Libros Poéticos y Sapenciales

September 24, 2017 | Author: Angel Vera | Category: Book Of Job, Book Of Proverbs, Poetry, Ecclesiastes, Psalms
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LIBROS POÉTICOS Y SAPIENCIALES BI 222 DEPARTAMENTO DE ESPAÑOL

NOTAS

(CON PREGUNTAS DE ESTUDIO)

LIBROS POÉTICOS Y SAPIENCIALES – BI 222

REQUISITOS TEXTO DEL CURSO: Comentario Bíblico Beacon, volumen 3 I.

DESCRIPCIÓN DEL CURSO

Este curso estudia los libros de Job, Salmos, Proverbios, Cantar de los Cantares y Eclesiastés en términos de la vivencia práctica del cristianismo. Del libro de Salmos estudiamos sólo algunos grupos seleccionados pues el fin es enfatizar la alabanza, la confianza y la adoración. Este curso abarca también el análisis del mal, el dolor y el sufrimiento (en Job), el aprendizaje de principios bíblicos sobre la crianza de los hijos y las finanzas (en Proverbios) y el valor de asesorar, aconsejar y fijar metas (en Proverbios y Eclesiastés). II. 1.

2. 3.

4. 5.

III.

OBJETIVOS DEL CURSO Con el libro de Job examinaremos los temas del mal, el dolor y el sufrimiento. En el estudio intentaremos establecer cuáles son las actitudes y respuestas que dan las Escrituras para estas intrincadas realidades de la vida. Con el Cantar de los Cantares exploraremos las enseñanzas bíblicas sobre las características del verdadero amor. En Proverbios localizaremos todos los versículos que hablan de los principios bíblicos para las finanzas y la crianza de los hijos, a fin de conocer cuál es el consejo de Dios en estas áreas. Con Proverbios y Eclesiastés aprenderemos no sólo a aceptar y ofrecer consejos y asesoría, sino también a fijar en forma apropiada metas de corto y largo alcance. Con el estudio de los salmos sapienciales veremos la forma en que Dios dirige la vida de una persona y la forma en que la recompensa de acuerdo con sus obras personales. También procuraremos descubrir el significado de la vida cuando se está en la presencia de Dios. REQUISITOS DEL CURSO

1. 2. 3. 4.

Leer el volumen 3 del Comentario Bíblico Beacon. Leer los capítulos de la Biblia asignados. Marcar en el Informe de Actividades las tareas que se hayan completado. Hace uso de un portafolio para archivar las notas de cada lección, el sílabo, las preguntas de estudio, los artículos y cualquier otro material que se relacione con esta clase. 5. Responder las Preguntas de Estudio que aparecen al final de cada lección. 6. Leer la Lectura Complementaria y redactar un informe de esa lectura siguiendo el formato provisto (véase más adelante). IV.

ADMINISTRACIÓN DEL CURSO

Al terminar la lección 8 se realizará un examen de medio curso, el cual abarcará de la lección 1 a la 8. Las preguntas se tomarán de las Preguntas de Estudio de esas respectivas lecciones. Luego, Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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tras completar la lección 15, se efectuará un examen final que abarcará de la lección 9 a la 15. Las preguntas de este segundo examen también serán tomadas de las Preguntas de Estudio de las respectivas lecciones. 1. La información para responder las Preguntas de Estudio se encuentra en las Notas de cada lección. Es decir, todas las preguntas de examen se pueden estudiar en las Notas y en la Guía de Respuestas. 2. Cuando el estudiante haya terminado la lección 8 y esté listo para tomar el examen de medio curso, debe hacérselo saber a su consejero guía o al coordinador estudiantil, quien le enviará la lista de preguntas al examinador. Este examinador administrará el examen y se lo regresará al consejero guía, quien lo calificará. 3. Si el estudiante no aprueba el examen, se le pedirá que repase los materiales y solicite más adelante un examen de reposición. 4. Al final del curso, después de completar la Lección 15, el estudiante solicitará el examen final. El consejero guía o coordinador estudiantil le enviará la lista de preguntas al examinador, quien administrará el examen y se lo hará regresar al consejero o coordinador para su calificación. 5. Si el estudiante no aprueba el examen final, se le pedirá que repase los materiales y solicite más adelante un examen final de reposición. 6. Después de haber ganado el examen final, el estudiante le hará llegar el Informe de Actividades al consejero guía, con el cual dará fe de haber completado todas las tareas y lecturas asignadas. También le hará llegar el Informe de Lectura. 7. Tras haber completado todos los requisitos, el estudiante recibirá un Certificado de compleción de curso y una calificación.

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LIBROS POÉTICOS Y SAPIENCIALES – BI 222

INFORME DE LECTURA NOMBRE DE LIBRO Salmos, de Ivan A. Beals ISBN: 156-344-2957 Casa Nazarena de Publicaciones P.O. Box 419527 Kansas City, Mo 64141 INSTRUCCIONES 1. Leer el libro y responder las preguntas que aparecen al final de cada capítulo (si las hay), además de cualquier otra pregunta que se haya hecho el estudiante. 2. Redactar un comentario de media página sobre lo que piensa de cada uno de los 15 salmos presentados. 3. Escribir un comentario de una página sobre el libro, indicando los puntos con los que el estudiante esté o no esté de acuerdo. 4. Al final del curso, enviarle al consejero guía las preguntas del punto 1 y los comentarios, junto con el Examen Final y el Informe de Actividades. NOTA: El Ruiseñor de los Salmos de Jarrette Aycock es un devocional que se basa en el Salmo 23. Está disponible en la misma casa publicadora indicada. Se recomienda la lectura de este libro también, aunque no es un requisito.

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SÍLABO LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumen 3) Lección 1

Leer los requisitos del curso Leer en el Comentario: Prefacio y “Cómo utilizar el Comentario Bíblico Beacon” Leer las Notas de la Lección 1 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 1

Lección 2

Revisar las respuestas a las preguntas de la Lección 1 Leer en el Comentario: Introducción Leer las Notas de la Lección 2 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 2

Lección 3

Revisar las respuestas a las preguntas de la Lección 2 Leer en la Biblia: Job 1:1—3:26 Leer en el Comentario: Job 1:1—3:26 (con comentarios) Leer las Notas de la Lección 3 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 3

Lección 4

Revisar las respuestas a las preguntas de la Lección 3 Leer en la Biblia: Job 4:1—21:34 Leer en el Comentario: Job 4:1—21:34 (con comentarios) Leer las Notas de la Lección 4 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 4

Lección 5

Revisar las respuestas a las preguntas de la Lección 4 Leer en la Biblia: Job 22:1—42:17 Leer en el Comentario: Job 22:1—42:17 (con comentarios) Leer las Notas de la Lección 5 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 5

Lección 6

Revisar las respuestas a las preguntas de la Lección 5 Leer en la Biblia: Salmos 1, 32, 37 Leer en el Comentario: Introducción a los Salmos y Salmos 1, 32, 37 (con comentarios) Leer las Notas de la Lección 6 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 6

Lección 7

Revisar las respuestas a las preguntas de la Lección 6 Leer en la Biblia: Salmos 73, 11, 119 Leer en el Comentario: Salmos 73, 111, 119 (con comentarios) Leer las Notas de la Lección 7

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Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 7 Lección 8

Revisar las respuestas a las preguntas de la Lección 7 Leer en la Biblia: Salmos 127, 133, 139 Leer en el Comentario: Salmos 127, 133, 139 (con comentarios) Leer las Notas de la Lección 8 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 8 REALIZAR EL EXAMEN DE MEDIO CURSO

Lección 9

Revisar las respuestas a las preguntas de la Lección 8 Leer en el Comentario: Introducción a Proverbios y Proverbios 1:1—31:31 (con comentarios) Leer las Notas de la Lección 9 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 9

Lección 10

Revisar las respuestas a las preguntas de la Lección 9 Leer en la Biblia: Proverbios 1:1—9:18 Leer en el Comentario: Proverbios 1:1—9:18 (con comentarios) Leer las Notas de la Lección 10 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 10

Lección 11

Revisar las respuestas a las preguntas de la Lección 10 Leer en la Biblia: Proverbios 10:1—24:34 Leer en el Comentario: Proverbios 10:1—24:34 (con comentarios) Leer las Notas de la Lección 11 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 11

Lección 12

Revisar las respuestas a las preguntas de la Lección 11 Leer en la Biblia: Proverbios 25:1—31:31 Leer en el Comentario: Proverbios 25:1—31:31 (con comentarios) Leer las Notas de la Lección 12 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 12

Lección 13

Revisar las respuestas a las preguntas de la Lección 12 Leer en la Biblia: Eclesiastés 1:1—5:20 Leer en el Comentario: Eclesiastés 1:1—5:20 (con comentarios) Leer las Notas de la Lección 13 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 13

Lección 14

Revisar las respuestas a las preguntas de la Lección 13 Leer en la Biblia: Eclesiastés 6:1—11:14 Leer en el Comentario: Eclesiastés 6:1—11:14 (con comentarios) Leer las Notas de la Lección 14 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 14

Lección 15

Revisar las respuestas a las preguntas de la Lección 14

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Leer en la Biblia: Cantar de los Cantares 1:1—8:14 Leer en el Comentario: Introducción al Cantar de los Cantares y Cantar de los Cantares 1:1—8:14 (con comentarios) Leer las Notas de la Lección 15 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 15 REALIZAR EL EXAMEN FINAL

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INFORME DE ACTIVIDADES Fecha en que se completó

Lección 1

Leer los requisitos del curso Leer en el Comentario: Prefacio y “Cómo utilizar el Comentario Bíblico Beacon” Leer las Notas de la Lección 1 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 1

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Lección 2

Leer en el Comentario: Introducción Leer las Notas de la Lección 2 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 2

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Lección 3

Leer en la Biblia: Job:1:1—3:26 Leer en el Comentario: Job 1:1—3:26 Leer las Notas de la Lección 3 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 3

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Lección 4

Leer en la Biblia: Job 4:1—21:34 Leer en el Comentario: Job 4:1—21:34 Leer las Notas de la Lección 4 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 4

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Lección 5

Leer en la Biblia: Job 22:1—42:17 Leer en el Comentario: Job 22:1—42:17 Leer las Notas de la Lección 5 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 5

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Lección 6

Leer en la Biblia: Salmos 1, 32, 37 Leer en el Comentario: Introducción a los Salmos y Salmos 1, 32, 37 Leer las Notas de la Lección 6 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 6

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Lección 7

Leer en la Biblia: Salmos 73, 11, 119 Leer en el Comentario: Salmos 73, 111, 119 Leer las Notas de la Lección 7 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 7

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Lección 8

Leer en la Biblia: Salmos 127, 133, 139 Leer en el Comentario: Salmos 127, 133, 13 Leer las Notas de la Lección 8 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 8

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REALIZAR EL EXAMEN DE MEDIO CURSO

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Leer en el Comentario: Introducción a Proverbios y Proverbios 1:1—31:3 Leer las Notas de la Lección 9 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 9

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Lección 10

Leer en la Biblia: Proverbios 1:1—9:18 Leer en el Comentario: Proverbios 1:1—9:1 Leer las Notas de la Lección 10 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 10

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Lección 11

Leer en la Biblia: Proverbios 10:1—24:34 Leer en el Comentario: Proverbios 10:1—24:34 Leer las Notas de la Lección 11 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 11

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Lección 12

Leer en la Biblia: Proverbios 25:1—31:31 Leer en el Comentario: Proverbios 25:1—31:31 Leer las Notas de la Lección 12 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 12

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Lección 13

Leer en la Biblia: Eclesiastés 1:1—5:20 Leer en el Comentario: Eclesiastés 1:1—5:2 Leer las Notas de la Lección 13 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 13

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Lección 14

Leer en la Biblia: Eclesiastés 6:1—11:14 Leer en el Comentario: Eclesiastés 6:1—11:14 Leer las Notas de la Lección 14 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 14

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Lección 15

Leer en la Biblia: Cantar de los Cantares 1:1—8:14 Leer en el Comentario: Introducción al Cantar de los Cantares y Cantar de los Cantares 1:1—8:14 Leer las Notas de la Lección 15 Responder las Preguntas de Estudio de la Lección 15

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REALIZAR EL EXAMEN FINAL

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NOTAS DE LA LECCIÓN 1 LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumen 3) El Antiguo Testamento se divide en cuatro grandes partes que estudiaremos por separado. Son las siguientes: 1) 2) 3) 4)

El Pentateuco (también conocido como los Libros de Moisés): Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Los doce libros históricos: Josué, Jueces, Rut, 1º y 2º de Samuel, 1º y 2º de Reyes, 1ª y 2ª de Crónicas, Esdras, Nehemías y Ester. Los libros poéticos y sapienciales: Job, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares y algunos salmos “sapienciales”. Los profetas, que incluyen cinco grandes profetas (Isaías, Jeremías, Lamentaciones, Ezequiel y Daniel) y doce profetas menores (Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías).

Al estudiar el Pentateuco descubrimos que la finalidad del escritor es transmitirle al ser humano, en forma directa, las palabras de Dios. Esto también lo hacen los profetas, usando frases como: “Así dice el Señor”. En los libros sapienciales, en cambio, vemos que el hombre le habla a Dios en vez de ser Dios quien le hable al hombre. Los libros sapienciales son una parte vital del Antiguo Testamento, porque arrojan luz sobre la vida diaria y lidian con preguntas conflictivas sobre la fe en Dios. Problemas como el sufrimiento, la conciencia manchada por el pecado, la transitoriedad de la vida humana y el amor apasionado entre el hombre y la mujer—para mencionar sólo algunas de las cosas que estos libros tratan—trascienden toda frontera nacional o étnica y unifican a toda la raza humana. El vocero de estos libros formula preguntas que han estado en el subconsciente del hombre, sin que éste tenga el valor de expresarlas abiertamente. La sabiduría divina se evidencia en la forma en que Dios creó y gobierna el mundo. Para los humanos, el temor de Dios es la base de la sabiduría. En Job 28:28 leemos: “El temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia”. Temer al Señor significa respetarlo por lo que Él es, así como respetar lo que dice y lo que hace. No es el temor rastrero del esclavo frente al amo, sino la reverencia amorosa de un hijo ante su padre, un respeto que conduce a la obediencia. Oswald Chambers dijo: “Lo admirable de temer a Dios es que cuando se le teme, uno deja de temer todo lo demás, mientras que si uno no teme a Dios, le tiene temor a todo.” En la Biblia hay dos tipos de sabiduría: (1) la sabiduría optimista, ejemplificada en Proverbios, y (2) la sabiduría pesimista que se encuentra en Eclesiastés. Ambos tipos son necesarios para obtener el cuadro completo de los problemas de la vida. Ambos tipos muestran un universo ordenado y consecuente. Hay ciertos principios que Dios, el Creador, ha dejado dentro de la estructura del mundo. Si se siguen, conducen a una vida plena y productiva; si no se siguen, el desastre es inevitable.

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Pero la vida es un negocio aún más complicado, como bien lo sugiere el libro de Job. El justo no siempre triunfa en esta vida y los malvados no siempre fracasan. ¿Qué entonces? ¿Dejaremos de tener fe? ¡Lejos de ello! Sin minimizar los misterios implícitos, el mejor curso de acción es vivir una vida completamente entregada al Creador tal como lo conocemos, admitiendo que nuestra capacidad de comprender todos Sus caminos es muy limitada. Cuando estos dos puntos de vista están en equilibrio, nuestra comprensión de la vida es total y satisfactoria. Hay principios inmutables y quienes desean realizarse a nivel personal deben ordenar sus vidas de acuerdo con ellos. Esto no significa, sin embargo, que lo comprenderemos todo a la perfección, o que si cumplimos con todo obtendremos, de alguna manera, un trato especial. Estos mismos puntos de vista quedan claros en los salmos sapienciales. Algunos salmos enseñan que Dios dirige la vida de una persona y la recompensa de acuerdo con sus obras personales (Salmos 1, 34, 37). Dos de los salmos se adentran en el tema de la injusticia y las dudas que ésta arroja sobre el significado de la vida (Salmos 49, 73). Al igual que Job, el autor del Salmo 73:28 descubre que el significado de la vida se halla en la presencia de Dios. Una característica de los libros sapienciales es su espíritu valiente. Son libros que con frecuencia revelan reto y escepticismo y dicen cosas que están profundamente arraigadas en el ser del hombre. Son libros que enfatizan las reflexiones del hombre sobre Dios y Su manera de responder, y no tanto la búsqueda de Dios por parte del hombre. El Espíritu divino revolotea alrededor del esfuerzo que hace el hombre por comprender, por captar su mundo, por ahondar en el significado de su relación con Dios. La orientación teológica hacia la creación no es una coincidencia en los libros sapienciales. Para desenmarañar el significado de la vida humana el hombre debe remontarse al inicio mismo de esa vida. La naturaleza personal e individual de los libros sapienciales revela que el Antiguo Testamento da fe de cuán importante es el hombre para Dios. Dios inició la raza con un único individuo, pero Su amor se aplica tanto a nivel individual como grupal. En el Pentateuco vemos apenas una leve sombra de nosotros mismos. Los libros históricos nos abruman con datos y hechos. Los profetas nos pasan de largo con sus profundas convicciones y preocupaciones por sus propias sociedades y entornos. Pero los libros poéticos vienen a nuestro encuentro dondequiera que estemos. Enseñar sabiduría era algo común en la mayoría de las culturas del antiguo Cercano Oriente. Esta práctica floreció en las cortes probablemente porque los gobernantes tenían un gran interés en comprender y mantener el orden del mundo. La sabiduría bíblica difiere de otras enseñanzas principalmente porque insiste en que seguir principios de vida no es sólo un asunto de pragmatismo (y sus consecuencias prácticas), sino obediencia fiel a Dios, el único Creador. La sabiduría era una forma literaria y religiosa reconocida entre los profetas del Antiguo Testamento. El escritor de Reyes ve a Salomón como el más grande de los hombres sabios de los pueblos vecinos de Israel: “Era mayor la sabiduría de Salomón que la de todos los orientales y que toda la sabiduría de los egipcios” (1º de Reyes 4:30). Los hombres sabios de Egipto, que fueron muy populares en los días de José (Génesis 41:8) y en el tiempo de Moisés (Éxodo 7:11), ponían sus habilidades divinas y mágicas a disposición de los faraones. En el siglo cinco antes de Cristo, los persas eran conocidos por tener hombres sabios entre ellos (Ester 1:13, 6:13). Para el Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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tiempo de Jeremías y Ezequiel, los hombres sabios se clasificaban en dos grupos: sacerdotes y profetas. Por tanto, para el tiempo del exilio babilónico, el puesto y la importancia de un sabio eran cosas muy reconocidas por los profetas y la ley de Israel. Al examinar los pasajes del Antiguo Testamento que utilizan el sustantivo “sabiduría” y el adjetivo “sabio”, descubrimos que se relacionan con destrezas y artes de índole práctica. El Señor era la fuente de esos dones sapienciales. El término “sabiduría” llegó a asociarse en forma única con la literatura y los escritos. En el Antiguo Testamento, el término se usaba ampliamente para referirse a muchas cosas, como por ejemplo, proverbios, adivinanzas, o composiciones extensas que incluían comparaciones y analogías. La sabiduría del Antiguo Testamento llegó a ser una moda literaria para expresar las ideas de los maestros sabios. El proverbio fue la forma favorita, y su eficacia se debió en parte a que era una forma concisa e ingeniosa de expresar una idea o verdad que, de otra forma, habría requerido una oración más larga. Le permitía a la mente acceder fácilmente una verdad expresada. Con unas pocas palabras permitía mencionar una verdad que formaría y cambiaría una actitud en una situación dada. La adivinanza era menos obvia y se utilizaba para disfrazar una idea a fin de que los oyentes se confundieran o tuvieran que esforzarse por descubrir su significado. Sansón usó esta forma con los filisteos (Jueces 14:12) y la Reina de Saba vino a probar a Salomón con adivinanzas (1º de Reyes 10:1). El ensayo tuvo también su lugar dentro de la literatura sapiencial porque permitía una diversidad de expresión que no era posible con el proverbio o la adivinanza. Por ejemplo, para hablar del trato correcto que se le debe dar al prójimo, era necesario utilizar algo más que un simple proverbio. Tal es el objetivo del breve ensayo en Proverbios 3:27-35. Pero incluso estas composiciones más largas incorporaban proverbios. La literatura sapiencial iba dirigida a personas particulares y no a la sociedad en general. Por tanto, los intereses nacionales son secundarios y la historia no es el énfasis principal de los escritores. El fin de la literatura sapiencial era instruir a los más jóvenes sobre cómo lograr una vida buena. Los libros sapienciales eran populares entre las personas comunes e, indirectamente, sirvieron para preparar líderes responsables. Puesto que estos libros hablan de matrimonio, hogar, crianza de los hijos y estabilidad y responsabilidad domésticas, se cree que la sabiduría se empleó mucho en el seno de la familia como parte del proceso educativo. La creencia general es que durante el período monárquico los “escribas” fueron funcionaros de la corte. Muchos escritos del Antiguo Testamento dan fe que el escriba era una persona muy importante. En un mundo donde el arte de escribir no era algo compartido por todos, los que podían leer y escribir tenían oportunidades que no estaban al alcance de los que no poseían esas destrezas. Es probable, entonces, que durante el período monárquico los escribas y los sabios tuvieran nexos estrechos o incluso que fueran una misma persona. En la era después del exilio, los escribas fueron definitivamente los maestros de la sabiduría. Aunque la corte era el lugar donde se apoyaba y nutría la sabiduría, ésta tuvo una base religiosa. El elemento básico de la sabiduría era enseñar “el temor del Señor”. Y aunque el Templo y los sacerdotes no fueron quienes iniciaron el movimiento sapiencial, no se opusieron al mismo. El Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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énfasis de guardar los mandamientos y ser fieles a Dios y a la ley sugiere el papel de apoyo que tuvo la sabiduría en relación con las instituciones religiosas. Una vez explicado en forma general el asunto de la sabiduría en el Antiguo Testamento, es necesario mirar más detalladamente los libros poéticos en su relación con la sabiduría. Como regla, los tres libros del Antiguo Testamento que se consideran “sapienciales” son los libros de Job, Proverbios y Eclesiastés. Job trata el asunto de la justicia y cómo ésta se relaciona con las circunstancias y el destino de un individuo. El autor hace la pregunta de si existe en realidad la justicia divina y explora la pregunta desde diferentes ángulos. Esta clase de literatura se suele llamar sabiduría “mayor” o “reflexiva”. Job trata el asunto de la aflicción, dejando ver la malicia de Satanás, la paciencia de Job, la vanidad de la filosofía humana, la necesidad de la sabiduría divina y la liberación final del sufriente. El libro de Eclesiastés, aunque no sigue el tema en la misma forma de Job, destaca el significado de la vida humana. Eclesiastés reflexiona sobre la futilidad de la vida y sobre cuáles son las responsabilidades y obligaciones del hombre para con Dios. La existencia del hombre, visualizada frente a un mundo físico más permanente, parece demasiado transitoria como para tener sentido o como para indicar claramente su significado. El escritor de Eclesiastés ensaya con varios métodos para descubrir el acertijo de la existencia humana. Aunque inicia y concluye con la creencia de que “todo es vanidad”, descubre una verdad importante en el proceso, y es que la vida humana es un don de Dios y nadie la puede dejar pasar sin obtener el mayor gozo de ella. Eso también es la voluntad de Dios para el ser humano. El elemento que controla toda la filosofía de Eclesiastés es “el temor de Dios” que implica una reverencia especial hacia Él y hacia Su creación, además de un sentido de obligación para con Sus mandamientos. Tanto Job como Eclesiastés se caracterizan por usar un tono filosófico que no acepta las cosas en primera instancia sin antes preguntar por qué. Comparten, también, el ingrediente básico de la sabiduría, que es el temor de Dios. En comparación con la sabiduría reflexiva, el libro de Proverbios es mayormente de orden práctico, una rama de la sabiduría que suele llamarse sabiduría “menor”. Los Proverbios son una colección de máximas y discursos religiosos y morales sobre sabiduría, templanza, justicia, laboriosidad, pureza y otros aspectos de una vida correcta. Además de estos tres libros, se acepta que Salmos y Cantar de los Cantares también contienen sabiduría, aunque no encajan completamente dentro de la clasificación. ¿Cuál es, entonces, la relación de estos dos últimos libros con el movimiento y los libros sapienciales? Salmos es una colección de varias corrientes literarias, por lo que no sorprende hallar en ese libro elementos sapienciales. En Salmos hay 150 cantos, poemas y oraciones que los judíos y la Iglesia han usado a lo largo de los siglos para adorar a Dios y reflexionar. En Salmos se pueden identificar tres énfasis que están en línea con otros libros sapienciales: (1) La creencia en la justicia retributiva (Salmos 37 y 73), (2) la certeza que la justicia será recompensada (Salmos 1, 127 y 133) y (3) el énfasis en la ley del Señor como elemento educativo para la vida (Salmos 1 y 119). Debido a la esencia de los salmos, que exudan un espíritu de piedad personal, y al énfasis que estos cantos le dan al individuo y a su vida dentro del mundo y la fe de Israel, el libro de Salmos, aunque no calza enteramente dentro de la literatura sapiencial, comparte con ella tanto el contenido como el espíritu de la sabiduría. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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Ahora bien, analicemos el Cantar de los Cantares de Salomón. Este canto es un poema religioso que simboliza el amor mutuo entre Cristo y la Iglesia. La sabiduría adoptó muchas formas de expresión, entre ellas el proverbio, la adivinanza, la parábola, los ensayos y el canto. Aunque Cantar de los Cantares no habla de temer al Señor ni de la justicia personal—rasgos comunes en otros libros sapienciales—por su forma (canto) y su objetivo permite que se le coloque al menos en la periferia de la literatura sapiencial. Tal como mostrará nuestro análisis de este libro, Cantar de los Cantares celebra tanto la virtud como la fidelidad, y en eso está en total consonancia con los temas de la literatura sapiencial. Este libro ha sido muy criticado por su lenguaje sensual. Su derecho a formar parte de la Biblia ha sido defendido por muchos santos en todos los tiempos. Para muchos, es una alegoría espiritual que representa el afecto santo entre Dios y Su pueblo escogido, o entre Cristo y Su Iglesia. Es un poema oriental cuyas expresiones ardientes sólo las puede interpretar adecuadamente una mente espiritual madura. La poesía hebrea El lenguaje hebreo tiene una cualidad musical intrínseca que se inclina naturalmente hacia la expresión poética. Es básicamente un lenguaje de verbos y sustantivos, que sirven de ladrillos para edificar poesía. Aunque no hay reglas estrictas de rima y metro, el lenguaje depende mucho del acento, lo cual le confiere su calidad rítmica. El fuerte acento del hebreo es lo que genera el movimiento rítmico, ritmo que se pierde en las traducciones a idiomas que tienen un acento más suave. La ausencia de adjetivos añade a la dignidad y grandiosidad del estilo, y la ausencia de términos abstractos obliga al poeta a recurrir a imágenes y metáforas. Los principales tipos de poesía hebrea Técnicamente, hay tres tipos de poesía hebrea: (1) poesía lírica, (2) poesía didáctica y (3) poesía dramática. 1. Lírica. La poesía lírica recibe ese nombre porque originalmente iba acompañada de música de lira (la lira es un instrumento de cuerdas parecido al arpa que usaban los griegos en la antigüedad). La poesía lírica religiosa le permitía al poeta expresar sus emociones conforme Dios lo iba moviendo y dirigiendo hacia Él. La mayoría de los salmos cae dentro de este tipo de poesía. W.T. Purkiser ha comentado que la poesía lírica ya existía desde la época de Moisés y fue aumentando en belleza y sensibilidad hasta alcanzar su mayor perfección con David, el dulce cantor de Israel. 2. Didáctica. Esta clase de poesía se suele llamar también gnómica, porque la unidad de pensamiento es una máxima. (Una máxima es un dicho enérgico que expresa un principio fundamental o una verdad general.) El propósito principal de este tipo de poesía es compartir observaciones y evaluaciones de la vida, y no tanto comunicar lo que el poeta siente. Proverbios y Eclesiastés son ejemplos de este tipo de poesía. 3. Dramática. En el drama hebreo, la acción se fundamenta básicamente en un diálogo que transmite ideas y pensamientos. Job y Cantar de los Cantares pertenecen a este tipo de poesía.

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Las características de la poesía hebrea Algunas características distintivas de la poesía hebrea son las siguientes: 1) La poesía hebrea no depende de la rima o del metro, como tales, pues se construye alrededor de un patrón de pensamiento. Esto le da mucha libertad al autor en cuanto a la estructura del renglón y explica la gran variedad métrica, que abarca desde renglones muy cortos hasta renglones muy largos. 2) La unidad de la poesía hebrea es el renglón. Usualmente un versículo se compone de dos renglones. Pero la estructura más común es la de tres renglones. Algunas estrofas incluyen cuatro o cinco renglones. El Salmo 37 muestra la diversidad de combinaciones de renglones. 3) El hebreo resalta el color y la vitalidad del idioma, pues su conformación lo hace posible. Por ejemplo, la parte más prominente del hebreo es el verbo, palabra que denota acción. La estructura gramatical del hebreo es simple y directa; no hay estilo indirecto en el Antiguo Testamento hebreo. Las metáforas y las antítesis son frecuentes en el texto, y la repetición es una estrategia común. Todo lo escrito por el autor hebreo tiene que ver con su experiencia, sus pensamientos y sus emociones, así que al escoger las palabras para compartir esto evita usar términos filosóficos o teológicos abstractos, prefiriendo los términos concretos y visuales. 4) El paralelismo es la característica básica de la poesía hebrea. Es la estructura que muestra una correspondencia entre dos o más renglones de un versículo. Por ejemplo, la afirmación que se hace en el primer renglón, se repite, agranda o contrasta en el resto de los renglones. Hay tres tipos de paralelismos: (a) el sinónimo, (b) el antitético y (c) el sintético. En el paralelismo sinónimo, el segundo renglón repite el pensamiento del primero, agrandándolo o simplemente diciendo la misma cosa pero con otras palabras (Salmos 37:2, 6, 20, 12 y 19:1). En el paralelismo antitético, el segundo renglón contrasta una idea del primer renglón. Por ejemplo: “Porque Jehová conoce el camino de los justos, mas la senda de los malos perecerá” (Salmos 1:6), o “Por la noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría” (Salmos 30:5). En el paralelismo sintético, tanto el segundo renglón como los que siguen, agrandan o completan el pensamiento del primer renglón (Salmos 19:7, 37:4, 5, 13; Proverbios 16:3, 5; Job 19:25). Además de las características internas de la poesía hebrea, hay una forma externa llamada “acróstico alfabético”. Este tipo de poema consiste en usar la misma letra hebrea al inicio de cada versículo o de cada medio verso o de cada estrofa, siguiendo el orden del alfabeto. Un acróstico completo es el pasaje en Proverbios 31:10-31, el elogio a la mujer virtuosa. El tener que leer la poesía hebrea en una traducción, nos coloca en clara desventaja. Sin embargo, la naturaleza rítmica se puede detectar relativamente bien. Es más, con sólo saber que más allá de la traducción hay una belleza y grandeza poéticas que no pueden ser superadas por ninguna otra lengua, hace que sea mayor el gozo emocional de leer esta poesía aunque sea en una traducción. Dada la relación que había entre la sabiduría y las cortes de los reyes, es adecuado afirmar que la sabiduría en Israel se originó con Salomón, el hijo de David (1º de Reyes 4:29-34). Salomón Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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compuso miles de dichos, muchos de los cuales quedaron registrados en Proverbios. Pero su productividad abarcó mucho más. La literatura sapiencial incluye una rica variedad de aforismos (proverbios cortos y vigorosos), canciones, parábolas, alegorías, acertijos y discursos, además de proverbios. En la Biblia, la enseñanza de la sabiduría no se limita a los libros mencionados. Oseas, Isaías y otros profetas utilizaron dichos y parábolas en sus discursos. Jesús mismo se basó con frecuencia en la literatura sapiencial para enseñar, y la epístola de Santiago se apoya mucho en el concepto de la sabiduría para señalar cómo debe vivirse la fe. Y sobre todo, la Biblia declara que Jesucristo es la encarnación perfecta de la sabiduría (Colosenses 2:3).

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN 1

1. ¿Cuáles cinco libros del Antiguo Testamento son considerados libros sapienciales ya sea en su totalidad o en parte?

2. ¿Cuál es la diferencia de énfasis entre estos libros y otros escritos del Antiguo Testamento?

3. ¿Qué nos revela el carácter individual y personal de los libros sapienciales?

4. ¿Cuáles son los tres tipos de sabiduría que describe el Antiguo Testamento?

5. ¿A quién iba dirigida la literatura sapiencial?

6. ¿Cuál era el propósito de la literatura sapiencial?

7. ¿Qué descubrimiento importante sobre la verdad hace el escritor de Eclesiastés?

8. ¿Cuáles son los tres énfasis de los Salmos que permiten relacionar este libro con otros escritos sapienciales?

9. ¿Qué es lo que distingue al idioma hebreo?

10. ¿Cuáles dos ventajas tiene el lector en español al leer las traducciones del hebreo?

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NOTAS DE LA LECCIÓN 2 LA TEOLOGÍA DE LOS LIBROS SAPIENCIALES LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumen 3) La literatura sapiencial del Antiguo Testamento condensa la visión y experiencia que tiene el pueblo hebreo sobre la creación ordenada por Dios y la posición del hombre dentro de ella. La sabiduría es más que conocimiento o inteligencia. Incluye la capacidad mental de comprender y el sentimiento de regocijarse por el significado interior, la coherencia, la belleza y los principios eternos sobre los cuales se fundamenta la existencia. La sabiduría es la capacidad dada por Dios para lidiar en forma inteligente con las distintas experiencias de la vida, lo cual resulta en una genuina bendición para los participantes. Proverbios encarna una sabiduría optimista que nació en la era dorada de Israel. Su tema se expresa en el famoso refrán: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría” (Proverbios 9:10, Salmos 111:10). El hombre sabio conoce y obedece las leyes de Dios y por tanto, disfruta de una vida larga y llena de bendición. El hombre necio no sigue el orden de Dios y se acarrea una rápida destrucción. Eclesiastés, por su parte, subraya la futilidad de una vida que, a pesar de haber seguido externamente los dictados de la sabiduría, ha sido internamente egoísta y ha buscado la gratificación personal. La sabiduría que no procura una relación dinámica con Dios conduce inevitablemente a la desesperación. La literatura sapiencial del Antiguo Testamento alcanza su mayor profundidad en Job, donde se relata la saga de un hombre justo que vive según los dictados de la sabiduría proverbial y aún así es catapultado por la catástrofe. En ese libro se enfrentan lo demoníaco, el principio de la irracionalidad y el problema del mal en la existencia humana. Y a pesar de todo, en medio del inexplicable sufrimiento, se yergue la fe de Job para afirmar: “Pero yo sé que mi Redentor vive, y que al fin se levantará sobre el polvo, y que después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios” (Job 19:25-26). Sorprendentemente, el Nuevo Testamento no cita ni alude a la literatura sapiencial en forma directa. Esto no se debe a que la sabiduría colectiva del pueblo hebreo sea falsa, sino probablemente a que esa sabiduría ya no es necesaria como medio para conocer la salvación de Dios. En contraste con la sagrada sabiduría del Antiguo Testamento, la sabiduría secular del hombre no tiene poder para llevar a un verdadero conocimiento de Dios (1ª de Corintios 1:21). Así como las obras de justicia no nos pueden hacer merecedores del favor de Dios, así tampoco la sabiduría humana nos puede hacer adquirir conocimiento de Dios.

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Sin embargo, hay una sabiduría del Espíritu que acomoda los pensamientos espirituales en palabras espirituales (1ª de Corintios 2:13). La sabiduría que debemos anhelar profundamente no es la que deriva de la reflexión humana, sino de la revelación divina. Esta sabiduría se encarna en Jesucristo, “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Colosenses 2:3). Los seguidores de Jesús llevan las marcas de la sabiduría, que son humildad, santidad y semejanza de Cristo (Santiago 3:13-18). El carácter amplio y comprehensivo de los libros sapienciales dificulta la confección de un resumen de su teología. Aún así, si logramos ver el esbozo teológico general, podemos abarcar toda la extensión de la sabiduría y comprenderla mejor. Los libros sapienciales dejan ver cuán maravillosamente variada es la doctrina de Dios. Mediante la experiencia humana de Job, por ejemplo, pasamos de un Dios como Ser omnipotente y todopoderoso a un Dios todopoderoso y benevolente. Sin embargo, la diversidad de perspectivas en la literatura sapiencial de la Biblia parece ceder a ciertos factores comunes. Puesto que la sabiduría bíblica nos enseña que el hombre busca a Dios o elementos similares en el universo, se puede inferir lógicamente que la perspectiva de Dios se dará más frecuentemente en los términos de esos elementos definidos por la sabiduría, es decir, en términos de la justicia divina, los valores humanos, la felicidad humana, las maravillas del mundo físico y cosas parecidas. Puesto que la sabiduría persigue estabilidad social y personal, se centra, primeramente, en las dimensiones de lo personal y social de la vida humana, y en segundo plano, en el mundo físico con el que el hombre se relaciona y con el que busca cohabitar en armonía. I.

