Manual de versificación española

March 6, 2017 | Author: Beto Cha-Cal | Category: N/A
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BIBLIOTECA ROIVÍÁNICA I-{ISPÁhiICA

RUDOLF BAE}IR

FuNo¡rr¡ po¡r DÁMASO AI-ONSO

III.

MANUALES, 25

MANUAL DE VE RSIF'ICACIO}\ ESPAN TRADUCCION Y

Al)¡\Plr\( I()N l)t:

K. WACNER r- F. LÓPEZ ESTRAD.C

BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA

EDITORIAL CREDOS MADRID

OLA

I,l)l-l (,)lll,.\i. C;RED()S,

S

A., Srinchc,: Prcltcc,r,

II' N'l¡tlrid'

1970" pirtit l3 \'!'r sio"

PRÓLOGO

A LA VERSIÓN ESPAÑOLA

cs¡rltño lit.

'iir.¡lo.;rrgiriirl.ti'1,\/taJ/¿I'tttlSI'L'llRL'tL'f'tll'tT()Rl't(//¡i?(;/i[\D]'1(;! \f rx r\:i't't¡r l n Vl,R!-.\c;. 1'Libiilgcrl' i962 los i:l r,-'xtc tlc ia eCicii:n o¡lgtttai alclnan¡ lirc rcvisatltr ¡- collrplclados ttt¿t'L'¡itir1' dc 3r'ilicos f..or el iiuttlt-antcs 'n

Pxl.rrt,tr Ll)tctóN. I 970 5." tr] I

NOTAS PRELIMINARES

La palabra silaba es término a la vez de la fonética y de la métrica; sin embargo, no siempre signiñca lo mismo en uno y otro sentido. Conviener pu€S, distinguir las sílabas fonéticas, componentes de una palabra aislada, y las sílabas rÍtmicas, que lo son del verso. El verso como entidad o cuerpo ritmico no consiste en palabras sueltas, sino en las unidades rítmicas que estas forman, La métrica no tiene en cuenta las sílabas que constituyen una palabra, sino que mide las rítmicas. Véase la diferencia:

l. 2.

Jamás el peso de la nube parda cuando-amanece_en la-elevada cumbre.

Ambos versos son endecasílabos. En el primero cada sílaba de las que se compone cada una de las palabras, es también ai mismo tiempo una sílaba rítmica. En el segundo, contando palabra tras palabra, se hallan catorce sílabas, y sólo once sílabas rítmicas, porque la sinalefa, que aparece tres veces, enlaza cada vez dos vocales formando una sílaba rÍtmica en el verso. En oposición a Ia sílaba fonética, ia síiaba rítmica no está sujeta al límite de la entidad morfológica de la palabra. En una parte del verso, como en: (sometió-a-Europar, ióaeu forman una sola sílaba rítmica, aunque las vocales pertenezcan a tres palabras diferentes. Por acuerdos que se adoptan en la

I Ramón Menéndez Pidal, Maru¿al de gramática históríca española, 6.' ed., Madrid, 1941,S 38, 2. T. Navarro, Garcilaso, CC, 3, Madrid, 1924, página 10, nota l5?.

Manual de tersilicación españolq

40

Por tanto, la medición de h- en los autores de estas épocas varía según los casos; el modo de tratar /r- aspirada sirve de ayuda para documentar la cronología y en problemas de atribución r. Hay dificultades en medir las sílabas cuando dos o más vo, cales quedan juntas: a) dentro de la misma palabra; ó) si están unas al fin de palabra junto a otras, que son el comienzo de la palabra siguiente. Distinguiendo ambos casos por requerir dis. tintos criterios en la medición, los examinarernos aquí.

m¡otctóN DE LAs sÍLesas DENTRo DE LA vocALES INMEDIATAS.

pALABRA

Las vocales se ordenan en dos series:

Serie palatal ie

Vocal

media a

Serie velar

ou

y la i y la u ocupan los lrrgarei extremos de cada una de ellas. Las vocales que se hallan juntas dentro de una palabra mantienen cada una su valor silábico en el caso de qu.e seart a, e, o; pero si una de ellas es i o tt, entonces las dos o tres vocales cuentan como una sílaba, y la combinación se llama diptongo o triptongo. El diptongo se forma cuando una de las vocales l, a se reúne con cualquiera de las otras que tenga plenitud acenrual o articulatoria con respecto a la i o la ¿r. En el sistema fonético de T. Navarro se llaman semiconsonantes [j, w] si las vocales i o u ocupan el primer lugar del grupo: vien-to [bjép-to], sa-bio [sá-bjo], es-cue-la [es-kwé-la], a-hue-car [a-rvekárl; y semivocales, si la d o a ocupan el segundo lugar: ai-re [ái-re], pai-sa-je Ipai-sá-xe]. El triptongo se forma cuando estas vocáles extremas i, u están en principio y fin de un grupo de tres vocales, y la de en medio es d o e, con plenitud acentual

2 Comp,. J. H. Arjona, Díd Lope de Vega write , páginas 151-173, con numerosos ejerñplos procedentes de versos. Comp. Felipe Robles Dégano, Ortología cldsica de Ia lengua castellatut, Madrid, 1905, SS 320 y sigs. Sobre los tiempos modernos, Silvanus Grisrvold Morley, Accentuation of past participles in -uido, Hisp., IV, págs. 187.-191. 8 Comp. S. G. Morley, Otra vez el octosílabo castellano, RFE, XIII, 1926, págs. 287'2E8. T. Navarro, La división de 'escalparnte', ídem, páglnas 287 290. A. Quiiis, Los encabalgamientos léxícos en -mente de Fray Luís de León

y

trata la historia

sus comentarislas, HR, XXXI, 1963, págs. 2l-39, fuerza de este fenómeno.

y

en

que

r Manual de versifícación españoh

46

M¡nrcrór.I DE LAS sfleus EN cRupos DE pALABf,¡g NOTAS pRELI¡vf INAR¡S. verso contiene una sucesión r¡¿g - Elpalabras. o menos amplia de varias En esto participa cie las

condiciones generales de la pronunciación, en la que las palabras se reúnen en determinadas unidades o- gn¡pos fónicos. por tanto, en el verso las concliciones en que se verifica el encuentro de las palabras, intervienen en Ia medición de las sílabas; lss sonidos finales de una palabra se relacionan con los iniciales de la inmediata. Así puede ocurrir que: 1) I¿s vocales contenidas en las sílabas del comienzo y fin de palabra no se reúnen porque de una manera u otra existe consonante por medio: Horas alegres que pasáis volando. (Gutierre de Ceti¡a)

2)

EI sonido final de una palabra forma con el inicial de la otra un grupo de vocales: Desde_el ocuJto_y venerable_asilo. (Jovellanos)

En el caso primero no se necesita explicación. En lo que respecta al segundo conviene notar lo siguiente: Para medir las sílabas en los grupos de vocales que pertenecen a palabras distintas hay que valerse de la sinalefa y el hiato

(o dialefa) e.

