Manual Exito de Una Vida Con Proposito

September 10, 2017 | Author: Cesar Phoenix | Category: Love, Psychological Egoism, Happiness & Self-Help, God, Fear
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EL ÉXITO DE UNA

Vida CON PROPÓSITO

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INTRODUCCIÓN Esto, más que un manual, es la guía de una jornada espiritual que te permitirá encontrar la respuesta a la pregunta más importante de la vida: ¿Para qué estoy aquí, en la tierra? Al terminar esta jornada sabrás el propósito de Dios para tu vida y entenderás el cuadro completo: cómo encajan todas las piezas de tu vida. Con esta perspectiva, tu estrés disminuirá, tus decisiones serán menos complicadas, tendrás más satisfacciones y más importante aún, te preparará para la eternidad. El promedio actual de longevidad es de 25.550 días. Ese es el tiempo que vivirás. ¿No crees que sería un sabio uso del tiempo, apartar unos pocos días para entender lo que Dios desea que tú hagas con el resto? La Biblia dice: “Permitan que Dios los transforme en una nueva persona cambiándoles la manera de pensar. Así aprenderán lo que Dios quiere para ustedes”. “Reflexiona en lo que te digo, y el Señor te dará una mayor comprensión de todo esto”. HE ORADO POR TI Oré mucho para que experimentaras el maravilloso sentimiento de esperanza, fortaleza y gozo que viene de saber para qué te puso Dios en este planeta. Es incomparable. Me emociona anticipar las cosas extraordinarias que te acontecerán. Lo mismo ocurrió conmigo al descubrir el propósito de mi vida; desde entonces no he vuelto a ser el mismo.

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¿PARA QUÉ ESTOY AQUÍ EN LA TIERRA? El que confía en sus riquezas se marchita, pero el justo se renueva como el follaje. Proverbios: 11:28 Pero bienaventurado el hombre que confía en el Señor… Es como árbol plantado a orillas de un río, cuyas raíces penetran hasta encontrar el agua; árbol al que no agobia el calor ni angustian los largos meses de sequía. Su follaje se mantiene verde y produce en todo tiempo jugoso fruto. Jeremías 17:7-8

Todo comienza con Dios Porque todo, absolutamente todo en el cielo y en la tierra, visible e invisible… todo comenzó en él y para los propósitos de él. Colosenses 1:16 A menos que se dé por hecho la existencia de Dios, la búsqueda del Propósito de vivir no tiene sentido. Bertrand Russell, ateo

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No se trata de ti. El propósito de tu vida excede en mucho a tus propios logros, a tu tranquilidad o incluso a tu felicidad. Es mucho más grande que tu familia, tu carrera o aun tus sueños y anhelos más vehementes. Si deseas saber por qué te pusieron en este planeta, debes empezar con Dios. Naciste por su voluntad y para su propósito. La búsqueda del propósito de vivir ha intrigado a la gente por miles de años., Eso ocurre porque solemos empezar por el punto de partida errado: nosotros mismos. Nos hacemos preguntas egoístas como: ¿Qué quiero ser?, ¿Qué debo hacer con mi vida?, ¿Cuáles son mis metas, mis anhelos, mis sueños con el futuro? Enfocarnos en nosotros mismos nunca podrá revelarnos el propósito de nuestra vida. La Biblia dice: “En su mano está la vida de todo ser viviente”. No te creaste a ti mismo, por lo tanto no hay manera de que puedas decirte para qué fuiste creado. Si yo te entregara un invento que nunca has visto, no sabrías para qué sirve ni tampoco el ingenio te lo podría decir. Sólo el inventor, o el manual de instrucciones, podría revelarte el propósito de dicho invento. Dios es tu punto de partida, tu creador. Existes tan sólo porque Él desea que existas. Fuiste creado por Dios y para Dios, y hasta que lo entiendas, tu vida no tendrá ningún sentido. Sólo en él encontramos nuestro origen, nuestra identidad, nuestro sentido, nuestro propósito, nuestro significado y nuestro destino. Cualquier otra ruta termina en un callejón sin salida. Muchos tratan de usar a Dios para su propio beneficio, pero eso es antinatural y está condenado al fracaso. Fuiste creado para Dios, no al contrario; la vida consiste en permitir que Él te use para sus propósitos y no que tú lo uses a Él para los tuyos. La Biblia dice: “Obsesión con sí mismo en estos asuntos es un callejón sin salida; la atención a Dios nos guía a una vida libre y espaciosa”. Los libros de autoayuda, incluidos los cristianos, ofrecen por lo general los mismos pasos a seguir para que logres encontrar el propósito de la vida: Piensa en tus sueños; Define tus valores; Trázate metas; Averigua cuál es tu fuerte; Apunta a la cima, ¡alcánzala!; Sé disciplinado; Cree en ti mismo para lograr tusa metas; Involucra a otros; Nunca te des por vencido. 3

VIVA LA VIDA CON OPTIMISMO Y SE SENTIRÁ FELIZ

El secreto que ha llevado al triunfo a los grandes personajes de la historia. Y sin la cual no habrían llegado a ser grandes ni famosos, consiste en los siguientes puntos: 1) Adquirir una confianza grande en la ayuda de Dios y en sí mismo; confianza en las propias capacidades y habilidades para lograr el éxito, rechazando toda posibilidad de que Dios nos deje solos, y concediéndole muchísima mayor importancia a las cualidades positivas que se tienen, que a las debilidades o a las posibilidades de derrota. 2) Dirigir el pensamiento hacia una meta fija que desea alcanzar y no desviar la atención de ella. 3) Elaborar un plan para lograr conseguir esa meta, un plan cuidadoso y detallado que se va siguiendo día por día, y que hace que nuestra actividad sea organizada y llena de entusiasmo. 4) Desarrollar un sincero deseo de realizar aquello que se quiere conseguir. El deseo ardiente es el más importante motivador de las acciones. El deseo de lograr éxitos consigue la costumbre de conseguir éxitos. 5) Dedicarse a una acción tenaz e incansable para lograr obtener las metas que se busca conseguir, sin desanimarse por los obstáculos, las críticas, las circunstancias adversas, o lo negativo que los demás piensen, hagan o digan. Esa energía concentrada hacia la consecución de una meta, atrae enormemente las oportunidades, las cuales no se dejan atrapar por los que están sin hacer nada. "Todo lo bueno que: sinceramente creamos, y entusiastamente emprendamos, de una manera impresionantemente favorable se transformará en algo placentero y beneficioso para nosotros". USTED ES LO QUE PIENSA Y SERÁ LO QUE DESEA SER. "Cada uno es el resultado directo de sus, pensamientos". Una persona, es lo que piensa, y puede llegar a ser lo que desea ser. El ser humano únicamente utiliza el 25% ó 30% de su cerebro, y que casi todos morimos sin haber estrenado las dos terceras partes de nuestra capacidad cerebral. Nuestra pereza mental no nos dejó pensar, y nuestro pesimismo no nos dejó desear en grande, y morimos sin haber triunfado. Se cumple así la queja del Profeta en la Biblia "El mal de mi pueblo es que no dedica tiempo a pensar y meditar". “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento”. (Oseas 4). Recuerde: sus éxitos dependen en mucho de sus pensamientos. Y no tenga miedo a dedicarle tiempo a pensar, y a pensar en grande. 4 NO HAY QUE DAR GOLPES EN EL PECHO DEL VECINO. ¿Acostumbra usted a echar a los demás la culpa de lo malo que le sucede? Pues por ese método no va a llegar a ningún triunfo. Un hombre se dispuso a ingresar a la Fundación Hogar Amparo Divino en Santa Catalina, lugar que ha librado a tantas personas de vicios y tristezas. Lo recibieron muy amablemente y le preguntaron: ¿A qué causa le atribuye usted el haberse entregado al alcoholismo y la drogadicción?". Y el enfermo respondió: "Pues mire, es que tengo una esposa que es una tatacoa, y una suegra que es una energúmena,

y...”. "No, no, le respondieron los otros. Por favor no le eche la culpa a los demás. Aquí no vinimos a dar golpes de pecho en el pecho del vecino, sino en nuestro propio corazón. Lo importante es saber qué culpa tiene usted en este asunto, porque mientras usted no reconozca su propia culpabilidad no es posible empezar su rehabilitación...". Y pocos meses después aquel hombre estaba regenerado. Pero porque supo echarse a sí mismo la culpa de sus males, sin andar lanzando pedradas de culpabilidad a la casa de los vecinos. Acudiendo al llamado pastoral para una consejería llega la esposa donde el pastor por lo que dice: “Pastor, mi hogar está para destruirse . -¿Y a qué causas atribuye usted, señora, esta destrucción de su hogar? -Pues, Pastor, es que ese hombre es un desalmado, un grosero, un patán, un... -Un momentico, le responde el Pastor. Señora, aquí no hemos venido a regañar a su esposo. Si él estuviera presente le reprocharíamos, pero como está ausente es tiempo perdido criticarlo. Lo importante es saber qué culpabilidad tiene usted en este asunto, para poder darle soluciones que estén a su alcance. Y poco a poco la señora va reconociendo que ella ya no es cariñosa ni detallista con su marido; que le cantaletea por mucho tiempo una misma falta cometida... que quizás ya no se arregla ni se esfuerza por serle simpática... que no ha orado por él, ni se detiene a recordar las cualidades que él tiene y los favores que él le ha hecho… y cuando aquella mujer se convence de que casi en todos los casos la culpa no es de uno solo, sino de ambos y que si ella cambia y mejora, todo su hogar cambia y mejora, la tragedia de su hogar se va convirtiendo en paz y calma. Así, que la fórmula consiste en no andar echando a los demás la culpa de lo desagradable que nos sucede, sino más bien averiguar qué responsabilidad 5 tenemos nosotros también en este asunto. Así se cumplirá en nosotros una promesa muy agradable de Jesús: "Si no condenáis a los demás, no seréis condenados por Dios” (Mateo 7). Hay que motivarse. No olvide: Si usted cree que puede, puede. Si cree que sí es capaz, llegará a ser capaz. Hay que llegar a una sugestión positiva. “Lo puedo; sí, lo voy a conseguir con la ayuda de Dios, si me conviene y es para mi bien”. Esto multiplica por mí las propias fuerzas. El repetirse: “Yo puedo hacerlo, sí puedo conseguirlo” crea un ambiente de sugestión en el ánimo, que lleva hacia el éxito.

Hay que distinguir entre el “quisiera” y el “quiero”; entre el simple y el vago deseo y el “anhelo”. El anhelo es un deseo vehemente, profundo, incontenible. Es una sed del alma. “Lo quise. Lo desee con toda el alma. Sencillamente lo quise con todo el corazón y lo conseguí”. Tampoco olvide jamás aquella frase tan hermosa del sabio Salomón en la Biblia: “Lo que consigue éxitos es la bendición de Dios., Nuestro sólo afán no logra nada”. FOMENTE UNA CONFIANZA EN USTED MISMO Y EN SUS PROPIAS HABILIDADES. No acepte mentalmente que usted haya sido creado para la derrota o para el fracaso, porque Dios no goza asistiendo al fracaso de sus hijos. Concentre su mente en sus cualidades positivas y no en sus debilidades; en su capacidad de triunfar y no en problemas imposibles de resolver. Confiar en sí mismo no es endiosarse ni vivir dándose "certificados de buena conducta" y excusas para sus faltas. Hay que encararse honestamente a los propios errores y trabajar constantemente por corregirlos. Pero no hay que creerse menos de lo que uno es, porque esto es mentira y lleva a la cobardía. Su acercamiento a su realización o a su fracaso, depende en mucho de la imagen que usted tenga de sí mismo. Usted tiene qué escoger entre el pensar alegre o el pensar triste, entre el pensar en que usted sí vale, o vivir dándose "garroteras" mentales pensando que nada vale y nada puede. 6 Cada vez que se diga a sí mismo: "Sí soy capaz, si tengo cualidades, si puedo", está fortaleciendo su capacidad de determinación. Fórmese la costumbre diaria de pensar bien de usted mismo y de sus capacidades. Dedíquese con inquebrantable determinación a conseguir sus metas, sin desanimarse por los obstáculos, las críticas o las dificultades. SIENTA APRECIO POR USTED MISMO. Dignidad, es sentir un gran respeto por uno mismo y por los demás. ¿Tenemos dignidad? ¿De veras sentimos un gran respeto por nosotros mismos? A los demás hay que respetarlos muchísimo, pero por nosotros mismos también debemos sentir gran respeto y mucho aprecio. Si creemos que somos inferiores, lo somos de verdad. Pero si creemos que tenemos cualidades suficientes para triunfar, podremos triunfar con mucha mayor facilidad.

DEFINA CUÁLES SON LAS METAS QUE DESEA CONSEGUIR. Muchos fracasaron porque no se propusieron metas precisas para alcanzar. No tenían ideales concretos, fallaron porque no dedicaron una entrega total a la consecución de sus ideales. Para obtener el ideal hay que “pagar el precio”, o sea, hay que dedicarle todos los esfuerzos e inteligencia de que dispongamos. Ningún ideal se logrará conseguir si no se ha pagado antes “una cuota inicial” de esfuerzo y perseverancia. Por lo general puedes lograr alcanzar una meta si poner todo tu empeño. ¡Pero tener éxito y cumplir el propósito de tu vida son dos temas muy distintos! Podrías alcanzar todas tus metas y ser un triunfador de acuerdo con los estándares del mundo, y aún así no saber la razón para la cual Dios te creó. Por eso necesitas más que un asesoramiento de autoayuda. La Biblia dice: “La autoayuda no es eficaz en todo. El sacrificio es el camino, mi camino, para encontrarte a ti mismo, a tu verdadero yo”. Un profesor de filosofía en una ocasión escribió a 250 de los más reconocidos filósofos, científicos, escritores e intelectuales del mundo, preguntándoles: «¿Cuál es el sentido de la vida?». Algunos dieron las mejores respuestas que pudieron, otros admitieron que acababan de plantearse la razón de vivir y otros fueron más sinceros en responder que no tenían ni la menor idea. 7 Podemos considerar lo que Dios reveló en su Palabra con respecto a la vida. La manera más fácil de entender el propósito de un invento es preguntarle al inventor. Lo mismo ocurre cuando quieres saber la razón de tu vida: pregúntale a Dios. Dios no nos dejó en medio de la oscuridad para andar a ciegas. Él reveló claramente en su Palabra sus cinco propósitos para nuestras vidas. La Biblia es nuestro manual de instrucciones el cual explica por qué estamos vivos, en qué consiste la vida, qué evitar y qué esperar. TODO COMIENZA CON DIOS. «La sabiduría de Dios... Proviene de lo profundo de su propósito... No es un mensaje novedoso, es lo que Dios determinó para nuestra gloria desde la eternidad». Dios no es tan sólo el punto de partida en tu vida, sino la fuente de ella. Debes ir a la Palabra de Dios, no a la sabiduría del mundo para descubrir el propósito de tu vida. La Biblia afirma: «Es en Cristo que sabemos quiénes somos y para qué vivimos. Mucho antes que oyéramos de Cristo, él nos vio y nos diseñó para una vida gloriosa, parte de su propósito general en el que trabaja en todo y para todos». Este versículo muestra tres revelaciones para tus propósitos: 1. Encuentras tu propósito e identidad al tener una relación con Jesucristo.

