LO GRUPAL 5

July 8, 2017 | Author: Florchu Furlan | Category: Psychoanalysis, Aesthetics, Author, Theatre, Conflict (Process)
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Descripción: V.V.A.A. Análisis institucional. H. Kesselman - E. Pavlovsky - G. Baremblitt J. C. De Brasi - A. Bauleo - ...

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Colección: "PROPUESTAS" Directores de la colección: Eduardo Pavlovsky (Coordinación General) Hernán Kesselman, Gregorio Baremblitt y Juan Carlos De Brasi Primera edición: octubre de 1987 © AYLLU S. R. L. Sede: Defensa 786 1095 Buenos Aires Postal: Casilla 227, Suc. 1 1401 Buenos Aires - Argentina Todos los derechos reservados impreso en la Argentina Hecho el depósito que marca la ley 11.723 i.S.B.N. 950-560-049-6

H. Kesselman - E. Pavlovsky - G. Baremblitt J. C. De Brasi - A. Bauleo - M. De Brasi

LO GRUPAL 5

EDICIONES BUSQUEDA BUENOS AIRES _ ARGENTINA

INDICE

Prólogo, Luis Herrera y Marcelo Percia

9

La obra abierta de Umberto Eco y la multiplicación dramática, H. Kesselman, E. Pavlovsky y L. Frydlewsky

17

Las identidades fragmentadas. La mayoría silenciosa es sensible al discurso del poder, Eduardo Pavlovsky

29

Desarrollos sobre el Grupo-Formación, Juan Carlos De Brasi

33

Revisión sintética y comentarios acerca de los modelos grupales, Gregorio Baremblitt

67

Interrogantes surgidos cuando se realiza una organización de servicios, Armando Bauleo

91

La institucionalización del análisis, Marta De Brasi

101

PROLOGO (Logos en pro de lo grupal) " E l prólogo, cuando son propicios los astros, no es una forma subalterna del brindis, es una especie lateral de la crítica." J . L . BORGES

LUIS HERRERA MARCELO PERCIA

I. Inmersos en la problemática grupal, no tragados por los grupos, nuestro interés por estas prácticas no debe entenderse al pie de la letra como provecho o ganancia. Valoramos lo grwpal y conocemos que en ciertas condiciones los grupos se muestran como un espacio posibilitador de la producción colectiva. Pero, ¿cómo dar cuenta de estas condiciones que designamos como "ciertas"? Lo grupal necesita fundar su propia crítica', de lo contrario, las experiencias grupales corren un riesgo: no pasar de las gesticulaciones artesanales a un trabajo de producción reflexionada. La escritura sobre lo grupal no interesa si reincide en un mito cierto e idéntico a sí mismo, pero importa si rescata las prácticas grupales a partir de la interrogación de sus actos. Al fin de cuentas nada está más lejos de lo grupal que los dogmas de grupos y nada más cerca de nuestro proyecto que las rupturas de dogmas que las acciones colectivas pueden provocar. II. Concomitante con el dogma vamos a hablar de la manipulación, porque junto a las idealizaciones obran los liderazgos.

Si buscamos un modo de lo grupal en la literatura argentina, en la escritura de Arlt se sanciona uno que guarda relación con lo que queremos plantear: el de la sociedad secreta. En un pasaje de Los siete locos, el Astrólogo presenta esta imagen:

—"¿Manager de locos . . . ? Esa es la frase, quiero ser manager de locos, de los innumerables genios apócrifos, de los desequilibrados que no tienen entrada en los centros espiritistas y bolcheviques... Estos imbéciles... y yo se lo digo porque tengo experiencia... bien engañados..., lo suficientemente recalentados, son capaces de ejecutar actos que le pondrían a usted la piel de gallina. Literatos de mostrador. Inventores de barrio, profetas de parroquia, políticos de café y filósofos de centros recreativos serán la carne de cañón de nuestra sociedad." ¿Por qué esta cita de Arlt para retomar el problema del liderazgo en los grupos? Porque no hay en sus enunciados ni un afán moralizante ni una propuesta de corrección. Hay sí una creencia en el poder colectivo, pero ese poder es para el Astrólogo "una montaña de carne inerte" que espera una religión y su santo. En esta visión de Arlt se dice sin eufemismos una de las series fundantes de la tensión que se trabaja en el pensamiento grupal argentino: manager de locos / imbéciles. .. bien engañados. La otra es la que se trata de elucidar ahora: coordinación de grwpos / producción colectiva. ¿Se pueden trascender las márgenes de las idealizaciones que, al cabo, siempre encuentran sus multitudes? ¿Es posible la producción colectiva de un saber? ¿Puede pensarse en la indagación grupal el sentido que se persigue en cada sujeto? Particularicemos; estas preguntas apuntan a la cuestión del trabajo clínico en situación de grupo, porque si lo grupal es problemático no es excusa para cultivar su ignorancia. Exaltemos aún más nuestro problema. Advertimos algunos de estos efectos grupales: las adherencias, las ilusiones unificantes, las homogeneizaciones según un ideal, las masificaciones violatorias de la singularidad, los miniteatros para los espectáculos del narcisismo, los liderazgos que encuentran a sus seguidores, las ortodo-

xias, la intolerancia de las diferencias, las manipulaciones. ¿Son las cargas, "defectos", estigmas que ponen en inferioridad de condiciones a los grupos? Para esos casos hay en nuestro lunfardo un significado que la palabra grupo connota: mentira, engaño. Cierto; si se piensa en el "lado flaco" de lo grupal, los grupos pueden situarse en el lugar del ideal y SUJ efectos ser indeseables. Pero este pensamiento pronto encuentra su callejón sin salida, si los grupos son nocivos, la atomización (en su figura extrema, hacer un grupo para cada cual) torna imposible cualquier idea de producción colectiva. Acortemos las distancias para marcar nuestra dirección: la interrogación sobre la posibilidad de una producción colectiva tiene su nacimiento en la decadencia de las prácticas manipuladoras y masificantes. Primera paradoja de lo grupal. Los grupos se producen en dos sentidos a la vez: falsificaciones, mutaciones de las singularidades en una pluralidad de rebaño; o creaciones, espacios de una producción del colectivo. En el centro de esta paradoja se ubica la figura del coordinador de grupos. Nunca se habrá dicho lo suficiente sobre su lugar. Es que con las paradojas sucede lo mismo que con los laberintos: se sabe cómo se entra pero casi nunca cómo se sale. La institucionalización del lugar de la coordinación en un grupo está dentro de nuestro cuestionamiento. Hace poco alguien recordaba una interrogación de Pichón que si se piensa bien no tiene límites: "¿Qué coordina el coordinador?" Existe una coincidencia que es general: si decimos que la función del coordinador en un grupo es posibilitar las condiciones de producción grupal, es porque sabemos que la coordinación puede interferir este mismo propósito. Pero la diferencia entre posibilitar e interferir, aun cuando parezca abismal en la escritura, en el trabajo cotidiano se expresa como un borde, una orilla a la que rara vez se llega.

III. La crítica del lugar de la coordinación en los grupos afecta todos los actos en que se pone en juego su función. La lectura es el acto del que nos ocuparemos ahora. Visto más de cerca, uno de los componentes de la interferencia del coordinador en la producción grupal se encuentra en su preocupación por descubrir significados en el decir en grupo. Pareciera que en nosotros subsistiese una obsesión, común entre los psicoanalistas de la década del setenta: la deducción de significaciones por analogías-, procedimiento por medio del cual el recorrido ignorado que se abre a lo múltiple es acotado por la ilusión de certeza que brindan las semejanzas. Un ordenamiento conforme a..., que tranquiliza y deslumhra tanto a integrantes como a coordinadores. De esta práctica de lectura deviene una modalidad de relación con el coordinador que prefigura dependencia y sometimiento. Así, por tomar un ejemplo, en un grupo de padres que concurren con sus hijos a un tratamiento impuesto por la escuela, uno de los integrantes registra y hace comentarios sobre el ruido que hace un camión de Manliba que pasa por la calle. El coordinador encuentra la oportunidad para trazar una relación ya en él constituida: a través de este "emergente" se expresa un sentimiento común de culpa, estos padres se sienten como "basura" frente al fracaso escolar de sus hijos. Pero como se advierte, el universo de estos parecidos, de estas figuras comunes, presentan coincidencias que, como gustaría decir a Filiberto Hernández, son tan pobres "como la de haber acertado sólo una cifra de las que tuviera un billete premiado". Segunda paradoja de lo grupal: crear condiciones para una producción grupal conlleva siempre un efecto perturbador, lo que acontece nunca está prefigurado de antemano. No hay lectura anticipada de ese producto. Sí puede haber, es lo deseable, un proceso de deslectura creativa, de interrogación productiva de sentidos. No abundan en la escritura sobre lo grupal experiencias que profundicen esta dirección de pensamiento. -Es en las prácticas de 'multiplicación dramática' donde se

