Lo cotidiano en terapia ocupacional: cultura, subjetividad y contexto histórico-social.

August 29, 2017 | Author: Ana Belén Ance | Category: Sociology, Subjectivity, Society, Psychotherapy, Positivism
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Lo cotidiano en terapia ocupacional: cultura, subjetividad y contexto histórico-social. * Sandra Maria Galheigo Profesora Titular de la Facultad de Terapia Ocupacional de la Pontifícia Universidade Católica de Campinas, PUC-Campinas. Doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de Sussex, Reino Unido. RESUMEN Este artículo discute la utilización del concepto de cotidiano en la Terapia Ocupacional. Realiza una revisión bibliográfica del uso del concepto en las ciencias sociales, la psicología social y la filosofía. A partir de dicha revisión, argumenta que el aspecto innovador del uso del concepto en la Terapia Ocupacional está asociado al cambio en la proposición teórico-metodológica que, según la perspectiva crítica, busca retomar la relación Sujeto-Historia. Así, contrapone el modelo positivista, que valida el entrenamiento de las actividades de la vida diaria, con la perspectiva histórico-social, que busca la resignificación crítica de la cotidianeidad del sujeto. Palabras clave: Actividades cotidianas. Terapia ocupacional/tendencias. Literatura de revisión. INTRODUCCIÓN El cotidiano es un concepto que comienza a ser utilizado en Terapia Ocupacional en la última década, cuando algunas disertaciones y (ALMEIDA, 1993; TAKATORI, 1999) y publicaciones (ALMEIDA, 1997; CASTRO et al., 2001; FRANCISCO, 2001; TAKATORI, 2001) pasan a incorporarlo como unidad de análisis. Entretanto, la idea de vida diaria impresa en su significado viene siendo utilizada por la Terapia Ocupacional desde sus orígenes. ¿Qué tendría entonces de innovador la adopción de este concepto? ¿Su aparición es exclusiva del dominio de la Terapia Ocupacional o ha resurgido como un organizador de determinadas ideas en diferentes disciplinas en las últimas décadas? Este artículo se propone presentar su surgimiento en disciplinas afines y reflexionar sobre las modificaciones en su utilización. Además, pretende profundizar los principios que provocaron que los objetivos de la Terapia Ocupacional se modifiquen del entrenamiento de las actividades de la vida diaria a la resignificación de lo cotidiano. Para ello, procederá a contraponer individualidad y singularidad, buscando en el contexto histórico-social, en la cultura y en los procesos de subjetivación del mundo contemporáneo la fundamentación para el uso del concepto de cotidiano en la Terapia Ocupacional. Cuando lo cotidiano entra en escena... Una consulta rápida a libros de pedagogía, trabajo social, psicología social e sociología que contienen en sus títulos la palabra cotidiano y sus derivaciones es suficiente para mostrar la frecuencia con que, en la última década, el día a día de las escuelas, de las ciudades y de los actores sociales en sus diferentes recorridos pasó a ser el foco de la atención de investigadores, estudiosos y profesionales asistenciales. Se evita hablar sobre un fenómeno desde afuera, dese una perspectiva teórica, con la debida distancia sujeto-objeto para, por el contrario, buscar el conocimiento a través de la óptima de alguien, desde el interior, compartiendo vivencias, develando representaciones, sentidos y significados. Por lo tanto, se cree que es el estudio de las prácticas sociales, que atraviesan la cotidianeidad, lo que posibilita la comprensión de la realidad social y abre las puertas para su transformación.

