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MANUEL BUENDÍA EN LA TRINCHERA PERIODÍSTICA
Andanzas e ideario
Omar Raúl Martínez
México, 1999.
En la trinchera 1.p65
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Manuel Buendía en la trinchera periodística
UNIVERSIDAD DE XALAPA campus animas
Rector: Licenciado Carlos García Méndez. Vice-rectora: Psicóloga Isabel Soberano de la Cruz. KM. 2 Carretera Xalapa, Veracruz. Teléfonos: 12 81 91 y 12 81 92 Fax. 12 57 87 Internet: http://www.edg.net.mix/-uxalapa Correo electrónico:
[email protected] Xalapa, Veracruz.
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MANUEL BUENDÍA EN LA TRINCHERA PERIODÍSTICA
Andanzas e ideario
Omar Raúl Martínez
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Manuel Buendía en la trinchera periodística
El 12 de septiembre de 1984 fue constituida la FMBAC, cuyos objetivos fundamentales son difundir la obra y el pensamiento del insigne periodista y contribuir al análisis, discusión y formación de recursos humanos en materia de comunicación social y periodismo.
Presidente: Miguel Ángel Sánchez de Armas.
MANUEL BUENDÍA EN LA TRINCHERA PERIODÍSTICA. Primera edición, mayo de 1999. ©MCMXCXIX Omar Raúl Martínez. ©MCMXCXIX Fundación Manuel Buendía A.C. Guaymas 8-408 Col. Roma, Delegación Cuauhtémoc, 06700. México, D.F. Teléfono: 52 08 42 61. Correo Electrónico:
[email protected] ISBN: 968-6348-18-2 Colección: Tinta y voz Director: Miguel Ángel Sánchez de Armas Edición: Clara Narváez Perafán Asistencia editorial: Verónica Martínez y Fabiola Narváez Apoyo técnico: Esperanza Narváez y Sonia Chávez López Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra no podrá reproducirse total ni parcialmente, ni almacenarse en sistemas de producción, ni transmitirse en forma alguna, ni por procedimiento mecánico, electrónico o de fotocopia, grabación u otro cualquiera, sin el permiso previo de los editores por escrito. Diseño de portada: José Antonio Soto Feria
PRIMERA EDICIÓN 1999. IMPRESO EN MÉXICO.
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SUMARIO
UNA VIDA EN LA VIDA DE MÉXICO
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Miguel Ángel Sánchez de Armas ZAPATOS DE REPORTERO
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Salvador Guerrero Chiprés INTRODUCCIÓN
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I. ANDANZAS PROFESIONALES
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a) Ascendencia e inquietudes primeras
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b) Camino reporteril
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c) Director de La Prensa
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d) Crucero y comunicación social
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e) Tareas paralelas: funcionario y periodista
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f) La docencia.
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g) Reinicio y despegue de “Red Privada”
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h) El Ateneo de Angangueo
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Manuel Buendía en la trinchera periodística
i) Compromisos, convicciones, ética
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j) Visión de algunos adversarios
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k) Riesgos y amenazas
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l) El último fragor de la batalla
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m) Enredos del Caso Buendía
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II. IDEARIO
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a) El periodista
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b) Periodismo y responsabilidad
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c) Papel de la prensa
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d) Periodismo impreso y electrónico
74
e) Lados oscuros del quehacer periodístico
75
f) Formación profesional
77
g) Comunicación social
79
h) Periodismo político
82
i) Clases de empresarios
82
j) Ética periodística
84
k) El columnismo político
85
l) Virtudes y vicios del columnismo
88
m) “Red Privada” y la CIA
91
n) El archivo
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n) Periodismo y literatura
95
o) Influencia y sentido del humor
96
p) Mejoramiento del estilo y la estructura
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q) Libertad de expresión
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r) Márgenes de la libertad de prensa
103
s) Los riesgos de la libertad
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t) Una comisión defensora de periodistas
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UNA VIDA EN LA VIDA DE MÉXICO 1
Miguel Ángel Sánchez De Armas “Ni siquiera en el último día de su vida, un verdadero periodista puede considerar que llegó a la cumbre de la sabiduría y la destreza. Imagino a uno de estos auténticos reporteros en pleno tránsito de esta vida a la otra y lamentándose así para sus adentros: ‘hoy he descubierto algo importante, pero ¡lástima que ya no tenga tiempo para contarlo!’ ” Manuel Buendía
El 30 de mayo de 1984 fue miércoles. Por la tarde, el
autor de “Red Privada” –la columna que hoy es un símbolo de las alturas que ha alcanzado nuestro periodismo– abandonó la oficina que rentaba en un viejo edificio de Insurgentes, a la altura de la Zona Rosa en la Ciudad de México, y se dirigió al estacionamiento público en donde guardaba su auto. Ahí, en la puerta, fue emboscado y asesinado por la espalda. Presidente de la Fundación Manuel Buendía y director general de TV MAS de Xalapa, Veracruz.