esboza mejor nuestro interrogante: ¿Es posible una producción colectiva sin conducción? ¿A través de la asociación de escenas se crean condiciones para un trabajo en el que la singularidad tiene oportunidad para manifestarse como desvío o inflexión del sujeto y lo plural como la construcción de un saber sin centros? Por ahora es momento de reiterar: no hay una significación que el coordinador deba encontrar. No hay mapas ni guías que garanticen su saber; la brújula está rota, la orfandad es cierta. Participamos de la producción de sentido en el trabajo grupal. Pero si una producción grupal es primero eso, una producción y no solamente repetición, réplica, reproducción, fatalidad de significación, entonces, la lectura de esta producción debe enfrentarnos a la inauguración de un texto. Lectura como producción de un saber en grupo y no como recorrido visual de lo ya escrito. IV.

La respuesta del Astrólogo:

" — ¿ y usted no admite que pueda equivocarse? " — S í . . . ya lo he pensado, pero procedo como si estuviera en lo cierto. Además una sociedad secreta es como una enorme caldera. El vapor que produce puede mover una grúa como un ventilador..." Contra lo previsible el astrólogo de la novela cultiva la mentira. Finge la certeza y sabe que los grupos hacen el resto: instituyen y diseminan la apariencia de una verdad. Uno de los equívocos que en nuestro país flanqueó lo grupal fue su relación con el psicoanálisis. Hasta el momento siempre se intentó legitimar las prácticas grupales localizándolas en lo cierto: el psicoanálisis. En un trabajo reciente registramos esta anécdota. Un equipo que pertenece al servicio de psicopatología de un hospital general es presionado por la dirección a plantearse la cuestión grupal. Los criterios del jefe están fundados en la eficacia y el rendimiento del servicio. El problema de los jóvenes profesionales: ¿Cómo realizar

una práctica en la que no creen y que "sienten" inferior al psicoanálisis? Hay numerosas pruebas de este conflicto. Se ha naturalizado, en un sector importante del campo "psi" un "sentido común" que dice de los grupos: "Eso no es psicoanálisis. . . entonces no nos interesa." Por su lado algunos directivos de las instituciones asistenciales se expresan con un criterio "práctico": "Hay que hacer grupos y satisfacer la creciente demanda de atención con menores recursos humanos." La anécdota ilustra cómo se realiza en ambos casos una equívoca relación con lo grupal. Para los primeros los grupos son desechados en nombre del psicoanálisis pero lo grupal ni siquiera es interrogado. Para los segundos los grupos son vistos como una técnica de masas, la conducción de grupos para el rendimiento institucional. Pero esta idea, más cercana a la regimentación de las consultas individuales, desconoce —y llegado el momento intenta conjurar o coagular— lo grupal como espacio inquietante de producción colectiva. ... Corresponde agregar que este clima general se diversifica y admite muchas formas e implicancias relacionadas, entre otras cosas, con la coyuntura político-social que se inaugura en 1983. En salud mental ésta implicó practicas inéditas, procedimientos anómalos y recuperación de experiencias de la década anterior. En este marco, la necesidad de pensar la cuestión grupal se dibuia con mayor nitidez. Ya no se trata de la anécdota de tal o cual servicio, sino de la presencia concreta de múltiples practicas en reemplazo de rituales tradicionales muchas veces inapropiados. Que se entienda bien: en las experiencias institucionales suelen ser tan inaplicables el psicoanálisis como la clínica grupal ideada en los consultorios privados. Hay un componente propio de esta reflexión. Ya no se trata de justificar o legitimar la función de los psicoanalistas en los grupos, tampoco de discursear sobre sus beneficios terapéuticos, sino de algo mucho más tangible que se insinúa en las prácticas actuales: la disolución de las certezas.

Para retomar los términos de la polémica: ¿La validez o invalidez de lo grupal depende de la relación entre el psicoanálisis y los grupos o de las necesidades institucionales que quieren utilizar grupos como un recurso económico? Vamos por partes. Si bien decimos que el psicoanálisis no necesita de lo grupal y señalamos la inutilidad de los esfuerzos y malabarismos por certificar lo grupal por medio del psicoanálisis, también sostenemos que nuestra formación analítica impregna positivamente nuestros actos clínicos. Del mismo modo, lo grupal tiene sentido en las instituciones si logra sortear las trampas de la manipulación y normativización colectiva. Desde nuestra perspectiva lo grupal es la oportunidad de pensar una producción intersubjetiva no únicamente centrada en lo imaginario sino también como forma de creación imaginante que los acontecimientos colectivos, no conducidos, pueden provocar. El esfuerzo por reconocer la particularidad de lo grupal no tiene que ser confundido con el desconocimiento del psicoanálisis, ni con la oposición o con el mero desplazamiento de sus ideas. Estas aproximaciones no cumplirán su meta si imitan los gestos de la descalificación, la pelea o las mudanzas. La crítica se antepone a la construcción de otra mitología. Se propone la elucidación de las prácticas grupales médiante la puesta en cuestión y no en la inhibición de sus acciones. V. Ya es tiempo de decir que la preocupación por la existencia de los grupos es vana. Se trata de dar cuenta de la insistencia de lo grupal. De ocuparnos del cómo, estilos, maneras de ser y condiciones de producción de esa insistencia. Para terminar. Lejos del cielo, palpando el contorno de los grupos, este prólogo alcanza su justificación al ubicar a la crítica como su interés central. Si todo texto tiene su prólogo —escrito o imaginado— que lo enuncia, todo prólogo conlleva, entonces, la peculiaridad de un trastocamiento: un "después" situado antes que un "antes", la "voz" que nombra antes

í

que el cuerpo" que la emite. Abolición de categorías temporales que da cuenta de un continuum que nm importa: La recuperación de un horizonte político y la perseverancia en una práctica de la escritura: Lo Grupal 5 Buenos Aires, julio dé 1987.

LA OBRA ABIERTA DE UMBERTO ECO Y LA MULTIPLICACION DRAMATICA

H.

KESSELMANN

E.

PAVLOVSKY

L . FRYDLEWSKY *

Luis Frydlewsky nos comentaba en 1980 que existía una relación entre la manera de concebir una sesión de psicoterapia dramática grupal y ciertas formulaciones estéticas que yo había sugerido en Reflexiones sobre el proceso creador1. Se refería a ciertas concepciones sobre la dinámica del grupo de los ensayos y sobre la dialéctica autordirector-actor-público en el teatro. En una de sus formas de trabajo Frydlewsky comentaba que, cuando un paciente traía un conflicto a sesión, él llevaba al paciente a una dramatización descriptiva2 recurriendo a todos los recursos dramáticos. Una vez finalizada la dramatización cada integrante pasaba entonces a multiplicar dramáticamente la escena original3 * Hemos decidido incluir a Luis Frydlewsky en este artículo, porque las ideas de Luis (fallecido en 1984) son recreadas permanentemente por nosotros dos en todas nuestras ideas sobre Clínica Grupal. 1 E. Pavlovsky, Proceso Creador. Terapia y Existencia, Ediciones Búsqueda, 1981, Buenos Aires. 2 Moccio-Martínez-Pavlovsky, Psicodrama, cuándo y por qué dramatizar, Ediciones Búsqueda, 1986, Buenos Aires. 3 Kesselman-Pavlovsky-Frydlewsky, Escenas temidas del coordinador de grupo, Ediciones Búsqueda, 1984. Multiplicación dramática: técnica grupal donde cada integrante. improvisa una escena como efecto de la resonancia que le produjo la escena original.

