Libro Manejo de Praderas Uach 2006

August 8, 2017 | Author: Fernando Antonio Rojas Arteaga | Category: Economic Growth, Leaf, Aluminium, Soil, Plants
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PROFESORES PARTICIPANTES EN LA ASIGNATURA MANEJO DE PRADERAS



Oscar Balocchi Leonelli Ing. Agr. M.Sc. Ph.D. Instituto de Producción Animal

• Roberto Carrillo Llorente Ing. Agr. M.Sc. Ph.D. Instituto de Producción y Sanidad Vegetal • Ricardo Fuentes Pérez Ing. Agr. M.Sc. Instituto de Producción y Sanidad Vegetal • Ignacio López Campbel Ing. Agr. P.h.D. Instituto de Producción Animal • Juan Nissen Mutzenbecher Ing. Agr. Dr. rer. hort. Instituto de Ingeniería Agraria y Suelos • Dante Pinochet Tejos Ing. Agr. M.Sc. Ph.D. Instituto de Ingeniería Agraria y Suelos

INDICE DE MATERIAS Capítulo

Página

I

INTRODUCCION

1

II

BASES FISIOLÓGICAS DEL CRECIMIENTO DE LAS PRADERAS Indice de área foliar • Reservas orgánicas • IAF y carbohidratos de reserva en el manejo de praderas

2

III

EVALUACION DE PRADERAS Introducción • Evaluación botánica • Valor Agronómico • Determinación del crecimiento de praderas bajo condiciones de pastoreo

16

IV

FERTILIZACION DE PRADERAS PERMANENTES Introducción • Praderas permanentes de la zona sur • Estrategias de fertilización de acuerdo al objetivo de productividad • Fertilización fósforada • Fertilización nitrogenada • Fertilizaciones con otros nutrientes

23

V

NIVELES DE FERTILIDAD DE SUELO PARA LA PRODUCCION DE LAS PRADERAS El nivel crítico de los nutrientes • Fertilización de mantención de las praderas en lechería • Análisis de suelo • Niveles de fertilidad para el fósforo y potasio • Fertilización con nitrógeno • Niveles críticos de fertilidad para calcio, magnesio y azufre • Niveles críticos de fertilidad para micronutrientes cationes y aniones

40

VI

LEGUMINOSAS EN PRADERAS Introducción • Antecedentes agronómicos del trébol blanco • Establecimiento • Dinámica de la pradera gramínea/trébol blanco • Productividad de las praderas permanentes mixtas • Efecto de la fertilización nitrogenada • Manejo de praderas permanentes mixtas • Incremento de trébol en praderas mixtas • Normas prácticas de manejo • Antecedentes agronómicos de Lotus (Alfalfa Chilota)

49

VII

MALEZAS Y SU MANEJO EN PRADERAS Definición de malezas en praderas • Malezas y producción de forrajes • Métodos de manejo de malezas en praderas

68

VIII

PLAGAS Y SU CONTROL EN PRADERAS Introducción • Lépidopteros • Coleópteros • Afidos • Dípteros • Langostas

88

RIEGO EN PRADERAS DEL SUR DE CHILE Parámetros o conceptos generales en relación al riego • Métodos de riego • Riego de praderas en Chile • Impacto del riego de praderas en la Novena y

101

IX

Décima Regiones • Costos y rentabilidad del riego en praderas X

MANEJO DEL PASTOREO Introducción • Métodos de pastoreo • Factores que determinan el consumo de un animal en pastoreo • Componentes del pastoreo • Factores de la pradera que controlan el consumo • Uso de la altura en el manejo de la pradera • Producción por animal y por hectárea • Conclusiones

114

XI

SOILING O CERO PASTOREO Formas de utilización de los recursos forrajeros utilizados en producción de leche

135

XII

CONSERVACION DE FORRAJE Introducción • Henificación • Bases del proceso de henificación • Ensilaje • Aptitud fermentativa • Carbohidratos solubles • Factores que afectan el contenido de carbohidratos solubles del forraje • Tipo de carbohidratos solubles • Capacidad buffer • Acidos orgánicos • Contenido de proteína • Contenido de humedad • Tipo de recurso forrajero • Pauta de evaluación de la aptitud fermentativa

140

XIII

SISTEMAS SILVOPASTORALES Introducción • Efecto de los árboles sobre el crecimiento de la pradera • Efecto de los árboles sobre la capacidad sustentadora • Distribución espacial de los árboles • Densidad de plantación • Efectos de los desechos de poda y raleo • Efecto del animal sobre el árbol • Efecto de la pradera sobre los árboles • Consideraciones económicas

173

INTRODUCCION (Volver al Indice)

La pradera es una comunidad vegetal susceptible a cambios a través del tiempo y del espacio, que se caracteriza por ser dinámica. La composición botánica varía a lo largo del año. La fitomasa presente cambia permanentemente, producto de las condiciones climáticas, edáficas y la acción del hombre sobre ella. Estos son ejemplos de cambios a través del tiempo. De pendiendo si las condiciones ambientales son favorables o desfavorables el porcentaje de cobertura de la pradera puede aumentar o disminuir, esto genera un cambio en el espacio. El manejo de praderas involucra un conjunto de prácticas destinadas a obtener el máximo provecho de la pradera. En cierto modo, manejo puede confundirse con las prácticas culturales de otros cultivos pero desde el momento en que se incluye la utilización del forraje producido, se establece una diferencia fundamental entre ambos conceptos. Las formas de "cosechar" una pradera afectan el futuro rendimiento de la misma, entonces, la utilización forma parte del manejo ya que influye en los rendimientos. El objetivo final de cualquier sistema de producción de forrajes es la obtención de un producto animal. Por ello, el manejo de praderas va siempre ligado a la producción animal y se le ha definido como la ciencia y arte de generar una alta productividad animal por hectárea, manteniendo la pradera en buenas condiciones sin deteriorar el ecosistema. En síntesis, las metas que debe proponerse un eficiente manejo de praderas son: • • • •

Una alta producción de forraje por hectárea a bajo costo. Que el forraje producido debe ser de buena calidad. Una persistencia en la producción, con una adecuada distribución a lo largo del año. Una elevado porcentaje de utilización del forraje producido.

BASES FISIOLOGICAS DEL CRECIMIENTO DE LAS PRADERAS (Volver al Indice)

Oscar Balocchi L. Cuando las condiciones ambientales (temperatura, humedad, etc.) y nutricionales, no son limitantes, la velocidad del rebrote de una especie pratense, después de una defoliación ya sea producida por un corte o pastoreo, está asociada a dos principios que son: • •

Indice de área foliar Reservas orgánicas

Indice de área foliar (IAF): Es la relación entre superficie de hojas y superficie de suelo (considerando el área de las hojas por un sólo lado), por ejemplo, si una pradera tiene un IAF de 3, significa que existe 3 veces más superficie de hojas que de suelo. Reservas orgánicas: Corresponden casi en su totalidad a carbohidratos solubles que las plantas almacenan en las bases de sus hojas o en las raíces. Durante los últimos 30 años se han planteado diversas hipótesis sobre la importancia relativa de estos dos principios en la recuperación de una pradera. La hipótesis del área foliar y la intercepción de luz que regularía la fotosíntesis y por lo tanto la producción de materia seca, ha recibido considerable atención (ej. Brougham, 1955; DONALD, 1961; ANSLOW, 1965; BROWN y BLASER, 1968). Por otra parte la hipótesis basada en el nivel de reservas orgánicas almacenadas por las especies, ha sido también materia de considerable investigación y controversia (ej. MAY, 1960; SMITH y JEWISS, 1966; Mc ILROY, 1967). Actualmente está claro que estos principios no son independientes ya que un aumento en el IAF produce un incremento en la fotosíntesis y consecuentemente en las reservas de carbohidratos. 1

INDICE DE AREA FOLIAR

(Volver al Indice)

Fue WATSON (1947), el primer investigador que estudió las relaciones que existían entre el área foliar de una planta, la luz incidente y el rebrote y fue el que introdujo el concepto de IAF, definido como la relación entre superficie de hojas y superficie de suelo. El crecimiento de una pradera depende de la eficiencia de utilización de la energía solar, siendo la eficiencia de utilización de la energía función de: a . - Cantidad de luz interceptada por el forraje b . - Distribución de la luz en la canopia c . - Eficiencia fotosintética de las hojas. a. Intercepción de luz. La cantidad de luz interceptada por una pradera depende de la superficie de hojas existentes por unidad de superficie de suelo (índice de área foliar, IAF) y de la distribución espacial de ellas. El IAF necesario para interceptar el 95% de la luz incidente se denomina como IAF óptimo y se relaciona

con la máxima tasa de crecimiento de la pradera (Figura 1). Este varía para las diferentes especies debido a la posición de las hojas (Figura 3) y también vería para las distintas épocas del año.

Tasa de crecimiento

95% Intercepción de la Luz

Techo (fotosíntesis igual a respiración)

Optimo Indice de Area Foliar (IAF)

FIGURA 1

Relación entre el IAF y la tasa de crecimiento de pradera en estado vegetativo.

Si se incrementa el IAF sobre el óptimo, la tasa de crecimiento de la pradera no aumenta ya que las hojas basales no interceptan luz y actúan como parásitas. Aunque la masa foliar de las plantas sigue en aumento, no ocurre lo mismo con la fotosíntesis neta. El incremento paralelo que sufre la respiración produce una asimilación neta menor y por consiguiente una menor tasa de crecimiento (Figura 2). El IAF necesario para interceptar el 95% de la luz incidente, varía para las diferentes especies; por ejemplo, los tréboles requieren un IAF menor que las gramíneas para interceptar el 95% de la luz (Figura 3).

FIGURA 2

E

F

R

A

1 2 3 4

12 10 6 3

2 2 2 2

10 8 4 1

31

8

23

E

F

R

A

1 2 3 4 5 6 7

12 10 6 3 1 0 0

2 2 2 2 2 2 1

10 8 4 1 -1 -2 -1

32

13

19

Asimilación neta de praderas con distinto nivel de área foliar. E = estrato R = respiración F = fotosíntesis A = asimilación neta

% Intercepción de la luz

100

80

Trébol blanco Ballica inglesa

60

1

FIGURA 3

2

3

4

5

6 7 8 Indice de área foliar

Relación entre intercepción de luz e IAF. Las cruces indican el IAF óptimo en verano.

También el IAF óptimo varía con la época del año, en invierno el IAF necesario para interceptar el 95% de la luz es aproximadamente la mitad del IAF necesario para interceptar el 95% de la luz en verano, esto debido al ángulo de incidencia de los rayos solares. b. Distribución de la luz en la canopia. La cantidad de hojas necesarias para interceptar el 95% de la luz depende de la orientación (ángulo de inclinación) de las hojas y de la distribución vertical (espacial) de las mismas. Por ejemplo el trébol blanco que poseen hojas que tienden a ser horizontales tiene un IAF óptimo menor que las gramíneas las cuales poseen hojas más verticales. Cuanto más recta (vertical) la posición de las hojas mayor será el IAF óptimo (Figura 4).

Ballica inglesa

Altura (cm)

12

Trébol blanco

8

4

0

FIGURA 4

4

8 Indice de área foliar

0

2

Distribución espacial del IAF y ángulo medio de hojas de ballica inglesa y trébol blanco (Wilson , citado por Larrea, 1981).

c. Eficiencia fotosintética de las hojas. La eficiencia fotosintética de una planta o pradera es la proporción de la energía solar recibida que es convertida en material vegetal. La eficiencia de uso de la energía solar es en parte una característica inherente a la especie o variedad, pero las practicas de manejo que afectan el área foliar de la pradera también influyen en la eficiencia de utilización de la energía. La eficiencia con la cual la energía solar es convertida por las plantas depende d la actividad fotosintética de las hojas individuales. La eficiencia fotosintética de las hojas decrece con la edad , la máxima eficiencia se obtiene a los 10 - 20 días de emergida, seguida de una rápida disminución (Figura 5). La actividad fotosintética tiene un óptimo entre los 20 a 25 ºC, disminuyendo rápidamente bajo los 10 ºC y es mínima a los 5 ºC. Las hojas que se desarrollan en la sombra tienen menor eficiencia que la desarrollada a mayor intensidad lumínica. Esta diferencia está dada por el contenido de clorofila y por diferencias anatómicas de plantas desarrolladas a la sombra y el sol.

5 12

4

Tasa relativa de fotosíntesis

6 10 8 3

6 4 2

0

10

20

30

40 Días

FIGURA 5

Eficiencia fotosintética comparativa de las hojas de un macollo (Woledge, citado por Parry and Butterworth, 1981).

Teóricamente la máxima tasa de crecimiento y producción se obtiene cuando la pradera es mantenida en el IAF óptimo. Sin embargo, se debe tener presente que la eficiencia fotosintética de las hojas disminuye con la edad y las praderas deben ser utilizadas periódicamente para prevenir pérdidas, debido a la senecencia y mortalidad de las hojas. También el valor nutritivo disminuye con la edad. Por lo tanto, para obtener una máxima producción debe adoptarse un sistema apropiado de defoliación, el cual mantenga un buen promedio de IAF para cortes sucesivos, bajo factores ambientales no limitantes. Este sistema normalmente considera 8 a 10 defoliaciones por año con intervalos de 4 a 6 semanas, dependiendo de la época. Información australiana indica el IAF óptimo para algunas especies en la época de verano. Lolium perenne y L. multiflorum 7,1 Phleum pratense 6,5 Trifolium repens 3,5 Trifolium repens-Lolium perenne 4,5 Se debe tener presente que en algunos casos un IAF bajo puede ser beneficioso porque estimula la producción de nuevos macollos. Por otro lado un IAF excesivo puede también ser beneficioso en praderas cortadas para heno o ensilaje o en el caso de un pastoreo rotativo en donde la recuperación de la pradera depende en gran medida de la acumulación de carbohidratos.

Relación entre IAF y producción de materia seca. Existen numerosas experiencias que indican que la tasa de crecimiento después de una defoliación, está asociada a la intercepción de luz. BROUGHAM (1956), citado por BLASER (1966), fue de los primeros investigadores en informar que la tasa de crecimiento de una pradera después de una defoliación estaba asociada a la intercepción de la luz por las hojas. En la Figura 6 se muestra el resultado de una investigación sobre el efecto de la defoliación sobre el crecimiento de una pradera. (a ) 250 5 4 3

2 1

0

250

(c)

Tasa de crecimiento promedio (Kg MO/ha/día)

Tasa de producción bruta de tejidos ( Kg MO/ha/día)

125

1 4

5

2

3

0

tie m p o

tie m p o (d )

(b )

125

4 3 2 1

0

2

1

3 4 5

0

tie m p o

FIGURA 6

Tasa de crecimiento promedio ( Kg MO/ha/día)

Tasa de muerte de tejidos (Kg MO/ha/día)

5

tie m p o

Efecto de la severidad de la defoliación: (a) tasa de producción bruta de tejidos; (b) tasa de muerte de tejidos; (c) tasa de crecimiento instantáneo; (d) Tasa de crecimiento promedio. IAF a que las praderas fueron cortadas fueron 0,5; 1,1; 3,4; 5,3 y 6,8 para las líneas 1 a 5 respectivamente.

A igual altura de residuo la intensidad de la defoliación, o sea el IAF remanente, depende del tamaño y hábito de crecimiento de las plantas. Es así que existe la tendencia que en plantas altas de crecimiento erecto a una mayor altura de corte existe un mayor rendimiento y en plantas de crecimiento bajo y rastrero existe un mayor rendimiento con cortes más bajos.

Esto ha sido demostrado por una serie de investigaciones. En una experiencia realizada por BLASER (1966), con Pennisetum glaucum que son plantas altas y erectas, los mayores rendimientos se obtuvieron al cortar dejando un residuo de 45 cm; los rendimientos decrecieron progresivamente a medida que se reducía la altura de corte. CUADRO 1 Producción de materia seca de Pennisetum glaucum, cortada a diversas alturas de residuo. Altura de utilización (cm) Altura de residuo Rendimiento anual (cm) (kg MS/ha) 75 45 9030 75 25 8660 75 10 7640 45 10 4830 30 10 3890 Las praderas compuestas por plantas pequeñas y de crecimiento rastrero tienen un comportamiento diferente, en el sentido que un corte más bajo produce un mayor rendimiento ya que deja a la pradera más cerca del IAF óptimo. Una experiencia realizada en Poa pratensis y Trifolium repens, produjo los rendimientos más altos y el mejor balance gramínea /leguminosa dejando un residuo de 1,3 cm (ROBINSON y SPRAGE, citados por BLASER, 1966). CUADRO 2 Influencia de la altura de corte en el rendimiento y % de trébol de una pradera de Poa Pratensis y Trifolium repens. Altura de Altura de residuo Rendimiento Trébol utilización (cm) (kg MS/ha) (%) (cm) Sin N Con N Sin N Con N 10,0 1,3 7910 9150 57 28 11,5 2,5 6630 7710 45 24 12,5 5,0 4590 7104 36 1 En otra investigación realizada en el Fundo Punahue de la Universidad Austral, en una pradera de trébol blanco- ballica inglesa, se obtuvo un mayor rendimiento con una altura de residuo menor. CUADRO 3 Influencia de altura de residuo en el rendimiento de una pradera de ballica y trébol blanco. Altura de residuo (cm) Rendimiento (ton MS/ha/año) 1 5,5 4 3,4 7 2,2 La siguiente figura presenta un esquema del efecto de la altura del forraje (área foliar) sobre la intercepción de la luz, tasa de crecimiento de la pradera, porcentaje de utilización del forraje producido y senecencia y mortalidad de las hojas (Figura 7).

Baja intercepción de luz

Máximo crecimiento neto Buena intercepción de luz

Buena intercepción de luz

Mínimo crecimiento neto Buena intercepción de luz 50 cm

7 cm

2 cm

Hojas jóvenes alta utilización Baja mortalidad de hoja

FIGURA 7

5 cm

Hojas jóvenes alta utilización Baja mortalidad de hojas

Baja utilización mayor envejecimiento y mortalidad de hojas

Utilización muy baja y mucha mortalidad de hojas

Efecto de la altura sobre el crecimiento neto de una pradera (Adoptado de Hill Farming Research Organization, 1985). (Volver al Indice)

2

RESERVAS ORGÁNICAS.

Las plantas forrajeras almacenan compuestos orgánicos, los que posteriormente utilizan como fuente de energía para el rebrote después de un corte, inicio de un crecimiento primaveral y en muchos casos en la sobrevivencia invernal. La mayoría de los compuestos orgánicos que las plantas almacenan son carbohidratos y en mucho menor importancia compuestos nitrogenados. Los carbohidratos de reserva de una planta forrajera se pueden dividir en dos tipos: Estructurales: Son polisacáridos que forman la estructura de la planta. Principalmente celulosa y hemicelulosa. No estructurales: Son aquellos fácilmente utilizables por la planta para la formación de nuevos tejidos o como fuente de energía, siendo esenciales para la supervivencia cuando la utilización es mayor que la producción, o sea la respiración es mayor a la fotosíntesis. Gran parte de los carbohidratos producidos en la fotosíntesis no son utilizados inmediatamente, son almacenados por la planta, en ciertos órganos como raíces, coronas, tubérculos, bulbos, rizomas, estolones y semillas. Los principales órganos de reserva son: • Las raíces: Medicago sativa, Trifolium pratense, Lotus corniculatus. • Los estolones: Trifolim repens • En los rizomas: Phalaris, Lotus uliginosus. • Base de las hojas: Dactylis glomerata, Lolium ssp. Festuca arundinacea.

Las plantas forrajeras perennes se dividen en dos grupos de acuerdo al tipo de carbohidratos no estructurales que almacenan. • •

Especies de origen tropical: Especies de origen templado:

almacenan almidón. almacenan fructosanos.

Los carbohidratos son un producto de la fotosíntesis, por lo que su producción y acumulación es afectada por muchos factores. Según AZOCAR (1970), las variaciones en la acumulación de carbohidratos depende de los factores ambientales y es así que : a) Con mayor intensidad luminosa y menor temperatura, el crecimiento es lento por lo tanto la respiración es baja y se produce una acumulación de carbohidratos. b) Con intensidad de luz media y alta temperatura, la respiración aumenta y no se acumulan reservas. c) Cuando el agua es limitante y la temperatura es alta, la respiración se reduce y se acumulan carbohidratos. d) Cuando la disponibilidad de nitrógeno es alta, la respiración y crecimiento aumenta y la acumulación de carbohidratos disminuye. e) Cuando la disponibilidad de nitrógeno es baja, el crecimiento y respiración de la planta es menor, por lo tanto se produce una acumulación de carbohidratos. f) Cuando una planta es defoliada, el rebrote se realiza a expensas de los carbohidratos de reservas y éstos disminuyen. Curva de acumulación de carbohidratos. Las especies forrajeras perennes tienen una curva de acumulación de carbohidratos que varía a través de las fases de crecimiento, en forma característica para cada especies. En general el contenido de carbohidratos es bajo al comienzo del período de crecimiento y alto en etapas cercanas a la madurez. SMITH (1966), estudió la variación en la cantidad de carbohidratos de reserva acumulados en las raíces de la alfalfa desde que se inicia el crecimiento en primavera, hasta que madura la semilla.

% Carbohidratos

4 5

3 1 1.- Iniciación del crecimiento 2.- 15 a 20 cm de altura 3.- Yema 4.- Plena floración 5.- Madurez de la semilla

2

Fase de desarrollo

FIGURA 8

Ciclo de acumulación carbohidratos solubles en alfalfa.

Especie anual

En el caso de gramíneas, la acumulación de carbohidratos, en plantas anuales y perennes se presenta en la Figura 9.

Espigazón

Antesis

Maduración

Muerte

Latencia

Vegetativo

Espigazón

Antesis

Maduración

Especie perenne

Vegetativo

FIGURA 9

Diagrama de la evolución de reservas de carbohidratos en gramíneas.

Rebrote

Relación entre carbohidratos de reserva y crecimiento. Existen experiencias que demuestran que los carbohidratos almacenados son utilizados por la planta en el rebrote después de una defoliación. SULLIVAN y SPRAGE, citados por BLASER (1966), realizaron una experiencia con ballica para estudiar la relación entre las reservas acumuladas por la planta al momento del corte y el rebrote (Figura 10).

% Carbohidratos no estructurales

Al momento del corte el residuo de ballica contenía un 15% de fructosanos, éstos fueron utilizados para el rebrote, como lo muestra su reducción a tan sólo 3%, a los 11 días después del corte, a los 22 días de rebrote comienza nuevamente a aumentar la cantidad de reservas. 16 14 Fructosanos Crecimiento

12 10 8 6 4 2 0 1

6

11

16

21

26

31

Días después del corte

FIGURA 10

Porcentaje de fructosanos en la base de las hojas de ballica.

Una experiencia realizada por DAVIS, citado por CARAMBULA (1977), demuestra la importancia de los carbohidratos de reserva en la recuperación de ballica inglesa (Cuadro 4). CUADRO 4 Efecto del contenido de carbohidratos solubles en el rebrote de ballica inglesa. Plantas con bajo contenido Plantas con alto contenido de carbohidratos de carbohidratos Peso de rastrojo y raíces después del 343 345 corte (mg/planta) % de carbohidratos en el residuo 6,5 12,5 Rebrote después de 8 días (mg/planta) 92 152 Rebrote después de 16 días (mg/planta) 439 627

WARD y BLASER citados por BLASER (1966), realizaron un ensayo con pasto ovillo con alta y baja cantidad de carbohidratos de reserva con dos áreas foliares. Se obtuvieron menores cantidades de carbohidratos al colocar la planta en la oscuridad durante 60 horas y luego en un lugar con 50% de luz normal durante 24 horas. Las plantas mantenidas con 100% de luz tuvieron 8% de carbohidratos comparado con 2% del peso en la base de las hojas de las plantas con bajo nivel de carbohidratos. El IAF igual a cero se obtuvo cortando la lámina justo encima del cuello y el área foliar máxima se obtuvo cortando la lámina a 5,5 cm. sobre el cuello. Los macollos con alto contenido en carbohidratos produjeron un crecimiento mucho más rápido del ápice laminar que los macollos con bajo contenido en carbohidratos. Además, hubo un mayor número de macollos basales y una mayor tasa de producción de materia seca en aquellas plantas con mayor cantidad de carbohidratos. El crecimiento fue más rápido con áreas foliares altas. Sin embargo, el área foliar no influyó en forma significativa en el macollamiento (Figura 11).

L1C2

L1C1

0.2

Materia seca (g)

L0C2 L0C1 0.1

5

15

25

35

Días después de la desfoliación

FIGURA 11 Crecimiento de pasto ovillo con dos niveles de carbohidratos y dos áreas foliares. C1= Carbohidrato bajo L0= IAF bajo C2= Carbohidrato alto L1= IAF alto (Volver al Indice) 3

IAF Y CARBOHIDRATOS DE RESERVA EN EL MANEJO DE LAS PRADERAS.

Todo lo mencionado anteriormente indica que tanto las características morfológicas como fisiológicas de las especies forrajeras deben ser consideradas antes de establecer prácticas de manejo del pastoreo. Las plantas pequeñas de hábito de crecimiento rastrero, que son difíciles de defoliar, son principalmente forrajeras que pueden ser pastoreadas continuamente, o con bajas alturas de residuo.

Por otro lado, las plantas morfológicamente altas y erectas que son fácilmente defoliadas, deben ser pastoreadas rápidamente y se les debe permitir un período más largo de recuperación. Para lograr el máximo crecimiento de una pradera, ésta debe ser manejada de tal manera que se mantenga cercana al IAF óptimo. En teoría el objetivo es llevar una pradera al IAF óptimo y mantenerlo ahí mediante cortes sucesivos sacando el material vegetal tan pronto como se produce. En la práctica esta idea puede ser sólo aproximada. Algunos investigadores postulan que el pastoreo continuo controlado permite la producción máxima de materia seca, porque permite mantener la pradera cercana a un IAF óptimo. Según BLASER (1966), ésta es una posibilidad teórica ya que los animales pastorean sin uniformidad ya que existen plantas de un mayor valor nutritivo que son sobrepastoreadas y especies más duras o menos palatables que no son pastoreadas suficientemente. Los rendimientos de las áreas sobrepastoreadas se ven afectadas debido a la baja cantidad de carbohidratos de reserva e IAF. Por otro lado el pastoreo rotativo, presenta también algunos inconvenientes como es una excesiva defoliación, después de un período largo de descanso, lo que da como resultado un IAF subóptimo, sin embargo, la velocidad de recuperación en este caso aumenta, dado la gran cantidad de carbohidratos de reserva almacenados, pero probablemente no es suficiente para compensar el bajo IAF. El crecimiento acumulado después de un largo período de descanso, lo que significa un IAF excesivo, puede no dar una máxima tasa de crecimiento debido a que en estas condiciones la relación respiración/fotosíntesis se estrecha a medida que se acumula un exceso de follaje y la sombra disminuye la fotosíntesis en las hojas basales En cuanto al manejo de la pradera y su relación con los carbohidratos, SMITH (1972) señala que en un corte o pastoreo, cuando el contenido de reservas es reducido, puede dejar poca energía a la planta para iniciar un nuevo crecimiento. En plantas de crecimiento erecto un corte continuado en fases de crecimiento muy alejadas de la floración pueden agotar la planta y debilitarla hasta provocar su muerte. Generalmente cuanto más cerca de la floración se realiza el corte o pastoreo, mayor será la cantidad de reservas acumuladas y más fácil será mantener el vigor y la productividad de la pradera. Mediante medidas de manejo debemos tratar que los carbohidratos de reserva, al entrar las especies al invierno, sean lo suficientemente altos como para permitir que la pradera llegue a la primavera con suficientes reservas, para inducir el crecimiento inicial. Esto es importante ya que el crecimiento primaveral en sus fases iniciales depende de las reservas acumuladas. (Volver al Indice)

BIBLIOGRAFIA AZOCAR, P. 1970. Carbohidratos de reserva en plantas forrajeras. Circular Informativa número 53. INIA. Temuco, Chile. 6 p. AZOCAR, P. y OYARZO, J. 1974. Reservas orgánicas nitrogenadas en trébol rosado (Trifolium pratense). Agro Sur. 2 (2) p: 45 - 50. BLASER, R. 1966. Efecto del animal sobre la pastura in. Empleo de animales en las investigaciones sobre pasturas. Ed. Osvaldo Paladines. Serie Miscelánia (2) IICA. La estanzuela, Uruguay. p: 11 - 20. BLASER, R. 1966. Sistema de explotación en pastoreo. In: Forrajes. Hughes, Heath y Matcalfe. Eds. Primera edición en español, Trad. José Luis de la Loma. Ed Continental S.A. México. BROWN y BLASER. 1968. Leaf area index in pasture growth. Herb. Abst. 38 (1) p: 1 - 9. CARAMBULA, M. 1977. Producción y manejo de pasturas sembradas. Hemisferio Sur. Montevideo. Uruguay. 464 p. LLANCAVIL, A. 1971. Influencia de los carbohidratos no estructurales (CNT) en la producción forrajera de trébol rosado. Tesis Ing. Agr. Facultad de Ciencias Agrarias, UACH. Valdivia. MC ILROY. 1967. Carbohydrates of grassland. Herb. Abst. Vol. 37 p: 80 - 87. SMITH, D. 1966. Consideraciones fisiológicas para la explotación de forrajes in. Forrajes.Hughes, Heath y Matcalfe. Eds. Tr. José Luis de la Loma. Ed. Continental S.A. México. p: 440 - 447. SMITH, D. 1972. Carbohydrate reserves of grasses in. The biology and utilization of grasses. Younger y Mckell. Eds. Academic Press, New York, p: 318 - 331. SOTO, L. 1969. Efecto del estado de utilización y residuo en la productividad y composición botánica de una pradera de trébol blanco y ballica inglesa, en sus dos primeros años de producción. Tesis Ing. Agr. Facultad de Ciencias Agrarias, UACH. Valdivia. YOUNGER, U. 1972. Physiology of defoliation on regrowth in. The biology and utilization of grasses. Younger and Mckell. Eds. Academic Press. New York. p: 212 - 303.

ANEXOS CAPITULO II

Figura : Curva típica de crecimiento de una pradera posterior a una defoliación.

Carbohidratos estructurales (%)

16 14 12 10 8 6 4 2 0 1

4

7

11

16

22

Días después del corte

28

31

Yema Axilar Nudo Meristema Apical

Nuevo Estolón

Figura : Variación de los niveles de las reservas de carbohidratos y acumulación de materia seca en alfalfa durante los diferentes estados fenológicos y post - corte (Blaser et al., 1986).

Figura : Efecto de la altura de pastoreo en pradera mixta. (Blaser et al., 1986).

Largo de nuevas hojas Número de nuevos macollos

EVALUACION DE PRADERAS (Volver al Indice)

Oscar Balocchi L. 1

INTRODUCCION

La determinación de la productividad de una pradera es un problema complejo por cuanto se debe considerar el ecosistema suelo-planta-animal y la acción del hombre sobre él, con todas las posibles interacciones entre los diferentes componentes ele ecosistema. Si bien es cierto que el producto animal es el objetivo final de cualquier sistema de producción de forraje, existen impedimentos físicos y económicos para poder expresar siempre el rendimiento en términos de producto animal. Ello ha conducido al uso de técnicas para evaluar praderas que prescinden o tratan de simular el efecto de los animales. En la productividad de una pradera se debe considerar: a) Cantidad, distribución estacional y calidad del forraje producido. b) La proporción del forraje producido que es consumido por los animales (eficiencia de utilización). c) La eficiencia de transformación de los nutrientes consumidos en producto animal. El rendimiento o producción primaria de una pradera se expresa normalmente como kgs de materia seca producidos por hectárea y año. Al considerar además la calidad del forraje, se utilizan expresiones como kgs de materia seca digestible/há/año o kgs de energía metabolizable (Kg EM/há/año). La producción secundaria se refiere al producto animal (leche, carne, lana) obtenidos por ha y año. Los métodos utilizados para medir el rendimiento de una pradera tienen efecto sobre el mismo. Las praderas son sometidas a múltiples cosechas por medio del animal en pastoreo o de una máquina de corte y como consecuencia el método utilizado para medir el rendimiento está al mismo tiempo afectado el futuro rendimiento de la pradera. Además, se puede emplear diversas técnicas para medir el rendimiento. Por ejemplo, en condiciones de corte puede utilizarce tijeras, guadaña, segadora, etc. y cada técnica entregará un resultado distinto. El manejo de cortes (altura de utilización, altura de residuo, período de descanso), tiene una gran influencia en los rendimientos de forraje. Por todas estas razones en praderas no existe un rendimiento absoluto. Sin embargo, el hecho que los rendimientos obtenidos varíen según la técnica utilizada y el manejo aplicado, no debe ser un impedimento para evaluar la producción de nuestras praderas. Solo nos indica que la técnica de evaluación y el manejo elegidos deben guardar estrecha relación con las condiciones en las cuales las praderas son utilizadas. 2

EVALUACION BOTANICA. (Volver al Indice)

La productividad de una pradera se ve reflejada en las especies que la componen. Básicamente hay cuatro métodos de evaluación botánica: frecuencia, número, cobertura y peso. 2.1 Frecuencia.

La frecuencia es la presencia de una especie en la unidad de muestreo y no de la relación con su abundancia. También puede definirse como el número de muestras en las cuales aparece una especie. El tamaño de la unidad de muestreo influencia la probabilidad de presencia de una especie. Mientras más pequeña sea la unidad de muestreo, menor es la probabilidad de presencia de una especie, pero esto se va compensando con el mayor número de muestras que se puedan tomar. Tradicionalmente se han utilizado cuadrantes como unidad de muestreo. Cuando estos son más grandes que la unidad de planta mayor, surge el problema de la clasificación de presencia, particularmente con vegetación que se superpone, lo cual ocurre normalmente en praderas de zonas húmedas. Se han intentado definir las unidades de plantas con distintos criterios. Sin embargo, la solución está en modificar el tamaño de la unidad de muestreo y es así que la tendencia ha sido disminuir el tamaño del cuadrante cada vez más hasta llegar al “punto cuadrante” (quadrat point), que es el área de muestreo más pequeña y que permite tomar el mayor número de muestras. Las técnicas utilizadas para medir frecuencia en praderas densas son: a) Cuadrantes (de 25 cm de lado), los cuales se ubican sobre un tansecto (lienza) que normalmente se coloca en posición definitiva para realizar mediciones repetidas en el tiempo. b) “Quadrat point” (técnica del doble metro). La frecuencia es un método eficiente para estudios preliminares en grandes superficies y expresa la ocurrencia de unidades de plantas en un área, mostrando modelos climáticos y de suelos. Por ejemplo, basándose en el concepto de frecuencia y de especies constantes que aparecen siempre en todas las muestras), se configuró tres asociaciones pratenses tipo para la provincia de Valdivia: 1.- Chépica, pasto dulce y alfalfa chilota es suelos trumaos de la depresión intermedia. 2.- Chépica y hierba del chancho en suelos rojos arcillosos de la zona de la costa. 3.- Chépica y junquillo en los suelos ñadis. Este método de evaluación botánica también se utiliza para estimaciones rápidas de cambio en la composición de la pradera debido por ejemplo a una regeneración, control de malezas, fertilización, etc. 2.2

Número.

El número puede ser determinado y expresado de muchas maneras, como ser estimaciones groseras de abundancia, computo real del número de individuos, número de individuos por unidad de área (densidad) o proporción del número de individuo de una especie con respecto al número total de individuos de todas las especies (composición porcentual por número). Las estimaciones se realizan en estudios de gran escala donde es imposible contar todos los individuos y se caracterizan por su subjetividad. Sin embargo, cuando se realizan utilizando clases o escalas son de mayor utilidad.

Es conveniente tener presente que las especies dominantes en una pradera no son generalmente las más numerosas. El número no es una medida que pueda revelar el grado de cobertura de las distintas especies, por cuanto éstas difieren grandemente en tamaño y forma de crecimiento. Las técnicas utilizadas para determinar el número de individuos de cada especie puede ser cuadrantes, transectos, o el doble metro. Su elección estará en función del tipo de vegetación presente, siendo más precisas las determinaciones efectuadas en praderas poco densa. Este método de evaluación botánica se utiliza para determinar porcentajes de germinación, tasa de macollamiento, persistencia de especies en praderas sembradas y también en estudios de control de malezas. 2.3

Cobertura.

La superficie de suelo cubierto por el total de la vegetación o por especies individuales se denomina cobertura; es el área ocupada por la proyección vertical del follaje. Las estimaciones de cobertura han sido consideradas como una de las medidas más útiles de la vegetación y consecuentemente se han probado muchas técnicas y sus resultados han sido expresados de diferentes formas, como son: a) Grados de cobertura estimada, que se expresan como rangos o clases en una escala, los cuales han sido utilizados extensamente en estudios de conservación de suelos. Una de estas técnicas (BraunBlanquets), separan la vegetación en grados dentro de una escala. CUADRO 1 Grados de cobertura de Braun-Blanquets. Grados de cobertura %de superficie de suelo cubierta por vegetación 1 0 5 2 5 - 25 3 25 - 50 4 50 - 75 5 75 - 100 b) Porcentaje de cobertura de la superficie total del suelo. c) Especies individuales expresadas como un porcentaje de la vegetación total (composición porcentual por área). d) Medidas absolutas y acumulativas en unidades de superficie (índice de área foliar) La técnica del transecto se basa en la interacción de las plantas con una medida lineal horizontal; realiza una estimación del área basal considerando la longitud como área. Ha sido usada exitosamente en praderas semiáridas y de tipo arbustivo, y en praderas densas, como lo son aquellas de zonas húmedas, su utilidad es limitada.

Para realizar la elección de una técnica, se debe considerar el objetivo que se persigue al determinar la cobertura, que podría ser una o varios de los siguientes.  detectar una disminución de suelo desnudo, como consecuencia de la aplicación de fertilizantes o de una resiembra.  cuantificar un aumento de suelo desnudo, por efecto del pastoreo, de la estación, del fuego, etc.  conocer la contribución de las distintas especies al grado de cobertura de la pradera.  determinar la superficie foliar disponible para fotosíntesis y calcular índices de área foliar. La técnica del “quadrant point” o también denominada “doble metro” es probablemente la más adecuada para determinar porcentaje de cobertura en praderas densas; mide frecuencia y cobertura de las especies individuales como también cobertura total. Es una técnica objetiva y relativamente rápida, que permite detectar casi la mayoría de las especies presentes. Debe ser aplicada en praderas con vegetación relativamente corta y sin viento. Consiste en observar 100 puntos cada 4 cm., sobre el borde graduado de un doble metro o huincha metálica dispuesto a la altura de crecimiento del pasto. Las observaciones o lectura se efectúan haciendo descender verticalmente, a través de la vegetación, una aguja metálica. Se debe contar el número de veces (contactos) que cada especie toca la aguja y registrar la información en un formulario ad-hoc (ver ejemplo adjunto). Las medidas realizadas permiten obtener valores de frecuencia de cada una de las especies en el total de puntos inventariados. La frecuencia específica es calculada sumando todos los puntos en que la especie considerada está presente, o bien, sumando todos los contactos de la especie en la línea observada. Si cada frecuencia específica se relaciona con el total de frecuencias específicas de todas las especies, se obtiene la contribución específica, la cual da una idea de la composición botánica de la pradera. La contribución específica de una especie se define como el cuociente entre la frecuencia específica de esa especie y la suma de todas las frecuencias específicas de las especies inventariadas, expresado en porcentaje. La contribución específica de presencia de una especie representa la proporción de “suelo no desnudo” que está cubierto por la especie en cuestión. La contribución específica de contacto de una especie señala la proporción o participación en peso de la especie considerada al peso total de las especies. 2.4

Peso.

Es la medición mas objetiva de la composición botánica, por ello se le utiliza habitualmente en experimentación. Sin embargo, es un método lento, de alto costo y cubre áreas pequeñas. Una ventaja de este método es que provee además una estimación del rendimiento de la pradera. El método se basa en la técnica de corte del forraje a nivel del suelo, la muestra así obtenida se separa en las distintas especies y se seca en una estufa de aire forzado a 100 º C por 8 horas o hasta

conseguir peso constante. Luego, se expresa la contribución de cada especie al rendimiento total en base materia seca (composición porcentual por peso). 3

VALOR AGRONOMICO (Volver al Indice)

Es un índice de productividad de las praderas que considera la composición porcentual por peso y la cobertura total, calificando en una escala las especies forrajeras según sus características productivas. El porcentaje de contribución en peso de cada especie expresado en forma centesimal (dividido por 100) se multiplica por la calificación asignada a la especie en una escala de 1 a 10. Los valores así obtenidos para las distintas especies se suman y el total se multiplica por el porcentaje de cobertura total expresado en forma centesimal (ver ejemplo). CUADRO 2 Ejemplo de cálculo del valor agronómico de una pradera. Especie % de contribución en peso (1) Calificación (2) (1x2) Trébol blanco 0,23 10 2,30 Ballica inglesa 0,47 10 4,70 Chépica 0,22 4 0,88 Chinilla 0,08 2 0,16 Valor Agronómico de la pradera 8,04 Cobertura total = 93% Valor agronómico = 8,04 x 0,93 = 7,48 Otro índice de calificación de praderas que utiliza la escuela francesa es el “valor pastoral”, que considera la composición de la pradera expresada por la contribución específica de contacto y la calidad de las especies que la componen estimadas a través de un índice específico que integra en si aspectos tales como palatabilidad, valor nutritivo, largo de período vegetativo, recuperación después del pastoreo, etc. 4 DETERMINACION DEL CRECIMIENTO DE PRADERAS BAJO CONDICIONES DE PASTOREO (Volver al Indice)

La producción anual de forraje de las praderas se determina a través de la tasa de crecimiento que presentan en los distintos períodos del año. Cuando se aplica un sistema de pastoreo rotacional, la tasa de crecimiento se determina mediante la diferencia entre la disponibilidad de un forraje inicial de un pastoreo y al final del anterior, divididos por el número de días transcurridos entre ambos pastoreos. En la medida que los períodos de pastoreo aumentan, los rendimientos determinados por este método subestimarán progresivamente el rendimiento real de la pradera, ya que el crecimiento logrado durante el período del pastoreo no es considerando. Una estimación del crecimiento de los períodos de pastoreo puede obtenerse ponderando las tasas de crecimiento del período de descanso anterior y posterior.

