, que tenía la parte delantera mirando hacia abajo. En otra oportunidad Cacho hubiera escogido un carro más pequeño y no un LTD, pero hoy tenía que callarle la boca a Carlos y había que hacerlo con algo especial.

-“¡Oh, Cacho!, tienes que estar bromeando”, dijo Carlos,“¿A quién se le va ocurrir empujar un LTD, ni siquiera vas a poder moverlo?”.

-“Carlos, vas a ver algo que te harácallar la bocota esa que tienes”. Diciendo esto el

muchacho acelero el Jeep a fondo y soltóel clouchet, el parachoques empujo con fuerza al LTD, pero este casi ni se movió.

Los tres muchachos se habían quedado con la boca abierta al ver la forma como ocurriótodo. Esos choques solo se veían en las películas,

-“Okey Cacho, retrocede y empuja el Volkswagen que estádel otro lado”, dijo Carlos.

-“¡Okey!¡Magnifico, Cacho!!, pero la función termino y nos tenemos que ir de aquíantes de que llegue la policía”, dijo Rubén.

Rubén no pudo evitar la risa al ver la cara de Cacho, este estaba sudando y la rabia le inundaba el rostro.

El Jeep seguía detrás del LTD y este no se movía. Cacho desaceleróun poco y retrocedió, luego volvióa acercarse al LTD, pero esta vez no se pegódel parachoques sino que se puso a unos pocos centímetros de este, acelero a fondo y luego soltóel clouchet de un solo golpe, el ruido que hizo el parachoques del Jeep al tocar el del LTD fue un ruido seco, duro, y enseguida, casi al instante se oyóel ruido que hizo el carro al botar la velocidad y rompérsele el freno de mano; los dos carros juntos comenzaron a rodar calle abajo, el Jeep lo empujo con fuerza por unos segundos, luego lo dejo ir solo, el LTD rodómedia cuadra solo y hubiera rodado solo más si no se encuentra el muro de la casa en su camino. El choque fue espectacular, el pesado carro prácticamente tumbo el muro blanco que protegía la casa, cerca de la esquina, el muro recibióel choque en la pequeña puerta que estaba en el centro de este, era una puerta marrón de madera caoba, el carro la abrióen dos y la hizo volar por los aires, luego siguióy dio al muro de lado tumbando gran parte de este y se parótranquilamente en el jardín. Toda la trompa del LTD había quedado dentro del jardín y la otra parte montada sobre la acera.

Cacho acelero y se perdiópor la calle. Iba contento, le había callado la boca a Carlos, este iba atrás sin decir nada, pensando en la forma como el carro había tumbado el muro.

CAPITULOX

El día era bello, el cielo estaba de un color azul claro cubierto de nubes que formaban extrañas figuras y se esparcían por su superficie. A pesar de que los rayos del sol comenzaban a caer verticalmente sobre la ciudad, la temperatura era muy agradable gracias a la brisa que soplaba ese día. Era el tipo de día que solo se puede apreciar en Caracas, había un fuerte sol pero no hacía calor.

Eran las once de la mañana, Carlos en su moto Kawasaky 900 estaba parado en el semáforo de Altamira, bajando por la principal. Esperaba pacientemente a que la luz roja le diera paso a

la luz verde, con la mano izquierda se ajustólos lentes oscuros que llevaba puestos, tenía que tener cuidado, pensó, rodando no podía voltear la cabeza hacia los lados más de lo necesario o estos volarían por los aires. No llevaba el casco puesto, este iba en la parte trasera de la moto, amarrado sobre la pequeña parrilla. Si había algo que aél le molestaba era usar casco, paraél era como encerrarse en un cajón y montarse en la moto. Lo agradable de ir en moto era poder sentir el aire en la cara junto con los rayos del sol, era una sensación bastante agradable y con el casco todo eso desaparecía. Ese día lo llevaba atrás porque iba para Valencia y pensaba entrar en la autopista en el Peaje de Tejerías, en ese trayecto tenía que usar casco.

La luz verde aparecióy Carlos en cuestión de segundos apretóel clouchet con la mano izquierda, puso primera con el pie y acelero con la otra mano, era una combinación que un motorizado tenía que hacer muchas veces mientras manejaba; la moto saliódisparada dejando a los carros en el semáforo prácticamente parados. La moto se alejóperdiéndose por la calle, atravesóel elevado de Altamira que esta sobre la Francisco de Miranda y se dirigióhacia la autopista, dejando atrás el sabor de su ruido.

La autopista no tenía tráfico, era sábado y poca gente trabajaba ese día. Se veían algún os carros, Carlos entro en la autopista por el trébol de Altamira, la moto paso entre varios carros y cogióel canal de más velocidad, pasaba los carros con gran facilidad, 140 Kms. por hora, eso no era nada, 150…. 160…. Okey, un poco mejor. Carlos sabía que por la autopista lo mejor y más seguro era andar rápido, más rápido que lo carros, si no se corría el riesgo de andar atravesado y que le diera por detrás algún chofer descuidado, se cambióhacia el

canal derecho, paso por entre dos carros, continuo al otro canal y entro en la rampa del pulpo para coger la autopista hacia Coche, 170…180… ¡Que curva tan sabrosa! PensóCarlos; veía que todo pasaba por los lados hacia atrás con gran rapidez, las rayas blancas del piso ya no estaban separadas, ahora se veían como una raya blanca continua…. 190…. 200….. Esto síque era ir duro, para otra persona eso sería suicidio, pero Carlos podía parar la moto a esa velocidad con una rapidez asombrosa. La moto tenía dos frenos de disco, adelante y atrás, también podría recortar con las velocidades, cambiando y frenando, un buen piloto puede hacer esto varias veces en segundos y al m mismo tiempo, esquivar, no frenar, si había que buscar el hueco por donde pasar, ahíera donde los novatos fallaban.

La fuerza con que el aire le daba a Carlos en la cara hacia que los pelos de la barba se le aplastaran hacia atrás, el aire se le metía por debajo de los lentes y no lo dejaba ver muy bien, recorto un poco…. 180…. 160…. 150…. Una buena velocidad, miro adelante, la salida hacia la Panamericana, recorto un poco más y cogióla salida, entro en la Panamericana y de nuevo empezóa tomar velocidad, primera…60…segunda…100…tercera…140, cuarta…. 160….

La moto cruzo la intersección de los Trueques. Ya habían pasado 30 minutos desde que Carlos salióde su casa y la espalda le empezaba a doler un poco por la posición en la moto, en dolor empezaba en el cuello y le bajaba por la columna, no era un dolor fuerte pero si fastidioso, siempre se sentía al principio de todo viaje, luego se quitaba solo. Si había algo que aél le gustaba era manejar por la Panamericana, sus curvas largas, anchas y separada un poco entre sí, permitían que uno desarrollara una

buena velocidad. Carlos se acercaba a la curva, se abría un poco y luego se cerraba, acelerando a fondo, y se dejaba llevar por la curva, en este tipo de curvas lo que lleva la moto es el cuerpo del piloto, no el volante. Esas curvas le hacían revivir su sueño, si,él tenía un sueño, de que algún día iba a ser un gran corredor de moto. Todos sus amigos se reían cuando decía eso, peroél sabía que a la risa no había que hacerle caso. Un corredor venezolano no le hizo caso cuando llego a Daytona y todos los grandes corredores se rieron al verlo llegar con su moto normal y se inscribióen la carrera.¡Daytona!, el sueño de todo corredor de moto. La carrera donde se dan cita los campeones del mundo, con sus trailers con aire acondicionado, sus motos prototipos que han costado miles y miles de dólares, y donde han trabajado centenares de personas, todo para poder ganar esa carrera. Y ahíestaba ese suramericano desconocido, con apenas 19 años, un mecánico y su manager, tratando de correr contra ellos, contra el poder que ellos representaban.¡Quéosadía!, era para reírse, pero la risa no duro mucho porque a pesar de que el muchacho venezolano partióde ultimo por una falla, ya en la octava vuelta había pasado a 50 corredores; todavía le quedaban 30 delante deél, pero el muchacho con tranquilidad y pericia los iba pasando uno a uno, hasta faltando tres vueltas iba de cuarto detrás del campeón, nada menos que el 14 veces campeón mundial y todo el mundo se dijo que el muchacho era bueno aunque ese día tendría que conformarse con el cuarto lugar, peroél no pensaba igual, no,él iba para el tercero y todos los espectadores se dieron cuenta, no lo creían, que osadía la de ese suramericano querer pasar al 14 veces campeón mundial con esa moto, con esa bicicleta, y se volvieron a reír: se le acercóal campeón y se le puso cerca, muy cerca, las 200 mil personas se pusieron de pie, si, eso había que verlo de pie. Ya no importaba quien iba de primero o de segundo, ahora había que ver el

duelo por el tercer lugar entre el campeón y el muchacho de nombre…..... bueno eso no importaba, el intruso ese, el que se atrevióa inscribirse con esa bicicleta. La bandera blanca salióindicando que faltaba una vuelta.¿Solo una vuelta? No, no lo iba a conseguir, el campeón no aceptaría esa humillación. En la recta el campeón se separóun poco, por el poder de su moto, entraron en las curvas, el muchacho atrás, y de pronto¡el milagro!, el muchacho se acercaba más y más, lo iba a rebasar en una curva.

Las 200 mil personas no podían creer lo que estaba pasando. Eso iba contra la lógica, un campeón no se deja pasar en una curva y menos con una moto como esa, pero esta vez la lógica era otra. Los locutores de radio, de TV., y los expertos estaban impresionados. Faltaba media vuelta y el venezolano se abrióun poco para pasar por fuera, el campeón hizo lo que todo piloto hubiera

hecho, se abriótambién, pero el muchacho demostróen ese momento su pericia, hizo lo que nadie se imaginaba, se tiro por dentro.¿Por dentro?, si, por dentro. Ahora la gente aplaudía, gritaba. El venezolano lo rebaso con estilo, con clase, como se pasa a un campeón, llegando tercero, al año siguiente ganaba la carrera y se proclamaba campeón mundial...

Carlos sintióun poco más fuerte el dolor de la espalda y decidiópararse un rato en el primer bar de la carretera que encontrara, tenía que relajar los músculos y además era tiempo de fumarse un cigarrillo. A los cinco minutos entro en el estacionamiento de un bar-restaurant, el estacionamiento estaba lleno de carros y adentro se veía bastante gente comiendo. Carlos paro la moto al lado de un carro, luego

entro y tomo café, al rato salió, se sentóde nuevo en la moto y encendióun cigarro, aspirando con fuerza. Ya el dolor en la espalda había desaparecido, desde su moto veía unos niños que estaban jugando dentro del corredor que se encontraba frente del restaurant; eran dos, como de cuatro años cada uno, corrían de un lado a otro persiguiéndose, tratando de tocarse el uno al otro, cuando uno lo conseguía el otro comenzaba a perseguirlo con energía.¡Quéenergía!, no dejaban de correr ni gritar. El cuándo pequeño jugaba ese juego con su primo, su primo el de….

-“¡Bájate con cuidado y no hagas ningún movimiento raro porque voy a dispararte aquímismo!”, dijo una voz desde atrás deél.

¿Quéclase de chiste es ese? PensóCarlos, pero sintióla pistola que le presionaba la espalda y sintiórabia,él iba a agarrar a ese gafo que se atrevía a amenazarlo con esa pistola y le rompería la cabeza,él era Carlos, el que todo el mundo temía a la hora de pelear, el que podía levantar 400 libras en press de banco.

-“Bájate y camina tranquilo”, volvióa decir el hombre.“Camina hacia ese carro blanco”y señalo el Fairlane que estaba parado a unos metros.“La pistola tiene silenciador y si te disparo aquínadie va a oír”.

Carlos se dio cuenta que el tipo tenía razón y cambio de idea, esperaría una mejor oportunidad para atacar. Con esa tranquilidad se bajóde la moto y se dirigióal carro, pudo ver que había otro hombre al volante del vehículo, la gente que estaba en el restaurant seguía comiendo sin notar lo sucedido y los dos niños seguían corriendo de un lado a otro.

El trigueño seguía a Carlos desde muy cerca, apuntándolo con el arma, este al ver el tamaño y cuerpo del muchacho se dijo que había que tener mucho cuidado conél, este joven no era como el otro.

Los dos se montaron en la parte trasera del carro, que saliódel estacionamiento, cogiendo la vía hacia Caracas.

El muchacho al sentarse en el automóvil pudo ver la cara del hombre que lo estaba apuntando con la pistola y la cabeza amarilla del otro que iba manejando.¡Estos fueron los que caparon a Tony!, pensó, pero conél se iban a llevar una sorpresa, a Tony lo hubiera capado hasta una vieja paralítica. Lo que no entendía era como lo habían encontrado ahíy como averiguaron que iba para Valencia. Bueno, eso ya no importaba, lo que importaba era que esos dos tipos lo querían capar.¡Coño, capar!, y se puso nervioso, pero inmediatamente se dijo que tenía que tranquilizarse, era laúnica manera de controlar la situación y pensóen lo estúpido que había sido en poner su pistola debajo del asiento de la moto, peroél no necesitaba pistola,él tenía sus manos con las cuales era bueno, quizás el mejor.

-“Oye, muchacho, por un momento penséque te habíamos perdido, eres un loco en esa moto y tengo que admitir que tienes bolas, aunque no creo que te duren mucho”, dijo el trigueño riéndose.

Carlos sintióganas de saltarle encima y apretarle el pescuezo, como lo hacía con las gallinas en la

hacienda de su padre, pero vio la pistola que lo apuntaba y se contuvo de nuevo.

-“Deja de hacer chistes y acaba de amarrarlo y taparle los ojos”, dijo Jansen desde el asiento delantero, con rabia.

Amarrarle y taparle los ojos, esa era algo con lo cualél no contaba, si ellos lo amarraban hasta allíllegaba todo, porque con sus manos fuera de combate ellos podían cantar victoria,él había subestimado a los dos tipos, ellos sabían lo que estaban haciendo, pero había una cosa, hasta que no lo amarraran no podría cantar victoria.

La tira negra le cayóa Carlos en la mano.

-“Póntelo en los ojos”, dijo el trigueño,“Colabora, porque si te haces el vivo, tengo que forzarte y eso sería un placer”.

Por un momento hubo silencio en el carro. El trigueño estaba en una esquina, con el arma, sin dejar de apuntar a Carlos, y este se encontraba en la otra esquina con la tira en la mano.