transformándola en una producción dramática realizada por varios "autores". El llamaba producción dramática a todo el proceso dramático (escena original descriptiva más multiplicación dramática grupal). Los comentarios giraban en torno a la producción dramática como un todo. Lo individwal del paciente se fundía en la producción dramática. Lo analizado era la producción del grupo y no sólo el conflicto individual de la dramatización "descriptiva". Según Luis, esa forma de trabajo le permitía al paciente —despojado literalmente de una escena original4— una visión más amplificadora de su conflicto y una asociación más enriquecedora en el grupo. La dramatización inicial del paciente (dramatización descriptiva) era denominada texto escrito* y la producción dramática texto dramático. Texto escrito por el paciente, en su dramatización descriptiva; de su autoría, relato dramático de su conflicto. Texto dramático sería la suma global de lo dramatizado. El texto dramático era el atravesamiento de la escena original por las múltiples subjetividades de los integrantes a través de la multiplicación dramática. El conflicto inicial era despojado-recreado-transformado... por las multiplicaciones.. La estética atravesando la psicología. El conflicto inicial se dispersa en las subjetividades del grupo. Sosteníamos con Luis, que en la escena original del protagonista están inscriptas las posibilidades de las multiplicaciones grupales y decíamos que la escena original era una escena "abierta". Intentemos ahora encontrar algunas semejanzas con las apreciaciones de Umberto Eco, en su libro Obra abier4 Escenas temidas del coordinador de grupos. Misterio de los grupos. 5 Apuntes para una obra de teatro: Prólogo de Pablo y El Sr. Galíndez, Ediciones Búsqueda, 1986, Buenos Aires.

ta6: "En tal sentido el autor produce una forma conclusa en sí misma con el deseo de que tal forma sea comprendida y disfrutada como él la ha producido, no obstante en el acto de reacción a la trama de los estímulos y de comprensión de su relación, cada usuario tiene una concreta situación existencial, una sensibilidad particularmente condicionada, determinada cultura, gestos, prejuicios personales, de modo que la comprensión de la forma originaría se lleva a cabo por cada reacción individual. En el fondo la forma es estéticamente válida en la medida que puede ser vista y comprendida según múltiples perspectivas y manifestando una riqueza de aspectos y resonancias sin dejar nunca de ser ella misma. En tal sentido, pues, una obra de arte, forma completa y cerrada, en su perfección de organismo perfectamente calibrado, es asimismo abierta, posibilidad de ser interpretada de mil modos diversos sin que su irreproducible singularidad resulte alterada. Todo goce es una interpretación y una ejecución puesto que en todo goce la obra revive en una perspectiva original" (U. Eco). La multiplicación dramática no podrá realizarse sino a través de la forma de la escena original descriptiva (sobre el texto escrito). No hay multiplicación en el vacío. Hay multiplicación sobre forma. La estructura de la forma es la malla del lenguaje. Según Luis, el paciente se modifica sólo si es multiplicado o atravesado literalmente por las subjetividades de los integrantes del grupo. El estado creativo del grupo en el proceso de la multiplicación dramática es en sí un proceso terapéutico. "La curación es el estado creativo que se instala en el grupo y que produce las multiplicaciones como flujo de escenas." 7 "No hay cura, sino en el grupo, lo demás es soporte 6 Umberto Eco, Obra abierta, Editorial Ariel, 1985, Barcelona. 7 L. Frydlewsky y E. Pavlovsky, "Sobre dos formas de comprender del coordinador grupal", Lo Grupal 1, Ediciones Búsqueda, 1983, Buenos Aires.

transferencial ilusorio. No hay objetividad de a dos, no hay acceso al orden simbólico, los dos están apresados. La ilusión es creer que uno de los dos puede estar fuera de la malla fantasmagórica que los envuelve" (Luis Frydlewsky, 1980). Es interesante la observación: El grupo como ilusión, ¿o la relación bipersonal como recreación permanente de una gran ilusión? En el grupo hay siempre versiones subjetivadas. Versiones de versiones. Lo que puede modificar o transformar, son diferentes versiones subjetivadas de una escena, nunca una sola versión objetiva. Nadie objetiva a nadie. La escena original es una vacilación, un desconcierto en un universo becketiano. Ño hay sentido único en esa vacilación. La escena original es una escritura vacilante, a tientas, en la oscuridad. "Escribir quiere decir hacer vacilar el sentido del mundo, plantearle una interrogación indirecta a la cual el escritor, por una indeterminación última se abstiene de responder. La respuesta la da cada uno de nosotros al aportar su historia, su lenguaje, su libertad; sin embargo, ya que historia, lenguaje, libertad cambian hasta el infinito, la respuesta del mundo al escritor es infinita, nunca se deja de responder a lo que se ha escrito más allá de toda respuesta. Primero se afirma, después se entra en contradicción, se sustituyen los sentidos, pasan, subsiste la pregunta... para que se cumpla el juego es necesario que la obra sea verdaderamente una forma y designe un sentido incierto y no cerrado." 8 Cuando hablamos de grupo, hablamos de personas o de lugares psicosociales atravesados por parámetros múltiples (económicos, políticos, ideológicos, etc.). Yo en teatro no escribo desde personajes con silueta propia, sino que los personajes circulan por lugares diferentes temporo-espaciales donde hablan, o son habla8 Roland Barthes, París.

Avant

propos,

Sur

Racine,

Seuil,

1)963,

das por conglomerados de voces. La identidad es múltiple fragmentada. No hay discurso que no sea literalmente atravesado por varios otros discursos. Me interesa la vacilación del lenguaje, la poca firmeza de su estabilidad, donde el personaje pueda caer S vacío en cualquier instante, como los personajes de Becket (sólo que en el genio de Becket siempre están en el vacío). ¿La psicoterapia no es vacilación per-

nisncntG ^ Veamos lo que dice Strindberg en el prólogo de la r e ñ e r e a sus pjsona íes de teatro) son conglomerados de grados de civilización Asados y actuales, de retazos de libros y penodicos de trozos de seres humanos, pedazos arrancados a ropas de fiesta que se han convertido en a n d r a j o s exactemente como se van juntando las piezas del alma (¿Deleuze,

Señorita Julia: " Y a mis almas (se

Guattari?). . , "Entre las recientes producciones de música instrumental podemos notar algunas composiciones marcadas por una característica común: la particular autonomía ejecutiva concedida al intérprete, e1 cual no solo es Ubre de entender según su propia sensibilidad las indicac ones del compositor (como ocurre en la nal) sino que debe intervenir francamente en la forma de la composición determinando a menudo la duración de las notas o la sucesión de los sonidos en un acto de improvisación creadora" (Stockhausen; Obra abierta, U. Eco). El autor ofrece al usuario, en suma, una obra por acabar: no sabe exactamente de qué modo la obra podra ser llevada a su término, pero sabe que la obra llevada a término será, no obstante, siempre su obra, no otra y al finalizar el diálogo interpretativo se habra concretado una forma que es su forma, aunque esté organizada por otro de un modo que él no podía p r e v e r completamente puesto que él había propuesto las posibilidades de transformación en el original. . Es interesante lo de la forma donde están inscriptas las posibilidades donde el improvisador actúa.

Tiene que haber forma, que es la escena original en psicodrama, en esa escena están inscriptas las posibilidades de encontrar otras escenas. La escena original contiene en su misma estructura las futuras escenas improvisadas y las escenas de la multiplicación dramática también contienen la singularidad de la original, pero organizada de otro modo, vista desde otros ángulos, mirada desde otro punto de vista 9 . Es interesante la similitud de la concepción de Eco en Obra abierta y la nuestra de multiplicación dramática (Kesselman, Pavlovsky y Fridlewsky). Eco dice en Obra abierta: "En el fondo la forma es estéticamente válida en la medida en que puede ser vista y comprendida según múltiples perspectivas manifestando una riqueza de aspectos y de resonancias sin dejar nunca de ser ella misma (la obra original)... el texto pretende estimular de una manera específica precisamente el mundo personal del intérprete para que él saque de su interioridad una respuesta profunda elaborada por consonancias..." Nosotros en escenas temidas hablamos de escena temida original consonante y escena resonante que origina la multiplicación dramática. Es interesante la similitud de los términos: consonancia-resonancia-multiplicación que provienen en un caso de una teoría de la estética y en nuestro caso de la experiencia clínica. Veamos otra similitud entre la concepción estética de la Obra abierta y nosotros: Apuntes para una obra de teatro (Prólogo de Pablo, Ed. Búsqueda) : "Cuando digo apuntes no quiero decir que en Pablo no exista una obra de teatro. Estoy convencido de que hay varias posibles lecturas que no dependen de la mayor o menor agudeza del lector o del crítico, sino del 'desentrañamiento' que director y actores deseosos de trabajar el material redescubran. No será entonces la mi9 Carlos Martínez Bouquet, Fundamentos para una teoría del psicodrama, Editorial Siglo X X I , 1982, BuenosAires.

