Liderazgo Influyente - Pedro Fuentes

May 10, 2017 | Author: Manuel | Category: N/A
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Descripción: Dilemas que todo lider debe enfrentar...

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LIDERAZGO INFLUYENTE DILEMAS QUE TODO LÍDER DEBE ENFRENTAR

Liderazgo influyente: dilemas que todo líder debe enfrentar. - 1a ed. Buenos Aires : Sembrar Ediciones Cristianas, 2011. 128 p. ; 20x14 cm. ISBN 978-987-24864-5-7 1. Liderazgo Cristiano. I. Título. CDD 262.1 Fecha de catalogación: 19/09/2011

© 2011 Pedro Fuentes Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción parcial o total de esta obra sin autorización previa de los editores. Editorial Sembrar Ediciones Cristianas www.sembrarediciones.com.ar Impreso en Argentina Diseño de cubierta e interior: Lucas Fuentes www.lucasfuentes.com Impreso en Octubre de 2011 por Grancharoff impresores Tapalqué 5868, Ciudad Autónoma de Buenos Aires [email protected]

Dedicado a la memoria de: Don José Bongarrá, un líder indiscutido. Don Agusto Todó, un enseñador magistral. Don José Ciccone, un amoroso pastor . Y de Harry Winter, un amigo y líder de influencia. Y a quien merece toda la honra y el honor, Jesucristo, nuestro Dios y Señor.

Índice .00

Prólogo

.01

Influencia en el Liderazgo

.02

Condición de Jesús para liderar

.03

Condición de la gente para liderar

.04 Poder o Autoridad .05

Impactar o Influenciar

.06

Mandar o Gobernar

.07

Proyectos o Personas

.08

Fama o Prestigio

.09

Entusiasmar o Motivar

.10

Discurso o Modelo

.11

Carisma o Integridad

.12

Líderes Influyentes

6

PRÓLOGO

Hablar de liderazgo en nuestro contexto no es fácil. El término se puso de moda en la década del ’50 para designar a los dirigentes proletarios y sindicales. Era un anglicismo que importamos innecesariamente porque en nuestro idioma castellano tenemos términos como dirigente, jefe, cabeza, conductor y tantos otros que podían reemplazarlo con mayor precisión pero el uso constante obligó a la Real Academia Española a aceptar su castellanización e incluirlo en la edición de 1970 de su diccionario con la acepción: Persona a la que un grupo sigue, reconociéndola como jefe u orientadora. Desde allí el vocablo se transformó en un comodín con el cual se designa indistintamente al cabecilla de una banda de delincuentes, al militante de un movimiento de derechos humanos, al caudillo autoritario o al dirigente democrático. Esta utilización indiscriminada lo convierte en ambiguo y la palabra “líder”, en nuestra hablar diario, se halla desprendida del concepto de servicio. 8

El gran vacío ético en el cual nos debatimos le dio una peligrosa autonomía y el liderazgo se transformó en la meta de quienes codician poder y fama. Por eso es importante el enfoque que Pedro Fuentes hace en Liderazgo Influyente, porque parte del vocablo de moda pero lo encuadra en las Sagradas Escrituras donde los hombres llamados por el Señor siempre están sujetos a su autoridad y ejercen un ministerio eficaz cuando se subordinan a la voluntad divina convirtiendo su liderazgo en una forma de servicio. Muy interesante es la perspectiva con que el autor, luego de analizar las condiciones que Jesús puso para servirle, presenta una serie de antinomias valorando cada uno de los términos en su justa acepción y mostrando cómo se complementan o excluyen. La influencia del líder, un tema central muchas veces postergado, está presente en el primer y último capítulo. Al concluir, en forma magistral, Fuentes cede imaginariamente la palabra a Josué, el líder de la conquista, quien refiere la influencia que tuvo en su vida el ejemplo de Moisés. El libro finaliza permitiéndonos conocer una tierna carta personal del escritor en la que expresa su admiración por un siervo de Dios que dejó huellas en su vida. Cada libro sale de la esperanzada pluma del autor buscando al lector que sepa valorarlo. Esperamos que Liderazgo Influyente de Pedro Fuentes encuentre la acogida que merece no solo por el esfuerzo de su autor sino sobre todo por su edificante contenido. Pastor Salvador Dellutri

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LIDERAZGO INFLUYENTE DILEMAS QUE TODO LÍDER DEBE ENFRENTAR

Capítulo 1

INFLUENCIA EN EL LIDERAZGO

¿Es posible ejercer el liderazgo sin tener ninguna influencia sobre la gente que lideramos? Lamentablemente la respuesta es sí. Porque muchas personas están ubicadas en posiciones de liderazgo (algunas de ellas sin siquiera desearlo), pero no son líderes, no tienen carácter ni dones para hacerlo y como consecuencia no pueden ni quieren ejercer influencia. Esta es una triste realidad que viven muchas organizaciones, ministerios e iglesias. Tienen “autoridades” formales, legalmente bien constituidas, pero con un vacío de liderazgo real y una escasez absoluta de influencia. Las consecuencias son tristes y en algunos casos trágicas. Para entender qué es un liderazgo que consigue buenos resultados debemos reflexionar sobre la influencia y la manera de ejercerla, porque liderazgo es influencia. ¿Qué es entonces influencia? Por influencia se entiende la conquista de la confianza de la gente para que esta realice, voluntariamente, acciones que el líder sugiere. 12

Raúl Zaldivar nos dice que: “La influencia es el poder que un líder ejerce sobre otra persona para modificar su conducta en su afán de conseguir el éxito de una empresa”. Cuando las personas actúan por obligación, temor o sometidas a manipulación, no podemos hablar de un liderazgo bíblico, porque Dios no puso líderes en su obra para que actuaran de esta manera. La influencia que se ejerce en otras personas es en realidad el éxito del buen liderazgo. Si repasamos la vida de los grandes líderes de la Biblia nos daremos cuenta que fueron personas de gran influencia, que lograron que otros los siguieran e imitaran sus conductas. La pregunta que surge inmediatamente es: ¿Qué hace que un líder sea influyente? Las respuestas pueden ser muchas, aunque no todas nos hablarán de una influencia duradera y con criterio espiritual, es decir, una influencia en la que Dios apruebe sus métodos. Influencia por carisma Una de las razones por las que un líder ejerce influencia es por su carisma; esta es una cualidad importante en el liderazgo, pero no la única. Los líderes con carisma ejercen un atractivo muy fuerte sobre las personas. Alguien comentaba, refiriéndose a un líder con esta característica lo siguiente: “Tiene como un imán en su personalidad, donde va siempre está rodeado de personas”. Esto realmente es admirable y hasta envidiado por muchos, pero si esta característica no está acompañada por una conducta consecuente entre lo que dice y lo que hace, su atractivo durará poco. Influencia por conocimiento Otra razón por la que un líder ejerce influencia puede ser su gran conocimiento y preparación, suele ser muy valorado en la mayoría de las organizaciones e inclusive dentro de las iglesias. El conocimiento genera en la mayoría de las personas un gran atractivo, pero se re13

quiere que esa teoría bien sabida tenga su correlato con la capacidad de aplicarla en la práctica es decir, en la realidad cotidiana. Influencia por capacidad de comunicación Una tercera razón por la que un líder ejerce influencia puede ser por su gran capacidad de comunicación, los grandes oradores de la historia fueron líderes reconocidos y seguidos por miles. Esta característica que suelen tener los líderes atrae y despierta un enamoramiento difícil de explicar que arrastra a multitudes detrás de sí. Pero tampoco es suficiente para lograr influencia permanente en los liderados. La influencia puede ser positiva o negativa, dependerá de cómo es la personalidad del líder. Hay un ejemplo muy interesante en el Antiguo Testamento que ilustra la forma como las personas pueden ser influenciadas. Es el caso de los doce espías que fueron enviados por Moisés a inspeccionar la tierra de Canaán. Todos ellos ocupaban cargos jerárquicos en el equipo del gran legislador, pero solo dos ejercieron influencia positiva en el pueblo. Los diez restantes contagiaron a casi toda la comunidad con su incredulidad y su desconfianza, tan grande fue que el ánimo de todo el pueblo decayó y pusieron en riesgo el proyecto de conquista. Esta fue una influencia negativa. Hay algunas características que son comunes a los líderes que logran influenciar positivamente en sus liderados, mencionaremos algunas: SABEN ESCUCHAR Escuchar significa dar un espacio al otro para que se exprese con libertad. Escuchar es hacer sentir importante al otro y no significa necesariamente estar de acuerdo con lo que dice. Escuchar es hacer lo que hacía Jesús con sus seguidores. Su modelo es extraordinario mostrando cómo escuchar a las personas. Quiero mencionarte un ejemplo de su forma de hacerlo: 14

“Jesús les preguntó: ¿De qué están hablando por el camino? Los dos hombres se detuvieron; sus caras se veían tristes.” Lucas 24:17 Vivimos en una sociedad y en una época en donde nadie quiere dedicar tiempo para escuchar al otro, todos estamos corriendo, atendiendo nuestros asuntos. Lo nuestro parece ser tan importante que no podemos detenernos a escuchar a los demás, no nos queda tiempo para pensar en nadie más que en nosotros. En el relato que estoy citando de Lucas 24:13-35, podemos ver que, aunque Jesús conocía perfectamente a sus discípulos y sabía muy bien lo que estaban viviendo en ese momento, dedicó un tiempo a escucharlos. Él conocía de la confusión mental en la que se encontraban como grupo, del estado de ánimo por el que atravesaban y cuánta tristeza los embargaba. De todas maneras cuando se acercó a dos de sus discípulos en el camino a Emaús quiso oírles hablar, dedicándoles un tiempo para preguntarles y dejarlos expresarse. Los dejó hablar. Dejar hablar al otro es saber guardar silencio, es escuchar con atención, es permitirle expresarse con sus propias palabras. ¡Cuánto nos cuesta hacerlo! Pero Jesús dedicó el tiempo necesario para permitir que estas personas se expresaran. Les dio lugar para contar su versión de la realidad, que además era la versión “verdadera” para ellos. Una versión teñida de tristeza y muy parcial, ya que no habían tomado en cuenta ni la profecía sobre el Mesías, repetida tantas veces por el Señor, ni la tumba que ya estaba vacía. Jesús esperó hasta que ellos terminaran su relato. Sabía escuchar. Los dejó expresar sus sentimientos. La desilusión y la carga de frustración que estaban viviendo no los dejaba en paz. La tristeza llenaba sus corazones y no podían ver otra cosa que un cielo muy oscuro y un camino lleno de sombras. En ocasiones, cuando nos encontramos con personas tristes, solemos llenarlos de palabras y de historias que nos 15

sucedieron a nosotros, de modo que hacemos que la persona cierre su corazón y no logre sacar su tristeza de adentro. No fue esto lo que hizo Jesús. Él sí los dejó manifestar su estado de ánimo preguntándoles: ¿Por qué están tristes? Si dedicamos tiempo a escuchar a nuestros liderados nos habremos ganado su confianza y podremos ejercer influencia real en sus vidas. SON MODELOS DE VIDA Las personas que nos siguen no lo harán por el atractivo de nuestro discurso, sino por el ejemplo de vida que les demos. Ellos harán lo que nosotros hacemos, no lo que les decimos. Jesús sabía perfectamente esta exigencia de la gente que lo seguía y por eso les declaró: “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos.” Marcos 10:45 Jesús es único como modelo de entrega y dedicación a los intereses y necesidades de los demás. En cada acto de su vida estaba dejando un ejemplo para que podamos tomar como modelo en el estilo de liderazgo. El Maestro les da una gran lección a sus discípulos acerca de la estrecha relación que hay entre liderazgo y servicio. El concepto de liderazgo para los seguidores de Jesús no debe ser como en el sistema de este mundo. Los parámetros son totalmente distintos porque la economía de Dios es distinta a la nuestra. Bajo el criterio del mundo, la grandeza del liderazgo está directamente relacionada con el poder, mientras que en el reino de Dios, la grandeza está relacionada con el servicio. El mayor entre los seguidores de Jesús es el número uno en servir a los demás, es eso lo que habilita a una persona para el liderazgo. La búsqueda de mayor liderazgo no está mal. Jesús lo dio como algo natural al declarar: “El que quiera hacerse grande entre vosotros…”. 16

No tiene nada de malo tener ese deseo. Lo que sucede es que debe cumplirse la condición para lograrlo: “… será vuestro servidor”. Realmente pocos son los que están dispuestos a vivir como Jesús vivió. Jesús marcó otra diferencia. Mientras aquí abajo una persona es importante en la medida en que mayor cantidad de personas estén bajo su mando, en su reino una persona será importante y tendrá un gran liderazgo en la medida en que esté sirviendo a mayor cantidad de personas. La mejor manera de influenciar a otros es con el modelo de vida que presentamos para que los liderados imiten. Nunca debiéramos pedir nada que nosotros no estemos dispuesto a realizar. GENERAN CONFIANZA La confianza siempre es recíproca y la forma de relacionarnos sanamente es a través de la confianza que nos concedemos unos a otros. Cuando el que lidera no confía realmente en sus liderados difícilmente podrá influenciar en otros, porque ellos tampoco confiarán en él. La forma de mostrar que confiamos en las personas es creer a su palabra, es no reprochar cuando se equivocan, sino ayudarles a reflexionar sobre lo ocurrido. Es señalar sus virtudes en lugar de sus defectos, es hacerles ver los dones que poseen y lo útil que son cuando los ponen en práctica. Es ayudarles a elevar su autoestima. Es confiarles tareas importantes y dejarlos que las realicen a su manera. Es reconocer su tarea públicamente y agradecerles por lo realizado. Es pedirles opinión en relación a decisiones que debemos tomar, es hacerlos parte del proyecto y de las acciones que realizamos. La confianza genera una serie de consecuencias extraordinarias para mantener una relación sana entre líderes y liderados, potenciando a ambos para mejorar la capacidad de trabajo. Cuando confiamos en las personas les estamos diciendo que valoramos sus capacidades, sus talentos y sus posibilidades dentro del equipo. Aprender a depositar 17

confianza abre nuevas posibilidades y expande el concepto que los integrantes tienen de sí mismos. Cuando una persona vive desconfiando de sus líderes, no se sentirá seguro y su producción será menor que la de quien se siente confiado. Por ello debemos aprender a confiar y a generar confianza en nuestro liderazgo. AMAN A SUS LIDERADOS Nada cautiva más a una persona que sentirse amado. Dios nos ha creado con dos grandes necesidades: ser amados y tener alguien a quien amar. Si realmente queremos influenciar a las personas que estamos liderando debemos aprender a amarlas de verdad. El amor no es solo un hermoso sentimiento, sino que debemos entenderlo como lo enseña la Biblia: “De tal manera amó Dios al mundo que dio a su Hijo…” Cuando decimos que amamos a alguien debemos mostrarlo con nuestra conducta. Debemos expresarlo con nuestro interés en lo que la persona amada necesita, desea y la hace feliz. Los líderes que aman a sus liderados se preocupan por ellos, no solo conocen lo que hacen, sino que se preocupan en conocer cómo viven, cuál es su situación familiar, cómo es su historia, qué expectativas tienen, qué proyectos personales y familiares los desafían. Cuando un líder muestra interés verdadero y se preocupa en suplir la necesidad de su liderado, está mostrando que ama de verdad, esto no se olvida fácilmente. DAN LIBERTAD Dios nos ha creado en libertad y para vivir en libertad y nadie tiene derecho a cercenarla de ninguna manera. La libertad es la capacidad que Dios nos ha dado de poder pensar libremente, sentir libremente y decidir libremente. Lo único que debe respetarse a la hora de pensar, sentir y decidir es lo que piensa, siente y decide Dios, expresado en su Palabra. 18

Cuando las personas se sienten en libertad funcionan mejor, producen más, viven seguras y confiadas. En todo equipo se percibe con facilidad el nivel de libertad con el que se mueve. Una persona se maneja con libertad cundo no tiene miedo de expresar su opinión, cuando puede preguntar y pedir explicación sobre las razones por las que se ha tomado alguna decisión. Cuando alguien se siente obligado, presionado o manipulado no aceptará ser influenciado y sentirá un rechazo hacia su líder. SE MUESTRAN TAL COMO SON Una de las cosas que genera mayor influencia en los liderados es la autenticidad. Cuando la gente puede verte tal como sos, sin careta, sin sobreactuación, enfrentando situaciones con naturalidad, tendrás mejor repercusión que haciendo una puesta en escena, exagerando y dando mayor relevancia de la que tiene. Porque al común de la gente le interesa tener líderes auténticos y no actores. Hay un ejemplo en el Nuevo Testamento que ilustra cómo los líderes pueden ser tentados a simular una posición, sin medir los riesgos que esto genera para su liderazgo: “Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos.” Gálatas 2:11-13 Pablo confronta a Pedro por la conducta incorrecta que está mostrando. Comía con los gentiles, pero con la llegada de los judíos de Jerusalén se apartó de ellos para no ser criticado o mal mirado por los 19

creyentes legalistas de Jerusalén. Pablo juzgó esta simulación como una conducta hipócrita, esta forma de actuar de Pedro arrastró a otros creyentes, entre ellos a Bernabé. Pablo reprendió públicamente a Pedro haciéndole tomar conciencia de su falta. Es importante que vivamos atentos a nuestra conducta para no caer en la trampa en la que cayó el gran apóstol Pedro. Posiblemente comenzó creyendo que no alteraba ningún principio cuando comía con los gentiles, pero luego frente a los prejuiciosos de los creyentes de Jerusalén fue vencido por el miedo a ser mal visto por estos. Fue vencido por la actitud legalista de aquellos que tenían su mirada puesta en la formalidad y la tradición por encima del principio del amor al prójimo y a los hermanos. Es importante tener presente que una inconducta nuestra puede llevar a otros a imitarnos y con ello desviar a quien estaba caminando rectamente. La influencia que ejercen los líderes sobre sus liderados es casi siempre algo natural. Aun cuando el líder no se proponga ser modelo ni el liderado imitar concientemente, de todas maneras siempre hay imitación. Pablo identificó esta mala forma de proceder de Pedro no solo como una manera equivocada de actuar, sino también como un mal modelo de liderazgo que impediría a los creyentes de Antioquía dejarse influenciar por sus líderes. Antes de este suceso, Pedro comía con los creyentes gentiles como uno más de ellos, luego asumió que era un creyente judío que no se mezclaba con los demás. Esto alejaba a Pedro de los liderados, y la influencia se ejerce desde la cercanía. El dueño de una prestigiosa editorial le dijo a uno de sus escritores: “tus libros son muy apreciados y leídos porque la gente se ve identificada con vos, te ve como una persona auténtica y siente que eres uno de ellos diciendo lo que piensan y quisieran decir.” 20

SON IGUALES PERO DISTINTOS Los líderes de influencia son personas muy identificadas con sus liderados, por ello decimos que son iguales, porque viven las mismas experiencias, actúan en el mismo medio y enfrentan las mismas adversidades. Lo que les hace ser distintos es la forma de enfrentar la vida. El famoso deportista Manu Ginobili es considerado el jugador argentino de básquet más importante de todos los tiempos. Juega actualmente en San Antonio Spurs de la NBA. Fue campeón en las Olimpiadas de Básquet de 2004 con la Selección Argentina y está considerado entre los 24 mejores jugadores de la NBA. En un video publicado por Ingrid Toppelberg, Manu cuenta cómo llegó a ser un jugador distinto a los demás y por ello un hombre de tanta influencia en el básquet a nivel mundial. Quiero transcribirte sus conclusiones: 1. Ponerse un objetivo y no dejarse distraer. Buscarlo, identificarlo y hacer todo lo posible a tu alcance para conseguirlo. 2. Saber qué pasa a tu alrededor, qué necesita tu equipo. Identificarlo y ser capaz de proveerlo. 3. Saber relegar tu lucimiento personal para que tu equipo gane. 4. Disfrutar de jugar con tus compañeros. No estar siempre pendiente de lo que hacés vos, sino disfrutar los triunfos de los demás. 5. Entender tus limitaciones. Hay simplemente momentos donde no se puede todo. Manu Ginobili concluía diciendo:“Solo los que reúnen los 5 talentos son los que marcan la diferencia, no se queden con la sensación de que el talento es solo hacer la jugada linda, porque no lo es.” Cuando Jesús estaba enseñando la forma en que sus seguidores debían orar, les deja una oración modelo. Con el Padre Nuestro les estaba enseñando más que a orar. Les estaba enseñando cómo debían vivir. Antes de dejarles la conocida oración modelo, les advirtió como 21

futuros líderes de la campaña evangelizadora más grande de todos los tiempos, que debían cuidarse de ser distintos a los líderes religiosos de su época, y les dijo: “No os hagáis semejantes a ellos.” Mateo 6:8. Liderar exige ser distintos, enfrentar la vida de manera diferente, asumir conductas que suelen ir contra la corriente y estar dispuestos a pagar el precio de no ir con la manada. Solo así se podrá ejercer verdadera influencia en los liderados.