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Este ha sido el enfoque metodológico utilizado para estudiar numerosos fenómenos, eventos y prácticas. El foco se encuentra en la comprensión que el propio sujeto tiene sobre los aspectos de su vida cotidiana, sea la comprensión de la violencia por parte de los jóvenes (MINAYO et al., 1999), o la comprensión que los conductores de ómnibus tienen de la dificultad de su trabajo (SATO, 1995), la discusión sobre las conversaciones cotidianas acerca de la menopausia (MENEGON, 2000), la representación que las personas con lesiones por esfuerzos repetitivos o disturbios osteo-musculares relacionados con el trabajo tienen de su dolor (MAGALHÃES, 1998) o la comprensión de los ancianos sobre su participación en programas de ocio en grupos de la tercera edad (BORINI, 2002), entre muchos otros ejemplos. El estudio de los fenómenos sociales, sean las conversaciones, los mitos, las religiones, las ideologías, posibilita el acceso a la comprensión de las representaciones sociales de lo cotidiano a partir del senstido común y de los saberes populares. Se pretende de este modo romper con el dualismo individual - colectivo, sin reducir uno al otro. Finalmente, todas las culturas que conocemos poseen instituciones y normas formales que conducen, por un lado, hacia la individualización, y por otro, hacia la socialización. Las representaciones que elaboran cargan con la marca de esta tensión, otorgándole un sentido y procurando mantenerla en los límites de lo soportable. No existe sujeto sin sistema ni sistema sin sujeto. El papel de las representaciones compartidas es el de asegurar que su coexistencia sea posible (MOSCOVICI, 1998, p. 12). El enfoque en la investigación social de carácter cualitativo se destacó a partir de los años 50, principalmente con trabajos de Goffman (1974) sobre las instituciones totales, abriendo así un espacio creciente para el estudio de pequeños grupos como proceso para la comprensión de la realidad social cotidiana. En Brasil, dichos abordajes pasan a ganar espacio principalmente a partir de los años 80 (FERREIRA, 1979). Tales métodos de investigación y teorización examinan cómo el mundo social es creado al compartirse significados a través de un proceso inter-subjetivo. El sentido común pasa a adquirir importancia en la investigación al pensarse que se tiene acceso a la realidad social objetiva a través de la interpretación que las personas hacen de ella. La Fenomenología de Schutz (MAY, 1993; MINAYO, 1998, 1999), así como la Etnometodología de Garfinkel (MAY, 1993; MINAYO, 1999), se configuran, por lo tanto, en las Ciencias Sociales como la Sociología de la Vida Cotidiana (MINAYO, 1999). Ambas surgen para ocupar la laguna dejada por las corrientes positivistas y marxistas en la comprensión de la subjetividad del ser social que se manifiesta en la lectura del significado que los actores sociales atribuyen a la vida cotidiana. La Etnometodología y la Fenomenología vienen entonces a contraponerse a las corrientes positivistas, basadas en el estudio de la realidad a partir del hecho que sólo puede ser aprehendido por los sentidos, y a las corrientes marxistas, más interesadas en los abordajes filosóficas o macro-sociales (MINAYO, 1999). Sin embargo, podría pensarse que la realidad puede ser reducida a la concepción que los hombres tienen de ella. El debate deja un espacio entre la teoría social y la interpretación que los hombres hacen de la vida social, subyace un debate mayor entre la teoría sociológica y la investigación social, entre la macro-teoría, que se interesa por el comportamiento del conjunto de las personas y los análisis de las estructuras y sistemas sociales, y la micro-teoría que se preocupa por la interacción cara a cara entre las personas en su cotidianeidad (MAY, 1993). Si ambas se interesan por los problemas con los cuales nos enfrentamos en la realidad social, adoptan, por otro lado, abordajes distintos de dichas cuestiones. Los teóricos tienden a pensar la escena social, disociándola de las acciones cotidianas. Permiten así que se ubiquen los resultados de la investigación social dentro de una teoría general mayor