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September 16, 2018 | Author: hernan1994 | Category: Color Balance, Light, Raw Image Format, Color, Shadow
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| Ejemplar licenciado para Manuel Viana, [email protected] #8935616

Fecha de publicación: Septiembre 2016 Redacción: Alexa de Blois y Caro Musso Editado y publicado por Blog del Fotógrafo | www.blogdelfotografo.com Versión 1.0 ©Copyright 2016 Blog del Fotografo SL Todos los Derechos Reservados Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida bajo ninguna forma, electrónica, mecánica ni ningún otro modo sin el previo y explícito consentimiento del Editor.

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Las imágenes que ilustran este libro son propiedad del autor del libro o de sus respectivos autores que las han compartido bajo licencia Creative Commons (donde se menciona) o licencia completamente libre. Aviso: La información contenida en este libro es el resultado de la experiencia, conocimiento y opinión personal de sus autores. Los mismos no se responsabilizan del uso o mal uso de la información contenida en este documento.

| © 2016 Titular de los derechos de edición, publicación y distribución Blog del Fotógrafo SL

1. La importancia de la luz ....................................................................................... 7 2. Tipos de luz ......................................................................................................... 10

3. Características de la luz ...................................................................................... 15 4. Modos de medición de la luz .............................................................................. 24 5. El histograma ...................................................................................................... 30 6. El balance de blancos ......................................................................................... 35 7. Posprocesado de la luz ....................................................................................... 40 8. La luz natural ...................................................................................................... 49 9. Contraluz............................................................................................................. 56 10. Luz difusa ............................................................................................................ 61 11. Momentos lumínicos del día .............................................................................. 67 12. La luz en fotografía de retrato ............................................................................ 77 13. La luz en fotografía de paisajes .......................................................................... 89 14. La luz en fotografía en blanco y negro ............................................................... 98 15. Accesorios útiles para jugar con la luz .............................................................. 105 16. Técnicas fotográficas basadas en la luz ............................................................ 112

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17. Problemas típicos de la luz y cómo solucionarlos ............................................ 120

De todos los elementos que te hacen falta para tomar una foto sólo hay uno completa, total y absolutamente vital e imprescindible: la luz. Los demás elementos (cámara, objetivo, accesorios, sujeto fotogénico) se pueden más o menos solucionar, pueden tener mayor o menor calidad, pero si algo no te puede faltar es una buena cantidad de luz. Es la materia prima con la que vas a trabajar para capturar fotografías mediante las cuales contarás al mundo tu forma de verlo y de sentirlo. Parece mentira que el éxito de una foto dependa de algo tan abstracto y que cuesta atrapar con las manos como la luz. Te puede fallar el fondo, el encuadre puede ser cuestionable, si la foto tiene un ligero desenfoque puede pasar, siempre hay maneras de salir airoso de un apuro fotográfico, pero lo que es difícil de solucionar es una foto que, de base, nunca tuvo la suficiente y adecuada cantidad de luz. La luz tiene que ser, como fotógrafo, tu primera preocupación. Es el oxígeno gracias al cual tu fotografía es posible. Si no dispones de luz ni tienes forma de crearla (más adelante en el libro de explicamos cómo), el reto de hacer una foto viva se vuelve complicado. Me pregunto cómo hemos sido capaces, en Blog del Fotógrafo, de tardar tanto tiempo en dedicar un libro como éste a un tema tan esencial como la luz, el centro de toda la fotografía. Como dicen, más vale tarde que nunca. Espero que disfrutes de la lectura de que te enseñará a hacer magia.

, el libro de fotografía

Mario Pérez Blog del Fotógrafo

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Feliz lectura.

Dedicar un libro exclusivamente a la luz en fotografía no es ningún capricho. Leer una publicación sobre este tema es una necesidad e incluso nos atreveríamos a afirmar que es una obligación, pues la luz es el alma de toda fotografía.

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Comenzaremos hablándote de la importancia que tiene en la fotografía para que te convenzas, si no lo estás ya, de lo necesario que es invertir parte de tu tiempo en leer (con mucha atención) un libro como este. Un libro centrado en la luz.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de danigeza.

La luz es a la fotografía como el agua a los seres vivos, el oxígeno al fuego, las olas al surf o la pluma al escritor. No puede existir una cosa sin la otra. La palabra fotografía deriva de los vocablos griegos “foto”, que significa luz; y “grafía”, escribir. Con lo cual estamos hablando de escribir o dibujar con luz. A partir de aquí podemos entender la importancia de ésta en una fotografía, ya sea analógica, digital, con réflex, compacta, de teléfono o una cámara casera construida a partir de una caja de cartón. No importa el formato ni el aparato, importa la luz.

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Una vez que sabes que no existe fotografía sin luz, que no sólo es importante, sino necesaria, te vamos a contar algo más. Además de imprescindible, este elemento, que es la luz, es una fuente de creatividad, es una herramienta de composición y un recurso fotográfico de lo más complejo que, bien utilizado, puede convertir una imagen aparentemente sin interés en una gran fotografía. Dominar la luz es el camino para dominar la fotografía, sin duda.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de MihaiParaschiv.

Te preguntarás cómo puedes dominar la luz (y haces bien, para eso estás aquí). Te lo vamos a explicar a través de los distintos capítulos de este libro, pero te podemos adelantar que manejando bien la luz puedes

despertar emociones, crear increíbles composiciones, cambiar el color de una fotografía, destacar o disimular texturas, controlar las sombras, dibujar siluetas o definir perfiles y transmitir sensaciones. Formas, texturas, colores, transparencias y volúmenes se rinden a la luz. La luz en fotografía es como una varita prodigiosa, si sabes cómo usarla posees el poder de hacer magia.

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¿Quieres hacer magia?

La luz posee tal capacidad de modificar una escena, de modelarla, de encumbrarla o destrozarla, que llegar a conocerla y dominarla es (o debería ser) el sueño de todo fotógrafo. Si estás leyendo esto, este es probablemente tu objetivo, tu sueño, tu pasión, ¿verdad? ;-) Entonces vayamos poco a poco desvelando los misterios de la luz, empezando por conocer qué tipos de luz existen de forma general, cuáles son sus principales características, trucos, sensaciones, y cómo y dónde podemos encontrarlas.

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Existen dos tipos de luz: natural y artificial. La primera es la que nos ofrece la naturaleza, bien proveniente directamente del sol, o bien indirectamente por el reflejo de éste en la luna, nubes, etcétera. En cambio, la segunda es la que creamos como seres humanos a través de bombillas, flashes, y demás artilugios artificiales.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de jasonjenkins.

Ya hemos comentado que la luz natural es aquella que proviene de la naturaleza, en forma de astro rey (sol) por reflejo de éste (luna), e incluso de las estrellas. La luz natural la podríamos clasificar en diferentes momentos del día debido a que cada período tiene una intensidad, un ángulo o una temperatura de color diferente. Si esto te suena a chino, no te alarmes que hablaremos detenidamente de estos conceptos en el siguiente capítulo “Características de la luz” . Es muy probable que no te suene extraño y sepas ya que una misma imagen al amanecer y a mediodía tienen poco que ver, a pesar de que lo “único” que cambia es la luz. A la derecha verás una muestra, un mismo paisaje fotografiado en distintos momentos del día. Arriba capturado a las 6 a.m., en el centro a las 4 p.m., y abajo a las 8 p.m. Cómo cambia el paisaje, ¿verdad? ¡Ése es el poder de la luz!

Puedes perseguir la luz que deseas, esperarla, aprovecharte de lo que te ofrece en un momento dado o incluso utilizar determinados accesorios para modelarla o redirigirla, pero poco más. No es como la luz artificial que construyes en un estudio, donde colocas una lámpara, en el lado que quieres, con la intensidad que deseas y en el ángulo justo que necesitas. Nada que ver. Igual que nada tiene que ver la riqueza de matices que ofrece la luz natural frente a la luz artificial. Ya

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Sobre la luz natural, a priori, no tienes ningún control. Es la que hay, no puedes decirle al sol que baje un poco la intensidad, pedirles a las nubes que se aparten o parar el ángulo de los rayos justo en el momento en el que el sol se está poniendo.

sabemos que nada es perfecto, todo presenta ventajas e inconvenientes ;-). En próximos capítulos profundizaremos en la luz natural, en cómo aprovecharla, en los distintos momentos lumínicos que puedes encontrar a lo largo del día y lo que te ofrece cada uno de ellos fotográficamente hablando. Por lo que no nos vamos a detener más en este tipo de luz y pasamos a presentarte la luz artificial.

La luz artificial es toda aquella generada de forma “no natural”, es decir, la fabricada por los seres humanos y no aquella captada de la naturaleza. La luz artificial se divide en dos subcategorías: encontrada y generada.

Es la que encontramos disponible en la escena de forma “casual”, es decir, luces urbanas, lámparas, farolas, velas, fluorescentes, neones, etcétera. Cada una de ellas tiene una intensidad y una temperatura de color diferentes. Por ejemplo, las luces de tungsteno y las velas originan una luz cálida y anaranjada, mientras que las luces fluorescentes producen imágenes frías y verdosas.

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Ante este tipo de luces es importante ajustar el balance de blancos, bien para conservar sus tonos, bien para corregirlos. Es decir, puede que te gusten los colores con los que se tiñe la imagen. En ese caso no has de hacer nada. En cambio, si lo que quieres es corregirlo deberás, bien haber disparado previamente en RAW para modificarlo en el procesado, o bien escoger en tu cámara la opción adecuada. No te apures, esto es sólo un adelanto, te lo vamos a explicar muy detenidamente en próximos capítulos.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Phil Dolby.

También llamada creada, de estudio, etcétera. Podríamos decir que es el sistema más “artificial”, puesto que es el que generamos y controlamos enteramente. Con esto nos referimos a flashes, lámparas de estudio, cajas de luz, etcétera.

 Continua: no emite destellos, sino que ilumina de forma constante la escena (lámparas).  Discontinua: la más representativa es el flash. El flash está configurado para ser luz blanca, y se caracteriza por ser una fuente de luz que trabaja por destellos. El flash puede ser externo o acoplado a la cámara. El primero es mucho más versátil y ofrece mejores resultados que el primero (cuando llegues al capítulo 15 “Problemas típicos de la luz. Cómo solucionarlos” entenderás por qué ;-)).

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Contamos, principalmente, con varios tipos de luz generada o de estudio:

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Ed Schipul.

Cada tipo de luz tiene sus ventajas y desventajas, sus mejores momentos y sus aplicaciones más apropiadas. Lo más importante es familiarizarte con cada uno de estos tipos de iluminación con el fin de sacarle el máximo provecho a cada una de las situaciones a las que te enfrentes.

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Observa las siguientes imágenes. ¿Qué te parece? ¿Con cuál te quedas?

Luz artificial

Luz natural

Nos gusta pensar que la luz es como un ser vivo, si bien no nace, se reproduce y muere; la luz tiene vida, cambia, crece, se atenúa, varía según la hora del día, de las estaciones… La luz no es un elemento inerte, invariable o imperturbable. La luz vive. Por eso es tan mágica. Por eso es tan maravillosa y compleja a la vez. Para dominar la luz, el primer paso es comprenderla. Una vez que conoces su importancia debes entenderla, desgranarla. No podrás dominarla si no la conoces bien. En este capítulo te vamos a hablar de las características de la luz, para que entiendas un poco mejor cómo funciona sin entrar en propiedades físicas o tecnicismos imposibles de descifrar.

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Nos vamos a centrar en lo que verdaderamente importa, en lo que necesitas saber, en lo que te ayudará a lograr mejores fotografías. Porque de nada vale hablarte de radiaciones electromagnéticas, longitudes de onda o ángulos de vibración si no te va a servir para entender mejor la luz, sino para alejarte de ella; y no te hará mejor fotógrafo, sino aburrirte. Por ello en lugar de sus propiedades físicas te vamos a hablar de las características de la luz, y éstas son: calidad, intensidad, dirección y temperatura.

Si lo primero que se te ha venido a la cabeza al leer la palabra calidad es que te vamos a hablar de luz buena o mala, mejor deshazte de esta idea porque nada más lejos de la realidad. Si bien es cierto que mucha gente “huye” de uno de estos tipos de luz, para nada se trata de luz mala o buena, sino de apropiada o no para lo que busques o intentes transmitir.

Cuando hablamos de calidad de la luz, nos referimos a luz dura o luz suave. Esta característica está relacionada con la transición de las luces a las sombras. Según cómo se produzca este cambio estaremos describiendo una luz más dura o más suave. Profundicemos en esto.

Es la más temida por muchos fotógrafos, de hecho, es más fácil encontrar consejos sobre cómo evitarla o modificarla que sobre cómo aprovecharla. Se trata de una luz que procede de una fuente concentrada, directa, sin elementos de por medio que puedan difuminarla. Será más dura cuanto más pequeña y alejada esté la fuente con respecto al motivo. De hecho, cuanto más se aleje, más pequeña se volverá. Los días muy soleados en las horas centrales o los flashes sin difusor son perfectos “fabricantes” de luz dura.

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Con esta luz, la transición entre luces y sombras es muy brusca, con bordes muy duros como resultado. A primera vista, las sombras se aprecian muy marcadas y densas, tanto que por eso muchas veces se huye de ella, pues, en algunos casos (como los retratos), suelen favorecer poco.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Vinoth Chandar.

¿Quiere decir esto que la luz dura no es apropiada para la fotografía? En absoluto. Lo que significa es que esta luz es apropiada, o incluso excelente, para determinadas fotografías y no otras. La luz dura provoca dramatismo, define los bordes, eleva las texturas, elimina detalles en las sombras y satura los colores. ¿Buscas alguno de estos efectos? Pues esta es tu luz. Úsala en contraluces, atardeceres, paisajes, arquitectura, texturas, fotografías de alto contraste, dibujos con sombras, fotografías en blanco y negro, bajorrelieves, fotos en el desierto, playas de azul turquesa, etcétera. Esta luz tiene su propio atractivo gracias a las sombras profundas que produce y la intensidad que aporta y, bien utilizada, puede servir para abstraer la imagen, alejarla de la realidad y atraer la mirada del público.

Si bien esta luz no es la adecuada para que la gente parezca más bella en los retratos, sirve para transmitir agresividad, fuerza o lograr una imagen muy dramática. Porque sí, el tipo de luz que utilices te puede ayudar a provocar un tipo de emociones u otras, cuando acabes de leer este libro, te habremos convencido de ello (si no lo estás ya). Truco: La luz dura no es la más adecuada para retratos por las sombras poco atractivas, sin embargo, sí puedes utilizarla si lo que pretendes es dotar a tu modelo de carácter y fuerza, incluso agresividad. ¿Recuerdas la primera escena de la película “El Padrino”? ;-).

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de image4you.

También conocida como luz difusa, es aquella que provoca una transición más suave entre las sombras y las luces, no se aprecian bordes definidos ni sombras marcadas. No se trata de menos intensidad, sino de una luz más difuminada, menos concentrada. Esto es porque proviene de una fuente más grande con respecto al sujeto o porque existe algún elemento entre el motivo y la luz que actúa como difusor. También puede ser resultado de una luz reflejada en una superficie. El capítulo 10 “Luz difusa” está dedicado a ella, por lo que ahora no vamos a ahondar demasiado. Solamente añadiremos que es un tipo de luz que transmite sentimientos más “tranquilos”, por así decirlo, que la luz dura: ternura, dulzura, calma, amabilidad, etcétera.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Adina Voicu.

Esta propiedad es tal y como su nombre indica, la dirección con que incide la luz sobre un sujeto, su procedencia, y tiene un importante impacto en la forma, en el resultado de la imagen y en la lectura que el espectador puede hacer de ella.

1. Frontal. La fuente de luz se encuentra frente al sujeto. Por ejemplo, la luz que proviene del flash incorporado de la cámara. La luz frontal es la que más destaca los colores del motivo y más información aporta, aunque no es la más idónea para realzar texturas. Muestra mucho detalle y algunas zonas pueden resultar demasiado iluminadas. Observa la diferencia entre el flash integrado de la cámara (izquierda) y otra iluminación frontal (derecha). 2. Trasera. Es la que se utiliza en los contraluces, pues queda justo a la espalda del motivo. La sombra del sujeto crea una silueta en un fondo más luminoso. En función del ángulo de la luz y de la cámara puede conseguirse un halo alrededor del sujeto, especialmente si el fondo es oscuro. 3. Cenital. Procede desde un punto perpendicular por encima del motivo y es la luz a la que estamos más acostumbrados. Se aprovecha más en exteriores que en interiores por el tipo de sombras duras y verticales que provoca. Es más adecuada para planos generales y ofrece profundidad.

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En estos términos, la luz puede ser:

4. Frontal cenital. La luz está frente al sujeto, pero más elevada. De esta forma se obtiene un resultado más tridimensional al aparecer algunas sombras.

Lateral

Tres cuartos

5. Lateral. La luz procede de uno de los laterales y es como más se resaltan las texturas y se aporta volumen. Ayuda a ocultar unas zonas y destacar otras y provoca sombras más alargadas. 6. Semi lateral o tres cuartos. Se llama así cuando la luz procede de un ángulo de 45º con respecto al sujeto. El contraste es mucho menor que con la luz lateral, aunque también permite realzar las texturas y no es tan plana como la luz frontal. 7. Nadir o contrapicada. Esta luz no es muy frecuente ni natural, pues procede de debajo del sujeto. A veces se utiliza combinada con otro tipo de luces para suavizar sombras o sola si se quiere transmitir misterio o inquietud. 8. Perfil. Es la luz procedente de cualquier dirección que queda bloqueada por el sujeto casi completamente pero que en una pequeña parte se desborda y dibuja un perfil del motivo. Es una iluminación difícil de conseguir y de manejar. Se puede producir con una fuente brillante desde atrás pero fuera del encuadre y con toda la escena en sombra. Los resultados pueden ser muy interesantes.