-“¡Póntela!”, volvióa decir el trigueño.

Carlos se llevóla tira a los ojos y se la amarro, ahora no veía nada. Sintióque el hombre lo tomo por los hombros y lo volteo de espaldas haciaél. Le tomo una mano y se la puso atrás, se cambióla pistola de mano y fue por la otra. Carlos sentía la pistola en un costado. Ahíestaba el, el gran Carlos, el que tenía bolas para manejar una moto a 200 Kms. por ahora, el que

podía pelear con cualquiera y quebrarle el cuello,¡indefenso!, y dentro de un rato iba a quedarse sin bolas,¡capado!, la palabra fue como un corrientazo que le estremecióel cerebro y solo de pensar en ello fue tan deprimente y humillante, que en un movimiento rápido con el codo le volóla pistola de la mano del trigueño y con el otro codo, en un movimiento rotativo, le dio en la cara y en seguida se quitóla tira de los ojos y volteándose vio que el hombre estaba el asiento quejándose del golpe que había recibido y que la pistola estaba sobre el piso del carro. El trigueño se recuperópronto y se tiro hacia la pistola, Carlos demostróen ese momento que sabía pelear; no fue por la pistola como hubiera hecho otro,él fue por la cara del tipo con el tacón de la bota y se la afinco con fuerza, oyóel grito que hizo este al recibir el golpe en la quijada, ahora la pistola estaba libre. Jansen, al volante del carro, se había quedado tranquilo pensando que el trigueño podía dominar la situación sin ayuda, pero vio que el muchacho estaba sacando la mejor parte. Ese estúpido gordo no podía ni con ese pavo, pensócon rabia.

Carlos tomo la pistola del suelo y el trigueño se le fue encima, pero esta vez subestimo al muchacho, no pensóque este dispararía, se olvidóque el joven peleaba por sus bolas y por ellas era capaz de todo. Carlos disparo y la bala atravesóla garganta del trigueño, al instante un chorro de sangre le saliócon fuerza, este no pudo ni siquiera hacer suúltimo suspiro porque la sangre lo ahogo, cayendo de espaldas al piso del carro. Jansen, al oír el disparo y voltear y ver la forma tan impresionante como el trigueño moría, se dio cuenta que ahora era su turno. El muchacho levanto la pistola y la apunto hacia la cabeza de este.

-“Párate a la derecha, te juro que si haces algún movimiento te disparo”. Su respiración era bastante acelerada.

El carro estaba cerca de los Teques. Jansen aminoro la velocidad y comenzóa pararse. Carlos estaba arrodillado sobre el asiento, Jansen sin perder tiempo, al notar esto freno de golpe y giro el volante hacia un lado, Carlos salióde cabeza disparado hacia adelante, la mitad del cuerpo le quedo sobre el asiento delantero y las piernas atrás, todavía tenía la pistola en la mano. Jansen lo golpeo en el cuello con fuerza, el muchacho junto con el golpe sintióun dolor que lo cegópor un segundo y al instante sintióque le daban otro golpe en el brazo y la pistola se le escapóde la mano. Habían sido dos golpes dados con maestría. Carlos reconocía eso y reconocía también que de nuevo estaba en peligro de morir. El carro iba despacio y rodaba sin control, Jansen tenía sus dos manos ocupadas con el muchacho, levanto la mano derecha y la dejo caer con fuerza, nuevamente, en el cuello del muchacho, este golpe le nublóa Carlos la vista por completo.¡Dios mío! Este hombre sabia donde pegar, que hiciera daño, ahora en cuestión de otro golpe más y ahíquedaba todo, porque el dolor era fuerte y con dolor no se podía pensar y sin pensar no se ganaba una pelea.

Jansen hubiera puesto fuera de combate a otra persona con un solo golpe de esos, pero este joven era fuerte y seguía peleando. El carro despacio cayo en la cuneta y rodóunos metros hasta pararse por sísolo; Jansen levanto de nuevo la mano y al dejo caer, porúltima vez, pensó, pero se equivocóporque Carlos se moviócon rapidez e hizo que fallara el golpe, con la misma pateo a Jansen en la cara una, dos, tres veces, con los piesél también podía pegar; ya eso era demasiado, pensóJansen,

nadie le había pegado aél en la cara, y con rabia se dijo que laúnica manera de terminar esa pelea era matándolo. Ahora los dos estaban iguales, tres golpes por bando. Carlos vio la pistola y trato de agarrarla, lo cual consiguió, pero Jansen lo golpeo con el pie y la pistola se le escapóde nuevo de la mano, ahora vería este estúpido como peleaba un ex-miembro de la Gestapo, este muchacho no tenía chance conél,él había sido el encargado de la Gestapo de hacer hablar a los judíos cuando no querían hablar y se jactaba de ser capaz de matar a una persona de un golpe. El pavo era un buen peleador, pero no paraél. Golpeo al muchacho con el pie por la costilla otra vez y luego con el canto de la mano lo golpeo detrás de la oreja. Carlos estaba en el asiento y elúltimo golpe lo mando contra la puerta, quedando de frente al alemán con la cabeza un poco echada hacia atrás, Jansen vio el claro de la garganta que se abría como si estuviera esperando porél y pensóque tenía la oportunidad de terminar con el muchacho, levanto el pie derecho y con mucha rapidez, a pesar de sus 50 años, golpeo a Carlos en la garganta, sintiendo como la nuez se hundió, ese era un golpe mortal; Carlos sintióel pie del hombre que entro en su garganta y de repente no pudo respirar más, abrióla boca tratando de hacer que el aire entrara pero se dio cuenta que era inútil,¡iba a morir! Y quémanera tan desagradable de hacerlo,él hubiera preferido morir en un accidente en su moto o en brazos de un ser querido, pero no ahí, delante de ese hombre, que se veía feliz porque había acabado conél. Jansen lo estaba mirando y por primera vez Carlos vio la cicatriz deél que bajaba del ojo derecho hasta la comisura de la boca, deformando su rostro y dándole un aspecto bizarro. Con la boca abierta y las manos en el cuello murióCarlos.

El carro había quedado con las dos ruedas de un lado dentro de la cuneta, si el no salía de

ahírápido antes de que llegara la policía, estaba seguro de que iba a terminar sus años de vida en la cárcel. Afortunadamente paraél, los carros que pasaban por ahía esa hora no se paraban. Rápidamente prendióel auto y rodóunos metros con las dos ruedas en la cuneta, hasta que pudo salir. Al verse de nuevo en la carretera respiro con tranquilidad, todo fue muy rápido, el trigueño estaba muerto y el muchacho también, ahora tenía que cambiar los planes con el otro que faltaba.

El Fairlane bajaba por la Panamericana, Jansen vio la entrada de la calle que iba a la casa donde se encontraba el Dr. Gruver, aminoro bastante la velocidad, espero que pasara el carro que venía de frente y cruzo, luego se dirigióa la casa, que estaba arriba en la colina.

Jansen paro el carro en frente de la casa y se bajó, entrando en ella con rapidez. El Dr. Gruver estaba en el cuarto de atrás, donde había operado a Tony, con su bata blanca puesta, y colocaba en ese momento unos instrumentos sobre la mesa pequeña que estaba cerca de la cama de operaciones. Se veía como siempre, limpio; todo de blanco, su pelo, sus cejas, y la bata, que le daban un aspecto angelical. Era un hombre sumamente metódico, le gustaba tener los instrumentos de operación ordenados y cada uno siempre en el mismo sitio, de manera que simplemente pudiera estirar la mano y tomarlos, muchas veces sin necesidad de voltear a ver cuál tomaba. Cuando no tenía una enfermera que lo asistiera lo hacia asíy rara vez se equivocaba. Jansen entro en ese momento al cuarto, en su cara se podía apreciar los hematomas de las tres patadas que había recibido en la pela y lucia cansado.

El Dr. Gruver al ver el aspecto de Jansen se sorprendióbastante y dejando a un lado lo que estaba haciendo se le acerco.

-“Jansen,¿Que paso?¿Dónde estáel trigueño?”, dijo esto en alemán.

-“Doctor Gruver”, contesto Jansen también en alemán,“tuvimos un problema, el muchacho mato al trigueño y luego lo tuve que matar, no pude hacer otra cosa. Los dos están en el carro”.

El doctor Gruver dejo escapar una maldición en alemán, se acercóa una silla y se sentó, tenía que pensar la mejor manera de resolver lo que había pasado, ese no era el final, todavía quedaba uno, el más importante de todos, a ese lo había dejado alúltimo para que de esa manera sufriera más, sabiendo que el seria el próximo y que no había manera de salvarse. Porque era algo que le iba a ocurrir tarde o temprano, cuando menos lo esperara, y ni siquiera el dinero de su padre podría ayudarlo. Ahora tenía que cambiar todo lo planeado y hacer algo diferente con el muchacho que quedaba.

El Dr. Gruver tenía la cabeza entre las manos, la levanto, dejando escapar un suspiro y se paró. Se veía tenso y Jansen pudo notar la rabia en sus ojos.

-“Jansen, vamos a cambiar los planes. Quiero que te deshagas del muchacho y del trigueño, deja a cada uno en un sitio diferente, donde puedan ser encontrados, pero que no se vea que hay relación entre las dos muertes, necesitamos despistar a la policía, por lo menos

un tiempo”. Se llevóla mano atrás y saco la chequera, se acercóa la mesa donde momentos antes estaba colocando los instrumentos e hizo un cheque por diez mil bolívares.“Jansen, tomate unas vacaciones y te pierdes por un tiempo, yo creo que es lo mejor. De aquíen adelante me encargo yo de todo”, y le entrego el cheque a Jansen.

Este no dijo nada. Tomo el cheque. Los dos hombres se estaban mirando a los ojos. Jansen nunca discutía lo que el Dr. Gruver decidía, simplemente hacia lo queél le pedía. Desde el momento en que Jansen llego a Venezuela el Dr. Gruver lo ayudo, le dio dinero, le dio trabajo y nunca pidiónada hasta el día en que violaron a su hija y lo llamo para que lo que ayudara a llevar a cabo su venganza. Si no hubiera sido por su afición a la bebida el habría hecho dinero y no tendría que aceptar el cheque que ahora tenía en la mano y asípoder demostrarle la amistad que sentía porél, pero un borracho no se podía dar el lujo de hablar de amistad, tenía que hacer lo que más le convenía y ahora lo que más le convenía era ir a gastar el dinero en el primer botiquín que encontrara. Y eso fue lo que hizo después de dejar a los dos muertos abandonados en sitios diferentes.

CAPITULOXI

El funeral de Carlos no había sido nada especial, a excepción de Rubén, sus familiares más cercanos eran losúnicos presentes y de todos ellos su madre era laúnica que lloraba, los demás estaban pendientes de sujetarla evitando que se lanzara al hoyo jun to con el ataúd, solo se calmócuando el papa de Carlos la agarro y la golpeo fuerte en las mejillas.

Había sido una escena muy desagradable, pero todos sintieron un gran alivio y hasta muchos se impresionaron de lo eficaz del remedio. Rubén se había mantenido lejos del grupo de los familiares, iba vestido de sport con una chaqueta negra de cuero, se había dicho que loúltimo que le importaría a Carlos era su vestimenta. Se notaba bastante decaído y hasta un poco demacrado, estaba pálido y esto hacia que las ojeras resaltaran más en su rostro. La escena de la mama de Carlos lo impresiono bastante y sin quererlo la forma como su esposo el golpeo le trajo a la memoria el gesto preferido de su amigo.

Cuando ya se disponían a echarle tierra, Rubén dio la vuelta y se fue, tomo su carro y saliósin rumbo definido. Primero pensóen irse para su casa, luego cambio de parecer, iría a visitar a su madre, tenía que verla, en ese momento necesitaba hablar con una persona que le diera cariño, que le hiciera sentir que era amado y que si moría alguien lo iba a llorar como lo había hecho la madre de Carlos, aél le dio envidia.¡Quéestúpido pensar en eso en un momento tan triste y conmovedor como ese!, pero la razón era que sabía que muy pronto, sería su turno y aunque nadie en el mundo creyera esto se alegraba, si, se alegraba de que ese vacío que sentía iba a desaparecer para siempre, sentía que nada era importante, no había una sola cosa o persona que le diera una

motivación para apreciar todo lo material que el mundo había puesto a su disposición, definitivamente tenía un concepto muy bajo de símismo, llego a la conclusión de que era un fracasado, de que es ese instante si miraba hacia atrás en su vida su pasado estaba lleno de una infinidad de momentos que no le habían aportado nada positivo aél y menos a otra persona; no era algo nuevo, tuvo ese sentimiento desde hacía mucho tiempo pero nunca antes había tenido el valor de reconocerlo,él era elídolo, el perfecto, el muchacho más envidiado por los otros y el más querido por las mujeres, una persona así, son esos atributos y cualidades, como podía considerarse un fracasado, pero en ese instante si de algo estaba seguro era de eso; no tenía una sola persona, con excepción de su madre, a quien confiarle su estado deánimo, desahogarse diciendo todo lo que sentía, nadie a quien pedirle un consejo, un simple y estúpido consejo, porque su intuición por primera vez en la vida le fallaba.

El carro de Rubén llego a la desolada y estrecha calle de Los Chorros y muy despacio se estaciono en frente de una casa rodeada por completo de un alto muro blanco. Con pasos que descubrían su nerviosismo se dirigióa la pequeña puerta que se encontraba cerca de donde estaciono el auto y da la impresión de ser laúnica comunicación de ese lugar con el mundo, toco el timbre dos veces seguidas y al rato se abrióla rendija que estaba sobre la puerta y los ojos de una mujer, con aire de desconfianza, se asomaron y luego de detallarlo pregunto:

-“¿Que desea?”.

-“Vengo a visitar a la señora La Mar…. Soy su hijo”.

-“Lo siento, pero hoy no es día de visita. Venga pasado mañana a esta hora”.

-“Es muy importante que la vea ahora, necesito hablar con ella hoy”.

-“Lo siento pero hoy no puede ser”.

Rubén respiro con profundidad y cambiando el tono de su voz dijo:

-“¡Si no me deja entrar voy a saltar el muro!¿No entiende que tengo que verla?”.