2. Dios pensó en ti mucho antes que tú en Él. Lo que designó para ti precede al momento en que fuiste concebido. Lo planificó desde antes de que existieras, ¡y sin tu participación! Puedes elegir tu carrera, tu cónyuge, tus pasatiempos y muchos otros componentes de tu vida, pero no te toca escoger tu propio designio. 3. El propósito de tu vida es parte de un designio cósmico mucho más vasto, uno que Dios planeó para la eternidad. Un día lúgubre mientras viajaba, me embargó una angustia tan grande que parecía que la vida se me detenía de súbito, el futuro se tornaba incierto y todo perdía significado. Repentinamente, como de la nada, apareció una frase que rezaba: La vida sin Dios carece de sentido. Quizás has sentido confusión en cuanto a tu propósito en la vida. Felicidades, estás a punto de entrar en la luz CONTINUARA 8

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NO ERES UN ACCIDENTE Yo soy tu Creador. Te cuidé aun antes de que nacieras. Isaías 44:2 Dios no juega a los dadosAlbert Einstein

No eres un accidente. Tu nacimiento no fue un error o infortunio, tu vida no es una casualidad de la naturaleza. Tus padres no te planificaron; Dios lo hizo. A él no lo sorprendió tu nacimiento. Es más, lo estaba esperando. Mucho antes de que fueras concebido por tus papás, fuiste diseñado en la mente de Dios. Él pensó en ti primero. No es a causa del destino, ni de la casualidad, ni de la suerte, ni tampoco es una coincidencia que en este mismo instante estés respirando. ¡Tienes vida porque Dios quiso crearte! La Biblia dice: “El Señor cumplirá en mí su propósito”. Dios diseñó cada característica de tu cuerpo. Eligió tu raza a propósito, el color de tu piel, tu cabello y cualquier otro detalle. Hizo tu cuerpo a la medida, tal y como él lo quería. También dispuso todos los talentos naturales que posees y la singularidad de tu personalidad. La Biblia dice: “Me conoces por dentro y por fuera. Conoces cada hueso de mi cuerpo; sabes cómo fui hecho, parte por parte, cómo fui esculpido”. Puesto que Dios te hizo con un propósito, también decidió cuándo habrías de nacer y cuánto has de vivir. Él pensó de antemano en los días de tu vida, escogió tu momento exacto de nacer y de morir. La Biblia afirma: «Tú viste cuando mi cuerpo fue cobrando forma en las profundidades de la tierra; ¡aún no había vivido un solo día, cuando tú ya habías decidido cuánto tiempo viviría! ¡Lo habías anotado en tu libro!». 10 Dios planificó también tu lugar de nacimiento y dónde vivirías para su propósito. Tu raza y nacionalidad no son un accidente. Dios no dejó nada al

azar. Todo lo planificó para su propósito. La Biblia dice: «De un solo hombre hizo él todas las naciones, para que vivan en toda la tierra: y ¡es ha enseñado el tiempo y el lugar en que deben vivir». Nada en tu vida es arbitrario. Todo tiene un propósito. Aún más impresionante es el hecho de que Dios decidió cómo nacerías. Dios planeó crearte a pesar de las circunstancias de tu nacimiento y quiénes serían tus padres. Daba igual si tus padres eran buenos, malos o indiferentes. Él sabía que esas dos personas poseían la hechura genética exacta y necesaria para mandar a hacerte a «ti» a la medida, tal y como él pensaba. Ellos tenían el ADN que Dios quería para crearte. Aunque haya padres ilegítimos, no hay hijos ilegítimos. Muchos hijos no son planeados por sus padres, sino por Dios. El propósito divino tuvo en cuenta el fallo humano, inclusive

Mucho antes de que fueras concebido por tus papás, Dios ya te había concebido en su mente.

El motivo de Dios para crearte fue su amor. La Biblia destaca: “Mucho antes de la fundación del mundo, él estaba pensando en nosotros, y se había predispuesto para que fuésemos el enfoque de su amor”. Dios pensó en ti antes de crear el mundo. En efecto, ¡por eso mismo lo hizo Dios! Dios creó el medio ambiente de este planeta para que pudiéramos vivir en él. Somos el centro de su amor y lo más valioso de todo lo creado. La Biblia dice: “Por su propia voluntad nos hizo nacer mediante la palabra de verdad, para que fuéramos como los primeros y mejores frutos de su creación”. ¡Así es como Dios te ama y te aprecia! “Dios que formó la tierra… no la creó para dejarla vacía, sino que la formó para ser habitada”. 11 ¿Por qué hizo Dios todo esto? ¿Por qué se tomó la molestia de crearnos un universo? Porque es un Dios de amor. Esta clase de amor es difícil de captar, pero es intrínsecamente confiable. ¡Fuiste creado como un objeto muy especial del amor de Dios! Él te hizo para poder amarte. Y puedes basar tu vida en esta verdad.

La Biblia nos dice: «Dios es amor».'' No dice que Dios tiene amor, ¡él es amor! El amor es la esencia del carácter divino. Dios dice: «A quienes he cargado desde el vientre, y he llevado desde la cuna. Aun en la vejez, cuando ya peinen canas, yo seré el mismo, yo los sostendré. Yo los hice y... cuidaré». Dios te creó por un motivo, ¡y tu vida tiene una profunda razón de ser! Encontramos el sentido y el propósito sólo cuando tomamos a Dios como punto de partida en nuestras vidas. El versículo de Romanos 12:3 dice que: «La única forma de entendernos a nosotros mismos con exactitud es por lo que Dios es y hace por nosotros». Eres quien eres por una razón, Eres parte de un plan minucioso, Eres criatura singular, diseño hermoso, Llamado por Dios hombre o mujer. Vas tras la búsqueda de una razón, Errores no comete Dios, Te entretejió en el vientre, no eres ilusión. Eres justo lo que él quería hacer. A quienes tienes por padres Él eligió, Pese a cómo te sientas por ello, De acuerdo con Su plan los escogió, Del Maestro llevan su sello. No fue fácil encarar esa emoción, Dios lloró al verte sufrir, Lo permitió para formar tu corazón, Para que a su semejanza puedas vivir. Eres quien eres por una razón, La vara del Maestro te formó, Eres quien eres, por amor. La verdad, ¡hay un Dios!" 12 «YO SOY TU CREADOR. TE CUIDÉ AUN ANTES DE QUE NACIERAS». Isaías 44:2 El mañana no ha nacido y el ayer ya murió. Hoy debo actuar. Lo que ayer no hice ya se quedó así, y lo que tenga que hacer mañana lo haré mañana, pero hoy tengo que realizar y practicar todo lo que me sea posible para triunfar. ¿Que ayer me fue mal? ¿Y que gano con lamentarme? ¿Que mañana tendré tales problemas? Dejemos que lleguen y los enfrentamos. Pero el AHORA

tengo que aprovecharlo con todas mis energías para hacerlo rendir a favor de mi ideal. NUESTRA ACTITUD HACIA LA VIDA ES LO QUE DETERMINA LA ACTITUD DE LA VIDA HACIA NOSOTROS. ¿Conoce usted algunas de esas personas que la gente llama “AFORTUNADAS”? Parece que a ellas y sólo a ellas les suceden toda clase de cosas maravillosas. Dan la impresión de ir gozando por la vida y que obtienen en un año más triunfos de los que nosotros obtendremos en diez. Pues óigalo bien: la actitud de esas personas ha sido perfectamente estudiada y se ha llegado a la conclusión de que su secreto está en que tienen una ACTITUD POSITIVA ANTE LA VIDA. Esperaron de la vida lo mejor y no lo peor. Se propusieron una meta y no dejaron de trabajar un solo día por obtenerla. PARA CONSEGUIR TRIUNFOS HAY QUE PLANEARLOS ANTES. Se trata es de que yo no haga nada sin planearlo todo cuidadosamente. Porque en las batallas de la guerra como en todas las demás de la vida, nada sale bien si no se planea cuidadosamente, y si no se lucha duro y sin cansarse hasta conseguir el éxito deseado". LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS Y DE FRACASO CAUSAN VERDADEROS Y DESASTROSOS CAMBIOS FÍSICOS EN EL ORGANISMO Y ATRASAN LA HORA DEL ÉXITO. Está científicamente comprobado que el odio, el miedo, el resentimiento, el temor por el futuro, etc., causan trastornos estomacales, jaquecas, arteriosclerosis (que impide la llegada de suficiente sangre al cerebro y por lo tanto no deja a éste trabajar debidamente). Las ideas negativas (por ejemplo: no puedo, no sirvo para nada, voy a fracasar, nada me puede salir bien, no me quieren, no 13 merezco triunfar, etc.), no dejan avanzar hacía el éxito. Hay que empezar a acabarlas ya de una vez. NO CREA QUE ÉXITO ES SER MILLONARIO O SER FAMOSO. Los que han llegado a ser todo esto no siempre han sido muy felices. Éxito es lograr coronar los ideales nobles que nacen de nuestra alma, y poder hacer mucho bien a los demás. Para el cristiano, el éxito consiste en lograr realizarse, ser útil, no dejar de progresar, y lograr llevar una vida de tal manera virtuosa que logre proporcionar alegrías a Dios y a muchas personas buenas en esta tierra, y le consiga una felicidad eterna en el cielo. NO SE IMAGINE QUE EL ÉXITO ES UNA DIETA LEJANA E INACCESIBLE. No señor. Eso pensarán los fracasados, que se imaginan que el éxito exige esfuerzos sobrehumanos y golpes espectaculares de la suerte.

No. El éxito lo tiene Dios por montones en sus manos y lo entrega a los que se esfuerzan. NUNCA ES TARDE PARA TRIUNFAR, Y NUNCA ES DEMASIADO PRONTO PARA EMPEZAR. La vida está llena de existencias grises e inútiles porque estas personas en un tiempo, al principio se imaginaron que todavía era demasiado pronto para empezar a luchar por conseguir triunfos y después, en otro tiempo, se dejaron llevar de la idea equivocada de que era demasiado tarde para tratar de triunfar. Jamás somos ni demasiado jóvenes ni demasiado viejos para que nos dediquemos a conseguir el ideal de triunfos que anhelamos. Cualquier día es tiempo oportuno para empezar. Lo grave sería no dar el primer paso o dejar de dar el último que se necesita para llegar a la meta. La verdad triste es que muchos no llegaron porque no se atrevieron a dar los primeros pasos o se desanimaron antes de dar los últimos que hacía falta. Muchos se devuelven cuando ya el éxito estaba a la próxima vuelta del camino. NO SE RINDA ANTES DE LLEGAR A LA META. Dios no lo creó a usted para fracasar sino para triunfar. Créalo. Es muy cierto. A los 52 años de edad pensando en mi futuro y preocupado por lo que hasta el momento no había podido conseguir, le preguntaba a Dios: Señor, siento no haber alcanzado todo lo que en mi vida he deseado, ¿qué hago? Háblame. En eso sentí en mi entendimiento que Dios me decía: Capacítate. Y a partir de esa edad, empecé a validar mi bachillerato ya que sólo había estudiado hasta sexto grado, terminé mi nivel académico y emprendí la carrera universitaria 14 hasta lograr el título de Técnico en Administración de Empresas. Dios sabía que el título era necesario porque un día envió a uno de sus siervos, gerente de un gran proyecto, el cual me propuso trabajar para su empresa, porque por medio de esa propuesta muchos llegarían no sólo a alcanzar los beneficios de todo lo que Dios me había delegado, sino también de sacar avante el propósito para el cual habíamos sido elegidos. Logre prestar mis servicios laborales a una de las empresas de transporte de carga pesada más prestigiosa del país, capacitando a un número aproximado de mil o mas conductores del proyecto del carbón en la zona del Cesar, Proyecto de Vida (autoestima y valores), Actitud Positiva y Una Vida con Propósitos, cuyo objetivo es lograr una mejor calidad de vida en ellos y sus familias en lo material social y espiritual. Esto lo hice durante dos años ininterrumpidamente, dejando a mi paso por esa entidad la satisfacción de haber presentado a Jesucristo como Salvador de las almas perdidas y a la empresa logros que mejoraron la imagen corporativa de la misma ya que el conductor es el principal producto de ella. Posteriormente fui llamado a integrar la Junta Directiva de la Fundación Educación para todos Aprendo, donde fui nombrado además Sub-director

General, cargo que desempeño hasta el presente. En la Universidad del Norte cursé el diplomado de Fortalecimiento Institucional liderado por la Fundación Saldarriaga Concha y Fundación Éxito; además de haber sido ordenado como Capellán de la Asociación de Ministros Capellanes de Colombia y miembro asociado de la Asociación Internacional Hispano Americana de Capellanes, donde soy miembro activo de la Junta Directiva como Secretario de la misma. Todo esto lo he logrado porque me acerque confiadamente a hablar con quien todo lo puede. DIOS. SEA DE LOS QUE NO SE RINDEN A MITAD DEL CAMINO. Sea usted uno de aquellos que sencillamente levantan la frente y dan cada día un paso más; envían con aire de triunfadores un saludo a la vida, y nunca se dejan engañar por esa espantosa mentira que consiste en creer que los obstáculos son imposibles de vencer. LOS QUE TRIUNFAN SON PERSONAS CORRIENTES QUE HAN SUFRIDO TAMBIÉN y saben lo que es pasar hambre y necesidad. Muchas puertas les fueron cerradas, pero creyeron que “cuando Dios cierra una puerta, deja abierta una ventana”. La vida no les fue fácil, pero consideraron las dificultades como una alegre aventura que superar. Cuando encontraron cerrada una puerta pasaron a tocar a la puerta siguiente, y cuando sintieron que el éxito se alejaba, caminaron un kilómetro más sin desanimarse. Y como resultado: el éxito terminó rindiéndose ante su perseverancia. 15 LA DETERMINACIÓN DE NO DEJAR DE ACTUAR SERÁ LA MÁS FIRME GARANTÍA DE TRIUNFO. No importa que las cosas no resulten siempre como uno se las esperaba. Las dificultades hacen crecer la personalidad. El que obra puede equivocarse, pero el que no obra ya está equivocado. Como la hormiga tenemos que esforzarnos porque no quede un solo día sin llevar un viaje de refuerzo hacia nuestro centro de acción. Y de viaje en viaje se llega a amontonar tesoros. Continuará…

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¿QUÉ GUÍA TU VIDA?

Vi además que tanto el afán como el éxito en la vida despiertan envidias. Eclesiastés 4:4 El hombre sin propósito es como un barco sin timón, un soplo, nada, nadie. Thomas Carlyle

Todos tenemos algo que guía nuestras vidas. Los diccionarios definen el verbo guiar como “mover, conducir o empujar”. Sea que conduzcas un vehículo, claves algo o golpees una pelota de golf, eres tú quien guía, empuja o mueve ese objeto en ese instante. ¿Qué es lo que guía tu vida? Quizás lo que te guía en estos momentos sea un problema, un plazo o una exigencia. Puede que seas guiado por un mal recuerdo, un temor constante o una costumbre involuntaria. Hay cientos de circunstancias, razones y sentimientos que guían tu vida. A continuación te presento los cinco más comunes: A muchos los guía la culpa. Se pasan toda la vida huyendo de sus errores y ocultando su vergüenza. Quienes cargan culpas son controlados por sus recuerdos. Permiten que su futuro sea controlado por su pasado. Sin darse cuenta, se castigan a sí mismos, saboteando sus propios logros. La mayoría de la gente va por la vida sin propósito alguno. Somos el resultado de nuestro pasado, pero no tenemos que ser prisioneros del mismo. El propósito de Dios no está sujeto a tu pasado. Él, que convirtió a un asesino llamado Moisés en un líder y a un cobarde llamado Gedeón en un héroe valiente, también puede hacer cosas increíbles con lo que te queda de vida. Dios es experto en dar borrón y cuenta nueva a la gente. La Biblia dice: «Feliz el hombre a quien sus culpas y pecados le han sido perdonados por completo».

A muchos los guía la ira y el resentimiento. Se aferran a heridas que nunca logran superar. En vez de sacarse el dolor por medio del perdón, lo repiten una y otra vez en sus mentes. Los que viven motivados por el resentimiento se «enclaustran» e interiorizan su ira; otros «estallan» y explotan ante los demás. Ambas reacciones son dañinas e inútiles. El resentimiento siempre te daña más a ti que a la persona con la que estás resentido. Mientras la persona que te ofendió quizás olvide la ofensa y siga su vida, tú continúas hirviendo de dolor, perpetuando el pasado. Escucha bien: Los que te hicieron daño en el pasado no pueden seguir haciéndotelo a menos que te aferres al dolor por medio del resentimiento. ¡Lo pasado, pasado está! Nada lo podrá cambiar. Te estás haciendo daño a ti mismo con tu amargura. Por tu propio bien, aprende de todo eso y libérate. La Biblia dice; «Entregarse a la amargura o a la pasión es una necedad que lleva a la muerte». A muchos los guía el temor. Cualquiera que fuere la causa, las personas condicionadas por el temor pierden oportunidades porque temen aventurarse a emprender cosas. El temor es un tipo de cárcel que tú mismo te impones, impidiéndote llegar a ser lo que Dios desea que seas. Debes reaccionar contra eso con las armas de la fe y el amor. La Biblia dice: «La persona que ama no tiene miedo. Donde hay amor no hay temor. Al contrario, el verdadero amor quita el miedo. Si alguien tiene miedo de que Dios lo castigue, es porque no ha aprendido a amar». A muchos los guía el materialismo. El deseo de adquirir se convierte en la meta principal de sus vidas. Este deseo de querer siempre más se basa en la idea equivocada de que cuanto más tengas serás más feliz, más importante y vivirás más seguro, pero los tres conceptos son erróneos. Las posesiones sólo proveen felicidad temporal. Como las cosas no cambian, tarde o temprano nos aburrimos de ellas, entonces queremos otras nuevas, más grandes y más modernas. No deja de ser un mito eso de que «Cuanto más tenga, más importante soy». Cuánto valemos como personas y cuánto valemos por lo que tenemos no es lo mismo. No se puede determinar cuánto vales por las cosas que posees y Dios dice que ¡las cosas más valiosas en la vida no son los bienes que posees! El mito más común respecto al dinero es que cuanto más tengas, más seguro estarás. No es así. Se pueden perder las riquezas por muchas razones que están

fuera de tu control. La verdadera seguridad se fundamenta sólo en algo que no te pueden quitar: tu relación con Dios.

