Llave a La Ciencia Teológica - Parley P. Pratt

January 13, 2018 | Author: Raven Quetzalcoatl Venturiel | Category: Joseph Smith, Latter Day Saint Movement, Mormons, Bible, Religion And Belief
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Descripción: Discursos...

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© 1855 Deseret Book Company Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida en cualquier forma o por cualquier medio sin el permiso por escrito del editor, Deseret Book Company, PO Box 30178, Salt Lake City, Utah 84130. Este trabajo no es una publicación oficial de La Iglesia de Jesucristo Cristo de los Santos de los Últimos Días. Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no representan necesariamente la posición de la Iglesia o de Deseret Book Company. Deseret Book es una marca registrada de Deseret Book Company.

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LLAVE A LA CIENCIA TEOLÓGICA Por

Parley Parker Pratt

Apóstol, misionero, pionero, colonizador, escritor y poeta

Ensayo y traducción por 3

Humberto Meza Méndez

Primera edición 20 de febrero de 2008 Tepic, Nayarit, México Segunda edición 6 de abril de 2012 Tepic, Nayarit, México Comentarios y sugerencias a [email protected] Humberto Meza Méndez

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Contenido Cap.

Título

Pág 4

I

Biografía de Parley P. Pratt Llave a la Ciencia de la Teología Teología, su definición, ilustración histórica

II

Declinación y pérdida de esta ciencia entre los judíos

III

Progreso, declinación y final pérdida de la Ciencia de la Teología entre los Gentiles – Predicción de la Restauración para la venida del día milenario.

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La ascención, progreso, declinación y pérdida de la Ciencia de la Teología en el Hemisferio Occidental, según ha sido traído a luz por losúltimos descubrimientos de los antiguos registros americanos

37

V

Llaves de los Misterios de la Deidad

42

VI

Orígen del Universo

50

VII

Destino del Universo

57

VIII

Llave de Conocimiento, Poder y Gobierno

63

IX

Renacimiento o Restauración de la Ciencia de Teología en la presente edad

68

X

Llaves de Iniciación a la Teología Práctica

78

XI

Filosofía de los Milagros

82

XII

Ángeles y Espíritus

88

XIII

Sueños

93

XIV

El Mundo de los Espíritus

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XV

Resurrección, sus tiempos y grados. Primero, Segundo y Tercer Cielo, o los reinos Telestial, Terrenal y Celestial

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Comentarios adicionales sobre el progreso físico e intelectual del hombre – Filosofía de la voluntad, al originar, dirigir y controlar todos los movimientos voluntarios animales. Hechos asombrosos en relación a la velocidad de movimiento, tal como es alcanzada por el hombre mortal – Intercomunicación de los habitantes de diferentes y distantes planetas

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IV

XVI

5

27 32

XVII

Leyes del Matrimonio y de la Procreación

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Biografía de Parley Parker Pratt Datos familiares y diferentes aspectos de su vida

Parley Parker Pratt fue un líder de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Úl-timos Días y un miembro del primer Quórum de los Doce Apóstoles desde 1835 hasta su asesinato en 1857. Sirvió en el Quórum con su hermano más joven, Orson Pratt. Fue misionero, poeta, escritor religioso, colonizador y editor durante algún tiempo de la publicación The Latter-day Saints Millenial Star. Fue una figura central al exponer las doctrinas del Evangelio, y sus publicaciones marcaron la pauta para futuros escritores. Realmente fue un hombre a quien por su fidelidad el Señor bendijo con una gran comprensión de las escrituras y sus misterios (D. y C. 97:3-5), siendo después de José Smith, el mejor teólogo de su época. Parley P. Pratt, a causa de circunstancias adversas, tuvo una educación muy limitada y, sin embargo, muestra incluso en la juventud, una originalidad de mente rara vez exhibida. Con la excepción del Profeta José Smith y su sucesor Brigham Young, Parley es probablemente la figura más interesante de la Iglesia en sus comienzos. Fue ciertamente su más experimentado publicista. Parley Pratt tuvo una vida fascinante. Fue un misionero infatigable cuyos viajes le llevaron de Inglaterra a Chile; la suya fue una vida dramática que vino a su fin cuando fue asesinado en Arkansas en 1857 por el esposo separado de su es-posa polígama. A pesar de ser mejor recordado por su Autobiografía y dos obras tras-cendentales, Una Voz de Amonestación – el más importante y exitoso libro de proselitismo en la historia mormona – y Llave a la Ciencia de la Teología, cualquier estudiante serio del Mormonismo debe acudir a todos sus escritos para una mejor comprensión de la historia de la Iglesia. Se unió a la Iglesia en 1830 y fue uno de los primeros misioneros mormones que viajaron desde la orilla del Atlántico hasta las fronteras occidentales de Misuri, y entre sus conversos se encuentra John Taylor. En 1839 fue enviado a una misión a Inglaterra, y de nuevo en 1846. Fue uno de los primeros pioneros en entrar al valle del Gran Lago Salado, y en 1847 exploró el lago Utah y su valle; también los valles de Cedar y Toole, y el cañón Parley y el pico Parley, al este de Lago Salado fueron nombrados así en su honor, pues los exploró en 1849 e hizo un camino 6

ahí. Visitó la costa del Pacífico en 1851 y 1854 en varias misiones, y realizaba una expedición similar a los estados del este de Estados Unidos en septiembre de 1856, pero como ya se dijo, fue asesinado cuando pasaba por Arkansas. Su hermano. Orson Pratt, también un Apóstol, nació en Hartford, Nueva York, el 19 de septiembre de 1811; murió en Lago Salado el 3 de octubre de 1881. Fue educado en escuelas públicas en Columbia County, y adquirió un conocimiento extenso del hebreo y matemáticas superiores. En septiembre de 1839 se unió a la Iglesia, a la cual siguió en sus jornadas a Misuri, y vino a ser un élder en 1831, un sumo sacerdote en 1832 y uno de los Doce Apóstoles en 1835. Después de unirse a la Iglesia fue enviado a numerosas misiones, abarcando desde los estados de Nueva Inglaterra y otros estados orientales a Canadá y Misuri. Orson y Erastus Snow fueron los primeros pioneros en entrar al valle del Gran Lago Salado, y fue el primero en pararse sobre el sitio donde la ciudad de Lago Salado sería construída después. Fue a misiones que tuvieron mucho éxito en Inglaterra en 1840, 1848, 1859, 1853, 1856, 1864, 1877 y 1878, y fue dos veces presidente de las Misiones Británica y Europea, y en 1865 fue a una misión a Austria. En 1852 fue a una misión a Washington, D.C., donde editó y publicó dieciocho números mensuales de la revista “The Seer” (“El Vidente”), al mismo tiempo en que presidía sobre las ramas de la costa del Atlántico y Canadá. Orson fue miembro de la asamblea legislativa de Utah durante su primera legislatura, y también en las siguientes cuando se encontraba presente en el territorio, y fungió siete veces como su coordinador. Durante algún tiempo mantuvo la cátedra de matemáticas en la Universidad Deseret y en 1874 fue nombrado Historiador y Registrador general de la Iglesia. Sus conocimientos matemáticos fueron aplicados en su descubrimiento de la “Ley de las Rotaciones Planetarias”, mostrando que las raíces cúbicas de la densidad de los planetas son iguales a la raíz cuadrada de sus periodos de rotación, la cual anunció en noviembre de 1854. En 1845 escribió y publicó “The Prophetic Almanac”, donde calculaba la latitud y meridiano de Nauvoo y las principales ciudades de los Estados Unidos. Los libros escritos por Orson Pratt incluyen, “Autenticidad Divina del Libro de Mormón” (6 partes), “Series de Folletos sobre el Mormonismo, con dos discusiones” (Liverpool, 1851), “Orden Patriarcal, o Pluralidad de 7

Esposas” (1853), “Ecuaciones Cúbicas y Bicuadráticas” (Londres, 1866), “Llave del Universo” (Liverpool, 1879), “La Primera Gran Causa”, “Los absurdos del Inmaterialismo”, y varios volúmenes de discursos. Dejó un manuscrito de “Lecturas sobre Astronomía” y un tratado sobre “Cálculo Diferencial”. William Pratt fue bautizado y ordenado un élder en 1831 o 1832, y luego fue enviado a una misión. Después de haber participado en la jornada del Campo de Sión fue llamado como un setenta en el Primer Quórum el 28 de febrero de 1835, justo una semana después de que Parley y Orson habían sido llamados como Apóstoles. William se casó con Ana Ward en Kirtland el 1 de enero de 1837, luego siguió a José Smith a Far West con otros Setentas en 1838, su primer hijo – una niña, Sarah – falleció poco después de su llegada a dicho lugar. William y Ana marcharon a Nauvoo en agosto de 1840, a causa de la persecución en Misuri. En septiembre hubo un brote de malaria. Ana, ya debilitada por las experiencias en Misuri y embarazada, murió a las dos semanas. William estuvo enfermo todo el invierno pero consiguió una nueva esposa, una viuda de nombre Wealthy Hedi Shumway, en febrero de 1841. Su pequeña hija nació en diciembre de ese año. William y Parley estaban regresando de misiones en el Este cuando supieron de que el Profeta había sido asesinado. A ambos se les dieron deberes adicionales en el este. El llamado general de Brigham Young para todos los santos de reunirse en Nauvoo al intensificarse la persecución trajo al cuarto hermano, Anson, a Nauvoo en 1845. William viajó al valle de Lago Salado, perdieron a un hijo de 2 años en 1851, y William reunió al resto de la familia en 1853. Eventualmente se casó con otras cuatro esposas más. De sus siete hijos, solamente dos llegaron a la vida adulta, lo cual fue una carga de pesar que William, aun con su fe y dedicación, encontró difícil de llevar. Seis meses después de que su hijo más pequeño, un niño llamado Joseph, fuera fatalmente quemado en abril de 1870, William murió también. En 1825, Anson, de 25 años, llevó a su hermano menor Orson con él a Hulrgate, Long Island, donde encontraron trabajo y Anson encontró una esposa, Sarah Barber. Anson y su esposa se establecieron ahi, no lejos de Nueva York, mientras que Orson se regresó a Cannan. Posteriormente, Orson, es una de sus misiones a Nueva York, bautizó a su hermano Anson, el 25 de mayo de 1832. En 1837, la familia de Anson se mudó de Nueva York a una nueva tierra cerca de Detroit en Michigan. Sus padres fueron a vivir con ellos y Jared murió allí en 1839, a la edad de 70 años. Demasiado pobres para ir a Nauvoo, Anson envió a su madre para que viviera con su hermano William en dicha ciudad. 8

Durante la ausencia de Parley y su esposa Mary Ann que cumplían una misión en Inglaterra, la esposa de Anson, murió en diciembre de 1841, justo un mes después de que Charity se había mudado a Nauvoo. Anson se casó de nuevo, con Lucy Ann Lord, y se mudaron a Illinois, donde Anson manejó la granja de su hermano Parley en su ausencia. Al intesificarse las persecuciones en contra de los Santos, Anson llegó a Nauvoo con su familia en 1845. Al emigrar la Iglesia al oeste, Anson no dejó Nauvoo junto con Orson y Parley en febrero de 1846. Peleó en la batalla de Nauvoo el 12 de septiembre de 1846. Posteriormente llevó a su familia a Winter Quarters, luego a St. Joseph, Misuri, donde Lucy Ann murió. En 1848 se casó a una tercera esposa, Sarah Ann Walleigh, y tomó bajo su cuidado a su madre, que murió de cólera el 20 de mayo de 1849. Seis días después, él mismo murió. El quinto hijo de Jared Pratt, Nelson, en su granja cerca de North Norwich, Ohio, nunca se unió a la Iglesia. Su granja y su familia enferma lo mantuvieron cerca de su hogar, dos esposas murieron y solo tres de sus hijos vivieron hasta la edad madura. Los intentos de Nelson por visitar a Parley y Orson en New Portage y Kirtland, Ohio, fallaron y los eventos rápidamente movieron a la Iglesia a Illinois y luego al oeste. Durante algunos años, tanto Orson como Parley, habían estado en contacto con su hermano no miembro, Nelson, en Ohio. Como sus hermanos, él amaba a su familia. Extrañaba a sus hermanos, esperaba verlos, y hablaba de ir a Utah para visitarlos, y repetidamente los invitó a visitarlo. En 1853, Nelson escribió a Orson, diciéndole que había leído “The Seer” y encontró las doctrinas de la Iglesia “nuevas y atractivas”. Durante su última misión, Parley le visitó, y pasó una semana en febrero de 1857, justo tres meses antes de su muerte, predicando a la familia y teniendo reuniones. Parley dejó a Nelson un Libro de Mormón, pero Nelson no se unió a la Iglesia y murió en 1889.

Parley Parker Pratt nació el 12 de abril de 1807 en Burlington, Ostego County, Nueva York. Fue el tercer hijo de Jared y de 9

Charity Pratt. Jared era hijo de Obadíah y Jemima Pratt; Obadíah era el hijo de Cristopher y Sarah Pratt; Cristopher era el hijo de William y Hannah Pratt; William era el hijo de Joseph Pratt; Joseph era el hijo de Isabel y el teniente William Pratt, que se encontraron entre los primeros colonos de Hartford, Connecticut, en el año 1639. Los cuales se supone que acompañaron al Rev. Thomas Hooker y su congregación, alrededor de cien en número, de Newtown, ahora llamada Cambridge, Massachusetts, a través de una tierra habitada sólo por bestias salvajes y silvestres, y se convirtió en el primer fundador de la Colonia de Hartford, en junio de 1636. Este antiguo peregrino, William Pratt, fue miembro de la legislatura durante unos veinte o treinta y cinco periodos de sesiones, y el tribunal le dio cien acres de tierra en Saybrook, Connecticut, en reconocimiento por sus servicios como teniente. Fue uno de los magistrados del primer tribunal en New London County. El padre de Parley P. Pratt, Jared Pratt, hijo de Obadíah y Jemima Pratt, nació el 25 de noviembre de 1769, en Canaán, condado de Columbia, Nueva York. En primer lu-gar, Jared se casó con María, hija de Samuel Carpenter, de Nueva Líbano, Nueva York. Ella le dió una hija, llamada María, y después murió. Jared se casó después con Charity Dickinson, hija de Samuel Dickinson, de Bolton, Nueva York. CharIty nació el 14 de febrero de 1776. Tuvieron cinco hijos: Anson, nacido el 9 de enero de 1801, murió el 26 de mayo de 1849; William D. nacido el 3 de septiembre de 1802, murió el 15 de septiembre de 1870; Parley P., nacido el 12 de abril de 1807, murió el 13 de mayo de 1857; Orson, nacido el 19 de septiembre de 1811, y Nelson Jared Pratt murió en Detroit, Michigan, de una fiebre, el 5 de noviembre de 1839. Charity falleció en St. Joseph, Misuri, de cólera, el 20 de mayo de 1849. Parley se casó con Thankful Halsey el 9 de septiembre de 1827, en Canaán, Nueva York, y establecieron su hogar en el pueblo de Amherst, condado de Lorain, Ohio. En Ohio, Parley se hizo miembro de la Sociedad Bautista Reformada (Campbelitas) por medio de la predicación de Sidney Rigdon. Pronto se decidió por abrazar el ministerio campbelita y vendió su propiedad.

Los primeros años Jared fue un tejedor y granjero que ocasionalmente enseñaba en la escuela. En la generación que siguió a la Revolución Americana, una nueva tecnología y redes de transportación en expansión revolucionaron la economía, empujando a muchos al bienestar pero llevando a otros a la pobreza. Como sucedió con la familia de José Smith, la prosperidad 10

parecía siempre fuera del alcance de los que laboraban fuertemente, ocasionando que también los Pratt se mudaran varias veces para buscar mejores prospectos. Como consecuencia de ello, en 1822 encargaron a Parley, entonces de 15 años, y a su hermano menor Orson, de 11, con granjeros locales como ayudantes. Parley lo compensó con una limitada educación formal a través de la lectura. “Siempre amé un libro”, recordaba. Cuando tenía siete años, su madre usó la Biblia para enseñarle a leer. Durante todo el resto de su vida, Parley tuvo un gran amor por las Escrituras. A una edad temprana Parley enfrentó el despertar religiosos que perturbó a José Smith casi al mismo tiempo. Jared y Charity no pertenecían a alguna iglesia, aunque frecuentemente asistían a varias denominaciones y enseñaron a sus hijos a respetar la Biblia y la fe cristiana. Parley se convirtió en un investigador religioso, comenzando un estudio serio de las Escrituras a los 12 años. Al crecer, se sorprendía de las discrepancias entre las enseñanzas bíblicas y las de las iglesias contemporáneas. Deseando seguir a Dios, Parley se unió a la Iglesia Bautista a los 18 años, aunque permanecía insatisfecho. A pesar de que las fuerzas sociales fragmentaban a la familia, ellos permanecieron unidos, tratando de combinar sus fuerzas lo mejor posible. Por ejemplo, en 1823, Jared y sus hijos William de 21 años, y Parley de 16, trataron de comprar alguna tierra y limpiar el bosque cerca de Ostego, Nueva York. A pesar de sus esfuerzos, no pudieron ganar el dinero suficiente para hacer los pagos, y después de luchar desesperadamente por tres años, perdieron todo. Disgustado con tal comercialismo, Parley se retiró dramáticamente a los bosques de Ohio para pasar un invierno en soledad, meditación, y lectura de la Biblia y donde soñaba con efectuar obra misional entre los nativos americanos. Después de pasar un invierno en una pequeña choza, con solo la Biblia y “unos pocos libros” por compañeros, salió de ahí a los 20 años bien fundado en las Escrituras y convencido de que la soledad no era una cosa buena. Volvió a Nueva York la primavera siguiente para ver a Thankful Halsey, a la cual había cortejado previamente. Parley compartía con ella sus puntos de vista religiosos y le pidió casarse con él. Thankful, diez años mayor que él, aceptó diciéndole: “Yo nunca podría ser feliz sin ti”. Se trasladaron a Ohio y trabajaron duro su terreno para convertirlo en una hermosa granja. Pero al seguir estudiando las Escrituras, Parley comenzó a sentir que el Señor deseaba que él se convirtiera en un predicador. Él y su esposa vendieron su granja y se dirigieron a Albany, Nueva York, donde tenían algunos amigos.

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Conversión y experiencias misionales Mientras viajaban por el Canal de Erie al oocidente del estado de Nueva York, Parley sintió la necesidad de dejar el bote y caminar a pie. En Newark, Nueva York, se bajó, dejando que su esposa continuara sola hasta Albany. Pronto entró en contacto con un diácono bautista de apellido Hamblin, quien le presentó una copia del Libro de Mormón, él narra que: “Era un día caluroso de agosto cuando llegué a la casa de un anciano diácono bautista de nombre Hamblin. Y comenzó a hablar de un libro. 'Es un libro extraño, un ¡LIBRO MUY EXTRAÑO! Que ha venido a mi posesión' Cuando mis ojos miraron el Libro de Mormón -ese libro de libros- lo abrí con anhelo y leí la portada. Entonces leí los testimonios y la manera en que fue encontrado. Leí todo el día, el comer era un carga. El sueño se alejó cuando vino la noche. Y mientras leía, el Espíritu del Señor vino sobre mi, ¡supe que el libro era VERDADERO!” Convencido de su autenticidad y deseando conocer al joven que había sido el instrumento para el descubrimiento y traducción del libro, viajó a Palmyra, Nueva York, para encontrar a José Smith. Cuando llegó ahí, supo que José se había mudado a Pennsylvania. Habló con Hyrum Smith y conversaron por toda la noche acerca del Libro de Mormón y la restauración del Evangelio. Unos pocos días después fue bautizado en el Lago Séneca por Oliverio Cowdery el 1 de septiembre de 1830. También fue ordenado al oficio de élder. A su vez, él convirtió a su hermano menor, Orson Pratt, y lo bautizó el 19 de septiembre de 1830. Parley regresó entonces a Fayette, Nueva York, en octubre de 1830, donde conoció a José Smith y en ese mismo mes José Smith recibió una revelación dirigiendo a Parley y otros tres misioneros (incluyendo Oliverio Cowdery, Peter Whitmer jr. Y Ziba Peterson) para llevar el evangelio a las tribus de indios en la frontera occidental de Misuri. (ver DyC 32:1-2). Desde el momento de su conversión, Parley se convirtió en un misionero incansable. El domingo después de su bautismo, Parley escribió que predicó ante “un gran concurso de gente. El Espíritu Santo vino sobre mi poderosamente...y cuatro cabezas de familia se adelantaron y expresaron su fe, y fueron bautizados”. Antes de que la Iglesia fuera restaurada, fue a una misión por sí mismo a los indios americanos, para convertirlos a Cristo. Cuando leyó el Libro de mormón, una de las primeras cosas que deseaba era compartir con ellos el conocimiento acerca de sus ancestros. Parley José Smith con Parley P. Pratt y otros Apóstoles fue llamado a misiones continuamente desde la fecha de su bautismo. No solo realizó misio-nes exitosas en Europa, sino que después fue llamado a ser el presidente de misión de un área que abarcaba casi la mitad del mundo, es decir, todos los países que bordeaban al océano 12

Pacífico. Esta incluía California y toda la costa occidental de Norteamérica, América central y Sudamérica, así como Australia, Japón y China. En los siguientes cuatro meses de su primera misión, Parley y sus compañeros viajaron algunas 1,500 millas, mayormente a pie, a Misuri, predicando a varias tribus. También se detuvieron en Mentor, Ohio, no lejos de Kirtland, donde Parley enseñó a su director religioso anterior, Sidney Rigdon. Kirtland rápidamente vibró con una excitación religiosa, en unas semanas se convirtieron más de 100 personas en la región, entre ellos Frederick G. Williams, quien junto con Sidney Rigdon, serían futuros miembros de la Primera Presidencia de la Iglesia. Al llegar a Misuri, Parley estaba entre los primeros miembros de la Iglesia en poner su pie sobre la tierra después designada para ser la Ciudad de Sión, en Independence, condado de Jackson. (Ver Dyc 57:2-3). El Señor, a través del Profeta José Smith, pronto dirigió a la Iglesia a reunirse en Ohio. (ver DyC 37). En la primavera de 1831 regresó a la parte norte de Ohio, donde el 6 de junio de 1831, fue ordenado como sumo sacerdote por el Profeta José. En el verano vuelve a una misión a través de Ohio, Indiana, Illinois, Misuri, predicando, bautizando y edificando la Iglesia. En los siguientes años, Parley sirvió en breves misiones de proselitismo; organizó una Escuela de Profetas en el condado de Jackson, experimentó el tumulto de las persecuciones en Misuri, y fue reclutado y marchó en el Campo de Sión. (ver DyC 97:3). En 1835, junto con su hermano Orson, recibió el llamado como uno de los originales Doce Apóstoles. La primavera siguiente, Parley -endeudado y con Thankful seriamente enferma- se preocupó por tener que servir en otra misión. Heber C. Kimball, un compañero Apóstol, bendijo a Parley con promesas específicas. Thankful sería sanada y daría a luz un hijo, el primero después de nueve años de matrimonio, y Parley cumpliría una misión en Canadá que serviría como una piedra fundamental para que el Evangelio fuera llevado a Inglaterra. La bendición del Élder Kimball probó ser profética. En Canadá, Parley ayudó a convertir a varias personas, algunas de las cuales llegaron a ser los primeros misioneros en Inglaterra, incluyendo a John Taylor, posteriormente el tercer 13

Presidente de la Iglesia, y su esposa Leonora, Joseph y Mary Fielding, entre otros. Después del retorno de Parley, Thankful dió nacimiento a un hijo en marzo de 1837, aunque ella murió unas pocas horas después. Cuando Parley regresó a Kirtland de su misIón en Canadá, se encontró a si mismo involucrado en varios conflictos que sacudieron a la Iglesia, resultantes de una combinación de divisiones internas, persecuciones, y un pánico financiero nacional. La crisis afectó su fe, dejándolo temporalmente desilusionado del Profeta José Smith. Pronto, sin embargo, Parley se humilló a si mismo y pidió el perdón de José. En 1838 sufrió persecuciones con los Santos en Misuri y pasó nueve meses en prisión en Richmond y Columbia, antes de escaparse a Illinois en julio de 1839. Parley y Orson Pratt dejaron Nauvoo, Illinois, el 19 de agosto de 1839, en una misión apostólica a las Islas Británicas. En 1841 fue nombrado presidente de la misión Británica, sobre todas las conferencias y permaneció allí hasta el otoño de 1842. El siguiente invierno, regresó a Illinois, donde continuó trabajando en el ministerio por uno o dos años. En una conferencia en Preston, Inglaterra, Parley fue nombrado editor de la recientemente creada publicación “Millennial Star”, que llegó a ser la publicación de mayor duración en la Iglesia – de 1840 a 1970. En la primavera de 1844, Parley P. Pratt y casi todos los miembros del Quórum de los Doce Apóstoles se encontraban sirviendo misiones en el este de los Estados Unidos. En junio el Élder Pratt se sintió inspirado a regresar a Nauvoo. En el camino supo que José y Hyrum habían sido martirizados en Carthage, Illinois. Cuenta que: “Me sentí tan lleno de pesar y de los poderes de oscuridad que fue difícil para conversar o hablar con otra persona”. Pensaba mucho acerca de sus queridos amigos que ahora estaban muertos y en las muchas experiencias que habían compartido, incluyendo el tiempo que pasaron en prisión juntos. Seis años antes, en noviembre de 1838, cuando los Santos fueron echados de sus hogares en Misuri, cincuenta de sus líderes, incluyendo José Smith y Parley, habían sido arrestados y encarcelados en Richmond, Misuri. Una noche los hombres habían estado despiertos por los guardias, que estaban vulgarmente alardeando de sus crueles actos de violencia en contra de los Santos. Era medianoche, y los prisioneros habían estado escuchando el lenguaje soez de los guardias por horas. Incapaz de tolerar por más tiempo su lenguaje abusivo, el Profeta José Smith se paró y con una voz de trueno reprendió a los guardias y les mandó callarse. Parley después escribió: “Dignidad y Majestad la he visto una sola vez, cuando se irguió en cadenas, a medianoche, en un calabozo de una oscura villa de Misuri”. Ahora ese gran líder se había ido. 14

Al aproximarse a Nauvoo, se sentía muy preocupado. No sabía si Brigham Young, el Presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, o cualquiera otro de los miembros del Quórum estuviera ahí. ¿Qué debería de decir a la gente? ¿Debería decirles que abandonaran Nauvoo? ¿O deberían permanecer y completar el templo? Parley oró para saber qué hacer. Él cuenta que: “En un momento el Espíritu de Dios vino sobre mí y llenó mi corazón de gozo y alegría indescriptibles. El Espíritu me dijo: Ve y permanece con la gente de Nauvoo, que ellos deben continuar haciendo sus deberes diarios y cuidar de sí mismos. Exhórtales para que continuen edificando la Casa del Señor que les he mandado construir en Nauvoo”. En Nauvoo el élder Pratt encontró que la gente había ya continuado el trabajo en el templo bajo la dirección de John Taylor y Willard Richards, dos miembros del Quórum de los Doce que habían estado en la cárcel con el Profeta cuando fue asesinado. Los tres hombres trabajaron juntos para guardar a la gente unida y en paz hasta el regreso del Presidente Young y los otros miembros del Quórum. Después de su regreso a Nauvoo, Parley fue llamado en 1845 a presidir sobre las ramas de la Iglesia en Nueva Inglaterra y los estados del Atlántico central con cabecera en Nueva York. Aquí publicó un periódico llamado “The Prophet”. En el verano volvió a Nauvoo, pero en febrero de 1846 fue de nuevo expulsado de su casa por una turba despiadada. Después de vadear el río a través de sufrimientos sin precedentes con su familia, él y los perseguidos Santos lograron llegar a Council Bluffs. Fue llamado a una misión en Inglaterra donde ayudó a fortalecer a las ramas de la Iglesia y organizó compañías para emigrar a los Estados Unidos. Parley estuvo involucrado en establecer campos para los refugiados tanto en Garden Grove como en Mt. Pisgah, Iowa, y durante el verano y otoño de 1847, condujo personalmente una compañía de pioneros al valle de Lago Salado. A mediados de la década de los 1850, trabajando con George D. Watt, ayudó a desarrollar el Alfabeto Deseret. Una convención general en marzo de 1848 escogió a Parley como uno de los diez hombres seleccionados para diseñar la primera constitución del estado provisional de Deseret. En el verano de 1848, Pratt exploró el cañón Big Creek, ahora llamado Parley, con el propósito 15

de construir un camino para proveer un mejor acceso al valle. En noviembre de 1849, después de suspender el trabajo en el camino por una temporada, Pratt fue llamado para encabezar una compañía de cincuenta hombres al sur de Utah y para aconsejar a Brigham Young de posibles lugares para nuevos asentamientos. Pratt dio a la asamblea legislativa reportes optimistas para establecer poblados en las actuales ciudades de Richfield, Marysvale, Parowan, Cedar, Washington, Santa Clara, Mountain Meadows, Beaver y Payson. Su compañía trajo muestras de mineral de hierro, carbón y otros minerales. Pratt proveyó información específica sobre el clima, las condiciones del suelo, el agua, bosques y otras condiciones topográficas. Parley fue reelecto a la asamblea legislativa del Estado de Deseret en el invierno de 1850, regresó nuevamente por voto unánime en agosto de 1854 y en 1855 sirvió como capellán del consejo de la ciudad de Fillmore. También sirvió como regente de la Universidad de Deseret. En 1851 la Primera Presidencia llamó al Élder Pratt a presidir sobre la “Misión General del Pacífico” con cabecera en San Francisco. Sintiendo un deber con los pueblos de América Latina, con su esposa Febe Soper, y el Élder Rufus Allen, viajaron a Valparaíso, Chile, en septiembre de 1851. “Como extranjeros en una tierra extraña”, los primeros misioneros de la Iglesia que fueron a Chile tuvieron que enfrentar grandes dificultades. Una guerra civil y lo que el Élder Pratt denominó “una cartera vacía y un vocabulario imperfecto” les impidieron a él, a Febe su esposa y al élder Rufus C. Allen “llevar las llaves del evangelio por el momento a esos países”. El 8 de noviembre de 1851, cinco meses después de haber llegado a Valparaíso, los tres se marcharon sin haber tenido un solo bautismo. De todas formas, su estadía fue lo suficientemente larga como para que el élder Pratt disfrutara de la belleza de la tierra chilena. En su diario escribió que las huertas, las granjas y los viñedos del valle del río Aconcagua eran “fértiles como un Edén”. Más de ciento cincuenta años más tarde, se podría decir lo mismo con respecto a la obra misional actual en que Chile se ha convertido en una viña fructífera para el evangelio. La Iglesia se ha convertido en una fuerza espiritual en Chile – donde hay mas de 120 estacas, ocho 16

misiones, un templo y cerca de medio millón de miembros. La visita del Élder Pratt es considerada por los miembros de ese país como un prólogo de la historia de la Iglesia en esa tierra. Líderes de la Iglesia en Chile ante el monumento a Omner Pratt

Poco después, por lo tanto, los misioneros salieron del país, debido a la muerte d un hijo, Omner, frustrados por las dificultades del lenguaje, la pobreza, y las condiciones políticas y eclesiásticas de Chile, regresaron a San Francisco en marzo de 1852. En el verano de 1855 regresó de la Sierra Nevada a su casa, y pasó parte de su tiempo predicando en los diversos asentamientos de Utah, y trabajó con sus propias manos en el cultivo de sus sembradíos. En el otoño de 1856, acompañando a una veintena de misioneros a través de las llanuras. Durante el invierno y parte de la primavera siguiente, visitó a los santos en San Luis, Filadelfia, Nueva York y otros lugares, ocupándose de la predicación, la escritura y la publicación de las buenas nuevas del reino de Dios. Parley P. Pratt era de tan buena constitución física que caminó la mitad de los Estados Unidos en varias ocasiones. Tenían un gran sentido de la aventura y siempre estaba en busca de nuevas experiencias. Viajó a través de Norteamérica y Europa predicando y enseñando. Su autobiografía está llena de historias de milagros, algunas tragedias y narraciones divertidas. Se dice que su alma estaba llena de romance, poesía y canto – que rebosaba de energía vital. Fue como un caballero medieval, y actos de osadía y espiritualidad exuda-ban de su noble alma.

Prisión Cuando la gente de Misuri echó a los Santos del estado a finales de 1838, y en que el gobernador Boggs expidiera su infame orden de exterminio de los Santos, Parley fue arrestado con otros líderes de la Iglesia y encarcelado durante ocho meses en Richmond y Columbia, Misuri. Fueron detenidos temporalmente con el profeta José y otros en un hotel en Independence mientras los trasladaban a Richmond; ahí logró escapar y pasando desapercibido en una mañana nevando, rápidamente alcanzó llegar hasta el bosque en las afueras de la ciudad. Sin embargo, dándose cuenta de que su escape pudiera causar que sus hermanos sufrieran “un sinnúmero de problemas, o aún la muerte” eligió regresar al hotel. Aunque sin hogar y encarcelado, con su familia y los santos exiliados del estado, Parley se sintió “más firme que nunca en la fe de Jesús”.

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Su amor y respeto por el profeta José también aumentó. Parley P. Pratt y otros hombres en la naciente Iglesia habían sido arrestados y encarcelados varias veces en un periodo de ocho años desde el establecimiento de la Iglesia hasta 1838. Pero nunca ha-bían permanecido en la cárcel tanto tiempo como ahora. Esta vez en Misuri, los líderes fueron arrojados en prisiones y tratados terriblemente por meses y meses. Hombres a-tléticos como eran, fueron confinados en calabozos estrechos, los alimentaban con una dieta horrible y no tenían ninguna de las distracciones de una cárcel moderna. Mientras que José el Profeta clamaba en DyC 121 acerca de cuan abandonado se sentía, Parley, junto con Morris Phelps y King Follett, sentía lo mismo – atormentado por guardias inicuos. Después de que José y otros prisioneros fueron transferidos a la cárcel de Liberty, Parley permaneció en la cárcel de Richmond. Mientras estaba encarcelado, sintió especialmente la ausencia de su familia, y escribió a su segunda esposa, Mary Ann Frost, “Candados y barrotes, ríos y la distancia nos separan, y todavía te amo, pero estoy condenado a languidecer por largos meses, y tal vez años privado de tu compañía mientras mis pequeños crecen, y cambian su tamaño y apariencia sin un dulce beso o un estrecho abrazo de un padre que los ama mas que nada en la vida”. Estos recuerdos lo llenaron de gozo y con una determinación de ayunar hasta que recibiera una palabra del Señor y medios para escapar. Después de varios días de ayunar, tuvo una visión de su primera esposa, Thankful. Él le peguntó, “¿estaré de nuevo en libertad en esta vida y disfrutar de la compañía de mi familia, y de los Santos y predicar el Evangelio como lo he hecho?”. A lo cual ella contestó “¡Sí!”. Ansioso de saber más, le preguntó, “¿Puedes decirme cómo o por que medios o cuando escaparé?” Pero ella repuso, “Esa cosa no me ha sido todavía dada a conocer”. Él esta conmovido, y escribió: “¡Oh los Cielos y la esperanza están en mi alma una vez más!” Después de seis meses en prisión, les llegó la noticia de que José y Hyrum habían escapado. Los hermanos habían sido llevados de la cárcel de Liberty al condado de Boone para otro juicio. Después de sufrir horribles indignidades, habían solicitado al juzgado corrupto su libertad. Mientras los guardias se habían emborrachado, José y Hyrum pagaron a uno de ellos por dos caballos y huyeron a Quincy, Illinois. Ahora la furia del populacho se concentró sobre los últimos hombres en Misuri. Parley P. Pratt escribió: “Sentí que era demasiado para soportar, siendo tratados diaria-mente con amenazas de muerte y diciéndonos repetidamente que nunca escaparíamos vivos. ¡Oh, demasiado postergados aquí y condenado a esta vida miserable, mientras que nuestras esposas e hijos vagan afuera en una tierra de extraños, sin la protección de sus esposos y padres, esto es experimentar diez mil muertes!”. 18

Sin embargo, él recodaba el buen espíritu del Profeta cuando estuvieron encadenados juntos, esperando por el juicio. “Esa horrible noche después de que se levantó en majestad y silenció a los guardias, se sentó delante de mi y dijo a Hyrum, 'Regocijémonos de que somos contados dignos de ser perseguidos por el nombre de Cristo'”. Y también de algo que José les había revelado: “Él dijo en tono confidencial, 'Tened buen ánimo, hermanos; la palabra del Señor ha venido a mi anoche de que nuestras vidas serán nuestras, y no importa lo que suframos durante esta cautividad, ninguna de nuestras vidas será tomada'”. Su hermano Orson le ayudó a escapar de la cárcel de Columbia el 4 de julio de 1839, después de lo cual se unieron a los Santos para construir la hermosa ciudad de Nauvoo y traer a miles al conocimiento del Evangelio.

