Descripción: Lo Que Pasa Cuando Dejas Ir - Nick Arandes...
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TABLA DE CONTENIDO AGRADECIMIENTOS ALGO QUE QUISIERA COMPARTIR UNA EXPERIENCIA PERSONAL PREFACIO INTRODUCCIóN I. QUIÉN EN REALIDAD ERES II. EL REGALO DE DIOS III. DIOS NO CREÓ EL MUNDO QUE VEMOS IV. EL NACIMIENTO DE ÍDOLOS FALSOS E L PLAN DEL EGO PARA SU SUPERVIVENCIA N UESTRO PROFUNDO ANHELO POR AYUDAR A LOS DEMÁS CREENCIAS MÁS POPULARES EN EL MUNDO DE AUTO AYUDA CREENCIA 1: LA VISUALIZACIÓN ES UN MEDIO PARA CONSEGUIR LO QUE QUIERES C REENCIA 2: DEBES ESTABLECER METAS C REENCIA 3: HAY QUE DESARROLLAR UN PLAN DE ACCIÓN C REENCIA 4: D IOS AYUDA A QUIENES SE AYUDAN C REENCIA 5: TUS METAS SE REALIZARÁN EN UN MOMENTO OPORTUNO C REENCIA 6: DEBES SABER LO QUE DESEAS C REENCIA 7: NUESTRA FUENTE DE TODO VIENE DE OTRAS PERSONAS C REENCIA 8: LA PERCEPCIÓN HACE LA PROYECCIóN C REENCIA 9: NADA TIENE UN SIGNIFICADO INTRÍNSECO A MENOS QUE TÚ SE LO DES C REENCIA 10: MUCHOS SABEN LO QUE DEBEN HACER PERO NO LO HACEN C REENCIA 11: NECESITAS MOTIVACIÓN PARA ACTUAR C REENCIA 12: EL PORQUÉ ES MáS IMPORTANTE QUE EL CÓMO C REENCIA 13: SI HACES LO QUE OTROS HAN HECHO, PODRÁS EXPERIMENTAR LOS MISMOS RESULTADOS C REENCIA 14: PARA TENER UNA EXPERIENCIA, TENEMOS QUE TOMAR LA ACCIÓN NECESARIA C REENCIA 15: TUS CREENCIAS DETERMINAN TU DESTINO C REENCIA 16: PARA ALCANZAR EL ÉXITO HAY QUE TRABAJAR DURO Y HACER LO QUE SEA NECESARIO C REENCIA 17: SI HACES LO QUE ES DIFÍCIL, LA VIDA SERÁ MÁS FÁCIL C REENCIA 18: LO QUE MOTIVA A LOS SERES HUMANOS ES LA NECESIDAD DE EVITAR EL DOLOR Y EL DESEO DE OBTENER EL PLACER La ilusión de necesitar importancia La ilusión de necesitar seguridad La ilusión de la necesidad de la incertidumbre
La ilusión de necesitar amor y conexión La ilusión de que necesitas crecer o expandir La ilusión de la necesidad de contribuir V. LA EXPERIENCIA DEL SUFRIMIENTO VI. EL PODER DEL PERDÓN VII. LA APLICACIÓN DEL PROCESO VIII. EL DESARROLLO DE LA CONFIANZA 1. El período de deshacimiento 2. El período de selección 3. El período de renuncia 4. El período de asentamiento 5. El período de inestabilidad 6. El período de logros IX. EL MOMENTO PRESENTE X. LA HISTORIA HA SIDO RELATADA INTRODUCCIÓN PARTE II XI. SALUD Y CURACIÓN XII. LA RIQUEZA Y LA ABUNDANCIA XIII. PROFESIÓN O TRABAJO XIV. SENTIMIENTOS Y EMOCIONES XV. AYUDAR A LOS DEMÁS Y SANAR AL MUNDO XVI. RELACIONES XVII. EL VERDADERO PERDÓN CONCLUSIÓN LECTURAS RECOMENDADAS ACERCA DEL AUTOR UN CURSO DE MILAGROS
Lo Que Pasa Cuando Dejas Ir Aprendiendó a Vivir Nuevamente a Través de la Experiencia de Un Estudiante de Un Curso de Milagros Autor: Nick Arandes
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[email protected] ISBN: 1453747389 EAN-13: 9781453747384 *** La intención del autor es únicamente ofrecer información de carácter general que le ayude en su búsqueda de crecimiento personal. Lo que se describe en este libro es practicado por el autor diariamente. En caso de utilizar cualquier parte de la información contenida en este libro, ni el autor ni la editorial asumen responsabilidad alguna por sus acciones. El autor quiere también dejar claro que, aunque los principios expuestos en este libro están basados en las enseñanzas de Un curso de milagros, esto no lo hace una autoridad en el Curso. Él simplemente está compartiendo su propia comprensión de lo que el Curso enseña, así como sus experiencias, resultado de la práctica y la aplicación de los principios contenidos en él. Para productos, información o servicios adicionales visite: www.UnCursoDeMilagrosConNick.com Portada del libro, ilustraciones y formato diseñados por el autor.
Este libro está dedicado a toda persona que esté dispuesta a escuchar su Voz interna.
“Padre, hoy te entrego todos mis pensamientos. No quiero quedarme con ninguno de ellos. En su lugar, dame los Tuyos. Te entrego asimismo todos mis actos, de manera que pueda ver Tu Voluntad en lugar de ir en pos de metas inalcanzables y perder el tiempo en vanas imaginaciones. Hoy vengo a Ti. Me haré a un lado y simplemente Te seguiré. Sé Tú el Guía hoy, y yo el seguidor que no duda de la sabiduría de lo Infinito, ni del Amor cuya ternura no puedo comprender, pero que es, sin embargo, el perfecto regalo que Tú me haces”. W-pII.233.1:1-7 “No puedo yo de mí mismo hacer nada; como oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió, del Padre”. [Juan 5:30]
Tabla de Contenido TABLA DE CONTENIDO AGRADECIMIENTOS ALGO QUE QUISIERA COMPARTIR UNA EXPERIENCIA PERSONAL PREFACIO INTRODUCCIóN I. QUIÉN EN REALIDAD ERES II. EL REGALO DE DIOS III. DIOS NO CREÓ EL MUNDO QUE VEMOS IV. EL NACIMIENTO DE ÍDOLOS FALSOS
EL PLAN DEL EGO PARA SU SUPERVIVENCIA NUESTRO PROFUNDO ANHELO POR AYUDAR A LOS DEMÁS CREENCIAS MÁS POPULARES EN EL MUNDO DE AUTO AYUDA CREENCIA 1: LA VISUALIZACIÓN ES UN MEDIO PARA CONSEGUIR LO QUE QUIERES
CREENCIA 2:
DEBES ESTABLECER METAS
CREENCIA 3:
HAY QUE DESARROLLAR UN PLAN DE ACCIÓN
CREENCIA 4: DIOS AYUDA A QUIENES SE AYUDAN CREENCIA 5:
TUS METAS SE REALIZARÁN EN UN MOMENTO OPORTUNO
CREENCIA 6:
DEBES SABER LO QUE DESEAS
CREENCIA 7:
NUESTRA FUENTE DE TODO VIENE DE OTRAS PERSONAS
CREENCIA 8:
LA PERCEPCIÓN HACE LA PROYECCIóN
CREENCIA 9:
NADA TIENE UN SIGNIFICADO INTRÍNSECO A MENOS QUE TÚ SE LO DES
CREENCIA 10:
MUCHOS SABEN LO QUE DEBEN HACER PERO NO LO HACEN
CREENCIA 11:
NECESITAS MOTIVACIÓN PARA ACTUAR
CREENCIA 12:
EL PORQUÉ ES MáS IMPORTANTE QUE EL CÓMO
CREENCIA 13:
SI HACES LO QUE OTROS HAN HECHO, PODRÁS EXPERIMENTAR LOS MISMOS RESULTADOS
CREENCIA 14:
PARA TENER UNA EXPERIENCIA, TENEMOS QUE TOMAR LA ACCIÓN NECESARIA
CREENCIA 15:
TUS CREENCIAS DETERMINAN TU DESTINO
CREENCIA 16:
PARA ALCANZAR EL ÉXITO HAY QUE TRABAJAR DURO Y HACER LO QUE SEA NECESARIO
CREENCIA 17:
SI HACES LO QUE ES DIFÍCIL, LA VIDA SERÁ MÁS FÁCIL
CREENCIA 18:
LO QUE MOTIVA A LOS SERES HUMANOS ES LA NECESIDAD DE EVITAR EL DOLOR Y EL DESEO DE OBTENER EL PLACER
La ilusión de necesitar importancia La ilusión de necesitar seguridad La ilusión de la necesidad de la incertidumbre La ilusión de necesitar amor y conexión La ilusión de que necesitas crecer o expandir La ilusión de la necesidad de contribuir V. LA EXPERIENCIA DEL SUFRIMIENTO VI. EL PODER DEL PERDÓN VII. LA APLICACIÓN DEL PROCESO VIII. EL DESARROLLO DE LA CONFIANZA 1. El período de deshacimiento 2. El período de selección 3. El período de renuncia 4. El período de asentamiento 5. El período de inestabilidad 6. El período de logros IX. EL MOMENTO PRESENTE X. LA HISTORIA HA SIDO RELATADA INTRODUCCIÓN PARTE II XI. SALUD Y CURACIÓN XII. LA RIQUEZA Y LA ABUNDANCIA XIII. PROFESIÓN O TRABAJO XIV. SENTIMIENTOS Y EMOCIONES XV. AYUDAR A LOS DEMÁS Y SANAR AL MUNDO XVI. RELACIONES XVII. EL VERDADERO PERDÓN CONCLUSIÓN LECTURAS RECOMENDADAS ACERCA DEL AUTOR UN CURSO DE MILAGROS
Un curso de milagros, segunda edición, consiste en el Prefacio; parte I, también conocida como el Texto; parte II, el Libro de ejercicios; parte III, el Manual para el maestro y, finalmente, la Aclaración de términos. La tercera edición del Curso tiene dos apéndices adicionales que son La canción de la oración y Psicoterapia: propósito, proceso y práctica. Esta es la única diferencia entre la segunda y la tercera edición. Hay una versión anterior, a la que se le conoce como la edición original. Las abreviaturas siguientes aplican a la segunda y a la tercera edición únicamente, porque en ellas fueron omitidos aproximadamente cinco capítulos de la versión original. Sin embargo, las enseñanzas contenidas en cada edición de Un curso de milagros se mantuvieron constantes y sin alteraciones. Para facilitar la búsqueda de los pasajes del Curso, referidos en este libro, se utilizan las siguientes abreviaturas: T: Texto (Parte I).
W: Libro de ejercicios o lecciones (Parte II). M: Manual para el maestro (Parte III). C: Aclaración de términos. S: Canción de la oración (Anexo). P: Psicoterapia: propósito, proceso y práctica (Anexo). In: Introducción. pI: Parte I (En el libro de ejercicios). pII: Parte II (En el libro de ejercicios). Ejemplo: T-29.V.5:4-8 significa: Texto, capítulo 29, sección V, párrafo 5, oraciones 4 a 8. W-pI.100.2:3 significa: Libro de ejercicios, parte I, lección 100, sección 2, oración 3. M-4.2.3 significa: Manual para el maestro, capítulo 4, párrafo 2, oración 3. T-25.In.3:1-2 significa: Texto, capítulo 25, introducción, párrafo 3, oraciones 1 y 2. C-in4:1-5 significa: Aclaración de términos, introducción, párrafo 4, oraciones 1 a 5. S-2.I.2.:3 significa: Canción de la oración, capítulo 2, parte I, párrafo 2, oración 3. P-2.in.4:3-5 significa: Psicoterapia, capítulo 2, introducción, párrafo 4, oraciones 3 a 5.
Agradecimientos En primer lugar, antes que nada, quiero agradecer al Creador por haberme inspirado a escribir este libro. Quiero también agradecer a Luz H. Silva por su trabajo excepcional corrigiendo errores ortográficos, revisando el contenido de este libro al igual que ofreciendo sugerencias constructivas para que el mensaje llegue con mas claridad al lector, mientras que mantuvo mi estilo de comunicación intacto. Lo único que puedo decir es que su trabajo es increíble! Quiero dar las gracias a uno de los regalos más grandes en mi vida, Dawn Jackson, por ser mi maestra, mi amiga cariñosa, por apoyarme en cada paso del camino. Si no hubiera sido por mi experiencia con ella, no creo que hubiese podido ser el tipo de persona que pudiera escribir este libro. Puedo ser un buen profesor y escritor, pero ella es un verdadero ejemplo. “Muchas gracias Dawn por ser una parte tan importante de mi vida. Sé que las palabras no pueden describir el profundo amor y aprecio que siento por ti”. A lo largo de este camino me he encontrado con muchos contratiempos, sin embargo, Dios siempre ha tenido un ángel dispuesto a ayudarme para continuar en esta travesía, durante diferentes momentos: cuando no sabía si iba a tener algo que comer, o dónde iba a reposar mi cabeza en la noche, o solo para escucharme sin ser juzgado. Sin orden específico, algunos de estos nombres son: John Ortiz, Debbie Dobbins, Sharron Babb, Aaron Kleinerman, Susan Collins y Ryder. Por cierto, en mi humilde opinión, he de decir que Ryder Collins debe ser un alma avanzada disfrazada de un muchacho de veinte años, porque cada vez que hablaba con él, me desconcertaba la sabiduría que salía de su boca. Él ha sido un gran maestro para mí. Gracias por el apoyo emocional que recibí de tantas personas durante este camino de mi desarrollo espiritual que si me pusiera a mencionar nombres tendría que escribir otro libro. Quiero rendir homenaje a las dos personas que me criaron: mi difunta madre, Iris Arandes y mi difunta abuela, Juanita Arandes. Estoy tan agradecido porque dejaron que mi creatividad fluyese sin poner obstáculo alguno; siempre me permitieron explorar, incluso cuando mis notas en la escuela no eran las mejores. Doy las gracias a todas aquellas personas que de una forma u otra han tenido una gran influencia en mi vida y a quienes me gustaría mencionar aquí pero, si lo hiciese, tendría que escribir otro libro. Y por supuesto, te amo a ti y desde el fondo de mi corazón te digo GRACIAS por darme la oportunidad de compartir contigo las palabras contenidas en este libro.
Con sincero amor y aprecio,
Nick Arandes
Algo que quisiera compartir Hace poco recibí un maravilloso artículo de Hugh Prather escrito en 1999. Aunque era muy extenso, uno de los párrafos que me llamó la atención fue: “¿Significa esto que las labores docentes o de escritura sobre el Curso se han desviado a un camino erróneo? De ninguna manera. ¿Significa que cualquier persona que ame la discusión de ideas metafísicas ha perdido su santidad? Obviamente no. Pero sí significa que los que se llenan a sí mismos con conceptos espirituales corren el riesgo de pensar que ellos son los conceptos. No es difícil darse cuenta de que las personas en nuestra cultura, que brillan por su devoción y hablan continuamente acerca de Dios, por lo general comienzan a tomar una actitud donde creen que son iluminadas y que lo saben todo. En otras palabras, en sus propias mentes se han convertido en el Dios que profesan”. Es por eso que me pregunto, ¿por qué estoy escribiendo libros y dando discursos, incluso cuando aún me encuentro confrontando mis propias oscuridades? ¿No debería estar en un estado perfecto antes de poder enseñar? La respuesta que continúo recibiendo es que lo que me siento inspirado a hacer en cada momento es para recordarme a mí mismo lo que necesito recordar o aprender. Es como alguien que nació con el deseo innato de practicar el surf y está destinado a ser un gran campeón, pero en su mente no se quiere montar en la tabla hasta que tenga completo dominio del deporte. Pues eso nunca sucederá. Él tiene que montarse en esa tabla y caerse muchas veces, antes de que pueda dominar el deporte. Y sí, al principio, puede golpear algunas personas accidentalmente porque todavía su equilibrio y control para poder maniobrar no son muy buenos. También tiene que deslizarse a través de todo tipo de olas hasta que se sienta más cómodo y su nivel de destreza aumente. Con mucha práctica finalmente alcanzará su destino, que es convertirse en un gran surfista. Esto vino a mi mente porque aunque he escrito libros, y por alguna razón me encanta tener la oportunidad de dar conferencias y charlas, quiero recordarte que experimento los mismos retos y dificultades que todos tenemos. No aparento que hablo con Jesús, que he logrado algún tipo de iluminación, que soy un gurú, que he alcanzado algún nivel avanzado de conciencia o que sé algo, porque en realidad no sé nada. Estoy trabajando para continuar expandiendo mi conciencia o, si empleo el lenguaje del Curso, removiendo los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor en mí. Según continúo expandiendo, todos podrán percibir ese nuevo estado avanzado y, en ese caso, los libros que escribo y las charlas que doy serían solo cosas que hago. No sé si mañana me pueda sentir guiado a eliminar mi página de Facebook y mis páginas web, mudarme a una pequeña ciudad, conseguir un trabajo y vivir una vida simple y feliz. No sé lo que mi futuro tenga para mí. Sencillamente continuaré escribiendo y compartiendo mis escritos y mis charlas con todos, confiando en que lo que estoy haciendo es lo que se supone que debo hacer. Y al igual que el surfista,
antes de alcanzar ese estado de amor incondicional completo, para mí escribir y dar charlas son maneras de montarme en esa tabla de surf y practicar miles y miles de veces. Y a través de ese proceso, habrá situaciones donde algunas personas experimentarán mi ego y podrán pensar: ¿quién le da a este hombre el derecho de enseñar Un curso de milagros? Pero siempre y cuando continúe practicando y mi amor continúe floreciendo, algunas personas podrán decir: este hombre seguramente vive los principios de Un curso de milagros. Sin embargo, para llegar a ese lugar, se requiere, primero que nada, la voluntad de elegir el amor, una y otra y otra y otra y otra y otra vez, hasta que, al igual que el surfista, haya experimentado todo tipo de olas. Porque incluso, que él pueda dominar un determinado tipo de olas, no significa que sea capaz de montar todas las olas. Pero cuanto más se expone a diferentes tipos de olas, mejor equipado estará para mantener un buen sentido de equilibrio en cualquier circunstancia. Aunque estoy muy agradecido por este camino, no voy a negar que haya tenido que enfrentar muchas de las tinieblas que en una forma u otra todos enfrentamos, y aun así, nuevas se presentan en diferentes áreas de mi vida para ser sanadas a medida que mi proceso espiritual se va profundizando. Estoy cada vez mejor equipado para confrontar lo que se presente en mi camino pero todavía estoy practicando y, mientras esté en lo que parece ser un cuerpo, la práctica continuará. Mi sentido del equilibrio puede ser más constante, pero eso no quiere decir que no tenga experiencias que puedan darme un empujón emocional y desequilibrarme temporalmente. Así que, si te gustan mis escritos y mis charlas, te lo agradezco y espero que de alguna manera lo que estoy compartiendo contigo pueda servirte. Pero no cometas el error de ponerme en un pedestal porque si lo haces, me estarás convirtiendo en lo que Un curso de milagros llama un ídolo falso. Confía cuando te repito que Tú eres el gurú que has estado buscando. Uso mis libros, al igual que mis charlas, para recordarte que todas las contestaciones que buscas se encuentran ¡dentro de Ti!
Una experiencia personal En el año 1995 escribí: “El propósito de mi vida es brindar regocijo, alegría y estímulo a cada persona que se presente en mi camino; consagrar mi vida entera al desarrollo y crecimiento de mi capacidad espiritual, física y mental, para que pueda servir de ejemplo a otros. Ayudar a todos a ver la grandeza que reside dentro de cada persona, la cual les permitirá realizar sus sueños de forma que puedan compartir el fruto de sus esfuerzos con sus seres queridos y con el resto del mundo”. Nunca me imaginé que la oración “para que pueda servir de ejemplo a otros” tuviese en mi vida un impacto diferente del que había previsto. En los siguientes trece años, después de haber estado sin hogar, haberme declarado en bancarrota, ser diagnosticado con un tumor en la tiroides y no tener una carrera que me llenara, en febrero 17 de 2008, me pidieron que me mudase del lugar donde me estaba quedando. Con aproximadamente veinte dólares a mi nombre y suficiente gasolina para ir a la iglesia, me reuní con un grupo de estudiantes de Un curso de milagros. Como resultado de mi práctica diaria de las enseñanzas del Curso, en medio de mi circunstancia desafiante, me sentía muy alegre y con mucha paz interna. Con esa paz profunda, compartí las siguientes palabras después de haber escuchado a uno de los estudiantes relatando una experiencia negativa: “Ahora mismo no tengo dinero, no sé lo que voy a comer, ni siquiera sé dónde voy a dormir esta noche. Sin embargo, les puedo garantizar que en alguna parte del mundo hay un millonario que posiblemente se está ahogando en alcohol, drogas o sexo; que tal vez está combatiendo la depresión o quizás se está preparando para suicidarse, y que daría todo lo que tiene, a cambio de la paz que siento ahora mismo”. Al final de la clase, sin yo pedir nada, uno de los estudiantes me ofreció dinero y otra estudiante me dijo que ella tenía un cuarto adicional en su casa en el que me podría quedar por unos días mientras mi situación mejoraba. Y la historia comenzó...
Prefacio “No pienses que las limitaciones que impones sobre todo lo que ves pueden limitar a Dios en modo alguno”.
T-26.II.3:5 “Para los hombres es imposible—aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, mas para Dios todo es posible”.
[Mateo 19:26] Me gustaría compartir algo que escribí cuando me sentía lleno de miedo, confundido y solo. Sencillamente abrí mi libreta y las siguientes palabras se expresaron a través de mí: Dios: “Quédate quieto y reconoce que yo soy Dios. Cuando lees estas palabras, ¿cómo te sientes?” Nick: “En paz, calmado”. Dios: “Dentro de este espacio, sencillamente siéntate y escucha. Mantente quieto y reconoce que Yo estoy manteniéndolo todo por ti, Nick. Yo estoy encargándome de todas tus necesidades, asegurándome de que cada pensamiento alegre que surja en tu mente, se realice. ¡Yo soy paz, Yo soy tranquilidad, Yo soy alegría, Yo soy amor, Yo soy claridad, Yo soy vida! Lee estas palabras continuamente, Nick. Entiende que desde este momento hasta la eternidad, Nick y Yo somos Uno. Quédate quieto y reconoce que yo soy Dios. Quédate quieto y reconoce que yo soy Dios. Quédate quieto y reconoce que yo soy Dios”. Que haya estado hablando con Dios o conmigo mismo es irrelevante. Sencillamente confié en lo que había escrito. Mi intención es que cuando termines de leer este libro, no solo entiendas lo que acabas de leer, sino que, si así lo deseas, sea tu nueva manera de vivir, como lo es para mí. Así que la pregunta es, ¿qué pasa cuando dejas ir; cuando nos desaferramos y lo dejamos todo en manos de Dios, Espíritu, Jesús o como quieras llamarlo? Primero que nada sientes paz interna. De ahí en adelante tu mente está abierta y receptiva a la Voz interna que te guía y te enseña a reconocer tu regocijo. Sientes que estás apoyado y proveído completamente. Sientes, amor, felicidad, sabiduría y abundancia como tu estado natural, en vez de tener que buscar estas cualidades fuera de ti o de trabajar por ellas. Sientes que tu vida está llena y que tiene propósito. Un curso de milagros hace la siguiente pregunta: “¿Puedes imaginarte lo que sería no tener inquietudes, preocupaciones ni ansiedades de ninguna clase, sino simplemente gozar de perfecta calma y sosiego todo el tiempo?” T-15.I.1:1 Sí, vas a experimentar eso y aún más cuando pongas tu vida en manos de Dios. Sin embargo, antes de que tengas esas experiencias agradables, tu mundo se tiene que virar bocabajo por razones que serán discutidas detalladamente en los próximos capítulos. Para darte una idea compartiendo mi propia experiencia, cuando tomé la decisión de entregar mi vida a Dios, mi mundo prácticamente se estaba cayendo en pedazos. En retrospectiva, me di cuenta de lo que estaba pasando.
Cuando uno pone su vida en manos de Dios, dos sistemas de pensamiento completamente opuestos chocan. No dije dos sistemas de pensamiento diferentes, dije dos sistemas de pensamiento completamente opuestos. Estos sistemas de pensamiento, a los cuales me refiero, son el de Dios o Espíritu, y el del mundo. Un curso de milagros me recuerda: “La manera de escapar del conflicto que surge de dos sistemas de pensamiento que se oponen entre sí consiste claramente en escoger uno y abandonar el otro”. T-6.V.B.5:1 Así que la diferencia entre los dos es que para alinearte con el sistema de pensamiento de Dios tienes que confiar, rendirte, tener fe, mientras que, por el contrario, el sistema de pensamiento del mundo está basado en controlar tu vida, en aferrarte a todo por miedo a experimentar pérdida. Así que poner nuestras vidas en las manos de Dios es sinónimo de abandonar completamente nuestro deseo de ejercer control. Ahora te preguntarás: “pero si dejo de ejercer control al entregar mi vida a Dios, ¿por qué mi vida se tiene que caer en pedazos?” Tu vida no necesariamente se cae en pedazos. Realmente se reconstruye de nuevo, aun cuando no lo parezca. La razón es que de la única manera en que podrás descubrir quién eres –infinitamente abundante, amor puro y perfecto– es, primero que nada, dejando a un lado todas tus creencias, nociones e ideas de las que te has convencido que son tu verdadera identidad. Tienes que estar dispuesto a desatarte de todo a lo que le has dado importancia porque nada de lo que este mundo pueda ofrecerte tiene valor intrínseco, ni el poder de satisfacerte o de brindarte felicidad. ¿Esto significa que tienes que entrar a una cueva y vivir como un monje? A menos que eso sea algo que realmente te llene, la contestación es no. ¿Significa entonces que no puedes disfrutar de lo que el mundo te ofrece, o tener cosas que te gusten, o disfrutar de una vida llena de experiencias? No. Todo lo contrario. La paradoja es que cuando uno deja de aferrarse a lo que cree que quiere, todo lo que en un momento dado estuvimos persiguiendo se nos puede presentar en nuestra vida sin ningún tipo de esfuerzo. No es que este sea el propósito de este libro, sin embargo, la verdad es que, a menos que las personas estén dispuestas a dejar ir todo lo que creen que necesitan, aun cuando manifiesten lo que quieran, no podrán disfrutarlo por miedo a perderlo. Nunca se darán la oportunidad de tener la experiencia de saber que siempre han tenido todo aquello por lo que han estado batallando para adquirir. Así que al poner tu vida en las manos de Dios, no solo tienes la oportunidad de examinar todas y cada una de tus creencias y conceptos de la verdad, sino que puedes transcender todas tus limitaciones. Tú literalmente sirves como un conductor a través del cual se experimenta la paz, la abundancia, el amor y la verdadera felicidad, si estás dispuesto a abrir tu Corazón al Guía que reside dentro de ti. En resumen, has pasado toda tu vida sufriendo las consecuencias de tus propias decisiones. ¿Por qué no tratas algo diferente, como hacer la voluntad de Dios, por ejemplo? La buena noticia es que para hacer Su Voluntad no necesitas hacer nada sino sencillamente poner tus decisiones en las manos de tu Creador. Como
resultado no hay sufrimiento ni sacrificio.
Introducción “La salvación no es más que un recordatorio de que este mundo no es tu hogar”.
T-25.VI.6:1 “Mi reino no es de este mundo: si de este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían...”
[John: 18:36] Antes de que nos embarquemos en esta travesía juntos, me gustaría compartir contigo algo de mis experiencias pasadas. Aunque se podría decir que a través de mi vida he tenido afinidad con el mundo espiritual, en el año 1986 fue cuando comenzó mi proceso de despertar. Para mí no fue una decisión inspirada, sino una decisión que tuve que tomar debido a un dolor interno y a la desesperación. Estaba envuelto en una relación romántica muy dolorosa. No importaba lo que ella hiciese o me dijera, era imposible para mí ser feliz. Todas mis relaciones pasadas me causaban mucho dolor, estaban acompañadas de una sensación de culpabilidad y no podía hacer nada para deshacerme de esos sentimientos, psicológicamente intolerables. En medio de toda esa desesperación, ella leyó un artículo en el periódico acerca de un método que enseñaba cómo controlar la mente. Yo no sabía nada de esa organización, lo único que recuerdo es que las palabras controlar la mente cautivaron mi atención. Mi nivel de desesperación era tan profundo que no me importaba cuánto costara ese entrenamiento. En ese momento todo lo que pudiese ayudarme a deshacerme de los demonios que estaban infectando mi mente sería suficiente para mí, puesto que ya había intentado visitas con terapeutas y nada había funcionado. Después de haber asistido a ese curso de dos semanas, fui introducido a lo que ellos llaman adquirir un estado de alpha, y luego me di cuenta de que era una forma de meditación. Mi mente estaba tan agitada, que tratar de silenciarla fue extremadamente frustrante. Sin embargo, algo dentro de mí me movía a continuar con la práctica. Llegué a un punto donde diariamente meditaba cinco veces o más. Después de esa experiencia asistí a muchísimos seminarios y talleres, estudié con varios de los maestros más influyentes en las áreas de religión, espiritualidad, metafísica, física cuántica, negocios, relaciones amorosas y todo lo que se pueda imaginar. Vi películas de inspiración, compré DVD y vídeos de maestros y gurús, practiqué todo tipo de ejercicios mentales y físicos relacionados con espiritualidad, recité mantras, estuve envuelto con cristales, tuve entrevistas con curanderos, personas dotadas de “supuestas” facultades paranormales, psíquicos, y podría continuar sin terminar. E incluso terminé trabajando para un entrenador, considerado un experto tanto en cambiar el estado financiero a través del éxito, como en la realización de los sueños. Muchos maestros, gurús y entrenadores del mundo de auto ayuda tienen un currículo similar al mío. La diferencia está en que lo
que trato de hacer ahora no es impresionarte con mi experiencia sino mostrarte lo que aprendí: que perdí mi tiempo. Veinte años de mi vida, para ser más específico, estudiando con ídolos falsos. La gran mayoría de ellos tienen buenas intenciones, sin embargo todo lo que me enseñaron fue cómo buscar soluciones fuera de mí. Aun cuando muchos de ellos sugerían que buscase las contestaciones dentro de mí, continuaban promoviendo sus procesos, productos y talleres, asumiendo que ellos tenían contestaciones. Prácticamente cada taller y curso que tomé tenía una agenda escondida. Ya fuera a través de meditación, mantras, trabajo duro, determinación, visualización, enfoque, reuniones semanales, todo estaba tratando de enseñarme cómo ejercer control sobre mi vida. El mensaje que recibí de cada uno de estos maestros fue el siguiente: cuando sintiera que mi vida no estaba funcionando, “yo” tenía que hacer algo para cambiar o arreglar mi situación. Pero mi pregunta fue: ¿será posible que la razón por la cual mi vida no está funcionando es que “yo” estoy tratando de cambiarla o arreglarla? Y, ¿cómo saber si los cambios que estaba tratando de efectuar en mi vida terminarían siendo más desastrosos que beneficiosos? Un curso de milagros me recuerda: “Has considerado algunos de tus mayores avances como fracasos, y has evaluado algunos de tus peores retrocesos como grandes triunfos”. T-18.V.1:6 Permíteme preguntarte, ¿cuántas veces has logrado lo que estabas buscando y luego te diste cuenta de que no te trajo felicidad ni te llenó y que además, en algunas ocasiones, terminó siendo una de tus peores maldiciones? Después de encontrarme completamente desilusionado, puesto que ninguna de mis prácticas y conocimientos adquiridos a través de todos los maestros y filosofías estudiadas me había traído paz ni felicidad, finalmente me rendí. Al empezar este capítulo te dije que mi travesía espiritual comenzó en el año 1986. Después de encontrarme enfermo y cansado de la manera en que se desarrollaba mi vida, después de veinte años estudiando con todo maestro espiritual, ministro, chamán, curandero, gurú, experto, líder de talleres y de seminarios que te puedas imaginar, en noviembre del año 2007 tomé una decisión que nunca imaginé que fuese a tomar: cogí todos los libros, grabaciones, CD, DVD; los programas que había comprado a través de los años en todas las áreas del desarrollo mental, físico, espiritual, de negocios, del pensamiento positivo, de la realización de tus metas, etc., los puse en dos cajas y se los regalé a una organización de caridad llamada el Ejército de Salvación. Estoy hablando literalmente de miles y miles de dólares en información. En ese momento comenzó mi compromiso con mi desarrollo espiritual. Ahí fue cuando de verdad puse mi vida en las manos de Dios y en ese momento fui introducido a Un curso de milagros. Lo que me atrajo a él era que no se trataba de una religión, de un libro de auto ayuda tratando de enseñarme cómo manifestar algo, ni de un mapa de cómo recibir contestaciones. Todo lo que el Curso hizo fue ayudarme a entender que ningún tipo de contestación o proceso intelectual me podía servir para alcanzar mi libertad. Y hay una razón para esto, que se clarificará en los próximos capítulos. Por ahora me gustaría compartir contigo la introducción
de Un curso de milagros para que tengas una idea de lo que es el Curso. Antes de empezar, me gustaría que consideraras lo siguiente: los principios contenidos en este libro pueden ser utilizados y aplicados por cualquier persona sin tener que ser estudiante del Curso. Lo único que se requiere es tener un corazón abierto y la disposición de dejar que el amor que se encuentra dentro de uno se exprese. ¿Simple? Sí. ¿Fácil? Ya veremos. La introducción de Un curso de milagros dice: Introducción “Este es un curso de milagros. Es un curso obligatorio. Solo el momento en que decides tomarlo es voluntario. Tener libre albedrío no quiere decir que tú mismo puedas establecer el plan de estudios. Significa únicamente que puedes elegir lo que quieres aprender en cualquier momento dado. Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar. Pretende, no obstante, despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural. Lo opuesto al amor es el miedo, pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos. Este curso puede, por lo tanto, resumirse muy simplemente de la siguiente manera: Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la paz de Dios” Quisiera compartir mi entendimiento de esta introducción, especialmente después de haber leído y puesto en práctica lo que el Curso enseña. Este es un curso de milagros. Es un curso obligatorio. Solo el momento en que decides tomarlo es voluntario.
Dependiendo de dónde te encuentres en tu vida, finalmente llegará el momento, tarde o temprano, donde sentirás que el mundo no tiene nada que ofrecer que te pueda satisfacer. Ahí es cuando muchas personas empiezan a confrontar experiencias negativas sin saber el origen. Y para tratar de suprimir el dolor interno se vuelven adictos a drogas, comida, sexo, trabajo, ven televisión en exceso, tratan todo tipo de terapia y, en casos extremos, muchos se suicidan. A eso se refiere el Curso cuando dice que es un curso obligatorio. Porque cuando finalmente nos encontramos de rodillas, de la única manera que podremos salir de nuestra obscuridad es con la ayuda de un Poder más grande que el nuestro. El arrodillarse es una forma de decir que estamos preparados para poner nuestras vidas en las manos de nuestro Creador, o de dejar ir todo a lo que nos hemos aferrado durante nuestra vida. En esos momentos de dolor es cuando decidimos estudiar el Curso, o buscar un camino espiritual de los muchos que hay disponibles, que nos lleve a descubrir nuestra naturaleza divina. Por eso el Curso dice que “Solo el momento en que decides tomarlo es voluntario”. Es voluntario porque nadie te está forzando a estudiarlo. La pregunta que nos podríamos hacer sería, ¿cuánto
tiempo estoy dispuesto a sufrir antes de tomar la decisión de entregar mi vida al Creador para poder disfrutar de mi poder Divino? ¿Cuánto tiempo me tomará finalmente entender que el mundo no tiene nada que ofrecer que me brinde completa felicidad, paz, regocijo y que me llene permanentemente? Tener libre albedrío no quiere decir que tú mismo puedas establecer el plan de estudios. Significa únicamente que puedes elegir lo que quieres aprender en cualquier momento dado.
El único libre albedrío que tenemos es el de elegir a Dios a través de la práctica de las enseñanzas del Curso –o de cualquier práctica espiritual que nos sintamos inspirados a seguir– o continuar sufriendo las consecuencias de nuestras propias decisiones. Para mantener congruencia con el material de este libro, debido a que estamos hablando de Un curso de milagros, vamos a suponer que has decidido estudiar el Curso. En ese caso puedes elegir qué parte del Curso te comprometes a poner en práctica. Porque el Curso es bien claro cuando nos recuerda que lo único que nos llena y nos brinda felicidad, regocijo y paz permanente es recordar quién realmente somos. Debido a que el proceso de este descubrimiento, o de despertar, es gradual, las lecciones que estemos preparados para practicar resonarán al nivel de conciencia en el que nos encontremos en cada momento y otras necesitarán más tiempo para ser aceptadas. Por eso es que el Curso dice, “... puedes elegir lo que quieres aprender en cualquier momento dado”. Este curso no pretende enseñar el significado del amor, pues eso está más allá de lo que se puede enseñar. Pretende, no obstante, despejar los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es tu herencia natural.
El Curso está enfatizando algo muy importante. Debido a que es imposible enseñar el significado del amor puesto que está fuera del entendimiento intelectual, todo lo que el Curso hace es ayudarnos a remover los obstáculos que no nos permiten tener la experiencia directa de lo que es el amor interno. En otras palabras, quien tú realmente eres, es amor perfecto, por lo tanto es imposible tratar de enseñarte lo que ya eres. Sin embargo, reconocerás tu esencia cuando los obstáculos (miedo) que has construido inconscientemente sean finalmente removidos. En ese momento tu esencia, tu naturaleza divina, es revelada. Lo opuesto al amor es el miedo, pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos. Este curso puede, por lo tanto, resumirse muy simplemente de la siguiente manera: Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la paz de Dios” En el próximo capítulo compartiré mi entendimiento de estas últimas líneas de la
introducción del Curso debido a que necesitarás una base un poco más sólida antes de que estés preparado para aceptar su mensaje. Así que aunque este libro y mi vida estén basados en las enseñanzas de Un curso de milagros, quiero aclarar que no estoy insinuando o sugiriendo que el Curso es el único camino a la iluminación espiritual. Es sencillamente el camino, además de otros, con el cual he resonado y que finalmente me contestó todas las preguntas que ninguna otra filosofía o práctica me pudo contestar. Y lo interesante de este caso es que todas mis preguntas fueron contestadas sin darme respuestas específicas, ya que el Curso nos lleva a contestaciones que no pueden ser explicadas sino que requieren la experiencia directa. Por eso es que Un curso de milagros me recuerda; “El Curso pone más énfasis en la aplicación práctica que en la teoría, y más en la experiencia que en la teología. Señala específicamente que ‘una teología universal es imposible, mientras que una experiencia universal no solo es posible sino necesaria’” Prefacio Este libro no es para ofrecer contestaciones puesto que eso estaría en conflicto directo con tu propia comunicación con tu Guía interno. Simplemente lee el contenido y observa cómo las contestaciones a tus preguntas se revelan naturalmente. Mi intención es compartir contigo las enseñanzas del Curso mientras utilizo como ejemplo algunas de mis experiencias personales y, también, hacerte recordar que nunca encontrarás contestaciones en el mundo. Un curso de milagros me recuerda: “Las respuestas que el mundo ofrece no hacen sino suscitar otra pregunta, si bien dejan la primera sin contestar”. T-27.IV.7:4. A través de este libro también quiero hacerte recordar que, independientemente de lo que esté sucediendo en tu vida, estás exactamente donde tienes que estar y todo está sucediendo perfectamente. Un curso de milagros me recuerda: “Todas las cosas obran conjuntamente para el bien. En esto no hay excepciones”. T-4.V.1:1-2 También la Biblia me recuerda: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. [Romanos 8:28] Así que aunque estés confrontando una situación difícil, ya sea física, emocional, financiera, social, no importa cuál sea tu situación, tu vida se está desarrollando perfectamente como debería ser. Y cuando termines de leer este libro, lo que acabo de decir no solo lo entenderás perfectamente sino que vas a ver el precioso regalo que continuamente se revelará a través de todas y cada una de tus experiencias. Una vez más quiero recordarte que cuando te embarques en una travesía de descubrimiento propio, el mundo que estás acostumbrado a ver cambiará y algunas de tus experiencias serán un poco difíciles de manejar. Para muchas personas estas son etapas algo temibles. Aun así, esto es parte de un proceso espiritual divino y precioso, uno donde tendrás la oportunidad de descubrir ese aspecto tuyo que es tan magnífico, increíblemente poderoso, tan glorioso, tan precioso y amoroso, que no se podría describir con palabras. Pero para tener esa experiencia tienes que estar abierto de mente y corazón, tienes que estar dispuesto a dejar a un lado todo lo que crees que sabes. Para ilustrar mi punto, hay una historia de un profesor de filosofía que estaba muy entusiasmado por conocer a un gran maestro en la India.
Cuando finalmente se encontró frente a frente con el maestro, el profesor de filosofía empezó a hablar y a compartir con el maestro todo su conocimiento. El maestro, calladamente, indicó al profesor si quería una taza de té. El profesor aceptó y continuó hablando. Finalmente, mientras el maestro estaba sirviendo el té, el líquido empezó a desbordarse fuera de la taza y cuando el profesor sintió el líquido en sus pantalones, le pidió al maestro que dejase de servir puesto que la taza estaba llena. Con una sonrisa, el maestro le dijo al profesor: “su mente está tan llena de lo que usted sabe que no hay espacio para que entre nada más”. Un curso de milagros me recuerda: “Aquellos que nunca se olvidan de que no saben nada, y que finalmente están dispuestos a aprenderlo todo, lo aprenderán. Pero mientras confíen en sí mismos, no aprenderán. Pues habrán destruido su motivación de aprender pensando que ya saben”. T-14.XI.12.:1-3 Cuando estés dispuesto a aceptar que no sabes nada, en ese momento tendrás acceso al conocimiento. El conocimiento que te llevará a tu libertad; el conocimiento que solo se puede experimentar cuando recuerdas ¡Quién en realidad eres!
I Quién en realidad eres “La afirmación ‘Dios creó al hombre a imagen y semejanza propia’ necesita ser reinterpretada. ‘Imagen’ puede entenderse como ‘pensamiento’, y ‘semejanza’ como ‘de una calidad semejante’. Dios efectivamente creó al espíritu en Su Propio Pensamiento y de una calidad semejante a la Suya Propia. No hay nada más”.
T-3.V.7:1-4 “Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra”.
[Génesis 1:26] ¿Quién eres tú? ¿Alguna vez te has hecho esta pregunta? Cuando lo hice, primero pensé que yo era mi nombre. Soy Nick. Cuando era niño, pensaba que era el hijo de mi madre Iris y el nieto de mi abuela Juanita. Pensaba que era un amigo de otros. Mientras iba a la escuela, pensaba que era un estudiante. Cuando tomé clases de vuelo, pensé que era un piloto privado. Cuando empecé mi carrera como comediante, pensé que era un comediante. Cuando empecé a interpretar música, pensé que era un músico. Cuando empecé a hablar y a escribir libros, pensé que era un orador y un escritor. No solo eso, cuando estaba feliz, pensaba que era feliz. Cuando estaba triste, pensaba que estaba triste. Cuando tenía problemas financieros, pensaba que estaba en la ruina. Cuando tenía dinero, pensaba que era próspero. ¿Ves un patrón en esta lista? Estaba equiparando mi sentido de ser con lo que estaba haciendo o sintiendo, sin darme cuenta de que todo esto no era más que una serie de etiquetas que acepté para darme un sentido de identidad. Lo que importa es saber que independientemente de la etiqueta que hayas decidido asumir, ya sea, “yo soy rico, pobre, feliz, triste, un amigo, un músico, un abogado, un carpintero, un médico, alguien que está deprimido, una esposa, un marido, bonito, feo, seguro, inadecuado” (y puedes continuar indefinidamente), ninguna de ellas puede definir quien realmente eres. Estos no son más que los obstáculos que has construido con el fin de encubrir tu verdadero Ser. Un curso de milagros me recuerda: “El ‘pequeño yo’ procura engrandecerse obteniendo del mundo externo aceptación, posesiones y ‘amor’. El Ser que Dios creó no necesita nada. Está eternamente a salvo y es eternamente íntegro, amado y amoroso”. Prefacio Entonces, ¿cuál es tu Verdadero Ser? En términos simples, está extraordinariamente fuera de toda posible descripción. Las palabras no pueden describirlo porque está más allá de la comprensión intelectual. Para darte una idea de lo que estoy tratando de hacerte entender, quien realmente eres no es tu cuerpo, ni siquiera tus emociones o experiencias. Quien eres no es físico. Está más allá de lo físico: es
invisible, intocable, es puro amor, es la Unidad, es Real. Y lo que se entiende por Real no tiene nada que ver con lo que tus ojos puedan ver o tus sentidos puedan percibir, ni siquiera con lo que tu intelecto pueda comprender. Es por eso que Un curso de milagros me recuerda: “El cuerpo es incapaz de saber nada. Y mientras limites tu conciencia a sus insignificantes sentidos, no podrás ver la grandeza que te rodea”. T-18.VIII.2:1-2 ¿Qué significa esto, que somos energía o espíritu? Algunos pueden decir que nuestra esencia es energía, mientras que otros dicen que es espíritu y otros argumentan que son las dos simultáneamente. Podríamos decir que somos Espíritu, si dejamos de tratar de darle atributos humanos. Por ejemplo, cuando algunas personas dicen que ven ángeles o espíritus, la mayoría ven cuerpos, organismos que flotan, cuerpos con alas que tienen un rostro. Sea cual sea el caso, ven figuras que se parecen a los seres humanos. No estoy cuestionando lo que están viendo porque el Espíritu puede aparecer en muchas formas, especialmente en formas que podamos entender. Pero no sería correcto definir nuestra identidad a través de imágenes que reflejan nuestra forma humana, ya que si se ven dos imágenes, no se está viendo la unidad sino separación, lo cual no es diferente a lo que vemos en el mundo de las apariencias físicas. Es por eso que sigo diciendo que lo que eres está más allá de la comprensión intelectual. Dado que este libro no trata de averiguar lo que el Espíritu es, un intento por tratar de explicarlo o entenderlo mantendría nuestra mente dando vueltas en círculo para siempre. Así que vamos a pasar a la siguiente teoría, la que postula que somos energía. Cuando mi proceso espiritual se inició a mediados de los años ochenta, me presentaron la noción de que todo es energía. Eso me permitió abrir mi mente para aceptar la posibilidad de que lo que vemos no es necesariamente real o verdadero. Sin embargo, todavía tenía dudas, porque una gran parte de mí había invertido mucho en la creencia de que el mundo que veo con mis ojos físicos es real. Por lo tanto, desde un punto de vista espiritual / metafísico, todo lo que tenía que ver con energía me sonaba muy agradable pero en muchas ocasiones, difícil de aceptar. A medida que la ciencia fue desarrollándose, ciertos descubrimientos demostraron que si tomas un pedazo de una silla y lo pones bajo un microscopio, su componente más esencial es el átomo. Si tomas un órgano humano y haces lo mismo, también terminarás con un átomo. Y el mismo principio se aplica a cualquier tipo de forma física. Lo que es interesante es que los científicos también notaron que cuando se estudian los diferentes átomos, independientemente de su procedencia, todos comparten los mismos componentes esenciales. Así que un átomo de un ojo humano no es diferente de un átomo de un pedazo de madera, de una flor o de una goma. Esto llevó a concluir que la materia prima de todo lo físico es la misma. Sin embargo, un átomo todavía se puede ver, aunque sea a través de un microscopio. Tiene aspectos físicos que se pueden cuantificar e intelectualmente observar y entender. A continuación, surgió una nueva ramificación de la ciencia llamada física cuántica. Con la ayuda de moderna tecnología, a través del desarrollo de mecanismos más complejos, los físicos cuánticos han logrado descomponer un átomo, solo para descubrir que en su nivel más primordial, lo que en un momento fue considerada
materia sólida, no era más que espacio vacío. Este espacio vacío es lo que los científicos cuánticos llaman un campo de energía e información. Así que si la energía –siendo el nivel primordial de todo lo que es percibido como físico–está unificada con todo, al igual que Dios –el cual también es considerado como uno con todo–, para algunos científicos, y para casi todos los maestros metafísicos, era posible comparar e igualar a Dios con la energía. Aquí es donde se pone interesante. Estos mismos científicos que creen en un Dios o Poder Superior están de acuerdo con los maestros metafísicos diciendo que Dios es eterno, inmutable, sin principio y sin final. Gary Renard, autor de La Desaparición del Universo, trajo a la superficie algo que puso en entredicho toda esta idea de que Dios o el Espíritu es energía, por la siguiente razón: según la ciencia, la energía no puede ser destruida pero sí puede ser cambiada o transformada. Si ese es el caso, entonces la teoría de que Dios es energía no puede ser cierta porque ¿cómo puede ser posible que algo que es eterno (Dios, Espíritu, como desees llamarlo) se pueda cambiar, modificar o transformar? Un curso de milagros me recuerda: “Todo lo que es verdadero es eterno y no puede cambiar ni ser cambiado. El espíritu es, por lo tanto, inalterable porque ya es perfecto...” T-1.V.5:1-2 Te podrás imaginar mi frustración cuando mis creencias en torno a la energía fueron impugnadas. Así que en esencia, no te puedes definir como espíritu ni como energía. Quien tú eres es algo que debe ser experimentado. Pero, ¿cómo se puede llegar a tener esta experiencia? Removiendo los obstáculos que impiden experimentar la presencia del amor, el cual es nuestra herencia natural. ¿Y cuáles son estos obstáculos? En pocas palabras, son todas las creencias, conceptos, nociones e ideas que tenemos sobre nosotros mismos y sobre el mundo en general, incluyendo el cuerpo físico. Ya que ahora tienes una mejor idea de lo que somos en esencia, vamos a pasar a las oraciones restantes de la introducción de Un curso de milagros. “Lo opuesto al amor es el miedo, pero aquello que todo lo abarca no puede tener opuestos”.
