Magia Heka

November 23, 2017 | Author: AlbanHeruin | Category: Rituals, Water, God, Prayer, Intuition
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Descripción: Magia egipcia...

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¿Qué es “heka”? La palabra “heka” encierra varios significados. Vamos a traducirla como “magia religiosa” y a entenderla como una fuerza de origen divino, emanación del dios Ra. Se trata también de una forma especializada y ritualizada de oración, y si escribimos Heka con mayúscula nos estaremos refiriendo al dios que personifica este poder divino.

¿Para qué sirve el heka? Los antiguos dicen que el heka es un regalo divino, porque en un principio fue Netjer (Dios) quien dio la magia a los seres humanos para que la utilicen en la prevención de dificultades, o para la protección de todo tipo. En un texto antiguo leemos de la boca del Creador: “Yo cedí el heka a la humanidad en ma’at para que puedan protegerse a sí mismos contra lo que pueda suceder.”

¿Cómo funciona? Heka literalmente quiere decir “hablando con autoridad”. El trabajo mágico se basa en una combinación de palabras habladas y acciones. Las palabras son sagradas. Como todas las cosas que hacemos afectan a la Creación, y tiene un impacto tangible allí. Cualquier persona a la que alguna vez le hayan roto el corazón a través de palabras, sabe que el discurso puede algunas veces doler más que un golpe; del mismo modo, las palabras también pueden hacernos fuertes y empujarnos a ser mejores de lo que somos.

En su forma más simple, heka puede ser una oración para lograr un efecto particular en el mundo invisible o en la vida de uno mismo. Las oraciones pueden complementarse con objetos para fortalecer el efecto del heka. La “magia comprensiva” es una práctica común en muchas religiones africanas tradicionalistas como la kemética (no hay que olvidar que la egipcia fue una civilización africana) y otras indígenas alrededor del mundo, y se refiere a escribir el heka sobre objetos que sirven de vehículo al heka (por ejemplo, escribir un heka sanador sobre la comida que luego ingiere el paciente). Una forma común de heka utilizado tanto ayer como hoy, es encerrarlo en objetos naturales o artificiales para ser usados como amuletos y talismanes.

¿Por qué funciona el heka? Simplemente porque usamos una conjunción de tres fuerzas provenientes de Dios en cada heka. Estas tres fuerzas son “sia”, “hu” y finalmente

“heka”. Los egipcios llamaban “sia” a la percepción y sabiduría divinas. En el ser humano esta percepción se localiza en el centro energético del corazón, o chakra cardíaco según la tradición del Yoga, y le permite acceder a la sabiduría (que no se debe confundir con conocimiento). Los egipcios diferenciaron el órgano cardíaco “hat” del “ib”, el soporte del Yo Crístico o Llama Trina.

Los egipcios nos hablan de que existen dos inteligencias en el ser humano: una es la cerebral que deduce a partir de la comparación. Necesita de la dualidad para comprender y siempre juzga la realidad. En esta inteligencia se guarda el conocimiento. La inteligencia del corazón -o ib-, es un aspecto que permite ir más allá de la limitación animal y que constituye la característica necesaria del hombre humano que se dirige hacia el hombre divino. Afirma lo que el cerebro no puede comprender, nos muestra el acto sagrado, nos permite ser la cosa en la cosa: crecer con la planta, volar con el pájaro, devenir espacio cúbico con el cubo. (1) Esta inteligencia que recién ahora la ciencia comienza a descubrir (el “cerebro del corazón”), no utiliza la comparación y, como resultado, no juzga la realidad. Vive en comunión con lo divino porque de lo divino deviene, y reconoce que no existe la separatividad en la Creación; así como tampoco la ilusión de la dualidad. La inteligencia del corazón guarda la sabiduría que manifiesta mediante la intuición -bien llamada “corazonada”- entendiendo ésta como el conocimiento de aquello que el cerebro no ha clasificado todavía en “saber”. Sia es entonces esta percepción intuitiva y la sabiduría que ella concede. Es también el dios que la encarna y en este caso se escribe con mayúscula.

El término “hu”, la segunda de las fuerzas, se traduce como el “verbo divino” y su poder de creación. Los egipcios enseñan que los deseos y sentimientos que brotan del corazón-ib se manifiestan en la existencia del orador al ser proferidos por su lengua. El dios Ptah creó el mundo de esa manera, la teología explica que todo lo que deseó su corazón se materializó gracias a su verbo mágico que fuera emitido por su lengua (“nes”). Es el verbo entonces el verdadero artífice de la realidad en la que vivimos inmersos. Los sabios egipcios recomiendan “no separar el corazón de la lengua”, lo que vendría a ser algo así como “piensa antes de hablar, las palabras son poderosas”. Resumiendo, las palabras habladas o “sentidas” o sea, pensadas, tienen un impacto en la creación. Hu, la fuerza creadora, nos responsabiliza por crear la realidad en la que vivimos, y nos enseña que las palabras tienen la fuerza necesaria tanto para construir como para destruir.

