Manual de Debate - A. Ferrer

August 9, 2018 | Author: Francisca Diéguez Vercellino | Category: Fallacy, Reason, Evidence, Divorce, Analogy
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MANUAL DE DEBATE Técnicas básicas para construir un debate Argumentación, Refutación, Expresión oral y corporal

Alvaro Ferrer Del Valle

I. Aproximación al debate

El debate es un proceso comunicacional, donde dos partes, sean personas, bandos, partidos políticos, países, etc., sostienen posturas divergentes o contradictorias respecto a un mismo tema. Como tal, está presente todos los días en las más variadas escenas de la vida social. El debate no busca imponer una visión particular de la realidad, ni menos situar a alguien como el poseedor de la verdad absoluta sobre un tema. Ya que es un ejercicio dialéctico, el debate acerca posturas, contrastándolas una con otra, de tal manera de llegar a una síntesis o solución común. Así, el debate es una herramienta constructiva, y no destructiva como muchos equivocadamente piensan. Sea lo que sea que se debate, se intentará sostenerlo en base a razones. Así, lo primero y más importante en un debate en pensar, y pensar muy bien, para obtener así sólidas razones que fundamenten una postura. El debate, de esta forma, estimula y desarrolla el pensamiento lógico crítico. Luego, estas razones deben ser comunicadas o expuestas a la contraparte, audiencia o jurado, según el caso, y el vehículo para exponerlas es el orador. Este usará su palabra y también su cuerpo para comunicar sus razones.

II. El debate competitivo

El debate académico o competitivo enfrenta a dos equipos, cada uno de los cuales defiende una postura sobre un tema. La postura de cada equipo la llamamos TESIS. Toda tesis de debate debe ser objeto de duda o divergencia; cualquier tesis respecto a la cual todos estemos de acuerdo, obviamente, no es objeto de debate. Esto es lo que llamamos una TAUTOLOGÍA, y ellas no son objeto de debate. Además, toda tesis de debate debe ser enunciada como una afirmación, en forma de frase completa, poniendo la carga de la prueba en el equipo afirmativo. Esto lo veremos más adelante. Cada equipo intentará PROBAR su tesis a lo largo del debate, de tal manera de llegar a convencer a quien escucha que su postura es la correcta o más aceptable. Luego, el debate es un EJERCICIO DE PRUEBA, donde las razones esgrimidas por cada parte deben tener un asidero en la realidad. Todo lo que se diga en un debate, en orden a convencer respecto a la tesis respectiva, debe ser respaldado o  justificado. En palabras simples, en el debate está PROHIBIDO HABLAR GRATIS. El instrumento de prueba más utilizado en el debate es el ARGUMENTO. Éste no se identifica con una simple afirmación sobre alguna cosa, ni con una mera opinión, tampoco con una asilada explicación o

un ejemplo. Un argumento es una RAZÓN, y, como tal, debe ser LÓGICA, para así tener valor probatorio en el debate.

III. Como construir un debate

A continuación desarrollamos los pasos que permitirán construir un debate de manera rápida y eficaz. 1.- Investigación: Se nos ha entregado un tema para debatir. Respecto a él habrán diferentes áreas del conocimiento implicadas (social, económica, histórica, moral, religiosa, etc.). Así, el primer paso es distinguirlas y encargar, a cada miembro del grupo, la investigación completa y profunda del un área en particular. La investigación debe ser rigurosa, abarcando la mayor cantidad de información posible, cubriendo así  todos los ángulos por donde la contraparte podría, tal vez, enfocar el tema. Realizada esta investigación, el equipo deberá extraer la mayor cantidad de evidencia posible, según su importancia y relevancia. Es útil ordenar esta evidencia según su género y relevancia en distintas fichas, que permitirán hacer citas textuales durante el debate. Todo este trabajo de investigación debe ser realizado con espíritu crítico. Todo debatiente debe ser capaz de discriminar los hechos objetivos de la exageración propia de muchos autores, o de la presentación falaz y antojadiza de determinadas investigaciones o publicaciones. Para esto es útil investigar cada área desde las diversas posturas relativas a ellas. Por último, diremos que el manejo de toda la evidencia debe ser honesto. No se puede mentir o presentar información falsa. De hacerlo, el quipo se expone a perder toda credibilidad ante la audiencia y el jurado, en caso de que éstos conozcan el tema debatido, y, también, a que la contraparte refute cada uno de los argumentos expuestos a través de simples objeciones a la evidencia. 2.- Discriminación: Los debatientes deberán reunirse y, aportando sus propias ideas y razonamiento, discriminar la evidencia reunida, seleccionando la de mayor relevancia, teniendo siempre presente a la audiencia y el  jurado frente al cual se presentarán. 3.- Análisis de la tesis y determinación de puntos centrales: Este es uno de los pasos más importantes en la preparación del debate. Lo dividiremos de la siguiente manera: a) Análisis de la tesis: este análisis busca determinar cuál equipo tiene la carga de la prueba en el debate. Este equipo será el equipo afirmativo, lo cual puede haber coincidido o no con el resultado del sorteo de los temas y posturas.