rada del lector lo que dará vida a la versión de Pablo, sino la del grupo de director-actores que 'atraviesan' la letra. La multiplicidad de sentidos de Pablo encontrará tal vez un grupo, el eje mayor o super-objetivo por donde transitará la línea dramática fundamental." Pero esta línea dramática fundamental no surgirá de la lectura de la obra, sino a través de la acción. Mediatizaciones subjetivadas de director-actores que penetren la malla de la letra. La letra final no está escrita. Si letra final es "letra de puesta". Cada puesta tiene su lenguaje específico. Aunque letra no sea discurso sino imagen, que recrea otro discurso al ser mirada. La acción dramática sobre lo escrito dará lugar a otras escenas inscriptas sólo como posibilidad en el texto. La escritura da lugar a la búsqueda de otras escenas a re-descubrir. Están debajo de lo escrito. Lo bordean. Digo: En el texto están las posibilidades de encontrar otras escenas. Se dirá que hay demasiada anarquía o que se pierde la estructura. Digo que hay estructura, que es la malla del lenguaje del texto escrito. Lo que deseo es que esa malla sea saltada acrobáticamente por actores con ganas de saltar al vacio para encontrar la melodía singular donde cada uno debe escucharse". Hay texto pero texto con vacíos. Listo para ser transgredido. Auguro el placer erótico de esa transgresión. La malla intersticial es la palabra escrita. Pero hay que saltar al vacío, por sobre la malla o entre la malla. ¿Quién escribió lo que estoy viendo? La obra la escribe el autor, la re-descubre el actor, la totaliza el director... Busquemos la palabra dramática obstruida por la palabra escrita. Pero el texto no se re-escribe, se reins-

cribe de múltiples sentidos, aprisionados en el texto orígmal... 1 0 "Es preciso evitar que un sentido único se imponga de golpe" (Mallarmé). Volvamos a Eco: "La poética del asombro, del ingenio de la metafora, tiende en el fondo, más allá de su experiencia bizantina, a establecer esta tarea inventora del hombre nuevo que ve en la obra de arte no un objeto lundado en relaciones evidentes para gozarlo como hermosa, sino un misterio a investigar, una tarea a perseabferta)

e s t i m u l ° a la v i v a c i d a d

de la imaginación" (Obra

Lo que no se soporta en el proceso de creatividad es el enfrentamiento con la ambigüedad, el caos, o la falta, o la castración. Toda obra abierta es ambigua, lleva inscripta esa necesaria ambigüedad para ser invadida por los multisentidos que la deben atravesar (económicos, deseantes, políticos, ideológicos). ¿La multiplicidad dramática es el recurso dramático de la transversalidad? Pero la obra permanece en su esencia a pesar de ser completada por los intérpretes libremente del mismo modo que la escena original en psicodrama permanece en su esencia despues de la producción dramática del grupo Sólo que atravesada...11 "Estas obras musicales (abiertas) consisten no en un mensaje concluso y definido, no en una forma organizada unívocamente, sino con la suficiente ambigüedad para que exista la posibilidad de que el intérprete que la goce esteticamente pueda variarla de varias organizaciones con caminos diferentes" (Obra abierta, U. Eco) «hn J S w í f 5 r e s t a s u e . s c e n a p a r a s mediadores inventen desde su propia óptica subjetiva otras "esceKesselman-Pavlovsky-Frydlewsky, La multiplicación dramagrSat i m

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formación V l ° V S k y " K e S S e I m a n '

Multiplicación

Profunda, Clínica y análisis dramática. Talleres de

ñas", otras "intenciones", hasta otras particularidades, y "sentidos" a los personajes. Se podría decir que la subjetivación parcial de tantos mediadores despoja el sentido de "objetividad" de la intencionalidad primera del autor. Una idea, una intención, que parte de la objetivación de una persona es literalmente apoderada por múltiples subjetividades interrelacionadas entre sí. El autor se siente robado. Ha sido presa de una violación múltiple que lo aleja de un sentido inicial. La obra no lo representa. El producto final no le pertenece. Su propiedad privada ha sido desquiciada. Pluralizada en varias singularidades. Pero con todo una mirada final, desprovista de algún resto de su herida narcisística podría encontrar en la obra un efecto tan maravilloso como insólito, siempre y cuando, lo adelantamos, acepte la pérdida de su omnipotencia literaria, de su pequeña ilusión de creador individual. Si así fuera, aceptaría saber que no está solo. Podría descubrir que eso que está enfrente de él no es un despojo, no es un robo, sino simplemente su propia obra llevada a la exaltación (no es otra obra, es la misma obra de-formada, atravesada, pero conservando su singularidad creativa). El espejo cóncavo de las mediatizaciones subjetivadas, redescubre en su obra una pluridimensionalidad de la que carecía el boceto original... 12 Nuestro trabajo clínico en los grupos nos ha llevado a pensar permanentemente el espacio grupal como un campo apto para la re-creación de conflictos, pero ocurre que la re-creación de conflictos es también para nosotros producción estética. Placer estético. De lo siniestro a lo maravilloso (Pichón-Ri viere). Relacionábamos ya en 1966 el espacio de los grupos terapéuticos infantiles con una doble funcionalidad, lugar para analizar las repeticiones regresivas de la trans12 Kesselman-Pavlovsky, " E l análisis didáctico grupal", Clínica Grupal 2, Ediciones Búsqueda, 1980, Buenos Aires.

ferencia y un lugar superador que lo relacionábamos con el proceso creador, lugar de creación permanente en la recreación de conflictos infantiles. Una dramatización podía también ser bella. Un conflicto podía ser re-creado por él grupo en una versión de una historia de ficción o en una historia fantástica. Recuerdo siempre cómo del relato de un niño enurético, el grupo dramatizó una escena de "inundación de un barco", donde el niño "enurético" se hacía cargo de la tripulación (a la pareja coterapéutica) para "salvarlos" del naufragio. Independientemente del contenido inconciente repafrente a la pareja parental, la escena tenía por sus características, en cuanto a la forma y desempeño de roles por los integrantes del grupo, el haberse convertido en un fenómeno estético. La escena dramatizada era bella en su forma y emocionalmente vivida (Del conflicto a la superación estética). De lo siniestro a lo patético a lo lúdico. Siniestro es aquello que me posee sin saberlo. Patético es el reconocimiento de esa posesión. Pero el reconocimiento se transforma en un gesto liberador. Dramatizar, en un grupo, es también patetizar los fantasmas. Jugar con "ellos" y "entre ellos". Exorcizarlos. Como los niños elaboran sus ansiedades más terroríficas "jugando" con sus propios fantasmas13. El conflicto del niño enurético fue "robado" por el grupo para su "transformación estética". La enuresis se convirtió en "obra de arte". La "forma" en que se plasma la transformación es lo estético. La transformación del conflicto es un acto estético. 13 D. W . Winnicott, Realidad y juego, Gedisa, 1968.

La naturaleza se düuye en "la forma" de la producción estética. Lo que nos interesa en la terapia es el "robo" del conflicto individual a expensas de la producción estética del grupo. Ya Winnicott lo sugería en Realidad y juego, pero no llevado al fenómeno grupal sino en cuanto al proceso del juego del niño, como un fenómeno más amplio y abarcativo que el instrumento que el psicoanálisis hizo del mismo. Lo importante para la creación estética del grupo es la proyección subjetivada de cada integrante. Necesitamos proyecciones para la creación estética de los grupos. El que no proyecta no juega. No inventa. No crea. No exorciza. La verdadera creación estética del grupo puede tener autor, pero la creación del grupo es la superación de su autoría. El robo de su autoría privada en creación colectiva. El autor presta su texto escrito (o su neurosis en psicodrama!). Para convertirla en texto dramático (producción dramática grupal, según Luis Frydlewsky). La neurosis privada deja de existir. Es robada por la estética del grupo. Nuevas formas para nuevos momentos. Así lo ve Eco, en cuanto al fenómeno estético: "La poética de la obra en movimiento establece un nuevo tipo de relaciones entre artista y público, una nueva mecánica de la percepción estética, una diferente posición del producto artístico en la sociedad, se abre entonces una página de sociología y de pedagogía, además de una página abierta de historia del arte." ¿Habrá que escribir entonces también una nueva historia de la psicología y del psicoanálisis de aquí en adelante? Para terminar, un concepto de Tadeusz Kantor sobre el texto dramático: "Considero el texto (hablo del texto 'elegido', 'encontrado') como el objetivo final. Es como una 'casa perdida' a la que se vuelve, como la ruta que

se recorre. Esa es la creación —el espacio libre del comportamiento teatral." 14 Nosotros no interpretamos a Witkiewicz, interpretamos con Witkiewicz. 'Witkiewicz y Kantor subrayan la diferencia fundamental entre la obra escrita y la obra escénica. La primera es solo un libreto. 'La obra solamente se crea cuando llega a la escena. Esta concepción deja un gran margen de libertad al «intérprete»'."15 Es interesante observar la similitud de cierto desarrollo de ideas entre Umberto Eco desde la teoría de la estética, nosotros desde la clínica y Kantor desde el teatro.

