LO QUE REALMENTE PENSAMOS LOS HOMBRES PERO JAMAS LE DIREMOS A LAS MUJERES.pdf

April 26, 2017 | Author: gatobarbieri | Category: N/A
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Lo que realmente pensamos los hombres pero jamás diremos a las mujeres MANDELROT

Toda la información actualizada sobre este y otros trabajos del autor, así como diversos contenidos multimedia, disponibles en su web: mandelrot.com

© Mandelrot 2012

Portada: Fotografía, diseño y gestión digital: Alexis Álamo Estilo: Stephanie von Schönfeld Agradecimiento especial para Heike Grosse

ÍNDICE 5

Nota de Mandelrot

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Un consejo para las lectoras

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Primera parte: entre hombres 11

Los hombres no existen

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Por qué los hombres somos como somos

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Los hombres en la vida cotidiana Retos y obstáculos El grupo Los que presumen y lo que todos piensan de ellos

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Segunda parte: hombres y mujeres

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Las tres reglas de oro Primera regla: a los hombres no nos gustan los PROBLEMAS La experiencia es un grado "Los hombres las prefieren tontas" Segunda regla: el físico tiene su importancia Tercera regla: el sexo cuenta Los hombres también amamos

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La mentira Por qué mentimos a las mujeres No eres tan buena amante como crees (Incluye: por qué casi todos los hombres son malos en la cama) Lo que sea antes que destruirla Las mentiras de ellas El universo paralelo Las mentiras hacia los hombres La presión de la educación No mientas

38

Dos grandes errores de las mujeres El show Los admiradores

47

El rechazo Rechazando a un hombre que no te interesa Él te ha rechazado o abandonado, y su explicación no te convence

51

Los hombres y el sexo Los hombres no pensamos siempre en sexo Qué es en realidad la impotencia Cómo ser la mejor amante del mundo para tu hombre

59

Los hombres y la pareja "No te implicas" Actividades juntos y actividades por separado

70

Él tiene una aventura

73

El abandono Por qué un hombre deja a su mujer

77

Cómo evitar el fin Cómo evitar que tenga una aventura Cómo evitar que te deje por otra Cómo evitar que te deje para estar solo

83 85

97

Tercera parte: algunos consejos El éxito en tus relaciones Atrayendo al hombre que te interesa ¿Es realmente el hombre para ti? Cómo hacer que siga interesado en ti después de la primera cita Cómo llegar a ser pareja, y que dure

Conclusión

NOTA DE MANDELROT

"Como se te ocurra publicar esto nos vas a meter en más de un problema a todos; lo sabes, ¿no?". Antes de publicar este libro dejé leer el primer borrador a un grupo de hombres que conozco, de distintos círculos sociales cada uno, para escuchar sus opiniones y estar seguro de que lo que cuento aquí es la verdad. Comentarios como este fueron los que más recibí, lo que lejos de hacer que me arrepintiera me animaron a seguir adelante. Lo cierto es que al decirme eso tenían razón: si hay muchas cosas que normalmente los hombres pensamos pero no decimos a las mujeres es por algo y yo me estoy saltando todas las reglas, lo cual sé que molestará a bastantes personas -también cercanas a mí- cuando descubran cosas que hasta ahora no sabían y quizá destruyan mitos "convenientes" que habían mantenido hasta ahora. En este caso me ha pasado como en uno de mis anteriores libros, "Lo que nadie te dice cuando te han dejado". Todo empezó con una simple entrada en mi blog (mandelrot.com), que sorprendentemente desencadenó una enorme avalancha de reacciones: existen incluso varios foros para hablar no ya sobre el tema en general, sino sobre lo que yo escribí sobre el asunto. Muchos lectores me pidieron que desarrollara el tema más profundamente y así lo hice con el libro que hoy se puede encontrar en mi web. Con "Lo que realmente pensamos los hombres" ha sucedido lo mismo. Escribí una entrada sobre un tema relacionado sin esperar seguir con ello, pero recibí muchas respuestas y de tres tipos muy concretos: hombres diciéndome "enhorabuena, lo has clavado", mujeres haciéndome algunas preguntas sobre casos concretos en los que no podían descifrar por qué un hombre que conocían actuaba como lo hacía, y de todos el comentario repetido de "alguien debería escribir un libro sobre el tema". Bien, aquí está. Es necesario hacer una aclaración: muchas de las afirmaciones que leerás en este libro son igualmente aplicables a ambos sexos, o tendrían una respuesta equivalente desde el punto de vista femenino. Está claro, todos tenemos virtudes y defectos, aunque ya que el tema que trataremos es el de la manera en que piensa un hombre me centraré solo en esto porque creo que es lo que te interesa conocer.

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Este es el libro que a mí me gustaría leer si fuera mujer. Contiene lo que alguna vez tanto yo como muchos hombres hemos ocultado a las mujeres con las que nos hemos relacionado, por diferentes razones que también explicaré, durante nuestras vidas. Es el tipo de información que, cuando alguien comenta en un grupo solo de hombres, suscita el asentimiento general y respuestas como "ya sabemos cómo son estas cosas"; te hablaré de ellas con la claridad y la sinceridad con las que me expreso con cualquiera de mis amigos y no me guardaré nada.

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UN CONSEJO PARA LAS LECTORAS

Sorprendentemente, a pesar de que nos pasamos la vida juntos, la gran mayoría de mujeres no conoce a los hombres; incluso las que creen tener mucha experiencia y estar de vuelta de todo, descubrirán detalles aquí que les sorprenderán. Y claro, cuando uno tiene unas ideas en su cabeza que no son correctas y las aplica a la realidad, lógicamente el resultado que obtiene no es el que esperaba: por eso hay tantas mujeres desconcertadas o frustradas en sus relaciones con los hombres. De ahí vienen después los comentarios despectivos hacia ellos, privadamente entre amigas o públicamente por ejemplo los que uno puede encontrar en las redes sociales; es evidente que lo que están haciendo es exteriorizar su frustración echándole la culpa a otros, en lugar de plantearse que a lo mejor las cosas no les han ido bien porque ellas tomaron decisiones basadas en supuestos equivocados y esperaban de ellos respuestas que deberían haber sabido que nunca les darían. Como es imposible corregir un problema si antes no te has dado cuenta de que lo tienes, el ciclo se repite constantemente y todos los días hay mujeres llevándose disgustos que podrían haberse evitado. Por otra parte este es un problema que también nos afecta a los hombres, y pondré un ejemplo personal elocuente: aunque en mi vida he tenido experiencias de convivencia en pareja durante años, hace ya mucho me di cuenta de que prefiero vivir solo y, sea estando soltero o teniendo a alguien, llevo muchos años así. Pues bien, casi todos los hombres que conozco -y que viven con sus compañeras- me han dicho alguna vez que me envidian; y sin embargo jamás ninguna de las mujeres de mi círculo social lo ha hecho. Está claro que aquí hay algo que no funciona, en mi opinión por ambas partes. Con este libro voy a tratar de poner mi granito de arena para solucionar todo esto, hablando desde el lado que conozco bien y aclarando información que no tenías o que no habías valorado en la importancia que realmente tiene. Lo haré de manera descriptiva, sin entrar en quién tiene razón en cada situación (cada afirmación de este libro tiene su respuesta desde el punto de vista femenino, y bien fundada) ni pensar en términos de buenos y malos; es inútil quejarse de que la Tierra es redonda, las cosas son como son y lo mejor que podemos hacer es conocer la realidad para sacar el mejor partido posible de ella. 7

Mi consejo es que leas este libro con ánimo de aprender, y con actitud abierta y autocrítica sobre tus posibles errores pasados para no volver a cometerlos de ahora en adelante. Analiza esta información, utilízala para tener más éxito en tu vida, consigue más eficazmente lo que está a tu alcance administrando bien tus recursos, y no vuelvas a frustrarte por esperar cosas que al final no vas a tener. Como he dicho antes, todo esto es lo que yo querría saber si fuera una mujer; tú tienes esta oportunidad, aprovéchala.

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PRIMERA PARTE: ENTRE HOMBRES

Entre hombres

LOS HOMBRES NO EXISTEN

A cualquier hombre del mundo que lea este libro le pasará lo mismo: en unas cosas no se sentirá identificado con lo que va leyendo, en otras pensará "no es mi caso concreto pero comprendo perfectamente a qué se refiere el autor" y en otras dirá "lo ha clavado". De hecho lo mismo me pasa a mí al escribirlo, porque no he intentado explicar cómo soy yo o cómo puede ser una persona concreta sino hablar de un prototipo al que más o menos nos adecuamos todos cada uno con nuestras variantes. Está claro, no hay dos personas iguales y decir "los hombres" es una generalización que ya de por sí debe ser entendida en su contexto. Pero en general la imagen que describo es correcta, y a partir de ella puede haber casos concretos en que un individuo o un grupo hayan tenido condicionantes específicos que les den rasgos concretos diferentes (educación, experiencias traumáticas, cualquier cosa). Así que no esperes un "manual de uso" específico para el hombre concreto que te interesa, sino un punto de partida bastante acertado desde el cual será trabajo de los dos conocerse mutuamente como realmente sois. Eso sí, yo me refiero a hombres adultos y sanos del siglo XXI como pueden ser muchos de los que te cruzas por la calle en tu ciudad; sobre casos de enfermedades mentales, problemas psicológicos graves u otras situaciones, lo conveniente sería consultar con un especialista en la materia correspondiente. Tampoco voy a detenerme a analizar el comportamiento de hombres con deficiencias sociales o atraso cultural evidente, y pondré un ejemplo: en mis años de universidad me sucedió una vez que encontré en los baños de la facultad una pintada que decía literalmente "la mujer, de la cocina a la cama y por el pasillo a hostias". Me impresionó tanto que veinte años después no lo he olvidado, no solo por lo desagradable de la frase en sí sino por el hecho de que no estábamos hablando de una guarrada que escribe el tío Ambrosio en la taberna del pueblo sino que lo había hecho ¡un universitario! Un hombre teóricamente joven y culto, parte de lo que debería ser la élite de nuestra sociedad. Hay hombres así -como también hay mujeres atrasadas- y se les reconoce muy fácilmente; a mí realmente me da igual lo que este tipo de persona marginal piense o deje de pensar, y francamente si tú estás interesada en alguien como Ambrosio quizá este libro no te sea de utilidad. Más adelante describiré algún caso de 11

Lo que realmente pensamos los hombres

alguien un poco parecido a este individuo y verás lo que la mayoría de los hombres piensa de la gente como él. Solo haré por el momento una mención a dos tipos masculinos muy concretos, porque creo que cualquier mujer en su sano juicio debería reconocerlos cuanto antes para escapar de ellos como sea: el dominante enfermizo, que anula la identidad de su compañera (normalmente una mujer de personalidad débil) para convertirla en la sombra de él; y el parásito, que hoy te da un poquito y mañana te lo quita, pasado te llama, luego desaparece dos semanas, regresa de la nada y te trata como a una diosa por un momento pero sabiendo que en cualquier momento te hará sufrir de nuevo... Vamos, el que te vuelve loca y hace que lo que sientas por él en realidad no sea amor sino adicción. Esto se puede reconocer muy fácilmente desde fuera, porque el amor es una sensación positiva que te hace sentir la persona más afortunada del mundo, y la adicción es saber que algo te destruye y ni siquiera te hace feliz; ese hombre te está matando pero aún así no lo puedes dejar. En fin, si en cualquier momento tienes la sospecha de que tu hombre puede ser de estos, habla con varias personas (sin relación con él) y confía en lo que te digan más que en ti misma porque probablemente ellas verán lo que tú desde donde estás no puedes ver.

POR QUÉ LOS HOMBRES SOMOS COMO SOMOS

El origen del problema de que cada sexo no conozca al otro está en que la educación y el proceso de socialización de cada uno es muy diferente; si no entiendes esto los otros siempre serán un misterio para ti. Nadie nos da un libro de "reglas para vivir", las vamos deduciendo a lo largo de nuestra vida a partir de nuestras experiencias, y como esas experiencias no son iguales y tú no has vivido las que vivieron ellos tienes que hacer un esfuerzo de imaginación para comprenderlas y a partir de ahí comprenderles. Resumiendo el proceso a muy grandes rasgos (la experiencia de cada uno puede ser totalmente diferente, claro), cuando eres un niño tu padre te regala una camiseta de su equipo de fútbol, juega contigo a juegos en los que alguien gana, y te dice cosas como "venga, campeón", "muy bien, machote, sin llorar" o si haces algo y triunfas "este es mi hijo"; la tía Juana te ve en la cena de Navidad y te dice "pero cuánto has crecido, estás hecho todo un hombre" y en general te 12

Entre hombres

pasas la infancia recibiendo por esa parte estímulos a tu "hombría", a tu masculinidad. Con los amigos hay un matiz algo distinto: también juegas al fútbol y vas a tirarle piedras al gato del vecino, pero no tanto recibes premios por tus detalles "de hombre" como castigos si se te ocurre sacar un detalle "de poco hombre"; un ejemplo muy claro puede ser mostrar una debilidad. Ni que decir tiene que si un día se te ocurre echarte a llorar porque estás triste o enfadado te van a crucificar. Y claro, como desde el día que viniste al mundo te has criado recibiendo constantemente mensajes en el mismo sentido, en tu cabeza has llegado a deducir reglas que relacionan competir con ser mejor (el mejor) y también que "fuerte es bueno, débil es malo". Pero es que hay más: no es que las muestras de debilidad -o de "no fortaleza"- sean negativas: es que lo que recibes no es solo un rechazo de los demás, sino que te pueden decir "¿eres marica o qué?" "vaya nena estás hecho" y cosas así. Atención al matiz: no se te dice "si haces esto eres malo", sino "si haces esto eres menos hombre". Es decir, no es que se te censure o se te critique, sino que se te niega una parte de tu propia identidad -en este caso la sexual-. Las niñas tienen otros problemas, claro, pero este en concreto no lo sufren así: si hacen algo no aceptado por su entorno se las reprime, se las reconduce o lo que sea, pero no se les niega una parte de quiénes son. Lo digo simplemente para que entiendas que el proceso de modelado de los hombres también tiene sus partes duras, y a veces cambiar de mayor es muy difícil porque es tu propia esencia, tu identidad, la que se ha moldeado así. Este proceso se va reforzando detallito a detallito, día a día, hasta grabarse bien claro en la cabeza de cualquier joven. Por eso cuando estás en tu grupo fanfarroneas y exageras para dar una imagen a los otros más masculina de lo que realmente eres, por supuesto todos tus amigos hacen lo mismo, y el "listón de la masculinidad" del grupo se coloca a un nivel que en realidad ninguno alcanza. Como nadie habla de esto, la consecuencia es que tanto tú como tus amigos tienen una referencia irreal y todos inconscientemente piensan "soy un fraude, aparento ser como los demás pero no lo soy" (sin saber que todos los otros sienten lo mismo, claro) lo que contribuye en un círculo vicioso a que más trates de obligarte a ser "lo que deberías ser", aunque sea artificialmente, para llegar a ser como esa imagen que entre todos han contribuido a formar. Si cuando eras un niño y fuísteis a tirarle piedras al gato del vecino a ti se te ocurrió por ejemplo decir "no me gusta hacerle daño al pobre animal, esto es cruel" y te cayó una buena, habrás aprendido la lección y cuando 13

Lo que realmente pensamos los hombres

aparezca el siguiente gato -metafóricamente hablando- tú le tirarás la piedra más grande y te convencerás de que eso es lo que realmente quieres hacer. Y si uno en tu grupo se sale de la norma lo machacarás, claro, que no se diga que eres un nenaza. Al hacerte hombre todo esto no desaparece por arte de magia y te conviertes en una persona libre del pasado: evidentemente tus reglas de vida siguen ahí, adaptadas al mundo de los adultos, y -lo que no es menos importante- los demás tienen también sus reglas que van aproximadamente en la misma dirección. Inconscientemente todo el mundo sabe lo que se espera de un hombre y el tipo de actitudes que se consideran muy masculinas, ese mensaje lo has ido interiorizando tanto que ya es el tuyo propio y esto se manifiesta en todas y cada una de las situaciones a las que te enfrentas. Así que, si por ejemplo estás con tu familia y hay que cargar unas bolsas, tú llevas más de lo que normalmente podrías y cuando tu mujer te dice "pero eso es mucho peso" tú aguantas y dices "no pasa nada, puedo bien" a pesar de que te estés haciendo daño; si tienes problemas y te sientes mal tiendes a no exteriorizar tus sentimientos y debilidades y si ella te pregunta le quitas importancia y no quieres hablar de ello (ahora, querida lectora, sabes por qué lo hacemos); o por supuesto ni se te pasa por la cabeza decirle a tu compañera "mira, no tengo ganas" cuando surge una situación sexual. Tú siempre tienes ganas, ¡eres un hombre! Sobre esto último volveré más adelante, y de paso explicaré por qué muchos hombres sufren de impotencia. La mayoría de los hombres conviven para siempre con alguna variante de este "síndrome de Supermán" en diferentes facetas de su vida. Nos las arreglamos para salir adelante más o menos bien, pero realmente es un problema porque es muy difícil para un hombre darse cuenta de que Supermán no existe; y vivir con un estándar irreal pensando en lo más profundo de tu alma que no eres suficiente, que no estás a la altura a la que para ti está el listón de la identidad masculina, es una carga pesada que en casos ya serios puede traer conflictos internos y crisis personales que te harán sufrir a ti y probablemente a los que te rodean. Para terminar con este apartado voy a poner dos pequeños ejemplos personales. Uno es una anécdota que me pasó hace años, un día en el que un amigo y yo paseábamos con nuestras motos. Hacía buena temperatura e íbamos con los cascos abiertos, pero como llevábamos velocidad de carretera el viento me molestaba en los ojos y bajé el cristal de la visera; mi amigo lo vio, y cuando paramos me dijo 14

Entre hombres

con actitud de macho: "qué, ¿te bajaste el cristal por un poco de aire?". Yo respondí tranquilamente: "me molestaba en los ojos" y, como tengo una personalidad muy fuerte y no era lo que él esperaba de mí, noté que se quedó completamente descolocado y sin saber qué responder. Yo acababa de romper "la regla del hombre" y me daba igual. El otro caso personal parte del hecho de que a mí me gustan las mujeres con muy poco pecho, cuanto menos mejor, y desde luego no me gustan nada las que tienen mucho. Ni se pueden imaginar la cantidad de veces en mi vida que me han llamado maricón, que han hecho alguna broma a costa de mi sexualidad o que en general he tenido que oír comentarios que de ser otro tipo de persona socavarían mi identidad sexual; vuelvo de nuevo al matiz, no estamos hablando de como le dirían a una mujer "pero qué gusto tienes, cómo te pueden atraer así", "qué rara eres" u otras cosas por el estilo, sino que los comentarios de mi entorno social -que es perfectamente normal- han ido casi siempre a negar automáticamente una parte de quien soy. Añado a este segundo ejemplo un hecho curioso que me pasó hace tiempo. Una vez me topé en Internet con una página que me sorprendió mucho, porque resultó ser una especie de foro en el que los usuarios -anónimos- compartían fotos de modelos con poco o casi nada de pecho. Yo siempre defiendo que el porcentaje de hombres a los que les gustan estas mujeres es muchísimo mayor de lo que se dice en público -la mayoría jamás lo confesará, por lo que acabo de contar-, y de todo lo que leí en ese foro me llamó especialmente la atención un comentario que decía algo como: "me alegro muchísimo de haber encontrado esta web y a gente como yo, ya sabéis lo que es decir que te gustan las chicas así". Una de las respuestas fue "bienvenido al grupo, y ya sabes: tú por ahí dices lo que quieren oír y aquí comentas lo que quieras sin cortarte". En un primer momento me hizo gracia toda aquella clandestinidad, pero más tarde al pensarlo mejor me di cuenta de que de verdad hay muchas personas que no se atreven a mostrarse ante los demás como son y, aunque sea en un detalle como este, siempre es un atentado grave contra nuestra libertad y nuestra identidad.

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Lo que realmente pensamos los hombres

LOS HOMBRES EN LA VIDA COTIDIANA

Si todos los hombres hubiéramos tenido experiencias similares y estuviéramos hechos por el mismo patrón seríamos más o menos iguales, y esto evidentemente no es así. Como he dicho antes cada persona es un mundo y tú tendrás que descubrir por ti misma cómo es concretamente el hombre que te interesa. Pero sí hay tendencias más o menos claras, y voy a poner un caso que además me sirve para reforzar la idea de que es fundamental entender cómo se educa y se socializa un niño para comprenderle cuando es hombre. Yo me relaciono en mi vida diaria con personas de toda Europa, y el trato continuo me ha hecho percibir patrones clarísimos de conducta entre los hombres de cada zona o de cada país. Se nota mucho, por ejemplo, cómo cuanto más avanzada es una sociedad menos competitivos y agresivos se muestran ellos; en sus lugares de origen se ha trabajado mucho sobre esto, aunque también es verdad que de tanto insistir algunas líneas han quedado algo desdibujadas y yo he oído a menudo la "queja" de mujeres del norte de que sus hombres carecían de un toque más masculino (según su opinión) que sí encontraban en los hombres de países del sur. Esto podía ser más o menos atractivo para ellas, pero la cuestión es que identificaban determinados rasgos no ya con diferentes manifestaciones de la personalidad de los hombres, sino con tener más hombría.

Retos y obstáculos Un rasgo más o menos general del sexo masculino es que inconscientemente hacemos una gran distinción entre los "problemas positivos", los obstáculos que uno tiene que vencer para conseguir una meta y que son parte del camino mismo que lleva hasta ella, y los "problemas negativos" que vienen a ser las cosas malas que nos pasan y que no hay más remedio que solucionar para que podamos seguir tranquilamente con nuestra vida feliz. Luego hablaré de estos últimos, llamándolos en mayúsculas PROBLEMAS. Sobre el primer tipo, normalmente esos obstáculos en realidad nos gustan y de una forma indirecta satisfacen nuestra necesidad de agresividad y competitividad -aunque estemos compitiendo contra nosotros mismos-. Desde el jugador de videojuegos que 16

Entre hombres

sufre para llegar a acabarse el juego hasta el tipo tranquilo que tiene el hobby de construir castillos con palillos de dientes, pasando por el arquitecto que se plantea cómo construir un edificio que encaje con unos condicionantes muy específicos o el levantador de pesas que se mata por añadir un kilo más, todo lo que esté entre el hombre y lo que quiere conseguir y que a la vez sea un paso necesario para cumplir ese objetivo es percibido como algo positivo. Más adelante hablaré de cómo puede utilizar una mujer esta información para conseguir más fácilmente cosas de su hombre.

El grupo Hay una diferencia de concepto entre hombres y mujeres a la hora de integrarse en la sociedad, partiendo de la idea de grupo. Una mujer se siente parte de su grupo y de alguna forma "fusiona" su identidad con el todo, mientras que los hombres tienden a ser más bien individuos que se unen a otros individuos para determinadas cosas. Esto no quita para que uno pueda estar plenamente identificado con el equipo deportivo de su ciudad -deportes: objetivo y obstáculos- o con cualquier otro colectivo suprapersonal como la patria o su partido político, pero en general cuando se entra en la vida adulta la tendencia es ser más independientes y en todo caso a pertenecer a grupos con los que se compartes cosas concretas pero no son "tu vida", tú eres algo más que un miembro de esos grupos. Esta gran diferencia se nota especialmente en el grupo más absorbente de todos, el que por naturaleza tiende a anular la individualidad: la familia. Para las mujeres pertenecer a una familia con el rol que ello les supone es más natural, pero para un hombre esto va contra su "programación". El enfoque que yo he oído un millón de veces de casi todos los que tengo cerca es siempre el mismo: primero me dicen que qué suerte tengo de estar solo y llevar una vida independiente tomando mis decisiones pensando solo en mí mismo, yo les respondo algo como "tú tienes la vida que has elegido, ¿no?" y ahí comienza el argumento de "sí, tiene muchas cosas increíbles y es un paso en la evolución personal, no me arrepiento, no lo cambiaría por nada, blablablá... Pero vamos, que te envidio". Si cualquier persona se quiere ir de un sitio se va y si no se va es porque no quiere; si el balance global entre lo que a todos ellos les supone seguir su vida en familia o romper con todo y vivir como yo fuera favorable a lo segundo no tengo ni la más mínima duda de que ya se habrían marchado, porque los hombres tomamos este tipo de 17

Lo que realmente pensamos los hombres

decisiones haciendo cuentas casi matemáticas. En todas las veces que he tenido conversaciones como esta mis interlocutores no estaban pensando en dejar a sus parejas ni a sus familias, simplemente dejaban translucir que como te he contado antes su vida no es la que llevarían si la decisión hubiera sido tomada en frío pensando solo en sus preferencias personales. Una mujer es parte de su familia y en todo caso se desconecta ocasionalmente para ser ella misma durante una actividad o un tiempo concretos, un hombre piensa "por defecto" en sí mismo y los períodos de conexión al grupo familiar son la excepción. Si se ve forzado a estar constantemente conectado, o mentalmente buscará cualquier ocasión para evadirse o acabará sacando la presión con algo -o alguien- que le ayude a hacerlo fuera del grupo (muchos se vuelcan con el trabajo, porque al ser algo "obligatorio" no es tan fácil que sus mujeres se quejen de que se toman tiempo para ellos mientras ellas cargan con todo).