La palabra escrita La obra escrita de Parley hizo mas para establecer y difundir la doctrina de la Iglesia que cualquier otra obra. Y Parley fue sin duda el que más viajó de los apóstoles o-riginales hasta el tiempo de su muerte. En sus escritos no sólo mostraba que la Iglesia restaurada era similar a aquella descrita en el nuevo Testamento, sino que era algo en verdad nuevo, diferente y mejor, com-pletamente distinto al falso “cristianismo” que se practicaba en las iglesias. Él hacía notar que la verdad había sido restaurada y que era algo muy diferente a lo que las personas habían pensado en cuanto a religión. Parecía entender a un nivel profundo lo que Jesús había a dicho a José Smith desde el principio: "que todos sus credos eran una abominación a su vista" (JSH 1:19). En uno de sus folletos habla de que el adversario había estado muy complacido con las iglesias cristianas, y solo se enfureció cuando alguien se atrevió a enseñar de que el hombre debería recibir revelación directa de Dios, mas que seguir los consejos de los ministros cristianos aprobados por el enemigo. El élder Pratt pues, no solo declaró el evangelio verbalmente, sino también por medio de escritos. Algunos de ellos fueron declarados por José Smith como obras básicas de la Iglesia. Estableció el 19

periódico “Millennial Star” en Manchester, Inglaterra, y fue su editor durante 1840. Este periódico fue publicado hasta 1970 cuando fue descontinuado. Parley P. Pratt fue autor de numerosos folletos, entre los cuales se encuentran: “Una Apelación al Estado de Nueva York”, “Inmortalidad del Cuerpo”, “Fuente de Conocimiento”, “Inteligencia y Afecto”, “El Ángel de las Praderas”. Tres libros particularmente muestran el poder y rango de la escritura de Parley: “Una Voz de Amonestación e Instrucción a todo Pueblo, o Una Introducción a la Fe y Doctrinas de los Santos de los Últimos Días” (Nueva York, 1837), probablemente después de las Escrituras uno de los libros mas ampliamente leídos por los miembros de la Iglesia. Fue el medio para la conversión de miles; “Voz de Amonestación” claramente definió las doctrinas de la Iglesia. La publicación de esta obra vino a ser un modelo para otros escritores. Su formato, el cual emplea descripciones de las doctrinas básicas de la Iglesia y referencias bíblicas, argumentos, y ejemplos, fue usado por la mayoría de los escritores de la Iglesia durante el siglo pasado. Fue el primer libro, aparte de los libros canónicos, en ser usado para dar a conocer el mensaje del evangelio. Segundo, su Autobiografía, completada poco después de su muerte y publicada posteriormente,captura el espíritu y la excitación de las primeras décadas de la Restauración. Y tercero, “Llave a la Ciencia de la Teología” (Liverpool, 1854), es la primera exposición comprensiva de la teología de los Santos de los Últimos Días. Su marcado carácter “hebraico” y su tono le llevaron a ser llamado el Isaías de su pueblo. Durante una misión a los estados del Este con los Doce en el verano de 1840, Parley publicó once himnos, junto con un largo poema narrativo de seis capítulos llamado “El Mileno, Un Poema”, al cual está anexado un “Tratado sobre la Regeneración de la Materia”. Este volumen vino a ser el primer libro de poesía de los Santos de los Últimos Días. Un mes después de su fuga de la prisión, Parley, junto con la mayoría de los Doce Apóstoles, partieron para una misión a Inglaterra. Después de su llegada, Parley escribió entusiasmado a Mary: “Aquí hay una abundante cosecha para los próximos 15 o 20 años... y aquí, si es la voluntad del Señor, espero pasar 5 o 10 años por lo menos”. Pronto fue acompañado por Mary, y permanecieron en Inglaterra hasta octubre de 1842. Aunque sobreestimó su estancia ahí, su optimismo probó estar bien fundado. Durante la misión de Parley y los otros Apóstoles, la obra 20

misional en Inglaterra creció y se enviaron con destino a Nauvoo muchas compañías de emigrantes. En todas sus labores misionales a través de su vida, Parley se dedicó a escribir y publicar. Durante esta época la necesidad de contar con folletos y diarios se incrementó rápidamente, y los opositores a la Iglesia usaron los medios escritos para condenar a los Santos y malinterpretar sus creencias. Parley también comprendió el poder de la prensa y la usó para hacer avanzar la causa del Evangelio, imprimiendo y distribuyendo folletos por miles. Fue bendecido con una mente poética, un espíritu romántico, y un estilo cau-tivante, y sus numerosos escritos aseguraron que el mensaje de los Santos de los Últimos Días tuviera una defensa elocuente. Parles estaba relacionado con varios géneros literarios y escribió poesía, ficción, himnos, ensayos cortos, y obras completas. Tres de sus himnos aparecieron en el primer himnario de la Iglesia en 1835. En Inglaterra recibió la asignación de publicar un nuevo himnario. Parley le dijo a Brigham Young, “en cuanto a los himnos, estos escribiendo varios cada día, y espero contribuir con unos cien para el volumen que imprimiremos”. Aunque no alcanzó su meta, el nuevo himnario contenía cerca de 50 de sus himnos. Nuestra edición actual del himnario de la Iglesia en español, incluye los siguientes himnos de Parley P. Pratt: “Ya rompe el alba”, “Un ángel del Señor”, “Oh Rey de reyes, ven” y “Tan humilde al nacer”.

Matrimonio y vida familiar Su primera esposa: El 9 de septiembre de 1827, Parley Pratt y Thankful Halsey (ella nació el 18 de marzo de 1797) fueron solemnemente unidos en los lazos del matrimonio por el reverendo Palmer, pastor de la Iglesia Bautista, en Canaán, condado de Columbia, Nueva york. Se trasladaron a Ohio a vivir en la tierra que Parley había comprado y despejado. Durante los años que siguieron a su matrimonio, la salud de Thankful se vió muy afectada por una primera incursión de tuberculosis. Ella fue una valiente y leal esposa que espero en casa mientras su esposo iba de una misión a otra. En abril de 1836, Parley, ahora miembro de los Doce Apóstoles, se preguntaba como podía dejar a su esposa inválida de nuevo para ir a una misión. El Élder Heber C. Kimball llegó a su casa, y lleno del espíritu 21

de profecía, les hizo esta asombrosa promesa: “Hermano Parley, tu esposa sanará, y tendrá un hijo, y su nombre será Parley. Y él será un instrumento elegido en las manos del Señor para heredar el sacerdocio y caminar en los pasos de su padre. Deberá hacer un gran trabajo en el ministerio de la palabra y la enseñanza de los hijos de los hombres”. A Parley se le dijo que había una importante misión para que él la llevara a cabo en el Alto Canadá, donde se encontraba un pueblo preparado para recibir la plenitud del Evangelio. Se trata de una maravillosa profecía, durante casi seis años de su matrimonio sin hijos, Thankful estaba considerada como incurable. Parley partió a su misión, y cuando regresó a Kirtland dos meses más tarde, encontró a su mujer completamente curada de su larga enfermedad. El 25 de marzo de 1837, menos de un año después de que el hermano Kimball pro-nunció su profecía inspirada, su hijo nació a Thankful y Parley, al cual llamaron Parley P. Jr. La profecía se cumplió literalmente, pero cuando Thankful había completado su parte en su realización, su misión terrenal estaba terminada. Apenas su hijo había recibido de ella una caricia maternal, su madre entró tranquilamente en el paraíso de descanso. Su muerte trajo un dolor abrumador a Parley, que no pudo expresar con palabras. Pero en su anhelo de Thankful, encontró consuelo en la vida preciosa de su hijo, su hijo de la promesa. Agradecido, Pratt la sepultó en el cementerio cerca del Templo en Kirtland, Ohio. Su segunda esposa: Mary Ann Frost siguió a Parley a Misuri, donde tuvieron un hijo, Nathan, nacido en Far West en agosto de 1838. para noviembre, Parley fue encarcelado. Mary Ann permaneció en Misuri tanto como pudo aguantar, pero cuando el populacho entró en su hogar, rompió algunos muebles y la amenazó de muerte si no partía, vino a ver a Parley por última vez, no sabiendo si lo volvería a ver. Nació en Bethel, Maine, el 14 de enero de 1809, a Aaron Frost y Susan Gray. Nathan Stearns se casó con ella y tuvieron una hija, Mary Ann, nacida el 6 de abril de 1833. Cuando la pequeña tenía apenas cinco meses de edad, su padre murió. Mary Ann Frost Stearns y su madre, Susan Gray Frost, oyeron el evangelio y fueron bautizadas por el Apóstol David W. Patten. Ellas se reunieron junto con otros conversos, en Kirtland, Ohio. Aquí, el 9 de 22

mayo de 1837, Mary Ann se casó con el Élder Parley P. Pratt. En 1840 su familia lo acompañó en la misión de Inglaterra. Parley y Mary Ann tuvieron cuatro hijos: Nathan, nacido el 31 de agosto de 1838; Olivia, nacida el 2 de junio de 1841; Susan, nacida el 7 de abril de 1843, y Moroni, nacido el 7 de diciembre de 1844. Nathan murió en 1843 y en 1844 Susan, pero Olivia y Moroni acompañaron a su madre a Utah. Mary Ann murió el 27 de marzo de 1913, y fue sepultada en Pleasant Grove, Utah. Su tercera esposa: Elizabeth Brotherton nació el 27 de marzo de 1816 en Manchester, Inglaterra, a Thomas y Sarah Hamilton Brotherton. Se incorporó a la Iglesia en 1849, y llegó a Nauvoo en 1841. En 1843 fue casada con Parley Pratt en Nauvoo por el Patriarca Hyrum Smith- Ella llegó a Utah en septiembre de 1847. Elizabeth fue una miembro activa y fiel de la Iglesia, y fue miembro de la primera Sociedad de Socorro que se organizó en Utah. En el momento de su muerte, el 9 de mayo de 1897, ella vivía en el vigésimo segundo barrio de Lago Salado. No tuvieron hijos.

Su cuarta esposa: Mary Wood, hija de Samuel y Margaret Orr Wood, nació el 18 de junio de 1818 en Glasgow, Escocia. Ella era bien educada, y fue una consumada costurera. Residía en Liverpool, Inglaterra, cuando entró en contacto con los misioneros Santos de los Últimos Días y fue bautizada el 29 de marzo de 1839 en Manchester. En 1841, Parley P. Pratt fue elegido para presidir la Misión Británica, y María era una ferviente miembro en Manchester. Después de que él regresó con su familia a Nauvoo (esta fue la misión en que su esposa Mary Ann Frost y sus hijos lo acompañaron) escribió a Mary Wood y le animó a venir a Sión. Mary vino a los Estados Unidos en marzo de 1844 y el 9 de 23

septiembre de 1844, ella se convirtió en una esposa plural de Parley P. Pratt. Sufrió las penurias y persecuciones con los santos infligidas por el populacho y la muerte de su Profeta y Patriarca. Fue una de las primeras en salir de su casa en esa fecha histórica de febrero de 1846. Helamán, el primer hijo de Parley y María nació el 31 de mayo de 1846 en Winter Quarters. Llegaron al Gran Valle de Lago Salado el 19 de septiembre de 1847. Parley y María tuvieron cuatro hijos: Helamán; Cornela, nacida el 5 de sepiembre de 1848; María, nació el 14 de septiembre de 1853 y Mathoni, nacido el 6 de julio de 1856. Después de la trágica muerte de su marido, María se hizo cargo de la crianza de sus cuatro hijos pequeños, el más grande de los cuales tenía sólo diez años de edad. En su joven viudez, recibió muchas propuestas de matrimonio de hombres prominentes, pero siempre recordaba el rostro de Parley y no aceptó a ningún otro. Ella crió sola a sus dos hijos y dos hijas, los vio a todos casados en el Templo y a todos activos, como enérgicos trabajadores en la Iglesia. María murió el 5 de marzo de 1898 en Salt Lake City. Su quinta esposa: Hannahette Snively, la hija de Henry Snively y María Heavnor, nació el 22 de octubre de 1812, en Woodstock, condado de Shennandoah, Virginia. Ha-nnahette y sus hermanas, Susan y María, se con-virtieron a la Iglesia por Erastus Snow. Con el dinero que se les dio por la finca de su padre, Susan y Ha-nnahette construyeron una casa de ladrillo en Nauvoo. Hannahette se casó con Parley P. Pratt el 2 de noviembre de 1844, en el Templo de Nauvoo. Fueron casados por Brigham Young. Hannahette tenía una disposición alegre, y nunca expresó una queja respecto de cualquiera de las dificultades o problemas o incidentes relacionados con la vida pionera. Pasó el invierno de 1846-47 en Winter Quarters y llegó al Valle de Lago Salado con la segunda compañía el 25 de septiembre de 1847. Parley y Hannahette tuvieron tres hijos. Alma, nacido el 3 de julio de 1845; Lucy, nació el 9 de marzo de 1848, y Henrietta, nacida el 26 de octubre de 1851. Hannahette murió el 21 de febrero de 1898 en Salt Lake City. Su sexta esposa: 24

Belinda Marden nació en Chichester, Merrimack county, New Hamshire, el 24 de diciembre de 1820, la séptima hija y el decimocuarto hijo de John y Rachel Shaw Marden. Cuando Belinda tenía diecinueve años, se casó con Benjamín Abad Hilton. Ellos vivían en Bostos, Massachusetts, cuando en 1843, recibieron un volante en donde se anunciaba la presencia de un predicador mormón en el Salón Roylston. Belinda recibió un abrumador testimonio, pero no su marido, al principio, pero en la primavera, él también decidió ser bautizado. No pasó mucho tiempo antes de que su marido apostatara y le prohibió asistir a ella también. Un año más tarde abandonó a su marido y partió a Nauvoo. En Nauvoo, después de que el Profeta habló a los jóvenes acerca del matrimonio celestial dijo, “Yo testifico de que el Espíritu Santo de Dios recayó sobre mi y quedó claro a mi entendimiento de que se trata de un principio divino y con gran alegría de corazón acepté, y nunca a partir de ese momento, ha habido dudas en mi mente acerca de él”. Belinda se casó con Parley P. Pratt el 20 de noviembre de 1844 en la casa de Erastus Snow. Fueron sellados en el templo de Nauvoo en diciembre de 1845. Debido a la intensa persecución los Santos se vieron obligados a abandonar sus hogares y el 14 de febrero de 1846, cruzó el río Mississippi. Su primer hijo, Nefi, nacido el 1 de enero de 1846, sólo vivió seis semanas. Llegaron en julio cerca de Council Bluffs, y acamparon allí varias semanas. El hermano Pratt partió respondiendo a un llamado para ir a una breve misión a Inglaterra. Regresó de su misión el 8 de abril de 1847 y de in-mediato comenzó a prepararse para viajar a las montañas con su familia. Parley y Belinda tuvieron cinco hijos: Nefi; Belinda y Abinadí (gemelos) nacidos el 8 de mayo de 1848; Lehi, nació el 9 de junio de 1851, e Isabella, nacida el 1 de septiembre de 1854. Después de la trágica muerte de Parley, Belinda se encargó de sus pequeños niños. Se trasladó a Fillmore en 1870. Ella siempre fue fiel en la Iglesia y murió el 19 de febrero de 1894. Su séptima esposa: Sarah Huston nació el 3 de agosto de 1823 en Starke County, Ohio. Se casó con Parley el 15 de octubre de 1845 en Nauvoo. Sarah fue de un carácter noble y fuerte, con una disposición amable y siempre optimista. Parley y Sarah fueron los padres de cuatro hijos: Julia, nacida el 1 de abril de 1847; Mormón, nacido el 8 de enero 25

de 1850; Teancum, nacido el 15 de noviembre de 1851, y Sarah, nacida el 31 de mayo de 1856. Sarah Huston murió el 26 de mayo de 1886, en Coyote (Más tarde llamado Antimonio), Garfield County, Utah. Su octava esposa: Phoebe Soper nació en Hempstead Harbor, Queen's County, Long Island, Nueva York, el 8 de julio de 1823. Fue convertida al mormonismo y se trasladó a Nauvoo en febrero de 1846. Se casó con Parley P. Pratt el 8 de febrero de 1846 y el 13 de febrero salió de Nauvoo en compañía de su marido y la familia y el resto de los Doce Apóstoles. En 1851, Phoebe acompañó a su esposo en la misión a San Francisco y más tarde a Valparaíso, Chile. Phoebe y Parley son los padres de tres niños: Mosíah, nacido el 26 de febrero de 1850; Omner, nacido el 30 de noviembre de 1851, y Phoebe, nacida el 19 de mayo de 1853. Después de la muerte de su marido, Phoebe W.S. Holdaway se casó nuevamente y vivió en Provo. Ella siguió siendo una fiel Santo de los Últimos Días hasta su muerte el 11 de septiembre de 1887. Su novena esposa: Martha Monk nació el 28 de abril de 1823, en Raynor, Chestershires, Inglaterra, hi-ja de Thomas y Sarah Monk. Aceptó el evangelio y se convirtió en la esposa del Apóstol Parley P. Pratt en 1847, y llegó a Utah el mismo año con la familia. Su primer hogar en el Valle de Lago Salado fue en el Fuerte, donde el 30 de enero de 1849, dio a luz a su primer hijo al que dieron el nombre de Éter. Martha más tarde se separó del Apóstol Pratt y poco después salió para California, donde falleció. Su décima esposa: Ann Agatha Walker nacio en Leek, Staffordshire, Inglaterra, el 11 de junio de 1829. Sus padres fueron William Gibson Walker, un maestro de escuela, y Mary Goodwin. Ella fue la mayor de seis hijos. La familia de Ann eran miembros de la Iglesia Metodista Wesleyana. La familia se trasladó a Pendleton en donde escucharon el Evangelio restaurado. Se interesaron en la Iglesia y toda la familia fue bautizada, exceptuando a una hija, Dorcas. Cuando los élde-res Parley P. Pratt y John Tyalor 26

terminaron su misión en Inglaterra, viajó con ellos y o-tros Santos a América. Se casó con Parley el 28 de abril de 1847 en Winter Quarters. Se convirtieron en los padres de cinco hijos; Agatha, nacida el 7 de julio de 1848; Malona, nacida el 15 de abril de 1850; Marion, nacido el 28 de noviembre de 1851; Moroni, naci-do el 10 de octubre de 1853 y Eveline, nacida el 8 de agosto de 1856. Ann Agatha fue una ferviente obrera en la Iglesia, con un fuerte testimonio del Evangelio. Murió en su casa en Ogden, Utah, el 25 de junio de 1908 a la edad de 79 años. Su undécima esposa: Kezia Downs nació el 10 de mayo de 1812 en Raynor, Chestershire, Inglaterra. Fue bautizada por el Élder Parley P. Pratt y llegó al Valle de Lago Salado en 1851. El 17 de di-ciembre de 1853, ella se casó con el élder Pratt. Kezia falleció en su residencia en el Ba-rrio 14 de Lago Salado, el 11 de enero de 1877.

Su duodécima esposa: Elenor J. McComb nació el 29 de diciembre de 1817 en Wheeling, West Virgina, la hija de James Mc-Comb. Elenor estuvo casada con Héctor McLean y era la madre de tres hijos, una niña y dos niños. Sus hijos fueron bautizados, pero el Sr. McLean no aceptó el mormonismo y no quería que sus hijos pertenecieran a la Iglesia. Elenor conoció a Parley en una de sus misIones y divorciada de su marido, llegó a Utah, donde fue casada con el élder Pratt el 14 de noviembre de 1855, en Salt Lake City. Sus hijos se habían quedado en casa de su padre, en Nueva Orléans, y cuando el Élder Pratt fue llamado a una misión, ella lo acompañó y de inmediato fue a casa de su padre donde se reunió con sus hijos. Tras el asesinato de su esposo, Parley Pratt, por su ex marido, Héctor McLean, Ele-nor regresó a Salt Lake City, donde fue maestra de escuela. Murió el 24 de octubre de 1874 en Salt Lake.

Su última misión y asesinato 27

Parley fue apartado para esta misión por el Presidente Brigham Young, Heber C. Kimball y Jedediah M. Grant (la Primera Presidencia). Para este fin asistió a una reunión el primer jueves de septiembre, donde fueron confirmados varios de sus hijos a quienes había bautizado; bendijo y dió nombre a la más pequeña de sus hijos y dio un fiel testimonio. Comenzó su misión el 14 de septiembre de 1856. Después de mas de veinticinco años de constantes labores misioneras, el Élder Pratt tenía algunas expectativas personales de permanecer mas cerca de su hogar y su familia por una temporada. Pero en 1856 el Presidente Young se dirigió a él para llevar a cabo una extensa gira proselitista en los estados del Este. En su último discurso a los Santos reunidos en el Bowery, de la ciudad de Lago Salado, el 7 de septiembre de 1856, dijo: “Ahora estoy a punto de viajar a los estados del este, a predicar el Evangelio de Jesucristo y dar testimonio de aquellas cosas que yo sé con total certeza, porque esta es mi vocación. He deseado, después de viajar durante veinticinco o veintiseis años, en su mayoría en el extranjero, quedarme en casa y ministrar entre el pueblo de Dios, cuidad de mi familia, y sobe todo en hacer la voluntad de Dios, y no la mía. Si es la voluntad de Dios que yo debo pasar mis días proclamando este Evangelio, y teniendo un testimonio de estacas cosas, me voy a sentir muy privilegiado y honrado”. Saliendo de Lago Salado, el Élder Pratt viajó extensamente entre las ramas de Filadelfia, la ciudad de Nueva York, Cincinnati y de otros lugares. Pero un hombre de nombre Héctor McLean, activamente comenzó a rastrear su paradero, culpando al Élder Pratt por el distanciamiento entre él y su ex esposa, Elenor. McLean casi lo atrapa en San Luis. Afortunadamente, el Élder Pratt eludió al hombre y logró escapar a territorio indio (Oklahoma) donde el élder George B. Higginson había trabajado entre los indígenas de las naciones La Quebrada y Cherokee. Aquí el Élder Pratt fue detenido por un capitán de los Estados Unidos. El Élder Pratt fue trasladado bajo custodia a Van Buren, Crawford County, Arkansas, don-de se convocó al tribunal federal. El Juez John B. Ogden, presidió el periodo de sesiones el martes 12 de mayo de 1857. Las pruebas presentadas en contra del Élder Pratt se con-sideraron insuficientes para justificar la celebración del juicio, y fue absuelto. Sin embargo, el juez a propósito no anunció la decisión de poner en libertad al Élder Pratt en ese momento, con la esperanza de disuadir a McLean 28

de su declarada voluntad de matarlo. El Élder Pratt se mantuvo esa noche en la cárcel en custodia de protección. Temprano en la mañana siguiente el magistrado Ogden trajo a la cárcel un caballo para él, y al mismo tiempo le ofreció un cuchillo y una pistola como un medio de legítima defensa. Pero el Élder Pratt entristecido, le dijo a él y sus acompañantes: “Señores, yo no dependo de las armas de ese tipo, mi confianza es mi Dios. Adiós, señores”. Aunque Parley tomó otra ruta para escapar de sus perseguidores, Héctor McLean y sus dos cómplices, James Cornell y Amasa Howell, lo siguieron. Y a una docena de millas al noreste de Van Buren (cerca de Alma, Arkansas) en frente de la granja del Sr. Winn, lo alcanzaron y lo apuñalaron en el pecho. El herido cayó de su caballo mientras sus atacantes corrieron. Cerca de diez minutos mas tarde regresaron y McLean, colocando un arma de fuego junto al cuello de Parley, disparó deliberadamente. Winn fue testigo de toda la escena. Él y algunos de sus vecinos asistieron al Apóstol en sus últimos momentos. Antes de que el Élder Pratt muriera aproximadamente dos horas y media mas tarde, compartió su último testimonio: “Me muero, creo firmemente en el Evangelio de Jesucristo como fue manifestado a través del Profeta José Smith, y deseo llevar este testimonio . Sé que el Evangelio es verdadero y que José Smith fue un profeta de Dios vivo, muero como un mártir de la fe. El cuerpo del Élder Pratt fue envuelto en lino fino, y colocado en un ataúd de pino preparado por William T. Steward. Los restos fueron llevados por John B. Stewart al cementerio Sterman (ahora conocido como Bellas Springs) en donde lo enterraron a las diez de la noche del jueves 14 de mayo de 1857. En el territorio de Utah, Brigham Young declaró, concerniente a la muerte de Parley, “Nada ha sucedido mas difícil de reconciliar con mi mente desde la muerte de José”. El Élder John Taylor ayudó al hijo mayor de Parley, P. P. Pratt Jr. en la preparación para su publicación de la historia que Parley había escrito y que le habia encargado de publicarla en caso de que le sucediera cualquier cosa a él. El Élder Taylor dijo: “El hermano Parley me trajo el Evangelio y me bautizó. Fue sin duda un verdadero Santo de los Últimos Días, un Apóstol honorable, un buen y afectuoso esposo, un padre amoroso, un verdadero amigo, y un hombre honesto”.

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Parley Parker Pratt Jr. y su primera esposa Esther Romania Bunnell Pratt “Se ha ido –pero ha dejado un nombre y una fama que perdurará a través del tiempo y alumbrará en la eternidad y en la mañana de la primera resurrección, cuando los cielos abiertos revelen al Hijo de Dios, y Él proclame, 'Yo soy la Resurrección y la Vida' Cuando la muerte libere a sus muertos, yo espero encontrarme con el hermano Parley en la resurrección de los justos”. Un monumento señala ahora el sitio de su tumba. A través del perdurable legado de sus escritos doctrinales, himnos y poemas, Parley Parker Pratt continúa influyendo e inspirando a cada nueva generación. Muchos han encontrado un paralelismo entre la vida y obra de Parley P. Pratt y el apóstol Pablo. En verdad, estos dos grandes apóstoles realizaron cada uno en su tiempo, una extensa obra misional, y fueron expositores de la doctrina de la Iglesia. Es por el apóstol Pablo que conocemos mas acerca de la organización de la iglesia primitiva. Su semejanza es tal que su propia vida fue sellada con el martirio. Parley, de regreso a Nauvoo presintiendo que algo malo había ocurrido a José, pudo constatar el júbilo con que fue recibida a bordo del barco en que viajaba, la noticia de la muerte de los dos mártires en Carthage; y asimismo el público americano fue influido en tal forma por lo medios, que se celebró la muerte del Apóstol Pratt como un triunfo, para cumplir lo que está escrito: "..y aún viene la hora cuando cualquiera que os mate, pensará que rinde servicio a Dios" (Juan 16:2)

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En marzo de 2003, el Presidente Hinckley, su esposa y su hija, hicieron una visita al sitio de la tumba de Parley P. Pratt. Los acompañaron el Élder M. Russell Ballard y su esposa, el élder Gene R. Cook y su esposa, el hermano Don H. Staheli (asistente personal del Presidente Hinckley), el élder Huntsman y David Sayer. (Fotografía por Hyrum Bradshaw)

A continuación, y como un humilde tributo a Parley P. Pratt, incluimos una traducción completa y fiel de su maravillosa obra “ Llave a la Ciencia de la Teología”, hecha por el autor e ilustrada por él, basada en la versión original publicada en Liverpool en 1855.

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Llave a la Ciencia de la Teología

Capítulo 1 Teología: Su definición, ilustración histórica ¡Ciencia eterna! Quien escudriñe debe botar su barca en un mar sin riberas; tu conocimiento aún inundará la tierra, tu verdad dará nacimiento a la inmortalidad. Tu alba brillará hasta el terno día, y el hombre inmortal todavía poseerá tu imperio. Primero – TEOLOGÍA es la ciencia de comunicación o de correspondencia entre Dios, ángeles, espíritus y hombres, por medio de visiones, sueños, interpretaciones, conversaciones, inspiraciones o el espíritu de profecía y revelación. Segundo - Es la ciencia por la cual los mundos son organizados, sustentados y dirigidos, y los elementos controlados. Tercero 32

-

Es

la

ciencia

de

conocimiento y la llave y poder de este por medio del cual los cielos son abiertos y se obtiene legal acceso a los tesoros de sabiduría e inteligencia inagotables, infinita, que comprende el pasado, el presente y el futuro. Cuarto - Es la ciencia de la vida, perpetua y eterna, por la cual los vientos son cambiados o transformados y la muerte vencida. Quinto – Es la ciencia de fe, reformación y remisión de pecados, por la cual una raza caída de mortales puede ser justificada, limpiada y restaurada a la comunión y confraternidad de ese Espíritu Santo que es la luz del mundo y de toda inteligencia ahí. Sexto – Es la ciencia de los dones espirituales, por la cual los ciegos pueden ver, los sordos oir, los cojos andar, los enfermos ser sanados y los demonios son echados fuera del sistema humano. Séptimo – Es la ciencia de todas las demás ciencias y artes en uso, siendo en realidad la verdadera fuente de la cual éstas emanan. Incluye filosofía, astronomía, historia, matemáticas, geografía, idiomas, la ciencia de las letras, y confirma el conocimiento de todas las materias en cada rama del arte o del conocimiento. Incluye también todos los des-cubrimientos científicos, inventos, agricultura, arte mecánica, arquitectura, náutica, la pro-piedad y aplicación de los compases de marina, navegación y música. Todo lo que es útil, grande y bueno y que está preparado para sustentar, confortar, instruir, edificar, purificar, refinar o exaltar inteligencias, se origina por esta ciencia y únicamente esta ciencia, siendo todas las demás ciencias que existen, como ramas que crecen de esta, la raíz (el orígen). Algunos de los hechos arriba citados son bellamente ilustrados en la historia teológica, de la cual el siguiente es un imperfecto sumario: Dios habló y los mundos fueron formados por su palabra. Él habló, la oscuridad fue esparcida y la luz prevaleció. Él mandó y los elementos, agua y tierra, se separaron y asumieron sus propios límites. Él mandó y de la tierra brotó vida vegetal y animal en innumerables variedades. Él mandó y el hombre, masculino y femenino, tomó sobe si un tabernáculo de carne y le preparó para multiplicarse y perpetuar su especie en la nueva creación. 33

El Señor Dios plantó un jardín y de este modo introdujo la agricultura, Él hizo vestidos de pieles, de aquí el arte de la sastrería. EL Señor Dios mandó y dio el modelo para el Arca de Noé, de este modo introdujo la arquitectura naval. Él reveló el modelo para el tabernáculo en el desierto, con toda su colocación y mobiliario; y después desarrolló todo el plan y diseños de esa la más estupenda de todas las obras de arte, el gran Templo de Salomón, con todo su mobiliario en esta for-ma desarrollando y mejorando el arte de la arquitectura. EL Señor Dios escribió con su propio dedo en las tablas de piedra en el monte Sinaí, demostrando así que la ciencia de las letras era cultivada y usada por las más grandes inteligencias de los cielos éternos. El Señor Dios ha revelado, por medio de Ezequiel el profeta, un plan para la topografía y división de Palestina a las doce tribus de Israel a su retorno a la tierra de sus padres; también para el trazo de una nueva ciudad de Jerusalén con sus manzanas, cuadras, lugares públicos, suburbios y su templo. De esta manera la Teología incluye el arte de la topografía y la planeación de ciudades así como de templos y son muestra de estas artes cultivadas en el cielo, y que las más altas inteligencias de los cielos se inclinan o condescienden en favorecer por medio de su personal atención y ejemplo. En la revelación de Juan el Apóstol en la isla de Patmos tenemos un ejemplo, una obra maestra, un clímax de todo lo que es grande y grandioso en diseño y espléndido y glorioso en ejecución, en ciudades, tronos, palacios, calles, pavimentos, parques, pórticos, bulevares, plazas, fuentes, riachuelos, jardines, frutas, arboledas, libros, literatura, pública adoración, profecía, oración y alabanza, como existe alrededor del palacio de la Nueva Jerusalén, la capital del cielo, la morada del gobernador del Reino Eterno. Las puertas de la ciudad están numeradas y nombradas junto con los nombres peculiares de las piedras preciosas que forman los cimientos, el oro de que se compone el pavimento de las calles, todo está pintado en la descripción. Y lo que es todavía mas maravilloso, toda esta inmensa grandiosidad de designio, estupenda sabiduría y fastuo34

sidad de ejecución fueron exploradas, comprendidas y descritas por un humilde pescador iliterato, con la ayuda de la ciencia y artes de la Teología. Habiendo revisado algunas de las obras de la grande cabeza, la presidencia o primer maestro en la escuela de la Teología, nosotros continuamos la historia ilustrada de esta maravillosa ciencia como ha sido desarrollada y ejemplificada por los más eminentes estudiantes y profesores de la misma. Por esta ciencia Adán obtuvo de su Padre la promesa de eterno dominio sobre el planeta en el cual fue puesto. Por esta ciencia Enoc venció la muerte, ascendiendo a una de las altas esferas de inmortalidad y vida eterna y vino a ser el más grande patriarca desde Adán. Por la perversidad e ilegítimo uso de esta ciencia, el rey Nimrod construyó la maravillosa Torre de Babel, pero fue frustrado y su plan fue destruido antes de su terminación. Por esta ciencia varias lenguas e idiomas fueron instituidos, y colonias, los gérmenes de las naciones, plantadas más allá de los mares y en toda la tierra. Por esta ciencia, Abraham escapó de la idolatría y de sacerdotes astutos de Egipto y del mundo alrededor de él, obtuvo una buena tierra segura para él y su simiente por un inmutable convenio y un sempiterno y eterno título. Por esta ciencia él conversó con los ángeles y fue favorecido con una entrevista personal con el gran cabeza y fundador de la ciencia, quien lo bendijo a él y a su esposa, prometiéndoles una herencia en su edad madura; finalmente, en separación, le dio sus designios en Sodoma y sus vecindades. Por esta ciencia Lot escapó de las flamas de Sodoma, que le fue comunicado por dos ángeles. Por esta ciencia Isaac y Jacob también obtuvieron promesas y conversaron con ángeles. Por ella José fue exaltado de un calabozo a un palacio, para la salvación del hambre de una nación y de la casa de sus padres. Por esta ciencia Moisés ejecutó sus milagros en Egipto, en el Mar Rojo y en el desierto.