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Manuel Buendía en la trinchera periodística
El día pardeaba. Vehículos y peatones congestionaban la principal avenida de la capital. El crimen, a propósito frente a testigos, fue en realidad una ejecución: una advertencia. Las fotografías del cadáver de Buendía en la acera le dieron la vuelta al país y al mundo como ejemplo del destino que en México aguardaba a los practicantes de un periodismo crítico, analítico y, sobre todo, independiente. Quince años han pasado desde entonces y mucha agua ha pasado bajo nuestros puentes. Hoy constatamos que la muerte de Buendía fue ejemplar, pero no en el sentido en que quisieron sus asesinos. Un instante después de la primera oleada de dolor y miedo, muchas plumas reafirmaron su convicción de instrumentos de la libertad. Y conforme pasan los años, nuevas generaciones de periodistas encuentran en ese columnista un ejemplo de ética y rigor profesional y personal. Manuel Buendía en la trinchera periodística es quizá el modelo más acabado de tal ejemplo, con el mérito adicional de que lo ofrece, en un amplio corte generacional, al análisis y al estudio crítico. La tentación del juego intelectual –y emocional– de imaginar quién sería hoy el autor de “Red Privada” y quiénes sus lectores, asalta fácilmente. ¿Habría sido tolerado en los sexenios siguientes –puesto que el sexenio sigue siendo la medida inevitable de nuestra vida pública–? No hablo sólo del poder: ¿tendría alguien como él un espacio en nuestros actuales medios? La idea de un Buendía investigando periodísticamente los asesinatos de Colosio y Ruiz Massieu; los pormenores de los procesos de parientes incómodos; la insurrección chiapaneca o las nuevas complejidades en la relación con Estados Unidos, es un anhelo que se torna doloroso al ver que el vacío de “Red Privada” si-
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Presentación
gue ahí, inmenso, apenas eventualmente tocado por nuestros actuales analistas periodísticos. Pues con las excepciones que todos conocemos, resulta inevitable preguntarse –por lo menos me resulta inevitable a mí– : ¿por qué la generación de Buendía, de Martínez de la Vega, de Gómez Arias, dejó tan escasa descendencia profesional? Recordamos a Buendía de muchas maneras. Su cálida amistad y el sentido de humor con que engalanaba su trato; la solidaridad y el culto a la amistad; su profunda convicción de estar transitando por el mejor de los caminos profesionales. Un hombre comprometido y eficaz. Un periodista preocupado por definir el oficio: “El periodismo no nos permite vivir de ‘lo que fue’, de ‘lo que el viento se llevó’. Al contrario: nos obliga a vivir para lo que es. Un periodista no puede permitir que sus amigos le organicen, como a un pintor, exposiciones retrospectivas”. ¿Buendía fue víctima de su propio éxito? No lo sabemos. Pero murió como hubiese querido, con los zapatos puestos, sin soltar los remos, con un legado que es ya ejemplo imborrable para las nuevas generaciones de periodistas, en cuyas filas algunos tenemos la esperanza de que se estén incubando otros profesionales de la talla del autor de “Red Privada”. Que su obra no fue efímera lo demuestra la continuada lectura de textos suyos que nos siguen sorprendiendo por su actualidad y la profundidad con que analizan temas que, hoy lo constatamos, son recurrentes en nuestro país. Recuperar y analizar los pasos profesionales que llevaron a la construcción de ese periodista es quizá el
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Manuel Buendía en la trinchera periodística
mérito principal de Manuel Buendía en la trinchera periodística, el texto de Omar Raúl Martínez que tiene el lector entre las manos. Quince años después, dos de quienes fueron encontrados culpables del asesinato –un poderoso ex jefe de la policía política y un gatillero de poca monta– están en la cárcel; otros han sido puestos en libertad. Los supuestos motivos para la ejecución del periodista fueron tan endebles que hoy nadie los recuerda y muchos aún se preguntan si realmente se tocó el fondo del asunto. Sin embargo eso ya no importa, porque don Manuel vive en sus amigos, en sus alumnos, en sus lectores, en los jóvenes que lo descubrieron en sus libros, como es el caso de Omar Raúl Martínez, quien llegó a la Fundación Buendía para lo que sería una corta estancia profesional y se quedó ahí una vida. Pensándolo bien, Buendía nunca se fue. El cadáver que vimos aquella tarde en una acera de Insurgentes fue un recipiente abandonado por una fuerza que se quedó entre nosotros y será para siempre referencia y punto de encuentro. Eso lo saben jóvenes como Omar Raúl Martínez, pues Manuel Buendía en la trinchera periodística tomó sustancia de esa vida en la vida de México.
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Tomo prestado el título de la obra de Jesús Silva Herzog por la fuerza ejemplar que transmite y porque desde la primera lectura me recordó a don Manuel.
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