Tiene la carga de la prueba aquel equipo que propone un cambio a las actuales circunstancias del tema dado. Este equipo, que propone un cambio al “stato quo”, deberá probar que existe un problema en las actuales circunstancias, y que lo que ellos proponen será la solución. Este es el verdadero equipo afirmativo en un debate. El equipo negativo, en cambio, no tiene que probar nada nuevo; sólo debe negar (y para esto debe probar sus razones, desde luego) lo que exponga el equipo afirmativo. Es decir, el equipo afirmativo tiene una doble misión en el debate: probar que existe un problema o mal en las actuales circunstancias y, además, probar que su propuesta es la solución. El equipo negativo ganará, simplemente, negando la existencia de dicho problema o mal. En caso de no lograr lo anterior, deberá negar que la propuesta afirmativa sea la solución a dicho mal. b) Proposiciones de debate: la tesis del debate es una proposición de debate. Sabemos que debemos probarla para así convencer. Pero, ¿qué debemos probar sobre ella? Es determinando qué tipo de proposición de debate es nuestra tesis, como sabremos cuáles son sus puntos centrales o puntos de prueba. Ellos son los que debemos probar para probar consecuentemente nuestra tesis. Las proposiciones de debate son 3: - Proposiciones de hecho: son una afirmación sobre la veracidad o falsedad de una cosa. Los puntos centrales o de prueba de ellas los obtendremos a partir de la definición de las palabras relevantes de la proposición. Esta definición nos entregará ciertas preguntas, que serán nuestros puntos de prueba. Por ejemplo: “Chile es un país tolerante”. La palabra clave es “tolerante”, y la definición de ésta, según la RAE es “que practica la tolerancia”, y tolerancia es, según la misma fuente, “respeto y consideración hacia las opiniones y prácticas de los demás, aunque repugne a las nuestras”. A partir de esta definición nos preguntamos: en Chile, ¿existe respeto hacia las opiniones de los demás, que repugnan a las nuestras? ¿Existe consideración hacia las opiniones de los demás, que repugnan a las nuestras? ¿Existe respeto hacia las prácticas de los demás, que repugnan a las nuestras? ¿Existe consideración hacia las prácticas de los demás, que repugnan a las nuestras? Probando el sí o no de cada una de estas preguntas, probaremos la veracidad o falsedad de nuestra proposición. Obviamente que habrá que determinar en qué consiste esa consideración y respeto, y cuáles son esas opiniones y prácticas. - Proposiciones de valor: son una afirmación sobre el valor de una cosa. Los puntos centrales o de prueba de ellas los obtendremos a partir los criterios que nos permiten hablar de tal valor. Por ejemplo: “Nuestra universidad es una excelente universidad” Nos preguntamos entonces: ¿según qué criterios podemos decir, no sólo que nuestra universidad, sino que toda universidad es excelente? Surgirán criterios como la infraestructura, la calidad de los profesores, los puntajes de admisión, el nivel de investigación desarrollado, etc. Son muchos, y debemos seleccionar los más relevantes y atingentes. Luego, probando que nuestra universidad cumple con cada uno de esos criterios, habremos probado que es una excelente universidad. Si no lo logramos, habremos probado lo contrario.

