Los Bebés y Sus Madres [Donald Winnicott]

April 19, 2017 | Author: Davis Vi P | Category: N/A
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Los bebés y sus madres



D.W. Winnicott

Los bebés y sus madres Prólogo de Sir Peter Tizard

Compiladores Clare Winnicott, Ray Shepherd y Madeleine Davis

. e d·ltona ~. 1 PAIDOS Mhic::o - Bumos Aita - Barcelona

Indice

.. Titulo original: Babies and /heir Mo/hers Publicado en inglés por Free Association Books, Londres

Traducción de Laura Turner Cubierta de Vlctor Viano

Prólogo, de Sir Peter Tizard ... ......... ................... ..... 9 Prefacio de los compiladores ................................. .. 15

la. edición en México, 1990

1. La madre de devoción corriente ......................... 19 Qu~n ri¡urosamenle prohibklas, sin la autorización escrita de 105 titulares del .. Cop)'ri,htlt, bajo las sanciones establecidas en las 1t)'6, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos il reprogran. )' el tratamiento inrormatico. y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos.

© 1987 by the Winnicott Trust

© de todas las, ediciones en castellano, Ediciones Paidós Ibérica, S.A. Mariano Cubl, 92 . 08021 Barcelona, Editorial Paidós, SAICF, Defensa, 599 - Buenos Aires.

© de esta edición Editorial Paidós Mexicana, S.A. Guanajuato 202·302 06700 Col. Roma México, D.F. Tels.: 564-5607 • 564·7908

ISBN: 968-853·158·8

2. Saber y aprender ................................................ 33 3. La: lactancia natural como una forma de comunicación.................. .......................... ...... ..... .. .. .... 41 4. El recién nacido y su madre ............................... 55 5. El comienzo del individuo .................................. 73 6. Salud ambiental en la infancia .......................... Sostén y manejo.................. ................ ............... Relaciones objetales ........................................... Manejo de las excreciones ..................................

7. La contribución del psicoanálisis a la obstetricia ............ ~. . . ............................. . ......................... 95

Impreso en México Printcd in Mexico

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El papel del psicoanálisis... ............. ..... ... ...... ..... 95 La madre sana ....... ........... ..... ........ ........·.···· ······· 99 La madre que no es sana ...... : .. .. ........... ............. . 102 El manejo de la madre con su bebé .................... 104

Prólogo Sir Peter Tizard*

8. La dependencia en el cuidado del niño ....... .... ... 111 9. Comunicación del bebé con la madre y de la madre con el bebé: comparación y contraste ..... 119 Fuente original de cada capitulo ........ ..... :... ..... .. ... .. 139 Notas preliminares para "Comuni.c ación del bebé con la madre y de la madre con el bebé: comparación y contraste". Fechadas el 20 de noviembre de 1967 ...... ... ..... .. ..., ................ .. ;.. ............ .... 141 Nota bibliográfi~a ............... ............... ...................... 145 Indice analítico ......... .............. ......... ......... ... ............ 147

Donald Winnicott era pediatra antés de convertirse en psicoanalista y psiquiatra de niños, y perseveró en la consulta pediátrica ordinaria durante la mayor parte de su vida activa. Considero un gran privilegio que los compiladores de este libro me hayan invitado a prologarlo, por cuanto el doctor Winnicott fue, entre los miembros de la generación anterior a la mía, el pediatra a quien más he admirado y de quien más he aprendido. . Los compiladores, seleccionando entre numerosos trabajos inéditos y recurriendo a unos pocos que habían sido publicados en revistas especializadas y que no son hoy fácilmente accesibles al lector corriente, han reunido nueve capítulos que proporcionan una des-cripción coherente de la vida temprana del bebé normal y de su emocionalmente inseparable madre o sustituto materno. . Salvo el capítulo 2, los trabajos que incluye este libro no están dirigidos a las madres. "La madre", dice • Ex presidente de la Asoc;'ación Británica de Pedia~ría.

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el autor en el capítulo 6, "no puede 'aprender lo que debe hacer ni de los libros ni de las enfermeras o médicos". En realidad, esas fuentes de as~soramiento pueden producir más daño que beneficio. Para el "experto" en el cuidado de niños, explicar a las madres la enorme importancia de lo que hacen por sus bebés equivale a volverlas conscientes, con el resultado de que entonces "hacen todo menos bien". El libro está dedicado en cambio a quienes aspiran a asesorar: médicos, parteras y enfermeras. El mensaje que Winnicott les transmite es que deben fomentar la confianza de la madre en sí misma y en su capacidad de ayudar al bebé a lo largo del complejo pero natural proceso de desarrollo desde la completa dependencia de la madre e identificación con ella hasta la autonomía. Las hipótesis de Winnicott sobre el desarrollo emocional temprano. del bebé y su facilitación por la madre han ejercido una influencia provechosa en la práctica pediátrica durante las últimas tres décadas y lo seguirán haciendo en el futuro,. De igual modo, sus opiniones han producido tm efecto beneficioso, no siempre reconocido, en otros profesionaies que se ocupan de los recién nacidos y los bebés, como los tocólogos y las parteras, los visitadores sanitarios y los trabajadores sociales, incluidos los que se especializan en la adopción. Este libro debería contribuir a afianzar esa influencia en todos los grupos profesionales cuya práctica se basa en el conocimiento del desarrollo humano natural. Quizá la lección más importante que nos brinda el "experto" es que no debemos entrometernos innecesariamente y que, más que enseñar a 10

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las madres, lo que tenemos que hacer es aprender de ellas. Winnicott escribía bien, muy bien a veces, en ocasiones bastante mal, pero se destacaba sobre todo como conferencista y conversador brillante. Para expresar sus opiniones en forma clara y vivaz necesitaba la proximidad de un auditorio, y sabía modificar el estilo y el contenido de su discurso oe acuerdo con el nivel de comprensión y el estado de ánimo de quienes lo escuchaban, se tratara de una persona o de varios centenares. ¡Lástima que no hubiera un ' Boswells1, o mejor aun una docena de Boswells, para registrar sus conversaciones! Un aspecto satisfactorio de este libro es que, de sus nueve capítulos, seis son conferencias y uno una charla radiofónica; son por lb tanto más agradables de leer y más fáciles de comprender que algunos de sus ensayos destinados a la imprenta. En la conferencia titulada "Comunicación del bebé con la madre y de la madre con el bebé" (cap. 9), afirma: "Podríamos examinar 10 patológico o lo normal; como resulta más simple examinar lo normal, elegiré esta alternativa". Quizá para Winnicott era más simple describir la buena comunicación que la mala comunicación entre el bebé y su madre, pero en general no es cierto que la "normalidad" sea más fácil de describir que la "anormalidad", y 10 mismo puede decirse de la felicidad y la desdicha. Winnicott lo sabía muy bien y así.1o enseñaba. No obstante, uno de 1

Referencia a James Boswells, bi6gr~fo de Samuel Johnson.