Esto significa que si el amor es todo lo que existe, o la unidad, si prefieres verlo de esa manera, entonces no puede haber nada más. En otras palabras, no puede haber etiquetas ni opuestos. Si el amor es todo lo que existe, ¿puedes pensar en otra cosa que sea lo opuesto al amor? Podrías decir que la ira es lo opuesto al amor. Permíteme preguntarte de nuevo: si el amor es todo lo que existe, ¿puedes pensar en otra cosa que no sea el amor? La respuesta es no. Pero sí tienes el poder de creer que eres lo opuesto al amor, y en ese caso terminarías experimentando el miedo, lo cual, para efectos de este ejemplo, se manifestaría sintiendo ira. Como puedes ver, operando desde un falso sentido de ser –tu identidad humana–, te encuentras buscando experiencias como el amor y la abundancia, no porque estas no sean parte de ti sino porque te has convencido de que no lo son. Es por eso que se dice: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas a vosotros”. [Mateo 06:33] ¿Dónde está el reino? ¡Dentro de ti! Echemos un vistazo a lo que algunas de las religiones dicen en cuanto a que “el Reino está dentro de ti”, mediante la lectura de los siguientes extractos del libro de Jeffrey Moisés titulado Oneness, Great Principles Shared By All Religions: El cristianismo: “El Reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí, el reino de Dios está entre vosotros”. Confucionismo: “El hombre avanzado no busca lo que está fuera; lo que el hombre avanzado busca está dentro de sí mismo”. Budismo: “Si piensas que la ley está fuera de ti mismo, no estás abrazando la ley absoluta sino una enseñanza inferior”. Shintoismo: “No buscar en los cielos lejanos a Dios. En el propio corazón del hombre es que se encontrará”. Hinduismo: “Dios vive escondido en el corazón de todos”. Sikhismo: “¿Por qué te vas a la selva? ¿Qué esperas encontrar allí? Así como el olor está dentro de las rosas, así que Dios permanece siempre dentro de tu propio corazón. Búscalo con sinceridad y lo encontrarás allí”. Sufismo: “Si los seres humanos conocen sus secretos internos propios, nunca mirarán a otra parte en busca de la felicidad y la paz”. Y en cuanto a la búsqueda del Reino, el Curso da un paso más allá al decir: “En vez de ‘Busca primero el Reino de los Cielos’ di: ‘Que tu voluntad sea antes que nada alcanzar el Reino de los Cielos’ y habrás dicho: ‘Sé lo que soy y acepto mi herencia.’” T-3.VI.11:8 Así que en vez de buscar deberíamos decir: estamos dispuestos a aceptar el Reino de Dios. Al mirar hacia adentro en lugar de afuera, tu verdadero Ser se revela a través de ti, junto con todo lo que has anhelado y más. Ten cuidado aquí porque lo que anhelas es mucho más de lo que puedas imaginarte. No es de este mundo. Un curso de milagros me recuerda: “El mundo que veo no me ofrece nada que yo desee. Más allá de este mundo hay un mundo que deseo”. W-pI.129.9:4-5 No dejes que lo que acabo de decir te confunda. A medida que continúes leyendo, todo lo que estoy compartiendo contigo se clarificará. Así que si quien realmente eres no es este cuerpo, y en esencia nada de lo que tus sentidos te den a entender, entonces ¿cómo es posible que no puedas ver o experimentar tu verdadera identidad? Es por lo que el Curso se refiere al ego, que no es más que una creencia en la separación. Un curso de milagros me recuerda: “El ego no es otra cosa que idolatría; el símbolo de un yo limitado y separado, nacido en un cuerpo, condenado a sufrir y a que su vida acabe en la muerte”. W-pII.330.12.1:1 El ego es lo que está proyectando el mundo que ves, incluyendo lo que crees que eres. Es por eso que Un curso de milagros también me recuerda: “Una vez que alguien queda atrapado en el mundo de la percepción, queda atrapado en un sueño. No puede escapar sin ayuda, porque todo lo que sus sentidos le muestran da fe de la realidad del sueño”. Prefacio
Como una imagen vale más que mil palabras, las ilustraciones siguientes te ayudarán a comprender mejor la relación entre tu verdadero ser y el ego. Estos no son estados o cualidades que uno tiene que alcanzar, estas son nuestras cualidades verdaderas y estados naturales de ser. Son todo lo que la Unidad abarca. Así que no es necesario que trates de ser abundante, tú eres abundante. No es necesario que busques el amor porque tú eres el amor. No necesitas hacer nada con el fin de experimentar la felicidad porque tú eres la felicidad. Nada en tu mundo tiene que cambiar para que tengas paz, porque tú eres la paz. En otras palabras, no es necesario crear o atraer nada en el mundo con el fin de experimentar cualquiera de las cualidades de Dios porque, en esencia, tú eres Dios, o una extensión de Dios –como te sientas más cómodo para aceptar este aspecto tuyo–. A continuación voy a compartir lo que la mayoría de las religiones dicen con relación a que “el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios” según el autor Jeffrey Moisés, tomado de su libro titulado Oneness, Great Principles Shared By All Religions: Judaísmo: “Dios creó al hombre a su imagen, en la imagen de Dios lo creó”. Islam: “En la naturaleza misma de Dios se ha modelado el hombre”. Sikhismo: “Oh hombre, la imagen de Dios es él”. Taoísmo: “El Supremo da al hombre su expresión, y le da su forma”. Cristianismo: “¿No sabéis que sois el templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” Bahá’í: “Te He creado a ti, He grabado en ti Mi imagen, y revelado a ti Mi belleza”. Así que para tener la experiencia directa de tu verdadera naturaleza, todo lo que necesitas hacer es eliminar los obstáculos que no te permiten tener esa experiencia. Debido a que lo que vemos en nuestro mundo es nada más que una reflexión de lo que está dentro de nuestra mente, nuestras cualidades internas son reflejadas continuamente en nuestra experiencia física. Aquí hay algo que debes entender. Experimentar las cualidades de tu Ser Verdadero no significa que tu situación tenga que cambiar. Lo único que está cambiando es tu forma de sentir y de verte a ti mismo en medio de lo que esté ocurriendo en tu vida. A medida que se revelan a través de ti las cualidades de tu Ser Divino, las circunstancias y las condiciones en tu mundo externo por lo general pueden tender a cambiar. Aquí te estarás preguntando que si alguien sabe, al menos intelectualmente, quién él o ella es realmente, ¿por qué esa persona sigue teniendo problemas? La siguiente ilustración te dará una mejor comprensión de por qué ese parece ser el caso.
Como puedes ver, parece que las cualidades de Dios, de quien realmente eres, no son tan claras como el ego, sin embargo, todavía están allí, quizás al fondo, pero todavía están allí. El reto es que el ego se ve mucho más claro que tus cualidades reales, por lo tanto, estás comenzado a convencerte a ti mismo de que lo que parece claro para ti (ego) es tu verdadera realidad y, obviamente, tu experiencia física da testimonio de tu creencia. Un curso de milagros me recuerda: “Tú no dudas de que los ojos del cuerpo puedan ver. No dudas de la realidad de las imágenes que te muestran. Tienes absoluta fe en la obscuridad, no en la luz”. W-pI.91.3:3-5 Usando mi experiencia como ejemplo, si mirara mi cuenta bancaria en este mismo momento, fácilmente podría decir que no tengo suficiente dinero, en otras palabras, que no soy abundante. En términos espirituales es una mentira pero en términos físicos, esta aparenta ser mi realidad. Sin embargo, no estoy desesperado tratando de trabajar duro o de hacer lo que sea necesario para cambiar esa experiencia, no porque eso no sea lo correcto, sino porque algo dentro de mí, ese susurro silencioso que solo se puede experimentar cuando la paz prevalece, me sigue inspirando a que continúe escribiendo este libro. Me siento protegido y cuidado, que es uno de los beneficios directos que recibimos al dejar de tratar de controlar nuestra vida y dejarla en las manos de Dios. ¿Puedes ver la lógica en lo que acabo de compartir? ¡Por supuesto que no! Sin embargo, estos son los tipos de decisiones que uno toma cuando practica escuchar a la Voz interna, aun cuando el mundo exterior (lo que el ego ha proyectado) grita por nuestra atención. Así que cuando la idea de creer estar separados de Dios fue aceptada en nuestra mente como real, tres cosas aparentemente sucedieron de manera simultánea. En primer lugar, tus cualidades verdaderas empezaron a obscurecerse debido a la presencia de un ego que parece ser más convincente. En segundo lugar, un mundo lleno de ilusiones fue proyectado, dando a luz a todos tus problemas. Y tercero, debido a tu creencia de que el mundo que tus sentidos perciben es real, tu vida se ha convertido en una batalla cuesta arriba tratando de resolver problemas, con algunos momentos de felicidad de por medio. La siguiente imagen ilustra mi punto: Observa que la felicidad contraposición a la por la cual esto es cierto es completamente comporte el mundo ilusorio. Por ejemplo, si hay dinero en feliz. Pero, ¿qué pasa si Probablemente te sientas temeroso, triste, y la lista embargo, el ego no se detiene allí. Esta es la otra cara
aparenta estar en verdadera felicidad. La razón que tu felicidad es independiente de cómo se el banco, crees que eres alguien te lo quita? enojado, deprimido, puede continuar. Sin de la moneda. Una vez que
tienes el dinero que conseguiste trabajando tan arduamente, surge un nuevo temor: el miedo a perderlo. Ahora hay que protegerlo, y de ahí también nace la codicia, así como una nueva cantidad de inquietudes y preocupaciones. La Madre Teresa una vez dijo: “Yo vengo de un país en donde he visto gente que tiene un plátano y comparte la mitad. Sin embargo, encuentro que en su país veo gente que tiene un montón de plátanos y no está dispuesta a compartir ni siquiera uno”. ¿Y por qué habrían de compartir, sobre todo cuando creen que no hay suficiente para todos y que han trabajado duro para obtenerlo? Para ellos, esto les ayuda a mantener su statu quo, entre otras cosas. Así que no importa en qué tipo de situación te encuentres, no puedes experimentar la verdadera felicidad y la alegría si estás operando desde el punto de vista de tu ego. Lo mismo aplica a todo lo que piensas que es tu fuente de felicidad y alegría. Ahora que tu vida está llena de todo tipo de problemas, veamos (en la siguiente ilustración) cómo el mundo de la ilusión (el ego) te hace creer que cuantos más problemas resuelvas, más estás expandiendo: Ahora que te has olvidado temporalmente de quién realmente eres, la mayoría de los “expertos” y maestros espirituales proclaman que la vida está llena de problemas y que al resolver problemas cada vez más complejos, estamos expandiendo. Incluso he visto maestros espirituales, con muy buenas intenciones, por cierto, tratando de espiritualizar el ego al dar a entender que a medida que resolvemos más problemas estamos expandiendo espiritualmente y en conciencia. De lo que no se dan cuenta es de que todo lo que están haciendo es alimentando más y más la creencia de que estamos separados de Dios, que somos un cuerpo y que vivimos en un mundo que aparenta ser real. Como vimos en la imagen anterior, cuanto más pones tu atención en resolver problemas, no solo se engrandece el ego, sino que también las cualidades de tu verdadero ser se ocultan más y más en el fondo, haciéndolas casi imposibles de reconocer. Independientemente de lo que creas, es importante recordar que estas cualidades todavía están vigentes dentro de ti y que siempre serán parte tuya puesto que son ¡la realidad de tu ser! Ahora quizás preguntes, ¿cómo es posible revelar mis verdaderas cualidades, especialmente cuando mi experiencia es que soy un cuerpo que vive en un mundo lleno de problemas? Aunque la respuesta es muy simple, la pregunta es: ¿estás preparado o dispuesto a aceptar la respuesta? Echemos un vistazo a la ilustración siguiente antes de compartir la respuesta que va a dar a luz a las cualidades de tu Ser Verdadero:
Observa lo que sucede cuando el ego se contrae. Por un lado todos los problemas empiezan a desaparecer, no necesariamente porque van a dejar de existir, pues recuerda que el conflicto es parte de la experiencia del mundo dual, pero empiezas a percibirlos de una manera diferente, de forma no te sientes afectado por ellos mientras que al mismo tiempo tu identidad real surge naturalmente. ¿Ves qué sencillo es? Es por eso que el Curso nos recuerda que solo tenemos un problema y es que nos hemos olvidado, o mejor dicho, me he olvidado de que Dios y yo somos uno. En la resolución de ese único problema, todos los demás problemas desaparecen automáticamente. Entonces, ¿cómo podemos reducir el ego? En pocas palabras, la manera de reducir el tamaño del ego es eligiendo a Dios primero. El acto de elección de Dios en primer lugar es simplemente elegir la paz en todo momento. Sin embargo hay más que añadir a esta sencilla contestación. Así que te pido que confíes en que las respuestas a todas tus preguntas se te irán revelando a medida que continúes leyendo y aplicando el contenido de este libro. Recuerda que aunque la espiritualidad es simple, el ego es muy complicado y, por lo tanto, lo que estoy haciendo es desarrollando una sólida base de entendimiento para que te sea fácil comprender y aplicar la única enseñanza de Un curso de milagros en tu vida diaria. Usando mis circunstancias presentes como ejemplo, en este momento tengo muy claro que si mantengo mi atención en Dios (adentro) y no en las ilusiones externas (circunstancias en mi vida), confiando en que todo se está desarrollando en orden perfecto, mantengo mi paz interna y estoy en una mejor posición para tomar decisiones más apropiadas en cada momento dado. Así es como me doy la oportunidad de mantener contacto con mi Voz interna, la cual me ayuda a recordar quién en realidad soy. Esa sería la respuesta simple. Pero debido a que el ego es tan insidioso, antes de poder adoptar y poner en práctica lo que este libro ofrece, se tiene que examinar desde diferentes ángulos. Así que la mente inquisitiva pregunta: si lo que soy no tiene nada que ver con lo que veo, oigo, toco, siento, entonces ¿qué es todo esto que estoy viendo, tocando y sintiendo? ¿Por qué el cuerpo me parece tan real? La respuesta es que todo lo que vemos, oímos, tocamos, olemos y sentimos –acerca de lo cual voy a elaborar más en el libro– no es más que una ilusión. Es por eso que las últimas líneas de la introducción del Curso dicen: Este curso puede, por lo tanto, resumirse muy simplemente de la siguiente manera: Nada real puede ser amenazado.
Presta mucha atención. Lo que significa es que a tu verdadero ser, al no ser físico, nada de este mundo podría amenazarlo. Nada irreal existe.
Si el mundo que estamos viendo es considerado como una ilusión, entonces no puede ser real. Puede parecer que es real, pero la verdad es que no lo es.
Por lo tanto, no puede existir. Permíteme explicártelo. Esta creencia absurda en tu mente (a la que nos referimos como el ego), comienza a proyectar hacia el exterior un mundo ilusorio en forma de imágenes separadas. Cuando ves esas imágenes, en lugar de verlas por lo que son en realidad – ilusiones–, reaccionas a ellas como si fuesen reales. Y al reaccionar, estás solidificándolas en la pantalla de tu conciencia. Esto se convierte en un círculo vicioso sin fin, como se muestra en la siguiente ilustración: En esto radica la
paz de Dios.
Cuando puedes ver el mundo como lo que es, una ilusión, donde las imágenes no tienen ningún poder sobre ti, entonces puedes estar en paz independiente de cuáles sean tus circunstancias. Puedes simplemente mirar a través de las mismas sin tener que reaccionar a ellas. Eso no significa que estés tratando de cambiar tus ilusiones, simplemente significa que no estás identificándote con ellas debido a que ahora estás consciente de quién realmente eres. Un curso de milagros me recuerda, “Mas ¿quién reaccionaría ante las figuras de un sueño a no ser que las considerase reales? En el instante en que las reconoce como lo que verdaderamente son, estas dejan de tener efectos sobre él porque entiende que fue él quien les dio los efectos que tienen, al causarlas y hacer que pareciesen reales”. T-27.VIII.4:4-5 Esto plantea todo tipo de preguntas tales como, pero si yo no soy este cuerpo, entonces ¿cuál es mi razón de estar aquí? ¿Qué se supone que voy a hacer mientras viva en este mundo que parece ser real para mí? ¿Puedo llevar una vida normal? ¿Puedo disfrutar de las cosas que este mundo de ilusión tiene para ofrecer? ¿Puedo crear lo que quiero? Y la lista puede continuar indefinidamente. Las respuestas a estas preguntas, al igual que otras que puedan surgir, se revelarán a través de ti a medida que continúes leyendo el contenido de este libro, de la misma manera que fueron reveladas a través de mí. Así que ¿cómo se puede revertir este falso sentido de identidad que hemos fabricado? Un curso de milagros me recuerda, “Tienes absoluta fe en la obscuridad, no en la luz. ¿Cómo se puede invertir esto? Tú no lo podrías hacer solo, pero no estás solo en esto”. W-pI.91.3:5-7 Lo que ves con tus ojos físicos es la ilusión, también conocida como tu oscuridad. Y porque tú lo ves, ahí es donde se encuentra tu fe. La razón por la cual no puedes revertirlo por ti mismo es que a un nivel fuera de tu mente consciente, ademas de que tú eres el responsable de todo lo que
proyectas, tu también eres una proyección. Por lo tanto necesitas la ayuda de algo que esté fuera de tus ilusiones para que te dirija a tu Realidad. Tú necesitas el regalo de Dios.
II El regalo de Dios “Os dije que estaría con vosotros siempre, incluso hasta el fin del mundo. Por eso es por lo que soy la luz del mundo”.
T-8.IV.2:4-5 “... y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del siglo”.
[Mateo 28:20] Un Curso de Milagros me recuerda: “Un guía no controla, pero sí dirige, dejando a tu discreción el que le sigas o no”. T-1.III.4:6 Para ayudar a entender mejor lo que es el regalo de Dios, vamos a echar un vistazo a esta cosa llamada “nuestra unidad con Dios”, ya que te ayudará no solo a consolidar este concepto de que el mundo es una ilusión, sino que también traerá congruencia a los capítulos que siguen. Y, por cierto, me gustaría aclarar dos cosas. Una de ellas es que aun cuando el Curso indica claramente que Dios no tiene género porque Dios es la Unidad pura, se refiere a Dios como Él. Pero quiero que no le des importancia a eso. Esto lo menciono porque hay personas que se sienten ofendidas cuando nos referimos a Dios como figura masculina, insinuando que no estamos honrando el aspecto femenino. En mi caso, aunque respeto y honro el aspecto femenino, simplemente quiero ser consistente con el lenguaje empleado en el Curso. Y en segundo lugar, quiero que seas libre de reemplazar el nombre de Dios por uno con el que te sientas más cómodo. Ten en cuenta, sin embargo, que el nombre es irrelevante. El Tao nos recuerda: “Los nombres que se pueden nombrar no son nombres absolutos. Del Sin Nombre es el origen de los Cielos y la Tierra, el nombre es la Madre de todas las cosas”. En palabras más simples, el “Sin Nombre”, que es Dios, que no puede ser nombrado. Los nombres son las etiquetas que damos a cada ilusión. Para comenzar a elaborar el tema de nuestra unidad con Dios, me gustaría compartir una frase del Curso, que dice: “Reconocer a Dios es reconocerte a ti mismo. No hay separación entre Dios y Su creación”. T-8.V.2.:7-8 Así que si Dios es todo lo que hay, entonces todo lo que vemos es una parte de Dios. Eso significa que tú, yo, todos y todo es Dios. Sin embargo, dado que estás mirando al mundo a través de tus ojos físicos, en otras palabras, a través del ego, todas las ilusiones que ves como objetos y figuras individuales, simplemente ayudan a reforzar tu creencia en la separación. Por lo tanto, si por ejemplo te ves como algo separado de mí, lo que estás experimentando es tu propia separación de Dios a través de la ilusión de verme lejos de ti. Interesante, ¿no? Entonces, quien eres en realidad, es uno con Dios, cuyas cualidades son el amor perfecto, la abundancia infinita, pura alegría, felicidad, paz permanente. Mientras tanto aquí estás experimentando la dualidad, como el bien y el mal, el placer y el dolor, la alegría y la tristeza y así sucesivamente. Siendo así, la experiencia que tienes aquí en la tierra a través de la creencia en la separación no es otra que la experiencia del infierno. El infierno, no
porque la tierra sea “mala”, puesto que eso sería un juicio de tu parte, sino porque estás teniendo una experiencia completamente opuesta a la de tu verdadera naturaleza. Así que para poder experimentar tu unidad con Dios, solo tienes que tomar la decisión de dejar a un lado la creencia de estar separado de Él. Y para eso necesitas la ayuda de una parte de ti que no se encuentre atrapada en la ilusión. Ese es el regalo de Dios, también conocido como el Espíritu Santo. Como aparece en el capítulo anterior, Un curso de milagros me recuerda: “Una vez que alguien queda atrapado en el mundo de la percepción, queda atrapado en un sueño. No puede escapar sin ayuda, porque todo lo que sus sentidos le muestran da fe de la realidad del sueño”. Prefacio ¿Quién o qué es el Espíritu Santo? Es la parte de tu mente que recuerda tu verdadera identidad, es el mediador entre tu imaginado “yo” (ego) y Dios. Es la Voz que siempre está comunicándose contigo en el silencio. Un curso de milagros me recuerda: “Dios nos ha dado la Respuesta, el único Medio de escape, el verdadero Ayudante. La función de Su Voz –Su Espíritu Santo– es mediar entre los dos mundos. El Espíritu Santo puede hacer eso porque, si bien por una parte conoce la verdad, reconoce también nuestras ilusiones, aunque no cree en ellas”. Prefacio Un curso de milagros también me recuerda: “El Espíritu Santo es el traductor de las leyes de Dios para aquellos que no las entienden. Tú no podrías hacer esto por tu cuenta porque una mente en conflicto no puede serle fiel a un solo significado, y, por lo tanto, altera el significado para conservar la forma”. T7.II.4:5-6 Cuando Jesús estuvo viviendo entre nosotros –para efectos de conversación a nivel dual digamos que esa experiencia tuvo lugar, aunque siendo todo una ilusión, solo fue una historia construida en nuestra mente– muchos tuvieron la oportunidad no solo de escuchar la verdad, sino de ser testigos de cómo un hombre podía vivirla y demostrarla mientras ocupaba un cuerpo. Era como tener al Espíritu Santo en la forma ilusoria de un cuerpo. Para nuestra generación, sin embargo, aun cuando no tenemos a Jesús en forma física para ayudarnos a recordar nuestra verdadera naturaleza, el Espíritu Santo es esa Voz interna, esa Presencia interior que nos puede llevar a nuestro despertar, solo si estamos dispuestos a escucharlo. Es por eso que el Curso dice: “El objetivo del Espíritu Santo es ayudarnos a escapar del mundo de los sueños, enseñándonos cómo cambiar nuestra manera de pensar y cómo corregir nuestros errores”. Prefacio Me gustaría utilizar la siguiente analogía para explicar mejor lo que acabo de compartir. Imagínate que estás en una preciosa mansión, durmiendo en la habitación más hermosa y espaciosa, la cama es enorme y cómoda. Y empiezas a soñar. Tu sueño agradable se convierte, de repente, en una pesadilla. Tu cuerpo tiembla y está aterrorizado. Sueñas que estás en una cueva y que te persiguen monstruos. En ese momento olvidas que estás soñando, que estás muy seguro en tu cama, sin ningún peligro ni amenaza, sin embargo, te sientes como si te encontrases en peligro. Es por eso que Un curso de milagros me recuerda: “En Dios estás en tu hogar, soñando con el exilio, pero siendo perfectamente capaz de despertar a la realidad”. T-10.I.2:1
El hecho de que estás perfectamente sano y sin peligro alguno no ha cambiado. El hecho de que estás en la mansión no ha cambiado. El hecho de que estás en esa maravillosa cama no ha cambiado. Sin embargo, tienes una horrible experiencia que parece real para ti. Ahora, digamos que tu madre llega y ve que estás teniendo un sueño horrible. Muy suavemente susurra en tu oído: “Cariño, despierta. Es solo un sueño. Despierta mi amor”. Es por eso que Un curso de milagros me recuerda: “¿Qué podría despertar más dulcemente a un niño que una tierna voz que no lo asusta sino que simplemente le recuerda que la noche ya paso y que la luz ha llegado?” T-6.V.2:1 Para efectos de este ejemplo, el sueño es tu mundo físico que percibes con tus sentidos. Sin embargo, ¿quién proyectó el sueño? Tú mismo, o para ser mas específico, tú eres una proyección a través la cual se percibe un mundo externo a tí. Pero en realidad, tú eres tan ilusorio como el mundo del que aparentas ser parte. El problema es que el sueño no está siendo proyectado conscientemente. Es por eso que aun cuando tú eres el que está proyectándolo todo, no tienes el poder para cambiarlo, ni siquiera para despertarte de él. Tu madre, que está fuera de tu sueño, juega el papel del Espíritu Santo. Ella está tratando de despertarte para que tu horrible experiencia termine y puedas volver a la realidad. Lo hace muy delicadamente con una dulce voz. Es por eso que Un curso de milagros me recuerda: “Si de repente se enciende una luz cuando alguien está teniendo un sueño aterrador, puede que inicialmente interprete la luz como parte de su sueño y tenga miedo de ella. Sin embargo, cuando despierte, la percibirá correctamente como su liberación del sueño, al que dejará entonces de atribuir realidad”. T-2.I.4:67 ¿Y cuál es la realidad? No es el sueño, sino la inmensa habitación con la cama maravillosa, dentro de la mansión, donde todo lo que siempre quisiste, y más, está disponible para ti. En otras palabras, el Reino de los Cielos, tu verdadero Hogar en Dios. Podrías establecer el siguiente argumento: “puedo ver lo que es el Espíritu Santo, puedo ver el sueño como la proyección de mi ego, pero, ¿dónde está Dios?” Bueno, en realidad, Dios es uno con todo, pero para usar un lenguaje más descriptivo, Dios es la mansión con todo su contenido al igual que todo lo que le rodea en su exterior; el Espíritu Santo, tu madre, tu verdadera identidad. En otras palabras, Dios lo es todo porque no hay nada que Dios no sea. Entonces, ¿qué es lo que tendría que pasar para que tengas una experiencia agradable? Podrías tratar de intercambiar un sueño por otro más placentero, que es lo que continuamente intentas hacer mientras creas que eres un cuerpo y que este mundo de ilusión es tu hogar o, simplemente, puedes despertar. Tratar de cambiar un sueño por otro generará más pesadillas porque esa es la naturaleza del mundo de los sueños. Así es como funciona el ego. Despertar, por el contrario, te llevará a la memoria de quién eres en realidad. Es por eso que Jesús dijo: “Más bien, buscad primeramente el reino de Dios y su justicia...” [Mateo 6:33]
Pero si estoy en casa, con toda tranquilidad en Dios, la pregunta entonces sería: ¿qué propósito tiene el mundo de las ilusiones (mundo físico) que
según la mayoría de las escrituras y maestros espirituales fue creado por Dios? La respuesta radica en un detalle técnico muy sutil pero muy preocupante, y es que Dios no creó el mundo que vemos.
III Dios no creó el mundo que vemos “Este mundo no es la voluntad de Dios, por lo tanto, no es real. No obstante, aquellos que creen que lo es no pueden sino creer que hay otra voluntad, la cual produce efectos opuestos a los que Él dispone”.
W-pI.166.2:2-3 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo; si alguno ama al mundo, la caridad del Padre no está en él”.
[1Juan 2:15] Ahora que tienes una mejor comprensión de lo que son el ego, el Espíritu Santo y la naturaleza ilusoria de este mundo, vamos a explorar la idea de Dios como creador del mundo. Un curso de milagros me recuerda: “El mundo se fabricó como un acto de agresión contra Dios. Es el símbolo del miedo. Mas ¿qué es el miedo sino la ausencia de amor? El mundo, por lo tanto, se fabricó con la intención de que fuese un lugar en el que Dios no pudiese entrar y en el que Su Hijo pudiese estar separado de Él”. W-pII.240.3.2:1-4 Lo que las Escrituras dicen con respecto a la “creación” del mundo es que en el principio Dios creó el cielo y la tierra, también conocido como el mundo físico. Observa sin embargo lo que las Escrituras dicen acerca de “En el principio”. Antes de elaborar esta idea, recuerda que la Biblia no fue escrita por Jesús. De hecho, si vas directamente a las enseñanzas de Jesús, la Biblia podría reducirse a unas pocas páginas. Continuando ahora con el tema de la creación del mundo, la Biblia, Génesis 1,1 a 1,18 establece lo siguiente: 1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2 Y la tierra estaba sin orden y vacía. Había tinieblas sobre la faz del océano, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Esto sugiere que en la Unidad, la cual es nuestro estado natural, la oscuridad era todo lo que existía. ¿Quién escribió eso? Definitivamente alguien que nunca ha experimentado la Unidad y que ha formado su propio concepto –cualquier otra cosa– de lo que la tierra sería. 3 Entonces dijo Dios: “Sea la luz”, y fue la luz. Ahora comenzamos a experimentar los opuestos, ya que sin luz no hay oscuridad. 4 Dios vio que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas. Además de los opuestos, se introduce el juicio al sugerir que una cosa es “buena”. 5 Dios llamó a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y fue la mañana del primer Día. Ahora que empezamos a etiquetar y nombrar las cosas en esta tierra, el juicio continúa. Desde este momento se introduce la ilusión del tiempo al sugerir que hay un primer día. 6 Entonces dijo Dios: “Haya una Bóveda en medio de las aguas, para que separe las
aguas de las aguas”. Y la división y la separación continúan y continuarán de acuerdo con las líneas que siguen. 7 E hizo Dios la Bóveda, y separó las aguas que están debajo de la Bóveda, de las aguas que están sobre la Bóveda. Y fue así. 8 Dios llamó a la Bóveda Cielos. Y fue la tarde y fue la mañana del segundo día. 9 Entonces dijo Dios: “Reúnanse las aguas que están debajo del cielo en un solo lugar, de modo que aparezca la parte seca”. Y fue así. 10 Llamó Dios a la parte seca Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares; y vio Dios que esto era bueno. 11 Después dijo Dios: “Produzca la tierra hierba, plantas que den semilla y árboles frutales que den fruto, según su especie, cuya semilla esté en él, sobre la tierra”. Y fue así. 12 La tierra produjo hierba, plantas que dan semilla según su especie, árboles frutales cuya semilla está en su fruto, según su especie. Y vio Dios que esto era bueno. 13 Y fue la tarde y fue la mañana del tercer día. La ilusión del tiempo y el espacio sigue siendo perpetuada. 14 Entonces dijo Dios: “Haya lumbreras en la Bóveda del cielo para distinguir el día de la noche, para servir de señales, para las estaciones y para los días y los años”. Tenemos más división y subdivisión. 15 “Así sirvan de lumbreras para que alumbren la tierra desde la Bóveda del cielo”. Y fue así. 16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para dominar en el día, y la lumbrera menor para dominar en la noche. Hizo también las estrellas. Ahora no solo tenemos la separación y el juicio, sino que se está introduciendo una jerarquía de valores al sugerir que una luz es mejor que otra. 17 Dios las puso en la Bóveda del cielo para alumbrar sobre la tierra, 18 para dominar en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que esto era bueno. Además de todo el juicio y la separación que parece creada por “dios”, Dios también es visto como una especie de dictador, observándonos desde un lugar muy lejano, fuera de lo que Él es. Ten en cuenta que nada de lo que se dice en el Génesis se atribuyó a Jesús. De acuerdo con el Génesis, todo eso se atribuyó a Dios. Mi pregunta es, ¿fue Dios el que escribió las Escrituras, o los escritores de las Escrituras escribieron lo que ellos creen que dijo Dios? Ahora echemos un vistazo a lo que Jesús dice sobre el mundo y la unidad: “No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”. [1Juan 2:15] Interesante, ¿no? Él está tratando de mantener nuestra atención fuera del mundo. Repasemos lo que dice Jesús a través
del Evangelio según san Juan, capítulo 17: 13: Pero ahora voy a ti y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo completo en Sí mismos. 14: Yo les he dado tu palabra, y el mundo los aborreció; porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15: No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del maligno. 16: No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 17: Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad. Hasta ahora Jesús nos recuerda que lo que realmente somos no es de este mundo. Jesús nos enseña aquí que nuestro verdadero “Yo” no es de este mundo. Es comprensible que este concepto pueda parecer difícil de aceptar para cualquier persona que se perciba a sí misma como un cuerpo físico viviendo en un mundo limitado. Por lo tanto, si queremos entender y experimentar las enseñanzas de Jesús, es necesario que estemos dispuestos a desprendernos de nuestras percepciones mundanas y corporales, en otras palabras, a desprendernos de nuestro ego. Tenemos que escuchar las palabras que Jesús nos dice, con oídos que sean congruentes con la verdad, con una mentalidad que –una vez más– no es de este mundo. Y para ello debemos poner a un lado toda comprensión intelectual porque Dios no se puede entender intelectualmente. Dios tiene que ser experimentado. 18: Así como Tú me enviaste al mundo, también yo los he enviado al mundo. 19: Por ellos yo me santifico a Mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad. La verdad es que todos somos uno. Si uno es santificado por la verdad, los demás también lo son. 20: Pero no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en Mí por medio de la palabra de ellos; 21: para que todos sean una cosa, así como Tú, oh Padre, en Mí y yo en ti, que también ellos lo sean en nosotros; para que el mundo crea que Tú me enviaste. Observa cómo Jesús habla del Padre y el Hijo como uno. Las palabras “Padre, en Mí, y yo en ti” dicen claramente que nosotros somos Uno, así como los versos que siguen: 22: Yo les he dado la gloria que Tú me has dado, para que sean una cosa, así como también nosotros somos una cosa. 23: Yo en ellos y Tú en Mí, para que sean perfectamente unidos; para que el mundo conozca que Tú me has enviado y que los has amado, como también a Mí me has amado. 24: Padre, quiero que donde yo esté, también estén conmigo aquellos que me has dado, para que vean mi gloria que me has dado, porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. 25: Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y estos han
conocido que Tú me enviaste. Presta mucha atención a lo que acabas de leer, cuando Jesús dice: “Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y estos han conocido que Tú me enviaste”. Quiero que imagines a Cristóbal Colón antes de zarpar hacia aguas desconocidas. Los que no sabían que el mundo era redondo le dijeron que había un precipicio al final del horizonte, por lo tanto, si embarcaba en ese viaje, caería fuera del borde de la tierra. Este sería el equivalente a los que escribieron la Biblia: no ser capaz de experimentar el cielo mientras se percibe uno como un cuerpo limitado. Los escritores de la Biblia no pudieron concebir la naturaleza verdadera de Dios, sin embargo, escribieron acerca de lo que ellos creían que Dios dijo o hizo. Cristóbal Colón emprendió su viaje y descubrió no solo que no había ningún precipicio al final de la tierra, sino también que había otras tierras en el lado opuesto del globo. Y sí, ya sé que, por error, encontró América del Norte en vez de lo que estaba buscando, que era la India. Pero mi punto es: ya que él había viajado alrededor del mundo, estaba en mejores condiciones para proveer información relacionada con lo que se encontraba al otro lado del horizonte. Jesús realmente ha experimentado su unidad con el Padre y por lo tanto él es capaz de compartir con nosotros su experiencia, no solo con palabras, sino con el ejemplo, para que podamos seguirlo. Basándome en lo que he compartido, mi pregunta para ti es: ¿cuáles enseñanzas quieres seguir, las de Jesús que tuvo la experiencia directa de la Verdad, o las enseñanzas de los que escribieron la Biblia, los cuales nunca tuvieron la experiencia directa de ser Uno con el Padre? Así que es posible confundir lo que dice la Biblia con las enseñanzas de Jesús el Cristo porque son dos libros totalmente diferentes. Una vez escuché a un ministro decir: “Practico las enseñanzas de Jesús el Cristo, no necesariamente el cristianismo como se enseña”. Recuerda que la Biblia misma es la que los cristianos fundamentalistas utilizan para promover la separación y la intolerancia. Es la misma Biblia que las religiones usan para promover el uso de la culpa y el temor a Dios. Es la misma Biblia que los metafísicos y espiritualistas utilizan para promover el amor y la unidad, y es la misma Biblia que el Ku Klux Klan utiliza para promover el odio y el racismo. Vamos a elaborar ahora esto de, “En el principio...” Cualquier maestro espiritual o enseñanza que equipare las palabras “principio” o “final” con Dios, debe asumir que Dios está limitado por las fronteras del espacio y del tiempo, porque sin espacio y sin tiempo no puede haber principio ni final. Así que si Dios es eterno, entonces antes del principio lo que había era Dios, y eso es todo lo que era, es y será. Es por eso que Un curso de milagros me recuerda: “En Dios no hay principios ni finales, pues Su universo es Él mismo”. T-11.I.2: 3 Ahora, si bien es cierto que Dios es eterno y hemos sido creados a Su imagen y semejanza, es decir, sin principio ni final, entonces el cielo y la tierra que vemos con el ojo físico no pudieron haber sido creados por Dios, porque todo lo que vemos en el terreno de lo físico tiene un principio y un final. Algunos ejemplos son el nacimiento y la muerte, el comienzo de la juventud y su final, las cosas transitorias que adquirimos y que no tenemos control sobre el tiempo que durarán. Un curso de
milagros me recuerda: “El mundo que tú percibes no pudo haber sido creado por el Padre, pues el mundo no es tal como tú lo ves. Dios creó únicamente lo eterno, y todo lo que tú ves es perecedero”. T-11.VII.1:1-2 No solo eso. Si en el mundo en el que Dios vive lo único que hay es amor y el mundo de nuestra experiencia parece ser impulsado por el miedo, esta sería una clara señal de que este mundo no puede ser la creación de Dios. Y sí, se podría argumentar que Dios creó un mundo perfecto y que como al hombre se le dio libre albedrío, lo está destruyendo. Por ahora, la contestación sencilla es no. No tenemos libre albedrío como creemos. Y verás por qué mientras lees el contenido de este libro. Te recomiendo que continúes con la lectura para establecer una base fundamental más sólida y pronto te darás cuenta de que todo adquiere sentido. Continuando con este capítulo, Un curso de milagros me recuerda: “¿Qué pasaría si reconocieses que este mundo es tan solo una alucinación? ¿O si realmente entendieses que fuiste tú quien lo inventó? ¿Y qué pasaría si te dieses cuenta de que los que parecen deambular por él, para pecar y morir, atacar, asesinar y destruirse a sí mismos son totalmente irreales? ¿Podrías tener fe en lo que ves si aceptases esto? ¿Y lo verías?” T.20.VIII.7:3-7 “Las alucinaciones desaparecen cuando se reconocen como lo que son. Esa es la cura y el remedio. No creas en ellas, y desaparecen”. T.20.VIII.8:1-3 Y si para detener este sufrimiento y dolor todo lo que tienes que hacer es despertar de este sueño, ¿por qué parece tan difícil hacerlo? Debido a que el ego, siendo tan insidioso, ha logrado convencerte de que para que tengas una experiencia agradable en este mundo todo lo que necesitas hacer es intercambiar cada sueño, (experiencia desagradable) por una más agradable. Tiene que hacer eso no porque el ego sea muy sabio, sino porque, ya que él es el responsable de todas las proyecciones que percibimos como experiencias reales, en el momento en que despertamos, el ego muere (las proyecciones desaparecen). Así que el ego, por temor a la muerte, hará todo lo posible para cerrar un trato contigo. Te promete una vida y experiencias agradables dentro del sueño solo para evitar que despiertes y reconozcas tu verdadero Ser. Lo que no sabes es que dentro de la esfera del mundo, del sueño, del “yo” imaginario, solo puedes experimentar momentos de pseudofelicidad, seguidos por dolor y sufrimiento continuo. Debido a la elección inconsciente que hiciste al escuchar la voz persuasiva del ego, en vez de la sutil y pacífica Voz del Espíritu Santo, algo se tenía que hacer con el fin de tratar de escapar del dolor y el sufrimiento que solo un mundo proyectado por un ego podría producir. Esto dio lugar al nacimiento de ídolos falsos.
IV El nacimiento de ídolos falsos “No puedes serle fiel a dos amos que te piden cosas contradictorias. Lo que usas en beneficio de las fantasías, se lo niegas a la verdad”.
T-17.I.2:4-5 “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y amará al otro, o se entregará al uno y menospreciará al otro; no podéis servir a Dios y a las riquezas”.
[Mateo 6:24] Un curso de milagros me recuerda: “Todos los ídolos de este mundo fueron concebidos para impedirte conocer la verdad que se encuentra en tu interior y para que le fueses leal al sueño de que para ser íntegro y feliz tienes que encontrar lo que se encuentra fuera de ti mismo”. T-29.VII.6:1 Cuando el Curso habla de ídolos falsos se refiere a cualquier cosa a la que le hemos dado importancia en este mundo ilusorio. Para efectos de este capítulo, voy a emplear el término “ídolos” para referirme a toda persona que se considera a sí misma como un portador de la verdad o que afirma tener algún tipo de respuesta. Dicho lo anterior, si estoy escribiendo este libro, ¿dónde encajo yo en todo esto? ¿Soy un maestro, un guía espiritual, un mentor o un instructor? A decir verdad, ninguno de estos títulos me describiría. De hecho, ningún título se me debe atribuir a partir del conocimiento y la información compartida por mí a través de este libro. Ten en cuenta que mi objetivo es recordarte que todas las respuestas que estás buscando solo pueden encontrarse dentro de ti mismo y que solo el Espíritu Santo te puede llevar a la Verdad. Soy como un tipo de árbitro diferente; uno que cuando sientas la tentación de salir del juego –aunque no voy a intentar forzarte a entrar de nuevo, puesto que estaría interfiriendo con tu propio proceso–, con suavidad propone que consideres volver a jugar para que el Espíritu Santo pueda continuar haciendo el trabajo a través de ti; el trabajo que has optado hacer en tu actual nivel de preparación. Este es el propósito de mi papel ilusorio en tu vida. Si me ves como alguien que tiene respuestas, me estás considerando un ídolo falso. Aun cuando la mayoría de lo que he escrito se basa en mis experiencias al poner en práctica las enseñanzas del Curso, como ya he dicho casi al principio de este libro, lo que me atrajo a estas enseñanzas fue el hecho de que yo estaba siendo conducido a mis propias respuestas. En otras palabras, las respuestas, o mejor dicho, la guía que se encontraba en mi interior, ya que en este “mundo” no existen respuestas, comenzó a emerger cuando finalmente empecé a practicar el dejar a un lado todo lo que había aprendido y permitir que el Espíritu Santo me ayudara a reconocer la verdad en todas y cada una de mis circunstancias.
Por eso es que Un curso de milagros me recuerda: “Haz simplemente esto: permanece muy quedo y deja a un lado todos los pensamientos acerca de lo que tú eres y de lo que Dios es; todos los conceptos que hayas aprendido acerca del mundo; todas las imágenes que tienes acerca de ti mismo. Vacía tu mente de todo lo que ella piensa que es verdadero o falso, bueno o malo; de todo pensamiento que considere digno, así como de todas las ideas de las que se siente avergonzada. No conserves nada. No traigas contigo ni un solo pensamiento que el pasado te haya enseñado, ni ninguna creencia que, sea cual sea su procedencia, hayas aprendido con anterioridad. Olvídate de este mundo, olvídate de este curso, y con las manos completamente vacías, ve a tu Dios”. W-pI.189.7:1-5 Dicho esto, antes de sumergirte más profundamente en este capítulo, hay algo que quiero que entiendas. No considero a los falsos ídolos como personas negativas. De no haber sido por muchos de ellos, la mayoría de nosotros no estaríamos preparados para asimilar un entendimiento más profundo de nuestro Ser Verdadero. Los veo como vehículos temporales que pueden ayudar a la gente a moverse en la dirección correcta, aunque no a través del entendimiento de la verdad sino a través de enseñanzas erróneas y limitadas. Esto nos ayuda a continuar buscando hasta que finalmente estemos preparados para reconocer nuestra herencia natural: amor. En términos simples, no eres tus logros, tus posesiones, tu carrera o título, ni tus éxitos, aunque eso es lo que a la mayoría de las personas se les ha enseñado a identificar. Entonces, ¿qué podría dar lugar a falsos ídolos? En mi opinión, una intención aparentemente benévola por un lado y llena de miedo por el otro. Por ejemplo, un lado sería el plan del ego para su supervivencia, y el otro, nuestro profundo anhelo por ayudar a los demás, que es también otra táctica empleada por el ego para su supervivencia. Para clarificar lo que estoy diciendo, vamos a elaborar brevemente cada una de estas dos observaciones.
El plan del ego para su supervivencia El ego es el que proyecta un mundo de ilusiones, el mundo en el que seguimos buscando –fuera de nosotros mismos– respuestas y soluciones a todos nuestros problemas y donde nunca las vamos a encontrar. Idolatrar falsos ídolos como la tecnología, la información, los maestros y gurús, entre otros, si bien puede servir un propósito temporal, no puede llevarnos a la verdad ya que todo ídolo forma parte de la ilusión. Es como pedirle a una figura dentro del sueño que nos dirija fuera de él. Todo lo que el ego puede hacer, y lo hará si se lo permitimos, es mantenernos atrapados en el sueño. Esto nos mantendrá constantemente alternando entre el dolor y el placer, y tendremos muchísimos más problemas para resolver. Echemos un vistazo ahora a la segunda razón por la cual fueron proyectados los ídolos falsos.
Nuestro profundo anhelo por ayudar a los demás Incluso cuando se podría argumentar que hay gente que está muy cegada por su oscuridad y que no hay manera de que pueda sentir ningún tipo de
amor, compasión o misericordia, yo diría que aunque sea por una fracción de segundo, hay una parte muy profunda dentro de cada uno de nosotros que siente el dolor de los demás. La razón, obviamente, es que todos somos Uno. También voy a añadir que en el núcleo de nuestro ser, nuestra verdadera naturaleza es ayudar a otros, no por las razones que nos han enseñado, como la vieja historia que voy a compartir, sino debido a algo muy claro que entenderás mientras continúas leyendo el resto de este libro. Me gustaría compartir ahora una vieja historia de un gran maestro. “Un monje estaba sentado a la orilla de un río cuando, de repente, vio a un escorpión caer en el agua. El monje llegó a salvar al escorpión, solo para ser picado por él. El escorpión volvió a caer en el agua y el monje se acercó por segunda vez, solo para ser picado nuevamente por el escorpión. Una vez más el escorpión cayó al agua, y cuando el monje fue a salvarlo, un observador le preguntó: ‘Disculpe, pero ¿por qué sigue salvando a una criatura tan ingrata cuando lo único que hace es picarlo cada vez que usted la salva?’ El monje le respondió: ‘Porque el propósito del escorpión es picar, pero el propósito del ser humano es el de salvar.’” Así que fuera de nuestro profundo anhelo por querer servir y ayudar a los demás, el ego ha encontrado otra manera de mantenerse vivo. Nos ha hecho creer que tenemos todas las respuestas, por lo que podemos aliviar el dolor de otros. Esto le da al ego un falso sentido de poder, de superioridad, que a su vez nos hace sentir bien (una vez más, ten en cuenta, sin embargo, que no hay otros, lo cual nos lleva de nuevo a la trampa del “yo” separado; a la ilusión de un mundo exterior, un mundo lleno de separación fuera de mí). Para continuar con lo que estoy compartiendo sobre el anhelo del ego de ayudar a los demás, me utilizaré a mí mismo como ejemplo: cuando comencé mi travesía leyendo libros sobre el éxito, la espiritualidad, la curación, la metafísica y todo lo relacionado, algo dentro de mí se sintió inspirado a compartir lo que estaba aprendiendo, con el único propósito de ayudar a otros. Siento una gran satisfacción y sentido de gratitud cuando, por ejemplo, pongo una sonrisa en la cara de alguien o cuando puedo ayudar a alguien a creer en sí mismo. Me recuerda lo que Ralph Waldo Emerson dijo una vez: “El saber que una vida ha respirado más fácil porque tú has vivido, eso es haber sido exitoso”. Según seguí participando en seminarios y escuchando a todos estos maestros, llegó un momento donde empecé a dejar de resonar. Era como si en algún lugar profundo dentro de mi ser, parte de mí supiera que había algo más de lo que se estaba enseñando. Y la razón es que la parte de mí que quería ayudar a otros, a través de los procesos y técnicas que había aprendido a lo largo de los años, usaba tácticas empleadas por el ego para disfrazarse de salvador. Luego, en el momento en que empecé a dudar, comencé a preguntarme si lo que estaba aprendiendo era realmente verdad. Comencé a tener experiencias que desafiaban la lógica. Me di cuenta de que las herramientas dadas y los principios enseñados por todos estos maestros bien intencionados, no eran realmente consistentes. E incluso, en la gran mayoría de ellos, sus vidas no son ejemplos de lo
que enseñan. Se ganan la vida usando tácticas de mercadeo basadas en el miedo, controlando y manipulando a sus seguidores. Me encontré haciendo lo mismo por un tiempo. Entonces llegué a un lugar donde ya no sentía que tuviera que manipular a los demás con el fin de tener una experiencia que me hiciera sentir bien. Fue entonces cuando me di la oportunidad de saber que Dios es mi fuente de todo. A medida que fui profundizando en mi trabajo, empecé a tener experiencias directas de cómo se me proveía de todo lo que necesitara, siempre y cuando estuviera en propósito (haciendo la Voluntad de Dios) y no en meta (tratando de satisfacer mis deseos personales). Empecé a aprender a diferenciar entre la voz del ego y la Voz del Espíritu Santo. Así que incluso, cuando un profundo anhelo de ayudar a los demás dio a luz a los falsos ídolos, me di cuenta de que si dejaba que el ego me dirigiera, independientemente de sus “supuestas” buenas intenciones, era imposible llevar a otros a la Verdad, porque el ego no conoce la Verdad. En otras palabras, si el ego no sabe cómo amar, ¿cómo podría alguien enseñarles o demostrarles a otros lo que es el verdadero amor? Es por eso que vemos tantos expertos, en todos los campos conocidos por el hombre, enseñando pura teoría sin llegar a vivir su verdad. No porque no quieran servir a la verdad, sino porque no saben cómo hacerlo. Mahatma Gandhi dijo una vez: “Sé el cambio que quieres ver en el mundo”. También el Manual para el maestro de Un curso de milagros me recuerda: “La paz es imposible para los que ven conflictos e inevitable para los que ofrecen paz”. M-11.4:1 Observa que no dice para aquellos que enseñan o hablan sobre la paz, sino para los que ofrecen paz, porque solo puedes ofrecer lo que eres. ¿Cómo sería posible que un maestro pueda enseñar paz si en el fondo de su ser no está en paz, y luego esperar que aquellos que lo siguen experimenten paz? No hay ninguna diferencia entre un terrorista y un activista cuando ambos están dirigidos por el ego, lo cual es lo mismo que decir, dirigidos por el miedo, por ideas basadas en creencias personales y juicios. Un verdadero pacificador irradia paz en lugar de predicar sobre ella. Sí, el ego puede disfrazarse como una víctima o como un salvador, con el fin de mantenernos atrapados dentro de la ilusión llamada mundo físico. En este capítulo voy a compartir algunas de las ideas más populares y creencias enseñadas por ídolos falsos para que puedas ver la diferencia entre lo que podría considerarse el punto de vista del ego y el del Espíritu Santo. No estoy pidiendo que creas nada de lo que escribo, simplemente estoy pidiendo que estés dispuesto a escuchar tu Voz interna. Si hay algo que resuene en ti como verdad, lo reconocerás. El Curso dice que la espiritualidad es muy simple, pero el ego es muy complicado. Por lo tanto, muchas de las ideas que compartiré en este capítulo, e incluso en otros, podrían ser repetitivas. Un curso de milagros nos recuerda, “La razón de que este curso sea simple es que la verdad es simple. La complejidad forma parte del ámbito del ego y no es más que un intento por su parte de querer nublar lo que es obvio.”. T-.15.V.6:1-2 Recuerda que las comparaciones presentadas aquí son simplemente observaciones
y no juicios. Porque si crees que el mundo es real, o que el dinero proviene de otras personas, o que nos suceden cosas por casualidad, o que para tener éxito hay que trabajar duro o competir, o que tu salud depende de circunstancias externas (condiciones, medicamentos, vitaminas y demás), obviamente tus enseñanzas estarán influenciadas por las creencias del mundo. He conocido maestros que han sido las personas más amables y cariñosas, increíbles en el campo espiritual y de negocios, y estoy completamente convencido de que tienen las mejores intenciones. Sin embargo, tener buenas intenciones no significa que la información sea verdadera. Un curso de milagros me recuerda: “Hay solamente dos maestros (ego y Espíritu Santo), y cada uno de ellos señala caminos diferentes (ilusiones, mundo, infierno o Verdad, Reino). Y tú seguirás el camino que te señale el maestro que hayas elegido”. T-26.V.1:7-8 La razón por la cual la información enseñada por la mayoría de los maestros no es necesariamente verdadera es que está basada en creencias; creencias basadas en experiencia personal, historia o, sencillamente, información obtenida. El problema con las creencias es que debido a que tienen opuesto, se pueden cambiar. Así que si una creencia puede ser cambiada, entonces, por naturaleza, no puede ser verdad. Recuerda que una creencia es un concepto, una idea, algo que fabricamos con el fin de dar validez a nuestra experiencia. Una creencia es una mentira, independientemente de lo que nuestros sentidos físicos perciban como verdad. La verdad en cambio es consistente, nunca cambia ni evoluciona. Es como Dios que sencillamente ¡Es! Por lo tanto, ¡la Verdad Es! Es por eso que Un curso de milagros me recuerda: “La verdad es la ausencia de ilusiones; las ilusiones, la ausencia de la verdad” T-19.I.5:8-9 ¿Te podrías imaginar lo que pasaría si Dios estuviese continuamente cambiando (evolucionando)? Un último recordatorio antes de continuar. Tengo claro que no hay “ellos” ni “nosotros” puesto que todos somos uno. Pero de la única forma en que podrás relacionarte con lo que estoy intentando transmitir es empleando un lenguaje que incluye plurales, en otras palabras, un lenguaje dual. También ten en cuenta que la intención principal de este libro no es tratar de alcanzar metas en particular o manifestar lo que creemos que nos podría brindar felicidad, sino recordarte que lo que finalmente queremos es el despertar de este sueño. Eso no significa que no puedas tener una vida increíble mientras te encuentras teniendo una experiencia física. Lo interesante es que cuando dejas tus metas y deseos en manos del Espíritu Santo, Él te guiará en dirección hacia la Verdad mientras que al mismo tiempo podrías disfrutar de experiencias extremadamente increíbles, llenas y acogedoras, experiencias que nunca hubieses imaginado tener, solo que al no aferrarte a ellas te las disfrutarías sin ningún miedo ni culpa. Vamos ahora a revisar algunas de las creencias, ideas y conceptos (ilusiones) más populares que se están enseñando en el mundo de auto ayuda.