Los que presumen y lo que todos piensan de ellos Mi intención con este libro es crear un texto breve, directo y fácil de leer; para eso no me puedo detener en cada detallito de cada faceta de la personalidad masculina, pero he escogido este aspecto en concreto porque creo que te ayudará mucho a formarte una correcta imagen mental sobre cómo somos realmente los hombres de paso acabando con tópicos muy extendidos pero casi siempre falsos. Voy a recurrir a un ejemplo sucedido muy poco tiempo antes de escribir estas palabras. Es el de una mujer que está en la dirección de una empresa líder en su sector y muy prestigiosa; es una persona joven y de buena presencia, de carácter agradable y totalmente entregada a su trabajo hasta límites que incluso superan más de lo razonable. Es soltera y no tiene ningún tipo de ataduras. Yo la conozco pero además tengo un amigo que trabaja con ella, y hablando con él me contó algo que había pasado recientemente: a partir de una fiesta de la empresa, y en medio del ambiente distendido y algunas copas de más, la chica tuvo un encuentro con uno de sus compañeros que acabó en que pasaron la noche juntos. Esto en sí no era ningún secreto porque en la fiesta había mucha gente y no se escondían de nadie; pero la cuestión es que a partir del día siguiente él empezó a contar intimidades de la vida y las costumbres sexuales de ella, cosas tan privadas que jamás a alguien con dos dedos de frente se le pasaría siquiera por la cabeza divulgar. 18

Entre hombres

La noticia que me contó mi amigo no fue "mira lo que le gusta a Fulanita", sino "mira lo que ha hecho uno de los que trabaja con nosotros". Según me iba enterando de lo que había pasado yo cada vez estaba más entre estupefacto e indignado, porque además resulta que esta mujer es el tipo de persona que no se mete con nadie y se dedica simplemente a matarse a trabajar lo mejor posible para que las cosas salgan bien. Por otra parte, aparte de automáticamente formarme la peor opinión posible del imbécil que había hablado de más, tampoco me sorprendió mucho enterarme posteriormente de que el chisme había corrido como la pólvora por toda la empresa... Básicamente por un grupo de mujeres que trabajan allí. Comenté con tres hombres este suceso (me refiero a lo que hizo él, no a las intimidades de ella). Todos reaccionaron como yo, uno de ellos lo primero que dijo fue "a ese hijo de su madre habría que hacerle saltar los dientes para que aprendiera a cerrar la boca". Además otro me contó inmediatamente un hecho relacionado que le había sucedido a él, de un conocido suyo que hizo un comentario íntimo muy desagradable sobre su novia -justo cuando acababa de despedirse de ella con un beso, para unirse al grupo de hombres- y que a mi amigo le sentó tan mal como a cualquier persona normal. Con todo esto quiero decirte dos cosas: que gentuza como el Ambrosio que hizo la pintada en los baños de mi universidad existe en todas partes y probablemente nunca nos libraremos del todo de ellos, y que la gran mayoría de los hombres desprecia profundamente las actitudes como esa. Al menos desde luego el tipo de hombre adulto, moderno y mínimamente inteligente que supongo que es el que a ti te interesa y por el que estás leyendo este libro. El prototipo de hombre triunfador en la vida y específicamente con las mujeres es por supuesto admirado y hasta envididado, por eso quienes tienen personalidades algo débiles e inmaduras buscan el reconocimiento de los demás tratando de hacerse parecer como este tipo de ganador que está por encima de sus admiradoras (por cierto que esto último es exactamente lo que hacen también muchas mujeres y las demás no las censuran, luego me referiré a ello más extensamente). Pero en contra de lo que ellos creen no engañan a nadie, la gente no es idiota y sabe distinguir perfectamente a un líder de un gallito tratando de darse importancia. La mayoría al encontrarse con gente así prefiere no buscarse peleas innecesarias y deja correr el asunto sin poner al bocazas en su sitio, pero eso no significa que lo apruebe y 19

Lo que realmente pensamos los hombres

desde luego la opinión masculina en general es que esta es una actitud de poco hombre. ¿Cómo puede saber una chica si el que le interesa es un gallito? No hace falta que nadie se lo diga, en realidad lo sabe perfectamente; pero es más fácil echarle la culpa a lo malo que es él que admitir que fue ella la que cometió un error por ignorar a propósito con quién se estaba enredando. Estamos demasiado acostumbrados a no querer asumir nuestras responsabilidades.

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SEGUNDA PARTE: HOMBRES Y MUJERES

Hombres y mujeres

LAS TRES REGLAS DE ORO

Si una mujer tuviera lo que voy a decir a continuación TAN claro como lo tenemos la mayoría de los hombres se ahorraría probablemente muchos disgustos y enfados, porque sabría exactamente cómo manejar su relación en general y muchas situaciones cotidianas en particular. Desgraciadamente la mayoría de ellas lo que hacen es intentar cambiarnos (y frustrarse cuando no lo consiguen, claro) o simplemente ignorar que esto es así para después sufrir con consecuencias no deseadas en el futuro.

Primera regla: a los hombres no nos gustan los PROBLEMAS De todo lo que hay en este libro probablemente esto es lo más importante con mucha diferencia. Los PROBLEMAS son una de las principales causas por las que un hombre deja a su mujer, y en muchos casos la única razón por la que no lo hace es porque la ruptura le traería más PROBLEMAS que los que le evitaría. Antes te hablaba de los obstáculos para conseguir objetivos, que en la mente masculina se suelen considerar positivos. Ahora me estoy refiriendo a esas situaciones casi siempre imprevistas que para un hombre significan "el tipo de asunto desagradable que me saca de mi plácida vida". Evidentemente a nadie le gustan estas sorpresas negativas, pero en el caso de los hombres habría que sumar a esto su particular concepción del grupo como hemos visto antes. Inconscientemente en la mente masculina hay una importante diferencia entre los problemas que a uno se le presentan como individuo (me ha llegado una multa porque un día aparqué en un lugar prohibido) y los PROBLEMAS que le vienen por culpa de estar en un grupo llamado "pareja". Hay que aclarar aquí que, si esta pareja tiene hijos pero la que le habla de los asuntos negativos referentes a ellos es su mujer instándole a implicarse para solucionarlos, en la cabeza del marido los PROBLEMAS vienen de ella. Una vez más insisto en que no entro a juzgar quién tiene razón o cuál es la manera ideal de enfrentarse a las dificultades de la vida; me limito a describir la manera masculina de interpretar la realidad. Las mujeres se identifican mucho más con el grupo y tienden más a ver los problemas de su pareja/familia como los suyos propios, por eso están más motivadas y se implican más para resolverlos (y se quejan cuando a los hombres hay que decirnos las cosas para que las hagamos y ese 23

Lo que realmente pensamos los hombres

impulso no nos sale por nosotros mismos); y como además ellas no tienen una concepción tan negativa del hecho de ponerse a resolver asuntos desagradables, se enfadan o se frustran cuando ven que sus hombres no participan de lo que debería ser una parte más de su relación. Así que muchas veces los roces se producen porque cada uno ve las cosas a su manera. Cuando una mujer va a buscar a su hombre porque cree que hay algo de lo que hay que ocuparse, lo hace pensando "si solucionamos todo lo que está mal nuestra vida será mejor, así que vamos a ello"; cuando él está tranquilamente haciendo lo que sea y ve que ella entra en la habitación con cara de "tenemos que hablar", lo que piensa es: "PROBLEMAS". La experiencia es un grado Llegados a este punto quiero hacer un comentario sobre una vivencia personal que en su momento me pareció bastante sorprendente. Yo he tenido algunas relaciones con mujeres mayores que yo (me refiero no solo a un par de años, sino a que no eran de mi generación y además ya habían pasado por algún matrimonio), y con todas ellas siempre me llamó mucho la atención que parecían querer evitar los PROBLEMAS a toda costa a diferencia de lo que siempre habían hecho otras parejas más de mi edad. Al hablar del tema en todos los casos me encontré la misma respuesta: ellas no siempre habían sido así, pero con los años y la experiencia habían aprendido que lo importante era disfrutar del tiempo y las cosas positivas que tenían con su hombre, no complicarse la existencia con discusiones si podían evitarse y solo discutir PROBLEMAS si no había más remedio... Es decir, la vida les había llevado a pensar más como desde el principio pensamos nosotros. "Los hombres las prefieren tontas" Durante mi vida he conocido a bastantes mujeres problemáticas que por supuesto habían ido encadenando sucesivas malas experiencias amorosas, y que recurrían habitualmente al mantra de "los hombres no soportan que una mujer sea inteligente y tenga personalidad, las prefieren bobas y débiles". Al oír este tipo de falacias yo nunca les he llevado la contraria porque no me voy a meter en un PROBLEMA discutiendo para nada (aunque aquí tenemos un buen ejemplo de los que voy a 24

Hombres y mujeres

tener cuando publique este libro), pero es más que evidente que esto es echarle la culpa a los demás de lo que te pasa en lugar de tratar de comprender la situación y adaptarte para que las cosas te vayan mejor. Claro que hay hombres que efectivamente buscan mujeres menos brillantes que ellos, básicamente los que tienen complejos o dudas sobre su autoestima; pero si te ocurre repetidamente y esta es tu excusa general te estás engañando a ti misma. Lo cierto es que la mayoría de los hombres puntuamos muy alto que nuestra mujer sea fuerte e inteligente; lo que pasa es que nuestro concepto de la fuerza y la inteligencia son distintos. "Fuerte" para nosotros quiere decir "me presento a te ti como realmente soy, no como la sociedad dice que debería ser" y también "soy un ser humano, tengo mis derechos y me hago respetar, y no admito que me pisen ni me humillen"; e "inteligente" quiere decir "en lugar de estrellarme tratando de conseguir imposibles, estudio la situación de manera realista y me adapto a ella para conseguir los mejores resultados dentro de las posibilidades ciertas". Desde luego ninguno de estos dos conceptos incluye los PROBLEMAS, como sabían mis parejas mayores que yo del ejemplo anterior (todas por cierto mujeres extremadamente fuertes y curtidas por la experiencia, además de intelectualmente muy brillantes). En fin, por supuesto ningún hombre va a engañar a su mujer o a dejarla por otra porque un día tuvieron un PROBLEMA; pero inconscientemente todos los hombres tendrán este aspecto en la cabeza si un día se les plantea una circunstancia vital en la que tenga que tomar decisiones que les supongan un cambio en su vida sentimental. Recordemos que, a diferencia de las mujeres, a largo plazo los hombres no pensamos tanto en quién es nuestra pareja (cuál es su posición social, qué cualidades tiene) como en cómo es nuestra vida con ella: no es lo que tienes en general, es lo que me das a mí.

Segunda regla: el físico tiene su importancia Decir "a todos los hombres solo les importa el físico" es una generalización tan estúpida como decir "a todas las mujeres solo les importa el dinero", y seguro que nos entendemos. Es evidente que estas cosas tienen su influencia y sería estúpido negarlo: los hombres con dinero no triunfan con mujeres igual que los pobres, y las mujeres 25

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de cuerpos esculturales no atraen al mismo número de hombres que las poco agraciadas. Centrándonos ahora en el caso de los hombres hay que puntualizar que, aunque un buen físico es un punto muy positivo, para cualquier relación más allá de un contacto sexual no solo no es nuestra prioridad número uno sino que está lejos de lo realmente importante. La prueba de que tiene su peso es que normalmente con una mujer muy atractiva pero que tenga otros PROBLEMAS puedes aguantar algo más que en las mismas condiciones si encima ya no te atrae; pero a su vez la prueba de que no lo es todo es que si al final los aspectos negativos se agrandan lo suficiente la acabas dejando, y por eso sucede constantemente que mujeres preciosas son abandonadas. Lógicamente la importancia de este aspecto está muy relacionada con la duración de la relación: para un contacto de una noche un hombre lo tendrá muchísimo más en cuenta que para elegir a la mujer de su vida. Lo que pasa es que uno no suele plantearse estas cosas desde el primer día que conoces a una chica; las cosas van evolucionando y cuando te das cuenta vas en serio, así que la regla del físico en realidad juega a favor de las mujeres. Una vez una amiga me hizo el comentario tópico de "los hombres ven unas curvas y ya no piensan en nada más"; yo le respondí "deberías estar agradecida por ese fallo nuestro, gracias a él hay muchas mujeres que no se mueren solas". Otra persona me dijo una vez que "los hombres dan cariño para conseguir sexo y las mujeres dan sexo para conseguir cariño"; estoy de acuerdo, en cualquier caso lo importante es que al final todos consigan las dos cosas.

Tercera regla: el sexo cuenta Esto se refiere tanto a la cantidad como a la calidad ("yo eso no lo hago"). Realmente esto nunca llega a ser tan decisivo a la hora de mantener o romper una relación como los PROBLEMAS, pero a nadie le gusta estar a dieta perpetua y lógicamente cuanta más hambre tengas más te tentarán otras ofertas. No quiero decir ni mucho menos que todos los hombres cuyas vidas sexuales con sus parejas no son del todo satisfactorias tengan contactos fuera de la relación, pero sí que si en algún momento la oportunidad se presenta (y a lo largo de una vida se va a presentar más de una vez) esta será una de las cosas que inconscientemente tirarán de él o contribuirán a empujarle hacia la otra mujer. A partir de ahí es de suponer que habrá otras que influyan, así que cada persona actuará a su propia manera; pero vamos, que al 26

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menos la idea habrá estado más de una vez en su cabeza está clarísimo. ¿Y por qué esto es importante? No solo porque tu hombre pueda tener un contacto puntual en algún momento concreto de su relación pero que sea algo que nunca llegue a más ni se repita, sino porque la única manera de estar segura de que no haya un segundo paso (una relación paralela que pueda acabar con la tuya) es que no exista una primera vez. Nadie se levanta por la mañana pensando "hoy voy a iniciar una relación paralela a la de mi pareja": la aventura empieza con un momento en que pasa algo entre el/la infiel y su amante, y a partir de ahí la cosa puede crecer o quedarse ahí. Cuanto más caliente tengas la cabeza menos te lo pensarás en ese momento, esto es evidente y quien quiera ignorar la realidad probablemente un día se llevará una desagradable sorpresa. El error de la mayoría de mujeres sobre esto es pensar que la cabeza de su hombre funciona igual que la suya. Ellas tienen amantes tanto como ellos, y desgraciadamente sobre esto prefiero no citar ejemplos pero tengo algunos demoledores; lo que pasa es que el aspecto sexual pesa menos, en ellas hay mucho más un componente de infelicidad y de estar frustradas con su relación en el terreno afectivo (porque ellas relacionan mucho más el sexo y el amor). Si una mujer es realmente feliz con su compañero y está enamorada es muy, pero muy difícil que tenga una aventura aunque él no sea un amante muy bueno; un hombre puede querer mucho a su pareja y a la vez tener sexo por fuera, siempre entenderá que son dos aspectos de su vida totalmente separados y (al menos al principio, ya sabemos cómo funcionan estas cosas) solo será sexo y tendrá clarísimo que su corazón está en otra parte. Así que una mujer entiende que si su pareja tiene una familia en general feliz, una compañera que le quiere y le apoya y hay otros elementos que tocan al corazón, ese hombre tenderá a no "buscarse a otra" porque tiene todo lo que necesita; y sus esfuerzos por mantener a su hombre satisfecho irán principalmente por la parte del corazón. Todo eso está bien y siempre cuenta, pero para que comprendas a qué me refiero es como cuando un hombre cree que con trabajar mucho y traer dinero a casa ya sus responsabilidades están cumplidas; y su argumento ante las demandas de ella es decir "me paso todo el día deslomándome por esta familia, ¿qué más quieres?". No puedes dar por hecho que tu pareja piensa como tú y tiene única y exclusivamente las mismas necesidades que tendrías tú en su lugar: tienes que conocerla y preguntarte si quizá hay algo más que para la otra persona 27

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es también importante. Tienes primero que conocer esa necesidad para a partir de ahí ser capaz de llenarla.

Los hombres también amamos Después de hablar de estas tres reglas de oro (PROBLEMAS, físico y sexo) podrías tender a pensar que los hombres somos seres superficiales y hedonistas. No es cierto en absoluto: para la inmensa mayoría de nosotros no hay nada más enriquecedor que compartir nuestras vidas con alguien que nos quiere, nos respeta y nos aprecia por lo que somos, y nos hace felices sentirnos útiles y valiosos para nuestra familia. Todos mis amigos que tienen hijos hablan de ellos con tremendo orgullo, los sienten como parte de sí mismos y darían cualquier cosa por ellos; y aunque puedan envidiar las comodidades y la libertad de la vida de soltero yo no conozco a ninguno que realmente fuera más feliz de haber vivido una vida en solitario. La mayoría de las personas queremos ser felices y disfrutar de la vida con nuestras parejas, sin complicarnos la existencia. Queremos amar y ser amados, sentirnos satisfechos en nuestra vida en común (cada uno con sus propias cosas importantes, aquí está la clave) y estar siempre tan enamorados que nunca se nos ocurra siquiera que puedan existir otras personas. Y cuando llegan los momentos malos los hombres sufrimos por amor, tanto como las mujeres. Desde que escribí Lo que nadie te dice cuando te han dejado han sido innumerables los mensajes, emails, comentarios y todo tipo de contactos que he recibido de lectores de ambos sexos; los de ellos igualmente desgarradores que los de ellas. En cuanto a lo personal en el libro cuento mi propia larga y difícil experiencia, y muchas otras veces he tenido cerca a hombres que lo han pasado realmente mal por una mujer. Los hombres también amamos.

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LA MENTIRA

Por qué mentimos a las mujeres Empecemos por dejar una cosa clara: mentir es peor que decir la verdad. Me refiero a que ocultar la realidad o deformarla para convertirla en otra cosa es un trabajo, es una presión por tener que mantener la coherencia de la mentira, y es un riesgo porque si en algún momento se descubriera el efecto sería doble (por la realidad y por haber mentido). Así que para que una persona -sana- mienta tiene que haber una razón que lo justifique, nadie se complica la vida ni se mete en riesgos gratis por gusto. Creo que hasta aquí no hay dudas. Todos los seres humanos mentimos por lo mismo, es decir por dos razones básicas: para conseguir algo que queremos, y para evitar consecuencias negativas -de cualquier tipo- que tendría decir la verdad. En una entrada de mi blog analicé esto hace ya tiempo, comentando además una experiencia bastante reveladora: yo tengo una mentalidad muy abierta en el sentido de no juzgar a los demás personalmente (aunque no esté de acuerdo con sus opiniones o sus actos), y constantemente personas cercanas me confían secretos que ocultan a otros que en teoría deberían conocerlos antes que yo. La razón es que saben que no me voy a enfadar, ni voy a pensar mal de ellos, ni voy a censurarles por lo que me cuenten sea lo que sea, ni se va a montar un escándalo ni nada parecido; cosas que sí podrían suceder si en lugar de a mí les revelaran esa información a sus parejas, por ejemplo. ¿Por qué sí a mí y no a otros? Porque si necesitas aliviar esa presión de mentir y no quieres sufrir las consecuencias malas, recurres a la persona a la que sabes que se lo puedes contar. En toda mentira hay tres elementos: la persona que tiene la información, la información en sí, y la persona que recibe esa información. Cuando uno le dice una verdad a alguien pero le miente a otro es evidente que los dos primeros elementos son iguales y lo único que cambia es el tercero (el receptor), así que ahí está la clave de contar los hechos como son o decidir falsearlos u ocultarlos. En mi entrada en mandelrot.com, que se llamaba "¿Por qué me has mentido?" la conclusión a la que llegaba era a que, ya que los hechos son los que son, cuanto más intolerante seas o peores sean las consecuencias de contarte algo más fácil es que los demás decidan mentirte sobre cosas que a lo mejor sí contarán a otras personas que las recibirán mejor; así 29

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que si a ti te mienten pero con otros se pueden sincerar quiere decir que la causa de que esa mentira exista eres tú. ¿Por qué mentimos los hombres a las mujeres? Después de todo lo que he venido contándote hasta ahora las respuestas son lógicas: para conseguir algo -en muchos casos sexo, pero puede haber cualquier otro objetivo- o para evitar PROBLEMAS. Ya sabemos lo que para un hombre pueden ser PROBLEMAS: no solo que la información cierta traiga conflictos en la pareja o te meta en dificultades directamente a ti, sino también que afecte a tu compañera y la haga sufrir o sentir mal a ella (cosa que ningún hombre en circunstancias normales querría, por amor o egoístamente porque piensa que al final eso va a tener también consecuencias negativas para él). Esto incluye desde el viejo chiste del hombre viendo tranquilamente la televisión con su cerveza en la mano que pone cara de alarma cuando escucha desde el dormitorio las palabras "cariño, ¿crees que he engordado?", hasta el gran error que cometen casi todas las mujeres y casi ningún hombre: hablar de otra persona potencial "admiradora" sabiendo que a su pareja le podría molestar. Luego hablaré de esto en concreto porque es más grave de lo que parece -incluyendo consecuencias para la relación- y todos los días hay gente que de esta forma se perjudica a sí misma sin saberlo. Un amigo mío tenía una frase muy elocuente sobre el hecho de mentir a tu pareja: "más vale cenar dos veces que dar explicaciones". En muchos casos sabes que no habría nada malo en decir la verdad, pero estás tratando con alguien que tienes clarísimo que ya te va a convertir algo simple en una mala cara o en tenerte un rato de interrogatorio. ¿Solución? Recordemos la primera regla de oro. Nunca podré insistir suficientemente en la enorme importancia que para un hombre tiene ahorrarse PROBLEMAS: hablando de un caso bastante típico, cuando estás agobiado por cualquier asunto que te preocupa y tu pareja se queja de que no quieres hablar de ello y te aíslas. En tu cabeza el razonamiento es: "como no tengo ya suficientes preocupaciones encima voy a añadir otra haciendo que ella también se sienta mal"; las mujeres se implican emocionalmente mucho más en todo lo que le pase a su grupo, y en la mente masculina uno sabe que no solo no va a arreglar nada hablando de sus propios problemas sino que encima va a crearse PROBLEMAS extra por las características particulares de la persona -mujer- con la que podría compartirlos. Para 30

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eso están los amigos (hombres, que ya sabemos cómo conciben el pertenecer a un grupo): puedes hablarles de lo que te preocupa y te darán su interés, apoyo y cariño sin el coste de la responsabilidad que te supone saber que donde antes había una persona agobiada ahora hay dos.