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los méritos de este libro es que en su mayor parte no se ocupa de la mala salud mental sino del concepto mucho más esquivo de salud mental, cuya característica es el predominio de la flexibilidad sobre la rigidez en la organización defensiva, segun él mismo lo expresó en otro lugar (Home is Where We Start From, Penguin, 1986, pág. 232). La validez del psicoanálisis como instrumento de aprendizaje y como terapia sigue siendo objeto de controversia. El hecho de que Winnicott haya derivado su excepcional conocimiento del desarrollo temprano no sólo de la observación directa de los bebés y sus madres (que llevaba a cabo principalmente en su clínica pediátrica para pacientes externos) sino también del psicoanálisis de adultos, basta para hacerme pensar bien de la práctica psicoanalíti«a. Hay partes del libro en que la exposición se vuelve intrincada, pellO la concentración que se requiere para comprender lo que Winnicott quiso decir debería incitar a los lectores a pensar por sí mismos y a formular sus propios juicios. La mayor parte de los capítulos, con todo, son de lectura fácil y agradable. Abundan en ellos las observaciones sorprendentes y divertidas. Mi ·pasaje preferido dice así: "Gran parte de la vida de vigilia del bebé en urí comienzo tiene que ver con la alimentación. En cierto modo, el bebé está acumulando material para sus sueños" (cap. 3). ¡Bellamente expresado! Y sin embargo, Donald Winnicott era un maestro en el arte de próvocaJ: risa por medio del "desastre inminente". Es difícil creer que si hubiera pronunciado esta conferencia, que en realidad fue leída en su ausenciaJ no hubiera hecho un agregado

-después de una pausa cuidadosamnte calculadarespecto de que a la nutrición se la daba por supuesta. Pese a la advertencia de Winnicott de que las madres . no pueden aprender de los. libros lo que se necesita de ellas, este libro lo podrían leer con provecho y agrado, pero sólo después de haber criado a sus hijos poniendo en juego -como suelen hacerlo- un "quehacer materno suficientemente bueno". En cuanto a otros posibles lectores, diría lo siguiente: el elogio excesivo, y con mayor razón la pretensión de hacer obligatoria su lectura, perjudica a cualquier libro, por valioso que sea; lo más que puedo desear para Los bebés y sus madres de Donald Winnicott es que se encuentre a disposición de los profesores y alumnos de las diversas profesiones a las que corresponde asesorar sobre el cuidado de los bebés .. Su atenta lectura debería volverlos más conscientes y facilitar su comprensión del desarrollo temprano natural de los bebés y de los efectos que, para bien o,para mal, puede producir la intervención de los profesionales.

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Enero de 1988

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Prefacio de los compiladores

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En los años que siguieron a la muerte de Donald Winnicott, ocurrida en 1971, se decidió que sus trabajos inéditos o aparecidos sólo en revistas o antologías fueran reunidos y publicados bajo su nombre. Los que este libro incluye tratan específicamente de los procesos psicológicos que tienen lugar en el bebé al tiempo de su nacimiento o poco después, cuando "el bebé y la madre no están aún separados en la mente rudimentaria del bebé"; en ellos se examinan las consecuencias que cabe extraer sobre el cuidado del recién nacido y su madre. Esperamos en especial que el libro resulte útil y atractivo para ios profesionales de este campo y que una nueva generación de lectores pueda sacar provecho de la capacidad de Winnicott para distinguir lo perdur;lble de lo effmero. Ray Shepherd Londres, 1986 Madeleine Davis

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Los bebés y sus madres

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1 La madre de devoción corriente*



¿Cómo decir algo nuevo sobre un tema bien conocido? Mi nombre ha sido vinculado a esta frase, y quizás debiera, en primer término, dar una expliéación al respecto. . En el verano de 1949 iba caminando con Isa Benzie, productora de la BBC, quien actualmente está jubilada y cuyo nombre me place recordar, y ella estaba diciendo que yo podría dar una serie de nueve charlas sobre cualquier tema que me agradara. Ella estaba, evidentemente, tratando de hallar un slogan, pero yo lo ignoraba. Le contesté que no tenía ningún interés en decirle a la gente qué hacer. Por empezar, yo no lo sabía. Pero que me gustaría hablarles a las . madres sobre lo que hacen correctamente, por el simple hecho de que cada una de ellas realiza con devoción la tarea a su cargo, que consiste en cuidar un niño, o quizás mellizos. Dije que esto sucede corrientemente, y que un niño que no sea atendido desde el • La información sobre la fuente de cada capítulo, su publicación anterior o el auditorio original puede consultarse en la página 139. (Comps.)

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comienzo por una especialista constituye una excepción. Isa Benzie halló la clave en cuestión de se~?-­ dos, y exclamó: "¡Espléndido! La Madre de DeVOClOn Corriente." y así fue. . Como imaginarán he sido un tanto ridiculizado debido a esta frase, y hay muchas personas que suponen que soy sentimental con respecto a las madres, que las idealizo, que no tomo en cuenta a los padres, y que no puedo entender que algunas madres s~n bastante terribles o realmente ineptas. Me veo oblIgado a 's oportar estos pequeños inconvenientes porque no estoy avergonzado de la connotación de estas palabras. Existe otra crítica que proviene de aquellos que además me' han oído decir que el fracaso de las madres en actuar con devoción corriente es uno de los factores en la etiología del autismo. Esto se entiende como una acusación cuando uno realmente sigue la lógica y se refiere a los efectos del fracaso de la ma~re de devoción corriente. ¿Pero no es natural que, SI lo que llamamos devoción es realmente importante, su ausencia o un fracaso relativo en esta área tenga consecuencias desfavorables? Retomaré el tema cuando analice qué es lo que se entiende por c~lpa . . Considero que no puedo evitar decIr c.osas obvl,a,s. Es una observación trivial que cuando dIgo devoclOn simplemente quiero significar devoción. Supongamos que usted es el encargado de acomodar las fl~res ~el altar de su iglesia al final de cada semana. SI esta a cargo de esa tarea, simplemente no la olvidará. Los viernes, usted se asegura de que las flores estén allí para acomodarlas; o, si tiene gripe, telefoneará a 20

