Lopez Doriga - Definición
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VI. LA DEFINICIÓN 1. Necesidad Los hombres nos intercomunicamos por medio del lenguaje. A través de él expresamos y transmitimos a otras personas nuestras ideas, afirmaciones, dudas y sentimientos; en una palabra, nuestra vida interior afectiva y cognoscitiva. La expresión de los sentimientos primarios de alegría y dolor así como de los estados anímicos fundamentales de depresión y exultación, y los corporales de sueño y cansancio, hallan un camino espontáneo y natural a través de la mímica facial (risa, llanto), de las interjecciones (¡Ah!) y del comportamiento general (cabecear, arrastrar los pies). Todo ello constituye un lenguaje rudimentario e incompleto, común a todos los hombres de todos los tiempos e incluso en algunos aspectos (dolor, cansancio) propio también de muchos animales. No se puede decir lo mismo cuando se trata del lenguaje, hablado o escrito, con el que comunicamos a los demás ideas complejas, juicios de valor, conocimientos científicos y técnicos, afectos matizados y sentimientos profundos. Aunque el hombre es un ser sociable por naturaleza1, el lenguaje, instrumento imprescindible de su sociabilidad, es artificial en su realización concreta, pues ni es fijo y necesario el número de vocablos existentes para expresar los conceptos, ni el sonido de esas palabras guarda relación natural con su sentido, ni las leyes que agrupan las palabras en oraciones más o menos largas y complejas obedecen a una estructura mental común a todos los hombres. Por el contrario, la riqueza del vocabulario varía grandemente de una persona a otra, de un idioma a otro, e incluso de una a otra época dentro de una misma lengua. En líneas generales se puede afirmar que la riqueza del vocabulario está en razón directa de la cultura de quien usa el idioma. El niño de cinco años de edad no dispone arriba de unos pocos centenares de palabras, casi todas de tipo genérico, esto es, de gran extensión y poca comprehensión: comer, beber, dormir, cosa, jugar, nene, pupa, pan, dulce, sol, oscuro... En la conversación ordinaria y en las noticias de los diarios (no en sus artículos de fondo) el vocabulario se alarga hasta un par de millares de palabras. En los buenos escritores, la riqueza lexicográfica llega a ser a veces tan grande que el lector, incluso culto, tiene necesidad de un diccionario si no quiere limitarse a adivinar por el contexto el sentido aproximado de lo que está leyendo. Se calcula que Cervantes emplea en todas sus obras unas trece mil palabras distintas, número que excede lo usual incluso entre personas con estudios universitarios. Por esto (y por la lejanía ambiental, de la que enseguida hablaré) las ediciones de El Quijote suelen llevar notas aclaratorias al pie de página, a fin de que entendamos lo que significa, ya en sus primeras líneas, lo de lanza en astillero, duelos y quebrantos, salpicón las más noches y pantuflas de velludo. He dicho «en líneas generales», pues, como ya quedó indicado antes, la cultura no es un valor absoluto. O, si preferimos contemplar la misma realidad desde otro punto de vista, los conocimientos de la humanidad han desbordado la capacidad asimilativa del hombre individual, de forma que ya no es posible ni un Leonardo da Vinci ni un Leibniz, cuyo saber enciclopédico reflejaba la (casi) totalidad de los conocimientos de su tiempo. Bertrand Russell y Albert Einstein entre los científicos, y Alexis Carrel y Gregorio Marañón entre los médicos son quizá, junto con otros pocos nombres, los exponentes actuales más distinguidos de la cultura total. Pero si prescindimos de ellos y de unos pocos nombres más, la cultura profunda o
especializada del ingeniero, del médico, del economista, del teólogo y del músico queda circunscrita a sus respectivos campos del saber, sin más conocimiento de las otras áreas que lo que les queda después de haber olvidado lo que estudiaron en la escuela secundaria, o lo que hayan asimilado desde el entorno cultural: conversaciones, periódicos, televisión. Frente a quien es pobre en lenguaje, ¿cómo transmitirle un concepto, si o ignora totalmente el significado de la palabra empleada por nosotros, o, lo que resulta más peligroso, nuestra palabra suscita en él un concepto equivocado? (en el sentido explicado en el capítulo anterior). De otro modo, ¿cómo transmitir un concepto mediante la palabra cuando la palabra es para el oyente un sonido huero, desvinculado de todo concepto? En algunos casos será posible sustituir la palabra empleada por otra equivalente en sentido estricto (sinónima), o equivalente por lo menos en ese contexto. Así convendrá que el médico, en vez de decir a un paciente rudo, analfabeto, que vaya al odontólogo, le diga que vaya al dentista. Odontólogo y dentista son palabras sinónimas. En su contexto también resultan sinónimas las expresiones con que señalamos dónde queda nuestro camarote en un barco: a estribor y hacia proa, o a la derecha y hacia delante. Cuando no es posible encontrar una palabra que exprese adecuadamente el concepto y que sea conocida simultáneamente por ambos interlocutores, es menester echar mano del circunloquio, esto es, mediante un rodeo y el uso de varias palabras, todas conocidas para ambos, explicar la idea encerrada en el vocablo desconocido. Circunloquio, pues, es exactamente lo que acabo de hacer para explicar lo que es un circunloquio. Cuando la aclaración de una palabra se hace mediante una proposición, que explica de modo suficiente y breve el concepto de la cosa