Lo que tu enfermedad quiere decirte. El lenguaje de los síntomas - Kurt Tepperwein

April 27, 2017 | Author: abiati | Category: N/A
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10 que tu enfermedad quiere decirte El lenguaje de los síntomas Kurt Tepperwein

ELFOS EDICIONES

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Nota: Este libro no podrá sustituir al médico. Cada persona deberá decidir ella misma cuándo necesita de la ayuda médica convencional. La finalidad de este libro es el autodescubrimento y el trato críticoconstructivo personal.

Índice

Prólogo

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Los mensajes del cuerpo

TItulo original: Was Dir Deine Krankheit sagen will: die Sprache der Symptone Autor: Kurt Tepperwein (e) mvg - Moderne Verlagsgesellschaft mbH, München (e) diciembre 1992 edición española Ediciones Elfos, S.L. Alberes 34, 08017 Barcelona. Te!. 406 94 79. Fax 406 90 06 Versión española: Marianne Ramei Director de edición: Rita Schnitzer ISBN 84-87251-69-2 Depósito legal: BAO.606-1992 Impreso por Rornanyá Valls, Capellades (Barcelona) Todos los derechos reservados

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El sentido profundo de la enfermedad . La enfermedad, camino del desarrollo personal .. , "soy 1 ¿Q men rea mente.? . . . El test corporal . Las enfermedades psiquosomáticas Las consecuencias de un bloqueo de la energía vital Cada uno vive su enfermedad de distinta manera . La vida es el mejor terapeuta . Las circunstancias de la vida como reflejo de mi forma de ser . La alimentación correcta . Cada uno de nosotros es. único . . Las tres maneras de enfrentarse al síntoma

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La integridad como camino de la sanación

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La clave de la alegría de vivir . La enfermedad corno un síntoma de la falta de integridad . . Sé tú mismo Eliminar los viejos esquemas y programar el comportamiento . Integridad significa armonia . . El amor es la mayor fuerza curativa ¿Cómo se produce la enfermedad? . En el origen de la enfermedad hay un problema .. El problema como indicación de un cambio .

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Nosotros mismos somos la meta y el camino

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El cuerpo no puede enfermar solo por sí mismo La clave del lenguaje de los síntomas Los siete niveles de un síntoma Señales que indican que no respetamos nuestra personalidad ¿Cómo ser yo mismo?

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Los síntomas más importantes de la A a la Z y sus correspondencias mentales

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Los síntomas más importantes de la A a la Z

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y lo que hay que hacer

Accidentes Acné Achaques de la vejez (en general) Alcoholismo Alergia Alopecia (caída del pelo) Amigdalitis Anemia....................................... Angustia Anorexia Ardores de estómago Artritis Artrosis Asma Atrofia muscular. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . .. . . Cabeza (dolor de) Calambres Cáncer Caries Cataratas Catarro Ceguera Ciática Circulación (trastornos de) Colitis

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Conjuntivitis Dependencia (en general) :...... Depresión Desvanecimientos Diabetes Diarrea Disfagia Dolores (en general) Dolores de nuca Dolores menstruales Dureza de oído Embarazo (trastornos del) Enfermedades infantiles (en general) Enfermedad de Still Enuresis nocturna Erupciones cutáneas Esclerosis múltiple Espalda (problemas de la) . . . . . . . . . . .. Esterilidad Estrabismo Estrés Fiebre del heno Flatulencia Fracturas .óseas Frigidez Gastritis Glaucoma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Gota Hematomas Hemeropía Hepatitis Hernia inguinal Herpes Hipertensión Hipotensión Impotencia Infarto cardíaco Infecciones (en general) Inferioridad (sentimientos de) 7

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Insomnio Manía de limpieza :... Mareo en viajes Miopía Náuseas y vómitos Nerviosidad Neuralgias del trigémino Obesidad Orden exagerado Otitis Parálisis (en general) Parkinson (sindrome de) Parodontosis Parto (prematuro) Parto (tardío) Presbicia Próstata (afecciones de la) Prurito Psoriasis Resfriado Reumatismo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Ronquera Tartamudez Trastornos digestivos Trastornos menstruales Trombosis Uñas (morderse las) Varices Vértigo Zóster

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Los más importantes órganos y partes del cuerpo y sus correspondencias mentales

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Las articulaciones Los bronquios La cabeza Las caderas La cara

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El colon La columna vertebral El corazón El cuello Los dientes Los discos intervertebrales El duodeno Las encías El estómago La glándula tiroides El hígado Los hombros Los huesos , El intestino delgado Las manos Los músculos La nariz Los nervios Los oídos Los ojos Los ovarios/útero El páncreas El pene El pecho/los senos Los cabellos Los pies La piel Los riñones Las rodillas La sangre El tejido conjuntivo La vagina La vejiga Las varices La vesícula biliar

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Conclusiones Epílogo

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Prólogo

La enfermedad tiene un sentido. Es un mensaje de la vida,

que expresa un desequilibrio energético con una situación determinada. Señala que nuestra fuerza vital no ha sido utilizada de forma adecuada, que no se ha expresado libremente. La enfermedad es un camino del desarrollo personal. Llama nuestra atención para que descifremos el significado de su mensaje. Si aprendemos a escuchar atentamente estos mensajes del cuerpo, nos conoceremos mejor a nosotros mismos y encontraremos nuestra autenticidad. La enfermedad nos invita a actuar; nos hace responsables de nuestra sanacián, ilustrando as! la relación entre psiquis y soma, alma y cuerpo. «Volver al equilibrio interior», o «Sé tú mismo», son los principios para la integridad mental y fisica, para la armonta, para la salud. La vida nos habla en muchos lenguajes. El lenguaje de los hechos y de las circunstancias, el de nuestros problemas o el de nuestros deseos, y sobre todo el lenguaje del cuerpo, por nombrar tan solo algunos. El lenguaje de los sintomas es una de las formas de expresión de las que se sirve la vida, y su mensaje es tan válido como todos los demás. Entender ese lenguaje y activar las fuerzas curativas de la mente y del alma es la finalidad a la que se consagra este libro.

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Los mensajes del cuerpo

Tarde o temprano, toda persona se pregunta por el sentido de la vida, busca posibilidades de comprenderla mejor y de conocerse a sí mismo. La vida nos ha dotado de un maravilloso embajador que está dispuesto gustosamente a enseñarnos y explicarnos todo ello: nuestro cuerpo. Si aprendemos a comprenderlo, nos comprendemos a nosotros mismos, a la vida, a toda la creación y, finalmente, a Dios. Nuestro cuerpo, ese formidable embajador de la vida, no sólo nos indica nuestros fallos de comportamiento frente a la existencia; también nos esclarece siempre, con precisión, cuál debe ser nuestra conducta para volver a estar en armonía con, la vida. Nos envía mensajes permanentemente, no sólo a través de los distintos síntomas de enfermedad, sino por medio del aspecto que presenta nuestro semblante, y sus alteraciones de forma o funcionamiento, así como el conjunto de nuestros movimientos, de nuestros gestos, de nuestra manera de andar, todos ellos factores de rica expresividad. Además de poder reconocer las enfermedades a través de la cara, de la expresión del rostro, todo nuestro cuerpo indica también nuestro carácter. Pone en evidencia algo que por lo general nosotros no percibimos conscientemente como para reconocerlo. Cuando no advertimos un síntoma, nos envía el dolor para que éste nos llame la atención sobre el mensaje. Nuestro cuerpo nos está hablando continuamente. Sólo tenemos que aprender a comprender su lenguaje, a seguir sus consejos, y estaremos en condiciones. de lograr una armonía con la vida, con toda la creación. La mente humana ha conseguido unos logros magnífiI3

coso Hemos escalado las montañas más altas y explorado las profundidades de los mares. Hemos llevado hombres a la luna y estamos construyendo ordenadores que pueden resolver problemas mil veces más rápido que nosotros mismos. Dominamos lo más grande como lo más pequeño; pero sucede que no dominamos lo más cercano: nuestro cuerpo. Hemos construido bombas atómicas con las cuales se puede destruir el mundo, pero seguimos sin aprender a preservarlo y a evitar que se desnaturalice a fuerza de la contaminación, que invade nuestro medio ambiente. Seguimos sin estar en condiciones de mantener nuestra salud y a pesar de toda la ciencia, nuestras ideas sobre la enfermedad se parecen a las supersticiones de los pueblos llamados primitivos, si bien los espíritus malignos han sido sustituidos por virus y bacterias que atacan al hombre desprevenido y, evidentemente, inocente. Con ello no quiero menoscabar, en ningún caso, los méritos de la medicina moderna. Al contrario, hemos de reconocer que, justamente en los últimos cien años, se han logrado adelantos magníficos en ese ámbito. Las grandes epidemias que exterminaron a los hombres en los tiempos pasados han sido vencidas y hemos encontrado una o incluso varias vías de tratamiento para casi todas las enfermedades. En el fondo, los humanos deberíamos estar más sanos que nunca, porque en ninguna época se dedicó tanta atención al cuerpo, ni se gastó tanto dinero para mantenerlo, y por lo menos, para recuperar la salud. De hecho, bajo estas circunstancias, una persona enferma debería ser la gran excepción. Pero todos sabemos que no es así. Creemos que la gente nunca ha estado tan enferma como hoy. ¿Cuál puede ser la explicación de esta contradicción aparente? Seguramente es el hecho de que, hasta hoy, seguimos sin advertir lo que es el trasfondo de la enfermedad. Aunque las enfermedades han estado presentes desde que existe el hombre, la mayoría de las personas sigue considerando la enfermedad como un revés de la fortuna, como un capricho de la naturaleza o, sencillamente, como una casualidad que afecta a uno y, por el mismo azar, respeta al otro. Sobre todo, consideran la enfermedad como una avería que se debe

eliminar lo antes posible para luego volver a vivir de la misma manera equivocada que antes. Pero lo que solemos denominar como enfermedad, no es la enfermedad en si, sino sus síntomas, su expresión física. La enfermedad misma es, más bien, una desarmonía en la conciencia del hombre, una señal de que el hombre ha salido de su orden natural, una avería del hombre entero y no sólo de su cuerpo. Y, evidentemente, es, al mismo tiempo, una invitación a abandonar el camino que lo ha conducido a ese estado y a reconstruir la armonía en su conciencia. Cada enfermedad es, para el afectado, un mensaje de la vida, un problema que hay que solucionar, modificando nuestra línea de conducta y de pensamientos y ensanchando nuestro ser consciente. Tomemos como ejemplo al coche. Si la luz de control del nivel de aceite parpadea, sabemos enseguida lo que hay que hacer. No necesitamos repostar gasolina ni controlar la presión de los neumáticos, sino tan sólo abastecerlo de aceite. A nadie se le ocurriría apagar simplemente la luz de aviso, porque sabe exactamente lo que pasaría entonces: en un primer momento, se habria conseguido que desapareciera la luz de aviso, ya no estaría encendida, y el coche seguiría funcionando en apariencia de igual forma que antes, aunque por poco tiempo. Al cabo de algún tiempo, producirían otros síntomas: el agua de refrigeración se calentaría por la mayor fricción y su termómetro alcanzaría la zona roja. Si entonces no lo tuviéramos en cuenta o fijáramos la aguja del termómetro en la zona verde, todo volvería a estar aparentemente en.orden durante algún tiempo. El coche funcionaría y no habría ninguna luz de aviso. Pero pronto oiríamos un ruido raro proveniente del motor, y si tuviéramos mala suerte, los pistones saltarían. Es obvio que nadie haría semejante disparate con su coche; y es inexplicable que con nuestro cuerpo, que no podemos vender de segunda mano cuando lo hemos arruinado, estemos siempre procediendo erróneamente sin encarar dificultades. Y, como es natural, esto no puede salir bien. ¡Y de hecho es así! Apenas hemos «curado» de una enfermedad, el cuerpo nos envía otra, porque la verdadera enferme-

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dad no había sido reconocida, diagnosticada y tratada. Cuando seamos capaces de estar sobre aviso para captar los sintomas o mensajes, oírlos e interpretarlos, habremos dado un paso adelante en el mantenimiento de nuestra salud.

El sentido profundo de la enfermedad La enfermedad en un sentido profundo nos obliga si es necesario. Exige que nos escuchemos razonablemente y que cambiemos nuestra manera de actuar antes de que sea tarde. Por lo tanto, la verdadera curación no requiere que se hagan desaparecer artificialmente los síntomas, sino que se les reconozca con acierto y se recree la armonía orgánica y espiritual perturbada. Para ello no basta con emplear píldoras o inyecciones, incluso si se utilizan productos naturales. Al contrario, lo importante es volver a comprender lo que nuestro cuerpo nos quiere decir y, naturalmente, respetar sus avisos. Si volvemos a poner en orden nuestro pensamiento, nuestros sentimientos y nuestros actos, retornará, por lo general, la armonía y la salud física. Es posible que esto resulte incómodo, pero es el único camino hacia una verdadera sanación que comprende cuerpo, espíritu y mente.

dece a leyes periódicas como en el caso de algunas enfermedades psíquicas. En cuanto lo comprendamos dependerá de nosotros dar los pasos necesarios para obtener una verdadera curación; si no lo hacemos, nos espera la dolorosa lección de una experiencia negativa. Si estamos preparados para aprender no necesitamos de la enfermedad para encontrarnos a nosotros mismos.

¿Quién soy realmente?

Por la misma razón, la enfermedad tampoco es nuestra enemiga. Podemos considerarla como un factor que nos ofrece su colaboración. A través de la enfermedad, el organismo nos expresa que hemos tomado una dirección equivocada, que nos estamos comportando de manera incorrecta cara a la vida y que, por lo tanto, debemos cambiar el camino en el que nos encontramos. Las diferentes clases de síntomas nos indican, igualmente, dónde está el problema y lo que hay que hacer para volver a estar sano, también en nuestro interior. Sólo necesitamos aprender su lenguaje, comprenderlo, para cambiar. El «lenguaje de los síntomas» es sencillo y a veces obe-

No importa en qué fase de desarrollo se encuentra una enfermedad; detrás de ella existe siempre un problema no solucionado, un deber que nos impone la vida y no hemos cumplido, una incapacidad o negación de reaccionar correctamente a ciertas exigencias vitales y hasta la huida de la realidad cuando ésta resulta difícil de soportar. Pero, ¿cómo encontrar una respuesta correcta si ni siquiera se sabe quién somos realmente? ¿Se ha preguntado alguna vez, en serio, quién es usted en verdad? Si. se mira al espejo, puede decir «Éste es mi cuerpo». Pero, ¿quién lo dice? El cuerpo no puede pertenecerse a sí mismo. Por lo tanto, hay alguien dentro del cuerpo que puede pensar y decir: «Éste es mi cuerpo». El cuerpo es materia, y sin la conciencia está privado de la vivencia del mundo exterior y de la pertenencia a sí mismo. A través de la conciencia, siente, recuerda y decide. Usted piensa y siente, usted puede recordar y decidir. Por lo tanto, usted es conciencia y cuerpo. Su conciencia es la expresión psíquica de su cuerpo y, con ello, su reflejo. El cuerpo muestra hacia el exterior lo que usted piensa y siente en el interior; en definitiva, cómo es usted. Reconozcamos, pues, que nuestro «verdadero yo» está sano porque la conciencia no envejece ni enferma. Si le cuesta creérselo a la vista de sus sintomas, quisiera demostrárselo con una ilustración práctica. Haga ahora mismo un pequeño test que le mostrará la interacción entre su conciencia y su cuerpo.

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La enfermedad, camino del desarrollo personal

El test corporal Para realizarlo, pida a un amigo que le ayude. Estire su brazo en horizontal, al lado del cuerpo. Da igual si se sirve del brazo derecho o izquierdo. Ahora, pida a la otra persona que se apoye sobre su brazo, aproximadamente en la muñeca, para determinar cuánta fuerza hay. Éste es el test básico. Ahora, piense en una enfermedad o en un problema que, en la actualidad, le está creando dificultades. A continuación, pida a su amigo que se vuelva a apoyar en su brazo con la misma fuerza de antes. Si realmente tiene «presente» la enfermedad o el problema, el brazo bajará, porque la pura idea de una enfermedad o de un problema bloquea gran parte de nuestra fuerza vital. Ahora, imagínese que está sano y alegre, o piense en la solución de su problema. Si vuelve a hacer el test, comprobará que está más fuerte que antes. Aunque haya pensado en la misma situación que le había debilitado antes, ahora le hace fuerte, porque ha pensado de manera positiva en soluciones. Lo mismo puede conseguir diciendo: «Soy del todo conciencia», Pida de nuevo a su amigo que se apoye en su brazo con la misma fuerza. El brazo está fuerte. La conciencia no conoce la enfermedad, no tiene problemas, está «intacta», y en cuanto usted toma conciencia de su propia realidad, también es fuerte, porque la fuerza vital puede fluir sin impedimentos. El hombre es un ser espiritual de nacimiento, enfermedad, vejez y muerte. El hecho de que nacemos, enfermamos, envejecemos y, finalmente, morimos, no tiene nada que ver con ello, porque no afecta a nuestro verdadero yo, sino sólo a nuestro cuerpo. Pero es nuestro deber el conservar nuestro cuerpo en buen estado, hasta que hayamos concluido también nuestro «nacimiento espiritual». Nuestro encargo, por parte de la creación, es el de vivir sanos y felices en la abundancia y mantenernos jóvenes, aunque nos hagamos viejos. Para ello, debemos poner en armonía con la creación a nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestras palabras y nuestros actos. 18

El cuerpo es siempre un efecto, nunca una causa. También los llamados achaques- de la vej ez no son más que la información sobre aspectos de la vida que no se han solucionado. Se puede observar que unas personas que habían estado enfermas durante toda su vida, una vez llegadas a la vejez, de pronto se encuentran libres de enfermedad y que incluso rejuvenecen. La enfermedad y la desgracia son las consecuencias de diversos desórdenes. Si el cuerpo deja de ser un instrumento en condiciones de uso, el espíritu lo abandonará, tanto si la tarea está cumplida como si no. Las enfermedades psicosomáticas En 1818, el médico alemán Heinroth expresó la opinión de que las enfermedades fisicas podrían tener causas psíquicas. Sus colegas no lo tomaban en serio, pues creían absurda la idea de que, en la medicina científica, pudiera existir la disciplina psicosomática, como Heinroth ya la llamaba entonces. Esta dificultad para reconocer la realidad detrás de las apariencias no es nueva. Sócrates ya proclamó hace unos 2.400 años: «No hay enfermedad del cuerpo que esté separada del alma», y Platón, seguramente el alumno más famoso de Sócrates, lamentó: «El mayor error en el tratamiento de las enfermedades es que haya unos médicos para el cuerpo y otros para el alma, cuando ocurre que ambas cosas no pueden ser separadas». Pero se siguen considerando por separado desde que ya no hay médicos-sacerdotes competentes para el hombre en su integridad o, por lo menos, el buen viejo médico de familia que conocía a sus pacientes y sus preocupaciones psiquicas. En vez de ello, tenemos especialistas para cada ámbito especial, con los correspondientes éxitos parciales, pero no integrales. Una vez dispuestos a considerar la probabilidad de los aspectos psicosomáticos buscaremos las correspondientes pruebas. ¿No es suficiente prueba el hecho de que nos ruboricemos cuando estamos confusos y de que lloremos si estamos tristes? Damos gritos de alegría a la vista de algo muy grato, y palidecemos por un susto. Sea lo que sea lo 19

que experimentemos, nuestro cuerpo lo manifiesta hacia el exterior. Lo que afecta el espíritu, afecta también al cuerpo, y ese efecto puede ser positivo o negativo; puede enfermarnos o hacernos sanos y felices.

la propia vida a confrontarse con la correspondiente lección. De esta manera, se ha. dado el paso necesario.

Las consecuencias de un bloqueo de la energía vital

El encadenamiento armónico de las distintas situaciones es el mejor terapeuta; cura finalmente a casi todos, y cada uno puede elegir por sí mismo por qué camino quiere aprender: si por la vía del conocimíento o por la de la enfermedad y la desgracia. Porque si no se está dispuesto a aprender se obliga al destino a dar «clases de recuperación». Y a través del «lenguaje de los síntomas», el cuerpo dice que se está apartando del camino, y también en qué punto se ha salido del orden, qué hay que hacer para volver a crear la armonía.

Si observamos el desarrollo de una acción, podemos reconocer que cualquier acto empieza primero con un pensamiento y una idea. En segundo lugar, se produce como consecuencia una situación especial de las funciones corporales; por ejemplo, el aumento de la presión arterial, un mayor riego sanguíneo o una aceleración del pulso. Al mismo tiempo, y en tercer lugar, el cuerpo reacciona con una mayor actividad nerviosa. Esto lleva, en cuarto lugar, a una activación de los músculos correspondientes que deben realizar el acto que se proyecta.

La vida es el mejor terapeuta

Las circunstancias de la vida como reflejo de mi forma de ser

yectado) es bloqueada en el pensamiento, se pueden producir dolores de cabeza a causa dela tensión, perturbaciones del sueño y una postura mental equívocada. 2. Si la energía es bloqueada a nivel del funcionamiento físico, produce hipertensión y, fínalmente, distonía vegetativa. 3. Si la energía es bloqueada a nivel de los nervios, acarrea neuralgia del trigémino, esclerosis múltiple o zóster, tics nerviosos o dolores del ciático. 4. Si la energía es bloqueada a nivel muscular, causa enfermedades del aparato motor, como reumatismo, gota, un accidente, o una parálisis. Pero si la fuerza vital está bloqueada de alguna manera y no se consigue deshacer el bloqueo, es preciso obligar a

Por consiguiente, todas las circunstancias de mi vida no son más que el reflejo de mi forma de ser y tan sólo las puedo cambiar cambiando yo mismo. Con razón se dice: «Quien desoye siempre lo que no se puede desoír e ignora constantemente lo que no se puede ignorar, no debe sorprenderse si un día se queda enajenado». Porque «quien no cultiva lo psíquico y lo material, quien no se cultiva, será un extraño mismo». El ego y el alma tienen unos deseos distintos. El ego quiere comodidad y el alma desarrollo. Mi propia decisión determina a cuál seguir. Si no sigo a mi verdadero yo, si no realizo mi voluntad interior, traiciono a mi verdadero yo, al curandero dentro de mi, a mi maestro interior. En ese caso, el maestro interior me envía un mensaje, sirviéndose para ello del lenguaje de los síntomas. Cada enfermedad sólo se puede producir si, entre la central de mando en el cerebro, y el órgano o la parte del cuerpo subordinada, se ha creado un fallo de información o, en caso extremo, una interrupción de la información. Porque

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Cada uno vive su enfermedad de distinta manera La energía puede ser bloqueada en cualquier nivel. 1. Si la energía (enfado, agresión, sexualidad, un acto pro-

cada órgano y cada parte del cuerpo se encuentra en contacto directo ton una determinada área del cerebro, de la que recibe sus informaciones. Sin embargo, esa parte del cerebro también es responsable del trabajo y la solución de determinados problemas y conflictos. Entonces, si una determinada área del cerebro está ocupada constantemente por tales conflictos, ya no puede controlar de manera óptima la parte del cuerpo o el órgano de que se trate. La información perturbada o inexistente provoca, por lo tanto, un trastorno en ese órgano o parte del cuerpo. La persona se enferma. Sólo una vez que el conflicto es eliminado, la información puede volver a fluir libremente, el cuerpo se regula a sí mismo y el síntoma desaparece, salvo que se hayan producido daños irreparables por la interrupción de dicha información. Pero si el conflicto no es resuelto, se produce una imagen fija en el área correspondiente del cerebro, que se apodera de la persona ocupándola incesantemente. La transmisión de la información se agota entonces del todo. Por ello, la enfermedad se convierte en crónica, el cuerpo emite permanentemente una señal de que existe un fallo, y pide de manera dolorosa que el deterioro sea eliminado.

3 . La correcta alimentación mental: pensar, hablar y actuar de manera positiva, porque al final nos convertimos en lo que esa actitud ha marcado. Es importante también leer, escuchar y mirar lo adecuado. En una palabra: si se vive en la verdadera auto-conciencia, se es sano y así se permanece. Con esta actitud, se refuerza el sistema inmunitario mental-psíquico, que es la llave de una salud permanente, porque hoy cada uno es en cierto modo lo que pensó ayer, y mañana será lo que piensa hoy. Por consiguiente, lo que necesitamos es una renovación mental a través de la disciplina del pensamiento.

Cada uno de nosotros es único

Quien está dispuesto a ayudar a su cuerpo deberá empezar cuanto antes a mantenerse sano y en forma durante toda la vida. Lo más lógico es cuidar la alimentación. Distinguimos en ella tres niveles. Los tres deberían ser considerados en sus más favorables aspectos si deseamos objetivos finales positivos. 1 . La correcta alimentación física: esto significa dejar de comer lo equivocado, en el momento equivocado, y con la conciencia equivocada. 2. La correcta alimentación psíquica: implica no enfadarse, no excitarse, huir del estrés, tratar de vencer el miedo y sentimientos de culpabilidad y no herir a los que le rodean, para lograr andar por la vida alegre y serenamente.

Reconozcamos la realidad: cada uno de nosotros es el dueño de un inmenso universo, el universo de su cuerpo. Cada cuerpo tiene alrededor de 100 billones de células, cada célula es una galaxia aparte, consistente en innumerables átomos, cada átomo se parece a un sistema solar, con un sol central (el núcleo) y planetas que son los protones, electrones y neutrones. Y usted es el único pensador en ese reino inmenso. Cada uno de sus pensamientos tiene influencia inmediata con cada una de las células y determina así las condiciones de salud o enfermedad del cuerpo. ¡Cuide de reinar como un sabio soberano sobre el inmenso reino de su cuerpo! Usted crea su propio destino, y deberá soportarlo. Sólo usted mismo lo podrá cambiar. El cuerpo, superficie de proyección de la conciencia, no puede enfermar por sí mismo. Es como una pantalla que no tiene autonomía para crear imágenes. Los pensamientos son la pelicula y la conciencia decide qué pelicula se está proyectando. Por lo tanto, no tiene ningún sentido recortar la pelicula si no es de nuestro agrado (operaciones) o volver cada vez a pintar de blanco la pantalla (tratamiento sintomático). Si se tiene verdadera auto-conciencia el cuerpo no puede enfermar, porque tan sólo se crean imágenes sanas y perfec-

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La alimentación correcta

taso El cuerpo señala a través de su enfermedad: «Tú no eres el que eres en realidad» y «Ante todo, te falta el amor hacia ti mismo, hacia tu verdadero yo». Las enfermedades pueden llegar a ser nuestros consej eros para volver a encontrarnos a nosotros mismos y vivir en la conciencia de nuestro verdadero yo. Por lo tanto, la peor enfermedad sería no poder enfermarse, porque las enfermedades transmiten informaciones que dicen que nos hemos apartado del camino correcto. Sin las enfermedades, las correcciones tampoco serían posibles. Deberíamos agradecer los mensajes de nuestro cuerpo y aprovechar la oportunidad de volver inmediatamente al buen camino, llegando a ser cada vez más lo que somos realmente: conciencia pura.

Las tres maneras de enfrentarse al síntoma Todos los contenídos de la conciencia tienen su equivalente en el cuerpo y al revés y, finalmente, todos son también un síntoma. Quien no quiere continuar una relación, está rápidamente «hasta las narices», teniendo así una razón física para no acercarse al otro. Debemos preguntarnos a qué nos obliga precisamente este síntoma. Podemos imputar un sentido a la enfermedad; entonces, también lo reconoceremos. Del mismo modo que la alegría puede manifestarse a través de la risa o de las lágrimas, la huida de los problemas puede manifestarse como presión arterial baja o alta. El miedo puede provocar una parálisis completa, pero también una huida en pánico. De nuevo es nuestra postura individual frente al problema la que decide sobre la clase de pantalla de proyección. Por lo tanto, todo es un síntoma, y cada síntoma es un mensaje, una información. En cuanto comprendamos su lenguaje, podremos hacer lo necesario y el síntoma desaparecerá. El síntoma es nuestro consejero, nos obliga a sufrir y, eventualmente, incluso a morir. Nos ayuda a crecer y a madurar, alcanzando así un grado de conocimiento y libertad que no hubiera sido posible sin la crisis. 24

Pero, sobre todo, se trata de comprender el mensaje de la perturbación. Esto se realiza, casi siempre, en tres etapas: 1. La confrontación inconsciente En esta fase notamos un creciente malestar. Tenemos problemas con nosotros mismos. Nuestros sentimientos buscan una expresión y si no la encuentran, queda la sensación de no tener ninguna salida. Si este proceso inconsciente no se supera, se produce la enfermedad. 2. La confrontación consciente Los síntomas nos obligan a la confrontación consciente. En un primer momento, nos sentimos como víctimas, creemos haber tenido mala suerte, hasta que reconocemos que la perturbación no es un enemigo exterior, sino nuestro personal colaborador y asociado que tiene preparada una importante información para nosotros. Ha tomado forma, un contenido mental. Reconocemos que no tiene ningún sentido suprimir el síntoma. Debemos comprenderlo y hacerle caso. Esto significa descubrirse a sí mismo, descubrir lo que estaba cubierto, confrontarse con uno mismo. 3. El entendimiento Esta confrontación lleva siempre a un mayor conocimiento de uno mismo y a nuevos entendimientos. Reconocemos lo que hay que hacer y modificamos, en consecuencia, nuestro comportamiento y nuestras costumbres vitales. La enfermedad ha tenido como resultado una mejor comprensión de la vída y, por eso, el síntoma ha llegado a ser superfluo. Hemos madurado a través de la enfermedad.