Nada es más importante que conocer los propósitos de Dios para tu vida, y nada puede compensarte el no conocerlos.

A muchos los guía la necesidad de ser aceptados. Permiten que las expectativas de sus padres, cónyuges, profesores o amistades controlen sus vidas. Muchos adultos siguen tratando de ganarse la aceptación de sus padres, a quienes es imposible agradar. A otros los guía la presión de los amigos, preocupándose siempre por el «qué dirán». Desconozco todas las claves del éxito, pero tratar de agradar a todo el mundo es una de las claves del fracaso. Ser influenciado por la opinión de los demás te garantiza perder los propósitos de Dios para tu vida. Jesús dijo: «Nadie puede servir a dos señores». Hay otras influencias que pueden guiar tu vida, pero todas terminan en un callejón sin salida. Por ejemplo: potencial sin poder usarlo, estrés innecesario y una vida vacía, te enseñará a llevar una vida con propósito: una vida guiada, controlada y dirigida por los propósitos de Dios. Nada es más importante que conocer los propósitos de Dios para tu vida, y nada puede compensarte el no conocerlos; ni siquiera el éxito, la riqueza, la fama o los placeres. Sin un propósito, la vida es una marcha sin sentido, un movimiento sin dirección y sucesos sin motivos. La vida sin propósito es trivial, insignificante e inútil. La preocupación y la ira hacen envejecer y traen enfermedades.

QUIEN SABE DOMINARSE, VALE MÁS QUE QUIEN DOMINA UNA CIUDAD (Proverbios 16)

NO PRETENDA SER "PERSONA ORQUESTA". Es inútil querer destacarse en todo a la vez. Dios al distribuir sus dones y cualidades supo repartirlas de tal manera que cada uno tenga unas y carezca de otras, para que así nos necesitemos unos a otros y ninguno ande despreciando a los demás. No quiera desempeñar muchas profesiones a la vez, porque "el que mucho abarca poco aprieta", y no logrará perfeccionarse en ninguna. Quien desempeña

muchos oficios no logra destacarse en ninguno. Especialícese en una sola cosa, y acepte necesitar de los demás en los otros asuntos. Así les dará también a los otros la oportunidad de poder demostrar que son personas útiles y valiosas. NO COMETA EL ERROR DE DEDICARSE A TRABAJAR EN LO QUE LE DESAGRADA. "La alegría grande de la vida es trabajar en lo que a uno le agrada, y sentir gusto por hacer lo que tenemos que hacer". Más feliz será un sencillo remendón cosiendo zapatos si le gusta hacerlo, que un rector de Universidad ejerciendo tan alto cargo si no le agrada ese oficio. Cuántos llevan una vida verdaderamente triste porque se dedicaron a un oficio que nos les agrada. Exigirle a uno que se destaque en un oficio que le desagrade, es como pedirle a un yerno que viva feliz junto a una suegra que lo odia. Si usted está dedicado a un oficio que no le agrada y puede pasarse al otro que sí le agrada hacer, no tenga miedo en cambiarse ya. Pero si no puede zafarse de esta ocupación, estudie entonces los modos de ir sintiendo gusto por su oficio. Porque no hay cosa tan triste como tener que vivir haciendo lo que no nos agrada hacer. SU MAYOR PROBLEMA PUEDE SER SU EGOÍSMO.' Si no fuéramos tan egoístas no discutiríamos tanto, aprenderíamos a dar la razón a los demás, y sufriríamos mucho menos. El principio para ser feliz es combatir el propio egoísmo. No buscarnos a nosotros mismos sino el bien de los demás. Pero esto sí que es difícil. Es trabajo de años y años. "Dominarse a sí mismo es mayor heroísmo que conquistar una ciudad", repetía Salomón. QUIENES NO SABEN COMBATIR LAS PREOCUPACIONES MUEREN JÓVENES. Puede ser que la vida física les dure bastantes años, pero su vida psicológica se les acaba pronto y quedan reducidos a ser unos seres huraños y entristecidos. Así que si no quiere morir joven psicológicamente, no deje anidar en su alma las preocupaciones. Échelas, que lo pueden matar. LA PREOCUPACIÓN Y EL MIEDO SON CAUSA DE MUCHAS ENFERMEDADES. El andar preocupado y lleno de temores y tristezas produce en el organismo la más completa colección de enfermedades desagradables. Lo han comprobado en las mejores clínicas y universidades del mundo. La persona preocupada sufre de indigestiones nerviosas, úlceras estomacales (que al reventarse pueden producir la muerte en pocas horas) perturbaciones cardíacas, insomnio, jaquecas, etc. El estar tenso y nervioso paraliza las glándulas que producen los jugos que ayudan a la digestión y esto daña el estómago. La preocupación pone demasiado tensos los músculos del cuello y éstos cierran las arterias que llevan sangre al cerebro y de ahí vienen desvanecimientos.

¿DE QUÉ LE SIRVE GANAR TODO EL MUNDO SI POR PREOCUPARSE PIERDE SU SALUD? Qué precio tan descomunal pagan algunos por conseguir triunfos: perder su salud física y mental. ¿Pero si al menos consiguieran con ella el triunfo? ¿Acaso puede considerarse verdadero triunfador un ser humano con úlcera, jaqueca insomnio o perturbaciones del corazón? ¡Cuántos hay que a los 50 años caen víctimas de un ataque cardiaco por haber pasado años entre preocupaciones, miedos y tristezas! No supieron dominar sus emociones y día por día fueron intoxicándose por sus nervios tensos. Por eso cuidado con el miedo, la tristeza o la preocupación. Más vale vivir contento e ignorado como una ardilla entre los árboles, que ser famosos pero vivir entristecido, como un león aburrido en la jaula de un circo. "Más vale ser el más desconocido de los que viven en el barrio, que el más famoso de los que yacen en el cementerio". POR MÁS DINERO QUE TENGA NO LOGRARA DORMIR EN DOS CAMAS AL MISMO TIEMPO NI DESAYUNAR DOS VECES CADA DÍA. Aunque usted llegará a ser el más poderoso jefe de todo el mundo, jamás tendrá felicidad si no controla sus deseos y ambiciones. Mucho más feliz será quien se contenta con lo que tiene y con ello trata de vivir feliz, que el que por vivir ambicionando demasiado, vive muriéndose de nervios cada día. Salomón, el sabio, compuso esta bella oración: "Oh Dios no me des ni miseria ni sobreabundancia. Porque si me falta lo necesario me desespero, y si tengo de sobra me olvido de ti". Es lo que repetía san Pablo: "Teniendo lo suficiente, contentémonos con esto". ¿O es que vamos a poder dormir el doble por tener mucho dinero? ¿O vamos a poder viajar en dos carros a la vez o lograremos vestirnos con doble traje por ser demasiado ricos? Teniendo lo necesario contentémonos con esto y seremos felices. ES INÚTIL BUSCAR LA FELICIDAD SÓLO EN EL CUERPO, SIN TENER LA FELICIDAD DEL ESPÍRITU. Platón, que vivió hace 25 siglos, exclamaba: "Médicos, si se contentan sólo con buscar la salud para el cuerpo sin preocuparse por la salud del alma, jamás le darán salud completa a la persona". Cuántas personas buscan la felicidad en los vicios y no la logran, porque allí el cuerpo trató de gozar pero el espíritu estaba sufriendo-, y como el ser humano es un compuesto de alma y cuerpo, la pobre persona se siente espantosamente insatisfecha aunque su cuerpo esté gozando, porque su espíritu agoniza de remordimientos y de angustias. El Libro de los Proverbios enseña: "Nadie es más feliz en el mundo que el que tiene su alma tranquila y en paz, aunque sean personas muy pobres en bienes de fortuna". Es que puede haber felicidad sin riquezas ni honores, pero no la habrá nunca aun en medio de los mayores honores y de las más grandes riquezas, si el espíritu está intranquilo y angustiado.

CUIDADO CON UNA ENFERMEDAD QUE LA CIENCIA NO HA SIDO CAPAZ DE DESTERRAR. Con los pasmosos adelantos de la medicina, la mayor parte de las enfermedades físicas está en retirada y casi derrotadas. La viruela, la fiebre amarilla, la tifoidea, etc., están siendo atacadas y vencidas con gran éxito. Pero en cambio hay una enfermedad horrible que puede convertir en un enfermo crónico, la persona más vigorosa. Se trata de la preocupación, por causa del miedo, el resentimiento, la frustración o la tristeza. Un gran médico exclamaba: “Si la gente supiera vencer la preocupación, los médicos de enfermedades nerviosas nos moriríamos de hambre". Es la enfermedad mas extendida en el siglo presente; la preocupación. Y es un verdadero desastre por las malas consecuencias que acarrea. "Dios perdona nuestros pecados; la gente también a veces los perdona. Pero el sistema nervioso no los perdona nunca. Siempre los castiga". Nuestras cóleras, nuestras impurezas, nuestros excesos en comer y en beber, pero por sobre todo, el pecado de la tristeza, del resentimiento, del odio, y de andar tan preocupados del porvenir como si no hubiera un Dios que cuidara de nosotros, esos pecados, no lo olvide, mi buen amigo, el sistema nervioso nunca los perdona. Nos los cobra uno por uno, con debilitamiento de nuestro estado psicológico, por eso no nos conviene endeudarnos con el sistema nervioso, porque éste es un cobrador muy rígido e intransigente. LA PREOCUPACIÓN. ¿Recuerda usted el suplicio antiguo para algunos] prisioneros? Dejar caer una gota de agua sobre su cabeza, minuto por minuto. Terminaban enloqueciéndose. Esa es la preocupación; una gota de agua fría que va taladrando su sistema nervioso y termina por hacer de usted un andrajo humano. Jesús dejó la mejor fórmula para conservar sano el sistema nervioso: "No os preocupéis por el día de mañana. Bástale a cada día su propio afán". Preocuparse es pensar con afán. No es lo mismo que hacer planes o proyectos o trazar ideales. Es un pensar con susto, con inquietud. Y la inquietud enerva. El estar pensando con tristeza en el pasado y con afán en el futuro, eso es lo que ha llevado a tantos al suicidio o a la enfermedad nerviosa. Cuidado con esa costumbre tan dañosa de afanarse. Puede hacer de usted un cadáver viviente. BENEFICIOS DE UNA VIDA CON PROPÓSITOs de vivir una vida con propósito: Conocer tu propósito da sentido a tu vida. Fuimos creados para tener significado. Por esa razón los métodos que utiliza la gente para encontrarlo, como la astrología o los síquicos, son absurdos. Cuando la vida tiene sentido puedes soportar cualquier cosa. Cuando no lo tiene resulta insoportable.

Un joven de veinte y tantos años escribió: «Siento que soy un fracaso porque intento llegar a ser algo, pero no sé que es. Sólo he aprendido a vivir resolviendo con lo necesario. Algún día, si descubro mi propósito, me sentiré como si comenzara a vivir». Sin Dios la vida no tiene propósito y sin propósito la vida no tiene sentido. La vida sin sentido no tiene significado ni esperanza. Muchos que no tenían esperanza lo expresaron así en la Biblia. Isaías se quejó diciendo: «En vano he trabajado; he gastado mis fuerzas sin provecho alguno».1' Job dijo: «Mis días se acercan a su fin, sin esperanza, con la rapidez de una lanzadera de telar». «Tengo en poco mi vida; no quiero vivir para siempre. ¡Déjenme en paz, que mi vida no tiene sentido!». La tragedia más terrible no es morir, sino vivir sin propósito. La esperanza es tan esencial para tu vida como el aire y el agua. Necesitas tener esperanza para poder salir adelante. Si te has sentido desmoralizado, ¡hay esperanza! Experimentarás cambios positivos en tu vida al empezar a vivirla con propósito. Dios dice: «Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes... planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza» Quizás sientas que estás encarando una situación imposible, la Biblia dice: «Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros». Conocer tu propósito simplifica tu vida. Tu propósito se convierte en el patrón que usarás para evaluar qué cosas son esenciales y cuáles no. Formúlate la pregunta: Esta actividad que voy a realizar, ¿me ayudará a cumplir los propósitos de de Dios para mi vida? Sin un propósito definido no tienes fundamento alguno en qué basar tus decisiones, distribuir tu tiempo y usar tus recursos. Entonces tornarás decisiones basadas en las circunstancias, en las presiones y el estado anímico del momento. Los que no entienden su propósito suelen esforzarse demasiado; y eso causa estrés, cansancio y conflicto. Es imposible que logres hacer todo lo que los demás quieren que hagas. Sólo tienes tiempo para hacer la voluntad de Dios. Si no logras terminarlo todo, significa que estás haciendo más de lo que Dios quiere que hagas (o quizás estás viendo demasiada televisión). Vivir con propósito nos lleva a un estilo de vida más sencillo y a un plan de actividades más saludable. La Biblia afirma: «Hay quien pretende ser rico, y no tiene nada; hay quien parece ser pobre, y todo lo tiene». Te lleva también a tener tranquilidad: «Al de propósito firme guardarás en perfecta paz, porque en ti confía».

Conocer tu propósito enfoca tu vida. Esto hace que dirijas todo tu esfuerzo y energía a lo que es importante. Te conviertes en una persona efectiva.

Sin un propósito claro, seguirás cambiando de dirección, de trabajo, de relaciones, de iglesia y muchas cosas más, esperando que cada cambio pueda resolver la confusión o llenar el vacío de tu corazón. Piensas: «Esta vez quizás sea diferente», pero eso no resuelve tu verdadero problema. La Biblia dice: «No sean insensatos, sino entiendan cuál es la voluntad del Señor».

El poder de enfoque puede apreciarse con la luz. Un haz difuso tiene poco poder o impacto, pero puedes enfocarlo mejor concentrando su energía. Los rayos del sol, con la ayuda de una lupa, pueden ser dirigidos para quemar papel u hojarasca. Cuando la luz es enfocada aún más, como rayos láser, puede atravesar el acero. Si deseas que tu vida impacte, ¡enfócala! No hay nada tan impactante como una vida centrada, vivida con propósito. El apóstol Pablo propagó el cristianismo casi solo por todo el Imperio Romano. Una vida enfocada era su secreto. Él dijo: «Una cosa hago: olvidando lo que queda atrás, y esforzándome por alcanzar lo que está delante». Nunca confundas actividad con productividad. Puedes estar ocupado sin propósito alguno, y, ¿de qué sirve? Conocer tu propósito estimula tu vida. El propósito siempre produce entusiasmo. El simple hecho de levantarse de la cama se convierte en una tarea ardua. Por lo general, es el trabajo sin propósito, no el excesivo, el que nos acaba, nos deja sin fuerzas y nos roba el gozo. «Esta es la verdadera felicidad de la vida: ser usado para un propósito y poder reconocer su supremacía; ser una fuerza de la naturaleza en lugar de algo inconstante, un saco de males y lamentos, siempre quejándose de que el mundo no se ha dado a la tarea de hacerlo a uno feliz». Conocer tu propósito te prepara para la eternidad. Muchos se dan a la tarea de emplear toda su vida en crear en la tierra un legado duradero. Quieren que se les recuerde después de muertos. Pero al final, lo más importante no es lo que otros dicen de tu vida, sino lo que Dios diga. Muchos no se dan cuenta de que todos los logros personales son superados tarde o temprano; las marcas se rompen, la reputación se desvanece y los homenajes se olvidan.

