Libro Padres Que Impactan

January 24, 2018 | Author: Joel Gomez Alvarado | Category: Family, Adults, Morality, Decision Making, Truth
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Descripción: Obra para padres e hijos...

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Diseño y Fotografía: Diagramación: Corrección: Editor:

Dr. Omar Carballo Rodal y Mtra. Teresa Segovia de Carballo. FORUM18:20 e-mail: [email protected] [email protected] Cynthia Carballo Cynthia Carballo y Teresa Segovia de Carballo Ptr. Adán Garibaldi Ptr. Javier Hidalgo

Índice Prólogo Capítulo 1 El objetivo supremo de los padres en la crianza de los hijos Capítulo 2 Los valores esenciales y cómo transmitirlos a los hijos Capítulo 3 La relación padre-madre y su impacto en la seguridad de los hijos Capítulo 4 La madurez: elemento esencial para el éxito de los hijos Capítulo 5 Establecer reglas benefician el hogar Capítulo 6 La buenas relaciones padres-hijos contribuyen al éxito de los hijos Capítulo 7 Influencia del padre sobre los hijos Capítulo 8 Influencia de la madre sobre los hijos Capítulo 9 El autoritarismo y la paternidad Capítulo 10 La paternidad permisiva y su efecto en los hijos Capítulo 11 La paternidad negligente y su efectos en los hijos. Capítulo 12 El estilo de paternidad autoritativo Conclusión Bibliografía

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PADRES QUE IMPACTAN

PRÓLOGO La sociedad de nuestro tiempo se caracteriza entre otras cosas, por su capacidad de avanzar sin tregua en el desarrollo científico y tecnológico, lo que ha permitido a la humanidad superar grandes desafíos que en el pasado limitaban el bienestar y la vida de las personas. Los logros consolidados en ese sentido, han representado la solución a enfermedades que en el pasado eran incurables y/o mortales, el establecimiento de comunicaciones satelitales que hacen posible el encuentro virtual de personas situadas en diferentes latitudes del planeta, así como, la producción sistemática de una serie de artículos orientados a lograr una mayor comodidad, reduciendo el trabajo y el esfuerzo que antes era necesario invertir en las actividades cotidianas. No obstante, esta sociedad global, que se basa en la dinámica del conocimiento y en la expansión del consumo, padece una crisis que permean diferentes escenarios que van desde el económico, social y político; llegando incluso a instituciones, tales como las escuelas y las organizaciones religiosas, que antes eran consideradas baluartes inexpugnables de la cultura y la civilización. El génesis de esa crisis se sitúa en la organización social fundamental de la vida humana: La familia. La célula social primaria ha sido convulsionada, en las últimas décadas, por los cambios que ha traído consigo una forma de desarrollo que privilegia lo material y la competencia encarnizada entre los individuos y tiende a despreciar los afectos, los valores y la espiritualidad misma de las personas. La solución a este dilema reside esencialmente en la recuperación de la vida familiar en la que se gestan y modelan los rasgos básicos que definirán, de alguna manera, el futuro de los individuos. Infancia es destino, es la premisa fundamental de toda psicología que señala la importancia de la familia y en particular, de los primeros vínculos de los niños con sus padres. En este contexto, la aportación que Omar y Tere Carballo realizan a través de su obra, resulta de gran importancia, ya que constituye una guía que integra conceptos y practicas fundamentales para el ejercicio saludable de la paternidad. Uno de sus principales postulados es que una buena y constructiva relación de los padres con sus hijos, contribuye de manera importante al éxito de estos últimos en su vida adulta. 4

El trabajo de los esposos Carballo resulta ser una lectura necesaria para aquellas personas que hoy se encuentran ya inmersas en las vicisitudes de la crianza y que experimentan preocupación en hacer de sus hijos personas de bien y ciudadanos que participen de manera digna en la vida de sus comunidades. Este libro puede constituirse también en una referencia valiosa para quienes aun no son padres pero se están preparando para esa importante tarea que, invariablemente, pone a prueba toda la solidez del carácter, el amor y la integración de las parejas. La paternidad y maternidad respectivamente, constituyen experiencias que marcan siempre un antes y un después en la vida de los individuos y, la mayoría de las veces, las personas sienten nunca estar listas para ello. En el contexto de una sociedad compleja en la que existen un sinnúmero de factores de riesgo para la formación del carácter y la personalidad de las nuevas generaciones, es necesario fortalecer la vida interior de las personas y, el mejor vehículo para ello, es la construcción de un hogar que se configure como un espacio para el encuentro y el sano crecimiento de los miembros de la familia. La creciente patología social de nuestro tiempo se deriva en gran parte de la erosión de los asideros emocionales, afectivos y espirituales, que en el pasado daban seguridad y proporcionaban un derrotero seguro, en el cual la vida humana podría desarrollarse y obtener su plena realización. El vacío resultante del desdibujamiento de los valores y los afectos, se manifiesta hoy día, con cierta crudeza, en los indicadores de violencia, adicciones y en el reposicionamiento de las alteraciones mentales en las sociedades que se ostentan como desarrolladas. En ese sentido, Omar y Tere son claros al expresar que la fe y la espiritualidad son tan importantes en el ejercicio de la paternidad, como lo es la comunicación y las normas en la organización y en el funcionamiento de la familia. Sin fe es imposible vivir en este mundo, al menos vivir sanamente. La vida espiritual otorga dirección y un profundo sentido de dignidad a las personas. Más allá de la herencia material e incluso académica que lo padres pueden proporcionar a sus hijos, el legado ético y moral, cobra una gran transcendencia, ya que define el carácter y la manera en que los hijos se relacionaran con el trabajo, la naturaleza, sus semejantes y con ellos mismos. De igual forma, la solidez de las convicciones y las capacidades para autogobernarse, para perseverar y consumar objetivos, resultan decisivas para el éxito en 5

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diferentes facetas de la vida. Dichas capacidades rara vez se desarrollan en la vida adulta, sino que más bien son el resultado de la educación que se transmite a través de los padres y que constituye su mejor legado a los hijos. Padres que Impactan es una guía valiosa para aquellos que desean dejar como herencia a la humanidad, hijos seguros, honestos y triunfadores. Los temas expuestos con claridad y sencillez abordan de manera práctica los principales retos que afrontan los padres en la búsqueda de este propósito. A través de sus capítulos se presentan una selección de temas que orientan y a través de ilustraciones didácticas, muestran valiosos consejos y alternativas, para establecer y preservar una excelente relación con los hijos. Hoy día en que muchos jóvenes experimentan un sentimiento de soledad respecto a su propia familia de origen, la vocación de los autores se pone al servicio de quienes desean acompañar el crecimiento de sus hijos, estableciendo pautas y estrategias idóneas para la transmisión de los valores, para el uso adecuado de la autoridad en el hogar y sobre todo, para concientizar la aportación que cada progenitor realiza al crecimiento y desarrollo de los pequeños en el seno familiar. No existe nada más terapéutico que un hogar en el que los jóvenes tengan la oportunidad de encontrarse con los mejores consejeros para sus vidas que son sus padres. En virtud de ello, en las paginas de esta obra se puede apreciar que el vinculo padre - hijo es el mejor medio para hacer frente y sortear con éxito, cualquier riesgo y obstáculo que las nuevas generaciones puedan tener para lograr una vida adulta plena y saludable. Con precisión magistral señalan también los extravíos de la paternidad que invariablemente tienen repercusiones negativas en tanto en el ambiente del hogar como en la salud emocional de los hijos. El autoritarismo y la indulgencia, rasgos aparentemente opuestos, se constituyen en formas de violencia que atentan por igual contra la familia y la formación de los hijos. Respecto a ello, el trabajo de los esposos Carballo, no solo previene, sino que además, señala estrategias adecuadas para superar de manera efectiva el reto de administrar de manera adecuada las reglas y el ejercicio de la autoridad en el proceso de la crianza de los hijos. Esta obra condensa el esfuerzo de los autores por contribuir a la formación integral de las nuevas generaciones a través del fortalecimiento de la paternidad y el enriquecimiento de los vínculos afectivos familiares. De esta manera, hacen una aportación valiosa, no sólo a la construcción de una sociedad más humana, justa e 6

incluyente, sino también promueven la riqueza espiritual que es la base fundamental y la esperanza del mundo civilizado.

Dr. José Antonio Vázquez C. Profesor-Investigador Titular del Instituto Tecnológico de Querétaro, México.

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No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis

hijos andan en la verdad. San Juan

Capítulo 1 El objetivo supremo de los padres en la crianza de los hijos

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La paternidad en la sociedad hipermoderna En medio de las crisis que viven muchas familias, el hogar constituye, sin duda, el mejor y más seguro refugio que los seres humanos tienen en este mundo. Dentro del hogar, los hijos constituyen el tesoro más precioso de los padres, independientemente del sexo, el tamaño, el color de su piel o de sus ojos, o aun de que sean buenos o malos. Desde el día en que nacen, la vida se concentra en ellos y se convierten en parte esencial de la vida de los padres. Desde ese día, en adelante, la felicidad y la tristeza, los triunfos y las derrotas dependerán o estarán relacionados, en gran medida, con lo que les suceda a sus hijos. 1.

El más grande sueño de los padres está en peligro

La sociedad hipermoderna enfrenta diferentes tipos de crisis, pero para la familia, la más peligrosa es la crisis de valores, así lo considera Hernández (2004) cuando dice: “Por todos lados oímos hablar de crisis y ciertamente la estamos enfrentando y padeciendo en casi todos los órdenes de nuestra vida. Hablar de economía, política, seguridad y democracia es sinónimo de caos e incertidumbre, de transformaciones profundas y de muchas preguntas sin respuestas. Pero, sin duda, la más preocupante de todas ellas es la crisis de valores que hoy vivimos”.1 Para la generalidad de los padres los hijos constituyen su más grande ilusión, y en ellos esperan ver cumplidas sus más grandes aspiraciones. Lamentablemente, la crisis que se vive pone en peligro la realización del sueño más grande de todo padre, pues la crianza de los hijos constituye su obra suprema. Los hijos pueden ser o la mayor fuente de felicidad o la mayor fuente de tristeza. Jacqueline Kennedy dijo en cierta ocasión: “Si estropeas la educación de tus hijos, no creo que importe mucho cualquiera otra cosa que hagas bien”.2 El deseo de todo padre es ver a cada uno de sus hijos convertido en un triunfador. No necesariamente porque ganó una medalla de oro en una competencia, sino porque lo ve crecer y convertirse en un buen ciudadano: ejerciendo decentemente su profesión u oficio; cumpliendo fielmente su papel de cónyuge y padre; demostrando que posee altos valores morales, amando a Dios y sirviendo a los demás. 2.

La transmisión de valores comienza en el hogar

La base de todas las instituciones es el hogar. Cualquier obra que se desee hacer para beneficio de la sociedad debe tener su inicio en el hogar. White (1986) afirma: 10

La restauración y el levantamiento de la humanidad empiezan en el hogar. La obra de los padres es cimiento de toda otra obra. La sociedad se compone de familias y será lo que la hagan las cabezas de familia. Del corazón “mana la vida” (Proverbios 4:23), y el hogar es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación. El bienestar de la sociedad, el buen éxito de la iglesia y la prosperidad de lanación, dependen de la influencia del hogar.3 La Fundación Alcoa (Aluminum Co. of America), menciona Zabala (2000), alienta a los padres, con urgencia, a transmitir valores específicos a la juventud, pues como en ninguna otra época los jóvenes tienen muchas alternativas para escoger, muy pocos medios estructurados para tomar decisiones y muy poca ayuda para llegar a ellas.4 3.

Factores fundamentales del triunfo

A pesar de los graves problemas sociales que vive el mundo, a los hijos les ha tocado vivir una época de grandes oportunidades, de muchas opciones y de gran libertad; por lo que se hace necesario que los padres se aseguren de que sus hijos aprendan tres factores fundamentales para triunfar: autodependencia, autoconfianza y autodominio. No importa a qué se dedique un padre, ni el cargo que desempeñe, ni cuán importante sea para la sociedad, ni cuánto dinero tenga, Dobson (2002) menciona que todo padre debe tener el sentir de Mac Arthur, a quien en 1942 se le confirió un premio por ser un buen padre. En esa ocasión él dijo: Soy soldado de profesión y me enorgullezco de ser padre. Un soldado destruye para construir. El padre solo construye, nunca destruye. Aquél tiene el potencial de la muerte, éste representa la creación y la vida. Y, aunque las hordas de la muerte son poderosas, los batallones de la vida son aún más poderosos. Espero que mi hijo, cuando me haya ido, me recuerde no por la batalla, sino por la actuación en el hogar.5

El mundo hipermoderno que enfrentan los hijos “Cambios”, probablemente sea una de las mejores palabras para describir el mundo de hoy. Estos cambios, repentinos y drásticos, han tenido un fuerte impacto en to11

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dos los ámbitos de la vida, particularmente en el familiar. 1.

El desarrollo de la ciencia ha traído oportunidades y desafíos

Los hijos de esta generación viven, sin duda, un mundo diferente del de sus padres. A ellos les ha tocado desarrollarse en una sociedad donde todo ha cambiado con gran rapidez, modificando así el estilo de vida. El rápido desarrollo de la ciencia, sumado a la intensa lucha de los gobiernos e instituciones en apoyo de los derechos de los niños y de los jóvenes, brinda la oportunidad a los hijos de crecer en una sociedad que cada día les ofrece mayores oportunidades para su desarrollo personal. Estos cambios han permitido a los niños y jóvenes disfrutar, no solo de derechos y privilegios, sino también de mucha más libertad. Todos estos cambios constituyen un desafío para el desempeño de la paternidad. El auge científico en áreas como la telefonía celular y la computadora, entre otros muchos inventos de la tecnología de punta, han cambiado los sistemas de comunicaciones. La Internet, con sus diferentes redes sociales, ha sido una herramienta, usada correctamente, sumamente útil; pero mal usada, se convierte en un verdadero peligro para los hijos y para cualquier persona. Es también evidente, que estos rápidos cambios y avances de la ciencia, han contribuido a abrir una brecha en los diferentes ámbitos de la vida familiar, donde existen grandes diferencias con sus consecuentes problemas en aspectos como la música, el vestido y el vocabulario, entre muchos otros. Entre padres e hijos se manifiestan, con frecuencia, serios conflictos relacionales, en parte originados por estas diferencias. 2.

La desintegración familiar en México

La mayoría de las personas reconocemos que la desintegración familiar es una epidemia que está afectando el mundo. No importa si es América o Europa o cualquier otro continente, la situación es similar en todo el planeta. México no es la excepción; estudios recientes, mencionados por Schwartz, informan que: “Este país se está convirtiendo en un país de bastardos. Al menos uno de cada tres niños no tiene padre y va a crecer sin la figura paterna. Este es, sin lugar a dudas, el mayor problema social que enfrenta el país”.6 12

Otro estudio afirma que en México, casi la mitad de las mujeres en edad reproductiva tienen que educar a sus hijos solas. La ausencia del padre es provocada por alguna de las siguientes situaciones.7

Divorcio 11%

Embarazo no asumido por la pareja 60%

3.

Viudez 17%

Abandono 12%

La desintegración familiar en los Estados Unidos de Norteamérica

La desintegración de la familia avanza a pasos agigantados dejando una estela de desorientación y ruina. Cada día más hijos crecen sin dirección, ni un modelo a que imitar. La familia, cada vez más, es amenazada por el divorcio, la violencia y la ausencia física o emocional de alguno de los padres. Esto constituye un serio problema en este país, donde uno de cada tres niños nace de una madre soltera, uno de cada cuatro vive con solo uno de sus padres… tres de cada cinco madres trabajan fuera del hogar.8 Muchos de los graves problemas sociales, afirma Pérez (2011), son originados por la ausencia de los padres: Es un factor que está detrás de la delincuencia, la sexualidad prematura, las uniones consensuales, los hijos nacidos fuera del matrimonio, el deterioro en el logro académico, la depresión, la propensión de las mujeres a ser abusadas, la pobreza y los conflictos en la definición de los roles sexuales. Se cree que provoca un 100% de aumento de la lucha por la identidad sexual y de la creciente incidencia de homosexualidad. La estructura familiar deteriorada es un factor que predice la delincuencia en nuestra nación.9 Surgen entonces algunas preguntas: ¿Quién se ocupará de criar y guiar a estos ni13

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ños? ¿Quién les servirá de modelo? ¿Quién se encargará de suplir las necesidades físicas y emocionales de estos millones de niños? Ni los Estados Unidos, ni ninguna otra nación, por más poderosa que sea, tiene la solución de este grave problema. Gobiernos de diferentes países reconocen abiertamente que la ausencia del padre es el factor detonante de esta especie de bomba de tiempo que amenaza con desestabilizar a nuestra sociedad. 4.

Carencias y desafíos que enfrentan los hijos

Ausencia de modelos que imitar. Barna (2006) menciona que los hijos necesitan modelos a quienes imitar, ejemplos que seguir, pero el 44% de los adolescentes admiten no tenerlos. En algunos casos, aunque los tengan, éstos han perdido su importancia e inspiración para ellos. Cuando se les pregunta, quiénes son las tres personas más importantes en su vida, sólo uno de cada tres nombra a sus padres.10 Éstos han perdido relevancia en la sociedad actual. Esta situación trae consigo sus consecuencias desastrosas. Falta de amor y seguridad. Cada día los padres viven más ocupados; la mayoría lucha por suplir las múltiples necesidades de la familia en un mundo que cada vez se complica y desmorona. Se considera que los padres sólo dedican a sus hijos alrededor de un 40% menos de tiempo que apenas unos años atrás. Mientras tanto, los niños continúan experimentando las mismas carencias que han tenido por décadas, pero que actualmente se han agudizado. Entre las principales, dice Barna (2006), están: “Tener un propósito significativo en la vida, que se confíe en ellos, y que se les brinde amor y seguridad”.11 Vivir en hogares donde se cambiaron los roles. Cambios marcados se han dado en el papel del hombre en el matrimonio. Hasta hace unos años el esposo era el proveedor, la esposa estaba en casa cuidando del hogar y de los hijos; las esposas reconocían y aceptaban ese papel. Décadas atrás, se consideraba que el buen esposo y buen padre era aquel que traía dinero para alimentar a su familia. La madre, por el contrario, se encargaba de atender el hogar y de criar a los hijos. Actualmente la mayoría de las esposas trabajan fuera de casa, y en algunos casos se han convertido en las principales proveedoras del hogar. La pregunta es ¿dónde está el esposo y padre?; la esposa y los hijos esperan y exigen no solo alimento, sino sobre todo amor, tiempo, dedicación y atención de parte del esposo y padre. Familias diferentes de las tradicionales. El concepto de familia compuesta por un padre y una madre ha cambiado; hoy día se encuentran familias compuestas por matri14

monios de dos hombres o de dos mujeres. Hogares donde hay varios hijos viviendo en la misma casa, sin necesariamente ser hermanos. Hogares donde se escuchan expresiones como éstas: “Mi amor, tus hijos y mis hijos, les están pegando a nuestros hijos”. Se encontrarán también hogares con uno sólo de los padres, ya sea “él o ella”. Pero en todos los casos, se llamarán una “familia” y se esperará que sean buenos hijos. Ausencia de valores absolutos. En el pasado las sociedades aceptaban y reconocían los principios establecidos por la Biblia como absolutos, situación que ha cambiado hoy radicalmente. Hoy en día el secularismo, el ateísmo o la indiferencia religiosa caracterizan a la sociedad hipermoderna. En otros casos se cree en Dios, pero no se tiene tiempo para la devoción y los ejercicios espirituales. Por si fuera poco, las creencias orientales están desplazando con rapidez a las creencias cristianas tradicionales. Unido a todo esto, o como consecuencia de no tener una fuente absoluta de valores, actualmente casi todo es relativo; lo bueno y lo malo es definido por el gusto de gente; muchos “valores” se elaboran de acuerdo a su beneficio y conveniencia. El respeto a los “derechos individuales” ha sido tomado como propuesta política y ha impulsado a muchos gobernantes a aprobar leyes atrevidas e inmorales que van en contra de los valores espirituales establecidos en la Biblia. Y a éste se le llama el siglo de las “luces” que los hijos tienen que enfrentar. Hacer lo correcto es difícil. Hacer lo correcto, ser honestos, abstenerse de alcohol, drogas o sexo, constituye un verdadero desafío para la juventud actual. Que un joven o una señorita confiesen a sus amigos, que a sus 20 años, son aun vírgenes, que creen en Dios, que leen la Biblia, o que asisten regularmente a la iglesia, es motivo de burla y ridiculización, o que se considere que “viene de otro planeta”. El joven que desea vivir rectamente y mantener en alto sus valores, siente que es como “ambidiestro” en un mundo donde todos los demás son “diestros”. Hacer lo correcto, ser diferente, es muchas veces ser calificado como incivilizado o “chapado a la antigua”. A lo malo se le llama bueno y a lo bueno se le llama malo. McDowell (2001) considera que la sociedad actual ha llegado a un nivel moral tan bajo que constituye un peligro para el desarrollo de los hijos, él dice: Nosotros y nuestros hijos vivimos en un mundo que muchas veces representa una amenaza para nuestro matrimonio, nuestra familia, nuestros hijos. Vivimos en una cultura que rechaza la verdad de la Biblia, que se burla de la moralidad bíblica, glorifica el sexo y la vio15

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lencia y festeja las borracheras y las groserías como si fueran una gracia. Vivimos en una sociedad que mayormente ha rechazado las nociones de la verdad y moralidad, una sociedad que por alguna razón ha perdido la habilidad de decidir lo que es la verdad y lo que es lo bueno, una sociedad en que la verdad es cuestión de gustos y la moralidad ha sido remplazada por la preferencia individual.12

Los valores espirituales 1.

Las decisiones más importantes son de índole espiritual

Los padres deben establecer firmes bases espirituales en el hogar. Pues estos valores serán una guía en la vida de sus hijos. Aquí cabe el dicho: “Dime cuáles son tus valores, y te diré quién eres”. 2.

Las decisiones se resumen en lo que es correcto o incorrecto

Barna (2006) considera que un argumento aún más profundo a favor de la importancia del desarrollo moral y espiritual de los niños es el hecho de que toda decisión que tomamos es, en última instancia, una decisión espiritual. No importa qué cuestión o desafío sea que enfrentemos, nuestra decisión se resume en lo que creemos que es correcto o incorrecto, lo cual se basa simple y llanamente en nuestro sentido de verdad y propósito. Nuestra perspectiva en tales cuestiones proviene de nuestras conciencias espirituales, ya sea que nuestras nociones de significado, propósito, verdad, valor, integridad moral y ética surgen de nuestras ideas sobre los determinantes últimos de la vida.13 Relacionado con esto Kuzma (2009) considera que lograr que los hijos triunfen en medio de la confusión reinante, no es tarea fácil. Se requiere más que buenas intenciones, se requiere un compromiso total. Esta es una tarea tan grande y desafiante que “un tercio de todos los padres dicen que si tuvieran que hacerlo otra vez, no comenzarían una familia”.14 Grandes desafíos enfrentan los padres para cumplir con éxito su noble labor. Lograr que los hijos triunfen en medio de la confusión reinante, no es tarea fácil. Todo padre debe estar plenamente consciente que Para ver a sus hijos triunfar se requiere más que buenas intenciones, se requiere un trabajo diligente y un compromiso total. Esta es una tarea tan grande y desafiante que “un tercio de todos los padres dicen que si tuvieran que hacerlo otra vez, no comenzarían una familia”.15 16

Los padres que se esfuerzan y logran su objetivo supremo, bien pueden decir como el general Mac Arthur: Entonces, yo, su padre, me atreveré a murmurar: “No he vivido en vano”.

LA MEDIDA DEL ÉXITO La medida del éxito… No es la medida del monto que tengas en el banco, Ni la cantidad de hectáreas que posees. No es una cuestión de prestigio o de rango, Ni de tendones, músculos o huesos. No son los siervos que acuden a tu llamada, No son las cosas que posees, Ya sean muchas, pocas o nada; Son tus hijos los que miden el éxito. Si son felices, trabajadores, honestos y buenos, No importa lo que posean, Todo el sudor y las lágrimas derramadas Criando a un niño valen la pena, y son la medida del éxito.16 1 Josefina Hernández Mota, Dios mío, hazme viuda por favor (México, D.F.: Editorial Panorama,2004), 97. 2 Kay Kuzma, Obediencia fácil (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), 117. 3 Elena de White, El ministerio de curación (Argentina: Asociación Casa Editora Sudameri cana; 1986), 269. 4 Fernando Zabala, No callarás (Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 2000), 61. 5 James Dobson, Cómo criar a los varones (Colombia: Unilit, 2002), 97. 6 Rami Schwartz, No tienen padre… ni madre, disponible en http://esp.mexico.org/lapalabra/ una/14717/ no-tienen-padre-ni-madre; accesada el 10 de octubre de 2011. 7 Nace sin padre uno de cada 10 niños en México, disponible en http://www.sipse.com/ noticias/74147-nace-padre-cada-10-ninos-mexico.html; accesada el 10 de octubre de 2011. 8 Huérfanos de padre, disponible en http://vidacristiana.com/index.php/component/content/ article/268-portada/19432-huerfanos-de-padre; accesada el 10 de octubre de 2011. 9 Ofelia Pérez, ¡Necesito a papá! (Florida: Casa Creación, 2011) 11,12. 10 George Barna, Cómo transformar a los niños en campeones espirituales (Florida: Casa Creación, 2006), 22. 11 Ibíd., 24. 12 Josh McDowell, El padre que yo quiero ser (Canadá: Mundo Hispano, 2001), 9. 13 George Barna, Cómo transformar a los niños en campeones espirituales, 28, 29. 14 Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2009), 41. 15 Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2009), 41. 16 Kay Kuzma, Obediencia Fácil, 224.

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“Lo más importante que los padres pueden ense-

ñarle a sus hijos, es cómo arreglárselas sin ellos”. Frank A. Clark

Capítulo 2 Los valores esenciales y cómo transmitirlos a los hijos

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La importancia de los valores Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando millones de jóvenes soldados de diferentes partes del mundo se enfrentaban en los diversos campos de batalla en Europa, una madre norteamericana, recibió una carta de su hijo que se encontraba combatiendo en uno de esos frentes. Ansiosamente y con manos temblorosas, abrió la carta que recién el cartero le había entregado, ésta decía: Querida madre: Estoy en el frente de guerra y las balas rugen por doquier. Sé que en cualquier momento una de esas balas pondrá fin a mi vida, y quiero confesarte que tengo mucho miedo a morir. Siento que en algunas cosas soy diferente de mis compañeros, pues los veo con valor y sin temor a la muerte enfrentar cada batalla. Antes de salir a combatir, los veo que se arrodillan para hablar con un Dios que yo no conozco, porque tú, madre, nunca me hablaste ni me enseñaste de él. Recuerdo que te preocupaste mucho por mi educación. Dedicaste mucho tiempo para que aprendiera a escribir sin faltas de ortografía, aun no olvido, cómo me enseñaste a comer alrededor de una mesa de etiqueta. Aprendí todas las reglas de urbanidad. Recuerdo que me llevabas a la academia de baile, y aprendí a bailar perfectamente. Lo que me enseñaste mamá, aquí no me sirve, aquí solo se puede bailar al compás de la balas. Madre, sé que hiciste muchos esfuerzos por mi educación, y te lo agradezco; pero lo que tú me enseñaste, aquí no me es útil. Sé que pronto estaré muerto como muchos de mis compañeros, y todo se acabará para mí. Mamá, perdóname por escribirte esta carta; sé que por mí, ya no puedes hacer nada, pero te lo digo por mi hermano, a quien tienes aún en casa; prepáralo para enfrentar la realidad de la vida, sobre todo enséñale a conocer y a confiar en ese Dios que tú conoces, pero que nunca te diste el tiempo ni viste importante hablarnos de él. Con mucho cariño, Tu hijo Jack El error que cometió esta madre se repite con frecuencia en la experiencia de muchos padres, error, que con mucha frecuencia trae graves consecuencias. Para impedir que esto siga sucediendo, diversas organizaciones promueven la necesidad y la importancia de inculcar valores en la vida de los hijos. Es común que los padres escuchen con frecuencia. 20

expresiones como “educar con valores” o “transmitirles valores”. Se considera que la transmisión de valores es muy importante, pues cada día se toman decisiones y los hijos tienen la responsabilidad de usar su capacidad de razonamiento moral el cual está basado en sus valores. Un valor significa, literalmente, “algo importante”, “que vale mucho”. Es tan necesario, que aun vale la pena morir por él. La historia registra la experiencia de muchos hombres y mujeres que sacrificaron sus vidas por defender o no traicionar sus valores. De ahí que éstos otorguen a la existencia humana la dimensión del sentido. Los valores proporcionan motivos, identifican a la persona, le dan rostro, nombre y carácter propio.1 Hernández (2004), considera que: “Los valores son algo fundamental para la vida personal, puesto que definen la calidad de la existencia, su anchura y profundidad. Los valores no son cosas, ni elementos de cosas, sino propiedades. La mente y el corazón están comprometidos y se da, por lo tanto, el compromiso de toda persona”.2

Definición y clasificación de los valores Existen muchas definiciones de lo que son los valores, Zabala (2000), comparte tres de ellas: 1.

“Valor es algo deseable y estimable para una persona o un grupo de perso-

nas”. 2. “Valor es algo digno de ser buscado”. 3. “Valor es el concepto que motiva nuestras acciones, influye en nuestras decisiones, desafía nuestras convicciones e inspira nuestras vidas”.3 Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que, orientan la conducta humana hacia la transformación social y la realización de la persona. Son las guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social. 4 Los valores pueden ser esenciales o primarios y estos a su vez pueden clasificarse como religiosos, sociales, financieros, recreativos, familiares o morales, solo por mencionar algunos; éstos, a su vez, se subdividen en muchos otros.

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En la siguiente tabla se mencionan algunos de los valores, que los expertos consideran de suma importancia.

VALORES ESENCIALES O PRIMARIOS Según los siguientes autores White

Dobson

Habenicht

Barna

Dominio propio Principios morales

Confianza en Dios

Fe

Respeto

Autodisciplina

Dominio propio

Autodisciplina

Reverencia

Dominio propio

Honestidad e integridad

Honestidad

Obediencia

Aprecio por la verdad

Respeto

Responsabilidad

Confianza

Responsabilidad

Amistad

Aprender a pensar

Paciencia y perseverancia

Perseverancia

Generosidad

Lealtad y compromiso

Lealtad

Trabajo

Gratitud

Trabajo

Bondad

Diligencia

Coraje

Bondad y compasión

Compasión

¿Cuándo iniciar la transmisión de lo valores? Como ocurre con otros aspectos de la vida, hacer las cosas en el momento debido es vital. Transmitir los valores en el momento apropiado es clave para el éxito. El sabio Salomón declara: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del 22

cielo tiene su hora” (Eclesiastés 3:1). Este principio es aplicable en la educación de los hijos. 1.

Importancia de iniciar a la edad apropiada

Cada día la ciencia médica realiza mayores descubrimientos respecto a la importancia de comenzar la educación del niño a edad temprana. Actualmente, se habla de la “Estimulación Temprana”, de lo importante y benéfico que puede ser la educación de los hijos desde el mismo vientre de la madre. White (1978) escribió este consejo a los padres: “Deben preparar al niño desde antes de su nacimiento, para predisponerlo a pelear con éxito las batallas contra el mal”.5 Algunos valores son fundamentales y deben ser transmitidos, según White, en los primeros años; ella aconseja: • • • • •

Comiencen la educación del niño cuando aun lo tienen en sus brazos.6 Enseñen al niño desde su más tierna infancia a obedecer a sus padres, a respetar su palabra y a reverenciar su autoridad.7 La primera lección que debe enseñársele al niño es la del dominio propio.8 Antes de que el niño sepa razonar debe aprender a obedecer.9 “Según se hayan educado los jóvenes y en la medida en que su carácter fue amoldado en la infancia por hábitos virtuosos, de dominio propio y temperancia, será su influencia sobre la sociedad”.10

En una ocasión se le preguntó a Abigail Van Buren si podía dar una palabra de consejo a los padres jóvenes, ella respondió: “Comiencen temprano y sean consecuentes. El niño debe aprender que NO significa NO y debe saber que NO, nunca significa tal vez”.11 2.