Creencias más populares en el mundo de auto ayuda Creencia 1: la visualización es un medio para conseguir lo que quieres El propósito de la visualización, supuestamente, es que podamos manifestar algo que deseamos. Pero ¿por qué queremos manifestar alguna cosa en particular? Debido a que hemos aprendido que si manifestamos lo que queremos, eso nos va a traer la felicidad, o bien, va a llenar un vacío. Vamos ahora a examinar esta idea a un nivel más profundo. La razón primordial por la cual nos gustaría manifestar cualquier cosa es que nos olvidamos de que al ser una extensión de Dios no nos hace falta nada. Por ejemplo, algunos pueden decir: “Si tuviese más dinero yo sería feliz o podría hacer más cosas, o si estuviese en una relación me sentiría amado, o si tuviese una casa o cualquier otra cosa me sentiría satisfecho”. Y la lista puede continuar indefinidamente. Ahora permíteme preguntarte, ¿quién es el que tiene que manifestar algo para sentirse feliz o ser querido o abundante, y así sucesivamente? La respuesta es, el ego. Visualizar lo que sea es una táctica que el ego emplea para impedirnos estar en el momento presente, al que me referiré en detalle más adelante. Si la visualización es uno de los muchos medios para conseguir lo que crees que te hace falta en tu vida, y lo consigues, no solo solidificas la supervivencia del ego al poner tu atención en el mundo, sino que también hay otro desafío. Y es que según el Curso, el mantra del ego es, “Busca, pero no halles”. T-12.IV.1:4 Así que si obtienes lo que visualizaste, tarde o temprano lo que has manifestado desde ese lugar de miedo (ilusión de la separación) va a traer algún tipo de sufrimiento. En otras palabras, aunque hayas conseguido manifestar lo que querías, tarde o temprano terminarás aburriéndote de eso, quizás sobre protegiéndolo por miedo a perderlo, puedes terminar perdiendo algo adicional en tu vida, o lo que pensabas que te llenaría de felicidad puede llegar a ser tu peor pesadilla. Me gustaría compartir un ejemplo. Tengo un amigo que escribe todas sus metas y visualiza lo que quiere. Un día decidió que quería tener una esposa e hijos, formar una familia. Leyó libros y salió a buscar alguien con quien él creyera que era compatible. Cuando la encontró, todo parecía ir bien hasta que se casaron. Para terminar con la historia, el divorcio y la interacción entre los dos fue una pesadilla, una que yo no le desearía a nadie. La moraleja de este ejemplo es: lo que sea que estés buscando fuera de ti, nunca te brindará paz ni alegría permanente. Tu experiencia quizá no sea tan extrema como la de él. Desgraciadamente ese tipo de experiencia usualmente ocurre cuando tratamos de decirle a Dios nuestros planes. Lo que estoy intentando dar a entender es que hay una manera mucho más simple si mantienes tu corazón y mente abiertos. Pero para esto tienes que estar listo y dispuesto a escuchar y a confiar, a dejar ir.
Entonces, ¿qué sucede cuando dejamos nuestros planes en manos del Espíritu Santo? Una cosa interesante tiene lugar: la visualización es sustituida por la visión. El proceso de la visión es completamente opuesto al de la visualización puesto que no se trata de construir en nuestra mente imágenes de lo que queremos, sino que dejamos que las imágenes aparezcan naturalmente en la pantalla de nuestra percepción consciente. En pocas palabras, en vez de decirle al Espíritu Santo lo que deseamos, nos hacemos disponibles para que Él nos pueda utilizar. Y el proceso no solo es más fácil, es realmente muy natural. Aunque la mayoría de la gente piensa que mediante la visualización de lo que quieren están pidiéndole ayuda a Dios o, como algunos suelen decir, “cocreando” con Dios, en realidad lo que están diciendo es: “Dios por favor haz esto por mí”. No sé si te habrás dado cuenta de que al visualizar lo que quieres, tratando de poner mucha energía en lo que deseas, terminas agotado, ya que el proceso no es natural sino forzado. La razón por la cual no es natural es la siguiente paradoja: Al mismo tiempo que eres el productor, el director y el escritor de tu propia película, juegas un papel secundario en su producción. En otras palabras, no tenemos control del plan Divino, el cual se realizará independientemente de lo que tratemos de hacer para interferir con él. Así que incluso cuando crees que tú eres el que está tomando las decisiones, a un nivel mucho más profundo esas decisiones ya han sido tomadas. Las opciones que conducen a la verdadera felicidad, a la alegría infinita y a la paz son las que surgen naturalmente a través de la visión, y no a través de visualizar lo que creemos que nos hará felices. ¿Y por qué queremos dejarnos llevar por la visión y no por la visualización? Porque no queremos interferir en el proceso natural que nos llevará a despertar, al igual que nos da la oportunidad de vivir una vida más feliz y pacífica. Un curso de milagros me recuerda: “La visión es el medio a través del cual el Espíritu Santo transforma tus pesadillas en sueños felices y reemplaza tus dementes alucinaciones –que te muestran las terribles consecuencias de pecados imaginarios– por plácidos y reconfortantes paisajes”. T-20.VIII.10: 4 A lo que el Curso se refiere como el sueño feliz es la maravillosa experiencia que podemos tener aquí mientras nos encontramos involucrados en esta ilusión, antes de despertar plenamente. Cuando vemos al mundo a través de la visión del Espíritu Santo, aunque nuestras circunstancias no cambien, tenemos la experiencia de ser felices porque no estamos reaccionando al mundo. Hablaré más de esto en capítulos futuros. Ahora, dentro de nuestra experiencia física, tenemos la oportunidad de disfrutar de sincronías muy interesantes, como en la siguiente historia personal, una experiencia dentro de las muchas que he tenido. Alrededor del año 1994, recuerdo haber tenido el deseo de mudarme a California. No era realmente un objetivo, sino más bien como algo que me llamaba. A partir de entonces, imágenes de California permeaban mi conciencia. Sin embargo, el problema era elegir el momento adecuado para mudarme puesto que no tenía los recursos financieros para dar ese paso. Antes de seguir adelante con la historia, quiero que te des cuenta de algo: a pesar de que parecía estar visualizando lo que yo quería, la realidad era que estas imágenes mías en California simplemente seguían llenando mi conciencia.
Entonces, ¿cómo terminé en California la primera vez? La 20th Century Fox Televisión se puso en contacto conmigo y me ofreció un contrato para una serie de televisión, por el cual recibí la cantidad de 30,000 dólares para mudarme a California. Todo vino a mí sin ningún esfuerzo por mi parte. Me imagino que te estás preguntando qué quiero decir sin ningún esfuerzo por mi parte. Bueno, después de regresar de una gira de comedia, había un mensaje en mi contestador automático de una agente de West Palm Beach, Florida, quien me informó cómo ocurrió todo. 20th Century Fox Televisión estaba pidiendo a los agentes en los Estados Unidos que enviasen cintas de comediantes / actores para un proyecto que tenían en mente. Esta agente en particular –quien no me representaba y solo me conocía de cuando trabajé en su club y filmé un espectáculo allí– terminó enviando una cinta con mi actuación de comedia. Ni siquiera me pidió una comisión. Ella envió la cinta junto con cintas de otros cómicos que tenía en mente. Todo esto sucedió sin que yo lo supiera. Entre los muchos envíos recibidos de todas partes de los Estados Unidos, mi cinta fue la elegida y, sin haberme conocido personalmente, me hicieron un contrato, así que cuando llegué a California, me entregaron mi primer cheque. Observa cómo todo se arregló, mientras que lo que hice fue ponerme a disposición para que la visión tomase forma a través de mí. Todo sucedió con facilidad y sin esfuerzo. Un curso de milagros me recuerda: “Una vez que aceptes Su plan como la única función que quieres desempeñar, no habrá nada de lo que el Espíritu Santo no se haga cargo por ti sin ningún esfuerzo por tu parte. Él irá delante de ti despejando el camino, y no dejará escollos en los que puedas tropezar ni obstáculos que pudiesen obstruir tu paso. Se te dará todo lo que necesites. Toda aparente dificultad simplemente se desvanecerá antes de que llegues a ella. No tienes que preocuparte por nada, sino, más bien, desentenderte de todo, salvo del único propósito que quieres alcanzar. De la misma manera que este te fue dado, asimismo su consecución se llevará a cabo por ti”. T-20.IV.8:4-9 Me gustaría aclarar algo. Probablemente pienses que la experiencia de mudarme a California es a lo que se refiere el Curso con la siguiente línea: “...no habrá nada de lo que el Espíritu Santo no se haga cargo por ti sin ningún esfuerzo por tu parte. Él irá delante de ti despejando el camino...” El Curso no se refiere a objetivos específicos o a cosas de este mundo que yo quiera, se refiere a lo que tenga que suceder para que yo pueda despertar, lo cual es en sí, todas y cada una de mis experiencias. Sin embargo, aunque estoy consciente de que a través de este libro compartiré experiencias de naturaleza dual, el mensaje principal se mantendrá consistente, el cual es elegir la paz interna como nuestro único propósito. Utilicé el ejemplo de mudarme a California para demostrar con qué facilidad y sin esfuerzo propio los caminos y oportunidades se abren cuando dejamos que el Espíritu Santo nos guíe. En un capítulo posterior explicaré más a qué se refiere el Curso con el sueño feliz. Hay un último punto que quisiera agregar con respecto a la visión. Algunos maestros están enseñando que la visión es algo que deliberadamente invocamos.
Como por ejemplo, si alguien dice: “Me gustaría crear XYZ, así que vamos a hacer una visión para ver qué sale”. Bueno, eso es como la visualización porque incluso cuando estoy abierto a posibles ideas e imágenes, estoy todavía con cierto grado de expectativa, pues ya tengo una idea en mente en cuanto a lo que me gustaría crear. Si la visión se ve con ese sentido, se podría decir que es otra táctica del ego para distraernos y mantenernos enfocados en el mundo físico. Recuerda que si el mundo desaparece, desaparece también el ego. Independientemente del nombre que le des, visualización, visión, u otro, solo quiero que entiendas que cuando le entregas tu vida al Espíritu Santo, nunca te encontrarás haciendo algo que no quieras hacer, pero sí te encontrarás haciendo algo que nunca te hubieses imaginado. Y me refiero a lo que no quieras hacer, no porque tengas miedo a hacerlo o porque tu ego trate de convencerte de que es algo que no debes hacer, sino porque algo dentro de ti te está indicando que la dirección en la que te estás moviendo no es la más apropiada. La razón por la cual estoy escribiendo este libro, por ejemplo, es que desde que me puse a disposición del Espíritu Santo, las imágenes que vienen a mi mente son congruentes con mi propósito de vida, el cual es nada más y nada menos que el despertar de este sueño, y por lo tanto el “cuerpo” se mantiene moviendo en la dirección que se le indica en cada momento, con mucha fluidez y sin resistencia ninguna, como en el ejemplo del viaje a California al igual que otras experiencias que compartiré a través de este libro.
Creencia 2: debes establecer metas Las metas personales, siendo parte de la ilusión, también podrían ser reconocidas como fantasía. Un curso de milagros me recuerda: “Las fantasías son un intento de controlar la realidad de acuerdo con necesidades falsas”. T-1.VII.3: 4 También Un curso de milagros me recuerda: “La mente que se dedica a hacer planes para sí misma está tratando de controlar acontecimientos futuros. No cree que se le vaya a proveer de todo cuanto pueda necesitar, a menos que ella misma lo haga. El tiempo se convierte en algo en lo que lo que se enfatiza es el futuro, el cual se debe controlar mediante el aprendizaje y la experiencia derivada de sucesos pasados y de las creencias que se abrigan. Dicha mente pasa por alto el presente, basándose en la idea de que el pasado le ha enseñado lo suficiente como para permitirle dirigir su futura trayectoria”. W-pI.135.15:1-4 También podríamos decir que establecer metas es otra forma de visualizar. La diferencia está en que establecer metas generalmente implica que le damos un período de tiempo determinado para su realización. Como escuché a alguien decir: metas son deseos con una fecha de vencimiento específica. Aunque una visión de por sí podría considerarse como un objetivo, al mantener tu atención en la meta o en el objetivo, lo que haces es mantener tu conciencia fuera del momento presente, que es en el único momento en que estás en comunicación con tu verdadero Ser. La mayoría de las personas no se dan cuenta de que si mantienen su atención en el
momento presente, el objetivo tiene más posibilidades de manifestarse. Hay una vieja paradoja que dice: “Cuando tu atención está en el resultado, deja de estar en el proceso, pero cuando tu atención está en el proceso, el resultado está garantizado”. Te invito a observar que no estamos hablando de “tu resultado”, sino de “el resultado”. A medida que seas guiado por tu Ser verdadero, serás llevado a “objetivos” que estén en alineación con tu verdadero propósito. Así es como se pueden experimentar la alegría y la satisfacción verdaderas. Recuerda que cuando tu ego fija una meta u objetivo en este mundo, siempre su origen es el miedo, la carencia y la necesidad. Sin embargo, hay una diferencia entre fijar una meta y tener un sentido de dirección. Por ejemplo, con la redacción de este manuscrito, tengo un sentido de dirección, sin embargo, no estoy apegado a los resultados. Estoy permitiendo y confiando en este proceso, sabiendo que terminará donde se supone que debe terminar. Si este libro se publica, bien, y si no, también. Dios solo quiere que yo sea feliz. También ten en cuenta que cuando dejo que el Espíritu Santo me guíe, lo que realmente está ocurriendo es que mis talentos y dones están alineados con el gran propósito de mi vida, que una vez mas, independientemente de lo que estés haciendo en el “mundo”, es despertar de este sueño. Eso es lo que me permite experimentar la verdadera satisfacción, que no es porque esté escribiendo este libro, sino porque hay un plan más grande detrás de su escritura, y estoy confiando en él. A pesar del hecho de que no soy el mejor escritor o corrector ortográfico, todo lo que estoy haciendo es manteniéndome abierto y disponible para que pueda ser empleado por el Espíritu Santo de la manera en que Él me necesite. Como resultado de mi deseo y confianza en Él, no estoy ni preocupado por mi futuro ni preocupado por cualquier meta (fantasía), que por cierto, no tengo ninguna. Lo que tengo es el conocimiento de que mi fuente real de todo es Dios. Ese conocimiento me recuerda que todo lo que necesite para completar cualquier visión me será proporcionado. Recuerda que el desenvolvimiento de tu vida no es para que puedas lograr tus objetivos, sino para que recuerdes quién eres realmente. Al igual que la visualización, la fijación de metas externas es otra forma de mantener tu atención fuera de tu centro, el cual está dentro de ti. Estas metas y objetivos son sencillamente más obstáculos que se interponen para que no puedas experimentar tu verdadero ser, el amor, el cual es tu herencia natural.
Creencia 3: hay que desarrollar un plan de acción
¿Por qué necesitas hacer planes? Desde el punto de vista del ego, sería por razones de seguridad. Todo lo que quiere el ego, el cual está basado en miedo y separación, es mantener el control. Imagínate cómo sería vivir una vida sin agendas específicas o sin necesidad de control. Un curso de milagros me recuerda: “Si tienes que hacer planes, ya se te dirá cuáles son. Puede que no sean los planes que tú creías necesarios, ni las respuestas a los problemas a los que creías enfrentarte. Mas son las respuestas a otro tipo de pregunta, la cual sigue aun sin contestar –si bien necesita ser contestada– hasta que por fin te llegue la Respuesta”. W-pI.135.23:2-4 Un plan de acción inspirado por una mente que está en paz y abierta a ser guiada,
se convierte en una visión que evoluciona a través de la acción espontánea o acción divina. Este tipo de acción es tomada sin premeditación, por eso al intentar resolver las cosas con anticipación, no se puede experimentar el ir con la corriente. No estás tratando de controlar el resultado o intentando ser el conductor de tu vida. Simplemente escuchas a tu Guía interno, mientras que en cada momento estás abierto a la posibilidad de que tus planes cambien de dirección sin aferrarte al plan original, confiando en que todo está sucediendo en orden perfecto, aun cuando no sepas a dónde te lleva esta nueva dirección. Recuerda que para desarrollar esta confianza en ti mismo tienes que practicar tener una mente calmada, donde no hay miedo ni confusión. Y sí, en muchas ocasiones, puedes ser guiado a establecer un plan de acción específico para tus negocios, proyectos o ideas. Una vez que desarrolles esos planes, tienes que estar dispuesto a confiar y a no aferrarte a ellos. La mayoría de la gente hace planes con base en la experiencia, que luego son proyectados como estadísticas. Esto en sí mismo les limita a ver las infinitas posibilidades que tendrían por delante, las posibilidades que solo el Espíritu Santo puede ver. Esto es algo que intelectualmente no se puede explicar. Por cierto, una frase que siempre recuerdo es: “La suerte de un principiante simplemente tiene que ver con tomar decisiones cuando no conoces las reglas”. Voy a dar tres ejemplos, que aunque pertenecen al mundo de la dualidad, y no tienen nada que ver con Un curso de milagros, me senti inclinado a compartirlos. Primer ejemplo: un comediante que conocí, en vez de seguir las “reglas” y presentar su idea a una agencia de televisión por los medios establecidos, simplemente se presentó en las oficinas de una cadena de televisión en New York, pidió ver a una persona en particular y presentó una audición frente a ella. Como resultado, obtuvo su propio programa de televisión y a partir de ahí continuó con proyectos aún más grandes. Segundo ejemplo: yo estaba en California con mi ex agente de televisión. Mientras conducíamos, pasamos frente a la agencia William Morris, que por cierto es una de las agencias de talento más prestigiosas en el mundo artístico, y ella me dijo: “Yo ni siquiera te recomiendo que pongas tu atención ahí. Todavía no estás preparado para firmar con ellos”. No dije nada, pero al día siguiente recibí una llamada telefónica suya pidiéndome que fuera con ella a la agencia William Morris a ver a uno de sus agentes, quien expresó cierto interés en conocerme. Sin tratar de impresionar, mi pasión por lo que estaba haciendo y por lo que quería llevar a cabo se notó durante la reunión. El agente me dijo: “Me alegro de que nunca hay visto un vídeo tuyo porque lo que sucedió aquí no podría haber sido capturado en la cinta”. Y tercero, el ejemplo de Diane Warren, sin duda la más exitosa compositora de esta generación. Una lista parcial de artistas que han grabado sus canciones es: Celine Dion, Whitney Houston, Michael Bolton, Aerosmith, Brandy, Ricky Martin, Aretha Franklin, Gloria Estefan, LeAnn Rimes, Trisha Yearwood, Rod Stewart, Cher, Christina Aguilera, Faith Hill, Mariah Carey, Mary J. Blige, Toni Braxton y Eric Clapton. Esto sin mencionar los cientos de películas donde sus canciones han aparecido como: Con Air, Ghostbusters, Pearl Harbor, Coyote Ugly, License to Kill, Nothing Hill, Runaway Bride, Legally Blonde, Message in a Bottle y muchas más. En una entrevista
realizada por Pablo F. Fenjves y Rocky Lang, coautores del libro Hollywood, Success Stories from the Trenches, Diane dijo: “... Yo no soy una artista musical educada. Creo que el no tener una educación me ha beneficiado, puesto que me ha dejado la mente abierta para experimentar cosas que con una educación formal quizás no hubiese intentado. Cuando estás entrenado, te enseñan todo tipo de reglas: no puedes hacer esto o usar aquel acorde, no puedes seguir esto con lo otro, etcétera. Pero el no saber las reglas resultó ser una especie de liberación para mí. Yo no sabía la forma correcta de hacer las cosas, lo que me permitió ser espontánea. Muchas veces al hacer cosas que parecen extrañas y locas, terminan funcionando y teniendo sentido”. Esto es lo que sucede cuando dejas de planificar.
Creencia 4: Dios ayuda a quienes se ayudan Si estás trabajando con la mente del ego, la hipótesis aquí es que le digas a Dios lo que quieres y lo uses como tu ayudante, por así decirlo. Así pues, si trabajas duro en conseguir lo que sea que desees (ayudarte a ti mismo), entonces Dios te ayudará a lograr tu plan. El engaño o ilusión estriba en creer que sabemos lo que queremos, olvidándonos de que nada de este mundo nos puede satisfacer. Por lo tanto, lo que pensamos que queremos cambia constantemente y nos pasamos la vida entera buscando algo que, creemos, nos hará felices. Un curso de milagros me recuerda: “Tal vez no sea fácil darse cuenta de que los planes que uno mismo inicia son tan solo defensas, al ser su propósito el mismo para el que se concibieron todas las defensas. Estos planes constituyen los medios a través de los cuales una mente atemorizada intenta hacerse cargo de su propia protección a costa de la verdad”. W-pI.135.14:1-2 Todo lo que Dios quiere para nosotros es la felicidad y la paz que viene a través de experimentar la plenitud y la alegría de nuestra naturaleza divina, que es nuestra salvación. Los obstáculos para conseguir lo que Dios quiere para nosotros surgen cuando le decimos a Dios nuestros planes, debido a que sin darnos cuenta, lo que estamos haciendo es poniendo nuestra atención en el mundo de la ilusión, donde la verdad jamás puede ser encontrada. Por otro lado, si quieres ser internamente guiado, tienes que adoptar una forma particular de acción completamente opuesta a lo que el ego (mundo) te sugeriría. Un ejemplo sería mi experiencia con la escritura de este libro. Cuando recibí la inspiración para escribirlo, todos los recursos necesarios para que se pueda manifestar se me han proveído sin tener que sacrificar nada. Obviamente, se podría decir que me estoy ayudando a mí mismo porque estoy tomando la acción necesaria para su manifestación. Pero lo importante es recordar que la inspiración llegó primero y que mi disponibilidad de escuchar es lo que me guía y me anima a actuar. Todo lo que necesitas hacer es practicar el escuchar a tu Guía interno a través de la
quietud y la tranquilidad mental. En pocas palabras, aprende a confiar, independientemente de lo que tus circunstancias (ilusiones) indiquen. Si el dinero parece no estar allí cuando se te pida que hagas algo que lo requiera, simplemente avanza en esa dirección, confiando en que lo que necesites ya esta ahí, no porque el Espíritu Santo te lo proveerá, sino que porque se te esta guiando en dirección de lo que ya esta ahí. Si no tienes los recursos necesarios o no conoces las personas que te puedan ayudar a desarrollar tu proyecto, confía en que todo lo que necesites se te presentará en el momento adecuado. Así es como el Espíritu Santo te ayuda y como tú te ayudas también. La clave es poner todos tus planes (metas personales) a un lado y poner a Dios ¡primero! Deja que el Espíritu Santo tome las riendas, que seria lo mismo que elegir la paz de Dios sobre todas las cosas. Esto es todo lo contrario a lo que enseña la gran mayoría de maestros. Hay una frase que dice: “Confía en Dios, pero amarra tus camellos”. Desgraciadamente la confianza tiene que ser completa. O confías en Dios o amarras tus camellos, pero las dos no pueden coexistir simultáneamente porque, en ese caso, la confianza no sería absoluta. Un pequeño recordatorio: esto que estoy compartiendo de metas y resultados en el mundo no tiene nada que ver con lo que te imaginas. Pero por ahora, solo continúa leyendo puesto que todo te será muy claro una vez que hayas leído los capítulos posteriores.
Creencia 5: tus metas se realizarán en un momento oportuno Cuando las personas escriben sus metas, establecen para cuándo tienen que ser realizadas, visualizan lo que quieren, etcétera, y si no se realizan de acuerdo con sus expectativas, usan el concepto de un “momento oportuno” como una excusa para justificarlo. Bueno, solo para que conste, el momento oportuno existe, pero no funciona de la manera en que muchos piensan. Cuando tenemos una idea o inspiración y nos sentimos naturalmente guiados a tomar algún tipo de acción, ese es el momento oportuno para que esa idea o propósito se lleve a cabo. En ese momento estamos fluyendo con la vida y no tratando de controlarla. Por ejemplo, solo cuando llegó el momento para mudarme a California, escribir mis libros y producir mi CD de música, en ese momento oportuno todo lo que necesité se me presentó. Cuando me la pasaba todo el tiempo visualizando, afirmando y tratando de hacer que las cosas sucedieran a mi manera, me veía enfrentado constantemente con la oposición, el malestar y el dolor. Todas las puertas parecían cerrarse ante mí y, durante momentos en los que obtuve lo que yo quería, terminé pagando un precio enorme. Así pues, si fijar metas y visualizar lo que quieres no funciona, el ego utiliza el concepto del “momento oportuno” como una herramienta para darte esperanza. Esta es otra táctica del ego para asegurarse de que mantengas tu atención en ilusiones y lejos de la verdad. Esta clase de atención conserva tus esperanzas de
conseguir algún tipo de placer o felicidad dentro de este mundo de ilusiones. Recuerda que la esperanza es la zanahoria al otro extremo del palo, que te mantendrá buscando contestaciones fuera de ti hasta que empieces a dirigir tu atención hacia el interior. En ese momento te darás cuenta de que todo lo que siempre has querido y has pasado toda tu vida buscando, está al otro extremo del palo, el extremo que tú estás agarrando.
Creencia 6: debes saber lo que deseas
Un curso de milagros me recuerda: “Tu única función aquí es decidir en contra de decidir qué es lo que quieres, reconociendo que no lo sabes. ¿Cómo ibas a poder, entonces, decidir qué es lo que debes hacer? Deja todas las decisiones en manos de Uno que habla por Dios y en favor de tu función tal como Él la conoce”. T14.IV.5:2-4 Esta es la lección más prominente de cada programa de auto ayuda en el mercado. Los ídolos falsos tienen todo tipo de herramientas para ayudarte a conseguir lo que quieres, pero primero debes saber qué es lo que quieres. Pero ¿qué pasa si no lo sabes? Para ello han sido desarrollados libros de auto ayuda, seminarios y todo tipo de recursos que te ayuden a encontrar la respuesta a esta y a todas tus preguntas. Una vez que hayas decido qué es lo que quieres, o mejor dicho, que te hayas decidido por lo que crees que quieres, entonces, los entrenadores, mas bien conocidos como “coaches” están ahí para motivarte, con el fin de ayudarte a que cumplas tu objetivo. Me gustaría compartir contigo el siguiente comentario de Ron D. Blair: “Cuando estés dispuesto a dejar ir lo que crees que quieres, lo que realmente quieres se te revelará en tu vida”. Ahora te pido que prestes atención. ¿Qué es lo que piensas que quieres? La mayoría de la gente mencionaría lo que le traería felicidad. ¿Y qué podría ser eso? ¿Más dinero, una relación romántica, más amigos, un coche nuevo, una casa nueva, más sexo, mas juguetes, la libertad de hacer lo que quieran? Según Un curso de milagros, estas son las pequeñas cosas que este mundo tiene para ofrecer, solo son obstáculos que no nos permiten tener la experiencia del amor, el cual es quien realmente somos. Prácticamente estamos dispuestos a sacrificar nuestra permanente grandeza ilimitada por obstáculos que no solo son pequeños e insignificantes, sino también, temporales. Así que para darnos la oportunidad de reconocer nuestra grandeza es importante estar cómodos con la noción de que nunca sabemos lo que queremos. Podemos aparentar que lo sabemos pero, a un nivel más profundo, lo único que queremos es recordar quién realmente somos –extensiones de Dios–. Las cosas de este mundo de ilusión solo nos mantendrán queriendo constantemente una cosa tras otra, dejándonos siempre insatisfechos. Lo que creemos que queremos no son más que distracciones del ego. Algunos pueden decir que les gusta la continua persecución de sus metas, pero ¿qué sucede antes y después de la persecución? ¿Qué opciones tienen cuando no están persiguiendo algo? Aburrimiento, depresión, infelicidad, angustia, inquietud, e incluso, hay una palabra más descriptiva para este tipo de vida, se llama ¡el infierno!
¿Eso significa que no podemos movernos en dirección de algo que nos sintamos inspirados a hacer? Puedes avanzar en la dirección de tus sueños y metas, lo importante es no aferrarte a ellas psicológicamente. La paradoja, como se mencionó anteriormente, es que cuando te desaferras de lo que crees que quieres, abres el espacio para que todos esos deseos, y más, se puedan manifestar solo que ya no los “necesitas”. De manera que no tienes que preocuparte por ningún resultado específico, porque cuando dejas todo en manos del Espíritu Santo, puedes estar seguro de que lo que experimentarás será el perfecto resultado para ti. Así que puedes disfrutar el proceso de moverte en dirección a tus deseos, aprécialos y míralos como lo que son: ilusiones divertidas mientras continúas desarrollando tu fe en el Espíritu Santo. Usando mi experiencia como ejemplo, me gusta el proceso de escribir este libro. Y cuando no estoy trabajando en él, estoy perfectamente bien con solo ser: sin metas, sin presión, sin agendas. Curiosamente, cuanto más estoy en ese estado de ser, más continúa la creatividad expresándose a través de mi vida, así como las palabras y el deseo de seguir escribiendo; deseo que sigue llenando mi corazón de inspiración para continuar con este proyecto. Y lo interesante de esta experiencia es que me siento completamente apoyado. Los recursos necesarios para terminar cualquier proyecto o tarea que me sienta inspirado a hacer se manifiestan naturalmente. En resumen, no necesitas saber lo que quieres, eso te será revelado una vez que le entregues todo al Espíritu Santo. Las cosas que crees que quieres son la razón por la que no puedes experimentar tu verdadera naturaleza. Un curso de milagros me recuerda: “Los Hijos de Dios tienen derecho al perfecto bienestar que resulta de tener perfecta confianza. Hasta que no logran esto, se agotan a sí mismos y desperdician sus verdaderos poderes creativos en fútiles intentos de obtener un mayor bienestar valiéndose de medios inadecuados”. T-2.III.5:1-2 Medios inadecuados se refiere a todas las herramientas y técnicas que empleamos para manifestar lo que pensamos nos hará felices. En otras palabras, decirle a Dios nuestros planes.
Creencia 7: nuestra fuente de todo viene de otras personas Una cosa de la que me di cuenta cuando asistía a muchos seminarios –y estoy hablando no solo de empresas, sino también de los llamados “seminarios espirituales”–, es que la actitud de mucha gente no está basada verdaderamente en querer servir a otros, sino en ver lo que pueden conseguir de otros, por eso se preguntan: ¿cuál es mi ganancia en esta situación? Eso se debe a que la creencia predominante del mundo es que nuestra fuente de todo viene de otras personas. Es por eso que conferencistas y maestros necesitan manipular a sus participantes a través de medios persuasivos para obtener dinero. Ciertamente no hay nada
inmoral en recibir compensación económica por rendir algún tipo de servicio. Yo recibo compensación financiera cuando doy charlas o cuando se venden mis libros y así sucesivamente. La diferencia es que no veo la necesidad de manipular a nadie para que invierta en lo que ofrezco porque sé que siempre y cuando mi enfoque sea en hacer la Voluntad del Padre, toda persona que necesite escuchar lo que yo tenga que decir, o beneficiarse de lo que le pueda ofrecer, será dirigida a mí. Eso no significa que no pueda mercadear, promover o anunciar. La diferencia es que lo que me siento guiado a hacer en cada momento no es con el objetivo de manipular sino de servir. La única razón por la cual interactuamos con otros en busca de algo que nos beneficie es que creemos que estamos separados el uno del otro, mejor dicho, que estamos separados de Dios. Sin embargo, en la unidad, el dar y el recibir son una misma cosa, porque cuando estás dando, ¿a quién le estás dando? ¡A ti mismo! Por lo tanto, cada vez que damos (compartimos), al mismo tiempo recibimos (compartimos) porque solo hay Uno. Un curso de milagros me recuerda: “Para dar algo es preciso poseerlo antes. En este punto las leyes del Cielo y las del mundo coinciden. Pero en este punto difieren también. El mundo cree que para poseer una cosa, tiene que conservarla. La salvación enseña lo contrario. Al dar es como reconoces que has recibido. Es la prueba de que lo que tienes es tuyo”. WpI.159.1:2-7 Y recuerda que no estamos dando ni recibiendo cosas sino que estamos extendiendo nuestro amor. Eso es lo único que en realidad compartimos y es por eso que dentro de ese espacio siempre aparece el apoyo que necesitamos sin necesidad ni de persuadir ni de manipular. Antes de pasar al siguiente tema, me gustaría compartir algo más sobre esta idea de que el dinero no proviene de otras personas. La confusión aquí es que cuando tiene lugar un intercambio de dinero entre alguien más y yo, puedo pensar que mi fuente es esa persona. Sin embargo, cuando estoy viviendo mi propósito en vez de lo que creo que necesito hacer para sobrevivir, hay Algo que se encarga de orquestar los eventos para que esa fuente en particular, que en este caso sería esa persona, me compense económicamente. Ten en cuenta que en la superficie se podría decir que estoy siendo compensado por otra persona, pero a un nivel más profundo, hay una Causa que orquestó ese encuentro.
Creencia 8: la percepción hace la proyección La suposición aquí es que lo que percibes es lo que proyectas. Así que si te está sucediendo algo que no te gusta, que no te apoya, que te hace sentir dolor, etcétera, y cambias la forma en que lo ves o, mejor dicho, la forma en que lo “percibes”, puedes sentirte mejor, resolver tu aparente problema o cambiar tus circunstancias. Alguien dijo una vez: “Cuando cambias la forma de ver las cosas, las cosas que ves cambian”. Hay algo de verdad en cambiar la forma de ver las cosas y voy a elaborarlo más a fondo en esta sección. El problema con el hecho de que la percepción hace la proyección es que para que
puedas percibir algo de una forma diferente, primero tienes que proyectarlo. Es por eso que Un curso de milagros nos recuerda que, “La proyección da lugar a la percepción.” T-21.In.1:1 No lo contrario. Muchos profesores no entienden este concepto porque no son conscientes de un simple detalle: que la proyección original es la que podría ser denominada como pecado original, el error original, el mundo de la ilusión formado por el ego. Recuerda que debido a que el ego separa, categoriza y analiza todo lo que percibimos, lo usa para que podamos seguir creyendo que estamos separados de Dios, que somos un cuerpo y que vivimos en un mundo real que es dual. Así que no importa cuántas veces trates de percibir las cosas de manera diferente en el mundo, lo que estás tratando de percibir es parte de una proyección errónea. La proyección es errónea porque no es real. Y si no es real, no debe venir de la Unidad sino de la separación. Al tratar de percibir de otra manera, todo lo que estamos haciendo es tratando de reorganizar el infierno con el fin de transformarlo en el Cielo. Y eso es imposible porque ya estamos en el Cielo, todo lo que tenemos que hacer es dejar de darle poder a la ilusión (infierno). En otras palabras, en lugar de ver el infierno y tratar de arreglarlo, el despertar de la ilusión hará desaparecer el infierno (mundo físico) completamente. La única salida es dejar que el Único que puede interpretar correctamente sea tu Intérprete. Un curso de milagros me recuerda: “No cometas la equivocación de creer que entiendes lo que percibes, pues su significado se te escapa. Mas el Espíritu Santo ha preservado su significado para ti, y si tú le permites que lo interprete, Él te devolverá lo que tú despreciaste”. T-11.VIII.2:3-4 Un curso de milagros también me recuerda: “Parece que es la percepción la que te enseña lo que ves. Sin embargo, lo único que hace es dar testimonio de lo que tú enseñaste. Es el cuadro externo de un deseo: la imagen de lo que tú querías que fuese verdad”. T-24.VII.8:8-10 Se puede argumentar que si deseas que algo fuese diferente, podrías cambiar tu percepción. Sin embargo, lo que deseas cambiar proviene de lo que te has enseñado: un deseo basado en la división, en el pecado original o error, en la proyección del ego. Y cambiarlo por otra cosa en vez de la verdad, es intercambiar una ilusión por otra. Como resultado, tu paz permanente será sustituida por un ciclo sin fin entre dolor y placer. Un curso de milagros me recuerda: “El Espíritu Santo puede mantener tu grandeza en tu mente a salvo de toda pequeñez, con perfecta claridad y seguridad, y sin dejar que se vea afectada por los miserables regalos que el mundo de la pequeñez desea ofrecerte. Pero para que el Espíritu Santo pueda hacer esto, no debes oponerte a lo que Él dispone para ti”. T-15.III.6:1-2 Es el entendimiento de que debes decidir qué lado vas a tomar, el del Espíritu Santo o el del ego. En otras palabras, ¿vas a elegir la paz o tus problemas? Y me refiero a todos tus problemas. Solo el que puede ver la verdad, puede percibir correctamente. No podemos hacer esto porque lo que percibimos en el plano físico se percibe a través de la percepción del ego y no de la verdad.
Creencia 9: nada tiene un significado intrínseco a menos que tú se lo des Aquí debemos tener cuidado porque cualquier significado que le demos a una ilusión solo conducirá a que creamos en ella. Muchos psicólogos y profesores espirituales utilizan el cambio de enfoque como una herramienta para sanar. Aunque puede parecer así desde un punto de vista ilusorio, no dará lugar a despertar a la verdad, sino a experimentar aún más problemas. Muchas de las terapias empleadas por maestros de auto ayuda están basadas en la creencia de que el cuerpo es real y que lo que sentimos es verdad. Así que cuando se utiliza el cambio de significado como terapia para sanar, la premisa que se usa es la siguiente: “Si nuestros pensamientos crean nuestros sentimientos, y la manera como nos sentimos se basa en el significado que le damos a nuestros pensamientos, al cambiar el significado que asociamos con ellos, nos damos la oportunidad de experimentar sensaciones placenteras”. Puede parecer una forma muy eficaz de terapia, pero los resultados son solo temporales. Desde esa perspectiva, el verdadero problema no será resuelto al cambiar un significado por otro, sino que solo será cubierto por capas de significados. Siendo así, ¿estamos realmente resolviendo el problema? No, todo lo que estamos haciendo es acumulando más y más culpabilidad en la mente inconsciente y, por lo tanto, añadiendo más obstáculos a la conciencia para cubrir la presencia del amor: nuestro verdadero Ser. Quizá podrías decir: “Aunque no sea la solución del problema, siempre y cuando me sienta mejor, estaría conforme con ese resultado”. Independientemente de que entiendo esa lógica, hay un punto muy crítico que falta. El propósito del ego es hacer que te sientas horrible, miserable y separado de Dios. En otras palabras, el ego es la razón por la que estás experimentando todos tus problemas. Así que incluso cuando estés sintiéndote bien temporalmente, vas a vivir el resto de tu vida reaccionando al mundo y con tu mente llena de problemas. Recuerda que la verdadera libertad no consiste en dar significado a alguna parte de la ilusión, sino en el entendimiento de que nada tiene un significado intrínseco. La razón por la cual no quieres dar significado a nada es que nada de este mundo es importante. Y la razón por la cual nada es importante es que ¡el mundo no es real! Dado que las respuestas no se pueden encontrar en el ámbito del intelecto, no podemos confiar en nada de lo que creemos ni de lo que pensamos. Simplemente tenemos que confiar en Aquel que conoce las respuestas (Espíritu Santo). Y estas respuestas vienen en forma de experiencias que nos llevan a la unidad, en lugar de ser solo un buen sentimiento o sensación de placer. Porque recuerda, para poder sentirte bien, primero tienes que sentirte mal. Así que toda tu vida se convierte en un sube y baja entre sentirte bien, luego mal, luego bien, de nuevo mal... Como resultado te pasarás el resto de tu vida analizándolo todo y tratando de dar significado a cada evento que te incomode, en vez de simplemente entregarle todos
tus pensamientos al Espíritu Santo para que tu vida se llene de paz. Un curso de milagros me recuerda: “El pecado oscila entre el dolor y el placer, y de nuevo al dolor. Pues cualquiera de esos testigos es el mismo, y solo tienen un mensaje: ‘Te encuentras dentro de este cuerpo, y se te puede hacer daño. También puedes tener placer, pero el costo de este es el dolor’. A estos testigos se unen muchos más. Cada uno de ellos parece diferente porque tiene un nombre distinto, y así, parece responder a un sonido diferente. A excepción de esto, los testigos del pecado son todos iguales. Llámale dolor al placer, y dolerá. Llámale placer al dolor, y no sentirás el dolor que se oculta tras el placer. Los testigos del pecado no hacen sino cambiar de un término a otro, según uno de ellos ocupa el primer plano y el otro retrocede al segundo”. T-27.VI.2:1-9 Cuando la mayoría de los maestros dicen que nada tiene un significado de por sí, excepto el significado que le damos, Un curso de milagros diría que nada tiene un significado de por sí ¡y punto! En el momento en que intentamos dar significado a algo, aunque se considere un significado agradable o correcto, todo lo que estamos haciendo es abriendo una lata de gusanos dentro de la que nos encontramos actualmente. Es mucho más sencillo simplemente decir yo no sé nada. La única manera de salir de este lío es permitiéndole al Espíritu Santo que se haga cargo de todos nuestros pensamientos porque Él es el Único que puede sacarnos de nuestra pesadilla. Me encanta la respuesta que un reverendo dio a uno de sus alumnos hace muchos años cuando dijo: “Recuerda que cada historia tiene dos lados. Y luego está la Verdad”. Así que en lugar de tratar de dar sentido a nada, acepta todo exactamente como es. En un capítulo posterior voy a compartir el proceso que se utiliza para dejar todo en manos del Espíritu Santo. Es un proceso extremadamente sencillo.
Creencia 10: muchos saben lo que deben hacer pero no lo hacen Tuve una conversación con una amiga que había invertido en uno de esos programas que supuestamente le enseñaba cómo generar mucho dinero. Como ese programa estaba acumulando polvo en su casa, le pregunté por qué a ella no le estaba funcionado. Sin querer admitir el hecho de que perdió todo su dinero en esa inversión, se limitó a decirme que el programa es bueno pero que ella, sencillamente, no estaba poniendo en práctica lo que el programa le enseñaba. Desde un punto de vista lógico (ego), lo que dijo tiene perfecto sentido. Pero a un nivel más profundo, uno se puede dar cuenta de que hay una razón por la cual ella no está haciendo lo que el programa le sugiere y es que es muy difícil esforzarte a hacer lo que sabes que debes hacer cuando eso no está en alineación con tu propósito de vida. Si alguien ama los bienes raíces, por ejemplo, y está dispuesto a pasar horas y horas en su computadora averiguando, buscando propiedades, estudiando el mercado, etcétera, podría diseñar un programa de fin de semana junto con vídeos y
libros de texto, y venderlos por una cantidad significativa de dinero. La pregunta que yo te haría es: ¿eres tan apasionado con el tema de bienes raíces como él? Si no lo eres, ¿por qué entonces invertirías en ese programa en primer lugar? Dos razones: una, porque él no te vende el proceso de hacer dinero en bienes raíces, lo que te vende es la creencia de que puedes hacer un montón de dinero si compras su programa; y segundo, tus emociones, el arma mágica que el ego emplea en tu contra, es lo que el profesor puede manipular con el fin de convencerte para que compres el programa. Regla número uno en ventas y mercadeo: las personas toman decisiones basadas en las emociones y luego justifican sus decisiones con razonamiento lógico. El ego emplea la lógica con el fin de justificar cualquier decisión. Así pues, si te puedo mantener en un estado temeroso o excitante, fácilmente puedo hacer que compres cosas que ni siquiera necesites. Básicamente, tu falta de confianza en tu Guía interno te hace un blanco perfecto para que cualquier persona te manipule. A menudo sugiero a las personas que nunca tomen decisiones cuando se encuentren en un estado de miedo o excitación, especialmente cuando están en un estado de excitación. Simplemente practica buscar la paz antes de tomar cualquier decisión. En ese estado de paz eres más propenso a escuchar a tu Guía interno, lo cual, sí es necesario, Él te conducirá a invertir en un seminario, maestro o recurso más congruente con algo que te ayude a mantener tu paz interna mientras continuas haciendo lo que estés haciendo, o alguna otra cosa que disfrutes. Y hablando por experiencia propia, sin asumir que mi experiencia sea importante, puedes ver lo fácil que es hacer lo que debes hacer, no porque tienes que hacerlo, sino porque quieres hacerlo. Los bonos por escuchar tu Guía interno son:
Las decisiones son más acertadas y beneficiosas, no solo para ti, sino para todos en general. Te dejas guiar en cuanto a lo que debes hacer mientras que el Espíritu Santo te ayuda a despertar de este sueño. Lo que termines haciendo, sea lo que sea, es más congruente con tu propósito de vida e inequívocamente será empleado para ayudarte a despertar de este sueño. Experimentas más paz y alegría. Tu confianza y fe en ese aspecto invisible se desarrolla a un nivel donde el estrés puede ser reducido considerablemente o se elimina por completo.
Y estos son solo algunos de los beneficios que recibirás por dejar a tu Guía interno orquestar tu vida. En resumen, en vez de hacer lo que crees que tienes que hacer, terminas haciendo lo que estás destinado a hacer y puedes estar seguro de que, sea lo que sea, te llenará más que nada de lo que pudieses imaginarte, lo cual podría ser lo que te encuentras haciendo actualmente, solo que al experimentar una corrección de percepción, reconoces que tu felicidad es lo que brindas a tu
trabajo en vez de creer que tu trabajo era el responsable de tu felicidad.
Creencia 11: necesitas motivación para actuar Motivación es un término bastante popular empleado por muchos profesores. La gente gasta cientos de miles de dólares en entrenadores –coaches– para ayudarles a mantenerse motivados. Pero ¿te has dado cuenta de que la motivación rara vez funciona? ¿Por qué? Al igual que la visualización, no es natural. La mayoría de la gente necesita motivación para hacer algo que no quiere hacer. Si no quieren hacer algo, ¿por qué hacerlo entonces? Si sabes quién eres realmente, y que tu prioridad número uno es la paz, la motivación es automáticamente sustituida por la inspiración. Un curso de milagros me recuerda, “La inspiración procede del Espíritu Santo, y la certeza, de Dios, tal como lo estipulan Sus leyes. Ambas cosas, por lo tanto, proceden de la misma Fuente, porque la inspiración procede de la Voz que habla en favor de Dios, y la certeza, de las leyes de Dios”. T-7.IV.1:2-3 Al dejar de tratar de forzar las cosas, o de seguir un régimen estricto de lo que crees que debes hacer, es cuando la inspiración surge naturalmente. Un curso de milagros me recuerda: “Solo hay una forma sensata de interpretar motivos. Y por tratarse del juicio del Espíritu Santo, no requiere esfuerzo alguno por tu parte”. T12.I.3:1-2 Me encontré con un maravilloso artículo en la revista de Oprah Winfrey que creo que apreciarás. El artículo es acerca de hacer lo que amas. Entre las mujeres que fueron entrevistadas estaba María South, autora de The Cure for Anything Is Salt Water. Ella pasó de ser directora de cine a convertirse en marinera y escritora. Literalmente, dejó un ingreso de seis cifras con cuenta de gastos, paquete de bonificación, plan de seguro de salud y dental y un plan 401 (k) (plan de jubilación). Decidió vender su casa e invertir todo en un barco de acero de 40 pies y 30 toneladas. He aquí un extracto de ese artículo: “Sigue a tu corazón. Solo recuerda que un corazón no es un navegador GPS y puede llevarte a algunos lugares bastante inesperados. Por ejemplo, salí a navegar por la costa oriental, pero también terminé enamorándome, trabajando como maestra de muelle, y escribiendo un libro. Ninguno de estos puertos tenía planeado visitar, pero soy quien soy gracias a estas experiencias”. ¿No es interesante lo que pasa cuando dejas ir? Aunque el punto de vista de ella y el mío sean un poco diferentes, estamos de acuerdo en seguir a nuestro corazón. La verdad es que no necesitas motivación para hacer nada. Todo lo que necesitas es cultivar una mente en paz y practicar la confianza. Recuerda, sin embargo, que este libro no es para enseñarte a conseguir lo que quieres, porque eso no es nada comparado con lo que Dios quiere para ti. Un curso de milagros me recuerda: “¡Ay, criatura de Dios, si supieses lo que Dios dispone para ti, tu gozo sería absoluto!” T11.III.3:1 Este libro es para ayudarte a despertar del sueño, en el que crees que estás separado de Dios –donde la limitación no puede existir–.