El uso más sabio de tu tiempo es que edifiques un legado eterno. No fuiste puesto en la tierra para ser recordado, sino para prepararte para la eternidad. Llegará el día que estarás ante Dios; él hará un inventario de tu vida, un examen final antes de que entres en la eternidad. La Biblia declara: «¡Todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Dios!... Así que cada uno de nosotros tendrá que dar cuentas de sí a Dios». Afortunadamente, Dios desea que todos pasemos este examen; por eso nos ha dado las preguntas con anterioridad. Al leer la Biblia podemos imaginar que Dios nos planteará dos preguntas decisivas: Primero, ¿Qué hiciste con mi Hijo Jesucristo? Dios no cuestionará tu trasfondo religioso ni tu inclinación doctrinal. Lo único que tendrá relevancia será si aceptaste lo que Cristo hizo por ti y si aprendiste a amarlo y a confiar en él. Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida… Nadie llega al Padre sino por mí”. Segundo, ¿Qué hiciste con lo que te entregué? ¿Qué hiciste con tu vida, dones, talentos, oportunidades, dinamismo, relaciones y recursos que Dios te dio? ¿Lo gastaste todo en ti mismo o lo usaste para los propósitos para los que Dios te creó? “Al de propósito firme guardarás en perfecta paz, porque en ti confía”. Isaías 26:3

¡Fuimos creados para vivir por siempre! Continuará…

EL ÉXITO DE UNA

Vida CON PROPÓSITO

4

LA VIDA DESDE LA PERSPECTIVA DE DIOS

¿Qué es tu vida? Santiago 4:14

No vemos las cosas como son, las vemos de acuerdo con nuestro modo de ser. Anais Nin

La manera en que ves tu vida forma tu vida. La manera en que definas tu vida determina tu destino. Tu manera de ver las cosas influirá en cómo empleas tu tiempo, tu dinero, tus talentos y cómo valoras tus relaciones. PASE POR SU CEREBRO ECHANDO FUERA LAS IDEAS NEGATIVAS. La preocupación es como una nube que lo rodea y no deja llegar hasta él la luz del sol. La prueba de ello está en que en los momentos de ofuscación afirmamos: "Estoy tan preocupado que no se me ocurre nada". ¿Y a qué se debe todo ello? A que el cerebro no puede tener sino una idea por vez. ¿Está usted pensando en cómo resolver un caso? Pero le llega la idea del miedo, de la inseguridad, de la ofuscación y preocupación? Pues esta idea negra echa fuera de su cerebro cualquier Idea luminosa de solución que le pudiera llegar. El suicida deja que tome posesión de su mente como temible inquilina, la negra idea de la preocupación, y convertida ella en idea fija, no deja llegar a su pensamiento las ideas luminosas y optimistas que iban a solucionar sus problemas. Por eso no olvide; hay que echarse una pasadita por su cerebro barriendo y echando fuera ya desde hoy toda idea negativa de susto, tristeza, miedo o preocupación, porque esas tenebrosas inquilinas no le dejarían llegar la visita de ideas luminosas que son las que su cerebro está necesitando.

EL DESCUBRIMIENTO DE UN PADRE DE FAMILIA. Lo cuenta él mismo. "Se me había ido el sueño y había perdido el apetito. Mis nervios estaban horrorosamente tensionados. Por todo me afanaba y me disgustaba. Píldoras y remedios me proporcionaban un descanso momentáneo pero después quedaba peor que antes. Si alguno ha experimentado esto, sabe lo terrible que resulta. Es como sentarse encima de un hormiguero. Pero en medio de mi angustia supliqué a Dios, y Él me proporcionó el remedio por medio de uno de mis hijos, el más pequeño. El más pequeño un día me suplicó insistente que le hiciera un carrito de ruedas esteradas. Tanto me rogó que me dediqué a fabricárselo. Empleé en esta labor más de siete horas. Pero cuando terminé comprendí que aquellas horas empleadas en construir el carrito esferado eran las primeras de descanso y paz que había tenido durante meses. Este descubrimiento me trajo una gran enseñanza: que la gente no puede vivir preocupada si está muy ocupada. Que la ocupación aleja la preocupación. Y tomé un serio propósito: quiero estar ocupado todo el día. No tener ratos de desocupación porque en esos ratos de ocio y preocupación logra introducirse en el cerebro y empieza a envenenarlo. Y me dediqué a elaborar la lista de todos los arreglos que había que hacer en mi casa y en mi pequeña finca. Resultaron más de 40. Desde entonces he llenado mi vida de actividades estimulantes, y en vez de ser un hombre preocupado y triste, ahora soy un ser realizado y alegre. El trabajar quita complejos y hace pasar placenteras las horas que la desocupación hacia eternas. Un gran sabio exclamaba: "Al cumplir mis 90 años desearía colocarme a la orilla del camino de la vida con un sombrero en la mano y decirle a los transeúntes que me regalen todos aquellos minutos que no van a dedicar a estar ocupados, porque son tesoros que no se pueden desperdiciar”. A un gran investigador le preguntaron un día sus amigos: "¿Por qué lo vemos siempre tan tranquilo?", y él respondió: "Es que vivo tan ocupado que no me queda tiempo para dedicarlo a preocuparme". Con razón decía el famosísimo trabajador y artista Leonardo Da Vinci: "Las personas más tranquilas que he conocido son las que viven más ocupadas". Y nosotros podríamos añadir: "Y las personas más amargadas que hemos conocido son aquellas que viven más desocupadas". El ocio produce vacíos en el cerebro, y éstos se llenan con resentimiento y frustración. Las cuevas desocupadas se llenan de murciélagos. UN REMEDIO QUE PRODUCE MUY BUENOS RESULTADOS. Cuando en los internados o en los cuarteles, el personal se vuelve inquieto, nervioso y difícil de controlar, los psicólogos aconsejan un remedio que consigue efectos admirables. Su consejo es sencillamente éste: "Manténganlos ocupados". Para cada minuto, para cada hora debe estar programada alguna ocupación. Y si es al aire libre mejor: deporte, trabajos manuales, teatro, excursiones,

competencias, pesca, dibujo, arreglo de la casa, conocimientos de nuevas obras: museos, parques, concursos divertidos y jocosos, etc. Y se cumple la antigua enseñanza médica que repetía: “Estar siempre ocupado es una de las mejores drogas, y de las más excelentes medicinas que puedan existir para mantener sano el espíritu”. El cansancio que produce el trabajo es casi siempre un cansancio saludable. Cuando una persona se queja de que el trabajo le agota, lo más probable es que ese agotamiento se debe a la preocupación y no al trabajo. La vida es demasiado breve para dedicarla a preocuparse por pequeñeces. “Esto que me está preocupando sí en verdad tiene tanta importancia como para que yo le conceda un puesto especial en mi mente y autorización para que destroce mi sistema nervioso y mi salud mental? ¿De veras? Jesús sentía un verdadero temor a que sus discípulos se dejaran envenenar por las preocupaciones, y repetía frecuentemente: “No os preocupéis; ni por el alimento, ni por el vestido, ni por el día de mañana. No os preocupéis. Mi Padre Dios os ama y sabe lo que vais a necesitar. ¿No habéis visto a las aves de los árboles que no tienen silos o graneros de aprovisionamiento y Dios cuida de ellas? ¿No habéis visto a las flores del campo que no tienen almacenes y mi Padre las viste tan elegantemente? ¡No os preocupéis. Vosotros valéis más que muchas aves y flores! Entonces ¿para qué tanto afán como si estuviéramos destinados a un desastre? "Nadie se muere en la víspera" decían los antiguos. Nadie adelanta ni atrasa ni siquiera por minuto la hora de morir que Dios le señaló desde la eternidad. Y si no podemos atrasar esa hora ni pasarla a otra fecha, entonces ¿qué es tanto afán por los "accidentes" que nos puedan suceder? Los únicos que "se mueren la víspera", son los que viven preocupados. "No son muertos los que en dulce calma, en paz descansan en la tumba fría, muertos son los que tiene muerta el alma y viven todavía". HAY QUE ACEPTAR LO INEVITABLE. Uno de los secretos más formidables que Dios haya podido enseñar a la criatura humana: cómo ser capaz de aceptar lo inevitable. Nosotros, querámoslo o no, nos vamos a encontrar con muchas situaciones desagradables que son así y que no habrá cómo obtener que sean de otro modo. Ante ellas nos quedan dos modos de comportarnos: 1º aceptar que sea así y seguir nuestra vida en tranquilidad y paz a base de paciencia. 2° Rebelarnos contra lo inevitable. Maldecir, murmurar, "agonizar de rabia", y

terminar con los nervios deshechos, viejos prematuros a los 40 años, enfermos del corazón a los 50, muertos antes de los 70. Mejor sería: "Echar cabeza" ponernos a pensar cómo logramos salir de tan desdichada situación, y tratar de vivir en la mayor paz, alegría y tranquilidad la situación que nos ha correspondido vivir. ACEPTE LO IRREMEDIABLE. Haga las paces con la vida. Colabore con lo inevitable. "Es temible tener que andar siempre con alguien que uno no acepta. Y si ese 'alguien' son sus propios defectos, sus imperfecciones o las cosas que no le han sucedido como usted deseaba, y usted sigue odiando eso, está caminando perpetuamente con un odiado enemigo a su lado. Esto es una verdadera infelicidad. Acepte con paz que sus ideales sean siempre mucho más altos que las realidades que logra conseguir. Y que al final de sus realizaciones casi siempre se encuentre con algún pequeño disgusto o frustración. Acepte con paz su deseo de agradar a todos y no lograrlo conseguir: su deseo vehemente de llegar a una profunda amistad con Dios y que el camino para conseguirlo sea tan lento y difícil. Acepte con paz que aunque sus sueños son de omnipotencia, usted se encuentra por todos lados con sus limitaciones y debilidades; no permita que estas fronteras le llenen de irritación. Ponga en manos del Padre Dios sus debilidades y Él hará que el árbol de la paz crezca en su huerto y que cubra su vida con la sombra de serenidad". NADA SE GANA CON LAMENTACIONES. Al mundo no lo cambian los que vivan lamentándose del mal que existe, sino los que hacen algo por mejorar la realidad. ¿Qué se consigue con lamentaciones? Deslíguese ya desde ahora de esa antipatía que usted tiene hacia sí mismo y hacia las realidades desagradables que encuentra a lo largo de la jornada. Lo que se puede cambiar y mejorar, se mejora y se cambia. Pero lo inevitable hay que aceptarlo. Acepte que las cosas hayan sucedido así. El Padre Dios lo permitió. Acepte su plan y su santa voluntad. Acepte con paciencia el hecho de no ser aceptado por todos. No somos moneda de oro que a todos gusta. Acepte el hecho de que con grandes esfuerzos obtiene a veces pequeños resultados. Acepte con paz el hecho de que a usted como a san Pablo le suceda la triste realidad de que "el bien que quiere hacer no lo hace, y el mal que no quiere cometer sí lo comete". Deje que las cosas sean como son. Son asuntos que ha permitido el Padre Dios. ¿Y quién se atreverá a darle consejos a El acerca de lo que tiene que hacer o permitir? Repita con Jesús: "Hágase, oh Padre, no lo que yo quiero, sino lo que quieres Tú". RECIBA CUANTO VENGA, CON VOLUNTAD DE PERSONA DE CARÁCTER. En las horas de dolor hay que sonreír, y enfrentar las duras realidades como un hombre de carácter. Es necesario aguantar las penas, suceda lo que suceda, porque el fuego y los martillazos hacen fuerte el metal.

"El dolor le hizo más provecho a su personalidad que todos los placeres sensuales de su vida anterior. La tremenda prueba modificó su ser, y volvió cristiano al que antes era un pagano. “Yo entré con el corazón de piedra, pero ahora los buenos sentimientos han inundado mi corazón, y comprendo que poseer un corazón noble es lo más grande que pueda haber en el mundo”. NADA MALO PUEDE SUCEDERNOS SIN EL PERMISO DE DIOS. Si nosotros tenemos todavía alguna área de nuestra vida donde no veamos la mano de Dios, allí puede nacer la desesperación. Nuestra impaciencia puede nacer de que desconfiamos de los grandes bienes que Dios tiene preparados por medio de sus planes que nos hacen pasar por situaciones dolorosas y amargas. El creador escoge circunstancias aparentemente malas, para obtener grandes bienes en nuestro favor y librarnos de verdaderos males. Un hombre se creía muy santo y muy capaz de llegar por sí mismo a la perfección. Pero vinieron sus faltas y sus debilidades y derrumbaron la muralla de su vanidad y ahora ya no confía en sí mismo sino en el poder y en la bondad de Dios. Una señora afirmaba: "Si mi esposo no hubiera muerto dejándome en el desamparo y en la miseria, y si mis amistades no me hubieran abandonado a causa de una calumnia que alguien me inventó, yo nunca habría encontrado a Dios. Qué cierto es lo que afirmaba san Pablo: "Todo redunda en bien de los que aman a Dios". El profeta Habacuc narra una experiencia suya. Un día al ver tantas desgracias que sucedían dijo a Dios: "Señor, clamamos a ti y tú no nos oyes", -y el Señor le respondió: "¿El que hizo los oídos no va a oír? ¿Y el que hizo los ojos no va a ver? Pero es que tiene derecho la vasija de barro a discutirle al artista que la fabrica y decirle; ¿Por qué me formas así?". ¿Qué sabemos nosotros? Nada. Pero Dios sí sabe lo que más conviene. MI LEMA SERÁ: "SÓLO POR HOY". "Fórmula de la felicidad y del buen genio" que enseñó Jesucristo cuando dijo: "No os afanéis por el día de mañana. Bástale a cada día su propio afán". Si la gente cumpliera este mandato divino se despoblarían los hospitales que atienden enfermos nerviosos y se acabarían las úlceras y las jaquecas. Porque, ¿qué día es tan largo, tan desesperante que pueda acabar con nuestra salud mental? Sólo por este día: trabajaré con toda mi alma y no perderé tiempo en tonterías o en charlas inútiles que de nada aprovechan. Sólo por este día: cumpliré mi deber con el mayor esfuerzo; Por mañana no me afano. Cuando llegue el mañana lo convertiré en "hoy" y trataré de portarme bien. Pero, por ahora sólo me interesa el "hoy" que ese es mi único tesoro en cuanto a tiempo.

Sólo por este día: trataré de leer, de perfeccionar mi formación espiritual e intelectual con lecturas formativas y dedicando tiempo a la meditación. Pero no dejaré pasar el "hoy" sin hacerlo. Por este día: cuidaré de mi salud de mi organismo. Haré ejercicio físico y me alimentaré con verduras, frutas, leche, carne y queso. Respiraré hondo, me levantaré a tiempo, me daré un buen baño y trataré de no trasnochar y no dedicarme a vicio alguno. Sólo por este día. Mañana, ya repetiré el propósito que hice hoy. Pero hoy me preocupo sólo por hoy. Por este día trataré de presentarme bien, porque el vestirme bien lleva ánimo al corazón. Trataré de ser lo mas agradable posible en mi trato y de presentar un rostro risueño y amable que alegre el corazón de los demás. Por este día me abstendré de criticar y seré generoso en felicitar y alabar. Trataré de no buscar defectos en los otros y esforzarme sí por recordar sus cualidades. Quiero vivir hoy sólo este día y no echarme encima el peso insoportable de toda una vida al mismo tiempo. 12 horas soy muy capaz de aguantarlas, pero si me pongo a afanarme desde ahora por las miles de horas que me esperan, entre todas ellas me van a sofocar. Por este día quiero separar un tiempo para mi descanso, y para la soledad. Yo sé que “persona cansada es persona malgeniada” Por eso desde hoy dedicaré de vez en cuando unos minutos para descansar. Y quiero tener ratos de soledad. En el bullicio y la conversación no puedo meditar. En el silencio se multiplican por diez mis capacidades intelectuales. Por este día quiero no tener miedo al futuro. “Dios sabe todo lo que me hace falta”. Y no tendré tristeza por el pasado. Sólo quiero tener alegrías por el presente. Quiero amar y apreciar mi vida, mi trabajo, mis cualidades, mi familia, mi ciudad, mis amistades, mi religión y mi patria. Por este día quiero darme el lujo de vivir con alegría y optimismo. Aunque sea sólo por este día quiero apreciar algo de los valores y amabilidades que tiene esta vida, y darme el gusto de vivir contento de mí mismo y de lo que me rodea. ¿POR QUÉ LLORAR MIENTRAS VOY ANDANDO SI OTROS RÍEN Y NO TIENEN PIES? Aquel hombre renegaba diciendo que Dios no había sido generoso con él. Entonces un amigo suyo, millonario, le propuso un negocio: "¿Quieres venderme tu pie izquierdo por cinco millones de pesos para injertárselo a uno que lo perdió en un accidente? A ti te pondrán uno de caucho muy fácil de lidiar" el que renegaba. "¿Y no quieres venderme tu mano izquierda que es la que menos usas, por diez millones, para colocársela a