La mayoría comienza con dos o tres años de retraso

La importancia de la “educación temprana” es un tema que cada padre debe estudiar cuidadosamente. White (1978) menciona los factores que deben tomarse en cuenta. •



“La obra de educación y formación debería comenzar en la primera infancia, porque entonces la mente es más impresionable, y las lecciones impartidas se recuerdan mejor.12 “Pocos padres comienzan suficientemente temprano a enseñar la obediencia a 23

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sus hijos. Generalmente se permite que el niño tome la delantera en dos o tres años a sus padres, quienes se abstienen de disciplinarlo, pensando que es demasiado joven para aprender a obedecer”.13 El primer año. Los padres se asombran de los cambios tan rápidos que se dan en la vida de un niño. Particularmente durante los primeros tres meses de vida. Es, además, una etapa en la que se establecen los fundamentos para todo el desarrollo posterior. Reyes menciona que J. Fraser Mustard, mediante estudios que ha realizado sobre la importancia del desarrollo temprano, llega a la siguiente conclusión: El período de desarrollo temprano –que incluye también el período intrauterino- “puede demarcar trayectorias en la salud, el aprendizaje y la conducta e influir en las futuras etapas del desarrollo”, y señala cómo las experiencias no estimulantes y pobres del medio ambiente durante la temprana infancia pueden incidir en la pobreza de habilidades verbales y matemáticas, lo mismo que generar problemas físicos y mentales en la vida adulta.14 Expertos en el tema enfatizan la importancia de aprovechar la “temprana infancia”, la cual va del nacimiento a los seis años, para educar correctamente a los hijos. Aun dentro de esta etapa, se señala que los tres primeros años son de mayor importancia para trabajar por el desarrollo del niño, pues es el período más vulnerable. El segundo año. En esta etapa, el cerebro se desarrolla con gran rapidez. Kuzma (2009) dice que esos cambios son mucho más rápidos que en los años posteriores, y que el cerebro alcanzará casi su tamaño adulto a los cinco o seis años de edad.15 Lewis (1994) menciona que es también alrededor de los dos años cuando se comienza a formar la identidad sicosexual del niño.16 Frank y Theresa Caplan también señalan este aspecto: Hablando en términos generales, se puede decir que para cuando los niños llegan a su segundo cumpleaños, tienen una buena comprensión de su mundo inmediato. Ya no son mas bebés indefensos. De hecho, son individuos independientes, asertivos… Sus ojos tienen toda la agudeza que alguna vez tendrán. Pueden ver objetos pequeños a la distancia y distinguir letras de tamaño pequeño. Su audición es notablemente fina, como descubren los adultos cuando sus hijos pequeños repiten cosas que se suponía no debieran escuchar.17 24

El tercer año. Es de suma importancia aprovechar la etapa temprana del niño para trabajar en su formación. Ese pequeño niño, que en ocasiones se cree que no entiende nada, en realidad está más que listo para trabajar con él. Se debe tener presente que el fundamento del niño se coloca en los primeros tres años y cada padre debe asegurarse de que está usando el método apropiado de disciplina durante estos tres primeros años. En esta etapa, es cuando el niño puede ser más fácilmente moldeado. Si a alguien se le ha pasado este tiempo, debe iniciar inmediatamente, y trabajar diligentemente para que su hijo aprenda hábitos básicos en esta edad, como lo es dominio propio y obediencia, reconociendo, que a mayor edad, es más difícil enseñarle. Tim La Haye (1974) menciona que estudios realizados en diferentes Universidades coinciden en lo siguiente: “El cincuenta por ciento del desarrollo del carácter y de la personalidad de un niño se adquiere hasta los tres años de edad, el setenta y cinco por ciento a la edad de cinco años”.18 Varios estudios mencionados por Goleman (2010) afirman, respecto al desarrollo de los niños en esta etapa, lo siguiente: Los tres o cuatro primeros años de vida son una etapa en la que el cerebro del niño crece hasta aproximadamente los dos tercios de su tamaño definitivo, y evoluciona en complejidad a un ritmo mayor del que alcanzará jamás. Durante este período las claves de aprendizaje se presentan con mayor prontitud que en años posteriores, y el aprendizaje emocional es el más importante de todos…el impacto de este primer aprendizaje es profundo.19 Dobson (2010) dice: “El cerebro de un niño recién nacido pesa cerca de 25 por ciento de lo que pesará cuando sea adulto. Para la edad de tres años, habrá producido miles de millones de células y cientos de billones de conexiones, o sinapsis entre las células nerviosas. Es claro que algo dramático está sucediendo neurológicamente, comenzando mucho antes del nacimiento”.20 Si se considera en serio lo anterior, es de vital importancia que cada padre sepa lo que sucede en el cerebro de su hijo durante los tres primeros años, ya que éstos constituyen un período de grandes cambios que son fundamentales en la vida del niño. Este periodo brinda a los padres las mejores, condiciones para educar a sus hijos. 25

PADRES QUE IMPACTAN

El cuarto año. En esta etapa, el niño estará por ingresar a la escuela, su capacidad de aprendizaje estará en gran parte definida. La capacidad del niño, en diferentes áreas, estará fuertemente relacionada con lo que los padres hicieron o dejaron de hacer en los primeros años de su vida. Es importante tomar en cuenta que diferentes investigaciones sobre la conducta infantil, como la que menciona Kuzma (2008), muestran lo siguiente: Benjamín Bloom y otros educadores han estimado que para el momento en que los niños tienen cuatro años de edad, ya han desarrollado la mitad de su capacidad intelectual adulta total.21 Estas revelaciones deben alertar y motivar a cada padre a esforzarse por aprovechar plenamente esta etapa de la vida de los hijos. Reconociendo que, de no hacerlo, se requerirá de mucho mayor esfuerzo en las etapas posteriores. El séptimo año. Desde hace mucho tiempo la edad de los siete años era reconocida como de suma importancia en la educación de un niño. Un sacerdote decía: “Denme un niño hasta lo siete años, y yo haré de él un buen católico para toda la vida”. White (1978) declara: “Las lecciones que aprende el niño en los primeros siete años de vida tienen más que ver con la formación de su carácter, que todo lo que aprende en los años futuros”.22 Al respecto, Kuzma (2009) señala: “Los niños son altamente impresionables. Llegan a ser lo que ven, oyen y viven. Durante los primeros siete años se formarán sus hábitos fundamentales para toda la vida.23 Del octavo año en adelante. Después de los siete años muchos aspectos están definidos para bien o para mal. Cuando el niño cumple los ocho años ya está formado en un 80%, esto significa que después de los ocho años de edad, sin importar el tipo de escolaridad y el ambiente en que vivan los niños, sus capacidades mentales sólo podrán alterarse alrededor de un 20%. Entre los valores que estarán en gran parte definidos se encontrarán los espirituales, Barna (2006) dice: Las estadísticas relacionadas con la vida espiritual y la experiencia de los niños son bastante alarmantes. Dadas las tendencias que indican que la condición espiritual de una persona a la edad de 13 años es un indicador sumamente importante del perfil espiritual que tendrá como adulto, parece claro que una vida espiritual profunda y 26

saludable requiere una educación espiritual estratégica e intencional durante la primera infancia y los años de adolescencia.24 Es sorprendente, que a la edad cuando muchos padres creen que sus hijos, aún son muy pequeños, que no saben ni están capacitados para tomar decisiones de tipo espiritual, en realidad ya es demasiado tarde y, por lo tanto, será más difícil impactar en sus decisiones espirituales. Baucham en su libro Patrimonio espiritual, menciona un informe de Pinkney, de lo que ocurre en los Estados Unidos, en el cual declara que el 70 por ciento de los adolescentes involucrados en los grupos juveniles dejaron de asistir a la iglesia en un plazo de dos años después de la graduación de la escuela secundaria. En un informe del concilio de la Iglesia Bautista del Sur, sobre Vida familiar, se informó que el 88% de los niños de hogares evangélicos deja la iglesia a los 18 años.25 Otro interesante estudio fue hecho por Barna (2006), el cual comparte los resultados, los cuales confirman sobre la importancia de los primeros años, en relación con las decisiones y valores espirituales, como lo muestra la tabla siguiente.26 EDAD EN LA QUE ACEPTAN A CRISTO 32%

6% 4%

5 a 12

13 a 18

19 en adelante

Es evidente que la mayoría hace sus decisiones espirituales a muy temprana edad. Con razón Salomón declaró: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). Tomando en cuenta lo anterior, conviene a cada padre reflexionar y analizar cuidadosamente su trabajo, y retomar el buen camino antes de que sea demasiado tarde, a fin de que su tarea sea altamente fructífera. Pereyra (2010) en su libro Sicología de 27

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los personajes bíblicos dice: “En la búsqueda del sentido individual, la influencia (el impacto) y trascendencia de personas significativas puede llegar a ser decisiva… La realidad de los valores trascendentes convocan las fuerzas de la integración propia”.

Cómo transmitir los valores La transmisión de valores, generalmente, lleva un tiempo y requiere un proceso para que sea más efectivo. Smalley (1999) menciona tres pasos que se pueden seguir en la educación de un niño: •





1.

El sistema de recompensa-castigo. Más apropiado para el niño en la edad preescolar, se pone de manifiesto cada vez que le decimos, por ejemplo, “si te portas bien o te portas mal, ocurrirá tal o cual cosa”. El sistema de reglas. Más apropiado para el niño en edad escolar, es evidente cada vez que el padre indica algo mediante una regla o norma; se espera que el niño obedezca y actúe de acuerdo a la regla establecida. Por ejemplo: “No comas entre comidas, a menos que pidas permiso”. El sistema de principios. Más apropiado para los últimos años de la niñez y los de la adolescencia, se pone en práctica cuando se explica el porqué de la regla o normativa: “debes cuidar tu cuerpo, porque pertenece a Dios”.27 Inicie esta tarea en el hogar

Un estudio hecho a once mil jóvenes entre los 12 y 18 años, demostró que el hogar es el sitio más importante para aprender valores.28 El estudio descubrió que los jóvenes aceptan mejor las normas, cuando les son enseñadas en el hogar, que cuando se las imponen en la escuela o la iglesia 29 Las experiencias familiares tempranas determinarán, dice Zabala (2000), los siguientes aspectos: • • • • •

La estructura del carácter durante la edad adulta. La imagen interna que la persona tiene de sí misma. La forma como ve a los demás, y cómo se siente en su relación con los otros. La capacidad de establecer relaciones permanentes, cálidas e íntimas, lo cual será básico para cuando establezca su propia familia. Su actitud hacia la autoridad y hacia la Autoridad final que es Dios.

En realidad, no hay ninguna otra interacción humana que influya tanto en la vida de una persona como lo que ocurre en las relaciones que se dan en la intimidad del hogar. 30 28

Al considerar la importancia de la educación temprana, Habenicht (2000), hace referencia a un importante estudio del Dr. Burton White, del Programa Preescolar de la Universidad de Harvard, quien llegó a la siguiente conclusión: Lo que sucede al niño desde que nace hasta que cumple sus primeros 18 meses de vida, tendrá más influencia en su capacidad mental futura, que lo que le suceda en cualquier otro tiempo. En su informe, el Dr. White también concluye que el núcleo familiar es el sistema educativo más importante. Los niños que en sus primeros años no reciben la crianza adecuada, se desligan de la familia. . . Esta desunión, en su peor forma, puede crear gentes sin vínculos quienes. . . contribuyen más allá de su número al desorden y a las enfermedades de la sociedad. No están capacitados para relacionarse en el trabajo, para tener amigos, para el matrimonio, ni para la crianza de los hijos.31 2.

Enseñe valores basados en principios

Siendo que el objetivo que los padres deben perseguir es que el niño sepa decidir correctamente en cualquier circunstancia, es importante que éste conozca el principio que le ayudará a conocer o a saber cuál es la decisión correcta que debe tomar. Zabala (2000) hace referencia a una importante pregunta que Kuzma plantea: ¿Cómo ayudar al niño a desarrollar un código moral sólido, basado en principios?; enseguida él comparte una serie de aspectos que pueden ayudar a contestarla: • •

• • • •

Ayude a su niño a sentirse bien acerca de sí mismo. Recuerde que el autoconcepto de los niños está determinado, en buena medida, por lo que creen que piensan de ellos las personas más importantes de su vida… sus padres. Establezca un código moral bíblico para su familia; cuanto más temprano inicie, será mejor. Ayude a su hijo a pensar acerca de por qué un acto es bueno o malo. Anime a su hijo para que tome sus propias decisiones, las defienda y se responsabilice por ellas. No lo escude o proteja de las consecuencias de su decisión. Permítale hacer cosas por iniciativa propia (si usted le controla cada movimiento, nunca aprenderá a tener dominio propio).32

Zabala (2000) aconseja que a los hijos no siempre se les proteja de todas las difi29

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cultades, sino que se les permita, cuando así se considere conveniente, que él las enfrente, pues esto le será de gran ayuda.33 Debido a que cada ser humano es diferente, no existe una fórmula única que pueda aplicarse con tan buenos resultados; pero al analizar el comportamiento de muchos, se ha comprobado que ciertas pautas permiten lograr buenos resultados en la transmisión de los valores. 3.

Enseñe primero los valores espirituales

Hasta hace unas décadas, en varios países se consideraba que los valores espirituales eran tan importantes que no solo debían enseñarse en la casa y en la iglesia, sino aun en las aulas de clase. Por diferentes circunstancias, la mayoría de los países legisló sobre el hecho de que los valores espirituales se enseñen en el hogar o en la iglesia. Dada esta decisión, que parece estar justificada, se han omitido en la formación escolarizada, debiendo sufrir sus respectivas consecuencias. George Barna descubrió, cuando entrevistó a padres cristianos y no cristianos, que el objetivo número uno que tenían para sus hijos era que tuvieran una buena educación,34 destacando un aspecto dimensional que es el desarrollo espiritual de sus hijos. En investigaciones realizadas por Barna, dice Baucham (2010), ha encontrado que cuatro de cada cinco padres (85%) creen que les corresponde la responsabilidad de trabajar por el desarrollo espiritual de sus hijos. Sin embargo, dos de cada tres renuncian a esa responsabilidad y la colocan en manos de su iglesia.35 Los padres que se acercan al pastor o a quien instruye a los niños, es sólo para saber si asistieron a la clase, si se portaron bien, o si llevaron Biblia.36 Esto ocurre justo cuando los padres deben estar invirtiendo en el crecimiento moral y espiritual de sus hijos con gran preocupación, cuidado y conciencia.37 Estudios diversos de Barna (2006) muestran el engaño en el que viven algunos padres y dirigentes religiosos en cuanto a la situación espiritual de los hijos.38 • • • 30

El 90% de los padres que asisten a la iglesia están satisfechos con lo que sus hijos aprenden allí. El 62% de los pastores evangélicos afirman que su iglesia está haciendo una buena labor en enseñarles a los niños de Cristo. El 80% de los pastores sienten que la participación de los niños en la adoración

• •

4.

en la iglesia es buena. El 75% de los pastores afirman estar satisfechos con lo que la iglesia está haciendo para mostrales a los niños una visión bíblica del mundo. El 80% de los niños entre los 5 y los 13 años afirman que no saben qué es la adoración, y admiten que no sienten la presencia de Dios. Enseñe con el ejemplo

Un día, mientras Abrahán Lincoln era presidente de los Estados Unidos, su hijo pequeño entró a la oficina presidencial, después de un rato de estar con su padre, abrió uno de los cajones del escritorio y tomó una hoja para escribir. Su padre lo miró y le dijo: “Hijo, vuelve esa hoja a su lugar, pues ese papel es propiedad de la nación. Inmediatamente abrió otro cajón y sacó una hoja como la anterior y la entregó a su hijo. Enseguida le dijo: “Estas hojas son mías, las compré con mi dinero”. De esa manera, ese padre le enseñó a su hijo pequeño el principio de la honestidad. Los niños captan las lecciones informales de la vida diaria más rápidamente, declara Habenicht (2000), que los intentos deliberados de enseñarles los valores.39 Ella agrega: “Los padres deben ser un modelo de honestidad e integridad, ya que los hijos no serán más honestos que lo que son los padres.40 Barna (2006) declara: “El ejemplo… es el componente mas poderoso en los esfuerzos de un padre por influir en un niño”.41 5.

Repita esos valores consistentemente

Los medios de comunicación saben aplicar el principio de la repetición. Logran sus objetivos de mercadotecnia presentando el producto vez tras vez. Este principio estaba involucrado en la orden dada a Moisés. Dios ordenó: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”42 (Deuteronomio 6:4-6). Ésta sería la mejor manera de grabar los principios que Dios les había dado. 6.

Sea perseverante y firme

Este principio, dice Hoffman (1998), es ilustrado muy bien por la declaración de Tomás Alva Edison, quien refiriéndose al principio de la perseverancia dijo: 31

PADRES QUE IMPACTAN

Hay muchas personas que consideran que he realizado ciertas cosas por cierto “genio” que poseo. Eso no es verdad. Cualquier otra persona de mente brillante puede lograr exactamente lo mismo que yo si persevera al máximo, y si recuerda que nada de lo que pueda valer la pena va a funcionar por sí mismo, simplemente para complacerte; es preciso hacer que el maldito artefacto funcione. El genio es uno por ciento de inspiración y noventainueve por ciento de perseverancia.43 Hay aspectos esenciales que deben enseñarse en el hogar, dice Lewis (1994), pues es el mejor lugar para aprender aquellas cosas que se logran con verdadero trabajo. El resultado es el desarrollo de cualidades como la diligencia y la perseverancia, así como un sentido de satisfacción en el niño. Según comience a crear ese sentido de competencia, el niño se sentirá cada vez más confiado.44 En la transmisión de valores, la firmeza es un elemento que no puede faltar. En la mayoría de los casos, existirá un rechazo natural del hijo hacia los valores que se quieren enseñar. El hijo puede aun pensar y protestar diciendo que sus padres son injustos. Puede decir o pensar aun que no se les ama por no permitirles hace su voluntad. En estas circunstancias, es importante recordar las palabras de San Pablo: “Ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados” (Hebreos 12:1). Es importante, antes de terminar este capítulo, aclarar que es posible que usted hizo o este haciendo todo lo antes mencionado y sin embargo no obtuvo los resultados deseados, en estos casos es apropiado recordar lo que Wright (1994) llama los tres mitos de la paternidad.45 Mito 1: Involucramiento total de los padres. El primer mito en la crianza de los hijos afirma que los buenos padres se involucran totalmente con sus hijos todos los días. Se necesita mucho entusiasmo para hacer un buen trabajo. Usted necesita estar involucrado con sus hijos, pero no necesita que sea de forma tal, hasta el punto de que ellos sean el centro de su atención, hacer esto es dañino para el niño. Algunas señales reveladoras de demasiado involucramiento son: • • • • 32

Andar detrás de él constantemente para cuidarlo. Insistirle y rogarle que se coma toda la comida. Restringir a su hijo y privarle de muchas actividades por temor a que se lastime. Vestirlo, amarrarle los zapatos y hacer cosas por él, cuando él las puede hacer

• • • • • • •

por sí mismo. Recordarle constantemente que se ponga o use ropas abrigadas los días fríos. Hacer las tareas escolares por él. No le da a su hijo responsabilidades en el hogar. Llevarlo y traerlo a la escuela todos los días, aun cuando él puede trasladarse solo. No permitir que otras personas lo cuiden. Permitirle a su hijo adolescente salir solo con los amigos que usted selecciona para él. Recoger las pertenencias de su hijo, incluyendo su cuarto, cuando él ya lo puede hacer.

Recuerde, la continua sobreprotección de los padres sofoca el deseo natural de independencia. Mito 2: La responsabilidad total del éxito de los hijos recae en los padres. El segundo mito importante declara que el éxito o el fracaso del niño depende enteramente de los padres. Muchos padres cristianos luchan con este mito, creyendo que ellos son responsables cuando los hijos hacen decisiones contrarias a la manera como han sido criados. A estos padres se le escucha decir: ¿qué hicimos mal? ¿cómo nos ha podido pasar esto? ¿dónde ha estado Dios en todo esto? Si tan sólo los hubiéramos criado mejor, ¿cómo pudo desviarse de nosotros, después de que lo hemos guiado tanto? Dios nos ha dado la misma libertad que le dio a Adán y a Eva: la libertad de escoger entre lo bueno y lo malo. Sus hijos tienen esa libertad. Usted es responsable de amarlos, cuidarlos y rodearlos de un ambiente positivo y educativo, pero no es responsable de la dirección que ellos escojan en su vida. La responsabilidad total de los padres es un mito, y la culpa, la frustración, la autocondenación, y lo que resulte de ellos muchas veces carece de fundamento. Mito 3: Los hijos siempre serán una fuente de felicidad. El tercer mito, ampliamente aceptado, es que la crianza de los hijos es un trabajo valioso, y que usted siempre los disfrutará. Esta idea es verdadera solo parcialmente, en el mejor de los casos. Sí, la crianza de los hijos puede ser valiosa y agradable mucho tiempo, pero no siempre. Habrá tiempos de frustración y enojo, los cuales le harán preguntarse: ¿Dónde voy para renunciar a ser padre o madre? Cumplir exitosamente con la crianza de los hijos no es fácil; con razón el psicólogo 33

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y escritor Dale Olen, dijo: “Los padres necesitan más entrenamiento que un neurocirujano, más sabiduría que un juez, y más amor que un santo.”46

FUI UN PADRE MALO… Dr. Carlos Hecktheuer, Médico psiquiatra Un día, cuando mis hijos estén lo suficientemente crecidos para entender la lógica que motiva a los padres y madres, yo habré de decirles: Los amé lo suficiente, como para haberles preguntado a dónde iban, con quién iban y a qué hora regresarían. Los amé lo suficiente, para no haberme quedado callado y hacerles saber, aunque no les gustara, que aquel nuevo amigo no era buena compañía. Los amé lo suficiente, para hacerles pagar las golosinas que tomaron del supermercado o las revistas del expendio, y hacerles decir al dueño: Nosotros nos llevamos esto ayer y queremos pagarlo. Los amé lo suficiente, como para haber permanecido de pie dos horas, junto a ustedes, mientras limpiaban su cuarto, tarea que yo habría hecho en 15 minutos. Los amé lo suficiente para dejarles ver, además del amor que sentía por ustedes, la decepción y también las lágrimas en mis ojos. Los amé lo suficiente para dejarlos asumir la responsabilidad de sus acciones, aun cuando las penalidades eran tan duras que me partían el corazón. Y, ante todo, los amé lo suficiente, para decirles NO, cuando sabía que ustedes podrían odiarme por eso (y en algunos momentos, sé que me odiaron). Ésas eran las batallas más difíciles de todas. ¡Estoy contento, vencí... porque, al final, ustedes ganaron también! Fernando Zabala, No callarás (Miami, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2000) 109. Josefina Hernández Mota, Dios mío, házme viuda por favor (México, D.F: Editorial Panorama,2004), 97. 3 Fernando Zabala,11. 4 Definición y tipos de valores, disponible en http://www.monografias.com/trabajos75/definicion-tipos-valores/definicion-tipos-valores.shtml; accesada el 10 de octubre de 2010. 5 Elena de White, El ministerio de curación, (Estados Unidos: Pacific Press Publishing Association, 1978), 287. 1 2

34

Ibíd., Ibíd., 8 Elena de White, Conducción del niño (Estados Unidos: Pacific Press Publishing Association, 1978), 85. 9 Elena de White, Consejos para los maestros (Estados Unidos: Pacific Press Publishing Association, 1971), 86. 10 Elena de White, El hogar cristiano (Estados Unidos: Pacific Press Publishing Association, 1971), 11. 11 Kay Kuzma, Obediencia fácil, 89. 12 Elena de White, Conducción del niño, 23. 13 Ibíd, 77. 14 Yolanda Reyes, La lectura en la primera infancia, disponible en http://www.cerlalc.org/redplanes/ secciones/ .biblioteca/reyes _ lectura primera infancia.pdf; accesada el 10 de octubre de 2011. 15 Kay Kuzma, Los primeros siete años t 3, 15. 16 Paul Lewis, 40 Maneras de enseñar al niño los valores morales (Colombia: Unilit, 1994), 127. 17 María Montessori, La pedagogía de la responsabilidad y la autoformación, disponible en http://www.uhu.es/cine. educacion/figuraspedagogia/0_montessori.htm; accesada el 10 de octubre de 2011. 18 Tim La Haye, Casados pero felices (Colombia: Editorial Libertador),86. 19 Daniel Goleman, La inteligencia emocional (Querétaro: Vergara, 2010), 230. 20 James Dobson, Cómo criar a las hijas (USA: Tyndale 2010), 66. 21 Kay Kuzma, Los primeros siete años t 3, 16. 22 Elena de White, Conducción del niño, 184. 23 Kay Kuzma, Los primeros siete años t 1, 9. 24 George Barna, Cómo transformar a los niños en campeones espirituales (Florida: Casa Creación, 2006) 39. 25 Voddie Baucham, Patrimonio espiritual, disponible en http://files.tyndale.com/thpdata/FirstChapters/978-1-4143-3393-9.pdf; accesada el 14 de septiembre de 2011. 26 George Barna, 32. 27 Gary y Greg Smalley, Vínculo de honor (Miami: Unilit, 1999), 119. 28 Benjamín Alvarez, El aprendizaje de las Naciones, disponible en http://www.rieoei.org/oeivirt/ rie08a06.htm; accesada el 14 de septiembre de 2011. 29 Dona J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer, 31. 30 Fernando Zabala, 53. 31 David Treybig, La educación de los hijos en el mundo moderno, disponible en http://www. unidachile.cl/unidabolivia/ revistas%2096y97/bn96so.pdf; accesada el 14 de septiembre de 2011. 32 Fernando Zabala, 70. 33 Norman Wright, Las palabras de los padres y su asombroso poder (Colombia: Unilit, 1994), 70-75. 34 Voddie Baucham, Patrimonio espiritual, disponible en http://files.tyndale.com/thpdata/FirstChapters/978-1-4143-3393-9.pdf; accesada el 10 de octubre de 2010. 35 Ibíd., 77. 36 George Barna, 126. 37 Ibíd., 60. 38 Ibíd., 125. 39 Dona J. Habenicht, 207. 40 Ibíd. 41 George Barna, 88. 42 Deuteronomio 6:4-6. 43 Edward Hoffman, De padres a hijos (México: Editorial Selector, 1998), 166. 44 Paul Lewis, Maneras de enseñar al niño los valores morales (Miami, Fl: Editorial Unilit, 1994), 67. 45 Norman Wright, Las palabras de los padres y su asombroso poder (Colombia: Unilit, 1994), 70-75. 46 Kay Kuzma, Los primeros siete años, t 1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, GEMA Editores, 2009), 29. 6 7

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“Lo más grande que un hombre puede hacer por

sus hijos, es amar a la madre de sus hijos”. Theodore Hesburgh

Capítulo 3 La relación padre-madre y su impacto en la seguridad de los hijos

PADRES QUE IMPACTAN

La atmósfera del hogar Con frecuencia, la pareja pasa por alto la trascendencia de su relación como cónyuges, que afecta decisivamente el presente y futuro de sus hijos. Mucho se ha dicho que la imagen de padre o madre que se transmite a los hijos depende, en gran medida, de la imagen que cada uno tiene del otro. Cuando los hijos ven que sus papás se aman y admiran, ellos intentarán imitarlos, para también aprender a amar y ser amados, pues reconocerán que amar es bello y placentero. Esos aspectos contribuirán fuertemente a la formación de la personalidad de los hijos.1 1.

La influencia de un hogar bien constituido

Los dirigentes civiles, los sociólogos, los psicólogos, los maestros, los políticos y los dirigentes religiosos concuerdan en que, la fortaleza de una nación, reside en la solidez de sus hogares. Covey (1998), analizando este aspecto, declara: “La historia claramente afirma que la familia es el fundamento de la sociedad. Es la Piedra angular de toda nación. Es el núcleo de la civilización. Es el pegamento que todo lo une.2 San Agustín tenía razón cuando dijo: “La familia es el vivero de la sociedad”. Un serio análisis de estas declaraciones debe reafirmar el compromiso de cada padre de hacer lo mejor por brindar un buen hogar a sus hijos. El impacto que produce el hogar en la vida de los hijos, es de vital importancia. Una encuesta realizada entre padres e hijos para conocer qué pensaban sobre este aspecto, mostró lo siguiente: Un 97% de los padres y un 94% de los hijos consultados (casi la totalidad) piensan que “mantener buenas relaciones familiares” constituye un valor “bastante o muy importante”, por encima del resto de valores considerados como deseables.3 2.

Tener un dulce hogar no es fácil

La mayoría de las personas tienen buenas intenciones. Los padres no son la excepción, desean y esperan, no solo tener buenos hijos, sino hijos sobresalientes; el problema es que, como lo declara Covey (1998), “Las fuerzas que arrastran a las familias son demasiado fuertes en el mundo moderno: Debemos decidir si girar o ir donde nos lleve la corriente. La clave para girar con éxito, es ser intencional respecto a los rituales de la familia”.4

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3.

Los padres crean la atmósfera del hogar

El ambiente que reina en un hogar es de capital importancia para el buen desarrollo de los hijos, y éste, dice White (1978), es mayormente creado por los padres: “Los padres crean en extenso grado la atmósfera que reina en el círculo del hogar, y donde hay desacuerdo entre el padre y la madre, los niños participan del mismo espíritu”.5 Esta relación se notará hasta en los rincones más ocultos del hogar, y tendrá repercusiones en el desarrollo de la familia. Se ha observado que en los hogares donde reina un clima de concordia, paz y afecto, los miembros de la familia, los padres y los hijos, pasan más tiempo dentro del hogar. Además, se ha encontrado que los hijos que crecen en un ambiente tal, permanecen más años en el hogar y se casan a edades mayores que aquellos que viven en hogares donde las relaciones intrafamiliares son tensas. 4.

El hogar y los padres constituyen verdaderos modelos

La vida de la familia diseña y establece la primera escuela de aprendizaje emocional del niño, en el hogar se aprende lo que se siente respecto de uno mismo y de los demás. Esta escuela no solo opera a través de las cosas que los padres dicen o hacen directamente a los niños, sino también mediante la manifestación de sus propios sentimientos y de cómo se tratan como marido y mujer. Goleman (2010) señala: “Algunos padres son dotados maestros emocionales, otros son desastrosos”.6 5.

El nacimiento de los hijos trae cambios en la relación de pareja

Se espera que el nacimiento de cada hijo sea motivo de felicidad y, en la mayoría de los casos, así es, pero al mismo tiempo cada nuevo integrante que llega a la familia trae cambios diversos en la vida de la pareja. Estas variaciones, si no son correctamente manejadas pueden provocar una crisis en la satisfacción mutua de la pareja. Así lo confirma una investigación hecha por la Universidad de San Diego con 31 mil personas casadas. Este estudio concluyó que la satisfacción matrimonial, tras el nacimiento del primer bebé, baja en un 42%. También el llamado Proyecto Nacional de Matrimonio (National Marriage Project) de la Universidad Rutgers, en Nueva Jersey, Estados Unidos, fue categórico al afirmar en uno de sus informes: “Los hijos parecen ser creciente impedimento para la felicidad de los matrimonios”.7 La felicidad conyugal de los padres llega a su punto más bajo durante los años en que sus hijos son adolescentes. Para lidiar con estos cambios, una de las mejores 39

PADRES QUE IMPACTAN

cosas que pueden hacer es tomar medidas para mantener sólido su matrimonio. Gary y Greg (1999) declaran: “Los padres en conflicto tienden a expresar menos preocupación y cariño hacia su hijo adolescente, y hacen uso de una disciplina más estricta de la usual, creando mayores dificultades emocionales para el hijo”.8 6.

El hogar es la base de la estabilidad emocional de los hijos

La relación de los padres, el ambiente del hogar y la relación de los padres y los hijos habrán de proveer los elementos para el crecimiento emocional. Barna (2006) lo resume en la siguiente declaración: “La mayor parte de la estabilidad emocional y de la madurez de los niños brota de su relación con la familia”.9 Gottman (2008) compara la relación de la pareja con la cuna del niño. Si la cuna es cómoda, segura y llena de afecto, el corazón del niño descansará y crecerá seguro. Es tarea de los padres trabajar porque el hogar represente una cuna fuerte y tranquila. Los padres que logran este objetivo, están asegurando, en gran parte, el bienestar presente y futuro de sus hijos.10 El mismo autor (2008) sigue diciendo que, los padres que cuidan y dedican tiempo a su matrimonio, y satisfacen mutuamente sus necesidades como pareja, proveen a sus hijos un modelo futuro de lo que es y será un buen matrimonio, y de cómo mantener relaciones sanas con los demás. Los hijos que tienen la oportunidad de crecer en hogares donde el ambiente es relajado y feliz, generalmente se desarrollan mejor física, emocional e intelectualmente.11 Contrariamente, afirma también Gottman (2008), en las familias donde la pareja enfrenta constantes conflictos o están separados, los hijos crecen inseguros, inestables afectiva y socialmente; además, muchas veces, los acompañan fuertes traumas.12 Dependiendo del tipo de relación que tengan los padres, el desarrollo espiritual de los hijos será afectado por esas repercusiones.

Diversidad estructural de los hogares Así como cada ser humano es diferente, también existen diversas formas de relación entre las parejas. Algunas ni siquiera son permanentes, cambian según las circunstancias. Es posible, sin embargo, señalar que hay parejas donde se observan ciertas tendencias. Se considerarán tres de ellas y sus características principales. 40

1.

