Libro Formando Una Identidad Construyendo Un Destino
September 4, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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FORMANDO UNA IDENTIDAD CONSTRUYENDO UN DESTINO
¿Cómo Forjar una Identidad Sana y Proyectar un Destino Prometedor para Nuestros Hijos?
CONTENIDO Capítulo I: DI DISEÑANDO SEÑANDO LA ARQU ARQUITECTURA ITECTURA DE LLA A IDEN IDENTIDAD. TIDAD. Desarrollo integral del Niño. La Misión de los Padres. Descubriendo la Identidad. Identidad y vocación. Identidad y carácter. Definiendo la identidad. La fórmula de la identidad. Los tres componentes básicos de la identidad. Los dos cimientos básicos de la Identidad.
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Las tres grandes preguntas filosóficas de la identidad. Capítulo II: EL PROCESO DE LA MADUREZ Y SU IMPACTO EN LA IDENTIDAD El proceso de la Madurez. La C Configuración onfiguración de la Id Identidad entidad desde la Mad Madurez. urez. Redefiniendo la madurez. La cons construcción trucción de la identidad en la interacción con los demás. Identidades insanas se incuban en relaciones insanas.
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Capítulo III: LA ATMÓSFERA FAMILIAR EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD
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El Amor como ffundamento undamento en laPaternal. construcción de la Identidad. Las tres Dimensiones del Amor Redefiniendo el Amor y sus 4 expresiones máximas La ex expresión presión de dell amor en ssuu dimen dimensión sión cconyugal onyugal y paren parental. tal. Tipos de Familias incubadoras de tip tipos os de IIdentidad. dentidad. Tres filosofías deformadoras de la identidad.
Capítulo IV: CINCO PRINCIPIOS BÁSICOS PARA CONTRUIR UNA IDENTIDAD SANA Y POSITIVA El principio de la Ternura. El principio de la Disciplina. El principio de la Responsabilidad.
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Principio de la Armonía Conyugal. Principio de la Diferenciación Parental.
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Sincronía entre Pertenencia y Autonomía.
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Capítulo V: SE SEMBRANDO MBRANDO UNA IDE IDENTIDAD NTIDAD COSECHANDO UN DES DESTINO TINO La identidad como sello original de personalidad. Identidad, vocación y destino. La identidad y los jóvenes de hoy. Familia vs Publicidad y Tecnología.
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CONCLUSIÓN.
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INTRODUCCIÓN La gran pregunta que como padres muchas veces nos hacemos es: ¿Qué va a ser de la vida de mi hijo(a) cuando sea adulto? ¿Cuál va a ser su futuro? ¿Qué es lo que el destino le tiene reservado?. Deseamos con todo nuestro corazón que le
vaya bien en la vida, que pueda destacar y progresar a través de ella, pero también tememos vaya mal oque quesuceda fracase.una Y muchas veces ninoqué sabemos qué es loque queledetermina u otra cosa, rumboexactamente tomar para garantizar el éxito. A veces pensamos que el destino de nuestros hijos está en manos del azar, de la casualidad, de las circunstancias o aún de Dios, y que muy poco podemos hacer para cambiarlo, pero definitivamente no es así. ¿Cuál es o cuáles son los factores determinantes que harán que un hijo(a) nuestro fracase o triunfe en la vida?, ¿Qué es lo que marca la diferencia? ¿Qué hará que alcance la cumbre del éxito o se hunda en el abismo del fracaso? No negamos la influencia de las circunstancias externas, pero creemos que ellas no son tan definitorias; nosotros sostenemos sostenemos que las actitudes internas que un hijo(a) desarrolle son mucho más relevantes. Es la personalidad que pueda forjarse en él o ella lo que definirá gran parte de su existencia, porque es con esa identidad que hará frente a las grandes demandas de la vida. Hay, pues, una íntima relación entre identidad y destino. Lo primero determina gran parte de lo que sucederá con lo segundo. No se nace con un destino escrito; éste se construye sobre la base de una identidad que se desarrolla paulatinamente. Nuestros hijos no llegarán más lejos en la vida de lo que su personalidad les permita. La grandeza de un destino está inexorablemente hipotecada a la calidad de una identidad forjada. Basta una identidad lisiada para frustrar el éxito, pero el desarrollo de una identidad sana y positiva puede, ciertamente, promoverlo. La familia es el gran taller donde se va tallando la identidad personal de los hijos. Los padres son los grandes escultores que irán formando un carácter en ellos, que sumado al temperamento con el que nacen, terminarán de configurar la personalidad con la cual se ubicarán en este mundo. Es cierto que no necesariamente serán rehenes side identidad del pasado,con y que poseen la capacidad de reestructurarla no una funcionan adecuadamente ella; pero si miramos alrededor nuestro, constataremos constataremos que no es fácil hacerlo, y que muchos hijos quedan atrapados en una identidad que no les ayuda mucho en la construcción de un destino promisorio. La identidad básica de los hijos se forma en esa gran incubadora que es la familia; ella es la responsable de gran parte de ese cimiento de lo que los hijos llegan a ser en la vida, porque son los padres los que equipan a los hijos con una determinada identidad, que es aquella con la que construirán su existencia. El destino de los hijos está en gran parte en manos de sus padres, aunque otro tanto dependa también de ellos mismos. En todo lo que ellos lleguen a ser en la vida, bueno o malo, los padres tendrán mucho que ver en ello. El destino de los hijos será quizá el gran examen que la vida imponga a los padres para evaluar su desempeño como tales. Una forma de medir cuánto de la mano de un padre o una madre está presente en el destino de los hijos, hij os, se puede ver claramente en lo que ellos alcanzan a ser en
la vida. El destacar y triun triunfar far en medio de ssuu sociedad no oocurrirá currirá por un golpe de suerte o por un azar del destino, sino porque el trabajo propio y la mano de los padres estuvieron ahí presentes. El éxito no es gratis, no se consigue fácilmente, es esquivo y renuente frente a personalidades frágiles y débiles; pero se allana y se rinde frente a identidades sanas, maduras y fuertes, que poseen grandes atributos personales, con los cuales han sido equipadas durante la infancia o que, con ciertas limitaciones, han logrado desarrollarse en su adultez; la familia puede hacerles ahorrar tiempo y dificultades futuras en dicho proceso. Cada día vivimos en un mundo más duro y difícil, donde son cada vez menos numerosos los individuos que triunfan y se sobreponen a la adversidad. Los grandes avances tecnológicos, la globalización y los diferentes movimientos filosóficos e ideológicos que surcan nuestra sociedad, exigen cada vez más un determinado tipo de personalidad que pueda triunfar o, por lo menos, sobrevivir cómodamente en medio de ella, construyendo su propio destino. Esa personalidad que se requiere es, en gran parte, formada por los padres. Nuestros hijos se enfrentarán al mundo con todo lo que nosotros hemos podido formar en ellos. Los recursos con que ellos se enfrentarán a las altas demandas de la vida, serán principalmente aquellos que nosotros hayamos sembrado en su ser interior. Los hijos son como un producto de baja, mediana o alta calidad, que los padres hemos producido o “fabricado” hemosde puesto en nuestra Las empresas que generan losy que productos calidad superiorcompetitiva son las quesociedad. poseen mayor tecnología de conocimiento y mejores técnicas de producción. La familia es la más grande empresa, forjadora del más grande producto, como es la personalidad o identidad de un hijo(a); por lo tanto, mayor conocimiento y diligencia deberá poner en la formación de ellos. No se nace sabiendo cómo formar la vida de nuestros hijos, eso no es pecado; pero sí lo es, no esforzarnos en conocer y aprender cómo llegar a ser mejores padres. El presente libro busca contribuir en algo, en dicho aprendizaje. Hay cinco ideas centrales que deseamos desarrollar en el presente libro; cada una de ellas corresponderá a un capítulo, y aunque no profundizaremos demasiado en cada concepto, para lo cual sería necesario escribir varios tomos, procuraremos ser concretos y prácticos en nuestra exposición, de manera que su lectura y aplicación no presenten mayores dificultades. Primeramente explicaremos lo que nosotros entendemos como concepto de identidad y cuál es la arquitectura de su configuración. Después abordaremos el proceso de la madurez en relación con la identidad; en el tercer capítulo destacaremos el importante papel que juega la familia como la gran incubadora de la de identidad básica de los hijos. El cuarto tema central que trabajaremos tiene que ver con los principios básicos que los padres deben aprender para poder labrar una identidad sana y positiva en la vida de sus hijos. Aunque a lo largo de todo el libro haremos referencias, finalmente abordaremos, en el último capítulo, la relación directa que existe entre identidad y destino. Este es el itinerario que nos hemos trazado y que esperamos sea un viaje grato que nos traslade a nuevos territorios de conocimientos, con los cuales aprendamos a ser buenos padres, capaces de formar buenos hijos. Ese es nuestro desafío.
José Baldeón Valdivia
Lima, Noviembre 2012.
CAPITULO I
DISEÑANDO LA ARQUITECTURA DE LA IDENTIDAD “Entre la locura y la normalidad, que en el fondo es lo mismo, existe un estado intermedio: ser diferente” Paulo Coelho
El gran mito de nuestra sociedad consumista de hoy es creer que, porque estamos satisfaciendo plenamente las necesidades materiales de nuestros hijos, estamos siendo buenos padres. No hay nada más equivocado. Esa es apenas una función, y la menos importante que debemos cumplir en la gran tarea de formar a nuestros hijos. La labor más crucial y vital que con tenemos delante es hijos podersean ser capaces de diseñar una identidad sana en ellos, la quepor cual nuestros capaces de construir un destino promisorio. Para ello debemos entender bien lo que es la identidad y cómo es su configuración arquitectónica. Es lo que intentaremos hacer en las páginas siguientes. A la hora de formar la identidad de nuestros hijos, es importante que conozcamos bien lo esencial de la naturaleza y el alma humana que ellos poseen. Y una de las cosas trascendentales que todo padre debe aprender, son las cuatro áreas claves en las que todo niño(a) debe desarrollarse de manera paralela, para asegurar una salud física y psicológica integral. Desarrol De sarrollo lo iintegral ntegral del ni niño(a) ño(a):: 4 á áreas reas de crecim crecimiento iento
En un pasaje de la Biblia que nos habla acerca del crecimiento integral del niño Jesús, el Hijo de Dios, se nos dice: “ Y Jesús crecía eenn sabidu ría y eenn estatur estatura, a, y en gracia para con Dios y con los hombr es” (Lc. 2:52). Desde la perspectiva de la identidad de Jesús vemos que hay cuatro áreas en la que todo niño(a) sano(a) y normal debe crecer. A partir de dichas áreas, emergen las cuatro funciones nutricionales que todo padre responsable debe cumplir. Fallar en una o más de ellas, dejándolas sin atender adecuadamente, es producir una personalidad disfuncional en nuestros hijos. Ár eas Áreas FÍSICA (estatura)
Objetivos a desarrollar PROVISIÓN: brindando nutrición y estimulación temprana (vivienda y vestido).
PSICOLÓGICA (sabiduría)
AUTOESTIMA: reconocimiento. brindando aceptación, valoración y
SOCIAL (gracia para con los hombres) ESPIRITUAL (gracia para con Dios)
HABILIDADES SOCIALES: delegando tareas y brindando modelos de vínculos sanos. VALORES: estableciendo normas o límites y aplicando disciplina.
La misión de los padres
A partir de esta realidad y de las necesidades de un niño, nace la misión que debe cumplir todo progenitor. Nuestra tarea como padres no nace de lo que nosotros suponemos que tenemos que hacer con nuestros hijos, sino de las necesidades reales que ellos tienen y que es nuestro deber conocer. Hay cuatro necesidades básicas de las cuales nacen respectivamente las cuatro tareas que todo padre, papá y mamá, ha de cumplir en la vida de sus hijos; si falta una de ellas, su formación será incompleta y deficiente. Son tareas que deben ser desempeñadas exclusivamente por los padres, por ambos y no sólo por uno de ellos; no lo pueden delegar a terceros, pues es un trabajo que sólo les compete directamente a ellos y que se supone que nadie más lo puede hacer mejor. De ninguna manera se puede delegar a terceras personas, por más cercanas que sean; ni siquiera se puede encargar a los abuelos, que los quieren tanto, porque nadie hará mejor ese trabajo, porque ¿quién mejor que los padres para conocer, amar y formar a sus hijos? Las cuatro grandes tareas parentale parentaless tienen que ver con esas cuatro áreas que revelan las cuatro necesidades básicas que los padres deben satisfacer en sus hijos: Provisión , que es el sustento para el área física; Au Auto to est estim ima a, que tiene que ver con la autoaceptación y valoración personal en el plano emocional o psicológico; Sociabilidad, o lo que se llama habilidades sociales, para saber desenvolverse en su entorno social; y, finalmente, Valores , en el plano espiritual. Estas son las cuatro grandes tareas que debe cumplir todo padre y es la misión que debe cumplir toda familia: brindar provisión, autoestima, valores y sociabilidad a los hijos. Todo esto no es labor de la escuela ni de la iglesia, no son ellos los que han de proveer de estos recursos a nuestros hijos; somos nosotros sus padres quienes debemos brindárselos directamente, sin intermediarios, pues no será a terceros a quienes Dios pedirá cuenta de la vida y la formación de los hijos que nos entregó.