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La integridad como camino de la sanación

La clave de la alegría de vivir En general, no vivimos enteramente nuestra identidad, sino que hemos aprendido a interpretar determinados papeles. Por ejemplo, de la manera corno comportarnos para lograr el éxito, así corno para encontrar gratificaciones y afecto. Somos corno somos porque los demás quieren que seamos asi y al resultado le denominarnos orgullosarnente, «personalidad». Sin embargo, sentirnos en nuestro interior que algo no va bien, que nuestro auténtico yo es distinto. Nos sentirnos a disgusto, vacíos, aunque aparentemente tengamos éxito, porque nos esforzarnos en adaptarnos a patrones, programas, papeles y comportamientos inculcados que, en realidad, no nos pertenecen. De esta manera, nos violentarnos a nosotros mismos y luego nos sorprendernos si nos sentirnos enfermos e infelices. Pero nuestra alma está pidiendo a gritos su derecho, a ser ella misma. Cada enfermedad, cada desgracia, es siempre una señal de que no somos nosotros mismos. Ya es hora de dedicarnos, por fin, el respeto, la atención y el amor que merecernos. Abandonemos los viejos papeles y tengamos el valor de ser auténticos; entonces volveremos por fin a ser íntegros y, con ello, sanos.

La enfermedad como un síntoma de la falta de integridad La enfermedad no es más que una señal externa de la falta de integridad. Mientras que no la hayamos alcanzado, nece-

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sitamos la enfermedad como mensaje. Antes de enfermar físicamente, ya estamos enfermos en un sentido mucho más profundo, y lo que llamamos enfermedad es, en el fondo, el intento del organismo de volver a crear la armonía. Por consiguiente, lo que llamamos enfermedad no es la enfermedad en sí, sino, en todo el sentido de la palabra, la «información» del organismo de que algo no va bien. El mensaje perturbador quiere decir que la armonía debe «tomar nuevamente forma». Se trata de la información que recibe el organismo. Pero, ¿qué hacemos nosotros? Acostumbramos a eliminar la información y a no ocuparnos de la verdadera enfermedad. Cada uno vive su enfermedad de manera singular. El materialista piensa que su enfermedad no tiene sentido y considera a su cuerpo como un obstáculo «con el cual se puede tener buena o mala suerte». El creyente interpretará su enfermedad como consecuencia de la infracción de mandamientos religiosos y rogará por su curación. El esotérico tendrá la tendencia a ver la enfermedad como el efecto de leyes kármicas, el moderno bien informado ve muchas de las enfermedades como la consecuencia del ataque de bacterias o virus que producen infecciones. El hombre mentalmente maduro, reconoce la realidad detrás de las apariencias y la enfermedad como un efecto al cual precedió la correspondiente causa. Sabe que no puede ser apropiado eliminar tan sólo el efecto, es decir, el síntoma, sino que el síntoma desaparecerá por sí mismo una vez que la causa haya sido eliminada. Reconoce y respeta las leyes de la naturaleza y sabe que la naturaleza contribuye a la salud. Sabe también que su conciencia posee el saber más profundo sobre el propio cuerpo y consulta, conscientemente, a su intuición. Es un paciente emancipado y el terapeuta es solamente su asesor, cuyos conocimientos especiales utiliza para tomar luego su propia decisión responsable. Nunca es demasiado temprano para empezar a cuidarse si se quiere mantener en forma durante toda la vida. Existen, no obstante, muchas personas que ignoran lo que podrían hacer para sí mismos. Hay que recordar que casi siempre lo más sencillo suele resultar lo mej or.

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Si los obesos comieran menos, los bebedores bebieran me-

nos, los fumadores dejaran de fumar, los perezosos se movieran un poco más y si todos respiraran correctamente, pensaran de manera positiva, leyeran buenos libros y miraran cosas hermosas, podriamos conservar más vidas y erradicar más enfermedades que con todos los onerosos procedimientos de la medicina actual. Si queremos curarnos y seguir sanos, si queremos tener un nuevo cuerpo a cambio del antiguo, debemos eliminar de nuestra conciencia todos los pensamientos sobre enfermedad y vejez. Alguna gente parece creer que, si uno sólo confía en Dios, puede violar sus leyes con toda tranquilidad sin tener que soportar las consecuencias. La integridad de cuerpo, mente y alma es nuestra herencia espiritual y no habríamos conocido nunca las enfermedades si viviéramos conforme a la creación. Volvemos a ser íntegros si fundimos las cuatro naturalezas del hombre que todos llevamos en nuestro interior: la espiritual, la mental, la emocional y la física, armoniosa unidad, y actuamos desde esa unidad en feliz relación con la creación. La llave de la alegría de vivir no es la juventud, porque ésta supone al mismo tiempo falta de experiencia, factor del cual, en realidad, casi nadie quisiera prescindir. La verdadera llave de la alegría de vivir es la vitalidad, que por cierto no está ligada a una determinada edad; puede ser construida, cuidada y aumentada. Todos quieren llegar a viejos, pero nadie quiere ser viejo. Un reto de la vida, seguramente, es llegar al máximo de edad, pero no para padecer enfermedades o ser infeliz. Aunque en el presente se ha progresado, todavía son muchas las personas que viven más tiempo, pero sin conservar su buena salud. Mientras cumplamos nuestros deberes con la naturaleza, ésta responderá cumpliendo su parte.

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Sé tú mismo La mayoría de la gente está supeditada a lo que los demás le aconsejan, ya sean los padres, el jefe o su pareja. O hacen exactamente lo contrario de lo que se les dice en su entorno. Ambas posiciones están lejos de ser inteligentes. Cada uno debe soportar las consecuencias de sus actos, por lo tanto no haga lo que dicen los demás, a no ser que su verdadero yo lo afirme. Escúchese a sí mismo, porque todo el cono cimiento y toda la sabiduría están en usted; los demás tan sólo pueden recordárselo. El verdadero yo solamente interviene si usted le pide que le guíe y si lo sigue. Sólo necesita una introspección. La primera respuesta espontánea provendrá de su verdadero yo; la segunda, en cambio, ya está influida por su intelecto, y la tercera y la cuarta respuesta están determinadas únicamente por su intelecto. Puede volver a preguntar una y otra vez; la primera respuesta vendrá siempre de su verdadero yo. ¿Por qué no prueba esta técnica ahora mismo? ¿Cuánto tiempo, cuánta atención y cuántos esfuerzos invierte para llegar a ser usted mismo? ¿Y cuánta energía gasta en cosas que, de todos modos, tendrá que dejar en este mundo? ¿Qué consecuencia resulta de ello? Queremos que cambien las cosas, pero es. preciso compenetrarse con el hecho de que tal situación sólo puede cambiar si cambiamos interiormente y adquirimos la conciencia de nuestras «imágenes interiores». Incluso si nos sentimos bien en determinado momento, tan sólo es una fracción del bienestar que podríamos y deberíamos tener si fuéramos capaces de asumir nuestra verdadera individualidad. Si alguien se parece a mí mismo, ni lo alabo ni lo juzgo, pues sería estimular artificiosamente mi ego. En ambos casos no necesito cambiar en absoluto. Es mejor no ocuparse del mensaj ero, sino explorar la verdad del mensaj e y hacer lo que corresponde. ¿Qué significa «ser uno mismo»? No es otra cosa que ejercer una manera peculiar e individualizada en cada acto de la vida, con la conciencia plena de respetar el propio yo, 30

expresándolo de modo que mantenga la armonía consigo mismo y refleje su personalidad. ¿Por qué hay cada vez más enfermos y cada vez menos gente que asume su verdadero ser? La mayoría de nosotros actúa acorde a un papel que representa e intentamos vivir un ideal al que atribuimos cualidades superiores a nuestra espontánea expresión. Abundan las personas que no están nunca satisfechas, y se rechazan a sí mismas. No aceptan su manera de ser y menos aún pueden quererse tal como son. Si a esa actitud se suma la enfermedad, todo hace pensar que algo no funciona bien en la propia personalidad, que se ha cometido un error, y la enfermedad es su castigo. Sin embargo, sería fácil estar sano; sólo necesitaríamos adoptar medidas prácticas para conservar la unidad y singularidad de nuestro ser, vivir por completo lo que somos. Así estaríamos en armonía con nosotros mismos, con nuestra vida, y con la vida en general. Ya no existiría ninguna razón, ninguna causa, que revocase la enfermedad. ¿Por qué hemos perdido el valor de ser totalmente nosotros mismos? ¿Por qué no podemos aceptar nuestra manera de ser, e interpretamos cambio de papeles, cumpliendo con clichés y expectativas que nos vuelven cada vez más' descontentos y al tiempo más enfermos? Ya no vivimos según nuestra verdadera identidad, con todas nuestras debilidades y defectos. Buscamos quedar bien, representar algo, hacerlo todo correctamente, y no nos damos cuenta que «bien» y «correcto» son adjetivos que sólo pueden aplicarse a un modo de vivir de acuerdo con nuestra realidad. Y esto quiere decir: vivir según la propia verdad, y de la manera que corresponde en cada momento. Lo que importa realmente es la capacidad de poder aprobarse y respetarse a sí mismo. Cuando falta la autoestima nos sentimos descontentos, a disgusto y sin afecto. Aunque tal vez ya hayamos tenido algunos éxitos en la vida, si se carece de autoestima se carece de lo esencial.

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Eliminarlos viejos esquemas y programar el comportamiento Nos faltamos a nosotros mismos. Y esto nos hace vivir en desarmonía, nos hace enfermos, y es aquí donde debemos atacar si queremos volvernos sanos, «íntegros». Debemos dejar de obrar según patrones o programas y de interpretar determinados papeles, porque nuestra alma está clamando por cambiar. Cada enfermedad es un grito espiritual, el llamado a nosotros mismos, a ser por fin lo que somos realmente. Mientras no tengamos el valor de aceptarnos tal como somos, para avanzar desde nuestra manera de ser hacia nuestro verdadero yo, viviremos en desarmonía y como consecuencia en la enfermedad. Solamente cuando seamos auténticos en cada circunstancia tendremos la oportunidad de reconocer nuestros patrones y bloqueos y de transformarlos y eliminarlos.

falsedades y, lo que es muy importante, que no hayan negaciones, rechazos,. sino reconocimiento intelectual, que constituye una gran defensa del Yo. Los rechazos significan desacuerdo con la vida, trabajar en contra de sí mismo, obstaculizar con esa conducta el libre flujo de la vida. La negación se convierte a menudo en la vía para las enfermedades, salvo cuando esa negación es el resultado dialéctico de la afirmación de sí mismo, de la personalidad total. Por consiguiente, quien sabe a qué atenerse frente a su yo, quien se corresponde a sí mismo, vive en armonía y en la verdad, tanto consigo mismo como con la vida, y llega a la integridad.

El amor es la mayor fuerza curativa

¿Qué significa integridad? Significa ser uno mismo por completo, vivir en la totalidad en la que uno se integra, tomar en consideración la relación estrecha entre conciencia y vida. Significa también no suprimir nada, no renegar de nada, aceptación y crítica de su manera de ser. Al mismo tiempo, significa observarse a sí mismo para ver si se vive realmente según a sí mismo o según patrones, programas Y papeles. Al reconocerlos se tiene la oportunidad de quitarles validez, siempre que no sean una vivencia personal auténtica. Esto trae como consecuencia otra condición importante para la salud física y mental: vivir en armonía consigo mismo y con la vida. Quien no se acepta a sí mismo no vive en la verdad, y no vive en armonía, Pero la integridad significa también ser verdadero, ser puro. Quien practica el engaño frente a sí mismo, mintiéndose, vive en desarmonía. Puedo estar sano e integro solamente si no existen en mí zonas opacas, con impurezas y

La mayor fuerza curativa que la vida nos ha deparado es el amor. Quien ama de verdad apenas puede enfermar, porque el amor es la energía más pura y más saludable que existe. Estar pleno de esa energía que es el amor, es vivir una situación que no deja sitio para la enfermedad. Sólo puedo amar de verdad si he aprendido a estimar y valorar mi propio yo. El amor hacia mí mismo y, con ello, en mí, debe poder fluir sin obstáculos, sin dudas. Sin embargo, sólo puedo quererme en profundidad, con toda el alma, si me he encontrado a mí mismo, sintiéndome así «digno» de aceptar mi amor. Si amamos de verdad somos íntegros y, .con ello, intactos y sanos. Porque el verdadero amor es la empresa más san(t)a y más perfecta de nuestra vida. Solamente quien se acepta y se quiere a sí mismo puede ofrecer su amor también a los demás. En esa situación es cuando se advierte que al lograr una maduración desde el punto de vista de la conciencia, el amor a uno mismo, su amor hacia los demás puede fluir libremente sin pretender utilizar ni ser posesivo. Y la vitalidad del yo, la aceptación de sí mismo como unidad, determina un afecto mucho más pleno, de aquél que se entrega, con-

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Integridad significa armonía

di ocre. Vivir significa madurar, acercarse cada vez más al propio yo. Para ello, debemos estar abiertos en cada instante, preparados para vivir profundamente, para transformarnos, renovarnos y ser nosotros mismos.

trariamente al amor que ofrece el inseguro que sólo busca en los demás las cualidades que él no tiene. Amar significa dar, empezando por darnos a nosotros mismos. El amor hacia uno mismo es un sendero que conduce hacia la verdadera felicidad. Amar a otra persona significa llevarla hacia sí mismo, llevarla hacia la vida, fomentar su crecimiento, ayudarle a encontrar su personalidad, realizarse. El amor es la fuerza más saludable que existe. Disuelve enfados y miedos y procura alegría de vivir. El amor enseña el camino y ayuda a avanzar por el mismo, incluso podría decirse que es el camino mismo. Aceptándote amorosamente a ti mismo y al mundo entero, la vida puede volver a fluir libremente en ti, porque vuelve a corresponder a tu verdadero carácter. Empecemos, pues, a amar. Aprovechemos la oportunidad de vivir según nuestra personalidad, a conservar nuestra identidad y, por consiguiente, a aceptarnos cada vez más, lo que nos lleva a aceptar más a la vida. Ésta es la base para una vida íntegra y lo más perfecta posible. Sólo cuando hayamos aprendido a ser fieles con nosotros mismos, existirá la posibilidad de conocer el verdadero amor. Y de ese modo se desencadena el mayor potencial curativo que poseemos, repercutiendo en todo el organismo y en sus circunstancias vitales. También cesarán entonces los mensajes dolorosos. Los dolores físicos o psíquicos nos alcanzan sólo cuando no vivimos según nuestro yo. Podemos elegir libremente lo que vivimos, ya que somos responsables de nosotros mismos y de nuestro destino. La vida es un espejo, tal como nuestro cuerpo es un espej o, una expresión de todo nuestro ser. El cuerpo y las circunstancias vitales son un seguro indicador de nuestra armonía interior y de nuestra libertad. Si nos hemos liberado estamos intactos. Si vivimos el momento actual con la mayor intensidad, con confianza, amor, pasión y alegría, nuestra existencia será plena y prolongada. La enfermedad detecta siempre una corriente vital me-

La enfermedad se puede producir si • creemos haber cometido una «falta», juzgamos duramente y nos obsesionamos con la duda. Pero no nos equivoquemos respecto a las verdaderas faltas, porque vivimos para aprender y reconocer que nuestra mayor falta es el hecho de no ser nosotros mismos. Esforcémonos, por lo tanto, en no cometer esta gran falta. Tenemos el deber de intentar que nuestra vida sea lograda con la mayor amplitud. Por lo tanto nuestra primera ambición deberá encaminarse como necesidad básica a buscar la armonía de lo de dentro con lo de fuera, lo que conduce a la verdadera realización. La enfermedad se puede producir si e estamos en contra de nuestra manera de ser. Porque no actuamos de acuerdo a lo que somos realmente, proyectamos nuestra falta en nuestro entorno, oponiéndonos a todo muchas veces arbitrariamente. Esta postura negativa influye en la propia vida y en la vida de los que nos rodean. Vivimos en desarmonía. La enfermedad se puede producir si • vivimos en desarmonía. Al no ser como somos, tocamos una melodía distinta y no armonizamos con la melodía de la vida. Siempre que interpretamos un papel, tocamos el tono equivocado. La enfermedad se puede producir si • estamos en contra de algo. Pero sólo podemos estar en contra de algo, si rechazamos algo interior nuestro. Lo que nos molesta en realidad es que no somos leales a nuestro ser. Estamos en contra de la «falsedad» de un comportamiento.

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¿Cómo se produce la enfermedad?

La enfermedad se puede producir si • vivimos una carencia, si nuestra vida no es plena, si actuamos como un ser fraccionado. Si no admitimos o si modificamos una parte de nuestra personalidad, interpretando, por ejemplo, un papel o siguiendo programas o patrones ajenos, significa que vivimos en la ausencia de nosotros mismos y, por lo tanto, sin armonía. La enfermedad se puede producir si • vivimos en el pecado. Vivir en pecado significa vivir en la separación; no en la unidad, sino en la dualidad. Cada vez que nos distanciamos de nosotros mismos indiferentes a nuestra personalidad, nos apartamos de nuestra manera de ser auténtica, vivimos en forma desarmoniosa y con ello en el pecado. La enfermedad se puede producir si • vivimos sin amor. Porque si no amamos, tampoco nos queremos a nosotros mismos, no nos aceptamos como somos. y cada rechazo causa enfermedad. El verdadero amor significa aceptar, significa vivir y ser libre. Y el amor es el mayor mandamiento divino y la primera ley espiritual. La enfermedad se puede producir si • no estamos realizados. Y no lo estarnos si le falta algo a nuestro ser, si no somos del todo lo que representamos ser de hecho aqui y ahora. No estar realizados significa que estamos de algún modo incompletos, que no vivimos plenamente porque no nos aceptamos del todo. La enfermedad es la consecuencia. La enfermedad se puede producir si • no vivimos debidamente, no dejamos correr el flujo de la vida en nosotros sin obstáculos. Si tenemos bloqueos internos, si vivimos según programas adoptados, según el entendimiento y la opinión de otros; si las energías de la vida no pueden fluir en nosotros como sería lo correcto. Vivir correctamente significa ser uno mismo, en todos los aspectos y sin límites. La enfermedad se puede producir si • dudamos de algo que nos afecta y no hemos podido perdonar a alguien, le culpamos o, incluso, lo acusamos, pero en el fondo no tenemos gran seguridad si acertamos al ac-

tuar de ese modo. Si no concordamos con nuestro entorno y advertimos una honda disonancia. Nuestro ser se distorsiona a causa de los patrones, valores impropios o sen." ti mientas de culpabilidad. Y estas impurezas causan las enfermedades. La enfermedad se puede producir si • algo nos pesa y deprime, como por ejemplo los problemas sin resolver, las cosas de las que no nos hemos desprendido aunque ya no pertenezcan a nosotros, los papeles que estamos interpretando, los patrones con los cuales nos orientamos, aunque ya sean parte de nuestro pasado desde hace tiempo y no nos correspondan. Todo lo que ya no nos pertenece ahora y aquí, pero que seguimos manteniendo aferrado a nuestros deberes y que ya no nos corresponden y nos empeñamos en cumplir. Son factores que pesan, restan energias, lo que impide el libre deslizarse de la vida. Esto también causa la enfermedad. La enfermedad se puede producir si • no cumplimos y resolvemos las tareas de la vida. Una tarea siempre es algo que la vida nos está imponiendo para dar un paso adelante. Los problemas y hechos confusos nos obligan a dar un paso para resolverlos y esclarecerlos, y ese paso debe ser hacia nosotros mismos. Nuestro deber principal, insistimos, es respetarnos y acercarnos en cada instante más a nosotros mismos. Si no damos el paso necesario, la vida nos llama al orden bajo la forma de enfermedad y desgracia. . La enfermedad se puede producir si • no tratamos de ser libres, nos orientamos por las opiniones, las ideas o los deseos ajenos, y no nos admitimos en nuestra individualidad. La enfermedad se puede producir si • no vivimos aquí y ahora. Porque la vida tan sólo puede desarrollarse a partir del presente. Si vivimos del pasado no podemos vivir el presente. Si vivimos en el futuro, estamos viviendo igualmente un tiempo que no corresponde. Sólo podemos vivir en el presente, porque la vida es, fluye y se modifica de un instante a otro. Cuando no vivimos el presente no tenemos oportunidad de percibirnos

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cómo somos nosotros realmente ahora en ese determinado momento. • La vida es dinám:ica y precisa fluir sin cesar evitando obstáculos que podrían detener la corriente y obstruir su curso causando la enfermedad.

¿Cuántas veces decimos «Es que soy así», o «Las cosas son así, no se puede hacer nada»? Pero, ¿realmente no se puede hacer nada? Si nosotros no podemos cambiar nada, ¿quién puede hacerlo? Muy a menudo, lo que expresamos ni siquiera son nuestras propias opiniones sino la de personas, que por su influencia pueden llegar a determinar nuestra vida, si las aceptamos y las hacemos nuestras creyéndolo, en realidad, que lo son.

Por consiguiente, analicemos con atención nuestros pensamientos. ¿Qué pensamos en estos momentos? En este instante modelamos nuestro futuro, si bien, de un momento a otro puede cambiar la dirección de nuestros pensamientos y, con ello, toda nuestra vida. Esos cambios, de todos modos, no deben darse como los de una veleta movilizada por el viento sino con la coherencia de la reflexión. Reconozcamos que tenemos la libre elección; podemos empezar en todo momento a determinar conscientemente nuestra vida, optando por una nueva dirección en relación a nuestra salud y a nuestro destino. Pero nuestro poder se encuentra en el presente. No puede cambiar el pasado, y el futuro también es incierto, puede ser que en muchos aspectos se determinen aquí y ahora. Ahora tenemos todas las posibilidades en nuestras manos. Pero si no damos el paso necesario, obligamos a la vida a plantearnos problemas que nos exige resolver. Un problema, sea en forma de enfermedad u otra dificultad, nos indica que nos hemos alejado de nosotros mismos. Por medio del problema, la vida nos invita a abandonar, a reconocer, a tomar conciencia, a transformar, y a decidirse por el respeto hacia si mismo, eliminando así la causa de la enfermedad. La vida puede presentarnos distintas clases de problemas. Pueden producirse, por ejemplo, en una relación de pareja, en el trabajo o también en una enfermedad. Siempre nos enfrenta a la energia que nos ayuda a hacer el paso posible hacia nosotros mismos. Asi la pareja tiene, por ejemplo, ciertas características que nos gustan y que pertenecen también a nuestro verdadero yo, pero que aún no estamos viviendo. O posee características que no apreciamos, que incluso rechazamos. Pero todos estos factores, en el fondo, son el resultado de un problema propio nuestro que deberíamos analizar y resolver para alcanzar la armonía en nuestro interior. La vida nos obliga, a través de un problema, a conocernos a nosotros mismos. Nos ayuda a encontrarnos, confrontándonos con algo, ayudándonos a tomar conciencia de ello, para poder dar un paso más hacia nosotros mismos. Cuando la tarea se ha cumplido, o sea, cuando el pro-

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En el origen de la enfermedad hay un problema La enfermedad no es más que una expresión, una forma de un problema. No es más que una posibilidad que utiliza la vida para enviarnos un mensaje de que algo no va bien, que no estamos siendo lo que somos en realidad. Si no comprendemos el lenguaje y el mensaje del cuerpo, o si no reaccionamos ante ello, la vida tiene preparadas para nosotros otras formas de problemas para despertarnos con el fin de investigar y empezar a buscar el sentido de la vida y, con ello, emprender el camino hacia nosotros

mismos. No sólo es el cuerpo el que puede enfermar. La enfermedad se manifiesta también en el trabajo, en la relación de pareja, en la familia, en la situación económica o en las ideas religiosas, en el intelecto o en el alma. Se puede estar enfermo en muchos niveles, si bien la enfermedad sólo quiere indicar siempre que, en algún ámbito, la vida ya no puede fluir de manera armoniosa, que existe en algún sitio un bloqueo o una carencia.

El problema como indicación de un cambio

blema está resuelto, debemos abandonarlo, No podemos retener lo que no es parte de nosotros. Esta es una ley invariable que no debemos olvidar. La enfermedad es algo ín~i­ rno, pero que en realidad no forma parte de nosotros mismos. Si estamos enfermos, esto significa que estamos haciendo nuestra una causa que no nos pertenece y nos agarramos a ella, queremos representar algún papel impropio, o que creemos ser lo que no somos en realidad. La clase de enfermedad es un signo que indica lo que aún no hemos abandonado, Y lo que no nos deja ser nosotros mismos. Si somos realmente nosotros mismos, aparecremos también como somos en realidad: intactos y sanos. Sólo lo que es ajeno a la propia personalidad puede perderse. El auténtico «yo» no se puede perder. Todo lo que no constituye la verdad de la persona es obviamente pura apariencia, mera ilusión, y desaparecerá un día redimiendo, valorizando el verdadero yo.