Hogares donde el cónyuge ocupa el primer lugar

Existen parejas donde, aun cuando se tengan hijos, la relación de la pareja sigue siendo prioritaria. Expertos consideran que, en la relación familiar, la relación con el cónyuge debe ocupar el primer lugar. Kuzma (2009) declara: “En una familia biparental, el matrimonio debe ser la relación de más importancia dentro de la familia, y debe ser más importante que cualquier persona individual dentro de la familia”.13 Rosemond en su libro El plan de seis puntos para criar hijos sanos y felices, aconseja a los padres lo siguiente: “Presten más atención a su matrimonio que a sus hijos. En otras palabras, fije las prioridades como corresponde y no deje que ese orden se altere. Si usted no tiene pareja, entonces préstese más atención a usted que a sus hijos. Recuerde que resultará difícil que pueda dar algo, si su propio “stock” está agotado”.14 En otras palabras, se necesita ser solventes para poder dar mucho. Para los hijos, la unión estrecha y amorosa de sus padres es altamente valorada. Aun en algunos casos, es posible que los hijos no reciban toda la atención de parte de sus padres, pero podrán crecer sanos emocionalmente si la relación de sus progenitores les brinda seguridad. Los padres sabios sabrán cómo equilibrar sus actividades, para dedicarse tiempo de calidad como pareja y consecuentemente a sus hijos. 2.

Hogares donde los hijos son la prioridad

Gottman (2008) considera que existen también parejas donde la prioridad son los hijos. Cuando es así, pueden surgir algunos conflictos conyugales, especialmente provocados por el cónyuge que se siente abandonado. Es frecuente encontrar parejas donde, de común acuerdo, se concentran en los hijos, aun dejando de lado sus obligaciones como pareja. Aunque no suele ser lo mejor, a algunas parejas les funciona, especialmente cuando esta situación es solamente por un periodo determinado.15 Todos los miembros de la familia tienen necesidades específicas y comunes que deben ser suplidas. En la satisfacción de las necesidades individuales, sin embargo, debe haber un equilibrio. En realidad, la satisfacción de las necesidades del cónyuge y la de los hijos no debieran ser excluyente, sino más bien debe verse como complementaria. Lo mejor que pueden hacer los padres es cuidar de su matrimonio, eso le dará a los hijos mucha seguridad. 41

PADRES QUE IMPACTAN

3.

Hogares donde la prioridad son aspectos secundarios

Es lamentable, dice Goleman (2008), que existan muchos hogares donde más y más los padres hablan menos tiempo con los hijos, la comunicación es casi nula y su interés por ellos y sus numerosas necesidades han sido relegados. En estos hogares, las relaciones de familia, que nunca deben sacrificarse, están prácticamente rotas y los niños viven terribles situaciones de incomunicación y aislamiento.16 Cualquiera sea la causa si estas condiciones se prolongan traerán graves consecuencias a la vida familiar, relacional, amenazando la estabilidad del hogar.

La relación padre-madre es crucial Está comprobado que la relación entre esposos y padres constituye un factor crucial para el buen desarrollo de los hijos. Diferentes estudios así lo confirman. 1.

Los buenos matrimonios tienen más probabilidades de formar hijos felices

Cuando los equipos de investigación dirigidos por Carole Hoove y John Gottman (2008), de la Universidad de Washington, llevaron a cabo un microanálisis de las interacciones que se producen en las parejas sobre la forma en que los esposos trataban a sus hijos, descubrieron que las parejas más competentes en el matrimonio, desde el punto de vista emocional, eran también las más eficaces cuando se trataba de ayudar a sus hijos en sus altibajos emocionales.17 Y cabe destacar, que es casi imposible encontrar hogares donde los conflictos estén totalmente ausentes; por lo tanto, los padres, además de esforzarse por evitar los conflictos, deben también aprender a resolverlos sabiamente cuando éstos se presentan. Kuzma (2009) explica:

2.

Los niños aprenden a resolver los conflictos de la misma manera en que ven a sus padres discutir sus diferencias y su disposición a negociar. Aprenden acerca de la expresión saludable del afecto al ver a sus padres abrazarse y besarse. Y aprenden cómo tratar a las personas, observando cómo se tratan mutuamente sus padres, con bondad y respeto.18 Es común que los matrimonios con problemas críen hijos problemáticos

Los conflictos entre padres, definitivamente, son dañinos para los hijos. Gottman (2008) expresa: 42

Nuestra investigación indica que crecer en un entorno lleno de conflictos puede tener un fuerte impacto negativo en las actitudes y logros de los niños. Los niños que viven en familias en que hay tensión no expresada pueden padecer ansiedad, deprimirse y volverse introvertidos y retraídos. Los niños que viven en un ambiente de hostilidad y desprecio se vuelven agresivos hacia sus compañeros.19 La mayoría de los padres tiene mucho que aprender respecto a la trascendencia del ejercicio de la paternidad, especialmente cuando ésta no es correcta. El papel que juega la influencia de los padres en el carácter de los chicos es determinante. Este aspecto lo muestran estudios longitudinales, como del que habla Goleman (2008), que se llevó a cabo con 870 niños del interior del estado de Nueva York, los cuales fueron observados desde los ocho hasta los treinta años. Los más agresivos, más rápidos para empezar una pelea, y que habitualmente utilizaban la fuerza para conseguir lo que querían, eran los que tenían más probabilidades de abandonar la escuela y, al llegar a los treinta años, tenían historiales de crímenes y violencia. También, al parecer, transmitían su propensión a la violencia: sus hijos eran, en la escuela primaria, tan conflictivos como lo habían sido sus padres delincuentes.20 3.

La buena relación padre-madre ayuda a crear sentimientos positivos

En su libro The Total Man (el hombre completo) Dan Benson, citado por McDowell (2001), reflexiona en que fueron valiosos algunos momentos en su infancia. Él dice: Nunca olvidaré los abrazos en familia, que muchas veces sucedían en la cocina cuando era niño. Entrando por la puerta veía a papá envolviendo a mamá en un gran abrazo (un espectáculo común en casa). Eso me hacía sentir bien. Tan bien que no podía resistir la tentación de sumarme a ellos… Así que cruzaba la cocina corriendo y envolvía con mis brazos alrededor de sus piernas. Mamá y papá siempre estaban contentos de incluirme. Y si andaban por allí mis hermanos, se sumaban al abrazo familiar que se iba haciendo cada vez más grande. Mamá y papá siempre hacían que nuestra casa fuera un hogar cariñoso, más por su ejemplo que por sus discursos. De niños nos sentimos seguros, porque papá llevaba la delantera en hacer que el ambiente de casa fuera de amor y alegría.21

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PADRES QUE IMPACTAN

4. La buena relación padre-madre contribuye a la aceptación o rechazo de los valores La manera como los padres se llevan entre ellos, y el grado de apoyo del estilo de paternidad adoptado, crea el clima emocional del hogar, ya sea una atmósfera de bondad y cuidado o de frialdad y hostilidad. Habenicht (2006) menciona que el clima emocional del hogar desempeña un papel significativo en la determinación de si los niños aceptarán o rechazarán los valores de la religión de sus padres. Tiñe todo lo que ocurre en la familia, dándole un aura de gozo y felicidad o de represión y tristeza.22 Es conocido el siguiente dicho: “Los padres educan a los hijos primero por lo que son, segundo por lo que hacen, tercero por lo que dicen”. 5. La relación padre-madre ejerce influencia en el desempeño escolar de los hijos. Es aceptado el hecho de que existe una relación directa entre el clima de comunicación familiar y el rendimiento escolar de los hijos, y la consideración de la familia como núcleo socializador. Se puede observar claramente que, cuanto mayor es la comunicación en el seno de la familia, mejor suele ser el rendimiento escolar de los hijos, y en gran medida tiende a considerarse a la familia como el lugar donde se dicen las cosas más importantes de la vida.23 Existe un libro, pionero en la aplicación de la inteligencia emocional a la educación: The Heart of Parenting (El corazón de la paternidad). Su autor, John Gottman, siguió muy de cerca a 120 familias, y al cabo de diez años evaluó sus logros. Los hijos de matrimonios emocionalmente maduros iban mejor en la escuela, demostraban mejor salud física y mental, habilidades sociales y mayor autoestima.24 Incluso, el clima emocional en la familia es, según Gottman, investigador matrimonial de la Universidad de Washington, más revelador que el propio CI (coeficiente intelectual) de cada niño. Los niños de familias en las que los padres discuten poco entre ellos, son más queridos por sus compañeros de colegio, más aceptados y respetados por sus maestros, tienen menos problemas de comportamiento y aprenden con mayor facilidad.25 Diferentes estudios realizados, como los que se han mencionado, son contundentes respecto a que la relación padre-madre repercute en todos los aspectos de la vida los hijos, esta situación debe motivar a los padres a dar lo mejor de ellos en su relación como pareja, a fin de que sus hijos puedan disfrutar de un ambiente apropiado para su desarrollo y un modelo digno de imitar. 44

1 Ser padres, disponible en http://www.elrefugiodelaplaya.com/vivir/padres.htm, accesado el 10 de octubre de 2011. 2 Stephen R. Covey, Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas (México: Grijalbo, 1998),144. 3 Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, Comunicación y conflictos entre hijos y padres, disponible en http://www.fad.es/sala_lectura/hijospadres-separata.pdf; accesada el 9 de septiembre de 20011. 4 Covey,144. 5 Elena de White, El hogar cristiano (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1978), 13. 6 Daniel Goleman, La inteligencia emocional (Querétaro: Vergara, 2010), 224. 7 Karina Galarza Vásquez, La llegada del primer hijo, disponible en http://www.saludymedicinas.com/nota.asp? id=2772 accesada el 10 de septiembre de 2011. 8 Gary y Greg Smalley, Vínculo de honor (Miami: Unilit,1999)169. 9 George Barna, Cómo transformar a los niños en campeones espirituales (Florida: Casa Creación, 2006), 22. 10 John Gottman, Diez claves para transformar tu matrimonio (España: Paidós, 2008), 278. 11 Ibíd. 12 Inteligencia emocional; hijos con personalidad, disponible en http://www.inteligencia-emocional.org/familia/ hijos _con_personalidad.htm; accesada el 10 de septiembre de 2011. 13 Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 3 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2009), 116. 14 Inteligencia emocional; cuál es el secreto para criar hijos sanos y felices, disponible en http:// www.inteligencia- mocional.org/familia/secreto_para_criar_hijos_sanos_y_felices.htm; accesada el 10 de septiembre de 2011. 15 Gottman, 278. 16 Las primeras experiencias emocionales, disponible en http://www.inteligencia-emocional. org/familia/ hijos _con_personalidad.htm; accesada el 10 de septiembre de 2011. 17 Goleman, 224. 18 Kuzma, Los primeros siete años, t. 3, 115. 19 John Gottman, 278. 20 Daniel Goleman, 231. 21 Josh McDowell, El padre que yo quiero ser (Canadá: Mundo Hispano, 2001), 34. 22 Donna J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2006), 26. 23 Comunicación y conflictos entre hijos y padres; disponible en http://www.fad.es/sala_lectura/hijospadres-separata.pdf; accesada el 10 de septiembre de 2011. 24 Inteligencia emocional; Las primeras experiencias emocionales, disponible en http://www. inteligencia-emocional.org/familia/primeras_experiencias_emocionales.htm; accesada el 10 de septiembre de 2011. 25 Ibíd.

45

Donde los padres hacen demasiado por sus hijos,

los hijos no harán mucho por sí mismos. Elbert Hubbard

Capítulo 4 La madurez: elemento esencial para el éxito de los hijos

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Madurez o inteligencia Reconocer que los hijos han crecido, y que ya pueden enfrentar el mundo solos, es una realidad casi imposible de creer y aceptar por la mayoría de los padres, como bien lo dice Maxwell (2000 ): “Un muchacho se hace adulto tres años antes de lo que sus padres creen, y alrededor de dos años después de lo que él cree”.1 Mientras lucha contra esos sentimientos y logra superarlos, muchas veces los padres perdieron la preciosa oportunidad de ayudar a su hijo a madurar, cualidad indispensable para enfrentar y triunfar en la vida. Lo que antes se conocía como madurez, hoy se llama “inteligencia”, y en algunos casos “instinto social”. Moreno, quien es psicóloga del Hospital Infantil de Miami, dice que la madurez es la capacidad de desarrollarse bien dentro de su ambiente de una manera inteligente, porque la vida es un equilibrio, y si uno tiene ese balance emocional, es más fácil alcanzar la felicidad.2 Se cuenta que dos amigos, que aún no habían cumplido los diez años de edad, un día salieron a jugar en pleno invierno. El panorama era hermoso; todo estaba revestido de blanco por la intensa nieve. El río, que en otras ocasiones era caudaloso y sólo se podía cruzar por el puente, ahora estaba totalmente congelado, parecía indefenso. Los niños corrieron y jugaron hasta el cansancio. Cuando por fin llegó la hora de regresar, juntos comenzaron a caminar, pero de pronto, uno de ellos sintió que sus pies se hundían mientras el hielo se quebraba y sus piernas quedaban inmóviles entre la capa de hielo. Por más intentos que hizo, le fue imposible sacar sus piernas. Su amigo corrió hasta que pudo encontrar algo con qué romper el hielo y sacar a su amigo. Después de muchos intentos, logró su objetivo. En ese instante, varios hombres llegaron y con sorpresa e incredulidad le preguntaron al niño cómo lo había hecho, pues les parecía imposible que hubiera podido cargar todos esos objetos tan pesados. Uno de los que estaban allí dijo al grupo: “Este muchacho pudo sacar a su amigo y cargar todos estos objetos, porque no había ningún adulto que se lo impidiera”. Este relato muestra una realidad: los padres, y los adultos en general, constituyen muchas veces el primero y más grande impedimento para que los hijos alcancen la madurez.

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Rasgos de una personalidad inmadura De la falta de valoración y aceptación, surgen las personalidades inmaduras. Todas ellas tienen en común la inseguridad. Este complejo tiene los siguientes rasgos: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14.

Sentimientos frecuentes de inferioridad al compararse con las demás personas. Ver en cada situación solamente lo negativo. Experimentar constante angustia y nerviosismo. Ser demasiado perfeccionista consigo mismo y con otros. Demasiada rigidez al hacer las cosas, pues cada persona es diferente. Pesimismo: miedo a equivocarse. Inseguridad que conduce a la duda y a la indecisión. Los inmaduros dependen siempre de alguien o de las innumerables metas que se van marcando. Demasiado obsesivo: “no pueden ni aceptan cometer errores”, lo planean todo. Elevada autoexigencia. Baja tolerancia a la frustración. El más mínimo contratiempo les hunde. Constante inestabilidad en sus estados de ánimo. Respuestas emocionales desmesuradas. Mucha susceptibilidad a cualquier situación u ofensa. Como consecuencia de todo lo anterior, frecuentemente estas personas pueden experimentar “obsesiones, depresiones, fobias y angustia”.3

Importancia de la madurez El tiempo que los hijos están en el hogar, y bajo la tutela de los padres, es corto. Es de gran importancia que durante ese periodo se le enseñe al niño a tomar decisiones correctas y a saber autogobernarse. Una de las formas de ayudar, es enseñarle a asumir responsabilidades y a sufrir las consecuencias de su desenvolvimiento y de las decisiones que toma. Debe enseñársele hábitos de trabajo, diligencia y perseverancia, entre varios otros. Estos aspectos le serán de gran utilidad en las diferentes áreas de su vida. 1.

Lo ayudará a ser independiente

Guiarlo en el proceso de maduración puede ser cansador, o desgastante, pero cuando se logra, produce grandes beneficios. Moore (2007) dice lo siguiente: 49

PADRES QUE IMPACTAN

Después de todo, tener hijo cuesta mucho. No se refiere solo a los costos económicos; sino a todos los aspectos que suponen ser padres. Los progenitores que no están dispuestos a pagar el precio en los primeros años de vida de su hijo, adquirirán una deuda y una carga para todo el resto de sus vidas. Usted pagará porque sus hijos se apoyarán constantemente en usted para criar a los hijos de ellos, para pagar las cuentas de ellos, para suplir las necesidades de ellos, y nunca se volverán responsables de verdad.4

Los obstáculos que contribuyen a la inmadurez Como se ha dicho, la maduración es un proceso que algunas veces involucra aun ciertos riesgos, razón por la cual, a veces probablemente no se lleva a cabo. Existen algunos impedimentos muy comunes como los siguientes: 1.

La sobreprotección

Los padres no sólo deben permitir que los hijos colaboren en las tareas del hogar, sino también deben asignarles trabajos y responsabilidades específicas. De esta manera, les ayudarán a convertirse en un miembro responsable de la familia. Además, deben también hacerlos a responsables de su propia conducta y sus decisiones. Deben dejar de correr al autobús cuando a ellos les corresponde hacerlo; deje de atarle los cordones de los zapatos, cuando ellos lo pueden hacer; no impida que se caigan de narices. Déles la oportunidad de aprender “por la fuerza” que, muy a menudo, es la única forma posible de aprender.5 Por todos lados se encontrarán madres que constantemente protegen a sus hijos de cualquier situación, que impiden que ellos desarrollen fuerzas para enfrentar la vida. Esta actitud equivocada trae repercusiones serias que, muchas veces, inutiliza al hijo para enfrentar la vida por sí solo. Goleman (2010) señala: “La convicción protectora parece haber estimulado la actitud temerosa, probablemente al privar a los pequeños de la oportunidad de aprender a vencer sus temores. La filosofía de la educación, según la cual “aprender es adaptarse”, parece haber ayudado a los niños temerosos a ser más valientes.6 Se comete un grave error al sobreproteger a los hijos, pues como bien se dice: “De todas las virtudes que podemos aprender no hay otra característica más útil, más necesaria para la supervivencia, y con más probabilidades de mejorar la calidad 50

de vida, que la capacidad de transformar la adversidad en un desafío que los hijos disfruten en alcanzar.7 2.

Tomar demasiado en serio “la adolescencia”

En la actualidad muchos padres que tienen hijos pequeños, viven bajo la sombra del temor que llegue el “monstruo” llamado adolescencia, etapa cuando los hijos se desquician, rebelan, se vuelven desobedientes, reprueban en la escuela y cometen los más grandes desatinos y atrocidades. Todo esto, muchas veces, aceptado y permitido “porque está en la adolescencia”. Lo interesante es que este “monstruo” es de reciente fabricación. La adolescencia es un concepto nuevo. No formaba parte de un aspecto psicológico. No era motivo de estudio científico, pues no existía, éste apareció a fines del siglo XIX, y recibió nuevo impulso gracias a la obra precursora de Stanley Hall, a principios del siglo XX.8 Moore (2007) dice: “Los jóvenes de generaciones anteriores pasaron por la adolescencia, y nunca fueron considerados, ni llamados adolescentes. Es más, la palabra adolescente tiene menos de un siglo de vida. El primer uso registrado fue en un artículo de la revista Popular Science”.9 La psicología ha promovido tanto esta etapa, que nuestras creencias acerca de los adolescentes son profundamente confusas y contradictorias, tanto es así que los padres consideran que debe dárseles a los hijos, durante este período, toda la libertad para que aprendan a ser libres y puedan llegar a ser ellos mismos. Los adolescentes, por lo general, quieren más libertad de la que deberían tener. Al mismo tiempo, algunos padres tienden a dar menos libertad de la que podrían dar”.10 Algunos de los obstáculos y las características de la adolescencia son los siguientes: Libertad sin control. Necesitan muchos años de capacitación y estudio para que dejen de ser niños y se conviertan en adultos. Difícilmente conocen algo en absoluto. Se les debe proteger del mundo del trabajo, pues son niños. Gastan el dinero sin comprender cómo se gana.11 Actúan como criaturas frágiles y vulnerables. Este aspecto muchas veces no es real. La verdad es que algunos de estos adolescentes se comportan como maníacos 51

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sexuales. Son un peligro para la sociedad, saben más que todos los padres, y sin embargo, siguen siendo la esperanza de todos nosotros..12 Moore (2007) dice: La adolescencia ha sido creada, y nos la han trasmitido. Igual que el Dr. Frankenstein de Shelley, nuestra cultura ha creado un monstruo y le cuesta controlarlo. Algunas personas llaman adolescencia a “un periodo de insensatez temporal entre la infancia y la edad adulta”; tienen razón, pero el adolescente no es el insensato, sino nuestra cultura. Nuestra desquiciada cultura inventó la adolescencia… y ahora no sabemos qué hacer con ella. La adolescencia ha creado conflictos principalmente en los campos de la identidad, sexualidad, trabajo y colegio. Varios estudios realizados por el Centro Nacional de Investigación de Opinión, mostraron que la mayoría de los estadounidenses no consideran adulto a un individuo hasta los veintiséis años de edad o hasta que haya concluido su educación, que trabaje tiempo completo, y haya comenzado a levantar una familia.13 Impedir que sufran y se esfuercen. En la sociedad hipermoderna los adolescentes cuentan con muchas leyes que los protegen. Hoy día, es socialmente aceptable, incluso está legislado y establecido, por lo menos en la mayoría de las culturas occidentales, que antes de que una persona se convierta en adulta tendrá que pasar por las diferentes etapas de la niñez y las de la adolescencia, lo cual lo puede llevar hasta los 18-20 años y, en algunos lugares, hasta un poco más. Esto le permitirá cometer las más grandes atrocidades sin que la ley pueda castigarlo. Durante esta etapa de la adolescencia, dice Moore (2007): “Típicamente describimos a los chicos como groseros, perezosos y apáticos. Es más, ya no hay un adolescente normal. En algún momento, más o menos en los últimos treinta años, se volvió normal que un adolescente fuera anormal”.14 Dornbusch, sociólogo de Stanford, hizo un estudio entre más de diez mil alumnos de la escuela secundaria, y encontró que los norteamericanos de origen asiático tenían mayor éxito escolar. Si bien la mayoría de los padres norteamericanos están dispuestos a aceptar los puntos débiles de un niño y a acentuar los puntos fuertes, entre los asiáticos la actitud es que si uno no se desempeña bien, lo que debe hacer es estudiar hasta las altas horas de la noche y, si aún así, no obtiene buenos resultados, debe levantarse más temprano a estudiar”.15 Coleman (2010) menciona que entre los asiáticos se considera que todos pueden tener un buen desempeño en la escuela. La diferencia estará en que algunos ten52

drán que hacer más esfuerzo que otros. Esta filosofía de la vida los ha ayudado a fortalecer su ética cultural con respecto al trabajo. En este sentido, se han logrado una mayor motivación, ser más perseverantes y aspectos que se relacionan con la madurez emocional.16 Tratarlos como niños pequeños. ¿A qué edad una persona llega a ser adulta?, este aspecto, sin duda, puede ser motivo de grandes diferencias y discusiones. En México y en Estados Unidos a los 18 años los jóvenes pueden votar, pero aún no son reconocidos como adultos. Por lo menos, no en todas las cosas. Moore (2007) dice que en Estados Unidos a los dieciséis años se puede conseguir una licencia, pero, no es adulto; a los dieciocho puede votar, pero, no es adulto; para rentar un auto, usted es adulto a los 25 años, pero en el restaurant “Dennys” al cumplir 10 años, le cobrarán el menú de adulto. Otro aspecto que resulta paradójico es que, mientras la sociedad ha ido prolongando la edad para ser reconocido como adulto, el desarrollo físico se está dando a edades cada vez más tempranas que hace un siglo o dos.17 “Antes de 1850, el común de las mujeres menstruaba alrededor de los dieciséis años de edad… Ninguno de los sesenta y cinco estudios hechos antes de 1880 encontró un promedio por debajo de los catorce años y medio. Muchas tenían diecisiete años o más. Para 1950, sin embargo, el promedio ha bajado casi hasta doce y medio o trece. La pubertad masculina no es tan obvia y no se ha estudiado mucho. No obstante, cuando Bach dirigía su coro en la Iglesia de Santo Tomás, en Leipzig, hace más de doscientos años, era frecuente que los muchachos cantaran soprano hasta los diecisiete años … En 1744, Bach tenía diez altos, el menor tenía quince años y el mayor diecinueve. Las voces de los hombres cambiaban en ese entonces como a los diecisiete años, pero ahora como a los trece o las catorce… Este cambio se lleva a cabo, aproximadamente, a la edad de la pubertad. Todo esto significa que la gente de hoy experimenta la pubertad como tres o cuatro años antes que la de uno o dos siglos atrás”.18

Cómo ayudarlo en el proceso de maduración. Moore (2007) considera que hay cuatro pasos que se pueden seguir para llevar a los hijos a la madurez. En lo que resta de este capítulo, se considerarán estos cuatro aspectos. Será de beneficio tomar en cuenta la siguiente declaración de Kuzma (2008). “El camino mas rápido para fomentar la independencia en vuestros hijos, es 53

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la atención total a las necesidades de ellos en sus años de dependencia”.19 Primer paso: un ritual de transición Ayudará en el proceso de maduración que los hijos sepan que hay un momento específico en el cual se le haga la diferencia entre la infancia y la edad adulta. “Experimentar un ritual de transición permite a los jóvenes superar la conducta infantil y comenzar a asumir responsabilidades de adultos y las consecuencias resultantes”.20 Se considerarán, a continuación, algunas costumbres: En África. En una comunidad sudafricana, a los cuatro años se le enseña al niño a recoger leña, aprenden a escoger el tamaño y la clase de leña que les producirá mejores resultados al encender el fuego. Los niños realizan esta actividad de recoger hasta los seis años, entonces comienzan a aprender a apilarla al estilo propio de la tribu para que, al encenderla, el aire pase a cada leño y el fuego sea más completo. Cuando el niño cumple ocho años, recibe un obsequio especial: fósforos que le permiten encender la hoguera por primera vez. A partir de entonces, se sabe que el muchacho tiene toda la habilidad para escoger, amontonar y encender una excelente fogata.21 En Israel. Barclay comenta: Entre los Judíos la edad era muy importante, los jóvenes alcanzaban la mayoría de edad a los doce años. Entonces llegaban a ser hijos de la ley, y tenían que cumplir con todas las obligaciones que imponía la ley. 22 En Panamá. En ciertas culturas, como la “emberá”, las niñas suelen casarse a los doce años, no tienen, ni celebran ninguna ceremonia de boda, lo que tienen es un ritual definido de transición. Como entre los doce y catorce años, cuando dos jovencitos se quieren casar, la prueba de que ya están listos para este paso es que tienen que construir su propia casa. La pareja, antes de casarse, deben trabajar diariamente en la construcción de su propia casa de madera, deben buscar todos los materiales que se requerirán en la selva. Durante el período de construcción van juntos a buscar materiales para construir su casa, pero deben regresar cada día cada uno por separado a la casa de sus padres; al terminar la vivienda, se mudarán a vivir juntos a la casa que construyeron. Una vez que la casa ha quedado terminada, la tribu los ve como casados, y también los ve como adultos. De este modo, la construcción de su propia casa llega a ser la señal de transición de niños a adultos.23 En Latinoamérica. Entre las mujeres, al menos en teoría, la ceremonia de los quince años tenía originalmente ese propósito. Actualmente, tiene más que ver con algo 54

social que con la madurez. Segundo paso: asignar tareas trascendentales Desde muy pequeños los niños perciben y entienden si la tarea que se les asignan es importante o se les están pidiendo que hagan algo para mantenerlos ocupados, o si realmente es algo que se debe hacer. Se les debe permitir, y apoyar a los hijos, que tengan la satisfacción de adquirir lo que les gusta con el producto del esfuerzo en su trabajo.24 Algunas ideas para lograrlo son las siguientes: 1. • • • • • •

Enséñele al niño desde muy pequeño a ser útil Asígnele tareas en casa de acuerdo a sus fuerzas y capacidad. Anímele a ayudar a sus padres en las tareas de la casa. Promueva la abnegación y el dominio propio. Enséñele a anteponer la felicidad ajena a la suya. Aliéntelo a que anime a sus hermanos y compañeros de juego a ser bondadosos con los ancianos, enfermos e infortunados.25 Asígnele trabajos de responsabilidad. Hasta casi la mitad del siglo pasado, los hijos eran enseñados a trabajar. En realidad, tener hijos, significaba apoyo para las familias. Visto de cierta manera, los hijos eran como un patrimonio. Esta situación comenzó a cambiar, las familias comenzaron a trasladarse a las ciudades en busca de oportunidades de trabajo. More (2007) dice que los gobiernos establecieron leyes para proteger a los hijos, a fin de que éstos ahora asistieran a las escuelas. Sin duda que, en algún momento, estas leyes se establecieron y sirvieron para proteger del abuso que algunos padres hacían de los hijos. Lo que ocurrió es que algunos padres no comprendieron que ese trabajo duro era lo que ayudaba al muchacho a avanzar hacia una edad adulta, capaz y responsable. De pronto, el muchacho que una generación atrás era considerado un adulto responsable, ahora estaba en el aula de clase y sin ninguna otra responsabilidad, escuchando de parte de todos que es un “niño”.26 A diferencia de las décadas pasadas, cuando hacen trabajo útil, los “adolescentes contemporáneos son mucho más, a menudo, un desagüe económico”.27

2.

Trátelos de acuerdo a la edad que tienen

Los hijos deben ser tratados de acuerdo a la edad que tienen. Deben asignárseles responsabilidades y darles privilegios que se relacionen con su edad. El Dr. David Alan Black… dice, respecto a la adolescencia: “Es evidente que la adolescencia 55

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ha alterado el proceso de crianza de hijos en Estados Unidos. Cuando la escuela, la iglesia y la familia tratan a los chicos de dieciséis años como niños jóvenes, los adolescentes actúan en maneras que justifican ese trato. Poco asombra que los jóvenes de hoy padezcan confusión de roles. No saben quiénes son, de dónde vienen, a dónde se dirigen. Están a la puerta del inicio de la vida sin un lugar a dónde ir.28 •

Ayúdelos a madurar. Barna (2006) menciona que los hijos necesitan ayuda en, por lo menos, cuatro aspectos: 1. Que se les ayude a identificar su propósito en la vida, pues aún entre los adultos el 50% no sabe cuál es, y entre los adolescentes dos de cada tres tampoco lo saben, y están buscando sentido y dirección. 2. Que se les aclaren las perspectivas centrales de su vida. Es tiempo de ayudarlos a confiar en Dios y en la Biblia. 3. Que se les otorguen las condiciones y recursos básicos que necesitan para crecer de manera saludable. 4. Que se les describa con claridad el desempeño de actividades específicas, que les permitan llevar vidas significativas y productivas.29

Faber y Mazlish (1980) comentan que, para ayudar a los hijos a madurar, es necesario lo siguiente: 30 •

Deje que los niños hagan elecciones.

• • • • • • • • • • •

Demuestre respeto hacia los esfuerzos del niño. No haga demasiadas preguntas. No se apresure a dar respuestas. Anime a los niños a emplear recursos fuera de su hogar. No les quite la esperanza. Deje que sea dueño de su propio cuerpo. Manténgase alejado de las minucias de la vida de su hijo. No hable de un niño enfrente de él, no importa lo pequeño que sea. Deje que el niño responda él mismo. Demuestre respeto a las actitudes de su hijo. Cuídese de decir demasiados no.

Cultive el sentido de competencia. Cultivar en nuestros hijos el sentido de que son competentes, de adquirir confianza en sí mismos, de hacerlos sentir que son valiosos para Dios y para nosotros como sus padres, es un esfuerzo que lleva tiempo, 56

que demanda pensar y planear mucho. McDowell (2001) señala que, cuando esto se hace, se logra lo siguiente: • • • •

Son más fuertes para resistir las tentaciones sexuales. Con menor frecuencia se rebelarán a los padres. Cederán menos a la presión de los amigos. Tendrán más éxito en sus estudios y su carrera.31

Tercer paso: consecuencias lógicas En el proceso de aprendizaje para convertirse en adultos los hijos, con frecuencia, se equivocarán. Entonces, es oportuno aplicar el consejo de Luis Pasteur: “No les evitéis a vuestros hijos las dificultades de la vida, enseñadles más bien a superarlas”. Por el amor que los padres tienen por sus hijos, con frecuencia se les hace muy difícil verlos sufrir, pasar por privaciones o dificultades. Aunque sea doloroso, dice Kuzma (2009): “Los padres firmes y tiernos enseñan a sus hijos con eficacia a ser responsables, dejándolos sufrir las consecuencias”. Ella define lo que son las consecuencias naturales: Es lo que sucede automáticamente si el niño continúa con su propio camino de “destrucción”.32 Los padres sabios e inteligentes reconocerán que uno de los mejores métodos para que los hijos aprendan a modificar sus conductas negativas, es dejarlos que sufran las consecuencias. Kuzma (2009) continúa: “Es la manera más rápida y, a la larga, la menos dolorosa para estimular al niño a que tome decisiones correctas”. Sin embargo, no debe ser el único método que el padre aplique. Debe recordarse y tomarse muy en cuenta que, si se usa siempre un solo método, cada vez éste se volverá menos efectivo. Se debe tomar en cuenta el siguiente principio en la aplicación de este método. Las consecuencias lógicas son impuestas por los padres, y “es efectiva cuando no hay una consecuencia natural, o la consecuencia natural no es peligrosa” 33 Cuarto paso: depósitos de gracia 1.