alguien o le enviará un mensaje con el lechero, aunque no le agrade que sea otra persona la que acomode. las flores. Pero los domingos, cuando los fieles se reúnen, el altar nunca está vacío o con flores marchitas en floreros sucios que desmerezcan el santuario en vez de adornarlo. Y sin embargo no puede decirse, espero, que usted esté ansioso y preocupado desde el lunes hasta el jueves. El asunto está simplemente adormecido en algún lugar de su mente, y se despierta, y lo despierta a usted el viernes, o quizás el sábado. De un modo similar, las mujeres no pasan el tiempo alborotadas pensando que deberían estar cuidando un bebé. Juegan al golf, tienen un trabajo que las absorbe, incurren naturalmente en todo tipo de conductas masculinas tales como ser irresponsables, dar todas las cosas por seguras o correr carreras de autos. Esto equivale al período que va de lunes a viernes, en el ejemplo de las flores del al taro Luego, un día, descubren que se han convertido en anfitrionas de un nue~o ser humano que ha decidido instalarse y que, como el personaje interpretado por Robert Morley en El hombre que vino a cenar, va incrementando sus demandas hasta un día lejano "en que vuelven a reinar la paz y la tranquilidad, y en que ellas pueden volver a expresarse de un modo más directo. Durante este prolongado viernes-sábadodomingo, han estado en una fase de expresión a través de la identificación con lo que con suerte se convierte en un bebé, y se vuelve autónomo, mordiendo la mano que le dio de comer. Sucede que existe este útil período de nueve meses , 21

durante el cual hay tiempo para que la mujer realice un pasaje gradual de un tipo de egoísmo al otro.' El mismo fenómeno puede ser observado en el padre; también ocurre con la gente que decide adoptar un bebé se convence de la idea de adoptar, se exalta, y lleg; a un pun:to en el que el bebé debe materializarse; desafortunadamente para los que adoptan, a veces surge una decepción en este momento, y cuando encuentran al bebé, ya no están tan seguros de desearlo. ' Quiero , hacer hincapié en la importancia de este período de preparación. Cuando era estudiante de medicina, tenía un amigo que era poeta. Varios de nosotros -él incluido-- compartíamos un excelente alojamiento ~n los suburbios de North Kensington. Así es como encontramos el alojamiento: Mi amigo 'el poeta, que era muy alto y perezoso y fumaba sin cesar, iba caminando por un barrio cuando vio una casa que parecía agradable. Tocó el timbre. Una mujer le abrió la puerta, y a él le gustó la expresión de su rostro. Entonces, le dijo: "Quisiera alojarme aquí." Ella dijo: "Tengo un cuarto libré. ¿Cuándo vendrá usted?" El respondió: "Ya estoy aquí." Entonces entró en la casa y, cuando la mujer le mostró el cuarto, dijo: "Estoy enfermo, así que me acostaré ya mismo. ¿A qué hora sirven el té?" Y se acostó y permaneció en cama durante seis meses. En pocos días, todos estábamos cómodamente instalados en la casa, pero el poeta era el favorito de la dueña. Pero la naturaleza ha decretado que los bebés no eligen a sus madres. Simplemente llegan, y las madres tienen tiempo para reubicarse, para descubrir 22

q.u e , por unos meses, su Oriente no está en el este smo en el centro (¿o tal vez un poco descentrado?). Yo sugiero, como ustedes saben, y supongo que tod? el mundo está de acuerdo, que corrientemente la mUjer entra en una ·fase (de la que corrientemente se recupera durante las semanas y los meses que siguen al nacimiento del bebé) en la cual, en gran medida, ella es el bebé y el bebé es ella. No hay nada místico en .esto. Des~ués de todo, ella fue un bebé alguna vez, y. ben~ en SI el recuerdo de haber sido un bebé; tambIén tiene recuerdos de haber sido cuidada, y estos r~cue.rdos la ayudan o interfieren en sus propias expenenClas como madre. Creo que, para el momento en que el bebé está m~duro para el nacimiento, la madre, si ha sido bien cUIdada po: s.,u compañero o por el Estado, o por ambos, esta preparada para una experiencia en la cual sabe perfectamente bien cuáles son las necesidades ~el bebé 1 Ustedes comprenderán 'que no me refiero sImplemep.te a su capacidad de saber si el bebé está o no hambriento, o algo por el estilo' me refiero a una cantidad ,de cosas ,sutiles, cosas que ~ólo mi amigo, el poet.a podna expresar con las palabras apropiadas. Por mI parte, me conformo con utilizar la palabra sostén y con extend.e r su significado a todo lo que la madre es y hace en este período. Considero que se trata ?e un período crítico, pero apenas me atrevo a deCIrlo porque sería una pena que una mujer mostras~ afectación justamente en un momento en el que trende naturalmente a comportarse en forma espontánea. Esto es lo que ella no puede aprender de los libros. Ni siquiera Spock le resulta útil precisamente 23

en este momento, en el que siente que el bebé necesita ser tomado en brazos, o acostado, ser dejado solo o cambiado de posición en la cuna, o cuando ella sabe que lo esencial es la más simple de todas las exp~rien­ cias, aquella basada en el contacto . en ausenCIa d.e actividad en la cual existe un espaCIO para el sentImiento d~ unidad entre do's personas que en realidad son dos y no una sola. Estas cosas le dan al beb~ la oportunidad de ser, a partir de la cual puede sur!p-r a continuación todo lo que tiene que ver con la aCCIón y con la interacción. Aquí .está la base para lo que gradualmente se convierte, para el niño, en la experiencia de ser. Todo esto es sumamente sutil, pero su continua reiteración cpnstituye la base de la capacidad de sentirse real del bebé. Con esta capacidad el bebé puede enfrentar al m~ndo, o, mejor dicho , puede avanzar en los procesos madurativos que hereda. Cuando se dan estas condiciones, como generalmente ocurre, el bebé puede desarrollar la capacidad de experimentar sentimientos que hasta cierto punto se corresponden c~n los de una madre identificada con su bebé, o, meJor dicho, intensamente dedicada a su bebé y a todo lo que sea el cuidado de su bebé. A los tres o cuatro meses el bebé es a veces capaz de demostrar que sabe lo que' significa ser una madre, es decir, lo que significa ser una madre en estado de consagración a algo que no es precisamente ella misma. . . . Es preciso recordar que lo que aparece InICIalmente a una edad temprana requiere largo tiempo para establecerse como mecanismo más o menos fijo dentro de los procesos mentales del niño . 24