que sirve de esqueleto para la comprensión de la dinámica social. Al mismo tiempo, su grado de generalización puede ser insuficiente para poder comprender un territorio específico de la vida social, locus de la micro-teoría (MAY, 1993). La teoría crítica en particular enfatiza las relaciones de dominación existentes en la sociedad y que atraviesan la cuestión del significado cotidiano. Parte del principio de que no existe una verdad que pueda ser alcanzada por la utilización de técnicas de investigación social. Para los teóricos críticos comprender dichas relaciones de dominación trae en sí misma la posibilidad de 2

modificarlas. Por ello, realizan una crítica a Schultz y Garfinkel considerándolos conservadores, en la medida en que juzgan que éstos no buscan el desafío de la transformación social (MAY, 1993). Foucault (1978, 1983, 1984), además busca documentar que las relaciones de saber y de poder, manifestadas en las formas de control social de la vida cotidiana a través del disciplinamiento y la normatización, sólo pueden ser reconocidas como tal en un análisis que va más allá del simple conocimiento de las prácticas cotidianas y de las concepciones de ellas que las personas construyen. Lo cotidiano como foco de la reflexión filosófica La vida cotidiana se constituyó como objeto de reflexión filosófica por medio de los trabajos de Henri Lefèbvre, Georg Lukács y Agnes Heller. Para Lefèbvre, la cotidianeidad es más que un concepto, en la medida en que la crítica a la vida cotidiana permite aprehender las creaciones humanas, las ideas, los valores y sentimientos, posibilitando conocer la propia sociedad. En la cotidianeidad tanto la repetición como la innovación toman forma. La vida cotidiana, por lo tanto, puede ser entendida: Como el centro real de la praxis, donde se realiza el movimiento de producción y de reproducción de las relaciones sociales, donde se da la producción del ser humano, en el curso de su desarrollo histórico (LIMA, 1983, p.43, itálica del autor). Entretanto, Lefèbvre resalta que se debe pensar la alienación implícita en la vida cotidiana cuya puntualización se da tan sólo a partir de un distanciamiento crítico de la cotidianeidad, allí es cuando nuevas relaciones sociales pueden ser pensadas (LIMA, 1983). "La programación de la cotidianeidad tiene medios poderosos: tiene sus imprevistos y también la iniciativa, el impulso de la 'base' que hace equilibrar todo el edificio" (LEFÈBVRE, 1981 apud CARVALHO, 2000, p. 50). Por lo tanto, para Carvalho (2000), los estudios de Lefèbvre revelan tres perspectivas en la aprehensión de la cotidianeidad: la búsqueda de lo real y de la realidad (en sus aspectos prácticos y abstractos), la comprensión de lo cotidiano a partir de la totalidad y la posibilidad de la transformación social. Los componentes esenciales de la vida cotidiana según la perspectiva marxista fueron desarrollados, a lo largo de las últimas cuatro décadas además en los trabajos de Georg Lukács y de su discípula Agnes Heller (NETTO, 2000). Según estos autores, todas las sociedades en su tiempo y contexto producen su propia cotidianeidad. Cambian la organización del espacio y el tiempo, los comportamientos individuales y colectivos, las formas de producción y actividades principales, pero la estructura de la vida cotidiana no puede suprimirse. La cotidianeidad, por lo tanto, "no está fuera de la historia, sino en el centro del acontecer histórico" (HELLER, 2000, p. 20). La cotidianeidad es desarrollada desde el nacimiento a la madurez, en cuanto gradualmente se asimila la manipulación de las cosas, la realización de las tareas diarias y la dinámica de las relaciones sociales. A lo largo de la vida y de la historia, actividades variadas van asumiendo un papel preponderante, para ser más tarde descartadas o modificadas conforme llega el límite del tiempo individual, una conquista colectiva o un cambio socio-histórico. La cotidianeidad varía según el contexto, esto es, varía dependiendo de la clase social, los lazos culturales, el género, la edad. Sigue los ritmos y las regularidades de cada tiempo histórico (CARVALHO, 2000). La vida cotidiana es heterogénea en contenido y significación. Innumerables actividades humanas componen el día a día. Según Heller (2000, p. 18), "Son partes orgánicas de la vida 3