Todo niño(a) necesita crecer satisfactoriamente en esas cuatro áreas, para poder hacer frente exitosamente a las grandes demandas de la vida. Un niño(a) sin una buena provisión alimenticia no se desarrollará adecuadamente; serán afectadas sus neuronas, entre otras cosas, y, por lo tanto, tendrá grandes limitaciones intelectuales. Sin una autoestima sana, tendrá problemas de autoaceptación y no tendrá confianza en sí mismo, por lo que hará poco o nada en la vida, ya que no sabrá echar mano de las potencialidades de las que esté dotado. Sin valores morales positivos, aunque al principio le parezca que le va bien, al final terminará mal. Y sin una sociabilidad adecuada no sabrá cómo relacionarse con su entorno, perdiendo oportunidades de progresar. La plena satisfacción de esas cuatro necesidades básicas, llevada a cabo responsablement responsablemente e por unos padres sabios funcionales, de permitirán que un(a)porque hijo(a) crezca sano(a) e integralmente en todas lasydimensiones su personalidad,
ella habrá sido nutrida de los elementos claves que son la base para la construcción de una identidad sana y positiva que pueda garantizar un destino más promisorio para nuestros hijos. Es el asumir de manera responsable y eficaz estas cuatro grandes tareas parentales lo que definitivamente contribuirá a la construcción de una identidad saludable y funcional para nuestros hijos. Desentendernos de dichas tareas es condenar a nuestros niños a una vida adulta impregnada de mediocridades y fracasos, producto de una personalidad inmadura y limitada en su desarrollo. Dejar de cumplir nuestra misión como padres, es dejar a nuestros hijos sin satisfacer sus grandes necesidades vitales, tanto físicas como psicológicas, dejándoles vacíos y huecos en su personalidad, que limitarán su funcionamiento social. Construir una identidad sana en nuestros hijos no es fácil, pero es la más grande tarea de nuestras vidas, a la que jamás debemos renunciar como padres. El termino identidad se puede definir de muchas maneras, dependiendo de la perspectiva desde la cual se le aborde; nosotros hemos querido hacerlo desde un ángulo socio-psicológico particular y práctico, que nos ayude a entender cómo un joven a partir de ssuu id identidad entidad logra posicionarse en este mundo y qque ue es ddependiendo ependiendo de cuán saludables se encuentren los componentes de dicha identidad que el niño(a) podrá desarrollar una personalidad funcional, que le permita alcanzar su plena realización personal. Descubriendo la identidad Cuando al profeta bíblico Juan el Bautista le preguntaron: “¿Qué dices de ti mismo?” (Sn Jn.1:22,23), es decir, ¿Cuál es tu identidad?, él no se definió en base a su nombre, su puesto, su título o su profesión, sino que se definió en base a su misión en la vida: preparar el camino del Señor. En la vida de Juan el Bautista, su misión determinó su destino. No es mi nombre, ni mi oficio o profesión, ni mi estado civil, ni mis títulos o los cargos que desempeño en la vida lo que define mi identidad, sino el conocimiento de la misión a la que he sido llamado. Ella está íntimamente ligada a la gran tarea que he de cumplir en este mundo, porque llegar a plasmar todo aquello para lo cual fuimos creados es lo que define nuestra identidad, concepto que viene del término idéntico, es decir, llegar a ser lo que tengo que ser y no otra cosa. Lo que me hace ser consecuente con mi identidad es el descubrir mis potencialidades, y en base a ellas proyectar mi misión en la vida; esto es lo que determinará mi destino. Por ejemplo ¿cuál es la identidad de un ave? Volar, ¿cuál es la identidad de un pez? Nadar, ¿cuál es la identidad de un lapicero? Escribir. Así, en la medida que se cumpla la misión para la cual se ha sido creado, se estará definiendo la identidad, y eso sólo se puede hacer cuando soy capaz de expresar y desarrollar lo mejor de mis potencialidades. Todos sin excepción somos muy buenos en una determinada área, sólo hay que descubrir en cuál. La mejor capacidad de un ave es la de volar, la de un pez es la de nadar, etc. Y es esta capacidad particular la que define la identidad de cada uno de ellos. Identidad y Vocación
Nuestra misión está relacionada con lo que es nuestra vocación en la vida. La vocación no es una profesión u oficio; se puede manifestar a través de ellos, pero en esencia podemos decir que la vocación es la expresión eficaz de mis mejores habilidades. Ellas definen mi vocación. No es sólo lo que a mí más me gusta, sino aquello en lo que mejor destaco con mis capacidades, lo que define mi llamado en la vida, es decir, mi vocación. Descubrir mis potencialidades es descubrir mi vocación; con ella encuentro mi misión en la vida y con esa misión se define mi destino. Potencialidad Potencialidad =
Vocación Vocación =
Misión
Destino
Identidad
El psicólogo y humanista Abraham Maslow decía: “un músico debe hacer música, un pintor debe pintar, un poeta debe escribir, si al final de cuentas quiere ser feliz. Lo que puede ser, debe serlo. A esta necesidad podemos llamarla autorrealización”. Hoy sabemos en psicología que el desarrollo de las propias capacidades y habilidades que posee un niño es necesario no sólo para su desarrollo mental, sino para la construcción de su propia identidad. Identidad y Carácter
Para poder cumplir nuestra misión en la vida, en base a nuestra vocación, es imprescindible que el desarrollo se realice a través de un carácter sano y maduro. Primero es SER antes que HACER. No podré HACER nada bien, si primero no he desarrollado bien mi SER. La expresión eficaz de mis potencialidades (HACER), sólo puede darse sobre la base del desarrollo de un carácter (SER) sano y maduro. Un carácter dañado bloqueará mis potencialidades. Sanar Sanar mi SER es activar mi HACER. La identidad es finalmente la suma de mi SER más mi HACER. SER + (Lo que Yo soy)
HACER (Lo que Yo hago)
=
IDENTIDAD
+
VOCACIÓN
=
IDENTIDAD
CARÁCTER CARÁCTE R (SE (SER) R)
=
Aut Autoest oestim ima a
+
Valores
VOCACIÓN VOC ACIÓN (HACE (HACER) R)
=
Habili Habilidades dades innatas in natas y adqui adquiri ridas das
CARÁCTER CARÁ CTER
La identidad de una persona se forma a partir de la suma del Carácter más la Vocación. El primero tiene que ver con el grado de autoestima y valores que haya desarrollado, mientras que el segundo con las potencialidades que haya cultivado. Toda persona sin excepción posee una identidad determinada, pero ésta puede ser sana y positiva o por el contrario patológica y negativa, o caer dentro de ese rango, dependiendo de cómo se encuentren su autoestima, sus valores y sus potencialidades.
AUTOESTIMA + VAL VALORES ORES + HAB HABILI ILIDADES DADES = IDENTIDAD
IDENTIDAD IDENT IDAD LISIADA
IDENT IDENTIDAD IDAD SANA
Au Aut t oes oestt im ima a dañ dañada ada Valores Va lores nega negativos tivos Habil Ha bilidades idades bloq uea ueadas das
Au Auto to est estiipositi ma ssana ana Va Valores lores positivos vos Ha Habil bilidades idades activadas
El carácter de una persona está formado por su autoestima y sus valores, mientras que la vocación está determinada por las potencialidades o habilidades especiales que posea. Debemos diferenciar lo que es el carácter de lo que es el temperamento; este último, se refiere a los rasgos innatos con los que nacemos, en tanto que el carácter son los rasgos adquiridos a medida que nos vamos formando. El primero se relaciona con el medio ambiente y la socialización, mientras que el segundo con lo hereditario y biológico. El carácter es una combinación de valores, sentimientos y actitudes. El carácter de un niño(a) es moldeado, en un primer momento, a partir de sus interacciones con los miembros de su familia, y posteriormente recibirá la influencia de la estructura social y cultural en la que crezca. La familia es la gran agencia psíquica de la sociedad. Al adaptarse el niño(a) a su familia de origen, adquiere un carácter básico con el que después enfrentará las tareas que debe ejecutar en su vida social; aunque con el tiempo y las nuevas experiencias dicho carácter se puede ir reestructurando, el temperamento no cambia, aunque se aprende a gobernarlo. En cambio el carácter si puede variar con las nuevas interacciones que experimente en la vida. El Carácter es el conjunto de cualidades positivas o negativas que hacen a una persona lo que es, pero un carácter sano , desde nuestra particular perspectiva, lo entendemos como la suma de dos cualidades vitales en el ser humano: la Integridad y la Au Auten tentitici cidad dad ; el primero nos remite r emite a una vida que respeta principios éticos Es y morales absolutos, mientras el persona segundo,enfrenta se relaciona con una autoestima sana. con ambas cualidades queque una su existencia; así, si la autoestima es pobre, tendrá temores y desconfianzas en sus propias capacidades, abandonando la lucha por sus sueños; y si sus valores se encuentran distorsionados, escogerá caminos errados para alcanzarlos, pudiendo tener un destino final no deseado. La salud de un carácter sano descansa necesariamente sobre la integridad y la autenticidad autenticidad.. CARÁCTER CARÁ CTER =
INTEGRIDAD + (V (Valores alores posi positiv tiv os)
AUTENTICIDA AUTENTICIDAD D (Autoesti (Autoestima ma sana)
Comprendiendo, entonces, que la Vocación se relaciona con las habilidades especiales de una persona y el Carácter con cualidades como la integridad y la autenticidad, creemos que estamos en condiciones de formular una definición o un constructo práctico de lo que podemos entender por identidad, para que sobre esa base podamos enfocarnos en su construcción y en su relación con el destino.
Definiendo la identidad Hay dos temas que hemos desarrollado, que están relacionados con la formación del concepto de identidad de todo individuo: la VOCACIÓN y el CARÁCTER. Uno tiene que ver con lo que yo hago, en base a mis habilidades; y el otro con lo que yo soy, en base a mi carácter; la confluencia e interacción de ambos es lo que van a ir configurando mi identidad. La suma de mi HACER, que es mi vocación, con mi SER, que es mi carácter, terminan de formar mi identidad.
CARÁCTER CARÁ CTER (SER) + VOCACIÓN (HACER)
= IDENTIDAD
No puede construirse una identidad verdadera sin la conjunción de estos dos elementos, porque la vocación y el carácter es lo que definen a la persona, y es también lo que va determinando su destino. Pero una identidad sana, que pueda asegurar una existencia promisoria, requiere que los talentos y habilidades de una persona puedan sostenerse sobre el cimiento de un carácter saludable, porque como decía Edwin L. Cole “mi talento me puede llevar sólo hasta donde mi carácter me pueda sostener”. Una persona con un buen talento, pero con un mal carácter, es más probable que tenga un destino final trágico; porque las grandes potencialidades, sin el cimiento de un carácter sano, pueden destruir a una persona, como es el caso de grandes artistas y deportistas, que contaban con grandes habilidades, pero que terminaron mal su existencia debido a la distorsión de sus valores y su autoestima. Ellos son claros ejemplos de la importancia de un carácter saludable que pueda constituirse en el soporte de todas esas habilidades, las cuales, sin la firmeza de unos rasgos interiores sanos, corren el riesgo de derrumbarse. El SER precede al HACER. No podré hacer nada valioso ni de manera eficaz, si primero no he desarrollado saludablemente mi SER. El desarrollo del carácter tiene que anteceder al desarrollo de las habilidades, porque un carácter dañado puede acarrear alguna de estas consecuencias: que mis talentos emerjan, pero que no se sostengan, que mis talentos no surjan,que porque se encuentran bloqueados por la inmadurez oolas lesiones de mi carácter, es lo que más predomina. La expresión eficaz de mis potencialidades (HACER), que no es otra cosa que mi VOCACIÓN, sólo puede darse apropiadamente sobre la base del desarrollo de un CARÁCTER sano (SER), cuya ausencia probablemente bloqueará el desarrollo de las potencialidades. Sanar mi CARÁCTER (SER) es pues activar mi VOCACIÓN (HACER). A partir de lo dicho podemos decir que la identidad es la suma de mi CARÁCTER más mi VOCACIÓN, es decir, la suma de mi SER más mi HACER. Es la convicción de tener tener un llama llamado do íntimo a cumplir una dete determinada rminada misión en la vida, basada en mi vocación, que es donde se expresan lo mejor de mis potencialidades, potenci alidades, sust sustentados entados en un ca carácter rácter sano, que sabe respetar princ principi ipios os éticos y expresa expr esarr una personalid ad a autenti utentica. ca. El saber para qué estoy en este mundo, descubriendo la misión o el papel que debo desempeñar en esta vida, sumado al desarrollo de un carácter maduro y
equilibrado, que se expresa en una personalidad auténtica y en una conducta basada en integridad moral, que respeta principios éticos, es lo que definen la identidad positiva de una persona sana y funcional. El saber lo que tienen que HACER (vocación), cimentado en una adecuada salud de su SER (carácter), es lo que constituirá una identidad positiva en nuestros hijos. El SER se relaciona con la motivación que sustenta mi carácter, y el HACER se relaciona con las acciones que nutren mi conducta. Somos la suma de nuestras motivaciones y nuestras acciones, y la congruencia armoniosa de ambos factores garantizará nuestra salud psicológica. psicológica. Mi SER es lo que Yo Soy, mi HACER es lo que Yo Hago; mi personalidad se define en la integración de ambas dimensiones. El divorcio entre lo que soy y lo que hago, dependiendo del grado de separación, puede constituir una patología en la identidad del individuo. La sana integración y la coherencia entre mi SER y mi HACER constituyen la base de una identidad sana y positiva. La Fórmula Fórmul a de la Ide Identi ntidad dad Sa Sana na y Posit Positiva iva
CARÁCTER (SER) +
VOCACIÓN (HACER)
=
IDENTIDAD
CARÁCTER (sano) =
AUTENTICIDAD
+
INTEGRIDAD
Autenticidad
=
Autoestima sana
Integridad
=
Valores positivos (principios morales)
VOCACIÓN
=
POTENCIALIDAD POTENCIALIDADES ES
Potencialidades
=
Habilidades especiales activadas
IDENTIDAD SANA = A UTENTICIDAD UTENTICIDAD + INTEGRIDAD + POTENCIALIDAD POTENCIAL IDAD IDENTIDAD = DESTINO
Las personas que reconocen y usan eficazmente sus habilidades (POTENCIALIDAD), encontrando así su misión en la vida; que no usan máscaras sociales y se muestran como realmente son (ATENTICIDAD) y que no venden sus principios morales de vida al mejor postor (INTEGRIDAD), son los que tienen el privilegio de haber construido una identidad sana y positiva. Y dicha sanidad depende del desarrollo apropiado de los tres componentes básicos de la identidad que acabamos de presentar, y que a continuación nos explayaremos más en cada uno de ellos. Los tres tr es componentes bá básicos sicos de la identida identidad d
Habiendo entendido que la identidad se forma a partir de la suma del carácter y la vocación, y que la autenticidad y la integridad constituyen un carácter sano,
mientras que las potencialidades especiales activadas determinan la vocación, podemos decir que estos tres elementos, finalmente, constituyen las tres columnas básicas sobre las cuales se sostiene el edificio de la identidad sana de una persona. A continuación desarrollaremos el concepto de cada uno de ellos. 1. AUTENTICIDAD: implica desarrollar una autoestima sana, en la que he aprendido a amarme, valorarme y tenerme confianza; factores claves que me llevarán a desarrollar una vida genuina y transparente, expresada en una personalidad sin dobleces, donde coincidan lo que digo y lo que hago, así como lo que soy y lo que aparento ser. Esa coherencia de mi vida interior con mi vida exterior, que es lo que me da el coraje de ser yo mismo, será la que sustente gran parte de mi identidad, expresado en esa cualidad básica llamada AUTENTICIDAD, como rasgo importante de mi carácter, la cual puede ser definida como esa habilidad social de poder mostrarme honestamente tal cual yo soy, en todo lo que pienso, siento y actúo
Una persona que no se ama ni se acepta a sí mismo no querrá ser ella misma, por lo que de manera inconsciente se fabricará una determinada personalidad, perdiendo así su autenticidad. Muchas de las neurosis de nuestro tiempo tienen su origen en esa insatisfacción y negación de sí mismo, donde hay personas que se resisten a mostrarse tal cual son y que gastan mucha energía en pre-fabricarse una imagen irreal, pagando el precio de una ansiedad que reduce su productividad y “El Miedo a la Libertad” progreso En su libro Fromm dice: y“Este naufragio en de la la vida. personalidad en la existencia impersonal, Erich que huye de nos sí misma que pierde en la conducta socialmente prescrita toda su autenticidad, representa realmente la situación del hombre contemporáneo y su desesperada necesidad de salir de la esclavitud del anónimo ‘todo el mundo’ y reconquistar su propio autentico yo”1.