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Cenital

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de José Manuel Ríos Valiente.

La intensidad se refiere a la cantidad de luz disponible y también se conoce como luminosidad. Su unidad de medida es el lux por centímetro cuadrado, aunque esto no es algo que te deba importar por ahora.

A falta de fotómetro, el exposímetro de tu cámara también te chiva si hay demasiada luz o si, por el contrario, es insuficiente (para que puedas actuar en consecuencia). ¿Qué no sabes lo que es el exposímetro? Ejem, ejem… Anda, haz una pausa para revisar el manual de instrucciones ;-).

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Lo que sí que te interesa saber es que puedes calcularla con un fotómetro para ajustar correctamente los valores de apertura y velocidad con el fin de lograr una adecuada exposición. De apertura, velocidad de obturación y exposición, hablaremos más adelante, que no salten las alarmas ;-). Sólo te adelantaremos que una exposición inadecuada se traduce en fotografías demasiado oscuras (subexpuestas); o demasiado iluminadas (sobreexpuestas).

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de pezibear.

Ahora bien, ¿qué pasa cuando quieres hacer un retrato y te encuentras con una imagen amarillenta? ¿O incluso azulada? La imagen debería estar equilibrada y no tener un color que predomine sobre otro para que se vea igual de natural que lo verían nuestros ojos. Lo que ocurre es que esta es una característica más de la luz, que, en función de la hora del día, de si está o no nublado o de si es una bombilla de tungsteno o fluorescente, o la luz de una vela, tiene un color predominante u otro. Ya te lo adelantábamos cuando te presentamos la luz encontrada, ¿recuerdas? El ojo humano ve blanco cualquier objeto que sea blanco independientemente de la luz que lo ilumine. Esto es porque sabemos que es blanco y nuestro cerebro lo interpreta como blanco. Sin embargo, cuando comparas el mismo objeto fotografiado con luces distintas puedes

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La última propiedad de la luz que nos queda por presentarte es la temperatura del color y no es más que la dominancia de un color en la imagen. Por ejemplo, ¿alguna vez has observado las diferencias entre una foto tomada al atardecer o una tomada al anochecer? ¿Has comprobado que una tiene un tono anaranjado y otra azulado? En estos casos te puede servir para lograr un efecto creativo o transmitir una emoción y puedes incluso buscarlo.

apreciar la diferencia, puesto que la cámara lo capta tal cual es. Y si el término ya te es familiar y te fijas bien, puedes verlo sin necesidad de comparar con otra imagen. ¿De qué te sirve conocer esta propiedad? Pues porque, como ya hemos comentado, mientras que en algunas ocasiones el color predominante te parecerá acertado, en otras te resultará molesto y necesitarás corregirlo.

Para ello existe el balance de blancos, un ajuste de tu cámara que ya hemos mencionado en páginas anteriores y que sirve para equilibrar la temperatura de la luz. En el capítulo 6 “Balance de blancos” te contaremos cómo ajustarlo, verás que no es tan difícil como puede parecer en un principio ;-). También se puede equilibrar la luz mediante el uso de filtros de conversión o filtros de compensación del color. Estos se utilizan para introducir cambios en el equilibrio general de la imagen o corregir colores dominantes. Los filtros de compensación del color los puedes aplicar en el editor de imágenes.

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Ahora que conoces un poco mejor la luz, estás más cerca de hacer magia con tu varita ;-). ¿Continuamos?

A medida que te adentras en el infinito mundo fotográfico, adviertes las numerosas posibilidades que éste ofrece a nivel técnico y artístico. Cuanto más sabes, más te das cuenta de lo que te falta por aprender, ¿verdad? Vivir este mundo como un reto constante, con miles de oportunidades de aprender y mejorar es, para nosotros, lo mejor de la fotografía ;-). Y puesto que la fotografía es un todo formado por muchos elementos (la luz en sí misma, el fotógrafo que la interpreta y la cámara que la recoge), debes aprender a dominarla en todas sus facetas. En este capítulo, te enseñaremos a explicarle a tu cámara cómo debe interpretar la luz en cada ocasión. ¿Suena difícil? Que no cunda el pánico, no lo es para nada ;-). Vamos a verlo.

De este modo, al indicarle a la cámara de qué parte y en qué modo deseas recoger la información de la luz, ésta se encargará de ser lo más específica y correcta posible.

Principalmente, y de forma genérica, existen tres tipos de medición: Matricial, Puntual y Ponderada al centro.

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Los modos de medición sirven para indicarle a la cámara tus prioridades respecto a dónde recoger la información de la luz. Como ya sabrás, en una misma imagen puede haber muchos tipos e intensidades de luces: zonas más claras, zonas en sombras, etcétera. Como, por desgracia, no es fácil exponer bien para todas las luces, tu labor es decidir qué zona de la escena es tu prioridad.

El modo matricial es el de uso más común, porque es el que mejores resultados suele dar en la mayoría de situaciones. Seguramente también sea el que tu cámara trae por defecto. Este modo funciona recogiendo información de toda la escena a través de diferentes puntos repartidos por el sensor. Con toda la información de luces y sombras, y según el peso de cada elemento, realiza una media de la exposición y te entrega un valor correcto para aproximadamente toda la escena.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Dziunka DBK.

Como ya hemos avanzado anteriormente, este es el modo más fácil de utilizar y el que te ofrecerá mejores resultados en la mayoría de los escenarios posibles, cuando necesites una medición general correcta. Esto incluye tus fotos de vacaciones, fotos de paisajes, etcétera. Recomendación: Este modo de exposición te servirá en la mayoría de las circunstancias. Utilízalo por defecto y cámbialo cuando necesites resultados diferentes en contextos concretos.

Totalmente opuesto al matricial, el modo puntual no busca un resumen correcto de toda la escena sino la información recogida en un punto muy concreto de la imagen.

La medición puntual es extremadamente precisa y obedece a un objetivo determinado con resultados concretos. Por ejemplo, una escena oscura con un pequeño punto de luz (pongamos una vela) en medición matricial obtendrías una imagen más o menos correcta para toda la escena; se vería la vela y probablemente el fondo, con más o menos acierto. En cambio, en medición puntual, situarías el punto de medición específicamente en la vela o en una zona de ésta, y la cámara te daría el valor de exposición concreto para sólo ese punto. Dejando la vela expuesta correctamente y el fondo negro.

Será el más adecuado a la hora de destacar un elemento concreto por encima del resto o cuando la situación lumínica de la escena se base en grandes contrastes entre luces y sombras, puesto que es el que te permite mayor control de la exposición en un lugar concreto de la escena.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de trasroid.

Cuidado: Precisamente por ser el modo más preciso, el modo Puntual es también el más “traicionero”, pues no tiene en cuenta ningún otro valor de exposición de la escena. Úsalo sólo cuando tengas un objetivo concreto en mente y no como algo pre-configurado por defecto en tu cámara.

Este modo de medición es parecido al puntual con la diferencia de que no sólo recoge información de un pequeño punto concreto del encuadre, sino que amplía ligeramente esta información con puntos cercanos a éste.

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Te será muy útil cuando te encuentres ante una escena con diferentes luces y te interese destacar una zona concreta de la imagen, pero a la vez dar cierta información de su entorno inmediato.

Si observas las siguientes imágenes, comprobarás cómo afectan los diferentes modos de medición a un mismo tema, luz y momento. La medición matricial (imagen izquierda) es la que realiza una media aproximada de todos los elementos de la escena. En este caso, tanto el bebé como el fondo, tienen exposiciones que podemos considerar correctas o por lo menos aceptables ;-)

Medición Matricial

Medición Puntual

Ponderada al centro

En cambio, en la imagen central observamos cómo se han priorizado los tonos de la piel del bebé por encima del resto de elementos y, puesto que la medición puntual no tiene en cuenta las demás exposiciones de la imagen, el fondo ha quedado sobreexpuesto. Por último, en la imagen derecha, se ha realizado una medición ponderada al centro, que toma la información no sólo del centro sino de la zona que lo rodea.

Antes de que continúes leyendo, te vamos a pedir que busques tu cámara y hagas un ejercicio, ahí donde estés. No importa la composición, ni el tema. Simplemente realiza varias pruebas con los diferentes modos de medición que te hemos explicado antes y en distintas situaciones lumínicas. Observa las diferencias y decide en esas situaciones qué modo es el que más te convence.

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Dependiendo de la idea que queramos transmitir a través de nuestra foto, del mensaje, del protagonista, punto de interés, etc., nos interesará usar un modo de medición u otro.

De nada sirve que avances páginas si no pones en práctica lo que aprendes. Todas estas líneas van a seguir aquí escritas para siempre. No hay prisa.

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Aprende despacio, pero seguro.

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Pocas herramientas en fotografía son tan desconocidas y a la vez tan indispensables como lo es el histograma. Pensarás, no será tan indispensable si he sido capaz de llegar hasta aquí sin despeinarme ;-), es posible, no dudamos de que hayas llegado hasta aquí en suficientes buenas condiciones y que tus fotos sean más que decentes. Genial, pero… ¿por qué conformarte? ¿Por qué no pensar en algo aun mejor? ¿Por qué no soñar con la imagen perfecta? Sí, suena aburrido y complicado, pero lo cierto es que es un instrumento increíble y muy fácil de utilizar e interpretar, que una vez entre en tu vida lo hará para quedarse. Veamos por qué y cómo.

El histograma es un sistema estadístico que se utiliza para cuantificar la frecuencia con la que se repiten determinados valores. En fotografía se muestra en forma de gráfica de barras con dos ejes: vertical y horizontal. El eje vertical muestra la cantidad de píxeles que cumplen un requisito

de luminosidad; el eje horizontal los valores de luminosidad. Es decir, a través del histograma, puedes comprobar qué clara u oscura está una imagen y en qué cantidad de píxeles se cumple esa luminosidad por cada pico de información. ¿Un poco lioso? Es más fácil de lo que parece. Veamos cómo se interpreta un histograma de forma sencilla.

Esta imagen corresponde al histograma de la imagen anterior, vamos a desgranarlo poco a poco. Para empezar, de forma general, podemos observar diferentes picos de información repartidos a lo largo del histograma.

Ahora bien, ¿cómo saber si una imagen está correctamente expuesta? Veamos algunos histogramas de ejemplo junto con la imagen a la que corresponden. ¿Qué te parece la exposición de la siguiente imagen (primera imagen de la siguiente página)? Sobreexpuesta, ¿verdad? Ahora fíjate dónde se concentran todos los picos de información. ¿Ves que la mayoría de ellos se agolpan en la parte derecha del histograma, incluso pareciendo querer salirse de la gráfica? Bien, eso es porque todos los píxeles con información se concentran allí. Lo que significa que no tenemos negros ni zonas en sombra. Este histograma podría ser correcto para fotografiar

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 La parte izquierda del histograma corresponde a las zonas oscuras de la imagen.  La parte derecha corresponde a las zonas claras de la imagen.  El centro a los tonos intermedios. Los picos más altos (en este caso en color rojo en la zona de luces) simbolizan que hay más píxeles en esa zona lumínica. Es decir, que la mayoría de información sobre las luces, se encuentra allí.

la nieve o escenas sin tonos oscuros, pero no para esta imagen, ya que

vemos que sí hay zonas oscuras. Lo que ocurre es que, al estar sobreexpuesta, no se reflejan en el histograma.

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Siguiente imagen, ¿qué te parece la exposición? Algo subexpuesta, ¿verdad? Fíjate de nuevo dónde se acumula la información. En este caso, los picos de información están a la izquierda del histograma, en la parte de las zonas oscuras. La información de los tonos medios correspondería al plato (blanco) que por ser más claro presenta, en este caso, mejor exposición que el resto de la imagen.

Y, por fin, analicemos una última imagen (siguiente página), la misma que abre este apartado. A simple vista parece que el tema mejora bastante, ¿no? Pero, ¿qué dice el histograma? Podemos observar que la información se reparte por todo el eje horizontal, es decir, tenemos sombras, tonos medios y zonas claras. A priori parece correcto porque

refleja la escena de forma correcta. Es decir, hay realmente zonas oscuras (ojos, pelo, suelo…), zonas claras (plato, mesa) y zonas de tonos más intermedios (piel del rostro). ¿Lo ves ahora más claro?

¿Qué te parece? Fácil, ¿verdad? Aprender a interpretar el histograma te permitirá trabajar y corregir tus fotografías in situ, sin esperar a llegar a casa para darte cuenta de que tu imagen está mal expuesta. Recuerda que todo lo que puedas corregir en el momento del disparo repercute en la calidad de tus imágenes.

Así que, ya sabes, estudia cómo configurar tu cámara para que te muestre el histograma automáticamente cada vez que tomes una imagen, y dedícate a analizar la información que te proporciona.

Un histograma te ayudará realmente a comprender si has expuesto bien tu imagen, siempre teniendo en cuenta que habrá imágenes que tenderán a la derecha naturalmente (escenas claras como la nieve) y escenas que tenderán claramente hacia la izquierda (escenas oscuras como un

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Olvídate de analizar las imágenes a través de la pantalla de tu cámara. La información que tú recibes depende de la calidad de la misma, de su luminosidad, de la luz del entorno en el que te encuentras, etcétera. Pero un histograma es una huella digital, la información real que no depende ni de la calidad de tu pantalla ni del entorno y, por lo tanto, no engaña a la vista.

atardecer) sin implicar necesariamente que éstas estén ni sobre ni subexpuestas.

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Todo es cuestión de práctica y de ensayo-error. Ten en cuenta que cada escenario es único y que lo que es negro debe representarse en la zona oscura y lo que es claro en la zona clara del eje horizontal. Poco a poco, irás reconociendo de forma ágil si los valores de exposición son correctos o si necesitas cambiar algún parámetro.

Este es otro término fotográfico que podría darte dolor de cabeza si no hubieras tenido la suerte de caer por aquí ;-). Porque parece que existe algún ser maligno decidido a que abandones la fotografía atacándote con términos y vocablos tales como histograma, diafragma, ISO, RAW, balance de blancos y un triste largo etcétera. Pero no te preocupes, porque sólo son simples palabrejas, que, despojadas de su máscara de dificultad, se convierten en algo muy, muy sencillo, que te hará decir ¡Ah! ¿En serio? ¿Era esto? ¡Haber empezado por ahí! Nosotros esperamos que al final de este capítulo, cuando descubras qué es realmente el balance de blancos, sean éstas tus palabras ;-).

Se considera que una imagen es correcta en cuanto a tonalidad, cuando ésta se muestra neutra. Es decir, ningún tono la domina. Mejor vayamos a un caso práctico:

Pues ha ocurrido precisamente porque hay ciertas luces que tiñen la imagen de diferentes tonos de color, lo que también se conoce con el término temperatura de color, del que te hablamos en el capítulo 3 “Características de la luz”, lo recuerdas, ¿verdad? Cada tipo de fuente de luz presenta su propia temperatura de color. Las hay cálidas, frías y neutras:

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Cumpleaños de tu abuela  Por la tarde  Luces encendidas  Fotos naranjas  Ceño fruncido: ¿Por qué habrán quedado así? ¿Tan mal? ¡¿Naranjas?!

 Cálidas. Las lámparas de tungsteno (que son la mayoría de las que encuentras en interiores), las velas, las luces del amanecer y el atardecer, etcétera.  Frías. Fluorescentes, días nublados.  Neutras. Luz de flash, luz diurna. Aunque a simple vista pueda parecerte que todas son iguales, tu cámara no sólo las distingue, sino que capta los colores como uno más y los imprime en tu imagen; te guste o no. Mira las siguientes imágenes, la primera con un tono frío, la segunda con uno neutro, y la tercera con uno cálido. La elección es sólo cuestión de gusto.

Una vez que sabes lo que pasa, ponerle remedio es muy, muy fácil, porque tú no quieres fotos naranjas ni verdes ni azules, ¿no? O por lo menos no ahora. Así que la forma de solucionarlo es simple; se trata de contrarrestar el efecto del tono dominante con su tono contrario. Es decir, si la imagen es cálida le añades un tono frío y lo neutralizas. O si, por el contrario, la imagen es fría, le añades un tono cálido y lo neutralizas. Es un poco como decir si tengo -1 y quiero 0 pues le añado +1 y ya lo tenemos, ¿no?

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Fotografía cortesía de Alexa De Blois.

A continuación lo verás más claro.

Principalmente te encontrarás con:  Tungsteno. Se ejemplifica a través del dibujo de una bombilla y contrarresta los tonos anaranjados de las luces de interior.  Soleado. Para escenas con mucha luz, se suele representar con un sol.  Nublado. Equilibra los tonos de un día nublado (que suelen ser fríos y de poco contraste). Casi siempre aparece con unas nubes.  Flash. Para compensar la luz del flash. Se suele simbolizar con un rayo.  Fluorescente. Neutraliza los tonos tirando a verdosos que generan las luces de los fluorescentes. Se representa con el dibujo de un fluorescente (aunque necesitas mucha imaginación para descubrirlo). En el siguiente gráfico sería el segundo símbolo empezando por la izquierda.  Sombras. Suele presentarse como una casita con rayas al lado. En este caso sería el símbolo situado más a la derecha de todos, en la zona de los fríos.