No eres tan buena amante como crees De los bastantes hombres con los que he hablado de esto, no conozco a ninguno que no haya mentido a una, varias o todas sus parejas sexuales diciéndoles que eran mejores de lo que eran; yo mismo lo he hecho con casi todas, y me he encontrado con auténticos lagartos que decían ser de lo mejor... Y la prueba era lo que sus antiguos amantes les habían dicho. Ni que decir tiene que yo por supuesto no solo respondía que tenían toda la razón sino que añadía que se quedaban cortos, cada chica era la mejor del universo y yo no creía poder encontrar nada igual en el resto de mi vida. Por lo que yo me he encontrado, he hablado y he conocido indirectamente a lo largo de mi experiencia, creo que la realidad se resume en dos claves fundamentales: primero, los gustos de cada persona pueden ser diametralmente opuestos y no hay realmente buenos o malos amantes, sino personas más o menos compatibles (tú puedes ser perfecta para lo que me gusta a mí pero pésima para lo que le gusta a otro); y dicho esto y aunque parezca una paradoja, la gran mayoría tanto de hombres como de mujeres son muy malos amantes. Para que no parezca que hablo solo de defectos femeninos voy a hacer un inciso para explicar algo que cualquier mujer que lea esto sabe ya: por qué casi todos los hombres son malos en la cama. Hay tres razones fundamentales: ! Porque piensan que con la penetración sin más ya vale. Bien porque tengan el pene grande y den por hecho que eso ya es un regalo para cualquier mujer y no hay que trabajárselo más, o bien porque su educación sexual se ha basado en el porno y realmente no han tenido a una o varias compañeras que les hayan puesto las cosas en su sitio. Esto siempre ha sucedido y lamentablemente en la actualidad parece que las cosas apenas han mejorado. ! Porque creen que las mujeres son como robots que se encienden con apretar una serie de botones. Yo era de estos cuando joven: 31

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bienintencionado pero sin idea de cómo funciona la sexualidad femenina, pensaba que "haciendo esto, tocando aquí y besando allá" era como se conseguía que una mujer se excitara (afortunadamente tuve compañeras fuertes y experimentadas que me enseñaron muchas cosas, como por ejemplo que el principal órgano sexual de la mujer es la mente). En este grupo están también los que preguntan a su pareja o hablan de si es el momento de hacer el amor, como si el deseo fuera una cosa que se puede negociar. Sobre esto tengo una anécdota divertida que contar. Yo me he dedicado muchos años al masaje profesional, y tuve durante una época a un cliente con cuya familia siempre mantuve una relación muy cordial. Una vez estaba preparando mis cosas cuando apareció uno de sus hijos, un chico de unos veintipocos años, que aprovechando el momento de soledad se me acercó y me dijo esto: "oye, quería hacerte una pregunta... Tú que eres masajista, he pensado que a lo mejor conoces algún punto especial de las mujeres que uno pueda tocarles para excitarlas. ¿Hay algo así?". Aquí yo cometí un error, que fue pensar que debía hablar en broma porque no hay nadie tan estúpido como para creer de verdad que hay algún punto mágico que al apretarlo convierte a la mujer en una esclava sexual; le respondí que no podía hablar de ello porque era algo muy poderoso y guardar el secreto era parte del juramento legal que hacemos los profesionales, y para mi sorpresa (ahí me di cuenta de que lo decía en serio) se lo creyó y desde ese día me miró como a un dios. No tuve valor para dejarle por idiota sacándole de su error. La anécdota ya es tremenda y más en una persona joven y teóricamente educada en un ambiente moderno y abierto, pero lo verdaderamente grave es que aunque no lleguen a este extremo hay infinidad de hombres que siguen pensando así e infinidad de mujeres que por las razones que sean no les ayudan correctamente a mejorar (porque sus indicaciones se basan en pensar que nosotros entendemos las cosas como ellas, no se adaptan a un lenguaje que podamos comprender). ! Y la tercera razón es la de que hay hombres que ni se plantean el posible placer de ellas. Y hay dos causas principales para esto: o tienen algún complejo, debilidad o frustración personal y en el fondo prefieren evitar la cuestión antes que enfrentarse a la 32

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posibilidad de realmente no ser capaces de dar placer a su pareja, así que ignoran el problema como si no existiera; o bien son hombres atrasados, incultos (en cuanto a su cultura sexual), poco o mal desarrollados en este aspecto, o inmaduros. Pero hay que decir también que muchas mujeres contribuyen a que muchos hombres sigan así y no aprendan. Si tú concibes las relaciones con tópicos sociales como "a los hombres no hay que darles lo que quieren desde el principio", si "te haces valer", si actúas como si tú fueras una "señora" y las mujeres fueran una especie de ninfas virginales que están en su paraíso saltando y correteando entre florecillas y animalitos, y luego aparecieran unos seres sucios y bárbaros que solo piensan en una cosa desagradable llamada sexo... Si tú eres de las muchísimas mujeres que hacen ese show para quedar bien y dices cosas como "no sé cómo hemos podido llegar hasta aquí", "jamás lo hubiera pensado", "eres el segundo" y cosas así, luego no te quejes si tu amante solo se preocupa por sí mismo. Si a ti no te gusta el sexo y has llegado hasta ahí poco menos que a la fuerza o engañada, ¿por qué debería él pensar que tú también disfrutas y que entre los dos podrían buscar el máximo placer para ambos? Así que, siguiendo con el tema de "no eres tan buena amante como crees", ¡sorpresa! Muchas mujeres fingen placer por sus razones específicas, y también muchos hombres fingimos y mentimos para que su pareja tenga mejor opinión de sí misma y así conseguir lo que queremos o evitar lo que no deseamos. Ellas caen en la mentira igual que nosotros, y el engaño es fácil cuando al otro le conviene y se deja. Ahora bien, ¿cómo saber si eres una buena amante? La única respuesta cierta es que no puedes saberlo con absoluta seguridad, y que no vale la pena amargarse por esta incertidumbre. Sé tú misma, intenta aprender de él y ayúdale para que aprenda de ti, hablad lo que sea necesario (recordando que cada uno maneja un idioma mental distinto) e intentad mostraros abiertos y tolerantes para que el otro no piense que por decir lo que realmente cree va a tener PROBLEMAS ni grandes ni pequeños. Recuerda, los hechos serán los mismos los conozcas tú o no; si quieres ignorarlos es tu derecho, si quieres ser consciente de lo que realmente ocurre la diferencia está en ti.

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Lo que sea antes que destruirla Yo jamás le he dicho a ninguna mujer otra cosa que no sea que "eres una amante increíble", fuera cierto o no; es más, en una ocasión me pasó que tuve que romper una relación con una compañera a la que amaba profundamente porque me vi en un problema relacionado con esto, y te voy a contar el caso para que comprendas mejor cómo funciona la mente de un hombre. Ella solo podía tener orgasmos placenteros al máximo en una posición que a mí me hacía mucho daño, lo cual a mí en principio no me importaba porque podía aguantar fingiendo y me hacía enormemente feliz verla disfrutar; después me quedaba siempre un pequeño hematoma en el mismo punto, pero por supuesto tras del sexo no te pones a examinar a tu pareja y no me era difícil ocultarlo. Al principio no nos veíamos mucho, pero poco a poco la relación fue evolucionando y nos acercábamos más. Esto era genial... Excepto porque ya no me daba tiempo a que el pequeño hematoma que me quedaba después de cada encuentro se me curara del todo antes del siguiente, con lo cual el pequeño moretón empezó a no ser tan pequeño y el dolor fue aumentando hasta solo a duras penas poder soportarlo. Llegó un momento en que me di cuenta que tenía que elegir: o hablaba con ella y le explicaba lo que estaba pasando sabiendo que desde ese momento le estaba estropeando los momentos de clímax y ya nunca en su vida se lo quitaría de la cabeza cada vez que llegara al siguiente, o seguía hasta que tuviera ya un problema serio de salud y al final se descubriera el pastel de todas formas, o rompía con ella sin decirle la verdad para que, aunque sufriera lo que tuviera que sufrir a corto plazo, a largo plazo pudiera rehacer su vida con otra persona habiendo mantenido intacta su sexualidad. Ni que decir tiene que opté por esta última opción y le destrocé el corazón a ella y de paso a mí mismo también. Cuando más adelante comenté esta historia con algunas amigas, su solución siempre fue la muy frecuente femenina del universo paralelo: hablar, "explorar otras posibilidades juntos" y demás; todo muy romántico y muy bonito, pero en la práctica la cosa era arruinarle los orgasmos como a ella le gustaban, conmigo y quizá con otros si en otras relaciones de su vida ya iba a estar con la misma preocupación. Cuando lo hablé con hombres su respuesta fue unánime: dejémonos de fantasías florales, hay que ser prácticos y en esa situación hay que elegir entre lo malo y lo peor. No había otra opción. 34

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En el proceso de conocerse en pareja y evolucionar juntos, aparte de críticas constructivas y guiarse mutuamente para crecer ambos, llegando al extremo a nadie con dos dedos de frente se le ocurriría decirle a la otra persona algo tan devastador como que sexualmente es una nulidad si no es por alguna de estas dos razones: o porque realmente no la ama y quiere hacerle un daño irreparable, o porque quiere bajarle su autoestima (o subirse la suya) por razones diversas como en casos de personas dominantes e inseguras que necesitan tener poder o temen que sus parejas les abandonen si descubren que podrían tener a otros. "¿Quién te va a querer a ti que no sea yo?". En cualquier caso, todos los hombres saben que cualquier cosa que uno le pueda decir a su pareja que no sea "eres la mejor amante del universo" le va a traer más PROBLEMAS de los que le ahorra fingir, así que por unas razones o por otras tanto ellos como ellas mienten y así todo el mundo piensa que es mejor amante que la mayoría y todo el mundo sabe que la mayoría son muy malos... Los otros sí pero yo no, claro; a mí siempre me han dicho que soy de lo mejor.

Las mentiras de ellas He escrito este libro para hablar de hombres y no me voy a extender en este apartado más que lo imprescindible; pero hay algunas cosas fundamentales que las mujeres deberían saber porque, como he apuntado antes, las pequeñas mentirijillas de hoy pueden contribuir a que mañana se produzcan consecuencias graves (también para ellas) sin saber que aquello que sucedió hace tiempo ha influido en el sufrimiento que tienen hoy. Los hombres somos, en nuestras construcciones mentales, más prácticos y apegados a la realidad que las mujeres; asumimos cómo son las cosas de verdad, hacemos lo posible por conseguir nuestros objetivos y no nos construimos quimeras. Por eso nos frustramos menos que ellas y nos llevamos menos decepciones por esperar de la vida y de los demás cosas que deberíamos saber que no nos iban a dar.

El universo paralelo Si a muchas mujeres montarse su propio cuento de hadas en la cabeza les hace más felices, en principio no debería tener nada de malo o al menos es problema solo suyo si luego las cosas no les salen 35

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como quieren; y si se mienten entre ellas para colaborar con los cuentos de hadas de las demás -y que ellas colaboren a su vez con el suyo cuando les toque- pues allá cada uno con su vida. Ahora bien, cuando una mujer dice algo que es evidentemente falso y encima se niega a reconocerlo, desde decirle a su amiga horrible que es preciosa (algo que jamás haría un hombre, salvo que quisiera algo de ella) hasta por ejemplo participar del show que he mencionado antes, los ejemplos son infinitos, en la cabeza de un él instantáneamente se forma la idea de que no se puede confiar del todo en una persona en cuya manera de ser entra la mentira habitual aunque lo justifique como quiera; y si ves que tu pareja es así ya sabes que su palabra vale un poquito menos, y que su valor personal ya baja aunque solo sea un escaloncito. Una persona fuerte, valiosa y confiable no hace eso.

Las mentiras hacia los hombres Algunos hombres en realidad quieren que les mientan, consciente o inconscientemente; suelen ser personas débiles, acomplejadas o con otros conflictos internos, que no son capaces de enfrentarse a los hechos con madurez y entereza. Recuerdo el caso de una chica a la que su novio, un tipo dominante -igual a inseguro-, la estuvo presionando para que le contara sobre sus experiencias sentimentales de antes de haberse conocido. Una mujer con una mínima inteligencia y respeto por sí misma habría visto inmediatamente que el tipo tenía un problema, pero ella demostró tener poca personalidad y cedió... Le contó que había tenido algún novio antes que él y por supuesto le costó muy caro. Ese hombre prefería vivir en su universo, no solo no estaba preparado para conocer la verdad sino que estaba pidiendo a gritos que le mintieran para poder quedarse tranquilo. Aunque yo estoy más que convencido de que de todas formas nunca lo estaría del todo, claro: las personas como él están enfermas y si aceptas mantener una relación con alguien así estás firmando el certificado de que admites lo que te caiga después. Pero la mayoría de los hombres maduros, inteligentes y con al menos una mínima cultura afectiva (que supongo que son los que te interesan a ti, si estás leyendo este libro) no solo no quieren que les mientan sino que en su valoración personal sobre una mujer esto cuenta para calibrar hasta dónde se puede confiar en ella. Lo óptimo sería pensar que tu pareja es alguien fuerte, segura y con los pies en el suelo, que no participa de shows ni flota con las demás en ese cuento 36

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de hadas, pero lo habitual es que cuando la vas conociendo le tengas que poner la etiqueta de que "al fin y al cabo es una mujer, ya sabemos cómo son". Lástima.

La presión de la educación Voy a hacer un breve inciso para salirme del tema de este libro y hablar por un momento de un aspecto de la formación de la personalidad femenina. Antes he descrito algunos ejemplos de cómo al hombre desde su infancia se le va haciendo encajar en el modelo de masculinidad; las mujeres por supuesto tienen también sus propios problemas, uno de ellos es que -por razones que no vienen ahora al caso- se las educa desde siempre para valorarse a sí mismas en función de lo que los demás piensan de ellas. Esto existe también en muchos hombres (la búsqueda de reconocimiento) pero en menor medida, y suele afectar algo menos a la autoestima; la gran mayoría de mujeres, por el contrario, no solo le dan más importancia a lo que los demás piensen -y sientan- hacia ellas, sino que su propio concepto personal llega a verse bastante influido por este reflejo en los demás. Esta es la principal explicación a por una parte las mentiras piadosas a los demás ("pero mírate, estás preciosa", "vas a ser el más guapo de la fiesta", "te veo muy bien", "pero cómo has adelgazado, estás hecha una modelo" y demás barbaridades); y por otra actuar como una persona que no eres realmente (por ejemplo haciéndote la difícil o retrasando las cosas con un hombre que te gusta, simplemente por lo que pueda pensar). Pero claro, igual que pasaba con el gallito haciéndose pasar por líder, los demás no son idiotas: las otras mujeres, como también están viviendo en ese universo paralelo personal en el que esperan también recibir el mismo trato que dan, participarán de la función y negarán jurando y perjurando lo que haga falta que todo eso no sea absolutamente real; y los hombres, sea porque quieren conseguir algo o para evitarse PROBLEMAS, fingirán que se lo tragan aunque entre nosotros el comentario será "otra como todas". Antes he explicado que los hombres solemos puntuar la inteligencia y la fortaleza de personalidad en los demás (otros hombres o mujeres, da igual). Cuando una mujer está en estos juegos y miente como si nadie lo supiera, manteniendo además la mentira cuando se la descu37

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bre e incluso enfadándose como reacción desesperada ante un argumento mínimamente válido, lo que los hombres pensamos inmediatamente es que esta mujer es poco inteligente y sobre todo débil: no es ella misma, es la imagen que cree que debe ser para que los demás la valoren.

No mientas Sé que es muy difícil reprogramarse la personalidad, pero si quieres que tu hombre te respete y te valore al máximo olvida lo que has vivido hasta ahora, sé tú misma y no mientas. Si tu amiga horrible cuelga una foto en Internet dile quizá que ha salido "natural", pero no le digas que está arrebatadora y supersexy porque no es cierto; dile a tu hijo que le quieres con tu vida o lo que se te ocurra, pero no que es el más guapo y listo del colegio porque no es cierto; cuando metes la pata y sufras consecuencias negativas no le eches la culpa a nadie más porque no es cierto. Encuentra puntos positivos y habla de ellos, y si no tienes nada positivo que decir no digas nada. Haz un esfuerzo para madurar y no necesitar mentir, rompe esa costumbre, y entre otras cosas cuando le digas a tu marido por ejemplo "cariño, ha sido genial" te creerá y no solo fingirá hacerlo pensando "muy bien, pero de todas formas es un comentario de mujer". Aunque todas las mentiras te hagan perder credibilidad y hacen que los demás confíen menos en tus palabras (una frase que me dijeron una vez: "te pregunto a ti porque sé que mi madre me va a decir lo que quiero oír"), hay algunos tópicos que son ya tan, pero tan absurdos, que los hombres privadamente hacemos chistes sobre ellos: "no sé cómo hemos llegado hasta aquí", "esto es una locura" y demás. Son parte de uno de los peores errores que puede cometer una mujer cuando conoce a un hombre que le gusta: el show.

DOS GRANDES ERRORES DE LAS MUJERES

El show El show es la amarga consecuencia de mucho, muchísimo tiempo en que las mujeres se han ido contaminando de estupideces, cliclés e ideas como "a los hombres no hay que dárselo todo demasiado fácil", "que se lo trabaje un poco", "si hago esto o aquello -que en realidad es 38

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lo que quiero hacer- va a pensar esto o aquello de mí", "los hombres siempre piensan en lo mismo", "esa es una guarra, se va con cualquiera", "ni que fuera una puta" e innumerables más. Si a todo esto unimos que, como he apuntado antes, la presión social contra las mujeres hace que no se valoren por quienes son realmente sino por cómo las valoren los demás (debilidad), actuar no como realmente quieren sin pensar en el qué dirán sino con arreglo a este lavado de cerebro constante es desgraciadamente lo más generalizado. Así que constantemente los hombres se tragan desprecios, desaires, faltas de consideración y de respeto y humillaciones por parte de las mujeres que les gustan y que "se hacen valer". O eso es lo que ellas creen, porque si oyeran los comentarios que los hombres se hacen entre ellos cuando hablan de una mujer así se lo pensarían dos veces antes de tardar cuatro días para contestar a un mensaje, o darte plantón sin siquiera una excusa, o flirtear con otros descaradamente mientras están hablando contigo, o simplemente retrasar el encuentro sexual "para que no piense que soy fácil", o cualquiera de los millones de ejemplos que me vienen a la mente en el momento de escribir estas palabras y que, cuando alguien comenta entre amigos que le ha sucedido, todos los demás responden con un gesto de "otra idiota". No estoy hablando del derecho que tenemos todos a rechazar a alguien que no nos interesa en cualquier momento (con el mismo respeto y consideración que le gustaría recibir) o de que tengamos que ser quienes no somos simplemente para gustarle a nadie o ser popular; todo lo contrario, la mejor forma de que un hombre tenga el mejor concepto de ti es mostrándote como eres de verdad sin condicionantes sociales que solo transmiten la idea de que no sabes pensar por ti misma. Hablo de cuando a una mujer le gusta un hombre, él se muestra interesado y ella, aunque en su cabeza quiere seguir adelante, se pone a dar rodeos absurdos y a complicar lo que debería ser sencillo porque le preocupa su imagen más que lo que le dice su corazón. Y especialmente hablo de aquellas mujeres que no solo dejan pasar oportunidades que en realidad desean por no hacer nada para tomar la iniciativa (debilidad) sino que, cuando él es quien da todos los pasos, encima le responden con desplantes, le faltan al respeto a propósito simplemente "para ver hasta cuánto está dispuesto a sacrificarse por mí" o que en general y de cualquier manera le hagan pasarlo mal sin ninguna necesidad solo para subir su autoestima o darse importancia.

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Yo la verdad es que hace mucho tiempo que no vivo estas situaciones tan desagradables, porque ya hace bastantes años que tomé la decisión de no salir con personas que demuestran tal falta de inteligencia y no aguantar faltas de respeto de nadie; y a la mínima situación de este tipo que me encuentro desconecto inmediatamente y sigo con mi vida sin mirar atrás. No soy el único: hablando de estos temas con una amiga me contó dos experiencias suyas en las que, por hacer caso a su madre que le decía eso de "a los hombres hay que ponérselo difícil", perdió uno tras otro a los dos chicos que le gustaban. Afortunadamente para ella parece que a la segunda aprendió la lección para siempre y no le volvió a ocurrir. Es que hay que tener en cuenta un punto que debería ser evidente pero que parece que muchas olvidan: cuanto mejor sea el hombre menos va a aguantar, porque sabe que le será más fácil encontrar a otra que le trate mejor que tú; así que cuanto más se deje pisar alguien es porque es consciente de que tiene menos alternativas, y los buenos de verdad no van a aguantarte nada. Y recuerda: los hombres no nos fijamos tanto en quién es la mujer sino en qué nos da, en cómo es el tiempo que pasamos con ella. Si tú le haces el "test" de hacerte la estirada y mañana lo ves con otra no pienses "¿qué tendrá esa que no tenga yo?", sino "¿le tratará ella mejor que yo?". Todo esto no quiere decir que aceptes cosas que no quieres, o que tengas que decir "sí" cuando realmente en tu corazón hay un "no" simplemente por no perder a alguien; no solo tienes el derecho sino el deber de mantenerte fiel a ti misma con todas las consecuencias. Pero voy a dar dos ejemplos personales, uno negativo y otro positivo: ! Primer ejemplo: una vez, después de haber salido a tomar algo con un grupo de amigos, uno de ellos me dio el teléfono de una chica que también estaba allí -y a la que conocí en ese momento- para que la llamara porque le había gustado. Por supuesto me alegró mucho encontrar a alguien que sabía lo que quería y no se andaba con jueguitos adolescentes (podía entender que en lugar de llamarme directamente lo hiciera mediante un tercero, al fin y al cabo no es más que una forma de evitar afrontar directamente un posible rechazo); en fin, la llamé y efectivamente salimos. La noche iba estupendamente hasta un momento en que mencioné pasar por su casa -que estaba muy cerca-; ella me respondió con expresión elocuente "no, lo de mi casa mejor otro día", y en mi cabeza ya me vi como tantas veces antes todo el 40

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viejo show de "tú quieres algo de mí, pero vas a tener que esperar hasta que yo lo decida" como si yo viniera a robarle algo y esto no fuera simplemente dos personas que se gustaban y que querían compartir cosas juntos. Instantáneamente todo cambió: no corté la velada por educación, pero en mi cabeza ya solo estaba acabar cuanto antes e irme tranquilamente a mi casa a descansar; con el consiguiente reflejo en mi actitud, que pasó de ser cariñosa a la familiaridad campechana que tienes con el tío Paco que viene del pueblo y te vas con él a tomarte unas cervezas. Ella estaba lógicamente desconcertada (esperaba que el show continuara pero uno de los actores se estaba bajando del escenario) y más cuando yo le dije que era una chica maravillosa, yo estaba disfrutando mucho y blablablá, pero que no pensaba repetir. Al final, cuando estábamos frente a su portal y yo me iba a despedir para irme a dormir, de repente me cortó invitándome a subir a conocer a su gato (literal): fin del show. Pasamos unos meses juntos creo que buenos para ambos, y cuando finalmente cada uno siguió su camino fue por causas que no tenían nada que ver con este primer día. ! Segundo ejemplo: una vez conocí a una turista extranjera que había venido a pasar unos días en la zona donde yo vivo. Era evidente que nos habíamos gustado y la invité a salir, así que nos fuimos a tomar algo y de paso tuvimos una interesantísima conversación sobre su país con la que disfruté y aprendí mucho. Cuando llegamos a su apartamento ya nos habíamos besado y la todo parecía fluir de manera natural, pero ya en la entrada me dijo: "mira, tengo que decirte algo... Me gustas mucho pero hace mucho que no salgo con un hombre, para mí no es fácil por razones personales y no estoy preparada para esto. ¿Puedes darme un poco de tiempo y vemos qué pasa?". Así sí. Ella me estaba tratando con respeto y consideración, como un adulto trata a otro adulto, y yo le respondí -como haría cualquier hombre normal- que lo comprendía perfectamente, que no había ningún problema y que tampoco quería que se sintiera obligada a nada por el hecho de seguir viéndonos; si surgía algo más estupendo, si no simplemente pasaríamos buenos momentos juntos como amigos. A mí, como a cualquier hombre sano, me gusta que mi mujer se encuentre bien y que me desee 41

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libremente; si por cualquier razón ella no se siente cómoda o dispuesta tiene todo el derecho del mundo a negarse, y si me habla con claridad y me trata como a un ser humano no solo lo comprenderé sino que mi opinión sobre ella automáticamente será más alta. Si pudiera hablar directamente a todas esas mujeres problemáticas les diría ahora: "esto, amigas, es lo que un hombre entiende por una mujer inteligente y con personalidad". He hablado del show desde el punto de vista de la mujer, pero aún no he dicho lo que piensa un hombre en estos casos y cómo tiende a actuar en consecuencia. Cuando una mujer se hace valer, ves que evidentemente le gustas pero te trata como si fueras un arrastrado, un desesperado, un pobre desgraciado que solo si se porta bien conseguirá "el premio" que ella graciosamente le va a otorgar; cuando se comporta contigo como si fueras a aprovecharte de ella y no a compartir algo juntos, como si esto fuera cosa tuya pero por supuesto ella no está realmente interesada y vas a tener que trabajártelo para convencerla... En estos casos lo primero que piensa un hombre maduro es "otra idiota, esta como mucho me valdrá para el sexo y en cuanto me aparezca otra posibilidad adiós". Si este hombre habla con otro hombre que le pregunta cómo le va con esa chica pasará lo que he visto un millón de veces: estoy pensando en un ejemplo concreto que es el prototipo, un amigo me preguntó cómo me iba con una chica que había conocido gracias a él (y al que ella le había confirmado que quería conocerme) y, cuando hice un gesto de "nada, otra" y le mencioné su manera de actuar meneó la cabeza y dijo: "¿por qué no me extraña?". En fin, como he dicho antes yo hace ya mucho que no acepto este tipo de cosas y la eliminé a la primera; la actuación de un hombre normal que no puede elegir sería tragar mientras no tenga otra cosa -y mientras el coste del sexo tampoco se le haga mucho, el aguante humano tiene un límite-, y a la más mínima posibilidad de alguien mejor olvidarse también de ella. Por supuesto, si ya se han acostado la mujer pensaría: "los hombres solo piensan en lo mismo, en cuanto consiguen el sexo desaparecen" y si no lo han hecho el razonamiento sería "menos mal que no llegamos a nada, ya sabía yo que era otro como todos". Pero por supuesto, si un día se enterara de que ese hombre que no quiso seguir saliendo con ella sí está saliendo con otra, no se le ocurriría pensar "¿por qué con ella sí va en serio y conmigo no?", para llegar a la conclusión de que a lo mejor el problema no era simplemente de él. 42

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Eso de que los hombres solo van por el sexo es la típica justificación de quien prefiere echarle la culpa de sus fracasos sentimentales a los demás y no asumir su parte de responsabilidad. Es evidente que el tópico es falso porque el mismo hombre que prefirió olvidarse de ti (antes o después del sexo) al final con otra sí tendrá una relación seria, así que el razonamiento completo debería ser "los hombres solo van conmigo por el sexo". Si estás en este caso pregúntate por qué a cada uno de esos hombres tú solo les interesaste por tu cuerpo pero ha habido otras con las que sí han formalizado una relación. Y no, la respuesta no es "porque ellas son unas guarras". Yo jamás he oído decir a un hombre "ahora que ya he ligado voy a desaparecer"; lo que sí he visto incontables veces es a un hombre tragando cosas difíciles de aguantar, pero fingiendo por alguna de las razones que ya conocemos y que cuando es preguntado cómo le va con esa mujer dice algo como "nada, lo normal; a ver si al menos saco algo o me aparece otra para pasar de esta". Si una persona te gusta y tú le gustas a ella, te trata bien, te hace sentir bien cuando tú has dado un paso y ella otro, no te da PROBLEMAS, no hace shows, se comporta como una adulta madura y una mujer inteligente y con personalidad, lo pasan bien juntos y en general todo es fácil y positivo, ¿por qué no vas a querer verla de nuevo? Los hombres no somos idiotas, en el peor de los casos si solo te quisiera para sexo y nada más ¿por qué no va a querer verte de nuevo para otro encuentro sexual? Si después de estar juntos -o en cualquier momento- desaparece sin una explicación clara, lógica y contundente es porque hay algo que no te ha querido decir, eso puedes tenerlo muy claro. El día de mañana saldrá en serio con alguna mujer, es evidente que por la razón que sea ella sí le convenció y tú no; el resto son excusas que te pones tú misma o que se ha inventado él para no decirte algo que te podría hacer daño o para ahorrarse PROBLEMAS. ¿Y cómo saber cuándo te está poniendo una excusa? No hace falta que yo te lo diga: en el fondo de tu corazón lo sabes, otra cosa es que no quieras admitirlo. Por otra parte, claro que hay hombres que piensan que "hay mujeres para sexo y mujeres para casarse". Cualquiera de estos podría haber sido Ambrosio el que escribió la pintada en los baños de mi facultad, y si te interesan las personas así de nuevo te recomiendo dejar este libro y buscar algo más adecuado para ti.

