Luis Vélez de Guevara. El diablo cojuelo
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Descripción: Lus Vélez de Guevara. El diablo cojuelo. Edición de Ramón Valdés. Estudio preliminar de Blanca Periñán. Bar...
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L U I S V É L E Z DE G U E V A R A
EL D I A B L O COJUELO E D I C I Ó N DE R A M Ó N VALDÉS E S T U D I O P R E L I M I N A R DE BLANCA l'ERIÑÁN
Contiene el estudio preli minar, el texto, las notas al pie y la tabla de la edición publicada en 1999 por Edi¬ torial Crítica y en la cual figuran el prólogo, el aparato crítico, las notas comple¬ mentarias y otros materiales
L A
V I S I Ó N
El pastelón de Madrid,
D I S P A R A T A D A
con su relleno de sabandijas
grotescas, «pepitoria humana
racionales desnudas y
de manos, pies y cabezas» visto por los prota
gonistas desde lo alto de la torre de San Salvador al levantar el Cojuelo el hojaldre de los techos, es una de las presencias del imaginario más ha hecho reír a jóvenes
estudiantes
barroco que
y a adultos, así como el final de la
novela, con la entrada del diablillo en el bostezo del escribano. Lo escribía una persona decepcionada y madura,
una conciencia que pretendía
contar
algo más del mundo y decirlo de modo distinto respecto a sus escritos prece dentes. Se coloca pues, en la curva existencial mento de reflexión, te, en una postura
de su autor, como un mo
una especie de punto de llegada a la fase de senectuparalela
a la que Lope adoptaba
con su Tomé de
Burguillos cuando acudía al registro de la burla y al filtro de la ironía para expresar estados de ánimo velados por la melancolía propia de quien está de vuelta de todas las cosas. Sin la complejidad
ético-existencial
za artística del apreciado amigo y maestro,
Vélez elige también
ego del todo especial para pronunciarse
alfinal
ni la grande un alter
de su vida, focalizando
pectos no centrales en su producción precedente—volcada
as
hacia ficciones am
bientadas en épocas históricas que debatieran cuestiones relativas al honor femenino-.
Se dirige para ello a otro modelo formal y lo hace
el cambio para confesar un agotamiento tiranizaba.
enfatizando
amargo de la palabra teatral que le
Es probable que la causa verdadera no fuera el cansancio del ver
so sino más bien la hipertrofia degenerativa de las comedias de aparato, fór mula a la que siempre se plegó en busca de éxito garantizado
y que va a sa
tirizar dentro de la novela en el divertido momento de la locura del poeta (Tranco IV). Del teatro se pasa a la prosa. O mejor dicho, de la comedia a este divertissement saturnal que es El Diablo C o j u e l o . La alternativa no podía ser distinta. zás la peculiaridad
más determinante
Su reconocido "buen humor",
qui
de su estilo, que le había valido reco
nocimientos
en la corte y alabanzas
Cervantes-,
reflejaba una tendencia hacia la facetudo que debía estar bien
de colegas —«quitapesares»
lo llamó
anclada en predilecciones personales pero al mismo tiempo en cultos conoci mientos normativos:
los escritores de la época tenían presente la poética del
genus en que encauzar rico. Incapaz
"decorosamente"
el propio sistema
de tonos acres, en su ocaso desencantado,
estilístico-retó
su opción de la for
ma novela caía en las mismas coordenadas de la comedia. Mucho se ha es crito sobre la reversibilidad de los dos géneros. Algo más creo que se puede decir para enmarcar adecuadamente
el texto que aquí se presenta. IX
BLANCA
X
La identidad
PERIÑÁN
del binomio comedia=novela
estaba plenamente
la conciencia de los autores, aunque no sancionada
calada en
en las preceptivas.
Pero
la circulación de ¡as ideas era grande, como es bien sabido,, sobre todo en las discusiones de Academia, ciones programáticas,
y si en territorio peninsular
carecemos de declara-
sí que se conocían las italianas.
recordar, como único ejemplo,
No me parece
la opinión que Francesco
inútil
Boncianipresenta-
ba en 15J4 en sus Lezioni sopra il comporre delle novelle. Ya se había comentado gajándolo
abundantemente
el dictado aristotélico sobre la comicidad,
de su contexto en la Poética y concediéndole
dignidad
mento autónomo a mediados de siglo, por parte tanto de Robortelli había pronunciado
des-
de docu(que se
en el D e salibus, en 1548) como de Maggi (que lo trató
en su De ridiculis, del 1550). Se reelabora el principio cardinal según el cual la risa se basa en turpitudo y deformitas, observando además que lo risible resulta potenciado cuando las cosas salen, sorprendentemente, lo esperado, por medio de la des-ilusión ducido por el reconocimiento,
de las expectativas;
es en la comedia el pendent de la peripecia
trágica, requiriendo personajes y estilo mediocres. Pudiendo dad y deformidad
al revés de
ese engaño proresidir la feal-
tanto en el cuerpo como en el alma, y en lo extrínseco, a
esta última categoría va la atención de la escritura cómica, sobre todo al sumársele la triunfante instancia de la admiratio. De manera explícita se teoriza que si al turpis se le agrega singularidad
y estupor, se obtiene
mayor
efecto en la comicidad. Cada vez con más claridad se define la "fealdad"
y "deformidad"
cosas, o por sí mismas, o por el modo en que se expresan, lidad de mentiras
artísticamente
zonte de expectativas,
válidas.
Ha quedado
de las
es decir por su caasentado
un hori-
¡a conciencia de un código lingüístico-retórico
de lo ri-
sible cuyos puntos cardinales venían a ser: que lo ridículo requiere, de fealdad
y deformidad,
consistir intrínsecamente
novedad sorprendente;
además
que la originalidad
puede
en la cosa representada o en el modo de ser expre-
sada; esa des-armonía puede surgir tanto del tejido verbal mismo (por cacofonía,
hipérbole, juego del vocablo), como de los contenidos
(por
expresión
de cosas fuera de lugar, discrepantia, sub absurdiaj; que las formas tas con varias deformidades producen mayor placer; y que condición ria de la risibilidad será la mediocritas en el registro En i2
Catón Censorino (234-149 a.C.)
y C a t ó n Uticense (95-46 a.C.) fueron
j o «supremo» por la universalidad e i m -
tribunos romanos recordados en el S i -
portancia de las materias que trataba, si
glo de O r o p o r su buen g o b i e r n o , aus-
bien carecía de capacidad resolutiva o
teridad, prudencia, gravedad y sabidu-
precisas atribuciones administrativas m
ría.
judiciales. Era órgano consultivo que
0
6 3
E l M a r q u é s de Santa C r u z es
asesoraba al rey, aunque en la práctica,
comparado c o n el dios del mar p o r sus
durante los valimientos de Lerma y
hazañas bélicas marítimas.
Olivares, estos lo sometieron a su servicio d i r e c t o . 6 0
0
'se igualan y compiten entre sí'
(uso metafórico; para el sentido p r o p i o ,
6 4
H é c t o r es h é r o e p o r antonomasia
p o r su defensa de T r o y a . E l g o b e r n a d o r de A r a g ó n debía mantener el orden y suplir al virrey en la R e a l A u d i e n c i a .
0
TRANCO
VIII
99 6
do de las N u e v e Musas, honra de los consonantes castellanos, ' en compañía del Conde de la Puebla de Montalbán, Pacheco y Girón. Allí, el Marqués de Malagón, Ulloa y Saavedra, y el Marqués de Malpica, Barroso y Ribera, y el de Frómista, padre del Marqués de Caracena (celebrado por Marte castellano en Italia), y el Conde de Orgaz, Guzmán y Mendoza, de Santo Domingo y San Ilefonso, todos mayordomos del R e y . Aquel que va en aquel coche es el Marqués de Floresdávila, Zúñiga y Cueva, tío del gran Duque de Alburquerque, que hoy está sirviendo con una pica en Flandes, Capitán General de Oran, donde fue asombro del África levantando las banderas de su rey veinte y cinco leguas dentro de la B e r b e ría. Allí va el Conde de Castrollano, napolitano Adonis. Allí va el Conde de Garcíez, Quesada y andaluz gallardo; el Marqués de B é l mar, el Marqués de Tarazona, Conde de Ayala, Toledo y Fonseca; el C o n d e de Santisteban y Cocentaina y el Conde de Cifuentes, divinos ingenios; el Conde de la Calzada, y tras él, el Duque de P e ñaranda, Sandoval y Zúñiga. Y en esotro coche, don Antonio de Luna y don Claudio Pimentel, del Consejo de Ordenes, Castor y Pólux de la amistad y de la generosidad. " 66
67
68
6
—¡Ay, señor!, aquel que pasa en aquel coche —dijo la Rufina—, si no me engaño, es de Sevilla, y se llama Luis Ponce de Sandoval, Marqués de Val de Encinas, y como que me crié en su casa. El Cojuelo respondió: —Es un muy gran caballero y el más bienquisto que hay en esta tierra ni en la corte, que no es pequeño encarecimiento. Y aquel con quien va es el Marqués de Ayamonte, estirado título de Castilla y Zúñiga de varón; y no menos que él es ese que viene en ese coche, el Conde de la Puebla del Maestre, que tiene más maestres en su sangre que condes, mozo de grandes esperanzas, y lo fuera de 70
5
6 6
'versos castellanos'. E l M a r q u é s de Caracena era a la
b u r q u e r q u e en 1 6 4 0 . 6 8
0
Adonis, el j o v e n griego amado
sazón G o b e r n a d o r y Capitán General
p o r V e n u s , aludido c o m o prototipo de
del Estado de M i l á n , de ahí la m e n c i ó n
belleza.
al dios de la guerra.