encerrado en esa palabra tenemos una definición. «Una definición —escribe Aristóteles— es una frase que significa la esencia de una cosa. Se presenta o bien en forma de una frase en lugar de un término, o bien de una frase en vez de otra frase, pues a veces es también posible definir el significado de una frase»2. Una de las grandes deudas que la filosofía tiene con Sócrates consiste precisamente en que Sócrates descubrió en forma consciente y refleja la definición y su importancia3. En su enfrentamiento con los sofistas, Sócrates echa mano de la ironía como arma psicológica, y de la definición como herramienta intelectual, que por sí sola le permite poner al descubierto la futilidad de muchas de sus argumentaciones. Sócrates, con su afán por definir, pretende llegar al meollo de las cuestiones. Es típico su proceder con Menón. Éste, frente a la ignorancia, en parte fingida y en parte real, de Sócrates, afirma saber lo que es la virtud; pero al empezar a declarárselo, señalando cuál es la virtud propia del hombre y cuál la de la mujer, Sócrates replica que no le dice lo que la virtud es, sino que le pone ejemplos de virtudes, cuando lo que busca es la forma (εἶδος , idea), común a todas las virtudes y por la cual son virtudes4. Este definir los conceptos y delimitar su comprehensión basta muchas veces para evitar discusiones meramente verbales, suprimir equívocos con amplias repercusiones sociales y poner al descubierto razonamientos paralogísticos o falaces5. Al traducir de un idioma a otro no basta con cuidar que la paronomasia entre vocablos de ambas lenguas no conduzca al traductor a verter el término francés constipé por constipado, sino que lo obligará a examinar el contexto para saber si el inglés engineer corresponde en el caso concreto al español ingeniero o más bien a maquinista.
Esta anfibología puede tener consecuencias en la vida práctica de las personas y de las naciones. Piénsese en la joven sudamericana que cree haberse casado con un «ingeniero» norteamericano y, ya en los Estados Unidos, descubre que su esposo es «maquinista» del ferrocarril. El convenio entre el Perú y España, en virtud del cual los estudios efectuados en un país son reconocidos automáticamente en el otro (aunque, desgraciadamente, en la práctica no quedan eliminadas todas las trabas burocráticas), presenta sus dificultades de origen lingüístico. La carrera de arquitectura en España abarca más que la de la misma denominación en el Perú. En realidad, al arquitecto español se le exigen estudios casi equivalentes a los impartidos en las universidades peruanas para obtener los títulos de arquitecto y de ingeniero civil. Inversamente, el grado de bachiller universitario representa en España sólo la culminación de la educación secundaria; en el Perú en cambio supone haber concluido satisfactoriamente diez semestres de estudios en la universidad, y en no pocas carreras es equiparable aproximadamente al título de licenciado en España. Quizás el caso más típico y extremo de anfibología es el de la palabra democracia, según sea la tendencia política de quien la emplea. En Europa occidental y en Europa oriental, en Norteamérica y en el sudeste asiático, en Australia y en China la misma palabra oculta conceptos totalmente divergentes. Para los primeros, la democracia lleva consigo la existencia de diversos partidos políticos, de elecciones libres, de prensa libre, de rendición de cuentas por parte del gobierno ante el parlamento. Para los segundos, por el contrario, nada de lo anterior es necesario, sino que la verdadera democracia es la proletaria o popular, que es algo históricamente nuevo, un nuevo modo de democracia (para el proletariado) y una nueva forma dictatorial (contra la burguesía), según Lenin6; es la dictadura del proletariado, que en la práctica se convierte en la dictadura del partido, pues éste tiene a su cargo todo lo que ocurre en la sociedad7. 2. Cualidades Definir es necesario; pero para que la definición llene su cometido ha de poseer ciertas cualidades que no sólo aseguren su corrección, sino además su utilidad. Dejemos este último aspecto para después de haber estudiado los diversos tipos de definición y fijémonos ahora en las cinco cualidades que tradicionalmente se asignan a toda buena definición: debe ser breve, clara, recíproca, no meramente negativa y debe evitar el círculo vicioso. La definición no es un tratado. Con ella no se pretende dar una clase sobre el objeto por definir ni mostrar todos sus aspectos o propiedades. Su finalidad es más modesta: aclarar, como dijimos antes, un término oscuro, o preparar al auditorio o al lector sobre el asunto que se va a tratar, o finalmente recoger en forma compendiada el fruto de la exposición o investigación. Por esto, al definir algo hay que recordar siempre que se trata dé una proposición. Alargar excesivamente la definición, aunque sea bajo pretexto de mayor exactitud, suele ser con detrimento de su utilidad. Y no pocas veces las definiciones demasiado largas y detallistas encierran rasgos no esenciales, con lo cual su extensión queda indebidamente acortada. Sirva de ejemplo esta definición del poder político, dada por J. Locke: El poder político es, a mi entender, el derecho de hacer leyes con penalidades de muerte, y por consiguiente con todas las penalidades menores para la regulación y conservación de la propiedad, y de emplear la fuerza de la comunidad en la ejecución
de tales leyes, así como en la defensa del patrimonio común contra el ataque exterior, y todo ello por el bien público8.
