Los Condenados de La Ciudad[1]
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I Traducción de
MARCOS MAYER
LOS CONDENADOS DE LA CIUDAD Gueto, periferias y Estado
por
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Loíc Wacquant
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siglo veintiuno editores
Siglo veintiuno editores Argentina s.a. TUCUMÁN
1621 7" N (C10SOAAG),
BUENOS
AIRES,
REPÚBLICA
ARGENTINA
Siglo veintiuno editores, s.a. de c.v. CERRO
DEL AGUA 248, DELEGACiÓN
COYOACÁN,
04310,
MÉXICO,
D. F.
Siglo veintiuno de España editores, s.a. CIMENÉNDEZ
PIDAL,
3 BIS (28036)
MADRID
A mi madre, por haberme enseñado el sentido de la justicia social.
Wacquant, Loic Los condenados de la ciudad. Gueto, periferias y Estado. l' ed. Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentina, 2007. 376 p. ; 21x14 cm (Sociología y Política) Traducción de Marcos Mayer ISBN 978-987-1220-98-4 l. Sociología. 2. Clases Marginadas. 1. Marcos Mayer, trad. II Título.
CDD 305.56 Título original: Parias urbains. Ghetto, banlieues, État; publicado por Éditions La Découverte en 2006
Portada de Peter Tjebbes Imagen de tapa: Camilo Vergara: North Lawndale on Chicago's West Side, 1988
© 2007, Siglo XXI Editores Argentina SA
ISBN 978-987-1220-98-4
Impreso en Artes Gráficas Delsur Almirante Soler 2450, Avellaneda, en el mes de julio de 2007
Hecho el depósito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina - Made in Argentina
I.
116 LOS CONDENADOS DE LA CIUDAD
. Sin embargo, esta política de aband trvo de los negros pobres explíe 1 ono y encauzamiento puníd ' a c aramente q espues de su creación y más de d ' ue, cerca de un siglo abortada la dl,Idosamente bautizada ~,~decadas luego de que fuera da por el gobierno federal, el eto uerra a ~apobreza" anunciapara US;¡tuna frase premonit ~ d estadou~ldense sigue siendo comisión Kerner (Kerner on~. el prefacIO del informe de l~ d d· ommlsSlon 1968· 1988 ; ~ e exammar las causas e irn lic .' , ; xx), encargabIOSraciales de 1964-1968 "1 P aCI~~es de los grandes distur., , a encarnacIOn de 1 nacIOn, de su fracaso más profu d d a verguenza de esta n o, y e su mayor desafio".
3. El precio de la exclusión racial y social en Bronzeville
e
1
Tras un largo eclipse, el gueto tuvo un regreso espectacular a la escena política y la conciencia colectiva norteamericanas de mediados de la década de 1980. Hay que remontarse, en efecto, a las postrimerías de los disturbios de los "veranos calientes" de 1964 a 1968 (Fogelson, 1971) para ver que los negros llamen tanto la atención conjunta de los medios, de los universitarios y de los responsables políticos.! El aumento de la pobreza duradera (sobre todo entre las mujeres y los niños) y de la criminalidad, la desagregación de la familia patriarcal, el deterioro sin fin de la vivienda social y de las escuelas públicas, la erosión súbita del equilibrio fiscal de las ciudades afectadas por vastos guetos y los dilemas de la gentrificación, las desilusiones de las fuerzas progresistas respecto del Estado de Bienestar y la ofensiva política en todas direcciones de la nueva derecha, todos estos factores han convergido para reubicar a los residentes del corazón segregado de las grandes ciudades en el centro del debate público (Wilson, 1987). Pero, a raíz de la hegemonía creciente de la ideología neo conservadora en los Estados Unidos, las discusiones sobre la funesta suerte de los negros del gueto han sido reformuladas en términos individualistas y moralizantes: los pobres son presentados como un agregado informe de casos patológicos, cada uno con su lógica y sus causas propias, como las criaturas de una cultura étnica nociva, o incluso como los beneficiarios de un Estado de Bienestar dispendioso, que man-
1 Por
ejemplo. Kornblum (1984); Holdt (1985). DanzigeryWeinberg (1986). (1986). Brewer (1987). Harris y Wilkins (1988). YWilson (1989). Gephart y Pearson (1988) revisan las investigaciones surgidas por la rernodelación del gueto y de su población a cargo del Social Research Council, en preparación de un nuevo programa de investigaciones sobre la underclass, que marcará la década de 1990. Chicago Tribune
118
LOS CONDENADOS DE LA CIUDAD