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Truco: En fotografía, la práctica es esencial para asentar los conocimientos. La mejor forma de entender el balance de blancos es ir fotografiando la misma escena con los diferentes modos para ver el efecto.

Y como siempre decimos que una imagen vale más que mil palabras, vamos a predicar con el ejemplo y mostrarte, a continuación, diferentes ajustes para una misma imagen. En la página siguiente tienes el resultado:

Nublado

Fluorescente

Luz de día

Sombras

Flash

Tungsteno

¿Creías que daba igual uno que otro? ¿Entiendes ahora por qué las fotos del cumpleaños de tu abuela quedaron tan… ejem…? ;-).

El modo automático A pesar de que somos grandes defensores del control absoluto de la escena y de los ajustes, lo cierto es que debemos admitir que cualquier ayuda siempre es buena. Porque la verdad es que el modo automático del balance de blancos tiene unas cuantas ventajas. La principal y más importante es que funciona

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Truco: Si disparas en RAW puedes olvidarte del balance de blancos y cambiarlo cómodamente desde tu silla. Disparar en RAW (en lugar de en JPG) te permite procesar el balance de blancos posteriormente en ordenador.

bastante bien, y la segunda es que, si te olvidas de ajustarlo, probablemente te salve la foto. Eso sí, sólo lo recomendamos bajo supervisión, si crees que no está dando el tono adecuado para la imagen que tienes delante, modifícalo. Nadie sabe mejor que tú qué resultado quieres obtener.

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Irás comprobando que, una vez explicadas, las cosas resultan más sencillas de lo que parecen a priori, ¿cierto? Desde ahora balance de blancos no será para ti una palabreja imposible, sino un ajuste totalmente controlable.

Por muy bien que expongas, por mucho que te esfuerces en medir en un lado y otro, en realizar diferentes pruebas y acertar con el modo de medición, lo cierto es que muchas veces la realidad dista bastante de aquello que tu sensor consigue captar. No siempre, en ocasiones todo parece coincidir a la perfección, pero la mayoría de veces necesitarás dar unos retoques aquí o allá. En los siguientes apartados te explicaremos algunos consejos básicos de edición para mejorar tus imágenes de forma efectiva y sencilla. Cuidado: Nunca relegues una mala exposición al programa de edición. Una mala imagen es insalvable casi siempre, por mucha edición que intentes aplicarle después.

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Antes de comenzar a hablar de los ajustes de edición y partiendo de la base de que vas a realizar tus imágenes con intención de procesarlas en un futuro, nuestra recomendación es que, si tu cámara dispone de este formato (la mayoría de cámaras de hoy en día lo tienen), dispares en RAW.

Grosso modo, podemos decir que un archivo RAW, a diferencia del JPEG, es un archivo sin ningún tipo de procesado por parte de la cámara. Sería algo así como la fotografía en “crudo”. Haz la prueba, toma una fotografía cualquiera, la misma en ambos formatos y obsérvala. Seguramente pensarás que la fotografía tomada en JPEG te ha dado mucho mejor resultado en cuanto a tonos, luces, etcétera. Aparentemente es cierto, pero la verdad es que se debe simplemente a que la cámara ya ha

procesado la imagen por ti, con unos ajustes básicos predeterminados de fábrica. Hasta aquí no habría problema. Lo único malo es que, una vez procesada, este formato desecha la información que le sobra dejándote una imagen procesada y medio finalizada a la que le falta mucha parte de la información original. En cambio, un archivo RAW contiene toda la información recogida por el sensor sin interpretación ninguna. Eres tú el que tomará las decisiones oportunas a la hora de procesar la imagen y no tu cámara. Eso se traduce en una mayor calidad a la hora de realizar los retoques, pero también en un tamaño de archivo bastante mayor.

A la hora de procesar tus imágenes de forma efectiva, es necesario establecer un flujo o método de trabajo que te sea útil y práctico, es decir, que te permita establecer un orden concreto con el fin de no olvidarte nada, optimizar el tiempo y evitar errores. Aquí expondremos nuestro flujo de trabajo básico al trabajar con Lightroom, a modo de guía de inicio, no obstante, sobra decir que puedes (o debes) establecer el flujo de trabajo que para ti sea más práctico. Una vez que has leído estas recomendaciones previas, veamos algunos retoques básicos que te serán de mucha utilidad en el control de la luz.

Dicho esto, te explicaremos cuáles son y en qué consisten los ajustes básicos para procesar la luz de tus imágenes. Posteriormente veremos cuándo y cómo utilizarlos. Recomendación: La mejor forma de ir entendiendo los conceptos es que a la vez que lees la explicación, o inmediatamente después, vayas toqueteando y realizando tus pruebas. Ése es el único camino del aprendizaje ;-)

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Nosotros ejemplificaremos los ajustes básicos basándonos en Adobe Lightroom, pero la mayoría de programas de edición contienen todos estos parámetros (Adobe Photoshop, Adobe Camera RAW y muchos otros programas gratuitos como Picmonkey, Pixlr, etcétera).

Truco: Si prefieres dejar los valores tal y como estaban al principio, sólo tienes que clicar dos veces sobre el cursor del parámetro que desees recuperar.

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 Temperatura. Es lo que conocemos como temperatura de color, que no es más que la calidez o frialdad de la imagen de la que te hemos hablado en capítulos anteriores. Cuando hablamos de corregir el balance de blancos, lo hacemos a través de este cursor. Si lo mueves hacia la derecha, te dará tonos más cálidos, mientras que a la izquierda te dará tonos más fríos.  Matiz. Tiñe la imagen con tonos de verdoso a púrpura, cuanto más cerca de los extremos, lo hará con mayor intensidad.  Exposición. Aclara u oscurece toda la imagen.  Contraste. Acentúa los blancos y los negros de la imagen, pero también añade algo de saturación al color.  Altas luces. Modifica sólo las zonas con mayor luz en la imagen, dejando el resto sin modificar.  Sombras. Lo mismo que el ajuste anterior, pero sólo modifica las zonas en sombras con el fin de aclararlas y oscurecerlas según sea necesario.  Blancos. Añade o resta blanco a la escena.  Negros. Añade o resta negro a la escena.  Claridad. Añade o resta contraste en los tonos medios.  Intensidad. Intensifica de forma inteligente los tonos con falta de saturación.  Saturación. Intensifica todos los tonos por igual.

La temperatura es el tono de la imagen; de frío azulado (en la zona izquierda del marcador) a cálido anaranjado (en la zona derecha). No existe una forma correcta o incorrecta de ajustar los marcadores de la imagen, depende única y exclusivamente de tu decisión y de lo que desees obtener o transmitir. Recuerda que, si has disparado en crudo, la imagen está sin procesar, por lo que te corresponde a ti decidir cuál era en ese momento el tono general de la imagen, o el que te gustaría conseguir.

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En la imagen que acompaña este capítulo encontramos una puesta de sol, por lo que la iluminación en general es más cálida que fría. Nosotros, en consecuencia, ajustaremos la temperatura a un tono cálido. Igualmente, usaremos el matiz (que es el color que tiñe la imagen) ajustándolo a un tono más rojizo. Te recordamos que el matiz puede ir de verdoso a rojizo o malva (izquierda y derecha del marcador respectivamente). Observa la diferencia:

Aunque parecería lógico comenzar por orden, nosotros te proponemos un flujo de trabajo lo más optimizado posible, evitando utilizar parámetros que puedan afectar de algún modo indeseado a tu imagen. Por ejemplo, el contraste y la exposición podrían parecerte una forma lógica de empezar,

pero nosotros los dejaremos (si son necesarios) para el final y comenzaremos modificando las luces cuya alteración no afecta al resto:  Altas luces: ya hemos comentado que este ajuste aclara u oscurece sólo la parte de la imagen que contiene las zonas más iluminadas de la escena (las que se sitúan a la derecha del histograma). Si la mayoría de información se agolpa únicamente en la zona derecha del histograma, bien es una imagen dominada por el blanco, bien está sobreexpuesta.  Sombras: aclara y oscurece únicamente las zonas en sombra. Esta parte corresponde a la izquierda del histograma. Si toda la información se acumula en esta zona, tendremos una imagen bien dominada por tonos oscuros, o bien subexpuesta. Sombras

 Blancos y negros: aunque parezca lo mismo que las altas luces o las sombras, no lo es exactamente. Para que una imagen tenga una gama tonal lo más amplia posible, ésta debe tener información que vaya desde el blanco puro al negro puro. Ajustando los blancos y los negros, lo que logramos es ampliar la gama tonal desde el valor máximo (blanco) al mínimo (negro). Es decir, altas luces y sombras, para que nos entendamos, los consideraremos valores medios, que pueden incluir, o no, valores de blanco y negro puro. Los blancos y negros son los extremos de los histogramas, allí donde se empieza a perder la información pero que a la vez son necesarios para ampliar la gama tonal el máximo posible. Al añadir algo de negro y blanco puro a la escena, estarás aumentando a su vez el contraste, pero sin modificar los tonos del color. Para asegurarte de que tu imagen contiene un mínimo de estos valores puros, puedes activar los siguientes indicadores en el histograma que, en azul, te indicarán las zonas de negro puro y, en rojo, las zonas de blanco puro (página siguiente).

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Altas luces

Blanco puro (zonas marcadas en rojo)

Negro puro (zonas marcadas en azul)

Sólo con estos ajustes básicos ya conseguirás una mejora importante de la imagen, ampliarás la gama tonal, aumentarás el contraste y recuperarás zonas demasiado subexpuestas o zonas demasiado sobreexpuestas (siempre dentro de unos límites, claro).

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En la siguiente imagen puedes observar el resultado de la edición de estos parámetros. Hemos recuperado las sombras, iluminado el cielo y rescatado el blanco y negro puros, aumentando así la cantidad de tonos en la imagen.

Cuidado: No abuses del procesado, la imagen debe ser realista y creíble. Buscamos recrear aquello que teníamos delante y que, por algún motivo, nuestro sensor fue incapaz de captar.

En el parámetro presencia encontrarás tres controles: claridad, intensidad y saturación. Veámoslos de forma más detenida:  Claridad: ajusta el contraste de los tonos medios de la imagen, añadiendo textura y detalle en la imagen. Esto se produce al crear una diferencia tonal entre los distintos colores de la imagen. O por el contrario, puede disminuir el contraste de la imagen suavizándola en extremo.

Truco: Para comprobar cómo funciona cada marcador, no te cortes en mover el cursor de un extremo a otro con el fin de ver el efecto de forma “exagerada”. Así es mucho más sencillo entender exactamente cómo funcionan.

 Intensidad: aunque se puede confundir fácilmente con la saturación, este ajuste es bastante más útil, a nuestro modo de ver. La intensidad busca de forma inteligente cuáles son los tonos de la imagen que carecen de saturación y aumenta sólo aquellos que, en su consideración, lo necesitan.

Cuidado: Lightroom tiene la ventaja de no sobrescribir nunca la imagen, por lo que hagas lo que hagas, conservarás la imagen original. Pero no es así con todos los programas, así que, si el tuyo es “destructivo”, asegúrate de estar trabajando en una copia y tener el original a buen recaudo ;-).

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 Saturación: es muy fácil abusar de la saturación cuando empezamos en fotografía porque nos ofrece colores muy intensos, pero lo cierto es que conviene que la uses poco, ya que si te pasas con ella corres el riesgo de dejar imágenes poco ajustadas a la realidad. Si, por el contrario, optas por disminuir la saturación, comprobarás cómo los colores pierden intensidad hasta convertirse en blanco y negro.

Continuamos con nuestra imagen en la que hemos aumentado contraste, intensidad y saturación. Comprueba el efecto:

Curva de tonos Resultado final sobrescribir

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Este es el resultado de nuestra imagen con todos los parámetros ajustados y combinados. El motivo por el que la hemos editado un poco más de lo que la habríamos editado en realidad es que puedas comprobar con mayor claridad las posibilidades y cambios en la imagen:

Fotografía cortesía de Alexa De Blois.

Observa cómo era la imagen antes de comenzar a trabajar en ella:

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Y lo mejor de todo es que, probablemente, tú lo hubieras hecho completamente diferente, e incluso nosotros, si la volviéramos a editar, no lo haríamos igual. Dependiendo de tu humor, de cómo recuerdes el momento en que hiciste la fotografía, del estilo que te guste, de tu conocimiento, o incluso de las ganas que tengas de editarla ;-), el resultado puede variar tanto como tonos de azul tiene el océano.

Un buen manejo de la luz puede convertir una escena ordinaria o sin interés en una imagen extraordinaria, que te remueva por dentro y te erice la piel. A lo largo de esta publicación, estamos dedicando todos nuestros esfuerzos a que conozcas bien la luz y aprendas a dominarla. Ya te hemos explicado que la luz natural es toda aquella que proviene del sol, sea de forma directa o indirecta y que tienes poco o ningún control sobre ella. En este capítulo vamos a concentrarnos en mostrarte cómo puedes aprovecharla al máximo.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de GeorgiePauwels.

En un estudio puedes controlar la luz artificial en todo momento, en función de tus deseos o necesidades, a tu antojo. Con la luz natural no ocurre igual. Ya te adelantamos que dispones de una luz, la que hay, no puedes subir o bajar en intensidad, no puedes cambiar la dirección, ni siquiera puedes lograr que se quede justo en ese momento en el que te parece perfecta, la luz cambia, en algunos momentos del día cambia incluso por minutos. A pesar de todo esto, la luz natural posee una belleza, un color y unos matices que difícilmente lograrás con la luz artificial. ¿Que en ocasiones es arriesgado? Sí, bastante, pero es que quien no arriesga no gana. Puedes ir a lo seguro y quedarte en el estudio con tu luz controlada, o puedes abrir la ventana o lanzarte a la calle a experimentar con la luz natural, con sus caprichos y sus sorpresas, pero también con sus ventajas y bondades. Tú eliges. Ahora bien, debes saber que en materia de luz natural cuentas con cierta ayuda. Existen trucos para poder moldear la luz natural y sacarle el máximo partido. Vamos a contártelos.

Que uses luz natural no implica que deseches por completo la luz artificial, de hecho, en muchas ocasiones contarás con luz disponible, la que te presentamos como luz encontrada y que está en el ambiente, bombillas, velas farolas, etcétera. A la hora de realizar tu fotografía también puedes ayudarte de determinadas luces o flashes y combinarlas con la luz natural, como por

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El primer truco que debes conocer para manejar la luz natural es que existen algunas herramientas o accesorios que te pueden hacer el camino más fácil y ayudarte a lograr un resultado más satisfactorio. Con ellos podrás convertir la luz dura en suave, rellenar sombras, cambiar el ángulo de la luz o incluso lograr que sea un poco más cálida. Para que conozcas estos accesorios más en profundidad les hemos dedicado todo el capítulo 15 “Accesorios útiles para trabajar con la luz”.

o.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Olichel

ejemplo el flash de relleno para eliminar sombras o en un contraluz en el que busques un rostro y no solamente una silueta.

Algo que parece tan básico es, en muchas ocasiones, lo primero que se olvida. Esto es porque, sobre todo cuando estás en interiores, ves lo mismo en una punta de la habitación que en la otra, estés junto a la ventana o en el otro extremo. Sin embargo, la intensidad de la luz va disminuyendo conforme te alejas de ésta o de cualquier fuente de luz, sea una puerta, una ventana, un tragaluz o una lámpara y, aunque tus ojos no capten la diferencia, tu cámara sí lo hace. Quieras o no ;-). Siempre que sea posible, acerca tu motivo a las fuentes de luz.

A lo largo del día la luz cambia considerablemente, de intensidad, de ángulo, de color y de calidad. Según el tipo de fotografía que esperes

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Ahora bien, decide de antemano qué luz será la predominante. En este caso la luz artificial deberá ser una ayuda, no la luz principal.

obtener debes elegir un momento u otro, de esta forma tu control sobre el resultado será mucho mayor. El capítulo 11 está dedicado a detallarte los distintos momentos lumínicos del día y el tipo de fotografías que se ven más favorecidas.

La luz no sólo cambia a lo largo del día, también este fenómeno ocurre entre las distintas estaciones. Es muy diferente la luz de invierno, con una temperatura de color más baja y que ilumina el paisaje desde un ángulo más bajo; que la de verano, cuya temperatura es más elevada y el sol alcanza una altura mucho mayor sobre el horizonte. Observar estas diferencias te permitirá capturar los distintos tipos de luces y conseguir paisajes muy variados incluso en un mismo escenario. Recomendación: Elige un escenario, marca las coordenadas, la altura del trípode y la distancia focal y dispara una foto en cada estación. Este interesante ejercicio te servirá para conocer el cambio de luz entre estaciones.

Luces y sombras son una pareja inseparable y, como buen matrimonio, tienen sus avenencias y desavenencias. Puedes concentrarte en estas últimas o centrarte en las primeras. Esta opción es la más productiva. Algunas veces las sombras no son bienvenidas, son la parte amarga del matrimonio, otras muchas es lo que le da la alegría, la vida a esta pareja. Busca esos dibujos de sombras, captura los bailes entre sombras y luces, retrata sus complicidades y comprobarás todo lo que la luz puede regalarte.

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Una apertura amplia o, lo que es lo mismo, un número f/ pequeño, permite una mayor entrada de luz y, por ende, una mayor luminosidad en tus imágenes. Es cierto que a mayor apertura menor es la zona enfocada, lo cual no significa que sea un problema. Podrá serlo en algunas ocasiones, pero podemos asegurarte que generalmente será más una ventaja que un incordio.