9 Sinalefa y hiato son poco frecuentes en la poesfa clásica latina, y 'esto justifica que ambos fenómenos se consideren como licencias. La abundancia del latín en consonantes finales facilita limitar sin dificultades a una proporción mínima el encuentro de vocales finales e iniciales. El material léxico del español es distinto en la fonética; ei encuentro de vocales finales e. iniciales resulta entonces dentro del verso un fenómeno habitual cuya regulación mediinte la sinalefa y el hiato no pued'e considerarse como licencia propiamente dicha. En efecto, en la poesÍa española prevalecen con mucho los versos que ofrecen las condiciones de si¡alefa

Mediciónile

:tasinatt

47

reúne en una sílaba rítmica dos o más vocales venerable asilo' v-.*"'-" distintas: ,.--pcient€S a paraoras Dertenecrenres'a l'-------de la sinalefa' Se ""'r, n,",o (o di¿^lefa) es el caso contrario no se realiza esta verificarse la sinalefa, ,^ "*"i",-a"Uiendo sv"--' oir que dos o más ^rgún hace motivo. El hiato o se la evita Por atlpertenecientes a diferentes palabras' no se ;;;; contiguas, mantensan su valor silábico propio: lafhora' ñ;;;;t, sino que claridad, en lo que sigue se tratará por ;;7;r". Paralamayor .lj'"r"ao de sinalefa y del hiato, y se expondrán solamente que, desde la sezunda mitad del siglo xv' pueden i;í;;"t l0' como más ampliamente reconocidas

lsinarcra

"onri¿"rutte

lo que respecta a la pronunciación de la

En que observar que, por lo general' se tiende hoy hay

LA STNALEFA.

,in]"rá, ocurrió J'".ti",r1", plenamente cada una de las vocales. Esto tambiéncongranprobabilidadenlapoesíaantigtra.I.afusión ; l;t vocales no debe confundirse, por otra parte' con la eli-

dos o más vocales Jlor. s" exceptúa el caso en que se encuentren las vocales idénticas casos estos En igo;f"r, va a América. alargado' un sonido pár"""n pronunciarse como Con re'lación a h véase arriba, págs'' 39-40' Los cortes de y cesura sentido, sipgros de puntuación (inclusive el punto) la intensa) no cesura que llamamos la de (no caso el en métrica impiden la sinalefa:

yhiatofrenteaaquellosquenomuestranelencuentrodevocalesenel (Desárá.n ¿" las palabias. El estudio de 1a Epístola de Fabio a Anfriso los de cuadro: paular) sig:iente el muestra Jovellanos de iripcíón ilel la sucesión de 2li versos, sólo ó9 no. ofrecen el encuentro de vocales en condiciones de las ocasiones repetidas presentan en patabras; 146 versos iinalefa y hiato. sólo en el siglo xv algunos poetas de cancionero, acaso por influjo francés, más o menos consecuentemente, pero en todo caso con intención, evitaron el encuentro de vocales finales e iniciales dentro del verso, si el Triato no se justificó Dor razones estillsticas o la sinalefa

no se admitió a modo de licencia auténtica, como en lópez de Ayala' Para más detalles, comp. D. C. Clarke , Fo¡tuna del híato y de Ia sí¡alela en

la

poesía

llríca castellana del siglo quince, BHi' LVII, 1955, págs' 1?9132' Edad Media, véase más adelante el resumen histórico.

io sobr" la

48

Manual de versi-ficación española trajo el torcido nervio._y cuando tuvo (J. Gómez Hermosilla)

En cuanto a la poesía dramática, ocurre que a r,eces la sinalefa se presenta aun cuando las palabras en cuestión se repartan entre diferentes personajes: -Dame una seña._-Esta mano. -¡Ay, Aurora hermosa! _-Adiós. (Tirso de Molina)

49 l,leitición de las sílabas Si se reúnen vocales tónicas con vocales átonas, el empleo de así: 1a sinalefa se regula l) Es obligatoria'cuando la vocal tónica precede a la átona:

El divino poder echó-el cimiento. (Luis de León)

Z) Es habitual cuando la vocal átona precede a Ia tónica: Subido-he por tu pena.

Por razones de eufonía, se evita en Ia poesía la fusión de más de tres vocales, y también la acumulación de sinalefas en un

verso ll. El empleo de sinalefa o hiato se determina:

a) 'por el modo de encontrarse las vocales. b ) por la situación de los acentos. c) por razones sintácticas.

(Luis de l-eón)

La relación sintáctica impide a veces esta sinalefa. Sin embargo, se prefiere establecer hiato cuando en esta vocal tónica recae un acento de intensidad obligatorio, en especial al final de verso:

Un papel discreto

/

es.

(Calderón)

He aquí los casos:

a) Entre dos vocales iguales

ocurre siempre la sinalefa: la-amadá patria, gallardo hombre. Los acentos sólo se tienen en cuenta si la segunda de las dos vocales iguales lleva un acento principal; en tal caso se prefi.ere el hiato: En brazos de mi esposa y de mi

/

hija.

(J. J. de Mora) b ) La sinalefa es obligatoria cuando se encuentran dos vocales átonas:

Dichoso-el humilde_estado. (Luis de León)

Las conjunciones y y o (y sus formas equivalentes e y tt) no están consideradas en este sentido como \¡ocales, y requieren el hiato (véase más adelante).

Se da en general la sinalefa cuando se ericuentran dos vocales que tieneu ambas condición de tónicas (véase más adelante: hiato, n." 4)'

3)

EL HIAro.-Las reglas para el empleo del hiato completan las de la sinalefa. 1) La i y la ¿¿, Ias conjunciones y y o (con las formas equivalentes e y u) que quedan situadas entre vocales, para el efecto de la medición de las sílabas se han de considerar como sonidos consonantes, .v establecer con las vocales extremas los enlaces silábicos correspondientes a la condición de semiconsonante o semivocal y aun de consonante plena que toman en esta posición; la letra ft no impide esta conexión: I

Fctrhcn

ñrr - r'2tpnlác

lnc

¡mnrec

fmrr

(Garcilaso)

ll .La

sinalefa no es una ricencia, es una necesidad crel idioma, pero muchas sinalefas en un mismo verso lo tornan duro y pesado.> R. Jaimes Freyre, Izyes de versificación castellana, Buenos Aires, 1912, pág. 103.

vr'l

2. El pobre-huerfanito suspiraba [-bre

u'ér-]

(Luis de Lrón)

r 50

Manual de

3. Y

su principio propio-y

ascondicio



er sif icación

es pañofu

[-pjo yas-]

b

(Luis de l-eón)

4.

de-éI, esta_alma, gallardo_hombre, su_uña.

obligato

rio de fin de verso va precedido por una vocal, incluso si es Ia

misma:

l. y tan verdes como / ' 2.

é1.

(Tirso de Molina)

En brazos de mi esposa y de mi

/

hija.

