Lukacs Sobre Balzac

October 23, 2017 | Author: Brigitte Aranda | Category: Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Novels, Honoré De Balzac, Artificial Intelligence, Technology
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ENSAYOS SOBRE

tr

BALZAC: ILUSIONES PERD1DAS

Balzac eseril:ió esta ,ovela cuando estaha en ra cumhre de s, ¡,adurez de escritorasí un nuelro tipo de novera que ejer.creó -de ció una i.nfluencia decisiva sobre la evorución literaria tádo el siglo xrx: la novela de la tlesilusién; esto es, Ia novela que muestra eómo el falso concepto que er hombre de Ia societiad

hurguesa se ha forjado necesariaiuente de su vida se quiebra rniserablemente, al chocar con Ia b*rtal prepotencia de Ia

eapitalista. Naturalmente, la primeru upo.i"i8., en eI terreno 'ida tlc novela moderna del naufragio de rás ilusiones no vino con Balzac. primera gran novelu-, dl Don euijote, es también una _La novela de ias «ilusiones perdidas>>. pero u, clro"rt.s, la societlad burguesa, en vías de formación, destruye las últimas ilusiones f¡t1fles,. en [anto q"e p"utiru-enre la concepci.ón :l Balzac del hombre, la concepción de la "u sociedad y del arte, etcÉtera, salidos de la evolución burguesa más alto prodrct, ffi;-elIlurguesa-, l-os gieo de la evolución revolucionaria que se red,cen a meras ilusiones ar confrontafse con ra rearidaá de Ia eoonomía capitalista. También la novela del siglo xvrrr ha destruido algunas ilusiones. Pero éstas no eran sino ra sobrevivencia der f"eudarismo en los sentimientos y en el pensamiento; o sea, eran ideas infun_ dadas de l¡aio niv-el y mal ancladas en el fondo d" lu "*utid"J, que fueron vencidas por. una conce¡lción Ífre, aun partiendo de s11 r1i¡mos-princ,ipios, se revelaba áá" "o*o ""-pi*rr.io*, *áu adherida a la realidad.

la

En esta novela de Balzac resuena, por primera vez, la trágica carcajada de burla ar principar produito ideorógico ¿á l,

""1i"-

EL REALISM0 [

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¡{rirr burguesa misma; en ella vemos por primera vez dr,' maner& toial cómo la economía capitalista lleva los ideales hurgueses a ttrr*r trágica situación. No obstante, la insuperable obra maeslra rlrr Diderot, El sobrino d.e Rameau, puede ser considerada como irr.!(:ursora ideológica de esta novela. li¡rlzac no es el único que, en esta época, encaró u¡l tern¿ de lrrl gónero. Había estado precedido por .Rojo y negro, dc Stendhal ¡ (im.fesiones d,e un lújo del siglo, de Musset. El argumeritr, estaba orr r:l aire, y no por e{ecto de una moda literaria^ sin,r nmrr¡ue crn ¡rroducto de la evolución social de Francia, el país tí¡rico de lr r:volución política de la burguesía. La Revol.ucién li'i'ari*e¡tr y Itt cra heroica de Napoleón habian desatado, acrecenfa¿l'l¡ y rrtovillsnrlo toda la soñolienta euergía de la clase burguesa' hlste pe' r{trlo épico había permitido a lo más exquisito de le cl¿se L¡ur'grrr:sa realizar directamente su ideal heroico y organizar stl tida y srr muerte de acuerdo can este ideal. La caída de i§apoleón, ll¡ tteslauración y tamhién Ia revolución de julio seíralan el fin ilr, csa etapa exaltada; los ideales se volvían baratijas inútiles .v glnrnentos deeorativos de }a vida real; el sendero detr capitalismo, qlliurto por la revolución y por Napoleón, se había ensanc'liado al ¡runto de transformarse en una cómoda carretera accesiblc a l¡rrlos. fos heroicos pioneros debían retirarse, ceder el püesto a ftrrr oxplotadores, hurnanamente de menor valor, de ]a evc]ució¡: n los especuladores,