La mujer fue a cerrar la rendija pero Rubén logro introducir su mano evitándolo y rápidamente dijo:

-“Mi padre me mando a ver a mama, si le digo la manera como me estátratando estoy seguro que dejara de mandarle las contribuciones que hace mensualmente y retiraremos a mama de aquí”.

Rubén pudo apreciar en los ojos a través de la rendija la preocupación que invadióa la mujer por sus palabras e inmediatamente oyóel sonido de la cerradura y la puerta se abriódando paso al resto del cuerpo que acompañaba a los ojos, la mujer era una monja de unos 55 años, que usando un tono muy

suave dijo;“Voy a hacer una excepción contigo, hijo, puedes pasar”.

-“Estoy seguro que mi padre se lo agradecerá”.

Rubén entro y se dirigiócon cierta prisa hacia la casa dejando a la monja atrás. La casa era antigua, muy grande, la pintura que la cubría se hallaba muy deteriorada dándole una apariencia misteriosa, el jardín que la rodeaba por completo estaba lleno de hojas secas que habían caído de los altosárboles y cubrían la grama en su totalidad. La parte interior de la casa estaba mejor cuidada que la exterior, el largo pasillo de piso rojo que atravesaba por completo la parte de abajo se veía bien pulido, Rubén desplazo su cuerpo por el un poco más calmado y sintióla mirada de las personas que en ese momento se encontraban en el pasillo. Con anterioridad estuvo ahíuna vez, fue cuando transcurría la primera semana de haber sido internada su madre, pero la situación en que se encontraba su mama era tan deprimente que decidióno regresar; llego a la escalera que estaba al final del pasillo y subiópor ella.

El cuarto tenía un pequeño salón en frente que le daba cierta privacidad, Rubén entro enél y luego paso a la habitación. Su madre en ese momento dormía en la inmensa cama que ocupaba un rincón del cuarto y estaba cubierta con un fino mosquitero, el sitio era lujoso y hasta cierto punto cómodo, pero irradiaba una frialdad que se sentía con facilidad, al entrar eso fue lo que experimento junto con sentimiento de tristeza y por un momento se arrepintióde haber ido, estaba ahíbuscando lo que más hacia en ese lugar: amor, compresión.¡Dios mío, que sitio tan deprimente! Pensó, que lejos de la realidad había estado viviendo, la vida no era ni remotamente lo que se imaginó; veía que todo

el mundo luchaba por poseer cosas pero la felicidad no consistía en poseer cosas, era un sentimiento, un estado de conciencia que duraba muy poco, pero su recuerdo vivía en uno para siempre y hasta ese momento el ni siquiera tenía un recuerdo, no entendía porque esos locos pensamientos invadían su mente en ese instante. Lo que si entendía era que se arrepentía de no haberse dado cuenta con anterioridad.

Se agacho al lado de la cama y por unos momentos se quedóinmóvil contemplando el rostro d su madre, luego levanto el mosquitero e introdujo su brazo hasta rozar la mano de ella, al hacerlo sintióuna sensación muy rara, de pronto la tensión que tenía lo abandono y de nuevo recobro la seguridad, esa seguridad que ponía su mente a trabajar y que tanta falta le hacía en ese momento de su vida.¡Que sabía era la naturaleza! El amor entre una madre y su hijo era tan sublime que un roce de manos bastaba para hacer al hijo recobrar la fe en símismo.

-“¡Mama, mama, soy yo, Rubén!”, al decir esto la moviócon suavidad para que despertara, ella siguiódurmiendo.

-“¡Mama, despierta!, dijo más fuerza.

La mujer abriólos ojos y por un momento lo miro con dureza, asustada, era una mirada perturbada, se veía que no lo había reconocido,él se dio cuenta y le dijo:

-“Soy yo, mama”, hizo una pausa y agrego:“Túhijo”.

La mujer se sobresaltóy trato de incorporarse pero no pudo. Rubén noto que lo había reconocido porque su cara se ablando tomando un aire de dulzura, ella trato de hablar pero tampoco pudo y al instante dos lágrimas salióde sus ojos rodando por su pálido y demacrado rostro que aún conservaba huellas de su antigua belleza;

El pelo todo desordenado le cubría parte de la cara acentuando un poco más su prematura vejez, tenía apenas 45 años, sus ojos negros eran loúnico que conservaba su brillosidad natural.

Por la mente de Rubén en cuestión de segundos pasaron todas la imágenes de felicidad de su niñez, era una especie de película, veía a su madre, a su padre, luego a los dos juntos conél.

-“¡Mama, perdóname por no haber venido antes, por haberme olvidado de ti, pero quiero que sepas que te quiero y que te necesito mucho.!”.

Ella lo seguía mirando sin contestarle y cerraba los ojos un poco para poder distinguirlo mejor, aél le dio la impresión de que no lo reconocía.

-“No puede contestarle”, dijo una voz. Rubén se sobresaltóy subiendo la vista vio a través del mosquitero la cara de una monja que estaba parada del otro lado de la cama.“Estábajo el efecto de un fuerte sedante, esta mañana trato de suicidarse, su madre ya no tiene el deseo de vivir”, agrego la vieja mujer.

Rubén se incorporóy miro a la mujer con dureza, como si ella fuera la culpable de lo que le sucedía a su madre, luego bajo la vista y en un tono melancólico dijo:

-“No la culpo, todo ha sido tan desagradable para ella, sus seres queridos la abandonamos cuando más nos necesitaba. Yo he sido bastante culpable, durante mucho tiempo he vivido atormentado, buscando una solución, tratando de olvidar su problema, pero no me daba cuenta de que lo que hacía era complicar más las cosas, mientras más trataba de hacerlo mi subconsciente más me lo recordaba porque querer olvidar a una madre es amarla más”.

La monja se acercóa Rubén, se dio cuenta que estaba muy deprimido y tratando de consolarlo le dijo:

-“Tu madre se va a mejorar y pronto saldráde aquí, el Señor serábueno contigo”. -“¡Pronto vas a salir de aquí, te lo prometo…. y todo serácomo antes!¿Quéte parece?”.

La mujer cerrólos ojos volviéndose a dormir.

-“¿Mama, que te pasa?¡Contéstame!”.

-“No hay una razón por la cual yo espero que lo haga…si hay un Dios alláarriba loúltimo que haráseráayudarme”.

-“Dios nos ayuda a todos por igual”, dijo la monja bastante cerca deél.“La diferencia estáen la ayuda que nos damos nosotros mismos”.

-“Llámame como túquieras, hijo”dijo ella interesada más en lo queél quería decir que en formalidades.

-“Estamos hablando de cosas diferentes…no quiero ni busco ayuda para mí”.

-“Nunca he creído en Dios, mejor dicho, nunca me he preocupado por saber si existe o no…dígame una cosa, si Dios existe¿Por quénos deja hacer cosas injustas….¿Y luego nos abre los ojos cuando es tarde, cuando ya todo parece perdido?”.

-“En tus ojos veo que necesitas ayuda”, contesto la monja interrumpiéndolo”ellos delatan nuestro estado deánimo y los tuyos en este momento no pueden ocultar la gran preocupación que te embarga”.

Por un momento los ojos de la mujer lo miraron fijamente, Rubén se sintióincomodo por lo penetrante de la mirada y se hizo a un lado, que débil estaba- se dijo- hasta una simple mirada lo hacía retroceder.¿Quépasaba con el muchacho que había sido el orgullo de los demás? El que tenía la respuesta acertada a flor de labios ahora se veía acosado por la situación más difícil de su vida y no sabía quéhacer, loúnico que se le ocurriófue doblegarse, buscar la ayuda de los demás, ese apoyo emocional que tanto hace falta en una situación grave. Pero no,él no iba a doblegarse, nunca en su vida había actuado como un cobarde, siempre afronto los problemas como un hombre, dando la cara. De pronto, por primera vez en mucho tiempo supo lo que haría, mejor dicho, supo lo que quería, fue como si alguien se lo hubiera dicho en el oído, su mente fue invadida por un loco pensamiento y se dio cuenta de que era la solución más acertada y el motivo que le iba a dar las ansias de vivir. Se dio vuelta y miro a la mujer de nuevo.

-“Señora…. No sécómo debo llamarla….”.

-“Hijo, Dios no controla nuestro actos, Dios nos da la vida y en nosotros esta escoger el camino apropiado…Dios creo la justicia, los humanos creamos la injusticia. Lo malo que sucede en el mundo no es culpa de Dios, es culpa de los que comenten los errores y no toman el camino correcto”.

Rubén la escucho y se dijo que la mujer había dicho una gran verdad, si existiera Dios o no que culpa podría tener de todas las cosas que se nos ocurrieran a nosotros los humanos y pensóque ya era tiempo de marcharse, su vida apenas comenzaba y tenía un camino que recorrer.

-“Le voy a agradecer que cuide a mi madre y recuérdele siempre que estuve aquí…. Dígale que cuando se mejore la vendréa buscar…gracias por sus palabras”.

Rubén le dio la espalda y se dirigióa la salida de la habitación, la mujer vio que se iba y quiso decirle algo antes de que saliera,“Hijo, el hombre sin fe es un muerto que camina”. Rubén había alcanzado la puerta del cuarto y se detuvo volteando a mirar a la vieja mujer quedándose por unos segundos en silencio,

intrigado por las palabras de la monja, por el deseo que había en ella de decirlas a quien las necesitara. Le dio la espalda y se marchó.

CAPITULOXII

Tomo el sobre que estaba sobre el escritorio de su oficina y saco las cuatro fotos que se encontraban adentro entregándoselas a la mujer que se hallaba sentada en la silla, del otro lado del escritorio.

-“Estas son las pruebas que necesita, aquílas tiene”, dijoél.

-“La mujer al ver las fotos comenzóa llorar. Eran la fotos de su esposo y de una muchacha bastante joven, de unos 20 años, saliendo de un hotel.

Eso era loúltimo que faltaba, pensóel, esta gente no la comprendía, querían pruebas para poder divorciarse y cuando las tenían, comenzaban a lamentarse.

-“Señora, cálmese, debería estar feliz. Ahora puede ganar el divorcio y quedarse con lo que usted quiera”, dijo el tratando de animarla.

-“Pero es que son 20 años de matrimonio y feliz matrimonio. Usted sabe…hay hijos,”hizo una pausa para limpiarse la nariz“…bueno, yo todavía lo quiero”y comenzóa llorar de nuevo.

Era la peor parte de su trabajo,él era detective privado y la mayoría de sus casos eran divorcios, conseguir pruebas para su cliente de que el otro cónyuge le era infiel, y para eso tenía que salir con su cámara y tomar fotos que pudieran utilizarse más tarde en el caso como pruebas; odiaba ese tipo de trabajo pero era laúnica manera de ganarse la vida,él siempre había querido ser detective, pero otra clase de detective, y poder trabajar en casos grandes, asesinatos, raptos o algo por el estilo, pero no divorcios. Hacía siete años que había abierto esa oficina y económicamente no se podía quejar, pero profesionalmente no estaba contento. Su oficina era elegante, tenía secretaria y dos asistentes, para el eso era suficiente. A sus 38 años ya estaba realizado económicamente y sus gastos eran los de un soltero, pues aún no se había casado, quien iba a querer casarse después de ver lo queél veía. Tenía un tipo bastante interesante, alto, pelo negro bañado de canas, y al reírse dejaba ver su buena dentadura con los dos colmillos montados, que lejos de verse feo le daban un toque muy masculino y agradable a su sonrisa.

-“Señora, por favor”, volvióa decir viendo que la mujer no dejaba de llorar,“no se preocupe, si usted no quiere divorciarse también podemos arreglar eso, yo me encargo de todo, mañana mismo cito a su esposo a mi oficina y lo hago entrar en razón.‘Le parece bien?”.

La mujer al oír esto dejo de llorar.“¿De verdad haría usted eso por mí?”, pregunto la mujer sin creer lo que había oído.

En eso sonóel teléfono, el sonido lo trajo a la realidad.

-“Por supuesto, señora Martínez, aquíestamos para ayudar a nuestros clientes. Claro que eso le va a subir un poco su presupuesto, pero estoy seguro que no se arrepentirá”.

-“Señor Gómez, tiene una llamada por la numero dos. Es la secretaria de un tal señor Rubén La Mar”, dijo la voz de su secretaria.

Él pudo ver la cara de alegría que ahora tenía la mujer, los 10 años que envejeciómientras lloraba, de pronto desaparecieron, dando paso a su rostro fino e interesante; era una mujer de unos 40 años, muy bien conservada y de un rostro muy agradable.

¿El señor La Mar?Él había oído hablar mucho del famoso multimillonario y siempre lo veía retratado con sus caballos en las revistas hípicas. Un pez gordo, pensó. Y otro divorcio más. Piso el botón No. 2 en su teléfono y dijo:“Alo. Habla el detective Manuel Gómez.¿En quépuedo servirle, señorita?”.

-“Muchas gracias Sr. Gómez, el dinero que tenga que pagarle por sus servicios no seráningún problema para mí, además lo pagaría con mucho gusto, acuérdese que es mi felicidad”.

-“Lo comprendo, señora, ahora váyase tranquila que mañana le informare de todo y actúe con su esposo como si no hubiese pasado nada”.

La mujer se levantó,él le dio la mano y ella agradeciendo de nuevo salióde la oficina.

Él pudo admirar la gracia del cuerpo de la mujer y se dijo que no estaba mal. Mucho mejor que la pava con la cual andaba el marido. Ahora su oficina se convertía en un consultorio sentimental, tenía que llamar al esposo y ponerle los pies en la tierra, el marido no tenía ninguna alternativa, si no perdía todo, inclusive el respeto de sus hijos, por ahíera dondeél iba a atacar.

-“Yo soy la secretaria del señor La Mar, aél le gustaría contratar sus servicios profesionales”, dijo la agradable y sexy voz de la secretaria.

-“Muy bien, díganle que puede pasar por mi oficina mañana por la mañana”.

-“Lo que pasa es lo siguiente: el señor La Mar no tiene tiempo libre para trasladarse a su oficina, señor Gómez, me dijo que quería hablar personalmente con usted, que es muy importante. Me dio esta dirección donde usted puede encontrarlo”.

-“Señorita, yo entiendo que el señor La Mar es una persona muy ocupada, pero yo también lo soy y tampoco puedo dejar mi oficina sola para encontrarme conél”, dijo un poco disgustado.¿Que se creía ese hombre?¿Quéiba a buscarlo? Si quería hablar con el que viniera a su oficina.