Cuando se requiere conocer el crecimiento del forraje en praderas sometidas a pastoreo continuo, es necesario usar jaulas de exclusión. El mínimo de jaulas que se deben emplear para tener alto grado de precisión es elevado y dependerá de la variabilidad de la pradera. Procedimiento: a) Se elige al azar un sector que servirá de muestra y otro cerca del primero, de igual superficie y la mas similar posible. Esto se hace con el objeto de reducir errores, considerando que generalmente se dispone de un número muy limitado de jaulas. En una de estas superficies, elegida al azar, se coloca la jaula, mientras que en la otra se corta y pesa el pasto. b) Luego de un período de tiempo, según el ritmo de crecimiento, se corta el pasto dentro de la jaula y se pesa. c) Luego se eligen dos nuevos sectores, en uno de ellos se corta y pesa el forraje. d) Cubriendo el otro con la jaula para cortar y pesar al final del segundo período. Los resultados se pueden resumir de la siguiente forma: Peso del forraje Al comienzo del 1º período Al final del 1º periodo Al comienzo del 2º período Al final del 2º período

Fuera de jaula A C -

Dentro de jaula B D

La producción de forraje de los períodos corresponde a : 1º período: B - A 2º período: D - C En el registro de producción de forraje adjunto se puede observar el procedimiento de cálculo de la producción anual de materia verde. Deben utilizarce un mínimo de tres jaulas por cada pradera en estudio. La producción anual se estimará como el promedio de las tres jaulas. Al inicio del estudio es conveniente elegir una pradera (potrero) que presente una disponibilidad de forraje media a baja. Si se trata de pastoreo rotativo, la colocación de la jaula y corte fuera de la jaula debe realizarse después del pastoreo. Un criterio de corte que se utiliza normalmente para un manejo de pastoreo es cuando la pradera alcanza 20 cm. de altura con un máximo de 60 días entre corte.

CUADRO 3 Identificación Chépica Ballica ingles Trébol rosado Alfalfa chilota Siete venas Pasto miel Bromo Trébol blanco Chinilla Vinagrillo

Ejemplo de registro y cálculo de composición botánica por la técnica del “QUADRAT POINT” 0 2 1 1 2 1 -

4 1 3 1 1 1 -

8 3 2 1 2 1 1 -

12 1 1 1 -

16 2 1 1 2 1 2 1

FEP = Frecuencia específica de presencia FEC = Frecuencia específica de contactos CEP = Contribución específica de presencia CEC = Contribución específica de contactos

20 4 1 1 -

24 1 1 1 2 1 -

28 2 1 1 1 1 -

32 1 1 1 1 1 -

36 1 1 1 1 -

FEP 10 7 3 3 4 4 4 5 7 1 48

FEC 18 10 3 3 5 5 5 7 7 1 64

CEP 20,8 14,6 6,3 6,3 8,3 8,3 8,3 10,4 14,6 2,1 100,

CEC 28,1 15,6 4,7 4,7 7,8 7,8 7,8 10,9 10,9 1,6 99,9

FERTILIZACION DE PRADERAS PERMANENTES (Volver al Indice)

Dante Pinochet T. 1

Introducción.

Es evidente que la ganadería constituye un sistema agrícola, que contempla elementos de la relación existente entre el clima, el suelo, la comunidad vegetal de la pradera y el animal. En este sistema, la fertilización de praderas es, tal vez, una de las herramientas agronómicas más utilizadas cuando se desea mejorar la productividad de una explotación ganadera. Para determinar cual es el nivel de fertilización adecuado para una pradera, se debe tener en consideración el marco sistémico del problema y plantearse un objetivo agronómico que sea posible de alcanzar, de acuerdo a la capacidad económica del agricultor ganadero. Este objetivo, debe responder a cuatro puntos fundamentales, los cuales pueden asimilarse a cuatro eficiencias en la explotación ganadera: a). La eficiencia del sistema en la productividad de la pradera. Se refiere, a la cantidad de Kg de materia seca producida por unidad de nutriente aplicado. Esta eficiencia es debida en gran proporción a las condiciones del sistema clima-suelo-pradera. De esta forma, en el sistema se establece una demanda nutricional, dependiente del potencial productivo o rendimiento máximo esperable de acuerdo a las condiciones del suelo y de la comunidad vegetal existente (principalmente, en la eficiencia fotosintética de la pradera y el suministro de agua que exista en el suelo). Además, debe existir un suministro de nutrientes del suelo que la pradera puede recuperar en cada condición, dependiente del ciclo interno de los nutrientes en el suelo y su grado de acumulación (o desacumulación) a través del tiempo. De esta forma, se puede establecer un déficit nutricional en el sistema, que requiere ser suplementado aumentando el suministro de nutriente del suelo de la forma más eficiente posible, transformándose en Kg de MS producida. b). La eficiencia de manejo de la productividad de la pradera. Se refiere, al número de Kg de MS consumidos por cada Kg de MS producida. Esta eficiencia del sistema es una variable de manejo agronómico, referida al grado de utilización de la pradera, dependiente del sistema de pastoreo utilizado. Esta variable de manejo, es determinante en hacer efectiva una mayor productividad de la pradera, el reciclaje nutricional del sistema, la sobrevivencia de las especies de la pradera y un uso racional de la explotación pratense. c). La eficiencia alimenticia del animal. Se refiere, al número de kg. de MS necesarios para producir una unidad de producto animal. Determinada por la cantidad y la calidad de la MS producida en el sistema (que a su vez está determinada por la productividad alcanzada y el manejo del sistema de cosecha para la alimentación de los animales) y por los requerimientos del tipo de animal en explotación. d). La eficiencia económica del sistema. Al combinar las tres anteriores eficiencias debida a su grado de dependencia, se puede establecer el número de producto animal producido de acuerdo a la unidad de nutriente aplicado, los cuales pueden ser valorados en términos monetarios. De esta relación, finalmente, depende la conveniencia económica de realizar alguna práctica agronómica, para aumentar la productividad de una explotación ganadera. No es conveniente aumentar la productividad de una pradera con gasto de fertilización, si ésta no se trasuntará en una mayor productividad animal, la cual dependerá de otras prácticas, tales como, apotreramiento adecuado para mejorar el porcentaje de utilización, el tipo

de pastoreo y el tipo de animal en pastoreo, el nivel de sustitución de la pradera a través de ensilaje y concentrados, o una mayor masa ganadera por unidad de superficie. En este marco general, debe analizarse la posibilidad de aumentar la productividad de una explotación ganadera. 2

Praderas permanentes de la zona sur

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De un total de 1.500.000 has de praderas de la Décima región, 850.000 corresponderían a praderas naturalizadas y el resto a praderas mejoradas y sembradas. Las mejoras introducidas a las praderas, ha permitido que sólo un 20% de las praderas mejoradas tengan actualmente productividades superiores a los 6000 kg MS/há, lo cual está muy por debajo del potencial para la zona (Cuadro 1). CUADRO 1 Potencial de productividad en las praderas permanentes de la zona centro sur. Productividad Potencial Sistema Edafoclimático Productor Parcela experimental ........ton MS/há............. Cordillera de la Costa 9,0 11,0 Llano Central 12,0 15,0 Ñadis 5,0 6,0 Precordillera Andina 10,0 13,0 Las praderas permanentes en la zona sur de Chile, son principalmente praderas naturalizadas y praderas mejoradas. Ellas han sido establecidas con la incorporación a la agricultura de esta zona, a mediados del siglo XIX, después de la existencia de un climax de bosques que se extendía a través de toda la Depresión Intermedia, Precordillera Andina y Cordillera de la Costa. El ideal, desde el punto de vista de un manejo óptimo de estas praderas, es lograr una situación de estado de equilibrio manejado por el agricultor, entre la comunidad de especies de la pradera, el marco edafoclimático y el animal, que permita la máxima rentabilidad y capacidad de sustentación del sistema ganadero. En las praderas naturalizadas, consideradas por MONTALDO como un equilibrio zooedafoclimático, en la actualidad hay un predominio de especies pratenses como Agrostis capillaris (chépica), Holcus lanatus (pasto miel) y Lotus uliginosus (alfalfa chilota), en los suelos de lomajes de la Depresión Intermedia y Precordillera Andina. En la Cordillera de la Costa, es importante la asociación entre Agrostis capillaris e Hypochoeris radicata (pasto del chancho), en tanto que, en las praderas naturalizadas en los Ñadis aparece una asociación entre Agrostis capillaris y Juncus procerus (junquillo). Estas especies, generalmente consideradas de bajo o medio valor forrajero, alcanzan un equilibrio en el sistema ganadero, cuando las condiciones de manejo son extensivas y de baja fertilización, obviamente, alcanzando una baja productividad. El mejoramiento de la pradera naturalizada, se orienta a aumentar la cantidad de forraje disponible, a mejorar la participación de las especies más productivas y a conseguir una distribución anual homogénea de la productividad. Al mejorar las condiciones de manejo, en las praderas mejoradas, aparece un dominio de Lolium perenne (ballica perenne), Trifolium repens (Trébol blanco) y Dactylis glomerata (pasto ovillo) y asociadas en un grado menor, las especies de medio valor forrajero. Es probable, pero aún sujeto a discusión que en la zona de la Cordillera de la Costa, una buena pradera mejorada esté constituída por Festuca arundinacea (festuca), y Trifolium subterraneum (trébol

subterráneo), los cuales pueden resistir, en mejor forma, la condición de estrés hídrico, determinante de la productividad y sobrevivencia de la pradera en la época del verano. Esta composición florística de la pradera mejorada, permite alcanzar un mayor potencial productivo en la condición edafoclimática, pero requiere un manejo adecuado, tanto de alto nivel de fertilidad de los suelos, uso racional de la pradera en pastoreo y de conservación, para mantener el equilibrio del agrosistema. El objetivo central del mejoramiento de praderas en la zona sur, ha estado orientado a establecer una pradera mejorada con un contenido equilibrado de gramíneas y de leguminosas. Las especies principales introducidas son la ballica perenne y el trébol blanco. Las ventajas de la pradera mixta son varias y están ampliamente establecidas. Además de una alta y más homogénea productividad, se obtiene un forraje de un adecuado valor nutritivo para los animales y un aporte de nitrógeno de bajo costo para el agricultor, proveniente de la fijación simbiótica de la asociación leguminosa-rhizobium, que dependiendo del contenido de trébol de la pradera, puede llegar a tener un costo de fertilización nitrogenada igual a cero. Para obtener este ahorro de nitrógeno, se debe tener en cosideración, que se requiere un contenido de trébol que esté entre el 20% y 30% de la composición botánica de la pradera, dependiendo del objetivo de producción animal. Para ello, se requiere la mantención del trébol, lo cual es dependiente de un buen nivel de fertilidad de otros nutrientes, especialmente P, K, S, un pH adecuado, y un manejo del pastoreo centrado en la pradera, más que en el animal como ocurre tradicionalmente. Dada la baja eficiencia de la competencia del trébol, en relación a la ballica, por luz, colonización de espacios, agua y los nutrientes, el manejo debe centrarse en darle todas las facilidades al trébol, para hacer nula la competencia. Ello se logra teniendo en cuenta, desde el punto de vista tradicional, cuales son los requerimientos de nutrientes del trébol, más que los de la gramínea acompañante, la cual se nutrirá en forma adecuada, al estar los niveles por sobre sus necesidades. Los suelos de la zona sur del país, para los requerimientos del trébol, son naturalmente deficientes de P para sustentar una alta productividad, con un contenido de K, que se encuentra en los límites del requerimiento de esta especie y una gran proporción de los suelos presenta valores de pH inferior a 5,5; afectando muchas veces al trébol, debido a su sensibilidad a la toxicidad de aluminio. Para eliminar este problema incipiente de toxicidad, debería encalarse los suelos a un pH 6,0 y mejorar la efectividad de la fijación simbiótica, a través de inoculación con cepas de rhizobium más efectivas que las autóctonas. Es evidente, por lo tanto, que para lograr una alta persistencia del trébol, se requiere un alto nivel de fertilidad en los suelos, sumado a un adecuado manejo de la luz en el sistema de la pradera mixta, si se desea estabilizar la productividad, en un alto potencial productivo. Las dificultades de mantener la persistencia de una pradera mixta, aunque ampliamente conveniente, ha llevado a un replanteamiento del problema en cuanto a las alternativas que tiene un agricultor ganadero en la región. Una pradera permanente basada solamente en gramíneas, parece poco conveniente para ser implantada en grandes superficies, debido a su alto costo en fertilización nitrogenada. Este tipo de praderas, requiere dosis anuales sobre 300 kg N/há, para una alta productividad, y la corrección de los niveles de P a un nivel de al menos 10 ppm (en 20 cm de suelo). Entonces, parece aconsejable, que cada agricultor establezca su objetivo de producción, de acuerdo al agrosistema que posea, su grado de capitalización, capacidad económica y capacidad técnica. Fijado el objetivo de productividad, debe entonces, equilibrar la productividad del agrosistema con un manejo técnico, que permita alcanzar el deseado equilibrio de la pradera.

El objetivo de productividad, para algunos pocos, podría ser la pradera mixta de alta productividad. Para otros, el objetivo debe ser, estabilizar una pradera mixta, con un menor porcentaje de trébol, variable de acuerdo a las posibilidades de manejo de la pradera y con una menor inversión en fertilizaciones y enmiendas, obteniendo de esta forma, una pradera de productividad de acuerdo a las posibilidades de inversión del agricultor. Finalmente otros pueden optar por una fertilización baja y esporádica de la pradera naturalizada, que permita a través del efecto residual producido por las fertilizaciones de una rotación que contemple algunos años de cultivo, introducir una pradera cuya duración sea alrededor de 6 años. 3

Estrategias de fertilización de acuerdo al objetivo de productividad

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De no contar con una entrada equilibrada de N fijado en forma simbiótica, es evidente, que la productividad debe equilibrarse a un nivel bajo (crecimiento restringido por una situación deficiente de N en el sistema). Existirá en estas condiciones, un gasto del N del suelo, el cual irá reduciéndose cada vez más, hasta alcanzar un equilibrio de productividad, que sea igual a la cantidad de N ingresado por el reciclaje de los residuos de la pradera y del reciclaje producido por el animal en pastoreo. Esta situación, lleva a un límite la productividad que será muy baja y a una degradación de los sistemas de praderas en uso ganadero, las cuales producen cada vez menos y permiten una eficiencia de uso para consumo animal cada vez menor (Figura 1).

14

INVERSION ALTA

ton MS/ha/año

12

INVERSION MEDIA

10

INVERSION BAJA

8 6

DEGRADACION

4 2 0 0

1

2

3

4

5

6

7

8

Años

Figura 1

Estrategias de inversión para obtener un equilibrio productivo de una pradera permanente. En los agrosistemas de la zona centro sur, para establecer y mantener, en el largo plazo, una productividad permanente se requiere además de un buen nivel de N, un adecuado nivel de suministro de P del suelo, nutriente que es principalmente deficitario, debido a las características del ciclo interno del P en los suelos derivados de cenizas volcánicas y al historial de manejo, al cual históricamente han sido sometidos estos agrosistemas. Por ello, se ha establecido que, para alcanzar un objetivo de productividad en los sistemas ganaderos de esta región, es necesario primero fosfatar los suelos a través de una

fertilización de corrección del problema de fertilidad fosforada, para luego establecer una fertilización de mantención. 4

Fertilizacion fosforada

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El nivel a alcanzar de P en los suelos, es dependiente del tipo de pradera, siendo mucho más exigente en la medida que tiene un contenido importante de trébol en praderas mixtas, ya que si éste está bajo los requerimientos del trébol, esta especie se encontrará en competencia con la ballica, la cual es mucho más eficiente para obtener desde el suelo el P necesario para sus requerimientos. En general los niveles de P se miden en P-Olsen en los suelos a través de los análisis de suelos y es común la recomendación que para suelos con praderas debe tomarse una muestra de 5 cm de profundidad, situación que parece adecuada en sistemas de fertilización frecuente de praderas. Pero, debido a que una alta frecuencia en la fertilización de praderas, en la zona centro sur parece no ser la más común, el servicio de análisis de suelos de la Universidad Austral, recomienda hacer un análisis de suelos en 20 cm. En situaciones de bajo suministro de P, es muy importante conocer el contenido de P en un mayor volúmen de suelo, para saber la factibilidad que las especies de la pradera puedan nutrirse de P en condicionres adversas de sequía estival, cuando es poco probable que puedan recuperar P desde los primeros cm de suelo y, además, establecer cuando no es factible a través de solo fertilización mejorar la pradera, estableciendo que un valor inferior a 2 ppm, la recuperación de la pradera se hace muy lenta o es prácticamente nula. En la figura 2, se muestra la productividad de una pradera de la zona centro sur de acuerdo al nivel de disponibilidad de P-Olsen en el suelo, medido en 20 cm de profundidad. Si se establece que una productividad de 12000 kg de MS, considerado como un potencial factible de alcanzar para la zona de máxima productividad de la región en praderas mixtas, este correspondería a un valor de 12 ppm de POlsen, en tanto que para una productividad de 10 ton de MS/há se requieren 9 ppm y con un nivel de 4ppm, se obtiene una productividad de 6,5 ton de MS/há (Cuadro 2). Las baja eficiencia del trébol en la asociación, es posible de ser visualizada en la mayor productividad de la gramínea, alcanzada con los mismos valores de P-Olsen (Figura 2). De esta forma, para estabilizar las praderas con niveles inferiores al óptimo posible de alcanzar en un marco edafoclimático, se requieren niveles de P-Olsen también menores, sobre los cuales establecer una estrategia de fertilización P que permita alcanzar, en forma estable, este nivel de P-Olsen. La fertilización P a seguir para obtener el nivel a alcanzar de P-Olsen, dependerá del nivel inicial presente en el suelo (medido a través de un análisis de suelo), capacidad de fijación de P del suelo (dependiente de las reacciones rápidas y lentas de los fosfatos en los suelos), y de la pérdida por extracción de P a la cual está sometida la pradera (dependiente a su vez de la eficiencia de utilización de la pradera, el tipo de animal en pastoreo y la topografía del terreno).

14

ton MS/ha/año

12 10 8 6 4 2 0

20 cm 0

2

4

6

8

10

12

14

16

18 7 cm

0

4

8

12

16

20

24

28

32

36

P-Olsen (ppm)

Figura 2

Relación entre el nivel de P-Olsen y la productividad de praderas mixtas y de gramíneas.

Cuadro 2 Valores de la relación entre productividad y P-Olsen, medidos en dos niveles de profundidad de suelo. Productividad Nivel de P-Olsen (ppm) (Ton MS/há) 20 cm 7,5 cm 4 2 5 6 4 10 8 6 15 10 8 20 12 12 30 La capacidad de retención de P de los suelos puede visualizarse a través de un parámetro llamado FCO, que es un coeficiente que expresa un factor de conversión entre la cantidad de P necesario para tener la disponibilidad de 1 ppm de P-Olsen (kg de P aplicados/1 ppm P-Olsen). Este factor varía de acuerdo a la capacidad de adsorción de los suelos y en el cuadro 3, se muestra para los principales suelos de la zona. Su valor se encuentra entre 8 y 14. Los suelos Ultisoles (rojo arcillosos), muestran valores más bajos, con un valor promedio de 8 kg P/1 ppm, en tanto que los suelos Andisoles (trumaos), valores cercanos a los 12 kg P/1 ppm, con un valor intermedio para los suelos Inceptisoles (trancicionales entre rojo arcilloso y trumao). Cuadro 3 Valores de FCO (kg P/ppm P-Olsen) de acuerdo al tipo de suelo. Suelos FCO (Kg P/ppm)

ANDISOLES Valdivia Pelchuquín Malihue Osorno Puyehue Lanco Frutillar Nueva Braunau INCEPTISOLES Corte alto La Unión ULTISOLES Fresia Cúdico Crucero

12 12 13 11 14 12 13 14 10 10 9 8 8

Por otra parte, las pérdidas de P aplicado en el tiempo, se deben principalmnete a las reacciones lentas en el suelo, la extracción producida en producto animal (leche o carne) y las pérdidas por transferencias (deyecciones en los caminos y sala de ordeña y desuniformidad en los potreros debido a topografía y sectores de descanso y bebederos). Para un sistema de praderas con pastoreo intensivo, estas pueden asimilarse como promedio a la siguiente función a través del tiempo: Pd = Pi + (Pa/FCO) * 0.44 * exp (- 0.167 * t) donde, Pd : P disponible (ppm de P-Olsen, después de t años) Pi : Es el nivel de P-Olsen inicialmente presente (ppm), al inicio de la evaluación. Pa : P aplicado (kg de P/há) t : tiempo en años A través de la ecuación propuesta, puede estimarse que para los suelos trumaos de la zona centro sur, la aplicación de 75 kg de P2O5/há producen la subida de 1 ppm de P-Olsen en forma estable. Para los suelos rojo arcillosos, el valor sería 50 kg de P2O5/há. Estos valores son coincidentes con los señalados por BERNIER en sus estudios de efectos residuales de aplicación de P a los suelos. La continua aplicación de fosfato, produce un efecto residual acumulativo del P en el suelo, las cuales pueden visualizarse a través de una sumatoria de los efectos residuales de cada una de las aplicaciones, a través del tiempo. De esta forma, para ingresos de una cantidad promedio de P a través de los años, la ecuación resultante es: Pd = Pi + ((Pa/FCO) * 0.37 * Sum exp

(- 0.167 * t))

Esta ecuación, permite predecir el nivel de P estable después de n años de aplicación. En la figura 3, se muestra la acumulación de P de un sistema de pradera con dos dosis de P y su nivel de equilibrio de P.

ETAPA DE CORRECION

ETAPA DE MANTENCION

Nivel de P-Olsen

20 Nivel P-Olsen estable

15 10 5

Sin fertilización posterior

0

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

11

tiempo desde inicio de fertilización (años) Figura 3

Diagrama general del efecto producido en la acumulación de P-Olsen por la fertilización de corrección (200 kg P2O5/há) y de mantención (50 kg P2O5/há) en un suelo trumao con praderas en pastoreo.

Resolviendo la ecuación anterior, a través de una progresión geométrica y despejando, es posible determinar el tiempo en que para una aplicación de P promedio anual, se alcanza el nivel de P deseado para una productividad de la pradera. En el cuadro 4, se muestran aproximaciones del tiempo necesario, con aplicaciones regulares de distintas dosis de fertilización, para alcanzar un nivel estable de P- Olsen. CUADRO 4

Tiempo en años para alcanzar un nivel de P-Olsen en forma estable, partiendo de un nivel de 2 ppm. Nivel de P-Olsen a alcanzar (ppm) DOSIS 4 6 8 10 12 14 Kg P2O5 años 25 14.2 * * * * * 50 3.6 14.2 * * * * 100 1.6 3.6 6.9 14.2 * * 150 1.0 2.2 3.6 5.6 8.5 14.2 200 0.7 1.6 2.5 3.6 5.0 6.9 250 0.6 1.2 1.9 2.7 3.6 4.7 300 0.5 1.0 1.6 2.2 2.9 3.6 400 0.4 0.7 1.1 1.6 2.0 2.5 Suponiendo un nivel de P-Olsen inicial de 2 ppm, se puede observar que existen dosis mediante las cuales hay niveles que no son posibles de ser alcanzados, ya que se equilibran con la extracción a niveles de P-Olsen bajos. Otras dosis, de nivel intermedio, alcanzan el nivel deseado pero después de mucho tiempo, lo que hace su aplicación agronómicamente poco factibles de ser usadas. En este ejemplo, para alcanzar en forma estable un nivel de 10 ppm, que sería un nivel relativamente adecuado para una

alta productividad, se requieren 6, 4 o 3 años con dosis de 150, 200 y 250 kg P2O5/há, respectivamente. En tanto que, con dosis de P aún superiores como 400 kg P2O5/há, el nivel deseado se alcanza en menos de 2 años. La velocidad para alcanzar un nivel de P que desee un agricultor, dependerá del grado de capitalización para realizar esta inversión en P en los suelos, para posteriormente llegar a un nivel de mantención de la fertilidad fosforada de los suelos. 4.4.1 Dosis de mantención de la fertilidad fosforada de los suelos con praderas En las dosis de mantención de la fertilidad fosforada de las praderas, debe considerarse dos aspectos importantes: las pérdidas por extracción de la pradera (a través de conservación del forraje, el producto animal y las transferencias a sectores no productivos) y las pérdidas del suelo. Idealmente, debería establecerse un nivel de P equilibrado, a un nivel que haga innecesaria la fertilización para corregir las deficiencias del suelo. De acuerdo a la curva de productividad versus P-Olsen para las praderas de la zona sur (Figura 1), para un nivel de 12000 kg de MS/há, se requieren 12 ppm de P-Olsen. Si el nivel alcanzado en forma estable por el agricultor es éste, se requerirán como fertilizacioón de mantención solo las pérdidas debidas a la extracción de P, menos el reciclaje producido en los residuos vegetales y animales que son devueltos al potrero. En estas condiciones las dosis de mantención de P se calcula a través de la siguiente ecuación: EPp = CC * PU * AL *(8.25 + (1.2 * CC)) donde, EPp : pérdidas por exportación de P en condiciones de pastoreo (kg P/há) CC : carga animal (Unidades animal (UA)/há/año) PU : factor de utilización de la pradera (adimensional) AL : factor de pérdida animal ( kg P/US, unidad estándar. Es común que los valores sean entre 0.8 1 kg de P/US, para vacas y ganado de carne).

y

Cuando el sistema ganadero contempla la extracción de la pradera a través de la conservación de forraje, que no vuelve al mismo potrero, la extracción perdida de P se puede calcular a través de la siguiente función: EPc = MS * (1.6 * (1 + 2 * exp (-0.21 * MS))) donde, EPc : Pérdidas por exportación en el forraje conservado (kg P/há) MS : materia seca conservada, en el rezago (ton/há) De esta forma la dosis de mantención de la fertilidad fosforada (DP, en kg de P2O5/há) del sistema es: DP = (EPp + EPc) * 2.3

En algunas condiciones, si la capacidad económica del agricultor no es lo suficientemente alta para alcanzar un nivel estable alto, éste puede fertilizar con una dosis de mantención que contemple una cierta pérdida del suelo, además de las pérdidas anteriormente mencionadas. La ecuación para la fertilización de mantención es: DP = (((Pa - Po) * FCO) + (0.5 * EPc)) * 2.3 donde, Pa : es el nivel de P-Olsen a alcanzar Po : es el nivel de P-Olsen estable obtenido De esta forma, la fertilización fosforada de las praderas contempla dos etapas: La fertilización de corrección, que permite elevar en forma considerable los niveles de P-Olsen en los suelos, y las fertilización de mantención la cual debe hacerse para mantener el nivel de P-Olsen a través del tiempo. Si no se aplica la dosis de mantención, se producirá un desequilibrio y el objetivo de producción elegido por el agricultor, no se podrá mantener en el tiempo. Con respecto a la época de aplicación del fertilizante fosforado, en general, es ampliamente aceptado que las aplicaciones de P al inicio del invierno (primera quincena de mayo), son eficientes para elevar los niveles de P de los suelos y permitirían un mayor movimiento del P en condiciones de flujo saturado en los primeros cm del suelo. Si las dosis son altas, es conveniente parcializar y aplicar la otra parcialización en primavera. 5

Fertilización nitrogenada

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La necesidad de establecer una fertilización nitrogenada de los suelos, debe estar orientada a mantener el equilibrio en los sistemas ganaderos entre los ingresos de nitrógeno y las pérdidas de este nutriente provocadas por la extracción en producto cosechado de este sistema y la ineficiencia en el reciclaje animal. Con porcentajes bajos de trébol, es evidente que no es posible sin fertilización alcanzar un alto suministro de N en forma mineral en el suelo. Al no existir un equilibrio de las pérdidas del N y la magnitud de la entrada de N /vía fijación simbiótica), tal como ha sido señalado anteriormente, se tenderá inicialmente a "gastar" el N de las reservas del suelo produciéndose una disminución del pool de N orgánico activo del suelo, con la consiguiente degradación de la pradera hacia especies mejor adaptadas a crecer en condiciones de bajo suministro de N. Un esquema general de la dinámica de flujos en el sistema de praderas bajo pastoreo, es mostrado en el esquema de la Figura 4. Es muy importante notar la importancia del trébol en este esquema, ya que los aportes de N que realiza al sistema redundan en un mayor nivel de N activo del suelo, el cual nutre a través de la mineralización neta a la fracción de N mineral en solución. Además, se debe tener en consideración que la eficiancia de la fijación del trébol debe ser mantenida alta para los sistemas agrícolas ganaderos. La eficiencia de la fijación simbiótica, es una de las problemáticas que se enfrenta en las condiciones de las praderas de la zona, en que mejorando las condiciones para la sobrevivencia del trébol y el rhizobium en

los suelos, a través de una adecuada nutrición de especialmente P, y en menor medida K y S, evitando toxicidades de aluminio y la inoculación con cepas de rhizobium de mayor efectividad, adaptadas para las condiciones de la zona sur, se podría llegar a las eficiencias de fijación simbiótica señaladas en la literatura neozelandesa (70 - 95%). Otro aspecto a cosiderar, es la real efectividad del reciclaje producido por el animal en las condiciones de manejo de las praderas, situación que es fundamental ya que cerca del 70% del N reciclado por el animal es a través de la orina, en forma rápidamente transformable a N-NH4. Las pérdidas que puede originar la volatilización del amonio, al sufrir una transformación a amoníaco, son puntos de una gran discusión en la literatura llegándose a estimar cantidades variables entre 5 y 70% de pérdidas de este aporte. Son determinantes en este tipo de pérdida el pH del suelo y el contenido de humedad en el suelo. Siendo mayores en condiciones de pH alcalinos y en épocas secas. Además las fecas y orinas que el animal recicla no todas vuelven a la pradera. Parte de ellas, llamadas pérdidas de transferencia, son debidas a la depositación de la orina y fecas en los caminos, potreros de sacrificio y en las salas de ordeña. En general, las pérdidas por transferencias son estimadas en un 10% del N evacuado por el animal. Las pérdidas del sistema desde el pool de N mineral del suelo, en general son consideradas bajas, ya que en un sistema equilibrado de N en el suelo, el nivel del pool de N en forma mineral debería ser bajo. Debido a la gran cantidad de carbono de alta labilidad que continuamente está ingresando en los residuos, la actividad transformadora de la biomasa microbial del suelo es, indudablemente, alta. Por otra parte, existe una gran biomasa vegetal que también es capaz de interceptar y absorber una gran cantidad de N mineral del suelo, no debiéndose producir una situación de gran acumulación de N en forma mineral. En un sistema como éste, las pérdidas tanto de lixiviación, desnitrificación y por cierto una inmovilización microbial, pueden ser estimadas en un 20% del N ingresado en forma mineral en el sistema (desde la orina y la fertilización, principalmente). Utilizando un análisis de balance para el sistema de N, en los agrosistemas ganaderos se determinó las cantidades de N deficitario, de acuerdo al % de trébol y a la eficiencia de utilización de la pradera, en un sistema ganadero lechero (Cuadro 5). Es posible visualizar, a través de este cuadro, que las necesidades de trébol en una pradera mixta son variables dependiendo del porcentaje de utilización de la pradera, es decir, del grado de extracción en producto ganadero. Así para praderas mixtas, bajo pastoreo con un PU del 80%, el equilibrio desde el punto de vista del N se alcanza con un porcentaje de 30% de trébol, en tanto que al disminuir el PU a un nivel de 60% el contenido de trébol que equilibra el sistema de N es del 20%. Valores inferiores del porcentaje de trébol en la composición botánica, producirán un balance negativo en el sistema ganadero que, debería ser suplementado con una fertilización nitrogenada.

PRODUCTO ANIMAL FIJACION SIMBIOTICA

ALIMENTACION SUPLEMENTARIA

TRANSFERENCIAS ORINA N ANIMAL VOLATILIZACION

FECAS N VEGETAL

CONSERVACION

RESIDUO DESNITRIFICACION Nm

N ORGANICO ACTIVO

FERTILIZACION MINERAL

Figura 4

FIJACION LIBRE

LIXIVIACION

Esquema general de la dinámica del Nitrógeno en un sistema de pradera permanente, bajo pastoreo.

CUADRO 5

PU % 80 70 60 50 40 5.1

Déficit de N en los sistemas lecheros de acuerdo al porcentaje de utilización de una pradera de 12000 kg MS/há y a su contenido de leguminosa.

1

5

-83 -73 -62 -50 -40

-72 -61 -50 -38 -26

Porcentaje de leguminosa 10 15 20 ............ kg N/há ........... -58 -44 -37 -46 -31 -16 -34 -18 0 -22 -6 0 -10 0

25

30

-19 0

0

Dosis suplementarias de nitrógeno

Suponiendo que en un sistema ganadero de praderas se mantendrá como norma de manejo un porcentaje de utilización de 80% para lechería y del 70% en producción de carne, se calcularon las dosis de N que se necesitan para equilibrar distintas productividades, con distintos porcentajes de trébol en la composición botánica (Cuadros 6 y 7). Las dosis de fertilización nitrogenadas recomendadas para los sistemas ganaderos, están en función principalmente de la productividad que se puede mantener en forma equilibrada en el sistema, el porcentaje de utilización de la pradera en pastoreo y el objetivo de producción. Los sistemas ganaderos de carne, necesitan para obtener una productividad de 10 ton MS/há, una fertilización que variará entre 0 y 65 kg de N/há de acuerdo al porcentaje de trébol de la pradera. Los valores obtenidos con esta aproximación es coincidente con lo señalado por las recomendaciones de INIA, en donde con ganado de carne, con pastoreo permanente se logra estabilizar una pradera de esta productividad, con aplicaciones de entre 30 y 60 kg de N/há. Por otra parte, para la misma productividad de la pradera en el caso de lechería las dosis recomendadas a los agricultores deben oscilar entre 0 y 90 kg de N/há, debido a las mayores pérdidas que se producen en este sistema ganadero. CUADRO 6

Trébol % 0 5 10 15 20 25 30

Dosis suplementarias de N en sistemas de producción de lechería, con un porcentaje de utilización de la pradera del 80%, de acuerdo a la productividad deseada y al porcentaje de trébol de la pradera. Productividad (ton/ha) 14 12 10 8 6 Kg N/ha 125 110 90 70 55 105 90 75 60 45 85 70 60 50 35 65 55 45 35 25 45 40 30 25 20 20 20 15 15 10 0 0 0 0 0

CUADRO 7

Trébol % 0 5 10 15 20

Dosis suplementarias de N en sistemas de producción de carne, con un porcentaje de utilización de la pradera del 70%, de acuerdo a la productividad deseada y al porcentaje de trébol de la pradera. Productividad (ton/ha) 14 12 10 8 6 Kg N/ha 90 75 65 50 40 65 55 50 40 30 45 35 30 25 20 20 15 15 10 10 0 0 0 0 0

Otro aspecto a considerar en la fertilización N de las praderas, es la utilización de rezagos para conservación del forraje, ya sea a través de silos o heno. La extracción de la pradera en estas condiciones aumenta las dosis que deben agregarse, debido a las menores devoluciones que se realizará a través del reciclaje animal y son prácticamente independientes del contenido de trébol de la pradera. De acuerdo a la extracción realizada por la cosecha del rezago las dosis que deben aplicarse en forma adicional se muestran en el Cuadro 8. CUADRO 8

Dosis de N adicionales a agregar de acuerdo a la productividad del rezago. Trébol (%) MS rezago 0 30 Media Kg / há Kg N / ha 2000 20 30 25 2500 25 35 30 3000 30 40 35 3500 35 45 40 4000 40 50 45

De esta forma, la dosis de N que se debe aplicar en condiciones de manejo que mezcla pastoreo y rezago para una pradera de una productividad de 12 ton de MS/há, en lechería con un porcentaje de trébol del 5%, en las que se dejó un rezago para conservación de 4000 kg de MS/há es: DN = DNp + DNc donde, DN : Dosis de N (kg N/há) DNp : Dosis de N para la producción en pastoreo (kg N/há) DNc : Dosis de N para la producción conservada (kg N/há) En este caso, la productividad de la pradera en pastoreo es la productividad total menos la cantidad de forraje conservado. En este caso 8 ton/há (12 - 4). DN = 80 + 45 = 125 kg N/há

La estrategia en la fertilización nitrogenada debe estar centrada en elevar el nivel de P disponible, para permitir la máxima población de trébol dentro de las posibilidades de manejo técnico y económico, en lo que se refiere a la corrección de los niveles de P. La fertilización nitrogenada realizada en forma de producir una alta acumulación de N mineral en los suelos, disminuye la eficiencia de la fijación simbiótica en praderas de leguminosas. En las praderas mixtas puede, además, afectar a la persistencia de las leguminosas si aparece un dominio excesivo de las gramíneas. Actualmente, está ampliamente demostrado en las praderas mixtas, con una composición adecuada de gramíneas, el efecto de la aplicación de dosis moderadas de N, no afecta la eficiencia de la fijación ni la persistencia de la leguminosa, si se efectúa un manejo adecuado de la pradera. Estudios de competencia realizados con y sin aplicaciones de N, manejando en forma adecuada a través de corte la competencia por luz y espacios, no disminuyeron la biomasa de trébol de la pradera. Además, se ha observado que aplicaciones a finales de invierno (primera semana de agosto), son las más eficientes. En este período, al comenzar a aumentar la temperatura del suelo, se iniciará un incremento en la biomasa microbial del suelo y el N quedará en gran medida inmovilizado. De esta forma, se producirá una entrega lenta de N y una disponibilidad moderada de N para la gramínea, en condiciones en que el N del suelo es normalmente bajo. Una situación similar es posible de ser observada después de los pastoreos, en donde debido al mayor ingreso al suelo de carbono debido a la muerte radicular producida por la defoliación, se produce también una disminución del nivel de N mineral del suelo. 6

Fertilizaciones con otros nutrientes.

Es importante para obtener un adecuado éxito de la fertilización con los principales nutrientes deficitarios N y P de los suelos, que exista un adecuado suministro de los otros nutrientes. La respuesta, en general, a otros nutrientes solo cabría esperarla cuando se haya resuelto adecuadamente el problema de N y P y los otros factores de producción que permitan una alta productividad de las praderas permanentes. La decisión de aplicar otros nutrientes debe estar avalada por un análisis de suelo. En la mayoría de los casos, la aplicación de otros nutrientes no logrará aumentos significativos de la producción y solo distraerá energía y dinero en la solución de los problemas básicos que son N y P. Los niveles críticos de K para una pradera permanente, son los mostrados en el cuadro 9. De acuerdo a estos niveles medidos en una profundidad de 20 cm de suelo, solo se esperará respuesta a la fertilización cuando la productividad es alta. Si se encuentra en el valor crítico, las fertilizaciones de mantención son bajas, debido al alto reciclaje realizado por los animales, y deben ser aumentadas en condiciones de corte. Además, para subir el nivel disponible en ppm de K intercambiable se requiere una dosis de 20 kg de K2O/há, adicional. Para los nutrientes S, Mg y B, de acuerdo a la probabilidad de respuesta a la fertilización en praderas de alto rendimiento se muestran los niveles en el cuadro 10. Si se llega a manifestar una deficiencia de estos elementos, deben ser corregidos con las aplicaciones de dosis señaladas en el mismo cuadro, en una sola aplicación, ya que si se mantiene un pastoreo adecuado en esos potreros, se hace innecesaria una dosis de mantención.

CUADRO 9

Nivel crítico de K en los suelos y dosis de mantención de la fertilidad K de los suelos, de acuerdo al manejo realizado.

Manejo Productividad Ton / ha 6 8 10 12 14

K intercambiable ppm 60 80 100 120 130

Pastoreo

Rezago Kg K2O / ha

10 10 10 10 15

20 30 40 50 60

CUADRO 10 Contenidos de S, Mg y B y probabilidades de respuesta a la fertilización. Contenidos con probabilidad de Hutriente Respuesta a la fertilización Alta Baja Dosis ppm Kg / ha S Mg B

4.5 > 1.0 > 0.8 > 1.0

< 0.5 < 0.15

0.5 - 1.0 0.15 - 0.2

> 1.0 > 0.2

LEGUMINOSAS EN PRADERAS PERMANENTES (Volver al Indice)

Oscar Balocchi L. 1

INTRODUCCION

Las actuales circunstancias económicas que enfrenta la ganadería en la zona sur de Chile, obligan al desarrollo de sistemas eficientes, que se caractericen por bajos costos unitarios más que por altas producciones por hectárea. En estos sistemas las praderas permanentes cumplen un rol especialmente importante. Las praderas permanentes representan en esta zona alrededor del 80% de la superficie de praderas. Una proporción muy alta de ellas no contienen una cantidad suficiente de leguminosas como para hacer una contribución efectiva al rendimiento, calidad y aporte de nitrógeno. Las leguminosas normalmente representan menos del 10% de la materia seca producida por la pradera. Las principales leguminosas presentes son Trifolium repens y Lotus uliginosus. De estas dos especies, en las praderas permanentes de la zona sur, el más importante es el trébol blanco, por lo que esta revisión se centrará fundamentalmente en esta especie, aunque muchos de los conceptos entregados son también válidos para las otras leguminosas perennes. La presencia de leguminosas en las praderas permanentes permite dos importantes ventajas. La primera es la fijación de nitrógeno atmosférico, lo cual reduce la dependencia de fertilizantes nitrogenados, sobretodo para las gramíneas presentes. La segunda ventaja es que el forraje producido es de mayor valor nutritivo que el de gramíneas, lo que se traduce en una mejor respuesta animal. Como desventaja se tienen el riesgo del meteorismo y principalmente el que las praderas mixtas son menos estables y productivas que una pradera pura de gramíneas con fertilización nitrogenada. CUADRO 1 Resumen de las ventajas y desventajas del trébol blanco. Ventajas Desventajas - Fijación de nitrógeno - Requiere suelos de buena fertilidad y pH. - Alto valor nutritivo - No tolera suelos secantes - Mejor repuesta animal - No compite bien con las gramíneas - Mejora fertilidad del suelo - Es afectado negativamente por fertiliz. - Evita posible contaminación de aguas nitrogenada con nitratos. - Variabilidad en su producción dentro y entre años. - Menor producción potencial - Meteorismo.