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Nosotros mismos somos la meta y el camino

Una señal explicita para el hecho de que todavía estamos en la búsqueda y que, con ello, todavía no admitimos la vida por completo, es la voluntad. La voluntad se interpone entre nosotros y la realización. Mientras sigamos sin soltar, nuestras manos, en sentido figurado, están cerradas. Mientras nos neguemos a la vida como si fuésemos un apretadísimo puño no alcanzaremos la plenitud del ser y no estamos abiertos a la vida, y tampoco estamos dispuestos para nosotros mismos. Sólo al ser nosotros mismos, estamos abiertos y preparados para una vida plena. Nos colmamos de bienestar y éxito porque nuestra propia plenitud produce la felicidad. Ésta es ia ley de la resonancia. Cada momento ofrece una nueva oportunidad (ley de la gracia), porque cada nuevo instante es un nuevo presente y una nueva posibilidad de ser nosotros mismos. Pongamos un ejemplo. El automóvil en sí es materia muerta, no se mueve por sí solo. Existe, pero necesita alguien que lo ponga en marcha. Lo mismo se aplica a nosotros. Éramos desde siempre y siempre seremos. Decidimos por nosotros mismos si «vivimos». Debemos tomar posesión de nosotros mismos, debemos ser nosotros mismos, como necesitamos sentarnos en el automóvil para poder ponerlo en marcha. Por esta razón, los maestros espirituales invitan a tomar el camino interior para poder «conducir», o sea, para vivir desde el centro como nosotros mismos. Lo mismo que cuando conducimos un automóvil, debemos procurar adaptarnos a las circunstancias y situaciones. 41

Al conducir un automóvil, no se puede vivir en el pasado o conducir en el futuro; se debe estar por completo en el presente, para que no ocurra un accidente. La enfermedad, en nuestro caso, equivale a un accidente. Este ejemplo muestra que somos parte de la vida y que debemos vivir en armonía con nuestro entorno. Debemos adaptarnos en cada instante al presente y ser auténticos, porque las circunstancias son marcadas por nuestra manera de ser. La vida sigue la ley espiritual, «como es el interior, así es también el exterior». Por lo tanto, si soy un conductor agresivo, encontraré también usuarios agresivos en la carretera. Por desgracia, hoy en día, la medicina convencional se ocupa, casi exclusivamente, de la enfermedad y trabaja como el mecánico en el taller. Se prepara tan sólo cuando algo está estropeado. La mayoría no piensan en el hecho de que muchas veces si hay deterioro y mal funcionamiento se debe al descuido o la ignorancia del automovilista y que lo más acertado sería hablar con él y explicarle los defectos de su forma de conducir y de tratar el coche. Debe conducir con más calma o añadir aceite al tiempo oportuno. Pero sólo suelen ocuparse de la «materia», del coche, del cuerpo. No es culpa del automóvil si se oxida, su propietario, sencillamente, no lo ha cuidado lo suficiente. Lo mismo ocurre con el cuerpo. Incluso quienes utilizan remedios naturales incurren en el mismo error. Confían su «coche» a un taller respetuoso del medio ambiente y «natural». Pero incluso los procedimientos de medicina naturista son, en el fondo, incompletos. No consideran lo esencial, la causa esencial, el ser interior, la persona, el alma, la chispa divina, aquello que realmente somos. Algunas personas después de reconocer que la meta está en reforzar la conciencia de la gente en cuanto a su salud siguen, no obstante, bricolaje en el «automóvil» en vez de vivir simplemente sanos y estar intactos siendo ellos mismos. Es tan sencillo y, en el fondo, sin embargo, tan difícil para muchos. No podemos separar el cuerpo y el alma, el coche y el conductor. El uno no podría moverse sin el otro. El cuerpo y el alma forman una unidad, y el cuerpo la ex-

presión visible de la conciencia. Cualquier sentimiento encuentra su expresión en la «pantalla» del cuerpo. El cuerpo hace visib'les las energías que movilizamos en nuestro interíor. Algunos ejemplos: • Una idea excitante es capaz de ponernos la carne de gallina. • Sólo pensar mucho en una actividad dura eleva nuestra presión arterial, aunque físicamente todavía no haya sido realizada. • Una mala noticia nos afecta el estómago, no podemos «digerirla»; otra, nos impresiona como un «golpe bajo», pesa sobre nuestra manera de ser, y nos paraliza. • Si nos enfadamos, la irritación nos «exalta la bilis». • Diversas agresiones que recibimos cotidianamente y cuyos responsables no son identificados con nitidez, nos provocan amargura, «un nudo en la garganta», que con esfuerzo debemos neutralizar. • El «corazón no nos cabe en el pecho» de alegría o «el ánimo se nos cae a los pies» por una sorpresa agradable o un susto, respectivamente. Nuestra tarea es, por consiguiente, ser nosotros mismos, en todos los ámbitos de nuestra vida, tanto en el profesional como en el social y físico. Cuando no somos nosotros mismos, o cuando creemos no poder serlo, cuando nuestra personalidad está inhibida, estamos enfermos. Y percibimos esa enfermedad como una perturbación, carencia o desarmonía. Una vez que nos hayamos encontrado a nosotros mismos, ya no necesitaremos luchar, ya no necesitaremos agarrar nada, podremos dejar fluir libremente a la vida. Siendo tal como somos volvemos a encontrar la alegría de vivir y la felicidad. La vida ya no consiste sólo en el deber y el trabajo, sino en la alegría y la satisfacción, porque estamos llenos de nosotros mismos, con la vivacidad de nuestro ser, que nos hace ser felices. Llegamos a ser los «arquitectos» de nuestro destino, construyendo cada instante de acuerdo a lo que somos aquí y ahora y viviendo la vida que corresponde a nuestro verdadero ser. No precisamos planificar la vida, porque la vida sigue el plan del propio yo, y ese viaje hacia si mismo es la verdadera aventura en el inmenso escenario de la creación.

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Nosotros mismos somos ia meta y el camino. Nosotros mismos somos la culminación de todos nuestros deseos. Nosotros mismos somos la solución a todos nuestros problemas. Nosotros mismos somos el mejor medícamento. Nosotros mismos somos la vida.

de la comprensión es muy sencílla. Las siguientes preguntas . ayudan a su explicación,

No hay recetas aplícables para que cada uno se encuentre a sí mismo, ya que cada persona es singular y por tanto reacciona de forma particular frente a los hechos. Pero todos tienen una posibilidad de volver a encontrar el camino hacia la verdadera integridad si escuchan la voz interior del verdadero yo. Quien persevera en cada acto cotidiano en la búsqueda de su individualidad se acerca a la verdad, dejando para siempre la máscara que luce a veces para coincidir con la opinión de los demás por la presión del ambiente. Nuestra unidad es nuestra particularidad y un factor de la vida plena. Al mismo tiempo es, también, una tarea que nos plantea la existencia. También es nuestro deber lograr y de acuerdo a nuestra individualidad ayudar a los demás a aceptar, igualmente, su unidad, el todo de su ser. El auténtico sentido de nuestra vida nos exige asumir la plena responsabílidad de la misma. En los primeros esfuerzos por ser nosotros mismos, nos podemos topar una y otra vez con la desaprobación de nuestro entorno. Ese esfuerzo significa una dificultad y, al mismo tiempo, un reto por el cual hemos de luchar, pues quien no vive según su propio yo se siente apesadumbrado, disgustado con su inauténtica manera de ser, lo que le predispone a oponerse a cualquiera que actúe con la fuerza de su personalidad. Comprendemos que la vida nos envía mensajes cuando salimos de determinado orden. Nos puede llegar a través de una enfermedad, una desgracia, de conflictos con la pareja u otras personas. ¿Cómo podemos interpretar estos mensajes? ¿De qué manera nos ayudan a acercarnos a nosotros mismos? Tomemos como ejemplo el mensaje del cuerpo. La clave

• ¿Qué órgano, qué parte del cuerpo (qué ámbito de la vida) está afectado, enfermo, fuera del orden, sin su integridad? • ¿Qué función tiene la enfermedad, qué tarea? ¿Para qué la necesito, en qué me ayuda, y esto, en un primer paso, a nivel fisico? Entonces, debería preguntarse: ¿Qué se corresponde con ella a nivel psíquico? O sea, ¿en qué manera me ayuda, o en qué manera me impide encontrar mi verdadero yo? ¿Mis pensamientos se desarrollan de una manera mecánica? Es la enfermedad parte de un papel o de una costumbre? Existe algo que debería volver a considerar y, eventualmente, cambiar? ¿Deberia «funcionan> de otra manera? • ¿Qué consecuencias resultan de estos interrogantes? ¿Mi manera de «funcionar» está anticuada, se ha estancado? ¿Deberia abandonarla o corregirla? ¿Debería ser más consciente de ese modo de funcionar? • ¿A qué me obliga el mensaje, el síntoma? ¿Debo buscar la tranquílidad, el silencio, o necesíto volverme más activo? ¿Tiene que haber más dinamismo o atención en mi vida, se exige demasiado o demasiado poco de mí? ¿Tengo que reconocer que juego un papel que debo cambiar para que éste deje de doler? ¿Tan sólo es un antiguo programa, un patrón que me obliga a reconocerlo y abandonarlo? • ¿Qué debo hacer para ser más yo mismo? • ¿En qué aspecto no he sido yo mismo? • ¿He hecho algo que, en el fondo, no quería hacer, o que quería hacer de otra manera? • ¿Qué debería dejar, cambiar o aceptar? • ¿Qué consecuencias resultan de estos conocimientos? • ¿Dónde he recibido más claridad sobre mí mismo, cómo puedo aplicarlo en mi vida? • ¿Qué debilidades o defectos tengo en el sentido físico o mental? • ¿Qué indica esto sobre mí? ¿En qué aspecto no soy yo mismo?

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• ¿Cómo se manifiesta esto en otros niveles? • ¿Cómo soy en realidad? • ¿Cuál es mi postura frente a ello? ¿Es justa o no corresponde a la realidad actual, sino que proviene de una antigua experiencia, un antiguo concepto? ¿Cuál es mi postura en este momento frente a mis experiencias y mi enfermedad? ¿Puedo defender mi conocimiento? • ¿Qué me impide ser, pensar, vivir de forma auténtica? Por lo tanto, ¿qué obstáculos para la curación hay realmente o sólo soy yo quién cree que los hay? • ¿Pienso que puedo cambiar mi «destino»? ¿Qué «milagro» debería hacerse para que cambie? ¿Podría considerarlo como posible? • ¿Creo realmente en mi integridad, o me falta fe en mi mismo? • ¿Qué me impide creer en mí y confiar en mis capacidades? ¿Mis juicios se componen de las opiniones y juicios de los demás? ¿Es mi poca confianza en mí mismo únicamente culpa mía? ¿Qué experiencias he hecho que me impiden creer en mí mismo? ¿Qué debería ocurrir para que vuelva a creer en mí? • ¿Qué me ayudaría? ¿En qué nivel? ¿Qué debería ocurrir para que vuelva a estar «intacto»? ¿Qué puedo hacer 'para ello? ¿Podría, tal vez, tomarlo todo en mis manos? • ¿Qué corresponde a esa ayuda en otro nivel? ¿Debería empezar por ahí? ¿Estoy viviendo demasiado a un solo nivel? ¿Dónde creo no ser «correcto», ser «falso», y no «estar en orden»? • ¿Qué parte de mí es afectada más a menudo por la enfermedad? ¿Qué problema me preocupa desde hace largo tiempo? ¿Cuáles son los problemas que todavía no he resuelto? • ¿La perturbación es total o parcial? ¿Me aniquila o me hace comportar de manera parcial? ¿Soy demasiado parcial o demasiado amplia y totalizadora? ¿Existe en mí un exceso o una carencia? • ¿Qué combinaciones se producen en mí, o sea, de qué manera los antiguos papeles/programas/patrones/esquemas de pensamiento están entrelazados entre sí, cómo se condicionan, cómo se estimulan mutuamente, cómo se activan?

Al evaluar los síntomas, se ha de tener en cuenta que un determinado problema o una carga negativa pueden manifestarse a través de distintos órganos o pantallas de proyección. Qué pantalla se presente depende, sobre todo, de la reacción individual frente al problema. Si alguien, por ejemplo, se encuentra bajo una presión y en estado de estrés, las consecuencias pueden manifestarse de la siguiente forma: L Comportamiento agresivo frente a los demás; la presión interior es descargada hacia afuera, hacia los otros. 2. Alta presión arterial (hipertensión); pone de manifiesto que existe la intención de una actividad, pero que ésta no se realiza, y por tanto no elimina la presión. 3 . Aumento de la presión intraocular (glaucoma); al presentarse esta pantalla de proyección para liberar la presión interior, nos indica que la manera de ver las cosas, las propias ideas, han creado la presión. 4. La presión en la cabeza muestra que las tensiones son creadas por verdaderas batallas mentales sin encontrar solución. 5 . Músculos tensos que pueden llegar a ser rígidos. De ello podemos deducir la falta de disposición para enfrentarse mentalmente con lo que ocasiona la presión, y no es capaz de asimilarla. Cuando se la asume, esa tensión desaparece del sistema muscular. 6. Los dolores de estómago nos indican que los hechos no son «digeridos». Existe, por lo tanto, la incapacidad o la falta de disposición para aceptarlo. 7 . Absceso: por esa pantalla de proyección reconocemos que la presión ínterior está buscando un camino hacia fuera, manifestándose en un punto determinado de la piel, nuestra superficie de contacto. Por lo mismo, la verdadera solución del problema debería buscarse a través de ese punto determinado. 8 . La presión en la vejiga demuestra que debemos abandonar lo inútil, puesto que se vuelve inerte, considerando tanto lo físico como lo mental. Si no podemos liberarnos de la presión a nivel menta! el cuerpo intenta aminorar la presión, por lo menos, físicamente.

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El cuerpo no puede enfermar sólo por sí mismo Interpretación de algunos síntomas Sin/ama

Significado

Una parte del cuerpo puede inflamarse

Esto significa en el sentido mental que existe una carga aguda.

supurar

Algo ajeno se ha introducido y debería ser eliminado (también en lo mental).

estar tensionada, distendida (o incluso

Se hace un esfuerzo excesivo que debe ser eliminado.

desgarrarse o rom-

perse) dislocarse

Algo es inarmónico en el sentido mental y debería ser ajustado. Esto también se puede referir a una situación.

estar demasiado débil

En este caso se debe tratar de ejercítarse, reforzarse o estimularse, pues por medio de esa exigencia se logra el fortalecimiento que está requiriendo la situación.

estar perturbada

Debo preguntarme: «¿Qué es lo que me molesta en realidad? ¿Cómo puedo volver a crear el orden?»

escocer, picar

La pregunta es: ·«¿Qué es lo que me ocasiona escozor realmente? o ¿Qué

es lo que me produce picazón para obligarme a ocuparme de ello?» estar dilatada

¿En qué aspecto he ido demasiado lejos, o me he esforzado excesivamente?

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La clave del lenguaje de los síntomas 1. El primer paso hacia la sanación es la disposición a enfrentarse con la enfermedad y a descubrir y reconocer la verdadera causa. Un tratamiento puede liberar de los síntomas, pero no consigue la curación. Por consiguiente, deberíamos contestar con toda precisión a las siguientes preguntas: 2 . ¿Qué órgano, qué parte del cuerpo está afectado? ¿Qué función le corresponde a nivel físico y a nivel mental? 3 . ¿Qué síntomas se advierten? Apunte los acontecimientos físicos con toda claridad y detalladamente, y analice después, con cuidado, cómo ha expresado verbalmente sus indicaciones. En su correcta formulación, en la mayoría de los casos, aparece la información sobre la verdadera causa: si en un accidente de tráfico se dice «he patinado» o si estoy «hasta las narices» de algo, si no podemos «tragan> algo, si nos tomamos algo «a pecho»; antes que nada nuestro lenguaje indica una postura mental. De ahí que se debe observar y considerar el lenguaje y su sabiduría. 4. En el siguiente paso, se debería averiguar en qué momento exacto se origina la afección, porque de ello se puede deducir la relación que guarda con cambios esenciales de nuestra situación vital o de nuestros sentimientos. ·5 . ¿Qué alivia el síntoma a nivel físico? y ¿qué es lo que le corresponde a nivel mental? ¿Qué alivia el síntoma a nivel mental? ¿Qué le corresponde a nivel físico o materíal? 6. ¿A qué obliga el síntoma? ¿Qué hay que hacer? ¿Qué se debería dejar de hacer? ¿Qué consecuencias resultan de la actitud en uno u otro caso? No se deje distraer por el agente que provoca la enfermedad, ya se trate de bacterias, virus, herencia genética, accidente, u otros factores, sino que debe reconocer la causa asimismo psíquica, es decir, la realidad detrás de las aparíencias. 7 . ¿Qué debilidades de carácter tengo? ¿Cómo se manifiestan a nivel físico.

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8. ¿Qué debilidades físicas tengo? ¿Cómo se manifiestan a nivel de carácter? 9. ¿Cuál es mi órgano problemático? ¿Qué parte del cuerpo está afectada? ¿Qué lado del cuerpo está afectado? ¿Qué mensaje conlleva esto? 10. ¿Qué combinaciones de síntomas se producen? ¿Qué significa esto a nivel mental? ¿Qué consecuencias resultan de ello? 11. ¿Cuáles son los obstáculos para la curación? ¿Cómo puedo eliminar estos obstáculos para la curación? 12. ¿He reconocido y comprendido el mensaje? ¿Qué dice? ¿Qué significa eso para mí y en el momento actual? (¿Para resolver mi tarea? ¿Para poder reconocer mejor mi camino y usarlo más fácilmente?) ¿Qué consecuencías trae aparejadas para mí? ¿Las acepto? ¿Qué cambíos se producen por ello en mi vida? ¿A partir de cuándo cambia algo en mi existencia?

3. 4. 5.

Si contestamos con franqueza a las preguntas, comprendemos realmente y seguirnos el mensaje del cuerpo, el síntoma no se transformará en enfermedad crónica. 6. Recuerde que la causa de un síntoma se encuentra siernpre en la conciencia, en los pensamientos, aunque la enfermedad sea desencadenada por bacterias, virus, herencia genética, accidentes, otras causas, o el azar.

ca. Pregunta: «¿En qué sentído me encuentro débil? «¿Cómo se manifiesta mi falta de actividad?» ¿Qué síntoma se manifiesta? Apunte por escríto los acontecimientos físicos y observe la sabiduría del lenguaje. ¿En qué momento el síntoma se manifestó por primera vez? ¿Qué cambio esencial de mi situación vital está relacionado con ello? ¿Qué es lo que alivia a nivel fisico? Más ejercicio, deporte, actividad, duchas con agua caliente y fría. Mentalmente: ampliar las experiencias, exponerse a los efectos de la vida. Subir escaleras tiene mentalmente el efecto de aumentar la conciencia. El masaje significa exponerse a presión y fricción, encontrar el punto correcto (terapia de zonas). ¿Qué es lo que alivia a nivel mental? Enfrentarse con las tareas de la vida. Actuar donde sea necesario, no abandonarse, volverse realmente más ágil. En cuanto a lo físico cualquier tipo de actividad es conveniente. No evadirse de las cosas por desagradables que sean, aclarar situaciones conflictivas, afrontar discusiones cuando son necesarias. Físicamente significa también enfrentarse con lo desagradable, no vivir en forma fraccionada o parcial, pretendiendo hacer sólo lo agradable. ¿A qué me obliga el síntoma? A volverme más activo, de lo contrario, mi circulación sanguínea se enlentece cada vez más.

Los siete niveles de un síntoma Aplicación de la clave del lenguaje de los síntomas en personas con problemas circulatorios: 1. Disposición a la confrontación. 2. ¿Qué órganos, qué parte del cuerpo está afectado? La sangre. La sangre es la «sede del alma». Quien se desangra «rinde el alma». La sangre tiene una determinada presión que expresa la dinámica de una persona. Extremo: desvanecimiento-debilidad; contrario: actividad dinárni-

1 . Antes de que un problema o una carga aparezca corno síntoma, se manifiesta como idea, deseo, sueño o fantasía. 2. Corno segunda advertencia aparece una perturbación funcional, aparentemente insignificante y poco grave. El problema se vuelve visible o notable a nivel físico. 3 . Si no se observa, se produce una aguda perturbación física, una inflamación, una herida o un pequeño accidente. la petición de cambio es presentada de manera más dolorosa.

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4. Si incluso la llamada insistente no encuentra atención ' . el proceso infl,\matorio, agudo en un primer momento, se vuelve crónico. El organismo envía una advertencia permanente. 5 . Si tampoco se atiende la advertencia permanente, se producen daños irreversibles, alteraciones de órganos o cáncer. 6. Si esta última advertencia no lleva al cambio deseado el desarrollo termina tarde o temprano con la muerte. 'La muerte obliga a abandonar y ofrece la posibilidad de ver la situación desde un ángulo distinto y de cambiarla dentro de lo posible. 7 . Si se pierde esta oportunidad, se puede producir otra encarnación, esta vez quizá bajo unas condiciones más difíciles. Empezará un nuevo ciclo (karma) con un defecto fisico, una malformación o una perturbación congénita.

Señales que indican que no respetamos nuestra personalidad

• Los temores y preocupaciones se producen si no nos aceptilmas, si, en consecuencia, no vivimos adecuadamente. • Engañar a nuestro propio yo, y en consecuencia, no vivir adecuadamente, constituye un «pecado». Por lo tanto, debemos volver a la «inocencia», libres de valoraciones, sin pensamientos duales de «bien y mal». Son los pensamientos los que producen miedo, preocupaciones y temores. Sin embargo, podremos constatar que el miedo desaparece cuando realmente sucede algo. Porque el miedo sólo existe en nuestro pensamiento. Lo que entendemos como pensamiento es la reflexión sobre lo ya pensado, vivido u oído anteriormente. El problema es que, en el momento de reflexión no podemos vivir/ver la vida, porque estamos viendo y viviendo imágenes del pasado o del futuro. No podemos ser nosotros mismos, porque los pensamientos sobre lo pasado, y los temores del porvenir, nos impiden vivir ese preciso momento presente.

Una perturbación, un síntoma, no importa la zona que afecte, es una señal de que nos hemos apartado de nuestro orden. Deberíamos entonces dirigir nuestras observaciones a nuestra conciencia, que es la principal fuente de nuestra experiencia para verificar y comprender los procesos de nuestra vida, nuestros actos, pensamientos y sentimientos en cuanto a su correspondencia con nuestra propia personalidad. También deberiamos preguntarnos por qué no actuamos reflejando lo que realmente somos. Cuando no hay unidad en el ser se producen situaciones anormales como: • El vado, porque sólo nos puede faltar algo si falta una parte de nosotros mismos. • Ansiedad, puesto que toda ansiedad significa la búsqueda del propio ser. Malos hábitos como el consumo de drogas, de alcohol, exceso de alimentación, de vida sexual y de trabajo, indican que no estamos viviendo conforme a nuestro verdadero yo.

• Juzgar, valorar: tener una opinión fija. Creer haber cometido errores. No saber perdonar; • Ideas, expectativas; , • Patrones, programas, imágenes, costumbres: la imaginación. Hacer algo porque otra persona lo quiere así...; • Estar en contra: algo nos molesta en el otro. El otro comete un error. Algo debería ser distinto (nosotros). Solo nos puede molestar en el exterior lo que está dentro de nosotros; • Ciertas actitudes; • Ser deshonesto; • Estar enfermo: ¿qué es lo que mortifica, ofende, hiere, fastidia, pesa, duele o me pone agresivo? • ¿En qué contexto nos negamos o rechazamos a nosotros mismos? La vida, las circunstancias; • Vivir en el pasado/futuro; vivir fuera de su tiempo; • Estar preocupado; • Percibir una carencia; • No sentirse libre; • Querer ser distinto;

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1. Reconocer que existimos de verdad y que lo correcto es ser uno mismo. Reconocer que hemos sufrido lo suficiente por el hecho de estar interpretando un papel en vez de ser nosotros mismos. 2 . Demostrar disposición al reconocimiento personal y al

cambio, a pesar de que resulte más cómodo comportarse tal- como lo quiere el entorno. Recordemos: «Quien quiere llegar a la fuente tiene que nadar a contracorriente». 3. Encontrar momentos regulares de reflexión. Nos debemos preguntar una y otra vez: «¿Por qué hago esto»? «¿Soy realmente yo?» «¿Deseo hacer realmente lo que hago, y por qué lo deseo?» «¿Me siento bien con ello?» «¿Me hace sentir feliz?» «¿Puedo contestar afirmativamente a esto?» Y, sobre todo: «¿Me conduce más cerca de mí misrno?» 4. Cultivar el valor para defender nuestro propio yo, para afirmarnos en nuestra individualidad, desalentando e incluso destruyendo la imagen que los demás tienen de nosotros. Hay que tener valor para admitir la aparente propia imperfección, aunque todos nieguen que denota coraje y que en cambio es dar un paso atrás. Debe reconocerse que, en realidad, se trata de un acercamiento hacia la propia y última individualidad. Es indispensable no dejarse enajenar por las necesidades y expectativas del entorno. Se debe tener el valor para continuar con firmeza «el camino» personal, aunque los demás consideren que es una terquedad. Frente a esto, es importante observar el «lenguaje de los síntomas» al igual que el «lenguaje de las circunstancias vitales». Desarrolle su coraje para conseguir abandonar su postura «ideab y convertirse en usted mismo, realizando su auténtico yo, para lograr ser «ideal». 5 . Dejar de intentar aparecer como alguien que ha cumplido todas sus aspiraciones y ya no desea nada más, cuando en realidad aún se tienen deseos. Se debe aprender a no quemar etapas y «llegar a la meta» enseguida, sino a disfrutar del camino. Un deseo indica que todavía falta algo para la felicidad. Reconozca la carencia existente en usted mismo e intente abandonar la vanidad de aparecer ante los demás como una persona totalmente realizada, cuando aún no lo está. 6. Intentar ofrecer a la gente un interés verdadero, una actitud benevolente de amistad y amor. Ser abierto y querer a las personas, pero no se engañe y sea totalmente sincero, huyendo de falsos sentimientos.

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• Tener necesidades, desear ser el centro de atención; Experimentar antipatía hacia alguien: ¿hacia quién? ¿por. qué? • Desear algo: ¿qué, por qué? • Presentar problemas; • No poder vivir en paz; • Tener miedo; • Necesitar adaptarse; • Ser insensible; • Ser insincero; • Padecer ansiedad; • Ser desagradecido; • No permitir algo por convencionalismo; • Retenerse en vez de actuar; • Tener sobrepeso; estoy arrastrando cosas equivocadas conmigo, algo me pesa.

e

¿Cómo ser yo mismo? El hombre ha hecho los más grandes descubrimientos, pero ha olvidado conocer lo que le es más próximo: él mismo. No importa adónde llegaremos en el mundo; sólo nos podemos encontrar cuando emprendamos el camino hacia nuestro interior. La puerta hacia el interior está siempre abierta y ahí nos está esperando el yo. Solamente cuando hemos llegado a la unión con nosotros mismos se despertará la verdadera conciencia de sí mismo y viviremos en armonía con toda la creación. ¿Qué podemos hacer para ser en realidad nosotros mismos? Hay un camino de verdadero aprendizaje que exige que lleguemos a ser nuestro propio «maestro espiritual». Los primeros pasos en ese camino son:

7. Reconocer que lo deseable es ser paciente. Pero si pretendemos ser pacientes cuando en verdad no lo somos, nos volveremos, por el contrario, bastante más impacientes. Al forzar una situación, falseándola, se acentúa un desequilibrio del ser, situándonos así en desarmonía con el yo. Es igualmente deseable ser tolerante y aceptar a cualquier persona tal como es y tener comprensión, incluso en aspectos que personalmente no entendemos muy bien. Pero deberiamos vencer la ambición de ser tolerantes mientras no lo seamos de verdad. Debemos dejar de interpretar papeles aunque éstos parezcan ideales. Sólo de esta manera se puede ir serenamente por la vida y lograr satisfacción con lo conseguido. Uno se puede sentir a salvo al estar consciente del propio yo. Cuando nacimos todo era alegria y amor. Sabiamos todavía quién éramos, conociamos nuestro verdadero significado y nos sentíamos el centro del mundo. Entonces teníamos aún el valor de decir lo que queríamos y de mostrar abiertamente nuestros sentimientos. Entonces todavia teniamos el valor de ser «nosotros mismos». Esto y sólo esto es la verdad y la realidad, todo lo demás es un papel aprendido. Si algún día su cuerpo vuelve a enviarle un mensaje en el «lenguaje de los síntomas», lo comprenderá y sabrá que hacer. Cada síntoma es una invitación a volverse hacia el interior y darle al cuerpo la respuesta acertada a su mensaje. El síntoma desaparecerá una vez que haya encontrado la buena respuesta. Usted reconocerá que su cuerpo es un buen amigo que le pide ayuda en su idioma para que pueda servirle hasta que haya cumplido su tarea en la vida. En las páginas siguientes encontrará una lista detallada de enfermedades-síntomas y la descodificación del mensaje que su cuerpo le tiene preparado en el «lenguaje de los sintomas». 56

Los síntomas más importantes de la A a la Z y sus correspondencias mentales

Accidentes

Pérdida del equilibrio, me he deslizado por un camino incierto, he sido «echado de la vía», falta de armonía conmigo mismo.

Acné

Dificultades en el trato con los demás, conflicto corporal, falta de claridad en la forma de pensar.

Achaques de la vejez (en general)

Tareas vitales sin resolver, incapacidad para comprender que hay que abandonar muchas cosas, consecuencias de experiencias de la juventud.

Alcoholismo

Búsqueda de «uno mismo», sentimiento de excesiva responsabilidad, falta de valor para enfrentarse con los problemas de la vida.

Alergia

Hipersensibilidad, agresión, rechazo, inhibición de la agresividad, miedo de la vida.

Alopecia (caida del pelo)

Fatiga, falta de fuerza vital, carencias alimenticias, alma cargada.

Amigdalitis

Ya no puedo tolerar ciertas cosas, me siento incomprendido. Debo expresar mi singularidad.

Anemia

Debilidad del yo, falta de interés, disminución de la voluntad. 57

Angustia Anorexia

Apoplejia

Ardores de estómago Artritis

Conciencia estrecha, tareas vitales sin resolver, falta de autoconciencia. Querer estar libre de todo lo malo, inferior, materialista. Ideales elevados, rechazo de relación y a la vez apego. Un aspecto vital ha desfallecido, incapacidad, indiferencia emotiva, ceguera funcional, rechazo. Rechazo, agresión, enfado, confrontación con una situación desagradable, desaliento. Falta de movilidad, rigidez, testarudez, falta de calor, normas restringidas y limitaciones.