6 9
P ó l u x n o quiso aceptar la i n m o r -
La pica, un tipo de lanza, era el
talidad que le ofrecía Z e u s si Castor d e -
arma de los soldados llamados piqueros
bía permanecer en el Infierno, y por
6 7
en la infantería española del siglo X V I I .
eso estos personajes m i t o l ó g i c o s s i m -
Se
bolizaban la amistad.
entiende, pues, que sirve en el
c u e r p o de infantería en Flandes, c o m o efectivamente hizo el D u q u e de A l -
7 0
0
estirado: 'principal, digno de esti-
m a c i ó n y aprecio'.
EL
100
DIABLO
COJUELO
mayores posesiones si tuviera de su parte la atención de la Fortuna. Allí pasa el Conde de Castrillo (Haro, hermano del gran Marqués del Carpió), Presidente de Indias, ' y tras él, el Marqués de Ladrada y el Conde de Baños, padre y hijo, Cerdas de la gran casa de M e dinaceli. Esotro es el Marqués de los Trujillos, bizarro caballero. Y tras ellos el Conde de Fuensalida, con don Jaime Manuel, de la cámara de Su Majestad y hermano del Duque de Maqueda y Najara, que hoy gobierna el tridente de ambos mares. 7
72
—Dígame vuesa merced, señor licenciado —dijo la Rufina—: ¿qué casas sumptuosas son estas que están enfrente destas joyeras? - S o n del Conde de Oñate -dijo el diablillo-, timbre esclarecidísimo de los Ladrones de Guevara, Mercurio mayor de España y Conde de Villamediana, hijo de un padre que hace emperadores y es hoy Presidente de Ordenes. —Y aquellas gradas que están allí enfrente —prosiguió la tal R u f i na María— tan llenas de gente, ¿de qué templo son, o qué hacen allí tanta variedad de hombres vestidos de diferentes colores? —Aquellas son las gradas de San Felipe —respondió el Cojuelo—, convento de San Agustín, que es el mentidero de los soldados, de adonde salen las nuevas primero que los sucesos. —¿Qué entierro es este tan sumptuoso que pasa por la calle M a yor? —preguntó don Cleofás, que estaba tan aturdido como la mulata. 73
74
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70
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79
7 1
'Presidente del C o n s e j o de I n -
dias*, que desde la C o r t e se ocupaba del gobierno y administración de justicia en las Indias occidentales.
0
p r o p i o , el C o n d e de V i l l a m e d i a n a . 7 7
0
E l V C o n d e de Oñate, participó,
p o r su condición de embajador español en Viena, en la elección del R e y de R o -
E l D u q u e de M a q u e d a era C a p i -
manos y luego E m p e r a d o r del Sacro I m -
tán General de la A r m a d a del M a r O c é -
perio R o m a n o G e r m á n i c o Fernando
ano desde 1 6 1 8 .
III, al que se menciona más abajo; Presi-
7 2
P u e d e entenderse metafóricamente fundas joyas ('nobles').
'joyerías' o, ('coches') de
0
dente de Ordenes, es decir, del Consejo de Ordenes (véase n. 47 a este tranco). 7
0
s
' Las gradas del c o n v e n t o agustino
Situada en la calle M a y o r , era una
de San Felipe eran el mentidero m a d r i -
de las casas más distinguidas de la n o -
leño donde se reunían los ociosos a i n -
7 4
bleza madrileña. 75
0
ventar los bulos que corrían por la c o r -
timbre esclarecidísimo: 'insignia, dis-
tintivo ilustre, de claro l i n a j e ' . 7 6
C o n Mercurio,
0
mensajero de los
dioses, alude V é l e z al cargo de C o r r e o M a y o r que disfrutaba,
por
derecho
te y comentar y transformar las noticias que los correos traían a la casa del C o n de de O ñ a t e , al otro lado de la c a l l e . 7 9
0
Pasaje e n m e n d a d o c o n respecto a
las ediciones antiguas, donde aparece
TRANCO
101
VIII
—Este es el de nuestro astrólogo —respondió el Cojuelo—, que ayunó toda su vida para que se lo coman todos estos en su muerte y, siendo su retiro tan grande cuando vivo, ordenó que le paseasen por la calle Mayor después de muerto en el testamento que hallaron sus parientes. —Bellaco coche —dijo don Cleofás— es un ataúd para ese paseo. —Los más ordinarios son esos —dijo el Cojuelo— y los que ruedan más en el mundo. ' Y ahora me parece —prosiguió diciendo— que estarán mis amos menos indignados conmigo, pues la prenda que solicitaban por mí la tienen allá, hasta que vaya estotra mitad, que es el cuerpo, a regalarse en aquellos baños de piedra azufre. —¡Con sus tizones se lo coma! —dijo don Cleofás. Y la Rufina estaba absorta mirando su calle Mayor, que no les entendió la plática; y, volviéndose a ella, el Cojuelo le dijo: —Ya vamos llegando, señora güéspeda, donde cumpla lo que desea; que esa es la Puerta del Sol y la plaza de armas de la mejor fruta que hay en Madrid. Aquella bellísima fuente de lapislázuli y alabastro es la del Buen Suceso, adonde, como en pleito de acreedores, están los aguadores gallegos y coritos gozando de sus antelaciones para llenar de agua los cántaros. " Aquella es la V i c t o 80
8
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8
de la siguiente manera: sumptuoso —pre-
8 4
E n la Puerta del S o l , en el lado del
guntó don Cleofás—, que pasa por la calle
C o n v e n t o de la Victoria, había plaza o
mayor -que estaba tan aturdido como la
mercado de fruta. P o r ser el lugar d o n -
mulata.
de «formaban» los cajones de fruta o
0
V é l e z se hace eco de las críticas
por su aspecto de instalación p r o v i s i o -
erasmistas a los entierros suntuosos que
nal la llama plaza de armas ( ' c a m p a m e n -
formulaban también, por ejemplo, V i -
to militar' o 'plaza d o n d e se forma y
llalón en El Crotalón o Q u e v e d o en El
hace instrucción m i l i t a r ' ) .
0
mundo por de dentro.
8 5
0
La fuente se situaba delante de la
' E s decir: 'los coches más ordina-
iglesia del Hospital R e a l de C o r t e , lla-
rios son esos y los que más ruedan p o r el
mado del Buen Suceso, del que tomaron
recuerdo estoico
el nombre tanto la iglesia c o m o la p r o -
tras el desfile de vanidades recién p r e -
pia fuente. U n o de los orgullos del M a -
mundo'. Oportuno
senciado: «Cotidianamente ante nues-
drid barroco eran sus numerosas fuen-
tros ojos pasan entierros de conocidos y
tes, muchas de costosa y bella factura.
desconocidos» ( S é n e c a ) .
0
0
8
" coritos: 'asturianos, cántabros'. Los
regalarse: 'derretirse'; baños de pie-
aguadores, que repartían agua p o r las
dra azufre: los del infierno, se entiende.
casas, procedían efectivamente, en su
Variación jocosa del dicho «con su
mayoría, del norte y llenaban sus cánta-
pan se lo coma» (Correas), dado que se
ros en las fuentes p o r riguroso orden de
habla del infierno.
llegada, c o m o exigían los bandos m u -
8 3
EL
102
DIABLO
COJUELO
87
ria, de frailes mínimos de San Francisco de Paula, retrato de aquel humilde y seráfico portento que en el palacio de Dios ocupa la silla de nuestro soberbio príncipe Lucifer; y mire allí enfrente los retratos que yo la prometí enseñar. Sin estar la dicha mulata en la plática que hacia don Cleofás había dirigido el tal Cojuelo, y diciendo: —¡Qué linda hilera de señores, que parece que están vivos! —El R e y nuestro Señor es el primero —dijo el Cojuelo. - ¡ Q u é hombre está! '-' —dijo la mulata—. ¡Qué bizarros bigotes tiene y cómo parece rey en la cara y en el arte! ¡Qué hermosa que está junto a él la Reina nuestra Señora! ¡ Y qué bien vestida y tocada! ¡Dios nos la guarde! Y aquel niño de oro que se sigue luego, ¿quién es? —El Príncipe nuestro Señor -dijo don Cleofás—, que pienso que le crió Dios en la turquesa de los ángeles.'-" —Dios le bendiga -replicó R u f i n a - , y mi ojo no le haga mal; y viviendo más que el mundo, nunca herede a su padre; y viva su padre más siglos que tiene almenas en su monarquía. ¡Ay, señor! -prosiguió R u f i n a - , ¿quién es aquel caballero que, al parecer, está vestido a la turquesca, con aquella señora tan linda al lado, vestida a la española? —No es —dijo el Cojuelo— traje turquesco; que es la usanza húngara, c o m o ' ha sido rey de Hungría; que es Ferdinando de Austria, cesáreo Emperador de Alemania y R e y de Romanos, y la Emperatriz su esposa María, Serenísima Infanta de Castilla, que hasta los demonios —volviéndose a don Cleofás— celebramos sus grandezas. 88
8
3
01
2
93
nicipales para evitar los conflictos que a
pintado!'.
pesar de esas medidas frecuentemente
y 0
se desataban; pleito de acreedores: véase
9 1
arriba, n. 2 9 . 8 7
0
toria, fundado en 1561 y derribado en 8 8
0
C o m o R u f i n a es hechicera, p o -
dría hacerle mal de ojo c o n sólo mirar-
La iglesia del c o n v e n t o de la V i c -
1836.
0
turquesa: ' m o l d e ' .
lo y a l a b a r l o . 02 t
0
0
,n
porque .