La cultura, con sus prescripciones sociales, puede convertirse en un agente que haga peligrar el desarrollo de la autenticidad de nuestros niños, pero para ello deberá encontrar un terreno propicio caracterizado por una autoestima dañada. Si se topa con una autoestima sana, que proviene de un hogar que nutrió al niño(a) con mucho amor y aceptación, alejado de toda violencia conyugal y ausencia paternal, la influencia negativa de la cultura será mínima, porque prevalecerá más su autenticidad, y no se avergonzará ni tendrá miedo de ser ella o él mismo. Muchos existencialistas, entre ellos Heidegger, hablan de dos tipos de existencia: la banal y la auténtica. La primera se relaciona con una vida vacía y sin sentido, producto del poco o nulo afecto hacia sí mismo; mientras que la autenticidad se relaciona con una vida realizada y con propósito, producto de una autoestima sana. “Pero es significativo que para el existencialismo, por lo menos en Heidegger, esa falta de autenticidad es una condición fatal de la vida en sociedad y no el fruto de un momento particular de la historia historia del hombre, que ev eventualmente entualmente podrá ser ser superado por otras formas de vida” agrega Fromm.
En la perspectiva de estos autores, lo que se nos viene diciendo es que la sociedad de nuestro tiempo (aunque ellos se referían a la modernidad, cuanto más hoy que estamos en la posmodernidad) nos impone una cultura que conspira contra 1 Erich Fromm, El Miedo a la Libertad, pág. 18
el desarrollo de la autenticidad, empujando a las personas al automatismo; es decir, a ser máquinas o robots, sin pensamientos ni decisiones propias, o dicho de otro modo, carentes de identidad. Escapar de esa uniformidad social, en la que la sociedad posmoderna de hoy busca envolver a nuestros hijos, con mayores recursos tecnológicos que lo que hizo ayer con nosotros los adultos, significa ser diferentes y, por lo tanto, auténticos. Al respecto Paulo Cohello nos dice “La locura es la incapacidad de comunicarse. Entre la locura y la normalidad, que en el fondo son lo mismo, existe un estado intermedio llamado: ser diferente”. La cultura de nuestro tiempo tiende a
uniformarnos, queriendo que nuestros hijos sean “normales” y ser normal en este mundo es ser domesticado, es pensar con la mente de otros, es tener igualdad de pensamiento, emociones, emociones, deseos, etc., y eso es perder originalidad; por eso la gente tiene miedo a ser diferente, porque teme ser rechazada por los demás y no quiere salirse del rebaño, prefiere someterse a la mayoría, que ser diferente; no importa que el precio que pague por ser parte de ella, sea el hipotecar el desarrollo de su propia identidad. Ese es el peligro latente al que nuestros hijos han de enfrentarse hoy; por eso solamente la construcción de una autoestima sana, tarea irrenunciable de los padres, puede constituirse en la vacuna eficaz contra el cáncer del automatismo, que ya es una viene infectado a la mayoría nuestros jóvenes. Ese parte es el granepidemia reto que social como que padres debemos asumir: impedirde que nuestros hijos sean de esa gran manada de jóvenes que divagan en este mundo sin identidad, jaloneados como títeres por los hilos de la moda y las filosofías seculares que la sociedad impone. El sentirse amados y valorados constituye la base de una autoestima sana, la cual les permitirá desarrollar una personalidad auténtica. La autenticidad es la expresión más genuina de la libertad interior, una libertad que está en oposición a todo condicionamiento social, en la cual nuestros hijos no sean como el perro de Pavlov (condicionamiento clásico), sometid sometidoo al gran antojo del laboratorio social que busca programar sus conductas. Ser auténticos es no vivir según el libreto de la sociedad, aunque tampoco se trata de manifestar una oposición arbitraria, sino de crear y afianzar el propio guion personal. Autenticidad es también no vivir de las apariencias, sino de la esencia del propio ser; lo primero implica un grado de patología, mientras que lo segundo es señal de salud psicológica. En esta línea podemos recurrir al gran psicólogo humanista Carl Rogers, que en su libro “El Proceso de Convertirse en Persona” (1961), aborda explícitamente el tema del Yo, en el que reconoce a una persona normal y de funcionamiento cabal a aquella que evita decididamente aparentar ser lo que no es o comportarse en una forma que no corresponde a su Yo real. Nuestro ambiente cultural confiere importancia a la apariencia, y tiende a valorizar unos rasgos más que otros o una personalidad más que otra; se crean estereotipos de personas de éxito y entonces el hombre trata de imitar, de aparentar ser eso, aunque no le corresponda, perdiendo así su autenticidad. Por ejemplo, ser una persona extrovertida parece ser un rasgo envidiable y señal de éxito, pero si una persona de temperamento flemático, por seguir la moda, adopta aquella conducta estaría pervirtiendo su Yo real.
Mucha gente joven y adulta creen que ser decidido, hablador y jovial es señal de popularidad y éxito en las empresas sociales y vocacionales. Así pues, muchas personas adoptan distintos rasgos característicos de una determinada personalidad popular que el libreto social exige, renunciando a ser lo que verdaderamente son. Rogers señala que el éxito se basa, en última instancia, en el ser real y no en cualidades simplemente aparentes. Rollo May en un capítulo de su libro “El hombre en búsqueda de sí mismo” enfoca este tema de la autenti autenticidad cidad defin definiéndola iéndola com como o el carácter de pe permanecer rmanecer fiel a los propios principios , de ser consecuente con lo que se es y con lo que se cree. Analiza las luchas e implicancias de esta necesidad. Él enfatiza el hecho de que para ser uno mismo y mostrarse auténticamente se necesita de mucho coraje, pues ser fiel a los principios que uno cree puede a veces hacer peligrar la permanencia de la persona dentro de un grupo. Y se requiere mucha valentía para vencer el temor que hay en la persona de quedar excluido de un grupo. Este punto de la lealtad a los principios nos remite al siguiente componente de la identidad. 2. INTEGRIDAD: implica respetar y sujetarse a un determinado conjunto de principios morales absolutos, siendo consecuente con ellos, de tal manera que aunque cambien mis circunstancias, nunca cambien mis principios. Eso es lo que
revelará interior, rasgomoral importante el cualidentidad, se cimienta la identidad. Respetarestabilidad un determinado código es algosobre que brinda porque permite a la persona asumir una posición firme frente a los vaivenes de un mundo cambiante e inestable. La persona jaloneada por las circunstancias, que cambia sus valores según cambien las circunstancias, es alguien sin identidad, carente de la fuerza interior necesaria para construirse sus propias circunstancias en vez de dejarse arrastrar por ellas. El joven sin identidad siempre estará dominado por fuerzas externas de su medio entorno; siendo dependiente de lo que ocurra fuera de él, se convertirá inexorablemente en una hoja otoñal tirada al viento de las circunstancias. Sólo la posesión firme de un conjunto de valores morales absolutos le brindará la fuerza interna que le permitirá poder gobernarse a sí mismo, algo propio de quien tiene identidad, y no está a merced de todo lo que dicte su ento entorno, rno, como ocurre con quien carece de identidad. De esa lucha entre las fuerzas externas e internas que se enfrentan al interior del alma humana, dependerá la salud identitaria del joven. El tema de la importancia de la moral en la vida del ser humano no es un asunto de religiosidad, sino que es un asunto vital de salud psicológica. Un investigador ateo, como el psicoanalista Erich From, lo reconoce así en su libro que ha titulado Ética y Psicoanálisis, en el que señala que “Los problemas de la ética no pueden omitirse en el estudio de la personalidad… Un síntoma neurótico es en muchos casos la expresión específica de un conflicto moral y el éxito del esfuerzo terapéutico depende de la comprensión y de la solución al problema moral de la persona”2.
La construcción de una identidad sana y positiva en nuestros hijos dependerá también de la solidez de la formación moral que seamos capaces de brindarles. La 2 Erich Fromm, Ética y Psicoanálisis, pág. 09,10
pobreza o ausencia de principios éticos no sólo los hace vulnerables a transitar por caminos peligrosos, que se podrían volverse contra ellos, sino que afecta también la estabilidad de su mundo interior; porque como ha dicho E. Fromm: “Las normas morales se basan en las cualidades inherentes al hombre y su violación origina una desintegración mental y emocional…” 3. El respet respetoo a principios morale moraless no es para convertirnos en religiosos, sino para preservar nuestra integridad psicológica. Todo esto nos muestra que hay una íntima relación entre ética y salud psicológica. Al respecto E. Fromm agrega que “El problema de la salud psíquica y de la neurosis está ligado inseparablemente al problema de la ética. Puede decirse que toda neurosis constituye un problema moral. El fracaso en no lograr la plena madurez e integración de la personalidad total es un fracaso moral... En un sentido más específico numerosas neurosis son la expresión de problemas morales, y los síntomas neuróticos se manifiestan como consecuencia de conflictos morales no resueltos”4. Una pobreza de valores morales en la vida de una persona, fácilmente nos puede alertar de la existencia de un problema psicológico en dicha persona. El hombre es la única criatura dotada de conciencia moral, que junto a su capacidad de razonamiento, son los dos grandes signos de su desarrollo y su salud psicológica. Una limitación en el plano mental nos revelaría r evelaría a una persona estancada en su desarrollo o con serios problemas psicológicos; de la misma manera, una ausencia o limitación en el plano moral, es clara señal de un trastorno psíquico, que dificultará su desarrollo o su desenvolvimiento normal. La piscología de nuestro tiempo, inmersa en una cultura de relativismo moral, no ha prestado mucha atención a la forma cómo se relaciona la moral con la psiquis de las personas. E. Fromm abordó este tema hace más de 50 años atrás, relacionando los problemas morales con problemas neuróticos, como lo hemos visto anteriormente; pero en la actualidad, hay autores que empiezan a destacar que los problemas éticos se relacionan también con problemas mentales como la psicopatía. Uno de ellos es Saúl Peña, fundador del psicoanálisis en el Perú, quien en una entrevista periodística reciente señaló lo siguiente: “el diagnóstico de la patología mental en estos momentos no es primordialmente la neurosis, no es la psicosis, no son las perversiones; el principal problema que enfrenta el hombre es una patología de la ética, de la moral. 5
Lo que predomina ahora es la psicopatía, la corrupción…” .
Una sociedad sin normas ni leyes justas se corrompe y se desintegra; de igual manera, una persona sin un código moral sólido, sin lindar con el legalismo, será poseedora de una identidad alterada y susceptible de desintegración. La salud psíquica de nuestros hijos está ineludiblemente supeditada a la práctica de un conjunto de valores morales sanos; la carencia o limitación de ellos producirá ciertos trastornos de su personalidad. El no sentir culpa por hacer lo incorrecto nos remite a un psicópata (ausencia de conciencia moral); y traspasar la línea de lo correcto, experimentando diferentes grados de culpabilidad o emociones encontradas, nos remite a una personalidad neurótica, signada por la ansiedad. 3 Ibid, pág 19 4 Ibid, pág 242 5 Caretas No 2244 Agosto 09, 2012
El desorden moral en la vida de un ser humano lo llevará inevitablemente a un grado de desorden psicológico en el desarrollo de su personalidad; aunque al principio aparentemente no se sienta afectado, con el tiempo el desgaste emocional interno le pasará la factura. Así como un aparato electrodoméstico, al que no se le usa de acuerdo a las normas de su manual de funcionamiento, con el paso del tiempo colapsará y ya no servirá, así también pasa con el ser humano que no se comporta de acuerdo a las cualidades morales inherentes a su ser, poniendo en peligro su salud psicológica. Por ello una terapeuta como Cloé Madanes ha dicho que “la terapia puede ser sólo la búsqueda de una forma moral de vivir” 6; en otras palabras, mucho de la restauración mental de una persona está asociada con una restauración moral en su vida. Dicha postura nos enseña que la formación moral oportuna que brindemos a nuestros hijos no sólo les garantizará una salud psicológica adecuada, sino también la construcción de una identidad sana que les permita tener éxito en medio de su entorno. Al respecto pueden leer nuestro libro “Cultura de Valores: El Verdadero Paradigma de Desarrollo” en el cual exponemos la tesis central de que la moral trae progreso y que la inmoralidad trae fracaso 7; por ende, un destino exitoso para nuestros hijos pasa también por una vida caracterizada por una alta integridad moral. La integridad puede ser definida también como esa coherencia que existe entre mi carácter moral y mi conducta pública. Implica vivir en base a principios y valores. La experiencia de un personaje bíblico llamado Job nos permite encontrar una excelente definición de lo que es la integridad; dicho libro dice que Job era una persona íntegra (2:3) y a partir de su experiencia adversa, donde perdió su fortuna, su familia y su salud, manteniendo a pesar de todo su fidelidad a Dios, es que podemos construir el concepto de integridad, definiéndola como la capacidad de no cambiar mis principios, aunque cambien mis circunstancias . Tanto en la prosperidad como en la adversidad Job siguió siendo el mismo, practicando su misma fe y sus mismos valores. Eso reveló la presencia en él de una identidad sana y firme. 3. POTENCIALIDAD: por ella nos referimos a las grandes capacidades, talentos y habilidades con que hemos nacido, cuya libre expresión revelará características peculiares de lo que somos. Dichas potencialidades especiales,
propias y originales, sumadas a lasparte que de vayamos es lo que nos diferenciará de los demás y marcará nuestra adquiriendo, propia identidad, además de permitirnos destacar nítidamente en determinadas áreas de la vida. Todos sin excepción, aun los que presentan ciertas discapacidades, poseemos determinadas habilidades y talentos especiales, por los que seremos reconocidos por los demás y con los cuales enfrentaremos las demandas de la vida. Son competencias particulares que constituyen constituyen un activo que nos distinguirá y nos trazará un determinado destino a seguir, ya que descubrir aquello en lo que somos buenos, es descubrir nuestra vocación en la vida. El hijo(a) que desconoce sus propias potencialidades o no puede expresarlas libremente, ya sea por sus traumas o heridas emocionales, es alguien que 6 Sexo, Amor y 7
Violencia, pág. 16 Cultura de Valores: El Verdadero Paradigm Paradigmaa de Desarrollo, José Baldeón
definitivamente tiene afectado afectado el desarrollo de su propia identidad. Una persona deja de ser ella misma cuando niega sus cualidades personales o bloquea sus habilidades. “El individuo normal posee dentro de si la tendencia a desarrollarse, crecer y ser productivo y la parálisis de esta tendencia constituye en sí misma el síntoma de una enfermedad mental” 8 ha dicho Erich Fromm. No expresar mis potencialidades particulares es dejar de ser yo, es negar mi identidad, y eso no es otra cosa que un síntoma de un problema de personalidad. No funcionar de acuerdo a nuestras competencias y habilidades, es alterar nuestra personalidad, y eso es síntoma de limitaciones y contradicciones internas. El gran filósofo norteamericano William James, con una larga y brillante carrera en la Universidad de Harvard, fundador Harvard, fundador de la la psicología psicología funcional, funcional, dijo: dijo: “En comparación con lo que deberíamos ser, lo somos a medias; nuestra leña está húmeda, nuestro esquema refrenado: estamos empleando sólo una parte de nuestras reservas mentales y físicas”. No ser todo lo que deberíamos ser, al dejar de lado gran parte de nuestras potencialidades especiales, es tener la identidad atrofiada y es funcionar a medias, como dice este autor. Al nacer, todo ser humano posee un sinnúmero de capacidades en potencia, que yacen latentes, esperando ser actualizadas durante el crecimiento y desarrollo del individuo; y que le son, en conjunto, únicas e irrepetibles, constituyendo así gran parte de la de configuración de su tanto identidad. Másexistencia aún, tienedela capacidad no realizada, darse cuenta, de la cada una todavía de estas potencialidades,, como de la ocurrencia de los procesos a los que éstas dan lugar en potencialidades sí mismas. El autoconocimiento y la autoconciencia de lo que se es capaz son elementos claves en la construcción de la identidad. El ser humano, como ejemplo de creación, tiene un extraordinario potencial de desarrollo, porque es capaz de ser y hacer cosas para beneficio propio y de los demás. Posee una gran capacidad de sentir, de dar y por ende, de servir. Es en esa expresión de sus capacidades donde podrá encontrar su realización plena, poniéndolas al servicio no sólo de un interés personal, sino también de causas colectivas, manifestando manifestando así su propia identidad, porque al expresar sus habilidades se está expresando a sí mismo. Los dos cimientos básicos de la IIdentidad dentidad
Los tres componentes de la identidad que acabamos de ver son como tres columnas que la sostienen; pero las columnas necesitan cimientos para fijarse con estabilidad. La identidad posee dos cimientos que son dos bases que, si no son lo suficientemente sólidas, harán peligrar el equilibrio de toda la estructura de la personalidad. Dichas bases tienen que ver con dos sentimientos que se constituyen en una plataforma sólida, sobre la cual se sostendrán sanamente la Autenticidad, la Integridad y la Potencialidad. La ausencia o distorsión de dichos sentimientos producirá inestabilidad en el mundo interior de los hijos, generando identidades hipertrofiadas.