Como es de esperar, lo que estuvo presente alguna vez puede ciertamente perderse. Pero lo que considero importante aquí es que lo más complejo sólo puede surgir a partir de lo más simple, y en un individuo sano, la complejidad de la mente y la personalidad se desarrolla de modo y con un crecimiento uniforme, siempre de lo simple a lo complejo. Con el tiempo, el bebé comienza a necesitar que su madre falle en adaptarse, siendo esta falla también un proceso gradual que no puede aprenderse en los libros . Sería molesto para un niño seguir experimentando omnipotencia cuando ya está en condiciones de tolerar frustraciones y fallas relativas del ambiente . ¡Se puede obtener bastante satisfacción de la rabia!, siempre que ésta no se convierta en desesperación. Cualquier padre sabe a qué me refiero cuando digo que aunque haya sometido a su bebé a las frustraciones más terribles, nunca lo ha decepcionado, o se~, que el apoyo de su yo al yo del bebé ha sido confiable. El bebé nunca se despertó llorando y encontró que no había nadie que lo escuchara. Cuando comenzó a hablar, tampoco se lo quiso distraer con mentiras. Pero, por supuesto, todo esto implica no solamente que la madre fue capaz de preocuparse por el cuid'ado de su hijo, sino que además tuvo suerte. No necesito enumerar las cosas que pueden ocurrir hasta en las familias mejor organizadas . De todos modos, mencionaré tres ejemplos para ilustrar tres tipos de problemas. El primero es puramente fortuito: una madre se enferma y muere, y no puede evitar faltarle a su hijo precisamente del modo en que odia hacerlo. O vuelve a quedar embarazada en un plazo menor que el que 25

había considerado apropiado. Hasta cierto punto se la podría considerar responsable de esta complicación, pero estas cosas no son tan simples ni tan fáciles de controlar. O una madre se deprime y siente que no le está dando a su hijo lo que éste necesita, pero no puede evitar tal estado de ánimo, que bien puede ser una reacción ante algo que ha irrumpido en su vida privada. En este caso, 'si bien es cierto que está cal:lsando problemas, nadie podría culparla. En otras palabras, por muy diversas razones algunos niños son defraudados cuando aún no están capacitados para evitar que su personalidad resulte dañada o mutilada a causa de ello. En este 'punto, debo retomar la idea de la culpa. Es necesario que seamos capaces de considerar el crecimiento y el desarrollo humanos con todas sus complejidades lnternaa o personales para ,el niño, y que podamos decir: aquí ha fallado el factor de la madre de devoción corriente, sin culpar a nadie. Por mi parte, no tengo ningún interés en adjudicar culpas. Las madres y los padres se culpan a sí mismos, pero ésta es otra cuestión, y efectivamente se sienten culpables de cualquier cosa, de tener un hijo mogólico, por ejemplo, de lo cual ciertamente no se los puede hacer responsables. Pero debemos ser capaces de examinar la etiología y de afirmar, si es necesario, que algunas de las alteraciones que encontramos en el desarrollo se deben a una falla del factor "madre de devoción corriente" en un determinado punto o etapa. Esto no tiene nada que ver con la responsabilidad moral. Es otra cuestión. De todos modos, ¿cuán bueno hubiese sido yo como madre? 26

Pero existe un motivo especial por el que creo que debemos ser capaces de adjudicar importancia etiológica (no culpa), y es que éste es el único modo en que podemos reconocer el valor positivo del factor "madre de devoción corriente": la necesidad vital para cada bebé de que alguien facilite las primeras etapas de los procesos de crecimiento psicológico, o psicosomático, o, mejor dicho, el crecimiento de la más inmadura y absolutamente dependiente personalidad humana. En otras palabras, no creo en la historia de Rómulo y Remo, por más respeto que me merezcan las lobas. Fue un ser humano quien halló y cuidó a los fundadores de Roma, si hemos de admitir que hay algo de cierto en este mito. No quiero decir con esto que nosotros como hombres y mujeres les debemos algo a las mujeres que 'hicieron eso por cada uno de nosotros, No les debemos nada . Pero estamos obligados a aceptar racionalmente el hecho de que, en un principio, éramos absolutamente dependientes (en lo psicológico), y que absolutamente significa absolutamente. Por fortuna, nos encontramos con la devoción corriente. "

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¿Es posible decir algo acerca de los motivos por los cuales es necesario que una madre sea capaz de realizar en un comienzo esta íntima' adaptación a las necesidades de su hijo?! Es fácil decir bastante acerca de 1 Los pasajes que siguen fueron hallados junto con la charla precedente entre los papeles del Dr. Winnicott. (Comps.)

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las necesidades más obvias, aunque más complicadas, de los niños mayores y de aquellos que han tenido éxito en la evolución desde la relación exclusiva con sus madres hasta las relaciones triangulares. Es evidente que los niños necesitan un entorno estable dentro del cual resolver sus conflictos de amor y odio y sus dos tendencias principales, una basada en una orientación hacia el progenitor. del mismo sexo, y la otra basada en una orientación hacia el progenitor del sexo opuesto. En este sentido puede hablarse de contiendas homo y heteroséxuales en las relaciones objetales. U stedes querrán, de todos modos, que intente . explicar las necesidades del niño en esta temprana etapa en la cual casi siempre existe una figura mater~ na que está en condiciones de no tener muchas otras pl'eocupacion~s en un período en el cual la dependencia del bebé es absoluta. He escrito bastante sobre este tema, y no puedo hacer más que resumirlo si tengo que explicarlo en pocas palabras. Quiero destacar que en estas primeras semanas de vida, tan importantes, las etapas iniciales de los procesos madurativos tienen su primera oportunidad de convertirse en experiencias para el bebé. Cuando el entorno facilitador es suficientemente bueno, debiendo ser éste humano y personal, las tendencias heredadas del bebé hacia el crecimiento alcanzan sus primeros logros importantes. Podemos dar ciertas denominaciones a estos logros. El principal es la integración. Todas las partículas de sensación y de actividad que conformam .aquello que conocemos como un determinado bebé comienzan a unirse de manera tal que exis28