Q u e v e d o aludió a este h e c h o en
9 3
Fernando de H a b s b u r g o , R e y de
su «Glorioso túmulo a la Serenísima In-
H u n g r í a , fue elegido R e y de R o m a n o s
fanta sor Margarita de Austria»; «La silla
en diciembre de 1 6 3 o y , tras la muerte
más excelsa, más gloriosa, / que perdió
de su padre en 1 6 3 7 , le sucedió c o m o
el serafín amotinado / p r e m i ó a Fran-
E m p e r a d o r del Sacro I m p e r i o R o m a -
cisco la humildad». 9
0
' ¡ Q u é h o m b r e , qué valiente está
no G e r m á n i c o . Había casado en 1 6 3 1 c o n la Infanta M a r í a , hermana de F e l i pe I V .
TRANCO
VIII
I03 94
—¿Quién es aquel de tan hermosa cara y tan alentadas guedejas —preguntó la mulata- que está también en la cuadrilla vestido de soldado, tan galán, tan bizarro y tan airoso que se lleva los ojos de todos y tiene tanto auditorio mirándole? —Aquel es el Serenísimo Infante don Fernando —respondió el Cojuelo—, questá por su hermano gobernando los estados de Flandes y es Arzobispo de Toledo y Cardenal de España, y ha dado al infierno las mayores entradas de franceses y holandeses que ha tenido jamás después que se representa en él la eternidad de Dios, " aunque entren las de Jerjes y Darío, y pienso que ha de hacer dar grada a mujeres de las luteranas, calvinistas y protestantes que siguen la seta de sus maridos, tanto, que los más de los días vuelve el dinero el purgatorio. - G a n a me da, si pudiera —dijo la mulata— de dalle mil besos. —En país está —dijo don Cleofás— que tendrá el original bastante mercadería de eso; que esta ceremonia dejó Judas sembrada en aquellos países. - ¡ O h , cómo me pesa -dijo la R u f i n a - que va anocheciendo y encubriéndose el concurso de la calle Mayor! —Ya todo ha bajado al Prado -dijo el C o j u e l o - y no hay nada que ver en ella; tome vuesa merced su espejo, que otro día le enseñaremos en él el río de Manzanares, que se llama río porque se ríe de los que van a bañarse en él, no teniendo agua, que solamente tie9S
9
97
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99
100
9 4
nes'. 9 5
'levantados, vigorosos m e c h o -
titudes';
Heródoto
explicaba en sus
Historias que el rey persa Jerjes, hijo de
0
E l Cardenal Infante Fernando de
D a r í o I el G r a n d e , al reunir a su ejérci-
Austria ( 1 6 0 9 - 1 6 4 1 ) , hermano de F e l i -
to, v i o que este se extendía p o r el mar,
pe I V , era Cardenal y A r z o b i s p o de
costas y v a l l e s .
T o l e d o desde su niñez, así c o m o G o -
9 8
0
C o n t i n ú a la alegoría teatral: el t e -
bernador y Capitán G e n e r a l del ejérci-
atro del infierno está tan concurrido
to de Flandes desde 1 6 3 4 , donde e m -
que se da grada ('asientos laterales') a las
prendió
campañas
militares
contra
Holanda y Francia. 9 6
después que: 'desde q u e ' . España
estaba en guerra c o n los holandeses desde 1 6 2 1 y desde 1 6 3 5 c o n Francia. E n agosto de 1 6 3 6 el ejército del C a r denal Infante había llegado al alcance de París. Obsérvese el léxico del espectáculo teatral: entradas, 97
mujeres herejes para desahogar el corral y el purgatorio d e v u e l v e el dinero p o r -
representa...
0
las deJerjes y Darío: 'inmensas m u l -
que n o se hace en él representación al faltar p ú b l i c o . 9 9
0
E l original es el infante, que ha ser-
vido de ' m o d e l o ' para el r e t r a t o . 1 0 0
0
A l u d e al beso de j u d a s y al uso de
besarse en público c o m o saludo, gesto de cortesía mal visto en la España de la época.
0
EL
104
DIABLO
COJUELO
101
ne regada la arena, y pasa el verano de noche, como río navarrisc o , siendo el más merendado y cenado de cuantos ríos hay en el mundo. - E l más caudal del es -dijo don Cleofás—, pues lleva más h o m bres, mujeres y coches que pescados los dos mares. - Y a me espantaba yo -dijo el C o j u e l o - que no volvías por tu río. Respóndele eso al vizcaíno que dijo: «O vende puente, o compra río». - N o ha menester mayor río Madrid -dijo don Cleofás-, pues hay muchos en él que se ahogan en poca agua, y en menos se ahogara aquel regidor que entró en el ayuntamiento de las ranas del Molino Quemado. - ¡ Q u é galante eres —dijo el Cojuelo—, don Cleofás, hasta contra tus regidores! Bajándose con esto de la azutea, y la Rufina protestando al C o juelo que le había de cumplir la palabra el día siguiente. T o d o lo cual y lo que más sucediere se deja para esotro tranco. 102
103
104
105
106
1 0 r
E l p o c o caudal del Manzanares
1 0 5
M u c h o s de los chistes sobre el
fue m o t i v o de múltiples burlas y chistes
Manzanares se burlaban de la d e s p r o -
(véase I, n. 4).
p o r c i o n a d a d i m e n s i ó n del p u e n t e de
E l navarrisco, m o n e d a navarra, no
1 0 2
S e g o v i a («la p u e n t e segoviana»), c o n s -
pasaba, 'no se aceptaba', a no ser de n o -
truido en
che,
río.°
cuando no se veía; c o m o mala
moneda, el Manzanares sólo pasa de noche en verano porque de día está seco. 103
0
1 0 6
1 5 6 4 , para tan
escuálido
Era el M o l i n o Q u e m a d o uno de
los lugares que frecuentaban los madrileños en v e r a n o para divertirse; se aho-
el más caudal del es: 'es el más cau-
gan en poca agua: quizás alude burlesca-
daloso del m u n d o ' por los coches y
m e n t e a que lo hacen en v i n o , es decir,
gentes que v a n a merendar y cenar al
se emborrachan, cosa habitual al pare-
río en las noches estivas. 1 0 4
0
'no defendías a tu río, no restau-
rabas su f a m a ' .
0
cer en el M o l i n o Q u e m a d o . N o se han encontrado datos que permitan aclarar la alusión al r e g i d o r .
0
T R A N C O IX
1
Y saliéndose al ejercicio de la noche pasada, aunque las calles de Sevilla en la mayor parte son hijas del laberinto de Creta, como el Cojuelo era el Teseo de todas, sin el ovillo de Ariadna llegaron al Barrio del Duque, que es una plaza más ancha que las demás, ilustrada de las ostentosas casas de los duques de Sidonia, como lo muestra sobre sus armas y coronel un niño con una daga en la mano, segundo Isac en el hecho —como esotro en la obediencia— el dicho, que murió sacrificado a la lealtad de su padre, don A l o n so Pérez de Guzmán «el Bueno», Alcaide de Tarifa, aposento siempre de los asistentes de Sevilla y hoy del que con tanta aprobación lo es, el Conde de Salvatierra, gentilhombre de la cámara del señor Infante Fernando y segundo Licurgo del gobierno. Y al entrar por la calle de las Armas que se sigue luego a siniestra mano, en un gran cuarto bajo cuyas rejas rasgadas descubrían algunas luces, vieron mucha gente de buena capa" sentados con grande orden y uno en una silla con un bufete delante, una campanilla, recado de escribir y papeles, y dos acólitos a los lados, y algunas muj eres con mantos, de medio ojo," sentadas en el suelo, que era un espacio que hacían los asientos, y el Cojuelo le dijo a don Cleofás: 2
3
4
5
6
7
8
10
1
Esto es, saliendo a callejear y r o n -
hijo, les arrojó desafiante su daga para
dar por Sevilla. E l uso del p r o n o m b r e
que lo mataran, h e c h o reflejado en el
reflexivo
coronel del e s c u d o .
con
verbos
intransitivos,
c o m o salir, es típico de la é p o c a .
0
6
0
García Sarmiento de S o t o m a y o r , II
" La Sevilla del Siglo de O r o conser-
C o n d e de Salvatierra, fue asistente - ' c o -
vaba rasgos de una ciudad musulmana,
rregidor, gobernador'— de Sevilla entre
c o n estrechas y tortuosas calles y n u m e -
1634 y 1 6 4 2 .
rosos callejones sin salida. 3
0
7
ilustrada de las casas: 'realzada, en-
T ó p i c a alusión al famoso legislador
y gobernador de E s p a r t a .
noblecida por el palacio'. A u n q u e el
8 (
n o m b r e era Plaza del D u q u e , se c o n o cía c o m ú n m e n t e c o n el de Barrio del Duque. 4
9
0
amias y coronel: 'escudo y cimera o
0
i,o amplias .
'de calidad, r e p u t a d a ' .
10
0
bufete: 'mesa plegable portátil'; re-
cado de escribir: todo lo necesario para
corona heráldica'. 5
0
ello.
E n 1294, cual A b r a h a m dispuesto a
11
sacrificar a Isaac, A l o n s o Pérez de G u z -
0
de medio ojo o «tapadas» (como tam-
bién se las llamaba), es decir, cubierto
mán «el B u e n o » , p o r n o ceder Tarifa a
c o n un manto un lado del rostro, d e -
los moros, que tenían c o m o rehén a su
j a n d o a la vista, un solo ojo, a pesar de ser m o d a p r o h i b i d a .