- Proposiciones de política: son una afirmación sobre un rumbo de acción o camino a seguir hacia el futuro. Los puntos centrales o de prueba de ellas los obtendremos a partir de las ventajas y desventajas de hacer, o no hacer, lo propuesto. Por ejemplo: “se debe legalizar en Chile el divorcio vincular”. Ya que actualmente en Chile no existe el divorcio vincular, la propuesta aboga por un cambio a las actuales circunstancias y, así, por un rumbo de acción futuro. Debemos preguntarnos entonces cuáles son las ventajas y desventajas de la propuesta. El equipo afirmativo deberá probar las desventajas de que hoy no exista el divorcio vincular, y, a la vez, las ventajas de legalizarlo. El equipo negativo, en cambio, debe hacer lo contrario: probar las ventajas de que no exista divorcio vincular y, también, las desventajas de legalizarlo. c) Definir los términos: toda tesis de debate está enunciada de una determinada manera. Este enunciado nos dá el marco de referencia del debate, marco que debe ser respetado para que el debate sea posible. Si la tesis reza “es justificable una guerra preventiva de EE.UU. contra Irak”, el debate debe tratar sobre lo que es una guerra preventiva y su justificación o no en el caso dado. Lo que no puede ocurrir es que el debate trate acerca de una “intervención humanitaria” o de la “liberación de un pueblo de una tiranía opresora”, porque, si bien son temas anexos al estudiado, no son lo mismo que una guerra preventiva. El equipo de debate que comete esta falta no está respetando la tesis del debate y, de hecho, está debatiendo de otros temas. El equipo que sufra esto debe refutar, haciendo una objeción a la definición de los términos. 4.- Composición de argumentos: A esta altura de la preparación, contando con abundante evidencia para respaldar nuestra tesis, y sabiendo cuáles son los puntos centrales o de prueba de ella, podemos empezar a componer sus pruebas. Las prueba que debemos componer son los argumentos. Proponemos a continuación un modelo argumentativo muy usado en todo el mundo. - Modelo de argumentación “ARE”: Assertion, Reason, Evidence. 1) Assertion: Afirmación. Siempre que queremos probar o sostener algo, afirmamos o negamos algo sobre ello. Sea positiva o negativa, es una afirmación, como “el divorcio es malo”, o “el divorcio debe aprobarse”. Como tales, simples afirmaciones, no tienen ningún valor probatorio en un debate, y merecen ser desechadas (se está hablando gratis), salvo que sean evidentes por sí mismas (“el hombre algún día morirá”) o cuenten con razones que las justifiquen, que analizamos a continuación. 2) Reason, Razonamiento, Explicación. Toda afirmación en un debate debe ser justificada con razones. Ellas serán el porqué de cada afirmación. Según los ejemplos antes enunciados, el divorcio es malo, “porque afecta negativamente a los hijos, produce la feminización de la pobreza, trae costos económicos importantes para el Estado, etc.”; o el divorcio debe aprobarse, “porque la mayoría de la

