Mario Bunge - Economía y Filosofía

January 26, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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MARIO BUNGE

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Foundations & Philosophy of Science IJnit, McGill Universitt, Mon¡real

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ECOIVOMIA Y FILOSOFIA PRESENTACIONE RAUL PREBISCH

Cont isión Econónic'. p'ra Anúricu l:

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SEGUNDA EDICION

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FilfrE Filfr EPRESTA }'.t-HIfItIÜ }'.t-HIfItIÜ INDICE SánchezCuenca Diseño de cubierta: J. M. Domínguez y J. SánchezCuenca Impresión de cubierta: Gráficas Molina

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Pnes¡NrncróN ¡ Rnúl Pn¡srscH Pnoloco A LA sEGUNDA DrctoN sEGUNDADrctoN Png¡ncro INrnoouccróN....

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2. Coucrpros ECoNoMrcos 1." edición: 1982 2." edición: 1985

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9. ¿Quo lveors? ExHrsreNbo Los REFERENTES ApÉNnlc¡ ltl fl

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ECOF{*f,,{lA N i la totalidad ni parte de este ibro Reservadosodos Reservados odos os derechos. derechos.Ni puede eproducirse por ningún procedimiento procedimientoelectróeproducirseoo transmitirse transmitirsepor electrónico o mecánico, ncluyendo otocopia, grabación magnética o cualquier almacehamiento e nformación y sistema sistemade de recuperación recuperación,,sin . permiso escrito escritode de Editorial Tecnos, S. A.

O by Manro Br-;Nce EDITORIAL TECNOS, S.4., 1985 MADRID 28009MADRID O'Donnell, 27 . 28009 ISBN: 84-309-1165-0 DepósitoLegal: Depósito Legal: M- 18223 1985 por GAMA, S. A. Españapor Printed in Spain. Impreso en España Tracia. l7 - 28037 Madrid

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ApÉNorce z. L¡ves Y REGLAS AprNorcr 3 TEoRiA DEr cRECTMTENTo ApÉNorcE q Mop¡lo LTNEALDE LTNEALDE pRoDlrccroN Ap¡Nolc¡ ¡ CoNcepros DE DESARRoLLo BrsLrocRRnÍA . . .

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PRESENTACION

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Ha sido para mí una grata -rorpresa que Marío Bunge me sugiríera escribír la introduccíón a este pequeño libro. Filósofo eminente, se ha dejado llevar por su vasta curiosidad intelectual al campo de l a ciencia económica o, más bien dicho, de lá oasí llamada ciencia económica>, como me hc dado en decir frecuentemente. Y ha escrito este libro mu y provocativo. Llega en muy buena oportunidad y nos será de gran ayuda a los economistas que, como en mí caso, rechazan los artículos de fe del pensamiento convencional. El doctor Bunge aruemete esueltamente contrs las teorías clásicas y neoclásicas,si n que escapen a su análisís crítico las concepciones marxistas. Pero es a las neoclásicas a donde se díríg e prefere ntemente. ntemente. Como he recordado más de una vez en los últimos tiempos, yo he sido un firme neoclásico en mi juventud. Sin embargo, Ia gran depresión mundial me hízo comenzar una obra de desmantelamíento. De haber sido esa depresión cíclico pude haber recordado, un simple descenso sin compartirlo, desde luego, una afirmación de un profeior mío, neoclásico al extremo, quíen decía sentenciosamente: " Las crisis cíclicas eliminan inexorabiemente a los menos aptos, a los ineficientes, Io mismo que un invierno muy severo termina con lo s tuberculosos. Formas crueles -agregaba-, pero muy eficaces de saneamiento.)) Bien sabemos que la gran depresíón eliminó a muchísimos sanos en todo el mundo. Yfue necesaria la gran obra de Keynes, que Mario Bunge ad -

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m¡ra, para comprender la índole de este enómeno y decídir contiarrestarlo con nuevas iáeas, muy mu y audaces en aquellos tiempos. Tardé bastante tiempo, sin embargo, en llevar mi tarea crítíca al punto avanzado en que hoy me encuentra. Quienes esperábamos en la Américu Latina, llevados por el razonamíento que el desaruollo económíco intpulsadoneoclásico, por la industrialización iría estrechando progresivamente las grandes disparidades en la distribución del in greso, tuvímos que reconocer lo contrarío frente u la evídencia de los hechos. pero en vano pudimos encontrar una explicación valedera de este fenó_ meno a la IuZ de las enseñanzasneoclásícas. Más aún, no hay una teoría económica qu e permita explicar los fenómenos globales del ctisa_ rrollo, ni de esas crecientes dtsparidades sociales, salvo en lo que concierne a ciertas restricciones restriccionesde de l libre juego de las leyes económicas y a las imper_ fecciones del mercado. ¿Qué hacer entonce,s? l procurcr la respuesta, entro decididamente a un campo de amplia coirtci_ dencia con el doctor Bunge. Si la teoría económica resulta claramente ínsuficiente es porque ígnora la estructura social y sus mutaciones mutacionesyy las cambiantes relacíones de poder que emergen de todo ello. En su afliyt de asepsia doctrinaría, sus adeptos evitan cuidadosamente la influencia de nos. A mi juício, ni los elementos técnicos, elemeitos exópe_ potític-os, sociales y culturales son exógenos. Forman Darte integrante de un sistema y, como tales, tienen gran influencia en esGS,mufaciones m ufaciones y en las contrádic_ ciones que aparecen cada vez más en su funciona_ miento. La penetración del progreso técníco de los cen_ tros, en sus diversas manifestaciones, tierte un pa _ pel importantísimo en esas mutaciones de la es _ tructura social. La estructura social de la periferia es sumamente heterogénea y permite que el fruto l0