uno que la perdió en una caída?". Nunca, ¡jamás!, respondió el otro. "¿Y no quisieras vender un riñón por quince millones para injertárselo a uno que se está muriendo en un hospital? Te lo pagamos al contado porque el que lo necesita es sumamente rico". -"¿Pero qué es eso que me propones?, contestó el amigo. ¡Si yo no vendo mis riñones!". -"Bueno, añadió el interlocutor, ahora te hago una última oferta. Conozco un millonario que ofrece cincuenta millones por un ojo para que le cambien a él uno que ha perdido. ¿Quieres venderlo?". "Te queda otro y te pondrán uno de vidrio, muy hermoso". -"Ya te he dicho que no, dijo el renegante. Por ningún dinero del mundo vendo yo, parte alguna de mi organismo". -Bueno, bueno, le dijo entonces su amigo, pero de hoy en adelante no digas que Dios no ha sido generoso contigo. Te ofrecí ochenta millones al contado por la décima parte de tu organismo y no quisiste. "¿Y todavía te parece poco lo que Dios te ha regalado?". El otro nunca había pensado en los valores que el Señor le había concedido. ¿Por qué no hacer el inventario de los bienes que hemos recibido para así vivir con mayor alegría y optimismo? El recordar lo malo que sucede produce úlcera en el estómago. En cambio el recuerdo de nuestros triunfos, alegrías y cualidades hace que la glándula pituitaria segregue desde nuestra cabeza una oleada de hormonas que llevan lozanía y vigor a todo nuestro organismo. ¿Por qué recordar lo poco que nos hace tanto mal y olvidamos de lo mucho cuyo recuerdo nos llenará de salud y de juventud? Cada uno es lo que sean sus pensamientos. Si mis pensamientos son tristes, mi vida será tristeza continua. Si mis pensamientos son alegres y optimistas, mi existencia será jovialidad y felicidad. RECUERDE, PIENSE Y AGRADEZCA, Si nosotros recordáramos los bienes espirituales, físicos y morales que hemos recibido, y tuviéramos un corazón suficientemente agradecido, irradiaríamos alegría por todos nuestros poros. Usted tiene en su cuerpo ochocientos mil millones de células trabajando continuamente y obrando todas a favor suyo en perfecta armonía. En su cerebro tiene 13 millones de células o neuronas trabajando tan sabiamente a su favor que si las quisiera reemplazar por la máquina computadora más perfecta del mundo, esa máquina electrónica ocuparía el sitio de un edificio de setenta pisos de alto. En sus ojos, Dios ha depositado cien millones de receptores que le permiten gozar de la magia de los colores, de la simpatía de las personas y de la majestad de la naturaleza. En sus oídos hay 24 mil filamentos que vibran con el viento de la arboleda y el reír de los niños, con la suave música de las orquestas y el trepidar de las

aguas espumantes, y al escuchar las palabras amables de las personas que estima. Usted es persona humana, y el ser humano es el único animal que puede hablar, para calmar al airado, animar al abatido, estimular al cobarde y decir... te amo. Lo grave es que nos pasamos la vida pensando en lo que nos falta y casi nunca nos detenemos a recordar y a agradecer lo muchísimo bueno que poseemos. Y esta tragedia causa más muertes prematuras que las guerras y las enfermedades contagiosas. La tristeza acorta la vida y la hace más desdichada. La alegría alarga nuestra vida y la hace más dichosa y más llena de buenas obras. Amigo, haga cuenta de sus bienes, y de sus alegrías, y no pierda tiempo haciendo cuentas de sus males. Coleccione pensamientos alegres y optimistas y espante esos cuervos asquerosos que se llaman "pensamientos pesimistas" y "recuerdos tristes". Usted se puede mover. No es un árbol amarrado a una pequeña porción de tierra. Puede pasear, correr, bailar y hacer deporte. Para ello tiene quinientos músculos, doscientos huesos y siete mil nervios, sincronizados para obedecerle y llevarle a donde usted quiera. Los que mas discuten son los que se sienten más inseguros, los que sienten inferioridad, los que no dominan la situación. La discusión es un desastre oral porque hace huir la paz del espíritu. Por eso los hombres de éxito no se permiten a sí mismos el dedicarse a discutir. Nadie obtendrá una verdadera personalidad si no aprende a rehuir de las discusiones. "Nadie lanza pedradas a un perro muerto. Si te atacan es porque eres importante. Pero por favor: no desciendas hasta el campo desde donde ellos están insultando, porque entonces te haces tan bajo como ellos". Y eso lo detuvo en su afán de discutir. Recordemos: las discusiones nunca deben estar en la lista de las cosas que nos proponemos hacer. La discusión puede indicar falta de equilibrio y de control de sí mismo. Indican poca capacidad para elevarse sobre las diferencias que tenemos acerca de pequeños detalles. Las discusiones pueden ser una manifestación de la gran lástima y compasión que sentimos hacia nosotros mismos cuando nos contradicen. Quien discute está manifestando con esto que no se critica a sí mismo, ni acepta reconocer sus debilidades, defectos y errores. Quien discute es dogmatista: le parece que sólo su opinión vale. Lo que los demás digan o piensen le parece una tontería de tercera clase. Y en eso está equivocado.

Discutir es andar suplicando indirectamente que tengan simpatía por nosotros. Discutir es lanzarse a caminar por un atajo lleno de explosivos. La discusión es un vómito emocional que mana de un pozo de frustración y resentimiento. Indica la falta de actitud para acercarse a la verdad y a la comprensión por caminos de bondad. El andar discutiendo es señal de que en la personalidad hay un punto ciego o no controlado que permite darse el lujo de soltar la lengua sin medir las malas consecuencias. ACABE CON LA MALA COSTUMBRE DE CONTRADECIR. Contradecir es perder gran parte de nuestro atractivo personal. Contradecir es perder una ocasión de permitir al otro sentirse más importante. Hay cosas en las que no podemos manifestar que estamos de acuerdo, como son las que van en contra de las leyes de Dios, de las verdades de nuestra religión, de las reglas de la moral o el honor de nuestra patria. Pero en todo lo demás sí podremos damos el lujo de callar nuestra opinión contraria sin que con ello perdamos nada, y ganando en cambio el cariño y la estimación de los demás. Los que contradicen le dan demasiada importancia a detalles de poco valor y a ellos se apegan desaforadamente. Les pasó como a los micos de la selva: cuando los cazadores los quieren capturar vivos, echan un poco de maíz en el fondo de un calabazo que tenga la boca bastante angosta. El mico mete la mano al calabazo y la llena de maíz. Pero luego la va a sacar y ¡ay!, no puede, porque la tiene muy llena. Y el pobre animal prefiere que lo capturen, antes de ocurrírsele soltar la manotada de maíz y poder sacar la mano de aquella trampa. Así le pasa a quienes tienen la mala costumbre de contradecir. Se apegan a unas pequeñeces: modas, opiniones, partidos, gustos, noticias, etc. Y con tal de no soltar su opinión, prefieren perder amistades y buena fama. Usted pavimenta de simpatías el camino de su vida si se acostumbra a dejar que otros expongan sus opiniones y gustos, sin dedicarse a combatirles o a decirles que se equivocan. Nada humilla tanto al otro como afirmarle que se encuentra equivocado en lo que opina o afirma. Para discutir se necesitan dos personas. Si a usted no le gusta contradecir, seguramente no va a tener discusiones molestas. Usted no ganará nada dejando al interlocutor "tendido en la lona". Recuerde que cada vez que contradiga, el perdedor será el buen nombre de usted. El contradecir produce discusión. La discusión produce tensión nerviosa (siempre después de una discusión los dos interlocutores se hallan nerviosamente excitados) y la excitación nerviosa hace más mal que bien. ¿Para qué entonces seguir contradiciendo? Cumplamos lo que tanto recomendaba san Pablo: "Procurar vivir en paz evitando las discusiones". LOS QUE CONFÍAN EN DIOS SON COMO MONTE SOBRE ROCA: INCONMOVIBLES ANTE LAS DIFICULTADES (Santa Biblia Salmo 125)

Continuará….

EL ÉXITO DE UNA

Vida CON PROPÓSITO

5

LA VIDA ES UNA ASIGNACIÓN TEMPORAL

Señor, recuérdame cuán breve es mi tiempo sobre la tierra. Recuérdame que mis días están contados y que mi vida se acaba Salmo 39:4 Estoy de paso en este mundo Salmo 119:19

La vida en la tierra es una asignación temporal. La vida se describe como un vapor que corre rápido, un soplo de aliento y un rastro de humo. “Nosotros nacimos ayer… nuestros días en este mundo son como una sombra”. Para hacer buen uso de tu vida nunca debes olvidar dos verdades: Primero, la vida, comparada con la eternidad, es extremadamente breve. Segundo, la tierra es tan sólo una residencia temporal. No vas a estar aquí por mucho tiempo, así que no te apegues demasiado. Pídele a Dios que te ayude a ver la vida en la tierra a través de sus ojos. David oró: “Dios mío, hazme saber cuál será mi fin, y cuánto tiempo me queda de vida; hazme saber cuán corta es mi vida”. La Biblia compara constantemente la vida en la tierra con vivir en un país extranjero. Este no es tu hogar permanente o tu destino final. Estás aquí de paso, visitando la tierra. Tu identidad está en la eternidad y tu patria es el cielo. Cuando entiendas esta verdad dejarás de preocuparte por “tenerlo todo” en la tierra. En comparación con otros siglos, nunca ha sido tan fácil vivir como se vive hoy en el mundo occidental. Actualmente somos bombardeados con toda clase de entretenimientos, diversiones y la complacencia de todos nuestros gustos personales. Hoy en día con todos los fascinantes entretenimientos de los que estamos rodeados, lo cautivador de los medios informativos y todas las cosas

nuevas que existen para explorar nuevas experiencias, es fácil olvidar que la vida no consiste en la búsqueda de la felicidad. PREFIERE VIVIR ALEGRE ANTES QUE VIVIR TRISTE DEJE HABLAR A LOS DEMÁS. Hay personas especialmente simpáticas, no por lo mucho que saben hablar, sino por la especial capacidad que tienen para hacer hablar a los demás. Cuando los otros dicen algo que a ellos les gusta, demuestran con entusiasmo que están completamente de acuerdo con lo que acaban de escuchar. Si no lo están saben callarse, o cambiar de tema, o afirman lo contrario pero de una manera tan amable y de un modo tan respetuoso que el interlocutor no se siente humillado ni disminuido. Pero ellos saben que lo que los demás desean es poder hablar, y los dejan hablar sin ofrecerles resistencia, sino más bien allanándoles el camino de su conversación con preguntas que demuestran interés y con pequeñas y oportunas intervenciones a favor del tema que el otro está tratando. Ayúdese a usted mismo creando una actitud de interés hacia lo que hablan aquellos con quienes entabla conversaciones. POR FAVOR: NO ODIE JAMÁS. El odio es el instinto contrario al más noble de nuestros instintos-, el amor. Por eso ésta es la definición más ordinaria y fácil que se le suele dar: "Odio es el sentimiento opuesto al amor". No hay que confundir odio con antipatía. La antipatía es una aversión natural que se siente hacia ciertas personas. Todos la sentimos, pero la persona es capaz de no manifestarla y de no irla aumentando. La antipatía se va disminuyendo cuando uno piensa en las cualidades que tiene la otra persona y en las buenas obras que ha hecho, y si trata de convencerse de que en lo que hace y dice no tiene mala intención. Esto va transformando en simpatía cualquier antipatía, por grande que sea. Odio no es tampoco lo mismo que resentimiento. El resentimiento es un recuerdo amargo y triste acerca de algo que la otra persona dijo o hizo en contra nuestra. El resentimiento es un verdadero gorgojo capaz de derrumbar aún las personalidades más poderosas. Nunca insistiremos lo suficiente acerca de la inmensa ventaja que a un ser humano le proporciona el alejar todo recuerdo triste y amargo y reemplazarlo por pensamientos alegres y optimistas. Pero el odio es algo muchísimo peor aún. Odiar es desear el mal a otro. Odiar consiste esencialmente en no amar ni querer amar al otro. Odio es deseo de venganza.

Podemos tener inclinación al odio por haber sido víctimas de injusticias en nuestra niñez. Un niño maltratado en su infancia puede crecer con tendencias al odio. Viejos ha habido que se vengaron brutalmente de injusticias o castigos salvajes recibidos cuando aún eran muy niños. Por eso los padres de familia deben andar con cuidado al castigar o regañar a sus hijos. El castigo moderado no les causa odio, y la corrección hecha con bondad nunca los lleva al resentimiento. Pero si se les trata con aspereza, exageración e injusticia, o se les falta al respeto con palabras humillantes, puede irse formando en su modo de ser una inclinación muy peligrosa hacia el odio y la venganza. Unos papás sádicos e injustos pueden estar formando unos hijos llenos de odio y de resentimiento.

NADIE NECESITA TANTO UNA SONRISA COMO AQUEL QUE NO TIENE NINGUNA PARA DAR La Biblia dice; "Si el ser humano se niega a perdonar a quien lo ha ofendido, ¿cómo puede pretender que Dios le perdone sus propios pecados?" (Eclesiástico 28) y Jesús afirmó tajantemente. "Si no perdonáis a los demás sus ofensas, tampoco vuestro Padre Celestial os perdonará vuestros pecados". Es una frase digna de ser recordada y repetida muchas veces, para vacunamos contra la desastrosa peste del odio y del resentimiento. Cuando en el corazón sintamos oleadas de odio hacia alguna persona, dediquémosno a orar por ella, para que Dios la bendiga y la vuelva mejor. "Nadie será capaz de odiar a una persona, si frecuentemente ora por ella, pidiendo que le vaya bien". Y recordemos un caso reciente: Un joven desequilibrado buscaba a su padre con odio salvaje, para asesinarlo. Lograron averiguar de qué causa le había nacido semejante odio tan brutal: era que cuando él estaba pequeñito en brazos de la mamá, veía llegar a su padre, borracho, con un palo en la mano, a golpear a su madre, el ser que él más amaba en el mundo. Los ojitos del niño aterrorizado llevaron aquella imagen a su cerebro y allí quedó guardada para siempre, convirtiéndose luego en odio irreconciliable. ¡Ah, las imágenes que captan los niños! "Recordad que unos pequeños ojos contemplan vuestras acciones guardándolas en el cerebro como una filmadora. No olvidéis que unos pequeños oídos escuchan vuestras palabras grabándolas en la memoria corno una grabadora. Son los sentidos de vuestros pequeños hijos. Por eso tenga mucho cuidado al obrar y hablar ante ellos, para que las imágenes que graban en su mente sean placenteras y amables, y nunca terroríficas". Muchos odian cuando viejos, porque de niños recibieron impresiones muy desagradables.

Si usted guarda en su espíritu alguna actitud "no perdonadora", algún odio, siempre tendrá amargura en su alma. Pero si perdona todo, gozará de una paz admirable. Si alguna vez nota un estancamiento en su progreso espiritual pregúntese enseguida: '"Señor, ¿qué será lo que yo no he perdonado? ¿Cuál será la ofensa que no quiero olvidar? Porque mientras usted tenga algo que no perdona, corre el tremendo peligro de no ser perdonado por Dios". NO SEA DOMINANTE. ¡Cuántos matrimonios deshechos porque uno de los dos cónyuges era demasiado dominante! Y no olvidemos que el machismo existe también en las mujeres. Hay esposas que quieren mandar con tiranía absoluta, olvidando aquello de la Biblia que se les lee a los novios en la ceremonia del matrimonio: "La esposa que obedezca al marido, porque el esposo debe ser el jefe del hogar" (Efesios 5). Es una lástima que hoy con el pretexto de una mala entendida liberación femenina, muchas mujeres pretendan olvidar sus calidades femeninas que las hacen tan agradables, como la dulzura, la bondad y humildad, y se dediquen a conseguir verdaderos defectos masculinos como son el machisrno, la grosería en el hablar, y la tosquedad en los modales. Se convierten así en unos verdaderos "marimachos", mitad mujer y mitad hombre, renunciando a lo amable del sexo femenino y adquiriendo lo desagradable del sexo masculino. Un hombre dominante es antipático. Pero una mujer dominante lo es muchísimo más. Cuenta de aquel pobre marido a quien su esposa le propinaba unas terribles palizas con la tranca de la puerta, que un día, mientras él temblando se hallaba escondido, ella le gritaba: "Si es macho salga debajo de la cama", y él, muy orondo le respondió: "¡No salgo, porque aquí en esta casa el que manda soy yo!” -¿Podrá haber paz en un hogar con una mujer así de dominante? Millones de matrimonios se destruyeron porque el hombre no se preocupó por estudiar la psicología femenina ni la mujer se preocupó por aprender cómo es la psicología masculina, que son totalmente distintas. Hay hombre que en el día del cumpleaños llevan a su esposa de regalo $10.000 y ella se echa a llorar porque lo que deseaba era un ramo de flores. El camino para hacernos antipáticos es vivir tratando de dominar a los demás. Porque las personas dominantes son muy antipáticas, para todos. Quien renuncie a ser dominante adquirirá una gran dosis de simpatía. “Pórtate con humildad y amabilidad y te amarán más que a los que te ofrecen muchos regalos”. CUIDADO CON EL COMPLEJO DE INFERIORIDAD. El día en que el Creador dispuso formarle a usted, su espíritu, se miró Él al espejo y conforme al retrato o imagen de Dios, así le creó su alma inmortal. El tumor más espantable que se le pueda formar en el cerebro es el ''Complejo de

