Lo Que Perdio El Raton Simon

March 27, 2018 | Author: Andrea Lissette Perez Fuentes | Category: Leisure, Nature
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Descripción: Texto infantil...

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Editorial Andrés Bello

¿QUE PERDIO EL RATÓN SIMÓN?

. A ^ q u e l l a noche el ratón Simón estaba requetecontraextra nervioso. La ratona Julieta lo miraba caminar de allá para acá y de acá para allá con los bigotes crespos de los puros nervios.

era que el ratón S l i i i M M s e h;ibía encontrado con t|ii' < I I M I h ( ) l s ; i no estaban todos los du'oU's había recolectado r'..| I K )( he. I.o

(jiic

pasaba

Después de mucho pensar y dar vueltas y vueltas por su cueva, otra vez sacó los dientes de la bolsa y volvió a contar:

l liio, r\e de B r u n o , dos el (k' Míirina Albornoz, tres el de Andrés, cuatro el de Renato, ( K ho el de J u a n Morocho, nueve el de Nieves.

qué había pasado con los oíros dientes? ¿El cinco, el seis, el siete y el diez? ¡Él los había guardado en su bolsa! Y ahora, ¡habían desaparecido! ¡No estaban!

— ¡ A lo mejor los dejaste e n otro lado! — l e dijo m u y enojada a ratona Julieta, porque pensaba que no podía ser que a u n ratón recolector de dientes ¡se le perdieran los dientes!

— ¡ Q u é horror! ¡Qué problema! —se dijo Simón agachando la cabeza tratando de recordar qué había pasado. 10

D e nuevo revisó c o n cuidado su bolsa. Quizás los dientes se habían enredado e n alguna hilacha. L a miró por u n lado y por el costado.

¡Todo estaba bien. L a miró a ik'recho y la miró al revés, por AnWrd y por abajo. T o d o estaba i i K i I . ¡La bolsa de los dientes estaba ilescosida! ¡Tenía u n tremendo hoyo! 12

• 13

U n o por donde

perfectamente

podía pasar u n diente, y dos, y tres y hasta cuatro. ¡Claro, los cuatro dientes que le faltaban!

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¡l'ienes que encontrarlos antes • (|Lie amanezca! — l e dijo la liona Julieta, mirándolo con las Inanos en la c i n t u r a — ¡O si no te

(|uedarás sin queso y sin pasas por una semana! 14

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Y a d e m á s . . . ¿Qué pasará c o n esos pobres niños cuando busquen su moneda? ¿Con q u é se v a n a encontrar? ¡Con nada!

P

Al ratón Simón le daba lo mismo edarse sin comer pasas, porque no le gustaban mucho, pero quedarse sin comer queso lo ponía tieso.

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Más encima había cuatro niños que se iban a quedar sin su moneda y eso sí que era terrible.

jl I siempre había cumplido • n i i su trabajo! ¡Él era uno ilr los mejores recolectores de (líenles y repartidor de monedas! jHi'sponsable, puntual, siempre dispuesto a ir a los lugares más lejanos! 18

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¡Pero ahora, si no tenía dientes, tampoco iba a tener monedas! ¡Eso lo sabían todos los ratones del mundo!

;,Y qué les iba a dejar a los niños? I >iilces? ¡Nooooo! ¡Los dulces I'!« ukicen caries! Decidió que debía I mar rápido. 20

Se sentó para calmarse, se puso las manos e n la cabeza, cerró bien apretados los ojos y c o m e n z ó a pensar por d ó n d e había andado y todo lo que había hecho.

¡La noche estaba clara, con una gran luna e n el cielo, y él había recorrido tantos lugares y hecho tantas cosas! Cada vez que se acordaba de algo abría m u y grandes los ojos y paraba bien sus orejas: 23

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A I K I I C S

se

dio

E n la casa de • I I . I l i n a s e lardó en la cocina. E n la l i í s a di- Kaúl se escondió e n el baúl. MU

I

Nuili.i .il l e v é s .

E n la casa de Antonieta mordisqueó u n resto de chuleta. E n la casa de Consuelo tuvo que arrancar del abuelo. 25

¿Y d ó n d e se le perdieron los dientes? ¡No tenía idea! D e nuevo se puso a pensar. T o m ó aire, respiró tres veces seguidas. ¡Y nada! ¡No se acordaba!