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Por la perversidad e ilegítimo uso de esta ciencia, los magos de Egipto resistieron por un tiempo a Moisés y maravillaron con sus encantamientos. Por esta ciencia Josué controló los movimientos de la tierra y alargó el día por un simple mandamiento. Por esta ciencia las paredes de Jericó fueron niveladas con la tierra y la ciudad fue tomada. Por esta ciencia el río Jordán fue dividido, mientras una nación cruzaba el árido camino para tomar posesión de la tierra prometida. Por esta ciencia Elías el profeta controló el cielo para que no lloviera por tres años y seis meses en Pa-lestina. Y por ella llamó y restauró la lluvia. Por ella destruyó a los sacerdotes de Baal y alcanzó, igual que Enoc, una alta esfera, sin retornar al polvo. Por esta ciencia Samuel profetizó, levantó un poderoso pueblo y nación y enseguida destruyó a Saúl y exaltó a un obscuro joven pastor al trono de Israel. Por esta ciencia Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel y otros predijeron el destino de Babilonia, Egipto, Tiro, Jerusalén y otras ciudades y naciones y el exacto curso final del rey Nabucodonosor, Belzasar, Ciro y otros grandes e importantes personajes, quienes fueron preordinados en turno a influenciar y decidir el destino de las naciones. Por esta ciencia el horno de fuego fue vencido y las bocas de los leones fueron cerradas, para que este mal no aconteciera a los santos hombres de Dios. Por esta ciencia Zacarías, Elizabeth, Juan el Bautista, Ana, José, María, los sabios hombres de Oriente, los pastores de Judea, gozaron visiones, comunión con los ángeles, comunión con el espíritu de profecía, así como también entendieron y recibieron con gozo el evento del nacimiento y próximo ministerio de Jesucristo, mientras que todos aquellos que no estuvieron versados en aquella ciencia estuvieron en obscuridad a este respecto, y también lo expuesto para rechazar al Salvador como para recibirlo. Sueños y visiones gozadas por medio de esta ciencia ayudaron y protegieron al Hijo de Dios en todo el curso de su vida mortal. Finalmente por este mismo poder un poderoso ángel descendió, cavó la tierra, espantó a los guardias romanos, rodó la grande piedra, rompió el sello de la tumba y el cuerpo durmiente de Jesús vino a la vida. Por este 36

poder la resurrección de Jesús, comiendo, bebiendo, conversando con sus discípulos, después de su resurrección, les comisionó e instruyó en la misma ciencia, los ordenó para actuar en la misma y a impartir su poder a otros, en todo el mundo, con señales a los que creyeren. Por esta ciencia Él ascendió al Padre y vivió para siempre en la carne, para derramar en adelante los dones y poderes de la misma ciencia, de acuerdo con su propia voluntad y la voluntad de Su Padre; para reinar de aquí en adelante hasta que Él descienda a la tierra, conquiste la muerte en el último gran conflicto y ponga todos sus enemigos bajo sus pies. Por este mismo poder sus Apóstoles, estando revestidos con el completo poder del mismo en los días de Pentecostés ministraron los poderes (reconocieron esta ciencia) y dieron a conocerla a otros, entre judíos y gentiles, de manera que los enfermos fueron sanados, los ciegos vieron, los mudos hablaron, los sordos oyeron, los cojos anduvieron, los demonios fueron echados fuera y los muertos fueron resucitados, mientras doquiera sueños, visiones, ministración de ángeles y los dones de profecía fueron gozados.

Capítulo II Declinación y pérdida de esta ciencia entre los Judíos

“¡Oh hórrida, funesta vista melancólica; una canción, costumbre para remontarse a medio reino de luz, degradada, caída, convertida en oscura desesperación. El silbido, el desprecio, la palabra doquiera sin ojos de piedad y sin brazo de libertad, hasta encontrar la fatigada naturaleza y destierro grave!”

Viene a ser ahora nuestra penosa tarea trazar la declinación de la 37

ciencia de la Teología y poderes entre las naciones, y revisar la horrorosa consecuencia de tal declinación. Bien, comencemos con la nación judía. La ciencia de la Teología, como hemos visto, fue gozada y sus poderes fueron maravillosamente desarrollados, bajo las varias dispensaciones llamadas Patriarcales, Mosaica y Judía. Allí tuvieron tanto una gran declinación como una restauración de poderes y conocimientos hasta culminar con su restauración por Juan el Bautista y Jesucristo. Esto debido a que generalmente prevalecieron principios sectarios, divisiones, preceptos, mandamientos y doctrinas de los hombres, por lo cual la Ley y los profetas fueron hechos nulos y un velo fue puesto sobre ellos o sobre los corazones de los hombres, por medio del cual fueron desorientados o mas bien no entendieron todo. Por lo tanto, vino a ser el deber de Jesucristo y Sus Apóstoles y élderes así como de su precursor, el probar aquellas sectas, denunciar sus doctrinas y tradiciones y restituir aquello que fue perdido de esta gran ciencia. Esta restauración fue primero limitada estrictamente para la nación judía, pero viendo que ellos la desecharon y se juzgaron así mismos indignos de la ciencia de la revelación, milagros, visiones y profecías que tuvieron siempre iluminada la senda de sus padres, los Apóstoles se retiraron de ella por mandamiento del Señor y transfirieron esta ciencia con sus llaves y legítimo poder a los gentiles. La nación había rechazado y quitado la vida al Mesías y apedreado a los profetas, encarcelado y asesinado a muchos de los Apóstoles y élderes, y Jesús había ya en lágrimas de angustia anunciado su condena: “Oh Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que son enviados a ti; cuantas veces quise juntaros como la ga-llina junta a sus polluelos debajo de sus alas y no quisiste, por tanto, tu casa es traída a desolación. Porque yo te digo: “Vos no me veréis de aquí en adelante, hasta que vois digáis, Bendito el que viene en el nombre del Señor”. De nuevo en otra ocasión el Mesías expresó: “Allí habrá grande miseria, calamidad en la tierra y cólera sobre esta gente, y caerán por el 38

filo de la espada y serán llevados cautivos entre todas las naciones y Jerusalén será hollada bajo los gentiles hasta que el tiempo de los gentiles sea cumplido”. Concerniente al Templo dice: “Aquí no será dejada piedra sobre piedra que no sea destruida”, todas estas cosas predichas por la ciencia de la Teología serán cumplidas en aquella generación y Jerusalén ha sido hollada bajo los gentiles y los judíos han permanecido en cautividad entre todas las naciones hasta ahora (1853). Nuestros lectores disciernen prontamente la completa pérdida de esta ciencia y poderes de Teología entre esta nación, el tiempo, circunstancias y razones de su decli-nación y el tiempo y circunstancias y restauración entre ellos. Ellos la perdieron cuando, por la mano de los Apóstoles, fue quitada de ellos y dada a los gentiles. El resultado fue la destrucción de su ciudad, templo y de su existencia como na-ción. Su templo, sacerdocio, sacrificios, no fueron ya acompañados por el divino poder, sus formas externas fueron por esto de uso no posible. En aquel mismo tiempo al presente, la voz de un profeta no ha estado entre los judíos. Los ángeles no les ministraron a ellos, allí no ha habido visión del Señor. Ni sueños, ni interpretaciones, ni contestación por Urim y Tumim ni profeta, ni voz. Ni sonido, ni reprensión ni susurro confortante. Todo es silencio, quietud, solemne negrura de desesperación. Todo es como la similitud y sombra de muerte ¡Oh la fatiga, la penosa incertidumbre, los desvelos, las maravillas, los afanes, las aflic-ciones y tristezas de dieciocho siglos! ¡Oh la neblina de edades que ha cubierto una na-ción con las tinieblas de una noche interminable! ¿Cuando llegará el alba de su día y aparecerá la estrella de su antigua ciencia, sobre el horizonte y dispersará la nube e introducirá el manantial de su brillante día? Cuando reciban el mensaje en el nombre del Señor. Cuando el tiempo de los gentiles sea cumplido.

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Capítulo III

Progreso, declinación y final pérdida de la Ciencia de la Teología entre los Gentiles – Predicción de la Restauración para la venida del día milenario.

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¡Oh mística Babel, grande ha sido tu reino! Que crueles pecados siguieron tu curso. El velo es roto, tu misterio revelado. Ángeles gritan en angustia y Dios tu condena ha sellado. Las naciones de larga y triste noche, están despertando ahora para eterna luz. Volviendo a la iglesia gentil, encontramos la ciencia de la teología con todos sus milagros, poderes, visiones y sueños, ángeles, revelaciones, profetas, sanidades, etc. Donde quiera regocijo, nada de sus poderes les fue disminuido en su transmisión de ju-díos a gentiles. Las ramas silvestres al ser injertadas en el tronco antiguo y bueno inmediatamente participaron de la raíz y fecundadas del doméstico árbol del olivo y en esta forma fue producido el fruto natural. Pero Pablo, el gran Apóstol de los gentiles, en sus escrituras a los Romanos les amonestó para guardarse de caer de la misma manera que antes los judíos lo habían hecho. Dijo él: “Si Dios no perdonó a las ramas naturales tomad precaución, porque él tampoco perdonará a vosotros”. Juan el Apóstol también predijo el resurgimiento y predominio universal de un cierto místico poder, una “Babel de confusión espiritual o religiosa”, en breve “la misteriosa Babilonia, la grande, la madre de las rameras y abominaciones en la tierra”. Este poder regirá el gobierno entre las naciones; los reyes y gobernantes de la tierra estarán borrachos con el vino de fornicación, los comerciantes de la tierra se volverán ricos por medio de la abundancia de sus delicadezas. Este poder, conforme al profeta Daniel y el Apóstol Juan: “Consumaría los santos del Más Alto, cambiaría los tiempos y las leyes. Se emborracharía con la sangre de los santos y con la sangre de los mártires de Jesús, destruyen al poderoso y santo pueblo, hacen guerra contra los santos y los vencen”, hasta que un tiempo sea establecido. Todas estas profecías y muchas otras antes dichas, la suerte de la iglesia gentil, su destrucción de la tierra y la consecutiva declinación y cesación de la ciencia de la teología, de sus poderes y bendiciones en el mundo gentil. En conexión con esas predicciones, tenemos la mas positiva declaración profética de las Santas Escrituras concernientes al trastorno 41

y entera destrucción de estos mismos místicos poderes por los cuales había hecho guerras contra los santos. Sus juicios puestos delante como lo mas terrible, mas que los que acontecieron en Jerusalén, plagas, pestes, espadas, terremotos y flamas de fuego causarán el fin de sus existencia. Entonces se anunciará el reino de nuestro Dios y el poder de su Cristo. Entonces los Santos del Más Alto tomarán el reino y el poder del reino de todo el cielo. De esta manera estarán para revivir los antiguos poderes y bendiciones, el conocimiento y sabiduría de la ciencia de la Teología. En el cumplimiento de las anteriores predicciones, la ciencia de la teología decli-nó y pasó entre los gentiles, justamente en proporción como la iglesia o los santos del Más Alto fueron combatidos y no oídos. Por años, siglos, edades, no había habido voz de los cielos entre los gentiles, al igual que tampoco entre los judíos. Ellos habían caído antes en el mismo ejemplo de incredulidad, no obstante la precaución de su gran apostolado. Ningún profeta gentil se ha levantado y emitido su voz, ningún ángel benévolo les había ministrado a ellos. Ninguna visión del Señor, ninguna contestación. Ningún sueño inspirado, ninguna voz, ninguna sanidad de los cielos, ni la revelación había abierto el silencio de la obscura media noche que había cobijado a las naciones. ¡Oh, si tal voz, tal visión, tal profeta, hubiera ocasionalmente abierto en adelante, con el testimonio de Jesús, el espíritu de profecía!, su testimonio hubiera sido des-preciado por la masa de gente llamada cristiana, su voz silenciada con la muerte o él mismo y sus seguidores habrían sido destruidos o desterrados de la sociedad para vagar en las montañas, bosques, cavernas o desiertos de la tierra, o en otra manera, obligados a arrastrar una existencia en la soledad del calabozo. Edades, siglos, habían pasado. ¡Oh que sufrimientos, que tortura, que ríos de lá-grimas, que océanos de sangre, que gritos y lágrimas en la tierra, que plegarias en el cielo! “¿Cuánto tiempo, Oh Señor, Santo y verdadero, no juzgarás y castigarás a ellos que habitan la tierra?” El fuego consumió, la espada devoró, la artillería del infierno rugió. Los diablos inmensamente crujieron los dientes. Viudas y huérfanos lamentaron, los cielos lloraron, los Santos oraron y la justicia se horrorizaba. La misericordia, retirándose, vertía una lágrima de sangre. Ángeles comienzan a tirar de su reluciente espada, y los Dioses en solemne concilio decretaron una justa venganza. 42

Protesta sobre protesta, reformación sobre reformación, revelaciones, luchas, esfuerzos de todas clases, han sido una y otra vez intentados en vano. La ciencia de la Teología con todas sus llaves y poderes, una vez perdida, jamás pudo en solidaridad con el antiguo testimonio profético, ser restaurada ni a judío ni a gentil, hasta cuando el tiempo llegara. El tiempo de la restauración de todas las cosas, las cuales Dios ha hablado por boca de sus santos profetas desde el principio del mundo. El tiempo en que un poderoso “ángel volando por en medio del cielo teniendo el evangelio eterno para predicarlo a las naciones que habitan la tierra, a cada nación, tribu, lengua y pueblo”. El tiempo del juicio para la misteriosa Babilonia, el tiempo del cumplimiento de los gentiles. El tiempo del injerto otra vez de los judíos y todas las ramas naturales de Israel. Entonces y no antes pudo esta ciencia, las llaves, los poderes de teología, ser restaurados al hombre, Ningún individuo o conjunto humano podrá obtener o restaurar de nuevo las llaves de la ciencia. Un poderoso ángel tendría las llaves de esta ciencia para los últimos días. Un poderoso ángel estuvo para restaurar las llaves del antiguo Sacerdocio, apostolado, poderes y bendiciones. Una voz de los cielos gritó para revelar el tiempo y envió hasta lo último el grito “Salid fuera de aquí pueblo mío, para que no seáis participantes de sus pecados y para que no seas participantes de sus plagas. Porque sus pecados han rechazado al cielo y Dios ha recordado sus iniquidades”. Todas las obscuridades de la edad media, todas las supercherías o tiranía de cada edad, desde la matanza de los Apóstoles, todas las opresiones, persecuciones o abusos de poder, todas las extravagancias y ociosidades en un lado y todos los sufrimientos y miseria de los afanosos millones de mortales en su anhelo de confortar su espíritu, toda la ignorancia, las supersticiones y errores, divisiones, contenciones, que han transpirado con el nombre de “cristianismo” hasta el presente tiempo, han sido el resultado de la declinación y pérdida de las llaves y poderes de la ciencia de Teología o falta de atención a ellas cuando existieron en la tierra.

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Si el mundo cristiano llegara a conseguir cualquier considerable grado de conocimiento, poder o unión en progreso religioso hasta que descubran su pérdida de esta ciencia, se vuelvan conscientes de la necesidad de su restauración y den la bienvenida a un mensajero que viene en el nombre del Señor con una comisión de los cielos y con las llaves encargadas por los ángeles de Dios, una dispensación universalmente proclamada en todo el mundo, con poder y señales siguiéndole, comisión apostólica, una restauración del reino y la Iglesia, y don de Dios, y el todo consumado por la gloriosa restauración de Israel y Judá en su propia tierra y al verdadero redil de Dios, junto con la segunda venida del Mesías y todos sus Santos con Él, para destruir la misteriosa Babilonia, y reinar en la tierra. Tales son los asuntos, tal es el remedio para los pasados y presentes pecados.

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Capítulo IV

La ascención, progreso, declinación y pérdida de la Ciencia de la Teología en el Hemisferio Occidental, según ha sido traído a luz por los últimos descubrimientos de los antiguos registros americanos.

El espíritu del mundo se mueve, el silencio es interrumpido. Los antiguos videntes desde la tierra han hablado. Los años señalados en el tiempo acelerado han volado, y la voz que susurra desde el polvo Volúmenes de verdad, los sagrados archivos han producido El pasado, el futuro glorioso son revelados.

Necesariamente vamos a progresar ahora en nuestro escudriñamiento a la cuna de las naciones, la torre de Babel, para reconstruir la historia de esta maravillosa ciencia, desde la primera inmigración de una colonia al hemisferio occidental, hasta su final declinación y destrucción, cuyo conocimiento se lo debemos a muchos antiguos registros, escritos en el hemisferio occidental por los padres o antiguos estudiantes y profesores de esta ciencia. Entre estos haremos honorable mención de los profetas Jared, Mormón, quienes escribieron y profetizaron en el hemisferio occidental, durante las varias edades transcurridas entre la dispersión de la torre de Babel y el siglo quinto de la era cristiana. Por la ciencia de teología Jared y su hermano trajeron una colonia de la gran torre a la costa del mar, conversando con el Señor y andando por la luz de su revelación en el camino. Por esta ciencia ellos fueron instruidos en la construcción de 8 embarcaciones para el uso similar al arca de Noé. Por esta ciencia sus 45

líderes vieron a Dios cara a cara, y platicaron con Él en completa humildad como un hombre platica con otro, de esta manera obtuvieron un conocimiento de su futuro y verdadero reino y de los grandes acontecimientos de todas las edades y generaciones. Por esta ciencia ellos fueron preservados en las grandes aguas 344 días y fueron guiados con sus ocho barcos al hemisferio occidental, junto con sus mujeres, hijos, ganado y semillas de cada reino y especie. Por esta ciencia ellos vinieron a ser una gran nación y gozaron todas las bendiciones de la civilización y luz celestial. Por el abuso y descuido de ella sufrieron una exterminación en los días de su profeta Éter, quien vivió alrededor del año 600 antes de que Cristo viniera en la carne. Por esta ciencia los profetas Lehi y Nefi salieron con una colonia de Jerusalén, en los días de Jeremías el profeta, y después de viajar por espacio de ocho años en el desierto de Arabia, vinieron a la costa del mar, construyeron un barco y obtuvieron de manos del Señor una bola directora para guiarlos en el camino y finalmente desembarcaron con seguridad en la costa de la actual República de Chile en Sudamérica. Por esta ciencia gozaron de una visita personal del Redentor ya resucitado, quien descendió de los cielos en su presencia, les enseñó el Evangelio, escogió y ordenó doce de entre la multitud y profetizó

muchas cosas. Por esta ciencia esos doce y otros establecieron el evangelio, la Iglesia y las ordenazas de Dios en el continente. Por esta ciencia sus enfermos fueron sanados, demonios fueron echados fuera, los ciegos vieron, los cojos anduvieron, los mudos hablaron, los sordos oyeron y los muertos fueron resucitados. Por esta ciencia tres de estos discípulos tuvieron un cambio en sus cuerpos, permanecieron en la carne sobre la tierra, ministrando el Evangelio y sus ordenanzas cerca de 400 años y entonces se retiraron de la gente por su iniquidad, tomaron las llaves del Sacerdocio, del evangelio y sus poderes, sellaron los registros y cesaron 46

la obra de santidad y dones y milagros entre la gente a causa de la iniquidad, efusión de sangre y persecución. Por esta ciencia, ellos aún viven en la carne sobre la tierra, teniendo las llaves del apostolado y poderes del hemisferio occidental. Por esta ciencia (siendo tenida en reserva sobre los poderes de la misteriosa Babilonia), ellos van adelante profetizando prestos, predicando el Evangelio y haciendo poderosas señales y maravillas en medio de todas las naciones, para completar y madurar el cumplimiento de los gentiles y restaurar las tribus de Israel, no es esto todo, Juan el Amado, discípulo entre los judíos, aún vive en la carne y está reservado para ayudar a profetizar de nuevo ante muchas naciones, pueblos, lenguas y reinos como está escrito. Pero para retornar a nuestra historia del hemisferio occidental después de que la ciencia de Teología había cesado de ser cultivada y gozada de entre las ramas de Israel, terribles guerras y efusión de sangre sucedieron, gobernantes y civilizaciones, ciudades y países fueron destruidos, según hemos estudiado. Y finalmente toda la faz del país fue empapada como si dijéramos de sangre, es-parcida con muerte y agonía, las bestias feroces del bosque y las aves devoraron sus carnes y sus huesos fueron dejados en la tierra insepultos en toda la superficie del continente; en otra forma ellos fueron amontonados y convertidos en terraplenes de tierra. Todo gobierno fue extinguido y los países fueron infestados por tribus y bandas de ladrones peleando unos con otros, en esta situación los deja el registro de Moroni en el siglo V D.C. Y en una situación muy similar los encontraron los europeos después de un lapso de mil años. ¡Oh quien pudo contemplar la desagradable deformidad, el oscuro rostro del vestido sucio, la ociosidad, pereza, crueldad, la desnudez, la perversidad, la miseria, la pobreza, el sufrimiento, la ignorancia de los descendientes de esta, una vez grandiosa rama real de la sangre de José y Abraham!, y no lamentar con mucha angustia, mientras su cariñoso anhelo, la fuente de su íntimo ser, es instigado y movido dentro de él. Lector, todas estas cosas han venido sobre ellos a causa de los abusos, la conse-cuencia de la declinación y pérdida de las llaves y poderes de la ciencia de la Teología, mas confortad vuestro corazón, su redención está a la puerta.

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Capítulo V Llaves de los Misterios de la Deidad Padre Eterno, ser sin fin; tu gloriosa plenitud quien puede comprender. Solo tu propia infinitud está llena de atributos para aumentar el pensamiento humano, para entender tu conocimiento o tu naturaleza escudriñar, como Padre de la perpetua raza humana. “Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti el solo Dios verdadero y a Jesucristo al cual has enviado”

Desde la declinación de la ciencia de Teología, un oscuro y profundo misterio había cubierto el entendimiento humano al considerar a la persona y naturaleza del Padre Eterno u de Su Hijo Jesucristo. Concilios de padres y de doctos hombres del cristianismo tuvieron asambleas una y otra vez con objeto de resolver el misterio de la santidad y fijar alguna norma o credo sobre el cual todos los partidos poderosos pudieran descansar y estar de acuerdo. La llave de revelación divina no 48

estuvo en su poder. Es imposible para el mundo encontrar a Dios por su propia sabiduría. “Ningún hombre conoce al Padre salvo el Hijo y a quien el Hijo lo revelare”. La llave de la ciencia de Teología es la llave de revelación divina. Sin esta llave ni hombre, ni asamblea de hombres, nunca co-nocieron ni nunca conocerán al Padre Eterno o a Jesucristo. Cuando la llave de revelación estuvo perdida para el hombre, el conocimiento de Dios estuvo perdido, y como la vida eterna depende del conocimiento de Dios, por supuesto la llave de vida eterna fue perdida. ¡Oh los misterios, los absurdos, las contenciones, las querellas, las efusiones de sangre, la infidelidad, los insensatos conflictos teóricos, que han crecido y multiplicado entre las sectas en cuanto a este tópico! Entre estas teorías haremos notar la que es quizás la mas extensamente aceptada por diferentes sectas que ninguna otra. Dice así: “Hay un solo Dios viviente y verdadero, sin cuerpo, parte o pasiones, consistentes en tres personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. Es doloroso para la mente humana verse obligada a admitir que tan tremenda inconsistencia de lenguaje o ideas haya alguna vez tenido cabida en algún credo humano, sin embargo así es. No es sino otra manera de decir que hay un Dios que no existe, un Dios que está compuesto de nada, que es la negación de toda existencia, que no ocupa espacio, que no existe en ningún tiempo, que no está compuesto de ninguna substancia conocida o desconocida, y que no tiene ningunos poderes o propiedades en común con cualquier cosa o ser conocido en existencia, o que puede ser conocido, existiendo en el cielo o en la tierra. Semejante Dios nunca pudo ser visto, oído o sentido por ningún ser del Universo. Nunca ha habido un ser visible, adorado entre los hombres, tan impotente como este: ”Dios sin cuerpo, o parte o pasiones”. El dios de Egipto, el cocodrilo, podía destruir; las imágenes de diferentes naciones podían ser vistas y sentidas. El dios peruano, el sol, podía difundir su afable calor, luz o influencia. Pero no así el dios sin cuerpo, parte o pasiones. Aquello que no tiene partes no tiene todo o forma. Seres que no tienen pasiones no tienen alma. Antes de poder introducir las llaves y poderes de la Teología al entendimiento de los hombres de esta edad, debemos necesariamente poner al alcance de su comprensión algunas ideas correctas del Dios verdadero. Está escrito, “que sin fe es imposible hallar gracia ante Dios”, aquellos en 49

quienes él no esté complacido no pueden participar de los poderes y dones de la ciencia de Teología porque las llaves y poderes de esta ciencia emanan de Él como un don gratuito, pero nunca pueden ser dadas a aquellos con quien el Señor no está bien complacido. El individuo que participare de este poder debe por lo tanto, tener fe en Él, ¿pero como puede creer en un ser del cual no tiene idea correcta? Tan vagas, tan ajenas a la verdad simple y sencilla, son las ideas de la presente edad, tan nublada está la mente moderna con misticismo, que nos vemos obligados a usar el lenguaje de un antiguo apóstol dirigiéndose a los hombres ilustrados de Atenas, “a quienes vosotros, por lo tanto, ignorantemente adoráis, a Él yo os declaro”. Sin embargo, hay hechos en nuestra propia existencia que están más allá de nuestra presente comprensión o capacidad, lo cual es verdad en un sentido mas alto en relación a la Deidad; Lo cual a la vez no basta para que el limitado conocimiento que somos capaces de comprender en relación a nosotros mismos pueda al menos ser racional y ser tan claramente transmitido y entendido como cualquier otro concepto. Igualmente con nuestro conocimiento de la Deidad, aun cuando hay hechos mas allá de nuestro alcance en relación a su existencia, atributos y poder, aquello que nosotros podemos conocer y comprender o expresar de Él, debe de ser despojado de todo misterio y ser tan claramente concebido, expresado y explicado como cualquier otro concepto de verdad o ciencia. Jesucristo, un niño pequeño igual que todo el resto de nosotros, creció hasta llegar a ser un hombre, fue llenado con una esencia divina llamada Espíritu Santo, por la cual Él comprendió y habló la verdad con poder y autoridad, y por la cual Él controló los elementos e impartió vida y salud a aquellos que estaban preparados para participar de ellas. Él murió siendo sacrificado por hombres malvados, resucitó de la muerte al tercer día, y apareció a sus discípulos. Esos discípulos al verlo supusieron que Él era el Espíritu Santo solamente. Ellos probablemente poseían algunas de las ideas vagas que tienen los hombres en tiempos mas modernos con respecto a una existencia inmaterial mas allá de la tumba, una existencia desvinculada de una materia real o tangible. Pero su resucitado Señor adoptó los mas simples medios para dispersar su misticismo, sus extravagancias espirituales o inmateriales. Él llamó a ellos a palpar y ver, y Él dijo: “El espíritu ni carne ni huesos tiene como veis que yo tengo”. Ellos por lo tanto, lo palparon y examinaron las huellas de los clavos en sus manos, muñecas y pies, y la marca de la lanza en su costado, pero como si esto no fuera bastante, con objeto de familiarizarlos todavía mas con los hechos de una inmortalidad material y tangible, Él comió y bebió con ellos, participando de un pescado y un panal. 50

En breve Él estuvo todavía al alcance de la vista en el firmamento abierto y ellos lo estuvieron contemplando hacia arriba, observaron que dos hombres estaban junto a ellos en ropas blancas y dijeron: “vosotros, hombres de Galilea, ¿qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús el cual es tomado de entre vosotros al cielo, así vendrá de igual manera como vosotros lo habéis visto entrar en el cielo”. Aquí pues tenemos nosotros un ejemplo de un Dios in-mortal, un Dios quien es a menudo declarado en las Escrituras igual a Su Padre “siendo el resplandor de su gloria y la expresa imagen de su persona”, y poseyendo los mismos atributos que Su Padre, en toda su plenitud; un Dios que no solamente posee cuerpo, partes y pasiones, sino carne y huesos y tendones, fuerza y todos los atributos, órganos y sentidos y afectos de un hombre perfecto. Él no difiere en nada de Su Padre excepto en edad y autoridad. El Padre tiene señorío y consecuentemente el derecho, de acuerdo con las leyes patriarcales del Sacerdocio eterno, para presidir sobre Él y sobre todos sus dominios de eternidad en eternidad. Mientras por una parte este Dios reclama afinidad, igualdad con Su Padre, por otra parte reclama afinidad con sus hermanos en la tierra, con esta diferencia, sin embargo, que su persona es un ejemplo de divinidad, eterna humanidad, inmortalidad con atributos perfectos, mientras que sus hermanos que habitan en la carne mortal, hijos del mismo real parentesco en los cielos, no son aún inmortalizados por lo que respecta a sus tabernáculos carnales, no son perfectos en sus atributos, y aún siendo coherederos, son más jóvenes siendo Él el Primogénito entre sus muchos coherederos, aun hermanos en el mundo espiritual, ellos están por lo tanto sujetos a Él. Pero todo hombre que es hecho eventualmente perfecto, levantado de la muerte y llenado o vivificado con una plenitud de gloria celestial, vendrá a ser igual a Él en todos sentidos, tanto físicamente como en intelecto, atributos y poderes. Estando engendrados en el hombre, prole de la Deidad, los mismos gérmenes de aquellos divinos atributos, solamente necesitan 51

cultivarse, mejorarse, desenvolverse, avanzar por medio de una serie de cambios progresivos para poder llegar a la fuente de origen, el modelo, la culminación de humanidad divina. La diferencia entre Jesucristo y Su Padre es esta: El uno está subordinado al otro y no hace nada de si mismo independientemente del Padre, sino que todas las cosas las hace en el nombre y por la autoridad de Su Padre, siendo del mismo propósito. La diferencia con otros cuerpos inmortales y celestiales es esta: Ellos están subordinados a Jesucristo y no hacen nada de sí mismos, sino que lo hacen todo en Su nombre, de Jesucristo, siendo de la misma mente o propósito y atribuyendo toda la gloria a Él y a Su Padre. Los Dioses, ángeles y hombres son todos de una sola especie, una raza, una gran familia, difundida entre los sistemas planetarios, como colonias, reinos, naciones, etc. La gran diferencia que distingue a una porción de raza de otras consiste en la va-riedad de grados de inteligencia y pureza y también en la variedad de esferas ocupadas por cada una en el alcance de la existencia progresiva. Un hombre inmortal que posee una perfecta organización de espíritu, carne y huesos y perfeccionado en sus atributos, en toda la plenitud de la gloria celestial, se llama un Dios. Un hombre inmortal, en progreso de perfección, o vivificado en un grado menor de gloria se llama un ángel. Un espíritu inmortal, de hombre, no unido con un tabernáculo carnal, se llama un espíritu. Un espíritu inmortal revestido con un tabernáculo mortal, se llama hombre. Puede entonces decirse consistentemente que hay, en un sentido subordinado, una pluralidad de Dioses, o mas bien de los Hijos de Dios, que hay una suprema cabeza, quien es sobre todo y a través de todos sus hijos por el poder de su espíritu.

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Jesucristo y Su Padre son dos personas en el mismo sentido en que Pedro y Juan son dos personas. Cada uno de ellos tiene un tabernáculo individual organizado, incorporado en forma material, en la semejanza del hombre y compuesto de sustancia material, poseyendo cada órgano, miembro y parte física que el hombre posee. No hay mas misterio en conexión con su unidad que el que hay acerca de la unidad que tiene Enoc, Elías el profeta o de Pablo y Bernabé. Su unidad consiste en una unidad de espíritu, inteligencia, atributos, conocimiento o poder. Si Enoc, Elías el profeta, Pablo y millones de otros alguna vez lleguen a la vida eterna e inmortal y sus tabernáculos carnales son vivificados con una plenitud de vida celestial, inteligencia y poder, entonces puede decirse que son uno como el Padre y el ijo son uno. Entonces podría ser dicho de cada uno de ellos, “En él habita toda la plenitud de poderes y atributos del Eterno Dios”, o en otras palabras, él posee vida infinita junto con toda inteligencia, conocimiento, luz y verdad. Él por lo tanto tiene el mismo pensamiento que todos los otros, en una comunicación y perfecta unidad con todos y cada uno de ellos. Todos ellos son Dioses e Hijos de Dios, son reyes y príncipes y Sacerdotes y nobles de la eternidad. Pero sobre todos ellos hay una presidencia o gran cabeza, quien es el Padre de todos. Y el inmediato de Él, es Jesucristo, el Hijo Primogénito y primer heredero de todos los reinos de luz. Toda persona puede saber por reflexión que la inteligencia puede ser impartida sin disminuir la abundancia poseída por el dador. Por lo tanto, es lógico que millones de seres individuales pueden cada uno recibir todos los atributos de vida eterna, poder y luz. Es asimismo lógico que en el uso de este poder, por consentimiento y autoridad de la cabeza, cualquiera de estos Dioses puede crear, organizar, poblar, 53

gobernar, controlar, exaltar, glorificar y gozar mundos sobre mundos y los habitantes de estos mundos, o en otras palabras, cada uno de ellos puede encontrar un lugar en la infinidad del espacio y elementos caóticos desocupados en el infinito, almacén de riquezas eternas, con los cuales erigir tronos para si mismos, principados y poderes para reinar sobre ellos en un creciente poder, majestad y dominio, de eternidad en eternidad, para siempre jamás. Todos estos son reinos, con todas sus inteligencias, son otras tantas adquisiciones para el dominio de Aquel que es Señor de señores y Rey de reyes, y de quien está escrito por el profeta Isaías: “De las creaciones de su reino no habrá fin”. Todas estas son colonias de nuestra raza, multiplicadas, extendidas, transplantadas y existiendo para siempre jamás, como ocupantes de los innumerables sistemas planetarios que ahora existen o vendrán a existir, y serán pobladas por las operaciones del Espíritu Santo, en obediencia a los mandatos del Hijo de Dios. Estos reinos presentan odas y cada una de las cualidades y grados en el progreso de la gran ciencia de la vida, desde lo más inferior de graduación, entre los reinos de muerte o las rudimentarias etapas de la existencia fundamental, hacia arriba a través de toda la escala ascendente a todos los grados en progreso en la ciencia de vida eterna y luz, hasta que alguno de ellos a su vez se levante a tronos de eterno poder. Cada uno de estos Dioses, incluyendo a Jesucristo y Su Padre, poseyendo no mera-mente un espíritu organizado, sino un glorioso cuerpo inmortal de carne y huesos, está sujeto a las leyes que gobiernan de necesidad, aun los más refinados órganos de existencia física. Todo elemento físico, ya sea incorpóreo, cambiado o refinado, está sujeto a las leyes generales y necesarias a toda existencia. Algunas de estas leyes son las siguientes: Primera.- Cada átomo o incorporación de átomos necesariamente ocupa cierta cantidad de espacio. Segunda.- Ningún átomo o incorporación de átomos puede ocupar el idéntico espacio ocupado por otros átomos o cuerpos. Tercera.- Cada inteligencia individual organizada debe poseer el poder de 54

automovimiento en un mayor o menor grado. Cuarta.- Todo movimiento voluntario implica una voluntad inherente para originar y dirigir tal movimiento. Quinta.- El movimiento de necesidad implica que una cierta cantidad de tiempo es necesario para pasar de una porción de espacio a otra. Estas leyes son absolutas e inalterables en su naturaleza y aplicables a todas las agencias e inteligencias que existen o pueden existir. Ellas son, por lo tanto, aplicadas con gran fuerza al gran supremo Padre Eterno de los cielos y de la tierra, y a sus humildes súbditos. Es, por lo tanto, una absoluta imposibilidad que Dios el Padre o Jesucristo puedan estar en todas partes en forma personal. La omnipresencia de Dios, debe por lo tanto, entenderse en alguna forma que no sea la de su presencia corporal o personal. Esto condice a la investigación de aquella sustancia llamada Espíritu Santo. A medida que el pensamiento pasa los límites del mundo visible y entra a los confines de los elementos mas refinados y sutiles, se encuentra asimismo asociado con cierta sustancia invisible a nuestros toscos órganos, pero claramente manifiesta a nuestro intelecto por sus tangibles operaciones y efectos. El mismo aire que nosotros respiramos aunque invisible a nuestra vista, es clara-mente manifestado a nuestro sentido del tacto, sus partes componentes pueden ser analizadas. Aún mas, el sistema humano mismo es un aparato que ejecuta un proceso químico sobre aquel elemento, es recibido en el sistema por el acto de la respiración, y ahí inmediatamente sufre la separación de sus partes componentes. La parte retenida e incorporada dentro del sistema animal, difunde vida y anima por medio de proveer el necesario calor animal, etc. Mientras que la otra parte, no a-daptada al sistema, es descargada por los pulmones para mezclarse con sus elementos nativos. Hay varias de estas sustancias invisibles, sutiles, tampoco entendidas aún por el hombre y su existencia es solo demostrada por sus efectos, algunos de los cuales son reconocidos, bajo varios términos: electricidad, galvanismo, magnetismo animal, mag-netismo espiritual, esencia, espíritu, etc. La más pura, mas refinada y sutil de todas estas substancias y la menos entendida y aun reconocida por los menos informados entre la humanidad, es aquella sustancia llamada Espíritu Santo. Esta sustancia como todas las demás, es uno de los elementos de la existencia física, y por lo tanto, está sujeta a todas las leyes necesarias que gobiernan toda materia y que han sido arriba enumeradas. Como todos los demás elementos, su todo está formado de partículas indivisibles; como ellos, cada partícula ocupa un espacio, posee el poder de moverse, requiere 55

tiempo para moverse de una parte a otra, y no puede de ninguna manera ocupar dos espacios al mismo tiempo. En todos estos aspectos no difiere en nada de toda otra materia. Esta sustancia está ampliamente difundida entre los elementos del espacio. Este Espíritu Santo, bajo el control del Gran Elohim, es la gran causa que mueve a todas las inteligencias y por la cual estas actúan. Este es el gran elemento positivo que controla todos los otros elementos. Es omnipresente por razón de la infinidad de sus partículas y penetra todas las cosas. Es el agente controlador o ejecutivo por el que Dios organiza y pone en movi-miento todos los mundos y el cual, por el mandato del Todopoderoso, cualquiera de sus siervos comisionados, ejecuta todas las poderosas maravillas, señales y milagros alguna vez manifestados en el nombre del Señor, la división del mar, el removimiento de una montaña, el movimiento de la tierra hacia atrás sobre su eje, la resurrección de los muertos o la curación de los enfermos. Aquellos seres quienes reciben de su plenitud son llamados hijos de Dios, porque ellos son perfectos en todos sus atributos y poderes y están en comunicación con Él, pueden por su uso, ejecutar todas las cosas, Aquellos seres que no reciben una plenitud sino una porción de ella, pueden conocer y ejecutar algunas cosas, pero no todo. Esta es la luz verdadera que hasta cierto punto ilumina a todos los hombres, Es, en sus más refinadas partículas, la luz física que se refleja del Sol, la Luna, las estrellas y otras sustancias y por reflejo en el ojo hace visibles las verdades del mundo exterior. Es también, en sus más altos grados, la luz intelectual de nuestros interiores órganos espirituales, por los cuales razonamos, discernimos, juzgamos, comparamos, comprendemos y recordamos los temas o tópicos dentro de nuestro alcance. Su inspiración constituye el instinto en la vida animal, razonamiento en el hombre, visión en los profetas y está continuamente fluyendo de la Deidad a todas sus criaturas. Dios está sentado en el trono en medio de todas sus creaciones y está lleno y cercado de luz inaccesible para aquellos de las esferas inferiores. Él se asocia con un gran número de sus propios hijos e hijas engendrados, quienes por traslación o resurrección han triunfado sobre la muerte. Sus oficiales son enviados de su presencia a todas partes de sus dominios. Su Espíritu Santo se encuentra en su presencia y se comunica y se extiende al máximo límite de sus dominios, comprendiendo y controlando todas las cosas bajo la inmediata dirección de su propia voluntad y la voluntad de todos aquellos en comunicación con Él, en mundos sin fin. 56

Capítulo VI Orígen del Universo ¡Ilimitada infinidad de tiempo y espacio y elementos eternos! ¡Quien puede explorar la tierra con sus tesoros, el cielo con sus esferas. revoluciones de tiempo, eternidad de años! ¿Pero son todos estos, al ser medidos por ti sino marcas en tu cuadrante o puntos en tu mar? La idea de un Dios sin “cuerpo, partes o pasiones” no es más absurda e incons-ciente que aquella doctrina popular moderna de que todas las cosas fueron creadas de la nada, o, en otras palabras, que algo se originó de la nada. Es una verdad en sí evidente, que no admitirá argumento, que nada permanece siendo nada. La nada es la negativa de la existencia. Esta negativa no posee propiedad o elemento sobre los que las energías de poder creativo pueden operar.