Creencia 12: el porqué es más importante que el cómo Esta creencia va de la mano con la motivación, porque la clave es desarrollar una fuerte razón de por qué quieres algo con el fin de tener la voluntad de avanzar hacia tu objetivo. Donde la mayoría de los profesores pierden el punto es en la creencia de que “el porqué” es algo que tú puedes fabricar voluntariamente. La verdad es que “el porqué” está naturalmente integrado en la inspiración que surgió a través de ti. El mayor error que veo en la arena de auto ayuda es que todos estos auto proclamados expertos estudian personas que han logrado grandes cosas y, por medio de preguntas, tratan de establecer un plan para que otros lo sigan, asumiendo que si uno hace lo que otros han hecho, podría experimentar resultados similares. Si le preguntas a cualquier persona qué fue lo que lo inspiró a perseguir sus sueños, aunque esta pregunta podría tener diferentes respuestas a nivel lógico y superficial, a un nivel más profundo, la respuesta es la misma: “no tengo razón específica excepto que me sentí inspirado a hacerlo. Es como si hubiese algo que me forzase a hacerlo, algo que naturalmente me llena”. Vamos a dar un paso más adelante. ¿Por qué es que a la mayoría de estos gurús de auto ayuda y “expertos” les encanta investigar y compartir con pasión lo que han descubierto, aun cuando no parecen ser capaces de aplicar en sus propias vidas los principios que enseñan a otros? ¿Será porque a lo mejor lo que les gusta hacer es enseñar? Así que si le preguntas a cualquiera de estos maestros llenos de pasión por qué hace lo que hace –si está dispuesto a poner su ego a un lado e incluso, a poner en riesgo su reputación–, tendría una sola respuesta, la cual sería, “no sé, solo me siento inspirado a hacerlo”. ¿Por qué escribo este libro? Por las mismas razones que he producido mi CD de música y que he hecho todo lo que he hecho en mi vida. Porque me sentí guiado y en lugar de cuestionar mis deseos, los seguí. Yo podría fabricar todo tipo de razonamiento lógico que justifique la razón por la cual estoy escribiendo este libro. Sin embargo, profundamente, yo sé por qué. Y es porque tengo que hacerlo, no como un objetivo con un plazo concreto sino por razones que, quizás en este momento, desconozco. Y estoy bastante seguro de que después de terminar este libro, lo que tenga que hacer a continuación, se me revelará. Es así de sencillo. ¡Todo lo que tengo que hacer es dejar que mi Guía interno me dirija! Mientras tanto, ¿de dónde saldrán el dinero, los recursos y el apoyo necesarios para continuar con mi camino? Usando las palabras de Maharishi Mahesh Yogi: “de donde quiera que esté en cada momento”.
Creencia 13: si haces lo que otros han hecho, podrás experimentar los mismos resultados Además de lo que acabo de compartir, otra promesa de los maestros de auto
ayuda es que si haces lo que otros han hecho, puedes experimentar los mismos resultados. El poeta inglés Edward Young dijo: “Si todos nacimos originales, ¿por qué es que tantos mueren copias?” La inspiración que te invito a escuchar es la misma que todo santo y sabio que ha caminado y sigue caminando entre nosotros, escucha. Esa es la misma Voz que escuché cuando grabé mi CD de música, cuando establecí mi carrera como comediante, cuando me mudé a California al sentir la llamada, cuando comencé a escribir este libro, al igual que todo lo que me he sentido inspirado a hacer sin cuestionar nada ni tener que pedir permiso a nadie. Esto no implica que no puedas acudir a otra persona que tenga experiencia en el campo en el que te sientes inspirado a ir y hacerle preguntas. Para aclarar, veamos un ejemplo. Si quieres empezar un negocio, podría ser muy beneficioso consultar con alguien que tenga experiencia, no porque tu creatividad se esté suprimiendo sino porque puede haber áreas donde le experiencia de otros te sirva. Lo que sí estoy tratando de compartir es que cuando estás en un lugar de confianza, entregando todas tus decisiones al Espíritu Santo, se te presentarán las oportunidades adecuadas que te conducirán a donde se supone que tienes que estar. Cito a menudo estas palabras de Jesús: “Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?” [Mateo 6:26] Además, ¿cómo es posible que puedas experimentar tu propia originalidad si tu vida entera está dedicada a tratar de ser como otra persona? Te advierto que es muy fácil hacer lo que otros están haciendo. Sin embargo, no es tan fácil desarrollar confianza en ti mismo puesto que puede parecer incómodo y temible a veces, pero si estás dispuesto a confiar, pronto te darás cuenta de que todos han estado esperando a que les ayudes a despertar, ya que cuando tú despiertas, yo despierto, porque solo hay uno de nosotros aquí. Recuerda que cuando escuchas a tu Guía interno, la mayoría de tus decisiones podrían estar en oposición directa con las del mundo en general. En mi caso, no sé quién vaya a publicar este libro ni nada de lo que haya que hacer después de que termine el manuscrito. Lo único que sé es que a partir de este momento, todo lo que puedo hacer es escribir lo que emana a través de mí. Si me siento inspirado a escribir más, simplemente escribo. Por cierto, todavía, mientras escribo estas palabras, no he conseguido trabajo y me estoy quedando en la casa de alguien sin saber de dónde va a venir el dinero pero confiando en que estoy haciendo lo que me siento guiado a hacer. Independientemente de mis circunstancias, en este momento estoy en paz. También me gustaría añadir algo a esta sección. Hay un concepto muy popular que usan los profesores con el fin de etiquetar a las personas que inician proyectos y no siempre acaban con ellos. Se llama “auto sabotaje”. Aquí está el desafío. La razón por la cual la mayoría de la gente no termina lo que empieza, no es que sea perezosa ni irresponsable, sino que en la mayoría de los casos se sienten obligados a hacer algo que, profundamente, saben que no quieren hacer. El concepto de “auto
sabotaje” es una herramienta de culpabilidad empleada por muchos maestros para que sus seguidores terminen haciendo lo que ellos les sugieren que hagan. Es sencillamente una herramienta de manipulación. ¿Cómo podrías saber si quizás, en el plan divino, empiezas algo que se supone debes dejar a la mitad, para luego terminarlo uno, tres, cinco o diez años más tarde? Eso tiende a pasar continuamente cuando dejas que el Espíritu Santo te guíe. Una canción que escribí hace diez años está ahora impactando la vida de muchos, una grabación que produje a mediados de los años noventa está ahora abriendo puertas para que dé charlas, mientras que antes, todas las puertas parecían estar cerradas sin importar lo que hiciese. Así que si quieres experimentar tu originalidad, es decir, tu grandeza, empieza a escuchar a tu Guía interno. Si prefieres pagarles a otros para que te enseñen a ser pequeño, ellos estarán encantados de hacerlo, pero tarde o temprano descubrirás que es imposible ser feliz cuando ignoras tu propia Voz interna.
Creencia 14: para tener una experiencia, tenemos que tomar la acción necesaria Una creencia prevalente en el mundo de auto ayuda es que para tener una experiencia, como la de ser feliz por ejemplo, primero tenemos que tomar la acción necesaria para obtener lo que queremos. De esta forma resultamos teniendo la experiencia deseada que, en el caso del ejemplo, sería la felicidad. Luego se introdujo una nueva enseñanza, que es lo contrario de lo que se enseña habitualmente, es decir, que para tener una experiencia, digamos la felicidad por ejemplo, tenemos que ser felices primero. Entonces, como resultado de nuestro estado de ser, nos encontramos haciendo cosas que son congruentes con ese estado, resultando en la adquisición de lo que queremos. Así que si quiero experimentar la abundancia, por ejemplo, primero tengo que estar en ese estado. Como resultado de estar en ese estado, me encuentro tomando acciones que reflejan mi estado de ser. Como resultado de tomar la acción dirigida por ese estado de ser, finalmente mis circunstancias reflejarán mi nuevo estado de abundancia. Para algunos sería tener mucho dinero, para otros podría ser una gran cantidad de amigos, oportunidades, apoyo, etcétera. Pues independientemente de la opción que elijas, “tener, hacer, ser” o “ser, hacer, tener” el problema es que ambas tienen la misma agenda, que es buscar una experiencia en este mundo (fuera de ti), olvidando que es parte de ti. La abundancia no es algo que buscas sino que es parte de tu propio ser, es tu herencia natural. Pero mientras continúes buscando experiencias fuera de ti, todo lo que estás haciendo es convenciéndote a ti mismo de que no tienes lo que estás buscando, por lo tanto estás añadiendo más obstáculos entre las ilusiones y la Verdad. No solo eso, si el tener algo de este mundo es necesario para que tengas cualquier tipo de experiencia, has creado un dios de tus adquisiciones. En otras palabras, tu libertad y felicidad dependen de lo que tengas o hagas en este mundo.
Cuando le damos prioridad a la paz, nos damos la oportunidad de no reaccionar al mundo de los efectos. La paradoja es que con una mente tranquila, abrimos nuestro corazón y nos damos la oportunidad de tener muchas de esas experiencias que hemos estado anhelando a lo largo de nuestra vida. Escoger la paz, al no aferrarte a nada de este mundo, le da al Espíritu Santo la oportunidad de guiarte de regreso a tu verdadero Hogar (el Reino); es una experiencia inexplicable, fuera de conceptos racionales. Eso no significa que no puedas disfrutar de tu experiencia en este sueño, solo significa que por lo menos no estarás afectado por las circunstancias de este mundo. La diferencia entre una persona que pone en práctica las enseñanzas de Un curso de milagros y una que está continuamente reaccionando al mundo, es que la primera sonríe más a menudo y no toma la vida tan en serio puesto que ve al mundo como lo que es, una ilusión. Es por eso que Un curso de milagros me recuerda, “Hay una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca serlo. No cambias de apariencia, aunque sí sonríes mucho más a menudo. Tu frente se mantiene serena; tus ojos están tranquilos. Y aquellos que caminan por el mundo con la misma actitud que tú reconocen en ti a alguien semejante a ellos. No obstante, los que aún no han percibido el camino también te reconocerán y creerán que eres como ellos, tal como una vez lo fuiste.”. W-.pI.155.1:1-5
Creencia 15: tus creencias determinan tu destino Desde el punto de vista del ego, se puede decir que esta afirmación es correcta, ya que lo que tú crees se revelará en tu experiencia. Lo que hay que tener en cuenta es que nada de lo que estamos viendo es verdad, es solo una creencia, nuestra creencia de que somos un cuerpo limitado en un mundo real. Tus creencias, por lo tanto, solo te alejan más de la verdad. Un curso de milagros me recuerda: “¿Qué es lo que mantiene al mundo prisionero sino tus propias creencias? ¿Y qué puede salvar al mundo excepto tu propio ser?” W-pI.132.1:1-2 El Dr. Wayne W. Dyer, alguien que nunca ha tenido miedo de desafiar las normas, una vez dijo que la diferencia entre una creencia y un saber (conocimiento) es que las creencias son aprendidas mientras que el conocimiento surge de nuestro interior. Por lo tanto, como resultado de aferrarte a tus creencias, terminarás experimentando más sufrimiento. Un curso de milagros también me recuerda: “Allí donde la verdad ha hecho acto de presencia los errores desaparecen. Simplemente se desvanecen sin dejar ni rastro por el que se pudiesen recordar. Desaparecen porque, sin la creencia que los sustenta, no tienen vida”. W-pI.107.1:3-5 Un ejemplo sería este. Imagínate que tienes un problema y vas adonde alguien para que te ayude a cambiar la creencia negativa –que supuestamente es responsable por la creación de tu problema– por una más adecuada. Aquí está el peligro. Quien eres en realidad ya es perfecto y no carece de nada, sin embargo, debido a tu falso sentido de identidad, crees que tienes un problema. Cambiar una creencia por otra
no te ayudará a acceder a tu verdadero Ser, que ya es abundante, infinito y perfecto. Todo lo que estás haciendo es intercambiando una creencia por otra, en otras palabras, intercambiando una ilusión por otra. En este caso, el ego es el que sigue a cargo de tu vida. Tú simplemente te sientes un poco mejor porque, aunque sea por un momento, el problema aparenta ser aliviado. Ahora te preguntarás: ¿qué hay de malo si el problema está aliviado? Como dije antes, el mantra del ego es “Busca, pero no halles”. T-12.IV.1:4. Si te identificas con tu ego, recuerda que aunque es posible que algunas de las ilusiones que hayas proyectado sean interesantes, todas tienen su lado opuesto. Puedes proyectar una ilusión donde tienes a la persona de tus sueños pero, delante de tus ojos, la relación podría convertirse en una pesadilla; puedes proyectar la ilusión de tener el dinero que deseas, solo para descubrir que unos meses más tarde eres diagnosticado con una enfermedad terminal; puedes experimentar la fama y la fortuna que tanto anhelaste y tener miedo a perderlas. Las demandas de tu nuevo deseo terminarán haciéndote más propenso a la depresión o al suicidio una vez descubras que nada de lo que este mundo te ofrece puede darte felicidad, alegría ni satisfacción permanentes. Por eso hay un dicho que dice, “cuidado con lo que pides porque puedes terminar obteniéndolo”. Quiero recordarte una vez más que no hay nada malo en tener experiencias increíbles porque Dios quiere que lo tengas todo, solo que recuerdes que ese todo no es de este mundo. Pero si uno coincide con el ego, nunca experimentará alegría y felicidad permanente, porque piensa que su fuente de todo se encuentra en este mundo, un mundo que no solo ha brindado problemas sino que ni siquiera es real. Esta ilustración te dará una idea de lo que pasa cuando dejas que las ideas, creencias y opiniones saturen tu verdadera visión, la visión de Dios. Un curso de milagros me recuerda: “Cuando hiciste que lo que no es verdad fuese visible, lo que es verdad se volvió invisible para ti”. T-12.VIII.3:1 Lo que es verdadero no puede ser visto con los ojos del cuerpo. Tendrás que desprenderte de lo que ves y de lo que crees que es verdad. Por lo tanto, la clave para experimentar completa libertad no tiene nada que ver con el intercambio de una creencia por otra, sino con dejar ir todas tus creencias y estar dispuesto a admitir que no sabes nada. Solo al dejarte guiar por el Espíritu Santo y no por tus ilusiones, experimentarás esa paz interna que resultará en tu experiencia de la Verdad. Un curso de milagros me recuerda: “El Espíritu Santo siempre te guiará acertadamente porque tu dicha es la Suya. Eso es lo que Su Voluntad dispone para todos porque habla en representación del Reino de Dios, que no es otra cosa que dicha. Seguirle, por consiguiente, es la cosa más fácil del mundo, y lo único que es fácil, ya que no es de este mundo. Por lo tanto, es algo natural”. T-7.XI.1:1-4
Ahora te pregunto, ¿estarías dispuesto a dejar ir todo lo que crees que sabes, cada opinión, cada creencia que piensas que es verdad? ¿Estás dispuesto a dejar a un lado todos los títulos que te cualifican como un experto? ¿Estás dispuesto a dejar a un lado todas las enseñanzas que has adquirido y que refuerzan en tu mente tu creencia de que sabes algo o de que sabes quién eres debido a los títulos que has ganado? Un curso de milagros me recuerda, “Abandonar todo juicio –el requisito previo para poder oír la Voz de Dios– es normalmente un proceso bastante lento, no porque sea difícil, sino porque se tiende a percibir como una afrenta”. M-9.2:4 En lugar de perder tu tiempo y energía tratando de resolver las cosas a través del intercambio de una creencia por otra, o averiguando tu jerarquía de valores para tratar de combinarla con tus metas, etcétera, deja todo en manos del Espíritu Santo, que es como llegar a ser un niño que sabe que no sabe nada y, por lo tanto, no tiene miedo de preguntar. Es por eso que Un curso de milagros me recuerda: “La Biblia os dice que os volváis como niños. Los niños reconocen que no entienden lo que perciben, y, por lo tanto, preguntan cuál es su significado”. T-11.VIII.2:1-2 La diferencia ahora es que en lugar de buscar otro gurú o maestro, en otras palabras, otro ídolo falso, para hallar respuestas, esta vez vas directamente al Espíritu Santo quien te ofrece la Verdad como la única respuesta. Y si no estás preparado para aceptar la verdad por ti mismo, puedes estar seguro de que si hay algún maestro en particular, tutor, clase, libro o recurso que te beneficie en tu camino al despertar, al entregarle todos tus pensamientos al Espíritu Santo, Él el te guiará hacia ese recurso.
Creencia 16: para alcanzar el éxito hay que trabajar duro y hacer lo que sea necesario Esto aplica únicamente al mundo dual y por lo tanto no tiene nada que ver con las enseñanzas de Un curso de milagros. Sin embargo, dentro de esta experiencia física hay que también ser práctico, y este libro, al igual que el Curso, nos ayuda a ser prácticos mientras que el Espíritu Santo utiliza nuestras experiencias para transformar la mente, si se lo permitimos Continuando con el tema de este capitulo, cuando estás profundamente apasionado por algo, trabajando largas horas haciendo lo que te sientes inspirado a hacer, se podría decir que la razón por la que alcanzarás el éxito es que has trabajado muy duro y has estado dispuesto a hacer lo que fuese necesario. Sin embargo, una vez que hayas conseguido lo que querías, si es un verdadero deseo que te llena, continuarás poniendo el mismo enfoque y perseverancia puesto que hay algo que te guía más allá de tu propia fuerza de voluntad. ¿Por qué? Porque cuando te dejas guiar por el Espíritu Santo, lo que otros juzgan como trabajo duro es justo lo que te sientes inspirado a hacer. ¿Crees que me gusta sentarme y escribir libros por el hecho de escribir? ¿Crees que me gusta sentarme en un estudio por horas grabando y produciendo música? Sin embargo, cuando hago esas cosas, y puedo hacerlas por horas y horas y horas, no es por motivación personal o por la fuerza de voluntad, es porque estoy impulsado
por algo más grande que mi voluntad personal. Muchos maestros usan las vidas de otras personas como ejemplos para tratar de justificar su creencia en que trabajar duro y hacer lo que sea necesario son las razones por las cuales otros han alcanzado el éxito. Dentro de los casos más comunes está el de Thomas Edison. Se dice que intentó más de diez mil veces antes de poder inventar la bombilla. Desde un punto de vista externo, se podría decir que Mr. Edison trabajó duro día y noche para tener éxito. La realidad es que si estuvieras en su posición, compartiendo su pasión, estarías intentando continuamente, sin siquiera darte cuenta del tiempo ni de la cantidad de intentos. Él no estaba usando la fuerza de voluntad, ni haciendo lo que fuese necesario para ser exitoso. Sencillamente, una visión se aferró a él y se podría decir que no tuvo otra opción sino la de seguir el mandato de su corazón. Nadie te puede enseñar a tener la determinación de Mr. Edison. Ese aspecto que lo conducía a continuar con sus experimentos y que sobrepasa la comprensión intelectual se encuentra dentro de ti. Pero para tener acceso a él tienes que dejarte llevar por tu visión previa. Otra creencia que muchos motivadores utilizan para motivar a sus participantes es la idea del cambio de percepción. Utilizando de nuevo el ejemplo de Tomás Edison, cuando un reportero le preguntó sobre el hecho de haber fracasado diez mil veces antes de finalmente tener éxito con su invención, Mr. Edison le dijo que él sencillamente aprendió diez mil veces cómo no hacer una bombilla. Muchos dirían que la razón por la cual no se desanimó fue el cambio de percepción que le ayudó a continuar sin desilusionarse. Pero la realidad es que él tenía una visión y no pudo dejarla ir. Es como si decidiese voluntariamente dejar de escribir este libro. Esa sería la fórmula perfecta para la depresión. Aunque podría tener idea de por qué quiero escribirlo, lo único que sé es que tengo que hacerlo, independientemente de que el libro no tenga ningún tipo de éxito. Esa es la única contestación que podría ofrecer. Continuando con este tema, lo mismo sucedió con la historia de Walt Disney. Se dice que más de trescientos bancos se negaron a darle un préstamo para su parque de atracciones pero que su perseverancia lo llevo al triunfo. Una vez más, cuando nuestros deseos son impulsados por una visión, no importa cuántos bancos nos nieguen el préstamo, sencillamente iremos al siguiente. Otros ejemplos son el del gran baloncestista Larry Bird, quien practicaba durante horas antes de ir a la escuela por la mañana, o Bill Gates con su idea de programas de computadora. Aunque todas estas personas pudieron haber tenido muchos obstáculos, si la fuerza de voluntad hubiera sido lo único que estaban usando para alcanzar sus metas, tarde o temprano se hubiesen dado por vencidos. Una vez mas, antes de continuar, sé que todos estos ejemplos son ilusiones. Mi punto es, entrégale todos tus deseos al Espíritu Santo y puedes estar seguro de que lo que termines haciendo, te llenará. Y créeme que lo que terminarás haciendo no tiene nada que ver con lo que crees que quieres. Pero, sin entrar en detalles puesto que se te irán revelando poco a poco, te pregunto: ¿puedes confiar en ti mismo? En otras palabras, ¿puedes confiar en tu Guía interno?
Creencia 17: si haces lo que es difícil, la vida será más fácil Esta creencia, de alguna manera, se podría considerar una variante de la anterior porque implica que si te sacrificas y haces el trabajo duro por adelantado, tu vida será más fácil. Ten en cuenta que el sacrificio y el trabajo duro desde el principio no es más que el trabajo que consideras necesario hacer para alcanzar una meta ilusoria, que crees que te llenará de felicidad. Sin embargo, surgirá una nueva serie de problemas, independientemente de si logras lo que quieres, sin mencionar que todavía estás siendo engañado por el mundo de la ilusión, que es el dominio del ego. Me acuerdo de algo que dijo un viejo compañero de cuarto: “Hay una gran diferencia entre ser feliz y estar entretenido”. Una persona feliz es sencillamente feliz porque reconoce quién en realidad es, independientemente de sus circunstancias. Una persona que tiene muchas distracciones cree ser feliz, pero tarde o temprano se dará cuenta de que nada de lo que este mundo pueda ofrecerle, le llenará. Por experiencia personal, lo que he descubierto no es que si trabajas fuerte o haces lo que es difícil, la vida será más fácil, sino que si fluyes con la vida, entonces la vida se hace fácil. ¿Y cómo puedes fluir con la vida? Muy sencillo. No resistas a nada, practica el desapego. Dejar de tratar de controlar tu vida y tus experiencias requiere mucha confianza de tu parte. Durante años luché duro para hacer que las cosas sucedieran de la forma que quería. Y cuando obtenía algo, lo perdía, o tenía que protegerlo, o sencillamente la satisfacción que me brindaba era temporal. Sin embargo, ahora que estoy haciendo lo que me siento inspirado a hacer, estoy asombrado de cómo mi vida se desenvuelve con facilidad y sin esfuerzo alguno, como las palabras que estás leyendo, que fluyen a través de mi sin ningún esfuerzo. No solo eso. Aunque desde una perspectiva externa se puede decir que en este momento económicamente estoy sin dinero, siento paz interna. No voy a negar que a veces pierda mi paz, pero la recupero relativamente rápido desatándome de mis circunstancias y dejándolo todo en manos del Espíritu Santo. Además, el Curso me ayudó a entender por qué mi vida se ha desarrollado de esta forma –compartiré esos detalles en un capítulo posterior–. En este momento me gustaría brevemente recodarte que el objetivo de este capítulo no es juzgar maestros por compartir lo que se sienten inspirados a enseñar, sino simplemente comparar dos sistemas de pensamiento diferentes: el sistema de pensamiento del Espíritu Santo y el del ego. Incluso, si te has sentido provocado o incómodo porque quizás algunas de tus creencias han sido cuestionadas, te podría decir que personalmente, deshacerme de todo lo que creía que sabía, no fue una experiencia muy agradable, sobre todo después de haber escrito cuatro libros, haber producido CD y DVD de inspiración y haber dado charlas motivadoras. Sin embargo, después de experimentar la paz, la alegría y la creatividad que brotan como resultado de haber aprendido a escuchar a mi Guía interno, me arrepiento de no haber dejado ir todo muchos años antes. Por
cierto, no hay nada de qué arrepentirme, y entenderás el porqué en un capítulo posterior.
Creencia 18: lo que motiva a los seres humanos es la necesidad de evitar el dolor y el deseo de obtener el placer Este es el centro de todos nuestros problemas. El mundo es una ilusión, al igual que nuestro cuerpo humano porque es parte de la proyección del ego que pretende hacernos creer que estamos separados. Siendo nuestro cuerpo la ilusión central, el ego lo utiliza, junto con las emociones, como su arma más poderosa para evitar que podamos experimentar nuestro verdadero Ser. ¿Podrías pensar en algo más aterrador que prever el dolor? Ya sea físico, emocional o psicológico, nuestro miedo al dolor es lo que nos impulsa a avanzar hacia el placer. Ese tipo de reacción lógica parece tener sentido, salvo que se nos olvida que el cuerpo no siente ningún dolor puesto que es neutral. Solo una mente llena de miedo y culpa proyecta un cuerpo que pueda sentir dolor. En este caso, si la mente es la responsable de todo lo que el cuerpo siente, un razonamiento lógico –por lo menos en lo relacionado con dolores emocionales– sería el de cambiar una creencia negativa por su opuesta para así poder sentirnos mejor. Aunque se podría decir que no podemos descartar completamente lo que acabo de decir, tampoco es totalmente cierto por razones que serán aclaradas cuando leas los próximos capítulos. Por ahora, –sin desviarnos del tema– ya que el cuerpo es una ilusión y el mundo en que vivimos no es real por ser una proyección del ego, el cuerpo no es más que lo que le da al ego su sentido de identidad. Debido a que experimentamos nuestra sensación de separación a través de nuestro cuerpo físico –emociones como el dolor y el placer por ejemplo–, le hemos dado el poder ilusorio para dictar lo que creemos que es verdad o real para nosotros. Así que si siento dolor, me parece que lo que siento es real. Si siento placer, al igual que el dolor, me parece que lo que siento también es real. Un curso de milagros me recuerda: “El dolor demuestra que el cuerpo no puede sino ser real. Es una voz estridente y ensordecedora, cuyos alaridos tratan de ahogar lo que el Espíritu Santo dice e impedir que Sus palabras lleguen hasta tu conciencia”. T-27.VI.1:1-4 Esta es la distracción más potente que nos impide experimentar nuestra verdad manteniendo al cerebro distraído en la búsqueda de respuestas donde nunca se van a encontrar: dentro del ámbito intelectual, en el mundo que estamos proyectando. Dado que la mayoría cree que el cuerpo es real y que nuestras emociones dictan lo que es verdad o no, hay maestros y psicoterapeutas que necesitan encontrar respuestas para dar sentido a lo que creen que motiva a los seres humanos (ego); según ellos, son nuestras emociones y, por lo tanto, han tratado de buscar formas de controlarlas. Y aun cuando muchos piensan que han encontrado las respuestas, todavía están desconcertados por el hecho de que la mayoría de sus estudiantes o
pacientes no pueden aplicar los principios que se les enseñan. Por ahora compartiré parte del porqué, pero la verdadera razón se discutirá en un capítulo posterior. Nuestro Ser verdadero no tiene necesidades pero el cuerpo parece pensar que sí, debido a que las ilusiones se proyectaron con el fin de justificar el comportamiento del ego. Algunas de estas ilusiones fueron etiquetadas como necesidades, mientras que otras, aunque mal etiquetadas como necesidades, simplemente surgieron de lo más profundo de nuestro ser. Un curso de milagros me recuerda: “La única carencia que realmente necesitas corregir es tu sensación de estar separado de Dios. Esa sensación de separación jamás habría surgido si no hubieses distorsionado tu percepción de la verdad, percibiéndote así a ti mismo como alguien necesitado. La idea de un orden de necesidades surgió porque, al haber cometido ese error fundamental, ya te habías fragmentado en niveles que comportan diferentes necesidades”. T-1.VI.2:1-3 A continuación voy a compartir algunas de esas necesidades del ego.
La ilusión de necesitar importancia Según el diccionario, importancia es la cualidad de ser digno de atención. Si sabes quién eres realmente, uno con Dios, uno con todo, amor perfecto, no de este mundo, ¿qué tipo de importancia o atención podrías necesitar? Solo un ego que piensa que es independiente y menos importante tendría que gritar en voz alta, “mírenme, necesito atención, necesito sentirme importante...” Alguien que sabe Quién realmente es, sin falsas identidades, no necesita ningún tipo de importancia. Abraham Maslow dijo una vez: “La calidad más alta que un ser humano puede alcanzar es ser independiente de la buena opinión de los demás”. La paradoja, sin embargo, es que aquellos que no necesitan ningún tipo de atención terminan recibiendo la mayor cantidad de atención, alguien que ama sin condiciones recibe la mayor cantidad de amor. Sin embargo, las personas que necesitan manipular y persuadir a otros para conseguir algo que creen que necesitan son las más necesitadas.
La ilusión de necesitar seguridad ¿Seguridad de qué? ¿De que mis sueños se harán realidad? ¿De que las cosas van a seguir de la forma en que yo desee? La verdad es que a nivel humano puedes estar seguro de una cosa y solo una: no tienes ningún control sobre nada. Nada en este mundo es garantizado y todo, tarde o temprano, cambiará puesto que esta es la naturaleza del mundo dual. Tarde o temprano pierdes lo que obtienes o te aburres de eso. Sin embargo, si lo dejas todo en manos del Espíritu Santo, confiando en que todo está sucediendo en orden divino y que no necesitas aferrarte a nada, experimentarás paz. En ese momento te darás cuenta de que la única certeza que necesitas es la de saber que Dios se está encargando de todo.
Ahora podrías preguntarte: pero si Dios se encarga de todo y estoy en paz, ¿significa que no puedo divertirme, o que no puedo hacer algo que requiera esfuerzo físico o actividades como deportes competitivos donde se requiere ganar, o disfrutar la experiencia de llevar a cabo algo que me guste? Aunque no estoy aquí para reforzar la ilusión, voy a contestarte esa pregunta en el nivel en que nos encontramos, usando como ejemplo el deporte. Si dejas de enfocarte en ganar y simplemente fluyes con cada momento presente, es más probable que termines ganando el partido. Aun así, todavía no tienes certeza de que vayas a ganar. Sin embargo, después de haber hecho todo lo posible, sin aferrarte al resultado, si terminas ganando, puedes disfrutar la victoria completamente, estar en paz y agradecido por la oportunidad de jugar. Por ejemplo, incluso cuando estoy muy comprometido con la escritura de este libro, estoy en paz sabiendo que este proceso se está desarrollando naturalmente. Y estoy bastante seguro de que una vez lo termine me voy a sentir maravilloso. Pero mientras lo escribo, no estoy aferrado a que tengo que terminarlo. No me siento presionado, no tengo metas ni plazos específicos, sino la certeza de que cada momento se está desenvolviendo perfectamente; o simplemente podría sufrir a través de resistir este momento presente y mis circunstancias. Volviendo a la pregunta, te diría que sí, puedes divertirte tanto como quieras. De hecho, esa es una de las mayores cosas que el Curso me recuerda, que no me tome la vida tan en serio: “Una diminuta y alocada idea, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse, se adentró en la eternidad, donde todo es uno”. T-27.VIII.6:2 Recuerda que la razón para no tomar nada en serio es que nada de lo que percibimos es real.
La ilusión de la necesidad de la incertidumbre Al dejar que el Espíritu Santo te guíe, la incertidumbre no tiene poder sobre ti porque en tu interior sabes que vas a ser proveído y que todo en tu vida se está desarrollando perfectamente. La necesidad de la incertidumbre, que en realidad no existe, es solo una historia que el ego creó para que tu creencia en la separación se mantenga intacta en tu conciencia.
La ilusión de necesitar amor y conexión Esta es una declaración completamente ignorante ya que no es una necesidad, es simplemente la expresión natural de tu ser cuando permites que se exprese a través de ti. Tú eres uno con Dios. Siendo el amor quién realmente eres, no tienes más alternativa que compartirlo con todos. Y la conexión que tienes con los demás no es más que la conexión que tienes contigo mismo.
La ilusión de que necesitas crecer o expandir Como he explicado en un capítulo anterior, yo diría que la necesidad no es de crecer o expandir, sino de recordar quién realmente eres. Así que cada
vez que persigues tener más cosas o tratas de adquirir más poder, conocimiento o atención, no estás realmente creciendo, sino que simplemente estás profundizando tu propia creencia en el sueño. Pero si utilizas los medios de crecimiento para profundizar la conexión con tu verdadero Ser, eso no es una necesidad humana, es lo que vas a experimentar tarde o temprano, cuando comprendas que este mundo de ilusión no puede ofrecerte nada de valor, que lo único que puede hacer es conducirte al sufrimiento.
La ilusión de la necesidad de contribuir Al igual que los dos temas anteriores, esta no es una necesidad sino parte de tu verdadera naturaleza. Si eres uno con Dios, y todo lo que Dios quiere hacer es dar sin condiciones, es precisamente eso lo que haces cuando te das cuenta de quién realmente eres, mientras que el ego contribuye, o mejor dicho da, para recibir. En otras palabras, la necesidad de la contribución proviene de una necesidad de atraer atención o de engrandecer al ego con un falso sentido de poder. Una pregunta muy común sobre este tema es: ¿cómo es posible poder dar sin recibir nada a cambio? En primer lugar porque cuando recuerdas quién realmente eres –alguien a quien no le hace falta nada, que lo tiene todo–, simplemente compartes tu inagotable riqueza. Pero la riqueza a la que me refiero es tu amor incondicional, no cosas de este mundo. En segundo lugar, cuando sabes que todos somos Uno, ¿a quién le estás dando realmente? ¡A Ti mismo! Eso es lo que se entiende por “es mejor dar que recibir”. Esto es algo que intelectualmente no se puede entender porque no tendría ningún sentido. Pero una vez que empieces a reconocer tu verdadera naturaleza, tendrás experiencias que desafiarán la comprensión humana, así como yo las he tenido y continúo teniendo. Recuerda que Dios no da sino que extiende lo que Él es a todo, o mejor dicho, se extiende a Sí Mismo, porque ¡Él (Tú) es Todo! Permíteme compartir un artículo que escribí con base en una pregunta que se me hizo relacionada con el tema de dar y recibir: “¿Por qué casi todos están dispuestos a recibir, pero dan y comparten muy poco?” Porque al creer en la separación, sienten que cuando dan pierden algo, y por eso están tan enfocados en recibir. Pero cuando nuestra atención está en la Verdad, en vez de dar, sencillamente extendemos. Y esa extensión no es a otro, puesto que no hay ningún otro. Esa extensión, aunque parece ser a otros, es a nosotros mismos porque solo hay uno. Esto no tiene ningún sentido a nivel de la forma, pero a nivel espiritual es perfectamente lógico. Cuando extendemos amor lo recibimos y cuando lo restringimos no podemos reconocerlo en nosotros mismos, y de esa forma nos sentimos depravados. Por eso es que se nos dice que ¡para tener todo tenemos que dar todo a todos! Pero esto no se refiere a la forma (cuerpo, ilusión), estamos
hablando de contenido (mente, espíritu). Por eso te darás cuenta de que el diezmo, aunque es muy bonito practicarlo, nunca funciona puesto que el enfoque está en la forma. Si doy mi 10% estoy esperando recibirlo multiplicado a cambio, y raras veces eso pasa. También te darás cuenta de que personas que dan mucho a caridades y hacen tanto por el mundo, usualmente son las de más escasos recursos, mientras personas que están involucradas en negocios no muy honestos continúan llenándose de dinero. Por eso es que la religión y la espiritualidad, sobre todo la metafísica, están tan confundidas. Porque tratan de aplicar en el mundo de ilusiones todas las enseñanzas de maestros iluminados como el Buda y Jesús, cuando ellos siempre se estaban refiriendo al mundo Real, al Reino. Lo que sí te podría decir es que cuando nuestra atención está en la Verdad y estamos en propósito, continuamente extendiendo, sin sacrificio, todos los recursos que necesitamos para que el plan divino de nuestras vidas se desarrolle nos serán proveídos. Recuerda que el ego da para recibir, él opera en forma lineal. El espíritu extiende continuamente abarcándolo todo, y de esa manera opera en forma circular, siempre recibiendo lo que está extendiendo y, por lo tanto, su fuente nunca se agota. Y en realidad, nuestra fuente nunca se ha agotado, el problema es que “creemos” que se puede agotar y por eso tememos dar incondicionalmente sin ningún tipo de reciprocidad. Sabiendo ahora que no tienes necesidades, que no te hace falta nada y que el dolor y el placer no pueden tener control sobre ti, una vez que empiezas a despertar te das cuenta de que la verdad solo se puede encontrar no en el ámbito del dolor y el placer (cuerpo físico) sino dentro del ámbito de la paz (el Reino). La razón por la cual esto es cierto es que la paz interna es el conducto a través del cual podemos escuchar la voz del Espíritu Santo. Así que en realidad, el dolor del que estamos tratando de alejarnos y/o el placer que estamos tratando de adquirir, así como todas las necesidades y deseos aparentes, no son sino formas de manipulación del ego que nos distrae para asegurarse de que nunca podamos experimentar paz interna. Recuerda que si permitimos que la paz entre en nuestra conciencia, la vida del ego está amenazada, por lo tanto, el ego usa el dolor y el placer como herramientas para asegurar su supervivencia. Después de lo que he compartido hasta ahora, huir del dolor, por lo menos con el propósito de despertar, no es siempre la mejor opción debido a la siguiente razón. Con respecto al reconocimiento de que tiene que haber un camino mejor, Un curso de milagros me recuerda: “Esto finalmente vuelve a despertar la visión espiritual y, al mismo tiempo, mitiga el apego a la visión física. Este alternar entre los dos niveles de percepción se experimenta normalmente como un conflicto que puede llegar a ser muy agudo. Aun así, el desenlace final es tan inevitable como Dios”. T2.III.3:8-10 A medida que empezamos a despertar –la transición entre lo que crees que es real (nuestro mundo físico) y lo que la realidad es (nuestra naturaleza verdadera) –, el
conflicto aparente puede ser experimentado como doloroso y/o incómodo, y tratar de evitar esa incomodidad o aparente dolor no te va a ayudar a despertar de la ilusión. Ahí es cuando debemos estar dispuestos a permitir que el Espíritu Santo nos guíe a través de este sencillo proceso sobre el que voy a elaborar más específicamente en los capítulos siguientes. Me gustaría aclarar algo: si te encontrases en una situación en la que puedes estar en peligro físico, como un ataque por ejemplo, no estoy sugiriendo que la ignores y finjas que eres invencible puesto que, en el nivel de conciencia en el que te encuentras actualmente, esa no es tu experiencia. Así que te apartas de esa situación por completo, si puedes, y entonces practicas enfocarte en la paz, que no es algo que puedas hacer voluntariamente por razones que quedarán claras más adelante. Por ahora, comprender que no importa lo que estés tratando de evitar (dolor) o lo que estés tratando de alcanzar (placer), a nivel del ego, todo finalmente te va a conducir a más dolor y/o sufrimiento. Es una montaña rusa sin fin debido a que todo lo que sube tiene que bajar. Solo encontrarás paz interna cuando estés dispuesto a bajarte de la montaña y a darle prioridad a esa paz por encima de todo. Al dejarte guiar por el Espíritu Santo eso es exactamente lo que estás haciendo. Hay maestros que han tenido la osadía de decir que la paz equivale a la muerte. Un curso de milagros me recuerda: “Existe el riesgo de pensar que la muerte te puede brindar paz porque el mundo equipara el cuerpo con el Ser que Dios creó. No obstante, una cosa jamás puede ser su propio opuesto. Y la muerte es lo opuesto a la paz porque es lo opuesto a la vida. Y la vida es paz”. T-27.VII.10:2-5 Están tan absortos en el mundo del ego que tratan de enseñar que si manipulamos nuestras emociones podemos terminar experimentando éxito, felicidad y satisfacción sin darse cuenta del daño que les hacen a sus seguidores. Pues la verdadera felicidad, alegría, plenitud y todas las cualidades de nuestro Ser, que son nuestras cualidades innatas, no pueden ser conseguidas a través de las cosas de este mundo. Podemos experimentar nuestras cualidades mientras tenemos la experiencia de ser parte de este mundo, pero no por medio del ego, sino solo a través de escuchar esa Voz interna que nos dice: “Estad quietos y conoced que yo soy Dios”. [Salmos 46:10] Además, ¿crees que la mayoría de los maestros del mundo de auto ayuda practican lo que enseñan? Y no quiero ser malinterpretado. A través de la enseñanza es como más aprendemos, siempre y cuando estemos enseñando con el conocimiento de que queremos aprender, sin aparentar que somos algo especial o que sabemos algo y sin tratar de aprovecharnos de nuestros semejantes. Es por eso que Un curso de milagros me recuerda, “Un buen maestro clarifica sus propias ideas y las refuerza al enseñarlas”. T-4.I.1:1 Pero para que puedas entender a lo que me refiero, permíteme compartir lo siguiente: después de veinte años de seguir, e incluso enseñar, algunas de las técnicas de auto ayuda más comunes, al llegar a conocer a algunos de estos expertos muy populares, e incluso trabajar para uno de ellos, me di cuenta de un tema concurrente. No en todos los casos, pero en la mayoría, lo único que quieren es dinero debido a la falsa sensación de poder que derivan de él. Sin ese poder se sienten pequeños, no porque lo sean, sino porque creen que lo son. Incluso, aun
cuando gran parte de ellos negaría lo que estoy diciendo, muchos hacen que los demás se sientan culpables por no tener dinero. Y la razón es obvia, pues así es como pueden manipular –o como muchos prefieren decir, “persuadir”–a otros para que inviertan en sus productos, talleres o en cualquier ilusión que les prometa a sus seguidores algún tipo de salvación. A menos que las personas estén afrontando una condición física en forma de una enfermedad, la cual es la única cosa que les distraería de lo que creen que quieren, todos los que escuchan a la mayoría de maestros de auto ayuda, incluyendo gurús y maestros espirituales, lo único que quieren es el dinero; vivimos en una sociedad que es conducida por él. A continuación aparece un correo electrónico (originalmente escrito en inglés) de alguien que simplemente me encontró a través de mi página web y que recibí antes de que este libro fuese publicado. Estas son sus palabras traducidas al español: “Querido Nick, yo solo quería decirte que estoy muy contenta por haber encontrado tu pagina web. Esta fiebre de la ley de la atracción está muy lejos de la verdad. Escuché anoche un teleseminario de (nombre no revelado) relacionado con la atracción de la riqueza y me dejó fría. Las preguntas eran de gente que solo quería dinero. No había énfasis suficiente en la paz interna ni en nuestra propia fortaleza. Me tomó mucho tiempo darme cuenta de esto y, después de cuarenta años de búsqueda pero sobre todo, después de terminar en el fondo, dejé ir casi todo lo que tenía y básicamente di un salto a lo desconocido con las manos vacías. Lo que encontré me sorprendió: paz, felicidad y una nueva forma de vida. No solo pude sanar mi corazón roto, sino que también pude sanar todas mis relaciones con mi familia y mi hermoso niño, quien se había separado de mí espiritualmente. Ahora estoy en condiciones de conservar la belleza que he encontrado en mi nueva vida, mientras continúo atrayendo exactamente lo que necesito. Me pareció interesante desde mi nuevo punto de vista que cuando tienes paz y fortaleza interna, hay poco más que quieras, y atraer todo lo que necesitas es agradable, divertido y no requiere esfuerzo. Eres una inspiración maravillosa y creo que el mundo realmente te necesita, ahora más que nunca”. Con amor, Susana. W. ¿Estoy insinuando que hay algo malo en obtener dinero? La respuesta es, ¡no! Yo disfruto el dinero cuando lo tengo. No hay razón para sentirse culpable por tener mucho dinero. Lo que estoy diciendo es, ten cuidado de a quién eliges como tu dios. Si eres honesto contigo mismo, a menos que el dinero no sea un problema presente para ti, aquí es donde probablemente está la mayor parte de tu atención. Si trato de venderte algo con la promesa de que te brindará libertad financiera, eres propenso a ser manipulado o persuadido para obtener lo que te esté ofreciendo, a menos que quieras a Dios más que a cualquier otra cosa, es decir, a menos que elijas la paz por encima de todo. La verdad es que el no tener dinero no es el problema. El verdadero problema es como una moneda de dos caras: el primer lado del problema tiene que ver con la forma en que te sientes debido a no tener dinero, y el segundo lado es el error de
creer que la razón por la que te sientes mal es por no tenerlo. En otras palabras, si me siento mal por no tener dinero, se desencadena la culpa y el miedo. Ahora que me siento temeroso y culpable, y que estoy pensando que el no tener dinero es la razón por la que me siento así, estoy en una posición muy vulnerable porque he introducido un nuevo dios (dinero) en mi vida. Esto me obliga a poner mi atención en el mundo en vez de mantener mi atención donde debería estar siempre, dentro de mí. Incluso, muchas personas en la comunidad espiritual no quieren aceptar que han estado compartiendo el camino del ego al otorgarle cualidades espirituales al dinero. Es por eso que ahora hay muchos talleres con títulos como “la prosperidad espiritual”, “la ley de la abundancia espiritual” o alguna otra variante de la misma premisa, como si la prosperidad tuviese algo que ver con este mundo. Antes de poner a descansar este tema, voy a referirme a algo que puede ser un poco incomodo de aceptar. Usando mi experiencia como ejemplo, hace un tiempo estaba hablando con una amiga muy querida y tuve un conflicto interno porque todos los libros de auto ayuda me decían que debía tener cuidado con las palabras que usaba. Así que si por ejemplo decía “soy una persona que no tiene dinero”, mi inconsciente aceptaría lo que dije y esa terminaría siendo mi experiencia. De lo que no me daba cuenta era que el sentimiento subyacente de fingir que tenía que sentirme bien era mucho más letal que si aceptase mi experiencia sin tener que juzgarla como buena o mala. Así que respiré y le dije lo que estaba sintiendo. Aprendí que no tener que aparentar o defender mi posición me da una gran sensación de liberación. Y adivina qué: ¡Yo no tengo dinero! Y acepto mi experiencia tal y como es, sin tener que resistirla, y como todo, es sencillamente temporal. Mientras tanto, ¿qué voy a hacer? Bueno, por ahora, estoy escribiendo un libro. Hacer dinero no es la razón por la que lo escribo, pero podría ser un vehículo que me ayude a generar ingresos, entre otras cosas. Para ti puede ser algo diferente. No olvides que solo puedes experimentar tu verdadera libertad cuando recuerdas quién realmente eres y Quién es tu fuente de todo. Eso te brindará paz, independientemente de lo que hagas en este mundo. Antes de pasar al siguiente capítulo, algunos recordatorios. Estos maestros –en general cualquier maestro al que me pueda estar refiriendo en este libro– no existen. Todos son mis proyecciones y por lo tanto no hay razón para que juzgue lo que hacen, dicen o enseñan, porque al hacerlo soy yo quien se está juzgando. Simplemente estoy usando símbolos, en forma de palabras y frases, para transmitir un mensaje porque es una forma en la que puedo compartir contigo lo que he experimentado. Por último, quiero recordarte una vez más que si creyera que soy un cuerpo o que mi identidad es la de un ser humano, y que este mundo es real, estaría enseñando con muchísimo amor todo lo que la gran mayoría de los maestros están enseñando. Si este fuese el caso, ¿quién en su sano juicio no querría alejarse del dolor y buscar el placer? Sin embargo, alguien en su verdadero sano juicio, que recuerde quién en realidad es y pueda ver las ilusiones como lo que son, no se vería perturbado por el dolor ni estaría influenciado por la búsqueda del placer. Ese es el nivel que todos queremos alcanzar: la paz que sobrepasa todo entendimiento.
Desafortunadamente para muchos de nosotros, con el fin de experimentar ese estado de paz para que podamos recordar quién realmente somos, tenemos que pasar por la experiencia del sufrimiento.
V La experiencia del sufrimiento “Dios no dejó a Sus Hijos desconsolados a pesar de que ellos decidieron abandonarlo. La voz que ellos pusieron en sus mentes no era la Voz de Su Voluntad, en favor de la cual habla el Espíritu Santo”.
T-5.II.6:8-9 “No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros”.