-“Señor Gómez, la razón por la cual el señor LA Mar no puede ir a su oficina es porque hoy estádemasiado ocupado, en este momento estáen una reunión con el Presidente de Fedecamaras, luego almorzaran juntos y a las dos tiene que asistir a una reunión donde el candidato del partido independiente hablara, al salir de ahí, ira al aeropuerto de Maiquetia para tomar su avión que lo llevara a New York, en donde estaráuna semana por asuntos de negocios, para luego ir a Kentucky, donde uno de sus caballos correrá”.Él estaba oyendo y se dijo que iba a complacerlo, pero le cobraría el doble de lo que usualmente cobra.“Y como usted vera, señor Gómez, elúnico momento en que puede hablar con usted es durante el viaje al aeropuerto. Debe ser sumamente importante, de otra manera el señor La Mar no le ocasionaría tanta molestia”.

-“Esta bien, señorita, iréa la cita. Deme el lugar y la hora”. -“Muchas gracias, señor Gómez, el señor La Mar no se equivocócuando dijo que usted era todo un caballero y el mejor en su negocio”.

Eso era algo queél no esperaba, la muchacha lo dijo con tanta naturalidad que lo desarmo por completo; si había algo que lo desarmaba era que alguien lo alabara, que reconociera sus atributos personales y profesionales.

-“Para míes un placer trabajar para el señor La Mar”, dijo cambiando el tono a uno más romántico.

-“Señor Gómez, el señor La Mar lo espera a las dos y media en el Hotel Tamanaco, estaráen el

salón Miranda y espera salir a esa hora. Me dio instrucciones de que usted deberáser puntual y si por alguna razón la reunión se alargaba por un rato más, se reuniera con el adentro o se tomara la molestia de pasar al bar, pidiera unos tragos, asíla espera no resultaría tan tediosa para usted. La consumición corre por cuenta del señor La Mar….¿De acuerdo?,¿señor Gómez?”.

-“Perfecto, señorita. Hasta luego y gracias por llamar”dijo muy educadamente.

-“Hasta luego, señor Gómez”, dijo ella y colgó.

Inmediatamente piso el intercomunicador que le comunicaba con su secretaria.

-“Alicia, cancela todas mis citas de esta tarde y hazlas para mañana a la misma hora… ¡Ah! Llama al señor Martínez al teléfono”, y dijo un número, hizo una pausa para que ella tomara nota,“…. y dile que mañana debe estar aquía las 9:00 de la mañana para discutir algo que le concierne. Eso es todo”.

-“Esta bien, señor”, dijo ella.

El miro el reloj, marcaba las 12:00 a.m., hora de almorzar, se dijo y salióde la oficina.

***

Eran las 2:20 de la tarde, Manuel Gómez entro al Hotel Tamanaco, iba muy bien vestido, llevaba un flux claro, con un corte muy elegante, una camisa blanca y una corbata roja oscura. Al entrar al hall del hotel sintióel ambiente de tranquilidad que se aprecia en cualquier hotel de primera clase. Elúnico ruido que se oía era la melodía suave del ambiente musical. Manuel se acercóa la recepción, que en ese momento se encontraba rodeada por turistas, son sus llamativas vestimentas, que acababan de llegar al hotel, espero un momento y luego se informódonde quedaba el Salón Miranda, prefiriópasar a este. Después, siguiendo instrucciones, tomo el largo corredor hasta el final, sin dejar de admirar las tiendas de souvenirs que estaban a lo largo del pasillo. Ya al final cruzo a la izquierda y pudo ver a unos hombres que estaban parados afuera, en frente de una puerta grande que se encontraba cerrada e inmediatamente se dio cuenta que eran los guardaespaldas de los peces gordos que estaban adentro. No había que ser detective para darse cuenta, era obvio, sus fluxes arrugados, sus caras de fastidio y el exagerado interés que ponían de pronto en todo lo que ocurría alrededor de ellos. Manuel tranquilamente se acercóal grupo y decidióentrar de una vez, ya que estaba allíno se iba a quedar afuera con esos tipos que lo estaban mirando como preguntándose quéhacia el allí, y además no se había vestido asísolo para dar un paseo al aeropuerto. Nunca había asistido a una reunión política de ese tipo, donde estaba la gente más importante del país. Podría ser interesante, pensó. Pasóentre el grupo de hombres y abrióla puerta. Al entrar lo primero que sintiófue el fuerte olor a cigarrillos

que estaba impregnado en el aire del salón, este era largo y no muy ancho, estaba lleno de gente. La mayoría eran hombres, muy pocas mujeres se encontraban entre ellos, todos estaban sentados en hileras de sillas que se encontraban a lo largo del salón. Al final, en la pared del frente, estaba una pequeña tarima, donde un hombre un poco gordo, de unos 48 años, daba un discurso, encima de este se veía una pancarta de tela que decía:“TODOS UNIDOS POR EL FUTURO DE VENEZUELA”, y a los pies de la tarima se encontraban los camarógrafos de cine y televisión, cubriendo el acto. Manuel entro y se sentóen la primera silla que vio desocupada, quedando sentado en las ultimas hileras al lado de un hombre que fumaba un tabaco e inmediatamente se arrepintióde haber entrado; el no fumaba, el humo del cigarro lo enfermaba y por desgracia se sentóal lado de ese hombre, bueno, ya era tarde para arrepentimientos, trataría de concentrarse en lo que decía el orador.

“Si, señoras y señores, Democracia es y debe ser la máxima expresión de libertad y respeto en que pueden vivir los ciudadanos de algún país; digo libertad porque debe haber libertad de expresión, de prensa, de religión, y digo respeto porque la libertad deber tener su límite y ese límite debe ser el respeto por los derechos de los demás. Y eso es algo que no han podido comprender los políticos de este país, por lo menos no lo han demostrado cuando han tenido la oportunidad. Por mucho tiempo los políticos del Gobierno nos han subestimado a nosotros los venezolanos, tratando de hacernos creer que la democracia venezolana es un ejemplo en el mundo entero, pero nosotros sabemos que no, porque una buena democracia no es solamente poder elegir libremente el Presidente, señores, una buena democracia capaz de ser ejemplo en el mundo entero es aquella que además de poder elegir sus

gobernantes pueda llevar a cabo las tareas simples y sencillas que vayan en beneficio de sus habitante. Ustedes creen que mientras tengamos los cerros llenos de ranchos, donde sus moradores viven como animales, careciendo de los servicios públicos más elementales, donde la basura nos ha inundado por completo, donde el tráfico, los hospitales, el costo de la vida, la agricultura, los programas contra la delincuencia, el desamparo a la niñez, todo señores, todo”, hizo una pausa y rápidamente dijo, enfatizando en la pronunciación,“ha sido un fracaso. Esta democracia estámuy lejos de ser un ejemplo para el mundo, pero muchos de nosotros, amantes de la democracia y que hemos vivido y tenido la oportunidad de conocer países desarrollados que gozan de gobiernos democráticos, donde se puede apreciar la organización y el respeto que existe, estamos conscientes de las ventajas que trae un gobierno democrático bien organizado y programado, de otra manera tendríamos nuestras dudas acerca de la efectividad y beneficios de la Democracia”. Manuel lo estaba oyendo y en su cuerpo el sentía cada palabra que decía el orador como un latigazo, era algo fuera de su control, que nunca antes había experimentado, ahora por primera vez en su vida entendía lo que la gente quería decir de que un orador tenía magnetismo. Un magnetismo que lo rodeaba a uno y lo hacía creer cada palabra que salía de su boca. Y también entendía como Hitler pudo llevar a la guerra al pueblo alemán y hacerle creer que sus locas ambiciones iban en beneficio de la Patria.

“Ellos han fracasado”, siguiódiciendo el orador,“porque no están preparados para hacer un buen gobierno, pero nosotros si lo haremos. Tenemos que conservarnos unidos para luchar por una Venezuela mejor para todos, donde

exista igualdad, sin discriminación…. Muchas gracias por su asistencia y hasta luego”.

La ovación fue de pie y larga. Toda la concurrencia aplaudiópor cerca de un minuto. Muchas personas se acercaron a la tarima para felicitar al orador, que se veía muy contento.

Todo había sido muy bueno, pensóManuel, pero ahora tenía que trabajar. Paseo la vista por el salón buscando al señor La Mar e inmediatamente lo vio que se acercaba aél, venia solo. Lucía un traje azul oscuro, de corte moderno, y se dijo que en persona se veía ms joven de lo que aparentaba en las fotos de las revistas hípicas.

-“Usted debe ser el detective Manuel Gómez, yo soy Rubén La Mar. Mucho gusto en conocerlo”, y le extendióla mano. Manuel estrechándosela le dijo:

-“Para míes un placer conocerlo, señor La Mar, aunque sus caballos me hayan hecho perder algún dinero”, al decir esto esbozo una sonrisa.

-“Le voy a decir algo que lo va a hacer sentir mejor”, dijo esto sonriendo también,“Yo he perdido una fortuna en mis caballos. Ahora mismo estoy saliendo para Estados Unidos, donde mi mejor caballo va a correr el Kentucky Derby. Lo más seguro es que pierda la carrera, junto con los 150,000 dólares que he invertido.¿Pero si gano la carrera? Esa pregunta es lo que me estimula para seguir esta aventura. Y estoy seguro que fue lo mismo que hizo que usted apostara a mis caballos”.

-“Probablemente fue eso”.

-“Usted ha sido muy amable en haber venido, señor Gómez. De verdad necesito sus servicios profesionales”, dijo esto y su cara cambio de semblante.“Me gustaría hablar con usted en mi carro mientras bajamos al aeropuerto. Después mi chofer lo traeráde vuelta a Caracas. Venga, salgamos. No tenemos mucho tiempo”.

Los dos salieron del salón despacio, junto con la gente que en ese momento salía por la puerta, llegaron al corredor y se dirigieron hacia la salida del hotel.

esperando pos sus autos, que en fila iban entrando al inmenso porche, manejados por sus respectivos choferes o el personal del hotel encargado de estacionar los vehículos. Un Rolls Royce azul oscuro entro al momento e inmediatamente su chofer se bajóy abrióla puerta de atrás, el señor La Mar y Manuel entraron enél. Posteriormente el lujoso automóvil se alejóen dirección al aeropuerto.

Eran las 3:45 de la tarde, la autopista estaba full de carros y la temperatura de 27°, hacían la cola insoportable, el Rolls Royce con su aire acondicionado prendido se desplazaba lentamente por la autopista, a la altura del Distribuidor El Pulpo.

-“¿Usted es político, señor Gómez?”.

-“No, no lo soy. Nunca he pertenecido a ningún partido político, ni creo que algún día lo haga”.

-“Yo tampoco pertenezco a ningún partido político, por mi situación económica me conviene ser independiente. Francamente, señor Gómez, la política no es mi fuerte, pero como usted debe saber la política en este país estáinvolucrada en cualquier negociación comercial por ser el Gobierno el capitalista más grande del país. Nosotros, los empresarios, nos vemos en la necesidad de negociar con el Gobierno y para eso tenemos que ser políticos, pero sin identificarnos plenamente con ningún partido en particular o corremos el riesgo de negociar solamente durante cinco años.

Manuel lo escuchaba con sumo interés mientras los dos caminaban por el pasillo, pasaron por el hall y salieron al porche del hotel, este se encontraba lleno de gente

-“Mi avión sale para New York a las 5:30”, dijo el señor La Mar encendiendo su inseparable tabaco, piso un botón que subióel vidrio que estaba detrás del chofer y le daba intimidad a la parte posterior, luego dijo:

-“Señor Gómez, la razón por la cual necesito sus servicios es porque quiero que investigue a mi hijo y si es posible que lo ayude”.

-“¿Lo ayude?” ¿Que lo hace pensar que necesita ayuda?”.

-“Yo creo que alguien quiere matarlo”, el señor La Mar dijo esto y no pudo disimular la expresión de miedo que se reflejóen su cara, perdiendo ese aire de seguridad que tenía minutos atrás.“Si, señor Gómez alguien lo quiere matar”.

-“¿Por quécree usted que lo quieren matar? Puede ser simplemente su imaginación”. Pregunto Manuel tratando de llegar a la raíz del asunto. Si hablaban de caballos y de política el escuchaba, pero si hablaban de muertes y raptos entonces no escuchaba, hablaba. Si algo había aprendido trabajando para este tipo de personas era que tenían gran imaginación y el antes de tomar un caso tenía que convencerse de que en realidad habían pruebas que ameritaran una investigación a fondo.

-“Señor Gómez, usted tiene razón, lo que en realidad me hizo decidir a contratar sus servicios como detective es que ayer por la mañana mi hijo se acercóa mi oficina para decirme que me iba a complacer y que quería irse a estudiar a los Estados Unidos. Yo siempre he querido que mi hijo estudie en una Universidad de ese país yél siempre se ha negado”, hizo una pausa para aspirar el tabaco.

-“¿Y quéle dijo usted?”, pregunto Manuel, con tono de interés. -“Yo soy una persona–dijo el señor La Mar, recobrando de nuevo su seguridad- que antes de llegar a una conclusión, sobre todo a una tan grave como esta, la medito mucho y me baso en hechos, no en suposiciones, y los hechos son que los dos mejores amigos de mi hijo, amigos de su infancia, uno ha sido castrado de la manera más cruel y misteriosa, y el otro fue encontrado muerto la semana pasada, abandonado en un monte también de una manera misteriosa; claro que los dos casos han sido mantenidos en silencio por la prensa por tratarse de los hijos de prominentes familias de este país que no pueden permitir que un asunto de esaíndole se haga público.

-“Bueno, a míme parecióuna buena idea, siempre he querido eso y ahora que el me lo pide no se lo voy a negar; lo extraño es que se veía muy deprimido. Yo trate de averiguar que le pasaba y me dijo que la muerte de Carlos, su amigo, lo había afectado mucho. Créame, yo estoy seguro que su vida corre peligro, señor Gómez”.

-“¿Cuando sale su hijo para Estados Unidos?”.

Manuel lo escucho y en silencio medito lo que el hombre había dicho.

-“Probablemente dentro de una semana”, hizo una pausa y luego dijo“Yo me voy de viaje por tres semanas, me dolería mucho que a mi regreso encuentre a mi hijo muerto”. Al decir esto dejóescapar un suspiro.