Los destellos, también conocidos como flare, son un efecto que durante muchos años se ha evitado, pues era considerado como un fallo, un error o una mancha indeseada. Sin embargo, y creemos que, por suerte, se le ha encontrado el lado bueno y ahora también se utiliza como efecto creativo. Tu deber en el dominio de la luz es saber cuándo debes incorporarlos y cuándo evitarlos. Cuándo consideras que sobran en tu fotografía y cuándo crees que son lo que la diferencian de una foto insignificante.

Los contraluces pueden darte algún que otro quebradero de cabeza y muchas alegrías. Los quebraderos se quedan ahí, se olvidan, las alegrías en forma de imagen perduran para siempre, por eso merece la pena intentarlo. Siluetas, Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Vinoth Chandar.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de troy_william.

transparencias, elementos translúcidos, destellos… El siguiente capítulo está dedicado por completo al contraluz, aquí sólo te vamos a dejar una imagen para que veas de qué estamos hablando con el fin de abrirte el apetito de los contraluces ;-).

Aunque disparar en formato RAW tiene sus inconvenientes y muchos nuevos aficionados se resisten a él, hay que reconocer que en cuestión de luz casi todo son ventajas. Te habrás dado cuenta que es algo que ya hemos repetido (y lo volveremos hacer) a lo largo de los distintos capítulos. Como ya te hemos comentado, con este formato capturas toda la información de la escena, por lo que cuando descargues tus imágenes podrás cambiar no sólo el balance de blancos, sino que tendrás la posibilidad de modificar la curva de iluminación con toda la información de la escena, no la que tú o la cámara hayáis decidido guardar en el momento con un JPEG. Aunque esto ya lo has podido comprobar en páginas anteriores ;-).

Una buena planificación te permitirá optimizar el tiempo que dediques a la fotografía. Si te adelantas a los días con niebla, lograrás capturar paisajes oníricos, etéreos o misteriosos. Por otro lado, si sabes cuándo estará el día nublado, podrás aprovechar momentos centrales del día con luz difusa.

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Puedes perseguir los días grises para evocar determinados sentimientos o esperar la hora dorada o la hora azul con todo preparado, a falta sólo de

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Unsplash.

disparar. Se trata de prever, anticiparte y planificar lo máximo posible con el fin de obtener los mejores resultados. Todo aquello que merece la pena de verdad suele ser fruto de un trabajo previo y no de una mera casualidad. La luz natural no se puede controlar como los focos de un estudio, sin embargo, sí que puedes moldearla, redirigirla o beneficiarte de su potencial. Ahora que sabes cómo aprovecharla, de ti depende el salir fuera y caminar de su mano o dejar que todo este conocimiento se desvanezca en tu frágil memoria.

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Y no queremos eso, ni nosotros ni tú, ¿verdad?

La luz da tanto de sí que hasta jugar en su contra ofrece resultados maravillosos ;-). A pesar de que al hablar de fotografía a contraluz lo que nos viene a la mente son imágenes con siluetas, lo cierto es que la fotografía a contraluz es mucho más, son rayos de luz colándose por el encuadre, retratos en puestas de sol, halos dorados alrededor de los objetos, pinceles de luz y mucho más. ¿Le echamos un vistazo a todas estas posibilidades?

En los inicios solemos huir de los contraluces. Nos han repetido hasta la saciedad que nunca hay que ponerse de espaldas al sol, que si muévete para aquí que si muévete para allá, buscando una buena luz que dé de frente en el rostro del sujeto o en los objetos. Bien, es hora de romper esta creencia. No es cierto que debas huir del sol a contraluz, ni de los flares (reflejos de luz en el objetivo), al contrario. Los contraluces son una fuente inagotable de imágenes preciosas sólo aptas para los más atrevidos ;-). Si no nos crees, sigue leyendo nuestros motivos para utilizar contraluces: 1. 2. 3. 4. 5. 6.

Añaden interés a la imagen. Cargan de dramatismo la historia. Aportan volumen y textura a los retratos y objetos. Ayudan a crear el ambiente de la imagen. Provocan sombras que aumentan el atractivo de la escena. Sirven para inspirar delicadeza a través de la translucidez de los elementos (flores, alas de insectos...).

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Como su propio nombre indica, comprende aquellas imágenes en las que la fuente de luz se sitúa justo detrás del sujeto y frente a la cámara.

7. Funcionan mejor que una persona frente al sol con cara de haberse comido un limón porque le molesta el sol ;-).

Es quizás la forma más evidente de utilizar la luz en un contraluz, y se consigue jugando con la opacidad de los elementos en contraste con la fuente lumínica. Es decir, necesitamos un objeto sólido (no transparente o translúcido) que no deje pasar la luz, o sea, opaco, y una fuente lumínica que irradie desde atrás (a contraluz). Para realizar una correcta silueta deberás:     

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Buscar una fuente de luz. Colocar a tu protagonista delante de ésta. Bloquear el flash automático. Utilizar el modo de medición puntual. Medir en la fuente de luz (y nunca en tu protagonista) ¿Por qué? Si mides a tu protagonista la cámara ajusta la exposición para que éste salga correcto. Pero tú no quieres eso esta vez; lo que buscas es que salga totalmente oscuro para poder captar su silueta.  Capturar una silueta fotogénica: recuerda que sólo destacarán los bordes de la imagen, el resto será negro.  Cuidar la composición. Como estás simplificando mucho el motivo, debes compensarlo con una buena posición dentro del encuadre.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Dani Vázquez.

Recomendación: Busca una silueta fácilmente reconocible. Si fotografías personas, destaca su perfil o sus extremidades, así el resultado será más impactante.

Truco: Las mejores siluetas las conseguirás durante la puesta o la salida del sol, cuando la luz se proyecta suave y larga sobre los objetos. Aprovecha estos instantes para añadir interés a tus contraluces.

No necesariamente debes dejar a tu protagonista completamente oscuro en una imagen a contraluz. Las luces suaves de los atardeceres y los amaneceres, te permiten jugar con exposiciones no tan contrastadas como las que utilizamos para fotografiar siluetas, obteniendo una correcta exposición tanto para el sujeto como para la luz que lo baña desde atrás.    

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Busca horas del día en los que el sol esté bajo y emita una luz suave. Mide la exposición en el rostro u objeto que quieras retratar. Dispara. Analiza la imagen y su histograma. Si el halo (zona iluminada alrededor del protagonista) sale demasiado quemado, quítale un paso de luz.  Dispara otra vez.  Prueba hasta conseguir el resultado deseado ;-).

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Hernán Piñera.

No dejes de probar el contraluz con elementos o motivos translúcidos, es decir, que dejan pasar la luz. Al fotografiarlos con la luz detrás, los detalles se harán más evidentes y lograrás un efecto mágico.

Las luces largas de amaneceres y atardeceres que inciden a contraluz en el protagonista de la escena, tienen la capacidad de realzar las texturas de las partes iluminadas de la imagen. Esto es debido al ángulo lateral que genera el sol a estas horas del día, creando un juego de luces y sombras que aumenta la textura de los elementos. Observa la siguiente imagen, cómo el sol incide en los pétalos y realza el volumen y la forma enriqueciendo así la composición. Para conseguir este tipo de imágenes debes procurar que el juego de luces entre el objeto y la luz quede compensado.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de makamuki0.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Sascha Kohlmann.

Los flares o reflejos son los rayos de sol que se cuelan a través del objetivo y que solemos querer evitar a toda costa con nuestros parasoles o cambiando el ángulo de la imagen ;-). Pues bien, recuerda que la fotografía es arte, y que todo aquello que se encuentra ante ti tiene potencial para aportar interés a tu imagen. Los flares pueden añadir naturalidad y calidez a la escena, ya que los asociamos a la calidez del sol, además de ser un elemento compositivo que puede funcionar como centro de interés en sí mismo o ayudar a que la composición sea más rica y potente. Ya te habíamos avisado de que, por suerte, hoy en día no se consideran un error por defecto sino que constituyen también un elemento creativo ;-).

Fotografía cortesía de Alexa De Blois.

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¿Te animas ahora con los contraluces? Apostamos a que sí ;-).

La luz difusa, introducida en el capítulo 3 “Características de la luz”, es una luz suave que, al provenir de distintas direcciones, envuelve al motivo generando una iluminación más homogénea. No provoca sombras marcadas ni bordes definidos, por el contrario, la transición de las luces a las sombras es suave y sutil. Puedes utilizarla a la hora de transmitir sensaciones agradables, tranquilas puesto que potencia los sentimientos de ternura, dulzura, amabilidad, romanticismo, etcétera.

Existen determinadas situaciones que ofrecen una luz difusa de forma natural. Los días nublados, por ejemplo, son perfectos para disponer de luz suave durante toda la jornada, pues las nubes actúan como un difusor de la luz procedente del sol. Puedes advertir en el esquema de la derecha cómo funciona. Arriba luz dura, abajo difuminada por las nubes.

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En páginas anteriores hemos mencionado que puedes perseguir una determinada luz, generarla o incluso modificarla. En este capítulo te explicaremos cómo lograr la luz difusa (o cómo aprovecharla), sea natural o artificial.

Lo mismo ocurre con los momentos en los que hay niebla, ya que ésta se porta igual que las nubes, dispersando la luz y provocando que viaje en distintas direcciones. La lluvia también es otro difusor de luz. Esta difusión atmosférica de la lluvia, la niebla y las nubes simplifica la imagen con una disminución de saturación, detalle y nitidez. Truco: Para imitar el efecto de la niebla coloca un filtro UV barato sobre el objetivo y exhala sobre su superficie (vale… no es lo mismo pero algo es mejor que nada ;-)).

Fotografía cortesía de Caro Musso.

A falta de estas condiciones meteorológicas está la opción de aprovechar las primeras y las últimas horas del día, cuando el sol aún no ha salido o se acaba de poner. ¿Y nada más? ¿Qué pasa si no hay nubes, ni niebla y es mediodía con un sol de justicia en pleno verano? Cuentas con dos posibilidades, aprovechar el momento para lograr un tipo de fotos a las que favorezca

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En la fotografía siguiente puedes comprobar el efecto difusor de las nubes. Está tomada en un día de verano casi al mediodía. No aparecen sombras desagradables bajo los ojos ni la nariz y la imagen resulta más dulce que si hubiera sido tomada con luz dura.

esta luz o buscar una sombra. Debajo de un árbol, una sombrilla, un porche, la sombra de un edificio, etcétera, te servirán para encontrar una luz más suave si es lo que necesitas. También puedes colocar una tela blanca entre la luz y el motivo.

Fotografía cortesía de Caro Musso.

Cuando te encuentres en interiores, puedes aprovechar la luz de la ventana. Si entra de forma muy directa la mejor opción es colocar una cortina blanca o un papel de seda. En la imagen de arriba a la derecha se utilizó el truco del papel de seda blanco. Si no dispones de luz natural, procura que la fuente de luz sea lo más grande posible y que esté alejada del sujeto o motivo a fotografiar.

1. Fluorescentes: de bajo consumo, luz muy suave y ocupan poco espacio. 2. Pantallas de LED: ligeras, de temperatura de color variable y pueden ir con baterías. 3. Paraguas difusor: te puede servir cualquier paraguas blanco para difuminar o rebotar la luz de un flash. La luz suave es más difícil de controlar, a veces se esparce tanto que se “escapa” hacia el fondo y paredes y es necesario controlarla. En los casos en que necesites redirigir la luz difusa en un estudio puedes usar las viseras o rejillas de las fuentes de luz que dispongan de ellas. Para objetos pequeños o fotografía de producto, puedes utilizar las cajas de luz. Las puedes comprar o fabricar, en la red encontrarás numerosos tutoriales que explican fácilmente cómo construirlas.

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Si bien la ventana de luz es lo más utilizado a la hora de conseguir luz difusa en un estudio, también dispones de estas otras opciones:

Cuando busques luz difusa y, por el contrario, dispongas de luz demasiado dura para tus propósitos, cuentas con determinados recursos para suavizar su dureza.

Los difusores son accesorios que amplían el haz de luz y suavizan los bordes, obteniendo así sombras menos definidas y logrando que la luz cubra un área mayor. Los puedes encontrar de Fotografía cortesía de Caro Musso. tamaños y formas diferentes, así como de distinto material, para que elijas lo que necesites en función de lo que desees fotografiar. Algunos son específicos para el flash y otros para difuminar la luz del sol. Te ampliaremos esta información en el capítulo 15 “Accesorios útiles para trabajar con la luz”.

de la cámara en casos de emergencia o colocar una gran tela entre la luz del sol y el sujeto, cuando se trate de motivos grandes.

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Truco: Puedes colocar un pañuelo de papel para envolver el flash integrado

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Andrés Nieto Porras.

 Contra el techo: para obtener una luz suave y general que provenga de arriba. Es difícil de dirigir, por lo que será muy envolvente y se esparcirá por todo el espacio. Esto significa que si, por ejemplo, quieres que el fondo no esté muy iluminado y sí los sujetos, no te servirá, pues la luz llegará a todos los lugares de la escena.  Contra una pared: de esta forma obtendrás una iluminación lateral (si lo rebotas en una pared lateral, claro) y los objetos ganarán en volumen. En la imagen del bodegón (página siguiente), el flash se ha rebotado contra una pantalla colocada a la derecha. Cuidado: Si la pared no es blanca reflejará luz de ese color y tendrás que corregir más tarde la dominancia.

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Si estás utilizando un flash de mano existe la posibilidad de rebotarlo para que no llegue de forma directa y puntual, es decir, para evitar una luz dura. De esta forma la luz del flash se dispersa y llega desde diferentes direcciones y más suave. Puedes rebotarlo:

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de David Santaolalla.

 Contra una superficie blanca móvil: un panel, un reflector, una cartulina, cualquier superficie blanca que puedas mover te ayudará a rebotar la luz y además dirigirla. El color blanco es para evitar colores dominantes en la luz. Acabas de aprender a modelar la luz, a transformarla. Este es un importante paso a la hora de despertar sensaciones en tu público. ¿No te parece emocionante? Eso es la fotografía, pura emoción.

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¿La sientes?

Hemos hablado de la luz natural, de sus matices y riquezas, de lo viva que está. A lo largo del día, la luz se mueve, cambia, se transforma, muta de color e intensidad. Para aprovechar los diferentes momentos del día en cuanto a luz se refiere, es importante conocerlos bien, saber cuándo podemos obtener lo mejor de ellos, qué luz nos regala cada instante, cuáles son sus matices, qué tipo de imágenes se ven más favorecidas con una u otra luz. En este capítulo te presentamos los momentos más relevantes del día y cómo capturar su belleza.

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Como puedes observar en las siguientes imágenes, en un mismo escenario, los resultados varían completamente según la posición del sol.

Comenzaremos hablando de la favorita de muchos fotógrafos, el Santo Grial, la perseguida y alabada por todos. Se conoce como hora dorada aunque sería más apropiado (y menos bonito) decir momento dorado, pues no dura una hora precisamente. Es más, su duración depende de la estación y del lugar en el que te encuentres. La hora dorada se refiere al momento en el que el sol está a menos de 20º por encima del horizonte y ocurre al amanecer y al atardecer, cuanto más bajo esté, más anaranjada será la luz. Se produce una transición entre el amarillo y los tonos rojizos desde que llega a los 20º hasta que desaparece tras el horizonte y viceversa.

La diferencia entre el amanecer y el atardecer es que por la mañana puedes encontrar la neblina matinal y hay menos viento, algo que te puede resultar muy útil para trabajar con macros. La quietud del ambiente te permitirá obtener escenas que no serían posibles en cualquier otro momento del día. En el atardecer, puesto que la neblina ya se ha esfumado, es posible conseguir imágenes más nítidas. Cuidado: …con los reflejos y halos producidos por el sol en el objetivo. Utiliza un parasol a menos que por motivos artísticos decidas incluirlos en la escena.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de checovenier.

¿Por qué es tan interesante la luz en este momento? ¿Qué tiene que resulta tan atractiva? Una de las razones es su calidez, ideal para despertar un gran número de sentimientos positivos. ¿Has pensado alguna vez la cantidad de escenas románticas que ocurren en el cine al atardecer? No, no es casualidad. Otro de los motivos es porque al tener un ángulo bajo, proporciona los beneficios de la luz rasante, una luz puntual y dura que destaca los relieves y alarga las sombras.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Tony Heyward.

Al inicio del apartado hemos puesto un ejemplo de fotografía tomada en la hora dorada en la que el sol está detrás del motivo y se pueden dibujar siluetas como las de los globos. En esta página puedes disfrutar de un atardecer donde se ha aprovechado una iluminación lateral. Cuidado: Si no estás disparando en RAW, no olvides configurar bien el balance de blancos para que tu cámara no altere los tonos.

Recomendación: La niebla del amanecer te proporcionará momentos mágicos. No la deseches pensando que te puede faltar nitidez. Otros temas que te funcionarán muy bien son siluetas, sombras, texturas, contraluces, retratos, paisajes…

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El último atractivo fotográfico de esta luz es la posibilidad de iluminación desde tres puntos. Mientras que, por ejemplo, la luz del mediodía es cenital, o sea, desde arriba y punto, en la hora dorada puedes lograr iluminación frontal, lateral y trasera. Interesante, ¿verdad?

Como ya has descubierto en capítulos anteriores, este momento es ideal para fotografiar paisajes, siluetas y contraluces. Te recordamos también que es óptimo para retratar sombras alargadas, destacar relieves y lograr fotografías de alto contraste. ¿Inconvenientes? Pocos, la verdad. Esta luz es muy agradecida como has podido comprobar, sin embargo, existe un inconveniente, uno importante. Se trata de la velocidad a la que cambia esta luz, esto exige trabajar con rapidez y tener precisión, a no ser que estés en Estocolmo en verano donde dispones de 200 minutos para practicar ;-).