105
0
EL
DIABLO
COJUELO
—Esta es una academia de los mayores ingenios de Sevilla, que se juntan en esta casa a conferir cosas de la profesión y hacer versos a diferentes asumptos; si quieres, pues eres hombre inclinado a esta habilidad, éntrate a entretener dentro, que por güéspedes y forasteros no podemos dejar de ser muy bien recibidos. 12
D o n Cleofás le respondió: —En ninguna parte nos podemos entretener tanto; entremos n o rabuena. Y trayendo en el aire,' para entrar más de rebozo, el diablillo dos pares de antojos, con sus cuerdas de guitarra para las orejas (que se los quitó a dos descorteses, que con este achaque palian su descortesía, que estaban durmiendo, por ejercella de noche y de día), entraron muy severos en la dicha academia, que apatrocinaba, con el agasajo que suele, el Conde de la Torre, Rivera y Saavedra y Guzmán, y cabeza y varón de los Riveras.' E l presidente era A n tonio Ortiz Melgarejo, de la insignia de San Juan, ingenio eminente en la Música y en la Poesía, cuya casa fue siempre el museo de la Poesía y de la Música. Era secretario Alvaro de Cubillo, ingenio granadino que había venido a Sevilla a algunos negocios de su i m portancia, excelente cómico y grande versificador, con aquel fuego andaluz que todos los que nacen en aquel clima tienen;' y Blas de las Casas era fiscal, espíritu divino en lo divinó y humano. Eran, entre los demás académicos, conocidos don Cristóbal de Rozas y don Diego de Rosas, ingenios peregrinos que han honrado el p o e ma dragmático, y don García de Coronel y Salcedo, fénix de las letras humanas y primer Píndaro andaluz. 3
14
5
16
7
18
A u n q u e no se sabe si esta acade-
T o r r e y h e r m a n o del D u q u e de Alcalá
mia literaria existió realmente, sí se o r -
F e m a n d o A f á n de R i v e r a (muerto en
ganiza c o m o las que tuvieron su auge
1 6 3 7 ) , persona relevante en S e v i l l a .
1 2
en la España del XVII: se repartían fun-
1 6
0
A n t o n i o Ortiz M e l g a r e j o , nacido
ciones entre sus miembros (presidente,
en 1 5 8 0 , presbítero del hábito de San
fiscal...),
J u a n , a m i g o de L o p e de V e g a , fue acti-
se encargaban composiciones
v o académico y r e c o g i ó los cuentos de
sobre un tema, etc.° 13
en el aire: 'con gran presteza'.
J u a n de A r g u i j o .
0
7
C o n el achaque, 'pretexto' y ' e n -
' A l v a r o d e C u b i l l o (h. 1 5 9 6 - 1 6 6 1 ) ,
fermedad' que les obliga a l l e v a r l o s an-
poeta y autor de comedias c o m o Las
1 4
tojos ('anteojos', que se ajustaban a las
muñecas de Marcela o El señor de las No-
orejas
ches Buenas, que i n c l u y ó en El enano de
con
unas
cuerdas)
disculpan
cumplir las cortesías (véase al propósito II, n. 68).° 1 5
P e d r o de R i v e r a , C o n d e de la
las Musas ( 1 6 5 4 ) . 1
primer
0
Píndaro
andaluz,
'primer
poeta andaluz', aludiendo p o r a n t o n o -
TRANCO
107
IX
Levantáronse todos cuando entraron los forasteros, haciéndolos acomodar en los mejores lugares que se hallaron, y, sosegada la academia al repique de la campanilla del presidente, habiendo referido algunos versos de los sujetos que habían dado en la pasada, y que daban fin en los que entonces había leído con una silva al F é nix que leyó doña Ana Caro, décima musa sevillana, les pidió el presidente a los dos forasteros que, por honrar aquella academia, repitiesen algunos versos suyos, que era imposible dejar de hacerlos muy buenos los que habían entrado a oír los pasados. Y don Cleofás, sin hacerse más de rogar, por parecer castellano entendido ' y cortesano de nacimiento, dijo: - Y o obedezco con este soneto que escribí a la gran máscara del R e y Nuestro Señor, que se celebró en el Prado alto, junto al Buen Retiro, tan grande anfiteatro que borró la memoria de los antiguos griegos y romanos. Callaron todos y dijo en alta voz, con acción bizarra y airoso ademán, desta suerte: 19
30
2
33
33
SONETO
Aquel que, más allá de hombre, vestido de sus propios augustos esplendores, al Sol por virrey tiene y en mayores climas su nombre estrecha esclarecido; aquel que, sobre un Céfiro nacido entre los ciudadanos moradores 34
masía al lírico griego. Salcedo C o r o n e l (m. 1 6 5 1 ) es h o y recordado p o r su edición comentada de la obra de G ó n g o r a , al
que también
imitó c o m o
poeta.
P o c o más se sabe, aparte de lo dicho por Vélez, de los demás a c a d é m i c o s . 1 9
3 0
0
3 1
3 3
0
'discreto'. Se confunden aquí ficción y reali-
dad: el rey participó en una (vistoso ejercicio ecuestre
máscara
nocturno)
en 1 6 3 7 , y V é l e z , en la A c a d e m i a B u r lesca que formó parte de las celebracio-
'temas'. A n a C a r o Mallén, poetisa y auto-
ra de El Conde de Partinuplés,
doctas.
que parti-
cipó con V é l e z en la A c a d e m i a burles-
nes, le dedicó el soneto que Cleofás lee a continuación, así c o m o las «Premáticas y Ordenanzas» del tranco X . ° 3 3
'declamación enérgica y elegante'.
2 4
arriba, n. 2 2 ) , destacó c o m o dramatur-
climas: el espacio entre los parale-
ga y cronista; décima musa: es frase t ó p i -
los. L o s que domina el R e y son m a y o -
ca para referirla a escritoras o damas
res que los del p r o p i o Sol.
ca de 1 6 3 7 celebrada en la C o r t e (véase
0
io8
EL
DIABLO
COJUELO
del Betis, a quien más que pació flores plumas para ser pájaro ha bebido; aquel que a luz y a tornos desaña en la mayor palestra que vio el suelo cuanta le ve estrellada monarquía; es, a pesar del bárbaro desvelo, Filipo el Grande, que, arbitro del día, está partiendo imperios con el Cielo. 25
26
Aplaudiéndolo toda la academia con vítores y un dilatado estruendo festivo, y apercibiéndose el Cojuelo para otro, destosiéndose como es costumbre en los hombres, siendo él espíritu, dijo deste modo: A UN SASTRE TAN CABALLERO CORTAR
QUE NO
QUERÍA
LOS VESTIDOS DE SUS AMIGOS,
REMITIÉNDOLOS
A SU
MASEBARRILETE
3 7
SONETO
Panfilo, ya que los eternos dioses,' por el secreto fin de su juicio, no te han hecho tribuno ni patricio con que a la dignidad del César oses, razón será que el ánimo reposes haciendo en ti oblación y sacrificio, que dicen que no acudes a tu oficio estos que cortan lo que tú no coses. Los ojos vuelve a tu primer estado, las togas cose y de vestillas deja, 28
2 5
'sobre un v e l o z caballo nacido e n -
tre los del Guadalquivir, del cual más
cha' o la 'lucha' misma ( c u l t i s m o ) . 2 7
00
A u n q u e parece referirse al sotasas-
que pacer flores, ha bebido plumas'.
tre, masebarrilete
Usa V é l e z imágenes y leyendas ya alu-
mentar, compuesta de mase, 'maestro'
es palabra sin d o c u -
didas: los caballos veloces hijos del
—con intención irónica— y barrilete,
viento que pacen gamones ( V I , n. 5) o
tipo de n u d o marinero, lo que aludiría
c o m e n alas del viento (VIII, n. 1 1 ) .
a lo b u r d o de sus labores ( A r e l l a n o ) .
2 6
'aquel que desafía a toda la estre-
2 8
un 0
cortar de vestir, aparte del sentido
llada monarquía que le v e a luz y v u e l -
propio, significaba, figuradamente, 'cri-
tas (tomos)'; palestra: 'lugar donde se l u -
ticar'.
0
TRANCO
109
IX
que un plebeyo no aspira al consulado. Esto, Panfilo, R o m a te aconseja; no digan que de plumas que has hurtado te has querido vestir como corneja. " 2
El soneto fue aplaudido de toda la Academia, diciendo los más noticiosos della que parecía epigrama de Marcial o en su tiempo compuesto de algún poeta que le quiso imitar, y otros dijeron que adolecía del doctor de Villahermosa, divino Juvenal aragonés, ' pidiendo el Conde de la Torre a don Cleofás y al Cojuelo que honrasen aquella junta lo que estuviesen en Sevilla y que dijesen los nombres supuestos con que habían de asistilla, como se usó en la Corusca y en la Academia de Capua, de Ñapóles, de R o m a y de Florencia, en Italia, y como se acostumbraba en aquella. D o n Cleofás dijo que se llamaba «el Engañado» y el Cojuelo «el E n g a ñador». Sin entenderse el fundamento que tenían los dos n o m bres y repartiendo los asuntos para la academia venidera, nombraron por presidente della al «Engañado» y por fiscal al «Engañador» (porque el oficio de secretario no se mudaba), haciéndoles esta l i sonja por forasteros y porque les pareció a todos que eran ingenios singulares. Y sacando una guitarra una dama de las tapadas, templada sin sentirlo, con otras dos cantaron a tres voces un romance excelentísimo de don Antonio de Mendoza -soberano ingenio 30
3
32
33
34
2 y
Para embellecerse, se viste de
plumas ajenas y hace el ridículo. La fá-
3 2
Las academias españolas se e n o r -
gullecían de imitar a las italianas (la Co-
bula esópica, m u y citada, se aplicó
rusca mencionada es la Crusca, de F l o -
c o m o burla a los usurpadores sociales
rencia). C o m o en ellas, se repartían
así c o m o a los plagiarios, a los que a d e -
cargos y temas, y se usaban p s e u d ó n i -
más se llamaba poetas-sastres y contra
mos
quienes también podría ir dirigido el
nombres pastoriles, clasicistas, s i m b ó l i -
soneto. 3 0
en que
abundaban
anagramas,
cos o simplemente disparatados.