-“Señor La Mar, yo comprendo exactamente lo que usted acaba de decir, pero pensando como detective, nada de lo que ha pasado con esos muchachos estárelacionado directamente con su hijo. Todos los padres de los amigos de esos dos muchachos pueden pensar lo mismo que usted”.

Por unos segundos hubo un silencio entre los dos hombres. Elúnico ruido que se oía era el ruido del viento al chocar contra los vidrios subidos del carro.

-“Señor La Mar- dijo Manuel, rompiendo el silencio- Yo me encargare de que eso no pase, ese es mi trabajo, váyase tranquilo”y vio como

los ojos del hombre le brillaron de alegría al oír lo queél dijo.

-“Señor Gómez, esto lo considero un favor, soy una persona que nunca pido favores, los favores los hago yo, mi vida ha sido así, ahora estoy en deuda con usted….¡Ah! Una cosa, he ordenado a mi secretaria que le preste todo tipo de ayuda e información que usted necesite y dinero si lo cree necesario, ellas es de toda mi confianza”.

-“Me parece bien, dijo Manuel, hay varias cosas que necesito saber, primero su dirección y luego otras informaciones con respecto a su hijo que me seránútiles para llevar a cabo la investigación”.

-“Mi secretaria estáenteramente a susórdenes”, volvióa decir el señor La Mar y al mismo tiempo saco su chequera y continuo“¿Señor Gómez, cuanto necesita usted para comenzar su trabajo?”.

Manuel se quedócallado por un momento pensóque tenía que aprovechar la situación, este tipo de cliente se presenta muy pocas veces y ademásél tenía la impresión de que tendría que dedicarle tiempo extra a este caso, entonces dijo:

-“Señor La Mar, yo le voy a cobrar tres mil bolívares semanales mientras dure el caso, además de los gastos que me vea en la necesidad de hacer para llevar a cabo la investigación, y si en este momento usted me da dos semanas por adelantado serán suficientes, por ahora”.

El señor La Mar hizo el cheque y se lo entrego a Manuel, diciendo:

-“Yo le voy a pagar cuatro mil bolívares semanales, aquítiene un cheque por ocho mil bolívares, dos semanas por adelantado. Quiero que haga todo lo que este a su alcance para salvar a mi hijo. La vida, señor Gómez, me ha enseñado que lo bueno hay que pagarlo bien para poder obtener los resultados que uno quiere y esa actitud es la que me ha ayudado a hacer mi fortuna”.

Manuel tomo el cheque entre sus manos y se quedócallado, no hallaba que decir.¿Y si que podía decir?¿Gracias o que le estaba muy agradecido? Simplemente se quedócallado y se dijo que las gracias se las daría con hechos, no con palabras.

Los dos hombres siguieron el resto del viaje hacia al aeropuerto en silencio, cada uno dentro de sus pensamientos. El Rolls Royce atravesólos dos túneles de la autopista y luego entro al aeropuerto, dejando al señor La Mar en las oficinas de Viasa. Este se bajódel auto sin esperar que el chofer le abriera la puerta, dijo hasta luego y se alejócon un maletín ejecutivo en su mano. Su chofer lo siguiócon su equipaje. Manuel se quedóen el carro; al rato el chofer regreso e iniciaron el viaje de regreso a la ciudad. Quien lo viera en estos momentos en ese carro y con chofer pensaría queél era uno de esos ricos que nadaban en platapensócomplacido- mientras se retorcía en el cómodo asiento del lujoso vehículo.

-“Jansen, quiero que te encargues de algo antes de que te vayas. Un hombre en un carro me ha estado siguiendoúltimamente, tienes que eliminarlo lo más rápido que puedas.¿O.K.?”. CAPITULOXIII -“Si…. doctor Gruver…. no se pre…. Preocupe, yo me encargare de que…. de que no lo siga más”.

El Dr. Gruver entro a la biblioteca de su casa, se sentódetrás del escritorio y tomo el teléfono, se notaba cansado, eran las dos de la mañana y todavía no se había podido quedar dormido; marco un número y espero a que alguien respondiera, el teléfono repico cuatro veces y por fin contestaron.

-“¿Te sientes bien, Jansen?”.

-“Si,…. Si…. es solo que tengo unos tragos encima”.

-“Penséque ya habías dejado la bebida”. -“Aló ….¿Quién habla?”. Jansen al oír esto la lengua se le trabo más. -“Jansen,¿Eres tú?”. -“Yo…. yo…. casi nunca…. es que hoy…..”. -“Si, sí.¿Quién habla?”.

El doctor Gruver pudo apreciar por el tono de voz que Jansen estaba borracho.

-“Soy yo, el doctor Gruver”. Hablo en alemán.“Me alegro que no te haya ido aun, te he estado llamando todo el día pero nadie contestaba el teléfono”.

-“Pensaba…. irme dentro…. de dos días”. Dijo esto tratando de disimular la borrachera, pero la lengua se le trabo más.

-“Olvídalo, Jansen, pero tienes que dejar de tomas hasta que mates al que me estásiguiendo, eso es muy importante.¿Entiendes?”.

-“Si…. doctor…le prometo que no voy a tomar…. Más”.

-“Jansen, después que lo mates entiérralo, no podemos dejar que la policía lo encuentre”.

-“O.K.”.

-“Eso es todo, Jansen. Adiós.¡Hight Hitler!”.

-“¡Hight….. Hight Hitler!”.

El Dr. Gruver no oyólaúltima palabra de Jansen porque había cortado la comunicación, por su parte Jansen oyóel tono dl teléfono y este le parecióinsoportable, tranco y con dificultad, se dirigióal baño del pequeño cuarto, subióla tapa de la poceta, se metióel dedo en la boca y comenzóa vomitar; llegar a la cama le fue difícil, en el trayecto se llevóuna mesa pequeña, tirándola al suelo y luego dejo caer su pesado y fuerte cuerpo sobre la cama. Efectivamente estaba muy borracho y su cuerpo no respondía con efectividad, pero su mente era otra cosa, su mente si le trabajaba bien, sobre todo después de haber oído la palabra“matar”, ese era elúnico verbo que le conjugaba solo en primera persona…. yo mato……yo mato….. Yo mato…. y muchas veces le anteponía otro verbo“yo quiero matar”, cerrólos ojos y se quedódormida.

uno acompañado por una mujer del Night Club. Al final del salón estaba la pista donde en ese momento cinco mujeres casi desnudas bailaban una samba.

Manuel Gómez entro al Night Club en ese instante y se dirigióa la barra que estaba a un lado del local, se abriópaso entre los hombres y mujeres que se encontraban de pie viendo el show, ocupo un puesto en la barra y pidióun trago, se lo sirvieron, y de espaldas al Show se puso a pensar sobre las cosas que pudo averiguar del caso. Había hablado con Tony y este le conto, a duras penas, algo de todas las cosas queél hacía con Rubén y Carlos, porél se enteródel gran número de muchachas que violaron juntos, aunque para Tony todas habían querido que se lo hicieran y la prueba de ello es que después seguían saliendo con ellos.

Manuel se terminóel trago y pidióotro.

-“¡Dame otro whisky!”.

***

El Night Club estaba repleto de gente a pesar de la hora, 3:30 a.m., era viernes, el mejor día de la semana, el segundo Show de la noche había empezado. Las mesas, que en hilera recorrían el inmenso salón, estaban llenas de clientes, cada

El mesonero se lo sirvióy el siguiópensado en lo que había averiguado. Cualquier persona que lo hubiera visto de espaldas al Show se preguntaría que hacia un hombre en ese lugar, de espaldas a esas bellezas casi desnudas que estaban en la pista, pero Manuel estaba allísolo por una razón y esa era Cristina, la Vedette más bella del local, que era su amante. Manuel la buscaba por lo menos una vez a la semana para hacerle el amor. Saboreo el trago y volvióa sus pensamientos sobre el caso. Le causo bastante impresión la apariencia física de Tony, estaba muy gordo, los senos comenzaban a brotarle y lo que más le llamo la atención fue el tono de su voz, era un tono muy afeminado, que junto con los gestos, queél se imaginaba adquiridos

después de ser capado, daban la impresión de ser homosexual, algo queél no dudaba.

Pensóen el extraño cirujano al que había estado siguiendo losúltimos días, no comprendía por que un hombre de su posición no fue a la policía a denunciar el crimen que estos muchachos cometieron con su hija, se dijo que este doctor era el sospechoso número Uno, pero necesitaba pruebas para hacer algo, aunqueél pensaba ir a la policía e incriminarlo, lo habían contratado para proteger al muchacho y eso es lo que iba a hacer. Después, de acuerdo a como se desenvolviera el caso vería si iría a la policía o no. Este era un caso especial, como el papa del muchacho dijo, si se hacía público podía manchar el nombre de esas familias.

-“Damas y caballeros, ahora para cerrar elúltimo Show de esta noche presentamos a nuestra gran artista….¡Cristina!”.

La voz del anunciante trajo a Manuel a la realidad, se volteo y comenzóa ver el espectáculo. El Strip Teasse de Cristina era algo queél no se cansaba de ver, ella salióal escenario, llevaba puesto un largo traje negro que la cubría toda, era alta, de pelo largo negro que le caía a la cintura. Después de dar varias vueltas a la pista, muy sensualmente se quitóel vestido quedando cubierta solo con un pequeño brassiere y una tapita en su pubis. Su cuerpo era hermoso, de largas piernas bien formadas, con unas caderas grandes y redondas y una bella cintura. Dio varias vueltas y se quitóel sostén, sus bellos y grandes senos flotaron en el aire y se mantuvieron así, sin caer ni un centímetro. Manuel estaba excitado, solo de pensar que dentro de un rato esta ría con ella en la cama le daban palpitaciones, se llevóel trago a la boca y se lo bebiótodo. Cristina se

quitóla pequeña tapita que cubría su hermoso pubis, luego tomo un pequeño banco y se sentóy comenzóa mover las piernas en diferentes direcciones, las abría, las levantaba,“¡Que espectáculo tan maravilloso!”se decía Manuel. El público seguía los movimientos de las piernas con exclamaciones de agrado. Un borracho que se encontraba en una mesa frente a ella se levantóy se acercóa Cristina, el hombre se veía bastante tomado, ella sin inmutarse lo tomo por la cintura con sus piernas y comenzóa mecerlo de un lado para otro, luego lo soltó, el hombre por la borrachera perdióel equilibrio yéndose contra una de las mesas que estaban cerca de la pista, el borracho, la mesa, los vasos, la botella, jun to con una mujer se fueron al suelo, la carcajada del público fue grande, asíera el Show de Cristina, espontáneo, algunas veces cómico, otras dramático, por eso el público no se cansaba de verla, Cristina se había hecho famosa no solo por su cuerpo sino también por su personalidad, todo el mundo recordaba aun la manera como había manejado a un borracho que armado con una pistola se metióen la pista mientras ella hacia su Show. El hombre salto a la pista y le puso la pistola cerca del estómago y le dijo:

-“¡Quiero hacer el amor contigo aquímismo!”.

Cristina se quedótranquila, con su bella sonrisa en los labios. Como el hombre estaba bastante tomado, mientras le apuntaba se iba a los lados. El Público se quedóquieto, unos porque creían que era parte del Show y otros por miedo, los nervios de Cristina eran admirables, si alguna vez se hacía un concurso de valentía con los borrachos seguro que ella quedaría en el primer lugar.

Ella estaba completamente desnuda, se alzódel banco y con movimientos muy sexys se acercóal hombre que le apuntaba al estómago con las pistola, muy suavemente con su mano empujo el arma hacia abajo y se la puso entre las piernas, luego lo que hizo fue sorprendente, de ella se podía esperar cualquier cosa, nunca se sabía cómo terminaría su Show y lo más sorprendente era la tranquilidad con que lo hacía. El borracho por un momento sonrió, pensóque iba a conseguir lo que quería, de cerca de ella la veía más excitante, sus pechos eran voluminosos, con los pezones grandes y rosados, pero al sentir el orín de ella en su mano soltóla pistola y enseguida Cristina lo empujo y el hombre se fue al suelo, el público no pudo contenerse, aplaudieron y rieron con ganas, el borracho fue sacado del local inmediatamente.

-“¿No puedes resistir las ganas de hacer el amor conmigo?”.

-“Eso es lo que más he pensadoúltimamente y aunque no lo creas me molesta”.

-“¿Te molesta pensar en mí?”.

-“No, lo que me ha molestado es pensar que pronto tendréque dejarte, me ofrecieron un trabajo para un Show latino que se va a montar en New York, es una revista famosa y me pagaran el doble de lo que gano aquí”.

-“¿Estás hablando en serio?”, pregunto Manuel. Manuel desde la barra vio que Cristina se acercaba a dondeél estaba, venia vestida, lista para irse conél. Valía la pena esperara hasta esa hora por ella.

-“¡Hola“Bareta!¿Cómo estás?”.

-“Bien, mi amor, un poco borracho…. Si te tardas otro rato más termino tomándome una botella.¿Quieres un trago?”.

-“No, ahora no me provoca, estoy un poco cansada”.

-“¿Te quieres ir ya?”.

-“Si”.

-“Si…. y túlo sabes”.

Efectivamente, Manuel lo sabía y por un momento se sintióincomodo, no por lo que ella dijo sino por lo que sabía que venía.

-“Ven, vámonos, hablaremos en el camino”, dijoél.

Si iban a hablar algo importante ese era elúltimo lugar para hacerlo. Los dos salieron del Night Club.

***

Claro que la entendía, aunque hubiera preferido no hacerlo. Manuel iba a contestar pero ella lo interrumpió.

-“Si no te interesa simplemente dime que me olvide”. Estaba lloviendo, no era una lluvia fuerte, era suave, romántica, el tipo de lluvia que a Manuel le gustaba, sobre todo cuando iba en un carro,él no se explicaba por quésentía tanto placer en un momento así. A esa hora la calle se veía bastante sola. Manuel volteo hacia su derecha y vio a Cristina que iba callada, se notaba pensativa, losúltimos días habían sido tristes par ella tratando de tomar una decisión, estuvo pensado muchas veces como le diría a Manuel lo que sentía porél, pero no era fácil.¡Dios mío! No era fácil decirle a un hombre con el cual laúnica relación que tenía era sexual que ella lo amaba, que quería ser su esposa. Ya eran dos años durante los cuales Manuel no dejo de buscarla por lo menos una vez a la semana, había estudiado con mucho cuidado todo durante losúltimos día y ahora solo no sabía cómo empezar.