Ver los errores como factores de aprendizaje

A medida que los hijos van creciendo es necesario que se les vaya animando a tomar decisiones. Ocurrirá con frecuencia que en este proceso, más de una vez se equivocarán y cometerán errores, pero esos errores no deben verse como aspec57

PADRES QUE IMPACTAN

tos en los cuales se ha perdido tiempo y tal vez dinero. Sin duda, el hijo, si ha sido bien guiado, habrá aprendido lecciones de gran importancia para su vida futura. 2.

Dar nuevas oportunidades

Un aspecto muy importante en el desarrollo de un hijo es que sepa que cuenta con nuevas oportunidades. Es más, los padres necesitan sabiduría y mucho tacto para que, al mismo tiempo que guíen al hijo para que no cometan los mismos errores, él debe saber que seguirá contando con el apoyo de sus padres. 3.

Perdonar y olvidar las equivocaciones

Los hijos no solo suelen cometer errores que los lastiman a ellos mismos, muchas veces también lastiman a otros, especialmente a los padres. Es allí donde los padres necesitan mostrar un espíritu perdonador. También se requiere que las equivocaciones pasadas sean olvidadas y todo resentimiento sea eliminado. Los padres disponen de un periodo de tiempo para instruir al hijo sobre como se conducirá, pero llega el momento en el que a él le corresponde tomar sus propias decisiones. El cuadro ideal que se ha presentado, no siempre se logra plenamente. Los padres deben hacer todo lo que tienen a su alcance para preparar a sus hijos, pero, finalmente, ellos no pueden hacerlo todo. “Cuanto más asuman los padres la responsabilidad por la felicidad de sus hijos, más garantizan su eventual desdicha”.34 Aun después de haber hecho todo, los hijos, al crecer tienen la última palabra con respecto a su vida, bien se aplican los siguientes versos de Amado Nervo. Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida; Porque nunca me diste una esperanza fallida, Ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; Porque veo, al final de mi rudo camino, Que yo fui el arquitecto de mi propio destino. Que si extraje las mieles o la hiel de las cosas, Fue porque en ellas puse hiel, o mieles sabrosas; Cuando sembré rosales, coseché siempre rosas. 1

John Maxwell, Relacionándose mejor con los demás (Colombia: Peniel, 2000), 117. Gilda Moreno, La inteligencia emocional en la educación; disponibl en http://alfarache.wordpress.com/2010/03/29/inteligencia-emocional/, accesada el 20 de octubre de 2011. 3 José Luis Diez Pascual, La madurez emocional, disponible en http://www.ecojoven.com/cinco/07/madurez.html, accesada el 10 de septiembre de 2011. 4 Walker Moore, Ritual de transición en la crianza de los hijos (E.U.A.: Grupo Nelson, 2007), xii. 2

58

5 Padres e hijos; disponible en http://es-es.facebook.com/notes/wawasana/mas-sobre-larelaci%C3%B3n-padres-hijos-importante/257018327651693?ref=nf, accesada el 13 de septiembre de 2011. 6 Daniel Goleman, 42. 7 Mis citas preferidas; disponible en http://www.lcc.uma.es/~ppgg/html/citas.html, accesada el 13 de octubre de 2011. 8 Rita María Romero Romero, Adolescencia, disponible en http://www.monografias.com/trabajos5/ adoladol.shtml, accesada el 10 de septiembre de 2011 9 Walker Moore, 11. 10 El papel de la sabiduría; disponible en http://www.watchtower.org/s/200806/article_03.htm, accesada el 10 de septiembre de 2011. 11 Walker Moore, 125. 12 Ibíd., 13. 13 Ibíd.,36. 14 Ibíd., 8. 15 Benjamín Alvarez, El aprendizaje de las Naciones, disponible en http://www.rieoei.org/oeivirt/rie08a06.htm; accesada el 14 de septiembre de 2011. 16 Daniel Goleman, 105. 17 Walker Moore, 26. 18 Ibíd., 27. 19 Kay Kuzma, Obediencia fácil (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), 175. 19 Ibíd. 20 Walker Moore, 14. 21 Ibíd., 112. 22 William Barclay, Comentario bíblico de William Barclay. 23 Moore, 15. 24 Un regalo excepcional (México: Editorial Edamex, 1991), 75. 25 Elena de White; Ministerio de curación (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana, 1971), 311, 312. 26 Moore, 12. 27 Ibíd., 72. 28 Ibíd., 26. 29 George Barna, Cómo transformar a los niños en campeones espirituales (Florida: Casa Creación, 2006), 61. 30 Adele Faber y Elaine Mazlish, Cómo hablar para que los hijos escuchen y cómo escuchar para que los niños hablen (México: Edivisión, 1980), 171. 31 Josh McDowell, El padre que yo quiero ser (Canadá: Mundo Hispano, 2001), 39. 32 Kuzma, 241. 33 Ibíd., 34 Ibíd., 243.

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Los padres en familias saludables aceptan dos

oficios: ser líderes y ser ejemplos.

Capítulo 5 Establecer reglas benefician el hogar

PADRES QUE IMPACTAN

Las reglas en el hogar Una familia estaba teniendo serios problemas con sus tres hijos adolescentes. En ese tiempo, tuvieron la oportunidad de asistir a un seminario sobre Cómo establecer reglas en el hogar. Un día, decidieron que debían poner en práctica el seminario, y juntos analizaron la situación y elaboraron una lista de reglas que ellos consideraron debían establecerse en su casa. Reunieron a sus tres hijos y comenzaron a presentar el plan, pero los hijos se opusieron y protestaron fuertemente, especialmente cuando hablaron de la importancia de avisar, de pedir permiso y tener un horario de llegada. El plan no funcionó. Al día siguiente por la tarde, la madre tomó su bolsa, y sin avisar a nadie, salió de la casa. Llegó la noche y los hijos comenzaron a preocuparse por su mamá. Nadie sabía dónde estaba. Dieron las once de la noche y la madre no regresaba. Los hijos estaban cada vez más preocupados. El padre, le dijo a sus hijos que se fueran a dormir, que al fin en casa no había reglas y nadie tenía que dar cuenta a nadie de sus entradas y salidas. Los hijos se miraban entre ellos como diciendo: “Nos equivocamos”. La noche pasó y la madre no regresó a dormir. Al día siguiente, la madre no amaneció en casa, los hijos no quisieron ir ese día a la escuela, estaban muy preocupados por su madre. A media mañana ella llegó. Todos los hijos le reclamaban diciendo: “Mamá ¿por qué no nos dijiste que ibas a salir?” “Pues, porque en esta casa nadie le da cuentas a nadie”. “Hijos”, dijo el padre, “¿se dan cuenta de cuán importante es que existan reglas en la casa? Tu mamá y yo hicimos este plan para que vean lo que nosotros sufrimos cuando ustedes están fuera de casa, y nosotros no sabemos dónde están”. Los hijos lo entendieron, y esa misma tarde la familia se reunió para establecer las reglas. 1.

Todas las instituciones u organizaciones tienen reglas

Las organizaciones internacionales tienen sus reglas para regular la relación entre las naciones. • • • • • 62

Las ciudades tienen sus reglas para funcionar correctamente. Las empresas tienen sus reglas para regular su funcionamiento. Las iglesias tienen sus reglas para guiar a sus miembros. Los deportes tienen sus reglas para los participantes. En las carreteras, en las calles y en las avenidas, existen reglas para una buena circulación.

Lo preocupante es que, en muchos hogares, y por diferentes motivos, no existen reglas. Como consecuencia, hay confusión y se suscitan conflictos constantes entre sus miembros. Las reglas en un hogar tienen como objetivo facilitar la convivencia de los miembros de la familia. Especialmente tienen como propósito guiar a los hijos por el camino que uno desea. En realidad, las reglas dan libertad. Las buenas reglas se basan en principios en lugar de hacerlas arbitrariamente como prohibiciones. Cuando así se hacen, les mostramos a los hijos la dirección a seguir. Si las reglas son escritas en forma negativa –diciendo lo que uno no quiere, no existen ni propósito, ni dirección. Las reglas elaboradas correctamente ayudan a los padres y a los hijos a alcanzar sus objetivos o metas, y a lograr una buena convivencia.

La importancia de los límites La mayoría de los padres no establecen normas fijas de comportamiento para sus hijos, sino que tratan las crisis según se presenten, y las consecuencias se miden de acuerdo al estado de ánimo. Cuando se establecen reglas en el hogar, los niños se sienten más cómodos y seguros, y la disciplina se hace más consecuente y efectiva.1 1.

Crean un cerco de amor

Contrariamente a lo que comúnmente se piensa, las reglas son para el bienestar de las personas. Las rayas en una carretera son de gran ayuda para el conductor. Las reglas son como una pared que nos indica hasta dónde podemos llegar, como dice Habenicht, son “Un cerco que define los límites de la elección”.2 White considera que “Todo hogar cristiano debe tener reglas”.3 Éste es un principio claramente establecido desde el huerto del Edén. Dios estableció allí las primeras reglas para Adán y Eva. 2.

Enseñan y ayudan a obedecer

Las reglas delimitan el área donde las personas pueden moverse. “La obediencia es la disposición a vivir dentro de los límites establecidos”.4 3.

Ayudan al hijo a desarrollar diversas cualidades

El doctor Laurence Steinberg, profesor de Psicología, sostiene que los horarios son parte esencial de la vida adulta: regulan el trabajo, las actividades religiosas y hasta 63

PADRES QUE IMPACTAN

el esparcimiento. Los padres que no enseñan a sus hijos a distribuir bien el tiempo y a ceñirse a un horario, no les hacen un favor. Por otro lado, “los estudios demuestran que cuando hay reglas y una estructura, los hijos se sienten seguros y confiados, y aprenden a tener control de sí mismos y a ser autosuficientes”.5 4.

Enseñan responsabilidad

Cada miembro de la familia debería comprender cuál es la parte que se espera que realice en colaboración con los otros. Todos, comenzando con los niños de seis años en adelante, deberían comprender que se requiere que ellos compartan la carga de la vida.6 5.

Establecen rutinas y tradiciones

Cuando los niños de familias con bajos ingresos realizan ciertas actividades con sus padres durante el fin de semana, como es cenar juntos en familia, participar de recreaciones y actividades familiares, etc., compensan algunas de las limitaciones que podrían experimentar de otro modo.

Características de las reglas Con el propósito de obtener mejores resultados, es sumamente importante que las reglas tengan ciertas características, como las que a continuación se mencionan. 1.

Deben ser elaboradas por los padres

Muy rara vez las familias analizan sus propias reglas, pero la gente que las estudia ha encontrado que las familias saludables tienen reglas que son hechas y puestas en vigor por los padres. A medida que crecen los hijos, pueden participar en su elaboración o por lo menos consultárseles. Eso puede sonar obvio, pero es sorprendente cómo en ciertas hogares las reglas son hechas por los hijos, especialmente cuando los padres se sienten inseguros de su papel como líderes y quieren evitar conflictos.7 2.

Deben escribirse anticipando las necesidades

Cuando se escriban las reglas, es importante considerar, tanto la comodidad de los padres, como la de los hijos. Solo han de escribirse reglas de lo que se considere necesario. De hecho, debe esperarse resistencia,8 especialmente al principio. 64

3.

Deben ser cortas, claras y específicas

Ronald Simons, sociólogo de la Universidad de Georgia, dice: “El hecho es que a los muchachos les va mejor cuando existen reglas claras y disciplina consecuente. Sin una estructura se ensimisman, se vuelven egocéntricos, son infelices y, de paso, les amargan la existencia a cuantos están a su alrededor”. La Palabra de Dios dice simple y llanamente: “Quien bien quiere a sus hijos, procura corregirlos” (Proverbios 13:24). 4.

Deben ser equilibradas

Las reglas permiten que las personas cuenten con otros y sepan esperar. Su propósito no es hacer a los hijos ni dependientes, ni servidores, sino enseñarles a cooperar, a darles áreas de independencia. Cuando un niño sabe claramente lo que se espera de él, se va a sentir más en control.9 Las reglas absolutas deben ser pocas y bien equilibradas, deben tener como propósito el bienestar de toda la familia. 5.

Deben ser prácticas

Que los niños cumplan o no las reglas, tiene mucho que ver con cuán razonables y prácticas son, y si éstas pueden ser recordadas o no.10 6.

Deben ser objetivas y medibles

No es conveniente elaborar reglas sobre actitudes o sentimientos, pues estos aspectos no se pueden medir. Las reglas deben ser claramente medibles. 7.

Deben ser constantemente revisadas

Es importante cambiar las reglas si no se están obteniendo los resultados deseados.11 Las juntas familiares son los mejores lugares para hablar y poner reglas, así como para establecer las consecuencias o imponer la disciplina. Un esposo y padre compartió esta experiencia: “Hace cuatro años mi esposa y yo, mis dos hijos y mi suegra, que vive con nosotros, creamos un enunciado de misión familiar. Recientemente estuvimos revisando ese enunciado, para ver qué pensábamos que debía cambiar. En el curso de la discusión, Sara, nuestra hija de 65

PADRES QUE IMPACTAN

11 años, dijo algo realmente importante. Estaba hablando de cómo una persona puede aportar tensión a la familia y afectar a todos los demás. Creo que ella sentía esto en particular por su abuela, porque estaba pasando por algunas cosas en ese momento, y tendía a hablar rudamente a los niños cuando nosotros no estábamos. Pero cuando Sara lo dijo, no dijo que era la abuela, dijo que era la familia. Y la abuela lo captó de inmediato. Dijo: “¿Sabes?, sé que yo lo hago, y quiero mejorar”.12

Las reglas ayudan en el desempeño escolar Diversos estudios han dejado en claro que, el establecimiento de reglas en la educación y disciplina de los hijos, facilitan la tarea de los padres en el desempeño escolar de los hijos. 1.

Ayudan a elevar el rendimiento escolar

Un interesante artículo titulado Familias y centros escolares, presenta los siguientes aspectos de gran importancia para que los hijos logren un alto rendimiento escolar: • • • • • • • • • • 2.

El uso del tiempo en el hogar es considerado de gran importancia. Los padres estimulan la independencia de los hijos mediante una correcta supervisión. Se alaba la productividad y el cumplimiento de las tareas. Se anima constantemente a los hijos para que empleen el tiempo con sabiduría. Se acostumbra a los hijos a trabajar con un calendario y una agenda. Se promueve la buena lectura, el estudio y a jugar juegos que estimulan la mente. Los hijos son guiados por sus padres a invertir alrededor de 20 horas fuera del horario escolar en actividades constructivas de aprendizaje. Se mantiene un horario fijo para comer, dormir y estudiar.13 Contribuyen a mejorar el rendimiento escolar. Se participa juntos de, por lo menos, una comida al día. Proporcionan límites predecibles

La existencia de reglas en el hogar contribuye a que los hijos tengan un mejor rendimiento escolar, y además, les proporcionan límites predecibles para sus vidas, “estimulan un uso productivo del tiempo, y propician experiencias de aprendizaje como algo habitual en la vida familiar.14 66

La revista Parents informa que, ciertos estudios muestran que “los hijos criados por padres amorosos y que hacen valer su autoridad —aquellos que apoyan a sus hijos y al mismo tiempo establecen límites definidos—, sobresalen académicamente, desarrollan mejores habilidades sociales, se sienten satisfechos consigo mismos y son, por regla general, más felices que aquellos cuyos padres son demasiado blandos o excesivamente severos”.15 Existen algunos aspectos que se consideran básicos para el buen desarrollo de los hijos en diferentes ámbitos, especialmente en el aspecto académico, algunos de los cuales son: • • •

Tener una rutina en la vida familiar. Que las interacciones diarias entre padres e hijos sean constantes. Que la familia disfrute de actividades recreativas.

Qué hacer para que las reglas se cumplan Es obvio, que establecer reglas en el hogar tiene sus problemas, especialmente al principio. Tomar en cuenta los siguientes consejos, puede facilitar un poco la tarea. 1.

Busque un buen consejero

Cuando se trata de la crianza de los hijos, parece que todo el mundo tiene algo que decir. Antes, los padres principiantes copiaban el ejemplo de sus propios progenitores o se guiaban por sus convicciones religiosas. Ahora, sin embargo, en numerosos países la familia está en declive y la religión ha perdido su influencia en la sociedad; de ahí que muchos recurran a profesionales en la materia. En la Biblia se pueden encontrar reglas que guíen a los padres. Las órdenes de Dios deben ser supremas. Que el padre y la madre de la familia abran la Palabra de Dios delante de Áquel que escudriña los corazones, y pregunten con sinceridad: “¿Qué dijo Dios?”16 2.

Haga de su casa un oasis de amor

Crear un buen ambiente en el hogar es de suma importancia para el desarrollo de los hijos y para la administración de la disciplina: White aconseja que: •

Las reglas del hogar deben ser aplicadas con sabiduría y amor, no con vara de 67

PADRES QUE IMPACTAN

• • • 3.

hierro. Los niños, generalmente, responden con obediencia voluntaria a la ley del amor. Elogie constantemente los aspectos positivos que hacen los hijos. Hagan la vida de los hijos lo más felices posible.17 Ejerza su autoridad

Como ya se dijo, el amor es muy importante, pero la disciplina es el otro lado que balancea y mantiene el equilibrio; sin embargo, no se puede disciplinar y abrazar al mismo tiempo, así como en un auto el freno y el acelerador cumplen una función distinta y muy importante, no se pueden ni deben ejecutar al mismo tiempo. Nunca crea que si ejerce su autoridad, sus hijos se alejarán de usted o anulará por completo su personalidad. Dios, el autor de la vida familiar, no se ha propuesto que los hijos tengan voz y voto en la dirección de la familia mientras son pequeños, todo lo contrario: ha conferido a los padres una posición de autoridad, y manda a los hijos que “sean obedientes a sus padres”. 4.

Establezca reglas y hágalas cumplir sin falta

¿Por qué no confecciona una lista de reglas familiares que sus hijos deban obedecer? Algunos padres recomiendan limitarla a unas cinco, más o menos, ya que una lista corta de reglas bien escogidas es más fácil cumplirlas y recordarlas. Escriba junto a cada regla las consecuencias de quebrantarla. Asegúrese de que los castigos sean moderados, y que en verdad esté dispuesto a imponerlos. Repase las reglas periódicamente para que todos —incluidos papá y mamá— sepan con exactitud lo que se espera de cada cual. Cuando un hijo rompe una regla, los padres deben responder inmediatamente aplicando las consecuencias.18 Uno de los grandes obstáculos en la disciplina de los hijos, y cumplimiento de las reglas, es la diferencia en cuanto a la aplicación de la misma. Con frecuencia, uno de los padres es más estricto que el otro, y los hijos, desde muy pequeños, sabrán en quién refugiarse. White lo advierte cuando dice: “Sucede a veces que uno de los padres es demasiado indulgente y el otro demasiado severo”. Esta diferencia limita la posibilidad de obtener buenos resultados en la formación del carácter de los hijos.19 5.

Enseñe a sus hijos a manejarse con un horario

Tener un horario y respetarlo, le hace más fácil la vida al padre y al hijo, y lo ayuda 68

a formar hábitos correctos, los cuales son tan necesarios a lo largo de la vida. Algunos de los hábitos más importantes que deben tener los hijos son los siguientes: • • •

Tener un horario fijo para dormir, apropiado para su edad. Tener un horario para levantarse diariamente: éste puede variar los fines de semana, si las actividades así lo permiten. Tener un horario establecido para las comidas. Este aspecto debiera, en lo posible, ser un hábito familiar. Comer juntos, como ya fue mencionado, es de gran beneficio para toda la familia.

Las horas de las comidas siempre deben ser ocasiones felices y placenteras, en las que se comparten conversaciones agradables y se aprende, a veces, incluso mediante discusiones serias sobre temas intelectuales o espirituales, pero nunca ha de ser un lugar para disciplinar, corregir o juzgar. Cuando las comidas son placenteras y evitan juicios o instrucciones, las personas están ansiosas por reunirse y estar juntas. Bien vale la pena la planeación cuidadosa y la disciplina considerable que se requiere para preservar la felicidad de las horas de comida, y hacer un momento en que la familia se sienta a salvo.20 También es importante un horario para llegar a casa, de acuerdo a lo que es prudente para los padres y la edad de los hijos. 6.

Tome en cuenta los sentimientos de sus hijos

Es posible que, ocasionalmente, los hijos deseen un cambio en algún aspecto de las reglas; analice la petición, y si es prudente, negocie con ellos. No se debe negociar, cuando está de por medio algún principio. Siga el consejo bíblico de “ser presto en cuanto a oír, lento en cuanto a hablar, lento en cuanto a ira” (Santiago 1:19). Hablando del tema, un padre cristiano dijo: “Si Jehová deja que yo le abra mi corazón cuando le oro, es justo que yo deje que mis hijos expresen sus sentimientos, tanto los positivos como los negativos”. 7.

Sea un ejemplo para ellos

El cumplimiento de las reglas se facilitará cuando los hijos vean que sus padres hacen lo mismo con las reglas de los adultos. White dice: “Todo hogar cristiano debe tener reglas; y los padres deben, por sus palabras y su conducta el uno hacia el 69

PADRES QUE IMPACTAN

otro, dar a los hijos un ejemplo vivo y precioso de lo que desean verlos llegar a ser. Debe manifestarse pureza en la conversación y debe practicarse constantemente la verdadera cortesía cristiana”.21 Esfuércese por dar un buen ejemplo, aunque no sea perfecto y aproveche sus errores para enseñar una lección positiva. Cuando se equivoque, admítalo y pida perdón. Esto les enseña a los hijos que los padres también cometen errores y que también se esfuerzan por mejorar su conducta. Así los hijos aprenderán a pedir perdón, a reconocer sus errores y a corregir sus conductas. Los hijos se sienten alentados cuando sus padres reconocen sus errores delante de ellos. Esta conducta de parte del padre, estimula a los hijos a contarles a sus padres sus propias equivocaciones. LA OBRA QUE HACEMOS EN LOS HIJOS Autor anónimo Mi vida no es sino un tejido entre mi Dios y yo. Yo no elijo los colores, él trabaja sin cesar. Frecuentemente él teje dolor, y yo, con tanto orgullo Me olvido de que él ve la parte de arriba y yo sólo la parte de abajo, al revés. No será hasta que el telar esté en silencio, y que las lanzaderas cesen de volar, Que Dios desenrollará la tela y me explicará la razón. Los hilos oscuros son tan necesarios en la mano hábil del tejedor, Como los hilos de oro y plata en el diseño que ha planeado.22 1

Tim La Haye, Casados pero felices (Colombia: Editorial Libertador), 88. Donna J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2006), 96. 3 Elena de White, El hogar cristiano (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana, 19782), 13, 14. 4 Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 2 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2009), 227. 5 Enseñe a sus hijos a sujetarse a un horario, disponible en http://www.watchtower.org/s/200708/ article_05.htm; accesada el 12 de septiembre de 2011. 6 Testimonies, t. 2, 7 Padres en familias saludables 8 Ibíd. 9 Ibíd. 10 Kay Kuzma, Los primeros siete años t. 2, 227. 11 Adolescencia. Como poner normas y límites a los adolescentes, disponible en http://www. euroresidentes.com/adolescentes/normas-adolescentes.htm; accesada el 11 de febrero de 2011. 12 Stephen R. Covey, Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas (México: Grijalbo, 1998), 94. 13 Familias y centros escolares, disponible en http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_ upload/archive/publications/ EducationalPracticesSeriesPdf/prac02s.pdf, accesada el 20 de octubre de 2011. 2

70

14

Donna J. Habenicht, 29. Siete pasos para ser mejores padres, disponible en http://www.watchtower.org/s/200708/ article_03.htm, accesada el 10 de septiembre de 2011. 16 Elena de White, El hogar cristiano, 166 . 17 Ibíd., 14. 18 Padres en familias saludables. 19 Felicidad y armonía, 147. 20 Stephen R. Covey, 238, 239. 21 Elena de White, El hogar cristiano, 13. 22 Gary y Greg Smalley, Vínculo de honor (Miami: Unilit, 1999),153. 15

71

La conexión con su hijo es el factor más importante

de la paternidad”. Dr. William Sears

Capítulo 6 La buenas relaciones padres-hijos contribuyen al éxito de los hijos

PADRES QUE IMPACTAN

Beneficios de las buenas relaciones Uno de los más grandes desafíos de los padres es cultivar buenas relaciones sus hijos, especialmente durante la adolescencia y la juventud; sin embargo, la forma como se relacionaron los hijos con sus padres, dejarán una huella imborrable en ellos. Dependiendo de cómo haya sido esa relación será, muchas veces, la plataforma que el hijo usará para impulsarse a lo largo de su vida, y su conducta y sus decisiones se verán continuamente influenciadas por la manera como se relacionaron con sus padres. Dados los graves problemas sociales que afectan a la familia, son necesarios hoy como nunca antes, mayor responsabilidad, involucramiento y compromiso con los hijos de parte de los padres, particularmente del padre que, por diferentes razones, ha tomado su papel ligeramente en relación con la crianza y educación de los hijos. Un cambio en este sentido, puede ayudar a mejorar las relaciones padres-hijos en el interior de los hogares. Se espera que contribuya a fortalecer el desarrollo armonioso de los hijos, y así preparar el terreno para facilitar su tránsito por la vida y la transmisión de valores. Es sorprendente que al preguntárseles a los padres cuán satisfechos se sienten en el cumplimiento de su tarea, especialmente a los papás, consideren que lo están haciendo muy bien y se otorguen mejores calificaciones que las que sus hijos les dan. Zabala (2000) señala que los padres deben ganarse el corazón del hijo, antes de poder transmitir cualquier valor. Esto se puede lograr dedicando tiempo para estar con ellos, siendo así que los hijos no solo necesitan tiempo de calidad, sino también se requiere otorgarles tiempos en suficiente cantidad. Es también necesario que se den contactos físicos continuos, como abrazos y besos, este aspecto no debe limitarse a la edad o el sexo. Los padres deben aprender también la importancia que tienen los contactos afectivos con sus hijos, especialmente en los momentos en los que el niño se siente temeroso o ansioso, por ejemplo, al salir de casa por la mañana o al acostarse por la noche.1 Otro elemento importante es tener conversaciones abiertas. Éstas, generalmente se dan cuando existe confianza. Es también de mucha ayuda realizar actividades de carácter placentero con los hijos, como jugar con ellos. Los padres que juegan con sus hijos dejan, generalmente, recuerdos muy gratos en ellos.2 Una de las experiencias más gratas que un hijo puede tener y que marcará su vida 74

para siempre, es haber mantenido buenas relaciones con sus padres. Los hijos que disfrutaron de esta experiencia, podrán repetirla con mayor facilidad en su propia familia, y tener mejores relaciones con las personas que las rodean. Algunos beneficios de las buenas relaciones con los hijos son los siguientes: 1.

Fortaleza y seguridad para enfrentar la vida

Se ha descubierto que, cuanto más fuertes son los lazos que unen a los padres con los hijos, más capaces y fuertes serán éstos para enfrentar las presiones de sus compañeros, para tomar decisiones sabias, para honrar a su familia y obedecer las reglas. Cuanto más fuerte sea la relación con los padres, mayores son las probabilidades de tener una disposición para vivir una vida sana, feliz, piadosa y exitosa. Estas relaciones, muy especialmente, dan confianza, seguridad, satisfacción y fortalecen a los hijos contra las trampas y tentaciones que enfrentan cuando están en la escuela o con los amigos.3 2.

Lo capacita para el aprendizaje escolar

El desarrollo del lenguaje, y otras destrezas, son muy importantes para el éxito escolar. Esta disciplina debe comenzar en el momento del nacimiento, y las interacciones que el niño mantiene con sus padres repercuten fuertemente para este logro. Existen conductas dentro de la familia que han probado ser importantes para preparar el camino del aprendizaje del niño en el centro escolar. Algunas de ellas es hablar con el niño, escucharle con atención, leerles y escuchar cómo leen, hablar sobre lo que se está leyendo, contarle historias, hablar todos los días y escribir cartas, son algunos de los aspectos más importantes.4 3.

Lo fortalece psicológicamente

Las interacciones familiares positivas fortalecen y desarrollan ese vínculo emocional consistente entre padres e hijos, cuyos resultados se evidencian de modo palpable, a través de expresiones de afecto. Esto le proporciona al niño una mayor fortaleza psicológica para enfrentar las situaciones de tensión y retos que le plantea la vida fuera del hogar, especialmente en el centro escolar. El afecto recibido de sus padres constituye un lubricante social que le ayudará a afianzar sus relaciones. Además, le facilitará el desarrollo de actitudes positivas hacia la escuela y las cargas académicas, tales como el proceso de aprendizaje.5

75

PADRES QUE IMPACTAN

4.

Lo ayuda a mejorar su desempeño escolar

Puede parecer, a primera vista, que todas las familias conversan sobre los hechos comunes de la vida diaria, esto es cierto sólo en parte, pues muchas veces sólo se dan las más elementales. Se ha comprobado que cuantas más interacciones se dan en la relación familiar, mejores son los resultados escolares. Especialmente se ha encontrado que, los momentos más provechosos y de mayor beneficio para los hijos, es interactuar a la hora de participar de los alimentos, especialmente a la hora de la cena. Tal vez sea porque es, generalmente, la única hora en que pueden reunirse como familia y comer sin prisa.

Señales de una defectuosa relación Cuando los hijos no se sienten apoyados por lo padres ni son importantes para ellos, la relación, generalmente, es tensa, cuando no hostil, y los resultados se manifiestan en diversa áreas. Smalley (1999) menciona que en los hogares donde esta situación se presenta, es común que exista una mala relación entre padres e hijos, y se presenten consecuencias como las que, a continuación se mencionan, especialmente en la etapa de la adolescencia. 1. 2. 3. 4.

Desarrollan una actitud inconformista y de discusión. Buscan amigos opuestos al tipo de compañeros que usted desea para ellos. Dicen palabrotas o usan lenguajes indecentes. Las expresiones faciales comienzan a reflejar ira o evasivas.

5. Se resisten a tratar asuntos o a estar de acuerdo en casi todo. 6. Evitan a sus padres. 7. A menudo se retiran cuando el padre está presente. 8. Muestran falta de respeto a los consejos que se les dan. 9. Empiezan a criticar mucho a sus padres. 10. Los sentimientos cálidos que solían existir entre padres e hijo, parecen haber desaparecido. 11. Comienzan a participar del sexo, del alcohol o de las drogas.6

Aspectos que contribuyen a cerrar el corazón de un hijo Smalley (1999) expresa que una de las situaciones más graves que pueden experimentar los padres, es tratar con un hijo cuyo corazón, por diferentes circunstancias, se ha cerrado. Esta situación, generalmente, se da como resultado de un largo proceso donde los padres, consciente o inconscientemente, ejercieron una conducta 76

equivocada, como las que, a continuación, se mencionan. 1.

Acciones que contribuyen a cerrar el corazón de los hijos.

• • • • • • • •

Hablar palabras duras. Decirle al hijo que sus opiniones no importan. No estar dispuesto a admitir errores. No saber valorar a su hijo. Desconfiar de su hijo. Obligar a su hijo adolescente a hacer algo que lo incomoda. Ser rudo con él frente a otros. Ser indiferentes a sus necesidades.7

Ideas para iniciar una buena relación con los hijos Cuando, por alguna razón, existe una mala relación con los hijos, ya sea que ésta sea temporal o permanente, es responsabilidad de los padres buscar cómo restablecer esa relación. Para restaurar la relación y abrir ese “espíritu cerrado”, Smalley (2007) aconseja seguir los siguientes cuatro pasos: 1.

Reflejar ternura

• •

Bajar el tono de la voz. Convertirse en alguien con espíritu dulce.

• • • •

Mostrar una actitud humilde y de gran consideración. Hablar lentamente Relaje sus expresiones faciales. Tenga una conducta agradable.

2. • • •

Comprender más La verdadera amistad, es darse el tiempo para ver a alguien como un ser único y de gran valor. La empatía es identificarse con la situación, los sentimientos y motivos de la otra persona y comprenderlos. Escuchar y sentir empatía comunican que usted cree que su hijo tiene algo valioso que decir; consecuentemente, él es valioso.

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PADRES QUE IMPACTAN

3. • •

4. •

Admitir la ofensa Como padres, puede ser difícil decir, “me equivoqué”, pero puede obrar maravillas. Admitir que nos equivocamos (cuando, obviamente, hemos errado), es como atender las heridas de nuestros hijos adolescentes. Busque el perdón.8 Si ofendió a su hijo, no dude en pedir y buscar el perdón.

