Marcela Ternavasio Cap 8 y 9 Resumen Sami
November 21, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Este trabajo de Marcela Ternavasio presenta una serie de aportes de importante riqueza sobre un proceso- los actos eleccionarios del período 1810-1852- sobre los cuales la invesgación y la refexión histórica han estado práccamente ausente. Lejos de ser una prácca mecánica y meramente ormal, la autora demuestra, a parr de un minucioso análisis documental en el que se destacan los aportes de la prensa de la época y la correspondencia entre dierentes representantes de la elite, la centralidad que le otorgaba buena parte de ella al acto eleccionario. El análisis del proceso se inicia con las práccas electorales desarrolladas en la primera década revolucionaria parendo del pre-supuesto ya mencionado acerca de la existencia de un pueblo que pujaba por elegir a sus representantes y una elite que imaginaba disntas ormulas para restringir la base electoral. Rápidamente queda demostrado lo erróneo de esta concepción: en realidad la percepción popular daba poca importancia, era práccamente indierente a esta orma de parcipación ormal, circunstancia ácilmente entendible si se considera la casi absoluta ausencia de antecedentes de elección de autoridades para práccamente toda la sociedad, preriendo, en cambio las praccas menos ormales, pero en muchos casos más eecvas, de parcipación en asambleas asambleas y cabildos abiertos que tenían un car carácter ácter cercano al tumulto y a la acción espontánea. Frente a esta situación, la elite, temerosa de los desbordes sociales que la revolución ya había provocado en otras latudes, descona justamente de este po de maniestación y apuesta a una parcipación ordenada, vía electoral, en la que que delegará su soberanía en sus representantes. La ley electoral sancionada en 1821, en empos de la “eliz experiencia” en la que el estado bonaerense se separo del resto del país, intentó resolver estas cuesones. Si bien el nuevo espacio políco no se organizó en base a un texto constucional, el proyecto de la elite ambicionaba a consolidar una república legíma y estable que se convirera en una suerte de “modelo a imitar”, y para ello ueron sancionadas una serie de leyes undamentales entre las que se destaca la ley electoral, la que creaba los ministerios y regulaba sus unciones y la que normazaba la orma de elección del gobernador. Acompañando estas regulaciones ormales aparecen otras práccas que completan el modelo a pesar de no tener sanción legal, como la división de poderes operada en la realidad de la acción gubernamental. Sin embargo, en la propuesta del texto queda demostrado que la principal preocupación de sus redactores no estuvo guiada por el seguimiento de alguna concepción teórica previa, sino especialmente por lograr una mayor parcipación en los actos electorales con el objeto de remediar los dos principales problemas polícos que se avizoraban en ese momento: la parcipación de la plebe en ormas no estructuradas, como la asambleas y los cabildos abiertos y la creciente disputa de acciones, que solo una concurrencia masiva en el suragio podría neutralizar. Por otra parte el sistema garanzaba su propia reproducción al reservar para los propietarios el voto pasivo, es decir la capacidad de ser elegido. Tal vez el elemento más innovador no
residía en la ampliación de la base electoral sino de la elección directa de los representantes, que contaba con pocos antecedentes e iba acompañada, a dierencia de lo que acontecía en nuestro país, por requisitos de exclusión censatarios. La supresión de los dos cabildos existentes en el ámbito bonaerense obedeció a la adopción de criterios modernos de representación, en los cuales las consideraciones de cuerpos o estamentos dejaban lugar a la emergencia del individuo. Finalmente se eectúa un interesante estudio acerca de los mecanismos electorales en los que se destaca la importancia decisiva de dierentes protagonistas: los jueces de paz, los escrutadores, los cuerpos militares, las comisarías, los presidentes de mesa, etc, en la que la designación de las autoridades comiciales toma una importancia decisiva. La implementación de la ley electoral tuvo éxito en mulplicar el número de suragantes pero también generó nuevas práccas no deseadas. En primer lugar, la deliberación en torno a las candidaturas demostró la escasa disciplina de la elite para establecer acuerdos, provocando un ampliado debate en la sociedad por medio de los numerosos periódicos circulantes en la época, que alcanzó a los grupos de intermediación entre la elite y la base y, en algunos casos, a la misma movilización de los sectores populares, acvados deliberadamente por quienes disputaban candidaturas dentro de la elite. De esta orma el carácter de tumulto que se quería superar con la ampliación de la parcipación era reinstalado por los mismos sectores que se preocupaban por su erradicación. En segundo lugar, el espíritu de acción, más que disminuir no hacia más que ampliarse en un debate que pronto paso a teñirse de las dierentes visiones que circulaban dentro de la clase dominante acerca de las ormas que debía adquirir la organización nacional. La ruptura entre unitarios y ederales llevo a reinstalar la violencia, parcularmente a parr del usilamiento de Dorrego, lo que signicó la violación de las reglas de juego denidas por la misma elite y dio pie al nacimiento de un discurso hegemónico, que solo contemplaba la unanimidad de opinión, corporizado en la gura de Juan Manuel de Rozas. El largo gobierno de Rozas clausuro la etapa deliberava a través de implementar listas únicas decididas por el mismo gobernador, poniendo especial énasis en los otros dos momentos del acto eleccionario: la movilización y el control de los comicios. El discurso de la unanimidad de opinión descalicaba lógicamente toda alternava de disidencia remiendo a un orden políco que debía refejar un orden “natural”, concepto indudablemente inspirado en el pensamiento tradicional pero que, al mismo empo estaba reapareciendo en las propuestas de algunos pensadores europeos entre los que se destacaría Augusto Comte. El trabajo termina sugiriendo, no explícitamente, un hilo conductor entre estas tendencias hegemónicas, con pretensión de contener la misma esencia nacional, con otras expresiones polícas nacidas en el siguiente siglo. Las reerencias son claramente a la auto percepción que enen de si mismos, tanto la Unión Cívica Radical como el Movimiento Peronista, dejando abierta una línea de refexión que no parece ocioso seguir explorando
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