cotidiana: la organización del trabajo y de la vida privada, el tiempo libre y el descanso, la actividad social sistematizada, el intercambio y la purificación". Lo cotidiano trae en sí la marca de la singularidad del sujeto, y toma forma a partir de sus necesidades, valores, creencias y afectos. En ese sentido, lo cotidiano en cada persona es único e irrepetible en la medida en que la unicidad y la no repetibilidad son características inequívocas de la condición humana. Sin embargo, según Heller (2000, p.21), "lo genérico está 'contenido' en todos los hombres y, más precisamente, en toda actividad que tenga carácter genérico, aunque sus motivos sean particulares". Es así que el sujeto individual se transforma en sujeto colectivo, sea a través de la actividad artística, laboral o científica, en las actividades de cuidado del otro (los niños, los enfermos y necesitados), o en las actividades relativas a la participación social y política. Sin embargo, si bien el cotidiano del hombre es producido por ese ser singular y genérico, no se agotan allí las formas de su producción. El Estado, las instituciones y comunidades son productores y controladores tenaces de la vida cotidiana. En las sociedades capitalistas contemporáneas, la manutención de la constante producción de los bienes de consumo hace que se trabaje en la constante producción de deseo. Es cada vez más difícil discernir las necesidades reales de las construidas. Ello se debe al proceso de comodificación de lo cotidiano expresado en la producción de herramientas para la manutención de una vida confortable y saludable, en la construcción corporativa de la actividad lúdica infantil (STEINBERG; KINCHLOE, 2001) y en la fetichización de la vida privada y cotidiana presentada en los reality shows. El cotidiano, alimentado por los bienes de consumo, profesionalizado y mecanizado en sus tareas rutinarias, ha llevado al deterioro de las interacciones personales cara a cara y al constante vaciamiento del proceso del hacer humano, que pierde gradualmente reconocimiento social. La comunicación vía Internet y la hiper-realidad vienen igualmente transformando las relaciones sociales y el mundo concreto. Al mismo tiempo, los procesos de disciplinamiento, normatización y normalización del cotidiano de las personas sometidas a la regulación del Estado, de las instituciones y de las organizaciones continúan desarrollándose en sus mínimos detalles. En realidad, la informatización de los mecanismos de control social ha llevado el legado de la vigilancia a la esencia de la vida cotidiana. Del entrenamiento en las actividades de la vida diaria a la resignificación del cotidiano: subjetividad, cultura y contexto socio-histórico La concepción de cotidiano, sea en su vertiente sociológica o filosófica, viene a contraponerse a las perspectivas positivistas que afirman que es fundamental distinguir hechos de valores, adoptándose así una postura de neutralidad que posibilita un análisis más objetivo de la realidad social. El positivismo sociológico parte del supuesto de que la sociedad humana funciona armónicamente y en consenso según las leyes de la naturaleza. En la misma línea de pensamiento, los hechos deben ser estudiados y descompuestos en sus elementos más simples, buscándose así develar leyes invariables e independientes del funcionamiento social. En la medida en que los estudios sobre el cotidiano incorporan la subjetividad, la cultura, la historia y el poder social como elementos que influyen en la comprensión del fenómeno, ellos definitivamente rompen con cualquier lectura de carácter más positivista. Afirman, de este modo, que los valores cambian de acuerdo con las diferentes culturas, se modifican a lo largo de la historia y pueden ser diferentes aún dentro de una misma sociedad en determinado momento. Por lo tanto, lo que puede ser un problema para un grupo social no lo es para otro. Los investigadores y los profesionales deben entonces poner en perspectiva las variaciones encontradas acerca de determinado fenómeno.