0
'entendidos, eruditos cortesanos'.
0
3 3
0
D o n Cleofás es engañado por doña
adolecía: 'parecía'; tal v e z j u g a n d o
T o m a s a , y el C o j u e l o , diablo, p r o m u e -
c o n el sentido p r o p i o del v e r b o llama
ve los engaños q u e , bajo cuerda, p r e -
l u e g o doctor al Rector de Villahermosa,
tenden hacer los hombres, y engañán-
Bartolomé
dolos él, l u e g o los d e s c u b r e .
Leonardo
de
Argensola
( 1 5 6 2 - 1 6 3 1 ) , famoso poeta y autor de unas Rimas de sabor clásico —por eso le
3 4
0
'afinada sin o í r l o ' . «Es gentil enca-
recimiento, pues el oír templar un ins-
llamaban J u v e n a l a r a g o n é s - donde c o n
trumento fue siempre cosa harto m o -
frecuencia citó y tradujo a Marcial y
lesta» y m u y criticada p o r los autores de
Horacio
0
la época ( R o d r í g u e z M a r í n ) .
0
EL
1 10
DIABLO
COJUELO
montañés y dueño eminentísimo del estilo lírico, a cuya divina música vendrán estrechos todos los agasajos de su fortuna-, con que se acabó la academia de aquella noche, dividiéndose los unos de los otros para sus posadas, aunque todavía era temprano, porque no habían dado las nueve. Y don Cleofás y el Cojuelo se bajaron hacia el Alameda con pretexto de tomar el fresco en la Almenilla, baluarte bellísimo que resiste a Guadalquivir para que no anegue aquel gran pueblo en las continuas y soberbias avenidas suyas. Y llegando a vista de San Clemente el Real, que estaba en el camino a mano izquierda, convento ilustrísimo de monjas, que son señoras de todo aquel barrio y de vasallos fuera del, patronazgo magnífico de los Reyes, fundado por el Santo R e y don Fernando porque el día de su advocación ganó aquella ciudad de los moros, le dijo el Cojuelo a don Cleofás: 35
36
37
—Este real edificio es jaula sagrada de un serafín, o Serafina, que fue primero dulcísimo ruiseñor del T e j o , cuya divina y estranjera voz no cabe en los oídos humanos y sube en simétrica armonía a s o licitar la capilla impírea, prodigio nunca visto en el diapasón ni en la naturaleza, pero no por eso previlegiada de la envidia. 38
39
40
4
A estos hipérboles iba dando carrete ' —verdades pocas veces ejecutadas de su lengua— cuando, al revolver otra calle, pocas veces paseada a tales horas de nadie, oyeron grandes carcajadas de risa y aplausos de regocijo en una casa baja, edificio humilde que se indi43
A n t o n i o Hurtado de M e n d o z a ,
mente, A n a María Serafina, hija de
Secretario del R e y , poeta lírico y dra-
unos lisboetas, que debe ser el aludido
mático y amigo de Vélez, c o n quien
ruiseñor del Tejo, ' T a j o ' , en portugués
compartió autoría de comedias y parti-
(Rodríguez Marín).°
3 5
capilla intpírea: ' c o r o d i v i n o ' , pues
cipó en diversas academias. 3 6
Efectivamente, más de una v e z se
el cielo e m p í r e o es la m o r a d a de D i o s ;
desbordó el Guadalquivir. Para paliar
el quadruvium
las inundaciones había una muralla en
sica mundana, humana e instrumental
la plaza de la A l m e n i l l a . 3 7
0
D e c í a M o r g a d o en su Historia de
Sevilla que este monasterio era «el más antiguo y primero que de monjas en ella fue fundado después de ganada de p o d e r de los m o r o s » . 3
0
serafín: ángel del segundo coro c e -
(diapasón),
v i g e n t e distinguía: m ú que revelan y
permiten
la ascensión del alma a la música d i vina. 4 0
0
'exenta de envidia, de ser e n v i d i a -
da'; véase V I I , n. 48. 4
' dar carrete: en sentido recto 'dar s e -
dal', aquí
figuradamente
'soltando, lar-
lestial; se aplicaba también a personas
gando'; hipérbole presentaba alternancia
c o n hermosos dones. E n 1 6 3 2 tomaba
de g é n e r o en la é p o c a .
el hábito, en el monasterio de San C l e -
4 2
0
'tomar, v o l v e r , g i r a r ' .
0
TRANCO
IX
111
43
ciaba de jardín por unas pequeñas verjas de una reja algo alta del suelo, que malparía algunos relámpagos de luces escasamente c o nocidos de los que pasaban. Y preguntóle al Cojuelo don Cleofás qué casa era aquella donde había tanto regocijo a aquellas horas. El diablillo le respondió: -Este se llama el garito de los pobres, que aquí se juntan ellos y ellas después de haber pedido todo el día, a entretenerse y a jugar, y a nombrar los puestos donde han de mendigar esotro día, por que no se encuentren unas limosnas con otras. Entremos dentro y nos entretendremos un rato; que sin ser vistos ni oídos, haciéndonos invisibles con mi buena maña, hemos de registrar este cónclave de San Lázaro. 44
45
46
47
Y con estas palabras, tomando a don Cleofás por la mano, se entraron por un balconcillo que a la mano derecha tenía la mendiga habitación, porque en la puerta tenían puesto portero por que no entrasen más de los que ellos quisiesen y los que fuesen señalados de la mano de Dios; * y bajando por un caracolillo a una sala baja, algo espaciosa, cuyas ventanas salían a un jardinillo de ortigas y malvas, como de gente que había nacido en ellas, la hallaron ocupada con mucha orden de los pobres que habían venido, comenzando a jugar al rentoy ' limetas de vino de Alanís y Cazalla, que en aquel lugar nunca lo hay razonable, y algunos mirones, sentados también y en pie. La mesa sobre que se jugaba era de pino, con tres pies y otro supuesto, que podía pedir limosna como ellos, un candelero 4
49
50
5
52
53
•
4 3
4 4
'parecía ser j a r d í n ' .
0
4lS
escasamente conocidos, en el sentido
de que apenas se veían.
pues se refiere a tan miserables p e r -
4 5
'el día s i g u i e n t e ' .
4 6
U n a de las habilidades del diablo
0
sonajes en esos términos ( c o m o en I,
era la de hacerse invisible, según r e c o nocían los tratadistas. 4 7
'lisiados', a u n q u e j u e g a también
i r ó n i c a m e n t e c o n su sentido literal,
n. 5 1 ) . 4 y
50
0
' h e m o s de v e r esta junta de p o -
'escalera de caracol'. «Nacido en las malvas se decía de
quien procedía de familia pobre o i n -
al ' p o b r e a n -
cluso de padres desconocidos. G ó n g o -
drajoso' p o r alusión al m e n d i g o del
ra añadió a la frase hecha la muletilla y
Evangelio, c o m o Hospital de San Láza-
criado en las ortigas.
bres'. Se llamaba Lázaro
0
ro al dedicado a curar la peste y la tina.
51
Podría también ser referencia literaria
52
J u e g o de naipes (véase III, n. 10).
0
limeta: 'botella de vientre ancho y
implicando la picara c o m -
corto, y cuello bastante largo'; los vinos
posición del cónclave. Pérez de H e r r e -
de Alanís y Cazalla, en la provincia de
ra da noticia de la existencia de juntas
Sevilla, eran celebradísimos.
al Lazarillo,
de mendigos y gentes de mal vivir en su 0
Amparo de pobres.
5 3
0
'nunca mediocre, m e d i a n o ' , sino
sólo superior, e x c e l e n t e .
0
EL
112
DIABLO
COJUELO
de barro con una antorcha de brea, y los naipes con dos dedos de moho hacia cecina, de puro manejados de aquellos príncipes, y el barato que se sacaba se iba poniendo sobre el candelera. Y a estotra parte estaba el estrado de las señoras, sobre una estera de esparto de retorno del ivierno pasado, tan remendados todos y todas que parece que les habían cortado de vestir de jaspes de los muladares. Y entrando don Cleofás y su compañero y diciendo una pobra, fue todo uno: «¡Ya viene el Diablo Cojuelo!». Alteróse don Cleofás y dijo a su camarada: 54
55
56
57
58
5
—¡Juro a Dios que nos han conocido! " —No te sobresaltes —respondió el diablillo—; que no nos han conocido ni nos pueden ver, como te previne; que el que ha dicho la pobra que viene es aquel que entra agora, que trae una pierna de palo y una muleta en la mano y se viene quitando la montera, y entre ellos le llaman «el Diablo Cojuelo» por mal nombre, que es un bellaco, mal pobre, embustero y ladrón, y estoy harto cansado con él y con ellos porque le llaman así, que es una sátira que me han hecho con esto y que yo he sentido mucho; pero esta noche pienso que me lo ha de pagar, aunque sea con la mano del gato, como dicen. 60
61
—Muy grande atrevimiento —dijo don Cleofás— ha sido quererlas apostar contigo, siendo tú el demonio más travieso del infierno, y no te la hará nadie que no te la pague. —Estos pobres —dijo el Cojuelo—, como son de Sevilla, campan también de valientes y reñirán con los diablos; - pero no se alabará, 62
6
5 4
'dos dedos de mugre (moho) que,
por su grosor, parecía cecina'; la antorcha se componía de tres o cuatro velas con sus
1
recogidos en vertederos (muladares)' ° 5
' Y entrar el C o j u e l o y su c o m p a -
ñero, y decir una pobra..., fue todo a la
mechas, unidas por capas de cera y retor-
vez' (véase V , n. 3 7 ) ; pobra: femenino
cidas, de m o d o que ofrecía mucha luz.°
jocoso.