población así lo quiere, es la única salida conveniente para las parejas que han sufrido una ruptura matrimonial irreparable, etc.”. Ahora bien, estas razones serán también otras tantas afirmaciones gratuitas, a menos de que sean a su vez evidentes o probadas en el debate. Para probarlas usaremos la evidencia recolectada. 3) Evidence, Evidencia. Toda la información recolectada servirá de respaldo a nuestras razones. Y deben respaldarlas, sino nuestras razones serán meras construcciones teóricas, tal vez probables, pero no probatorias de nuestras afirmaciones. La evidencia no reemplaza a las razones: un ejemplo, un dato, una ilustración, una estadística, etc., no es lo mismo que una razón. Sirven de apoyo, sustento y respaldo a nuestras razones, pero no son equivalentes. Nuestras razones son el nexo entre la evidencia y nuestras afirmaciones. Debemos cuidarnos de no confundir unas con otras. Analizando este modelo, vemos claramente que un argumento no es una simple afirmación, ni una serie de razones en el aire, ni tampoco un enunciado desordenado de datos. Un argumento comprende una afirmación, razones que la justifiquen y evidencia que la respalde. Podemos evaluar nuestros argumentos y los contrarios examinando si sus argumentos cumplen o no con estos tres requisitos. A continuación lo hacemos mirando a la contraparte: - Si la evidencia presentada por la contraparte es falsa, no sustentará sus razones (salvo que estás sean evidentes), por lo cual estará hablando gratis. - Si las razones ofrecidas por la contraparte no son evidentes por sí mismas, y no cuentan con evidencia relevante y suficiente que las respalde, su argumento no será probatorio, ya que sus razones no estarán probadas. El argumento será, entonces, meramente probable. - Si las afirmaciones presentadas por la contraparte no cuentan con razones ni evidencia que las  justifiquen y respalden, estará hablando gratis. - Si la evidencia presentada por la contraparte es cierta y respalda sus razones, esto no basta para que sus afirmaciones sean correctas. Es decir, no es suficiente que las razones sean verdaderas porque se basan en evidencia cierta para que un argumento sea válido. Es necesario, además, que el paso de las razones (premisas) a la afirmación (conclusión) sea lógico. Esto es, que la inferencia sea lógicamente correcta, lo cual dependerá del tipo de razonamiento empleado:

a. Razonamiento deductivo: es aquel por el cual, a partir de premisas conocidas alcanzamos una conclusión, cuya veracidad descansa, primero, en la veracidad de dichas premisas, y en la conexión lógica que exista entre ellas. Existen distintos tipos de deducción:

o

o

o

Deducción categórica: en ella, la premisa mayor afirma o niega algo acerca de un gran número o categoría de sujetos; la premisa menor afirma o niega algo en relación a un individuo que pertenece a la categoría o grupo enunciado en la premisa mayor; y la conclusión afirma o niega que, aquello que es verdadero o falso para la categoría de sujetos, es también verdadero o falso para el individuo que pertenece a dicha categoría. 

Premisa mayor: Los hombres son mortales.



Premisa menor: Juan es hombre.



Conclusión: Juan es mortal.

Deducción disyuntiva: en ella, la premisa mayor plantea una serie de alternativas; la premisa menor descarta algunas de dichas alternativas; y la conclusión afirma la alternativa restante. 

Premisa mayor: Para aprobar el curso debes estudiar o copiar.



Premisa menor: No copiarás.



Conclusión: Luego debes estudiar (para aprobar el curso).

Deducción hipotética: en ella, la premisa mayor establece una hipótesis, la cual se compone de un antecedente y un consecuente; la premisa menor afirma o niega el antecedente; y la conclusión afirma o niega el consecuente. 

Premisa mayor: Si Maradona muere (antecedente) no habrá más alegría en el fútbol argentino (consecuente).



Premisa menor: Maradona morirá (afirma el antecedente).



Conclusión: No habrá más alegría en el fútbol argentino (afirma el consecuente).

b. Razonamiento inductivo : es aquel por el cual, a partir del análisis de un número suficiente de ejemplos análogos, alcanzamos una conclusión general respecto de ellos. Así, observando aisladamente que de forma inevitable los hombres mueren, llegamos a la conclusión de que el hombre es mortal. Para que el argumento sea correcto es menester: o

Que se trate de ejemplos de hecho, es decir, verdaderos.

o

Que los ejemplos sean típicos.

o

Que dichos ejemplos se consideren en número suficiente.

o

Que los ejemplos cubran un período suficiente de tiempo.

o

o

Que la conclusión no esté sobredimensionada (no abarque categorías distintas a las que pertenecen los ejemplos considerados). Que no existan excepciones relevantes o en número suficiente a la regla general alcanzada.