[Juan 14:18] Te preguntarás si el sufrimiento tiene algún propósito o si es necesario. Cuando experimentamos nuestra unidad con Dios, nuestro verdadero Ser, no hay lugar para el sufrimiento. Sin embargo, en nuestra forma ilusoria física, el sufrimiento es lo que nos obliga a desatarnos de todo lo que tenga que ver con este mundo dual para que podamos experimentar la paz, que es el prerrequisito para el despertar. Por cierto, no quiero que confundas el sufrimiento con el dolor. El dolor podría ser experimentado en muchas formas diferentes: dolor físico, emocional o psicológico. Sin embargo, el sufrimiento es causado por una sola cosa, el apego. Podría ser el apego a una creencia, a una opinión o idea, a un resultado, a una cosa o a un pensamiento. Pero además, resistir lo que está ocurriendo en cada momento es otra forma de apego, en este caso, a la manera en que creemos que todo debería ser, y terminamos sufriendo. Así que podrías estar sufriendo sin experimentar ninguna forma específica de dolor o podrías estar experimentando muchísimo dolor sin sufrimiento alguno. Entonces, ¿qué tipo de sufrimiento nos obliga finalmente a que terminemos de rodillas? Una forma de sufrimiento ocurre cuando nada en nuestra vida funciona, independientemente de la cantidad de esfuerzo que hagamos. En ese momento terminamos exhaustos, frustrados e incluso, completamente desalentados y es ahí cuando estamos preparados para rendirnos. La otra forma de sufrimiento es cuando logramos todas nuestras metas pero, aun así, no somos felices. Ahí nos damos por vencidos. A pesar de esto, la mayoría de las personas tratan de buscar respuestas en expertos, gurús, seminarios, en otras palabras, fuera de sí mismos, antes de girar su atención al interior y entregar finalmente sus vidas a Dios. Es por eso que, aunque no siempre, el movimiento de auto ayuda sirve más como un retraso a nuestro despertar que como un avance. Un curso de milagros me recuerda: “Todo el que sigue las enseñanzas del mundo, y todo aquel que está aquí las sigue hasta que cambia de parecer, enseña únicamente para convencerse a sí mismo de que él es lo que no es”. M-in.4: 4 ¿Qué es lo primero que debemos hacer para liberarnos del sufrimiento? Debemos aprender a ¡no resistir nada! Esto puede parecer muy difícil para la mayoría de las personas puesto que todos estamos atados a algo o resistiendo algo en cada momento. He aquí un ejemplo: mientras escribo este libro, mis necesidades básicas
como alimentación y vivienda están cubiertas, aunque la cuenta bancaria muestra alrededor de veinte dólares, el coche que estoy manejando tiene suficiente gasolina para volver a casa y no dispongo de ingresos por el momento. Sin embargo, aquí estoy escribiendo este libro, en perfecta paz y disfrutando de la hermosa vista de este parque. ¿Por qué no estoy sufriendo? Porque no estoy resistiendo este momento presente, porque tengo muy claro cuando Un curso de milagros me recuerda, “Todas las cosas obran conjuntamente para el bien. En esto no hay excepciones, salvo a juicio del ego.” T-4.V.1:1-2 Estoy confiando en que se me proveerá todo lo que necesite. De lo único que tengo que asegurarme es de mantener mi atención en cada momento presente, con mi enfoque adentro en vez de afuera, en el mundo de ilusiones. La lógica obviamente me sugeriría que saliera ahora mismo y tratara de conseguir trabajo, mientras mi corazón me sugiere que continúe escribiendo mi libro. Estoy siguiendo mi Guía interior, independientemente de lo que cualquiera pueda pensar o decir de mí. No estoy sugiriendo que hagas lo mismo, a menos que te sientas guiado a hacerlo. Esa es la diferencia. Yo confío en la dirección del Espíritu. Y si es el ego el que me está guiando, confío en que se me presentarán oportunidades para rectificar mis decisiones. Pero sí te puedo decir que mientras me sienta en paz, es el Espíritu Santo quien está a cargo. Lo segundo que debemos hacer para liberarnos del sufrimiento es no aferrarnos a nada. La razón por la que nos aferramos a algo es porque pensamos que es importante, por miedo a perderlo si lo dejamos ir. Eso es lo que ocurre cuando te olvidas de quién en realidad Eres: Uno con Dios, uno con todo. Sin embargo, tu grandeza se esconde bajo las creencias basadas en el miedo y en las ideas personales que tienes cuando te identificas con el ego. Para deshacerte de todas esas falsas creencias, conceptos e ideas, tienes que estar dispuesto a confiar, a dejar ir. Apollinaire escribió una vez: “Una voz les dijo: ‘Venid al borde del precipicio’. Y ellos respondieron: ‘No, tenemos miedo’. La voz volvió a decir: ‘Venid hasta el borde del precipicio’. Llenos de miedo, finalmente decidieron caminar hasta el borde del precipicio. En ese momento fueron empujados. Y como resultado, ¡empezaron a volar!” Con respecto a la liberación de todos los sufrimientos y a permitir que tu grandeza se revele a través de la confianza, me gustaría compartir una analogía, usando como ejemplo las cataratas del Niágara. Imagina que eres parte de un río que termina en las cataratas del Niágara. El río que fluye representa la potencialidad pura y las cataratas del Niágara, la magnitud de tu grandeza. Si luchas contra la corriente, dos cosas ocurren simultáneamente. Una es que terminas gastando energía aferrándote a todo lo que puedas, en otras palabras, estás sufriendo. La otra es que estás retrasando el tener la experiencia de descubrir tu magnitud. Curiosamente, descubrirás tu magnitud, ya que es tu destino. Tarde o temprano tendrás que desatarte de todo y dejarte llevar por la corriente, puesto que sin importar cuánto esfuerzo hagas aferrándote a cada roca que encuentres o cuánto trates de nadar en contra de la corriente, esta nunca va a parar. Lo que deseo decir es, aunque quieras aceptarlo o no, la corriente va a ganar y el
resultado final será que terminarás en las cataratas del Niágara donde experimentarás tu magnitud, tu grandeza, tu estado original, tu verdadero Ser. Un curso de milagros me recuerda: “Nadie permanece en el infierno, pues nadie puede abandonar a su Creador ni alterar en modo alguno Su perfecto, intemporal e inmutable Amor. Hallarás el Cielo. Cualquier otra cosa que busques que no sea esto desaparecerá. Mas no porque se te vaya a quitar, sino porque realmente no la deseas. Alcanzarás la meta que realmente anhelas, y esto es tan seguro como que Dios te creó libre de pecado”. W-pI.131.5:1-6 Lo que tienes que preguntarte ahora es: ¿cuánto tiempo quieres prolongar tu sufrimiento? ¿Cuánto tiempo deseas continuar ejerciendo control sobre tu vida y resistiendo tus circunstancias, antes de dejarte llevar por la corriente y sumergirte en la magnitud de tu verdadero Ser? ¿Cuánto tiempo deseas apegarte a todo antes de soltar completamente y confiar? Ahora, echemos un vistazo al sufrimiento desde un punto de vista diferente haciendo las siguientes preguntas: Si estoy hecho a imagen de Dios, ¿por qué Dios quiere que experimente el sufrimiento para poder despertar? Si Dios me ama tanto, ¿por qué no me despierta? La respuesta es simple: Dios no quiere que suframos; nosotros somos los que estamos soñando esta ilusión en primer lugar. A través de la ayuda del Espíritu Santo, podemos decir que Dios está tratando de despertarnos, pero Dios no está interesado en lo que estamos soñando. Dios es justo. Dios Es. No solo eso, Dios no tiene ni idea de lo que está ocurriendo en nuestra mente puesto que Él sabe que estamos en nuestro Reino sanos y salvos. Un curso de milagros me recuerda, “En Dios estás en tu hogar, soñando con el exilio, pero siendo perfectamente capaz de despertar a la realidad.” T-10.I.2:1 Somos nosotros, al escuchar al ego, los que estamos continuamente eligiendo creer que estamos separados de Dios. Los brazos de Dios están abiertos y listos para abrazarnos cuando finalmente tomemos la decisión de elegir a Dios sobre todos nuestros sueños. Todo lo que tenemos que hacer es desaferrarnos de nuestras ilusiones (del mundo) y entregarnos completamente al Espíritu Santo estando dispuestos a escuchar solo Su Voz. Ni siquiera tenemos que hacer nada más. No hay tarea, ni seminarios, ni tenemos que leer otro libro de cómo hacer esto o aquello, solo permitir que el Espíritu Santo nos guíe en la dirección correcta. Un curso de milagros me recuerda: “En esta jornada me has elegido a mí de compañero en vez de al ego. No trates de aferrarte a ambos, pues si lo haces estarás tratando de ir en direcciones contrarias y te perderás”. T-8.V.5:8-9 Así que te preguntarás, ¿es el sufrimiento necesario para poder despertar de este sueño? La respuesta es no. Sin embargo, si escoges algo fuera de Dios, terminarás sufriendo. Así que en realidad, si crees que tienes muchas opciones, no es cierto, solo tienes dos: la elección de pensar con el Espíritu Santo para que puedas vivir en paz o la elección de pensar con el ego donde terminarás sufriendo. Pero no puedes elegir las dos porque es imposible estar en el cielo y en el infierno al mismo tiempo, aunque eso es lo que parece estar sucediendo. Así pues, en realidad, si una opción nos lleva al sufrimiento, la cual abarca prácticamente todas las decisiones que tomamos cuando ponemos nuestra atención en el mundo de ilusiones, y la otra opción nos brinda paz, entonces solo tenemos una opción, ya que ninguna persona cuerda
escogería la opción que resultaría en algún tipo de sufrimiento. La pregunta obvia ahora es, ¿cómo podemos entonces despertar de este sueño? A través de el poder del perdón.
VI El poder del perdón “La frase ‘Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen’ no evalúa en modo alguno lo que las personas en cuestión estén haciendo. Es una petición a Dios para que sane sus mentes”.
T-2.V-A.16:3-4 “Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”.
[Lucas 23:34] Para poder experimentar quien realmente somos, tenemos que dejar a un lado todas nuestras creencias acerca de lo que creemos que somos. Nuestro verdadero Ser no es algo que tengamos que encontrar o ir a buscar, solo está cubierto por capas y capas de creencias. Para que podamos dejar que nuestra verdadera identidad se revele, primero tenemos que aprender a perdonar. ¿Perdonar a quién?, te preguntarás. No a otros sino a mí mismo porque debo recordar que solo hay uno. El ego proyecta la ilusión de muchos, pero en realidad solo somos Uno. Veamos cómo funciona esta forma de pensar. Quien somos, o mejor dicho, quien Tú eres, es perfecto. El mundo que vemos con nuestros ojos físicos y que percibimos a través de nuestros sentidos físicos no es más que una proyección de nuestro ego. Nuestro cuerpo físico es una proyección del ego porque es el instrumento mediante el cual percibimos la separación. Dado que la proyección que vemos nos parece tan real, en lugar de observarla, simplemente reaccionamos a ella. Un curso de milagros me recuerda: “El secreto de la salvación no es sino este: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo. No importa cuál sea la forma del ataque, eso sigue siendo verdad. No importa quién desempeñe el papel de enemigo y quién el de agresor, eso sigue siendo verdad. No importa cuál parezca ser la causa de cualquier dolor o sufrimiento que sientas, eso sigue siendo verdad. Pues no reaccionarías en absoluto ante las figuras de un sueño si supieses que eres tú el que lo está soñando. No importa cuán odiosas y cuán depravadas sean, no podrían tener efectos sobre ti a no ser que no te dieses cuenta de que se trata tan solo de tu propio sueño”. T27.VIII.10:1-6 Así que si, por ejemplo, proyecto la ilusión de alguien insultándome y me enojo, simplemente estoy reaccionando a algo que no es real en primer lugar, algo que inventé para poder justificar mi propia ira. De esta manera puedo culpar a alguien por algo que sencillamente no quiero aceptar en mí. Estos son “los pecados secretos y odios ocultos” T-31.VIII.9:2 a los que Un curso de milagros se refiere. Si la culpa que está profundamente escondida en nuestro inconsciente no es sanada, continuaremos proyectándola en nuestra experiencia externa. Esta culpa inconsciente es la responsable de la fabricación del mundo que vemos. Sin una mente sanada, el dolor aparente que percibimos a través de nuestros sentidos –
incluyendo nuestras aparentes circunstancias–, nos sirve como testigo para justificar la aparente realidad que percibimos, convenciéndonos más y más de que somos víctimas de lo que nos esté sucediendo. Un curso de milagros me recuerda: “Tú que te has pasado la vida llevando la verdad a la ilusión y la realidad a la fantasía, has estado recorriendo el camino de los sueños. Pues has pasado de la condición de estar despierto a la de estar dormido, y de ahí te has sumergido en un sueño todavía más profundo. Cada sueño te ha llevado a otros sueños, y cada fantasía que parecía arrojar luz sobre la obscuridad no ha hecho sino hacerla aún más tenebrosa. Tu meta era la obscuridad, en la que ningún rayo de luz pudiese penetrar. Y buscabas una negrura tan absoluta, que pudiese mantenerte oculto de la verdad para siempre en un estado de completa demencia. Mas de lo que te olvidabas era de que Dios no puede destruirse a Sí Mismo. La luz se encuentra en ti. La obscuridad puede envolverla, pero no puede extinguirla”. T-18.III.1:1-8 Puesto que Dios es unidad y el ego es dualidad, en Él todo lo que podemos experimentar es amor, felicidad, paz; en esencia, nuestra verdadera identidad. En el mundo del ego, en cambio, todo lo que se puede experimentar es separación. Así que cuando vemos un mundo lleno de ira, de violencia y de odio, por ejemplo, ¿qué es lo que realmente estamos observando? Nuestra mente dividida proyectando nuestras creencias en un mundo dual, nuestras propias ilusiones, nuestro ego en diferentes formas. Entonces, si todos somos uno y, por lo tanto, lo que estamos observando es nuestra propia mente proyectando lo que parecen ser diferentes experiencias y diferentes personas, cuando estamos perdonando a alguien, ¿a quién estamos perdonando? Como dije anteriormente, estoy perdonándome a mí mismo. Y aquí está la paradoja: me estoy perdonando a mí mismo ¡por no haber hecho nada! Y si no he hecho nada, la ilusión que creo estar perdonando, obviamente, tampoco ha hecho nada puesto que es un producto de mi imaginación. Por eso es que Un curso de milagros me recuerda: “El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió. El perdón no perdona pecados, otorgándoles así realidad. Simplemente ve que no hubo pecado. Y desde este punto de vista todos tus pecados quedan perdonados”. W-pII.1.1:1-4 El mundo ve el perdón como algo que le otorgamos a otros, como si les estuviésemos perdonando por algo que nos hayan hecho. El Curso lo ve como una manera de recordarnos que somos completamente inocentes. Unas palabras de prevención: una vez que te embarques en este camino encontrarás mucha resistencia de tu ego ya que el mundo que vemos está formado por el ego, y el perdón es el camino para la liberación. Un ejemplo sería: si te encuentras perdonando a otros por lo que no han hecho, el ego entonces tratará de usar esa culpabilidad en tu contra y, por lo tanto, va a tratar de hacerte sentir como si fueses culpable por todo lo que ha pasado. Recuerda que el perdón no tiene que ver con quién sea culpable, es sencillamente una forma de reconocer que todo lo que está pasando en el mundo es solo una proyección interna. En otras palabras, es una forma de tomar responsabilidad por todo, de modo que tengamos claro que no
podemos ser víctimas del mundo. Lo más importante es recordar que el mensaje es el mismo, independientemente de quién aparente ser la víctima o el agresor. Nadie es culpable. No eres culpable por la proyección y la proyección no es culpable por lo que no hizo. Todo es un sueño, ¡nada es real! Las dos imágenes siguientes muestran la diferencia entre la manera en que el mundo perdona y la manera en que Jesús perdona. Esta ilustración muestra cómo perdona el mundo, dejándonos en un estado de perpetuo sufrimiento. Como puedes ver, es no tiene fin. Y a dispuesto a perdonar sentido, como se siguiente ilustración, el infierno en tu en realidad estás Reino, simplemente La siguiente cómo perdona Jesús experimentar la sufrimiento y la realmente somos.
un círculo vicioso que menos que estés en un verdadero muestra en la seguirás perpetuando mente, aun cuando sano y salvo en el durmiendo. ilustración muestra para que podamos libertad del realización de lo que
Así que el proceso del perdón es un proceso circular. Me perdono a mí mismo por ser el creador de la ilusión. Al perdonarme a mí mismo por haber proyectado la ilusión, sencillamente reconozco que la ilusión es inocente. Al reconocer que la ilusión es inocente, estoy reconociendo que yo soy inocente. Al reconocer mi propia inocencia, la culpabilidad interna, responsable por todas mis proyecciones, es sanada. Y si por alguna razón me encuentro proyectando alguna ilusión que en un pasado me hubiese atemorizado, mi paz y felicidad interna ya no son perturbadas. Ese es el secreto de la liberación. A través del perdón verdadero, como nos enseña el Curso, somos más capaces de experimentar más y más nuestro amor incondicional. A medida que este amor se expande, empezamos a ver un mundo diferente. O debería decir, el mundo del ego comienza a desaparecer y gradualmente empezamos a despertar del sueño. El proceso del perdón se aplica a todas nuestras ilusiones, pues aunque he añadido una segunda parte a este libro para hacer frente a algunas de nuestras ilusiones más comunes, no existen jerarquías de ilusiones.
Pues si has aceptado lo que he compartido hasta ahora, desde un punto de vista lógico, el proceso del perdón parece tener sentido. Sin embargo la pregunta sigue siendo ¿cómo podemos realmente poner en práctica el perdón mientras sentimos el dolor y el malestar de una ilusión, que a pesar de que intelectualmente sabemos que no existe, la experimentamos como algo muy real? La respuesta se encuentra en la aplicación del proceso.
VII La aplicación del proceso “El conocimiento que ilumina no solo te libera, sino que también te muestra claramente que eres libre”.
T-2.I.4:9 Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la Verdad, y la Verdad os libertará.
[Juan 8:31,32] Como he compartido antes, desde el punto de vista del Curso, e incluso a través de mi propia experiencia, en retrospectiva, puedo ver que el proceso no tiene por qué ser doloroso. Sin embargo, la razón por la cual tiende a ser así es porque hay muchos niveles del ego (obstáculos, creencias) que se tienen que dejar a un lado antes de que la luz que está dentro de nuestro ser se pueda experimentar. Cuando le ofrecemos todo al Espíritu Santo, en otras palabras, cuando nos desatamos de todo aquello a lo que estamos aferrados y dejamos nuestros planes en Sus manos, estamos dispuestos a renunciar a nuestro falso sentido de ser. Eso nos puede hacer sentir muy temerosos debido a que el mundo en que vivimos y la forma en que nos vemos, no solo es todo lo que conocemos, sino que también creemos que es real. Y renunciar a nuestro concepto de lo que somos y dejar a este mundo por algo que no conocemos (el Reino) requiere una gran confianza, una fe muy profunda. Esto es algo a lo que la mayoría de nosotros no estamos dispuestos o no estamos preparados para aceptar. Es por eso que Un curso de milagros me recuerda, “No hay afirmación que el mundo tema oír mas que ésta: no sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo considerar al mundo o a mí mismo.” T-31.V.17:6-7 Sin embargo, si supieras que todo lo que estamos haciendo es viendo una película que no es real, que nada de lo que ocurre en esta película (mundo físico) es importante o que no tiene ningún poder sobre ti, no reaccionarias de la forma en que lo haces habitualmente cuando te encuentras enfrentando situaciones que parecen ser difíciles o temibles. Debido a que hemos vivido nuestra vida percibiendo al mundo a través del ego, este parece ser el que está a cargo de nuestra existencia y de nuestras decisiones. Digo que “parece” porque, en realidad, ¡Dios es el que está a cargo de todo! Si tuvieses libre albedrío, nunca serías capaz de despertar del sueño. En la actualidad, tu creencia en el ego es tan fuerte que revertirla va a tomar algún tiempo. Incluso, cuando te das cuenta de lo que está sucediendo y empiezas a entregarle tu vida al Espíritu Santo con el fin de despertar de este sueño, el ego hace lo que sea necesario para mantenerse vivo. Como resultado, sobre todo al principio, tus decisiones serán fuertemente influenciadas por tus emociones, puesto que ellas dictarán lo que crees que es real para ti. Ahí es cuando surge el dolor, ya que tienes
un conflicto de sistemas de pensamiento. El sistema de pensamiento del ego está luchando por tu atención, mientras que el Espíritu Santo está esperando pacientemente a que tú decidas escucharlo porque el sistema de pensamiento del ego solo te brindará dolor y sufrimiento, independientemente de que de vez en cuando te encuentres distraído con sensaciones temporales de placer, las cuales, como he mencionado antes, serán substituidas por más dolor. Esto me recuerda una historia sobre un indio Cherokee y su nieto, que dice: “Una noche, un viejo Cherokee le cuenta a su nieto sobre la batalla que todos tenemos en nuestro interior. Él le dijo: ‘Nieto mío, la batalla es entre dos lobos que existen dentro de todos nosotros buscando que les prestemos atención. Uno de ellos es el lobo del mal, la ira, la envidia, los celos, la tristeza, el pesar, la arrogancia, la culpa, el resentimiento, la inferioridad, el falso orgullo y la superioridad. El otro es el lobo bueno, el de la alegría, la paz, el amor, la esperanza, la serenidad, la bondad, la benevolencia, la empatía, la generosidad, la verdad, la humildad, la compasión y la fe’. El nieto pensó por un minuto y luego preguntó a su abuelo: ‘Si estos dos lobos existen dentro de nosotros y cada uno está peleando por nuestra atención, ¿cuál de los dos termina siendo victorioso?’ El viejo Cherokee simplemente respondió: ‘El que alimentamos’”. Si recuerdas, al principio del libro dije que en el momento en que le entregas tu vida a Dios, dos sistemas de pensamiento completamente diferentes entran en conflicto. Esta experiencia podría ser muy inquietante e incluso extremadamente dolorosa, sin embargo, una vez que estés dispuesto a entregar todos tus pensamientos al Espíritu Santo, se te proveerá el apoyo necesario para que puedas enfrentar experiencias turbulentas hasta que ya no tengan ningún efecto sobre ti. Y como mencioné antes, así terminarás experimentando la paz que sobrepasa el entendimiento, que es la meta del Curso. Después de lo que acabo de compartir cabe la posibilidad de que te hagas la siguiente pregunta: ¿por qué no puedo disfrutar del mundo tal y como es, perseguir mis metas y hacer lo que quiera sin tener que pasar por todo lo que requiere el despertar, sobre todo si el proceso tiene que ser tan doloroso? En primer lugar, el proceso no tiene por qué ser doloroso, e incluso, no lo es. Solo nuestra resistencia a nuestras circunstancias y pensamientos es lo que instiga el dolor. Pero la respuesta a tu pregunta es: puedes aferrarte a este mundo todo lo que quieras, pero tarde o temprano tendrás que despertar porque es tu verdadera naturaleza. He compartido esto antes y vale la pena repetirlo. Un curso de milagros me recuerda: “¡Ay, criatura de Dios, si supieses lo que Dios dispone para ti, tu gozo sería absoluto!” T-11.III.3:1 El mundo en el que pareces vivir, lleno de placeres temporales, está destinado a traerte sufrimiento. Sin embargo, tienes la opción de acelerar tu despertar a través del perdón o retrasarlo a través del sufrimiento, pero no por mucho tiempo porque recuerda que el ego te quiere matar. Así que tu experiencia aquí, además de que no siempre será agradable, por el mero hecho de creer que eres un cuerpo, va a terminar en la muerte. Recuerda que la ilusión de la muerte pasó a ser como un intento de dar fin a algo que es eterno. En el reino de Dios, tu verdadero Hogar,
quien realmente eres, la vida eterna es todo lo que existe. Por lo tanto la muerte no es lo contrario de la vida sino del nacimiento. Y el ciclo de nacimiento y muerte (reencarnación) se detendrá, una vez recuerdes quién realmente eres. “Y Dios enjuagará toda lágrima de los ojos de ellos. No habrá más muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas ya pasaron”. [Rv: 21:04] Una de mis frases favoritas del Curso es cuando Jesús dice: “Si quieres ser como yo, te ayudaré, pues sé que somos iguales. Si quieres ser diferente, aguardaré hasta que cambies de parecer”. T-8.IV.6:3-4 Lo que se te está recordando es que quien realmente eres –un ser omnipotente, omnipresente, perfecto, infinito, lleno de puro amor, puro regocijo, pura paz y felicidad–, finalmente saldrá a la superficie sin importar cuánto tiempo trates de ocultarlo o cuánta resistencia muestres antes de que estés listo para reconocer tu verdadera identidad. También se puede decir que Jesús, sabiendo cuáles son las consecuencias cuando eliges un camino trazado por el ego, esperará pacientemente hasta que tú termines de rodillas y regreses a él, arrastrándote para que te coja en sus brazos, y lleno de amor te recuerde que eres Uno con Dios, que nada te hace falta y, por lo tanto, que no hay nada que tengas que ir a buscar en este mundo, el cual no es tu verdadero hogar. Por cierto, he oído hablar de maestros bien intencionados que han usado ese mismo ejemplo de Un curso de milagros sin darse cuenta de lo que el Curso nos está dando a entender, sugiriendo que lo que Jesús está diciendo es que si quiero ser como él para poder manifestar todo lo que yo quiera en este mundo de ilusión, él me enseñará sabiendo que somos iguales. Pero si quiero ser diferente –que por cierto, quién en su mente cuerda querría ser diferente–, él esperará hasta que cambie de opinión. Una vez más, si entiendes las enseñanzas del Curso eligiendo una manera distinta de ver ese mismo extracto, recuerda que lo que Jesús está diciendo es: si quieres ser como Jesús, es decir, uno con todo, sin dualidad, no de este mundo, él te va a enseñar sabiendo de que tú y él son iguales. Pero si quieres ser diferente, en otras palabras, si deseas mantener tu identidad limitada, persiguiendo todo lo que este mundo de ilusión tiene para ofrecer, él esperará hasta que cambies de opinión. Recuerda que todo lo que este mundo de ilusión ofrece es transitorio y también tiene un opuesto. Esta es la naturaleza de este mundo dual. El ego da y luego quita o da una cosa y quita otra. Pero nunca experimentarás la permanencia de tu gozo, paz, felicidad y amor, que es tu herencia natural, si continuas fijando tu mente en los obstáculos (creencias, ilusiones). Otra línea de la Biblia muy empleada por muchos maestros es: “Os aseguro que el que cree en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes, porque yo voy al Padre”. [Juan 14:12]. Muchos maestros usan ese pasaje para decirnos que tenemos el poder de manifestar milagros de la misma forma que Jesús lo hizo. Pero si leyesen las dos líneas que preceden a la anterior, cuando Jesús nos recuerda, “¿no crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Las cosas que yo os digo no las digo por mi propia cuenta. El Padre, que vive en mí, es el que hace su propia obra...,” [Juan 14:10,11] se darían cuenta de que Jesús nunca habla de la labor que él hace, o de metas o agendas personales, sino de que todo lo que él hace, –así como las palabras que dice y las obras en forma de milagros–, lo hace
con el Padre, el cual mora dentro de su ser. En otras palabras, nunca es la voluntad de Jesús sino la voluntad de Dios. Una de las cosas que he dicho siempre es que Jesús no vino aquí para manifestar milagros, simplemente vino a hacer la obra de Dios. Como resultado se encontró manifestando milagros. ¿Ves la paradoja? Utilizando como ejemplo la manera en que estoy viviendo mi vida, no estoy aquí tratando de manifestar nada, aunque, durante años, eso fue lo que todas estas filosofías, gurús y maestros espirituales trataron de enseñarme. Y por cierto, aunque ninguno de ellos manifiesta milagros, les encanta pretender que pueden enseñar a otros cómo hacerlo. Continuando con lo que estoy compartiendo, cuando trataba de seguir todas estas enseñanzas y trataba de manifestar lo que quería (milagros) terminaba agotado, tenía muchos problemas de salud y toda clase de decepciones. Por otra parte, como resultado de hacer la obra de Dios o, dicho de otra manera, de aprender a escuchar a mi Guía interno, me encuentro escribiendo libros, produciendo música, dando charlas y prácticamente me he convertido en un conducto a través de cual se expresa la creatividad de Dios. Y el efecto secundario es que sin yo tener que estar buscando ni tratando de adivinar qué hacer con mi vida, el trabajo que me siento naturalmente inspirado a hacer –mi visión– es muy gratificante. Ese es el secreto para vivir una vida con propósito. Ten en cuenta sin embargo, que cuando hablo de la vida con propósito, no estoy hablando de algo específico que haga en el mundo. Lo que quiero decir es que lo que haga en el mundo se utiliza como otra oportunidad para sanar la mente de la creencia en la separación, lo cual es nuestro único propósito. Ahora voy a dedicar el resto de este capítulo a compartir el proceso que el Curso nos enseña para despertar, el cual es muy simple, pero no necesariamente fácil. Todo lo que necesitas es tu deseo de empezar a deshacerte del ego. Y para esto, de acuerdo con Un curso de milagros, hay seis etapas por las que pasamos con el fin de deshacerlo. El Curso se refiere a ellas como las seis etapas, o períodos, para el desarrollo de la confianza. Lo que estas etapas han hecho por mí, es que me han permitido entender lo que estaba sucediendo en mi vida cuando emprendí este camino. Mientras escribo este libro, no puedo decir que he alcanzado las seis etapas, pero me he dado la oportunidad de experimentar paz interna, sobre todo durante situaciones que en un pasado no muy lejano me hubiesen desmoralizado y/o destruido psicológicamente. Aun así, mientras tenga la experiencia de estar en un cuerpo y de tener un ego, habrá oportunidades para perdonar, así que no me pongas en un pedestal porque como tú, estoy compartiendo este camino con todos mis hermanos y hermanas; y lo importante para mí, si me encuentro reaccionando y mi paz interna es perturbada, es reconocer que es mi proyección y entregar todo juicio al Espíritu Santo. Debido a que cada uno de nosotros tiene un camino que, en forma, aparenta ser diferente al de los demás, quisiera aprovechar esta oportunidad para recordarte que el Curso es sencillamente una de las muchas versiones del currículo espiritual. Por eso Un curso de milagros me recuerda: “Aunque su enfoque es cristiano, el
Curso aborda temas espirituales de carácter universal. Subraya que no es más que una de las muchas versiones del programa de estudios universal, y que difiere de las demás solo en su forma. En última instancia, todas conducen a Dios”. Prefacio Voy a compartir brevemente una modalidad de sanar, de Hawái, llamada Ho’oponopono, que significa hacer bien, solo para que veas la similitud de esta práctica con la del Curso. Sin desviarnos de las enseñanzas del Curso, vamos a ver cómo Ho’oponopono podría ser empleada como una herramienta para despertar. Las palabras que esta práctica emplea como mantra son: Te quiero. Lo siento. Por favor, perdóname. Gracias. Si utilizo estos términos en el contexto de lo que el Curso enseña, la intención detrás de ellos produciría los mismos resultados. Por ejemplo:
Ho’oponopono
UCDM Te amo porque tú y yo Te quiero. somos uno. Lo siento por haberte Lo siento. juzgado. Por favor, perdóname por haberte proyectado o me Por favor, perdóname. perdono por haberte proyectado. Gracias por dejarme ver la parte de “mi” mente Gracias. que necesita sanar para que el Espíritu Santo pueda corregirla. Ahora voy a compartir el proceso del perdón. Como estudiante de Un curso de milagros, así como alguien que ama la sencillez, cuando estés confrontando una situación que te perturbe o cuando te encuentres enfrentándote a alguien o algo que te llene de miedo, lo único que tienes que hacer es entregar todos esos pensamientos perturbadores y temibles al Espíritu Santo para que él los reinterprete por ti, ¡y nada más! Imagino que estás confundido o que no puedes aceptar la simplicidad de lo que el proceso requiere, especialmente cuando nuestro mundo nos hace creer que es imposible alcanzar algo sin un duro esfuerzo. Recuerda que las leyes del mundo son completamente opuestas a las leyes del Reino. Además, el Espíritu Santo no está interesado en psicología ni en historias pasadas para remover la culpabilidad que proyecta el mundo que vemos; donde todos nuestros “aparentes” problemas residen. Todo lo que el Espíritu Santo requiere de nosotros es nuestra disposición de entregarle a Él todos nuestros pensamientos para que puedan ser rectificados. Y la rectificación no sucede en el
mundo, sino en nuestra mente, la cual es la causa de todas nuestras proyecciones. Recuerda que el mundo es el efecto, pero la causa que produce todos los efectos que “creemos” ver en el mundo es nuestra mente. Por eso Un curso de milagros me recuerda: “No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él”. T-21.In.1:7 Como te habrás dado cuenta no hay mucho que hacer al respecto, sin embargo voy a elaborar mejor esto para que puedas entender lo que realmente está ocurriendo. El cuerpo es una ilusión proyectada por el ego. Para que podamos dar sentido a todo lo que vemos (el mundo de ilusión), utilizamos las facultades del intelecto, nuestros cinco sentidos. Entonces, ¿qué hacemos cuando tratamos de resolver nuestros problemas a nivel físico, en otras palabras, dentro del campo de la ilusión, a nivel intelectual? En realidad estamos pidiéndole a la ilusión que nos lleve a la Verdad, lo cual es imposible puesto que la Verdad sobrepasa todo lo que el ego es, excede la comprensión intelectual. El ego no conoce la Verdad debido a que la Verdad (unidad) y el ego (separación) son completamente opuestos. Siendo así, ¿Quién es el Único que puede guiarte fuera del mundo de ilusiones a la experiencia de la Verdad? El Espíritu Santo. El problema es que el intelecto quiere instrucciones específicas, presentadas en una forma que puedan ser entendidas a nivel intelectual antes de que podamos confiar en la Voluntad de Dios, sin embargo, el Espíritu no funciona de esa manera. Debido a que el Espíritu Santo nos está guiando a una experiencia que es prácticamente fuera de este mundo, lo único que Él requiere de nosotros es que estemos dispuestos, con nuestro corazón abierto, a dejarlo todo en Sus manos, para que se pueda llevar a cabo el proceso de deshacer el ego. Recuerda que aunque el proceso es muy simple, no significa que sea fácil. Luego te darás cuenta del porqué. Mientras tanto, la siguiente ilustración muestra por qué la psicología que tratamos de aplicar a nuestra condición humana no puede producir resultados permanentes: En la psicología moderna, así como para la gran mayoría de maestros espirituales, la analogía del témpano de hielo (iceberg) es muy popular porque se basa principalmente en el cambio de creencias. Dicen que lo que impulsa nuestro comportamiento es lo que está ocurriendo en un nivel subconsciente. Y puesto que es ahí donde reside nuestro sistema de creencias, utilizan terapias y técnicas para tratar de substituir creencias negativas por positivas para que podamos experimentar cambios a nivel físico. Aunque en un capítulo previo compartí brevemente por qué el cambio de creencias no es necesariamente una forma de terapia efectiva, hay una parte más profunda de nuestro ser al que no se puede acceder a través del intercambio de creencias. Este es el ego. Solo el
Espíritu Santo tiene acceso a esta parte de la mente. Y por cierto, la mente a la que me estoy refiriendo no es el cerebro, sino lo que es Dios; lo que lo incluye todo. Echemos un vistazo a la ilustración siguiente antes de explicar por qué no tenemos acceso al ego. Como puedes ver, el témpano de hielo (iceberg) –con todas tus creencias, así como nuestra mente consciente y subconsciente– no existe. Todo es una ilusión proyectada por esa creencia en nuestra mente llamada el ego. Solo el Espíritu Santo tiene acceso a ella porque pasa por alto nuestra experiencia humana. Por eso nuevamente repito que el intercambio de creencias es solamente un intercambio de ilusiones. Pero si dejamos que el Espíritu Santo tome control del proyector, aun cuando la ilusión no haya cambiado, Él empezará con amor y comprensión a avanzar la película hasta el final, para que podamos salir de esta sala de cine llena de tinieblas y volver a la luz. Así que cuando estás dispuesto a entregar tus pensamientos (ilusiones) al Espíritu Santo, el mundo, tal como lo conoces, comienza a desmoronarse. ¿Cómo te hace sentir esto? No sería raro si me contestases: lleno de miedo. ¿Y por qué? Debido a tu falta de fe, tu falta de confianza que te obliga a aferrarte a algo que no es real. Un curso de milagros me recuerda: “Cuando tratas de llevar la verdad ante las ilusiones, estás tratando de hacer que las ilusiones sean reales y de conservarlas justificando tu creencia en ellas. Llevar las fantasías ante la verdad, no obstante, es permitir que la verdad te muestre que las ilusiones son irreales, lo cual te permite entonces liberarte de ellas”. T-17.I.5:4-5 A través de la práctica te darás cuenta, por experiencia propia, de que te es más fácil desaferrarte de tus ilusiones. Has estado toda tu vida creyendo que lo que ves es real y tratando de mantener el control. Ahora se te está dando la oportunidad de practicar lo contrario. Así que voy a compartir cómo practico el proceso:
1. Cuando la mente se encuentra agitada, ya sea experimentando dolor, o muy exaltada como resultado de algún placer, la misma no se encuentra en paz, por lo tanto, esta es sencillamente una oportunidad para practicar el perdón. 2. En ese momento, en silencio o en voz alta, dependiendo de dónde esté y de cómo me sienta, me digo a mí mismo, “No sé lo que nada de esto significa y Te pido Espíritu Santo que por favor me ayudes a transformar estos pensamientos en pensamientos de paz. Que la paz sea restaurada en mi mente”. No tienes que emplear las mismas palabras. El hecho de que la intención sea honesta y que
estés dispuesto a entregar tus pensamientos, ideas y creencias al Espíritu Santo, es lo único que importa. Él se encargará de transformar tu experiencia. 3. Aunque los primeros dos pasos pueden ser intercambiables, el tercero sería finalmente estar dispuesto a entregar tus pensamientos al Espíritu Santo, y no hay nada más que hacer. Estos tres pasos pueden ser aplicados usando un ejemplo directo del texto de Un curso de milagros: “Cuando de alguna manera tu paz se vea amenazada o perturbada, afirma lo siguiente: No conozco el significado de nada, incluido esto. No sé, por lo tanto, como responder a ello. No me valdré de lo que he aprendido en el pasado para que me sirva de guía ahora”. T-14.XI.6:6-9 ¿Cuál es el propósito de este proceso? Desenganchar el intelecto. Algunos maestros usan procesos que requieren la escritura y la búsqueda intelectual. Para algunas personas eso parece funcionar. A mí, sin embargo, me gusta mantener el proceso lo más sencillo posible, de la forma que me lo muestra el Curso. Recuerda no darle significado a nada. Donde no se le da significado a nada, no se emplea el intelecto, y así es como poco a poco el ego se deshace. Cuando le asignamos un significado a algo, lo que estamos haciendo es desarrollando una historia, y esa historia es la que le da vida al ego. Sin historia, no hay ego. Como mencioné antes, Un curso de milagros me recuerda: “No cometas la equivocación de creer que entiendes lo que percibes, pues su significado se te escapa. Mas el Espíritu Santo ha preservado su significado para ti, y si tú le permites que lo interprete, Él te devolverá lo que tú despreciaste. Sin embargo, mientras creas que sabes cuál es el significado de lo que percibes, no verás la necesidad de preguntárselo a Él”. T-11.VIII.2:3-4 Recuerda que cada vez que dices, “esto significa...” estás especulando en el mundo de la ilusión. Si estás dispuesto a entender que no sabes nada y a no darle significado a nada, en ese momento te das la oportunidad de experimentar paz sin conflicto alguno. Sí, el intelecto tiene un propósito, pero no el que le hemos asignado. Intelectualmente sé cómo escribir estas palabras y cómo organizarlas en forma de oraciones que terminan siendo párrafos para transmitir este mensaje. Uso el intelecto para prender mi computadora, para comunicarme verbalmente, para conducir mi automóvil, para hablar por teléfono, para usar artefactos, para moverme en el mundo, etc., etc., etc. Con relación al resto, si hay algo que sé, es que ¡no sé nada! Por cierto, mi oración diaria es: “Dios mío, si durante este día creo que sé algo, ayúdame a recordar que no sé nada”. Esta oración me da una sensación de libertad, especialmente en un mundo lleno de “expertos” y de personas que creen que saben algo. Para mí, mientras menos sé, más feliz y en paz me siento, mientras que al mismo tiempo mi fe y confianza en Dios se solidifica. ¿Eso significa que cada vez que perdono, automáticamente desaparecerá el dolor? La respuesta sería: no siempre. Todo depende de cuánta resistencia exista en tu subconsciente. Si hay muchos obstáculos que deshacer, aunque en algunas
situaciones el dolor haya desaparecido temporalmente, si una ilusión similar a la que creíste haber perdonado resurge, no es porque estés perdonando la misma ilusión, sino porque hay otras áreas que se tienen que traer a la luz para que se puedan perdonar y deshacer por siempre. Deja que el Espíritu Santo se encargue del trabajo hasta que la culpa se haya removido completamente. Recuerda que cada vez que deshaces una parte del ego, esta no volverá a surgir. Así que por ese lado no tienes que preocuparte. La belleza de este proceso es que toma lugar a un nivel que sobrepasa el entendimiento intelectual. Mi experiencia ha sido que practicando el perdón, situaciones que en un pasado me atormentaban o me afectaban, ya no tienen ningún tipo de poder sobre mí. Todo sin necesidad de análisis ni psicología, sin ningún tipo de mantras o de prácticas esotéricas, sino solo con mi disposición a ofrecer todo al Espíritu Santo. Creemos que cada problema se tiene que resolver de una forma diferente, cuando en realidad, todos los problemas se resuelven de la misma manera, a través del perdón. Un curso de milagros me recuerda: “Es fácil entender las razones por las que no le pides al Espíritu Santo que resuelva todos tus problemas por ti. Para Él no es más difícil resolver unos que otros. Todos los problemas son iguales para Él, puesto que cada uno se resuelve de la misma manera y con el mismo enfoque”. T-26.II.1:1-3 Me gustaría compartir una de las muchas experiencias que he tenido en donde la práctica del perdón me ha beneficiado profundamente. En el ámbito de las relaciones románticas tenía una culpa interna de la cual no podía deshacerme independientemente de cuántos libros leyera, del tipo de terapia que tratara o del número de seminarios a los que asistiera. Como resultado, estuve prácticamente soltero por casi veinte años. Habría tenido una que otra experiencia pero nunca podía entrar en una relación por razones desconocidas. Luego conocí a Dawn. Estuvimos interesados el uno en el otro y decidimos empezar una relación. Esta vez, los sentimientos de culpa que había experimentado en el pasado surgieron a la superficie más fuertemente que nunca. Yo sabía que sentía algo por ella, pero no estaba seguro sobre lo que estaba sintiendo realmente. Sin embargo, a pesar de que estaba confundido, desgarrado y con mucho dolor, todavía no podía dejarla ir. Como resultado empecé a sentir resentimiento hacia ella, porque inconscientemente la estaba haciendo responsable por la manera en que yo me estaba sintiendo. Por encima de todo, no solo me sentía culpable por no saber si en realidad estaba enamorado de ella, sino que al mismo tiempo me sentía celoso de pensar que ella se fuese con otra persona. A través de practicar el perdón, curiosamente, los sentimientos de culpa comenzaron a disiparse naturalmente. Voy a darte un ejemplo de una situación donde en el pasado los celos me hubiesen destruido, sin embargo, esta vez me di cuenta de que algo dentro de mí se había transformado. Una noche, cuando ella iba a asistir a una convención de terapeutas de masaje, en vez de pagar por un hotel, para ahorrarse ese dinero, sugirió quedarse en la casa de un ex novio. Por tan solo una fracción de segundo, pude observar al ego queriendo intervenir. Sin embargo,
me sentí bien con esa decisión. Y eso fue sin ningún tipo de terapia, programación neurolingüística ni hipnoterapia, sin tratar de cambiar una creencia por otra, etcétera. Como resultado de perdonar, el Espíritu Santo pudo llegar a la raíz del problema y transformarlo por mí. Entonces, ¿cómo podemos acelerar este proceso para finalmente deshacer el ego? Tenemos que estar dispuestos a confiar y a dejar de controlar a través de el desarrollo de la confianza.
VIII El desarrollo de la confianza “‘Muchos son los llamados, pero pocos los escogidos’ debería rezar: ‘Todos son llamados, pero son pocos los que eligen escuchar’. Por lo tanto, no eligen correctamente. Los ‘escogidos’ son sencillamente los que eligen correctamente más pronto”.
T-3.IV.7:12-14 Así los primeros serán postreros, y los postreros primeros; porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.
[Mateo 20:16] Ahora que entiendes la importancia del perdón, para poner realmente en práctica este proceso necesitas desarrollar confianza. Confianza en la existencia de un Espíritu Santo, que si se lo permites, puede deshacer el ego. Tienes también que confiar en el hecho de que este mundo en que pareces vivir no existe. ¿Cómo es posible entonces desarrollar este tipo de confianza cuando te encuentras teniendo una experiencia humana que está constantemente convenciéndote de que lo que percibes con tus sentidos es real? Aquí es donde se te pide que tengas fe. Aunque esta experiencia de fe sea un poco tenebrosa, dentro de ti sabes que hay algo que te está recordando continuamente quién en realidad eres. Mantente al tanto de que cuando te embarcas en este camino de deshacer tu ego, él te tentará prometiéndote experiencias transitorias que crees pueden brindarte paz y felicidad. Sin embargo, tarde o temprano te darás cuenta de que ninguna de las promesas que el ego hace es verdadera. Hay una línea en el Manual para el maestro de Un curso de milagros que dice: “Cuando esté listo para aprender, se le proveerá de las oportunidades para enseñar”. M-2.1:7 Al mirar esa frase, observa que las oportunidades se presentan en dos formas: una es en forma de ilusiones para que puedas perdonar, y dos, en forma de apoyo que recibirás a medida que te embarques en esta maravillosa aunque, a veces, desafiante y perturbadora experiencia. Al dejar tu voluntad en manos del Espíritu Santo, Un curso de milagros explica los seis períodos del desarrollo de la confianza y deshacimiento el ego. Estos son:
1. 2. 3. 4. 5. 6.
El El El El El El
período período período período período período
de de de de de de
deshacimiento selección renuncia asentamiento inestabilidad logros
Vamos a elaborar brevemente en cada uno de estos períodos porque la información será de gran importancia a medida que te embarques en este proceso de deshacer
el ego.
1. El período de deshacimiento Durante este período, comienzan a ocurrir cambios en nuestra vida como preparación para desatarnos psicológicamente de lo que valoramos como importante. Un curso de milagros me recuerda: “Durante este período parece como si nos estuviesen quitando las cosas, y raramente se comprende en un principio que estamos simplemente reconociendo su falta de valor”. M-4.IA3:3 Debido a que nada de este mundo tiene valor puesto que todo es una ilusión, cuando empezamos a perder o, mejor dicho, a desatarnos de lo que consideramos valioso o importante, experimentamos muchísimo dolor ya que aún no hemos reconocido el hecho de que carece de valor alguno. No es porque la experiencia sea dolorosa, sino debido a nuestra falta de confianza en lo que realmente está sucediendo. El Curso dice entonces: “¿De qué otro modo se iba a poder percibir lo que no tiene valor, a no ser que el perceptor estuviese en una posición desde la que no puede sino ver las cosas de otra manera?” M-4.IA3: 4 En otras palabras, mientras estás aferrado a una ilusión, no eres capaz de percibir su falta de valor. Pero una vez que la dejas ir o te encuentras forzado a dejarla ir, desde ese punto de vista diferente, puedes ver la falta de importancia que tenía. A través de ese tipo de desprendimiento completo te das cuenta de que no era necesario todo el dolor y el sufrimiento que experimentaste al aferrarte a lo que no querías dejar. Te pido por favor que no confundas lo que acabo de decir con el viejo dicho que dice: “El tiempo lo cura todo”. El tiempo no cura nada, solo esconde la culpabilidad hasta que se presente otra oportunidad para proyectarla nuevamente en una forma diferente. Un ejemplo es desear que haya alguien en tu vida como pareja después de creer que has sanado de una relación muy dolorosa, olvidándote de que la culpabilidad que proyectó la relación anterior está dentro de ti. Siguiendo este ejemplo, podrás observar que cuando traes a esa nueva persona a tu vida, los anteriores patrones de comportamiento surgen de nuevo. Considera, no obstante, que cuando practicas el proceso de perdonar, el único propósito del tiempo es que puedas liberarte completamente de la culpabilidad inconsciente que fue responsable por tu conducta anterior. Esa culpabilidad inconsciente será sanada en proporción directa a tu disposición de entregarle tus pensamientos al Espíritu Santo. En otras palabras, si estás dispuesto a entregárselo todo al Espíritu Santo hoy, sanas hoy, si se lo entregas mañana, sanarás mañana, si se lo entregas a través de un millón de reencarnaciones, sanarás en un millón de reencarnaciones. Es tu decisión.
2. El período de selección En este período surgen cambios en tu vida. Aun cuando intelectualmente sabes que todos los cambios son útiles y beneficiosos porque te están
ayudando a deshacer el ego con el propósito de despertar, eso no quiere decir que les estés dando la bienvenida felizmente. La razón es que todavía hay cosas que consideras importantes y valiosas y percibes el perderlas como un sacrificio. Un curso de milagros me recuerda: “Puesto que ha valorado lo que en verdad no vale nada, no generalizará la lección por temor a lo que cree pueda perder o deba sacrificar”. M-4.IA4:4 La lección principal de este período es la aceptación y el entendimiento de que todo lo que está ocurriendo en tu vida es parte de tu proceso de despertar y que todo es útil, independientemente de qué tan incómoda o dolorosa aparente ser la experiencia. Más importante aún, sencillamente te estás dando cuenta dónde todavía te estás aferrando a ilusiones. Esa es la única razón por la cual quizá estés experimentando dolor o sufrimiento. Al igual que en el primer período, todavía se te está dando la oportunidad de ver dónde aún estás valorando ilusiones, solo que, con tu nuevo conocimiento, estás en una mejor posición de verlas por lo que son y, por lo tanto, puedes desatarte de ellas más fácilmente. Por cierto, los cambios que parecen estar teniendo lugar en tu vida no suceden accidentalmente. Todo está perfectamente orquestado por el Espíritu Santo, por lo tanto no hay ninguna razón para temer. Cuanta más confianza desarrollas en el Espíritu Santo, más rápido pasarás por estos períodos. Pero como toda la vida te han enseñado a mantener el control, durante los periodos primarios este proceso de desatar parece ser difícil aunque, intrínsecamente, no lo es, e incluso, es extremadamente sencillo. Si estuviéramos dispuestos a seguir y a aplicar las enseñanzas de Jesús, en otras palabras, a escuchar a nuestro Guía interno, no tendríamos la experiencia de la crucifixión. Su mensaje es que tenemos el poder de experimentar nuestra resurrección en cada momento presente. Experimentamos nuestra crucifixión diariamente debido a que seguimos prestándole atención a nuestro ego (al mundo) en vez de prestársela al Espíritu Santo (nuestro Guía interno). Un curso de milagros me recuerda: “Cada día, cada hora y cada minuto, e incluso cada segundo, estás decidiendo entre la crucifixión y la resurrección; entre el ego y el Espíritu Santo. El ego es la elección en favor de la culpabilidad; el Espíritu Santo, la elección en favor de la inocencia. De lo único que dispones es del poder de decisión. Aquello entre lo que puedes elegir ya se ha fijado porque aparte de la verdad y de la ilusión no hay ninguna otra alternativa”. T-14.III.4:1-3 Entonces, ¿qué hemos aprendido hasta ahora? Nada es valioso, cada cambio es útil y esta segunda etapa nos está dando la oportunidad de experimentar la utilidad de cada cambio a través de aceptar todo exactamente como es. A medida que nos desaferramos psicológicamente de todo lo que este mundo nos pueda ofrecer, estamos preparándonos para el siguiente período.