inferioridad". La mentira más dañosa que usted se pueda inventar es decirse "Valgo menos que los demás". Eso es una canallada decirlo y una brutalidad suicida al aceptarlo. Los demás valen mucho, es verdad, pero usted no vale menos que ninguno. No olvide nunca esta inmensa verdad. El complejo de inferioridad es una emoción negativa que nos puede poner enfermos, nos hace inseguros, frustrados, angustiados y llenos de temores. Pero lo peor de todo es que el complejo de inferioridad es una mentira, y Cristo dijo que toda mentira viene del demonio que es padre de la mentira. Quien tiene complejo de inferioridad vive triste, se siente rechazado y lleno de Desilusiones. CUIDADO QUE LA IRA LO PUEDE MATAR. Por favor, lea algunas de las consecuencias de la ira, para que tenga un poco más de cuidado antes de airarse sin necesidad. La ira es una emoción productora de úlceras estomacales, y alta tensión arterial. Causa dolores de cabeza y erupciones nerviosas en la piel. Disminuye el apetito y a veces aleja el sueño y trae vejez prematura. Causa la destrucción de muchos hogares, la pérdida de buenos empleos y alejamiento de preciosas amistades. La ira, como toda emoción negativa, puede ponemos enfermos, y en una explosión de indignación puede romperse una pequeña vena cerebral y dejarnos muertos o al menos paralizados. Qué alto precio hay que pagar para darse el lujo de encolerizarse. Airarse es atacarse a sí mismo. Por eso el gran poeta Horacio repetía: "La ira es una locura breve". Una descripción de una persona airada, descripción que es una verdadera joya de observación minuciosa y que se ha hecho célebre: dice así: "Qué espectáculo tan triste el del iracundo: la cara se torna lívida o encendida, el aliento resopla agitado por la tempestad interior-, la voz se hace áspera y fuerte; las palabras brotan confusas, impetuosas sin claridad y sin orden; la mirada se vuelve feroz; y los puños y las patadas se levantan contra el adversario, y pronto fácilmente se llena al otro de heridas o se queda lleno de ellas. El iracundo se precipita en graves males, y como los objetos lanzados contra otros, logra destrozar a los demás, pero queda destrozado también él mismo". La Biblia tiene un libro admirable práctico, llamado "los Proverbios del rey Salomón". Allí se dicen estas palabras: "Luego enseguida, el imprudente manifiesta su ira. En cambio el prudente sabe disimular su cólera. No te apresures a enojarte, porque la ira es propia de gentes sin dominio de sí mismos. El que es prudente es tardo para encolerizarse; en cambio el imprudente se enoja por cualquier cosa y hará locuras. Quien sabe

dominar su ira, vale más que el que logra conquistar una ciudad". La ira envejece el rostro y lo hace repulsivo. Del gran Sócrates, el mayor filósofo de la antigüedad, que vivió cinco siglos antes de Cristo, narran las historias que un día un discípulo le hizo una grave ofensa y él no lo reprendió. En cambio al día siguiente sí le hizo la debida corrección. El joven le preguntó: "Maestro ¿y por qué no me reprendió ayer cuando lo ofendí?'", y el sabio le respondió: "Ayer no podía corregirte porque yo estaba encolerizado, y todo lo que se dice en un momento de ira queda mal dicho". Qué gran verdad para no olvidar jamás: que todo lo que se dice en un momento de ira queda mal dicho. Por eso cuando la ira nos domina no tenemos más remedio que callar. Lo que digamos encolerizados nos traerá remordimientos después. "Cuando estés lleno de ira, debes respirar profundo dos veces, antes de decir cualquier palabra o respuesta". Respirar profundo dos veces, antes de hablar cuando se está encolerizado evitará muchos dolores. "Si callamos las palabras que deseábamos decir en un momento de ira, nos evitaremos para después muchas horas de angustias". "Tres veces he obrado con ira, y las tres veces hice todo al revés". "Es mejor que se diga que ustedes nunca se encolerizan, y no que se encolerizan justamente". Porque analizando bien los hechos son rarísimas las veces que podemos afirmar ciertamente que la causa que produjo nuestra ira era tan grande, tan grande, que bien merecía exponerse por ella a todas las terribles consecuencias que trae el airarse". "Qué bueno que cada vez que te encolerizaras te miraras al espejo. Seguramente tu amor propio te haría cambiar ese rostro tan agrio que pones, por un rostro de persona tranquila. Recuerda, tu rostro no te pertenece. Tu rostro pertenece a los demás. Es un regalo que vas brindando a quienes tratan contigo. Pero tu ira y mal genio hacen que ese regalo tuyo que debiera ser apreciable y agradable, se convierta en un regalo antipático y entristecedor". NO PIERDA TIEMPO EN VENGARSE. ¿Que una persona egoísta trató de aprovecharse de usted? Que le sirva esto de experiencia para tener más prudencia en el futuro, pero no trate de pagarle con la misma moneda porque redundaría en daño de usted mismo. El deseo de venganza trae al cuerpo y al espíritu los mismos males tan graves que ya enumeramos para los que sufren de ira, resentimiento o de odio. ¿Para qué acabar con su salud y su paz, por tratar de amargarle la vida a otro? Dios dijo en la Biblia: "Mío es el castigo, y no cedo a otros el poder de tomar venganza". ¿O es que creemos que los que hacen mal se van a quedar sin

castigo divino? El salmo 74 dice bien claro: "El Señor hará beber hasta la última gota de la copa de la amargura a los que se dedican a obrar el mal". Cuando Jesús nos dijo: "Perdonad setenta veces siete", nos estaba dando con este consejo una receta para no padecer de alta tensión sanguínea, palpitaciones y perturbaciones del corazón, jaquecas, úlceras y arrugas prematuras. Los médicos saben que si se quiere conservar el corazón sano y sin colapsos, es necesario evitar cualquier sentimiento de venganza, porque éstos traen verdaderos debilitamientos cardíacos. Los sentimientos de venganza agotan el cerebro, debilitan el sistema nervioso, desfiguran el rostro, y probablemente acortan la existencia. Nuestros enemigos quedarían felices si supieran todo lo que nosotros estamos perdiendo por estar pensando en planes de venganza. Si ya los enemigos nos hicieron muchos males, ¿para qué querer aumentar esos males rumiando vengarnos, si sabernos que el deseo de vengarse nos enferma y nos envejece antes de tiempo? LA TIERRA NO ES NUESTRO HOGAR FINAL; HEMOS SIDO CREADOS PARA ALGO MUCHO MEJOR Para evitar que nos aferremos demasiado a esta tierra, Dios permite que experimentemos algún grado de incomodidad y tristeza en nuestras vidas, o sea, anhelos que nunca serán satisfechos de este lado de la eternidad. ¡No somos completamente felices aquí, porque no se supone que lo seamos! La tierra no es nuestro hogar final; hemos sido creados para algo mucho mejor. Un pez nunca podría sentirse bien viviendo en la tierra, porque fue creado para el agua. Un águila no se sentiría realizada si no se le permitiera volar. Nunca te sentirás completamente satisfecho en la tierra porque fuiste creado para algo más. Tendrás momentos felices aquí, pero nada comparado con lo que Dios tiene planeado para ti. Es un error trágico dar por sentado que el objetivo de Dios para tu vida es la prosperidad material o el éxito popular como el mundo lo define. Tu vida en la tierra no es toda la historia de tu existencia. Debes esperar llegar al cielo. Un antiguo relato cuenta de un misionero que al jubilarse volvía a su casa en el mismo barco en que viajaba el presidente de esa nación. La algarabía de la muchedumbre, una banda militar, una alfombra roja, pancartas y los medios de comunicación, le dieron la bienvenida al presidente, mientras que el misionero desembarcaba sin notoriedad alguna. Sintiendo lástima de sí mismo, y con resentimiento, comenzó a quejarse con Dios. Entonces el Señor le dijo con ternura: “Pero hijo mío, tú aún no has llegado a casa”.

No llegarás a casa, hasta dos segundos antes que solloces: “¿Por qué le di tanta importancia a las cosas que eran temporales? ¿En qué estaba pensando? ¿Por qué perdí tanto tiempo, esfuerzo e interés en algo que no iba a durar?”. Cuando la vida se pone difícil, cuando te embarga la duda o cuando te cuestionas si vale la pena sacrificarse viviendo para Cristo, recuerda que aún no has llegado a casa. En la muerte no dejarás tu hogar, más bien irás a casa. Continuará….

EL ÉXITO DE UNA

Vida CON PROPÓSITO

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EL PORQUÉ DE TODO Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria para siempre. Romanos 11:36

Todo es para él. El objetivo final del universo es mostrar la gloria de Dios. La gloria de Dios es el porqué de la existencia de todo, incluida tu persona. Dios hizo todo para su gloria. Sin la gloria de Dios, no habría nada. ¿Qué es la gloria de Dios? Es Dios. Es la esencia de su naturaleza, el peso de su importancia, el brillo de su esplendor, la demostración de su poder y la atmósfera de su presencia. La gloria de Dios es la expresión de su bondad y todas las demás cualidades intrínsecas y eternas de su persona. ¿Dónde está la gloria de Dios? Observa a tu alrededor. Todo lo que Dios creó refleja, de una u otra manera, su gloria. La vemos en todas partes: desde las formas de vida microscópicas más diminutas hasta la extensión de la Vía Láctea, desde los atardeceres y las estrellas hasta las tormentas y las cuatro estaciones. La creación revela la gloria de nuestro creador. La Biblia dice: “Los cielos cuentan la gloria de Dios”. La gloria de Dios se ve mejor en Jesucristo. Él, la luz del mundo, ilumina la naturaleza de Dios. Gracias a Jesús, no estamos más en oscuridad. OJO A LA ENFERMEDAD DE LA NEUROSIS. Es la enfermedad del siglo presente. Es propia de las grandes ciudades y afecta quizás a una tercera parte de las gentes de las naciones más civilizadas. Vamos a dar unas DIFERENCIAS ENTRE UNA PERSONA EQUILIBRADA Y UNA PERSONA NEURÓTICA. Anotamos sí, que el tener cierta dosis de neurosis no es señal de desequilibrio anormal, y que cuanto más inteligente o artista es una persona, más inclinación tiene a la neurosis. Por eso que el padecerla no es señal de anormalidad, pero sí un peligro para la paz y la alegría personal.

1. La persona equilibrada acepta las penas, desdichas, calamidades y contratiempos de la vida con calma y serenidad. La persona neurótica estalla en arranques de ira y a la menor contrariedad. 2. La persona equilibrada se siente demasiado ocupada para dedicarse a lamentarse de la vida y sentirse infeliz. La persona neurótica vive quejándose de sí misma, de los demás, del clima, de la situación, etc. Su vida es una "sinfonía de lamentos". 3. El equilibrado se siente contento de estar viviendo. El neurótico siente un deseo frecuente de suicidarse y desaparecer. 4. El equilibrado es flexible, sabe comprender a los demás, y no convierte en tragedias los pequeños contratiempos de la vida. El neurótico agranda los problemas en su imaginación y vive juzgando y condenando a los otros en su entendimiento, viendo mala voluntad donde sólo hay debilidad. 5. La persona equilibrada no actúa por impulsos, sabe dominar sus emociones. No hace lo primero que se le ocurre porque eso impulsivo es por lo general muy equivocado. Aguarda para tomar decisiones a que su prudencia e inteligencia le aconsejen. Quien no lo es, actúa precipitadamente, cumpliéndose en su vida lo que dijo Salomón: "Para el precipitado, todo son pérdidas". Se deja llevar por sus emociones al hablar y al actuar y por eso hace y dice muchas cosas que debiera haber evitado. Los impulsos son ciegos y por eso le llevan a muchas imprudencias. 6. El neurótico quema muchas energías recordando con amargura sucesos tristes de la vida pasada y pensando con terror en posibles males que le puedan sobrevenir en el futuro. El equilibrado sabe que lo pasado ya no cambiará por más que se dedique a lamentarse, y por eso no pierde tiempo en esa tontería. Y respecto al futuro está convencido de que nada se arregla con afanarse por cosas que probablemente ni siquiera van a suceder. Así que se dedica a vivir sanamente alegre el presente y deja que el pasado lo perdone la misericordia de Dios y que el futuro lo dirija el Creador con su gran poder, y no pierde tiempo en darle consejos a Dios de cómo arreglar las cosas, porque Él sabe muy bien cómo obrar sin necesidad de nuestros consejos, 7. El neurótico es hipersensible, o sea tiene una sensibilidad exagerada. Se hiere con nada. Hay que andar con inmenso cuidado al hablarle porque ve ofensas donde sólo hay palabras sin mala intención, y no acepta la crítica. En cambio el equilibrado tiene un sano sentido del humor. Se ríe hasta de si mismo. Sabe que lo importante no es que no llueva, sino que el agua no se nos

logre meter por el cuello. Por eso abre el paraguas de la paciencia y acepta la crítica de los demás como algo instructivo que le lleva a superarse. 8. El equilibrado tiene aguante y paciencia ante las dificultades, y las cosas desagradables, las incomodidades, las frustraciones y las cosas difíciles. Su madurez le enseña que nada importante se consigue sin obstáculos y que el camino hacia el éxito no está lleno solamente de rosas, sino también de espinas chocantes. En forma de holocausto quema ante Dios toda forma de resistencia ante lo inevitable. Quema en el abandono en las manos y en la voluntad del Creador todo rechazo a lo que no puede ser evitado. Si tiene fe se pone a pensar: ¿Qué sé yo de los designios salvadores de Dios? ¿Qué derecho tengo yo para protestar ante el Señor por lo que Él ha permitido que suceda? ¿Qué gano con rebelarme, si esto ya ha sucedido? En cambio el neurótico vive disgustado por cuanto es y sucede. No acepta con paz lo que falta en su personalidad, y en su temperamento. Se rebela contra lo que sucede, y le pasa como a quien le da cabezazos a un muro de piedra: la cabeza queda herida y la piedra sigue insensible. ELIJA MÁS BIEN SER PRUDENTE QUE IMPRUDENTE. DIFERENCIAS ENTRE EL PRUDENTE Y EL IMPRUDENTE: 1. El prudente manifiesta moderación en todo lo que hace, dice y piensa y en el comer y en el beber. En cambio el imprudente habla más de lo debido, obra sin pedir consejo y deja anidar en su mente muchos pensamientos dañosos; come y bebe en exceso, y roba al sueño muchas horas, con lo cual debilita su salud física y mental. 2. El prudente procura permanecer estable en lo que se ha propuesto hacer. Sabe que sólo logrará triunfar cuando haya recorrido muchas veces unos mismos caminos y que ningún triunfo se improvisa, sino que todos son frutos de largo ejercitarse y trabajar. El imprudente cree que los éxitos van a venir por golpes de suerte o cambios instantáneos. Por eso no le concede importancia al dedicarse a obtener pericia y experiencia y práctica en su oficio, aguardando que el éxito esté por ahí escondido detrás de la esquina. Y como no lo está, no le llegará. 3. El prudente piensa muy bien las decisiones que va a tomar, y una vez tomada una decisión .persevera en su ejecución, aunque lo rodeen las dificultades. El imprudente no pide consejo ni medita antes de tomar sus decisiones, y después cambia fácilmente de parecer, dejando sin terminar muchas obras ya empezadas. Y como el éxito depende de la perseverancia, se queda sin conseguirlo.

4. El prudente ve venir el peligro y trata de evitarlo. El imprudente se expone al peligro, y en él perece. ALEGRA TU EXISTENCIA Y SACA FRUTO DE ELLA. La vida es demasiado corta para que usted la malgaste recordando tristezas del pasado o temiendo desgracias del futuro. Busque todo lo que estimule sanamente la alegría: la música, el arte, las lecturas impactantes, la religión, las buenas amistades, los ideales optimistas, los paseos, las noticias positivas que traigan alegría al espíritu, los recuerdos gratos. Recuerde que con los animales compartimos la seriedad y hosquedad, pero con Dios compartimos la alegría y el buen humor. La esperanza produce alegría. Cuando uno piensa en aquellas formidables noticias que trae la Biblia para los amigos del Señor: “Ni el ojo vio ni el oído oyó algo semejante a lo que Dios tiene preparado para los que lo aman” (1 Corintios 2, 9), y en esa otra promesa maravillosa de Jesús: ‘’Me voy a preparar un sitio para mis amigos, y cuando os haya preparado un sitio vendré y os llevaré conmigo, para que donde yo esté, estén también mis amigos”. ¿Quién no va a sentir alegría ante tan buenas noticias? La alegría tiene sus enemigos como por ejemplo el tenerse lástima, el vivir dándose “pésames”. El pesimismo que lleva a pensar que lo que tiene que suceder será siempre lo peor. La envidia: sentir tristeza por el bien ajeno, etc. Pero tiene también sus aliados. Y colaboradores, como son por ejemplo el consagrarse al trabajo con dedicación y entusiasmo, el descubrir y apreciar los propios valores y cualidades; el saber descansar a tiempo. Es convencerse de que la vida está todavía esperando algo importante de nosotros: que todavía podemos hacer muchas cosas buenas y que sí las vamos a hacer. El saber que somos útiles y que no estamos ocupando inútilmente un puesto en la humanidad. Estas ideas salvaron la vida de uno que iba a suicidarse. Un amigo le dijo: “Mira, la vida todavía está esperando algo importante de ti, y todavía puedes hacer muchas cosas buenas a favor de los demás”. Le gustó saber esto y abandonó la idea del suicidio. POR FAVOR: NO ASESINE EL AMOR. A veces cuan do una joven vuelve de su luna de miel, dice a su madre: “Mamá, ¿esto es el amor? Si yo hubiera sabido lo que es el amor, nunca me habría casado. Yo no soy para él sino un objeto de placer. Una vez saciado su egoísmo se despreocupa de mí, como hace un chofer con el trapo con el que quita la grasa de sus manos, lo echa a la caneca de la basura”. Pobre muchacha: dio con un egoísta que no pensaba sino en él mismo, sin importarle la felicidad de los demás.