8 Erich Fromm Ética y Psicoanálisis Pag. 236
Dichos cimientos son los sentimientos de pertenencia y sentimientos de autonomía que son la piedra angular sobre la cual se sostienen los tres componentes que definen el carácter y la vocación, de cuya sumatoria se constituye la identidad. Sin ellos, dichos componentes no se pueden desarrollar consistentemente. Son sentimientos estrechamente estrechamente vinculados a dos necesidades profundas que tiene todo ser humano. Una es la necesidad de pertenencia, la de saberse parte de una familia, una comunidad o una cultura; saber que no es un ser aislado, marginado o sin raíces sociales, sino que forma parte de un sistema que lo acoge, lo acepta y lo valora. La segunda es la necesidad de sentirse libre y autónomo para ser él mismo, sosteniéndosee sobre sus propios pies, tomando sus propias decisiones y escogiendo sosteniéndos sus propios caminos, sin quedar atrapado y asfixiado por su sistema. Dichos sentimientos se constituyen en los dos principales cimientos que sostienen toda la arquitectura de una identidad personal saludable. Sobre ella se edificarán los tres componentes cardinales de la identidad. En el siguiente cuadro mostramos cómo los sentimientos de pertenencia y de autonomía que un(a) niño(a) pueda desarrollar, se constituyen en esa base firme sobre la cual se levantarán las tres columnas o los tres componentes: Autenticidad, Integridad y Potencialidad, los cuales sostienen el Carácter y la Vocación, de cuya suma finalmente se configurará una identidad sana y positiva. Arquitectura de la Identidad
IDENTIDAD
CARÁCTER I N T E G R I D A D
Sentimientos de PERTENENCIA
+
VOCACIÓN
A U T E N
P O T E N
TI C I D A D
CI A L I D A D
Sentimientos de AUTONOMÍA
Los sentimientos de pertenencia y autonomía, que deben desarrollar los hijos, sólo crecerán apropiadamente si su marco familiar les permite respirar una atmósfera
sana y positiva, que facilita el surgimiento de dichos sentimientos. De ahí que la familia pueda constituirse en un facilitador o un inhibidor de dicho crecimiento. Una familia funcional o facilitadora es aquella que promueve un balance apropiado para cada edad, entre separación (autonomía) y conexión (pertenencia). La familia disfuncional u obstaculizadora es aquella que presenta falta de empatía, de compromiso y de respeto por la individualidad de los miembros; ya sea porque asfixian con su control y sobreprotección, negando la autonomía, o porque abandonan afectivamente a los hijos, negándoles su sentido de pertenencia. Son extremos que el psicoterapeuta argentino Salvador Minuchin llama familias AGLUTINADAS y DESLIGADAS respectivamente, respectivament e, a cuya sombra se anidan identidades distorsionadas. Erich Fromm ha dicho que “La paradoja de la existencia humana es que el hombre debe buscar simultáneamente la cercanía con los demás y la independencia; la unión con otros y al mismo tiempo la conservación de su individualidad y de su particularidad”9. La salud psicológica de un(a) niño(a) se desarrollará en la medida en que su familia sea capaz de brindarle el equilibrio prudente entre pertenencia y autonomía, sin quedarse pegado en los extremos. En el cuarto capítulo retomaremos nuevamente este tema y estaremos explicando cómo es que la familia ayuda a desarrollar estos dos sentimientos. Las tres grandes preguntas filosóficas filosóf icas de la identidad
Habiendo revisado los principales componentes con los cuales se construye la identidad de una persona, y los cimientos que la sostienen, queremos ver ahora cómo se relacionan cada uno de estos componentes con las tres grandes preguntas ontológicas (estudio del ser) que la filosofía humana se plantea, con la intención de poder entender mejor sus interacciones sociales y de qué modo afecta el desarrollo de su identidad. La gran pregunta “¿Quién soy?” se relaciona con la Au Autt ent entic ic idad id ad , con esa gran capacidad de ser yo mismo, de tener claro lo que soy, con mis debilidades y fortalezas, renunciando renunciando a vivir en la cultura de las apariencias. La pregunta “¿D ¿De e dónde vengo ?” se relaciona con la Integridad o los valores morales en que hemos sido formados en el pasado, particularmente durante nuestra infancia. Los valores en que vivimos, positivos o negativos, revelan la cultura familiar y social de la que procedemos. Nuestro carácter revela nuestro origen. Nuestra ética manifiesta nuestra procedencia. La pregunta “ ¿A dónde voy?” nos remite a nuestras Potencialidades , porque ellas determinan nuestro derrotero en la vida. Puedo querer llegar a un determinado lugar, pero sólo podré alcanzarlo si poseo las habilidades para ello. Sólo lograré alcanzar las metas que yo me trace, si poseo las capacidades necesarias para conquistarlas. De ahí que mi futuro esté determinado por mis habilidades, porque no podré llegar más lejos de lo que ellas me permitan hacerlo. Mi destino está en función de mis potencialidades, son ellas las que marcarán el sendero de mi vida.
9 Erich Fromm, Ética y Psicoanálisis, pág. 110
AUTENTICIDAD
=
AUTOESTIMA SANA
INTEGRIDAD
=
VALORES
¿Quién ¿Q uién soy ?
→
¿De dónde vengo?
→
ABSOLUTOS ¿A dónde voy?
→
POTENCIALIDA POTENCIALIDAD D =
HABILIDADES ESPECIALES
Cinco consid era eraciones ciones impo rtantes sobre la identidad identidad
1.- La identidad se construye en interacción con otros. 2.- La formación de una identidad sana implica un proceso de reconocimiento y valorización de la propia individualidad. Se asienta sobre la base de una autoestima sana. 3.- La identidad positiva está íntimamente relacionada con la madurez. Sólo se puede construir una identidad sana a partir de una madurez relativamente sólida. 4.- La identidad sana es una experiencia subjetiva de armonía, paz y satisfacción interior, sin apegos exteriores, cuya máxima expresión está en el servicio y compromiso con los demás. 5.- La identidad positiva, construida a partir de un Carácter sano (autenticidad e integridad) y una evidente Vocación (basada en las potencialidades), determinan un destino de stino promisorio , porque nos clarifica el camino que debemos recorrer en la vida. De las cinco consideraciones que acabamos de describir, todas importantemente relacionadas con el concepto de identidad, queremos enfatizar, de manera más profunda, tres de ellas. Para la de identidad y destino lo haremos en el capítulo final; las otras, que tienen que ver con la madurez y las interacciones, las estaremos desarrollando en el siguiente capítulo.
CAPITULO II
EL PROCESO DE LA MADUREZ Y LA IDENTIDAD “Su futuro no es esto o aquello, el dinero o el poder, la sabiduría o el éxito profesional. Su futuro y su difícil y peligroso camino es madurar”. Hermann Hesse No podemos comprender plenamente el concepto de la identidad si no la relacionamos con el proceso de madurez, que es algo a lo que todos los seres humanos estamos llamados a alcanzar. No podemos forjar una identidad sana y positiva en nuestros hijos, sino facilitamos su proceso de madurez. Ambos son mutuamente dependientes. No puede haber una sana identidad sin una sana madurez. No podemos desarrollar una identidad saludable en los niños si no favorecemos las condiciones necesarias para que alcancen la madurez como personas; porque toda persona inmadura no es otra cosa que una persona con una identidad lisiada. El proceso proc eso de la madurez
Definir el concepto de madurez no es tarea tan fácil, se puede prestar para muchas subjetividades; y aunque todos tenemos queremos una idea más o menos general y convergente de lo que entendemos por madurez, proponer una definición práctica para evitar disquisiciones psicológicas con respecto a este constructo. Siguiendo esta línea podemos definirla como un proceso que comprende el ir superando determinadas etapas de crecimiento, que van desde la dependencia neonatal hasta la interdependencia social, sin quedarse estancado en alguna de ellas. Dicho proceso de crecimiento y desarrollo pasa por cuatro etapas: Proceso sano: Dependencia
Interdependencia
Contradependencia
Independencia
El proceso de madurez tiene que ver con apegos y desapegos, que puedan ir dándose de manera sana y equilibrada. implica ir rompiendo con los apegos necesarios de la infancia, pasando por la autonomía de la juventud, para ir terminando con el compromiso de servicio hacia los demás en la vida adulta, que es también una forma de apego, pero más sano y funcional, y constituye una señal inequívoca de un alto grado de madurez. A continuación veremos cómo se dan cada una de estas etapas. 1. DEPENDENCIA : todos nacemos 100% dependientes, porque
necesitamos de otros para nuestra sobrevivencia. Es la etapa en la que somos servidos y atendidos por los demás, principalmente por nuestros padres, porque necesitamos de ellos para nuestro sostenimiento. Es la etapa de la infancia donde el niño(a) depende mucho de sus padres para su sobrevivencia. No se reconoce a sí mismo y se fusiona en los demás demás . Hay una clara inclinación a quedarse pegados a los padres, la cual se expresa en una sumisión que implica estar a merced de sus progenitores, no sin la manifestación de ciertas pataletas; aunque al final, si los padres no de todas aúnceden, sostenerse pormaneras sí mismo.el niño se sujetará, porque los necesita, ya que no puede Aquí Aq uí el in indi divi vidu duo o es abs absor orbi bido do po porr su med medii o amb ambien ientt e, su lema es “yo necesito nece sito de los otros” . De no avanzar en esta etapa, a pesar de ir dejando la niñez cronológica, desarrollará sentimientos de insuficiencia y puede derivar en una personalidad persona lidad n eurótica, caracterizada por la ansiedad, y el miedo, producto de su escasa confianza en sí mismo, los cuales se pueden manifestar en diversas patologías como fobias, fobias, trastorno obses obsesivo ivo compulsivo, hipoco hipocondría, ndría, etc y en casos extremos desarrollar una identidad simbiótica, que no es otra cosa que una dependencia enfermiza y asfixiante, en la que todo el tiempo necesita una mamá o un papá que lo ame y lo atienda, no importa si ahora de adulto son una pareja o un hijo(a) los que asumen dicha función. 2. CONTRA-DEPENDENCIA : es la negación de la dependencia, que se
expresa en un grado de rebeldía donde el joven se torna un tanto cuestionador, asumiendo cierta distancia de sus progenitores, porque es una forma de buscar su propia autoafirmación y un modo de encontrar su propia identidad. Se da particularmente en la etapa de la adolescencia, donde se termina la obediencia ciega de la niñez, para exigir razones valederas para obedecer. Se enfrenta al status quo en la que ha vivido hasta ahora, para reclamar un espacio propio, donde él o ella también haga prevalecer sus propios derechos, sus opiniones, sus deseos y sus proyectos personales. Empieza a reconocerse a sí mismo, por oposición a los demás . No está dispuesto al dogmatismo que sus padres quisieran mantener y lucha por un grado de autonomía; batalla que puede estar sazonada de cierta dosis de rebeldía, tan necesaria en esta etapa para poder encontrarse consigo mismo y aprender a conocerse, elementos elementos importantes en la construcción de su identidad. Por eso en esta etapa el adolescente apare aparece ce como una persona opuesta o en cont radicci ón a su medio ambiente, y su lema es “yo me resisto ante los otros” buscando diferenciarse de los demás con el propósito de encontrar su propia singularidad.