Pautas a seguir en la relación con los hijos Cada padre debe vigilar cuidadosamente que exista un perfecto equilibrio en el desempeño de su tarea. Demasiado amor sin control, o demasiado control sin amor, puede fácilmente arruinar su trabajo en la paternidad. Algunos principios que ayudarán son los siguientes: 1.

Apóyelo y contrólelo

Habenicht (2006) considera que “el control y apoyo son los dos conceptos claves para determinar el éxito o el fracaso en las relaciones de padres e hijos”. Los padres que no brindan apoyo a sus hijos engendran hostilidad, porque se centran primariamente en el adulto, y dan poca consideración a las necesidades de los niños.9 Estrada (1998) menciona que: “Control y apoyo son los dos aspectos principales de la relación entre padres e hijos que conducirá a su éxito o fracaso, incluyendo cuán bien los niños acepten los valores que sus padre tratan de enseñarles. Cuánto control usas con tu hijo, y cuánto apoyo le provees, determina el estilo de crianza o paternidad que usas en tu familia”.10 Zabala (2000) refiere la siguiente declaración de Dobson: “El arte de hacer un buen trabajo como padres comienza con la habilidad... de colocarnos detrás de los ojos del niño: ver lo que él ve, sentir lo que él siente y anhelar lo que él anhela”.11 2.

Mantenga constante comunicación

Kuzma (2009) dice que entre los aspectos claves para educar a los hijos exitosamente está la comunicación, ella considera que éste es uno de los aspectos más 78

importantes para mantener una buena relación entre padres e hijos a lo largo de toda la vida.12 Los hermanos Smalley (1999) declaran que las buenas comunicaciones siempre son importantes, pero resultan vitales en los momentos cuando aparecen los conflictos. Cuando les preguntaron a 5,000 adultos qué deseaban que sus padres hubiesen hecho de manera diferente durante los momentos de conflicto, las respuestas que más comúnmente dieron fueron las siguientes tres: • • • 3.

Deseaban que sus padres hubiesen escuchado más. Deseaban haber podido hablar más acerca de los sentimientos. Deseaban haber hablado más con sus padres.13 Hágalo sentir único

No importa que sean uno, dos o diez hijos, un desafío que los padres tienen es lograr transmitirles el sentimiento de que cada uno de ellos es único. Los padres deben dedicar tiempo exclusivo para cada uno de ellos, particularmente la madre tiene muchas oportunidades de hacerlo, especialmente cuando atiende las necesidades de sus hijos de transmitirle ese sentimiento. Conocer lo que le gusta y no le gusta a cada uno de ellos y complacerlos, en lo posible, hace sentir a cada hijo que es especial. 4.

Demuéstrele que lo ama

Se puede pensar que es obvio que los padres aman a sus hijos y esto, en general, puede ser así, pero es donde, frecuentemente, se fracasa en demostrarlo con hechos y palabras. Los niños necesitan sentir y ver ese amor diariamente, pues sin él languidecen. Ésta es una necesidad que resulta vital en el ser humano. El antropólogo M. F. Ashley Montagu escribió en los años cincuenta: “Lo que el organismo humano más necesita para su desarrollo es nutrirse de afecto; la fuente de toda salud está en la experiencia afectiva, especialmente durante los seis primeros años de la vida. Los investigadores modernos coinciden con la conclusión de Montagu de que los niños sufren graves mutilaciones [emocionales] cuando se les da una dieta de afecto inadecuada”.14 Algunos padres se pueden justificar diciendo que sus propios padres no fueron cariñosos con ellos y que, por lo tanto, ellos no aprendieron a ser amorosos, pero vale la pena tomar en cuenta el consejo dado por el Dr. Kevin Leman, citado por 79

PADRES QUE IMPACTAN

Smalley (1999), cuando dice: “Los sentimientos de amor vendrán cuando actúes reiteradamente de una manera amante hacia tu hijo”.15 Kuzma (2009) también dice al respecto: “El apego se produce en la relación durante los momentos sin interrupciones, en los que realmente usted se concentra en su hijo”.16 5.

Acéptelo como es

A pesar del amor que los padres, de hecho, sienten por sus hijos se debe reconocer, que en ocasiones, por los conflictos o conductas manifestadas por los hijos se manifiestan ciertos sentimientos de rechazo. Estos sentimientos negativos por parte de los padres son fácilmente percibidos por los hijos, los cuales, como afirma McDowell (2001), en su interior experimentan una gran necesidad de aceptación: “Los hijos, cualquiera que sea su edad tienen una profunda necesidad de sentirse importantes, de sentirse aceptados y amados… Si ambos padres no satisfacen ese anhelo de ser amado y aceptado, el hijo buscará llenar el vacío emocional con alguien o con algo más, y ese impulso lo puede llevar a conductas que lo pueden destruir, o dañar gravemente. El padre que no comunica amor y aceptación a su hijo, no es una influencia neutral en la vida de su hijo, sino negativa”.17 McDowel (2001) añade: Los hijos que no se sienten aceptados o que “pertenecen” al hogar, buscarán en otras partes un núcleo al cual pertenecer y del cual ser parte, pues la necesidad de aceptación y de pertenencia es natural en el ser humano.18 6.

Crea en sus capacidades

Diferentes estudios muestran con claridad que los niños alcanzan mejores resultados académicos cuando sus padres marcan para ellos metas altas, pero realistas. Hay una serie de actividades que se pueden realizar en el seno de la familia, y que se ha comprobado que ayudan y alientan a los hijos, como lo son constantes interacciones verbales, a alcanzar mayores logros académicos. Estas interacciones verbales constantes, que incluyen preguntas frecuentes que se hacen a los niños, con el propósito de darles pistas para promover sus respuestas, animarles a utilizar nuevas palabras, y a hablar con precisión, les ayudarán en su desarrollo. Es también reconocido que las familias que tienen altas expectativas de rendimiento académico para sus hijos, también les proporcionan una orientación y apoyo consistente relacionados con los aspectos escolares. Estos padres reconocen y 80

estimulan de manera específica los progresos de sus hijos y tienen interés en conocer el perfil académico que están trazando. Además de este conjunto de prácticas familiares que se asocian con niveles altos de rendimiento escolar, los investigadores encuentran que una marcada ética de trabajo contribuye a obtener éxito en el ámbito académico. Los padres preparan a sus hijos para las demandas del aprendizaje escolar cuando muestran a través de sus propias actividades, y de las metas que marcan para ellos, que trabajar duro es importante. El estimular el esfuerzo en los hijos, es más benéfico cuando coincide con una actitud familiar en la que se hace ver que los resultados se obtienen más a través del esfuerzo que de las habilidades innatas. 7.

Ejemplifique lo que enseña

Es posible que alguno de los aspectos mencionados no le dé todos los resultados que usted esperaba, si esto ocurre, no se desaliente, siga adelante, sobre todo esfuércese porque sus palabras sean respaldadas por su ejemplo. Jesús, después de haberse humillado y lavado los pies de sus discípulos, les dijo: “Ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. (Juan 13:15). Lo que más impactó la vida de los discípulos no fueron las palabras de Jesús, fue su vida. De igual manera, los hijos podrán olvidar lo que les dijimos, pero jamás olvidarán cómo vivimos. El poema que, a continuación, se presenta puede confirmar este aspecto.

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PADRES QUE IMPACTAN

EL BUEN EJEMPLO Prefiero ver un sermón, Que escuchar uno cada día. Prefiero que alguien camine conmigo, A que simplemente me muestre el camino. El ojo es un mejor alumno y Más dispuesto que el oído. El buen consejo es importante, Pero el consejo siempre es más claro. Los mejores predicadores son los hombres Que viven de acuerdo a sus credos, Por cuanto lo que todos necesitan Es ver lo bueno en acción. Puedo aprender a hacerlo pronto, Si me dejas verlo hecho. Puedo observar tus manos en acción, Aunque puede que tu lengua corra demasiado rápido. Y los discursos que das, Pueden ser muy sabios y verdaderos. Pero prefiero aprender mi lección observando qué haces. Porque, puede que te mal interprete A ti y al buen consejo que das, Pero no existe mala interpretación alguna En cuanto a cómo actúas y cómo vives.19

1

Familias y centros escolares, disponible en http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/ archive/publications/ EducationalPracticesSeriesPdf/prac02s.pdf; accesada el 10 de octubre de 2011. 2 Fernando Zabala, No callarás (Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 2000), 55. 3 Josh McDowell, El padre que yo quiero ser (Canadá: Mundo Hispano, 2001), 25. 4 Familias y centros escolares, disponible en http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/ archive/publications/ EducationalPracticesSeriesPdf/prac02s.pdf; accesada el 10 de octubre de 2011. 5 Familias y centros escolares. disponible en http://www.ibe.unesco.org/fileadmin/user_upload/ archive/publications/ EducationalPracticesSeriesPdf/prac02s.pdf; accesada el 10 de octubre de 2011. 6 Gary y Greg Smalley, Vínculo de honor (Miami: Unilit,1999), 45. 7 Smalley, 44. 8 Ibíd., 46-48. 9 Donna J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2006), 26. 10 Antonio Estrada, La familia: crisis y oportunidades (Barcelona: Clie, 1998), 181. 11 Zabala, 56. 12 Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2009), 68.

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13

Smalley, 113. Siete pasos para ser mejores padres, disponible en http://www.watchtower.org/s/200708/ article_01.htm; accesada el 10 de septiembre de 2011. 15 Smalley, 113. 16 Kuzma, 68. 17 McDowell, 31 18 Ibíd., 36. 19 Smalley, 35. 14

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“Los padres tienen la tendencia a brindar todo a sus hijos, excepto la única cosa que ellos más

necesitan: tiempo.” Emma K. Hulburt

Capítulo 7 Influencia del padre sobre los hijos

PADRES QUE IMPACTAN

La importancia del padre Cierto padre tenía dos hijos, el más joven de los cuáles le dijo: “Padre, dame la parte de tu tiempo y tu atención que me corresponde”. El padre le dio dinero, pagó las cuentas de su hijo, lo envió a las mejores escuelas y se dijo: “Estoy cumpliendo con todos mis deberes como padre.” Y no muchos días después, el padre reunió todos sus intereses, aspiraciones y ambiciones y se trasladó a un país lejano. Allí inició un negocio de acciones, bonos y finanzas lo cual le produjo mucho dinero. Allí se involucró en muchas actividades y ocupó el tiempo que debió haber dedicado para convivir con su hijo. Y cuándo había gastado los mejores años de su vida y se había realizado en su vida profesional y juntado mucho dinero, se sintió vacío y comenzó a sentir la necesidad de convivir con su familia, de disfrutar algo de lo que tenía con sus hijos. Y fue y se inscribió a un club social, y allí lo nombraron presidente de la junta y se sintió muy importante. Luego organizó actividades para los socios, y veía a todos llegar con sus familias y tuvo envidia de ellos, pues él estaba solo. Un día, volvió en sí y dijo: “Cuántas personas disfrutan de las actividades que organizo y conviven con sus familias y juegan con sus hijos y yo aquí solo. Ya sé, pensó, me levantaré e iré a mi hijo, y le diré: Hijo, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado tu padre, hazme a lo menos como uno de tus amigos”. Y se levantó y tomó un avión y viajó por varias horas, y cuando estaba aún lejos su hijo lo vio, y en lugar de correr y abrazar a su padre, siguió jugando y tomando con sus amigos. Cuando el padre se le acercó, le dijo: “Hijo, he pecado contra el cielo y contra ti. No soy digno de ser llamado tu padre, acéptame como a uno de tus amigos”. El hijo inmediatamente le contestó: Padre eso no puede ser, ya es demasiado tarde. Hubo un tiempo cuando te necesité, te pedí tu tiempo y tu atención, pero estabas demasiado ocupado. Busqué a otros amigos, desgraciadamente ellos me indujeron al vicio, y estoy destruido en cuerpo y alma. Papá, es demasiado tarde, demasiado tarde, demasiado tarde. Esta parábola nos recuerda el capítulo anterior y es sorprendente que en diferentes estudios realizados entre padres los tales, generalmente se califican mucho más 86

alto de la calificación que los hijos les otorgan. Los padres (hombres) creen que la comunicación con sus hijos es mejor de lo que éstos consideran, algo que no suele ocurrir con las madres.1 Ésta es, tal vez, una de las razones por las cuales, a pesar de las consecuencias de la falta de mayor involucramiento de los padres en la educación de los hijos, este aspecto parece no mejorar. Se vive una época en la cual se exalta frecuentemente el papel y la importancia de la madre, y muchas veces se rebaja el papel del padre. En ocasiones, hasta se ha llegado a considerar que el padre es necesario solo para engendrar, después de eso su presencia es opcional. Este pensamiento es sumamente peligroso, como se podrá observar a continuación. 1.

¿Es importante el padre?

En esta sociedad hipermoderna es común escuchar a una madre decir: “Yo puedo sacar adelante a mis hijos”, y, sin duda, muchas madres pueden lograr suplir las necesidades físicas de los hijos e intentar suplir aun sus necesidades emocionales. Entonces, ¿para que sirve el padre? Se tratará de contestar esta pregunta en el resto del capítulo. 2.

Diferentes tipos de ausencias

En una encuesta realizada sobre las razones de la ausencia del padre, se encontró lo siguiente: 2 • • • • • • • • • •

El padre que abandona desde el principio. El padre que se divorcia de la esposa y de los hijos. El padre abusador (físico, emocional, psicológico). El proveedor financiero, exclusivamente. El padre que muere. El padre enajenado e inexpresivo. El padre ignorante. El padre comprometido a medias. El padre que solo se interesa y relaciona con la esposa. El padre sicótico (enfermo psiquiátricamente).3

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PADRES QUE IMPACTAN

3.

El padre es tan importante como la madre

Minirth (1992) afirma que la gran mayoría de las cuestiones por las cuales los adultos buscan asesoramiento tienen relación directa con incidentes relacionados con el padre. Si el padre se aparta o desaparece del cuadro ejerce un impacto negativo tremendo.4 4.

Marca la diferencia en el desarrollo del carácter

El autor antes citado, afirma que es ampliamente reconocido que la presencia y participación del padre en la crianza de los hijos marca una diferencia en el desarrollo del carácter moral de los niños.5 Y añade que, en el pasado, se acostumbraba que las clases para el parto y los nuevos padres fueran solamente para las madres. Se suponía que solamente la madre debía amamantar, bañar, mecer, hacer expulsar los gases, cambiar pañales y vestir al bebé. Luego ella presentaría al niño ya arreglado al padre para que éste le diera el beso de las buenas noches. Él besaría y abrazaría ritualmente al precioso vástago y lo entregaría de nuevo a la madre para que lo pusiera en la cama. No era realmente tarea del papá tocar al bebé. A él le tocaba salir y ganarse la vida. Él traía la comida para el bebé. A la madre le correspondía la tarea de colocársela en la boca.6 Este aspecto ha estado cambiando en la sociedad contemporánea. 5.

Transmite la identidad

El mundo occidental específicamente ha perdido de vista la importancia de la figura del padre, aquélla que transmite al hijo la identidad y la capacidad de autodonación para sustituirla por la figura materna, que representa la satisfacción de las necesidades primarias.7 Este error ha traído serios problemas de identidad a los hijos. 6.

Ayuda a que mejoren ciertas capacidades de los hijos

El Dr. Roberto Moradi, psiquiatra de la facultad de medicina de la Universidad de California, encontró que cuando el padre ayudaba a los hijos, era menos probable que se volvieran violentos, tenían un coeficiente más alto, mejor control de sus impulsos y mejor adaptación social; concluyó que todos los elementos de la salud son mejores.

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7.

Estimula la masculinidad y la feminidad

Kuzma (2009) señala que, cuando el padre se involucra con su familia y trata a su esposa con respeto y amor, contribuye a representar lo que es un modelo masculino saludable como esposo y como padre. Esta conducta, dice ella, “estimulará la masculinidad en sus hijos varones y la feminidad en sus hijas”.8 La doctora Miriam M. Jonson, afirma: “La hija aprende la feminidad materna de su madre, pero aprende la feminidad heterosexual de su padre… Es responsable culturalmente de la afirmación y revelación de la identidad sexual de sus hijos e hijas durante la adolescencia” Victoria Secunda afirma que el padre, más que la madre, es el que determina qué significa ser una ‘chica’, y cuán bien ella se siente con su identidad sexual.9 Estrada (1998) dice: El mundo occidental está en una encrucijada en su historia, y es mi opinión, basada en la experiencia que comparto, que nuestra supervivencia como pueblo dependerá de la presencia o ausencia de dirección masculina en millones de hogares… si nuestra nación ha de sobrevivir a las increíbles tensiones y peligros que ahora enfrenta, será por esposos y padres que coloquen otra vez a sus familias en el nivel más elevado de su sistema de prioridades, reservando una parte de su tiempo y energía para la dirección dentro de sus hogares.10 8.

Enseña dominio propio

En los primeros meses, cuando el hijo aun es pequeño, la madre provee la plataforma principal del desarrollo infantil; pero el papel del padre es también relevante, debe estar allí para apoyar a la madre. Es necesario que en esta etapa, y en los meses siguientes, el padre comience a conectarse con el bebé. Dobson (2010) menciona al respecto lo siguiente: La voz masculina, el tamaño, la manera de ser y la disciplina suave, pero firme, proveen la seguridad que producen los límites definidos. Estos aspectos se hacen más necesarios cuando se vive en una sociedad donde todo está permitido, donde muchos padres y madres han olvidado, o nunca supieron la importancia de la autoridad apropiada, es responsabilidad del padre ayudar a guiar el comportamiento y ayudar a enseñar el dominio propio.11

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PADRES QUE IMPACTAN

9.

Identidad sexual

Dobson (2010) declara que es responsabilidad del padre enseñar a sus hijos a formar su identidad sexual: Los varones no nacen entendiendo lo que significa ser hombre. Por lo tanto, recae sobre el padre la responsabilidad de transmitir este concepto a medida que el hijo va creciendo. La identidad sexual comienza a formarse alrededor de los dieciocho meses de edad, y continuará confirmándose durante los cuatro años siguientes. En este período los varones necesitan que su padre o un padre sustituto le brinde amor y le sirva de modelo en la formación de su identidad masculina.12 En su teoría psicoanalítica de la neurosis, O. Fenichel afirma que la probabilidad de orientación homosexual es tanto mayor cuanto más se identifique el niño con la madre. Esta situación se produce especialmente cuando el padre está ausente totalmente del cuadro familiar, como en los casos de muerte o divorcio, o cuando la figura del padre, si bien está presente, resulta repulsiva por algún motivo grave, como el alcoholismo, la excesiva severidad o la violencia extrema del carácter.13 Fenichel dice: El niño necesita un héroe adulto que le sirva como modelo de conducta. Mediante la identificación, el niño irá absorbiendo las características de conducta de sus padres, y aunque de cierta manera se rebele a obedecer sus órdenes, inconscientemente incorporará costumbres y aun manías de sus progenitores, perpetuando los rasgos culturales de la sociedad en que vive. Una vez identificado con su padre, el niño adopta la visión masculina del mundo. Y en nuestra sociedad, la occidental, esa visión tiene un componente de agresividad: un rastro de su antes discutida condición de amo, que ayuda al niño a imponer su nueva presencia. Por el contrario, el niño que está adoptando como modelo la figura materna y no encuentra a tiempo una figura masculina que contrarreste la fascinación materna, será socialmente menospreciado por sus rasgos afeminados, ya que no ostenta la rudeza propia de un muchachito normal.14 Nielsen dice: “Durante la niñez y la adolescencia una hija necesita a su padre tanto como siempre. Desafortunadamente, la mayoría de los padres no pasan tanto tiempo ni conocen, ni se relacionan, como lo suelen hacer las madres con sus hijas”.15 90

10.

Ayuda a formar los valores morales

Los padres también tienen una influencia significativa sobre el desarrollo de los valores en sus hijos. Kuzma (2009) declara: “El carácter moral del padre produce un impacto poderoso en las elecciones del niño, con respecto a cosas como la religión y el estilo de vida”.16 Dobson (2010) menciona los resultados de diversas investigaciones: • • • •







Existe un nexo innegable entre el padre y el bebé, que comienza desde el nacimiento. A las seis semanas, el bebé puede diferenciar la voz de la madre y la de su padre. A las ocho semanas, puede distinguir entre los métodos de atención de su madre y de su padre. Los bebés nacen con una inclinación a conectarse con sus padres. Cuando comienzan a hablar, generalmente, la palabra que usan para “papá” precede a la que usan para “mamá”. Se desconocen las razones. Entre el año y los dos años, los niños demuestran de manera muy evidente su reafirmación de la necesidad paterna: buscan a su padre, preguntan por él cuando no se encuentra presente, se quedan fascinados cuando les habla por teléfono. Por supuesto que ellos todavía necesitan la afirmación de la madre, pero no de una forma dominante que les impida llegar a ser los hombres que deben ser. Dicho de otra forma, la madre no es menos importante para su hijo durante ese período de formación. Por lo general, un varón observará con el paso del tiempo que “papá es diferente, y yo debería ser como él.” Es de esperarse que la madre no se sienta intimidada por ese reajuste y, en realidad, debería alentarlo.17 Los adolescentes expresan su necesidad paterna de formas más complejas, compitiendo con él y confrontando sus valores, creencias y por supuesto, sus límites. Muchos hijos e hijas, descubren la intensidad y la persistencia de esta necesidad cuando el padre muere, especialmente cuando ocurre sin que le expresaran cuánto lo necesitaban.18 La interacción del padre con las hijas les confirma la aceptación como mujer y su feminidad.

Problemas comunes en el hijo por la ausencia del padre Diversos estudios comprueban que el papel del padre en el hogar no solo es de proveedor, en realidad su presencia es aún de mayor relevancia, como se verá a 91

PADRES QUE IMPACTAN

continuación. En realidad, la ausencia del padre física o emocionalmente se relaciona con diferentes tipos de problemas y carencias del hijo. A continuación se mencionan algunos de ellos. 1.

Más propensos a tener problemas emocionales

Estrada (1998) refiere que el Centro Nacional de Salud y Estadísticas en Norteamérica, afirma que los niños provenientes de hogares de un solo padre (generalmente la madre), tienen entre un 100-200% más de probabilidades de tener algún problema de salud emocional o problemas de conducta, que aquellos que provienen de hogares con los dos padres.19 Estudios reportados por McMillan, citado por Estrada (1998), afirman que los hijos que provienen de hogares donde la figura masculina estuvo ausente, ya sea física o emocionalmente, son menos asertivos, más dependientes, mas sumisos, y mucho menos seguros en su rol de hombres.20 2.

Más fácilmente se involucran en pandillas

Estrada (1998) menciona que los niños que no tienen una figura masculina fuerte y confiable en el hogar, con quien se puedan identificar, son presas fáciles de líderes fanáticos, civiles, religiosos, o de otra naturaleza.21 3.

Crecen con baja autoestima

El autor antes mencionado afirma que los hijos que crecen sin la presencia del padre suelen manifestar mayor inseguridad y necesidad de ser aceptados. Manifiestan una conducta que evidencia su deseo de agradar a los demás. Son más propensos a aceptar ideas de otros sin cuestionarlas, aunque estén en contra de sus propios valores y deseos. Además, crecen con baja autoestima y falta de motivación. 22 Este estudio indica claramente que la relación con el papá, es un factor crucial en la salud, el desarrollo y la felicidad del niño.23

Problemas en las hijas por la ausencia del padre Estrada (1998) dice que las hijas no solo necesitan una madre cercana con quien 92

identificarse. Ellas también necesitan una figura masculina fuerte, segura, cercana y cariñosa, y esa figura es la del padre. Todos los que se han metido a estudiar, valorar y profundizar en este tema coinciden en que, es un error pensar que de las relaciones entre padres e hijos, la menos importante es la relación padre-hija.24 1. • • • •

Consecuencias comunes de la mala relación padre–hija Inseguridad en el trato con los varones. Un padre distante obliga a las hijas a sobreinvolucrarse con la madre. Desconfianza hacia los hombres. Demasiado involucramiento con los hombres de su misma edad, o mayores que ella o por el contrario, son inhibidas.

McDowell (2001) presenta estudios realizados por la Universidad John Hopkins, los cuales revelaron que entre las adolescentes anglosajonas que vivían sin la presencia del padre, había un 60% más involucradas en relaciones premaritales que las que vivían con ambos padres.25 De acuerdo con George Rekers, sicólogo de la Universidad de Carolina del Sur , citado por McDowell (2001), las jóvenes que perdieron a su padre por muerte, tienden a mostrarse más inhibidas en su trato con los hombres en general. En cambio, las que perdieron a su padre por divorcio, se sienten grandemente atraídas por los hombres, se involucran más fácilmente en experiencias sexuales durante la adolescencia, se casan más jóvenes, quedan embarazadas más a menudo antes del matrimonio, y tienden a divorciarse más frecuentemente.26 Todos estos estudios manifiestan claramente que la relación con el papá es un factor crucial en la salud, el desarrollo y la felicidad de las hijas.27 Es posible, que usted es uno de los muchos padres que tienen que trabajar diariamente buscando el sustento diario y también el desarrollo de su familia. Es posible, que por años se ha sacrificado y aun así, observe que sus esfuerzos no son recompensados ni tomados en cuenta, ni aun por sus propios hijos, si esto fuera así, no se rinda, los resultados en la crianza de los hijos no siempre se pueden observar o medir inmediatamente, el siguiente poema ayudará a comprender esto.

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PADRES QUE IMPACTAN

EL CHEQUE POR CIEN MIL AFANES Hijo: Si quieres amarme, bien puedes hacerlo. Tu cariño es oro que nunca desdeño. Mas quiero que comprendas que nada me debes, Soy ahora el padre, tengo los deberes. Nunca en las angustias por verte contento, He trazado signos de tanto por ciento. Ahora, pequeño, quisiera orientarte. Mi agente viajero llegará a cobrarte. Será un niño tuyo, gota de tu sangre, Presentará un cheque de cien mil afanes… Llegará a cobrarte, y entonces mi niño, Como un hombre honrado, A tu propio hijo deberás pagarle.

1 Fundación de Ayuda contra la Drogadicción; Comunicación y conflictos entre hijos y padres; http://www. fad.es/sala_lectura/hijospadres-separata.pdf. Accesada el 9 de septiembre de 20011 2 Ofelia Pérez, ¡Necesito a papá! (Florida: Casa Creación, 2011), 55. 3 Ibíd., 32-50. 4 Frank Minirth, Brian Newman y Paul Warren, El libro del padre (E.U.A.: Betania, 1992), 14. 5 Ibíd. 6 Ibíd. 7 Luca Pesenti, El padre ausente, disponible en http://kaire.wikidot.com/el-padre-el-gran-ausente, accesada el 10 de septiembre de 2011. 8 Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 3 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2009), 122. 9 Luis Fernández Cuervo; El diario de hoy: La decisiva relación padre-hijas, disponible en http:// www.elsalvador.com/noticias/2005/06/27/editorial/edi2.asp, accesada el 10 de septiembre de 2011. 10 Antonio Estrada, La familia criss y oportunidades (Barcelona: Clie, 1998), 154. 11 James Dobson, Cómo criar a las hijas (E.U.A: Tyndale, 2010), 69. 12 Ibíd., 70. 13 Alcohólicos anónimos, disponible en http://www.apocatastasis.com/alcoholicos-anonimos. php, acce sada el 10 de septiembre de 2011. 14 Julio Bronchal Cambra, Consecuencias de la ausencia del padre varón en los hijos. Disonible en http://www.secuestro-emocional.org/main/Efectos-Ausencia-Padre.htm; accesada el 9 de septiembre de 2011. 15 Linda Nielsen, Embarcing your father: Building the relationship you want with your dad; disponible en http://www.parentingbookmark.com/pages/LN01.htm, accesada el 20 de octubre de 2011. 16 Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 3, 121. 17 James Dobson, 70. 18 Ibíd., 80. 19 Antonio Estrada, La familia: crisis y oportunidades (Barcelona: Clie, 1998), 130. 20 Ibíd., 131. 21 Ibíd., 133. 22 Ibíd., 131. 23 Josh McDowell, El padre que yo quiero ser (Canadá: Mundo Hispano, 2001), 11,12.

94

24

Ibíd., 138. Ibíd. 26 Ibíd., 137. 27 McDowell, 11,12. 25

95

Lo que la madre canta a la cuna, recorrerá todo el

camino hasta el ataúd. Henry Ward Beecker

Capítulo 8 Influencia de la madre sobre los hijos

PADRES QUE IMPACTAN

La influencia de la madre No importa la edad que una persona tenga, los títulos que haya obtenido, el dinero que haya reunido, el puesto que ocupe, generalmente, la madre siempre ocupará en la vida de todo hijo, un lugar de privilegio. Desde la cuna hasta la tumba, la persona que más necesitará y buscará a lo largo de su vida, será a la madre. Es conocida la siguiente afirmación: “Las manos que mecen las cunas, son las manos que mueven al mundo”. Hernández (2004) agrega: “La madre de familia es la que hace del hogar un centro de amor, y el hogar está allí, donde está la madre”.1 Esta relación, dice Wrigh (1996), se ha podido observar dramáticamente entre los soldados: En los campos de batalla y en los hospitales de la Guerra Civil, en la Primera y Segunda Guerras Mundiales, en Corea y en Vietnam, y en todos los campos de batalla, los soldados que se encontraban heridos, o al borde de la muerte, gritaban las mismas palabras, cada uno en su propio idioma: “¡Madre!”, “¡Mother”!, “¡Mom!”, “¡Mamá!”… Las madres parecen continuar conectadas a los hijos. Quizás se deba a que son las primeras en ofrecer amor y consuelo al hijo, incondicionalmente, y a que son la fuente primaria de alimento y educación en los primeros años de sus vidas… Las madres tienen una influencia muy poderosa sobre los hijos que, a menudo, moldea para bien o para mal todas las decisiones en su trabajo y en las relaciones familiares durante el resto de su vida.2 1.

La presencia de la madre hace el hogar

Hernández (2004) refiere que la madre Teresa de Calcuta relata que, en cierta ocasión, un niño fue recogido y llevado al Hogar Infantil, allí se le bañó y se le dieron ropas limpias y alimento, pero al siguiente día el niño escapó. Alguien lo encontró, lo trajo de nuevo y lo entregó a las “hermanas”. Ella dio indicaciones de que si el niño intentaba escaparse, se le siguiera y no se le perdiera de vista, pues deseaba saber a dónde huía el niño. Pronto el niño se escapó de nuevo, pero esta vez fue seguido para ver a dónde iba. El niño caminó hasta que llegó a la sombra de un árbol, allí estaba la madre cocinando. Sobre dos piedras había colocado una cazuela de barro y estaba guisando algo que había recogido de la basura. La hermana que lo había seguido le preguntó al niño: “¿Por qué te escapaste del hogar?” Y el niño 98

respondió: “¡Pero si mi hogar está aquí, porque aquí está mi madre”. Sí, allí estaba su madre y allí estaba su hogar”.3 Para el ser humano, que nace como el más dependiente de los seres vivos, la presencia de la madre es indispensable. White (1978) declara: “El hogar debe ser para los niños el sitio más agradable del mundo, y la presencia de la madre debe ser su mayor atractivo”.4 Zulueta dice: “El bebé nace totalmente dependiente de los cuidados maternos, con los que forma una unidad indisoluble”.5 Debido al papel tan trascendente que juega la madre a lo largo de la vida de un ser humano, desde antes de nacer, ella se transforma en un elemento vital de su existencia. Jakes (1997) dice: “Es el privilegio de una madre llevar en su propio cuerpo el intranquilo y agitado embrión de la vida, una cápsula de promesa y un niño del futuro. Ella comparte el calor de su cuerpo, su alimento y el mismo aire que respira… Es el privilegio de la madre sentir moverse en su propio seno al niño, cuyo único abrigo es su tibia carne”.6 Desde antes de nacer, el niño comienza a escuchar la voz de su madre; después de nacer será, con más frecuencia, la persona con quien más se va a relacionar. Reyes cita al neurocientífico Hyman, Rector de la Universidad de Harvard, quien afirma que el niño es estimulado por el medio ambiente que le rodea, ya sea por la luz o por la voz de la madre que llega hasta su nervio auditivo. Esta acción enciende y apaga los genes, afinando estructuras cerebrales tanto antes como después del nacimiento.7 En 1997, una revista publicó un artículo titulado: “Las mentiras que los padres de familia, especialmente la madre, dicen para justificar su trabajo fuera del hogar. Mentira 1: Necesitamos más dinero. Mentira 2: Las guarderías son excelentes. Mentira 3: Me lo exigen en el trabajo. Mentira 4: Con gusto me quedaría en casa. Mentira 5: Son muchos los pagos que tenemos que hacer. Covey (1997) refiere a Mary Pipher, que dice: “La familia tuvo que hacer algunas elecciones. Se dieron cuenta de que podían tener más tiempo o más dinero, pero no ambos. Eligieron el dinero”.8 Las madres que tienen que trabajar fuera de la casa, pero que quisieran no tener 99

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que hacerlo, se sentirán animadas al conocer los resultados de la investigación de Roger Web, de la Universidad de Arkansas, quien encontró que “mientras que los niños más seguros tenían madres que decidieron permanecer en casa para criarlos, los que les seguían en esa clasificación eran niños cuyas madres trabajaban fuera de la casa, pero que no querían hacerlo. Al parecer, estos niños se daban cuenta de que sus madres preferirían estar con ellos si las circunstancias lo permitieran”.9 En Estados Unidos, el 96% de los padres y el 65% de las madres con hijos menores de seis años trabajan fuera de casa. Muchos de esos infantes pasan gran cantidad de tiempo con niñeras, en jardines de infancia, o en guarderías. El gobierno federal llevó a cabo un estudio de más de 1300 de esos pequeños en diez ciudades estadounidenses. ¿Los resultados? Mientras más horas pasaban los niños fuera del cuidado maternal más agresivos eran hacia los compañeros de clase, y más desafiantes hacia sus maestros. El autor del estudio y psicólogo, Jay Belksky, resumió los resultados en una sencilla ecuación: “a medida que aumente el tiempo en guarderías, también aumentan los problemas de comportamiento”.10 2.