Ah, cuántos hogares destruidos porque uno de los dos “mató el amor” del otro y no lo supo cultivar. El amor es como las plantas recién nacidas: si no se cultiva y no se cuida, se muere, y una vez muerto sí que es difícil volverlo a resucitar. Hay muchísimas maneras de “asesinar” el amor, pero tan sólo recordemos unas pocas, para que no vayamos a cometer el error fatal de practicarlas. No ser solidarios. Un día, de viaje con un gran amigo, jefe de un numeroso grupo social, al pasar por frente a la casa de unos antiguos amigos suyos le dije: “¿Quiere que entremos a saludar esta familia? –No, no- me dijo secamente. Con esta familia ya no quiero tratar nunca más, porque el día en que se murió mi madre, ninguno de ellos se hizo presente en los funerales". Por falta de solidaridad, perdieron la amistad de una persona. En cambio otro día de paseo por una finca, vi que el dueño de todas aquellas tierras entraba a un cultivo y saludaba de brazo muy cariñoso a varios de aquellos labradores. Lleno de curiosidad le pregunté el porqué de semejantes muestras de cariño hacia tan humildes personas, y me respondió: "Es que hace unos años, un día me enfermé de gravedad en una hacienda muy alejada del poblado, y cuatro de estos hombres me llevaron en una camilla hasta el pueblo, y lo hicieron con tal delicadeza y cuidado, que jamás podré olvidar ese detalle que tuvieron para conmigo". Con un acto de solidaridad se ganaron el afecto de aquel hombre para siempre. Así que el ser solidarios con los demás aumenta mucho su amor hacia nosotros, pero el no mostrarse solidarios puede matar irremediablemente el afecto que otros nos tenían, Pasarse el tiempo pidiendo y exigiendo, sin dedicarse a dar y sacrificarse. Cuántos exclaman desilusionados: "A mí nadie me quiere". Pero vayamos a analizar su vida: ¿Cuánto tiempo han dedicado a servir y ser útiles a los demás? ¿Cuánto han regalado? "Usted gana más amistades en dos meses interesándose por los demás, que en dos años tratando de que los demás se interesen por usted". Y dice que muchos viven con desamor y muertos de tedio entre los escombros de una felicidad destruida, porque aún siendo viejos, su amor sigue siendo como él de los niños: sólo pedir, sólo exigir, y no dar, ni sacrificarse. El niño, por lo inmaduro, ama porque le dan; pero el mayor, siendo ya equilibrado, ama porque quiere dar y ayudar, y hacer felices a los demás. No manifestar que amamos. El error fatal de muchísimas personas consiste en que, aunque en su corazón aman a los demás, con sus palabras y su conducta exterior no le manifiestan ese amor. Y repetía: "No basta con amar, es necesario que los demás se den cuenta que en verdad los amamos".

"Las palabras amables y el rostro risueño, aumentan el número de nuestros amigos". Esto es una gran verdad. Pero también lo es no demostrar nuestro cariño con palabras amables y con rostro risueño, que disminuye mucho el afecto de nuestras amistades. Un empleado decía a sus compañeros: "Yo los amo mucho a todos ustedes", y los otros le respondieron con sorna: "Pues no se le nota. Su amor hacia nosotros lo debe tener por allá muy bien guardado porque no aparece por ninguna parte". ''Cuando hay fuego en la casa, es inútil querer ocultarlo. El humo se sale aún por las más pequeñas rendijas y le cuenta a los vecinos que allí dentro hay fuego ardiendo". Así pasa con el verdadero amor: si es lo que debe ser, tiene que manifestarse externamente de alguna manera. Si no se manifiesta, lo más probable es que se está apagando. Recordemos siempre: no basta con amar. Es necesario que los demás se den cuenta que en verdad sí los amamos. Descuidar los pequeños detalles. Cuanto más pequeñas sean las astillas de leña más fácilmente alimentan la llamarada de la gran hoguera. Cuantos más pequeños detalles prodiguemos, más crecerá nuestro amor y el amor que vamos a recibir. Pero a muchas personas se les olvida este "detalle", y dejan morir miserablemente el amor. Una tarjeta, una llamada en el día del cumpleaños. Un "te ves muy bien". Qué rico sabes cocinar... Tú siempre tan puntual... Con mucho gusto... Tú sabes que te aprecio con toda el alma... Cada día te quiero más... No te imaginas con cuánta alegría hago este trabajo por ti... Tu charla me hace pasar ratos tan sabrosos que se me va el tiempo sin darme cuenta"... etc., etc., son pequeñas astillas que van aumentando la llama del verdadero amor. Desafortunadamente miles de personas descuidan prodigar estas pequeñas alabanzas que tanto alegran. Por todas partes ve uno un pequeño cartel que dice así: Qué fácil es decir: "Con Mucho gusto - Por favor - Muchas gracias - Muy amable - Perdone - A sus órdenes - Por supuesto... Tenga la bondad...". ¿CÓMO PUEDO DAR GLORIA A DIOS? Jesús le dijo al Padre: “Yo te glorifiqué en la tierra, habiendo terminado la obra que me diste que hiciera”. Hay muchas maneras de dar gloria a Dios, pero se pueden resumir en los cinco propósitos de Dios para nuestra vida.

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Glorificamos a Dios cuando lo adoramos Glorificamos Dios cuando amamos a los demás. Glorificamos a Dios cuando nos asemejamos más a Cristo. Glorificamos a Dios cuando servimos a los demás con nuestros dones. Glorificamos a Dios cuando les testificamos a los demás.

SI QUIERE SEGUIR AMANDO EMPIECE DESDE HOY A PAGAR LA CUOTA INICIAL. Una señora se soñó que llegaba al cielo y que junto a las 120.000 personas que se mueren cada día estaba haciendo fila para saber cuál era su destino eterno. De pronto apareció el ángel de Dios y les dijo: "Vénganse conmigo y les mostraré en qué barrio está la casa que le corresponde a cada uno. Eso depende de la cantidad de amor que cada cual haya tenido en la tierra hacia los demás. Aquí la única cuota inicial que se recibe para su habitación eterna es la caridad y buen trato que hayan tenido". Y los fue guiando por barrios superlujosísimos, como ella jamás hubiera pensado que pudiera existir. Llegaron a un barrio hecho todo de casas de oro, puertas doradas, paredes de oro, techos de oro, pisos de monedas de oro. ¡Qué maravilla! Y el ángel de Dios exclamó: "Aquí todos los que gastaron mucho dinero en ayudar a los necesitados. Aquellos a quienes su amor a los demás sí les costó en la tierra". Y fueron entrando todos los generosos, los que partieron su pan con el hambriento y regalaron sus vestidos a los pobres, y consolaron presos, y visitaron enfermos... La señora quiso entrar pero un ángel la detuvo diciéndole: "Perdone, pero usted en la tierra no daba sino migajas a los demás. Jamás dio nada que en verdad le costara, ni en tiempo ni en dinero, ni en vestidos... este barrio es solamente para los generosos". Y no la dejó entrar. Pasaron luego a otro barrio de la eternidad. "Todas las casas construidas en marfil. Qué blancura, qué elegancia. Los pisos de marfil, los techos de marfil. Aquello era de una elegancia nunca vista. La señora se apresuró a tratar de entrar a tan hermoso barrio, pero otro ángel guardián la tomó del brazo y le dijo, muy respetuoso: "Me da pena, señora, pero este barrio es únicamente para aquellos que fueron totalmente pulcros y limpios en el trato con los demás. Y usted era muy dura, criticona, y a veces hasta grosera en su trato con el prójimo", y mientras todos los que habían sido exquisitamente elegantes en su trato social, entraban gozosos a tomar posesión de sus lujosísimas habitaciones, la pobre mujer se quedaba por fuera, mirando con envidia a los que iban entrando a tan esplendoroso barrio. ¡Le falta la cuota inicial!: haber tratado bien a los demás. Siguiendo luego a un tercer barrio. Aquello era lo máximo en luminosidad y belleza que sus ojos hubieran podido ver jamás. Todas las casas eran de cristal. Pero de unos cristales excepcionalmente brillantes y hermosos. Paredes de cristales lujosísimos, techos de cristales refractarios, ventanas de cristales que parecían arco iris. La señora corrió a posesionarse de una de

aquellas maravillosas mansiones, pero el ángel portero la detuvo y le dijo muy serio: "En su pasaporte dice que usted no se interesó ni poco ni mucho, por la instrucción de las demás personas. Y este barrio es exclusivamente para las personas que colaboraron seriamente en favor de la instrucción de los demás. Aquí se cumple lo que anunció el profeta Daniel: "Quienes enseñen a otros a ser buenos, brillarán como estrellas por toda la eternidad" (Daniel 12). Y usted nunca se preocupó porque las personas que con usted vivían se volvieran mejores. Así que, aquí no hay casa para usted. Le falta la cuota inicial: haber colaborado para que otros se instruyeran. Entristecida la pobre mujer veía que entraban miles y miles de personas radiantes de alegría a tomar posesión de su habitación eterna, mientras que ella con un numeroso grupo de egoístas eran llevados cuesta abajo a un barrio verdaderamente feo y asqueroso. Todas las habitaciones estaban construidas de basuras: techos de basuras, paredes de basuras, puertas de basuras. Los gallinazos sobrevolaban sobre aquella hediondez. Ratones y lechuzas moraban por allí... Ella se puso un pañuelo en la nariz porque la fetidez era insoportable, y quiso salir huyendo, pero el guardián del barrio le dijo con voz muy seria: "Una de estas casas será su habitación. Puede seguir a tomar la posesión de ella". La angustiada mujer gritó que no, que eso era horrible. Qué jamás sería capaz de habitar en semejante montón de basura. Y el custodio le respondió: señora, esto es lo único que hemos podido construir con la cuota inicial que usted envió desde la tierra. Las habitaciones de la eternidad las hacemos con las cuotas iniciales que las gentes mandan desde el mundo. Usted solamente nos enviaba cada día egoísmos, malos tratos a los demás, murmuraciones, críticas, palabras hirientes, tacañerías, odios y envidias. ¿Qué más podríamos haberle construido? Usted misma nos mandó el material para hacerle su "mansión". La mujer empezó a llorar y a decir que no, que allá no quería quedarse a vivir, y de pronto, al hacer un esfuerzo por zafarse de las manos de quien le quería hacer entrar en semejante habitación, dio un salto y se despertó. Tenía la almohada empapada en lágrimas... Pero aquella pesadilla le sirvió de examen de conciencia, y desde entonces empezó a pagar la cuota inicial en la eternidad: generosidad con los necesitados, pulcritud y fineza en e! trato, y esmero por obtener que otras personas sean más y más y se instruyan más... Seria interesante saber qué clase de cuotas iniciales estará usted mandando para su habitación en la eternidad. De todos modos la Biblia dice que allá hay un libro donde se anota todo, todo lo que hacemos por los demás (Apocalipsis 20). Y un día ese libro será leído delante del Juez Supremo y recibiremos según lo que cada cual haya hecho. De hoy en cien años ya habrá sucedido esto. ¡Y quién sabe si mucho antes! Y la sentencia del Libro Santo es ésta: "Lo que cada uno cultiva, eso cosechará. Quien cultiva obras de generosidad, cosechará vida eterna". Nosotros somos inteligentes y

recordamos una frase repetida siete veces en la Biblia; "Que Dios dará a cada uno según sus obras, sean buenas o malas" (y cuando la Biblia repite siete veces una frase es que es demasiado importante para que se nos vaya a olvidar). "Quien hace bien a los demás se hace bien a sí mismo, y quien trabaja atesora para sí mismo". Sabiendo que es para nuestro bien todo lo que hacemos a favor de los otros, empecemos ya desde hoy mismo a pagar la cuota inicial de nuestra futura felicidad: amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos. Tratar a los otros como deseamos que los demás nos traten a nosotros. Esa es la Regla de Oro de las Relaciones Humanas: "Hacer a los otros todo el bien que deseamos que los demás nos hagan a nosotros" (Mateo 7, 12). Ahora mismo. Dios te invita a vivir para su gloria, cumpliendo los propósitos para los que te creó. En realidad, es la única manera de vivir. Todo lo demás es mera existencia. La verdadera vida comienza con el compromiso absoluto con Jesucristo. Si no estás seguro de haberlo hecho, lo único que necesitas hacer es aceptarlo y creer. La Biblia promete: «Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios». ¿Aceptarás el ofrecimiento de Dios? Primero: cree. Cree que Dios te ama y que te creó para sus propósitos. Cree que no eres un ser nacido por accidente. Cree que te crearon para durar para siempre. Cree que Dios te eligió para que tuvieras una relación con Jesús, quien murió en la cruz por ti. Cree que, sin importar lo que hayas hecho, Dios quiere perdonarte. Segundo: acéptalo. Acepta a Jesús como tu Señor y Salvador. Acepta el perdón de tus pecados. Acepta su Espíritu, que te dará poder para cumplir el propósito de tu vida. La Biblia dice que «el que acepta y confía en el Hijo, participará de todo, tendrá una vida plena y para siempre». Dondequiera que te encuentres leyendo esto, te invito a inclinar tu cabeza y susurrar la oración que cambiará tu destino eterno: «Jesús, creo en ti y te acepto». Vamos, hazlo ahora mismo. Si tu oración fue sincera, ¡felicitaciones! ¡Bienvenido a la familia de Dios! Ahora estás listo para comenzar a descubrir y vivir el propósito que Dios tiene para tu vida. Te animo a que se lo comentes a alguien. Necesitarás apoyo.

Continuará….