Heka es la fuerza que nace de la percepción del corazón (sia) y se manifiesta en el verbo mediante la voz (hu). O sea, la “magia” se siente “en

el corazón” y luego se expresa de forma oral. ¿Por qué la palabra es poderosa? Como vimos la palabra transmite lo que “el corazón ha pensado” y construye la realidad deseada. Esto es así porque la palabra (o “medet” en egipcio) contiene “akh”, término que significa tanto “útil” como “luminoso”, puesto que el verbo consiste en vibración luminosa que proporciona al hombre un poder útil que puede guiarlo a la sabiduría si lo utiliza correctamente.

¿Quiénes pueden practicar heka? Todos practicamos heka en mayor o menor grado, porque todas las oraciones, bendiciones o palabras pronunciadas con un fin específico se consideran heka. Cualquier persona puede practicar la magia egipcia a escala ínfima y acudir al poder de las palabras para solucionar pequeños problemas cotidianos. Los sabios egipcios consideran el discurso como una herramienta para la superación personal. El discurso, el vocabulario y la forma de hablar dejan en evidencia el nivel de conciencia y evolución que el orador ha alcanzado. El egipcio culto cuidaba la forma en que se expresaba, creando discursos útiles y provechosos para la comunidad. Los ignorantes en cambio se reconocían fácilmente por sus discursos vacíos, destructivos y hasta agresivos. Los textos sapienciales conocidos como “sebayt”, ponen énfasis en este tema y en la importancia de la “palabra dicha” y el “discurso productivo”, y advierten de los efectos devastadores de los “discursos torcidos” y de quienes los detentan.

Estas advertencias están dirigidas a los magos, los “hekau” o “hekay”, toda la “gente que practica heka”, porque ellos modifican la realidad según sus deseos. En la antigüedad practicar heka era un ejercicio que requería de mucha preparación. Practicar un ritual heka requiere responsabilidad, no se debe olvidar que estos rituales impactan en la Creación y en quienes los realizan. Que el impacto sea positivo o negativo depende del mago. La magia egipcia no discrimina, no existen rituales de magia negra o blanca, estos “colores” están en el corazón-conciencia del mago tiñendo sus deseos y, por lo tanto, toda su magia heka.

La realidad no es sólo la que vemos, es también lo que no vemos. Al realizar heka se está en posesión de una fuerza de origen divino y para aprender a usarla hay que saber controlarla. Para lograrlo el primer paso es la introspección. Cada deidad ocupa el lugar que le corresponde para realizar dos acciones de suma importancia para el Creador: mantener el correcto orden del universo y detener al No Creado. Una acción es reflejo de la otra, y su resultado es el equilibrio. Esta necesidad divina se manifiesta también en el ser humano de calidad (como es arriba es abajo), que se preocupa por no alterar a la diosa Ma’at y vela por que sus pensamientos-sentimientos

reflejen su propio orden interno. Todo mago también debería ocuparse de que su magia heka sea un instrumento que facilite el buen fluir de las energías, en lugar de trabarlas y bloquearlas. Los obstáculos a los que el mago se enfrenta se conocen como los “Enemigos del dios Heka” y de la misma diosa Ma’at. Antes de iniciarse en las enseñanzas mágicas se debe purificar el corazón.

El sabio Ptahhotep, en su Máxima 43 de la Palabra Justa, nos dice al respecto: “Ten cuidado de romper las trabas que hay en ti […]”, permitiendo así la buena circulación de la energía del ka (encarnación de la conciencia) y de la palabra, y devolviendo al corazón el poder de percibir lo divino. ¿Cuáles son las trabas de las que nos habla Ptahhotep? Se trata de las tres manifestaciones del No Creado conocidas por sus nombres egipcios: “gereg”, la mentira y falsedad; “binet”, la violencia y energía fuera de control; e “isfet” el mal y la injusticia. Los hechos del No Creado consiguen romper el delicado equilibrio de Ma’at (lo opuesto a isfet), y se expresan en el mundo a través de su discurso (gereg) y sus acciones (binet). El ser humano es el vehículo que permite al No Creado progresar en su intento de devolver la Creación a su punto anterior al inicio, devolviéndola al caos primigenio. Los Enemigos del dios Heka se reconocen en los diversos pensamientos que surgen de viles sentimientos humanos como la culpa, el miedo, la ira, el odio, la envidia, el orgullo, la desesperación y tantos otros que no hacen más que mantener el sufrimiento y desconectan al hombre de la fuente divina y de su sabiduría interior. Esta desconexión del hombre con su ib imposibilita que florezca un solo sentimiento de felicidad y lo separa de su Creador y del amor de Netjer.