La madre moldea los sentimientos

Las primeras lecciones de la vida el niño las aprenderá de su madre. Su cerebro, que es como una esponja, absorberá todo lo que ve, oye y siente. Durante los primeros meses de vida, dice Wrigh (1996), “El niño aprende los sentimientos casi exclusivamente de su madre. De ella obtiene un sentido de formación y de protección que percibe como cuidado y alimento para el alma”.11 Dobson (2010) señala que la relación con su madre, su voz y su presencia son para el bebé, como una música para sus finos oídos. Un bebé recién nacido ha estado escuchando la voz de su madre desde la matriz durante muchos meses, y se siente confortado por dicho sonido.12

La influencia en lo escolar y profesional La madre tiene un papel muy importante en el éxito escolar de los hijos. Éstos esperan que, de manera especial, sus madres los apoyen en la elaboración de las tareas escolares. Aunque, en general, no se ha comprobado que existan diferencias significativas entre los niveles de participación de madres y padres.

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1.

El vínculo madre – hijo es muy estrecho

White (1978) dice que el vínculo terrenal más tierno es el que liga a la madre con su hijo. Éste queda más impresionado por la vida y el ejemplo de la madre, que por la del padre, porque ésta y el niño se ven unidos por un vínculo muy fuerte y tierno.13 Con frecuencia, el niño experimenta lo que comenta Robert Bly, citado por Wright (1996), con respecto a los sentimientos: “Cuando su padre se sumerge en el mundo de la tecnología y los negocios, el niño se acercará a su madre y allí encontrará calor. De su padre recibe dinero, de su madre alimento; siente ansiedad junto al padre y seguridad junto a la madre; recibe amor condicional de su padre, y amor incondicional de su madre”.14 Reyes dice que el inicio del lenguaje y el ingreso al mundo están fuertemente influenciados por la vinculación afectiva que se establece entre la madre y el bebé. En este proceso, que se inicia desde el nacimiento, la interacción madre – hijo construye las bases de la comunicación con el mundo y con la cultura. Incide en el desarrollo afectivo del niño y le ofrece la base para el crecimiento emocional para descifrarse y relacionarse con los demás.15 2.

La madre como ejemplo a imitar

White (1971) declara que cada mujer tiene una responsabilidad individual. Esta responsabilidad debe motivar a la madre a desarrollar: Una mente equilibrada y un carácter puro, que reflejen únicamente la verdad, el bien y la hermosura. Una de las tareas de la esposa y madre será “unir a su esposo e hijos a su corazón mediante un amor considerado, manifestado en palabras suaves y un comportamiento cortés, el cual, como regla, será copiado por sus hijos”.16 Los hijos presentan una mayor sintonía con la madre, con la cual se comunican más y mejor. Así, la madre se constituye en el eje sobre el que gira la comunicación familiar. 3.

El apoyo de la madre en las tareas escolares

Posse y Melgosa (2000) dicen que los padres que desean un éxito escolar auténtico, 101

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han de esforzarse en comprender que el secreto está en la colaboración con sus hijos en el cumplimiento de las tareas escolares, sin sentimentalismos, sin rezongos y sin proteccionismos. Al dedicar tiempo a sus hijos, ayudándolos con sus tareas escolares, no solo se está colaborando en su desarrollo académico, sino que, además, se está nutriendo su relación con ellos.17 White (1978) afirma que es justo señalar que en todos los factores evaluados, existe una tendencia a ser mejores los puntajes de las madres sobre la de los padres… Por lo tanto, las encargadas de establecer el puente entre la familia y la escuela son las madres. Esta declaración refleja un patrón cultural de la sociedad mexicana, que atribuye a las madres la responsabilidad fundamental en la educación de los hijos, y deja a los padres en una posición periférica con respecto a la misma.18 4.

La madre como instructora y compañera

La autora, antes mencionada, señala que las madres siempre han ocupado un lugar sobresaliente en la tarea de educar a sus hijos. En tanto que tareas graves e importantes reposan sobre el padre, la madre que es más común que esté en casa, debe dedicar tiempo para apoyar a sus hijos, especialmente en los primeros años debe convertirse en su instructora especial y compañera.19 Ella agrega: “Esta responsabilidad recae principalmente sobre la madre, que con su sangre vital nutre al niño y forma su armazón física, le comunica también influencias intelectuales y espirituales que tienden a formar la inteligencia y el carácter”.20 5.

La madre estimula y moldea la autoestima

En México; González, Corral, Frías y Miranda asociaron el afecto de los padres, el tiempo de dedicación a sus hijos y el interés por conocer a sus maestros, con la alta autoestima del hijo, la cual, a su vez, estimula el esfuerzo escolar.21 Aunque ambos padres deben participar apoyando a los hijos, es común aún que sean las madres las que los apoyen principalmente. El trato que la madre dé a su hijo y sus palabras, entre otros aspectos, serán básicos para su autoestima, especialmente porque la madre suele estar más cerca de él, fundamentalmente cuando es pequeño. 6.

La madre motiva la superación de los hijos

Los padres que desean que sus hijos obtengan mejores resultados, deben reconocer su esfuerzo en el área académica. Epstein y Clark Salinas, citados por Valdés, sostienen que los estudiantes en todos los niveles hacen el mejor trabajo académico 102

y tienen actitudes escolares más positivas, aspiraciones más altas y otros comportamientos positivos, si tienen padres conscientes del valor de la escuela y de los logros académicos de los hijos.22 Valdés dice que las familias que apoyan y favorecen el proceso educativo de los hijos, además de proveerles de las condiciones materiales necesarias para el estudio, generan aspectos que conforman un clima cultural, valorativo y educativo. Esto permite que los niños acepten y sean capaces de responder más efectivamente a las demandas de la escuela.23 7.

Potenciación intelectual y emocional

Los padres que deseen ver superarse a sus hijos deben, desde que los hijos son muy pequeños, inculcarles hábitos de lectura, comprarse buenos libros y frecuentemente leer con ellos. Estas acciones, como lo es leer y discutir temas de interés intelectual, escuchando las opiniones de los hijos, favorecerán y facilitarán el desarrollo intelectual y emocional de ellos.

El impacto en la futura vida familiar El ejemplo de la madre será duradero, su modelo y sus palabras quedarán firmemente grabadas en la mente de sus hijos, y servirán de patrón para ellos cuando establezcan su propio hogar. 1.

Debe enseñársele a realizar las tareas del hogar

A pesar de que se vive en una época diferente y de grandes adelantos científicos, que pueden facilitar el trabajo de la casa, las madres harían bien en seguir el consejo de Elena de White (1971), quien considera que todas las hijas deben ser instruidas y aprender aspectos básicos del hogar, como los siguientes: • • • •

Debe poseer un perfecto conocimiento de los deberes domésticos. Debe ser educada para ocupar el puesto de esposa y madre, a fin de que pueda presidir como una reina en sus dominios. Debiera ser del todo competente para guiar e instruir a sus hijos. Debe saber cómo suplir con sus propias manos las necesidades de su familia.24

La misma autora considera que la tarea de enseñarles a las hijas estas responsabilidades, debiera iniciar a temprana edad. Ella declara: “Cuando una niña tiene nueve 103

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o diez años de edad, se debiera exigir de ella que tome sobre sí una parte de los deberes domésticos permanentemente, a medida que sea capaz, y se la debiera tener por responsable de la manera en que la desempeña”.25 Es posible que en nuestra sociedad actual algunos de estos consejos deberían seguirse también. 2.

Debe prepararlas para ser buenas cónyuges

White (1971) señala lo que mencionó un hombre: Fue un padre sabio aquel que, cuando le preguntaron lo que se proponía hacer con sus hijas, respondió: “Me propongo hacerlas aprendices de su excelente madre, a fin de que aprendan el arte de aprovechar el tiempo y se preparen para ser esposas y madres de familia y miembros útiles de la sociedad”.26 Actualmente, no es común que se les enseñe a los hijos a ganarse la vida y a ser financieramente independientes. Los jóvenes en las escuelas aprenden diferentes disciplinas, pero muy poco de lo que puede ayudarles a ganarse el sustento diario en esa etapa. Por esta razón, es común encontrar jóvenes aun mayores que no saben cómo ganarse la vida, y se han convertido en una carga para sus padres y la sociedad. En algunos casos, sus propios padres han contribuido a hacerlos inútiles.

El impacto moral y espiritual La nobleza de la madre, su espíritu de sacrificio, sus oraciones y nobles sentimientos impactarán en el desarrollo espiritual de sus hijos y, muchas veces, serán imitados. 1.

La madre es trasmisora de valores espirituales

La madre desempeña un papel muy importante en la enseñanza espiritual y el impacto que ésta tiene en sus hijos. Kuzma (2009) menciona que las oraciones de una madre y su vida piadosa han transformado muchas veces la vida de los hijos. Con frecuencia, las madres deben recordar la promesa de Dios: “Todos mis hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de mis hijos” (Isaías 54:13).27 Barna (2006) dice que los valores espirituales son vitales en el desarrollo de los hijos. Aun después de que los hijos salen de casa, ellos recordarán las enseñanzas que recibieron de sus padres, aquellas historias que desde muy pequeños escucharon de sus madres serán muchas veces un freno contra los vicios corruptores de la sociedad moderna.28 White (1971) menciona que al rey en su trono no incumbe una obra superior a la de la 104

madre. Ésta es la reina de su familia. A ella le toca modelar el carácter de sus hijos, a fin de que sean idóneos para la vida superior e inmortal. A la madre incumbe esta obra de modelado, refinamiento y pulimento.29 2.

La madre trasmite la fe a sus hijos

Los padres tienen la profunda responsabilidad de discipular a sus hijos. En esta importante tarea, dice White (1971), la madre es agente de Dios para hacer cristiana a su familia.30 Lockyer dice que la característica dominante del registro de las Escrituras acerca de Eunice y su madre, es la influencia religiosa que tuvieron sobre Timoteo, quien desde la niñez conoció las Escrituras (2 Tim. 3:14, 15). ¡Qué complacidas deben de haber estado cuando Timoteo partió a hacer la obra de evangelista! (2 Tim. 4:5).31 Las madres cristianas son el mayor bien del mundo. La mayor influencia humana, y la contribución más sana y sustancial a la sociedad humana provienen de nuestras madres. Joaquín Miller lo ha expresado: “La batalla más brava que se haya luchado jamás, ¿te digo dónde y cuando? En los mapas del mundo no la encontrarás, la pelearon las madres de los hombres”.32

La influencia sobre el hijo La madre no sólo impacta en las hijas, como frecuentemente se piensa; su ejemplo, sus palabras y su vida, afectarán también la vida de su hijo. 1.

Muchas madres desean que su primer hijo sea un varón

Wright (1997) menciona que el nacimiento de los hijos, generalmente, es motivo de gran alegría en el hogar; sin embargo, diferentes encuestas afirman que, a lo menos en los Estados Unidos, el 80% de las personas desean que su primer hijo sea un varón. También se ha encontrado que el 90% de las mujeres desean que su primer hijo sea un varón. Probablemente ese anhelo se deba al deseo de complacer a su esposo que, por lo general, querrá que su primer hijo sea un varón.33 2.

Las madres ayudan al hijo a realizar sus sueños

Como se ha mencionado, la relación entre la madre y el hijo durará toda la vida. Wright dice: “La madre tiende a defender los intereses de su hijo, no importa la edad 105

PADRES QUE IMPACTAN

que éste tenga”.34 Para una madre, no importa si el hijo es la persona más mala del mundo, para ella será siempre su hijo y lo defenderá hasta la muerte. Wright (1997) sigue diciendo: “La madre ayuda al niño a crear una imagen de lo que ha de ser su vida. El padre ayuda a convertir esa imagen en realidad”. 35 Swindoll (2006) indica que el brillante pintor Benjamín West, que vivió en tiempo de la revolución estadounidense, comenzó a explotar su talento debido a un incidente que tuvo con su madre. Un día ella salió y lo dejó al cuidado de su hermana Sally. Durante la ausencia de ésta, encontró unos frascos de tinta y, según él, comenzó a pintar el retrato de su hermana, mientras lo hacía dejó manchas por todos lados. Cuando la madre regresó, vio el desastre que había y exclamó: ¡Vaya, es Sally! Y se agachó para besarlo. Después West solía repetir: ¡el beso de mi madre me hizo pintor! 36 3.

La relación con su madre impactará toda su vida

Wright (1997) menciona que la mayoría de los hombres jamás exteriorizan sus más profundos sentimientos hacia la madre. Sin embargo, en el fondo, sus sentimientos y lo que esperan de sí mismos y de sus esposas pueden, muchas veces, atribuirse a la relación que tuvieron con ellas, cuando niños. La percepción que un hombre tiene de su madre, afecta su futuro.37 Las madres tienen una influencia especial que afecta y determina, en gran parte, cómo se siente un hombre. También se manifiesta en la forma como se asume el papel de adulto en la familia. Dobson (2010) dice: Algo maravilloso sucede cuando una madre, que nutre emocionalmente, intercede con amor a favor de su angustiado bebé. Ella le habla con dulzura, lo acaricia, le cambia los pañales incómodos, lo aprieta en sus brazos y le canta suavemente mientras le provee un seno cálido nutricio. El bebé en sus brazos se calma, tanto emocional como físicamente, y sus temores disminuyen. De esa experiencia, fundamentalmente satisfactoria, tanto para la madre como para su bebé, se comienza a formar un lazo entre ellos. Establecerá una base para todo lo que ofrezca el futuro. La relación que establezcan nunca será completamente abandonada u olvidada, aun cuando a veces se den severas tensiones entre ambas. Es que por eso, tanto los heridos, como los moribundos, que han sido endurecidos por el combate en un campo de batalla, pronuncian una última palabra a 106

través de las lágrimas: “¡Mamá!”.38 4.

La madre prepara al hijo para identificarse con el padre y la esposa

La madre prepara al hijo para identificarse con el padre mediante un proceso, cuyo resultado final es que el hijo se identifica más con el padre que con la madre. Wright (1996) dice que el hijo nunca rompe la conexión con la madre. El padre es un ingrediente adicional. Sin embargo, llega un momento en que el lazo del hijo con la madre se eclipsa, y su lealtad cambia de la madre a otra mujer, quien es muy significativa en su vida: su esposa… y la nuera de su madre.39

La influencia sobre la hija La madre será el modelo para sus hijas, desde su vientre estará dándole forma a su hija. Ella, como ninguna otra persona, le dará forma a la vida de su hija. 1.

La importancia de vinculación en la infancia

Dobson (2010), hablando de la influencia de la madre sobre las hijas, dice: A pesar de estos momentos de estrés entre las madres y sus hijas, estar en contacto emocional con cada hijo debe ser un asunto de alta prioridad. Usted debe mantenerse firme hasta que pase el momento de rebelión. El éxito de su hijo o hija, en mucho de lo que trate de hacer en la vida, dependerá de la calidad de la relación que ambos comparten durante los años de la niñez. Por cierto, la forma en que manejan las tormentas de la adolescencia, será influenciada directamente por la seguridad de ese vínculo.40 2.

La salud física y emocional de la hija

Dobson (2010) señala que se ha demostrado que, la falta de apego entre las madres y sus bebés está directamente relacionada con enfermedades físicas y mentales de todo tipo. La razón es evidente. Si una niña vive sobrecogida por sentimientos negativos y circunstancias estresantes, su inhabilidad de adaptarse en la infancia se convierte en un patrón para toda la vida. La relación entre el apego a la madre y la mala salud, no es simplemente una teoría, es una realidad.41 El mismo autor continúa diciendo que el vínculo comienza antes del nacimiento y continuará siendo parte vital durante los años futuros. De hecho, una niña de dos años todavía esta tan “apegada” a su madre como lo estaba un año antes. El aliento 107

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y la confianza que provee la mamá es el factor principal que impulsa a la niña para llegar hasta los confines de su mundo. Cuando llegue a los cinco años de edad, una niña se volverá mucho más independiente y confiada, especialmente si el vínculo con la madre, o la persona que ocupa ese lugar, ha sido firmemente establecido.42 3.

Las hijas absorben más el clima emocional del hogar

Dobson (2010) señala que la investigación muestra que en sus primeros dos años de vida las niñas tienden a absorber el clima emocional del hogar. Las madres que tienen mucho estrés, como por ejemplo, durante tiempos de conflicto en el matrimonio o problemas económicos, pueden pasarles esta ansiedad a sus hijas. Los padres y las madres deben recordar siempre que los pequeñitos perspicaces, especialmente las hijas, están observando todo lo que hacen.43 4.

Cuide que su relación sea madre-hija

La Dra. Nancy Snyderman, citada por Dobson, recuerda a las madres que uno de los errores más comunes y peligrosos que cometen, es asumir que será la mejor amiga de su hija adolescente. Ella dice: “Después de que su hija pasa la adolescencia, entonces usted gana el derecho de cambiar a una amistad de amigas.44 Como se ha podido observar en este capítulo, la influencia de la madre se refleja en muchos aspectos que son vitales para el éxito y desarrollo de los hijos. Los niños cuyas madres están con ellos se desarrollan mejor en el aspecto físico mental y espiritual y la presencia de la madre le da seguridad. Esto debiera motivar a las madres a hacer un esfuerzo para estar más tiempo con sus hijos, aun en los casos en los que el hacerlo requiera la suspensión temporal de sus labores profesionales y la reducción de recursos económicos. Este sacrificio suele brindar grandes recompenzas y muchas satisfacciones a medida que los hijos van creciendo.

1 Josefina Hernández Mota, Dios mío, hazme viuda por favor (México, D.F: Editorial Panorama,2004), 101,102. 2 H. Norman Wright, La otra mujer en su matrimonio (Michigan: Editorial Portavoz, 1996), 9,10. 3 Josefina Vazquez Mota, 103. 4 Elena de White, El hogar cristiano (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana, 1978), 17. 5 M. Isabel Zulueta, La relación madre – hijo, disponible en http://www.feaps.org/biblioteca/ sexualidad_ydi/07 _relacion.pdf, accesada el 18 de octubre de 2011. 6 T. D. Jakes, El padre ama a sus hijas (Florida: Casa Creación, 1997), 9. 7 Yolanda Reyes, La lectura en la primera infancia, disponible en http://www.cerlalc.org/redplanes/secciones/biblioteca/reyes _ lectura primera infancia.pdf, accesada el 10 de octubre de 2011. 8 Stephen R. Covey, Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas (México: Grijalbo,

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1998),126.

9 La educación de los hijos en el mundo moderno, disponible en http://www.unidachile.cl/ unidabolivia/revistas%2096y97/bn96so.pdf, accesada el 13 de noviembre de 2011. 10 Más ilustraciones perfectas, (Miami:Editorial Unilit,2006),63. 11 H. Norman Wright, 11. 12 James Dobson, Cómo criar a las hijas (E.U.A.: Tyndale 2010), 68. 13 Elena de White, El hogar cristiano, 216, 217. 14 H. Norman Wright, 12. 15 Yolanda Reyes. La lectura en la primera infancia, disponible en http://www.cerlalc.org/redplanes/secciones/biblioteca/reyes _ lectura primera infancia.pdf, accesada el 10 de octubre de 2011. 16 Talleres para padres y madres, disponible en http://www.google.com.mx/search?sclient=psy, accesada el 18 de octubre de 2011. 17 Raúl Posse y Julián Melgosa, Para el niño, el arte de saber educar (Madrid: Editorial Safeliz, 2000), 141. 18 Ángel Alberto Valdés Cuervo, Participación de los padres de alumnos de educación primaria en lasactividades académicas de sus hijos, ddisponible en http://www.scielo.org.mx/scielo. php?pid=S1607-40412009000100012&script=sci_arttext, accesada el 18 de octubre de 2011. 19 Elena de White, Conducción del niño, 21. 20 Elena de White, El hogar cristiano, 217, 218. 21 Ángel Alberto Valdés Cuervo, Participación de los padres de alumnos de educación primaria en lasactividades académicas de sus hijos, ddisponible en http://www.scielo.org.mx/scielo. php?pid=S1607-40412009000100012&script=sci_arttext, accesada el 18 de octubre de 2011. 22 Ibíd. 23 Ibíd. 24 Elena de White, El hogar cristiano, 78-80. 25 Ibíd., 78. 26 Ibíd., 79. 27 Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2009), 37. 28 George Barna, Cómo transformar a los niños en campeones espirituales (Florida: Casa Creación, 2006), 84. 29 Ibíd., 210. 30 Ibíd. 31 Herbert Lockyer, Todas las mujeres de la Biblia (Miami, Fl.: Editorial Vida, 2004), 360. 32 Ibíd. 33 H. Norman Wright, 22. 34 Ibíd.,11. 35 Ibíd., 22. 36 Charles R. Swindoll, La crianza de los hijos (E.U.A: Grupo Nelson, 2006), 67. 37 H. Norman Wright, 25. 38 James Dobson, 68. 39 H. Norman Wright, 38. 40 James Dobson, 66. 41 Ibíd., 67, 68. 42 Ibíd., 69. 43 Ibíd., 34. 44 Ibíd., 76.

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“El verdadero amor exige que hagas lo mejor por

tus hijos, y no siempre lo que es más fácil para ti.” Zig Ziglar

Capítulo 9 El autoritarismo y la paternidad

PADRES QUE IMPACTAN

El autoritarismo En su intento por educar, corregir y disciplinar a sus hijos, cada padre y madre adoptan determinados estilos o tendencias en la crianza de sus hijos. Este estilo, en la mayoría de los casos, es el que sus padres ejercieron con ellos mismos, o el que vieron usar a alguna persona que impactó sus vidas. 1.

La ley de la siembra y la cosecha se cumplirá invariablemente

Con frecuencia, repetir el estilo de paternidad suele tener algunas deficiencias, pues no todo se aplica al tiempo en que ahora se vive, o simplemente no es ni fue el mejor método. Los padres pueden tener las mejores intenciones, pero eso no basta para que la paternidad sea exitosa; si el método no funciona, las consecuencias vendrán. Este aspecto debe tomarse en cuenta seriamente al educar y disciplinar a los hijos. No basta con quererlos mucho, ni siquiera con ser “padres buenos”, se requiere, además de las buenas intenciones, ser realmente “buenos padres”. Los padres pueden sentir y creer que están cumpliendo su rol excelentemente, pero con frecuencia se deben analizar si esto es así, antes de que el tiempo les muestre que estaban equivocados. 2.

Debe buscarse el equilibrio

Al respecto James Dobson hace la siguiente observación: “No es sabio que los padres sean demasiado exigentes y autoritarios con un hijo adolescente mayor; puede que lo obliguen a desafiar la autoridad sólo para probar su independencia y su adultez”.1 Es importante recordar el consejo bíblico dado por San Pablo: “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. (Efesios 6:4) Un estudio hecho entre 5000 adultos, a los cuales se les preguntó: “Cuando era adolescente ¿qué apreciaba menos de sus padres?” Las dos respuestas más comunes fueron: Que fueran muy exigentes o demasiado sobreprotectores, que fueran demasiado estrictos o demasiado indulgentes.2 En la delicada tarea de criar y disciplinar a los hijos, es vital que los padres mantengan un sabio equilibrio. En este capítulo, se analizarán los resultados del exceso de autoridad o autoritarismo en la crianza de los hijos. A continuación, se comparten algunas descripciones del padre autocrático o autoritario. 112

Algunos padres, con el propósito de conducir de la mejor manera a sus hijos, ejercen demasiada autoridad sobre sus hijos, o simplemente se vuelven autocráticos. Este tipo de padres es el que pone normas estrictas y espera que sean obedecidas sin protesta alguna. Los hijos deben mantenerse en su lugar y no se les deja expresar sus opiniones. Son padres que dirigen la familia partiendo de la tradición, poniendo énfasis en la estructura, el control y el orden y todo ello se vuelve una gran carga para el hijo.3 El padre autoritario o autocrático se caracteriza por el estricto control que ejerce sobe la conducta del niño. Zabala (2000) dice: “Espera obediencia inmediata, respeto incuestionable por la autoridad, establece muchas reglas y normas….Para el padre (o madre) autoritario las responsabilidades del niño no son sustancialmente diferentes de las que llevan los adultos…. Ve en el niño a un ser dominado por deseos egoístas y primitivos que necesitan estar bajo constante control”.4

Características de los padres autoritarios El estilo de paternidad que los padres ejercen con sus hijos, muchas veces, fue copiado de sus propios padres, aun cuando el estilo usado por sus propios padres les pareció incorrecto en su momento. A continuación, se resumen algunas características de los padres autoritarios mencionadas por Habenicht,5 Goleman,6 Zabala7 y otros. 1. Tienden a ser ásperos, dictatoriales, egoístas, antipáticos y muy fríos con sus hijos. 2. Usan mucho de la fuerza y el castigo físico. 3. Rara vez explican las razones de sus órdenes, y poco permiten que sus niños desarrollen la habilidad de hacer decisiones personales. 4. Su propia necesidad de poder y control caracteriza sus relaciones con su familia. 5. Este estilo es muy común entre las familias religiosas conservadoras, que a menudo se esconden detrás de una concepción errada de la autoridad divina, para justificar sus propias acciones. 6. Se muestran desdeñosos y no sienten respeto por sus hijos. 7. Son típicamente desaprobadores, tanto en sus críticas como en sus castigos. 8. Prohíben cualquier manifestación de ira del niño, y lo castigan a la menor 113

PADRES QUE IMPACTAN

señal de irritabilidad. Gritan con enojo al niño que intenta dar su versión de los hechos: “¡No me contestes!” 9. Mantienen un estricto control sobre la conducta del niño. 10. Exigen obediencia inmediata. 11. Requieren un respeto incuestionable por su autoridad. 12. Requieren obediencia a sus normas (sin explicaciones ni razones). 13. Colocan responsabilidades, por igual, entre niños y adultos. 14. Consideran al niño como un ser dominante (poseído por deseos egoístas y primitivos). 15. Los padres, más que obedecidos son temidos, pues la obediencia la lograron por el miedo y la fuerza. 16. Con frecuencia se olvidan que sus hijos son niños y los tratan como adultos. 17. Al no cumplir las expectativas se orientan hacia el castigo. 18. Debido a la falta de acercamiento emocional, el trato carece de intimidad, calor y confianza; más bien es frío, áspero y distante. 19. Se presta poca atención a las necesidades de los hijos. 20. Las reglas y órdenes no pueden ser cuestionadas ni negociadas. 21. La relación que establecen con sus hijos es fundamentalmente para dictarles órdenes, enfatizando siempre que ellos son la autoridad y que ésta pocas veces es falible. 22. Escasamente consideran las peticiones de los hijos y no responden a sus demandas. 23. Combinan estas actuaciones con poco afecto y altos niveles de control. Es propio de este estilo el que aparezcan conductas de privaciones, junto con las de coerción verbal y física. 24. Lo predominante es la existencia de abundantes normas y la exigencia de una obediencia bastante estricta. 25. Dedican esfuerzo a influir, controlar, evaluar el comportamiento y las actitudes de sus hijos, de acuerdo con patrones rígidos preestablecidos. 26. Dan gran importancia a la obediencia, a la autoridad, al uso del castigo y de medidas disciplinarias, y no facilitan el diálogo. 27. Las normas que definen la buena conducta son exigentes, y se castiga con rigor la mala conducta. 28. La comunicación entre los progenitores y el niño es pobre. 29. Su estilo de disciplina se basa en recompensas y castigos.

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Características de los hijos criados autoritariamente. El autoritarismo en la paternidad trae graves consecuencias, y éstas se intensifican cuando se ejerce, como comúnmente ocurre, desprovisto de amor. 1.

Crecen emocionalmente deficientes

El estilo de paternidad que se ejerce tiene un gran impacto en el carácter y las emociones del niño. Goleman declara: Cientos de estudios muestran que la forma en que los padres tratan a sus hijos, ya sea con una disciplina dura o con una comprensión empática, con indiferencia o con cariño, tiene consecuencias profundas y duraderas en la vida emocional del hijo. Sin embargo, apenas hace poco tiempo han aparecido datos innegables que muestran que tener padres emocionalmente inteligentes es, en sí mismo, un enorme beneficio para el niño.8 El estilo autoritario trae serias consecuencias en el desarrollo del niño. White dice: “Cuando los padres muestran un espíritu áspero, severo y dominante, se despierta en los hijos un espíritu de obstinación y terquedad”.9 2.

Experimentan fuertes traumas

Cuán importante es que cada padre conozca el efecto de la calidad de su paternidad. Goleman dice: Los actos violentos son más dañinos que las catástrofes naturales como los huracanes, porque, a diferencia de las víctimas de un desastre natural, las víctimas de la violencia sienten que han sido intencionadamente seleccionadas como blancos de la maldad. Este hecho destruye las suposiciones acerca de la honradez de la gente y de la seguridad del mundo interpersonal, suposición que las catástrofes naturales dejan intacta. En un instante, el mundo social se convierte en un lugar peligroso, un lugar donde la gente es una amenaza potencial a la seguridad.10 El Dr. Dennis Charney, psiquiatra de la universidad de Yale, quien es director de neurología clínica del Centro Nacional en Estados Unidos, dice: 115

PADRES QUE IMPACTAN

“No importa si fue el incesante terror del combate, la tortura o los repetidos maltratos en la infancia, o una experiencia única como quedar atrapado en un huracán o estar a punto de morir en un accidente automovilístico. Cualquier estrés incontrolable puede tener el mismo impacto biológico”.11 3.

Se vuelven insensibles

El padre autocrático deja una herencia maligna que se esparcirá y prolongará. Este patrón se manifestará en el trato de su hijo con otros niños, pues tratará a sus pares como él fue tratado. Goleman (2010) dice: “La insensibilidad de estos niños maltratados es sencillamente una versión más extrema de la que se ve en niños cuyos padres son críticos, amenazadores y duros en los castigos que imponen. Estos niños también suelen mostrarse despreocupados cuando sus compañeros se lastiman o lloran; parecen representar un extremo de una serie continua de frialdad, o extrema indiferencia que alcanza su máxima expresión con la brutalidad de los niños maltratados”.12 La empatía en estos niños está destruida. El mismo autor declara que es perturbador escuchar los testimonios de hijos que fueron abusados por sus padres. Los hijos que fueron frecuentemente golpeados y tratados de manera constante por los padres, muestran claras evidencias de que se les deformó la tendencia natural del niño hacia la empatía.13 4.

Manifiestan un falso sentido de obediencia

Frecuentemente, cuando los padres reciben quejas sobre la conducta de sus hijos, les cuesta creerlo, ya que frente a ellos, los hijos fingen buena conducta. Zabala (2000) dice: “Mientras están sujetos a la autoridad, los niños pueden parecer soldados bien disciplinados, pero cuando cesa el dominio, se halla que el carácter carece de fuerza y firmeza. No habiendo aprendido jamás a gobernarse, el joven no reconoce otra sujeción, fuera de la impuesta por sus padres o maestros. Desaparecida ésta, no sabe cómo usar su libertad, y a menudo se entrega a excesos que dan como resultado la ruina.”14 116

5.

Repiten su propia experiencia con sus hijos

Ésta es una de las consecuencias más tristes: mientras educamos a nuestros hijos, se les está enseñando cómo educar a los nietos. Goleman (2010) dice: Este fracaso con respecto a la empatía se repite, a veces, si no con frecuencia, de una generación a otra, con padres brutales que han sido maltratados por sus propios padres en la infancia. Esto supone un dramático contraste con la empatía generalmente mostrada por hijos de padres cuidadosos, que los estimulan a mostrar preocupación por los demás y a comprender cómo se sienten otros chicos ante las actitudes mezquinas. Al carecer de estas lecciones con respecto a la empatía, estos chicos parecen no aprenderlas nunca.15 La rigidez es vista y manifestada en la comunicación entre padres e hijos. En este aspecto son comunes las siguientes declaraciones como: “Nosotros nunca hacemos eso”; “Esta es la única forma de hacer eso”; “Jamás hagas nada que avergüence a nuestra familia”; “Siempre seguimos las tradiciones de nuestra familia para nuestras actividades los domingos”. En estas familias, la rigidez es manifiesta, y está por encima de las necesidades particulares de cualquier miembro de la familia.16 6.