3. El período de renuncia Con respecto a este período, Un curso de milagros me recuerda: “Si se interpreta esto como una renuncia a lo que es deseable, se generará un
enorme conflicto”. M-4.IA5:2 Debido a que se nos pide que renunciemos a todo lo que no tiene valor –y ya hemos establecido el hecho de que todo lo que tiene que ver con este mundo carece de valor–, y aunque los primeros dos períodos pueden haber sido considerados como períodos difíciles, una vez que entremos en este tercer período, se podría decir que nuestro compromiso personal para despertar es decisivo. Por lo tanto, aquí empezamos a aprender a dejar el resto de lo que aún consideramos valioso. En otras palabras, lo que no estuvimos dispuestos a dejar ir en los primeros dos períodos, por razones obvias, en este período podría generar un enorme conflicto. Sin embargo, debido a que hemos tenido la experiencia de los primeros dos períodos, este período de renuncia nos ayuda a desaferrarnos gradualmente de las cosas de este mundo en el cual todavía tenemos una inversión psicológica. No solo eso. El proceso de perdonar nos ha puesto en una mejor posición para dejar ir la culpabilidad, que es la responsable de querer aferrarnos a las cosas de este mundo. Me gustaría también recordarte que cuando hablamos de las cosas de este mundo, el Curso no solo se refiere a objetos físicos, sino que incluye también nuestros pensamientos, ideas, creencias, conceptos y opiniones, en otras palabras, todo lo que podamos percibir a través de nuestros sentidos físicos y entender a través de nuestra facultad intelectual –nuestra falsa identidad–. Lo que tienes que recordar, especialmente durante este período, es que todo aquello a lo que estás renunciando carece de valor alguno. Estás simplemente dejando ir los obstáculos que no te permiten experimentar tu grandeza. Citando la lección 145, Un curso de milagros me recuerda: “Más allá de este mundo hay un mundo que deseo” W-2-pI.145.1 El mundo que realmente quieres ver está más allá del que ves con tus ojos; del que percibes a través de tus sentidos físicos. Sin embargo, puesto que no puedes ver dos mundos simultáneamente, la única manera de ver el mundo que realmente quieres es renunciando al mundo que percibes como real. Y la razón por la cual esta experiencia se puede percibir como temible es porque el mundo en el que aparentemente vives es el único que conoces. Aunque dentro de tu mente hay una memoria de tu verdadero Hogar, tu creencia en este mundo es la que prevalece. Para haber alcanzado este período, obviamente tienes que haber tenido una gran cantidad de experiencias que se podrían considerar difíciles y dolorosas. Muchas personas pueden haber experimentado dificultades físicas o emocionales como la depresión, algún tipo de enfermedad, pérdida de objetos personales, pérdida del trabajo, relaciones fracasadas, incluyendo oportunidades que les han permitido desaferrarse de cosas y/o de experiencias a las que antes se les consideraba valiosas. Así es como eliminamos los obstáculos que nos impiden experimentar nuestra Verdadera identidad. El sufrimiento y el dolor que experimentamos a través de esas experiencias es nada más y nada menos que nuestra propia resistencia. Simplemente el ego está luchando por nuestra atención. Y todo lo que podemos hacer es seguir practicando
el perdón, ofreciendo todas nuestras experiencias y pensamientos al Espíritu Santo. Estos son momentos muy críticos porque cuando piensas que tu vida se está cayendo a pedazos, en realidad estás pasando por un proceso de transformación interna. No hay nada por qué temer, solo tienes que aprender a confiar. Es por eso que durante momentos como estos, es importante recordar que si vas a compartir esta experiencia con alguien, ya sea psicólogo, maestro espiritual, consejero, entre otros, necesitas acudir a alguien que haya hecho, o que por lo menos esté haciendo, el trabajo interior en sí mismo. De lo contrario, en la presencia de tu propio temor, en vez de invitar al Espíritu Santo y celebrar el hecho de que estás pasando por una transformación natural donde el ego se está deshaciendo, inconscientemente lo que estos maestros o terapeutas hacen es invitar al ego y tratar de darte consejos o de solucionar tu problema, un problema que no existe. Sin embargo, todo lo que se te pide es que no hagas nada; que sencillamente confíes en el proceso mientras que, al mismo tiempo, se lo ofreces todo al Espíritu Santo para que Él pueda hacer Su trabajo. Después de haber pasado por estos tres períodos, los cuales para la mayoría pudieron haber sido períodos de gran intensidad, donde una gran parte del ego ha sido deshecho, el próximo período es uno donde se nos da la oportunidad de descansar antes de seguir adelante.
4. El período de asentamiento Un curso de milagros me recuerda: “Es este un período de reposo, en el que el maestro de Dios descansa razonablemente en paz por un tiempo”. M4.IA6:2 Aquí nos damos la oportunidad de tomar un descanso de todo el trabajo que hemos hecho. También tenemos la oportunidad de experimentar una parte diminuta de nuestra naturaleza verdadera donde, literalmente, somos testigos de nuestro poder para manifestar cambios extremadamente drásticos en nuestra vida. Podrías experimentar un éxito sorprendente, las cosas llegan a tu vida de manera fácil y sin esfuerzo alguno; experimentas un amor más allá de lo que te podrías imaginar y tu sentido de paz aumenta de manera impresionante. E incluso, aunque tus circunstancias externas no hayan cambiado, el solo hecho de que estés experimentando una enorme paz, te permite ver lo mucho que has avanzado. Sin embargo, esto no significa que hayas terminado tu trabajo. Un curso de milagros dice: “Todavía no ha llegado tan lejos como cree”. M-4.IA6:10 La razón de lo anterior es que a pesar de que puedas haber experimentado cosas sorprendentes, el ego no se ha deshecho y, por lo tanto, trata de ganar mérito por todos estos logros. Esta etapa puede ser de gran distracción. Un ejemplo sería que después de experimentar dificultades financieras en tu vida, después de haber perdonado y haber podido desatarte –aceptando tu situación tal y como es, sin sentirte afectado por ella–, te encuentras con un repentino estallido de éxito financiero a través de alguna idea o inspiración que tuviste durante esos momentos
donde experimentabas paz. Dadas tus nuevas circunstancias, podrías dejarte llevar por las emociones y los placeres de tu “percibido” éxito, empezando de nuevo a valorar algo cuya falta de valor se estaba tratando de demostrar en los primeros tres períodos. Ahora que el ego está tratando de recuperar su trono en tu mente, podrías empezar a olvidarte del verdadero propósito por el cual se te concedió este período, que no fue para que te volvieras a aferrar a la ilusión, sino para que tuvieras la oportunidad de experimentar una diminuta parte de tu poder intrínseco. Muchos maestros auto proclamados de la verdad o iluminados, cuando se encuentran en esta etapa, olvidan sus enseñanzas y hacen creer a sus seguidores que tienen algún tipo de poder. Incluso comienzan a identificarse con sus títulos: “yo soy un gurú” o “yo soy un maestro espiritual” o “estoy iluminado” o “soy un sanador” y así sucesivamente. Por un momento se olvidan de lo que realmente está sucediendo y quieren aferrarse a esta etapa por un tiempo. Sin embargo, tarde o temprano, llegará el momento en que van a continuar en este camino del despertar, ya sea por elección consciente o por el sufrimiento. Y, por cierto, no hay nada malo en usar un título para efectos de conversación, siempre y cuando recuerdes que eso no es lo que eres, es decir, siempre y cuando no te identifiques psicológicamente con el título. Si, por ejemplo, estoy en una fiesta o compartiendo con un grupo de personas y me preguntan qué hago para ganarme la vida, les puedo decir que soy un autor y orador, aunque conscientemente tengo claro que ninguno de estos títulos me identifica. Al continuar con el siguiente período, Un curso de milagros me recuerda: “Mas cuando esté listo para seguir adelante, marcharán a su lado compañeros poderosos. Ahora descansa por un rato, y los convoca antes de proseguir. A partir de ahí ya no seguirá adelante solo”. M-4.IA6:11-13 Hay una razón por la cual de ahora en adelante el Curso nos recuerda que “... no seguirá adelante solo”. Independientemente del trabajo que ya hemos hecho, donde creímos haber aprendido ciertas lecciones, durante este período nos confrontamos con esas mismas lecciones, pero esta vez para que podamos observarlas desde una perspectiva más elevada antes de que puedan ser finalmente liberadas. Para que entiendas mejor lo que intento explicar vamos a ver lo que el Curso nos dice con relación al siguiente período.
5. El período de inestabilidad Un curso de milagros me recuerda: “El maestro de Dios debe entender ahora que en realidad no sabía distinguir entre lo que tiene valor y lo que no lo tiene. Lo único que ha aprendido hasta ahora es que no desea lo que no tiene valor y que sí desea lo que lo tiene. Su propio proceso de selección, no obstante, no le sirvió para enseñarle la diferencia”. M-4.IA7:2-4 Utilizando el ejemplo del período anterior, al darle valor a tus nuevas experiencias –que estaban destinadas solamente a darte una semblanza de tu poder real– e identificarte con ellas, demostraste que todavía no estabas preparado para diferenciar entre lo que es valioso (Reino) y lo que no es valioso (ilusiones).
Recuerda siempre que el objetivo no es intercambiar unas ilusiones por otras, sino dejarlas ir a todas para que podamos despertar del sueño. Luego, Un curso de milagros me recuerda: “Pensó que había aprendido a estar dispuesto, pero ahora se da cuenta de que no sabe para qué sirve estar dispuesto. Ahora tiene que alcanzar un estado que puede permanecer fuera de su alcance por mucho, mucho tiempo. Tiene que aprender a dejar de lado todo juicio, y a preguntarse en toda circunstancia qué es lo que realmente quiere”. M-4.IA7:6-8 Esto es lo que está ocurriendo: el objetivo de desaferrarnos de todo no es para tratar de conseguir lo que pensamos que queremos o alguna experiencia en particular, sino para que estemos dispuestos a permitir que el Espíritu Santo haga el trabajo que se le ha encargado. Y Su trabajo es el de ayudarnos a despertar de este sueño. El estar dispuestos a confiar en que todo lo que está ocurriendo en nuestra vida está ocurriendo en orden divino, sabiendo que Dios está a cargo de todo, es para que podamos desarrollar una fe y una confianza más grandes, de forma que podamos ser más receptivos a la dirección del Espíritu Santo. Se podría decir que en este período todavía hay residuos de culpa y aferramiento que tenemos que dejar ir. Por eso es que este período puede permanecer fuera de nuestro alcance por mucho, mucho tiempo. No solo eso, sino que durante este período nos damos cuenta de que lo que tratamos de manifestar, empleando nuestra propia voluntad, no lo podemos obtener. Nuestras afirmaciones, metas o planes no se manifiestan debido a que todos ellos podrían ser más distracciones que nos lleven a solidificar las ilusiones en nuestra mente. Obviamente, todos los que estamos dispuestos a despertar y estamos experimentando este período, por lo menos tenemos claro, aunque a un nivel más profundo, que lo que queremos es nuestro Reino y no las ilusiones. Aun así, mientras haya una inversión en el ego, hay más trabajo de por medio. Es como un niño que está dispuesto a ir a donde su madre le diga, sin cuestionar. Mientras él está con ella, se siente seguro y plenamente proveído. Sin embargo, muchas veces el niño quiere tomar sus propias decisiones, olvidando que la madre está todavía a cargo. En ese momento, el niño llora, empuja y tira, sin tener éxito alguno. Sin embargo, llegará el momento en que no solo comprenderá lo sucedido, sino que también podrá apreciar la decisión de su madre. Usando mi propia experiencia, sin sugerir haber alcanzado una etapa muy avanzada, en retrospectiva, cuando veo los acontecimientos que han tenido lugar y la perfección de todo, puedo ver cómo mi vida se ha ido desarrollando perfectamente. A veces pensaba que habría preferido tener un trabajo y un ingreso, pero ahora veo cómo eso hubiese sido una gran distracción que no me habría dado el tiempo para escribir este libro. No solo eso. También he experimentado en los últimos dos años cómo se me ha proveído todo lo que he necesitado, siempre y cuando recuerde que el objetivo no es agrandar mi ego, sino mantener el propósito que se me ha asignado, obviamente utilizando mis dones, talentos y habilidades innatas. Todas las bendiciones dentro de lo que se podría etiquetar como imperfecciones son
las que me han ayudado a desarrollar la fe y la confianza en el Espíritu Santo. Como resultado, tengo acceso más rápidamente a la paz interna en cada momento. Volviendo a usar la analogía del niño, el llanto y el empuje del niño simbolizan nuestra resistencia a cada momento presente, nuestra falta de fe y confianza en que todo está sucediendo perfectamente para nuestro beneficio, aunque a veces no lo parezca. Con nuestra idea de esforzarnos para poder obtener lo que queremos, lo cual es lo que el mundo del ego nos enseña, nos olvidamos, sin embargo, de que Dios es el que está a cargo. Por lo tanto, el Espíritu Santo, consciente de que Su trabajo es ayudarnos a despertar y recordando que esa fue nuestra decisión, no permitirá más distracciones. En mi caso, como resultado de Su intervención directa, se podría decir que las solicitudes de empleo que llené, todo lo que traté de hacer para sostenerme como creía que era necesario; todo lo que intenté hacer para tratar de cambiar mi realidad (ilusión) fue nada más que una pérdida de tiempo. Aunque en realidad, nada es una pérdida de tiempo porque todo es una oportunidad para practicar el perdón. Entonces, lo que ocurre durante este período, donde Un curso de milagros me recuerda “Su propio proceso de selección, no obstante, no le sirvió para enseñarle la diferencia” M-4.IA7:4, nos da la oportunidad de evaluar una vez más todo lo que creímos haber transcendido, solo para que podamos, como dije antes, volver a evaluarlo desde un nivel más avanzado. Aquí es donde finalmente nos damos la oportunidad de observar nuestras ilusiones sin juzgarlas, puesto que no hay ningún valor invertido en ellas. Por eso es que Un curso de milagros nos recuerda: “Tiene que aprender a dejar de lado todo juicio, y a preguntarse en toda circunstancia qué es lo que realmente quiere”. M-4.IA7:8 ¿Y qué es lo que realmente queremos en toda circunstancia? La paz interna y la visión real. Eso es lo único que tenemos que pedir. Desde ese espacio, la orientación verdadera es recibida, las ilusiones se dejan a un lado, somos liberados de nuestra culpabilidad y, como resultado, el reino de Dios, nuestro verdadero Hogar, es experimentado. Ya que estamos preparados para dejar ir cualquier juicio y/o apego a nuestras ilusiones, los obstáculos restantes son finalmente liberados hasta que la conciencia de la presencia del amor se revela a través de nosotros. O mejor dicho, a través de Mí, porque no hay nosotros, solo hay Uno. El Curso dice que el logro de este nuevo estado de conciencia puede permanecer fuera de nuestro alcance por mucho, mucho tiempo. No dice que permanecerá, como algo definitivo, sino que “puede” permanecer fuera de nuestro alcance por mucho tiempo. La razón es que a través de la práctica del perdón este proceso se acelera considerablemente, en proporción directa a nuestra voluntad de ofrecerle todo al Espíritu Santo. En ese sentido, se podría decir que podemos determinar cuánto tiempo va a durar este período. El Curso nos recuerda que el proceso es sencillo, pero no necesariamente fácil. Si realmente deseas dejar de sufrir, todo lo que necesitas hacer es no resistir nada, ¡desaferrarte de todo! ¿Ves qué sencillo es? Sin embargo, ¿por qué no es tan fácil? La contestación será revelada luego. Mientras tanto, continuemos con el período final.
6. El período de logros
Un curso de milagros me recuerda: “Esta es la fase de la verdadera paz, pues aquí se refleja plenamente el estado celestial. A partir de ahí, el camino al Cielo está libre y despejado y no presenta ninguna dificultad. En realidad, ya está aquí. ¿Quién iba a querer ‘ir’ a ninguna otra parte, si ya goza de absoluta paz? ¿Y quién querría cambiar su tranquilidad por algo más deseable? ¿Qué podría ser más deseable?” M4.IA8:5-10 El énfasis aquí no es necesariamente en que las circunstancias en el mundo que vemos vayan a cambiar, pero sí en que nuestra paz mental no puede ser afectada por circunstancias externas. Esta sería la meta final para nosotros mientras nos percibimos como un cuerpo que aparenta vivir en un mundo físico que parece ser real. La razón es que debido a que a través de esta paz interna podemos experimentar la condición del Reino, podemos experimentar día a día pura alegría, amor y paz, todo lo que el Reino tiene para ofrecer. Un curso de milagros me recuerda una vez más: “Es difícil entender lo que realmente quiere decir ‘El Reino de los Cielos está dentro de ti’. Ello se debe a que no es comprensible para el ego, que lo interpreta como si algo que está afuera estuviese adentro, lo cual no tiene sentido. La palabra ‘adentro’ es innecesaria. Tú eres el Reino de los Cielos. ¿Qué otra cosa sino a ti creo el Creador?, y ¿qué otra cosa sino tú es Su Reino?” T4.III.1:1-5 A través del desapego, del no resistir nada, de estar libres de juicios y llenos de amor y paz –aunque, como he dicho antes, nuestras circunstancias no necesariamente vayan a cambiar–, le damos al Espíritu Santo la oportunidad de reemplazar nuestras pesadillas por lo que Un curso de milagros llama el sueño feliz. Eso significa que aunque no hayamos despertado de este sueño, podemos tener una experiencia maravillosa, llena de felicidad y regocijo, recordando que esa felicidad no tiene nada que ver con lo que esté sucediendo en nuestro entorno. La paradoja es que cuando nos desatamos de todo, abrimos el espacio para que muchas de las cosas por las que antes estuvimos luchando para obtener se nos presenten en nuestras vidas sin sacrificio alguno, solo que ahora cadecen de valor y por lo tanto se pueden disfrutar sin culpa ni apego. Nuestra voluntad de extender nuestro amor incondicional abre las puertas para que experimentemos una verdadera y maravillosa relación con quien estemos compartiendo cada momento, ya sea familia, amigos, pareja íntima, entre otros. Al tener claro que nuestra única relación es con Dios, atraemos o, mejor dicho, proyectamos relaciones que reflejan nuestro nuevo estado de consciencia. ¡Compartimos todo lo que tenemos (somos) con el mundo entero! Ahora te preguntarás, ¿con el mundo entero? Mirándolo desde el punto de vista ilusorio, la respuesta podría ser sí. Pero si lo vemos desde el punto de vista de la Verdad, la respuesta sería no, porque si todos somos Uno, lo que crees que estás compartiendo con otros, en realidad lo estás compartiendo contigo mismo. Un curso de milagros me recuerda: “Uno de los principales objetivos de aprendizaje de este curso es invertir tu concepto de lo que es dar, de modo que puedas recibir. Pues dar se ha convertido en una fuente de temor, y, así, evitas emplear el único
medio a través del cual puedes recibir. Acepta la paz y la dicha de Dios, y aprenderás a ver lo que es un regalo de otra manera. Los regalos de Dios no disminuyen cuando se dan. Por el contrario, se multiplican”. W-pI.105.3:1-5 La pregunta que muchos estudiantes del Curso se hacen es: durante estos tiempos difíciles que pasamos, sobre todo a medida que avanzamos a través de estos períodos donde el miedo parece tomar el poder y nuestra confianza está siendo puesta a prueba, ¿cómo podemos continuar? La respuesta es: a través de la poderosa experiencia de el momento presente.
IX El momento presente “Permanece muy quedo y escucha la Voz de Dios en él, y deja que esa Voz te diga cuál es su función”.
T-29.V.4:2 “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”.
[Salmos 46:10] Todas nuestras inquietudes, preocupaciones y temores surgen de las proyecciones de un futuro posible o del recuerdo de experiencias pasadas. Esa preocupación es la que no nos permite experimentar la paz que tenemos disponible solamente en el momento presente. Me encanta la forma en que Nouk Sánchez y Tomás Vieira hablan sobre el momento presente en su libro Take Me To Truth, Undoing the Ego: “... Hemos explicado cómo nuestro ego está preocupado por cualquiera de los pensamientos del pasado o las expectativas del futuro. No puede existir en el presente, porque cuando vivimos en el momento presente, escapamos del tiempo y entramos en la eternidad”. Luego dicen: “La verdad es que nosotros, a través de nuestros pensamientos distorsionados y de las creencias, proyectamos cualquier sufrimiento que percibimos existe en nuestra realidad actual, ya sea personal o colectiva. Para invertir esta forma insensata de pensar tenemos que aprender a vivir en el momento presente porque es en este momento donde experimentamos un maravilloso sentido de la humildad sincera y de la unidad. Ninguno de nuestros puntos de referencia anteriores nos da la oportunidad de experimentar literalmente quien realmente somos; libres de limitaciones”. Incluso cuando los seis períodos de deshacer el ego puedan parecer un poco desconcertantes, sobre todo para un nuevo estudiante, cada período nos está forzando a entrar en el momento presente. En ese momento donde el ego no puede existir estamos abiertos a la experiencia directa de la comunión con nuestro Ser Superior, libre de sufrimiento. El autor Eckhart Tolle dice en su libro A New Earth: “No se puede discutir con lo que es. Bueno, puedes, pero si lo haces, sufres. A través de aceptar sin resistir, experimentas lo que realmente eres: algo vasto y espacioso. Te conviertes en lo que es completo. No eres un fragmento separado, que es como el ego se percibe. Tu verdadera naturaleza emerge, la cual es una con la naturaleza de Dios”. Para darte un ejemplo, mientras estoy escribiendo este capítulo hay una gran cantidad de ilusiones que están sucediendo en mi vida y que fácilmente podrían hacer que yo estuviera afectado: una de mis cuentas de banco tiene un balance negativo, no tengo ningún ingreso y acabo de llenar mi tanque de gasolina
utilizando una tarjeta de banco de la otra cuenta, en la que tendré otro balance negativo, si no entra ningún tipo de ingreso. No solo eso, al no tener ingresos para pagar renta, vivo temporalmente con alguien que es tan amable de no cobrarme alquiler; mis tarjetas de crédito están sobre el límite; le debo al servicio de impuestos internos; tengo que cubrir mi factura de teléfono celular, el cual es mi única forma de comunicación; tengo que cubrir gastos de almacenamiento y comida, entre otras cosas. Dadas mis circunstancias se podría concluir que hay una gran cantidad de razones lógicas que justificarían mi necesidad de preocuparme. Curiosamente, todo lo que necesito se me ha proveído mientras continúo escribiendo este libro. Y lo más importante, estoy en paz. Y ¿cómo puedo estar en paz cuando todo esto parece estar sucediendo a mi alrededor? Al no resistir nada. Al mantener mi atención en el momento presente, donde no hay preocupación, ni sufrimiento. Eso no significa que tenga que morirme de hambre o que no deba hacer nada. Simplemente estoy diciendo que estoy confiando en que todo lo que está ocurriendo en mi vida es útil y también está perfectamente orquestado para que pueda continuar desarrollando la confianza y practicar el no juzgar. Todo lo que se exige de mí es asegurarme de que haga de la paz interna mi prioridad más importante, para así poder escuchar mi Guía interno. La lección 106 de Un curso de milagros me recuerda: “Escucha y permanece en silencio. Él quiere hablarte. Él viene a ti con milagros que son mil veces más jubilosos y más maravillosos que los que tú jamás hayas podido soñar o desear en tus sueños. Sus milagros son verdad. No se desvanecerán cuando al sueño le llegue su fin. Por el contrario, son los que darán fin al sueño; y perdurarán eternamente, pues proceden de Dios para Su Hijo bienamado, cuyo otro nombre eres tú. Prepárate hoy para los milagros. Permite que hoy se cumpla la ancestral promesa que tu Padre te hizo a ti y a todos tus hermanos”. W-pI.106.4:2-9 Mientras continúo practicando vivir en el momento presente y escuchar a mi Guía interno, independientemente de lo que la lógica me pueda dictar, voy a continuar escribiendo este libro pues es lo que me siento inspirado a hacer. Recuerda que en el mundo de la ilusión (ego), las cosas pueden tener sentido lógicamente, pero eso no significa que sean congruentes con la verdad. Tiene perfecto sentido decir que el Sol sale todas las mañanas. Sin embargo, lo que realmente está ocurriendo es que la Tierra gira alrededor de él y da la ilusión de que es el Sol el que se está moviendo. Esa ilusión óptica se puede explicar científicamente, sin embargo, la ilusión óptica de quien tú y yo somos no puede ser explicada, solo puede ser experimentada. Liz Cronkhite, fundadora de ACIMMentor.com, dice acerca de las ilusiones y de nuestra experiencia: “Cuando estás luchando para comprender el concepto de que el mundo es una ilusión, entiende que estás tratando de entender este concepto con el ego, por lo tanto va a ser una tarea imposible. Déjalo ir y no luches por el entendimiento, puesto que lo que estás haciendo es alimentando al ego. El entendimiento llegará con la experiencia de Dios. No hay nada que tengas que forzar en tu camino hacia Dios. Solo tienes que estar abierto a experimentar a Dios, y experimentarás la comprensión en el momento preciso”.
Un curso de milagros se refiere al momento presente como el instante santo. Me recuerda: “Por eso es por lo que el instante santo es tan importante para la defensa de la verdad. La verdad en sí no necesita defensa, mas tú necesitas ser defendido contra tu aceptación del regalo de muerte”. T-17.IV.10:1-2 En otras palabras, los dones de la muerte, las tentaciones del ego, llenan la mente con pensamientos de preocupación de un futuro imaginario o de culpabilidad por un pasado que nunca ocurrió. De esos pensamientos es de lo que tenemos que defendernos. Así que el instante santo (momento presente) es la defensa contra los pensamientos temibles; es lo que me permite estar calmado mientras escribo estas palabras, independientemente de lo que está sucediendo actualmente en mi experiencia. Ahora que tenemos una idea de la importancia de vivir en el momento presente, antes de pasar al próximo capítulo me gustaría plantear las siguientes preguntas. Si uno de los beneficios de vivir en el momento presente es que me ayuda a escuchar al Guía interno de forma que me pueda mover en este mundo sin resistencia o conflicto, ¿por qué estoy pasando por algunas de estas experiencias? ¿Y por qué cuando me dieron consejos lógicos que parecían servir bien a otros, no fui capaz de seguirlos? ¿Qué es lo que me impide hacer lo que la mayoría de la gente hace para tener éxito o para salir adelante? Y en una escala mucho más amplia, ¿por qué me siento inspirado a escribir un libro, mientras que otros se sienten inspirados a convertirse en científicos, médicos, secretarios, directores generales, misioneros, pilotos, músicos o porteros y ¿por qué algunos nacen con aparentes desventajas, ya sean físicas, sociales, económicas, mientras que otros parecen haber nacido con una cuchara de plata? ¿Es el karma? ¿Es suerte? ¿Es la evolución? ¿Qué es? La respuesta está en el entendimiento de que la historia ha sido relatada.
X La historia ha sido relatada “Vine a dar cumplimiento a la ley al reinterpretarla”.
T-1.IV.4:3 “No penséis que he venido para desatar la ley o los profetas; no he venido para desatarla, sino para cumplirla”.
[Mateo 5:17] Esta fue una de las cosas más difíciles de entender para mí: me preguntaba, ¿qué quiere decir que la historia ha sido relatada? ¿Que no tengo libre albedrío? ¿Que no puedo planificar mi vida? “Un curso de milagros me recuerda: “El mundo del tiempo es el mundo de lo ilusorio. Lo que ocurrió hace mucho parece estar ocurriendo ahora. Las decisiones que se tomaron en aquel entonces parecen como si aún estuviesen pendientes; como si aún hubiera que tomarlas. Lo que hace mucho que se aprendió, se entendió y se dejó de lado, se considera ahora un pensamiento nuevo, una idea reciente, un enfoque diferente. Puesto que tu voluntad es libre, puedes aceptar lo que ha ocurrido en cualquier momento que así lo decidas, y solo entonces te darás cuenta de que siempre había estado ahí”. M-2.3:1-5 En retrospectiva, puedo ver los patrones que se han repetido en mi vida. E incluso después de asistir a muchos seminarios, aun cuando trataba de hacer cosas de manera diferente, algo dentro de mí no me permitía continuar con lo que pensaba que tenía que hacer. Como he dicho en un capítulo anterior, yo sabía qué hacer pero no pude llegar a hacer lo que sabía. Era como si me estuviese observando a mí mismo tomando decisiones y careciendo de la motivación para continuar con ellas. En otras ocasiones cuando pensaba que estaba progresando, si no era que me enfermaba, todas las puertas se cerraban enfrente de mí; si presentaba solicitud para un trabajo, no recibía contestación; si finalmente conseguía algún tipo de trabajo, de repente se cancelaba. Para darte un ejemplo surrealista que tuve mientras estaba preparando mi clase de vídeo, en el año 2004 acababa de terminar un contrato con una línea de cruceros y durante unas tres semanas generé alrededor de 7,500 dólares. En el crucero revisaba diariamente mi correo electrónico. Cuando regresé del viaje, vi un correo electrónico enviado por mi agente preguntándome si tenía libres las siguientes seis semanas. Cuando le respondí, el contrato ya se lo habían dado a otro comediante. Ese contrato me hubiese generado alrededor de 15 000 dólares. Aquí está lo interesante: el correo electrónico fue enviado antes de que empezase mi contrato anterior y se presentó en mi casilla de correo electrónico después de regresar del viaje. Una vez más tuve dificultades financieras y continuaban ocurriendo muchos eventos similares sobre los cuales no tenía control alguno. Era como si no importara lo que hiciese ni lo mucho que me esforzara, todo lo que hacía para avanzar era inútil. Así que si este mundo es una ilusión, el guión ya está escrito y todas nuestras
experiencias pasadas, presentes y futuras se han llevado a cabo, ¿dónde entonces están ocurriendo todas nuestras aparentes experiencias? Se están llevando a cabo en nuestra imaginación. ¡Lo estamos proyectando todo! Pero si lo estamos proyectando todo, ¿no somos entonces capaces de hacer lo que queremos? Se podría decir que sí, excepto que lo que decimos que estamos creando ya se ha hecho. Y puesto que lo que estamos viviendo en esta ilusión es la dualidad formada por el ego, todo lo que necesitamos hacer para que podamos experimentar nuestra Unidad es despertar de la ilusión. Entonces, el propósito de perdonar no es que podamos vivir una vida mejor en el sueño, sino que podamos despertar de él. Sin embargo, si estamos teniendo la experiencia de estar aquí, a través del perdón se nos da la oportunidad de tener una experiencia más feliz antes de despertar completamente. Pero ¿cómo puede tener lugar la experiencia más feliz si la historia ya se ha relatado? Porque hay varios niveles con múltiples finales. En otras palabras, cada vida tiene su propio guión con su propio principio, mitad y final. Sin embargo, a través del perdón se nos da la oportunidad de combinar los diferentes niveles; dicho de otra manera, se nos da la oportunidad de derrumbar el tiempo. Una última observación antes de compartir cómo funciona este proceso. Aunque cada nivel representa lo que llamaríamos una vida, o a lo que muchos se refieren como una reencarnación, recuerda que el tiempo lineal, al igual que la reencarnación, no existen debido a que el cuerpo es una ilusión. Todo lo que estamos experimentando son sueños diferentes. Un niño que duerme puede tener varios sueños en una misma noche. Y aunque cada sueño pueda tener su propia historia con un ensamblaje de personajes diferentes, el cuerpo que está en la cama durmiendo sigue siendo el mismo, independientemente de que la mente haya proyectado historias sin ningún tipo de semejanza entre ellas. Dentro de la ilusión o, mejor dicho, dentro del mundo del ego, cuando morimos, no despertamos y luego volvemos a dormir. Nuestro miedo a despertar nos fuerza a proyectar otro cuerpo y a empezar lo que se podría llamar una vida nueva, la cual en realidad es una ilusión nueva puesto que ¡la vida simplemente Es! No hay vida y muerte. La vida es eterna. Recuerda que una vez que en realidad despertamos, ¡eso es todo! Mientras tanto, entre el nacimiento y la muerte, estamos experimentando un sueño diferente hasta que la culpa responsable por nuestras proyecciones sea completamente erradicada. Como seres humanos, ya que experimentamos la vida en tiempo lineal, nuestro proceso de sanar se realiza de la siguiente manera: nos perdonamos por un pasado que en realidad nunca sucedió, nos perdonamos por cualquier ilusión que estemos proyectando en el momento y, también, nos perdonamos por los pensamientos que conservamos en nuestra mente acerca de un futuro imaginario. Sin embargo, en el reino del espíritu, donde el tiempo y el espacio no existen, cada vez que se práctica el perdón, el Espíritu Santo trabaja a través de cada experiencia, de cada nivel de vida, pasando por el pasado, presente y futuro, eliminando todos los obstáculos en la conciencia que no nos permiten experimentar la presencia del amor. Así que incluso cuando practicamos el perdón en el momento y nada parece haber
cambiado, a un nivel metafísico se van eliminando gradualmente áreas en nuestro subconsciente que hubiesen proyectado ilusiones futuras en este nivel que estamos viviendo o en futuros niveles. Por lo tanto, debemos tener fe en el proceso, confiando en que nuestra mente está sanando. Te invito a que observes la siguiente ilustración para ayudarte a entender el mensaje que quiero transmitir: Voy a utilizar como ejemplo cinco vidas, o cinco reencarnaciones, o cinco niveles –como te sea más cómodo llamarlos– dentro de miles, que por cierto, Un curso de milagros me recuerda: “El milagro substituye a un aprendizaje que podría haber durado miles de años”. T-1.II.6:7 Observa que la ilustración representa vidas en tiempo lineal. Cada una tiene un nacimiento, experiencias intermediarias y termina en la muerte física, que por cierto, hemos establecido claramente que la muerte no existe, por lo tanto, el nacimiento tampoco. Y sin nacimiento ni muerte, no puede haber experiencias intermediarias. En la ilustración previa, en el 15 de septiembre se pueden ver los diferentes resultados posibles que podrían llevarse a cabo dentro de cada vida. Estas representan todas las vidas con su respectivo guión, en el cual, si no practicamos el perdón, terminamos viviendo cada una de ellas en una secuencia lineal hasta que finalmente despertamos. Usando la vida numero uno como ejemplo, en esa fecha nuestro guión llama para que alguien nos asalte. Después de ese evento, hay consecuencias que tendrán lugar y que tendremos que confrontar. Recuerda que esto es algo que ya sucedió (dentro de la creencia en nuestra mente de que algo sucedió). Sin embargo, como resultado de practicar el perdón, el Espíritu Santo elimina cualquier sentimiento de culpa que se proyecte –no solo lo que sucedería en ese guión sino experiencias que se hubiesen experimentado a través de todos los guiones– y nos ayuda a ver esa experiencia de forma que por lo menos ya no nos sintamos afectados por ella. A eso es a lo que se le conoce como la paz que sobrepasa todo entendimiento. Así es como el Espíritu Santo puede colapsar el tiempo. Un curso de milagros me recuerda: “El milagro acorta el tiempo al producir su colapso, eliminando de esta manera ciertos intervalos dentro del mismo”. T-1.II.6: 9 La siguiente ilustración muestra lo que ocurre cuando se practica el perdón: A través de la el Espíritu Santo ha Ahora en ese mismo encuentras familia, sino que solo para despertar. esta oportunidad para aclarar algo: no elegí la experiencia de
práctica del perdón, colapsado el tiempo. día, no solo te acampando con tu te falta una vida más Quiero aprovechar ir a acampar con tu
familia porque sea mejor que cualquier otra, sino porque cuando eliminamos la culpabilidad de nuestra mente, empezamos a ver y a experimentar el mundo de manera diferente. Es por eso que Un curso de milagros me recuerda: “Un milagro es una corrección. No crea, ni cambia realmente nada en absoluto. Simplemente contempla la devastación y le recuerda a la mente que lo que ve es falso”. WpII.preg13:1-3 Por lo tanto, el asalto se pudo haber visto de una manera diferente. Pero el mensaje es el colapso de tiempo, no en intercambio de ilusiones. Es por eso que el Curso nos recuerda, “Cambiar una ilusión por otra no es realmente un cambio.” T-22.II.2:4 Así que podemos experimentar paz, aun en medio de un accidente. Cuando observamos nuestras ilusiones a través del sistema de pensamiento del Espíritu Santo, experimentamos la paz que sobrepasa todo entendimiento. Esa es la paz que se debe adquirir antes de experimentar el Reino de los Cielos. Independientemente de lo que dicten nuestras circunstancias, si podemos estar en ese espacio de paz y alegría que es congruente con nuestro Ser Verdadero, hemos alcanzado la verdadera libertad. Una vez que la culpabilidad sea erradicada de nuestra mente, no habrá razón para proyectar más experiencias físicas. De ahí proviene una comprensión muy poderosa: nunca le temimos a nuestra oscuridad sino a nuestra luz. Nuestra oscuridad es el mundo que hemos proyectado y al que nos hemos aferrado tenazmente porque era lo único que conocíamos. Aunque podamos experimentar momentos de revelación mientras tenemos la experiencia de estar soñando es imposible tratar de comprender o explicar cómo nos vamos a sentir cuando despertemos. Un curso de milagros me recuerda: “¿Puedes imaginarte lo que sería un estado mental en el que no hubiese ilusiones? ¿Qué sensación te produciría? Trata de recordar algún momento –quizá un minuto, o incluso menos– en el que nada vino a perturbar tu paz; en el que te sentiste seguro de ser amado y de estar a salvo. Trata entonces de imaginarte cómo sería si ese momento se pudiera extender hasta el final del tiempo y hasta la eternidad. Luego deja que la sensación de quietud que sentiste se multiplique cien veces, y luego cien veces más. Entonces tendrás un atisbo, que no es más que un leve indicio del estado en el que tu mente descansará una vez que haya llegado la verdad”. W-pI.107.2:1-5 y W-pI.107.3:1 Y en cuanto a nuestra experiencia en lo que a este mundo se refiere, con más paz, alegría y menos culpa, estamos en condiciones de utilizar nuestros talentos y dones para un propósito mucho mayor. Una vez más, recuerda no tener ideas preconcebidas de cómo debe lucir un sueño feliz. El haber alcanzado un estado de alegría y felicidad es lo único que importa. Todo lo demás son detalles que carecen de importancia. Después de todo lo que he compartido, lo que debemos recordar es que Dios nos
ama incondicionalmente, y que nos encontremos en esta pesadilla, no quiere decir que Dios nos haya abandonado. Todo lo que Dios quiere es que seamos felices, no importa dónde estemos, o lo que estemos haciendo. Pero para que eso ocurra, tenemos que confiar en el plan de Dios y dejar a un lado el nuestro. Por lo menos, mi experiencia ha sido que después de veinte años tratando de arreglar mi vida y tratando de tomar posesión de mi existencia, mis planes nunca funcionaron ni me llenaron de paz y felicidad permanentes. Es por eso que a partir de ahora, y hasta la eternidad, estoy eligiendo que el Espíritu Santo se encargue de mi vida, ¡pues ya me he dado cuenta de lo que pasa cuando dejo ir! La quietud del Cielo envuelve hoy mi corazón. Padre, ¡qué día tan sereno el de hoy! ¡Cuán armoniosamente cae todo en su sitio! Este es el día señalado para que llegue a entender la lección de que no tengo que hacer nada. En Ti ya se han tomado todas las decisiones. En Ti ya se ha resuelto todo conflicto. En Ti ya se han colmado todas mis esperanzas. Tu paz es mía. Mi corazón late tranquilo y mi mente se halla en reposo. Tu Amor es el Cielo y Tu Amor es mío. W-pII.286.1:1-9 La quietud de hoy nos dará esperanzas de que hemos encontrado el camino y de que ya hemos recorrido un gran trecho por él hacia una meta de la que estamos completamente seguros. Hoy no dudaremos del final que Dios Mismo nos ha prometido. Confiamos en Él y en nuestro Ser, el cual sigue siendo uno con Él. WpII.286.2:1-3
Parte II Aplicación
Introducción Parte II “Te damos gracias, Padre, por Tu garantía de que al final todo tendrá un desenlace feliz. Ayúdanos a no interferir y demorar así el feliz desenlace que nos has prometido para cada problema que podamos percibir y para cada prueba por la que todavía creemos que tenemos que pasar”.
W-pII.292.2:1-2 “En aquella misma hora Jesús se alegró en espíritu, y dijo: Te confieso, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, que escondiste estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños; así, Padre, porque así te agradó”.
[Lucas 10:21] Aunque la verdad es simple, como se mencionó anteriormente, el ego es muy complicado. Y el intelecto, que está dirigido por el ego, quiere analizar y entender todo. El problema es que la verdad no se puede entender intelectualmente. Tiene que ser experimentada. Un curso de milagros me recuerda: “La verdad solo puede ser experimentada. No se puede describir ni explicar”. T-8.VI.9:8-9 Aquí, en esta segunda parte, decidí compartir cómo aplico el proceso del perdón a las áreas más comunes en nuestra vida. Y estas son las áreas de la salud, la carrera, el estado financiero, las relaciones, los problemas emocionales, la ayuda a los necesitados y el perdón a personas con quienes parecemos tener problemas. Antes de continuar, me gustaría compartir una vez más parte de lo que está ocurriendo en mi ilusión mientras escribo estas palabras. Los últimos días han sido muy interesantes. En este momento las dos cuentas bancarias se encuentran aún en negativo. Aunque un depósito está en camino para ponerlas al día, alguien compró una copia de mi CD de música con un cheque que no tenía fondos, por lo que no solo disminuyó el balance de una de las cuentas, sino que también terminé incurriendo gastos adicionales por falta de fondos. Ahora vamos a ver qué pasa entre hoy y mañana, ya que la transferencia electrónica no va a entrar en mi cuenta hasta mañana y lo que tengo en mi poder son ochenta centavos. Curiosamente, acabo de terminar una teleconferencia que fue muy exitosa. Estos son solo dos de los testimonios que recibí: Gracias Nick por haberme informado de la teleconferencia de ayer. Quiero que sepas que fue genial, gracias a ti. Realmente hiciste un trabajo maravilloso al simplificar el quién, qué, cuándo, cómo y dónde de la conexión con nuestra Fuente. Compartiste suficiente información para que una persona pueda por lo menos tomar decisiones más acertadas cuando dijiste que si nos sentimos ansiosos, primero respiremos profundo y pidamos paz, antes de proseguir. -M. S., GA Hola Nick, acabo de terminar de escuchar la entrevista. ¡Fue fabulosa! Realmente has avanzando en tu trabajo. Suenas realmente tranquilo y conectado, y tu mensaje fue tan claro y seguro, que era una cosa hermosa de oír. Como siempre, todo lo que dijiste resonó conmigo, lo cual es alentador, ayudándome a validar que
estoy en el camino correcto. Tengo que decir que estoy tan agradecida de haberte conocido. Cuando miro hacia atrás recordando dónde estaba, y cómo era mi vida hace un año cuando te encontré por primera vez, es increíble para mí lo mucho que he crecido. Gracias de nuevo por tu amorosa guía y estímulo. Tu apoyo y tu influencia me han ayudado mucho. Que pases una buena noche y mucho amor para ti. - J. L., CA En medio de todo esto, todavía no he encontrado un lugar para trabajar, aunque no voy a negar que muy dentro de mí sienta como si esa no fuera la dirección en la que tengo que moverme. No sé, quizás pueda estar equivocado. Pero solo estoy confiando en este proceso, mientras continúo aprendiendo a diferenciar entre la Voz del Espíritu Santo y la del ego. Sin causarte preocupación, también me gustaría compartir lo que sucedió antes de esa entrevista. Cuando me vi confrontando todas estas situaciones, tuve que salir de la biblioteca donde estoy escribiendo este libro. Me metí en mi coche y empecé a llorar. Estaba llegando al punto en que había comenzado a perder la fe en Dios y en mí mismo. Sin embargo, mientras estaba sintiendo esas emociones, tuve la oportunidad de convertirme en el observador de lo que estaba ocurriendo en mi vida. Desde ese espacio me sentí más tranquilo y comencé a perdonarme por las ilusiones que estaba proyectando. Yo no estaba negando lo que estaba sintiendo, estaba reconociendo esas emociones por lo que eran, ilusiones irreales, mientras que, al mismo tiempo, estaba liberándolas a través del perdón. Curiosamente, la lección de hoy de Un curso de milagros es: Descanso en Dios. Un par de frases de esa lección: “‘Descanso en Dios’. Este pensamiento te brindará el descanso y el sosiego, la paz y la quietud, así como la seguridad y felicidad que buscas. ‘Descanso en Dios’. Este pensamiento tiene el poder de despertar la verdad durmiente en ti que posees la visión que ve más allá de las apariencias hasta esa misma verdad en todo el mundo y en todo lo que existe”. W-pI.109.2:1-4 Así que continué con mi día y, después de soltar la tristeza, di un largo paseo por el parque y decidí experimentar mi abundancia. Y aunque no lo creas, me sentí muy abundante, independientemente de la situación aparente. En ese momento tuve la oportunidad de tener una idea real de lo que es la verdadera libertad. Es simplemente ser capaz de sentirme abundante, en paz y alegre, independientemente de las aparentes circunstancias. Esta es la lección primordial del Curso: nuestra paz y felicidad no dependen de nuestras circunstancias. Uno, porque son solo ilusiones y dos, porque quien realmente somos no puede ser definido por las ilusiones, ¡solo por la Verdad! Como Un curso de milagros me recuerda: “Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la paz de Dios”. Introducción Ahora me gustaría compartir la forma en que aplico el proceso para perdonar las ilusiones que proyecto. Recuerda que las palabras empleadas no son importantes sino que tu voluntad de practicar el proceso es lo que importa. El Espíritu no le da importancia a las palabras que emplees, así que por favor asegúrate de no convertir la práctica del perdón en un proceso intelectual.
XI Salud y curación “Toda clase de enfermedad, e incluso la muerte, son expresiones físicas del miedo a despertar”.
T-8.IX.3:2 “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia”.
[Mateo 10:8] Un Curso de Milagros me recuerda: “El cuerpo no puede curarse porque no puede causarse enfermedades a sí mismo. No tiene necesidad de que se le cure. El que goce de buena salud o esté enfermo depende enteramente de la forma en que la mente lo percibe y del propósito para el que quiera usarlo. Es obvio que un segmento de la mente puede verse a sí mismo separado del Propósito Universal. Cuando esto ocurre, el cuerpo se convierte en su arma, que usa contra ese propósito para demostrar el ‘hecho’ de que la separación ha tenido lugar. De este modo, el cuerpo se convierte en el instrumento de lo ilusorio, actuando en conformidad con ello: viendo lo que no está ahí, oyendo lo que la verdad nunca dijo y comportándose de forma demente, al estar aprisionado por la demencia”. T19.I.3:1-6 Tuve una experiencia interesante en relación con la curación hace muchos años, antes de conocer Un curso de milagros. La forma en que respondí a esa situación, sin haberme dado cuenta, era muy congruente con las enseñanzas del Curso. Voy a compartir contigo brevemente esa experiencia. Alrededor del año 2001 empecé a sentirme enfermo y no podía entender lo que tenía. Diría que las causas del desequilibrio que sentí fueron el exceso de estrés y la falta de propósito en mi vida a través de mi infelicidad profesional. Fui a una clínica cerca de casa y aunque no tenía idea de lo que estaba sufriendo, una de las cosas que dije bien claro al médico era que no iba a tomar medicamentos. Simplemente le dije que diagnosticara para que luego pudiese encontrar terapias alternativas, si fuesen necesarias. Aunque no estoy insinuando que esa fuese la actitud apropiada, pero para esa ocasión, es una cosa buena que sea de carácter fuerte, porque si lo hubiese permitido, ese médico me habría recetado medicamentos. Después de algunos análisis de sangre y unas revisiones, fue diagnosticado un nódulo en la tiroides. El médico me envió a ver un endocrinólogo y, después de una biopsia, fue encontrado un tumor. El doctor recomendó remover la tiroides e incluso me dio los nombres y números de dos cirujanos. En ese momento recuerdo haberle preguntado: ¿está familiarizado con la conexión mente-cuerpo? Me dijo que no. Luego le pregunté: ¿sabe usted quién es el Dr. Andrew Weil o el Dr. Bernie Siegel o el Dr. Deepak Chopra? Y, por cierto, estos son médicos que, aunque su educación y práctica fueron convencionales, reconocen e incorporan el conocimiento holístico y
espiritual en sus prácticas. Con un movimiento de cabeza, su respuesta fue no. En ese momento, algo dentro de mí sabía que tenía que dejar de ver a ese médico. Eso fue exactamente lo que hice. Nunca he visto un médico desde entonces y mi salud se restableció de forma natural. Sí, sé que lo ocurrido fue una ilusión. Pero mi punto es que mi actitud en el momento en que estaba experimentando el desequilibrio fue que si ya era hora de que mi cuerpo dejase este mundo, lo aceptaría con paz, y esa actitud me ayudó a no dejarme manipular por las decisiones de la industria médica. Con las siguientes palabras, Un curso de milagros me ayudó a entender lo que estaba ocurriendo: “Lo único que se requiere para que se efectúe una curación es que no haya miedo. Los temerosos no se han curado, por lo tanto, no pueden curar. Esto no quiere decir que para que puedas curar tenga que haber desaparecido el conflicto de tu mente para siempre. Pues si así fuese, no habría entonces necesidad de curación. Mas sí quiere decir que, aunque solo sea por un instante, tienes que amar sin atacar. Un instante es suficiente. Los milagros no están circunscritos al tiempo”. T.27.V.2:8-14 Basándome en el entendimiento de las enseñanzas del Curso, la experiencia que estamos buscando no es un milagro en forma de curación física porque la curación no tiene lugar en el cuerpo, sino en la mente. Lo que estamos buscando siempre es la paz que sobrepasa todo entendimiento. Tener una actitud honesta me ayudó a experimentar un estado de paz mental que le permitió a la curación tener lugar, si eso era lo que tenía que suceder, ya que el objetivo final en cualquier situación es estar en paz, independientemente de lo que esté ocurriendo en nuestra ilusión. Debemos recordar que el Espíritu Santo no juzga de la forma en que nosotros juzgamos. Sus juicios están basados en la verdad, y los nuestros, en el miedo. Si mi cuerpo hubiese cumplido su propósito y hubiera sido hora de que dejase el plano físico, no habría habido nada que ningún médico o terapia alguna pudiese haber hecho para cambiar el resultado de mi destino. La única opción que tuve en ese momento es la misma que tengo ahora y por siempre, la de elegir siempre la paz del Espíritu Santo sin permitir que el ego llene mi mente de preocupaciones. Después de haber compartido mi experiencia, no estoy insinuando que si te sientes guiado a ver un médico o a tomar medicamentos, dejes de hacerlo. Recuerda que la liberación del miedo debe ser genuina, de lo contrario, todo lo que estarías haciendo sería aparentando que no tienes miedo. Así que si tu mente está llena de temores y crees que lo que el médico te puede ofrecer contribuirá a tu paz mental, entonces ve a consultar al médico. Porque recuerda que el Espíritu Santo está guiándote a tomar decisiones con el objetivo de ayudarte a reducir el miedo en tu mente para poder tener acceso a Su sistema de pensamiento. Es por eso que el Curso dice “... aunque solo sea por un instante, tienes que amar sin ataque. Un instante es suficiente”. En ese instante el Espíritu Santo puede hacer el trabajo necesario. Me gustaría compartir un extracto de un artículo titulado Misusing the Mind to Heal the Body (Mal uso de la mente para curar el cuerpo) por Liz Cronkhite, fundadora de ACIMMentor.com:
“El ego utiliza la enfermedad física y el dolor para hacerte creer que el cuerpo es real. Ese es su objetivo principal con la enfermedad y el dolor. Ese dolor físico o enfermedad podría tener diferentes razones subconscientes: se podría usar para llamar la atención, para castigarte a ti mismo, para evitar situaciones que te incomoden, para hacer ver a los demás como culpables, etcétera. Pero, por supuesto, no importa cuáles síntomas físicos aparezcan, el origen de todos está en tu mente. En última instancia, toda curación es el resultado de la aceptación de la curación en tu mente, ya sea directamente a través de tu propio entendimiento, o a través de ‘agentes’ como los medicamentos, los médicos y los tratamientos que parecen estar fuera de ti y que eliminan los síntomas de una forma que tu mente pueda aceptar. El uso de agentes externos es lo que Un curso de milagros llama “pensamiento mágico”, pero estos son necesarios hasta que la curación pueda ser aceptada directamente”. También Un curso de milagros me recuerda: “El cuerpo no tiene necesidad de curación. Pero la mente que cree ser un cuerpo, ciertamente está enferma”. T25.In.3:1-2 Entonces, ¿cómo se aplica el perdón cuando se trata de la curación? En lugar de identificarte con el cuerpo, míralo como lo que es, una ilusión proyectada a través del ámbito de tu conciencia. No tienes que resistir lo que estás experimentando, porque al hacerlo te encuentras en el efecto de la experiencia. En otras palabras, estás reaccionando a lo que parece estar ahí. Cuando reaccionamos a una ilusión, todo lo que estamos haciendo es emitiendo un juicio. Nuestro juicio es lo que solidifica en nuestra mente la idea de que la ilusión es real. Así que, haciendo lo mejor posible, sin juzgar la ilusión o a ti mismo, simplemente pídele al Espíritu Santo que te llene de paz y que reinterprete por ti lo que estás experimentando, aceptando plenamente el hecho de que no sabes nada. Recuerda que cuando crees que sabes algo, te has convencido a ti mismo de la validez de tus ilusiones, y la proyección en el mundo físico da testimonio de tus creencias. Siendo este el caso, el Espíritu Santo no podrá convencerte de lo contrario. La paz es algo a lo que siempre quieres darle prioridad. Puedes seguir practicando el proceso de perdonar, sobre todo cuando no te sientes en paz, porque tu voluntad es lo que realmente importa. A través de la disminución del miedo, el Espíritu Santo puede eliminar la culpa que causa los obstáculos que te impiden experimentar tu verdadero Ser. Todo lo que necesitas hacer es confiar en que el trabajo se está haciendo sin tu interferencia, sin necesidad de analizar o de entender nada. Esa es la belleza de perdonar y de confiar en el Espíritu Santo. Una vez experimentas tu paz, recordando una vez más que no eres un cuerpo, toma cualquier decisión que te sientas inspirado a tomar. Y lo más importante es que, por lo menos, el sufrimiento se elimina. Voy a compartir un ejemplo de lo que yo diría si me encontrase en una situación que tuviera que ver con mi salud física o mental: “Querido Espíritu Santo, por favor ayúdame a sanar mi mente, puesto que todo lo que quiero es experimentar la paz. Confío en que Tú te encargarás de lo que se tenga que hacer, y haré todo lo que me guíes a hacer. Confío
en Tu sabiduría. Gracias Espíritu Santo por tu amor y paz”. Presta mucha atención a lo que voy a decir. En primer lugar, observa que no pedí ninguna curación. Si pido que se me cure de una condición específica, todo lo que estoy haciendo es solidificando en mi mente la creencia de que la enfermedad existe. No importa lo que vean tus ojos o lo que sienta el cuerpo, recuerda que lo que percibes a través de nuestros sentidos físicos es una ilusión. Al ofrecer tus pensamientos al Espíritu Santo para que sean reinterpretados, estás deshaciendo la culpabilidad inconsciente responsable de la proyección que te encuentras experimentado, la cual, en este caso, sería una condición física. Lo que siempre estás pidiendo es la visión verdadera, la verdad detrás de tus ilusiones, la cual devuelve la mente a un espacio lleno de tranquilidad, a un estado donde no hay más sufrimiento, dándole acceso a la claridad. Con una mente en paz, no solo es más probable que ocurra la verdadera curación, sino que también estás acelerando tu proceso de despertar. Un curso de milagros me recuerda: “La enfermedad es una decisión. No es algo que te suceda sin tú mismo haberlo pedido, y que te debilita y te hace sufrir. Es una decisión que tú mismo tomas, un plan que trazas, cuando por un instante la verdad alborea en tu mente engañada y todo tu mundo parece dar tumbos y estar a punto de derrumbarse”. W-pI.136.7:1-3 En otras palabras, la mente del ego es la responsable de proyectar todas tus ilusiones como, por ejemplo, una aparente enfermedad que estés experimentando y, cuando surge la verdad de quién eres, emplea esta experiencia como una táctica para protegerse de la verdad, que es la unidad perfecta con Dios. Aquí es cuando te das la oportunidad de elegir entre la forma de pensar del ego o la del Espíritu Santo. Al elegir al ego como tu guía, la enfermedad se convierte en tu decisión. Al optar por el Espíritu Santo a través de elegir la paz y practicar el perdón, das la oportunidad para que la verdad de quién eres aclare tu mente engañada de todo pensamiento de enfermedad. Recuerda una vez más que no estamos hablando de curar o sanar el cuerpo; estamos diciendo que la sanación es de la mente, la cual se encuentra aparentemente dividida compartiendo dos sistemas de pensamiento diferentes. El Espíritu Santo nos ayuda a unificar nuestro pensamiento mediante la eliminación de los obstáculos que nos impiden experimentar nuestra perfección. Porque en realidad, ¿qué es el cuerpo? Un curso de milagros me recuerda: “El cuerpo es una cerca que el Hijo de Dios se imagina haber erigido para separar partes de su Ser de otras partes. Cree vivir dentro de esa cerca, para morir a medida que esta se deteriora y se desmorona. Pues cree estar a salvo del amor dentro de ella. Al identificarse con lo que considera es su seguridad, cree ser lo que esta es. ¿De qué otro modo, si no, podría estar seguro de que permanece dentro del cuerpo, y de que mantiene al amor afuera?” W-pII.preg.5.1:1-5
XII La riqueza y la abundancia “El Padre te ha dado todo lo que es Suyo, y Él Mismo es tuyo junto con todos tus hermanos”.