c. Razonamiento causal : es aquel por el cual afirmamos que un hecho, acontecimiento, objeto o cosa tiene los medios/ aptitudes/disposición/voluntad suficientes y correspondientes para producir un efecto dado. Para que el argumento sea correcto es menester: o

Que efectivamente el hecho (causa) tenga los medios para producir el fenómeno dado (efecto). Todo efecto debe ser proporcional a su causa. De lo contrario, existe otra causa obrando.

o

Que la causa enunciada sea la única o más relevante.

o

Que la causa enunciada sea, en lo posible, la causa original o primera del efecto dado.

o

Que en lo posible no existan contracausas para el efecto enunciado.

o

Que no se confunda la causalidad con una mera coincidencia.

d. Razonamiento analógico : es aquel por el cual afirmamos o negamos que aquello que ocurrió en una situación dada, ocurrirá también en otra situación similar. La analogía es la relación de semejanza entre cosas diferentes. De aquí que para que el argumento sea correcto es menester: o

Ponderar las semejanzas y diferencias entre los distintos sujetos, de tal manera que las semejanzas entre ellos sean mayores en número y/o en relevancia.

5.- Refutación o contra argumentación: Refutación es el ataque a los argumentos contrarios, para anularlos o restarles valor. En el debate buscamos que nuestros argumentos, y así también nuestra tesis, “pese” más que la contraria. Para esto intentaremos anular los argumentos contrarios, o, al menos, restarles valor. Al realizar la investigación hemos tenido siempre presente la tesis de la contraparte. Por esto, estamos en condiciones de adelantarnos a gran parte de sus argumentos, por lo tanto, podemos preparar ciertas contra argumentaciones “tipo”. Pero esto jamás reemplazará a la improvización necesaria en el debate mismo, donde escucharemos las palabras exactas de la contraparte, y a ellas dirigiremos nuestros ataques. Nuestra refutación debe ir dirigida, idealmente, a los argumentos centrales o fundamentales de la contraparte. Refutar lo irrelevante es una pérdida de tiempo, el cual es siempre escaso en el debate. A continuación proponemos algunos tipos de refutación, y un modelo para llevarlos a la práctica:

a) Reducir al absurdo: tomando, no las palabras textuales de la contraparte, sino la esencia de su argumento, y aplicándolo a una situación particular, demostramos que es absurdo. Ejemplo: “la contraparte ha dicho que debemos legalizar el divorcio vincular para terminar con el escándalo de las nulidades fraudulentas. Está equivocada. Porque la esencia de su argumento es que algunos particulares no respetan la ley, y por ello debemos derogar la indisolubilidad del vínculo matrimonial. Si usamos el mismo criterio, ya que algunos particulares roban, tendríamos que derogar la propiedad privada”. b) Exponer inconsistencias: toda contradicción en que caiga la contraparte y que sea relevante debe ser expuesta. c) Exponer irrelevancias: todo adorno exagerado que no tenga relación causal con el tema en cuestión debe ser expuesto y refutado. Ejemplo: “la contraparte ha dicho que debemos introducir el divorcio porque así solucionaremos la desprotección en que están la mujer y los hijos en la situación actual, reconoceremos la situación de aquellas parejas que han creado nuevas relaciones, y terminaremos con el mal de las nulidades fraudulentas. En realidad, ninguna de dichas razones se relaciona directamente con el divorcio, porque para cada una de ellas podemos hacer una ley que solucione dichos problemas, sin tener por eso que introducir el divorcio vincular: una ley que haga más justo y eficaz el cobro de las pensiones alimenticias; una ley que regule los efectos patrimoniales de estas nuevas uniones, una ley que derogue la causal de nulidad del matrimonio por la incompetencia del oficial del registro civil. Al parecer, la contraparte busca, simplemente, el divorcio por el divorcio”. d) Objetar la evidencia: los datos presentados por la contraparte son falsos, atrasados, mal interpretados, provienen de estudios cuestionados, la autoridad citada no es relevante en el tema, las estadísticas son parciales, etc. e) Objetar la definición de los términos: la contraparte está hablando de un tema distinto al de la tesis propuesta, como hablar de nulidad cuando el tema es el divorcio. f) Exponer falacias en el razonamiento contrario: una falacia es un razonamiento incorrecto. Si la contraparte razona mal, o simplemente no razona, es necesario hacerlo notar, especialmente distinguiendo los errores o falacias en que ha caído. A continuación, y de manera sencilla, se exponen las más comunes:



Argumentum ad antiquitatem : declarar que algo es correcto o bueno simplemente porque es

antiguo, o porque "siempre ha sido así".