La

sociedad burguesa,

en su chata realidad, hafría crea,{¡ Y comenta sus principios así: I,lsle proceso de transformación de

me pasa por la mente arriesgar por un libro dos mil para guardatme tan sólo otro tanto. Yo especulo

-No francos,

la literatura pu,blicando cuarenta volírmenes a Ia vez, ¿t diez mil copias el volumen... Mi autoridad y los artículos con

un negoeio de lrcscientos mil francos et7. vez de los miserables dos mil. EI rnanuscrito que eompro por cien mil francos, cuesta menos r¡ue el manuscrito de un autor desconocido, por eI cual rkrsembolso, no obstante, seiscientos francos. Ircriodísticos que hago publicar me procuran

Y r:omo los editores, del nnismo modo piensan los escritores: ¿Usted cree de veras

en lo que escribe?

-preguntó más que Pero nosotros no somos lorncrciantes de las palabras y hablamos de nuestro negocio,,, I,os artículos que el público lee hoy y olvida mañana no

¡¡rrcásticamenls

Vs1¡6¿-.

liorrcn para mí más que un solo sentido: que me

sean

¡rn¡¡ados.

Arlr.rriis los periodistas y los escritores son explotados, .cu talelrl,, x,.' ha vuelto una mercancía, materia de especulación del

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croRc Lur(Ács

ENSAYOS SOBRE

literario. Son explotados, pero explotados prostituidos; también ellos quieren ser a su vez explotad.ores, o al meuos coll-

'capitalismo

trolar la explotación. Antes que Lucien de Rubempré se periodista, su colega

y

m.entor Lousteau

haga

le da las siguientes

ins-

trueciones:

decir, mi muchacho: el secreto del éxito no est¿'r del trabajo ajeno. Lol propietarios de los periódicos son los empresarios del eclificio, nosotros somos los que llevamos los ladrillos. »I\'f;ís mediocre se es, y más fácilmente se llega a la meta, porrTue en caso de necesidad se está dispuesto a caer en li ¿rampa, y a eonsentir a todo, a lisonjear las pasiones de ios per;ueños sultanes literarios. Hoy tenéis todavia escrliputrcl p{}rqlle tenéis conciencia, pero mañana vuestra eoncier¡.ci¿, se postrará ante aquellos que os sacan de las rmanos el triunfr-r, que con una sola palabra pueden daros la vidr^ irero que? esa sola palabra, ,á lu p*or,rncian. porque, creér.rnei.o, el escritor en boga es rnás altivo y duro frente a i:L r1ue,1{} gcneración que el más desangrador de los editote:,, B¡nde el editor no ve rnás que la pérdicla, el autor en boÉ:lr te:¡re al rival; el editor reehaza al"trlrincipiante, el autor r,, I:rgr lc humilla.

-Vale en e} trabajo, sino en Ia explotación

.

Ilsie a:::plitutl del argurrento (la eapitalización de todos

t¡r,,

el-err:enios de la literatura, desde la fabricación de los valor:,,,, h¿reta etr sentirniento lírico) determina también, coino siemrpi,.

en Balzae,

Xa forma de Ia construcción artística. La amistad rL. David Séeirard y I-ucien de Rubempré, las ilusiones desvanecid;rs de slr coimíln entusiasmo juvenitr, eI contraste de sus caracteLt'r:. son éstcs los elementos que constituyen, a grandes rasgos, r{ cuadro de la acción. La genialidad de Balzac se manifiesta .,,,rr en este primer esquema fundamental de la composición. Crr,,, figuras en las cuales, por una parte, la tensión implícita en r,l argumento se expresa bajo la forma de pasiones humanas, ,i,. aspiraciones individuales: David Séchard es uu inventor que dcscubre el modo de producir papel a más bajo costo, pero ei exp1,,"