14 Koulou Chanska, Stanislaw Ignacy Witkievicz, Dossier Teatro Cricot 2. 15 S. I. Witkiewicz, El arte teatral en el sistema estético de Stanislaw Witkiewicz.

LAS IDENTIDADES FRAGMENTADAS La mayoría silenciosa es sensible al discurso del poder

EDUARDO PAVLOVSKY

Hace tres años un prestigioso periodista de TV me comentó que él pensaba que los argentinosestabamos enfermos psicológicamente de una fijación libidinosa al pasado que no nos permitía vivir el presente y mucho menos proyectarnos hacia el futuro. Lo sintetizaba en estas palabras: "Los argentinos padecemos de una especie de enfermedad psicosocial, de adicción al pasado que nos impide evolucionar y prosperar, atraídos por una especie de regocijo inconciente de atadura a nuestra historia pasada." En esos momentos ese tipo de discurso emitido frente a una cámara de TV era un buen vaticinio de lo que lúe el discurso que llegaría desde el poder en los anos siguientes. Este contaminó a gran parte de esa mayoría ambigua y silenciosa tan sensible a los discursos del poder, y cuya síntesis se podría expresar, afirmando, que mirar hacia atrás, denunciando al terrorismo de Estado militar, y los crímenes aberrantes que esa misma guardia pretoriana cometió en nombre de la Doctrina de Segundad Nacional, era una tendencia patológica de adición al pasado que tenemos que superar perdonando y olviMruio a los criminales y a los secuestradores. Recuerdo que le contesté al periodista, que me preocupaba más otro tipo de conducta entre los ar^ntinos y que definía como una especie de adherencia permanente

al poder presente. Me refería a ciertos personajes conocidos por su adicción al poder de turno y a sus enunciados afirmando además, que para ellos mirar hacia su propio pasado, era verse reflejados en un espejo de identidades fragmentadas y fracturadas, donde no podían re-conocerse coherentemente a través del tiempo. Una visión terrorífica de identidades fragmentarias, un gran caleidoscopio como fábrica de identidades parciales, coyunturales y esquizofrénicas. Uno de los personajes de mi obra de teatro Pablo, lo expresa de la siguiente manera, frente a otro personaje que quiere recordar el pasado compartido de ambos: "Mi pasado no existe, mi pasado es de los otros, mi pasado no me pertenece, sin pasado no se traiciona a nadie; ningún amigo mío puede sentirse traicionado por mí hoy porque yo no me reconozco cuando hablan de mi pasado; ayer no existí." Los dos discursos La sociedad civil de hoy está atravesada por dos tipos de discursos: uno de ellos coyuntural, cuya clave es el descentramiento de sí mismo, porque el eje es el pacto con el poder de turno. Lleva el discurso del Otro, es contradictorio y fragmentario porque el eje es la alianza permanente. No puede mirar hacia el pasado porque en el pasado los pactos eran otros, y por consiguiente los discursos eran otros. Todo se hace irreconocible. Discurso que no puede re-conocerse en su coherencia histórica porque es un "como sí" permanente en su ambigüedad. Los mismos emisores del discurso ya ni creen lo que dicen porque saben que lo que dicen es siempre producto de un pacto marcado desde el poder. Discurso fragmentario, de coyunturas, que solo aplaca, sin decir qué está aplacando. Este discurso, que tiene el poder de la información masiva, al ser ambiguo por su descentramiento, sus alianzas y sus pactos permanentes, se presenta como un magnífico modelo de identificación ambigua para la "mayoría silenciosa". Yo creo que la tapa de la revista "Gente", agotada con la foto de Astiz sonriente, es un indicador de que hay

un inconciente social donde se pueden estar gestando este tipo de identificaciones. Hay siempre una "mayoría silenciosa" propicia a este tipo de identificaciones. Un discurso sugerido desde el poder, permanentemente coyuntural y sin historia coherente, produce este tipo de hombres coyunturales y sin historia coherente. Esa masa gris Astiforme siempre ausente que no se ve, que no se expresa, esta influida por este tipo de discurso. Un discurso descentrado de sí mismo y hablando por el Otro, tiene influencia directa en las personas descentradas de sí mismas y sin fuerza de destino y de proyecto futuro. Fueron los mismos que construyeron con su conducta de ausencia la obviedad del terror cotidiano como normal inscripción del inconciente social durante la dictadura. Esa mayoría silenciosa que fue tan cómplice del terror cotidiano, porque existe, mal que nos pese, una mayoría silenciosa influida por este tipo de discurso ambiguo, de pacto, de coyunturas y de alianzas. Decía hace poco que cuando sesenta mil personas se reúnen para expresar su rabia y su impotencia y su sentimiento de traición, por el "punto final" y "la obediencia debida", una mayoría silenciosa de cuatrocientos mil ausentes "marcha también", puntuando con su ausencia, una presencia no solidaria. Y la ausencia de solidaridad es el germen del colaboracionismo y del terrorismo de Estado. Esa masa gris cadavérica tiene una inscripción en el inconciente social de la población, y son los más influidos por el discurso claudicante que nace del pacto y de la alianza. A discurso claudicante, hombres claudicantes. Pero hay otro tipo de discurso, que modela otro tipo de inscripción en el inconciente social. Es el discurso de los oprimidos, cuya singularidad se expresa entre nosotros en los últimos años, a través del discurso de las madres; que es saber marginal, discurso de oprimido, que debe su fuerza a la dureza con que enfrenta la ignominia del discurso claudicante, que fabrica la máquina del olvido. Discurso que desconoce el pacto y la alianza. Habla desde su propia voz, no pide prestado, porque allí donde se está gestando el gran pacto del olvido, allí

donde la mayoría silenciosa se dispone a perdonar a la guardia pretoriana, allí, precisamente, el saber de las madres gesta la denuncia como recuerdo constante, del Gran crimen. a • J Es1 :®J Ípo . d e d i s c u r s o marginal predispone otro tipo de identificaciones. Aquellos que se identifican con este discurso entran definitivamente en la lucha de los oprimidos, de los marginales, del continente, de los excluidos de los desaparecidos, de los que nacen muertos, de los millones de niños hambrientos, de nuestra Latinoamérica. Para ellos no hay más descanso. La coherencia del discurso los convoca a una lucha irrevocable, definitiva. Seamos francos: sin ese discurso permanente, hostigante, y repetido hasta el cansancio, hoy los tres comandantes en jefe probablemente estarían libres. Hoy los dos discursos están en pugna. Se trata, nada mas ni nada menos, que del Saber Histórico de la Lucha y es en esa pugna de ese saber histórico, donde se juega el destino, la identidad y el proyecto de nuestra sociedad

DESARROLLOS SOBRE EL GRUPO-FORMACION 1 "Como ese sutil pellejo del que las cigarras se despojan en verano". LUCRECIO

JUAN CARLOS D E BRASI

La denominación empleada aquí es aparentemente homónima —sólo eso— a la del "grupo de formación", tal como ha sido fijada por las distintas variantes del "grupismo". Sin embargo las nociones de grupo y formación se encuentran absolutamente desligadas de las que guían la "Dinámica grupal" desde sus comienzos (Bethel, 1947) y sus versiones nacionales, sea la función-grupo de la corriente americana (T-Group), la francoamericana de "Grupo de diagnóstico", o la adaptación francesa de "Grupo de base". Las consideraciones de este texto proceden de fuentes y universos diferentes. Su dimensión apenas indicativa responde al sostenido y eficaz desencuentro del M.H. y el psicoanálisis, el surgimiento novedoso de un pensamiento transdisciplinar y las fisuras, cada vez más acentuadas, de las concepciones unificadoras 2. 1 En estas reflexiones dispares convergen más de veinte años de labor institucional y privada con la práctica del grupo-formación, la que todavía en 1983 llamaba, por seguir el uso conocido "de formación". A través del mundo (el cual atrae toda mi atención desde un artículo escrito en 1972), que despliega el término formación, podría repensarse una tradición de lo grupal por-venir. 2 Asimismo, no cabe contemplar las elaboraciones actuales en algunos de los caminos —sin duda útiles y enriquecedores— de la didáctica grupal. Ellos están impregnados históricamente por las nociones de "metodología", "motivación", etc., e invadidos por los manejos técnicos, la "transparencia" de los procedimientos y una didascalia fácilmente comunicable.