ten momentos de integración en los cuales el bebé es una unidad, aunque, por supuesto, una unidad altamente dependiente. Decimos que el apoyo del yo de la madre facilita la organización del yo del bebé. A la larga, el bebé se vuelve capaz de afirmar su propia individualidad y hasta de experimentar un sentido de identidad. Todo esto aparenta ser muy simple cuando funciona bien, y se basa en la relación más temprana, en la cual el bebé y la madre están de acuerdo. No . hay nada místico en esto. La madre tiene con el bebé un tipo de identificación muy compleja, por cuanto se siente muy identificada con él pero, indudablemente, sigue siendo adulta . El bebé, por otra parte, tiene una identidad con la madre en los tranquilos momentos de contacto que, más que logros del bebé, son logros de la relación que la madre hace posible . Desde el punto de vista del bebé no existe nada más que el bebé y, en consecuencia, al comienzo la madre es parte de él. En otras palabras, aquí se produce algo que la gente denomina identificación primaria . Esto es el comienzo de todo, y le da un sentido a palabras tan simples como ser. Podríamos utilizar la palabra afrancesada existir y hablar sobre la existencia, y podríamos transformar esto en una filosofía y denominarla existencialismo, pero por un motivo u otro preferimos comenzar con la palabra ser y seguir con la enunciación yo soy. Lo importante es que yo soy no significa nada a no ser que, en un comienzo, yo sea uno junto con otro ser humano que aún no se ha diferenciado. Por esta razón, es más correcto hablar de ser que utilizar los términos yo soy, que pertenecen a la siguiente etapa. 29

Nunca se destacará lo bastante el hecho de que el ser es el comienzo de todo, sin el cual el hacer y el se r objeto de carecen de significado. Es posible inducir a un bebé a la alimentación y al funcionamiento de todos los procesos vitales, pero el bebé no siente estas cosas como experiencias a menos que esté basado en un cuántum de ser suficiente como para establecer el sí-mismo que finalmente es una persona . . Lo opuesto a la integración es una falla en la integración, o la desintegración a partir de un estado de integración. Esto es intolerable. Es una de las angustias inconcebibles más básicas de la infancia, que se evitan por medio del tipo de cuidado corriente que d~ hecho casi todos los niños reciben de un ser humano adulto. Enumeraré muy brevemente uno o dos procesos básicos de cr~cimiento similares. No se puede dar por sentado que la psique del niño se formará adecuadamente en conjunción con el soma, es decir, con el cuerpo y su funcionamiento. La existencia psicos?mática es un logro, y aunque se basa .en una tendencla ~ere­ dada hacia el crecimiento, no puede concretarse sm la activa participación de un ser huínano que sostenga y cuide al bebé. Una falla en esta área está relacionada con todas las dificultades que afectan a la salud física, las cuales se originan en realidad en la inestabilidad de la estructura de la personalidad. Ustedes podrán comprobar que la falla de estos procesos tempranos de crecimiento nos conduce inmediatamente al tipo de sintomatología que encontramos en los hospitales psiquiátricos, de manera que la prevención de las enfermedades mentales debe comenzar con el cuidado de

los nmos y con todo lo que hacen naturalmente las madres que quieren tener un bebé a quien cuidar. Otro aspecto que podría mencionar tiene que ver con los comienzos de las relaciones objetales. Esto ya se aproxima a una visión más compleja de la psicología. Sin embargo, ustedes reconocerán el modo en que, cuando existe una buena relación entre el bebé y la madre, comienzan a aparecer objetos que el bebé puede usar en forma simbólica; no solamente el dedo para chupar sino además, algo para agarrar, que puede llegar a ser un juguete. Una falla en este punto debe ser evaluada en ·términos de un fracaso de la capacidad para las relaciones objetales. Podrá observarse que, aunque al principio nos referíamos a cosas muy simples, también nos refería. mos a aspectos de vital importancia, aspectos que conciernen al establecimiento de las bases para la salud mental. Gran parte de la evolución tiene lugar im etapas posteriores, pero sólo cuando existe un buen comienzo todo lo que se realiza en las etapas posteriores puede ser efectivo. A veces las madres se alarman al pensar que lo que están haciendo tiene tanta importancia, y, . en ese caso, es mejor no decírselo. Saberlo las hace actuar con afectación, y entonces los resultados ' no son tan buenos. No es posible aprender estas cosas, y la ansiedad no es un sustituto para este tipo tan simple de amor, que es casi físico. Ustedes me preguntarán, ¿por qué entonces preocuparse por señalar todo esto? Pero q'uiero recalcar que alguien debe preocuparse por estas cosas, porque de lo contrario nos olvidamos de la importancia de estas relaciones tempranas e interferimos con ellas fácilmente. Esto es

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algo que no debemos hacer jamás. Cuando una madre simplemente tiene la capacidad de ser madre, nunca debemos interferir. Ella no será capaz de luchar por sus derechos porque no comprenderá. Todo lo que sabrá es que ha sido herida. Pero la herida no es un hueso roto o un corte en el lirazo. Es un daño en la personalidad del bebé. Cuán frecuentemente. sucede que una madre se pase años de su vida intentando reparar esta herida que en realidad fue causaoa por nosotros al interferir innecesariamente en algo tan simple que parecía no tener importancia. [1966]

2 Saber y aprender

Una joven madre tiene mucho que aprender. Los especialistas le dan datos útiles acerca de la introducción de alimentos sólidos en la dieta, de las vitaminas y el uso de las tablas de peso; y a veces le hablan acerca de cosas bastante diferentes, por ejemplo, de su reacción cuando su hijo rechaza la comida. Me parece importante que ustedes' distingan con claridad.la diferencia entre estos dos tipos de conocimiento . Lo que ustedes hacen y saben por el simple hecho de ser madres, está tan lejos de lo que saben a partir del aprendizaje como' lo están las costas oriental y occidental de Inglaterra. Cualquier cosa que se diga en este sentido, es poco. Así como el profesor que descubrió las vitaminas que previenen el raquitismo tiene realmente algo qu.e enseñarles, también ustedes tienen algo que enseñarle a él en relación con el otro tipo de conocimiento, el que ustedes adquieren naturalmente. La madre que amamanta a su bebé no debe preocuparse por las grasas y las proteínas mientras , En esta charla radiofónica, Winnicott se dirige a las madres. Véase la pág. 139. (Comps.)