5 5
E l barato, 'propina' que los gana-
dores darían l u e g o a los mirones, se iba separando en el c a n d e l e r a . 5
5 9
fás suelte un j u r a m e n t o blasfemo —penado por la ley— que cuadra bien c o n su
0
Era el estrado una tarima que se al-
apicarado y osado carácter.
zaba del suelo un palmo, lujosamente
6 0
cubierta
61
con alfombras en
0
E l sobresalto hace que don C l e o -
invierno
0
' a p o d o , alias' (véase V , n. 8 5 ) .
0
Alusión al refrán «Sacar la brasa
(¡fiemo es forma etimológica y popular)
con la mano del gato», 'Sacar la brasa con
y esteras en verano, donde se sentaban
m a n o ajena', sin correr r i e s g o s .
las señoras sobre c o j i n e s . 5 7
0
' c o n vestidos tan remendados que
6 2
3
0
'querer rivalizar c o n t i g o ' . campan de valientes: 'se jactan de
parecían hechos con harapos de colores
valientes', c o m o buenos sevillanos, se-
(la piedra de jaspe es de diversos colores)
gún corría f a m a .
0
TRANCO
IX
113 4
si yo puedo, éste de haber salido horro desta chanza;" que en el mundo se me han atrevido solamente tres linajes de gente: representantes, ciegos y pobres; que los demás embusteros y gente deste género pasan por demonios como y o . En esto, se había acomodado o sentádose en el suelo «el Piedepalo», «Diablo Cojuelo» segundo deste nombre, diciendo muchas galanterías a las damas, y entró «el Murciégalo», llamado así porque pedía de noche a gritos por las calles, con «Sopaenvino»," que le había encontrado agazapado en una taberna y sacado por el rastro de los mosquitos que salían del, como de la cuba de Sahagún/" Convidóles con su asiento «el Chicharro» y «el Gallo»: el uno, que cantaba pidiendo por las siestas en verano y despertando los lirones/' el otro mendigaba por las madrugadas; y tomando el suelo por mejor asiento, porque cualquiera cosa más alta los desvanecía, y estando en esto, entró un pobre en un carretón a quien llamaban «el Duque», y todos se levantaron -ellos y ellas- a hacelle cortesía, y él, quitándose un sombrerillo que había sido de un carril de un pozo, dijo/' 5
5
7
8
—Por mi amor, que se estén quedos y quedas, o me volveré a ir. Temieron el disfavor/"' y llegándole el muchacho que le traía el carretón a la mesa donde se jugaba, pidió cartas. «Faraón», que era uno de los del juego, llamado desta suerte porque pedía con plagas a las puertas de las iglesias, y «el Sargento», nombrado así porque tenía un brazo menos, ' le dijeron que los dejase jugar Su Excelencia, que estaban picados, que después harían lo que les mandaba; 70
7
72
4
' 'libre, sin pagar la b u r l a ' . 5
0
8
" E l sombrerillo había servido para
Era costumbre tomar v i n o h a -
proteger de inclemencias la garrucha
ciendo sopas, mojando pan. E l m o t e
de un p o z o y ahora, ya viejo, era útil
alude a lo impregnado que estaba este
para demostrar pobreza y m e n d i g a r .
personaje del licor, c o m o hoy se m o t e ja esponja al b e b e d o r . "
6
0
6 9
del poderoso, causarle e n o j o ' .
«Sopaenvino» había bebido tanto
7 0
0
'caer en desgracia, perder el favor 0
plaga era tanto la 'Haga' c o m o el
que de él, c o m o de la enorme y famosa
'lamento que se entonaba para pedir
cuba de Sahagún - v é a s e II, n. 3 1 - , salían
lastimándose de ella'; el m o t e lo asocia
los mosquitos a los que tanto gusta el v i n o (lugar c o m ú n ) . "
7
0
además, en dilogía, a las siete plagas de Egipto.
Se refiere a la expresión «dormir
7 1
0
Seguramente pedía c o m o mutila-
c o m o un lirón», 'dormir m u c h o ' . P e l i -
do de guerra, algo corriente entonces si
groso hábito, mendigar a voces a la sies-
se atiende a Pérez de H e r r e r a .
ta ('hora de la siesta'), según se relata en el Guztnán
de
Alfarache.
0
72
0
«¿Pícase? A él le costará caro. C u a n -
d o uno se pica en el j u e g o , le adivinan
EL
114
DIABLO
COJUELO
viniéndose «el Duque» con «el Marqués de los Chapines», que era un pobre que andaba arrastrando, y de la cintura arriba muy galán y estaba entreteniendo las damas, diciendo: —Con Vusía me vengo, que está más bien parado. Y a ninguno de los dos les habían las damas menester para nada. «La Postillona», llamada deste nombre porque pedía a las veinte limosna, no dejando calle ni barrio que no anduviese cada día, tuvo palabras con «la Berlinga», tan larga como el nombre, que había sido senda de Esgueva a Zapardiel, sobre celos del «Duque»; y «la Paulina», que apellidaban ansí porque maldecía a quien no le daba limosna, se picó con «la Galeona», que llamaban desta suerte porque andaba artillada de niños que alquilaba para pedir, sobre haber dicho unas palabras preñadas al «Marqués» sin dar causa Su Señoría a ello, metiéndose «la Lagartija» y «la Mendruga» a revolverlas más, y «el Piedepalo» a las vueltas con «las Fuerzas de Hércules», ' que eran dos pobres, uno sobre otro, que a no meterse « Z a m palimosnas» —que era el garitero— de por medio, y «Pericón el de la Barquera» y «Embudo el Temerario», «Tragadardos», «Zancayo», «Peruétano» y «Ahorcasopas», hubiera un paloteado entre los p o bres y pobras de los diablos. ' «El Duque» y «el Marqués» interpu73
74
75
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8
su pérdida. Picarse es tomar enojo y c ó -
maldiciones o injurias' dirigidas contra
lera de perder, y porfiar a j u g a r por des-
alguien.
quitarse» (Correas). 73
7 7
más bien parado: 'bien puesto, arre-
0
C u a l galeón armado de cañones
(artillado),
«la Galeona» lleva a niños al-
glado', incluso ' m e j o r ' , pero también
quilados para pedir; práctica de que
'quieto' (irónico, pues se refiere a un
también daba cuenta Pérez de Herrera
paralítico); Vusía: abreviación de Vues-
en su Amparo de pobres.
tra Señoría, trato que se daba a m a r q u e ses, c o m o Excelencia a duques (uso paródico de títulos y cortesías dado el ambiente). 74
0
0
7 8
' p o r haber dicho unas palabras
c o n segunda i n t e n c i ó n ' . 7 6
0
andar a vueltas: 'reñir o luchar';
fuerzas de Hércules se llamaban los que
Postillón: j i n e t e que muestra el ca-
mino a los correos'; los correos a las vein-
hacían torres h u m a n a s . S o
0
A l g u n o s apodos pueden e x p l i c a r -
te recorrían veinte leguas diarias. E l
se: zampalimosnas:
mote alude pues a las largas distancias
do e i m p o r t u n o ' ; embudo: 'trampa; e n -
que caminaba pidiendo.
gaño, especie de embuste'; zancajo: 'roto
'pobre desvergonza-
larga: 'alta'. 'Medía tanto c o m o la
en el zapato o m e d i a ' , se aplicaba t a m -
senda de la Berlinga', que iba del río de
bién a la apersona pequeña o de mala fi-
0
gura'; peruétano: se usaba para aludir a
75
Zapardiel al de Esgueva, en Valladolid. 76
apellidaban:
'llamaban' así porque
una Paulina era el 'edicto de e x c o m u nión', y p o r extensión, la 'retahila de
una altura extraordinaria, pues su sentido propio es ' p e r a l ' . 81
0
paloteado se usaba c o n el sentido
TRANCO
IX
115
sieron sus autoridades, y para quietallo de todo punto inviaron por un particular, que trujo luego «Piedepalo», para pagarlo de b o n e te, que fueron unos ciegos y una gaita zamorana que muy cerca de allí se recogían, - que fue menester pagárselo adelantado por que se levantasen, y se concertó en treinta cuartos, y dijo «el Duque» que no se había pagado tan caro particular jamás, por vida de «la D u quesa». Y al mismo tiempo que entró «Piedepalo» con el particular, se entró tras ellos «Cienllamas» con la vara en la pretina, y Chispa y Redina con él, preguntando: 82
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86
-¿Quién es aquí el Diablo Cojuelo? Que he tenido soplo que está aquí en este garito de los pobres y no me ha de salir ninguno deste aposento hasta reconócenos a todos, porque me importa hacer esta prisión. Los pobres y las pobras se escarapelaron viendo la justicia en su garito, y el verdadero Diablo Cojuelo, como quien deja la capa al toro, dejó a Cienllamas cebado con el pobrismo, y por el caracolillo se volvieron a salir del garito él y don Cleofás. —Este es —dijo «el Duque», señalando a «Piedepalo»—; que nosotros, ni hombres como nosotros, no hemos de defender de la justicia a hombres tan delincuentes —tomando venganza de algunos embustes que les había hecho en las limosnas de la sopa de los c o n ventos. " Y agarrando con él Chispa y Redina, comenzó a pedir iglesia a grandes voces «Piedepalo», que en un bodegón hiciera lo mismo, queriendo dalles a entender que era ermita y no garito donde estaban, y que todos y todas habían venido a hacer oración a ella. E l 87
88
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burlesco de 'riña, pelea con golpes' y su sentido propio era: 'danza rústica ejecutada c o n p a l o s ' . 8 3
0
manos. 8 6
' y para calmarlo del todo, e n v i a -
ron a Piedepalo a por algún entreteni-
zo',
miento privado (particular),
hoy.
que este
trajo inmediatamente y pagarían entre todos pasando la gorra (de bonete)' 8 3
0
'se retiraban a domiir'. Cantando
por la calle acompañados de instrumentos y de perrillos que hacían gracias.