De acuerdo con esta definición, demasiado ambiciosa en su afán de precisión, habría que negar la existencia de un poder político en aquellos Estados, cada vez más numerosos, que han abolido la pena de muerte. Y la finalidad del Estado consistiría únicamente en defender la propiedad, tanto privada como pública. Los restantes (y principales) aspectos del bien común y de los derechos humanos no son competencia del Estado liberal propugnado por Locke. Esta última consideración nos lleva de la mano a examinar otra cualidad necesaria en toda buena definición: la reciprocidad. Definición y definido han de poseer la misma extensión. En otras palabras, la definición debe abarcar todo y sólo lo que se pretende definir. En realidad, al achacar a Locke que se deja fuera de la definición del poder político aspectos que deberían estar incluidos en él, partimos del supuesto, obvio para nosotros, de que un Estado no puede reducirse a ser un policía encargado de custodiar un bien privado o público. En este sentido hemos señalado que su definición no abarca todo lo que debería abarcar. Sin embargo, para Locke, uno de los iniciadores de la mentalidad liberal, nuestra queja carecería de razón; más aún, nos echaría en cara el no mencionar (por lo menos explícitamente) la defensa indiscriminada del derecho de propiedad, sin limitaciones ni obligaciones sociales. No fue, pues, casualidad el que fuera en Inglaterra donde la revolución industrial tuvo una absoluta carencia de sensibilidad social y humana. Deslindado así el terreno entre lo que, según la ideología propia de cada uno, es una real o aparente falta de reciprocidad, podemos ahora ocuparnos de la reciprocidad de las definiciones en sentido estricto. La definición, como hemos visto, es en el fondo la aclaración de un concepto. En consecuencia el concepto y su definición deben poseer la misma comprehensión y por ende también la misma extensión. No puede ésta extenderse a menos ni a más objetos que aquél. De acuerdo con esto podemos decir que son definiciones correctas desde el punto de vista de la reciprocidad tocón (parte del tronco de un árbol que queda unida a la raíz cuando lo cortan por el pie), estribor (costado derecho del navío, mirando de popa a proa), puma (mamífero carnicero de América, parecido al tigre, pero de pelo suave y leonado). Depende en cambio del contexto la reciprocidad de definiciones tales como automóvil (vehículo con motor propio y cuatro ruedas, que no circula por rieles) o doctor (persona que ha recibido el más alto grado académico que confiere la universidad), porque el primero a veces se contrapone expresamente a vehículos de carga (camiones). Y doctor es tratamiento usual frente a cualquier médico, haya o no haya conseguido el doctorado en medicina9. La lista de definiciones que cumplen dudosamente con la condición de la reciprocidad puede alargarse fácilmente10. Pero más importancia tiene el caer en la cuenta de la dudosa corrección de aquellas definiciones, que aparentemente no son recíprocas y que en el fondo están condicionadas por una ideología subyacente. En algunos casos se trata de un verdadero contrabando intelectual; en otros son mera expresión del pensamiento, del que las profiere, pensamiento que no es necesariamente compartido por todos sus oyentes o lectores, y mucho menos por todos los hombres. Unos ejemplos servirán para aclarar esto último. Ninguna persona razonable se opondrá a una reforma agraria que tenga por objeto suprimir los latifundios si, de acuerdo con Martín Alonso" y con Julio Casares12, por latifundio entendemos una «finca rústica de gran extensión y de un solo dueño, insuficientemente cultivada». La
dificultad, sin embargo, surgirá cuando al aplicar la ley que ordena expropiar los latifundios se tome esta palabra en el sentido que le da la Real Academia Española: «Finca rústica de gran extensión»13, sin precisar ni la naturaleza del propietario (una o varias personas naturales o una empresa agrícola) ni el aprovechamiento del terreno (inculto o insuficientemente cultivado o, por el contrario, cultivado con las más modernas técnicas agrícolas, que le hacen rendir cosechas opimas). La tiranía de la palabra «latifundio», odiosa para la generalidad de las personas, ha hecho fracasar no pocos esfuerzos loables de reforma agraria al englobar indiscriminadamente en la expropiación fincas improductivas por falta de cultivo (que repartidas entre los campesinos mejorarían su rendimiento) con fincas altamente tecnificadas, cuyo rendimiento tenía necesariamente que descender al faltar la técnica y el capital imprescindibles para su aprovechamiento integral. Como cuarta cualidad de una buena definición suele mencionarse el que no sea meramente negativa. Con la definición pretendemos decir lo que algo es (casa, rosa, número, prudencia...). Una «definición» meramente negativa puede ser útil en el comienzo de una explicación como delimitación del campo, pero nunca nos dirá lo que el objeto es. Recordemos la categoría kantiana de limitación, propia de los juicios infinitos (todo S es no P). Aunque no sea tan frecuente incurrir en este defecto como en los anteriores, sin embargo, no faltan casos de seudodefiniciones negativas. En el Perú de la década de los setenta el régimen del general Velasco (1968-1975) se autodefinía como ni capitalista ni comunista. Tampoco sería correcto ni útil definir las plantas como seres no sensitivos. Existen algunas excepciones, tal vez más aparentes que reales. Las privaciones solemos definirlas en forma negativa. Así llamamos ciego a quien no puede ver. Pero la corrección de esta definición no proviene sólo de sus palabras, sino, además, de los presupuestos implícitos. Como última cualidad de una buena definición está el que no constituya un círculo vicioso, esto es, que la definición no incluya el término que se quiere definir. Así es incorrecto definir el oro como metal áureo, la física como la ciencia que estudia los fenómenos físicos, la virtud como disposición del alma para las acciones virtuosas. En los diccionarios se comete el círculo vicioso cuando dos palabras se definen mutuamente la una por la otra; mampostería es la obra hecha con mampuestos, y mampuesto es el material empleado en mampostería. 3. Clases Una misma realidad puede ser contemplada desde múltiples puntos de vista. Puede, pues, haber muchas definiciones de un mismo objeto. Por ciertas afinidades entre ellas y sin pretensiones de agotar la materia, podemos reunir las diferentes clases de definición en tres grupos: I.