del progreso técníco, de la creciente pr.oductividad que le acompañe, se concentre

perioresde ia estructura ociar'írfi,íi'"::':; :h la mayor mayorparte parte de los los_idio, _idio, p;;;r;;;r;r. ry?f"t Ahí radica

el fenólfno de apropiación del exce_ dente económic.o. Et sistema ]unciona ,fn griil", tropiezos mientras no hay fuLrzos que contrarres_ tan este poder de apropiación det'excedinii,")" donde sale, en últ.¡má nitancia., to orr^ii;;;;;;, capital reproductivo, cuyo cont'inuo crecimiento es esenciol a la dinámica del sístema. En otros t¿lm¡_ nos, mientras domíne,sin contrapesosel poder tico y económico de los estratotr superiores, po-li se de _ senvuelve la acutnulac_ión , al m|smo tt"mpo,-'io sociedad privilegiada de consumo en tares "riroior. lásicos no admitieron ómeno ues sosluvieron importantísimo gue el

colectividad por alza o;'r '*: :::,:r::o: ', : baja generctlde de -el losprecios. los precios. ei Llegar ,iiiriro" o una posición de equiribrio ro cual ,"chazi "t it i", i" , tor Bunge como yo_, habría ,trropn)ir¡¿r"í" apropia.ción empr.esarialdel ruto drt w;g;;r-, ,¿'r_ nico, sin otras disparídadei d¡stribui¡ro7 ;;""i;, orrespondíentes la aportación de to, aiiir"r",l, individuos al procesopioductivo.

El excedente e retiene retienedebido debido a la heterogenei_ enórrteno e expansión 'ntegrante del proceso de dentostr0r ert un

Pues bien, en el avance de las mutacione., eJ _ lo el poder sindical y te de la fuerza de trá_ ,enuinamentey n o e n de democratización.

I Capitali.rmo periférico _ Crisis y 1' q"or Transformación, ultura Económica, México, l9ái. ' Fondo de

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Ademós, comienza la tendencia a la hipertrofia de l Estado, que se explíca en cierto ntodo por la pre' sión soclat y la propia dinámíca del Estado y el crecímiento de los gastos militares Y ese doble poder redistibutivo -de la fuerza de trabaio y de l 'Estado-se aontrapone cada vez más al poder de apropiación de los estratos superiores' Eita creciente confrontación no obedece a princípio regulador alguno. Más todavía, el oumento del consumo privado y social de la fuerza cle trabajo y del consumo civil y militar del Estado, qu e resultan de esa confrontación, no se cumple a expensas del consumo privilegiado de los estratos superiores, sino que se superpone a ese consulrto. Y, con el andar del tiempo, se va debilitando el e.rcedente y de Ia ocLtnlu' rítmo de crecimiento del e.rcedentey lación de capital reproductivo (que hay que distinguir del capital que no aumenta progresivamente a productividad y el entpleo). Así pues, l a pugna distribtttiva termina por reducir la rentabilidad de las empresas, con efectos adversos a la ocupación. Y l a ctutoridad monetaria, por más que se hayu preocupado de la estabílidad del nivel de precios, se ve obligada a ceder, creando el dinero necesario para que el alza de las remuneraciones provenienfe directa e indirectamente de Ia presión redistributiva pueda traducirse en alza de precios y restablecer así la dinámica del excedente. Trátase de un nLtevo

ditícia, a fin de eliminar eliminar la plétora monetaria. Es el método de la sangría a que se refiere Mario Bunge. Y uno recuerda a aquel médico famoso'de un a novela clásica que recomendaba esta operación para elíminar Ia plétora sanguínea: oQue el pa cíente se debilitara cada vez mós, no i mporta, hay que proseguir tenazmente. En una de esas el enfermo muere. Pero el médico no se perturba y frente a r¿r^s iscípulos desconcertados exclama: ¡Qué lástima, de no haberse muerto el paciente habríamos comprobado la eficiencia de mi terapéu-

tipo de inflación, de inflación social, que suele complicarse con formas inveteradas de inflación. Y aquí entra en escena el inefable inefable doctor Friedman, que ha adquirido gran influencia en nuestro hemisferio sur. Mu¡, sencillo, nos dice este prestigioso economista. Hay que frenar la creación de dinero por el sistema bancario. No interesa cual sea el orígen subyacente de este fenómeno, sino desbarc.tar el poder sindical y político de Ia fuerza del Estado y achicar las dimensiones del Estado. ¿Cómo hacer lo primero? Por Ia restriccíón cre-

leyes del mercado? Hay, pues, que recuruir a l a fuerza para corregír esta grave desviación del sistema. Lo cual tiene tarnbién a virtud de permitir el florecimiento del liberalismo económico a costa de l proceso de democratización y del bienestar de grandes masas. No digo que la restricción monetaria haya sido íneficaz en otros tiempos para corregir las violaciones de las reglas del juego cuando se ha abusado del crédito privado; pero es absurdo pensar que pueda combatir la inflación de tipo social; el

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Pues bien, la sangría monetaria lleva atalmente a la contracción de la economía y Ia desocupación. Y ha¡, que persistir hasta doblegar el pocier sindical y polítíco, de manera que puedan descender las remuneraciones y restablecerse a dinámica del excedente. Tal es queel friedm.anismo friedm.anismoen en boga.países he Por cierto en vctrios de nuestros mos venido, además, usando un método mucho más expeditivo. Recurrir al poder militar del EsEs tado para suprimir el poder de la fuerza de trabajo. Y en esta .forma se mantíenen las remuneraciones mientras se dejan que los precios oalcancen su propio nivelr. Pero no abominemos de Milton Friedman po r este desenlace. ¿Acaso el poder redistributivo no significa una flagrante violación del juego de las

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