-“Me imagino que lo que estás pensando es muy serio, sino no tendrías esa cara”.

Cristina forzóuna sonrisa y dijo:

-“Manuel, por mucho tiempo has sido elúnico hombre en mi vida y créeme, no he tenido necesidad de otro. Bueno, lo que estoy tratando de decirte es que…. laúnica manera de que no tome el nuevo trabajo es si túme lo pides. No sési lo entiendes”.

Manuel se enderezo en el asiento y sin querer vio su cara en el espejo retrovisor, tenía 38 años, era un hombre joven todavía, si algo había evitado por años era el matrimonio, casarse, solo de pensarlo se aterrorizaba, pero también sabía que si no se casaba pronto no lo iba a hacer nunca. Hacía mucho tiempo que se dio cuenta de que amaba a Cristina, ir a buscarla se hizo una necesidad. La miro de nuevo y pausadamente dijo:

-“Cristina, hay algo que quiero que sepas, nunca me he casado porque hasta ahora no he encontrado una mujer que llene mis requisitos.¿Sabes cuál es el requisito primordial?”.

Ella meneo la cabeza negativamente.

-“Que me enamore de ella. Porque si la llego a querer seguro tiene todo lo que yo busco en una mujer…. Y de ti estoy enamorado”.

-“¿Quieres decir con eso que te vas a casar conmigo?”.

-“Si, mi amor”.

Ese“Si”le retumbo a Cristina en el cerebro y enseguida sintióuna alegría inmensa en el corazón, no lo podía creer, ella, la cabaretera o mejor dicho al ex-cabaretera, casada non“Bareta”, el hombre de su vida. Extendiósu mano y tomo la deél y con voz emocionada dijo:

-“Mi amor, no te imaginas lo feliz que me haces, seréuna esposa ideal y espero poder hacerte tan feliz como me haces túa mí”.

-“¿Quieres que te sea franco? Creo que si lo vas a lograr. Cuando yo era joven mi padre me enseño que para que una mujer fuera buena esposa tenía que ser una muchacha inocente, de su casa, y lo más importante de todo es que fuera virgen, pero con el tiempo y quizás debido a todas las cosas que he visto en mi profesión, cambie de parecer. Mi padre nunca me hablo de honestidad, confianza y sobre todo respeto, eso nunca significo nada paraél. Para muchos tu serás una cabaretera que se gana la vida desnudándose, pero para míeres la mejor persona que he conocido. De la manzana podrida nace el mejorárbol”.

Manuel dijo esto con tanto sentimiento que hizo que Cristina comenzar a llorar, el no pudo evitar sonreír y dijo:

-“Que complicadas son ustedes las mujeres, cuando uno espera que sonrían, lloran, y cuando uno quieren que lloren, se ríen y lo hacen de una manera tan natural que nos hacen pensar que asídebe ser.

Cristina al oírlo dejo de llorar y sus blancos dientes asomaron en su boca y junto con las lágrimas que todavía caen le dieron un toque de

ternura a su rostro. Manuel la miro y se contagióde ella, se contagióde amor.

CAPITULOXIV

Jansen se reía solo, muchas veces la gente que lo veía pensaba que lo hacía por burla, pero la verdad era otra, no era una risa, era un tic nervioso que le había quedado debido a la cicatriz que tenía en la cara. La cicatriz se la hicieron en su país en una pelea callejera, nunca fue a un médico, dejo que la herida se cicatrizara sola, lo malo era que le picaba mucho y laúnica manera de rascársela era contrayendo los cachetes hacia atrás y cuando lo hacía enseñaba los dientes, por eso daba la impresión de que reía y cuando de verdad reía no era mucha la diferencia.

Si había algo que el necesitara era algún tipo de actividad, el encantaban los trabajos manuales, le encantaba matar, eso le daba placer…. Estar sentado no le daba ningún placer y menos a esa hora, cinco de la mañana.

Estaba sentado en la poltrona de un rincón de la casa de Manuel, sus dos manos quietas, en una tenía una botella de brandy y con la otra sobaba el puñal que tenía en la cintura, se llevóla botella a la boca y saboreo el brandy. Iba a seguir las instrucciones del Dr. Gruver tan

perfectas como las escucho, esas instrucciones eran matar al hombre que lo estaba siguiendo y para eso estaba el ahí. La sala se encontraba completamente oscura, no importaba para que lugar mirara si de todos modos no veía nada. El ruido de la puerta lo sobresalto, con cuidado puso la botella en el suelo y se acercóal lugar donde el corredor y la sala se encontraban y se arrimóa la pared, inconscientemente su mano derecha ya tenía el puñal listo para matar.

pero se detuvo cuando todo estaba en silencio, la velocidad era peligrosa, uno tenía que caminar despacio y tranquilo.

-“¡Me siento feliz, Manuel!”.

-“¡No aguanto más!”.

Cristina puso sus manos alrededor del cuello deél y lo acerco para besarlo, Manuel se rodóa su lado pegándose a ella, bastante cerca, mientras se besaban. Cristina bajo se mano por la espalda deél y con sus dedos lo toco muy suavemente, se sentía con ganas de tocarlo, con ganas de hacer el amor, entonces Manuel se bajóy ella sintiósu lengua sobre su cuerpo…. sus pechos…. su estómago…. El placer hizo que meneara la cabeza hacia los lados…La lengua estaba entre sus piernas…. sus dedos exploraban el resto de su cuerpo, todos los nervios respondían, parecía que la lengua de Manuel estuviera en todos lados… ¡Que maravilloso era lo que sentía!.... y de repente sintióque terminaba…que lengua tan caliente... sus manos bajaron y lo tomaron por la cabeza apretándolo con fuerza. El sintióque ella termino y la soltó.

-“Yo tampoco,¡ven, vamos a la cama!”.

-“¿Te gusto?”.

Jansen los vio que entraron en el cuarto y salióde la sombra, cualquier persona en el mundo se hubiese enternecido de la manera como se besaron, cualquier persona menos Jansen, al ver a Cristina se había emocionado, matar a una persona era un placer, pero matar a dos era una bendición. Cada vez que Jansen iba a matar el tic nervioso se le acentuaba más en la cara y daba la impresión de que estaba feliz. Muchas veces se preguntaba si era por eso o por nervios, pero luego el mismo se decía que era por la felicidad. Quiso caminar más rápido,

-“¡Oh!¡Hacía tiempo que no sentía tanto placer!”.

-“Mi amor, quiero acostarme ahora mismo, esta noche es especial para míy quiero hacer el amor contigo como nunca antes”.

-“Lo que túquieras”, dijoél.

Manuel la tomo suavemente y el beso en la boca, le dio un beso tierno, romántico, ella al sentir su cuerpo se pegófuertemente aél, luego se separaron y ella dijo como en un suspiro:

El vio que la fuerza le regresaba, ella bajo la mano, le agarro el pene y se lo guio dentro de ella, el comenzóa moverse sobre ella, suave, ahora venía lo que más le gustaba…Manuel se quedótranquilo, sus dos cuerpos juntos, bien juntos… ¡Oh!¡Que divino!, dijo el, ninguno se movía, solo los músculos de la vagina de Cristina se movían, era una especie de masaje,

ella tenía“cangrejera”. Pocas mujeres tienen esa virtud, y si alguna la tenía esa mujer valía oro.

Manuel comenzóa moverse al ritmo de los músculos de la vagina, era una sensación diferente, agradable.

¡Craack!

-“¿Que fue eso?, pensóManuel, se quedóparalizado con excepción de sus ojos que no dejaban de mirar hacia los lados parpadeando. Había oído un ruido, estaba seguro, bueno…casi seguro, pero¿Que era ese ruido?, vino del pasillo,¿Que podía ser? Nada, se dijo y comenzóa moverse de nuevo, se había enfriado un poco pero eso no era problema, Cristina lo podía calentar con solo tocarlo y eso fue lo que hizo ella, lo toco por detrás, su dedo busco entre sus nalgas y luego le entro.

Jansen estaba quieto, no quería moverse, con cuidado retiro el pie con que tropezóla silla, estaba sudando, tenía que tener más cuidado, siguiócaminando, le faltaba poco, dos pasos más y estaría en la puerta del curto y de allíen adelante todo era más fácil, un paso, otro paso…ya…estaba en la puerta…. Asomo la cabeza y vio a Manuel como se meneaba sobre ella, como lo abrazaba con placer. Si había algo de lo queél estaba seguro era que ellos dos iban a morir con placer.

El cuarto estaba alumbrado por una lámpara pequeña que se hallaba sobre la mesa de noche. Jansen con pasos firmes se deslizo en el cuarto, calculo los pasos que tenía que dar, eran cinco, loúnico que se oía en la habitación era el

ruido de placer que hacían ellos…otro paso…ya había calculado todo…lo mataría aél por detrás y luego a ella por el pecho…todo iba a ser rápido…. Otro pasó…Cristina tenía los ojos cerrados y si los hubiera abierto en ese momento habría visto a Jansen con el puñal en la mano sonriéndole…dio elúltimo paso…apretóel puñal y lo fue a bajar con todas sus fuerzas…Cristina abriólos ojos y lo que vio la dejo paralizada, muda….¿Quéhacia ese hombre allícon ese puñal?, su grito fue duro y con sus manos empujo a Manuel hacia un lado, luego sintióque el puñal le entraba por el pecho, no sintiódolor, todo había sido muy rápido. Manuel estaba en la cama, de lado, desnudo, desarmado, su mente dejo de pensar, sus cinco sentidos con excepción de la vista, no funcionaban, vio a Cristina con el puñal en el pecho, estaba muerta.¿Muerta?

Jansen retiro el puñal del pecho de ella y lo levanto de nuevo, pensaba matarlo a el primero, pero sabía que el orden no alteraba nada, se fue encima de Manuel, que en un m movimiento rápido se levantóde la cama, su pistola sobre la mesa, detrás de Jansen era suúnica alternativa, vio el puñal, Jansen lo movióhacia un lado y luego hacia el estómago de Manuel, este salto hacia su derecha y por unos centímetros logro esquivarlo. Manuel era un buen peleador, para llegar a donde había llegado como detective se tenía que pasar por un buen entrenamiento y enfrentarse a un hombre con un puñal era su favorito, debía mantener los ojos en el arma todo el tiempo y cuando el puñal viniera rápidamente balancear el cuerpo de lado, eso fue lo que hizo cuando Jansen de nuevo, con furia movióel puñal hacia su cuerpo. Manuel salto a la cama, paso sobre el cuerpo inerte de Cristina y de una patada tiro la lámpara al suelo, dejando el cuarto bastante oscuro, ahora estaban un poco más parejos.

Jansen se dijo que tenía que acabar con el de una vez, de nuevo tiro el puñal, pero esta vez su cuerpo se fue hacia adelante, Manuel lo esquivo y tuvo que agarrarlo por la mano, con el impulso del cuerpo de Jansen los dos cayeron sobre la cama, a un lado de Cristina. Manuel se encontraba debajo de Jansen, con su mano derecha sujetaba el brazo del asesino, el puñal estaba cerca de su garganta, muy cerca….¡Dios mío, este hombre es muy fuerte! Pensópero no, no podía ser negativo en un momento como ese,¡él era más fuerte que el otro!¡Si, mucho más fuerte! Volteo la cabeza hacia un lado y vio a Cristina, su cara estaba cerca de la deél, se veía bella, hermosa, con excepción del hilillo de sangre que salía de su boca cualquiera pensaría que estaba viva, sintiórabia.¡Tenía que vengarla! Puso todas sus fuerzas en su mano, empujo hacia arriba y de pronto aflojo y ladeo la cabeza, Jansen fue sorprendido sintióque el puñal se fue hacia abajo, enterrándose en el colchón, con la otra mano Manuel lo golpeo en la cara y luego saco su cuerpo hacia un lado mientras empujaba a Jansen hacia atrás, el cual había quedado desequilibrado. Todo fue muy rápido para Jansen, que aturdido todavía se encontraba en la cama, vio que Manuel salía de esta y se movía hacia donde estaba la pistola… ¿la pistola?... por primera vez la vio y sintiómiedo. Manuel estaba cerca del arma, la tomo y Jansen en un movimiento de desesperación se le fue encima, trato de enterrar el puñal en el pecho del detective, pero eso es todo lo que pudo hacer“tratar”porque Manuel disparo hacia su cara, la bala le entro por el pómulo y le saliópor la cabeza, estaba muerto pero siguiódisparando hasta que se terminaron las balas.

La respiración de Manuel era acelerada, todavía no se explicaba como paso todo.¿Por quéese hombre trato de matarme?¿Por qué? Dejo de pensar y se acercóa Cristina, la tomo por el

cuello, arrimándola a su pecho, la apretócon fuerza y luego la beso. No pudo evitar las lágrimas que salieron de sus ojos. Casi siempre cuando los hombres lloran, al rato, cuando todo a pasado, se arrepienten de sus lágrimas, se avergüenzan, pero si había algo que haría a Manuel orgulloso de símismo eran esas lagrimas que en ese momento caían de sus ojos y la verdad era queél no había llorado nunca antes y ahora que lo hacia comprendía la necesidad y el alivio que traían a su persona.

CAPITULOXV

Había dos cosas que aél lo ponían nervioso, una era esperar y la otra volar en un avión; era cuestión de costumbre,él no estaba acostumbrado a esperar y menos a volar. Laúltima vez que había volado en un avión fue 15 años atrás, y ahora en este avión tan grande, un 747, le daba impresión de que era un edificio el que volaba y no un avión. El Dr. Gruver saco una revista Time que estaba en el respaldar del asiento que tenía en frente y se recostóen su asiento; hablaba correctamente tres idiomas; alemán, español e inglés, busco la página de economía y comenzóa leerla, leer lo ayudaba a olvidarse de que estaba volando. Ya habían pasado dos horas y media desde que despegaron de Guatemala, donde hicieron

escala de una hora, luego de un viaje de cuatro horas desde Caracas, y ahora estaban a media hora, aproximadamente, del aeropuerto de losÁngeles, su destino. El Dr. Gruver no iba en viaje de placer como la mayoría de los pasajeros que en ese momento estaban en el avión,él iba a matar a Rubén La Mar, el muchacho que faltaba para completar su venganza.