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Pero la inmensa mayoría de los hombres, probablemente el 99% de los que hoy te vas a cruzar por la calle, llegó al siglo XXI hace tiempo y tiene claro que no le gusta que le traten como a un sucio violador, no le gusta que le falten al respeto ni le humillen, disfruta de esa sensación cuando te sientes atraído por alguien y tú das un pasito y ella da otro, y aprecian muchísimo ser valorados y que la chica que les gusta les corresponda y que se note. ¿Es esto tan difícil de entender?

Los admiradores De todas las mujeres que he conocido en mi vida, de todas mis parejas, mis amantes, mis amigas; de todas las mujeres de las que he oído hablar a hombres o incluso a otras mujeres, solo he conocido dos casos en las que ellas no cometieran más o menos gravemente este error (lo cual no quiere decir que no lo hicieran en otros momentos de los que yo no he sabido). Creo que es el más extendido en el sexo femenino, seguramente uno de los más estúpidos, y el que tiene consecuencias más silenciosas pero a la vez graves. Quizá por esto ni incluso las más inteligentes llegan a darse cuenta de lo que están haciendo y siguen cavando sus propias fosas para el futuro sin saberlo. "Ya van dos días esta semana que mi jefe me ha dicho que estoy preciosa", "siempre que voy a comprar el pan el tendero me dice que ha guardado el mejor para mí", "cuando fuimos a pagar el camarero me dijo que estábamos invitadas", "el médico me ha dicho que una mujer como yo no debería preocuparse de la edad", etcétera. Las mujeres tienden a valorarse según lo que piensen de ellas los demás, y ¿qué mejor manera de reforzar su autoestima y darse valor ante quienes les rodean señalando que otros las han admirado? Además el subidón de autoestima es evidentemente mayor cuanto más alto esté el admirador en tu escala social: no le vas a decir a tu marido con las mismas ganas "el guarro viejo verde asqueroso del tercero me ha dicho que últimamente estoy preciosa" que "el joven músico ese tan interesante del tercero me ha dicho que últimamente estoy preciosa". Lo que realmente estás diciendo es "mira cuánto valgo". Si les cuentas a tus amigas que este o aquel están detrás de ti, que te han dicho tal piropo o han tenido tal atención contigo, lo que piensan tus amigas es "+1 en valía personal". Lo que no sabes es lo que piensa tu hombre en exactamente la misma circunstancia, que empieza -solo empieza- por ser "-1 en inteligencia". 44

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Por eso los hombres jamás hablamos de quien flirtea con nosotros, y si lo lo hacemos porque nos quema en la boca y no podemos callarnos (hay idiotas por todas partes), o porque pensamos que de todas formas nuestra mujer se va a enterar tarde o temprano y no queremos más PROBLEMAS, es haciendo justamente lo contrario de lo que hacen ellas: en lugar de "uno de mis compañeros de trabajo, que tiene un deportivo tal, vive en la zona exclusiva cual y hace triathlon tres veces por semana, me preguntado si yo también hago triathlon porque tengo un cuerpo muy atlético", lo que decimos es "sí, esta compañera de trabajo me ha preguntado si hago mucho deporte... Supongo que será porque quiere hacer algo de ejercicio, la pobre lo necesita". Justamente un momentito antes de escribir estas palabras acabo de hablar por teléfono con una amiga y le he comentado lo que estaba haciendo ahora; me ha recordado una cosa que le pasó con su marido que encaja exactamente en lo que estoy diciendo. Él le había hablado alguna vez de una ex con la que tenía algún contacto, pero por la descripción que le había dado ella se imaginaba a una pobre feúcha... Hasta que la vio y se le abrieron los ojos como platos: ¡era un bellezón! +1 en inteligencia para él. Los hombres nos callamos estas cosas, o en caso de tener que hablar de ellas les quitamos toda la importancia posible, no porque realmente estemos pensando en hacer nada malo con "la otra" sino porque no somos estúpidos: sabemos perfectamente que esto no va a traernos ningún beneficio y es posible que sí nos traiga PROBLEMAS, y además a nadie le gusta siquiera la posibilidad de hacer sentir mal a su pareja porque sí. Muchas mujeres sí hablan de estas cosas sabiendo que a sus hombres les va a picar un poco -o mucho- y simplemente les da igual, o ponen el refuerzo de su autoestima por encima de los sentimientos de él. Tanto estas como las que no tienen cabeza suficiente para adivinar que existe una posibilidad de que esto moleste a su pareja (no ya por celos, sino porque demuestras que tienes poco tacto y no te preocupas por ella), si supieran el cambio interno que se produce en la cabeza de un hombre al escuchar este tipo de comentarios se morderían la lengua. Lo óptimo es ni siquiera mencionar algo así, siempre que una mujer lo hace ya pierde; pero si no hay más remedio que ocurra, si al menos tu mujer te cuenta que "fulanito me ha dicho esto; yo le he cortado inmediatamente, le he dicho que tengo pareja y que por favor se 45

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ahorre estos comentarios que a mí no me hacen ninguna gracia" o bien "el camarero me dijo que estaba invitada, pero le dije que a mí estas confianzas no me van y le pedí la cuenta o hablar con su jefe" y ves que habla en serio, aunque tú en el mismo caso jamás se lo contarías a tu mujer si tienes un mínimo de cerebro, lo que piensas es "esto es una mujer con carácter" y tienes clarísimo que en esta relación no caben bromitas ni flirteos con terceros. Pero si te dice alguna de las frasecitas como los ejemplos de antes, o hace cualquier comentario sobre otro que tiene cerca o te lo menciona varias veces sin ser necesario -otro error típico-, y le ves en la cara que en el fondo le ha gustado (señoras, dejen de engañarse a si mismas: esto se nota), lo que piensas primero es "como todas" y lo que se te queda inconscientemente después es "o sea, que estas cosas están permitidas... Lo tendré en cuenta". Y vaya si lo tenemos en cuenta. Sobre esto no puedo poner ejemplos concretos porque serían muy hirientes para algunas personas, pero podría llenar un libro entero con casos de hombres emparejados que han flirteado con mujeres (primer paso que no debería haberse dado), que han acabado teniendo aventuras, o que han dejado a sus parejas, y al hablar de ello uno de sus principales argumentos ha sido "seguro que ella también lo ha hecho, me ha hablado ya varias veces de uno que...", o bien "si ella aceptó que la invitara aquel, por qué no me voy a ir yo a cenar con aquella". Es más: a mí me ha pasado, y podría hablar de casos equivalentes de otros, que he roto una relación -por otras razones sin relación alguna- y en el momento del abandono a mi cabeza también ha venido el recuerdo de aquella vez que ella me habló de tal otro hombre, como argumento de refuerzo para hacerme más fácil la decisión de dar el paso. Lo que quiero decir con todo esto es que, lo que para una mujer es un comentario inocente para darse valor, en la cabeza de un hombre tiene un significado completamente distinto y esa información se queda de manera "durmiente" pero imborrable en su mente hasta que un día se dé una circunstancia en que el recuerdo se vuelva a activar. Quizá tu marido no vaya a ponerte los cuernos simplemente por eso, o no vaya a abandonarte solamente por eso; pero puedes estar segura al 100% de que si en algún momento se le pone delante una oportunidad tu manera de actuar con él en el pasado influirá hacia el sí o hacia el no. De todo lo que hay en este libro esta información creo que está entre las más importantes: si yo fuera una mujer y me enterara de esto tendría clarísimo cómo debo actuar a partir de ahora, pero cada uno toma sus decisiones y debe aceptar sus consecuencias. 46

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EL RECHAZO

Rechazando a un hombre que no te interesa Recuerda: los hombres puntuamos alto a las mujeres fuertes e inteligentes. ¿Cómo se aplica eso a este caso? Uno de mis primeros rechazos me ocurrió cuando era un adolescente y tuve una época de estar enamorado de una chica que conocía. Decidí tomar la iniciativa e intentar conseguirla, pero ella al percatarse del asunto habló conmigo para decirme -con buenas palabras pero dejándomelo bien claro- que no le gustaba, que no siguiera por ahí y que si quería seguir llevándonos bien como hasta ahora sería para ella perfecto, pero que si no sintiéndolo mucho prefería no vernos más y ahorrarnos situaciones desagradables para ambos. Por supuesto el mazazo me dejó aplastado, pero desde entonces siempre le he estado muy agradecido por haberlo hecho de aquella manera; dentro de lo mal que me quedé la verdad es que me hizo sentir respetado, me trató como a un hombre, y siempre que he hablado de esto a amigos todos han coincidido conmigo en que solo una mujer con mucha madurez y cerebro actúa así y que aún resulta más sorprendente en alguien entonces tan joven. Esta sería la buena forma de rechazar a alguien, como a todos nos gustaría que nos trataran; pero desgraciadamente desde entonces hasta hoy la mayoría de las veces los rechazos que he sufrido han sido mucho más desagradables e irrespetuosos y por supuesto igual les ha pasado a todos los hombres que conozco. Dentro de las malas formas hay básicamente tres grados: el de ignorarte como si no existieras (hasta que te necesite para algo, por supuesto), el de tratarte directamente con mala educación (hay quien aún así te llama cuando le puedes ser útil... Porque saben que los hay que tragan) y el peor de todos que es el de dejarse querer lo justo para mantenerte como admirador pero haciéndose la tonta para en cualquier momento tener la baza de decirte "no sé de qué estás hablando". Este último caso además es perfecto para la mujer, porque le puedes decir a tus amigas "es que ya no sé qué hacer con él, no deja de insistir", como si fueras una estrella de cine acosada por sus fans, y por supuesto ellas -que piensan exactamente igual que tú- te valorarán más alto porque tienes a alguien detrás y eso entre mujeres cuenta. Es 47

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el caso que no hace mucho me contaba un amigo, de una chica que conoce que es azafata: en uno de sus vuelos un pasajero le había pedido su número, se lo había dado, y ahora él le mandaba insistentes mensajes pidiéndole su contacto en Facebook. Ella contaba que no hacía más que negárselo pero él insistía e insistía... Mi amigo le hizo una pregunta retórica: "pero si no te interesa ¿para qué le das tu número?" y su respuesta, tomándole por tonto por supuesto, fue mantenerse en sus trece y decir "es que yo soy así". Para mí y para cualquier hombre que conozca este caso esta chica será simplemente otra. No se trata de dar clases a nadie de moral, allá cada uno con lo que haga y si a esta azafata o a cualquier otra mujer le parece que esta manera de actuar es correcta ellas sabrán lo que hacen y en eso no me voy a meter. Este libro es una herramienta para aprender lo que pensamos los hombres, y para eso voy a poner otro ejemplo bastante elocuente utilizando a la chica de la que he hablado antes (la que me ofreció subir a su casa a conocer a su gato). He contado que nos conocimos un día con un grupo de amigos, y posteriormente ella me hizo llegar su número para que la llamara porque le había gustado. Pues bien, en esa primera noche se había dado la circunstancia de que otro de los hombres del grupo flirteaba con ella tan descarada y agresivamente que desde mi punto de vista rayaba el acoso, y desde luego estuvo toda la noche siendo muy maleducado. Ya cuando salimos ella y yo solos comentamos el asunto y yo le di mi punto de vista sobre la grosera actuación que él había tenido. La chica me dijo que -literal- no entendía qué le pasaba: desde que se conocieron no hacía más que llamarla constantamente para invitarla a salir juntos o hacerle regalos, pero ella lo veía como un amigo más y no se esperaba que invitándolo aquella noche a venir con el grupo se fuera a poner así. Yo al oír esto me quedé estupefacto: ¡ella lo había invitado a salir con su grupo! Me salió instantáneamente el comentario "pero vamos a ver: un hombre te llama constantemente, insiste en salir contigo, te hace regalos y prácticamente no te deja en paz, ¿y no entiendes qué le pasa? Y tú sabiendo que no te interesa le llamas para invitarle a salir con tu grupo de amigos y luego ¿no esperas que él interprete que quieres que siga por el camino que va? Por favor, que ya tenemos unos añitos". 48

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Debo decir que ser sincero por un momento me produjo una buena sensación, pero inmediatamente me di cuenta de que había metido la pata saliéndome del guión; ella no dijo nada (qué iba a decir), y yo al ser consciente de lo que acababa de hacer cambié de tema lo más rápida y sutilmente que pude y volvimos al universo paralelo en el que ella se sentía más cómoda y que a los dos nos llevaba a lo que ambos queríamos conseguir. A mí estas cosas me parecen una lástima, pero qué le vamos a hacer: el mundo es redondo te guste o no, o te adaptas o fracasas. Pero el objeto de este ejemplo no es lo sucedido, sino qué pensé yo de ella a partir de ese momento. La opinión que uno se forma de otra persona es una sucesión de impresiones que entre todas van creando una imagen mental sobre ella: a mí en general me gustaba, le había dado puntos extra por haber tenido el valor de hacerme llegar su número, estar con ella era muy agradable y coincidíamos en algunas cosas... Pero desde luego este detalle me hizo ver que al menos para estas cosas al fin y al cabo era simplemente otra. El otro punto negativo que confirmó mi imagen fue lo de decirme que podríamos ir a su casa otro día, aunque ser capaz de darse cuenta de lo que estaba haciendo y olvidarse de las reglas sociales y corregirse para no perder lo que quería fue un evidente +1 en inteligencia. Con todo esto ya es posible hacerte una idea de las consecuencias de tus actos en la mente de los hombres que te rodean. No te dejes engañar por las apariencias o por lo que ellos te digan: lo que estoy describiendo es lo que piensan de verdad, cómo manejes esta información para dominar tu vida y las situaciones con ellos es trabajo tuyo.

Él te ha rechazado o abandonado, y su explicación no te convence (Nota importante: si has sido abandonada por una pareja y aún no lo has superado, antes de seguir leyendo lo que viene a continuación deberías interrumpir tu lectura en este momento y saltar hasta el capítulo dedicado al abandono y que encontrarás más adelante, para leer el aviso con el que comienza ese apartado y que he escrito especialmente para personas en tu caso). Desde que publiqué Lo que nadie te dice cuando te han dejado me sería imposible contar las muchísimas veces que me han escrito mujeres describiéndome situaciones así. Después de todo lo que has 49

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ido descubriendo hasta ahora la respuesta es evidente: te ha mentido. Si ya no quiere nada de ti la única explicación es que lo que quiere es seguir su vida sin mirar atrás y ahorrarse los posibles PROBLEMAS que le podría traer decirte la verdad: sentirse mal porque sabe que te hace daño y tampoco quiere ahondar más en la herida, ponerse a discutir cuando realmente ya no le interesas o tener que aguantarte arrastrándote diciéndole que aprenderás, que te corregirás y que cambiarás para él. Lo que está claro es que no te ha dejado porque "ya ha conseguido lo que quería" (se supone que sexo) y desaparece porque no quiere más; esto va contra la lógica, porque si alguien te atrae, te gusta el sexo con ella y puedes repetir, no tendría sentido renunciar a algo bueno sin más. De hecho, si el balance de lo que tiene de ti le pareciera positivo no renunciaría a ello porque sí, tiene que haber otra razón: o estaba aguantándote simplemente hasta el encuentro sexual o que le saliera otra posibilidad mejor que tú pero en realidad no le gustabas -como persona o por tu forma de ser o de actuar con él-, o fue justamente algo del sexo lo que le hizo pensar que no quería a alguien como tú (recuerda: no te creas buena amante por lo que te hayan dicho), o sencillamente ha llegado un momento en que lo que le quitas es menos para él de lo que le das y está mejor solo -o con otra- que contigo. No hay más. Pero de todas formas, siempre a mis lectores de Lo que nadie te dice les respondo lo mismo: sus razones dan igual. Tú no eres psiquiatra, eres un ser humano; lo que te interesa en este momento es saber que esa persona por sus razones personales X no quiere compartir su vida contigo, ha decidido acogerse a su derecho de terminar vuestra relación y desde ese momento tiene derecho también a mantener sus razones para sí mismo si es su decisión. Es muy duro de aceptar, pero lo que te toca a ti es concentrarte en reconstruir lo que tienes que es tu propia persona pensando en tu presente y tu futuro; anclarte en un pasado ya imposible solo retrasará tu curación y la recuperación de las riendas de tu destino. Si este es tu caso te recomiendo encarecidamente Lo que nadie te dice: como comprobarás si consultas cualquiera de las muchas webs y foros que se han creado para hablar de este libro, es una ayuda muy poderosa para recuperar tu vida.

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LOS HOMBRES Y EL SEXO

Los hombres no pensamos siempre en sexo Aunque el cliché diga lo contrario, hay que aclarar que cuando estamos solos nuestras conversaciones rara vez son sobre mujeres o sobre sexo. ¿Por qué? Sé que no queda muy bien decir esto, pero es que en realidad estos temas nos parecen aburridos. Por supuesto cualquiera tiene ojos en la cara para mirar a una mujer que le gusta, si existe el porno es por algo... Pero salvo raras excepciones en la vida cotidiana estamos muchísimo más a nuestras cosas que pensando en mujeres y, cuando en algún momento algo hace que nos venga una a la cabeza, es más como objeto de deseo o utilizando una fantasía sexual inconscientemente como un mecanismo para relajarnos -muy frecuente- que ocupando nuestro tiempo en pensar realmente sobre ellas, sobre cómo son o sobre nuestras relaciones, lo cual no nos suele parecer para nada interesante. Seguramente si en algún momento surge un comentario sobre la vecina del quinto o la famosa que salió anoche por la tele habrá un momento de relajación en la conversación, todo el mundo sonreirá y asentirá como diciendo "sí, está para comérsela"; pero nuestro análisis no pasará de ahí y rápidamente surgirá otro tema más interesante sobre las cosas que tenga el grupo en común y nos gusten a todos. Cuando era joven estuve varios años estudiando en un internado en el que prácticamente todo eran chicas (en proporción de 20 a 1 con respecto a los chicos), de los cuales había un salto entre los 8 o 10 que éramos algo mayores y el resto que eran más pequeños; durante un tiempo estuve solo en mi habitación y en clase aparte de mí solo había chicas, así que a la fuerza durante aquella época de mi vida casi todas mis relaciones sociales fueron con mujeres. En esas circunstancias puedes aprender muchísimo y realmente mi perspectiva sobre muchas cosas evolucionó enormemente (tal vez esa sea una primera razón de que esté hoy escribiendo el libro que ningún otro hombre que conozca se atrevería a escribir), pero con respecto a lo que estaba explicando recuerdo una anécdota curiosa que es a la que me quiero referir ahora. Estábamos un grupo tomando un refresco en la cafetería del centro, y éramos 23 chicas y yo. Recuerdo el número porque me ocupé de contarnos, ya que me hizo pensar el hecho de que la charla llevaba ya más de dos horas y el tema de conversación prácticamente no había cambiado: "los chicos". Uno que le gustaba a aquella, otra que hablaba 51

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del amigo de su hermano, otras que le daban consejos... Ocasionalmente surgía otra cosa durante un rato, pero no tardaba mucho en volver El Tema que era evidentísimo que era lo que más les gustaba a todas -imagino que era por la edad-. Yo prácticamente no abría la boca porque como he explicado para un hombre las cuestiones románticas son algo que no da para más que un comentario en una conversación y estaba más bien perdido en mis pensamientos, y como a aquellas alturas mi integración con mis amigas era total realmente mi presencia estaba diluída entre la suya ellas hacían todo tipo de comentarios como si yo no existiera. En las conversaciones que yo tengo con los hombres con los que me relaciono (y a todos nos pasa, he preguntado y la respuesta ha sido siempre similar), si surge algún tema relacionado con mujeres, sexo o algo relacionado, es por una razón concreta que queremos discutir o algo que ha pasado digno de contarse (por ejemplo lo del bocazas del ejemplo de antes, que contó intimidades de su compañera de trabajo). Pero normalmente buscamos temas que tenemos en común: con un amigo artista casi todo lo que hablo es relacionado con el arte, con otro que está en mi sector profesional hablo de muchos temas de trabajo o si no de hobbies que compartimos, con otro nos gusta discutir ideas o cuestiones más abstractas, o política... Y así en general. Es lógico, hablamos de las cosas que tenemos en común y normalmente uno no tiene en común con sus amigos a una mujer. Curiosamente, hay alguien con quien sí hablo bastante de relaciones con chicas: concretamente de las suyas, se trata de una de mis personas más queridas que es lesbiana.