II.
III.
Etimológicas, Descriptivas, Constitutivas, Genéticas, Analíticas.
Estipulativas, Lexicográficas, Aclaratorias, Teóricas.
Demostrativas, Sinónimas, Persuasivas.
Por definición etimológica entendemos la que aclara el concepto de una cosa a partir del origen del vocablo (étimo) con que se la designa. En español ese origen es en primer lugar otra palabra española o latina. Hay también millares de palabras que proceden del griego o del árabe. El resto proviene de otras lenguas antiguas (hebreo) o modernas: catalán, italiano, francés, alemán e inglés. Del inglés proceden actualmente muchos términos técnicos. Para evitar confusiones hay que recordar que no es lo mismo la etimología de una palabra y su definición etimológica. Aquélla indica su origen lingüístico, prescindiendo de si se ha conservado fundamentalmente el significado original, o de si se ha producido un cambio semántico. Ésta por el contrario es una proposición que, partiendo de la etimología, explica el sentido actual de la palabra. Diversos ejemplos ayudarán a comprender todo lo dicho. Etimologías y definiciones etimológicas Limpiaparabrisas: Del español limpiar y parabrisas. Esta última palabra procede a su vez de parar (detener) y brisa (viento). Imperdonable: Del español perdonar, el prefijo de negación in- y el sufijo de posibilidad -ble. Impermeable: Del latín impermeabile, que a su vez proviene del verbo meare (ir, pasar), de los prefijos per- (a través) e in- (negación) y del sufijo -bile (posibilidad). Otitis: Del griego ου̃ς, ωτός (oído) y del sufijo -itis (inflamación). Azafata: Del español azafate, y éste del árabe safat (cesta, canastilla). Radar: Letras iniciales (radiolocalización).
del
inglés
radio
detection
and
ranging
Televisión: Del griego τηλε (lejos) y el español visión. Chófer: Del francés chauffeur (conductor, fogonero) y éste del latín calefactor (fogonero, encargado de la calefacción). Aleluya: Del latín alleluia, del griego αλληλουϊα, del hebreo haleluyah que a su vez proviene de balelu (alabad) y yah (Yahweh). Conocidas etimológicas.
las
etimologías,
podemos
ya
proponer
las
definiciones
Limpiaparabrisas: Aparato que sirve para limpiar el parabrisas, es decir, la luna que para o impide el paso del viento. Imperdonable: Que no se puede perdonar. Impermeable: Que no permite el paso de los líquidos a través de él.
Aquí, sin embargo, hay que hacer una observación. La definición etimológica propuesta es correcta cuando «impermeable» es adjetivo. Pero cuando hace de sustantivo la definición tiene que cambiar, pues ha habido un cambio semántico, aunque muy relacionado con el sentido original. En este caso debemos definir impermeable: Sobretodo confeccionado con tela impermeable (no es círculo vicioso, pues ya está aclarado el significado adjetival de impermeable); o bien, sobretodo que no permite el paso de la lluvia. Otitis: Inflamación del oído. Azafata: Camarera que ofrecía a la reina las joyas en un azafate o canastillo. En la década de los cuarenta la compañía de aviación Iberia empezó a usar esta palabra como traducción del término inglés stewardess, y hoy se emplea para designar a las aeromozas o camareras distinguidas que prestan su servicio a bordo de un avión o tren. Radar: Sistema para detectar y localizar aviones, barcos, etc., mediante ondas centimétricas de radio. Televisión: Transmisión electromagnéticas.
de
vistas
lejanas
por
medio
de
ondas
Chófer: La definición etimológica completa (desde el latín) resulta imposible en este caso, pues se ha producido un cambio semántico total. En español chófer equivale a conductor, y conductor no guarda relación semántica directa con el calefactor latino. Aleluya: Exclamación de júbilo y alabany/i a Yahweh (a Dios). Definiciones descriptivas Frecuentemente no podemos precisar la naturaleza íntima de un objeto, sino solamente podemos señalarlo mediante una descripción o enumeración de sus rasgos externos más sobresalientes y característicos. Son innumerables las definiciones descriptivas que encontramos en los diccionarios. Algunos ejemplos: León: Mamífero carnicero, félido, con la cabeza grande y la cola larga terminada en fleco. El macho tiene larga melena14. Tigre: Mamífero félido muy feroz y de pelaje amarillo con rayas negras15. Cinabrio: Mineral de color rojo16. Violín: Instrumento músico de cuerda y arco, el más pequeño y agudo de su clase17. Contrabajo: El mayor y más grave de los instrumentos de cuerda y arco18.