Después de un mes tratando de averiguar el paradero del muchacho, que de repente había desaparecido de Caracas, supo dónde estaba gracias a la información que le había sacado a la mujer del servicio de la casa de Rubén. Todo fue fácil, una llamada diciendo que era de la Universidad dondeél había estudiado en Caracas y que necesitaba hablarle al respecto de unos papeles que necesitaba urgentemente.

La mujer sin quererlo le dio toda la información, hasta busco una carta que acababa de llegar y le leyóla dirección donde el muchacho estaba viviendo en losÁngeles.

El Dr. Gruver sentía la vibración que hacia el avión mientras descendía, preparándose para aterrizar.

“Atención, por favor”, dijo una voz en ingles por el sistema de comunicación del avión,“Habla el capitán de la nave, en este momento estamos volando sobre la ciudad de LosÁngeles, nuestra próxima escala, dentro de 15 minutos aterrizaremos. La temperatura de hoy en losÁngeles es de 75°F, muy agradable por cierto. Los pasajeros que vayan a desembarcar en LosÁngeles favor tener toda la documentación a mano. Espero que hayan tenido un buen viaje y vuelvan a volar de nuevo

con nosotros. Muchas gracias”. Después otra voz dijo lo mismo en español.

El Dr. Gruver obedeciendo la señal que se había iluminado se abrocho el cinturón de seguridad y pensóque si estaban volando sobre LosÁngeles y todavía faltaban 15 minutos para aterrizar eso significaba que esa era una ciudad inmensa y se dijo que un avión 747 tardaría en atravesar Caracas dos minutos aproximadamente y por ahíse podía dar cuenta del tamaño de la ciudad de LosÁngeles. En otra oportunidadél había estado en esa ciudad, hacía más de 20 años, para un seminario mundial sobre cirugía, pero en esaépoca la ciudad no era tan grande, ahora LosÁngeles y sus suburbios tenían una población de 14 millones de habitantes, más que la población completa de Venezuela.

El avión 747 hizo un toque suave y parejo sobre la pista de aterrizaje e inmediatamente todos los pasajeros comenzaron a aplaudir, unos porque estaban felices de estar en tierra y otros para premiar al piloto por el buen aterrizaje. El avión luego de pararse por completo, muy despacio se acercóa la terminal. Al rato todos los pasajeros que se quedaban en LosÁngeles comenzaron a abandonar el avión. El Dr. Gruver después de cumplir todas las formalidades del departamento de emigración paso a un salón grande a recoger su equipaje, una maleta negra de tamaño mediano. Si había algo que el odiaba era viajar con varias maletas, era un hombre práctico, solo llevaba lo necesario, lo que pensaba utilizar, y lo más importante de todo, lo que seguro utilizaría, iba dentro de un compartimiento secreto que tenía la maleta y muy difícil de detectar: una Lugger 45 automática, su arma preferida.Él sabía que ese era el lugar más seguro para portarla, en el aeropuerto de Caracas podían haber registrado la maleta antes de subir al avión, y ahora veía

como el oficial de aduana americano le abría la maleta y luego de registrarla se la entregaba. Tomo la maleta y se dirigióa la salida, todo saliócomo lo había planeado.

De regreso no pensaba traer la pistola, esperaba abandonarla en algún lugar seguro, luego de utilizarla.

El Dr. Gruver pensaba quedarse en esa ciudad solo por dos días, el tiempo suficiente para terminar con lo que lo llevaba ahí, lo que lo tenía apartado por un tiempo de su profesión y de todos sus negocios, vengar a su hija.

Ella, por cierto, estaba estudiando en LosÁngeles, pero el en ningún momento pensaba comunicarse con ella, no había porque mezclarla en lo que iba a hacer.

Con su maleta en la mano, El Dr. Gruver se dirigióhacia la salida del aeropuerto, atravesóla puerta automática, saliendo al corredor techado que se extendía por todo el frente del edificio del aeropuerto; al salir lo primero que noto fue el cambio de temperatura, adentro el aire acondicionado lo había mantenido un poco frio y ahora el calor de afuera lo golpeo de repente en la cara y sintióel cambio. Era un calor agradable no muy fuerte, parecido al ce Caracas, se dijo. El Dr. Gruver vio que un reloj afuera marcaba las dos y media; hora de Venezuela; al terminar de ajustar el reloj llamo un taxi de servicio del aeropuerto y se montó.

-“Hotel Holliday In en Hollywood, por favor”, dijo en inglés. El chofer bajo la palanca del taxímetro y sin decir nada arranco. El Dr. Gruver hablaba inglés con un acento que podía

confundir a cualquiera con respecto a su nacionalidad, tenía acento latino debido a sus muchos años d vivir en Venezuela, pero sus rasgos físicos eran los típicos de un alemán. El taxi había entrado en la autopista en dirección oeste, el Dr. Gruver desde atrás veía la autopista de siete canales que se extendía en frente deél y la forma en que estaba planificada la ciudad. No se veían edificios mayores de 4 pisos, la mayoría eran casas, típicas casa americanas, se dijo. Todas tenían un jardín al frente, bien cuidado. La ciudad no crecía hacia arriba como Caracas, sino hacia los lados. Al rato el taxi dejo la autopista, se salióen una avenida, Highland ave., pudo leer el Dr. Gruver en el aviso que estaba a la salida de la autopista. El taxi tomo la avenida hacia el norte.Él le prestaba bastante atención e interés a los nombres de las calles más importantes, quería familiarizarse con la ciudad, por lo menos saber hacia dónde estaba en norte o el sur,él sabía que conociendo los puntos cardinales y un buen mapa de la cuidad era la mejor manera de guiarse en una ciudad americana, al día siguiente iba a alquilar un carro para poder llevar a cabo el plan que había concebido y que estaba seguro no le iba a fallar. El taxi subiópor la avenida, por espacio de 20 minutos, y un letrero le indico que había entrado en Hollywood. Al rato el taxi, todavía en la misma avenida, entro en el estacionamiento del Hotel Holliday Inn, un edificio blanco de unos 15 pisos, que se alzaba en el medio de la ciudad de Hollywood. El Dr. Gruver después de chequear su reservación y darle una propina al chofer, subióa su cuarto, estaba cansado, el viaje fue largo; el avión salióa las nueve de la mañana de Venezuela y ahora en Caracas eran las 7:20 de la noche, cuatro horas más tarde que LosÁngeles, un día completo de viaje. Peroél no se podía dar el lujo de dormir, ahora tenía que planear todo lo que iba a hacer el día siguiente, la manera de matar al muchacho, eso era loúnico que le interesaba.

Decidiódarse un baño primero antes de empezar todo, eso lo iba a ayudar a refrescarse un poco; entro al baño y al rato salió, ahora se sentía mejor, llevaba puesta una bata roja, y tenía el pelo mojado, se acercóal teléfono y llamo a recepción pidiendo un mapa de la ciudad. A los cinco minutos tocaron a la puerta y un botones le entrego el mapa, el Dr. Gruver antes de dejarlo marchar hizo que este le marcara en el mapa el sitio donde se encontraba situado el Hotel Holliday Inn. El botones con u n lápiz marco el sitio y le dio una buena propina, este se marchófeliz. Luego abrióel mapa por completo y lo extendióen un pequeño escritorio que había en el cuarto del hotel. Ahora podía apreciar la ciudad tal y como era, sus avenidas, sus calles, todo muy bien detallado, si había algo que el reconocía era que los americanos sabían hacer un mapa. Busco en su cartera el pequeño papel donde tenía anotada la dirección del muchacho: 3500 N, HOPE STREET, BEVERLY HILLS.

El recordaba que la mujer de servicio le había dicho que el muchacho vivía en una residencia para estudiantes. Encontrar el nombre de la calle en el mapa fue fácil, abajo en el mapa estaban todos los nombres de las calles y avenidas por orden alfabético,él lo que hizo fue buscar en la columna“H”hasta que vio el nombre HOPE st. Al lado del nombre vio la letra D y el número 5, luego busco en el borde superior del mapa la letra D y corriósu dedo hacia abajo hasta ponerse al nivel del número, que estaba en el borde izquierdo del mapa. Inmediatamente pudo ver el nombre de la calle, hizo un circulo con el lápiz sobre el nombre y luego vio la distancia que había entre los dos círculos, la distancia no era mucha, aproximadamente 15 minutos, pensó; ahora tenía que ver la mejor manera de llegar allí. Durante una hora estuvo el Dr. Gruver estudiando el mapa, memorizando la ruta que

tomaría para llegar a la calle donde vivía el muchacho,él sabía que tenía que memorizar cada nombre de cada calle por donde iba a pasar. Después de la hora ya el Dr. Gruver había dado con la ruta que lo llevaría derecho y sin peligro de perderse. Hizo varias marcas sobre el mapa. Era una ruta fácil. Tenía que bajar dos cuadras hacia el sur, por la avenida del hotel, luego doblar a la derecha por la Sunset Boulevard yendo hacia el oeste y por esa misma avenida, como a 15 minutos adelante, iba a encontrar la calle Hope y al llegar ahítenía que doblar a la derecha dirigiéndose al norte, hasta llegar a la casa número 3500, luego allícontinuaría con el resto de su pal. Todo estaba saliendo comoél lo había planeado, había pocas probabilidades de que algo saliera mal. Todo estaba a su favor, no había nada más peligroso, se dijo, que un ataque sorpresa, cuando la persona menos lo esperaba, de esas manera se podía matar hasta el hombre más peligroso, y este muchacho era de todo, menos peligroso. Por otra parte, el siempre vivióen peligro desde que abandonósu país después de la guerra, el miedo de ser descubierto lo siguióconstantemente durante muchos años, ahora se sentía mejor, aunque de vez en cuando lo invadía esa ansiedad de que lo iban a descubrir; no se explicaba porque sentía eso, probablemente nadie se podía imaginar queél, el Dr. Gruver, la eminencia médica venezolana, podía ser nazi, uno de los nazis más buscados en el mundo. Miro su reloj que marcaba las 8:30 y se dijo que era hora de dormir, estaba realmente cansado, se puso su pijama y se acostó, necesitaba estar descansado para el día siguiente. Al minuto de poner la cabeza en la almohada se quedóprofundamente dormido.

“Dr. Gruver”dijo la voz ronca del viejo hombre que estaba en frente del grupo de personas que lo rodeaban, eran como diez, todos viejos.

“Ahora nos toca a nosotros, hemos esperado este momento por muchos años y por fin se va a hacer justicia”. El Dr. Gruver trato de decir algo pero las palabras no le salían. El vio alrededor y se dio cuenta que estaba en su laboratorio de Alemania. El grupo de viejos eran unos judíos que ellos habían traído de un campo de concentración para hacer experimentos. El hombre que le hablaba no tenía ojos, tenía las cavidades de los ojos vacías yél podía apreciar a través del hueco vacío, los nervios y venas.

“No se preocupe, nosotros no queremos matarlo, solo queremos sacarle los ojos; tenemos un problema, hay un perro que no ve bien y hemos pensado ponerle sus ojos, es un experimento que puede ayudar a la raza humana en el futuro y usted pasara a la Historia como uno de los hombres que lo hizo posible”.

“Pero es que si le doy mis ojos no podre ver más”.

“No, al contrario, sin ojos se aprecia la vida mejor, uno no ve los colores pero los puede oler y tienen un olor muy agradable, estoy seguro que le va a gustar”.

Él no quería, no estaba ahípara darle sus ojos a nadie, estaba ahípara sacarles los ojos a ellos,él era el Doctor y ellos los pacientes. El Dr. Gruver trato de salir por la puerta de su laboratorio, pero no pudo, trato de dar un paso pero los pies no le obedecían, estaba como pegado al piso. El grupo de personas se acercómás aél y lo sujetaron, el judío que hablaba tomo unas pinzas“Piense en lo bien que se va a ver el perro con sus ojos azules, usted estaráorgulloso de haberle donado sus ojos, si alguno de nosotros

tuviera ojos, se los daríamos”. El hombre subiólas pinzas y le saco un ojo.“Usted ve, no le dolió, ni siquiera sangre le salió. Ahora deme el otro”, la pinza le entro en el ojo y se lo saco; los dos ojos se lo habían sacado y lo más raro de todo era queél seguía viendo y el laboratorio, de pronto, había cambiado de olor. Era una mezcla de diferentes olores, desconocidos hasta ese momento paraél. El grupo de judíos lo seguía rodeando y el hombre volvióa decir:

“Doctor, también vamos a necesitar su nariz, asíque por favor dénosla”, diciendo esto alzo la pinza para sacarle la nariz.

“No, por favor, usted dijo que solo quería mis ojos, yo ya se los di, déjeme en paz”, grito. Todos los hombres lo agarraron duro y el hombre con la pinza le saco la nariz. El Dr. Gruver salto de la cama y lo que hizo fue tocarse la nariz y los ojos; que sueño tan raro y tan real se dijo, por un momento pensóque esos judíos le habían sacado los ojos, estiro la mano y prendióla luz de la mesita de noche y vio la hora en su reloj, las 2:30 a.m., todavía era temprano. Ese tipo de sueño lo había tenido el por muchos años, era parte de su obsesión de que los judíos lo iban a encontrar; durante losúltimos años no tuvo ese tipo de sueño y se había sentido mejor; ahora de repente el sueño le volvía; no era el mismo sueño cada vez, pero si el mismo tipo, los mismos personajes: los judíos. Apago la luz y trato de dormirse de nuevo. Al rato lo logro.

CAPITULOXVI

Hollywood Boulevard es el centro comercial y artístico de la comunidad de Hollywood. Es una avenida ancha, que atraviesa esa parte de la ciudad de este a oeste. Tiene toda clase de tiendas y negocios que van desde salas de cines, teatros, hasta casas de masajes. La acera es de mármol gris y cada dos metros tiene una estrella blanca con uno de los nombres de algunos de los artistas de cine o de televisión que han hecho famosa mundialmente esa comunidad. A su alrededor están los estudios de cine más grandes y famosos del mundo.

Esa mañana Hollywood Boulevard se veía resplandeciente de alegría, Era julio y el verano había comenzado trayendo consigo lo bello de la vida: el calor, las playas y las bellas mujeres con sus shorts y pequeñas blusas que dejaban ver sus hermosos y tostados cuerpos. A pesar de ser temprano, 9:30 de la mañana, Hollywood Boulevard estaba lleno de gente que caminaba de un lado a otro buscando las tiendas que tuvieran las mejores rebajas; todas las tiendas lucían en las vidrieras los carteles anunciando las rebajas de la mercancía de la estación que había terminado.