tiene la miseria que se supone debe combatir, al recompensar la pereza y el vicio.f Desconectadas de los cambios estructurales y de las luchas colectivas que las han determinado, las dislocaciones sociales que asolan el gueto son descriptas como un fenómeno espontáneo, autoinfligido y automantenido. Esta visión marginalista de la marginalidad urbana ha encontrado su expresión más acabada en los retratos escabrosos del subproletariado negro que han florecido en las páginas de las revistas populares, las audiencias parlamentarias y los programas de televisión consagrados al seguimiento del surgimiento de una supuesta underclass, caracterizada por sus comportamientos antisociales y que vendría arrasando el corazón de la metrópolis estadounidense.é Las descripciones y explicaciones del impasse en que se encuentra atrapado este grupo insisten sobre los atributos individuales de sus presuntos miembros y sobre la influencia supuesta de "una cultura de la pobreza", reactualizada bajo el término de "pobreza moral" o de "cultura de la dependencia" (Himmelfarb, 1994). En oposición a esta visión moralista e individualista, este capítulo desmenuza los rasgos específicos de la estructura social relacionada dentro de la cual evolucionan y se esfuerzan los habitantes del gueto, a pesar de la acumulación de los obstáculos, por (sobre)vivir y, en la medida de lo posible, escapar a la terrible miseria y a la degradación personal que son su destino cotidiano. Para lograr esto, se trazará el perfil sociológico de los negros que viven dentro del perímetro despreciado de la inner city de Chicago o, para ser más precisos, se analizará la condición social de los habitantes del corazón del gueto histórico del South Side y el West Side (formado en los años 1920-1940), Yla de los residentes de los barrios negros inmediatamente limítrofes (que se desarrollaron durante la posguerra y luego fueron reforzados por el influjo del movimiento por los derechos civiles). Más allá de su aporte
2 Se encontrará un excelente panorama de conjunto de los recursos, parámetros y límites del debate que renació alrededor de la pobreza, la asistencia social y la división racial en la década de 1980, en Katz (1989, capítulo 4). 3 Véanse Wilson (1988), para una disección de los retratos sensacionalistas de esta nueva categoría tremendista en los medios masivos, y Wacquant (1996), para una crítica teórica y empírica. •
DEL GUETO COMUNITARIO AL HIPERGUETO
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sociográfico, el argumento central de este capítulo es que el vago y moralmente pernicioso neologismo de la underclass esconde, en realidad, un fenómeno de orden macroestructural: el gueto pasó por una "crisis" no porque las microestructuras de la familia y de las conductas individuales se hubieran derrumbado de repente, o porque un "ethos del asistencialismo" (welfare ethos) se hubiera apoderado misteriosamente de sus habitantes, sino porque el desempleo y la exclusión económica, al alcanzar niveles muy agudos sobre el fondo de una rígida segregación racial, desencadenaron un procesq de "hiperguetización", en el sentido de exacerbación de la lógica excluyente del gueto.' En efecto, los sectores precarizados del proletariado negro de las ciudades de hoy difieren de sus homólogos de épocas anteriores y de los blancos pobres en que están cada vez más concentrados en los decadentes enclaves territoriales que son el receptáculo y la concreción paroxística de la marginación racial y socioeconómica. Así, en Chicago, la proporción de negros pobres que reside en zonas de extrema pobreza (o sea en las circunscripciones del censo en las cuales la población incluye más de un 40% de hogares que vive por debajo de la línea oficial de pobreza) ha subido
4 En las postrimerías de las revueltas de Lo~Ángeles en mayo de 1992, el vicepresidente de los Estados Unidos, Dan Quayle, declaró en un discurso que resultó célebre (fustigaba a la serie televisiva "Murphy Brown" reprochándole presentar bajo una mirada favorable el hecho de ser madre soltera, causa de todos los males de la época): "La anarquía social y criminal a la que hemos asistido está vinculada a una decadencia de la estructura familiar, de la responsabilidad personal y del orden social en dem~siados sectores de nuestra sociedad. Para los pobres, la situación resul~ exacerbada por un ethos del asistencialism~ (weifare ethos) que impide a los individuos elevarse en la sociedad y que limita su capacidad para aprovechar las oportunidades que ofrecen a todos los Estados Unidos. [... ] Durante el período de progreso (después de las revueltas de los años 1960), hemos desarrollado también una cultura de la pobreza -algunos la llaman también una underclass- que es mucho más virulenta y de la cual es muy duro salir pues hay allí una generación. [... ] La pobreza intergeneracional que nos preocupa tanto hoyes principalmente una pobreza de valores. Nuestras inner cities están repletas de niños, de personas que no son capaces de sacar provecho de las posibilidades educativas, de personas intoxicadas por los estupefacientes y por la droga del uel[are." Este galimatías de falsas ideas sobre la nueva pobreza urbana se encuentra, con algunas pocas varian tes, en las notas periodísticas, los trabajos universitarios y los debates sobre política pública de mediados de la década de 1980.