(J. J. de Mora)

No obstante, algunas veces no ocurre así, sobre todo si vocal anterior es -e:

Cuando vocales idénticas se encuentran en las condi-

ciones mencionadas:

Fueron un tiempo Francia. e_Inglarerra [-eja e_In-] (Lope de Vega)

2) ocurre el hiato cuando el acento de intensidad

)

En castellano -antiguo esta sinalefa se refleja en la grafía: de * ér - dél; de + ellos = deüos12. cuando ras vocales idátlcas

o en el último lugar tónico del verso con obligatoria, el hiato se mantiene. intensidad de empleo hiato y sinarefa es vacilante, cuando son 4) El que vocales se encuentran. En estos casos el hiato tónicas las suele us¿rrse como norma, si bien sólo se da por regla general cuando el acento de la segunda vocal queda más manifi"r-to po. el acento rítmico de verso. por lo d.emás, la sinalefa es muy se encuentran delante

frecuenüe: eué_áspera condición de 6ero pecho. la

(Herrera)

que a Júpiter ministra el garzón de_Ida. (Góngora)

PARTICULARIDADES EN LA MEDIDA DE

tEs sfrl¡es

3) En el'curso

del sintagma, en el caso de palabras que están en esfrecha relación morfológica, si la siguiente empieza por vocar tónica y ra anterior es parabra de condición átona o secundaria, se tiende al hiato; esto ocurre con art. sust. (la * hora, la / urna); prep.+ palabra seguida (contra ellos, re-/ / sueltos a / ir); Ios adjetivos, incluso los posesivos átonos sus* tantivos: amado / hijo; su / amo: Es su

/

amo un caballero. (Catderón)

Sin embargo, esta tendencia tiene numerosas excepciones. En especial, se facilita en estos casos la sinalefa: a) Cuando Ia vocal que precede a Ia tónica es una _e: este-hombre, grande-urna; incluso se da al final de verso (véase antes n.o 2).

DÉ vERSos sEcurDos

y coMpENsAcrón. _ En la medición de sílabas que per_ tenecen a versos distintos pueden darse en raros casos dos hechos extraordinarios: Ia sinafía y la compensación. [¿ sinafía es la sinalefa que se establece entre un fin de verso de condición llana y el comienzo de otro, qrr" fruy una sílaba vocálica que está de más en este segundo "r, "t verso. Sírvanos de ejemplo urr verso de pie quebrado (octosílabo * srNAFfA

tetrasílabo):

Iuego Ia tengo cobrada y socorrida. (J. Manrique) 12 Hasta qué punto Ia sinalefa se manifiesta gráficamente Io muestra - reunión Ia Cc tales casos (damores, mechar de antores, me echar, etc.) = en el Ca¡rc. de palacio, pág. l0Z.

F' Manual de versilicación español4

52

La compensación crea, de modo semejante a la sinafía, u¡ enlace silábico equilibrador entre dos versos. La diferencia consiste en que en este caso el equilibrio no se logra media¡¡¡ la sinalefa, sino añadiendo al primer verso, terminado en agu. --..-----\ da, una sílaba cornpleta (con consonante inicial), que está d6 más al comienzo del verso siguiente; el verso agudo, como se sabe, se cuenta siempre añadiéndole una sllaba. Ejemplos: Cual nunca tuvo amador menos Ia voluntad-

ni de

I tal manera. (J. Manrique)

De quien siempre la bondadquie

/ re seguir. (P. de Veragüe)

:::J,T:"il:":i::**(f.

de Linares)

La sinafía y la compensación, cuyas historias son paralelas, se encuentran casi exclusivamente en versos cortos de tres, cuatro y cinco sílabas, o en poesías compuestas de versos cor. tos y largos, especialmente en la combinación de octosllabos y tetrasílabos (verso de pie quebrado). Los primeros testimonios de la sinafía aparecen en el Arcipreste de Hita; los de compensación, en Pedro de Veragüe. Ambos fenómenos alcanzan su. mayor difusión en el siglo xv, sobre todo en las coplas de pie quebrado, con cuya historia están unidos hasta hoy. El Marqués de Santillana, J. Manrique, F. Pérez de Guzmán, Juan del Encina y otros ofrecen numerosos ejemplos. Mientras en los siglos xw y xvrr no escasean (Castillejo, Francisco de Figueroa, Quevedo Góngora y otros), en el siglo nnn sólo se dan excepcionalmente. Debido a los esfuerzos de los románticos por reanimar la copla de pie quebrado, han vuelto a usarse durante algún tiempo; y desde el Modernismo apare-

.

Iúeitición de

lassmb*

53

.en sólo en casos singrrlares. Algunos poetas, como

Rubén 13. la sinafÍa; otros, como Valle Inclán, ambas sólo

luio,emplean puesto en duda la existencia de la sinaNo sin motivo se ha 14, cuanto más que no influyen en eI fía y la compensación aprovechamiento artístico y arti-ficioso de la un Jrrl ". Son poesía popular, de que se valieron poetas oscilación silábica de la

cultos de la corte de Juan II que, siguiendo modelos extranparte, además ieros, intentaban un isosilabismo riguroso. En general, esto es posible porque los versos razón de orden Á" "ttu logrado han su autonomía como tales, y se los no cortos muy largos, aparentemente fraccionados tó. Mienversos como trata ,r* "n los primeros ejemplos, el empleo de Ia sinafíá y la compensación puede considerarse casual, los poetas eruditos del siglo xv usan los versos quebrados con sobra de sílabas sóIo en el caso de que su medida pueda corregirse por una u otra licencia. El trato de la compensación en Nebrija t7 y la perfecta comprensión teórica de ambas licencias en Juan Díaz Rengifo ts demuestran que los dos hechos fueron entendidos y empleados en forma intencionada. 13 Respecto a detalles y citas hay que consultar los estudios ftrndamentales de Aurelio Macedonio Espinosa: I-a. sinalefa entÍe eersos en la versilicación española, RR, XVI, 1925, págs. 101121 ; It compensación entre versos en Ia versilícación española, idem, 3M4A; La, sinalefa y la compensación 9n la versificación española, RR, XIX, 1928, págs. 289301, y RR, XX, 1929, páes. 4453. Sobre la si¡afía en el francés antiguo, comp. Suchier, Verslehre, pág. 101. Demuestra su dependencia de la música

Fr. Gen¡rich, Musikwbsenschalt uttd tomanísche Philologie, Halle,

1918,

páginas 47-50.

u J. Cano, Ia importancia relatíva del acento y Qe la sílaba en la ttersifícación española, ob cit., págs. 2J3?33, y sobre todo, Julio Saavedra Molina, El octosíla.bo castellano, AUCh, CIf , LW, págs. 6l?fr; en especial, y sigs. rs Comp. María Josefa Canellada de Tastora,.Notas de métrica:

páginas 154

lefa

y

compensación entre versos,

"Filologíao, f,

ginas 18l-186. T. Navarro, Métrica, págs. 11411ó. ló Véase más adelante el tetrasllabo.