Timón: Plancha fuerte articulada verticalmente sobre goznes en el codaste de la nave19. Definiciones constitutivas En las ciencias químicas y mineralógicas se recurre muchas veces a indicar los componentes de un producto o mineral como la manera más adecuada y fácil de definirlo. Así, por ejemplo, en vez de la definición descriptiva de cinabrio dada antes y que resulta un tanto imprecisa, podemos dar esta otra: Cinabrio: Sulfuro nativo de mercurio. O incluso en forma más concisa: SHg. La formulación química (que en el fondo es una auténtica definición) nos permite distinguir perfectamente el cinabrio de otros minerales como la galena (SPb), la blenda (SZn) y la calcopirita (S2FeCu). Doblón: Moneda de oro. Matrimonio: Unión legal de un hombre y una mujer. Definiciones genéticas Bajo este epígrafe incluyo no sólo las definiciones que indican el origen o modo de hacerse un objeto, sino también aquellas que indican su finalidad o utilidad. No es raro encontrarlas en geometría y en física. Elipse: Curva cerrada y plana engendrada por un punto al moverse en torno de otros dos, conservando constante la suma de sus distancias a ellos. Elipsoide: Sólido engendrado por la revolución de una elipse alrededor de su eje mayor. Termómetro: Instrumento para medir la temperatura. El lector puede observar que esta definición es también etimológica. Alternador: Generador de corriente alterna. Definiciones analíticas Porfirio, neoplatónico griego muerto el año 304, discípulo de Plotino, comentador de Platón y de Aristóteles y autor de la Isagoge, o introducción a la lógica aristotélica, ideó una clasificación de todos los seres (conocida como árbol de Porfirio) mediante las nociones de género y especie. Sin entrar ahora a estudiar el substrato doctrinal aristotélico que hay o puede haber en el árbol de Porfirio, nos bastará con decir que se trata de ir de lo más general a lo más particular mediante la adición sucesiva de notas determinantes. En otras palabras, se parte del concepto de mayor extensión y menor comprehensión para ir disminuyendo progresivamente la extensión mediante el incremento de la comprehensión. En cada nivel de este árbol se denomina género a lo más general y especie a lo más particular. La nota añadida al género, que lo convierte en especie, se denomina diferencia
específica. No toda parte o nota determinable constituye un género, ni toda parte o nota determinante constituye una diferencia específica, sino sólo aquellas que responden a la pregunta qué es. Los accidentes comunes (de que hablamos en un capítulo anterior) no son, por consiguiente, diferencias específicas. El árbol de Porfirio aplicado al hombre (y escrito en forma horizontal para mayor claridad) quedaría así: inmaterial (espíritu) Sustancia
inanimado (piedra) material (cuerpo)
no sensitivo (vegetal) animado (viviente)
irracional (bruto) sensitivo (animal) racional (hombre)
Si queremos conservar la forma arbórica, en la que estén señalados los géneros, las especies y las diferencias específicas, podemos disponerlo todo así:
Explicado el árbol de Porfirio se comprende por qué este tipo de definición se llama analítica. Porque descompone (analiza) el objeto por definir en sus partes determinable y determinante: hombre = animal racional. En general, podemos extender la definición analítica a todas aquellas definiciones hechas a base de una parte determinable y otra determinante. Así: Potro: Caballo joven. Marido: Hombre casado.
Cinabrio: Sulfuro de mercurio. Ya hemos encontrado esta definición dentro del grupo de las constitutivas. Lima: Capital del Perú. En el segundo grupo de definiciones he incluido cuatro tipos, que coinciden en ser de algún modo resultado de un supuesto previo: uso, idea, convención. Definiciones estipulativas Constantemente surgen conceptos nuevos, más o menos complejos, para los que, precisamente por su novedad, no existe todavía ningún vocablo. Pensemos nada más en el campo de la técnica, con su multitud de inventos. Cuando alguno de esos conceptos deviene de uso frecuente, se inventa una palabra para designarlo, y evitar así la monotonía de repetir constantemente una larga frase que lo explique. La asignación concreta de tal o cual nombre es arbitraria, fruto de un convenio. De aquí el nombre de definiciones estipulativas o convencionales. Aunque la elección del vocablo es convencional, sin embargo, en el lenguaje científico suelen buscarse las raíces griegas, que responden al concepto por expresar. Sobra advertir que cuando el uso del nuevo vocablo (o del nuevo contenido de un vocablo) se generaliza y afianza, la definición deja de ser estipulativa para convertirse en lexicografía, empieza a pertenecer al patrimonio del idioma. A veces los conferenciantes inventan, incluso sobre la marcha, definiciones estipulativas como artificio en aras de la claridad y brevedad. Hombre primitivo: El que vivió antes de la invención de la escritura. Es una definición estipulativa empleada en el capítulo II de este libro a fin de evitar equívocos y repeticiones tediosas. Número π: Definimos el número π como la relación de la circunferencia al diámetro. Antimateria: Se llama así la constituida por átomos con un núcleo cargado negativamente y una corona cargada positivamente. Actividades paracadémicas: Son todas aquellas que, con las disciplinas académicas, contribuyen a la formación profesional e integral de los alumnos. Pueden ser de las siguientes clases: — Investigación, — Prácticas vacacionales, — Proyección institucional, - Servicios, — Asesoría21. Batómetro: Medidor de la intensidad de las emisiones o radiaciones caloríficas. Si se me permite hablar así, esta definición estipulativa es una especie de definición etimológica a la inversa. No se explica el significado a partir de sus raíces