El mediodía es ese momento en el que los novatos (dicho desde el cariño ;-)) toman más fotos (con la consiguiente frustración); los que ya llevan algo más de tiempo en la fotografía evitan, y los que ya van más avanzados buscan o aprovechan. ¿Por qué? Generalmente, en un día despejado, al mediodía suele haber una luz muy intensa y la gente suele confundir este momento con un momento ideal para disparar, por eso de que la fotografía necesita luz. Y bueno, sí, puede ser ideal, ahora veremos por qué, pero no para todas las situaciones. La luz del mediodía es una luz muy dura y puntual y que sólo puede utilizarse en una dirección: cenital o, lo que es lo mismo, desde arriba.

Truco: Un disparo desde un ángulo cenital (desde arriba y perpendicular al suelo) puede convertir la luz cenital del mediodía en una luz frontal.

El que lleva algo más de tiempo sabe que es una luz dura que hay que evitar, pero sólo el que conoce sus beneficios es capaz de aprovecharla y perseguirla. ¿Cuándo perseguir o cómo aprovechar la luz del mediodía? Pues como comentamos en un capítulo anterior, la luz dura es ideal para destacar

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Al ser una luz muy dura suele provocar sombras que, en determinadas imágenes, no quedan demasiado bien. Además, al proceder de arriba, las sombras se marcan bajo los ojos en los retratos provocando un efecto poco atractivo. Por eso los principiantes que no conocen este efecto se frustran al no comprender por qué sus fotos no funcionan.

texturas y para fotografía de alto contraste y en blanco y negro. Las fotos obtenidas con la luz dura del mediodía son mucho más dramáticas y con colores muy saturados (intensos). A diferencia de la luz dura del atardecer o amanecer que es más cálida, ésta es neutra. Por eso, si buscas imágenes de este tipo, esta es tu luz, igual que si pretendes conseguir colores brillantes y muy saturados, geometrías arquitectónicas a través de las sombras, capturar los relieves de los paisajes, las dunas de un desierto o el turquesa del océano. Cuidado: Este es el peor momento para practicar el efecto sedoso del agua en ríos y mares (mucha luz + velocidad de disparo lenta = foto quemada).

El inconveniente de esta luz, además de las sombras (cuando no se buscan) es que aplana mucho la escena, le resta volumen. Otro dato que te interesa conocer, es que no es lo mismo la luz del mediodía en verano que en invierno. En invierno el sol no está tan alto y produce una luz algo más cálida y menos plana que en verano. Recomendación: Aprovecha un mediodía soleado si lo que quieres es practicar la fotografía infrarroja.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Alessandro Caproni.

Ahora te proponemos un pequeño ejercicio. A continuación, verás dos imágenes tomadas a mediodía, obsérvalas con detenimiento y valora si esta luz les viene bien, si alguna se ve más o menos favorecida por este tipo de iluminación. ¿Cómo crees que influye sobre la escena o el motivo?

Si esperas la solución a la vuelta de la esquina, perdón, de la foto, no la vas a encontrar, pues ya sabrás que la fotografía no es como las matemáticas donde dos y dos son cuatro. Podríamos decir que para el retrato no es la mejor luz, aunque oye, igual es precisamente lo que estás buscando. También se podría decir, en términos generales, que la imagen derecha se ve favorecida por esta luz porque satura el color del mar, el amarillo de la roca en incluso destaca su rugosidad. Eso sería cómo lo vemos nosotros, lo cual no significa que otra persona no pueda encontrar otra “solución” al planteamiento. Como artista que eres, la última palabra es tuya. Y esto vale igual para el mediodía, el atardecer, la luz de un estudio o el rayo de sol que se cuela por la ventana ;-).

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Fotografías cortesía de Caro Musso.

Aunque a veces se denomina hora mágica a las horas dorada y azul, se trata en realidad del crepúsculo, el momento en el que el sol se ha puesto pero aún no es de noche. O cuando está amaneciendo y aparecen las primeras luces antes de que salga el astro rey. Los colores de la hora mágica son elegantes y tranquilos, predominan los rosas, malvas y azules. Es una luz difusa, muy suave, con un aire romántico y muy mágica, puesto que es misteriosa e impredecible. Es un momento perfecto para paisajes y retratos y para transmitir tranquilidad, calma o paz.

El instante más breve, impredecible y mágico es en el que aparece una línea naranja sobre el horizonte que se va degradando en distintas tonalidades hasta llegar al azul intenso de la hora azul. Tampoco dura una hora, sino más bien unos 20 o 25 minutos (con suerte). Recomendación: Una buena planificación te ayudará a aprovechar al máximo la breve duración de esta luz.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Aotaro.

Al final de la hora mágica (o al principio si se trata del amanecer) se produce lo que se conoce como hora azul. Es el instante en el que el cielo se presenta como un azul intenso antes de caer la oscuridad total.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Alessandro Caproni.

A pesar de ser un momento muy breve, se produce una maravillosa combinación entre el azul del cielo y el amarillo anaranjado de las luces de tungsteno. Es perfecta para fotografía urbana, fotografía arquitectónica, reflejos iluminados en el agua y retratos suaves y elegantes.

Recomendación: Procura capturar la luna en este momento si está cerca del horizonte. El resultado puede ser espectacular.

Cuidado: Cada minuto que corre hay menos luz por lo que debes prestar atención a los tiempos de exposición.

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Para poder aprovecharla al máximo no te queda más remedio que usar un trípode y ser muy, muy veloz ;-).

Por mucho que te pueda parecer que por la noche no hay luz, sí que la hay. Incluso en las noches más oscuras puedes captar algo de luminosidad, bien de luces artificiales cercanas o gracias a la luna. La luna en tres cuartos o llena resulta un potente reflector de la luz del sol. Ilumina las nubes y produce una luz etérea con la que puedes lograr que los paisajes nocturnos parezcan iluminados por luz difusa. La oscuridad, la luna y las estrellas son sus claros protagonistas.  Para fotografiar la luna necesitarás: un teleobjetivo, un trípode, cámara con ajustes manuales, enfoque en manual, medición puntual y muchas pruebas.  Para fotografiar las estrellas: trípode, enfoque manual, cámara en modo Bulb (si lo que quieres es fotografiar el trazo de las estrellas en el cielo), y también mucha paciencia para realizar pruebas ;-). Otra opción para experimentar por la noche es el lightpainting, que si ahora te suena a chino, dentro de unas cuantas páginas sabrás lo que es y estarás deseando probarlo. No deseches la noche por pensar que “no se ve nada”, se ve mucho más de lo que imaginas. Es similar a cuando entras en una habitación oscura.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de skeeze.

Al principio no ves nada, poco a poco, tu vista se acostumbra a la oscuridad y acabas distinguiendo todo lo que está a tu alrededor. La noche es el momento perfecto para capturar estos paisajes nocturnos con los que impactar a tu público y fotografiar la luna y las estrellas.

Como bien te hemos contado, para aprovechar estos momentos lumínicos es muy importante una buena planificación. Está muy bien encontrarse con un tipo de iluminación y saber aprovecharla, pero lograrás sacarle mucho más partido si eres capaz de anticiparte y planificar tus sesiones. No es lo mismo exprimir un limón con la mano que con un exprimidor. Pues con esto ocurre igual, obtendrás más “jugo” si te adelantas. ¿Cómo? Existen algunas herramientas o aplicaciones que te chivan las horas a las que se pone el sol, cuál será su trayectoria, cuándo amanece, etcétera. Esto te servirá para colocarte en el lugar preciso y así anticipar el encuadre y aprovechar al máximo, por ejemplo, los instantes previos a la salida del sol (de un tono rosáceo), y la salida del sol en sí misma (de un tono más anaranjado). Aquí tienes algunas de estas herramientas: The Golden Hour Time and date The Photographer’s Ephemeris La calculadora Photopills

En nuestras manos estaba presentarte los distintos momentos del día, hablarte de ellos y contarte cómo puedes aprovecharlos. Nosotros ya hemos cumplido nuestra parte, ahora te toca a ti observar a lo largo de la jornada cómo muta la luz, cómo transforma los objetos que baña y por ende las fotografías tomadas. Presta atención a este fenómeno y, sobre todo, fotografíalo. Dispara en todas sus fases, en todos sus momentos y recréate en la maravillosa sensación de poder capturar los distintos matices de la luz, sus espectaculares colores y percibir cómo surge la magia. Porque sí, la magia de la luz existe, ¿la sientes?

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Retratar a alguien no es simplemente trasladar un rostro de la realidad al papel (o la pantalla), capturar un retrato no es apresar una cara sin más, es dar un paso más allá. Un buen retrato es aquel que te presenta el rostro junto al alma, es el que consigue transmitir la personalidad del sujeto o contar parte de su historia vital. Es aquel que revela el carácter del protagonista. Existen distintos trucos o técnicas que se pueden utilizar con este propósito y una de ellas es un buen manejo de la luz. No es casualidad que dediquemos un capítulo completo a iluminar un retrato, es la respuesta a una necesidad que tienes y que, si aún no la has descubierto, no tardarás en hacerlo.

El esquema de iluminación conocido como iluminación Rembrandt proviene de la similitud con los cuadros del pintor del mismo nombre. Se distingue por un pequeño triángulo de luz que aparece en el lado abierto o amplio de la cara. El lado amplio es aquel que, cuando la persona retratada ladea el rostro, parece más amplio, es el de la oreja visible. El otro lado recibe el nombre de estrecho o cerrado. Si te fijas en la imagen que verás en la siguiente página, el lado amplio o abierto es el que queda a la derecha, que sería el lado izquierdo de la

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Son básicamente cuatro esquemas de luz los utilizados en retrato. Cada uno de ellos genera unos efectos distintos. No hay uno mejor que otro, simplemente sirven para propósitos diferentes. Vamos a analizarlos.

modelo. Si tuviera el rostro más ladeado lo podrías apreciar mejor, aun así creemos que el ejemplo te sirve para verlo claro. Con la iluminación Rembrandt se suele iluminar el lado estrecho, por eso el triángulo aparece en el lado amplio, como ocurre en el retrato anterior. De este modo se realzan los pómulos del lado abierto y el perfil de la cara contra el fondo. La fuente de luz se coloca con un ángulo de 45º respecto a la cámara. Si Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Gregory Pruden. la luz principal se coloca en el lado de la oreja visible (que puede estar tapada por el cabello) se trata de iluminación abierta o amplia, si se sitúa en el lado contrario, hacia donde está girado el rostro, se trata de iluminación estrecha o cerrada. Volviendo al ejemplo anterior para que lo entiendas mejor, en él se ha utilizado una iluminación cerrada, la más utilizada. Una iluminación amplia se puede usar, por ejemplo, para que un rostro estrecho parezca más ancho. Truco: Con un modelo que use gafas, usar una iluminación amplia o abierta ayuda a eliminar los reflejos en los cristales.

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Este esquema de luz se suele utilizar más con varones que con mujeres y, sin luz de relleno, crea una atmósfera muy intensa que se recomienda con modelos de estructura ósea muy marcada. Cuidado: La iluminación cerrada también resalta y moldea la nariz por lo que debes tener cuidado con la altura de la cámara si tu modelo tiene una nariz grande.

En la página anterior hemos introducido otro ejemplo en el que puedes observar un retrato realizado con iluminación Rembrandt y una imagen de cómo se ha posicionado la fuente de luz con respecto a la modelo y la cámara. Cuando el rostro está muy girado hacia un lado y se utiliza iluminación amplia, es decir, la cara está mirando al lado contrario a la luz, se conoce también como broad light. Es útil tanto para eliminar reflejos en gafas, como cuando al modelo le incomode la luz o mirar a cámara directamente. También sirve para aportar un halo de intriga y resaltar la belleza de tu sujeto.

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Se trata simplemente de una iluminación lateral. Si colocas la fuente de luz en un lateral del modelo, o lo mueves a él para que la luz incida desde un ángulo de 90º con respecto a la cámara, logras iluminar por completo un lado del rostro y dejar el otro a oscuras. El resultado es muy dramático

o incluso misterioso. Cuanto más dura sea la luz, más dramático será el efecto. Puedes jugar con que el sujeto mire a la cámara de frente o que gire un poco la cara. Este esquema de iluminación se utiliza para esconder imperfecciones en el lado en sombra y para estrechar el rostro o la nariz. En la imagen anterior puedes apreciar el resultado, en este caso se ha utilizado una luz difusa, por lo que el efecto no es demasiado dramático. No obstante, más adelante encontrarás otra imagen con este mismo esquema de iluminación que sí que tiene un efecto mucho más dramático y podrás notar la diferencia.

Consiste en colocar la luz en una posición elevada frente al modelo, sobre la cámara. Se denomina así porque produce una sombra bajo la nariz de la persona retratada que recuerda a una mariposa. Cuando más favorece es con sujetos delgados de pómulos altos y pronunciados. Aporta glamur al retrato.

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Es un tipo de iluminación aconsejado para retratos de mujeres ya que enfatiza la estructura del rostro, realza los ojos y los pómulos. Por el contrario, su uso en hombres no es muy habitual, pues puede resaltar en exceso la frente. Igualmente, las orejas pueden resultar muy artificiales si no están cubiertas por el cabello.

Cuidado: Si tu modelo lleva gafas, coloca la luz un poco más alta para evitar el reflejo en los cristales. No es muy aconsejable para modelos con barba y bigote.

Recomendación: Para eliminar la sombra bajo la nariz, puedes utilizar una luz de relleno o rebotar la luz con un reflector bajo el rostro de tu modelo.

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También llamada luz bucle, es la que se utiliza más comúnmente. Vendría a ser la iluminación anterior, aunque desplazando la fuente de luz unos 20-50º hacia un lado. Los resultados suelen ser bastante favorecedores y se consigue sensación de profundidad. Muy recomendado para personas de rostro ovalado.

 Luz frontal: para capturar el máximo detalle del rostro (imagen derecha). Por eso es la que se utiliza para los documentos oficiales.  Luz cenital: ya hemos comentado lo poco favorecedora que resulta esta luz en retratos por las sombras que provoca bajo los ojos, puedes usarla cuando busques resultados distintos.  Luz trasera: un contraluz puede dibujar un perfil o regalarte una silueta. También puede ayudarte a crear un fondo muy luminoso, como en la imagen del bebé que verás casi al final de este capítulo. En este caso perderás el brillo en los ojos del sujeto, a no ser que uses un reflector.  Luz lateral: si buscas volumen y dramatismo. Cuando estás en un estudio esta luz es la que mejor imita la luz natural. Se conoce como iluminación dividida cuando no se refleja luz en el lado en sombra, pues el efecto es un rostro dividido en dos mitades (una oscura y otra iluminada). Te la hemos presentado antes como “Split Light” junto con un retrato con luz difusa. Puedes ver el ejemplo que te adelantábamos en la siguiente página, ¿adviertes ahora el efecto dramático? Cuanto menos iluminado esté el lado oscuro, mayor será este efecto y más se ocultarán las imperfecciones.

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Te hemos presentado los esquemas de luz más utilizados. Ahora veremos cómo puedes aprovechar la dirección de la luz para destacar, ocultar o atenuar detalles del rostro. En el capítulo 3 “Características de la luz” ya te hablamos de cómo afecta la dirección sobre los detalles, ahora te lo resumimos centrándonos en la dirección de la luz en los retratos. Cuando leas esto comprenderás un poco mejor los esquemas anteriores y aprenderás a utilizar los tuyos propios o nuevas combinaciones.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de simonwijers.

Observa las dos imágenes de la página siguiente, misma persona, mismo maquillaje, peinado casi idéntico, misma ropa, el mismo fondo, todo igual salvo un “detalle”: la luz. En la imagen izquierda se ha utilizado luz dura, en la derecha una luz más suave. Percibes la diferencia, ¿verdad? ¿Te transmiten lo mismo ambos retratos? Apostamos a que el rostro de la derecha te parece más amable y dulce que el de la izquierda. Hasta parece que está más sonriente y, sin embargo, el gesto es el mismo. ¿Magia? No, iluminación ;-).

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Si la dirección de la luz es importante a la hora de capturar un retrato, no imaginas lo que puede lograr una luz dura o suave a la hora de transmitir la personalidad del modelo o emocionar al espectador.

Si no nos crees, observa el retrato de la página siguiente, te quedará claro clarísimo.

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Cuando se trate de transmitir fuerza, energía o incluso agresividad, no dudes en optar por este tipo de luz. Se utiliza más en retratos masculinos, aunque por supuesto no es determinante ni exclusivo ;-). Con luz dura podrás lograr retratos más dramáticos y expresivos.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Craig Sunter.

La luz suave, o difusa, es la ideal para transmitir ternura, dulzura, amabilidad, etcétera. Úsala sobre todo con niños o bebés y con personas calmadas y que transmitan estas sensaciones para potenciarlas. También puedes utilizarla cuando necesites suavizar el gesto arisco de una persona. Si en ese caso se trata de “maquillar” su expresión en lugar de contar cómo es realmente, no temas utilizar este truco.

otografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Caro Musso.

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La siguiente fotografía ha sido tomada con luz trasera y difusa. Como podrás observar, la suavidad de la luz encaja perfectamente con el sentimiento de ternura que transmite este bebé. Una iluminación más dura habría descolocado completamente al espectador.