Qué es en realidad la impotencia Esto se responde en solo una palabra cuyo significado tengo que forzar para el caso: "inquerencia". La impotencia, la "disfunción eréctil" o como se le quiera llamar, no existe (salvo en patologías físicas, se entiende): no hay ninguna disfunción entendida como problema, lo que hay es un hombre que no tiene ganas de sexo y por supuesto cuando no tienes ganas el cuerpo no responde como si por arte de magia las tuvieras. Como expliqué en la parte de la educación masculina, desde el día uno se nos educa para cumplir con una serie de características que se supone que un hombre de verdad debe tener. Esto se hace en todo momento y por todo el mundo, muy poco a poco, detallito a detallito, y no cesa jamás desde que naces hasta que te mueres aunque por 52

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supuesto con la edad cada vez tu personalidad estará más formada y ya no será ni tan necesario ni tan efectivo moldearla más. Ya he dicho que los hombres nos acostumbramos a vivir así y salimos adelante más o menos bien, pero en algunos casos este síndrome de Supermán se puede llegar a convertir en un problema demasiado grande para manejarlo: puedes destrozarte las manos llevando más bolsas de las que deberías aunque tu mujer te diga que ella puede con alguna más, y no pasa nada; puedes ponerte a arreglar el grifo que gotea aunque no tengas ni idea de fontanería, que lo peor que puede pasar es que acabes llamando al especialista; puedes vivir con arreglo a un modelo al que te has acostumbrado como a una segunda piel pero que no es la tuya propia, y ni siquiera tú sospecharás que todo es mentira... ... Pero, amigo, lo que no puedes hacer es decirle a tu pene que se llene de sangre cuando te dé la gana: para eso tienes que estar excitado, y excitarse es algo que no se consigue bajo presión por mucho que intentes obligarte. Sucede igual con quedarse dormido, no solo no sirve de nada forzarte a cerrar los ojos si realmente no tienes sueño sino que probablemente lo único que consigas sea aumentar tu ansiedad y ponerlo peor. En este punto la pregunta lógica de una mujer sería: "pero si en realidad no te apetece ¿por qué no simplemente lo dices?". Digo que es una pregunta "de mujer" porque para cualquier hombre es tan evidente la respuesta, nuestra programación para ser hombres está tan profundamente arraigada, que uno de nosotros no lo preguntaría porque la cuestión ni le vendría a la mente. Hace algún tiempo me encontré en un importante medio de comunicación con una entrevista en la que la periodista (mujer) hablaba con una sexóloga (mujer) sobre cuestiones masculinas como la impotencia y disfunción eréctil. Entre las barbaridades que allí se afirmaron, y que demostraban que cualquiera puede tener un diploma colgado en la pared, la que más poderosamente me llamó la atención fue cuando la experta dijo algo como: "... blablablá, y como el hombre desea sexo en todo momento blablablá...". La periodista no solo no reaccionó con algún comentario sobre esto sino que siguió sus razonamientos dándolos por ciertos. Dejemos a un lado el lamentable caso concreto de estas personas; si esto se dice en un medio de comunicación de masas y se asume como una verdad universal que no hace ni falta explicar es por algo. 53

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Esta entrevista no es más que la consecuencia de un fenómeno global, permanente y aplastante, que como vemos afecta a todos. Si una mujer no tiene ganas de sexo un día no le pasa nada por decirlo (en el sentido de agresión a su identidad sexual); si una mujer no tiene ganas de sexo por un par de semanas no solo tiene todo el derecho del mundo sino que se enfadará con su hombre si le insiste demasiado llamándole egoísta para empezar; si una mujer no tiene ganas de sexo durante dos meses podrá decir que está en una "racha de bajón" y aunque haya quien pensará que quizá tiene algún problema, a nadie se le pasará siquiera por la cabeza pensar que es menos mujer que antes. Ahora bien, si un hombre no tiene ganas de sexo un día la situación no es la misma. Muchos no lo dicen porque negarse es algo que ni les cabe en la cabeza (y luego su cuerpo puede reaccionar o no, claro), y en los casos de los que sí lo hacen lo tienen que justificar asumiendo inconscientemente que tiene que haber una razón para que esto sea así. Lo normal es que el hombre desea sexo en todo momento como dijo aquella sexóloga, es decir que "desear sexo en todo momento" es una de las cualidades del hombre estándar. Ya ni hablo de lo que sería admitir que no te apetece sexo en dos semanas o dos meses: dependiendo de la relación de la pareja las fases de ella serían: "¿te pasa algo?", luego "¿ya no te gusto?", después podría venir "¿quién es ella?", y más tarde o más temprano habría alguna referencia más o menos hiriente a su hombría. De hecho esto a mí me pasó una vez con una de mis parejas que era mucho más joven que yo; por mi parte no tenía la experiencia ni los años de recorrido que tengo hoy y al ser mi primera vez, como ni siquiera me había parado a pensar en ello, no sabía lo que sé ahora. Yo tenía un trabajo muy duro de la mañana a la noche, ella era estudiante y se pasaba las tardes echando siestas de horas, y una noche cuando fui a su casa (destrozado, pero la quería y quería verla) me la encontré fresca como una rosa y arrastrándome a la cama para hacer el amor. En ese momento ni siquiera yo era consciente de que no me apetecía, hasta ese punto llega el lavado de cerebro de un hombre, y solo con el tiempo me he dado cuenta de lo que realmente ocurría cuando he podido analizarlo con perspectiva. En fin, ella solo llegó hasta la fase de "¿ya no te gusto?" porque afortunadamente el agobio por no haber sido capaz de cumplir solo me duró unos días (durante los cuales el problema se repitió, yo estaba más preocupado por si podría hacerlo que por disfrutar y por supuesto mi deseo real era cero) y poco a poco las cosas volvieron a la normalidad. 54

Hombres y mujeres

Por cierto que hay algunas mujeres que no solo saben muy bien lo que estoy diciendo, sino que manejan perfectamente todo esto y lo aprovechan para hacer daño a maridos a los que ya no quieren, con los que están resentidas o simplemente a los que quieren destruir en su autoestima por cualquier razón. Una vez una de esas "señoras" me contó que desde hacía años había aprendido de otra el truco para que su marido hubiera dejado de buscarla para sexo, que consistía en pedírselo ella cuando sabía que él no tenía ganas (porque estuviera preocupado por algo, o por cualquier otra razón) para así provocarle un episodio de impotencia y que, a base de forzarlo para repetírselo, le acabara bloqueando el deseo por la preocupación de que tuviera otro gatillazo. Además de quitarse un problema de encima esto le daba a ella un recurso para humillarlo en cualquier discusión o conflicto, lo cual era un arma devastadora que no dudaba en utilizar. Aquello fue hace muchos años pero me dejó tan estupefacto y tan impresionado que nunca he podido olvidarlo; aunque tengo que decir que de peores cosas me he enterado otras veces, no ya sobre parejas sino sobre cómo puede llegar a ser la gente en general. Así que, excepto alguno que se haya educado en un ambiente muy abierto que se sale totalmente de lo habitual, la gran mayoría de los hombres del mundo han hecho alguna vez el amor sin tener ganas de verdad o incluso (no tan frecuente pero pasa) han tomado la iniciativa por quedar bien pero deseando en el fondo que ella le rechazara. Recuerdo un caso en que alguien de mi entorno me estaba hablando de un suplemento alimenticio con ginseng, vitaminas y un par de cosas más, y me dijo que le venía bien para poder hacer el amor con su mujer. Yo me llevé una sorpresa enorme: "ah, ¿pero te hacen falta esas cosas?"; y atención a su respuesta: "claro, hombre; tú porque vas cambiando, pero cuando uno lleva un montón de años con la misma ya no tiene la misma motivación". Después de eso lo hablé con otros casados y cada uno con sus variantes me vino a decir lo mismo sobre sí mismo o sobre alguien que conocía. Los hombres somos seres humanos, con momentos de deseo y momentos de pensar en otras cosas. Estás cansado, preocupado, desganado, tu mujer ya no te atrae o no tanto como cuando tenía 20 años, el sexo se ha convertido en rutinario, tienes otras cosas en que pensar, estás con ella y en este momento te apetecería estar solo o con otras personas... O simplemente tu pareja te encanta pero no es el día, exactamente igual que les pasa a las mujeres. Yo con los años y la mucha experiencia he aprendido que tengo derecho a decir "no" en cualquier momento y durante el tiempo que 55

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sea, sin justificarme ni dar más explicaciones, y que de eso no depende mi hombría; pero prácticamente todos los hombres del mundo viven sin saber que son libres.

Cómo ser la mejor amante del mundo para tu hombre Especifico "para tu hombre" porque, aclaro desde ya, ni existen fórmulas universales, ni puntos secretos que funcionen para todos, ni técnicas mágicas, ni nada de nada. Generalizando mucho se puede decir que los hombres solemos ser más físicos que las mujeres y no dependemos tanto del entorno, de una preparación mental previa o de la fantasía para excitarnos; pero ni siquiera esto es algo seguro, cada persona es un mundo. Lo que sí he comprobado más de una vez es que hay cosas que nos desexcitan: La primera y más importante son los PROBLEMAS: cada uno tiene su aguante mayor o menor, pero todo lo que sea poner pegas absurdas o reparos morales de último momento (comprensibles dada la educación femenina, pero eso no quita para que se te baje el deseo igual), interrumpir la acción y demás ejemplos, es un pasito más hacia que tu hombre pierda algo de deseo. Y además esto es importante porque en ese momento cualquier valoración general hacia ella como compañera nos puntúa doble, para bien o para mal. Otra cosa de la que he tenido bastantes referencias es que cuando una mujer es demasiado impulsiva, o agresiva, o fogosa, muchos hombres se sienten intimidados y se cohíben totalmente. A todos nos gusta sentirnos deseados y que nuestra mujer se muestre cuanto más excitada mejor, pero si llega a un extremo en que arrolla la iniciativa de él una gran parte siente que su papel masculino, de hombre fuerte y dominador, se ve descubierto e inconscientemente les sale de dentro el adolescente que piensa que en el fondo es un fraude y que no llega al estándar. Estoy pensando en una mujer concreta, con un físico espectacular -muy por encima de lo normal, ahí no está el problema- pero también un carácter tan fuerte que eclipsa a todos los que tiene alrededor, que me ha dicho más de una vez: "no te puedes ni imaginar cuántas veces me ha pasado que cuando llega el sexo en el último momento el hombre con el que estoy no puede; no es que sea la mayoría, es que muy pocas 56

Hombres y mujeres

veces he estado con alguien que no fallara". Ella no comprendía por qué esto siempre había sido así hasta que le conté algunas de las claves de la mente masculina que he ido desvelando en este libro. En general podría mencionar un tercer factor negativo, que sería la falta de variedad como apunté antes en el ejemplo del suplemento de ginseng: igual para hombres que para mujeres, está claro que no es lo mismo en cuanto a deseo una persona con la que has estado haciendo el amor los últimos 20 años que alguien completamente nuevo. Realmente hay que decir que la calidad del sexo suele ser mejor con una pareja estable porque ambos se conocen mutuamente y saben lo que al otro le gusta (y la diferencia puede notarse bastante), pero al fin y al cabo la mente también juega: el morbo, la inseguridad de alguien a quien no conoces, la exploración de algo diferente... En fin, sobre este aspecto lo que se puede hacer es limitado a menos que te cambies por otra persona; pero siempre puede haber hueco para probar algo nuevo dentro de la propia pareja, y para eso ayuda trabajárselo un poquito y liberarse de prejuicios que no sirven para nada. Esto último enlaza con un cuarto punto que también merece comentario: "yo eso no lo hago, no soy una puta". Naturalmente toda persona tiene derecho a decir "no" cuando le parezca y sobre lo que le parezca, sin dar explicaciones ni admitir objeciones; pero si yo fuera mujer -y conociera de verdad a los hombres- me pensaría bien qué es lo que realmente no me gusta a mí de verdad y qué es lo que rechazo porque me han lavado el cerebro de toda la vida, y administraría bien mis negativas. ¿Por qué? Porque por todas partes hay competencia, y cuanto menos le des tú algo que más él quiere más probabilidades habrá que su respuesta -mental- sea "si no quieres perfecto, pero yo no voy a renunciar a esto porque a ti no te guste". No por nada cuando uno ve entrevistas en los medios de comunicación con prostitutas ellas repiten que sus clientes vienen buscando "lo que no les dan en casa"; y yo he conocido personalmente a muchas personas que habían tenido amantes, y este argumento siempre estaba ahí. Saca tus conclusiones. Y para terminar la lista te diría que no juegues al show, porque todos disfrutamos más con alguien con quien nos compenetramos al máximo (aunque solo sea para una noche) y comprobar que tu mujer está a lo suyo y no a disfrutar al 100% 57

Lo que realmente pensamos los hombres

contigo es bastante desagradable; actuando así solo vas a conseguir que él piense que lo único que puedes ofrecerle es sexo y que no hay nada más detrás y el placer de ambos sea menor del que podrían tener. Los tabúes y las ataduras sociales nunca han ayudado a nadie a disfrutar más de ninguno de los aspectos de su vida. Ser la mejor sexualmente para tu hombre tiene varias ventajas: por supuesto el placer de los dos, también el hecho que en muchos casos el ámbito sexual es el enganche del hombre que acaba haciéndole quedarse a más largo plazo con la mujer formando una relación estable (y cómo sea este sexo influirá seguro en su elección), la intimidad que esto contribuye a conseguir en otros ámbitos de la pareja, y muchas otras que tampoco hace falta que venga yo ahora a descubrir. Por otra parte además de traer consecuencias positivas puede evitar negativas, y pondré un ejemplo tan elocuente que no me hará falta añadir nada más. Una vez estaba hablando con un hombre (sobre 30 años) que me contaba que su mujer era casi perfecta: era como su mejor amiga, se compenetraban totalmente, le dejaba espacio cuando tenía que dejarle pero estaba ahí cuando tenía que estar, compartían intereses, en general eran plenamente felices... Solo había un problema, una única cosa negativa, y es que sexualmente era un desastre. Para él era una auténtica lástima porque de resto era tan buena que parecía hecha a su medida, y desde luego no tenía intención de dejarla solo por eso. Yo le dije: "¿y qué vas a hacer? O encuentras una solución o te mentalizas de que vas a pasarte los próximos 50 años de mal humor" (por cierto, como podrás ver lo de decirle a ella la verdad y hablar del asunto a los hombres ni se nos pasaría por la mente), y su respuesta le salió tan natural como fue tremenda: "pues nada, me buscaré una amante como todo el mundo". Entonces ¿cómo ser la mejor amante para tu hombre? Empiezo por algunos consejos generales. Lo primero es no creerte una maravilla y olvidar lo que te hayan dicho hasta ahora porque, como ya hemos hablado, todo el mundo cree que es mejor amante que la mayoría y a prácticamente todas las han engañado; y como consecuencia de esto, lo segundo sería verte a ti misma con ojos críticos y tener humildad suficiente para ser capaz de mejorar. Además recuerda que no hay dos hombres iguales, así que parte de la orientación de lo que ya conoces sobre nosotros pero en la práctica olvídalo todo y conoce a tu pareja como realmente es; ten claro que 58

Hombres y mujeres

antes que decirte algo malo te va a mentir por mucho que le digas que lo vas a aceptar y que él jure y perjure que será sincero, así que tendrás que guiarte por tu intuición y estar atenta a las cosas que te haga saber que sí son sus preferencias. Déjate llevar por tus propias impresiones y no por lo que hayas leído ni nadie te diga. Y lo que viene a continuación es una regla para el sexo pero valdría para la vida en pareja en general, y será una de las bases de que la relación con tu hombre sea exitosa: sé tú misma y ayúdale a que él también lo sea mostrando una actitud abierta, flexible y receptiva a lo que sea que él quiera compartir contigo. Crece, fortalece tu personalidad, di "no" cuando tengas que decirlo y si tienes que luchar para hacerte respetar hazlo; el respeto a ti misma es el único camino por el que él llegará a respetarte también. No mientas ni finjas, si algo no te gusta o sientes que tienes que decir algo malo encuentra una manera positiva pero dilo. Educa a tu hombre en lo que quieres y deja que él te eduque a ti. En cuanto a la manera concreta de actuar, y recordando una vez más que cada uno tendrá sus fantasías o preferencias que pueden ser totalmente diferentes de esto, después de muchas conversaciones con muchos hombres te diría que la mejor actitud sexual posible por parte de una mujer es la de "sumisión activa". Recuerda que a la mayoría de nosotros se nos ha programado para ser masculinos a la fuerza y que no somos tan fuertes como aparentamos -e incluso como nosotros mismos hemos acabado por creernos-: necesitamos que nuestra mujer se muestre receptiva y sentir que nos desea lo máximo posible, pero casi todos necesitamos nuestro propio show interno que es el de creer que somos líderes. A cualquiera le encanta que su pareja esté tan excitada que tome la iniciativa (y muchos se quejan cuando nunca es así), pero no hace falta que te diga que hay formas de hacerlo haciendo pensar al otro que el que manda es él; es una debilidad nuestra, claro, pero si actúas con astucia le puedes sacar muchísimo partido para que tu hombre esté siempre enganchado a ti.

LOS HOMBRES Y LA PAREJA

"No te implicas" Ya he explicado antes que los hombres no tienen el mismo concepto de lo que es pertenecer a una pareja que el que tienen sus compa59

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ñeras. Esto lleva a muchas mujeres a estar convencidas de que ellas se sacrifican por el grupo mucho más y que ellos están menos implicados, y tienen razón; de hecho lo que pensamos los hombres es que lo que ellas hacen es estresarse sin necesidad, y de paso crear PROBLEMAS y complicar innecesariamente algo que debería ser muy sencillo. Esto naturalmente viene a ser igual cuando la pareja tiene hijos y estamos hablando de una familia: lo habitual es que las cargas estén mal repartidas, en parte porque por su naturaleza la una tiende a entrar más y el otro menos en la manada, y también porque la una tiende a intentar solucionar todo lo que no va perfecto para que su vida sea mejor mientras que el otro lo que piensa es "mi vida será mejor cuantas menos cosas lleguen a la categoría de PROBLEMA". Y habiendo responsabilidades y cuestiones ineludibles a las que uno tiene que hacer frente en su vida de adulto responsable, la mujer tiende a concebirlas todas como asuntos de los que hay que ocuparse pero el hombre no. Para nosotros, como he explicado, hay dos tramos: la parte a la que uno se tiene que enfrentar de todas formas en la vida, lo que podríamos llamar problemas en minúsculas, y las obligaciones, complicaciones o en general PROBLEMAS que a uno le vienen por culpa de tener una mujer. Entre estos dos niveles está el de las cosas que suben de categoría porque ella les da más importancia o las convierte en más urgentes: la valla del jardín puede estar sin pintar dos semanas más y aquí no se muere nadie, no sería un PROBLEMA si no fuera porque ella le da ese estatus molestándote con eso cuando podrías estar disfrutando de un momento de felicidad. Recuerda una vez más que los hombres no valoramos a las mujeres por quiénes son sino por cómo es nuestra vida con ellas. A efectos de pareja nos da igual que tenga un doctorado o tres, que hable siete idiomas ("mientras hable el mismo que yo me vale, los otros no me sirven para nada"), que sea alguien respetado o valorado en su profesión... Todo eso está muy bien, pero si en lo que a ti te interesa falla lo demás es accesorio. Recuerdo una frase que me dijo un hombre una vez y que resume esto muy bien: "me da igual que mi novia sea rica, si soy yo el que paga la cena". ¿Cómo hacer que tu hombre se implique más en la relación? Seamos sinceros: esto no es nada fácil, porque va contra su naturaleza y le estás pidiendo que haga algo con lo que se encuentra incómodo obligándole a identificarse con el grupo de una manera que es la opuesta a la que concibe él. En pocas palabras, estás pidiendo algo que probablemente no vas a conseguir. 60

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En la práctica, y dentro de los límites de lo posible, hay dos soluciones: o bien le fuerzas a comportarse como si estuviera implicado de verdad (podrás conseguir que haga lo que quieres e incluso llegará a hacerte pensar que lo acepta de buen grado para evitarse más PROBLEMAS, pero el coste será que mentalmente su valoración sobre la vida contigo descenderá unos cuantos puntos), o bien le presentas la cuestión de una forma que sí sea compatible con su manera de ser para que la acepte y la interiorice de verdad. ¿Cómo? Planteándosela no como una obligación o una responsabilidad que tiene que cumplir, sino como parte de algo mayor: como un obstáculo para conseguir una meta positiva, estimulando su espíritu de superación y competitividad. Esto no se consigue en un día ni puedes arreglarlo cuando ya está hecho, tienes que haberlo pensado bien previamente para llevar a la práctica tu estrategia de la forma más eficaz posible según unas bases que ya tendrás que tener claras desde antes. Por ejemplo: si le dices a tu marido "este sábado no puedes irte al partido porque tu hijo va a leer su poema en el colegio" en su cabeza escuchará "PROBLEMAS"; pero si desde que estabas embarazada has estado "trabajándotelo" para reforzar la idea de que este proyecto de paternidad es algo difícil que solo él puede liderar, si no has desperdiciado ocasión de alabar su buen trabajo como imagen en la que tu hijo se fija y así siempre (reforzando lo positivo y evitando comentarios negativos -igual a PROBLEMAS-) y así día a día y sin descanso lo has estado concienciando de su tarea, no hará falta que le recuerdes la lectura del poema ni nada más porque el gran reto de la paternidad será su gran motivación. La educación mutua también es un trabajo de pareja. Una vez estaba hablando con una amiga y le explicaba todo esto, y me referí a cómo conseguía yo que las mujeres actuasen como yo quería y encima sintiéndose felices con ello. Conociéndolas y entendiendo sus procesos internos y sus motivaciones, lo que hacía era plantearles las cosas en términos compatibles con su manera de ser para que ellas mismas tuvieran la iniciativa de actuar de una determinada manera; por ejemplo, donde un hombre cualquiera quería que su mujer le acompañara a hacer algo que a él le gusta pero a ella no e intentaba animarla convenciéndola de lo estupendo que era (para él, claro) y lo bien que lo iban a pasar, yo llevaba ya mucho tiempo reforzando la idea de lo importante que es para mí sentirme apoyado por mi pareja en las cosas que me hacen sentir bien, porque necesitaba su aprecio y valoración para disfrutar plenamente de mis propias actividades. Lo cual era verdad, naturalmente. 61

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Le puse a mi amiga un par de casos concretos en los que mantenía despierto el instinto de protección de mis parejas, o las hacía sentir necesarias en mi vida, o reforzaba su autoestima incidiendo en su imagen hacia mí y los demás; todo absolutamente cierto, simplemente recalcando las cosas que ellas tenían y que las hacían más receptivas a utilizarlas cuando en algún caso concreto podían aplicarlas conmigo y, como iban a favor de su naturaleza, lo hacían con mucho gusto. Mi amiga me dijo "pero ¡eso es manipulación!", a lo que yo contesté "no estoy de acuerdo: los hechos son los que son, lo único que yo hago es traducírselo a un idioma compatible con ellas a diferencia de lo que hacen muchos hombres, que es hablarles como si no les importara cómo son realmente y cuáles son sus motivaciones". Volviendo al ejemplo del niño que va a leer el poema, es cierto que ser padre es un reto y que él debe ser un líder para su hijo; es cierto que es un modelo para bien o para mal y que sus acciones importan, y es cierto que tiene responsabilidades que tiene que cumplir como por ejemplo ir a la lectura del sábado. No se trata de manipular a nadie: se trata de que si le dices "este sábado olvídate del partido porque tienes una obligación" le estás hablando en tu idioma y él lo traducirá al suyo de mala manera, pero si te has preocupado de conocerle, respetarle como es y entender cómo piensa desde el principio le podrás presentar la situación en el idioma que sí habla él. Ser padre es algo bueno en todos los casos y él en el fondo lo sabe; así que sin mentir, sin manipular y sin obligarle a nada, solo tienes que aprender a explicar las cosas mejor y pensar a largo plazo. Esto se aplica también a muchos otros ámbitos y no vale la pena repetir el mismo esquema aplicado a cada aspecto de la vida de la pareja: una vez que has aprendido las claves de la mente de los hombres en general y conoces al tuyo en particular, puedes deducir las maneras más efectivas de actuar en cada caso y que además contribuirán a que la relación sea lo más armoniosa y feliz para ambos. Pero sí hay una situación concreta muy frecuente que quiero mencionar, y es cuando quieres conseguir que pase más tiempo contigo: como hemos ido viendo, puedes pensar a corto plazo y simplemente reclamárselo directamente (es decir, exigirle algo que va contra su manera de ser), o forzar experiencias juntos que no son las actividades que a él le gustarían en ese momento pero que en todo caso hará como una obligación -igual a PROBLEMA- mintiéndote para que creas que le parece una buena idea... O puedes "trabajártelo" a largo plazo para que poco a poco haya ido identificando la dedicación hacia ti como un medio para conseguir algo que él sí aprecia, por 62

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ejemplo ser el líder muy masculino y admirado por su mujer que todos deseamos ser. Pero sobre este tema me extenderé en el siguiente apartado.