2

ANTECEDENTES AGRONOMICOS DEL TREBOL BLANCO

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El trébol blanco es la leguminosa pratense más importante en las zonas templadas del mundo. Esto debido a su amplia adaptación climática, su alto valor nutritivo (alto consumo y buena digestibilidad) y además por la economía que representa en praderas mixtas con gramíneas, por la

FIGURA 1

Planta de trébol blanco. A: semilla B, C y D: plántulas de 3, 7 y 14 días de edad E: flor F: planta adulta Turkington y Burdon (1983)

fijación de nitrógeno atmosférico (Frame y Newbould 1986). Es una especie perenne, estolonífera y de crecimiento postrado. Posterior a la germinación de la semilla y aparición de los cotiledones, emerge la primera hoja verdadera, que es unifoliada, seguida por hojas trifoliadas. El tallo primario que se origina a partir de la plúmula alcanza escaso desarrollo, debido a que casi no ocurre elongación de entrenudos. A partir de las yemas axilares del tallo primario, se generan estolones que crecen en forma radial y rastrera. Los estolones tienen capacidad de elongarse considerablemente y producen raíces

adventicias en todos o algunos de sus nudos. Eventualmente después de un tiempo, la planta central muere y estos estolones adquieren vida independiente. Por esta razón el crecimiento y sobrevivencia del trébol blanco es fuertemente dependiente del desarrollo y sobrevivencia de los estolones, los que le confieren además la gran capacidad de colonización de espacios vacíos que tiene esta especie en relación a las gramíneas. La plántula de trébol desarrolla una raíz primaria que posee una corta vida, menor a un año, por lo que la planta pasa depender de las raíces de los nudos de los estolones (figura 1). El trébol blanco se usa principalmente como un componente de praderas mixtas gramínea/trébol, las cuales son usualmente pastoreadas en forma directa. No se usa como pradera monofítica debido a la dificultad de mantenerlo libre de malezas, a su baja producción de materia seca y a su corto período de crecimiento, además del riesgo de meteorismo y de posibles problemas reproductivos del ganado por efectos de fitoestrógenos. 3

ESTABLECIMIENTO

3.1

Variedades.

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Las variedades son clasificadas de acuerdo al tamaño de las hojas en cuatro tipos a) hoja pequeña, b) hoja media, c) hoja grande y d) hoja muy grande. Las variedades de hoja pequeña, tales como S-184, Kent y los ecotipos naturalizados de la zona, se caracterizan por una gran proliferación de estolones muy bien arraigados por lo que son apropiados para pastoreo continuo especialmente con ovinos. Las variedades de hoja media, como Huia, S-100 y Menna, son apropiadas para pastoreo con bovinos y las de hoja grande, tales como Pitau, Blanca y Alice, que poseen menos estolones, más gruesos y menos arraigadas, son indicados para pastoreo con bovinos combinado con cortes para conservación de forraje. Las variedades de hoja muy grande como el Ladino son especialmente apropiados para pastoreo rotativo, soiling o conservación de forraje. La elección de la variedad muchas veces está restringida por la disponibilidad de semillas en el mercado. 3.2

Fertilización.

Las dosis de fertilizantes y las necesidades de encalado para lograr una condición de fertilidad adecuada para el establecimiento del trébol deben ser determinadas con un análisis de suelo. La inoculación o peletización de la semilla es también una práctica importante en el establecimiento del trébol. 3.3

Dosis de semilla: Relación trébol/gramínea.

Existe poca información experimental sobre el efecto de la dosis de semilla y la relación trébol/gramínea sobre el establecimiento del trébol. Se ha determinado (Herriot y Wells, 1960), que una dosis de siembra alta en trébol y baja en gramínea mejora el establecimiento del trébol; sin embargo, debido a la gran capacidad de colonización del trébol a través del desarrollo de estolones este efecto inicial desaparece en el primer o segundo año de producción. Esto ha sido confirmado por trabajos de Laidlaw (1978), Cullen (1964) y Frame (1985), los cuales probando diferentes dosis de siembra de trébol no encontraron un efecto permanente en la pradera. Chestnutt y Lowe (1970), concluyeron que una relación de 3,5 kg de trébol y 25 kg de ballica son adecuados para obtener un buen balance gramínea/leguminosa en la pradera. Peel (1988), menciona que una dosis de 4 kg de

trébol es suficiente, acompañado de 22 kg de ballica perenne. La mezcla que recomienda Sheldrick, Thomson y Newman (1987), para una pradera permanente de ballica inglesa y trébol blanco es de 1:3 (4 kg/ha de trébol y 12 kg/ha de ballica). En general se acepta que una dosis de 3 a 5 kg/ha de trébol es suficiente para asegurar una población inicial suficiente de plantas. En este caso la mezcla forrajera debe ser diseñada de manera de estimular un buen establecimiento del trébol, esto dado que las distintas gramíneas tienen diversa agresividad; es así que una dosis alta de ballica italiana o híbrida en la mezcla puede reducir considerablemente el establecimiento del trébol. Para lograr un mejor resultado es preferible sembrar la ballica en línea y el trébol al voleo. 3.4

Siembra.

La plántula de trébol es menos resistente que las gramíneas a las bajas temperaturas y falta de humedad. Por esta razón una fecha de siembra apropiada es fundamental para obtener un adecuado establecimiento de trébol. Deben evitarse tanto las siembras tardías en otoño, en las que se produce una gran mortalidad de plántulas causada principalmente por bajas temperaturas, oscilaciones térmicas, baja intensidad luminosa y viento, así como las siembras tardías en primavera bajo condiciones de secano, en las que el déficit hídrico es responsable del mal establecimiento. Por esta razón, para las condiciones predominantes en la X Región las siembras tempranas en otoño (fines de febrero - marzo), son las más adecuadas. La profundidad de siembra es un aspecto clave que determina el resultado del establecimiento. Sin duda la siembra demasiado profunda es la causa principal de malos establecimientos de trébol blanco (Frame y Newbould, 1986). La semilla de trébol blanco debe ser sembrada a una profundidad no mayor a 1,5 cm. El trébol es una planta poco tolerante a la falta de luz, por lo que las siembras asociadas a cereales no le permiten un buen establecimiento; los mejores establecimientos se logran con siembras directas (Cullen, 1964). El tipo de gramínea que se usa en la mezcla forrajera afecta el establecimiento del trébol. Actualmente se encuentra bien documentado el hecho que las diferentes gramíneas difieren en su compatibilidad con el trébol. Dactylis glomerata y Phleum pratense son especies no compatibles. Sin embargo Lolium perenne y Festuca arundinacea son compatibles. En el caso de las ballica la evidencia indica que la contribución y producción del trébol es mayor cuando se usan ballicas tetraploides que diploides (Peel, 1988). 4

DINAMICA DE LA PRADERA GRAMINEA/TREBOL BLANCO

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Es difícil mantener una proporción adecuada de trébol en forma estable a través del tiempo de manera que se pueda predecir su contribución en la pradera. La falta de conocimiento, además del comportamiento errático del trébol dentro y entre años representa una de las principales desventajas de la mezcla, en relación a la pradera de gramínea sola con uso del nitrógeno, que es más fácil de manejar, predecible y en la que su producción puede ser manipulada con aplicación de nitrógeno.

% de trébol blanco en la MS

60 50 40 30 20 10 0 1

2

3

4

5

6

7

8

Año

FIGURA 2 5

Ejemplo de la variación en el contenido de trébol de una pradera de pastoreo en un período de 8 años (Stewart y Haycock, citados por Frame y Newbould, 1986).

PRODUCTIVIDAD DE PRADERAS PERMANENTES MIXTAS

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En general se acepta que el potencial de producción de una pradera mixta es menor al de una pradera de gramínea pura. Una comparación simple se puede realizar en términos de la carga animal que soportan ambos tipos de pradera. Clark (1988), realizó una recopilación de ensayos en que se compara la capacidad de carga (cuadro 2). CUADRO 2 Carga animal de praderas mixtas comparadas con praderas de ballica bien fertilizadas (Pradera de ballica = 100). Referencia Animal Carga animal relativa Steen y Laidlaw Bovino 73 Stewart y Haydock Bovino 73 Younie et al Bovino 81 Newton et al Ovino 80 McAdam Ovino 122 Parsons et al Ovino 78 Promedio 84.5 Clark, 1988 El mas alto rendimiento obtenido en Gran Bretaña con pradera mixtas sin fertilización nitrogenada es de 15.53 ton MS (Frame y Newbould, 1986), sin embargo la mayoría de las praderas mixtas sin fertilización nitrogenada presentan una producción entre 6 a 10 ton MS. En Nueva Zelandia (Hoglund et al, 1979), midieron en praderas sin fertilización nitrogenada un rango de producción entre 6,7 a 14,9 ton MS, con un promedio de 8,4 ton MS y una contribución promedio del trébol de 37%.

FIGURA 3

Análisis de regresión entre producción de materia seca de trébol y producción total de la pradera. (Frame y Newbould, 1984)

La productividad de una pradera mixta, en ausencia de fertilización nitrogenada, está relacionada a la proporción de trébol presente. Frame y Newbould, (1984), realizaron un análisis de regresión entre el contenido de trébol y producción de la pradera obteniendo un r= 0.8%; esta relación es mucho menor cuando a la pradera se le adiciona fertilización nitrogenada (figura 3). 6

EFECTO DE LA FERTILIZACION NITROGENADA

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La respuesta a la fertilización nitrogenada de una pradera mixta es significativamente menor que la de una pradera de gramíneas. Por ejemplo en Gran Bretaña Chestnutt y Lowe (1970), indican una respuesta entre 3,7 y 17,4 kg de MS/kg N aplicado en praderas mixtas, con un promedio de 8,8 kg MS. Sin embargo para praderas de ballica la respuesta fue desde 22,5 a 57,6 kg MS/kg N, con un promedio de 32,4 kg MS. La magnitud de la respuesta está determinado por el contenido de trébol de

la pradera. Una de las formas más prácticas para conocer la contribución de nitrógeno del trébol es determinar la cantidad de fertilizante nitrogenado necesaria para lograr la misma producción de forraje en ausencia de trébol. Reid (1972), como promedio de un período de 6 años determinó que una pradera mixta produjo lo equivalente a una de gramínea con 140 kg N/ha. En Gran Bretaña, Morrison (1981), para un promedio de 21 sitios y mediciones realizadas durante cuatro años, determinó que una pradera mixta produjo lo equivalente a una de gramínea con 180 kg de nitrógeno. Además como se observa en la figura 4 la respuesta a la fertilización nitrogenada fue significativamente menor en la pradera mixta. La fertilización nitrogenada afecta en forma antagónica el rendimiento de la pradera y el contenido de trébol. La declinación en la contribución del trébol en praderas mixtas, que se produce con el incremento de los niveles de fertilización nitrogenada es bien conocido. Este efecto se puede apreciar en el cuadro 3. 12

Ton MS/ha/año

10

8 S 23/Blanca 6

S 23/S100 S 23

4

2

0 0

100

200

300

400

500

600

Kg N/ha/año

IGURA 4.

F Producción anual de materia seca de praderas de ballica y mixtas ballica/trébol blanco. Promedios de 21 sitios y cuatro años. (Morrison, 1981).

CUADRO 3 Efecto de la aplicación de diferentes niveles de nitrógeno sobre el rendimiento y contenido de trébol en una pradera mixta. Nivel de N Rendimiento de M.S. (ton/ha/año) Porcentaje (kg/ha/año) Total Trébol trébol blanco 0 7.83 4.14 53 120 8.71 2.43 28 240 9.98 1.07 11 360 11.70 0.51 4

FUENTE: Frame (1985), citado por Frame y Newbould (1986). Promedio de tres años. La posibilidad de combinar el empleo de leguminosas como fuente de nitrógeno con el uso de fertilizantes nitrogenados es muy limitada. Desafortunadamente cuando la cantidad de fertilizante nitrogenado aplicado a la pradera aumenta, la proporción de trébol y la cantidad de nitrógeno fijado disminuye. La disminución del trébol no se debe a un efecto detrimental del fertilizante, ya que el trébol es capaz de utilizar eficientemente el nitrógeno inorgánico (Orr y Laidlaw, 1978); esta disminución generalmente se atribuye a un incremento en la competencia ejercida por la gramínea. CUADRO 4

Efecto del fertilizante nitrogenado aplicado en primavera sobre una pradera de ballica/trébol blanco (North Wyke, Inglaterra 1983-84). Nitrógeno 1er Corte 2º Corte 3er Corte Primavera Ton % Ton % Ton % (kg/ha) MS. /ha Trébol MS /ha Trébol MS /ha Trébol 0 2,3 35 1,3 43 2,1 60 50 4,2 15 1,4 21 1,6 46 Fuente: Morrison, Denis y Johnson (1985). Aunque existe evidencia que en términos generales la contribución del trébol al rendimiento está relacionada a la cantidad de trébol presente en la pradera, no es posible definir la proporción óptima de trébol. Esto se debe, en parte, a que la producción de la pradera mixta puede no estar directamente relacionada a la cantidad de nitrógeno fijada ese año. Existe evidencia que la tasa de transferencia de nitrógeno aumenta con la edad de la pradera, edad que está a menudo asociada con una disminución en el porcentaje de trébol (Chestnutt y Lowe, 1970). El rendimiento de una pradera mixta de un año en particular es normalmente un reflejo de la contribución del trébol del año anterior; por ejemplo, Morrison (1981) obtuvo una correlación significativa entre el rendimiento de la pradera en su tercer año y el contenido de trébol de esta misma pradera en su primer año. A pesar de estas consideraciones se acepta que para obtener ventajas de la presencia de trébol blanco en la pradera éste debe representar un 30% de la materia seca como promedio del año. Debido a que el contenido de trébol es bajo al comienzo de la primavera (menor de 15%), es necesario que en la época de su crecimiento máximo se logre un contenido de trébol, de 50%, para obtener un promedio anual de 30% o más (Sheldrick, 1985). La distribución estacional de rendimiento de una pradera mixta difiere de una pradera constituída exclusivamente por gramíneas. Las gramíneas crecen más rápido en primavera; sin embargo, el trébol blanco que requiere mayores temperaturas, tiene su máxima producción más tarde. Como consecuencia de este menor crecimiento en primavera la producción estacional de praderas mixtas es más uniforme que la de praderas puras de gramíneas con fertilización nitrogenada (figura 5).

2 .5

MS (Ton/ha)

2 1 .5 Tréb ol 1

B a llica

0 .5 0 6 /1 1

FIGURA 5

7

3 /1 2

1 /1

2 9 /1

2 6 /2

2 3 /3

Producción estacional de praderas de ballica/trébol blanco, sin fertilización nitrogenada y de praderas puras de ballica con 400 kg N/ha. Promedio de tres años. (Morrison, Newton y Sheldrick, 1985).

MANEJO DE PRADERAS PERMANENTES MIXTAS

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En general la producción de materia seca de praderas mixtas aumenta en la medida que aumenta la frecuencia entre defoliaciones (Frame y Newbould, 1986). Este manejo también produce un incremento en rendimiento del trébol, pero con leve disminución en su porcentaje de contribución al rendimiento total. En general las variedades de hoja media y grande responden mejor a defoliaciones menos frecuentes que las de hoja pequeña (Spedding y Diekmahns, 1972). En general los resultados experimentales no apoyan la creencia general que un pastoreo frecuente favorece al trébol y permite usar dosis mayores de nitrógeno al reducir el efecto de sombreamiento producido por la gramínea. Al respecto Frame y Newould (1986), señalan que a pesar de que el trébol es una especie principalmente adaptada al pastoreo, está mejor adaptada al manejo de conservación de forraje que lo que tradicionalmente se ha considerado. La altura de residuo posterior al corte o pastoreo es un aspecto importante que afecta la producción y contenido de trébol de la pradera. En general la evidencia experimental señala que bajas alturas de residuo (2,5 a 5 cm), aumentan la producción de la pradera y el contenido de trébol en relación a mayores alturas (5 a 10 cm). El sistema de utilización, corte o pastoreo y el tipo de animal afecta el contenido de trébol. Se ha determinado en un gran número de experimentos que el contenido de trébol es mayor en praderas de corte que de pastoreo. Esto puede deberse a una serie de factores, entre los cuales los más importantes serían la devolución de nitrógeno y la selectividad que ejerce el animal en pastoreo (Figura 6). La selectividad es mayor en ovinos que en bovinos. El nivel de selectividad es dependiente entre otros aspectos de la presión de pastoreo: con bajas presiones la selectividad aumenta una

condición dada, el contenido de trébol de una pradera será mayor bajo corte que bajo pastoreo; mayor bajo pastoreo bovino que ovino y mayor bajo pastoreo rotativo que continuo (Curll, 1980). El trébol es menos resistente al pisoteo que las ballicas y en general el retorno de excretas favorece el crecimiento de las gramíneas en la mezcla.

FIGURA 6 8

Selección de trébol blanco por ovinos (Thomson, 1981).

INCREMENTO DE TREBOL EN PRADERAS MIXTAS

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Como se ha mencionado en la introducción, muchas praderas de la zona Sur, aunque sembradas originalmente con trébol, actualmente la contribución de éste es muy baja. Para aumentar el contenido de trébol de estas praderas hay varias alternativas, comenzando con la siembra directa, que pudiendo ser muy efectiva es de alto costo, por lo que una preocupación frecuente ha sido buscar métodos para incrementar el contenido de trébol a menor costo. Entre estos existen una serie de alternativas que van desde una corrección de la fertilidad, un manejo de defoliación que estimule un mayor contenido de trébol, manipulación con herbicidas y regeneración. El incremento de la fertilización con fósforo permite incrementar el contenido de trébol en praderas, esto ha sido demostrado en un gran número de investigaciones de la zona sur. La corrección de pH y aumento de bases, con la consecuente disminución de saturación de aluminio, producirá también el mismo efecto. Otra alternativa para incrementar el contenido de trébol sin necesidad de hacer una siembra directa es usar alguna forma de regeneración para incorporar la semilla. Esta opción es especialmente

interesante en praderas en las que el contenido de trébol es muy bajo pero que posean una cantidad de gramíneas nobles que justifiquen su mejoramiento. En este caso se pueden distinguir dos alternativas: primero el uso de una máquina especializada, la cual localiza la semilla y el fertilizante y segundo la regeneración al voleo, en la cual la semilla y fertilizante son esparcidos homogéneamente sobre la pradera. Para lograr un buen establecimiento con este método la plántula de trébol debe tener buena luminosidad, fertilidad y humedad. La regeneración por lo tanto debe ser realizada en un período en que la humedad y temperatura no sean limitantes. La competencia de la pradera residente es considerada como un factor fundamental en el éxito de la regeneración. Esta puede ser reducida por un pastoreo intensivo previo o por el uso de herbicidas, los que pueden a su vez ser aplicados a toda la pradera o a la línea de regeneración en particular. En la figura 7 se observa el efecto beneficioso de la eliminación de la competencia sobre el establecimiento de ballica y trébol.

Establecimiento (plantas/100cm línea)

300

200

100

0 Glifosato

FIGURA 7

Paraquat

Dalapon

Sin hebicida

Efecto de la aplicación de diferentes herbicidas sobre la línea de regeneración en el establecimiento de ballica inglesa (sombreado) y trébol blanco (blanco), (Haggar, 1985).

En un trabajo realizado en la provincia de Valdivia, Balocchi y Mansilla (1990), determinaron que el número de plántulas y porcentaje de trébol de una pradera regenerada fue superior cuando se eliminó parcial y totalmente la competencia de la pradera residente (cuadro 5). CUADRO 5 Número de plántulas establecidas y contribución (%) del trébol blanco en una pradera regenerada con 4 kg semilla/ha. Contribución (%) Tratamiento Número 70 días 210 días Previo (pl/m2) Pastoreo 1,25 1,3 0,0 Paraquat 26,67 11,2 8,3 Glifosato 51,67 7,7 10,7 Fuente: Balocchi y Mansilla (1990). La competencia a nivel radicular es de mayor importancia que la competencia de la parte aérea. Las gramíneas difieren en su capacidad de competencia radicular, siendo las más competitivas en orden de importancia Holcus lanatus, Lolium perenne, Agrostis tenuis, Festuca sp, mientras que

Poa sp fue la menos competitiva (Boatman, 1983). En Irlanda del Norte Chestnutt y Binnie (1984), realizaron un estudio comparativo de cinco métodos de introducción de trébol blanco sobre una pradera permanente. La figura 8 muestra los resultados de este ensayo. Se observa que en todos los casos se logró un buen aumento del trébol, en el segundo año. 1981

Método de siembra

1982

Control Gibbs seeder Moore Unidril Howard Rotoseeder Voleo Voleo + rastra 2

4

6

8

2

4

6

8

Producción de materia seca (ton/ha) gramíneas

FIGURA 8 9

trébol blanco

Efecto del método de introducción sobre el rendimiento del trébol y de la pradera (Chestnutt y Binnie, 1984).

NORMAS PRACTICAS DE MANEJO

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Es difícil generalizar las normas de manejo de una pradera mixta debido a las naturales variaciones en suelo, clima, formas de utilización, entre otros aspectos. Sin embargo, a continuación se presenta una pauta con los aspectos más relevantes a ser considerados en este tipo de praderas. CUADRO 6

Normas practicas de manejo de trébol blanco.

Establecimiento: - Seleccionar una variedad de trébol adaptada al sistema de utilización. - Usar una especie y variedad de gramínea compatible. - Sembrar superficial, 1,0 a 1,5 cm. - No incorporar la semilla de trébol en la línea. - Sembrar directo a comienzos de marzo. - Elegir y usar cuidadosamente los herbicidas. Fertilidad de suelo y fertilización: - Sembrar sólo en suelos de buena fertilidad media. - Encalar, si es necesario, para corregir pH y saturación de alumnio. - Mantener un nivel adecuado de fósforo (>10 ppm en 20 cm) y potasio (>120ppm). - No usar nitrógeno, o usar cantidades estratégicas mínimas a fines de invierno.

Manejo y utilización: - Regar, donde sea posible. - Evitar el pastoreo continuo severo. - Preferir el pastoreo rotativo, con bajas altura de residuo (a 7 semana). 10

ANTECEDENTES AGRONOMICOS DE LOTUS (ALFALFA CHILOTA) (Volver al Indice)

Respecto al lotus (Lotus uliginosus), especie también conocida en la zona sur con el nombre de alfalfa chilota, Charlton (1983), señala que tendría su origen en Europa y el Mediterráneo; caracterizándose por su amplio rango de tolerancia a diversas condiciones de crecimiento, particularmente en suelos con baja fertilidad. Esta especie, se caracteriza por ser perenne, vigorosa, de hojas más grandes que la lotera (Lotus corniculatus). Se extiende a través de rizomas con una corona bien desarrollada, debido a esto se considera que tiene un hábito de crecimiento semierecto. Los tallos que nacen de los rizomas pueden alcanzar una logitud de 1,8 metros (Smetham, 1981; Grant y Marten, 1985; López, 1988). Es una planta con hojas trifoliadas con dos estípulas foliosas que toman la apariencia de dos foliolos adicionales que permiten diferenciarla de las otras leguminosas forrajeras. Presenta flores amarillas dispuestas en racimo, sus semillas son pequeñas con un alto porcentaje de semillas duras alojadas en una vaina que presenta el aspecto de pata de pájaro (figura 9). Las plántulas a la emergencia son débiles, incapaces de competir y poco agresivas (Romero, 1990). El mecanismo de crecimiento se caracteriza por un sistema subterráneo, que consiste en una corona central de la cual nacen rizomas laterales, los cuales emiten raíces fibrosas a lo largo de su recorrido, de esta forma es capaz de extenderse y formar un tamiz (Sheat, 1981; Romero, 1990). El rebrote o crecimiento se inicia desde las yemas axilares situadas en la parte alta de los tallos, por lo cual se recomienda un pastoreo, que debe hacerse después del inicio de la floración, dejando un residuo mínimo de 5 cm. (Romero, 1990). 10.1

Establecimiento.

La alfalfa chilota es una especie de lento establecimiento, por lo que, para obtener una adecuada población de plantas es importante la preparación de suelo, en que la cama de semillas debe quedar bien mullida y firme, que permita una siembra superficial, siendo necesario rodonar antes y después de la siembra (Romero, 1990). Dado que la semilla es pequeña y las plántulas carecen de vigor, la siembra debería ser superficial. Al respecto Smetham (1981), señala que la profundidad de siembra no debería ser mayor de 0.6 a 1.2 cm. En un terreno firme, y si la humedad del suelo permite una siembra al voleo, esto es preferible, pasando un rodillo después de la siembra. La semilla debe ser de buena calidad y la inoculación es recomendable, para este propósito se deben utilizar rizobios específicos para el género Lotus, ya que una de las características de las cepas

que realizan simbiosis con Lotus uliginosus, es su adaptabilidad a pH ácidos (4.5) y alto con contenido de aluminio intercambiable, los resultados obtenidos por Cooper et al (1985), así lo demuestran.

FIGURA 9

Estructura de una planta de Lotus uliginosus. 1: plántula 2: fruto 3: flor 4: planta adulta Adaptado de Sheat (1981) y Romero (1990).

En condiciones ideales de preparación de suelo se recomienda, para siembras de la especie pura, usar una dosis de 5 a 10 kg/ha. De semilla, utilizándose la última dosis con mayor frecuencia, debido a que presenta un gran porcentaje de semillas duras, que puede alcanzar entre un 20 y 30%. No se recomienda utilizar en el establecimiento semilla producida en el mismo año debido a un mayor porcentaje de semillas duras que lo indicado anteriormente (Smetham, 1981; Romero, 1990). Una de las limitantes para el uso de esta especie es la baja disponibilidad de semilla en el mercado. La semilla disponible corresponde a la cosecha directa o como subproducto de la limpieza de otras semillas por lo que representan ecotipos de la zona. Ha existido esporádicamente en el comercio una variedad de orígen Neozelandés, tetraploide denominada Maku, la que ha presentado buena adaptación a las condiciones de la Décima Región.

Uno de los aspectos importantes para lograr un buen establecimiento y persistencia de la especie es el manejo del pastoreo, sobretodo su frecuencia, lo cual se observa en el Cuadro 7. CUADRO 7 Efecto del pastoreo bovino y ovino sobre la producción (kg MS/ha/año) del componente lotus y trébol blanco, dos y tres años después de la siembra. Tipo de Ganado y Altura Residual Ovino Bovino 2.5 cm. 7.5 cm 2do año Lotus 980 1210 Trébol 830 880 3er año Lotus Trébol Fuente: Scott y Mills (1981). 10.2

2930 1200

3230 1040

Producción de Forraje.

El crecimiento activo de la pradera se inicia a partir de octubre, obteniéndose su máxima producción en el período verano-otoño. En la Novena Región, en condiciones de secano, con fertilizaciones de 90 kg de P2O5/ha, se han obtenido producciones de sólo 2 ton de MS en el primer año, y de 8.5 a 10 ton MS/ha. Con Lotus uliginosus cultivar Maku en el segundo y tercer año, respectivamente (Romero, 1990). Diversos trabajos han demostrado que en suelos de baja fertilidad con pH 5 o menos la producción de la alfalfa chilota es tres veces superior a la del trébol blanco, esto en suelos de Nueva Zelandia. Las razones que se dan para estas diferencias es la gran habilidad del lotus para utilizar fósforo del suelo y la inhabilidad del trébol para tolerar altos niveles de aluminio intercambiable (Scott y Mills, 1981). Una de las características de esta especie es su falta de respuesta a la encaladura, como ha sido demostrado en trabajos realizados en Nueva Zelandia, en donde al subir el pH del suelo el trébol blanco se hace más competitivo (cuadro 8).

CUADRO 8 Efecto de la encaladura de suelos ácidos sobre la producción de dos leguminosas (Ton MS/ha). Encaladura (Kgs/ha)

Trébol blanco Alfalfa chilota Trébol blanco y alfalfa chilota

0 0.7 3.3 2.2 (84%)*

1250 1.4 3.7 1.9 (43%)

* % de alfalfa chilota en el componente leguminoso. Fuente: Scott y Lawther (1983). Se observa que en el caso de mezclar las leguminosas y encalar hay una notoria disminución de la presencia de lotus, esto se explica por un aumento en la competitividad del trébol a pH más altos desplazando al lotus. El hecho de que Lotus uliginosus sea una planta que tolera altos niveles de saturación de aluminio lo cual permitiría su crecimiento en suelos ácidos y pobres, no quiere decir que no responda a fertilizaciones con fósforo. Esto queda en evidencia en el trabajo de Morton (1981). CUADRO 9 Efecto de la cal y el fósforo sobre la producción media (Kgs MS/ha) de dos tipos de praderas, de segundo y tercer año. Tratamiento Trébol blanco/ballica Lotus/pasto miel 500 C 20 P 980 2790 500 C 80 P 1450 4020 2000 C 20 2060 3050 2000 C 80 P 3610 4380 C: Kg/ha de Cal; P: kg/ha de P2O5 Fuente: MORTON (1981) De estos resultados se desprende que la mezcla lotus-pasto miel, tuvo mejores producciones que trébol blanco-ballica, en todos los niveles, pero esta diferencia fue mayor cuando los niveles de cal y fósforo fueron bajos, esto debido a una mejor adaptabilidad de la alfalfa chilota a estas condiciones, mientras que al suministrar dosis altas de cal y fósforo no se observa diferencia significativa, aunque se mantiene la tendencia. Además en esta investigación se trabajó con distintas dosis de potasio, pero no se encontraron diferencias. 10.3

Adaptación en Chile.

En Chile esta especie se adaptaría a las mismas condiciones que las señaladas para Nueva Zelandia, o sea suelos ácidos, de baja fertilidad con altos contenidos de aluminio, o sectores que presenten niveles elevados de humedad o alta precipitación, vale decir en suelos ñadis o vegas, especialmente en la Décima Región. Esta es una especie que no se adapta a siembras asociadas con gramíneas que sean muy agresivas como es el caso de las ballicas, ya que no tolera la competencia, pero si se podría usar en asociaciones con pasto miel. De lo anterior se desprende que en ningún caso se debería contemplar el uso de alfalfa chilota en predios dedicados a la lechería, donde se tienen presiones muy altas de pastoreo, pero si se podría emplear en predios semi-extensivos a extensivos, donde no sea muy alta la intensidad de pastoreo.

Otra posibilidad es utilizarla en sectores que se dedican al silvopastoreo, ya que tolera bastante bien las condiciones de sombra, humedad y baja fertilidad, siempre que la intensidad de pastoreo no sea muy elevada (Balocchi, 1990).

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MALEZAS Y SU MANEJO EN PRADERAS. (Volver al Indice)

Ricardo Fuentes P. 1

DEFINICION DE MALEZAS EN PRADERAS

En cualquier agroecosistema se entiende por maleza a aquellas especies vegetales no deseadas, cuya presencia puede disminuir cuantitativamente su productividad. Una definición del trabajo de malezas en praderas sería una planta indeseable que está presente en suficientes cantidades como para causar una limitación significativa sobre el valor del producto final de un agroecosistema específico, con el corolario que una reducción de la densidad poblacional de la maleza ayudaría a un mejoramiento en la productividad de ese sistema. En el caso de praderas, esta definición incluye varias categorías o grupos de malezas de acuerdo al posible daño que estas puedan causar. Así, se tienen plantas tóxicas que pueden causar enfermedades y/o muerte de ganado, plantas que transmiten sabores u olores desagradables a la leche o carne producida, plantas que disminuyen la accesibilidad del ganado al forraje y plantas que afectan el crecimiento y desarrollo de las especies nobles disminuyendo el valor forrajero de la pradera. Los efectos directos causados por los tres primeros grupos de malezas son evidentes y casi no son cuestionados. Todos los ganaderos reconocen la necesidad de eliminar de sus praderas las plantas tóxicas, tales como senecio, hierba de San Juan, cicuta, huevil o palqui. Igualmente, se valora el efecto negativo de aquellas plantas tales como mil en rama, margarita, pasto ajo, manzanillón y manzanilla hedionda por el sabor desagradable que transfieren a la leche y/o carne cuando los animales la consumen; así como también se reconoce la dificultad que causan especies tales como zarzamoras, espinillos y cardos en el acceso al forraje para los animales. Algunas de estas malezas que corrientemente causan estos efectos en las praderas, se indican en el Cuadro 1, junto a su nombre científico, ciclo de vida y principales formas de reproducción. Sin embargo, el reconocer exactamente cuales son las especies que causan daño sobre el desarrollo y crecimiento de las forrajeras no siempre es tan evidente, incluso existen desacuerdos entre profesionales en la definición de cuales son las especies consideradas malezas. Ello se podría deber a varias causas, entre ellas, que estos efectos de las malezas sobre el crecimiento de las praderas no han sido revisados o investigados intensamente, especialmente en las condiciones nacionales, donde se conoce muy poco de la dinámica poblacional de las principales especies vegetales componentes de las praderas. En algunas explotaciones ganaderas de bajo nivel tecnológico, la sustentación de sus praderas depende muchas veces solamente de especies naturalizadas y la determinación de una especie considerada maleza es variable. Así por ejemplo, la chépica (Agrostis capillaris) presente en una pradera de trébol con alto nivel tecnológico podría ser considerada una especie no deseable, sin embargo, esa misma chépica presente en una explotación ovina con bajo nivel tecnológico puede ser una especie altamente deseada. Por otra parte, la necesidad de considerar la menor distinción entre malezas gramíneas es menos evidente, ya que la mayoría de las especies gramíneas son comidas por el ganado en uno u otro estado de desarrollo.

Por lo tanto el concepto de malezas en algunas especies sería relativo y estaría sujeto al nivel tecnológico de la empresa y al potencial productivo de la pradera, ambos criterios permitirían relativizar el valor pastoral que representen cada una de las especies presentes, o que se pueden producir en la pradera. En el Cuadro 2 se muestran algunas de las principales especies herbáceas que pudieran ser consideradas malezas en praderas, indicando su nombre latino, ciclo de vida, forma de reproducción y valor pastoral. Este valor pastoral es un valor subjetivo en que considera un valor 10 para especies nobles tales como ballica perenne o trébol, y 1 para la materia muerta. CUADRO 1 Malezas que causan daño directo en praderas NOMBRE VULGAR NOMBRE CIENTIFICO CICLO(1) CICLO(2) Malezas que disminuyen superficie de pastoreo Zarzamora Rubus ulmifolius P S,IR Murra Rubus contrictus P S,ES Espinillo amarillo Ulex europaeus P S,RA Retamillo Teline monspessulana* P S Cardo blanco santo Argemona mexicana A S Cardo Negro Cirsium vulgare * B S Cardo penquero Cynara cardunculus P S Yuyo Brassica campestris A/B S Rábano Raphanus sativus A S Malezas tóxicas para el ganado Senecio Senecio erraticus B/P S Dedalera Digitalis pupurea B S Hierba San Juan Hypericum perforatum P S,ES Cicuta Conium maculatum B S Galega Galega officinalis P S Vinagrillo Rumex acetosella P S,RA Romaza Rumex crispus P S,RA Huevil Vestia lycioides P S Palqui Cestrum parqui P S Helecho común Pteridium aquilinum P EP,IR Malezas que afectan calidad de carne y/o leche Mil en rama Achillea millefolium P S,IR Margarita Leucanthemun vulgare* P S Pasto ajo Allium vineale P S, Ba,Bs Manzanillón Anthemis cotula A S Manzanilla hedionda Anthemis arvensis A/B S *= Nombre reciente P = perenne (1) P = perenne B = bianual A= anual (2) S = semilla RA = raíz ES = estolón Ba = bulbo aéreo Bs = bulbo subterráneo EP = espora CUADRO 2 NOMBRE VULGAR

Especies herbáceas de diferente valor pastoral presentes en praderas. NOMBRE CIENTIFICO CICLO(1) CICLO(2) Valor Pastoral

Malezas gramíneas Pasto miel Holcus lanatus Chépica Agrostis capillaris Pasto cebolla Arrhenaterum elatius spp bulbosus Pasto oloroso Anthoxanthum odoratum* Piojillo Poa annua Malezas dicotiledóneas Achicoria Cichorium intybus Siete venas Plantago lanceolata Chinilla Leontodon nudicaulis Diente de león Taraxacum officinalis Picris Picris achioides Botón de oro Ranunculus repens Cerastio Cerastium arvence Hierba del chancho Hypochoaeris radicata Hierba mora Prunella vulgaris Hierba azúl Echium vulgare Barsia amarilla Parentucellia viscosa* Romaza Rumex crispus Vinagrillo Rumex acetocella *= Nombre reciente P = perenne (1) P = perenne B = bianual A= anual (2) S = semilla RA = raíz ES = estolón 2

MALEZAS Y PRODUCCIÓN DE FORRAJES

P P P

S S,ES,IR S,CO

7 5 5

P A

S S

3 3

P P P P A P P P A B A P P

S,RA S S S,RA S S,ES S S S,ES S S S,A S,RA

4 4 3 3 3 2 2 2 2 2 2 2 2

IR = rizoma (Volver al Indice)

La competencia entre malezas y forrajeras sigue el mismo principio que opera entre la competencia entre las diferentes especies componentes de la pradera. Así, un contacto desigual de una especie con un recurso limitado (agua, luz o nutriente) favorecería su desarrollo en desmedro de otra especie existente. Las malezas pueden reducir el crecimiento de la pradera a través de un sombreamiento y competencia por espacio, agua y nutrientes. Además de posibles efectos alelopáticos. Las malezas son una continua amenaza en siembras de forrajeras. La reserva de semillas de malezas en el banco de semillas del suelo son muchisímo más numerosas que las semillas de forrajeras que se siembran en un momento determinado, tanto que siempre que una planta forrajera se debilite o se muera, siempre existirán semillas de malezas dispuestas a reemplazarla. La preparación de la cama de semillas siempre permitirá la germinación de malezas. El tipo de especies que estarán presentes dependerá del cultivo anterior. Así, en suelos arables son infestados comúnmente por malezas del tipo arable incluyendo especies anuales tales como piojillo, picris, hierba mora y rábano. Por otra parte, la resiembra de praderas viejas permite una gran infestación de especies perennes tales como vinagrillo, botón de oro y siete venas.

La ballica perenne es una de las forrajeras más comúnmente sembradas en la zona sur, siendo invadida por gramíneas nativas durante o después de la siembra. Ciertas especies oportunistas, tales como Poa ssp., las cuales germinan y se establecen rápidamente, pueden llegar a dominar después de dos años, especialmente cuando la siembra esta bajo condiciones de continuo mal manejo. Otra especie invasora que toma más tiempo para establecerse y desarrollarse es el Holcus lanatus. El cambio en la composición botánica con estas especies no sembradas es parte de lo que se ha llamado deterioración de la pradera. Los herbicidas pueden ser usados para ayudar a manejar la composición botánica de una pradera: un papel diferente al corrientemente utilizado como es el de controlar malezas. En uno de los varios ejemplos de manipulación de la competencia, Haggar y Bastían (1980), en Inglaterra, encontraron que con la aplicación de algunos graminicidas específicos , aplicados tarde en invierno, aumentó la proporción de trébol y suprimió las gramíneas. Para incrementar el trébol en un 20% se requería reducir el 70% del crecimiento de las gramíneas durante la primavera. Sin embargo, esta reducción no afectó el rendimiento anual de la pradera. En una experiencia realizada en Chile por Montaldo y Fuentes (1988) en una pradera naturalizada permanente de la asociación Agrostis tenuis - Holcus lanatus - Lotus uliginosus situada en las cercanías de Valdivia, se observó una reducción significativa de las especies de hoja ancha con aplicaciones de una mezcla herbicida de dicamba+MCPA. La variación en la composición botánica, al año después de aplicado los herbicidas, no mejoró la productividad de la pradera en términos de biomasa producida, sin embargo elevó el valor pastoral de la pradera. En general se puede asegurar que muchas veces la utilización de algún método de manejo de malezas, puede ser empleado como una herramienta para variar la composición botánica de una pradera, no persiguiendo en el corto plazo incrementos directos en biomasa producida, sino en términos de la calidad del forraje obtenido. 3

METODOS DE MANEJO DE MALEZAS EN PRADERAS

(Volver al Indice)

Existen cuatro métodos básicos para el control de malezas en praderas, que son: Manejo cultural, Manejo mecánico, Manejo Biológico y Manejo químico. Ninguno de estos métodos por sí solo son la solución al problema de malezas en las praderas. Los mejores resultados se logran con una integración de todos ellos para así estructurar un plan racional de manejo de la pradera.