griegas, sino que se seleccionaron las raíces griegas a partir del concepto que se quería definir. Definiciones lexicográficas Bajo este epígrafe agrupo las definiciones usuales en los diccionarios de la lengua. De ellas, unas son descriptivas, otras etimológicas, etc. Tienen de común el que no pretenden un rigor científico o jurídico, sino que simplemente buscan aclarar al lector medio las palabras que tal vez ignore. Comparemos, por ejemplo, la definición lexicográfica, dada antes, de cinabrio (mineral de color rojo) con la científica mencionada entre las constitutivas (SHg). Álamo: Árbol de tronco alto y madera blanca y ligera22. Bolchevique: Comunista ruso23. Gracia: Don de Dios ordenado a la bienaventuranza24. Ciclotrón: Acelerador de partículas cargadas electrónicamente25. Definiciones aclaratorias En la conversación ordinaria, en las noticias de los diarios y en las obras literarias, la precisión de los vocablos empleados suele ser suficiente para evitar cualquier equívoco que pueda dificultar la comunicación de ideas. Cuando se trata, empero, de leyes se necesita una precisión mayor, a fin de evitar interpretaciones erróneas o al margen de la ley. Por esto es frecuente el que a continuación del texto de una ley y a modo de apéndice se proponga la aclaración de los principales términos usados en ella. No se trata en general de definiciones estipulativas sino aclaratorias. Es decir, usuales en los diccionarios de la lengua. De ellas, unas son descriptivas, otras etimológicas, etc. Tienen de común el que no pretenden un rigor científico o jurídico, sino que simplemente buscan aclarar al lector medio las palabras que tal vez ignore. Por ejemplo, en una ley de reforma agraria convendrá precisar qué se entiende por latifundio, que, como hemos visto, es susceptible de diversos matices. Latifundio: Finca rústica de extensión superior a las 50 hectáreas en la Costa y en la Sierra y a las 200 hectáreas en la Selva, perteneciente a un solo dueño e insuficientemente cultivada. En una ley universitaria habrá que aclarar términos como: Alumno regular: El que está debidamente matriculado y lleva al menos la carga académica mínima exigida por la universidad. En este ejemplo quizás haya que aclarar también lo de: Carga académica: Número de créditos académicos que un alumno lleva en un semestre.
En el derecho penal español se precisa (aclara) la diferencia entre hurto y robo, pues las penas previstas son diferentes. [En el derecho penal peruano no existe esta distinción entre hurto y robo, sino entre robo simple y robo calificado (con agravantes): «Robo: apoderamiento ilegítimo de una cosa mueble total o parcialmente ajena, para aprovechamiento de ella, substrayéndola del lugar en que se encuentra» (C.P. art. 237). En el art. 239 del mismo Código Penal se cita como agravante el ejercer violencia sobre una persona para perpetrar el robo.] Hurto: Acción de apropiarse lo ajeno contra la voluntad de su dueño, sin empleo de la fuerza. Robo: Acción de apropiarse lo ajeno contra la voluntad de su dueño, mediante el uso de la fuerza contra él mismo o contra el lugar en que la cosa robada estaba guardada. Definiciones teóricas Cuando comencé a hablar de la definición dije que con frecuencia basta con definir una palabra para evitar una discusión. Existen casos en que no es posible llegar a un acuerdo ni siquiera sobre la definición, pues ésta depende de la ideología que tiene cada interlocutor. Ésta es la razón por la cual muchas declaraciones aprobadas por unanimidad en la ONU no pasan de ser declaraciones líricas, que se quedan en el papel. De nuevo los ejemplos servirán para aclarar la idea. Comencemos por uno ya mencionado. Democracia: Régimen en el que cada ciudadano participa del gobierno por decisión inmediata (plebiscito) o mediante representantes al parlamento elegidos por él (derecho de sufragio). La libre crítica de los actos gubernamentales pertenece a la esencia de la democracia y su ejercicio en el parlamento constituye la misión de la oposición26. «La democracia se practica en el seno del pueblo, que goza de las libertades de palabra, reunión, asociación, etc. Sólo el pueblo goza del derecho electoral, y no los reaccionarios»27. Religión: — Conjunto de relaciones que unen al hombre con Dios. — Conjunto de creencias y sentimientos frente a un ser superior, creado por el hombre como explicación acientífica de los fenómenos y fuerzas de la naturaleza. Propiedad privada: — Derecho de poseer, disfrutar y disponer de un bien, para satisfacer las necesidades propias en armonía con el bien común. — Apropiación ilícita y egoísta de un bien con detrimento de la comunidad. El tercero y último grupo está formado por las definiciones demostrativas, sinónimas y persuasivas. Propiamente ninguna de las tres es una verdadera definición