La doctrina de Dios

La doctrina de Dios es un elemento clave en la literatura sapiencial, aún cuando en ella Dios no se comunica tan íntimamente como lo hace por medio de los profetas. Su modo de revelarse es más bien mediante la razón y la naturaleza del ser humano. No deja al ser humano a la deriva para que comprenda el universo sin ayuda de Dios. La Ley está a la base del proceso. En raras ocasiones recibimos una palabra más directa de Dios, como en el poema de Job sobre la sabiduría (Job 28:28) o en los discursos de Dios (Job 38:1—42:6). Cuando hablamos del antiguo “humanismo” religioso no nos referimos al humanismo que coloca al hombre por encima de Dios, y el “humanismo” de la sabiduría bíblica no supone que todo lo que el hombre debe trabajar es razonamiento humano y orden natural. La suposición de que Dios opera por medio de la mente humana y de la naturaleza es vital para el sistema de pensamiento que vemos en estos libros. Partiendo de esa suposición, la sabiduría inicia por el orden natural la búsqueda de una comprensión más profunda del Dios que creó y controla el mundo y la existencia humana. II. Dios como Creador Uno de los atributos de Dios que vemos en la Biblia es Su poder y actividad para crear. La sabiduría se aboca a responder la pregunta: “¿Cómo llegaron a ser el mundo y la vida humana?” En otras palabras, la sabiduría descansa segura sobre la doctrina de que Dios es el Creador del mundo y le exige al hombre estudiar cuál es el comportamiento correcto para con sus congéneres, puesto que todos fueron creados por Dios. La doctrina sobre la creación que expone el Antiguo Testamento obliga a una perspectiva universal sobre Dios, puesto que Él creó todo el mundo y a Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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toda la humanidad. El bajo perfil de la doctrina de la redención en estos libros no implica que la redención no fuera importante para los sabios. Es más, los libros sapienciales acentúan el papel creador de Dios en relación con el universo, y por tanto, relacionan al hombre con Dios desde el inicio de todas las cosas. La doctrina de la redención sólo se puede entender en sus proporciones universales si se reconoce que el Redentor es al mismo tiempo el Creador. Aunque la literatura sapiencial no detalla ese pensamiento, aporta una parte teológica de la doctrina del Antiguo Testamento para respaldar el contenido redentor de la Ley y los Profetas. III. Dios, el originador de la sabiduría En lugar de transmitirle palabra profética al pueblo de Dios, la literatura sapiencial muestra a un Dios que se comunica con la humanidad por medio de la “sabiduría”. Como principio de revelación, éste es el método que usa Dios para impartirle conocimiento al hombre. Sin conocimiento, el mundo y la vida humana se ven despojados de significado. La sabiduría es la fuerza que Dios creó antes del mundo y permea el universo y el orden social de los seres humanos. Según los libros sapienciales, la respuesta que le demos a la sabiduría—medio de la revelación divina—determinará la felicidad y bienestar que disfrutemos. Una respuesta positiva a la revelación divina es en verdad una respuesta positiva al Creador de la sabiduría. IV. El temor del Señor y la sabiduría La estrecha relación entre el hombre y la sabiduría adopta la forma de “temor del Señor”. Esto es básicamente lo que se puede llamar una relación “personal” con Dios, porque en la literatura sapiencial describe el encuentro del ser humano con Dios. La frase “el temor del Señor” revela la suma total de la relación del hombre con Dios. No es sólo una emoción, ni las palabras “asombro” o “reverencia” expresan el significado pleno del término. Es una declaración que abarca adoración al Señor, o religión, la suma total de la relación humana con Dios. Job iguala el temor del Señor con la sabiduría (28:28), mientras que en otros libros se equipara al “principio de la sabiduría” (Salmos 111:10, Proverbios 9:20, 1:7 y 15:33). La vida que es buena y exitosa se logra sólo por medio de esa sabiduría que prolonga la vida (Proverbios 10:27), y es el camino, la fuente de la vida y la fuente de la confianza personal y satisfacción del ser humano. Por medio de la sabiduría se evita el mal (Proverbios 16:6). Un teólogo define el temor del Señor como la “disciplina” del Señor, pues mantiene la búsqueda de esa sabiduría por la senda correcta. Y sin duda algo hay de disciplina en el temor del Señor, pero ese temor es más que sólo un medio para alcanzar un fin. Es el fin en sí mismo, la vida buena que se vive en armonía con Dios, los hombres y el mundo. En palabras llanas, es lo que hoy día queremos decir con la expresión: “Dios ocupa el primer lugar en mi corazón y mi vida”. El mandamiento que dice que no podemos tener otros dioses fuera de Él, revela que debemos ponerlo a Él en primer lugar en términos de respeto, reverencia, temor, amor, devoción y dedicación. V. La doctrina del hombre La literatura sapiencial toma el común denominador más pequeño del orden social—el individuo—y le instruye cómo debe contribuir a la estabilidad social. El cambio social suele ocurrir porque los individuos cambian. Los escritores de los libros sapienciales exploraron y Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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reconocieron el potencial del ser humano. Para ellos, el hombre es una criatura maravillosa dotada de razón y voluntad, y plenamente responsable de sus actos. Esa criatura ha sido llamada a ser responsable, y la forma en que acepte ese reto determina su destino en la vida. Por tanto, las debilidades humanas—pereza, codicia, despilfarro de recursos—no deben tener lugar en la disposición del individuo, porque niegan la responsabilidad personal de utilizar plenamente todas sus dotes. La literatura sapiencial invita al ser humano a vivir a la altura de su potencial. No le permite escapar de su responsabilidad. La sabiduría bíblica mira al hombre tanto individual como colectivamente a la luz del mandato bíblico: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; ejerced potestad sobre los peces del mar, las aves de los cielos y todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Génesis 1:28). La forma en que el ser humano acepte y ejecute esta responsabilidad será determinante para su destino. Según la Biblia, el principio universal básico de la sabiduría es que el universo físico y moral opera según la ley de la causa y el efecto. Esto significa que en la esfera de las acciones humanas, las buenas obras reciben recompensa y las malas obras reciben castigo. El pecado se castiga y el castigo es punitivo. La idea de que el sufrimiento o castigo sean medidas de disciplina o enseñanza y que su fin es hacer volver al hombre al camino correcto, queda evidenciada en los discursos de los amigos de Job. Sin embargo, Job afirma que el sufrimiento no es necesariamente un resultado del pecado, puesto que él no ha hecho nada malo. Decide, aún así, buscar explicación para el sufrimiento y concluye que puede ser la manera en que Dios prueba la lealtad del hombre. En palabras de Job: “Mas él conoce mi camino: si me prueba, saldré como el oro” (Job 23:10). Desde la perspectiva de las buenas obras, la justicia es también una recompensa. Las buenas obras son recompensadas con bendiciones temporales. Proverbios 10:6 dice: “Hay bendiciones sobre la cabeza del justo, pero la boca de los malvados oculta violencia”, aunque Job halló que esta doctrina no aplicaba a su situación, porque habiendo vivido una vida recta, aún así sufría. EL LIBRO DE JOB Los seres humanos han reñido por mucho tiempo y con gran seriedad en cuanto al problema y la razón del sufrimiento humano. El libro de Job es el más brillante de todos los esfuerzos hechos en la literatura de la humanidad. El texto habla de un hombre cuyo nombre es el título del libro. Este libro abre con un prólogo en prosa que describe a Job como un hombre adinerado y de correcto proceder. Por una serie de calamidades se ve despojado de todas las posesiones y pierde a todos sus hijos. La pregunta que se lanza en el prólogo es si Job podrá o no conservar su integridad frente a tal sufrimiento. En Job 2:10 se nos informa que sale victorioso: “En todo esto no pecó Job con sus labios”. Además de presentar el escenario para una discusión más profunda sobre el significado e importancia del sufrimiento, el prólogo también aporta una lista de personajes. Dios es el Yahvé hebreo, el Señor del cielo y de la tierra. Satanás aparece como el adversario de Job. Job, el héroe, es un ciudadano adinerado de la tierra de Uz y tiene tres amigos: Elifaz el temanita, Bildad el suhita y Zofar el naamatita. Estos tres hombres llegan a consolar a su viejo amigo. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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El cuerpo del libro es un diálogo entre estos cuatro amigos. Los “consoladores” están seguros de que el sufrimiento de Job se debe a algún pecado que su amigo ha ocultado. Están ciertos que el asunto se resolverá por medio de la humildad y el arrepentimiento. Por su parte, Job insiste en que, aunque posee las debilidades humanas normales, no ha cometido pecado alguno que explique el infortunio que está viviendo. No está de acuerdo con sus amigos en que el pecado y el sufrimiento estén siempre unidos en una secuencia directa de causa y efecto. Pareciera que en este punto, el autor del libro desea que Job salga vencedor en la discusión con sus consoladores. En el grupo también está presente un joven llamado Eliú, el cual guarda silencio y no se menciona al principio. Interviene en la discusión después de tres rondas de disputa entre los demás. Se siente indignado que Job tenga una actitud impía hacia la providencia de Dios. Igualmente indignado está contra los tres amigos por su incapacidad de convencer a Job de que es culpable. Con cuatro discursos, a los que Job no responde, Eliú expresa su fuerte oposición a los sentimientos de Job y su desacuerdo en relación con la razón del sufrimiento. Aunque mantiene la posición básica de los otros consejeros, Eliú enfatiza la providencia de Dios en todos los eventos humanos y el valor disciplinario del sufrimiento. Ensalza la grandeza de Dios y con eso como base, afirma que la aflicción del ser humano tiene la finalidad de instruir. Si Job confiara y fuera humilde, vería que Dios desea guiarlo a una vida buena. Es después de esto que el Señor habla desde un torbellino. Job recibe la respuesta de su repetida petición: que Dios aparezca y le indique la razón de su sufrimiento. Sin embargo, Dios no menciona el problema individual de Job, ni toca los problemas que éste ha expuesto. Más bien, deja en claro quién es Él y la relación que Job y todo hombre deben tener con Él. A la luz de la gloria y el poder de Dios, Job se abruma y se humilla. Cuando ve a Dios en Su luz verdadera, se arrepiente de la imprudencia de sus palabras y de su actitud. El epílogo describe cómo Dios restaura al arrepentido y humillado Job y le concede el doble de su prosperidad anterior. Cuando se le devuelven amigos y familia, Job vive una vida larga y feliz—de hecho, 140 años más, y muere “muy anciano, colmado de días” (Job 42:17). Con frecuencia se lanza la pregunta de si Job fue un hombre real y si el libro de Job narra una historia verdadera. Son dos preguntas que no tienen una misma respuesta. La existencia de un Job, que tenía la reputación de ser justo, la atestigua Ezequiel (14:14): “Si estuvieran en medio de ella estos tres hombres: Noé, Daniel y Job, sólo ellos, por su justicia, librarían sus propias vidas, dice Jehová el Señor.” Es muy probable que el texto básico del libro se basara en un personaje real con ese nombre. Pero no se debe suponer, con base en este hecho, que el libro de Job describe un evento histórico completo. Sólo por una revelación especial pudo el autor haber tenido acceso a información de las dos escenas que acaecen en el cielo y se describen en los capítulos 1 y 2. Es más, es evidente que el prólogo establece el entorno de la discusión que el autor tiene en mente. El diálogo entre los amigos es poesía altamente estilizada y no una discusión espontánea. Estos y otros aspectos han llevado a la opinión general que el texto básico del libro es una vieja historia de un hombre real que sufrió inmensamente. Un autor no nombrado utilizó este material Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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para analizar el significado del sufrimiento humano y la relación de Dios con ello, cosa que logra brillantemente. En general, los estudiosos del Antiguo Testamento concuerdan en que buscar el autor de este libro es un esfuerzo destinado al fracaso. En ninguna parte del libro se indica la identidad del hombre que creó esta obra maestra. No sólo calla sobre su origen, sino que no hay indicios independientes en la Biblia que hablen de quién fue el autor. Es cierto que Ezequiel habla de un hombre llamado Job que era conocido por su justicia, y que Santiago lo menciona como ejemplo de paciencia, pero estas referencias son del individuo llamado Job y no refieren a la identidad del autor del libro. Se han hecho muchas sugerencias en cuanto a quién pudo haber escrito el libro, entre ellas el mismo Job, Moisés y muchas personas no identificadas que vivieron entre el período de los patriarcas y el tercer siglo antes de Cristo. Pero aunque nunca lleguemos a saber el nombre del autor, hay cualidades de éste que podemos extraer de la obra que dejó. Quienquiera que haya sido, fue uno de los escritores más grandes del mundo. Todas las listas de las grandes obras literarias incluyen el Libro de Job. De hecho, muchos lo colocan en el primer lugar de las listas. Para Alfred Tennyson, Job es el más grande poema de los tiempos antiguos y modernos. Es probable que el autor de Job haya sufrido mucho en su propia vida o haya tenido una capacidad inusual para entender a los que sufren. Además de ser muy sensible, era profundamente religioso. Poseía una percepción fuera de lo común sobre la naturaleza humana y estaba bien familiarizado con el mundo en que vivía—el mundo de la naturaleza, las ideas y la literatura. No queda claro si el autor fue israelita, aunque este punto puede debatirse. Los que creen que no fue judío señalan que el nombre del Dios de Israel—Yahvé—se menciona poco, excepto en el prólogo y el epílogo, que están en prosa. En el diálogo, que está en verso, se utilizan términos que eran de uso general entre los pueblos vecinos de Israel. Por otro lado, los que creen que el autor sí fue israelita señalan que este libro es literatura sacra israelita y preserva y canoniza la historia. Es más, aunque la literatura “sapiencial” era conocida desde los tiempos antiguos en el Cercano Oriente, las ideas teológicas del libro de Job calzan mejor con el trasfondo y el marco de referencia de la Biblia que con cualquier otra cosa. Suponemos que el autor desconocido del libro utilizó como héroe de su diálogo a un hombre histórico “de Uz” llamado Job, que era bien conocido por ser sufrido e íntegro. Otras preguntas de la autoría quedan necesariamente sin resolver. Con gran acierto, Lord Byron escribió: “La verdad siempre es extraña; más extraña que la ficción.” Sin duda, el libro de Job da fe de esto. No es ficción religiosa pues Job fue una persona real, no un personaje imaginario. Y porque fue un hombre real que vivió experiencias reales, puede decirnos lo que debemos saber sobre la vida y los problemas en este mundo real. Es probable que no haya otro problema, aparte del dolor, que haya ocupado tanto la mente y corazón del hombre en manera tan universal. La fe hebrea y la fe cristiana han tratado de conciliar este gigantesco problema y el libro de Job es la formulación clásica de la postura hebrea al respecto. El espíritu y la teología del libro son partes tan fundamentales del tejido del cristianismo, que innumerables cristianos han leído este libro, se han identificado con su héroe, se han alimentado Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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de su revelación avasallante y han tenido la extraña sensación de que, a pesar de haber ocurrido en un contexto precristiano, le habla a los problemas del día moderno. Los primeros tres capítulos nos presentan al hombre Job y revelan cuatro aspectos importantes de él.

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN 2

1. ¿Por qué es necesario ver en forma general el contenido teológico de los libros sapienciales?

2. ¿Qué es lo que los libros sapienciales procuran primeramente?

3. ¿Cuáles son los dos énfasis de los libros sapienciales?

4. Aunque la doctrina de la redención tiene un bajo perfil en los libros sapienciales, ¿qué es lo que éstos enfatizan al respecto?

5. En lugar de transmitir la palabra del profeta al pueblo de Dios, ¿qué hace la literatura sapiencial?

6. ¿Cuál es el resultado cuando se responde positivamente a la sabiduría?

7. ¿Qué frase en los libros sapienciales describe el encuentro personal del ser humano con Dios?

8. ¿A qué “denominador común más pequeño” del orden social le hablan los libros sapienciales?

9. ¿Qué ocurre cuando el hombre asume su responsabilidad personal?

10. ¿Por qué afirman los libros sapienciales que las debilidades humanas, tales como la pereza, la codicia y el despilfarro de recursos, no tienen lugar en el ánimo del individuo?

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NOTAS DE LA LECCIÓN 3 LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumen 3)

INTRODUCCIÓN El tema más obvio del libro de Job es el sufrimiento de los justos, aunque el libro también abarca otra gran cantidad de temas. Los enfoques básicos que se han utilizado para explicar el problema central de este libro se pueden dividir en dos categorías: enfoques teológicos y enfoques existenciales. El enfoque teológico, para explicarlo de algún modo, se centra en la pregunta universal sobre justicia, maldad y sufrimiento inmerecido. En contraste, el enfoque existencial no se preocupa por los asuntos teológicos en sí, sino por la experiencia teológica, es decir, por la forma en que la persona se relaciona con Dios y los asuntos universales. Para los que se acercan teológicamente al libro de Job, el punto central es el mal. Aunque el mal es quizás el contexto más amplio, el autor no se preocupa por resolver este álgido problema, sino por deshojar las capas de la vida y del pensamiento hebreo, dejando al desnudo el núcleo de una atrevida especulación: ¿Cuál es la solución cuando la justicia de Dios y la justicia del hombre chocan entre sí? Aunque el acercamiento teológico al libro de Job es fundamental, un enfoque existencial aporta elementos complementarios que permiten comprender el libro. Es innegable que Job emprendió un viaje de fe. Se ha dicho que el debate de los sufrimientos de Job destaca el problema de la trascendencia de Dios: “¿Cómo le es posible al Dios Altísimo involucrase en los asuntos de los hombres?” La respuesta que le da el libro de Job a esta pregunta es la sumisión. Job lucha con la vida movido por una sumisión humilde (en el prólogo); luego pasa a un desafío atrevido (en el diálogo), y termina en una sumisión más informada después de los discursos de Dios que estudiaremos más adelante. Surge la pregunta de si Dios puede actuar sin ayuda del hombre. Por supuesto que sí. El hombre es obra de Dios, y no Dios invención del hombre. Dios tomó la iniciativa y es quien pregunta: “¿No te has fijado en mi siervo Job?” Y es Él quien resuelve el problema al final, respondiéndole a Job desde un torbellino. La importancia de Job y el significado de su experiencia religiosa empiezan y acaban en Dios, cuya naturaleza inmanente lo comprometen con Su criatura humana, de quien dice: “No hay otro como él en la tierra”. Una vez colocado en perspectiva el punto central, queda clara la finalidad del libro. El libro de Job se escribió para sondear las vastas regiones y los profundos abismos de la justicia de Dios en el mundo. Es nuestro principal ejemplo bíblico de la teodicidad (rama de la teología que intenta justificar el que Dios permita el mal en el mundo). El libro de Job investiga el problema de la justicia divina. La escuela sapiencial del antiguo Israel era famosa por su ejercicio intelectual y espiritual. Las áreas filosófica y teológica de la justicia divina en el libro de Job se presentan en forma personal y a manera de experiencia, de forma que trae lo hipotético al área práctica de la vida. Job es un ejemplo real del sufrimiento extremo y es precisamente esa realidad (así como la profunda fe de su héroe) la que ha sido fuente de consuelo y seguridad para quienes han sufrido Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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en todas las edades. En Job, los santos que sufren tienen a alguien con quien se pueden identificar. Autor Simplemente no hay forma de determinar quién escribió esta maravillosa pieza de literatura religiosa. Sin embargo, podemos estar seguros que el autor fue un hebreo o israelita que expuso un monoteísmo puro y cuya fe en el Dios justo y omnipotente fue inconmovible. Por causa de esa seguridad espiritual fue capaz de desafiar al Dios Altísimo (sin ofenderlo) para que explicara las obras internas de Su orden universal y por tanto, explicara aquello de Su naturaleza que estaba demasiado nebuloso en la mente del autor. Desafió al espíritu humano para que fuera más allá de una explicación puramente mecánica del orden moral e ingresara en el dominio de la óptica divina, donde el misterio cósmico se resuelve en la misma naturaleza de Dios. El autor de Job no fue un pensador común y el mundo ha conocido a pocos como él. Su nombre está en el anonimato, pero su espíritu y su fe están escritos indeleblemente y para siempre en el corazón de los hombres. Estructura literaria El libro de Job tiene 42 capítulos y se divide en tres partes: (1) el prediálogo, (2) el diálogo y (3) el posdiálogo. Cada parte se subdivide de esta forma: I.

Prediálogo, capítulos 1-3 A. Prólogo, capítulos 1-2 B. El monólogo de apertura de Job, capítulo 3

II. Diálogo, capítulos 4-27 A. Primer ciclo, capítulos 4-14 B. Segundo ciclo, capítulos 15-21 C. Tercer ciclo, capítulos 22-27 III. Posdiálogo, capítulos 28-42 A. B. C. D. E.

Poema sobre la sabiduría, capítulo 28 El monólogo de cierre de Job, capítulos 29-31 Discursos de Eliú, capítulos 32-37 Interacción entre Dios y Job, capítulos 38-42:6 Epílogo, capítulo 42:7-17

Del prólogo extraemos que Job fue un hombre que usaba la religión para interpretar todos los asuntos de su vida. Cuando surgían problemas, le era natural interpretarlos en términos de su fe. Incluso cuando a la pérdida personal se le sumó la aflicción física, mantuvo su integridad religiosa (2:10). No obstante, más adelante las oscuras profundidades del sufrimiento emocional y físico lo llevaron a reexaminar los dogmas teológicos que inicialmente le habían permitido responder con tanta confianza. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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El problema lo vemos enfocado en la declaración que hace el autor en el prólogo: “En todo esto no pecó Job con sus labios” (2:10) y en la confirmación de Dios en el epílogo: “No habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job” (42:7). Puesto que el autor de Job se acuerda de reafirmar la rectitud de Job en el epílogo, no es probable que haya hecho la primera en el prólogo para luego olvidarla mientras escribía el diálogo. El poema sobre la sabiduría, en el capítulo 28—un discurso sobre la sabiduría y la declaración final de Job de que el temor del Señor es la sabiduría—nos enseña que aunque Job no podía ver a través del misterio de su sufrimiento, sabía que debía seguir fiel en el temor al Señor, pues quienes temían a Dios serían juzgados por un principio diferente al de causa y efecto que esgrimían sus amigos. Los discursos de Eliú, en los capítulos 32:1-37:24, también han sido criticados porque Eliú aparece inesperadamente y no añade mucho al argumento del diálogo, además de que el lenguaje de esos discursos es diferente del que se usa en el resto del libro. Sin embargo, la razón para la aparición no anticipada de Eliú se explica en su discurso de apertura. Era joven y por eso había sido desplazado por los hombres mayores en asuntos de tanta importancia. Se creía que la sabiduría residía en los ancianos y Eliú respetaba esa tradición. El que fuera introducido por el autor como un hombre joven y airado (cosa que se menciona cuatro veces) tiene un significado obvio. Estaba airado con los amigos de Job porque no habían logrado refutar sus palabras, y estaba airado con Job porque insistía en declararse inocente a expensas de la propia justicia de Dios. Para evitar la crítica de los jóvenes, a quienes usualmente se dirigían los libros sapienciales, el autor permite que Eliú se desahogue. Con esto el autor demostró que la sabiduría no la tienen ni los jóvenes ni los ancianos y experimentados, sino sólo Dios. Además, nos preparó para los discursos de Dios. Los discursos de Dios. Estos discursos son la parte más determinante del libro, pues nos enfrentamos a la pregunta de por qué sufre el inocente y a la teodicidad (recordemos que la teodicidad es la rama de la teología que busca justificar a Dios por permitir el mal en el mundo). ¿Ofrece el autor de Job una solución a la pregunta de por qué sufre el inocente? Si es así, el misterio de esto se revela en los discursos de Dios. Problemas hermenéuticos La hermenéutica es la ciencia de la interpretación, especialmente la interpretación de las Escrituras. Esta rama de la teología lidia con los principios de la interpretación bíblica, comprendida como la búsqueda y exposición de los significados originales del texto bíblico. Un prerrequisito para captar el significado de cualquier pasaje o libro es conocer un medio adecuado para interpretar ese tipo particular de literatura. El libro de Job merece este análisis detallado, tanto como lo merecen Apocalipsis y Génesis. No necesitamos hilar fino en cuanto a los problemas y procedimientos implicados en los libros sapienciales; sin embargo, hay cuatro puntos fundamentales que afectan decisivamente la interpretación de Job: (1) La unidad del libro, (2) la mitología, (3) el Satanás del prólogo y (4) la relación del libro con el Nuevo Testamento. a) La unidad literaria de Job Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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El primer principio hermenéutico para interpretar este libro es verlo como un todo. Aunque todas las divisiones son importantes y cada una tiene un mensaje, se debe tomar en cuenta la unidad literaria de Job para determinar el mensaje del libro. b) La mitología y Job Algunos intérpretes han criticado el libro de Job porque en él hay elementos mitológicos. Si examinamos lo que escribió más recientemente John Milton, autor de El paraíso perdido (Paradise Lost), descubrimos que alude frecuentemente a la mitología griega, aunque no apoya ese sistema. El lenguaje poético hace que se utilicen palabras e ilustraciones mitológicas, sin que por ello se abrace ese sistema religioso. El libro de Job se escribió en un contexto donde la mitología formaba parte de la vida diaria. El lenguaje de ese mundo fue influenciado por los sistemas religiosos paganos, elementos que el escritor de Job no eliminó, así como tampoco hemos nosotros eliminado las alusiones mitológicas en nuestro lenguaje, tales como “fortuna” o “atormentar”. De hecho, las mitologías del mundo han aportado conceptos al lenguaje que han pasado a ser los medios del significado. Pero Job no abrazó ningún sistema mitológico. Job sabía que Dios era su único recurso. Nunca dio la impresión de que podía acudir a otros seres divinos si Aquel a quien conocía como Dios no le respondía. Por la misma razón que Dios era el único que podría contestar la pregunta de la justicia y la verdad, Job se dirigió sólo a Él. Si Job hubiera creído en un sistema mitológico, fácilmente se hubiera dirigido a algún miembro de la gran nube de “dioses” de su cultura. Pero no lo hizo. El que Satanás no aparezca en el diálogo nos inclina a pensar que una solución al problema de Job vino, en última instancia, dentro de un marco de referencia monoteísta y no mitológico. Por último, Ezequiel nombra a Job junto con Noé y Daniel como ejemplos de justicia. Y como Ezequiel se oponía a la adoración pagana y a la idolatría, es fácil concebir que si hubiera tenido alguna noción de que Job y Daniel tuvieran asociaciones idólatras, no los habría nombrado como ejemplos de hombres santos y monoteístas que llevaban una vida de justicia. c) El Satanás del prólogo Es obvio que al contar su historia, el autor está conciente de ciertos peligros. Por esa razón, evita cuidadosamente dos interpretaciones erróneas. La primera es incluir a Satanás entre “los hijos de Dios”. Después de mencionar que llegaron ante Dios, dice: “Y entre ellos vino también Satanás”. La segunda idea errónea que podría surgir es creer que Satanás representaba una amenaza para la soberanía de Dios. Por tanto, en ambas comparecencias de Satanás ante el Señor, el autor se esfuerza mucho para mostrar que Satanás no puede actuar sin el consentimiento de Dios. Podemos concluir que en Job 1 y 2, Satanás no es el archienemigo de Dios sino sólo su adversario. Pero no es un rival para Dios, aún cuando haga exigencias, pues debe trabajar dentro del campo de acción que Dios le permita. Y el autor, cuyo objetivo no es demostrar que Satanás se equivoca sino que Job es justo, no siente la necesidad imperiosa dentro del marco de su historia y teología el volver a mencionar a Satanás. El papel de Satanás fue para propiciar la acción, pero no concluirla. La integridad entre Dios y el hombre es algo que ni el adversario de Dios y de los hombres puede destruir. d) Job y el Nuevo Testamento Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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Finalmente, debemos evitar la tentación de utilizar conceptos neotestamentários para darle al libro de Job una forma que se ajuste al Nuevo Testamento. El significado de Job y su impacto total son mucho más bellos e impresionantes si permitimos que nos hablen desde su propio entorno. Que Job deseaba fervientemente un intermediario es innegable. Que predijo a Jesucristo, nuestro Intercesor, no es creíble. Sin embargo, desvió la atención hacia el vacío que había, hacia la necesidad que todo corazón atribulado reconoce. En este aspecto, anticipó al Salvador encarnado. Pero hay una importante diferencia entre anticipar y predecir proféticamente—lo primero es un deseo ferviente, la expresión de un vacío que necesita ser llenado; lo segundo es una promesa, la presencia intangible de un cumplimiento en el futuro. Este futuro cumplimiento no lo encontramos en Job.

ANÁLISIS DEL LIBRO DE JOB PRÓLOGO DELINEAMIENTO DEL DILEMA (1:1—2:13) San Agustín dijo: “Confía el pasado a la misericordia de Dios, el presente a Su amor y el futuro a Su providencia”. En los primeros tres capítulos del libro de Job se nos presenta al hombre y aprendemos cuatro cosas importantes de él: (1) su prosperidad, (2) su adversidad, (3) su fidelidad y (4) su miseria. 1. La prosperidad de Job (1:1-5) La tierra de Uz estaba probablemente en Edom o cerca de allí. Elifaz, uno de los amigos de Job, provenía de Temán, ciudad relacionada con los edomitas. Su carácter (Job 1:1). Job fue “perfecto y recto”. Es decir, estaba plenamente formado y maduro en cuanto a su carácter y era “recto” en su conducta. La palabra que se traduce como “perfecto” tiene relación con “integridad”, otra palabra importante en el libro de Job. Las personas íntegras son personas plenamente formadas, sin hipocresía ni duplicidad. Ante las acusaciones de sus amigos y el silencio de Dios, Job mantuvo su integridad y al final, el Señor lo reivindicó. Su familia (Job 1:2). Job era próspero en cuanto a familia. Los eventos de este libro ocurrieron en la era patriarcal, cuando tener una familia numerosa se consideraba una bendición de Dios (Génesis 12:2, 13:16, 30:1). Sus hijos probablemente se llevaban muy bien entre ellos porque se reunían frecuentemente para celebrar los cumpleaños. Esto habla muy bien de la forma en que Job y su esposa los habían criado. El que su padre realizara sacrificios después de cada fiesta de cumpleaños no prueba necesariamente que las celebraciones fueran malvadas, sino sólo que Job era piadoso y deseaba estar seguro que su familia estuviera a derecho con Dios. Sus posesiones materiales (Job 1:3). En aquellos días, la riqueza se medía básicamente en términos de tierras, animales y sirvientes, y Job tenía estas tres cosas en abundancia. Pero ser rico no lo alejó de Dios. Reconocía que el Señor le había dado su riqueza (Job 1:21) y utilizaba esa riqueza generosamente para el bien de los demás. Job no habría tenido problema alguno para obedecer lo que Pablo escribió en 1ª Timoteo 6:6-19. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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Sus amigos (Job 2:11). Si bien es cierto que sus tres amigos lo hirieron profundamente, Job no dejó de considerarlos sus amigos. Cuando supieron de las calamidades de Job, viajaron grandes distancias para visitarlo y se sentaron en silencio con él para mostrar empatía. Su error fue creer que debían explicar la situación de Job y decirle cómo debía cambiarla. “Mi mejor amigo”, dijo Henry Ford, inventor del primer automóvil de Estados Unidos, “es aquel que hace que yo dé lo mejor de mí”, pero los amigos de Job, ¡hicieron que Job diera lo peor de sí! Con todo, Job y sus amigos se reconciliaron al final y probablemente su relación fue luego más profunda que antes. Tener amigos verdaderos, incluso si éstos no siempre están de acuerdo con nosotros, es tener realmente una gran riqueza. 2. La adversidad de Job (1:6-19) Job se vio despojado de su riqueza en un solo día. Sabía lo que había ocurrido, pero no sabía por qué. Puesto que el autor nos permite visitar el salón del trono celestial y nos deja escuchar la conversación entre Dios y Satanás, nosotros sí sabemos qué fue lo que causó la destrucción y por qué fue permitida. Pero si no tuviéramos ese conocimiento, probablemente pensaríamos lo mismo que pensaron los amigos de Job y lo culparíamos de su tragedia. La acusación de Satanás contra Job fue realmente un ataque contra Dios. Los tres amigos de Job insistieron en que sufría porque había pecado, pero eso no era cierto. Eliú le dijo que Dios estaba castigándolo para que fuera un mejor hombre, y esto en parte fue cierto. Pero la razón fundamental para el sufrimiento de Job fue silenciar las acusaciones blasfemas de Satanás y demostrar que un hombre puede honrar a Dios incluso cuando lo ha perdido todo. Esta batalla fue “en las regiones celestes” (Efesios 6:12) pero Job no lo sabía. La vida de Job fue el campo de batalla donde se enfrentaron las fuerzas de Dios y las de Satanás en una guerra espiritual para definir la pregunta de “¿Es Jehová Dios digno de la adoración del hombre?” Hoy entendemos mejor por qué Job se resistió a seguir el consejo de sus amigos. Ellos deseaban que Job se arrepintiera de sus pecados para que Dios alejara el sufrimiento y lo prosperara de nuevo. Pero Job no podía “inventar” un pecado en su vida sólo para arrepentirse y “ganarse” la bendición de Dios. En lugar de ello, se aferró a su integridad y bendijo a Dios aún cuando no comprendía lo que Él estaba haciendo. ¡Esto fue la verdadera derrota del príncipe de las tinieblas! Cuando nos mantenemos en el camino de la obediencia y pasamos por una dura prueba, debemos recordar 1ª de Corintios 10:13, donde se nos dice que Dios nos dará una ruta de escape para poder soportar cualquier cosa que nos sobrevenga. Hasta que lleguemos al cielo desconoceremos por qué ocurren ciertas cosas; en el mientras tanto debemos caminar con fe y decir al igual que Job: “¡Bendito sea el nombre de Jehová!” 3. La fidelidad de Job (1:20-22) Las huestes del cielo y del infierno afinaron el oído para escuchar lo que respondió Job ante la pérdida de riquezas e hijos. Job expresó su dolor según la usanza de sus días, porque Dios espera que seamos humanos. Pero luego adoró a Dios e hizo una profunda declaración de fe (Job 1:21). En medio de su pena, volvió la mirada al pasado, a su nacimiento, y dijo: “Desnudo salí del vientre de mi madre”. Todo lo que poseía se lo había dado Dios y simplemente reconoció que era sólo un mayordomo. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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Luego volvió su mirada al futuro, hacia su muerte, y dijo: “Y desnudo volveré allá”. Nada que hubiera adquirido entre su nacimiento y su muerte lo acompañaría al siguiente mundo. El apóstol Pablo escribió: “Porque nada hemos traído a este mundo y, sin duda, nada podremos sacar” (1 Timoteo 6:7). Finalmente, Job volvió la mirada hacia arriba y lanzó una magnífica declaración de fe: “Jehová dio y Jehová quitó, ¡bendito sea el nombre de Jehová!” (Job 1:21). En lugar de maldecir a Dios, como esperaba Satanás que hiciera, ¡Job bendijo al Señor! Todos pueden decir: “Jehová dio” o “el Señor quitó”, pero se requiere tener una fe real para poder decir, en medio del dolor y del sufrimiento: “¡Bendito sea el nombre del Señor!” “Así pues, a pesar de todo, Job no pecó ni dijo nada malo contra Dios” (Job 1:22, Dios Habla Hoy). 4. La miseria de Job (2:1—3:26) En este pasaje de las Escrituras se escuchan cuatro voces distintas: a. La voz del acusador (2:1-8). Satanás no se rinde fácilmente, porque regresó ante el trono de Dios para acusar nuevamente a Job. En esencia dijo que todo hombre tenía su precio y puesto que Job poseía aún salud y fuerza para iniciar una nueva familia y empezar otro negocio, esto le debía ser quitado para que maldijera a Dios. Por tanto, con el permiso de Dios, Job fue afligido con enfermedades terribles: picazón severa, insomnio, llagas supurantes y costras, pesadillas, mal aliento, pérdida de peso, escalofríos y fiebre, diarrea y piel ennegrecida. Cuando los tres amigos lo vieron, ¡no lo reconocieron! b. La voz del que claudica (2:9-10). Si algún creyente del Antiguo Testamento compartió alguna vez los sufrimientos de Cristo, ése fue Job. Todo lo que humanamente le quedó fue su esposa y sus tres amigos, e incluso éstos se volvieron contra él. No nos asombra, entonces, que Job sintiera que Dios lo había abandonado. “¡Maldice a Dios y muérete!” fue exactamente lo que Satanás deseaba que Job hiciera, y la esposa de Job le puso la tentación por delante. Sí, Satanás utiliza a las personas que nos son queridas, porque la tentación es mayor por nuestro amor a esas personas. Adán escuchó a Eva, Abraham a Sara, pero Job no escuchó el consejo de su esposa. En los momentos de las grandes pruebas, nuestra primera pregunta no debe ser: “¿Cómo puedo salirme de esto?” sino “¿Qué puedo obtener de esto?” Al final, la esposa de Job se reconcilió con su esposo y con el Señor, y Dios le dio a ella otra familia. No sabemos cuánto aprendió ella de los sufrimientos de su esposo, pero podemos suponer que también fue una experiencia de crecimiento para ella. c. La voz de los amigos plañideros (2:11-13). El término “amigos” era la forma familiar para describir a personas que queriendo ayudar, hacían que la persona se sintiera peor. Con todo, a pesar de la forma en que persiguieron a Job, estos tres hombres tenían cualidades admirables. Primero, se preocuparon lo suficientemente por él como para viajar grandes distancias para ir a visitarlo. Luego, se sentaron a su lado sobre ceniza, rodeados de la basura de la ciudad. Su Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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dolor fue tan grande que no pudieron decir palabra por siete días. (¡Pero después nadie los pudo callar!) Su expresión de dolor fue como el gemido por la muerte de una gran persona. De esto podemos aprender que la mejor forma de ayudar a las personas que sufren es simplemente estar con ellas, decir poco y permitirles que sepan que uno se preocupa. No debemos tratar de explicar nada, pues las explicaciones nunca sanan un corazón roto. Si estos amigos hubieran escuchado a Job, aceptando sus sentimientos, y si no hubieran discutido con él, lo habrían ayudado muchísimo, pero escogieron convertirse en abogados acusadores, en lugar de testigos. Al final el Señor los reprendió y tuvieron que pedirle perdón a Job (Job 42:7-10). d. La voz del sufriente (3:1-26). Tras siete días de sufrimiento en silencio, Job alzó la voz pero en vez de maldecir a Dios, maldijo el día de su nacimiento. En ningún momento habló de acabar con su vida, sino que su sufrimiento tan intenso lo hizo desear jamás haber nacido. Cuando sufrimos, solemos decir y hacer muchas cosas de las que luego nos arrepentimos. El sufrimiento de Job fue tan grande que olvidó las bendiciones que tanto él como su familia habían disfrutado por muchos años. El dolor nos hace olvidar los gozos del pasado y en su lugar, nos hace centramos en la desesperanza del futuro. Los amigos de Job oyeron sus palabras pero no percibieron la angustia de su corazón, por lo que utilizaron el acercamiento equivocado para ayudarlo a manejar sus pruebas. Arguyeron con palabras, en vez de aliviar sus sentimientos. Desafortunadamente, los tres amigos utilizaron el lamento de Job (vs. 14-26) en lugar de su previa declaración de fe, de manera que después de escucharlo maldecir su nacimiento, se sintieron compelidos a reprenderlo y a salir en defensa de Dios. Fue así como inició la discusión, que pronto pasó a ser un debate y finalmente una disputa, tras la cual el Señor hubo de intervenir para darle al asunto.

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN 3

2. ¿Cuál es el tema más obvio del libro de Job?

3. ¿Cuáles son los dos enfoques básicos que se utilizan para explicar el problema central?

4. ¿Cuál beneficio ha ofrecido el libro de Job a lo largo de las edades?

5. Aunque en realidad no sabemos quién escribió el libro de Job, ¿cuáles tres cosas sabemos del autor?

6. ¿Cuáles son las tres divisiones de la estructura literaria del libro de Job?

7. ¿Qué enseña Job en el discurso de la sabiduría y en su declaración final en cuanto a que el temor del Señor es sabiduría?

8. ¿Cuáles fueron las dos causas del enojo de Eliú?

9. ¿Qué es la hermenéutica y por qué es importante?

10. ¿Cuáles son los cuatro puntos básicos que afectan en forma decisiva la interpretación del libro de Job?

11. ¿Qué fue lo que Job pudo reconocer de sus problemas, pero sus amigos no?

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NOTAS DE LA LECCIÓN 4 LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumen 3)

EL DIÁLOGO (4:1—21:34) La segunda sección del libro de Job abarca los capítulos 4 a 14. Los tres compañeros de Job— Elifaz, Bildad y Zofar—están con él para “condolerse con él y consolarlo”. Sin duda, sus motivos son puros y sus intenciones honorables. Su silencio de una semana expresó su simpatía, así como confusión y dolor. Pero cuando Job rompe el silencio con un grito de angustia, los tres se sienten compelidos a hablar. Impresionados ante el deseo de morir que expresa Job, asumen la responsabilidad de corregirlo por sus toscos comentarios. Cada uno habla y a cada uno Job le responde. Hay tres ciclos en el diálogo. Algunas observaciones generales sobre esos discursos son los siguientes: 1.

A lo largo de sus discursos, los amigos se mantienen inflexibles en su postura teológica. Su visión es que el justo es recompensado y el injusto castigado, y que por eso Job tenía que haber pecado a propósito y debía arrepentirse. Su razonamiento es el siguiente: (1) Todo sufrimiento viene como castigo del pecado, (2) Job está sufriendo, (3) por tanto, Job es pecador. Esta relación causa-efecto afirma que lo que el hombre recibe depende de lo que haya hecho.

2.

Los amigos se volvieron más mordaces y específicos a medida que progresaron los discursos. En la primera ronda (caps. 4-14) los tres lanzaron indirectas sobre un posible pecado y urgieron a Job a arrepentirse. “Ciertamente yo buscaría a Dios y le encomendaría mi causa” (Elifaz en el 5:8); “Si eres puro y recto” (Bildad en el 5:8); “Si alguna iniquidad hay en tus manos” (Zofar en el 11:14). En la segunda ronda pasan de la sugerencia a la insinuación. De los malvados Elifaz dice que están en peligro (cap. 15), Bildad que están atrapados y serán olvidados (cap. 18) y Zofar que vivirán poco y perderán su riqueza (cap. 20). Todos esperaban que Job entendiera el punto y supiera que estaban hablando de él. La tercera ronda incluye acusaciones abiertas. Elifaz cita seis pecados de los que Job supuestamente es culpable (22:5-9) y Bildad anuncia directamente que todo hombre es un gusano (25:5.6).

3.

Tras cada discurso Job afirma su inocencia. “No he renegado de las palabras del Santo” (6:10), “Soy íntegro” (9:21), “No hay iniquidad en mis manos” (16:17), “Aferrado estoy a mi justicia” (27:6).

4.

En cada uno de sus cinco discursos, Job afirma que Dios lo ha afligido: “Las flechas del Todopoderoso se me han clavado” (6:4), “Porque él me quebranta con tempestad” (9:17), Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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“Pones además mis pies en el cepo” (13:27), “Me desmenuzó...me puso por blanco suyo” (16:12), “Me tiene por uno de sus enemigos” (19:11). Job sentía que Dios era cruel con el ser humano y que no lo dejaría en paz. 5.

En cada uno de los tres discursos de la primera ronda, Job pregunta “¿por qué?”: “¿Por qué me pones por blanco tuyo?” (7:20), “¿Por qué contiendes conmigo?” (10:2), “¿Por qué escondes tu rostro?” (13:24).

6.

En seis de los ocho discursos, Job anhela presentarle su caso a Dios. “Si pretendiera discutir con él, no podría responderle a una cosa entre mil” (9:3), “Querría razonar con Dios” (13:3), “¡Ojalá pudiera disputar el hombre con Dios!” (16:21), “¡Quién diera ahora que mis palabras...se escribiesen en un libro!” (19:23), “Expondría mi causa delante de él” (23:4), “¡Quién me diera ser escuchado!” (31:35).

7.

Cada discurso de Job es más largo que el del amigo que habla inmediatamente antes de él. También, cada vez que uno de sus amigos habla, ese discurso es más corto que el que ha hecho anteriormente, a excepción de Zofar, que habla sólo dos veces (caps. 11 y 20).

8.

Los amigos se centran en distintos aspectos de Dios. Elifaz señala la distancia que media entre Dios y el hombre (4:17-19, 15:14-16) y que Dios castiga a los malvados (5:12-14). Bildad afirma que Dios es justo (8:3) y grande (25:2-3) y castiga sólo a los malvados (18:521). Zofar subraya que Dios es inescrutable (11:7) y castiga a los malvados rápidamente (20:23).

9.

Elifaz basa sus argumentos en la experiencia. Tres veces dice “he visto” (4:8, 5:3, 15:17). Bildad es más severo y menos cortés que Elifaz y basa su enfoque en la tradición: “Pregunta tú ahora a las generaciones pasadas” (8:8). Zofar fue el más rudo y directo de los tres. Con una lengua aguda y un dogmatismo descortés se abalanzó sobre Job. Sus palabras se basaron en meras suposiciones. Todos condenan a Job, pues de acuerdo con su filosofía, o lo justifican a expensas de Dios o justifican a Dios a expensas de Job; es comprensible entonces que escojan lo segundo.

10. Bildad y Zofar, aunque usan énfasis diferentes al de Elifaz, hacen eco de sus discursos. Repiten muchos de los temas que ha iniciado Elifaz. Éste ha dicho que Dios es grande (5:9, 22:12) y ellos lo repiten (Bildad en el 8:3 y 5, donde llama a Dios el “Todopoderoso”, y Zofar en el 11:7 y 11). Elifaz dice que los malvados serán estériles y Bildad y Zofar hacen comentarios parecidos. Elifaz dice que el pecador hallará oscuridad y Bildad y Zofar reiteran las mismas observaciones. En el primer ciclo hay tres intercambios. El primero es entre Elifaz y Job, el segundo entre Bildad y Job, y el tercero entre Zofar y Job. Los tres hombres eran mayores que Job y suponemos que Elifaz era el más anciano, puesto que habló de primero. Basó sus discursos en dos cosas: sus propias observaciones de la vida y una experiencia personal atemorizante que tuvo una noche. Tiene gran fe en la tradición y el Dios que adora es el inflexible Dador de la Ley. Elifaz tiene una teología rígida donde hay poca o ninguna cabida para la gracia de Dios.