Cultural

Mecánico

Integrado

Biológico

FIGURA 1 3.1

Químico

Esquema de los métodos de manejo de malezas en praderas

Manejo cultural

Incluye todas aquellas prácticas agronómicas que, manejadas eficientemente, tiendan a favorecer el establecimiento o el manejo posterior de una pradera, asegurando plantas forrajeras vigorosas que puedan competir favorablemente con las malezas. Algunas de las prácticas agronómicas que pueden ser consideradas como método cultural durante el establecimiento de una pradera serían: a) Preperación del suelo con suficiente anticipación a la siembra, a fin de permitir la emergencia prematura y eliminación de especies de malezas que se encuentran en el banco de semillas del suelo, evitando una interferencia temprana con las especies forrajeras. b) Elección adecuada de las especies, variedades y mezclas forrajeras que mejor se adapten a las condiciones locales de clima y suelo del predio. c) Usar semillas forrajeras con calidad garantizada, especialmente su pureza, a fin de evitar la incorporación y diseminación de nuevas semillas de malezas en el banco de semillas del suelo. d) En siembras mecanizadas en líneas, intentar localizar el fertilizante fosfatado de forma de favorecer su absorción por las especies forrajeras. Entre las prácticas de manejo en praderas establecidas que disminuyen la diseminación y desarrollo de malezas, podrían mencionarse algunas, tales como: a) Evitar llevar ganado desde un potrero infestado con malezas, que se propagan por semillas, a un potrero libre de ellas, hasta que no pasen por una cuarentena mínima de 48 horas. Muchas semillas de malezas a pesar de haber pasado por el tubo digestivo del animal, no pierden su viabilidad. b) Suplementar el ganado con heno libre de semillas de malezas.

c) Evitar el sobrepastoreo, ajustando la carga animal a las condiciones de la pradera. Cuando se pastorea en forma excesiva se debilita la pradera favoreciendo la germinación y el crecimiento de malezas. d) Mantener una cubierta densa y vigorosa de la pradera a través de una adecuada fertilización, basada en el análisis de suelo y las especies presentes. Todas estas prácticas son complementarias y muchas veces se realizan con más de un objetivo, sin embargo su buena ejecución permite, entre otros beneficios, una disminución de la interferencia causadas por las malezas sobre las praderas. 3.2

Manejo mecánico Entre los métodos mecánicos de manejo de malezas en praderas se tiene:

a) La arranca manual con azadón. Es un sistema útil solo para pequeñas extensiones, o bien, en sectores en que las malezas están en una etapa inicial de infestación, con plantas aisladas o en pequeños manchones dentro del potrero. Este constituye un método eficiente para el control se Senecio spp. en praderas, principalmente para pequeños agricultores con recursos limitados y con disponibilidad de mano de obra. b) El corte o siega. Este método se utilizado frecuentemente en praderas establecidas donde el corte de limpieza realizado en primavera cuando existe gran follaje de las malezas antes de que estas emitan su tallo floral, de forma de impedir la producción de semillas. Este método tiene el inconveniente de no ser muy eficiente en especies que desarrollan una roseta basal tales como chinilla, hierba del chancho, diente de león, achicoria, etc., las que escapan al efecto de los elementos cortadores. Sin embargo, es posible hacerlo más eficiente si los cortes se realizan en forma frecuente de modo de agotar las reservas de las invasoras, especialmente las especies perennes. c) Arranca mecanizada. Consiste en el uso de una cadena tirada por dos tractores la cual va arrancando las plantas de raíz. Es un sistema poco utilizado, pero eficiente en potreros con escasos arbustos y mayoría de árboles de tamaño medio. d) Corte en anillo. Este sistema es empleado sólo en malezas arbóreas y consiste en hacer un corte alrededor del tronco del árbol, hasta los haces conductores del tallo, de manera de impedir el flujo de asimilados entre la raíz y la parte aérea de la planta. Es un método no recomendable para potreros con muchos árboles por ser muy lento y caro. 3.3

Manejo biológico

Este método consiste en el uso de enemigos naturales capaces de parasitar una determinada especie de maleza. Varios organismos pueden ser usados con este propósito, sin embargo, la principal característica que se requiere en este organismo es que posea una alta especificidad, o sea, su incapacidad de parasitar otra especie diferente a la vez. En chile existen cuatro ejemplos de este tipo de control de malezas que se presentan en praderas, es el caso de Rubus sp. con el hongo Phragmidium violaceum, Galega officinalis con el hongo Uromyces galegae, Hypericum perforatum con dos especies de insecto del género Chrysolina spp. y Ulex europaeus con el insecto Apion ulicis. La adaptación de estos enemigos naturales a las

condiciones nacionales ha sido bastante satisfactoria, sin embargo a la fecha no se tienen estudios que evalúen cualitativamente el efecto logrado sobre los niveles poblacionales de cada una de estas especies. En relación al efecto de A. ulicis algunos estudios han permitido concluir que el consumo de semillas de espinillo, efectuado por el insecto, al estado larvario, sería un complemento útil para el control de esta maleza. Sin embargo, el insecto presenta una lenta dispersión que se contrapone con la gran capacidad de producción de semillas de la invasora. Este método de manejo presenta un gran potencial de uso, especialmente con el descubrimiento a futuro de nuevos organismos antagonistas de malezas, no obstante, su empleo no debe ser considerado como un elemento exclusivo en el combate contra las malezas, sino en un sistema integrado con los otros métodos de manejo. 3.4

Manejo químico

El manejo de malezas mediante el uso de herbicidas permite lograr un control rápido y eficaz de las invasoras sin perjudicar el desarrollo de las forrajeras de valor pastoral que existen en la pradera. Este método no es un sustituto sino un complemento de los otros métodos de manejo y, en general, del resto de las prácticas de manejo de la pradera. Su empleo debe ser racional y estar ajustado a las necesidades específicas de la pradera, teniendo claramente conocimiento de las especies deseables que se quieren conservar y las invasoras que se quieren eliminar. El uso de cultivares resistentes a herbicidas es una de las recientes técnicas utilizadas en control de malezas, así se han reconocido cultivares de ballica perenne que son resistentes a dosis bajas de paraquat, que a su vez son capaces de controlar Poa spp., Agrostis stolonifera y Stelaria media (KIRKHAM, 1981). En el futuro se espera que la selectividad de varios herbicidas sueloactivos sea aumentada a través del recubrimiento de la semilla con antídotos de herbicidas como por ejemplo el anhídrido naftálico (RICHARDSON y KIRKHAM, 1982). En Chile existen varios herbicidas que se recomiendan para ser usados en el manejo de malezas en praderas, todos son eficientes, pero esa eficiencia estará garantizada sólo en las condiciones para las cuales son recomendados. El primer paso en la elección del producto químico más adecuado parte por la identificación y determinación del estado de desarrollo de la especie forrajera y de las malezas que se quieren eliminar. Dependiendo del tipo de forrajera que se quiera tratar, existen diferentes productos disponibles en el mercado nacional recomendados para leguminosas, gramíneas, solas o asociadas, o si éstas se encuentran establecidas o por establecer. En los Cuadros 3 al 6 se indican los diferentes herbicidas existentes en el mercado nacional recomendados para praderas de acuerdo al tipo de forrajera. Posteriormente, la identificación de las malezas que causan o pueden causar problemas en la pradera es esencial en todo programa de manejo, puesto que permiten seleccionar el herbicida más

adecuado y el método más eficiente de aplicación. Existen algunos manuales que facilitan la identificación de malezas, tales como "Malezas del Sur de Chile" de ESPINOZA (1988). En términos prácticos para facilitar la identificación de las malezas en praderas y determinar su mejor método de manejo, éstas se han agrupado en tres categorías: a) malezas arbustivas, b) malezas de hojas anchas o dicotiledoneas, y c) malezas de hojas angostas que incluye gramíneas y cyperáceas. En el Cuadro 8 se encuentra la información obtenida en las diferentes investigaciones sobre manejo de malezas realizadas por la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Austral de Chile acerca de la susceptibilidad de algunas de las principales malezas herbáceas presentes en las praderas del sur de Chile a los diferentes herbicidas recomendados en praderas. En esta información se considera que una maleza es susceptible (S) a un determinado herbicida cuando se consigue sobre un 75% de control con las dosis normalmente recomendadas, moderadamente susceptible (MS) cuando se consigue un control entre 50-75% y moderadamente resistente (MR) cuando se consigue un control inferior al 50% y resistente (R) cuando no se persibe daño aparente en la maleza. El mayor éxito de una aplicación química se obtiene teniendo en cuenta los siguientes factores: elección del herbicida adecuado, identificación y estado de desarrollo de las especies forrajeras y malezas presentes, adecuada calibración del equipo de aspersión, uso de la dosis adecuada, el sistema de aplicación empleado y las condiciones ambientales antes y después de la aplicación. 3.5

Manejo de malezas en establecimiento de forrajeras leguminosas

Entre los herbicidas recomendados en el establecimiento de praderas leguminosas están el paraquat, glifosato, EPTC, trifluralina y pronamida (Cuadro 3). Paraquat y glifosato son herbicidas no selectivos, de acción total, requiriendo que exista follaje suficiente de las malezas para ser absorvidos. Ambos no tienen ninguna acción herbicida una vez que caen al suelo, no dejando ningún efecto residual, pudiendo sembrarse inmediátamente después de aplicado. Su utilización en el establecimiento de praderas está asociado al momento de la preparación del suelo, previo a la siembra de la forrajera. Esta aplicación se puede realizar antes de iniciar las labores mecánicas para reducir la vegetación existente y facilitar las labores posteriores de preparación de suelo, o bien, posterior al mullimiento del suelo, permitir que emergan la mayor cantidad de malezas provenientes de las semillas de malezas que se encuentran en el banco de semillas del suelo y previo a la siembra se eliminan todas las plantas de malezas emergidas, con estos productos. El paraquat es un herbicida de contacto, que no se transporta dentro de la planta, por tanto, solo eliminará las partes vegetativas de las malezas que entren en contacto con la solución herbicida, no translocándose a otros tejidos de la planta. Por esta razón, las aplicaciones deben hecerse con altos volúmenes de agua para que permitan un mojamiento completo de la planta. Este es un herbicida que depende de la luz para su activación en la planta y su acción está directamente relacionada con la actividad fotosintética de la planta, por tanto, todos los factores ambientales que favorecen este proceso fisiológico aumentan la eficiencia del producto. Su acción es rápida, observándose su acción casi completa a las 48 horas. CUADRO 3 Nombre

Herbicidas recomendados en el establecimiento de forrajeras leguminosas.

Nombre Comercial Distribuidor

Dosis

Vol. agua Epoca de

Común

Lt P.C./ha

l/ha

aplicación

Recomendados para preparación de suelo Paraquat

Glifosato

Gramoxone

BASF

3,0-4,0

400

Como prepara-

Paraquat 27 Plus

Anagra

3,0-4,0

400

ción de la cama

Paraquat 276 Sl

Bayer

3,0-4,0

400

semilla

Glifosate

Azufres Landina

2,0-4,0

200

Como prepa-

Roundoup

Hoechst

2,0-4,0

200

ración de la cama

Roundoup

Dow Elanco

2,0-4,0

200

semilla

Recomendados en establecimiento de leguminosas EPTC

Eptam 7 E

ICI

3,0-5,0

200-300

En presiembra incorporado

Pronamida

Kerb 50 W

Anasac

2,0-4,0 kg

200-300

Inmediatamente después de siembra

Trifluralina

Ipersan

CastroVillaseca

1.0–2.5

200-300

En presiembra

Triflunagra

Anagra

1.0-2.5

200-300

Incorporado

Trifluralina

Basf

1.0-2.5

200-300

Trifluralina

Anasac

1.0-2.5

200-300

Triflurex

Hoechst

1.0-2.5

200-300

El glifosato tiene un transporte activo dentro de la planta, se moviliza a través del floema de ella, teniendo la posibilidad de llegar a todos los tejidos de la planta. Su mecanismo de acción está relacionado con la inhibición de la síntesis de aminoácidos, por lo que su ación es más lenta que el paraquat, demorando entre 8 y 14 días en provocar la muerte de las malezas. Es recomendado para el control de especies que poseen gran cantidad de órganos de reserva, tales como rizomas, estolones,raíces carnosas, etc.

Los herbicidas EPTC y trifluralina se recomiendan en aplicaciones de presiembra incorporado, debido a que ambos son productos con una alta presión de vapor por lo que se volatilizan rápidamente en condiciones ambientales normales, acelerándose el proceso cuando las temperaturas son elevadas. Condiciones extremas de sequía y alta humedad favoracen las pérdidas de estos herbicidas desde el suelo. La incorporación de estos productos debe hacerse antes de las cuatro horas después de su aplicación, a una profundidad de 5 a 8 cm, para lo cual debe conseguirse una profundidad de corte del disco de 12 a 15 cm si se usa una rastra tipo tandem para esta operación. El implemento más eficiente en la incorporación de estos productos en el establecimiento de praderas es el uso de la rastra combinada o vibrocultivador. El EPTC es un producto bastante móvil en el suelo, es fuertemente adsorbido por las partículas del suelo, especialmente en bajas condiciones de humedad del suelo, en general, requiere para una óptima eficiencia, suelos con porcentajes de materia orgánica inferiores a un 10%. En las plantas, actúa como inhibidor de puntos de crecimiento, siendo absorbido por la radículas y coleóptilos de las malezas en germinación. Ello permite afectar la germinación de semillas de especies susceptibles e incluso provocar el retardo del crecimiento de algunas estructuras de propagación vegetativa en el suelo tales como rizomas, bulbillos, etc. Una vez absorvido puede ser transportado hacia las partes aéreas de la planta por vía apoplasto, sin embargo, es metabolizado rápidamente por las plantas para ser transformado en anhídrido carbónico. Controla malezas gramíneas y hojas hanchas. La trifluralina una vez incorporada al suelo, es adsorvida por la arcilla y la materia orgánica; si el contenido de materia orgánica es muy elevado el herbicida pierde eficacia, debiéndose aplicar las mayores dosis recomendadas. Su degradación en el suelo es lenta, permitiendo un efecto residual que puede ir de 45 a 60 días dependiendo de las condiciones ambientales. El mecanismo de acción de este producto en las malezas no está bien definido, sin embargo se sabe que actúa inhibiendo el proceso de la mitosis en el momento de la división celular de tejidos jóvenes, especialmente durante el momento de la germinación de semillas en el suelo. Por otra parte, se ha demostrado que la trifluralina afecta la morfología de plantas susceptibles, por una reducción del crecimiento radicular, siendo las raíces de las monocotiledóneas las más afectadas. En general, este producto afecta principalmente semillas de malezas gramíneas y de algunas hojas anchas. La pronamida es un herbicida selectivo usado de preemergencia de malezas y aplicado inmediatamente después de la siembra de la forrajera. El producto requiere ser aplicado uniformemente, sobre suelo mullido y preferentemente con un cierto grado de humedad, para facilitar su incorporación al suelo. En épocas calurosas es necesario efectuar un riego a los 7-10 días después de aplicado el herbicida. La adsorción de pronamida ocurre en los coloides del suelo, no existiendo pérdidas considerables por lixiviación de producto en el suelo, no existiendo pérdidas considerables por lixiviación de producto en el suelo, no existiendo pérdidas considerables por lixiviación de producto en el suelo. La pronamida actúa destruyendo las malas hierbas en su primera fase de su desarrollo, siendo absorbida rápidamente por las malezas a través de su sistema radicular o estructuras jóvenes de absorción y posteriormente transportado al resto de la planta. Al igual que la trifluralina, este herbicida es un fuerte inhibidor de la mitosis especialmente en estructuras jóvenes de especies invasoras gramíneas y hojas anchas. Este herbicida puede igualmente ser aplicado sobre alfalfa establecida, en dosis media de 1.5 kg/há de producto comercial, realizando el tratamiento en otoñoinvierno, después de un corte o durante el receso invernal. Estas dosis controlan gramíneas anuales y algunas especies de hojas anchas.

3.6

Manejo de malezas en forrajeras leguminosas establecidas

Entre los herbicidas recomendados para el manejo de malezas en leguminosas establecidas indicados en el Cuadro 4 se pueden distinguir tres grupos, de acuerdo al tipo de malezas sobre las cuales actúan. Así se tienen herbicidas que controlan: a) malezas de hoja ancha: MCPA, 2,4-DB, bromoxinil y bentazon; b) malezas gramíneas: setoxidim, fluazifop-butil, haloxifop-etil y quizalofopetil; y c) malezas gramíneas y hojas hanchas, como el diuron. Todos estos productos, a excepción de diuron, son aplicados de post-emergencia de malezas y requieren que las invasoras tengan un cierto desarrollo que facilite una eficiente absorción foliar. Los productos que controlan exclusivamente hojas anchas pueden subdividirse a su vez en sistémicos (MCPA y 2,4 DB) y de contacto (bromoxinil y bentazon). Los primeros son considerados herbicidas hormonales que presentan una rápida absorción foliar, siendo rápidamente transportados dentro de la planta por vía xilemática y floemática, lo que garantiza una distribución a todos los tejidos de las plantas. No requieren grandes volúmenes de agua para su aplicación. Actúan sobra las especies sensibles como reguladores del crecimiento, interfiriendo en el balance hormonal de las plantas. Presentan características similares al ácido indolacético y en las dosis recomendadas provocan en las plantas sensibles una proliferación desordenada de células de los tejidos en crecimiento observándose epinastia de hojas, retorcimiento de pecíolos y tallos, paralización del crecimiento y engrosamiento de las yemas, formación de tumores a lo largo del tallo y obstrucción del floema, un engrosamiento de raíces principales, muerte de raíces secundarias y formación de raíces adventicias. El MCPA se recomienda sólo para tréboles y se debe ser extremadamente cuidadoso en las dosis utilizadas, ya que el nivel de tolerancia por estas especies es bastante bajo y cualquier factor que varíe la selectividad del producto puede causar fitotoxicidad en la forrajera. Entre los factores que corrientemente provocan un aumento de los efectos tóxicos de este herbicida en leguminosas, están las temperaturas sobre 28 grados celcius y las sobredosis por excesos de traslapo, variaciones en la altura de las boquillas o mala calibración del equipo. El producto 2,4-DB, en sí, no tiene acción herbicida, sin embargo en las especies sensibles este producto sufre una beta-oxidación, transformándose en 2,4-D, que sí tiene un efecto herbicida agudo. En varias especies de leguminosas, esta beta-oxidación ocurre más lentamente, razón por la cual estas especies tienen mayor tolerancia que aquellas que lo degradan rápidamente. El basagran y bromoxinil son productos que complementan el espectro de control de los herbicidas hormonales y cuando son aplicados juntos con los fenoxiácidos (MCPA, 2,4-DB) se produce un efecto sinérgico que permite una reducción de las dosis. Estos productos no se translocan dentro de la planta y para obtener buenos resultados, las hojas y tallos de las malezas deben quedar bien cubiertos por el caldo pulverizado, por lo tanto requieren mayores volúmenes de agua que los hormonales durante la aplicación, que en el caso de uso de equipos terrestres debe ser superior a 200400 lt/há, dependiendo de la densidad y estado de desarrollo de la vegetación que se asperjará. Para

que el principio activo pueda ser absorvido por las malezas se requiere que no se presenten lluvias a lo menos 6 a 8 horas después de la aplicación. Deben ser aplicados cuando la leguminosa tenga entre 1-3 hojas trifoliadas y con malezas con más de 3 hojas verdaderas o rosetas de más de 6 cm de diámetro. Ambos productos actúan inhibiendo el proceso de la fotosíntesis, por tanto los factores que aumentan la intensidad de este proceso favorecen la eficiencia de estos herbicidas. Las dosis indicadas en el Cuadro 4 para basagran no se recomiendan para ser usadas en alfalfas. Para el caso de tréboles y ante la presencia de malezas más arraigadas se recomienda el uso de mezclas de bentazon o bromoxinil con los hormonales. En alfalfa sola se ha comprobado la mezcla de bromoxinil más 2,4-DB. Los graminicidas settoxidim, fluazifop-butil, haloxifop-etil y quizalofop-etil son productos muy selectivos para especies dicotiledóneas, por lo tanto son altamente seguros en forrajeras leguminosas. Son herbicidas sistémicos que controlan malezas gramíneas en cualquier estado de crecimiento, sin embargo, para una mayor eficiencia en praderas de leguminosas se recomienda sean aplicados durante los estados de 1-4 hojas de la gramínea, siendo el ideal el estado de 2-3 hojas e independiente del desarrollo de la leguminosa. La absorción de los graminicidas es preferentemente foliar, recomendándose el uso de surfactantes para facilitar la penetración en la planta. Deberán preferirse los surfactantes no iónicos aplicados en concentraciones entre 0.25 a 1%. Estos productos se translocan tanto por floema como por xilema, acumulándose en los tejidos meristemáticos de la base del tallo, rizomas y raíces. El mecanismo de acción de estos productos no es bien conocido, sin embargo, su acción se centra en los tejidos meristemáticos de nudos y yemas subterráneas. Los primeros síntomas aparecen no antes de 68 días después de la aplicación,aunque el crecimiento de la maleza se detiene dentro de las 48 horas. Los síntomas se caracterizan por el aparecimiento de clorosis progresiva en las hojas, con aparecimiento de manchas rojizas a violáceas, que lentamente se tornan marrones, a medida que se va provocando la muerte de los meristemas. la muerte de la planta se produce entre los 20 a 30 días después de la aplicación dependiendo principalmente de las temperaturas ambientales. Diuron es el otro herbicida recomendado en forrajeras leguminosas establecidas para el control de malezas gramíneas y especies de hoja ancha. Este es un producto que puede ser absorbido por follaje y raíz, siendo preferentemente incorporado a la planta por esta última vía y translocado a la parte aérea por vía xilemática a través de la corriente transpiratoria; por esta razón se recomienda usar volúmenes de agua que permitan un buen mojamiento durante la aplicación del producto. Su mecanismo de acción se relaciona con una inhibición del proceso de la fotosíntesis, por lo tanto se requiere que las malezas estén fotosintetizando para que el producto actúe. Se debe aplicar en otoñoinvierno, cuando la leguminosa se encuentre en latencia o semilatencia, después de un corte; y antes que las malezas comiencen a emerger o hasta que éstas alcancen 5 cm de altura. Debido a la susceptibilidad variable entre leguminosas se recomienda usar este producto solo en alfalfas establecidas de más de un año.

CUADRO 4

Herbicidas recomendados en forrajeras leguminosas establecidas.

Nombre Común Nombre Comercial Distribuidor

Dosis

Vol.agua

Epoca de

Lt P.C./ha

lt/ha

aplicación

RECOMENDADOS PARA MALEZAS DE HOJA ANCHA Diuron

Karmex 50 SC

Shell

3,2-4,8

200-300

Sólo alfalfa + de

Ustinex 80 PM

Bayer

2,0-2,5

200-300

año, receso invernal

2,4 DB

Venceweed Extra

Castro

1,0-1,5

80-120

Legum.1-2 hojas

100 l

Villaseca

2,4 DB +

Venceweed Extra

Castro Villaseca 0,75-1,0

Bromoxil

100 + Brominal

MCPA Amina

Hedonal M750 Sl

Bayer

0,7-1,0

80-120

Trébol con 2 a 3

Matamalezas

Shell

0,7-1,0

80-120

hojas trifoliadas,

MCPA

Anagra

1,0-1,4

80-120

no usar en alfalfa

MCPA 500 Amina

Anasac

0,7-1,0

80-120

MCPA 750 Amina

Azufres Landia

0,7-1,0

80-120

MCPA 750 Amina

Insumos Rom.

0,7-1,0

80-120

MCPA 750 Amina

Hoechst

0,7-1,0

80-120

U-46 Fluid &

BASF

1,0-1,4

80-120

U-46 Fluid 780

BASF

0,5-0,9

80-120

Basagran

BASF

1,0-1,5

200-300

trifoliada 200-400

+ 0,8

Legum.1-2 hojas trifoliada

MCPA 750 Amina

Bentazon

Trébol 2-4 hojas trifol. No usar en

alfalfa Campogran

2,4-DB + Bentazon BASF

2,0-2,5

200-300

Tréboles 2-4 hojas

RECOMENDADOS PARA MALEZAS GRAMÍNEAS Setoxidim

Poast

BASF

1,5-3,5

100-200

Malezas gramíneas

Fluazifop-butil

H 1 Super

Bayer

1,0-4,0

100-200

Entre 1-4 hojas

Haloxifop-etil

Galant plus

Dow

0,3-1,0

100-200

Siendo ideal de

Quizalafop

Pantera

BASF

0,5-0,8

200

2 a 3 hojas

Ciba-Geigy

0,5-1,0

100-200

-p-tefuril Propaquizafot 3.7

Agil

Manejo de malezas en forrajeras gramíneas

Los herbicidas recomendados en praderas de gramíneas se indican en el Cuadro 5. Estos productos son utilizados exclusivamente en praderas ya establecidas, existiendo ausencia de información técnica disponible comprobada para el control de invasoras en el establecimiento de gramíneas forrajeras. El producto recomendado para el manejo de malezas gramíneas y algunas hojas anchas, es diuron, aplicado a la pradera de gramíneas durante el período otoño-invierno, antes que las malezas emerjan, en una dosis significativamente inferior a la recomendada para leguminosas. Las características y comportamiento de este herbicida ya fueron detallados anteriormente. Para el control de hojas anchas se recomiendan aplicaciones solas de bentazon, 2,4-D, MCPA y las mezclas de dicamba + 2,4-D y picloram + 2,4-D. En el caso de bentazon, sus características de acción y uso, se describieron anteriormente, difiriendo en este caso solamente en que las forrajeras gramíneas pueden tolerar dosis superiores, recomendándose hasta 3.0 lt/há de producto comercial cuando es aplicado sin mezclas. El resto de los herbicidas mencionados en el Cuadro 5, a excepción de bentazon, son considerados hormonales y tienen el mismo mecanismo de acción, transporte en la planta y características que los ya descritos también con anterioridad. El 2,4-D es bastante semejante en estructura química con el MCPA, sin embargo, tiene un efecto herbicida mucho más agudo especialmente en el control de hojas anchas. Es importante que este herbicida sea aplicado cuando las gramíneas estén en estado entre 4 hojas hasta inicio de

encañado, fuera de estos estados fenológicos disminuye la tolerancia de las gramíneas a este producto. Por otra parte, se requiere que las malezas estén en crecimiento activo, con un follaje abundante y antes de que éstas inicien la fase generativa. Este herbicida es recomendado especialmente en aplicaciones localizadas para el control de especies arrosetadas tales como senecios y cardos. Para potenciar la actividad de 2,4-D y aumentar el espectro de acción sobre las malezas resistentes a los fenoxis tales como vinagrillo, manzanillón, margarita y romaza; se realizan mezclas de este producto con otros herbicidas hormonales tales como dicamba y picloram. Estas mezclas se encuentran formuladas en el mercado nacional, correspondiendo a Hedonal PR (dicamba + 2,4-D) y Tordon 101 (picloram + 2,4-D). El dicamba incrementa el control sobre poligonáceas, especies que son resistentes a la acción de 2,4-D, presentando además una residualidad superior al fenoxiacético dentro de la planta. Tratando de explicar los resultados generalmente superiores que se obtienen con mezclas de picloram + 2,4-D sobre cualquiera de ambos herbicidas, usados solos, se concluye que el compuesto 2,4-D causa una muerte inicial rápida de los puntos terminales de crecimiento de las malezas. A su vez, picloram presenta una residualidad mayor dentro de la planta, lo que permite una acción más lenta, pero más letal no sólo sobre las yemas y meristemas radiculares apicales, sobre los que el 2,4-D no es tan efectivo por no translocarse con la misma facilidad, sino que también sobre las yemas inferiores laterales y basales. Esta acción conjunta contribuye a la muerte total de la planta disminuyendo al máximo los rebrotes. Finalmente, todos estos herbicidas hormonales deben ser aplicados sobre plantas libres de rocío, con temperaturas ambientales entre 10 y 30 grados Celcius y en condición libre de heladas durante las primeras 24 horas. El suelo deberá contener buena humedad y en ningún caso deberá aplicarse en condiciones de déficit hídrico, ya que ello disminuye la tolerancia por la gramínea por un lado y la efectividad en el control por otra.

CUADRO 5

Herbicidas post-emergentes recomendados en forrajeras gramíneas

Nombre Común

2,4 D Amina

Nombre Comercial Distribuidor

Dosis

Vol. Agua

Epoca de

Lt P.C./ha

Lt/ha

aplicación

Arco 480

Anasac

1,0-1,6

80-120

1-2 macollas a

Arco 720

Anasac

0,7-1,1

80-120

inicio de

DMA-6

Dow Agrícola

0,7-1,1

80-120

encañado

2,4 D amina 480

Hoechst

1,0-1,6

80-120

2,4 D 480

AzufresLandia

1,0-1,6

80-120

2,4 D 480 amina

Anagra

1,0-1,6

80-120

2,4 D amina 720

Insumos Rom

0,7-1,1

80-120

2,4 D 720

AzufresLandia

0,7-1,1

80-120

2,4 D amina 720

BASF

0,7-1,1

80-120

Hedonal A 48’0 Bayer

1,0-1,6

80-120

SL MCPA Amina

Hedonal M 750 Sl

Bayer

0,7-1,1

80-120

4 hojas a inicio

Matamalñeza

Shell

0,7-1,1

80-120

de encañado

MCPA

Anagra

1,0-1,6

80-120

MCPA 500 amina

Anasac

0,7-1,1

80-120

MCPA 750 Amina Azuf. Ladina

0,7-1,1

80-120

MCPA 750 Amina Insumos Rom.

0,7-1,1

80-120

MCPA 750 Amina Hoechst

0,7-1,1

80-120

MCPA 750 Amina BASF

1,0-1,6

80-120

U-46 Fluid 6

BASF

0,6-1,0

80-120

BASF

1,0-3,0

300-400

U-46 Fluid 780 Bentazon

Basagran

Malezas 2-4 hojas

Dicamba + 2,4-D

Hedonal PR

Bayer

1,5-2,0

100-200

Idem 2-4 D

Picloram+2,4-D

Tordon 101

Dow

0,8-1,2

100-200

Plena macolla

Metsulfuron-metil

Ally

Dupon

4 - 5 g.

200-300

Malezas 2-3

Ajak

Anasac

4 - 5 g.

200-300

hojas

Karmex

Shell

3,2-4,8

200-300

Otoño-invierno

Diuron

Ustinex

Bayer

2,0-2,5

200-300

antes que emerjan malezas

Además, debe tenerse especial cuidado con los vapores de estos productos (volatilidad) que puedan derivar hacia cultivos vecinos sensibles. 3.8

Manejo de malezas en forrajeras gramíneas asociadas

Los herbicidas recomendados para el control de malezas en gramíneas forrajeras asociadas con tréboles se presentan en el Cuadro 6. Todos estos productos son utilizados para el manejo de malezas hojas anchas y el momento de la aplicación está determinado principalmente por el estado de desarrollo de la leguminosa, que puede ir desde el estado de 1 a 4 hojas trifoliadas dependiendo del tipo de productos que se utilice. La descripción de estos productos como los requerimientos para su máxima eficiencia son los mismos explicados anteriormente para cada uno de ellos, en el control de malezas en forrajeras leguminosas. 3.9

Manejo de malezas arbustivas

Para que un método de control sea eficiente en especies arbustivas se requiere, primero, que el producto sea absorbido por la planta y luego, sea eficientemente translocado dentro de ella, para que así tenga oportunidad de llegar a los distintos tejidos de reserva de la planta. Por otra parte, el producto deberá llegar a mayor número de órganos de reserva y más distante que en malezas herbáceas, por lo tanto se requerirá que el herbicida sea más resistente a ser metabolizado por la planta, o sea tenga una mayor residualidad dentro de ella. Estas son las principales características comunes que poseen los herbicidas indicados en el Cuadro 7 y recomendados para especies arbustivas e incluso arbóreas. CUADRO 6 Herbicidas post-emergentes recomendados en forrajeras gramíneas asociadas con leguminosas (trébol rosado, subterráneo y blanco). Nombre

Nombre Comercial

Distribuidor

Común MCPA amina

DosisP:C./h Vol.Agua á

Lt/há

Epoca de aplicación

Hedonal M 750 Sl

Bayer

0,7-1,1 Lt

80-120

Trébol con 2-3

Matamaleza MCPA

Shell

0,7-1,1 Lt

80-120

hojas trifoliadas

MCPA 500 amina

Anagra

1,0-1,6 Lt

80-120

MCPA 750 Amina

Anasac

0,7-1,1 Lt

80-120

MCPA 750 Amina

Azuf. Ladina

0,7-1,1 Lt

80-120

2,4 DB

MCPA 750 Amina

InsumosRom.

0,7-1,1 Lt

80-120

MCPA 750 Amina

Hoechst

0,7-1,1 Lt

80-120

U-46 Fluid 6

BASF

1,0-1,6 Lt

80-120

U-46 Fluid 780

BASF

0,6-1,0 Lt

80-120

Venceweed Extra100

Castro

1,0-1,5 Lt

80-120

Villaseca

Trébol 1-2 hoj.trifoliadas

Bentazon+

Basagran + MCPA

BASF

1,-2,0Lt +

MCPA

(Varios)

Varios

0,7-1,0 Lt

200-400

Trébol 2-4 hoj. Trifoliadas. No usar en tr. blanco

2,4DB+

Venceweed Extra100

Castro

0,75-1,0Lt

Bromoxinil

+ Brominal

Villaseca

+ 0,8 Lt

200-400

Trébol 1-2 hojas rifoliadas

CUADRO 7 Herbicidas recomendados para el manejo de malezas arbustivas. Nombre común Nombre comercial Distribuidor Dosis lt/100 lt agua Triclopyr Fosamine Diclorprop Glifosato

Garlone 4 Krenite S Lentemul Roundup

Picloram

Tordon 101

Dow Shell Hoechst CastroVillaseca Hoechst Anasac Dow

0.75-3.0 1.0-1.5 1.5-4.5 2.0-4.0 0.75-1.0

Tanto triclopyr, fosamine, diclorprop, glifosato y picloram son herbicidas fácilmente translocables dentro de la planta, usando la vía floemática y xilemática indistíntamente. Todos ellos tienen la oportunidad de llegar a todas las estructuras de una planta, sin embargo, la vía de translocación hacia los tejidos de acumulación es principalmente a través del floema, por lo tanto, la época óptima de aplicación de estos productos será cuando el flujo de asimilados dentro de la planta sea principalmente en ese sentido. Una planta durante la etapa de crecimiento vegetativo, floración y producción de frutos tendrá un mayor flujo de asimilados en el sentido acropetalo, en cambio, en la

etapa inmediatamente posterior a la formación de frutos, comienza a orientar todos sus asimilados hacia los órganos de reserva que son principalmente las raíces. Esta última etapa es la época óptima de aplicación de estos productos, permitiendo así acumular mayor cantidad de herbicida en las raíces, aumentando de esta forma las posibilidades de control de la especie y disminuyendo su potencial de emitir rebrotes. Las dosis recomendadas para estos herbicidas se entregan en cantidad de producto por volumen de agua a emplear, ya que por lo general estas especies se presentan aisladas o en manchones, en donde las aplicaciones se hacen en forma casi individual, no pudiendo determinarse en términos prácticos las superficies a aplicar. Se debe tener especial cuidado en conservar las dosis recomendadas, ya que si se usan dosis inferiores se tendrá un deficiente control, y si por el contrario, se usan dosis superiores, el producto al ser transportado por tejido vivo producirá obstrucciones o tumores en el floema que impedirán su translocación definitiva a los órganos de reserva de la planta. Existen diversos sistemas de aplicación de estos productos a las malezas arbustivas. Los principales sistemas de aplicación son: a) Aplicación foliar. Esta aplicación se hace usualmente con aspersora de espalda, de bestia o de tractor. Es un sistema rápido y barato pero menos seguro que los que se indican a continuación. b) Aplicación al tronco o tocón. Consiste en cortar el tronco con hacha o cualquier otro método e inmediátamente se aplica sobre el tocón la solución herbicida. Para facilitar la penetración por la corteza se usa como solvente del herbicida el aceite quemado o el aceite diesel. La aplicación se puede hacer con una aspersora de espalda o con el uso de una brocha de pintar. c) Aplicación al anillo. Consiste en hacer un corte en forma de anillo alrededor del tronco y aplicar el herbicida sobre el corte. Este sistema es muy eficaz para malezas que tienen un tronco individual pero no para las que tienen troncos múltiples, ya que resultaría muy laborioso.

MCPA

BENTAZON

2,4 DB

PICLORAM

BROMIXINIL

DICAMBA

DIURON

EPTC

TRIFLUORALINA

Susceptibilidad de algunas malezas de praderas a herbicidas recomendados en forrajeras (*). 2,4 D

CUADRO 8

S MS S S S R R S R

R S S S S R R S -

R S S S S S R -

MS S R R S MR

S S S S S S R S S

R S S R -

MR S S S S S R S S

S S R S S+ -

S S S -

R R R S S+ -

Especie

Achicoria Botón de oro Cardo blanco Cardo negro Cardo penquero Cerastio Chépica Chinilla Dedalera

Diente de león MS MS R S S Hierba azúl R MR S S Hierba chancho MS S S S Hierba mora MR MR MR S Manzanillón R R S MR S S Maergarita R R MS R S S Mil en ramna R R R MR S MR Pasto cebolla R R R R R R Pasto miel R R R R R R Pasto oloroso R R R R R R Picris S S S MR S S Piojillo R R R R R R Rábano S S S MR S Romaza R MR MS MR S R Senecio S MR MS S S S Siete venas S MS S S MR Vinagrillo R R MS MR S R Yuyo S S S S MR S (*) s = susceptible MS = moderadamente susceptible R = resistente MR = moderadamente resistente S+= susceptible solo semilla - = sin información

S S MS S S MR MR R R R R R MR S R S S MR

R S S S MS S S+ S S S S S R MR MS R S

R S S R R R S S S R S MR R R R MS

S S R R R S+ S S S S R R R R R

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PLAGAS Y SU CONTROL EN PRADERAS (Volver al Indice)

Roberto Carrillo Ll. 1

INTRODUCCIÓN

La mayoría de las especies de insectos que constituyen actualmente plagas en las praderas del sur de Chile (Ñuble a Chiloé), corresponden a especies nativas que han pasado a colonizar las nuevas comunidades vegetales, que se han formado después de la destrucción de parte de la vegetación nativa (bosques y matorrales) y su reemplazo por praderas y cultivos. Estos cambios han favorecido a algunas especies que han ocupado estas áreas ahora ampliadas y las cuales han llegado ha constituir plagas. Entre las especies insectiles favorecidas con esta nueva situación están las larvas de gusanos cortadores, gusanos alambres y langostas. Las especies introducidas que constituyen plagas son más bien escasas y se refieren fundamentalmente a áfidos y a ciertos coleópteros. 2 2.1

LEPIDÓPTEROS Cuncunillas negras

(Volver al Indice)

Las cuncunillas negras corresponden a larvas de mariposas nocturnas o crepusculares de la familia Hepialidae. Esta familia a nivel mundial presenta 80 géneros y 500 especies y se caracteriza por la ausencia en su estado adulto de estructuras en la base de la tibia. Las especies sudamericanas pertenecen a la sub familia Hepialinae. El género Dalaca agrupa a 10 especies entre las cuales se encuentran algunas de las especies más importantes como plagas en praderas. De estas especies algunas son raras y otras no se encuentran en Chile. Las especies más comunes que atacan a las praderas en el sur de Chile corresponden a Dalaca chiliensis (Viette) y D. pallens (B1.). Estas dos especies difieren en su área de distribución y en sus períodos de vuelo. La primera de éstas vuela desde mediados de marzo hasta los primeros días de junio, sin embargo, antecedentes obtenidos en dos años consecutivos en Valdivia y Osorno muestran que el vuelo se concentra en el mes de mayo principalmente. El área de distribución de esta especie, es más bien restringida, ubicándose la mayoría de los datos de colecta en la X Región, aún cuando se han obtenido colectas en Cajón (IX Región), pero el número de ejemplares capturados en esta última localidad ha sido más bien escaso. La especie indicada en segundo término es tal vez la más común, volando entre enero y marzo. Esta especie tiene un área de distribución más amplia que la indicada en primer término, la cual abarca desde Valparaíso a Chiloé, pero concentrándose en el sur de Chile, Malleco a Chiloé. Se han observado ataques de cuncunillas negras en la XI región recientemente, pero se desconoce al menos por el autor, a cual especie pertenece. Las cuncunillas negras son especies anuales, cuyas larvas viven en el suelo. Los huevos son depositados en forma más o menos errática sobre la pradera, sin ser atraídos los adultos por factores de la pradera tales como tipo de la pradera, altura de la misma, etc. Sin embargo, su distribución tiende a ser más bien agregada (en manchones). Una de las explicaciones para este fenómeno estaría en que, en algunos casos las hembras depositan sus huevos antes de que la actividad de vuelo comience, o bien, a que las condiciones de microclima (alta humedad) que se presentan en los manchones favorecen la sobrevivencia de los huevos. Aparentemente, de acuerdo a la información que se ha obtenido en el

extranjero (Sudáfrica y Australia) el principal factor que limita la sobrevivencia de los huevos es la falta de humedad (Cuadro 1) CUADRO 1

Efecto de la humedad relativa en eclosión de los huevos de (Oncopera rufobrunnea ufobrunnea Tindale) (MARTYN,1960). Todo el período de embriogénesis Humedad relativa Porcentaje de ecloción 80 90 95 100

0,3 3,7 89,7 94,6

8 semanas de la embriogénesis en atmósfera saturada 2 semanas a 40% H.R. 3 semanas a 70% H.R. 2 semanas a 70% H.R. 3 semanas a 80% H.R. 2 semanas a 80% H.R. Atmósfera saturada

0,0 1,1 57,8 59,4 84,1 94,6

En chile este sería el principal factor responsable de la distribución de estas especies fundamentalmente en el sur de Chile o en áreas precordilleranas de abundante humedad. Los huevos requieren, de acuerdo a los resultados obtenidos en el laboratorio (20 grados celcius) y en el extranjero (Nueva Zelandia), un período de alrededor de 25 días desde su depositación a eclosión. Las larvas viven en sus primeros estadios sobre o inmediatamente bajo la superficie del suelo, posteriormente a medida que van creciendo (número de mudas entre 7 a 8), producen galerías en el suelo, las cuales son tapizadas con hilos de seda. Las larvas emergen de estas galerías durante la noche (no todas las noches) para alimentarse sobre la superficie del suelo en el follaje de la planta. Como su ataque ocurre en forma masiva en los meses de junio y julio, meses en los cuales las praderas presentan un escaso crecimiento, su ataque se traduce en la pérdida de plantas y en una reducción en la producción de la pradera. Entre los enemigos naturales de los hepiálidos, están las larvas de carábidos de las tribus Amarini y Pterostichini. Además se ha observado la presencia de parasitismo por larvas de dípteros de la familia Dexiidae en Argentina y de un parásito Gregarine (protozoo) LLOID y BLACKMAN (1966). Estudios realizados en Valdivia han demostrado que las aves juegan un cierto rol en el control de estas larvas. CABEZAS (1984) ha determinado que el tiuque (Milvago chimango Vieillot) consume estas larvas pero en un escaso número, representando sólo el 1,5% de los artrópodos encontrados en su buche. Sin embargo es necesario hacer el alcance que el estudio se realizó entre Enero y Junio, período en el cual el tamaño de las cuncunillas es más bien reducido y por lo tanto pudiera haber ocurrido que su presencia hubiera sido poco notoria, otra posible explicación a este bajo porcentaje de captura de larvas de

hepialidos, podría deberse a la gran variación que presentan las poblaciones entre años y entre lugares. Otra especie Theristicus caudatus melanopis Gmelir (Bandurria) consume hepiálidos en forma más efectiva 10% de su dieta y consume un mayor número de presas, 590 por día, por lo cual puede ser un antagonista más efectivo de cuncunillas negras. Los hongos de los géneros Beauveria y Metharhizium infectan a las larvas de cuncunillas negras. Las larvas sufren por efecto de la inmersión en agua. Así tenemos que larvas del último estadio de O. intricata deben permanecer por 48 horas en agua para lograr un apreciable grado de mortalidad. MARTYN (1960) encontró que con 16, 24, 48, 64 y 72 horas bajo agua la mortalidad fue de 0, 0, 50, 75 y 100% respectivamente. De estos resultados se desprende que una inmersión por 48 o más horas sería necesaria para lograr una alta mortalidad de larvas maduras. Sin embargo, bajo condiciones de campo la mortalidad podría ser incrementada debido al ataque de depredadores especialmente aves y un incremento en la susceptibilidad a enfermedades. Las larvas mudan continuamente durante el invierno, alcanzando el número de mudas entre 7 y 8, con una frecuencia entre mudas de entre 20 a 30 días. Diversos trabajos realizados en Chile (GAJARDO 1964, CARRILLO y MUNDACA, 1976) muestran que las poblaciones de cuncunillas disminuyen entre junio y fines de agosto en más de un 60%. Aún cuando se desconoce la causa de esta disminución en las poblaciones de cuncunilla negra durante los meses de invierno, probablemente ella se debería a la acción de depredadores, patógenos y a la competencia intraespecífica debido a los hábitos agresivos que presentan las larvas de estas especies. En el combate de esta plaga se emplean principalmente medidas de tipo químico, pero algunas medidas de tipo cultural son también empleadas. Entre las medidas de tipo cultural podemos mencionar el empleo de riego invernal en algunas localidades, procedimiento mediante el cual se lograría que las larvas se mantuvieran fuera de las galerías durante el día y de esta manera fueran presa fácil de sus depredadores y un incremento en la susceptibilidad a enfermedades. Otra medida cultural consistiría en mantener las praderas a una pequeña altura, mediante corte o pastoreo en el mes de febrero que corresponde al período de pico de vuelo de D. pallens. bajo estas circunstancias y en condiciones de baja humedad relativa es posible esperar una gran mortalidad de los huevos por deshidratación. Esta última medida no siempre es efectiva, puesto que a pesar de este manejo si las condiciones de humedad relativa son altas, las poblaciones de cuncunilla pueden ser lo suficientemente grandes para causar problemas en las praderas. En el caso de recurrir al combate químico, se dispone de diversos productos que han demostrado ser eficaces en el combate de cuncunillas. Los productos más eficaces han sido los fosforados (Azinfosetil, Azinfos-metil, Azinfos-etil+metil, Diazinon, Fenitrotion y Fenil ureas (Triflumuron y Flufenoxuron) y piretroides (Lambdacihalotrina) . En el caso de combatir químicamente a las cuncunillas mediante insecticidas es necesario tener en consideración los siguientes aspectos: Fecha de aplicación. Aplicaciones tempranas permiten reducir la dosis de producto (Cuadros 2 y 3) y aminorar al mismo tiempo el daño que las cuncunillas causan sobre la composición botánica de la misma (Cuadro 4).