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Es allí que tiene lugar la entrada del concepto de cotidiano en los estudios de terapia ocupacional. Éste surge, por lo tanto, no como un mero modismo sino como una búsqueda, intencional o no, de hacer uso de los conceptos que más se ajusten a las lecturas y proposiciones críticas de la acción de la terapia ocupacional. Se percibe así que la noción de cotidiano surge con la pretensión de sustituir los conceptos de actividades de la vida diaria y actividades de la vida práctica. Si retomamos el origen de estos dos conceptos en la terapia ocupacional así como la informatización de su uso en fichas de evaluación, se identifica de inmediato la perspectiva positivista de la obtención de datos y de su mensuración con el objetivo de evaluación y planeamiento de la intervención terapéutica. En general las evaluaciones están compuestas por largas listas de actividades de autocuidado, automantenimiento, tareas domésticas y comunicación, entre otras, que, al ser analizadas en detalle, se desdoblan en tareas, y hasta en etapas, más específicas. En su elaboración se parte usualmente del principio de que esos haceres rutinarios son universales y deben ser catalogados en categorías únicas. De la evaluación y detección de dificultades en algunos o varios de sus registros es que se formula el entrenamiento, que tiene la intención de favorecer la independencia del individuo, como afirman algunos autores, o su autonomía, como prefieren otros. Como afirma Francisco (2001): ...las actividades de la vida diaria vienen siendo comprendidas y utilizadas, en gran escala, por los terapeutas ocupacionales como repetición mecánica de actos/acciones físicas exigidos para que se efectivice el día a día, cuyo sentido no es cuestionable (p. 75). A partir de lo expuesto es razonable afirmar que los conceptos de actividades de la vida diaria (AVDs) y actividades de la vida práctica (AVPs) son a-históricos, siendo utilizados de forma indiscriminada y descontextualizada en los libros y en las prácticas de terapia ocupacional a lo largo de décadas. Igualmente, en mayor o menor grado, se puede afirmar que no incorporan la diversidad cultural y social en su concepción. Las AVDs y las AVPs vienen a componer lo que Francisco (2001) llamó modelo de ejercicio. En el mismo, "los terapeutas ocupacionales se tornan especialistas en ejercicios progresivos de resistencia, en actividades de la vida diaria, en soportes funcionales, en el desarrollo prevocacional, etc." (FRANCISCO, 2001, p. 31). Según este modelo, el proceso de recolección de datos en la evaluación inicial consiste en hacer uso de las anamnesis y de las entrevistas estructuradas o semi-estructuradas donde son recogidas las informaciones respecto del desempeño en las AVDs y AVPs, las respuestas son posteriormente sistematizadas, analizadas y los problemas identificados son convertidos en objetivos de tratamiento. La incorporación del concepto de cotidiano en la producción teórica y en el discurso de la práctica trae implícita una transformación radical en la proposición teórico-metodológica de la terapia ocupacional. La acción de la terapia ocupacional, según la perspectiva crítica, se funda en retomar en forma histórica y contextualizada al sujeto y su inserción participante en el colectivo. Lo afirmado más arriba nos remite, inicialmente, a pensar el papel de la subjetividad en la vida cotidiana. Finalmente, como señala Heller (2000, p. 17), "la vida cotidiana es la vida del hombre completo", donde se colocan "sus sentidos, todas sus capacidades intelectuales, sus habilidades manipulativas, sus sentimientos, pasiones, ideas, ideologías". Cuando focalizamos en la subjetividad, nos atenemos a los significados que las personas dan a sus experiencias, esto es, la comprensión y la interpretación que realizan de su realidad social. Tal visión trae en sí misma la idea de que ellas tienen (o buscan tener) la autonomía de determinar el curso de sus vidas, ejerciendo libremente sus pensamientos y yendo al encuentro de sus deseos y anhelos. Tal afirmación, sin embargo, se vuelve problemática si se reduce a una