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Bildad debe haber sido el segundo en edad de los tres, y era, en una palabra, legalista. Bildad estaba seguro que los hijos de Job habían muerto porque también eran pecadores. Este hombre da la impresión de no tener sentimientos por su amigo doliente. Zofar es el más joven de los tres y seguramente el más dogmático. Es implacable y le dice a Job que Dios le está dando nada más y nada menos que lo que merece por sus pecados. Le habla a Job sólo dos veces, ya sea porque no pudo contestar los argumentos de Job o porque creyó que era una pérdida de tiempo tratar de ayudarlo. Los tres hombres dijeron cosas buenas y ciertas, pero también algunas cosas insensatas. No obstante, no lograron ayudar a Job, porque su perspectiva era demasiado estrecha. El diálogo—Ciclo uno Los tres amigos estuvieron callados durante siete días y luego Elifaz respondió no para aliviar el dolor del corazón de Job, sino para responder a las palabras que salieron de los labios de Job—y ese fue su error. Aunque una persona no esté de acuerdo con las palabras de su interlocutor, con frecuencia ambas personas hablarán según lo que crean haber entendido del otro, y no tanto según lo que en verdad dijo cada quien. La respuesta de Job, sin embargo, no se limitó todo el tiempo a lo que había dicho alguno de sus amigos. Aunque éstos oyeron las palabras de Job, leyeron superficialmente su corazón. Job fue respondiendo a cada amigo, hasta que los tres terminaron de hablar. Luego Elifaz inició otro ciclo, seguido de sus dos compañeros, y en el tercer ciclo sólo hablaron Elifaz y Bildad. Primer intercambio del ciclo uno: Elifaz y Job. El primer discurso de Elifaz a Job tiene cinco partes: (1) un reproche, (2) un razonamiento sobre el sufrimiento, (3) el relato de una visión, (4) una recomendación y (5) un recordatorio de las bendiciones de Dios. Sentado sobre la ceniza, Elifaz inicia su discurso cortésmente, pero pronto se vuelve áspero y cortante. Relaciona la manera de vivir de Job con su tragedia e intenta hallar en la vida de éste una razón para la tragedia. Su contribución básica al diálogo es probablemente el principio universal en el cual creía, según el cual el universo operaba por la ley de la causa y el efecto. Las cosas no ocurren sin una razón. “Los buenos siempre ganan y los malos siempre pierden” es el tema que repiten los tres amigos en una u otra forma a lo largo del libro. El segundo principio que Elifaz plantea es que el sufrimiento debe verse como un castigo de Dios cuyo fin es corregir y sanar. Para añadirle autoridad a su perspectiva teológica, Elifaz relata su experiencia como si hubiera ocurrido en un sueño. Aparentemente, lo que Elifaz afirma que ha escuchado en un sueño está en Job 4:17-21. Se puede poner en tela de duda el que esas palabras sean revelación de Dios, porque el mensaje muestra a un Dios que no se preocupa por el hombre. Para Elifaz, el hombre no puede ser justo y limpio delante de Dios. Dios no confía en Sus siervos y acusa a los ángeles de error, así que el hombre ciertamente tampoco es de confiar. Elifaz sostiene que el hombre perece sin sabiduría y sin que alguien se dé cuenta. Morir sin jamás hallar sabiduría era el máximo desastre a los ojos de los sabios del Oriente. ¿Son ciertas las palabras del sueño de Elifaz? En un sentido, sí. El hombre por sí mismo no puede ser justo ni puro delante de Dios; Dios acusa a los hombres de pecar aún más que los ángeles; y el hombre es mortal y perece fácilmente. Sin embargo, Elifaz se equivoca al aplicarle esas palabras a Job, como si éste hubiera pecado adrede. En resumen, para Elifaz (1) el sufrimiento de Job es resultado de su pecado, (2) el Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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hombre no tiene oportunidad de ser puro delante de Dios, (3) el hombre es mortal, (4) el problema no es accidental, sino retributivo o disciplinario, (5) Dios es trascendente, y (6) aceptar el camino de Dios trae bendición. Los puntos 3, 5 y 6 son ciertos, pero Elifaz se equivoca en su suposición de que Job se ha alejado deliberadamente de Dios. La primera respuesta de Job puede dividirse en esta forma: (2) la justificación de su queja, (2) la desesperación por su sufrimiento, (3) su desilusión de los amigos, (4) su súplica a los tres hombres, (5) el modelo de su miseria y (6) una oración a Dios. La respuesta de Job revela un corazón desilusionado que esperaba mucho más de un amigo. Cuando Job realmente necesitó de amigos, no recibió su ayuda aunque lo único que les pidió fue amistad. Es más, Job refutó las insinuaciones de Elifaz de que hubiera hecho algo malo, e inició una fuerte defensa de su inocencia. Segundo intercambio del ciclo uno: Bildad y Job. Al igual que Elifaz, Bildad también cree que las calamidades del hombre son consecuencia de sus iniquidades. Como Elifaz, Bildad le señala a Job que es posible recuperarse si uno reconoce su mal proceder. Pero a diferencia de Elifaz, que basa sus argumentos en la observación y la experiencia, Bildad apela al pasado, a la experiencia de otros. Por ser posiblemente más joven que Elifaz, Bildad intenta superarlo apelando a una autoridad aún mayor que Elifaz. “Las generaciones pasadas” y “los padres de ellas” ciertamente eran importantes para Job y lo harían ver el profundo error de afirmar que era inocente. Bildad no tiene la gentileza de Elifaz. Habla bruscamente y en algunos momentos hasta despiadadamente, lo cual se nota en su insensible referencia a los hijos de Job. Al igual que Elifaz, Bildad habla positivamente con su amigo para que implore la misericordia de Dios. “Si eres inocente y no has pecado”, le dice, “todos estos grandes eventos tienen como fin hacer más grande tu recompensa. Todo esto es bueno para ti, porque aumentará lo bueno que recibirás al final.” El discurso de Bildad no llega lejos porque no consuela a Job ni provoca en él una confesión de pecado. Su mirada retrospectiva a la historia no le ayuda a Job, pues la experiencia de éste se opone a la sabiduría de los antepasados. El uso que hace Bildad de ilustraciones del presente entran en conflicto con la condición justa de Job y la idea que Bildad propone de un alivio en el futuro no llega a consolar a Job en el presente. “Las trágicas iniquidades de la vida se ríen de la facundia sobre un Dios justo”. Ignorando algunos de los comentarios cortantes de Bildad, Job responde: “Ciertamente yo sé que esto es así”. Quizás estaba aceptando como válidas las palabras de Bildad: que todos los que olvidan a Dios son dejados atrás. Pero Job razona que si no ha abandonado a Dios, ¿por qué ha de perecer? En su opinión, esto lleva a preguntar: “¿Cómo se justificará el hombre delante de Dios?”, y con es pregunta pasa de responderle a Bildad a interactuar con los comentarios de Elifaz, porque esa pregunta se la ha proferido Elifaz, casi palabra por palabra, al relatar su sueño. Puesto que Dios ha atormentado a Job, un hombre justo, él razona ahora si cualquier hombre puede ser justo delante de Dios. ¿Qué esperanza puede haber en un Dios que sea tan todopoderoso y tan arbitrario? Job procede entonces a contestar su propia pregunta afirmando que el hombre no puede discutir con Dios esperando ganarle. Ofrece varias razones de la futilidad de llevar nuestro caso delante de Dios. Irónicamente, concede que las palabras de sus amigos sobre Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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Dios son verdad, en el sentido de que Él hace a un lado a los malvados. Pero añade que Dios, en Su omnipotencia, “destruye al perfecto y al impío” y por tanto, es injusto. Sin duda, el propósito de Dios no le queda claro a Job, pero ese propósito no tiene la condición malévola que Job le atribuye cuando se desahoga con Dios. Job nunca duda de la omnipotencia de Dios, pero sí de Su justicia. Tercer intercambio del ciclo uno: Zofar y Job. Zofar se pone furioso con Job cuando lo oye hablar así. El que Job afirme que es inocente y luche contra Dios provoca en Zofar una respuesta dura y venenosa. Elifaz y Bildad no habían sido necesariamente tiernos, pero el espíritu de Zofar los excede en insensibilidad y dureza. El bramante Zofar no refrena sus sentimientos con su rudo sarcasmo y su acusación maligna. Está enojado (1) porque Job habla mucho, (2) porque Job se burla, (3) porque Job se justifica a sí mismo y (4) porque Job ignora a Dios. En esencia, adopta la misma posición teológica de sus dos compañeros—que la evidencia circunstancial prueba que Job es culpable. Si tan sólo Dios le hablara, descubriría que ha recibido menos de lo que merece. Sarcásticamente, Zofar desea que Dios le conteste a Job, pues entonces hablaría contra él y no por él. Entonces Dios le declararía “los secretos de la sabiduría, que son de doble valor”, es decir, “la sabiduría verdadera que está más allá de ti”. Lo que le dice a Job es que tome conciencia de cuán necio es pues, de hecho, Dios lo ha tratado suavemente y le ha dado un castigo más leve del que merece. Los tres amigos han hablado. Job ha sido desterrado de la presencia de Dios y de los hombres y es un llanero solitario en un universo no amigable. Tras oír la postura repetida de los tres hombres, Job pasa a una nueva etapa de frustración. Aunque ha rechazado la rígida postura de una justicia de causa y efecto, no tiene forma de expresar lo que ha observado de la aparente injusticia de Dios. Viene de nuevo a su mente la idea de confrontar a Dios por Su injusticia y demandar de Él una respuesta. Se ve forzado a enfrentar solo la soledad, o así parece. Pero aún cuando falta la esperanza, se gesta un cambio en los argumentos de Job. Más allá de su tragedia personal se extiende hacia el dilema universal del hombre. Cuando una persona es capaz de esa transición, se puede inferir que en ella ha iniciado la regeneración. El diálogo—Ciclo dos Primer intercambio del ciclo dos: Elifaz y Job. Tras la primera ronda de discursos, Job les suplica a sus amigos que guarden silencio. Elifaz, tras su acercamiento conciliatorio inicial, destroza esa esperanza y pronuncia que Job es culpable por causa de sus propias palabras. Afirma que al igual que Bildad y Zofar, ha tratado de entender a Job y su problema. De aquí en adelante, lo que los tres hombres dicen va escalando en dureza, y en sus palabras no se percibe la simpatía que hay en el primer ciclo. Job estuvo solo durante el primer ciclo del debate, pero en el segundo y tercer ciclos es abandonado desdeñosamente. La sabiduría reside en Dios, no en el hombre, es la defensa de Job. A pesar de que en ese momento Dios no le parece confiable, Job parece haber crecido en la convicción de que si se hará justicia, ésta sólo podrá provenir de Dios. Pese a ello, lo único que tiene visos de realidad en esa situación es su convicción de que es inocente. A eso se aferra tenazmente hasta que pueda darles sentido a las demás partes. Si del todo hay elementos que le dan coherencia a este libro, podemos citar dos: la omnipotencia de Dios y la inocencia de Job. En la mente del autor del libro ninguno de estos dos elementos se puede eliminar. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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Segundo intercambio del ciclo dos: Bildad y Job. Como sus amigos se niegan a abandonar su persistente ataque verbal, Job habla hipotéticamente: “Aún siendo verdad que yo haya errado”. Si se ha equivocado, eso no los afecta a ellos. Con un lenguaje maravilloso y profunda emoción expone su lastimosa súplica como hombre que sido desechado por sus conocidos, olvidado por sus invitados, repudiado por su esposa, detestado por sus hermanos y aborrecido por sus amigos. Azotado por el dolor físico y emocional, con el alma atribulada Job les suplica a sus amigos que le tengan misericordia. Luego, como el relámpago que disipa la noche oscura por un breve instante, Job reafirma la fe que confesó en el prólogo: que incluso si muere, verá al Redentor que un día juzgará toda la tierra. Más aún, ¡afirma que él mismo espera vivir de nuevo y ver a su Redentor! Esta es la afirmación de fe sobre la resurrección del cuerpo humano. Tercer intercambio del ciclo dos—Zofar y Job. Es el turno de Zofar, quien no tiene nada nuevo que decir. Es la misma vieja historia: Dios castiga a los malvados, así que es mejor que Job arregle cuentas con Dios. Zofar está tan agitado por el último discurso de Job que se siente insultado por él y procede a defenderse. Hace tres afirmaciones para probar que el destino de los malvados es en verdad terrible: su vida es breve, su placer es temporal y su muerte es dolorosa. Luego de apelar una vez más a su comprensión y simpatía, Job responde a las afirmaciones de Zofar, refutándolas una por una. Afirma que, desde su punto de vista, parece que los malvados tienen vidas largas, que no es tan frecuente que sufran calamidades y que la muerte de ellos no es distinta de la de ningún otro ser humano. Punto por punto, Job toma el discurso de Zofar y lo hace trizas. Para Job, el sistema teológico preconcebido de Zofar lo ciega para no ver los hechos. El cuadro que Job dibuja de los malvados incluye a los que viven hasta viejos, a los que son prominentes, a los que tienen hijos y nietos felices a su alrededor, a los que viven seguros, a los que poseen rebaños fértiles (señal de bendición divina), a los que se gozan y tienen paz, a los que son ricos y a los que mueren en paz. Además, Job observa que los malvados no tienen necesidad de servir a Dios, porque logran todo por sí mismos. Por tanto, deliberadamente rechazan a Dios y no quieren saber de Él. No reciben de Él más de lo que ya tienen. Con esta descripción de los malvados en tan resplandecientes términos, Job no quiere inferir que esté de su lado o que desee seguir sus caminos. Lo que afirma es que los malvados, sean prósperos o pobres, mueren por sus propios pecados. Les señala a sus tres amigos que con sus generalizaciones lo que han hecho es atreverse a decirle a Dios lo que Él debe hacer. Job sostiene que al malvado se le permite continuar en sus malos caminos, sin que nadie lo confronte o detenga. Recibe honra no sólo en vida, sino también después de muerto, porque hay personas que cuidan su tumba y se aglomeran alrededor de su ataúd durante el cortejo fúnebre— claras evidencias de popularidad. Es más, incluso los terrones del valle donde el malo es sepultado son dulces. En vista de estas observaciones, la única evaluación que Job puede hacerles a sus tres amigos es que el consuelo brindado ha sido en vano (vacío) y que sus respuestas carecen de fe. Job concluye la segunda ronda anunciando que, a pesar de su conversación, en nada lo han ayudado.

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN 4 1. ¿Quiénes fueron los tres amigos de Job que llegaron a consolarlo?

2. En el primer intercambio, ¿cuál es el principio universal propuesto y qué significa?

3. ¿Qué dice Elifaz para reforzar su filosofía y cómo la aplicó?

4. De acuerdo con Elifaz, ¿cómo debe verse el sufrimiento y cuál es su objetivo?

5. ¿Cuál es la respuesta de Job a Elifaz?

6. ¿Qué cree el segundo amigo de Job sobre el sufrimiento?

7. Después de que los tres amigos han hablado, ¿cuál es la situación de Job?

8. ¿Qué transición hace Job que inicia su proceso reconstructivo?

9. ¿Cuál es la única cosa que le da semblanza de realidad a la situación de Job?

10. ¿Cuáles son los elementos que le dan coherencia al libro de Job?

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NOTAS DE LA LECCIÓN 5 LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumen 3)

En el primer ciclo los visitantes dan a entender que Job es pecador e insisten en que debe arrepentirse. En el segundo ciclo insinúan que es culpable y enfatizan el terrible destino de los malvados, pero no le dan a Job la oportunidad de arrepentirse. En el tercer ciclo lo atacan abiertamente, acusándolo de pecados específicos, y sólo Elifaz le hace nuevamente un llamado para que se vuelva hacia Dios. Job se mantiene firme ante las tres rondas de ataque. Niega la premisa de sus implicaciones, así como la aseveración de que los malvados siempre sufren y el que él mismo haya transgredido deliberadamente. El diálogo—Ciclo tres Primer intercambio del ciclo tres—Elifaz y Job. Con la más mordaz acusación hecha hasta este momento, el otrora gentil Elifaz recapitula los argumentos de su discurso inicial, añadiendo un toque de sarcasmo. Afirma que Dios no tiene interés en Job pues Dios no se goza en la justicia del hombre ni se beneficia de la integridad humana. Para Elifaz es obvio que Dios no ha castigado a Job por ser reverente, así que la única explicación para Sus acciones es que está castigando a Job por una gran maldad. Dios se ha percatado de Job sólo porque éste ha pecado y lo penaliza. El tipo de teología de Elifaz intenta explicar el silencio de Dios, pero mezcla error con verdad. Es cierto que Dios no necesita del hombre, pero aún así Él añora su compañía, así como su adoración y amor. Dios juzga la iniquidad, pero esa no es Su única razón para comunicarse con el hombre. Elifaz acusa a Job de abusos sociales. Sin tener evidencia de ninguna clase, lo acusa abiertamente de ciertos males sociales que describen la acusación general ya hecha. Fabrica un catálogo de crímenes típicos de los hombres que ocupan puestos de poder y riqueza. Dice que Job se ha aprovechado del pobre pidiéndole saldar las deudas con la ropa que lleva encima, que no le ha dado agua al sediento ni pan al hambriento, y que ha abusado de viudas y huérfanos. Luego lo acusa de hacer desafíos espirituales. Job nunca cuestiona la omnisciencia de Dios, ni su habilidad para juzgar. Lo que ha cuestionado es el hecho de que Dios no es capaz de juzgar. Pero Elifaz inventa una falsedad para lanzar tres graves acusaciones contra Job: que es pecador, que esconde sus pecados y que debe confesar sus pecados y arrepentirse para que Dios lo ayude. En lugar de discutir con sus amigos o de comprometer su integridad cediendo al desafío de Elifaz, Job los ignora por completo y se dirige al Señor. Ya ha dejado en claro que su disputa no es con los hombres, sino con Dios, lo cual recalca en su discurso. Expresa que tiene tres quejas: (1) que Dios se esconde de él, (2) que lo asusta y (3) que lo tiene perplejo. Ya no espera que los demás se identifiquen con él y en tono defensivo reta a cualquiera a que demuestre que él es un mentiroso.

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Segundo intercambio del ciclo tres—Bildad y Job. El discurso de Bildad en Job 25 es el más corto del libro y gira en torno al poder y la justicia de Dios. Es penoso ver cómo los amigos de Job hablan con tanta propiedad de Dios, cuando al final Dios revela que en realidad no sabían de lo que estaban hablando. Con demasiada frecuencia los que más hablan de Dios son los que menos lo conocen. Bildad exalta la majestad de Dios y al hacerlo, busca que Job enfrente la realidad de su propia indignidad. Naturalmente, Job no tiene pleito con la majestad de Dios y no le halla ton ni son al resto del discurso de Bildad porque no ofrece una esperanza de reivindicación, que es lo que tan desesperadamente anhela Job, como tampoco una esperanza de purificación, que es lo que ya ha dicho que no necesita. Con esta nota de disgusto y desesperanza acaban las palabras de los amigos de Job. Los capítulos 26 a 31 conforman el discurso más largo de Job. El capítulo 26 es una respuesta a Bildad, pero es claro que en los capítulos 27 a 31 Job hace un gran final para los tres hombres. En esta respuesta final, Job desacredita la sabiduría de Bildad y pronuncia un discurso sobre la sabiduría de Dios. Lo corona con un discurso donde expresa el deseo de volver a tener la gloria anterior, donde se duele de su miseria presente y donde declara nuevamente su inocencia. Reconoce el poder de Dios pero cuestiona Su justicia, y finalmente busca Su sabiduría. EL POSDIÁLOGO El poema de la sabiduría. El posdiálogo inicia en Job 28 y se conoce como el “poema de la sabiduría”. No parece guardar relación con lo que antecede ni con lo que sigue y su espíritu es diferente, pero el tema—la incapacidad humana de hallar la sabiduría de Dios—está en línea con las palabras de Job. Este capítulo refuta a los tres consejeros, quienes han afirmado conocer los caminos de Dios. Es Dios ahora quien afirma que el hombre no debe presumir de poder discernir los misterios inescrutables del majestuoso Dios. Pese a sus destrezas en ingeniería, el hombre no puede descubrir o comprar la sabiduría pues sólo Dios sabe dónde se puede encontrar la verdadera sabiduría. Job habla de los metales que el hombre extrae de las minas y habla de las formas ingeniosas en que se descubren estos metales y piedras bajo la superficie de la tierra. Los respiraderos permiten que la luz llegue a las profundidades de la mina donde jamás han vivido las personas. Los mineros, olvidados por quienes caminan en la superficie, se balancean suspendidos por cuerdas con las que bajan a los pozos que están fuera de la mirada de quienes están en la superficie. Toda esta actividad permite que salgan a la luz los metales y las piedras que están ocultas en la oscuridad. A pesar de sus habilidades tecnológicas para extraer piedras preciosas que yacen más allá de la vista de hombres, aves y bestias, el hombre no puede hallar la sabiduría. No conoce su valor ni encuentra su ubicación. En este poema a la sabiduría, Job da tres respuestas a su propia pregunta de dónde se halla la sabiduría: (1) No se encuentra en una mina, (2) no se puede comprar y (3) la sabiduría proviene sólo de Dios. “El temor de Dios es la sabiduría y el apartarse del mal la inteligencia” (Job 28:28). Tal es la descripción de Dios que hace Job y con ella, sin importar lo que hayan dicho sus amigos de él, ¡revela que es un hombre sabio! Mas el discurso de Job no acaba allí. En los siguientes tres capítulos Job revisa su vida y reta a Dios para que haga una de dos cosas: que lo reivindique o que lo juzgue. Con ese reto concluye el debate y provoca la intervención de dos nuevos participantes: Eliú y el Señor. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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El monólogo de cierre de Job. Job y sus amigos han compartido tres rondas de discursos y ahora Job siente que es momento de hacer un resumen de su defensa. Quizás hizo una pausa para que Zofar interviniera. Pero Zofar guarda silencio, probablemente porque pensó que era una pérdida de tiempo discutir más con Job. En estos tres capítulos, Job recuenta las bendiciones del pasado, se lamenta de los sufrimientos que tiene en el presente y desafía a Dios para que lo reivindique en el futuro. Culmina su discurso con veinte afirmaciones que inician con un “si”, y bajo juramento, reta a Dios a que lo condene o lo reivindique. En el capítulo 31, Job le pide a Dios que le dé tres cosas: una audiencia, una respuesta a sus demandas y un documento que pruebe su inocencia. Si Dios no puede hacer estas cosas, está dispuesto entonces a que Dios le envíe las maldiciones que ha incluido en su juramento. Job está listo para relatarle a Dios cada paso dado, si eso es lo que Él requiere para llevar a término el caso. No tiene nada que esconder, no es hipócrita ni tiene miedo de las personas. Job menciona tres pecados específicos que hacen tropezar a los hombres: la codicia, el engaño y el adulterio. Niega haber caído en alguno de los tres. Luego habla de cómo ha tratado a sus siervos y cómo se ha preocupado por sus vecinos. Habla de cómo ha adorado a Dios con corazón sincero. Después menciona cómo ha sido su mayordomía sobre la tierra que Dios le ha dado. Cuando termina de hablar, todos quedan en silencio a la espera de lo que acontecerá luego. ¿Enviará Dios juicio inmediato y probará que Job es culpable? Job ha retado a Dios porque está seguro que Él lo reivindicará. Los tres amigos de Job guardan silencio, amedrentados de cómo ha osado hablar así de Dios y cómo ha podido dirigirse tan descaradamente a Él. Están seguros que lo que ahora ocurrirá es que Dios lo juzgará. Sin embargo, Dios calla. Pero en la multitud reunida alrededor de la ceniza hay alguien que decide no guardar silencio. Es Eliú, un hombre tan poco conocido que necesariamente debe dar su pedigrí completo para que la gente lo pueda identificar. Los discursos de Eliú. El discurso de Eliú es largo—abarca seis capítulos de la Biblia—y habla del carácter de Dios aplicándolo a la situación de Job. Elíu afirma que Dios (1) habla a través de él, (2) está lleno de gracia, (3) es justo y (4) es grande. Aunque Eliú dice algunas de las mismas cosas que han dicho antes los otros tres, su fin es distinto. No desea probar que Job es pecador, sino que su perspectiva de Dios está errada. Introduce una nueva verdad en el debate: Dios envía el sufrimiento no necesariamente para castigar nuestro pecado, sino para mantenernos alejados del pecado y hacer de nosotros mejores personas. Pablo habría estado de acuerdo con el primer punto y el escritor de Hebreos con el segundo. Eliú enfatiza que ha esperado pacientemente antes de hablar por dos razones: porque los más jóvenes deben respetar a los mayores y a los que tienen más experiencia, y porque deseaba escuchar el debate completo para tener a la mano todos los argumentos. En Job 32 se menciona cuatro veces que Eliú está enojado. Está enojado con los tres hombres por no refutarle a Job y está enojado con Job por justificarse a sí mismo en lugar de justificar a Dios. Creyendo haber comprendido claramente a Job, resume los argumentos: (1) Job le ha presentado a Dios su problema, (2) ha dicho que Dios no desea responderle, (2) ha insistido en que Dios le ha negado la justicia, y (4) ha defendido la tesis que la suerte de los justos no es mejor que la de los malvados. El pensamiento básico de los discursos de Eliú es que Dios permite el sufrimiento para corregir y disciplinar al ser humano. Es probable que mientras Eliú hablaba, se empezó a formar una tormenta a la distancia, y que cuando acabó de hablar ésta estalló—“Respondió Jehová a Job desde un torbellino”. Job ahora recibirá lo que ha pedido: ¡un encuentro personal con Dios! Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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Los discursos de Dios. Job recibe respuesta a su pregunta, primero por parte de Dios quien se le aparece, y segundo, por el contenido de Sus discursos. Los amigos tenían razón en parte—el sufrimiento se relaciona con el pecado—pero en otras cosas estaban errados, porque esa regla no es universal y no se puede aplicar a todos los casos. Por su lado, Job también tenía cierta razón— muchas veces los inocentes también sufren. Y Eliú también tenía razón—el sufrimiento sirve para instruir y corregir. Pero ninguna de todas estas explicaciones constituía el todo. La respuesta a los problemas de Job no era dar una explicación sobre Dios, como hicieron los tres amigos y Eliú, sino tener una revelación de Dios. Lo que Dios le dice a Job se basa en lo que Él ha hecho en la naturaleza y comprende 77 preguntas entremezcladas con comentarios de las preguntas. El objetivo total de esta interrogación es que Job tome conciencia de su propia inadecuación e incapacidad de enfrentar a Dios como igual para defender su causa. Job ha retado a Dios y ahora Dios le responde. Las palabras de Dios se resumen en tres preguntas: (1) ¿Puedes explicar Mi creación?, (2) ¿Puedes supervisar Mi creación?, y (3) ¿Puedes dominar Mi creación? La primera pregunta tiene que ver con el poder y la sabiduría de Dios para crear el universo y la segunda con el cuidado providencial que Dios tiene para con Sus criaturas. La tercera habla de dos criaturas que no han podido ser sometidas por el hombre (probablemente el hipopótamo y el cocodrilo). Eliú le había dicho a Job que estaba errado al acusar a Dios y que había orgullo en él. Dios mismo confronta a Job por su orgullosa audacia de juzgar y condenar a Dios. Las palabras finales de Job son: “Me arrepiento en polvo y ceniza”. Echar polvo al aire para que le cayera sobre la cabeza y sentarse sobre ceniza eran señales de una condición humillada causada por el dolor de un pecado o una catástrofe. La desfiguración de la apariencia externa tenía como fin expresar la confusión del alma interior. Job se arrepintió de su orgullosa rebelión y de su descarada insistencia de que Dios le respondiera y corrigiera. Admitió haber pecado porque había sufrido y no que había sufrido porque había pecado. Cuando Job se arrepiente de su fariseísmo, Dios lo restaura. Al primer discurso del Señor, Job responde breve y sumisamente, concediendo que no es capaz de responderle a Dios. Las preguntas que Dios le hace no son meramente retóricas—en realidad Dios reta a Job a que le responda. Tras el segundo discurso de Dios, Job se retracta y concede que no conocía y no podría haber conocido nunca el misterio completo del universo moral. El sufrimiento es a veces un misterio. Debemos afirmar tanto el misterio como a Dios. La paradoja permanece, pero al menos ahora Job sabe que así debe ser—que el sufrimiento es parte del orden moral y físico y de la misma naturaleza de Dios, tal como Él permite que los humanos perciban esas cosas. En un mundo donde el principio universal es la causa y el efecto, el libro de Job nos recuerda que ese principio es reflejo de un Dios misterioso que se revela a Sí mismo. Los discursos de Dios nos recuerdan que el Señor es una Persona, no un principio. Epílogo. Aunque los discursos de Dios son el clímax del libro, la historia tiene un capítulo más. Sin duda, la justicia divina existe tal como lo indican los discursos de Dios, pero la restauración de la fortuna de Job revela, más allá de la justicia, el amor, el perdón y la benevolencia de Dios. Job sabe ahora que la justicia no es la suma de la vida humana ni el todo de Dios. Más aún, sólo porque la justicia de Dios es real, la integridad humana es algo que Dios ni puede ni desea ignorar. Job ha defendido su propia integridad y al hacerlo, ha defendido la de Dios.

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Job el siervo se convierte entonces en Job el intercesor. Dios se enoja con los tres amigos porque no dijeron la verdad sobre Él. Tuvieron que buscar la reconciliación con Job para que él orara por ellos. Al perdonar a sus amigos y orar por ellos, Job trae nuevamente bendición a su vida. Si nos negamos a perdonar a los demás, lo único que logramos es herirnos a nosotros mismos. No debemos malinterpretar el capítulo final y concluir que al final de todas las pruebas todos los problemas se habrán resuelto, todos los malos sentimientos se habrán perdonado y todo el mundo “vivirá feliz y para siempre”. ¡Las cosas nunca ocurren así! Este capítulo lo que nos asegura es que, sin importar lo que nos pase, Dios siempre escribe el último capítulo. Por tanto, no debemos temer, sino confiar que Dios hará lo correcto, sin importar cuán difícil sea nuestra situación. Pero la mayor bendición de Job no fue recobrar su salud y riqueza, ni reconstruir una familia y un círculo de amigos. Su mayor bendición fue conocer mejor a Dios y comprender en forma más profunda Su forma de trabajar. Tal como escribió Santiago: “Habéis oído de la paciencia de Job y habéis visto el fin que le dio el Señor, porque el Señor es muy misericordioso y compasivo” (Santiago 5:11). Y en Hebreos 12:11 se nos recuerda: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados”. El Dr. G. Campbell Morgan escribió: “En toda la historia de Job vemos la paciencia de Dios y la capacidad del hombre para soportar. Cuando ambas cosas actúan en armonía, sin duda el hombre saldrá de la prueba cual oro que ha pasado por el fuego y recibirá la corona de la vida.” Job concluye su peregrinaje espiritual triunfantemente. Fue lanzado a las profundidades pero éstas no lo vencieron. Ahora ha sido restaurado. El libro termina cuando Job es nuevamente próspero y exitoso y tiene una familia feliz a su alrededor Lecciones importantes que se aprenden de Job. Puesto que el sufrimiento siempre está entre nosotros, estas lecciones tienen un interés de largo alcance: 1. El propósito del sufrimiento humano no es siempre evidente para el que sufre ni para los que lo rodean. 2. El sufrimiento puede beneficiar al que sufre. Puede refinar su carácter y ennoblecer su personalidad. 3. El tema del sufrimiento no tiene solución dentro de los límites de esta vida. Debe verse a la luz de las recompensas y ajustes de la eternidad. 4. La perfección del carácter moral es posible al mismo tiempo que las malas interpretaciones, las sospechas, la mala salud, la pobreza y un conocimiento parcial. Job, siendo perfecto delante de Dios, malinterpretó a los hombres y sospechó de ellos, tuvo mala salud y pobreza, y su revelación de la voluntad de Dios fue parcial. 5. El sufrimiento de los santos de Dios revela la gracia de Dios. El libro de Job es probablemente el más antiguo de la Biblia y trata profunda y sorprendentemente con los problemas más urgentes y básicos del mundo: el lugar del sufrimiento y la relación del hombre con Dios. El libro inicia cuando Satanás acusa a Job diciendo que sirve a Dios movido por el interés, y que su piedad es un pago por la bendición. Dios acepta el reto porque las insinuaciones de Satanás minimizan tanto a Dios como al hombre. Si Satanás hubiera Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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tenido razón—que el motivo del siervo de Dios era egoísta y que Dios debía sobornar al hombre para ser adorador por él—se habrían destruido las bases mismas de la verdadera relación de amor entre Dios y el hombre. Si Dios debe mostrarle bendiciones al hombre para tentarlo a que sea espiritual, entonces Dios es caprichoso. Si la bondad del hombre se origina en un contrato diseñado para ser librado de problemas, la piedad se convierte en hipocresía. La acusación de Satanás, por tanto, era muy grave. Y una acusación tan devastadora no podía quedar sin respuesta. Las reputaciones tanto del hombre como de Dios estaban en juego. Sin embargo, Job no sabía que existía una apuesta en los cielos. Sin saberlo, tuvo el honor de ser usado por Dios para refutar al padre de la mentira, para silenciar a Satanás. La negativa de Job de maldecir a Dios con tal de retener algunas de Sus bendiciones le dijo al mundo que el archienemigo estaba equivocado, que la adoración puede ser genuina, que el hombre puede servir a Dios “a cambio de nada”. Ese es uno de los grandes objetivos del libro—lidiar con el motivo que yace tras la adoración, demostrar que sí es posible ver la vida como algo más que un negocio de intercambio con Dios. Job ejemplifica que, aunque en medio de su sufrimiento el hombre cuestione a Dios, no tiene por qué maldecirlo si recibe menos de lo que cree merecer. Los sufrimientos de Job, además de demostrarle a Satanás que la adoración pura es posible, sirvieron para profundizar el conocimiento del carácter de Dios. Otra verdad central es que el hombre puede confiar en Dios aún si Él no le da explicaciones. El cristiano debe aprender a estar contento en medio de los problemas que no comprende, tomando conciencia que la finitud del hombre le impide tener la perspectiva eterna de Dios. Al igual que Job, podemos aprender que el silencio de Dios no significa que Él esté ausente. El libro de Job nos enseña otra solemne lección: es inútil criticar los caminos de Dios. Al igual que Job, debemos aprender que es un error retar la voluntad y la sabiduría de Dios. Pero hay un lado positivo. No sólo debemos vivir con los problemas no resueltos y los misterios insondables, y no sólo debemos evitar deliberadamente acusar a Dios con presunción. También debemos aprender a confiar en Él, a tomar conciencia de Su presencia y benevolencia. Aunque Job no obtuvo respuesta para sus problemas intelectuales, fue afirmado por el “Solucionador de los Problemas”. Al encontrarse con Dios mismo, su alma se desbordó con un profundo sentido de majestad. Al llegar a conocer más íntimamente a Dios, el patriarca pudo creer que el Altísimo no puede hacer nada que esté fuera de armonía con Su perfección. Todo lo que hace es correcto y glorioso. Job no pudo comprender los misterios de Dios, pero pudo confiar más plenamente en el todo-perfecto Dios, tomando conciencia que Él nos ama de igual forma, sea que estemos en aflicción o en prosperidad. No importa lo que Dios permita que llegue a nuestras vidas, pues Él siempre tiene su “después”. Él escribe el último capítulo—donde hace que todo valga la pena. Por tanto, ¡SEAMOS PACIENTES!

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN 5

1. ¿En el ciclo tres del diálogo, en qué forma fue diferente el otrora gentil Elifaz?

2. ¿Qué opinan sobre la sabiduría Job y sus amigos?

3. ¿Por qué se enojó el joven Eliú?

4. ¿Cuáles son los cuatro argumentos básicos que resume Eliú sobre Job?

5. ¿Qué creía Eliú sobre Dios?

6. ¿Cómo se le respondió a Job su pregunta?

7. ¿Cuáles son los problemas más urgentes y básicos del mundo que trata el libro de Job?

8. ¿Cómo respondió Job a los dos discursos de Dios?

9. ¿Qué revela el epílogo de Dios?

10. Al defender su propia integridad, ¿qué otra cosa defendió Job?

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NOTAS DE LA LECCIÓN 6 LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumen 3)

EL LIBRO DE LOS SALMOS El libro de los Salmos es uno de los más amados y más leídos de toda la Biblia. El contenido de esta notable colección muestra la gama completa de emociones religiosas y condiciones espirituales, desde las profundidades más bajas de la desesperación hasta las más altas expresiones de alabanza y adoración. Salmos no sólo nos habla a nosotros, como lo hace toda la Escritura, sino que también habla por nosotros, pues responde a cada una de nuestras emociones y etapas de desarrollo espiritual. Este vasto tesoro de verdad espiritual ha animado y motivado al pueblo de Dios a lo largo de todos los siglos. El atractivo universal de los salmos se debe en parte a su forma poética y a que originalmente se acompañaban con música. El término familiar “salterio” deriva casi letra por letra del término griego para un instrumento de cuerda, lo cual revela que estos salmos de aspiración espiritual se cantaban con acompañamiento musical. En consecuencia, más que ningún otro libro de la Biblia, este libro ha inspirado himnos y cantos espirituales hasta el día de hoy. En el Nuevo Testamento, el Salterio se conoce como “el libro de los Salmos” (Lucas 20:42, Hechos 1:20), nombre que se tomó de la Septuaginta y fue luego aceptado y utilizado en la Iglesia cristiana. El libro de los Salmos no sólo es el himnario de los hebreos, sino el himnario de la Biblia y de la Iglesia cristiana. Música y religión son inseparables, pues cuando la persona llega a un estado de exaltación espiritual en que siente que es uno con el Dios eterno, suele expresarse en forma natural mediante la poesía y el canto. Y cuando la persona se siente cargada de dolor o culpa, brota el canto de su interior para expresar sus anhelos, esperanzas y deseos. Los salmos, cantos sagrados de los hebreos, son un espejo en el que podemos atisbar y ver allí reflejadas nuestras emociones y nuestras personas. Esta lírica sagrada, que incluye 150 cantos, ha ejercido por siglos una tremenda influencia espiritual en la adoración hebrea y cristiana. Incluye cantos desde el tiempo de Moisés hasta el fin del período veterotestamentario. La mayoría de los salmos se le adjudica a David, pero el problema del tiempo y autoría de cada poema individual es hasta hoy fuente de desacuerdo entre los teólogos. En cuanto a estructura, Salmos indudablemente pasó por numerosas revisiones antes de adquirir su forma actual. Las profundas e inspiradas verdades de estos cantos hablan del arrepentimiento y la redención, de la santidad y la pureza, de la alabanza y el agradecimiento, del pecado y la retribución, de Dios y la naturaleza, del orgullo nacional y la misión histórica. Origen y características de Salmos. Salmos es uno de los libros más importantes y difíciles del Antiguo Testamento. Su importancia es grande porque refleja la religión del judaísmo en términos de la experiencia personal y el lenguaje vivo. Es también el libro más variado y diverso de los 39 que componen el Antiguo Testamento, lo cual deja ver los muchos caminos que

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confluyeron en su desarrollo. Debido a esta variedad y a la falta de una referencia concreta a eventos históricos, este libro es uno de los más difíciles de interpretar. Autor de Salmos. Al considerar el autor y la fecha en que se escribió, primero debemos reconocer que el libro es una colección de varias unidades que en un principio eran independientes. El autor de Salmos es un problema que ha ocupado a los estudiosos de la Biblia por mucho tiempo, y sigue sin responder. La tradición le atribuye la colección entera al rey David, aunque los teólogos liberales niegan la autoría davídica en casi todos los Salmos, afirmando que la mayor parte es del período después del exilio. Los teólogos conservadores le conceden el crédito a David en la mayoría de los salmos, pero no para todos. Las inscripciones que aparecen al inicio de cada salmo asignan setenta y tres salmos a David, uno a Moisés (90), dos a Salomón (27 y 127), doce a Asaf (50 y 73-83), once a los hijos de Coré (42-49, 84, 85 y 87), uno a Hemán (88), y uno a Etán (89). Los restantes 49 salmos son “huérfanos”, es decir, no tienen inscripción. Hay un pasaje en la Escritura que permite creer que hubo otros autores, además de David: “Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabaran a Jehová con las palabras de David y de Asaf, el vidente” (2ª de Crónicas 29:30). División de Salmos. En su forma actual, este libro se divide en cinco partes. Cada sección cierra con una doxología. El Libro I abarca del Salmo 1 al 41. Esta sección habla principalmente del hombre y la naturaleza y algunos teólogos creen que corresponde al Génesis. El Libro II abarca del Salmo 42 al Salmo 72. Trata de Israel y la redención y corresponde al Éxodo. Estas primeras secciones fueron escritas en su mayoría por David. El Libro III inicia en el Salmo 73 y cierra en el 89, y habla de la adoración y el Templo. Corresponde al Levítico y fue escrito por varios autores. El Libro IV comprende del Salmo 90 al 106. Trata de nuestro peregrinaje en la tierra y corresponde a Números. El Libro V abarca los salmos 107 al 150, salmos que hablan de la alabanza y la Palabra de Dios, y corresponden a Deuteronomio. El Salmo 150 es la doxología del Libro V y de todo el libro de los Salmos. En el versículo 6 leemos: “¡Todo lo que respira alabe a Jah!” Esta división, aunque no es la original, es muy antigua. El Midrash, un comentario antiguo que data de antes de la tradición cristiana, abre con una comparación brillante entre el dador de la ley y el rey, entre los cinco libros de la Torá y los cinco libros de los Salmos, entre las bendiciones de Moisés y las bendiciones de David. La Septuaginta también reconoce esta división en cinco partes. Una clasificación temática de Salmos. No existe un sistema que permita clasificar adecuadamente todos los salmos. Esto no le resta valor al libro sino es, más bien, una confesión de nuestra incapacidad para comprender la extensión de esta colección. En general, se usan dos Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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métodos para agrupar los salmos: uno que se basa en el contenido y otro en la función. El primer método es el más antiguo y ha sido un sistema muy útil incluso después de la aparición de la escuela crítica de la forma y su aplicación a Salmos. Al final del último siglo, S.R. Driver se basó en el contenido para establecer siete secciones, las cuales no lo abarcan todo pero son muy útiles: (1) meditaciones sobre varios aspectos de la divina providencia, (2) reflexiones sobre el gobierno moral de Dios sobre el mundo, (3) expresiones de fe, resignación, gozo en la presencia de Dios, (4) salmos con una referencia clara a las circunstancias del salmista, (5) salmos nacionales, (6) salmos históricos y (7) salmos reales. La clasificación que se ha utilizado más tradicionalmente es la de Geisler, quien usa la aliteración para ayudar a la memoria: 1. 2.