CUADRO 2

Efecto de la época de aplicación de Azinfos-metil y de la dosis en la mortalidad de larvas de hepiálidos. Dosis de Azinfos-metil Epoca (g.i.a.) por hectárea 10 de mayo 2 de julio 0 240 360 480

0,0 87,7 87,9 99,2

0,0 12,6 36,6 43,8

CUADRO 3

Efecto de la época de aplicación de Azinfos-etil y de la dosis en la mortalidad de larvas de hepiálidos. Dosis de Azinfos-etil Epoca (g.i.a.) por hectárea 26 de mayo 2 de julio 10 de agosto 0 0,0 0,0 0,0 300 83,35 54,25 60,0 450 96,00 86,23 52,2

CUADRO 4

Efecto del ataque de larvas de hepiálidos en la composición botánica de praderas sometidas a diferentes épocas de combate. Epoca 26 de mayo 2 de julio 10 de agosto 0 450 gia 0 450 gia 0 450 gia Pasto ovillo 7 10 8 6 4 3 Ballica 30 51 30 35 20 20 Trébol 8 32 20 30 10 13 Suelo desnudo 31 4 20 16 35 35 gia = gramos de ingrediente activo por hectárea.

El principal problema de las aplicaciones muy tempranas es que puede presentarse una reinfestación por D. chiliensis, especialmente al sur de Valdivia, en todo caso este control podría hacerse en la primera quincena de junio sin mayores problemas. Las aplicaciones tardías, mediados de agosto en adelante especialmente en el área de Loncoche al Sur, no son recomendables puesto que la mayor parte del daño ya ha ocurrido y la mortalidad natural es muy alta. Tipo de producto. Los productos fosforados son en general altamente tóxicos para mamíferos y los insectos del suelo en general. Al aplicarse debe tomarse el máximo de precauciones para evitar intoxicaciones en los aplicadores y en el ganado. Productos en base a fenil-ureas se estima son de baja toxicidad aguda, ya que actúan principalmente a través de un mecanismo inexistente en los mamíferos. Su principal inconveniente es su lentitud en la acción, por lo que en el caso de emplearse, su uso deberá ser preventivo y temprano en la temporada. Los piretroides no han sido suficientemente evaluados, aún cuando algunos trabajos mostrarían que su uso es posible en el combate de esta plaga.

Tipo de pradera. Estudios realizados con otras larvas de hepialidos han demostrado en el extranjero que la especie T. repens es particularmente afectada por cuncunilla negra. En general los daños serán mayores en praderas con predominio de trébol. Grado de infestación. El número de cuncunillas necesario para destruir totalmente la producción de forraje ha sido considerado de 30 por metro cuadrado en Nueva Zelandia. Dosis. Las dosis bajas de fenil ureas controlan bien a esta plaga, pero atrasan el tiempo en que se logra el control. 3

COLEÓPTEROS

3.1

Barrenador del trébol rosado. (Hylastinus obscurus (Marscham))

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Este es un insecto introducido de origen paleártico que actualmente se encuentra infestando al trébol rosado desde Linares a Osorno. Tiene el cuerpo pequeño de color castaño oscuro, mide 2,0 a 2,5 mm de largo. Larvas eucéfalas, apodas de color blanco. Es un insecto monovoltino (una generación al año) que inverna preferentemente al estado adulto en el interior de las raíces del trébol rosado. El vuelo de dispersión de los adultos ocurre en los meses de octubre a diciembre en Malleco, observándose el mayor número de adultos en las trampas en el mes de noviembre (CARRILLO y MUNDACA, 1974). Tiene como hospederos Lathysus spp., Medicago spp. Ononis spp. Spartium spp, T. pratense, Ulex, Vicai spp. (ARTIGAS, 1994). Durante el primer año de su establecimiento no ataca al trébol rosado, al menos en siembras de esta forrajera asociada con cereales. En el segundo año de establecimiento el porcentaje de plantas infestadas alcanza rápidamente a un 70 a 80%. Las plantas de trébol rosado infestadas presentan las raíces con galerías, las cuales pueden ser de tal número y magnitud que causen la destrucción total de las raíces. Las plantas pueden morir debido a esta acción, o bien a la acción complementaria de heladas o pastoreo de los animales. En general este problema es mayor en suelos con problemas de falta humedad, durante el verano lo cual produce plantas con una sola raíz principal, siendo ésta muchas veces es severamente dañada. En su combate deben emplearse fundamentalmente prácticas culturales tales como mezclas forrajeras, rotaciones más cortas, riego, etc., pero no deben emplearse productos químicos porque su efectividad es muy reducida, debido a lo extenso de su período de dispersión. 3.2

Gusanos blancos.

Los gusanos blancos, al igual que las cuncunillas negras agrupan a un conjunto de especies. En el sur de Chile, las especies de mayor importancia en praderas serían: Hylamorpha elegans (Burm.), Brachysternus prasinus (Guer.), Sericoides convexa (Germ.), S. germaini (D.T.), Schizochelus serratus Phil., Phytoloema herrmanni Germ. y Ph. mutabilis.

Estos insectos presentan un ciclo anual, y en su desarrollo larval pasan por tres estadios. La duración del primer y segundo estadio es más bien corta (30 días cada uno) y en este período las larvas se alimentan principalmente de la materia orgánica presente en el suelo. En el tercer y último estadio larval estos insectos se alimentan de raicillas, causando su mayor daño. Los huevos son depositados en el interior del suelo, a una profundidad de hasta 40 a 50 cm. Las larvas de las sub familias Rutelinae (H. elegans, B. prasinus) y Melolonthinae (S. convexa, S. germaini, S. serratus, Ph. herrmani y P. mutabilis) puaden ser distinguidas en base a la forma de la abertura anal. Rutelinae se caracteriza porque la abertura anal presenta forma de medialuna, en cambio Melolonthinae presenta forma de Y o V. Entre las especies más importantes por su abundancia tenemos H. elegans especie conocida como pololo verde. Este insecto presenta un ciclo anual y vuela desde fines de noviembre a enero, teniendo sus máximos entre diciembre y enero. Su daño mayor lo produce en su tercer estadio larval, momento en el cual el insecto se acerca a la superficie del suelo, consumiendo las raicillas de gramíneas y leguminosas en praderas. Desde fines de agosto en adelante las larvas dejan de alimentarse y construyen una celdilla en la cual el insecto pupará a partir del mes de octubre. En recientes experimentos se ha podido observar que el período sin alimentarse de raicillas, podría comenzar a mediados de Julio. Como adulto el insecto se alimenta de hojas de roble durante el día causando defoliaciones en los árboles, volando al atardecer hacia los campos. En el laboratorio se ha demostrado que los insectos de esta especie pueden aparearse y depositar huevos, aún en ausencia de hojas de roble como alimento. Se desconoce como puede afectar la falta de alimentación puede afectar la sobrevivencia de los adultos. El pololo café Ph. herrmani presenta un ciclo que está desfasado en dos meses en relación a la especie señalada con antelación. En esta especie el vuelo ocurre desde fines de agosto a octubre y el período larval se extiende desde noviembre a julio, momento en que las larvas dejan de alimentarse, forman sus habitáculos y pasan a pupar. Se ha demostrado que esta especie no se alimenta como adulto. El ciclo de las especies Sch. serratus y S. convexa es muy similar a la señalada anteriormente. En relación a S. germani aún cuando su ciclo pudiera corresponder con las anteriores de acuerdo a DURAN (1964), podría en realidad estar la especie mal identificada y corresponder a S. convexa. Los gusanos blancos presentan una serie de antagonistas LLOYD y BLACKMAN (1966) han encontrado larvas de Thynidae, Asilidae, Carabidae, Elateridae, Tenebrionidae, depredando sobre gusanos blancos. También estos autores han encontrado Chilopoda y Arachnida depredando sobre larvas de escarabaeidae. En estudios realizados en la Universidad Austral de Chile, VASQUEZ (1977), determinó la presencia de hongos infectando a gusanos blancos, Metharhizium anisopliae (Metsch.) Sorokin y Beauveria vermiconia Hoog y Rao, protozoos del orden Gregaridina y nemátodos. Entre las especies depredadoras determinó al asilido Asilus crassus Bromley y al tachinido Morphodexia barrosi (Brethes) CORTES e HICHINS (1969) indican en su estudio sobre los taquínidos de Chile a numerosas especies de scarabeidos en su estado larval como hospederos de este tipo de moscas. CABEZAS (1984) y GANTZ (1985), han mostrado la alta incidencia de larvas de scarabaeidos en el buche de bandurrias (40 a 50% de los individuos consumidos) y del tiuque (10 a 20% de los individuos consumidos).

El combate de los gusanos blancos es extremadamente difícil bajo las condiciones de las praderas ya que los insecticidas no son capaces de penetrar bajo el suelo y los que se incorporan al momento de la siembra, sólo tienen un efecto muy limitado en el tiempo. El empleo de regeneradora de praderas para colocar el insecticida bajo el suelo en el mes de marzo ha demostrado ser una práctica adecuada de control, debido a que hasta ese momento el daño ha sido mínimo por el tamaño de las larvas y el suelo tiene una humedad adecuada para poder usar esta maquinaria e incorporar el plaguicida. Un producto que ha dado buenos resultados es clorpirifos en dosis de 1,2 kg de activo por hectárea. Debido a los efectos colaterales que esta práctica puede causar, es necesario hacer un manejo prudente de este manejo. Entre las prácticas culturales posibles está el empleo de preparaciones de suelo acuciosas en verano, con lo que es posible reducir radicalmente las poblaciones de gusanos blancos al exponerlos a la acción de los factores del medio y a las aves depredadoras. Otro medio de combate puede ser el empleo de rodillado con gran peso, en los momentos del ciclo en que el insecto se encuentra más cerca de la superficie, en su estado larval. El empleo de una gran masa de animales también ayuda a reducir el número. ROBERTS y MORTON (1985) encontraron que la masa de acarabaeidos era relación del número de ovejas pastoreando y que 20 ovejas por hectárea reducían notablemente la masa de larvas. Sin embargo hasta 15 ovejas en general se observa un incremento debido tal vez a un incremento en la proporción de raíces en los primeros 5 cm del suelo. DIXON y CAMPBELL (1978) han encontrado también que el pastoreo con ovejas y vacunos reduce el número de larvas de escarabaeidos. En otros países ha demostrado ser muy efectivo el control con bacterias del género Serratia incorporado al suelo, sin embargo se han presentado problemas de resistencia, lo cual ha limitado su uso (JACKSON et al, 1992). 3.3

Gorgojo de las ballicas (Listronotus bonariensis (Kuschel))

Esta especie de origen neotropical, se encuentra en Argentina, Bolivia, Sur de Brasil, Uruguay y nuestro país en la cuarta a décima regiones. Esta especie fue introducida a principios de siglo a Nueva Zelandia y Australia, donde constituye la plaga más importante en praderas de ballica (Cisternas y Torres, 1997). La importancia de esta plaga insectil en praderas y en maíz es relativamente reciente y parecería estar concentrada por el momento en la X región, puesto que estudios desarrollados en la VIII y IX regiones, han demostrado una baja incidencia de esta plaga insectil, no constituyendo un problema de cuidado en las praderas evaluadas. Los adultos son de color café cubierto de escamas grises de 2,5 a 4,0 mm de largo, con tres bandas blancas longitudinales en el tórax. Ojos de color negro. Huevos de forma alargada 0,5-0,75 mm de largo, después de algunas horas de ovipuesto se tornan negros. Son puestos en grupos o individualmente dentro del tejido de la vaina foliar a lo largo de la base de los macollos. Se pueden encontrar huevos en la lámina de la hoja y tallos. Larva de color blanco, eucefala y apoda que tiene cuatro estadios larvales. El desarrollo larval ocurre en túneles en el interior de los macollos, pupa en el suelo. Presenta dos generaciones al año, la primera generación ocurre en primavera iniciándose ovipostura a fines de agosto hasta mediados de noviembre, la emergencia de los adultos ocurre en

diciembre y enero. La segunda generación se inicia con la ovipostura de enero a marzo y la emergencia de adultos de marzo a mayo (Figura 1). Los adultos nacidos en otoño presentan diapausa reproductiva. Tiene como hospederos, las gramíneas, aún cuando adultos pueden utilizar leguminosas y crucíferas. Los adultos se alimentan de la lámina foliar pero no de las nervaduras, esto produce la presencia de espacios (pequeñas ventanas rectangulares) y de nervaduras sin otros tejidos. Las larvas de primer estadio se alimentan longitudinalmente en el macollo, luego se dirigen al centro del macollo consumiendo primordios de hojas, yemas de macollas. El daño de los adultos puede ser importante en la etapa de establecimiento de las plantas. Las larvas son responsables del daño mayor, ya que al perforar los macollos producen la muerte de éstos, una larva puede consumir, según CISTERNAS y TORRES (1997), entre 3 a 5 macollos de ballica y las yemas de numerosos macollos. Pueden causar un daño importante en resiembra de praderas y en siembras de maíz y cereales. Tiene dos antagonistas importantes, uno de ellos es el parasitoide de adultos Microtonus hyperodae Loan (Braconidae) y el parasitoide de huevos Patason atomaria (Brethes) (Mymaridae). Este parasitismo en Chile, según el Dr. Goldson seria menor al que se presenta en otros países del cono sur (CISTERNAS y TORRES, 1997). Los ataques de este insecto son mayores en ballicas anuales y bianuales, siendo menores en ballicas trianuales y perennes (Cuadro 4 y 5) CUADRO 5 Porcentaje de macollos infestados por L. bonariensis y poblaciones final de macollos en ballicas anuales. Cultivar Macollos infestados Macollos infestados Macollos % % M2 Tetrone 67 62 108 Abercomo 60 44 188 Aberoscar 6 30 835 Greenstone 10 33 723 Fuente: CISTERNAS y TORRES (1997).

CUADRO 6 Porcentaje de tallos infestados. Carillanca. Cultivar Tama Tetrone Nui Fuente: AGUILERA y MARTIN (1994).

Tallos infestados (%) 25,05 21,98 4,80

CUADRO 7 Porcentaje de macollos infestados en ballicas perennes con y sin endofito Cultivar macollos infestados (%) Yastin CE 18 Yastin SE 36 Vedette CE 20 Vedette SE 37 Embassy CE 37 Fuente: CISTERNAS y TORRES (1997). En el combate de esta plaga insectil pueden emplearse insecticidas en tratamiento a la semilla en la etapa de establecimiento, tanto en forrajeras como maíz. Un producto que ha dado buenos resultados aplicado a la semilla es imidacloprid, este insecticida se ha aplicado exitosamente en maíz. En el control de esta plaga se deben usar ballicas en mezclas con leguminosas. En el caso de usarse ballicas anuales y bianuales de preferirse el empleo de plantas con endógenos. (Acremonium lolii) (Cuadro 6) en el manejo debe cuidarse especialmente la altura de pastoreo. Pastoreos muy bajos pueden provocar severas intoxicaciones en el ganado, pues el hongo se encuentra concentrado en la base de los macollos. Después de espigado el hongo se concentra en las semillas, por lo que este estado fenológico de la planta, debe ser pastoreado con precaución. 4

AFIDOS

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Los pulgones del género Acyrthosiphon constituyen plagas en algunas leguminosas. En Chile las dos especies más importantes corresponden a A. pisum y A. kondoi. Esta última especie fue introducida desde Asia a California y probablemente desde allí a Chile. A. kondoi es más dañina a la alfalfa que A. pisum, produciendo en las plantas afectadas una reducción en la altura de los tallos, internudos cortos y hojas más pequeñas. Aparentemente este áfido es capaz de inyectar toxinas que producen el crecimiento anormal, (SHARMA y STERN, 1980). A. kondoi es una especie bien adaptada para desarrollarse a bajas temperaturas siendo su umbral de temperatura mínimo 3,45ºC y su máximo de 27,1 a 29,4ºC, los áfidos de esta especie se desarrollan, pero no hay reproducción. El total de días grados para su desarrollo es de 144,3 días grados. En general esta especie ha desplazado a A. pisum donde ambas se encuentran conjuntamente, una de las posibles razones pudiera estar en que el nivel mínimo para el desarrollo de esta especie es entre 0,55 a 2,15ºC, menor a la indicada para A. pisum (SUMMERS et al 1984). Otra especie de afidos que infesta alfalfa es Therioaphis maculata que es el pulgón manchado de la alfalfa. Estudios para determinar los umbrales de daño económico son difíciles debido al desarrollo de la planta. SHARMA y STERN (1980), indican niveles de daño cuando en los rebrotes de alfalfa presentan 20 áfidos por tallo. Cuando los tallos han alcanzado la mitad de su desarrollo pueden soportar entre 40 y 50 áfidos sin presentar daño. Más recientemente BISHOP et al, (1982), ha determinado niveles de daño que causan poblaciones de áfidos en el rebrote o en la mitad de su ciclo de crecimiento. Para causar pérdidas de un 30% en ciertas variedades de alfalfa en la mitad de su ciclo de crecimiento se necesitan niveles de 80 áfidos por tallo, por dos semanas, en cambio en el rebrote, 10 áfidos durante 10 días son capaces de causar un daño semejante.

En general este insecto alcanza niveles que producen daño económico temprano en la primavera o en el otoño, cuando se produce una desincronización con sus antagonistas y el áfido es capaz de desarrollarse a las bajas temperaturas existentes. A medida que avanza la estación en primavera y debido a la incapacidad del áfido de desarrollarse sobre 27ºC de temperatura máxima y a la acción de los depredadores, esta plaga es llevada a niveles que no causan daño económico. El control biológico de estas especies funciona bien su principal parasitoides es Aphidius smithi y también es parasitado eficazmente por Aphidius ervi. Entre las medidas de combate de esta plaga están cortes tempranos de los alfalfares, el empleo de cultivares resistentes y riegos que favorecen las epizootices por hongos. En algunos casos muy especiales podrían emplearse insecticidas sistémicos. Combate. Debido a que en Chile, estos áfidos presentan en general buenos niveles de parasitismo y que son afectados por la temperatura, se recomienda evitar el uso de productos químicos y manejar el problema que normalmente se presenta a salidas de invierno mediante cortes tempranos y el riego para favorecer epizootias. En otros países se emplean algunos cultivares resistentes, como en Chile en general no es un problema mayor, no se indica que los cultivares que se comercian tengan esta característica. 5

DÍPTEROS

5.1

Mosquitas tontas.

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Entre las especies de dípteros importantes como plagas en praderas tenemos al díptero Stratiomyiidae Tana paulseni (Phil.). La descripción de los estados de esta especie y su ciclo anual se presentan en DURAN (1972). Esta especie tiene un ciclo anual, presentándose pupas, adultos y huevos en los meses de febrero y marzo. En la zona de Purranque el período de vuelo ocurre entre fines de febrero y la tercera semana de marzo. Esta especie se encuentra asociada con raíces de gramíneas. En ataques de este insecto se observa la aparición de manchas que se van extendiendo lentamente en el potrero, pudiendo ser un problema serio en praderas permanentes y en siembras de cereales después de praderas. La forma más adecuada de combatir esta plaga es mediante la siembra de plantas que no son hospederas (remolacha, raps, etc.) y la aradura temprana en la preparación del suelo después de empastadas (noviembre - enero). 6

LANGOSTAS

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Las langostas están representadas en Chile por un conjunto de especies, siendo para la provincia de Valdivia las especies más importantes Dichroplus vittiger Bl., D. elongatus Giglio-Tos y Scyllinops signatipennis (Bl.).

Las langostas causan su daño principalmente en verano, puesto que durante el invierno y parte de la primavera permanecen al estado de huevo en ootecas enterradas en el suelo. La emergencia de las ninfas ocurre desde mediados de la primavera. Los estados que producen un mayor daño se presentan desde el mes de enero en adelante. El daño causado por estos insectos ha sido medido en Argentina por SANCHEZ y DE WYSIECKI (1983) en la especie D. pratensis Bruner. Estos autores determinaron que el material consumido diariamente por esta especie se incrementa al doble al pasar de cuarto al quinto estadio ninfal y desde éste al estado adulto. Para calcular el consumo por individuo los autores consideraron un período de 10 días para los estadios ninfales cuarto y quinto y 46 para el adulto (27 días de premadurez y 19 de postmadurez) esto daría un consumo de 2.52 g por individuo. Una infestación de 30 individuos/m² causaría una pérdida de 756 kg de materia seca por hectárea. HEWITT (1978), encontró trabajando con la especie Aulocara elliotti que desde el IV estadio ninfal a adulto el consumo en materia seca era de 2,2 g de materia seca por individuo. Otros autores dan niveles de 44,3 mg de forraje seco por día. En general niveles superiores a 30 individuos por metro cuadrado son considerados como peligrosos. Existen diversas especies de hongos que parasitan a esta especie, entre ellos destaca Entomphthora grylli Fres en el país. Desgraciadamente las epizootias causadas por este hongo se presentan con intensidad tardíamente (abril) (ARUTA et al 1974). Diversas especies de aves como tiuques y bandurrias presentan una alta ingestión de acrídidos, pudiendo conformar, más de un 50% de la dieta. Otro importante antagonista de los acrídidos corresponde a estados inmaduros del pilme. Recomendar medidas de combate es difícil atendiendo a que su control se realiza en meses en los cuales hay una abundante actividad de los individuos que conforman la trama biológica en el agrecosistema praderas. En el extranjero se emplean cebos con afrecho 50 kg, más aceite 20/30 8 litros, insecticida (Carbaryl 500 cc de i.a.). El cebo se debe aplicar temprano en dosis de 15 a 20 kg por hectárea. En Chile no se tiene experiencia sobre su empleo.

BIBLIOGRAFIA

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RIEGO EN PRADERAS DEL SUR DE CHILE (Volver al Indice)

Juan Nissen M. El agua constituye uno de los factores de mayor importancia en el crecimiento de los cultivos. El aporte natural de las aguas a los vegetales ocurre a través de las precipitaciones, a través de las aguas que escurren superficialmente y por capilaridad, a partir de las aguas subterráneas. Cuando estas fuentes no son suficientes para suplir las necesidades de las plantas, se plantea el uso del riego. ¿Cómo se define el Riego? Esta tarea agrícola se define como la aplicación artificial, oportuna y uniforme de agua al suelo que sostiene algún cultivo, para devolver el agua consumida por evapotranspiración empleando un criterio de reposición. Esto último, lo del criterio de reposición, significa que no se debe esperar que se agote totalmente el agua aprovechable de suelo, por cuanto la planta mucho antes de ese momento ya está demostrando síntomas de stress hídrico o de sequía y que están reduciendo marcadamente los rendimientos. Más adelante se ampliará esto último. Parámetros o conceptos generales en relación al riego

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Uno de los fenómenos que llama la atención en el crecimiento de los vegetales, es su gran consumo de agua. Desde el punto de vista de eficiencia, este gran consumo produce muy poca fitomasa. Más del 90% del agua extraída por las raíces se transmite a la atmósfera como vapor y sólo una pequeña parte es utilizado en el proceso de la fotosíntesis. La función de este gran consumo es la regulación de la temperatura y de la humedad en el medio ambiente de las plantas. En un sentido más amplio este consumo se denomina Evapotranspiración, que se define como el proceso combinado de evaporación de agua desde el follaje y el suelo más el agua consumida por la transpiración de las plantas. Su magnitud depende principalmente de factores climáticos y de las plantas, como también de algunos factores del suelo y prácticas culturales. Para la determinación del monto de evapotranspiración de un cultivo, se emplean métodos semidirectos como el uso de lisímetros, estudio de humedad en el suelo, etc., y empíricos, mediante la utilización de fórmulas empíricas basadas en datos meteorológicos (ej. fórmulas de Pennman, Thornthwaite, Turc, etc). Tasa de riego. Corresponde a la cantidad de agua que debe reponerse en cada riego, expresada como lámina o altura de agua, o bien volumen de agua por unidad de superficie. La altura de agua se calcula por la siguiente ecuación: h = % A.U. suelo x Da x CR x H 100 Donde: h = Altura de agua de riego, (cm) A.U. de suelo = Contenido de agua útil gravimétrico en el suelo (%, cm3agua/100g suelo) Da = Densidad aparente del suelo (g/cm3).

CR H

=Coeficiente de criterio de agotamiento del agua útil del suelo (-). =Profundidad del suelo hasta la cual se quiere reponer el agua consumida por el cultivo (cm). Eficiencia de riego. Muy asociado al concepto anterior se encuentra el valor de la eficiencia de riego, que se define como la relación entre el agua acumulada por el suelo en la zona de las raíces y la cantidad total de agua que fue aplicada al terreno durante el riego. La eficiencia depende fundamentalmente del método de regadío utilizado, del tipo de suelo y de la calidad del diseño de dicho método. Así, la eficiencia de aplicación del método de riego por tendido es de 30 - 40 % , por surcos 40 - 70 %, por bordes 50 - 70 %, aspersión móvil 65 - 80 %, microjet 80 - 90 % y riego por goteo 90 - 95 %. En riego, se trabaja así con una tasa bruta y una tasa neta de aplicación. Valores de consumo neto de agua (lo que realmente consume la planta) de alrededor de 3.500 mt3/há por temporada de riego para el cultivo de pradera ( = 350 mm altura/temporada), son frecuentes en la zona Sur de Chile. Si se asocian a este valor las eficiencias de aplicación para el riego por tendido (40%), por bordes (60 %) y aspersión (75 %), se obtiene montos de regadío por temporada de 8.750 , 5.830 y 4.666 metros cúbicos de consumo por hectárea, respectivamente ( o bien 875, 583 y 466 mm de altura de agua, respectivamente). Frecuencia de riego. Corresponde al intervalo del tiempo que debe transcurrir entre dos riegos consecutivos. Este concepto está asociado a la tasa de regadío utilizada y a la evapotranspiración (Et) del cultivo en un momento determinado de su desarrollo. Frecuencia =

Tasa de riego Et

(mm) = días (mm/día)

Tiempo de riego. Es el tiempo que debe aplicarce agua a una superficie de suelo, con la finalidad de entregar una tasa de irrigación determinada. El tiempo de riego depende del volumen bruto de agua a aplicar por unidad de superficie (V) y el caudal de la fuente de agua (Q). Tiempo de riego = Vol/Sup. = m cub. /há = horas Caudal m cub. /hora há O bien en el caso de aspersión: Tiempo de riego =

Altura de riego Intensidad de riego

Cuando se trata de riego superficial:

=

mm/riego = Horas/riego mm/hora

Tiempo de riego =

Altura o tasa de riego = velocidad de infiltración

mm/riego mm/hora

= Horas/riego

Criterio de oportunidad de riego. Al realizar el cálculo de la tasa de riego no es necesario reponer la totalidad de agua útil del suelo, por cuanto el cultivo en este estado de agotamiento estaría manifestando un severo stress hídrico. Por esta razón, se espera un cierto porcentaje de agotamiento del agua aprovechable en el suelo para volver a repetir el riego. Este factor de agotamiento normalmente varía entre un 40 y 60 % para cultivos extensivos, es de un 20 % para cultivos intensivos y un 10 % para cultivos superintensivos (invernaderos). Para determinar el momento en que debe repetirse el riego, se utilizan las mediciones con tensiómetros, bloques de yeso, bandejas o estanques de evaporación, como también de la humedad misma del suelo. Métodos de riego

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Se analizarán brevemente los principales sistemas o métodos de riego que normalmente se usan para praderas: a)

Riego por tendido y Riego en curvas de nivel: Uno de los sistemas más difundidos para el riego de praderas en Chile es el denominado “por tendido”. Consiste en una distribución superficial e irregular del agua a partir de una acequia principal en contorno, la cual se construye a lo largo del extremo superior de un campo en pendiente. La distribución consiste en derramar agua a intervalos de 2 a 3 m. a partir de la acequia principal, dejando que el agua escurra libremente por la pendiente, que debe fluctuar entre 0,5 - 2,0 %. Si el método sólo consiste de esto, se llama “Riego por tendido”.

Si en una posición más baja se colocan regueros interceptores trazados aproximadamente en forma paralela al más superior, que recogen el agua que no ha infiltrado con el fin de redistribuirla de la misma forma inicial, el sistema se llama “Riego en curvas de nivel.” Normalmente en los 2 sistemas se usan pendientes de 0,5% para todos los regueros. Los regueros interceptores consecutivos están separados por intervalos de 10 a 60 metros y a diferencias de altura de 2-3 metros. A mayor pendiente del terreno, la distancia entre regueros deberán ser menores. Generalmente se utilizan caudales equivalentes a 0,7 - 1,0 litros/seg por hectárea. Para utilizar el sistema de riego por tendido y en curvas de nivel, se requiere que el suelo presente un mínimo de nivelación o emparejamiento, es decir, que no presente microrelieve. El macrorelieve, en especial la macroondulaciónes en el terreno no constituyen gran problema, siempre y cuando las pendientes sean pequeñas. Como desventajas del sistema de riego tendido, se puede señalar una alta pérdida por escurrimiento, una baja eficiencia de aplicación (30 - 40 %), una penetración de agua muy irregular y un alto riesgo de erosión. La actual persistencia en la utilización de este método de riego en países subdesarrollados o en vías de desarrollo tiene su explicación en el bajo costo de implementación del

mismo. Para mejorar la eficiencia de riego, como ya se mencionó, es necesario nivelar o emparejar el suelo. Esto se logra en forma bastante económica con un rastrón nivelador. Por otra parte, en el método de riego en curvas de nivel aumenta el valor de la eficiencia de riego hasta un 60% y se reducen significativamente los daños erosivos. Los tacos, que también son fuente de erosión, no se efectúan sólo con tierra, sino con plástico y tierra ó con cajas de madera. b)

Riego por bordes: (Sistema usado en la zona Central). Es otro sistema de irrigación ampliamente difundido y aplicado en praderas artificiales. Consiste en fajas o platabandas paralelas separadas por diques, pretiles, bordes o camellones de aproximadamente 15 cm de alto y 50 cm de ancho. La eficiencia de este sistema de riego es de un 50 - 70 %.

El agua se aplica en forma de una lámina a lo largo de la pendiente longitudinal de borde, la cual fluctúa entre unos 0,5 y 1,0 %. Los bordes pueden tener un ancho de 5 - 30 metros y una longitud variable de 50 - 400 metros, aproximadamente. El ancho de la faja de riego depende de la pendiente transversal que presente el suelo. Mientras mayor sea esta última, menor tendrá que ser el ancho del borde. Lo ideal es que no exista desnivel a lo ancho de la platabanda. La máxima pendiente transversal que se permite de borde a borde es de 0,5 %, lo que evita que el agua se acumule a un sólo lado de la faja. Por otra parte, el largo del borde guarda relación con la pendiente longitudinal del mismo, la textura y porosidad del suelo, como también con el tamaño y forma de la propiedad que se riega. En general, a mayor pendiente longitudinal , textura mas arenosa y porosidades de suelo más gruesas, menor largo deberá tener el borde. En este sistema de riego, el riego se aplica desde una acequia abastecedora con un caudal relativamente alto. Este último dependerá, entre otras características, del ancho del borde y de la velocidad con que deba avanzar el agua a lo largo de la pendiente longitudinal. La entrada del agua al borde se controla mediante tubos, sifones, compuertas de madera o simplemente rompiendo la pared lateral de la acequia alimentadora. Lo último es lo menos aconsejable, por la erosión. Para praderas, (Ej. alfalfa en la Zona Central) el riego por bordes constituye un adecuado sistema de irrigación, por cuanto con la velocidad de avance lenta del agua, las plantas no sufren ningún maltrato, existiendo poca erosión. c)

Riego por aspersión: Este sistema consiste en imitar lo que hace la naturaleza, es decir, realizar un aporte de agua mediante una lluvia artificial.

Presenta las siguientes ventajas de uso: alta eficiencia (70 – 80, % según las condiciones de riego), buena uniformidad de aplicación de agua, fácil instalación y rotación, sirve en suelos con pendiente hasta 20%, arenosos o arcillosos y se pueden aplicar al mismo tiempo fertilizantes líquidos, pesticidas o herbicidas, con el consiguiente ahorro de mano de obra. Entre las desventajas del sistema, puede señalarse su alto costo de inversión (U$ 1.000 - 1.500/ha), altos costos de operación (U$ 350-400 por ha/año), susceptibilidad al viento fuerte y su especificidad para algunos cultivos, es decir, se adaptan para algunos cultivos y no sirven para otros. Riego de Praderas en Chile

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En la Región Centro-Norte de Chile se riegan especies altamente productivas, como por ejemplo alfalfa y maíz. En la Región Centro-Sur las praderas son regadas para la producción de leche y carne. Al sur de Temuco el aporte de las precipitaciones comienza a ser significativo durante la época de verano. Sin embargo, no es suficiente y debe ser suplementado con riego durante la época de déficit. Por cuanto el período de riego no es muy largo, se prefieren métodos de bajo costo, como el riego por tendido. La falta de agua baja drásticamente los rendimientos, sobre todo los de leche. Historia del riego en el Sur de Chile. Esta historia es muy corta, al menos en la Xa. Región . Desde la llegada de los primeros colonos, en particular los colonos alemanes en 1850 y hasta la década de los 60 en la Décima Región no se conoció el riego como práctica agrícola. En la década de los 60, IANSA, fue la pionera en traer los primeros equipos de riego por aspersión al Sur, pero desgraciadamente no se supieron usar en la forma correcta, faltó capacitación, motivo por el cual el intento fracasó. El segundo intento y definitivo se produjo a partir de 1980. Hoy, IANSA Rapaco, por tomar el mismo ejemplo, contrata anualmente alrededor de 2300 ha de remolacha regadas (Superficie total 6880 ha, lo que corresponde a aproximadamente el 30%). Es el cultivo que más se riega en la X Región. Analizando en detalle la situación climática, específicamente las altas tasas anuales de precipitaciones, es posible observar una muy mala distribución de ellas, por cuanto la mayor parte cae en una época en que desde el punto de vista de los vegetales no es necesaria. CUADRO 1: Estadística de lluvias y balance hídrico en diferentes lugares de la Novena y Décima Regiones (mm). TEMUCO (1) Noviembre 70,6 Diciembre 58,1 Enero 40,6 Febrero 39,6 Marzo 60,1 Tot Lluvia 269,0 efectiva 500,0 Total Consumo Déficit -231,0 mm

VALDIVIA (2) 99,3 (-50) 83,6 (-21) 73,9 67,8 105,4 359,0 500,0 -141,0 mm

OSORNO (3) 67,5 (-34) 63,2 (-16) 55,2 58,6 72,2 266,7 500,0 -233,3 mm

PUERTO MONTT (4) 104,1 (-52) 90,6 (-23) 84,4 86,1 125,0 415,2 500,0 -84,8 mm

INIA - CORFO, 1994. (Carillanca) Estación climatológica UACH, Valdivia (30 años). Instituto Adolfo Matthei, Osorno (50 años). Estación Metereológica “El Tepual”, Puerto Montt (30 años). ( ) Cifras entre paréntesis corresponden a estimaciones de drenaje durante el mes. (1) (2) (3) (4)

Como promedio en los meses más secos (Noviembre a Marzo) en Temuco caen aproximadamente 269 mm, en Valdivia caen alrededor de 359 mm, en Osorno aproximadamente 266 mm y en Puerto Montt 415 mm, tal como se aprecia en el Cuadro 1. En el mismo Cuadro es posible ver que Temuco y Osorno son más secos en los meses de verano y que Puerto Montt es mas lluviosos en el mismo período. Por otra parte, el consumo de agua que se produce como promedio por parte de una pradera en ese período en las mismas localidades se ha estimado en 500 mm, de lo cual se podría deducir un déficit bajo estas condiciones de -231 mm en Temuco, -141 mm en Valdivia, de -233 mm en Osorno y –85 mm en Puerto Montt. (Cuadro 1). En este Cuadro de déficit no está incluida una variable que también actúa en este sistema y que es la reserva de agua que en un momento dado aporta el suelo a las plantas, y que actúa como compensadora del déficit. En Osorno, por ejemplo, la situación se compensa prácticamente, por cuanto los suelos pertenecientes a la serie de suelo Osorno poseen las más altas capacidades de retención de agua en el Sur de Chile (22%). Los consumos diarios de agua de la pradera, medidos en experiencias realizadas en la zona Sur, presentan valores de alrededor de 2-4 mm diarios en Diciembre, valores entre 4 - 5mm en Enero y en Febrero y Marzo estas cifras decrecen, tal como se puede apreciar en las experiencias señaladas en el Cuadro 2. CUADRO 2: Consumo de agua de praderas de secano y de riego durante diferentes temporadas (mm/día). Lugar y Tipo de Experiencia Pichoy, riego 80% agotam. Pichoy, riego 50% agotam. Secano Valdivia Secano Frutillar Frutillar, riego 30% agotam. Frutillar, riego 60% agotam. Valdivia, riego 50% agotam. Valdivia, Secano

Año Noviembr Diciembr Enero Febrer Marz TOTA e e o o L 79/80 2,6 4,7 3,0 3,1 406 *1

Nueva Braunau, riego 50% agotam.

79/80

-

2,6

6,3

3,0

3,1

456 *1

80/81 84/85 84/85

3,8 -

2,4 1,8 3,6

5,4 1,4 2,3

3,5 2,0 3,0

2,3 2,3

434 *2 249 *3 360 *3

84/85

-

4,5

2,3

2,5

3,1

87/88

2,.4

3,4

4,6

4,0

1,3

402 *3 479 *4

87/88

1,7

2,4

1,7

0,1

1,3

87/88

3,0

4,0

2,7

5,5

3,0

Fuente:*1 Woerner, G. (1980); *2 Torres, J. (1982) *3 Weil, G. (1986) *4 Ramirez, E. (1989) *5 Billiard, J. (1980)

219 *4 552 *5

En El Cuadro 2, se pueden ver que las necesidades de agua de la pradera bajo condiciones de riego en los meses señalados fluctúan entre 400 y 500 mm/mes, cuando esta ha sido regada con algún criterio. Las cifras aquí señaladas no son definitivas, por ser producto de la medición durante una sola temporada y de la forma como se manejó el riego en cada lugar. Sin embargo, dan una idea acerca del orden de las cifras. Impacto del riego en praderas de la Novena y Décima Regiones

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Se conocen pocos estudios científicos relacionados con el uso de riego en praderas en las 2 Regiones. En la IX Región fueron conducidos por la Estación Experimental Carillanca del Instituto de Investigación Agropecuaria (Cuadro 3). En la Universidad Austral de Chile se han realizado 3 estudios científicos: el primero realizado durante la temporada 1979/80 en Pichoy, Comuna de Valdivia, el segundo durante 1984/85 en Frutillar - Tegualda, Comuna de Frutillar y el tercero durante 1987/88 en nueva Braunau, Comuna de puerto Varas, (ver Cuadro 3). CUADRO 3: Experiencias de riego de praderas permanentes en el Sur de Chile. Tratamientos Estudio en Carillanca, Vilcún, Cautín (*). Temporada 1990/91. Riego 84% evaporación de bandeja. Pradera de trébol blanco/ballica. 0 Kg N/ha - Riego 60 Kg N/ha - Riego 0 Kg N/ha - Sin Riego (14% evap. Bandeja) 60 Kg N/ha - Sin Riego (14% evap. Bandeja) Estudio en Pichoy, Valdivia (**): Duración 15/11/79 - 31/03/80 (+ 280 mm de lluvia sobre el promedio normal del período). Riego frecuente riego poco frecuente Sin riego (Secano) Estudio en Frutillar - Tegualda (***): Duración: 1/12/1984 - 8/04/1985. (+ 17 mm de lluvia sobre el promedio normal del período). Riego - Frecuente Riego poco frecuente Sin Riego (Secano)

Producción Kg M.S./ha.