El sentido de estos trazos es el de esbozar un conjunto de problemas acerca de los grupos-formación. Uno y otro concepto han sido, en su momento, ocultados o puestos de relieve con idéntico afán o exagerado énfasis. La historia del maridaje de ambos términos no deja de ser atrayente. Se unen con extremo cuidado, disputan sus procedimientos (la formación "en espejo"), pelean sus modalidades ("directiva" o "no directiva"), discuten sus valores finalistas ("mejorar al ser humano" o "adaptarlo a lo existente"), ponen en cuestión sus prácticas (en favor de la "libertad", sujeto de la acción o de la "sujeción", objeto de la misma). De pronto se anudan de manera impensada, con placer confusional. Grupo es todo y "totalidad", sea grande o pequeño, sólidamente construido o lábilmente agrupado. Se lo puede apresar por la regresión libidinal y la idealización de un sujeto, idea o resto mítico. Sé lo puede ver marchar con uniforme o caminar sigilosamente con sotana. La vestimenta simbólica poco importa, pues las invariantes que lo conforman han sido apresadas en su esencia. Pero también formación es todo. Puede ser económica, activa o reactiva, definida o inespecífica. Como tal atraviesa los comportamientos y actitudes, la adquisición de habilidades, destrezas o la producción de conocimientos. Claro que varios aspectos han sido elididos y eludidos por el matrimonio. Así el "grupo de formación" semeja una totalidad vacía, a la que se accede inmediatamente y que, por esa misma razón, no necesita justificar ni articular sus determinaciones internas. Surge como una "intuición plena", y de ese modo pretende desarrollarse todo el campo en el cual transcurren las experiencias ya clásicas de estas formas "grupalistas", es decir de los grupos volcados sobre sí mismos, admirados de su propio ombligo, y de serlos del resto del mundo. Así, por ejemplo, mediante el "staff abierto" los participantes podían —y pueden— realizar su propio diagnóstico del funcionamiento que los envuelve. Un paso histórico más e importante y estaremos ante la ilusión autogestiva. No es el propósito del escrito bucear en tales ligazo-

nes. Este trabajo pretende, (sonrientemente,. ser una sinopsis incompleta e insuficiente, donde algunos aspectos han sido pensados y otros dejados de lado (por ejemplo el análisis acabado de la formación, su sobredeterminación institucional, el juego grupo-institución, las ideologías inscriptas en lo grupal etc.) 3. Ellos han sido y serán objeto de otros escritos4. La idea de una panorámica, a la manera de un efecto cinematográfico, apunta a mostrar los innumerables senderos que "culebrean" hacia un cambio buscado y unificado desde las diferencias, es decir, desde múltiples via1 jes de descubrimiento e invención. La noción de invención no es algo casual o relacionado externamente con la formación, si no está unida intrínsecamente a ella. En esta orientación resulta imposible mencionar siquiera uno de los vocablos sin especificar el otro. La idea de formación, por ejemplo, tanto conceptual como históricamente queda indefinida, usada como un simple adjetivo, si no se la conecta con la productividad de formas, la generación de [. multiplicidades imaginadas e imaginarias, invenciones simbólicas y fantásticas, y niveles de materialidad no previstos ni estipulados en ninguno de los registros existentes 5. Hacia una idea de grupo Cuando hablamos de grupo, y específicamente del que demanda formación, parecería que todos sabemos de 3 Es preciso tener en cuenta durante la lectura del escrito que las nociones de "aprendizaje" o "aprendizaje-formación", son parcialmente homologas. Se habla y demarca el aprendizaje en esta forma grupal, y no el establecido por ciertos mecanismos, sean por "imitación", "reforzamiento", "identificación", "elaboración de conflictos" o mediante una "concientización" genérica. 4 Por ejemplo, "Formación de ideologías en el aprendizaje grupal", Lo Grupal, Ediciones Búsqueda, "Grupo e Institución" (inédito) , etc. 5 La complejidad que reviste dicho croquis va siendo desplegada en diversos textos. Es de una esterilidad proverbial congelarlo en definiciones o clasificaciones exhaustivas. El movimiento de su fundamentación, lo que inaugura, sus condiciones prácticas, etc., son los únicos modos de existencia que reconoce.

qué se trata. Pero esto, tan sencillo, a medida que vamos delimitando eh qué consiste un grupo de personas, sus reglas de juego, comunicaciones, engarces informativos, tramas identificatorias, soldamientos transferenciaIes, etc., adquiere una complejidad inusitada. Es más: el término grupo abarca conjuntos tan diferentes que denominamos tal a otros fenómenos. Esto obviamente, ocurre por una razón. Como todos hemos nacido dentro de un grupo familiar, hemos tenido un grupo de amigos, hemos pertenecido a un grupo de trabajo, etc.; en una palabra, como desde pequeños nos movemos en y entre distintos colectivos, creemos saber todo lo relativo a sus pivotes. Con ello enfatizo algo no tan superficial como podría parecer (aunque es en lo resbaladizo de las superficies donde se pierde pie), el supuesto mismo de tal creencia, o sea que desde el siglo xv cualquier sujeto posee una representación y evocación de grupos de remisión, sean cuales fueren éstas. Hasta la época indicada (en el capitalismo planetario actual el funcionamiento grupal interiorizado es automático), eso era imposible, y no precisamente a falta de "realidades grupales", sino de las mutaciones histórico-productivas, artísticas, institucionales y conceptuales que pudieran convertirlas en campo de investigación. Todavía una acotación. Si no queremos naturalizar el concepto de grupo, es decir, proyectarlo hacia atrás y dotarlo así de una hueca validez universal, debemos marcar sus condiciones de surgimiento (sin contrabandear lo histórico en las escolares rescensiones etimológicas) y las constelaciones asociadas, opositivas o complementarias a su utilización. Pliegues ^Haciendo una sucinta indagación, veremos que las opiniones sobre lo que es un grupo son tan distintas como amplias y confusas. Para unos un grupo será la fila de gente que espera el autobús. Para otros, los obreros que construyen los

vehículos que circulan diariamente por el campo y la C Í U d i talmente

alguien dirá que un "gran grupo» dio el grito patriótico en la plaza tal en un día memorable. Y así constataremos que el mismo termino se aplica a diversos "repertorios empíricos", Las fusiones e indistinciones que señalo aquí pueden sonar demasiado conocidas para un l e c t o r desavisado. Pero no se trata de algo familiar, sino de la nocion de ejemplo, a menudo confundida con la mención anecdótica ("éramos 6 personas, de pronto Luis dijo , lo cual muestra...". La mención anecdótica, abundante en los escritos sobre grupos, lo único que muestra es ^ l i g e r a forma de traducción). Por el contrario un ejemplo se constituye a través de complejos quehaceres y formas de transmisión (pensemos en la energía o el dinero cuando juegan como ejemplos), y atraviesan reiteradamente textos de distintas épocas, que acuden a ellos para reconstruirlos de acuerdo a lo que intentan evidenciar. Observemos el asunto más de cerca. La gente que espera el autobús no conforma un grupo, sino un agregado, sus elementos comunican poco y nada entre sí, están ansiosos por la llegada del transporte para tomar cada cual su rumbo. Carecen de un lin común, por eso son un agrupamiento serial, no un grupo. La conjunción de agrupamiento serial proviene de concepciones tradicionales, progrésivas (el sujeto como número de una serie), sobre las masas. Ha s i d o reelaborada en una perspectiva dialéctica por la teoría sartreana de los "colectivos". ... M Sin embargo la serialidad introduce algunos dilemas cuando se la usa rápidamente. A veces surge unida a la regresión serial, otras al grupo en sus comienzos (hay que recordar que en el pensador francés comienzo se opone a origen, de igual manera que lo perdido al encuentro) Pero ella queda indeterminada si no se la concibe dentro de la "génesis ideal» que plantea Sartre D e m o d o que la serialidad no entraña el primer momento cronológico, intermedio o final, de un grupo, sino la noción que posibilita captar ciertos devenires grupales, asi como el