Sin caer en una hostilidad abierta, debe ser una forma de enfrentarse a su entorno buscando un lugar de reconocimiento, como una persona única y diferente, y con una identidad propia que exige respeto y consideración de su medio social. Dejarse aplastar por dicho medio es desarrollar una identidad servilista, que es el otro extremo de la rebeldía abierta, que generalmente desemboca en una personalidad depresiva . Ambas conductas, rebeldía abierta o servilismo complaciente, dos caras de la misma moneda, son señales de no haber superado la etapa de la contradependencia. El servilismo esconde sentimientos de complacencia, mientras que la rebeldía se agazapa en sentimientos de resistencia. Muchas de las enfermedades psicológica los adolescentes nuestro tiempo, comoinadecuadas la anorexia, la abulimia, la psicológicas depresión, syde otros, no son otra de cosa que resistencias
frente a un marco familiar opresivo o disfuncional, donde dichos síntomas se constituyen en puertas de escape de una atmósfera familiar enrarecida. Al no poder expresar abiertamente sus rebeldías las enmascaran en problemas psicológicos, como los antes mencionados, que son una forma de resistencia pasiva. La rebeldía desbocada es muy mala, pero una rebeldía mesurada es muy positiva. El ex presidente chileno Salvador Allende decía: “ser adolescente y no ser revolucionario es una cual quería ser rebelde, frente a contradicción un status quohasta que biológica”, lo domina,con es loinherente a laexpresar vida deque un adolescente. Deja de serlo o algo anda mal en su proceso de crecimiento, si no manifiesta al menos una dosis de insurrección, que unos padres sabios deberán medir y encauzar adecuadamente. Aquellos padres que me dicen “yo tengo un hijo(a) adolescente súper obediente” jactándose de ello, yo les digo inmediatamente que ciertamente “es porque tiene unos padres súper dominantes”, algo que debería avergonzarlos, porque están criando hijos con identidades servilistas o complacientes. Ser adolescente es ser rebelde, es normal y necesario que lo sea en esta etapa, es el insumo básico en la construcción de su identidad. Es la edad en que se va a revisar todo lo enseñado hasta ahora con el fin de comprobar lo que es real o no. En esta etapa de la vida es necesaria una dosis de insubordinación, la suficiente para poder adquirir sus propias convicciones. Vivir en la pasividad y el servilismo o el dogmatismo, que un determinado marco familiar pudiera exigir, es un atentado directo contra los cimientos de la identidad adolescente. La obediencia ciega y la rebeldía abierta son extremos que dañan el desarrollo de la personalidad del adolescente. Los excesos son siempre perjudiciales; un grado de rebeldía es necesario para la autoafirmación, pero su exceso y su descontrol, que impiden el avance a la siguiente etapa, pueden derivar en un desorden de la personalidad, como la necrofilia (tendencia a la agresividad permanente) o a una identidad psicopática (persona con baja o nula conciencia moral), incapaz de respetar normas y valores. Por lo que domar la rebeldía del adolescente, sin coartarla ni reprimirla, se convierte en la gran tarea pendiente de unos padres sabios. 3. INDEPENDENCIA : Luego de las dos anteriores se debe llegar a esta nueva etapa, en la que también se hace necesario, ya no una cierta dosis de rebeldía, sino una cierta porción de egoísmo , para pensar en sí mismo antes que en los demás, porque es aquí donde se tienen que tomar las grandes decisiones trascendentales para el futuro, como el elegir una profesión u oficio, una pareja o definir propósitos importantes en la vida. Se reconoce a sí mismo, ignorando a los demás . Es el momento de hacerse cargo de la propia existencia para hacerse un espacio en este mundo; más adelante podrá haber tiempo para sus semejantes, pero por ahora el joven tiene que que ocuparse de sí mismo, ccasi asi sin reparar en los demás. Esta parte del proceso se ubica en la etapa de la juventud , que es la fase soñadora y planificadora de la vida, donde el joven j oven busca romper el cordón umbilical de su familia de origen para empezar a volar con sus propias alas, lanzándose a la conquista del mundo que anhela. Aq Aquí uí la per perso sona na es indi in diff eren erentt e a su med medio io ambiente y su lema es “yo ignoro a los otros”. En la búsqueda de su propio espacio, el joven puede pecar de egoísta, centrándose en sus propios intereses; pero es necesario que mesuradamente lo sea así, por lo menos en esta etapa, para abrir una buena trocha frente a su futuro. Es por ello que prima el individualismo, porque aún no se está en capacidad de hacerse responsable por otros.
En esta fase el joven recibe la influencia de su entorno, que puede ser ligera u opresora, pero él o ella deberían hacer prevalecer su autonomía, como parte de la construcción de su identidad, haciéndose responsables directos de su propio destino. Por eso en esta etapa predominan sentimientos de autosuficiencia; el joven se siente capaz de hacerlo todo, muchas veces, sin medir los riesgos de sus actos. Sufre cierto grado de delirio omnipotente en la que se cree dueño del mundo y capaz de ponerlo a sus pies. Pero los años y reveses de la vida deberán devolverle la sensatez. Es el periodo también el que el jovendeberá debe aprender a valerse mismo, sin “colgarse” de nadie, y en paulatinamente aprender a usar por sussí propios recursos, no los de sus padres u otros, para su propia supervivencia. Afirmando dicha posición, debe evolucionar a la siguiente etapa; de lo contrario, por las dificultades que su marco familiar le imponga o la tozudez de su propio temperamento o una combinación de ambos, puede quedarse estancado en un individualismo pernicioso, que puede desembocar en una identidad narcisista, que siempre busque servirse de la gente, con una incapacidad marcada de dar, esperando continuame continuamente nte recibir; deseando ser siempre el centro de su entorno sin interesarse por el servicio a los demás, que es uno de los signos vitales de la madurez plena. Pero en casos extremos el egoísmo, hasta cierto punto natural en la etapa juvenil, puede derivar en un narcisismo pernicioso, que sumado a otros factores de interacción social, se puede constituir en la antesala de una personalidad psicótica, por el cual escapa del mundo real para erigirse como único y central de un mundo irreal. 4. INTERDEPENDENCIA : es la etapa que ya podemos llamar madurez en la vida del ser humano. Su máxima expresión se da en el servicio y en su compromiso con los demás, pero sin sacrificar su salud psicológica personal. Se reconoce a sí mismo, pero valorando a los demás. Es la persona que tiene respeto y consideración hacia los demás, que sabe relacionarse correctamente con otros y dichas cualidades se manifiestan en el mutuo servicio. Su mayor expresión es saberse dar hacia los demás, sin desintegrarse en esa entrega. Aq Aquí uí l a per perso sona na interactúa con su medio ambiente, su lema es “yo sirvo a los otros” . Sabe contactarse con su medio ambiente, sin agredirlo ni ser absorbido por él.
Asume una posición de servicio hacia los demás, sin servirse ni dejarse servir de ellos. Desarrolla sentimientos de influencia positiva para con su entorno. Se convierte en una persona de bendición y edificación para su medio social. No es egoísta ni interesado en sus acciones. Se ama y se respeta a sí mismo, por lo que es capaz de amar y respetar a los otros. Desea lo mejor para él, en consonancia con lo mejor para los demás. Guarda un sano equilibrio entre la búsqueda de su satisfacción personal y su servicio comprometido con el prójimo, empezando por su propia familia. Muchos matrimonios fracasan, porque uno o ambos miembros de la pareja no han llegado a este nivel de madurez y por eso no logran hacer sinergia en su hogar. Si uno de ellos es narcisista, va a querer que lo amen y lo sirvan; si tiene rasgos de psicópata, va a ser agresivo; y si tiene tendencias simbióticas, va a ser dependiente. Pero en un matrimonio sano, se demanda que cada una de las partes tenga capacidad de dar y recibir, sin quedarse pegado en uno de esos extremos. El sano equilibrio y la mutua interdependencia es lo que asegura la funcionalidad de la pareja. PROCESO PROC ESO de MADUREZ ETAPA de VIDA FORMAS de EXPRE EXPRESION SION Dependencia Infancia Sumisión
Contra-dependencia
Adolescencia
Rebeldía
Independencia
Juventud
Egoísmo
Interdependencia
Adultez
Servicio
La interdependencia es la última etapa de madurez, a la que todos deberíamos llegar, pero resulta que algunos se quedan estancados en alguna etapa anterior. Hablando patológicamente o de casos extremos, es simbiótico si se estanca en la primera etapa; en deviene en psicópata en vez necrófilo (queatiende a la violencia), queda pegado la segunda etapa yoen de servir su prójimo, lo agredesiy se lo daña. Y es narcisista si se estanca en la tercera etapa. PROCESO de MADUREZ
Dependencia
Sumisión
Contra-dependencia
Rebeldía
Independencia
Egoísmo
EXPRESION DISFUNCIONAL Simbiótico (Neurótico) Psicópata (o Depresivo) Narcisista (Psicótico)
Servicio
Sinérgico
EXPRESION NATURAL
Interdependencia
Los estilos de crianza de las familias deben ir cambiando, según cambien las etapas de crecimiento, si no queremos afectar el proceso sano de la madurez de los hijos. Son los padres los que facilitarán o interrumpirán el paso sano de una fase a otra. Serán padres funcionales aquellos que logran modificar sus modos de crianza de acuerdo a la etapa de crecimiento que atraviesen sus hijos. Son los que tienen un manejo adecuado de las crisis propias de cada etapa. Pero padres disfuncionales son los que se quedan pegados a estilos de crianza que ya no corresponden a la etapa de vida por la que pasan sus hijos, afectando el desarrollo de su identidad. La configuració confi guració n de la identi identidad dad desde la madurez
Cada una de las tres primeras posiciones en la que puede quedar estancada el desarrollo de una persona, puede convertirse en el principio organizador central que penetra la personalidad total de una identidad insana. Estas posiciones constituyen una limitación importante del desarrollo personal. La identidad sana y funcional, que puede decirse es una posición equilibrada hacia sí mismo y hacia los demás, es la interdependencia, porque se abre a los estímulos del ambiente sin ser absorbidos por ellos (dependencia), ni estar en contra de ellos (contradependencia (contradependencia), ), ni aislarse de ellos (independencia), sino que interactúa sanamente (interdependencia), asumiendo respuestas firmes y equilibradas, de compromiso y servicio a favor de los demás, manteniendo a salvo su integridad psicológica. Visualización del entorno: ¿Cómo visualiza su entorno cada etapa?
Dependencia
Absorbido por su entorno
Sumisión
Contra-dependencia Contra-dependen cia
Opuesto a su entorno
Rebeldía
Independencia Independenc ia
Indiferente a su entorno
Egoísmo
Interdependencia Interdepende ncia
Comprometido con su entorno
Servicio
Esquemas mentales dominantes domi nantes en cada e etapa: tapa: ¿Qué pensamientos predominan en cada una de ellas?
Dependencia
Yo necesito de los otros
Sumisión
Contra-dependencia Contra-dependencia Independencia Independenc ia
Yo me resisto ante los otros Yo ignoro a los otros
Rebeldía Egoísmo
Interdependencia Interdepende ncia
Yo sirvo a los otros
Servicio
Posicionamiento frente a la vida: ¿Qué sentimientos predominan en cada etapa?
Dependencia Contra-dependencia Contra-depende ncia Independencia Independen cia
Sentimientos de insuficiencia Sentimientos de resistencia Sentimientos de autosuficiencia
Interdependencia
Sentimientos de influencia (servicio)
El paso sano de una etapa a otra implica necesariamente un grado de crisis, que significa romper con la homeostasis (equilibrio) de una etapa para entrar a una nueva. Una familia funcional es aquella que puede manejarse entre el equilibrio (para mantenerse en una etapa) y el desequilibrio (para avanzar a la siguiente etapa), según corresponda el caso. Las familias disfuncionales se caracterizan por su rigidez frente a dichos cambios. Los padres funcionales facilitarán a los hijos el paso de una etapa a otra, creando la atmosfera familiar necesaria para ello; mientras que unos padres disfuncionales dificultarán dicho proceso, propiciando el terreno fértil donde crecerán las identidades disfuncionales o patológicas. El modo en que se establezcan las relaciones interpersonales al interior de la familia, es decir, la forma en que interactúen entre ellos, la manera de relacionarse como cónyuges y como padres, es lo que determinará el tipo de terreno en la cual se edificará la identidad de los hijos; obviamente, dicha construcción se realizará sobre la base del temperamento con el cual ellos hayan nacido. Redefini Re definiendo endo la m madurez adurez
En base a todo lo dicho anteriormente, podemos resumir el concepto de
madurez afirmando que ella puede ser definida como el proceso gradual de pasar de la dependencia hasta llegar a la interdependencia. En términos de la terapia Gestalt sería pasar del apoyo externo al auto-apoyo. Todos sin excepción deberíamos pasar por estas etapas. En un determinado tiempo de nuestra vida es natural y normal que vivamos la expresión de cada una de ellas. La inmadurez se produce cuando nos estancamos en alguna etapa y no avanzamos hacia la siguiente. El proceso se frustra y hasta puede transformarse en un cuadro patológico, cuando no se llega a la última etapa de la interdependencia interdependencia.. Todos nacemos 100% dependientes, necesitando que otros nos atiendan y nos sirvan para poder sobrevivir; pero conforme vamos creciendo, debemos llegar a alcanzar la madurez, de modo que seamos capaces de atendernos y servirnos a nosotros mismos, así como también de poder servir a otras personas (pareja, hijos, etc.). Interrumpir ese proceso, por haber quedado estancados en alguna etapa sin poder avanzar a la siguiente, a causa de un marco familiar y/o social disfuncional, es quedarse inmaduros, en el mejor de los casos, o devenir en una identidad patológica, en el peor de los casos. La inmadurez no es otra cosa que el haber quedado atrapado en alguna de esas tres primeras etapas, porque puede ser que tengamos 30 o 40 años y sigamos estancados en la etapa de dependencia o contradependencia. contradependencia. Lo ideal es llegar a la etapa de la interdependencia, porque esa es la señal que hemos alcanzado un determinado grado de madurez, lo cual debe expresarse en un genuino compromiso y servicio hacia los demás, sin auto-lastimarse en esa acción, y en esa enorme capacidad de hacer sinergia con con otras personas. Se expresa en una capacid capacidad ad sana de dar y recibir afecto, sin mendigar ni dominar afectivamente a su entorno. Pero la evolución sana de una fase a otra está determinada por el tipo de interacciones saludables que puedan darse en el seno de una familia funcional. La construcción construcci ón de la identidad en la intera interacción cción con los demá demáss En este acápite queremos revisar, a modo de resumen, sabiendo ya que el proceso de madurez está íntimamente relacionado con la construcción de la identidad, cómo es que ella va tomando forma a partir de la calidad de las interacciones que el sujeto experimente con las personas significativas que lo
circundan, con sus La forma y sana deyrelacionarse con ellos esprincipalmente lo que determinará la padres. configuración de apropiada una identidad sana positiva en los hijos. A continuación, de manera breve, queremos describir cómo se asocian las cuatro etapas del proceso de madurez a la construcción de la identidad, destacando en cada una la relación particular que el Yo o el sí mismo asume con los demás. Veremos cómo la persona, desde la infancia, empieza a tomar conciencia de sí mismo y a establecer un tipo particular de relación con las personas de su entorno. En otro capítulo desarrollaremos con mayor amplitud los efectos de dicha interacción. Dependencia: No se reconoce a sí mismo, se fusiona en los demás. En caso que no supere esta etapa aprenderá a relacionarse con los demás en base a la sumisión, pudiendo terminar en una personalidad neurótica expresada en una identidad simbiótica. Contra-dependencia: Empieza a reconocerse a sí mismo, por oposición a los
demás. En caso que no supere esta etapa aprenderá a relacionarse con los demás en base a la complacencia o a la violencia, pudiendo desarrollar una personalidad depresiva , expresada en una identidad servil, o una identidad psicopática, expresada en una rebeldía desbocada. Independencia: Se reconoce a sí mismo, ignorando a los demás. En caso que no supere esta etapa aprenderá a relacionarse con los demás en base a la
indiferencia, desarrollando conducta una identidad narcisista , que enuna casos extremosegoísta, y con lapudiendo presenciaterminar de otros en factores puede emerger una personalidad psicótica. Interdependencia: Se reconoce a sí mismo y también a los demás. Es la última etapa que revela el grado de madurez que una persona ha alcanzado, en la que ha aprendido a relacionarse con los demás en base al servicio desinteresado. Sabe darse al prójimo, pero sin sacrificar su integridad psicológica. Ha desarrollado su capacidad sinérgica para potenciarse en su relación con los otros. Identidades insanas que se incuban en relaciones insanas
No olvidemos que la identidad se va construyendo en el marco de la interacción con los demás. La terapeuta familiar Juana M. Droeven (2011) ha afirmado al respecto que “la identidad es un proceso que se desarrolla en cada uno en relación r elación con otros, que nos confirman, o no, la imagen de nosotros mismos. Esos ‘otros’ son figuras significativas de nuestra historia…” 10, en el caso de los hijos, esas figuras significativas son los padres. Si aprendemos, como tales, a relacionamos sanamente con nuestros hijos, ellos tendrán una identidad positiva; si lo hacemos de manera incorrecta, desarrollarán probablemente una identidad negativa. Hay tres tipos de conducta, que a una determinada edad son normales, pero que dejan de serlo cuando se siguen manteniendo a pesar de estar en otra edad. A la edad de uno o dos años de vida es normal que nuestros hijos sean dependientes, pero a los 15 o 20 ya es anormal, y si dicha dependencia persis persiste te a los 30 o 40, ya es patológico. El quedarse pegados en una conducta ya con no corresponde la edad, dependiendo el grado de estancamiento, puedeque lindar lo patológico,a pudiendo manifestarse como un grado de neurosis y en casos extremos hasta de psicosis, en la que el individuo establece relaciones insanas con los demás, porque se ha quedado confinado en una de las tres primeras etapas anteriores a la de la interdependencia. En este acápite queremos desarrollar, de manera más explícita, las identidades distorsionadas que hemos mencionado anteriormente y que están relacionadas con la incapacidad de avanzar de una etapa a la otra. El estancamiento en una fase de desarrollo puede hacer que las personas desarrollen un movimiento hacia la gente (simbiótico), contra la gente (psicopático) o un alejamiento de la gente (narcisista). Dependiendo de dicho movimiento se puede desarrollar, en grados menores o mayores de patología, una de las siguientes identidades insanas.