T-11.VI.6:6 “Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas”.
[Lucas 15:31] Cuando se habla de la riqueza y la abundancia, la mayor parte de las personas piensan en una cosa y solamente en una cosa: dinero. Sin embargo, quien tú realmente eres es infinitamente abundante, lo que falta no es el dinero sino la experiencia de tu abundancia. De esa experiencia, lo que sea que se asemeje a la abundancia, se manifiesta en tu vida. Sin embargo, el ego, que es muy insidioso, siempre encontrará maneras de hacerte sentir como si no fueses abundante, independientemente de cuánto dinero tengas. La riqueza y la abundancia son estados de conciencia. Ha habido momentos en los que he tenido dinero y no me he sentido abundante y, sin embargo, mientras caminaba por el parque –ahora que estoy escribiendo este libro– experimenté mucha abundancia, aunque no tuviese ni un centavo en mi bolsillo. Aun así, se han presentado oportunidades que me han servido de apoyo para seguir haciendo lo que me siento inspirado a hacer. Y mientras el ego gritaba pidiéndome que hiciera lo que tuviese que hacer para generar dinero, lo que no estoy insinuando que sea incorrecto, pero mi Espíritu me guiaba a no prestar atención; a que eligiese la paz en cada momento. Desde ese espacio, lo que me he sentido guiado a hacer es a continuar escribiendo este libro. Debido a que el dinero es un gran problema para la mayoría, me gustaría compartir lo que es el verdadero significado de la libertad financiera, al mencionar primero lo que no es. La libertad financiera no es la idea de que si acumulas dinero tendrás la libertad de hacer lo que quieras. Ese es el poder que el mundo le ha dado al dinero, el cual no es verdad debido a que el dinero, como todas las ilusiones, no es real. Recuerda que cualquier cosa a la que le das poder en este mundo de ilusión se convierte en tu dios. Un curso de milagros me recuerda: “Pero no antepongas otros dioses a Él, o no podrás oír. Dios no tiene celos de los dioses que inventaste, pero tú sí. Tú quisieras conservarlos y servirles porque crees que ellos te hicieron a ti. Crees que ellos son tu padre porque estás proyectando sobre ellos el pavoroso hecho de que los inventaste para reemplazar a Dios. Mas cuando parezcan hablarte recuerda que nada puede reemplazar a Dios, y que todos los substitutos con los que lo has intentado suplantar no son nada”. T-10.III.8:3-7 “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. [Éxodo: 20:03] La verdadera libertad financiera es el conocimiento de que no importa lo que esté
sucediendo en tu vida, siempre estarás proveído debido a que tienes muy claro que Dios es tu fuente verdadera de todo y no el mundo. Esa comprensión logra tres cosas al mismo tiempo. En primer lugar, comenzamos a experimentar realmente la paz mental, especialmente en el área financiera. En segundo lugar, sirve como un recordatorio de que no hay dioses delante de Él, porque ya no estamos dando ningún poder a la ilusión, que en este caso sería el dinero. Y en tercer lugar, nuestra fe se fortalece cuando empezamos a tener la experiencia de cómo obra Dios. La mayoría de las personas buscan dinero, cosas materiales o lo que crean necesitar para poder experimentar abundancia. El Espíritu nos pide simplemente que reconozcamos nuestra abundancia en medio de cualquier experiencia que estemos teniendo. La razón es que si empezamos a juzgar nuestras experiencias, solo las estamos haciendo parecer reales. Si miro mi experiencia, especialmente mientras estoy escribiendo este libro, mi abundancia no tiene nada que ver con lo que tengo en el banco, sino con la forma en que misteriosamente me siento apoyado a medida que continúo con mi travesía. Así es como se desarrolla la fe. La oportunidad que se me está dando es la de perdonar todo lo que veo, lo cual no está alineado con mi verdadero Ser. Pero, ¿cómo puedo recordar quién realmente soy cuando las circunstancias físicas dan testimonio de lo contrario? Como todo lo demás, reconociendo que todo es una ilusión y permitiendo que el Espíritu Santo remueva la culpa que está en la mente inconsciente mediante la aplicación del perdón. En mi caso, por ejemplo, cada vez que me encuentro pasando una circunstancia o condición, especialmente en el área de las finanzas, primero respiro profundamente y aplico el proceso recitando algo parecido a lo siguiente: “Amado Espíritu Santo, por favor, elimina estos pensamientos irreales y reinterprétalos por mí. Te los entrego a Ti, sabiendo que al alinear mis pensamientos con los tuyos se restablece la paz en mi mente. Estoy abierto y receptivo a mi experiencia de mi verdadero Ser, que es la abundancia total aquí y ahora en la forma que Tú quieras que la experimente. Gracias Dios por este entendimiento y te entrego todas las ilusiones a cambio de mi paz”. Ten en cuenta que no estoy pidiendo detalles como más dinero, una casa más grande, lo suficiente para pagar el alquiler, etcétera. Todo lo que estoy pidiendo es, ante todo, la paz mental y, luego, la experiencia de la abundancia confiando en que el Espíritu Santo elegirá la experiencia perfecta para mí. ¿Cuál es el objetivo de conseguir lo que queremos, si luego vivimos con el miedo a perderlo? Si mi paz mental está amenazada, entonces hay una razón por la cual quizás no se me concede lo que deseo. Eso no quiere decir que no pueda tener algo que realmente desee, simplemente significa que a través de mi proceso de perdón estoy siendo preparado para que si obtengo lo que deseo, esto no se convierta en un obstáculo para mi despertar. Y, por cierto, todo lo que deseamos es Dios. Todo lo demás son detalles, ilusiones que carecen de importancia. ¿Y qué es lo que el Curso nos pide que hagamos? Que elijamos a Dios en lugar de elegir nuestras ilusiones.
Casualmente, anoche tuve una conversación con un amigo y compartí con él mi respuesta usual cuando alguien me dice “¡estoy a punto de perder mi casa, o mi relación, o esto o aquello! Mi respuesta es siempre la misma: ¿y cuál parece ser el problema? Ellos ven el problema como la pérdida de cosas mientras yo veo el problema como la pérdida de la tranquilidad. Debemos recordar que es mejor perder todo lo que tenemos y mantener nuestra paz interna, que tener todo lo que buscamos a costa de perder nuestra paz interna. La pregunta que surge ahora es, ¿puedo tener las dos, lo que quiero y la paz mental? La respuesta sería sí, siempre y cuando no te aferres a lo que deseas. Con una mente tranquila pueden surgir ideas que podrían ser la solución a tus aparentes problemas. También, debido a tu desprendimiento y confianza, es probable que tengas experiencias increíbles mientras continúas en tu proceso de despertar. Un ejemplo sería Eckhart Tolle, autor del libro The Power of Now. Cuando en esa misma conversación que tuve con mi amigo, se mencionó el nombre de Eckhart, él me dijo: “Sí, mira la historia de Eckhart. Estuvo por dos años solo viviendo en parques y ahora alcanzó el éxito, apareciendo en programas de televisión como el de Oprah. ¡Sin tratar de alcanzar metas específicas, finalmente llego a tener éxito!” En ese momento le dije a mi amigo que acaba de perder el punto. El ego te haría creer que Eckhart finalmente alcanzó una meta, o como muchos dirían, finalmente llegó a la cima de la montaña, al estar en el programa de Oprah. Pero la realidad es que él verdaderamente llego a la cima de la montaña en el momento en que reconoció quién realmente Es, lo cual sucedió muchos años atrás mientras estaba teniendo la experiencia de estar en la ruina. Aunque ahora tiene mucho dinero, su abundancia no tiene nada que ver con lo que ha adquirido. Y por el hecho de estar desatado psicológicamente de todo lo que tiene, se encuentra ahora en una mejor posición para disfrutar verdaderamente de las cosas que ha adquirido y de las nuevas experiencias que está teniendo en su vida. Voy a compartir una ilusión relacionada con este tema del dinero que tuvo lugar en mi vida, solo para darte una idea de cómo pueden organizarse las cosas con el fin de dar a luz un deseo que pueda estar creciendo dentro de ti. Alrededor de julio de 2005, asistí a un seminario en las bellas montañas de California. Llegué unos días antes para pasar un poco de tiempo en el lugar donde sabía que iba a ser mi hogar por segunda vez. Visité a mi primo y a algunos amigos. Conduje a través de San Diego e incluso, aunque no sabía donde terminaría viviendo, solo sabía que quería mudarme de nuevo a California. No tenía ni idea de cómo iba a ganarme la vida una vez que me trasladara. En el banco tenía solo suficiente para, quizás, poder sostenerme en California por unos tres o cuatro meses como mucho, asumiendo que ninguna sorpresa inesperada surgiese. Después de asistir al seminario, allí mismo se solidificó en mis entrañas mi decisión de mudarme a California. Tenía solo una semana para empacar antes de la mudanza. También tenía dos compromisos de comedia en la costa Este. Así que fue necesario tener en cuenta que en California los gastos de viaje hasta la costa Este son más altos. Mientras vivía en el Estado de la Florida, mi único gasto de viaje era la gasolina pero en California tendría que agregar pasajes aéreos, alquiler de coches
y gasolina. Voy a compartir la secuencia de acontecimientos que tuvieron lugar inmediatamente después de ese seminario. Mi vuelo de regreso a la Florida se retrasó, lo que a su vez me hizo perder mi vuelo de conexión. La aerolínea me ofreció una ruta alternativa que incluiría un vuelo nocturno. Les pregunté si podían alojarme en un hotel durante la noche para así poder tomar el vuelo de la mañana siguiente. Aceptaron con agradecimiento mi solicitud y me dieron unos cuantos vales para comida. A la mañana siguiente mi vuelo estaba sobrevendido. Ofrecí mi asiento y recibí un vale de vuelo de 200 dólares. El siguiente vuelo también estaba sobrevendido y recibí un vale de 400 dólares. El siguiente también estuvo sobrevendido. Terminé recibiendo un total de 1,000 dólares en vales de vuelo y la compañía aérea pagó otra noche en el hotel y los bonos de comida. Los bonos de viaje por valor de 1000 dólares se harían cargo de todos los gastos de vuelo para mis compromisos de comedia en la costa Este. En mi camino a casa desde el aeropuerto, me detuve a recoger mi correo y encontré una carta de un grupo de inversionistas que me preguntaba si yo estaba dispuesto a vender el pedazo de terreno que poseía en la Florida. El lote iba a ser subastado por el Condado porque los impuestos no fueron pagados. Déjame darte un poco de historia en relación a esa propiedad. Heredé ese terreno de mi abuela a principios de los años noventa. Alrededor del año 1997, estaba sin hogar y me tuve que declarar en bancarrota. Le entregué la propiedad al Condado porque no podía pagar los impuestos. ¿Fin de la historia? ¡No! Ocho años más tarde, justo una semana antes de que me mudara a California y después de haber recibido 1,000 dólares en bonos de viaje, encontré esta carta, no del Condado, sino de una empresa independiente que solo Dios sabe cómo me encontró, ofreciéndome no solo pagar los impuestos atrasados sino también 5,000 dólares por la propiedad. Obviamente esto me tomó de sorpresa. Pensé que debería ser una especie de broma. La última dirección que el Condado tenía de mí era en el oeste de Los Ángeles, California, que data del año 1997. En segundo lugar, comencé a preguntarme por qué alguien querría ofrecerme 5,000 dólares en efectivo por ese lote. Llamé a la oficina del Condado con el número de lote y con toda la información de la propiedad contenida en la carta recibida de esos inversionistas. La oficina del Condado me dijo que el lote estaba todavía a mi nombre y que iba a ser subastado ¡en las próximas dos semanas! Estamos hablando después de ocho años de haber entregado el lote al Condado. Les pregunté cuánto era la deuda tributaria y me dijeron que era de 901 dólares. ¡Lo pagué en el acto! Entonces me puse en contacto con unos agentes de bienes raíces en el área con el fin de averiguar el valor actual. ¿Estás listo para esto? Esta propiedad tenía un valor actual de 47,000 dólares. Casi un mes después, mientras estaba cumpliendo uno de mis compromisos de comedia, la propiedad fue vendida. Como puedes ver, escuché lo que estaba orientado a hacer y los recursos se presentaron como un medio para apoyarme sin tener idea alguna de cómo se presentarían. Por favor tener en cuenta que este ejemplo no es para que empieces a establecer
metas a fin de tratar de manifestar nada en el mundo ilusorio. Muchos maestros espirituales y profesores de motivación malinterpretan las enseñanzas de Un curso de milagros con el fin de satisfacer sus agendas individuales. Recuerda que todo lo que he compartido, tan emocionante como pueda parecer, nunca se compararía con la experiencia de la unidad con Dios. Al entregar tus metas, pensamientos y juicios al Espíritu Santo, Él te guiará al despertar de este sueño y, mientras tanto, estarás expuesto a experiencias que podrían ser mucho más impresionantes que la que acabo de compartir. Y, por cierto, eso no implica que debas quedarte en tu casa sin hacer nada, esperando que el dinero o las oportunidades aparezcan mágicamente. A lo que me refiero es a que te des tiempo para escuchar. Escuchar no significa sentarte frente al televisor o leer una novela de misterio. Estoy hablando de la comunión con tu Guía interno a través de la paz y, desde ese espacio, se te guiará en cuanto a qué hacer. Y si no estás seguro de lo que tienes que hacer, aunque en muchas ocasiones hacer nada es exactamente lo que se te está pidiendo, simplemente haz lo te sientas inspirado a hacer sin tener que juzgar tu decisión. Con la práctica te sentirás más cómodo escuchando tu Voz interna. Por ejemplo, yo no estaba orientado a conseguir un trabajo cuando pensaba que necesitaba uno. Irónicamente, esto me dio el tiempo necesario para profundizar mi práctica espiritual y estudiar Un curso de milagros, dando lugar a la inspiración de escribir este libro. Cuando sientas algún tipo de impulso, alguna idea que quizás te ponga en camino para poder desarrollar algo que te ayude a experimentar abundancia, no lo juzgues y sencillamente síguelo. Este impulso puede venir en forma de una corazonada, una visión, una intuición. A medida que continúes la práctica del perdón tendrás la oportunidad de experimentar lo que Un curso de milagros llama el sueño feliz, donde disfrutarás de una felicidad completa, independientemente de lo que esté ocurriendo o de lo que estés haciendo en tu vida. Un curso de milagros me recuerda: “Descansa en el Espíritu Santo, y permite que Sus dulces sueños reemplacen a los que soñaste aterrorizado, temiéndole a la muerte. El Espíritu Santo te brinda sueños de perdón, en los que la elección no es entre quién es el asesino y quién la víctima. Los sueños que Él te ofrece no son de asesinatos ni de muerte. El sueño de culpabilidad está desapareciendo de tu vista, aunque tus ojos están cerrados. Una sonrisa ha venido a iluminar tu rostro durmiente. Duermes apaciblemente ahora, pues estos son sueños felices”. T-27.VII.14:3-8 Todo lo que necesitas es estar dispuesto a escuchar a Aquel que pueda guiarte. ¿Esto significa que no puedo desear nada? No es cuestión de si puedes desear nada o no. Considera sin embargo que cuando te sientes completamente proveído en vez de temeroso, lo que usualmente quieres se te presenta en forma de un deseo natural en vez de un deseo del ego, que solo quiere satisfacer un aparente vacío. La diferencia entre los dos es que un deseo natural viene con una feliz tranquilidad, un sentimiento de alegría pura, mientras que un deseo del ego por lo general viene con un sentido de urgencia, una emoción fuerte, un tono de sentimiento muy
inquietante. Cuando me preguntan qué es lo que quiero, mi respuesta es, la paz de Dios. Porque me doy cuenta de que al desear esa paz, me abro a tenerlo todo. En el proceso de querer a Dios más que a cualquier otra cosa, me encuentro completamente proveído, soy más creativo. Ese fue el estado mental que me llevó a escribir este libro, entre otras cosas. Sigue practicando tu proceso de perdonar y deja que el Espíritu Santo te guíe a través de la paz. Dios nunca nos lleva a la pobreza. Sin embargo, aunque este mundo, independientemente de cuanto dinero tengamos, representa escasez ya que esta basado en la creencia de la separación, es nuestra propia ignorancia de quién en realidad somos la que nos mantiene sufriendo y esforzándonos para luchar y conseguir; conseguir lo que ya tenemos. Independientemente de lo que hagas en este mundo de ilusiones, Dios solo está tratando de llevarte al Reino, tu verdadero Hogar. Un curso de milagros me recuerda: “Si lo que la Voluntad de Dios dispone para ti es paz y dicha absolutas, y eso no es lo único que experimentas, es que te estás negando a reconocer Su Voluntad. Su Voluntad no fluctúa, pues es eternamente inmutable. Cuando no estás en paz ello se debe únicamente a que no crees que estás en Él. Mas Él es el Todo de todo”. T-8.IV.1:1-4
XIII Profesión o trabajo “Todo placer real procede de hacer la Voluntad de Dios. Esto es así porque no hacer Su Voluntad es una negación del Ser”.
T-1.VII.1:4-5 “El hacer Tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; Y Tu ley está en medio de mis entrañas”.
[Salmos 40:8] Cuando la mayoría de la gente habla del tema de la carrera, por lo general están hablando del trabajo que harán con el fin de generar ingresos. Confunden la palabra carrera con trabajo. Algunos inician sus propios negocios, otros deciden tener una educación universitaria mientras el resto, simplemente, terminan siendo entrenados y empleados por compañías independientes. Incluso, aquellos que recibieron una educación formal, aunque no en todos los casos pero sí la mayoría de las veces, eligieron esa carrera por el potencial de ingresos financieros y/o el “prestigio” que esa profesión les pudiera brindar. Independientemente de la razón por la cual la mayoría de las personas haya escogido una línea de trabajo, si sus decisiones fueron influenciadas por el prestigio o el dinero que pudiesen generar; por presión de familiares, amigos o de la misma sociedad, se puede concluir que esas decisiones se tomaron con base en el miedo y no en la inspiración. Es por eso que la mayoría de las personas termina experimentando falta de satisfacción en su vida. Algunos pueden incluso desarrollar enfermedades solo por no haber tenido el coraje de escuchar lo que sus corazones les dictaban, por no prestarle atención a su Voz interna. Cuando le entregas tu carrera –o tus pensamientos relacionados con tu carrera o trabajo– al Espíritu Santo, primero que nada tu vida se llena de dicha y felicidad, mientras estás en el camino al despertar. Al hacer la Voluntad de Dios, créelo o no, tu voluntad y la de Él es la misma. Y en segundo lugar, usas tu carrera, profesión, línea de trabajo, como vehículo de comunicación para compartir tu amor con aquellos a los que sirves, aun cuando ellos ni se den cuenta de lo que realmente está sucediendo. Solo es suficiente que estén en tu presencia para que empiecen a reconocer la paz dentro de ellos. Entiendo que puede ser difícil para muchos dejar su carrera en manos del Espíritu Santo, especialmente cuando sus deseos no parecen ser realizados. Puesto que no estamos dispuestos a reconocer que no sabemos lo que realmente deseamos, nos dejamos influenciar por el mundo y nos llenamos la mente de ideas de lo que creemos nos hará felices. Recuerda que cuando le entregues tu vida al Espíritu Santo, nunca terminarás haciendo algo que no desees naturalmente hacer, pero si terminarás haciendo algo que nunca te hubieses podido imaginar, lo cual podría terminar siendo lo que estés haciendo ahora mismo, solo que con un cambio de
perspectiva. Me gustaría hacer una aclaración antes de continuar. Tu felicidad no depende de lo que hagas en el mundo puesto que el mundo es neutral, y lo que hagas es solo eso. Nada de este mundo tiene el poder de afectarte de ninguna manera. Mi experiencia sin embargo ha sido que cuando trato de forzarme a hacer algo, sobre todo cuando la motivación detrás de esa acción es el miedo, –en otras palabras, cuando siento que voy en contra de mi Guía interno– me es muy difícil sentirme feliz. Esto no significa que no pueda hacer algo temporalmente mientras me muevo en la dirección que me sienta inspirado a seguir. Pero sí sé que si tratase de no escribir estas palabras, de no seguir las inspiraciones que me llegan, esa negación solo crearía conflicto interno. No te sugiero que tomes lo que escribo como si fuese la verdad absoluta, pero sí continúo recordándote que escuches a tu Guía interno, que establezcas esa relación entre tú y el Espíritu Santo. Continuando con el tema en discusión y usando mi experiencia como ejemplo, desde pequeño siempre me ha encantado enseñar y ayudar a los demás. También era, y continúo siendo, muy creativo y lleno de talentos artísticos. Cuando comencé a tocar guitarra a la edad de once o doce años, pasé horas y horas tocando y pensando que mi pasión era dedicarme a la música. Cuando me mudé al Estado de la Florida, tomé clases de vuelo, pensando que quería ser piloto comercial. Luego surgió dentro de mí una pasión por la comedia y durante más de diez años me gané la vida como comediante. Entonces resurgió el deseo de escribir y producir música y llegué a tener un estudio de grabación e incluso produje canciones para artistas. Y aun cuando muchas de las cosas que hice fueron muy emocionantes, nunca me llenaron. Sí me satisficieron, pero la satisfacción era temporal. Curiosamente, lo que estoy haciendo en este mismo momento, al escribir este libro y compartir estos principios contigo, es una de las cosas que más me llena. Ahora quizá te preguntes, ¿cómo puedo encontrar una carrera satisfactoria? Mi experiencia al igual que mi práctica es hacer mi relación con Dios la mas importante. Como todo, eso no es algo que busques o encuentres, sino que se revelará en tu vida a través de la práctica de cultivar el silencio para escuchar a tu Guía interno. Recuerda también que cuando lo dejas todo en manos del Espíritu Santo, puedes ser guiado a tener múltiples carreras. Yo fui músico, productor, comediante, artista gráfico, orador, escritor y, aun así, no puedo decir que lo que hago es lo que terminaré haciendo por el resto de mi vida, puesto que mi futuro está en manos de Dios. Mi experiencia ha sido que cuando me dejo llevar por mi Guía interno, independientemente de lo que termine haciendo, además de ser mucho más satisfactorio que cualquier otra cosa que yo desee hacer, todos los recursos que he necesitado para completar lo que se me haya asignado, se me han proveído. Pero sí te recuerdo que mi enfoque no es en el mundo sino en la paz interna. Mientras tanto confío plenamente en lo que esté sucediendo en cada momento sin intentar resistirlo. El autor Eckhart Tolle comparte: “Cuando estás presente, cuando tu atención está completamente en el Ahora, esa Presencia fluirá en lo que hagas y lo transformará.
Habrá calidad y poder en ello. Estás presente cuando lo que haces no es ante todo un medio para conseguir un fin (dinero, prestigio, triunfo), sino una satisfacción en sí misma, cuando hay alegría y vitalidad en lo que haces. Esa es la base de la acción efectiva, no contaminada por la negatividad”. También quiero que sepas que no tienes que dejar todo lo que estás haciendo ahora mismo. Incluso, cuando tu mente está transformada lo que haces es irrelevante. Pero sí te sugiero que empieces a prestar atención a tu forma de sentir, mientras practicas estar en paz. Comienza a observar las inspiraciones que surgen a través de ti, independientemente de lo absurdas que puedan parecer. Y cuando te encuentres avanzando en esa dirección y sientas algún temor, usa esa oportunidad para practicar el proceso de perdonar, puesto que por eso fue que proyectaste ese obstáculo, para poder sanarlo. Recuerda que cuando dejas todo en manos del Espíritu Santo te estás convirtiendo en un vehículo de comunicación para que Él te utilice. A medida que empieces a moverte en la dirección de lo que te sientas guiado a hacer, practica el desprendimiento de esos deseos. No estoy diciendo que no los disfrutes sino que no te aferres a ellos. Yo estoy disfrutando cada momento que paso escribiendo este libro pero no estoy aferrado a ningún resultado. Si te aferras a lo que quieres, empezarás a dejar de escuchar a tu Guía interior, permitiendo que el ego convierta tu pasión en un ídolo falso. Aunque lo que estoy haciendo en este momento puede parecer algo digno de compartir, tengo muy claro que sigue siendo una ilusión. Nada de este mundo es importante. Aunque este libro me convierta en un autor internacional, dando charlas a través de todo el mundo, tengo que seguir recordando que mi propósito aquí es mi salvación, mi propio despertar de este sueño. Entonces, ¿cómo podemos aplicar el proceso de perdonar cuando se trata de nuestra carrera? Para mí, solo pido claridad y un sentido de propósito. Un ejemplo sería: “Espíritu Santo, pido orientación y el coraje de solo hacer la Voluntad de Dios. Por favor, úsame de una manera que yo pueda servir mientras continúe despertando de este sueño. Ayúdame a usar mi carrera como vehículo para solo hacer Tú Voluntad, confiando en que llena mi vida de mucha paz y felicidad. Por favor, ayúdame a restaurar la paz en mi mente para que mi visión pueda ser restaurada. Con mucha paz en mi corazón Te doy gracias Espíritu Santo”. ¿Qué estoy pidiendo? La paz y el coraje de desarrollar más confianza en el Espíritu Santo, mientras que también le ofrezco todos los temores para que Él los reinterprete. Después de esa oración, confío en que si hay algo que necesite saber, me será revelado. Se necesita práctica para aprender a diferenciar entre la voz del ego y la orientación pacífica del Espíritu Santo. Sin embargo, lo que el Espíritu Santo te pide es que estés dispuesto a practicar diariamente el escuchar tu Guía interno. Esto es algo que, sin la práctica, nunca vas a poder desarrollar aunque leas miles de libros y asistas a miles de seminarios. Solo la práctica te servirá y esa es una
decisión que tú tienes que tomar. Después de lo que he compartido, me gustaría recordarte que en muchas ocasiones, en vez de un cambio de carrera a través de la práctica del perdón, te das cuenta de que lo único que se necesitaba era un cambio de conciencia. Como resultado, tu carrera actual podría convertirse en una carrera muy completa y satisfactoria. Y si lo que te encuentras haciendo en este momento termina siendo algo temporal, al menos puedes brindar luz mientras que, al mismo tiempo, tus circunstancias sirven como preparación para el tipo de trabajo que finalmente se convertirá en tu propósito de vida. Porque recuerda de nuevo que todo en este mundo es neutral. Al Espíritu Santo no le importa lo que hagas puesto que para Él todo es un sueño. Permíteme concluir este capítulo relatando una experiencia personal. Cuando trabajaba en una tienda de música, justo antes de comenzar a escribir este libro, tenía muchos motivos para sentirme incómodo. La música sonaba fuerte y, por otra parte, el tipo de música que se tocaba podría considerarse muy negativa; además, la conciencia de los empleados no era congruente con nada de lo que estoy compartiendo en este libro. Sin embargo, continué practicando el perdón, sin resistir mi experiencia, y aunque sé que todo estaba sucediendo en mí mente, y por lo tanto el que las cosas a mí alrededor cambien no tiene significado intrínseco, aun así, quiero relatar esta experiencia. No sé si mi práctica del perdón haya sido la razón por la cual lo que voy a compartir tuvo lugar, pero en ese trabajo empezaron a ocurrir cambios misteriosos. Lo primero que cambió fue la manera en que yo comencé a sentirme mientras trabajaba allí. Eso sí se lo atribuyo a la práctica del perdón. A continuación, la empresa cambió las reglas sobre el tipo de música que se tocaba en la tienda, para hacerla más amigable y accesible a todos los consumidores. También fueron removidas las bocinas que hacían mucho escándalo en el departamento donde yo estaba trabajando, haciendo el ambiente más tranquilo y pacífico. A algunos empleados que eran muy negativos se les despidió, mientras que aquellos con los que tenía un poco de resistencia, terminaron siendo más amigables conmigo. Irónicamente, todos estos cambios se llevaron a cabo justo cuando le dije a mi jefe que solo trabajaría allí por dos semanas más. La razón para haber dejado este trabajo fue que mi corazón me indicó que era tiempo de empezar a escribir este libro.
XIV Sentimientos y emociones “Si tienes miedo, es que estás equivocado con respecto a lo que es valioso. Tu entendimiento inevitablemente evaluará erróneamente, y al otorgar el mismo poder a todos los pensamientos, destruirás inevitablemente la paz. Por eso es por lo que la Biblia habla de ‘La paz de Dios que supera todo razonar’. No hay error que pueda alterar esa paz en lo más mínimo. Dicha paz no permite que nada que no proceda de Dios te afecte”.
T-2.II.1:7-11 “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros entendimientos en el Cristo Jesús”.
[Filipenses 4:7] Lidiar con los sentimientos y las emociones es probablemente una de las cosas más difíciles de perdonar. Es fácil entender intelectualmente el proceso del perdón al igual que aplicarlo. Pero cuando nuestros sentimientos y emociones se alteran, lo único que queremos es deshacernos de ellos tan rápido como podamos. A pesar de que podríamos analizar nuestros sentimientos y emociones hasta que termináramos agotados, el proceso de liberación de la culpa detrás de lo que estamos sintiendo es el mismo que en cualquier otra área de nuestra vida. Hay una gran cantidad de maestros con buenas intenciones que sugieren que la calidad de nuestra vida está determinada por la calidad de nuestras emociones, cuando la verdad es que la calidad de nuestra vida está determinada por nuestra capacidad de experimentar la paz, independientemente de lo que esté sucediendo a nuestro alrededor. Pregúntale a alguien que lo tiene todo y que, aun así, se encuentra saliendo de clínicas de rehabilitación o confrontando algún dolor emocional, ¿qué es lo que quisiera tener, placer o estar en paz? Un ejemplo, entre muchos, es el de una persona muy famosa y exitosa, el cual tuve la oportunidad de trabajar con él durante mi carrera como comediante quien, en mi opinión, fue uno de los comediantes más brillantes de mi época. Asistió a un seminario de un maestro muy conocido donde se le dieron todas las “herramientas” para que aprendiera a manejar sus emociones. En el año 2007, en la cima de su carrera artística, se puso una pistola en la boca y se suicidó. Permíteme preguntarte: en ese momento ¿qué crees que él hubiese querido más que nada, aprender a controlar sus emociones o tener paz interna? La respuesta es obvia. Juega con tus emociones y estás jugando con fuego. En otras palabras, elige al ego como tu salvador y sufrirás las consecuencias de tu decisión. Debemos recordar que nuestros sentimientos y emociones no nos están diciendo lo que es real, están simplemente haciéndonos creer que lo que sentimos es real, por lo tanto solidificando en nuestra mente subconsciente que somos un cuerpo
viviendo en un mundo real. Me gustaría compartir una experiencia personal. Me estaba quedando en casa de mi novia y un sentimiento abrumador de tristeza y culpa se apoderó de mi ser. Yo no sabía de dónde había venido, todo lo que sabía era que lo sentía muy profundamente. En ese momento, con lágrimas rodando por mi cara, le ofrecí los sentimientos al Espíritu Santo y, sin resistirlos, mientras yo estaba con la sensación, seguí perdonándome por lo que estaba experimentando. En aproximadamente una hora mi novia regresó del trabajo y los sentimientos de culpa habían desaparecido. Este día no supe qué era lo que estaba sintiendo en esos momentos. Lo único que sabía era que los sentimientos habían desaparecido. Me gustaría compartir dos ejemplos adicionales antes de continuar. Ron D. Blair, quien facilita un grupo de estudio de Un curso de milagros nos contó una experiencia que tuvo. En un momento se encontraba acostado en su cama en posición fetal, sin siquiera tener la voluntad ni las fuerzas para levantarse. Lo único que podía hacer era practicar el perdón, aun cuando no sabía lo que estaba perdonando. Pocos días pasaron hasta que su experiencia comenzó a cambiar. Desde ese día, todo lo que sabe es que se llevó a cabo una transformación interna. El segundo ejemplo es el de Nouk Sánchez, coautora, con Tomas Vieira, del libro titulado Take Me To Truth, Undoing the Ego, donde relata que hubo una época en la que experimentó depresión severa y que se prolongó durante un período significativo de tiempo, hasta el punto donde los médicos comenzaron a sentirse preocupados. Sin embargo, después de haber estudiado el Curso por varios años, a un nivel más profundo, ella sabía lo que estaba pasando. El ego simplemente se estaba deshaciendo gradualmente y obviamente estaba tratando de agarrar su atención. Después de su experiencia y de ser capaz de recuperarse por completo como resultado de practicar el perdón, facilita charlas y talleres a través de todo el mundo junto con su coautor Tomás Vieira, con el fin de crear conciencia y educar a los que estén confrontando experiencias similares. Es por eso que Un curso de milagros me recuerda: “No tengo que hacer nada”. T-18.VII Lo que significa es que todo lo que se requiere de mí es rendir mi sistema de pensamiento al Espíritu Santo para que así Él lo pueda restaurar. Al ofrecer tus sentimientos y emociones al Espíritu Santo a través del perdón, podrá haber ocasiones en que alguna contestación te será revelada, sin embargo, la mayoría de las veces, podrás experimentar una sanación mental sin siquiera saber la causa o la razón por la que se originaron. El Espíritu Santo se encarga de hacer la limpieza sin que tengamos que hacer nada al respecto. Todo lo que necesitamos hacer es mantener la puerta abierta. En otras palabras, tener la voluntad de practicar el perdón y confiar. Es como si contratas un equipo de aseo para que limpie tu casa. Aunque ellos estén dispuestos a hacer el trabajo, si tú no abres la puerta, no podrán hacerlo. Además, una vez entren, puedes ir a hacer otras diligencias, confiando en que ellos harán su trabajo sin que tengas que interferir. Recuerda siempre que sea lo que sea que estés perdonando, la paz mental es lo que realmente quieres obtener, no respuestas. Tu proceso de perdón es tu voluntad de abrir la puerta. Antes de compartir el proceso de perdón –ya te habrás dado cuenta de que es el
mismo, independiente de la forma que tomen las ilusiones–, vamos a hablar un momento sobre los buenos sentimientos y las buenas emociones. Recuerda que el objetivo no es sentirse bien, sino despertar de este sueño, recordando que todo es una ilusión. Así que si te sientes bien acerca de algo, puedes apreciar el sentimiento y disfrutar de lo que esté sucediendo en tu vida mientras ofreces todas esas experiencias agradables a Dios, puesto que lo que el ego está tratando de hacer es llamar tu atención a través de experiencias agradables para que una vez más le des importancia al mundo de ilusiones. Si el ego no puede llamar tu atención a través del dolor, lo hará mediante la proyección de una ilusión transitoria que pueda generar placer. Un curso de milagros me recuerda: “El dolor demuestra que el cuerpo no puede sino ser real. Es una voz estridente y ensordecedora, cuyos alaridos tratan de ahogar lo que el Espíritu Santo dice e impedir que Sus palabras lleguen hasta tu conciencia. El dolor exige atención, quitándosela así al Espíritu Santo y centrándola en sí mismo. Su propósito es el mismo que el del placer, pues ambos son medios de otorgar realidad al cuerpo”. T-27.VI.1:1-4 El mundo está fuertemente influenciado por terapeutas y maestros espirituales que confunden las buenas sensaciones, milagros y curaciones con el éxito en su trabajo. Se les olvida que esos “aparentes” éxitos son nada más que ilusiones transitorias y que en un momento dado tendrán que experimentar lo opuesto (dolor) debido a que esa es la naturaleza del mundo dual, del mundo de ilusiones. Recuerda que toda sensación, sobre todo las muy placenteras, simplemente son las que el ego usa para hacernos creer que somos un cuerpo limitado en un mundo de ilusiones. Una vez que el ego nos ha convencido de que nuestra experiencia humana es nuestra realidad, está en mejor posición para atacar sin piedad ni misericordia. Así que al hacer de la paz nuestra más importante prioridad, recibimos un gran sentido de regocijo que está más allá de lo que podamos imaginar. Este regocijo no tiene nada que ver con lo que estemos haciendo o experimentando. Cuando le permitimos al Espíritu Santo que haga el trabajo por nosotros, nos damos cuenta de que nada de lo que este mundo pueda ofrecer nos puede brindar verdadera felicidad, independientemente de las ilusiones que podamos proyectar. Y la razón es que una vez estemos convencidos de que este mundo no es nuestro verdadero hogar y que no se puede comparar con el Reino, ya las ilusiones dejarán de tener poder sobre nosotros, no importa cuán bonitas y/o deseables aparenten ser. Un curso de milagros me recuerda: “Los sueños que te parecen gratos te retrasarán tanto como aquellos en los que el miedo es evidente. Pues todos los sueños son sueños de miedo, no importa en qué forma parezcan manifestarse. El miedo se ve adentro o afuera, o en ambos sitios. O puede estar oculto tras formas agradables. Pero nunca está ausente del sueño, pues el miedo es el elemento básico de todos los sueños”. T-29.IV.2:1-5 Nuestro trabajo consiste en pasar de un mundo transitorio a uno permanente; del mundo en el que sentirnos bien solo dura un rato, a la permanencia del Reino donde solo hay alegría, felicidad, amor, plenitud y paz. Así que si, por ejemplo, te sientes
deprimido, el objetivo no es querer deshacerte de la depresión, de la tristeza o del dolor, aunque en la superficie así lo parezca, sino experimentar la mente inocente que es incapaz de experimentar miedo. Así que si estoy confrontando algún problema emocional, sensación de dolor o alguna emoción que perturbe mi paz, esto es lo que podría decir: “Espíritu Santo, solo quiero que me ayudes a restablecer la paz en mi mente. Elijo la paz ahora con Tu ayuda Espíritu Santo, y Te ofrezco todos mis pensamientos para que Tú los transformes en pensamientos de amor”. Al igual que con cualquier otra situación o circunstancia, lo único que pido es paz y orientación, nunca pido algo específico. De ahí en adelante confío en que el Espíritu Santo se encargará de hacer Su trabajo. Y si la sensación persiste, sigo practicando el proceso de perdón por el tiempo que sea necesario. En algunos casos, hay tanta culpa, que parece como si el proceso no estuviera produciendo resultados. Sin embargo, puedes tener la completa seguridad de que el trabajo se está haciendo.
XV Ayudar a los demás y sanar al mundo “Desde tu ego no puedes hacer nada para salvarte o para salvar a otros, pero desde tu espíritu puedes hacer cualquier cosa para salvar a otros o para salvarte a ti mismo”.
T-4.I.12:1 “De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada de sí mismo, sino lo que viere hacer al Padre; porque todo lo que él hace, esto también hace el Hijo juntamente”.
[Juan 5:19] Un Curso de Milagros me recuerda: “La condenación es un juicio que emites acerca de ti mismo, y eso es lo que proyectas sobre el mundo. Si lo vez como algo condenado, lo único que verás es lo que tú has hecho para herir al Hijo de Dios. Si contemplas desastres y catástrofes, es que has tratado de crucificarlo. Si ves santidad y esperanza, es que te has unido a la Voluntad de Dios para liberarlo. Estas son las únicas alternativas que tienes ante ti”. T-21.in.2:1-5 Aunque muchas de las escrituras religiosas están llenas de contradicciones, una cosa que el Curso nos da a entender claramente es que el mundo es una ilusión. Un curso de milagros me recuerda: “¡El mundo no existe! Este es el pensamiento básico que este curso se propone enseñar. No todo el mundo está listo para aceptar esto, y cada cual irá tan lejos a lo largo del camino que conduce a la verdad, como se permita a sí mismo ser guiado”. W-pI.132.6:2-4 Un curso de milagros también nos recuerda que todos somos uno. Por lo tanto, todo lo que vemos es una ilusión proyectada por el ego con el fin de hacernos creer que estamos separados. Así que si lo que vemos es una proyección de lo que realmente está pasando dentro de nuestra propia conciencia, entonces ¿quiénes son aquellos a los que creemos que necesitamos sanar? ¿Cómo podemos ayudar a los que parecen estar necesitados si realmente son ilusiones? Voy a ser muy cauteloso al responder estas preguntas porque no quiero que pienses que no tengo compasión o amor por nuestros “semejantes”. En primer lugar debemos reconocer que una ilusión es nada más que una proyección que refleja nuestro nivel actual de conciencia, es la culpa que reside profundamente dentro de nuestro inconsciente. Siendo ese el caso, si vemos a alguien como culpable, desposeído o como víctima, lo que estamos reforzando en nuestra mente subconsciente es que, o bien somos víctimas o creemos en el concepto de que podemos ser víctimas. Y es por eso que estamos proyectando en la pantalla de nuestra conciencia las creencias que se manifiestan dando aparente realidad a esta ilusión que llamamos nuestro mundo físico. Así que cuando proyectamos o, mejor dicho, cuando proyecto –ya que soy el
responsable de todas mis proyecciones– la ilusión de personas que están sin hogar, hambrientas, enfermas, o lo que sea, incluso cuando me siento inclinado a ofrecer algún tipo de asistencia, uso esa oportunidad para ver el poder y la grandeza de Dios dentro de ellos. Al ser capaz de verlos como lo que realmente son, perfectas extensiones de Dios, sin juzgar sus circunstancias y sin sentirme culpable, en ese momento estoy recordándome a mí mismo mi propia perfección. Con respecto a mi hermano, Un curso de milagros me recuerda: “Él es el marco en el que está montada tu santidad, y lo que Dios le dio tuvo que habérsete dado a ti. Por mucho que él pase por alto la obra maestra en sí mismo y vea solo un marco de tinieblas, tu única función sigue siendo ver en él lo que él no ve”. T-25.II.8:6-7 Quiero que por favor prestes mucha atención a la última oración: “Por mucho que él pase por alto la obra maestra en sí mismo y vea solo un marco de tinieblas, tu única función sigue siendo ver en él lo que él no ve”. La obra maestra pasada por alto es su verdadero Ser. Mi función es la de contemplar en él lo que él no ve en sí mismo. Pero aquí es que tengo que ser cuidadoso. Si me encuentro juzgándolo, en otras palabras, si no veo la perfección en él, eso significa que he visto la imperfección en mí primero. Por lo tanto he pasado por alto la obra maestra en mí mismo. Mi proyección sencillamente me dio la oportunidad de ver mi propia “aparente” imperfección fuera de mí. Por eso es importante recordar que siempre y cuando no me perdone por haber sido el responsable de todas mis proyecciones – incluyendo la del sufrimiento de mis hermanos o la de un mundo lleno de obscuridad–, voy a continuar proyectando ilusiones que reforzarán la creencia en mí de que soy una víctima del mundo que veo. Un curso de milagros me recuerda: “No soy víctima del mundo que veo”. W-pI.31 El mismo principio se aplica a nivel mundial en situaciones como las plagas, la guerra, los desastres naturales, miles de personas muriéndose de hambre, etcétera. Es posible que te sientas inspirado a ayudar y a dar apoyo y, mientras lo haces, hay que seguir practicando el perdón y la paz interna. Un curso de milagros me recuerda: “La paz es imposible para los que ven conflictos e inevitable para los que ofrecen paz. ¡Cuán fácilmente, pues, te puedes escapar del juicio que tienes acerca de mundo! No es el mundo lo que hace que la paz parezca imposible”. M-11.4:1-4 Sí, es bueno ayudar pero si tratamos de hacerlo en el plano de la ilusión, sin cambiar nuestra mente a través del perdón, es como tratar de reordenar las sillas en un barco que se hunde en lugar de salir del barco. En otras palabras, es como tratar de reordenar el sueño o, en este caso, la pesadilla, en lugar de despertar de ella, que es el objetivo primordial no solo de Un curso de milagros. El Curso no está interesado en arreglar nada en este mundo, somos nosotros los que estamos tratando de arreglar las cosas (ilusiones). Así que mientras te sientes inspirado a hacer algo para ayudar, que es una manera maravillosa de compartir el amor interno, recuerda lo que realmente está sucediendo. Te has dado la oportunidad de ver tu conflicto interno, de modo que lo puedas sanar a través del perdón. Como resultado, amplías tu sentido de unidad ayudando a tus hermanos y hermanas a sanar. El verdadero mundo solo puede ser transformado por la renovación de nuestra mente, no por el reordenamiento de la
ilusión. “Y no os conforméis a este siglo; mas transformaos por la renovación de vuestra alma, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. [Romanos 12:2] Entonces, ¿cómo aplico el perdón mientras soy testigo de un mundo lleno de tanta necesidad y sufrimiento, con naciones en guerra, gobiernos corruptos, entre otros? Lo que hago es que me doy cuenta de cómo me siento cuando veo las imágenes presentadas en la pantalla de mi conciencia. Si me siento perturbado al ver una persona experimentando problemas podría decir: “Lleno de amor en mi corazón le pido al Espíritu Santo que reinterprete cualquier tipo de sentimiento y pensamiento que no esté alineado con mi paz mental. Solo veo el amor en ti mi hermano, porque sé que eres perfecto, puesto que tú eres Dios. Te amo y le entrego todos estos pensamientos al Espíritu Santo para que yo pueda ver claramente y para que la verdad en mí sea reflejada en ti”. El mismo principio se aplica en todo lo que está sucediendo a nivel mundial, como los desastres naturales, las guerras, los conflictos, etcétera. Busca a Dios en todas partes, especialmente en cualquier situación que pueda perturbar tu paz. Después de practicar tu proceso de perdón, con una mente más clara y llena de amor, haz lo que te sientas inspirado a hacer. Si deseas enviar dinero o alimentos, u organizar un grupo para ayudar, hazlo, no porque estés arreglando algo, sino porque eso es lo que te sientes inspirado a hacer. Por otro lado, si percibes a otros como víctimas, eso significa que el ego te ha convencido, a través de la ilusión, de que tú eres una víctima de un mundo que es real. Recuerda que no hay víctimas ni victimarios, solo personajes atrapados en lo que se podría considerar una pesadilla. Antes de finalizar este capítulo voy a compartir algo que puede ser muy difícil de aceptar para muchos, sobre todo para aquellos que no entienden la naturaleza del ego o de los principios enseñados en el Curso. Recuerda que lo que el ego quiere es que trates de salvar el mundo debido a que solo así puede mantenerse vivo en tu imaginación. Sin ego no hay mundo. Y aunque nuestras intenciones de ver un mundo lleno de paz y amor sean muy nobles, recuerda que este mundo es dual y donde la dualidad existe, siempre existirán, por lo tanto, el odio, la ira, el miedo, la codicia, el sufrimiento, la violencia, y todo lo que puedas imaginarte. Para que el mensaje del Curso no sea malinterpretado, a veces emplea un lenguaje un poco incómodo de leer. Un ejemplo sería: “Este es un mundo demente y no debes subestimar la magnitud de su demencia”. T-14.I.2:6 En el contexto de las enseñanzas del Curso esa oración podría ser substituida por: este mundo es una ilusión y no debes subestimar el poder de su aparente realidad, o este mundo no es tu hogar, y no subestimes tu creencia en el pensamiento de que lo es. Que por cierto, Un curso de milagros me recuerda: “Este mundo en el que pareces vivir no es tu hogar. Y en algún recodo de tu mente sabes que esto es verdad”. WpI.182.1:1-2 Recuerda que si eliges a Dios experimentarás paz y unidad pero si eliges al ego experimentarás sufrimiento y separación, en otras palabras, el mundo.