El heka de purificación personal que transcribo a continuación es un rito creado por Su Santidad la Nisut Hekatawy (AUS), Tamara L. Siuda, en el espíritu de la tradición antigua (realmente no es un documento antiguo); y forma parte de las festividades keméticas del Día de las Purificaciones. Este texto es una parte del ritual original para ser realizado cuando uno quiera y lo sienta necesario.

Encienda una lámpara o vela y deje el resto de la habitación en penumbras. Se debe tener a mano los utensilios que se utilizarán durante el heka. Estos son: 2 recipientes para líquido y 1 vaso conteniendo agua fresca para las libaciones, una hoja de papel, lápiz o lapicera. Tener en cuenta que para llevar a cabo un ritual de purificación tanto el lugar donde se realiza como el oficiante deben estar físicamente limpios.

Tome el vaso con agua y recite la fórmula de libación vertiendo agua en el recipiente luego de cada una de las cuatro estrofas:

1. Ofrezco agua fresca para los Akhu, que brillan como el oro en la bóveda de Nut.

2. Ofrezco agua fresca para Wepwawet, cuyo brazo es fuerte y cuyos pies no se detienen en el camino.

3. Ofrezco agua fresca para los Sebau, mis maestros, cuya sabiduría siempre me enriquece.

4. Ofrezco agua fresca para Ma’at, y que Ella siempre pueda vivir conmigo y fortalezca mi ka.

Haga henu ante la luz del altar y el recipiente de agua como si ambos fueran la propia Ma’at.

Recitar: “Pueda Ma’at estar conmigo cada día, y pueda yo ser puro en mi interior y exterior. Pueda el agua de la vida, el agua de la pureza, lavar todas las impurezas de mi espíritu y mi cuerpo.”

Beba un sorbo del agua del recipiente, enjuáguese la boca y escupa el agua en una pileta o en el otro recipiente para este propósito. No escupa el agua en el vaso, el recipiente o en los utensilios del altar. Ahora, tome nota de cualquier impureza o isfet que observe en su vida y desee liberarse mediante este heka de purificación. Este puede ser un proceso difícil; haga un esfuerzo para no sentirse disgustado con estas cosas que está poniendo fuera y en el mundo creado, y dejándolas ir para impedir que retornen con más fuerza. Cuando termine de anotarlas en la hoja nueva de papel pliéguela y póngala debajo del recipiente de las purificaciones.

Coloque la mano derecha dentro del recipiente, introduciendo los dedos en el agua. Observe el poder de la purificación de Ma’at en este momento, y con los dedos húmedos toque su lengua y entonces diga: “Puedan mi boca liberarse de isfet”.

Moje los dedos en el agua nuevamente y páselos por su frente frotando y diga: “Puedan mis pensamientos liberarse de isfet”.

Moje los dedos y toque su pecho diciendo: “Pueda mi corazón liberarse de isfet”. Sienta que estas impurezas son como manchas de un vestido que se va lavando al recitar las palabras de los ancestros, que auxilian en las purificaciones: “¡Es puro, es puro, es puro, es puro! Mi pureza es la pureza de la Gran Divinidad de la Creación. Pueda entrar en estado de pureza, pueda avanzar en alabanza desde la Casa de Netjer.”

Agradecer a Netjer por Su presencia y asistencia durante el ritual. Realizar henu y “retirar el pie”. Finalizar el ritual apagando la vela. La hoja de papel debe quemarse y el agua utilizarse por ejemplo, para regar las plantas (no desechar el agua).

No hay límite a la frecuencia de uso de este heka, sin embargo confíe en Netjer para purificarse, y si ya ha anotado impurezas en su papel, permítale a éstas marcharse y nunca vuelva a escribirlas. No permita que este ritual se vuelva un refuerzo psicológico para los sentimientos de autocrítica, ya que pierde el propósito para el que fue creado. Una vez purificado el proceso comienza. Permítale a Netjer hacer Su trabajo y confíe en que lo logrará, aun cuando no sienta que está obteniendo resultados al momento.

SiatHethert. Shemsu de House of Netjer

Notas: 1. Schwaller de Lubicz “Esoterismo y Simbolismo”. Para más información sobre diferentes tipos de heka, oraciones y rituales consultar el libro de la Nisut Hekatawy (AUS) Tamara L. Siuda, “The Ancient Egyptian Prayerbook” visite el siguiente link: http://www.egyptianprayers.com/

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