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está completamente dedicada al control de las primeras etapas. En el momento del destete, alrededor de los nueve meses, cuando el bebé se vuelve menos exigente, la madre está más libre para estudiar los datos y consejos que le ofrecen médicos y enfermeras. Desde luego, hay muchas cosas que no puede saber intuitivamente, y desea que le expliquen la forma de introducir los sólidos en la dieta y cómo utilizar los alimentos disponibles de manera que el bebé crezca y se mantenga saludable. Pero debe esperar hasta el momento en que su estado de ánimo le permita recibir esta información. Es fácil ver que años de brillantes investigaciones respaldan los consejos del médico acerca de las vitaminas, y admirar el trabajo del científico y la autodisciplina que dicho trabajo implica, y sentirnos agradecidos cuando lq¡¡ resultados de la investigación permiten evitar muchos sufrimientos, quizás por medio de una indicación tan simple como la de agregar I;lnas gotas de aceite de hígado de bacalao a la dieta. Al mismo tiempo el científico puede admirar la comprensión intuitiva de la madre, que le permite cuidar a su hijo sin haber aprendido a hacerlo. En realidad, yo diría que la riqueza esencial de esa comprensión intuitiva consiste en que es natural y no ha sido alterada por el aprendizaje. Lo más difícil cuando se preparan charlas o libros sobre el cuidado de los niños es encontrar el modo de no interferir con el comportamiento 'n atural ' de las madres, brindándoles al mismo tiempo una información útil y precisa .sobre los hallazgos de la investigación científica.

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Quiero que ustedes confíen en su' capacidad como madres y que no crean que, porque no saben mucho de vitaminas, tampoco sabrán, por ejemplo, cómo sostener a su bebé. Cómo sostener a su bebé: he aquí un buen ejemplo para desarrollar. La expresión "sosteniendo al bebé" tiene un significado específico en inglés: alguien estaba cooperando co~ u,~tedes ~n alguna tarea, y luego se marchó, y las dejó sostemendo al bebé". Como puede observarse todo el mundo sabe que las madres tienen un sentJd¿ de responsabilidad, y que si tienen un bebé en sus brazo.s, están comprometidas de un modo especial. Por cIerto que algunas mujeres se quedan literalmente ~osteniendo al bebé, en el sentido de que el padre es mcapaz de disfrutar de su rol y de compartir con la madre la gran responsabilidad que un bebé siempre debe representar para alguien. También puede ocurrir que en el hogar falte el padre. Por lo común, sin embargo, la mujer se siente a~oyada por su esposo y, en consecuencia, pÜede cumpltr . adecuadamente su función de madre, y cuando sostiene a su bebé, lo hace con naturalidad y sin pensar en ello. Una madre así se sorprendería al oírme decir que sostener a un bebé es una tarea especializada. Cuando la gente ve un bebé, desea que se le permita tenerlo en brazos. Ustedes no dejan que otras pers~nas sostengan a su bebé cuando sienten que no sigmfica nada para ellas. Los bebés son muy sensibles al modo como se los sostiene; por eso lloran cuando están en brazos de un persona y descansan tranquilos 35

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en los de otra, ya desde muy pequeños. A veces una niña pequeña pide tener en brazos a un her~a~ito recién nacido, y esto constituye un gran acontecImIento para ella. Una madre prudente, si le permi~e. hacerlo, no depositará en ella toda la responsabIlIdad, y estará presente todo el tiempo, lista para volver a tomar al bebé en sus brazos seguros. Una madre prudente no dará por sentado que la hermanita mayor se siente segura con el bebé en sus brazos; esto sería negar el significado de la experiencia. Conozco algunas personas que recuerdan toda la vida la ~errible sensación de sostener en brazos a un hermamto y la pesadilla de sentirse inseguras . En la pesadilla, el bebé cae. El miedo, que en la pesadilla puede aparecer com~ daño, en la práctica hace que la hermanita, mayor sostenga al bebé con demasiada firmeza . Todo esto nos conduce a lo que ustedes hacen naturalmente a causa de su devoción por el bebé. No están ansiosas, y ' por eso no lo sostienen co~ demasiada fuerza. No tienen miedo de dejarlo caer. SImplemente, adecuan la presión de sus brazos a las necesidades del bebé se mueven con ,suavidad y quizás emitan algunos ~onidos. El bebé siente cómo respiran ustedes. Se siente cómodo en sus brazos al percibir el calor que le transmiten a través del aliento y de la piel. Por cierto existen madres de todo tipo, y algunas no están tan 'conformes con el modo en que sostienen a sus bebés. Algunas experimentan dudas: el bebé parece más feliz en la cuna. En estas madres pueden existir vestigios del miedo que padecieron cuando eran niñas y sus madres les permitían sostener a un recién nacido. O puede ser que sus madres no hayan

sabido sostenerlas adecuadamente a ellas, y que teman transmitirle a su bebé esta inseguridad del pasado. Una madre ansiosa utiliza la cuna lo más posible, o hasta entrega, al bebé al cuidado de una niñera, seleccionada por su habilidad natural para ocuparse de los bebés. Hay espacio para todo tipo de madres en el mundo; algunas son buenas para ciertas cosas, y otras, para otras. ¿O debería decir algunas son malas para ciertas cosas y otras para otras? A algunas les provoca ansiedad sostener al bebé. Puede resultar útil examinar esta cuestión en una forma aun más detallada, porque si ustedes se ocupan adecuadamente de su bebé, quiero que sepan que están haciendo algo importante. Es una pequeña parte de la forma en que pueden establecer una buena base para la salud mental de este nuevo miembro de la comunidad. Considérenlo poniendo en juego su imaginación. Tenemos aquí al bebé justo en el comienzo (por lo que ocurre en el comienzo sabemos lo que ocurrirá más adelante una y otra vez). Permítanme describir tres etapas en la relación del bebé con el mundo (representado por lo~ braz,os y el cuerpo maternos); dejando de lado el hambre y la rabia y todas las conmociones. Primera etapa: el bebé es una criatura viva "Y autocontenida, y, sin er¡:lbargo, rodeada de espacio; no conoce hada, excepto a sí mismo. Segunda etapa: el bebé mueve un codo, una rodilla, o se estira un ' poco. Ha atravesado el ,espacio; ha sorprendido al medio. Tercera etapa: ustedes, que están sosteniendo al bebé se sobresaltan porque sonó el timbre o se derramó el agua de la pava, y nuevamente el espacio

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. ha sido atravesado. Esta ~ez, el medi!) ha sorprendido al niño. Primero el niño· autocontenido está en el espacio que existe entre él Y el mundo; luego; el niño sorprende al mundo, y por último, el mundo sorprende al niño. Esto es tan simple que, creo, les parecerá una secuencia natural, y, en consecuencia, constituirá una buena base para el estudio de la forma en que sostIenen a sus niños. . Todo esto es bastante obvio, pero el problema es que si ustedes no saben estas cosas es probable que desperdicien su inmensa habilidad, por~ue no sabrán cómo explicar a los vecinos y a sus mandos hasta qué punto es necesario para ustedes tener, a. su vez, un espacio propio en el cual pod.e r propor:lOnar a s~s hijos una buena base para la vIda. ~ermüanme decIrlo de este modo: el bebé, en el espacIo, se va preparando con el tiempo para el movimiento que sorprende al mundo, y el niño que ha descubierto al mundo ~e. este modo se va preparando con el tiempo. para. recIbIr de buen grado las sorpresas que el mundo le tiene reservadas. El bebé no sabe que el espacio que lo rodea está preservado por ustedes. ¡Cuánto cuidado ponen para que el mundo no haga irrupción antes que el bebé lo haya descubierto! Manteniendo un~ calma vÜal y relajada sus propias vidas se asemeJa.n a la vida del niño, mientras están a la expectatlva de los gestos que él realiza y por los cuales las descubre. . Si ustedes tienen mucho sueño, y especialmente SI están deprimidas, pondrán al niño en la cuna, porque 38