Argumentum ad baculum o recurso a la fuerza : ocurre cuando alguien apela a la fuerza (o la

amenaza de ella) para presionar y hacer aceptar una conclusión.



Argumentum ad crumenam : falacia de creer que el dinero es un criterio de corrección.

Aquellos con más dinero son más proclives a tener razón.



Argumentum ad hominem : significa literalmente "argumento dirigido al hombre". Existen dos

variedades. La primera es la forma abusiva. Si Ud. se rehusa a aceptar una afirmación, y  justifica su rechazo criticando a la persona que hizo tal afirmación, entonces Ud. es culpable de un argumentum ad hominem abusivo. Por ejemplo: "Usted dice que los católicos deben ser personas de moral. Sin embargo, sucede que yo sé que usted abandonó a su esposa e hijos." Es una falacia porque la verdad de una aserción no depende de las virtudes de la persona que la afirma. Una segunda forma de argumentum ad hominem es de tratar de persuadir a alguien de aceptar una afirmación que usted hizo, refiriéndose a las circunstancias particulares de esa persona. Por ejemplo: "... por lo tanto es perfectamente aceptable matar animales para la alimentación. Espero que no lo discuta, porque le veo feliz y contento con sus zapatos de cuero." Esto se conoce como argumentum ad hominem circunstancial. No siempre es inválido referirse a las circunstancias de un individuo que hace una declaración. Si una persona es un conocido mentiroso o perjurador, este hecho le restará credibilidad como testigo. No probará sin embargo, que su testimonio sea falso en este caso. Tampoco alterará la confiabilidad de cualquier razonamiento lógico que haga.



Argumentum ad ignorantiam : significa "argumento desde la ignorancia". La falacia ocurre cuando se dice que algo debe ser  cierto simplemente porque no se ha probado su falsedad. O, equivalentemente, cuando se dice que algo es falso porque no se ha probado su veracidad. Así,

“…la píldora del día después no es abortiva, porque no se ha demostrado lo contrario”.



Argumentum ad misericordiam : recurso a la piedad, también conocido como súplica especial.

Esta falacia se comete cuando alguien apela a la piedad para que se acepte una conclusión, por ejemplo: “…fuerzas multinacionales deben intervenir en Colombia para liberar al pueblo Colombiano de la guerrilla”, sin probar nada acerca de la conveniencia de dicha medida.



Argumentum ad nauseam : es la creencia incorrecta de que es más posible que una afirmación

sea cierta o aceptada como cierta cuanto más veces se escuche.



Argumentum ad novitatem : es la falacia de decir que algo es mejor o más correcto

simplemente porque es más nuevo.



Argumentum ad numerum : consiste en decir que cuanto más gente sostenga o crea en una

proposición, más posibilidades de ser cierta tiene.



Argumentum ad populum : también conocido como recurso al pueblo. Se comete esta falacia

si se intenta ganar aceptación de una afirmación apelando a un grupo grande de gente, particularmente a sus prejuicios o lugares comunes irreflexivamente aceptados. Frecuentemente este tipo de falacia se caracteriza por usar un lenguaje emotivo.



Argumentum ad verecundiam o ad autoritatem : recurso a la autoridad. Usa la admiración

hacia un personaje famoso para tratar de obtener sostén para una afirmación. Este tipo de argumento no siempre es incorrecto. Por ejemplo, puede ser relevante al referirse a una autoridad ampliamente respetada en algún campo en particular, si se está discutiendo ese tema.



Bifurcación o falso dilema : también llamada la falacia "blanco o negro". La bifurcación ocurre

al presentar una situación como si tuviera solamente dos alternativas, cuando en realidad otras alternativas existen o pueden existir.