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visión individualista, centrada en sí mismo, forjada por el liberalismo y por la sociedad de consumo. Por el contrario, el proceso de singularización implica rechazar el sometimiento a un papel social tal como se lo acepta en una relación de alienación y opresión, y reapropiarse de forma creativa de los componentes de la subjetividad, produciendo así lo que Guatarri e Rolnik (2000) llaman subjetividad singular. Heller (2000) argumenta que la inserción en el cotidiano se manifiesta en una doble condición: a través de la "conciencia del Yo" y de la "conciencia de nosotros"; así, la condición humana se revela simultáneamente en el ser particular y en el ser genérico. Lo humano-genérico es exactamente aquello que se orienta al "nosotros", al colectivo y se manifiesta en el arte, en el trabajo, en la ética. La cotidianeidad, por lo tanto, se da en el encuentro de lo singular y lo colectivo al buscar la satisfacción de las necesidades personales y, también, de las necesidades colectivas. Así, lidiar con el cotidiano siempre es una intervención que exige trabajar con lo concreto del hombre, ese movimiento de múltiples relaciones. El cotidiano no es rutina, no es la simple repetición mecánica de acciones que llevan a un hacer por hacer. El cotidiano es el lugar donde buscamos ejercer nuestra práctica transformadora, es lo social; es el contexto en que vivimos (FRANCISCO, 2001, p. 76). La vida cotidiana del sujeto se revela en el encuentro de la realidad exterior y de la realidad psíquica, en la red de sus relaciones sociales, en las actividades habituales de auto-cuidado y auto-mantenimiento, en las manifestaciones de solidaridad. El terapeuta ocupacional tiene, por lo tanto, una posición privilegiada al poder contribuir en la elaboración crítica del cotidiano del sujeto. El poder reflexionar en la vida cotidiana y sus determinaciones, esa lectura extranjera para lo que parece rutina inmutable, contribuye de forma notable a los movimientos de autodeterminación del sujeto, de re-organización del colectivo y resignificación del cotidiano. El conocimiento de la vida cotidiana implica la utilización de metodologías diferentes de las utilizadas en la evaluación de las AVDs. Si aprehender el cotidiano implica entender cómo se da la relación sujeto-cotidiano-historia-sociedad, las metodologías más adecuadas son aquellas de carácter cualitativo, que posibilitan la comprensión subjetiva de la realidad social y permiten al sujeto percibirse como resultado de múltiples determinaciones. Trabajar con historias y mapas ocupacionales, historias de vida, narrativas y biografías permite al sujeto volver a contar su propia historia, re-significar su cotidiano y reconocerse como "hacedor de su historia y de la historia del mundo" (FRANCISCO, 2001, p. 67). REFERENCIAS ALMEIDA, M. A pessoa portadora de deficiência física em seu cotidiano: reflexo e reflexões sobre a reabilitação. 1993. 117f. Dissertação (mestrado) - Instituto de Psicologia, Universidade de São Paulo. São Paulo, 1993. ALMEIDA, M. Deficiência e cotidiano: reflexões sobre a reabilitação. Rev. Ter. Ocup. Univ. São Paulo, v. 8, p. 81-6, 1997. BORINI, M.L. A saída do fundo do poço: representações sociais acerca da participação em atividades de lazer em grupos de terceira idade. 2002. 98f. Dissertação (mestrado) - Faculdade de Ciências Médicas, Universidade Estadual de Campinas. Campinas, 2002. CARVALHO, M. C. O conhecimento da vida cotidiana: base necessária à prática social . In: CARVALHO, M. C.; NETTO, J. P. Cotidiano: consciência e crítica. São Paulo: Cortez, 2000. p.17-63.

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* Trabajo presentado en el panel Cotidiano, Cultura y Subjetividad en el VIII Congreso Brasilero de Terapia Ocupacional y V Congreso Latinoamericano de Terapia Ocupacional, realizado en Foz do Iguaçu, Paraná, del 2 al 6 de junio de 2003.

Artículo original disponible en: http://www.revistasusp.sibi.usp.br/pdf/rto/v14n3/02.pdf Traducción no revisada por la autora, realizada por Lic. en T.O. María Sol D´Angelo. Para uso interno de la Residencia Interdisciplinaria en Salud Mental. Hospital Escuela de Salud Mental. Paraná. Julio 2012.

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