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aceleradamente, pasando del 24% en 1970 al 47% en 1980. Para esa fecha, el 38% de todos los negros pobres, que vivían en las diez mayores ciudades del país, ocupaba zonas de extrema pobreza, Contra el 22% de una década antes y menos del 6% de blancos pobres (excluidos los hispanos). 5 Esta creciente concentración espacial y social de la pobreza extrema crea un entramado inédito de dificultades y obstáculos para los centros de la ciudad en bancarrota. Como habrá de verse, la estructura social del gueto posindustrial ha quedado radicalmente recompuesta por la destrucción masiva de los empleos obreros y por el éxodo de los hogares asalariados, tanto como por el rápido deterioro de la vivienda, las escuelas, el comercio, los equipamientos para el ocio y otras organizaciones del barrio. Este proceso involutivo ha sido fuertemente amplificado y exacerbado por las políticas gubernamentales de laissez faire industrial y urbano que han canalizado una parte desproporcionada de los recursos federales, estatales y municipales hacia las clases y los barrios más acomodados (Squires et al., 1987). El "tapón" económico y social aportado por la presencia de una clase obrera negra estable y por una clase media visible (aunque reducida), que amortizaban el impacto de los ciclos económicos recesivos y vinculaban a los residentes del gueto al mundo del trabajo durante las décadas de fordismo triunfante, ha desaparecido casi por completo. Yal igual que el tejido de las instituciones locales, las redes sociales de parientes, amigos y vecinos se han resquebrajado Y vaciado de recursos. Al final, los habitantes del gueto contempo_ ráneo se encuentran ante una estructura de oportunidades cerrada, desprovistos del apoyo de las instituciones que suelen asegurar la estabilidad y la movilidad sociales. El objetivo de este capítulo es arrojar alguna luz sobre esta
dimensión propiamente sociológica de la evolución de la marginalidad en el corazón histórico del cinturón negro de Chicago. Los datos de una investigación basada en una extensa muestra aleatoria estratificada de los residentes de los barrios pobres de
5 Un análisis detallado de las tendencias de la economía, de la morfología social y de la pobreza y de su concentración en esas diez ciudades se encontrará en Wacquant y Wilson (1989).
DEL GUETO COMUNITARIO AL HIPERGUETO
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los habitantes del hipergueto contemla ciudad, muestran que b táculos únicos a causa de las d b enfrentar a o s 6 S' poráneo se e en . 1 róxima que integran. m ,. d la estructura SOCiap . , . características e ., onviene u-azar el trasfondo histórico embargo, como precauc~~niacde radación acelerada del guet? de P resentando un esbozo 1 g., de las dislocaciones SOCiales 1 1 acumu aCIOn , Chicago, que reve a a Sid n los sacudones de la econorrua en el South Side y el West 1 ~ ~o das que siguieron al final de la de la ciudad durante las tres eca Segunda Guerra Mundial.
Desm dus trialización e hiperguetización o
. . . n los uetos de las metrópolis d~l Las condiciones SOCialese g 'd s no fueron jamás envi.d t de los Estados m o U noreste y del MI wes. 1970) pero hoy alcanzan enormes diables (Clark, 1965; Ral~w~ter, El 'tado del corazón segregado . ., frimiento. es h picos de pnvacIOn y su ,. d los cambios sociales que an de Chicago resulta emblemático e . , n en esos barrios. Como . lid d la desesperació sembrado la margma 1 a ~ ltades sociales golpean a las comulo indica el cuadro 1, las dificu th S.d el West Side de la ciudad nidades afroamericanas del Sou 1 E y la línea de los disturbios . id d in precedentes. n con una mtensi a . SI ca ital del Midwest (y cuyo punto raciales que sacu~leron a la ncfo del asesinato de Martin Luther más alto se alcanzo tras el anu . 1 han conocido un aumento claves racia es King en 1968), estos en tai de familias pobres, una ' del porcen aje vertiginoso del numero y d clase obrera estable y clase emigración masiva de los hogares e