Cada acto de los padres queda firmemente grabado en el cerebro de los hijos

Algunos cerebros quedan moldeados por la brutalidad, otros por el amor. Quienes fueron golpeados, dice Goleman (2010): “Han recibido una dieta prematura y constante de traumas. Tal vez el paradigma más instructivo para comprender el aprendizaje emocional que estos niños maltratados han experimentado, es ver cómo los traumas pueden dejar una huella permanente en el cerebro, y cómo incluso estas crueles huellas pueden ser reparadas”.17 7.

Se vuelven rebeldes

Los hogares donde la disciplina es áspera, desagradan y deshonran a Dios “Es cierto que la disciplina demasiado áspera, la crítica exagerada, las leyes y reglamentos no requeridos, conducen al menosprecio de la autoridad y, finalmente, a la desobediencia de aquellas reglas que Cristo quisiera que se cumplieran”.18 117

PADRES QUE IMPACTAN

Los hijos de padres autoritarios tienden a rebelarse contra los valores que sus padres quieren enseñarles. Otros, se van de la casa tan pronto como pueden hacerlo, o se casan con la primera persona que encuentran. “Llegan a ser de voluntad débil, indecisos, individuos sin columna vertebral, incapaces de realizar decisiones morales difíciles”.19 Las reglas inflexibles, un estilo de vida familiar muy estricto y un sistema de opinión legalista, crean una experiencia familiar negativa, demasiado rigurosa.20 8.

Están predispuestos a renunciar a sus creencias religiosas

Los hogares autoritarios, generalmente, producen niños con un autoconcepto pobre en todos los aspectos. No tienen una conciencia fuerte y se adhieren a los valores negativos que los rodean. Generalmente, y lo más preocupante es que rechazan la religión. Zabala afirma que el estilo de paternidad influye tanto en los valores espirituales, que bien se puede decir: “Dime cuál es tu estilo de paternidad, y te diré lo que tu hijo piensa de Dios”. El estilo autoritario, generalmente, ejerce mucho control, y eso daña fuertemente al hijo. Lo único que puede mitigar un poco las consecuencias es que esta firme disciplina vaya acompañada de mucho amor y apoyo. Este aspecto ha sido confirmado mediante estudios cuidadosos.21 El mismo autor menciona las siguientes características que se verán en el hijo: • • • •

Sentirá rechazo hacia la religión. No le dará importancia a ninguna creencia religiosa. Rechazará los valores tradicionales de sus padres y manifestará conductas rebeldes. Concebirá a Dios como un ser estricto y castigador. Si son religiosos, pueden tratar de ser “perfectos” en cada detalle de la vida cristiana, esperando ganar el favor de Dios y evitar su castigo mediante el mérito de sus buenas obras.

9. Su personalidad, muchas veces, carecerá de calor, compasión y empatía por los sufrimientos de otros. Un estudio conducido por Strommen y Strommen informa lo siguiente: 118

“Aquellos niños que percibían a Dios como un ser amante, que los acepta tal como ellos son…tendían a poseer alta estima propia, motivación al logro, internalización de valores morales y una actitud positiva hacia la iglesia. Por el contrario, aquellos que tenían un concepto de Dios como un ser estricto y controlador, tendían a manifestar baja autoestima, prejuicio racial, conducta antisocial y uso del alcohol y drogas”.22 Los hijos perciben con facilidad cuando se les trata con exceso de autoridad, por muy pequeños que sean, manifiestan resistencia este estilo de autoridad. Ellos se rebelan cuando los padres toman decisiones que les corresponden tomar a ellos.23

Características de los hijos criados con extrema autoridad El uso extremo de la autoridad en la paternidad provoca, con frecuencia, ciertas conductas. A continuación, se consideran algunas de ellas. 1.

Aspectos positivos de los hijos de padres autoritarios

• • •

Aprenden a desarrollar respeto por la autoridad, que tanta falta hace. De niños son personas ordenadas y respetuosas de los demás. Este tipo de hogar brinda seguridad, estabilidad y certidumbre.



Son personas que saben obedecer, por lo que es fácil trabajar con ellas.

2. • • • • • • • •

Aspectos negativos de los hijos de padres autoritarios Por su apego a la autoridad, son poco independientes. Carecen de iniciativa y espontaneidad. Hacen sólo lo que las reglas y la autoridad les indique. Por haber enfatizado tanto la lealtad y la unidad familiar, son incompetentes en sus relaciones sociales. Tienden a ser obedientes, ordenados, poco agresivos, tímidos y poco tenaces a la hora de perseguir metas. Son poco participativos en actividades sociales, y prefieren el aislamiento. Tienden a tener una pobre interiorización de valores morales, orientándose más a los premios y castigos, que hacia el significado intrínseco del comportamiento. Manifiestan pocas expresiones de afecto con los iguales, siendo poco espontá119

PADRES QUE IMPACTAN

• •

neos, llegando incluso a tener problemas en establecer estas relaciones. Tienen baja autoestima y mucha dependencia. Tienden a experimentar poca alegría; son coléricos, aprensivos, infelices, fácilmente irritables, y vulnerables a las tensiones.

Está claramente demostrado que “el control”, por sí solo, ejercido con frecuencia por el padre autoritario, viene a ser el menos efectivo de los métodos para transmitir valores, especialmente los espirituales. El daño es aun mayor, cuando el excesivo control, es ejercido sin ninguna manifestación de amor. Algunas veces el amor mitiga un poco los sentimientos negativos en el hijo, pero no quita completamente las consecuencias en la formación del hijo. Es muy común que jóvenes provenientes de padres o de escuelas muy estrictos, al llegar a cierta edad, se rebelen contra sus padres y rechacen los valores que los padres están tratando de imponerles. Los padres deben, con mucha prudencia, buscar el equilibrio entre los dos factores determinantes: El amor y la firmeza. Tome en cuenta el siguiente consejo: “Los padres han de ser firmes en relación con los valores, y tiernos con respecto al espíritu del niño.” 24

1

Donna J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2006), 26. 2 Ibíd. 3 Padres e inteligencia emocional, disponible en http://www.buenastareas.com/ensayos/Padres-e-Inteligencia-Emocional/2190613.html; accesada el 10 de septiembre de 2011. 4 Fernando Zabala, No callarás (Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 2000), 39. 5 Donna J. Habenicht, 27-34. 6 Daniel Goleman, La inteligencia emocional (Querétaro: Vergara, 2010), 233. 7 Fernando Zabala, 8 Daniel Goleman, 224. 9 Elena de White, Conducción del niño (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana, 1971), 276. 10 Daniel Goleman, 237. 11 Trauma y reeducación emocional; disponible en http://eqi.org/golebks13.htm; accesada el 12 de octubre de 2011. 12 Daniel Goleman, 233. 13 Ibíd., 232. 14 Fernando Zabala, 67. 15 Daniel Goleman, 234. 16 Norman Wright, Las palabras de los padres y su asombroso poder (Colombia: Unilit, 1994), 61. 17 Ibíd., 234. 18 Elena de White, Conducción del niño, 262.

120

19

Donna J. Habenicht, 27. Norman Wright, 60. 21 Fernando Zabala, 42. 22 Ibíd., 43. 23 Kay Kuzma, Obediencia fácil (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), 37. 24 Kay Kuzma, Los primeros siete años, t. 1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 20

2009), 9.

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“La mejor manera de hacerle la vida difícil en el futuro a tu hijo, es hacerle muy suave la vida en el

presente.” Autor anónimo

Capítulo 10 La paternidad permisiva y su efecto en los hijos

PADRES QUE IMPACTAN

La permisividad El padre y la madre estaban perplejos. De alguna manera, Juanito se había constituido en un problema tan grave que decidieron visitar al psiquiatra para solicitar ayuda. El psiquiatra les advirtió contra el peligro de refrenar al niño. Cierto día, mientras almorzaban, Juanito parecía incontrolable. Prorrumpió en llanto porque no quería comerse las verduras. El padre estaba listo a ejercer firmeza, pero inmediatamente la madre miró a su esposo y le dijo: “Recuerda lo que dijo el psiquiatra, querido”. Los padres miraron a su pequeño hijo y le preguntaron qué deseaba. Juanito dejó de llorar y dijo: “Quiero de comida una lombriz”. El padre estuvo al borde del colapso, pero la madre gentilmente le recordó: “Recuerda lo que dijo el psiquiatra, querido”. Juntos fueron al jardín y cavaron en busca de una lombriz. Luego la pusieron sobre el plato del niño, esperando que, finalmente, llegara la paz. Pero apenas la lombriz estuvo en el plato de Juanito, éste comenzó de nuevo a llorar. “¿Qué sucede ahora?”, dijo el padre muy enojado. Juanito respondió: “La quiero cocinada”. En ese momento, la madre comenzó a preocuparse. No podía imaginarse cocinando esa lombriz en su sartén. Pero ahora fue el padre quien dijo: “Recuerda lo que dijo el psiquiatra, querida”. Así que, la madre tomó una de sus hermosas sartenes, cocinó la lombriz y la sirvió. Pero Juanito aún no había terminado. Cuando se sentaron junto a él para que comiera Su lombriz y los dejara en paz, Juanito comenzó nuevamente con su berrinche. Mientras intentaban calmarlo le preguntaron cuál era el problema. “Quiero que papá se coma la mitad”. El padre está a punto de estallar. Su esposa le mira y le dice: “Recuerda lo que dijo el psiquiatra, querido”. Entonces el padre, pensando que esa sería la solución, cortó rápidamente la lombriz con su tenedor y la tragó. Pero apenas había terminado de tragar la lombriz, cuando el llanto de Juanito se repitió. Los padres estaban perplejos, pero el llanto persistía, así que volvieron a preguntar: ¿Qué sucede? Juanito contestó, sin preocuparse por la angustia de sus padres, ¡es que mi papá se comió la mitad que yo quería! La forma como se desarrolla el estilo de vida de la sociedad actual provee el terreno ideal para que prolifere este estilo de paternidad. Es muy común encontrar este estilo en todas las clases sociales, pareciera que cuanto mas desarrollada es una sociedad, más común es encontrar padres que ejercen el estilo de paternidad indulgente en la relación con sus hijos. En su libro ¡Los padres al poder!, John Rosemond escribe: 124

Es fácil para los padres dejarse intimidar por el soliviantamiento [o rebeldía] emocional del niño, y empezar a darle más responsabilidad de la que puede asumir para evitar confrontaciones. Se impone justamente lo contrario. Es el momento de reafirmar la autoridad de los padres, en lugar de permitir que el niño la desmantele. Aunque, seguramente él lo rechazará, también es un momento en que necesita saber que sus manos no son las únicas dispuestas a empuñar el volante.1 Un niño que está acostumbrado a tener todo lo que pide, a dar órdenes como si fuera adulto y a exigir el cumplimiento de éstas, crece con la convicción de que sus necesidades son únicas y que las personas que le rodean giran a su alrededor, además de estar a su plena disposición. Esta conducta no es pasajera, no se modificará con el crecimiento ni desaparecerá cuando el niño sea adolescente o adulto. Al contrario, su convivencia con otras personas se verá afectada drásticamente, pues se convertirán en personas hostiles, arrogantes, indiferentes, acostumbrados a romper las reglas narcisistas y poco tolerantes.2

Características del estilo de paternidad permisivo Durante el ejercicio de la paternidad es común que los padres manifiesten ciertas tendencias en la forma de criar a sus hijos. Algunas de ellas se mencionan a continuación: 1. Son padres que se caracterizan por un nivel bajo de control y exigencias de madurez, pero con un nivel alto de comunicación y afecto. 2. Son padres poco exigentes, que atienden las necesidades de sus hijos hasta en lo mínimo, y establecen pocas reglas de comportamiento. 3. Son padres que muestran extrema tolerancia y liberalidad ante los impulsos de los hijos. 4. Son padres que usan muy poco el castigo, en cualquiera de sus formas, en el acto de disciplinar a los hijos. En este estilo de paternidad, se dan muestras constantes de amor al hijo, lo cual resulta ser muy positivo en la vida del niño. Kuzma afirma: “Demasiado amor no arruina a un niño; lo que lo hace es muy poca disciplina.”3 La parte equivocada de este estilo de paternidad reside en que los padres consideran que el amor, por si sólo, será una fuerza que transformará y guiará al hijo a 125

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manifestar principios correctos de conducta y obediencia. Estrada corrige este concepto y afirma lo siguiente: “Equivocadamente creímos que el amor no solo tornaba innecesaria la disciplina, sino que erróneamente, consideramos que el amor y la disciplina eran opuestos e incompatibles, y que si se ejercía una, se dejaba de lado la otra.”4 El padre permisivo o indulgente vive para complacer a su hijo. White clarifica este aspecto cuando dice: “El amor es la llave para el corazón del niño, pero el amor que induce a los padres a ser complacientes con los deseos equivocados de sus hijos, no es un amor que obrará para el bien de ellos”.5 El Dr. Benjamin Spock menciona que el estilo indulgente es tan común hoy día, porque la mayoría de los padres están tan ocupados, que el poco tiempo que están con los hijos, lo menos que quieren hacer es disciplinarlos. Los sentimientos de culpa de parte de los padres, por tener abandonados y descuidados a los hijos, hace que los padres quieran, de alguna manera, compensar lo que no han hecho por ellos, otorgándoles regalos y dinero. Estos padres les dan toda la libertad a los hijos; los llenan de regalos, y son demasiado consentidores. Muchos padres actúan así con la buena intención de hacerlos felices, pero ignoran que los hijos más felices y más seguros son aquellos que saben que sus padres han establecido reglas y exigen que se cumplan”. 6

Características de los padres permisivos Dobson afirma que los niños tienen percepciones muy agudas, y se dan cuenta cuando existe un “juego de poderes”. La falta de respeto y el desprecio para ellos son cosas que están muy vinculadas. Los adultos indecisos y que no tienen confianza en sí mismos, terminan ganándose el desprecio de sus hijos… .La clave para criar a los hijos con éxito es mantener esos dos ingredientes balanceados. Se presentan problemas si la balanza se inclina para cualquiera de los dos lados, ya sea el amor que lo permite todo y es sobreprotector, o hacia el control que es opresivo y se ejerce con enojo. El amor y la disciplina se equilibran el uno al otro, llevando a un vínculo más profundo”. 7 1.

Hoy en día es muy común que ambos padres trabajen fuera del hogar

El padre o los padres que trabajan mucho tiempo fuera del hogar, y por lo tanto no tienen tiempo para dedicarlo a sus hijos pueden, con facilidad, intentar compen126

sar la falta de dedicación a ellos, siendo consentidores y satisfaciendo todos los deseos del niño. La idea es “si estoy poco tiempo con él, al menos lo haré feliz”, “o ya que no le doy mi tiempo, por lo menos que no le falte nada”. 2.

Son sobreprotectores

En los padres permisivos los hijos tienen privilegios de personas mayores, pero responsabilidades de personas menores a su edad. La permisividad deriva fácilmente en una sobreprotección de los hijos que puede hacerlos débiles, sin o con poca educación, y desagradecidos.8 Este tipo de padres tiene miedo de establecer límites o reglas; considera que puede crearle traumas a su “bebé”, ¡a quien ama tanto! Este pensamiento, dice Estrada, es un error. “Las reglas que están bien establecidas, no tienen por qué dañar la personalidad de un niño. La disciplina bien aplicada, no tiene por qué producir personas con problemas emocionales”.9 3.

Brindan demasiada atención

El famoso columnista y Psicólogo familiar, John Rosemond, sostiene que “demasiada atención es tan perjudicial como demasiada comida”.10 Rosemond menciona que la atención puede convertirse en una fuerte adicción, a la narcodependencia, al alcohol, o alguna otra conducta destructiva de alto riesgo. Él dice: Como mínimo, el niño adicto a la atención quizá nunca crezca, y nunca alcance la emancipación emocional. Permitir que un niño disfrute de los reflectores de la atención, estorba la habilidad del niño para establecer niveles mayores de independencia. Un niño no puede ser el centro de atención de una familia, y alejarse de ese centro al mismo tiempo.11 Los hijos, a quienes se les permite seguir sus propios caminos, no son felices; y cuando la autoridad paterna es tenida en poco, no se respetará la autoridad de Dios.12

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4.

Se colocan al mismo nivel del hijo

Con frecuencia se anima a los padres a ser amigos de sus hijos, lo cual es muy benéfico, especialmente a medida que crece, pero la amistad no los hace iguales en todos los sentidos. Convivir y platicar con ellos en un espíritu de camaradería es muy bueno para la relación con los hijos, pero “todo ello sin olvidar que la relación entre padres e hijos no es ni debe ser una relación de amistad.”13 El hijo siempre debe tener presente que antes que ser amigos, son sus padres y por lo tanto merecen el debido respeto. Haim Ginott en sus libros Entre padres e hijo y entre padres y adolescentes dice: “Los hijos son el enemigo; ármese para la guerra”. Considera que muchos padres agobiados por las nuevas responsabilidades, tratan a sus hijos con guantes de seda, les da miedo hacer cualquier cosa que en lo más mínimo huela a la fuerza, porque tienen miedo de que de alguna forma lesionen sus capacidades psíquicas.14 5.

Recurre con frecuencia al soborno

Coleman declara que los padres que practican este estilo con los hijos, se dan cuenta de las conductas del mismo, pero encuentran razones para justificar esa conducta. Al igual que aquellos que ignoran los sentimientos del niño, estos padres rara vez intervienen, ni intentan mostrarle una respuesta emocional alternativa. Tratan de suavizar todas las perturbaciones, y aun son capaces de recurrir a la “negociación y a los sobornos para lograr que su hijo deje de estar triste o furioso”.15

Características generales 1. El padre permisivo es el que busca la aceptación y transmite el mayor aliento posible. No suele fijar límites, no impone exigencias fuertes, ni metas claras a sus hijos para que se desarrollen de acuerdo a su naturaleza.16 2. Los niños son educados en la libertad sin límites y en la libertad sin responsabilidad. Se creyó que los buenos padres eran los que permitían todo tipo de libertades a sus hijos. Aceptamos equivocadamente que para ser un buen padre, había que eliminar de nuestro vocabulario palabras tales como “no” y “está prohibido”. Como dicen Balter y Shereve: “Los hijos pronto se volvieron incontrolables e infelices. Se perdió cualquier respeto a la autoridad de todo tipo, la juventud no estaba dispuesta a que se le pusieran límites.”17 128

3. Se caracterizan, precisamente, por el afecto y el dejar hacer. 4. Manifiestan una actitud positiva hacia el comportamiento del niño, aceptan su conducta, aunque sea negativa, y usan poco el castigo. 5. Consultan al niño sobre todas las decisiones. 6. No exigen responsabilidades ni orden. 7. Permiten al niño auto-organizarse a su manera. 8. No establecen normas que estructuren su vida cotidiana. 9. Utilizan el razonamiento, pero rechazan el poder y el control sobre el niño. Los padres permisivos evitan hacer uso del control, utilizando pocos castigos, y muestran una excesiva concesión en las demandas de los hijos; se muestran tolerantes y tienden a aceptar positivamente los impulsos del niño. Su estilo comunicativo es poco efectivo y unidireccional, considerando en exceso las iniciativas y argumentos infantiles.18 Mediante este estilo de paternidad se crean hijos que serán una carga para la sociedad y una fuente de tristeza para los padres. Elena de White aconseja “Un padre excesivamente cariñoso no debiera cerrar los ojos a las faltas de sus hijos, porque le resulte desagradable corregirlos.”19 Ella misma dice: “Mientras más tolerancia haya, más difícil es la conducción. Padres, haced el hogar más feliz para vuestros hijos. Con esto no quiero decir que accedáis a sus caprichos. Mientras más se los tolera, más difícil será conducirlos y más difícil les será vivir vidas fieles y nobles cuando salgan al mundo.”20

Características de los hijos criados permisivamente Los hijos que no escucharon jamás un “no” de parte de sus padres, crecerán con un concepto equivocado del mundo real. En estos hijos se cumple el dicho: “Los padres que por amor no disciplinan a sus hijos, el mundo los disciplinará, pero sin amor”. 1.

Desarrollan poca resistencia a la frustración

Los padres que permiten los berrinches en sus hijos, que los dejan que se tiren al suelo pataleando y gritando, están creando “monstruos” que sufrirán el resto de sus días. Los padres no deben olvidar que para el bienestar futuro de sus hijos, deben experimentar suficiente frustración durante la infancia; esto los preparará para enfrentar la edad adulta. Además, los ayudará a desarrollar cierta tolerancia a la frus129

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tración, aspecto que es de vital importancia en la vida adulta. Al educar a los hijos, se debe tener en cuenta no sólo el presente, debe verse también el futuro. Debe recordarse lo que dijo Calderone: “nuestros hijos no van a ser simplemente “nuestros hijos”; van a ser los esposos y esposas de otras personas, y los padres de nuestros nietos”.21 Al tomar en cuenta esta declaración debe, entonces, recordar que debe amar a su hijo, debe buscar su felicidad, pero también debe actuar con firmeza, como lo expresa John Rosemond: “Deje de pensar que su obligación es hacer que su hijo siempre esté contento: no es así. Su obligación básica es equiparlo con las habilidades que necesitará para buscar con éxito la felicidad por sí mismo. Frustre a sus hijos para que triunfen en la vida.”22 2.

Son poco hábiles para desenvolverse solos

El amor no debe cegar a ningún padre. Se debe ver no solo el presente en la educación de los hijos, se debe ver también el futuro. Bien se ha dicho: “La mejor manera de hacerles la vida difícil a tus hijos en el futuro, es haciéndoselas muy suave en el presente”. La familia híper-proteccionista deja al niño desamparado ante la hostilidad ambiental, dando lugar a personalidades incapaces para desenvolverse solos en la vida; o, como bien se dice: “El exceso de proteccionismo sobre los hijos, está creando una generación de padres exhaustos que han de ingeniárselas para llegar a todo. Da la impresión de que educar bien a un hijo, es llenar cada minuto de su tiempo libre.23 3.

No respetan a ninguna autoridad

“No hay maldición más grande en un hogar, que permitir a los niños que hagan su propia voluntad. Cuando los padres acceden a todos los deseos de sus hijos, y les permiten participar en cosas que reconocen perjudiciales, éstos pierden pronto todo respeto por sus padres, toda consideración por la autoridad de Dios o del hombre, y son llevados cautivos de la voluntad de Satanás.24 4.

Piensan que nadie los ama

“Leonard Groos, editor de la revista Look, afirma que los niños que crecen con libertades y sin ninguna responsabilidad, crecen asustados y piensan que nadie los ama.”25 Es muy triste y dañino para un ser humano experimentar este sentimiento. 130

Repercutirá fuertemente en su matrimonio y en las relaciones con las demás personas. El Dr. Peter G. Crawford, psicólogo de Augusta, en Georgia, señala: “Los problemas emocionales de los jóvenes no se deben a la disciplina, sino a la falta de ella”.26 5.

Duplican el trabajo del maestro

“El descuido de los padres en la educación de sus hijos, hace que el trabajo del maestro sea doblemente difícil. Los niños llevan el sello de los rasgos indóciles y antipáticos revelados por sus padres.”27 6.

Pueden desarrollar una estructura moral débil

Como resultado de la actitud de “dejar hacer” de los padres en la crianza de los hijos, los niños no se desarrollan con un conjunto fuerte de valores. Tienden a ser impulsivos y quieren hacer lo que desean en el momento. Esperar la recompensa de mañana, no es algo que les llame la atención. Como nunca han aprendido a controlar sus impulsos, pueden ser agresivos e irresponsables y tener una estructura moral débil.28

Características generales 1. Por la excesiva libertad que tienen les es difícil sujetarse a las normas de cualquier organización, ya sea religiosa o secular. 2. Se complacen en hacer su propia voluntad e inclinaciones. Si en algún momento se les exige cumplir con las normas del hogar, prefieren irse de la casa, aunque poco tiempo después regresen derrotados. 3. Les cuesta convivir con otras personas, pues desean que todo mundo los complazca. 4. Crecen como personas egoístas y enfrentarán muchas dificultades en el matrimonio. 5. Conciben a Dios como un ser tolerante, tal como lo fueron sus padres. Cada padre ejercerá, finalmente, el método que le parezca mejor, pero muchos hijos tendrán que luchar de adultos contra tendencias muy arraigadas que se siguieron en la infancia. 6. Con muchas probabilidades se volverán clientes de psicólogos y de psiquiatras, como lo dice Goleman: “En cierto sentido, la psicoterapia es un remedio para lo que soslayó o se pasó por alto en los primeros años de vida. Pero, ¿por qué no hacer lo que podemos para evitar esa necesidad, dando a los niños, en primer 131

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lugar, la educación y guía que cultiva las habilidades emocionales esenciales?29

Elí un padre permisivo Uno de los ejemplos más dramático sobre las consecuencias de la permisividad se encuentra registrado en la Biblia. El siguiente texto resume todo el relato: “Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado” (1 de Samuel 3:13). Este padre permisivo se llamó Elí y su triste experiencia, comentada por White es una advertencia para todos los padres; ella dice: Elí no administró su casa de acuerdo con los reglamentos que Dios dio para el gobierno de la familia. Siguió su propio juicio. El padre indulgente pasó por alto las faltas y los pecados de sus hijos en su niñez, lisonjeándose de que después de algún tiempo, al crecer, abandonarían sus tendencias impías. Muchos están cometiendo ahora un error semejante. Creen conocer una manera mejor de educar a sus hijos que la indicada por Dios en su Palabra. Fomentan tendencias malas en ellos y se excusan diciendo: “Son demasiado jóvenes para ser castigados. Esperemos que sean mayores, y se pueda razonar con ellos.” En esta forma se permite que los malos hábitos se fortalezcan hasta convertirse en una segunda naturaleza. Los niños crecen sin freno, con rasgos de carácter que serán una maldición para ellos durante toda su vida, y que propenderán a reproducirse en otros.30 El amor por los hijos no debe cegar a ningún padre, los defectos de los hijos deben ser claramente señalados y con amor y firmeza debe trabajarse para corregirlos. Algunos hijos son voluntariosos y se requerirá el ejercicio firme de la autoridad. En la realización de esta dura y a veces no grata tarea, los sentimientos deben ser gobernados por la razón. La firmeza y el constante afecto deben ser apoyados por un ejemplo amante y consecuente. Profundice en la siguiente reflexión y esfuércese por ser más un “buen padre” que un “padre bueno” EL BUEN PADRE Padres buenos hay muchos… Buenos padres hay pocos. No es difícil ser un padre bueno. En cambio, no hay nada más difícil que ser un buen padre. Un corazón blando basta para ser un padre bueno, pero la voluntad más firme y la cabeza más clara, son todavía poco para hacer un buen padre. El buen padre dice sí cuando es sí, y no cuando es no… El padre bueno sólo sabe decir sí… El padre

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bueno hace de su niño un pequeño demonio… El buen padre no hace ídolos…Vive la presencia del único Dios. El padre bueno encoge la imaginación del hijo con juguetes de bazar. El buen padre echa a volar la fantasía del hijo, dejándole crear un aeroplano con dos maderas viejas… El padre bueno hace la voluntad del hijo, ahorrándoles esfuerzos y responsabilidades… El buen padre templa el carácter de su hijo, llevándolo por el camino del trabajo y del esfuerzo. Y así, el padre bueno llega a viejo: decepcionado y tardíamente arrepentido…, Mientras que el buen padre, crece en años: respetado, querido y es, a la larga, comprendido.

1 John Rosemond; Más sobre la relación padres e hijos; disponible en http://esla.facebook. com/note.php?note_id =257018327651693; accesada el 10 de septiembre de 2011. 2 Giovana Servin, ¿Soy hijo único… y? (México: Editorial Época, S. A. de C. V., 2011), 6. 3 Kay Kuzma, Obediencia fácil (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), 33. 4 Antonio Estrada, La familia: crisis y oportunidades (Barcelona: Clie, 1998), 163. 5 Elena de White, Conducción del niño (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana, 1971), 266. 6 Kay Kuzma, Los primeros siete años, t .1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2009), 74. 7 James Dobson, Cómo criar a las hijas (E.U.A.: Tyndale 2010), 77. 8 Fundación de Ayuda contra la Drogadicción; Comunicación y conflictos entre hijos y padres; http://www.fad.es/sala_lectura/hijospadres-separata.pdf. Accesada el 9 de septiembre de 20011. 9 Antonio Estrada, 172. 10 Kay Kuzma, Los primeros siete años, t.1, 62. 11 Ibíd. 12 Elena de White, Testimonies, t. 5 (U. S. A.: Asociación Casa Editorial Sudamericana, 1986) 305. 13 Fundación de Ayuda contra la Drogadicción; Comunicación y conflictos entre hijos y padres; http://www.fad.es/sala_lectura/hijospadres-separata.pdf. Accesada el 9 de septiembre de 20011. 14 Kevin Leman, Obtenga lo mejor de sus hijos (U.S.A.:Betania, 1992), 36. 15 Daniel Goleman, La inteligencia emocional (Querétaro: Vergara, 2010), 225. 16 Inteligencia emocional; disponible en http://www.inteligencia-emocional.org/familia/educar _con_inteligencia_emocional.htm, accesada el 10 de septiembre de 2011. 17 Antonio Estrada, 165. 18 Daniel Goleman, 225, 226. 19 Elena de White, Testimonie,s t.1, 546, 547. 20 Elena de White, Conducción del niño, 267. 21 John Maxwell, Relacionándose mejor con los demás (Colombia: Peniel), 116. 22 John Rosemond; Más sobre la relación padres e hijos; disponible en http://esla.facebook. com/note.php?note_id =257018327651693; accesada el 10 de septiembre de 2011. 23 Padres exhaustos, hijos hiperprotegidos; disponible en http://www.aceprensa.com/articles/ padres-exhaustos-hijos-hiperprotegidos/, accesada el 10 de septiembre de 2011. 24 Elena de White, Patriarcas y Profetas, (U. S. A.: Asociación Casa Editorial Sudamericana, 1986),625-626. 25 Kay Kuzma, Obediencia fácil, 105. 26 Antonio Estrada, 172. 27 Elena de White, Conducción del niño, 324. 28 Donna J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2006), 29. 29 Daniel Goleman, 264. 30 Elena de White, Patriarcas y profetas, 625,626

133

“Muchos niños no se sienten amados, porque sus

padres están demasiado ocupados”. Kay Kuzma

Capítulo 11 La paternidad negligente y su efectos en los hijos.

PADRES QUE IMPACTAN

Privilegio y responsabilidad La mayoría de los padres son bien intencionados en la crianza y educación de sus hijos. Aun cuando éstos desconozcan muchos principios de la paternidad, tienen planes para sus hijos, y reconocen que la llegada de un nuevo miembro de la familia siempre traerá nuevas responsabilidades. La llegada de un hijo al hogar, por lo regular, cambia totalmente la vida de los padres en diferentes aspectos, como el horario de dormir, las finanzas, el tiempo, aun la relación de la pareja se ve muchas veces amenazada. 1.

El trabajo de los padres, fuera del hogar

En la sociedad hipermoderna es común encontrar que ambos padres trabajan, por igual, fuera de la casa. Esta situación hace casi inevitable que los hijos sean descuidados y acarree graves consecuencias. Nótese la declaración de Goethe: “Las cosas que importan más, nunca deben estar a merced de las cosas que importan menos”.1 El estilo de paternidad negligente difícilmente necesita explicación; el nombre lo dice todo. 2.

Definiciones del padre negligente

Los padres tienden a ignorar a los hijos, demuestran poca preocupación por sus necesidades y terminan por quedarse ausentes de la vida de ellos. Estos padres manifiestan un completo descuido de su comportamiento y sus responsabilidades, tanto en lo que se refiere a satisfacer las necesidades básicas del niño, como en lo que respecta a exigir a éste el cumplimiento de las normas del hogar.2

Características de los padres negligentes 1.

El peor estilo de paternidad

Este estilo es señalado como el peor por sus graves consecuencias. Diversos estudios revelan lo siguiente: La simple negligencia, puede ser más dañina que el abuso evidente. Un estudio de niños maltratados descubrió que los jóvenes desatendidos eran los que peor se portaban: eran los más ansiosos, los que menos atención prestaban, los más apáticos, alternativamente agresivos y retraídos. El porcentaje de repetición del primer grado entre ellos es del 65%.3

136

2.