Sina-

Buenos Aires, '1949, pá-

r7 Gramó.tica castellana, Il,'cap. VII, edición de pascual Galindo Ro4eo y Luis Ortiz Muñoz, Madrid, 194ó, en especial pág. 50. rE Arte poétíca española, Salamanca, l5g, cap. XVI.

f 54

Manual de versificación españofu

rrrsroRrA

DE LA ilfEDrcróN DE sft-¡sñ

rsosrlABrsMo EN LA EDAD ruEDrA. El ejemplo más antiguo ¿6 una poesía que aspira consciente y-expresamente al isosiiabisr¡q se remonta hacia el año 1240. Este testimonio, fundamental par¿ la historia de Ia métrica española, se encuentra a! principio del Libro de Alexandre, y dice así: Mester trago fermoso, non es de ioglaría, mester es sen peccado, ca es de clerezía, fablar curso rimado per la quaderna uía a sillauas cuntadas, ca es grant maestría. (Copla 2, BAE,

LVll,

147)

Estos versos no sólo presentan el primer caso de isosilabis mo en Ia literatura española, sino que permiten deducir al mismo tiempo la existencia de una poesía popular (mester de

juglaría), de carácter anisosilábico. G. Baist re, interpretando este pasaje, ha indicado que a ningún poeta francés de entonces se le hubiera ocurrido vanagloriarse de escribir versos isosilábicos como si esto fuese una (gran maestríar20, pues en Francia en contraste con España no existía más principio que el isosilá. bico. Por consiguiente, esta estrofa es muy importante, tanto para la poesía anisosilábica como para la isosilábica. Si las va. cilaciones silábicas de la poesía medieval en España fuesen debjdas, como han supuesto algunos investigadores, a impericia de unos poetas que no lograban alcanzar el isosiiabismo, no se comprendería esta ponderación de un arte o mester nuevo, que se apartaba de Ia tradición anisosilábica. En el mismo Ll. re GG Il, 2, pá9,. 390. 20 Antonio Restori, Ossen;azíoni sul metro, sul|e assonanze e suI testo del Foema del Cid, en ,, Il Propugnatore>, XX, 1, 1887, pág. 118, remite por

lo menos a una cita de conciencia individual al principio del Poénte de Ia Croissade, oRomania,, \', págs. 8-9, de manera que tales testimonios han de interprctarse con cier-ta reserva.

55 las sílabas Meitición de ¡ro de Alexandre el isosilabismo se logra parcialmente; casi la -"u^rru parte de los alejandrinos tienen hemistiquios de ocho que IituUu, en vez de siete, como era de esperar. A ello hay otras irregularidades, debidas al insuficiente dominio de 2r' ^¡uai, la técnica del metro Finalmente por esta razón no se sigue atribuyendo el Libro de Alexandre a Gonzalo de Berceo, como hacía en su tiempo

Baist.

En Berceo (primera mitad del siglo xru) la poesía isosilábica de la Edad Media española alcanza su primera culminación. Con todo, el isosilabismo de Berceo causa la impresión de ser muy rebuscado y artificial, porque sólo lo consigue con un empleo excesivo de licencias en la separación de sílabas. Hoy se sigue afirmando la procedencia francesa de la cuaderna vía, una estrofa formada por cuatro versos monorrimos de catorce sílabas, empleada en el Libro de Alexandre y en las obras de Berceo. Con esta opinión se corresponde el testimonio explícito de Argote de Molina, del año 1575: "Creo lo tomaron nuestros poetas de la poesía francesa...uz. De esta manera, el influjo francés que se manifiesta tanto en la elección de la forma de estrofa como en el verso, contribuyó aI esfuerzo del mester de clerecía por lograr versos con una medida silábica correcta. La continuación de la tradición isosilábica, iniciada por el Libro de Alexatzdre y por Berceo, está vinculada hasta el fin del siglo xrv con la cuaderna vía, y por consiguiente con el mester de clerecía. De sus obras y autores mencionaremos el Libro de Apolonio, de principios del siglo xrrr, que de cada cinco versos tiene uno irregular. En el Poetna de Fernán González (hacia 1250) la irregularidad es todar'ía ma,t/or, pues en él se introduce en mayor escala el verso épico de dieciséis sílabas. En los Disticha Ca.tonis (siglo xrr,?) los hemistiquios oscilan entre cinco y diez sílabas. También el Poenta de YúEttf , perteneciente a la literatura aljamiada, y otras obras menos importantes, como la Vida

2r Comp. H. tlreña, 1/ersif icacíón, pág. 19, y Ia bibliografía que ofrece; II. Ureña, Esludios, págs. 2ó ¡' sigs. 2 DíscuTso hecho por Gonzalo Argote d,e Molina, en Ant., IV, pág. ó9.

F 56

Manual de versí'ficación española

de San lldefonso, y finalmente el Libro de miseria de omne (finales del siglo xlv), Iogran el isosilabismo sólo parcialmente. M. Pidal ha dicho que el Libro de buen amor de Juan Rui¿, Arcipreste de Hita (aproximadamente hacia 1283-1350), está (exento de toda preocupación erudita de las síIabas cuntadas>zt. Más que por una defectuosa transmisión manuscrita, el sister¡¡¿ variable del Arcipreste en la medida silábica de sus versos se explica mejor si entendemos que en su obra se mezclan el cri. terio juglaresco y el clerical. Donde mejor logrado está el isosilabismo de la cuaderna vía es, junto con Berceo, en el Rimado de Palacio, de Pero López de Ayala (1332-1407). A pesar de que a

partir de la copla 296 prevalece el verso de dieciséis

sílabas,

podemos suponer, con H. Ureña 24, gu€ originariamente toda su obra fue escrita en alejandrinos correctos, puesto que sólo a partir de esta copla la transmisión del texto manuscrito es defectuosa. También los versos no pertenecientes al mester de clerecía tienen una evoh:ción semejante, si bien menos rigurosa y más natural, hacia el isosilabismo. En la poesía del siglo xv esta tendencia.conduce a un predominio de los versos correctos en el uúmero, frente a los anisosilábicos. El verso de arte mayor se generaliza erL Castilla a fines del siglo xrv, y sigue estando de moda durante el sigio xv, y aún penetra hasta mediados del siglo xvl. Tras de varias fluctuaciones, hacia la mitad del siglo xv se convirtió por obra de Juan de Mena (1411-1456) y, sobre todo, por el Marqués de SantiIlana (1398-1458), en un dodecasílabo fundamentalmente isosilá. bico. En contraste con el verso épico de los primeros tiempos, las oscilaciones del verso de arte mayor se limitan a unas pocas sílabas. En el Laberinto de Juan de Mena, el endecasílabo, que es la variante más cercana al verso de doce sílabas, constituye Ia tercera parte aproximadamente del número total de versos, mientras que el porcentaje de otras variantes, como el verso de diez, trece y catorce sílabas, es mínimo en la obra. También los 23 Comp. M. Pidal, Poesía iuglaresca y iuglarcs, Madrid, 2r Ve¡sifícación, pág.21, y Estudios, pág. 27.

1924,

pág,266,

tilú* ¡rlrdi"ióljl" 16

57

comienzos del srglo xv, pierden cada vez o"rro, cortos, de¡$e primitiva. Solamente los romances conirregularidad -'i. rr todavía un cierto carácter irregular hasta entrado el ?"á* del mencionado Libro de Alexandre, el Mar' Después Itnfo "ur. uno de los poetas seguidores de Dante, vuelve Santillana, lí¿, ¿" programa con la teoría del isosilabismo, esta vez un i formular a. Puso esta teoría en práctica en sus italiano iaio el influjo y dos sonetos 't'echos al itdlico modo, perfecta realiza' ",ra"ntu ción del isosilabismo en la España de la Edad Media. La aforünada implantación de versos y estrofas italianas que en el siglo xvr realizaron Boscán y Garcilaso, suPuso la victoria definitiva del isosilabismo en la poesía culta española,20.sin que esto significase la desaparición de la poesía amétrica SOBRE

LA MUTUA

ENTRE SINALEFA

RELACIÓN

Y

HIATO

En tanto que en España la poesía, sobre todo la medieval, no alcanza un criterio firme en la medición silábica, no hay reglas para el empleo de la sinalefa y el hiato'. Es natural, pues, que los investigadores (en especial, Federico Hanssen) se hayan dedicado en primer lugar al estudio de la sinalefa y el hiato en la. obra de Gonzalo de Berceo, el más antiguo poeta español de la poesía isosilábica. Este punto de partida pareció el más adecuado en lo gue respecta al método. E, Stengel a se adhirió con todo el peso de su autoridad al criterio de Hanssen. Las conclusiones generales requirieron, sin 2s En

la carta proemio al

Ant.,IV, págs. 2G29, 5 III.