Capítulo 2

CONDICIÓN DE JESÚS PARA LIDERAR

¿Qué características deben tener los líderes? Esta es una cuestión de grandes discusiones que lleva a la mayoría a poner altos estándares para quienes se postulan. Cuando pensamos en reconocer nuevos líderes indiscutiblemente regresamos a la lista de requisitos que nos deja el apóstol San Pablo en su primera carta a Timoteo, en el capítulo 2. En ella señala una serie de condiciones muy puntuales sobre el perfil que deben reunir quienes deseen formar parte del liderazgo en la iglesia. Si buscamos las condiciones del liderazgo en el discurso de Jesús estas no son tantas, en realidad creo que el Maestro las resumió en una sola. Y esta condición se la presentó al hombre que lideraría el nacimiento de su Iglesia. Pedro fue indiscutido y reconocido líder de la primera iglesia de Jerusalén, una congregación que a poco de comenzar llegó a contar con más de ocho mil miembros. Leamos juntos el relato de Juan 21:15-17. 24

“Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: ‘Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?’ Él le respondió: ‘Sí, Señor, tú sabes que te quiero’. Jesús le dijo: ‘Apacienta mis corderos’. Le volvió a decir por segunda vez: ‘Simón, hijo de Juan, ¿me amas?’ Él le respondió: ‘Sí, Señor, sabes que te quiero’. Jesús le dijo: ‘Apacienta mis ovejas’. Le preguntó por tercera vez: ‘Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?’ Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: ‘Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero’. Jesús le dijo: ‘Apacienta mis ovejas.’ ” ¿Me amas? Las personas pueden cumplir las condiciones de conducta, tener buenos hábitos, buena preparación, una gran experiencia y no necesariamente estar en condiciones de liderar personas y mucho menos liderar a los seguidores de Jesús. Cuando se contrata nuevo personal en una empresa se pide que presenten un currículum. Esto permite tener una primera aproximación para saber quién es la persona y si cumple con las acreditaciones correspondientes que exige el cargo al que aspira. Jesús no le pidió a Pedro su currículum, no le solicitó sus títulos académicos (no estoy sugiriendo que no sean importantes), tampoco le solicitó una constancia de sus antiguos puestos de trabajo. Es interesante que solo le pidió que le contestara una pregunta: ¿Me amas? Esta pregunta se la repitió tres veces. ¿Por qué insistió Jesús en preguntar tantas veces lo mismo? Jesús sabía que de la respuesta que Pedro diera a esta pregunta dependería el éxito de su liderazgo. La única condición que puso el Maestro, que habilita a una persona para acceder al liderazgo, es si ama verdaderamente a su Señor. Esto no significa de ninguna manera, ni sugiere, que la persona no deba tener carácter, ser disciplinada, tener los dones que correspondan, o la preparación permanente que implica ejercer el liderazgo. Lo que está haciendo Jesús con esta pregunta única y definitiva es poner en 25

la perspectiva correcta el fundamento del liderazgo cristiano. Es muy importante que lo tengamos claro. El liderazgo debe estar basado y sostenido por el amor al Señor. Todo lo demás es importante pero secundario. Siempre para Dios el amor es lo más importante, lo central, lo prioritario. “Si no tengo amor nada soy” y podríamos decir: “Si no tengo amor nada soy en el liderazgo”. ¿Por que es importante el amor en el liderazgo? Porque sólo quienes aman verdaderamente al Señor podrán liderar, porque liderar es servir, y servir es brindarse, es dar y darse. Pablo lo explica con mucha claridad cuando dice en 2ª Corintios 12:15: “Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos.” Cuando una persona ama realmente es capaz de entregarlo todo y no le importa otra cosa sino hacer todo lo que pueda, y mucho más, para lograr que los demás sean felices, se desarrollen y en el camino disfruten del proceso. Un líder que ama verdaderamente a su gente podrá influenciar en ellos porque lo único que conquista el corazón de las personas es el amor. Esto es lo que hizo Jesús con nosotros y por eso le seguimos. Luego de conquistar el corazón se conquista la voluntad. Enrique Rojas expresa: “La voluntad es el cauce por donde se afirman los objetivos, los propósitos y las mejores esperanzas, y sus dos ingredientes más importantes para ponerla en marcha son la motivación y la ilusión. ( Prólogo a “La conquista de la voluntad”, Enrique Rojas). Solo un líder que ame al Señor estará en condiciones de motivar y generar verdadera ilusión en sus liderados. Por eso era importante oír de los labios de Pedro decir: “Tú sabes que te amo”.

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¿Me amas más que éstos? La pregunta completa para Pedro no era si lo amaba solamente, la pregunta era: ¿me amas más que estos? Un líder debe amar a su Señor más que los liderados. No es posible pretender guiar a los demás a amar a Dios si nosotros no lo amamos por sobre todas las cosas. Si Jesús no es lo más importante en mi vida, nunca podré llevar a otros a que lo amen. Nunca llevamos a nadie más allá de donde nosotros llegamos. Tus liderados te estarán siguiendo y si tu techo es bajo, si tu visión es pobre y tu amor es poco para Jesús, nunca lograrás influenciar demasiado en ellos. ¿Qué significa amarle más que los demás? Significa estar dispuesto a dar más que los demás y a recibir menos, a sufrir más y disfrutar menos, a brindar todo y no esperar nada. Significa hacer la tarea menos deseada y a renunciar a los privilegios. Significa llegar primero y retirarse último, felicitar a todos y estar dispuesto a recibir críticas. Apacienta mis ovejas Una de las grandes confusiones en las que podemos caer es pensar que somos líderes de proyectos, programas, eventos u organizaciones. Esto en realidad lo hacen los administradores, los gerentes, los que tienen capacidad de gestionar, y no necesariamente son personas que estén liderando ni ejerciendo ningún tipo de influencia en las personas. Hablaremos en otro capítulo de la diferencia entre desarrollar proyectos y desarrollar personas, ahora solo mencionaremos el tema. Jesús estaba pensando en la tarea más importante que el apóstol debía desarrollar en su ministerio: cuidar las ovejas del Señor, es decir, ocuparse de las personas. Por esta razón el amor es prioritario en la tarea de cuidar personas, porque solo lo hacen con pasión aquellos que aman verdaderamente. Cuando alguien ama a Dios, tiene una sola manera de expresarlo y esto es amando a los demás. Ese amor lleva al líder a realizar cosas 27

puntuales en ayuda de sus liderados, y esta manifestación de amor genera cambios fantásticos en la vida de las personas. EL AMOR ES PRIORITARIO El amor cura heridas profundas Muchas personas sufren de heridas muy profundas en sus vidas. Algunas por tener un pasado trágico, otras porque no pudieron superar situaciones puntuales y otras porque sencillamente no maduraron y no han podido resolver cuestiones de su carácter. Esto les ocasiona problemas en las relaciones interpersonales. Todas ellas necesitan ser amadas y tratadas de manera especial. Las heridas del corazón no se curan solo con el paso del tiempo, aun cuando necesitan de un proceso que lo requiere. Las heridas se curan con amor expresado en acciones concretas, esto hace que las personas se sientan atendidas, abrazadas, cuidadas, amadas, y finalmente curadas. La parábola que contó Jesús del buen samaritano en el evangelio de Lucas capítulo 10 nos ilustra cómo se curan las heridas: el hombre de esta parábola fue sorprendido por hombres malos y llenos de odio, que nada les importaba de la vida ajena. Tomaron al hombre de la historia, lo despojaron de sus pertenencias y lo lastimaron a tal punto que no pudo levantarse del suelo. Varios líderes religiosos pasaron por el camino, pero siguieron indiferentes sin detenerse a atenderlo. El sacerdote y el levita que pasaron eran líderes nominales, solo tenían un cargo en la jerarquía religiosa de la época, pero no tenían amor por las personas, por eso no pudieron curar las heridas de este desesperado viajero. El samaritano que pasaba por allí, nos cuenta Jesús: “fue movido a misericordia”, sintió amor por aquel hombre y curó sus heridas. Luego lo colocó sobre su propia cabalgadura y posiblemente él fue caminando, mientras el herido era llevado en su caballo. Al llegar a la ciudad, el samaritano buscó un hospedaje y pagó la estadía de su nuevo amigo y ofreció dinero para saldar futuras deudas por si gastaba algo de más. 28

El verdadero amor siempre está dispuesto a curar heridas y para ello paga un precio, pero lo hace con gozo. El amor da sentido de valor a las personas El amor valoriza a las personas, porque cuando alguien se siente amado, siente también que vale, que su vida le importa a alguien. Esto eleva su autoestima y lo ayuda a afianzar su identidad. Una persona amada camina por el mundo segura de sí misma, al sentirse valorada puede valorar a los demás. Nos sentimos valorados cuando somos bien atendidos, cuando alguien hace cosas para nosotros, cuando nos dedican tiempo, cuando nos escuchan, cuando toman en cuenta nuestra opinión. Nos sentimos valorados cuando nos hacen un llamado telefónico, cuando nos escriben, cuando se acuerdan de nuestro cumpleaños, cuando nos llaman por nuestro nombre, cuando se interesan en lo que nos pasa. Los líderes de influencia saben esto y lo practican, aman a las personas y se lo demuestran a cada paso. El amor motiva a la gente Cuando amamos a Jesucristo por sobre todas las cosas y nuestro amor a él es realmente la prioridad siempre, estaremos demostrándolo a los demás. Las personas receptoras de ese amor se verán conquistadas y se sentirán motivadas a dejarse influenciar. Las personas que no se sienten amadas se desmotivan con facilidad y hasta suelen caer en depresión. Lo que más motiva y desafía a la gente es la palabra dicha por alguien que los ama. Pablo dice que él se sintió cautivado por el amor de Jesucristo y esto lo motivó a entregarle su vida para su servicio: “Porque el amor de Cristo nos constriñe, al considerar que si uno solo murió por todos, entonces todos han muerto. Y él murió por todos, a fin 29

de que los que viven no vivan más para sí mismos, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.” 2ª Corintios 5:14 El apóstol presenta una razón muy seria por la que un cristiano sirve a su Señor, y se refiere al amor que Cristo demostró por nosotros en la cruz. La expresión “nos constriñe” quiere decir que nos pone en estrecho, nos deja casi en la obligación voluntaria o más bien nos conquista y motiva. El amor acepta al otro tal como es Lo más común es que aceptemos al otro bajo ciertas condiciones, que ponemos nosotros. Los líderes que aman a Dios por sobre todas las cosas no ponen condiciones para amar y aceptar a sus liderados, no esperan que cambien para aceptarlos. Los aceptan y les ayudan a cambiar aquellas cosas que les hacen daño a ellos y a los demás. Aceptar al liderado no significa aprobar aquellas conductas que estén mal, no significa justificar lo que Dios no aprueba, ni disimular las faltas. Significa amar y aceptar a la persona aun cuando estamos en desacuerdo con su manera de proceder. Los líderes influyentes saben que cuando una persona se siente rechazada carga en su interior una pesada cruz, vive una experiencia de soledad muy intensa y su autoestima se viene a pique. Jesucristo nos amó y por ello nos aceptó así como estábamos. Nos dice Juan: “Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” Apocalipsis 1:5. Esto es lo que hizo Jesús con nosotros, nos amó así como estábamos, es decir sucios, por eso nos lavó. Imagina por un momento que hubiera puesto como condición para amarnos que primero estuviéramos limpios, jamás nos hubiera podido amar. “Recíbanse unos a los otros, como también Cristo los recibió para gloria de Dios.” Romanos 15:7 30

Capítulo 3

CONDICIÓN DE LA GENTE PARA LIDERAR

El gran legislador, conductor, guía, pastor, líder y juez de Israel había sido llevado por Dios a la patria eterna. Moisés había cumplido su labor dejando huellas que nos desafían a quienes tenemos la responsabilidad de guiar personas. Este gran líder fue un hombre único en la historia. Sus ciento veinte años son una gran lección para cualquiera que quiera ocupar un lugar en el liderazgo entre los mortales. Su vida la podemos dividir en las tres etapas que debe atravesar cada uno de los que lideran: La formación teórica del liderazgo Fue estando en Egipto como príncipe donde aprendió las leyes del liderazgo, adquirió las habilidades para la guerra, las estrategias de la administración y tantas otras asignaturas que lo calificarían como un hombre preparado para dirigir. Quienes aspiran a liderar tendrán que prepararse en la ciencia y el arte de conducir personas. Tendrán que ser buenos lectores de la teología, la filosofía, y especialmente de la realidad que les toca vivir. 32

Quienes se consideren líderes no debiera ser un inculto. Se necesita preparación y mucho más en estos tiempos que vivimos. Es importante aprovechar cada oportunidad para prepararse, asistir a centros de estudios y adquirir conocimiento para realizar mejor la exigente tarea de liderar. La acreditación académica nos habilita y nos posiciona en mejores condiciones frente a una sociedad cada día más demandante. La formación práctica del liderazgo Fue obligado a ir al desierto a vivir como un forastero y transformarse en un pastor de ovejas ajenas. Fue allí donde aprendió cómo viven quienes cuidan ovejas, para luego saber que cuidar personas tiene características semejantes. El libro de Hebreos en el capítulo 11:24-26 nos da cuenta de decisiones importantes que tuvo que tomar Moisés antes de transformarse en el líder que llegó a ser: “Por la fe Moisés, ya adulto, renunció a ser llamado hijo de la hija del faraón. Prefirió ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar de los efímeros placeres del pecado. Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa.” Moisés debió renunciar a cosas lícitas y que le correspondían como hijo de la hija del faraón. Quien desee liderar deberá aprender a renunciar a muchos privilegios, de lo contrario jamás llegará a ser el líder que Dios espera. Luego dice el texto que “prefirió” o como dice la versión 1960, “escogió”. Quien desee liderar deberá aprender a tomar decisiones fuertes, que le cambiarán el rumbo de su vida y que lo transformarán en el líder que debe ser. La experiencia del liderazgo A los ochenta años y luego de pasar por estas dos etapas, recién estaba en condiciones de asumir la conducción de un verdadero liderazgo 33

influyente. Nadie como Moisés. Dios mismo lo llama “mi siervo” y lo califica como el hombre más manso de la tierra. Vivió en sus últimos cuarenta años de vida las experiencias más críticas que un líder pudiera atravesar. Tuvo enemigos afuera, enemigos entre sus liderados, circunstancias adversas y la lucha constante contra sus propias debilidades. Pero de todas ellas salió victorioso porque aplicó la única fórmula que hace a un líder alcanzar el éxito completo en la obra de Dios. Éxodo capítulo 33 nos relata el gran secreto del éxito en el liderazgo, que con tanta facilidad nos olvidamos los líderes cristianos. Moisés le pidió una sola cosa a Dios, es lo único que nos transforma en líderes de influencia y personas que dejarán huellas de bendición para las futuras generaciones. “Y dijo Moisés a Jehová: Mira, tú me dices a mí: Saca este pueblo; y tú no me has declarado a quién enviarás conmigo. Sin embargo, tú dices: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado también gracia en mis ojos. Ahora, pues, si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos; y mira que esta gente es pueblo tuyo. Y él dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. ¿Y en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, sino en que tú andes con nosotros, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra? Y Jehová dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre.” Éxodo 33:15 34

Quiero pedirte que leas el capítulo 33 completo, porque allí encontrarás el secreto de cómo tener un liderazgo influyente. Lo que le pidió Moisés a Dios fue su presencia con él. Este es el gran secreto del éxito en el liderazgo. No importa cuánta preparación tengamos, ni las capacidades con las que contamos, ni los recursos de los que disponemos, si Dios no está con nosotros todo será inútil. Es por eso que debemos buscar de todo corazón la presencia de Dios en nuestras vidas y en el liderazgo. Esa debe ser no solo nuestra pasión, sino nuestra única pasión. Porque cuando Dios está con nosotros actúa a través nuestro. Él dirige, él abre puertas, él provee. Nosotros nos transformamos en instrumentos que él utiliza para liderar a su pueblo. Así fue la experiencia de Moisés, y por eso es que tuvo el éxito que conocemos. Cuando Moisés dejó su lugar la historia del pueblo de Israel continuó con otro hombre, otro gran líder llamado Josué. Leamos el relato: “Y aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló á Josué hijo de Nun, ministro de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto: levántate pues ahora, y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.” Josué 1:1-2 Moisés terminó sus días y Dios se lo llevó. Al finalizar este liderazgo Dios levantó un nuevo líder, un hombre joven que había sido preparado por Moisés y que había visto de cerca un gran modelo. Josué era un hombre con muchos dones, buena preparación y grandes posibilidades. Sin embargo no es esto lo que lo calificaba para continuar el trabajo de Moisés. El pueblo sabía que el gran liderazgo de su antecesor tenía un secreto y ellos lo exigirían para el nuevo conductor. Josué comienza su liderazgo teniendo una reunión con el pueblo y 35

explicándoles cómo va a ser su liderazgo, cuál va a ser su perfil y cómo van a funcionar las cosas a partir de ahora. El pueblo escuchó con suma atención y luego alguien tomó la palabra en nombre de todos y le expresó con sencillez, pero con mucha firmeza, la única condición que le exigían para obedecerle, al igual que lo hicieron con Moisés. Repasemos el relato en Josué 1:10-17: “Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo: Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da en posesión… Entonces respondieron a Josué, diciendo: Nosotros haremos todas las cosas que nos has mandado, e iremos adondequiera que nos mandes. De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés.” Cuando pensamos en la exigencia que puso Jesús a Simón el hijo de Jonás, quien lideraría el comienzo del movimiento de fe mas importante de todos los tiempos, la podemos resumir en una sola palabra: amor. Pero cuando pensamos en la condición que puso el pueblo de Israel a quien sería el sucesor de Moisés, del líder más sobresaliente de toda la historia, la podemos resumir también en una sola palabra: presencia. La única forma de realizar un buen liderazgo es dejando actuar a Dios. Así sucedió en la historia de los grandes líderes de la Biblia y también en los liderazgos de la historia de la iglesia. Basta con dar una mirada al liderazgo de Abraham, José, David, Elías, Eliseo, Daniel, Pablo, Juan, y tantos otros en los que resalta de manera especial la presencia de Dios en ellos. La manifestación de la presencia de Dios en la vida de un líder da sentido a su liderazgo y lo califica para ejercer verdadera influencia 36

en sus liderados. Los israelitas conocían bien el tema, habían visto obrar a Dios a través de Moisés y querían asegurarse que sucedería lo mismo con su nuevo líder. Cuando Dios está con el líder todo es distinto: Cuando Dios está con el líder las obras que hace muestran a Dios Observemos cómo se mostraba Dios en el obrar de Moisés a través de las plagas en Éxodo 6 al 10: “Y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto.” Éxodo 6:7 “Y Faraón no os oirá; mas yo pondré mi mano sobre Egipto, y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto, con grandes juicios.Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando extienda mi mano sobre Egipto, y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos.” Éxodo 7:4-5 “Así ha dicho Jehová: En esto conocerás que yo soy Jehová: he aquí, yo golpearé con la vara que tengo en mi mano el agua que está en el río, y se convertirá en sangre.” Éxodo 7:17 “Y él dijo: Mañana. Y Moisés respondió: Se hará conforme a tu palabra, para que conozcas que no hay como Jehová nuestro Dios.” Éxodo 8:10 “Y aquel día yo apartaré la tierra de Gosén, en la cual habita mi pueblo, para que ninguna clase de moscas haya en ella, a fin de que sepas que yo soy Jehová en medio de la tierra.” Éxodo 8:22 “Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra.” Éxodo 9:16 37