Actividades juntos y actividades por separado Vamos a empezar por recordar un par de ideas elementales. Primera, ya conocemos cuál es el concepto mental que tiene un hombre con respecto a su grupo; y segunda, nuestra valoración de la pareja se basa mucho menos en quién es nuestra mujer que en un balance global de cómo es nuestra vida con ella, incluyendo todo (positivo y negativo) y de manera explícita y bastante importante atendiendo a qué y cuántos PROBLEMAS nos da. Cuando decidimos unirnos a una mujer lo que estamos haciendo (los dos) es compartir nuestro tiempo con alguien con quien en teoría deberíamos tener tendencia a chocar porque ni las maneras que tienen nuestras mentes de funcionar son las mismas, ni por tanto el lenguaje que comprendemos y con el que expresamos nuestras ideas es igual, ni nuestras motivaciones e intereses suelen ser del todo afines. Puede pasar que encuentres a alguien exactamente como tú, pero lo más habitual en una relación armoniosa es que ambos aprendan a respetarse y aceptar que cada uno tiene su espacio; aún así siempre habrá roces, claro, pero así la presión siempre tendrá por dónde escapar. Ahora bien, existen muchas relaciones que en este sentido no son armoniosas porque uno de los dos no tiene el espacio personal que necesita. Hay más de una variante, pero me voy a centrar en dos tipos: ! Cuando la mujer no deja que el hombre tenga tiempo para sí mismo. "Pasas poco tiempo conmigo", "siempre estás con tus cosas y a mí me dejas sola" y demás. A mí esto me ha pasado solo una vez, cuando era muy joven y con una de las parejas con que más tiempo estuve, y tuve muy clara la solución (romper en cuanto fui capaz, no soy la niñera de nadie); pero por lo que he visto la gran mayoría de hombres que he conocido que pasan por esto actúan así: primero intentan defender su espacio, después cuando ellas insisten una y otra vez se acaban rindiendo para evitar los PROBLEMAS (ellas tienen menos alergia que nosotros a discutir, por eso suelen ganar por insistencia), y lo que acaban haciendo es ceder y tapar su disgusto con la 63

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alfombra hasta que en muchos casos un día la bola de presión se ha hecho tan grande que ya no hay alfombra para cubrirla. Es el momento para tener una aventura, una relación paralela o directamente dejar a sus parejas. Yo en el momento de escribir estas palabras conozco a más de uno en las dos primeras fases y no tengo ni la más mínima duda de algún otro que un día entrará en ellas o irá directamente a la tercera. Este libro no está hecho para discutir sobre quién tiene razón; en lugar de eso me limitaré a ver la cuestión desde el punto de vista práctico, para que comprendas cómo piensa el hombre y gestiones lo mejor posible la situación según lo que te convenga. Relee un momento el párrafo de las dos ideas elementales de antes. Como he dicho varias veces el hombre tiende a ver globalmente su vida, valora puntos positivos y negativos y saca la media; en principio ningún hombre va a buscarse PROBLEMAS por nada, pero por supuesto sus decisiones se verán influidas por lo alta o baja que sea la nota final de ese balance. Cuanto más dócil y flexible sea él más bajo estará el punto crítico y cuanto menos esté dispuesto a aguantar más alta tendrá que ser la calificación para satisfacer sus exigencias, pero desde luego todo ser humano tiene un límite y si se roza suena un "click" en nuestra cabeza que normalmente ya es irreversible. Da igual lo alto o bajo que esté puntuando ahora mismo tu relación con tu mujer; en cualquier caso siempre cuanto más espacio tengas para ti más tenderá esa puntuación a subir, porque aunque tu pareja no fuera muy bien tienes oportunidad de liberar esa presión ocupándote de ti mismo y disfrutando de las cosas que te gustan; y cuantos más PROBLEMAS te suponga esto o más difícil te lo ponga ella para ser tú mismo como individuo más tenderá a bajar la puntuación global que le das a tu vida con ella. Así que supongamos por ejemplo que tú vives con una mujer con unas cualidades que puntúas X. Si después de trabajar todo el día llegas a tu casa, haces las tareas que te tocan, y hay un rato en que ella se pone a ver su programa favorito y tú te vas a tu rincón a ver el periódico deportivo para ver los resultados de tu equipo, y cuando te vas a la cama has tenido ese tiempo para ti, tu puntuación global de ese día (como parte de una vida) será mucho más alta que si llegas a casa, haces tus tareas, intentas saber qué pasa con tu equipo y tu mujer te dice "ya estás con tu 64

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deporte y yo aquí sola", al final acabas en el sofá con ella viendo un programa que a ti no te interesa nada, y cuando te vas a dormir tu día se ha resumido en trabajo y PROBLEMAS. A lo mejor tu mujer es fantástica en muchas cosas y eso puntúa alto, pero hay otros puntos en que puntúan bajo y desde luego también computan. Si yo fuera una mujer, independientemente de lo perfecta que me creyera y de lo muy bien que pensara que mi hombre valora la vida en común que tiene conmigo, no desperdiciaría ni la más mínima ocasión para ganar puntos -siempre dentro de lo que para mí fuera aceptable, claro-. Y más teniendo en cuenta que es perfectamente posible que él mienta para evitarse PROBLEMAS y yo no tenga ni la más remota idea de qué es lo que hay en realidad en su mente, y que podría darse el caso de que un día me encontrara con una sorpresa desagradable o dolorosa (como les ha pasado a muchas que me escriben). Si mi relación fuera realmente importante para mí yo no me la jugaría en absoluto ni haría concesiones. Así que podría pensar que él está plenamente satisfecho, muy feliz y no necesita tiempo para sí mismo porque solo tiene pensamientos para mí... Pero por si acaso me aseguraría de dejarlo en paz un ratito diario, o si no es posible algunas horas por semana, o al menos lo que pudiera, para garantizar alejar todo lo posible la tentación de sacar la presión por otro lado. Y más si es él el que demanda o tiende a buscar más espacio personal, aislarse para dedicarse a sus hobbies o simplemente dejar de tener PROBLEMAS por más tiempo: este es el mejor síntoma de que hay algo en su cabeza que no está bien y su forma de aliviar la presión es que esa cosa (que para él está siendo negativa) le corroa menos, tomando algo de distancia. Cuanto más le presione yo más fácil será que tarde o temprano llegue al punto en que inconscientemente abra la posibilidad de hacer algo que en otras circunstancias no se plantearía. Cualquier hombre del planeta que lea esto estará de acuerdo en que la mujer que actuara así demostraría mucha inteligencia... Para a continuación añadir "pero por supuesto, querida, no es mi caso; yo te quiero y soy feliz así". ! Segundo tipo, cuando un hombre dominante anula a su mujer y la convierte en una sombra de él mismo. Esto es bastante 65

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común, también sucede a la inversa pero suelen ser más los hombres los que lo hacen (y en algunos casos con la colaboración de la mujer, si tiene un carácter muy sumiso y justamente busca a alguien aparentemente fuerte que guíe su vida). Aquí hay bastantes grados, desde algunos que muchos considerarán como positivos hasta otros evidentemente destructivos y que a largo plazo en todos los casos traen infelicidad. Voy a poner solo tres ejemplos: Conozco el caso de una pareja en la que ella es evidentemente una persona seguidora; a los diez segundos de conocerla me di cuenta de esto y, como él es una persona que necesita ejercer un papel de líder, supe instantáneamente que eran muy compatibles y les auguré una relación muy buena. Efectivamente: ella se ha aficionado a cosas que le gustan a él (y que a ella hasta ese momento apenas le interesaban) pero lo ve como parte de su identidad de grupo y lo acepta de manera natural, y él aparte de esto tiene una carácter muy gregario y se preocupa por que ella esté bien. Independientemente de la opinión que pueda tener cada uno con arreglo a su manera de ser, ellos se complementan el uno al otro y la cosa funciona. Hablaré ahora de una mujer muy joven pero que lo tiene todo: inteligencia y talento enormes, un carácter abierto y encantador, educación exquisita, profesionalmente está súper bien situada, físicamente tan espectacular como cualquiera de las top models internacionales de las revistas (uno de mis amigos cuando vio su foto me dijo "mira, solo verla ya duele")... Parece perfecta, pero tiene un problema realmente grave. Por razones que no vienen al caso su autoestima es extremadamente baja, y naturalmente alguien así es una presa muy golosa para los depredadores: ha encadenado varias relaciones destructivas con hombres desde simplemente egoístas hasta realmente peligrosos, que han contribuido a acabar con su autoconfianza. Ahora tiene una pareja inadecuada y ella misma lo sabe, pero al menos no le hace el daño de otras veces y el hecho es que no puede estar sola: hace lo que sea para conservarlo, ha desdibujado completamente su personalidad para convertirse en lo que a él le gusta y ha abandonado del todo facetas de su personalidad que la ayudaban a desarrollarse individualmente y 66

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sentirse realizada. El tipo de hombre que esta mujer necesita es muy difícil de encontrar (un líder muy fuerte, pero que utilice esa fuerza para ayudarla a crecer a ella), y mi predicción es que siempre vivirá insatisfecha y será infeliz. Espero equivocarme. Y el último ejemplo es el de una mujer inteligente y con cierta experiencia de la vida, que después de varios años de relación sufrió la ruptura abrupta de una pareja que hacía tiempo que no funcionaba (básicamente porque ella quería más de la relación y él menos, no estaban hechos el uno para el otro). Muy poco después de la separación, y cuando evidentemente aún no estaba preparada para ello, encontró a otro hombre extremadamente posesivo y celoso con el que aguantó años antes de por fin dejarle; yo fui testigo de presiones y comportamientos enfermizos por parte de él que aplastaron su personalidad, que ella de haber estado sana emocionalmente jamás hubiera consentido. Debieron ser unos años muy largos, hasta conseguir recuperar las fuerzas necesarias para liberarse. En estos dos últimos ejemplos, como en muchísimos otros negativos, se nota un patrón común: una mujer débil (por carácter o por circunstancias) es "reclutada" por un hombre con debilidades mucho más profundas pero que aparenta ser un líder poderoso. Un hombre que de verdad lo fuera no se sentiría amenazado ni tendría ningún problema en ayudar a su pareja a desarrollarse como persona y dejarla respirar, pero naturalmente alguien que se siente un fraude y está convencido de que en el fondo su pareja podría encontrar a alguien mejor no puede permitir que ella se dé cuenta de esto: está claro lo que tiene que hacer, por una parte limitar todo lo posible su autoconocimiento y autoestima -para que jamás llegue a ser consciente de su valía- y por otra controlar especialmente qué interacción tiene con otros que pueda ser potencialmente "contaminante" y darle perspectivas más abiertas. Así que ¿cómo saber si estás en una relación con un líder o un fraude? Como ya dije anteriormente no hace falta que nadie te lo descubra: en el fondo lo sabes, otra cosa es que si eres una mujer débil no te veas capaz de admitirlo realmente siquiera hacia ti misma. Sea porque tienes miedo a quedarte sola de nuevo, sea porque temes la reacción de él o sea porque no te ves capaz de reconstruir toda una vida de nuevo, esta no es más 67

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que otra de las formas que tiene la mentira que domina nuestras vidas. De todas formas, si quieres saberlo hay una manera clara de distinguir a los dos tipos. El líder es positivo y abierto: sus estímulos son a hacer cosas por ti misma, a redescubrir tu identidad en cada paso de tu evolución personal, a relacionarte con gente que te enriquezca y a llenar tu mochila de tesoros que luego apliques a tu vida y a vuestra vida juntos. La sensación es la de que fuera un entrenador que tira de ti hacia arriba y te anima para superarte a ti misma. El fraude es negativo, no le gustan cosas que haces, te censura a veces con muchísima sutileza pero siempre haciéndote pensar que lo haces todo mal, desaprueba más o menos veladamente tu relación con algunas otras personas (especialmente las más liberales o abiertas), y con él tienes la sensación de que es como un lastre atado al pie que pone más difícil subir. Si lo consigue, si por su influencia has dejado de seguir caminos que querías explorar para seguir los suyos (o no seguir ninguno y estancarte) está claro que ha hecho un buen trabajo. Mis lectores habituales, en mi blog o en cualquiera de mis otras publicaciones, saben que yo siempre evito decirle a los demás lo que tienen que hacer con su vida. Este libro no es una excepción, siempre insistiré en que me limito a darte toda la información posible sobre lo que pensamos los hombres para que tú hagas tus elecciones vitales. Ahora bien, sí voy a repetir aquí mi consejo: si en lo más hondo de tu corazón sientes que estás en una relación destructiva con uno de estos hombres dominantes, haz algo en el sentido que sea. Habla con familiares o amigos ajenos a él que te puedan dar una visión no contaminada de la situación, consulta con un profesional... Si sientes no ya que tu relación no es como tú quisieras (nadie es perfecto) sino que realmente ha afectado negativamente a tu identidad, a quien tú eres, y no estás satisfecha con la persona en la que te has convertido, tienes un problema. Y seguir aparcándolo no te ayudará a solucionarlo. Aunque en una pareja sana y equilibrada, con los problemas que existen en todas las parejas, los hombres siempre necesitemos nuestro espacio para dedicarnos a nuestras cosas, en cuanto a aficiones se refiere lo cierto es que nos encantaría que nuestra pareja las compartiera; no ya por hacer cosas juntos (que también, dependiendo 68

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de cada caso y de la necesidad que tenga cada uno de simplemente estar solo) sino porque pocas cosas hay para nosotros tan importantes como sentirnos valorados por nuestra pareja y esta es una manera de que recibamos esa sensación. Muchas veces hombres que conozco me han transmitido que se sentían insatisfechos con esa necesidad. Hace algunos años hablé sobre esto con con uno de ellos, que en su tiempo libre se dedica a una ocupación que para él es la esencia de su vida. Como el tema nos interesa mucho a los dos solemos pasar horas y horas hablando de él, pero en esa conversación en concreto quería contarme lo mal que se sentía porque su mujer le había hecho un comentario (no el primero) menospreciando esta labor suya. Sus palabras fueron: "si esto es una parte de mí, de mi esencia, y mi mujer lo desprecia, me está despreciando a mí como individuo". Estaba realmente dolido. Un consejero matrimonial le hubiera recomendado hablar con ella, exponerle el daño que le había hecho, buscar puntos positivos en común y blablablá. Pero nosotros somos hombres, y mi respuesta de hombre fue: "mira, no eres el primero ni serás el último en decirme esto; lo he oído un millón de veces y al final siempre es igual. Tu error es que has considerado a tu mujer como si fuera un amigo, como si fuera yo, y has compartido con ella una cosa que a ella no le interesa para nada porque evidentemente ella no es tu amiga: es tu mujer. Lo más que podrás conseguir es que en esos casos ella finja interés porque te quiere y no quiere herirte, pero nadie miente eternamente y más tarde o más temprano la encontrarás cansada, o de mal humor, o en un mal día, y te contestará diciéndote lo que de verdad piensa como ha hecho hoy. La culpa no es suya por ser como es, sino tuya por pedirle cosas que no te va a dar; cuando quieras hablar de las cosas que nos gustan me llamas a mí, o a cualquier otro amigo con quien tengas esto en común, y disfrutaremos juntos con eso; con ella hablas las cosas que tienes en común con ella y así ganan los dos, tú no la aburres y ella no te decepciona". Todos tenemos derecho a opinar libremente, y la mujer de este amigo mío tiene derecho a pensar que los temas que a él le apasionan son tonterías. Ahora bien, si no te interesan las mismas cosas que tu hombre sería una buena idea animarle a que las disfrute él solo o con otras personas, o al menos dejarle el espacio personal para ello: por supuesto no tienes por qué hacerlo (si te parece que colocar esa estantería no puede esperar a mañana posiblemente tengas razón, y si ir a comer con tus padres el domingo es más importante que dejarle su único día libre para sus hobbies pues adelante), pero ya sabes que 69

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todos los pequeños PROBLEMAS tienen su peso y a lo mejor podría pasarte que un día te encontraras con acontecimientos en tu vida que nunca deseaste y que, aunque entonces tú prefieras pensar "qué malos son los hombres" y no se te ocurra unir causas pasadas y consecuencias actuales, están relacionados con un conjunto de esas pequeñas cosas que se han ido juntando hasta significar un gran peso en la balanza de su vida.

ÉL TIENE UNA AVENTURA

En el momento de escribir estas palabras me sucede una cosa curiosa: como ya las personas de mi entorno privado saben que estoy trabajando en él y muchas de estas lo han comentado a su vez con sus amigos últimamente estoy recibiendo varias llamadas y mensajes para hablarme del tema, sobre todo de hombres (pero no solo) que quieren hablar de sus casos concretos supongo que para sentirse escuchados por alguien interesado en el tema. Tan solo unos días antes de llegar a este apartado he recibido la llamada de alguien -casado- que quería contarme que hacía algún tiempo había tenido una breve relación con una compañera de trabajo, y como es solo un ejemplo más de los muchísimos que he conocido con características muy similares lo utilizaré como ejemplo significativo. Este hombre quiere a su mujer y tiene bien claro que no piensa dejarla por nadie; lo que traducido al lenguaje entre hombres quiere decir "mi vida con mi esposa me gusta, estoy bien y no veo ninguna razón para dejar de estarlo". Todas las parejas tienen sus roces, pero ella tiene un punto muy a su favor y es que le deja todo el espacio que él necesita para desarrollarse como individuo; ya que ella no es que sea precisamente una persona excepcional y él sabe perfectamente que no le costaría nada encontrar a alguien de cualidades personales más brillantes, aquí tenemos un ejemplo de cómo los hombres valoramos nuestra relación como un conjunto, compensamos unas cosas con otras y si estamos razonablemente bien no pensamos en cambiar. Pues bien, hace un tiempo tuvo una aventura con otra mujer que duró hasta que ella quiso más y él no estuvo dispuesto a dárselo; la situación se hizo insostenible y acabaron rompiendo toda relación (principalmente por ella). Esta mujer físicamente es más atractiva que su esposa, sus cualidades personales destacan más, el sexo con ella a 70

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él le parecía mejor (aunque tampoco fuera lo más increíble del universo) y, aquí viene la clave del asunto, es una persona que por su carácter da la impresión de poder traerle más PROBLEMAS a su vida que su mujer que como he dicho le deja bastante en paz. Teniendo en cuenta que casos más o menos parecidos a este he visto a cientos, yo creo que se pueden extraer algunas conclusiones. Como he mencionado antes en este libro, ni este hombre ni nadie, porque con las mujeres pasa igual, se levanta una mañana pensando "hoy voy a buscarme una amante". Es algo que se te cuela en tu vida medio queriendo medio sin querer: partes de una situación que viene de atrás por tu relación con tu mujer o por tus circunstancias personales (si estás en una crisis interna, por ejemplo en la mediana edad si empiezas a notarte síntomas de que vas dejando de ser joven), y un día hay un roce, un flirteo o un "algo", y se te mueve por dentro una parte de ti que desde hacía mucho ya no recordabas que estaba ahí. Como comenté recientemente con un hombre que hace tiempo vivió un caso similar al del ejemplo, se te dispara la adrenalina y vuelves a sentirte como si tuvieras 15 años. Aquí llega un momento clave: si la media total entre lo que suman tu educación, personalidad y situación vital, tu relación con tu pareja (incluyendo detalles como "oye, que con ella también flirtean y no pasa nada"), lo alto o bajo que puntúe tu compañera y lo alto o bajo que puntúe la otra es favorable a seguir, sigues; si es favorable a que ahí no pase nada más, tendrás una anécdota que contarle a tu mejor amigo y todo quedará en un "anda que si no fuera por mi mujer... Ya verías tú". Todos nos encontramos alguna vez en la vida con un momento así. Cuando una mujer es infiel hay también varios elementos que juegan (solo este tema ya da para otro libro), pero especialmente hay un matiz que nos concierne ahora: el de la desilusión con la vida en pareja. A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de hablar con muchas que habían tenido aventuras y que hacían comentarios sobre esto, y he corroborado con mis propios ojos que realmente sus maridos no las trataban como ellas esperaban (de hecho en prácticamente todos los casos ni siquiera les daban la consideración y respeto mínimos que merece una pareja) y desde luego no era así como habían logrado conquistarlas. Y claro, el amor no es un examen que apruebas una vez para siempre: o te lo ganas todos los días o tu puntuación para ella también irá bajando, y también habrá más posibilidades de que aparezca otro que puntúe más alto. 71

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La historia de muchas de estas mujeres tiene una característica común: viven en una relación que no es lo que les habían prometido ni tampoco con lo que habían soñado cuando eran jóvenes, inocentes e inexpertas. Hoy la realidad las ha bajado al mundo real, y tienen claro que una pareja no son príncipes azules y despertares con el desayuno en la cama (como cuando eran novios y él se esforzaba para enamorarla) sino discutir por quién baja la basura, estar dos semanas a dieta y que él ni se entere de que has adelgazado o tener una pelea porque él tenía que recogerte en el trabajo, se le olvidó porque estaba con sus amigos y perdió la noción del tiempo y tuviste que encontrar un taxi para regresar a casa. Qué tonta eres cuando eres joven. En ese estado de cosas aparece otro hombre que te trata con respeto y admiración, que te escucha cuando hablas y al que le interesa lo que dices, que hace cosas por hacerte sentir bien... Exactamente lo que hizo tu marido cuando empezaban, vamos. Y lo que piensas no es "este me está intentando embaucar como me embaucó mi marido", sino que tiendes a irte al universo paralelo y pensar "ah, pero... Entonces no es que la vida real sea decepcionante: ¡es mi marido el que me ha decepcionado! Pero sí hay príncipes azules, es solo que yo encontré a uno que no lo era". Ni se te pasa por la cabeza pensar que si estuvieras con este hombre nuevo los mismos años que con tu marido todo vendría a ser más o menos igual que ahora, porque no quieres creerlo. Aquí tenemos uno de los caminos más habituales, no el único pero sí muy frecuente, que conducen a la mujer a los brazos de otro. Cuento todo a esto para ilustrar por qué muchas mujeres no comprenden cómo es que ellas, que se han sacrificado por la relación y lo han dado todo por sacar adelante su pareja, se pueden encontrar con que sus maridos las han engañado. ¡Pero si han hecho todo lo que esperarían que su hombre hiciera por ellas! ¿Cómo es posible que para él esto no importe? Si le das a un hombre lo que tú crees que es necesario porque es lo que necesitarías tú estás cometiendo un error. Él valora cosas distintas a las que valoras tú, y es en base a conocerle realmente como puedes tomar decisiones correctas y más efectivas para conseguir tus objetivos. Por supuesto tienes todo el derecho del mundo a ser siempre como eres y no renunciar a ti misma para complacer a nadie y retener a tu hombre, y además aunque te volcaras al máximo hay elementos que no puedes controlar porque no dependen de ti; pero ahora sabes mejor cómo enfocar tus esfuerzos y qué errores previos es mejor evitar. 72

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EL ABANDONO

Antes de entrar con este tema quiero insistir en un aviso importante: si has sido abandonada y sufres por ello, y estás leyendo este libro para intentar comprender las razones de lo ocurrido, te recomiendo encarecidamente dejar de leer en este mismo momento porque ahora mismo esto puede ser muy perjudicial para ti. Busca Lo que nadie te dice cuando te han dejado, toda la información actualizada está disponible en mi web mandelrot.com, y léelo con atención todas las veces que necesites; comprobarás por los muchos comentarios y referencias en otras webs, blogs y foros que ya ha ayudado a muchísima gente en tu situación y también te servirá de mucho a ti. Repito: si estás sufriendo por un episodio de abandono no deberías seguir leyendo esto. Déjalo al menos hasta que hayas leído Lo que nadie te dice, ahí encontrarás todo lo que necesitas y entenderás perfectamente por qué este libro que tienes ahora en las manos es una mala influencia y solo te hará más daño y retrasará tu curación. Si después decides retomar esta lectura será tu decisión. Dicho esto, vamos con el siguiente tema: qué hay en la cabeza de un hombre durante el proceso que lleva a la ruptura de la pareja.