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Este misticismo debe, por lo tanto, participar de la suerte o destino de los otros misterios de falsa teología y filosofía que por edades han cubierto el mundo de las negras cortinas de una larga y espantosa triste noche. Debe evaporarse y desaparecer como una mera creación de la fanta-sía, mientras en su lugar son introducidos los si-guientes potentes e incon-trovertibles hechos: Primero – Siempre ha existido una infinidad sin límite de espacio. Segundo – Entremezcladas con este espacio existen todas las variedades de elementos, propiedad o conocimien-tos, de los que la inte-ligencia tiene conoci-miento, cuyos elementos o cosas tomadas en conjunto componen lo que se llama el Universo. Tercero – Los elementos de todas esas propiedades o cosas son externas, increadas, solo existen. Ni una partícula puede ser añadida a ellas por poder creativo. Ni una partícula tampoco puede ser disminuida o aniquilada. Cuarto – Estos elementos eternos existen por si solos, poseen en si ciertas propiedades o atributos inherentes en un mayor o menor grado, o en otras palabras, poseen inteligencia adaptada a sus diferentes esferas, Estos elementos han sido divididos por los filósofos en dos grandes grupos o divisiones, o sea “físicos y espirituales”. Para una mente madura o vivificada con una plenitud de inteligencia, tanto como por estar versada en todos los elementos de la naturaleza, no tiene objeto la distinción implicada en tales términos. Para hablar más 58

filosóficamente, todos los elementos son espirituales, todos son físicos, todos son realidades materiales, tangibles. El Espíritu es materia, y la materia está llena de espíritu. Porque todas las cosas que existen son realidades eternas en su existencia elemental. ¿Quien puede pues definir el punto preciso, en la escala de existencia elemental, que divide el reino físico y el espiritual? Hay ojos que pueden discernir las partículas más refinadas de existencia elemental. Hay manos y dedos a cuyo refinado tacto todas las cosas son tangibles. En la capacidad de los mortales, sin embargo, algunos de los elementos son tangibles o visibles y otros invisibles. Aquellos que son tangibles a nuestros sentidos los llamamos físicos; aquellos que son más sutiles y refinados los llamamos espirituales. El Espíritu es inteligencia, o la luz de la verdad que llena todas las cosas. Sus diversas emociones o afectos, tales como amor, gozo, etc. no son sino otras tantas acciones o funciones de estos elementos como operan en sus diversas esferas. Por estas acciones o sentimientos los elementos manifiestan sus eternas energías, atributos y poderes inherentes, Al contemplar las obras de la creación, entonces, el estudiante no debe concluir la idea de que el espacio, tiempo, o elemento, o inteligencia, fueron originados, sino mas bien que estos son eternos y que constituyen las energías que actúan y las cosas sobre las que recae la acción incluyendo el lugar y tiempo de acción. Toda la vasta estructura de existencia universal organizada presenta evidencias inago-tables de los tres hechos siguientes: Primero.- La existencia eterna de los elementos de los cuales está compuesto Segundo.- La existencia eterna de los atributos de inteligencia y sabiduría para diseñar. Tercero.- La existencia eterna de poder, para operar sobre y controlar estos elementos eternos a fin de llevar a cabo los planes del Diseñador. Se recordará que el último capítulo reconoce una familia de Dioses, o, en otras palabras, una especie de espíritus (seres) que tienen tabernáculos físicos de carne y hueso, en la forma de hombre, pero de tal manera construidos como para ser capaces de vida eterna; que estos tabernáculos son vivificados o animados con una plenitud de ese, el más santo de todos los elementos que se llama el Espíritu Santo, cuyo 59

elemento o espíritu, cuando es organizado en forma individual y revestido de carne y huesos en el refinamiento más alto posible, contiene en sí una plenitud de los atributos de luz, inteligencia, sabiduría, amor y poder; también que hay grandes cantidades de este espíritu o elemento no organizados en formas corporales sino ampliamente difundidos entre los diferentes elementos del espacio. Una asamblea general, quórum o Gran Concilio de los Dioses, con su Presidencia a la cabeza, constituyen el poder diseñador y creador. La fuerza motriz que pone en acción este gran poder creativo, es la sabiduría, que descubre un uso para todas estas riquezas, inspira la comunicación de todos los designios de una infinita variedad de utilidad y adaptación. La sabiduría inspira a los Dioses a multiplicar sus especies y a colocar los cimien-tos para todas las formas de vida, para aumentar en número, y para que cada quien se goce en la esfera a que esté adaptado y en la posesión y uso de aquella porción de los elementos necesarios a su existencia y felicidad. Para multiplicar cuerpos organizados, compuestos de elemento espiritual, sería necesario, para servir de hogar, mundos y mansiones compuestos de elementos espirituales adaptados a su existencia y disfrute. A medida que estos cuerpos espirituales aumentan en número, otros mundos espirituales serían necesarios para transplantarlos. Asimismo, para capacitar a estos espíritus organizados a tomar sobre sí un tabernáculo de carne, serían necesarios para servir de hogar, mundos físicos con toda su variedad y plenitud, comida, ropa, etc., para que pudieran vivir, morir, y levantarse nuevamente a recibir sus heren-cias en sus respectivas tierras (planetas). De aquí que la gran obra de regeneración de mundos o la renovación y adaptación de los elementos a la re-surrección y estado eterno del hombre tam-bién será perpetua o eternamente progresiva. A través de toda forma de vida, nacimiento, cambio y resurrección y toda forma de progreso en conocimiento y experiencia, los candidatos a la vida eterna deben ver a los elementos como su hogar, de aquí que los elementos, sobre el principio de adaptación, deben guardar el paso con los poseedores que los usan en todos los grados de refinamiento progresivo. Mientras que haya lugar en el espacio infinito, mientras que hayan partículas de elementos desorganizados en el almacén de la naturaleza; mientras que los árboles del Paraíso den su fruto, o la fuente de la Vida río. Mientras que los pechos de los Dioses resplandezcan con afecto. 60

Mientras que la caridad eterna perdure, o la eternidad misma fluya en sus sucesivas edades, los cielos se multiplicarán y nuevos mundos y más gente serán añadidos a los reinos de los Padres. Así, en el transcurso de estos eventos, millones innumerables de mundos y de sistemas de mundos, serán necesariamente organizados y poblados por el hombre, y las bestias, flores y árboles, y por todas las vastas variedades de seres, y cosas que siempre han crecido y florecido en el Edén, y cubierto las colinas y valles del Paraíso celestial. Cuando, en la progresión sin fin de los eventos, el tiempo cabal había llegado para que la sabiduría infinita organizara y poblara este globo en que habitamos, los elementos caóticos fueron en orden arreglados. Sucede que al comienzo de esta gran obra, que los elementos, que ahora están tan bellamente dispuestos y adaptados para la vida animal y vegetal, se encontraban en un estado de caos, enteramente inadaptados para los cuales actualmente sirven. Había una vasta mezcla de elementos. Tierra, agua, suelo, atmósfera -en suma, los elementos todos de los cuales esta masa estaba compuesta, parecía haber estado completamente compuesta, o mezclada en un vasto caos, y todo cubierto por una oscu-ridad tan densa para oscurecer la luz de los cielos. Volvamos de la contemplación de escenas tan sublimemente sombrías. Suficiente es decir, que el mandato vino, la oscuridad se alejó, el velo fue levantado, la luz destelló, y el caos se hizo visible. Oh que escena! Un mundo sin forma, sin vegetación, sin vida animal, sin el hombre, o seres animados. Ningún sonido irrumpía en la soledad. Salvo la voz de los vientos impetuosos, y de las aguas espumosas, desbordantes. De nuevo, una voz viene imperiosa sobre el abismo, y respondiendo de entre los escombros, la masas de materia oye y tiembla, y mirad! El mar se retira, la masa humedecida sin forma alza su cabeza por encima de las aguas. Las masas de promontorios crecen hasta ser montañas. Cerca aparecen grandes islas, y los continentes se 61

expanden a la vista, con valles y colinas, en un amplio y triste baldío, no medido ni hollado. La superficie, calentada y secada por los rayos fulgurantes del ahora resplandeciente sol, está preparada para las primeras semillas de vegetación. Un Sembrador Real ahora descienda, y portando en su mano las semillas escogidas del antiguo Paraíso, las planta en el suelo vírgen de nuestra recién nacida Tierra. Estas crecen y florecen, y, dando fruto, se replantan a sí mismas, y así visten a la tierra desnuda con escenas de esplendor, y al aire con fragancia de incienso. Frutos en sazón y hierbas abundan grandemente. Cuando, mirad!, de aquel mundo son transferidas cada especie de vida animal, macho y hembra; llegan con bendiciones sobre sus cabezas, y una voz se escucha de nuevo: “Sed fructíferos y multiplicaos”. La Tierra -su riqueza mineral, vegetal y animal- su Paraíso, preparado, llegan de aquel mundo en lo alto, un hijo de Dios, con su amada esposa. Y así una colonia de los cielos, puede ser del sol, es transplantada en nuestro suelo. Las bendiciones de su Padre son sobre ellos, y la primera gran ley de los cielos y de la tierra se repite de nuevo: “Sed fructíferos y multiplicaos”. Y a partir de ahí, vienen todas las naciones que han poblado nuestra tierra, En años posteriores, cuando el Paraíso se perdió a causa del pecado, cuando el hombre fue alejado de la faz de su Padre Celestial, para afanarse, abatirse, y morir, cuando los cielos fueron velados de su vista, y, con pocas excepciones, el hombre no fue mas contado digno de retener el conocimiento de su origen celestial, entonces, la oscuridad escondió el pasado y el futuro de la mente idólatra, y el hombre ni siguiera conoció de si mismo, de donde venía, ni de donde pertenecía. Al fin vino un Moisés, quien conoció a Dios, y que habría de conducir al género humano a conocerlo también, y lo vio cara a cara. Pero ellos no recibirían Sus leyes celes-tiales, o aguantar Su presencia. Así el hombre de Dios fue forzado de nuevo a esconder el pasado en el misterio, y, en el principio de su historia, asigna al hombre un origen terrenal. El Hombre, moldeado de la tierra, como un ladrillo! Una Mujer, hecha de una costilla! Así, los padres podrían todavía esconder de las mentes ingenuas, los misterios de la procreación, o las fuentes del sempiterno río de la vida, relatando 62

algunas historias de niños de una recién nacida vida, engendrada en el hueco tronco de algún viejo árbol, o apareciendo con un crecimiento espontáneo, como hongos, de un montón de desechos. ¡Oh hombre! Cuando cesarás de ser un niño en conocimiento. El hombre, como hemos dicho, es la progenie de la Deidad. El misterio cabal del pasado y el futuro, con respecto a su existencia, todavía no es resuelto por los mortales. Primeramente lo reconocemos, como un individuo o inteligencia organizado, morando con su Padre en las mansiones eternas. A este espíritu organizado le llamamos un cuerpo, porque aunque compuesto por elementos eternos, posee cada órgano según el modelo, y es a semejanza o similitud del tabernáculo carnal o exterior al cual está destinado eventualmente a morar. Sus órganos de pensamiento, lenguaje, vista, oído, tacto, olfato, etc., todos existen en su orden, como en el cuerpo físico, el uno siendo la exacta similitud del otro. Este individuo, un cuerpo espiritual, fue engendrado por el Padre Celestial, a Su propia imagen y semejanza, por las leyes de la procreación. Nació y creció en las man-siones celestiales, independiente en su propia esfera. Fue colocado bajo ciertas leyes, y fue responsable a su han Cabeza Patriarcal. Esto ha sido llamado un “Primer Estado”. Y es conocido que, de los espíritus así dotados de su libre albedrío, una tercera parte falló en guardar su primer estado, y fueron echados fuera, y dejados en cadenas de oscuridad, para un juicio futuro. Como a estos no les es permitido multiplicar su especie, o adelantar en la escala de progreso, al estar en este estado de cautiverio y condenación, no hablaremos de ellos, y su destino final no ha sido revelado a los mortales. Los espíritus que guardaron su primes estado, fueron permitidos de descender, y obtener un tabernáculo de carne en la existencia rudimentaria en la cual nos encontramos en nuestro mundo actual, y que llamaremos el segundo estado. Al pasar el velo que separa el primer estado del segundo, el hombre se convierte inconsciente, y, al despertar en su segundo estado, un velo se extiende sabiamente sobre el pasado. En su tabernáculo mortal no recuerda las escenas, las amadas asociaciones, de su primigenia niñez en las mansiones celestiales. Comienza por lo tanto de nuevo en las lecciones de la experiencia, a fin de iniciar en un nivel con el recién nacido tabernáculo, y para redesarrollar sus facultades intelectuales en unas series progresivas, que irán acordes con el desarrollo de los órganos y facultades del tabernáculo exterior. 63

Durante el progreso en la carne, el Espíritu Santo puede gradualmente despertar sus facultades, y en un sueño o visión, o por el espíritu de profecía, revelar, o aún despertar en la memoria, una visión parcial, o un oscuro y medio definido recuerdo de la inteligencia del pasado. Él ve en parte, y conoce en parte, pero nunca mientras esté en su tabernáculo mortal estará completamente despierto a la inteligencia de su estado anterior. Sobrepasa a su comprensión, es inenarrable, y aún ilícito de ser expresado. Habiendo guardado su segundo estado, y cumplido con la medida de sus responsabilidades en la carne, pasa por el velo de la muerte, y entra a un tercer estado, o esfera preparatoria. Este es llamado el mundo de los espíritus, y será tratado más ampliamente en su capítulo apropiado. Habiendo llenado la medida de sus responsabilidades en el mundo de los espíritus, pasa, por medio de la resurrección a el cuerpo, dentro de su cuarto estado, o esfera de la existencia humana. En esta esfera se encuentra a sí mismo revestido con un cuerpo eterno de carne y huesos, con cada sentido, y cada órgano, restaurado y adaptado a su uso adecuado. Está preparado así como sus órganos y facultades adaptados a la posesión y dis-frute de cada elemento de los mundos físicos y espirituales, que pueden gratificar los sentidos, o conducir a la felicidad de las inteligencias. Se asocia, conversa, ama, piensa, actúa, se mueve, ve, oye, toca, come, bebe y posee. En suma, todos los elementos necesarios para su felicidad, siendo purificados, exaltados y adaptados a la esfera en la cual existe, son colocados bajo su alcance legítimo, y hechos obedientes para su uso.

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Capítulo VII Destino del Universo El futuro místico, con su abismo profundo, Por edades tenido como un campo prohibido, Ahora alza su velo, para que el hombre pueda penetrar Los secretos giros, los misterios del destino; Conocer de donde es, y a donde está ligado, Y el porqué las esferas realizan su amplia órbita. Habiendo el Gran Concilio desarrollado la vasta estructura de los cielos y la tierra, con toda su plenitud, con el evidente propósito de utilidad y adaptación para ciertos usos definidos, bien puede ser permitido para nosotros observar su progreso, y estudiar con di-ligencia su futuro y destino final. De una creencia general en un mas allá inmaterial, muchos han concluído que la tierra y todas las cosas materiales serán aniquiladas como meras estructuras temporales; que el cuerpo material, y el planeta que ocupa, no toman parte de la vida eterna; en suma, que Dios, los ángeles, y los hombres, llegan a ser fi-nalmente tan perdidos, disueltos, o absor-bidos en espiritualidad, como para perder toda adaptación a los usos de los ele-mentos físicos, que no necesitarán en lo absoluto de suelo 65

para pisar, habitación, posesiones, mansiones, mobiliario, comida, o ropa; que las completas y vastas obras y diseños hermosos de la creación visible son una clase de mal necesario o impedimento sobre la vida espiritual, y que no son de uti-lidad excepto para servir en el tiempo actual para el hogar y sostenimiento de seres en su estado tosco y rudimentario. ¡Que lastimosa visión! Con que tristeza y melancolía deben las inteligencias contemplar la vasta estructura del Universo, si la vieran en esta luz! ¡Qué vastedad de propósito! ¡Qué despliegue de sabiduría! ¡Qué campo de labor en ejecución, presentan las obras de la creación a la mente contemplativa! Pues toda esta sabiduría de diseño, toda esta labor de ejecución, después de servir para un propósito momentáneo, tener que ser desechado como un impedimento para la existencia real y la felicidad. Todas estas vaguedades “espirituales”, “inmateriales” no tienen fundamento en la verdad. La Tierra y otros sistemas van a sufrir una variedad de cambios, en su progreso hacia la perfección. El agua, fuego y otros elementos, son los agentes de estos cambios. Pero es un hecho incontrovertible, eterno, una ley fija de la naturaleza, fácilmente demostrada e ilustrada por un experimento químico, que ni el fuego o cualquier otro elemento puede aniquilar una partícula de materia, para no mencionar a un planeta completo. Nuevos cielos y una nueva tierra se prometen en las sagradas escrituras. O, en otras palabras, los sistemas planetarios serán cambiados, purificados, refinados, exaltados y glorificados, en similitud de la resurrección, por medio de la cual todos los males físicos o imperfección serán eliminados. En su presente estado están adaptados al rudimentario estado del hombre. Son, por decir, las nodrizas para la formación del embrión físico del hombre. Sus elementos proporcionan los medios para nutrir y sostener el tabernáculo mortal, y para producir y fortalecer el órgano de pensamiento y memoria, donde se conciben y generan pensamientos y afectos que pueden solamente ser madurados y consumados en una esfera más alta. Pensamientos preñados con vida y amor eternos. Al ampliarse esta mente, las aspiraciones de un ser eterno, una vez ennoblecido y honrado en los concilios de los cielos, entre los hijos de Dios, llega muy alto, muy amplio y muy profundo, para estar solamente confinada a la esfera común de la vida mortal. Su cuerpo está aprisionado, encadenado a la tierra, mientras que su mente se encumbra a lo alto, y se ase a la inteligencia, sabiduría y riquezas del infinito sin límites. Su cuerpo rudimentario debe por lo tanto morir, y ser cambiado, para que sea adaptado a una mayor y más gloriosa esfera de movimiento, búsqueda, acción y gozo. Cuando el planeta en el cual mora ha concebido, traído, y nutrido al número de taber-náculos 66

asignados a el en su estado rudimentario por la infinita sabiduría, debe necesa-riamente pasar por un proceso químico. Los elementos purificadores, por ejemplo, fuego, deben ser empleados para llevarlo a un estado de refinamiento, de purificación, un cambio conmensurable con el que había tomado lugar en el tabernáculo físico de sus habitantes. Así renovado, está adaptado al hombre resucitado. Cuando el hombre, y el planeta en el que vive, con toda su plenitud, habrán completado todas sus series de cambios progresivos, tanto como para estar adaptados a las más altas glorias de las cuales sus varios caracteres y especies son capaces, entonces todo ello será anexado o numerado con los cielos eternos, y allí cumplirá sus giros eternos, siendo otra adquisición a las mansiones o a los eternamente crecientes dominios del gran Creador y Redentor. Los mundos son mansiones para el hogar de las inteligencias. Las inteligencias e-xisten a fin de tener gozo. El gozo, en su plenitud, depende de ciertos principios: Vida Eterna, Amor Eterno, Paz Eterna, Riqueza Eterna, etc. Sin Sin Sin Sin

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primero, el gozo carece de durabilidad. segundo, difícilmente puede decirse que existe. tercero, no sería seguro. cuarto, debería estar limitado, etc.

La vida eterna, en su plenitud, implica una inteligencia espiritual, con un cuerpo a semejanza de su propia especie, y revestido con un tabernáculo exterior de eternos, incorruptibles carne y huesos. Este estado de existencia puede solo ser alcanzado por medio de la resurrección del cuerpo, y su eterna reunión con el espíritu. La vida eterna así alcanzada e investida con los eternos atributos de inteligencia y amor, no podría ejercer o derivar gozo de los afectos del pasado, a menos que estuviera asociada con otros seres investidos con los mismos a-tributos. De ahí el objeto, o necesidad de lazos eternos, asociaciones, y afectos, ejercidos como atributos de esa caridad, que no tiene fin. La tercera proposición, Paz Eterna, no podría ser segura sin el desarrollo de la ley Eterna y gobierno, que posee en sí misma los atributos de verdad infinita, bondad y poder. Cualquier gobierno que carezca de esto, nunca podrá garantizar Paz Eterna. Ten-dría que ser quitado por la falta de verdad al discernir, disposición de ejecutar, o poder para hacer cumplir las medidas 67

necesarias para asegurar la paz. La cuarta proposición, Riqueza Eterna, debe necesariamente consistir de una he-rencia sempiterna o título, definido y seguro por este gobierno eterno, a porciones de los elementos organizados, en su estado puro, incorruptible y eterno. A fin de ser rico, el hombre eterno debe poseer una cierta porción de la superficie de algún planeta eterno, adaptado a su orden o esfera de existencia. Esta herencia, incorruptible y eterna en los cielos, debe ser suficiente-mente extensa para su acomodo, con todas sus de-pendencias familiares. También debe de com-prender una variedad de elementos, adaptados a su uso y conveniencia. Oro, plata y piedras preciosas, y otros materiales preciosos, serán útiles en la erección y amueblamiento de las mansiones, y lugares públicos y privados o edificios. Estos edificios combinados, o arreglados con sabiduría, constituirán ciudades e-ternas, jardines, arboledas, caminos, riachuelos, fuentes, flores y frutos; hermosearán y adornarán el ambiente, agradando al ojo, al tacto, el olfato, y así contribuirán al contento del corazón del hombre. Sedas, linos, u otros materiales adecuados serán necesarios para adornar su per-sona, y para amueblar y embellecer sus mansiones. En suma, el hombre eterno, en po-sesión de mundos eternos, en toda su variedad y plenitud, comerá, beberá, pensará, conversará, se asociará, se reunirá, dispersará, irá, vendrá, poseerá, mejorará, amará y disfrutará. Incrementará en riqueza, co-nocimiento, poder, fortaleza, ma-jestad y dominio, en mundos sin fin. Cada especie de la creación animal organizada por siempre por la bondad creativa, o que ha experimentado el dolor de la muerte, o expresado un gemido mientras estuvo sujeta a 68

los pesares, o elevada en los gozos de la vida, y esperado por la redención de su cuerpo, tendrá parte en la resurrección, y vivirá por siempre en su propia esfera, en la posesión de paz, y en una plenitud de gozo, adaptados a sus diversas capacidades. ¡Oh hijo de la tierra, conservado en corrupción! ¡Traído en pena y dolor! Caminando en un mundo de tristeza, entre lamentos y lágrimas y esperando con tristeza tu hogar en la tumba lóbrega, como comida de gusanos. Alza tu cabeza, ve con tus propios ojos delante de ti innumerables huestes de mundos, mundos lejanos de luz y vida. Luego voltea a la Tierra. Explora el globo sólido, su riqueza mineral, sus gemas, sus piedras preciosas, el oro, sus fuentes, sus jardines, bosques, frutos y flores, sus incontables miriadas de vida, desde la mínima hasta el Hombre, a través de toda la escala de seres animados. Ahora, en lo profundo, desciende al fantasmal abismo de las almas condenadas, en oscuridad, encadenadas, donde los nombres perdurables de Misericordia y Esperanza, y del Conquistador de la muerte permanecen desconocidos, observa con cuidado todo ello, con tristeza y lágrimas, pero la esperanza, la fe, vestidas con la caridad que nunca deja de ser, iluminarán tus ojos, tu ser envuelto en luz etérea,el tiempo se marchita y se abre a la eternidad. Revisemos de nuevo la escena desplegada antes. Al principio, ¡usted parece sorprendido! ¡Confundido! ¡Sobrecogido! La muerte ha sido conquistada, no hay más corrupción. Todo es vida, y la palabra ETERNIDAD está inscrita en caracteres indelebles en cada partícula y forma de vida. Sócrates, Platón, Confucio y muchos otros filósofos y teólogos han escrito largamente sobre la inmortalidad del alma o el espíritu del hombre. Algunas de ellas sufrieron, con gozo y alegría, prisión, tortura, y aún la muerte, con solo esta su limitada visión de la existencia eterna.

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Podrían estos mártires de una porción de la verdad tan limitada, y todavía tan llena de esperanza y consuelo, haber tocado los inmortales carne y huesos en las personas tras-ladadas de Enoc o Elías el profeta, o de Jesús levantado de los muertos; Podrían haber aprendido de sus sagrados labios, y haberse dado cuenta de la suprema importancia de la gozosa declaración: “¡He aquí! Yo hago todas las cosas nuevas”, podrían haber contemplado los mundos eternos, de materia en todos sus elementos y formas de vida animal, indisolubles y sempiternos, podrían haber contemplado al hombre eterno, moviéndose con la majestad de un Dios, entre los sistemas planetarios, empuñando el conocimiento de la naturaleza universal, y con un intelecto iluminado por la experiencia y la observación a través de miles y aun millones de años; podrían haber tenido un vistazo de todo esto, y oído la promesa: “No habrá mas muerte”, declarada desde la fuente de la verdad, expresada con infinita be-nevolencia y caridad, resonando entre los rutilantes mundos, llegando a la tierra, vi-brando con un destello de gozo en todas las miríadas de la naturaleza animada, pene-trando las sombrías salas de la muerte, y las prisiones del mundo de los espíritus, con un rayo de esperanza, y causando el renuevo de la primavera, las fuentes de la vida, y gozo, y amor, aun en los solitarios casos de desesperación! Oh! Como hubieran sus pe-chos reverberado con gozo y triunfo, si hu-bieran podido ver los mundos cambiantes. Podrían los gobernantes de este mundo haber contemplado, o aun haberse formado un concepto de tales riquezas, nobleza, de tales pesos eternos de gloria, podrían por ello haber contado la riqueza, placeres, honores, títulos, dignidades, glorias, tronos, principados y coronas de este mundo como meros juguetes, las cosas comunes del día, corrientes, no dignas de afán y celo por adquirir, o de tener la molestia de mantener, excepto como un deber, o molesta responsabilidad. Con esta visión de tales cosas, que hombre tan poco sensato, tan ciego a sus pro-pios intereses, será negligente en sus deberes, negación de si mismo, sacrificios, que se necesiten a fin de asegurar una parte en la primera resurrección, y un mas aun mayor peso de gloria en esa vida que nunca tiene fin.

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Capítulo VIII Llave de Conocimiento, Poder y Gobierno Nobleza de los Cielos, a quien los mundos obedecen, vestido con la brillantez del eterno día, entronada en majestad como “Sacerdotes y Reyes”, para quien el Universo su incienso trae, ángeles sus ministros, el cielo es su trono, las abundancias de la infinidad con todas sus propiedades. 71

Habiendo dado una vista general de los poderes, operaciones y efectos de la Teología como se desarrolló entre las naciones de la antigüedad, los misterios de la Deidad, la ley de la naturaleza, y el origen y destino del Universo, el tema que sigue en orden es la llave de conocimiento, poder y gobierno como se desarrolló en los cielos y en la tierra para la organización, orden, paz, felicidad, educación, mejoramiento y exaltación de inteligencias en la imagen de Dios, sus Hijos e Hijas. La gran familia del hombre abarca los habitantes de innumerables millones de mundos en toda su variedad y grado de progreso; consiste de seis principales esferas o grados de división en la escala de existencia progresiva, que son: PRIMERO.- Los DIOSES, compuestos de espíritus incorporados o personificados que habitan tabernáculos de carne y huesos inmortales en su más refinado estado y quienes son perfectos en todos sus atributos de inteligencia y poder. SEGUNDO.- Los ÁNGELES, compuestos de espíritus y carne y huesos inmortales, más refinados y dotados de vasta inteligencia y poder, pero no una plenitud. TERCERO.- ESPÍRITUS personificados, sin un tabernáculo de carne y huesos. Estos son aquellos han pasado el velo de la muerte y están esperando una resurrección. CUARTO:- ESPÍRITUS personificados, con tabernáculos mortales, como en el presente mundo. QUINTO.- ESPÍRITUS personificados quienes aún no han descendido para ser revestidos con mortalidad, pero quienes son candidatos a esto. Hay también una sexta división, pero de esos no necesitamos hablar porque ellos no están aún incluidos en la escala de existencia progresiva, no habiendo guardado su primer estado. Los espíritus de todos los hombres en su primer estado eran inteligencias. Pero entre estas inteligencias algunas eran más nobles, es decir, más inteligentes que otras. Y Dios dijo: “A estas haré mis gobernantes en mis reinos” Sobre este principio fue manifestada la elección, antes de la fundación del mundo, de ciertos individuos o ciertos oficios, como está escrito en las sagradas escrituras. 72

En otras palabras, ciertos individuos más inteligentes que otros, fueron escogidos por la Cabeza para enseñar, instruir, edificar, mejorar, gobernar y ministrar verdad y salvación a otros; y para tomar los poderes delegados o llaves de gobierno en las variadas esferas de existencia progresiva. Estos no fueron solamente escogidos, sino apartados por una santa ordenanza en los mundos eternos como embajadores, ministros, extranjeros, sacerdotes, reyes, apóstoles, etc., para llenar las diferentes estaciones del vasto imperio del soberano de todo. Jesucristo, siendo el primer apóstol en esta forma comisionado, y el presidente de todos los poderes de esta manera delegados, es Señor de Señores y Rey de reyes en los cielos y en la tierra. De aquí que este sacerdocio se llamó el Sacerdocio según el Orden del Hijo de Dios. Posee las llaves de todos los principios verdaderos de gobierno en todos los mundos, siendo sin principio de días o fin de años. Fue poseído por Adán, Set, Enoc, Noé, Melquisedec y otros. Abraham obtuvo este sacerdocio y una elección del mismo en su simiente después de él en todas las generaciones. El decreto vino en n convenio eterno de que en Abraham y su simiente todas las naciones de la tierra serían bendecidas. De este linaje de acuerdo con la carne, fueron los profetas Juan el Bautista, Jesucristo y los Apóstoles Judíos. Desde el convenio y elección de esta manera manifestados, las llaves de revelación, gobierno y poderes milagrosos sobre la tierra han sido poseídos exclusivamente por los descendientes literales de esta noble y real casa. Los gentiles pudieron participar de una por-ción de las mismas bendi-ciones; pero esto sólo pu-do ser hecho por medio de sus ministerios y por adopción a la misma familia. Esta elección o convenio con la Casa de Israel continuará para siempre. En la gran res-tauración de todas las cosas este linaje po-seerá las llaves del sacerdocio, salvación y gobierno para todas las naciones. Como dijo el profeta Isaías: “Las naciones y reinos que no te sirvan a ti perecerán, sí, esas naciones serán completamente destruidas” Y de nuevo: “Vosotros seréis los sacerdotes del Señor, los hombres 73

os llamarán los ministros de nuestro Dios, pero extraños construirán paredes y los hijos del extranjero serán vuestros labradores y viñeros”. Este sacerdocio, que incluye el Aarónico, posee las llaves de revelación de los oráculos de Dios para el hombre en la tierra; el poder, el derecho de dar leyes y mandamientos a individuos, iglesias, gobernantes, naciones, y al mundo; para designar, ordenar y establecer constituciones y reinos; para designar presidentes, gobernadores o jueces y para ordenarlos o ungirlos a sus diferentes santos llamamientos, también para instruirlos, amonestarlos o reprobarlos por la palabra del Señor. También posee las llaves de la administración de ordenanzas para la remisión de pecados y para el don del Espíritu Santo, para sanar los enfermos, echar fuera demonios o hacer milagros en el nombre del Señor; en resúmen, para atar o desatar en la tierra y en clos cielos, para el ejercicio de cuyos poderes el estudiante de Teología encontrará precedentes en las Sagradas Escrituras. Los hombres que poseen las llaves del sacerdocio y Apostolado según el Orden del Hijo de Dios son sus representantes o embajadores a la humanidad. Recibirlos, obedecer sus instrucciones, darles de comer o vestido, o ayudarles, será tomado en cuenta en el juicio final igual que si todo hubiera sido hecho al Hijo de Dios en persona. Por otra parte, rechazar a ellos, a su testimonio o mensaje, o la palabra de Dios por conducto de ellos en cualquier materia, es tomado en cuenta lo mismo que si fuera hecho a Jesucristo en su propia persona. En verdad, estos embajadores serán los jueces finales de las personas, gobernantes, ciudades, naciones a quienes son enviados. Aunque los instrumentos escogi-dos para tener las llaves de este sacerdocio deben ser del linaje literal de Israel, sin embargo, o todos los de este linaje están en esta forma comisionados ni en verdad son ellos sacerdotes solamente o mera-mente porque son de la simiente escogida. Tal instrumento debe ser revelado, y su ordenación, cual la tenía antes del principio del mundo, debe ser renovada y confirmada sobre su tabernáculo mortal, de otra manera no puede ser un sacerdote en la tierra. Uno quien ya posee la autoridad o llaves del sacerdocio, puede revelar por la palabra del Señor y ordenar y ungir a otros llamamientos similares, y por medio de estas ordenanzas ellos recibirán el Espíritu Santo como un requisito para su santo llamamiento. Por este medio, Jesús sucedió a Moisés, Eliseo sucedió a Elías, y, por este medio el gran 74

Apóstol del Padre escogió y ordenó a los Doce A-póstoles de los judíos y dio las llaves y presidencia del reino a Pedro. Ha habido tiempos, sin embargo, cuando por un martirio o apostasía general, las llaves de este poder han sido quitadas de la tierra (ver capítulos II, III y IV). En tal caso ya no había visiones, revelaciones o dones milagrosos del Señor manifestados entre los hombres, porque el sacerdocio es el conducto y las ordenanzas son los medios por los cuales tales bendiciones son gozadas por el hombre. En la ausencia de estos oficios y poderes, oscuridad, ignorancia, superstición, superchería, tiranía, y toda clase de abusos llenaban la tierra y usurpaban el lugar del verdadero gobierno del Reino de Dios. El ejemplo de esta índole más notable y por más largo tiempo continuado que quizás haya alguna vez ocurrido en nuestro mundo, comenzó con la destrucción de los Apóstoles y santos que inmediatamente sucedieron al Señor Jesucristo y continuó hasta el presente siglo, produciendo en sus consecuencias todas las matanzas humanas, guerras, opresiones, mal gobierno, ignorancia, superstición, tiranía, superchería y miseria que ha visitado el mundo con el falso nombre de Cristianismo. En el Hemisferio Occidental el apostolado, oráculos, milagros y dones del Espíritu cesaron de entre la gente o pueblo en el cuarto siglo. El tiempo preciso de la interrupción de estos poderes en el Hemisferio Oriental, o en el mundo romano, no es conocido. El último de los Apóstoles predijo en su visión en la isla de Patmos, el reinado de un cierto poder que hacía guerras a los santos venciéndolos, se embriagaría con su sangre y gobernaría sobre todas las naciones. “Y por tus hechicerías” dice él, “fueron engañadas todas las naciones”. Si estas predicciones han tenido su cumplimiento, es entonces el colmo de la inconsistencia que alguien sostenga que Roma o cualquier nación haya perpetuado el sacerdocio, el apostolado o la Iglesia. Esto sería los mismo que decir que los santos fueron destruídos y sin embargo per-petuados, todas las naciones fueron engañadas y sin embargo tuvieron la verdad. Podría un poder universal o católico a una misma vez destruir y perpetuar a los santos. Podría el mismo poder al mismo tiempo ser el conservador y promulgador de un sistema de salvación universal y de engaño universal? Pero dejando a un lado la predicción y el razonamiento sobre este asunto, cuáles son los hechos que se presentan a nuestra inspección, claramente visibles a todos los hombres. No encontramos el mundo por muchas edades y hasta el presente destituído de esas manifestaciones, visiones, poderes y llaves de conocimiento y gobierno que iluminarían, purificarían y exaltarían la raza y establecerían permanentemente la rectitud y la 75

paz? En breve, han sido los poderes del sacerdocio eterno como se describen y ejempli-fican en las Sagradas Escrituras y en esta obra manifestados ara el gobierno del mundo católico o protestante o cualquier nación de estas desde la destrucción de los antiguos santos o Apóstoles? Si contestamos a esta pregunta negativamente, entonces verificamos la verdad de la predicción hecha por el último de los Doce. Si afirmativamente, negamos ambas, la verdad de la predicción y los hechos que claramente se presentan en la historia pasada y las actuales circunstancias del mundo llamado “cristiano”. Cuando ya no hay un sacerdocio comisionado y perpetuado en la tierra, se hace necesario, con objeto de restaurar el gobierno de Dios, que el hombre u hombres que por último haya o hayan poseido las llaves de tal poder, regresen a la tierra como ángeles ministrantes y escojan, por la palabra del Señor y ordenen a ciertos individuos del linaje real de Israel para tener las llaves de ese sacerdocio y ordenar a otros, y en esta forma restaurar y reorganizar el gobierno de Dios a su reino sobre la tierra. Después de la destrucción de los Apóstoles y santos que sucedieron a Jesucristo, no hay sino una dispensación o restauración predicha por los profetas. Esa dispensación cumpliría o realizaría los tiempos de los gentiles, completaría su plenitud, restauraría el Reino de Israel, reunirá la casa de sus doce tribus, las organizará en un gobierno teocrático, esto es, un gobierno fundado y guiado por profetas, sacerdocio, visiones y revelaciones. En efecto, no únicamente restaurará a ellos la ministración de ángeles, sino recibirá su final consumación por medio de la resurrección de los antiguos santos y su regreso a la tierra acompañados por el Hijo de Dios en su propia persona. A esta dispensación todas las naciones deben someterse. Todas las religiones meramente humanas o instituciones políticas, todas las repúblicas, estados, reinos, imperios, deben ser disueltos; la escoria de ignorancia y falsedad debe ser apartada y los áureos principios de verdad pura deben ser preservados y armonizados para siempre en un gobierno consolidado, universal, eterno de los Santos del Más Alto Dios, y todas las naciones le servirán y obedecerán a Él.