Circulus in demonstrando o razonamiento circular : se asume como premisa la conclusión a

la que se quiere llegar. Generalmente la proposición es reformulada para que la falacia aparente ser un razonamiento válido. Así, la premisa es la misma que la conclusión.



Pregunta compleja, falacia de la interrogación o falacia de la presuposición : la pregunta

presupone una respuesta exacta a otra cosa que nunca fue preguntada, y que pone en aprietos al interrogado.



Accidente inverso, generalización precipitada, o falacia de síntesis: ocurre cuando se forma

una regla general examinando solo unos pocos casos específicos que no son representativos de todos los casos posibles.



Non causa pro causa : ocurre cuando algo se identifica como la causa de un evento pero realmente no ha sido demostrada como causa del mismo.



Petitio principii o implorar la controversia : esta falacia ocurre cuando las premisas son por lo

menos tan cuestionables como la conclusión alcanzada. Por ejemplo: “…el divorcio debe ser aceptado porque es una consecuencia necesaria de la libertad humana”.



Trasladar el peso de la prueba : el peso de la prueba siempre está sobre la persona que afirma

algo. El traslado del peso de la prueba, es la falacia de poner el peso de la prueba sobre la persona que niega o cuestiona la afirmación. Esto ocurre comúnmente cuando la parte afirmativa no asume su posición como tal.



Tu quoque: ocurre cuando uno argumenta que una acción es aceptable por que su oponente

también la hizo. Esto es un ataque personal, y por lo tanto, un caso especial de Argumentum ad hominem.

Para llevar a la práctica cualquiera de estos tipos de refutación proponemos un modelo simple y efectivo, tal como se vió en los ejemplos anteriores: 1) Citar a la contraparte, “la contraparte ha dicho que”: así contextualizamos nuestra refutación, dejamos claro qué es lo que vamos a refutar. No es necesario repetir las palabras textuales de la contraparte. 2) Nexo, “la contraparte está equivocada, confundida, no ha entendido bien, eso no es así, etc”. Cuidado con usar nexos ofensivos con la contraparte, lo cual nunca es aceptable. 3) Porque: es lo más importante de la refutación. No basta decir que la contraparte, al decir tal o cual cosa, se equivocó. Eso es una afirmación gratuita. Debemos decir porqué la contraparte se equivocó. Esto es, dar razones en nuestra refutación. 4) Contrastar las posturas, “Por lo tanto”: una refutación que cumpla con los 3 puntos anteriores está bien, pero podemos aumentar su valor, contrastanto la postura de la contraparte con nuestra postura. Ya refutamos un argumento puntual, ahora trataremos de restarle valor a toda la presentación contraria, usando algunas de las siguientes líneas: “por lo tanto, señoras y señores, hemos visto que nuestra  postura...”: - es más lógica - está mejor respaldada

- está comprobada empíricamente - asume la contraria pero la supera - afecta a más/menos personas - hace más/menos daño - es más/menos probable - tiene mayor/menor efecto en el tiempo - etc.

IV. Puesta en escena del debate

Dijimos al comienzo que el vehículo para exponer las razones en un debate es el orador. Él debe contar con ciertas características para que al hablar, sea creído y escuchado con atención. En palabras simples, todo orador debes ser creíble y agradar a la audiencia o caer bien. Para lograr lo anterior, debe contar con una buena reputación y una personalidad a la medida. Sobre ellas hablaremos inmediatamente: 1) Reputación: Para que la gente nos crea debemos tener una buena reputación. Las mejores razones sobre la propiedad privada no servirán si somos ladrones y la gente lo sabe. Debemos ser honestos , esto es, nunca mentir en un debate, porque la contraparte nos puede poner el descubierto, y en la audiencia o en el jurado puede haber quien sepa del tema debatido y se dé cuenta de nuestras invenciones. Con ellos perderemos todo crédito. Además, debemos ser autoridad , es decir, saber mucho del tema, de tal manera que, quien nos escuche, diga “sabe mucho, se nota que sabe”. Siempre escuchamos con mayor atención y damos más crédito a las palabras de un experto en la materia. 2) Personalidad: Tenemos que caer bien para que, para nuestra audiencia y nuestro jurado, sea un agrado escucharnos. Para esto es conveniente tener sentido del humor, ser capaces de reirnos de nosotros mismos, ser simpáticos, entretenidos, sencillos y humildes. Nada molesta más que aquellos que, dejando de ser naturales y auténticos, presentan un personaje salido de la televisión, creyendo que así van a impresionar más. De hecho lo consiguen, pero negativamente.