“Y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, y mis señales que hice entre ellos; para que sepáis que yo soy Jehová.” Éxodo 10:2 Cuando Dios está con el líder las dificultades adquieren otra dimensión Podemos ver que la situación con Moisés frente al Mar Rojo era a los ojos del pueblo una tragedia, todo parecía terminar allí. Sin duda si Dios no hubiera estado con Moisés la historia hubiera terminado distinta. Pero leamos cómo cambió el resultado de lo que parecía un camino sin salida. Todo cambió porque Dios estaba con el líder. Éxodo 14:9-16: “Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Dí a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.” Cuando Dios está con el líder las necesidades son provistas El pueblo comenzó a caminar por el desierto y allí no había supermercados para aprovisionarse de alimentos. De pronto el pueblo observa que no tenía comida y comenzó a preocuparse y a criticar a Moisés. Es allí cuando Dios se hace presente una vez más en la vida de Moisés, observemos lo que dice el relato de Éxodo 16:9-15: “Y dijo Moisés a Aarón: Dí a toda la congregación de los hijos de Israel: Acercaos a la presencia de Jehová, porque él ha oído vuestras murmuraciones. Y hablando Aarón a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto, y he aquí la gloria de Jehová apareció en la nube. Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Yo he oído las mur38

muraciones de los hijos de Israel; háblales, diciendo: Al caer la tarde comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios…(…) Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer.” Cuando Dios está con el líder las críticas no afectan demasiado En el ejercicio del liderazgo siempre habrá críticas, algunas con fundamento y otras serán críticas hechas a la persona por el lugar que ocupa. En algunas ocasiones estas críticas se tornan en murmuraciones que intentan desprestigiar al líder y a su trabajo. En el caso de Moisés sus críticos eran nada menos que sus propios hermanos, por lo que podríamos decir que debe haber causado un mayor dolor en Moisés. Sin embargo, este líder vive una relación muy estrecha con su Dios y las críticas no alteran su forma de actuar. Leamos el relato del libro de Números 12:1-8: “María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová. Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra. Luego dijo Jehová a Moisés, a Aarón y a María: Salid vosotros tres al tabernáculo de reunión. Y salieron ellos tres. Entonces Jehová descendió en la columna de la nube, y se puso a la puerta del tabernáculo, y llamó a Aarón y a María; y salieron ambos. Y él les dijo: Oíd ahora mis palabras. Cuando haya entre vosotros profeta de Jehová, le apareceré en visión, en sueños hablaré con él. No así a mi siervo Moisés, que es fiel en toda mi casa. Cara a cara hablaré con él, y claramente, y no por figuras; y verá la apariencia de 39

Jehová. ¿Por qué, pues, no tuvisteis temor de hablar contra mi siervo Moisés?” Hay por lo menos tres lecciones que debiéramos aprender de esta experiencia de Moisés, tres actitudes y conductas que se deben asumir frente a la crítica: La primera es guardar silencio. Cuando oímos que alguien ha hablado mal de nosotros reaccionamos con palabras que nos justifiquen y agregamos algunas que ataquen a nuestro difamador. Nada de esto hizo Moisés, él cerró su boca y Dios habló por él. La segunda actitud es reflexionar. Es importante repensar lo que la persona criticó. Quizás tenga razón o quizás no la tenga, pero es mi responsabilidad mirar hacia adentro y revisar mis conductas. Aun cuando la crítica sea con mala intención puede ayudarnos a mejorar nuestro carácter y nuestra forma de actuar. Moisés sabía que lo que criticaban era sobre una decisión que había tomado en el pasado y que posiblemente debió ser distinta, por ello prefirió el camino de la reflexión. En tercer lugar frente a la crítica debemos dejar que sea Dios el que se encargue del tema. Podemos cometer mayor injusticia si actuamos reaccionando con ira frente a alguien que nos criticó, el libro de Santiago 1:20 nos dice: “La ira del hombre no obra la justicia de Dios.” Moisés prefirió que sea Dios el que interviniera y se ocupe de poner las cosas en su lugar. Un líder muestra que Dios está con él cuando maneja correctamente la crítica y no reacciona como solemos verlo tristemente en muchos de nuestros ámbitos. Moisés no sintió que María y Aarón eran sus enemigos. Creo que prefirió tener compasión de ellos y al final del relato (que te invito a que leas completo) oró para que el castigo de la 40

lepra que Dios les había mandado como disciplina les fuera quitado. Ese es un líder que muestra que Dios está con él. Los israelitas conocían muy bien cómo había vivido este gran líder de Israel y es por eso que le exigían a Josué que viva esta misma experiencia que su antecesor: “De la manera que obedecimos a Moisés en todas las cosas, así te obedeceremos a ti; solamente que Jehová tu Dios esté contigo, como estuvo con Moisés.”

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Capítulo 4

PODER O AUTORIDAD

Es importante que tengamos claridad a la hora de definir estos dos conceptos, que por momentos se entrecruzan. Reflexionaremos sobre distintos aspectos de cada uno de ellos. Un liderazgo influyente será un liderazgo que haciendo uso del poder en forma correcta, y teniendo la autoridad dada por Dios, podrá llevar a sus liderados a la realización del proyecto de Dios para sus vidas. ¿QUÉ ES EL PODER? Cada persona tiene voluntad propia y toma sus decisiones, pero cuando estas se asocian formando una comunidad se genera un cúmulo de voluntades. Para que las personas encuentren un bienestar común se presenta la necesidad de la toma de decisiones que incluyan a toda la comunidad. Aristóteles decía que hay por lo menos tres formas de ejercer este poder de decisiones (llamado gobierno). 42

En la primera forma uno gobierna. Esto es la monarquía. En la segunda forma algunos gobiernan. Esto se llama oligarquía. En la tercera forma todos gobiernan. Esto es la democracia. Pero nos guste o no, la democracia pura no es posible ya que todos no pueden decidir, por ello decimos que utilizamos la representación de la mayoría para que estos decidan por los demás. A la toma de decisiones por y para los demás la llamamos decisión política o poder de mando. Esto es lo que se entiende por “poder”, que la mayoría de la gente confunde con autoridad. Este poder es una delegación conferida por los pares y en general es temporal, es lo que autoriza a una o varias personas a tomar decisiones en nombre de la comunidad. Cuando hablamos de poder de decisión nos estamos refiriendo a la posibilidad que tiene una o varias personas de dirigir y en ocasiones cambiar el rumbo de las decisiones. Esta es la razón mayor por la que a las personas les encanta el “poder”. Hace algún tiempo, una maestra de la escuela en la que trabajo trajo a la oficina de la Dirección a un alumno de tercer grado, el niño no tenía más de ocho años. Luego de hablarle y hacerlo reflexionar sobre la mala conducta que había tenido en la clase, el clima se había distendido y una vez que él aceptó pedir una disculpa a su señorita quedamos de “buenos amigos”. Fue interesante su ingenua, pero certera opinión, antes de retirarse de la oficina. Casi como expresando un deseo hizo el siguiente comentario, que él daba por absolutamente cierto: “¡Qué lindo es ser Director!”. Yo, haciéndome el desentendido, le pregunté: “¿Por qué creés que es lindo ser Director?” Me miró, y con una sonrisa buscando complicidad dijo: “Y… Usted manda y todos obedecen”. El niño no estaba en lo cierto en su apreciación, pero sí en la sinceridad al expresar su deseo. Porque a todos los mortales nos gusta mandar y que se nos obedezca. Quizás por la necesidad de sentirnos 43

importantes o sencillamente porque el poder tiene un atractivo demasiado grande y la mayoría de las personas harían cualquier cosa por tenerlo. En palabras de Max Weber: “Poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera sea el fundamento de esa probabilidad”. La imposición de la voluntad de unos sobre otros es lo que más daño ha causado en toda la historia de la raza humana. En todo grupo humano aparece el juego de dominación y dominados y este no escapa a la comunidad de fe, sea en la iglesia, en instituciones cristianas o en cualquier grupo ministerial, sin importar lo grande o pequeño que sea. El mismo Weber define el concepto: “Por dominación debe entenderse la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado contenido entre personas dadas”. Debemos entender que la dominación de la voluntad de los demás es la manifestación más clara del ejercicio del poder y de allí se entiende que esta necesidad de dominación llegue a adquirir cualquier forma con tal de lograrse. En el relato bíblico tenemos algunos ejemplos de personajes que ejercieron el poder de manera equivocada y causaron gran daño a los dirigidos y a consecuencia de esta forma de liderar fueron líderes fracasados. Así podemos hablar de Saúl, Roboam, Absalón y en el Nuevo Testamento el famoso, y nada apreciado, Diótrefes. Si el poder es hacer que las personas obedezcan una indicación dada, debe ser ejercido con la autoridad de Dios. De esta forma la obediencia se realizará de manera voluntaria, en un clima de armonía, con alegría y será de bendición para quien obedezca y para todos los afectados. 44

No sucedía esto en el caso del liderazgo de Diótrefes del que nos habla Juan en su tercera carta: “Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia.” 3ª Juan 1:9-10 ¿QUÉ ES AUTORIDAD Y CÓMO SE DIFERENCIA DE PODER? Cuando las personas hablan de puestos jerárquicos suelen referirse a un lugar de autoridad y no está mal. Pero lo cierto es que se están refiriendo a personas que, en virtud de su cargo, tienen poder de decisión. Puede suceder que no tengan ninguna autoridad para ocupar ese lugar y ejercer el cargo que se les ha conferido, porque la autoridad no está relacionada con el manejo de la voluntad de las personas, sino con otra cosa. La autoridad no demanda ni exige al otro, mas bien tiene que ver con el carácter del que la posee. El poder sí, porque el poder tiene que ver con decisiones sobre los demás, mientras que la autoridad se relaciona con el reconocimiento que los demás tienen del líder. Hay algunos conceptos importantes que deben reconocerse en el poder para encontrar la diferencia con la autoridad: Poder es lo que una persona hace. Autoridad lo que una persona es Las decisiones son acciones que una persona realiza y una persona con poder toma muchas decisiones y de alto significado para los demás. La autoridad está relacionada directamente con el ser de la persona, sus convicciones, su filosofía de vida, sus creencias y fundamentalmente su relación lejana o cercana que mantenga con Dios. 45

Poder tiene que ver con una función. Autoridad tiene que ver con el carácter El poder es un rango jerárquico que habilita a una persona a ejercer el poder político, es decir la toma de decisiones sobre los demás, mientras que autoridad es una condición del carácter de la persona que lo posiciona en un nivel de reconocimiento y respeto aun cuando no tome ninguna decisión, siempre estará influenciando en ellas. Poder es limitado y debe repartirse. Autoridad es ilimitada y no se reparte El poder de decisión otorgado por los hombres tiene límites muy estrechos, como lo es el hombre mismo. Quizás podríamos graficarlo con una torta cortada en porciones; mientras más sean los comensales menos porciones les tocará a cada uno. Esto nos permite ver con mayor claridad por qué se da la pelea por el poder, todos quieren recibir la mayor cantidad de porciones y si fuera posible quedarse con toda la torta. La autoridad deviene de Dios y por lo tanto es ilimitada como lo es Dios mismo, y a él no lo podemos dividir en porciones. Dios llena con su inagotable presencia a las personas y estas pueden reproducir su carácter y disfrutar de la autoridad real sin límites. Poder es una delegación temporal. Autoridad puede mantenerse por toda la vida El poder de decisión de una persona está limitado en el tiempo, durará mientras dure su condición o lugar jerárquico que ocupe en la comunidad. Algunos se aferran al “sillón del jefe” y no quieren abandonar el poder por nada del mundo. La autoridad no termina cuando dejamos una posición o un cargo jerárquico, porque no tiene que ver con lo que hacemos sino con lo que somos.

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Poder puede infundir miedo. Autoridad genera admiración y respeto Cuando el poder se ejerce sin autoridad provoca en la gente miedos y falta de libertad, mientras que la autoridad genera un clima de confianza y seguridad, generando en los liderados un gran respeto por quien lidera. Poder es dado por hombres. Autoridad viene de Dios Esta es una de las verdades más claras del liderazgo cristiano y sin embargo una de las más olvidadas. Cuando nos confieren poder político debemos tener presente que es una decisión que tomaron los hombres. Cuando tenemos autoridad es por la abundante gracia de Dios que quiere manifestarse a través nuestro. Cuando un líder tiene claro este concepto jamás estará buscando ni luchando por conseguir poder, porque sabe que es un poder limitado, temporal y viene de abajo. La mayor preocupación de un líder de influencia será buscar de todo corazón la presencia de Dios y procurará siempre vivir en obediencia a las demandas de su Señor, sin importarle nada más que eso. La pasión de un líder de influencia es conocer cada día más a Dios porque sabe que la autoridad está en él. PODER Y AUTORIDAD NO SE EXCLUYEN, SE COMPLEMENTAN En muchas ocasiones las iglesias y las organizaciones cristianas sufren porque quienes ejercen el poder carecen de la autoridad de Dios. Se puede tener mucha estrategia para liderar, abundantes dones, contar con muchos recursos y tener grandes oportunidades, pero si no se manifiesta la presencia de Dios en la vida de quienes lideran todo esto servirá poco. También se sufre cuando quienes tienen autoridad no ejercen poder de decisión en beneficio de la comunidad. Los hombres suelen no 47

conceder este poder a quienes aparentemente no están en condiciones de hacerlo, porque se mide la capacidad de liderazgo por sus acciones y no por su carácter. En 2ª Corintios 10:8 el apóstol Pablo hace énfasis en su autoridad y dice: “No me avergonzaré de jactarme de nuestra autoridad más de la cuenta, autoridad que el Señor nos ha dado para la edificación y no para la destrucción de ustedes. No quiero dar la impresión de que trato de asustarlos con mis cartas.” Observemos que dice por lo menos cinco cosas en relación a la autoridad que él tiene: Fue dada por el Señor Nunca se debe olvidar este punto, la autoridad ha sido delegada por Dios. Esto fue lo que le dijo Jesús a Pilato: “Ninguna autoridad tendrías si no te hubiera sido dada de arriba.” Fue dada con el propósito de edificar a la iglesia Dios espera que las personas con autoridad delegada sean personas que la utilicen en beneficio de los liderados y para su edificación. No es para destrucción Se debe tener mucho cuidado con la forma en que se utiliza la autoridad, porque si el uso de ella deja personas heridas, un día se tendrá que dar cuenta ante quien la delegó. No le avergüenza el haber recibido tal autoridad, no lo incomoda Nadie debe incomodarse por la autoridad que Dios le ha conferido, sino que debe utilizarla en bendición de sus hermanos. El apóstol aclara que tampoco desea asustar a los corintios con su carta. 48

Lo que Dios espera en un liderazgo influyente, es que ejerzan el poder de decisión aquellos que tienen su autoridad, porque ellos son verdadera autoridad y tomarán las mejores decisiones. Un liderazgo de influencia es aquél que teniendo autoridad en su vida ejerce el poder bajo el control y dominio del Espíritu Santo.

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Capítulo 5

IMPACTAR O INFLUENCIAR

Definimos como impacto a la impresión que nos causa una persona cuando la vemos por primera vez. Ese asombro y admiración que nos despierta el escucharlo hablar o verlo actuar sobre un escenario. Definimos como influencia a los cambios que provoca una persona sobre otra de tal modo que logra modificar su conducta. Esta influencia se logra por admiración, respeto o aprecio que se siente por la persona que nos influencia. La influencia que una persona ejerce sobre otra puede ser positiva o negativa, dependerá del carácter del líder y de la capacidad de absorción que tenga el liderado, pero siempre se da en una relación de cercanía. Un líder tiene que SER para poder influenciar Esto es lo que nos dijo Jesús cuando declaró: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve 50

más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.” Mateo 5:13 La influencia que genera la sal sobre los alimentos es tremenda. Hay tres efectos que produce y que nos ayudan a entender qué nos quiso decir Jesús cuando comparó a sus seguidores, quienes liderarían el movimiento cristiano, con la sal: CONSERVAR En algunos lugares, ante la falta de heladera, aun hoy se utiliza la sal para conservar la carne de modo que ésta no entre en el proceso de descomposición. En la zona cordillerana de Argentina y Chile muchos campesinos utilizan este elemento para conservar carne durante varios meses que luego emplearán en sus comidas. Así como la sal evita la corrupción en los alimentos, Jesús espera que los líderes cumplan una función semejante en un mundo donde la corrupción crece día a día. Si nuestros liderados no pueden ser influenciados a una vida de mayor santidad y a un desafío a apartarse del mal, no estaremos haciendo el trabajo de liderar de la forma que espera Jesús. DAR SABOR La sal permite que los alimentos tengan realmente sabor y así se puedan comer y disfrutar, Job expresa: “¿Se comerá lo desabrido sin sal?” Job 6:6. La vida de los líderes cristianos debe darle sabor a este mundo tan desabrido y lleno de sin sabores. Solo pueden ejercer esta influencia aquellos que disfrutan de la vida cristiana porque no se puede dar lo que no se tiene, y nadie podrá dar sabor si no lo tiene. Cuando las personas que lideran disfrutan la vida y lo que hacen podrán decir que están influenciando realmente. PROVOCAR SED Un efecto más que produce la sal es despertar sed en quien la ingiere. Los líderes cristianos deben ser personas que inquieten a los demás. 51

Los no cristianos deberían sentir deseos de tener lo que nosotros tenemos. Si realmente lo que tenemos nos hace ser personas verdaderamente felices, nuestros liderados sentirán sed de esta auténtica felicidad que solo puede venir de la cercanía del líder con Dios. El apóstol Pablo de alguna manera describe el camino de la influencia cuando dice: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros”. Filipenses 4:9 Una persona es influenciada cuando lo que aprende, lo que recibe, lo que oye y lo que ve en el líder cautivan su corazón. Posiblemente, y aunque no lo diga, pensará y sentirá deseos de seguir el mismo camino que su líder. Como dice John Maxwell, todo líder tiene dos características: va a alguna parte y es capaz de persuadir a otros a acompañarlo. La influencia se ve en la medida en que el líder logra conquistar decisiones para que lo acompañen en el camino que ha iniciado. Reflexionemos sobre las formas que un líder tiene de influenciar a los demás: SE INFLUENCIA CON LAS PALABRAS Como líderes nuestra manera de hablar genera una gran influencia en las personas que nos rodean. La gente está escuchando lo que decimos y cómo lo decimos, ellos perciben de manera muy clara el mensaje que damos. En muchas ocasiones nos quedamos sorprendidos cuando alguien nos recuerda: “yo nunca me voy a olvidar lo que usted me dijo una vez…” y lo más probable es que no te acuerdes de lo que le dijiste, ni siquiera en qué circunstancias fue. Es posible que nunca hayas imaginado el efecto que tendrían tus palabras en esa persona. Será por esta razón que San Pablo nos dice: “Sea vuestra palabra siempre con gracia sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.” Colosenses 4:6 52

SE INFLUENCIA CON LA CONDUCTA Las conductas son las acciones que realizamos y que todos pueden ver. Las conductas son la puesta en escena de las decisiones que tomamos, son la muestra exterior de nuestro carácter. Podemos ocultar lo que pensamos, los sentimientos se pueden disimular, pero la conducta es la evidencia visible de nuestro carácter y es lo que la gente ve y puede evaluar en nosotros y esto genera influencia. Decía un reconocido político argentino: “La realidad es la única verdad”. SE INFLUENCIA CON EL CARÁCTER Las palabras pueden ejercer mucha influencia, la conducta ejerce aun más, pero las personas observan más nuestro carácter moral, nuestras convicciones, nuestra filosofía de vida, nuestra manera de ver y evaluar la realidad, que nuestras palabras y conductas ocasionales. Eso es lo que genera mayor influencia en los liderados. Podemos arrepentirnos de lo que decimos o cambiar de opinión, nuestra conducta puede ser circunstancial, pero nuestro carácter es lo que llevamos con nosotros por toda la vida, es lo que nos identifica como líderes. Esta es la razón por la que debemos cultivar permanentemente nuestro carácter. El carácter se forma en la suma de hábitos buenos o malos que tengamos, y se desarrolla por conductas reiteradas. Dicho de otra manera: las conductas reiteradas generan hábitos que luego forman nuestro carácter. SE INFLUENCIA CON LAS DECISIONES Hace un tiempo escuché decir a una persona, hablando de uno de sus líderes: “Este parece de otro planeta”. Cuando le preguntaron por qué, respondió algo así: “Tomó decisiones que eran increíbles y ahora disfruta de los resultados”. Creo que esta persona estaba con una mirada correcta e incorrecta al mismo tiempo. Correcta porque disfrutar de las consecuencias es lo normal, es lo natural; a decisiones correctas resultados correctos. Pero estaba en lo incorrecto cuando pensaba que su líder era de otro planeta. En un tiempo en el que la 53

mayoría quiere resultados sin esfuerzos, sin renuncias, sin sacrificios, pareciera que quien está dispuesto a pagar el precio fuera de otro planeta. Todos sabemos que no es así, pero es esta la razón por la que las personas aceptarán ser influenciadas por la forma de tomar decisiones, viendo el resultado. SE INFLUENCIA DESDE LA CERCANÍA El pastor Rick Warren dice: “Una persona puede impactarnos a la distancia, pero solo puede influenciarnos desde la cercanía.” Por esta razón es que los predicadores de las grandes campañas o los mediáticos generan tanto impacto en la gente y nos impresionan en gran manera, pero prácticamente no ejercen ninguna influencia en la conducta de nadie En cambio los pastores son personas de gran influencia, porque viven y desarrollan su vida cerca de la gente. Son personas conocidas, a quienes se les puede conocer sus familias, podemos saber de su trabajo, de su responsabilidad, de sus esfuerzos, de sus luchas, de sus virtudes y de sus defectos. Como me decía un amigo refiriéndose a ellos: “son personas normales, como nosotros”.