EL REALTSMO n

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trrdo por los capitalistas; Lucien lleva al mercado del capitalismo porisiense el lirismo más puro y deücado. Por otra parte, en las

{utítesis de los dos caracteres se manifiesta con humana plasti. citlad el más extremo contraste entre las diversas maneras eon r¡ue el individuo singular puede reaccionar ante la monstruosidad dol capitalismo" David Séchard es un estoico puritano, mientras I¡ucien personifica la hipersensible avidez de placer, el refinado o¡licureísmo de la generación posrevolucionaria. La construcción en Balzac no es uunea pedante, nunca se l,rcsenta con eI árido «cientificismo» de sus sucesores. Los prohlemas materiales son elucidados siempre en indestructible fu-

¡ión con Ia consecuencia de las pasiones individuales de sus hóroes. Y detrás de esta construeeión, ÍIue aparentemente se

frtndamenta sólo sobre hechos individuales, se oculta no obstante t¡n conocimiento más profundizado de las conexiones sociales, ttlrs valoración más exacta de las tendencias de la evolución rocial, que en el pedantesco «cientificismo» de los realistas postoriores. Balzac compone su novela de modo de coloear en el oontro de la acción la suerte de Lucien, y junto con ésta la transforrnación de Ia literatura en mercancía, en tanto gue la capitalkación de la construcción material de la literatura, la explotarrión capitalista del progreso técnico, constituye un episodio que sirve de acorde final. Este modo de componer, que aparentemente vuolve del revés el nexo lógico y objetivo entre la base material y la superestructura, es inteligente en máximo grado, no sólo ¡ltvqde el punto de vista artístico, sino también desde eI de la crílkru social. Desde el punto de vista artístico, porque la rica varlnrlad que caraeteriza la vida de L¡rcien en el curso de su lucha ¡ror la gloria ofreee un conjunto mucho más colorido y dinámico r¡tto I,a mezquina, despreciable lucha de los capitalistas de provin¡ltt por realizar el engaño en perjuicio de David Séehard. Desde

al ¡runto de vista de la crítica social? en tanto, porque el destino rle [¡rcien pátentiza en toda su complejidad el problenra de la lail,rucción de la cultura realizada por eI capitalismo. El resigttarlo Séchard advierte muy justamente que, en el fondo, lo que ¡tnl¡orta es Ia explotación material del invento, mientras gue el

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ENSAYos sotsRE EL REALTsMo

cEoRG LUKÁcs

hecho de haber sido engañado no es más que su desdicha ,,¡,, sonal». Por el contrario, el colapso de Lucien pone en evidcir la oprobiosa prostitucién de la literatura. EI contraste entre los dos protagonistas expresa óptimamerr las dos tendencias principales de la reacción frente u lu t*u,,

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rrrlulr. Lo que Balzac

,

formacién de la ideología en mercancía. La línea de Séchr,,., es la de Ia «resignación». En la literatura burguesa del siglo rr la resignación tiene una parte notable. El viejo Goethe es el 1,,, mero sn tocar la cuerda de la resignación, como tono del nur:ri período de la evolución burguesa. En sus utópicas novelas did¿i ticas, Balzac sigue, la mayoría de las veces, las huellas de Goeth, solamente quienes han renunciado o han debido renunciar a .: r, felicidad personal persiguen en Ia sociedad burguesa fines soci,r les no egoístas. La resignación de Séchard tiáne naturalmenr,. otro carácter. Él desiste de la lucha, renuncia a la realizaeirlrr de sus fines y quiere vivir tranquilo y retirado en su felicidrr,l personal. Quien quiere permanecer puro debe retirarse de li," intrigas del capitalismo: en este sentido irónico y mer¡¿,. -no el propio jardinr,. aún yolteriano* Séchard se dedica a «cultivar Lueien, por el contrario, se entrega a la vida parisiense i quiere conquistar a todo costo et derecho y eI poder de la r
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