Además de estos esquemas de los que te hemos hablado, puedes combinar distintas luces. Una vez decidida la luz principal, puedes añadirle estas otras:  Luz de efecto: se consigue con un foco pequeño iluminando una zona reducida del sujeto y resalta características concretas o detalles.  Luz de halo: una luz intensa colocada detrás de la cabeza de tu modelo crea un halo de luz, resalta el cabello y le diferencia del fondo. Si el fondo no es negro ha de estar iluminado (lo que se llamaría luz de fondo).  Luz de relleno: por último, puedes controlar la cantidad de luz en las sombras con una luz de relleno utilizando reflectores o lámparas accesorias. Esta luz también controla el contraste del retrato.

Recomendación: ¿Estás intentando resaltar la belleza de tu modelo? ¿Es lo que realmente importa en esta ocasión (por el motivo que sea)? En ese caso deberías conocer el flash anular o Beauty Dish.

Ahora te proponemos un pequeño ejercicio. Como ya conoces los esquemas de luz, te invitamos a que analices los retratos (siguiente página) e intentes averiguar cuál es la dirección de la luz, si se ha utilizado algún esquema de los presentados, si se trata de luz dura o luz difusa y, para nota…, intenta descubrir si en alguno se ha introducido alguna luz adicional como flash de relleno (pistaza, ¿eh?).

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A la misma vez, puedes comprobar cómo los esquemas de luz utilizados en estudio, también pueden aplicarse con luz natural y cómo las distintas luces afectan a las sensaciones que transmite el sujeto ;-).

Cómo combines las distintas luces dependerá de lo que pida tu modelo, de si estás en exterior o en interior, de los recursos o accesorios con los que cuentes, de si quieres mostrar lo que hay en lo más profundo de su alma o sólo su parte más alegre, de si es un hombre o una mujer o de si buscas un retrato dramático o uno menos sobrecogedor. El límite lo pones tú. Mueve tu varita y crea la magia.

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Fotografía cortesía de Caro Musso.

Si todo esto te parece demasiada información, no te preocupes, es lo normal. Por ahora es sólo teoría, algunos conceptos, ideas, esquemas, etcétera. Lo importante es que, una vez leído esto, te lances a practicar y experimentar, hasta que compruebes por ti todos estos esquemas de iluminación y sus efectos, y acabes utilizándolos consciente o inconscientemente. No se trata de que te los estudies de memoria, sino de que aprendas a entender y manejar la luz. No tengas miedo a errar una y otra vez hasta que des con el resultado que más te convenza, las equivocaciones o los resultados insatisfactorios no serán más que una parte del aprendizaje. Y algo más… tendrás que dejar que hable tu instinto, porque, aunque no lo creas, también está ahí y te dirá cuándo funciona más una luz u otra. Escúchale. Escúchate.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Alagich Katya.

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Disponible aquí.

Las fotografías de paisajes, si están bien conseguidas, siempre tienen algo que conecta con nuestro yo más profundo. No sabríamos decir si es la amplitud, el color, el devenir del tiempo o la capacidad de congelarlo, la conexión del ser humano con la naturaleza, el respiro y la abstracción de despojarse de todo lo material. Ignoramos qué es, pero la verdad es que atrapa, engancha, arrastra.

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Una vez que comienzas a fotografiar paisajes no puedes parar, quieres más. Los quieres de noche y de día, te levantas temprano, esperas horas a tener la luz que necesitas, te tiras por el suelo, te subes a un árbol o te metes en un río helado ;-).

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de tommy@chau.

La fotografía, como cualquier hobby, puede crecer hasta el infinito. En potencial y aprendizaje, sobre todo, pero también en material. Esta es nuestra lista recomendada del equipo ideal para una perfecta fotografía de paisajes, pero no te agobies si te falta algún accesorio. La cuestión es hacer fotos. Menos la cámara, todo se puede reemplazar con algo de imaginación ;-).  Cámara de fotos, preferiblemente réflex. Las EVIL o Bridge con objetivos intercambiables y ajustes manuales también valen. Si no tienes cámara réflex y quieres una recomendación, aquí tienes unas cuantas recomendaciones nuestras.  Trípode. Aquí tienes algunos.  Disparador remoto.  Objetivo Gran Angular. Si no tienes uno, echa un vistazo aquí.  Filtro de degradado neutro.  Filtro polarizador.  Filtro de densidad neutra (para conseguir el efecto sedoso).  Baterías y tarjetas de memoria extra. Recomendación: Que la falta de material no te agobie. Puedes empezar perfectamente con tu objetivo del kit y tu cámara sin nada más. Si te gusta este tipo de fotografía, irás añadiendo el material poco a poco y en función tus necesidades.

Todo dependerá del resultado que pretendas conseguir con tu imagen, de lo artístico que te sientas en ese momento, de las condiciones de luz, de la época del año y del paisaje en sí, pero por lo general te recomendamos que comiences con los siguientes ajustes en tu cámara y los vayas modelando a tu antojo dependiendo de la situación:  Cierra la apertura del diafragma a valores como f/11. El punto en el que tu objetivo funciona con mayor nitidez (punto dulce) se encuentra aproximadamente a la mitad del valor total del cierre de diafragma.

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Ajustes básicos para fotografiar paisajes

 Configura tu cámara en manual. Es esencial a la hora de obtener una correcta exposición, que seas tú quien decida qué valores te parecen correctos a la hora de tomar la fotografía. No obstante, si te es muy lioso, prueba a empezar a trabajar con prioridad a la apertura y que la cámara decida la velocidad adecuada.  Mantén la ISO baja. Recuerda que cuanto más aumentes el valor ISO, más aumentará el ruido de la imagen (menos nitidez).  Activa el histograma en la previsualización de las imágenes en pantalla para comprobar si tu exposición es correcta.  Utiliza el modo de medición adecuado a cada situación.  Enfoque manual, principalmente a la distancia hiperfocal. No te asustes, si no sabes lo que es, te lo contamos detalladamente en este artículo de nuestro blog.  Balance de blancos. Normalmente el balance de blancos automático funciona correctamente, pero no olvides comprobar que la tonalidad de tu imagen se corresponde a la que estás fotografiando.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Lenny K Photography.

Nadie dijo que la fotografía de paisajes fuera fácil, encontrarás algunos retos a superar, entre ellos: 1. El primero es el hilo conductor de este libro, la luz. Y pensarás, obvio, en cualquier imagen el principal reto es la luz. Sí, tienes razón, pero en paisajes lo es más. Cuando observamos un paisaje en la

vida real lo hacemos a través de nuestros ojos, que son capaces de procesar multitud de tonos y matices que construyen la imagen en nuestra retina. Esa es la imagen que queremos y la que nos invita a apretar el obturador. Ahora bien, por desgracia, y por el momento, el sensor de nuestra cámara no puede, ni por asomo, acercarse a la cantidad de información que nosotros somos capaces de procesar al observar un paisaje. Esto se traduce en que (muy probablemente) de la imagen real a la que finalmente te muestre la pantalla de tu cámara haya un pequeño mundo de por medio. No te agobies, casi todo tiene solución. Lo veremos más adelante. 2. Ser diferente. Este es el reto más complicado a nuestro modo de ver. Puesto que la fotografía de paisajes es muy sugerente e impresionante, también tiene muchísimos adeptos profesionales y aficionados retratándola como locos a todas horas y en todas partes. Ser diferente es todo un reto, pero nada imposible, sólo deja que tu imaginación y creatividad vuelen libremente y consíguelo:  A través de la composición.  Con puntos de vista diferentes.  Retratando escenarios poco evidentes.  Capturando el movimiento.  Buscando reflejos.  Introduciendo marcos originales.  Aprovechando la meteorología “adversa”: niebla, lluvia, nieve…

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Recomendación: Hay muchísimas imágenes de paisajes en la red que te servirán de inspiración para tomar tus primeras fotografías. Luego ya encontrarás tu propio estilo poco a poco.

Sí, acertaste, las mejores horas del día para cualquier paisajista amante de la fotografía son las primeras y últimas del día. Es en estas horas donde el sol emite una luz cálida en ángulo lateral que permite realzar las texturas de los elementos. El período en el cual el sol se sitúa entre la línea del horizonte y los 20º es lo que conocemos, y te hemos presentado en capítulos anteriores, como

luz dorada, y cuya duración depende tanto de la estación del año como de la ubicación a la que te encuentres respecto al ecuador.

Fotografía cortesía de Alexa De Blois.

Recomendación: Prepara de antemano el escenario, el encuadre y el motivo que quieres fotografiar, puesto que la luz varía rápidamente en estos instantes y deberás estar pendiente de la exposición en todo momento.

Truco: No descartes incluir el elemento humano en alguna de tus imágenes. Bien utilizado, puede servirte para crear escala de tamaño y añadir interés a tu imagen.

No te limites a los atardeceres y amaneceres puesto que, si bien son los que consiguen las luces más fotogénicas con las que trabajar, también son

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En estas horas puedes jugar con el sol en sí mismo incluyéndolo en el encuadre como en la imagen anterior, jugar con la luz con la que éste baña la escena, aprovechar las sombras y las texturas, etcétera.

los más comúnmente utilizados. Con un extra de paciencia, puedes esperar a disfrutar de los azules intensos que ofrece el cielo instantes después de que el sol se haya ocultado (o instantes antes de que éste asome por el horizonte) y que ya debes reconocer como la hora azul.

Fotografía cortesía de Alexa De Blois.

Como ya anunciábamos al comienzo de este capítulo, uno de los principales retos en fotografía paisajística es la luz, principalmente porque lo que ves no se corresponde con lo que tu sensor es capaz de captar. Donde tú ves detalles en luces y sombras, muchas veces tu sensor no ve absolutamente nada. O poca cosa. Lo que obliga a escoger entre exponer bien las luces o exponer bien las sombras. Si hay poco contraste de luces es probable que la cámara sea capaz de trabajar bien. Si no es así, dispones de varias opciones para intentar compensar ambas luces y obtener detalle en toda la imagen.

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El resto del día, cuando el sol está alto en el cielo, se caracteriza por un alto contraste y una falta de volumen en los paisajes que no les sienta nada bien. Aunque, si no hay más remedio, aprovecha cualquier situación que se te presente, por supuesto.

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 Filtro de degradado neutro. Sirve para oscurecer una parte de la imagen, compensando de este modo la exposición entre la zona iluminada y la zona en sombra y obteniendo así detalle tanto en las luces como en las sombras.  Bracketing u horquillado. Con la misma intención de obtener detalle tanto en luces como en sombras, el bracketing u horquillado busca unir varias exposiciones en una sola imagen para obtener la mayor información posible de todos los tonos de la imagen. En este artículo te lo explicamos con más detalle.  Polarizador. Sirve para aumentar el contraste y reducir los reflejos.  Filtro de densidad neutra: cuando la escena posea demasiada luz, este filtro la reducirá sin alterar los tonos de la imagen. El filtro de densidad neutra es utilizado para conseguir las imágenes de efecto sedoso del agua y las nubes puesto que, al ser imágenes en muchos casos diurnas, es difícil conseguir restar suficiente luz como para trabajar a velocidades bajas a menos que recurras a este tipo de filtros.  Identificar el tono clave. En aquellos casos en los que no dispongas de filtros ni otros sistemas para aunar la exposición, lo más recomendable es que identifiques el tono clave de tu imagen. Es decir, determinar cuál es el centro de interés de tu paisaje y exponer para que éste salga correcto.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Moyan Brenn.

Olvídate de hermosos prados primaverales bajo un cálido sol del atardecer. Bueno no, no lo hagas :-) pero jamás te limites a ellos. Lluvias, nieblas, nubes, nevadas, rayos, viento, etcétera, son maravillosos momentos para dar rienda suelta a la creatividad de cualquier fotógrafo y para salir a captar ambientes totalmente diferentes. Desde el silencio de las brumas del amanecer, hasta el misterio de la niebla, la soledad de la lluvia o de un frío y solitario paisaje nevado… Todas estas opciones serán una gran oportunidad para trabajar la luz en paisaje. Siempre que tú y tu equipo estéis a salvo, cualquier ocasión es única. Nada de espachurrarse en el sofá ;-).

El invierno en general y la nieve en particular te deparan paisajes únicos y maravillosos, desde carámbanos de hielo hasta cumbres nevadas o prados cubiertos por un manto de nieve… Desechar el invierno es perderte el 25% del año en el mejor de los casos. Ahora bien, fotografiar la nieve o cualquier escena donde predomine el blanco intenso de forma generalizada tiene un “problema” (fácilmente solucionable, no te preocupes). El brillo de la escena, producido por la nieve, engaña al sensor de la cámara, que detecta mucha más luz de la que en realidad hay, dándote como resultado imágenes a las que les falta luz o subexpuestas. Para compensar esta subexposición te recomendamos aumentar de 1 a 2 pasos la entrada de luz; bien abriendo el diafragma (valores f/ inferiores), bien bajando la velocidad de disparo.

Recomendación: Como tienes tiempo que dedicarle a tu imagen, pues el paisaje no saldrá corriendo, realiza varias pruebas de exposición y escoge el valor que consideres más apropiado. Para ello, no olvides consultar el histograma de la imagen.

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Puedes aplicar esta regla a cualquier paisaje en el que dominen los tonos blancos como, por ejemplo, una playa de arenas blancas.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Lenny K Photography.

La niebla actúa como difusor de los rayos de luz suavizándolos y dispersándolos en diferentes direcciones, causando también falta de nitidez y contraste. Esta falta de contraste provoca a su vez que el sensor malinterprete la exposición de la escena de forma parecida a como lo haría con una nevada; pensando que hay más luz de la que en realidad hay.

Antes de que sigas leyendo, vamos a pedirte un favor. Sal. Vete. Prepara tu cámara y lánzate a la calle. Para entender la luz y practicar no necesitas un paisaje africano ni una playa del Caribe. Sólo te hacen falta ganas y la información que te acabamos de dar. Cuando entiendas la luz en el paisaje, cuando la domines, tendrás tiempo de buscar los mejores paisajes y deslumbrar al público con tus capturas. Hasta entonces puedes disparar incluso desde tu ventana. Pero dispara. Ya.

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Truco: Líneas, puntos de fuga, caminos y puentes en los que no vemos el final, suelen ser imágenes muy sugerentes para fotografiar en escenarios con niebla.

A lo largo de esta publicación has tenido distintas posibilidades de descubrir cómo puede influir el tipo de iluminación en una fotografía. En este capítulo nos vamos a centrar en la luz en fotografía en blanco y negro. Tal vez pienses que al eliminarse el color ya no sea tan importante, pues no afecta la temperatura de color, ni hay que preocuparse porque el paisaje tenga un tono anaranjado, etcétera. Sin embargo, en fotografía en blanco y negro, la luz sí que es importante, y mucho.

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Fotografiar en blanco y negro permite centrarte más en aspectos como la composición y la iluminación. Se eliminan las distracciones del color y toda la atención y el protagonismo recaen en estos dos elementos fotográficos.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Mac MacCreery.

Otra característica de la fotografía en blanco y negro es que tolera más extremos lumínicos. Por ejemplo, resiste mucho mejor las horas del mediodía que las imágenes en color. Vamos a contarte cómo utilizar la luz para impactar con una fotografía en blanco y negro, qué técnicas puedes utilizar, cómo puedes emocionar o convertirla en un elemento creativo más allá de las bellas tonalidades de un atardecer. Porque la luz es bella, en color, y en blanco y negro.

Comenzaremos por hablarte de esta técnica llamada clave alta y clave baja, porque no podemos escribir un libro sobre la luz sin hablar de ella. Ya te la hemos presentado en capítulos anteriores, pero si la hemos dejado para explicártela más en profundidad en este capítulo no es porque sea exclusiva de la fotografía monocromática, sino porque queda especialmente favorecida por la escala de grises. Pero recuerda, la clave alta y la clave baja también sirven para la fotografía en color. Esta técnica podría asemejarse a uno de los poderes que contiene la varita mágica, porque con ella puedes emocionar. Con una fotografía en clave alta o clave baja puedes despertar determinados sentimientos en sólo un pestañeo.

Veamos cómo lograrlo, aunque antes te presentaremos la escala de grises, con sus tonos bajos (oscuros), intermedios y altos (claros), porque, aunque la denominamos fotografía en blanco y negro, en realidad contiene blanco, negro y los distintos grises. Aquí está. Lector, escala de grises. Escala de grises, lector ;-)

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Las imágenes en clave alta o clave baja, además de ser tremendamente llamativas, impactantes, cautivadoras, repletas de fuerza y belleza artística, conectan de inmediato con las emociones del espectador, como si sintonizaran la frecuencia adecuada para que éste escuche el mensaje que deseas transmitir.

Las fotografías en clave alta son aquellas que están repletas de luz y son muy blanquitas en apariencia. Son imágenes en las que predominan los tonos claros de la escala de grises, que no debe confundirse con imágenes sobreexpuestas o quemadas, algo que ocurre con demasiada frecuencia. Una fotografía en clave alta contiene toda la gama tonal con predominio Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de SJJP. de tonos más claros, mientras que una imagen quemada no tiene tonos oscuros. En la imagen de arriba se distinguen detalles de la piel del modelo, información que se pierde con una fotografía sobreexpuesta. Estas imágenes son ideales para despertar sentimientos positivos, de alegría, paz, ternura, suavidad, etcétera. En definitiva, son imágenes llenas de “luz” en todos los sentidos.

Una fotografía en clave baja no es aquella que carece de luz ni subexpuesta, sino una en la que predominan los tonos oscuros aun conteniendo toda la gama tonal de la escala. No se trata de no utilizar luz, sino de concentrarla, de emplearla y dirigirla estratégicamente. Hablamos de una luz selectiva.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Al Ibrahim.