0
U n o de los juramentos más c o -
munes fue y sigue siendo por la vida de seres q u e r i d o s .
0
0
'información delatoria, chivataen lenguaje g e r m a n e s c o , c o m o
87
0
escarapelarse: 'alborotarse' (véase
V , n. 50).
sus famosas coplas, los ciegos solían pedir
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Se entiende: la vara de justicia, en la
pretina o 'cinto' para desembarazar las
8 8
cebado: 'ensañado', c o m o se ceba
el toro c o n la c a p a . 8 9
0
E n las puertas de los c o n v e n t o s se
repartía sopa para los p o b r e s . 9 0
0
pedir iglesia: 'reclamar la i n m u n i -
dad del territorio sagrado'; la a d v e r t e n cia de V é l e z (en un bodegón hiciera lo mis-
IIÓ
EL
DIABLO
COJUELO
tal Cienllamas y Chispa y Redina comenzaron a sacalle arrastrando, diciéndole, entre algunos puñetes y mojicones: " —No penséis, ladrón, que os habéis de escapar con esos embustes de nuestras manos, que ya os conocemos. Entonces «el Marqués», metiendo las manos en los chapines, dijo: - ¿ P o r qué hemos de consentir que no contradiga «el Duque» que lleve preso un alguacil a un pobrete como «el Cojuelo»? ¡Por vida de «la Marquesa», que no lo ha de llevar! Y haciéndose los demás pobres y pobras de su parte, y apagando las luces, comenzaron con los asientos y con las muletas y bordones a zamarrealle a él y a sus corchetes a escuras, tocándoles los ciegos la gaita zamorana y los demás instrumentos, a cuyo son no se oian los unos a los otros, acabando la culebra con el día y con desaparecerse los apaleados. 5
92
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94
95
mo, queriendo dalles a entender...)
es b u r -
lesca, pues de h e c h o , el garito, c o m o la taberna, se conocían en ellenguaje g e r manesco c o m o
ermita.
0
9 1
'puñetazos y puñadas en la cara'.
9 2
Q u e d a claro ahora el p o r q u é del
mote: para arrastrarse calza las manos
en chapines (véase V , n. 6 5 ) . ° 93
haciéndose...:
' p o n i é n d o s e de su
parte, t o m a n d o su partido'. 9 4
bordones:
95
zamarrealle:
'bastones';
'maltratarlo v i o l e n t a m e n t e ' .
0
culebra: 'paliza en la oscuridad', en
lenguaje g e r m a n e s c o .
0
T R A N C O
X
1
En este tiempo llegaban a Gradas su camarada y don Cleofás, tratando de mudarse de aquella posada porque ya tenía rastro dellos Cienllamas, cuando vieron entrar por la posta, tras un postillón, dos caballeros soldados vestidos a la moda; y díjole el Cojuelo a don Cleofás: —Estos van a tomar posada y apearse a cal de Bayona o a la Pajería, y es tu dama y el soldado que viene en su compañía, que por acabar más presto la jornada dejaron la litera y tomaron postas. -¡Juro a Dios -dijo don Cleofás- que lo he de ir a matar antes que se apee y a cortalle las piernas a doña Tomasa! —Sin riesgo tuyo se hará todo eso —dijo el Cojuelo— ni sin tanta demostración pública; gobiérnate por mí agora, que y o te dejaré satisfecho. —Con eso me has templado -dijo don Cleofás—, que estaba loco de celos. - Y a sé qué enfermedad es esa, pues se compara a todo el infierno junto —dijo el diablillo—. Vamonos a casa de nuestra mulata: almorzarás y commutarás en sueño la pendencia; y acuérdate que has de ser presidente de la academia, y yo fiscal. -¡Pardiez! -dijo don Cleofás-. T o d o se me había olvidado con la pesadumbre, pero es razón que cumplamos nuestras palabras como quien somos. Y habiéndose mudado de la posada de Rufina otro día a otra de la Morería, más recatada, pasaron los que faltaron para la academia 2
3
4
5
6
7
1
Las gradas de la catedral sevillana
ba y acompañaba para encargarse de
eran mentidero, lugar de c o m e r c i o y de encuentro de los p i c a r o s .
los c a b a l l o s .
0
cal de o 'calle d e ' B a y o n a era una
0
4
Frase amenazadora c o m ú n .
5
La tópica c o m p a r a c i ó n aparece
algo estrecha, cercana a la catedral, c o n
con
grandes y cómodas casas, así c o m o una
versos de L o p e de V e g a .
de las más lujosas posacias de la c i u d a d . 3
0
frecuencia, p o r e j e m p l o , en los 6
Las postas eran caballos que se dis-
7
0
F o r m a eufemística de j u r a m e n t o
por D i o s .
ponían a lo largo de los caminos n o
0
0
otro día: 'al día siguiente'; la Morería:
sólo al servicio de los correos (véase
así llamada p o r pertenecer al adarvejo,
V I I I , n. i ]), sino también de los c o -
barrio habitado p o r los m o r o s hasta su
munes viajeros; era el m e d i o de trans-
definitiva expulsión en 1 5 0 3 p o r los
porte más rápido. E l postillón los g u i a -
Reyes Católicos.
117
0
n8
EL
DIABLO
COJUELO
en estudiar y escribir los sujetos que les habían dado, y en hacer don Cleofás una oración para preludio della, como es costumbre y obligación de las presidencias de tales actos; y llegado el día, se aderezaron lo mejor que pudieron, y al anochecer partieron a la palestra donde les esperaban todos los ingenios con admiraciones de los suyos y, con los mismos antojos de la preñez pasada, se fueron sentando en los lugares que les tocaban. Y haciendo señal con la campanilla para obligar al silencio, don Cleofás —llamado «el Engañado» en la academia— hizo una oración excelentísima en verso de silva, cuyos números ' ataron los oídos al aplauso y desataron los asombros a sus alabanzas. Y en pronunciando la última palabra, que es el dixi, volviendo a resonar el pájaro de plata, dijo: - Y o quiero parecer presidente" en publicar agora, después de mi oración, unas premáticas que guarden los divinos ingenios que me han constituido en esta dignidad —leyendo desta manera un papel que traía doblado en el pecho: 8
1
10
«PREMÁTICAS DE
GUARDAR
Y ORDENANZAS
EN LA INGENIOSA DESDE H O Y EN
Q U E SE H A N
ACADEMIA
ADELANTE.
SEVILLANA
1 2
»Y por que se celebren y publiquen con la solemnidad que es necesaria, sirviendo de atabales' los cuatro vientos y de trompetas el Músico de Tracia -tan marido que por su mujer descendit ad inferos-' y Arión -que, siendo de los piratas con quien navegaba arrojado al mar por roballe, le dio un delfín en su escamosa espalda, al son de su instrumento, jamugas' para que no naufragase—," etcoe3
4
5
s
antojos: 'anteojos', p e r o
también
5
c o m o presidente de la ya citada A c a d e -
'antojos, caprichos' del embarazo (pre-
mia Burlesca de 1 6 3 7 . Las pragmáticas
ñez),
paródicas eran m o l d e c o n o c i d o y de
dilogía recurrente en el
Cojudo
(VI, n. 97) y las comedias de Vélez; pre-
éxito seguro. E l referente
ñez pasada, p o r semejanza c o n vez (pa-
son las Premáticas del desengaño contra los
ronomasia), se refiere a la anterior se-
poetas güeros de Q u e v e d o , también i n -
sión de la Academia, d o n d e ya habían
cluidas l u e g o en el
usado los dichos a n t e o j o s . 9
'versos' o ' c a d e n c i a s ' . 10
0
13
0
1 4
'la campanilla'; se llamaba lengua
de plata al badajo. '
1
'dar muestras de ser presidente'.
Buscón.
inmediato
0
'tambores'. C o n un verso del C r e d o alude al
descenso de O r f e o (Músico de Tracia) a los infiernos para rescatar a E u r í d i c e . 15
0
'sillas para montar'.