Caries

Falta de solidez, de dureza y de substancia. Eludo las dificultades, evado los problemas en vez de resolverlos.

Cataratas

Perturbación del metabolismo, falta ejercicio mental, opiniones rígidas. Invitación a participar y a propiciar la participación de los demás.

Ceguera

Invitación a reforzar el «punto de vista espiritual», ver la realidad con los «ojos interiores».

Ciática

Sobrecarga de responsabilidades. Falta de confianza en uno mismo.

Circulación, (trastornos de)

Falta de energía y motivación, desinterés, rechazo o indiferencia, fastidio, negación a admitir responsabilidades.

Artrosis

Deformación psíquica, deformación del propio ser, postura equivocada, pesadez.

Colitis

Asma

Pretensión inhibida de dominio, restricción o supresión de la agresividad, deseo insatisfecho de libertad.

Miedo a defender la propia opinión, falta de capacidad para hacerse respetar, deseo de evitar conflictos.

Conjuntivitis

Atrofia muscular

Pérdida de la capacidad para actuar, negativa a resolver tareas y problemas, miedo al fracaso y a sus consecuencias.

Falta de disposición a enfrentar un conflicto, sobrecarga, tendencia a contradecir, a oponerse.

Dependencia' (en general)

Cabeza (dolor de)

Tensiones, demasiada reflexión e hiperactividad mental, excesiva ambición, deseos que pasan de la raya.

Ansia por encontrarse a uno mismo. La clase de dependencia muestra la cualidad de la ansiedad, falta autoconciencia.

Depresión

Lo suprimido provoca un descenso de

Calambres

Falsa postura mental y psíquica, parcialidad, excesiva ambición, querer demasiado, comportamiento obstinado y crispado.

Desvanecimientos

Situación personal subordinada, defensas reducidas, aislamiento interior, excesivo desarrollo de sentimientos negativos.

Sentimientos de impotencia, incapacidad general para actuar, huida hacia la irresponsabilidad, querer evadirse de una situación, sobrecarga.

Diabetes

Capacidad de amar sin compensar, decepción, sentirse indigno. Invitación

Cáncer

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la presión. No soy «yo mismo», no permito el libre cauce de mis sentimientos, no vivo realmente.

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a amarse más a sí mismo, a disfrutar de la vida.

tra un tratamiento equivocado y dificultades, sobrecarga, presión. interior.

Diarrea

Temores, incapacidad o falta de voluntad para enfrentarse a la vida, falta de flexibilidad.

Erupciones cutáneas Invitación a ocuparse más de uno mismo. Algo está «escociendo» que ya no se puede soportar por más tiempo.

Disfagia

Falta de disposición para aceptar determinadas circunstancias, rechazo de los hechos.

Esclerosis múltiple

Aislamiento por endurecimiento, pretensión de dominar. Rechazo hacia aspectos de la propia manera de ser.

Espalda (problemas de la)

Falta de firmeza y auto-confianza, Frustración, temores, preocupaciones.

Esterilidad

Falta de disposición a renunciar a una parte de mi libertad; miedo a la responsabilidad; la razón y los sentimientos son inarmónicos, prevalece el desacuerdo.

Estrabismo

Invitación a pensar con mayor flexibilidad, a reconocer la realidad detrás de las apariencias.

Estrés

Vano intento de rendir más de lo que se puede rendir en un tiempo determinado, falsa ambición, perfeccionismo.

Dolores (en general) Advertencia ineludible para tomar en cuenta un mensaje del cuerpo, pero también una oportunidad para la transformación. Señal de congestión o bloqueo. Dolores de nuca

Indicios de obstinación, terquedad, tozudez, inmovilidad mental. Se debe ser más tolerante y paciente.

Dolores menstruales Rechazo de la feminidad, falta de apertura hacia lo 'nuevo, miedo a las responsabilidades. Invitación a dejar de lado la estrechez de la conciencia. Dureza de oído

Invitación a observar los finos matices de la vida. Obstinación a querer escuchar.

Miedo a los cambios-y a sus consecuencias, apego a lo antiguo y conocido, falta de disposición a conocer un nuevo ámbito del ser. Enfermedad de Still Sensación de que se está exigiendo demasiado. Postura mental negativa frente al trabajo. Sentimiento de ser explotado y de estar sobrecargado.

Embarazo (trastornos del)

Enfermedades infan- Proceso de adaptación al mundo, intiles (en general) dicios de maduración, enfrentamiento a las circunstancias dadas. Enuresis nocturna

«Llorar con la vejiga», protesta con60

Fiebre del heno (ver Alergia) Flatulencia

Confrontación con cosas indigestas, presión interior por resistencias, falta de tolerancia.

Fracturas óseas

Rigidez general, falta de elasticidad, he «roto» con algo pasado; nuevo comienzo.

Frigidez

Excesivo control y dominio sobre sí mismo, patrones de comportamiento inconscientes y omitidos, rechazo, no querer ser «inferior». 61

Gastritis

Enfado, ira, miedo, agresividad, prisas, falta de tiempo para «digerir» algo, desacuerdo, conflictos «tragados».

Hipotensión

Falta de enfrentamiento con los conflictos. Falta de dinamismo y de actividad. Evasión de problemas o situaciones incómodas.

Glaucoma

Presión interior por causa de bloqueos emocionales, depresión profundamente arraigada, tareas sin resolver por escaparse de ellas, falta de relajamiento.

Impotencia

Miedo, obligación de rendimiento, sentimientos de culpabilidad, inexperiencia, expectativas no justificadas, inseguridad, falta de comprensión.

Gota

Conciencia inflexible. Invitación a abandonar una modalidad autoritaria y dominante, a volver sobre uno mismo.

Infarto cardiaco

Hematomas

Exceso de docilidad. Susceptibilidad a ser herido. Irritabilidad. Falta de confianza en uno mismo.

Por culpa de bloqueos internos, la vida ya no puede fluir libremente, se da excesiva importancia al intelecto. Se ha de escuchar más al corazón, a sus sentimientos.

Infecciones (en general)

Invitación a cambiar la visión de las cosas, abrir los ojos ante la vida, ver todo bajo otro aspecto.

Conflictos inconscientes agudos. Invitación a enfrentarse con una tarea, a decidir y a ser consecuente.

Inferioridad (sentimientos de)

Creencia de no ser digno para ser amado, falta de amor hacia uno mismo, imagen personal negativa. Invitación a reconocer la verdadera personalidad.

Insomnio

Miedo, «imagen artificial de uno mismo», voluntad de control, circunstancias inadecuadas (cama, ruidos, temperatura). Se debe aprender a dar, a entregarse.

Manta de limpieza

Sentimiento de una culpa real o imaginaria; deseo de «lavarse las manos», mala conciencia; obligación de «enmendar» algo.

Mareo en viajes

Falta de disposición o capacidad de soltar; voluntad inconsciente de querer controlarlo todo, sentimiento de estar a merced de algo, de no poder escapar.

Hemeropia

Hepatitis

Enojo y agresiones que son soportadas sin protestar. Se necesita aprender a «exteriorizarse», a defenderse y a «expresarse».

Hernia inguinal

No estoy en condiciones de hacer frente a la presión y la carga. Algo en mí se ha «roto». Tendencia al autocastigo, arrogancia.

Herpes

Conflictos internos agudos, descontento o agresiones, tensiones psíquicas.

Hipertensión

Dinamismo excesivo, agresividad suprimida, sentimientos dominados, ambición, falta de flexibilidad.

Hipertiroidismo

Supresión de sentimientos agresivos y negativos; estado de alarma o hiperactividad interna, constante «preparación vegetativa al combate».

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Miopia

Náuseas y vómitos

Miedo al mundo exterior, obligación de rendir, estrés, falta de .«vista». Inhibición para manifestar abiertamente miedo y agresividades. Deseo de que algo no hubiera ocurrido. Sentimientos de repugnancia, tendencia a las circunstancias; resistencia, rechazo.

imponerse, falta de confianza original. Parto (prematuro)

Rechazo inconsciente y callado, evasión de las responsabilidades, miedo al cambio.

Parto (tardto)

Deseo excesivo de poseer al hijo. Rechazo de la independencia del hijo.

Presbicia

Rabia y enfado retenido que no son/no pueden ser exteriorizados; tendencia a hacer constantemente «la vista gorda», endurecimiento de la postura mental.

Próstata (afecciones de la)

Señal de presión interior. No puedo como quiero, ya no puedo cumplir como «todo un hombre». Tengo que dejar de querer cumplir con espectativas.

Prurito

Algo me está «escociendo», me invita a ocuparme de mi mismo. Me siento desatendido, necesito proximidad y contacto.

Nerviosidad

Miedo, estrés, sobrecarga, miedo a la consecuencia de ciertos actos, alimentación incorrecta, presión interior, falta de tranquilidad y de serenidad.

Neuralgias

Uno se está exigiendo demasiado en la obligación de servir, pero sublevándose constantemente contra el propio comportamiento. Choque de ideales, miedo a las consecuencias.

Obesidad

Vacío interior, necesidad de amor, deseo de cariño, debilidad del yo, imagen equivocada de uno mismo.

Orden exagerado

Falta de seguridad. Deseo de reconocimiento por el mérito.

Psoriasis

Otitis

Conflicto interior no encarado, consecuentemente indocilidad. Invitación a escucharse a sí mismo. Hacer demasiado caso a los deseos de los otros.

Búsqueda de afecto, miedo a ser herido, coraza protectora. Invitación a .salir del caparazón.

Resfriado

Invitación a ocuparse más de uno mismo, a ser más permisivo, a no dejar entrar nada ajeno o equivocado.

Reumatismo

Impulsos agresivos provocan tensiones musculares; acumulación de ira, enfado, agresiones, amargura, anhelo de venganza, bloqueos internos.

Ronquera

Estupefacción, sentimiento de impotencia, sentimiento de no tener nada que decir, conflictos internos.

Tartamudez

Miedo de las emociones acumuladas,

Parálisis (en general)

Miedo profundo, rigidez mental y psíquica. No permito el desarrollo de mi ser. Bloqueo sentimental, presión interior.

Parkinson (síndrome de)

Un ser movido por fuerzas contrarias. Situación conflictiva sin esperanza de solución; deseos de deshacerse de algo.

Parodontosis

Falta de firmeza interior, volubilidad de sentimientos, incapacidad para 64

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sensual y físicas. Deseo de control. Se debe aprender a aceptarse uno mísmo.

Trastornos digestivos

Sobrealimentación mental, incapacidad o falta de voluntad para digerir críticas, agresíones, no saber dar.

Trastornos menstruales

Descontento con el propio papel social, tozudez, falta de disposición a entregarse.

Trombosis

Un problema localizable con precisión bloquea el libre flujo de la vida; opiniones estancadas, punto de vista fijo.

Varices

Obstinación frente a ciertas posiciones, falta de capacidad para transigir y acomodarse a situaciones cambiantes. Carencia de energia.

Vértigo

Falta de equilibrio interior, sensación de recibir escasa atencíón de parte de los demás. Falta de confíanza en si mismo.

Zóster

Necesídad de contacto y rechazo del mismo. Miedo, desconfianza, círculo vicioso mental y sentimental.

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Los síntomas más importantes de la A a la Z y lo que hay que hacer

Accidentes Todo el mundo es plenamente responsable de sus actos y de su vida. Las consecuencias se manifiestan en sus circunstancias vitales. Asi, tambíén un accidente puede ser causado o buscado por nosotros mismos, si bien en la mayoría de los casos de manera inconsciente, para experimentar un determinado efecto y resolver, con ello, la correspondiente energía. Analizando el desarrollo del accidente, reconoceremos también el problema que lo ha provocado. Tal vez hemos perdido el equilibrio o hemos dado un patinazo, hemos perdido el controlo el dominio sobre algo, saliendo por ello del carril. O ya no (nos) hemos podido frenar. Como en la carretera, en la vida también podemos salir de la via o dar un patinazo, perder el equilibrio, descarrilar o atropellar a alguien. Si en un accidente ya no puedo frenar a tiempo, esto indica que en mi vida también he acelerado tanto (una situación, un desarrollo) que me estoy poniendo en peligro a mí mismo. Tal vez me arriesgo también en la vida a adelantamientos innecesarios, o no advierto algo y, entonces, otra persona tiene que sacar el carro de la cuneta. . Si estamos atentos a todos los comportamientos observamos que el camino de nuestra propia vida ya no es el acertado. Puede ser nuestra profesión lo que ya no nos guste, pero la seguimos ejerciendo porque ganamos bien; o la relación de pareja que dejamos que continúe por comodidad o cobardía, aunque esté vacía de contenido desde hace mucho tiempo. Así, se produce algún día un acontecimiento externo que nos saca de la via.

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El acné no es sólo un mal de la pubertad; cada vez más afecta a personas mayores entre los 30-40 años y puede producirse hasta casi los 55. Las causas puramente físicas del acné radican en una función exagerada de las glándulas sebáceas y los poros, que son obturados por células queratinosas, dejan de cumplir su papel. En la variante más inocua, los poros están abiertos o cerrados falsamente por lo que se conoce con el nombre de «cornedones». Todo se vuelve más difícil cuando se forman trombos de células queratinosas debajo de la piel, que no encuentran ninguna salida. En poco tiempo son colonizados por bacterias a la vez que anexan otras masas de células queratinasas hasta que se inflaman, supuran y salen a la superficie. Después de su curación pueden quedar cicatrices que, en algunos casos,. no desaparecen jamás.

Esta afección y la forma en que aparece y se desarrolla es programada genéticamente. No se puede prevenir el acné considerando sólo aspectos físicos. Incluso la renuncia a los dulces, a la comida grasa, así como un distinto comportamiento, no podrán evitar el acné. La piel es la parte externa de nuestro cuerpo, nuestro órgano de contacto con el mundo exterior. Las impurezas de la piel indican, por lo tanto, «dificultades de contacto» en su sentido más amplio. Se observa que el acné suele manifestarse cuando se empieza la relación con el sexo opuesto, cuando comienza la búsqueda de una manera de contacto nueva en la pubertad. En este período, nuestro cuerpo nos obliga a la confrontación con nuestra propia sexualidad que se está despertando. N o estamos preparados para ello y los padres y amigos por lo general, no son de mucha ayuda en ese período. Por causa de ideas y expectativas equivocadas y falta de educación sexual, se producen mentalmente asociaciones entre lo sexual y lo «impuro». Todo lo sensual es suprimido, rechazado como «sucio». Según la ley, «tal como es el interior, es el exterior», estas impurezas se manifiestan en la piel, el órgano de proyección de nuestros contactos. Al mismo tiempo, esas impurezas consideradas como repugnantes protegen «al portador» de la confrontación con la sexualidad, porque dificulta vivir los deseos sexuales propios al repeler a la eventual pareja, aunque sea sólo en la propia imaginación. El acné afecta más a las mujeres. ¿A qué se debe esto? Los hombres tienen una tendencia más fuerte a vivir su sexualidad, a aceptarla y a expresarla con menos trabas que las mujeres, aunque a menudo, al comienzo, lo hagan algo torpemente. Pero es cierto también que si un hombre sufre de acné, la afección suele presentarse con más fuerza, ya que el deseo sexual del hombre en la pubertad suele ser más intenso que el de la mujer y, con ello, las reacciones en los casos problemáticos son también más fuertes. Los niños pequeños no tienen problemas con el acné, pues la función de sus glándulas sebáceas es a esa edad muy limitada. A nivel psíquico y mental, los bebés y los niños

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Pero ese acontecimiento externo es el reflejo de la verdadera problemática. Porque la ley de la resonancia procura, de manera fiable, que cada uno sólo pueda ser confrontado con el efecto que ha provocado o hecho necesario por sí mismo. Sin embargo, siempre hay algo que parece influir en la persona desde el exterior. Entonces, la mayoría de las personas lo consideran aquello como la causa. Pero del mismo modo que las causas de un cuadro no son el lienzo, las pinturas y la brocha, el borracho que nos ha atropellado no es la única causa del accidente, aunque así lo creamos. Si sufrimos, sufrimos de nosotros mismos, de nuestra manera de ser, con cuyas consecuencias nos confronta la vida. Somos siempre el autor y víctima en una persona pero, a menudo, falta la vista para reconocer ambas cosas como una. Si comprendemos de esta manera el desarrollo de un accidente, encontramos también las indicaciones en cuanto a la causa real, al problema que se encuentra detrás, y podemos evitar otros posteriores. La tarea de la vida se vuelve manifiesta, al igual que la oportunidad de ver la realidad detrás de las apariencias y obtener nuevos conocimientos que nos ayudarán a ser, cada vez más, nosotros mismos.

Acné

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pequeños tampoco tienen problemas con la sexualidad, porque viven de manera abierta y placentera hasta que sean detenidos en su ser por los adultos y su «educación». Las limitaciones a través de la moral vigente crea las condiciones para las dificultades con la sexualidad, que en muchos casos propicia esa alteración de la piel que es el acné. Los médicos recetan actualmente con bastante éxito a las chicas la píldora anticonceptiva contra el acné, porque ésta simula para el cuerpo un embarazo. De esta manera, parece ya haberse producido lo que la adolescente está temiendo en secreto y la confrontación se vuelve superflua. Otro remedio eficaz contra el acné son los baños de sol, y también es evidente el por qué. Para tornar el sol se desnuda el cuerpo, hay que aceptar en cierto modo su físico, quitarse la envoltura protectora de los vestidos. Éste es el primer paso para enfrentarse con la sexualidad. Así, nos abrirnos al «calan> que nos falta. El acné es una enfermedad de la piel inocua y no contagiosa pero que deja cicatrices, no sólo en el cuerpo, sino también en el alma. El conflicto se produce porque el cuerpo desarrolla, de repente, una fuerte sexualidad que quisiera vivir y la mente se opone. Estas dos fuerzas opuestas pueden llegar casi a desgarrar a una persona, hasta que se dé cuenta de que lo aparentemente sucio no existe, porque la sexualidad es un importante factor natural del desarrollo del hombre. Es su deber integrar también ese aspecto en su vida y estar en armonía con él.

Achaques de la vejez (en general)

El acné es un llamado de la vida a admitirnos tal como sornas. Reconozca: «Estoy en orden tal corno soy ahora, la vida quiere que sea tal corno soy. Puedo entrar en contacto abiertamente con mi entorno y defenderme. Ya no quiero ser distinto, «más puro», y me acepto en todo momento tal corno soy, porque es la forma más pura de la realidad que puedo cumplir actualmente.» El acné desaparece si los poros están «abiertos» y si nos permitirnos ser tal corno somos.

Los achaques de la vejez indican problemas y tareas vitales sin resolver. El síntoma señala de qué se trata. La enfermedad no es inevitable en la vejez si uno aprende algunas lecciones en el curso de la vida. Una tarea partícular de la vejez es la de olvidar enfados, miedos, decepciones, ofensas y dejarlos relegados al propio pasado, lo mismo que la obstinación y las expectativas desmesuradas. Quien vive su vejez de esta manera se vuelve con la edad cada vez más libre y ligero y, finalmente, puede soltar también la vida misma con toda facilidad para volver a lo incorpóreo. Pero hasta entonces, se debería aprovechar la oportunidad que brinda la vejez: estar libre de obligaciones profesionales y objetivos materiales, de deseos corporales y hasta de la crítica del entorno. En una palabra, estar libre del exterior para dedicarse al interior, para sí mismo. En la vejez tenernos tiempo para experimentar activamente nuestro interior, terminar de dar forma a nuestro carácter y dejar que el saber se transforme en sabiduría. Podernos aceptar conscientemente las últimas lecciones, cumplir las últimas tareas que la vida nos ofrece. En la medida en que el cuerpo ya ha decaido en lo exterior, se puede adquirir belleza interior, juventud y vivacidad interiores. Durante los años que nos quedan podernos ir conscientemente por la vida. El pasado individual puede ser ajustado y el sentido de los acontecimientos guiará a quien quiera aprender de ellos. La alegría por lo conseguido se puede al fin disfrutar y se tiene la posibilidad de hacer lo que falta para alcanzar una vida plena. Lo que queda sin esclarecer puede ser aclarado, aún se tiene la oportunidad de perdonar lo que aún no se había perdonado y de desprenderse de algunas cosas a las que se sigue aferrado. Alejarse de la superficie para llegar a la sustancia profunda. Así podernos superarnos más y más en la vej ez, podernos mantener un talante flexible y un corazón joven y, sobre todo, enriquecernos cada vez más espiritualmente. Podernos ser modelo para los demás y para nosotros mismos y cuidar la propia vida corno si fuese una obra de arte.

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Lo que hay que hacer

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Finalmente, podemos ser una oportunidad para que nuestros hijos y nietos vean en nosotros una cualidad no formal, sino viva y luminosa. Por supuesto que otra tarea consiste en ayudar a otros viejos a reconocer la etapa final como una oportunidad limitada, sí, pero con posibilidades distintas. La vida es aceptada, por fin, con gratitud como regalo, y cada mínuto es disfrutado con total conciencia. Quien busca encuentra la «fuente de la juventud, la conciencia», experimenta el rejuvenecimiento desde el interior y, finalmente, su «nacimiento espiritual». Quien reconoce quién es en realidad y vive su verdadero yo, puede, cuando llega el momento de la muerte, abandonar la vida tan tranquila y serenamente como ha marchado a través de ella.

Alcoholismo

de manera convincente que el alcoholismo es realmente una enfermedad. Por lo tanto, el alcohólico no necesita nuestra condena, sino nuestra ayuda, ya que por sí solo no puede liberarse de su dependencia. En tal situación, en particular los familiares y amigos pueden intervenir de manera beneficiosa. Aún no se ha aclarado del todo cómo se produce el alcoholismo, pero sabemos que algunas características genéticas podrían jugar un cierto papel. Cerca de un doce por ciento de las personas parecen ser inmunes al alcoholismo, aunque beban de vez en cuando alcohol en exceso. Pueden dejarlo en el momento que lo deseen. Otros se convierten en alcohólicos. Sin embargo, existen varios tipos de alcohólicos, que Jellinek distingue como sigue:

El alcohólico alfa Cuando bebe alcohol, este tipo de alcohólico experimenta un efecto satisfactorio que le hace más fácil cualquier empresa. Como consecuencia de esa experiencia «positiva» en un primer momento, recurre cada vez más al alcohol en casos de conflictos o preocupaciones, y desarrolla cierta dependencia psíquica. Al cabo de algún tiempo, ya no le es posible prescindir del alcohol y dominar su vida sin Ía ayuda del «benéfico» efecto del mismo, que le quita inseguridad e inhibiciones.

En nuestra sociedad, la droga «alcohol» está tomando una importancia cada vez más grande. En los últimos 25 años, el consumo de bebidas alcohólicas ha aumentado continuamente y, por consiguiente, también han aumentado los daños provocados por su consumo. El alcoholismo se puede considerar, con razón, como uno de los problemas sociales más importantes. Bajo estas circunstancias, es incomprensible que el consumo de alcohol no sólo sea tolerado, sino incluso fomentado. En las invitaciones, en las fiestas, se reciben reiteradas exhortaciones negativas para beber, para tomar sólo «una copita más» y un rechazo ocasiona ciertas burlas o bromas. Se propicia tanto el consumo de alcohol que se está expuesto a constantes tentaciones para beber. Pero si se sucumbe y se cae en el alcoholismo, el panorama cambia: uno se encuentra de repente totalmente solo y la misma sociedad que lo indujo a beber ya no quiere tener nada que ver con una persona con ese hábito. Considerado entonces como débil de voluntad, e incluso sin carácter y, vicioso, sin amigos, sólo tendrá entonces compañeros para beber, pero no amigos. Sin embargo, desde hace mucho tiempo, la ciencia ha explicado

El alcohólico gamma El alcohólico gamma, más allá de la fase inicial del «bebedor por alivio», llega a ser incapaz de dominar su vida sin recurrir al alcohol. Las cargas emocionales, en particular,

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El alcohólico beta Se trata del tipo de bebedor habitual que, en sociedad, busca y aprovecha cada posibilidad para consumir alcohol. Dado que el efecto «agradable» se produce cada vez más tarde, el alcohólico aumenta progresivamente la cantidad de bebida que ingiere para lograr el efecto apetecido. Ese consumo de alcohol, en poco tiempo se hace imprescindible, y el enfermo sufre considerables daños físicos secundarios.

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ya no pueden ser controladas sin el alcohol, el cual se convierte, para el alcohólico, en una «medicina» indispensable para tranquilizarse y estar a la altura de las circunstancias. Debido al consumo constante, la tolerancia del bebedor hacia el alcohol va aumentando, por lo cual se necesita ingerir cada vez mayores cantidades para obtener el efecto deseado. Sin embargo, rechaza ser considerado como alcohólico, ya que no bebe por placer. A medida que pasa el tiempo la persona con este vicio recaerá con frecuencia en la total embriaguez, y algún día se producirá la famosa «rotura de la película»: ya no recordará lo que ha hecho cuando se encontraba en ese estado. Más tarde eso ocurrirá incluso con un consumo relativamente reducido de alcohol, y cometerá acciones o dirá algo que a posteriori no podrá recordar. Para evitar la crítica del entorno se convierte, progresivamente, en bebedor secreto. Busca escondrijos para sus provisiones de alcohol y se da cuenta de que sus pensamientos giran más y más a menudo alrededor de la bebida. Toma conciencia de su particular comportamiento y al beber provoca, a su vez, sentimientos de culpabilidad, por lo cual evita hablar del alcohol. Por este motivo se aisla aún más y se vuelve solitario. Sin embargo, este tipo de personas apenas llama la atención en nuestra sociedad. lmpresíona como un ser abierto y tolerante, incluso sociable. Se le alaba por su «resistencia» al alcohol. Y sin embargo, ya ha perdido desde hace mucho tiempo el control sobre su consumo, y empiezan a afectarle conflictos de tipo social. La gran tensión y el sufrimiento le llevan una y otra vez al intento de «beber de manera controlada». A veces consigue incluso prescindir del alcohol durante algún tiempo, o por lo menos, limitar su consumo. A la hora de beber, se impone determinadas reglas que al final será incapaz de cumplir. La pérdida del control implica una disminución constante del sentido del valor propío y un «debilitamiento del yo». Para compensarlo huye refugiándose en un comportamiento agresivo o en la autocompasión. Mientras tanto, el cuerpo reacciona frente a esos inten-

tos de limitar el consumo de alcohol con síntomas que denotan un proceso de desintoxicación durante los períodos· en que se interrumpe la bebida, que se traduce en intranquilidad, temblor y sudores, por lo cual vuelve a emplear la «medicina». Y así se pasa a la fase crónica. Ahora, la tolerancia del alcohol se reduce rápidamente, y bastan unas mínimas cantidades para producir la embriaguez y, por último, el deterioro prematuro del cuerpo y la decadencia intelectual.

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El alcohólico delta Este tipo desarrolla una importante dependencia física y, por ello, la persona se siente obligada a beber constantemente una cantidad determinada de alcohol para evitar los penosos síntomas de la desintoxicación. El alcohólico épsilon Este tipo muestra, casi regularmente, períodos de humor depresivo, mucha irritabilidad, y sus pensamientos giran de forma obsesiva alrededor del alcohol. El consumo de alcohol le causa una rápida pérdida de control. Después de la resaca y del arrepentimiento sigue un período en que no prueba ni una gota de alcohol. Pareciera que su antigua necesidad se ha colmado para siempre y la persona ha roto toda relación con la bebida. No hay que hacerse ilusiones... la recaída es bastante común. Las posibles consecuencias: • degeneración de las células y muerte de las neuronas; • los daños cerebrales son permanentes, como la retracción del cerebro; • el hígado sufre graves daños; • los vasos sanguíneos se inflaman. Consecuencia: arterioesclerosis; • los riñones son dañados y se retractan; • las articulaciones dejan de funcionar correctamente; • temblor de manos, al principio ligero y luego más fuerte; • neuritis, polineuritis, (afección inflamatoria degenerativa de los nervios);

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• gastritis crónica; • impotencia.

Resumamos

• Los riñones están cargados porque eludimos la confrontación con los demás, con las preocupaciones, los problemas, las gentes que entran en dificultades por nuestra culo pa. Los riñones son, al mismo tiempo, uno de nuestros órganos simbólicos para la relación de pareja. • Al ingerir alcohol entramos en otro estado de conciencia en el que ya no somos molestados por ninguna «medida», y en ese espacio podemos ser «desmesurados». • Pretendemos tener la vida más agradable en vez de hacerla agradable nosotros mismos mediante la acción.