Ni se le da, ni se le exige

Este estilo de paternidad es también conocido como indiferente o de rechazoabandono, que no son receptivos ni exigentes, les importa poco o nada la suerte que corran sus hijos. •











Al niño se le da muy poco, y se le exige en la misma medida. Los padres presentan niveles muy bajos en las cuatro dimensiones básicas de la crianza inteligente: afecto, comunicación, control y exigencias de madurez. No hay normas que cumplir, tampoco hay afecto que compartir. Lo más destacable es la escasa intensidad de los apegos y la relativa indiferencia respecto de las conductas del niño. Los padres parecen actuar bajo el principio de no tener problemas o de minimizar los que se presentan, con escasa implicación y esfuerzo.4 Los adultos no intervienen. Según una encuesta realizada por el Centro sobre Adicción y Abuso de Sustancias (CAAS) de la Universidad de Columbia, “casi uno de cada cinco adolescentes estadounidenses aseguran vivir con adultos que “no intervienen”, y que no ponen reglas, ni vigilan su conducta. Estos jóvenes tienen un riesgo cuatro veces mayor de fumar, beber y usar drogas, que sus compañeros que “sí intervienen”. A mayor abandono, mayor uso de drogas. En un sondeo hecho entre mil muchachos de 12 y 17 años de edad, se descubrió que los adolescentes que creen que sus padres “no se molestarán mucho si usaran mariguana”, corren un riesgo tres veces mayor de usar dicho narcótico, que aquellos cuyos quienes “sí se molestarán mucho”. De igual manera, los adolescentes cuyos padres “no están nada pendientes del rendimiento académico de ellos, tienen el triple de posibilidades de usar estupefacientes, que sus compañeros cuyos padres están muy pendientes de su rendimiento escolar. Amigos antes que padres. Joseph A. Califano, hijo del presidente de CAAS, considera que esto es un error, pues él dice que los padres y las madres que son padres antes que amigos, pueden reducir en gran manera el riesgo de que fumen, beban y utilicen drogas. Observó, además, que la familia es fundamental para mantener a los hijos lejos del tabaco, alcohol y las drogas.5 Son negligentes. La ausencia de los padres, la negligencia o el abuso, la falta de relación y comunicación, son tan dañinas como una disciplina brutal; pueden, al final, dejar la misma huella trágica en el circuito emocional.6

137

PADRES QUE IMPACTAN

3.

Los niños son echados a perder

Cada niño que no es disciplinado cuidadosamente y con oración, será desdichado en este tiempo de prueba y formará tales rasgos desagradables de carácter, que el Señor no podrá unirlo con su familia celestial. Hay una enorme carga que debe ser llevada a lo largo de toda la vida de un niño malcriado. En las pruebas, en los desengaños, en la tentación, seguirá su propia voluntad indisciplinada y desencaminada.7 4.

Los padres obtendrán el fruto de su irresponsabilidad

Los padres son responsables de lo que sus hijos son o podrían haber sido. “Si el padre y la madre, como maestros del hogar, permiten que sus hijos dominen la situación y se descarríen, son responsables, ya que esos hijos podrían haber sido otra cosa”.8 5. • • •

• •

Características generales Intervienen poco en la vida de sus hijos. Son demasiado liberales en todos los aspectos de la vida sus hijos. Se dan cuenta de lo que siente el niño, pero afirman que, sea cual fuere la forma en que el niño se enfrenta a una tormenta emocional, siempre es adecuada, incluso si es con golpes. Estos padres ignoran los sentimientos del niño. Rara vez intervienen, ni intentan mostrarle una respuesta emocional alternativa. Tratan de suavizar todas las perturbaciones, y recurrirán a la negociación y a los sobornos para lograr que su hijo deje de estar triste o furioso.

Características de los hijos de padres negligentes Los hijos cuyos padres fueron indulgentes, crecen con sentimientos de inseguridad y baja autoestima. Consideran que si ellos no fueron importantes para sus padres, posiblemente no lo sean para nadie más. 1.

Crecen emocionalmente deficientes

Las relaciones entre padres e hijos se conforman de pequeños detalles o pequeños intercambios. Estas pequeñas relaciones van estableciendo el fundamento emocional. Goleman (2010) dice: 138

Una niña a la que un rompecabezas le resulta frustrante y le pide a su ajetreada madre que la ayude recibe un mensaje positivo si la respuesta es de evidente placer de la madre, y otro muy distinto si escucha un brusco “no me molestes… tengo un trabajo importante que hacer.9 Cuando estos encuentros se convierten en algo típico entre padres e hijos, moldean las expectativas emocionales del niño con respecto a las relaciones, puntos de vista que impregnará su manera de moverse en todos los ámbitos de la vida, para bien o para mal.10 Es de suma importancia para el desarrollo sano del niño sentirse amado. Ese amor debe verlo, sentirlo, escucharlo. Bronfenbrenner, profesor de investigaciones familiares de la Universidad de Cornell, una vez dijo que los niños necesitan a alguien que los ame irracionalmente para que crezcan psicológicamente sanos.11 2.

Tienen un pobre desempeño escolar

Los hijos de padres negligentes comúnmente enfrentan problemas escolares. Diversos estudios respaldan esta aseveración. Goleman comparte el resultado de un informe donde señala que casi todos los alumnos que se desempeñan pobremente en la escuela, carecen de uno o más de estos elementos de inteligencia emocional. La magnitud del problema no es menor; en algunos estados, aproximadamente uno de cada cinco niños tiene que repetir el primer grado y luego, a medida que pasan los años, se retrasan con respecto a sus pares y se muestran cada vez más desalentados, resentidos y alborotadores.12 3.

La relación con los padres es hostil

Los niños, desde muy pequeños, pueden percibir cuan importantes son para sus padres. Este sentimiento, dice Habenicht, tiene fuertes repercusiones en la vida, en el desempeño y en las relaciones padre –hijo. Cuando los niños no se sienten apoyados por sus padres, la relación entre ellos generalmente es hostil. Los padres que dan apoyo están centrados en el niño. Entienden que los niños tienen necesidades especiales, por cuanto son inmaduros.13 Goleman (2010) afirma que: Un niño que no puede concentrar su atención, que es suspicaz en lugar de confiado, triste o airado en lugar de optimista, destructivo en lugar de respetuoso y se siente dominado por la ansiedad, pre139

PADRES QUE IMPACTAN

ocupado por las fantasías atemorizantes y, en general, descontento con respecto a sí mismo… ese niño tiene pocas oportunidades… para no hablar de la igualdad de oportunidades, de reivindicar las posibilidades del mundo como propias.14 4.

Crecen rebeldes y con los valores espirituales distorcionados

Es sorprendente que el resultado de una paternidad autoritaria sea similar al resultado del estilo negligente. Dona Habenicht declara: “Los hijos que provienen de hogares negligentes reaccionan, a veces, de la misma manera en que lo hacen los que provienen de hogares autoritarios, se rebelan y adoptan valores negativos”.15 Generalmente no son muy religiosos, ni tienen valores firmes, porque sus padres nunca se los enseñaron en forma consistente ni los disciplinaron. Tales hijos tienen, a menudo, profundos problemas emocionales relacionados con el abandono de que fueron objeto. 5.

La paternidad negligente deja su huella en el cerebro.

Los tormentos más comunes de la infancia, como ser constantemente pasado por alto o privado de atención o ternura de los padres, el abandono, la pérdida de los padres o el rechazo social pueden no alcanzar nunca el grado de trauma, pero sin duda dejan su huella en el cerebro emocional, creando distorsiones y lágrimas y rabia en las relaciones íntimas de la vida adulta.16 6. • • • •

Características generales Mayormente no son muy religiosos. No tienen valores firmes, porque sus padres nunca les inculcaron en forma consistente, ni los disciplinaron. Tienen, a menudo, profundos problemas emocionales relacionados con el abandono de que fueron objeto. Perciben a Dios como un gobernante distante del universo, que no se involucra en la vida de sus súbditos; alguien a quien verdaderamente no le importa lo que suceda sobre la tierra.17

Oprah Winfrey dijo: “Si no tenemos tiempo, y no se puede apartar ni siquiera una noche o al menos una hora a la semana, para reunirse todos como familia, entonces la familia no es la prioridad.18 140

Dios concedió al hombre el privilegio de la procreación y sin duda ésta es una de las experiencias más hermosas en la vida del ser humano. Tener a un hijo en los brazos, ver que te sonríe, oír que te diga papá o mamá, producen un verdadero placer, pero ésta experiencia tiene un gran costo. Requiere todas las energías, mucho de tu dinero, de tu tiempo y de todo tu ser. El ser humano nace como el más desvalido de los seres vivos y a menos que los padres le brinden lo antes mencionado y mucho más, el hijo sufrirá graves consecuencias que no solo lo afectarán a él, como se ha visto en este capítulo, sino a los mismos padres por el resto de sus vidas. Por otro lado, los hijos a quienes los padres le brindaron lo necesario estarán mejor equipados para enfrentar la vida exitosamente, para educar a sus hijos cuando llegue el momento y serán, en la mayoría de los casos, una fuente constante de felicidad.

1

122.

Stephen R. Covey, Los 7 hábitos de las familias altamente efectivas (México: Grijalbo, 1998),

2

Fernando Zabala, No callarás (Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 2000), 39. Daniel Goleman; La inteligencia emocional (Querétaro: Vergara, 2010), 230. 4 Donna J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2006), 28. 5 Más Ilustraciones perfectas, (E.U.A; Editorial Unilit,2006). 6 Daniel Goleman, 263. 7 Elena de White, Conducción del Niño (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana, 1971), 207. 8 Ibíd., 229. 9 Daniel Goleman, 230. 10 Ibíd., 230. 11 Kay Kuzma, Los primeros siete años, t.1 (Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2009), 107. 12 Daniel Goleman, 228. . 13 Donna J. Habenicht, 29. 14 Daniel Goleman, 231. 15 Donna J. Habenicht, 28. 16 Daniel Goleman, 249. 17 Donna J. Habenicht, 28. 18 Stephen R. Covey, 121. 3

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Vive de tal manera que cuando tus hijos piensen en

justicia, cariño, amor e integridad; piensen en ti”. Autor desconocido

Capítulo 12 El estilo de paternidad autoritativo

PADRES QUE IMPACTAN

El estilo más conveniente Roberto y María estaban sumamente preocupados por su hijo. Alberto, apenas estaba por cumplir los 16 años y ya, por su conducta, les estaba dando fuertes dolores de cabeza. Más de una vez los padres habían platicado cómo lograr, entre otras cosas, que Alberto entendiera que debía llegar a cierta hora a la casa. Con frecuencia, ellos se dormían más tarde de lo acostumbrado porque esperaban a que su hijo llegara. Esta situación se había estado prolongando por casi un año. Finalmente los padres, con gran preocupación, determinaron que esa conducta no podía prolongarse más. Trataron el problema y se pusieron de acuerdo. Hablarían con su hijo para comunicarle la nueva regla. La llegada no podría ser más allá de las diez de la noche. En caso contrario, la puerta se cerraría y él tendría que dormir en el patio de la casa. Alberto no pareció inmutarse mucho por la nueva regla que le comunicaron sus padres. Sin embargo, la primera semana estuvo llegando antes de la hora que se le había indicado. Al cabo de una semana Alberto no llegó a la hora establecida, y ambos padres se preguntaban qué debían hacer. A las diez de la noche, el padre se levantó de la cama y cerró la puerta con el seguro interior. Regresó y se acostó al lado de su esposa, pero ambos no podían dormir. Antes de las once Alberto tocó la puerta, los padres se preguntaban si debían abrirle o dejarlo afuera. Por su parte Alberto tocaba con insistencia, pues no podía creer que sus padres se atreverían a dejarlo dormir afuera. Finalmente, el padre se levantó y tomó las llaves de la casa y abrió. Para sorpresa de Alberto, su padre no lo invitó a entrar, sino que él mismo salió y cerró la puerta tras sí. Se acercó a su hijo y le dijo: “Hijo, tengo la llave para abrir y quisiera hacerlo, pero no puedo, por tu bien, pero hay algo que sí puedo hacer esta noche y es dormir contigo aquí afuera”. Alberto aprendió la lección.

Definiciones 1. El estilo de paternidad “autoritativo”, también se conoce como “autorizado” o “autoritativo recíproco”. Estos padres se esfuerzan en darle a conocer el mundo de las emociones a sus hijos. Algunas definiciones de este estilo son las siguientes: • 144

Es el que equilibra los límites con el ambiente estimulante. Orienta sin controlar, da







explicaciones e implica a sus hijos en las decisiones. Elogia la competencia y la independencia. Todo ello permite que los hijos crezcan con confianza en ellos mismos, independientes, sociales y emocionalmente inteligentes.1 En este estilo de paternidad, el control y el apoyo están bien equilibrados. Se ejerce un control consistente y razonado sobre el hijo, a la vez que se parte de la aceptación de los derechos y deberes de los hijos, y se pide de éstos la aceptación de los derechos y deberes de los padres. Es el padre que aprovecha las dificultades que enfrenta diariamente su hijo para aconsejarlo y actuar como un entrenador emocional. Toma con seriedad los sentimientos de su hijo y trata de entender exactamente lo que le preocupa. En lugar de humillarlo, trata de ayudarlo a encontrar formas positivas de aliviar sus sentimientos.2 Este estilo de padres es exigente. “Establece reglas claras y, en forma consistente, requiere que los hijos las cumplan. Pero, a diferencia del padre autoritario, el recíproco está atento a las necesidades del niño y trata de satisfacerlas: promueve el intercambio verbal… valora la toma de decisiones personales, evita métodos disciplinarios punitivos, fomenta la responsabilidad individual y social. Para el padre recíproco, las responsabilidades del niño son complementarias, no idénticas a las del adulto”.3

Características de los padres autoritativos. Desde la infancia hasta la adolescencia, los hijos tienen la tendencia a desafiar el derecho que los padres tienen para ejercer autoridad sobre ellos. John Rosemond, en su libro ¡Los padres al poder!, dice: “Los niños aprenden rápido a detectar cuándo temen los padres afirmarse en su autoridad, y cuándo puede él confiar en que se rindan. Nunca debe caber la duda de a quién le corresponde llevar la batuta. [...] Cuando el padre no manda, el niño se desmanda”.4 1.

No espera felicitaciones de su hijo

Dé por sentado que sus hijos deben obedecer, y tómelo como lo único que cabe esperar. Deje de disculparse por las decisiones que toma, referidas a la vida de sus hijos. Vuelva a conectarse con la fuerza de la frase: “Porque yo lo digo”. Deje de creer que puede persuadir a sus hijos de que las decisiones que está tomando son para el bien de ellos. Se puede recordar lo que San Pablo dice: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza: pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”.5 145

PADRES QUE IMPACTAN

Para que un niño pueda sentirse seguro y protegido, “es esencial que sus padres ejerzan autoridad, sean decididos, y que el chico pueda contar con ellos. En pocas palabras, que detecten el poder. Así que ¡Adelante, sus hijos cuentan con usted!”.6 2.

Es equilibrado en el ejercicio de la autoridad y el control

Deben evitarse, tanto la indulgencia excesiva, como la indebida severidad. Al paso que son indispensables la vigilancia y la firmeza, lo son también la simpatía y la ternura.7 Según estudios e investigaciones psicológicas, este estilo favorece la autonomía del niño, ya que los padres desarrollan con gran efectividad una amplia comunicación comprensiva y bidireccional, repartiendo, a la vez, adecuadas dosis de disciplinas y normas; cosa que no se ve en el padre permisivo, ya que no ofrece orientación y ni disciplina que el niño necesita para ser autónomo, ni en el caso del padre autoritario, donde se aprecia que controla a los hijos de una manera muy estricta, utilizando el castigo y los golpes que causan inseguridad y temor en el niño.8 “No debiera haber parcialidad paternal, ni opresión; la influencia, combinada con el afecto y la autoridad, darán el molde adecuado a la familia”.9 Es decir, los padres se cuidan de no actuar unilateralmente. 3.

Combina el amor con la firmeza

Los jóvenes, necesitan padres que los eduquen y disciplinen, que les corrijan sus malos hábitos e inclinaciones y poden sus malas tendencias.10 No es correcto que los padres mimen y echen a perder a sus hijos; tampoco es correcto que los maltraten. Una conducta firme, decidida y recta, producirá los mejores resultados.11 Una niña necesita sentir que su padre y su madre, aunque sean agradables, tienen sus propios derechos, saben cómo ser firmes y no le permitirán ser irrazonable o grosera. De este modo, ella se siente mejor. Esto la adiestra desde el comienzo para llevarse considerablemente bien con otras personas. Los niños malcriados no son criaturas felices, ni siquiera en sus propios hogares, y cuando salen al mundo, aunque tengan 2, 4 o más años, están condicionados para recibir un duro golpe. Descubren que nadie está dispuesto a reverenciarlos; 146

en rigor, desagradan a todos por su egoísmo. Deben pasar por la vida resultando impopulares, o bien, deben aprender a ser agradables de la forma más difícil.12 4.

Estimulan a sus hijos

Los bebés que han recibido una buena dosis de aprobación y estímulo de los adultos, esperan tener éxito en los pequeños desafíos de la vida. Por contraste, los que se crían en hogares demasiado tristes, caóticos o negligentes, abordan la misma tarea de una forma que demuestra que ya esperan fracasar.13 5.

Guían pacientemente a sus hijos

Los padres autoritativos aprovechan la oportunidad de un problema del hijo para actuar como el equivalente de un mentor o entrenador emocional. Se toman los sentimientos de sus hijos con seriedad suficiente, para tratar de entender exactamente lo que les preocupa.14 6.

Crían hijos sanos

El equipo de investigadores de la Universidad de Washington descubrió que, cuando los padres son emocionalmente expertos, comparados con aquellos que se enfrentan ineficazmente a los sentimientos, sus hijos, como es comprensible, se llevan mejor, se muestran más afectuosos y menos tensos con respecto a ellos. Pero, más allá de eso, estos chicos también se desempeñan mejor en el manejo de sus propias emociones, son más eficaces a la hora de serenarse cuando están preocupados, y se preocupan con menos frecuencia. Los chicos también son más relajados en el plano biológico. Presentan niveles más reducidos de las hormonas del estrés y otros indicadores fisiológicos de la excitación emocional. Otras ventajas muestran que estos chicos son más populares y caen mejor a los demás, y sus maestros los consideran más hábiles socialmente. Sus padres, lo mismo que sus maestros, consideran que tienen menos problemas de conducta, como la brusquedad o la agresividad.15 7. • • •

Características generales16 Ajustan las demandas que hacen a sus hijos, de acuerdo con sus diferentes niveles de desarrollo. Explican a sus hijos las razones de las normas que establecen. Reconocen y respetan su independencia, negociando con ellos y tomando 147

PADRES QUE IMPACTAN

• • • • • • • • • • • • •

decisiones en conjunto. Responden a las demandas y preguntas de sus hijos, mostrando atención e interés. Son afectuosos, refuerzan el comportamiento, evitan el castigo y son sensibles a las peticiones de atención del niño. No son indulgentes, antes bien dirigen y controlan concienzudamente los sentimientos y capacidades de sus hijos. Explican razones no rindiéndose a caprichos, y plantean exigencias e independencia. No toman decisiones arbitrarias. Practican un elevado nivel de interacción verbal. Dan explicaciones de razones, cuando estipulan normas y el uso de respuestas satisfactorias. Marcan límites y ofrecen orientaciones a sus hijos, están dispuestos a escuchar sus ideas y a llegar a acuerdos con ellos. Animan a los niños a ser independientes, a pensar por su propia cuenta, y a desarrollar su propia individualidad. Exigen el cumplimiento de las reglas y normas, usando el castigo cuando es necesario, pero siempre en un clima general de amor y preocupación por el niño. No se dejan dominar por el impulso o su propia autoridad; contrariamente, les preocupa saber cómo conducir debidamente a sus hijos. Consideran las necesidades de sus hijos como muy importantes, y respetan sus sentimientos. Explican las razones de sus expectativas y prestan atención a los puntos de vista de sus hijos. Como resultado de ello los niños, generalmente, sienten que cualquier castigo que reciben lo tienen merecido. Y saben, mas allá de toda duda, que sus padres se interesan en ellos y los apoyan.

Características de los hijos de padres autoritativos Los hijos, cuyos padres se han esforzado por educarlos y disciplinarlos, y han usado los métodos correctos, desarrollan características positivas como las que, a continuación, se mencionan. 1.

Son más felices

Contrariamente a lo que la mayoría pueda pensar, respecto a que el dar libertad a los hijos hará sentirse más felices, diversos estudios han demostrado que “Los niños serán mucho más felices bajo la debida disciplina, que si se los deja obrar 148

siguiendo la sugerencia de sus impulsos no educados.”17 2.

Son más fuertes para enfrentar las crisis

El niño, al que a través de infinidad de episodios en los que es consolado se le ayuda a aprender a calmarse, afirma esta teoría, tendrá conexiones más fuertes en este circuito para controlar la aflicción, y así, a lo largo de la vida, podrá calmarse mejor cuando se sienta perturbado.18 3.

Son bondadosos y corteses.

Los padres que son bondadosos y corteses en el hogar, al paso que son firmes y decididos, verán que se manifiestan los mismos rasgos en sus hijos.19 Por el contrario, los padres que son críticos, amenazadores o que imponen duros castigos, crían hijos insensibles en una versión más extrema que la que fueron o son sus padres. 20 4.

Están muy bien abastecidos para el éxito escolar

La buena disposición de un niño para la escuela depende del más básico de todos los conocimientos, de cómo aprender. El siguiente informe, presenta una lista de siete ingredientes que son la clave de esta capacidad crucial, todos ellos relacionados con la inteligencia emocional: •

• •

• • •

Confianza. La sensación de controlar y dominar el propio cuerpo, la sensación del niño de que lo más probable es que no fracase en lo que se propone, y de que los adultos serán amables. Curiosidad. La sensación de que descubrir cosas es algo positivo y conduce al placer. Intencionalidad. El deseo y la capacidad de producir un impacto, y de actuar al respecto con persistencia; esto está relacionado con una sensación de competencia, de ser eficaz. Autocontrol. La capacidad de modular y dominar las propias acciones de manera apropiada a la edad; una sensación de control interno. Relación. La capacidad de comprometerse con otros, basada en la sensación de ser comprendido y de comprender a los demás. Capacidad de comunicación. El deseo y la capacidad de intercambiar verbalmente ideas, sentimientos y conceptos con los demás. Esto está relacionado 149

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• •

con la sensación de confianza y de placer en comprometerse con los demás, incluso con los adultos. Cooperatividad. La capacidad de equilibrar las propias necesidades con las de los demás en una actividad grupal.21 Perciben a Dios como es su padre. Estos hijos suelen ver a Dios como lo fueron sus padres. Mc Dowell dice: “Es muy común que los niños crean que Dios los valora, de la misma forma como lo hacen sus papás. Si el papá es cariñoso, cálido, acogedor, imaginan a Dios cariñoso, cálido y protector. Pero si perciben a un padre frío, distante y ocupado en “cosas más importantes”, es probable que sientan que Dios es inalcanzable y que no se interesa por ellos como individuos”.22

5. • • • • • • •

Características generales23, 24 Tienden a experimentar niveles altos de autocontrol y autoestima. Son más capaces de afrontar situaciones nuevas o adversas con confianza. Son persistentes en las tareas que inician. Son interactivos y hábiles en las relaciones con los iguales, independientes y cariñosos. Suelen tener valores morales muy arraigados. Manifiestan una conducta madura. Conciben a Dios como un ser amante, justo y personal. Esta imagen que tienen

de Dios les ayudará a tener una mejor imagen de sí mismos. • Llevan una religión madura y equilibrada. • Están mejor preparados para ser excelentes cónyuges. • Son mejores padres, tienden a tratar a sus hijos como a ellos los trataron. • Estarán satisfechos con la religión de sus padres y desearán ir a la iglesia. • Aceptarán las creencias de sus padres, y estarán dispuestos a seguir las mismas creencias. La mayoría de los padres desean que sus hijos posean algunas de éstas características y que verlas reflejadas en la crianza de sus hijos, pero como se ha considerado en los capítulos anteriores, vale la pena hacerse un detenido análisis para verificar que no se está sobrevaluando en su tarea como padre, como sucede muchas veces. En esta noble tarea ningún padre debe sentirse solo, Dios ha prometido proveer a los padres de sabiduría y la siguiente promesa incluye también la habilidad para conducir a los hijos. “Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5). 150

Todo padre debe recordar que cuando se convirtió en padre, entró a una escuela en la cual jamás se graduará, por lo tanto esfuércese por aprender cada día, ya que la crianza de los hijos se lo requerirá a lo largo de toda su vida, y por si fuera poco, a veces hay que ayudar a criar a los nietos.

1 Pedagogías emocionales; disponible en http://arteduca.bligoo.cl/content/view/769560/Educacion-Emocional-La-influencia-de-las-emociones-en-el-aprendizaje-del-nino.html, acesada el 10 de septiembre de 2011. 2 Daniel Goleman, La inteligencia emocional (Querétaro: Vergara, 2010), 225. 3 Fernando Zabala, No callarás (Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 2000), 38,39. 4 Ejerza su autoridad; disponible en http://www.watchtower.org/s/200708/article_03.htm; accesada el 10 de septiembre de 2011. 5 Hebreos 12:11. 6 Más sobre la relación padres e hijos; disponible en http://es-es.facebook.com/notes/wawasana/mas-sobre-la-relaci%C3%B3n-padres-hijos-importante/257018327651693?ref=nf, accesada el 10 de septiembre de 2011. 7 Elena de White, Conducción del niño (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana, 1971), 260. 8 ¿Qué tipo de padres somos? Encuentre su estilo de paternidad; disponible en http://www. cosasdelainfancia.com/biblioteca-familia14.htm, accesada el 10 de septiembre de 2011. 9 Elena de White, Conducción del Niño, 234. 10 Ibíd., 216. 11 Elena de White, Joyas de los testimonios (Argentina : Asociación Casa Editora Sudamericana, 1971), 186. 12 Roberto Begnini, La vida es bella, disponible en http://html.rincondelvago.com/la-vida-esbella_roberto-begnini.html, accesada el 10 de septiembre de 2011. 13 Daniel Goleman, 227. 14 Ibíd. 15 Ibíd. 16 Donna J. Habenicht, Diez valores cristianos que todo niño debería conocer (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2006), 30. 17 Elena de White, Conducción del niño, 74. 18 Daniel Goleman, 263. 19 Elena de White, Conducción del niño, 208. 20 Daniel Goleman, 233. 21 Ibíd., 228,229. 22 Josh McDowell, El padre que yo quiero ser (Canadá: Mundo Hispano, 2001), 223. 23 Donna J. Habenicht, 30. 24 Fernando Zabala, No callarás (Miami: Asociación Publicadora Interamericana, 2000), 41-43.

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Conclusión Preocupado por la noticia comunicada por su esposa, de que pronto serían padres, un hombre llamado Manoa decidió orar y rogarle a Dios que, por segunda vez, viniera y les diera las instrucciones que ya le había dado a la esposa sobre cómo criar al hijo que habría de nacer, pero que él no había escuchado. Este buen hombre manifestó que deseaba específicamente las respuestas a dos preguntas: ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño? y ¿Qué debemos hacer con él? Dios no dejó sin respuesta a este padre afligido, pronto el ángel de Jehová vino y le repitió las instrucciones (Jueces 13:8-12). Estas preguntas las hacen se repiten con frecuencia, aquellos padres que, al igual que Manoa, desean sabiduría divina para guiar a sus hijos por el camino del éxito. En este sentido esperamos que esta obra haya contribuido a responder las preguntas de los “Manoas” de nuestro tiempo que buscan, a veces, respuestas con urgencia a dilemas en la crianza de sus hijos, y cuyo desafío, necesariamente, hay que tomar una decisión aunque después se descubre que uno se equivocó. Está demostrado que la sabia crianza es, en todos los casos, determinante para su triunfo o fracaso. Al finalizar esta obra presentamos y compartimos diez principios claves en la crianza de los hijos. 1. El objetivo supremo de los padres debe ser criar hijos que amen y sirvan a Dios, ésta debe ser su principal tarea. 2. Los valores no se heredan, ni se trasmiten como el apellido, deben ser enseñados diariamente por precepto y ejemplo y mucha perseverancia. 3. La relación feliz y armoniosa entre los padres es fundamental para desarrollo de los hijos. en casi todos los aspectos. 4. La madurez de los hijos es un proceso que debe trabajarse bajo un plan bien definido y estratégico. 5. La elaboración de las reglas en el hogar facilitan la tarea de la paternidad. 6. Para transmitir valores exitosamente, primero debe ganarse el corazón del hijo. 7. El papel del padre específicamente, en la crianza de los hijos no solo es necesario, sino vital. 8. La madre produce un impacto en la vida de los hijos que afecta de modo crucial su futuro. 9. El estilo o tendencia que se ejerce en la paternidad, establece la plataforma de lanzamiento de los hijos. 152

10.

Los buenos padres no nacen, se hacen.

Sabiendo que los padres dejan recuerdos y huellas imborrables en los hijos, es preciso trazar el camino cada día, por el cual ellos transitarán, al grado que los recuerden como PADRES, QUE IMPACTARON SUS VIDAS. El siguiente poema, titulado ¿Cuál de los hijos? puede ser de inspiración para usted que es padre.

¿CUÁL DE LOS HIJOS? Yo a mi esposo mire y él me miró. Mi querido Julián, que me ama todavía Con la misma ternura de aquel día, En que el cielo bendijo nuestra unión. Ambos, mudos estábamos, y yo quise Ese triste silencio interrumpir, Y en voz muy baja y trémula le dije: Repite lo que ofrece y lo que exige en su carta Roberto. Dice así, y Julián leyó: De vuestros siete hijos, dadme uno para siempre, al que escojáis. Yo en cambio, os daré tierras y casas, tendréis fortuna y bienestar sin tasa Y el hambre, ahuyentaréis de vuestro hogar. Torné a mirar a Julián, en su semblante vi Las huellas del insomnio y la fatiga, Del trabajo tenaz, que yo su amiga, A mi pesar no puedo compartir. Y pensé en nuestros hijos, ¡Ay, son tantos! siete que mantener, Y qué educar y luego exclamé, con aparente calma: Mientras que durmiendo están, hijos del alma, Ven y escojamos al que se ha de dar. Con paso lento y asidos de la mano, la penosa revista a comenzar. Llegamos a la cama de María, oh ¡cuan hermosa estaba! Parecía una rosa entre lirios y azahar. 153

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El pobre padre quiso acariciarla y con su tosca mano la tocó, El retiró la mano y con acento que nunca olvidaré dijo: Esta no. Fuimos a una camita, donde juntos formaban dos, un grupo encantador, ¡Tan lindos, tan pequeños, tan queridos! y como cuando están dormidos Inspiran más ternura y compasión. Una lágrima vi que humedecía la rosada mejilla de Julián. La enjugué con un beso de ternura y dije: ¡El pobre es una criatura! a éste, tampoco lo podemos dar. Allí está Luis, su pálido semblante, Aun en medio del sueño, deja ver las huellas del dolor. ¡Padece tanto! Que a veces me pregunto con espanto si mi suerte será llorar por él. Por largo rato y con los ojos húmedos, mirándolo estuvimos. Julián al fin dijo, sintiendo como yo sentía; a este ¡Nunca jamás lo entregaría por un mundo, ni por mundos mil! Allí está Pepillo, muchacho malo, nunca sumiso, Siempre en rebelión, no me deja un momento de reposo. ¡Es tan inquieto, caprichoso, díscolo y travieso el picarón! ¡Pobrecito! ¿Para este sacrificio le tocaría la suerte al infeliz? Nunca. Dijo el padre con ternura, que solo de su madre La dulzura lo puede soportar y corregir. Al lado de la cama de Eloisa, de rodillas caímos Julián y yo. ¡Hija del alma!, ¡la queremos tanto! Es nuestro orgullo, Y del hogar encanto, por su bondad, su gracia y su candor. Mi corazón latía con violencia cuando dije temblando: A ella, tal vez, para su educación le convendría, Más Julián me interrumpió con energía: ¡Calla!, ¡calla mujer!, ¡a esta jamás! Nos faltaba Tomás, el mayorcito, tan sincero, tan noble, tan leal. Es el vivo retrato de su padre, a éste, exclamé: Del lado de sus padres, ¡nadie en el mundo, lo podrá arrancar! ¡A ninguno!, exclamamos, ¡A ninguno! ¡A ninguno!, repetimos en concierto, Luego le escribimos, en términos corteses a Roberto Que aceptar su propuesta era imposible. Después de aquel momento, sentimos más valor, más energía, 154

Y sostenemos con mayor aliento el rudo trabajar de cada día. Cierto es que ganamos el sustento con afanes prolijos, Empero en nuestro hogar reina el contento, ¡Pues no falta ninguno de los hijos! Si la miseria alguna vez alcanza, a llegar al umbral de nuestra puerta, No la ha de hallar abierta, Pues tenemos puesta la esperanza, en Aquél que de todos es consuelo. Y con los ojos en la tierra fijos, a los pobres protege desde el cielo Y el pan les da para sus tiernos hijos.

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