10 Juana
M. Droeven, Más allá de Pactos y Traiciones, pág 118
1. IDENTIDAD SIMBIÓTICA . Es una de las varias formas que toma una personalidad neurótica, la cual se caracteriza por la ansiedad y miedo que envuelve a una persona, llevándola a desarrollar una dependencia a alguien o hacia algo. En cuanto a la identidad simbiótica, ésta se produce cuando el individuo se queda estancado en la etapa de la dependencia. El término simbiosis viene del griego que significa “convivir”. Es la relación estrecha entre dos organismos que no pueden vivir el uno sin el otro. El botánico alemán Anton de Bary en 1873 acuñó el término simbiosis para ladescribir la estrecha relación de organismos de diferente tipo. Concretamente definió como «la vida en conjunción de dos organismos disimilares,
normalmente en íntima asociación, y por lo general con efectos benéficos para al menos uno de ellos». La psicología, tomó prestada de la biología este término para referirse a todo tipo de dependencia enfermiza que se produzca en las relaciones humana hum anass . La identidad simbiótica se puede manifestar de dos maneras distintas, que son como dos caras de la misma moneda, y que tienen como trasfondo común la dependencia enfermiza. Una forma es la sumisión y otra forma es la dominación, la primera desarrolla una conducta complaciente, mientras que la segunda, una conducta absorbente; ambas actitudes persiguen el quedarse pegados a la otra persona. En la relación simbiótica la persona es incapaz de establecer vínculos sanos con los demás, porque desarrolla apegos enfermizos debido a los cuales se desintegra en el otro(a) o termina absorbiendo al otro. Por ejemplo, en las relaciones de pareja sólo hay un alma, pero con dos cuerpos, porque uno de los cónyuges quedó fundido en el otro. “Eso “ Eso significa que ha habido un proceso de alteración perceptiva, cognitiva, emocional e individual previamente, pero que curiosamente se produce a partir de la creación del sistema de pareja. Sin embargo, algo negativo ocurre cuando uno o ambos miembros ´enloquecen´ y entran en la sensación de ceguera y dependencia mutua completa” es lo que señala el psicoterapeuta Xavier Serrano (2003)11. Esta es una relación en la que el simbiótico siempre pierde, y no logra obtener su autonomía porque siempre está buscando huir de la soledad, que es donde se hunden las raícesLodeprimero su dependencia, a ser parte de otra bien “absorbiéndola”. es la raíz llegando de lo que clínicamente se persona describe ocomo masoquismo, que es el intento de despojarse del Yo individual, de huir de la libertad y de buscar seguridad adhiriéndose a otra persona, aunque ello le produzca sufrimiento. Lo segundo es el sadismo, la otra cara de la dependencia simbiótica, en la que a través del control y la violencia se busca absorber al otro, sometiéndolo a la fuerza, porque tampoco se puede vivir sin la otra persona. La primera expresión de identidad simbiótica, aquella que desarrolla una conducta de sumisión, asume un comportamiento de complacencia al actuar dócilmente frente a lo que los demás le piden y ordenan, porque siempre está buscando el afecto y la aprobación de los otros. Ha sido programado para valorar más las opiniones ajenas, antes que las convicciones propias. En su rol obediente 11 http://www.esternet.org/pareja_conflictos.htm
adquiere necesidades, sensibilidades, sensibilidades, inhibiciones e inclusive valores que se centran alrededor del deseo de conseguir el afecto y la aceptación de los demás. Su tipo idealizado, al cual busca asemejarse, es la persona santa, altruista, no combatiente, incapaz de negarse a algún pedido o de discrepar con alguna opinión, es alguien que se entiende con todo el mundo y es querida y admirada por los demás. Pero esto puede ser puro histrionismo inconsciente, porque detrás de esa fachada honorable probablemente unaconducta personalidad cuya experiencia de vacío interno la empujasea esconde asumir una “ideal”depresiva, que le permita alcanzar el tan ansiado afecto externo. La identidad simbiótica se va construyendo en una atmosfera familiar de sobreprotección, con unos padres muchas veces aprensivos y ansiosos, que expresan un amor asfixiante hacia sus hijos, que nos los dejan valerse por sí mismos, ahogando así el desarrollo de sus potencialidades, debiendo en el futuro colgarse y depender de las potencialidades de los otros, característica básica de las conductas simbióticas. 2. IDENTIDAD PSICOPÁTICA . Se puede producir cuando el individuo se queda estancado en la etapa de la contradepend contradependencia. encia. A la persona psicópata se la define como a alguien que tiene poca o nula conciencia moral, y que tiene dificultades para respetar límites y normas establecidas. Puede ir desde pequeñas mentiras a grandes violaciones morales y legales. La intensidad y la frecuencia de dichas conductas determinará el grado de patología. El psicópata propiamente dicho es un trastorno antisocial de la personalidad. Es una rebeldía desbocada que no pudo ser contenida ni encausada apropiadamente por su marco familiar. Wikipedía, la enciclopedia libre, al referirse a este tema dice lo siguiente: “Los psicópatas no pueden empatizar ni sentir remordimiento; por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos, la satisfacción de sus propios intereses. No necesariamente tienen que causar algún mal. La falta de remordimientos radica en la cosificación que hace el psicópata del otro; es decir, que el quitarle al otro los atributos de persona para valorarlo como cosa, es uno de los pilares de la estructura psicopática. Ellos tienden a crear códigos propios de comportamiento, por lo cual sólo sienten culpa al infringir sus propios reglamentos y no los códigos comunes…
Además los psicópatas tienen un marcado egocentrismo, una característica que puede ser propia de las personas sanas, pero que es intrínseca a este desorden. Esto implica que el psicópata trabaja siempre para sí mismo por lo que cuando da, su aparente generosidad está manipulando o esperando recuperar su inversión en el futuro… Una personalidad psicopática psicopática no se restringe a la del asesino en serie, tal y como sugiere el estereotipo más extendido en nuestra sociedad. Éste puede ser una persona simpática y de expresiones sensatas que, sin embargo, no duda en cometer un delito cuando le conviene y, como se ha explicado, no se siente mal por ello. La mayor parte de los psicópatas no cometen delitos graves, pero no dudan en mentir,
manipular, engañar y hacer daño para conseguir sus objetivos sin escrúpulo alguno”12. Los psicópatas son personas que generalmente actúan con agresividad, porque sus padres fracasaron en modular el control de sus impulsos, y por ello se resisten a los límites o normas establecidos por su entorno. Tratan de conseguir las buenas cosas de la vida, por medios vedados. Buscan poseer el control de los objetos y de los demás, ya sea con una sutil manipulación o con una abierta agresión. Así como el poseedor de una identidad simbiótica consigue resultados a través de la complacencia, el de identidad psicopática también los obtiene, pero a través de la violencia, producto de su rebeldía r ebeldía desbocada. El Yo ideal de este tipo de identidad es el héroe conquistador, que es fuerte y poderoso y a quien se debe obedecer de buena gana; es el “líder” que tiene el control de su entorno y que siente que las personas y las cosas son de su propiedad, por lo cual no tiene que pedir permiso para tomarlas. Cree que todo aquello que es deseable (poder, fama y riqueza) sólo está al alcance del individuo fuerte y poderoso. Este tipo de personalidad privilegia en su vida las pasiones, los instintos y los deseos personales por encima de toda norma o ley que pudiera obstaculizarlos. Desde una perspectiva psicoanalítica podemos podemos decir que es la dominación de un Ello fuerte sobre un Súper-Yo débil. Es la supremacía de los impulsos humanos sobre los valores morales, fuente de toda desintegración personal y social. El autoritarismo instalado en el seno familiar puede ser muchas veces el origen de una identidad psicopática, en complicidad con el temperamento del jo ven . Es bueno poner límites y normas morales en la vida de nuestros hijos; no hacerlo, afectará su identidad, pero hacerlo de cualquier manera o de forma impositiva y rígida, como lo hace el padre autoritario, también distorsionará su identidad, porque se negará a respetar dichas normas, no por ellas mismas, sino por lo que representan o simbolizan en sus mentes: la imagen de un abuso o de una injusticia.
La mejor vacuna contra el surgimiento de una identidad psicopática es la construcción de un marco familiar que sepa establecer los límites y las normas morales parámetros y reglas que no sean ni legalistas, como tampocoadecuadas, permisivas ni livianas, sino convergentes en unasfixiantes punto de equilibrio prudente. No se trata de negociar con los hijos los principios éticos que deben de cumplir, sino de no imponérselos, aunque sea lo más fácil de hacer; más bien debemos animarlos y persuadirlos a vivir en ellos, algo que demanda de nosotros más paciencia, pero que trae mejores resultados. 3. IDENTIDAD NARCISISTA . Se puede dar cuando se produce un estancamiento en la etapa de la independencia, aunque tiene su origen en la carencia de afecto experimentada durante la infancia. Narcisismo es un término que la psicología recoge de la mitología griega. El relato más conocido sobre el mito de Narciso es el que que Ovidio Ovidio relató en su tercer libro de de Las Metamorfosis en el año 43 a. 43 a. C.; C.; en él se cuenta que Narciso era un joven de singular belleza que despertaba
12 http://es.wikipedia.org/wiki/Psicopat%C3%ADa
pasiones en mortales y dioses, las cuales no eran correspondidas debido a la incapacidad del muchacho para reconocer al otro y amarlo. Al ver su propio rostro reflejado como en un espejo en el agua, Narciso queda embelesado y no puede dejar de contemplarse; se dice que se enamoró de su propia imagen. El joven deja entonces de atender sus propias necesidades básicas, absorto en dicha imagen, y termina convirtiéndose en una flor hermosa hermosa y maloliente. Es lo que cuenta el mito. El concepto narcisismo fue desarrollado por el austriaco Sigmund Freud y engloba a una serie de características de la persona la persona vinculadas a la vanidad y el ego, el ego, que le genera problemas para desempeñarse adecuadamente en la sociedad. sociedad. Aunque se puede aludir a una serie de rasgos propios de la personalidad la personalidad normal, el narcisismo puede también manifestarse como una forma patológica extrema, en la cual la persona sobreestima sus habilidades y tiene una necesidad excesiva de admiración y afirmación. Se caracteriza por una baja autoestima acompañada de una exagerada sobrevaloración sobrevaloración de la importancia propia y de un gran deseo de admiración por los demás. La personalidad narcisista se instala a partir de una carencia afectiva que un niño(a) experimenta de parte de sus figuras paternas; esa incapacidad de brindar amor de parte de ellos hace que el niño(a) no se sienta amado, por lo que no aprende a amarse a sí mismo. Empequeñecido en su autoimagen se refugiará construyendo una nueva imagen de grandiosidad, porque ello le permitirá elevar su maltrecha autovaloración y podrá sentirse un poco mejor consigo mismo. Su hambre insaciable de reconocimiento, que hunde sus raíces en una baja autoestima, se asila en la admiración y la adulación que pueda recibir de quienes lo circundan. El narcisista pareciera ser una persona que se ama mucho, pero en realidad es todo lo contrario, se ama poco o nada, producto de la experiencia de r echazo echazo en la que vivió. Es víctima de un desorden de personalidad que se relaciona con un sentimiento de vergüenza, producto del desamor de su entorno. No se ama a sí mismo, porque nunca se sintió plenamente amado. En ello subyace la raíz de su desprecio a sí mismo, lo que lo impulsa a construirse un Yo ideal que vende hacia fuera, renegando de su Yo real, esconde adentro; porque proyectando al no poder aceptarse a sí mismo, necesita ser que el centro de la hacia atención de los demás, ese Yo ideal que logre la aprobación, la admiración y el aplauso de su entorno, porque con eso logra calmar temporalmente la ansiedad que le produce su vergüenza interior. La personalidad narcisista es, en sí misma, una forma de supervivencia, es un tipo de mecanismo de defensa que cumple la función de contrarrestar el vacío y el inconformismo de un alma que no se sabe amar sanamente a sí misma. Los seres humanos desarrollamos mecanismos de adaptación para lograr funcionar en medio de nuestra sociedad, y el narcisismo es precisamente eso, un mecanismo para lograr adaptarse a su medio. Como esta persona no se acepta a sí misma, necesita construirse una imagen que sí se pueda aceptar. De este modo, trata de compensar su profundo desprecio por sí mismo, buscando el aprecio de los demás. En la economía de la psiquis se produce lo que se llama la ley de la compensación: frente a la carencia de algo interno, se busca llenar de alguna manera
ese vacío con una postura externa; es así, que frente a la falta de amor hacia a sí mismo, el narcisista busca compensar esa carencia construyendo una imagen a la cual sí se pueda amar. Eso es lo que está detrás de todo narcisista: un hondo vacío y desprecio por sí mismo, que hará que busque poder, fama, riqueza, etc. para que externamente pueda sentirse importante, porque internamente se siente insignificante. La valía que no puede encontrar dentro de él, intenta hallarla fuera de él, tratando de acumular cosas, alcanzar posiciones u obtener títulos que le permitan ganar la aprobación de los demás. El origen de esta patología se puede encontrar en niños que no fueron deseados mientras estuvieron en el vientre materno o que crecieron en una atmosfera carente de amor o con ausencia de aceptación. Es la experiencia de rechazo la que subyace a la personalidad narcisista, en la que no se sintió amado ni aceptado plenamente por las figuras más significativas de su entorno. El mensaje que tiene grabado en su mente es que no es importante ni valioso en sí mismos, con el Yo real que tiene, por lo que se ven impelido, como un mecanismo de defensa, a perseguir un Yo ideal con el que ahora sí espera encontrar la aprobación de los demás. El narcisista tiene un ego tan dañado que buscará reemplazarlo urgentemente, aunque de manera equivocada, con un nuevo ego más comercial, que sea aceptado y ensalzado por su entorno. Obviamente fracasará en su intento, porque no se trata de inventarse un nuevo Yo, sino de amar y perfeccionar el que se tiene. Pero el narcisista al no sentirse aceptado plenamente por lo que es, inconscientemente proyecta una imagen ideal de sí mismo, en el que ahora sí se pueda sentir aceptado por los demás; privilegiando así la apariencia antes que la esencia de su ser, con la finalidad de vender una imagen que en su entorno sea aceptada y valorada; colocando así, la valía de su persona, en lo que los demás piensen de él, antes que lo que él pueda pensar de sí mismo. No vamos a detenernos en abordar la manera de superar el problema del narcisismo, porque ello rebasaría el propósito de este libro, que es más preventivo que terapéutico, ya que está dirigido más bien a orientar a los padres para que puedan formar una identidad sana y positiva en los hijos, antes que corregir daños. Lo único que finalmente podemos agregar es que el amor, sano y eficazmente expresado en una aceptación incondicional a ellos, es la mejor vacuna contra el desarrollo de toda identidad narcisista. IDENTIDADES IDENT IDADES PATOLOGICAS
Dependencia
Sumisión
Simbiosis
Contra-dependencia Contra-dependen cia
Rebeldía
Psicópata
Independencia Independenc ia
Egoísmo
Narcisismo
Servicio
Sinergia
IDENTIDAD SANA:
Interdependencia Interdepende ncia
La forma sana de evolución es llegar al nivel de Servicio o compromiso con los demás, preservando la salud propia, sin quedarse estancado en alguna etapa o forma patológica. Factores Familiares que distorsionan la identidad
Sobreprotección Sumisión o Identidad Simbiótica (Produce estancamiento en la fase de dependencia) Autoritarismo Rebeldía o Identidad Psicopática (Produce estancamiento en la fase de contra-dependen contra-dependencia) cia) Rechazo Egoísmo o Identidad Narcisística (Produce estancamiento en la fase de independencia) Factores familiares que favorecen una identidad positiva
Responsabilidad Potencialidad (confianza en ellas) (Produce rompimiento de la fase de dependencia) Disciplina Integridad (respeto a las normas) (Produce rompimiento de la fase de contradependencia) Ternura Autenticidad (amor y aceptación mismo) (Produce rompimiento de la fase de independencia)
de
sí
Este segundo cuadro no está aún del todo desarrollado, porque lo estamos reservando paraidentidad un próximo capítulosi donde hablaremos de antelación los principios que desarrollan una funcional; lo hemos puesto con es para contrastarlo con los factores que la desfavorecen. En el siguiente capítulo nos extenderemos sobre la importancia de las relaciones interpersonales al interior de la familia, y de ésta última como fuente generadora de identidades sanas e insanas, producto de dichas interacciones.