—¡Vas a tener que salir a buscar! ¡Y rápido! — l e ordenó más enojada la ratona Julieta. -

1^

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tenía que salir a h i i s c M i ' ! ¡I^ronlo iba a amanecer y no ( | U ( ' r i a ni pensar e n lo que podría suceder! J(;iai() (|iK'

Pero tenía que salir sin hacer ruido, porque lo podía sorprender Hugo, el gato que siempre estaba 29

de sus pasos o Federico el pato que no tenía nada que ver con él, pero que le gustaba picotearlo de la pura envidia que e tenía, porque sus orejas no eran tan lindas como las suyas. J K ' I K I Í C I U C

Y así lo hizo. E n puntillas salió de su cueva y b u s c ó debajo de la mesa, arriba del sofá, al lado de la tele. Nada. 30

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Se fue a la casa del lado. B u s c ó adentro del florero, encima de u n cojín. Nada de nada.

Se fue a u n departamento. B u s c ó detrás del computador, adelante y detrás del sillón. Nada, de nada, de nada. ¡Qué horror! 32

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¿Qué iba a hacer? ¡Ufffff, y a se estaba cansando, y a se estaba aburriendo, y a no tenía fuerzas para seguir buscando y buscando!

Cuando y a estaba por irse, se le ocurrió entrar a la biblioteca. ¡Y los vio! ¡Yuhuuu, ahí estaban! 34

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Los cuatro dientes juntitos, brillando como gotitas de leche sobre la tapa de u n gran libro de cuentos.

¡Y paf, golpe de mano e n la frente! ¡Claro, se cayeron cuando se entretuvo leyendo cuentos de ratones enanos, de ratones friolentos y de gatos tontos! 36

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Feliz el ratón Simón tomó los cuatro dientes, se los e c h ó e n el bolsillo y corriendo volvió a su cueva.

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Cuando llegó, la ratona Julieta o estaba esperando. —¡Y! ¿Encontraste los dientes perdidos? — l e preguntó con las cejas bien juntas, la voz bien chillona y las dos manos e n las caderas. 38

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E l ratón Simón se puso m u y nervioso, porque cuando la ratona Julieta se paraba con las dos manos en las caderas es que estaba muy, muy, muy, m u u u u y enojada.

— ¡ A q u í los tengo! — l e respondió u n poco tiritón. Y se metió las manos e n los bolsillos y se los p a s ó a la ratona Julieta que en ese momento estaba terminando de coserle la bolsa de os dientes. 40

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-Me alegra que los hayas encontrado — l e dijo la ratona c o n u n a mano e n la cintura y la otra e n la cadera, porque se le estaba pasando el enojo.

E l ratón se q u e d ó mirándola porque de verdad la encontraba muy, pero m u y hacendosa. 43

La ratona daba u n a puntada y se reía, daba dos y se enojaba, daba tres y lo retaba. D i o cuatro y terminó de coser la bolsa.

Entonces el ratón Simón guardó e n ella todos los dientes y se fue corriendo al negocio del ratón Ignacio a cambiar los dientes por monedas. ¡Ya era la hora de llevárselas a los niños! ¡Pronto iba a salir e l sol! 44

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Y e m p e z ó a contar con m u c h o cuidado para no saltarse ninguno.

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U n o , la moneda de B r u n o , dos la de Marina Albornoz, tres la de Andrés, cuatro la de Renato, cinco la de Pepe Melinco, seis la de Grace, siete la de Susana Navarrete, ocho la de J u a n Morocho, nueve la moneda de Nieves y diez... por el diente picado de Inés.

..

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Editorial Andrés Bello

El ratón Simón está m u y p r e o c u p a d o , y a no d a más d e los nervios. Tiene un terrible problema. ¡Y d e b e solucionarlo a n t e s d e q u e a m a n e z c a ! La ratona Julieta está muy, pero muy e n o j a d a y el a n g u s t i a d o ratón Simón y a no s a b e qué h a c e r . ¿Qué sucederá?

ISBN 978-956-13-2021-6

lili

g ' r s g s e r 320215*

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