espectro de sus regresiones a lo "práctico inerte" (estratos cristalizados, burocracia), que pertenecen generalmente a una serie temporal "avanzada". En el segundo ejemplo, el de los obreros que arman vehículos, tampoco se trata de un grupo. Ellos trabajan dentro de una fábrica, con máquinas de alta complejidad tecnológica, deben producir en tanto tiempo tal o cual pieza, responder ante férreas exigencias administrativas, etcétera. Aquí estamos ante una institución (fábrica) que contiene en su interior "racimos" grupales y no puede confundirse con un grupo, sea éste grande o pequeño. Tampoco con un microsistema o intergrupos relacionados de diversos modos. Las normas, reglamentos, objetivos de producción u otros son fundamentales, y las distintas tramas personales y sectoriales, siempre serán subordinadas —salvo casos límites— así tengan un carácter instituyente. El encadenamiento heterogéneo que mencionamos, no permite que una institución se confunda con su "armado visual", con aquello que se ofrece a nuestra percepción y apreciación como un establecimiento determinado. Tampoco se diluye en los dispositivos (por ejemplo grupo de encuentro, grupo-análisis, socioanálisis, etc.) que alimentan ciertas intervenciones definidas. Ni en aparatos especializados que responderían al esquema reproductor de un estado cuyo fin es la dominación mediante la represión directa y mediata. Ni se las puede captar bajo el repertorio de funciones al que respondería su creación. Ni comprenderlas como meras redes simbólicas o artificios candorosamente idealizados. Las instituciones serían más bien las resultantes y generadoras simultáneas, de las múltiples relaciones dideTfuga

6 1 l t r e IaS d i m e n s i o n e s

señaladas y sus puntos

En el tercer caso la gente que se da cita en la plaza e fP. r e s a r , s u f e r v ° r nacional, su consenso frente a una política, o lo contrario, tampoco forma un grupo. La congregación de individuos, los vínculos que se establecen entre ellos, el sentimiento personal hacia su líder (el presidente), los convierte en una masa restringida, es

decir, una multitud que concurre a un lugar para expresar una adhesión o rechazo patriótico. Pero los grupos no pueden localizarse por los rasgos de una masa social-histórica definida, por la "masificación" que los atravesaría, etc. Tanto el número de sujetos que la componen como los móviles que los reúnen son distintos a los de un grupo; además los lazos y relaciones con su líder son cualitativa y cuantitativamente diferentes. Esta aclaración sería ociosa si el asunto de la masa no se hubiera pegado "indiscerniblemente" al de los grupos. Antes de Freud, trazando una línea de demarcación arbitraria, se la percibía bajo una serie de procesos (regresión, mínimo nivel intelectual, violencia indiscriminada, etc.) que caracterizarían a un conglomerado en el acto de invadir el espacio público para imponer sus exigencias reivindicativas o revolucionarias. Así la masa surge amalgamando los distintos grupos que la componen, y "uniformando" al individuo, el que según sus "peculiares" conformaciones psíquicas, estaría en franca oposición (mayor raciocinio, menor idealización, etc.) con los fenómenos "indeseables" que impulsan a la muchedumbre. Con Freud se generan avances insospechados en la problemática de las masas y los grupos "artificiales" o "naturales". Pero muchos equívocos permanecen sin revisión ni modificación alguna. Mecanismos de unas se endosan a otros y semejan tener el mismo poder constitutivo y explicativo. Lecturas y traducciones sesgadas excluyen todo aquello de los autores tratados que no armonice con lo que se busca probar (por ejemplo, en su interpretación de G. Tarde, desaparecen los aportes contemporáneos de este autor). Ciertas nociones obsoletas en su tiempo (por ejemplo "alma colectiva de las masas"), siguen formando parte de su vocabulario. Y así podríamos seguir puntualizando verdaderos "lapsus" de Fréud que mostrarían la verdad de sus pasiones, pero también el lapsus de la verdad que manifiesta sostener una masa de seguidores.

Re-pliegues Después de Freud, amputado y descontextualizado, se habla trivialmente de los "efectos de grupo", cuyo núcleo "consiste en agregar obscenidad imaginaria al efecto de discurso". Todo aparece en el registro de una efectuación siniestra en cuanto favorece la idealización de un supuesto centro, líder o conductor, quienes detentarían un poder omnímodo y obturador de las producciones individuales 6. Eso se generará por el mero hecho de estar en grupo. Además de los problemas que trae aparejado el en... —indica el nivel de creencia imperante en los grupos— nótese el raso empirismo que alimenta la imputación. Así, se ha "nombrado al grupo como el lugar de despliegue de la obscenidad que el imaginario presenta . . . " . Pero seamos un poco estrictos. No dejemos que cualquier vocablo se ponga a danzar locamente por un soplido. Condenar al grupo como "el lugar de despliegue de la obscenidad", significa anular sus diferencias en una sustancia universal llamada grupo. Mediante ella se realiza un doble pasaje ilegítimo. El primero responde a la urgencia de una formación psicoanalítica determinada y, a la vez, movida por una intensa participación. Y ello debe ocurrir sin caer en las manipulaciones, excesos e idealizaciones que son la "esencia" misma de los "agrupamientos de personas". Así se pasa de los fantasmas, tejidos durante los procesos grupales, a una fantasmagoría opinática y prejuiciosa sobre los mismos. El segundo, alborotado por la obscenidad, adjetiva el asunto de la ética psicoanalítica (no taponamiento del deseo), reduciéndola a la moral del psicoanalista (regla6 Aunque como dice Lacan respondiendo una conclusión apresurada de Colette Soler relativa al "más uno" y el líder: " N o hay mucha certeza de que (la cosa) sea tan simple." Si a ésta agregamos la puntualización del mesurado M. Safoan, veremos que la simpleza es la de los apenas iniciados en tales lides: " E n este aspecto —aclara Safoan— creo que no existe ninguna organización que pueda eliminar la jefatura de una comunidad." Y sabía muy bien lo que estaba enfatizando.

mentación de sus aspiraciones según la corporación a que pertenezca). En ambos casos se ejercita una errática lectura de "Psicología de las m a s a s . . e x t r a p o l a n d o conceptos de un ámbito experiencial —todavía regido por aproximaciones balbuceantes— y de análisis a otro donde todo se valida mediante una ignorantia non docta, que recusa lo estipulado con afán sacral. Lo anterior, como es obvio, hace referencia a la "espinosa invitación al duelo" del Cartel lacaniano, disparado con un espíritu fundamentalista ajeno a la iniciativa del mismo Lacan, quien señala: "Yo estoy en esto para una función muy precisa, que sería esta cosa que escribí y de la cual seguramente nadie se ha dado cuenta porque no es más que un mauvais dessin (mamarracho)". O sea: algo bocetado de cierta forma para que los miembros de la Escuela freudiana pudieran "representar" su papel en la plaza pública. El Cartel permitiría explorar una manera de trabajo y realizaciones específicas no teñidas por los tan comunes —y ello es cierto— empastamientos grupales. Aunque su elaboración —la "esperanza" de Lacan, como diría G. Pommier— estaría alejada del sesgo erróneo, desde cualquier punto de vista, que le han dado ciertos acólitos ignorantes de las resonancias que portan sus oraciones cuando afirman: "Se trata de encontrar las vías que permitan rescatar la marca única (¿Stirner redivivo?) que caracteriza a cada sujeto para que sea posible la creación." (¿Hablar con tanta frescura en psicoanálisis?) Crece la glosa y con ella la incomprensión del pensamiento inaugural. Para Lacan la marca única sería lo inefable. En cambio lo "relativamente cognoscible" es el Uno que marca a cada uno según su diferencia (singularidad irrecusable del "rasgo unario"). Distinción, a su vez, entre teología e intento de formalización, aceptable o no, lógico-matemática. Por otro lado ninguno de los resultados obtenidos hasta ahora sobre el funcionamiento de los "carteles" garantiza con cierta fiabilidad la desidealización que pos-