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Capítulo 6

MANDAR O GOBERNAR

Hay dos formas distintas de ejercer el liderazgo: mandando o gobernando. Estos son dos conceptos aparentemente muy similares, que mucha gente confunde, pero que esconden una clara diferencia entre ellos en la forma de ejercer el liderazgo. Veamos algunas diferencias entre ellos: Mandar es una forma de ejercer el liderazgo con la fuerza de la imposición, ignorando a los demás. Gobernar es hacer acuerdos, fruto del diálogo y del consenso. Es escuchar al que piensa distinto. Es asumir el compromiso de enfrentarse a las decisiones que se han de tomar, siempre dentro de un espacio de diálogo con los demás. Mandar es una postura fácil y cómoda que está al alcance de cualquiera que ostente el poder. Gobernar es privilegio de pocos, solo de aquellos que tienen capacidad para dialogar y compartir el ejercicio del liderazgo con los demás. 56

Hay algunas consecuencias que se derivan de cada una de estas formas diferentes de ejercer el liderazgo. Los que ejercen el liderazgo a base de mando suelen hacerlo en solitario, siguiendo únicamente sus criterios personales, sin aceptar las opiniones ajenas. Parafraseando a J. Maxwel podríamos decir que un verdadero líder de influencia conoce la diferencia entre ser uno que manda y ser uno que gobierna: El que manda maneja a sus liderados. El que gobierna los capacita. El que manda depende del poder. El que gobierna de la buena voluntad. El que manda inspira temor. El que gobierna inspira entusiasmo. El que manda dice “yo”. El que gobierna dice “nosotros”. El que manda cambia la culpa por el fracaso. El que gobierna arregla el fracaso. El que manda sabe cómo se hace. El que gobierna muestra cómo se hace. El que manda dice “vayan”. El que gobierna dice “¡vamos!”. Cuando los liderados deben únicamente obedecer, sin poder participar, ni dialogar, ni discutir lo acertado o equivocado de las decisiones que se toman desde el liderazgo, entran en una crisis en la relación con los líderes. Los que gobiernan, en cambio, presentan sus decisiones y aceptan el criterio de los demás, generando la participación y el diálogo, esto les permite a líderes y liderados cultivar un clima de confianza y de aceptación natural frente a las decisiones tomadas. Hay un ejemplo muy interesante en el Antiguo Testamento de alguien que eligió el camino fácil de mandar en lugar de gobernar que quiero compartirte. Se trata de la historia de Roboam que quiso iniciar su liderazgo haciendo sentir al pueblo quién era el que mandaba 57

en el reino, y se equivocó. El libro de 1ª Reyes capítulo 12 nos cuenta la triste historia de este rey. Cuando el rey Salomón murió, quedó como heredero al trono su hijo Roboam. Todo el pueblo vino a la ciudad de Siquem para hacerle rey de Israel. Junto con la proclamación, el pueblo le pidió al nuevo rey que tuviera una actitud un poco más blanda que la que su padre había tenido con la nación. Las exigencias que Salomón había puesto sobre ellos eran muy pesadas. El pueblo le pidió a Roboam que bajara un poco los impuestos y contribuciones. Es interesante la respuesta de Roboam: “Váyanse por ahora, respondió Roboam, pero vuelvan a verme dentro de tres días.” 1ª Reyes 12:5 Cuando uno lee el texto, piensa qué prudente fue el joven rey. El texto siguiente nos dice: “Cuando el pueblo se fue, el rey Roboam consultó con los ancianos que en vida de su padre Salomón habían estado a su servicio. ¿Qué me aconsejan ustedes que le responda a este pueblo? Preguntó.” El camino que estaba siguiendo el joven era excelente: primero, no se apresuró a dar respuesta al pueblo. Se tomó tres días para reflexionar, meditar y buscar consenso entre los ancianos. Buscó el consejo de los ancianos, aquéllos que habían vivido cerca de su padre. Estas eran personas que tenían mucha experiencia en la corte de Salomón. En esto debemos felicitar a Roboam. Pero la historia no termina aquí, es una verdadera pena. Roboam podía haber tenido tanto éxito como Salomón, si hubiera escuchado el consejo de los ancianos. La historia continúa en el texto 8 del capítulo 12 de 1° Reyes: “Pero Roboam rechazó el consejo que le dieron los ancianos, y consultó mas bien con los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su servicio.” 58

Roboam quería escuchar lo que ya había decidido, es decir, mostrar al pueblo que él era quien mandaba. Sus amigos le dijeron lo que él quería escuchar, lo hicieron sentir importante, le hicieron sentir dueño y no gobernante. Como suele decirse “lo inflaron” y lo más triste es que él se lo creyó. A los tres días Roboam se presentó al pueblo para dar la respuesta. En lugar de comenzar con éxito su reinado, ese mismo día firmó su fracaso. El pueblo, luego de oír la arrogante respuesta de su nuevo rey, dijo: “¿Qué parte tenemos nosotros con David? (...) Israel, a tus tiendas (...) Así se apartó Israel de la casa de David hasta hoy.” Un hombre que estuvo en el umbral del éxito fracasó, sencillamente por su necedad de querer mandar en lugar de gobernar. Si deseamos ejercer un liderazgo utilizando la segunda opción, gobernando y no mandando, debemos tener presentes algunos conceptos que se evidencian claramente en el ejercicio de un buen gobierno: prioridades, consenso, estrategia, equipo y clima de trabajo. Reflexionemos brevemente sobre estos asuntos: PRIORIDADES Los líderes que gobiernan saben utilizar correctamente una escala de valores, saben definir prioridades. Son suficientemente lúcidos para saber a qué cosas darle realmente importancia, en qué asuntos vale la pena utilizar tiempo, invertir recursos y gastar fuerzas. Muchos líderes fracasan porque malgastan tiempo, recursos y fuerzas sin lograr demasiado y llevan a su gente a un sentimiento de frustración. La falta de prioridades claras en el liderazgo nos lleva a malgastar mucho tiempo. En ocasiones perdemos preciosas oportunidades por estar ocupados y entretenidos en asuntos en los que no vale la pena 59

dedicar más que un par de minutos o tal vez algunas horas, pero no días enteros o meses. Cuando concedo una entrevista en mi función de director, trato de tener claro cuánto tiempo vamos a invertir en el asunto. Estoy convencido de que muchas veces las personas comienzan a dar vueltas sobre el mismo tema y podrían pasar medio día sin que arribemos a ninguna conclusión. Cuando se ha escuchado sobre un asunto debemos tener la claridad suficiente para buscar los caminos más adecuados y una vez consensuados ponerlos en ejecución… y ya estamos en condiciones de dedicar tiempo a otro asunto. Como dicen los economistas: los recursos son escasos, es por ello que debemos utilizarlos bajo un cuadro de prioridades. No debiéramos utilizar los recursos sin un presupuesto y sin antes evaluar costo-beneficio, aun cuando este beneficio no sea en divisas. Sí debemos tener claro que estamos invirtiendo bien los recursos de los que disponemos. Las fuerzas físicas y anímicas que disponemos nosotros y el equipo de gente con la que trabajamos no es inagotable. Las personas se cansan y quieren ver resultados de su trabajo, por esta razón debemos utilizar de la mejor forma nuestro esfuerzo y el de los liderados. No podemos trabajar con personas agotadas y esto suele provocarse por falta de prioridades claras. Siempre debemos recordar que el descanso es un principio creacional establecido por Dios en el Génesis. Debemos esforzarnos y pedir esfuerzos para aquellas cosas que realmente valen la pena. Así como tener claras las prioridades en la vida permite vivir de forma ordenada y sin tantos sobresaltos, quienes logran definir bien las prioridades en su liderazgo alcanzan metas muchos más altas que quienes no las tengan. 60

CONSENSO Pretender gobernar desde el autoritarismo nos lleva derecho al fracaso. Las decisiones que se toman en el liderazgo deben ser consensuadas por el equipo de trabajo. No se puede esperar que la gente responda a una convocatoria si no fue informada previamente de lo que va a suceder. Muchas veces hemos escuchado a líderes enojados porque la gente no le responde y cuando se analiza el tema, la responsabilidad de la falta de participación está en el liderazgo y no en los liderados. Se pretendió que todos vayan detrás de una propuesta que a los liderados no les interesaba, o que los líderes no habían buscado el suficiente consenso para su ejecución. Uno de los grandes errores que se comenten a la hora de lanzar un nuevo proyecto es la poca información de la que dispone la gente para dar su opinión. Muchas veces no podrán todos discutir directamente la propuesta, pero si fueron informados con el suficiente tiempo, antes de ser lanzado el proyecto como algo consumado, cada uno se sentirá que pudo dar su parecer, criticarlo, apoyarlo o cuestionarlo. De esta forma se sentirá parte, porque cuando algo se hace público, todos nos sentimos con libertad de opinar y el tema se transforma en nuestro tema de discusión. Informar es parte de la búsqueda del consenso. Es importante que la información comience a ser distribuida teniendo en cuenta el nivel de compromiso de quienes forman parte del equipo, así entonces decimos que los primeros en ser informados serán los que tienen un mayor grado de compromiso y responsabilidad en el liderazgo. Luego la información deberá correr en todas las direcciones de modo que todos tengan acceso a la información y discusión del tema. Eso es parte del consenso, porque una idea impuesta tiene muy pocas posibilidades de éxito. 61

ESTRATEGIA Muchos fracasan en su liderazgo sencillamente porque no usan las estrategias correctas para la ocasión. A veces se pretende con las mismas acciones obtener resultados diferentes y no es posible. Hay una antigua historia en el libro de Samuel sobre la forma en que un general del rey David logró liderar con éxito sobresaliente a un grupo de guerreros. Para ello desarrolló una buena estrategia de combate que le llevó a una gran victoria, como nos relata el texto de Samuel: “Joab se vio amenazado por el frente y por la retaguardia, así que escogió a las mejores tropas israelitas para pelear contra los sirios, y el resto de las tropas las puso al mando de su hermano Abisay, para que enfrentaran a los amonitas. A Abisay le ordenó: Si los sirios pueden más que yo, tú vendrás a rescatarme; y si los amonitas pueden más que tú, yo iré a tu rescate. ¡Ánimo! ¡Luchemos con valor por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios! Y que el Señor haga lo que bien le parezca. En seguida Joab y sus tropas avanzaron para atacar a los sirios, y éstos huyeron de él.” 2ª Samuel 10:9-12 Observemos las cinco acciones estratégicas que realizó Joab y que aparecen en el relato: Seleccionar: “Escogió…” Las personas tienen capacidades y dones diferentes unos de otros y un buen líder sabe seleccionar a su gente y ubicarla en el lugar en el que mejor pueda desarrollar sus habilidades. No hay peor frustración para una persona que estar haciendo algo para lo que no está capacitada ni se siente cómoda. Esto debe advertirlo el líder y reacomodar a los liderados de modo que se sientan bien haciendo lo que hacen. Es todo un trabajo de ingeniería. 62

Lo que hizo Joab fue escoger a los mejores hombres, a los más preparados para luchar en contra de los sirios, y le fue bien. Delegar: “Las puso al mando…” Otra virtud de un buen gobierno en el liderazgo es saber delegar las tareas. Esto implica que aceptemos el modo y la forma que el responsable del trabajo que delegamos decida utilizar. No siempre es fácil aceptar una metodología distinta a la que imaginamos o pusimos en ejecución cuando realizamos la misma tarea. Delegar tareas incluye delegar el poder para tomar las decisiones que correspondan, aun cuando la responsabilidad seguirá siendo nuestra. Joab delegó en Abisay la responsabilidad de una parte de la tropa que debía atacar a los amonitas. Este general reconocía capacidades en las personas que lo rodeaban y estaba dispuesto a confiar en ellas delegándoles tareas de alta responsabilidad. Quien sepa gobernar no pensará que solamente él puede hacer las tareas bien, será capaz de confiar en otros. Cooperar: “Tu vendrás a rescatarme… , yo iré a tu rescate” Un problema que suele aparecer con facilidad en el trabajo con personas es la competencia. Los seres humanos somos muy propensos a querer ser los mejores y llevarnos los créditos sin importar demasiado qué sucede con nuestros compañeros. En un buen gobierno es de suma importancia crear conciencia de cooperación y no de competencia. Esto es lo que entendió el general Joab y por eso estableció como estrategia de batalla antes de comenzar que cada uno de los dos grupos estaría atento para ayudar al otro en caso de necesidad. Motivar: “¡Luchemos con valor!” Cuando hablamos de motivación nos estamos refiriendo a los estímulos que mueven a las personas a realizar determinadas acciones 63

y persistir en ellas para su culminación. El término está relacionado con la voluntad y el interés. La tarea de motivación que realizamos en el grupo será de vital importancia para que las personas realicen su tarea con entusiasmo y alegría. Una persona desmotivada pierde su deseo de hacer lo que está haciendo y contagia a los demás de esa “mala onda”. Una de las responsabilidades del líder que gobierna en lugar de mandar, es trabajar sobre la motivación. Podemos decir que motivamos cuando despertamos en el interior de una persona un interés genuino que pone en marcha la voluntad para realizar cosas. Joab es un líder que sabe motivar a su gente, por eso les da dos razones que despertarían un interés supremo por pelear la batalla: luchar por el pueblo y por las ciudades de Dios. Esto generó una voluntad férrea que les llevó a arriesgar sus vidas en la batalla y obtener una gran victoria. Cuando se lidera gobernando debe usarse la estrategia correcta como lo hizo Joab y así obtendremos buenos resultados. Depender de Dios: “El Señor haga lo que bien le parezca…” Pero no alcanza con las estrategias solamente. Es necesario tener la convicción que demostró Joab cuando dijo: “Y que el Señor haga lo que bien le parezca”. Él estaba dispuesto a dejar su suerte en las manos de Dios, no dependería de sus estrategias sino del Señor del cielo y de la tierra. Esto es trascendente en el accionar de un buen gobierno en el liderazgo, hacer todo lo que esté a nuestro alcance pero sabiendo que no dependemos de eso, sino de Dios. El resultado fue fantástico, se obtuvo una gran victoria y de alguna manera Joab marcó un camino en el buen liderazgo. 64

EQUIPO Un buen liderazgo necesariamente debe realizarse en equipo, no es posible generar ni realizar proyectos desde la soledad. Los grandes líderes de la historia siempre funcionaron con un equipo de personas. No siempre es fácil funcionar en equipo, pero es la única forma de ejercer un buen liderazgo. Cuando hablamos de trabajo en equipo estamos diciendo que cada uno tiene y cumple una función dentro de un grupo. Un líder que sabe gobernar siempre estará formando equipos, ayudándoles a sus integrantes a capacitarse, dando la posibilidad de que estos sean promocionados, aun cuando tengan que salir de su entorno para formar otros equipos. Un amigo constructor me dijo en una ocasión: “Cuando trabajo solo vivo más tranquilo, pero la producción es demasiado pobre. Cuando trabajo en equipo debo vivir pendiente de la gente que trabaja, pero la producción se multiplica”. Tiene mucha razón, porque gobernar es preocuparse y vivir pendiente de la gente, pero también la producción aumenta. BUEN CLIMA Nadie podrá gobernar bien en su liderazgo a menos que cuente con un buen clima entre la gente que lidera. Decimos buen clima refiriéndonos a un ambiente sano, alegre, transparente, franco y respetuoso, en el que sus miembros tengan un profundo respeto al Señor y procuren por todos los medios que Dios sea honrado en sus vidas personales y en la comunidad. Para ello es importante tener presente algunas cosas: El buen trato Debe comenzar por quienes tienen la responsabilidad mayor, y debe pasar por toda la red de relaciones que se dan en el equipo, porque 65

las personas normalmente responden bien cunado son tratadas bien. Debemos recordar que una persona que no se siente bien físicamente o está atravesando alguna crisis emocional, se encuentra en inferioridad de condiciones para cumplir con tareas que, en estado normal, las realizaría sin ninguna dificultad. Por esta razón se debe estar muy atento a la realidad que cada uno de los miembros del equipo está viviendo. El buen trato es el estilo de liderazgo que ejerce quien gobierna en lugar de mandar. El ambiente de libertad No se puede tener buen clima si las personas se sienten presionadas, perseguidas, amordazadas o manipuladas. Cada uno debe sentirse con toda la libertad para dar su opinión, su acuerdo o desacuerdo, en relación a cualquier tema que se trate en el equipo. De la misma manera que estar siempre de acuerdo no es una virtud, tampoco cuestionarlo todo es tener inteligencia superior. Pero debemos dar a las personas toda la libertad para que expresen sus pensamientos y opiniones, estemos o no de acuerdo con lo que expresen. La libertad genera un buen clima. La valoración de las personas Cuado cada uno de los miembros siente que tiene mucho valor y que su tarea es importante, el liderado disfruta más lo que hace y trabaja con mayor entusiasmo. Para que esto suceda debemos poner en palabras y en acciones concretas nuestra valoración: felicitarlo cuando alcanza logros y hacerlo públicamente. Ayudarle cuando se equivoca y hacerle sentir que todos estamos aprendiendo y que los errores son parte de nuestra formación. Nunca descalificar a la persona y cuando haya que llamarle la atención siempre hacerlo en privado. Ampliaremos estos conceptos en un próximo capítulo, por ahora recordemos que el buen clima se genera con personas que se sienten valoradas y queridas. 66