Condestable D. Pedro de Portugal (1449),

2ó H. Ureña, Versif icación, ofrece r:¡ cuadro impresionante del alcance de la poesía amétrica en los tiempos antiguos y modernos; véase también sus Estadios, págs. 19-250.

n

Con acierto dice Jules Horrent sobre

el hiato:

.Chaque éditeur

d'anciens textes a dü se faire une religion á ce sujetr (Roncesvalles, étude sur le fragment de cantar de gesta conservé d I'Archivo de Novorra (Pampelune), Parls, 1951, pág. ó8, nota 3).

2t KJB, IV,.2, pág. 380.

E Manual de versificación español¿

58

embargo, rectificaciones esenciales llevadas a cabo por la invgs tigación más moderna. Hanssen no había tenido en cuenta que Berceo ocupa una posición aislada en el empleo casi exclusivo y poco nahral del hiato D; entre los 7290 hemistiquios de Zos Milagros ¿¿ Nuestra señora examinados por é1, descubrió solamente dieci. ocho casos de sinalefa, frente a innumerables de hiato. t-os atribuvó a la defectuosa transmisión de Ia obra, con más razó¡ en cuanto que eran fáciles de corregir con ligeras enmiendas. Por ello llegó a la conclusión: "En cuanto a Berceo a mí me consta con toda seguridad que no hacía uso de la si4alefao 30. Los primeros ejemplos claros del u;o de la sinalefa pretendía Hanssen haberlos encontrado sólo en Juan Ruiz (muerto antes de 1351), y seguía manteniendo el criterio de la aparición relativamente tardía de Ia sinalefa, aun cuando en escritos poste. riores 3l cambiase en varios puntos sus primeras ideas sobre el empleo de la misma. Basánclose en las exposiciones, bastante confusas, de Nebrija sobre la sinalefa 32, explicó las encon. tradas en la obra del Arcipreste como elisiones 33. Frente a esto, investigaciones más recientes s han comprt> 2e oA menudo el poeta obtiene la regularidad mediante el empleo del hiato en forma arti{icial, que no se halla, a mi juicio, en ningún otro poeta.> H. Ureña, Versifícación, pág. 17. 30 Lliscelánea de tersíficación española, Chile, 1g97, pAg. ó7. Comp. sobre esta cuestión también John Fitz-Gerald, versilícation of the cua. derna vía as fottttd in Berceo's Vida de Santo Domingo de Sílos, New York, 1905, y los articulos de H. H. Arnold, Irregular hemístíchs in the Milasros of Gonzalo de Bercco, PlvILA, L, 1935, págs. 335 351, y Synatepha in old Spanish poetrt: B¿rcco, HR, IV, 193ó, págs. 111_15g. 3t Sobre eI híato en la antigtta versificacíón castellana, AUCh, XCIV, 189ó, págs. 911-911, y Grarnática lzistórica de Ia lengua castellana, Halle, r913, S 102. -?r Nebrija, Gramátíca castellana., II, cap. VII. 3l Feclerico Hanssen, La elisión y ta sinalefa en eI Libro de Aleiandro, RFE, III, 191ó, págs. 3.15-_156. Véase tarnbién A. M Fspinosa, Synalepha

in old Spanish

poeÚy: A reply to Mr. Lang, RR, VIII, 1917, págs. gg-9g. ¡¿ M. Pidal, err su edición de Elena y |laría, hacia 12g0 (RFE, I, 1914, páginas 52-9ó, en especial páe. 91), y A. Ivl. Espinosa, mediante el estudio métrico del Misterio de los Reves lr4agos, finales del siglo xrr (RR, VI 1915,

págs. 378401, en especial

395.399).

tilú^

Utai"íón ¿4t que la sinalefa es muy anterior nado de manera conYincente f, n obra de Juan Ruiz, e incluso hay testimonios en Berceo. Et el Misterio de los Reyes Magos se dan noventa y nueve casos gr" se encuentran palabras de terminación vocáiica con otras "o áie'tmpiezan con vocal; de ellos sesenta y tres tienen hiato, v treinta y seis, sinalefa. Puede que este resultado de Espinosa iea discutible en algún caso concreto; sin embargo, se puede precisar que sinalefa y hiato están en proporción de uno a dos iercios. El número relativamente alto de sinalefas es tanto más notable, porque consta que el Misterío fue compuesto según modelos latinos y franceses que no podían servi.r como ejemplos para la sinalefa. Esto significa que las sinalefas en el Misterio iestimonian el influjo de una tradición no culta, sino popular, en la cual su uso es frecuente. Se puede considerar la sinalefa como la forma normal de las obras literarias más antiguas, fundándose en que coincide con la pronunciación media y común del español; lo prueba su presencia temprana en el Misterio, perteneciente al rnester de clerecía, y también su empleo con3s. La exissecuente en la poesía popular a través de los siglós tencia preponderante del hiato en el mester de clerecía s se ha de considerar como una moda ajena y pasajera debida al empeño de los poetas españoles en imitar los versos silábicos franceses y latino-medievales. Y así su presencia en Berceo representa un caso único. Con la desaparición de la intluencia del mester de clerecía a fines del siglo xrv, la sinalefa vuelve cada vez más a su primera condición que le corresponde por 59

35 Las jarchas, que hoy son conocidas mediante transcripciones, mues-

tran una manifresta corrección silábica; no obstante, según la situacit-,n

actual de la investigación no pueden considerarse como testimonio deci sivo de un temprano isosilabismo de la poesía autóctona en Espaira. Por un lado es muv dilícil y no siempre se logra descifrar esta estrofa hnal de una poesía escrita en letra árabe o hebraica; por otro lado, se discute lo que en las jarchas pueda considciarsc como español o románicc y lo que es árabe. (Comp. más adela¡te, págs. 318-320). 3ó Incluso en la poesía octosiiaba del mester de clerecía el hiato prevalece con mucho. Comp. D. C. Clarke, Hiatts, synalepln, and line length

in Inpez de

einas

347-35ó.

Ayalo's octosyllables, "Romance Philologyo,

I,

194148, pá-

F' Manual de versificación españoh

ó0

razón de la fonética de la lengua. En Juan del Encina, Espinosa encontró sólo un hiato por nueve sinalefas. En el verso moder¡q se dan 9ó-99 casos de sinalefa por 14 de hiato. [-a introducció¡ de formas métricas italianas en los slglos xv y xw sólo podi¡ favorecer la vuelta al uso de la sinalefa, pues en la poesfa italiana es un hecho normal 37.