El alcoholismo indica: • Aún no nos hemos encontrado «a nosotros mismos», porque toda dependencia es una búsqueda del propio yo. Vivimos en la carencia de nosotros mismos y esa carencia causa inseguridad, intranquilidad, falta de satisfacción. Experimentamos la carencia como vacío interior e intentamas llenarla o, por lo menos, olvidarla. El alcohol nos hace olvidar la carencia, pero a continuación entra de manera aún más fuerte en la consciencia, porque no debemas olvidar sino cumplir. • Sentimos que nos exige demasiado, creemos que necesitamos ayuda. Bebemos para conseguir valor o serenidad. Somas demasiado (o demasiado poco) sentimentales y nuestras emociones no están en armonía. • Vivimos también carentes de espiritualidad, porque el alcohol es consecuencia de algo «espiritual», intentamos eliminar la carencia a nivel material en vez de hacerlo en el punto donde existe. Intentamos ahogar 'nuestras preocupaciones en el alcohol, y también soportar lo que es muy difícil de soportar. No queremos «sufrir» las cosas tal como son. • No somos los protagonistas de nuestras propias vidas. • Nuestra potencia es paralizada, porque no tratamos nuestras propias vidas de manera positiva, no empleamos nuestra creatividad para resolver nuestros problemas. Por lo tanto, no hemos hecho nuestros deberes en la «escuela de la vida» y ahora estamos recibiendo «clases de recuperación». • Nuestro entorno nos deja solos y nos invita a hacer lo correcto por nosotros mismos. • Nuestras articulaciones se vuelven rígidas porque nos hemas vuelto inflexibles a nuestros problemas. • El hígado está cargado porque hemos perdido nuestra «medida interior».

No existe una verdadera curación para el alcoholismo. Sin embargo, es posible detenerlo si nunca más se vuelve a beber ni una sola gota de alcohol. Naturalmente, esto exige una alta motivación y un tratamiento de desintoxicación. El alcohólico tiene que sentir la necesidad del tratamiento y desearlo. Sólo puede tener éxito si está dispuesto a volver a asumir la responsabilidad de sí mismo y dejar de declinarla sobre los demás. Si lo consigue por si mismo, puede unirse a un grupo de autoayuda. Alli encontrará la seguridad imprescindible para evitar la recaída. Controle en qué ocasiones o situaciones bebe o se siente inclinado a beber. Esta importante observación nos da indio cios para comprender qué aspectos o escenarios se quieren evitar, qué es lo que no se deseaver, Reconozca: «No neceo sito ayuda del exterior. Puedo y debo encontrar la seguridad dentro de mí mismo. Soy lo bastante bueno y me basto a mí mismo. Si soy «yo mismo», estoy satisfecho, encuentro la paz en mi interior.» Reconozca que no existen problemas sin solución, porque cada tarea de la vida se adapta a nuestras capacidades para resolverlos. Quien reconoce y cumple el sentido de la vida está satisfecho. Quien busca su verdadero yo y vive consciente de sí mismo no necesita huir del presente con la ayuda del alcohol, puede empezar a vivir en vez de morir lentamente.

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Lo que hay que hacer

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Alergia

chazo de la forma agresiva y masculina de la sexualidad, la manera directa o pretensión del contacto sexual.

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Las enfermedades alérgicas se deben a una hipersensíblidad y una fuerte modificación de la capacidad de reacción defensiva del cuerpo frente a ciertas substancias extrañas al organismo, pero que pueden ser inocuas para otras personas. La alergia es, por lo tanto, una reacción excesiva del cuerpo frente a algunas agresiones del exterior que no son realmente ataques. La alergia es señal de una defensa exagerada frente a un agente determinado. Sin embargo, esa agresión no suele ser reconocida conscientemente. Incluso si la agresión es de carácter individual, el sujeto a menudo trata de ignorarla. La agresividad que no ha sido enfrentada se libera afectando el cuerpo. Si se examinan las alergias de acuerdo a su peculiaridad, enseguida se encuentra la clave de los rechazos, a veces muy angustiosos.

Alergia a los pelos de caballo Lo sensual en sí es rechazado. De esta manera se manifiesta el miedo y el rechazo del propio físico.

Alergia a los pelos de perro Esta forma de alergia a los pelos de animales indica el re-

Alergia al polvo En esta forma de alergia, ciertos ámbitos de la vida son considerados como impuros y son rechazados. La medida interior la determina un alto ideal, pero que no puede ser realizado. Indirectamente, el alérgico manifiesta su agresividad al obligar a todos en su entorno a evitar determinadas situaciones o circunstancias que podrían desencadenar una molestia. Con su sensibilidad, el alérgico tiraniza (inconscientemente) su entorno. A menudo basta con una imagen del alérgeno para desencadenar un ataque. De modo que no es siempre el alérgeno mismo sino la idea que está detrás de él o unida a él, el factor responsable de una alergia, con la lógica del reflejo condicionado. La estadística demuestra que en particular los adolescentes, y entre ellos principalmente los de 16 a 17 años, están afectados por reacciones alérgicas. Esto se explica por el hecho de que, a esa edad, el joven tiene que enfrentarse de manera creciente con su sexualidad, en pleno desarrollo. En el caso de una alergia, la conciencia pasa a un plano secundario pues es dominada por un temor inconsciente, de modo que los ámbitos del exterior que corresponden a ello son rechazados por el cuerpo simbólicamente y como si fuesen un alérgeno. El yo se aísla y no quiere ser confrontado con determinadas situaciones. Esa defensa mental se traspone a la pantalla de proyección del cuerpo y se vuelve visible. El alérgico lucha de forma inconsciente contra ciertos ámbitos parciales de su vida, pero dado que la agresión ya ha sido pasada por alto en el espacio mental, la lucha se traslada simbólicamente al nivel corporal y la agresión se vive allí. Las agresiones están siempre estrechamente ligadas con los temores. Se lucha sólo contra lo que se teme, de modo

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Fiebre del heno Se trata de una alergia al polen, símbolo de la fecundación y la reproducción. La fiebre del heno indica un rechazo, casi siempre inconsciente, de la sexualidad en cualquiera de sus aspectos. Alergia a los pelos de los animales La alergia a los pelos de los animales en general es una señal del rechazo de la naturaleza animal o del hombre. Lo sensual es considerado como sucio y por ello se rechaza, aunque con frecuencia existe al mismo tiempo una fuerte atracción hacia ello. Alergia a los pelos de gato En esta forma especial de alergia a los pelos de animales, se esconde un problema relacionado con la sexualidad femenina, el de acercamiento, consentimiento y el acto de abrirse.

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que el alérgeno al que se es sensible demuestra qué ámbitos de la vida están desprotegidos Y asustan al alérgico. . La alergia como consecuencia de una postura mental se demuestra también por el hecho de que bajo los efectos de la anestesia, no son posibles las reacciones alérgicas. Por lo tanto, la reacción alérgica procede de la conciencia; el causante físico juega tan sólo un papel subordinado. El tratamiento médico de la «desensibilización» es acertado en cuanto a la idea, sólo que ésta no debería ser aplicada exclusivamente a nivel corporal sino, sobre todo, a nivel psíquico si se quiere conseguir una verdadera curación. Sólo una honesta confrontación con los ámbitos vitales que se evitan afrontar y se rechazan, y su integración armoniosa en la propia vida, crean las condiciones para la verdadera sanación. En el fondo, el alérgico tiene miedo de la vida y por eso rechaza lo que es de una vitalidad apremiante: la sexualidad, el amor y las agresiones, incluso lo material, como el polvo. Su idea es lo puro, elevado, noble. No se da cuenta de que esto es parcial e irreal. Si fuera posible, quisiera liberar la vida de instintos y agresiones y vivir en una atmósfera estéril. Está buscando una vida que apenas merece su nombre.

provoca nuestra alergia: una reacción excesiva del cuerpo frente a ataques que en realidad no son tales.

Lo que hay que hacer

La alergia indica: e Que no deseamos entrar en contacto con un ámbito parcial de la vida, que no queremos confrontaciones. e En nuestro interior rechazamos algo y, por ello, le damos la espalda. e Estamos en contra de algo porque se opone a nuestras ideas. e Creemos que no debemos ser tal como somos. e Rechazamos una parte de nuestra personalidad. e Quisiéramos ser distintos de lo que somos, mejores, más puros, si bien esto es sólo nuestro propio juicio. e No estamos dispuestos para los cambios. e Tenemos poca disposición para admitir lo nuevo. e Nos defendemos contra algo, nos aislamos. e Nuestra postura equivocada frente a la realidad de la vida

Las alergias son una invitación de la vida a abrirnos, a decir sí a sus distintos aspectos, incluso a sus aparentes imperfecciones. Son el reto de vivir la vida y no la idea de la vida. Hay que abandonar la actitud ideal y permitir la expansión de lo que está dentro de nosotros mismos, nuestra propia realidad. La vida es tal como es porque así debe ser. Igualmente, cada persona es tal como es, no tal como cree que debe ser. Acepte la realidad de la vida, abandone su exagerado sistema de valores, deje de evaluar constantemente las cosas. Tómelas tal como son. Todo está bien tal como es, porque todo puede servir como experiencia, incluso las experiencias dolorosas y desagradables. Reconozca también las agresiones ocultas y admítalas. Encuentre una forma cariñosa para expresarse y vivir. Tome conciencia del temor, que no es más que una estrechez de la conciencia. Pregúntese: «¿Qué es lo que me da miedo, y por qué? ¿Qué estoy temiendo en el fondo? Aprenda a dejar de valorar y de juzgar. Ya no necesita formarse ninguna imagen. En vez de ello, acepte la realidad, admitala, vívala. Vuelva siempre a decirse: «Estoy aprendiendo, cada vez mejor, a amar todo yana excluir nada, ni siquiera lo aparentemente malo e imperfecto. Acepto también lo animal como parte de la humanidad, lo descubro y lo vivo». ¡Actúe así! Al admitir la vida tal como es y no excluir partes de ella, se experimenta una vitalidad completamente nueva. Vivir significa también dejar entrar el mundo en nosotros, reconocer la perfección de lo imperfecto. Y al reconocer con más claridad la unidad de todo ser, deja de existir lo ajeno, y hasta los desconocidos sólo pueden ser considerados como amigos que aún no se han podido encontrar.

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Resumamos

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Alopecia-Caída del pelo Desde tiempos remotos, el pelo es el símbolo de la fuerza vital de una persona. Las personas rubias tienen, aproximadamente, 140.000 pelos; los morenos, aproximadamente, 110.000, y los pelirrojos, unos 90.000. Un pelo sano permanece en la cabeza de cinco a siete años y crece, en ese tiempo, unos 70 centímetros antes de caer. Una persona sana pierde cada día, aproximadamente, 70 pelos. La caída excesiva del pelo se debe muchas veces a situaciones de estrés y angistia. Se pueden emplear métodos para prevenir la caída prematura del cabello.

o hacerlo y lo dejamos pasar, lo «tragamos». Las amígdalas tienen la función. de un filtro que absorbe lo equivocado. y ese filtro se obstruye si son muchas las equivocaciones que se cree cometer y que se expresan desde el interior. Lo mismo se aplica si rechazamos algo porque lo consideramos negativo. Las amígdalas también se inflaman si nos sentimos incomprendidos y nos callamos ante algo «necesario» porque, visto superficialmente, no tiene sentido. Deberíamos intentar siempre ver la realidad detrás de las apariencias. Nuestra tarea fundamental es expresar nuestro ser, nuestra unicidad. Entonces, la amigdalitis ya no es en absoluto necesaria para recordárnoslo.

Lo que hay que hacer Dado que el pelo es un símbolo y un sensible indicador de la fuerza vital, una alimentación sana puede contribuir mucho para que el pelo no se caiga prematuramente. Los científicos modernos que se ocupan de la alimentación, los bioquímicos y los endocrinólogos han averiguado que el germen de trigo, las semillas de girasol y la lecitina tienen un efecto benéfico sobre el pelo. Además, el consumo de lechuga, la 'fruta fresca (particularmente, los albaricoques), las almendras y las nueces ayudan. También en ese aspecto, la higiene psicológica es importante, porque una persona cargada de problemas tiene mayor tendencia a la caída de su cabello. En una palabra, todo lo que favorece la salud sirve también para mantener un cabello sano.

Anemia Si existe anemia suele faltar hierro y, con ello, firmeza. La energía cósmica que respiramos no puede ser transformada en energía propia del cuerpo. Esta carencia es una expresión , física de nuestra negativa a prestar nuestra parte de actividad, no aceptando siquiera nuestra parte de energía. La anemia es una forma particular de la «debilidad del yo» que provoca desgana y debilidad. Aquí también, la curación pasa por la activación de las fuerzas. Tenemos que aprender a actuar firmemente y exigirnos a nosotros mismos a hacer lo necesario.

Angustia Amigdalitis Una amigdalitis indica que tengo que «tragar algo duro» o lo he «tragado» hasta ahora. Ya no quiero seguir «tragándolo», no puedo seguir aceptándolo. Es un conflicto fuerte, agudo y no reconocido hasta ahora, el que me está creando problemas. La amigdalitis puede resultar también de la obligación que creemos tener de decir o hacer algo, sin poder decirlo

La angustia es un sentimiento que provoca una perturbación del ánimo en muchas personas. Si vemos las cosas desde una conciencia demasiado limitada, nos entra angustia. Entonces, nos es dificil asimilar y clasificar correctamente ciertas impresiones y experiencias. La angustia tiene muchas caras. Tenemos miedo de dificultades, catástrofes, accidentes, del hundimiento de nuestra economía o de una pérdida; tenemos miedo a perder una

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l. El miedo es una sensación extremadamente desagradable. 2. Las consecuencias del miedo no sólo son muy dañinas para el cuerpo, sino: • Obstaculizan las facultades mentales. • La digestión funciona de manera insuficiente. • Fatiga el corazón. • El miedo propicia la producción de valores altos de azúcar y colesterol en la sangre.

• Los vasos sanguíneos son dañados. • Ya no se experimenta alegría. 3'. El miedo es un mal consejero, sobre todo si es el único. El miedo hace perder el buen sentido de la vida. Hay gente que emplea una controlada reacción contraria, por ejemplo, los paracaidistas, los cazadores de caza mayor, y también los acróbatas y los actores. Todos ellos entran mentalmente una y otra vez en la situación que provoca el miedo, y la imaginan con tanta vivacidad que se acaba por producir el miedo. Se enfrentan al miedo y lo atraviesan de cierta manera. Si, finalmente, llegan de verdad a una situación peligrosa o angustiosa, están preparados y pueden reaccionar rápida y correctamente. Una ayuda consiste en imaginar la situación angustiosa siempre con un final positivo; tener la vivencia de que al fin de cuentas, todo saldrá bien. Una forma especial del miedo es la fobia (del griego phobos> el temor). Se trata de sensaciones de angustia que aparecen de manera obsesiva y obligan al afectado a utilizar ciertos mecanismos de defensa. Una fobia es un miedo determinado ante objetos o situaciones que realmente no presentan peligro. Por ejemplo, la agorafobia: el miedo a los grandes espacios abiertos, al aire libre, acompañado de vértigo. Claustrofobia: el miedo a los espacios cerrados como ascensores, aviones o lavabos; la bacteriofobia: el miedo a contagiarse por contacto; fobia de animales: el miedo-pánico a ratones u otros animales; pobofobia: el miedo a tener miedo. Estas fobias casi siempre tienen su causa, en experiencias no asimiladas. Quien tiene miedo a la muerte tiene, en el fondo, miedo a la vida. Quien puede aceptar y afirmar plenamente su vida, tampoco tiene miedo de la muerte, la terminación que culmina, en realidad, el proceso de toda vida. El miedo a la muerte no es más que el resultado de una vida insatisfactoria. La vida puede definirse como la búsqueda de lo infinito, de lo absoluto, de la fuerza única que se encuentra detrás de todo. Por ello, no hay razón para temer la muerte. Nuestra preocupación debería dirigirse, más bien, a la vida para que estemos realmente vivos mientras ella perdure. El miedo en

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persona querida o incluso nuestra vida. La angustia ha llegado a ser una compañia constante para muchas personas que al final apenas pueden imaginarse una vida sin esa tensión. Las causas de la angustia que se señalan con mayor frecuencia son: el fracaso, la falta de sentido, el rechazo, la guerra y la soledad. Pero, en el mejor de los casos, esos factores sólo son los desencadenantes de la angustia. La verdadera causa se encuentra siempre en la propia personalidad, en la falta de amplitud del pensamiento y en la carencia de vínculos con el núcleo original del ser. Cuando se amplía la conciencia, la angustia desaparece. Un primer paso puede ser reconocer el problema: «Tengo miedo, pero no soy el miedo». La angustia constitu ye una gran fuerza. A través de esa fuerza, la persona angustiada provoca exactamente lo que está temiendo. Es sencillo andar sobre una tabla colocada a nivel del suelo. En cambio, andar sobre la misma tabla situada a varios metros de altura se vuelve dificil porque se tiene miedo de caer. No la dificultad de la prueba sino sólo el miedo, puede hacer que la persona caiga. No todo es negativo en la angustia: l. El miedo permite o facilita una rápida reacción donde ésta es necesaria. 2. El miedo impide o disminuye la posibilidad de una herida del cuerpo, incitando a la persona a salir del peligro imaginado. Pero la angustia tiene también concretas desventajas:

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cualquier forma es, seguramente, el obstáculo más fuerte para nuestro desarrollo, porque nos impide llegar a afrontar ple.narnente la existencia. . Reconozca que sólo le puede ocurrir lo que usted ha causado. De todos modos, hay que tener en cuenta que muchas situaciones y sentimientos pueden modificarse en el momento que se proponga. Si escapamos corriendo y nos refugiamos en el miedo la primera vez, en la segunda será más fuerte la sensación de temor. Si vencemos el miedo esta primera vez, la próxima será más débil. Quien está dispuesto a mirar de frente aquello que teme está en camino de vencer el miedo.

Resumamos El miedo indica que: o Estamos bloqueando nuestra conciencia por una experiencia o un problema no resuelto o una forma rígida de actuar que creemos nuestro deber cumplir. o Tenemos muy poca seguridad en nosotros mísmos, una escasísima confianza. A causa del miedo, mi conciencia se vuelve aún más estrecha. o Espiritualmente pedimos auxilio porque nos estamos cerrando a algo desagradable, pero necesario. "e En el fondo, quisiera estar abierto a la vida. El miedo es una sensación normal, como el hambre y el frío; nada agradable, pero una invitación a hacer 10 necesario para no sentirlo. o Estoy invitado a reconocer y aceptarlo como información normal y crear soluciones. Aceptándolo impedimos que aumente. Al desafiar el miedo estamos confrontados con nuestro lado oscuro, con algo que rechazamos. Por lo tanto, nos preguntamos «¿Qué es lo que estamos rechazando?» El miedo es un espejo. Tenemos miedo de 10 que no queremos permitir pero que deberíamos permitir, porque nos ayudaría a llegar a ser más «nosotros mismos». o Estamos temiendo lo que incluso no quisiéramos infligir a otros. El miedo es un síntoma que nos invita a ocuparnos de esa energía, una energía que quiere llevarnos a la

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realidad de nuestro ser. Por lo tanto, el miedo atrae lo que tememos para que nos ocupemos de nuestros temores. El miedo nos enfrenta una y otra vez, con la situación que no hemos solucionado hasta que hayamos acertado a resolverlo. El miedo indica dónde nos estamos restringiendo, obligándonos a ser algo que no somos. o Cada fobia indica el ámbito del cual nos debemos ocupar. Si tenemos miedo de los espacios cerrados, el miedo incluye la invitación a eliminar la estrechez en nuestro interior. Si tenemos miedo de la amplitud, esto conlleva la invitación a permitir la amplitud en nuestra conciencia, a engrandecernos interiormente. Sólo tenemos miedo mientras que no 10 hemos realizado en nosotros. El miedo no es más que el «dedo índice» de la vida, no lo índicado.

Lo que hay que hacer Detras del miedo hay una causa que quiere ser reconocida y elimínada. Una vez eliminada la causa, el miedo desaparece por si solo porque ya no se le necesita. El miedo tiene relación con el temor de perder algo que nos es grato. Obliga a permitir lo desagradable porque es parte de la vida. Invita a aceptar la vida en su totalidad, sin exclusiones; a reconocer que todo es bueno, porque al final sirve al desarrollo de la propia personalidad. Cuando se siente miedo se es muy consciente y sensible. Deberíamos dejar de dirigir esa conciencia aumentada hacia lo que tememos, y aprovecharla para encontrar cada vez más nuestro «verdadero yo». Esto significa estar atento y vivir realmente aqui y ahora. Sólo así se amplia nuestra conciencia y se elimina la causa del miedo. Vivir realmente significa morir y volver a nacer en cada instante, ser auténticamente una persona singular. El miedo a la muerte muestra que tenemos miedo de morir antes de haber vivido. No se debe luchar contra el miedo, no se necesita vencerlo, porque no es más que una señal que desaparece en cuanto hayamos hecho lo adecuado. La terapia clásica del miedo se ocupa del mismo y ha dado algunos pasos para resolverlo. He aqui los cuatro más importantes para reducirlo.

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l t" paso: Me imagino que otro se encuentra en la situación que temo. Hago vivir una y' otra vez mi angustia pensando a ese otro en la situación que he imaginado hasta que el miedo del otro ya no me afecta. 2.° paso:

Me imagino que vivo una y otra vez una determinada situación. En mi imaginación, vivo esas repetidas situaciones desagradables y trato de experimentar mi miedo a fondo hasta que deje de sentir angustia con la idea. Sólo entonces estoy preparado para el tercer paso.

paso: Me acerco a la situación temida. Si, por ejemplo, tengo miedo de ir en ascensor, voy a unos grandes almacenes, me coloco cerca del ascensor y miro cómo los demás viaj an en él. Así, me acerco cada día más a mi miedo, pero tan gradualmente que no tengo realmente miedo en ningún momento. A veces el ascensor estará vacío y podré entrar por un instante, pero sin viajar en él. Antes de que el miedo se produzca ya habré salido. Al cabo de algún tiempo tendré el valor para cerrar la puerta, volver a abrirla inmediatamente y salir antes de sentir miedo. Cuando esta operación sea habitual y ya nci me afecte, estoy preparado para el último paso. 3~r

al mismo, paso a través de él y reconozco qué energía se encuentra detrás como causa, qué es lo que en el fondo, mi. miedo quiere enseñarme. 2.° paso:

Si he reconocido la verdadera causa de mi angustia, me pregunto: «¿A qué actitud me invita esta angustia? ¿Qué hay que cambiar? ¿En qué aspecto no soy yo mismo y qué debo hacer para llegar a serlo? ¿Estoy dispuesto a dar ahora ese paso necesario?» Si estoy dispuesto, doy el paso ahora mismo y experimento la sensación de ausencia de miedo, porque ya no es necesario como señalo síntoma. El miedo entonces quedará eliminado de raiz, porque se liquidó su causa y ya no volverá. El miedo nos habrá ayudado a cumplir con el sentido de la vida, o sea, a ampliar nuestra conciencia, a liberarnos de ideas e imaginaciones y a vivir del todo el presente. Ahora y aquí ya no existe el miedo, ¡por fin soy libre!

Anorexia

paso: En mi imaginación o en la realidad, entro en una situación angustiosa y caigo por completo en el miedo. Me enfrento

La anorexia es frecuente, en particular, al principio de la pubertad femenina, cuando la muchacha está madurando y tiene que familiarizarse con la etapa de su desarrollo sexual. Al no comer, ese desarrollo se obstaculiza simbólicamente. Las enfermedades de anorexia tienen un ideal exagerado de pureza, espiritualidad, ingravidez; quieren deshacerse de lo físico y de la parte «animal» a través de la asexualidad y la desmaterialización. El hecho de comer se comprende como un acto que alimenta lo impuro, lo físico y también lo sexual, y por ello es rechazado. La enferma de anorexia teme a las redondeces que la identificarían como mujer. Por ello, casi todas las afecciones de anorexia se producen acompañadas de trastornos menstruales o de la ausencia total de la menstruación. En cuanto a lo externo, la enferma de anorexia se mantiene cuanto puede alejada de todo lo físico, ama la soledad y el retiro y teme la proximidad de la gente. Son obvias sus

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4.° paso: Subo a una planta en ascensor y salgo antes de que se pueda producir una sensación de miedo. Cuando estoy más acostumbrado viajo más tiempo a mayor altura, y hasta subo y bajo seguidamente. He vencido a mi miedo: lo he eliminado; Pero el miedo no comporta la invitación a eliminar el miedo, sino a hacer desaparecer su causa. Más útiles serán, por lo tanto, los siguientes pasos si se está preparado a reconocer y a resolver las causas de la angustia. l~r

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dificultades para participar en una comida común, aunque sólo sea para hacer, acto de presencia. La proximidad con los demás, en festejos o actos compartidos, le resulta desagradable. La escasa comida que se permite, casi siempre es de sabor agrio, el gusto contrario de lo dulce. Aquí también se percibe el excesivo rechazo del cuerpo, al placer. Detrás de ese rechazo absoluto, sin embargo, se encuentra un fuerte anhelo de lo que se rehusa tan vehemente: el afecto, la proximidad fisica, el goce y las «sensaciones dulces», en una palabra, el placer sensual. Este anhelo se manifiesta cuando la enferma ingiere a veces enormes cantidades de alimentos sin orden ni concierto y cuyo rechazo, es decir, su vómito, provoca a continuación. El hecho de vomitar explica que la voracidad hacia lo «físico» que tanto teme pero ansía al mismo tiempo, no se puede reprimir constantemente, y la persona anoréxica evita admitir su debilidad frente a sí misma y frente a los demás, se castiga por haberse permitido comer tanto y vomita. Esta postura neurótica frente a las propias necesidades se desarrolla sobre todo en familias con actitudes básicas negativas. Una postura marcadamente puritana puede ser provocada por un padre dominante o colérico, si bien del mismo modo una madre o abuela autoritarias o a veces incluso una hermana «competidora» y contra la cual se cree no tener ninguna posibilidad, son las causas de este tipo de conducta desequilibrada. En estas circunstancias, se produce un profundo rechazo de cualquier relación y unión y, como resultado de ello, la negación de la sexualidad en sí. Las enfermas de anorexia a menudo son muy inteligentes y disimulan sus manías y debilidades, apareciendo frente a los que no son sus intimas como personas dóciles, pero persiguen sus fines en su interior de manera obstinada o incluso fanática, lo que provoca grandes conflictos en su ambiente inmediato. Detrás de la anorexia se encuentra un móvil del todo noble, aunque con un modo equivocado de enfocarlo. La enferma reprime su anhelo, su apetencia hacia la vida, y la refuerza con ello. No tiene nada de malo reconocer dicha necesidad en forma tácita. Sería más acertado admitir los

propios deseos vitales y ceder a ellos para poder superar las situaciones conflictivas. Asi, .la enferma ha de aprender primero a aceptarse a sí misma como ser físico y sexual. Solamente cuando la paciente se permite vivir, sus necesidades, su comportamiento en cuanto a la alimentación, se normalizará.

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Lo que hay que hacer Estar afectada de anorexia significa tener un alto ideal, querer ser libre de todo lo aparentemente malo, baj o, material. Este ideal deriva del recuerdo inconsciente de sí misma como ser puro y espiritual y se rechaza a si misma, se experimenta a sí misma y a todo lo físico como algo malo de lo cual quiere desprenderse o, por lo menos, reducirlo a la mínima expresión. Quiere volver a ser lo que es en realidad: un ser puro y espiritual. Pero nuestro deber es llevar nuestro ser espiritual a lo físico. Si rechazamos nuestra condición ñsica, estamos eludiendo nuestra condición. Dado que llevamos la conciencia de nuestra espiritualidad en nuestro interior, la anhelamos y quisiéramos alimentarnos tan sólo espiritualmente, no deseamos entrar en contacto con el cuerpo, el peso, la comida y la sexualidad, Sin embargo, es importante reconocer que también la materia es parte de la creación, con igual valor que el aspecto espiritual. No deberíamos retirarnos sino reconocer, aceptar y cumplir nuestra función. Porque quien vive tan sólo sus ideales, niega la realidad total. Sólo podemos ser íntegros si dejamos de cumplir ideales y normas y vivimos en cambio las propias ideas, para dar al mundo lo mejor que podemos dar: nosotros mismos. Si empezamos a admitirnos tal como somos realmente, habremos dado el primer paso hacia la salud, y esa integridad puede manifestarse cada día más hacia el exterior, porque sólo en un cuerpo sano puede vivir una mente sana.