Por qué un hombre deja a su mujer El abandono se produce en algún momento concreto, pero el proceso naturalmente ha tenido su origen antes y ha ido desarrollándose hasta desembocar en este punto; nadie toma una decisión así solo por una razón momentánea y a la ligera y mucho menos un hombre, para quien una ruptura con todo lo que conlleva no deja de ser un PROBLEMA. Sucede con ambos sexos, claro, pero refiriéndome a los hombres muchos de nosotros continuamos relaciones insatisfactorias simplemente por ahorrarnos pasar por ese trance desagradable, doloroso o costoso. En estos casos normalmente se suele buscar una situación de tregua que aunque no sea lo que tú desearías para tu vida al menos no te moleste demasiado, sea porque cada uno haga su vida y solo compartan lo básico o sea porque mentalmente has desconectado y, aunque hacéis algunas cosas juntos, lo tomas como un trabajo que te cuesta menos que los PROBLEMAS que tendrías si rompieras con todo. 73

Lo que realmente pensamos los hombres

Esto pasa más a menudo de lo que a primera vista pudiera parecer, y curiosamente yo conozco más de un caso en que uno de los dos ya ve su relación así pero el otro no tiene ni idea de lo que está pasando realmente. En cuanto a los hombres que dejan a sus mujeres hay básicamente tres posibilidades: ! Si rompe y no hay otra: para él tú has roto las reglas de oro. Cuanto menos afianzada esté la relación más pesarán la del físico y el sexo y no tanto la de los PROBLEMAS mientras que en una pareja a muy largo plazo y ya muy consolidada será al revés, pero siempre cada una tendrá su peso a favor o en contra. Como he repetido ya varias veces al final los hombres valoramos nuestra relación globalmente, hacemos balance de cómo es nuestra vida y sacamos la media. A su vez en esta posibilidad hay dos opciones: Te deja para quedarse solo, pero él sabe que encontrará a otra: en realidad esto viene a ser exactamente igual que si te hubiera otra mujer y por tanto lo explicaré en el siguiente apartado. Puede que ella aún no esté ahí pero él sabe que no pasará mucho tiempo sin que aparezca, así que en la práctica te está comparando con alguien aunque por el momento exista solo en sus expectativas. Naturalmente cuanto mejor sea tu hombre más fácil será que esto ocurra: esto lo he visto sobre todo en hombres económicamente bien situados que son conscientes de su situación privilegiada para atraer mujeres, aunque muchísimas veces he oído comentarios de hombres de toda condición hablando de que estarían muy bien solos... Pero añadiendo la coletilla de que aún tienen su gancho para ellas porque alguna vez han notado cierto interés por parte de alguna mujer de su entorno. Te deja a pesar de saber que es muy difícil que encuentre a alguien: es evidente, para él puntúas tan bajo en alguna o varias de las tres reglas que prefiere no tener nada a tenerte a ti y no le importa siquiera atravesar por los PROBLEMAS que le traerá la ruptura. Por cierto, en este punto recuerdo que un físico y un sexo muy buenos pueden ser hasta cierto punto atenuantes de una relación difícil y pueden hacerte aguantar algo más; pero al final si la situación llega a hacerse lo suficientemente problemática te acabas hartando igual. 74

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! Si te abandona por otra mujer: esto no es un hecho distinto de tener una aventura, es la prolongación de algo que sucedió un día y que luego se extendió a dos, luego a tres, y luego siguió evolucionando hasta el día en que se produjo en la práctica el abandono por esa otra persona. Pero este abandono no se habría producido sin aquella aventura que inició el proceso, así que hay que entender los dos hechos como uno solo. Vamos a acabar de una vez por todas con algunos mitos muy convenientes para ellas pero que son parte de las mentiras que se cuentan a si mismas. Empecemos por este: los hombres no somos idiotas y a largo plazo no pensamos con el pene. Puede haber tenido un calentón y una aventura fugaz, podría incluso mantener una relación paralela... Pero si se decide a dar el paso de meterse en el PROBLEMA de dejarte es porque por las razones que sean piensa que la otra es mejor que tú. "Me ha dejado por otra más joven": es falso y lo sabes, deja ya de mentirte. La edad es la autoexcusa más conveniente de todas, porque el paso del tiempo no se puede evitar y eso te quita toda la responsabilidad; tú no tienes culpa de nada, es él quien es tan inmaduro que no te valora por las cosas profundas que le ofreces y se queda con lo superficial. La realidad es que nadie cambia un superdeportivo de alta gama de 10 años por un utilitario básico nuevo sin que haya otras buenas razones; ningún hombre del planeta sería tan estúpido para dejar a una mujer de 45 años con quien tiene una relación en armonía y que no le da PROBLEMAS, que es físicamente muy atractiva y una amante fantástica (con la que además se compenetra muy bien tras los años juntos), por una veinteañera con problemas mentales, obesa y sexualmente desastrosa. Exagero el ejemplo para hacerlo más evidente, pero está muy claro: si fuera simplemente por acostarse con alguien más joven habría otras opciones que no implican renunciar a nada, si te abandona es que hay algo más. Cuando un hombre te cambia por otra mujer no está simplemente sustituyendo a una persona por otra: está cambiando la vida que tiene contigo por la vida que espera tener con ella. A puntuación exactamente igual nadie rompería para no ganar nada, así que si esto te ocurre puedes estar segura de que para él ella es mejor que tú. Ya conocemos las tres reglas, cómo funciona la mente de los hombres y qué cosas son importantes para ellos (a las que habrá que añadir las del hombre que te 75

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interesa en concreto); aplicando toda esta información a cada caso concreto no será muy difícil responder a la pregunta "¿qué tiene ella que no tenga yo?". ! Aparte de todo esto hay que hablar de un elemento que puede presentarse más o menos de repente en una relación que hasta ese momento tenía sus carencias pero que se venía sosteniendo, para desequilibrarlo todo: un conflicto interno. De nuevo pondré un ejemplo muy elocuente. Hace años tuve una relación con una mujer que previamente había sido dejada por su marido (yo los conocía a los dos) después de llevar juntos prácticamente toda la vida y sin que hubiera habido ningún problema llamativo últimamente. Ella era tan preciosa que llamaba la atención, sexualmente a mí me parecía "top" y tenía un carácter súper amable y facilísimo de tratar. La verdad es que lo ocurrido en teoría era ilógico: la nueva era una jovencita, pero aparte de eso no suponía ninguna mejora para él en ningún sentido y encima tenía un carácter más difícil (PROBLEMAS); pero claro, hay que aclarar que el abandono vino justo después de que él cumpliera 40 años, momento en que de repente según todos sus allegados cambió completamente ("es que parece de repente otra persona"), se llenó el cuerpo de tatuajes -lo que hasta entonces siempre había aborrecido- y se compró una moto de gran cilindrada. Ahora el proceso sí cobra sentido, cambiar a tu mujer más o menos de tu edad por una veinteañera es el refuerzo perfecto a una masculinidad y juventud de las que has empezado a no sentirte seguro. Una crisis como esta puede ser un gran golpe a cualquier relación por bien consolidada que esté, pero rara vez por si sola va a suponer la ruptura; en este caso la pareja tenía otros problemas, aunque no eran nuevos y el matrimonio seguía adelante (evidentemente en la cabeza de él la puntuación de su relación no era la más alta) hasta que la situación interna de uno de ellos precipitó los acontecimientos. La conclusión a todo esto es obvia: en la vida de cualquier pareja puede suceder cualquier cosa, y cuanto más fuerte sea la relación menos exposición tendrá a peligros y más fácil es que resista las dificultades cuando vengan. El momento en que un hombre deja a su mujer es solo el último paso en un camino que ya ha venido recorriendo de antes, y ella podía haberlo visto y quizá corregido; si no ha sido así y se encuentra en esa situación por sorpresa es o porque no 76

Hombres y mujeres

conocía realmente a su hombre, o porque había decidido que no quería verlo, o porque había dejado de importarle lo suficiente.

CÓMO EVITAR EL FIN

Una vez que eres capaz de ver la lógica bajo la que funciona la mente de un hombre, aplicarla a cualquier caso concreto es fácil y por tanto lo que viene a continuación no te descubrirá nada nuevo; pero como son tantísimas las personas que me han contactado por Lo que nadie te dice que sufren por episodios de desamor, y todos podemos pasar en cualquier momento por algo así sin importar lo seguros que nos sintamos, creo que vale la pena dedicarle un apartado a este punto. Quiero comenzar con dos consejos que aunque parezcan evidentes muchísima gente olvida. No solo en la pareja, lo más importante en la vida es ser quien eres realmente; no es solo que tengas derecho a ser libre para desarrollarte como persona, es que tenemos la obligación con nosotros mismos de respetarnos y hacernos respetar. Una relación que te obligue a traicionarte a ti misma porque temes que tu hombre te abandone si te muestras como eres de verdad no es sana; si vives con miedo a no sufrir como mucho conseguirás eso, no sufrir, pero jamás serás feliz. Así que mi primer consejo sobre esta cuestión, "cómo evitar el fin", es que no le des demasiada importancia a lo que te voy a decir: si encuentras un punto de vista que te ayude a que las cosas vayan mejor estupendo; pero todo dentro de los límites que para ti sean aceptables, si hay algo que entiendes que funciona pero que para ti supondrían dejar de ser tú misma no lo hagas. Tu primera prioridad tiene que ser mantener tu integridad y acostarte todas las noches satisfecha contigo misma, aceptando las consecuencias de ser como eres por duras que sean. Dicho esto, mi segundo consejo es que dentro de quien eres seas la mejor versión de ti misma. He oído esta expresión a distintas personas, siempre refiriéndose al éxito en las relaciones sociales; efectivamente, dentro de nuestros propios márgenes siempre podemos aprender, crecer, evolucionar, madurar para obtener mejores cosas de la vida y ser más felices. Aprende de tu hombre, edúcale tú también, y 77

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mantened el equilibrio entre adaptarse lo mejor posible el uno al otro y respetarse como individuos cada uno con su manera de ser. Por otra parte hay que dejar claro algo fundamental: es imposible evitar al 100% la infidelidad o el abandono. No hay fórmulas mágicas y sí muchos elementos que no dependen de ti y no se pueden controlar; lo que sí puedes hacer es reducir al mínimo las posibilidades de que alguna vez te ocurra, haciendo lo que tienes que hacer para que tu hombre no solo no considere esa posibilidad sino que esta sea en su mente una puerta cerrada. Ser celoso o posesivo solo sirve para aumentar la presión sobre el otro y por tanto facilitar que busque un escape, y obsesionarse con que un día te puedan dejar provoca que al final ambos disfrutéis menos de la relación y se acelere la ruptura. Sé feliz con tu hombre, conócele para darle lo mejor de ti y que él sepa apreciarlo, y vive sin miedo.

Cómo evitar que tenga una aventura Hay hombres que en momentos de crisis vitales son más susceptibles a tener un romance fuera de su pareja; otros que tienen muchos PROBLEMAS en su relación y buscan inconscientemente aliviar la tensión; pero por los muchos casos de los que yo he sido testigo diría que los dos componentes más frecuentes en estas situaciones (compatibles con los demás) son el físico y el sexual. Un ejemplo, bastante extremo y que no se puede usar como estándar pero que ilustra bien lo que quiero decir. Hace años conocí a una pareja de mediana edad, en la que él tenía una personalidad algo veleta y descentrada y ella era infinitamente más inteligente y contaba con mucha experiencia de la vida. Un día, en una fiesta multitudinaria en casa de unos buenos amigos, entre copas y alegrías él estaba flirteando descaradamente con varias mujeres que andaban por allí. Ella es una mujer bastante segura de sí misma y no andaba ni mucho menos vigilándole, pero hubo un momento en que se dio cuenta y, como le conocía y no le hacía ninguna gracia que jugara con fuego, no se lo pensó dos veces: lo apartó del grupo con el que estaba, se lo llevó a un cuarto, cerró por dentro y lo tuvo allí dentro más de una hora. Cuando salió él era otro, relajadísimo y sonriente, y no volvió a coquetear con nadie más; ella siguió con la fiesta como si nada. Conozco a hombres que han tenido amantes y a otros que siempre han sido absolutamente fieles (al menos que yo sepa). Sé de algunos que han dejado a sus parejas, otros que se han limitado a alguna 78

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aventura concreta sin que su mujer siquiera lo sospechara y algunos que han tenido verdaderas relaciones paralelas durante años. He sido testigo de graves problemas familiares por descubrirse el pastel y también de situaciones llevadas tan discretamente que nunca salió de unos pocos allegados. He visto de todo, incluyendo las peripecias más rocambolescas para verse con "la otra" o para no ser descubierto (por poner solo un ejemplo, provocar un accidente de coche para justificar haber llegado tan tarde a casa). Lo que no he conocido jamás es a un hombre con una mujer físicamente muy atractiva y una vida sexual muy satisfactoria, que a pesar de tener eso haya estado con otra. Saca tus conclusiones. Aparte de bravuconear con los amigotes en la oficina haciéndote el macho sobre lo que le harías a la nueva de Contabilidad, lo cierto es que en la práctica para la inmensa mayoría de los hombres tener un lío con otra no deja de ser un PROBLEMA; por supuesto siempre existe la atracción de que sea alguien nuevo, eso es un punto a su favor, pero no es tan fuerte como para desequilibrar por sí solo la balanza. Y es verdad que puede haber un segundo de excitación y que cualquiera se puede cegar y tener un arranque descontrolado, pero seamos realistas: entre que hay un primer flirteo y se te enciende la bombilla en la cabeza y el instante (horas o días después) en que comenzáis a arrancaros la ropa apasionadamente siempre existe algún momento en que te paras a pensar en lo que está ocurriendo. Y los hombres no somos idiotas: sabemos qué cosas van bien en nuestra vida y cuáles son mejorables, valoramos qué nos puede dar una potencial amante (positivo y negativo, sobre todo qué cantidad de PROBLEMAS) y si nos conviene solo para un encuentro sexual o para algo más, cuál es el coste en términos de peligro de que nos descubran y las consecuencias de ello, y sacamos la cuenta. Si lo que nos ofrece mejora tanto lo que tenemos que nos compensa el riesgo, seguimos el juego; si no es así lo cortamos, normalmente ella nota que de repente ha desaparecido nuestro interés y se desconcierta, habla con su amiga diciéndole "no sé qué ha pasado, hasta ayer parecía que todo iba bien y de repente me evita", y si intenta sacar el tema o insistir tímidamente para averiguar qué ocurre le mentimos dándole una excusa para evitar en lo posible que sufra (PROBLEMAS). Esto lo he visto un millón de veces. Lógicamente, cuanto más alto puntúe lo que tienes en casa más difícil será que aparezca una opción lo suficientemente mejor como para que al hacer esa cuenta te compense el coste. Lo único que cambia entre un contacto aislado y que se convierta en una relación es 79

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que en un primer momento de las tres reglas nos importan básicamente las dos más superficiales (físico y sexo), y si la cosa empieza a ponerse seria volvemos a hacer balance de la situación pero ya valorando más el carácter y los PROBLEMAS potenciales que nos dará la posible amante; pero recordemos que toda relación ha tenido un momento inicial en el que no te planteabas nada a largo plazo, así que hubo un momento en que los elementos que decidieron fueron el físico y el sexo. El caso de la prostitución es un ejemplo de físico y sexo fáciles porque no dan PROBLEMAS. Como he apuntado anteriormente, no es casualidad que en todas las entrevistas que uno ve en los medios de comunicación con prostitutas ellas declaren siempre que sus clientes "vienen buscando lo que no les dan en casa"; yo realmente conozco a pocos hombres que me hayan admitido que han pagado por sexo, pero salvo un caso en el que lo ha hecho simplemente porque no se le ocurren muchas maneras mejores de liberar estrés y escapar de su vida llena de presiones -aunque además sé que su mujer puntúa muy bajo para él en físico y sobre todo en sexo-, en el resto es cierto que buscaban básicamente lo que no podían tener gratis. Todo esto está muy bien, pero claro: hay que recordar que la inmensa mayoría de los hombres son malos o muy malos amantes, con lo que a la inmensa mayoría de mujeres no les atrae especialmente la idea de hacer más el amor con ellos o complacerles en las cosas que les gustan porque no sienten que reciban lo que dan (mejor dicho, lo que ellas creen que dan). Este libro no es un manual para mejorar la sexualidad en la pareja, hay otros dedicados a ese tema y también profesionales especializados a los que recurrir; pero si puedo ofrecer un apunte personal yo creo que es un error tratar de considerar aisladamente un aspecto concreto de la relación separadamente del resto. Si el sexo no funciona como debería es por algo, puede ser porque haya otros problemas entre los dos o porque simplemente no se conocen el uno al otro como deberían y por eso ni siquiera son conscientes de que tienen una carencia que pueden solucionar. De todas formas está claro que esto es algo en lo que hay que trabajar de la manera que sea, porque como he explicado tiene sus consecuencias.

Cómo evitar que te deje por otra La diferencia entre haber tenido una aventura ocasional y dejarte es que, en la cabeza del hombre, en el primer caso no pierde nada en realidad sino que añade cosas a su vida que siente que le faltan o que 80

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desea tener; mientras que en el segundo el coste no solo es teórico (el riesgo de que te descubran) sino que al hacerlo acaba con una parte de su vida y además está asumiendo que la ruptura le traerá PROBLEMAS que pueden ser bastante serios. Así que aunque tiene su importancia que la otra mujer sea física y sexualmente sea para él bastante mejor que tú, una de dos: o le parece que tú en esos dos aspectos puntúas tan bajo y la otra tan alto que la diferencia en su vida solo por esto ya le compensa por los PROBLEMAS que le va a costar, lo que supongo que es teóricamente posible pero nunca lo he visto, o que haya algo más -que es lo lógico y habitual-. Si todo es perfecto en vuestra relación una crisis interna puede ser un bache en algún momento determinado, pero no es creíble que solo por eso un hombre que de resto lo tiene todo renuncie a una vida de plena satisfacción; puede que tú no hayas visto ningún otro PROBLEMA y que para ti la pareja fuera maravillosa, pero puedes dar por hecho que en su cabeza no era así. Si has atravesado una situación como esta y no comprendes lo que ha sucedido, une lo que tienes aquí al contenido del apartado sobre por qué mentimos a las mujeres y replantéate vuestras experiencias juntos desde este nuevo punto de vista: seguro que llegarás a algunas conclusiones esclarecedoras, o te darás cuenta de información o detalles que hasta entonces no habías visto por no saber dónde mirar o por no haber querido admitirlos. Si te deja por otra, o de momento no la tiene pero él sabe que encontrará a alguien, es como digo porque sus expectativas de la vida que va a tener superan tanto a la vida que tiene contigo que le compensa el precio. Y a largo plazo, aunque el físico y el sexo cuenten algo, son los PROBLEMAS lo que para él va ganando importancia en cuanto al balance mental que hará antes de decidir dejarte o no. Seguro que habrá otras cosas en su cabeza, pero no dudes de que él consciente o inconscientemente hará la comparación y el resultado pesará bastante en lo que ocurra.

Cómo evitar que te deje para estar solo Por el concepto masculino de grupo y nuestra personalidad más individualista, normalmente para los hombres es menos malo que para las mujeres el hecho de mirar al futuro y plantearse que pasarán el resto de su vida solos. Pero aún así no es fácil, con lo que para que uno se decida a abandonar a su mujer estando más o menos seguro de 81

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que no encontrará a nadie más tiene que ser porque está muy harto no ya de ella, sino de la vida que tiene con ella. Como en muchas parejas, sobre todo se ve en las que ya van teniendo una edad, el aburrimiento o el hartazgo es mutuo se suele llegar a un estado de dejarse más o menos en paz mutuamente; pero también sucede que hay hombres que prefieren la soledad a continuar con sus compañeras. Así que la buena noticia es que es muy difícil que ocurra que tú estés bien con tu hombre y él quiera dejarte pensando que estará solo para siempre (normalmente él creerá que ya aparecerá alguien), pero la mala es que si ocurre es porque él está tan quemado de PROBLEMAS contigo que lo más seguro es que no quiera ni oír hablar más de ti. ¿Cómo evitar este tipo de abandono? La respuesta es evidente: o total de los PROBLEMAS que le das son para él soportables, o le das espacio personal suficiente para que él pueda liberar la presión recuperarse dedicándose a asuntos fuera de vuestra relación que hagan sentir bien.

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Para ser sincero yo creo que la única forma de acercarse a garantizar no sufrir este tipo de abandono es una combinación de los dos elementos que son ambos imprescindibles. Aunque su relación no sea especialmente problemática, un hombre que no pueda tener lo que para él es el mínimo espacio personal se sentirá ahogado y oprimido en una vida que no considera realmente suya, y siempre echará de menos verse más libre; y si su vida en pareja es demasiado tormentosa, aunque disfrute de suficientes momentos para sí mismo tenderá a relacionar estar solo con sentirse bien y pasar tiempo con su mujer con PROBLEMAS.

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TERCERA PARTE: ALGUNOS CONSEJOS

Algunos consejos

EL ÉXITO EN TUS RELACIONES

Atrayendo al hombre que te interesa Dejemos claro que un libro no hace milagros: al leerlo probablemente acertarás mejor en el enfoque de las relaciones con los hombres, podrás mostrar una actitud que en general resulte más atractiva para el que te gusta, sacarás todo el provecho de tus recursos y -sobre todo- aprenderás a no meter la pata... Pero si le produces un nivel de atracción de cero o por debajo de cero lo tienes muy difícil. No es imposible, yo he conocido algún caso en el que inicialmente él no se había fijado para nada en ella y acabaron juntos, pero no suele ocurrir. De todas formas, le gustes o no, te considere una potencial amante, pareja o la mujer de su vida o no te considere nada, está claro que lo mejor que puedes hacer si quieres atraerle es puntuar lo más alto posible para él. De cómo conseguirlo es de lo que trata este apartado. Si tu hombre solo piensa en tener contigo una relación sexual (que es lo que casi siempre pensamos en un primer momento, no llegamos más allá) las cualidades superficiales son las que más cuentan: el físico sobre todo, y quizá la intuición de cómo puedas ser como amante. Pero aunque esto puede ser por así decirlo el "primer corte eliminatorio", inconscientemente al conocerte el hombre sacará una nota final sobre ti en base a otras cualidades. Esas otras cualidades que son las que realmente te van a definir para él son sobre todo tres: la inteligencia, entendida como te he explicado (inteligencia práctica para ver la realidad como es y no refugiarse en el universo paralelo, y para encontrar soluciones lo más positivas posible); tu personalidad, puntúa muy alto ser como realmente eres y hacerte respetar (ni shows, ni actuar según tópicos ridículos, ni hacer o dejar de hacer lo que deseas porque "qué pensará de mí"); y por último, cuál es el nivel de PROBLEMAS que traes contigo (a corto plazo, si le haces desprecios o le haces sentir mal, y a largo plazo, si eres una persona que huele a conflicto). Párate a pensar un momento en esto, y descubrirás una gran verdad: muchas, muchísimas mujeres puntúan bajo en los tres aspectos. Luego estas se quejan de que a nosotros solo nos interesan por el sexo... Naturalmente, es que según nuestra escala de valores no nos pueden ofrecer mucho más. 85

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Así que cada hombre hace una evaluación -en muchos casos conscientemente- de la mujer con la que cree que existe alguna posibilidad, y según el resultado lo que hace es ponerle una etiqueta mental. Como lo primero que se aprecia es la imagen y luego se conoce a la persona pondré algunos ejemplos usando ese esquema. A esa chica de tu oficina que te parece horrible y encima no te cae ni bien le pones la etiqueta de "nada de nada". Si es una persona agradable sin más le colocas la de "se puede hablar con ella", y si aunque físicamente no te guste puntúa alto en inteligencia y personalidad se habrá ganado la de "respeto". Si físicamente no está mal pero tampoco te motiva especialmente, y puntúa bajo en el resto, le puedes colocar la etiqueta de "ok para sexo una vez siempre que no ponga ni el más mínimo obstáculo"; si puntúa alto en pocos PROBLEMAS pero realmente demuestra poca inteligencia práctica y una personalidad inmadura, la defines como "vale para sexo fácil cuando no tenga nada mejor"; y si puntúa alto en las tres cualidades que nos interesan a los hombres lo que piensas de ella es "interesante, no es que sea una belleza pero no está mal". Ojo porque en este último caso ya sin saberlo este hombre está dejando la puerta abierta a algo más que sexo, porque ella aprueba raspado en lo superficial pero él sabe que tiene lo que él quiere para ser feliz. Subimos un par de escalones físicos y llegamos a una mujer que ya tiene algo de atractivo -para un hombre concreto-; este es el caso más común, que sería cuando alguien te gusta sin tampoco ser la supermodelo con la que llevas soñando toda la vida... Aquí pondremos solo dos casos típicos. El primero es cuando de resto puntúa bajo en todo y concluyes que no vale para nada, y le colocas la etiqueta de "le doy un cierto margen de aguante de estupideces para llevármela a la cama, previendo que esas estupideces solo serán hasta la primera vez y luego ya será más fácil; en cualquier caso desde luego con esta nada serio" (este tipo de mujer es la que luego, cuando la dejamos, suele esparcir tópicos sobre lo malos que somos los hombres o sobre que solo nos interesa el sexo). El segundo caso es el de la que te gusta y en las otras cualidades no es que saque las mejores puntuaciones, pero más o menos pasa. La etiqueta correspondiente es la de "está bien, es compatible conmigo, aunque por supuesto al fin y al cabo no deja de ser una mujer y tiene 86

Algunos consejos

sus cosas de mujer". En la gran mayoría de las parejas que conozco así fue como empezó la relación. Con todo esto es fácil intuir qué piensa el hombre en cada caso y no vale la pena seguir abundando en ejemplos concretos. Llegamos al momento de responder a la pregunta "¿cómo atraer al hombre que te interesa?". Mejorar físicamente te hace entrar en una u otra de las categorías generales, que será lo que en un primer momento le haga o no fijarse en ti; y como la mayoría de las mujeres esperan a que nosotros tomemos la iniciativa (-1 en personalidad fuerte) es un reclamo importante porque será probablemente el punto de partida para que él dé algún paso que haga que lo que haya entre ustedes pueda avanzar. Si solo te interesa para sexo probablemente valdrá con que físicamente llegues a su mínimo y que le hagas intuir que no le vas a dar PROBLEMAS (si finges que será así siendo falso él lo intuirá, la gente problemática se huele desde lejos); si solo con eso él no se da cuenta de que te gusta y hay algo para él -los hombres no pensamos siempre en sexo- hazle saber con algún comentario que te parece interesante o atractivo y no te hará falta más: déjate llevar y no metas la pata y lograrás tu objetivo. ¿Y qué pasa si haces todo esto y no funciona? Puedes apostar a que tú no le gustas a él, cuanto antes pases página antes podrá aparecer otro hombre más compatible contigo. Si te atrae y lo ves como alguien con el que si os conocéis mejor y todo va bien podrías tener una relación, y quieres que él te puntúe alto en lo que para él cuenta, mi consejo es que te muestres exactamente como eres: trabaja en ti misma para liberarte de presiones sociales, prejuicios y tópicos, y trátale exactamente con la misma atención, educación y respeto que te gustaría que él te diera a ti. Por supuesto, si en algún momento tienes la más mínima sensación de que él no cumple con su parte de tratarte bien, no admitas lo que es inadmisible y actúa en consecuencia. Todos conocemos ejemplos de mujeres que intentan mostrarse explosivas y parece que van disfrazadas de secretarias porno: un toque sexy siempre puede estar bien, pero pasarse hasta entrar en el mal gusto es una buena idea solo si te interesa un tipo de hombre que no es del que yo estoy hablando en este libro. Ten en cuenta que cuando una mujer está pidiendo a gritos atención masculina demuestra en el 87