Las imágenes en clave baja son dramáticas, inspiran misterio e intriga. Son más adecuadas para retratos masculinos, desnudos o fotografías en las que pretendas mostrar un lado “oscuro”. Es importante que, según el motivo y el mensaje que desees transmitir, o el efecto que quieras provocar, utilices la clave adecuada. Si fotografías a un niño pequeño y deseas transmitir ternura, por muy bonita que quede una fotografía en clave baja, lo más probable es que confunda al espectador. ¿Se puede hacer? Por supuesto, pero sabiendo lo que se hace, tú eres el artista, el creativo, decide qué quieres crear y cómo.

Una vez que termines de leer este libro y conozcas la importancia de la luz, aprendas a buscarla y a utilizarla en tu beneficio, si eres capaz de mirar en blanco y negro, darás un paso más como fotógrafo. Se te presentarán situaciones que, a priori, no tengan nada de interesante, escenas que nadie ve, imágenes aparentemente feas o vacías que tú sí percibirás. Llegarán a ti como una aparición, un regalo. Un fotógrafo no ha de mirar con los ojos de diario, ha de mirar con el ojo, el corazón y la pasión de fotógrafo. Esa es la manera de hacer fotografía. No es la suerte de estar en el sitio adecuado, es la de estar y saber mirar. Cuando llegues a este punto, que lo harás, lograrás imágenes en las que la luz sea el único protagonista, y no uno cualquiera, uno con mucha fuerza, con tanta que no necesitará ni siquiera color para atraer la mirada. Luz y una buena composición serán tus mejores aliadas, mira con tu ojo fotográfico allá donde vayas y captura imágenes como ésta (o mejores).

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Dani Vázquez.

Llega el turno de las texturas. Hablamos de ellas aquí porque las texturas también son un elemento muy recurrente en blanco y negro por lo favorecidas que resultan. Ahora bien, ¿para destacar las texturas vale cualquier tipo de luz? Lo hemos mencionado anteriormente, las texturas adquieren un mayor relieve cuando la luz proviene del ángulo adecuado. Si deseas dotarlas de una mayor tridimensionalidad, que casi te parezca estar sintiendo su rugosidad, su aspereza o incluso su esponjosidad, con la yema de los dedos, necesitas una luz rasante, es decir, lateral, una luz que provenga de un ángulo bajo. De esta manera tendrán más profundidad.

Observa que en la imagen de arriba la luz proviene del suelo, pero con respecto a las texturas es una luz rasante. ¿No te parece estar sintiendo el tacto de la pared? ¿Notas cómo se cuelan los dedos por los agujeritos, cómo raspa? Si por el contrario buscas una textura suave o blanda, que no posea tanta profundidad ni tanto relieve, es más recomendable una luz frontal o desde un ángulo más alto con el que las sombras se minimizan considerablemente.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de laurent Bertrais.

Lo comentamos en el capítulo 11 sobre momentos lumínicos del día, esta luz suele ser evitada por muchos fotógrafos, vendría a ser como la oveja negra de la familia. Pero como toda oveja negra en una familia, también tiene sus bondades ;-). Como te adelantábamos al inicio del capítulo, mientras que la fotografía en color soporta peor esta luz, el blanco y negro la tolera mucho mejor, es más, puede resultar favorecido y beneficiarse también de un alto contraste. Recomendación: Escápate con tu cámara a mediodía y captura imágenes para convertir a escala de grises. Te llevarás más de una sorpresa.

Las sombras son otro elemento que cobra una fuerza increíble con el blanco y negro, quedan bien, muy bien. Luz y sombra, blanco y negro. Un buen juego. La luz dura y puntual de última hora de la tarde, cuando el sol está muy bajo es un excelente momento para capturarlas.

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Las sombras pueden ser muy sugerentes y te ayudarán a realizar composiciones con líneas, ritmo e incluso interesantes siluetas. Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Georgie Pauwels.

El blanco y negro seduce y atrapa. Es atemporal, atractivo, sugerente y una vez que lo pruebas no hay vuelta atrás. Es un viaje de no retorno. Quien bien lo prueba nunca más deja de fotografiar en escala de grises, por muchos escarceos que tenga con el color, siempre vuelve alguna vez a él.

Si aún no lo has experimentado, es el momento.

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Prueba a jugar con la luz con este tipo de fotografías. Aprenderás, disfrutarás, te apasionarás, emocionarás. Así es el blanco y negro, así es la luz bien utilizada.

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¿Te has preguntado alguna vez por qué por mucho que intentas lograr una fotografía de determinada forma no lo consigues? Seguro que en muchas ocasiones. De hecho, al principio es lo más normal del mundo. A veces ocurre por falta de técnica, muchas otras por una mala composición y, en otros casos, porque te falta la herramienta adecuada.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de tvnewsbadge.

Como en cualquier disciplina o pasatiempo, existen multitud de accesorios relacionados. Algunos son más fruto del marketing y del interés de las empresas por vender que de la necesidad del aficionado. Sin embargo, otros responden a necesidades reales de los usuarios.

Es en el último grupo en el que nos vamos a centrar aquí y ahora. Queremos que conozcas cuáles son los accesorios que te ayudarán a dominar la luz.

En Blog del Fotógrafo, e incluso en el presente libro, hemos comentado muchas veces que el flash incorporado de la cámara es muy poco efectivo, es más, en la mayoría de ocasiones estropea más que ayuda, como por ejemplo con el efecto ojos rojos en retratos. Entonces… ¿qué pasa en esas situaciones en las que no hay luz o no es suficiente? Pues que existen otros tipos de fuentes de iluminación que son los que te vamos a indicar a continuación.

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¿Sólo sirven para iluminar cuando no hay luz? Pues no. También sirven para crear distintos efectos, controlar la luz disponible o lograr fotos más creativas. El límite está en tu imaginación y en las ganas que tengas de probar.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de vumroehrs0.

El flash externo es aquel que se vende por separado e incorporas a la cámara o disparas de forma remota, es decir, alejado de la cámara. ¿Cuáles son sus ventajas de un flash externo sobre el flash integrado de la cámara? Por un lado, el flash externo tiene más potencia, pues el integrado no da para mucho más que lo que está justo delante de la cámara. Otra ventaja es que puedes rebotarlo en el techo para que la luz no resulte tan dura, lo vimos en el capítulo 10 “Luz difusa”. Por último, al poder usarlo independiente de la cámara, el flash externo te permite cambiar la dirección de la luz en función de las necesidades y gustos. Si te gustaría añadir un flash externo a tu equipo fotográfico y no estás seguro por dónde empezar, aquí te hemos preparado una cuidada selección de los mejores flahses que puedes incorporar a tu cámara de fotos réflex.

Luz continua es aquella luz que está en todo momento iluminando y no sólo justo cuando se dispara. Se utiliza principalmente en estudio, pues es un accesorio más aparatoso. La más habitual es la ventana de luz.

Como imaginarás, no es de los primeros accesorios que necesitas adquirir, pero si estás planteando montar un pequeño estudio, sí es hora de ir pensándolo. ¿Buscas una idea para luz continua? Aquí tienes unas cuantas.

Y damos un paso más, otro recurso para un estudio. Sería una mezcla entre las dos modalidades anteriores,

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Su principal ventaja es que no necesitas esperar a disparar para comprobar de qué forma incide la luz sobre el motivo, qué sombras genera, qué dirección es más favorecedora para la escena, etcétera. ¿Inconvenientes? El calor que dan, lo aparatosos que resultan y lo que consumen.

pues se trata de una fuente de luz parecida a las de luz continua por su intensidad y tamaño pero que se activa sólo en el momento del disparo.

No sólo se trata de lograr luz, también es importante poder redirigirla o modelarla, como si de un bloque de plastilina se tratara. ¿Que si es posible? Sí que lo es. Te vamos a contar cuáles son las herramientas que te ayudarán en esta faena.

Como su nombre indica, son utensilios que sirven para reflejar la luz. Con ellos puedes rellenar sombras, redirigir la luz de una fuente artificial o natural o incluso cambiar el “color de la luz”. Existen muchas superficies que son de por sí excelentes reflectoras, como la nieve, la arena, el agua o incluso una pared blanca.

Ahora bien, existen reflectores específicos para fotografía que son muy prácticos y algunos muy económicos. Los hay circulares, grandes, pequeños, en paneles, en forma de paraguas, etcétera. El más común es el cinco en uno (imagen de arriba) que consta de cuatro reflectores y un difusor. Los reflectores son:  Negro: en realidad sirve más para absorber el exceso de luz, aunque también vale para intensificar sombras.  Blanco: este reflector no modifica el color y ayuda a rebotar la luz de una forma muy suave.  Dorado: refleja la luz con un tono cálido.

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Te puede servir cualquier superficie que refleje la luz, desde una cartulina blanca hasta un tetrabrik, por eso se recomienda vestir con ropa también blanca, un truco muy útil ;-). Si insistimos tanto en el blanco es porque si se tratara de otro color acabaría reflejándolo también y podría estropear la foto.

 Plateado: tampoco cambia la temperatura de color, pero es más potente que el blanco a la hora de rebotar la luz. ¿No tienes reflector? Aquí tienes alguno.

Un difusor te permitirá suavizar la luz. Al colocarlo entre la fuente de luz y el motivo convierte la luz de puntual y dura en una luz más grande y más suave. La luz se dispersa al pasar por un difusor y éste puede ser natural como las nubes o artificial. Puedes utilizar como difusor desde una cortina blanca en una ventana hasta un papel de seda como te contamos en el capítulo 10 “Luz difusa”. Igualmente existen difusores específicos para trabajar en fotografía, los encontrarás desde cuadrados o con forma de ventana hasta tipo paraguas, pasando por una pequeña cajita de plástico para el flash de mano. Al igual que los reflectores, existen difusores tanto para la luz natural como artificial. Te recomendamos que te leas el artículo publicado en Blog del Fotógrafo donde te ampliamos toda la información sobre reflectores y difusores.

Además de las fuentes de luz y de los accesorios que permiten moldearla a tu gusto, como acabamos de mostrarte, existen otras herramientas muy útiles, que incluso en algunas ocasiones pueden resultar imprescindibles. Te las presentamos.

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Aunque existen muchos tipos de filtros, en esta ocasión nos interesa hablarte del de densidad neutra, pues es el que te servirá para reducir la cantidad de luz que ha de llegar al sensor. Es útil para evitar sobreexposiciones en las fotografías de larga exposición.

A estas alturas ya no deberías preguntarte qué tiene que ver un trípode con la iluminación, pero por si te has despistado o te estás leyendo este libro a saltos (algo perfectamente respetable ;-)) te diremos que el trípode se convierte en imprescindible cuando trabajas con velocidades de obturación muy bajas con el fin de capturar la mayor cantidad de luz posible. Sin el trípode estas fotografías saldrían completamente movidas, que, si se trata de un efecto creativo, pues genial, aunque lo normal es que busques una fotografía en la que todo esté en su sitio.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Andrés Nieto Porras.

¿Buscando tu primer trípode “serio”? Aquí tienes algunas ideas.

Este es un recurso que te servirá tanto para colocar el flash sobre un trípode como para acompañarlo de un reflector o sombrilla. Es muy útil cuando trabajas con varios accesorios, porque a menos que tengas seis o siete brazos extensibles difícilmente podrás con todo ;-).

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El fotómetro es una herramienta que sirve para medir la luz, viene a ser como el exposímetro de la cámara, pero con dos diferencias: es de mano y funciona mejor que el de la cámara. ¿Imprescindible? En absoluto. ¿Útil? Sí. Aunque si estás comenzando te recomendamos antes otras adquisiciones.

Cuando trabajas con tiempos de exposición muy largos, cualquier mínimo movimiento de la cámara puede provocar una trepidación que a simple vista no aprecies pero que al imprimir o ampliar la imagen te decepcione completamente.

Ese mínimo movimiento puede producirse con sólo apretar el botón de disparo, por eso es muy recomendable tener siempre a mano un disparador remoto. Truco: Puedes sustituir el disparador remoto por el temporizador de tu cámara. Por supuesto que el disparador es más cómodo que el temporizador y resulta muy económico, pero si no lo tienes siempre puedes recurrir a la cuenta atrás ;-).

Y hasta aquí los accesorios más útiles e importantes en cuanto a iluminación. Aunque esto no es todo, existe un amplio abanico de herramientas y de posibilidades dentro de cada una de ellas. Las irás descubriendo poco a poco, en función de tus necesidades y de tus ansias de aprender y experimentar. Ahora que conoces las herramientas básicas, diviértete, juega con la luz como cuando eras niño y moldeabas la plastilina, el barro o un puñado de arena mojada en la orilla del mar.

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Déjate llevar. Disfruta.

La luz no sólo hay que conocerla y buscarla, la luz, insistimos, hay que aprender a modelarla, a jugar con ella. Más allá de los tipos de luz, de las mejores o peores horas del día, etcétera, la luz es pura sensibilidad, y lo que puedes conseguir con ella si posees esta sensibilidad es increíble (y si no, no te alarmes, se aprende a tenerla). Vamos a dejarte algunos ejemplos de ello a continuación.

 Trípode. Quizás en ciertas ocasiones donde es aconsejado el uso de trípode, te puedas apañar sin él. Esta no es una de esas ocasiones.  Cámara con controles manuales. Un modo automático jamás te permitirá trabajar la luz al nivel artístico que buscamos hoy, por ello es esencial que tu cámara permita total control de las variables de apertura de diafragma, ISO y velocidad de obturación. Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Unsplash.

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Antes de comenzar, y puesto que muchas de estas técnicas no sólo van a jugar con la luz sino con el movimiento de ella, es esencial que consigas el material de la siguiente lista:

Puesto que jugar con la luz requiere de diferentes variables, es importante que, previamente, te familiarices con los siguientes conceptos:

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 Velocidad de obturación. Es el tiempo en el que el obturador de tu cámara está abierto. Cuanto más rápido sea el movimiento de abrir y cerrarse, más capacidad de congelar la imagen. En cambio, cuanto más tiempo permanezca éste abierto (velocidades más lentas), más movimiento se imprimirá en la fotografía.  Apertura de diafragma. Es el grado de apertura del objetivo a la luz. Cuanto más abierto esté el objetivo, mayor luz pasará al sensor. Por el contrario, cuanto más cerrado, menos luz le llegará. La apertura de diafragma también se relaciona con la profundidad de campo (o zona enfocada en la imagen); a diafragmas más cerrados, mayor profundidad de campo. Por el contrario, a diafragmas más abiertos, menor profundidad de campo o zona enfocada en la imagen.  ISO. Es la sensibilidad del sensor de la cámara a la luz. A valores de ISO más bajos, menos sensibilidad, pero mayor calidad de imagen y al revés; a mayor sensibilidad (valores de ISO altos, por ejemplo 5.600) menor calidad de imagen, pero más luz.

Estas tres son las variables que conocemos como el triángulo de exposición y la combinación entre ellas te darán el control total de los parámetros lumínicos de cualquier imagen.

A la derecha dejamos un ejemplo de equivalencias entre apertura y velocidad. Por ejemplo, si disparas con una apertura de f/2.8 y una velocidad de 1/500 obtendrías la misma luz que si disparas a f/16 y 1/15. La diferencia no estribaría en la cantidad de luz, sino en el enfoque y en el movimiento de la imagen. Este ejemplo es muy gráfico para que compruebes cómo se relacionan entre ellas.

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Seguro que has visto muchas imágenes basadas en la larga exposición y te han cautivado. Desde caminos de estrellas hasta autopistas repletas de

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Skitterphoto

rayos de luz. Todo ello se consigue utilizando una velocidad de obturación lenta (el obturador se mantiene mucho tiempo abierto), lo que permite imprimir todo el movimiento en la imagen. A continuación, te contamos las claves para realizar fotografías nocturnas de larga exposición:  Busca un lugar con poca luz.  Selecciona un escenario con luz en movimiento: una autopista, una noria con luces, etcétera.  Pon la cámara en control manual.  Dale prioridad a la velocidad, es decir, ajusta el resto de variables para poder trabajar con velocidades lentas: o Una ISO baja conlleva que tu cámara sea poco sensible a la luz. Como necesitas tener el obturador abierto y entrará mucha luz, puedes ajustar la ISO a 100 (o al mínimo). Esto se traduce además en una buena calidad de imagen. o Utiliza una apertura de diafragma pequeña (valor f/ elevado) para reducir la entrada de luz. Con este gesto conseguirás mayor profundidad de campo o zona enfocada en la imagen.  Enfoca manualmente: de noche o en situaciones de poca luz, la cámara suele volverse loca intentando enfocar.  No olvides el trípode.  Realiza muchas pruebas: puedes ir incrementando los segundos en los que el obturador permanece abierto para comprobar el resultado, pero no olvides ajustar a su vez el resto de variables. Cuidado: Utiliza un disparador remoto o el temporizador de tu cámara para evitar el movimiento involuntario que puedes generar al apretar el obturador.

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O lo que es lo mismo, pintar con luz. Sí, y literalmente además. Si la larga exposición te parece que es poco “modelable”, esta técnica te va a encantar, puesto que se trata de que tú mismo elabores la escena. ¿Cómo? Comencemos viendo una imagen hecha con Lightpainting, lo verás más claro que con nuestras explicaciones.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Victor U.