Salmos proféticos: Resaltan o predicen la vida de Cristo, o se citan en el Nuevo Testamento. Salmos de alabanza: La alabanza es su característica. Cada una de las cinco divisiones concluye con un salmo de alabanza. 3. Salmos de petición: Ejemplos de estos salmos son las peticiones o súplicas a Dios pidiendo ayuda o ser librados de enemigos, enfermedad, desesperanza o muerte (6:4, 16:1, 39:12, 41:4). 4. Salmos de penitencia: Muchos salmos contienen confesiones de pecado. Los ejemplos clásicos son las confesiones de David (51 y 54). 5. Salmos pastorales: Salmos que hablan de que el Señor cuida a Su pueblo así como el pastor cuida su rebaño. El Salmo 23 es el más representativo. 6. Salmos de preceptos: Además de ser el himnario de los hebreos, los Salmos son un folleto de doctrina y ética (37, 119). 7. Salmos de oración: Salmos que son oraciones donde no se hace penitencia ni se peticiona algo, sino simplemente brotan del alma que está en comunión con Dios (17, 86, 90:1, 102:1). 8. Salmos de profesión (de fe): No todos los salmos van dirigidos a Dios. Algunos son sobre Dios, pero van dirigidos a otros hombres. Los que confiesan o profesan fe caben dentro de esta categoría (33:1, 107:2, 103:2). 9. Salmos patrióticos: Hay varios tipos de salmos que hablan especialmente del pueblo del pacto, el pueblo de Israel. Reflejan un patriotismo teocrático (44:4, 46:7, 108:8-9, 126). 10. Salmos de peregrinaje: Son los cantos que los hijos de Israel cantaban cuando iban peregrinando hacia las fiestas que se realizaban en Jerusalén. Se les llamaba comúnmente “cantos de la ascensión”, porque para ir a Jerusalén había que subir la montaña. Los Salmos 120 a 130 son una serie de este tipo. Sin duda, cada salmo tenía un significado nacional. Consideraciones hermenéuticas sobre Salmos. Dos observaciones preliminares nos darán una orientación sencilla para avocarnos a la tarea de interpretar los Salmos. Antecedentes históricos. Los Salmos contienen elementos históricos del pueblo de Israel, y esto hace que el verdadero significado de un salmo no se pueda entender completamente si no se toman en cuenta esos elementos históricos. En el gran número de ocasiones donde los datos históricos son difíciles de comprender y el intérprete debe decidir el significado, aún así se debe considerar la situación dentro de la cual aparece el salmo. Por ejemplo, aunque el Salmo 2 emerge dentro de un embrollo internacional, el evento histórico específico no está claro. Sin embargo, esa crisis histórica, cualquiera que haya sido, define la orientación de ese salmo. Dios afirma Su soberanía sobre esas circunstancias (Salmos 2:4-5) y de esa situación histórica Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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proviene el decreto profético que el Señor establecerá Su rey mesiánico quien, en última instancia, tendrá todo el control de la nación (Salmos 2:7-8). El desorden político y los intentos extranjeros de frustrar los designios de Dios para Su pueblo Israel provocan una profecía mesiánica. Es frecuente que en los salmos y la literatura profética la frustración histórica genere promesas de una era mesiánica y de un Mesías (véase Isaías 7:1-16). Hay otros intereses históricos involucrados en el estudio de los salmos. Además de eras y eventos históricos, descubrimos información sobre las instituciones nacionales de Israel, tanto las sociales como las religiosas. Éstas no las debemos ignorar si deseamos lograr una interpretación correcta. El lugar central que ocupa el Templo en muchos de los salmos ilustra la dominación de esta institución religiosa en la vida de Israel. Sin embargo, aunque el Templo sea con frecuencia el centro de interés de los salmos, no debemos concluir que el libro es una colección puramente litúrgica. Lo privado y lo corporativo, lo personal y lo litúrgico se equilibran mutuamente. Pero debemos admitir que de las instituciones de Israel, la que le da coherencia al libro es el Templo. Los salmos nos conectan con la vida y la adoración del antiguo Israel. A riesgo de enfatizar el asunto, debemos comparar esto con la literatura popular de nuestro tiempo, que aporta muchos detalles sobre nuestra vida y nuestro mundo que no se encuentran en los libros estándar de historia. Aunque los salmos no bosquejan la historia, son como la carne y el espíritu del esqueleto de la historia israelita y, por tanto, indispensables para entender la historia de Israel. Significado religioso. Los salmos suplen una parte del material que permite reconstruir la historia de fe de Israel. Son como una bitácora espiritual, cuyos elementos abarcan los principales eventos históricos por los que el Señor se reveló a Israel, así como las luchas del alma individual por apropiarse de los privilegios y aceptar las responsabilidades de esa revelación, y las eventualidades escatológicas de la fe. Entonces, las primeras preguntas que nos debemos hacer al interpretar un salmo son éstas: “¿Cuál es la situación histórica?” y “Si del todo se celebra un evento histórico, ¿cuál es su significado religioso?” Principios de procedimiento. Además de estas observaciones, debemos hacernos las siguientes preguntas interpretativas. 1. 2.

3.

4.

5.

Perspectiva personal o corporativa. Al interpretar los salmos es crucial determinar si la persona que habla es un individuo o toda la comunidad de fe. Circunstancias históricas. ¿Cuál es la conexión entre el evento histórico y el salmo? Aunque usualmente se pueden detectar las circunstancias generales (guerra, derrota, victoria, humillación personal, etc.), la conjetura suele ser en algunos casos la única herramienta. La falta de especificidad no cierra la puerta para interpretar el salmo. Orientación emocional. Emocionalmente, el salterio oscila entre la alabanza y el lamento. Es necesario determinar el tono de cada salmo, aún cuando algunos contengan rasgos de ambas actitudes. Uso litúrgico. Es muy evidente que muchos de los salmos se usaban en la liturgia del Templo y probablemente muchos fueron expresamente escritos con ese fin. Algunos ejemplos de la adaptación litúrgica son los salmos 118, 129 y 136. Uso en el Nuevo Testamento. Una fuente vital que ayuda a interpretar los salmos es la forma en que éstos se usan en el Nuevo Testamento. Debemos tomar muy en serio las dimensiones Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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interpretativas que encontramos allí. Por ejemplo, si el Nuevo Testamento visualiza un determinado salmo en forma mesiánica, entonces podemos aceptar sin dudar la validez de ese enfoque. Incluso en los casos donde el autor del salmo ni siquiera estaba consciente de que sus palabras se extenderían hasta el futuro, el Espíritu Santo abrió las dimensiones más profundas de las palabras por medio del vocero neotestamentario. Es obvio que el uso de los salmos en el Nuevo Testamento indica que para los intérpretes, lo espiritual estaba por encima de lo físico y lo escatológico por encima de lo histórico. El contenido teológico de Salmos Un depósito de la fe de Israel. Desde el primer siglo, la Iglesia ha tenido la práctica de formular, como cuerpo, expresiones de fe y conducta para la vida. Diecinueve siglos de historia han dejado miles de pequeñas y grandes confesiones o credos. Algunas confesiones tuvieron muchos contribuyentes que se unieron para formar un solo credo, y a veces el credo tuvo sólo un único contribuyente. Diversidad. Por tanto, hay una gran diversidad en el libro de los Salmos. En primer lugar, la diversidad de autores. Es admirable la valentía literaria que tuvo el editor (o cuerpo de editores) que permitió tal diversidad en una misma colección. Reyes, sacerdotes, profetas y personas comunes tuvieron la misma oportunidad de expresar sus pensamientos sobre Dios y sobre Israel. En general, no se ha intentado legitimar los salmos anónimos asignándoselos a personas famosas, pues Salmos representa la voz de “todos los hombres”. Este libro nos da un corte transversal de los voceros de la sociedad israelita. Esto, de inmediato, sugiere una gran diversidad de actitudes, situaciones de vida y puntos de vista. Hay un acercamiento representativo a la vida y a la fe, donde el elemento controlador es el pacto entre Dios e Israel. Unidad. La segunda observación es que el salterio tiene unidad, la cual está enriquecida por la diversidad ya mencionada. Esta unidad se conserva dentro de los límites del pacto de la fe de Israel. La unidad se revela de dos maneras: por la fe en el Dios de pacto de Israel, y por la fe en la responsabilidad que ese pacto implica. No hay espacio en el salterio para la falta de fe. El salterio es una excelente ilustración de cómo se enriquecen y refuerzan mutuamente la diversidad y la unidad, siempre y cuando estén claros y se obedezcan los límites de cada cual. El libro es un depósito del espíritu de la fe de Israel, y no tanto de la letra de esa fe. La alabanza a Dios. En Israel, cuando la persona se enfrentaba a algo bello, la reacción típica no era la contemplación o la emisión de un juicio, sino la alabanza, o “gozo que se expresa en palabras”. La lengua hebrea es rica en vocabulario de alabanza, pero ese vocabulario es sólo el marco de referencia (la estructura) a la cual se adjunta la alabanza descriptiva. Y aunque los salmos están llenos de palabras de alabanza, tienen también muchas descripciones de quién es el Señor y lo que Él ha hecho. Si la alabanza se describe como un proceso hacia Dios para alcanzar la llenura auténtica y la identidad propia, también es el fin del proceso. David descubrió que habitar continuamente en la casa del Señor era algo sumamente atractivo (Salmos 23:6) y defendió la alabanza mundial y eterna diciendo: “La alabanza de Jehová proclamará mi boca. ¡Todos bendigan su santo nombre eternamente y para siempre!” (Salmos 145:21)

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El retrato de Dios Ya hemos observado que los salmos incorporan los diferentes aspectos culturales y religiosos de la vida de Israel. El retrato de Dios es igualmente diverso, pues aparece a veces trascendente y a veces inmanente. La osadía de las descripciones da la impresión a veces de que la visión de Dios es pobre o de que la comprensión del hombre es inadecuada. Las características del retrato de Dios muestran a una deidad que, en última instancia, no puede ser comprendida por el hombre, excepto en la medida en que Él se revele a Sí mismo. Éste es uno de los problemas modernos del hombre en relación con Dios—que Él elude el análisis científico humano. Salmos presenta a un Dios de este tipo. Pero justo cuando aparece en toda Su gloria etérea, haciendo que el hombre parezca polvo, esa gloria y trascendencia se traducen en términos de inmanencia. El efecto sobre el hombre es mejorar su auto-imagen—una criatura así ha sido creada y atendida por un Dios inmensamente grande quien también le delega el domino del mundo (Salmos 8:3-8). Por consiguiente, los salmos tienen un valor terapéutico. Los que los leen con seriedad y se apropian de su contenido en oración no pueden sostener por mucho tiempo una imagen pobre de sí mismos, o una imagen pobre de Dios. La visión de Dios que se tenga determinará la visión que se tenga de uno mismo. El Señor es la fuerza movilizadora de la historia de Israel. Los salmos traducen Su inmanencia en términos comprensibles, relacionando los designios interpersonales con las actividades de Dios, mostrando que Él ayuda a las personas que lo invocan. Los salmos son predominantemente personales, y retratan a Dios como alguien que se involucra en el mundo. Se le describe en términos de la vida diaria: como pastor que apacienta ovejas, como agua para el sediento, como un ave que protege a sus crías bajo sus alas, como juez que dispensa justicia, como la coraza del guerrero en la batalla, como la fortaleza cuando invaden los enemigos, y como el rey de Israel y de la tierra. El Dios de Salmos siempre está allí, incluso cuando parece estar lejano. La descripción del hombre. Los salmos describen gráficamente a Dios pero también describen al hombre. Cuando sucinta y cándidamente se formula la pregunta: “¿Qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?” (Salmos 8:4), la primera parte refiere a la maravillosa creación de Dios y la segunda a la brevedad de la vida humana. Los salmos visualizan al hombre como un ser corrompido por el pecado. El retrato del hombre en Salmos es realista. El único remedio para la condición humana es volverse hacia Dios. El perdón divino está disponible de inmediato para quienes se vuelven hacia el Creador y Redentor. Los salmistas extienden manos implorantes hacia Dios, pues Él es su anhelo más profundo y en quien hallan plenitud: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.” (Salmos 73:25) La creación y la redención. Las obras salvadoras de Dios alcanzan al hombre para remediar el problema del pecado y las doctrinas de la creación y la redención se entrecruzan. La creación es más que la presuposición de la redención. Es el compromiso que hace Dios de una redención. Ambas doctrinas son interdependientes. La doctrina de la creación es básica en Salmos. Tal como lo revela Génesis 1-2, la doctrina de la creación es básica en general para el Antiguo Testamento. Pero incluso si sólo nos centramos en Salmos, descubrimos esa misma centralidad pues la doctrina de la creación es la doctrina que valida y la idea que legitima. Asegura para siempre el lugar de Dios en la teología y lo coloca como el centro de todas las cosas.

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN 6

1. ¿Cuáles dos cosas aprendemos al estudiar Salmos?

2. ¿Por qué son los salmos algo más que una mirada a Israel?

3. ¿Qué representa la colección de himnos antiguos de Salmos?

4. ¿Cuáles son las cinco divisiones tradicionales de Salmos?

5. ¿Cuáles son los dos métodos para agrupar Salmos?

6. Hermenéuticamente, ¿cuáles son las dos observaciones preliminares que aportan una orientación sencilla para interpretar Salmos?

7. Además de las observaciones hermenéuticas, ¿cuáles son algunas preguntas de procedimiento para interpretar Salmos?

8. ¿Por qué se dice que la gran diversidad en Salmos implicó valentía literaria?

9. ¿Cuáles son los dos componentes de la unidad que Salmos revela?

10. ¿Cuál es el valor terapéutico de Salmos?

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NOTAS DE LA LECCIÓN 7 LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumen 3) TIPOS BÁSICOS DE SALMOS Como ya hemos dicho, los salmos se pueden clasificar según función o contenido. Puesto que cualquiera de ambos métodos está lejos de ser el adecuado, es necesario utilizar ambos para lograr algún tipo de sistematización. Las categorías que estudiaremos no son en ninguna manera exhaustivas, pero abarcan el área satisfactoriamente. Estas categorías son: (1) himnos, (2) salmos penitenciales, (3) salmos de sabiduría, (4) salmos mesiánicos, (5) salmos imprecatorios y (6) salmos “de entronización”. Himnos. Los himnos componen un variado grupo cuya clasificación se fundamenta en la función. El criterio básico para que un canto sea considerado un himno, es que sea una canción de alabanza y que se cantara en los días santos en el Templo, ya fuera por un coro del Templo o por la congregación. Hay dos categorías dentro de este tipo: (1) los himnos de alabanza y (2) los himnos de Sión. Los himnos de alabanza suelen abrir con un llamado a alabar al Señor, y son seguidos por la alabanza misma, por lo que usan diversas formas de expresión (términos de alabanza tales como “aleluya”, o descripciones de lo que el Señor ha hecho). Algunas veces el salmo concluye con un llamado final a alabar. En general, la base para alabar son las obras salvadoras del Señor en Israel, pero la creación es también una razón común para que el salmista alabe. Los himnos de Sión constituyen otro subgrupo. Estos himnos tienen como contexto religioso tres festivales religiosos para los que los varones hebreos debían peregrinar a Jerusalén a adorar: la Fiesta de los Panes sin Levadura, la Fiesta de las Semanas y la Fiesta de los Tabernáculos. Esos salmos celebran la ciudad de Jerusalén y el Templo con toda la parafernalia y gozo de quienes asistían a esos festivales. Incluyen un grupo de salmos llamados “cantos de la ascensión” (120134), de los cuales sólo uno es un himno sionista (122). Estos cantos eran entonados usualmente por los peregrinos mientras subían en grupos hacia Jerusalén para esas ocasiones. Salmos penitenciales. Aunque para la iglesia cristiana antigua los salmos penitenciales eran siete (6, 32, 38, 51, 102, 130 y 143), sólo tres de ellos contienen el elemento de la penitencia. Los salmos 51 y 130 son los ejemplos más claros, y ambos son oraciones genuinas de penitencia. También lo es el Salmo 38, aunque el salmista visualiza allí su pecado como la causa de la enfermedad que padece y sobre la cual se lamenta. Aunque el salmo 143 no es penitencial en el sentido más estricto de la palabra, reconoce el contexto más amplio de la pecaminosidad de la raza humana (143:2). Dos de estos salmos, el 32 y el 102, son lamentos por alguna enfermedad que el adorador ha soportado, y los salmos 6 y 143 lamentan el maltrato que ha sufrido el salmista por parte de sus enemigos. Sin embargo, el tono de estos siete salmos es el de sumisión a Dios y la invocación de Su favor.

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Salmos de sabiduría. Además de la sabiduría “mayor” del Antiguo Testamento, de la cual Job es el más grande ejemplo, el Antiguo Testamento contiene mucha sabiduría “menor” (proverbios, por ejemplo), de la cual hay buena parte en el salterio. Los salmos que, al igual que Proverbios, buscan describir y prescribir el camino que lleva a una buena vida, pertenecen a la sabiduría “menor”. Algunos salmos luchan con la pregunta de por qué los malvados prosperan (37, 49 y 73). Las respuestas que se dan son interesantes, porque nos recuerdan las explicaciones que ofrecieron los amigos de Job. Es dudoso que estos salmos tengan la intención de explicar en forma fácil y total la prosperidad de los malvados. El Salmo 37 resuelve que la prosperidad es transitoria, pero la justicia es eterna. La solución del Salmo 73 es parecida, porque dice que los malvados pasarán de repente como un sueño. La explicación del Salmo 49 parece declarar que la muerte les sobrevendrá por igual a malvados y justos, aunque los justos saldrán mejor librados. Esto nos recuerda el grado al que llegó la fe de Job cuando afirmó que sus ojos verían al Redentor después de que su cuerpo se hubiera corrompido (Job 19:25-27). Los salmos 1, 112, 127 y 128 completan los salmos de sabiduría y están compuestos en gran medida por máximas (reglas de conducta), proverbios y consejos por los cuales eran famosos los sabios. Salmos mesiánicos. Como hemos observado, la idea de la redención es dominante en el Salterio o Libro de los Salmos. Aunque la redención era una realidad presente para el antiguo Israel, también era parte de un futuro inmediato y de un futuro distante. En el Antiguo Testamento la más alta expresión de la redención futura era el Mesías. Es decir, la redención sería lograda al final por una Persona sobrehumana. Este concepto es prominente en Salmos, el depósito literario de la fe de Israel. El Salmo 110 tiene al futuro Mesías como su enfoque central. Sin embargo, para el tiempo de David implicaba que, sin importar cuán inciertos fueran los tiempos, el Señor establecería Su reino por medio de un futuro Mesías. Esta seguridad quizás no estabilizó los tiempos davídicos, pero ciertamente estabilizó el corazón. Por tanto, debemos visualizar los salmos mesiánicos como una clasificación legítima hecha con base en el contenido. Muchas veces se han hecho a un lado los salmos mesiánicos para abrirles paso a los salmos llamados “reales”, que sin duda forman un subgrupo válido dentro de los salmos mesiánicos. En algunas instancias, los salmos “reales” no hablan directamente del Mesías, sino que preparan el camino para la fe cristiana en un Mesías, y por ello son una parte importante y esencial de la historia de la revelación. Nuestro estudio de los salmos mesiánicos se facilita si los dividimos en dos grupos: los que hacen referencia al rey y a su gobierno (2, 18, 20, 21, 45, 61, 72, 89, 110, 132, 144), y los que hablan del hombre y su vida en general (8, 16, 22, 35, 40, 41, 55, 69, 102, 109). No está de más decir que la visión del Nuevo Testamento sobre la Persona de Cristo lo identifica con las aspiraciones y frustraciones tanto de la realeza como de los súbditos.

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El Mesías y Su gobierno. Usando como guía el Nuevo Testamento, observamos que del primer grupo los voceros del Nuevo Testamento sólo citan los salmos 2, 18, 45 y 110 en relación con Cristo, mientras que del segundo grupo, excepto el 55, los citan todos. Es decir, el carácter mesiánico de esos salmos lo determinan nuestro Señor y los discípulos del primer siglo. Para los salmos que no se aplicaron mesiánicamente en el Nuevo Testamento debemos formular otros criterios. La figura más obvia del Mesías en el primer grupo de salmos es “el rey”. El Salmo 2:6 habla de que Dios ha designado el puesto del rey en Sión, y lo ha afirmado como Hijo de Dios (v. 7). Esta calidad de hijo que tiene el rey se cita en Hebreos 1:5 para reforzar el argumento de la superioridad de Cristo sobre los ángeles. Aunque el Salmo 18 es probablemente una declaración histórica de David, y aunque probablemente fue pronunciado por David en un contexto específico, la referencia absoluta es del Mesías (especialmente los vs. 20-30). Pablo citó el versículo 49 para mostrar que las promesas hechas a los patriarcas también eran para los gentiles (Romanos 15:9). Un tercer salmo sobre el rey, que también es citado por el autor de Hebreos (1:8-9) es el Salmo 45, donde se celebra la boda del rey. Del Salmo 110, Jesús dice que registra el homenaje de David al Mesías (Marcos 12:36-37). Este salmo también fue citado por Pedro en el día de Pentecostés (Hechos 2:33-35) y por el autor de Hebreos, para afirmar la función sacerdotal de Cristo como sacerdote eterno de la orden de Melquisedec (Hebreos 5:6,19, 7:1-28). ¿Cuáles son entonces los criterios para incluir los otros salmos “mesiánicos”, dado que el Nuevo Testamento no los identifica como tales? Se pueden usar tres criterios: 1. Cuando el lenguaje supera las capacidades del tema y habla de logros que no son humanamente alcanzables, vemos indicios mesiánicos. Un ejemplo de esto son los logros que el rey pide en oración en el Salmo 72, los cuales son .tan universalmente extensos que su cumplimiento absoluto sería algo imposible para el rey. 2. Cuando aparecen términos mesiánicos, como por ejemplo “ungido” o “hijo del hombre”, podemos sospechar que hay una inclinación mesiánica. 3. Cuando las circunstancias del Nuevo Testamento calzan con las descritas en el salmo, permitiendo hacer inferencias proféticas a partir de ellas, se puede sospechar que hay asociaciones mesiánicas. Aunque estos criterios son útiles, no son a prueba de balas. La aplicación de más de un criterio en un mismo salmo es lo que aumenta la credibilidad mesiánica. Utilizar una combinación de varios criterios es útil para estudiar los Salmos 20, 21, 61, 72, 89 y 132. El hombre y su vida. El segundo grupo de salmos mesiánicos habla del hombre y de su vida en general (8, 16, 22, 35, 40, 41, 55, 69, 102, 109) y son salmos que se citan en el Nuevo Testamento, a excepción del Salmo 55. Aunque algunos fueron proclamados por el rey, no mencionan el puesto real sino la suerte general del hombre o de un problema particular que tiene el adorador. Los Salmos 35, 69 y 109 (el 55 es parecido) son llamados “salmos imprecatorios” y los estudiaremos más adelante.

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En general, se considera que los términos de estos salmos se cumplieron perfectamente sólo en Cristo. Las aspiraciones y frustraciones humanas tienen sus últimos alcances y fines en Él. El grito de abandono que hace David en el Salmo 22:1 fue lanzado en arameo por nuestro Señor en la cruz (Mateo 27:46) y el autor de Hebreos aplicó el Salmo 22:22 a Cristo (Hebreos 2:12). El Salmo 16 se centra en la importancia de hallar la identidad propia en Dios. Pedro citó los versículos 8 a 11 en su sermón de Pentecostés para decir que la afirmación personal de David se cumplió absolutamente en la resurrección de Cristo (Hechos 2:24-32). Nuestro Señor mismo utilizó el Salmo 41:9 para referirse a la traición de Judas (Juan 13:18), aunque la situación real era que el salmista había sufrido cierta enfermedad por causa de su pecado (v. 4). En estos salmos es claro que el problema humano que describen tiene un significado más allá del presente. El cumplimiento absoluto de los términos del salmo llega a ser posible solamente en Jesucristo y por medio de Él. Los salmos imprecatorios. El premio a la perplejidad lo tienen, desde hace mucho, los salmos imprecatorios, o “maldiciones”. Al menos tres salmos se pueden ubicar claramente dentro de esta clasificación: el 35, el 69 y el 109. Muchos versículos diseminados también caben en esta clasificación. Se les llama también “maldiciones” porque su fin es “invocar una maldición”. Algunas veces David y otros pedían que viniera juicio sobre sus enemigos: “Que sus hijos queden huérfanos y su esposa sea viuda... Que su posteridad sea cortada y su nombre borrado hasta la segunda generación” (109:9,13). El problema de estos salmos imprecatorios es de orden ético. ¿Cómo podemos amar a los enemigos y al mismo tiempo pedir maldiciones para ellos? Puesto que estas acciones son difíciles de comprender, hay tres acercamientos para estudiar estos salmos. Dos son extremos: uno porque los ignora ya que sacan de foco nuestra teología, y el otro porque declara que el espíritu en ellos es bueno simplemente por estar incluidos en la Biblia. Aunque ambos acercamientos tienen sus puntos fuertes, ninguno es completamente satisfactorio. Una tercera alternativa, y la única aceptable, es mirar estos salmos de frente, luchar con el espíritu que hay en ellos y preguntarnos en qué aspecto son “palabra” de Dios. Al tratar de interpretar estos salmos debemos recordar cuatro cosas: 1. El juicio que se invoca se basa en la justicia divina y no en resentimientos humanos. David dice claramente en el Salmo 109 que no tiene malos sentimientos personales. “En pago de mi amor me han sido adversarios; pero yo oraba. Me devuelven mal por bien y odio por amor” (vv. 4-5). El trato de David a Saúl es prueba de que no odiaba a sus enemigos (véase 1º Samuel 24 y 26). 2. El juicio se expresa según los patrones de pensamiento de ese tiempo. Para los hebreos no había una gran distinción entre el pecador y su pecado—ambas cosas se concebían personalmente. Más aún, se veía al hombre y a su familia como una unidad. Juntos se mantenían firmes o caían, como en los casos de de Noé y Acán. 3. En el Nuevo Testamento, el énfasis en el juicio después de la muerte y la justicia final permite minimizar la necesidad de anticipar o explicar el juicio en términos más inmediatos y terrenales.

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4. El fenómeno de la imprecación no es exclusivo del Antiguo Testamento. Jesús instó a Sus discípulos a maldecir las ciudades que no recibieran el evangelio (Mateo 10:14). Jesús mismo pidió juicio sobre Tiro y Sidón (Mateo 11:22). Pablo declaró “anatema” (una maldición solemne) a cualquiera que no amara al Señor Jesús (1ª de Corintios 16:22). Incluso se menciona que los santos en el cielo invocan a Dios para que se vengue en quienes han matado a los mártires (Apocalipsis 6:9-10). Obviamente, las imprecaciones no eran un fenómeno primitivo o exclusivo del Antiguo Testamento. Son el lado opuesto del amor, que se basa en la oración por la santidad y la justicia de Dios e implican juicio sobre el pecado. Incluso en estas imprecaciones se puede ver un anhelo por Cristo. Todos los juicios están en las manos del Hijo (Juan 5:22). Los que anhelan justicia en realidad anhelan a Cristo y Su reino justo (véase Apocalipsis 20). Notamos, entonces, que los escritores del Nuevo Testamento discernieron un espíritu profético en los salmos imprecatorios. Estos salmos tienen también otras dos lecciones que debemos tomar en cuenta si deseamos que nos enseñen algo: (1) La ausencia de la indignación puede ser un síntoma alarmante, pues el pecado nos debe incomodar y mover a la justicia; y (2) los sentimientos más amargos se resuelven en la presencia de Dios. El salmista no tomó el asunto en sus manos sino que las puso delante de Dios. Nunca debemos apresurarnos a concluir que Dios comparte nuestros sentimientos sobre el trasgresor, aunque Él no soporte el pecado. Dios no ve lo que nosotros vemos. Los salmos de “entronización”. El término “entronización” para referirse a estos salmos (47, 93 y 95-99) es porque todos hablan del Señor como rey o utilizan la frase “Jehová reina”. Hay mucha controversia en torno a la clasificación de este grupo de salmos. Baste decir que aceptamos el uso descrito. EL USO HISTÓRICO DE LOS SALMOS Es probable que no haya otro libro de la Biblia fuera de Salmos que haya sido tan ampliamente usado tanto en la sinagoga como en la Iglesia cristiana. Nuestro aprecio por los salmos e incluso nuestra comprensión de su poder para nuestra vida aumentará con las siguientes observaciones sobre cómo se usan en la sinagoga judía y en la Iglesia cristiana. En el Templo. Los salmos fueron escritos para ser cantados por los levitas cada día. Eran cantados después de hacer la ofrenda del sacrificio y los que se escogían para eso contenían palabras o frases alusivas a la ocasión de turno, por lo cual también eran llamados salmos “apropiados”. Este tipo de salmos era el que se utilizaba en los festivales. La asignación tradicional de los salmos para la adoración en el Templo era la siguiente: (1) Para el primer día, el Salmo 24 (relata la creación del mundo por Dios), (2) para el segundo día, el Salmo 48, (3) para el tercer día, el Salmo 82, (4) para el cuarto día, el Salmo 94, (5) para el quinto día, el Salmo 81, (6) para el sexto día, el Salmo 93 (parecía el más idóneo para completar el relato de la creación), y (7) para el séptimo día, el Salmo 92, un cántico para el sábado (que se titula así en la Biblia hebrea). En la sinagoga. En general, se cree que la adoración en la sinagoga siguió el mismo patrón de los servicios del Templo. Por tanto, los salmos para el uso diario y de las fiestas pasaron a ser parte de la liturgia de la sinagoga. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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En la Iglesia. El uso de los salmos en la Iglesia es un tema tan amplio y complejo como el tema de su uso en la sinagoga. Hay que reconocer que la Iglesia está en deuda con la sinagoga. Aunque es poco lo que conocemos de la práctica de la Iglesia Primitiva, sí sabemos, gracias a las frecuentes citas de los salmos en el Nuevo Testamento, que los primeros cristianos tenían los salmos en muy alta estima. La Reforma impulsó algunos cambios, pues el movimiento inspirado por Calvino y otros reformadores llevó a la publicación de un himnario que tenía los salmos transcritos en forma métrica a fin de ser cantados. La influencia de esto se puede trazar hasta Escocia y Juan Knox, donde estos salmos fueron incluidos en el Libro para el Orden Común que se publicó en 1564. Así inició la larga historia del uso y publicación de salmos métricos en la Iglesia de Escocia. Salmos sigue siendo el libro más popular de la Biblia en la adoración protestante del hoy día. A lo largo de los siglos, los cristianos se han aferrado a este antiguo libro de alabanzas pues con los salmos, el adorador puede llegar ante Dios sin pretensiones, confesando sus pecados y expresando sus más profundas emociones. Encuentra en los salmos palabras para decir aquello que yace inarticulado en su corazón, y se apropia de valor para declarar lo indeclarable. No hay casi ninguna situación en que los salmos no ofrezcan alguna palabra directa de consuelo o exhortación.

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN 7

1. ¿Cuáles son las seis clasificaciones de los salmos?

2. ¿Cuáles son los criterios básicos para los himnos y las dos categorías que hay dentro de ese tipo?

3. ¿Cuál es el tono de todos los siete salmos penitenciales?

4. ¿Qué se quiere decir con el término “sabiduría menor”?

5. Dé un ejemplo de “sabiduría mayor” y otro de “sabiduría menor”.

6. ¿Cuáles tres salmos explican la prosperidad de los malvados y en qué forma la explican?

7. ¿Cuáles son las dos subdivisiones de los salmos mesiánicos?

8. ¿Cuáles son los tres acercamientos a los salmos imprecatorios y cuál es el único de ellos que es aceptable para los cristianos de hoy?

9. ¿Cuáles son las dos cosas que nos enseñan los salmos imprecatorios?

10. ¿Qué significa el término “salmo apropiado”?

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NOTAS DE LA LECCIÓN 8 LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumen 3)

Al igual que cualquier otro himnario, el libro de los Salmos no tiene una continuidad de pensamiento. Es imposible, por consiguiente, hacer un comentario consecutivo de su contenido. Para tratar las muchas repeticiones de palabras, ideas y situaciones que aparecen salmo tras salmo, es necesario hacer muchas referencias cruzadas. Al estudiar los salmos de sabiduría, se le debe advertir al estudiante que lea el salmo antes de leer el comentario. Luego debe estudiar el comentario, brincándose las referencias parentéticas. Por último, debe leer el salmo con el comentario lado a lado, revisando todas las referencias y citas bíblicas. (Las casas publicadoras suelen usar siempre el pronombre “él” cuando se refieren a los salmistas, porque es probable que los autores y editores de los salmos fueran hombres.) Los encabezados de muchos salmos reflejan la visión que prevaleció por siglos, es decir, que David fue el autor. Hoy día sabemos que esta visión no es correcta. Muchos estudiosos han insistido incluso en que la mayoría de los salmos fue escrita después del exilio babilónico y que muchos datan del período macabeo (siglo 2 a.C.). A mitad del siglo pasado, los descubrimientos realizados en el Cercano Oriente nos pusieron en las manos literatura de los babilonios, asirios, egipcios y cananeos, que eran pueblos vecinos de Israel. Este nuevo conocimiento ha dejado en claro que tanto la forma poética de los salmos como su uso en la adoración, no fueron cosas que se originaron en Israel. La técnica y el vocabulario poéticos fueron préstamos de los pueblos vecinos que alcanzaron un nivel cultural más alto antes de que Israel emergiera como nación. A la luz de esta literatura antigua del Cercano Oriente, es probable que las versiones originales de casi todos los salmos se compusieran en los tiempos previos al exilio y fueran usadas en la adoración pública durante el período monárquico. No obstante, una vez que se introdujeron en la adoración, esos salmos fueron adaptados y modificados según las circunstancias. Los salmos que en un principio fueron proclamados por el rey en un momento de crisis nacional, luego fueron usados para las crisis de la vida personal. Un canto antiguo de un prisionero de guerra fue luego cantado por los exiliados en Babilonia para expresar su añoranza por Jerusalén y el Templo. El Salterio (Salmos) es entonces el producto de siglos de adoración israelita. Creció, cambió, modificó su énfasis conforme fueron cambiaron los contextos políticos y religiosos. Buscar pistas de fechas y autores es algo que no es muy útil para la mayoría de los salmos. Un acercamiento más provechoso es investigar el tipo literario al cual pertenece el salmo y el entorno de la adoración en el cual se utilizó. De esta forma, el salmo deja de ser una pieza lírica sentimental o una reliquia de un pasado muerto, y pasa a ser parte vital de una adoración dinámica y significativa que afirma la fe de hombres y mujeres frente a los triunfos o desastres de la vida real. La suposición es que la mayoría de los salmos pertenece al período de la monarquía Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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antes del exilio en el año 586 antes de Cristo. Y en cuanto al autor, la suposición es que no se sabe quién los escribió, o si fueron escritos por uno o más autores. Dentro de los salmos, los sapienciales aportan sabios refranes y enseñanzas. Los sacerdotes eran maestros, custodios y guardianes de las tradiciones religiosas. Los festivales a los que acudían personas de todos los rincones del reino proveían el entorno perfecto para que los sacerdotes enseñaran. Por tanto, muchos de estos salmos contienen pasajes instructivos. Un pequeño número refleja claramente la marca de un maestro formal y se relaciona estrechamente con la literatura sapiencial de Israel y del antiguo Cercano Oriente. El principal objetivo de los salmos sapienciales es enseñar que es necesario obedecer fielmente la voluntad de Dios, pues esto trae prosperidad material y espiritual. Rechazar la voluntad de Dios implica destrucción, la cual, no porque a veces se retrase dejará de cumplirse. El Salmo 73 trata el problema de la prosperidad de los malvados a un nivel más profundo que los otros salmos sapienciales y nos recuerda a Job. Es dudoso que estos salmos pretendieran explicar fácil y comprensivamente la prosperidad de los malvados. La solución que da el Salmo 37 es que su prosperidad es pasajera, mientras que la justicia será eterna. La solución es parecida en el Salmo 73, porque allí se dice que los malvados pasarán repentinamente como un sueño. Los salmos 127 y 133 hablan de problemas familiares, que es un tema favorito entre los escritores de los proverbios. Los cuarenta y un salmos del Libro I se le atribuyen a David, a excepción de los salmos 1, 2, 10 y 33, que por lo mismo no tienen encabezados. Sólo el Libro V es más largo que esta sección. No hay un orden particular de arreglo en esta primera colección. Varios encabezados relacionan los salmos individuales con eventos de la vida de David, pero incluso éstos no están en orden cronológico. 1. Salmo 1. El primer salmo es una especie de preludio para toda la colección. Es muy posible que fuera compuesto con ese fin. No tiene encabezado, pero aparentemente fue escrito y dado a conocer antes de los tiempos de Jeremías, puesto que en Jeremías 17:5-8 se hace una paráfrasis y se extiende una parte de este salmo. Este salmo se puede clasificar como sapiencial. Hace un claro contraste entre justos y malvados, contraste que es típico en la literatura sapiencial. Habla sobre lo que se conoce como “la doctrina de las recompensas”. El justo prospera y es feliz. El malvado pasa problemas y tiene una corta vida. Ahora bien, era bien sabido que hay excepciones claras de esta regla en casos individuales. Pero el principio general era aceptado como cierto y válido. Los versículos 1 a 3 hablan del estilo de vida del justo y los versículos 4 y 5 del estilo de vida del malvado. Se concluye con un vívido contraste del final de ambos caminos. Un comentario sobre cada versículo es el siguiente: 1:1—“Bienaventurado” introduce una bienaventuranza. Es una palabra que nos felicita por nuestros planes y es la que mejor describe al justo. “No anduvo”, es decir, escogió otro camino.