Cmfru¡.o Br¡rrocn¡rfa: Sobre la :nedición de las sílabas en la Edad Media y¡ se dio información en las notas, asl como diferentes indicaciones biblio grá6cas. Una brev.e bibliografía sobre la métrica del mester de clerecí4

y sigs.; Estudios, págs. 25 y sigs. poesfa medieval en conjr:nto, en una selección crltica, véase A. Carballo Pícazo, La situacíón actual de los estudíos de métrica espa. ñol¿, o'rrr se le tiene I*"á" n*,uante. Desde el siglo xv hasta verso popular; en esta modalidad algunos ;;;;r característico ocasionalrnente' sobre todo en el emplean lo í"1,* cultos r

rcaro. '--Átgurro,

ejemplos ofrece el cancionero de Baena en el srla mayoría de los casos se trata de canciones po' si:"j^r"r. De las 4ó0 poesías del Cancionero musical de los organización una todavía 100 tienen iti, xv y XVI, unas parte son eneasílabos. En la poesía mayor y en su inisosilábica, en la irtirti"u de esta época, el eneasilabo se da sobre todomanera de que lo usa obra de Alvarez Gato (muerto en 1496), casi correcta en el número de sílabas' En la poesía artística del siglo xvt el eneasílabo tiene impor(h. 1470-1539), tancia secrrndaria. Es significativo que Gil Vicente poeta bilingüe, lo cultive y lo combine con decasílabos' Sin'e de esto d" punto cle apoyo para la teoría de que el eneasílabo del cataléctica variante como considerar de ha se gaita galiega áecasíiabo. También Castillejo, defensor de las formas'autóctonas frente a las innovaciones italianizantes, vuelve a emplearlo. Escasa resulta, sin embargo, la presencia del eneasílabo en e. las obras humanísticas de los poetas italianizantes del siglo xul olo xi ts; en

E5 Números 19, 43, 314, 5óó.

só Citas en ginas 145

y

sigs.

H.

Ureña, Versificación, págs.

l9l y

sigs'; Estudios,

pá-

124

Manual de ver.sificación

I

es*^:

En la poesía popular sigue estando en boga, como ¡s

muestran numerosos ejernplos del Cancionero de Juan Vazo * Viltancicos y cattciones (1551), y del tratado De -r;tüt5t de Francisco Salinas 87. A fines del siglo x\rr se le menciona por primera u.a ba]r el nc¡mbre de nonisílabo, y como verso de combinación, eu Filosofía antigua poética (159ó) de Alonso L6pez Pinciano; h ¡ famosa Arte poética (1592) de Rengifo no lo cita. En la reft¡l. dición de esta obra hecha por el Bachiller José_Vicente 6?0i) se trata del eneasílabo en los capítulos VIII y XLV. A pesar 6¡ la prect:dencia del Pinciano, Gonzalo Qorreas en su Arte gra14, de Ia lengtra, publicado en 1626, dice ser el primero que mengi6 ,L---

na el eneasílabo ü. En los Siglos de Oro el eneasílabo pudo mantenerse ss¡, verso popular; se le empleó como verso de combinació¡ q bailes como la chacona, capuchino, zarabanda y españoletao.4 mayor alcance resultó que Lope y Tirso lo introdujeran en el teatlo; Lope ofrece ejemplos en Las mocedades de Bernardo del Carpio, El viaie del alma, EI serafín humano, El gra¡t Duque de Moscovia y en otras rrÉs, así como en el libro l¿g Pastores de Belén, Tirso demuestra tener predilección por s¡ eneasílabo, y así Io hallamos en Don Gil de las calzas verdes, La elección por la virtud, La venganza de Tamar, El preten diente al revés y en otras comedias m. Este auge del eneasílabo en el teatro español duró, sin embargo, muy poco: Calderón sólo lo empleó en sus obras más tempranas, y desapareció psr completo en las obras de madurez, en que se valía de un cri. terio estrictamente isosilábico. A partir de mediados del si, 8? Citas en H. Ureña, Versíficación, pág. 195, nota l. Es Ed, Emilio Alarcos García, Anejo LVI de la RFE, Madrid, 1954, página 4ó4. Las referencias del Pinciano, en ed Alfredo Carballo, Madrid,

II, páes. 241-242, 253-254. Ee Sobre los tipos de los

1953,

Mori, Introducción NBAE, XVII.

distintos bailes, véase Emilio Cotarelo y

a los entremeses,

loas, bailes, iócaras

y

moiiEangu,

90 Comp. Manuel García Blanco, Algunos elementos populares en el teatro de Tirso de Molina, BRAE, XXIX, 1949, págs. 413452, en especial

páginas ,{43

y

sigs.

de wrsos:

el

"n*t"o''o

'. '.-.

'.

'" l-,.e piezas cortas sólo en casi el teatro en le emPlea gr.:k sainetes, etc'). Ir{oreto (1618-1óó9) y Ro.jas Zorri(grrl|l-'át¡ "r, ambos seguidores de Calderón, ofrecen pocos C6ses

;f',":;:*:'',S:i;:"$::'::,^:,:i:::,:;;"::"0"""i,1""?;

ei-,rlri-o cuarlo del siglo xvu el eneasílabo desapaY!'Jí ""^pleto de la literatura dramática culta, y hasta en' ejet,Ptu"'

ffiíj:Y;il:i."i: i:1 ::f ::'':ffiT:;3'á*",',. que

,o, establece se iv¡u y xrx es la mayor diferenciación "l¿ls como verso autónomo' l|ri. *r tipos, y su consecuente empleo e¡empto del empleo exclusivo de un Qeterminado

fr"Jr-"r

í:::'n::",f "^il)"ifT;,iÍ,ii!,T::;i:'.'?::i?"::'".':il del siglo xvrrr). Con Iriarte (1750-

'^l,,l"iu"i¿" (primera mitad fr.;. *, L. F. de Moratín (17ó0-1828) el eneasÍlabo entra en la un ejemplo co *"rí^'"t rirtamente métrica del neoclasicismo; t*.i¿" y el quitasol de manguito el abanico, Et es la fábula del eneasílabos en por completo casi iJirr", que está escrita tipo *'L¿B.

tendencia registrada en el siglo xvrll por distinguir los continúa en el xlx; a principi rú. Por esto en el grupo del tipo a maiore, que de aquí en adelante señalaremos por A, resulta que: l.o La sexta sílaba tiene que llevar siempre un fuerte acento rítmico.

lo7 V{¿ss antes, pág. 2?. los RFE, VI, 1919, págs. 132-157; artículo revisado

título El endecosílabo castellano, en BAAL, XIII, H. Ureña, Estudios, págs. nl-A7. r@ Verslehre, pág. ll5.

y

ampliado bajo

el

1944, págs, ?29g24,

y

: el endecasílabo

t37

cwety:e"o: "7;;;;rminación del primer hemistiquio (agudo, ^- terminaci Según la , o Dtrgurr u octava sílabas forman el séptima sexta, la ,rairi¡,rto) í. grs' rlóto. -J i',7*" de Palabra' Lste final _de palabra sigue una pausa justificada por sintác tico' a .'u*o ::'i:l :", ::li^::::l se sabe que la cesura admite la sinalefa; sin embargo, ll,"L o"" -y'-'cpn212r nelahr¡s rnrrv frnirles palabras lrnidas' muy debe separar -^,l-xo no

'-i." ¡

ll t:l'l ::

:i:'::i ::i:'

líut";^

EjemPlos:

1. Flérida

Para mi

/

dulce Y sabrosa

2. nMañana le abriremoso, / respondia 3. y Ia cándida victima / levanto Conclusiones análogas se dan para el grupo del tipo a que, a partir de ahora, señalaremos por B, con la difefiore, 'r"odu, sin embargo, de que el acento decisivo en eJ interior del en la cuarta sílaba; el límite de palabra y el corte

ttti-

orrro "u" iustificado en el curso de la sintaxis en la terminación liana después de la quinta sílaba. áel primer hemistiquio, se realizan EjemPlos:

1. 2.

sueño cruel,

/

consuelo sólo

no turbes más mi

/

pecho

de mi adversa suerte.