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saben que no están en condiciones de mantener en él la idea de un espacio que lo rodea. Aunque me he referido especialmente a los niños muy pequeños y a la forma de tratarlos; esto no significa que lo dicho no sea aplicable a niños mayores. Sin duda, en la mayoría de los casos éstos han atravesado situaciones mucho más complejas, y no necesitan de ese cuidado tan especial que ustedes ponen naturalmente al sostener a un recién nacido. Pero sucede con bastante frecuencia qU:e el niño más grande, aunque sea durante unos pocos minutos, o durante una o dos horas, necesita volver atrás y recorrer una vez más el camino de las primeras etapas. Quizás el niño ha sufrido un accidente, y acude a ustedes llorando. Pueden pasar cinco o diez minutos antes de que vuelva a jugar. Mientras tanto, ustedes lo habrán tenido en brazos y se habrá producido la misma secuencia de la que he estado hablando. En primer lugar, el abrazo calmo pero vital, y, luego, su disponibilidad para que el niño se mueva y las encuentre, una vez que haya terminado de llorar. Y finalmente, ustedes pueden separarse de él con naturalidad. También puede ocurrir que el niño esté indispuesto, triste o cansado. Cualquiera sea el motivo, durante un rato vuelve a ser un bebé y ustedes saben que se necesita tiempo para que se produzca un retorno natural desde la seguridad esencial a las condiciones normales. Ciertamente, podría haber elegido m1Jchos otros ejemplos de los conocimientos que ustedes poseen simplemente porque son especialistas en esta cuestión particular del .cuidado de sus niños. Quiero alentarlas a mantener y a defender estos conocimientos de 39

I especialistas que no pueden ser enseñados. Sólo. si conservan aquello que es natural en ustedes podran, sin peligro, aprender cualquier cosa que tengan para enseñarles los médicos y las enfermeras. Podría suponerse que he estado tratando de enseñarles cómo deben sostener a su bebé; no hay nada de eso. Lo que he intentado es describir diversos aspectos de lo que ustedes hacen espontáneamente, ~ara que tomen conciencia de ello ' y perciban su capacIdad natural. Esto es importante, porque personas lrreflexivas tratarán a menudo de enseñarles a hacer la clase de cosas que ustedes pueden hacer mejor de lo que se les puede enseñar a hacerlas. Si están seguras ~e todo esto, pueden comenzar a aumentar. su eficacla como madres aprendiendo aquello que SI puede ser enseñado, porque lo mejor de nuestra civ~lizació~ y de nuestra cultura ofrece muchas cosas vahosas, SI pueden incorporarlas sin perder lo que poseen naturalmente. [1950]

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3 La lactancia natural como una forma de comunicación

Enfoco este tema como pediatra que se convirtió en . psicoanalista y que tiene una vasta experiencia en el . tipo de casos que se ven en la práctica de un psiquiatra de niños. Para poder realizar mi trabajo debo tener una teoría, tanto del desarrollo físico como del desarrollo emocional del niño en el ambiente que lo rodea, y una .teoría debe abarcar todo el espectro de posibilidades . Al mismo tiempo una teoría debe ser flexible, de tal manera que cualquier dato clínico pueda, si es necesario, modificar la enunciación teórica. No estoy especialmente interesado en promover y alentar la lactancia natural, aunque sí espero que la tendencia general de todo lo que he expuesto durante años acerca de esta cuestión haya tenido precisamente ese efecto, simplemente porque es algo natural, y todo lo natural suele tener muy buenos fundamentos . Lo que quisiera hacer en primer lugar es disociarme de una actitud sentimental hacia la lactancia natural ode la propaganda a favor de ésta. La propaganda siempre tiene otro aspecto que eventualmente reaparece como reacción ante la propaganda misma. No hay duda de que un gran número de individuos en 41

el mundo actual han sido criados en forma satisfactoria sin haber tenido la experiencia de la lactancia natural. Esto significa que existen otras formas en las que un niño puede experimentar intimidad física con su madre. Sin embargo, nunca dejo de lamentar cualquier fracaso que se produzca en la lactancia natural, simplemente porque creo que la ' madre, el bebé o ambos están perdiendo algo si no realizan esta experiencia. No nos preocupan solamente las enfermedades o los trastornos psiquiátricos; nos preocupan la riqueza de la personalidad, la fuerza del carácter y la capacidad de ser felices, así como la capacidad para la rebelión y la revolución. Es probable que la verdadera fuerza provenga de la experiencia de un proceso de desarrollo natural, y esto es lo que esperamos que ocurra. En l~ práctica, este tipo de fuerza se pierde de vista fácilmente debido a la fuerza comparable que puede provenir del miedo, el resentimiento y la privación. Si nos guiamos por las enseñanzas de los pediatras, podríamos preguntarnos si la lactancia natural es mejor que otro tipo de alimentación. Algunos pediatras piensan que la lactancia artificial, correctamente llevada a cabo, puede ser más satisfactoria en términos de anatomía y de fisiología, que es lo que a ellos les preocupa. No debemos pensar que el tema está agotado una vez que el pediatra ha terminado de hablar, especialmente si parece olvidarse de que hay otras cosas importantes en el bebé además de su sangre y sus huesos. En mi opinión, la salud mental de un individuo es determinada desde el comienzo por la 42