A •

Ardores de estómago Si estamos trabajando en un problema muy difícil que intentamos «digerir» con toda nuestra fuerza, producimos durante la ingestión de alimentos cantidades excesivas de ácido gástrico que, a continuación, suben por el esófago: nos hemos vuelto «agrios». El exceso de ácido gástrico que causa la sensación de ardor en la zona detrás del esternón y de la garganta es un símbolo para nuestro esfuerzo de acabar con el problema, pero también es un indicio de nuestra agresividad, de nuestro enfado por la molestia. Los ardores de estómago podrían considerarse como un paso prevía a las afecciones biliares o las úlceras de estómago. Los ardores de estómago pueden producirse de manera aguda si nos toca «roer» un asunto agudo; algunas perso~as se quejan también de constantes ardores de estómago. Estos se producirán si ya hace algún tiempo que se está acumulando la agresivídad dentro de nosotros, si estamos confrontados constantemente a una situación desagradable en la cual tenemos miedo de defendernos o no estamos dispuestos a afrontar sus consecuencias.

Lo que hay que hacer La persona que sufre de ardores de estómago debe aprender a defenderse, a expresar sus agresiones, aunque por ello pierda simpatías, o deberá enfrentarse durante un tiempo prolongado a los demás.

Artritis

n.i~n fija, se manifiestan también como físicamente fijas y rígidas. De manera análoga, la artritis se produce con frecuencia paralelamente a un comportamiento duro frente al entorno. En la misma medida que la artritis reacciona por lo general frente al calor, en el sentido físico, mental y psíquico reacciona también al «verdadero calor interior» y al afecto. De este modo, la rigidez física puede ser eliminada poco a poco y el pensamiento rígido se vuelve a orientar en otras dírecciones y es liberado. Las normas estrechas y las ideas limitadoras desaparecen y, progresivamente, el cuerpo retoma su libertad y flexibilidad. La artritis nos hace tomar conciencia de manera dolorosa que no dejamos fluir libremente la vida. Y por tanto no la enfocamos con la debida amplitud. Una persona, una determinada situación, la profesión, U? problema sin resolver, un aspecto de uno mismo, nuestra VIda en general o algún aspecto que impresiona como desfavorable hacia nosotros (mientras tengamos esa «idea» no podemos estar en armonía) pueden denotar que no dejamos fluir libremente nuestra vida en alguno de esos puntos; por lo tanto, empieza a manifestarse en nosotros una gran rigidez. No estamos de acuerdo con una parte de nuestra vida quisiéramos que fuera distinta, tal como la queremos nosotras. Por lo tanto, nos preguntamos: «¿Qué es lo que quisiéramos tener realmente? ¿Qué es lo que nos molesta en nuestra vida? ¿Qué nos limita? ¿Qué es lo que no nos deja ser tal como quísíéramos ser en el fondo? ¿Qué es lo que nos hace daño?» Todo esto no son más que causas que nos índican hasta qué punto no estamos en armonía con nosotros mismos, qué parte de nosotros no está libre. Además, nos índican que:

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nos hacemos daño a nostros mísmos; nos Iimítamos; creemos tener que cumplír formas rígídas; creemos no poder ser distintos; tenemos unas normas equivocadas o demasiado elevadas' quisiéramos atenernos a algo, orientarnos en algún sentido:

La artritis o la inflamación de las articulacíones denota rigidez e incapacidad para moverse en el ámbito físico. Esto demuestra que el enfermo de artritis también se ha vuelto «incapaz de moverse» en el sentido mental y psíquico, o sea, que es rígido u obstinado. La artritis se manifiesta sobre todo en las personas de mayor edad. Del mismo modo que la gente mayor a menudo ya no puede desplazar o eliminar una opi-

La artritis nos señala que estamos intentando vivir según

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la imaginación o ideas desconectadas de la realidad en vez de vivir esta última. Demuestra que las ideas y opiniones están bloqueadas. Creemos saber cómo es la vida en vez de mirar y ver cómo es realmente. En el fondo, la artritis es consecuencia de nuestra «obstinación», de nuestra incapacidad para entregarnos realmente a la vida, de nuestra falta de movilidad y flexibilidad en los aspectos más diversos.

Lo que hay que hacer El enfermo de artritis debe aprender a volver a abrirse, a dejarse «conmover» de nuevo por otros temas, ideas y sucesos que los habituales para volver a ser, en lo exterior también, más flexible y móvil. Debe reconocer que, en el fondo, no ha vivido, sino creado dogmas y actuado según ellos. Pero si reconoce que nunca es tarde para dar el paso necesario, que tan sólo se necesita un poco de valor, existe siempre una verdadera oportunidad de mejorar. La artritis resulta, pues, como una invitación a vivir desde el centro, desde la seguridad de la «sabiduría interior», dejando de lado ciertos propósitos como por ejemplo querer cambiar a los demás y decidiéndose en cambio a modificarse en el mejor sentido a uno mismo.

Artrosis La artrosis es un desgaste de las articulaciones provocada por una desproporción entre los esfuerzos realizados y la capacidad, resistencia y sensibilidad de las distintas articulaciones. Es muy frecuente y se produce en casi todas las personas en la vejez, por lo menos de forma leve. Las siguientes causas pueden provocar artrosis: • • • •

debilidad congénita de los cartílagos; esfuerzos de los miembros; golpes y fracturas mal curadas; sobrecarga de las articulaciones por obesidad; 94

• sobreesfuerzo deportivo; • influencias de tipo hormonal. (Las mujeres que han pasado la menopausia a menudo sufren de artrosis causada por cambios hormonales). Las alteraciones articulares atacan en primer lugar la sustancia cartilaginosa. El cartílago comienza perdiendo su elasticidad, se vuelve quebradizo y, finalmente, sufre un notable deterioro. A continuación sufre también el hueso. Las primeras señales de la artrosis son sensaciones de tensión, rigidez y dolores, que aumentan después de una actividad física. A veces se puede percibir perfectamente, según los movimientos que se realicen, en las articulaciones afectadas. En estado avanzado las limitaciones de la movilidad aumentan progresivamente.

La artrosis me indica: • He cambiado tanto que se ha deformado mi propio ser. La vida ya no puede ir por su verdadero camino sin dolores. • Ya no me estoy admitiendo a mí mismo, he deformado a mi propio ser. Se produce un sobreesfuerzo por un comportamiento equivocado frente a mí mismo. La deformación me muestra que estoy cumpliendo una forma equivocada de vida. • Me he apartado mucho de mí mismo y por eso estoy adoptando, tanto en lo interior como también en el exterior, una forma de vida antinatural. Todo esto me molesta y me altera.

Lo que hay que hacer Debo preguntarme: «¿Qué es o qué me está pesando realmente? ¿Por qué no me comporto conforme a mí mismo?» También puedo llegar a tener artrosis si no utilizo mi cuerpo adecuadamente. Tengo que reconocer que las piernas afectadas de artrosis son señal de una postura equivocada. Por lo tanto, debo preguntarme: «¿En qué aspecto no estoy siguiendo mi ca95

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mino? ¿De qué manera me estoy deformando a mí mismo?» Una fractura mal curada me indica que he roto conmigo mismo, que no soy una totalidad y que sigo sin ordenarme. La invitación es la de volver a ser una unídad conmigo mismo. En el caso de una artrosis provocada por la obesidad me tengo que preguntar: ¿«Por qué estoy demasiado pesado o demasiado torpe? ¿Por qué estoy arrastrando tantas cosas equivocadas? ¿Por qué no estoy viviendo según mi «forma interior, tal como soy realmente?» En el caso de una artrosis en la menopausia, he de preguntarme: «¿Realmente me he hecho independiente y «adulto», o tan sólo viejo? ¿Qué me está pidiendo ahora la vida, después de haber sido mujer y madre? ¿Qué he de hacer para vivir según mi ser interior?» Es la misma invitación que en el caso de la artritis, solamente que en la artrosis se refuerza porque ya se ha adoptado una forma equivocada. El mensaje es que seamos finalmente «nosotros mismos», que encontremos el acceso al verdadero yo y que consideremos lo más esencial de nosotros mismos.

Asma Asma significa en griego «estrechez de pecho». En esta enfermedad existe una constricción de bronquios y bronquiolos que puede causar la irritación de las vías respiratorias y la tumefacción y secreción de las capas mucosas por espasmos musculares independientes de nuestra voluntad. El tratamiento médico puede suavizar los síntomas a través de medicamentos que alivian los espasmos bronquiales, pero por eficaces que sean tratan siempre sólo el síntoma, no la causa. Una crisis asmática se experimenta como un ataque de asfixia, que llega a poner en peligro la vida. La dificultad mayor consiste en la gran disminución de la expiración. El asma significa rechazos de contactos. Con la primera respiración entramos en relación directa con este mundo, y con el último suspiro expiramos la vida. La vida es un cons-

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tante dar y tomar. Vivimos en la dualidad: inspirar-expirar, dormir-despertar, vivir-morir. Actos que se condicionan, mutuamente. La vida obliga a la muerte, y la muerte obliga a una nueva vida. El asmático traslada la sexualidad hacia planos elevados, hacia la conciencia, quedándose atrapado a medio camino, en el pecho. Quiere recibir amor, pero no puede darlo. Tener problemas con el aire significa también que se tienen problemas con el pensamiento. El asmático ama lo puro y claro y evita lo oscuro e impuro. En la montaña, por encima de las «bajezas del sen>, se siente a gusto, sano. Lo mismo le ocurre en el mar, donde la claridad de la vida mineral le es beneficiosa. Para el asmático, la mayor pureza se encuentra en lo estéril. Lo contrario de lo estéril es, al mismo tiempo, una forma de terapia muy eficaz: el tratamiento con la propia orina. El asmático es puesto en contacto con su propia impureza, tiene que enfrentarse a lo que rechaza. También se puede considerar el asma como una erupción interna. Porque si al tratar un eczema éste desaparece, se transforma, muchas veces, en asma alérgico. El tratamiento del asma provoca entonces, a menudo y rápidamente, la reaparición del eczema, porque la piel y los pulmones son los dos grandes órganos de contacto del hombre. Ya la palabra asma, o sea, «estrechez de pecho», nos da una indicación importante; porque donde se produce una estrechez, como en la angina de cuello o la angina péctoris, también se produce angustia. La estrechez y la angustia son inseparables una de la otra. El miedo nos hace sentir un nudo en la garganta y cuando somos liberados de algo, respiramos hondo. Así, nos deberíamos preguntar: 1. «¿Qué es lo que me quita el aliento? ¿De qué tengo

miedo?» El único remedio fiable contra la angustia (estrechez) es la ampliación de la conciencia. Debemos abrirnos y dejar entrar lo que hemos evitado hasta ahora. 2. «¿En qué campo quiero recibir sin dar nada?» 3. «¿Qué causa mi agresividad, qué registro inconsciente 97

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mente, y qué posibilidades tengo para manifestarlas de una manera adecuada?» . 4. «¿Qué es lo que no quiero dejar entrar y contra qué me estoy defendiendo realrnente?» 5 . «¿Qué es lo que me da miedo y qué estoy temiendo en el fondo?» 6. «¿Con qué o con quién no quiero entrar en contacto, por qué evito esa relación?» Si miramos con más atención encontramos, en el caso del asma, varios problemas que se pueden distinguir con nitidez, pero que están estrechamente relacionados. I . El problema del dar y tomar y del querer aislarse: existe un profundo deseo de contacto y de verdadero afecto que ha sido provocado, en la mayoría de los casos, por cuidados excesivos por parte de la madre. Ésta ha transmitido un amor que coarta, que obstaculiza el propio desarrollo. También puede tener su origen en una conducta opuesta a la mencionada, es decir, a la falta de atención prestada por la madre en los primeros años de vida. Asimismo se atribuye como posible causa el hecho de estar sometido a la represión de un autoritarismo exagerado. Lo significativo es el tipo de relación madre-hijo. 2. Una pretensión de dominio que es eliminada y que contrasta con la propia pequeñez: el enfermo experimenta una sensación de impotencia, una perturbación de la capacidad de dejar pasar las cosas pasivamente. Por eso, los ataques de asma se producen casi siempre en situaciones especiales en las cuales se rechaza lo que está sucediendo. Ese indignado rechazo a los acontecimientos le quita el aliento al enfermo. 3 . Una agresividad suprimida, al mismo tiempo, con la incapacidad o el miedo de liberar la agresividad para poder volver a respirar hondo: esa agresividad sale de la indignación de tener que vivir o soportar algo que resulta desagradable. 4. Un rechazo de un ámbito de la vida considerado como bajo o innoble. Puede ser la sexualidad, lo animal, la suciedad o algo similar.

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5 . En la vejez, las causas psíquicas juegan un papel muy importante, particularmente las dificultades de adaptación a esa etapa del vivir. Enfado, miedo, desesperanza, soledad, rechazo, pueden provocar tensiones que desembocan en ataques de asma, los que se vuelven tanto más violentos cuanto más se trata de callar esos sentimientos negativos o sensaciones, sin eliminar las causas que los originan. Cada vez que experimentamos un espasmo, como sucede en un ataque de asma en el momento de expirar, significa que se envía también una señal de rechazo. Ese espasmo es, por lo tanto, una «respiración contraria». El asmático quiere retener lo que tiene y, con ello, se envenena a sí mismo porque no puede entregar. Al mismo tiempo, se encuentra en una posición defensiva. No quiere dejar entrar nada nuevo. Se cierra, y la última forma de cerrarse es la muerte. El asmático debe aprender a aceptar su imperfección y su pequeñez en vez de hacer ostentaciones vanas. Al cabo de un tiempo prolongado como enfermo de asma, se produce una ampliación de la caja torácica. Aunque ésta suele ser de un aspecto exterior imponente en el interior por la falta de elasticidad de los órganos respiratorios, la capacidad de los mismos es muy reducida. En su lenguaje el cuerpo enseña con toda claridad la pretensión de la persona y su pequeñez. En vez de un poder real, exhibe una actitud jactanciosa. Uno quisiera desahogarse gritando, pero el grito se pierde en los pulmones. De modo que tan sólo se puede toser, «escupir» delante de los demás, una señal de agresividad que no logra manifestarse de otra manera.

El asma indica: o

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Algo o alguien me ha ofendido y me siento limitado por ello, no puedo desarrollarme por completo. Tengo un deseo insatisfecho de libertad, quisiera manifestarme y desarrollarme plenamente. Tengo la sensación de que no debo admitirme o, tal vez, de ya no poder admitirme, de tener que limitarme, parti-

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cularmente, en mi individualidad, y de ahí la fuerte necesidad de acercarme a mí mismo. • Mis propias ideas, las expectativas o la moral del entorno me restringen y me limitan. Vivo al borde de mi vida sin entrar conscientemente en ella.

Lo que hay que hacer Reconozca que no sólo tiene libertad sino también obligación de ser tal cual es. Es importante que aprenda a admitir sus sentimientos, a manifestarse, a abrirse para dar y recibir. j Lo vital es la función completa, inspirar y expirar! j Recibir y dar! En la vida nada puede realmente dañar u ofender. Sólo si podemos aceptar la vida tal como es, estamos preparados para vivirla en plenitud. Igualmente importante es desprendernos de lo que ya no es en realidad parte de nosotros. Debemos aprender a aceptarnos tal como somos y a admitir nuestra manera de ser. Esto significa permitirnos dar entrada a lo que está oculto en lo más profundo del alma, lo que nos gustaría no enseñar a nadie. El enfermo es invitado a tomar el camino hacia el interior; solamente entonces puede descansar en sí mismo, donde encontrará seguridad y dejará de sentir la necesidad de toser. Reconozca que no puede sólo dar o sólo tomar: no puede inspirar sin expirar, y cumplir este acto completo es la única posibilidad de obtener su integridad; si no fuese de ese modo, se estaría frente a lo incompleto. Si damos amor, incluso a nosotros mismos, seremos amados. Y es dando que se recibe. En el propio «Yo» no existe ni lo impuro ni lo inferior, porque todo ello es una parte del todo. Sólo hay sombras mientras las permitimos. Si admitimos nuestros temores con honestidad, sin disimularlos, pronto ya no trataremos de evadirnos de lo que provoca angustia, sino que lo integraremos como parte útil en nuestra vida. Sabiendo que hasta las experiencias desagradables tienen su utilidad para el crecimiento personal, la angustia va desapareciendo. Pregúntese: ¿Cuál es la razón de mi rechazo? ¿Qué

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quisiera cambiar de mí? ¿Qué es lo que temo que se pueda descubrir sobre mi persona? ¿Con qué o con quién ya no quisiera tener ninguna relación y por qué?» • Un síntoma es una invitación a ocuparse de algún aspecto de nuestro ser que hemos descuidado y de admitirnos tal como somos. No hay nada que se necesite rechazar. Todos somos uno y todos tenemos los mismos derechos. Debemos dejar de contenernos, de abandonar las apariencias, porque solamente quien es auténtico y reconoce que es único e insustituible, puede construir libremente su vida.

Atrofia muscular En la atrofia muscular, los músculos del cuerpo sufren la consunción y su desarrollo queda detenido, la persona se vuelve débil e incapacitada. El cuerpo indica, a través de la atrofia muscular, que la persona pierde su natural capacidad de obrar por el hecho de no servirse de sus músculos, no moverse, por lo tanto de no cambiar. El cuerpo refleja que el afectado no emprende sus trabajos, que se niega a resolver sus problemas, que se encuentra en un estado que simula la muerte. . La rigidez muscular se produce en la persona que se equivoca en forma reiterada sin tener en cuenta las advertencias del destino. Se obstina en una determinada postura. La atrofia muscular demuestra que el afectado adopta la «inmovilidad», como si no hubieran problemas o trabajos que cumplir. Quien no utiliza sus músculos provoca su atrofia por falta de impulsos que los movilicen. Nuestros «músculos interiores» también se atrofian si nos negamos a utilizarlos, sino entrenamos nuestras fuerzas interiores. Quien padezca una atrofia muscular debe aprender a ser activo, a tomar su vida en sus manos y a superar sus eventuales miedos al fracaso o a las consecuencias de sus actos.

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Cabeza (dolor de)

«una fuerza mayor» pueden desencadenar los ataques. Quien tiene que resignarse a -una situación (o debiera hacerlo) aun- . que hubiera planificado su vida de una manera distinta, expresa a través de la jaqueca «su huida». Otra causa para la jaqueca son las dificultades y los problemas inconscientes en el aspecto sexual. Se producen normalmente dos posturas contrarias en los enfermos de jaqueca: por un lado, la supresión total de la sexualidad, y por otro, la sobrecompensación, la «exhibición», la apertura y el relajamiento forzados. Ambas posturas expresan que ese terna comporta problemas para el afectado. Sin embargo, el enfermo no está dispuesto a afrontar la dificultad en su nivel, ya que tiene miedo de entrar en el terna a nivel físico. Por eso, traslada el tratamiento del problema a la cabeza, donde la tensión reinante se descarga corno jaqueca o cefalalgia.

Dolores de cabeza tiene aquel que se «rompe la cabeza», aquel al que le «zumba la cabeza» de tantas reflexiones, que en vez de resolver los problemas, los crea a través de su hiperactividad intelectual. Quien se encastilla en los mismos pensamientos no debe extrañarse si «la linea se sobrecalienta». La mayoría de las veces, esas cefaleas van acompañadas de una presión en la misma región. Nos encontramos bajo una presión que intentarnos eliminar discutiendo, comprendiendo o asimilando mediante nuestro intelecto. Junto al dolor de cabeza se percibe también una sensación de tensión. La situación puede encontrar alivio en un apropiado relajamiento, que elimine la tensión. La presión sólo se mantiene mientras exista una contrapresión. Si cedemos, si reaccionamos corno unidad de cuerpo y mente, la cabeza es descargada como único responsable. En cuanto lograrnos quitar toda presión sobre nosotros mismos, por ejemplo, distanciándonos de un particular motivo de agitación, la presión y la tensión desaparecen. Si nos concentramos por completo en nuestros pies, sentimos un alivio instantáneo o incluso la mejoría completa. Esto demuestra que el dolor de cabeza es causado únicamente por la sobrecarga derivada de la confianza exclusiva en los mecanismos intelectuales, La jaqueca tiene su causa particular en una exagerada ambición. Quien se exige mucho a si mismo por ambición y anhelo de perfección, éxito y reconocimiento, pronto sentirá físicamente esa presión. La cefalalgia es la consecuencia directa de la tensión, pero también una justificación del enfermo para sustraerse a la responsabilidad. Hemos optado nosotros mismos por los méritos y el reconocimiento, intentarnos obtener afecto de esa manera, pero el miedo al fracaso y, con él, el (imaginario) menosprecio del entorno, es literalmente programado. Por ello, de vez en cuando, los dolores de cabeza (la jaqueca) se hacen tan fuertes que de tal enfermo «ya no se puede esperar que rinda». El ataque de jaqueca procura la huida de la realidad para no cumplir ciertas tareas. También un profundo descontento o agresiones inconscientes contra

La vida es un constante flujo e intercambio de energía, un nacer y morir, una permanente construcción y destrucción. En el caso ideal, todos los ámbitos de nuestra vida, y todas

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Lo que hay que hacer Debería preguntarse: «¿Soy demasiado ambicioso, me esfuerzo en exceso por llegar a la cumbre? ¿Soy demasiado obstinado e intento atravesar la pared con mi cabeza? ¿Qué es lo que me hace destrozar la cabeza?» A menudo existe un dualismo entre lo que consideramos justo a nivel mental y lo que quisiéramos vivir, y ello determina la aparición de la presión. Por ello, deberíamos ser más consecuentes con nuestro instinto y no sólo fundarnos en nuestro intelecto. Con el intelecto rechazamos las circunstancias en vez de aceptar la vida, tal corno es. Debería tornar conciencia de que estoy viviendo ahora tal corno soy, estoy viviendo desde mi realidad interior y ya no desde mi idea, que me hace comportarme de otra forma.

Calambres

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las partes de nuestro cuerpo, son abastecidos uniformemente de energía. Sin embargo, si preferimos ciertos actos, actitudes u opiniones a otros, si nos concentramos en un solo aspecto, siempre volvemos a adoptar la misma postura o nos obstinamos en determinadas opiniones e ideas tercamente, también nos volvemos rígidos a nivel físico. Si un músculo recibe la información permanente de contraerse, se vuelve pronto incapaz de actuar y de cambiar debido a la sobrecarga. Si intentamos por todos los medios alcanzar nuestro objetivo sin preguntarnos si el camino que seguimos es el correcto o necesita ser rectificado, nos estamos comportando de manera equivocada. No hay que olvidar que el curso natural de la vida es una formulación constante de preguntas y respuestas y una dinámica reorientación para adaptarse a las circunstancias cambiantes. Los calambres señalan rigidez, estrés y temor a los cambios. Son el mensaje para que nos relajemos y reflexionemos.

Lo que hay que hacer Quien sufre a menudo de calambres debe analizar si su postura en ciertos aspectos es justa o demasiado parcial, obstinada o crispada. Quien trabaja con intensidad y una excesiva ambición deberá encontrar. una mejor organización de su trabajo. Quien en cambio cada día trabaja con desinterés y debe hacer grandes esfuerzos para cumplir con su deber, debería intentar encontrar la razón de su descontento y de su crispación interior. Tal vez tenga que cambiar de profesión, tal vez sea necesario una conversación con la pareja o el superior. Tal vez las propias ambiciones deban ser reducidas o la verdadera tarea consta en ser paciente. Las causas p~eden ser múltiples, pero pueden averiguarse analizando los momentos en que se producen los calambres.

de unos 60 billones de células, no es una cifra muy elevada. Cada día se regeneran alrededor dé 100.000 millones de células. Por lo tanto, todos tenemos un cáncer potencial; es un estado natural. Las células cancerosas son débiles y tienen una menor cuota reproductora que las células sanas del cuerpo. Además, en determinadas circunstancias pueden regenerarse y volver a ser células sanas. El sistema defensivo propio del cuerpo es lo suficientemente fuerte como para destruir las células degeneradas en cuanto las ha reconocido como tales. Sólo existe peligro si una persona bloquea su sistema defensivo, aunque sea de manera pasajera. El proceso es originado por cargas psíquicas, estrés, alcohol, drogas, amargura, odio, soledad, tristeza excesiva, pero también por mala alimentación, respiración insuficiente, focos patógenos en los dientes, amígdalas o fosas nasales. También las zonas de excitación geopática, las llamadas radiaciones de la tierra, pueden jugar un papel. En consecuencia, existen factores especiales que favorecen el cáncer, que están basados casi siempre en una postura mental equivocada. Las personas en esa situación tienden a la autocompasión o son proclives a conservar en su espíritu viejos rencores. No son capaces de perdonar ni de cuidar y mantener una relación humana. Tienen un sentimiento pobre de su propia valía y la sensación de no ser estimados, o hasta rechazados. A menudo, estas sensaciones tienen su origen en la infancia. El cancerólogo alemán Dr. Hamer investigó los criterios acerca de la formación del cáncer y averiguó que las siguientes características podian ser comprobadas a través de la histologia. 1. e criterio

Cada persona tiene, aproximadamente, 200.000 células cancerosas en su cuerpo. Dado que nuestro cuerpo se compone

El cáncer se origina a consecuencia de una tragedia personal no superada, unida al aislamiento interior. Se produce con mayor facilidad cuanto peor es el estado general de la persona. Por lo tanto, han de contribuir tres causas: a) una tragedia personal b) defensas reducidas del cuerpo

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Cáncer

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e) aislamiento interior. Apenas se sobrepasa un determinado valor limite, puede producirse un cáncer.

1. El cáncer es producido por un bloqueo de las defensas propias del cuerpo, desencadenado por un programa psíquico equivocado.

2 . El cáncer se desarrolla durante el tiempo y en la medida que exista el programa equivocado. 3 . Si se resuelve el acontecimiento desencadenante, el cáncer queda ínactivo. El tiempo de desarrollo del cáncer según el Dr. Hamer: a) Cáncer de mama: 2-3 meses b) Cáncer de bronquios: aproximadamente, 18 meses c) Cáncer del cuello uterino: 12 meses d) Focos redondos del pulmón: 7 meses e) Cáncer de ovarios: 5-8 meses f) Cáncer del cuerpo uterino: 5-7 meses Al cabo de estos plazos, el cáncer puede empezar a ser detectado. El momento preciso depende de algunos factores, como su localización, sensibilidad y aspectos similares. Nuestra salud refleja nuestra manera de vivir. Si queremos mejorar nuestro estado de salud, tenemos que mejorar nuestra forma de vivir. Una enfermedad es siempre una señal para que abandonemos el camino en el que nos encontramos en ese momento. Las personas que presentan mayor propensión a contraer cáncer son las que reprimen sus sentimientos. Cuando viven una tragedia personal, no pueden dominar sus reacciones y son dominadas por ellas. . El Dr. Masaharu Taniguchi dice, con razón, que el cáncer es la consecuencia de la proliferación de sentimientos negativos en el alma. El cuerpo no hace más que reflejar los estados del alma. Si el cuerpo en algunos aspectos resulta ajeno significa que también hay algo ajeno en la mente que debe ser analizado y resuelto. La importancia de este conocimiento se demostró por una investigación llevada a cabo en EE.uU. con 4.000 pacientes de cáncer. Todos, sin ninguna excepción, habían sufrido, en el pasado, una fase no superada de depresión, y ésta indicaba también el inicio de su enfermedad. El cáncer no sólo se manifiesta en el cuerpo, sino también en la postura mental, en la relación de pareja y en el trabajo. Por ello, tampoco tiene sentido curar sólo el cuerpo; las metástasis mentales volverían a producir el mal.

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2.° criterio La naturaleza de la tragedia personal determina la localización del cáncer. a) Cáncer de mama (especialmente en mujeres): La relación psíquica de la pareja sufre serias perturbaciones. Esto puede referirse también a los hijos, al jefe, a un profesor, a las personas afectivamente más cercanas. b) Cáncer de bronquios (casi sólo en hombres): Este tipo tiene las mismas causas que el cáncer de mama. c) Cáncer del cuello uterino: Conflictos sexuales, también en un sentido más amplio. d) Focos redondos de cáncer del pulmón: Angustia mortal en hombres y mujeres. e) Cáncer del estómago y de los intestinos: Algo no puede ser aceptado, y somos confrontados constantemente con ello.