CAPITULO III
LA ATMÓSFERA FAMILIAR EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD “Es más fácil y mejor construir la vida de un niño, que reparar la vida de un adulto”
En este capítulo y en el próximo queremos señalar la importancia del papel que juega la familia, como primer ente ente socializador del individ individuo, uo, en la construcció construcciónn de la identidad de los hijos. Son los padres quienes se constituyen principalmente en los grandes escultores que darán forma a gran parte de la personalidad de los hijos, sobre la base de un temperamento con la que ellos nacen. Con el tiempo también la sociedad y la cultura dejarán sentir su influencia en la formación de dicha personalidad. Pero es la familia la que pone los primeros cimientos sobre los cuales se edificará un tipo de identidad que puede marcar la existencia de nuestros hijos; claro que también existe la posibilidad de que ellos puedan reestructurarla con el tiempo. El amor como fundame f undamento nto en la const construcción rucción de la identida identidad d La piedra angular sobre la cual se edifica una identidad sana y positiva en los hijos es el amor, aquel que se expresa de manera genuina y práctica. De nada sirve que les amemos auténtica y profundamente si ellos no pueden percibir nuestro amor. Lo importante no es que como padres digamos que los amamos mucho, sino que ellos se sientan amados apropiadamente, porque eso determinará la calidad de su identidad. Sin embargo, no es difícil comprobar que no todos los padres saben amar correctamente ni tampoco expresar sus sentimientos de manera apropiada.
Uno de los conceptos importantes que todos los padres debemos comprender es que, así como nuestros hijos necesitan ser bien alimentados en el plano físico, también necesitan nutrirse bien en el plano psicológico. El amor es la vitamina básica para este segundo plano y es indispensable para que ellos crezcan psicológicamente saludables. Es más, últimamente se está descubriendo que el amor también deja su impacto en el plano físico; el doctor B. Siegel, graduado con honores en la facultad de medicina de la universidad de Cornell en E.U. y uno de los que más ha estudiado la relación entre la mente y el cuerpo, nos dice “un niño a quien no se ama presentará retrasos en el crecimiento óseo, e incluso puede morir; un bebé a quien se acaricia crece con más rapidez” 13 Humberto Maturana (1996), en su famosa propuesta de la Biología del Amor , ha dicho que todo ser humano es un animal que necesita nutrirse de AMOR para garantizar su salud psicológica. “Maturana es el primer científico que desde su hacer como tal ha dado una definición del amor. En su propuesta, el amor no es una cualidad o un don, sino que como fenómeno relacional biológico, consiste en las conductas o la clase de conductas a través de las cuales el otro, o lo otro, surge como un legítimo 13 Amor
y Autocuración, Bernie Siegel, pág. 09
otro en la cercanía de la convivencia… Según Maturana, nos enfermamos al asumir un modo mo do de vida que niega sistemátic sistemáticame amente nte el amor ” 14. El amor es profundament profundamentee nutricional y terapéutico. Todo aquello que interfiere en la expresión sana y correcta del amor es un tipo de violencia (abierta o encubierta). La violencia no sólo es agresión física o verbal, es también ausencia de amor; a ésta última nosotros la llamamos violencia invisible, porque dejar de amar es maltratar . La o ausencia de los padres hacia los hijos, es también una forma de indiferencia violencia que maltrata aafectiva los niños. Si el maltrato, en cualquiera de sus modalidades psicológicas y físicas, equivale al desamor, ambos constituyen el fundamento de las identidades patológicas. La persona que no experimenta amor en su niñez, queda herida, es decir, queda maltratada, y probablemente necesitará terapia psicológica en su adultez. En el consultorio de un profesional o en el laboratorio de las pruebas de la vida tendrá que reestructurar su identidad. Por eso Maturana sostiene que “el proceso terapéutico es siempre el mismo… se realiza a través de la interacción con el paciente, guiándolo, conduciéndolo inconscientemente, inconscientemente, y se da en el abandono de la negación sistemática de sí mismo y del otro, y en la recuperación de la biología del amor como la manera o hilo central de su vivir” 15. Toda terapia psicológica finalmente no es otra cosa que la restauración del amor, la medicina básica que sana las heridas del alma, empezando por aprender a amarme a mí mismo, algo que tal vez mis padres no me enseñaron bien, para luego aprender a amar a mi prójimo, dentro de la cual la familia que formamos ocupa un lugar fundamental en nuestras vidas. Todos los hijos hij os tienen una historia de a amor mor familiar, caracterizados por grados de ausencia o presencia del amor paterno, que encamin encaminará ará sus exist existencias encias por senderos sanos o enfermo enfermoss . Hay dos dimensiones en cuyo rango nos movemos todos los seres humanos, que son el amor y la violencia. Todos nacemos, según el fundador del psicoanálisis Sigmund Freud, con dos grandes impulsos:
El Eros, impulso hacia el amor o la vida
El Tanathos, impulso hacia la violencia o la muerte Todas y cada una de nuestras relaciones interpersonales, empezando por nuestras interacciones familiares, están impregnadas de una dosis de amor o de violencia, con predominancia de una de ellas. Las relaciones con nuestros hijos también están teñidas de ambos polos. Una de esas dimensiones, o una mezcla de ambas, irá moldeando o construyendo la identidad personal de nuestros hijos. En función de ese polo de amor o de violencia, que predomina en la relación que los padres establecen con sus hijos, se irá construyendo una identidad sana o una identidad patológica en ellos, que probablemente los pueda acompañar el resto de sus vidas, aunque siempre existirá la posibilidad de tomar conciencia y enrumbar hacia una auto reconstrucción de la identidad.
14 http://www.inteco.cl/articulos/003/doc_esp7.htm 15 Ibid
AMOR
VIOLENCIA
AMOR
Iden Identt id ad Sal Salud udabl able e
VIOLENCI VIO LENCIA A
Identi Identidad dad Pa Pato toló lógi gica ca
A partir de las ideas de Maturana podemos decir que las interacciones humanas, principalmente en el seno familiar, dependiendo el grado de amor o violencia, o de aceptación o rechazo (a mi pareja, a mis hijos, a mi prójimo) presente, pueden manifestarse en tres niveles: AMOR : Es la actitud a través de la cual se reconoce la dignidad del otro, quien aparece como un otro legítimo en coexistencia con uno mismo. Hay una interacción basada en la Ternura. VIOLENCIA : Es la actitud a través del cual se maltrata, directa o indirectamente, la dignidad del otro, desvalorándolo como un legítimo otro en coexistencia con uno mismo. Hay una interacción basada en la agresión. INDIFERENCIA: Es la actitud a través de la cual se niega la dignidad del otro, y no es visto como otro. Es la deslegitimización del otro. Es ignorarlo en la esfera de la coexistencia con uno mismo. Hay una interacción distorsionada, donde no hay aceptación ni rechazo, y puede resultar más dañino que la misma agresión. Las tres Dimensiones del Amor Paternal
Juan Luis Linares (2002), brillante psiquiatra español y epónimo representante de la Terapia Familiar Sistémica, define al amor como un juego relacional, psicológicamente nutricio. Señala que toda interacción, especialmente entre padres e hijos, será una relación basada en el amor sólo si hay un componente nutricio que alimenta y permite un crecimiento sano en los hijos; de lo contrario, por más que se diga que se les ama, lo quedehabrá es una violencia encubierta, que afectará negativamente la construcción su identidad. Am ar es hac Amar hacer er qu que e el ot otro ro se per perci ciba ba amad amado, o, de l o cont co ntrr ari ario o no es am amor or;; éste debe ser no sólo un encuentro e intercambio de subjetividades, sino también una expresión de acciones objetivas. Linares 16 (2012) señala que el amor genuino debe abarcar tres dimensiones: La cognitiva (mente), la emocional y la pragmática (comportamiento). El niño debe pensarse amado, sentirse amado y ser tratado con amor . Es en esa convergencia de pensamiento, emotividad y actividad que se expresa el amor autentico, aquél que es capaz de abarcar la totalidad del ser, sin dejar huecos ni vacíos, que más tarde pudieran constituir la base de futuras identidades maltrechas.
En el NIVEL MENTAL el amor debe nutrir brindando dos elementos: 16 Del
Abuso y Otros Desmanes, J. L. Linares pág. 24-26
a. RECONOCIMIENTO: implica resaltar la DIGNIDAD del hijo(a), confirmando su existencia única y singular, haciendo que se perciba con una existencia propia y distinta a la de los padres. E implica atender a sus necesidades propias y resaltar su presencia original y digna como ser humano. Lo opuesto es la Desconfirmación (Watzlawick, 1967), que es ignorar la existencia y necesidades hijo(a), instrumentalizarlo, haciendo que separa perciba sin una existencia propia.de El un niño(a) se opercibe como alguien que no existe las personas más significativas de su vida, principalmente sus figuras paternas, o se siente que es un objeto más de la casa. b. VALORACIÓ VALORACIÓN: N: imp implilica ca destacar las cuali cualidades dades de CARÁCTE CARÁCTER R (SE (SER) R) y la HABILIDADES HABILID ADES de condu cta (HAC (HACER ER)) del hij hijo(a) o(a),, apreciando sus vir virtudes tudes y sus habilidades, habili dades, dif diferenciándolas erenciándolas de la de los p padres. adres.
Lo opuesto es la Descalificación , que implica negar las habilidades y virtudes del hijo(a) haciendo que se perciba sin valía propia. La crítica abierta o la hostilidad encubierta son dos formas clásicas de negar valoración a los hijos. En el NIVEL EMOCIONAL el amor debe nutrir brindando dos elementos: cariño y ternura, que para Linares es lo mismo, pero que nosotros lo diferenciamos. a. CARIÑO: son expresiones verbales y gestuales de afecto que se expresan en palabras y caricias cercanas (un abrazo, un beso, un elogio, etc).
Lo opuesto es la HIPERCRITICA: son expresiones verbales y gestuales que descalifican al otro(a) b. TERNURA: son acciones de entrega y disponibilidad para el hijo(a), que pueden incluir una dosis de sacrificio.
Lo opuesto es la IRRITACIÓN (RECHAZO): fastidiarse y negarse a atender las demandas de necesidades del otro(a). En el NIVEL PRAGMATICO (conductual) el amor debe nutrir brindando dos elementos: a. PROTECCIÓN: es defender a los hijos de eventuales agresiones de su entorno. Lo opuesto son la sobreprotección o el abandono. b. NORMATIVIDAD: es la enseñanza de reglas morales y sociales en la que debe vivir un hijo(a) para lograr una adecuada adaptación social.
Lo opuesto son la hipo-normatividad (escases de normas) o la hipernormatividad (sobre-exigencia de normas). Los extremos fomentan los trastornos.