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Capítulo IX

Renacimiento o Restauración de la Ciencia de Teología en la presente edad ¡Un profeta moderno, sí, un poderoso vidente! De la línea real de Israel, debe en seguida aparecer. Revestido con el espíritu del poder de Elías, para podar la viña en la hora undécima. Para iluminar el alba de este refulgente día, cuando el Rey Jesús empuñará su cetro de dominio.

El decimonono siglo (XIX) se inició para el mundo con mucho más favorables auspicios que ninguna otra edad desde la destrucción del pueblo de los Santos y el reinado del misterio universal. Ese espíritu de libertad e independencia de pensamiento, de expresión y de acción que unos cuantos siglos antes había germinado en Europa, y el cual, después de un crecimiento impedido en medio de las espinas y cardos de la tiranía, la cizaña de la superchería y las espinas de las supersticiones en el viejo mundo, se transplantó y obtuvo un desarrollo más vigoroso en el Nuevo Mundo; había ahora crecido a un grado de madurez y consolidación, abriendo recursos para todas las naciones bajo la inestimable garantía de libertad constitucional. Hacia esta norma lo más emprendedor, inteligente y juicioso de cada nación en Europa, se había comenzado a juntar como una fluyente corriente. Ahí, alejados de la influencia, falso brillo, vano espectáculo, o con los insensatos nombres y títulos de una autodiseñada o imaginaria nobleza, sus mentes se ensancharon, sus energías tuvieron completo 77

campo de acción y sus facultades intelectuales, libres sin trabas y rodeados de almacenes inagotables de riquezas elementales no usadas, pronto hubieron y desarrollaron nuevos medios de pensamiento, acción, empresa y mejoramiento. Los resultados de lo cual han revolucionado el mundo con respecto a conocimientos geográficos, comercio, intercomunicación, transportación, viajes, transmisión de noticias y mutuo conocimiento o intercambio de pensamientos. Los triunfos del vapor sobre la tierra y el mar, la extensión de los ferrocarriles, y sobre todo, los poderes del telégrafo, están ya gradualmente pero con rapidez, desarrollando, concentrando y consolidando las energías e intereses de todas las naciones, preparándose para el desarrollo universal del conocimiento, bondad y mutua hermandad. Físicamente hablando, parece haber necesidad de la consumación de dos grandes empresas mas para completar los preparativos necesarios para el cumplimiento de Isaías y otros profetas, con respecto a la restauración de Israel a Palestina de las cuatro partes de la tierra y reunión de todas las naciones a las nuevas normas, santas capillas y templos de Sión y Jerusalén, bajo los auspicios de esa grande teocracia, permanente y universal que seguirá al largo reinado del misterio. Una de esta es el gran ferrocarril oriental de Europa a India y China, con sus ramificaciones y consiguientes redes telegráficas concentrándose en Jerusalén. La otra es el gran ferrocarril occidental con sus ramificaciones y consiguientes redes telegráficas del Atlántico al Pacífico. Políticamente hablando, algunas barreras están aun por removerse y algunas conquistas por lograrse, tales como la subyugación de Japón y el triunfo de la libertad constitucional entre ciertas naciones donde la mente y el pensamiento y la religión aún están proscritas por la ley. Una vez logradas estas cosas, aun los más incrédulos con respecto a la verdad de la profecía de la escritura se verán obligados a admitir que física y políticamente ha-blando no hay nada imposible o aun improbable en la creencia de que las doce tribus de Israel serán concentradas de todas las naciones en su propia tierra, que Jerusalén se convertirá en la capital del gobierno político , el asiento del conocimiento, y el santuario de ado-ración, para la concurrencia anual de todas las naciones y países comprendidos en el mundo conocido por los profetas de la antigüedad; mientras que el hemisferio occidental, separado como está por dos grandes océanos del viejo mundo, naturalmente formará su propia capital central, su Sión o Nueva Jerusalén, a la cual todas las tribus y naciones puedan llevar a cabo sus visitas anuales para recibir instrucciones, devoción y mutuo in-tercambio de pensamiento, cofraternidad y afecto. 78

¿Puede el estudiante de las profecías contemplar todos estos preparativos clara-mente predichos hace miles de años e interrumpiendo ahora sobre el mundo con aparente preconcebida conexión y exactitud revolucionando todas las cosas en una sola edad, y no maravillarse con la reflexión de que la mano de Dios debe estar en todo esto y que la energía y luz espiritual debe estar por venir de los cielos en la misma medida que los preparativos físicos y políticos par ala nueva era? Los mismos profetas que han contemplado y descrito el desarrollo de libertad nacional, intercambio universal, paz mutua, conocimiento, unión de adoración, reunión de tribus de Israel; que han descrito carreteras, trenes de carros volando como si fueran en una nube, transatlánticos, barcos, literas y rápidas bestias como los instrumentos de restauración, también han predicho que en conexión con todos esos preparativos una nueva dispensación sería manifestada, un nuevo convenio establecido, una norma para la nación, una insignia para el pueblo. En breve “rápidos mensajeros”, maestros, profetas, serían comisionados, revelaciones manifestadas y una organización, orden y gobierno de un mundo renovado. ¿Donde y cuando debemos buscar el grano de la semilla de mostaza, el gérmen, el núcleo de tal organización? Por supuesto, en una tierra de instituciones libres donde esa organización pudiera ser legalmente desarrollada contra las convulsiones, luchas a muerte, las contiendas, los do-lores de agonía que preceden a la disolución del largo reino de mística tiranía, y en un tiempo cuando la libertad moderna hubiera sido consolidada, nacionalizada y sus normas reconocidas entre las naciones. Tal organización también debería ser buscada en su primer desarrollo como contemporánea del amanecer o desarrollo de los medios físicos y políticos provistos para el mismo resultado. 79

El principio del presente siglo dio nacimiento a aquellos instrumentos escogidos, quienes fueron desig-nados a tener o poseer las llaves de la restauración para la renovación del mundo. Los Estados Unidos de América fue la nación favorecida, levantada con instituciones adaptadas y la protección y libre desarrollo de las ver-dades necesarias y sus resultados prácticos. Y el gran Profeta, Apóstol y Mártir, JOSÉ SMITH, fue el Elías, el Restaurador, el Mensajero Presidente, teniendo las llaves de la “Dispensación de la plenitud o el cumplimiento de todos los tiempos”. Sí, ese hombre extraordinario, cuya sangre inocente está aún goteando fresca, por así decirlo, de las manos de los asesinos y sus cómplices en los Estados Unidos, fue el vaso escogido y honrado por Dios, y ordenado por ángeles, para ordenar otros Apóstoles y Élderes, para restaurar la Iglesia y reino de Dios, los dones del Espíritu Santo, y para ser un mensajero en el Espíritu y poder de Elías, para preparar el camino del Señor, “porque he aquí súbitamente vendrá a su Templo el Señor”. Al igual que Juan, quien cumplió una misión similar preparatoria en el primer advenimiento del Hijo de Dios, él bautizó con agua para arrepentimiento, para la remisión de pecados; la igual que él, fue encarcelado y como él, su vida fue tomada de la tierra; y finalmente, como todos los otros mensajeros veraces, su mensaje está siendo demostrado por su cumplimiento progresivo, los poderes, dones, y señales siguiendo la administración de su mensaje en todo el mundo, y cada minuta particular de sus predicciones cumpliéndose en el orden de eventos, mientras las ruedas del tiempo traen su cumplimiento. Pero en un punto importante difiere su mensaje de todos los mensajeros anteriores. La ciencia de Teología revivida por él nunca declinará, ni sus llaves serán quitadas de la tierra. Estas están conferidas al hombre por la última vez. Su consumación restaurará las tribus de Israel y Judá, derrocará todas las instituciones corruptas, anunciará el reino de paz y conocimiento; en verdad, introducirá a la tierra su Rey Legal y Eterno, el crucificado Nazareno, el resucitado Mesías; desterrará la oscuridad y la muerte; el dolor, el luto y las lágrimas de la faz de nuestro globo, y coronará a nuestra raza con los laureles de la victoria y vida eterna. Aún las edades venideras se levantarán y lo llamarán bendito. Mil generaciones de incontables millones loarán su nombre y relatarán sus hazañas, mientras que innumerables naciones se regocijarán en la luz y disfrutarán los beneficios de la institución fundada por su instrumentalidad. Su casa, la nación que le dio nacimiento, y se regocijó con su muerte, si, sus mis-mos asesinos y su posteridad, vendrán inclinándose ante él, y buscarán su perdón, y los beneficios de sus labores. 80

Pero ¡Oh el dolor, la negra desesperación, los tormentos de una consciencia culpable, la negrura de la oscuridad en el infierno inferior, que los desventurados culpables experimentarán antes de ese feliz día de liberación! ¡Oh los incontables millones de prole de hombres inocentes y honorables que caminarán en la tierra, hollarán las cenizas y ararán y segarán sobre los huesos y polvos de esos miserables asesinos y sus cómplices que han consentido el derramamiento de sangre inocente!. Antes de que suene la trompeta final que llame a su polvo durmiente de sus largos sueños en la tumba y sus espíritus de la prisión de los condenados, y aun cuando este, para ellos casi interminable periodo haya pasado, y ellos se levanten de los muertos, en lugar de una bienvenida exaltación a la presencia y sociedad de los hijos de Dios, un eterno desierto los espera. Ellos no pueden venir a donde Dios y Cristo moran, sino que serán siervos en los dominios de los Santos, sus anteriores víctimas. Este personaje extraordinario nació en Sharon, condado de Windsor, Vermont, Estados Unidos, el 23 de diciembre de 1805. Se trasladó con su padre, durante su niñez, y se establecieron cerca de Palmyra, condado de Wayne, Nueva York. En medio de estos bosques silvestres fue creciendo co-mo un labrador, y habituado a todas las penalidades, afanes y privaciones de un país recién establecido. Su educación fue por lo tanto, muy limitada. Cuando tenía cerca de 17 años de edad tuvo varias claras visiones, en las cuales un santo ángel le ministró, le amonestó por sus pecados, le enseñó el arrepentimiento, y fe en el crucificado y resucitado Mesías, les abrió las Escrituras de los profetas, revelando el cumplimiento de profecías pertenecientes a la gloria de los últimos Días, y las doctrinas de Cristo y sus antiguos Apóstoles. El 23 de septiembre de 1829, el ángel le condujo a un cerro distante unas cuantas millas, llamado antiguamente Cumorah. Alre-dedor de este cerro, en el siglo V de la era cristiana, se había reunido el último re-manente de una nación una vez poderosa y de alta cultura, llamada los Nefitas. Aquí, 230,000 hombres, mujeres y ni-ños, se organizaron para una última defensa, en legiones de 10,000 cada una, bajo sus respectivos comandantes, a cuya cabeza estaba el renombrado Mormón, el general de cien batallones. Y aquí recibieron al enemigo de 81

incalculable número, y se desvanecieron ante ellos, hasta que ninguno quedaba, a excepto unos cuantos que huyeron hacia el sur, y otros que cayeron heridos y fueron dejados por el enemigo entre los muertos insepultos. Entre estos últimos estaba el general Mormón y su hijo y segundo en mando, el general Moroni. Estos fueron los últimos profetas de una nación, que ahora ya no existe. Ellos tuvieron los sagrados registros, compilados y transmitidos por sus padres, desde la mas remota antigüedad. Ellos tuvieron el Urim y Tumim, y la brújula de Lehi que había sido preparada por la Providencia, para guiar a una colonia de Jerusalén en América. En el cerro de Cumorah depositaron ellos todas estas cosas. Aquí éstas permanecieron ocultas por 1,400 años y aquí dirigió el ángel Moroni al joven José a contemplar estas cosas sagradas, en su depósito sagrado, y a recibir, de estos archivos tanto tiempo silenciosos, un re-gistro compendiado de todo, y con él, el Urim y Tumim. El registro compendiado de esta manera obtenido, fue grabado en caracteres egipcios, sobre planchas de oro, por las manos de los dos profetas y generales, Mormón y Moroni. Por las instrucciones del ángel y el uso del Urim y Tumim, el joven José, ahora un Profeta y Vidente, fue habilitado para traducir el compendio, o mas bien, la parte no sellada que fue destinada para la presente edad. Hecho esto, el ángel del Señor apareció a otras tres personas, llamadas Martín Ha-rris, Oliverio Cowdery y David Whitmer; les enseñó las planchas de oro, y los grabados sobre ellas, dio testimonio de su traducción correcta por el Profeta José, les ordenó que dieran un fiel testimonio de esto. Dos de estos eran respetables granjeros, y el otro era un maestro de escuela. A principios de 1830 esta traducción con el testimonio acompañado, fue publicada en inglés en los Estados Unidos bajo el título de “EL LIBRO DE MORMÓN”. Hasta ahora, 1853, ha sido traducido y publicado en casi todos los idiomas europeos. Este libro interesa más profundamente al mundo, y a todo ser inteligente y res-ponsable, que cualquier otro libro, salvo las Escrituras judías. Su historia penetra en el de otras maneras oscuro olvido del pasado, y por lo que respecta a América, a través de las remotas edades de la antigüedad, siguiendo las corrientes de las generaciones del hombre, hasta llegar a la gran fuente, la distribuidora de las naciones, tribus y lenguas, la Torre de Babel, cesa o se pierde, y dulcemente mezclada con ese gran río adámico no dividido, cuya fuente está en el Paraíso, la cuna del hombre, cuyos manantiales brotan de debajo del trono del Eterno, y cuyas secretas fuentes abarcan el infinito espacio e 82

ilimitado océano del intelecto, hechos, y verdad histórica, como está registrado en los archivos de la eternidad. Su visión profética manifiesta los eventos del tiempo venidero. El destino de las naciones, la restauración de Judá e Israel, la caída de iglesias e instituciones corruptas; el fin de la superstición y mal gobierno; la prevalencia universal de paz, verdad, luz y conocimiento; las terribles guerras que preceden a esos felices tiempos, la gloriosa venida de Jesucristo como Rey, la resurrección de los Santos, para reinar sobre la tierra; el gran descanso de mil años; el jubileo de naturaleza universal sobre nuestro planeta, son todos predichos en ese libro. El tiempo y medio de su cumplimiento son señalados con claridad mostrando la edad actual mas repleta de eventos que todas las edades de la raza de Adán que han pasado antes que ella. Sus doctrinas son desarrolladas con tanta sencillez y simplicidad, y con tal claridad y precisión, que ningún hombre puede equivocarlas. Ellas están allí como fluyeron de la boca del Redentor resucitado, en la líquida elocuencia de amor entremezclado con lágrimas inmortales de gozo y compasión, y fueron escritas por hombres cuyas lágrimas de inmenso afecto y gratitud bañaron Sus inmortales pies. Fue aseverado por revelación, por medio del Urim y Tumim, que el joven Profeta era de la casa de Israel, de la tribu de José. Él siguió recibiendo visiones, revelaciones, y el ministerio de ángeles, por quienes fue al fin ordenado al Apostolado o Sumo Sacerdocio según el orden de Melquisedec, para poseer las llaves del reino de Dios, la dispensación de la plenitud o cumplimiento de los tiempos. De esta manera preparado, él procedió, el 6 de abril de 1830, a organizar la Iglesia de los Santos, que entonces constaba de 6 miembros. Los dones de sanidad, de profecía, de visiones y milagros, empezaron a ser manifestados entre los creyentes, confirmando así su testimonio con señales que siguieron. En este mismo año, los principios restaurados por él fueron proclamados, y se organizaron ramas de la Iglesia en varias partes de su propio estado, en Pensylvania, Ohio, y en otras partes, y el número de sus discípulos aumentó de seis miembros a arriba de mil. Durante los tres años siguientes, centenares de ministros ordenados por él, fueron enviados en todas direcciones a través del país, y se organizaron Ramas de la Iglesia en la mayoría de los estados de la unión americana. En 1835, él ordenó por mandamiento del Señor, un Quórum de Doce Apóstoles y varios Quórumes de Setentas, como un ministerio viajante. En 1836 se terminó un templo y fue dedicado en Kirtland, Ohio, 83

en el cual dichos quórumes y sacerdocio en general fueron reunidos en una escuela de Profetas, y se les instruyó y ungió a su santo llamamiento. En este mismo año, algunos de los Apóstoles visitaron la parte alta del Canadá y esparcieron la plenitud del evangelio en Toronto y toda la región alrededor, juntando varias Ramas de la Iglesia. En 1832, se envió una misión a Inglaterra, la cual fue acompañada de los mismos poderes y alcanzó notable éxito. En 1838 el estado de Misuri emprendió la exterminación de la Iglesia de sus fronteras, asesinó muchos hombres, mujeres y niños, y finalmente tuvo éxito en la expulsión violenta de cerca de 10,000 personas, y la captura de sus tierras y propiedades. En 1840 el Quórum de los Doce Apóstoles visitó Inglaterra, reunieron grandes números en la Iglesia, y publicaron el Libro de Mormón, y varias otras obras, entre las que está un periódico llamado “La Estrella Milenaria”, que ahora, en 1853, tiene una circulación de casi 18,000 copias semanales. Entre los años 1840 y 1844 nuestro joven profeta reunió a su alrededor muchos miles de sus discípulos, erigió la gran ciudad de Nauvoo, a orillas del Mississipi, comenzó la construcción de uno de los más espléndidos templos en el mundo y organizó una legión de ciudadanos soldados para su defensa. La Legión comprendía cerca de 6,000 hombres, y estaba comandada por el joven Profeta José, quien tenía una comisión gubernamental como teniente general. De este centro de ciencia y luz celestial, emanaron rayos, con la ayuda de un ministerio exterior, penetrando a los lejos, y encendiendo el alba de ese refulgente día que está destinado a brillas sobre toda la tierra y resplandecer por siempre. Apóstoles, Sumos Sacerdotes, Élderes, Consejeros y Ministros de todos grados, se aglomeraron aquí ante nuestro joven Profeta y héroe, y fueron instruidos en esta gran escuela de Teología y filosofía espiritual, mientras que 100,000 discípulos en la nación y más allá de los mares, buscaron en este centro luz e ilustración. Tal fue el progreso de la ciencia de Teología, revivida en la presente edad, tal el resultado de catorce años de ministerio de un joven de escasa cultura, pregonando en el desierto la proclamación del arrepentimiento, bautismo para la remisión de pecados, y poseyendo las llaves de este divino, eterno poder. Su éxito sin paralelo, y su aún creciente influencia, alarmó a sus anteriores perseguidores, y despertó su celo y envidia al más alto grado de frenesí y locura. Varios con-dados de Illinois se pusieron en combinación con sus anteriores enemigos, que habían robado y destruido a los Santos en Misuri, y convocando a reuniones públicas, aprobaron resoluciones para destruir la ciudad de Nauvoo, y para forzar a los Santos, una vez mas, a abandonar sus hogares y haciendas, 84

dejándolas en poder de los piratas de la tierra. También entraron en convenio, para tomar la vida del joven José. Para hacer resistencia a esta inminente tormenta, nuestro héroe y Profeta adiestró su legión de 6,000 hombres, en su amada ciudad de Nauvoo, preparada para la mas vigorosa defensa, y esperó el ataque. El cobarde grupo enemigo pronto descubrió la im-propiedad de un ataque abierto, y se resolvió por una estratagema. Hicieron que un ma-gistrado de su propio grupo expidiera un escrito y enviaron al alguacil a traer a José en medio de aquellos que habían jurado matarle. Ceder a esta mofa será perder su vida. Hacer resistencia sería interpretado como traición y echaría sobre él a todas las fuerzas del Estado. Esta estratagema tuvo éxito –Nauvoo, su legión y su general- fueron declarados en rebelión. Su excelencia Thomas Ford, gobernador del Estado de Illinois, alistó un ejército, marchó a la escena del conflicto, se puso de parte del enemigo, y de hecho incorporó a todas las fuerzas con sus propias tropas. Con esta formidable fuerza marchó a Carthage, un pequeño pueblo situado a 16 millas de Nauvoo. Entonces envió a un capitán llamado Singleton, a tomar el mando de la legión de Nauvoo, y demandó que su teniente general se trasladara a Carthage, y se pusiera en manos de aquellos que se habían puesto en combinación públicamente para tomar su vida. Antes de haberse sometido a estos insultos y humillantes demandas, la le-gión hubiera gustosamente marchado a Carthage, y hecho pedazos a esta cobarde banda de rebeldes contra las instituciones americanas y todos los derechos del hombre. Pero los Santos estaban situados entre dos poderosos Estados, que estaban ahora en combinación contra las leyes constitucionales y libertades de su país. Destruir un ejército, o aún resistir sus más extravagantes demandas, sería acercar sobre ellos y sus familias, las dominantes fuerzas de los feroces, ignorantes y aún peores que seres salvajes, que tanto tiempo habían tenido sed de sangre y de saquearlos. El joven Profeta no tenía confianza en la promesa del gobernador de proteger su persona. Él sintió que la hora había llegado, cuando solo su propia sangre podría aplacar al enemigo, y preservar la vida de su rebaño. El contuvo el ardor de la legión, clamó a ellos, por el amor que siempre le habían tenido como un Profeta y Apóstol, y los conjuró, por el respeto y la confianza que le habían demostrado como su General, a que se sometieran a las extravagantes demandas de su Excelencia, y dejaran el evento en manos de Dios. Él entonces se despidió afectuosamente de su amada legión, que estaba desecha en lágrimas, se soltó del brazo de su anciana y viuda 85

madre, y de su afligida esposa e hijos, y se dirigió a Carthage. Fue acompañado por su hermano Hyrum, y dos de los Doce, que no estaban fuera del país en misiones extranjeras, quienes no quisieron abandonarle. En el camino se mostró animoso pero solemne. Habló poco, pero hizo esta observación a aquellos que estaban a su alrededor: “Voy como cordero al matadero, pero estoy tan calmado como una mañana de verano; tengo una consciencia limpia de ofensa a Dios y hacia los hombres, moriré inocente y aún se dirá de mi: fue asesinado a sangre fría”. Llegando a Carthage, se entregó a sus enemigos; contestó al cargo que se le hacía en el escrito original, para hacer cumplir el cual todas las fuerzas del gobernador habían sido alistadas y fue después encarcelado para responder por el cargo de traición. En su celda estuvo acompañado de los dos Apóstoles y su hermano Hyrum, que estaban dispuestos a morir con él. Aquí en los momentos en que los cuatro estaban sentados en el cuarto de arriba, cantando himnos, en la tarde del 27 de junio de 1844, la prisión fue súbitamente rodeada de demonios en la carne, armados con escopetas y bayo-netas, y sus caras tan negras como Caín -el primer asesino. Estos comenzaron a disparar a través de puertas y ventanas de la prisión, mientras que una parte asaltaba y rompía la puerta. Hyrum súbitamente cayó y murió sin un quejido, siendo alcanzado por cuatro balas. Taylor corrió, herido y sangrando a la ventana, y estaba a punto de lanzarse afuera, cuando una bala le alcanzó a la altura del corazón, pero pegó en el reloj del bolso de su chaleco, y lo tiró dentro del cuarto. El otro Apóstol, Willard Richards, se levantó y rechazó las armas con su mano, recibiendo heridas leves. En medio de toda esta escena, la presencia de ánimo del Profeta no le abandonó. Vio a su hermano Hyrum caer, agonizar y morir. Entonces exclamó, en la angustia de su alma, “¡Oh mi hermano!” y corrió hacia la ventana, en medio de las erizadas bayonetas del enemigo, y, al levantarse, fue alcanzado por una lluvia de balas y fue inmediatamente muerto sin lucha y sin exclamar un quejido. Su presencia de ánimo, y su rápida acción, al así ponerse en medio del enemigo, los alejó de la prisión a tiempo para salvar las vidas de los dos Apóstoles, que fue sin duda, el objeto de este, el último acto glorioso de su vida. 86

Así termino la carrera mortal de un joven que había revelado la historia antigua de un continente, restaurado al hombre las llaves y poderes de la divina ciencia de la Teología, organizado la Iglesia y reino de Dios, y revelado y restablecido aquellos principios, que eventualmente prevalecerán y gobernarán a los hijos de la tierra, en edades incontables por venir. “El buen Pastor” dijo Jesús, “pone su propia vida por las ovejas”. Cuando las noticias de esta horrenda tragedia se esparcieron, el temor de venganza por la legión de Nauvoo, se apoderó del Gobernador, de sus tropas, y la banda completa de piratas; todos huyeron, y aún los habitantes de los pueblos culpables en los alrededores abandonaron sus habitaciones, y huyeron con terror y miedo. Al llegar las noticias a Nauvoo, un sentimiento de horror y de angustia incontenible cayó, como electricidad, sobre cada pulso. La legión corrió a las armas, y podrían haber destruido a todos los condados rebeldes, ahora dejados sin protección, si sus juicios no se hubieran balanceado con el ardiente atributo de justicia que suavizó sus pechos. Como así sucedió, acallaron su resentimiento, y prepararon el sepelio de los ilustres fallecidos. Los cuerpos de los dos mártires fueron traídos a la ciudad, recibidos por la población entera, inclinada por la tristeza, bañada en lágrimas, y sus pechos agobiados con un sentimiento de pesar y de afrenta a la humanidad, que como tal, tal vez, toda una población a la vez nunca experimentó, desde que el hombre fue condenado a sufrir. Los Doce, que estaban ausentes, pronto regresaron, clamaron y confortaron al rebaño y los exhortaron a la unión y la perseverancia. Se prosiguió con la construcción del templo, y finalmente completado, a un costo de muchos cientos de miles de dólares. En este santo edificio, después de su dedicación al Señor, una porción de el sacerdocio recibió aquellos santos lavamientos, ungimientos, llaves, ordenanzas, oráculos e instrucciones, que eran necesarias para perfeccionarlos en la plenitud del Sacerdocio. En el verano de 1845, el enemigo de nuevo atacó, y comenzó a desolar los límites de los vecindarios de Nauvoo con el fuego y la espada. Preocupados por la larga y continua vejación y persecución, el consejo de los Apóstoles se determinó ahora a buscar paz para los Santos, en medio del oeste y los casi inexplorados desiertos y montañas del interior. En febrero de 1846, esta emigración comenzó, encabezada por los Apóstoles y sus familias. El 24 de julio de 1847, los primeros pioneros de esta vasta emigraciòn, con el Presidente de toda la Iglesia, Brigham Young al frente, entró al Valle del Gran Lago Salado. Mientras tanto, la hermosa Nauvoo, y sus granjas de los alrededores y villas cayeron en manos del enemigo, después de una vigorosa defensa. Su templo, el orgullo y gloria de América, fue dejado 87

en cenizas. Sus últimos remanentes saqueados, robados, destituidos, y al cabo desapareció del horizonte de los ilimitados llanos del oeste, y, por el momento, la cortina del olvido se cerró sobre este extraño drama, y el reino de Dios pareció perderse a la vista del mortal. De nuevo se levanta, y ¡que contemplamos!. La bandera de libertad desplegada a miles de millas de las fronteras de la bota del perseguidor, ondeando entre los picos nevados de las Montañas Rocosas, invitando a la libertad y la luz a los oprimidos de todo pueblo, y un estado libre y soberano levantarse, en majestad y esplendor, en medio de la vastedad de los collados eternos, mientras que los tesoros inagotables de las montañas de oro de California, revelados por la providencia -llaves guiadoras de la Teología moderna-- y llevados como una corriente fluyente al tesoro del Señor, para ayudar al recogimiento y subsistencia de los santos. Puede el estudiante de Teología contemplar todos estos grandes eventos y sus resultados, todos convergiendo en un foco, todos combinándose para preparar la vía para la consumación del entero volumen de profecía por cumplir, y todavía estar tan perdido como para preguntar, como uno de tiempos antiguos: “Eres tú el que habría de venir, o debemos esperan por otro?”. Si es así, solo podemos recomendar, a uno tan lento de corazón, buscar en las Escrituras, y en todos los buenos libros que traten del tema. Y, mientras escudriña, abandonar sus pecados, y vivir en novedad de vida, y rogar a Dios, el Padre de todos, en el nombre del Mesías, que su entendimiento pueda ser iluminado, y su corazón ablandado, y constreñido para rendirse a la fuerza de la Verdad.