Ahora bien, ¿cómo se consigue? Necesitas: Una fuente de luz que puedas modelar: linternas, velas, etcétera. Un entorno oscuro. Un trípode es imprescindible. Disparador remoto o, en su defecto, el modo de disparo retardado de tu cámara.  Cámara con modo Bulb (vas a necesitar unos cuantos segundos de exposición).  ISO baja (100).  Valores de diafragma altos (puedes empezar en f/8 e ir aumentando según cómo veas la imagen).  Enfoque en manual (es imposible que tu cámara enfoque en un ambiente tan oscuro). Ayúdate de una referencia para situar el enfoque en el lugar en el que crearás tu escenario.  Imaginación sin límites ;-). Una vez que tengas todo esto, prepárate a dibujar (o tu ayudante, que te vendrá muy bien en este tipo de fotografía). Enfoca al lugar de la acción, configura tu cámara a partir de 10 segundos en adelante y pinta mientras el obturador esté abierto. Seguramente tendrás que hacer varias pruebas variando la velocidad y/o el tema, pero al final seguro que logras imágenes fascinantes.

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¿Te suenan esas imágenes de cascadas, mares o ríos, donde el agua en vez de estática parece un manto sedoso? ¿A que son espectaculares? Pues no es más que otra técnica de larga exposición. Seguro que acabas de recordar lo que leíste unas páginas atrás de cómo podrías hacer una foto a velocidades tan lentas siendo de día, ¿verdad? Exacto, con el filtro que conocemos como filtro de densidad neutra (ND), que se encarga de reducir la cantidad de luz que entra en la cámara sin modificar los colores de la escena.  El trípode te será imprescindible como en cualquier tipo de fotografía de larga exposición.  Filtro de densidad neutra (ND).  Enfoque manual.  ISO al mínimo.  Velocidades por encima de los 15 segundos.

Menudo nombre, ¿no? Pero seguro que también has visto muchas imágenes realizadas con esta técnica. Lo cierto es que es muy resultona y le da un toque mágico a las imágenes. ¿Quieres saber cómo? El bokeh no es más que una técnica que juega con el desenfoque de la luz. Cuando cuentas con un primer plano enfocado y un segundo plano desenfocado que contiene diferentes luces, éstas aparecen como redondas luminosas, creando un escenario muy pintoresco. Veamos cómo se hace:

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Susanne Nilsson.

Recomendación: El agua no lo es todo, consigue el mismo efecto jugando con brumas y nubes, o utilízalo para captar el movimiento en escenas con mucha luz. Si tienes este filtro, no dudes en experimentar con él en diferentes escenarios.

 Necesitas el objetivo más luminoso posible y abrir el diafragma al máximo. Si no dispones de uno, puedes sustituirlo por otro de una distancia focal larga. En nuestra opinión el ideal es el Rey de los Objetivos.  Un escenario con luces. Las del árbol de navidad son magníficas, pero también puedes conseguir efectos interesantes en cualquier lugar con diferentes luces en segundo plano.  Una escena con poca luz para poder abrir la apertura de diafragma al máximo.  Un trípode.  Algún elemento interesante para el primer plano (un retrato, un objeto fotogénico…) que es el que saldrá enfocado.

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Recomendación: Las imágenes navideñas con este tipo de técnica dan muy buenos resultados, la sensación de calidez y magia son muy típicas de esta época, no desaproveches la oportunidad de incluirlas en tus felicitaciones navideñas.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Boudewijn Berends

Si te gusta el retrato, te animamos a que realices fotografías en la técnica clave alta y baja que te presentamos en el capítulo 14 “La luz en fotografía en blanco y negro”, porque, una vez que las pruebes, no tenemos ninguna duda de que te van a encantar. Te las recordamos muy resumidamente:

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 Fotografía en clave alta: son aquellas imágenes en fondo blanco, claras, llenas de luz, asociadas a pensamientos positivos: paz, tranquilidad, alegría, ternura, felicidad, etcétera.  Fotografía en clave baja: por el contrario, son imágenes más bien oscuras, de fondo negro, misteriosas a la vez que elegantes y sugerentes.

Cuando sostienes por primera vez en tus manos una réflex y te pones a disparar te das cuenta de que no es tan fácil como parecía. Te ha ocurrido, ¿verdad? De repente las fotos te salen movidas, o muy blancas, o muy negras, o con un color raro. El caso es que descubres que puede llegar a ser una auténtica tortura si no sabes muy bien por qué ni cómo evitarlo. La mayoría de dificultades con las que se topa todo fotógrafo principiante suelen estar relacionadas con la iluminación. Por eso, en este capítulo te vamos a contar los problemas más típicos con los que te puedes encontrar (con los que hemos tropezado todos o casi todos) y cómo solucionarlos.

La sobreexposición, junto con la subexposición es lo más frecuente. Será de lo primero que te ocurra cuando tengas tu cámara en las manos y comiences a apretar el disparador. A no ser que previamente te hayas formado en el control del triángulo de la luz (Apertura, Velocidad, ISO), sí, ese que te hemos explicado en el capítulo anterior “Técnicas fotográficas basadas en la luz”. Así que tú estás de suerte por haber llegado hasta aquí y el camino te será más fácil a partir de ahora.

Una fotografía sobreexpuesta es aquella que está iluminada en exceso, quemada en algunas áreas o completamente, en la que no aparecen sombras ni zonas oscuras. También puedes comprobarlo con el

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Nuestra intención es que, en lugar de pasar un martirio con tu cámara, pases un buen rato y consigas fotografías correctamente expuestas. Y que cuando no sea así, sea porque lo haces intencionadamente buscando un efecto creativo y no por un fallo o por desconocimiento.

histograma. Repasa el capítulo 5 “El histograma” si te ha quedado alguna duda.

 Apaga el flash. Igual está el flash conectado, como ya has comprobado que no es necesario puedes apagarlo.  Bajar el valor ISO. Esta sería la primera opción una vez que has apagado el flash, si has dejado el valor ISO alto, prueba a bajarlo, cuanto más lo bajes menos iluminada quedará la imagen y, además, reducirás la cantidad de ruido. Si el valor ISO ya está al mínimo, puedes probar con los siguientes ajustes.  Cerrar el diafragma. Otra opción con la que cuentas es cerrar el diafragma o utilizar una apertura más pequeña, es decir, un número f/ mayor. Cuanto mayor sea el número f/ menos luz entrará. Recuerda que esto implica que a menor apertura, además de menos luz tendrás un mayor enfoque. Si buscas desenfocar el fondo, ésta no es la opción más adecuada. Por el contrario, si es un paisaje o una imagen en la que deseas que toda la escena o la mayor parte de ella quede enfocada, te servirá para tu propósito.  Velocidades más rápidas. Una velocidad de disparo más rápida reducirá la cantidad de luz que entre por el obturador. Es una de las soluciones más eficaces, sin embargo, no te servirá si estás intentando capturar el efecto sedoso del agua o cualquier otro movimiento.  Compensar la exposición. Tu cámara tiene la opción de compensar la exposición, si el exposímetro te avisa de que la imagen va a quedar sobreexpuesta compensa hacia el lado negativo (-).

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Como hemos dicho, una fotografía sobreexpuesta es aquella que está excesivamente iluminada por lo que la solución pasa por reducir la cantidad de luz. Para ello realiza cualquiera de estos ajustes:

Dicen que en el arte todo vale. ¿Pero siempre? Pues no, siempre no, pero algunas veces sí. Es decir, una fotografía sobreexpuesta puede ser perfectamente válida si es el resultado que buscas y/o esperas. Si la sobreexposición molesta, impide ver parte importante de la imagen o es tal que apenas se ve nada más que blanco, evidentemente no sirve. Mejor tirarla directamente a la papelera. En otras ocasiones la sobreexposición intencionada te puede servir, por ejemplo, para crear un fondo blanco y destacar el motivo.

Y en el otro extremo tenemos la subexposición, aquella imagen que tiene menos luz de la necesaria y que no cuenta ni con reflejos ni tonos claros.

Una fotografía subexpuesta también puede ser algo buscado, si bien no es lo normal. Lo habitual es que si obtienes una subexposición necesites corregir los ajustes. Puedes agotar los mismos recursos que en el punto anterior, pero al revés ;-).

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Fotografía cortesía de Caro Musso.

 Acércate a la luz. Esta es la opción más básica. Tanto que muchas veces se olvida. Si puedes acercar tu motivo a una luz, hazlo. Si estás en interior abre puertas y ventanas, enciende luces, acerca el sujeto a una ventana, etcétera.  Abrir el diafragma. Si no funciona lo anterior, te recomendamos que pruebes a utilizar una apertura más amplia (número f/ lo más bajo posible). Esto permite una mayor entrada de luz y además desenfoca el fondo destacando así el centro de interés. Claro que no es válido si buscas una imagen en la que toda la escena (o casi toda) salga enfocada. Tampoco puedes abrirlo mucho si es un grupo de gente grande porque unas personas saldrán enfocadas y otras no.  Velocidades más lentas. Si el consejo anterior no te sirve, utiliza una velocidad de disparo más lenta. Es útil para paisajes o motivos que no estén en movimiento. 

 Subir el valor ISO. Otra opción con la que cuentas es subir el valor ISO. ¿Mucho? Pues justo lo que necesites y con cuidado de que no aparezca el temido ruido, que son esos puntitos que hacen que la imagen resulte “sucia”. El valor a partir del cual aparece este ruido depende de la cámara, algunas con un valor ISO de 400 ya provocan cierto grano y otras con 3.200 ofrecen una imagen completamente limpia.  Compensar la exposición. En este caso, compensa la exposición hacia el lado positivo (+).  Usar el flash. Por mucho que recomendemos la luz natural, no es cuestión de demonizar el flash, pues tiene grandes utilidades y ventajas. No se trata de perder una imagen o tomar una mala foto por ser puristas de la luz natural. Ahora bien, te aconsejamos que no uses el flash incorporado de la cámara porque, como ya te hemos contado, el resultado no suele ser muy óptimo.

Anteriormente te hemos hablado de lo que es la luz dura, de las sombras y el contraste que provoca. En muchas ocasiones buscarás este efecto mientras que en otras te supondrá un problema. Cuando se trate del segundo caso y necesites solventarlo existen dos opciones. La primera es

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Cuidado: Con velocidades lentas corres el riesgo de que la foto quede movida o trepidada. En ese caso necesitarás un trípode o colocar tu cámara en una superficie estable y un disparador remoto.

evitar la luz dura cuando sea posible, es decir, evitar las horas centrales del día en las que dispones de este tipo de luz. La segunda es modificarla.

En capítulos anteriores ya te hemos hablado de cómo lograr una luz más suave o difusa y los accesorios que puedes utilizar, por lo que no nos vamos a detener en exceso, sólo recordarte que puedes utilizar una cortina blanca o un papel de seda blanco en la ventana cuando estés en interiores. Puedes usar además cualquier superficie blanca que refleje la luz sobre el sujeto y así eliminar las sombras. En función del tamaño del sujeto puedes recurrir a una cartulina blanca, a un tetrabrik o incluso hasta una sábana. También se puede utilizar el flash para rellenar esas sombras, por eso se habla de “flash de relleno” cuando se utiliza a plena luz del día. Resumiendo, se trata de convertir una fuente de luz pequeña (con respecto al motivo) en una más grande o reflejar la luz que nos llega para rellenar las sombras.

Unas veces evitarás la luz dura y otras buscarás que la luz no sea tan plana. A estas alturas del libro, sabrás que no existe una luz ideal, sino una luz adecuada para cada momento, para cada estado de ánimo que quieras reflejar o para cada historia que desees contar.

Si compruebas que lo que estás fotografiando resulta demasiado “soso” es posible que necesites darle un toque de “alegría” a través de la iluminación, destacar sus volúmenes para hacerlo más real, más interesante al ojo del espectador. ¿Cómo? Aquí te dejamos algunas ideas:  Acércate a una ventana, fácil pero efectivo.  Modifica el ángulo de disparo, busca un contraluz, destaca una silueta, etcétera.

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Los objetos con luces y sombras muestran más relieve que aquellos que están enteramente en luz o en sombra. [Leonardo da Vinci]

 Intenta cambiar el motivo de lugar o posición buscando una luz más interesante. Recuerda que la luz frontal suele resultar muy plana, mientras que la luz lateral destaca las texturas y realza los volúmenes. Más concretamente, una iluminación de tres cuartos (45º) aporta tridimensionalidad a los objetos. Una vez que el sujeto adquiere volumen, las emociones del espectador se ponen en marcha.  Introduce una nueva fuente de luz desde otro ángulo.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de yunjeong.

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Existen básicamente dos tipos de reflejos: los deseados y los indeseados. Los primeros, que pueden ser buscados o capturados intencionadamente, enriquecen la fotografía, como un interesante reflejo en un escaparate. Los segundos son los que se cuelan en tu foto sin haber sido invitados. El agua, las superficies de metal o el cristal pueden reflejar luces u objetos iluminados que nada tienen que ver con el motivo de la foto, que más que embellecer afean y distraen la atención del espectador.

Existen unos filtros llamados polarizadores que al ponerlos delante del objetivo logran reducir todos estos reflejos de superficies no metálicas. Además, te servirán para aumentar contrastes y saturar los colores. Recomendación: Si tienes una lente de calidad, utiliza filtros de calidad. De nada te sirve invertir una gran cantidad de dinero en un objetivo si luego pones delante un filtro barato.

Cuando se trata de superficies metálicas o incluso de espejos o similares, el truco está en:  Cambiar el ángulo de disparo.  Mover la fuente de iluminación y colocarla en un ángulo que no entre dentro del de los reflejos.  Iluminar mucho las superficies que se reflejan en lugar del objeto a fotografiar.  Utilizar paneles blancos alrededor para rebotar la luz.  Fotografiar los objetos pequeños dentro de una caja de luz. Si los reflejos aparecen cuando fotografías a través de un cristal puedes seguir estas recomendaciones:  Cambiar el ángulo de disparo.  Pegar el objetivo lo más posible al cristal y de forma perpendicular a éste.  Tapar la superficie reflejada con algo oscuro.  No usar flash (obvio).  Apagar la luz cuando dispares desde un interior al exterior. Truco: Evita que el trípode quede reflejado cubriéndolo con una tela negra. Si aparece tu reflejo o el de la cámara puedes ocultarte tras un panel blanco o negro con un agujero por donde asomar el objetivo.

En el tercer capítulo “Características de la luz” te hablamos de la temperatura de color. Cuando en una imagen predomina un color que no ha sido elegido ni buscado existe una forma de remediarlo. A estas alturas del libro ya sabrás cómo solucionarlo, aunque si no es así no te preocupes, entendemos que es demasiada información, por eso te vamos a echar un cable. Una pista: balance de blancos, capítulo 6. Bueno sí, esto más que una pista es casi la solución entera, pero qué le vamos a hacer, si nos caes así de bien ;-). Tanto que, a continuación, te vamos a hacer un mini resumen.

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Recomendación: Recurre al retoque si es necesario. En ocasiones no te quedará más remedio que eliminar ciertos reflejos con el editor.

En función del color predominante de tu fotografía, selecciona en tu cámara el icono que aparece en el siguiente gráfico. Por ejemplo, si la luz es muy anaranjada, selecciona el dibujo de la bombilla. Verás qué diferencia.

Volvemos a repetir que no siempre lo que se plantea como un problema tiene por qué serlo. Algunos fotógrafos buscan intencionadamente el destello como un efecto más de la imagen. Se trata de corregirlos cuando personalmente nos molesten y no queramos que estén en la fotografía. Los destellos, que ya te hemos presentado anteriormente como flares, suelen producirse cuando la luz incide de forma directa sobre la lente. Por eso para evitarlos lo primero es intentar no apuntar directamente a una fuente de luz muy luminosa. Si es eso precisamente lo que quieres, utiliza el parasol de tu objetivo. También puedes usar una cartulina o tu propia mano para dar sombra al objetivo. Truco: Las lentes zoom son más propensas a los destellos por lo que utilizar objetivos de focal fija puede reducir los destellos (aunque no eliminarlos).

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Cuidado: Coloca bien el parasol para que no aparezca un viñeteado indeseado.

En los comienzos es muy habitual que ocurra que unos motivos salgan muy iluminados y otros muy oscuros. Puede que te haya ocurrido que en una foto de grupo algunas personas no se vean y otras aparezcan muy iluminadas. Esto es porque, a simple vista, no se aprecia tanto el contraste entre los que están a la sombra y los que les da la luz, nuestro cerebro lo interpreta más o menos bien, al contrario que nuestra cámara que capta todas las luces y todas las sombras y la imagen queda mal (o fatal).

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Georg.

Colocar todos los sujetos en la luz o todos en la sombra. Si no es posible puedes iluminar los sujetos más oscurecidos con reflectores o con otra fuente de luz. También te recomendamos disparar en RAW para obtener toda la información posible y poder mejorar la imagen con un editor. Si se trata de un paisaje es imposible mover los elementos, evidentemente. Para este caso, u otros similares, existe una técnica llamada bracketing u horquillado de exposición.

Te acabamos de mostrar los problemas de la luz más comunes y sus soluciones más rápidas y eficaces. Ahora te toca a ti trabajar. Realiza distintas pruebas, provoca estas situaciones problemáticas e intenta corregirlas con los consejos que te acabamos de dar, si se quedan en el papel (o en la pantalla) de poco servirán. Dispara. Falla. Corrige. Dispara. Falla. Corrige. Dispara. Acierta… Esto es el aprendizaje fotográfico.

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Recomendación: Dicen que si no puedes con el enemigo que te unas a él. Aprovecha el alto contraste de luces para fotografiar en clave alta, capturar sombras o dibujar siluetas (como en la imagen anterior).

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¡Enhorabuena! Has llegado al final de , acabas de adquirir una potente herramienta, conoces en profundidad cuál es el alma de la fotografía y cómo manejarla.

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La varita está en tu poder, sal y haz magia.

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Con Mario Pérez

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