porque, como veremos, o no son proposiciones o no pretenden tanto aclarar un concepto cuanto inculcar una idea. Definiciones demostrativas Al hablar de las definiciones descriptivas dije que éstas sirven para distinguir por sus rasgos externos un objeto de otro, sin pretensiones en general de una gran precisión. Así definimos, por ejemplo, muchos animales. Sin embargo, tampoco es esto siempre posible o por lo menos resulta muy difícil frecuentemente. Intentemos dar definiciones descriptivas de árboles, plantas y flores. No es fácil definir descriptivamente con éxito el pino, el abeto y la araucaria; o el tulipán, la rosa, el lirio y el clavel. Por ello en las enciclopedias suelen incluirse láminas en colores, en las que aparecen esos árboles y flores para suplir la deficiencia de la definición propiamente dicha. Mostrar, pues, el objeto sea señalando con el dedo, sea mediante una fotografía, resulta muchas veces un modo más fácil y útil de «definir» ese objeto. Definiciones por sinonimia Otras veces resulta más práctico dar una palabra sinónima de aquella que pretendemos definir, ya que la oscuridad proviene no tanto de la carencia del concepto cuanto del desconocimiento de la palabra empleada, quizá por ser ésta literaria o demasiado técnica. Algunos ejemplos: Carcinoma: Tumor canceroso. Motón: Polea. Cande/echo: Choza. Odontólogo: Dentista. Ajimez: Parteluz. Alacrán: Escorpión. Carcaj: Aljaba. Definiciones persuasivas Guardan cierta relación con las definiciones teóricas. Éstas, en la intención del que las formula, son verdaderas definiciones, pero por presuponer una teoría o una ideología no compartida por todos, pueden no ser admitidas por el oyente o el lector. En las definiciones persuasivas no sólo se presupone una ideología, sino que además se escogen los rasgos del objeto por definir y las palabras que muevan fácil e inadvertidamente al oyente a admitir la definición y la ideología subyacente. Su uso es corriente en las discusiones políticas. Así podemos decir brevemente que democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo, si es que estamos a favor de la democracia, y si estamos en contra diremos que la democracia es el gobierno (o incluso el desgobierno) de las masas.
La palabra masas en este contexto tiene evidentemente un sentido peyorativo, y el oyente se sentirá inclinado a rechazar el sistema democrático y a aceptar un sistema autoritario, totalitario. Huelga: — Cesación voluntaria y colectiva del trabajo en apoyo de una reivindicación laboral. — Paralización unilateral y arbitraria del trabajo como medio de coacción sindical en detrimento de la empresa. Capitalismo: — Sistema económico en el que la dirección del proceso de producción se atribuye al capital, a fin de obtener la eficiencia máxima. — Sistema económico en el que el trabajo y el trabajador quedan subordinados a los intereses del capital. 4. Uso Vistas las cualidades de una buena definición y las clases de definiciones queda aún por determinar cómo se deben usar las definiciones. Huelga notar que una definición, aunque cumpla todos los requisitos señalados, puede ser inútil si no responde a las necesidades del tema y del auditorio. Sobre esto no se pueden fijar normas taxativas, sino que depende de muchas circunstancias la conveniencia de emplear una u otra definición. Ante todo hay que tener en cuenta el auditorio. Evidentemente, si queremos, por ejemplo, definir la elipse, la definición será completamente distinta según que vaya dirigida a niños de siete años, a estudiantes universitarios o a profesores de matemáticas. En el primer caso nos contentaremos con una definición demostrativa, dibujando en la pizarra una elipse (que por lo demás, sólo será algo aproximado); a los universitarios les daremos una definición genética como la citada en las páginas anteriores o del tipo geométrico (es la curva obtenida al cortar un cono por un plano oblicuo tanto al eje como a la generatriz del cono); a los profesores de matemáticas podremos decirles que la elipse es la cónica exterior a la recta del infinito. Incluso ante un mismo auditorio la definición será diversa según que estemos al comienzo de una conferencia o al fin de la misma. La una deberá ser más elemental, menos práctica, apta, sin embargo, para encuadrar el tema; la otra en cambio podrá recoger todos los conceptos explicados en la misma y será, por tanto, mucho más rica y científica. 5. Ejercicios prácticos 1. ¿Por qué no es posible dar una definición estricta del «ser»? 2. ¿En qué fallan las siguientes definiciones? a) Violín: Instrumento musical de arco. b) Hombre: Ser humano. c) Transatlántico: Barco de pasajeros, movido por turbinas.
d) Opaco: Que no deja pasar la luz. e) Proa: Parte del velero, en la que está situado el bauprés. f) teatral italiana cantada y orquestada.