Dicho lo anterior, hablemos un poco del uso de la voz y del cuerpo, ya que con ellos transmitiremos nuestro mensaje: 3) Uso de la voz: Es recomendable, antes que nada, aprender a respirar bien para que la producción de nuestra voz sea la adecuada. Debemos usar nuestra cavidad pulmonar completa. Hay que modular, para que cada palabra que digamos se entienda. No descuidar jamás la dicción, y, por sobre todo, la inflexión de la voz o variación de los tonos, para dar así más vida a nuestro lenguaje. Respecto al volumen, busquemos que este no moleste, ya sea por exceso o por defecto. Lo mismo respecto a la velocidad al hablar. Sobre nuestra elocución, diremos que el uso de palabras sencillas es más bien recibido que el uso de palabras “siúticas”. Si el tema requiere el uso de palabras técnicas, deberemos usarlas, aclarando su significado si no es conocido por la audiencia o el jurado. Tengamos presente la economía del lenguaje, ya que las frases cortas impactan más que las muy largas. Lo que podamos decir en 4 plabras, intentemos decirlo en 3, ya que el tiempo es siempre escaso. Por último, usemos un lenguaje inclusivo, hablando de “nosotros”, antes que de “ustedes, ellos, algunos, etc.”. Hagamos parte de nuestro discursos a quienes nos escuchan. 4) Uso del cuerpo: La comunicación entre las personas está determinada en más de un 60% por el lenguaje no verbal. Luego, nuestro cuerpo transmite más que nuestras palabras. Dentro de este porcentaje, también más del 60% está determinado exclusivamente por el contacto visual o la mirada. Debemos mirar a nuestra audiencia y al jurado, también a la contraparte. Es un error gravísimo mirar “ese punto imaginario en el horizonte”. Será con nuestra mirada como principalmente nos comunicaremos, y con ella dirigiremos también nuestro mensaje. Nuestro rostro debe reflejar las emociones que intentamos transmitir, y no generar contradicción. Si estamos hablando de algo triste, nuestro rostro debe reflejar esa tristeza. Respecto a la gesticulación, lo más importante es ser natural. No todos tenemos ni realizamos los mismos gestos. Aquí daremos algunas indicaciones o consejos generales y no pautas impertativas: no debemos cubrir nuestro tronco con los brazos, sino siempre presentarnos “abiertos”, y, así, confiados y seguros. Nuestras manos deben estar abiertas lo más posible, reflejando honestidad y veracidad. Nuestros codos deben estar separados del cuerpo. Debemos evitar todos aquellos movimientos repetitivos y mecánicos que reflejan inseguridad y nerviosismo, como también la “gesticulación gratuita”, es decir, el movimiento de brazos y manos simplemente “porque hay que hacerlo para dar

mayor énfasis al discurso”. Nuestros gestos deben acompañar nuestro discurso, reflejando lo que decimos. Luego debemos desarrollar un lenguaje gestual que en todo momento vaya acorde con nuestras palabras. Sobre nuestra postura en el escenario, esta debe ser erguida y flexible, con nuestros hombros a la altura de las caderas, y los pies separados en aproximadamente 20 centímetros uno del otro. Detrás del podio debemos pararnos con soltura, ni muy alejados ni pegados a él. Nuestras manos deben descansar sobre el podio, y desde ahí deben nacer nuestros gestos, para que, una vez realizados, vuelvan a la posición inicial sobre el podio.

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