Aumento de Producción

9.900 10.600 2.000 2.400

395,0% 341,6% 0% 0%

8.630 8.470 6.795

27,0% 24,5% 0,0%

3.657 3.617 2.266

61,4% 59,6% 0,0%

Estudio en Nueva Braunau (****) Duración: 12/10/1987-12/04/1988. ( -140 mm de lluvia bajo el promedio normal del período) 15.192 44,2% Riego - Con Fertilización 10.536 0,0% Sin Riego - Con Fertilización 6.072 25,2% Riego - Sin Fertilización 4.848 0,0% Sin Riego - Sin fertilización Fuente: (*) INIA - CORFO, (1994); (**) Woerner, (1982); (***) Weil, (1986) y (****) Billiard, (1990). • La experiencia en Carillanca se basó en la combinación de distintos niveles de fertilización nitrogenada (0 y 60 Kg N/ha) con diferentes niveles de abastecimiento de agua (14 y 84 % de la evaporación medida en bandeja). Al analizar los resultados es posible observar que el riego tuvo un mayor impacto que la fertilización nitrogenada. Lo anterior se debe a que el riego favorece una fijación simbiótica del nitrógeno atmosférico más eficiente en el trébol de la pradera. • La experiencia en Pichoy consistió, entre otros, en la prueba de tres criterios de oportunidad de riego (riego frecuente, poco frecuente y sin riego) regando una pradera natural mejorada. El mejor tratamiento resultó ser el riego frecuente y el de la producción más baja correspondió al tratamiento sin riego. Los rendimientos son buenos por la elevada dosis de los fertilizantes que se usaron (110 Kg N /ha, 170 Kg P2O5/ha y 110 Kg K2O), y la alta cifra del secano se debe además a que ese verano fue muy lluvioso (566,5 mm desde Noviembre/79 a Marzo/80; Lluvia normal 286 mm, superávit del período + 280,5 mm). A pesar de ello, el mejor aumento de producción fue de un 27%. • La tercera experiencia en Frutillar en la temporada 85/86, también se realizó en una pradera natural mejorada, con un esquema de tratamientos muy similar al ensayo anterior, es decir, con tres situaciones de abastecimiento de agua. El mejor tratamiento resultó ser el riego poco frecuente y la menor producción correspondió al tratamiento sin riego. Los rendimientos de Frutillar, en términos absolutos, fueron muy inferiores a los de Pichoy, debido a las dosis de fertilizantes más bajas (80 Kg N/ha, 120 Kg P2O5/ha y 75 Kg K2O/ha). Aquí se trató de ver el efecto del riego con las dosis de fertilización normales que se usaban en el predio donde se realizó la experiencia . Por otra parte, la lluvia fue sólo levemente superior a la media del período (+ 17 mm). Por esta última razón, en términos relativos, hay mejor respuesta al riego en el período de verano en comparación al estudio en Pichoy. • La última experiencia de riego se realizó en la temporada 87/88 en Nueva Braunau, Provincia de Llanquihue. También se utilizó una pradera natural mejorada. Usando altas dosis de fertilizantes (160 Kg N/ha , 240 Kg de P2O5/ha y 120 Kg K2O/ha), se obtuvo un aumento de producción de hasta un 44% por efecto del riego. Al no usar fertilizantes, el aumento de producción por efecto del riego fue de un 25%. Impacto del riego sobre la composición botánica y la duración del período de producción de la Pradera. Al regar en forma permanente todos los veranos se fomenta la permanencia de las especies más nobles de la pradera, como tréboles, ballicas, pasto ovillo, que son muy susceptibles a los déficit de

agua en el suelo. Se mejoraría así la composición botánica de la pradera a largo plazo. Lo anterior evitaría regeneraciones tan seguidas de la pradera y se elevaría el valor nutritivo del forraje producido. La permanencia de las especies fue demostrada mediante un simple estudio de frecuencia de especies en la experiencia de riego de pradera natural mejorada en Frutillar (Cuadro 4). Del estudio de la composición botánica de la pradera de los tres tratamientos en Frutillar, se pudo observar que en los tratamientos regados el trébol blanco estuvo presente en un 100% de las parcelas al comienzo y al final del ensayo. En cambio, para el tratamiento sin riego, la presencia del trébol baja de un 100% al 26%, al final del período de estudio. CUADRO 4 Impacto del riego sobre el porcentaje de frecuencia de las especies presentes en la pradera natural. Especie

% Frecuencia comienzo

% Frec. Final RPF – CF

% Frec. Final RPF – CF

% Frec. Final SR - CF

Trébol blanco Ballica Inglesa Pasto ovillo Chépica

100,0 53,3 86,6 80,0

100,0 100,0 100,0 66,6

100,0 100,0 100,0 73,3

26,6 86,6 86,6 80,0

Fuente: Adaptado de Weil, G. (1986) RPF - CPF: Riego poco frecuente - Corte poco frecuente RPF - CF : Riego poco frecuente - Corte frecuente SR - CF : Sin riego - Corte frecuente

Manejando en forma hábil los cortes y la fertilización de la pradera regada, es posible alargar su producción hasta comienzos de Febrero, época que inevitablemente sobreviene el receso normal de producción, luego de la floración. Lo anterior es claramente observable en la experiencia de Frutillar y menos claramente en la de Nueva Braunau (Gráficos 1 y 2, respectivamente ).

2000

Producción (Kg MS/ha)

1600 1200 Serie1

800

Serie2 400 0 31-Dec-85

31-Jan-85

3-Mar-85

2-Apr-85

Fe cha de corte s (tie mpo)

Serie 1 : Riego poco frecuente, Corte poco frecuente Serie 2: Sin Riego-Corte poco frecuente Gráfico 1: Curva de producción de la pradera de dos tratamientos del ensayo de riego en Frutillar Tegualda (X Región).

Producción (Kg MS/ha)

/ 7000 6000 5000 4000 3000 2000 1000 0 12-Nov-88

Serie1 Serie2

12-Dic-88

12-Ene-88

12-Feb-88

12-M ar-88

12-Abr-88

Fecha de cortes (tiempo)

Serie 1 : Riego - Con Fertilización Serie 2: Sin Riego - Con Fertilización Gráfico 2: Curva de producción de la pradera de dos tratamientos del ensayo de riego en Nueva Braunau (X Región).

Costos y rentabilidad del riego en praderas

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Este tema se va a analizar a través de un ejemplo teórico, basado en datos reales. Se va a considerar una superficie de pradera de 10 ha, que será regada por aspersión. Se realizarán los cálculos en base a varias producciones estimadas, cercanas a las obtenidas en las experiencias expuestas. CUADRO 5 Costos del sistema de riego ($). Costos equipo de riego para 10 ha

$ 7.800.000

Depreciación US$ 12.000/15 años Interés al capital (8% anual) Mano de obra (1 persona por 3 meses) Energía (20h/día x 90 días x 5 KW x $25/KWh) Transformador 5KVA x 4 meses x $3.500/KVA

$ $ $ $ $

Costo operacional Riego por temporada (10 ha)

$1.799.000

Costo operacional de Riego/ha y temporada. 1 US$ = $ 650

$ 179.900

520.000 624.000 360.000 225.000 70.000

CUADRO 6 Ingresos netos adicionales estivales por efecto del riego de una pradera natural mejorada sobre la producción de LECHE en la Décima Región. Rendimiento total supuesto Sin (ENERO-MARZO) Riego (Kg M.S./ha) 2.500 Rendim. Adicional por Riego (kg M.S./ha) 0 Ingreso Bruto Adicional ($/ha LECHE)* 0 Costo operacional de riego/ha ($/ha) 0 Costo operacional ordeña $/ha (adicional) 0 ($10/litro) Ingreso Neto Adicional por Riego:

---------Con Riego-----------4.000 5.000 1.500 2.500 150.000 250.000 179.900 179.900 15.000 25.000

6.000 3.500 350.000 179.900 35.000

$/ha en LECHE

0

-44.900

45.100

135.100

$/10 ha LECHE

0

-449.000 451.000

1.351.000

* Conversión 1 kg M.S. = 1 L leche

1 L leche = $100.-

CUADRO 7 Ingresos netos adicionales estivales por efecto del riego de una pradera natural mejorada sobre la producción de CARNE en la Décima Región.

Rendimiento total supuesto (ENERO-MARZO) (Kg M.S./ha) Rendim. Adicional por Riego (kg M.S./ha) Ingreso Bruto Adicional ($/ha CARNE)* Costo operacional de riego/ha ($/ha) Ingreso Neto Adicional por Riego

Sin Riego 2.500 0 0 0

---------Con Riego------------4.000 5.000 1.500 2.500 83.333 138.888 179.900 179.900

6.000 3.500 194.444 179.900

$/ha en CARNE

0

-13.739

41.816

97.372

$/10 ha en CARNE

0

-137.390

418.160

973.720

* Conversión 9 kg M.S. = 1 kg Carne 1 kg Carne = $500.Si las diferencias de producción de pradera con y sin riego se expresan en pesos, y si se consideran los mismos costos de producción de la pradera para ambos casos, además de los costos del riego, se obtienen los valores de ingreso neto adicional por efecto del riego para producción de leche y carne, presentados en los Cuadros 6 y 7 . Comentarios y Conclusiones Finales: A la luz de lo expuesto, es posible concluir que el riego de praderas en el Sur de Chile no siempre es negocio rentable. La falta de rentabilidad no radica en el hecho que la pradera no responda a la aplicación de agua, sino a que el valor económico de la producción adicional ( o los subproductos derivados de ellos, ej. carne, leche) no siempre pagan los costos de la inversión del riego. Sin embargo, el riego tiene ventajas que no se reflejan necesariamente en los análisis económicos presentados: • • •

• • •

En general, al regar todo tipo de praderas, se evitarían los daños graves sobre la producción que ocasionan las sequías tempranas, cuando ocurren. Al regar, se evita dejar de producir, disminuyendo así el riesgo de perder la inversión realizada. Al regar la pradera, aunque no tengamos mucha rentabilidad en lo producido adicionalmente, producimos más forraje por unidad de superficie, lo cual puede incidir en una mayor carga animal por hectárea , o en una disminución en la compra de forraje adicional, concentrados, etc. Al regar la pradera en forma permanente todos los veranos se fomenta la permanencia de las especies mas nobles, como tréboles, ballicas y pasto ovillo, que son muy susceptibles a los déficit de agua en el suelo. Se mejoraría así la composición botánica de la pradera a largo plazo. Lo anterior evitaría hacer regeneraciones frecuentes de praderas y se elevaría así el valor nutritivo del forraje producido. Una ventaja, para quien riega, es el hecho de que cuando se produce una sequía los precios de los productos vegetales suben (oferta y demanda). El que riega los tiene en abundancia y puede profitar de este hecho. Manejando en forma hábil los cortes y la fertilización de la pradera regada, es posible alargar la producción de ésta hasta comienzos de febrero. En praderas artrificiales, las rentabilidades deberían ser superiores a las presentadas.

BIBLIOGRAFIA BILLIARD, J. 1990. Efecto del riego sobre una pradera natural mejorada bajo dos condiciones de fertilización en la comuna de Puerto Varas. Tesis licenciado en Agronomía. Fac. de Ciencias Agrarias, Universidad Austral de Chile. Valdivia. 91 p. FUNDACION ADOLFO MATTHEI. 1986. 50 Años de observaciones meterológicas 1935 – 1984. Estación Meteorológica Juan Kalt Bode. Instituto Profecional Agrario. 67 p. HUBER, A. 1970. Diez años de observaciones climatológicas en la Estación Teja Valdivia. (Chile). 1960 – 1969. Fac. de Ciencias Naturales y Matemáticas. Universidad Austral de Chile. Valdivia. 60 p. WEIL G. E. 1986. Efecto de la frecuencia de riego y corte sobre la producción de forraje de una pradera mejorada en la comuna de Frutillar. Tesis licenciado en Agronomía. Fac. de Ciencias Agrarias, Universidad Austral de Chile. Valdivia. 45 p. WOERNER, G. 1982. Efectos de la frecuencia de riego y el manejo de cortes sobre una pradera natural mejorada de la provincia de Valdivia. Tesis licenciado en Agronomía. Fac. de Ciencias Agrarias, Universidad Austral de Chile. Valdivia. 47 p.

MANEJO DEL PASTOREO (Volver al Indice)

Oscar Balocchi L. 1

INTRODUCCION

El nivel de producción que. se obtiene en sistemas basados en pastoreo está determinado por la cantidad y calidad de forraje producido (kgMS/ha), por el número y productividad de los animales utilizados (carga animal) y por la proporción del forraje producido que efectivamente se consume (eficiencia de utilización). El objetivo de un buen manejo de pastoreo es favorecer un alto rendimiento y calidad de la pradera, utilizar una alta proporción del forraje producido y al mismo tiempo lograr un alto consumo de nutrientes por animal. En general, estos dos últimos objetivos son antagónicos, por lo que un método de pastoreo eficiente debe plantear un compromiso entre consumo y eficiencia de utilización. 2

METODOS DE PASTOREO

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En general la evidencia experimental no muestra que un método de pastoreo en particular sea especialmente superior a los demás. Sin embargo, hasta ahora no existe evidencia experimental que contradiga lo señalado por McMeekan y Walsh (1963) que con alta carga animal el pastoreo rotativo es superior al continuo. Durante la última década no se han reportado en la literatura grandes ensayos que comparen el potencial productivo de praderas para producción de leche bajo diferentes métodos de pastoreo. Esto es entendible ya que para establecer este tipo de ensayos que permitan medir, para un amplio rango de cargas animales, la respuesta en producción y composición de la leche, largo de la lactancia, longevidad de las vacas y requerimientos de capital y mano de obra se necesita contar con grandes recursos que en general las instituciones de investigación no poseen. Sin embargo, se han logrado importantes avances en el entendimiento de las inter-relaciones entre la pradera, el animal y el manejo. 3

FACTORES QUE DETERMINAN EL CONSUMO DE UN ANIMAL EN PASTOREO

FACTORES DEL ANIMAL:

FACTORES DEL AMBIENTE:

FACTORES DE LA PRADERA:

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• • • •

Tamaño Estado fisiológico Nivel de producción Alimentación previa

• • • •

Temperatura ambiental Lluvia Viento Fotoperíodo

• Disponibilidad • Estructura • Digestibilidad FACTORES DEL MANEJO: • Presión de pastoreo • Nivel y tipo de suplementación En un modelo del proceso de pastoreo de los bovinos el consumo de forraje puede ser determinado por el tiempo de pastoreo multiplicado por la tasa de consumo (figura 1). La tasa de consumo puede a su vez ser dividida en tamaño de bocado y tasa de bocado. El tamaño de bocado a su vez está determinado por la densidad del forraje y el volumen. El volumen de cada bocado es el producto del área por la profundidad de cada bocado. En el presente trabajo se analizará exclusivamente el efecto de los diferentes factores de la pradera que influyen sobre el comportamiento ingestivo del animal en pastoreo y sus consecuencias en el consumo voluntario de forraje.

Consumo de forraje (g MS/día)

Tiempo de pastoreo (min/día)

×

Tasa de consumo (g MS/ min)

Tamaño de bocado (g MS)

Densidad de la pradera (g MS/cm 3)

×

Area de bocado (cm 2)

FIGURA 1

4

×

Tasa de bocado (boc/min)

Volumen del bocado (cm 3)

×

Profundidad del bocado (cm)

Modelo del proceso de pastoreo de bovinos (Phillips, 1993)

COMPONENTES DEL PASTOREO

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CP = TP x BM x TB

(1)

donde: CP TP BM TB

= = = =

consumo de forraje (kg MS/d) tiempo de pastoreo (min/d) tasa de bocados (boc/min) tamaño de bocado (g MS/boc)

La relación entre estas variables se describe en las siguientes ecuaciones, desarrolladas para vacas lecheras por Leaver (1986). En estos estudios se ha determinado que el tamaño de bocado es el factor más importante en determinar el nivel de consumo de forraje. TP

= 652 - 313 TB

(R2 = 0,98)

(2)

BM

= 68,9 - 19,1 TB

(R2 = 0,93)

(3)

Varios estudios han demostrado que existe una estrecha dependencia entre estas variables y la altura de la pradera. Esto permite usar la altura como criterio para controlar de un modo eficiente y sencillo el sistema de pastoreo. La evidencia experimental no justifica sistemas complicados de manejo pastoreo y es concluyente al identificar la altura promedio de la pradera, en sistemas continuos y la altura de residuo en sistemas rotativos, como base para calificar la condición del pastoreo y tomar decisiones de manejo (Backer, 1986; Phillips y Leaver, 1985). La forma en que los componentes del pastoreo se afectan al cambiar la altura de la pradera se describe en la figura 2. 4.1

Tamaño de bocado (TB)

En el tamaño de bocado (g de MS cosechada por bocado), es donde más efecto producen las diferentes características de la pradera, especialmente la altura. El TB aumenta en forma casi lineal hasta valores notablemente elevados de disponibilidad y altura. El TB es el factor crítico que controla el consumo en pastoreo (Hodgson, 1986). La altura de la pradera, determina la profundidad de cada bocado, factor que tiene más influencia que el área cosechada por bocado. Otros factores que influyen son la densidad de la pradera y la digestibilidad del forraje. A modo de ejemplo, Holmes (1989) determinó que el tamaño de bocado disminuía de 0,33 a 0,15 g de MS por efecto de la madurez de la pradera y aumentaba de 0,13 a 0,39 g de MS en praderas de igual composición botánica pero más densas. Los resultados de la investigación demuestran que el tamaño de bocado fluctúa entre 0,25 y 0,65 g de materia orgánica (MO), (0,26 - 0,70 g de MS), para la condición de baja y alta disponibilidad de forraje, con un valor promedio para el período de pastoreo de 0,35 g de MO, válido para las condiciones de la estación de pastoreo del Reino Unido (Leaver, 1986).

FIGURA 2

Influencia de la altura de la pradera sobre los componentes del pastoreo (Penning, citado por Hodgson, 1986).

La reducción que produce en el tamaño de bocado una disminución en la altura de la pradera tiende a ser compensada por un aumento en el tiempo de pastoreo y en la tasa de consumo y en principio una reducción en la altura no produce una disminución en el consumo. Sin embargo la habilidad de los bovinos de compensar depende de la severidad de la disminución del tamaño de bocado y del nivel de requerimientos del animal (figura 3). En animales de altos requerimientos la habilidad para compensar es limitada.

No requiere adaptación

El comportamiento del pastoreo se adapta. El tamaño de bocado se reduce, pero para compensar, el tiempo de pastoreo y la tasa de bocado aumentan. No existe disminución del consumo El comportamiento del pastoreo se adapta como en el caso anterior, pero no lo suficiente como para compensar. Existe disminución de consumo. No es posible más adaptación del comportamiento de pastoreo. Consumo de forraje decrece rápidamente

FIGURA 3

Efecto de la disminución en la altura de la pradera sobre el comportamiento del pastoreo y consumo de forraje (Phillips, 1993).

Las vacas lecheras de alta producción solo pueden lograr mayores tiempos de pastoreo a expensas del tiempo que pasan echadas y rumiando, pero en general las vacas son reticentes a hacerlo. Existen pocas otras actividades que puedan sacrificar, como se muestra en la figura 4. Esto enfatiza la necesidad de minimizar el tiempo que una vaca lechera de alta producción se mantiene fuera de la pradera para la ordeña (Phillips, 1993).

echada/rumiando 5,5 pastoreando 9

echada 3

bebiendo 1 parada 2,5 caminando 2

FIGURA 4

parada/rumiando 1

Representación gráfica de la actividad diaria (horas), de una vaca lechera de alta producción (Phillips, 1993).

La figura 5 relaciona TB y consumo diario de MS. El consumo máximo de pradera estimado por la ecuación indicada en la figura 2 es de 17,2 de MS/día para un TB de 0,65 g y disminuye a 8,3 kg de MS/día para un TB de 0,22 g de MS. La máxima compensación obtenible por aumento en TP y BM sólo equivale a 350 g de MS a un TB de 0,35 g. Es interesante constatar que el consumo máximo estimado por la ecuación permite una producción entre 22 y 26 litros de leche por día, dependiendo de la calidad de la pradera y el cambio de peso de las vacas (Leaver, 1986). Las ecuaciones 2 y 3 demuestran que al disminuir el TB, aumentan el TP y BM. Sin embargo, dentro del rango de valores en que fluctúa el TB, el TP sólo puede aumentar a razón de 128 minutos diarios y BM sólo en 7,8 bocados por minuto. Esto demuestra que al disminuir el TB, el animal tiene pocas posibilidades de compensar pastoreando más tiempo o aumentando la tasa de bocados y el consumo en consecuencia disminuye. 4.2

Tasa de bocados (BM)

El número de bocados por minuto fluctúa entre 20 y 66 en bovinos. Este disminuye en la medida que aumenta la altura o disponibilidad de la pradera, o al aumentar el tamaño de bocado. En praderas de mayor altura, el animal puede mantener una tasa relativamente constante de ingestión por ajustes entre el TB y BM, pero en praderas de menor altura o disponibilidad, el aumento en BM no alcanza a compensar el menor TB (figura 1).

17

Consumo Mat. Seca (Kg/d)

16 15 14 13 12 11

CMS (kg/d) = 45 TB - 34 TB 2 + 6 TB 3

10 9

0.2

0.3

0.4

0.6

0.7

0.8

Tamaño de bocado FIGURA 5

Relación entre tamaño de bocado (g) y consumo de materia seca (kg-día), en vacas lecheras (Leaver, 1986).

El número de bocados diarios depende principalmente del tiempo de pastoreo y alcanza un máximo de 36000 (600 minutos por 60 bocados por minuto), para un TP de nueve horas diarias (Holmes, 1989). 4.3

Tiempo de pastoreo (TP)

El tiempo de pastoreo se puede considerar poco flexible y su conocimiento ha contribuido bastante a comprender las limitaciones que esto representa para obtener altas producciones en pastoreo, comparadas con sistemas de estabulación. Se ha comprobado que el tiempo de pastoreo en bovinos difícilmente supera las 10 horas diarias (cuadro 1), siendo más realista un límite de 9 hr. Como se demuestra en la figura 1c, el TP

también disminuye en la medida que aumenta la altura de la pradera o viceversa. Al bajar la altura el TP aumenta en respuesta a una menor tasa de ingestión (BM), sin embargo, la compensación es rara vez suficiente para prevenir la caída en el consumo. Bajo 6 -8 cm, el consumo diario es estrechamente dependiente del TB, debido a que tanto el TP como BM operarían a niveles límites, como se aprecia en las figuras 1b y 1c (Hodgson, 1986). 5

FACTORES DE LA PRADERA QUE CONTROLAN EL CONSUMO (Volver al Indice) • Disponibilidad • Estructura : - altura - densidad • Digestibilidad

El consumo voluntario de forraje de un animal en pastoreo está fuertemente influenciado por el peso del forraje por unidad de área (disponibilidad), su distribución espacial (estructura) y por su digestibilidad. Todos estos factores pueden ser ampliamente manipulados a través del manejo del pastoreo. La variación de estos tres parámetros, disponibilidad, estructura y digestibilidad puede explicar en gran medida (pero no completamente), las diferencias de consumo voluntario en un animal en pastoreo. CUADRO 1

Rango de variación de los componentes del pastoreo en ovinos y bovinos (Hodgson, 1986). Variable Ovinos Bovinos Tiempo de pastoreo (hr/d) 6,5 - 13,5 5,8 - 10,8 Tasa de bocado (boc/min) 22 - 94 20 - 66 Total de bocados diarios (1000) 10 - 78 8 - 36 Consumo por bocado (mg de MO) 11 - 400 70 - 1610 (mg MO/kg de peso vivo) 0,4 - 2,6 0,3 - 4,1 Tasa de consumo (mg MO/kg peso vivo/min) 22 - 80 13 - 204 5.1

Disponibilidad de forraje

La figura 6 muestra el efecto que produce un incremento en la disponibilidad de forraje sobre el consumo. Tradicionalmente la disponibilidad de forraje de una pradera se expresa como kg o ton de MS/ha. La disponibilidad se puede expresar también por animal (kg de MS/animal). Como regla general existe una respuesta positiva del consumo a un aumento en la disponibilidad, hasta un punto en que ésta deja de ser limitante. Este punto se conoce como disponibilidad crítica, bajo la cual el consumo de forraje comienza a ser significativamente afectado. Este valor de disponibilidad crítica

varía según el tipo de animal y su estado fenológico. En general en vacas lecheras es de alrededor de 1500 a 2000 kg de MS/ha y en ovinos de 500 a 800 kg de MS/ha (figura 6).

Consumo MOD (g/d)

1000 Lactando Preñadas Secas

500

1000

2000

3000

Disponibilidad de MS ( kg/ha)

FIGURA 6 5.2

Relación entre disponibilidad de forraje y consumo, en ovinos (Hodgson, 1979)

Estructura de la pradera La estructura de la pradera esta determinada por la altura y la densidad.

5.2.1 Altura La altura fue primero utilizada como una forma de estimar la disponibilidad de forraje, para lo cual se desarrollaron una serie de ecuaciones con el objetivo de predecir disponibilidad a partir de altura. Sin embargo, en los últimos años se ha relacionado directamente la altura de la pradera con el comportamiento de los animales en pastoreo y con su productividad. Se ha determinado que la altura es una medida muy práctica para ser utilizada como herramienta en la toma de decisiones en el manejo del pastoreo. Incrementos en la altura de la pradera producen un aumento en el consumo (figura 7) y un aumento en la producción por animal (figura 8) hasta un cierto límite que es dependiente del tipo de animal. Existe, por otra parte, evidencia práctica que pasado un cierto nivel de altura la productividad animal decrece, debido a un efecto indirecto de reducción en la calidad del forraje.

Tasa de Consumo (g MS/ min)

8

6

4

2

10

0

20

40

30

Altura de la planta (cm)

FIGURA 7

Relación entre altura de la pradera y tasa de consumo en corderos ---- y ovinos adultos______ (Allden y Whittaker, citados por Hodgson, 1986).

Producción de leche (kg/día)

19 18 17 16 15 14

5

FIGURA 8

6 7 8 Altura de la pradera (cm)

9

Efecto de la altura de la pradera sobre el nivel de producción de leche en un sistema de pastoreo continuo (Ernst et al., 1980).

5.2.2 Densidad

Tamaño de bocado (mg MO/ Kg PV/bocado)

La densidad de una pradera se expresa como kg de MS por ha por cm. En general esta característica de la pradera ejerce un importante efecto en el tamaño de bocado y por lo tanto en el consumo (figura 9). El tamaño de bocado tiende a disminuir cuando la densidad del forraje en el horizonte superior de pastoreo cae bajo 25 kg de MS/ha/cm. 1.0

0.5

0

20

40

60

Densidad ( kg MS/ha/cm)

FIGURA 9

5.3

Relación entre densidad de la pradera en los horizontes superficiales y el tamaño de bocado, en vacas lecheras (Stobbs, citado por Hodgson, 1982).

Digestibilidad del forraje

Cuando no existen restricciones físicas de la pradera el consumo esta directamente relacionado con la digestibilidad del forraje (Hodgson et al 1977). Esto se encuentra adecuadamente descrito en la literatura y para el caso de praderas, entre los rangos normales de digestibilidad encontrados, existe una respuesta lineal de aumento del consumo a un incremento en la digestibilidad del forraje (figura 10). Por lo tanto un mejoramiento en la digestibilidad del forraje produce un doble efecto positivo en el animal, produciendo un aumento en la concentración de nutrientes en la dieta y al mismo tiempo un aumento en la cantidad consumida (figura 11). Las diferencias en palatabilidad entre los distintos recursos forrajeros se menciona también como un factor que puede afectar el consumo voluntario. Sin embargo, la "palatabilidad" es un atributo difícil de describir y de medir, excepto en un sentido relativo, por ello se tiende a preferir el uso del término "preferencia".

6

USO DE LA ALTURA EN EL MANEJO DE LA PRADERA

(Volver al Indice)

Tres métodos son los más importantes: (a) altura de la hoja extendida, (b) altura de la planta sin disturbar y (c) altura de la pradera comprimida por un disco de aproximadamente 200-400g. La altura de la pradera comprimida fue en principio utilizada para desarrollar regresiones que permitían estimar disponibilidad de forraje, eliminando de esta forma la necesidad de cortar las muestras de Pasto. Estas tres metodologías en el orden que fueron señaladas entregan un valor decreciente de altura pero la simplicidad de la medición va aumentando. Algunas ecuaciones desarrolladas por Leaver (1962) y (1986) permiten transformar los datos de un tipo de medición a otro con el fin de ser comparados. En general el uso de diferentes metodologías de medición a creado problemas en la difusión y recomendación de esta técnica. Para efectos de esta publicación todos los datos de altura mencionados corresponderán a (b): altura de la planta sin disturbar. Para que la medición de altura sea válida las mediciones deben ser tomadas al azar tanto en áreas efectivamente pastoreadas como aparentemente rechazadas.

Consumo de materia orgánica (g/kg de peso vivo)

La utilidad de la medición de la altura de la pradera en el manejo de praderas es que ella entrega un índice de la condición de la pradera el cual se puede relacionar directamente con el consumo de forraje y productividad animal. 30

25

20

50

70 60 Digestibilidad de la materia orgánica (%)

80

FIGURA 10 Relación entre digestibilidad del forraje y consumo voluntario por bovinos, en dos tipos de pradera.(1) Pradera de Lolium perenne, primer crecimiento de la temporada y (2) Pradera de Lolium perenne, rebrote posterior a un corte (Hodgson, 1990).

Ganancia de peso (kg/día)

1.0

0.5

60 70 80 Digestibilidad de la materia orgánica (%) FIGURA 11

Efecto de la digestibilidad de la pradera (Lolium perenne) sobre la ganancia de peso de terneros en pastoreo (Hodgson, 1990).

La información generada por las diversas investigaciones indica que el consumo de forraje en vacas lecheras se encuentra cercano al máximo con una altura de residuo de 8-10 cm. El conocimiento que el pastoreo a relativamente baja altura de residuo es compatible con la mantención de altos niveles de producción por animal y un mejoramiento en la utilización de la pradera a motivado el desarrollo de dos tecnologías que son, primero la imposición de un pastoreo severo de una manera disciplinada para maximizar la producción por hectárea y segundo el uso de forrajes suplementarios para compensar las naturales variaciones en consumo cuando la disponibilidad o calidad de la pradera son limitantes. 7

PRODUCCION POR ANIMAL Y POR HECTAREA

(Volver al Indice)

Desde los primeros ensayos realizados por Hancock en 1953 (citado por McMeekan, 1956) un aumento en la carga animal ha producido un aumento en la producción de leche por hectárea y una disminución en la producción por vaca. Mott (1960) desarrolló una expresión gráfica de esta relación que hasta hoy día sigue vigente. En este trabajo Mott propone que la carga animal óptima se logra con una reducción de un 12% en la producción por animal obtenida con baja carga. (Figura 12). De acuerdo a Journet y Demarquilly (1979) el efecto favorable de un aumento en la carga en la producción de leche por hectárea se debe a una pequeña disminución en el consumo de forraje por vaca, a una defoliación más baja de la pradera con una mejor eficiencia de utilización, como también a una reducción en la ganancia de peso de las vacas y un mejor uso del menor nivel de energía consumida.

Curvas desarrolladas por Holmes (1989) demuestran que la producción de leche por hectárea decrece en forma más paulatina que la producción de carne pasado el óptimo de carga animal(Figuras 13 y 14). Un experimento clásico sobre este tema es el de McMeekan y Walshe (1963) en que compararon dos cargas animales (alta y baja) y dos métodos de pastoreo rotativo y continuo. Los resultados muestran que un aumento en la carga animal incrementó en promedio un 49% la producción de grasa láctea por hectárea y disminuyó la producción por vaca en 21%. El sistema de pastoreo rotativo incrementó la producción por animal en 17% y la producción por hectárea en 56% (Cuadro 2).

Z’

Y’

Z’

0.8

0.8

0.6

0.6

0.4

0.4

0.2

0.2

0.2

0.4

Relación =

0.6

0.8 1.0 Carga animal

1.2

1.4

Producto por hectárea a una presión de pastoreo óptima

1.0

Producto por hectárea

1.0

0.0 0.0

FIGURA 12

1.2

Y’

Relación =

Producto por animal a una presión de pastoreo óptima

Relación =

Producto animal

1.2

1.6

Carga animal a la presión de pastoreo óptima

Relación entre carga animal, producción por animal y por hectárea (Mott, 1960).

CUADRO 2

Efecto de la carga animal y método de pastoreo en la producción de grasa láctea por vaca y por hectárea (McMeekan y Walshe, 1963). Año 1 Año 2 Kg/vaca Kg/ha Kg/vaca Kg/ha CARGA ANIMAL Baja 188 423 189 446 Alta 173 487 161 480 METODO DE PASTOREO Rotativo 185 471 188 502 Continuo 177 437 162 423

Ganancia de peso vivo por animal k( g)

1.2

1200 Por ha

1.0

1000

0.8

800

0.6

600

0.4

400

Ganancia de peso vivo por ha en 180 días

Por animal

0.2

2

4

6

8

10

12

14

16

Carga animal basada en bovinos de 350 kg

FIGURA 13 Efecto de la carga animal sobre la ganancia de peso por animal y por hectárea. Basado en promedios de praderas con 300 kg de nitrógeno (Holmes, 1989).

Producción de leche por vaca (kg)

12000

Por ha

20

10000

16

8000

12

6000

8

4000

4

2000

1

2

3

4

5

6

Producción de leche por ha en 180 días (kg)

Por vaca

24

7

Carga animal, vacas por há

FIGURA 13 Efecto de la carga animal en producción de leche por vaca y por hectarea. Basado en promedios de praderas con 300 kg de nitrógeno (Holmes, 1989).

CUADRO 3

Efecto de la carga animal sobre la producción de leche por vaca y por hectárea.

País/autor NUEVA ZELANDIA Hancock 1953 Wallace 1956 McMreekan et al 1963 Bryant et al 1971 AUSTRALIA Cowan et al 1975 Colman et al 1974 Chopping et al 1976 GRAN BRETAÑA Bone et al 1963 Foot et al 1960 Castle et al 1968 Gordon 1973 McFeely et al 1975 McFeely et al 1977

Método pastoreo

Carga Animal

Efecto del aumento En la carga animal Leche/vaca Leche/ha

Baja

Alta

R

2,5

4,1

-6

+26

R

2,1

3,2

-15

+24

R C R

2,4 2,3 4,1

2,9 3,0 5,0

-13 -15 -17

+22 +15 +7

R R R R R R

1,3 1,9 2,5 3,3 5,9 7,9

1,9 2,5 3,3 4,9 7,9 9,9

-18 -5 -17 -3 -10 -6

+38 +28 +21 +26 +3 +5

R R R F F F R R R R R R R R R

3,2 4,7 2,4 2,4 2,7 2,7 4,7 4,5 2,7 5,5 2,7 2,4 2,7 3,0 2,5

4,2 6,2 2,9 2,9 3,6 4,3 7,4 7,4 3,5 7,1 3,5 3,3 3,5 3,9 3,1

-5 -4 0 -10 -8 -11 -6 -2 -17 -16 -16 -8 -6 -13 -16

+22 +15 +36 +29 +28 +20 +10 +15 +15 +1 +17 +31 +29 +17 +20

-9,88

+18,54

Promedio R: rotativo C: continuo F: franjas * Variación por el aumento de 1 vaca/ha : Alta - Baja * 100 Baja

En el cuadro 3 se presenta una recopilación de literatura en que se han medido producción por animal y producción por hectárea. Como promedio de todos estos trabajos se obtiene que un aumento

en la carga animal generó una disminución de la producción por vaca de 9,9% y un incremento de la producción por hectárea de 18,5%. El beneficio que representa este enfoque ha sido confirmado en un experimento realizado en Gran Bretaña reportado por Baker, (1986). La hipótesis estudiada fue que un pastoreo más severo que lo normal produciría un incremento significativo en la utilización de la pradera, producción de leche y retorno económico por hectárea, asegurándose que la estrategia general de alimentación permitiera a las vacas desarrollar y mantener reservas corporales de una manera satisfactoria. Se utilizó una altura de residuo para el pastoreo "normal" de 8 cm y para el pastoreo severo de 5 cm. Esto generó una disponibilidad de forraje medido a nivel de suelo de aproximadamente 50-60 (G) o 30-40 (g) de MS/kg de peso vivo, lo que en la práctica correspondió a un área de 8pastoreo en una relación G:g = 100:75. En el estudio se utilizaron 30-35 vacas por tratamiento durante tres lactancias completas. El método de pastoreo severo permitió un aumento en la carga animal de 16%, un aumento de 18% en la conservación de forraje, un aumento de un 22% en la producción de leche por hectárea, un aumento de 10% en la producción de energía metabolizable utilizada por hectárea (UME) y un aumento en el retorno económico de US$ 150/ha (precios de 1983). Este aumento en la producción por hectárea estuvo acompañado de una reducción de 6% en la producción por vaca. Un enfoque diferente para aumentar la eficiencia de utilización de la pradera en producción de leche ha sido investigada por Mayne et al (1985). En este caso se ajustó la altura de residuo de la pradera al nivel de producción de leche de las vacas. Al comienzo de la lactancia se utilizó una altura de residuo de 8 cm, cuando la producción de leche por vaca estuvo bajo los 20 kg/día, se utilizó una altura de residuo de 6 cm y cuando la producción estuvo bajo los 15 kg/día se empleó una altura de 5 cm. Este manejo se comparó con una altura de residuo pareja para toda la lactancia de 6 cm. En este ensayo no se encontraron diferencias significativas de producción de leche entre ambos manejos de pastoreo. La separación de las vacas de alta y baja producción en grupos de iniciadores y seguidores ha producido beneficios no significativos en la producción total de leche (1,2 kg/vaca/día). En el ensayo de Mayne et al (1985) la producción de las iniciadoras fue de 20,9 kg/día y las seguidoras de 11,2 kg/día comparado con una producción de 16,5 y 13,1 kg/día para las vacas que fueron pastoreadas juntas. El máximo rendimiento de energía digestible por ha se logra en sistemas de pastoreo rotativo, con períodos de descanso entre 5 a 8 semanas. Sin embargo las limitaciones en el consumo que produce una baja digestibilidad del forraje (70%). Cuando la producción total, tasa de crecimiento, digestibilidad y contenido de trébol son considerados juntos, aparentemente un intervalo de 6-9 semanas producirá el máximo rendimiento de materia seca digestible (Smethan, 1973). Esto está de acuerdo con los resultados de Brougham (1959) quién determinó que el máximo rendimiento anual de materia seca de una pradera de ballica/trébol blanco, ocurrió con un pastoreo a 23 cm dejando un residuo de 2.5 cm, con un período de descanso promedio de 5 semanas. Los resultados indican que para obtener una máxima producción de MS es mejor un pastoreo severo con baja altura de residuo, pero al mismo tiempo permitiendo un largo intervalo entre pastoreos comparado con un pastoreo liviano dejando una mayor altura de residuo (Smethan, 1973).

La distribución de bostas por medios mecánicos después del pastoreo no ha producido efectos positivos (Holmes, 1989). En praderas que tienen un alto contenido de malezas o que presentan una alta proporción de cañas de pasto sobremaduro, es recomendable realizar un corte de limpieza con lo que se estimulará la disminución de malezas y un mayor macollamiento de las gramíneas debido a la interrupción del proceso de dominancia apical. El corte debe efectuarse aproximadamente a 10 cm de altura y preferentemente a fines de verano - comienzo de otoño. En general los animales tienden a consumir el pasto que ha sido cortado. CUADRO 4

8

Sistema "ideal" de pastoreo rotativo. Invierno Primavera

Verano

Otoño

Período de descanso (semanas)

6-8

3-4

4-5

5-6

Altura de residuo (cm)

3-5

3-7

7 - 10

3-5

CONCLUSIONES

(Volver al Indice)



El consumo voluntario de forraje de un animal en pastoreo está determinado principalmente por la interacción entre disponibilidad, estructura y digestibilidad de la pradera.



El efecto individual de cada atributo de la pradera sobre el consumo voluntario de forraje se encuentra adecuadamente descrito.



Falta aún más conocimiento para predecir con exactitud el efecto combinado de ellos sobre el consumo. Por ejemplo, un mejoramiento en la digestibilidad del forraje producirá un aumento en el consumo sólo en la medida que ello no vaya acompañado con una disminución en la altura o densidad de la pradera.



Es difícil determinar el mejor balance entre una alta producción por animal y una alta eficiencia de utilización de la pradera.



Sin embargo, considerando la información presentada y la experiencia práctica se sugiere un sistema "ideal" de pastoreo rotativo para las praderas permanentes de la zona Sur de Chile.

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interval at high

stocking

rate.

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MANEJO DEL PASTOREO

Eficiencia de utilización

CANTIDAD Y CALIDAD DE FORRAJE

PRODUCCION DE LECHE O CARNE

Eficiencia de conversión

PRODUCCION PRIMARIA

PRODUCCION SECUNDARIA Máximo crecimiento neto Buena intercepción de luz

Mínimo crecimiento neto Buena intercepción de luz

40 cm 10 cm 5 cm

• hojas jóvenes • alta utilización • muy baja mortalidad de hojas

• hojas jóvenes • buena utilización • baja mortalidad de hojas

• hojas viejas • utilización muy baja • mucha mortalidad de hojas

Figura XX Efecto del área foliar sobre el crecimiento neto de una pradera

Cuadro xx Efecto de la eficiencia de utilización de la praderaen la producción

Eficiencia de utilización, % 60 Rendimiento anual de m.s., kg/ha

:

Materia seca consumida, kg/ha

:

7.200

8.400

E.M. promedio anual, Mcal/ kg m.s * : E.M. consumida, Mcal/ha

80

70 12.000

9.600

2,5

:

18.000

21.000

24.000

E.M. Mantención , Mcal/ha

**

:

9.367

10.115

11.046

Productividad anual (lt/ha)

***

:

7.378

9.500

11.070

* **

E M pradera promedio anual tablas FIA-UACH (1985), más incremento de 15% por selectividad del animal E M Mantención: basada en vacas de 550 kg. Requerimientos de mantención 131 Mcal E.M./kg peso metabólico. 15% incremento por actividad física del pastoreo; carga de 1,5; 1,7 y 1,9 vacas/ha, de menor a mayor eficiencia de utilización, respectivamente * * * Productividad anual: E.M.c - E.M.m/1.17 Mcal E.M./ lt de leche

Cuadro xx Efecto de la altura de la pradera sobre algunos componentes del bocado

Altura de la pradera (cm) 5

10

15

Tamaño de bocado (g / bocado)

0.38

0.55

0.62

Profundidad de bocado (cm)

2.5

5.7

8.6

Area de bocado (cm2)

43.8

48.3

44.4

Volumen de bocado (cm3)

110

280

380

Fuente : Mursan et al. (1989).

Cuadro xx Importancia relativa de los factores que explican las diferencias de rentabilidad entre explotaciones lecheras, en Gran Bretaña

Factor

Contribución (%)

Mayor carga animal

59

Mayor producción por vaca

35

Mayor precio de la leche

3

Menor costo compra de alimentos

- 3*

Menor costo producción de forraje

3

Otros factores

4

* Valor negativo indica mayor costo para las explotaciones más productivas. Fuente : Wilkinson (1984).