Capítulo X Llaves de Iniciación a la Teología Práctica ¡No es posible! ¡Un hombre pecador como yo, un candidato a los misterios de los cielos! Que pueda aproximarse a la puerta y entrar, ser lavado y limpiado de todos mis anteriores pecados. Renovado en el espíritu, y participar del poder 88

de la bendita Teología en esta buena hora. El estudiante de esta profundamente interesante ciencia, que ha recorrido, junto con nosotros, los emocionantes incidentes de su historia sobre la tierra, hasta que la encuentra restaurada en toda su belleza, y sus poderes enraizando en la tierra, para dar eternos frutos, sentirá, sin duda, un deseo de ser instruido en los primeros principios. Las ordenanzas o medios por los cuales él puede personalmente participar de sus beneficios, y ejercer sus dones. Hay ciertas cualidades, o preparación personal, indispensablemente necesarias, sin las cuales ninguna persona puede ser un candidato apropiado para bendiciones tan divinas. Primero. Él debe creer en Jesucristo, y en el testimonio del Apóstol u oficial co-misionado, a quien acude para la administración de estas bendiciones. Segundo. Él debe dejar su pecaminoso curso de vida, debe negarse a si mismo de cada impura e ilegítima indulgencia, debe hacer lo correcto con sus semejantes y determinarse a guardar los mandamientos de Jesucristo. Con estas cualidades viene el Apóstol, Élder o Presbítero de la Iglesia de los Santos, quien, después de un convenio por parte del candidato de dejar sus pecados, y de guardar los mandamientos de Jesucristo, baja a las aguas con él, y lo bautiza, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, para la remisión de pecados, y luego lo levanta de su tumba de agua. Esta ordenanza es para representar la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo, y es llamada Bautismo. Habiendo pasado a través de esta ordenanza, las manos de uno o varios del Sacerdocio autorizado, se ponen sobre la cabeza del candidato, en los mismos sagrados nombres, y se le otorga el don del Espíritu Santo. Este bautismo de agua y del Espíritu es llamado un nuevo nacimiento, y es en realidad una repetición del nacimiento natural, o entrada en los elementos de una nueva existencia. Para darse cuenta de esto, el estudiante debe ser indoctrinado en la filosofía de su nacimiento na-tural, que involucra tres principios: “El espíritu, el agua y la sangre”. La formación del embrión del cuerpo humano, es comenzada y 89

sostenida por la sangre y el espíritu, en el útero, donde, hasta el tiempo de nacer, flota en el elemento agua. Al nacer, entonces, nace literalmente del agua, esto es, emerge de ese elemento en el cual ha estado tanto tiempo sumergido, en un elemento diferente, llamado atmósfera, que entonces se convierte en un elemento necesario de existencia. Nacer de nuevo, entonces, es entrar en el mismo elemento, dejar de respirar en el vientre de agua, y emerger de ese elemento en la atmósfera, y dar de nuevo el primer respiro en la nueva creación, mientras que, al mismo tiempo, la sangre de la Expiación se aplica al individuo, para la remisión de sus pecados, y es seguida por el derramamiento del Santo Espíritu de la promesa. Como está escrito: “Son tres los que dan testimonio en la tierra, el espíritu, el agua, y la sangre”. Las cosas de esta creación visible, son los modelos d cosas del mundo invisible, y están así arregladas para corresponder exactamente la una correspondiendo a la otra, como una cara con otra en un espejo. La inmersión en el agua, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, para remisión de pecados, y el bautismo del Espíritu Santo, que sigue de acuerdo a la promesa, por la imposición de manos del santo Sacerdocio, fueron instituidos desde ante de la fundación del mundo, como un modelo del nacimiento, muerte y resurrección y nueva vida del hombre. El candidato está ahora iniciado en los primeros principios de la ciencia de la Di-vina Teología. Su mente es despertada, sus facultades intelectuales son levantadas a una actividad intensa. Es, por así decirlo, iluminado. Aprende más de la verdad divina en unos pocos días, que lo que podría haber aprendido en toda una vida en las mejore instituciones del mundo. Sus afectos son también purificados, exaltados, e incrementados en proporción. Ama a su Padre Celestial y a Jesucristo, con un amor perfecto. Ama a los miembros de la Iglesia, o el cuerpo de Cristo, como se ama a sí mismo, mientras que su pecho se ablanda con los más tiernos afectos y emociones de buena voluntad y benevolencia, por todo el género humano. Él podría hacer cualquier sacrificio que pudiera ser necesario, para hacer el bien. Podría dar de su tiempo mas animosamente, sin un momento de titubeo, o excusa, si se le requiere por causa de la verdad. También siente el espíritu de la oración, de velar continuamente, y derrama su alma en la misma, y encuentra que se le contesta en todas las cosas que están disponi-bles. Está ahora en una plena capacidad de 90

ejercer alguno o más de los dones espirituales. Tal vez pueda hablar con poder, en palabra o con sabiduría, en la palabra de conocimiento, en profecía, o en otras lenguas. Puede ver una visión, soñar un sueño inspirado, o poseer el don de ser sanado, o de sanar a otros, o de imponer las manos en el nombre de Jesucristo. Impartir una porción del Espíritu Santo por el toque, o por la imposición de manos, o impartir una porción del elemento de vida, de un cuerpo animal a otro, por un agente autorizado, que actúa en el nombre de Dios, y que está lleno de el, deber ser de acuerdo con las leyes de la naturaleza, como lo es para el agua el buscar su propio nivel; el aire, su equilibrio; o el calor y la electricidad, sus propios medios de conducción. Esta ley del fluido espiritual, sus propiedades comunicativas, y el canal por el cual es impartido, de una persona a otra, tiene alguna se-mejanza, o analogía, con las leyes y operaciones de la electricidad. Como la electricidad, se conduce por el contacto de dos cuerpos, a través del canal de los nervios. Pero los dos fluidos son diferentes notablemente. El uno es una propiedad ligada cercanamente a los más groseros elementos de la materia, no datado extensivamente con los atributos de inteligencia, sabiduría, afecto o discriminación moral. Puede por lo tanto transmitirse de un cuerpo animal a otro, sin cuidado de las cualidades morales o intelectuales del sujeto o del recipiente. El otro es una substancia dotada con los atributos de inteligencia, afecto, discriminación moral, amor, caridad, y pura benevolencia, tal como las emociones suavizan el pecho, avivan los nervios, o vibran el pulso del Padre de todos. Un agente lleno con este fluido celestial no puede otorgar el mismo a otro, a menos que él esté justificado, lavado, limpio de todas sus impurezas del corazón, afectos, hábitos o prácticas, por la sangre de la Expiación, que se aplica generalmente en conexión con el bautismo para remisión. Un hombre que continúa en sus pecados, y que no tiene una fe viviente en el Hijo de Dios, no puede recibir el don del Espíritu Santo por medio de la ministración de cualquier agente, no 91

obstante lo santo que pueda el agente ser. El espíritu impuro de tal rechazará al elemento puro, por las leyes naturales de afinidad, o de atracción y repulsión. Un ser inteligente, a la imagen de Dios, posee cada órgano, atributo, sentido, simpatía, afecto, voluntad, sabiduría, amor, poder y don que son poseídos por Dios mis-mo. Pero estos son poseídos por el hombre en su estado rudimentario, en un sentido subordinado del mundo. O, en otras palabras, estos atributos están en embrión, y son gradualmente desarrollados. Se parecen a un botón – un capullo—que gradualmente florece, y luego, por el progreso, produce el fruto maduro, según su propia especie. El don del Espíritu Santo se adapta a sí mismo a todos estos órganos o atributos. Despierta todas las facultades intelectuales, incrementa, agranda, expande y purifica todas las pasiones naturales y afectos, y los adapta por el don de la sabiduría, a sus usos legítimos. Inspira, desarrolla, cultiva y madura a todas las afinidades, armonías, gozos, gustos, sentimientos de bondad y afectos de nuestra naturaleza. Inspira virtud, amabilidad, bondad, ternura, gentileza y caridad. Desarrolla belleza en la persona, en forma y aspectos. Tiende a la salud, a animar el vigor y a un sentimiento social. Desarrolla y vigoriza todas las facultades del hombre físico e intelectual. Fortalece, vigoriza, y da tono a los nervios. En suma, es, por decir, médula a los huesos, gozo al corazón, luz a los ojos, música a los oídos, y vida a todo el ser. En la presencia de tales personas, uno siente gozar la luz de sus semblantes, como los destellos reales de un rayo de sol. Su propia atmósfera difunde un sentimiento, un fulgor cálido de bondad y afinidad puras, a los corazones y nervios de otros que tienen sentimientos amables, o afinidad de espíritu. No importa que las personas sean extrañas, enteramente desconocidas una con otra en persona o carácter; no importa si nunca se han hablado, cada una será apta de comentar en su propia mente. O tal vez exclamar, cuando se refieran a la entrevista: “¡Oh, que espíritu tenía ese extraño! ¡Cómo mi corazón palpitó con sentimientos puros y santos en su presencia! ¡Qué confianza y simpatía me inspiró! Su semblante y su espíritu me dieron mas seguridad, que miles de recomendaciones escritas, o cartas de presentación”. Tal es el don del Espíritu Santo, y tales son sus operaciones, cuando se recibe a través de canales legales – el divino, eterno Sacerdocio. 92

Capítulo XI Filosofía de los Milagros Temblando con pesar y temor, la mente inquiere.... ¿Que espíritu superior, ahora al bardo inspira; y como una insolente filosofía se atreve a asignar una ley para gobernar los milagros divinos-decir como los efectos transpiran sin una causa, y como el género natural rompe las leyes del género natural? Entre los errores populares de los tiempos modernos, una opinión prevalece de que los milagros son eventos que se efectúan en forma contraria a las leyes de la natu-raleza, de que son efectos sin una causa. Si tal fuera el hecho, entonces nunca ha habido un milagro, y nunca habrá uno. Las leyes de la naturaleza son las leyes de la verdad. La verdad es inalterable, e independiente en su propia esfera. Una ley natural jamás ha sido rota. Y es un absoluta imposibilidad de que tal ley laguna vez sea quebrantada. Aquello que parece, a primera vista, como contrario a las leyes naturales conoci-das, se encontrará siempre. Mediante la investigación, estar en perfecta armonía con dichas leyes. Por ejemplo, un marinero del siglo XVIII que hubiera navegado con un viento favorable, y se encontrara a un buque de vapor navegando a una buena velocidad, directamente en oposición al viento y la 93

corriente, esto se hubiera presentado, a su entendimiento, como un milagro en el más alto sentido del término, esto es, un evento enteramente contrario a las leyes de la naturaleza, conocidas por él. O si un tren de vagones, cargado con cientos de pasajeros, o muchas toneladas de peso, hubiera sido visto pasando sobre la superficie de la tierra, a 60 millas por hora de velocidad y empujando aparentemente, por sus poderes inherentes de locomoción, nuestros antepasados lo hubieran contemplado como un milagro – un evento que hubiera aparecido a ellos, como rompiendo aquellas leyes naturales con las que estaban mas fami-liarizados. Si la pasada generación hubiera presenciado la transmisión de noticias de Londres a París, en un instante, mientras no hubieran sabido nada de la pasada invención del telégrafo eléctrico, hubieran testificado, con todo candor, y con la mayor seguridad, de que un milagro había sido realizado, en abierta violación a las bien conocidas leyes naturales, y contrario a todo el conocimiento humano de causa y efecto. Pero, una vez familiarizados con las artes de la edad actual, todos esos milagros dejarían de serlo, y las leyes naturales, y de causa y efecto, se encontrarían todavía moviéndose, sin menoscabar en todo la armonía de la existencia primigenia y su operación. Los mismos puntos de vista se aplicarán, con igual fuerza, a todos los fenómenos espirituales del universo. Los términos milagro y misterio deben ser obsoletos, y finalmente desaparecer del vocabulario de las inteligencias, mientras avanzan hacia las esferas más altas de consistencia espiritual. Aún hoy deberían ser usados en un sentido relativo o limitado, como aplicables a aquellas cosas que no están todavía al alcance de nuestros poderes, o medios de comprensión. Recordaremos aquí al estudiante de dos principios, o leyes de la existencia, desarrollados en un capítulo anterior de esta obra, que comprenderán todos los milagrosos poderes del universo—todas las obras poderosas por siempre manifestadas por Dios, o por Sus siervos. Primero – Todos los elementos del universo material son eternos. Segundo – Hay una divina substancia, fluido o esencia, llamada Espíritu, ampliamente difundida entre estos elementos eternos. Esta substancia espiritual es la más refinada, sutil y el más poderoso elemento en el universo. Está dotada con toda sabiduría, todo conocimiento, toda inteligencia y poder. En suma, es la luz, vida, poder y principio de todas las cosas, por la cual se mueven y de todas las inteligencias, por la cual ellas piensan. Este divino elemento, o Espíritu, es el agente inmediato, activo o controlador de todos los poderes milagrosos. 94

Los ángeles, y todos los hombres santos, realizan todos sus milagros simplemente, para usar un término magnético moderno, estando en “comunicación” con esta substancia divina. Dos seres, o dos millones .cualquier número así puestos en “comunicación” – todos poseen una mente. La mente de uno es la mente del otro, la voluntad de uno es la voluntad del otro, la palabra de uno es la palabra del otro. Y el fluido santo, o Espíritu, estando en comunicación con todos ellos, pasa a controlar los elementos, y a ejecutar todos sus mandatos que son legalmente emitidos, y de acuerdo con la mente y sabiduría del Gran Elohim, Dios el Padre es la Cabeza. Los mandatos de Jesucristo deben ser en el nombre del Padre. Los mandatos de ángeles, o de hombres santos, a fin de ser legales, o con la fuerza debida y poder, deben ser dados en el nombre de Jesucristo, o de los tres quienes componen el Concilio Principal, y deben ser de acuerdo con su mente y voluntad unidas. El Espíritu Santo entonces se adelanta y ejecuta sus mandatos. Esta agencia siendo invisible, y el efecto visible, el acto realizado aparece a aquellos que no están relacionados con el poder espiritual, como un milagro, o un efecto sin causa. Cuando Jesucristo fue revestido con un tabernáculo mortal, no tenía la plenitud de esta divina substancia al principio, pero creció y acrecentó la misma, hasta que siendo levantado de los muertos, recibió una plenitud y, por lo tanto, obtuvo todos los poderes,en los cielos y en la tierra. Sus Apóstoles recibieron una porción de este Espíritu, pero no una plenitud, mientras fueron mortales, por lo tanto, pudieron realizar algunas cosas, pero no todas. Los miembros de la Iglesia también participaron de este Espíritu, a través del ministerio de los Apóstoles, por el cual se les impartieron dones milagrosos, alguno a unos, alguno a otros, uno para hablar en lenguas, otro para interpretar o traducir de una lengua a otra, alguno para profetizar, ver visiones, o conversar con ángeles, y otro para controlar, o echar fuera demonios, o para sanar al enfermo, y otros, también, para enseñar y edificar la Iglesia, o el mundo, por la palabra de sabiduría, o por la palabra de conocimiento. Todos estos dones y milagros fueron las obras de aquel, el mismo Espíritu dado a los miembros de la Iglesia de los Santos, mientras que el mundo no participó de la medida suficiente del Espíritu para poseer 95

estos dones. La razón de esto es, de que no se arrepintieron, ni creyeron en Jesucristo; no fueron bautizados en su nombre, ni recibieron el don del Espíritu Santo, por la imposición de manos del Sacerdocio; estos deberes y ordenanzas, siendo el canal legal o escogido por el cual el don del Espíritu Santo fue impartido. La razón por la que estos dones del Espíritu no han sido gozados en todas las edades de la así llamada “Iglesia Cristiana” es debido a que no es la verdadera iglesia, ni es el verdadero ministerio o Apostolado entre la Iglesia, o iglesia donde estos dones son negados. Cada ministro y miembro de tales instituciones tiene la necesidad de arrepentirse, ser bautizado, en el nombre de Jesucristo para la remisión de pecados, y de recibir el don del Espíritu Santo, por la imposición de manos de aquellos que tienen autoridad, a fin de entrar al reino de Dios. Estas ordenanzas, administradas por un Sacerdocio legal, siendo divinamente comi-sionado, son los únicos medios legítimos por los cuales el hombre puede recibir y ejercer estos poderes divinos, o, en otras palabras, son los me-dios ordenados por Dios, por los cuales un ser puede comunicar o impartir una porción de esta substancia divina a otro, a fin de ponerlo en comunicación con el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, y con los ángeles, y los espíritus de hom-bres justos en el mundo de los espíritus, y con los miembros de la Iglesia verdadera sobre la tierra. Sanar a una persona con el toque, o por la imposición de manos en el nombre de Jesucristo, u otorgar el Espíritu Santo por la imposición de manos, está con mucho de acuerdo con las leyes naturales, como el agua de buscar su nivel, o el caer una manzana al suelo cuando maduró del árbol donde creció, la plata atraer sus propias afinidades, o el magneto obedecer sus propias leyes. Como el fluido eléctrico obedece sus propias leyes sobre la conducción, así tam-bién, el fluido santo o espiritual se conduce, a través de ciertos canales, de un cuerpo a otro, de acuerdo a ciertas leyes legítimas. El canal usual para todos los fluidos espirituales, tanto santos como impuros, en sus operaciones sobre el sistema humano, o en su paso de un cuerpo animal a otro, son los nervios. Una persona comisionada por Jesucristo, y llena con esta substancia espiritual, puede impartir de la misma a otra, donde exista una preparación de corazón, y fe de parte del recipiente. O si, como en 96

casos de sanidades, echar fuera demonios, etc., sucede que el receptor no tiene dominio sobre su propia mente –como en casos de niños pequeños, personas heridas, desmayadas, trastornadas, o muertas-entonces la fe del administrador sola, o en conexión con otros amigos o agentes en su ayuda, es suficiente, en muchos casos, para realizar la obra. Sin embargo, el toque, o imposición de manos, no son los únicos medios de comunicar el don de sanidad. Una palabra hablada, un mandato emitido, un pañuelo, un delantal, u otra prenda, usado o tocado por una persona llena de este Espíritu, y enviada a otra, ha probado ser suficiente, de acuerdo a la historia sagrada, y también la experiencia de la época actual, para comunicar el fluido espiritual, entre entes de fe mutua y fuerte. Tan bien estaba relacionado el profeta Eliseo con este principio, que él envió a su siervo colocar su báculo sobre un niño muerto, a fin de levantarle de los muertos, pero, en esta ocasión, la tarea falló. El profeta pudo solo resucitar al niño poniendo su cara con la cara de él, ojo con ojo, boca a boca, mano a mano, etc. , como para dar el más grande efecto posible a la impartición del espíritu de vida. Para el fluido santo y divino, o elemento espiritual, controlar todos los otros elementos, de acuerdo a su propia voluntad, y la voluntad de otros, que están en comunicación i en perfecto unísono con el mismo, es tan natural como para el más grande controlar al menor, o el fuerte al débil. Es sobre este mismo principio que la más alta inte-ligencia es capaz de comprender, cir-cunscribir, e instruir a aquella que es menor. Por lo tanto, cuando los mundos fueron organizados, Dios habló, y este fluido divino fue y ejecutó el mandato, controlando los elementos, de acuerdo con la voluntad, norma, o diseño formado en la mente del que habló, y aquello fue ejecutado. La sabiduría ponderó el diseño de todas las cosas vivientes, sopesó sus propiedades, atributos, y usos en la balanza del intelecto maduro. Cada pequeña porción y miembro de los diversos departamentos de la vida y el ser, cada adaptación a su uso natural, fue claramente concebido, formado en la mente, y madurado, y el mandato fue emitido. Y el todo fue ejecutado de acuerdo exactamente con el diseño madurado de la Mente Divina. Por este divino Espíritu todas las cosas fueron diseñadas y 97

formadas, Por esta divina Substancia todas las cosas viven, se mueven, y tienen el ser. Por esta agencia Moisés controló el mar; Josué, los movimientos de la tierra; Daniel, la boca de los leones, y sus hermanos, las llamas. Por esta, los cielos fueron abiertos, y fueron cerrados; la lluvia o la sequía prevalecieron, los ejércitos fueron sometidos, los enfermos sanados, o los muertos levantados, y todo de acuerdo con las leyes naturales, siendo perfectamente natural para los elementos subordinados obedecer al supremo controlador y penetrante elemento, que contiene en si mismo el innato e inalterable poder controlador. El mundo moderno, llamado “cristiano” clama haber perpetuado el sistema lla-mado “cristianismo”, mientras que al mismo tiempo, declara que los dones milagrosos del Espíritu han cesado. Con mucha propiedad pudiera argüirse que el magneto ha sido perpetuado, pero que ha perdido sus propiedades magnéticas; que el agua ha sido per-petuada con todas sus virtudes, pero que ha perdido su poder de apagar la sed o buscar su nivel; que el fuego es todavía fuego, pero que ha perdido su calor. ¿Cómo, preguntamos, puede el Cristianismo haber sido perpetuado, si sus virtu-des, sus poderes legítimos, sus aspectos distinguidos, su propia vida y esencia han cesado de estar entre los hombres? O, ¿de que uso posible es, si no existe? ¿Es una brújula útil cuando la aguja ha perdido su atracción magnética? ¿Es útil el agua cuando no puede ser conducida o mitigar la sed? ¿Es el fuego útil cuando pierde su calor? ¿Es un reloj útil sin manecillas? O, ¿son las meras formas y ceremonias de cualquier sistema de utilidad, cuando los poderes divinos, o legítimos, por los cuales tales formas fueron instituidas, son quitados? ¡Oh hombre! No seas mas engañado por ridiculeces solemnes de entre los hom-bres, o por grandes y sagrados nombres, aplicados a sistemas corruptos y degenerados. Cuando los milagros y dones del Espíritu divino cesaron de entre los hombres, el cristianismo cesó, el ministerio cristiano dejó de ser, la Iglesia de Cristo cesó. Ese ministerio que deja afuera a la inspiración actual, la revelación, profecía, ángeles, visiones, sanidades, etc., no es ordenada por Dios, sino que es anti-cristiana en espíritu. En suma, es ese espíritu de superchería sacerdotal, por el cual el mundo, por mu-chas edades, ha sido regido como con una vara de hierro. Mientras mas pronto la presente generación pierda toda reverencia y respeto por el moderno “cristianismo” con todas sus formas vacías y solemnes imitaciones, mas pronto estará preparada para recibir al reino de Dios. Mientras más pronto los tesoros de las naciones, y las riquezas 98

de los individuos, dejen de sostener a la superchería sacerdotal y las supersticiones, mas´pronto serán capaces y deseosas de dedicar sus medios e influencia para imprimir y publicar las alegres nuevas de la plenitud del Evangelio restaurado en esta época, para ayudar en el recogimiento de la casa de Israel, y la construcción de las ciudades y templos de Sión y Jerusalén.

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Capítulo XII Ángeles y Espíritus No te jactes de tus máquinas para dar las noticias, tales medios lentos los Santos jamás escogerían; muy lento tu fluido, y muy cortas tus baterías, para la divina conversación, tal como el amor inspira. Si el hombre pudiera comulgar con los mundos, los ángeles transportan las nuevas en alas de amor; ¿no son todos ángeles ministrantes, enviados para ministrar a aquellos que serán herederos de salvación? Los ángeles son de la misma raza que los hombres. Ellos son, de hecho, hombres que has pasado de su estado rudimentario a las más altas esferas de progreso. Ellos han muerto y levantados de nuevo a la vida, y en consecuencia poseen un cuerpo humano, divino, de carne y huesos, inmortal y eterno. Comen, beben, cantan y conversan como cualquier otro hombre. Algunos de ellos poseen las llaves del Apostolado y del Sacerdo-cio, por medio del cual enseñan, instruyen, bendicen, y realizan milagros y muchas obras poderosas. Hombres trasladados, como Enoc, Elías, Juan el Apóstol, y tres de los Apóstoles del Hemisferio Occidental, son también como los ángeles. Los ángeles son ministros, tanto a hombres sobe la tierra, y para el mundo de los espíritus. Pasan de un mundo a otro con más facilidad, y en menos tiempo del que nosotros pasamos de una ciudad a otra. Ellos no tienen un solo atributo que el hombre no tiene. Pero sus atributos están mas madurados, o mas desarrollados, que los atributos de los hombres en esta esfera actual de existencia. Doquiera donde son gozadas por el hombre sobre la tierra, las llaves del Sacerdocio, o, en otras palabras, las llaves de la ciencia de Teología, las personas así privilegiadas, están relacionadas con el ministerio de ángeles, cuyos asuntos con los hombres en la tierra, son restaurar las llaves del 100

Apostolado, cuando se ha perdido, ordenar a hombres al mismo, cuando no ha habido, para revelar las llaves de una nueva dispensación; para revelar los misterios de la historia; los hechos del presente o de tiempos pasados, y para mostrar los eventos del tiempo futuro. Son algunas veces, comisionados también para ejecutar juicios sobre individuos, ciudades o naciones. Pueden presentarse en su gloria o, pueden venir en la forma y apariencia de otro hombre. Pueden también estar presentes sin ser visibles a los mortales. Cuando vienen a otro hombre, ellos tal vez comerán o beberán, y lavarán sus pies y se alojarán con sus amigos. De ahí que está escrito: “No seais negligentes en hospedar a extraños. Porque muchos han hospedado ángeles sin saberlo”. Su ministerio es, también, confortar e instruir a los miembros individuales de la Iglesia de los Santos, sanarlos por la imposición de manos en el nombre de Jesucristo, o para decirles que medios usar a fin de librarse; de enseñarles buenas cosas, de cantarles una buena canción, de prevenirles de un peligro inminente o de librarlos de la prisión, o de la muerte. Estas bendiciones siempre han sido gozadas por las personas, Iglesia de los Santos, siempre que tal iglesia ha existido en nuestro planeta. No son mas peculiares de una dispensación a otra. Estuvieron ocupados en las dispensaciones Patriarcales, en la mosaica, y en las dispensaciones de los Evangelios. Libraron a Lot y destruyeron a Sodoma. Estuvieron ocupados con Moisés y los Profetas. Predijeron a Zacarías el nacimiento de Juan. Predijeron a María su concepción y el nacimiento de Jesucristo. Informaron a José, su esposo, de su situación. Anunciaron el nacimiento de Jesús a los pastores de Judea, y cantaron un himno de paz en la tierra y buena voluntad par a los hombres, para alabar su bienvenida. Estuvieron pendientes de sus pasos, en todas sus jornadas sobre la tierra. De hecho, un ángel fue el instrumento para abrir la prisión sombría del sepulcro, y para llamar afuera al durmiente cuerpo del Mesías, el primero en exclamar. “No está aquí, pues ha resucitado”. Dos ángeles con vestiduras blancas, fueron los primeros en anunciar su segunda venida, mientras él ascendía en presencia de sus discípulos. Así, seres enviados de la presencia personal de su Maestro sobre la tierra, volvieron su atención hacia los Apóstoles, abrieron 101

la vía para su ministerio entre los Judíos y Gentiles, librándolos de la prisión y de peligros, y revelándoles los misterios de Dios, a fin de que los conocieran los Santos de aquel tiempo. Y cuando todos los otros Apóstoles habían muerto, y el Apóstol Juan había sido desterrado, para morar en las minas de carbón de la solitaria isla de Patmos, ellos aún fueron fieles a su encargo. Lo siguieron ahí, y desplegaron ante él los eventos de todas las edades y generaciones. La oscuridad de la edad media, las corrupciones del Anti-Cristo, bajo el nombre de cristiandad; los ríos de sangre, y los océanos de lágrimas, que fluirían durante dieciocho siglos de error; el poderoso ángel que proclamaría el Evangelio a la tierra, a cada nación, tribu, lengua y pueblo; los juicios de Dios, en la caída del error y el misterio; la restitución o restauración de la Iglesia de los Santos; su triunfo final y dominio sobre la tierra. La venida de Jesucristo a reinar sobre todos los reinos; la resurrección de los Santos, y su reinado sobre la tierra, el fin de la muerte, y la tristeza, lágrimas y duelo, fueron todos predichos por un ángel al último de los Apóstoles. De nuevo, en la presente época, ángeles han restaurado el Evangelio. De nuevo han conferido las llaves del Apostolado. De nuevo han abierto algunos de los eventos del pasado, el presente y el futuro. De nuevo han cuidado los pasos de los Apóstoles, Profetas, y santos mártires, desde el nacimiento a la tumba. De nuevo han ayudado en el ministerio, y para librar de prisión, y de persecuciones y muerte, a los Santos del Más Alto. Y de nuevo están por ejecutar venganza sobre grandes y notables ciudades y naciones de la tierra. ¡Oh que inenarrable bendición es el ministerio de ángeles al hombre mortal! Que pensamiento tan placentero, el que muchos que nos ministran, y que nos observan, son nuestros queridos familiares, nuestros antepasados que jan muerto y se levantaron de nuevo en épocas pasadas, y que observan a sus descendientes con todo el cuidado paternal y solicitud que caracteriza a los padres y madres amorosos sobre la tierra. Felices son ellos que han reclamado legalmente su custodia, y cuya conducta no los ofende, ni los constriñe a se-pararse de su amada descendencia. ESPÍRITUS son aquellos que han partido de esta vida, y no se han levantado todavía de la muerte. Hay de dos cla-ses: buenos y malos. Estas dos clases también incluyen mu-chos grados de bondad y maldad. 102

Los espíritus buenos, en el sentido superlativo de la palabra, son aquellos que en esta vida, participaron del Santo Sacerdocio y de la plenitud del Evangelio. Esta clase de espíritus ministran a los herederos de salvación, tanto en es-te mundo como en el mundo de los espíritus. Pueden aparecer a los hombres, cuando se les permite, pero por no tener un ta-bernáculo carnal, no pueden esconder su gloria. Por lo tanto, un espíritu desincorporado, si es un personaje santo, estará rodeado de un halo de gloria resplandeciente, o fulgor, más brillante que el sol. Por ello, espíritus que no son dignos de ser glorificados aparecerán sin este brillante halo, y aunque algunas veces intentan pasar como ángeles de luz, hay mas o menos una oscuridad alrededor de ellos. Muchos espíritus que han partido, quienes son infelices, atados en desdichada soledad cerca de la tierra, y en el aire, y especialmente cerca de sus antiguas moradas, y los lugares añorados por ellos por la memoria de escenas anteriores. Los mas impuros de estos son de la clase a que se refieren las Escrituras como “--espíritus impíos”. “Espíritus impuros”, espíritus que afligen a las personas en la carne, y engendran varios males en el sistema humano. Algunas veces entrarán en cuerpos humanos, y los dominarán, para tirarlos al agua, al fuego, etc. Los molestarán con sueños, pesadillas, histeria, fiebre, etc. También pueden deformarlos en su cuerpo y su aspecto, mediante convulsiones, gritos, contorsiones, etc., y les harán algunas veces decir blasfemias, maldiciones terribles, y aun palabras de otras lenguas. Si se les permite, les causarán en ocasiones la muerte. Algunos de estos espíritus son adúlteros, y sugieren a la mente toda clase de lascivias, toda clase de pensamientos inicuos y tentaciones. Una persona, observando a otra en su ojo, que esté poseída por un espíritu malo, sentirá un shock -un sentimiento nervioso- que hará, por así decirlo, que su pelo se erice; en suma, un shock parecido al que produce en el sistema nervioso la vista de una serpiente. Algunos de estos espíritus viles, cuando poseen a una persona, causarán un olor desagradable alrededor de la persona así poseída, que será claramente manifiesto a los sentidos de aquellos cercanos a ella, aun cuando la persona asi afligida fuera bañada y cambiada de sus ropas cada pocos minutos. Hay, de hecho, muchos casos horrendos de espíritus de lujuria, y de peores y mas abominables palabras y acciones, inspiradas y dadas por personas poseídas de tales espíritus, aunque las personas eran virtuosas y modestas por el tiempo que poseyeron su propio libre albedrío. Algunos de estos espíritus causan sordera, otros mudez, etc. No podemos sugerir algún remedio para estos espíritus múltiples, a los cuales la pobre naturaleza humana está sujeta, excepto unan vida de bien, mientras estemos en posesión de nuestras facultades, oraciones y ayunos de hombres santos y buenos, y el ministerio de 103

aquellos que tienen poder dado a ellos para reprender a los espíritus malos, y echar fuera demonios, en el nombre de Jesucristo. Entre los diversos espíritus que moran aquí en el mundo hay muchos espíritus religiosos, que no son de Dios, pero que engañan a muchos que no tienen las llaves del Apostolado y el Sacerdocio, o en otras palabras, las llaves de la ciencia de la Teología para guiarlos. Algunos de estos espíritus son manifestados en las reuniones de ciertas sectas, y en casi todas las confusas y animadas reuniones falsamente llamadas “avivamientos”. Todos los extraños éxtasis, desvanecimientos, gritos, alaridos, bailes, saltos, y miles de otras ridículas y mal vistas manifestaciones, que no edifican ni instruyen, son los frutos de estos espíritus de engaño. Debemos, sin embargo, sentir lástima mas que ridiculizar o despreciar a las personas que están sujetas a estos engaños. Muchos de ellos son honestos, pero no tienen Apóstoles, ni otros oficiales, ni dones para detectar el mal, o para guardarlos de ser guiados por cada espíritu engañoso. Visiones reales, o inspiraciones que podrían edificar e instruir, son tenidas entre ellas como engaños. Si Pedro o Pablo, o un ángel de los cielos, viniera entre ellos, lo de-nunciarían como un impostor, con la presunción de que esos Apóstoles y ángeles no eran ya mas necesarios. Hay todavía otra clase de espíritus impuros en obra en el mundo -espíritus diferentes de todos los demás, muchos más inteligentes, y si es posible, mucho más peligrosos. Estos son los espíritus de adivinación, visión, predicción, espíritus familiares, “magnetismo animal”, “mesmerismo”, etc. que revelan muchas y grandes verdades mezcladas con los más grandes errores, y también muestran mucha inteligencia, pero no tiene las llaves de la ciencia de la Teología, el Santo Sacerdocio. Esos espíritus, generalmente, niegan la divinidad de Cristo, y las grandes verdades de la Expiación, y de la resurrección del cuerpo. De estos son los tembladores de los Estados Unidos, y sus revelaciones. Ellos niegan la resurrección del cuerpo. De esta fuente son las revelaciones de Emmanuel Swedenborg, que también niegan la resurrección. De esta fuente, también, son las revelaciones de Andrew Jackson Davis, de Poughkeepsie, Nueva York, que niegan la resurrección y la expiación. De esta fuente son todas las revelaciones que niegan las ordenanzas del Evangelio, y las llaves y dones del Santo Apostolado. Los últimos de todos, estos son los que entran por alguna otra vía, al lado de la puerta, dentro del rebaño; y quienes profetizan y amonestan en su propio nombre, y no en el nombre de Jesucristo. Ningún hombre puede hacer un milagro en el nombre y por la autoridad de Jesucristo, excepto el que es un hombre bueno, y autorizado por Él. 104

Capítulo XIII Sueños “¡Misterioso poder, donde brota la esperanza etérea, dulce muestra celestial de cosas eternas! Inspirando pensamientos divinos de cosas divinas: el pasado, el presente y el futuro. Tus recuerdos transportan al alma, a la memoria del Paraíso – su meta futura, pues Dios habló una vez, si, dos veces, y aún el hombre no lo percibió. En un sueño, en una visión de noche, cuando el sueño profundo cayó sobre los hombres, la cama entonces abrió los oídos de los hombres, y selló su instrucción” Job 33:14-16 En todas las épocas y dispensaciones Dios ha revelado muchas importantes ins-trucciones y amonestaciones a los hombres por medio de sueños.

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Cuando los órganos exteriores del pensamiento y percepción son relevados de su actividad, los nervios reposan, y todo en la humanidad mortal yace sosegada en sueños quietos, a fin de renovar sus fuerzas y vigor, es cuando los órganos espirituales están en libertad, en un cierto grado, para asumir sus funciones acostumbradas, para dibujar al-gunas líneas, algunas confusas y medio definidas memorias, de ese mundo celestial, y aquellas dulces escenas de su primer estado, del cual han descendido a fin de obtener y madurar un tabernáculo de carne. Sus espíritus familiares, sus ángeles guardianes entonces los rodean con el más profundo afecto, la más ansiosa solicitud. Los espíritus se comunican con espíritus; el pensamiento encuentra al pensamiento, y el alma se une a otra alma, en todos los éxtasis de mutuo, puro, y eterno amor. En esta situación, los órganos espirituales son susceptibles de conversar con la Deidad, o de comulgar con ángeles, y los espíritus de hombres justos hechos perfectos. En esta situación, frecuentemente tenemos comunicaciones con el padre, madre. Hermano, hermana, hijo o hija que ya han partido, o con la esposa o esposo de nuestro amor, cuyo afecto por nosotros, siendo plantado en los elementos eternos, o brotando de debajo del santuario de la fuente de Amor eterno, nunca puede ser disminuido o destruido por la muerte, distancia del espacio, o duración de años. Podemos, tal vez, haber tenido un amigo del otro sexo, cuyo pulso haya latido al unísono con el nuestro, y que cada pensamiento haya tenido las aspiraciones, las espe-ranzas de un futuro brillante en unión con el nuestro; cuya felicidad en tiempo o en e-ternidad, nunca podrían ser completamente consumadas sin esa unión. Ellos, partidos de la vida mortal en la flor de la juventud, viven en la otra esfera, con la misma brillante esperanza, observando nuestros pasos, en nuestro caminar por el escabroso sendero de la vida, con deseos fervientes por nuestra felicidad eterna, y ansiosos por nuestra llegada segura a la misma esfera. ¡Con que sentimiento de amor, con que solicitud de afecto observarán sobre nuestros sueños, tenidos sobre nuestra almohada, y buscarán, por medio del fluido espiritual, comunicarse con nuestros espíritus, para prevenirnos de peligros o tentación, para confortar o aliviar nuestra pena, o para apartar los males que pudieran hacernos caer, o acaso para darnos algún sino de remembranza o de amor imperecedero! 106

Son los puros de corazón, los amantes de la verdad y virtud, que apreciarán estos comentarios, porque ellos saben, por lo menos en un pequeño grado de experiencia, que estas cosas son verdaderas. Aquellos que habitualmente son dados al vicio, la inmoralidad y abominaciones; aquellos que caminan en la indulgencia diaria de codicia desmedida, aquellos que ni creen en Jesucristo, ni buscan orar en su nombre y guardar sus mandamientos; aquellos que no cultivan las joyas puras, refinadas y santas del afecto inocente y celestial, pero que sacrifican cada sentimiento fino en el santuario del placer deshonesto y de los deseos groseros, aquellas personas no comprenderán y apreciarán estas verdades, porque sus buenos ángeles, sus espíritus familiares los han dejado hace mucho, y dejado de atenderles, al ser agraviados y disgustados con su conducta. El Espíritu del Señor también ha sido agraviado, y los ha dejado a si mismos, para luchar solos en medio de los peligros y pesares de la vida, o para ser los asociados de demonios y espíritus impuros. Tales personas sueñas de adulterios, glotonería, y crímenes de toda clase. Tales personas tienen las premoniciones de una muerte dolorosa, y de oscuridad, y susurros de espíritus maliciosos y diabólicos. Pero, benditos son los que no pierden sus derechos al cuidado vigilante y protector, y a la comunión con los poderes celestiales, y los espíritus amorosos y puros. Podemos solamente aconsejar alas otras clases de la humanidad, y suplicarles, por los gozos del amor, por todos los deseos de la vida, por todo el tenor a la muerte, oscuridad, y un sombrío más allá, si, por la sangre de Aquel que murió, por su victoria al levantarse de la tumba, por su amor por aquellos espíritus familiares, que gustosamente los amarían en mundos sin fin, para regresar de su curso de vida pecaminoso, para obedecer las ordenanzas y mandamientos de Jesucristo; para que el Espíritu de Dios pueda regresar a ellos, y sus buenos ángeles y espíritus de nuevo vuelvan a su sagrado encargo. ¡Oh que reconfortante es, en este mundo sombrío, ser amado y cuidado por ami-gos todo poderosos, afectuosos y amorosos.