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1:2—La “ley de Jehová” representa la revelación de Dios al pueblo. No debe ser una carga legalista, sino más bien la delicia del justo. “Medita”, es decir, pensamos en lo que nos da gozo. 1:3—“Prosperará” no promete una prosperidad material, sino sugiere que el justo siempre logrará cosas que valen la pena. 1:4—“Tamo”. Esta descripción de los impíos contrasta mucho con las características del justo. Sugiere inestabilidad, una vida sin propósito y sin valía. 1:5—“No se levantarán”, porque los impíos no pueden ser excusados o defendidos de haber rechazado a Dios. 1:6—El Señor conoce y cuida activamente al justo, pero los impíos llegan a un punto muerto. 2. Salmo 32. El Salmo 32 es el segundo de los siete salmos sapienciales. Muchos comentaristas lo relacionan con el Salmo 51 pues indica la conclusión satisfactoria de la penitencia y la oración que este último describe. El encabezado lo identifica como un salmo de David y recibe el nombre de Masquil, término que aparece también en el encabezado de otros doce salmos. Esta palabra probablemente proviene de un término que significa “instruir, generar atención o inteligencia”. Con ello señala que este salmo es didáctico o de enseñanza, una meditación para enseñar. El tema del salmo es el gozo que tiene el corazón que ha sido perdonado. Los versículos 1 y 2 son una bienaventuranza al perdón. Si los versículos 3 y 4 se interpretan como enfermedad física—como hacen muchos—entonces el gozo abarca también el toque sanador de Dios. Los versículos 3 a 7 relatan la experiencia de David y los versículos 8 a 11 dan algunas conclusiones positivas. No hay otro salmo que hable más a fondo de las cosas del alma o que más perfectamente revele el método de Jehová para el pecado, el dolor y Su guía. Dios no sólo es siempre capaz de liberar, sino que siempre está dispuesto a perdonar y a guiarnos. 3. Salmo 37. Este salmo es otro de los sapienciales. Titulado simplemente como “salmo de David” es uno de los tres que hablan de la sempiterna perplejidad de la prosperidad del malvado (véanse el 49 y el 73). Mucha de la sabiduría sapiencial (Job, particularmente) se avoca a reflexionar sobre este tema. Aquí, se propone que la prosperidad de los malvados es algo temporal. La clave del salmo es la frase de apertura: “No te impacientes”. Éste es un salmo acróstico, es decir, está en orden alfabético. Cada letra del alfabeto hebreo aparece sucesivamente al inicio de líneas alternas, lo cual implica que hay dos líneas para cada letra. Casi todos los pares de versículos están completos y son independientes, y esto se asemeja mucho a los versos individuales de Proverbios 10:1-22:16. Aunque no es posible hacer un esbozo completamente satisfactorio, este salmo se puede dividir en cuatro segmentos: compromiso (1-11), catástrofe (12-22), confianza (23-31) y contraste (32-40). Los versículos 1 a 8 hacen el llamado a no inquietarse por los aparentes éxitos de los malvados y a confiar en Dios. Los versículos 9 a 22 prometen que la tierra no les pertenece a los malvados agresivos, sino al justo que se sujeta. Los versículos 23 a 33 describen los beneficios de la justicia, y los versículos 34-40 cierran con un reto. Cada sección contiene referencias al Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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fracaso del malvado y al triunfo final del justo. Es un acróstico alfabético en donde la primera palabra de cada dos líneas inicia sucesivamente con cada letra del alfabeto hebreo. En el Libro III, conocido como Salmos de Asaf y Otros, y que abarca desde el Salmo 73 hasta el 89, once llevan el nombre de Asaf, tres el de Coré, uno el de David, uno el de Hemán y uno el de Etán. En este libro hay un ejemplo de cada tipo de salmo, a excepción del penitencial: seis salmos son de lamentos, cinco de adoración, servicio, alabanza y agradecimiento, tres de sabiduría, uno de imprecación, uno litúrgico y uno mesiánico. Algunas de las piezas más finas y más profundamente amadas del Salterio se encuentran en esta sección. 4. Salmo 73. Clasificado como sapiencial, este salmo es el primero de un grupo de once que llevan el nombre de Asaf en el encabezado o inscripción. Habla del mismo tema que tocan los Salmos 37 y 49: ¿Por qué un Dios justo permite que los malos prosperen y los justos sufran y sean oprimidos? Mucha literatura sapiencial del Antiguo Testamento reflexiona sobre esta cuestión. Proverbios asegura que el justo recibirá bendición y los trasgresores miseria. Job examina esta tesis desde el punto de vista del hombre justo que ha sufrido mucho. Eclesiastés lo examina desde la perspectiva de un hombre vano y cínico que no es “demasiado justo” y sin embargo “lo ha tenido todo” en términos de riqueza, cultura, placer y lujo. Muchos han comentado que hay similitud entre el Salmo 73 y el libro de Job. Un teólogo dice que el escritor del Salmo 73, al igual que el gran poeta cuya obra se ha conservado como reliquia en el libro de Job, enfrentó la pregunta del sufrimiento y su retribución, y nos llevó con él en el trayecto de su propia batalla espiritual. En un sentido, este salmo es epítome del libro de Job. Trata el mismo problema, sigue la misma línea de pensamiento y ofrece uno de los pocos esbozos de una genuina doctrina de inmortalidad que hay en el Antiguo Testamento. Al igual que en la ciencia, el aparente choque entre la teoría y el hecho genera un problema de pensamiento religioso. O se abandona la teoría, o se busca más verdad para lograr que el hecho discordante se ajuste al esquema universal. La teoría aquí es el carácter de Dios, tal como lo revelan los grandes profetas; el hecho conflictivo es la aparente injusticia e inequidad de la retribución divina. Los versículos 2 a 14 hablan de las aparentes bendiciones de los impíos, pero en los versículos 15 a 28 el escritor nos recuerda que su juicio está por llegar. 5. Salmo 111. Este salmo se ha titulado “Dios cuida de Su pueblo”. Por consenso general, los Salmos 111 y 112 se ven como un par. Cada uno tiene diez versículos y veintidós líneas o frases que inician sucesivamente con una letra del alfabeto hebreo. En el original, la mayoría de las líneas contienen exactamente tres palabras. Los temas son paralelos: el Salmo 111 habla del carácter del Señor, y el Salmo 112 del carácter del hombre santo. El patrón acróstico o alfabético identifica a estos salmos como sapienciales. Se ha dicho que posiblemente ambos salmos fueron creados como preludio para el Hallel egipcio (Salmos 113 a 118) que aparece inmediatamente después. Los Salmos 111 a 119 carecen de encabezados o inscripciones. Este salmo es un himno de alabanza a Dios. La promesa de alabar a Dios (v. 1) y la recomendación de temerle (v. 10) están separadas por una alabanza a Sus obras (vs. 2-9). Este Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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salmo es un acróstico de 22 líneas, donde cada una inicia sucesivamente con las letras del alfabeto hebreo. 6. Salmo 119. Titulado “Excelencias de la ley de Dios”, este salmo es el más largo y más cuidadosamente elaborado de todos los salmos sapienciales alfabéticos o acrósticos. La Reina Valera y otras traducciones han conservado algo de la característica alfabética, colocando el nombre de las letras hebreas al inicio de cada sección. Este salmo se divide en 22 secciones, una para cada letra del alfabeto hebreo. Cada sección consta de ocho versículos. Cada versículo, en el hebreo, inicia con una palabra cuya primera letra es la del encabezado de la división. Por tanto, la primera palabra de los versículos 1 a 8 empieza con la letra alef, la primera palabra de los versículos 9 a 16 con la letra bet, la primera palabra de los versículos 17 a 24 con la letra guímel, y así sucesivamente. El tema del salmo es la gloriosa ley del Señor y la observancia de la misma, que debe hacerse de todo corazón. La palabra básica que se traduce como ley es Torá, un término que es mucho más amplio que nuestra palabra “ley” en español. Torá es, de hecho, la voluntad de Dios dada a conocer a Israel. Conlleva la idea de guía y su significado básico es enseñanza o instrucción. El rasgo principal del Salmo 119 es la repetición melodiosa de ocho sinónimos sobre la voluntad de Dios. Estos sinónimos son: ley (Torá), testimonios (principios generales de acción), preceptos (reglas particulares de conducta), estatutos (regulaciones sociales), mandamientos (principios religiosos), ordenanzas (juicios correctos que deben operar en las relaciones humanas), palabra (voluntad declarada de Dios, Sus promesas, decretos, etc.), y palabra (palabra o discurso de Dios tal como llegan a saberlo los hombres). Una variación frecuente de estos ocho sinónimos es camino. Hay poca duda que estos términos provinieron en gran medida del Salmo 19:7-9. En cada versículo del Salmo 119 aparece uno u otro de estos términos, a excepción del versículo 122, pero no hay una secuencia metódica de estrofa a estrofa. Un estudio cuidadoso de estos sinónimos revela que la concepción subyacente es la voluntad de Dios, tal como ha sido dada a conocer al hombre. Cada palabra revela algún aspecto de esa voluntad, del método de su revelación o de su valor para la vida humana. La ley es la expresión de la voluntad divina. El escritor ama la ley porque habla de la voluntad de Dios y porque ama a Dios primeramente. A menos que se admita este hecho, no podremos hacerle justicia al escritor, ni captar el carácter profundamente religioso de todo el salmo. 7. Salmo 127. Un hogar seguro. Este salmo se considera sapiencial porque se le asocia con Salomón en el encabezado, y porque muestra interés en los aspectos prácticos de la vida diaria. El tema del salmo es sin duda diferente del típico salmo de peregrinaje. Barnes explica esta diferencia comentando que este salmo se preocupa por el asentamiento del pueblo en Jerusalén luego de su retorno del exilio, y del proceso de reconstruir vidas y hogares. Taylor lo relaciona más directamente con la literatura sapiencial, diciendo: “Los escritores sapienciales se preocupan por enseñar principios y prácticas para observar la ley, lo cual produce los más grandes dividendos de felicidad en esta vida. Su punto de vista es secular más que sacerdotal; se dirigen al laicado más que al culto. En cuanto a esto, nuestro salmo no es excepción.” La presencia del salmo dentro de la colección de los salmos de peregrinaje se Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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debe probablemente al toque humano y a la frescura y belleza de la expresión literaria que comparte con los salmos de ese grupo. Los versículos 1 y 2 enfatizan que toda empresa humana es inútil si no se toma en cuenta a Dios, y los versículos 3 a 5 hablan de la bendición de los hijos, que son Su regalo. 8. Salmo 133. Las bendiciones de la unión entre los hermanos. Esta pequeña gema es un breve canto de alabanza por el gozo que produce la unión entre los hermanos, tanto a nivel de la familia natural como a nivel de la familia espiritual de Dios. Oesterly y Taylor opinan que este salmo habla del arreglo de la vida familiar donde los hermanos casados seguían viviendo en la misma propiedad. Barnes opina que habla de la comunión de los judíos que llegaban a Jerusalén para las fiestas anuales. Sin embargo, tiene un sentido más amplio en relación con la familia de la fe. Hay una unidad espiritual entre los hijos de Dios que trasciende hasta las barreras denominacionales. Como dice el viejo refrán: “Las cercas no se ven cuando el grano está crecido”. El aceite que se menciona refiere a un aceite fragrante que se utilizaba para consagrar al sumo sacerdote. 9. Salmo 139. Las maravillas del Señor. Este salmo ha sido muy alabado, y con toda justicia. Al rabino Aben Ezra se le imputa el haberlo declarado “la corona de todos los salmos”. Es uno de los más finos poemas del Salterio y sobresale teológica y sicológicamente. Debido a su concepción de la naturaleza, así como de la omnisciencia y omnipresencia de Dios, este salmo sobresale como la más grande gema del Salterio. Se cree que hubo poemas parecidos en otros escritos sagrados babilónicos del pasado, pero en la literatura religiosa del mundo antiguo este salmo es único. No sólo es una de las grandes glorias del Salterio, sino que también por su percepción religiosa y su cálida devoción ha sido colocado entre los grandes pasajes del Antiguo Testamento. Como salmo, es difícil de clasificar. Tiene algunas de las cualidades de los himnos y es un salmo de confianza, pero quizás debe verse más como una oración personal. El salmista expresa profundo asombro por la omnisciencia y omnipresencia del Señor, no porque sean atributos formales de un Dios soberano, sino porque ha descubierto que esos atributos son reales en su propia experiencia. El salmo inicia (vs. 1-12) con un lamento, pero en los versículos 1 a 18 irrumpe en un himno y en los versículos 19 a 24 cierra con una petición. En los versículos 23 y 24 el salmista toma conciencia de que antes de pedirle a Dios que detenga al malvado, debe asegurarse de que en éste no hay camino de perversidad (oración que nosotros también debiéramos hacer con frecuencia). El salmista escribe: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.” Aunque el Salmo 150, el último del libro de Salmos, no se considera sapiencial, es una doxología adecuada para toda la colección. Es muy probable que fuera compuesto precisamente para ese fin. Se le considera el ejemplo más completo e iluminador del Salterio sobre el tema de la alabanza perfecta. Las notas triunfantes que resuenan en este final de aleluyas son una conclusión noble y adecuada para el libro de los Salmos, la más grande sinfonía de alabanza a Dios jamás compuesta en la tierra. Es una evidencia clara del abundante uso de música e instrumentos musicales en el Templo. Este noble cierre del Salterio eleva una clara nota de alabanza, y es el final de todos los muchos estados de ánimo y eventos registrados en sus maravillosos cantos y suspiros. Lágrimas, gemidos, llantos por el pecado, meditaciones sobre las oscuras profundidades de la Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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Providencia, fe tambaleante y aspiraciones frustradas—todo conduce hacia este punto. El Salmo 150 es más que un cierre artístico del Salterio; es una profecía del resultado final de una vida llena de devoción, y tanto en su cielo radiante sin nubes como en su universalidad, proclama el certero final de los años de dura labor para la persona y el mundo. “Todo lo que respira” ciertamente alabará a Jehová.

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN 8

Lea cada uno de los siguientes salmos y comente sobre sus significados y aplicaciones. 1. Salmo 1

2. Salmo 32

3. Salmo 37

4. Salmo 73

5. Salmo 111

6. Salmo 119

7. Salmo 127

8. Salmo 133

9. Salmo 139

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NOTAS DE LA LECCIÓN 9 LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumen 3)

INTRODUCCIÓN De Proverbios se dice: “Muchas personas que se han sentido abrumadas por un acercamiento teórico al cristianismo, han hecho suya la fe leyendo el libro de Proverbios, ya que este libro usa el sentido común para acercarse a la vida y a la fe. Toca las preocupaciones que comparten todos los que han recibido el don de la vida y luchan por saber cómo vivirla. Para los que han recibido el don de la fe, este libro destila sustancia teológica de la religión del Antiguo Testamento en su esencia práctica.” Los dichos del libro de Proverbios no fueron escritos usando el estilo popular. La palabra hebrea que se traduce como “proverbio” puede significar “dicho popular”, pero también refiere a una variedad de otras formas literarias más artificiales. Puede significar “parábola” o “alegoría” (Ezequiel 17:2), un “burla” (Isaías 14:4) o un “oráculo profético” (Números 23:7). También puede referirse a una máxima literaria pulida, o a un largo ensayo moral. Es en estos dos últimos sentidos que se utiliza este término en Proverbios, especialmente en los capítulos 1 a 29. En los capítulos 30 y 31 el término abarca formas tan diversas como la meditación, la revelación privada (30:2-4), una oración (30:7-9), listas numéricas de cosas interesantes (30:11-31) y un poema descriptivo (31:10-31). Todo el material de Proverbios 1-29 es de orden educativo. Fue compuesto deliberadamente como arte literario para ser enseñado a los jóvenes. La parte más extensa está en forma de suaves máximas que no abarcan más de uno o dos versículos. Una porción más reducida está en forma de ensayos cortos que abarcan hasta un capítulo completo. Su fin educativo explica en parte por qué este libro fue escrito poéticamente. La poesía, por sus patrones rítmicos regulares, sus giros inusuales en las frases y sus imágenes contrastantes, es más fácil de memorizar que la prosa. El entorno del aula es clave también para interpretar el libro y debe siempre tenerse presente. AUTORÍA El primer versículo enlaza todo el libro a Salomón, el sabio más famoso del antiguo Israel. Fue en la corte de Salomón donde se introdujo por primera vez en Israel la antigua “sabiduría oriental”. Más adelante fue costumbre atribuirle a él todos los libros sapienciales. Los verdaderos autores de Proverbios fueron las sucesivas generaciones de maestros o “sabios” que tuvieron a su cargo el entrenamiento moral y práctico de los jóvenes varones de la corte y de las clases superiores que se preparaban para puestos de responsabilidad en la sociedad, los negocios, la política y la diplomacia. A partir del tiempo de Salomón, los maestros o sabios desempeñaron un importante papel en Israel. Gozaron de reconocimiento, junto con profetas y sacerdotes, como líderes espirituales a Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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quienes la gente buscaba para recibir instrucción religiosa y perspectiva moral. Los sabios operaban mayormente dentro del marco tradicional de la sociedad y su enseñanza la basaban básicamente en premisas de la razón y la experiencia. Por tanto, solía haber tensión entre ellos y los profetas, que usualmente eran radicales sociales que afirmaban tener inspiración divina inmediata. Sin embargo, había mucha similitud entre la enseñanza de los sabios y la de los profetas. Los sabios fueron los intelectuales del mundo antiguo. Como todo intelectual, a veces incursionaban en el peligroso y sin duda poco ortodoxo campo de la especulación. Eclesiastés y Job son productos de este tipo de actividad intelectual privada y no convencional. Sin embargo, Proverbios—a excepción quizás de los capítulos 30 y 31—es una colección de máximas y ensayos compuestos por sabios que poseían una ortodoxia impecable. Sus unidades están diseñadas para ser usadas en forma práctica en la enseñanza. Se supone que cada unidad debía ser memorizada por el alumno y explicada oralmente por el maestro. FECHA DE COMPOSICIÓN El libro, en su forma actual, no data más allá del tiempo del rey Ezequías (finales del siglo 8 antes de Cristo), al cual se menciona en el 25:1. En realidad, es probable que sea más reciente que eso. Quizás haya “proverbios” que se remontan hasta Salomón—o más atrás. Pero generalmente se cree que el libro, tal como lo tenemos hoy, proviene del tiempo después del exilio babilónico, quizás no más allá del siglo 4 antes de Cristo. El estilo de los capítulos 1 a 9, así como el entorno social e intelectual que éstos sugieren, apuntan fuertemente a ese tiempo. Ponerles fecha a otras colecciones más pequeñas que componen el libro es otro problema. CONTENIDO Nuestra relación con Dios tiene beneficios prácticos. De esa relación brotan comprensión moral y capacidad para juzgar lo que es correcto, así como también una actitud adecuada hacia las posesiones materiales, el trabajo, el equilibrio necesario y el sentido de seguridad para vivir en el mundo, además de una relación correcta hacia el prójimo. El libro presenta ciertas divisiones naturales, que en su mayoría están marcadas por subtítulos separados. El núcleo se compone de dos colecciones designadas como “los proverbios de Salomón” (10:1 y 25:1; la frase parecida en el 1:1 pretende abarcar todo el libro). La primera de esas colecciones (10:1-22:16) se puede subdividir con base en la forma y el tema en otras dos colecciones (capítulos 10-15 y 16:1-22:16). La segunda colección (capítulos 25-29) se titula “proverbios de Salomón, los cuales copiaron los varones de Ezequías, rey de Judá” y se divide igualmente en otras dos colecciones (capítulos 25-27 y 28-29). El estudio más exhaustivo hecho hasta hoy del contenido, la forma literaria y el trasfondo cultural de estas cuatro colecciones nos lleva a creer que los capítulos 10-15 son los más antiguos, seguidos por los capítulos 28-29, y que la sección del 16:1-22:16 y los capítulos 25-27 vinieron algo después. Todos son previos al exilio. Sin embargo, por interesantes e importantes que sean estas conclusiones, sólo ofrecen una hipótesis de trabajo y no se deben tomar como un hecho.

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Entre las dos colecciones “de Salomón”, un editor insertó dos secciones más pequeñas, cada una con el título de “las palabras o dichos de los sabios” (22:17 y 24:23). La primera sección (22:1724:22) es de especial interés. Aparentemente fue escrita para imitar deliberadamente el trabajo egipcio. La segunda colección (24:23-34) es, aparentemente, un apéndice de la primera. Es demasiado breve como para aportar una clave sobre su fecha. Los capítulos 1 a 9 conforman mayormente una colección de extensos ensayos. Es muy probable que este material date del período después del exilio. Fueron antepuestos a los capítulos 10 a 29 a manera de una introducción general. Los últimos dos capítulos (30 y 31) son un apéndice misceláneo que contiene material enteramente distinto del resto del libro. Cada capítulo tiene en su título el nombre de un sabio extranjero desconocido (Agur y Lemuel). SABIDURÍA Proverbios pertenece al género de literatura sapiencial. Por un lado, esto significa que fue producido por un grupo de maestros que en conjunto son llamados sabios. Por otro, significa que el tema del libro es algo llamado “sabiduría”. Este concepto es importante no sólo para comprender Proverbios y la historia de los sabios en los tiempos del Antiguo Testamento, sino también para el desarrollo de la cristología del Nuevo Testamento. En 1ª de Corintios 1:24, Cristo es llamado “sabiduría de Dios” y Colosenses 2:3 dice que en él “están escondidos todos los tesoros de la sabiduría”. La literatura sapiencial, vista como un todo, es la literatura filosófica de los hebreos. Se preocupa por el adecuado gobierno de la vida mediante un entendimiento de principios generales y de las metas finales. Se ha dicho que Salmos habla de la adoración a Dios y Proverbios del caminar con Dios. La sabiduría de Proverbios pone a Dios y la relación del hombre con Él en el centro de la vida humana. En la literatura sapiencial, la “sabiduría” significa principalmente destreza para manejar la vida propia, conocimiento de los verdaderos fines de la existencia humana, reglas generales para alcanzar esos fines y capacidad para poner las reglas en práctica. Son metas y reglas que se pueden enseñar y aprender. Por tanto, también es posible designar como “sabiduría” la totalidad de ese conocimiento concebido como un conjunto de enseñanzas que ha sido transmitido desde los días antiguos y se puede transmitir a la posteridad. Sabiduría es hallar la gracia de Dios y vivir diariamente en armonía con los fines redentores que Él tiene para nosotros. ANTECEDENTES Dios inspiró que se escribiera el libro de Proverbios en parte como un antídoto a la apostasía espiritual de Su pueblo Israel. Como todas las demás escrituras, Proverbios emergió dentro de un contexto inmediato y local, y abarcó a las personas, las relaciones entre ellas y las relaciones de ellas con Dios. Comprender ese entorno y las características del vigésimo libro de la Biblia mejora el estudio que se haga del texto. El trasfondo de la literatura sapiencial (Proverbios, Job, Eclesiastés, Cantar de los Cantares y algunos salmos) fue internacional y abarcó todo el Cercano Oriente. Cada nación tenía su propio Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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grupo de mujeres y hombres sabios (véase 1º de Reyes 4:29-34) y cada grupo reflejaba su propia sabiduría nacionalista. La religión permeó la vida social y la estructura de Israel. Por tanto, la religión estuvo directamente ligada al monoteísmo y a otros énfasis de su fe en un único Dios. El temor del Señor (1:7) y una visión de justicia que responsabilizaba a cada uno delante de Él motivó a Su pueblo a llevar una vida recta. En Israel, el grupo social más importante era la familia. El padre tenía el deber de inculcar y demostrar sabiduría (4:3-6) y la esposa-madre desempeñaba también un papel importante (31:1031). CARACTERÍSTICAS LITERARIAS Cualquier lector de Proverbios nota rápidamente que su estilo y contenido son muy distintos de los de otras partes de la Biblia, tales como el libro de Génesis o Mateo. La epístola de Santiago es un libro del Nuevo Testamento que se centra en la conducta del creyente, y Proverbios hace lo mismo en el Antiguo Testamento. De hecho, a veces se dice que Santiago es el libro de proverbios del Nuevo Testamento. En los tiempos del Antiguo Testamento, Israel era gobernado por jueces y reyes, y la ministración la realizaban sacerdotes, escribas, historiadores, cantores y “sabios” o filósofos. El rey David fue rey y cantor. Su hijo Salomón fue rey y filósofo. Los “sabios” hebreos eran usualmente ancianos que compartían en las escuelas con sus hermanos judíos perspectivas prácticas sobre la vida y el mundo. Estas descripciones muestran la variedad de estilos y formas en que aparecen los proverbios: 1.

Formas variadas. Poesía, breves parábolas, preguntas, cuentos cortos. Dos ejemplos de poemas son “el clamor de la sabiduría”, un monólogo dramático (1:20-33) y el soneto sobre “el mandamiento y la recompensa” (3:1-10).

2.

Figuras comunes. a) La antítesis—compara dos cosas opuestas (16:22) b) La comparación—compara dos cosas similares (17:10) c) La personificación—le asigna una personalidad a un objeto inanimado (9:1)

3.

Principal método de enseñanza. El contraste. La constante preocupación del libro son los antagonismos elementales: obediencia versus rebelión, trabajo versus holgazanería, prudencia versus presunción, etcétera. Estos antagonismos se le presentan al lector como decisiones claras, que no dejan espacio para la vacilante indecisión o la despreciable transigencia.

4.

Tamaño. Hay proverbios cortos (uno a cuatro versículos) y hay grupos de proverbios (grupo de proverbios cortos). En los primeros capítulos los proverbios comunes son de un versículo. Un ejemplo es el pasaje sobre los necios en el 26:1-12. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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5.

Simetría. La mayoría de los proverbios tiene simetría (por ejemplo, las máximas antitéticas de dos líneas conectadas con la palabra “pero”). Sin embargo, los escritores hebreos no se sentían limitados por la simetría. Muchas manos modernas sienten comezón por arreglar las irregularidades—y al hacerlo suelen pasar por alto que un proverbio asimétrico puede ser más rico que uno simétrico.

Es necesario acotar que los escritos que utilizan el proverbio no son exclusivos de Israel. Los arqueólogos han descubierto proverbios en otras naciones también. La principal diferencia no está en el estilo, sino en el contenido. He aquí la comparación de dos proverbios: “No te apoyes en la balanza, no falsifiques las pesas, no alteres las fracciones de la medida”. Éste era un proverbio del egipcio Amenemope. Un proverbio de Salomón (20:10) dice: “Pesa y medida falsa, ambas cosas son abominables para Jehová.” Obviamente, la diferencia es que el proverbio de Salomón afirma que el mal actuar es abominación al Señor, mientras que el egipcio sólo indica que es un mal actuar. PROPÓSITO El propósito de Proverbios se declara en la introducción al libro (1:2-7). La meta es enfatizar cuál es el adecuado compartimiento moral y religioso, con base en la fe religiosa de Israel. Se describe que la sabiduría es la posesión más deseable para el hombre. El que la obtiene agrada tanto a Dios como a las personas, y vive con éxito en esta vida, además de que “alcanza el favor del Señor” (8:35-36). El Nuevo Testamento iguala “la sabiduría que viene de lo alto” con la santidad (Santiago 3:13-18). Conocer los caminos del Creador y seguirlos con el empoderamiento del Espíritu Santo es cumplir los mandamientos. La sabiduría israelita en Proverbios abarca forma y contenido. La forma básica es la oración o dicho. Como se dijo antes, un proverbio es una breve afirmación basada en la experiencia que se ha recopilado por un importante período de tiempo. Los proverbios son instrucciones detalladas y exhortaciones de Dios para Su pueblo sobre cómo deben vivir y actuar en la vida. Son principalmente un asunto de ética personal, no para que el pecador se vuelva hacia Dios, sino para que el creyente sepa caminar con Dios en esta tierra. Aunque el libro no pretende elaborar un camino de salvación, frases clave como “el temor del Señor” (1:7) hablan básicamente sobre cómo el pecador logra la comunión con Dios. El consejo de Proverbios es beneficioso para todos—salvos y no salvos—pero los no salvos no obtienen salvación con sus buenas obras. La lista de los temas en Proverbios parece no tener fin. Por ejemplo: 1.

Temas: la sabiduría, el pecado, la lengua, la riqueza, el orgullo, la pereza, el amor, el placer, el éxito, la mesura, la moral.

2.

Temas contrastantes: Dios y el hombre, tiempo y eternidad, verdad y mentira, riqueza y pobreza, pureza e impureza, justicia e injusticia, placer y miseria.

3.

Gente malvada: el necio charlatán, el chismoso, el murmurador, el maldiciente, el que alardea falsamente, el especulador. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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4.

Relaciones sociales: amo y siervo, rico y pobre, esposo y esposa, padres e hijos.

El esbozo de Proverbios muestra varias divisiones e incluye guías para su contenido. Además, hay una lista de palabras clave como sabiduría, conocimiento, instrucción, necesidad, temor del Señor, vida, ley, mandamientos, persona justa, mal, justicia, y mi hijo. Los versículos clave que aparecen en el esbozo son el 1:7 y el 9:10. “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría; el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”. APLICACIONES Proverbios está lleno de mandamientos y exhortaciones sobre la conducta diaria. Tan pronto el lector inicia la lectura del libro, se ve confrontado por palabras como “si los pecadores intentan engañarte, no lo consientas” (1:10). Dios sabía que Su pueblo iba a necesitar que le recordaran una y otra vez cómo debía pensar, hablar y actuar, así que inspiró que se escribieran y recolectaran los proverbios. Algunas sugerencias para interpretar las máximas de Proverbios, con el fin de poderlas aplicar, son las siguientes: 1.

2.

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4.

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6.

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Admitir que los proverbios son instrucciones del Señor, y no simplemente máximas seculares. Es muy significativo que el término “Señor” (Jehová) aparezca 88 veces en el libro. Interpretar “sabiduría” en el libro como “justicia” o “santidad”, términos que describen el corazón de la persona que realmente conoce a Dios. Igualmente, interpretar palabras como “necio” y “necedad” como la “maldad” del hombre que no es salvo. Identificar la figura de la personificación cada vez que aparezca en el libro. Por ejemplo, la mujer necia del 9:13-15 no es una persona individual, sino la “necedad espiritual” o “maldad” (lo contrario a “sabiduría espiritual” o “justicia”). Cuando el significado del proverbio no sea claro, utilizar los versículos alrededor para hallar luz. Sin embargo, debido al carácter misceláneo de las listas de muchos proverbios, es posible que para la clarificación haya que buscar referencia en versículos más alejados (por ejemplo, en otro capítulo o incluso en otro libro) donde aparezca una frase parecida. Cuando la interpretación más obvia del proverbio parezca contradecir otra escritura, buscar un significado más profundo (Cf. Proverbios 10:27 y Génesis 4:8, o Proverbios 16:7 y Hechos 14:19). Si el proverbio no queda claro o es ambiguo en la versión de la Biblia que usted esté usando, comparar la lectura con una paráfrasis moderna. Las paráfrasis modernas son interpretaciones de los autores que las escriben. No pretenden ser una traducción palabra por palabra del texto bíblico. Uno de los fines de una paráfrasis es clarificar una palabra o frase ambigua del texto bíblico. Permitir que el versículo clave (1:7) controle todas las interpretaciones que usted haga de los muchos proverbios de este libro de Dios.

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Proverbios es un libro muy práctico porque atañe el caminar diario del creyente. No incluye mucha doctrina pero sí enfatiza la práctica. Un escritor ha descrito su finalidad cristiana diciendo que aunque otras partes de la Escritura nos muestran la gloria de nuestro supremo llamamiento, este libro nos instruye sobre los minuciosos detalles de cómo “caminar dignamente”. En otras partes se nos dice que estamos completos en Cristo (Colosenses 2:10) y con justicia nos gloriamos en nuestra exaltación como “herederos en Cristo” (Romanos 8:17, Efesios 2:6). Leer Proverbios es como tener un microscopio para observar los detalles de nuestras obligaciones cristianas—nos permite ver que no hay estado de ánimo, mirada, palabra, movimiento, acción del día ni el más pequeño deber en el que no desfiguremos o adornemos la imagen de nuestro Señor y la profesión de Su nombre (Otto Zecler, “Proverbios”). Proverbios muestra en verdad cómo el creyente puede “adornar la doctrina de Dios nuestro Salvador” en todas las cosas (Tito 2:10). Incluso los no creyentes reconocen el valor que tiene Proverbios como manual de conducta. Con mucha más razón debe ser llevado a la práctica por los cristianos, que tienen dentro de ellos al Espíritu que los ayuda a vivir la vida que ese libro describe.

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN 9

1. En su forma básica ¿qué es un proverbio tal como aparece en el libro de Proverbios?

2. ¿Cuál es el carácter de los capítulos 1 a 29 de Proverbios y por qué fueron escritos?

3. Según Proverbios, ¿cuál es el centro de la vida humana y cuál es la base subyacente?

4. Según Proverbios, ¿cuáles son los beneficios prácticos de nuestra relación con Dios?

5. ¿Cuál es la sabiduría que se conserva en el libro de Proverbios?

6. ¿Cuál es la diferencia entre los Salmos y Proverbios en cuanto a su impacto en la nación hebrea?

7. ¿Qué motivó al pueblo hebreo a vivir una vida de justicia?

8. ¿Cuáles son las distintas formas literarias que utiliza Proverbios?

9. ¿Cuál es el propósito y meta de Proverbios?

10. ¿Cuáles son los dos versículos clave de Proverbios?

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NOTAS DE LA LECCIÓN 10 PROVERBIOS, CAPÍTULOS 1:1 - 9:18 LIBRO DE TEXTO: Comentario bíblico Beacon (volumen 3)

“¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido con el conocimiento?” se preguntó el poeta británico T.S. Elliot. “¿Dónde está el conocimiento que hemos perdido con la información?” Vivimos en la “era de la información” pero ciertamente no vivimos en la “era de la sabiduría”. Muchos que son genios con la computadora, son aficionados en cuanto a tener éxito en la vida. Las computadoras guardan datos y obedecen señales, pero no nos dan la capacidad de usar sabidamente el conocimiento. Lo que se requiere hoy día es sabiduría. El libro de Proverbios es sobre sabiduría divina, sobre cómo obtenerla y usarla. Es sobre prioridades y principios, no sobre esquemas para hacerse rico rápidamente o sobre fórmulas para el éxito. No nos habla sobre cómo ganarnos la vida, sino sobre cómo ser diestros en el arte de hacernos de una vida. Más que nunca antes, la Iglesia necesita desesperadamente que haya personas que entiendan y practiquen las destrezas que se requieren para edificar una vida santa. Proverbios fue escrito alrededor de mil años antes de Cristo por el rey Salomón, pero es un libro eterno. Los sabios dichos que contiene fueron pertinentes para el tiempo de Salomón y lo son aún para el día de hoy. El consejo de este libro parece haber sido escrito para nuestros días. La sabiduría es la capacidad de saber qué hacer con el conocimiento que se tiene. Una persona sabia puede hacer una escogencia razonable en medio de decisiones importantes. La sabiduría escritural de Proverbios añade a la sabiduría terrenal el elemento del temor al Señor. En realidad toda la sabiduría verdadera debe iniciarse con Dios. Nuestra era necesita sabiduría con desesperación. Las personas de hoy desperdician su vida en las cosas triviales de este mundo y dejan pasar aquellas que tienen valor eterno. Las prioridades de nuestra sociedad están invertidas. Debemos volver a la sabiduría de Dios que nos permite priorizar las cosas que tienen valor eterno. Proverbios se divide en las siguientes secciones: Sección I Sección II Sección III Sección IV Sección V Sección VI

Título y prólogo Proverbios de Salomón: Primer grupo Palabras de los sabios: Primer grupo Palabras de los sabios: Segundo grupo Proverbios de Salomón: Segundo grupo Las palabras de Agur

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1:1—9:18 10:1—22:16 22:16—24:22 24:23—34 25:1—29:27 30:1-33 81

Sección VII Sección VII

Las palabras de Lemuel Alabanza de un sabio virtuoso

31:1-9 31:10-31

La Sección I (1:1—9:18) usa la forma de ensayos elaborados en lugar de breves máximas. El consenso general es que contiene el material más reciente del libro y fue organizada en forma que sirviera de introducción para las otras colecciones. Estos capítulos son en gran parte una alabanza a la sabiduría. Presentan a dos mujeres—personificaciones de la sabiduría y la necedad—que intentan llamar la atención de la gente de las calles y plazas de la ciudad. El clímax de esta sección está en los capítulos 8 y 9, donde la sabiduría, personificada en una mujer, hace un llamado elocuente y universal. Las extensas advertencias contra la mujer “ajena” que son tan características en estos capítulos tenían como fin literalmente que los jóvenes se guardaran de la inmoralidad sexual. Pero también sirven para presentar la contraparte de la sabiduría. El antecedente es, obviamente, una sociedad desarrollada y sofisticada. Hay una copla en rima sencilla sobre este libro, que resume adecuadamente sus muchos contenidos: “En Proverbios, a los jóvenes llamando se escucha la voz de la sabiduría/ advirtiéndoles que eviten las trampas y sean firmes cada día”. Los Salmos son para la vida devocional, los Proverbios para la vida práctica. Se dice que Salomón “ordena” los proverbios que ha compuesto y recopilado. Sin embargo, a primera vista, no parece haber ningún orden en el libro. Todos los proverbios parecen perlas separadas que, cual pendientes, cuelgan de la cadena de la verdad. Un análisis más a fondo revela que hay proverbios de Salomón, proverbios para Salomón, proverbios de Agur y proverbios de (o para) una madre. Los estudiosos de la Biblia han dividido esta Sección I en tres partes: (1) Una primera parte donde se mencionan los principios básicos de conducta que se necesitan para una vida feliz; (2) una segunda parte donde la “sabiduría” se visualiza como un concepto básico y se compara con las palabras del maestro—la sabiduría aparece personificada como una mujer, un maestro y una novia; (3) y una tercera parte donde la sabiduría se asocia con Dios de quien es Su atributo. Después de los primeros 7 versículos introductorios del capítulo 1, el resto de la sección hasta el 9:18 detalla el valor de la sabiduría. Se la personifica como una mujer que les suplica a hombres y mujeres que la sigan. Hay un fuerte contraste entre los frutos de seguir la sabiduría y la corrupción de seguir la necedad. Capítulo 1 Si los salmos fueron hechos para ser usados en el Templo, los proverbios fueron hechos para ser usados cada día. Los salmos nos ayudan a orar y adorar; los proverbios nos dicen cómo vivir sabiamente cuando terminamos de orar. Este libro de Salomón es ética práctica, la sabiduría condensada de las edades. El objetivo de Proverbios es inspirar una profunda reverencia por Dios, el temor de Sus juicios y un ardiente amor por la sabiduría y la virtud. Estos dichos tersos y perfectos abarcan una amplia gama de temas. ¡Qué diferencia habría en el mundo industrial si los empleadores y empleados leyeran un capítulo del libro cada mañana antes de iniciar el día de trabajo! 1:1-7. Estos versículos son la introducción de todo el libro de Proverbios. El resto del libro procura cumplir los fines que se indican aquí. El fin es que los lectores adquieran sabiduría y Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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enseñanza. Hay otras palabras que enfatizan este fin: juicio y equidad, prudencia, conocimiento, discreción, aprendizaje y consejo sabio para decidir vivir ese camino. Los versículos 1 a 6 conforman lo que se llama el título de Proverbios. Este título define el propósito del libro usando cinco infinitivos: “aprender”, “conocer”, “adquirir”, “dar” y “entender”. Por tanto, el objetivo del libro es claramente la enseñanza que va dirigida y dedicada a los jóvenes. El versículo 7 es el versículo clave del libro: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. El “temor de Jehová” es reverencia y obediencia a Él. El conocimiento, en el sentido moral y religioso de Proverbios sólo es posible si uno toma a Dios en cuenta adecuadamente. El uso del término “insensatos” a lo largo de todo el libro se contrasta con el uso de “sabio”. Este lema le sirve de compás al libro. El temor del Señor es el fundamento del conocimiento. El escritor nos dice que es el “principio” del conocimiento. Iniciar sólo puede significar que “viene de primero” o “primero en importancia”. Cualquiera de los dos significados es posible en el contexto de Proverbios. Primer discurso (1:8-19). El maestro reconoce que hay presión de grupo para que los jóvenes abandonen las enseñanzas de sus padres y sigan los caminos malos de sus compañeros. Esta sección concluye con una explicación del maestro sobre lo que esas actividades implican en realidad. Los malvados se destruyen a sí mismos por su codicia. No se dan cuenta que ellos mismos caerán en la trampa que les han puesto a otros. La violencia les quita la vida a los que la ejecutan. Segundo discurso (1:20-33). Aquí se personifica la sabiduría por primera vez en el libro. En una función profética, la sabiduría se coloca en las calles y las puertas de la ciudad para proclamar su mensaje. Acusa y censura. Las personas se apartan de la sabiduría porque tuercen la palabra profética. El resultado de su comportamiento acarrea juicio. La sabiduría advierte que cuando los problemas vengan sobre ellos repentinamente, ella no los escuchará. Pronuncia el principio por el cual opera el mundo: seguir los caminos del insensato lleva a la auto-destrucción, pero comprometerse con el consejo del sabio genera paz y seguridad. Tercer discurso (2:1-22). La sabiduría es el intermediario que lleva a los hombres hacia el Señor. El temor del Señor debe ser el objetivo de la búsqueda del hombre y la sabiduría es el medio para lograr ese objetivo. El Señor es el dador de la sabiduría, y ésta es el agente de la vida, el elemento que nos permite distinguir entre lo correcto y lo incorrecto. El resultado de la sabiduría como fuerza dinámica en nuestra vida nos protege contra los perversos y los que disfrazan el mal frente a sus semejantes. Así como se simboliza la sabiduría como una mujer, también la necedad se representa con una figura femenina. Pero no son simplemente símbolos. Una mujer sabia construye al hombre; una necia lo destruye. La obediencia a Dios es siempre un aspecto que determina si Israel vivirá en la tierra que Dios le ha dado, o si será arrancado de ella. En última instancia, los que siguen a Dios heredarán la tierra con Sus bendiciones prometidas. Cuarto discurso (3:1-18). Esta sección inicia con “hijo mío”, que es una forma de tratamiento que en Proverbios se utiliza para enseñarles a los jóvenes. El maestro primero pide que se escuchen su enseñanza y mandamientos pues con ellos vendrá una vida larga y pacífica. Concluye el discurso aseverando que el Señor disciplina a los que ama. Uno de los versículos Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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más amados de la Reina Valera está en este pasaje y resume todo el enfoque bíblico para la vida. La sabiduría no viene por la percepción humana, sino cuando se aprenden los caminos inmutables de Dios. Proverbios 3:5-6 dice: “Confía en el Señor de todo tu corazón y no te apoyes en tu propia prudencia; reconócelo en todos tus caminos y Él guiará tus pasos.” Quinto discurso (3:19-26). La sabiduría es el “maestro artesano” por el cual Dios realizó su obra creadora. Servir a Dios nos libera de muchos temores y nos da éxito y seguridad en la vida, siempre y cuando domine la sabiduría. Sexto discurso (3:27-35). Estas admoniciones prácticas en cuanto al trato del semejante es lo que sigue a la descripción de una vida dominada por la sabiduría. La admonición final nos advierte contra el admirar al hombre violento. El opresor tiene la maldición de Dios sobre él. Su éxito material se convierte al final en su fracaso moral y religioso. Séptimo discurso (4:1-5:6). El capítulo 4 incluye tres charlas, o ensayos, donde se alaba en general a la sabiduría. Aunque su pensamiento es parecido, tienen leves diferencias en el énfasis. Uno inicia con un nuevo llamado a los hijos o al hijo (versículos 1, 10 y 20). La sabiduría es lo principal porque no es mera actividad intelectual. La sabiduría lleva a una vida plena. Aprender por aprender solamente, sin adquirir sabiduría, es una pérdida de tiempo. El camino del malvado está lleno de malas obras. Caminar con Dios es algo que mejora conforme avanzamos, lo cual debemos recordar bien cuando enfrentamos las circunstancias de la vida. El mal ciega y frustra a todos los que en él se deleitan. El justo vive la vida en un amanecer que irá volviéndose más brillante, mientras que el malvado tropezará en la noche de oscuridad impenetrable. Los versículos 20 a 27 dan el secreto de una vida santa. Primero que nada, es confiar en Dios quien nos capacita para andar el camino de justicia. En segundo lugar, el corazón debe ser guardado con toda diligencia, pues de él mana la vida. Toda conducta es resultado de fuentes escondidas. Todas las palabras son expresiones de pensamientos. En el pensamiento hebreo, el centro de la razón humana es el corazón, no la cabeza; por tanto, el corazón es la fuente de todo comportamiento. El capítulo 5, versículos 1 a 6, pide estricta atención a la enseñanza y advierte fuertemente contra la fascinación del pecado. Escuchar viene antes que creer. Uno debe aceptar a Dios y caminar discretamente. Para lograr una conducta adecuada debe haber primer juicio firme y discernimiento espiritual. La razón para el fuerte llamado del maestro es que no se puede servir a dos amos: o se sirve a Dios o se es esclavo del pecado, o se escogen las cadenas de la disciplina divina o los grilletes del mal. Sin embargo, el resultado del encuentro con la adúltera es lo opuesto de las promesas que ella le hace al objeto de sus ardientes designios. En lugar de la dulzura de la miel y la suavidad del ungüento habrá amargura. Por tanto, el capítulo 5 inicia comparando la sabiduría con una buena esposa, y la necedad con una aventurera. Octavo discurso (5:7-23). En estos versículos se traza gráficamente la destrucción que provoca la inmoralidad. El maestro advierte que la adúltera debe ser repudiada. En el lenguaje moderno Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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diríamos: “No juegues con fuego porque te puedes quemar.” El maestro nos dice que el autoindulgente llega al fin de sus días con un corazón lleno de arrepentimiento y con sus energías físicas disipadas. Después de condenar fuertemente la promiscuidad sexual, el escritor pasa magistralmente a suplicar que haya fidelidad marital. Las relaciones extra-maritales son contrarias a la voluntad de Dios, pero la relación sexual dentro del matrimonio tiene aprobación divina. Esta sección concluye con una descripción del camino del hombre que no sigue el consejo del maestro. La verdadera moralidad es un reflejo de la santidad de Dios. El pecador forja las cadenas de los pecados que lo atan, y sus aprietos se deben a que no obedece las leyes de Dios. Noveno discurso (6:1-5). Proverbios está lleno de señales de advertencia, de luces rojas parpadeantes que nos alertan que hay peligro y desastre más adelante. En esta sección hay una de esas luces destellantes. Estas advertencias nos recuerdan nuevamente la importancia del mensaje de Proverbios. En una época de revuelta moral y de relativismo ético bien vale la pena leer con frecuencia las palabras directas de los sabios de Israel que “hablaron sin vergüenza sobre los males de su tiempo y les señalaron a los jóvenes el camino de la sabiduría que es el camino de Dios.” La advertencia del sabio aquí no debe entenderse como una prohibición categórica de ser fiador, es decir, el contraer la obligación de otro. En el antiguo Israel era frecuente que se instara a hacer caridad con el hermano, mientras que se condenaba la usura (el interés sobre los préstamos). Había también ciertas obligaciones en cuanto a las deudas de los parientes (por ejemplo, Rut 4:16). En este pasaje de Proverbios, no obstante, el escritor habla en forma práctica sobre la suposición impulsiva de las deudas de otras personas. El consejo no es contra una generosidad bien pensada. La suposición rápida y espontánea de asumir las deudas de los otros provocará, al igual que las apuestas, problemas para la persona impulsiva y su familia. Dicho de otra manera, la escritura nos advierte que no debemos correr a comprometernos con la deuda de otra persona por temor a parecer poco generosos. Las apariencias cuentan poco cuando llegan a nuestra puerta los acreedores de la deuda de otro. La solución a este problema es salirse a cualquier costo y de inmediato del compromiso. La persona no debe preocuparse por el qué dirán, sino esforzarse por salirse del acuerdo. Décimo discurso (6:6-11). La siguiente “luz roja” es contra la pereza. Se habla de las virtudes de la diligencia y el trabajo. En Proverbios hay frecuentes advertencias contra la pereza. Para el maestro, ésta opera contra la prosperidad y por tanto, les cuenta a sus estudiantes sobre la hormiga, que es industriosa, para que aprendan una lección contra la pereza. La palabra “poco” aparece tres veces en el versículo 10 y esto subraya que los descuidos pequeños llevan a grandes deficiencias. Como resultado de una pereza repetida, el sabio advierte que “la pobreza te sorprenderá” y “la necesidad te vencerá”. Undécimo discurso (6:12-19). Los versículos 12 a 15 contienen una tercera advertencia, en esta ocasión contra sembrar la discordia. Lo que se implica aquí no es sólo maldad, sino también cobardía. El discurso de este hombre se ha torcido. Los guiños indican insinceridad y malicia; los gestos de sus manos y pies son los típicos de un hombre malvado. Esta persona perversa “provoca la pelea”. Los hombres así eran particularmente problemáticos en una sociedad primitiva. Es más, son la maldición de cualquier sociedad. Hacen que la gente se vuelva contra el Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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ministro y a éste lo agitan para que desconfíe de la gente. El trabajo religioso que realizan es en el área donde pueden hacer mayor mal. Nunca están más contentos que cuando los demás los consideran paladines de la ortodoxia, porque entonces se sienten amparados y aprobados por la bandera que defienden (Horton). La cuarta advertencia es contra los siete pecados. El escrito deja en claro que el pecado no sólo es desastroso para el hombre, sino algo desagradable para Dios. Estos siete pecados son: (1) los ojos altaneros, (2) la lengua mentirosa, (3) las manos que derraman sangre inocente, (4) el corazón que trama planes perversos, (5) los pies que corren presurosos hacia el mal, (6) el testigo falso que dice mentiras y (7) la persona que siembra discordia entre los hermanos. Un Dios santo aborrece el mal. No se debe creer que la escritura limite lo malo a sólo estos siete pecados. Estas siete abominaciones amplían la descripción del hombre que provoca problemas (vs. 12-15). Son pecados tanto de acción como de actitud; involucran la vida privada y la pública. El versículo 19 advierte por segunda vez contra la persona que siembra discordia entre los hermanos. Duodécimo discurso (6:20-35). Después del interludio de cuatro breves advertencias, el escritor regresa al peligro del adulterio. Tras un párrafo introductorio sobre la importancia de la obediencia a la autoridad de los padres (vs. 20-23), el maestro señala el peligro del adulterio (vs. 24-35). Advierte contra los pecados de la carne, cuyo poder es tan grande que destruye a los que caen en ellos. Describe el adulterio con dos metáforas: (1) jugar con fuego (vs. 27-29) y (2) robar (vs. 30-31). Décimo tercer discurso (7:1-27). Este discurso es distinto porque el maestro relata una historia en forma de parábola para reforzar su enseñanza contra el adulterio. Ha seguido los pasos del joven por la calle quien ha sido seducido por la adúltera. Las insinuaciones de ésta hacen efecto pues el joven cede la tentación y sigue a la tentadora, pero su pecado le costará la vida. Esta expresión señala la corrupción moral con su culpa y miseria, y al mismo tiempo indica cuáles son las trágicas consecuencias si el esposo de la adúltera descubre su relación amorosa ilícita. Con el ejemplo de esta joven víctima frente a ellos, el maestro, con tonos solemnes, les suplica a sus pupilos que se guarden de ese tipo de tentaciones. Primero deben ponerle atención a sus palabras, luego deben guardar sus corazones contra los caminos de la tentadora y tercero, deben mantenerse alejados, literalmente, de sus caminos. Finalmente no deben olvidar que las fatalidades del pecado son muchas, y que el resultado del pecado es la destrucción del cuerpo y del alma. Décimo cuarto discurso (8:1-36). En el capítulo 7 vemos un chocante retrato de la seducción y el pecado. El contraste es como pasar de las tierras pantanosas de la degradación del pecado a los montes altos de la santidad, donde el aire es fresco y la visión es clara. Este capítulo no es una serie de discursos sobre la belleza de la vida familiar, ni una alabanza a la castidad, sino un llamado para que el joven estudiante se dedique asiduamente a buscar la sabiduría que será su guía más segura en la vida. El pasaje del 8:22-31 ha sido llamado “el pasaje más importante de Proverbios” porque es uno de los retratos más perfectos de Cristo que existen en el Antiguo Testamento. Puesto que la sabiduría debe ser deseada más que las riquezas, se nos señala por medio de Su atributo que el mismo Dios es el deseo que mueve la existencia humana. Los atributos de Dios son eternos, así Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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como Él es eterno. La sabiduría estaba allí cuando Él fundó el mundo. Al declarar esto, se sientan las bases para la doctrina unitaria de la Trinidad en la empresa de la creación. Décimo quinto discurso (9:1-18). Este capítulo final de la primera sección de Proverbios presenta las alternativas de la vida usando dos invitaciones contrastantes: una la hace la sabiduría (vs. 1-6) y otra la hace la necedad (vs. 13-18). Ambas son personificadas como anfitrionas rivales que les ofrecen a todos una fiesta. Sus invitaciones están separadas por un interludio interesante (vs. 7-12) que para algunos estudiosos es parte de la siguiente sección de Proverbios y aparece aquí por error. Sin embargo, muchos opinan que esta inclusión es importante pues permite que el capítulo (y esta sección del libro) concluyan con un clímax detonante (v. 18). El contenido corrige la impresión de que los hombres se pierden o se salvan simplemente por una decisión aislada e impulsiva. La escogencia depende del carácter y por tanto, del destino (Zinder). Este capítulo se compone en realidad de tres secciones: (1) Una invitación final para ir a la casa de la sabiduría, (2) dos respuestas a la sabiduría para iluminar el camino de la vida y (3) una invitación para ir a la casa de la necedad. Tal como lo indican las palabras, el joven incauto debe saber que “allí moran los muertos”, así como que el camino de la sabiduría lleva a la vida.