Para evitar falsas conclusiones y por necesidad analítica, indicamos ya ahora que si bien un determinado fipo rítmico puede emplearse de manera exclusiva en una poesía o estrofa, .l r.rso no.-al del endecasílabo en la poesía es el poiirrítmico. Los tipos más empleados en las combinaciones polirrítmicas son los de los grupos A en sus variantes v B:. ENDEcASfLABos DEL cRUPo A.

La característica de los tres

que pertenecen a este grupo es el acento

tipos de endecasílabo r'0' Alguconstitutivo en la serta silaba -v la cesura que le sigrue nos teóricos, v entre elios Henríquez Ureña, renuncian a esiablecer más subdivisiones. Si se tiene en cuenta sólo el acento

lr0 p¿¡3 más facilídad en la exposición omitimos el acento la décima sllaba, que siempre sobreentendemos.

6jo

en

Manual de versificación

138

ÍIEñoa

d.ecisivo en la sexta sÍlaba, este tipo de endecasitaUo se ¿¡-[ mina endecasílabo común, propio, real o italiano.

El tipo A puro (o sea con sólo el acento en sexta sÍlab¡\

tan sólo resulta posible desde el punto de vista y sobre la muralla coronada.

Oe ta prosoj¡¿1

Si se dijo que no puede haber más de tres sílabas sn án?ctu5is, resulta que este verso no sería posible rítmicamente, y, al re, citarlo, habría de tener otro acento, en este caso, en la segUnda sílaba. Según la posición del primer acento rítmico en la prime¡¡. segunda o tercera sílaba, se distinguen tres váriantes:

Tipo A r: Acentos en la primera y sexta sílabas. Flérida para mí

/

óo

dulce

y

sabrosa

139

:

"o",

AI desempeño

/

^

de su profecía.

el tipo A puro el tipo B 1 puro no existe en teoría en iÍ-r""- se refiere al ritmo. Por el carácter de la acentuación 'lroáírol^, otro acento tiene que caer en una de las cinco sílabas -imprendidas entre la cuarta y la décima, aunque por su conii"ián morfológica resulten, en teoría, átonas; este accnto vede acento de verso. Como por su proximidad if¡* lu función y décimo, defi.nitorios de este tipo, ei otro cuarto tos oa"t u lor puede recaer en la quinta y novena sílabas, no verso de acento que 1o hace en -la sexta, séptima u octa\¡a entbnces resulta próf ecía sílabas. En el .eiemplo citado, el acento secundario en se sitúe en la oótava que el ritrno del verso en para sbrvirá pertenece por ritmo alegado su criterio el verso este Por sílaba. z.

Bz: Acentos en la cuarta y octava sílabas. óo Cuelga sangriento / de la cama al suelo

el hombro diestro

/

del feroz tirano.

Denominación: endecasílabo sáñco, por su afinidad con la disposición acentual del verso sáfico; endecasílabo yámbico, por-

Tipo A ¡: Acentos en la tercera y sexta sílabas.

que

los acentos constitutivos caen en las sílabas pares.

El tipo B z ha desarrollado dos formas que su clasificación general, pero exigen entran en especiales prescripciones adicionales. Son: de la observación

rayos al cielo

FoRMAS ESPECTALES.

Denominación: endecasílabo melódico. La característica co¡nún de

los

endecasílabos pertenecientes a-este grupo es el acento constitu. tivo en la cuarta sílaba, y la cesura que le sigue. El tipo puro de este grupo sólo existe desde un punto de vista prosódico, pero

no en lo que respecta al ritmo. Henríquez Ureña lo

el e"de"*il

ooo óo oo óo

Denominación: endecasílabo heroico.

ENUECASfLABoS DEL GRUpo B.

|rií"

Tipo

y sexta sílabas. oóoooóoooóo Revuelto con el ansia / el rojo velo

Tipo A 2: Acentos en la segunda

/

"ersts:

B *:t ra 'isra 1i"",^TÍl:Ti::::: t^"^lli: :1'-T::.:,i^o'.'l? ";" ;* oT P : y 1l*o:n"^ :1': :i":, :: :i y décima: átonas ::::i entre i la"::: cuarta silabas^" ::: cinco tt

al tiPo B

Denominación: endecasílabo enfático.

oo óoo óo oo óo despidió contra si

de

rorral que

(Lope, ludít)

óoo oo óo oo

CWes

señala

1) EI endecasílabo

sáfico en la estrofa sáfica.- Para este Bello ha establecido las siguientes reglas: "El sáfico es un endecasílabo, que [...] debe acentuarse en la cuarta, octava y décima, pero en que se apetece además: verso,

Manual de versi'ficación

140 1.o

).o

141

Ip¿ttur,

Un acento sobre la primera sllaba. Que las sílabas segunda y tercera sean breves

átonasl. J.o Que sean también breves la sexta, séptima y sílabas.

¡o

nove¡i

4.o Que el primer hemistiquio termine en dicción

[:

esta cuarta sílaba es la tónica de una palabra aguda; en el caso excepcional de que esta tónica sea la de v-una palabra llana, la sílaba postónica no cuenta en

palabra llana].

g¡¡.,0

b)

5.o Que no haya sinalefa en la cesura. Los requisitos 3." y 4.o son de necesidad absoluta; todos b¡ otros pueden dispensarse al poeta, pero es menester que usr sobriamente de esta licencia, y sobre todo de la que consish en juntar por medio de la sinalefa los dos hemistiquioso ur. Un ejemplo que cumple todos estos requisitos es el prime¡ verso de la oda Al Céfiro, de Villegas:

la medición de las síiabas del verso (cesura épica)' El acento obligatorio en la octava sílaba del tipo normal B z cabe pasarlo también a la sexta, pudiendo quedar átona la octava.

EjemPto:

(A. Lista, EI retrato) Con

la llamada cesura éPica: iVivan las rosas, / las rosas del rmor,

Dulce vecino de la verde selva

I. '.1

La necesidad de esta reglamentación severa se da porque

este

tipo de endecasílabo intenta imitar el pretendido verso sáfico clásico, que en realidad, por su ritmo, es el latino-med'evalut, No obstante, los poetas, antes y después de Bello, se han guiado en el uso del sáfico más por sus propias intuiciones rítmica que por reglas teóricas. En realidad, los que han querido usa¡

en forma más estricta sáficos perfectos sólo han llegado a lo grar un predominio de estos versos frente a 10s de estructu¡a más libre il3.

2) El endecasílabo a Ias siguientes reglas:

a)

la

francesa.

-

Valen para este

verso

Se le trata como verso compuesto con una fuerte cesura después de Ia cuarta sílaba. por lo general,

rrr

Obras completas, VI, pág. 183 (De los versos sáfico y ad,ónico). El sáfico clásico Integer vitae scelerisque purus (r_r_ , /-_r_r"l se reprodujo en la baja latinidad como lnteger vítae sceleñsque pútw (óoo óo/oo óo óo) conforme a la prosodia natural: 1r2

tl3

Véase: estrofa sáfica.

copia gentii, imagen de mi amada, prenda de.amor, pues amor la adquirió.