Es interesante señalar que, hasta hace poco, el cáncer de cuello uterino era la forma más frecuente de cáncer en las mujeres. A través de la ola de liberalización sexual y la píldora, el ámbito sexual ha sido desprovisto y normalizado de la crispación que lo acompañaba y que ha beneficiado a tal punto a las mujeres que esta forma de cáncer ha disminuido de forma notoria. 3!,T

criterio

El desarrollo del cáncer corresponde paralelamente al proceso del tratamiento y sus efectos que en este caso significa también la superación de la materia conflictiva que ha provocado la enfermedad. Esto se aplica tanto a la intensidad, como al tiempo y a la detención total de la afección. De ahí parte la siguiente teoria del cáncer:

e .

Lo que hay que hacer

Lo que hay que hacer de modo preventivo

En primer lugar, hay que tomar conciencia del problema que ha desencadenado la enfermedad y superarlo. Esto puede hacerse a través de una terapia de conversación, psicoterapia o por medio de la iniciación de filosofía vital. En todos estos métodos juega un papel importante la religión de cada uno. A través de la localización del cáncer y el lenguaje de los síntomas tenemos una indicación clara del ámbíto donde se encuentra el problema. Se puede tener también una índicación temporal sobre el período de formación. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el problema desen cadenante puede subyacer durante algún tiempo antes de desencadenar la enfermedad. U na vez asimilado el conflicto desencadenante, la úlcera cancerosa puede disolverse o encerrarse en relación directa a la eficacia con que se resuelva el conflicto. Tambíén es necesario elevar lo más posible el umbral de las defensas propias del cuerpo, porque la fuerza curativa en nosotros mismos es el mejor medicamento. Sobre todo, se deberá cambiar la manera de vivir para que, en el futuro, ya no se puedan producir conflictos-insalvables. Además, se debería mejorar la alimentación y evitar el consumo de todos los tóxicos. A ellos pertenecen, sobre todo, la nícotina, el alcohol y la cafeína en exceso. Dentro de lo posible, se debería evítar la carne, lo mismo que los alimentos desnaturalizados. Ya que no nos es posible escapar del todo a las sustancias tóxicas en el medía ambiente, debemos, por lo menos, apoyar a nuestro cuerpo en su defensa y su función de desintoxícación. Muy beneficiosa para ello son la vitamina e y la levadura de cerveza. Favorece y protege el hígado, como principal órgano de desintoxicación. Además normaliza la flora intestinal. Los focos patógenos y los campos de perturbación, tales como las amígdalas o los senos frontales, que suelen inflamarse crónícamente, y los dientes careados son algunos de los aspectos que se han de detectar y elirnínar.

Es favorable intentar una instrospección nocturna en la que se trate de comprender los hechos y los procesos de pensamiento, así como las dificultades sentidas durante el día que ha transcurrido, con el fin de evitar la acumulación de conflictos sin resolver. Y apenas nos levantemos por la mañana deberíamos prepararnos para afrontar la nueva jornada y el esperar el día que comienza con buen ánimo, alentándonos nosotros mísmos hacia todo lo positivo. Exísten muchos desencadenantes del cáncer, pero hay una causa primaria: la contaminación e intoxícación del mundo interíor. Además, exíste tambíén una causa secundaria: el míedo al cáncer, literalmente cultivado y fomentado por la llamada información sobre sus distintas causas. Muy beneficioso es el siguiente ejercicío de imaginación: represente en su pensamíento de manera plástíca la acción de los poderosos glóbulos blancos cuando se lanzan sobre las débiles células cancerosas y las destruyen. Míentras tanto, debería llenar su conciencia de pensamíentos positivos. Encuentre en sí mísmo la certeza de que el cuerpo es lo suficientemente fuerte como para acabar con el cáncer, que la causa está detectada y eliminada y que, con ello, el cáncer desaparece. El proceso ínterior de Curación avanza rápidamente si el paciente cree en esa capacidad de su cuerpo. Pero lo más ímportante es la religión, o sea, la unión con el princípio ordenador de la creación. Se trata de descubrir el sentido de la vida y comprender los procesos de nacimiento y de muerte. Quien se ha experímentado como alma de duración eterna y está preparado, en armonía con la vida a cumplir su función, no puede, y éste es mí íntimo convencimiento, tener cáncer.

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Caries Nuestros dientes sirven para trabajar, «desmontan> y preclasificar las cosas que ingerimos, de lo cual nos ocupamos tambíén a nível mental.

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La caries significa que las herramientas que utilizamos para masticar son defectuosas; les falta firmeza, dureza y sustancia. Pero también indican carencias interiores, falta de capacidad para enfrentar resistencias y durezas externas, falta de sustancia interior para superar circunstancias adversas. Quien evita las dificultades, quien suprime los problemas en vez de resolverlos, quien no se enfrenta a la vida, es desprovisto de sus herramientas, que se vuelven inservibles. Entonces, los «alimentos» en forma de papilla, o sea, sin trozos sólidos, sin huesos (problemas, obstáculos) son la única forma de que los debilitados dientes puedan seguir cumpliendo, malamente, su función. En consecuencia, el mejor remedio contra la caries aparte del buen cuidado de los dientes- no es el flúor, sino el abrir paso en verdad a la propia acción. La disposición a la disciplina y a la firmeza tiene un efecto saludable en todo el ser.

También el ayuno es muy beneficioso. Además, se deben mejorarlas costumbres respiratorias y el enfermo debe volver a participar en el mundo exterior, por lo menos más de lo que lo hacia hasta ahora. Literalmente, esto significa dar y recibir su parte. Si la catarata se produce en relación con la diabetes, significa que debemos volver a aprender a dar amor y a recibirlo cuando nos es ofrecido. Mientras que esto no se cumpla, o sólo se realice de manera insuficiente, no vemos claro y así se enturbia también nuestra córnea y, con ella, nuestra vista, hasta que perdemos por completo la capacidad de percibir las cosas tal como son realmente. Si nos negamos a ver algo, esto tendrá, finalmente, la consecuencia de que ya no podamos verlo.

Catarro

Las cataratas se originan por una perturbación del metabolismo. La lente es alimentada de una manera equivocada o insuficiente, y quedan restos resultantes del metabolismo en la lente que enturbian la vista y también la córnea. La enfermedad puede producirse, de repente, como consecuencia de acontecimientos desafortunados o con la visita de personas indeseadas y desaparecer con la misma rapidez. A menudo, va asociada con la diabetes. Esta enfermedad señala que el afectado deforma la realidad; la visión nebulosa le tranquiliza. Resulta beneficioso un cambio de alimentación, lo que significa, a nivel mental y psíquico, que evitamos en el futuro asimilar las impresiones equivocadas. Además, es necesario eliminar la falta de movimientos y volver a ser más flexible a nivel mental para no endurecernos en nuestras opiniones. Hemos de cambiar también, en general, nuestra equivocada manera de vivir, es decir, reconocer y volver a observar las leyes vitales a nivel mental y psíquico.

El trasfondo mental de un catarro es fácil de reconocer, observando los datos externos. Estamos «hasta las narices» de algo. El catarro siempre se produce en una situación en la que nos sentimos sobrecargados, y buscamos una razón para retirarnos, porque en ese momento no estamos dispuestos a enfrentarnos a la exigencia no deseada. Todo el mundo comprende que abandonamos semejante situación; al fin y al cabo, nos duele la cabeza, la nariz nos gotea, los ojos están llorosos y todo el cuerpo reacciona de manera irritada. A nivel físico, estos sintomas son unas señales obvias de nuestra sensibilidad. Si a pesar de ello alguien se nos acercara demasiado, mantenemos la distancia estornudando o tosiendo. Por otro lado, el resfriado obliga a la persona con un deseo excesivo de contacto a mantener más distancia y a volver un poco más sobre si mismo. También la inflamación de las amigdalas indica que ya no podemos ni debemos «tragar» todo, sino que deberíamos vivir más en la realidad de nuestro verdadero ser y no seguir hinchándonos de cosas externas. En todo caso, el catarro hace siempre fluir algo, se produce una limpieza interna de la cual el cuerpo y el

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Cataratas

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alma salen fortalecidos... hasta que volvemos a estar de nuevo «hasta las narices». . Catarro, ver también Resfriado.

Ceguera Estar ciego significa no ver nada, no poder reconocer nada. El ciego no puede ver la realidad y las relaciones entre las cosas, por eso se ve obligado a «entenderlas». En el exterior no puede ver nada; y la mirada se dirige necesariamente hacia su interior. El ciego debe reconocer y entender su interior, tiene que ocuparse directamente por otros sentidos, de su entorno, para seguir desenvolviéndose. La ceguera nos parece una desgracia particularmente dura, si bien, el siguiente ejemplo nos debería hacer reflexionar: A través de cierta técnica de operación, hace algún tiempo se devolvió la vista a algunos ciegos, pero el resultado fue asombroso: los «enfermos» no se desenvolvían tan bien como podía esperarse viendo el exterior. Puede ser que existan otros casos de una gran felicidad después de parecida intervención, pero hay un aspecto seguro: la ceguera no es un golpe que la suerte nos depara «ciegamente», sino el aviso directo de la vida para aprender a entender las cosas, confrontándose realmente con el entorno a través del tacto. La ceguera puede ser la consecuencia de una anterior visión equivocada. Había cerrado mis ojos al mundo, no quería verlo, estaba ciego ante la realidad. La ceguera es de algún modo una invitación a no ignorarme a mí mismo, sino a verme tal como soy en realidad.

Lo que hay que hacer El ciego está privado de la visión exterior y por consiguiente obligado a dirigir su mirada hacia el interior y a vivir según su imagen interna. De todos modos, con los ojos no vemos más de un ocho por ciento de todo el espectro; el 92 por ciento de la realidad es «invisible» para nuestros ojos. Lo sabemos, pero a menudo nos comportamos como si lo que

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vemos fuera la totalidad. Sólo creemos lo que podemos ver y, además, nos consideramos «realistas». Por lo tanto, la ceguera es también una oportunidad (que se paga muy cara) para concentrarnos, por fuerza, en ese mayor porcentaje de la realidad, que por lo general ignoramos. Solamente si somos capaces de aceptar que un defecto físico no es una catástrofe, podemos extraer provecho de él, y a no dejar que nuestro impedimento nos niegue continuar viviendo como hasta ahora, dentro de otras perspectivas. Así, la ceguera puede ser un camino que enseña a ver y conduce, finalmente, a un mayor conocimiento.

Ciática Los dolores ciáticos son la señal de una sobrecarga real o experimentada como tal sin serlo. Nos hemos cargado demasiado o propuesto exigencias demesuradas; soportamos excesivas responsabilidades o estamos aplazando nuestros problemas de modo que nuestra vida se vuelve cada vez más difícil. Eventualmente, las afecciones ciáticas están relacionadas también con problemas económicos y el temor al futuro. O se siguen arrastrando conflictos del pasado. Como expresión física de esta sobrecarga, los discos cartilaginosos intervertebrales de la columna lumbar sufren una especie de aplastamiento y presionan los nervios de la región. El dolor resultante obliga al descanso y a la «reflexión» para encontrar una vía que permita que la presión desaparezca. Por lo tanto, deberíamos preguntarnos por qué nos estamos cargando tanto. «¿Qué quiero demostrar con ello, a quién y por qué quiero demostrar algo?» Además, también deberíamos preguntarnos: «¿Me considero insignificante? ¿Estoy intentando compensar esta sensación de inferioridad a través de un rendimiento alto? ¿Es posible que no me ame lo suficiente a mí mismo? ¿O sencillamente estoy amargado porque la vida no es como me gustaría que fuera?»

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La circulación sanguínea simboliza las corrientes interiores en la vida del hombre, la recepción y distribución de energía, la penetración de la sangre (de la propia sustancia) en todos los ámbitos del propio ser. Cuando se espera realizar una actividad, la circulación es estimulada, y también en caso de excitación aumenta el pulso para preparar la energía suficiente para las acciones previstas y evacuar más rápidamente las sustancias de desecho. La circulación sanguínea y las vías sanguíneas son el sistema de tuberías de nuestro «motor interior». Una tensión baja indica que nuestro motor funciona en régimen de economía restringida, que no disponemos de suficiente energía para las actividades. Esta carencia es causada por la indiferencia interior, a menudo inconsciente, frente a determinadas actividades y actos, y también por miedo y desánimo. Quien no ve sentido en su vida, quien no sabe

por qué está cumpliendo su trabajo y qué provecho real le aporta, proyectará su falta interior de energía también a! exterior. A través de la hipotensión señala: «No tengo ganas de hacer nada, no tiene sentido, no lleva a ninguna parte». El típico café de la mañana que infunde ánimo, sustituye la espontánea y verdadera motivación que deberán ser las ganas de trabajar y la alegría en general. El bebedor de café se anima sólo después de ingerir su dosis cotidiana, que estimula su cuerpo como si le inyectaran adrenalina. Esta costumbre es una señal de rechazo, aversión o indiferencia frente a lo cotidiano, a la jornada regulada. Quien, de todos modos no está contento de su profesión, de su ocio y de su familia, quien tiene dificultades que no quisiera resolver, sino, a ser posible, excluir, se dormirá agotado por el peso del día y se volverá a despertar cansado y sin energía. Sólo si los ciclos de la vida vuelven a tener sentido, si se consiguen en breve tiempo pequeños éxitos; si la persona vuelve a ser activa y toma la vida en sus manos, la circulación sanguínea se adaptará a la nueva postura vital y estará preparada para que se pueda realizar lo deseado. Las perturbaciones periféricas del riego sanguíneo, en cambio, indican que en principio se admite la actividad, que existe también la voluntad de cambiar lo necesario en la propia vida, pero que el yo abandona ámbitos y determinadas tareas de la vida. Las manos frías simbolizan miedo o aversión contra una determinada acción o bien que la persona tiene alegría de vivir, aunque no se atreve a manifestarse, a intervenir, porque tiene miedo de las posibles consecuencias. Las perturbaciones del riego sanguíneo en los pies son una señal de que la persona no se siente del todo cómoda en el lugar que ocupa en la vida. No se siente suficientemente arraigada, rehúye el contacto con el suelo. Por ello retira su sensibilidad de los pies. Quien se siente bien en su lugar y no se siente amenazado o sobrecargado, ganará confianza en el «terreno», lo que se registrará a nivel emociona!. Una tensión elevada que está patente en la cara enrojecida de una persona colérica, muestra que el motor interior funciona a alta presión, que acumula y dispone de mucha energía, pero que finalmente ésta no se transforma en ac-

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Lo que hay que hacer Si determinados hechos con los que no estamos de acuerdo, y no admitimos, nos «atacan los nervios», se crea una dolorosa presión interior que nos hace tomar conciencia de que con nuestro comportamiento nos producimos daño. Puede ser un aspecto de la propia personalidad lo que no admitimos y no podemos expresar. Nos sometemos a las circunstancias y adoptamos una determinada postura rígida que no es auténtica. Deberíamos tener el valor de admitirnos, incluso si el entorno no lo aplaude. Quien asume también los aspectos aparentemente imperfectos de su personalidad para que puedan ser vividos y resueltos, pierde sus síntomas y logra hacer desaparecer la tensión. ¿Qué es lo que nos impide disponer nuestra vida de una manera renovada? ¿Por qué no podemos cambiarla ahora mismo? AsÍ, el descanso forzoso puede ser aprovechado de forma inteligente, el verdadero problema se resuelve y los dolores desaparecen.

Circulación (trastornos de)

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ción porque la persona se domina o se retiene. Quien aprende a comprender sus agresiones, a tratarlas, quien gana seguridad en sí mismo para llevar adelante sus actos previstos, incluso en contra de la resistencia exterior, quien abandona el miedo a las consecuencias de sus decisiones, regulará también su circulación sanguínea a un ritmo normal. Otra razón para la hipertensión puede ser que la persona se encuentre «presionada», que se sienta sobrecargada, o que intente agradar a todos, pero creando agresiones interiores. En ese caso, hay que aprender a decir «no» y a fortalecer su autoestima, para no tener que dar pruebas de la propia eficacia. El colapso de la circulación muestra que el equilíbrio de la sustancia está perturbado. La circulación sanguínea consiste en una frágil cooperación de movimientos, excitación y de relajamiento, de actividad y de pasividad. Reina un constante equilibrio. Es la «sustancia» del hombre. A través de la influencia de un choque, o a causa de la pequeñez que «hace desbordar el vaso», ese equilibrio interior se puede colapsar. La complicada cooperación de las distintas partes de la sustancia es perturbada por un repentino sobrepeso de uno de los dos lados, por angustia u otra súbita y fuerte energía. Ese colapso se puede prevenir si no suprimimos conflictos por debajo de la conciencia, dejándolos que se acumulen ahí. Quien resuelve las situaciones enseguida al producirse los problemas y quien no excluye experiencias dolorosas sino, por lo contrario, se enfrenta a ellas, previene un posible colapso. Ya no será sorprendido por los acontecimientos. Tampoco necesitará eludir, a través de un colapso de la circulación sanguínea, la responsabilidad frente a los problemas que debe solucionar. Porque quien en tal caso se despierta de su indiferencia, se encuentra delante de la misma montaña de problemas. Por lo tanto, ¿por qué no aprovechar enseguida la fuerza y el tiempo para atacar y resolver las tareas presentes?

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Colitis Los síntomas de la colitis son dolores en los órganos digestivos y diarreas sanguinolentas y viscosas. La sangre y las mucosidades son sustancias fundamentales que simbolizan la vida misma y su origen. El enfermo de colitis emite partes de esa sustancia, se podría decir incluso que está sacrificando partes de su ser o de su alma por el amor del entorno. Pero no es ni siquiera el amor hacia el entorno o hacia otra persona el que provoca esa reacción; es mucho más probable que esté manifestando el miedo a crear una personalidad propia, una personal opinión y una individual postura frente a la vida. Porque una personalidad propia y una opinión individual se encuentran a menudo en oposición frente a otras opiniones, exigiendo, por lo tanto, una cierta capacidad de dureza y la cualidad de saber imponerse con firmeza. Esto es lo que le falta al enfermo de colitis. Se somete y prefiere abandonar su postura para evitar conflictos. El enfermo deberá aprender a imponerse, a mantener puntos de vista que estén justificados para defenderlos con calma y firmeza. La seguridad y la autoconfianza deberán ser reforzados, así como la capacidad de comunicarse clara y abiertamente.

Conjuntivitis Una conjuntivitis indica que existe un conflicto que no queremos afrontar. Nos hace saber que debemos mirar conscientemente lo que no queremos ver y nos expresa por qué cerramos los ojos ante esa dificultad. El síntoma exige que nos enfrentemos al conflicto, siendo sinceros con nosotros mismos. Lo que no se ve, duele e irrita, hace daño. Pero el afectado se resiste a tener que ver, pues lo que ve exige demasiado de él o, sencillamente, no está de acuerdo con ello. En cierto modo tiene una actitud negativa hacia su propia visión. 117

·C

Lo que hay que hacer Primero, debemos aprender a saber mirar, tanto en el mundo exterior como en nosotros mismos. Tal como somos. Luego será preciso que nos interrogásemos sobre qué nos molesta o nos duele ver y qué nos impide vernos a nosotros mismos. Con cada nueva mirada, tenemos la oportunidad de ver las cosas bajo otro aspecto. Por lo tanto, debemos permitir que la realidad nos informe y armonizar sus datos del exterior con nuestro mundo íntimo y nuestra visión personal. La solución se logra cuando se elimina el conflicto, y a continuación desaparecerá la conjuntivitis.

Dependencia (en general)

La afición a las drogas está marcada por la búsqueda de la ampliación de la conciencia. La droga me estimula durante un corto tiempo, pero después, me hace sentir de una manera más intensa aún la dolorosa estrechez de mi conciencia. El drogadicto quisiera haber llegado a la meta sin haber emprendído nunca el camino, o sea, sin trabajar en sí mismo y desarrollarse. El alcoholismo borra momentáneamente los problemas y sentimientos en vez de resolverlos. La mente está aturdida y, por ello, no ve las tareas durante cierto tiempo, se siente ligero y libre, está relaj ado y alegre como si no existieran problemas, pero en cuanto disminuye el efecto, sigue, inevitablemente, la resaca. También la mama de viajar es una señal de que desearíamos llegar más lejos de lo que hemos conseguido en realidad, que queremos avanzar lo más rápidamente posible. Pero buscamos el nivel equivocado, en el exterior en vez de dirigir nuestra atención a lo interno.

No cabe duda de que casi todo el mundo lleva dentro un anhelo de afirmación personal. Nos siempre se está satisfecho de cómo se es y es frecuente tener un sentimiento de ineptitud personal para alcanzar .objetivos, Por otra parte buscamos algo más, un yo ideal, intentamos lograr otra conciencia más elevada. Pero mientras nos encontremos en la búsqueda, no vivimos aquí ni ahora, pues el mero hecho de plantear la búsqueda crea una situación en la que la finalidad parece inaseqible. Una dependencia indica que estamos pendientes de la satisfacción, que buscamos nuestro verdadero ser en vez de reconocer que ya poseemos todo lo que estamos buscando tan desesperadamente y vivimos en estado utópico. El tipo de dependencia que abrigo, indica la cualidad de mi anhelo. La dependencia del trabajo muestra que creo no rendir lo suficiente. Si no estoy contento con mis logros busco compensación en el éxito, en el buen aspecto y en el reconocimiento. Si me rechazo físicamente, encuentro una (aparente) solución, por ejemplo, en la glotonería. Pero la comida llena sólo artificialmente el vacio interior, y agrava el problema, porque después aún estaré más descontento de mi físico.

La depresión se puede manifestar de muy distintas formas, que van desde la debilidad de energía y ligero abatimiento, el cansancio, las perturbaciones del sueño, sensación de opresión, dolores de cabeza, perturbaciones del apetito, estreñimiento y pérdida de peso, hasta la apatía total. Los indicios de una depresión son tan variados e individualmente variados que puede ser difícil establecer su diagnóstico seguro.

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Lo que hay que hacer La clave de la solución radica en reconocer que encontramos satisfacción en nuestro propio ser. Cualquier búsqueda se dirige siempre hacia el futuro, pero no podemos encontrar en el futuro lo que buscamos. La búsqueda llega a su fin en cuanto nos hayamos encontrado y nos aceptemos. Habremos llegado a la meta y ya no necesitaremos la dependencia.

Depresión

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Se pueden distinguir tres clases de depresión, aunque a veces sus características son intercambiables y algo confusas. 1. La depresión por motivos físicos

Puede tener su causa en un ataque de apoplejía, un traumatismo cerebral, un tumor cerebral o la arterioesclerosis. Pero también puede ser consecuencia de un infarto cardiaco, una insuficiencia de estados dolorosos crónicos, de una infección por virus o de una perturbación de la secreción de hormonas. También puede ser causada por la ingestión de ciertos medicamentos. 2. La depresión endógena Esta clase de depresión proviene, como ya lo dice la palabra, del interior. Es frecuente que exista una predisposición que se manifiesta cuando la persona se encuentra bajo una fuerte carga psíquica. El enfermo se siente vacío, está abatido, apático, pesado y sin capacidad de experimentar sentimientos. No sólo es incapaz de manifestar alegría, amor e interés, sino que tampoco siente tristeza, ira o compasión. Le es imposible participar en los acontecimientos de su entorno, pues su sensibilidad está adormecida.

deberia reaccionar para recuperar el ritmo de vida normal. Las causas de las depresiones son a menudo: 1. U na infancia dificil, expuesta a cargas y con pocas experiencias de éxito. Pero ese período dificil de la vida también puede ser superado posteriormente, a través de un sistemático comportamiento acertado. 2. La existencia de agresiones escondidas. Quien abriga agresiones contra otras personas, pero no vive esas agresiones porque tiene la sensación de no poder defenderse, dirigirá esa agresión contra sí mismo. El depresivo sabe que no se está imponiendo lo suficiente, y esa comprobación está ligada, a menudo, a la idea de rendir insuficientemente de acuerdo a sus cualidades y de obtener pocos beneficios. 3 . Rechazo de la responsabilidad. El depresivo sabe que deberia actuar, pero se niega a soportar las consecuencias de sus actos; se niega incluso a enfrentarse a sus dificultades. Quien sospecha que sufre una depresión, debería contestar sinceramente las siguientes preguntas: • ¿He perdido la capacidad de experimentar sentimientos? • ¿Todavía hay algo que me interese? • ¿Ha disminuido mí capacidad de pensar de manera concentrada y mi fuerza de decisión, o mi placer sexual han decaído? • ¿He desarrollado una imagen negativa de mí mismo, o me afecta una autoestima perturbada? • Sufro a menudo o constantemente de trastornos del sueño?

3. La depresión psicágena Se denomina también depresión reactiva y es originada por una reacción equívocada ante las condiciones exteriores, en el curso de experiencias que la persona no ha podido superar. Dado que le es imposible asimilar sus tensiones internas, se desliga de los acontecimientos. Las personas mayores sufren de soledad cuando pierden su pareja. También tienen una sensación de duelo, en particular por la pérdida de poder prestigio. Es muy común sentirse excluido, sin haber visto todavía ninguna posibilidad de dar un nuevo sentido a su vida. Pero no es la vejez la que provoca la depresión, sino la falta de capacidad para tratar de manera conveniente el cambio de las circunstancias. La depresión ligera es normal si aparece sólo de vez en cuando y en periodos de mayor carga. Pero si el abatimiento perdura y la energía está obstruida permanentemente, se

No conviene: • Persuadir al afectado de buscar compañía alegre, o mandarlo de vacaciones o a una cura especial. • Pretender que todo esto no es tan grave y que, de todos

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La persona que contesta afírmativamente a varias de estas preguntas, es sospechosa de sufrir una depresión. Se deberá hacer lo acertado, porque se ha observado que en pocas enfermedades se cometen tantos errores en el tratamiento como en el caso de la depresión.

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modos, pasará pronto, o explicar que uno mismo había superado perfectamente algo semejante. Decir al depresivo que se domine y que no se deje caer. Desdeñar las ideas de suicidio que eventualmente sobrevienen en el deprimido, y por lo contrario es preciso estar alerta frente a ellas para ayudarle a superarlas.

Conviene: o Ayudar al otro a investigar la historia de su vida y encontrar juntos la verdadera causa. o Mostrarle que se le quiere y respeta y que se le acompaña en todo. o Estar preparado para los cambios de humor y ayudar al otro de manera paciente y cuidadosa a aclarar su conciencia para volver a ser él mismo.

que no queremos percibir ni enfrentar. Por ello, mi vida se vuelve cada vez más plana, más superficial. Sin hondura.no logramos alcanzar fuerza vital y alegría de vivir. Pero, al mismo tiempo éstas nos resultan imprescindibles, las anhelamos, porque la alegría es parte de nosotros. Si nos falta estamos más y más oprimidos, nos encontramos cada vez más presionados y ya no podemos asimilar nada nuevo. Físicamente, eso produce perturbaciones del apetito y estreñimiento. Perdemos peso porque nos perdemos a nosotros mismos. Nos volvemos apáticos porque ya no dejamos participar en la vida a nuestro yo. Los malestares nos enseñan que no somos benévolos con nosotros. o

La depresión indica: o

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Algo que me oprime y me invita a eliminar la presión. Si algo en mí se encuentra bajo presión, esto se extiende a toda mi persona. Hay algo que he evadido o algo que he impedido que acontezca, por lo cual mi verdadero yo está incompleto yeso crea la opresión. Si no permito una manifestación, una «explosión», se realiza una «implosión»; la energía negativa acumulada se dispara hacia el interior. He reprimido mi verdadero ser, y ahora me encuentro en un período bajo que me obliga a adentrarme en mí mismo para salvarme. El período bajo es una invitación a admitirme a mí mismo. No me atrevía a ser yo mismo, rechazaba ver la realidad, no me aceptaba tal como soy. Pero ya hemos visto que no se puede abandonar parcelas de uno mismo sin el peligroso riesgo de traicionarse. Para eso no hay que esconder nada, no hay que temer lo que pueda encontrarse bajo las apariencias. No hay que permitir que se acumulen posibles «suciedades», sino enfrentarlas para poder eliminarlas. Por eso es tan difícil este proceso.