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN 10

1. ¿Cuáles son los cinco infinitivos que aparecen en el título y definen el propósito del libro, y cuál es el objetivo del libro?

2. ¿Cuáles son las tres secciones que se encuentran en los capítulos 1 a 9?

3. ¿Cuáles son los dos posibles significados de la palabra “inicio” en Proverbios 1:7?

4. ¿Cuáles son las dos opciones que la sabiduría declara como el principio por el cual opera el mundo?

5. En el quinto discurso (3:1-18), ¿para qué pide el maestro atención y con qué lo asocia?

6. ¿Cuál es la función estratégica del “corazón” y qué pensaban los hebreos del corazón?

7. ¿Qué les dijo el maestro a sus pupilos sobre la hormiga y cuál fue el fin de su discurso?

8. ¿Cuáles son las siete cosas que Dios aborrece?

9. ¿Cuáles son las dos metáforas que describen el adulterio?

10. ¿Cuáles son las tres secciones en el capítulo 9:1-18?

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NOTAS DE LA LECCIÓN 11 PROVERBIOS, CAPÍTULOS 10:1—24:34 LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumen 3) Este pasaje del 10:1 al 24:34 es la sección principal del libro de Proverbios. No hay largos discursos como los que aparecen en los primeros nueve capítulos. Esta sección se compone de 375 aforismos de dos líneas. Un aforismo es una declaración corta y concisa de un principio, o una oración corta y directa que expresa una observación sabia o inteligente de una verdad general. Estos aforismos son (1) breves, (2) completos en sí mismos e (3) independientes uno del otro. Prácticamente desafían todo intento de agruparlos lógicamente y por ello, es difícil hacer una exposición. Los títulos temáticos que aparecen en el comentario sobre esta sección central de Proverbios pretenden dar algún tipo de estructura general, y destacar el tema dominante que aparece en un grupo o en un capítulo. Sin embargo, el texto bíblico es tal que las agrupaciones temáticas que se sugieren no son ni definitivas ni completas. A pesar de los problemas para agruparlos, el objetivo general de esta sección central de Proverbios es claro. La sabiduría reta al que no se ha comprometido aún a que siga el camino del Señor. No olvidemos que esta colección divina de dichos señala el camino de la santidad. 1. Proverbios de contraste (10:1—15:33) 1. El justo y el malvado (10:1-22). En el versículo 1 vemos la segunda de tres indicaciones de que Salomón es el autor (Cf. 1:1, 25:1). En esta colección Salomón inicia con un proverbio sobre el hogar, que es tan importante en la enseñanza sobre el camino de Dios (Cf. 13:1). Greenstone dice que los términos “sabio” y “necio” en este versículo y en otras partes de Proverbios “no deben verse como algo intelectual, sino moral. El sabio es el que sigue el camino de la sabiduría, que es el camino de la conducta recta, mientras que el necio es malvado, perverso e inmoral”. En el 9:12 se enfatiza la responsabilidad individual. Este versículo 1 afirma la base de la obligación social. La santidad del corazón y la vida tienen siempre una dimensión personal y una social. Los tesoros injustos (v. 2; “ganancias mal habidas”, Moffatt) no nos beneficiarán en nada a la hora del juicio. Esta expresión se adelanta a las palabras de Jesús: “¿En qué le beneficiará al hombre si por ganar el mundo entero pierde su propia alma? ¿Qué dará el hombre a cambio de su alma?” (Mateo 16:26) La justicia, por otra parte, es la mejor seguridad que tiene el hombre y esto será para su bien en el día del juicio. Las palabras justicia (v.2) y justo (v.3), que son tan importantes en este capítulo, son las palabras clave de Proverbios. Son los opuestos de “maldad” y “malvado”. El hombre justo no pasará hambre (v.3, Cf. Salmos 37:25). Su esfuerzo es coronado con la bendición de Dios. Es bendecido y su buen nombre y buena influencia serán para siempre. Seguirá aprendiendo Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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y no tendrá que esconder nada. La boca del justo es una fuente de vida. “Las palabras de los hombres buenos son una fuente que da vida”. Dios mismo es la Fuente de esta vida (Salmos 36:9, Jeremías 2:13). Al justo lo guía la sabiduría y su forma de hablar es disciplinada. Su riqueza es la riqueza superior que sólo Dios puede otorgar. A lo largo de este retrato se presenta también el camino del malvado por la antítesis de los proverbios. 2. Resultados de una vida correcta y una vida incorrecta (10:23-32). El malvado halla placer en el mal, pero el justo halla su delicia en hacer la voluntad de Dios. El malvado teme las consecuencias de sus actos, pero el justo sólo desea lo que está dentro de la voluntad de Dios para él, y esto es lo que se le concede. El malvado pasa pronto como un torbellino, pero el justo tiene un fundamento que durará para siempre. En el versículo 26 el sabio dice que el perezoso es tan irritante como el vinagre y el humo. En el versículo 27, el temor de Jehová trae largura de días, pero la vida del malvado será acortada. Se comparan la feliz esperanza del justo y la desesperación del malvado. El justo halla fortaleza (“un lugar seguro”) en Dios, pero ese mismo poder será destrucción para el malvado. El justo jamás será removido de su tierra, pero el malvado no correrá la misma suerte. Los caracteres del justo y del malvado se revelan por lo que hablan. El justo sabe lo que es aceptable para Dios y edifica a su semejante, pero el malvado habla perversidades (v. 32) o sea, “aquello que es obstinadamente contrario y voluntarioso”. Clarke afirma: “Como el amor de Dios no está en su corazón, la ley de la bondad no está en sus labios”. 3. El recto y el pecador (11:1-11). El primer pareado de este capítulo relaciona la honestidad con la voluntad de Dios. “Una balanza falsa es abominable ante el Eterno” (Moffat). La ley prohibía que se usaran pesas y medidas falsas (Levítico 19:35-36, Deuteronomio 25:13-15). Los profetas advirtieron contra la deshonestidad en los negocios (Ezequiel 45:10, Amós 8:5, Miqueas 6:11). Los sabios de Israel debían evidenciar las enseñanzas de la ley y los profetas. Una pesa justa es literalmente “una piedra plena o completa”. Era fácil limarle o quitarle una parte a la piedra que se usaba en esos días como medida, y por tanto, la balanza le daría menos cantidad al cliente. La humildad se contrasta con el orgullo o soberbia (v. 2). El humilde significa “pequeño” o “modesto” y aparece con ese sentido sólo aquí y en Miqueas 6:8. En los versículos 3 a 9 la justicia se contrasta con la maldad y se mencionan los efectos de cada camino. La integridad guía al justo (v. 3). Esta integridad es perfección o plenitud moral. El verbo guiar “se usa en el sentido del pastor que guía a la oveja por un lugar peligroso”. Aunque la riqueza material no es mala en sí misma, no bastará en el día de la ira o en el día del juicio, o siquiera en la hora de la muerte (v. 4). El malvado está en bancarrota espiritual (v. 7). El justo puede vivir problemas (v. 8) pero será librado. El malvado se mete en problemas de los que el justo escapa. Por medio de su conocimiento del Señor, el justo se salva (v. 9). Los versículos 10 y 11 muestran el impacto que tiene el justo en la sociedad. Independientemente de que el mundo aprecie la justicia, ésta es una bendición para la sociedad. Por el contrario, el malvado tiene una influencia dañina en los demás. 4. El digno de confianza y el chismoso (11:12-23). La persona que carece de sabiduría (v. 12, “cauto”), desprecia o “minimiza” a su semejante. Kindner dice: “La forma más engañosa de Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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sentirse sabio es sentirse superior (el 14:21 va más allá y lo llama pecado), porque primeramente, es negar que Dios es el único juez competente del valor del hombre.” El hombre que habla desdeñosamente de los demás es también un chismoso (v. 13), o literalmente, “un calumniador”. Este hombre contrasta con el hombre de espíritu fiel—una persona “de fiar”. En el versículo 14, la sabiduría se relaciona con una sólida dirección. Si no hay consejo (“donde no hay dirección”), el pueblo sufre. La palabra “dirección” también se utiliza para el manejo de un barco. El “barco del estado” necesita mucho “consejo” para ir en la dirección correcta. En el versículo 15 hay otra advertencia contra ser fiadores. En el versículo 16, los rasgos nobles de una mujer graciosa—literalmente, “llena de gracia”—se comparan con los planes de los malvados para enriquecerse rápidamente. Moffatt capta el significado de este versículo con estas palabras: “Una mujer agraciada se gana el respeto que los hombres prepotentes sólo se pueden ganar con la riqueza.” En los versículos 17 a 21 hay otros pareados que describen las consecuencias del bien y del mal. La expresión “tarde o temprano” (v. 21) es la traducción de una expresión en hebreo que literalmente significa “mano a mano”, probablemente en referencia a la costumbre de darse la mano como señal de una promesa (Job 17:3). Lo que el escritor quiere decir es: “Estén seguros” de que ningún malvado escapará de la retribución. En el versículo 22, el sabio dice que la belleza no vale de nada si no hay carácter. La mujer sin inteligencia (“buen gusto”) es una que no tiene discriminación moral. En el versículo 23, el resultado de la vida del hombre se relaciona con su deseo, o eso que lo motiva en la vida y en su carácter. 5. Recompensas y castigos (11:24-31). En los versículos 24 a 29, se comparan el hombre generoso y el hombre miserable. El alma generosa será engrosada (v. 25, “prosperada”). Jesús dijo: “Dad y se os dará” (Lucas 6:38). La persona miserable acapara el grano (v. 26) cuando el pueblo lo necesita. Hoy día un hombre así estaría involucrado en el mercado negro. La persona recibe aquello que persigue en la vida. El error del miserable, sin embargo, no es tener riquezas sino confiar en ellas. El miserable crea disturbios en su propia casa y puede verse reducido a la esclavitud. La expresión un árbol de vida significa que el hombre justo no sólo sigue el camino de la vida, sino que también su influencia en los demás produce vida. El que gana almas significa, literalmente, “uno que toma o adquiere almas”. La idea es atrapar a otros con ideas o influencias. 6.

El camino de la disciplina (12:1-8). Los seres humanos reaccionan diferente a la enseñanza moral y religiosa (“disciplina”). El que es sincero busca el conocimiento y acepta la corrección, y se beneficia de ello. Pero el que resiente la disciplina es “como un animal, que carece de inteligencia y discriminación”. Se dice que este proverbio alude a toda clase de enseñanza (de padres, amigos, sacerdotes, abogados), pero probablemente se refiere en forma particular a los escritos de los sabios, que ponían reglas para la conducta.

7.

El camino de la diligencia (12:9-14). En el versículo 9 se protesta contra la ostentación. Se dice que este versículo señala la falacia de la fachada social. El contraste es entre un hombre humilde que sólo puede tener un siervo, y un hombre que se da aires pero no tiene suficiente Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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que comer. El precio usual de un esclavo era de unos 18 dólares. El justo cuida de los animales. En el versículo 11, el hombre diligente “tendrá suficiente alimento”, pero “el que procura cosas sin valor” no tiene mucho seso. El fruto del trabajo del justo será más permanente. En los versículos 13 y 14 se subraya la verdad de que las palabras y obras del hombre tendrán su recompensa. 8.

El sabio y el necio (12:15-28). El necio se jacta de sí mismo, pero el sabio se deja enseñar. El necio se deja llevar por sus emociones, mientras que el sabio tiene dominio propio, incluso cuando se le insulta. Moffatt dice: “El prudente ignora el insulto”. En los versículos 17 a 19 hay tres proverbios contrastantes que refieren a la forma de hablar. Muchos proverbios de la última porción de este capítulo lidian con el uso de la lengua, y hay más de 100 versículos en el libro de Proverbios que tienen la lengua como tema. Las palabras del hombre revelan su carácter. La verdad permanece, pero la falsedad dura sólo por un momento. El Señor odia los labios mentirosos pero se deleita en la verdad. La diligencia tiene recompensa, pero la pereza tiene un alto costo (v. 24). En el versículo 26, la primera línea en el hebreo es difícil, pero el significado del versículo es que el justo ayuda, pero el malvado hace daño. En el versículo 27, se describe que el perezoso es tan indolente que ni siquiera es capaz de cocer lo que ha cazado. El versículo 28 expresa de nuevo las dos últimas sanciones, que son la vida y la muerte.

9.

El camino de las verdaderas riquezas (13:1-11). En el versículo 1 se compara la actitud hacia la disciplina paterna por parte de dos hijos, uno sabio y otro arrogante. El versículo 2 indica que por su conducta resultante el hombre bueno disfruta de justicia, mientras que el trasgresor (“sin fe”) se alimentará de violencia. En el versículo 4 se dice que la diligencia es mejor que soñar sobre el trabajo y sus recompensas. En el versículo 6 se comparan los resultados de una vida correcta y una incorrecta, y en los versículos 7 y 8 se comparan la riqueza y la pobreza. En el 9 se compara la felicidad del justo con los problemas del malvado. En el 10 se compara el orgullo con la humildad que tiene aquel que teme a Dios. En el 11 se contrastan las dos formas de adquirir riqueza—por medios fraudulentos o por medio del trabajo y la frugalidad.

10. La fuente de la verdadera esperanza (13:12-25). El tener que esperar para ver el cumplimiento de lo que se espera es fuente de desilusión y abatimiento. Aquí, como también en otras partes de Proverbios, el corazón significa toda la personalidad. Sin embargo, cuando se logra el deseo (esperanzas, anhelos) viene el gozo. La ley (enseñanzas) de los sabios es fuente de vida. El obediente se salva de muchos peligros. La expresión “buen entendimiento” (v.15) señala a la persona que tiene tacto o buena conducta. El hombre prudente contrasta con el necio que expone (muestra) su necedad. En el versículo 17 se comparan los mensajeros malos y los fieles. En la antigüedad la esencia y los resultados de un mensaje dependían en gran medida del carácter del mensajero. El sabio afirma luego que el que se deja enseñar tendrá éxito, pero los que rechazan la instrucción verán pobreza y vergüenza. El cumplimiento del deseo regocija el alma (v. 19), pero el necio no deja su mal camino ni aún para tener ese gozoso sentimiento. En el versículo 20 se nos recuerda que la sabiduría del hombre se ve afectada por la compañía en la que el hombre anda. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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11. La sabiduría y la necedad (14:1-19). En el versículo 1 la índole constructiva de la sabiduría se coloca a la par de los poderes destructivos de la necedad. Aquí, la sabiduría está personificada en una mujer, y este versículo muestra las invitaciones que hacen la sabiduría y la necedad. En el versículo 2 se nos dice que el camino del justo y del perverso lo determina la importancia que la persona le dé a Dios y a Su voluntad. En el versículo 3 el proverbio enfatiza la importancia de refrenar la lengua. La boca del necio ataca a los demás para exaltarse a sí mismo. El versículo 4 probablemente significa que si no hay bueyes, no será necesario limpiar los establos, pero tampoco se podrá arar y por ello no habrá maíz. Es decir, podemos ser excesivamente limpios y ordenados a expensas de la energía creativa. El sabio nos recuerda que el que se burla (v. 6) se descalifica a sí mismo en la búsqueda de la sabiduría, porque no teme al Señor. La sabiduría le ayuda al hombre a evaluar correctamente su conducta, pero la necedad del necio “es engañosa”, tanto para él como para los demás (v. 8). El versículo 9 nos dice que si no nos cuidamos del mal y de hacer daño, seremos colocados entre los necios. Y en el versículo 10 tenemos una declaración de rara belleza que enfatiza la soledad del dolor y del gozo. Sólo Dios y los amigos cercanos comparten con la persona las experiencias de estas emociones. En los versículos 15 a 17 vemos tres formas en que podemos ser necios: (1) ser crédulos, (2) ser insolentes y (3) enojarnos rápidamente. El enojo impulsivo y el mal deliberado del necio contrastan con la paciencia de los sabios, cuya vida recibe la corona del conocimiento. Finalmente, en el versículo 19 vemos la reivindicación del bien. Al final triunfa el bien porque así lo ha decretado Dios. 12. El rico y el pobre (14:20-35). Los versículos 20 y 21 hacen un paralelismo entre el rico y el pobre. Aunque la pobreza suele traer soledad y la riqueza atrae a muchos amigos, el que tiene misericordia del pobre hallará felicidad. El adorno del sabio es “la riqueza de la sabiduría” pero “el adorno del necio es la necedad”. El testimonio fiel salva vidas, pero el falso testimonio hace que el inocente sufra. Es más, el testigo fiel teme al Señor y les da a sus hijos la seguridad de la fe. El versículo 30 enseña que un corazón tranquilo le da vida a la carne, pero los celos, el resentimiento y otras actitudes mentales no saludables dañan la salud. La sabiduría encuentra reposo en la mente del sabio y nunca está entre los necios. El bienestar de la nación, al igual que el destino personal, está ligada a la justicia. 13. La lengua del sabio (15:1-20). El versículo 1 es uno de los proverbios más conocidos en cuanto al poder de las palabras amables. La admonición es sencilla, ¡pero tan difícil de cumplir! Sin embargo, debemos recordar este versículo en momentos en que las relaciones están tensas. Las palabras tienen poder para sanar o aplastar el espíritu de otra persona. La mayor preocupación de Dios es nuestra actitud y por tanto, una oración simple pero sincera es más deseable que un sacrificio ostentoso pero no sincero (v. 8). Lo que al Señor le interesa es el patrón de nuestra vida—si estamos en el camino del mal o si seguimos la justicia (v. 9). No hay esperanza para el que, habiendo errado, rechaza la corrección (v. 10). Puesto que Dios comprende a la perfección el corazón mismo del mal, no le es difícil ver el mal en el corazón de la gente (v. 11). El corazón gozoso que viene de Dios ilumina incluso los días de aflicción (v. 15). El Señor y el amor pueden hacer que la vida sea buena aunque haya poco dinero y la comida sea sencilla (vs. 16-17). El versículo 18 menciona que el hombre iracundo provoca contienda, pero un hombre disciplinado suaviza la tensión. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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14. Los secretos de un corazón alegre (15:21-33). El necio se deleita en su necedad y parece no comprender cuál es el fin de sus obras inmorales. Pero el hombre de Dios camina rectamente. El consejo de los demás hace que nuestros planes tengan éxito. La sabiduría nos encamina hacia el cielo; nos aleja del infierno. El Señor ama y cuida al necesitado. En este caso, protege a la viuda, cuya propiedad le está siendo robada por gente que modifica los linderos de la misma. Dios odia los pensamientos del malvado. El que codicia ganancia acarrea problemas para sí y para su familia, pero el que rechaza el soborno vivirá (vs. 26-27). Las relaciones humanas son delicadas, por lo que el justo trata de cuidarlas (v. 28). Hay luz en los ojos del que trae buenas nuevas y esa alegría eleva la moral del hombre (v. 30). El oído (v. 31) representa al hombre entero. La persona que escucha la corrección logra estabilidad en su vida. Los que son humildes para aceptar a Dios y Su guía serán honrados por Él. B. Proverbios mayormente de paralelismo (16:1—22:16) 1. El Señor de la vida (16:1-11). Los versículos 1 a 7 enfatizan que Dios se involucra en los asuntos de los hombres. Adam Clarke escribe: “El hombre puede hacer las preguntas que quiera, pero Dios le dará o no la respuesta, según considere apropiado. El Señor sabe lo que hay en nuestro espíritu y todos recibiremos en algún momento nuestra recompensa justa, según lo determine Dios mismo. Dios desprecia la arrogancia, pero la misericordia y la verdad (el amor y la fidelidad) son frutos necesarios del hombre que por gracia camina con Dios en el temor del Señor”. 2. La sabiduría como fuente de vida (16:12-24). Aunque esta sección habla de las responsabilidades del rey, enfatiza que incluso en los asuntos ordinarios de la vida se requiere el apoyo de la fe. El versículo 21 elogia las palabras corteses, diciendo que son persuasivas: “Sus palabras amistosas son añadidura a su influencia” (Moffatt). Las obras amables se describen como un panal de miel. 3. Los malos designios del hombre (16:25-33). En el versículo 25 se dice que al hombre caído cuya mente está alejada de Dios, su camino le parece correcto. En los versículos 27 al 30 se describen dos tipos de personas que plantan discordia y contienda: (1) el perverso—vs. 2728, y (2) el malo—vs. 29-30. El perverso es malicioso y sus palabras chamuscan como el fuego. Planta disensión y destruye amistades. El malo descarría a otros. La vejez por sí sola no da gloria, sino la vejez que es con justicia. La auto-disciplina bajo la mano de Dios es la forma de vivir santamente. 4. Dios refina el carácter el hombre (17:1-12). En el versículo 1, un alimento magro lleno de contentamiento es mejor que una cena elaborada en una atmósfera de contienda. Así como se el fundidor refina la plata y en el horno ardiente se refina el oro, así usa Dios las pruebas para refinar el carácter del hombre. a 5. El costo de la sabiduría (17:13-28). Ya es suficiente malo el devolver mal por mal, pero es un pecado nefando el devolver mal por bien. El mejor momento para detener una pelea es cuando está iniciando. Para obtener la sabiduría, uno debe estar moralmente receptivo y religiosamente comprometido. La sabiduría no se compra; se debe anhelar por ella misma. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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Un verdadero amigo y hermano es aquel que está con nosotros cuando nos sobrevienen los problemas. 6. El sabio y el necio (18:1-24). Este proverbio habla de separación—de la forma equivocada de separación. El que siempre insiste en seguir su propio camino se apartará de amigos y compañeros. Esto lo tipifica la persona que no es salva, y este proverbio habla de ese tipo de personas. Es aquella que se separa por su propio placer. Se niega a escuchar nada que tenga que decir el sabio. Se aleja de todo grupo o persona que la pueda reprender, e inicia su propio pequeño grupo y se vuelve muy odioso. Generalmente se vuelve apóstata pues se separa de la verdad. Este tipo de persona causa sin duda mucho sufrimiento en este mundo (v. 1). Se puede aprender más escuchando que hablando. Un dicho moderno que se correlaciona con el versículo 2 es: “Si pienso antes de hablar, luego no tendré que preocuparme después por lo que dije.” Otro dicho moderno que se relaciona con el versículo 3 es: “Algunas personas llevan felicidad adondequiera que van, mientras que otras, cada vez que se van.” Todo verdadero creyente del Señor Jesucristo tiene la presencia del Espíritu Santo en él. El hijo de Dios debe aprender a hablar en el poder del Espíritu Santo. Esto es sumamente importante a la hora de presentar la Palabra de Dios y al hablar de cosas divinas. Quizás esto refiere al contraste entre el descarrío de muchas palabras humanas y la simple claridad de la verdadera sabiduría (v. 4). No debemos unirnos a personas malas o a personas sin ley para destruir a un justo. Esto aplica a individuos, pero también a naciones. Hay motivos para preguntarnos si nuestra nación1 es culpable de haberse comprometido con naciones malvadas. Hemos interferido en muchos lugares y nos hemos metido en graves problemas (v. 5). La sabiduría no es una virtud que deba ejercerse aisladamente. En los versículos 6 a 8 hay tres proverbios sobre los necios y las calumnias. Hablan de (1) los labios, (2) la boca y (3) las palabras. Nada bueno puede venir de las palabras de una persona corrupta. El hombre perezoso y el hombre destructivo están hermanados en un mismo espíritu. El que no crea nada es como el que disipa la propiedad (v. 9). En el versículo 24 se sugieren dos tipos de amigos: (1) los amigos interesados, que se preocupan principalmente por los contactos sociales y (2) los amigos que son más dedicados y leales que los propios hermanos. 7. Pareados sobre la pobreza y la riqueza (19:1-17). En esta sección se contrasta al pobre que es honesto con el necio que es moralmente corrupto. El hombre que no tiene la guía divina peca y no pega en el blanco. Toma decisiones impulsivas que con frecuencia terminan en pecado. Se le dice al pecador que debe culpar de sus fallos a la persona correcta—a sí mismo. No debemos culpar al Señor cuando sufrimos por haber tomado acciones descuidadas. Ninguna actitud es más santa que perdonar o pasar por alto la ofensa (v. 11). El versículo 13 nos dice que el hijo descarriado arruina la felicidad de su padre, y una esposa contenciosa destruye la paz del hogar. Hay un proverbio árabe que dice que hay tres cosas que hacen 1

Nota del traductor: Este comentario refiere a la nación de los Estados Unidos de Norteamérica. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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intolerable el hogar: (1) la gotera que deja pasar la lluvia, (2) los regaños de una esposa y (3) los insectos. Las posesiones pueden ser asunto de herencia, pero el sabio dice que una buena esposa es un regalo de Dios. 8. La importancia de escuchar (19:18-29). En el libro de Proverbios, malcriar a un hijo es pecado contra Dios y la sociedad, así como contra la descendencia. La idea es que el padre, por exceso de indulgencia, destruirá a su propio hijo. Un temperamento sin control es fuente de dolor sin fin pero el hombre sabio permite que el consejo del Señor lo guíe. El que se burla no aprende de su propio castigo; sin embargo, hasta el más simple puede aprender de las consecuencias que enfrenta el que se ha burlado. Los que se niegan a escuchar la instrucción no escaparán del debido castigo (v. 29). 9. El carácter del justo (20:1-14). Se describen las bebidas intoxicantes en términos de los efectos que causan en quienes están bajo su influencia. Estos hombres se burlan de los más altos valores, son escandalosos y pleiteros. En este pasaje se condena fuertemente la embriaguez. El vino es jugo de uva fermentado, la “sidra” es un término general para todas las bebidas intoxicantes, las cuales les estaban prohibidas a los sacerdotes (Levítico 10:9), a los nazareos (Números 6:3) y a los recabitas (Jeremías 35). Cualquiera puede iniciar un pleito, pero negarse a seguir en el pleito implica valor y es honroso (v. 3). Las personas sabias no se precipitan a ofrecer consejo. Si somos sabios, procuraremos un consejo de ese tipo de personas (v. 5). El mal huye cuando gobierna una persona justa (v. 8). Ninguno puede decir, “He limpiado mi corazón”, aunque Adam Clarke afirma: “Miles pueden testificar que la sangre de Jesucristo los ha limpiado de toda injusticia. Y el que es purificado de su pecado, es aquel que ha sido justificado gratuitamente por medio de la redención en Jesús.” 10. La sabiduría y la riqueza eterna (20:15-30). La sabiduría es la riqueza que más perdura. La belleza física y material no tiene valor si no viene acompañada de sabiduría. Dios le ha dado a cada hombre un espíritu—su conciencia (v. 27). Literalmente, es “el aliento de vida” por el cual Dios opera en la vida del hombre. Adam Clarke lo define así: “Dios le ha dado a cada hombre una mente que Él inspira por Su propio Espíritu, para que el hombre pueda distinguir entre el bien y el mal”. Vemos que la fuerza es la gloria del hombre joven, y la vejez (sabiduría) la gloria del anciano (v. 29). Pero el sabio no niega que un joven pueda ser justo o que un anciano pueda ser fuerte. En el versículo 30, el castigo físico, es decir, el castigo físico dado con sabiduría, tiene un efecto moral y quizás hasta impida que se siga pecando. 11. El malvado y su camino (21:1-12). Este capítulo inicia enfatizando que Dios controla los asuntos de los hombres, control que abarca también a los reyes, porque Él es el Rey de reyes. A los ojos de Dios no hay substituto para la justicia y la rectitud (v.3). La riqueza que se obtiene por medio de la mentira y el engaño se disipa pronto. Sólo la verdad es el sólido fundamento de la vida. Todo otro curso nos lleva a la muerte (v.6). La mente del que se burla está cerrada, pero la mente del simple, aunque esté vacía puede ser enseñada. La mente del sabio está abierta y acepta la enseñanza (v. 11). 12. Los tesoros de los sabios (21:13-31). El que no se compadece del clamor del pobre (v. 13) no debe esperar recibir ayuda de Dios o de hombre. El resultado inevitable de desviarse del Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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camino de la sabiduría es la muerte (v. 16). Si se busca el placer sin moderación, el vino o el ungüento no se puede alcanzar el éxito. El aceite (ungüento) es aquí símbolo para el lujo (v. 17). Con frecuencia, cuando el malvado recibe justo castigo por su pecado, el justo encuentra libertad. Esto se ejemplifica en la fortuna que tuvieron los judíos luego de la ejecución de Amán (v. 18). El perezoso, como no trabaja, sólo puede codiciar lo que los demás tienen. El justo (trabajador) tiene más que suficiente y reparte con generosidad (vs. 25-26). La sabiduría y los planes humanos no pueden cambiar los propósitos del Señor. Podemos hacer preparaciones y planes, y debemos hacerlo, pero nunca debemos creer que nuestros esfuerzos garantizarán el resultado (vs. 30-31). 13. El valor del buen nombre (22:1-16). El buen nombre (reputación o carácter) es algo más deseable que las riquezas perecederas (v. 1). Que todos los hombres son iguales ante el Señor, sin importar su riqueza, es lo que subraya el versículo 2 al decir que tanto ricos como pobres son responsables ante el mismo Hacedor. En el versículo 6 se menciona la importancia de formar a los niños desde temprana edad. La expresión “en su camino” significa, literalmente, “de acuerdo con su camino”, es decir, conforme a sus aptitudes o inclinaciones. Pero el sabio hebreo probablemente quiso referirse principalmente a la enseñanza moral. El verbo “instruir” se usa también en otro pasaje para indicar “dedicar” una casa o un templo. Esto enfatiza uno de los puntos medulares con el que los sabios hebreos insistían en que los niños debían ser entrenados moralmente por sus padres. “Y cuando sea viejo, no se apartará de él” son palabras que le dan mucha seguridad a los padres fieles y devotos. Sin embargo, no deben ser entendidas como una garantía absoluta. El ambiente por sí solo no salvará a nuestros hijos. Para que sean salvos es necesario también que ellos decidan, por su propia voluntad, apropiarse de la salvación para recibir la gracia siempre disponible de Dios. Proverbios 22:17-21 Con este pasaje se inicia una sección diferente de Proverbios que lleva el apropiado título de “las palabras de los sabios”. En una de sus profecías (18:18), Jeremías reconoce que hay tres grupos de maestros en Israel: (1) los sacerdotes, cuya función era enseñar la Torá, que incluía tanto la ley escrita como la ley oral, (2) los sabios, que daban consejos y (3) los profetas, que proclamaban la palabra de Dios. Sus palabras no eran meras trivialidades piadosas, sino el llamado de Dios que aparece también en Proverbios y toda la Escritura. En Proverbios 22:17-21 vemos “el llamado de Dios”: (1) Una súplica por la aceptación y la obediencia (v. 17); (2) el descubrimiento personal de Dios se vive primeramente internamente y luego se expresa externamente (v. 18); (3) el objetivo del llamado de Dios es confiar plenamente en Él (v. 19); (4) el producto de conocer a Dios es una vida transformada y con dirección (v. 20); y (5) la profesión de Dios es el testimonio que los demás necesitan (v. 21). Proverbios 22:17 - 24:22 Los temas de este pasaje son tan variados como los de las otras secciones. Algunos de ellos son: (1) El trato adecuado a los pobres (22:22-23) (2) La no asociación con la persona airada (22:24-25) Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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(3) (4) (5) (6) (7) (8) (9) (10) (11) (12) (13) (14)

La prudencia al hacer promesas (22:26-27) Las reglas sobre mover los límites de las propiedades (22:28; 23:10-11) Las advertencias contra la glotonería (23:1-3; 23:20-21) Las advertencias contra la preocupación excesiva de tener riquezas (23:4-5) Las enseñanzas sobre el egoísmo (23:6-8) La disciplina de los hijos (23:13-14) Las advertencias de no envidiar a los pecadores (23:20-21, 29-35) Las advertencias contra el beber inmoderadamente (23:20-21, 29-35) El consejo de ponerle atención al consejo paterno (23:22, 24-25) La advertencia contre el adulterio (23:27-28) El elogio de la sabiduría (24:3-7, 13-14) El consejo de no gozarse cuando el malvado cae (24:17-18)

En los versículos 24:19-20 se nos recuerda que no debemos envidiar a los pecadores por su aparente prosperidad, porque ésta no será eterna. En los versículos 21 y 22 se nos aconseja aceptar la autoridad establecida. La frase en el versículo 21, “con los veleidosos” describe a los revolucionarios o agitadores políticos que cambian de bando. El versículo 22 se ha traducido de muchas formas, pero una de las mejores es ésta: “Su calamidad vendrá de repente, ¿y quién podrá saber cuál será el castigo y la ruina que le sobrevendrá al rebelde de parte de ambos [Dios y el rey]?” (A.T. Amp.) Es muy posible que esta colección se usara como libro de texto en las cortes reales y en las escuelas donde se instruía a los jóvenes. También es probable que la efervescencia de la enseñanza y creación de proverbios estuviera estrechamente ligada a las cortes reales, aunque esto no descarta que esta actividad se realizara en otras instituciones de las antiguas sociedades orientales e israelitas. . Proverbios 24:23-34 En este pasaje se habla de lo siguiente: (1) (2) (3) (4) (5) (6)

La corrupción en las cortes (24:23b) Decir que lo malo es bueno (24:24-26) Las prioridades domésticas (24:27) El falso testimonio (24:28) La venganza (24:29) En un pasaje más largo, la ética del trabajo (24:30-34)

En los versículos 23 a 26, los maestros hablan de ser imparcial al administrar justicia. La parcialidad estaba prohibida en la ley hebrea. La expresión “besar sus labios” (v. 26) puede significar que la persona que tomaba una decisión correcta adquiría respeto y afecto. Sin embargo, para algunos teólogos el beso en una corte legal es inapropiado, y prefieren traducir la palabra “besar” como “entrenar”. Por tanto, el significado del versículo 26 puede ser “entrenar los labios” con conocimiento que permita dar “una respuesta correcta”.

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En el versículo 27 lo más importante es que el matrimonio implica tomar la responsabilidad de proveer hogar y sustento. Estas dos cosas deben asegurarse primero y luego el matrimonio tendrá una base segura y podrá criar una familia. En el versículo 28 hay una advertencia contra dar falso testimonio, y en el versículo 29, el sabio de Israel habla contra el pecado de la venganza. Esta verdad también se afirma en el Sermón del Monteo (Mateo 5:38-48). En los versículos 30 a 34 hay otro juicio contra los perezosos.

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN 11

1. ¿Qué significa la palabra “aforismo”?

2. ¿Por qué es difícil exponer aforismos?

3. ¿En cuáles dos formas reaccionan los hombres a la enseñanza moral y religiosa (“disciplina”)?

4. ¿Cuáles son las dos formas de adquirir riqueza que se contrastan en Proverbios 13:11?

5. ¿Por cuáles tres formas es engañado el necio?

6. Según Proverbios 16:27-30, ¿cuáles son los tres tipos de personas que siembran discordia y pleito, y cómo lo hacen?

7. ¿Cuál expresión moderna se correlaciona con Proverbios 18:2, donde se nos enseña que se aprende más escuchando que hablando?

8. ¿Cuáles son los dos tipos de amigos que sugiere Proverbios 18:24?