(Juan Ramón liménez, Mañana de la Cruz)

Tipo B r: Se caracter\za en grado suficiente por requerir y séptima sílabas. En Io que resacentos necesarios en la cuarta conviene distinguir dos variane historia procedencia or"tu la " práctica no siempre se diferencien la en auneue B 3, ies del tipo claramente:

1) La variante pura italiana del tipo B 3, Que tiene los y que acentos sólo en la cuarta, séptima y décima sílabas, consta,

Por tanto, de tres

Pies:

Tus claros ojos

/

¿a quién los volviste?

(Garcilaso, Ecloea

I)

Denominaciones: endecasílabo dactílico (así en Bello y T. l.tavarro), endecasílabo anapéstico (Milá)' y otras. 2) El tipo B 3, gallego-portugués, con los acentos en la primera, cuarta, séptima y Cécima sílabas, de cuatro pies: Pues otra vez de la bárbara guerra lejos retumba el prof-.rndo latir. (J. M. Heredia, Himno de la guerra)

142

Manual de versificació1rrp?h

Denominaciones: como antes se dijo y además, para mavol ferenciación también, endecasílabo gallego-nortu^Su", ;'O:Lt Iabo de gaita gallega, endecasílabo de arte ma),or y otraslEl endecasílabo gallego antiguo tiene una posición ;, cular. Parece que fue empleado como tipo autánomo'.uiJ* ra Baloda laud.atoria a valle Inclán ¿e Ruu¿n Darío. Tü fi acento constitutivo en Ia quinta sílaba, y corresponcie a la as., pación de un hexasílabo y un pentasílabo,.de Ios .rlutes c"a¿l uno puede ser libremente o trocaico o dactílico. Ejemplo: Del país del sueño

/

tinieblas, brillos, / flores extrañas. (Rubén Darío. Balada laudatoria a Valle Inclán)

donde crecen plantas,

soBRE LA MUTUA RELAcTóN EN Los DrsrrNros rrpos. _ El gran número de los iipos rítmicos, que se aumentaría en el casó de que tuviéramos en cuenta los acentos prosódicos tia, sugiere h cuestión de la importancia que esta diversidad haya tenido en h historia del endecasílabo español. A pesar de que en todos los tiempos el empleo polirrítmico fue el uso normal, esta variedad de ritmos se reduce, dejando aparte algunas particularidades de la Edad Media y de Ios tiempos recientes, a la predilección pa. tente de dos tipos: el sáfico (B z) y el heroico (A r). Al lado de estos, los demás tipos tienen menos importancia, y s'ólo Ia ad. quieren en determinadas formas poéticas o en algunas épocas, y ocasionalmente también en algunos poetas, y adquieren ma. yor importancia por Io general en su uso autónomo. por tan¡0, el endecasílabo español tiene un carácter rítmico más fijo que su modelo italiano. Al lado del tipo A 2 (heroico), los otros tipos del grupo A se encuentran casi únicamente como versos de combinacicnes oca. 114 f. |rl¿y¿¡¡o encontró entre los trescientos setenta y seis endecasí labos de la E,gloga fff de Garcilaso sólo cuarenta y cinco diferentes va

riantes prosódicas. Véase T. Navarro, EI endecasílabo en la tercera de Garcilaso, .Romance Philologyn, V, 1951 52, págs. 205-211.

Cfuses

de versos: el

endecasíIabo

143

v tienen, por tanto, importancia muy limitada' Sólo en ?lol'?"ié""ritabos de Juan Manuel, cuya transmisión manuscrill'-l-oor lo demás, muy mala, y que siguen el modelo de AlYl*, Á Sabio, parece predominar el tipo A ¡ frente a los tiPos till-Á"" B. En la cantiga "Quiero seguir a ti, flor de las Ruiz, de doce supuestos endecasílabos, siete i:;:r, de Juan ')I,.-tíran la cuarta y sexta o la cuarta y octava sílabas; los ",joÁ*t son del tipo A ¡. Desde luego resulta muy discutible si ij]-ortror del Arcipreste de Hita pueden considerarse como 'll¿ecasílabos (véase adelante págs. 147-148). En las cincuenta coplas de arte mayor del Decir de las siete t¡irtudes de tts, los tipos del grupo A siguen en tercer "'*f,o l.ancis.o Imperial y dactílico; es notable el predominio sáfico del losar, después tipos del grupo A. En los cuaa los demás Jri ,lpo A r frente al itálico modo del Marqués de Sanr€nta y dos Sonetos fechos tipos del grupo A ocupan tamtillana (1398-1458), los diferentes y quinto lugares, después del sáfico y del bién el tercer, cuarto predomina tanto, que los otros dactílico; sin embargo, el tipo B 2 preferencia sólc están representados en menor proporción.. La ha que propio del italiano, no es del tipo B z, exclusiva casi hechos de Santillana están si los sonetos duda de la suscitado verdaderamente al .

SEGUIDILLI

y "La seguidilla

EL VERSO DE ARTE

I{AYOR

Junto al metro de la épica juglaresca, el verso de arte ma. yor es el más discutido de la métrica española. Por su gran variedad se le llama el Proteo de los versos españoles; se pre. 14 La exposición clásica de la métrica irregular se halla en H. Ureña, y con el título La poesla castellana de versos fluctuantes,

Versífícación'

eú Estudios.

a"impley

compuesto, y como silábico

y como anisosilábico,

Tít^*;o',^r:-:"':"1""1i::";::'^i:t::"":1T^::"":,i"J;;:: t'y::; diferentes; dependen de cómo se considere su origen l¡¡FJ !t1fl n"^-^"r"r. v de los poetas en que se estudie' I T l-a"nn¡ción, neutral y con menos prejuicios, de Michel así: se trata en sus orígenesró de ,.rl"rÉ puede explicarsepara la cesura intensa, cu)'os hemis-

iargo, dispuesto fluctuantes en el número de sílabas y se influyen son ]j,,io, lT,i"u¡¡"n," con la finalidad de lograr un equilibrio aproximado del verso entero. Debido a la oscilación del l"*lá "*t"ntión los acentos obligatorios al final de cada he?ir*"ro cte sílabas-, siempre en una sílaba determinada, ,jrtiquio no pueden caerpor orden de frecuencia, en la quinta encuentran, se ,i, 'l éu" y raras veces en la sexta sílaba. Esto significa que atarta, pueden formarse con un hexasílabo, un pentat-os hemistiquios los cuales a su vez, pueden tener las heptasílabo, un ,lnUo o posibles en el verso español. tres terminaciones se dan en casos aislados algunas de Mena Juan de Antes acaso muy importantes en la mayor, arte este en excepciones 'el primer hemistiquio tiene en ellas orígenes: destión de los un acento fijo en la tercera sílaba en lugar de la cuarta;

Íií"*"

cesen somos Ha el om¡e Porque Quanto

tan grandes dolores

17.

más dignos de Pen¿ asoiuto Poder le.

lE.

Si tenemos presente que este caso se reduce exclusivamente hemistiquio, que la tercera sílaba es siempre la tó primer al palabra llana y que los versos de esta clase consuna de nica t5 Recherches, pág. 35. t6
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