Nuestro tema es: ¿mandar o gobernar? Estas dos formas de ejercer el liderazgo serán siempre nuestro dilema. Mandar es más fácil que gobernar y los líderes cómodos y de poca visión suelen elegir este estilo. Gobernar en cambio es un trabajo mucho más arduo y lleva más tiempo pero produce mejores y perdurables resultados. DEMOS UN REPASO Debemos tener claras las prioridades y procurar por todos los medios respetar y hacer cumplir el orden establecido para el equipo. Busquemos siempre el consenso para que los liderados puedan sentirse parte en cada uno de los proyectos y en el programa que estamos llevando adelante. Utilicemos las estrategias apropiadas, reconociendo que algunas que ayer nos servían hoy no dan el mismo resultado y procuremos ubicar a las personas en el lugar correcto de modo que se sientan realizadas al utilizar sus capacidades. Formemos equipos de trabajo y démosles la oportunidad para que se capaciten y tengan tiempos sociales y no solo de trabajo, de modo que puedan desarrollarse como personas. Velemos siempre por el buen clima de trabajo, este nos permitirá alcanzar grandes objetivos, porque cuando las personas viven en un buen clima trabajan con mayor efectividad y lo hacen con alegría. Empezamos el capítulo diciendo que mandar es una postura fácil y cómoda al alcance de cualquiera que ostente el poder, mientras que gobernar, es privilegio de pocos, de aquellos que tienen capacidad para dialogar y compartir el ejercicio del liderazgo con los demás. De alguna manera cada líder elige el estilo de liderazgo que seguirá. 67

Capítulo 7

PROYECTOS O PERSONAS

Es muy común asociar liderazgo con alguien que conduce un proyecto. Esta concepción es parte de una verdad, pero no toda, porque el sentido más estricto de liderazgo cristiano tiene que ver con guiar personas. Tenemos que entender y saber diferenciar lo que significa dirigir proyectos de liderar personas. Comencemos repasando algunas ideas que tienen que ver con el desarrollo de proyectos para luego reflexionar sobre lo que significa liderar personas. DESARROLLAR PROYECTOS El diccionario define el término proyecto como el conjunto de actividades coordinadas e interrelacionadas que busca cumplir con un cierto objetivo específico. Este objetivo debe ser alcanzado en un período de tiempo previamente definido y respetando un presupuesto. Para definirlo en un lenguaje cotidiano podemos decir que la palabra proyecto puede utilizarse como sinónimo de plan o idea a llevarse a la práctica. 68

Los expertos nos dicen que cuando se formula un proyecto deben considerarse varios aspectos: 1. Aspectos Técnicos: Debe saberse qué insumos se necesitarán, qué instalaciones se tendrán que preparar. Se debe considerar la producción, los precios, los salarios, etc. 2. Aspectos Sociales: Debe tenerse presente el impacto que el proyecto provocará en la comunidad, los beneficios y los perjuicios si los hubiere. 3. Aspectos Institucionales: Casi siempre un proyecto está ligado a una institución, por ello deben tenerse en cuenta las políticas, la filosofía y los valores que guían a dicha institución. 4. Aspectos Financieros: Debe tenerse presente los montos de dinero con los que se cuenta, la inversión que debe hacerse y todo lo que concierne a un presupuesto bien pensado, con los plazos definidos para cada compromiso que se asume. Debe evaluarse el costo-beneficio antes de hacer las inversiones correspondientes. 5. Aspectos Económicos: Debe analizarse en detalle el beneficio económico que dejará el proyecto. Dentro de un proyecto, si esperamos que este alcance los objetivos propuestos, deben atravesarse por lo menos cuatro etapas bien definidas: todo proyecto comienza con una idea que debe poder trasmitirse con cierta claridad. Luego viene el diseño, es decir la idea toma forma, tiene una estructura, debe poder ponerse por escrito, debe poder leerse y comprenderse. En tercer lugar viene la ejecución, la puesta en marcha, la idea llevada a la práctica. Finalmente, para que un proyecto pueda retroalimentarse y enriquecerse, necesita una buena evaluación. Este es el momento en que el proyecto es revisado y juz69

gados sus resultados en relación a los objetivos que se plantearon al comienzo. Para desarrollar proyectos y ejecutarlos necesitamos personas, y es allí donde aparece la discusión sobre la prioridad que se le asignará a los proyectos y las personas. El desarrollo de proyectos y el desarrollo de personas son dos conceptos que deben complementarse y no enfrentarse porque de esto dependerá el éxito de un buen liderazgo. Lo que define un buen liderazgo es tener claro si como líderes llevamos adelante solamente buenos proyectos o nuestra tarea es la de desarrollar personas utilizando proyectos. La diferencia entre líderes influyentes y líderes no influyentes es que los influyentes utilizan proyectos para desarrollar personas, mientras que los que no logran influenciar demasiado utilizan personas para desarrollar proyectos. Podemos decir más aun, que para desarrollar proyectos se necesitan buenos organizadores, administradores, gerentes, y no necesariamente personas que sepan liderar, por ello miremos lo que significa liderar personas y así podremos tener un liderazgo verdaderamente influyente. DESARROLLAR PERSONAS Decimos que una persona se desarrolla cuando es ayudada a crecer y madurar en su carácter y parecerse cada día más a Jesucristo. Una persona se desarrolla cuando vive feliz y cumple con la asignación para la cual fue creada por Dios, siendo de bendición para quienes le rodean. Una persona se desarrolla cuando descubre sus capacidades y dones y encuentra un lugar donde ponerlas en práctica. Una persona se desarrolla cundo se siente realizada, valorada, cuidada y amada por sus compañeros de equipo. Alguien se desarrolla cuando puede funcionar en un equipo y siente que cumple una misión. Una persona se desarrolla cuando tiene líderes de quienes puede aprender y a quienes puede imitar. Una persona se ha desarrollado bien en su 70

carácter y en sus capacidades cuando comienza a estar en condiciones de trabajar en la vida de otras personas, ayudándoles a desarrollarse. Para desarrollar personas debemos cumplir con ciertas reglas básicas de trabajo de liderazgo en la vida de las personas: Primera regla: VALORACIÓN Sentirse valorado es una necesidad intrínseca de todo ser humano y un buen liderazgo influyente siempre estará valorando a sus liderados, aun cuando no comparta algunas formas de actuar de ellos. El relato de los evangelios nos da cuenta de las muchas veces en que Jesús valoró a las personas públicamente. La opinión de los demás sobre nosotros, de alguna manera, nos afecta. De la misma forma, nuestra opinión, lo que decimos de otras personas, afectará también. Jesús sabía de la repercusión que puede tener lo que se dice de una persona y cuán beneficioso o perjudicial puede llegar a ser en la vida de alguien. Por eso habló bien de Natanael cuando él se acercó con interés de conocerlo. Cuando las personas se acercaban para pedir una intervención de Jesús, él solía dialogar con ellos y luego daba alguna opinión. En el caso de una mujer que pidió por su hija, Jesús la elogió diciendo: “Oh mujer, grande es tu fe.” Mateo 15:28. En otra oportunidad una viuda pobre puso una pequeña ofrenda, pero lo hizo de todo corazón, dando todo lo que tenía y Jesús dijo de ella: “Esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca” Marcos 12:43. Elogiar a las personas resalta lo bueno que tienen o hacen y saca de nosotros también algo bueno. Las personas valoradas avanzan en el proceso de desarrollo de sus propias vidas y un líder de influencia nunca olvida esto. Segunda regla: PREMIOS Es importante que hablemos bien de nuestros liderados y que los fe71

licitemos públicamente. Pero nunca debemos olvidar de premiarlos con algún presente. Todos sabemos que las cosas materiales no son muy importantes pero que sí tienen cierta importancia y que algunas personas las valoran más que otras. Un presente materializa y pone de manifiesto de manera visible el elogio dado con palabras. Cuando las personas ven el objeto que recibieron como reconocimiento a su labor sienten que tienen algo visible para exhibir ante los demás como prueba de la estima que le tienen y de su desempeño y para la mayoría esto es importante. El premio es el fruto del trabajo. San Pablo nos dice en 2ª Timoteo: “El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero” y a todos nos agrada recibir el resultado de nuestro esfuerzo y dedicación. En Isaías se profetiza respecto de Jesús y el profeta declara que el Señor: “Verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho” Isaías 53:11. Un premio entonces no es un regalo sino la consecuencia del trabajo, del esfuerzo y de la dedicación que se le pone a la responsabilidad recibida. Toda persona necesita saber que vale la pena lo que está haciendo y que su esfuerzo traerá buenos resultados. Un premio anima, estimula y produce una cuota de satisfacción en la persona que lo recibe, pero además motiva a otros a esforzarse para llegar a conseguirlo también. Debemos saber que el costo monetario de un premio es una inversión en las personas y no un gasto. No siempre un premio será algo material, en ocasiones puede ser la oportunidad de estar en algún evento o participar de alguna actividad importante. Quiero transcribirte el recorte de una noticia que leí a poco de haber terminado el mundial de fútbol de Sudáfrica 2010: “El defensor de Barcelona, de España, Gabriel Milito, aseguró hoy que celebró la convocatoria al seleccionado argentino para el partido del 7 de septiembre ante el campeón mundial España como un premio al esfuerzo.” (Agencia de Noticias Télam, 24 de Agosto de 2010). 72

Un líder influyente siempre estará premiando a sus liderados no como un gesto de demagogia sino como una responsabilidad que ayuda a desarrollar personas. Tercera regla: CONFRONTACIÓN Los líderes suelen confundir la expresión “confrontar a una persona” con la idea de confrontar con ella y pelearse. Por ignorancia, por comodidad o por arrogancia suele pasar que no asumimos cuando estamos haciendo algo mal y continuando con esta conducta terminamos perjudicándonos y generando consecuencias negativas para los demás. Por esto es necesario que se nos confronte con nuestra manera de proceder. En estos tiempos se habla mucho de la confrontación de ideas y todo líder debe estar abierto a aceptarla y a ser reflexivo sobre su forma de pensar, pero poco se habla sobre la confrontación de las conductas. Lo que sucede es que nadie se atreve a ponerse como modelo a seguir y esto nos ha llevado a dejar que cada uno haga lo que bien le parece. Como líderes cristianos tenemos que asumir que sí tenemos un modelo y que nosotros estamos tras ese modelo. Además debe quedar establecido que los líderes también aceptan esa confrontación. Confrontar nuestras conductas con las de Jesucristo nos permite vivir con humildad y en un permanente crecimiento. Para que podamos ser confrontados necesitamos que alguien nos ayude, y un líder de influencia que trabaja en el desarrollo de personas es el más indicado para hacerlo. Lo hará con amor y comprensión, sin aceptar lo que Dios no acepta. La confrontación tendrá como fin último ayudar a reencaminar a quines estén equivocando el camino. San Pablo tenía esta manera de actuar y la recomendaba a los líderes de las iglesias. Así lo leemos en Gálatas 6:1: 73

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.” El apóstol nos hace ver que la confrontación es importante en las relaciones interpersonales y debemos ser cuidadosos en cómo la manejamos. Veamos cómo es el proceso de la confrontación: “Hermanos”, se debe hablar en un lenguaje familiar. “Fuere sorprendido o es hallado”, no es la idea de andar buscando el error o la equivocación del hermano, mas bien debemos basarnos en la evidencia. “Alguna falta”, no importa qué tipo de falta, cualquier transgresión a los principios de Dios. “Vosotros que sois espirituales”, los que están llevando los frutos del Espíritu, los que son maduros, los que tienen un corazón cerca de Dios, es decir, los que están ejerciendo el liderazgo. “Restauradle”, repararlo, volverlo al camino, ubicarlo en el lugar que corresponde dentro del equipo. “Con espíritu de mansedumbre”, no con altanería, no como tomando señorío sobre el liderado. “Considerándote a ti mismo”, revisando la propia vida, siendo consciente de la propia debilidad, mirando al que cometió la falta como si fuera uno mismo el desviado. “No sea que tú también seas tentado”, se debe recordar que ser líder no nos inmuniza frente a las debilidades personales ni nos deja fuera de la tentación. Cuando la confrontación se hace bajo los parámetros bíblicos los resultados están asegurados y un liderazgo influyente estará velando sobre este asunto.

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Cuarta regla: PROMOCIÓN Las personas son promocionadas cuando son ascendidas en sus puestos de trabajo, cuando son ubicadas en lugares de mayor responsabilidad o cuando son trasladadas a nuevos ministerios u organizaciones. Cuando alguno de nuestros liderados es invitado a realizar un nuevo ministerio no debe preocuparnos, por el contrario debemos estar preparados y preparándolos para eso. En ocasiones el miedo a que alguno de nuestros liderados nos supere puede generarnos algún malestar, pero esto solo muestra que necesitamos revisar aspectos de nuestro carácter, porque los celos y la envidia generan reacciones negativas ante estas situaciones. En el desarrollo de personas estamos formando nuevos líderes. John Maxwel expresa: “Los grandes líderes no solo encuentran nuevos líderes sino que los transforman en otros grandes líderes”. Este es un punto importante si deseamos que nuestro liderazgo logre grandes objetivos y trascienda en el tiempo. La promoción de los líderes se da a partir de su formación, es por esto que debemos estar atentos en la capacitación de las personas que lideramos. Debemos recomendar libros (regalarlos a veces), organizar cursos y seminarios, promocionar conferencias, congresos y carreras cortas que permitan el desarrollo de las capacidades. Cuando comenzaba mi ministerio, hace unos 28 años, mi esposa y yo asistimos a un adiestramiento sobre liderazgo y el profesor Don Fanning nos desafió a que estuviéramos preparados para organizarles una fiesta a las personas que nos dejaran por involucrarse en otros ministerios o iglesias. En ese momento me pareció atractiva su propuesta. Pocos años después tuve la oportunidad de ver cómo personas de gran valor nos dejaban para seguir nuevos rumbos y la sensación que yo sentía era de desagrado, de enojo y desilusión. La verdad es que no me sentí con ningún deseo de organizarles una fiesta. Al pa75

sar los años me fui dando cuenta que fui injusto con estas personas, porque salieron para cumplir otras tareas y transitar por nuevos horizontes. Debí haber celebrado con ellos estas decisiones. El sentido de posesión de las personas suele jugarnos una mala pasada, impidiéndonos disfrutar de la promoción de nuestros liderados. Si queremos desarrollar personas debemos estar dispuestos a pagar el precio de la despedida. Debemos asumir el costo de invertir en quienes probablemente una vez preparados trabajen en proyectos en los que nosotros no tenemos mucho que ver. Debemos aceptar que algunos de nuestros liderados inicien proyectos que aparentemente se tornan en nuestra competencia. Pero como trabajamos para el reino del Señor tendremos que entender que no son nuestros competidores sino colaboradores desde otra trinchera en la misma empresa, la de Dios. La gran pregunta que todo líder cristiano debe hacerse es: ¿Estoy haciendo proyectos y usando a las personas para llevarlos adelante o estoy desarrollando personas, beneficiándolas y para ello utilizo diferentes proyectos?

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Capítulo 8

FAMA O PRESTIGIO

FAMA La fama es el conocimiento popular que la gente tiene de alguien. Muchos viven pensando que si son más conocidos entonces su vida tendrá mayor valor y significado. Otros buscan la fama porque les permite sacar mayores réditos en otras esferas de la vida, sea comercial, económica, política o permitiéndoles una mejor posición social. Lo cierto es que la forma de obtener fama puede lograrse de muchas maneras. Puede ganarse, recibirse o negociarse y en general nadie analiza demasiado cuál es el camino por el cual se la ha obtenido. En el liderazgo la fama juega un papel importante a la hora de ejercer influencia en las demás personas. El problema que surge al analizar el tema de la fama es que esta tiene ciertas características que ponen en riesgo la verdadera influencia a la hora de liderar. La fama puede lograrse en un instante pero también puede perderse de la misma manera. La fama pocas veces se manifiesta como un pro78

ceso, suele ser una explosión y sencillamente aparece. A muchos la fama los ha transformado en personas orgullosas, arrogantes, desconsiderados y con ausencia de toda racionalidad, haciéndoles perder el sentido de su historia y del valor de quienes los rodean. Llegar a la fama por los medios masivos de comunicación es la manera más rápida de conseguirlo pero puede ser una trampa mortal para un liderazgo que pretende ejercer auténtica influencia en sus liderados. Porque no es lo mismo fama que prestigio. El investigador y especialista en imagen, Roberto de Vries, hace una diferencia entre prestigio y fama en su análisis sobre la actriz Penélope Cruz, y dice lo siguiente: “El análisis de la vida de la actriz madrileña nos lleva a reflexionar un poco sobre el prestigio y la fama, elementos que aunque tengan grandes parecidos se terminan diferenciando lo suficiente para que exista la presencia del uno sin el otro. Ella, de acuerdo con esta clasificación es una personalidad que tomó prestigio trabajando con Pedro Almodóvar y se lanzó a la fama mundial con sus amores con Tom Cruise.” Es claro que no es lo mismo fama que prestigio, aunque pueden caminar juntos y será de gran ayuda que así suceda en el liderazgo. Por ello citamos a de Vries en su forma de esquematizar estos dos conceptos: Baja fama + bajo prestigio = anonimato que genera indiferencia. Baja fama + alto prestigio = solidez que genera respeto. Alta fama + bajo prestigio = visibilidad que genera comentarios. Alta fama + alto prestigio = poder que genera admiración. La fama puede generar un gran impacto en la sociedad pero solo el prestigio es lo que le permite a una persona ejercer influencia duradera en quienes le rodean. Quiero ilustrar esta idea con lo que le sucedió a un prestigioso y famoso predicador argentino. 79

Cuando el conocido evangelista internacional Luis Palau visitó la Argentina en el año 2008, fue requerido por muchos medios de comunicación. Un renombrado periodista argentino le realizó una entrevista para un canal abierto de televisión, en ella elogió mucho a Palau y le manifestó su asombro por la tremenda convocatoria que había tenido en una concentración de casi cuatrocientas mil personas en el Obelisco, en la ciudad de Buenos Aires. Fue interesante la respuesta que le dio el entrevistado al periodista cuando este le preguntó: “¿Cómo hizo Palau para hacerse tan famoso, en tan poco tiempo, en una ciudad tan grande?” Su respuesta no se hizo esperar: “Trabajé más de 30 años para hacerme famoso de la noche a la mañana”. El prestigio se construye mientras que la fama se puede obtener de la noche a la mañana. Pero si es solo fama con la que cuenta un líder su influencia durará muy poco. El periodista Augusto Góngora dice: “El prestigio cuesta conseguirlo, hay que esforzarse mucho para obtener respeto y el enorme placer de la creación y el trabajo bien hecho. Mientras la fama la prestan, y solo por un rato, el prestigio es de quien lo posee y habitualmente va creciendo con el tiempo gracias al empeño y la superación”. Una persona puede estar en el anonimato para la gran mayoría, no ser famosa, y sin embargo tener mucho prestigio en su comunidad, que le permite ejercer gran influencia en su entorno. PRESTIGIO ¿Qué es el prestigio? Es el reconocimiento elogioso que recibe una persona de parte de los demás por lo que ven en su conducta, en su forma de actuar, sea en su hogar o en su trabajo, en la sociedad o en su profesión. Cuando la persona es aceptada y quienes lo observan comentan abiertamente su estilo de vida como algo admirable, va adquiriendo renombre, se va haciendo público, y adquiere mayor autoridad en la comunidad, entonces estamos hablando de prestigio. 80