¡Un Sueño! ¿Porqué no tener sueños que se cumplan? Sueños y sus interpretaciones 107

llevaron al amado hijo de Jacob del calabozo, a hacerlo primer ministro de Egipto, y el salvador de una nación, y de la casa de su padre. Sueños, y la interpretación de sueños, elevaron a Daniel de la esclavitud o degradante cautividad en Babilonia, a portar la cadena real de oro, y a enseñar a la nobleza como gobernar, y a presidir él mismo sobre los gobernadores y presidente de mas de un ciento de provincias. Los sueños e interpretación de sueños, han abierto el futuro, señalando el curso de imperios a través de los turbulentos tiempos de las edades sucesivas, hasta que los Sanos solos reinen, y la inmortalidad sola perdure. ¡En qué situación lastimosa fue colocado Saúl el rey de Israel, cuando el ejército de los filisteos se puso en batalla en contra de él, y el Señor no le respondía, ni por sueños, ni Profeta, ni por visiones, o por Urim y Tumim! Él buscó el don ilegítimo de espíritus familiares, o “Adivinación”. Ahí supo de su destino, y se apresuró a ir a la batalla con desesperación y desánimo. Él mismo, sus hijos, y las huestes de Israel, cayeron en la batalla en ese día funesto, mientras que David, a quien estos dones habían sido transferidos por la ordenación y santo ungimiento de Samuel, se levantó por su uso al trono de Israel. Un sueño anunció a José que su esposa vírgen daría a luz un hijo. Un sueño le indicó a huir a Egipto con el pequeño y su madre. Un sueño le anunció en Egipto la muerte de Herodes, y le previno de regresar a su tierra nativa. Un sueño advirtió a los hombres sabios del Oriente para volver a casa por otro camino, y no regresar a Herodes para traicionar al pequeño niño. Los sueños y visiones previnieron a Pablo, y a los Apóstoles, y a los Santos de su día, de varios peligros, desgracias, persecuciones y muerte, y les dieron las vías de escape. Los sueños y visiones les asistieron y guiaron, más o menos, en todo su ministerio y labor sobre la tierra.

Capítulo XIV 108

El Mundo de los Espíritus Mundos de luz y vida, más allá de nuestra esfera; ¡misteriosa tierra! Deja tu luz aparecer. Vosotros ángeles, levantad el velo, desplegad la verdad, y dad a nuestros Videntes una visión de ese mundo brillante. Decid donde vivís, y en que trabajáis, sus bendiciones presentes y su gozo futuro. Decid, ¿habéis aprendido el nombre, y entonado la lira, y cantado la canción de él -el gran Mesías? ¿Tienen las emociones del amor cabida en vuestro pecho, y la esperanza celeste tomado el descanso prometido? ¿O esperáis todavía el día de resurrección, ésa promesa mayor de predominio milenario? Cuando los Santos y los ángeles vengan a la tierra de nuevo. Y en la carne reinen con el Rey Mesías. Los espíritus respondieron mientras clamaban-“Somos felices ahora, pero esperamos un día más grande, cuando el pecado y la muerte, y el infierno, serán conquistados, y la tierra, con los cielos, gozarán de victoria”. El espíritu del hombre consiste de una organización o incorporación de elementos de material espiritual, en la semejanza y según el modelo del tabernáculo mortal. Posee, de hecho, todos los órganos y partes correspondiendo exactamente al tabernáculo exterior. La entrada de este espíritu dentro de su tabernáculo de carne en embrión, se llama dar vida. La evidencia infalible de su presencia es el movimiento voluntario, el cual implica un grado de independencia, o voluntad inherente, que identidad individual sola posee. Cuando este espíritu parte, se dice que el tabernáculo exterior está muerto, esto es, el individuo que dio vida e impartió movimiento voluntario a dicho tabernáculo no está más ahí. Es-te individuo, al partir de su hogar terrenal, atraviesa el oscuro valle del olvido, y despierta en el mundo de los espí-ritus. El mundo espiritual no es el cielo donde 109

Jesucristo, su Padre, y otros seres moran, los que, por resurrección o traslación, han ascendido a mansiones eternas, y han sido coronados y sentados en tronos de poder, sino que es un estado intermedio, de probación, un lugar de preparación, desarrollo, instrucción, o educación, donde los espíritus son limpiados y mejorados, y donde, si se encuentran dignos, pueden enseñar un conocimiento del Evangelio. En suma, es un lugar donde se predica el Evangelio. Y donde la fe, arrepentimiento, esperanza y caridad pueden ser ejercitados, un lugar de espera para la resurrección o redención del cuerpo; Mientras que, para aquellos que lo merecen, es un lugar de castigo, un purgatorio o infierno, donde los espíritus son abofeteados hasta el día de redención. En cuanto a su localización, está aquí en este mismo planeta donde nacimos; o, en otras palabras, la tierra y otros planetas de la misma esfera, tienen sus esferas interiores o espirituales, así como su esfera exterior, o temporal. Esta está poblada por tabernáculos temporales, y la otra por espíritus. Un velo está colocado entre una esfera y otra, d donde todos los objetos en la esfera espiritual son completamente invisibles a aquellos en la temporal. Para discernir seres o cosas en el mundo espiritual, una persona en la carne deber ser avivada por el elemento espiritual, el velo debe descorrerse, o los órganos de la vista, o del oído, deben ser transformados, a fin de estar adaptado a la esfera espiritual. Este estado es llamado visión, trance, segunda vista, clarividencia, etc. Los elementos y seres en el mundo de los espíritus son tan reales y tangibles a los órganos espirituales, como las cosas y seres el mundo temporal son a los seres de un estado temporal. En este mundo de los espíritus existen todos los grados y variedades del ser intelectual, como existe en el mundo actual. Por ejemplo, Jesucristo y el ladrón en la cruz, ambos fueron al mismo lugar, y se encontraron a si mismos asociados en el mundo de los espíritus. Pero uno estaba ahí con toda la inteligencia, felicidad, benevolencia, y caridad que caracteriza a un maestro, un mensajero, ungido para predicar buenas nuevas a los humildes, para aliviar el corazón desfallecido, para confortar a aquellos que lloran, para predicar liberación a los cautivos, y abrir la prisión a aquellos que estaban cautivos, o, en otras palabras, para predicar el Evangelio a los espíritus en prisión, para que pudieran ser 110

juzgados de acuerdo a los hombres en la carne; Mientras que el otro estaba ahí como un ladrón, quien había expiado en la cruz su crimen, y quien era culpable, ignorante, incultivado, e impreparado para la resurrección, teniendo necesidad de la remisión de pecados, y de ser instruido en la ciencia de la salvación. El primero dejó al mundo de los espíritus al tercer día, y volvió a su tabernáculo de carne, en el cual Él ascendió a tronos, principados, y poderes, mientras que el último, está, sin duda, mejorando en el mundo espiritual y esperando, creyendo con esperanza en la resurrección del cuerpo. En el mundo de los espíritus hay Apóstoles, Profetas, Élderes, y miembros de la Iglesia de los Santos, poseyendo las llaves del Sacerdocio y poder para enseñar, confortar, instruir, y proclamar el Evangelio a sus compañeros, según el modelo de Jesucristo. En el mismo mundo de los espíritus también están los espíritus de los católicos y protestantes de cualquier secta, los cuales tienen necesidad de ser enseñados, y de venir al conocimiento de la verdad, inalterable Evangelio, en su plenitud y simplicidad, para que puedan ser juzgados lo mismo como si hubieran tenido el privilegio de hacerlo en la carne. Está también el judío, el mahometano, el infiel que no creyó en Cristo mientras estuvo en la carne. Todos ellos deben ser enseñados, deben venir al conocimiento del crucificado y levantado Redentor, y oír las buenas nuevas del Evangelio. Existen también todas las variedades de los espíritus paganos: el noble y refinado filósofo. Poeta, patriota, y hombre de estado en su patria Grecia, los ilustres Sócrates, Platón, y otros semejantes, junto con cada grado de espíritus, hacia abajo con los más incultivados del mundo salvaje. Todos estos deben ser enseñados, iluminados, y deben doblar la rodilla ante el Eterno Rey, porque el decreto se ha expedido, de que ante Él se doblará toda rodilla y toda lengua confesará, ¡Oh qué campo de labor, de benevolencia, de obra misional se abre ahora a los Apóstoles y Élderes de la Iglesia de los Santos! Al abrirse este campo, empezarán a darse cuenta más completamente de la extensión de su divina misión, y del significado del gran mandamiento de “Predicad el Evangelio a toda criatura”. En este vasto campo de labor, el Sacerdocio está ocupado, en gran medida, durante su transcurso en el mundo de los Espíritus, mientras espera la resurrección del cuerpo; y a la misma vez ellos mismos son edificados, mejorados y grandemente avanzados y madurados en la divina ciencia de la Teología. En el uso de las llaves de esta ciencia, por ellos administrada, y en 111

conexión con la administración de ciertas ordenanzas por el Sacerdocio en esta vida mortal, para o en beneficio de aquellos que han muerto, las puertas de las prisiones del mundo de los espíritus se abren y sus sombríos espacios se irradian de luz. La esperanza entonces renace. El gozo y la alegría suavizan el pecho acostumbrado a la angustia, y la sonrisa toma el lugar de las lágrimas, mientras que cantos de triunfo, y la voz de melodía y gratitud ocupan los corazones, y fluye de los labios de aquellos que por tanto tiempo han morado en la oscuridad y en la región y sombra de la muerte. El transcurso de un espíritu en el mundo de los espíritus, y también sus grados de gozo y privilegios, o de sufrimiento mientras esté allí, depende muchos de su preparación mientras está en la carne. Por ejemplo. Las personas que fueron ahogadas por el diluvio de Noé, fueron aprisionadas en el mundo de los espíritus, en una clase de infierno, sin poder justificarse, sin el Sacerdocio o Evangelio, sin el verdadero conocimiento de Dios, o una esperanza de resurrección, durante aquellas largas épocas comprendidas entre el diluvio y la muerte de Cristo. Fue solamente por el ministerio personal de Jesucristo en el mundo de los espíritus, durante su estancia en el mundo espiritual, en que ellos por fin fueron privilegiados de escuchar el Evangelio, y de actuar sobre su propio libre albedrío, lo mismo que los hombres en la carne; mientras que, si se hubieran arrepentido por la predicación de Noé, ellos pudieran haber sido justificados, y cubiertos con la esperanza y conocimiento de la resurrección mientras estuvieron en la carne. Cuando Jesucristo hubo regresado de su misión en el mundo de los espíritus, habiendo triunfado sobre la tumba, y entrado en su tabernáculo mortal, entonces los Santos que habían obedecido al Evangelio mientras estuvieron en la carne, y habían dormido en la muerte, o finalizado su jornada en el mundo espiritual, fueron llamados para tomar su cuerpo, y para ascender con Él a las mansiones y tronos de poder eterno, mientras que el residuo de los espíritus permanecieron en el mundo espiritual para esperar otro llamado. Aquellos que obedecieron al Evangelio en la tierra, después de esta primera resurrección, serán también llamados de su morada en el mundo espiritual, y reunidos con sus tabernáculos de carne, al sonar la siguiente trompeta, y reinarán sobre la tierra en la carne, durante mil años, mientras que aquellos que rechazaron el Evangelio permanecerán en el mundo espiritual sin una resurrección, hasta después de los mil años. De nuevo, aquellos que obedecen al Evangelio en la edad actual se levantarán del mundo espiritual y de la tumba, y reinarán sobre la tierra durante los mil grandes años; Mientras que los que lo rechacen permanecerán en condenación en el mundo de los espíritus, sin una resurrección, hasta que suene la última trompeta, y la muerte y el 112

infierno entreguen a sus muertos.

Capítulo XV Resurrección, sus tiempos y grados. Primero, Segundo y Tercer Cielo, o los reinos Telestial, Terrenal y Celestial La tumba y la muerte y el infierno ya no mas retienen a sus cautivos. La Tierra al romper su cadena, el océano rugiente, de su profundo lecho, al llamado de Miguel, entregan a sus muertos, entonces viene el juicio, y el destino final del hombre – su destino más allá de la tumba.

Hay tres resurrecciones ge-nerales reveladas al hombre sobre la tierra: una de estas es ya pasada, y las otras dos son 113

futu-ras. La primera resurrección gene-ral se llevó a cabo en conexión con la resurrección de Je-sucristo. Esta inclu-yó a los Santos y Profetas de ambos hemisferios, de Adán hasta Juan el Bautista, o en otras palabras, todos aquellos que murieron en Cristo antes de su resurrección. La segunda se llevará a cabo dentro de pocos años del tiempo presente, y será inmediatamente seguida por la venida de Jesucristo, en poder y gran gloria, con todos sus Santos y Ángeles. Esta resurrección incluirá a los antiguos Santos y a los Santos de los Últimos Días – todos aquellos que han recibido el Evangelio desde la primera resurrección. La tercera y última resurrección tendrá lugar después de los mil años, y abarcará a toda la familia humana no incluida en las anteriores resurrecciones o traslaciones. Después de que el hombre sea levantado de los muertos será juzgado de acuerdo a sus obras y recibirá el galardón, y será consignado a la esfera, exactamente correspondiendo a sus acciones, y a las preparaciones o cualidades que posee. En la primera resurrección, aquellos levantados dejaron la tierra y ascendieron, o fueron transplantados en lo alto, con el resucitado Jesús, a las mansiones glorificadas de su Padre, o a algún sistema planetario ya redimido y glorificado. Las razones para abandonar así a la tierra son obvias. Nuestro planeta estaba todavía en su estado rudimentario, y por lo tanto sujeto a la regla del pecado y muerte. Fue necesario que continuara así, hasta que llegue el tiempo cabal de la redención, fue por lo tanto enteramente inadecuado para ser la residencia de hombres in-mortales. Pero en la resurrección que se aproxima y en conexión con la gloriosa venida de Jesucristo, la tierra experimentará un cambio en sus aspectos físico, clima, suelo, producciones, y en su gobierno político, moral y espiritual. Sus montañas serán niveladas, sus valles exaltados, sus pantanos serán drenados y se convertirán en saludables, mientras que sus ári-dos desiertos, y sus regiones polares heladas, serán redimidas y se convertirán en templadas y fructíferas. La opresión y superchería sacerdotal, la tiranía e idolatría llegarán a su fin, desa-parecerán la oscuridad e ignorancia, la guerra cesará, y el dominio del pecado, y la tris-teza y la muerte darán paso al reinado de la paz, la verdad y la rectitud. 114

Por esta razón, y para cumplir ciertas promesas hechas a los padres, los primeros y los Santos de los Últimos Días incluidos en las dos resurrecciones, y todos aquellos que han sido trasladados, recibirán una herencia sobre la tierra y edificarán y mejorarán la misma durante los mil años. Las naciones paganas, también, serán entonces redimidas, y serán exaltadas al privilegio de servir a los Santos del Más Alto. Ellos serán los labradores, los viñadores, los jardineros, constructores, etc. Pero los Santos serán los propietarios de la tierra, los propietarios de todas las haciendas, y otras cosas pre-ciosas, y los reyes, gobernantes y jueces de la tierra. Al multiplicarse los hijos de los hombres en estos tiempos pacíficos, un sistema cuidadoso y sabio de agricultura será rápidamente desarrollado y extendido sobre la superficie de toda la tierra; su superficie completa será al cabo como un jardín de Edén, siendo cultivados los árboles de vida, y sus frutos por todos disfrutados. La ciencia, y las artes ornamentales y útiles serán también grandemente extendidas y cultivadas. El instrumento finamente afinado de muchas cuerdas, los órganos melodiosos de la voz humana, serán entonces adaptados a la poesía y los sentimientos igualmente puros y refinados, y expresarán melodías y cantos de santo gozo, calculadas para purificar y fundir cada corazón en amor, y para llenar cada alma con afinidad mutua y éxtasis de unión celestial. El conocimiento geográfico, la historia, astronomía, matemáticas y navegación, serán gran-demente difundidas y consolidadas. Ferrocarriles y líneas telegráficas serán universalmente extendidas, y los poderes del vapor, u otros medios de comunicación serán llevados al más alto 115

grado de perfección. Así todas las naciones serán asociadas en una gran hermandad. Una teocracia universal constituirá el cuerpo político. Un Rey reinará. Una ciudad santa será la capital. Un templo será el centro de adoración. En suma, habrá un solo Señor, una Fe, un Bautismo, y un Espíritu. Un equitativo, justo y útil interés comercial, fundado sobre la necesidad y conveniencia de intercam-bio mutuo de productos, formará también otro importante lazo de unión. La minerología será grandemente desarrollada, y su conocimiento extendido. Sus tesoros escondi-dos serán desarrollados, y el ora, la plata y las más bellas y preciosas piedras serán los materiales de construcción de uso más común, y compondrán los utensilios y mobiliario de las habitaciones del hombre. La tierra y el hombre así restaurados y exaltados, no serán todavía perfectos en el sentido celestial de la palabra, pero serán considerados, en la luz de la eternidad, como ocupando una posición intermedia y todavía progresiva entre las etapas de la naturaleza. La carne, huesos, venas, nervios -todos los órganos- todas las partículas del cuerpo celestial, deben ser avivadas, llenadas, rodeadas con ese divino y santo elemento, que es más puro, más inteligente, más refinado y activo, dador de luz y vida, que ninguna otra substancia en el universo. Cada órgano debe ser restaurado y adaptado a su uso perfecto y natural en el cuerpo celestial. La mente inmortal del filósofo griego, de nuevo con carne y huesos y nervios combinados, cerebro y corazón inmortales -todo inmortal, harán como al principio, un alma viviente. 116

El hombre, así adaptado a todos los gozos de la vida y el amor, poseerá los medios de gratificar sus órganos de la vista, el oído, el gusto, etc. y poseerá, mejorará y gozará las riquezas de los elementos eternos. Los palacios, la ciudad, los jardines, las viñas, los frutos de la tierra, el oro, la plata, las piedras preciosas, los siervos, los carros, caballos y jinetes son para su uso; también los tronos y dominios, principados y poderes, fuerza, majestad, y un eterno incremento de riquezas, honores, inmortalidad y vida eterna son suyas. Es, en un sentido subordinado, un dios, o en otras palabras, uno de los hijos de Dios. Todas las cosas son suyas, y es de Cristo, y Cristo es de Dios. Tal es el gran Milenio. Y tal es el hombre celestial, en su progreso hacia la perfección. Junto a la gloria peculiar de lo celestial, muchos grados de recompensa adaptados a una casi infinita variedad de circunstancias, grados de progreso, conocimiento, responsabilidad y conducta. El estado final del hombre, a través de varias y casi infinitas graduaciones y recompensas, adaptadas a sus cualidades y logros, y medidas en la escala de la exacta justicia y misericordia, pueden ser concebidas o expresadas bajo tres grandes ramas, o esferas principales: Primero. La Telestial, o cielo menor, tipificado por las estrellas del firmamento. Segundo. La Terrestre, o cielo intermedio, tipificado por la Luna. Tercero. La Celestial, o tercer cielo, de la cual el Sol del firmamento es su tipo. Los requisitos que califican y preparan a las inteligencias, para estas diferentes esferas o recompensas, son todos de una importante 117

consideración, y muy dignos de la atención sincera de toda persona. Estos diferentes reinos o grados, y su felicidad comparativa, y que personas son candidatos a cada grado, son revelados en una manera más concisa, clara, lúcida y hermosa, en una de las visiones de nuestro gran Profeta y fundador. Completaremos por lo tanto este capítulo con la inserción de dicha VISIÓN.

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SECCIÓN 76 Visión manifestada a José Smith el Profeta y a Sidney Rigdon en Hiram, Ohio, el 16 de febrero de 1832 ( History of the Church , 1:245–252). Al anotar esta visión, el Profeta escribió como prefacio: “A mi regreso de la conferencia de Amherst, reanudé la traducción de las Escrituras. Según las varias revelaciones que se habían recibido, era patente que se habían quitado de la Biblia muchos puntos importantes relacionados con la salvación del hombre, o que se habían perdido antes de que se recopilara. Parecía de por sí evidente, a juzgar por las verdades que quedaban, que si Dios premiaba a cada uno de acuerdo con las obras hechas en la carne, el término ‘cielo’, al referirse a la morada eterna de los santos, tenía que incluir más de un reino. Consiguientemente...mientras traducíamos el Evangelio según San Juan, el hermano Rigdon y yo vimos la siguiente visión” ( History of the Church , 1:245). Fue después que el Profeta hubo traducido Juan 5:29 que se recibió esta visión. 1–4, El Señor es Dios; 5–10, Los misterios del reino serán revelados a todos los fieles; 11–17, Todos saldrán o en la resurrección de los justos o en la de los injustos; 18–24, Los habitantes de muchos mundos son engendrados hijos e hijas para Dios por medio de la expiación de Jesucristo; 25–29, Un ángel de Dios cayó y se convirtió en el diablo; 30–49, Los hijos de perdición padecen condenación eterna; todos los demás logran algún grado de salvación; 50–70, Se describen la gloria y el galardón de los seres exaltados en el reino celestial; 71–80, Aquellos que heredarán el reino terrestre; 81–113, El estado de los que se hallarán en la gloria telestial, en la terrestre y en la celestial; 114–119, Los fieles podrán ver y comprender los misterios del Reino de Dios mediante el poder del Espíritu Santo.

1 ¡ Oíd , oh cielos, escucha, oh tierra, y regocijaos, vosotros los habitantes de ellos, porque el Señor es Dios, y aparte de él no hay Salvador! 2 Grande es su sabiduría, maravillosas son sus vías, y la magnitud de sus obras nadie la puede saber. 3 Sus propósitos nunca fracasan, ni hay quien pueda detener su mano. 4 De eternidad en eternidad él es el mismo, y sus años nunca se acaban. 5 Porque así dice el Señor: Yo, el Señor, soy misericordioso y benigno para con los que me temen, y me deleito en honrar a los que me sirven en rectitud y en verdad hasta el fin. 6 Grande será su galardón y eterna será su gloria. 7 Y a ellos les revelaré todos los misterios, sí, todos los misterios ocultos de mi reino desde los días antiguos, y por siglos futuros, les haré saber la buena disposición de mi voluntad tocante a todas las cosas pertenecientes a mi reino. 8 Sí, aun las maravillas de la eternidad sabrán ellos, y las cosas venideras les enseñaré, sí, cosas de muchas generaciones. 9 Y su sabiduría será grande, y su conocimiento llegará hasta el cielo; y ante ellos perecerá la sabiduría de los sabios y se desvanecerá el entendimiento del prudente. 10 Porque por mi Espíritu los iluminaré, y por mi poder les revelaré los secretos de mi voluntad; sí, cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han llegado siquiera al corazón del hombre. 11 Nosotros, José Smith, hijo, y Sidney Rigdon, estando en el Espíritu el día dieciséis de febrero, del año de nuestro Señor mil ochocientos treinta y dos, 12 fueron abiertos nuestros ojos e iluminados nuestros entendimientos por el poder del Espíritu, al grado de poder ver y comprender las cosas de Dios, 13 aun aquellas cosas que existieron 119

desde el principio, antes que el mundo fuese, las cuales el Padre decretó por medio de su Hijo Unigénito, que estaba en el seno del Padre aun desde el principio, 14 de quien damos testimonio, y el testimonio que damos es la plenitud del evangelio de Jesucristo, que es el Hijo, a quien vimos y con el cual conversamos en la visión celestial. 15 Porque mientras hacíamos la traducción que el Señor nos había designado, llegamos al versículo veintinueve del quinto capítulo de Juan, que nos fue revelado así: 16 Hablando de la resurrección de los muertos, concerniente a los que oirán la voz del Hijo del Hombre: 17 Y saldrán; los que hayan hecho el bien, en la resurrección de los justos; y los que hayan hecho el mal, en la resurrección de los injustos. 18 Ahora, a causa de esto nos maravillamos, porque nos fue revelado por el Espíritu. 19 Y mientras meditábamos en estas cosas, el Señor tocó los ojos de nuestro entendimiento y fueron abiertos, y la gloria del Señor brilló alrededor. 20 Y vimos la gloria del Hijo, a la diestra del Padre, y recibimos de su plenitud; 21 y vimos a los santos ángeles y a los que son santificados delante de su trono, adorando a Dios y al Cordero, y lo adoran para siempre jamás. 22 Y ahora, después de los muchos testimonios que se han dado de él, éste es el testimonio, el último de todos, que nosotros damos de él: ¡Que vive! 23 Porque lo vimos, sí, a la diestra de Dios; y oímos la voz testificar que él es el Unigénito del Padre; 24 que por él, por medio de él y de él los mundos son y fueron creados, y sus habitantes son engendrados hijos e hijas para Dios. 25 Y esto también vimos, de lo cual damos testimonio, que un ángel de Dios que tenía autoridad delante de Dios, el

cual se rebeló en contra del Hijo Unigénito, a quien el Padre amaba y el cual estaba en el seno del Padre, fue arrojado de la presencia de Dios y del Hijo, 26 y fue llamado Perdición, porque los cielos lloraron por él; y era Lucifer, un hijo de la mañana. 27 Y vimos; y he aquí, ¡ha caído, un hijo de la mañana ha caído! 28 Y mientras nos hallábamos aún en el Espíritu, el Señor nos mandó que escribiésemos la visión; porque vimos a Satanás, la serpiente antigua, sí, el diablo, que se rebeló contra Dios y procuró usurpar el reino de nuestro Dios y su Cristo; 29 por tanto, les hace la guerra a los santos de Dios, y los rodea por todos lados. 30 Y vimos una visión de los sufrimientos de aquellos a quienes hizo la guerra y venció, porque la voz del Señor vino a nosotros con estas palabras: 31 Así dice el Señor concerniente a todos los que conocen mi poder, y han llegado a participar de él, y se dejaron vencer a causa del poder del diablo, y niegan la verdad y se rebelan contra mi poder. 32 Estos son los hijos de perdición, de quienes digo que mejor hubiera sido para ellos no haber nacido; 33 porque son vasos de ira, condenados a padecer la ira de Dios con el diablo y sus ángeles en la eternidad; 34 concerniente a los cuales he dicho que no hay perdón en este mundo ni en el venidero, 35 habiendo negado al Santo Espíritu después de haberlo recibido, y habiendo negado al Unigénito del Padre, crucificándolo para sí mismos y exponiéndolo a vituperio. 36 Éstos son los que irán al lago de fuego y azufre, con el diablo y sus ángeles, 37 y los únicos sobre quienes tendrá poder alguno la segunda muerte; 120

38 sí, en verdad, los únicos que no serán redimidos en el debido tiempo del Señor, después de padecer su ira. 39 Porque todos los demás saldrán en la resurrección de los muertos, mediante el triunfo y la gloria del Cordero, que fue inmolado, que estaba en el seno del Padre desde antes que los mundos fuesen hechos. 40 Y éste es el evangelio, las buenas nuevas, que la voz de los cielos nos testificó: 41 Que vino al mundo, sí, Jesús, para ser crucificado por el mundo y para llevar los pecados del mundo, y para santificarlo y limpiarlo de toda iniquidad; 42 para que por medio de él fuesen salvos todos aquellos a quienes el Padre había puesto en su poder y había hecho mediante él; 43 y él glorifica al Padre y salva todas las obras de sus manos, menos a esos hijos de perdición que niegan al Hijo después que el Padre lo ha revelado. 44 Por tanto, a todos salva él menos a ellos; éstos irán al castigo perpetuo, que es castigo sin fin, castigo eterno, para reinar con el diablo y sus ángeles por la eternidad, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga, lo cual es su tormento; 45 y ni el fin de ello, ni el lugar, ni su tormento, ningún hombre lo sabe; 46 ni tampoco fue, ni es, ni será revelado al hombre, salvo a quienes se hacen participantes de ello; 47 sin embargo, yo, el Señor, lo manifiesto en visión a muchos, pero en seguida lo cierro otra vez; 48 por consiguiente, no comprenden el fin, la anchura, la altura, la profundidad ni la miseria de ello, ni tampoco hombre alguno, sino los que son ordenados a esta condenación. 49 Y oímos la voz decir: Escribid la visión, porque he aquí, éste es el fin de la visión de los padecimientos de los impíos. 50 Y otra vez testificamos, porque

vimos y oímos, y éste es el testimonio del evangelio de Cristo concerniente a los que saldrán en la resurrección de los justos: 51 Éstos son los que recibieron el testimonio de Jesús, y creyeron en su nombre, y fueron bautizados según la manera de su sepultura, siendo sepultados en el agua en su nombre; y esto de acuerdo con el mandamiento que él ha dado, 52 para que, guardando los mandamientos, fuesen lavados y limpiados de todos sus pecados, y recibiesen el Santo Espíritu por la imposición de las manos del que es ordenado y sellado para ejercer este poder; 53 y son quienes vencen por la fe, y son sellados por el Santo Espíritu de la promesa, que el Padre derrama sobre todos los que son justos y fieles. 54 Éstos son los que constituyen la Iglesia del Primogénito. 55 Son aquellos en cuyas manos el Padre ha entregado todas las cosas; 56 son sacerdotes y reyes que han recibido de su plenitud y de su gloria; 57 y son sacerdotes del Altísimo, según el orden de Melquisedec, que fue según el orden de Enoc, que fue según el orden del Hijo Unigénito. 58 De modo que, como está escrito, son dioses, sí, los hijos de Dios. 59 Por consiguiente, todas las cosas son suyas, sea vida o muerte, o cosas presentes o cosas futuras, todas son suyas, y ellos son de Cristo y Cristo es de Dios. 60 Y vencerán todas las cosas. 61 Por tanto, nadie se gloríe en el hombre, más bien gloríese en Dios, el cual subyugará a todo enemigo debajo de sus pies. 62 Éstos morarán en la presencia de Dios y de su Cristo para siempre jamás. 63 Éstos son los que él traerá consigo cuando venga en las nubes del cielo para reinar en la tierra sobre su pueblo. 64 Son los que tendrán parte en la 121

primera resurrección. 65 Son quienes saldrán en la resurrección de los justos. 66 Son los que han venido al monte de Sión y a la ciudad del Dios viviente, el lugar celestial, el más santo de todos. 67 Son los que se han allegado a una hueste innumerable de ángeles, a la asamblea general e iglesia de Enoc y del Primogénito. 68 Son aquellos cuyos nombres están escritos en el cielo, donde Dios y Cristo son los jueces de todo. 69 Son hombres justos hechos perfectos mediante Jesús, el mediador del nuevo convenio, que obró esta perfecta expiación derramando su propia sangre. 70 Éstos son aquellos cuyos cuerpos son celestiales, cuya gloria es la del sol, sí, la gloria de Dios, el más alto de todos, de cuya gloria está escrito que tiene como símbolo el sol del firmamento. 71 Y además, vimos el mundo terrestre, y he aquí, éstos son los de lo terrestre, cuya gloria se distingue de la gloria de los de la iglesia del Primogénito que han recibido la plenitud del Padre, así como la de la luna difiere del sol en el firmamento. 72 He aquí, éstos son los que murieron sin ley; 73 y también los que son los espíritus de los hombres encerrados en prisión, a quienes el Hijo visitó y predicó el evangelio, para que fuesen juzgados según los hombres en la carne; 74 quienes no recibieron el testimonio de Jesús en la carne, mas después lo recibieron. 75 Éstos son los hombres honorables de la tierra que fueron cegados por las artimañas de los hombres. 76 Son los que reciben de su gloria, mas no de su plenitud. 77 Son los que reciben de la presencia del Hijo, mas no de la plenitud del Padre. 78 Por consiguiente, son cuerpos

terrestres y no son cuerpos celestiales, y difieren en gloria como la luna difiere del sol. 79 Éstos son aquellos que no son valientes en el testimonio de Jesús; así que, no obtienen la corona en el reino de nuestro Dios. 80 Y éste es el fin de la visión que vimos de lo terrestre, que el Señor nos mandó escribir mientras todavía estábamos en el Espíritu. 81 Y además, vimos la gloria de lo atelestial, la gloria de lo menor, así como la gloria de las estrellas difiere de la gloria de la luna en el firmamento. 82 Éstos son los que no recibieron el evangelio de Cristo ni el testimonio de Jesús. 83 Son los que no niegan al Santo Espíritu. 84 Son aquellos que son arrojados al infierno. 85 Son éstos los que no serán redimidos del diablo sino hasta la última resurrección, hasta que el Señor, Cristo el Cordero, haya cumplido su obra. 86 Son los que no reciben de su plenitud en el mundo eterno, sino del Santo Espíritu por medio de la ministración de lo terrestre; 87 y lo terrestre, por la ministración de lo celestial. 88 Y lo telestial también lo recibe por la ministración de ángeles que son designados para ministrar por ellos, o sea, que son nombrados para ser sus espíritus ministrantes; porque serán herederos de la salvación. 89 Y así vimos en la visión celestial la gloria de lo telestial, que sobrepuja a toda comprensión; 90 y ningún hombre la conoce sino aquel a quien Dios la ha revelado. 91 Y así vimos la gloria de lo terrestre, que excede a la gloria de lo telestial en todas las cosas, sí, en gloria, en poder, en fuerza y en dominio. 92 Y así vimos la gloria de lo celestial, que sobrepuja a todas las cosas; donde 122

Dios, el Padre, reina en su trono para siempre jamás; 93 ante cuyo trono todas las cosas se inclinan en humilde reverencia, y le rinden gloria para siempre jamás. 94 Los que moran en su presencia son la iglesia del Primogénito; y ven como son vistos, y conocen como son conocidos, habiendo recibido de su plenitud y de su gracia; 95 y él los hace iguales en poder, en fuerza y en dominio. 96 Y la gloria de lo celestial es una, así como la gloria del sol es una. 97 Y la gloria de lo terrestre es una, así como es una la gloria de la luna. 98 Y la gloria de lo telestial es una, así como la gloria de las estrellas es una; porque como una estrella es diferente de otra en gloria, así difieren uno y otro en gloria en el mundo telestial; 99 porque éstos son los que dicen ser de Pablo, y de Apolos, y de Cefas. 100 Son los que declaran ser unos de uno y otros de otro: unos de Cristo y otros de Juan, unos de Moisés, unos de Elías, unos de Esaías, unos de Isaías, y otros de Enoc; 101 mas no recibieron el evangelio, ni el testimonio de Jesús, ni a los profetas, ni el convenio sempiterno. 102 En fin, todos éstos son los que no serán reunidos con los santos para ser arrebatados con la iglesia del Primogénito y recibidos en la nube. 103 Éstos son los mentirosos y los hechiceros, los adúlteros y los fornicarios, y quienquiera que ama y obra mentira. 104 Son los que padecen la ira de Dios en la tierra. 105 Son los que padecen la venganza del fuego eterno. 106 Son aquellos que son arrojados al infierno, y padecen la ira de Dios Todopoderoso hasta el cumplimiento de los tiempos, cuando Cristo haya subyugado a todo enemigo debajo de sus pies y haya perfeccionado su obra; 107 cuando entregue el reino y lo

presente sin mancha al Padre, diciendo: He vencido y pisado, yo solo, el lagar, sí, el lagar del furor de la ira del Dios Omnipotente. 108 Entonces será coronado con la corona de su gloria, para sentarse sobre el trono de su poder y reinar para siempre jamás. 109 Mas he aquí, vimos la gloria y los habitantes del mundo telestial, y eran tan innumerables como las estrellas en el firmamento del cielo, o como las arenas en las playas del mar; 110 y oímos la voz del Señor decir: Todos éstos doblarán la rodilla, y toda lengua confesará al que se sienta sobre el trono para siempre jamás; 111 porque serán juzgados de acuerdo con sus obras, y cada hombre recibirá, conforme a sus propias obras, su dominio correspondiente en las mansiones que están preparadas; 112 y serán siervos del Altísimo; mas a donde Dios y Cristo moran no podrán venir, por los siglos de los siglos. 113 Éste es el fin de la visión que vimos, que se nos mandó escribir mientras estábamos aún en el Espíritu. 114 Pero grandes y maravillosas son las obras del Señor y los misterios de su reino que él nos enseñó, los cuales sobrepujan a toda comprensión en gloria, en poder y en dominio, 115 los cuales nos mandó no escribir mientras estábamos aún en el Espíritu, y no es lícito que el hombre los declare; 116 ni tampoco es el hombre capaz de darlos a conocer, porque sólo se ven y se comprenden por el poder del Santo Espíritu que Dios confiere a los que lo aman y se purifican ante él; 117 a quienes concede este privilegio de ver y conocer por sí mismos, 118 para que por el poder y la manifestación del Espíritu, mientras estén en la carne, puedan aguantar su presencia en el mundo de gloria. 119 Y a Dios y al Cordero sean la gloria, la honra y el dominio para siempre jamás. Amén. 123