SOILING O CERO PASTOREO (Volver al Indice)

Oscar Balocchi L. El soiling o cero pastoreo es un método de utilización de praderas que consiste en cortar diariamente el forraje y suministrarlo a los animales en un lugar diferente del potreo. El forraje puede ser entregado entero o picado a animales estabulados o confinados en cualquier sistema. Este sistema presenta ventajas y desventajas comparado con los sistemas tradicionales de utilización de praderas a través del pastoreo directo. Las principales ventajas son: •

• •

• •

Una mejor utilización de la pradera con menores pérdidas por pisoteo y menor selectividad. Aumento en la superficie potencialmente disponible en el predio, por reducción de callejones de transito de animales. Un menor gasto energético y daños podales de los animales por la reducción de acarreos. Menor incidencia de meteorismo y mayor facilidad de abastecimiento de agua de bebida para los animales. Reducción potencial en los costos de cercos y redes de bebederos.

Las principales desventajas que presenta este método de utilización son: • Un mayor costo por movimiento de maquinaria asociada a la cosecha de forraje y eliminación de estiércol. • Es más extractivo en nutrientes del suelo si no se devuelve fertilidad a través de las fecas. • Se requiere de un grado variable de infraestructura para alimentar los animales. • Requiere cosechar el forraje todos los días y este corte puede estar limitado por condiciones topográficas o por praderas de hábito muy postrado. Las praderas utilizadas en soiling deben poseer crecimiento erecto y estar adaptadas para un manejo de cortes, las más utilizadas son praderas de alfalfa, trébol rosado, sólo o en mezcla con ballicas de rotación, praderas suplementarias como la avena y coles forrajeras, entre las más comunes. Formas de utilización de los recursos forrajeros utilizados en producción de leche (Volver al Indice)

El estudio Competitividad de la Producción Lechera Nacional entrega información sobre la forma en que se utilizan los forrajes en las lecherías de Chile. En este Estudio el "país lechero" fue dividido en cinco zonas y los productores en tres categorías de acuerdo al volumen anual de leche entregada a planta. Los Cuadros 1, 2 y 3 muestran que la forma predominante de utilización de las praderas para la macrozona comprendida por las Novena y Décima Regiones es el pastoreo directo en el 90% de los casos, aproximadamente. En la Octava Región (Cuadro 4), la utilización vía pastoreo alcanzó un 50%

aproximadamente y para la zona comprendida entre la Séptima Región-R.Metropolitana (Cuadro 5) la importancia del pastoreo cae a un 35 % aproximadamente. Con respecto al cultivo forrajero predominante destaca la alfalfa, cuya utilización como soiling sería la situación dominante para la Novena y Décima Región y la zona comprendida entre la Séptima Región – R. Metropolitana. En tanto, para la zona de la Octava Región existiría una combinación entre pastoreo y soiling. Cabe señalar que la importancia relativa de este recurso dentro de los predios lecheros aumenta en forma sostenida de sur a norte, en tanto que la intensidad en su utilización mostraría una situación similar para todas las zonas en estudio. En base a las cifras señaladas se puede concluir que, en general, la utilización de los recursos forrajeros sería más directa en la zona sur; es decir, una alta proporción es utilizada en pastoreo directo, lo que implica menores costos de utilización. En tanto, hacia el norte del país la tendencia es a una mayor utilización indirecta vía soiling, lo que encarecería el sistema de producción. Sin embargo, es necesario señalar, que para ponderar realmente la importancia de los recursos forrajeros, así como sus formas de utilización (pastoreo v/s soiling), se debe realizar un análisis que evalúe su impacto global sobre el sistema lechero, más allá de un análisis particular de un recurso específico o su costo directo. De hecho, algunos cultivos forrajeros son de un alto costo unitario, pero su impacto debe más bien buscarse en el valor estratégico que ellos tienen dentro del plan de alimentación del ganado y en el manejo de las praderas permanentes, y en la sustitución de la importación de alimentos al predio. CUADRO 1

Distribución relativa (en %) del tipo y utilización de los recursos forrajeros producidos en la Décima Región Sur. Tipo y utilización de los recursos forrajeros producidos Recurso forrajero Menor de 100.000 a Mayor de Total (1) 100.000 lt. 1.000.000 lt. 1.000.000 lt. PRADERA Sólo pastoreo 99.1 93.9 76.7 93.9 Sólo soiling 0 0 0 0 Pastoreo y soiling 0.9 6.1 23.3 6.1 Total relativo 100 100 100 100 ALFALFA No usa 100 86.7 63.3 88.8 Sólo pastoreo 0 3.6 3.3 2.4 Sólo soiling 0 8.2 23.3 7.0 Pastoreo y soiling 0 1.5 10.0 1.8 Total relativo 100 100 100 100 MAIZ No usa 99.1 93.9 83.3 94.5 Sólo ensilaje 0.9 6.1 16.7 5.5 Total relativo 100 100 100 100 (1) Promedio ponderado. Fuente: Balocchi (1999). CUADRO 2 Distribución relativa (en %) del tipo y utilización de los recursos forrajeros producidos en la Décima Región Norte.

Recurso forrajero

Tipo y utilización de los recursos forrajeros producidos Menor de 100.000 a Mayor de Total (1) 100.000 lt. 1.000.000 lt. 1.000.000 lt.

PRADERA Sólo pastoreo 97.1 95.4 Sólo soiling 0 0 Pastoreo y soiling 2.9 4.6 Total relativo 100 100 ALFALFA No usa 97.1 69.2 Sólo pastoreo 0 3.1 Sólo soiling 2.9 24.6 Pastoreo y soiling 0 3.1 Total relativo 100 100 MAIZ No usa 100 87.7 Sólo ensilaje 0 12.3 Total relativo 100 100 (1) Promedio ponderado. Fuente: Balocchi (1999). CUADRO 3

73.9 0 26.1 100

91.8 0 8.2 100

21.7 4.4 60.9 13.0 100

68.0 2.5 25.4 4.1 100

43.5 56.5 100

82.8 17.2 100

Distribución relativa (en %) del tipo y utilización de los recursos forrajeros producidos en la Novena Región.

Recurso forrajero

Tipo y utilización de los recursos forrajeros producidos Menor de 100.000 a Mayor de Total (1) 100.000 lt. 1.000.000 lt. 1.000.000 lt.

PRADERA Sólo pastoreo 100 80 100 94.7 Sólo soiling 0 0 0 0 Pastoreo y soiling 0 20 0 5.3 Total relativo 100 100 100 100 ALFALFA No usa 100 100 0 78.9 Sólo pastoreo 0 0 0 0 Sólo soiling 0 0 100 21.1 Pastoreo y soiling 0 0 0 0 Total relativo 100 100 100 100 MAIZ No usa 90.0 100 25.0 78.9 Sólo ensilaje 10.0 0 75.0 21.1 Total relativo 100 100 100 100 (1) Promedio ponderado. Fuente: Balocchi (1999). CUADRO 4 Distribución relativa (en %) del tipo y utilización de los recursos forrajeros producidos en la Octava Región.

Recurso forrajero PRADERA Sólo pastoreo Sólo soiling Pastoreo y soiling Total relativo ALFALFA No usa Sólo pastoreo Sólo soiling Pastoreo y soiling Total relativo MAIZ No usa Sólo ensilaje Total relativo (1) Promedio ponderado. Fuente: Balocchi (1999).

Tipo y utilización de los recursos forrajeros producidos Menor de 100.000 a Mayor de Total (1) 100.000 lt. 1.000.000 lt. 1.000.000 lt. 73.1 7.7 19.2 100

44.9 4.1 51.0 100

25.0 25.0 50.0 100

53.2 6.3 40.5 100

65.4 7.7 11.5 15.4 100

40.8 2.0 0 57.2 100

25.0 0 50.0 25.0 100

48.1 3.8 6.3 41.8 100

42.3 57.7 100

5.1 94.9 100

0 100 100

17.1 82.9 100

CUADRO 5 Distribución relativa (en %) del tipo y utilización de los recursos forrajeros producidos entre la Séptima Región – Región Metropolitana. Tipo y utilización de los recursos forrajeros producidos Recurso forrajero Menor de 100.000 a Mayor de Total (1) 100.000 lt. 1.000.000 lt. 1.000.000 lt. PRADERA Sólo pastoreo 66.7 23.1 0 36.0 Sólo soiling 22.2 69.2 100 56.0 Pastoreo y soiling 11.1 7.7 0 8.0 Total relativo 100 100 100 100 ALFALFA No usa 20.0 20.0 20.0 20.0 Sólo pastoreo 20.0 6.7 0 10.0 Sólo soiling 60.0 73.3 80.0 70.0 Total relativo 100 100 100 100 MAIZ No usa 50.0 20.0 20.0 30.0 Sólo ensilaje 50.0 80.0 80.0 70.0 Total relativo 100 100 100 100 (1) Promedio ponderado. Fuente: Balocchi (1999).

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CONSERVACIÓN DE FORRAJE (Volver al Indice)

Oscar Balocchi L. Las praderas de la zona sur presentan una distribución desuniforme de su producción de forraje, determinadas por factores ambientales y factores de la fisiología de las plantas. En primavera se produce alrededor del 50% de la producción total anual. En oposición a esto, los sistemas de producción animal presentan una demanda de nutrientes más uniforme a lo largo del año. A pesar que se intenta, mediante el manejo reproductivo de las lecherías, hacer coincidir los máximos requerimientos con la época de mayor producción de pasto, los animales en primavera son incapaces de "controlar el crecimiento" de la pradera, con el resultado de una sobremaduración y consiguiente pérdida de valor nutritivo de la pradera. De hecho se ha demostrado que la conservación de forraje ha incrementado la producción animal, aún cuando el forraje conservado no fue suministrado a los animales. El aumento en la presión de pastoreo que ocurre al rezagar una parte de las praderas para conservación, impide la sobremaduración del resto y permite mantener un mejor valor nutritivo. Por otro lado, en invierno la pradera produce alrededor de un 5% de la producción total anual, ocurriendo un fuerte déficit de forraje para satisfacer las necesidades de los animales. El exceso de producción de forraje en primavera, debe entonces ser trasladado a las épocas críticas, existiendo para ello varias alternativas, que tienen como propósito conservar este forraje con un mínimo de pérdidas y sin disminución de su calidad. El incremento en la adopción de sistemas de producción de leche en invierno, amplia más aún el desbalance entre requerimientos y producción de forraje, lo cual obliga a conservar más forraje y utilizar métodos más eficientes. Los sistemas de conservación de forraje que existen se pueden resumir de la siguiente forma: Sin acondicionador Natural

Campo

Deshidratación

Con acondicionador Artificial

Aire frío Galpón

Conservación de Forraje

Fermentación

Aire caliente Ensilaje directo (40% MS)

La decisión sobre la forma de conservación de forraje a utilizar, por deshidratación o por fermentación, depende de factores climáticos, técnicos y económicos. 1 HENIFICACION (Volver al Indice)

Cuando las condiciones climáticas son favorables la conservación de forraje debiera ser realizada en forma de heno. Las razones que justifican esta aseveración son: • Menor concentración de mano de obra y maquinaria, tanto en la cosecha como en el suministro. • Potencialmente es un método que tiene menores pérdidas y mayor consumo del forraje • Menor costo energético por kg de materia seca conservada. Las condiciones climáticas de la zona norte y central de Chile permiten una eficiente conservación de forraje mediante henificación y tanto por razones biológicas como económicas es probable que continúe siendo el método más utilizado. En la zona sur de Chille, se acepta como la forma más conveniente el conservar forraje mediante ensilaje. Sin embargo, en esta zona la henificación continúa siendo una práctica muy utilizada, especialmente por los productores de menor tamaño. Esto lo confirman los resultados obtenidos por Winkler (1980), en que fueron encuestados 1.800 agricultores en la X Región (Cuadro 1). CUADRO 1 Método de conservación de forraje usados en la zona sur del país (%). Sistema de conservación PPF* PF PM EC No conserva forraje 37,5 19,8 14,9 4,1 Sólo heno 62,5 70,3 40,5 27,4 Sólo ensilaje 0 1,8 8,1 13,2 Heno y ensilaje 0 8,1 36,5 56,2 PPF: Pequeños productores familiares (1 a 5 há de riego básico, 25 há físicas promedio). PF: Productores familiares (5 a 10 há de riego básico, 52 há físicas promedio). PM: Productores medianos (10 a 25 há de riego básico, 124 há físicas promedio). EC: Empresarios capitalizados (25 há de riego básico, 335 há físicas promedio). Fuente: Winkler (1980).

CUADRO 2

Distribución relativa (en %) del número de agricultores que conserva v/s no conserva recursos forrajeros por zona y nivel productivo. Proyecto Competitividad de la Producción Lechera nacional Distribución relativa por nivel productivo Menor de 100.000 a Mayor de Total (1) 100.000 lt. 1.000.000 lt. 1.000.000 lt. Décima Región Sur • No conserva 31 6 0 14 • Conserva 69 94 100 86 a.- sólo ensilaje 15 30 30 25 b.- sólo heno 29 0 0 9 c.- ensilaje + heno 25 64 70 52 Décima Región Norte • No conserva 26 8 4 12 • Conserva 74 92 96 88 a.- sólo ensilaje 15 20 22 19 b.- sólo heno 38 9 0 16 c.- ensilaje + heno 21 63 74 53 Novena Región • No conserva 10 0 0 5 • Conserva 90 100 100 95 a.- sólo ensilaje 30 40 0 27 b.- sólo heno 40 0 0 21 c.- ensilaje + heno 20 60 100 47 Octava Región • No conserva 8 0 0 3 • Conserva 92 100 100 97 a.- sólo ensilaje 4 12 0 10 b.- sólo heno 38 6 0 16 c.- ensilaje + heno 50 82 100 71 Séptima Región – RM • No conserva 20 7 0 10 • Conserva 80 93 100 90 a.- sólo ensilaje 0 7 20 7 b.- sólo heno 40 13 0 20 c.- ensilaje + heno 40 73 80 63 (1) Promedio ponderado. Fuente: Balocchi (1999).

Las principales razones de porqué la henificación continúa siendo el método más difundido son las siguientes: 1.1 ∗ ∗ ∗ ∗ ∗

1.2 ∗ ∗ ∗

Ventajas del heno El heno es fácil de elaborar, es más simple que el ensilaje. No son imprescindibles equipos de alto costo; para henificar superficies pequeñas no es necesaria la mecanización. Mayor facilidad en la alimentación invernal. El heno puede ser fácilmente transportado y vendido. Se puede utilizar el sistema de cosecha a "maquila" ∗ Posible utilizar parte sin dañar el resto. Desventajas del heno El momento de corte depende de las condiciones climáticas. Esto no permite cortar la pradera en el estado fenológico adecuado. Corte tardío produce daño a la pradera y retraso en el rebrote. Pérdida de hojas en leguminosas.

Probablemente, con el transcurso del tiempo, al igual que en otros países de clima similar a la zona sur de Chile, la henificación irá perdiendo importancia, sin embargo, dada la realidad actual es necesario conocer los factores que determinan un buen proceso de henificación. 1.3

Bases del proceso de henificación

(Volver al Indice)

El objetivo de la henificación es reducir el contenido de agua del forraje a un 20 % o menos, de tal forma que la actividad de las enzimas, bacterias y hongos sea inhibida. Por lo tanto, un buen proceso de henificación depende fundamentalmente de la velocidad con que el forraje es deshidratado. En Chile, la deshidratación del forraje, en la gran mayoría de los casos, se realiza directamente en el campo, en este caso las pérdidas representan en promedio un 25% de la MS. Las pérdidas se producen por la respiración celular que continúa después que la planta ha sido cortada, acción de microorganismos, lavado de nutrientes por lluvia y pérdida de hojas. La magnitud de las pérdidas aumenta en la medida que el proceso de secado se prolonga (Jones y Prickett, 1981). El contenido de agua del forraje al momento del corte varía entre los diferentes recursos, dependiendo del estado de crecimiento. Para gramíneas, entre inicios y mediados del estado reproductivo un 75 a un 85% de agua es lo normal. Para reducir el contenido de agua de un cultivo como el señalado (7 ton MS/ha) a 20 %, se necesita eliminar 25 ton de agua/ ha. Esta es una cantidad similar al agua evaporada (por transpiración) por una pradera en activo crecimiento durante un día promedio de Noviembre a Diciembre. Si esta tasa de pérdida de agua se mantuviera en el forraje cortado, se podría producir heno en un día, pero en la práctica para lograr la deshidratación necesaria se debe esperar de 2 a 4 días. Obviamente ocurre una serie de limitaciones para la pérdida de agua una ves que el cultivo ha sido cortado. Estas limitaciones pueden ser divididas en:

a) Aquellas que restringen el movimiento del agua desde los tejidos de la planta al medio externo, que rodea la planta, dentro de la hilera. b) Aquellas que restringen el movimiento del agua desde el aire dentro de la hilera hacia el aire fuera de la hilera. 1.5

Limitaciones de las plantas a la deshidratación

En una planta en crecimiento existe un continuo movimiento de agua desde el suelo hacia la atmósfera a través de la planta. El agua se mueve a través del xilema y parénquima para finalmente salir de la planta por los estomas, en forma de vapor de agua. En un día promedio durante la época de corte (estado reproductivo), una pradera puede eliminar al rededor de 20 a 25 ton de agua a través del proceso de transpiración (Murdoch, 1980). Las condiciones ambientales (radiación, velocidad del viento, temperatura y humedad relativa), determinan la pérdida de agua potencial. La pérdida real es además regulada por la abertura de los estomas. Cuando los estomas están cerrados, el agua debe pasar a través de la epidermis, la cual ofrece una resistencia al movimiento del vapor de agua al menos 10 veces mayor que un estoma abierto (Meidner y Sheriff, citado por Jones y Harris, 1980). Cuando una planta es cortada, el contenido de agua comienza a disminuir, lo que produce el cierre de los estomas. Para la mayoría de las especies el cierre de los estomas ocurre muy pronto una ves que la planta ha sido cortada, por lo tanto el agua debe pasar a través de la epidermis. Esta consiste en una capa simple de células la cual esta rodeada por la cutícula que es una estructura cerosa no celular que forma una efectiva barrera al movimiento del agua. (Clark et. al, 1977). Trabajos realizados en el Grassland Research Institute (Leshem, citado por Jones y Harris, 1980), demostró el rol que juega la cutícula en determinar la tasa de deshidratación de una planta cortada. Aplicando un tratamiento (éter) para eliminar la cubierta cerosa de la cutícula, aumentó diez veces la tasa de deshidratación; un efecto similar se obtuvo lacerando las plantas. Este mismo efecto ha sido observado en gramíneas y leguminosas. En la medida que la deshidratación avanza otros factores comienzan a regular las pérdidas de agua. La reducción de la permeabilidad del protoplasto y un aumento en la presión osmótica de las células, son dos factores importantes, pero su importancia es aún poco conocida. La curva típica de deshidratación se presenta en la Figura 1. Al igual que otros materiales biológicos, la pérdida de agua es rápida al comienzo, pero la tasa de deshidratación disminuye progresivamente en la medida que el % de MS del forraje aumenta. Un 75% del agua se pierde en aproximadamente un 20% del tiempo. La tasa final de deshidratación es menos de un 1% de la tasa inicial (Jones, 1979).

FIGURA 1 1.7

Curva típica de deshidratación (capa delgada de forraje. Temperatura 20º C, humedad relativa 50 % y velocidad al viento 1 m/s) (Jones, 1979).

Efecto de las características morfológicas de la planta

Debido a las diferencias morfológicas los distintos componentes de una planta tienen una tasa de deshidratación diferente. Estudios realizados por Jones (1979) y Harris y Dhanoa (1984), muestran que la lámina se deshidrata a menos de un quinto del tiempo que el tallo, y que parte del agua del tallo se pierde a través de las hojas. Las hojas se tornan menos efectivas como vía de eliminación de agua del tallo en la medida que se secan. El tallo tiene aún alrededor de un 30 % del agua original cuando la hoja correspondiente ya está seca (Figura 2). Por lo tanto la tasa de deshidratación de una planta es fuertemente dependiente de la relación hoja/tallo. Una gramínea en estado vegetativo, que posee aproximadamente un 80% de hojas se deshidrata en menos de un tercio del tiempo que una gramínea en estado reproductivo con un 40 % de hojas. En gramíneas después del período de emergencias de espigas, el tiempo necesario para alcanzar el 20 % de MS disminuye, a pesar del continuo incremento en el porcentaje de tallo. Esto se debe a que el forraje inicialmente (al corte) posee un menor contenido de MS. Cuatro semanas después de la emergencia de espiga, el forraje tiene la mitad de agua que al momento de emergencia de espigas. Adicionalmente, durante este estado, el tallo queda más expuesto al medio ambiente. El efecto combinado de una menor cantidad de agua para eliminar y una mayor velocidad de deshidratación del tallo en este estado, se traduce que plantas en avanzado estado reproductivo tengan una tasa de secado similar a la de una planta en estado vegetativo. (Jones y Harris, 1980). Desafortunadamente el valor nutritivo en este estado representa la gran limitante para la henificación (Figura 3).

FIGURA 2

Curva de deshidratación de lámina (---) y tallo (-). Capa delgada de forraje. Temp.20 ºC, humedad relativa 50 % y velocidad del viento 1 m/s (Jones, 1979).

FIGURA 3

Cambios en la proporción de tallo, contenido de agua, digestibilidad de la materia orgánica y contenido de materia seca, en ballica inglesa (Green et al., 1971).

La morfología de las leguminosas difiere de las gramíneas y en consecuencia su patrón de deshidratación es también diferente. Generalmente las leguminosas requieren de un período mayor de deshidratación que las gramíneas. Esto se debe al mayor contenido inicial de agua y con la excepción del trébol blanco, a una mayor proporción de tallo. Las hojas se deshidratan igualmente rápido que en las gramíneas, pero son más susceptibles a quebrarse y desprenderse durante el último período de deshidratación del tallo (Jones y Harris, 1980).

1.8

Efecto de la especie forrajera

Existen diferencias entre gramíneas, en un mismo estado de desarrollo, en relación a la tasa de deshidratación. Trabajos realizados por Jones y Pickett (1981), muestran que la festuca se caracteriza por su rápida tasa de pérdida de agua deshidratándose significativamente más rápido que otras gramíneas. En la Figura 4 y los Cuadros 3 y 4 se presenta una comparación de festuca con ballica inglesa en relación a su tasa de deshidratación. La mayor tasa de deshidratación de festuca ocurre tanto en hojas como tallos. Las razones para la mayor tasa serían en primer lugar, una mejor relación hoja/tallo y una mayor cantidad y distribución de los estomas. Sin embargo, los estomas se cierran antes que un tercio del agua haya sido eliminada, por lo que el agua debe pasar a través de la cutícula. Se plantea de este modo que la festuca tendría una cutícula menos resistente a la pérdida de agua. (Jones y Prickett, 1981).

FIGURA 4

Curva de deshidratación para lámina y tallo de ballica inglesa y festuca. (Jones y Prickett, 1981).

En el Cuadro 3 se presenta el tiempo de deshidratación para tallos de ballica y festuca.

CUADRO 3 Tiempo (horas) de deshidratación de tallos hasta una concentración de agua de 1 g/g MS. Fecha de Corte 26 de octubre 8 de noviembre 21 de noviembre 4 de diciembre Festuca 27 25 19 15 Ballica inglesa 65 62 37 18 Concentración inicial de agua (g/g MS) 4 4 4 3 Fuente: Jones y Prickett, 1981. CUADRO 4

Tiempo relativo de deshidratación de festuca y ballica (100 = ballica sin acondicionamiento). Especie Sin acondicionamiento con acondicionamiento Ballica inglesa 100 71 Festuca 52 33 Fuente: Jones y Prickett, 1981. 1.9

Limitaciones del pasto hilerado a la deshidratación.

En un cultivo cortado para heno que se encuentra hilerado, se requerirá para su deshidratación una fuente de energía y una gradiente de vapor de agua que disminuya de la superficie de evaporación al medio ambiente que lo rodea. Esto varía en los distintos estratos de la hilera, siendo más favorable en la superficie de la hielera donde la tasa de deshidratación es controlada por las condiciones climáticas y por los factores propios de la planta, que fueron descritos anteriormente. Dentro de la hilera se desarrollan condiciones de microclima que provocan futuras limitaciones a la pérdida de agua. 1.10

Microclima de la hilera: Primeros estados de deshidratación

La superficie de la hilera refleja alrededor del 20 % de la radiación solar, desde el punto de vista del secado, esta es energía perdida. El resto (radiación neta) está disponible para la evaporación de agua, pero es rápidamente atenuada en la superficie de la hilera. La radiación 2 cm bajo la superficie de la hilera se reduce a la mitad y en la base de la hilera es sólo un 10% (Jones y Harris, 1980). Estos valores indican la baja proporción de la energía que queda disponible para la evaporación del agua dentro de la hilera. La temperatura promedio de la superficie de la hilera es significativamente más alta que la temperatura ambiente. Sin embargo, la temperatura en el centro de la hilera es sólo ligeramente superior (Figura 5) con lo que se demuestra que el calor producido en la superficie no es conducido al interior del forraje hilerado. La circulación de aire (viento) dentro de la hilera, difícilmente excede a los 0,2 m/s, incluso en días ventosos. Existen fundamentalmente dos razones para esto:

a) La velocidad decrece casi linealmente con la altura (Figura 6), encontrándose que la velocidad del viento a 10 cm sobre la hilera es aproximadamente un décimo del valor a 2 m. b) La hilera actúa como cortaviento. Durante el primer período de deshidratación el alto contenido de agua del forraje y la baja circulación de aire, se traducen en valores de humedad que raramente bajan de 80%, en el centro y base de la hilera (Jones y Harris, 1980).

FIGURA 5

Influencia de la radiación solar sobre la temperatura del aire sobre y dentro de la hilera (Dernedde, 1980).

FIGURA 6

Velocidad del viento a diferentes alturas (Jones, 1985).

1.11

Microclima de la hilera: Estado final de deshidratación

En la medida que la deshidratación avanza, la densidad de la hilera disminuye, esto permite una mayor penetración de la radiación solar y una mejor circulación del aire dentro de la hilera. Al final del período de deshidratación la humedad relativa dentro de la hilera es sólo ligeramente superior a la ambiental, excepto en condiciones de ausencia de viento. (Jones y Harris, 1980). En esta etapa las limitaciones de la hilera a la deshidratación son menores que en el primer período. 1.12 • • •

Tratamientos para acelerar la deshidratación

Las posibles acciones para acelerar el proceso de deshidratación son: Tratamiento (movimiento) del forraje hilerado Tratamientos mecánicos (acondicionamiento) Tratamientos químicos

1.13

Tratamiento (movimiento) del forraje hilerado.

La evaporación en una hilera recién cortada ocurre principalmente en la superficie, como resultado de la acción directa de los rayos solares. La energía solar es recibida en la superficie del suelo en directa proporción al área , siendo alrededor de 1 Kw/m2 en un día despejado de verano (Inglaterra). La hilera de forraje cortado ocupa alrededor de la mitad del área usada por el cultivo en pie y por lo tanto recibirá sólo el 50% de la energía solar. Esto sugiere, según Jones y Harris (1989) que el forraje cortado debería quedar esparcido para ocupar toda el área. En el forraje hilerado existen dos tratamientos que pueden ser aplicados, el primero es invertir la hilera de tal forma que el forraje quede sobre una superficie más seca y además sacar a la superficie el pasto más húmedo que se encontraba en la base de la hilera . el segundo tratamiento es “soltar” el pasto hilerado permitiendo una mejor circulación de aire dentro de la hilera. Estos tratamientos son importantes dentro de la primera etapa de la deshidratación, cuando el microclima dentro de la hilera es limitante. El movimiento del forraje cuando el grado de humedad del forraje es bajo, se puede traducir en pérdida de hojas con la consecuente pérdida de valor nutritivo. Además en este estado el movimiento de la hilera no es importante porque la tasa de deshidratación está determinada por la alta resistencia de la planta a la pérdida de agua y no por las limitantes dentro de la hilera. Durante este estado comienza a ser muy importante el equilibrio entre el contenido de agua del forraje y la humedad ambiental. 1.15

Tratamiento mecánico (acondicionamiento)

El nombre general de acondicionamiento se utiliza para describir distintos procesos de daño físico que se hacen a la superficie de las plantas, con lo cual se logra aumentar la tasa de deshidratación. Existen fundamentalmente dos formas de acondicionamiento mecánico, por el uso de rodillos, entre los cuales pasa el forraje quebrando los tallos; con esto se logra un secado más uniforme de tallos y hojas y es especialmente efectivo en leguminosas. La otra forma de acondicionamiento es a través de la ruptura parcial de la cutícula mediante un “raspado” de la planta con una superficie rugosa (Klinner y Shepperson, 1975).

Dernedde (1980), estudió el efecto de estos dos tipo de acondicionadoras (Figura 7), obteniendo que ambas tuvieron un gran efecto sobre la tasa de deshidratación (Figura 8 y 9).

FIGURA 7

Tipos de acondicionadoras de forraje (Dernedde, 1980).

Wilkinson (1984), entrega resultados del efecto del acondicionamiento sobre la tasa de deshidratación los que se presentan en la Figura 10. Para gramíneas con una alta proporción de hojas el acondicionamiento por ruptura de la cutícula es más efectivo que el tratamiento con rodillos corrugados, porque en este tipo de plantas la principal limitante es la impermeabilidad de la cutícula. Esto se demuestra en los resultados entregados en el Cuadro 5.

FIGURA 8 Influencia del acondicionador de rodillos sobre la tasa de deshidratación (Dernedde,1980).

FIGURA 9 Influencia del acondicionamiento por ruptura de la cutícula sobre la tasa de deshidratación (Dernedde, 1980).

FIGURA 10

Efecto del acondicionamiento sobre la tasa de deshidratación (Wilkinson, 1984).

CUADRO 5

Efecto de distintas formas de acondicionamiento sobre la tasa de deshidratación en gramíneas. Acondicionadora Experimento 1 Experimento 2 Contenido de humedad (%) 30 Contenido de humedad (%) 50 hrs. Después del corte hrs. Después del corte Inversión y “soltado” de hilera 34 44 Rodillo corrugado (1 pasada) 25 36 Rodillo corrugado (2 pasadas) 21 32 Ruptura cutícula (1 pasada) 33 Ruptura cutícula (2 pasadas) 27 Chopper sin repicador 20 27 Fuente: Murdoch (1980). 1.16

Tratamientos químicos

El acondicionamiento químico ha sido investigado tanto a nivel de laboratorio como en experimentos de campo. El uso de paraquat no ha producido buenos resultados cuando se usa en dosis suficientemente bajas para no producir problemas a la salud humana y animal, así como no afectar al posterior rebrote de la pradera. Los ácidos propiónico y fórmico han producido una rápida deshidratación del forraje en pie. Pero aplicaciones a nivel de campo de una mezcla de ambos ácidos, al momento del corte, han producido sólo un incremento inicial en la tasa de secado. (Klinner y Shepperson, 1975). Jones (1985), indica un significativo efecto del carbonato de potasio (KCO3) sobre la tasa de deshidratación en alfalfa, no observándose un efecto positivo en el caso de gramíneas. 1.17

Pérdidas en el proceso de deshidratación

Las pérdidas en el proceso de deshidratación son el resultado de la respiración celular, de la actividad de los microorganismos, de la lixiviación y de pérdidas debidas al tratamiento mecánico. La magnitud de esta pérdida es muy variable, dependiendo de las características del proceso de deshidratación pudiendo ser tan bajas como un 3%, en un ambiente controlado, (Christensen, 1970), hasta de 40 % (Lingvall y Nilsson, 1980). En la Figura 11, Wieneke, citado por Lingvall y Nilsson (1980), resumen las pérdidas en el proceso de deshidratación dado por condiciones climáticas adversas.

FIGURA 11

Pérdidas de MS en heno deshidratado en el campo (Wienkler, citado por Lingvall y Nilsson, 1980).

La lluvia es sin duda la principal causa de pérdidas. Estudios realizados en Alemania, simulando una lluvia de 10 mm sobre heno seco con 20 % de MS, produciendo posteriormente un nuevo secado al mismo % de MS (20 %), produjo un significativo aumento en las pérdidas (Cuadro 6). Este aumento en las pérdidas corresponde a la suma de lixiviación y actividad biológica durante el período de secado. El aumento en las pérdidas fue mayor en el forraje que había sido acondicionado. CUADRO 6

Aumento en las pérdidas de MS, debido a 10 mm de lluvia en heno acondicionado y no acondicionado, con igual contenido inicial de humedad (20%MS) Tratamiento Aumento en pérdidas de MS (%) Humedad relativa: 40 %; Temperatura: 30ºC Acondicionado 7,0 No acondicionado 4,0 Humedad relativa: 65 %; Temperatura: 16ºC Acondicionado 12,5 No acondicionado 9,5 Fuente: Dernedde y Wilmschen, citado por Lingval y Nilsson, 1980.

En la Figura 12, tomada de Wilkinson (1984), se presenta un esquema de la influencia del clima en el volumen de pérdidas. Wilkinson (1981), realizó una estimación teórica del volumen de pérdidas debido a los diferentes factores en el proceso de henificación (Cuadro 7).

FIGURA 12

Pérdidas de MS durante la deshidratación en el campo (Wilkinson, 1984).

CUADRO 7

Pérdida probables de heno secado a campo, secado en galpón y tratado con amonio bajo buenas condiciones de manejo (%). Secado en el campo (*) Secado en galpón (**) Tratado con NH3 (***)

En el campo Respiración 8 Pérdidas mecánicas 14 Durante almacenamiento Respiración 1 Fermentación 2 Pérdidas de superficie 2 Al sacarlo del galpón 1 TOTAL 28 Fuente: Wilkinson, 1981. (*) = Secado a campo sin lluvia. (**) = Enfardado con 60 % de MS. (***) = Tratado con 35 Kg NH3/Ton MS.

8 4

8 4

4 3 1 1 21

3 1 16

Las pérdidas de valor nutritivo son muy importantes y también dependientes de la velocidad de deshidratación (clima) Kachele (1978), entrega información sobre las pérdidas de MS, proteína cruda y energía neta en henos bajo tres condiciones distintas (Cuadro 8). CUADRO 8 Pérdidas ocurridas en henos bajo tres condiciones de secado (%). Condición climática M.S. Proteína cruda Energía neta Lluvioso 36,7 41,5 48,4 Bueno 17,4 16,4 44,0 Seco 10,4 4,5 23,0 Fuente: Kachele, 1978. En un trabajo realizado por Lingvall y Nilsson (1980), se observa claramente el efecto detrimental de la lluvia sobre la calidad del heno (Cuadro 9). CUADRO 9

Influencia de la lluvia sobre el valor nutritivo del heno.

FORRAJE FRESCO Contenido (% MS) 91,3 17,2 27,6 13,0

Materia orgánica Proteína cruda Fibra cruda Proteína digestible (%MS) EM (Mcal / kg MS) In vivo 3,1 In vitro 3,1 Análisis químico 3,1 Fuente: Lingvall y Nilsson (1980). 1.18

Digest. (%) 77 76 79

HENO Sin lluvia Con lluvia Contenido Digest. Contenido Digest. (% MS) (%) (% MS) (%) 92,1 71 92,8 58 15,0 69 14,3 57 31,1 76 33,7 66 10,4 8,2 2,9 2,9 2,7

2,3 2,4 2,5

Alternativas prácticas para mejorar la calidad del heno en la Zona Sur

Son pocas las alternativas que existen en la zona sur para realizar un heno de mediana calidad, entre ellas tenemos: • • •

Atrasar la época de rezago Usar para heno, un segundo corte Uso de caballetes

1.19

Epoca de rezago.

En general en la zona sur las praderas destinadas a conservación de forraje se rezagan a comienzos de septiembre, con esto se logra alta cantidad de forraje, pero de muy baja calidad. Estudios realizados en la Estación Experimental Remehue en Osorno (TEUBER, 1980), han demostrado que atrasando la época de rezago se logra obtener henos de mayor valor nutritivo (Cuadro 10).

CUADRO 10 Valor nutritivo de henos con distinta época de rezago. Inicio Fecha Rendimiento Rezago Proteína (%) Rezago Henificación (ton MS) (días) Corte Heno 1 sep. 26 dic. 7,02 117 10,5 8,5 1 oct. 26 dic. 6,33 87 11,0 10,0 1 nov. 26 dic. 4,41 56 14,2 13,5 Fuente: TEUBER (1980).

Digestibilidad in vitro (%) 58,2 63,4 69,9

Debido a condiciones climáticas, como son, el riesgo de precipitaciones, alta humedad en el suelo y alta humedad relativa del aire la fecha de corte para heno debe ser realizada desde la mitad de diciembre en adelante. época en que la pradera ha pasado el momento óptimo de cosecha. Debido a esta condición que es la limitante, una posibilidad que permite obtener henos de mejor calidad, es atrasando la época de rezago hasta el mes de octubre en que se mejora la calidad no afectando significativamente la cantidad de forraje cosechado. 1.20

Manejo de cortes

El principio que fundamenta esta práctica es el mismo del caso anterior. Consiste en realizar un corte para ensilaje temprano, entre el 15 de octubre al 15 de noviembre, posteriormente fertilizar la pradera con nitrógeno y rezagar para heno. En el mes de enero se puede realizar la henificación de esta pradera obteniendo un forraje de buena calidad. Los principales inconvenientes que tiene esta práctica son: • •

Se requiere una buena pradera, sino el volumen que se obtiene es muy bajo. Existe un daño sobre la pradera, debido a los dos rezagos, muchos macollos pasan a estado reproductivo y mueren, con esto baja la densidad de la pradera. Además dos cortes significa una gran extracción de nutrientes que deben ser compensados con una mayor fertilización.

1.21

Uso de caballetes

Es una alternativa especialmente indicada para pequeños agricultores, usa bastante mano de obra y poca mecanización. El procedimiento consiste en colocar el pasto cortado sobre caballetes o alambres para evitar que quede en contacto con el suelo húmedo y se logre un secado más rápido. Por la forma en que queda dispuesto el forraje existe menos daño debido a cualquier lluvia imprevista ya que escurre mejor hacia el suelo. En la Estación Experimental Remehue se han realizado algunas experiencias con este método (Cuadro 11).

CUADRO 11 Calidad de heno de pradera natural usando dos métodos de secado. Tratamiento Materia seca Proteína Digestibilidad in vitro (%) (%) (%) Heno corriente 86,4 9,5 65,0 Heno caballetes 85,3 11,6 67,1 Fuente: SIEBALD (1980). 2

ENSILAJE

2.1

Aptitud fermentativa de recursos forrajeros

(Volver al Indice)

La conservación de forraje como ensilaje se basa en la fermentación del material fresco. Básicamente se trata de producir una disminución en el pH de la masa de forraje ensilado, permitiendo así su conservación en el tiempo. Los factores que determinan la calidad de un ensilaje se podrían agrupar en dos grandes áreas. En primer lugar se tiene todo lo relativo a la técnica de ensilado y en segundo lugar todo lo concerniente al material original utilizado en el proceso de ensilado. Dentro de esta segunda área, es decir, las características del forraje utilizado, existen, a su vez, dos factores que son especialmente determinantes en el resultado del ensilaje. Por un lado está la composición química del forraje al momento del corte, determinada por la especie y variedad pratense que se estén utilizando, y por el estado fenológico de la planta a la cosecha. Por otro lado se tiene la aptitud fermentativa del forraje, que corresponde a la facilidad del forraje para fermentar. Los factores más importantes que determinan la aptitud fermentativa de un forraje son: • • •

Contenido de carbohidratos solubles Capacidad buffer Contenido de agua

Los principales factores que determinan la calidad final de un ensilaje se pueden representar en la figura 13.

CALIDAD DE UN ENSILAJE

TECNICA DE ENSILADO

Picado Compactación Sellado Premarchitamiento Aditivos Etc.

FORRAJE ORIGINAL

CONTENIDO DE NUTRIENTES

APTITUD FERMENTATIVA

Especie Variedad Estado fenológico FIGURA 13 2.2

Carbohidratos Capacidad buffer Contenido humedad

Factores que determinan la calidad de un ensilaje.

Carbohidratos solubles

(Volver al Indice)

Los principales compuestos que constituyen el sustrato para las bacterias en el proceso fermentativo son los carbohidratos solubles (CHOs). Menor importancia para dicho proceso poseen compuestos como la hemicelulosa, la pectina y los ácidos orgánicos los que en alguna medida son utilizados. La mínima cantidad de carbohidratos solubles necesarios para garantizar una buena fermentación, que se menciona como valor de referencia en la literatura, es de un 3 a 4 % base fresca, (Mason, 1985). Este valor es dependiente del resto de las características del forraje como capacidad buffer y contenido de agua. La concentración de carbohidratos solubles requeridos depende del contenido de materia seca, como se muestra en la Figura 14.

FIGURA 14

Requerimientos mínimos de carbohidratos solubles y pH máximo para ensilajes con distinto contenido de materia seca (Mason, 1985).