¿Cómo se obtiene prestigio? El prestigio se consigue en el proceso mediante el cual se va forjando un estilo de vida, una manera de hacer las cosas, teniendo una vida consecuente con lo que se dice. Es el resultado de trabajar bien, de ser responsable y serio en los compromisos asumidos. Hay una serie de ejemplos en la Biblia y quisiera mencionarte algunos de ellos. Son historias que hemos escuchado o leído una y mil veces pero que siempre nos renuevan y nos refrescan viejas lecciones. HACIENDO SIEMPRE LAS COSAS BIEN El prestigio de José no comenzó cuando llegó a ocupar el segundo lugar después del Faraón. Al repasar su historia observamos que fue forjando un estilo de vida que despertaba interés y admiración en quienes lo rodeaban. En una ocasión fue enviado a visitar a sus hermanos al desierto. José fue hasta el lugar que su padre le indicó, pero al llegar no los encontró. Podría haber regresado, no lo hizo. Prefirió realizar un esfuerzo más para localizarlos. Observemos algunas expresiones que aparecen en el transcurrir de esta historia: “Jacob continuó: Vete a ver cómo están tus hermanos y el rebaño, y tráeme noticias frescas. Y lo envió desde el valle de Hebrón. Cuando José llegó a Siquém, un hombre lo encontró perdido en el campo y le preguntó: —¿Qué andas buscando? Ando buscando a mis hermanos contestó José. ¿Podría usted indicarme dónde están apacentando el rebaño? Ya se han marchado de aquí le informó el hombre. Les oí decir que se dirigían a Dotán. José siguió buscando a sus hermanos, y los encontró cerca de Dotán.” Génesis 37:14-17 José no era de los que hacen las cosas por la mitad, su manera de actuar era la de una persona responsable y, conociendo el interés de su 81

padre por sus hermanos, los buscó con mucha dedicación: “José siguió buscando a sus hermanos, y los encontró cerca de Dotán.” José sabía del odio que le tenían sus hermanos pero eso no le impidió hacer lo que tenía que hacer y cumplir con el encargo de su padre. Esto le ayudó a ser un hombre de carácter firme e ir forjando en él al hombre de prestigio intachable que vemos cuando llega al palacio del Faraón como primer ministro. No fue de la noche a la mañana que llegó a la cima del liderazgo. Tuvo que enfrentar varias pruebas más y muy difíciles para la edad que tenía, pero de todas ellas salió airoso logrando ganarse el prestigio que mantuvo el resto de su vida. Hasta los diecisiete años vivió con sus padres, pero por envidia sus hermanos lo vendieron a una compañía de madianitas, quienes lo volvieron a vender como esclavo a un oficial de Faraón, un capitán de la guardia real. Ya en Egipto, en la casa de este oficial llamado Potifar, José hizo las cosas como siempre, bien. Eso le fue dando tanto prestigio que su amo lo puso como mayordomo, como encargado de toda su casa. Observemos cómo lo registra el escritor bíblico: “Ahora bien, el Señor estaba con José y las cosas le salían muy bien. Mientras José vivía en la casa de su patrón egipcio, este se dio cuenta de que el Señor estaba con José y lo hacía prosperar en todo. José se ganó la confianza de Potifar, y este lo nombró mayordomo de toda su casa y le confió la administración de todos sus bienes. Por causa de José, el Señor bendijo la casa del egipcio Potifar a partir del momento en que puso a José a cargo de su casa y de todos sus bienes. La bendición del Señor se extendió sobre todo lo que tenía el egipcio, tanto en la casa como en el campo. Por esto Potifar dejó todo a cargo de José, y tan solo se preocupaba por lo que tenía que comer. José tenía muy buen físico y era muy atractivo.” Génesis 39:2-6 82

José se estaba preparando para llegar a ser uno de los líderes de mayor influencia en el país más grande de su tiempo. Tuvo que seguir sorteando situaciones bastante complicadas, que atentaban contra el prestigio conseguido. Fue en la casa de Potifar donde la esposa de su jefe se enamoró perdidamente de él, un siervo extranjero, y le propuso mantener relaciones, a lo que el joven José rehusó. La mujer fastidiada por el desprecio lo hizo poner en la cárcel. Cualquiera de nosotros diría que no valió la pena hacer las cosas bien ya que el resultado aparente era pésimo y el prestigio no le sirvió de mucho. En la cárcel José siguió actuando como lo hacía siempre. Hacía bien las cosas, porque sabía que Dios estaba con él. Es interesante cómo su buena conducta y su forma de actuar le siguieron generando un prestigio que lo llevaría finalmente al palacio del Faraón. Leamos el relato bíblico: “Pero aun en la cárcel el Señor estaba con él y no dejó de mostrarle su amor. Hizo que se ganara la confianza del guardia de la cárcel, el cual puso a José a cargo de todos los prisioneros y de todo lo que allí se hacía. Como el Señor estaba con José y hacía prosperar todo lo que él hacía, el guardia de la cárcel no se preocupaba de nada de lo que dejaba en sus manos.” Génesis 39:21-23 Estando prisionero logró ser reconocido por sus compañeros y por el mismo jefe de la cárcel. Pasado un tiempo arrestaron al panadero y al copero del Faraón. En la cárcel ambos tuvieron un sueño y conociendo de las capacidades de José se lo contaron y él les dio la interpretación correcta. Cuando el sueño se cumpliera uno de ellos sería condenado a muerte y el otro restituido en su función. José le pidió al copero que cuando fuera repuesto en su lugar de trabajo se acordara de él delante del Faraón. La historia nos dice: “Sin embargo, el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que se olvidó de él por completo.” Génesis 40:23 83

Pero el prestigio ganado en tantos años finalmente dio su fruto. Un día el que tuvo un sueño perturbador fue el mismo Faraón, de tal manera que exigió a sus sabios que se lo interpretaran, pero ninguno pudo hacerlo. Fue entonces que el copero del rey se acordó de José y relató a Faraón cómo era este hebreo: “El faraón mandó llamar a José, y en seguida lo sacaron de la cárcel. Luego de afeitarse y cambiarse de ropa, José se presentó ante el faraón, quien le dijo: Tuve un sueño que nadie ha podido interpretar. Pero me he enterado de que, cuando tú oyes un sueño, eres capaz de interpretarlo. No soy yo quien puede hacerlo respondió José, sino que es Dios quien le dará al faraón una respuesta favorable.” Génesis 41:14-16 José interpretó el sueño al Faraón y dio su consejo en relación a la forma en que debía actuar para salvar al país del hambre que se pronosticó por el sueño interpretado. El hombre de prestigio, por momentos casi en el anonimato, sale a brillar con todas las luces cumpliendo la sentencia bíblica: “Dios honra a los que le honran”. A consecuencia del prestigio por hacer bien las cosas fue llevado al palacio de Faraón con el reconocimiento de toda la corte egipcia: “Al faraón y a sus servidores les pareció bueno el plan. Entonces el faraón les preguntó a sus servidores: ¿Podremos encontrar una persona así, en quien repose el espíritu de Dios? Luego le dijo a José: Puesto que Dios te ha revelado todo esto, no hay nadie más competente y sabio que tú. Quedarás a cargo de mi palacio, y todo mi pueblo cumplirá tus órdenes. Solo yo tendré más autoridad que tú, porque soy el rey.” Génesis 41:37-41. Cuando las circunstancias son favorables es más fácil hacer bien las cosas, pero cuando estamos rodeados de adversidades y de gente que nos es contraria y nos perturba es donde se pone a prueba la clase de líderes que estamos dispuestos a ser. 84

Muchas personas quieren obtener prestigio a bajo costo y no es posible, el prestigio tiene un precio y solo lo obtienen quienes están dispuestos a pagarlo. José demostró con su vida que vale la pena trabajar por el prestigio y que este permite ejercer un liderazgo de influencia. ARRIESGANDO LA VIDA POR LOS PRINCIPIOS No es muy común ver a personas que estén dispuestas a pagar un alto precio, y aun con sus vidas si fuera necesario, por defender un estilo de vida o sus ideales. Pero a las personas de gran prestigio se las conoce entre otras cosas por tener esta característica: no tratan de salvar su pellejo a cualquier precio. Sus ideales, los principios que proclaman y los valores en los que creen son más importantes que sus propias vidas. Así viven los líderes de influencia. Hay personas que viven pensando en cómo sacar de cada situación el mayor provecho personal aun a costa de perjudicar a los demás. Y otros que frente a la crisis o situación peligrosa, lo que les interesa es salvarse a ellos mismos, sin importarles demasiado los principios que puedan estar en juego ni las personas que pudieran sufrir las consecuencias. No es el caso del joven hebreo que fue llevado cautivo por el gran imperio babilónico en el siglo VI a.C. Todavía era un adolescente cuando fue trasladado a la gran Babilonia, pero desde muy joven supo por qué cosas valía la pena jugarse la vida. El gran prestigio de Daniel, a quien conocemos más por el libro de la Biblia que lleva su nombre que por su historia, es uno de los grandes ejemplos acerca de un liderazgo influyente. Varios reyes gobernaron Babilonia mientras Daniel vivió allí: Nabucodonosor, Belsasar, Darío de Media y Ciro el persa, pero su prestigio se mantuvo intacto a través del paso de estos cuatro reyes por el im85

perio babilónico y su liderazgo fue realmente influyente en la corte de estos monarcas. Para ilustrar el precio que Daniel estuvo dispuesto a pagar por mantener su prestigio de hombre de Dios y dependiente de su voluntad, veamos un hecho en su vida, que “lo pintan de cuerpo entero”. El relato se encuentra en el libro de Daniel capítulo 6 que te invito a que leas completo. El reino estaba dividido en ciento veinte provincias sobre las que mandaban ciento veinte gobernadores. Tres hombres de suma confianza del rey dirigían a los gobernadores. Daniel era uno de esos tres dirigentes, pero sus compañeros se fastidiaron por el prestigio de Daniel en la corte. Veamos parte de la historia: “Y tanto se distinguió Daniel por sus extraordinarias cualidades administrativas, que el rey pensó en ponerlo al frente de todo el reino. Entonces los administradores y los sátrapas empezaron a buscar algún motivo para acusar a Daniel de malos manejos en los negocios del reino. Sin embargo, no encontraron de qué acusarlo porque, lejos de ser corrupto o negligente, Daniel era un hombre digno de confianza. Por eso concluyeron: ‘Nunca encontraremos nada de qué acusar a Daniel, a no ser algo relacionado con la ley de su Dios.’ Formaron entonces los administradores y sátrapas una comisión para ir a hablar con el rey, y estando en su presencia le dijeron: ¡Que viva para siempre Su Majestad, el rey Darío! Nosotros los administradores reales, junto con los prefectos, sátrapas, consejeros y gobernadores, convenimos en que Su Majestad debiera emitir y confirmar un decreto que exija que, durante los próximos treinta días, sea arrojado al foso de los leones todo el que adore a cualquier dios u hombre que no sea Su Majestad. Expida usted ahora ese decreto, y póngalo por escrito. Así, 86

conforme a la ley de los medos y los persas, no podrá ser revocado. El rey Darío expidió el decreto y lo puso por escrito. Cuando Daniel se enteró de la publicación del decreto, se fue a su casa y subió a su dormitorio, cuyas ventanas se abrían en dirección a Jerusalén. Allí se arrodilló y se puso a orar y alabar a Dios, pues tenía por costumbre orar tres veces al día.” Daniel 6:3-10 El relato nos cuenta que los compañeros de trabajo de Daniel sintieron mucha envidia del prestigio que tenía, de modo que tramaron su muerte. Como no podían encontrar nada malo en su vida pensaron: "... No hallaremos contra este Daniel ocasión alguna para acusarle, si no la hallamos contra él en relación con la ley de su Dios". El asunto era hacer firmar un decreto al rey Darío para que nadie orase o pidiese a otro dios que no fuera el rey. Es decir que propusieron al rey que fuese "dios por treinta días". La soberbia de Darío le hizo acceder con rapidez. ¿Qué haría Daniel ante este decreto? El castigo por desobedecer consistía en ser enviado al foso de los leones. Nos dice el relato que Daniel: "... se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes". En cumplimiento del decreto de Darío, Daniel fue enviado al foso de los leones, pero salió triunfante porque Dios cuidó de él. Son sorprendentes las palabras del rey Darío a Daniel antes de enviarlo al foso de los leones: “El rey dio entonces la orden, y Daniel fue arrojado al foso de los leones. Allí el rey animaba a Daniel: ¡Que tu Dios, a quien siempre sirves, se digne salvarte!” Daniel 6:16 87

Una de las decisiones que Daniel podía haber tomado para salvar su pellejo, podía haber sido el no orar durante esos treinta días, si de todas maneras el Señor sabía que Daniel era un hombre de oración, o podía haberlo hecho en secreto, Dios lo hubiera escuchado de todos modos. Esta actitud hubiera socavado su prestigio, y Daniel no era de los que renuncian al sacrificio por comodidades personales a la hora de defender un principio. Otra manera de evitar el sufrimiento del foso de los leones hubiera sido que Daniel aprovechara la buena opinión del rey hacia él, porque en estos años se había ganado el prestigio delante del monarca. Podía haber utilizado su confianza para salvarse de la condena, sin embargo no lo hizo, porque un hombre de prestigio no negocia con el poder para obtener beneficios personales, sino que está dispuesto a pagar el precio que sea necesario, porque el verdadero prestigio tiene un precio y Daniel lo sabía. Quizás no nos demos cuenta de la importancia de mantener el prestigio, lo que llamamos el buen testimonio, pero esto agrada al Señor y nos permite tener una influencia verdadera en los liderados. NO DESLUMBRÁNDOSE CON EL PODER Otro hombre de gran prestigio en la historia sagrada es el discípulo directo del profeta Elías, un joven líder llamado Eliseo que tampoco se hizo famoso de la noche a la mañana. Aunque fue un profeta de grandes milagros, no lo vemos en las tapas de los diarios de la época. Sí podemos afirmar que era un hombre de prestigio, porque fue esta la razón por la que su nombre y ministerio llegaron a oídos del general Naamán en el reino de Siria y también a la corte del rey de Israel. Parte de su biografía se encuentra registrada en 2° Reyes y quisiera que nos detuviéramos en el capítulo 5 donde se relata un hecho muy interesante e ilustrativo del prestigio que alcanzó el gran profeta. 88

Eliseo era de verdad un hombre con un corazón entregado a los intereses de Dios, un hombre a quien conocemos por su prestigio intachable. Sabía perfectamente qué quería, conocía muy bien los planes de Dios para él y para el pueblo. Nunca trataría de sacar ventaja de su posición para mejorar su situación económica. Tampoco le deslumbraba el poder temporal de los reinos de abajo. Eliseo era lo que Dios esperaba que fuera, y de esto constaba su prestigio. El relato bíblico nos cuenta que el gran general del ejército de Siria llamado Naamán, un aguerrido militar, era leproso y su enfermedad lo hacía sentir vulnerable y necesitado de ayuda. Es por eso que tuvo que recurrir al hombre de prestigio de Israel, al profeta Eliseo. En realidad él no lo conocía, ni siquiera había oído hablar del profeta, pero su prestigio era conocido por una muchacha hebrea que servía como esclava en la casa del general. El prestigio de Eliseo tomó alas y llegó hasta la misma casa del sirio y fue la esposa de Naamán quien insistió que visitara al profeta. Nos sorprende que cuando Naamán llegó a Israel se dirigió directamente al palacio del rey de Israel quien al enterarse de las pretensiones de sanidad del general se fastidió y no pensó en Eliseo, porque posiblemente ni siquiera lo conocía. Eliseo no era famoso, pero tenía suficiente prestigio como para llamar la atención e influenciar a su entorno y fue así como el enfermo de lepra se contactó con el profeta. Finalmente cuando el general llegó hasta la casa de Eliseo, detuvo su comitiva, y bajó de su cabalgadura e imaginó que el profeta le rendiría algunos honores y le diría algunas palabras de bienvenida. Tal vez el general esperaba que Eliseo lo elogiara, pero nada de esto sucedió, porque el prestigio no se consigue adulando a quienes ostentan el poder. Eliseo atendió el caso como lo hacía con los demás de su pueblo. Cualquiera de nosotros hubiera tratado de una manera muy especial al si89

rio. La oportunidad para sacar algunas ventajas se presentaba sin que Eliseo la buscara, sin embargo, el profeta no utilizó ni su posición, ni su don, ni la oportunidad para beneficiarse él. Lo que tenía que hacer era actuar como profeta y lo hizo. Siempre será así, el prestigio se gana haciendo lo que se tiene que hacer. Eliseo mandó a decir a Naamán, por medio de su siervo Giesi, lo que debía hacer para sanarse de la lepra. Es sorprendente cómo el altivo militar sirio, luego de ser animado por sus soldados, accedió a obedecer. Se sumergió las siete veces en el río Jordán como Eliseo le ordenó y su piel fue curada. La lepra, aquella enfermedad tan terrible e incurable para su época, había desaparecido. El sirio no salía de su asombro, aun cuando Eliseo no había rendido honores al general, ahora era él quien quería honrar al profeta, dejarle algunos presentes, reconocer sus dones y agradecer la gracia concedida. Quería, de alguna manera, pagar el milagro de sanidad que había recibido. Lo que el general no sabía, era que de ninguna manera el profeta aceptaría esos presentes. Eliseo no había hecho el milagro por interés, no era un comerciante de la gracia divina, no usaba la piedad de la gente para sacar provecho personal. Jamás negociaría con la ignorancia de las personas. Su prestigio quedó intacto ante la oferta de “ganancia deshonesta”, como diría San Pablo. Eliseo tuvo una gran oportunidad de estar cerca del poder pero no se dejó deslumbrar por las luces de colores que a tantos ha encandilado y les ha hecho perder el prestigio logrado en años de conducta intachable.

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La forma de obtener prestigio de estos tres grandes líderes de la antigüedad, José, Daniel y Eliseo, nos muestran el secreto de su gran influencia: • No dejaron de hacer bien las cosas nunca, sin importar las condiciones ni las consecuencias que les acarrearía su conducta. • No buscaron salvar su pellejo a cambio de entregar los principios que rigieron sus vidas. • No se dejaron deslumbrar por el poder temporal de los reinos de abajo.