, o rovienen de una encuesta por cu~stioLos datos utilizados en este capítul ~. los barrios pobres de Chicago nario realizada entre 2.400 adultos que ha itan e1~86y 1987 para el Urban Family .. R ch Center entre '1 ) L Por el National Opinión esear, (di igida por WiIliamJulius WI son, a ' id d d Chicago Ir! I d Life Project de la UI11VerSIa e e obtenida al azar entre los residentes e 377 muestra de las encuestas a negros fu I les las tasas de pobreza eran de al circunscripciones (tmets) del, c,enso en :t: ~~:enso de 1980), Estuvo estratifica~a m enos el 20% (la media municipal dura d las cuales el 35% residía en cir' l '1 184 encuestas, e h por esta tus parental e me uyo r. deci zonas en las que las tasas de po reza cunscripciones de menor pobreza (e;1 3e1c~, en zonas de gran pobreza (3o..3?,9%) se situaban entre el 20% yel 29,9%), breza (el 10% de las circunscripciones, el 30% habitaba en zonas de extrema po ~on tasas de pobreza superiores al 50%), 6
122
LOS CO DENADOS DE LA CIUDAD
media, un estancamiento (en realidad, una verdadera regresión) de los ingresos, y niveles récord de desempleo. Según el censo de 1990, la desocupación sobrepasaba el 27% en North Lawndale e East Garfield Park, y se acercaba a un tercio en Washington Park y Grand Boulevard, con un pico del 45% en Oakland. La tasa de pobreza rozaba e150% en el West Side y excedía habitualmente el 60% en el South Side; dos tercios de las familias. que vivían en esas dos zonas devastadas tenían como jefa de hogar a una mujer sola. Más de la mitad de sus poblaciones dependía de la ayuda pública, estando la mayoría de los adultos sin trabajo, y sólo una minúscula minoría de ellos (alrededor del 3% en la mayoría de los sectores) había cursado estudios superiores. Cuadro 1: Algunas caracterfsticas de los barrios del gueto de Chicago. 1970-1990
Sector
Familia bajo la línea de pobreza (%)
70
80
Tasa de desempleo
90
70
Ingreso por
Hogar monoparental mujer (%)
Residente c/universit compl.(%)
farnllla"
80
90
70
80
90
70
80
90
70
80
WestSide NearWest Side
35
47
52
8
16
21
37
56
60
6.0
7.5
10.3
EastGarfieldPark
32
40
46
8
21
28
34
SS
61
6.4
9.7
14.3
13**
North Lawndale
30
40
44
9
20
27
33
52
60
7,0
9,9
14,2
West GarfieldPark 25
37
36
8
21
27
29
49
SS
7,5
10,9
17,1
61
70
13
30
45
48
74
77
4,9
5,5
5,9
2
10
24
40
60
72
5,6
6,9
8,4
2
2 2 2
SouthSide Oakland
44 37
WashingtonPark
28
43
57
8
21
31
35
57
70
6,5
8,1
9,1
2
3
Near SouthSide
37
43
61
7
20
25
41
71
75
5,2
7,3
7.6
S
9
SI
64
34
3
GrandBoulevard
* En miles de dólares
anuales. ** Aumentado a causa de la gentrificación de algunos sectores.
DEL GUETO COMU
ITARIO AL HIPERGUETO
123
de 1960 Y1970 para minar los fundamentos materiales del gueto, privándolo de su papel tradicional de reservorio de mano de obra no calificada. 7 Entre los cambios estructurales aparecen la re ubicación de las fábricas (comenzada en la Primera Guerra Mundial pero que conoció una brusca aceleración luego de 1950) y la fuga de empleos industriales hacia el exterior, hacia los estados del Sunbelt o a suburbios próximos o lejanos, mientras que los negros seguían emigrando en masa a las ciudades-centro del Rustbelt; la desconcentración de las economías metropolitanas y su transición hacia los sectores y los empleos terciarios, estimuladas por la separación creciente entre la banca y la industria; el crecimiento del sector financiero y el surgimiento de formas postayloristas de organización de la producción; en fin, la ofensiva generalizada de las grandes empresas contra los sindicatos (que se tradujo, entre otras cosas, en despidos masivos, fuertes recortes salariales y expansión de sistemas de remuneración y evaluación en dos etapas), que ha intensificado la competencia por los empleos y provocado una explosión de trabajo subremunerado y de tiempo parcial. Se sigue de esto que incluso formas relativamente moderadas (en consonancia con la historia de la ciudad) de discriminación etnorracial tuvieron un impacto más fuerte sobre aquellos que se hallaban atrapados en lo bajo de las estructuras urbanas de clase. Dado el contexto de una superabundancia de mano de obra en las décadas pasadas, el debilitamiento de los sindicatos y el abandono de las políticas de reducción de desigualdades raciales han endurecido la segmentación del mercado de trabajo no calificado según criterios étnicos (véanse, por ejemplo, Wintermute, 1983; Fainstein, 1987; Williams, 1987), que marcan a un número creciente de negros con el sello de la obsolescencia económica.
FUENTES: Chicago Fact Book Consortium, Local Community Fact Baok: Chicago Metropolitan Area (Chicago Review Press, 1984), e idem, Local Community Fact Bool
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