EL ÉXITO DE UNA

Vida CON PROPÓSITO

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RESTAURA EL COMPAÑERISMO Dios… por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación 2 Corintios 5:18

Como la vida se resume en aprender a amar, Dios quiere que valoremos las relaciones y nos esforcemos por mantenerlas, en lugar de descartarlas siempre que se produzca una división, un disgusto o conflictos. Si quieres la bendición en tu vida, debes aprender a ser pacificador. Jesús dijo: “Dichosos los que trabajan por la paz”: los que activamente procuran resolver los conflictos. Los pacificadores son difíciles de encontrar porque la pacificación es una tarea difícil. Trabajar por la paz es una de las habilidades más importantes que podemos desarrollar. Por desgracia, a la mayoría de nosotros nunca se nos enseña cómo resolver conflictos. Trabajar por la paz no es evitar los conflictos. Huir de los problemas, aparentar que no existen o tener miedo de hablar de ellos es cobardía. Jesús, el Príncipe de Paz, nunca tuvo miedo al conflicto. En cierta ocasión hasta lo provocó para bien de todos. A veces necesitamos evitar los conflictos; otras, necesitamos crearlos; y, aun otras, resolverlos. Habla con Dios antes que con la persona. Conversa con Dios acerca del problema. Si oras acerca del conflicto descubrirás que tú o la otra persona cambian de parecer sin ayuda de nadie. Nuestras relaciones serían mejores si sólo oráramos más por ellas. Cuéntale a Dios tus frustraciones. Clama a Dios. Él nunca se sorprende ni se disgusta por nuestro enojo, dolor, inseguridad o cualquier otra emoción. Cuéntale exactamente cómo te sientes. Muchos conflictos se originan en necesidades insatisfechas. Algunas de ellas sólo pueden ser satisfechas por Dios. Cuando esperamos que una persona, ya

sea un amigo, un cónyuge, un jefe o un pariente, satisfaga una necesidad que sólo Dios puede suplir, nos exponemos a la decepción y la amargura Nadie puede satisfacer todas nuestras necesidades, sólo Dios puede hacerlo. Como bien señaló el apóstol Santiago, muchos de nuestros conflictos obedecen a la falta de oración: «¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes?... Desean algo y no lo consiguen... No tienen porque no piden». En vez de depender de Dios, dependemos de los demás para ser felices y luego nos enojamos cuando nos fallan. Dios nos invita a acudir a él. Toma la iniciativa siempre. No importa quién haya sido el ofendido o quién ofendió a quién: Dios espera que des el primer paso. No esperes por la otra persona. Preséntate ante ella. Restaurar el compañerismo cuando se rompe es tan importante que Jesús le asignó prioridad por encima de la adoración colectiva. Dijo: «Si entras en tu lugar de adoración y, al presentar tu ofrenda, recuerdas de pronto que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda, ve directamente a donde se encuentra tu amigo y hagan las paces. Entonces, y sólo entonces, vuelve y relaciónate con Dios. Cuando el compañerismo sea tirante o se rompa, planifica inmediatamente una conferencia de paz. No la postergues, no pongas excusas o prometas «Ya me encargaré de este asunto algún día». Fija una fecha para tener una reunión personal tan pronto como sea posible. La demora sólo sirve para aumentar el resentimiento y complicar las cosas. En casos de conflicto, el tiempo no cura las heridas; las inflama. El éxito de una conferencia de paz muchas veces depende de escoger el momento y el lugar correcto para reunirse. No se reúnan cuando dos estén cansados ni cuando puedan ser ininterrumpidos. El mejor momento es cuando los dos se encuentren en un buen estado de ánimo. Sé comprensivo. Usa tus oídos más que tu boca. Antes de intentar resolver un desacuerdo, escucha atentamente los sentimientos de la otra persona. “Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás”. Al principio, no discutas con las personas acerca de sus sentimientos. Sólo escucha y permite que se desahoguen emocionalmente sin ponerte a la defensiva. Asienta con tu cabeza para demostrarle que la entiendes, aunque no estés de acuerdo. La sabiduría produce paciencia y se adquiere escuchando otras perspectivas. Cuando escuchamos le decimos a la persona: “Valoro tu opinión, me interesa

nuestra relación y me importas tú”. Es cierto: me importa saber lo que sabe un amigo porque me importa mi amigo. Aguantar con paciencia el enojo de los demás es un sacrificio, sobre todo si no tiene fundamento. Pero recuerda, eso fue lo que Jesús hizo por ti. Soportó el enojo malicioso e infundado para salvarte. Confiesa tu parte en el conflicto. Si realmente te interesa restaurar una relación, debes comenzar admitiendo tus propios errores o pecados. Jesús dijo que debes sacar primero “la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano”. Confiesa tu parte en el conflicto. Si realmente te interesa restaurar una relación, debes comenzar admitiendo tus propios errores o pecados. Jesús dijo que debes sacar primero «la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad para sacar la astilla del ojo de tu hermano». Pídele a Dios que te muestre tu parte de culpa en el problema. Pregúntale: «¿Soy yo el problema? ¿Soy poco realista, insensible o demasiado sensible?» La Biblia dice que «si decimos que estamos libres de pecado, lo único que conseguimos es engañarnos». La confesión es una herramienta muy poderosa para la reconciliación. A veces la manera en que tratamos un conflicto produce un daño mayor que el problema original. Cuando comenzamos por reconocer con humildad nuestras equivocaciones, el enojo de la otra persona se apaga y la desarmas porque posiblemente esperaba que estuvieras a la defensiva. No te excuses ni culpes al otro; reconoce con sinceridad la parte que te corresponde en el conflicto. Asume la responsabilidad que te corresponde por tus errores y pide perdón. Ataca al problema, no a la persona. No es posible arreglar el problema si lo que te interesa es encontrar quién tuvo la culpa. Si estás enojado nunca lograrás persuadir a la otra persona; elige tus palabras con mucho cuidado,. Una respuesta amable es siempre mejor que la burla. Al resolver conflictos, la manera en que se dicen las cosas es tan importante como lo que se dice. Si eres agresivo tus palabras se recibirán a la defensiva. Dios nos dice: « A la persona sabia, y madura se le conoce por su inteligencia. Cuanto más agradables sus palabras, más convincente es la persona». Ser fastidioso nunca sirve. No podemos ser convincentes cuando somos ásperos. Para salvar el compañerismo, es necesario destruir nuestro arsenal de armas nucleares relacionales: la desaprobación, el menosprecio, las comparaciones, los insultos;, la condescendencia y la burla.

Coopera tanto como puedas. La paz siempre tiene un precio. Puede costarnos nuestro orgullo; a menudo nos cuesta nuestro egoísmo. Por amor al compañerismo, haz lo mejor que puedas para llegar a un compromiso. Haz hincapié en la reconciliación, no en la solución. No es realista esperar que todos nos pongamos de acuerdo en todo. La reconciliación se enfoca en la relación, mientras que la resolución se concentra en el problema. Cuando nos concentramos en la reconciliación, el problema pasa a un segundo plano de importancia. Podemos restablecer una relación incluso sin haber podido resolver nuestras diferencias. Los cristianos solemos tener, con toda legitimidad, desacuerdos francos y opiniones distintas, pero podemos discutir sin ser desagradables. HAY QUE DARLE IMPORTANCIA AL SANO EGOÍSMO DE LOS OTROS Y REFRENAR EL EXAGERADO EGOÍSMO NUESTRO. Le preguntamos a un amigo: "¿Cómo es que te casaste al fin, tú que eras tan mujeriego y que nunca te decidías por ninguna?, y él nos respondió: "Mira, es que mi esposa es muy distinta de todas las demás mujeres que yo había tratado". ¿Y por qué distinta? -Bueno, es que yo siempre había deseado una mujer noble, sencilla, detallista, cariñosa sin ser cansona, inteligente, sin ser presuntuosa, trabajadora sin ser esclava del oficio, etc. Y mí señora reúne todas estas cualidades, por eso me enamoré y me casé con ella. ¿Qué significan estas palabras? Que aquella mujer fue precisamente lo que el sano egoísmo de aquel hombre buscaba. Lo que a él le agrada es que ella colma lo que su egoísmo estaba buscando. ¿Qué logró esta mujer que no lo habían conseguido las demás que él había tratado? Darle importancia a lo que el sano egoísmo de aquel hombre ambicionaba. Ah, si nosotros estudiáramos los gustos de los demás, cuántos más numerosos serían nuestros triunfos sociales. Desafortunadamente dedicarnos muy poco tiempo a estudiar qué es lo que los otros desean y quieren con mayor intensidad. San Ignacio repetía: "esmerémonos por satisfacer los sanos gustos de los demás, y así lograremos que ellos se esmeren por satisfacer los sanos gustos nuestros". Pero, cuidado con el propio egoísmo. Hay qué refrenarlo. Un egoísmo desenfrenado puede convertirse en la mayor amenaza para el buen trato social, y puede llegar a degenerar en neurosis y matar las fuerzas del amor como un cáncer maligno. Egoísmo es amor a sí mismo, a sus gustos y pareceres, a su bienestar y buena fama. Un sano egoísmo sirve para empujar a la persona hacia el triunfo. Pero cuando el egoísmo es exagerado y excluyente y no busca sino lo suyo sin darle importancia al bien y a la felicidad de los otros, se con-

vierte en una verdadera enfermedad del espíritu que echa a pique toda la personalidad. Seyle, el inventor de la palabra Stress, dice que una causa muy común del stress es el egoísmo exagerado, la egolatría, el andar buscando solamente la satisfacción de los propios gustos y el vivir mendigando el ser estimado y conocido y aplaudido, en vez de dedicarse a buscar lo que agrada y hace bien a los demás. El buscar hacer felices a los otros trae paz y tranquilidad. El buscar satisfacer nuestros caprichos y vanidades trae preocupación y cansancio nervioso. No podemos vivir de espaldas al bien de nuestros semejantes y pretender ser felices y ser amados. Para ser felices será necesario dedicarnos a hacer felices a los que conviven con nosotros, PELIGRO: EL MIEDO PRODUCE PARÁLISIS. Algunos viven llenos de miedo por el porvenir y el futuro, porque se les olvida que hay un Dios poderoso y amable que cuida de ellos y que no les fallará ni una sola vez para ayudarlos. Por temor es que no realizamos obras verdaderamente grandes. Los miedos envenenan el alma y son más destructivos y desmoralizadores que constructivos y vivificantes. El miedo es la causa de la mayor parte de los deberes omitidos y de las responsabilidades evitadas. Hay temores buenos que hacen evitar muchos males. Por ejemplo, el temor a una indigestión nos hace evitar comer lo que nos hace daño. El temor a un accidente nos hace manejar con prudencia. El temor a perder una amistad nos hace callar palabras ofensivas que deseábamos decir... Pero hay temores verdaderamente dañinos que corroen toda nuestra personalidad y que hay que desecharlos si en verdad querernos triunfar. El temor al futuro. Hay pobres individuos que se pasan la vida presagiando desgracias por el porvenir, y así convierten su vida y la de sus vecinos en un verdadero mar de amargura. El temor por el futuro si le damos cabida en el cerebro se apodera de todo el ser y trae tensiones y preocupación, y apaga el entusiasmo. "El mejor modo de prepararse para enfrentar los problemas del futuro, es dedicarse a cumplir bien los deberes del presente". Y el profeta Isaías para llenar de valor a los inclinados al miedo les repetía: "Ánimo, manos eternas nos sostienen".

El miedo, al principio parece que nos está protegiendo, pero después se ve que nos estaba mutilando y destruyendo. No andemos comunicando nuestros temores a los demás porque se contagian de nuestro miedo. Podemos sí consultarlos con un amigo seño y prudente, porque el miedo compartido pierde mucho de su poder; pero que al contrario sea para pedir consejo y no para prenderle a otros nuestra terrible falla psicológica. ESTOY SEGURO DE QUE MI PADRE NUNCA SE CAE. A un niño, que tranquilamente va sentado sobre el hombro de un equilibrista que pasa en motocicleta por un cable tendido entre las azoteas de dos edificios, le preguntaron: "¿Y no te da miedo?". Su respuesta fue. "Yo no siento miedo, porque sé que mi padre nunca se cae". Amigo lector: usted viaja en los brazos de Dios. Y su padre nunca se cae. Expongámonos a aquellos que nos causan temor. Si nos empeñamos en evitar las cosas que nos atemorizan nos vamos a fabricar una verdadera camisa de fuerza que nos sofocará. ¿Nos produce miedo tratar con aquella persona? ¡Tratémosla! Veremos que no es el león tan feroz como lo pintan. Luther King, el líder y mártir de la igualdad, solía decir: “el miedo tocó a la puerta, la fe salió a abrir, y el miedo ya no estaba”. ¡Qué gran verdad! Si cada vez que el miedo llegue a la puerta de nuestro espíritu enviamos a la fe a recibirlo, el miedo se alejará corriendo. EN VEZ DE LLORAR, PÓNGASE A TRABAJAR. No dedique tiempo a lamentarse o a contar a otros sus males. Uno de cada cien lo compadecerá, pero los otros 99 lo despreciarán. El tiempo que iba a emplear en lamentaciones, gástelos más bien en pensar, en planear soluciones y en pedir a Dios luces y fuerzas. Eso sí le aprovecha. Si cree que Dios puede ayudarle y quiere ayudarle, verá resueltos problemas que le parecían imposibles de resolver. Un gran remedio para alejar la tristeza y atraer la alegría es trabajar. Los grandes triunfadores emplearon trabajando y estudiando, el tiempo que los fracasados emplearon en quejarse, en dormir y perecear. Un joven preguntó a un sabio anciano: ¿Qué debo hacer para llegar al éxito? Y el sabio le respondió: "Cuando desees emprender algo bueno, empréndelo en la primera oportunidad. No esperes a que todos los detalles sean favorables, porque si eso esperas, jamás empezarás. Y una vez empezada una buena obra dedícate a ese trabajo como si fuera el único y el más importante de tu vida". El trabajo ha convertido a seres miserables en personas admirables.

Franklin decía: "El trabajo me hizo subir de la indigencia a la opulencia". Es difícil encontrar en toda la historia un verdadero triunfador que no haya sido al mismo tiempo un gran trabajador. Edison trabajaba 18 horas diarias y exclamaba: “La vida es tan corta que si no la aprovechamos hasta el máximo se nos pasa y no logramos lo que anhelamos”. CREA Y ATRÉVASE: QUEDARÁ ASOMBRADO DE LOS RESULTADOS. Muchas cosas no se hacen, no porque son imposibles sino porque no nos atrevemos a emprenderlas. Problemas que nos atormentan de por vida, podrían irse si nos atreviéramos a atacarlos. HAZ TRABAJAR A TU CEREBRO. RECUERDA QUE UNA IDEA, UNA SOLA IDEA, PUEDE DARTE FAMA, FORTUNA, FELICIDAD Y SANTIDAD

Henry Ford creía que podría fabricar un carro con motor. Sus ingenieros, después de un año de investigaciones le dijeron que era imposible. Él les respondió: "Sigamos investigando, no nos desanimemos. Yo creo que sí es posible". Y el carro se obtuvo y llenó de fama al inventor. Edison, el que más inventos ha presentado, lo primero que hizo fue convencerse de que todo es posible para quien tiene fe. Cuando le preguntaban: ¿Será usted capaz de obtener esto? Él respondía invariablemente: "Yo creo que sí. Al menos trataré de intentarlo". Lo intentaba y lo lograba. Inventó el tocadiscos, el micrófono, el grabar la voz en discos. A todos les parecía imposible la bombilla eléctrica. Edison se atrevió a tratar de fabricarla y en 1879 dio al mundo esa maravilla de invento. Se atrevió y él mismo tuvo que admirarse de los resultados. SI QUIERE SALIR DEL POZO DE LA TRISTEZA, CULTIVE LA LLAMA DEL ENTUSIASMO. Hay dos clases de personas. Las que saben sacar alegría de la vida, de lo que sucede y de lo que esperan, y los que siempre van suspirando y llorando. A veces se encuentra uno con el jefe de una empresa, el cual tiene un automóvil, excelente casa, buenísima alimentación, sueldo elevado, aprecio de la gente, y muchas personas que le obedecen y le respetan, y sin embargo este señor no hace sino quejarse de la vida y de todo lo que le ha sucedido y le está sucediendo. Está sumergido en el pozo de la tristeza y es mucho más infeliz que millones de pobres que no tienen dónde caerse muertos. Pero muchas veces nos encontramos también

con sencillos obreros o personas de servicio, que ganan solamente el sueldo mínimo. Que no poseen casa propia y tienen que viajar en vehículos públicos tremendamente repletos de pasajeros y llenos de incomodidades. Que siempre han estado bajo la sujeción de superiores y de superiores no demasiado amables ni comprensivos. Y a estos sencillos obreros, a estas personas de servicio les oímos reír y cantar. Vemos brillar sus ojos de alegría y en su conversación notamos que le encuentran sabor a la vida. ¿Cuál es su secreto? Que de la vida se han dedicado a gustar y saborear no las hieles sino las mieles. Que han encendido la llama del entusiasmo y se han salido del pozo fétido de sus tristezas. Por eso decía el sabio Salomón: "Mucho mejor es ser pobre pero lleno de alegría que muy rico pero lleno de tristeza". Hay pobres muy ricos y ricos muy pobres. El triste les echa siempre la culpa a los demás y siente que de nada está satisfecho. El alegre sabe sacar míeles de las hieles. El triste proclama que sí quisiera hacer algo pero que se lo impiden, la suegra, el gobierno, los vecinos, la mala salud, la mala suerte, la mala situación... El entusiasta se propone actuar aunque todos se le opongan. Sabe que "nada es imposible para el que tiene fe". "Uno puede triunfar en cualquier cosa en la cual ponga entusiasmo... sí algo se debe hacer debe hacerse bien hecho y con entusiasmo. Lo que merece ser hecho, merece ser bien hecho". No permitamos que nada ni nadie nos robe el entusiasmo. Sería quitar la llama, el fuego, el calor a nuestra existencia. Ya lo decía Salomón, el sabio: "Bueno, muy bueno, le es a cada uno alegrarse en el trabajo que hace, y comer con alegría su pan de cada día". El entusiasmo es la base de las grandes conquistas. Nada grande se ha logrado sin entusiasmo. Un gran pensador al final de su vida exitosa y brillante, dio a conocer la fórmula de sus triunfos; "Entusiasmo y alegría". Cada uno puede llegar a ser conforme a lo que habla. Si hablamos con entusiasmo llegaremos a ser entusiastas. Pero si hablamos corno derrotados llegaremos a ser derrotados. San Pablo les recomendaba a sus queridos amigos filipenses: "De todo lo que es amable, de todo lo que es digno de alabanza, de eso pensad y hablad... pero lo que es indigno, ni siquiera se nombre entre vosotros". Las personas realmente exitosas son positivas. Positivas en su pensar y en su obrar. Tenemos que controlar, podar y echar al fuego del olvido todo pensamiento negativo y toda palabra pesimista. Así no ofenderemos ni a la

bondad e Dios que ha sido tan amable con nosotros, ni a la alegría del prójimo que se siente herida y disminuida cada vez que oye nuestras lamentaciones.

Continuará….

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