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Capítulo 9

ENTUSIASMAR O MOTIVAR

No es fácil hacer la diferencia entre entusiasmo y motivación. Diremos algunas cosas que podrían ayudarnos a marcar diferencias de modo que como líderes de influencia seamos capaces de ser buenos motivadores para nuestros liderados. Para los griegos entusiasmo significaba: “tener un dios dentro de sí”. La persona entusiasmada era aquella guiada por la fuerza y sabiduría de un dios, capaz de hacer que sucedieran cosas. Podemos decir que el entusiasmo es una emoción interior que provee de ánimo a una persona para que realice una acción determinada. Es falso pensar que un “dios” en su interior está proveyendo ese ánimo. Posiblemente por un tiempo alguien pueda sentir un empuje fantástico que le lleve a realizar alguna proeza o iniciar algún proyecto, pero si no encuentra verdadera motivación pronto decaerá su ánimo y se frustrará. Veamos algunas diferencias que podemos apuntar y que nos ayuden a clarificar nuestra idea: 92

El entusiasmo es temporal y pasajero, la motivación llega hasta el final del camino iniciado. El entusiasmo puede provenir de una impresión instantánea, la motivación requiere un mayor análisis de la situación. El entusiasmo puede ser despertado por personas que recién conocemos, la motivación la provocan personas que conocemos bien y a quienes les tenemos confianza. El entusiasmo puede ser provocado por personas que están lejos de nosotros, la motivación solo es provocada desde la cercanía. El entusiasmo suele aparecer al comienzo de una decisión o actividad, la motivación es ese buen ánimo que se sostiene en el tiempo. Los líderes influyentes no solo entusiasman a la gente sino que las motivan para que actúen bajo convicciones firmes. La motivación genera cambios duraderos en las personas, el entusiasmo no. Podríamos decir que el entusiasmo es lo que nos impulsa a realizar acciones con alegría, pero se requiere de una gran motivación, es decir tener motivos fuertes que nos mueven a continuar la acción y llegar hasta el final del recorrido. En su libro “Seamos personas de influencia” J. Maxwell dice que un segundo nivel de influencia es la motivación: “Uno se convierte en motivador influyente cuando anima a las personas y se comunica con ellas a nivel emocional. El proceso hace dos cosas: Crea un puente entre usted y ellos, y edifica su confianza y sentido de dignidad”. La definición más simple del término motivar es dar causa o razón para que una persona procure lograr cierto objetivo. Los términos motivación y motivo son términos estrechamente ligados, estas palabras derivan del verbo latino movere que significa moverse, poner en movimiento, estar listo para la acción. 93

La motivación es la predisposición general que dirige el comportamiento hacia la obtención de lo que se desea. Un líder es un motivador permanente que logra motivar a la gente casi de manera natural, esto es posible porque sus liderados ven en él convicciones firmes, un alto compromiso espiritual, claridad en relación al propósito para su vida y capacidad de mostrarles cómo se hacen las cosas. Reflexionemos sobre estas cuatro ideas: CONVICCIONES FIRMES Un motivador es alguien que cree en lo que dice, está convencido de que sus creencias y su fe están basadas en verdades firmes y seguras. De la misma manera cuando presenta un desafío está convencido de que es lo correcto y está dispuesto a jugarse por lo que cree. Esta convicción lo transforma en una persona creíble y digna de confianza, proveyendo a los seguidores un importante motivo para seguirlo y contagiando la motivación que se necesita para actuar. Cuando el apóstol Pablo dice: “Yo sé en quién he creído” nos sentimos motivados a creer en lo que él creyó y a seguir su ejemplo de fe. Cuando Pablo habla de sus planes en el final de la carta a los Romanos y en la primera a los Corintios se puede ver que tiene profundas convicciones sobre el rumbo que tomará su vida y hace planes posibles de cumplir. Eso motiva a las iglesias a seguir apoyándolo y sumándose al desafío evangelizador y a la tarea de fundar iglesias que Pablo está proponiendo. COMPROMISO ESPIRITUAL Los grandes líderes del pueblo de Dios siempre fueron personas de mucho compromiso espiritual, es decir que mantuvieron como prioridad en sus vidas los intereses de Dios. Esto motivaba al apóstol a continuar en medio de grandes dificultades. 94

El ministerio recibido es una motivación para Pablo, por ello puede decir: “No desmayamos”. Tantas veces habrá tenido ganas de abandonar todo. Las presiones que pasó, las luchas que enfrentó, las necesidades que debió sufrir por estar dedicado a predicar el evangelio, podríamos decir que eran motivos suficientes para desanimarse. Sin embargo le oímos exclamar “no desmayamos”. El ministerio era para Pablo una verdadera motivación, nosotros debiéramos tener esa misma perspectiva del ministerio. Pablo es un líder motivador porque aunque las cosas no le iban muy bien, está convencido de que puede seguir firme. Aun cuando su físico se estaba desgastando por los sufrimientos, su ser interior estaba en una continua renovación, por lo que vuelve a decir: “no desmayamos”, es decir seguimos motivados. Su forma de enfrentar la vida ministerial describe a un hombre comprometido espiritualmente, que lo hace un motivador para sus liderados. CONOCE EL PROPÓSITO DE SU VIDA Las personas que tienen clara su asignación en la vida y saben con seguridad qué propósito tienen, son personas que nos motivan y sus vidas nos desafían. Admiramos a esta clase de personas y estamos dispuestos a dejarnos influenciar por su estilo de vida. A nadie le gusta ser dirigido por quien no tiene claro hacia dónde se dirige. Los jóvenes suelen decir cuando quieren elogiar a alguien que admiran: “este la tiene re clara”. Lo que están tratando de decirnos es que esa persona a quien se están refiriendo sabe muy bien lo que está haciendo y es digna de confianza. San Pablo vivió un estilo de vida extraordinario, él dijo: “Para mí el vivir es Cristo”. Cada detalle de su vida lo vivió para agradar a su Señor, sabía lo que hacía. Luego agregó que toda su vida giraba al95

rededor de un gran propósito:“a fin de conocerle”, estaba dispuesto a gastar su vida buscando conocer cada día más a Jesucristo. Cuando transcurría la mitad de su ministerio dijo: “Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Pablo avanzaba en procura de lograr el premio del Señor y nada lo detendría. Al final de su carrera pudo decir con toda satisfacción: “He pelado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”, significa que daba por logrado el propósito de su vida. Esto sí que nos desafía, personas como Pablo nos motivan a vivir como él. CAPAZ DE MOSTRAR CÓMO SE HACEN LAS COSAS Los grandes líderes no son aquellos que le dicen a la gente lo que deben hacer, sino aquellos que les muestran que es posible y les muestran cómo hacerlo. Así lideró Jesús a sus seguidores. El desafiar a los liderados a realizar cosas sin mostrarles el cómo, deja a las personas entusiasmadas y luego frustradas. Tiene razón William R. Pardo cuando dice: “El líder no es solo una persona que puede atraer e influir en otros; es aquel capaz de demostrar cómo se hacen las cosas. Esto llena de inmensa confianza a sus seguidores y de fuerza inspiradora al líder”. Cuando Jesús motivaba a la gente para que aceptaran sus desafíos y asumieran el gran proyecto de la evangelización mundial también les mostraba cómo llevarlo a cabo. Observemos que cuando les indicó que dieran de comer a la multitud, los guió a ver con qué contaban y luego produjo la multiplicación de panes y peces. Cuando quiso darles la lección del servicio, lavó él los pies a todos los comensales y luego les dijo: “Ustedes vieron lo que hice… háganlo de esta misma manera”. 96

Concluimos el capítulo diciendo que un líder influyente es alguien que logra motivar a sus liderados. Para lograrlo vive de tal manera que la gente puede ver en él a una persona de convicciones firmes, con un alto compromiso espiritual, con firmeza en relación al propósito para su vida y con capacidad de mostrarle a sus liderados cómo se hacen las cosas. Cuando el líder vive de esta manera la motivación se da de forma natural.

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Capítulo 10

DISCURSO O MODELO

El discurso es lo que decimos, es el mensaje oral o escrito que transmitimos. Es sumamente importante a la hora de liderar. Las personas prestan mucha atención a lo que decimos y a cómo lo decimos. Los grandes líderes siempre se valieron del poder de la palabra, de allí que los mejores oradores de la historia llegaron a ejercer mucha influencia en la sociedad. Recordemos que para las Ciencias Sociales el discurso es una forma de transposición tanto del lenguaje escrito como verbal y se utiliza para hacer referencia a la construcción de un mensaje por parte de un interlocutor. Los escribas y fariseos de la época de Jesús tenían un muy buen discurso, sabían bien el contenido de la ley de Moisés, manejaban perfectamente las leyes ceremoniales del culto hebreo y conocían la tradición de los ancianos. Pero su problema en el liderazgo no era el no saber el discurso que tenían que trasmitir, ni cómo debían transmitir98

lo. Muchos de ellos eran muy buenos oradores, su problema era que vivían muy distinto a lo que decían. El modelo de vida que mostraban los escribas y fariseos en tiempos de Jesús contradecía demasiado lo que enseñaban. Comenta el evangelista Mateo cuando Jesús termino de dar el Sermón del Monte: “Y cuando terminó Jesús estas palabras la gente se admiraba de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.” Mateo 7:28 Cuando Jesús evalúa la forma de conducirse de estos líderes tan renombrados en Israel, hace algunos comentarios que nos deben dejar advertidos acerca del riesgo que también podemos correr: “En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame “Rabbí”. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “Rabbí”, porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie “Padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar “Guías”, porque uno solo es vuestro Guía: el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.” Mateo 23: 1-12 El discurso puede ser una teoría aprendida, memorizada y trasmitida, pero no necesariamente aplicada a la vida de quienes la enseñan. El discurso puede estar formado por ideas, esquemas de pensamien99

tos, paradigmas bien estructurados, por utopías e idealismos en ocasiones imposibles de alcanzar. Suelen ser buenos razonamientos que tienen una atractiva lógica que atrapa a grandes multitudes y que podríamos calificar como excelente. El discurso puede ser expresado tan bien que atrapa y cautiva a los oyentes y como líderes está bien que tengamos un buen discurso. Lo que todo líder influyente debe tener presente es que el discurso puede tener algunas fallas y en lugar de ser el marco de la práctica del liderazgo se puede tornar en un obstáculo o impedimento para desarrollar un liderazgo influyente, como les sucedía a escribas y fariseos. Cuando el discurso no es posible aplicarlo en la práctica, entra en descrédito y el liderazgo se vacía de contenido. Cuando el discurso contradice la práctica del liderazgo, genera desconfianza y rechazo en los liderados. Cuando el discurso es uno y el modelo de vida del liderazgo no condice con la teoría expresada, sean principios o valores, la gente se siente defraudada y el líder pierde credibilidad. Don José Ciccone, un pastor muy querido a quien admiré toda mi vida y cuya influencia perdura aun cuando él ya no está entre nosotros, solía recordar un antiguo comentario: “Hay algunos predicadores que cuando están dando su mensaje desde el púlpito lo expresan tan bien que la gente dice: ‘Ojalá que no termine nunca de hablar’, pero cuando dejan la plataforma la misma gente dice: ‘Ojalá nunca esté en la plataforma hablando’ ”. Estos dichos solía comentar cuando nos hablaba de la importancia de respaldar con la conducta la predicación, es decir el discurso dado desde el púlpito. La coherencia entre el discurso y el modelo de vida da sustento a un liderazgo de influencia. 100

De alguna manera todos seguimos a alguien o a varios. Seguimos a aquellas personas que por su cercanía nos han influenciado y estamos imitando su modelo de vida. Los seguimos porque nos atraen y nos encantan con su estilo de vida. No es la atracción del discurso sino la fuerza del modelo de vida lo que genera influencia en las demás personas. Jesús lo expresó de una manera muy contundente cuando dijo: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón.” Mateo 11:29 Toda la vida de Jesús fue un modelo ejemplar. Su forma de enseñar, la manera de tratar a las personas, su preocupación por cada uno en particular, la dedicación a la tarea que debía cumplir y aun en sus oraciones dedicaba tiempo a interceder por sus seguidores. Solo a él le caben las palabras de modelo ejemplar. Jesús pudo decir: “Yo les he dado un ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo que yo les he hecho.” Juan 13:15 Imitar a alguien es hacer exactamente lo que él hace, hablar como él habla, seguir el mismo camino que él caminó, es repetir el modelo. LOS PADRES COMO MODELOS DE VIDA Muchas veces los padres dicen: “Yo nunca le enseñé a mi hijo a decir esas cosas o a responder de la manera que lo hace. Nunca le dije que debía comportarse de esa forma”. Lo cierto es que su hijo o hija hace todo lo que estos padres dicen que no le enseñaron. Quizás no se dieron cuenta de que aunque nunca le dieron ese discurso a su hijo, sí le mostraron un modelo a seguir con su conducta, con la manera en que actuaban, y sin darse cuenta modelaron al niño e influenciaron fuertemente en su vida. De alguna manera estaban influenciando a su hijo con el modelo que le presentaban en la vida cotidiana. El cuento de David Lagerfeld ilustra de una manera muy vívida la fuerza del modelo influenciando las creencias y conductas de los niños: 101

El cuenco de madera Un hombre anciano vivía con su hijo, su nuera y su nieto de 4 años. Las manos del anciano temblaban, su vista estaba nublada y su paso era inseguro. La familia solía sentarse unida a la mesa, pero las manos temblorosas y la mala vista del anciano hacían difícil la comida. Los guisantes se caían de la cuchara al suelo. Cuando agarraba el vaso, la leche se derramaba en el mantel. Esto era irritante para su nuera y su hijo, que dijo "Tenemos que hacer algo con mi padre. Ya estoy cansado de esa leche derramada, de su ruido al comer y de la comida en el suelo". Así pues, colocaron una pequeña mesa en un rincón. Allí pusieron a comer al anciano solo mientras el resto de la familia disfrutaba las cenas. Como el viejo había roto ya un par de platos, le servían la comida en un cuenco de madera. A veces podía verse una lágrima en el ojo del anciano mientras comía solo. Aun así, las únicas palabras que la pareja tenía para él eran de reprensión cuando se le caía el tenedor o la comida. El niño de 4 años observaba todo en silencio. Un día antes de la cena, el padre notó que su hijo estaba tratando de tallar algo con un trozo de madera. "¿Qué haces hijo?" le preguntó al chiquillo. El niño respondió sonriendo: "Oh, solo estoy haciendo un pequeño cuenco para mamá y para tí, así podréis comer cuando yo crezca". Aquella noche, el marido tomó al abuelo y lo volvió a sentar con amabilidad a la mesa con el resto de la familia, donde siguió comiendo cada día. Los modelos que tomamos en la vida son los que tenemos más cercanos. Esta es la razón por la que en la primera etapa de la vida, cuando somos niños, tomamos a nuestros padres como modelos, luego a los maestros, después a los líderes de la iglesia, a los pastores y a cada uno de aquellos que ejercen alguna influencia desde la cercanía. 102

La Biblia está llena de modelos y de enseñanzas sobre la importancia de imitar modelos de vida y de liderazgo. Citaremos algunos ejemplos que lo ilustrarán. EL MAESTRO COMO MODELO Nadie supo liderar más y mejor que nuestro Señor, él sí que conocía bien la forma más efectiva de ejercer influencia en sus seguidores. Hay un relato en la vida de Jesús en el que el mismo Maestro dice cómo les quiere influenciar, y cuál es la reacción que espera de sus seguidores. Leamos parte del relato del evangelio de Juan en el capítulo 13: “Sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.” Juan 13:1-5 El Maestro dio una clase magistral de servicio, realizó la tarea que nadie quería hacer porque estaba reservada para los esclavos de la casa. Ninguno de sus seguidores estaba dispuesto a inclinarse ante sus compañeros y lavarles los pies, pero Jesús, que era un líder con mayúscula, sí. La tarea no era para nada atractiva, por el contrario era despreciable pero necesaria para aliviar el cansancio de los caminantes. Se necesitaba de alguien que lo hiciera y en esa oportunidad en la casa no estaban los siervos a quienes se les exigía ese trabajo. En ese contexto aparece la acción de un líder modelo que está formando e influenciando a sus liderados. No había que dar un discurso, no era necesaria la oratoria, solo se requería una acción concreta: lavar los pies a los comensales. Y fue eso lo que Jesús hizo. Es interesante cómo el Maestro utilizó esta acción para dejar grabado en sus seguidores la gran lección del modelo de liderazgo que espera103

ba de sus liderados. Observemos el relato del evangelista Juan: “Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.” Juan 13:12-15 Es importante la formación teórica que se pueda transmitir, es necesario tener un discurso claro a la hora de explicar una verdad, pero hay momentos en que las palabras no alcanzan para influenciar a los liderados. Esto lo sabía el Maestro y por esa razón en muchas ocasiones les mostró de una manera muy práctica, con su conducta, cómo espera que se comporten quienes dicen ser sus seguidores. Un líder de influencia debe saber que así como “una imagen vale más que mil palabras”, un ejemplo de conducta influencia mucho más que mil discursos. Es muy fuerte cómo termina Jesús su enseñanza. Él no les dice “digan lo que yo digo”, sino “Como yo lo hice, hagan también ustedes”. Así es como funciona la influencia con el modelo del líder. EL PASTOR COMO MODELO Todo líder debe saber que el liderado está permanentemente siendo influenciado por su estilo de vida y los pastores son de manera especial mirados por la congregación. El apóstol Pablo tenía muy claro este concepto, de tal manera que se adelanta a la exigencia de sus seguidores en la iglesia y les hace una tremenda declaración: “Lo que ustedes aprendieron y recibieron de mí; lo que de mí vieron y oyeron, pónganlo por obra, y el Dios de paz estará con ustedes.” Filipenses 4:9 104

Pablo era un pastor altamente calificado y reconocido por todas las iglesias del primer siglo por su formación hebrea y griega. Ninguno como él para darse cuenta de lo mucho que influencia un líder y en este caso él como pastor de su rebaño. Es por esto que se presenta como un modelo a ser imitado en la congregación. Un pastor no puede ser ignorante de la influencia que ejerce, debe vivir y trabajar conciente de la gran responsabilidad que pesa sobre sus espaldas. El pastor en la iglesia está permanentemente mostrándose como un modelo a seguir y el liderado o miembro de la iglesia está absorbiéndolo de cuatro formas distintas su aprendizaje, según lo dice el apóstol en el texto de Filipenses: 1. Aprendiendo del pastor: El hermano de la congregación se nutre de su capacidad pedagógica y recibe la enseñanza sistemática de parte del pastor a través del programa de discipulado y estudio de la Palabra en la iglesia. 2. Recibiendo del pastor: El liderado recibe también la enseñanza asistemática, es decir aquellos temas que no están programados pero que van surgiendo y que el pastor aborda de una manera libre y sin ajustarse a un programa establecido. 3. Oyendo al pastor: Todo liderado recibe la enseñanza ocasional cuando escucha al pastor en sus conversaciones, cuando el pastor expresa su parecer sobre algún tema. El liderado tomará como válida la opinión de su pastor, quien debe estar muy atento con lo que dice y saber que sus palabras pueden ser de gran bendición o de gran tropiezo para quienes lo siguen.

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4. Viendo al pastor: Finalmente Pablo nos dice que los hermanos reciben de una manera muy nítida la enseñanza ejemplificada. Esta forma de influencia es la que mayor peso tiene en los liderados, porque es la que no necesita ninguna explicación, es a la que todos los que se relacionan con el pastor tiene acceso. Hablaremos más adelante sobre el modelo de vida del líder. Pablo es un gran pastor y se pone como modelo ante su congregación, sin duda él es un modelo a seguir. Se espera que quienes ejercen el liderazgo como pastores sean también dignos de imitar y así ejercerán verdadera influencia en los liderados.