La «suciedad» paraliza una parte de nosotros, y nos impide llegar a la profundidad de nuestro ser, porque ahí hay algo 122

o o o e e e

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Tal vez tengamos un infarto cardíaco o una insuficiencia cardíaca porque no permitimos la expansión de nuestros sentimientos. Así experimentamos nuestras lágrimas no lloradas, como depresiones. Un tumor cerebral o una lesión cerebral indican que nos herimos constantemente por nuestra manera de pensar. El dolor psíquico crónico intenta comunicarnos que nos estamos infligiendo dolor porque no nos admitimos. Un ataque apopléjico quiere decirnos que nos estamos paralizando cada vez más a causa de posturas equivocadas. Una infección a virus quiere mostrarnos que hemos dejado entrar algo equivocado en nuestro interior. Un trastorno hormonal demuestra que nuestro funcionamiento interior está perturbado. Una depresión provocada por medicamentos es una invitación a no intentar evadir la perturbación sino a asumirla, a eliminarla, por fin. Una depresión endógena demuestra que lo que hemos suprimido o ignorado durante tanto tiempo está «empujando» desde el interior, quiere obligarnos a que nos ocupemos de ello y aceptar lo que habiamos reprimido. La erupción suele ocurrir en un momento de carga emocional, cuando ya no podemos soportar cargas adicionales, porque se han revelado al máximo las insuficiencias psiquicas personales por mis supresiones. Nos sentimos psíquicamente vacios porque nos falta lo esencial: yo mismo. 123

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Estamos apáticos porque ya no estamos viviendo de acuerdo a nuestro yo. Nós sentimos mal porque la carga interior es cada vez más grande. Nos falta capacidad de experimentar sentimientos porque durante demasiado tiempo no los hemos admitido y los hemos pasado por alto. Bloqueándonos cada vez más, llega un momento en el que ya no podremos experimentar alegría, interés, compasión. • En el caso de una depresión psicógena, nos encontramos en una postura psíquica equivocada, desde la cual reaccionamos de manera errónea a las condiciones exteriores. Ya no asimilo las experiencias porque me está oprimiendo una carga sin resolver. Nos desligamos de los acontecimientos porque ya no tenemos capacidad para retenerlos sin que nos cause daño. Sólo asimilándolos nos defendemos de la situación. • Una depresión senil puede tener distintas causas. Por ejemplo, empieza a depender sólo una persona de sí misma, pero abandona su personalidad. Si la pareja era el sentido de su vida, si existía un «nosotros» sin estar integrado en mí, la depresión es inevitable. Si el poder y el prestigio eran el sentido de nuestra vida y perdemos ambos, no nos queda nada por lo cual valga la pena vivir. Nos sentimos apartados porque nos hemos alejado durante demasiado tiempo de nosotros mismos. Intentamos una y otra vez darle un sentido a la vida en vez de ser cada uno de nosotros mismos el sentido de nuestra vida. Tengo agresiones porque mí ira se dirige contra mí mismo. No me impongo lo suficiente porque ni siquiera me impongo frente a mí mismo. Rindo y consigo demasiado poco porque gran parte de mi capacidad está inmovilizada por mi bloqueo interior, y así no consigo lo que conseguiría si fuera yo mismo. Rechazo la responsabilidad. Debería entrar en acción, pero mi actual manera de actividad solamente reforzaria las cosas equivocadas. Asi estoy intentando cambiar a mi entorno en vez de a mi mismo.

• ¿Se admite, o se está «retirando»? ¿Si es así, por qué? • ¿Se está reprimiendo (cómo y por qué)? • ¿Está haciendo lo que quiere realmente o lo que cree que debe hacer porque los demás lo esperan de usted? • ¿Tiene la sensación de vivir realmente? • ¿Está orgulloso de sí mismo? ¿Se acepta? • ¿Está viviendo su propia vida? • ¿Se considera lo suficientemente capaz como para crear obras bellas? • ¿Sabe desprenderse de las cosas, sabe disfrutar de la vida? La única vía para salir de una depresión es vivir el propio yo. Rconocer nuestros propios valores y tener el coraje de ser lo que somos. No tiene ningún sentido vivir según un ideal inalcanzable o de acuerdo a lo que quieren los demás. De ese modo el camino de la depresión sería seguro. Para sanar no debernos luchar contra la depresión; al contrario, debemos dejarnos caer dentro de ella. Solamente en las profundidades de nuestro ser es posible enfrentarnos con lo que hemos suprimido durante tanto tiempo. Sólo allí se puede resolver. Por eso es muy importante tratar a conciencia los más profundos conflictos, permitir que salgan a la luz, admitirlos y analizarlos. . ¿Qué pensamientos y agresiones están surgiendo? ¿Qué es lo que sale a la superficie y de dónde viene? Únicamente así podemos llevar luz, sobretodo en el «período bajo», a nuestras profundidades, iluminando nuestro ser para que vuelva a aparecer lo que somos realmente.

Desvanecimientos

• Pregúntese a sí mismo «¿Me atrevo a expresarme, a manifestarme, a llorar?»

La palabra «desvanecimiento» contiene, en sí misma, el significado del término: «vano». Quien se desvanece frecuentemente muestra con ello que se siente sin poder, desfalleciente a merced de las circunstancias. Quien está afectado por una situación desagradable mientras que, al mismo tiempo, tiene la sensación de no poder resolver la tensión existente, y tampoco puede evitar la situación o el proble-

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Lo que hay que hacer

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ma, tendrá la tendencia a desvanecerse. Con ello, expresa: «[Mirad, no puedo hacer absolutamente nada, estoy sin recursos!» El desvanecimiento puede ser también una huida hacia la irresponsabilidad. Quien está desvanecido no puede ser considerado responsable, no se le puede exigir nada. Por tanto, el desvanecimiento ofrece la posibilidad de sustraerse a algo.

La medicina distingue dos clases de diabetes: Tipo 1

En esta clase de diabetes, las células que producen la insulina en el páncreas están destruidas en su mayor parte o por completo y la insulina debe ser administrada durante toda la vida. Esta clase de diabetes suele presentarse antes de los 30 años y afecta, aproximadamente, a un diez por ciento de los diabéticos. Tipo 2

Diabetes

Aquí, se trata de la llamada diabetes senil. Aparece solamente a partir de los 40 años, y, aproximadamente, un 90 por ciento de los diabéticos pertenece a este tipo. En la diabetes senil, la predisposición juega un papel importante. En la mayoría de los casos, es desencadenada por la obesidad. Aunque el cuerpo siga produciendo insulina, la cantidad ya no es suficiente.

Un cuatro por ciento aproximadamente de la población total está integrada por diabéticos. La predisposición a la diabetes es hereditaria. En la mayoría de los casos, la enfermedad es originada por sobrepeso. En casos muy raros, la enfermedad puede ser desencadenada por virus que destruyen las células productoras de insulina. En la mayoría de los casos la diabetes se detecta por casualidad. Como síntomas para diagnosticarla se puede observar una sed desmesurada, mala curación de las heridas, escozores, infecciones cutáneas y de las vías urinarias, cansancio, falta de apetito y repentina pérdida de peso. El mayor nivel de azúcar en la sangre, aunque durante mucho tiempo no cause molestias es peligroso, porque ataca las paredes de los vasos sanguíneos y las daña. A menudo los efectos de la enfermedad sólo se reconocen una vez que el daño ya es irreparable. En especial, los ojos y los riñones son afectados por los daños tardíos. Los daños de los ojos pueden ser tan grandes que pueden causar hasta la ceguera, y el colapso de los riñones puede ser consecuencia de llegar a una diabetes no reconocida. Con frecuencia se producen también perturbaciones del riego sanguíneo en las piernas, que aumenta el riesgo de infartos cardíacos o ataques apopléjicos. Para poder asimilar el azúcar de la sangre el cuerpo necesita insulina, una hormona que se forma en el páncreas. En cuanto este órgano no produce las cantidades suficientes o adecuadas de hormonas, el nivel de azúcar en la sangre sube por encima del valor normal.

Diabetes mellitus, la poliuria de azúcar, que de acuerdo a su nombre significa que el azúcar ingerido no puede ser asimilado, es decir, tratado por el cuerpo. El azúcar ha sido siempre símbolo de amor y afecto. A través de las golosinas, los abuelos demuestran su afecto al nieto, y con los dulces el obeso se consuela de sus problemas y su soledad. Por eso el azúcar es, a menudo, sinónimo de «sensaciones agradables», «amor» o «afecto». El diabético demuestra con su reacción fisica que puede recoger y, con ello, percibir el afecto y el amor (en la forma material del azúcar), pero que no los puede asimilar. Es incapaz de digerir el afecto de su entorno. Aunque el nivel de azúcar en su sangre esté aumentado en forma anormal y que por lo tanto lleve suficiente «amor» en su interior, no sabe qué hacer con él y vuelve a deshacerse de él sin transformación alguna. Con la sacarina intenta crearse un sustituto para compensar su carencia que en el fondo echa de menos y por consiguiente, traspone su vida y su comportamiento a nivel de sustituto. Pero, como sucede con la sacarina, deja a menudo un mal sabor. El diabético no soporta el afecto y el amor, aunque los

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necesite. Se los niega a sí mismo consciente o inconscientemente. No admite sus necesidades. Se vuelve incapaz de asimilar el amor y, finalmente, de darlo. Quien se distancia de esa manera de lo «dulce» de la vida, con el tiempo mostrará bastante amargura. La diabetes mellitus es desencadenada, a menudo, por crisis, choques o situaciones en las cuales toda la personalidad debe ordenarse y organizarse de nuevo: pubertad, embarazo o climaterio representan situaciones en las cuales la persona se debe enfrentar a sí misma. Finalmente, las razones individuales que pueden desencadenar la diabetes son tan variadas como la vida misma. Como ejemplo, puede servir el de un hombre que, al encontrarse de repente en el paro, tiene la sensación de ya no valer para nada en su familia. Según su opinión, ya tampoco merece el afecto de su entorno, porque ha fracasado como sostén de los suyos. Esta situación podría ser el inicio de un proceso: inseguridad y sentido de inferioridad frente a su familia como respuesta al desempleo; incapacidad de aceptar y asimilar el interés y el amor de su familia. Otro ejemplo práctico: el de un niño de cinco años que enfermó tuvo, de pronto, diabetes. Una conversación con los padres mostró que el niño se encontraba siempre en compañía de sus abuelos y familiares. Pero las dos ramas de la familia estaban enfrentadas, y el niño pronto se sintió confuso y no sabía cómo debía clasificar las caricias de la tía «mala» o qué órdenes debía obedecer. Tuvo «perturbaciones de asimilación de amor» en toda la extensión de la palabra. La diabetes indica que no aceptamos los lados «dulces» de la vida, el placer, el amor, porque creemos no merecer el afecto. Nos falta la capacidad de amar (a menudo por una decepción no asimilada), y ahora ya no nos atrevemos a admitir nuestros deseos. Estamos viviendo de un sustituto mental. La obesidad muestra que estamos arrastrando cosas superfluas; con nosotros, que intentamos ser «más» de lo que somos o que queremos ser otros. Así, tomamos una «forma distinta» porque rechazamos nuestra verdadera forma. o

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Una infección de virus es una señal de que dejamos actuar una energía ajena en nuestro interior, que algo ajeno nos está determinando. La sed quiere decir que estamos sedientos de amor, porque no nos amamos a nosotros mismos, y por eso tampoco podemos aceptar amor de los demás. Resulta, pues, una frustración afectiva que pretendemos calmar ingiriendo líquidos. La mala curación de heridas muestra que nos infligimos constantemente nuevas heridas; por eso, las antiguas no pueden sanar. Tenemos que volver a ser íntegros, y ser nosotros mismos. La picazón simboliza lo poco que nos ocupamos de nosotros mismos. El cansancio indica: «Estoy cansado de seguir como hasta ahora». Las perturbaciones de los riñones muestran, como órgano pareja que son, las perturbaciones en nuestras relaciones de pareja, la falta de armonía con uno mismo y con el otro. Las perturbaciones de la vista dicen: «Tengo que aprender a verme con otros ojos (amorosos) y no juzgarme constantemente» . El fallo cardíaco indica que nos hemos privado de amor. Entonces, en algún momento, fallará también el corazón como órgano de amor. La diabetes juvenil señala que aún no hemos aprendido a aceptarnos amorosamente y que queríamos ser distintos de lo que somos. La diabetes senil, en cambio, indica: «Me he precipitado en la vida, reconozco al fin de la misma que no soy la persona que creía ser. Como no me queda mucho tiempo, aunque sea tarde tengo que cambiar algo desde ahora».

Lo que hay que hacer Debería preguntarse sobre su postura frente a sus cualidades y valores personales y hasta qué punto se considera digno de ser amado. Debería controlar en qué medida es capaz de amar. A menudo el miedo de la sexualidad o de una posible decepción por parte de la pareja, desencadena ese tipo 129

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de reacción. Conociendo la causa de la misma, se puede modificar' el comportamiento paso a paso. Pero la invitación subyacente es siempre el amor hacia nosotros mismos, el reconocer que somos dignos de ser amados, incluso únicos. Quien ha aceptado su ser puede aceptar también amor y alegría, ya no necesita representar algo frente a sí mismo y puede permitirse el «lujos de disfrutar de su vida.

Diarrea Las excreciones del cuerpo sirven para liberarnos de sustancias inútiles o nocivas. Normalmente, esto se realiza una vez que hemos digerido los alimentos (o sea, las impresiones), y que hemos filtrado lo que es importante para nosotros. El enfermo de diarrea deja pasar los alimentos, o sea, también las nuevas impresiones mentales, sin tratamiento alguno, sin haber extraido lo útil. Por lo tanto, la diarrea demuestra el miedo, la incapacidad o la falta de voluntad para enfrentarse con las cosas y superar los problemas que se presentan. Un dicho popular resulta bastante acertado para ilustrar eso al decir: «mancharse los pantalones de miedo». La diarrea simboliza el miedo de no estar a la altura de las circunstancias, de que la vida nos exija demasiado. En vez de enfrentarse con un problema, se prefiere retirar a un lugar tranquilo y solitario para dejar su curso a los acontecimientos. No se digieren las experiencias, ni siquiera se enfrenta con ellos, sencillamente, se dejan pasar. La diarrea provoca una gran pérdida de líquido, por eso un primer remedio a suministrar consiste en administrar al cuerpo mucho líquido. El líquido es un símbolo para la flexibilidad física y mental. Se ha perdido la flexibilidad necesaria a nivel físico y mental. Tiene que ser administrada y recuperada de nuevo para que no nos «sequemos». La diarrea crónica es una señal de un miedo generalizado, de no estar en condiciones de hacer frente a la vida, mientras que la diarrea aguda indica un problema actual con el cual no queremos enfrentarnos.

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Disfagia La disfagia indica que tenemos dificultades para «tragan> ciertas cosas, situaciones o hechos, o sea, para aceptarlos. Si se trata de «huesos duros», tenemos que «roen> mucho en la vida y ciertas cosas «sencillamente, las hemos de tragar». Algunas cosas no se pueden «digerir» tan fácilmente. Todas estas expresiones muestran las relaciones entre los procesos de digestión y los acontecimientos de la vida. Tragar significa aceptar una cosa, hacerla suya. Quien no sea capaz de afrontar el alimento, a veces duro, que la vida nos depara, intentará tragar mejor con un poco de líquido, en la mayoría de los casos de naturaleza alcohólica. El excesivo consumo de alcohol provoca inapetencia. Uno se contenta con el alimento líquido que pasa tan fácilmente por la garganta y renuncia a los alimentos más sólidos porque también son los más duros. Una forma particular de disfagia es la aerofagia, que significa que se ingiere aire. El enfermo simula una disposición de tragar alimentos, pero retrocede ante el verdadero trabaj o de masticar y tragar.

Lo que hay que hacer Quien sufre de disfagia debería preguntarse cómo se podrían resolver los evidentes conflictos en su vida. O debe abandonar la tarea o fomentar su disposición y comprensión interior hacia ella. En qué consiste esa tarea mal aceptada se podrá determinar en poco tiempo a través de una breve conversación.

Dolores (en general) Los dolores son una advertencia del cuerpo imposible de ignorar, para que observemos el mensaje que nos manda. Por ello, se deberían buscar las causas del dolor y dejarse «transforman> por el mismo, dej arse llevar más allá del estado actual. Si aceptamos el dolor, ya no nos pesa, los dolores de 131

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saparecen. Por lo tanto, el dolor ofrece una oportunidad de transformación. Del mismo modo que el dolor nos 1lama la atención, también nos ayudará a hacer lo necesario para alcanzar el objetivo. El dolor es un toque de atención sobre un bloqueo en el flujo de la fuerza vital e invita a eliminarlo para que la vida pueda volver a desarrollarse libremente. A veces, puede producirse como consecuencia de una agresión no expresada en contra de otra persona o de una determinada situación vital. Por el punto en el que se produce el dolor, el cuerpo indica de qué clase de rechazo se trata. El dolor no es nunca un castigo, es una consecuencia.

Lo que hay que hacer Podemos eliminar el dolor preguntando: «¿Qué es lo que he hecho mal? ¿En qué sentido soy demasiado estrecho, crispado? ¿Dónde estoy adoptando una postura equivocada?» El dolor nos enseña que nos estamos oponiendo a algo, que tenemos una actitud negativa hacia algo. No deberíamos condenar el dolor, suprimirlo o eliminarlo con medicamentos, porque quiere llamar la atención sobre algo importante. En cuanto le dediquemos nuestra plena atención, entrando por completo en él, sintiéndolo y acogiéndolo, habrá cumplido su deber y podrá desaparecer. Si aceptamos el dolor, habremos abandonado la equivocada postura mental del rechazo, y el dolor desaparece porque se ha hecho lo necesario. Mientras se acepte la vida, no se necesita el dolor como mensajero; tampoco se puede producir porque no se acumula energía en ningún sitio, como para que se debiera tomar conciencia de ello dolorosamente. Así, el dolor es, además del conocimiento y la desgracia, la tercera vía de la evolución hacia una mayor afirmación de nosotros mismos y una mayor apertura.

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Dolores de nuca Los dolores de nuca se relacionan, generalmente, a actitudes inflexibles. Por lo tanto, son un indicio de que se debería volver a mirar el mundo exterior desde todos los ángulos, aunque duela. Son un toque de atención frente a la obstinación permanente, un llamado a la tolerancia y también a la paciencia. En vez de la obstinación, de la terquedad, deberíamos favorecer nuestra movilidad mental y respetar la opinión de los demás. En la medida en que volvamos a ser flexibles a nivel psíquico, los dolores de nuca desaparecerán. Porque el cuerpo no es más que un espejo que nos hace tomar conciencia, a veces dolorosamente, de nuestra subyacente postura mental. Un espejo solamente puede reflejar lo que existe; si no existe nada, tampoco hay nada que pueda reflejarse.

Dolores menstruales Los dolores menstruales pueden indicar un rechazo de la condición de mujer. Este rechazo se refiere al papel social de la mujer. o al ya cumplido o futuro papel de la madre. En muchos casos, la mujer tal vez esté deseando tener un. hijo, pero sabe que las circunstancias de su vida o el desinterés de su pareja no permiten un emb arazo. En ese caso, la mujer toma conciencia ante cada menstruación de que pierde una nueva «oportunidad», lo cual provoca su decepción y su sufrimiento, incluso físico. Por lo tanto, los dolores menstruales indican la falta de disposición para lo nuevo, para la verdadera tarea. El tiempo ha llegado, pero la persona aún no está preparada, se está resistiendo a ser adulto. Nuestro deber es asegurar nuestra total disposición para que algo nuevo pueda ocurrir y manifestarse a través de nuestra personalidad. Por ello, duele si queremos detenernos en un estado alcanzado, sin seguir avanzando. Es el caso de la niña cuando no quiere hacerse mujer. Desarrollarnos significa tomar la responsabilidad de nosotros mismos, y no obstaculizar el flujo de la vida. 133

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Los dolores son una invitación a dejar fluir el curso de la vida, a eliminar la estrechez de la conciencia que se manifiesta en forma de miedo, a hacerse adulto y envejecer. Esto significa también estar preparado mentalmente, a permitir de manera alegre que penetre siempre algo nuevo en nuestra vida y nosotros lo transmitamos hacia los demás. Los dolores menstruales son un mensaje para recordar que se debe vivir más «a través del vientre», a no orientarse sólo por los pensamientos o las ideas, sino a decir sí a la vida en sus distintos y fundamentales aspectos. Por lo tanto, los dolores menstruales son un llamado inequívoco a aceptar la feminidad y, por tanto, su deber especial, su reto especial. Ya no deberíamos vivir la idea que tenemos sobre nosotros mismos, sino a nosotros mismos; no deberíamos quedar detenidos, sino disfrutar del camino. Dolores menstruales ver también Trastornos menstruales.

Dureza de oído

fermo desea secretamente. Al mísmo tíempo, los problemas expresan sus .dificultades a nivel físico.

Embarazo (trastornos del) Quien se queja durante el embarazo de un aumento de síntomas físicos de enfermedad como mareos o vómitos, se está enfrentando en su interior con la nueva situación. Estos síntomas pueden indicar también un rechazo inconsciente del hijo. El gran cambio en relación ligado al hecho de tener un hijo desencadenará, casi siempre, profundas inquietudes interiores que, al fin y al cabo, son inherentes al proceso. Particularmente en las mujeres muy delgadas y frágiles, el cambio del nivel hormonal en el cuerpo provoca malestares. A nivel mental significa que, en un primer momento, esas rnuj eres no se arreglan con la «feminidad» tan evidente. En tal caso, la identificación con lo maternal, doméstico y protector, aún resulta poco habitual. Pero también en casos de dificultades y conflictos con el padre del hijo pueden producirse trastornos del embarazo, basados eventualmente en el temor de no tener ayuda para educar y alimentar al' hijo.

Quien sufre de dureza de oído no puede ni quiere oír determinadas cosas, o «le parece que no oye bien». Por su implicación mental, la dureza de oído es similar a las enfermedades oculares. Tal como el miope no ve más que lo voluminoso y claro, el duro de oído no oye más que los ruidos fuertes y especialmente extraños. Se pierden los finos matices, Por lo tanto, la dureza de oído puede indicar una manera de pensar excesívamente índiferencíada y permitir la catalogación mental. En estos casos, el duro de oído debe aprender a recibir y a distinguir también los finos matices de la vida (ver también Hemeroptai. Por otra parte, ante la «dureza» de oído se impone la comparación con un niño que «no quiere oír». Quien se niega a resolver o emprender una determinada tarea que le es exigida, quien no quiere oír la voz del destino, cuidará, a nivel fisico e inconscientemente, de asegurar la sordera. La enfermedad (o un accidente) garantizan que ocurra lo que el en-

Por lo tanto los trastornos del embarazo indican que los cambios que derivan de ese estado no son nítidos, y las consecuencias son inciertas. Me aferro a lo conocido, estoy apegada a lo antiguo, aún no estoy preparada para «expresan> lo nuevo, para entrar en un ámbito diferente de mi ser. Sin embargo, el embarazo me obliga a enfrentarme con lo nuevo, porque no puedo seguir viviendo de la misma manera lo que he vivido hasta ahora. La mujer se convierte en madre, la relación de pareja da nacimiento a la familia. Quien se marea no se siente aún a la altura de la situación, no está de acuerdo o, por lo menos, todavía no lo ha logrado por completo. Los mareos, dolores, caída de cabe-

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Lo que hay que hacer

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perturbaciones de la pigmentación, son todos mensaj es del cuerpo que se deberían tener en cuenta. A través del embarazo, los problemas no se crean, sino que se hacen visibles, evidentes. Los trastornos del embarazo son una señal de que la propia persona también debe volver a nacer. Son una especie de invitación a vivir desde y adaptarse antes de que la enfermedad le obligue a ello. Este comportamiento no sólo se debería conservar hasta que haya desaparecido el síntoma, para volver a seguir de la misma manera equivocada, sino el comportamiento sano se debería conservar durante toda la vida, si no la vida nos obliga a repetir la lección que aún no ha sido realizada. Ya Hipócrates previno hace unos 2.500 años, que las enfermedades pueden producirse debido a un comportamiento equivocado. Del mismo modo, pueden curarse si se adoptan correctas formas de vida. Cada vida, cada persona tiene su propia verdad que debe encontrar y realizar cabalmente. Naturalmente, los tratamientos médicos externos no deben ser negados por el hecho de criticar muchas de sus modalidades. La introspección no los impide ni los sustituye. En caso de una perforación del apéndice, tampoco se opta por «cuestionar u operar», porque ambas acciones son necesarias para que tengamos todavía una oportunidad de beneficiarnos del conocimiento, viviéndolo. Sin embargo, no deberíamos cometer el error de creer que como hemos sido operados ya no necesitamos ocuparnos del trasfondo mental. Porque de lo contrario podría ocurrir que la vida repitiese la lección antes de que hayamos revisado nuestra pos-

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tura mental. Por lo tanto, no se trata de hacer una cosa o la otra, sino la una y la otra. . La mayor parte de los síntomas no amenazan la vida, así que podemos investigar y eliminar la causa de la enfermedad, y al mismo tiempo decidir qué medidas externas podrían ser beneficiosas. En un elevado número de casos resulta que el cuerpo mismo ayuda a la desaparición de los síntomas si eliminamos la causa que los ha producido. Podríamos preguntarnos: «¿Cómo empleo ahora todos estos nuevos conocimientos para curarme? ¿Qué debo hacer?» La respuesta es siempre la misma: observar y prestar atención. Porque la realidad cambia al cambiar nuestra perspectiva, y si llegamos al entendimiento. Sin embargo, reconocer la realidad detrás de las apariencias resulta a menudo demasiado sencillo para nuestra razón complicada. Pero sólo podemos cambiar si nos conocemos a nosotros mismos, si vemos nítidamente quienes somos realmente. Debemos reconocer que el yo que vive en la ilusión de la separación nos vuelve enfermos. Pero el yo mismo es íntegro. Así, la verdadera curación tan sólo puede llegar si destruimos la ilusión de la separación, terminando el cautiverio de la dualídad y volviendo a la unídad del verdadero ser. En ese camino, cualquier síntoma es un amigo y maestro, quiere ayudar a hacer un paso para acercarnos a la meta: el yo. Nuestra vida es una melodía única que interpretamos con el instrumento de la creación. El entorno nos hace creer, a menudo, que no sabemos tocar y nos da consejos sobre qué melodía sería buena para nosotros. Pero, al fin y al cabo, se trata de su vida de la cual usted sólo es responsable. No importa qué canción toca o hace tocar, iusted soportará las consecuencias! Empiece a componer usted mismo su canción. Si alguna vez toca una nota equivocada, piense que nadie de la orquesta toca sin errar alguna vez. Tenemos la oportunidad de aprender por nuestros fallos de modo que la melodía de la vida suene cada vez más pura, más perfecta. Una melodía que le dé salud, amor y armonía, pero, sobre todo, alegría, que es el más espléndido «juego de la vida». La salud es la expresión del perfecto orden divino y signi210

fica la integridad en el más alto sentido. Si una persona vive en perfecta armonía con la naturaleza, sus prójimos YDios, puede decir de sí misma que está realmente sana.

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Epílogo

A través de este libro, quisiera familiarizarle con los conocimientos que he acumulado en veinte años de práctica de la medicina naturista. Es mi verdad y quisiera compartirla con usted, pero usted debería comprobar cuidadosamente si es también su verdad. Si escucha su interior y está claramente de acuerdo conmigo, es también su verdad y no debería ignorarla. En la Biblia se dice muy acertadamente: «Examinadlo todo y guardad de ello lo mejor». Yo he seguido este consejo y se lo recomiendo, porque la verdad tiene muchas caras, pero su propia verdad, la encontrará solamente en usted mismo. Quisiera darle las gracias por haber leído este libro, por estar dispuesto a enfrentarse seriamente con este importante tema, mostrando así que se encuentra en la búsqueda de sí mismo. Naturalmente, un tema tan amplio como la salud del cuerpo y la mente no puede ser tratado de manera exhaustiva en un libro y dado que los conocimíentos están creciendo constantemente, un libro de ésta' índole nunca se termina Tal vez haya tenido experiencias que quisiera compartir conmigo. Agradezco desde ahora sus sugerencias y observaciones (podrán dirigirse a Ediciones Elfos), porque sigo en la búsqueda de la verdad y estoy en deuda con cada uno que me ayude en la tarea. Perrnítame que busquemos y vayamos juntos por el camino, para llegar a ser, finalmente, nosotros mismos.

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