tulaban sus formulaciones básicas. Y esto porque ella no se instaura por mandato. Las enredadas historias de las prácticas grupales e institucionales, narradas unas, aplastadas por las "coartadas transferenciales" otras, sin testimonio escritural la gran mayoría, muestran como, en el transcurso de un funcionamiento específico, un líder eventual asumirá su rol absorbiendo, de modo fugaz o con cierta permanencia, la función "más una" 7 monitor-forma significante, "siempre desconocida", distribuida mediante un esquema de rotación8 a la que irá escalando, desde el "uno en más". O sea: el sujeto, hablando con los términos de la doctrina analítica. El cartel es un "modo de producción" —hay quien lo nombra así— que omite determinar cuáles serían las fases concretas de su propio trabajo de constitución-disolución. De ahí que se autoproponga como superación normativa —según consta en su "acta" fundante—, de lo que en otras instancias ha sido vivido, sabido, conocido, ignorado, denunciado como "manipulación sicalíptica", estudiado en sus formaciones imaginarias peculiares, e imaginado de múltiples maneras. Y todo ello ocurre porque el Cartel es realmente una consecuencia elaboradísima, una "producción autogestiva" (Lacan la esboza en el auge de los métodos autogestionarios) de equipo que funciona sólo dentro de un régimen de prescripciones estatuidas, que abarcan una "posición acerca de la transferencia", sobre la "transmisión", 7 Así se la conciba como un "conector" del Cartel con el resto de los espacios que componen la escuela freudiana. O como un sostén de la relación que cada uno pueda tener en su trabajo, con lo .que tiene que decir. O bajo la paradoja matemática de la "infinitud latente", la función "más-una" no ha podido siquiera atenuar el jaque-mate de los procesos transferenciales en grupo, o en los •"agregados" por afinidad y selección que definen a los carteles. 8 L a póliza que representaría el mecanismo de rotación preasignado tampoco asegura demasiado, porque como asevera un participante de las Jornadas, "las 'rotaciones', jamás impidieron nada. Los comisarios se convirtieron en el 'pueblo' y los secretarios en 'generales'".

en relación a la "obediencia de los principios rectores" y la estructura "escuela". Sin esa "red" sería un mero agregado improductivo (aunque ella tampoco afianza lo contrario), fundado sobre una trivial y narcisista pasión disgregadora. A la voluntad funcional del Cartel, tal como la expresan ciertos fieles, le correspondería el grito y la rúbrica : "¡ Basta de jefes! El Jefe." Trazados Valgan los señalamientos globales realizados hasta aquí para que el lector ocasional de estas notas perciba que subyace, histórica y nocionalmente, en los mismos. Considerando el asunto desde otro ángulo, vemos que los grupos han sido mixturados y confundidos, no sólo con las formas mencionadas, sino también con fenómenos organizacionales o con estructuraciones (por ejemplo, la del trabajo) que responden a distintas leyes, genealogías, determinaciones conceptuales, puntos de abordaje y modos de intervención específicos. Hasta ahora hemos marcado lo que un grupo no es. El camino negativo nos enseña a diferenciar y reflexionar sobre lo que nos interesa, aunque resulta insuficiente. También debemos decir lo que va siendo un grupo referido al aprendizaje-formación, que poco tiene en común con la pedagogía o la terapia como se las concibe habitualmente. Un breve excursus. Los llamados grupos terapéuticos no comportan un universo autónomo, sino un dispositivo particular describible. Una vieja tradición oponía esos "desprendimientos" de las prácticas médicas, a las "acciones" pedagógicas que estaban ligadas a determinados niveles educativos (formales y, más tarde, informales cuando fue necesario contemporizarlos con la rotación laboral). Generalmente las experiencias terapéuticas en o de grupo requieren formas asistenciales ante pedidos de continencia o apoyo durante un tiempo limitado. La rela-

ción contractual, los métodos y técnicas empleados son parte de repertorios normalizados según sea la orientación o elección del terapeuta. Sin embargo, más allá de los beneficios o daños ocasionados, la noción de grupo terapéutico es una descripción de los modelos de salud ("resolución de conflictos", "adaptación global o parcial", "bienestar", etc.) y enfermedad ("anomalía", disfunción", "descontrol", "imposibilidad de manejo del entorno", etc.) que guían sus respectivas acciones curativas. Asimismo, permiten medirlas en sus aspectos efectivos, es decir, en términos de efectos. "Descripción de modelos" de salud y enfermedad e intento de "medición en términos de efectos" curativos son los rasgos básicos de los grupos terapéuticos9; fuera de los procedimientos o modalidades instrumentales adoptados. Sólo desde instancias que contemplen el mayor número de variables intervinientes y de explicaciones posibles, "montajes" terapéuticos, pedagógicos, operativos, etcétera, podrán superar el recorte empírico sobre el que modelan sus diversos quehaceres y trascender hacia lo grupal como dimensiones constituyentes de lo social-histórico, condición inmanente de existencia y razonabilidad de los grupos mismos. Grupo-aprendizaje Tenemos a la vista dos- términos: grupo y aprendizaje. Por razones expositivas daremos cuenta de ambos por separado. Después los ligaremos para hablar, entonces, de proceso de aprendizaje grupal. 9 Todavía falta realizar un trabajo que ponga de relieve las similitudes y diferencias de los distintos "conjuntos". Por ejemplo, el acceso a un grupo terapéutico supone un padecimiento más o menos determinado, un cúmulo de información que porta cada integrante y que será la única manejada en las sesiones, etc. Esto no ocurre ni transcurre de modo idéntico en otras formaciones gruíales.

En primer lugar, tratemos de saber qué es un grupo. Este puede referirse como un proceso desencadenado por los cruces y anudamientos deseantes entre miembros singulares 10. Dejamos de lado el cotejo con otras definiciones. Primero, porque no se trata de definiciones (referirse no está usado al azar). Finalmente, porque los manuales están atiborrados de estipulaciones sobre lo que es un grupo, y todas ellas compiten por lograr la "felicidad". La indicación que ofrezco es decididamente "infeliz" (productivo-deseante), como lo que pone en marcha algo descompuesto, donde al movimiento precede un interrogante y éste genera, por él movimiento mismo, un resultado más valioso —impulso de otros aconteceres—, que el de una simple respuesta. Pues lo "infeliz" es enemigo de la quietud. Por otro lado una conditio sine qua non de esta problemática es la puntuación estricta del nivel de análisis y lo que incide en él, así como las claves (encuadre, interpretación), instrumentos (elementos gráficos, variaciones temporales, recursos materiales) que se usarán en cada intervención. Más aún, es necesario hacer un recorrido por esos múltiples senderos teóricos y periciales, que se manejan en las actividades grupales, para deconstruirlos desde su interior11. Prescindir de esa labor sirve de excusa para adoptar posiciones "superadoras". Pero una vez 10 Singulares, no individuales. Mientras el individuo marca el acabamiento del self como noción doctrinaria y, por lo tanto, "irrealidad concreta", una singularidad existe sólo a partir de sus conexiones, vecindades y relaciones. No es significable ni pasible de ser absorbida en el plano categorial. Una singularidad es real cuando se practica y realiza como tal. Esto no entraña que "individuo" sea inoperante, sino que posee la eficacia, en sentido estricto, de una "idea fuerza". 11 Para una fundamentación de esta aserción pueden consultarse los escritos Crítica y transformación de los fetiches, Edic. Folios, y Elucidaciones sobre el ECRO. Un análisis desde la clínica ampliada, Lo Grupal 4, Ediciones Búsqueda, 1986, Buenos Aires. A nivel teórico y casuístico, subrayo lo que debería comprender el acto de análisis, indagación y supervisión de un material concreto.

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Aquí sólo se afirma que los métodos, técnicas, procedimientos, herramientas, etc., están ligados a las situaciones en que se aplican, ya que sus marcas iniciales son p a c i o n e s de aplicación", y no algo que ocurre a posAsimismo ciertas "esencias" grupales (afinidades, supuestos básteos, fases pautas cronológicamente etc) existen sin duda alguna, pero de la misma forma en que existe la televisión como "esencia" del hombre moderno. De esta manera hemos delineado un grupo en general sea grande o pequeño el número de sus miembros, se trate de un grupo bioenergético o de diagnóstico. Pero dTaS^mtió" * * * *

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Pasemos al segundo término. ¿Qué es aprendizaje para nosotros? Lo que se nos S t a m m e d i a t a m e n t e e s l i g a r l ° a o t r o v£ablo, enf s í Pernos: enseñanza-aprendizaje. Como un coordinador anuda combina, ayuda a transformar la serie de mensajes discursivos, metalingüísticos, conceptuales, t r a n s c o r P ° r a l e s
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