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Capítulo 11

CARISMA O INTEGRIDAD

Dijimos en el primer capítulo que una de las razones por las que un líder ejerce influencia sobre sus liderados es por su carisma; ésta es una cualidad importante en el liderazgo, pero no la única. El diccionario nos dice que la palabra carisma viene del griego Krisma y de su análogo Kharis que significa gracia o don. En su sentido etimológico e histórico carisma es el conjunto de dones o talentos otorgados por una divinidad, según se creía, a una persona, que debía ser ejercido para poder influir positivamente en el cumplimiento de un fin común. Para William R. Pardo una de las características del líder exitoso es su carisma, pero que este término se ha malentendido al considerarse como un halo de personalidad arrolladora de fuerza, belleza y hasta de poder. La idea de Pardo nos lleva a pensar en tantos ejemplos que podemos ver en nuestra sociedad y en ocasiones en la obra de Dios; hay líderes con mucho carisma que suelen abusar de este don para 108

manipular y en ocasiones coaccionar a los liderados condicionándolos para que actúen favoreciendo sus intereses mezquinos. El carisma es el magnetismo personal que el líder posee para atraer a muchos, especialmente en los momentos en que otros son incapaces de convocar a la acción. Recuerdo que en una ocasión conversando con un médico amigo sobre este tema, le manifestaba mi admiración por un gran líder de nuestro país y cómo lograba convocar a tanta gente. Mi amigo lo ilustró de la siguiente manera: “Así como los fósforos apagados se mantendrán apagados hasta que algo o alguien los haga encender, así los humanos necesitamos alguien con quien encendernos” y agregó: “este tipo de líderes tienen esa capacidad de encender corazones”. El líder con carisma logra ejercer una poderosa influencia en los demás, llevándoles a los más fértiles terrenos del compromiso. Los líderes con carisma ejercen un atractivo muy fuerte sobre las personas. Esto realmente es admirable y hasta envidiado por muchos, pero si esta característica no está acompañada por una conducta consecuente entre lo que dice y lo que hace, su atractivo durará poco. La razón por la que creo definitivamente que el carisma solo no alcanza para liderar y que muchos líderes han fracasado en su influencia, es porque dejaron huérfano a su carisma por la ausencia de integridad. Para muchos la pretensión de liderar, o mejor dicho de llegar al poder, les lleva a conductas nada transparentes y a pisotear su integridad buscando alcanzar el objetivo de alguna manera, sin importar cómo. Quiero transcribirte una antigua historia que podríamos recordar para ilustrar el valor de la integridad en la vida de los líderes:

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La semilla del emperador - anónimo Un emperador del lejano oriente se volvía viejo y sabía que era hora de buscar un sucesor. Como no tenía hijos, decidió hacer algo diferente para elegir. Mandó llamar a todos los jóvenes del reino y les dijo: "He decidido nombrar a uno de vosotros como mi sucesor. Os daré a cada uno una semilla hoy. Esta semilla es muy especial, y quiero que la plantéis, la cuidéis y volváis dentro de un año con lo que haya crecido de la semilla. Entonces juzgaré las plantas que me traigáis y elegiré al próximo emperador del reino". Había un muchacho llamado Ling que recibió la semilla como los demás. Fue a su casa y excitado le contó a su madre la historia completa. Ella le ayudó consiguiendo una maceta y algo de abono, y el chico plantó la semilla y la regó con cuidado. Cada día la regaba y miraba si había crecido. Sobre las 3 semanas, algunos chicos comenzaron a hablar acerca de sus semillas y las plantas que comenzaban a crecer. Ling seguía cuidando y comprobando su semilla, pero nada había crecido aún. Las semanas pasaban, y luego los meses. Nada crecía. A los seis meses, los otros muchachos ya tenían plantas en sus maceteros. Pero aun no había crecido nada en el de Ling. Creyó que quizás había matado su semilla, pero no dijo nada a sus amigos y siguió cuidándola y esperando a que creciese. Por fin un año pasó y todos los jóvenes del reino llevaron sus plantas al emperador. Ling le dijo a su madre que no podía llevar una maceta vacía, pero ella lo animó a ser honesto y presentarse, explicando lo que había pasado. Sabía que su madre tenía razón, así que fue. 110

Cuando llegó, quedó impresionado por la variedad de plantas que traían los otros muchachos. Eran hermosas, de todos los tamaños y formas. Ling puso su macetero vacío en el suelo y los otros jóvenes se rieron de él. Cuando el emperador llegó, pasó su mirada por todo el salón examinando las plantas. Con una sonrisa extraña dijo: "¡Vaya, qué bonitas plantas, árboles y flores habéis traido!". Ling intentó esconderse hacia la parte de atrás, avergonzado. Pero de repente, la vista del emperador se detuvo sobre él. Haciendo un gesto, el emperador envió a los guardias para que trajeran a Ling al frente. Ling estaba aterrado, pensando que quizás el emperador se había dado cuenta de su fracaso e iba a castigarlo. Cuando llegó al frente el emperador, con gesto amable le preguntó su nombre. "Mi nombre es Ling" -respondió. Todos los demás estaban riéndose y haciendo burla de él. Pero el emperador los mandó a callar. Entonces miró a Ling y anunció: "¡Contemplad a vuestro nuevo emperador!, su nombre es Ling". Ling no podía creerlo...¡si su planta ni siquiera había nacido! Entonces el emperador dijo: "Hace un año os dí a cada uno una semilla cocida que no podía crecer. Todos vosotros tratasteis de engañarme cambiando la semilla por otra fértil. Sólo Ling tuvo la honestidad de presentarse con la semilla que yo le dí. Ahora tendréis a quien os gobierne con honestidad e integridad". La Biblia tiene mucho para decirnos en relación a la integridad de los líderes. A modo de ejemplo y esperando que sigas indagando en el tema, voy a mencionarte algunos textos que marcan principios que rigen la integridad del liderazgo:

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La integridad es mirada por Dios Todo líder debe saber que Dios está siempre observando su integridad y no solo se alegra de tener seguidores de esta clase sino que además disfruta en presentar el caso al mismo Satanás, como podemos leer en Job 2:3: “Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra… que retiene su integridad aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?” Cuánta satisfacción debe haber sentido el Señor con la vida de este gran patriarca y líder de la antigüedad, para ponerlo como un ejemplo ante cantidad de ángeles y el mismo Satanás. No podemos imaginar ni por un momento lo que hubiera sucedido si Job hubiera retrocedido en su integridad ante el primer recorte que sufrió de parte del tentador. Pero la historia nos recuerda que este gran líder marcó para el resto de las generaciones el camino de la integridad y estuvo dispuesto a pagar el precio y por ello fue bendecido y colocado como un modelo a seguir. La integridad trae consecuencias al liderazgo La integridad trae consecuencias positivas a los líderes. Dios le prometió a Salomón una bendición especial cuando iba a asumir el trono sucediendo a David. Salomón debía mantener una conducta de obediencia y conservar un corazón íntegro para que su reino sea prosperado como el de su padre, así lo dice 1° Reyes 9:4-5: “Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad… yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel.” Esta promesa se cumplió mientras Salomón mantuvo su integridad y obedeció los mandatos del Señor.

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Siempre nos quedaremos lamentando no recibir mayores bendiciones por nuestra falta de integridad, pero la propuesta de Dios sigue firme para quienes quieran tomarla. La integridad es condición para vivir en comunión La comunión con Dios le permite al líder conocer un poco más a su Gran Líder y tomar fuerza y sabiduría de él. Ningún líder se sentirá perdido en su liderazgo mientras se mantenga cerca del corazón de su Señor. El líder que desee mantener una libre entrada a la presencia de Dios y vivir en estrecha comunión con él deberá andar en integridad como lo dice Salmos 15:1-2: “¿Quién morará en tu monte santo? El que anda en integridad y hace justicia, y habla verdad en su corazón.” El éxito en el liderazgo y la autoridad para ejercerlo dependen de la comunión que mantengamos con el Señor y solo podemos vivir en esa comunión cuando estamos dispuestos a obedecerle y vivir buscando hacer su voluntad como una prioridad en nuestra vida y liderazgo. Cuando Jesús les explicó a sus seguidores lo que debían hacer para ser cristianos exitosos les advirtió: “Separados de mí nada podrán hacer.” Este principio está totalmente relacionado con el éxito en el liderazgo. La integridad nos lleva al éxito en el liderazgo El gran rey David fue uno de los mejores líderes que registra la Biblia. Tuvo grandes capacidades y un carisma especial, pero la descripción que sobresale de su modo de liderar fue su integridad. Para tener éxito en el liderazgo y lograr un buen trabajo conduciendo personas, Dios exige un corazón íntegro como lo tenía David, según nos dice Salmos 78:72: “Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, los pastoreó con la pericia de sus manos.” No nos sorprende el tremendo despliegue de este pastorcito de Belén que llegó al palacio y se mantuvo con éxito durante cuarenta años sin 113

perder ninguna batalla. Quizás te preguntes dónde estaba la clave. Sin duda que no fue su capacidad, aunque la tenía. No fue su simpatía que también la tenía. No fue su carisma sino su integridad lo que le permitió mantenerse en el liderazgo por tantos años. David cometió muchos errores y pecados en su vida, entonces nos preguntamos qué clase de integridad tenía este rey. Es muy probable que estemos confundiendo integridad con impecabilidad. No es lo mismo no pecar que ser íntegro. La Biblia enseña que todos hemos pecado y no conocemos a nadie que no peque. Cuando Dios exige que seamos íntegros no nos está diciendo que nunca caeremos en algún pecado, sea este público o privado. Lo que debemos entender es que integridad tiene que ver con nuestra actitud frente al pecado, si nos afecta o no cuando ofendemos la santidad de Dios. Si nos avergüenza o solo es un detalle que tratamos de disimular y pasar por alto. Quizás podríamos decir que la diferencia entre un hombre íntegro y quien no lo es, no sea el pecado cometido sino qué hace con el pecado. Un hombre íntegro mantiene una vigilancia y lucha continua sobre sus debilidades. Y frente al pecado cometido se arrepiente y procura apartarse por todos los medios posibles para no volver a cometerlo. La integridad trae luz al camino del líder Un último principio que quiero mencionarte, es en realidad una evidencia sobre lo que sucede con el líder que camina en integridad de corazón y mantiene una conducta alejada de la trasgresión. Nada es más detestable para los liderados que seguir a un líder inseguro, que no sabe hacia dónde se dirige o que vive dudando de su manera de actuar. El líder está siempre en exposición y no puede dirigir a otros si él mismo no tiene claridad sobre el rumbo que está tomando. 114

La vida de un líder que vive en integridad es segura, como lo expresa Proverbios 10:9: “El que camina en integridad anda confiado, mas el que pervierte sus caminos será quebrantado.” Vivir confiado es vivir seguro, y solo quien viva seguro podrá liderar hacia buen puerto a quienes lo siguen. Luego de todo lo que dijimos podemos asegurar que los liderazgos influyentes son aquellos en los que se presentan líderes íntegros y buscan honrar a Dios con sus vidas. Concluimos diciendo que el carisma es importante y puede tener un buen rol a la hora de liderar, pero nadie debiera apoyar su liderazgo solo en su carisma. La integridad de corazón es la que da el apoyo duradero a cualquier liderazgo. Como dijimos al comienzo de este capítulo, un liderazgo llevado adelante solo con carisma deja huérfano a sus liderados si falta la integridad.

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Capítulo 12

LÍDERES INFLUYENTES

¿Qué clase de personas influenciaron nuestro liderazgo? Contestar esta pregunta nos ayuda a encontrar algunos rasgos sobresalientes de aquellas personas que realmente tienen influencia en la vida de sus liderados. En el relato de la historia sagrada aparecen varios personajes destacados del pueblo de Dios que nos dan algunas respuestas a nuestro interrogante. Te propongo que le preguntemos a un gran líder del pueblo de Israel que se formó a la sobra de otro grande, llamado el gran legislador. Me refiero a Moisés, de quien estuvimos comentando algunos aspectos de su manera de enfrentar las dificultades y vemos cómo logró influenciar tanto a quienes le rodearon. Te invito a escuchar a Josué, un líder que desde joven estuvo muy cerca de Moisés y pudo ser influenciado por su manera de hablar y de actuar en momentos cruciales en la vida del pueblo de Israel. 116

Escuchemos lo que tiene para decirnos al recordar a Moisés, el hombre que mayor influencia ejerció sobre su vida y su formación en el liderazgo: “Siempre me llamó la atención cómo la gente lo respetaba y seguía sus instrucciones. También me asombraba cómo tenía personas que lo criticaban y en varias ocasiones parecía que el liderazgo de Moisés se desarmaba, gracias a Dios nunca sucedió. En tres oportunidades la crítica fue tan fuerte que pensé que su liderazgo se venía a pique. Qué bueno fue haberme equivocado en la apreciación porque si hubiera estado en lo correcto no estaría contando esta parte de la historia. La primera crítica fuerte a Moisés fue cuando salimos de Egipto. Si no hubiera sido por su fe y su carácter nos hubiéramos vuelto a la esclavitud nuevamente. Recuerdo que al llegar al Mar Rojo nos encontramos rodeados de colinas a los costados, el mar por delante y todo el ejército de los egipcios por detrás persiguiéndonos. Muchos levantaron la voz acusando a Moisés de su terquedad en insistir en que lo siguiéramos. Algunos lo acusaron de habernos metido en una trampa mortal. Las críticas fueron muy duras contra él: “Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto.” Éxodo 14:11-12 Cualquiera hubiera sucumbido a la crítica y hubiera cedido al reclamo de volvernos a Egipto, pero no él. Siempre mantuvo en alto el objetivo, con toda calma y con voz firme nos animó a seguir adelante y ver la salvación del Señor: “Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación 117

que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.” Éxodo 14:13-14 Ese día sentí que podía confiar en alguien así, que las críticas, por más fuertes que sean, no deben alterar los planes de Dios en el ministerio y que lo único que un líder debe asegurarse es saber si está en la voluntad de Dios. Esta manera de obrar influenció fuertemente mi vida. La segunda crítica fuerte a Moisés creo que fue la que más me dolió, porque nunca imaginé que sus propios hermanos le tuvieran tantos celos. María y Aarón eran muy unidos y siempre lo acompañaron en todo el trayecto. Algo pasó, porque en un momento se los empezó a notar un poco distanciados de su hermano. Sin duda que desde la aparición de Moisés en Egipto Dios se valía de él para darnos mensajes y directivas. Era muy evidente que Dios lo estaba utilizando mucho y la palabra la recibía directamente de él. Ellos buscaron alguna falta en Moisés de la cual agarrarse para expresar su fastidio. Es verdad lo que decían de Moisés, pero en todo caso ese era un asunto entre él y Dios. Ellos suponían que Dios debía usarlos más a ellos que a Moisés y este fastidio generó los celos en sus hermanos: “María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado; porque él había tomado mujer cusita. Y dijeron: ¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros? Y lo oyó Jehová.” Números 12:1-2 Recuerdo que ese día no los vimos mostrarse entre nosotros, hasta que a la tardecita aparecieron María y Aarón llenos de lepra. Tan grande fue la sorpresa, que la gente se amontonó para mirar desde lejos, porque la orden era que no podíamos acercarnos. Finalmen118

te nos enteramos lo sucedido. Dios había oído la murmuración que ambos habían hecho contra Moisés y no le había agradado. Por esta razón los castigó con la tremenda enfermedad de la lepra. Durante siete días estuvimos detenidos en el desierto porque Dios dispuso que quedarían leprosos por una semana. Una de las cosas que más marcó mi vida fue la forma de reaccionar de nuestro líder. No solo que no se defendió ni argumentó nada a su favor, sino que dejó actuar a Dios en el caso. Tenían que haber visto nuestras caras llenas de sorpresa al oír la oración de Moisés a favor de sus hermanos: “Entonces Moisés clamó a Jehová, diciendo: Te ruego, oh Dios, que la sanes ahora.” Números 12:13 La tercera crítica fuerte a Moisés que me acuerdo, fue cuando una familia de apellido importante se reveló contra Moisés y quiso llevar a todo el pueblo a desconocer su autoridad: “Y se juntaron contra Moisés y Aarón y les dijeron: ¡Basta ya de vosotros! Porque toda la congregación, todos ellos son santos, y en medio de ellos está Jehová; ¿por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación de Jehová? Cuando oyó esto Moisés, se postró sobre su rostro.” Números 16:3-4 Todos pensamos que lo mejor que podía hacer Moisés era castigar a estos atrevidos que no lo respetaban, sin embargo no fue el camino que el gran líder eligió. Es interesante y muy desafiante para quienes estábamos aprendiendo de él, la actitud que asumió. Lo primero que hizo fue postrarse en oración ante su Dios. Sin duda que en los momentos de mayor crisis y cuando se pone en juego el prestigio del líder es cuando se ve la clase de líder que es. Una vez más recurrió a su Señor para resolver este tipo de conflicto. 119

Dios tomó cartas en el asunto y destruyó de una manera trágica la vida de toda esta familia y puso en alto el prestigio de Moisés. En esta experiencia, Caleb y yo, discutimos largamente sobre cómo hubiéramos actuado nosotros frente a una rebelión tan grande, en la que mucha gente del pueblo estaba a favor de la posición de la familia de Coré. Sin duda que ambos quedamos fuertemente influenciados por el obrar de Dios en la vida Moisés y la gran calma con la que superó este desafío. Muchas veces más este gran líder fue criticado, pero estas tres experiencias marcaron mi vida y futuro ministerio en el liderazgo. En la primera gran crítica aprendí a confiar en el poder de Dios y a descansar en su manera de obrar para salvar a su pueblo. En la segunda gran crítica aprendí a callar y a aceptar que todos pueden traicionarme, aun los mas íntimos, pero nunca el Señor. En la tercera gran crítica aprendí a dejarme en sus brazos sin importar cuántos estén a favor o en contra de mi liderazgo”. Josué fue un hombre que llegó a ejercer un gran liderazgo. No debemos olvidar que se formó en la cercanía de Moisés, el líder que con su conducta lo influenció de una manera tremenda. Al igual que Moisés, Josué llegó al final de su vida teniendo un liderazgo aprobado por el Señor. Quiero cerrar este libro con una carta que envié al comienzo de este año 2011 a un niño que cumplía su primer año de vida. Me refiero a Joaquín Zurita Winter, un sobrino del corazón. Me pareció que el mejor regalo que podía hacerle era un homenaje a su abuelo, mi amigo Harry Winter, quien fuera un médico reconocido, un gran líder, un pastor extraordinario y un buen amigo. En su parte humana era muy sensible, siempre pensaba en los demás. En su vida espiritual, tenía una relación muy especial con el Señor, que yo siempre admiré. 120

Su vida fue una bendición para todos los que lo conocieron, pero para quienes pudimos conocerlo un poquito más de cerca nos marcó el resto de nuestros días. Me permito transcribir la breve carta que escribí desde mi corazón, honrando a este siervo de Dios que influenció a tantos, y a mí de manera especial. QUERIDO JOAQUÍN: Como regalo de tu primer cumple quiero contarte cómo Harry influenció de manera muy fuerte mi vida y ministerio y espero que estas lecciones te sirvan también a vos. El viento sopla… Un día me invitó a ir a Esquel a fundar una escuela evangélica, yo le dije que iba a orar y agregó: “Me quedo tranquilo porque el Espíritu Santo va a soplar y para donde te lleve será el mejor lugar… porque el viento sopla de donde quiere… así es el obrar del Espíritu”. Ese día entendí la razón por la que su ministerio había sido tan bendecido. Él se dejó llevar por el viento de Dios y no por su entusiasmo ni conveniencia. Primero la casa del Señor Un día comenzó a recordar la historia de la casa en la que crió a sus hijas y recordó cuando se goteaba el techo y necesitaba de arreglos. Hizo una mención al pasar: “Cuando terminamos la construcción del templo recién nos metimos a reparar nuestra casa”. Siempre creyó que el lugar donde se reunía la iglesia del Señor debía estar en buenas condiciones y aun mejor que nuestras propias viviendas. Siempre tuvo los intereses del Señor como prioritarios, por eso le fue bien en la vida y en el ministerio. 121

La necesidad del hermano es mía también Los hermanos de la congregación de Esquel me dijeron esta frase: “Para Harry la necesidad de los hermanos es como si fuera suya” Ese es un verdadero pastor. Los hermanos sencillos tienen mucho valor Siempre se asoció con los humildes, los personajes de alto rango nunca le atrajeron. Cuando me hablaba de sus hermanos por quienes se desvelaba muchas noches, se refería a hombres y mujeres mayoritariamente araucanos, a quienes amaba y atendía con todo su corazón. La alegría fue su estilo de vida Disfrutaba de cada momento de la vida y a cada cosa que sucedía le encontraba su parte linda para reírse y hacer reír a los demás. La fama no tiene ninguna importancia Cuando junto a Gisela comenzaron la obra en un viejo rancho al pie de un cerro, a las afueras de la ciudad de Esquel, estaba convencido que no le traería ninguna fama. En ese momento estaba renunciando a la “iglesia grande, la del centro”. Pasaron los años y Dios no le dio fama, en su lugar le dio cientos de personas que conocieron a Jesucristo como Salvador. Y cuando marchó a la patria celestial, lo esperaba su Señor para decirle: “Bien buen siervo y fiel”. Ese es el mayor premio que debe esperar un siervo de Dios, y viendo su vida fui desafiado a buscar el mismo premio por el resto de mis días aquí abajo. La gloria siempre es para Dios No buscó su propia gloria sino la de Jesús y eso le valió toda mi admiración y respeto. No se cuán buen líder seré, pero sí se que tuve personas a quienes pude admirar como Harry Winter. 122

Dios siempre usó esa clase de hombres para hacer su obra e influenciar mi vida para seguir su ejemplo. Joaquín, este es mi regalo de cumple para vos y mi homenaje a tu abuelo. Un abrazo grande... como el que nos dábamos con mi amigo Harry.

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