9. Según una expresión árabe, ¿cuáles son las tres cosas que hacen intolerable el ambiente de un hogar?

10. ¿Qué significa el conocido pasaje de Proverbios 22:6-7?

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NOTAS DE LA LECCIÓN 12 PROVERBIOS, CAPÍTULOS 25:1—31:31 LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumen 3) Esta porción de Proverbios es una colección de enseñanzas morales y religiosas que son presentadas en forma íntima por el maestro a su pupilo o hijo. Esta sección se asemeja a la primera parte de Proverbios (caps. 1-9) porque consiste en unidades largas y no tanto en pareados de dos líneas, como es el caso de la división anterior (10:1-24:34). Algunos estudiosos notan una gran similitud entre esta porción de Proverbios y la literatura sapiencial de otras naciones, de las cuales suponen dependieron directa o indirectamente los sabios de Israel. Proverbios 25:1 - 29:27 Esta colección de 137 proverbios salomónicos se la debemos a Ezequías, que fue quizás el más grande los reyes reformadores de la historia de Judá. Este rey no sólo llevó a la nación a una renovación espiritual, sino que además la tradición le atribuye a su reinado un gran avivamiento literario. Sin duda, Ezequías fue un hombre de intereses literarios. Durante su reinado se interesó en preservar los documentos literarios que aún existían y estaban disponibles en su tiempo. En forma particular, procuró preservar los tesoros literarios de su pueblo y los escritos de los más grandes sabios de Israel. De acuerdo con el versículo que aporta el título (25:1), los escribas de Ezequías copiaron estos proverbios de Salomón de un documento a otro. Fueron tomados de una antología o colección anterior. Los dichos de esta colección se parecen a los de la primera gran división de Proverbios (10:1—22:16). No hay discursos muy largos y no hay una conexión lógica entre muchos de los pareados, de manera que no es fácil ordenar el contenido. La sección inicia con un breve discurso sobre la sagacidad de los reyes y la conducta adecuada que debemos tener en la presencia de ellos (25:2-7). La atención que reciben reyes y gobernadores está sin duda en línea con una colección de proverbios atribuidos a un rey y recopilados bajo la dirección de un rey. Es más, la consideración que reciben la justicia y la ley (especialmente en el 28:1-13), así como la referencia a cómo tratar correctamente al pobre y oprimido, señala las responsabilidades religiosas y judiciales que tenían los antiguos monarcas israelitas. A la luz de esto, se cree que estos proverbios datan de los primeros años del reinado de Salomón, cuando su liderazgo se caracterizó por el conocimiento y la sabiduría (1º de Reyes 3:615). Aunque mucho del material de esta sección son proverbios desarticulados sobre diferentes temas (especialmente el 27:1-22 y el capítulo 29), hay ciertas unidades ligadas por temas o ideas: Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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(1) La sagacidad (profunda inteligencia y juicio sólido) de los reyes y la conducta apropiada que se debe tener en su presencia (25:2-7). (2) Las posibilidades y peligros de la comunicación verbal (25:8-28). En los versículos 8 a 10, el sabio advierte contra una litigación apresurada. Es mejor discutir los asuntos en forma privada y refrenarse de revelar cosas que involucrarán indebidamente a otros. En los versículos 11 a 14 se dice que las palabras deben hablarse oportunamente y en forma apropiada. Alardear es algo que defrauda y el sabio describe a la persona que alardea de su generosidad como “nubes y viento sin lluvia”, porque en realidad no aportan nada. La paciencia y la gentileza al hablar son poderosas armas. El versículo 20 afirma que la frivolidad y la tristeza no van juntas. En los versículos 21 y 22, el sabio nos recuerda que la venganza más efectiva es hacerle un bien al enemigo. Las expresiones del Nuevo Testamento sobre este alto estándar ético aparecen en el Sermón del Monte (Mateo 5:44) y en las enseñanzas de Pablo (Romanos 12:20). (3) El necio y su necedad (26:1-12). A excepción del versículo 2, esta sección ha sido llamada “el Libro de los Necios—una secuencia de sarcasmos contra el tipo de persona que más detestan los sabios”. El necio no reacciona al consejo, sino a la compulsión. El versículo 10 es uno de los textos más oscuros de todo el libro de Proverbios, y Moffatt lo traduce así: “Un hombre capaz lo hace todo por sí mismo; un necio contrata al primero que pasa por allí”. El versículo 11 nos dice que el necio se niega a aprender y en el versículo 12, un hombre que se engaña a sí mismo es peor que un necio. (4) El perezoso (26:13-16). En estos versículos se retrata satíricamente al indolente o perezoso— que era un blanco favorito de los sabios de Israel. El número “siete” en el versículo 16 representa un número indefinido, como suele ser frecuentemente el uso de ese número en la Biblia. (5) El metiche y el malicioso (26:17-28). El versículo 17 aconseja no meterse en los negocios de los demás. Los versículos 18 y 19 pueden significar dos cosas: que aquel que engaña por diversión será condenado, o que el hombre que engaña a su prójimo, para salvarse de las consecuencias, dice que se trataba de un chiste. Los versículos 20 y 21 condenan al “chismoso” y el chisme malicioso. El versículo 22 es idéntico al versículo 18:8. En los versículos 23 a 28 aparece una lista de la hipocresía en el habla y el carácter. La lengua mentirosa y la boca lisonjera son resultados de un corazón sucio y lleno de odio y ambas cosas trabajan para arruinar no sólo a quien las posee, sino también a la víctima. (6) El valor de los rebaños (27:23-27). En estos versículos el sabio elogia la vida nómada, el estilo de vida de un gran segmento del pueblo de Israel. El versículo 23 dice que debemos ser diligentes y hacer bien nuestro trabajo. El versículo 24 dice que las riquezas son efímeras, por lo que no debemos olvidar los valores que sí son eternos. Estas palabras son tan pertinentes para los pueblos de la era espacial como lo fueron para los antiguos pastores de Israel. En los versículos 25 a 27 se le recuerda al pastor que aquello que se le ha confiado demanda un cuidado responsable para poder dar fruto y ser útil. La diligencia por parte del hombre debe ir mano a mano con el cuidado providencial por parte de Dios. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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(7) La justicia y la ley (28:1-13). Una buena conciencia nos da valor. Los hombres justos gobiernan bien. Los malos combinan sus esfuerzos contra la ley y el orden, pero los buenos, los que guardan la ley, se oponen a esas conductas. Los malos no saben qué es lo correcto, pero los que buscan al Señor reciben discernimiento. La pobreza honesta y la conducta correcta son mejores que las riquezas deshonestas. Un hijo indisciplinado es una desgracia. El hijo que escucha la instrucción es sabio. El arrogante cree que su capacidad para los negocios es señal de que posee una sabiduría superior, pero el hombre pobre ve más allá de sus debilidades y posee verdadera sabiduría y seguridad. En el versículo 13 se nos recuerda que la misericordia de Dios depende de nuestro arrepentimiento sincero. (8) El liderazgo sabio (28:15-16). El temor del Señor nos guarda contra el pecado y sus temibles consecuencias. Un gobernante malvado es como las bestias salvajes de la jungla. El camino del Señor es beneficioso. Un hombre de vida intachable está seguro, pero el hombre de caminos torcidos cae en las trampas. Un hombre fiel debe buscar ganancia sólo mediante el arduo trabajo y no por artificios rápidos e instantáneos. A largo plazo, la exhortación honesta es mejor que la adulación engañosa. El orgulloso se mete en dificultades, pero el que pone su confianza en el Señor prospera. Es una total necedad confiar sólo en las capacidades propias, por eso los sabios confían en el Señor (v. 26). El versículo 27 enfatiza la bendición de dar. Aunque el capítulo 29 es de diferente naturaleza, parece que los escribas de Ezequías tuvieron un elemento unificador. Su intención fue resumir en muchas declaraciones distintas la diferencia entre el necio y el sabio, o el malvado y el justo. El motivo central de la literatura sapiencial es presentarle al joven dos modelos de vida y demostrar las ventajas de una vida justa por encima de una llena de maldad. Las palabras de Agur – Proverbios 30:1-33 Este capítulo se titula “las palabras de Agur” desde la primera oración. No se sabe nada de Agur, hijo de Jaqué. Quizás, al igual que Job y Baalim, no era israelita pero había conocido al Dios de la fe hebrea. Quizás era un respetado maestro no judío, contemporáneo de Salomón. Algunos han conjeturado que Agur es simplemente otro nombre para Salomón. Sin embargo, más importante que saber la identidad exacta de Agur, es el hecho que sus palabras fueron consideradas dignas de ser incluidas en el libro de los Proverbios. Al inicio de este capítulo, Agur afirma que no conoce a Dios y evidencia una profunda humildad al acercarse a Él. No es un escéptico, como han afirmado algunos, sino que reconoce que Dios no puede ser comprendido sólo por la sabiduría humana. Agur no afirma tener un conocimiento superior de lo sagrado, como lo han hecho otros. En el versículo 4, hace cinco preguntas retóricas que indican que nadie es capaz de definir al inescrutable Dios. En los versículos que siguen intenta dar una respuesta a esas preguntas, las cuales son: (1) (2) (3) (4)

¿Quién subió o descendió al cielo? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra?

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(5) ¿Cuál es su nombre y el nombre de su hijo, si sabes? En algunas versiones de la Biblia, la palabra “hijo” está en mayúsculas, porque se refiere a una deidad: el Hijo de Dios. Los versículos 5 y 6 responden las preguntas del versículo 4. Aunque la capacidad del intelecto humano no es adecuada para comprender el ser de Dios y Sus obras, la infalible revelación de Dios está al alcance de todos “los que confían en Él” por medio de Su Palabra. Dios es totalmente confiable y “sus palabras” (v. 6) no requieren de especulaciones humanas para ser completadas. En los versículos 7 a 9 está la “oración de Agur”, que tiene dos partes: (1) Una petición humilde de poder mantener su integridad santa todos los días de su vida y (2) una petición sincera por las necesidades básicas de la vida—ni más, ni menos. Esta petición es la antesala del Padrenuestro. Agur no desea los peligros de la prosperidad ni la desesperación de la pobreza. No desea nada que lo lleve a negar o blasfemar a su Señor. Éste es el perfecto balance para las preocupaciones morales y espirituales. Los anhelos de Agur debieran estar en el corazón y los labios de todos nosotros. Proverbios 30:10-22 abarca lo que llamamos los proverbios numéricos, que son característicos en la literatura gnómica hebrea. Con el término “gnómico” nos referimos a la declaración sabia y significativa de un principio que expresa una verdad u observación general. Para acentuar verdades y facilitar la memorización, los sabios de Israel usaban estrategias tales como las secuencias numéricas, los patrones acrósticos y otros tipos de paralelismos. En los versículos 10 a 14 hay una advertencia contra la calumnia y los que hacen maldades. En los versículos 11 a 14 hay graves juicios para cuatro tipos de personas depravadas: (1) los que rechazan los derechos de la familia (v. 11), (2) los que se justifican a sí mismos (v. 12), (3) los desdeñosos (v. 13), y (4) los crueles de palabra y obra (v. 14). Los versículos 15 y 16 nos dicen que hay cuatro cosas insaciables. La identificación de esas cosas viene antecedida de la palabra “sanguijuela”. Era bien sabido que la sanguijuela le chupa la sangre a su victima hasta que, harta, se desprende. Por tanto, en la antigüedad era símbolo de codicia y deseo de sangre. Es un símbolo adecuado para introducir los cuatro tipos de cosas insaciables: (1) la tumba, (2) el vientre estéril, (3) la tierra seca y (4) el fuego. La tumba es el punto central de estos proverbios, porque sin duda todos moriremos. El versículo 17 describe gráficamente lo que le ocurrirá al hijo arrogante. Se utilizó para enfatizar la alta estima que tenían los hebreos hacia la autoridad de los padres. El escritor se maravilla de las actividades naturales que se mencionan en los versículos 18 y 19, pues tienen una belleza y una gracia que van más allá de toda explicación racional: (1) el vuelo del águila en el aire, (2) el paso de la serpiente por la roca, (3) el camino del barco en medio del mar y (4) el paso del hombre en una virgen. La frase “tres cosas me son ocultas, aun tampoco sé la cuarta”, es una expresión semita que indica totalidad. Luego de ilustrar los misterios de la naturaleza, el sabio describe a “una mujer adúltera” que se siente cómoda con su pecado y es totalmente indiferente a su inmoralidad. Para ella, el adulterio Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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es tan poca cosa como sentarse a comer. A diferencia de la belleza del primer amor que se describe en el versículo 19, se habla del descaro de la adúltera quien insiste en que su camino destructivo no está errado. Aunque esto fue escrito para los hijos de Israel, podemos ver como en un espejo el reflejo de nuestro tiempo. En los versículos 21 al 23 se describen cuatro tipos de personas insoportables: (1) un esclavo que llega a ser rey, (2) un necio que se enriquece, (3) una muchacha odiosa que al fin se casa y (4) una empleada que suplanta a su señora. Esas personas provocan caos en una comunidad o sociedad, y los sabios de Israel “eran enemigos de toda revolución social y política”. Los versículos 24 a 28 hablan de cuatro cosas pequeñas que son admirables. El sabio que escribió estas palabras no sentía pasión por lo grande. Veía la importancia y productividad de las cosas pequeñas, tales como (1) las hormigas, (2) las liebres (especie de conejos), (3) los saltamontes y (4) la araña. En los versículos 29 a 31 el sabio cita cuatro ejemplos del poder majestuoso: (1) el león, (2) el lebrel2, (3) el macho cabrío o chivo y (4) el rey. Todos son símbolos del poder que Dios ha dejado entre Sus criaturas. En los versículos 32 y 33, al igual que al inicio del capítulo, se concluye hablando de la virtud de la humildad. Si uno es culpable de una conducta arrogante o ha contemplado el serlo, debe enfrentarlo. “Ponerse el dedo sobre la boca” es una expresión que sugiere admitir calladamente la culpa. Las palabras finales de Agur son una súplica de no provocar pleito. Nos instan a vivir en paz con todos los hombres. Las palabras de Lemuel, Proverbios 31:1-9 En esta sección aparece la enseñanza que le da la madre del rey a su hijo. Es la única enseñanza en Proverbios que se le hace a un rey, aunque hay otras referencias sobre las enseñanzas de la madre y su importancia (1:8, 6:20). El rey Lemuel y su madre probablemente no eran israelitas, aunque no se sabe en definitiva nada sobre ellos. Las lecciones del pasaje, sin embargo, son claras e importantes. Esta porción de Proverbios ha sido llamada “el manual para reyes y jueces”. Con toda propiedad, este pasaje revela las palabras de la madre del rey, que quizás también fue el ejemplo de “la esposa excelente” que se describe en la sección final. Es más, el contenido de este discurso es una conclusión adecuada para este libro que, en su mayoría, fue escrito y recopilado por un rey. No se centra en los privilegios del rey, sino en las responsabilidades del cargo. Este pasaje sugiere no sólo seriedad, sino también preocupación amorosa. Lemuel era hijo de una madre que lo había dedicado al Señor. Ella le advierte de dos cosas: (1) Primero, contra la lujuria. Esto no es una mera prohibición sino un requisito para que rey pueda realizar sus deberes hacia la comunidad. Significa disciplina en una dedicación plena. (2) En segundo lugar, la honorable madre, reconociendo que el gobernante no sólo debe ser moralmente correcto, sino físicamente fuerte, le advierte: “Oh, Lemuel, no es de los reyes beber vino, ni de los príncipes la sidra, no sea que bebiendo olviden la ley y perviertan el derecho de todos los afligidos.” El sabio, 2

Nota del traductor: En la Reina Valera se utiliza la expresión “ceñido de lomos” para la palabra “lebrel” o “galgo” de la versión inglesa de la Biblia. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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naturalmente, reconoce que el vino sirve de medicina para ciertos males y de sedante para los criminales que sufren. El que Jesús se negara a tomar el vino en la cruz (Marcos 15:23) es probablemente indicación de que era rey, especialmente en la cruz, y de que traería juicio sobre el pecado y la muerte. El consejo final de la madre del rey, en los versículos 8 y 9, pretende motivar al hijo a reinar con justicia, poniendo especial cuidado en los pobres y no privilegiados. Ella le urge a que hable en nombre de los que no pueden hacerlo por sí mismos. En este consejo se refleja la preocupación por la justicia social, uno de los temas frecuentes de los profetas de Israel. La esposa y madre virtuosa, Proverbios 31:10-31 Este poema, que ha sido llamado “el abecé de la mujer”, es un tributo inmortal a la esposa y madre virtuosa. Es interesante y revelador en varios aspectos. Es un poema acróstico, donde cada verso, en secuencia, inicia con una letra diferente del alfabeto hebreo. En el 18:22 se bendice al que encuentra una esposa. Ese pensamiento se desglosa más adelante. Las responsabilidades que se mencionan indican cuán importante era el papel de la mujer en la antigua sociedad israelita: (1) Proveía tanto vestido como alimento para su familia y sus siervos (vs. 13-15); (2) administraba la propiedad (v. 16), (3) se encargaba de los pobres (v. 20); (4) vendía las cosas que hacía con sus manos (v. 24); y (5) enseñaba (v. 26). Si contextualizamos ese poema, vemos que el valor y éxito de una “esposa excelente” son determinados por los mismos criterios religiosos que se aplican al inicio del libro de Proverbios: “Una mujer que teme al Señor será alabada” (v. 30b). Este extenso poema sobre el significado de ser mujer y esposa también pone en balance el espectro social del libro de Proverbios. Es el clímax apropiado para este libro por cuatro importantísimas razones: (1) El libro ha hablado mucho sobre la mujer que es contenciosa, de manera que ahora el sabio honra a la que es noble. (2) Hay varias condenaciones contra la mujer adúltera y pecadora, así que el sabio presenta un mejor retrato de una mujer honorable. (3) A lo largo de Proverbios, se ha indicado que la madre es quien capacita a los hijos, así que en estas palabras de cierre el sabio subraya esta gran verdad de la tradición familiar hebrea. (4) El propósito del libro de Proverbios es que la gente adquiera sabiduría—el camino hacia el Señor. Así que en este poema final, el sabio describe más que una mujer de fuerza y carácter en un sentido general. Describe a una esposa y madre que es ejemplo de la persona que cumple los propósitos de Dios para su vida. Es en este sentido que el ideal que ella ejemplifica está al alcance de todos. No todos poseemos los dones y recursos poco usuales de esta sobresaliente esposa y madre, pero todos debemos imitarla así como ella imitó al Señor. En esto ella es ejemplo de la verdadera sabiduría. De esta forma, Proverbios concluye tal como inició (1:7): Con el reto de seguir el camino de la sabiduría, el cual consiste en temer siempre al Señor y vivir de acuerdo con Sus propósitos.

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN12

1. ¿Cuáles son los tres grupos de maestros de Israel que Jeremías menciona en Jeremías 18:18?

2. ¿Cuáles son los cinco elementos del “llamado de Dios” que aparecen en Proverbios 22?

3. ¿Cuántos proverbios de Salomón hay y cómo fueron rescatados para nuestro beneficio?

4. ¿Por qué creemos que los proverbios salomónicos datan de los primeros años del reinado de Salomón?

5. Según Proverbios 30:7-9, ¿cuáles son las dos partes de la oración de Agur?

6. Según Proverbios 30:10-14, ¿cuáles son los cuatro tipos de personas depravadas, también llamadas calumniadoras y hacedoras del mal, contra las cuales advierte el sabio?

7. ¿Cuáles son (1) las cuatro cosas insaciables que menciona el sabio, (2) cómo las simboliza y (3) por qué lo hace?

8. ¿Contra cuáles dos cosas le advierte a Lemuel su madre y cuál es su consejo positivo final?

9. ¿Cuál es el título que se le ha puesto al poema de Proverbios 31:10-31?

10. ¿Por cuáles cuatro razones importantísimas es el poema de Proverbios 31 el clímax adecuado para el Libro de Proverbios?

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NOTAS DE LA LECCIÓN 13 ECLESIASTÉS, CAPÍTULOS 1:1—5:20 LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumne 3)

INTRODUCCIÓN Eclesiastés es la forma españolizada de la traducción griega de la palabra hebrea Kohélet (1:1), “uno que dirige una asamblea, un predicador”. El libro de Eclesiastés es una selección representativa de las palabras de este predicador (12:9-10), quien diligentemente ha creado muchos proverbios (12:9) y otras palabras de verdad (12:10) para exhortar a la gente. La fe hebrea y la fe cristiana siempre le han dejado cierto margen al espíritu escéptico del hombre. El hecho de que Eclesiastés esté dentro del canon de la Sagrada Escritura es un testimonio real de esta verdad. Aunque la tradición hebreo-cristiana demanda fe de sus seguidores, admite que la vida y la fe tienen cimas y abismos, y que a veces, la fe nace y se nutre de la duda y del escepticismo. Job reta al hombre y a Dios, pero Kohélet—el que habla en Eclesiastés—aunque comparte el espíritu atrevido de Job, se lanza a buscar la felicidad y una calidad de vida permanente, no tanto la reivindicación personal. No reta ni tiene litigio con Dios u hombres. Al igual que Job, es un hombre adinerado, pero a diferencia de Job, no ha tenido pérdidas tangibles. Con todo, está consciente de lo mucho que le falta por adquirir. La riqueza no calma el corazón atribulado sobre la temporalidad de la vida humana, especialmente si mucho del mundo le ha causado pena, pero Kohélet no demanda una explicación de Dios, tal como hizo Job, su hermano espiritual. Kohélet acepta el hecho tal cual y espera el día del juicio, aunque les recomienda a sus estudiantes adinerados que lleven una vida llena de caridad. Para compensar la temporalidad de la vida humana, insta a que se disfrute el momento presente, reconociendo que éste es un regalo de Dios. Aunque es posible que Salomón escribiera el original, para muchos la forma actual de este libro lo remonta al tercer siglo antes de Cristo. Esta fecha la respaldan ciertas palabras y el pensamiento griego de ese período que se puede notar en el libro. El lenguaje hebreo de Eclesiastés se asemeja también al hebreo de escritos previos al 586 antes de Cristo. Este libro ya existía sin duda para el año 180 antes de Cristo, porque se menciona en el Eclesiástico, que fue escrito alrededor de ese tiempo. Probablemente fue compilado entre los años 400 y 200 antes de Cristo. La influencia del pensamiento griego en el libro es moderada. Eclesiastés reverbera con un fuerte sabor semítico. El contexto general del libro son las actividades sapienciales del antiguo Cercano Oriente. El trasfondo inmediato es, sin embargo, el movimiento sapiencial en Israel. El libro parece reflejar una época en que habían desaparecido la esperanza de los profetas de Israel y las expectativas de formar un imperio nacional. El surgimiento y caída de otros imperios (Egipto, Asiria, Babilonia, Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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Persia, Grecia) se refleja en los monótonos ciclos histórico-políticos que describe el escritor. Pero como israelita, sabe que “el temor de Jehová” es la base para soportar el presente y esperar una recompensa en el futuro, si se guardan los mandamientos de Dios. El fin del escritor es demostrar su tesis: “Vanidad de vanidades, todo es vanidad” (1:2). Esto contrasta marcadamente con la sabiduría de Proverbios. En Proverbios hay una confianza optimista de que la vida es fundamentalmente lógica y consecuente, y que las sabias elecciones producen buenos resultados y las malas elecciones, malos resultados. Eclesiastés arguye que muchas veces esto no es así. Hay misterios inexplicables sobre la vida que desafían una solución sencilla. Si servimos a Dios a fin de recibir algo, quizás nos llevemos una triste sorpresa. Sin embargo, el escritor no aconseja que nos desanimemos. Para toda pregunta sin respuesta, lo mejor es temer a Dios, guardar Sus mandamientos y por tanto, gozar de la vida. Afirma, en última instancia, que las personas son seres religiosos y morales cuyo propósito es vivir éticamente delante de su Creador. El principal fin del Predicador es mostrar que una vida sin referencia a Dios carece de sentido. La frase recurrente “bajo el sol” parece ser una manera de enfatizar este punto. Cualquiera que sea la verdad en última instancia, si la vida es sólo para ser vivida “bajo el sol”, es una vida sin sentido. El carácter literario de Eclesiastés es complejo. Algunos teólogos ven una organización apenas discernible, pero otros ven un claro desarrollo de su contenido. Parece ser una colección de varios tipos de literatura que, juntos, todos enfatizan el mismo punto general. Hay dichos sabios (proverbios) y también secciones reflexivas y meditativas. Hay pasajes narrativos cortos. Más de un tercio de libro contiene poesías, pero en algunos pasajes se aprecia también un interesante estilo narrativo y educativo de contrastes. El tema básico del libro afirma que todo en la vida es vanidad. Sin embargo, esto se suaviza con exhortaciones de “temer a Jehová”, “disfrutar la vida” y tomar conciencia que Dios tiene el control total de todas las cosas. La sabiduría humana es sólo parcial; no puede comprender la profundidad de los misterios de la creación de Dios. El libro presenta similitudes entre animales y personas, pero enfatiza el carácter moral que se espera de la humanidad. Hombres y mujeres son responsables delante de Dios por todas sus obras, sean buenas o malas. De esa forma, Eclesiastés completa el retrato que ofrece Proverbios. Es verdad, hay principios observables y fundamentales para la vida, pero ¿qué pasa si las cosas no caminan como pensábamos? ¿Dejaremos de creer en Dios? No, dice el Predicador, porque eso sería caer en una verdadera ausencia de significado. Hay que seguir obedeciendo a Dios y viviendo para Él; lo que debemos hacer es no intentar explicarlo todo. Hay que disfrutar la vida tal como Dios la da. Él es soberano. Es más, el cristiano sabe que Dios ha enviado a Uno “mayor que Salomón” que nos ayuda a discernir un final más satisfactorio, un lugar que está más allá de “este vacío y desolado gran valle de lágrimas”. El significado de Kohélet se puede extraer viendo tres rasgos de su pensamiento: (1) la búsqueda de la felicidad y su paciente esencia, (2) la soberanía y providencia de Dios, y (3) la prudencia en la conducta humana. La búsqueda del significado de la vida (Eclesiastés 1:1—22:26)

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Introducción. El autor se ve a sí mismo como un predicador o maestro religioso. ¿Pero quién es este predicador? Si aceptamos el versículo 1 como tal, fue el Rey Salomón—porque no hubo otro “hijo de David” que fuera “rey en Jerusalén”. Sin embargo, si se toma este versículo literalmente, no se pueden explicar otros pasajes del libro. El predicador esboza el tema de su “sermón” en el 1:2-3. El texto es “vanidad de vanidades, todo es vanidad”. Algunos traductores han utilizado los términos “vanidad”, “futilidad”, “sin fruto”, “sin propósito” y “vacío”. Desde este punto de vista, nuestras vidas no tienen sentido. En hebreo, la repetición permite darle mayor fuerza al texto, para expresar así una total futilidad. El escritor no omite ninguna fase de la vida; “todo” es vano e inútil. Hay intérpretes que ven en esta declaración una actitud prevaleciente, una filosofía fija de la vida. Pero se comprende mejor si se la visualiza como un juicio sobre aquellos hombres para quienes la vida terrenal es la única vida que existe. Naturalmente, hay horas—y a veces días y semanas—cuando el tema de Eclesiastés expresa el sentimiento del alma. Pero son horas y días en que estamos deprimidos, que ocurren en momentos de pérdida y desánimo. Esas actitudes son reacciones emocionales pasajeras que con el tiempo abren paso a una comprensión más verdadera de la vida. Se convierten en actitudes que moldean la vida y forjan convicciones para el resto de la vida, a menos que el hombre sólo viva “bajo el sol” con una visión enteramente mundana y secular. Ese tipo de persona tiene razón sobrada de preguntarse “¿Qué provecho tiene el hombre de su labor?” La naturaleza se mueve en círculos y si uno se queda sólo en el círculo se vuelve loco. “Todas las cosas están llenas de esfuerzo”—demanda energía sin fin y no hay nada distinto de lo que ya existe. Es una actividad totalmente sin sentido, “cansada al extremo”. Sea que aceptemos o no que Salomón fue el autor del libro, debemos admitir que esta sección concuerda con los intereses del tercer rey de Israel. Eclesiastés es la búsqueda de una mente inquisitiva, el esfuerzo del hombre que busca ver la vida pacientemente y verla en su totalidad— “para buscar mediante la sabiduría todas las cosas”. Pero la aventura intelectual no satisface totalmente. El escritor la evita porque “¡vaya carga pesada que ha puesto Dios sobre los hombres!” (v. 13, Dios habla Hoy). Eclesiastés 1:16 razona que si el rey, con todos sus recursos financieros y dones intelectuales, no ha podido hallar satisfacción en su búsqueda, ¿cómo podrá otro hombre con menores recursos llegar a una conclusión distinta? En el versículo 17, el Predicador reafirma su intento de “hallar sabiduría”, pero añade una palabra en cuanto a sus técnicas de estudio. Hay verdad en el versículo 18 que se descubre conforme crece la persona. Mientras más conocimiento se adquiera, más brechas habrá en lo que se sabe, y menos satisfacción se sentirá en el desarrollo. En la búsqueda de un bien mayor muchos hombres han intentado los caminos del “placer”, “la risa” y la estimulación “del vino” (vs. 2:1-3). El Predicador admite su propia experimentación con estas formas de diversión, pero rápidamente descubre que no son formas válidas para el hombre. Pasando del entretenimiento a la actividad, el rey se pierde por un tiempo en obras de construcción (vs. 2:4-11). Construye casas, planta viñas, hace jardines y huertas, y edifica fuentes de agua “para regar los árboles plantados”. Requiere que otras personas trabajen para mantener Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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sus negocios, así que “compra esclavos y esclavas y es dueño de los hijos de éstos que nacen en la casa”. La actividad que se centra en sí misma no logra mantenerse en pie cuando se inspecciona; la actividad debe tener un objetivo que lleve a la satisfacción. El escritor reflexiona que si el hombre no encuentra felicidad perdurable en la actividad y la acumulación de una fortuna, quizás la encontrará utilizando su mente al máximo (vs. 2:12-17). El sabio usa la inteligencia para guiarse, pero el necio camina en la oscuridad de la ignorancia. El hombre es mejor que los animales, porque puede vivir una vida pensada. En el 2:18-23, el escritor reflexiona sobre cuán inútiles han sido los años que ha invertido en obtener y acumular riquezas. La historia con frecuencia verifica los aspectos básicos que están a la base del pesimismo del Predicador. Son pocos los hijos que han logrado exitosamente conservar las fortunas que sus padres han acumulado con eficiencia—como dice el refrán: “las generaciones de camisas con mangas no suelen ser más de tres”3. Pero estos datos no deben desanimar nuestro corazón. Más bien, nos deben guiar para obtener, gastar y heredar nuestro dinero sabiamente. Una vida satisfactoria es más importante que una fortuna. Si a nuestra riqueza acumulada no le podemos dar un mejor uso que el heredarla para que ser derrochada irresponsablemente, tenemos entonces razón para sentirnos pesimistas por nuestro trabajo. Pero el rey puede usar su riqueza en vida—para el bien de sus compatriotas y para el avance de la obra de Dios. No es sabio que un hombre bueno pase toda su vida acumulando dinero y le deje a otros toda la decisión sobre cómo utilizarlo. El hombre lo debe invertir a lo largo de su vida y gastarlo sabia y generosamente conforme lo va acumulando. Si les desea dejar algo a sus herederos, debe orar por esa decisión y actuar en fe hacia esa siguiente generación, contribuyendo en la formación de su carácter. El mismo rey llega a la conclusión de que dedicarse totalmente a la riqueza es necedad rotunda. El hombre debe tener suficiente comida y bebida, pero también debe “disfrutar de toda su labor”. Ese es el plan bueno de Dios para el hombre. En el 2:26, el Predicador resume lo que la Biblia enseña sobre un universo moral: Dios nos da (1) sabiduría—conocimiento de Él, luz que nos lleva al camino de la salvación; (2) conocimiento— comprensión para discernir la obra de Su mano, un conocimiento vivencial de Él, de la dispensación de Su gracia y de los dones de Su Espíritu; y (3) gozo—cien días de tranquilidad por cada día de dolor, mil de gozo por cada uno de privación, y para aquellos que creen, paz de conciencia y gozo en el Santo Espíritu. Hacer las paces con la vida (Eclesiastés 3:1—5:20) En esta sección, el predicador filósofo sondea los hechos de la vida mientras los va descubriendo y los relaciona con los dogmas de la fe en Dios.

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Nota del traductor: La expresión en inglés dice: From shirtsleeves to shirtleeves in three generations. Refiere al grupo de personas que en la década de 1870-1880, gracias al auge de la industrialización, amasó grandes fortunas que sus descendientes no supieron conservar, de manera que ya a la tercera generación habían sido despilfarradas. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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En la poesía del pasaje de Eclesiastés 3:1-8, el Predicador expone que “para cada cosa hay una estación y para cada fin bajo el cielo hay un tiempo”. Hay intérpretes que ven en este pasaje un fatalismo absoluto, donde el hombre se rinde contra su voluntad. Otros ven un reconocimiento de la soberanía de Dios, la cual se complementa con la libertad del hombre y su capacidad de ajustarse a los requisitos de Dios. El pasaje tiene un movimiento majestuoso contenido, como si el río de la vida estuviera compuesto de dos corrientes que fluyen ambas entre las mismas riberas. Hay una corriente permisiva, por así decirlo, y una corriente de prohibición. Parte de la sabiduría de la vida es saber dónde atrapar la corriente a fin de no desperdiciar ni esperanza ni esfuerzo en aquello que no puede hacerse—al menos en ese momento. Dios ha establecido un orden y es nuestro deber apegarnos a él. Estos versículos tratan sobre las acciones del hombre y no sobre los aspectos del mundo natural. La mayor parte de su significado es claro, aunque uno no debe siempre esperar que haya significados literales en las palabras que se utilizan poéticamente. Es obvio que la vida del hombre no es simple. Es una complejidad de fuerzas cambiantes que interactúan y requieren un tipo de respuesta ahora y otro diferente bajo otras circunstancias. Las escenas cambiantes no siempre nos gustan, pero la sabiduría nos exige ajustarnos al cambio. Viendo retrospectivamente, podemos decir que es bueno que Dios lo haya planeado de esta forma. El hombre que vive sólo para este mundo nunca está muy lejos de sentirse frustrado (vs. 3:9-15). El hambre misma en el espíritu humano no cambia y es tan recurrente como el sol naciente. Ésta es una de las provisiones de Dios que nos atrae a Él y nos eleva por encima de las preocupaciones de nuestro mundo material. Una razón poderosa para nuestra falta de satisfacción se debe a ese sentido innato de eternidad que hay en el ser interior, el cual no se puede llenar plenamente con cosas o quehaceres terrenales. En el 3:16-22, Dios responde al problema del mal moral. El escritor se aleja de las complejidades del significado de la vida y reflexiona sobre sus contradicciones morales. Observa que en las cortes, donde debe haber justicia, hay maldad e iniquidad. La respuesta de fe a la presencia del mal en un mundo gobernado por un Dios justo es que Dios juzgará un día tanto al justo como al pecador. Dios, en Su propio tiempo, resolverá esta contradicción—impartirá un justo juicio tanto sobre justos como sobre pecadores. Sin importar cuán desesperadas sean las condiciones opresivas, esta solución debe verse como una actitud emotiva del momento, no como una filosofía de vida. Que nos envidien por nuestros logros es algo malo, pero luchar para obtener logros que humillen al prójimo es peor. Podemos sobrellevar casi todas las cargas si tenemos un amigo con quien compartirlas. Uno de los mayores males de la vida es estar solo. Para enfrentar la soledad, el pasaje del 4:9-12 habla del valor que tiene el trabajo en grupo. Dos son mejor que uno pues saldrán bien librados en lo que realicen. Cualquier servicio que se presten el uno al otro les será devuelto en otra forma. La comunión y cooperación humanas producen ayuda mutua, calidez y protección. “Cordón de tres dobleces no se rompe pronto” sugiere que, si dos son mejores que uno, contar con tres es aún mucho mejor. Para que el hombre tenga amigos, debe ser amistoso. El que busca hacer el bien en su vida, rara vez sufrirá los agudos dolores de la soledad.

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Uno de los hechos de la vida que el hombre debe enfrentar es que Dios es el Creador y él es el creado. Por tanto, debemos rendirle cuentas a Dios. La adoración en un encuentro cara a cara es nuestra más importante oportunidad y obligación. El capítulo 5 nos enseña a ser reverentes en la presencia de Dios para gozar de Su total y gozoso beneplácito. Dios está arriba y es santo, por tanto, tener un asombro reverente es siempre lo más adecuado en Su presencia. Estar listos para escuchar indica receptividad. Siempre es mejor escuchar al Espíritu Santo que esforzarse intensamente en decirle a Dios lo que deseamos que Él escuche. Escuchar implica obediencia, por eso la traducción dice: “Acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios”. Un necio actúa mal—incluso en su adoración. Un voto es esencialmente un contrato con Dios. Es un compromiso que hacemos con Él, así que es peligroso no tener cuidado de cumplir esas promesas. “Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla”. Paga tu voto. Porque “mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas”. Siempre y cuando los cumplamos, los votos que le hacemos a Dios en momentos de confrontación con Él tienen poder para llevarnos a más altos niveles de devoción y servicio; pero una promesa que se rompe pone en peligro nuestra posición ante Dios y socava la misma estructura de nuestro carácter. “Teme a Dios” suele ser la sana exhortación bíblica para reverenciar a Dios y obedecerlo. Si se entiende así, es un resumen adecuado de toda esta sección. Dios está tan arriba y el hombre tan abajo, que lo mejor es evitar a Dios lo más posible. Jesús nos dice que Dios es un Padre amable y razonable. Debemos amarlo y obedecerlo, pero dentro de esa relación debemos hallar comunión gozosa en Su presencia—compartimos con Él nuestras alegrías, nuestros errores y nuestros problemas, cualesquiera que sean. Dios es un Compañero digno de ser buscado, no un ser poderoso y austero a quien debemos temer y de quien debemos alejarnos. El versículo 5:9 sugiere que, a fin de cuentas, los costos del gobierno se cubren con el ingreso del obrero y que incluso los agricultores que son explotados por el rey están en mejor condición que los agricultores que no tienen gobierno. Un país prospera bajo la mano de un rey que sabe ejercer control. El control social es necesario en una comunidad agrícola establecida, y se necesita aún más control en el caso de millones de personas que viven en ciudades hacinadas. En el 5:10-12 se nos dice que la riqueza es una bendición de dos caras. No debemos preocuparnos si nos están cobrando muchos impuestos o si no podemos acumular riquezas. Éstas, en el mejor de los casos, son una bendición de dos caras. Empecinarse en adquirir recursos, haciendo de ello nuestro principal interés, es algo frustrante: “El que ama el dinero, no se saciará de dinero”. A menos que haya riqueza en el corazón, los hombres descenderán a la tumba con las manos vacías. Jesús nos pide que recordemos que “la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15). ¿De qué nos sirve tener más dinero si esto nos exigirá más trabajo? El exceso de comida del rico y la preocupación que le acarrea su riqueza le roba el sueño. Pero el hombre trabajador duerme bien, porque su trabajo es físico y no tiene preocupaciones. Muchas veces la riqueza se pierde (5:13-17) y cuando esto sucede el padre no tiene herencia que dejarle al hijo. La referencia es al padre y no al hijo. La última parte del versículo repite el dato obvio de que acumular riqueza es algo vano porque el hombre no puede llevarse consigo nada de Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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su trabajo. A la hora de su muerte no hay riqueza tangible que muestre el trabajo de la vida. ¿De qué le aprovecha tanto esfuerzo y haber tenido días de tristeza, privación, profunda ansiedad, incomodidad y arrebatos de ira? En el capítulo 5, versículos 18 al 20, el Predicador da su propia opinión sobre cuál es la actitud correcta hacia el dinero: “He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo.” Esto es lo más parecido a una fórmula para llevar una vida placentera que nos da Eclesiastés. Es mejor que el hombre goce de su trabajo y del fruto de su esfuerzo a que se angustie o se preocupe por ello. Incluso el hombre que tiene riqueza y bienes no debe obsesionarse esas cosas. Debe mantenerse interesado y ocupado en cosas constructivas, sin importar cuánta riqueza posea. Pero aquí nuevamente se le escabulle al escritor una fascinación casi mórbida por la muerte. La mejor razón que el hombre puede tener para tener actividad es que “no se acordará mucho de los días de su vida”. La actitud de no aferrarse a la riqueza es algo bueno, pero ¡mucho mejor es cuando esa actitud está acompañada de una radiante fe cristiana! Para Kohélet, todos los valores humanos son relativos porque ninguno le permite al hombre alcanzar su verdadero propósito. En cuanto a esto, el Predicador es un antecesor de Pablo; lo que le falta es la claridad y convicción que tiene el apóstol sobre su propósito y sobre el amor y poder de Dios por el cual ese propósito ha sido dado. Cuando este propósito forma parte viva de la fe del hombre, Dios en verdad responde llenando de gozo el corazón.

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN 13

1. ¿Cuál es el término hebreo para “Eclesiastés” y qué significa?

2. Aunque la persona que habla en Eclesiastés comparte el espíritu osado de Job, ¿qué es lo que busca?

3. ¿Por qué la frase “vanidad de vanidades, todo es vanidad”, que aparece en Eclesiastés, contrasta con la sabiduría de Proverbios?

4. ¿Cuál es el principal objetivo del Predicador?

5. ¿Cuál es el tema básico de Eclesiastés y cómo se suaviza?

6. ¿Cuáles son los tres rasgos del pensamiento de Kohélet?

7. ¿Qué hace el hombre para procurar el bien mayor y al hacerlo, qué descubre?

8. ¿Qué quiere decir “las generaciones de camisas con mangas no suelen ser más de tres” y cómo nos orienta en cuanto a la riqueza?

9. ¿Cuáles deben ser los sentimientos para acumular riqueza?

10. ¿Cómo resume el Predicador lo que la Biblia enseña sobre un universo moral?