madre, quien proporciona lo que he denominado un ambiente facilitador, es decir un ambiente en el cual los procesos naturales de crecimiento del bebé y sus interacciones con lo que lo rodea puedan desarrollarse según el modelo que ha heredado. La madre (sin saberlo) está echando las bases de la salud mental del individuo. Pero eso no es todo. Si supone~os la salud mental, la madre (si obra correctamente) está echando las bases dI! la fuerza de carácter y de la riqueza de la personalidad del individuo. Teniendo una buena base el individuo será capaz, con el tiempo, de relacionars~ creativamente con el mundo, y de disfrutar y utilizar lo que éste tiene para ofrecerle, incluyendo la herencia cultural. Por desgracia, es absolutamente cierto que si un niño no ha sido encaminado apropiadamente, la herencia cultural es como si no existiera y la belleza del mundo no es más que una ilusión que no puede ser disfrutada. Así, en este sentido existen los ricos y los pobres, y esto no tiene nada que ver con las finanzas; tiene que ver con que hay quienes fueron encaminados en forma apropiada, y quienes no. Ciertamente, la cuestión de la lactancia natural forma parte de esta vasta problemática, de lo que queremos expresar cuando decimos que alguien ha sido encaminado en forma apropiada a través de un aprovisionamiento 'ambiental suficientemente bueno. Pero es sólo un aspecto entre otros. Los psicoanalistas que formularon la teoría actualmente en uso del desarrollo emocional delindividuo son hasta cierto punto responsables de haber exagerado. un tanto la importancia real del pecho. No es que se hayan equivocado, 43

pero con el correr del tiempo hemos llegado a comprender que el término "pecho bueno" forma parte de una jerga y que con él se alude a un quehacer materno satisfactorio en sentido general. Por ejemplo, el modo en que se sostiene y se manipula a un bebé tiene mayor importancia como indicador del manejo que la experiencia de la lactancia natural. Además, es bien conocido el hecho de que muchos bebés tienen una lactancia natural aparentemente satisfactoria y sin embargo no son satisfactorios en el sentido de que existe un defecto observable en 'su proceso de de~arro110 y en su capacidad de relacionarse con la gente y de utilizar objetos, defecto debido a que se los ha sostenido y manipulado de un modo inadecuado. Una vez aclarado el punto de que la palabra pecho y la idea de la lactancia natural son expresiones que involucran tOOo lo que es la técnica de ser madre, intentará destacar la importancia potencial del pecho mismo. Quizás ufltedes adviertan de qué estoy intentando distanciarme. Quiero distinguirme de quienes tratan de obligar a las madres a amamantar a sus hijos. He visto muchos niños que lo pasaban muy mal mientras sus madres luchaban por hacer funcionar sus pechos, lo cual son ciertamente incapaces ,de hacer, ya que es algo que está fuera del control consciente. La madre sufre y el bebé también. A veces se experimenta un gran alivio cuando por fin se establece la lactancia artificial, y de todos modos hay algo que funciona bien en el sentido de que el bebé está recibiendo en cantidad adecuada el alimento apropiado. Muchos de estos conflictos podrían ser evitados si se desmitificara la idea de la lactancia natural. En mi

opinión, es altamente ofensivo que un médico o una enfermera le digan a una mujer que desea amamantar a su hijo y que lo' hace en forma natural, que ella debe amamantar a su bebé. Si yo fuese una mujer, esto sería suficiente para desalentarme. Les diría: "Muy bien: entonces ,no lo haré." Por desgracia, las madres creen ciegamente en los médicos y en las enfermeras, y piensan que porque el médico sabe qué hacer cuando las cosas no marchan bien o se presenta una emergencia quirúrgica, también sabe cómo hacer que una madre se relacione con su bebé, Generalmente, el médico no sabe nada de esto, que es una cuestión de intimidad entre la madre y el bebé. . Se trata de que los médicos y las enfermeras en general 'enti'endan que, aunque! son muy necesarios cuando las cosas no marchan bien en el aspecto físico, no son especialistas en aquellas cuestiones de intimidad que tienen importancia vital tanto para la madre como para el bebé. Si empiezan a dar consejos sobre la intimidad, entran en un terreno peligroso, porque ni la madre ni el bebé necesitan consejos. En lugar de consejos, lo que necesitan es un suministro ambiental que aumente la confianza de la madre en sí misma. Constituye un gran adelanto de los tiempos modernos el hecha de que cada vez sea más común que 's e le permita al padre estar presente durante el nacimiento del bebé, y así el padre puede aportar a la situación una comprensión de la importancia de los primeros momentos en que la madre puede observar a su bebé antes de descansar. Lo mismo ocurre con la iniciación de la lactancia natural. Es algo que puede tornarse muy difícil, porque la capacidad .de amamantar de la

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madre no depende de los esfuerzos que realiza. Debe esperar sus propias reacciones, o a -la inversa, sus reacciones son tan fuertes que apenas puede esperar al bebé y debe ser ayudada a causa de la acumulación de la leche. Con respecto a la educación de los médicos y enfermeras en estas ' cuestiones , sin embargo , debemos recordar que tienen muchas otras cosas que aprender, ya que las exigencias de la medicina y de la cirugía modernas son ciertamente muy grandes. Y los médicos y las enfermeras son personas ba stante corrientes. Son los padres los que deben ser conscientes de sus necesidades en esta temprana etapa, e insistir en que se les permita satisfacerlas por sí mismos. Sólo alguna que otra vez encontrarán médicos y enfermeras que comprendan cuál es su función propia y cuál la de los padJOes, y en tal caso la relación entre unos y otros será muy satisfactoria . Como es natural, desde mi posición suelo escuchar a las ~adres quejarse de los sufrimientos que les causan los médicos y enfermeras que, siendo altamente competentes en el aspecto físico, no pueden evitar interferir y obstaculizar la relación entre la madre, el padre y el bebé. Sin duda hay madres que tienen grandes problemas personales relacionados con sus conflictos internos y quizá con sus experiencias infantiles. A veces, estas cuestiones pueden superarse. Cuando una madre tiene dificultades para amamantar, no se debe intentar forzar una situación que en algún momento fracasará y que puede convertirse en un desastre. En consecuencia, constituye una muy mala práctica por parte de aquellos que están a cargo el tener una idea 46

preconcebida de lo que una madre debería hacer res~ pecto a la lactancia natural. Suele suceder que una madre deba dejar de amamantar tempranamente e introducir otro tipo de alimentación, y puede ser que tenga éxito con su segundo o tercer 'hijo y que se alegre de que haya sucedido en forma natural. Cuando no es posible amamantar a un bebé, existen muchas otras formas de intimidad física que él puede compartir con su madre . Quisiera ilustrar aquí con un ejemplo la importancia que tienen estos aspectos en las etapas más tempranas. Una mujer adopta un pebé de seis semanas. Comprueba que el bebé responde satisfactoriamente al contacto humano, a los mimos y al resto de los aspectos corrientes de su cuidado . Pero también descubre que ese bebé de seis semanas responde a un modelo
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