XVI Relaciones “En el amor perfecto no hay cabida para el miedo porque el amor perfecto no conoce el pecado y solo puede ver a los demás como se ve a sí mismo”.
T-20.III.11:3 “En la caridad no hay temor; mas la perfecta caridad echa fuera el temor; porque el temor tiene pena; de donde el que teme, no está perfecto en la caridad”.
[1Juan 4:18] Las relaciones personales se podrían considerar como las autopistas del crecimiento puesto que nos dan las mayores oportunidades para practicar el perdón. Nos podrían destrozar psicológicamente, no porque tengan ese poder, sino porque inconscientemente se lo hemos dado. Si alguna vez has tenido la experiencia de que alguien a quien has amado te haya dejado por otra persona o te haya traicionado, entiendes lo que te estoy tratando de decir. La razón por la cual las relaciones íntimas aparentan tener el poder de destruirnos es porque las hemos hecho nuestra fuente, no solo de amor, sino de todo, olvidándonos que nuestra Fuente real de todo es Dios. Todo lo que intentamos buscar en el mundo de ilusión a través de nuestras relaciones está dentro de nosotros, puesto que es parte de nuestro verdadero Ser. Por cierto, aunque el enfoque de este capítulo es en las relaciones intimas de aspecto romántico, podemos experimentar dolor con todo tipo de relaciones, ya sea con personas con quienes trabajamos, con amistades, familiares cercanos, personas conocidas o desconocidas, en general, prácticamente con todas las personas con quienes interactuamos. Lo interesante es que el proceso de perdonar es el mismo que en los capítulos previos, porque aunque se trate de una relación amorosa, un problema de carrera, una situación financiera, un aspecto físico o emocional, todas nuestras experiencias físicas son ilusiones. Por eso antes de continuar quiero aprovechar este momento y repetir lo que Un curso de milagros me recuerda: “Todos los problemas son iguales para Él, puesto que cada uno se resuelve de la misma manera y con el mismo enfoque”. T-26.II.1:3 Pues si el proceso de perdonar es el mismo, ¿cuál es la diferencia entre, digamos, un problema de carrera, una situación financiera y una relación? La diferencia es que los seres humanos al no ser objetos inanimados tienen la habilidad de comunicarse con nosotros. Cuando la comunicación o el comportamiento son placenteros disfrutamos de alegría y regocijo, pero cuando son destructivos te podrás imaginar las posibles consecuencias. En otras palabras, cuando nuestros botones son presionados tenemos la tendencia a atacar y herir así como a sentirnos atacados y heridos muy profundamente. Entonces, ¿cómo podemos utilizar las relaciones como oportunidades para sanar sin tener que experimentar el dolor que
nos podrían hacer sentir? Por lo menos para mí, las relaciones románticas han sido el área de sanación más profunda pues, aparentemente, ahí es donde realmente he tenido que perdonar más que en otras áreas. Tuve que hacer una gran cantidad de sanación y, aún todavía, continúo sanando. Pero para contestar esa pregunta brevemente, las relaciones son nuestros más poderosos espejos, por lo tanto nos dan la oportunidad de ver nuestras propias obscuridades, las que inconscientemente no reconocemos en nosotros mismos. No voy a decir que el proceso de traer nuestra obscuridad a la superficie para ser sanada sea algo placentero, pero es la única forma en que podemos hacerla desaparecer. Porque lo que estamos haciendo en ese momento es brindando nuestra obscuridad (ilusiones) a la luz. Ahora voy a compartir una creencia muy popular en el área de auto ayuda relacionada con las relaciones románticas y con la que tuve muchos problemas con la práctica en mi vida personal aunque, en teoría, tiene mucho sentido. Muchos expertos en relaciones dicen que primero hay que aprender a amarse a sí mismo antes de poder amar a los demás. Estoy de acuerdo con esa enseñanza. El problema es que si yo no sé lo que es realmente el amor, ¿cómo puede ser posible que me ame a mí mismo si lo que tengo es un concepto, una idea de lo que creo que es el amor? Recuerdo haber pasado horas y horas frente al espejo repitiéndome a mí mismo, “me quiero a mí mismo, me quiero a mí mismo, me quiero a mí mismo, me quiero a mí mismo, me quiero a mí mismo,...” Sin embargo, mi culpabilidad interna continuaba destruyendo mi vida. Recuerda que el objetivo del Curso es remover los obstáculos que nos impiden tener la experiencia de lo que es realmente el amor, el cual no se puede explicar ni entender intelectualmente. En mi caso, el problema no era que tuviera que amarme a mí mismo, sino que la culpabilidad interna que proyectaba todas mis experiencias tenía que ser sanada. Me gustaría relatar una experiencia personal para que puedas ver cómo ha funcionado en mi vida el proceso de perdonar. Cuando conocí a Dawn, aunque no hubo una fuerte atracción física, definitivamente hubo una profunda conexión. Ella estaba dándose la oportunidad de conocer otras personas, pero no encontraba a nadie que quisiera tener una experiencia espiritual, sino más bien personas que buscaban una típica relación. Yo también quería a alguien que fuera muy espiritual, pero el problema era que mi ego quería una mujer que tuviese unos atributos físicos específicos, sobre todo porque eso es lo que la mayoría de los falsos ídolos enseñan: que hay que saber lo que queremos y describir específicamente cuál sería la “pareja ideal” y así sucesivamente. Aunque yo pensaba que había un tipo particular de mujer que quería, debido al trabajo que he estado haciendo, es decir, debido a mi proceso de perdón, luego me di cuenta de que Dawn era lo que necesitaba. No voy a negar que para mí ella es preciosa, pero en el mundo del ego, nunca estaremos satisfechos con nada, puesto que el ego siempre está buscando algo diferente. Continuando con lo que estoy relatando, en nuestra relación tuve la oportunidad de experimentar el sentimiento de culpa que había experimentado en
el pasado, pero esta vez con alguien que tenía mucha paciencia, amor y comprensión. De hecho, a un nivel mucho más profundo, sin haberme dado cuenta, ella estaba reflejando en mí las cualidades que yo estaba empezando a aceptar en mí mismo, mientras que al mismo tiempo, situaciones que en un pasado creaban un conflicto interno, gradualmente fueron eliminadas de mi mente. Todo lo que puedo decir es que, como resultado de practicar el perdón, he llegado a la convicción de que no necesito saber qué es amarme a mí mismo, todo lo que necesito hacer es elegir a Dios primero y asegurarme de que mi relación con Dios sea la más importante en mi vida. La simplicidad del proceso, una vez más, es que no tengo que descifrar nada. Solo tengo que practicar el perdón y el Espíritu Santo se encargará de los detalles. Recuerda una vez más que el objetivo de perdonar no es atraer una pareja sino remover la culpabilidad interna que nos urge a buscar algo que creemos que nos hace falta. La paradoja es que cuando tu relación primordial es con Dios, te encuentras en situaciones donde experimentas todo lo que en el pasado estabas tratando de buscar en otra pareja; la diferencia es que esta vez ese amor que antes buscabas, ahora simplemente lo extiendes. Y créeme que cuando tienes algo que extender, el mundo está ansioso esperando recibirlo. No solo eso, ese amor que extiendes es incondicional. Que por cierto es la forma en que Dios nos ama a todos. ¡Él no requiere amor recíproco ni da para recibir porque Dios simplemente Es! ¡Y lo que Dios extiende a todo es lo que recibe debido a que solo hay Uno! Así que cuando me encuentro experimentando situaciones difíciles relacionadas con alguna relación puedo decir: “Espíritu Santo, te ofrezco estos pensamientos temerosos, que aunque sé que no significan nada, te pido que los reinterpretes por mí y que los transformes en pensamientos de amor; que me ayudes a ver la inocencia en este prójimo y que elimines todo juicio que tenga sobre él/ella. Te pido Espíritu Santo que me ayudes a sanar mi mente llenándola de paz, que es lo único que anhelo. Gracias por haber escuchado mi petición, y en este momento lo dejo todo en Tus manos, sabiendo que solo Tú sabes cómo disponer de ello”. ¿Qué estoy haciendo? Me estoy perdonando por haber proyectado la experiencia que me hizo hecho sentir culpable o adolorido, la cual en este caso tendría que ver con alguna relación, reconociendo que lo único que necesita sanar es mi mente. También pedí por la paz mental sin darle significado a nada, entregándole todo pensamiento de juicio para que los reinterprete y los transforme.
XVII El verdadero perdón “... perdonar a tu hermano, para que las tinieblas desaparezcan de tu mente”.
T-29.III.4:2 “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados”.
[Lucas 6:37] Un Curso de Milagros me recuerda: “Considera, no obstante, lo que sigue a continuación, y descubre la causa de tu falta de fe: crees que la razón por la que tienes algo contra tu hermano es por lo que él te hizo a ti. Mas por lo que realmente lo culpas es por lo que tú le hiciste a él. No le guardas rencor por su pasado sino por el tuyo. Y no tienes fe en él debido a lo que tú fuiste. Tú eres, sin embargo, tan inocente de ello como lo es él”. T-17.VII.8:1-5 Quizá te preguntes por qué quiero escribir un capítulo sobre el perdón cuando hemos estado hablando acerca de él a lo largo del libro. La razón es que a través de lo que has leído, el perdón se ha utilizado principalmente como un proceso para despertar. Sin embargo, me he sentido inspirado a elaborar este tema a un nivel más personal debido a que, aun cuando estemos perdonando a otros, o mejor dicho, aun cuando creemos estar perdonando a otros, el Curso nos hace ver el perdón de una forma completamente diferente a la que nos han enseñado. Voy a emplear como ejemplo la ilusión de alguien haciéndonos algún mal. Podría ser un socio de trabajo que nos ha engañado, un amigo que nos ha traicionado, un desconocido que nos ha insultado o alguien que nos ha causado algún tipo de daño físico o emocional. En una forma convencional el perdón para la mayoría de las personas, religiones y sociedad en general, se basa en la idea de que alguien nos ha hecho un mal y por lo tanto esa persona es la que tiene que ser perdonada. Sin embargo, lo que el Curso dice es que nadie ha hecho nada malo. La razón es que no hay realmente nada ni nadie a quien perdonar. Esto se debe a que si todo lo que vemos es una proyección, algo que se originó en nuestra propia mente, entonces lo que percibimos como ataques externos dirigidos hacia nosotros, son nada más que ataques generados dentro de nosotros mismos dirigidos a nosotros mismos. El Buda dijo: “No serás castigado por la ira que sientas por otros, te castigas a ti mismo por el mero hecho de sentirla”. Así que cuando vemos una ilusión que nos hace sentir como víctimas, primero debemos recordar que nosotros somos los responsables de haberlas proyectado. Estamos sencillamente observando nuestra culpabilidad interna en lo que aparenta ser un evento o situación externa. A partir de ese punto, en vez de tratar de
interpretar la situación o de darle algún tipo de significado, simplemente nos perdonamos por lo que hemos proyectado y le ofrecemos todos nuestros pensamientos al Espíritu Santo para que Él los reinterprete, transformándolos en pensamientos de amor y paz. Un curso de milagros me recuerda: “El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió. El perdón no perdona pecados, otorgándoles así realidad. Simplemente ve que no hubo pecado. Y desde este punto de vista todos tus pecados quedan perdonados”. W-pII.preg1.1:1-4 Me gustaría que prestaras atención a esta línea del pasaje: “El perdón no perdona pecados, otorgándoles así realidad”. Debido a que nada es real, no hay nada que perdonar. Así que al pretender que estamos perdonando algo, lo que estamos haciendo es otorgando realidad a algo que no existe. ¿Cómo sería posible perdonar algo que no existe? Imagina estar frente al televisor, viendo una telenovela y creyendo que tienes que perdonar a alguno de los personajes por haber cometido una falta. Si crees que lo que he dicho suena completamente ridículo, eso es lo que está sucediendo en nuestra vida. Lo único es que para poder percibir nuestras ilusiones desde ese punto de vista, tenemos que verlas a través del sistema de pensamiento del Espíritu Santo. De lo contrario, si observamos nuestras ilusiones (telenovelas) desde el punto de vista del ego, estaremos reaccionando a ellas y sintiéndonos víctimas por el resto de nuestra vida. Otra línea del pasaje a la que me gustaría que prestaras atención es: “El perdón reconoce que lo que pensaste que tu hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió”. Al perdonar al Hijo de Dios por lo que no hizo, te estás perdonando a ti mismo por lo que no hiciste. Porque ¿quién es el Hijo de Dios? ¡Tú lo eres! Recuerda que todos somos Uno y el Hijo y el Padre son Uno. “Aquel día vosotros conoceréis que yo soy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros”. [Juan 14:20] Ya que no hay separación, todo lo que ves no es más que una extensión de ti mismo. Un curso de milagros me recuerda: “Nadie sobre quien el verdadero perdón descanse puede sufrir, pues ya no exhibe la prueba del pecado ante los ojos de su hermano. Por lo tanto, debe haberlo pasado por alto y haberlo eliminado de su propia vista. El perdón no puede ser para uno y no para el otro. El que perdona se cura. Y en su curación radica la prueba de que ha perdonado verdaderamente y de que no guarda traza alguna de condenación que todavía pudiese utilizar contra sí mismo o contra cualquier cosa viviente”. T-27.II.3:6-11 Encuentro fascinante esta línea del Curso: “A todo aquel que perdonas se le concede el poder de perdonarte a ti tus ilusiones”. T-29.III.3:12 La razón por la cual al perdonar a otros, a ellos se le concede el poder de perdonarte, no es que ellos tengan algún tipo de poder sobre ti sino que al reconocer que eres responsable de todo lo que proyectas y al liberarlos a ellos (ilusiones) perdonándote a ti mismo, en ese momento tú te liberas. Es por eso que el Curso me recuerda: “Mediante tu regalo de libertad te liberas tú”. T-29.III.3:13 También me encanta esta línea de La Canción de la Oración, una extensión de Un
curso de milagros: “Es imposible perdonar a otro, pues son únicamente tus pecados los que ves en él. Quieres verlos allí y no en ti. Es por eso que el perdón a otro es una ilusión”. S-2.I.4:2-4 Después de lo que acabo de compartir, quiero aclarar un punto. El perdonarme a mí mismo no significa que soy culpable sino que estoy tomando completa responsabilidad por lo que está sucediendo en mi ilusión. Solo así puedo reconocer mi propio poder. En lo que sí tenemos que ser cuidadosos es en no sentirnos culpables por lo que estemos proyectando. Esta es la segunda cara de una misma moneda: el ego usa esa misma culpa que tratábamos de otorgarle a las ilusiones y la redirige hacia nosotros mismos. Esa es la culpabilidad que sentimos cuando creemos haber herido a nuestro prójimo. Sin embargo, la belleza del proceso del perdón es que no importa lo que haya sucedido en el plano físico, con nuestra voluntad de entregarle al Espíritu Santo todos nuestros pensamientos y sentimientos de culpa, Él se encargará de hacer el trabajo necesario para que toda sensación de culpabilidad sea erradicada de nuestra mente. Imagino que tendrás preguntas adicionales como: cuando perdono, ¿cómo sé que estoy haciendo bien el proceso? ¿Cómo me debo sentir cuando estoy perdonando? ¿Cómo sé que este proceso de perdón está funcionando? Esto es lo que realmente está ocurriendo: entiendes que todo lo que ves no son más que ilusiones y proyecciones del ego, y nada más mediante tu voluntad de entregarle tus pensamientos incómodos al Espíritu Santo estás haciendo el proceso correctamente. Lo que el Espíritu Santo requiere de ti es solo tu disposición a perdonar. Cuanto más practiques el proceso de perdonar, no solo experimentaras más paz, sino que podrás estar seguro de que estás progresando, aun cuando a veces no lo parezca. Toma en consideración lo siguiente: si nuestra resistencia para dejar ir es muy fuerte, el hecho de aferrarnos a nuestras ilusiones es la barrera que no nos permite experimentar paz, aun cuando estemos practicando el perdón. Pero aun así, como he dicho antes, nuestra disposición es suficiente, puesto que el Espíritu Santo sencillamente remueve poco a poco esa culpabilidad que estemos dispuestos a entregarle, hasta que experimentemos una transformación interna. Esa disposición nos pone en una mejor posición para desaferrarnos completamente de lo que en un pasado era muy difícil dejar a un lado. Un curso de milagros me recuerda: “Tu función no es corregir. La función de corregir le corresponde a Uno que conoce la Justicia, no la culpabilidad. Si asumes el papel de corrector, ya no puedes llevar a cabo la función de perdonar. Nadie puede perdonar hasta que aprende que corregir es tan solo perdonar, nunca acusar. Por tu cuenta, no podrás percatarte de que son lo mismo, y de que, por lo tanto, no es a ti a quien corresponde corregir”. T-27.II.10:1-5 De modo que si me siento provocado por el comportamiento de alguien o si siento algún tipo de resentimiento –contemplando o sin contemplar la imagen de esa persona en mi mente–, podría decir: “Mi querido hermano, Te quiero porque reconozco que tú y yo somos
extensiones de Dios. Gracias por darme la oportunidad de sanar mi propia mente. Debido a que la separación nunca ocurrió, somos perfectamente inocentes. Gracias Espíritu Santo por transformar todo pensamiento de juicio en contra de mi hermano en pensamientos de paz y amor”. Simplemente recuerda lo que Jesús nos dice a través de las Escrituras: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, a mí lo hicisteis”. [Mateo 25:40]
Conclusión “Dios está contigo, hermano mío. Unámonos en Él en paz y con gratitud, y aceptemos Su regalo como nuestra más santa y perfecta realidad, la cual compartimos con Él”.
T-18.I.10:8-9 “Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Gozo hallas, amada! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres”.
[Lucas 1:28] Nuevo Testamento “Y el ángel de Jehová se le apareció, y díjole: Jehová es contigo, varón esforzado”.
[Jueces 6:12] Antiguo Testamento Después de compartir cómo aplicar el proceso del perdón a las diferentes áreas de mi vida, recordando que todo lo que estoy haciendo es perdonándome a mí mismo por haber proyectado lo que sea que haya perturbado mi paz, voy a relatar una reciente experiencia como ejemplo para demostrar lo tedioso que el ego puede ser y para que, al mismo tiempo, veas cómo pude reconocer el regalo dentro de la experiencia. Mientras escribo este libro, he sido completamente sincero al compartir mi condición de vida y situación financiera. Hace unos días, le pregunté a un amigo muy querido, alguien que me ha conocido por casi veinte años y que es millonario, si podía prestarme algo de dinero. En lugar de decir que sí, lo que hizo fue darme un sermón. Desde la perspectiva del ego podría decir que tengo un amigo que es muy tacaño. Y podría inventar un sinnúmero de excusas para no solo justificar mi forma de sentir, sino para querer terminar mi amistad con él. Por encima de todo, recuerda que al juzgarlo a él me estoy juzgando a mí mismo. Así que si observo esta experiencia a través del sistema de pensamiento del ego, nunca podré alcanzar esa paz interna que es la condición necesaria para poder experimentar mi verdadero Ser. Voy a compartir ahora lo que se podría decir que en realidad sucedió, basándome en las enseñanzas de Un curso de milagros. En primer lugar, ¡nada ocurrió! ¿Qué quieres decir con que nada ocurrió? –te podrías preguntar. En realidad no pasó nada porque todo es una ilusión. Teniendo claro que soy el responsable de todo lo que proyecto, culpar a mi amigo por su decisión solo esconde dentro de mi mente la culpabilidad que proyectó esa experiencia, haciendo que continúe reapareciendo, cada vez en una forma distinta hasta que finalmente tome la decisión de perdonarla y ofrecérsela al Espíritu Santo. Esto no significa que quizás él no tenga un mensaje importante que me pueda servir, puesto que el Espíritu Santo emplea ilusiones para comunicar algo que tal vez, en un momento dado, no esté preparado para escuchar en mí mismo. Es muy posible que mi amigo estuviese observando algún patrón al que no he prestado
atención. Es como tratar de comunicarse con una persona alcohólica que, aunque sabe que con la bebida se está autodestruyendo, no está preparado para ayudarse a sí mismo. Pero tampoco significa que tenga que reaccionar y tomar algún tipo de acción inmediata, sino que primero invite al Espíritu Santo a que me ayude a ver cualquier clase de resistencia que surja dentro de mí antes de tomar algún tipo de acción; o que si me es difícil escuchar la Voz del Espíritu Santo debido a que mi mente está muy temerosa, empuje un poco para, por lo menos, asegurarme de que no es el ego el que está tratando de paralizarme. Ahora quiero compartir algo bien interesante. En una conversación con Ron D. Blair, mencioné el hecho de que a veces es incómodo hablar con personas que no entienden los principios que estoy viviendo, sobre todo mi amigo, el que me negó el préstamo. Ron me dijo: “Si esa persona en realidad eres tú, puesto que todos somos uno y por lo tanto estás realmente hablando contigo mismo, todo lo que esa persona está haciendo es reflejándote a ti mismo áreas donde todavía tienes dudas en los principios de la Verdad. Sin embargo, si tu convicción y confianza en el Espíritu Santo son sólidas y alguien como él aparece en tu proyección, independientemente de cuál sea su opinión sobre ti, tu paz y confianza no serán perturbadas. Y en vez de sentirte mal por la opinión que él haya expresado acerca de tus decisiones personales, puedes mirarlo a los ojos y darle las gracias por haber compartido su punto de vista contigo. Él quizás nunca entenderá la razón por la cual estás tan agradecido. Él no sabe que en ese momento te dio una oportunidad para que realmente pudieras confiar”. En los días siguientes, después de tener esa conversación con mi amistad de veinte años, me sentí muy crítico hacia él y, aun cuando sabía que era yo el que estaba proyectándolo todo, todavía me sentía adolorido y lleno de juicio. Aun así, continúe practicando el proceso de perdonar, reconociendo la inocencia en él y recordándome que todo había sucedido exactamente como tenía que suceder. Pocos días después recibí una llamada suya justo antes de ir al gimnasio. Compartió conmigo algunos de los problemas que estaba enfrentando con su madre y también con el tipo de mujer que continuamente atraía a su vida. Yo estaba en un espacio muy pacífico y bien agradecido por haber escuchado su voz. Tuvimos una conversación increíble y sin pedirle nada, me dijo que si necesitaba algún dinero, se lo hiciera saber. Bueno, finalmente no necesité el dinero. Es interesante lo que puede suceder cuando lo dejamos todo en manos del Espíritu Santo. Y por cierto, ten en cuenta que la transformación de la que estoy hablando no tiene nada que ver con el hecho de que mi amigo estuviera dispuesto a ofrecerme dinero. Tiene que ver con la forma en que fui capaz de ver esa situación, con mi corazón lleno de amor en vez de rencor. Después de practicar los principios expuestos en este libro, dejándolo todo en manos del Espíritu Santo, me he dado cuenta de que mis prioridades han cambiado. Escribir este libro y compartir estos principios me llena más que la carrera de comedia, música o cualquier otro tipo de actividad que tenazmente haya perseguido en el pasado. Eso no quiere decir que en el futuro no pueda producir
música, escribir canciones, establecer un grupo musical o hacer algo en el campo artístico. Lo que quiero decir es que, por ahora, esto es lo que me siento inspirado a hacer. Y si esto es lo que se supone que haré por el resto de mi vida, con todo gusto acepto mi propósito. Porque para mí, la paz interna es lo más importante. Como he compartido en un capítulo anterior, es mejor perder todo lo que tengo y mantener mi paz interna que adquirir todo lo que quisiera a costa de perder mi paz interna. Por eso es que la lección 185 del Libro de Ejercicios de Un curso de milagros me recuerda: “Deseo la paz de Dios. Decir estas palabras no es nada. Pero decirlas de corazón lo es todo. Si pudieras decirlas de corazón, aunque solo fuera por un instante, jamás volverías a sentir pesar alguno, en ningún lugar o momento”. WpI.185.1:1-3 Entonces, ¿qué es exactamente lo que está pasando cuando lo dejas todo en manos del Espíritu Santo? Sencillamente estás permitiendo que el Espíritu Santo tome control del proyector. Así es como el Espíritu Santo puede reemplazar tus pesadillas con sueños felices, como se muestra en la siguiente ilustración: ¿Cuánto tiempo tardarás en experimentar tu paz interna y estos sueños felices? Todo depende de cuánto tiempo deseas aferrarte a tus apegos, ideas, valores, conceptos y creencias. Porque cada vez que te aferras a algo es como quitarle el proyector al Espíritu Santo y dárselo de nuevo al ego. Eso es lo que hacemos durante nuestra vida. El Espíritu Santo nunca va a sobreponer Su voluntad sobre la tuya; Él te guiará, pero solo cuando lo invites. Y te aseguro que tarde o temprano lo vas a invitar debido a que si continúas dejando que el ego tome posesión del proyector, desgraciadamente, aunque no tiene por qué ser así, terminarás de rodillas con un dolor insoportable y pidiéndole al Espíritu Santo que por favor remueva todo ese sufrimiento de tu mente. Es por eso que Un curso de milagros me recuerda: “La resistencia al dolor puede ser grande, pero no es ilimitada. A la larga, todo el mundo empieza a reconocer, por muy vagamente que sea, que tiene que haber un camino mejor”. T2.III.3:5-6 Una vez más, recuerda que el sueño feliz no debe ser confundido con mejores ilusiones. Es algo que se lleva a cabo en el plano de la mente, no de la forma. Pensar que un sueño feliz tiene que ver con la manifestación de tus metas es el equivalente a tratar de intercambiar una ilusión por otra. Y recuerda que todas las ilusiones, independientemente de qué tan agradables luzcan, están basadas en el miedo. Por eso es que repito nuevamente lo que Un curso de milagros me recuerda: “Los sueños que te parecen gratos te retrasarán tanto como aquellos en los que el miedo es evidente. Pues todos los sueños son sueños de miedo, no importa en qué forma parezcan manifestarse”. T-29.IV.2:1-2 El objetivo del Curso es despertarnos de este mundo de ilusión mientras nos da la
oportunidad de vivir una vida más pacífica y feliz. Lo interesante del caso es que cuando adquirimos este estado de tranquilidad, alegría y felicidad, las imágenes que terminamos proyectando podrían ser más propensas a cambiar debido a que están reflejando nuestra nueva actitud mental. Pero de nuevo, no busques el intercambio de imágenes, busca solo el Reino, de lo contrario no podrás experimentar la verdadera paz. Un curso de milagros me recuerda: “Los dulces sueños que el Espíritu Santo ofrece son diferentes de los del mundo, donde lo único que uno puede hacer es soñar que está despierto. Los sueños que el perdón le permite percibir a la mente no inducen a otra forma de sueño, a fin de que el soñador pueda soñar otro sueño. Sus sueños felices son los heraldos de que la verdad ha alboreado en su mente. Te conducen del sueño a un dulce despertar, de modo que todos los sueños desaparecen. Y así, sanan para toda la eternidad”. W-pI.140.3:1-5 ¿Así que tienes que renunciar a las cosas de este mundo? No. Todo lo que necesitas es renunciar a tu apego psicológico a las cosas de este mundo. Si sintieras que tienes que renunciar a algo, sería lo mismo que si tuvieses que hacer un sacrificio. Pero si te desatas, entonces ya no es un sacrificio sino una preferencia. El proceso de perdón te ayuda a desaferrarte gradualmente de las cosas de este mundo, así que no tienes que hacer ningún tipo de cambio drástico de comportamiento ni hacer ninguna clase de sacrificio. El Espíritu Santo te ayudará a lo largo del camino hasta que llegue el momento en que tus valores sean naturalmente transformados, donde en vez de querer proyecciones, lo único que quieres es la paz de Dios. Así que relájate, haz tu proceso de perdón y confía. Todo va a suceder en orden divino sin ningún sacrificio de tu parte o sensación de pérdida. Esta es la belleza del proceso de perdonar. En mi caso, se podría decir que algunas de mis preferencias son publicar este libro, dar charlas a través de todo el mundo y tener una vida abundante haciendo exactamente lo que me gusta. Sin embargo, estoy completamente desatado de todas mis preferencias porque sé que ninguna de ellas es mi fuente de felicidad y alegría. Y solo porque sean preferencias –usando este libro como ejemplo– no significa que después de terminar este manuscrito no vaya a buscar un editor o que no vaya a seguir los pasos necesarios para que el libro se publique. La diferencia es que no voy a forzar nada. Simplemente haré lo que me sienta guiado a hacer en cada momento. “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?” [Mateo 6:26] Me gustaría compartir algo con respecto a las preferencias y a dejar ir. Hay algo acerca de los barcos y el mar que me hace sentir muy bien. El año pasado, cada vez que pasaba por un distribuidor de lanchas en particular, me sentía inspirado a entrar en uno de esos barcos para tener esa sensación de cómo me sentiría si viviese en uno de ellos. Estas no son metas ni objetivos, solo pensamientos agradables. No estoy emocionalmente ligado a ellos y mi vida no es ni más ni menos perfecta porque esta experiencia no sea parte de mi vida actual. Hace unos
meses estaba conduciendo con Dawn y después de pasar por un distribuidor de barcos, le pregunté si estaría bien que entrásemos y viésemos algunos. Subí a uno que me llamo la atención, me senté en el interior y medité dentro de él. Fue una experiencia maravillosa. Cuando salimos del distribuidor, después de haber disfrutado la experiencia, me desaté de ella. El pasado miércoles fue mi último día en el lugar donde se me permitió estar mientras escribía este libro. Si te pudiste dar cuenta, este capítulo fue escrito durante un período de dos semanas. Y aún hoy estoy escribiendo material que será incluido en capítulos escritos hace casi seis meses. Pero para continuar con la historia, después de ir a la iglesia esa noche, vi a mi amigo Aaron. Cuando en la conversación le hablé de mi situación, le pedí que si sabía de un lugar donde pudiera quedarme, me lo hiciera saber. Con una sonrisa en su rostro me dijo: “mi hermano, sé exactamente por lo que estás pasando porque yo he pasado por experiencias similares, así que si necesitas un lugar para quedarte, te puedes quedar conmigo”. ¿He mencionado que él vive en un velero de 40 pies, anclado en Marina Del Rey, California? ¿Te sorprenderías si te dijese que estoy escribiendo estas palabras dentro de un camarote en su velero? En otras palabras, ¡estoy experimentando la misma experiencia de estar viviendo en un barco en una marina sin costarme absolutamente nada! Es como darme un anticipo de lo que sería si decidiese invertir en un barco y vivir en él. Por supuesto, sé que todo es una ilusión y que nada tiene significado intrínseco, pero mi punto es: mira las posibles sorpresas que puedes experimentar en tu vida cuando dejas tus planes a un lado y confías en la perfección del orden divino. Obviamente no estoy insinuando que si te encuentras en una situación similar a la mía, hagas lo que estoy haciendo. Solo haz lo que te sientas guiado a hacer. A medida que continúes deshaciendo tu ego, llegará el momento en que no importa cuánto te esfuerces para tratar de cambiar tus circunstancias, nada de lo que hagas funcionará. Es como si todas las puertas que estás intentando abrir fuesen bloqueadas. La razón es que, si recuerdas lo que leíste relacionado con los seis períodos del desarrollo de la confianza, una vez inicies el proceso de deshacer el ego a través del perdón y estés realmente dispuesto a permitir que el Espíritu Santo te guíe, al principio lo que aparentan ser obstáculos son oportunidades que proyectamos para poder sanar nuestra mente y experimentar nuestro verdadero amor. La clave para recordar es hacer lo que nos sentimos inspirados a hacer, mientras seguimos practicando el perdón. La buena noticia es que una vez que le ofrecemos nuestra voluntad al Espíritu Santo, no podemos cometer errores ni tomar decisiones equivocadas. No tenemos ese poder. Aun cuando a veces creamos estar perdidos, por experiencia propia, te puedo asegurar que es imposible que nos perdamos puesto que eso es algo que Dios nunca permitiría. Algo más que he experimentado a lo largo de mi travesía es que al desatarme de todo y al no resistir nada, además de disfrutar de una paz interna sin tener que añadir preocupaciones innecesarias, tengo la tendencia a disfrutar aún más las experiencias que estoy teniendo en este sueño. No te podría decir que gozo de paz
constantemente, sino que con la práctica he podido experimentar mucha más paz que en el pasado, y que situaciones y circunstancias que me afectaban, ya no tienen ningún poder sobre mí. Recuerda, todavía soy parte de esta ilusión y aunque haya experiencias que me gustaría tener, esta vez sin embargo, estoy en un espacio muy diferente, más desatado. Y acerca de ti, la relación ahora es entre tú y el Espíritu Santo, no entre tú y otras ilusiones, incluyéndome a mí y a este libro, puesto que las ilusiones no tienen el poder de despertarte. Sin embargo, debido a que el ego es tan complicado, siempre y cuando estés dispuesto a ofrecerle todos tus pensamientos al Espíritu Santo, Él utilizará las mismas ilusiones que el ego usa para perpetuar en tu mente la idea de que estás separado de Dios y las empleará para que te recuerden que se lo entregues todo al Espíritu Santo. Un curso de milagros, al igual que este libro que estás leyendo, son ejemplos de ilusiones empleadas por el Espíritu Santo para que recuerdes donde está tu verdadero tesoro: ¡Dentro de ti! Antes de finalizar la conclusión de este libro, he decidido compartir algo que podría ser difícil de aceptar para muchos. Después de lo que has leído –asumiendo que has leído este libro en su totalidad y que tal vez has sido sorprendido varias veces o quizás has sido perturbado por lo que Un curso de milagros ofrece–, lo que vas a leer a continuación podría ser considerado como algo completamente absurdo. Oímos mucho acerca de tomar decisiones inconscientes. Por eso es que hay tantas prácticas como las de intercambiar creencias negativas por creencias positivas, hipnoterapia, ciencias neurolingüísticas, etcétera. ¿Cómo te sentirías si te dijese que es imposible tomar una decisión inconsciente y que cada decisión que tomamos es en realidad una decisión consciente? ¿Por qué lo digo? Me explico mientras comparto los siguientes pasajes de Un curso de milagros: “Las defensas no son involuntarias ni se forjan inconscientemente. Son como varitas mágicas secretas que utilizas cuando la verdad parece amenazar lo que prefieres creer”. W-pI.136.3:1-2 Si estamos en medio de una ilusión, siendo el cuerpo una ilusión, siendo nuestro cerebro una ilusión, ¿existe tal cosa como una mente inconsciente? La respuesta sería, no. Todo lo que hay es una mente y es la mente de Dios. Lo que tenemos, sin embargo, son las creencias (obstáculos), y cuando esas creencias se ven amenazadas por la verdad, automáticamente reaccionamos y nos ponemos a la defensiva. Con respecto a las defensas, el Curso continúa: “En ese segundo, o fracción de segundo en que decides emplearlas, reconoces exactamente lo que te propones hacer, y luego lo das por hecho”. W-pI.136.3:4 Así que lo que parece ser una elección (reacción) inconsciente es realmente consciente. Pero debido a que se hizo tan rápidamente, parece como si se hubiera hecho sin tu conocimiento consciente. En el párrafo siguiente, el Curso me recuerda: “¿Quién sino tú decide que existe una amenaza, que es necesario escapar, y erige una serie de defensas para contrarrestar la amenaza que ha juzgado real? Todo esto no puede hacerse de manera inconsciente. Mas una vez que lo has hecho, tu plan requiere que te olvides de que fuiste tú quien lo hizo, de manera que parezca
ser algo ajeno a tu propia intención; un acontecimiento que no guarda relación alguna con tu estado mental; un desenlace que produce un efecto real en ti, en vez de uno que tú mismo has causado”. W-pI.136.4:1-3 En otras palabras, el hecho es que tomaste una decisión muy rápida al reaccionar a una situación que pensaste que era real, y fue una decisión consciente. Sin embargo, para que te pudieses convencer de que la decisión fue tomada inconscientemente, el plan del ego exige que te olvides del hecho de que tú tomaste esa decisión. Así que cada decisión que tomamos, independientemente de que creamos que fue tomada inconscientemente, en realidad es una decisión consciente. Pero a medida que practicamos entregarle nuestros pensamientos al Espíritu Santo primero, la brecha de tiempo entre la ilusión que proyectamos y el tiempo en que respondemos a ella se expande. En ese momento estamos en una mejor posición para tomar decisiones que nos ayuden a responder positivamente a cualquier situación, o incluso, en muchas situaciones, a no responder, de forma que nuestra paz mental continúe expandiéndose. Si eres alguien que nunca había estado expuesto a las enseñanzas del Curso o que quizás ha estado en el camino espiritual por mucho tiempo, no voy a negar que este libro te ha forzado a cuestionar todas y cada una de tus creencias. Créeme cuando te digo que entiendo exactamente cómo te podrías sentir. Sin embargo, lo único que me interesa es la verdad, no las creencias. Tuve que dejar a un lado todo lo que creía conocer a fin de abrirme a lo que Dios tiene reservado para mí. No te preocupes si en este momento no estás preparado para tomar la decisión de dejarlo todo en manos de Dios. Un curso de milagros me recuerda: “El Cielo es algo que se elige conscientemente. La elección no puede llevarse a cabo hasta que no se hayan visto y entendido claramente las alternativas”. W-pI.138.9:1-2 En otras palabras, no se puede elegir el camino al despertar sino hasta que estemos dispuestos y listos para elegir nada más que a Dios. Las alternativas son los falsos ídolos que admiramos, las ilusiones a las cuales todavía estamos apegados. En mi caso, después de asistir a todo tipo de seminario, después de haber estudiado con todo tipo de maestros, después de haber leído un libro tras otro, e incluso, después de experimentar muchas de las cosas que creí me harían feliz, fue cuando estuve preparado para tomar la decisión consciente de elegir el Cielo. Quiero que entiendas que mi intención no es pretender que soy un experto en Un curso de milagros ni que tengo ninguna respuesta. Como he mencionado a través del contenido de este libro, recuerda que la respuesta final es entre tú y el Espíritu Santo. Las palabras contenidas en este libro son solo símbolos para ayudarte a recordar que mantengas tu conexión con tu Guía interno. Me considero simplemente un alumno que sencillamente ha compartido contigo su experiencia de poner en práctica las enseñanzas del Curso. Si decides estudiar el Curso, mi única sugerencia es que te enfoques más en la práctica y que no te aferres tanto a la comprensión intelectual, ya que el ego es el único que trata de analizar. El Curso no te pide que trates de descifrar nada. Solo te pide que
entregues todos tus pensamientos y experiencias al Espíritu Santo. A través de nuestra disposición a dejar a un lado nuestros juicios así como el significado que tratamos de darle a cada experiencia, el Espíritu Santo se encargará de hacer el trabajo necesario para que regresemos al lugar donde siempre estuvimos, nuestro verdadero Hogar en Dios. Si fuese a resumir este libro, solo podría pensar en cuatro cosas:
1. El mundo es una ilusión, una representación externa de una condición interna. Estamos convencidos de que nos encontramos separados el uno del otro, cuando en realidad todos somos uno. 2. Con el fin de liberarnos de esa idea de la separación, todo lo que necesitamos hacer es practicar el perdón, recordando que solo nos estamos perdonando a nosotros mismos no por haber hecho algo malo, sino porque no hemos hecho nada y, por lo tanto, somos inocentes. Como resultado de nuestro perdón, nuestro sentido de culpabilidad es eliminado de nuestro inconsciente. 3. Recordarnos que la paz interna deber ser nuestra prioridad más importante. Algunas sugerencias para alcanzar ese estado son: No resistir nada. Practicar el perdón. No tratar de dar sentido o significado a nada. Aceptar todas las situaciones y circunstancias tal y como son. Ofrecer todos nuestros temores y preocupaciones al Espíritu Santo para que Él los reinterprete. Confiar en el hecho de que todo está sucediendo en orden divino. 4. No tomar nuestras vidas y, en general, nada de este mundo en serio, porque ¡nada es real! Dicho esto, este libro no es un sustituto de Un curso de milagros. Para mí es simplemente una oportunidad para compartir cómo el Curso ha afectado mi vida y lo que ha sido mi experiencia como resultado de poner en práctica sus principios. Sí, quisiera añadir que quizás no hubiese sido capaz de comprender las enseñanzas del Curso si no hubiese sido primero por el libro de Gary Renard, La Desaparición del Universo, seguido luego por maestros, como Ken Wapnick –quien es considerado el maestro más influyente de Un curso de milagros–, que se han mantenido fieles a las enseñanzas del Curso sin distorsionarlas. Muchos profesores han citado el Curso para justificar sus enseñanzas personales, las cuales no tienen nada que ver con el objetivo real del Curso. Es por eso que Un curso de milagros me recuerda: “He tomado las máximas precauciones para usar palabras que sean casi imposible de distorsionar, pero siempre es posible tergiversar los símbolos si así se desea”. T3.I.3:11 En una conversación entre el Dr. Jeffrey Moses y la Madre Teresa, ella le dijo: “Dios
tiene un propósito especial para cada acción. Pero los deseos individuales de cada persona y los egos, sin embargo, a menudo distorsionan esto”. Este libro fue escrito debido a que muchas áreas de mi vida se vieron afectadas en una forma tan positiva por el contenido de Un curso de milagros, que el maestro dentro de mí no pudo hacer otra cosa, sino compartir el regalo que el Curso me había dado. Dicho esto, recuerda que este libro es también un símbolo y que si buscas respuestas en mí o en este libro, entonces me estarías convirtiendo en un ídolo falso. Recuerda que solo el Espíritu Santo tiene las respuestas a todas tus preguntas. ¿Y dónde reside Él? ¡En tu mente! Si has resonado con lo que he compartido en este libro y te sientes inspirado a leer el Curso, deja que tu Voz interna decida por ti, recordando siempre que el Curso es solo un camino dentro de muchos. Como ya he citado antes, vale la pena repetir lo que Un curso de milagros me recuerda: “... el Curso aborda temas espirituales de carácter universal. Subraya que no es más que una de las muchas versiones del programa de estudios universal, y que difiere de las demás solo en su forma. En última instancia, todas conducen a Dios”. Prefacio Para darte una idea de cómo engaña el ego, primero voy a compartir algunos extractos del libro de Jeffrey Moses titulado Oneness, Great Principles Shared by All Religions: Islam: “Hay tantos caminos a Dios como almas; tantos como las respiraciones de los hijos de Adán”. Hinduismo: “Ellos que adoran a otros dioses con la fe, Ellos Me adoran, pero detrás de esas formas; Muchos son los caminos de los hombres, Pero todos ellos al final, llegan a Mi”. Cristianismo: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios”. Confucionismo: “Confucio dijo: ‘En el mundo hay muchos caminos diferentes, pero el destino es el mismo’”. Pawnee, Nativo Americano: “Todas las religiones no son más que escalones de regreso a Dios”. Es interesante cómo muchas personas tratan de convertir a otros a su propia fe, como si su camino fuese el único, aun cuando sus propias escrituras indican que hay muchos caminos a Dios. A medida que continúo entregando mi vida al Espíritu Santo, dispuesto únicamente a hacer la voluntad de Dios, mi intención es que algún día mi amor interno se demuestre en todo lo que haga, de forma que toda persona que esté en contacto conmigo sienta estas palabras: “No sé quién eres, ni dónde vives, ni lo que haces, pero quiero que sepas que te acepto tal y como eres y que te amo incondicionalmente”. Antes de finalizar la conclusión de este libro, quizás me preguntes: ¿cómo sabes que la información contenida en el Curso es verdad? Esto no es algo que intelectualmente se pueda explicar. Tienes que tener la
experiencia directa para que puedas convencerte de la realidad de la información contenida en el Curso. Recuerda que durante años tomé la palabra de todo el mundo como cierta y terminé sufriendo más que una decepción tras otra. Así que no tienes que tomar mi palabra como cierta. Si resuenas con las enseñanzas del Curso o, en este caso, con lo que has leído en este libro, serás guiado a poner en práctica los principios expuestos en el Curso. Porque como dice el Curso: “Su objetivo no es sentar las bases para iniciar un culto más. Su único propósito es ofrecer un camino para que algunas personas puedan encontrar su propio Maestro Interno”. Prefacio Independientemente de que hayas resonado o no con lo que Un curso de milagros ofrece, una vez más, recuerda que estás exactamente donde tienes que estar y que todo en tu vida se está desenvolviendo en orden perfecto. Mantén tu corazón abierto, y el camino necesario para despertar te será revelado. Continúa desarrollando tu confianza en Ti mismo, y no estoy hablando de tu pequeño “yo” (ego), sino de tu Guía interno. Ahora me despido compartiendo algo que escribí en el año 1995:
Lecturas
recomendadas Aunque la teoría de Un curso de milagros pueda ser para muchos un poco confusa, la mejor forma de asimilar el mensaje es poniendo en práctica sus enseñanzas, utilizando como ejemplo experiencias de nuestra vida diaria. Como resultado, decidí hacer una compilación de todas las preguntas que se me han hecho y la titulé Notas de Un curso de milagros. Estas notas pueden ser descargadas a través del siguiente enlace:
www.NotasDeUnCursoDeMilagros.com La Desaparición del Universo. Una nueva edición de este clásico imprescindible para todos aquellos que quieren entender el viaje de retorno a la Fuente. Gracias a esta obra, Gary Renard se convirtió en un escritor mundialmente conocido. Este es uno de los mejores títulos de la literatura espiritual contemporánea. Su libro puede ser ordenado directamente a través de la editorial El Grano de Mostaza. Para mayor información visita:
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Acerca del autor Hubo un tiempo en el que pensé que necesitaba tener una amplia hoja de vida llena de una larga lista de credenciales y logros con el fin de impresionar a los demás. Entonces me di cuenta de que si había alguien a quien me interesaba impresionar era a Dios. Así que, aunque es probable que haya una gran cantidad de credenciales que para algunos podrían parecer impresionantes, sinceramente te digo que no tienen importancia. En cuanto a dónde estoy en mi vida, todo lo que puedo decir es que Yo Soy. Cada mañana cuando me despierto, me recuerdo que no sé nada. Luego, cuando me acuesto por la noche, una vez más, me recuerdo que no sé nada. Y durante el día simplemente le pido a Dios: “¿Qué quieres que haga? ¿Adónde quieres que vaya? ¿Qué quieres que diga y a quién?” W-pI.71.9:3-5 Un curso de milagros me recuerda: “Deja que Él se haga cargo del resto de la sesión de práctica y que te indique qué es lo que tienes que hacer en Su plan para tu salvación”. W-pI.71.9: 6 Las Escrituras también me recuerdan: “Mejor es esperar en Jehová que esperar en hombre”. [Salmos 118:8] Y si a ti te gustaría saber quién eres en realidad, permíteme compartir una preciosa historia relatada por un estimado reverendo: “Un hombre se encontró en las puertas del cielo después de hacer su transición. Tocó en la puerta y Dios le preguntó: ‘¿Quién es?’ El hombre respondió: ‘Soy yo, Pedro’. Dios dijo: ‘Vete, aquí no hay lugar para ti’. Pedro volvió a tocar en la puerta y una vez más Dios le preguntó: ‘¿Quién es?’ Pedro le dijo una vez más, ‘Soy yo, Pedro. ¿No te acuerdas de mí? El que ha hecho grandes cosas para muchos en el mundo, sanó a muchas personas, amó a todos y a cada uno perdonó’ Y Dios una vez más dijo: ‘Vete, no hay lugar aquí para ti’. Pedro, muy decepcionado y confundido, se retiró y, con lágrimas en sus ojos, comenzó a rezar. Entonces recibió una visión. Así que regresó y tocó a la puerta. Dios una vez más preguntó, ‘¿Quién es?’ Y dijo Pedro: ‘Yo soy Tú’. Dios abrió la puerta y dijo: ‘Bienvenido Pedro. Aquí no hay espacio para mí y para ti, solo hay espacio para mí, como Tú’.
Un curso de milagros Un curso de milagros está disponible en ingles así como en otros diecinueve idiomas. La última edición consiste en Texto, Libro de ejercicios, Manual para el maestro, Clarificación de términos y dos apéndices: La canción de la oración, una extensión de los principios del Curso, y Psicoterapia: propósito, proceso y práctica. Para más información escribe o llama a: Foundation for Inner Peace P.O. Box 598, Mill Valley, CA 94942-0598. (415) 3882620 También puedes visitar su página web www.acim.org El Grano de Mostaza Editorial es la distribuidora mundial del material de estudio en Español del profesor Kenneth Wapnick, Ph.D. Mr. Wapnick fue quien organizó el contenido de Un curso de milagros, sin editar ni cambiar el mensaje, de forma que fuese publicado y distribuido. También es considerado como el maestro del Curso más reconocido del mundo, no solo por su claridad al explicar las enseñanzas del Curso, sino por mantener la pureza de las enseñanzas sin distorsionar el mensaje que Cristo transmitió a través de Mrs. Helen Schucman. Para más información acerca de cómo ordenar libros de Mr. Wapnick o material de Un curso de milagros, visita El Grano de Mostaza Editorial: www.ElGranoDeMostaza.com Dirección: Ediciones El Grano de Mostaza S.L. c/ Balmes 394 Pral 1a 08022 Barcelona (España) Teléfono: +34 93 417 38 48 E-mail:
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