Normalmente el contenido de carbohidratos solubles se indica como porcentaje de la materia verde, ya que se considera una medida más útil, al indicar la concentración de ellos en el forraje al momento de ser ensilado. Como se analizará más adelante, el contenido de agua en el forraje a ensilar, es un factor preponderante y determinante en la calidad del ensilaje resultante. En general, se ha estimado que el contenido de CHOs requeridos para lograr un pH estable es significativamente mayor en leguminosas que en gramíneas y en forrajes con un menor contenido de materia seca (Cuadro 12). CUADRO 12 Contenido mínimo de carbohidratos solubles para alcanzar un pH estable en gramíneas y leguminosas. Materia seca del Contenido de carbohidratos solubles (%) forraje Leguminosas Gramíneas (%) Materia seca Materia verde Materia seca Materia verde 20 26 5,2 19 3,8 25 21 5,2 14 3,5 30 17 5,1 10 3,0 35 14 4,9 7 2,5 40 10 4,0 5 2,0 45 7 3,2 3 1,4 50 6 3,0 2 1,0 Fuente: Pitt y Sniffen (1985). 2.3 Factores que afectan el contenido de carbohidratos solubles del forraje (Volver al Indice)

Son varios los factores que determinan la concentración de carbohidratos solubles de un recurso forrajero. Entre los más importantes están : la especie forrajera, el estado fenológico al momento del corte, el nivel de fertilización nitrogenada y las condiciones climáticas. 2.3.1 Especie forrajera Existen importantes diferencias en el contenido de CHOs entre las distintas familias de especies forrajeras, es así como las gramíneas tienen mayores contenidos que las leguminosas. Esta diferencia también existe entre las especies de una misma familia, como es el caso de las gramíneas. En ella existen especies como el maíz y la ballica italiana que se destacan por su alto contenido de CHOs, pero también está el pasto ovillo, el que resalta por poseer una menor concentración (cuadro 13). CUADRO 13 Contenido de carbohidratos solubles de distintos recursos forrajeros. Recurso forrajero Contenido de CHOs (% MS) Rango Promedio Maíz forrajero 8 - 30 17,4 Dactylis glomerata 5 - 19 7,9 Lolium perenne 5 - 31 17,0 Lolium multiflorum 7 - 31 18,1 Festuca arundinacea 4 - 26 9,6 Medicago sativa 5 - 11 7,4 Trifolium pratense 7 - 10 8,8 Maravilla forrajera 10 - 21 15,9 Fuente: Adaptado de McDonald (1981). Además de lo expresado anteriormente, está el hecho de que no sólo entre especies de una misma familia existen diferencias en el contenido de CHOs, sino que también se presentan diferencias entre variedades (Cuadro 14), dentro de una misma especie. CUADRO 14 Contenido de materia seca y carbohidratos solubles de dos variedades de Lolium multiflorum. Variedad Materia seca (%) CHOs (% de la MS) Lolium multiflorum diploide 14,8 5,3 Lolium multiflorum tetraploide 13,1 9,9 Fuente: Marambio (1979). De igual forma está el caso de Lolium perenne, en el que se ha determinado que las variedades tetraploides poseen un nivel de CHOs mayor a las diploides (cuadro 15). En Dactylis glomerata las variedades de maduración temprana tienen mayores concentraciones de CHOs que las de madurez tardía. CUADRO 15 Contenido de carbohidratos solubles de variedades de Lolium perenne

en distintos estados de crecimiento (Escocia) (% de la MS). Variedad Corte 1 Corte 2 Corte 3 Corte 4 Corte 5 * 1 mayo 31 mayo 1 julio 31 julio 29 agosto Diploide 14,2 21,4 15,4 19,6 20,4 Tetraploide 17,7 23,3 19,8 23,0 25,5 Fuente: Henderson citado por McDonald (1981). * Hemisferio Norte

Corte 6 2 octubre 14,9 17,2

2.3.2 Estado fenológico de la especie El contenido de CHOs no es estable en las diferentes fases de desarrollo de las especies vegetales, por el contrario, éste fluctúa a través de los distintos estados fenológicos. Es así como en Escocia, Henderson citado por McDonald (1981), trabajando en L. perenne, midió diariamente, entre el 11 de mayo (noviembre) y el 3 de junio (Diciembre), las fluctuaciones que experimentaba el contenido de CHOs, encontrando que se incrementaba de 13,9% en el día 1 a 24,5% de la MS en el día 24. También en cebada se han realizado mediciones determinando las variaciones en el contenido de CHOs (cuadro 16). Siendo una especie que posee un alto contenido de CHOs, alcanza los valores máximos durante el estado de grano lechoso, niveles que pueden superar incluso a los del maíz. Especies leguminosas como Medicago sativa y Trifolium pratense también presentan fluctuaciones en la concentración de CHOs a medida que el período fenológico avanza. En el cuadro 16 se indican los resultados obtenidos por Raguse y Smith, citados por McDonald (1981). Al comparar estos valores con los señalados para gramíneas, resalta la diferencia que existe en los niveles de CHOs entre dichas especies. Este bajo nivel de CHOs en las especies leguminosas son una de las dificultades para obtener ensilajes de óptima fermentación, especialmente por corte directo. CUADRO 16 Contenido de Carbohidratos solubles de la cebada en distintos estados de desarrollo, (% de la MS). Constituyente Emergencia Floración Grano Grano Grano Grano Grano espiga acuoso lechoso harinoso harinoso duro temprano tardío CHOs 16,9 18,0 24,9 31,8 24,2 14,7 4,6 Fructosa 6,0 5,0 4,1 3,1 2,9 3,1 2,2 Glucosa 6,0 6,0 4,2 2,9 2,8 2,0 1,1 Galactosa 0 0 0 1,6 4,4 4,6 5,8 Sacarosa 1,9 1,4 2,3 3,3 2,1 1,9 4,4 Oligosacaridos 1,6 3,4 6,9 7,6 3,2 3,5 1,5 Fructosanos 3,1 3,3 7,2 1,3 1,2 6,6 2,3 Fuente: McDonald (1981). Las praderas permanentes de la zona sur de Chile están constituidas por un variado número de especies en distintas proporciones, normalmente dominadas por gramíneas. Este hecho es importante considerarlo frente a la alternativa de realizar un ensilaje, debido a que la pradera, como un todo,

también sufre cambios en los contenidos de los CHOs a medida que el estado fenológico de las especies que la constituyen va cambiando. Scholz (1988), en una pradera permanente de la X región dominada por Lolium perenne y Trifolium repens, midió la variación de los CHOs en 5 estados fenológicos (cuadro 18), encontrando que los valores fluctuaban entre 2,3% para el estado fenológico de bota hasta un 8% de la materia verde en el estado de grano harinoso duro, siendo el mínimo contenido de CHOs en los estados de corte más tempranos. CUADRO 17 Contenido de Carbohidratos solubles en cuatro leguminosas cortadas en distintos estados de madurez (% de la MS). Especie CHOs Estado de crecimiento Vegetativo Prebotón Botón 10% Floración Grano floración completa formado Medicago Fructosa 2,5 2,7 2,0 1,4 2,3 2,1 Sativa Glucosa 2,5 2,6 2,1 1,3 2,1 1,7 Sacarosa 4,2 5,6 2,7 2,4 2,7 1,6 TOTAL 9,2 10,9 6,8 5,1 7,1 5,4 Trifolium Fructosa 2,3 2,4 2,7 2,4 2,5 2,0 pratense Glucosa 2,4 3,0 3,8 4,5 3,8 3,4 Sacarosa 4,8 4,1 2,1 2,0 2,9 2,1 TOTAL 9,5 9,5 8,6 8,9 9,2 7,5 Lotus Fructosa 3,3 2,3 2,0 2,0 1,8 Corniculatus Glucosa 2,2 1,6 1,4 1,5 1,5 Sacarosa 5,8 2,1 2,1 1,9 1,7 TOTAL 8,0 7,0 5,8 5,4 5,0 Trifolium Fructosa 3,2 4,2 2,8 2,8 2,8 2,4 Repens Glucosa 2,4 3,6 3,3 3,2 3,8 3,1 Sacarosa 3,4 5,1 2,1 2,0 2,4 1,3 TOTAL 9,0 12,6 8,2 8,0 9,0 6,8 Fuente: Raguse y Smith, citados por Smith (1973). CUADRO 18 Variación del contenido de carbohidratos solubles al momento del corte y en el ensilaje de una pradera permanente en cinco estados fenológicos. Estado fenológico Tiempo de rezago Carbohidratos solubles (%) * (días) Materia seca Materia verde Bota 51 14,1 2,3 Inicio de Espigadura 57 16,5 3,2 Inicio de Floración 73 13,7 2,6 Grano Acuoso - Lechoso 90 16,8 5,0 Grano Harinoso - Duro 112 19,8 8,0 Fuente : Scholz , 1988. *Estado fenológico para Lolium perenne. 2.3.3 Efecto de la hora del día

Otro factor que afecta la concentración de los CHOs es la hora del día. Es así como las menores concentraciones se encuentran al amanecer, las que posteriormente van aumentando durante el día, para finalmente descender al oscurecer. Estas fluctuaciones diarias de las concentraciones de los CHOs se deberían fundamentalmente a las producidas por el contenido de sacarosa. Este hecho ocurre tanto para gramíneas como para leguminosas. En el cuadro 19 se presentan las variaciones diarias medidas para Lolium perenne. CUADRO 19 Variaciones diurnas del contenido de sacarosa en Lolium perenne (% de la MS). Hora del día Sacarosa (%) 9.00 5,3 12.00 6,7 15.00 7,0 18.00 7,0 21.00 6,6 24.00 6,6 3.00 5,4 6.00 5,3 Fuente: Waite y Boyd, citados por McDonald (1981). 2.3.4 Fertilización nitrogenada. En gramíneas el contenido de CHOs también experimenta variaciones como una respuesta a la fertilización nitrogenada. Se ha visto que éste se reduce luego de ser aplicado el nitrógeno. Esta disminución se cree que es debida a la aceleración del crecimiento provocada por dicha fertilización, aparentemente sería una consecuencia de la reducción en el contenido de fructosanos más que del total de CHOs. (McDonald, 1981). 2.3.5 Factores climáticos El clima es un elemento determinante para el desarrollo de las especies pratenses. Algunas características de las praderas que dependen de él son : las especies que se puedan desarrollar en un lugar geográfico, los volúmenes susceptibles de ser cosechados y la oportunidad y tasa de crecimiento. Entre los factores climáticos que influyen en el desarrollo de las especies vegetales están la temperatura, las precipitaciones, la humedad relativa y la luminosidad. Es esta última característica la que está íntimamente ligada con la producción y variación de los contenidos de CHOs. Los procesos fotosintéticos son desencadenados por la estimulación de tipo lumínica sobre los tejidos verdes de las plantas. Es a partir de este proceso, la fotosíntesis, que se generan los distintos productos carbonados, como son los azúcares. Debido a lo anterior, la producción de los CHOs en las plantas está muy ligada con los cambios en la intensidad lumínica. Es así como la reducción en la intensidad lumínica produce una disminución en la concentración de CHOs en gramíneas y en leguminosas.

Trabajos realizados por Deinum, citado por McDonald (1981), demuestran que al aplicar altas intensidades lumínicas a Lolium perenne , se producía un incremento en el contenido de CHOs. Estos estudios también indican que el nivel de CHOs es máximo en plantas que crecen con alta intensidad lumínica, bajas temperaturas y sin sombreamiento. 2.4

Tipo de carbohidratos solubles

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En los procesos bioquímicos que ocurren en la masa de forraje ensilada, son determinantes la cantidad y tipo de CHOs. Como se indicó con anterioridad, los CHOs son el sustrato para las reacciones de fermentación que ocurren en el material ensilado. La cantidad de CHOs que se requiere para lograr un cambio dado en el pH está determinado por la eficiencia de conversión de los CHOs a ácidos. A la vez, dicha eficiencia de conversión es afectada directamente por las proporciones de los diferentes CHOs que se encuentran presentes y por la naturaleza de la flora bacteriana, entre otros factores . Los CHOs presentes en los forrajes son principalmente fructosanos, glucosa, fructosa y sacarosa. La glucosa y la fructosa son dos monosacaridos de uso inmediato y son los más importantes en las gramíneas. La sacarosa normalmente se encuentra en cantidades mayores que los monosacaridos, en un rango de 20 - 80 gr/kg MS. Por otro lado, oligosacaridos, tales como melibosa, rafinosa y estaquiosa, han sido determinados en ciertas gramíneas, como Lolium perenne y Dactylis glomerata, pero en concentraciones relativamente bajas. Con respecto a los polisacaridos los fructosanos son los únicos CHOs importantes en pastos de origen templado encontrándose en concentraciones de 50 - 90 gr/kg MS (McDonald, 1981). Ellos constituyen el principal carbohidrato no estructural de almacenamiento para las gramíneas. Para el caso de las leguminosas el principal carbohidrato no estructural de reserva es el almidón. Sin embargo, debido a que el almidón es insoluble en agua fría, no se le considera como un componente de la fracción de los CHOs. Además el almidón no se encuentra directamente disponible para las bacterias lácticas como sustrato fermentable. Sin embargo, enzimas presentes en el vegetal hidrolizan una pequeña parte del almidón produciendo hexosas y pentosas adicionales, (Muck,1988). Los principales CHOs presentes en las especies leguminosas son la fructosa, la glucosa y la sacarosa, (cuadro 17).

2.5

Capacidad buffer

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La capacidad buffer del forraje o su habilidad para resistir cambios en el pH, es un factor muy importante en determinar la aptitud fermentativa de un forraje. La capacidad buffer se expresa como los mili equivalentes de álcali ( 0,1 M hidróxido de sodio), requeridos por Kg de MS para cambiar el

pH de 6 a 4. En el cuadro 20 se indica la capacidad buffer de un número de especies determinadas por esta metodología. CUADRO 20 Capacidad buffer y pH de diferentes recursos forrajeros. Especie PH Capacidad buffer (meq / kg MS) Dactylis glomerata 6,01 410 Lolium multiflorum (bajo N) 5,89 310 Lolium multiflorum (alto N) 6,16 386 Lolium perenne 6,01 388 Trifolium pratense 5,95 578 Trifolium repens 512 Medicago sativa 6,10 488 Fuente: Adaptado de McDonald (1981). En general las cifras señaladas muestran que las leguminosas tienen una mayor capacidad buffer que las gramíneas. La capacidad buffer de una especie está principalmente determinada por el contenido de proteína y de ácidos orgánicos. 2.6

Acidos orgánicos

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Los ácidos orgánicos que se encuentran en mayores concentraciones en especies pratenses de clima templado son málico, cítrico y quínico. El cuadro 21 presenta la concentración de estos ácidos en algunas especies. La alta capacidad buffer de las leguminosas comparada con las gramíneas, se atribuye principalmente a su alto contenido de ácidos orgánicos que en algunos casos, por ejemplo en Medicago sativa puede ser tan alto como 10% de la materia seca. Los principales ácidos orgánicos presentes en las leguminosas son málico, cítrico, quínico, shkimico, malónico y glicérico. CUADRO 21 Contenido de ácidos orgánicos en algunas gramíneas forrajeras (gr/kg MS). Especie Cítrico Fumárico Málico Quínico Shkimico Succínico Dactylis glomerata 2,9 0,2 8,7 5,5 2,5 3,0 Festuca arundinacea 3,7 11,0 6,2 1,2 2,5 Agrostis tenuis 2,4 0,1 5,6 1,4 0,5 3,0 Lolium perenne 4,5 0,2 8,8 3,0 1,2 2,4 Fuente: Adaptado de McDonald (1981).

Total 22,8 24,6 13,0 19,9

Como se observa en el cuadro 22, para la cebada y en general en todas las especies pratenses el contenido de ácidos orgánicos disminuye con el avance de la madurez, lo que disminuye la capacidad buffer. CUADRO 22 Contenido de Acidos orgánicos de la cebada en distintos estados de desarrollo (% de la MS). Ácido Emergencia Floración Grano Grano Grano Grano Grano orgánico espiga acuoso lechoso harinoso harinoso duro

Acético 0,43 Málico 5,63 Cítrico 0,48 TOTAL 6,54 Fuente: McDonald (1981). 2.7

Contenido de proteína

0,71 2,82 0,40 3,93

0,33 1,73 0,54 2,60

0,65 1,31 0,43 2,39

temprano 0,64 0,71 0,24 1,59

tardío 0,64 0,32 0,09 1,05

0,51 0,15 0,06 0,72

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Si bien los ácidos orgánicos y sus sales son considerados como la causa principal determinante de la alta capacidad buffer de las leguminosas en comparación a las gramíneas, es un hecho que su alto contenido de proteína también contribuye. Lo anterior es relevante cuando se pretende confeccionar ensilajes a partir de forrajes que incluyen especies leguminosas. Es el caso también de los ensilajes de pradera permanente en los que existe una combinación de gramíneas y leguminosas (cuadro 23), o de praderas puras de gramíneas que cortadas en estados fenológicos tempranos poseen altos contenidos de proteína, lo que dificulta el proceso fermentativo. CUADRO 23 Variación del contenido de proteína al momento del corte de una praderapermanente en cinco estados fenológicos. Estado fenológico Tiempo de rezago Material Fresco (% MS) (días) Proteína total Proteína verdadera Bota 51 17,1 11,9 Inicio de Espigadura 57 13,2 10,4 Inicio de Floración 73 11,3 7,6 Grano Acuoso - Lechoso 90 8,9 6,6 Grano Harinoso - Duro 112 7,9 5,1 Fuente : Scholz (1988). 2.8

Contenido de humedad

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Un forraje ideal para ser ensilado debería, además de tener un alto nivel de CHOs y una baja capacidad buffer, tener un contenido de materia seca sobre 20 % . Es por esto que es importante el estado fenológico y el contenido de agua que posea el forraje al momento de ser ensilado. Los contenidos bajos de materia seca, menores al 15 % , pueden contrarrestar el efecto preservativo del ácido láctico. Ejemplo de esto son los forrajes cortados demasiado temprano o bajo condiciones climáticas adversas. Bajo estas condiciones el crecimiento de Clostridium sp. puede no ser inhibido incluso a pH tan bajos como 4,0. A contenidos de materia seca sobre 25 a 30 % el crecimiento clostridial es principalmente inhibido por la falta de humedad más que por la acción del ácido láctico. Las bacterias ácido lácticas, por otra parte, son tolerantes a altos contenidos de materia seca.

Se debe considerar que a niveles mayores de materia seca del forraje a ensilar, aumenta la concentración de los CHOs en el material vegetal, de modo que los procesos lactofermentativos posteriores se ven favorecidos, lográndose una estabilización más temprana del forraje y a niveles más altos de pH. Unido a lo anterior, al ensilar un forraje con un mayor porcentaje de materia seca, la capacidad buffer del mismo se ve reducida. CUADRO 24 Variación del contenido de materia seca al momento del corte y en el ensilaje de una pradera permanente en cinco estados fenológicos. Estado fenológico Tiempo de rezago Rendimiento MS Contenido de MS (%) (días) (ton / ha) Corte Ensilaje Bota 51 4,3 16,0 14,8 Inicio de Espigadura 57 6,0 13,2 10,4 Inicio de Floración 73 8,0 11,3 7,6 Grano Acuoso - Lechoso 90 9,6 8,9 6,6 Grano Harinoso - Duro 112 7,2 7,9 5,1 Fuente : Scholz (1988). 2.9

Tipo de recurso forrajero

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Todos los factores antes mencionados inciden en las características del material a ensilar, ya sea en forma positiva o negativa. Sin embargo, no hay duda alguna que el tipo de recurso forrajero es determinante sobre la fermentación que ocurre en la masa de forraje ensilada. Este punto se debe tener muy en cuenta en el momento en que se decide el tipo de forraje que se ensilará, ya que como se ha descrito, los resultados que se obtienen al ensilar una gramínea, por ejemplo maíz o Lolium multiflorum, son muy distintos a los obtenidos al ensilar Medicago sativa. En los cuadros 25, 27, 28 y 29 se presenta información sobre la composición de 4 recursos forrajeros en distintos estados fenológicos indicando las características que determinan la aptitud fermentativa de un forraje. Estos valores han sido determinados para las condiciones de la X Región por Jurgensen, (1991, no publicado).

CUADRO 25 Composición química y aptitud fermentativa de pradera permanente en cuatro estados fenológicos. Estado fenológico 1 2 3 4

Materia seca (%) 17,97 Rendimiento de MS (kg/ha) 4.008,33 Acidos orgánicos (meq/kg MS) 730,43 CHOs (gr/kg MS) 93,41 pH 6,04 Capacidad buffer (meq/kg MS) 371,84 Proteína (% MS) 15,17 Valor D (%) 78,20 1 : Bota ( 27 de Oct.) 2 : Emergencia de Espiga ( 13 de Nov.) 3 : Floración ( 21 de Nov.) 4 : Grano Lechoso ( 12 de Dic.) Fuente: Jurgensen y Balocchi et al., (no publicado).

21,01 6.589 491,10 85,74 6,12 305,24 12,45 76,07

22,92 7.237 466,13 90,78 6,28 337,55 9,5 71,8

20,10 8.277,33 213,63 68,63 5,97 217,65 8,69 58,83

CUADRO 26 Contenido de ácidos acético, butírico y láctico ( porcentaje de la materia seca) y pH del ensilaje de pradera permanente cortada en 5 estados fenológicos. Estado fenológico Acido Acido Acido pH Puntaje * Calificación Acético Butírico Láctico * Bota 5,14 0,96 16,86 4,0 59 Satisfactorio Inicio de Espigadura 5,45 0,04 17,75 4,0 96 Muy bueno Inicio de Floración 5,63 0,21 17,04 3,8 91 Muy bueno Grano Acuoso - Lechoso 2,71 0,51 13,14 4,0 68 Bueno Grano Harinoso - Duro 1,53 0,27 7,62 4,7 78 Bueno Fuente : Scholz (1988). * Según escala de Flieg. CUADRO 27 Composición química y aptitud fermentativa de Lolium multiflorum var. Tama en cuatro estados fenológicos. Estado fenológico 1 2 3 4 Materia seca (%) 14,53 18,67 19,70 26,96 Rendimiento de MS (kg/ha) 6.236 8.508,67 7.932 8.774,33 Acidos orgánicos (meq/kg MS) 882,87 693,67 697,30 450,87 CHOs (gr/kg MS) 96,27 105,52 79,81 43,60 PH 6,26 6,39 6,29 5,93 Capacidad buffer (meq/kg MS) 405,72 331,61 332,37 219,91 Proteína (% MS) 13,90 10,66 11,78 9,55 Valor D (%) 76,23 71,87 69,40 65,80 1 : Bota ( 30 de Oct.) 2 : Emergencia de Espiga ( 18 de Nov.) 3 : Floración ( 25 de Nov.) 4 : Grano Lechoso ( 19 de Dic.) Fuente: Jurgensen y Balocchi (no publicado). CUADRO 28 Composición química y aptitud fermentativa de Avena sativa var. Nehuén en cuatro estados fenológicos. Estado fenológico

1 14,53 7.129 770,43 88,45 6,00 459,88 12,00 83,33

Materia seca (%) Rendimiento de MS (kg/ha) Acidos orgánicos (meq/kg MS) CHOs (gr/kg MS) pH Capacidad buffer (meq/kg MS) Proteína (% MS) Valor D (%) 1 : Bota ( 22 de Nov.) 2 : Emergencia de Espiga ( 1 de Dic.) 3 : Floración ( 13 de Dic.) 4 : Grano Lechoso ( 27 de Dic.) Fuente: Jurgensen y Balocchi (no publicado).

2 16,23 8.367,67 477,30 71,00 6,11 342,04 8,93 68,43

3 18,25 9.629,67 419,27 56,68 6,06 310,08 8,31 66,43

4 23,48 11.803,67 412,77 61,81 5,68 290,10 7,31 60,23

CUADRO 29 Composición química y aptitud fermentativa de Lupinus luteus en cuatro estados fenológicos. Estado fenológico 1 2 3 4 Materia seca (%) 11,06 13,07 14,57 18,23 Rendimiento de MS (kg/ha) 5.140,67 7.324,67 9.175,67 8.737,33 Acidos orgánicos (meq/kg MS) 824,90 784,90 667,03 553,57 CHOs (gr/kg MS) 86,43 98,70 91,97 64,65 PH 5,00 4,98 4,73 4,97 Capacidad buffer (meq/kg MS) 392,40 390,69 338,88 372,18 Proteína (% MS) 16,24 15,27 14,87 16,00 Valor D (%) 77,43 74,93 72,80 73,00 Fuente: Jurgensen y Balocchi (no publicado) 1 : Primera Floración ( 10 de Ene.) 2 : Capi formado en primer tallo floral e inicios de segunda floración ( 20 de Ene.) 3 : Grano desarrollado en primer tallo floral y capi formándose en segundo tallo floral ( 30 de Ene.) 4 : Grano Maduro en primer tallo floral y capi formado en segundo tallo floral ( 10 de Feb.) 2.10

Pauta de evaluación de aptitud fermentativa

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Conocidos los factores que determinan la aptitud fermentativa de un forraje, es necesario desarrollar un método de aplicación práctica que permita determinar con anterioridad el riesgo de una mala fermentación del ensilaje. De esta forma es posible conocer la necesidad de usar aditivos. Especialmente en Gran Bretaña han sido desarrolladas algunas pautas con este propósito, (Wilkinson, 1987). Estas pautas consideran en primer lugar el estado fenológico al corte, factor que como fue antes mencionado, afecta el contenido de CHOs, la capacidad buffer y el porcentaje de materia seca. La interacción entre estos factores determina que cuando la especie a ensilar está en estado temprano de desarrollo, su aptitud fermentativa se ve disminuida.

El segundo factor considerado es el nivel de fertilización nitrogenada; una fertilización más alta produce una disminución en la concentración de CHOs, un menor contenido de MS y un mayor contenido de proteína, lo que afecta la aptitud fermentativa. El tercer factor considerado en esta pauta, es el tipo de cosechadora utilizada, la que determinará el tamaño de picado. Entre los efectos que tiene el menor tamaño de picado es que se produce una más rápida liberación de CHOs al medio, y por consiguiente una disminución más rápida del pH de la masa ensilada. Esto se traduce que a un mayor picado mejora la aptitud fermentativa. El cuarto factor es la condición climática, y el uso de la técnica del premarchitamiento. Cuando más seca y calurosa sea la condición climática imperante mayor será el contenido de materia seca y la concentración de CHOs del forraje. Este mismo principio es válido para el caso del premarchitamiento. El último factor considerado es la estación del año, ésta determina el estado fenológico de las especies pratenses (vegetativo en otoño y reproductivo en primavera). Esto a su vez afecta el contenido de CHOs, capacidad buffer y porcentaje de materia seca, por lo que un forraje cortado en primavera - verano tiene una mejor aptitud fermentativa que el cortado en otoño. CUADRO 30 Pauta de Evaluación del Riesgo en la Fermentación. Factores Puntaje 5 4 3 2 1 Especie Maíz Ballica Otras Mezcla gramínea Trébol rosado Ballica anual perenne gramíneas - leguminosa Alfalfa Estado de Espigado Emergencia Vegetativo Desarrollo de espigas Nitrógeno 50 50 - 100 > 100 (kg/corte) Cosechadora Cosechadora Chopper con Chopper sin de forraje repicador repicador Clima / Sol / Nublado / Nublado Llovizna Marchitamiento premarch. premarch. Estación Primavera Otoño verano

Puntaje 20 15 - 20 15

Riesgo Bajo Medio Alto

Necesidad de aditivo No se requeriría Dosis normal Dosis alta

BIBLIOGRAFIA BUTLER, G y BAILEY, R. 1973. Chemistry and biochemistry of herbage. Academic Press, London . England. (3) : 295 p. MARAMBIO , J. 1979. Conservación de forrajes. IN: Curso de actualización en producción de leche. Instituto de Producción Animal, Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Austral de Cheli. Serie B - 1 . 150 p. MASON, V. 1985. Forage conservation. Silage. University of Reading. Master of Grassland Science course. Reading. England, 47 p. Mc DONALD, P. 1981. The biochemistry of silage. (Ed.) John Wiley & Sons. New York, USA. 226 p. MUCK, R.E. 1988. Factors influencing silage quality and their implications. J. Dairy Sci. 71: 29923002 . PITT, R. y SNIFFEN, C. 1989. Silage inoculants. Extension Bulletin 452, Cornell University. USA. RAYMOND, F., SHEPPERSON, G., WALTHAM, R. 1972. Forage Conservation and feeding. SCHOLZ, B.A 1988. Efecto del estado fenológico sobre el rendimiento, calidad nutritiva y aptitud para ensilaje de una pradera mixta de Ballica inglesa y Trébol blanco. Tesis Ing. Agrónomo. Instituto de Producción Animal, Universidad Austral de Chile. Valdivia. 59 p. SMITH, D. 1973. The monoestructural carbohydrates. In: BUTLER, G. y BAILEY, R. (Ed). Chemistry and biochemistry of herbage. Academic press, London. England. (1) : 639 p. TEUBER, N. 1980. Tiempo de rezago para obtener heno de buena calidad. Boletín divulgativo Nº 67 (34 Re) Estación experimental Remehue. INIA. Osorno. 6 p. THOMAS, C. y YOUNG, W.O. 1982. Milk from grass. I.C.I. and Grassland Research Institute. WILKINSON, M. 1987. Silage UK. Chalcombe Publications. 146 p.

SISTEMAS SILVOPASTORALES (Volver al Indice)

Oscar Balocchi L. 1

INTRODUCCION

Históricamente el uso de la tierra se ha basado en la explotación del recurso de mayor valor o más conocido, sin preocuparse de la presencia de otros recursos y sus interacciones (Olivares, 1989). Los sistemas agroforestales consideran la combinación , en el mismo suelo, de producción forestal con ganadería y cultivos que se producen entre plantaciones forestales de amplio espaciamiento. Por lo tanto son simplemente sistemas de uso del suelo que combinan árboles plantados a un mayor espaciamiento con ganado y cultivos. El “International Council for Research in Agroforestry” define los sistemas agroforestales como un sistema de uso del suelo donde se combinan deliberadamente especies arbóreas en un manejo combinado con cultivos agrícolas y/o ganado, ya sea en un arreglo espacial o en una secuencia temporal. En estos sistemas existen interacciones ecológicas y económicas entre los distintos componentes. dentro de este concepto más amplio de producción agroforestal se encuentran los sistemas silvopastorales que se definen como la combinación de especies forestales, praderas y ganado doméstico en el mismo sitio y tiempo, con el objetivo de producir forraje, productos pecuarios y forestales. sin embargo, el silvopastoreo es más que la simple combinación de árboles y ganado, y para su implementación requiere del conocimiento de las complejas interacciones entre los seis componentes del sistema que son: • • • • • •

Componente Ambiental Componente Suelo Componente Forestal Componente Pradera Componente Animal Estrategia de Manejo

FIGURA 1

Componentes de un sistema silvopastoral.

Los sistemas silvopastorales son una práctica muy antigua en el desarrollo de la explotación agrícola, en la literatura aparecen mencionados y recomendados en Gran Bretaña por Evelyn en 1979 (citado por Newman, 1990). Sin embargo, se menciona que los estudios de los sistemas silvopastorales con pinos, praderas y ganado comenzaron en Georgia, U.S.A, en 1955 (Lewis y col., 1984). Sotomayor (1989), indica que los sistemas silvopastorales, aunque requieren de una mayor tecnología y nivel de manejo, tienen una serie de ventajas en relación a un sistema forestal tradicional. Entre otras: mejora el acceso del rodal, reduce riesgos de incendios, mejora el crecimiento de los árboles al reducir la competencia, produce retornos económicos adicionales y una diversificación de la producción. EFECTO DE LOS ARBOLES SOBRE EL CRECIMIENTO DE LA PRADERA (Volver al Indice)

Teóricamente la capacidad sustentadora de un ecosistema es constante, aunque varíe el número y densidad de los estratos presentes. Así, en la medida que aumente el tamaño o dominancia de una estrata la o las otras disminuyen proporcionalmente (Olivares, 1989). En sistemas silvopastorales la estrata superior o arbórea juega un rol fundamental en la producción de forraje y en la gran mayoría de los casos condiciona su desarrollo. Según Sotomayor (1989), diversos parámetros forestales pueden

ser usados para predecir y relacionar la influencia de la cubierta arbórea en el rendimiento de la pradera. Percival y Knowles (1986), señalan que en sistemas silvopastorales usando Pino radiata, la producción de la pradera declina en forma característica en la medida que los arboles crecen. Numerosas investigaciones realizadas en Estados Unidos han demostrado que con un aumento de la densidad del rodal (número de árboles o área basal por hectárea) y del tamaño de los arboles (altura, tamaño de la copa, etc.), la producción de forraje decrece en una relación curvilínea negativa (Byrd y col., 1984). Lewis y col. (1983), compararon la producción de praderas cubiertas con Pinus elliottii, de 19 años de edad plantado a dos densidades (730 y 268 árboles por hectárea), observando que la pradera en la densidad menor de plantación produjo mayor cantidad de forraje que la pradera con una mayor densidad arbórea. La diferencia en producción de forraje entre los dos rodales cambió cuando el rodal con mayor densidad fue raleado en un 50% (730 a 370 árboles por hectárea), a los 10 años de edad. En los siguientes tres años, este rodal raleado redujo la diferencia entre producción y ganancia de peso vivo por hectárea de un 123% (170 vs 76 kg/ha) a solo 50% (185 vs 127 kg/ha), dado principalmente por la reducción del efecto sombra al reducir la cobertura de copa. En Australia, Anderson y col. (1988) demostraron el efecto de la intercepción de luz solar en bosques de pino radiata, en la producción de la pradera y la cantidad de animales que podía ser soportada en el sistema. CUADRO 1 Edad y densidad del rodal, porcentaje de luz transmitida, producción de forraje y capacidad sustentadora en plantaciones silvopastorales de pino radiata en Australia. Edad del Densidad del Luz Producción de Capacidad Rodal Rodal transmitida forraje sustentadora (años) (arb/ha) (%) (%) (%) 0 100 100 100 6 - 7* 100 81 87 82 300 69 76 73 0 100 100 100 20** 70 47 67 59 150 24 39 24 * : poda a 4 metros ** : poda a 6 metros Fuente : Anderson y col.(1988). Diferentes características del árbol han sido empleadas para predecir la producción de forraje. Entre ellas, las más utilizadas han sido el área basal y la cobertura de copa. Grelen y Lohrey (1978), estudiaron la relación entre el rendimiento de la pradera y el área basal, encontrando una fuerte relación entre estas dos variables. Señalan que un incremento en el área basal de Pinus palustris afectó negativamente la producción de forraje, obteniendo un promedio de 1.153, 911 y 770 kg/ha para los tratamientos de área basal 13,8; 18,4 y 23 m2/ha respectivamente.

Wolters (1982), encontró que una disminución en la producción total de forraje estuvo fuertemente asociada con un incremento del área basal en plantaciones de Pinus elliottii en Louisiana, Estados Unidos. La relación y = a + bx (y = producción de forraje, x = área basal), obtuvo la mejor correlación entre ambas variables y el área basal significó un 70 a 80 % de la variación de la producción de la pradera. La cobertura de copa también ha sido usada para predecir la producción herbácea. Pyke y Zamora (1982), encontraron que la cobertura de copa fue el mejor indicador de la producción de la pradera, mejor que el área basal y el número de árboles. Percival y Knowles (1986), señalan que los primeros estudios en Nueva Zelandia sobre el efecto del Pino radiata sobre la producción de la pradera mostraban una relación lineal entre producción de materia seca de la pradera y largo de copa viva de los pinos. En la medida que la base de datos fue aumentando fue evidente que la relación entre producción de la pradera y largo de copa viva era una relación curvilínea negativa. Además se encontró una relación entre largo promedio de copa viva por árbol y producción relativa de la pradera. En la medida en que el largo promedio de copa viva aumenta, la producción de forraje disminuye (Figura 2). La relación global fue descrita por Percival y col.(1984), por la ecuación: Y = 24,86 + 100,95 * e(-0,00026318*LCV) - 16,3 * log eLPC Donde

: Y = Producción relativa de la pradera LCV = Largo de copa viva por hectárea LPC = Largo promedio de copa por árbol

Percival y Knowles (1986), utilizando información generada en Nueva Zelandia proponen la siguiente ecuación para predecir la producción de forraje de una pradera relativa a una condición sin árboles . Esta ecuación tuvo un r2 de 0,96 y está representada por: Y = 100 / (1 + a * X1) + (b * X2) Donde

: Y X1 X2 ayb

= = = =

Producción relativa de la pradera Suma del largo de copas por hectárea Promedio del largo de copa por árbol Son coeficientes estimados de los datos

Producción relativa de la pradera

100

80 Largo promedio de copa a 10 m copa/árbol b 5 m copa/árbol c 2,5 m copa/árbol

60

40

a 20 b c

0

5

10

15

20

Cobertura de copa

FIGURA 2 Relación entre producción de la pradera y cobertura de la copa. Fuente: Percival y Knowles (1986). El efecto neto de la competencia por agua parece no ser muy significativo, en caso de estres hídrico se ha determinado que existe una mayor mortalidad de plantas en la pradera descubierta que en silvopastoreo. Durante el período de fines de primavera y verano el suelo bajo los árboles presenta un mayor contenido de humedad que en el caso de praderas descubiertas (Anderson y Batini, 1979). En condiciones silvopastorales la pradera permanece verde por un mayor período lo que se traduce que en promedio anual posea un mayor contenido de proteína.

CUADRO 2

Contenido de proteína en praderas bajo silvopastoreo con Pino radiatade 7 años de edad en Valdivia. Efecto de la densidad de árboles Proteína bruta (%) Pradera sin árboles 11.2 a Pradera con 260 árb/ha 14.8 ab Pradera con 500 árb/ha 15.9 b Efecto del método de mejoramiento bajo silvopastoreo (pro. de 260 y 500 árb/ha) Pradera natural Pradera natural fertilizada Pradera natural fertilizada y regenerada Fuente : García (1985).

3

14.2 a 15.8 ab 18.0 b

EFECTO DE LOS ARBOLES SOBRE LA CAPACIDAD SUSTENTADORA (Volver al Indice)

La capacidad sustentadora de una pradera bajo árboles es reducida por el efecto de cubrimiento de desechos de poda y raleo, y por la menor producción de forraje por efecto de la competencia por luz, agua y nutrientes. En los primeros años de rotación el cubrimiento por desechos tiene un efecto negativo, mientras que en la segunda parte de la rotación es la competencia por luz. La producción de forraje de la pradera es el factor más importante que determina la capacidad sustentadora o capacidad de carga animal. El número de animales que pueden ser mantenidos en la pradera bajo los árboles tiene un gran efecto sobre la rentabilidad del sistema. Trabajos realizados en Nueva Zelandia indican la evolución de la carga animal en sistemas silvopastorales con distintas densidades de Pino radiata a través de la rotación. En este caso se observa que durante los primeros años la capacidad sustentadora aumenta, en la medida que la susceptibilidad de los árboles al pastoreo va disminuyendo, posteriormente existe un período de estabilidad que es afectada por las intervenciones silvícolas para posteriormente decrecer debido al incremento en el efecto negativo del sombramiento.

Carga animal (% pradera abierta)

120

50 árb/ha 100 árb/ha 200 árb/ha 400 árb/ha

100

80

60

40

20

0 1

4

7

10

13

16

19

22

25

28

Edad de los árboles (años)

FIGURA 2 Efecto de la densidad de árboles (Pinus radiata), sobre la carga animal soportada, expresada como porcentaje de una pradera descubierta (Reid y Wilson, 1986). Ensayos realizados en la Zona Sur de Chile por la Universidad Austral han determinado la evolución de la carga animal, producción de carne y lana por hectárea en dos sistemas de características distintas. En un caso, Las Trancas, se estableció un sistema silvopastoral desde un comienzo y en el otro caso, Huape, se intervino un bosque de plantación tradicional, en ambos casos se determinó la factibilidad de la producción ovina combinada a plantaciones de Pino radiata.

CUADRO 3

Edad de la plantación, densidad de árboles y producción ovina. Módulo Las Trancas, La Unión, Chile. Año Arboles/ha Ovejas/ha Kg carne/ha kg lana/ha 1977 570 0.0 0 0.0 1978 570 0.0 0 0.0 1979 570 5.6 158 17.9 1980 570 * 6.0 229 22.3 1981 570 7.2 248 28.4 1982 450 7.5 171 16.5 1983 450 * 6.8 192 15.1 1984 200 6.8 107 15.4 1985 200 4.7 148 14.1 1986 200 * 4.0 143 9.5 Fuente : Hervé, Balocchi y Peñaloza (1990). * Podas a 2,5 m.; 4 m y 7 m respectivamente.

CUADRO 4

Edad de la plantación, densidad de árboles y producción ovina. Modulo Huape, Valdivia, Chile. Año Arboles/ha Ovejas/ha Kg carne/ha kg lana/ha 1982 2400 0.0 0 0.0 1983 600 * 4.7 95 13.5 1984 600 5.0 91 10.8 1985 400 * 4.0 73 10.0 1986 400 3.0 38 8.1 Fuente : Hervé, Balocchi y Peñaloza (1990). * Podas a 5 m y 7 m respectivamente. 4

DISTRIBUCION ESPACIAL DE LOS ARBOLES

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La distancia entre hileras es flexible y dependerá en parte del objetivo que se persiga, si se considera o no uso de maquinaria. Una típica geometría de plantación en hileras separadas cada 14 metros con plantas a 1,2 metros sobre la hilera. Un mayor espacio entre las hileras reduce el costo de control de malezas (cuando es necesario) y permite desarrollar mejor actividades mecanizadas como conservación de forraje. Con plantaciones arregladas en hileras dobles o triples, se obtienen mayores distancias entre hileras manteniendo el mismo número de árboles/ha. Con este sistema sería esperable algún grado de reducción en el crecimiento de los árboles por la mayor competencia y un aumento en la producción de la pradera por una menor cobertura de copa. CUADRO 5

Configuración espacial y cobertura de copa en plantaciones de Pinus elliottii a los 13 años de edad. Configuración espacial Area bajo copa Area sin cobertura (metros) (%) (%) 2.4 x 3.6 100 0 1.2 x 7.2 53 47 0.6 x 14.4 29 71 (1.8 x 2.4) x 7.2 60 40 (1.2 x 2.4) x 12.0 44 56 (0.6 x 2.4) x 26.8 20 80 Fuente : Lewis y col. (1985). En la Figura 3 se presenta un ejemplo de dos geometrías de plantación, una en hileras dobles con mil árboles por hectárea y otra en grupos con 625 árboles por hectárea.

FIGURA 3

5

Ejemplo de dos geometrías de plantación (A) 1000 árb/ha (2x3)x7 y (B) 625 árb/ha (2x2)x6. Tanumé - Conaf (Sotomayor, 1989).

DENSIDAD DE PLANTACION

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No todos los árboles plantados son capaces de constituirse en árboles suficientemente bien formados para producir trozos y madera de buena calidad. Por lo tanto se planta inicialmente un mayor número de árboles que los requeridos, en el caso de Pino radiata aproximadamente cinco veces el número final de árboles requeridos. Durante los primeros seis a siete años los arboles no deseados son eliminados mediante el raleo. Tradicionalmente los bosques de Pino radiata en chile se plantan a densidades de 1500 a 2500 árb/ha. En el caso de plantaciones silvopastorales no existe un criterio único en relación a la densidad de plantación ya que dependerá de muchos factores, entre ellos de la ley de bonificación forestal (Decreto 701). Más importante que la densidad inicial será el manejo silvícola del bosque y la densidad final. En Estados Unidos se recomienda empezar con plantaciones

entre 910 y 1212 árb/ha. En Nueva Zelandia entre 625 y 1000, que son similares a las que se utilizan en Chile (Sotomayor, 1989). Además del mayor crecimiento que se obtiene de la pradera con menores densidades de plantación, también los árboles crecen a una mayor tasa, de acuerdo a cifras indicadas por Anderson y col. (1988). CUADRO 6

Promedio de incremento anual de diámetro de Pino radiata en varias densidades a los 8 años de edad. Densidad de árboles Promedio de incremento (árb/ha) de diámetro (cm) 50 2.47 a* 100 2.21 a 200 2.31 a 400 1.83 b * valores seguidos de distinta letra exhiben diferencias significativas (p
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