'" R e p r o d u c e Vélez aquí las premáti-
' ' A r i ó n , «habiendo ganado mucha
cas -'pragmáticas, leyes'— que c o m p u s o
suma de dinero c o n el arte de tañer y
TRANCO
X
119
7
tus, et Amphion Thebane conditor urbis,' y pregonero la Fama, que penetra provincias y elementos, y secretario que se las dicte, Virgilio Marón, príncipe de los poetas, digan desta suerte: »Don Apolo, por la gracia de la Poesía, R e y de las Musas, Príncipe de la Aurora, Conde y Señor de los oráculos de Delfos y Délo, Duque del Pindó,' Archiduque de las dos Frentes del Parnaso' y Marqués de la Fuente Cabalina, etc., a todos los poetas heroicos, épicos, trágicos, cómicos, ditirámbicos, dragmáticos, auristas, entremeseros, bailinistas y villancieres, ' y los demás del nuestro dominio, ansí seglares como eclesiásticos, salud y consonantes. Sepades cómo, advirtiendo las grandes desórdenes y desperdicios con que han vivido hasta aquí los que manejan nuestros ridmos, y que son tantos los que sin temor de Dios y de sus conciencias componen, escriben y hacen versos, salteando y capeando de noche y de día los estilos, conceptos y modos de decir de los mayores, no imitándolos con la templanza y perífrasis que aconseja Aristóteles, Horacio y César Escalígero y los demás censores que nuestra Poética advierten, sino remendándose con centones de los otros y haciendo m o 8
0
20
2
22
25
24
25
cantar, se volvía a C o r i n t o , patria suya,
lina p o r q u e la hizo brotar c o n su pata el
y los marineros en cuya nave pasaba, no
caballo m i t o l ó g i c o Pegaso en el m o n t e
contentos de quitarle lo que llevaba,
H e l i c ó n . La relación de títulos parodia
determinaron echarle en la mar. P i d i ó -
las que encabezaban pragmáticas r e a -
les que hiciesen gracia de dejarle tocar
les, de las que r e c o g e otros formulis-
su instrumento y cantar, a cuya a r m o -
mos.
nía acudieron los delfines, los cuales le recogieron, y llevándole u n o de ellos sobre sus espaldas, le sacó hasta el p u e r to de Corinto» ( C o v a r r u b i a s ) .
0
7
' 'y j u n t o a estos, A n f i ó n , fundador
2 1
0
A l u d e c o n neologismos j o c o s o s a
los autores de autos sacramentales, e n tremeses, bailes, y villancicos; dragmáticos es hipercultismo (véase V I , n. 9 7 ) . 2 2
0
Parodia de la fórmula Salud y gra-
de la ciudad de T e b a s ' , que para l e v a n -
cia, siempre seguida en estos bandos del
tarla hizo moverse a las piedras al son de
sepades —'sabed'— que aparece a c o n t i -
su lira. E l verso procede del Arte poética
nuación.
de H o r a c i o . A continuación nombrará pregonera a la Fama, tópico que responde a la función de esta. '
0
M o n t e consagrado a A p o l o y las
2
0
"' C u l t i s m o , c o n el sentido e t i m o l ó -
gico de 'versos', que concurría c o n las formas ritmo o 2 4
rhythmo.
0
capeando: ' r o b a n d o ' . Los capeadores
musas, en Tesalia, en la península h e l é -
eran ladrones de capas, «habilidad» m u y
nica.
extendida a j u z g a r por los t e x t o s .
J
" 'las dos cumbres del m o n t e P a r naso'.
0
2 5
0
G i u l i o C e s a r e Scaligero, h u m a -
nista autor de un famoso comentario de
Fuente de H i p o c r e n e o de la ins-
la Poética de Aristóteles (Poetices libri sep-
piración poética, llamada también caba-
tem, L y o n , 1561) en que estudia en p r o -
2 0
EL
120
DIABLO
COJUELO
26
27
hatras de versos, fullerías y trapazas; y para poner remedio en esto, como es justo, ordenamos y mandamos lo siguiente: «Primeramente se manda que todos escriban con voces castellanas, sin introducillas de otras lenguas, y que el que dijere fulgor, libar, numen, purpurear, meta, trámite, afectar, pompa, trémula, amago, idilio, ni 28
otras desta manera, ni introdujere posposiciones desatinadas, quede privado de poeta por dos academias, y a la segunda vez confiscadas sus sílabas y arados de sal sus consonantes, como traidores a su lengua materna. ' »Iten,'° que nadie lea sus versos en idioma de jarabe ni con gárgaras de algarabía en el gútur, ' sino en nuestra castellana pronunciación, pena de no ser oídos de nadie. »Iten, por cuanto celebraron el Fénix en la academia pasada en tantos géneros de versos y en otras muchas ocasiones lo han hecho otros, levantándole testimonios a esta ave y llamándola hija y heredera de sí propia y pájaro del Sol, sin haberle tomado una mano ni haberla conocido si no es para servilla, ni haber ningún testigo de vista de su nido, y ser alarbe de los pájaros, pues en ninguna región ha encontrado nadie su aduar, mandamos que se ponga perpetuo silencio en su memoria, atento que es alabanza supersticiosa y pá2 7
3
12
33
34
35
36
fundidad el problema de la imitación:
c o n sal los campos de batalla d o n d e
aquí se alude al viejo debate entre c i c e -
m u r i e r o n los malos p o e t a s .
ronianos y anticiceronianos sobre la conveniencia de imitar o emular con el circunloquio
0
(¡tcrífrasis).
3 0
cumentos anunciando los diversos t e mas o artículos en que se dividían. 3
'estafas de versos'. S e llamó centón
2 6
0
'item, además': se usaba en los d o -
' algarabía: propiamente, 'lengua ára-
a las obras compuestas de cláusulas y
be',
sentencias de otros autores unidas sin
gible'; gútur. 'garganta', l a t i n i s m o .
arte; de h e c h o , el sentido originario de la palabra era 'manta r e m e n d a d a ' . 2 7
fas'. 2 8
0
'fraudes de versos, trampas, esta0
coloquialmente, 'lengua ininteli32
3 3
Tras morir en llamas, el ave fénix
renacía de sus cenizas (hija y heredera de sí propia,
Cultismos léxicos y sintácticos
0
pena de: 'so pena d e ' . °
expresión tópica) y llevaba los
restos de la madre a la ciudad del Sol. E n
(posposiciones: 'hipérbatos'), de los que
esta sátira de las poesías al fénix pudo V é -
tanto gustó el «culteranismo» y que fue-
lez inspirarse en el romance de Q u e v e d o
0
que inicia «Ave del y e r m o , que sola...».
ron tan satirizados. 217
«Arar las casas y sembrarlas de sal, y
aun las ciudades, cuando han c o m e t i d o traición, es cosa sabida y m u y antigua» (Covarrubias). E n la satírica «Adjunta» al Viaje del Parnaso cervantino se aran
3 4
0
Se decía cortésmente de alguien a
quien no se conocía (véase I I , n. 7 ) . 35
alarbe: aquí, 'beduino, nómada';
aduar: 'tienda de c a m p a ñ a ' . 3 6
'puesto q u e ' . °
0
TRANCO
X
121
jaro de ningún provecho para nadie, pues ni sus plumas sirven en las galas cortesanas ni militares, ni nadie ha escrito con ellas, ni su voz ha dado música a ningún melancólico, ni sus pechugas alimen to a ningún enfermo, que es pájaro duende pues dicen que le hay y no le encuentra nadie, y ave solamente para sí; finalmente, sospe chosa de su sangre, pues no tiene agüelo que no haya sido quema do, estando en el mundo el pájaro celeste, el cisne, el águila, que no era bobo Júpiter, pues la eligió por su embajatriz, la garza, el neblí, la paloma de Venus, el pelícano, afrenta de los miserables, y finalmente, el capón de leche, con quien los demás son unos pica ros; ' este sí que debe alabarse, y mátenle un fénix a quien sea su de voto cuando tenga más necesidad de comer. Dios se lo perdone a Claudiano, que celebró esta necedad imaginada, para que todos los poetas pecasen en él. 37
38
39
40
4
43
siten, porque a nuestra noticia ha venido que hay un linaje de poetas y poetisas hacia palaciegos, que hacen más estrecha vida que los monjes del Paular, porque con ocho o diez vocablos s o lamente, que son crédito, descrédito, recato, desperdicio, ferrión," des mán, atento, valido, desvalido, baja fortuna, estar falso, explayarse, quieren expresar todos sus conceptos y dejar a Dios solamente que los entienda, mandamos que se les den otros cincuenta v o c a blos más de ayuda de costa, del tesoro de la academia, para v a lerse dellos, con tal que si no lo hicieren, caigan en pena de men43
45
37
pájaro duende: c o m o los duendes,
porque, se decía, alimentaba a los p o -
no se deja ver. E l chiste procede del
lluelos c o n su propia sangre p o r el callo
mencionado
bermejo de su p e c h o .
romance
de
Quevedo,
que la llama «ave duende» (v. 6 i ) . ° j 8
A l u s i ó n burlesca que implica la as
4 1
0
C o r o n a la e n u m e r a c i ó n de aves
míticas comparándolas
burlescamente
cendencia judía: ya que todos los ante
c o n u n exquisito manjar, el capón de le
pasados (agüelos) del ave fénix han sido
che: 'pollo castrado y cebado c o n salva
quemados cabe sospechar que fueran
d o y harina amasada c o n l e c h e ' .
penados p o r judaizantes. E n su r o m a n
4 2
E l poeta C l a u d i o C l a u d i a n o ( 3 0 7 -
ce Q u e v e d o llama a la fénix «descen
404) dedicó al ave un p o e m a titulado
diente de quemados» (v. 39).
Phoenix.
3 9
Forma calcada del italiano, habi
0
4 3
L o s cartujos del monasterio del
tual en la época. D e c í a n los poetas que
Paular de Segovia, c o n v o t o de silen
el águila fue designada reina del resto
cio.
de las aves p o r J ú p i t e r , figuraba en su
4 4
'expresión o ademán de e n o j o ' .
estandarte y portaba sus rayos, por los
4 5
'ayuda para gastos', especie de s o
que no era h e r i d a . 4 0
0
E l pelícano simbolizaba la piedad
bresueldo, equivalente a las 'dietas' o 'gratificación'.
0
EL
122
DIABLO
COJUELO
4
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