CAPÍTULO XVI

Comentarios adicionales sobre el progreso físico e intelectual del hombre – Filosofía de la voluntad, al originar, dirigir y controlar todos los movimientos voluntarios animales. Hechos asombrosos en relación a la velocidad de movimiento, tal como es alcanzada por el hombre mortal – Intercomunicación de los habitantes de diferentes y distantes planetas. Ancho, y mas ancho, el pecho amable respira, mientras el amor inspira, y la verdad sus maravillas cuenta. El alma extasiada entona la sagrada lira, y convida a un ser de la tierra a aspirar a los cielos, para elevarse en medio de sistemas solares sin número, y las profundidades del amor y la ciencia explorar. Como he comentado antes, el hombre es un candidato para una serie de cambios progresivos, todos tendientes a desarrollar sus facultades intelectuales y físicas, para expandir su mente, y para aumentar su esfera de acción y consecuente uso y felicidad. Empieza su física, o rudimentaria carrera carnal descendiendo abajo de todas las cosas. Tiene en su nacimiento menos poder de locomoción, o aun instinto, que otros animales. Sus poderes de movimiento están tan limitados, que por varios meses es enteramente incapaz de cambiar de lugar. Dondequiera que es colocado, debe permanecer ahí hasta que es removido por la agencia de otros. Puede difícilmente decirse que tiene una voluntad, o por lo menos, está tan poco desarrollada, como para escasamente manifestarse a si misma por cualquier esfuerzo aparte del movimiento de alguna porción de sus miembros. Mientras permanece en este estado de inhabilidad mental e incapacidad física, un observador casual, enteramente no relacionado con su progreso y destino, pudiera muy naturalmente concluir que este fue el clímax de su madurez, la esfera natural de su existencia eternal. Unos pocos meses después, sin embargo, desarrolla un marcado cambio –empieza a aprender el uso, y aplicación de los poderes de su voluntad. El cuerpo, desarrollado en un determinado grado, es capaz de obedecer esa voluntad. Así principia el movimiento. El niño gatea sobre el piso, explora su pequeño mundo, 124

es decir, el cuarto donde habita, o los cuartos adjuntos. Se familiariza con sus dimensiones, objetos y contenido, y reconoce a sus familiares y conocidos del mismo pequeño mundo. Entonces se familiariza con la ciencia de la geografía y la historia, si se puede decir, de su pequeño mundo. Llevado por la curiosidad, puede tal vez, dar un vistazo más allá de los límites de su morada. Puede contemplar un edificio o panorama del otro lado de la calle o campo, pero con mucho del mismo sentimiento de un hombre más maduro, fija sus ojos en los distantes planetas. Concluye que estos distantes objetos están enteramente fuera del alcance de sus poderes de movimiento. En poco tiempo, sin embargo, sus facultades, todavía en expansión, desarrollan nuevas y crecientes energías. Concibe más pensamientos. Aun piensa en sobrepasar su deficiente manera de moverse, y de tratar de permanecer en pie, y aun de hacer sus primeros intentos de caminar. Es una gran tarea. Se emociona, duda, se atemoriza, espera, hasta que finalmente, siendo animado para ir adelante por sus padres o su niñera, él hace el intento. Después de varias caídas, fracasos y contratiempos, al fin tiene éxito en cami-nar dos o tres pasos. ¡Oh que triunfo en sus poderes de movimiento! Es coreado, abrazado, animado, por aquellos que han estado observando su progreso y animándolo, hasta que cansado y llevado por un transporte de gozo, car, sonriendo y alegre en los brazos extendidos para recibirle. No sueña en un logro mayor. Está ahora, en su propia estimación, en el más grande pináculo del desarrollo humano. Mejorando en su nuevo modo de moverse, pronto corre por el jardín, a lo largo de la calle, a través del campo; hace nuevos descubrimientos, ve nuevas habitaciones, amplia su conocimiento geográfico, y empieza a concebir la probabilidad de que sus puntos de vista han sido muy cortos, y que puede haber un mundo más grande, mas personas, y mas edificios de los que fueron avizorados en su filosofía. En unos pocos días viene a ser familiar con la geografía e historia de la isla o continente en que habita. Puede aún aspirar a conocer otras regiones, y a concebir o conjeturar de que más allá de los límites de la casi infinita expansión de las aguas, pueden existir cosas y seres según la similitud de su propia esfera. Lucha por superar las barreras físicas que lo confinan en una esfera limitada, y así amplia sus relaciones, sus sentimientos sociales, sus amistades, sus afectos y su conocimiento científico. Tan ilimitado y variado es el campo, tan complicados son los obstáculos que tie-nen que sortearse, tan vasta la preparación, desarrollos e invenciones que han de cum-plirse, que después de que edades y generaciones han agotado sus energías, mucho queda todavía por hacer – mucho que puede solamente ser hecho por el progreso y extensión de esos modernos triunfos del arte, por los cuales los elementos-- el fuego, el viento, el agua, la luz, sometidos a 125

el control del hombre, y convertidos en su instrumento, su portador de mensajes. Por estos medios el globo que ocupamos será pronto explorado; los límites, fronteras y recursos de cada rincón será claramente definido y comprendido. El hombre ya se mueve sobre la superficie de la tierra a una velocidad de cincuenta, sesenta, y aún noventa millas por hora y todavía aspira a mas. Sueña con hacer del aire su carruaje, y lanzarse a si mismo a través del cielo abierto a una velocidad de, tal vez, mil millas por hora. Suponed que logra esto, ¿luego qué? ¿Estará satisfecho el grande, infinito principio dentro de él? No. Él alza sus ojos a la contemplación de esas miríadas de orbes brillantes en lo alto. Sabe por mediciones actuales que algunos de ellos son mucho más grandes que el planeta que ocupa. También sabe por analogía que están ahí ri-quezas eternas, que un abundante almacén de elementos y recursos está ahí; que están atesorados ahí para el uso, confort, conveniencia, y gozo de los seres físicos e intelectuales -seres que por algo él intuye, de su propia especie, y ligados a él por lazos de amor, o por la ley de la atracción y afecto universal. Tiene razón para creer que hay oro y plata, que hay piedras preciosas, y casas y ciudades, y jardines. Que existen andadores, fuentes, bosques, arroyuelos y ríos deli-ciosos, que hay pechos henchidos con vida y gozo, y albergando todas las tiernas sensibilidades de un afecto puro, santo y que nunca tiene fin. ¿Porqué, entonces, deben sus aspiraciones no ir a lo lejos, su mente expandirse, su pecho vibrar con amor, y su corazón latir con la ilimitada, insondable infinitud de pensamien-to, de sentimiento y de amor? ¿Porqué no ser noble e ilimitado en ca126

ridad, como el Dios que él llama su Padre? ¿Porqué no ha de levantarse de su sombría esfera en esta pequeña isla, que flota en el océano el espacio, como una pequeña negra partícula, entre los innumerables orbes brillantes? La razón es obvia, no es por la falta de deseo de nobles aspiraciones, no es por la fata de deseo de grandes concepciones, no es por la falta de voluntad. Es debido a que el cuerpo está encadenado, aprisionado, aquí confinado, por la operación o atracción de los elementos alrededor, para los cuales el hombre no ha des-cubierto todavía los medios de control. Puede decirse que los poderes de la tierra lo es-clavizan, lo encadenan abajo, fuera de la posibilidad o esperanza de escape. Lector, a fin de ilustrar este tema intenta un experimento sobre tus propios pode-res físicos y mentales. Por ejemplo, piensa que tu brazo se mueve, e instantáneamente te obedecerá. Piensa en que tu cuerpo andará tres millas, y te obedecerá tan rápido como pueda, tal vez en una hora habrá completado la jornada asignada a el por tu voluntad. Pero ata tu mano al lado tuyo, y entonces ordénale moverse arriba y abajo, ade-lante o atrás, y hará el esfuerzo por obedecerte, pero no podrá, debido a que está ata-da. Ata tu cuerpo en algún cuarto, cierra y atranca la puerta, y manda que vaya a cierto lugar, y no te obedecerá, porque es físicamente incapaz. Desata este cuerpo, provee los medios de desplazamiento de una milla por minuto, el cuerpo, al mandato de la voluntad, andará las tres millas en tres minutos. Ahora, si fuera posible vencer la resistencia de los elementos, a fin de incremen-tar la velocidad de desplazamiento de tu cuerpo, esto es, si no hubieran elementos re-sistentes, tu voluntad podría dictar, y tu cuerpo podría moverse a través del propio es-pacio con la velocidad de la luz, o electricidad. No hay límite aparente a la velocidad lograda por el cuerpo cuando no está atado, libre de los elementos que lo esclavizan, y mandado por la voluntad. Esta inmensa velocidad de movimiento, como se aplica a un cuerpo de carne y huesos, o de elementos materiales, puede a primera vista, impactar a la mente y pare-cer contraria a las leyes conocidas del movimiento físico. Pero debe ser recordado de que la vasta tierra en la cual moramos, con todo su eso y masa, sus ciudades, animales e inteligencias, se mueve a través del espacio, a la asombrosa velocidad de dieciocho millas por segundo, mil ochenta millas por minuto, o sesenta y cuatro mil ochocientas millas por hora. Si tan vasta masa de gruesa, y en gran medida materia inanimada, puede moverse a través del espacio, a un rango de velocidad tan inconcebible, cuan fácilmente pode-mos pensar en la 127

probabilidad de poderes de movimiento vastamente incrementados de parte de los cuerpos animados librados de su prisión terrenal, animados por un elemento superior y celestial, gobernados por un principio inherente, independiente, llamado la voluntad y elevado por las aspiraciones de su eterna mente infinita y afectos, en sus aspiraciones de conocimiento y gozo. Un cuerpo humano, levantado de los muertos y vivificado por elementos tan refinados, tan llenos de vida y movimiento, tan puro, y tan libre de la influencia, control o atracción de elementos tan toscos, como el resucitado Jesús, ascenderá o descenderá a voluntad, y con una velocidad casi instantánea. Hagamos una pausa, y contemplemos, pro un momento, a tal ser partiendo de los confines de la tierra, el mar, y las nubes y el aire, con todas sus oscuras sombras. Delante de él al ir por su camino en el espacio profundo, este lo lleva por la clara e ili-mitada expansión constelada por millones de resplandecientes orbes. Calcula su distancia, y regula su curso observando su posición relativa de aquellos mas conocidos para él, y yendo más adelante todavía, su pecho arde con una inexpresable y sobrecogedora sensación de la infinitud de su propio ser eterno, y de todo alrededor, encima y abajo de él, incapaz de contener su gratitud, y gozo, y alborozo, prorrumpe en el lenguaje de un celebrado poeta británico, y canta mientras viaja: Un día celeste sobre mi se ha abierto lejos encima del amplio cielo de la tierra. ¿Estoy muerto? No, por este símbolo, ¡sé que he dejado de morir!” Los planetas será visitados, los mensajes comunicados, se formarán relaciones y amistades, y las ciencias serán vastamente extendidas y cultivadasLa ciencia de la geografía se extenderá entonces a millones de mundos, y abarcará un conocimiento de sus aspec-tos físico y fronteras, sus recursos, minerales y ve-getales, sus ríos, lagos, mares, continentes e islas; los logros de sus habitantes en la ciencia de gobierno, sus progresos en la religión revelada, sus trabajos, vestidos, maneras, costumbres, etc. La ciencia de la astronomía será también aumentada en proporción a los medios de conocimiento. ¡Sistema tras sistema se alzará a la vista en el vasto 128

campo de investigación y exploración! Vastos sistemas de soles y sus mundos alrededor, sobre los cuales los ojos de la raza de Adán, en su rudimentaria esfera, nunca han posado, serán entonces contemplados, circunscritos, pesados en la balanza del pensamiento humano, su circunferencia y diámetro será medido, sus distancias relativas comprendidas. Sus movimientos y revoluciones, sus tiempos y leyes, sus horas, días, semanas, descansos, años, jubileos, centurias, milenios y eternidades, serán contados en los volúmenes de la ciencia. La ciencia de la historia abarcará el vasto “Universum” del pasado y el presente. Abarcará e incluirá en sus vastas compilaciones, a todas las naciones, todas las edades, todas las generaciones, todos los sistemas planetarios, en todos sus variados progresos y cambios, en todas sus producciones y atributos. Rastreará a nuestra raza en todas sus sucesivas emigraciones, colonias, estados, reinos e imperios desde su primera existencia sobre el grande, central planeta gobernante, o sol, llamado Kolob, hasta que ellos sean incrementados en números sin fin, y ampliamente dispersos y transplantados de un planeta a otro, hasta que, ocupando los mismos confines de los infinito, la mente del hombre inmortal, eterno, sea absorbida, arrollada, fundida con la vastedad, la expansión sin límites de los hechos históricos, y compelida a volver y retirarse a si misma para tener alivio, reposo y renovado vigor. Siguiente en orden, estará el campo de la ciencia profética, El espíritu de profecía se de-rramará sobre la mente inmortal, hasta que, vien-do en parte, y conociendo en parte, el hom-bre sea capaz de avizorar sobre una perspectiva ilimitada, un futuro de todavía una Gloria incrementada, conocimiento, luz, amor, fuerza, majestad, poder y dominio, en los cuales los hijos de Dios, los reyes y sacerdotes de los cielos y la tierra, y de los cielos de los cielos, y sus enjambres de reinos y objetos, encontrarán amplio espacio para un ilimitado incremento y progreso, en mundo sin fin. Amén. 129

Capítulo XVII

Leyes del Matrimonio y de la Procreación Vosotros espíritus amigos, llenos de amor mutuo, puros como gotas de rocío descendiendo de arriba. Todos esperando que las sagradas Llaves sean dadas a vosotros para que os hagan uno en la tierra, y uno en los cielos. Sed fructíferos entonces, y extended vuestra raza, llenad la Tierra, las estrellas y mundos que nunca tienen fin. La gran ciencia de la vida consiste en el conocimiento de nosotros mismos, las leyes de nuestra existencia, las relaciones que sostenemos uno con otro, las cosas y seres que nos rodean, de nuestros antepasados a nuestra posteridad, al tiempo, a la eternidad, a nuestro Padre Celestial, y al universo. Entender estas leyes y regular nuestras acciones por ellas, es el deber completo de las inteligencias. Deben por lo tanto abarcar nuestro estudio cabal. 130

Esta ciencia abarca la fuente de la sabiduría, el manantial de la vida, el vasto océano de conocimiento, la infinitud de la luz, la verdad y el amor. Penetra los abismos, llega a las alturas, y circunscribe la inmensa expansión de la eternidad. Su búsqueda conduce a la exaltación. Gloria, inmortalidad y a una eternidad de vida, luz, pureza y unidad de amor con espíritus familiares. Para contemplar al hombre en su luz verdadera, debemos por así decir, olvidar que la muerte está en su camino; debemos mirarlo como un ser eterno, siempre vivo, poseyendo espíritu, carne y huesos, con todos los órganos mentales y físicos, y todos los afectos y afinidades que lo caracterizan en este mundo. O más aún, todos sus afectos naturales y afinidades serán purificadas, exaltadas, e incrementadas in-conmensurablemente. Dejad que el candidato a la Gloria celestial olvide, por un momento, la esfera de su existencia presente, y haced el esfuerzo de contemplarlo en la luz de la eternidad, en las más altas esferas de su existencia progresiva, más allá de la tumba –un espíritu puro, libre de pecado y culpa, iluminado en la escuela de los cielos, por observación y experiencia, y asociación con las inteligencias del más alto orden, por miles de años, y revéstido con carne inmortal, en todo el vigor, frescura y belleza de la eterna juventud, asimismo libre de penas, enfermedades, muerte y los efectos corrosivos del tiempo, mirando atrás a través de la vista de años distantes, y contemplando su jornada anterior entre los pesares y tristezas de la vida mortal, su paso a través del oscuro valle de la muerte, y su estancia en el mundo de los espíritus, mientras contemplamos un sueño transitorio, o una noche de sueño, de la cual hemos despertado, renovados y refrescados, para entrar de nuevo en las realidades de la vida. Contemplemos, por un momento, a tal ser, vestido con las más finas vestiduras de lino puro y blanco, adornado con piedras preciosas y oro, un semblante radiante con el res-plandor de la luz, inteligencia y amor, un pecho rebosando con toda la confianza de una conciencia inocente, morando en palacios de piedras preciosas y oro; bañándose en las cristalinas aguas de la vida; paseando o sentándose cerca de las siempre verdes glorietas y árboles del Edén; inhalando las saludables brisas perfumadas con fragancias extraídas de las rosas y flores del Paraíso, o reunido con las 131

incontables miriadas de la nobleza de los cielos, uniéndose en cantos de alabanza y adoración al Gran Padre de todo bien, entonando la lira inmortal en acordes celestiales; o moviéndose con gracia inmortal en el ritmo de la música inspiradora del alma, fluyendo de mil instrumentos, mezclados en cantidades armoniosas, con voces celestiales, en una canción celestial, o mezclándose en graciosos círculos con miles de voces, inmersos en el mismo espíritu, y moviéndose al unísono y armonía de movimiento, como si un solo corazón, un pulso, un sentimiento de melodía celestial inspirara a todos. ¡Oh candidatos a la gloria celestial! ¿Podrían vuestros gozos ser completos en los incontables años de la eternidad sin haber formado los lazos, la relación, las ligas familiares que se concentran en el círculo familiar, y ramas que siguen, y dan el capullo y flor, y llevan frutos de aumento eterno? ¿Podría esa emoción eterna de caridad y be-nevolencia que inflama vuestros pechos ser satisfecha por gozar de una “bendición de soltería”, sin un aumento de la posteridad, esos almacenes pródigos de riquezas que nunca terminan y de gozos? ¿O podrías, como vuestro Padre Celestial, lleno de eterna benevolencia y caridad desear llenar incontables millones de mundo, con vuestros propios hijos e hijas, y llevarlos por todos los grados de progreso, para heredar cuerpos inmortales y mansiones eternas en vuestros muchos dominios? Si tales son vuestras aspiraciones, recordad que esta probación presente es el mundo de preparación para los gozos eternos. Este es el lugar donde la organización familiar se forma primero para la eternidad, y donde las relaciones familiares y afectos echan raíces, crecen, florecen, y dan fruto para cosechar y madurar en las edades eternas. Aquí, en los santos templos y santuarios de nuestro Dios, deben ser revelados los convenios sempiternos, ra-tificados, sellados, unidos y registrados en los santos registros, y guardados y preservados en los archivos del reino de Dios, por aquellos que poseen las llaves del eterno A-postolado, que tiene poder para ligar en la tierra aquello que será ligado en los cielos, y para registrar en la tierra aquello que será registrado en los archivos de los cielos, en el libro de vida del Cordero. Ahí, en el santo santuario, deben ser revelados, ordenados y ungidos los reyes y reinas de la eternidad. Todos los votos, convenios, contratos, matrimonios o uniones no formados por revelación, y también no sellados por tiempo y por toda la eternidad, y registrados en los santos archivos de la tierra y los cielos, por la ministración del 132

santo y eterno SACERDOCIO, serán disueltos por la muerte, y no serán reconocidos por las autoridades eternas, después de que las parejas hayan entrado a través del velo en el mundo eterno. Esta es una ley eterna de los cielos, como fue revelada a los antiguos de todas las edades, que poseyeron las llaves del eterno sacerdocio, según el orden del Hijo de Dios; y como fue restaurada con el sacerdocio a los Santos de esta época. De nuevo, fue una ley del antiguo Sacerdocio, y nuevamente restaurada, de que un hombre que es fiel en todas las cosas, puede, por la palabra del Señor, a través de la administración de uno que posee las llaves para sellar en la tierra y en los cielos, recibir y asegurar para si mis-mo, por tiempo y toda la eternidad, MAS QUE UNA ESPOSA. Asi lo hicieron Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, los patriarcas y Profetas de la antigüedad. Los hijos de buenos y dignos padres, quienes les enseñarán la verdad, y los capacitarán en los santos principios de la salvación. Esto es mucho más preferible que mandarlos al mundo en el linaje de un parentesco indigno o ignorante, para ser educa-dos en el error, necedad, ignorancia y crimen. Las características peculiares de las bendiciones incluidas en el Convenio Sempi-terno con Abraham, Isaac, Jacob y su linaje, fue la multiplicación de su simiente, y la perpetuidad de su posteridad. Para ayudar en llevar a cabo el cumplimiento de este convenio, mujeres buenas y virtuosas fueron dadas a sus fieles Profetas, gobernantes, y hombres sabios y virtuosos; y, como ha sido dicho de las cuatro esposas de Jacob: “Estas edificaron la casa de Israel” Mientras que bendiciones particulares y recompensas fueron dadas a un hombre bueno y fiel, y a sus esposas e hijos, mientras fue honrado por Dios, y respetado por todos los que lo conocieron; mientras el padre de cien hijos que había sido tenido en gran honor mas que el héroe de cien batallas, el adulterio, la fornicación, y todo intercambio ilegítimo fue estrictamente prohibido, y aún castigado por leyes estrictas – la penalidad de las cuales era la muerte. Una hija de Israel, quien, por prostitución, era declarada indigna, o descalificada para los deberes de una esposa y madre virtuosa, era considerada indigna de vivir. Mientras que los varones que así jugaban con la fuente de la vida, y contribuían a hacer, por la prostitución, a la mujer indigna de responder al fin de su creación, eran también condenados a muerte. 133

Se dieron leyes estrictas y diligentemente enseñadas a ambos sexos, regulando las relaciones entre esposo y esposa. Toda relación peculiar a los sexos fue estrictamente prohibida en ciertas temporadas en que era inapropiado. No fueron las uniones libres de condena donde las parejas, por un acto voluntario, previnieran la propagación de la especie, o dañaran la vida o salud de ellos mismos o de su descendencia. El objeto de la unión de los sexos es la propagación de su especie, o procreación; también son para el mutuo afecto, y el cultivo de esos eternos principios de caridad que nunca deja de ser y de benevolencia, que son inspirados por el Espíritu Eterno; también para el bienestar mutuo y ayuda en este mundo de pesar, y para sus deberes mutuos con su progenie. El matrimonio y sus deberes, son por lo tanto, no un mero asunto de elección, no un mero asunto de escoger o de conveniencia, o de un placer de la pareja, sino que casarse y multiplicarse es un mandamiento positivo de Dios Todopoderoso, abarcando a todas las personas de ambos sexos, que están circunstanciadas y condicionadas a cumplir con el mismo. Casarse, propagar nuestra especie, hacer nuestro deber para con los hijos, educarlos en la luz de la verdad, están entre los principales objetivos de nuestra existencia en la tierra. Desatender estos deberes, es fallar en responder al fin de nuestra creación, y es un muy grande pecado. Mientras que pervertir nuestras naturalezas, y prostituirnos a nosotros mismos, y a nuestra fortaleza en meros placeres, o en la unión ilegítima de los sexos, es como atentar contra la salud, la pureza, el afecto permanente y santo, la moral y el orden social, y las leyes de Dios y la naturaleza. Si exceptuamos al asesinato, hay escasamente un pecado mas dañino en la tierra que la prostitución de la virtud femenina o de su castidad en el santuario del placer, o de la lujuria, o de ese promiscuo e ilegal intercambio que abate y corrompe el corazón, pervierte y destruye los afectos puros, carcome y destruye el manantial, las fuentes de la vida. Un hombre que obedece las ordenanzas de Dios, y es sin defecto o deformidad, que tiene salud plena y edad madura, y goza de libertad y acceso a los elementos de la vida, está diseñado para ser cabeza de una mujer, un padre, y un guía para el sexo dé-bil, y para aquellos de edad tierna, para las mansiones de vida eterna y salvación. Una mujer, bajo similares circunstancias, está diseñada para ser la gloria del mismo hombre en el Señor, para ser conducida y 134

gobernada por él, como su cabeza en todas las cosas, aun como Cristo es la cabeza del hombre; para honrar, obedecer, amar, servir, confortar y ayudarlo en todas las cosas; para ser una esposa feliz, y si es bendecida con progenie, una fiel y afectuosa madres, dedicando su vida a los gozos, cuidados y deberes de su esfera doméstica. Frecuentemente sucede, en el curso de los eventos humanos, que hay en una comunidad, una mayoría de mujeres. En tales casos, las leyes humanas no tienen derecho de interferir con las leyes divinas y eternas de la naturaleza, o de la naturaleza de Dios, de hacer sufrir a las mujeres de prostitución para servir a los placres de los impíos, para convertirse en damas deshonestas, madres ilegítimas, u objeto de vergüenza, enfermedad y crimen, No tienen , por otro lado, las leyes humanas el derecho de condenar a una porción de hijas nobles del cielo, a una desdichada soltería, sin el privilegio legítimo de llegar a ser esposas y madres con honor. Una sabia legislación, o la ley de Dios, podría castigar, con justa severidad, los crímenes del adulterio y la fornicación, y podría no dejar que el retardado mental, el bebedor empedernido e irremediable, el hombre con una enfermedad hereditaria, o de hábitos viciosos, pudiera poseer o retener una esposa, mientras que, al mismo tiempo, podrá proveer para un hombre bueno y capaz, para honorablemente recibir y mantener mas que una sola esposa. Sin duda, deber ser el privilegio de cada mujer virtuosa, quien tiene la capacidad requerida y cualidades para el matrimonio, demandar tanto de los individuos como del gobierno, el privilegio de llegar a ser una esposa y madre, aún si fuera necesario para ella estar casada a un hombre que tiene varias esposa; o, como Jesús dijo en la parábola, tomar un talento del lugar donde permanece descuidado o sin aprovechar, y darlo a aquel que tienen diez talentos. Las instituciones falsas y corruptas, y todavía mas las prácticas corruptas de la “cristiandad” han tenido una tendencia descendente en las generaciones del hombre por muchos siglos. Nuestra organización física, salud, vigor, fortaleza del cuerpo, facultades intelectuales, inclinaciones, etc., están influenciadas mucho por el parentesco. La enfermedad hereditaria, estupidez, debilidad de la mente, o de la constitu-ción, deformidad, tendencia a la violencia y a las pasiones ingobernables, apetitos y de-seos viciosos, son engendrados por los padres; y son dados como una herencia de generación en generación. El hombre se convierte en un asesino, un ladrón, un adúltero, un borracho, un amante del tabaco, opio, u otras drogas venenosas y nauseabundas, por medio de la predisposición e inclinaciones engendradas por el parentesco. Las personas antes del diluvio, y también los sodomitas y cananitas, habían practicado estas corrupciones y degeneraciones tan lejos, que Dios, en su misericordia, los destruyó, y así puso fin a la procreación de razas tan degeneradas y abominables; mientras que Noé, Abraham, Melquisedec, y otros, quienes fueron enseñados en las 135

leyes verdaderas de la procreación, “fueron perfectos generación” y capacitaron a sus hijos en las mismas leyes.

en su

Quitar a aquellas razas antiguas degeneradas es un tipo de lo que ahora les espera a las naciones llamadas “cristianas”, o en otras palabras, la gran amera de toda la tierra, pues sus pecados han llegado a los cielos, y Dios ha recordado sus iniquidades. ¿Donde está una nación llamada “cristiana” que no tolera o permite la prostitu-ción, fornicación y adulterio con todos sus efectos desmoralizantes, corrosivos y dege-nerativos, con todas sus tendencias a la enfermedad y el crimen, y no operar libremen-te, y dañar a todas las clases de la sociedad? ¿Dónde está la “nación cristiana” que castiga el crimen del adulterio y la fornicación con la muerte, u otras severas penalidades? ¿Dónde están las instituciones que prohíben el matrimonio de todas las personas descalificadas por la naturaleza, o por hábitos y prácticas viciosas, que no pueden responder a los fines de una institución tan santa y pura? ¿Dónde están las instituciones que podrían proteger, animar, y honrar al patriarca Jacob, junto con sus cuatro esposas y su hijos? ¿Dónde está la comunidad que se sentiría honrada a si misma por asociarse con tal familia ..donde todas las prácticas corruptas fueran despreciadas y quienes bajo el nombre de la gentileza, nobleza,o realeza, gloria en sus conquistas y victorias vivieran por los principios y prácticas de la virtud y la inocencia? El eco responde, ¿dónde?, a menos que veamos lejos en las montañas y distantes valles de Deseret, una tierra poblada por los Santos de los Últimos Días, y gobernados por la ley de Dios, las llaves del eterno Sacerdocio, y organizados en el Nuevo y Sempi-terno Convenio. En medio de estas montañas eternas serán levantados los santos templos de nuestro Dios, y todas las naciones vendrán a ellos, a fin de ser enseñados en Sus vías, y para caminar en Sus caminos, porque de Sión ha salido la ley, como fue predicho por el profeta Isaías. Por esta ley viven aquellas comunidades distantes. Ahí el patriarca de cien niños, es tenido en reverencia y honor. Sus esposas virtuosas y honorables son consideradas como madres en Israel, las hijas de Dios. (Ver la ley de Dios sobre el Matrimonio revelada para el gobierno de los Santos, publicada primeramente en Great&Ut City, Dese-ret, 1852.) Abraham y Sarah, son dignos de ser nombrados con las santas mujeres de antaño. Y también las hijas de Israel que no se 136

prostituyeron con impunidad. Ahí, los crímenes del adulterio y fornicación son raramente mencionados, o conocido que existieran, Ahí, ninguna mujer virtuosa era condenada por ley, o costumbre, para llevar una vida sin utilidad en la soledad de su claustro; o en los monótonos y pecaminosos placeres del Harén; o en las salas del vicio y el crimen, o en la soledad y desfallecimiento de una vida soltera. Ahí, en las cámaras sagradas del Santuario de Deseret, son reveladas y ministradas aquellas sagradas ordenanzas, convenios, y sellamientos que ponen el fundamento a afinidades, asociaciones y lazos familiares, indisolubles y eternos. Lazos que son más fuertes que la muerte, más durables, que nunca serán disueltos , “mientras que la vida o los pensamientos, o los seres vivan; o la inmortalidad perdure”. La restauración de estas leyes puras y prácticas ha comenzado a mejorar o rege-nerar una raza. Una santa y moderada vida, moral y maneras puros; fe, esperanza, ca-ridad, alegría, gentileza, integridad, desarrollo intelectual; verdad pura y conocimiento, y sobre todo, las operaciones del Espíritu Divino, producirán una raza mas hermosa en forma y aspectos, mas fuerte y mas vigorosa en constitución, mas feliz en temperamento y disposición, mas intelectual, menos viciosa y mejor preparada para una larga vida y días buenos en su jornada mortal. Cada generación sucesiva, gobernada por los mismos principios, mejorará todavía, hasta que el hombre y la mujer puedan vivir y multiplicarse durante cien años sobre la tierra. La unión eterna de los sexos, en y después de la resurrección, es principalmente para el propósito de reiniciar y continuar la obra de procreación. En nuestro presente estado rudimentario, nuestra progenie es a nuestra propia semejanza, y participa de nuestra naturaleza, en la cual están las semillas de la muerte. De igual manera, será la progenie de seres inmortales y celestiales, a la semejanza y participando de la naturaleza de sus divinos progenitores. Por lo tanto, tal progenie será pura, santa, incorruptible y eterna. No estarán en ninguna manera sujetos a la muerte, excepto por descender a tomar los elementos mas toscos, en los cuales están las propiedades inherentes a disolución o muerte. Descender así,y ser sujeto a la tristeza, pena y muerte, es el único camino a la resurrección, y a los mas altos grados de inmortalidad y vida eterna. Es por contraste que las inteligencias aprecian y gozan. ¿Cómo podrá ser lo dulce conocido sin probar lo amargo? ¿Cómo podrá ser el gozo apreciado sin la tristeza? O, ¿cómo 137

podrá ser la vida valorada, o su duración eterna apreciada sin un contacto con su antagonista mortal .. la muerte? Por lo tanto, los más altos grados de felicidad eterna son logrados por la puerta estrecha, y el sendero angosto que lleva a través del oscuro valle de la muerte, a man-siones eternas en los reinos de vida sin fin. Este camino ha sido caminado por un Padre Eterno, por Su Hijo Jesucristo y por todos los hijos e hijas de Dios, que son exaltados a una plenitud de gozo celestial. Como ha sido anteriormente comentado, la unión de los sexos, en el mundo e-terno, en el santo convenio del matrimonio celestial, es característico a las ordenanzas y ministraciones del Apostolado, o Sacerdocio según el orden del Hijo de Dios, o según el orden de Melquisedec. El Sacerdocio Aarónico, o las instituciones peculiares a la ley de Moisés, parecen no haber reconocido tales ordenanzas o convenios eternos, por lo tanto, las ordenanzas judías de matrimonio venían a su fin con la muerte. Ni las sectas de los fariseos, saduceos, y otras de aquella nación, concebían algo mas durable que esta vida, en los convenios de matrimonio. Por lo tanto, el Hijo de Dios, en respuesta a los saduceos, se refirió al orden de los ángeles, en la resurrección, en lugar al orden de los Dioses. Pero los Apóstoles, teniendo las llaves de los misterios eternos del reino de Dios, para sellar tanto en la tierra como en los cielos, entendieron y testificaron que, “El hombre no es sin la mujer, ni la mujer sin el varón en el Señor”. Todas las personas que logren la re-surrección, y la salvación, sin estas ordenanzas eternas o convenios de sellamiento, per-manecerán en un estado soltero, en su condición inmortal, por toda la éternidad, sin los gozos de unión eterna con el otro sexo, y consecuentemente sin una corona, sin un reino, sin el poder de aumento. Por lo tanto, son ángeles y no son dioses, y son espíritus ministrantes o siervos, al empleo y bajo la dirección de la FAMILIA REAL DE LOS CIELOS – PRÍNCIPES, REYES Y SACERDOTES POR LA ETERNIDAD. J.Sadler, Peistek, l. Moorpieldb, Liverpool.

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Fuentes de consulta: Marie Dean Speakman, marzo 1997, principalmente de la obra “Parley P. Pratt y sus doce esposas”, por Kate B. Carter, Daughters of the Utah Pioneers, Enero 1994. Matthew J. Grow,”The Extraordinary Life of Parley P. Pratt” Ensign, Abr. 2007, págs. 56-60 Holly H. Dougherty, “Parley P. Pratt, Defender of Truth” Friend, Mar. 1993, pág. 38 R. Steven Pratt, “The Five Sons of Jared and Charity Pratt” Ensign, Oct. 1979 Michael R. Morris “Chile, una viña fructífera” Liahona, agosto 1996 Jason Swensen “Chile recognizes Church” Church News, 29 Ene. 2005, pág. 5 Parley P. Pratt “Key to the Science of Theology” de los libros de Google.

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