El Dr. Gruver saliócaminando del Hotel y se dirigióhacia Hollywood Boulevard, que estaba a una cuadra de distancia del hotel. Iba vestido con un flux marrón claro, sin corbata, y en la mano llevaba un estuche negro, pequeño. Su aspecto elegante y de hombre de mundo se destacaba más esa mañana debido a la serie de hippies que, con sus blue jeans sucios y pelos largos, transitaban a esa hora por ahí.

El Dr. Gruver luego de bajar por la calle entro a Hollywood Boulevard. Mientras caminaba no dejaba de observar a la gente.Él era una persona muy conservadora y viendo la manera como los hombres y mujeres vestían, no dejaban de causarle extrañeza. Sobre la ancha acera, delante deél, vio a dos mujeres que estaban paradas en frente de un local, el cual tenía un letrero que decía:

“MASAJES SEXUALES”

Las dos mujeres llevaban puestos pantalones cortos y enseñaban parte se sus bien proporcionados cuerpos. Cuando el Dr. Gruver paso delante de ellas, la más rubia de las dos se le acerco, casi interceptándolo, esta lo invitaba a entrar. Aél le dio vergüenza, pues no estaba acostumbrado a que en medio de la calle y delante de extraños una mujer, mejor dicho una prostituta, se le acercara y le hablara; hizo todo lo posible por ignorarla, pasando sin voltear, pero no pudo evitar avergonzarse al sentir la mano de ella en su brazo, miro hacia los lados y se fijóque ninguna de las muchas personas que en ese momento transitaban por allí, habían prestado atención a lo ocurrido, eso era normal para ellos, De una cosa estaba seguro el Dr. Gruver, el no pertenecía a ese mundo y menos lo entendía, para el ese era un mundo corrompido donde mejor negocio era la pornografía, la explotación del sexo, todo giraba alrededor de ello: las películas, las revistas, hasta los libros que a millares se vendían en

todas las librerías tenían que tener sexo, si no nadie los compraría. Después de caminar varias cuadras entro a un local que estaba en una esquina, era una oficina donde se alquilaban carros, a los diez minutos saliódel estacionamiento que estaba detrás del local al volante de un Maverick color marrón claro, tomo la avenida de Hollywood en sentido contrario y se devolviólas cuadras que recorriócaminando, cruzo en la Avenida Highland hacia la Sunset y en esta cruzo a la derecha, siguiendo la ruta que planeo la noche anterior. Ya en esta avenida todo era más fácil, loúnico que tenía que hacer era ir derecho hasta encontrarse con la calle Hope.

Durante un rato el Maverick se desplazópor la Sunset, dejo Hollywood y entro en Beverly Hills,él había oído hablar de esa urbanización en la que vivían los artistas de Hollywood; ahora las casas cambiaban, ya que no se apreciaban los pequeños edificios de Hollywood, ni los avisos de los Night Clubs y Discotecas que se encontraban a lo largo de la Avenida Sunset, ahora veía bien los cuidados de las mansiones de esa urbanización, eran casas dignas de verse, su arquitectura era antigua, muchas parecían castillos en vez de casas. El Maverick iba despacio y el Dr. Gruver se fijaba en el nombre de cada calle que pasaba. A los cinco minutos de haber entrado en Beverly Hills vio el letrero que decía Hope st., cruzo a la derecha y subiópor la calle, esta era un poco ancha, miro el numero de una de las casas, 1500, tenía que subir un rato, se dijo. La calle se veía bastante desolada, en el poco tiempo que tenía subiendo no había encontrado un carro que circulara por ella, esto era mejor de lo queél había pensado, mientras menos carros y gente, menos problemas. El Maverick subiópor un rato y entro a un sector donde no habían casas, se veían terrenos vacíos del lado izquierdo y del otro lado parte de un pequeño cerro que

bordeaba la calle, que en esta parte subía en forma de curvas para luego entrar de nuevo en un sector de casas, estas no eran mansiones como las otras, aunque no dejaban de ser grandes y bonitas; el auto paso despacio por enfrente de las casas y el Dr. Gruver se fijóen el numero de una de las casas, 3475, estaba bastante cerca de la casa del muchacho, siguiómedia cuadra y del lado izquierdo vio el número 3500, que era el de la casa donde vivía el muchacho. Era una casa de dos pisos, de ladrillos rojos, al frente tenía un jardín grande, separado de la calle por una cerca alta. El Dr. Gruver rodóuna cuadra más, dio la vuelta y se estaciono en la esquina, a cuatro casas de distancia, sacóla pistola de la revolveráy la puso sobre el asiento a su lado,él no era un pistolero profesional, era más fácil tomarla del asiento que sacarla de la revolverá; luego abrióel estuche negro que traía consigo y saco unos binóculos, no conocía el carro que tenía el muchacho y su vista de lejos no era muy buena. Con los binóculos podía verle la cara al chofer de cualquier carro que saliera de la casa,él no quería cometer un error a esas alturas siguiendo a otra persona en vez del muchacho, además había visto la cara de Rubén solo en una foto, aunque eso no era problema, esa cara la podía reconocer entre una multitud sin riesgo a equivocarse. Si había algo de lo cual podía estar orgulloso, era de su memoria,él podía recordar cualquier cosa pos más insignificante que fuera y la cara del joven en este momento estaba lejos de ser insignificante. La calle estaba tranquila, de vez en cuando pasaba un carro, de resto no se veía ningún movimiento. Desde donde estaba, el Dr. Gruver podía ver con claridad cualquier carro que saliera de la casa, ahora lo que le quedaba era esperar, tenía que tener paciencia, se recostóen el asiento para estar un poco más cómodo, tarde o temprano el muchacho saldría de la casa y todo se iba a terminar. En ese momento un carro saliópor la puerta del garaje, era un carro Toyota azul

oscuro, el con rapidez se enderezo en el asiento y con los binóculos vio la cara del chofer era una mujer de unos 50 años la que iba al volante del auto, bajo los binóculos y se recostóde nuevo en el asiento…tenía que calmarse, se dijo. Al ver salir el carro se había excitado bastante y eso iba contra sus conocimientos y su manera de ser, el sabía que en los momentos más difíciles, donde uno necesita estar más calmado, los nervios eran el enemigo a vencer, además era un médico que ni siquiera durante las operaciones de cirugía más complicadas sentía nervios. Vio que su reloj marcaba las 12:30, había pasado una hora desde que llego allíy todavía el muchacho no aparecía, pero si tenía que estar ahíparado el resto del díaél lo iba a hacer. Por primera vez en su vida esperar no le resultaba tan tedioso.

quedar vivos, lo sentía por ella, pero también tendría que matarla. Los dos carros muy cerca uno del otro entraron en el sector de las curvas donde no había casas. El Dr. Gruver se dijo que tenía que actuar rápido antes de que entraran en el otro sector de las casas. Acelero a fondo el carro y paso por la izquierda al Corvette que iba despacio, al rebasarle tiro violentamente el carro hacia la derecha cruzándose por completo en el camino del Corvette. Había sido algo rápido, el muchacho fue sorprendido por completo y no pudo hacer otra cosa que frenan para evitar chocar el maverick…El Dr. Gruver, sin perder un segundo, tomo la pistola y se bajódel carro y desde la misma puerta del auto apunto a la cabeza de Rubén, que sin comprender todavía lo que pasaba se había quedado dentro del carro.

Media hora más paso hasta que otro carro salióde la casa, era un Corvette rojo,último modelo, el Dr. Gruver alzo los binóculos y vio la cara del chofer, este volteo la cara hacia la parte de arriba de la calle asegurándose de no venía ningún carro bajando. A través de los binóculos, el Dr. Gruver pudo apreciar la cara completa del muchacho, enseguida sintióun vacío en el estómago y las manos le comenzaron a sudar, no eran nervios, se dijo, era la emoción que sentía, emoción de que al fin iba a arreglar cuentas conél. El Corvette saliópor completo por la puerta del garaje y tomando la calle se alejó. El Dr. Gruver rápidamente prendióel carro y lo siguió. El Corvette se desplazaba por la calle despacio, el Maverick se le acerco bastante y en ese momento el medico se dio cuenta que había otra persona dentro del carro con el muchacho, por la pequeña ventana del Corvetteél podía ver otra cabeza, era la cabeza de una mujer.¡Maldita sea!, se dijo; bueno, esto no alteraría nada su plan, si tenía que matar a alguien más lo haría, porque testigos no podían

El Dr. Gruver hubiera hecho fuego inmediatamente a la cabeza del muchacho y luego a la de la muchacha, cuando oyóla voz de ella que en un grito de desesperación, que retumbo en sus oídos dijo:

“¡No, papa, no lo hagas!”, al decir esto ella se bajódel auto yél pudo ver la cara de su hija.

“¡Andrea!”. El nombre de ella apenas salióde su boca, de pronto su mente se nubló.¿Quéhacia ella conél?, con el hombre que la había humillado haciéndola infeliz. Por más que pensaba no entendía lo que pasaba, el hacía todo eso por ella…

“Papa, por favor, suelta esa arma”, dijo de nuevo. Andrea se acercóaél un poco y Rubén se bajódel carro, quedándose al lado de la puerta.

El Dr. Gruver veía a su hija y no entendía muy bien lo que ella trataba de decirle.

Andrea y Rubén pudieron apreciar la rabia que de pronto invadióla cara del Dr. Gruver.

“Papa, suelta el arma.¡Todo se va a arreglar!”.

-“Señor, yo estoy arrepentido de lo que hice y estoy dispuesto a casarme con Andrea y ser el padre del hijo que va a tener”, dijo Rubén un poco nervioso.

El Dr. Gruver hizo un esfuerzo y ordeno sus pensamientos.Él estaba allípara matar al muchacho y lo iba a llevar a cabo pasara lo que pasara, un poco más calmado y con la pistola apuntando a Rubén, pregunto:

-“Hija,¿Quéhaces túconél?”.

-“Padre, Rubén y yo nos vamos a casar. Yo creo que es lo mejor”, hizo una pausa y luego continuo:“Mi hijo necesitara un padre”.

El medico sin dejar de apuntar, dijo:

-“¡Arrepentido! Túcrees que es fácil ir por ahíviolando muchachas y luego con arrepentirse todo se arregla. La vida me ha enseñado que cuando uno hace algo asume las consecuencias, cualesquiera que están sean”.

-“Papa,¿no ha sido suficiente todo lo que ha pasado ya?, pregunto Andrea. -“¿Tu hijo?”, pregunto el Dr. Gruver como si no hubiera entendido lo que ella acababa de decirle.

-“Si, papa, esa noche quede en estado y voy a tener un hijo, por un lado me alegro de que no pensaste que esa posibilidad podría ocurrir, porque estoy segura que me hubieras obligado a abortar”.

Esta vez en la mente del doctor no se nubló, ni sintiónervios, sintióasco, asco por todo lo que oía.¿Un hijo producto de aquella noche? No,él no iba a permitirlo. Ese hijo no debía nacer.

Detallando a su hija noto que esta estaba en estado.

Un carro que bajaba por la calle paso sin pararse y el Dr. Gruver pensóque no le quedaba mucho tiempo, la policía iba a llegar de un momento a otro. Alzo la pistola un poco más y apunto a Rubén a la cabeza, Andrea al ver esto salto y se puso delante deél, cubriéndolo con su cuerpo.

-“Papa, si lo matas aél me tienes que matar a mí”.

La miro se quedócallado por un momento, luego dijo:

-“Yo siempre te he enseñado que cuando uno empieza algo hay que llevarlo hasta el final,

pase lo que pase, sin dejarse vencer por lo inesperado…. Creo que es lo mejor”. La pistola apuntaba ahora a Andrea a la cara, el tiro sonóduro, rompiendo el silencio y la tensión que había en ese momento. La bala le entro al Dr., Gruver por detrás de la cabeza y le perforo la frente. El impacto lo lanzo hacia adelante, cayendo a los pies de su hija, ella dejo escapar un grito de terror al ver a su padre bañado en sangre que caía a sus pies.

Sorprendidos los dos voltearon hacia donde había salido el tiro y al instante detrás de unos arbustos salióun hombre, alto, de unos 35 años, que tenía un rifle en la mano y caminaba hacia ellos. Ninguno de los dos conocía al extraño hombre que hizo el disparo. Este al llegar dijo, dirigiéndose a Rubén:

-“Soy el detective venezolano Manuel Gómez. Fui contratado por tu padre para protegerte”.

Rubén se quedócallado, no sabía si alegrarse o ponerse a llorar, todo había sido tan rápido. Hacía apenas unos segundos estaba seguro que iba a morir y ahora este hombre lo acababa de salvar la vida, pero a costa de la muerte del padre de Andrea.

Ella estaba llorando, viendo como su padre yacía en el suelo. En ese momento Andrea se agacho y tomo la pistola de la mano de su padre, parándose de nuevo. Los dos hombres estaban mirando y al verla tomar la pistola se quedaron inmóviles. La muchacha con los ojos llenos de lágrimas dijo, mirando a Rubén:

“Hubo una vez una muchacha feliz, que amaba la vida. Tenía un sueño, un simple y sencillo

sueño, el de ser algún día una profesional y con el tiempo casarse. No era mucho lo que pedía. Pero una noche murió, murióde pena y tristeza, y desde esa noche no supo nunca más lo que era sonreír. Ahora ustedes han matado a su padre, loúnico amado que le quedaba”. Andrea todavía con lágrimas en los ojos subióla pistola y apunto a Rubén.“Voy a matarte”, dijo.

-“Hazme ese favor”, replico el sin ningún signo de miedo.¿Miedo?, ese era un sentimiento al que ya le había perdido el respeto. El veía a Andrea que lo apuntaba con la pistola y agrego:

-“¡Dispara!”.

Andrea había dejado de llorar, ahora una expresión dura se apoderaba de su cara cambiando por completo sus dulces y delicados rasgos. La pistola estuvo frente a Rubén por unos segundos que parecieron interminables, Andrea abrióla mano y la pistola cayóal suelo, luego se alejó caminando, Rubén la siguió. En ese momento se oyóel sonido de una sirena y una patrulla hizo su aparición.

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