Lo que realmente pensamos los hombres

fondo una gran debilidad de personalidad, y eso puede no importarnos para el deseo inmediato (a todos en la discoteca se les saldrán los ojos) pero ninguno de nosotros quiere eso en una potencial compañera para el resto de nuestra vida. No hay que confundirse: no es que digamos "no quiero salir con alguien demasiado sexy" (alguno hay que piensa así), es que inconscientemente está claro que a medio plazo esa mujer te va a dar PROBLEMAS. Ser demasiado agresiva tampoco creo que sea lo mejor. Tomar la iniciativa de manera respetuosa siempre es positivo y no hay hombre en el mundo que no lo valore muchísimo; pero pasarse de directa, insistir después de una negativa (si un hombre te rechaza, te rechaza de verdad; nosotros no hacemos ese tipo de shows) o llegar a agobiar al otro suele ser muy contraproducente. En esto los hombres somos simplemente humanos iguales a las mujeres: ¿te gustaría a ti que fueran tan directos que ya rayaran la grosería, rechazar a alguien que te desagrada y que siguiera insistiendo, o que un hombre te agobiara constantemente? Veamos algunas de las distintas maneras de manejar el acercamiento a un hombre que te gusta: La forma óptima (desde el punto de vista de él, es decir lo que en su mente puntuará más alto) sería que la iniciativa fuera por parte de ambos: tú das un paso, él da otro, tú el siguiente y así. Por ejemplo tomas la delantera buscando una excusa para hablar con él de manera que se note que es una excusa, y antes de terminar la conversación dejas caer que te gustaría continuarla en cualquier otro momento; él te propone otra ocasión, tú por ejemplo le dices "mira, ese día no puedo pero si te va bien este otro para mí sería mejor" (le estás diciendo "valoro tu gesto y vas bien, por eso me molesto en darte una alternativa"), él organiza la cita... Conozco a poquísimas mujeres lo suficientemente seguras de sí mismas para hacer algo así (hay muy pocas mujeres 10), de manera que vamos a hablar de objetivos más asequibles. Si no tienes el valor de actuar por ti misma e ir a por lo que quieres, un buen recurso es utilizar a alguien en común para hacerle llegar el mensaje de que te gusta (siempre que lo han hecho conmigo me he sentido afortunado, en mi cabeza era un buen punto para ellas porque demuestra que aunque no tengan la seguridad y el valor sí tienen la inteligencia) aunque luego no hagas nada más y solo te dejes llevar mientras él hace todo el 88

Algunos consejos

trabajo. Eso sí, si en algún momento empiezas a poner pegas sin razón él lo interpretará como show y te colocará la etiqueta de "otra". Bajando otro escalón tendríamos lo que hace la mayoría, que es lanzar alguna señal tímida y esperar que él se dé por aludido, la interprete correctamente y haga todo lo que haya que hacer para "conseguirte". Desde luego esto no puntúa alto ni en valor ni en inteligencia, pero si al menos no das PROBLEMAS su opinión de ti no será mala. Por debajo están las que no hacen absolutamente nada para conseguir al hombre que les interesa, por timidez o porque entienden que él es quien de alguna manera mágica tiene que descubrirlo; bajando más tenemos a las que estando interesadas en alguien hacen el show sin importarles cómo le harán sentir a él con sus desprecios, porque piensan que al fin y al cabo "no es más que un hombre"; y al final encontramos a aquellas que consideran realmente que los hombres son unos seres sucios y malvados y que "todos piensan en lo mismo". Compañeras estas últimas ideales de Ambrosio el de la pintada en los baños de la universidad, por cierto. Si un hombre te gusta y quieres que te conozca como realmente eres, muéstrate como realmente eres. Como ser humano tienes todo el derecho del mundo a luchar por conseguir lo que quieres, y si alguien piensa mal de ti por eso (sucederá al contrario, tu valor te traerá respeto) está claro que quien te juzgue negativamente no te interesa. Puntuar alto no se trata de cómo actúes; fingir no sirve para nada porque te descubrirán tarde o temprano, tus actuaciones tienen que ser consecuencia de tu manera de ser que es lo que el otro valorará. Si eres inmadura, si tienes miedos o frustraciones, o si no sabes pensar por ti misma, actuarás como tal y él te puntuará bajo; cuanto más hayas trabajado en tu personalidad para madurar y ser mejor persona la impresión que causarás en los demás, y en concreto en ese hombre, será más alta porque tus maneras de actuar serán mejores. Pero olvida lo que siempre te han hecho pensar: tu valía personal no depende de lo que los demás piensen de ti, de que te quieran o no, de que te puntúen alto o bajo. Sé tú misma, trátale con respeto y educación pero ten claras las cosas y tus objetivos. Si a pesar de dar lo mejor de ti misma él te rechaza, te dolerá seguro; pero interiormente te sentirás satisfecha porque eres fuerte y lo sabes, y pronto lo habrás superado y estarás lista para otra persona más compatible contigo. 89

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Llegar a ese punto de libertad y madurez no es nada fácil, pero créeme: compensa.

¿Es realmente el hombre para ti? Por diversas razones (biológicas, sociales) la mayoría de las mujeres después de haber tenido sexo con un hombre tienen la tendencia a querer prolongar la relación con él; el mundo de hoy día ha empezado a cambiar con respecto a esto, pero sigue ocurriendo. Los hombres no actuamos así, como explicaré en el siguiente apartado: recuperando una vieja frase que no deja de ser acertada, "después del sexo a las mujeres se les calienta la cabeza y a los hombres se nos enfría". Por eso muchas veces sucede que, a pesar de que ese hombre sin llegar a parecerte un desastre el hecho es que tampoco te termina de convencer del todo, ese empujoncito natural hace que te sientas impulsada a querer verle de nuevo cuando en otras circunstancias, con toda la información que tienes ahora y pensándolo fríamente, sabrías que no es el hombre que quieres para formar una pareja. Como he visto infinidad de ocasiones a mujeres cometer este error y pagarlo caro en el futuro, llegados al momento del "día después" mi recomendación absoluta sería hacer un esfuerzo de claridad y plantearte una serie de preguntas tratando de olvidar por unos instantes lo que te dice tu corazón -que ahora puede engañarte-. Todos sabemos que cuando uno está en la fase de conquista trabaja extra para dar una imagen al otro lo mejor posible. Recuerdo una anécdota en la que alguien (mujer) me habló de un hombre que hacía poco había comenzado una relación, y todos los días le llevaba a su nueva novia el desayuno a la cama entre otros detalles. Me dijo: "desde que está con ella lo veo como si se hubiera ablandado de repente, está siempre solícito y atento a cualquier deseo de ella como si fuera un esclavo". Yo respondí: "parece mentira que a estas alturas todavía no sepas cómo funcionan estas cosas. ¿Crees que él va a ser así siempre y que ella seguirá desayunando en la cama toda la vida? Se nota que eres una mujer: los hombres llevamos 10.000 años haciendo los mismos trucos y vosotras seguís picando". Es evidente que en la fase de cortejo él habrá tratado de darte la imagen más positiva posible de sí mismo, tratando de disimular sus defectos y potenciar o exagerar sus virtudes (igual que habrás hecho 90

Algunos consejos

tú). Pero aún así nuestra intuición a veces nos dice cosas, aunque la ignoremos a propósito porque nosotros también estamos interesados en que el negocio prospere. Así que la primera pregunta que deberías hacerte es: ¿has visto en algún momento algún detalle negativo o que no te gustara, y que dejaste pasar quitándole importancia? Piénsalo bien, porque si hay una segunda cita, y luego una tercera, y acabáis teniendo una relación más profunda, la careta del cortejo desaparecerá y probablemente lo que habrás intuido será lo que encuentres debajo. La segunda pregunta que conviene que te hagas es esta: ¿cuáles son sus cualidades reales, cómo es de verdad? Ya ha pasado el calor del primer contacto, estás sola y tienes un rato para pensar con tranquilidad. ¿Qué parte de lo que has visto es el código estándar con el que uno cumple para seducir a una mujer, y qué te parece a ti que podría ser lo que hay detrás? Haz memoria de todo lo que conoces de él y fíjate en esos pequeños detalles inconscientes que son los que delatan cómo es nuestra personalidad, porque una vez pasada la fase inicial eso será lo que tengas en una relación con él. Suponiendo que dentro de 20 años estéis juntos muy probablemente el hombre con el que vivirás no será el mismo que te enamoró el primer día. Y la tercera, ¿quiero yo compartir mi vida con una persona así? Es decir, ¿cumple mis mínimos? Intenta olvidarte de quién es él, de que te gusta, de que tu naturaleza te impulsa a llamarle de nuevo; imagínate que es una persona anónima con esas características, o si te resulta más fácil ponte en la situación de que una amiga te estuviera hablando de su cita y tú le dieras tu opinión más objetiva que la suya, basada en lo que te cuenta y sin conocer de nada al hombre en cuestión. En resumen, haz tu propio balance lo más fríamente posible como hacemos nosotros. Y si el resultado es positivo, adelante.

Cómo hacer que siga interesado en ti después de la primera cita Lo que los hombres hacemos desde el primer momento en que nos quedamos solos y podemos pensar tranquilamente es actualizar nuestro balance inicial sobre la mujer, pero añadiendo los datos nuevos que ahora tenemos: cómo actuó ella durante el tiempo que estuvimos juntos, y cómo ha sido el sexo. Si la calificación que le dabas antes de la cita era un aprobado justo (por ejemplo, una chica que no está mal físicamente sin tampoco volverte loco, y que sin darte muchos problemas tampoco ha demostrado especial personalidad ni inteligencia) puede ser decisivo lo buena o mala amante que te haya 91

Lo que realmente pensamos los hombres

parecido, pero en la mayoría de los casos tú ya la habías etiquetado para bien o para mal y rara vez descubres algo que no te esperaras antes. Esto último me lleva a hacer un pequeño inciso para comentar por qué prácticamente siempre se puede anticipar si una mujer será buena amante o no -para lo que le gusta a cada hombre en concreto-. Evidentemente nuestra manera de actuar en cada aspecto de la vida se basa en nuestra manera de ser en general, así que cuando vas conociendo a una persona ya puedes ir prediciendo cómo será en esto o aquello (y si alguien te sorprende es que no lo conocías suficientemente bien). Así que si por ejemplo una mujer piensa que ella es una diosa y tú un pobre desgraciado mortal al que va a conceder su gracia solo si te dejas humillar lo suficiente, te tiene esperando entre shows e idioteces hasta acabar con tu paciencia y no pierde ocasión de ponerte a prueba para ver hasta dónde eres capaz de tragar por conseguirla, tú le pondrás una puntuación muy baja en sus cualidades personales y por supuesto no tendrás ni la más mínima duda de que en la cama será una nulidad. Es lógico: ¿por qué se va a esforzar, si está convencida de que ya bastante afortunado deberías sentirte por el privilegio de estar con ella? Y por poner el caso opuesto, en el ejemplo de la mujer que había llevado el acercamiento de la forma óptima (iniciativa respetuosa pero decidida, pasos mutuos) no hace falta ni explicar por qué ya cualquier hombre espera de una mujer así que el sexo sea fantástico: ella te considera un igual, es evidente que le gustas mucho y no tiene miedo ni reparos en conseguir lo que quiere, y lo que quiere es que los dos disfrutéis. Luego hay otros factores en juego y especialmente el gusto personal de cada uno, pero a priori con una mujer así sabes que pondrá de su parte para que todo sea lo mejor posible y ambos sean felices. Así que, volviendo a la pregunta de cómo hacer que siga interesado en ti después de la primera vez, normalmente y salvo sorpresas los hombres ya tenemos tomada desde antes esa decisión; así que después no puedes hacer nada para cambiarla. En la nota final del curso el último examen se suma a la media global, pero apruebas o suspendes según lo que hayas trabajado durante todo el año; ¿nadie te avisó antes? Mala suerte.

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Algunos consejos

Una vez estaba hablando con un hombre y le contaba que una chica que me gustaba -me encantaba- había hecho algo que me parecía una falta de respeto absoluto, y la había eliminado inmediatamente porque era inaceptable aguantar semejante humillación. Él me dijo: "siempre haces lo mismo y te equivocas; tú haz como todos, primero ella te hace sufrir a ti hasta que la consigues y después tú se la vas a devolver con intereses cuando la hagas sufrir a ella". Como en muchos otros ejemplos que he venido dando en este libro, yo estoy absolutamente en desacuerdo con la manera de actuar de muchos hombres; la expongo simplemente para que nadie se sorprenda, ni se frustre, ni le eche la culpa a los demás, si a la mañana siguiente le mandas un mensaje cariñoso a tu cita de anoche y él ni te contesta ni quiere saber más de ti. ¿Cómo actuar después de la primera cita? La respuesta correcta sería otra pregunta: ¿qué quieres tú realmente hacer? Olvídate de reglas sociales, de preocuparte por lo que pensará de ti y de lo que está bien o está mal: si quieres hablar con él o escuchar su voz llámale, si quieres escribirle escríbele, y si no puedes esperar para verle de nuevo díselo; y si decides que no quieres saber más de él házselo saber con la misma educación que te gustaría que él tuviera contigo, transmitiéndole un mensaje correcto pero firme para que no queden dudas. A nadie le gusta que le tengan lástima ni que le tomen por idiota, y si te tienen que decir "no" mejor que te traten como a un adulto a que te rehuyan o simplemente te ignoren. Si te muestras insistente o desesperada y es porque realmente estás desesperada, piensa que probablemente esa desesperación se debe a un problema interno que deberías solucionar antes de necesitar que alguien venga a solucionarlo por ti. Un rechazo siempre te hace sentir mal, claro, pero nadie le gusta a todo el mundo y hasta la persona más atractiva del planeta podrá sufrir en cualquier momento por amor porque no hay nadie perfecto, simplemente hay personas que son más compatibles y otras que lo son menos. Si no eres capaz de tomártelo con naturalidad y seguir con tu vida, busca en tu interior algún conflicto más profundo; quizá esté ahí el origen de que las cosas con los hombres no te vayan como tú querrías. Pero si has aprendido a respetarte a ti misma, a ser libre y a actuar con fortaleza y valor según lo que te dicta tu corazón, no tendrás que pensar en cuánto tiempo es correcto esperar para mandarle ese mensaje o qué pensará él si le llamas demasiado pronto; una persona madura y sana hace lo que quiere hacer y lo que siente que es correcto, con todas las consecuencias. De todas formas recuerda que él 93

Lo que realmente pensamos los hombres

no va a cambiar su opinión sobre ti por cómo actúes después de la cita, y lo que haga lo tenía decidido desde antes; así que sé como eres, que ya ha pasado el tiempo de los shows. En el peor de los casos, si te rechazan saca tus conclusiones (sobre cómo has actuado tú, sobre qué clase de persona es él o sobre cualquier lección que se pueda aprovechar) y sigue adelante; no vale la pena insistir, utiliza lo aprendido para dar un paso más en tu evolución personal y pasa el mal trago cuanto antes para que tu mente quede libre y sana rápidamente y estés preparada para nuevas experiencias. Si todo va bien probablemente él estará preguntándose como todo el mundo "¿cuándo será correcto que la llame?", "¿mejor un mensaje?", "lo que me gustaría sería ir a verla ahora mismo, pero ¿no voy a parecer desesperado si se lo digo así?" y demás. Recuerda que los hombres crecemos en un ambiente de presión por ganarnos los galones sociales masculinos, y muchos aparentan gran seguridad cuando interiormente no son tan fuertes. Conozco algún caso en el que lo que podría haberse convertido en una pareja exitosa se quedó en nada por no hablar claro, cada uno tenía miedo de lo que pensara el otro y al final la timidez les separó. El miedo nunca ha sido un buen cemento para construir nada, así que si quieres algo más ve a por ello y no te sientes a esperar; si le acostumbras desde el minuto 1 a que entre vosotros hay confianza y las cosas se hablan probablemente esta inversión os dará a los dos muchos frutos en el futuro y os solucionará muchos problemas antes incluso de que se produzcan.

Cómo llegar a ser pareja, y que dure Casi ningún hombre va buscando de primeras tener una relación, casarse y tener dos niños y un perro, e ir a comer los domingos a casa de sus suegros. Los hay así y yo conozco algunos, pero la mayoría si pudieran vivirían solos echándose alguna cana al aire aquí y allá y la única razón por la que acaban emparejados es porque todo el mundo piensa que se tiene más sexo más de casado que de soltero. Voy a poner un ejemplo personal que representa bastante bien el proceso. Hace algunos años yo estaba en un momento de mi vida en el que no tenía pareja estable sino que mantenía contactos esporádicos con amantes ocasionales. Un día salí con una amiga, que era el tipo de mujer inteligente y con personalidad que todo hombre respeta le atraiga físicamente o no; en este caso ella me gustaba, aunque por la naturaleza de nuestra amistad y sus circunstancias personales yo no la veía para nada como un objetivo sexual. 94

Algunos consejos

Era tarde cuando nos despedimos y yo estaba molido de cansancio; ella vivía cerca de mi trabajo y yo tenía que conducir una hora hasta mi casa, dormir muy poco y madrugar a la mañana siguiente para volver a trabajar todo el día, así que me ofreció quedarme en su apartamento para ahorrarme la paliza y yo acepté la invitación muy agradecido. Todo fue fácil, perfectamente natural y fluido, y acabamos juntos; nos despedimos por la mañana aún como dos amigos que simplemente habían compartido un momento de mucho cariño. Yo por entonces no tenía ni la más mínima intención de mantener ninguna relación seria con nadie: por una parte necesitaba muchísimo espacio y quería estar lo más solo posible, y por otra teniendo oportunidades más o menos constantes con varias mujeres no veía por qué habría de limitarme a una. En esa primera noche juntos le había dejado clara la situación y ella me había dicho que por ella estaba todo bien, también quería independencia y que si nos veíamos alguna vez estupendo y que si no también sin ningún compromiso. Pero claro, por mucho que tú hagas planes, si encuentras a alguien que te gusta mucho (no hablo solo de su físico) y con quien has pasado una noche fantástica sin ponerte ni el más mínimo PROBLEMA, otro día sales con ella y todo vuelve a ser perfecto, y otro día igual... Al cuarto día estás en casa y te dices "hum, a lo mejor podría llamarla para ir al cine". Sabes que todo va a ir bien, que es una persona que no te da nada negativo, que podéis quedaros juntos a pasar la noche -y si no es posible te lo dirá de manera clara y respetuosa- y al día siguiente seguiréis siendo tan amigos; ¿por qué no vas a querer volver a ver a alguien así? Hasta que un día, como me pasó a mí, estás haciendo otra cosa y descubres que estás pensando en ella y que tienes muchas ganas de verla. Muchísimas ganas. En mi caso descubrí que estaba enamorado con gran fastidio, porque aquello echaba por tierra mis planes; a ella le hizo mucha gracia cómo se lo dije, "me molesta tener que admitirlo pero te quiero". Pasamos juntos unos años muy felices y aún hoy seguimos siendo buenos amigos. Es muy raro que un hombre que te invite a salir esté pensando en que seas la madre de sus hijos y envejecer juntos. Es algo que no nos planteamos por el momento, va llegando poco a poco: conoces a esa chica que te gusta, salen un día y tú solo esperas pasar unas horas juntos lo más agradables posible y quizá tener sexo, te sigue interesando y salen otro día, cuando te das cuenta ya habéis salido bastantes veces y empiezas a considerarla "la chica con la que sales", 95

Lo que realmente pensamos los hombres

llega un momento en que alguien te habla de "tu novia" y la idea te llama la atención pero te parece bien, hay una ocasión en la que coincides con sus padres, le presentas a tu hermano cuando viene por tu casa a buscar algo y se encuentran... Y sin haberlo planeado acaba siendo la madre de tus hijos y quizá envejezcáis juntos. Lo que sí podemos tener claro es que una mujer no será nuestra pareja: le pondremos una etiqueta sexual si pensamos que el esfuerzo que nos va a costar ese sexo será menor que lo que puede valer, pero nada más si no tiene las otras cualidades que nos importan. ¿Se puede cambiar esto? Sí: cuanto más desesperado esté un hombre más fácil le será aceptar que una mujer que en principio para él no puntuaba lo suficientemente alto para pasar de "solo sexo" pueda obtener la etiqueta de "posible pareja" porque piense que o es ella o nadie. Por supuesto y como he dicho ya, hay más probabilidades de que esto ocurra cuanto menos valioso y atractivo sepa él que es para otras mujeres y por regla general los buenos no lo necesitan; así que ella tendrá margen o no para tratarle mal dependiendo de con qué clase de hombre se conforme. Como no hay recetas ni fórmulas mágicas, ni reglas ciertas a las que agarrarse, en general la mejor de actuar de una mujer que quiere tener la mejor relación posible con su compañero es ser ella misma y dejar que él se desarrolle también como persona, trabajar sobre su personalidad para crecer y madurar, hablar las cosas con claridad y también con respeto, educar a su hombre y dejarse educar por él para que los dos aprendan cómo piensa realmente el otro y por qué, y ser flexibles para aceptarse mutuamente. Todo esto no garantiza nada, habrá por supuesto malos momentos: ella tendrá que aprender a no convertir los problemas en PROBLEMAS y él por su parte deberá valorar ese esfuerzo que hace su mujer y responderle ofreciéndole la implicación en la relación que ella necesita. Ambos deben trabajar juntos y, pase lo que pase, recordar siempre que juegan en el mismo equipo; a partir de aquí la aventura comienza de nuevo cada día.

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CONCLUSIÓN

Si yo fuera una mujer y me hubiera terminado este libro me tomaría tiempo para analizar experiencias pasadas y presentes tratando de verlas con nuevas perspectivas; releería los pasajes que pensara que podrían aclararme algo en cada una de esas experiencias, y finalmente sacaría mis conclusiones y trataría de aprender lecciones valiosas. Quizá estaría en mi mano mejorar mi situación actual o quizá no, pero desde luego utilizaría toda esta información para conseguir más eficientemente las cosas que quiero en mi vida: por ejemplo, sabiendo como piensa un hombre gestionaría lo mejor posible mi patrimonio afectivo para ahorrarme conflictos y conseguir una relación más feliz. Cuando supiera que estoy aumentando el nivel de PROBLEMAS lo compensaría con más tiempo para él; si necesito que se dedique más a la relación le daría más margen en otro aspecto... Me sería más fácil negociar buenos acuerdos para ambos sabiendo lo que cada uno considera importante. Además no me tomaría lo dicho aquí como una ley absoluta: sería solo el punto de partida para ver a mi pareja con otros ojos haciéndome más flexible para aprender de la otra persona y tener una visión lo más acertada posible de la realidad. Evitaría vivir entre fantasías y castillos en el aire y me ahorraría decepciones y frustraciones cuando las cosas no fueran como esperaba; y en esos casos me preguntaría "¿en qué me había equivocado?" para que no volviera a ocurrirme en el futuro. Vería todo esto con mente autocrítica y probablemente descubriría cosas sobre mí misma que hasta ese momento me habrían pasado desapercibidas o simplemente no había querido admitir, y trataría de trabajar sobre mi personalidad para mejorarla y ganar en libertad e independencia. Ser consciente de que estoy madurando y siendo más como quiero ser reforzaría mi autoestima y me haría ganar fortaleza moral. Y si yo creo que aprender un poco más de cómo es mi hombre y también de cómo soy yo ha sido positivo, intentaría que él también tuviera la misma oportunidad. Probablemente tendríamos una conversación sobre el tema, le animaría a leer el libro y le pediría que me hablara de sí mismo, y por mi parte haría un ejercicio de sinceridad para explicarle el punto de vista de una mujer sobre cada una de las 97

cosas que aquí se dicen y sobre cualquier otra que se me pudiera ocurrir y que me pareciera importante. He escrito sobre Lo que realmente pensamos los hombres siendo perfectamente consciente de que habrá personas importantes de mi entorno que se sentirán aludidas y probablemente enfadadas, pero como siempre hago con todo lo que escribo me he expresado con total libertad para compartir con otros lo que pienso y quizá poder ayudarles a mejorar sus vidas y ser más felices. Si lo he conseguido todo lo demás valdrá la pena.

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