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NOTAS DE LA LECCIÓN 14 ECLESIASTÉS, CAPÍTULOS 6:1—12:14 LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumen 3)

En Proverbios, Jesús está al inicio de todo. En Eclesiastés está al final. La sabiduría de Proverbios es piedad. La sabiduría de Eclesiastés es prudencia y sagacidad. Eclesiastés es la autobiografía del alma, o el libro de la experiencia. “Vanidad” es la palabra clave. Eclesiastés 2:11 dice: “Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era en vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol.” No tenemos que salirnos de la Biblia para hallar una filosofía puramente humana de la vida. Dios nos ha dejado en el libro de Eclesiastés un registro de todo el pensamiento humano y todo lo que la religión natural ha podido descubrir sobre el significado y propósito de la vida. Los argumentos del libro, por tanto, no provienen de Dios; este libro es el registro de Dios sobre los argumentos que hace el hombre. Esto explica por qué algunos pasajes son tan diferentes del resto de la Biblia (véanse 1:15; 2-24; 3:3-4,8, 1, 9-20; y 8:15). El escritor es Salomón y el libro es una autobiografía drástica de su experiencia que incluye reflexiones del tiempo en que tuvo comunión con Dios. Salomón fue sabio, pero no siguió su propia sabiduría. Eclesiastés tiene su origen en su trágico pecado de abandonar a Dios y buscar satisfacción en la filosofía y la ciencia que existe “bajo el sol”, cosas que se basan sólo en especulación y raciocinio. Por tanto, es inevitable que el libro infiera que “todo es vanidad y aflicción de espíritu”. El mensaje de Eclesiastés es que, lejos de Dios, la vida está llena de cansancio y desengaño. Para Salomón, el problema era cómo hallar felicidad y satisfacción lejos de Dios (1:1-3). Buscó satisfacción en la ciencia (1:4-11), pero no obtuvo respuesta. La buscó en la filosofía (1:12-18) pero fue en vano; procuró el placer (2:1-11), la alegría (v. 1), el vino (v. 3), las construcciones (v. 4), las posesiones (vs. 5-7), la riqueza y la música (v. 8) pero nada produjo fruto. Intentó el materialismo (2:12-26), el fatalismo (3:1-15), y el deísmo (3:1—4:16) pero, igualmente, todo esto fue en vano. La religión natural (5:1-8), la riqueza (5:9—6:12) e incluso la moralidad (7:1—12:12) probaron ser también infructuosos. La conclusión está en Eclesiastés 12:13, y es lo mejor que le puede ocurrir al hombre bajo la ley. Es interesante notar el lugar que tiene la juventud en el argumento (11:9—12:1). Debemos empezar a conocer a Dios desde jóvenes si queremos hallar vida que valga la pena vivir.

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Recordemos, Eclesiastés sólo nos muestra lo máximo que el hombre puede lograr mejor lejos del evangelio de la gracia de Dios. Al repasar los capítulos 1 a 7 de Eclesiastés, vemos que Salomón somete a toda clase de pruebas la gran pregunta de “¿vale la pena vivir?”. Salomón la ha sometido a prueba al máximo. Ningún hombre puede hacerlo mejor o contarlo mejor y la respuesta que ofrece no nos consuela sobre la vida presente. Eclesiastés 1 nos dice: ¡Prueben la sabiduría! ¿Qué cosa mejor a esa hay en todo el mundo? Salomón declara: “Dediqué mi corazón a conocer la sabiduría”. Sin embargo, se vio forzado a exclamar: “Vanidad de vanidades... Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor” (vs. 17, 2, 18). Esto tiene validez sólo para la sabiduría que es puramente terrenal, pero el Salmo 111:10 nos dice que “el principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Eclesiastés 2 nos dice: ¡Prueben el placer! “Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad” (v. 1). Esta es su conclusión deliberada. No debemos sacrificar la verdadera felicidad por el placer cuestionable. Debemos siempre procurar hacer de nuestra recreación una recreación. La filosofía ha fallado, dice el predicador, así que debe intentarse la fiesta. Música, baile, vino, cuentos divertidos, agudezas astutas...eso es lo que ahora hay que cultivar. Se les da la bienvenida a los payasos en la corte, donde antes imperaba la profunda filosofía. Los salones del palacio resuenan con risas y gozo. Sin embargo, al poco tiempo todo esto empalaga al rey, quien llega al punto de decir que la risa es locura y la alegría inane (vacía, necia, tonta) (vs. 1-2). La alegría es algo admirable. Una risa en el momento apropiado es algo que deleita, pero la persona que siempre está riendo aburre. ¡Prueben la arquitectura (2:4)! El predicador se torna práctico. Se dedica a las grandes obras del estado. Acueductos, fuentes, palacios y otros edificios públicos ocupan sus pensamientos. Mira con desdén a los bufones de palacio y les da la bienvenida a los arquitectos. Pero la emoción de construir pronto se desvanece. ¡Prueben la jardinería (2:5-6)! Los viñedos, los jardines, las huertas de flores raras y plantas tropicales entran en furor. Jerusalén y sus alrededores florecen como el Jardín del Edén. Pronto este nuevo juguete que ha entretenido un rato al niño es dejado a un lado. ¡Prueben la cría de ganado y la colección de obras de arte (2:7-8)! El rey pasa a criar ganado y a coleccionar obras de arte, e incluso se convierte en un músico aficionado (v. 8). El palacio se llena de coros y orquestas. Pero aunque la música “es deleitosa” no tiene poder para producir felicidad permanente. ¡Prueben vivir una vida justa con discreción (cap. 3)! Pero de nuevo, “¿qué se gana con eso?” ¡Vanidad de vanidades! ¡Prueben la filosofía estoica (cap. 4)! Sin duda, esto también es vanidad, se lamenta el predicador: “Vanidad y aflicción de espíritu” (v. 16). Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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¡Prueben el ritualismo o religión formal (cap. 5)! Estén seguros de “cumplir todo lo que se ha prometido” (v. 4). Esto también es vanidad. Al iniciar el capítulo 6, se hace una relación con el tema del capítulo 6. En los versículos 1 y 2, Salomón continúa reflexionando sobre los desengaños que producen las riquezas, y afirma: ¡Prueben las riquezas! Él era un hombre a quien Dios le había dado riquezas. ¿Pero qué de bueno había en ello? “Dios no le da la facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad y mal doloroso” (v. 2). Muchos están de acuerdo con Salomón en cuanto a lo vacíos que son los placeres, pero creen que el dinero es la mayor meta en la vida. Jesús nos dijo que buscáramos primero el reino de Dios y Su justicia, para que todas esas cosas nos fueran añadidas. Tanto en los versículos 1 y 2, como en los versículos 3 al 6, se ejemplifica la premisa expuesta en el 5:18-19, que sostiene que el gozo es un don de Dios, y la paz de mente es el mayor bien que puede proporcionar la vida. Entre los hebreos, una familia grande y una larga vida eran consideradas grandes bendiciones. Pero incluso éstas podían ser algo menos que inútiles. Toda la vida humana es una búsqueda de gozo, pero de un gozo que es vano y no produce verdadera satisfacción. Incluso la sabiduría es insuficiente. ¿Qué ventaja tiene el sabio sobre el necio, el hombre que medita sobre el que vive sin reflexionar? Nuevamente, el Predicador llega a la insatisfactoria respuesta: Debemos hacer lo mejor que podamos mientras vivamos. Puesto que el sabio, cuyas metas son más altas—“el deseo que pasa”, no tiene nada mejor que el necio que sólo busca el placer, ¿para qué esforzarse? Es mejor estar contento con lo que se procura fácil y naturalmente. La “vanidad y aflicción de espíritu” se puede aplicar a toda esta sección (caps. 7-9). Cuán impresionante es la evidencia a lo largo de todo el Eclesiastés de que, aunque Salomón, el pródigo, intenta al máximo demostrar que la vida es inútil y no vale la pena vivirse, el Espíritu Santo lo utiliza para probar que esas conclusiones son el triste efecto de vivir “bajo el sol”—es decir, ignorando al Señor, alejados de Dios el Padre, sin tomar en cuenta al Espíritu Santo, ¡pero presenciando los misterios de la vida y la naturaleza! A menos que la riqueza esté en el alma, los hombres descienden a la tumba con las manos vacías. El capítulo 7 nos dice: ¡Prueben la reputación! “Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento” (v.1). No duramos mucho en este mundo. Nos olvidan pronto una vez que morimos. ¡Vanidad! El capítulo contiene un grupo de proverbios y otras breves observaciones que están unidos por el tema de aquello que tiene sentido en nuestro tipo de mundo. La serie se sigue basando en la pregunta que aparece en el 6:12: “¿Quién sabe cuál es el bien del hombre en la vida?” El capítulo inicia con un sabio consejo: Si deseas tener una vida efectiva, vive en una manera que forje una buena reputación. La oportunidad en la vida suele depender de la imagen que tengan de nosotros nuestros asociados. En el Oriente, los hombres suelen usar perfume para ser socialmente más aceptables. Pero para ser aceptados realmente el buen nombre es mejor que el ungüento (perfume). Un acercamiento serio a la vida es mejor que una actitud feliz. La vida es más un negocio que una fiesta. Adoptar esta creencia lleva a desear las mejores decisiones y la mejor reputación. Es Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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mejor el sufrimiento que la risa, porque los tiempos de sufrimiento nos hacen pensar con seriedad. En esos casos, la mayoría de los hombres se prueban a sí mismos en el tribunal de su propia conciencia, y resuelven enmendar su vida. Un juicio sólido es saber qué datos rechazar, así como saber cuáles aceptar. En el 7:5-10 el Predicador señala algunas cosas que la persona sabia debe evitar. Este pasaje expone el tema del “Consejo bíblico para las personas sabias de Dios”: (1) No seguir el mal consejo, (2) no juzgar según circunstancias sin importancia, (3) no decidir con base en imprevistos, (4) no ser impaciente, (5) no enojarse y (6) no quejarse de los tiempos. Los versículos 11 y 12 del capítulo 7 nos retan a buscar la sabiduría. Muchos se preguntan de qué sirve la sabiduría sin dinero. Al respecto, Clarke comenta: “El dinero es el medio para sostener nuestra vida animal, pero la sabiduría—que es la religión del verdadero Dios—da vida a quienes la poseen. El dinero no se gana el favor de Dios, ni le da vida al alma.” Los versículos 13 y 14 nos aconsejan depender de Dios. Samuel Cox escribe: “Dios teje las providencias y las oculta. a fin de que incapaces de ver el futuro, aprendamos a confiar en Él más que en cualquier bien terrenal. Por tanto le conviene al hombre aceptar tanto lo derecho como lo torcido, lo malo como lo bueno de la mano de Dios, y confiar en Él sin importar lo que venga.” Los versículos 15 a 18 del capítulo 7 respaldan una postura entre un legalismo moral, por un lado, y una liberalidad moral total, por el otro. Es un llamado a ser sabios a la hora de hacer juicios morales. Clarke hace este comentario: “No multipliquen la maldad; no se opongan en forma directa a la santidad por resto de sus maldades. ¿Por qué provocar a Dios para que los destruya antes de su tiempo?” El hombre que teme a Dios cumplirá sus responsabilidades en cada caso, es decir, conservará una actitud digna para con todos los hombres. En los versículos 19 y 20 se nos recuerda que la sabiduría es buena, pero ningún hombre es perfecto. Aunque no se habla del pecado en un sentido de “clara violación contra la voluntad de Dios”, la interpretación aquí probablemente es que no existe un hombre absolutamente bueno, un hombre que no tenga alguna falta moral. El consejo de los versículos 21 y 22 es no molestarse por lo que oigamos, porque con toda seguridad algunos nos criticarán en todo lo que digamos o hagamos; debemos simplemente recordar que “tú también dijiste mal de otros muchas veces”. Examinemos con cuánta veracidad se afirma aquí que nosotros también somos chismosos. En lugar de seguirles la pista a los chismosos, examinémonos a nosotros mismos. Se nos anima mucho a recordar lo que la Biblia afirma sobre la crítica injusta: “Y el Señor la oyó” (Números 12:2). Si Él lo ha escuchado, y le pertenecemos a Él, no debemos preocuparnos mucho por eso. En el capítulo 7, versículos 23 y 24 se dice que no somos omniscientes. Moffatt ha traducido este pasaje de esta forma: “Pensé en volverme sabio, pero la sabiduría siempre estuvo más allá de mi alcance. La realidad está más allá de mí; yace en lugar profundo y nadie puede poner las manos en el corazón de las cosas.” El autor concluye el capítulo diciendo que debemos recordar que hay perversidad en los hombres. Admite que, tanto en hombres como en mujeres, hay una fuerte tendencia hacia hacer el mal. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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El capítulo 8 trata cuál es la sabia conducta que debe tener el que vive bajo un gobierno autocrático y cómo debe ajustarse a un mundo imperfecto. El escritor termina el capítulo 8 con versículos que tienden a parecerse a un sermón. Ese pasaje, que se puede titular “la lucha por la fe” se subdivide de esta forma: (1) Una aseveración de la fe (8:10-13), (2) cuando falta la fe (8:14-15), y (3) caminar por fe—si es que del todo caminamos (8:16-17). Cuando la razón llega al límite de su capacidad, es la fe la que ilumina el camino que hay más allá. El espíritu del hombre debe vivir por esta fe. Como lo dice Job: “Yo sé que mi Redentor vive...y al fin...he de ver a Dios” (Job 19:25-26). En la siguiente sección de Eclesiastés (9:1—10:20) se habla de las injusticias de la vida en las manos de Dios. Las reflexiones sobre la muerte (9:1-8) nos dicen que: (1) la muerte les llega a todos (9:1-3), (2) la muerte parece ser algo muy terminal (9:4-6), (3) hay que disfrutar la vida cuando se puede (9:7-10), (4) hasta los más sabios morirán (9:11-12), y (5) la sabiduría es mucho mejor que la fuerza (9:13-18). El capítulo 10 habla de la sabiduría y la necedad. (1) Aunque sea poca, la necedad puede arruinar una vida (10:1-4). ¿Cuál es la naturaleza de la necedad y cómo puede uno identificar que uno mismo o los demás tienen necesidad de sabiduría? ¿Cómo se puede corregir esto? La sabiduría significa buen juicio; juicio sólido que implica conocer los hechos correctos y colocarlos en su debido orden. Para ser sabio, el hombre no debe hacer juicios ignorantes o apresurados. Las acciones y palabras del necio publican su necedad. La publican (1) hablando demasiado y pensando poco, (2) haciendo juicios apresurados sin tomar en cuenta los hechos, (3) dando opiniones rápidas y firmes sobre todo y (4) actuando como si siempre tuvieran la razón y los demás siempre estuvieran equivocados. Eclesiastés 11:1-8 comprende la siguiente sección y trata sobre cómo invertir mejor la vida. El escritor se va acercando al final de su investigación sobre el significado y el propósito de la vida. Ha enfrentado mucha frustración y con frecuencia ha caído en el pesimismo o la mediocridad, pero sus conclusiones finales son optimistas y valiosas. Nos da tres puntos que bien pueden ser un mensaje para todos, incluso para los jóvenes: (1) Seamos generosos—vivamos con generosidad (11:1-3), (2) seamos trabajadores—vivamos industriosamente (11:4-6), (3) estemos gozosos—vivamos con gozo (11:7-10) y finalmente (4) vivamos viendo el mañana (3b, 8b, 9b). En el pasaje final de Eclesiastés (11:9—12:14), el escritor resume las conclusiones a las que ha llegado en su búsqueda del significado de la vida. Sigue siendo pesimista, pero al menos tiene frente a sí todos los elementos esenciales—juventud, vejez, muerte y la responsabilidad del hombre de “temer a Dios y guardar sus mandamientos”. Del 11:9 al 12:8 se pone la vida terrenal en perspectiva. Esta sección se divide en tres partes: 1.

Juventud, muerte y rendirle cuentas a Dios (11:9—12:1a). La sabiduría exige que se analicen todos los hechos correctamente antes de llegar a una conclusión. Los hechos de la vida son: (a) las energías y los gozos de la juventud, (b) el declive inevitable de las energías naturales en la vejez, (c) la certeza de la muerte y (d) la responsabilidad del hombre de rendirle cuentas a Dios sobre su mayordomía de la vida. El mayor bien de la vida debe decidirse teniendo estas cosas presentes. Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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El consejo más importante para la vida es el que aparece en el 12:1: “Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud”. La vanidad de la niñez y la juventud se resume sencillamente en que son etapas que no duran para siempre. Adam Clarke sugiere el siguiente esquema para este pasaje: (1) No somos de nosotros mismos, (2) debemos recordar al Creador, (3) debemos recordarlo en nuestra juventud, y (4) debemos recordarlo ahora. 2.

La vejez (12:1b - 5). Los “días malos” que se mencionan aquí refieren a la vejez, no a la muerte. El mal de esos días es porque conllevan miseria y limitaciones. Las primeras experiencias de la vida nos dan gozo. La vejez se retrata como un tiempo de penumbra y de oscuros días de invierno. Los apetitos naturales dejan de funcionar como lo hacían en las primicias de la vida.

3.

La muerte como parte de la vida (12:6-8). Así como es cierto que la noche sigue al día, la muerte sigue a la vejez.

En los últimos versículos del capítulo 12 (9-14) el escritor elogia y resume su pensamiento. Algunos comentaristas creen que fueron añadidos por un discípulo, pero esa suposición no es necesaria, porque no hay cambios en el vocabulario ni en el estilo, y porque otros escritores inspirados también elogiaron su consejo. El Predicador no sólo es sabio, sino que también se ha esforzado por ser maestro, es decir, por compartir su sabiduría con otros. Pero como verdadero hombre de Dios, el Predicador no ha permitido nunca que su estilo oscurezca su mensaje; lo que ha escrito son palabras de verdad. El hombre de Dios conoce la importancia del intelecto (9:17-18) pero también está consciente de sus limitaciones (8:17). En los versículos 13 y 14 del capítulo 12 vemos la respuesta de Dios a la búsqueda del hombre. La actitud final de Eclesiastés es ésta: “Lo que ya está escrito es suficiente”. Esta declaración habla claramente de la revelación divina. Hay un Dios en el cielo al cual todos los hombres deben temer. Nos ha dado mandamientos y espera que los guardemos. Esa es la única obligación del hombre, el deber de cada uno. Dios es un Dios santo y Su interés es la santidad moral de los hombres. El escritor presenta una búsqueda del mayor bien del hombre. Una y otra vez la mejor respuesta que encuentra, basada únicamente en este mundo, es que hay que vivir la vida lo más cómodamente posible. Pero incluso en este mundo, el logro de metas dignas es mucho mejor que la simple comodidad.

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN 14

1. ¿Cuál es la relación de Jesús con Proverbios y Eclesiastés?

2. ¿Cuál es la palabra clave de Eclesiastés y, lejos de Dios, cómo es la vida?

3. ¿Por qué Dios nos dio el libro de Eclesiastés y qué sabemos sobre los argumentos del libro?

4. ¿Cuál es el problema que enfrenta Salomón y cuáles fueron las quince maneras en que intentó solucionarlo?

5. En los capítulos 1 a 7, ¿qué dijo Salomón para tratar de responder a la pregunta ‘Vale la pena vivir’?

6. Aunque Salomón intenta demostrar que no vale la pena vivir, ¿para qué fin lo usa el Espíritu Santo?

7. ¿Cuáles son los seis puntos que una persona sabia debe evitar y que en conjunto se pueden titular como “consejos para el pueblo sabio de Dios”?

8. ¿En qué forma publican su necedad las acciones y palabras del necio?

9. Según Eclesiastés 11, ¿cuál es la mejor forma de invertir la vida?

10. Según Eclesiastés 12, ¿cuál es la única responsabilidad del hombre?

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NOTAS DE LA LECCIÓN 15 CANTAR DE LOS CANTARES, CAPÍTULOS 1:1—8:14 LIBRO DE TEXTO: Comentario Bíblico Beacon (volumen 3)

INTRODUCCIÓN El título en hebreo para este libro—Cantar de los Cantares—es una repetición de palabras, que es el estilo hebreo para indicar que se trata del “más fino de los cantos”, así como “rey de reyes” significa el más grande rey, y el “lugar santísimo” es el lugar más santo en el Templo. Esta forma de decir las cosas enfatiza la calidad superlativa. Este canto, entonces, es el mejor o más excelente canto, el “canto más fino”. ¿Pero en qué sentido puede ser llamado este libro “el canto más fino”? ¿Tiene algún valor religioso, y si lo tiene, cuál es? Los comentaristas concuerdan en que el Cantar de los Cantares es un poema que tiene como tema el amor. Fuera de esto, difieren muchísimo en cuanto a la interpretación. El Dr. Eugene Carpenter, Director de Estudios Superiores y Profesor de Antiguo Testamento y Lenguas Bíblicas en la Universidad Bethel, escribe en la Biblia Wesley que este libro es una extensa ilustración o parábola de la belleza, la pureza y la solidez que el escritor ha encontrado en el amor, cuando ese amor se procura con honor e integridad. Es una celebración del amor entre dos personas creadas a imagen de Dios. La calidez e intensidad de los amantes entre sí es un rico simbolismo del antiguo Cercano Oriente. Las figuras literarias, que a veces parecen ser grotescas en el pensamiento moderno, eran parte de las expresiones culturales del antiguo mundo oriental del cual proviene este libro (véase 4:1 y 4). Si bien el fin del libro es meditar sobre el amor humano, los amantes de Dios, tanto judíos como cristianos, han visto tipificado en este libro el amor entre Dios y Su pueblo. Algunos afirman incluso que tal es el fin del libro. Aunque hay muy poca evidencia que respalde este punto de vista, es válido decir que todo lo que es bueno y verdadero en el amor humano se magnifica en la relación con Dios. Antecedentes. El antecedente literario del libro es el movimiento sapiencial en Israel. La producción de poesía, lírica y proverbios fue parte de esa tradición. En el Cantar de los Cantares, el escritor se dedica básicamente a escribir cantos de amor. La pompa y circunstancias que describe el libro traen a la mente la corte real de Salomón. Pero las muchas referencias a la naturaleza, las colinas y los jardines sugieren también que el autor o compilador era alguien familiarizado con esos entornos. Aunque es evidente que a nivel político, económico y social, el contexto es claramente la época de Salomón, el tema del libro rechaza, y quizás también ataca, los múltiples matrimonios políticos y el concubinato impropio en el que Salomón cayó.

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Autor y fecha. En el 1:1 se menciona a Salomón, pero la construcción hebrea es ambigua y no indica necesariamente que él sea el autor del libro. Las palabras pueden bien significar “para Salomón” o simplemente “a la manera de Salomón”. Hay otras referencias a Salomón en el libro, pero no implican que él sea el autor. Es más, es difícil relacionar el amor honorable que se describe en este libro con el comportamiento promiscuo de Salomón en su etapa adulta. Las referencias de Salomón aparecen en tercera persona, lo cual hace posible que este libro haya sido escrito en honor a un “Salomón ideal”. Probablemente se refieren al estilo y la forma en que Salomón habría compuesto cantos de amor. Es posible que Salomón haya compuesto algo del material, pero el grueso de libro probablemente fue dispuesto por un admirador de la habilidad salomónica como sabio y dotado literato de Israel. La fecha de la forma final de libro es difícil de determinar. Parte del contenido refleja la era de Salomón, pero hay construcciones gramaticales que sugieren una fecha relativamente tardía para la forma actual del libro. Es más, al menos hay dos palabras prestadas del griego en el texto, lo cual favorece una fecha más tardía. Sin embargo, incluso estas características hacen pensar en una fecha posterior al año 330 antes de Cristo. Los muchos entornos del libro apuntan al período persa (539 a 330 a.C.). Pero sin importar si se compiló o escribió después de esa fecha, el libro refleja sin duda el entorno de la época salomónica. Resumen del libro. El libro ha sido interpretado en muchas formas, y hasta ha habido intentos de adecuarlo al teatro griego por causa del coro (las hijas de Jerusalén). Algunos han intentado crear un guión donde una campesina (la sulamita) es llevada al harén del rey (quizás Salomón) que la admira extravagante pero infructuosamente, porque el corazón de la muchacha está prendado de su amante campesino. Otros han intentado convertir el libro en una historia del amor en proceso entre un joven rey y su primera esposa. Pero la variedad de estos intentos son la clave que revela que no hay un guión intencional. Este libro es, más bien, una colección de poemas de amor en forma de diálogo que siguen, en general, el despertar del amor. La unidad se logra gracias a que se describe uniformemente la persistencia, la intensidad y el verdadero énfasis de la vida. El esbozo del libro revela que hay unidad en los poemas y también un cierto grado de desarrollo. Muestra también la fuerza del diálogo usando distintas formas literarias. Al leer el libro en la nueva versión Reina Valera debe tenerse presente que la identificación de los hablantes no forma parte del texto original hebreo, sino que esto ha sido determinado por el número, género y persona que revelan las palabras hebreas. El libro se divide en cinco secciones: I. II. III. IV. V.

El deseo de amar, 1:1—2:7 El enamoramiento, 2:8—3:5 La celebración del amor, 3:6—5:1 La ansiedad del amor, 5:2—6:3 La consumación del amor, 6:4—8:14

I.

El deseo de amar (1:1—2:7)

El punto de partida es la llegada de una doncella sulamita a la casa de veraneo del rey, situada a los pies de los Montes del Líbano, en un jardín enrejado. Es la primavera. La doncella ha sido raptada de su hogar, o quizás, estando en un estado mental de confusión, ha consentido en acompañar el carruaje del rey. Al detenerse el carruaje, a la sulamita la rodean “las hijas de Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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Jerusalén” que formaban el harén del rey en esta casa de campo. Al darse ella cuenta de su situación, se siente invadida de una gran nostalgia por su amado y clama: “¡Oh, si él me besara cn besos de su boca”. Las doncellas le aseguran a la sulamita que su gran belleza le tiene un futuro asegurado. Pero en temor y en vano la muchacha llama al cochero que ha partido: “Atráeme, en pos de ti correremos” (v. 4). El carruaje sigue su camino y deja atrás a la sulamita que debe enfrentar lo que viene. El siguiente episodio, que concluye en el 2:7, tiene lugar en uno de las cámaras de las mujeres que había en esta residencia campestre del rey. Aquí se ha planeado que Salomón se encuentre por vez primera con la sulamita. Ella y las “hijas de Jerusalén” (parte del harén del rey) parecen ser, al principio, las únicas que están allí. La muchacha exclama con incredulidad y asombro y sus compañeras le contestan dándole ánimo. Debe notarse que este libro es el único en la Biblia cuyo contenido se expone en su totalidad por boca de los hablantes. La muchacha les implora a sus compañeras que no la miren pues su piel es morena. Explica que sus hermanos, enojados con ella, la castigaron dejándola bajo el ardiente sol palestino para que trabajara los viñedos y que, por eso, ella no pudo cuidar su complexión y persona. La muchacha empieza a contar sobre su casa y el anhelo que tiene por el pastor a quien ama y ha dejado allá. Las compañeras del harén se disgustan con la sulamita porque prefiere a un rústico pastor por encima de las atenciones del rey, y nadie puede predecir lo que habría sucedido ante este inicio de pleito en el harén si Salomón mismo no hubiera aparecido en ese momento en escena. El rey elogia grandemente a la muchacha por su belleza y gracia, y la compara con una “yegua de los carros de Faraón”. Esto en ninguna forma sería un cumplido en otras culturas, pero en las tierras orientales expresaba la más alta admiración. El rey le promete costosas joyas, pero la muchacha declara que ama a otro. Enamorado de la sulamita, y no aceptando su reticencia, el rey insiste, pero la muchacha afirma que su vida es sencilla y que ama los campos y los bosques, no las atracciones de las casas del rey. II. El enamoramiento (2:8—3:5) En esta sección, la sulamita describe una visita de su pastor enamorado mientras ella está cautiva en la casa de campo del rey. Esto se puede entender como una narración histórica, pero es más probable que se trate de un soliloquio. Es en este modo de expresar el contenido que el Cantar de los Cantares difiere de los demás libros de la Biblia. Todo el contenido del libro se expresa por medio de las palabras de los interlocutores. El corazón y los pensamientos de la muchacha están con su amante ausente; su vívida imaginación la acerca a él, al punto que cree escuchar su voz como en tiempos anteriores, así que canta para sí misma estos versículos. El pasaje del 2:10-14 es un canto de amor de singular belleza, adornado con palabras referentes a la naciente estación primaveral. A los ojos del amor, la naturaleza está llena de significado. El versículo 2:15 lanza el dicho: “Las zorras pequeñas echan a perder las viñas”. Despreciar las pequeñas cosas en las relaciones del amor es ignorar completamente los hechos importantes de la vida. Es en las pequeñas cosas donde con frecuencia se halla la felicidad o el sufrimiento—un pequeño recuerdo, una pequeña omisión. Lo que es cierto en nuestra interrelaciones es igualmente cierto en nuestras relaciones con Dios. ¡Y cuán numerosas son las pequeñas zorras! Los pequeños compromisos con el mundo, la desobediencia a la pequeña y suave voz en las cosas menores, las pequeñas Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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indulgencias de la carne que nos hacen descuidar los deberes, los pequeños trazos de política, el hacer lo malo en las pequeñas cosas para lograr algo bueno—todo eso sacrifica la belleza y los frutos del viñedo. En el pasaje del 3:1-5, la sulamita y las mujeres están otra vez juntas en el apartamento de la casa de veraneo del rey. Ella les cuenta que el amor que siente por su amado pastor llena sus sueños y en esos sueños, ella ha expresado su determinación de escaparse y hallarlo. Este sueño, como muchos de los sueños de amor, tiene un final feliz. La sulamita encuentra a aquel por quien su corazón suspira. No lo suelta hasta que lo ha llevado a la casa de su madre para consumar su matrimonio. La sulamita les pide a las mujeres que no intenten más despertar en ella una pasión de amor por el rey, porque sólo hay uno por quien ella siente afecto puro. III. La celebración del amor (3:6—5:1) Al iniciar esta sección, se describe una procesión real que trae a Salomón y a la sulamita juntos. Se supone que Salomón ha traído una bella litera a la residencia veraniega para renovar su cortejo de la sulamita en procura de su amor. Todo el procedimiento tiene como fin impresionar a la joven con la gloria del rey. Los discursos parecen haber sido hechos por “las doncellas de Jerusalén” que acompañan a la sulamita. Las hijas de Jerusalén intentan decirle a la sulamita que todas las mujeres aman al rey, y que cualquier muchacha que sea llevada al palacio aceptará gozosamente su propuesta. En el pasaje del 4:1 al 5:1 la escena es probablemente una recámara del palacio de Jerusalén donde el rey espera a la sulamita. Desea conquistarla con su esplendor y con palabras de amorosa admiración. Salomón le canta su primera canción a la sulamita, hablándole de cuánto aprecia su belleza, y le lanza piropos sobre sus rasgos y figura. Sin embargo, la sulamita vuelve la cara como si deseara retirarse, y habla con un profundo suspiro sobre su hogar en la montaña. No responde a la admiración del rey. Para ella, los lugares altos del Líbano, de donde ha sido traída, son mucho más atractivos que Salomón en toda su gloria. Salomón canta una segunda canción, renovando su cortejo. Se torna más y más elocuente conforme se enamora y en un torrente de deseo, el dotado Salomón sigue adelante con su canto de amor. Pero este canto se detiene momentáneamente cuando la sulamita desvía la mirada, como si no escuchara esas palabras de amor y admiración. Las inflexiones de sus palabras parecen indicar que le cierra la puerta al ardor del rey. El rey se emociona mucho por esas palabras de la sulamita e, impaciente y presuntuoso, le contesta como si deseara consumar sus deseos usando su autoridad. Pero a pesar de este exabrupto, Salomón percibe que está siendo rechazado y deja el cortejo para otra ocasión. IV. La ansiedad del amor (5:2—6:3) En esta sección, la sulamita sigue en el palacio de Jerusalén. Las mujeres de la corte están nuevamente con ella. En el 5:2-5, la sulamita tiene un segundo sueño donde imagina que su amante ausente ha venido a buscarla otra vez, pero en vano. Las preocupaciones que ella tiene cada instante que está despierta se reflejan en sus sueños. Probablemente, se culpa de haber sido separada de él. Dice que le ha fallado y ahora está desesperada por redimir cada oportunidad en que no lo ha buscado anteriormente, pero no lo encuentra. En su sueño, la sulamita va más allá y Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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toma la iniciativa de recuperar a su amado, tanto así que los vigilantes creen que se trata de una mala mujer que recorre las calles en la noche. Se burlan de ella y le quitan el velo y es en ese momento que el sueño termina—pero no el anhelo de su corazón. Al no tener más recursos personales, la joven intenta pedir el apoyo de las hijas de Jerusalén. Sin embargo, en el clamor que se ve en el versículo 5:8 vemos el resultado de ser el único que lucha por una causa determinada. Las “hijas de Jerusalén” no logran entender cómo una mujer puede rechazar las atenciones del rey y preferir el amor de un pastor. Ellas mismas han aceptado el harén de Salomón como una forma de vida. Al principio sólo se habían burlado de la lealtad de la sulamita, pero ahora quieren entender sus razones. Por su devota fidelidad la joven tiene la oportunidad de explicarles cómo es su amado, quien para ella es completamente hermoso. Estas mujeres, n lugar de maltratar a la joven, ahora se interesan en el amor que profesa. Desean saber cómo es ese pastor a quien ella prefiere por encima del rey. El amor no ve falta en el amado y la sulamita no ve nada excepto perfección en su pastor amante. Una de las “hijas de Jerusalén” pregunta: “¿A dónde se ha ido tu amado?” y las mujeres reciben el encargo de darle el mensaje si lo encuentran. Las mujeres desean ayudarla a buscarlo, pero la sulamita les dice que su amado es exclusivamente de ella. En el pasaje del 4:12-15 y el 5:1, se describe a la sulamita como un jardín. Es razonable entonces que el versículo 2 refiera al amor mutuo que ella y su amado ya han conocido y que también aluda a una reunión esperada cuando se consuma el matrimonio. “Yo soy de mi amado y mi amado es mío” tiene las tonalidades de los votos del matrimonio cristiano: “Y seré tuyo o tuya mientras viva”. V. La consumación del amor (6:4—8:14) La escena cambia y Salomón visita nuevamente a la sulamita, buscando una vez más ganarse su afecto. Como persona diestra en el arte de hacer el amor, Salomón alaba la belleza de la joven y le expresa su afecto. La fría mirada de la sulamita debe haber apagado por un momento el ardor del rey. Su integridad es un formidable obstáculo para él. Pero este pretendiente no está acostumbrado a que lo rechacen. Renueva sus alabanzas excesivas y repite sus cumplidos anteriores. Aparentemente el rey se da cuenta que no está llegando a ninguna parte con su invitación acostumbrada para que la joven se integre a su corte como una más del harén. Por tanto, le ofrece un lugar especial. Le declara que, aunque ha tenido muchas esposas y concubinas, ella es simplemente la más atractiva de todas las hermosas mujeres de su corte. Es la única de su madre y debe ser la única para el rey. Cumplido tras cumplido, Salomón le insiste a la joven que todas sus rivales en la corte la ven y la bendicen. Le recuerda el momento en que las mujeres la vieron por primera vez a través de las cortinas de la litera de Salomón que la había llevado a Jerusalén. La referencia a que su presencia en Jerusalén es forzada le produce temor a la sulamita porque recuerda las circunstancias de su rapto. Rechaza el cortejo del rey recordándole que ella es una prisionera que está en obligación de escucharlo, y quizás en este momento ella hace el intento de alejarse de allí llena de indignación. Sin embargo, las doncellas interceden en beneficio de su amo y rey, y le dicen a ella cuán admirable sería su apariencia en un baile. La descripción de la forma humana en el pasaje del 5:10-15 es algo indiscreta para la mente occidental. Sin embargo, se nos recuerda que Dios, quien creó la magnificencia de la naturaleza, con su infinita variedad, Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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también creó el cuerpo humano en tal forma que es una obra maravillosa de sus manos. La belleza física y el deseo puro que tienen el esposo y la esposa (el novio y la novia) entre sí, son otros dones que Dios le da al hombre. Es la perversión de esos dones lo que es vil y debe ser condenado. Siguiendo el canto que hacen las mujeres y que inflama la pasión, el rey se acerca por última vez a la sulamita. Le expresa el deseo de abrazarla y gozar plenamente de su amor y belleza. Aparentemente estuvo peligrosamente cerca de tomar por la fuerza lo que no había podido ganar por consentimiento. Estas locas emociones deben ser frenadas sin destruir a la sulamita o al rey. Así que la joven toma nuevamente como recurso su estrategia más efectiva para evitar los avances del rey. Lo interrumpe de repente, toma el sentimiento que le brota de los labios y le describe a su propio amante, a quien ella llama para que venga y la lleve de vuelta a su casa en medio de los viñedos. El lenguaje de la sulamita es tan claro en su intención como infatuado es el exabrupto del rey. Pero es puro y casto porque está enmarcado dentro del marco de referencia planeado por Dios para el verdadero amor y el verdadero matrimonio. Después de esto, parece ser que Salomón no hace más avances, porque al final del libro no volvemos a escuchar de él ni de las mujeres de su corte. Convencido al fin de que no ganará el afecto de la sulamita—y quizás avergonzado por su férrea lealtad—la libera de su custodia. Por tanto, la Palabra de Dios deja ver que la influencia de una persona buena y fuerte puede estabilizar a la persona más débil y evitar que el impulsivo viva una vida alocada. La escena final del Cantar de los Cantares ocurre en el palacio campestre, cerca del hogar de la sulamita. Ella y su amado se han reunido después de haber sido ella liberada por Salomón y haber sido llevada desde Jerusalén hasta su hogar. Pasan por el lugar donde había nacido el amor entre la sulamita y el pastor. Ese lugar sin duda era doblemente sagrado para la sulamita porque allí también había nacido ella. El nacimiento al aire libre era algo común en ese tiempo. La sulamita declara su gozo de no pertenecer a Salomón y de estar en posesión total de sí misma. El drama concluye en el versículo 14 y los dos amantes, abrazados, salen de la escena, conscientes de que ha triunfado el verdadero amor. El pastor sabe que el amor de ella por él es “fuerte como la muerte”. Y así cierra este extraño libro. Es diferente de todos los demás en la Biblia, pero está en la Biblia. Creemos que Dios inspiró a quien lo escribió y a los que consideraron que debía tener un lugar en el canon de la Escritura. Es un libro sobre el amor entre un hombre y una mujer—uno de los maravillosos dones que Dios nos ha dado. Cuando llegamos al clímax del libro con su aseveración (8:6-7) de “porque fuerte como la muerte es el amor...las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos”, escuchamos a través de esas palabras el clamor del Evangelio en el sentido que el amor de Dios, encarnado en Jesús, es la única realidad que no puede ser destruida por nada, y se nos reta a vivir nuestra vida en esa fe. No es sólo fuerte como la muerte, sino aún más fuerte. El amor que enfrentó la muerte en la cruz se irguió en triunfo. Y, al revivir la relación del amor humano que el Cantar de los Libros Poéticos y Sapienciales, BI 222 NOTAS

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Cantares celebra—su totalidad, su santidad, su poder—se nos señala la relación aún mayor a la luz de la cual podemos decir: “Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestadoes, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:37-38). Una meta digna es algo mucho mejor que la simple comodidad.

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PREGUNTAS DE ESTUDIO DE LA LECCIÓN 15

1. ¿Cuál es el título hebreo del Cantar de los Cantares y qué significa?

2. ¿En qué cosas están de acuerdo y en desacuerdo los comentaristas en relación con el Cantar de los Cantares?

3. ¿Por qué son grotescas para el pensamiento moderno las figuras del habla?

4. Según nuestra charla, ¿cuáles son las cinco secciones del Cantar de los Cantares?

5. ¿Cuál fue el gran cumplido que le dio el rey a la sulamita y en qué se diferencia de lo que nosotros habríamos dicho hoy día?

6. De todos los libros de la Biblia, ¿qué es lo único que sólo hay en el Cantar de los Cantares?

7. ¿De dónde proviene el dicho “son las pequeñas zorras las que echan a perder los viñedos” y qué significa?

8. ¿Cuál era la invitación usual que el rey les hacía a las mujeres y, al no tener efecto en la sulamita, qué le ofreció él a ella?

9. ¿Qué cosa positiva y negativa debemos recordar sobre la descripción de la figura humana que se hace en el 5:10-15?

10. ¿Cuál fue el resultado final del rechazo que le hace la sulamita al rey?

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BIBLIOGRAFÍA Bullock, C. Hassell. Introducción a los Libros Poéticos del Antiguo Testamento. (An Introduction to the Old Testament Poetic Books) Comentario Bíblico Beacon; volumen 3 (Beacon Bible Commentary, Volume 3) Comentario de Clakre (Clarke´s Commentary) Eason, J. Lawrence. La Nueva Biblia, Estudio e Introducción (The New Bible Survey) Emmert, Dr. H.C. Charlas (Lecture Notes) Purkiser, W.T., ed. Explorando el Antiguo Testamento (Exploring the Old Testament) Hanke, Howard A. La Biblia Compañera de Referencia - Cadena Thompson (The Thompson Chain-Reference Bible Companion) Hendriksen, William. Estudio de la Biblia (Survey of the Bible) Comentario conciso del interpertador. Literatura y poesía sapiencial (Wisdom Literature and Poetry) Jensen, Irving L. Estudio del Antiguo Testamento (Jensen=s Survey of the Old Testament) Kidner, Derek. La sabiduría de Proverbios, Job y Eclesiastés (The Wisdom of Proverbs, Job & Ecclesiastes) Lockyer, Dr. Herbert. Todos los libros y capítulos de la Biblia (All the Books and Chapters of the Bible) Nueva Versión Reina Valera. Biblia de Estudio Wesley (The Wesley Study Bible) Stedman, Ray C. ¿Es esto todo lo que hay en la vida? (Is This All There is to Life?) Stedman, Ray C. Aventurándonos por la Biblia (Adventuring Through the Bible) Tryon, Rev. Charles A. Charlas (Lecture Notes) Wiersbe, Warren W. Sean pacientes (Be Patient) Wiersbe, Warren W. Encuéntrate en los Salmos (Meet Yourself in the Psalms) Zuck, Roy. Job (Job)

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