Ópera: Obra
3. Aclarar a partir de su etimología el significado de las palabras siguientes: a) Limpiaparabrisas. b) Deshidratable. c) Hazmerreír. d) Estupefaciente. e) Correveidile. f) Hidalgo. 4. ¿A qué tipo de definición pertenecen las siguientes? a) Definimos n como la relación de la circunferencia al diámetro. b) Religión: racionalización del temor que el hombre experimenta ante fuerzas naturales desconocidas y superiores a él. c) Huella: señal que deja el pie del hombre o del animal en la tierra por donde ha pasado. d) Sal común: cloruro sódico. 5. Invente definiciones persuasivas (a favor y en contra) de: a) Coima. b) Capitalismo. c) Socialismo. d) Seguridad nacional. e) Revolución. f) Transnacional (empresa transnacional). 6. Etimología de trolebús, Constantinopla, biblioteca, azafata, televisión, paraestatal, panamericano, desayuno, radar, albornoz, chófer, rinoceronte. 7. Definición etimológica de azafata, desayuno, trolebús, chófer. 8. Definición analítica de potro, muchacha, rugido, barrito, mayido, zureo, jabato, osezno, marido. 9. Definición por sinonimia de cementerio, zahúrda, embargo, huero, odontólogo, zepelín. 10. Sinónimo castellano de pent-house, pie (alimento), brequero, fixture. 11. Definición constitutiva de agua, agua oxigenada, agua regia. 12. Definición estipulativa de estanflación, cibernética. 13. Definición teórica de plusvalía, alma, libertad de prensa, autonomía universitaria.
14. Definición lexicográfica de remar, ramonear, cuchichear, navaja, avaricia. 15. ¿Es posible, en sentido estricto, comenzar la comida por el postre? 16. Definición descriptiva de gallo, jirafa. 17. «Isabel, al ver los negros nubarrones, se puso el sombrero y el impermeable, cogió la sombrilla y salió a la calle sin temor a la lluvia que se aproximaba.» a) b) c) d) e)
Etimología de impermeable. Definición etimológica del impermeable. Definición descriptiva del impermeable. Definición teórica del impermeable. ¿Qué dos palabras en el párrafo anterior son impropias en ese contexto, si atendemos sólo a su etimología? f) ¿Cuál de esas dos palabras ha sido consagrada por el uso con un sentido más amplio y en consecuencia resulta ya correcta? g) ¿Qué palabra deberíamos poner en lugar de la segunda de las aludidas? NOTAS: 1. Aristóteles, Política, 1, 1, 1253; Obras, p. 1412. 2. Tópicos, 1, 5; Obras, p. 420. 3. Cf. Aristóteles, Metafísica, 13, 4; Obras, p. 1056. 4. Platón, Menón 72c; Obras Completas, p. 439. 5. Cf. el análisis destructivo que Sócrates hace de la segunda definición de virtud, propuesta por Menón: Platón, Menón, 77b-79e; Obras Completas, p. 443-445. 6. Cf. G.A. Wetter y W. Leonhard, La ideología soviética, Herder, Barcelona 1964, p. 495s. 7. Sobre este tema, cf. G.A. Wetter y W. Leonhard, o.c., p. 487-507. «La democracia -escribe Mao Tsetung- se practica en el seno del pueblo, el cual goza de las libertades de palabra, de reunión, de asociación, etc. Sólo el pueblo goza del derecho electoral y no los reaccionarios. La combinación de estos dos aspectos, democracia para el pueblo y dictadura para los reaccionarios, constituye la dictadura democrática popular», Obras escogidas de Mao Tsetung, tomo IV, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín 1971, p. 432. Las mismas ideas se encuentran en los marxistas criollos: «... para la UDP la democracia no se ejerce mediante los votos, como quieren hacer creer la derecha y su gobierno. Para la UDP la democracia surge de la acción revolucionaria de las masas...», propaganda electoral de L. Apau Gamarra, publicada en el diario limeño «El Comercio», del 19-5-1978, p. 4. 8. J. Locke, Ensayo sobre el gobierno civil, cap.1; E.A. Burtt, The English Philosophers from Bacon to Mill, p. 404. 9. En esta misma línea y como caso extremo cabe mencionar la definición de las palabras equívocas, ya que por responder éstas a conceptos totalmente diversos sólo el contexto puede indicarnos cuál es su verdadera comprehensión en cada caso: Sol, estrella central de nuestro sistema planetario, o unidad monetaria del Perú, o quinta nota de la escala musical. 10. Véase la definición de «estrella» que trae Martín Alonso en su Diccionario del español moderno, Agui-lar, Madrid 51975: «Cuerpos que brillan en la bóveda celeste, a excepción del Sol y la Luna.» ¿No es una estrella el Sol? ¿Son estrellas los planetas? 11. Diccionario del español moderno, Aguilar, Madrid 51975. 12. Diccionario ideológico de la lengua española, G. Güi, Barcelona 21963. 13. Diccionario de la lengua Española, Madrid, 1984. 14. M. Alonso, Diccionario de español moderno. 15. Ibídem. 16. Ibídem. 17. Ibídem. 18. Ibídem. 19. Ibídem. 20. Cf. I. M. Bochensky, Historia de la lógica formal, Grados, Madrid 1947, n. 24.01, p. 146s.
21. Del Reglamento de Estudios 1984, de la Universidad del Pacifico. 22. M. Alonso, O.C. 23. Ibídem. 24. Ibídem. 25. Ibídem. M. Alonso lo llama equivocadamente «ciclotón». 26. Cf. Enciclopedia Universal Herder, Herder, Barcelona 1969, art. Democracia. 27. Mao Tsetung, cf. supra p. 79.
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