En el nivel cognitivo, el amor se expresa brindando reconocimient reconocimientoo y valoración a los hijos; en el nivel emocional, el amor se manifiesta en forma de cariño y ternura, especialmente a través de caricias y grados de entrega; y en el nivel pragmático, el amor se expresa brindando protección y enseñando normas a los hijos. Estas tres formas de expresar amor deben ser rigurosamente interactivas y estar estrechamente relacionadas entre sí, aunque pueden encontrarse en proporciones diversas en las distintas expresiones amorosas. Redefini Re definiendo endo el Amor y sus 4 expresiones máximas
Para Maturana el amor es el dominio de las acciones por las cuales se constituye al otro en un legítimo otro en convivencia con uno. Y para Linares el amor es un juego relacional psicológicamente nutricio. Integrando ambos conceptos y complementándolos complementándo los con otros, desde nuestra óptica personal proponemos una nueva definición del amor, que dice así: “EL AMOR ES UNA ACCIÓN POR EL CUAL SE LEGITIMA LA DIGNIDAD DEL OTRO, ESTABLECIENDO UNA RELACIÓN PSICOLÓGICAMENTE NUTRICIA POR MEDIO DE LA CUAL SE IDENTIFICA Y SATISFACE LAS NECESIDADES DEL SER AMADO” J.B.V. Amar es destacar la dignidad del otro y atender sus necesidades vitales; mientras que el maltratar es ignorar la dignidad del otro y desatender sus necesidades básicas. Por lo tanto, para amar correctamente primero, hay que conocer las cuatro principales necesidades vitales del ser humano y luego conocer las cuatro expresiones máximas de amor que la satisfacen LAS 4 NECESIDADES VITALES DEL SER HUMANO 1. RECONOCIMIENTO: necesita pensarse (MENTE) confirmado y dignificado en su existencia única y singular, delante de las personas más significativas de su vida. La satisfacción de dicha necesidad le permite desarrollar una AUTOACEPTACIÓN PERSONAL apropiada, con lo cual puede mantener una relación sana consigo mismo, repercutiendo en una vida caracterizada por la AUTENTICIDAD, como signo de salud integral. AUTENTICIDAD, 2. VALORACIÓN : necesita sentirse (EMOCIONES) que es alguien importante, con virtudes y habilidades, que son destacadas por su entorno más significativo. La satisfacción de dicha necesidad le permite desarrollar una AUTOVALORACIÓN SOCIAL equilibrada, en la que no se siente más ni menos, manteniendo una en relación sana con los demás, pudiendo establecer relaciones cercanas de INTIMIDAD con algunos otros significativos, como signo de salud integral. 3. COMPETITIVIDAD: necesita percibirse decidido (VOLUNTAD) y capaz de obtener logros significativos frente a los desafíos que su entorno le demande. La satisfacción de dicha necesidad le permite desarrollar una AUTOCONFIANZA LABORAL apropiada, con lo cual puede mantener una relación
sana con las demandas de la vida, repercutiendo en una vida caracterizada por la PRODUCTIVIDAD,, como signo de salud integral. PRODUCTIVIDAD 4. SOCIABILIDAD: necesita pensarse y sentirse aceptado y acogido por la comunidad a la que pertenece, logrando integrarse sanamente a las demandas normativas de su mundo social. Laequilibrado, satisfaccióncon de dicha le permite un AUTODOMINIO MORAL lo cualnecesidad pueda mantener unadesarrollar relación sana con Dios, que repercuta en una vida caracterizada por una INTEGRIDAD espiritual, como signo de salud integral. LAS 4 EXPRESIONES MÁXIMAS DEL AMOR Sólo se ama en la medida que se satisfacen las necesidades del otro(a), y por lo que hay 4 formas principales en la que se expresa el amor: 1. LA TERNURA : es la disponibilidad de servir al otro desinteresadamente, a través de una dosis de sacrificio y cariño, que implica también cuidarlo y protegerlo, resaltando así su DIGNIDAD personal. Satisface la necesidad de RECONOCIMIENT RECONOCIMIENTO. O. Lo opuesto o el desamor son la Desconfirmación o la INDIFERENCIA Personalidad PSICÓTICA (Delirio) 2. LA APROBACIÓ APROBACIÓN N: es la disposición de elogiar las virtudes y cualidades de del otro(a), apreciando más sus rasgos positivos antes que los negativos, resaltando así su CARÁCTER personal (SER). Satisface la necesidad de VALORACIÓN. Lo opuesto o el desamor son la Descalificación o la CRÍTICA Personalidad DEPRESIVA (Abatimiento) 3. LA RES RESPON PONSABILIDAD SABILIDAD: es la disponibilidad de confiar en el otro, a través de la delegación de tareas que pueda asumir, resaltando así sus HABILIDADES personales (Hacer). Satisface la necesidad de RECONOCIMIENT RECONOCIMIENTO. O. Lo opuesto o el desamor son la SOBREPROTECCIÓN o la SOBREEXIGENCIA Personalidad NEURÓTICA (Ansiedad) 4. LA DISCI DISCIPLINA PLINA : es la es la disposición de guiar al otro, a través de un marco normativo, que enseña normas morales y sociales, y un marco punitivo, que sanciona la violación de aquellas, resaltando así los VALORES con los que ha de vivir. Satisface la necesidad de SOCIABILIDAD. Lo opuesto o el desamor son el AUTORITARISMO o la PERMISIVIDAD Personalidad ANTISOCIAL (Anomia)
La expresión expresión del amor en su dimensión con yugal y p are arental ntal
Una vez definido lo que entendemos por amor ahora queremos detenernos en los vínculos relacionales básicos en la que vive un niño(a). Juan Luis Linares en su libro “Identidad y Narrativa” (1996) nos presenta a la familia como un sistema (conjunto de elementos que interactúan y se influencian entre sí), en el que conviven tres subsistemas sanos, que determinan que haya tres tipos de interacciones o relaciones en el seno toda familia: la Conyugal, la Parental y la Fraternal. La primera básicas es la relación entrede esposos; la segunda, la relación entre padres e hijos; y la tercera, la relación r elación entre hermanos. Los tres tipos de interacciones se realizan en base a un grado de amor y/o violencia, que irá moldeando la identidad de los hijos. SISTEMA FAMILIAR
Subsistema CONYUGAL
Subsistema PARENTAL
Subsistema FRATERNAL
Existen otros sistemas con los cuales nuestros hijos interactúan también, como la escuela, la iglesia, la comunidad, la sociedad en general; pero es el sistema familiar, principalmente en los dos primeros subsistemas, el conyugal y parental, que juega un papel determinante en la construcción de la identidad de los hijos, porque la familia es el primer ente socializador de todo individuo. Dependiendo de cuánpositiva sana o odisfuncional se realizará la gestación de una identidad negativa ensea los una hijos.familia, Y la funcionalidad o disfuncionalidad de una familia está determinada por la calidad de sus interacciones. Las dos principales relaciones que influyen en la formación de la identidad son las interacciones conyugales conyugales y parentales, que a partir de la forma cómo se combinen y se ejerzan, pueden desarrollarse hasta cuatro tipos de familia, de las cuales sólo una es sana y funcional. A continuación mostramos un cuadro donde se observan dos ejes, que representan la función conyugal y la función parental, que se entrecruzan según sean positivos o negativos, formando cuatro cuadrantes en los que se ubican cuatro tipos de familias diferentes, tres de ellas disfuncionales, constituyendo cuatro tipos de territorios sobre los cuales crecerán ddiferentes iferentes tipos de id identidades. entidades. Conyugalidad Armó Ar móni nica ca
FAMILIA DEPRIVADORA (Amor Escaso)
FAMILIA NUTRICIONAL (Amor Equilibrado)
Parentalidad Negativa
Parentalidad Positiva
FAMILIA CAOTICA
FAMILIA TRIANGULADORA
(Amor Ausente)
(Amor distorsionado)
Conyugalidad Disarmónica
Tipos de familia famili a incu badoras de tipos de Identidades
La formación de cada tipo de familia está constituida por el tipo de relación, sano o insano, que establecen los esposos entre sí (conyugalidad) y entre padres e hijos (parentalidad). Lo insano o sano está determinado por el grado de presencia o ausencia de amor que marque la interacción entre los miembros de una familia. La calidad afectiva que tiñan sus relaciones, dentro de las diferentes combinaciones que puedan darse entre conyugalidad y parentalidad, darán origen a los siguientes cuatro tipos de familia, que a su vez incubaran diferentes tipos de identidades. 1. FAMILIAS TRI TRIANGULADOR ANGULADORAS AS (Amo (Amorr dist di stor orsio sio nado).
Es un territorio formado por una conyugalidad que funciona mal, pero cuya función parental se conserva relativamente bien al principio, aunque el deterioro conyugal casi siempre termina por estropear la función parental. Son buenos padres, pero malos esposos . Pueden ser buenos padres al principio, pero corren el riesgo de dejar de serlos como resultado de no ser buenos esposos. Una conyugalidad disarmónica es casi inevitable que impacte negativamente sobre las funciones parentales, pudiendo producir una atmosfera familiar triangulada. Se le denomina triangular cuando los conflictos de la diada esposo-esposa, tienden a extenderse e involucrar a uno o más de los hijos, formando una triada o un triángulo, en la que el hijo(a) termina jaloneado(a) por sus padres, arrojado en la encrucijada de guardar lealtad a una de las partes. Ese desencuentro conyugal, del cual no deberían participar los hijos, pero que los esposos los involucran, hace que ellos experimenten
un amor confuso y distorsionado, que será el caldo de cultivo para que se desarrollen, entre otros, principalmente dos tipos de personalidades lisiadas: Parentalidad Positiva
IDENTIDAD NEURÓTICA IDENTIDAD PSICÓTICA
Conyugalidad Disarmónica a. Identidad Neurótica. Es propia de personalidades caracterizadas por el signo de la ansiedad, producto de la atmosfera conyugal conflictiva en la que han vivido. El sujeto mantiene un adecuado nivel de introspección y conexión con la realidad, pero presenta la necesidad de desarrollar conductas repetitivas y en muchos casos inadaptativas inadaptativas con el objeto de disminuir el nivel de de ansiedad ansiedad que lo agobia. agobia. Las Las fobias, obsesiones, compulsiones, hipocondrías (enfermedades imaginarias), histerias, agresiones, etc. son distintas formas en que se expresa la neurosis. Los psicoanalistas afirman que, para protegerse de la angustia, estas personas recurren a mecanismos de defensa como la represión, represión, la proyección, proyección, la negación, negación, la 17 intelectualización y el el desplazamiento, desplazamiento, entre entre otros . b. Identidad Psicótica. Es una personalidad propia del sujeto que ha sufrido una pérdida, parcial o total, de contacto con la realidad. Paul Watzlawick (1971), un teórico de la comunicación humana, acuño un término interesante: Desconfirmación, que es la sensación que experimenta un sujeto de no existir para las personas más significativas de su vida y que es un patrón relacional sobre la que hunde sus raíces
una serie presencia de trastornos mentales, principalmente la psicosis. padres queque no muestran genuina en la vida de un hijo hacen que élUnos se experimente no existe para ellos y que dependiendo cuan reiterado sea ese patrón relacional y cuanta ausencia de amor experimente dicho niño, no suplida por otros, puede generarse una gama de trastornos menores que pueden ir desde la depresión hasta trastornos mayores como la psicosis. Somos criaturas amorosas que enfermamos cuando se bloquea al amor (Maturana, 1984). Una atmósfera familiar enrarecida y contradictoria en la que pueda vivir un hijo(a), una ambivalencia de aceptación y rechazo, cariño y agresión, que experimenta de parte de sus padres es un bloqueo del amor; eso hace que se produzca algo similar a un corto circuito en su cerebro, que afecta su visión y contacto con la realidad. Wikipedia, la enciclopedia libre del internet, agrega que “Las personas que experimentan psicosis pueden presentar alucinaciones o delirios y pueden exhibir 17 Hay
amplia literatura al respecto y los interesados pueden revisar más en el buscador de google
cambios en su personalidad y pensamiento desorganizado. Estos síntomas pueden ser acompañados por un comportamiento inusual o extraño, así como por dificultad para interactuar socialmente e incapacidad para llevar a cabo actividades de la vida diaria”18.
Algunos autores creen que la psicosis es exclusivamente genética, pero nosotros creemos, a partir de las investigaciones de Linares y otros, que su origen es multicausal, la dinámica relacional de la familia unafalla de en sus causas principales. Siy laque neurosis se produce principalmente debidoes a una la relación conyugal, cuyos conflictos generan ansiedad, la psicosis constituye más bien una falla en la relación parental, cuya falta de reconocimiento de la dignidad del otro produciría la desorganización mental, lo cual es un rasgo típico de los psicóticos. 2. FAMILIAS DEP DEPRIV RIVADORAS ADORAS (Amo (Amorr escaso).
Es un territorio formado por una conyugalidad que funciona relativamente bien, pero cuya función parental está deteriorada. Son parejas que abandonan su función paterna por estar centrados y ocupados en su función conyugal. Pue Pueden den ser buenos esposos, pero son malos padres , fracasando en su función nutricia de brindar amor, privando así a los hijos del elemento vital para su desarrollo. De ese territorio, signado por un amor escaso, probablemente crezcan principalmen principalmente, te, entre otros, dos tipos de identidades negativas: Conyugalidad Armo Ar moni nios osa a
IDENTIDAD DEPRESIVA IDENTIDAD IDEN TIDAD BORDELINE Parentalidad Negativa a. Identidad Depresiva. Con ella no nos referimos a las depresiones exógenas, causadas por alguna circunstancia externa negativa, que hace que la persona se sienta triste y abatida, con justificada razón externa; más bien nos referimos a las depresiones endógenas, que hacen que la persona viva una condición psicológica, cuasi permanente, de sentimientos de desgano e inconformismo consigo mismo, abatido y no encontrando un propósito definido en su vida. Su existencia le resulta pesada y un tanto aburrida. No disfruta de la vida, sino que la experimenta de una forma amarga y muy difícil. Personas sumamente irritables o neurasténicas (débiles, sin fuerzas y con poco ánimo) pueden ser portadoras de este tipo de personalidad, la cual se forma en familias deprivadoras que se caracterizan por ser padres sobre exigentes y descalificadores al mismo tiempo (Linares, 2005). Ponen altas demandas y expectativas sobre los hombros de sus hijos y como ellos no podrán alcanzarlos y 18 http://es.wikipedia http://es.wikipedia.org/wiki/Psicosis .org/wiki/Psicosis
satisfacerlos, los terminan de descalificar, haciéndolos sentir inútiles y torpes, con sentimientos de fracaso y desánimo, sobre los cuales se asienta una identidad depresiva. b. Identidad Bordeline. El manual estadístico de psiquiatría americana (DSM IV) la denomina “Trastorno Límite de Personalidad” y la describe como «un trastorno de la personalidad que se caracteriza primariamente por desregulación emocional, un
pensamiento polarizadofronteriza y relaciones interpersonales caóticas». También se laextremadamente conoce como personalidad o limítrofe, porque se ubica en la frontera entre la neurosis y la psicosis. Las tres característic características as típicas de este tipo de identidad son: relaciones sociales inestables, pensamiento polarizado (blanco o negro, no acepta matices) y la incapacidad de regular sus impulsos. Tienden a ser reservados y encerrados en sí mismos, rígidos en sus percepciones e incapaces de gobernar sus impulsos, por lo que fácilmente pueden terminar atrapados en algún tipo de adicción. Este es, pues, otro tipo de personalidad que también se desarrolla en una atmosfera familiar deprivadora, donde la nutrición afectiva parental escasea, y en la que se dan simultáneamente dos interacciones disfuncionales de los padres hacia su hijo(a): sobreprotección y rrecha echazo; zo; esta última es una ausencia de afecto, que se traduce en maltrato. Juan Luis Linares señala que toda sobreprotección es una pseudo o falsa protección, porque no busca satisfacer la necesidad del hijo(a), sino las del padre, como tapar sus huecos de soledad, sus frustraciones y aún sus propias heridas. Su invalidez emocional hace que el hijo(a) se convierta en una especie de carga que inconscientemente va rechazando, haciendo que éste experimente la ambivalencia de amor y rechazo, la cual deviene en una identidad partida. 3. FAMILIAS CAÓTI CAÓTICAS CAS (Amo (Amorr a ausent usent e).
Es un territorio formado por una conyugalidad y una parentalidad deterioradas, que no funcionan bien. Son malos esposos y malos padres , por lo cual los hijos respiran una atmosfera familiar de caos y desorden, donde el amor sano brilla por su ausencia. Son conocidas como familias multiproblemáticas, a cuya sombra se anidan diversas identidades patológicas, entre las cuales queremos destacar las dos más comunes: Parentalidad Negativa IDENTIDAD PSICOPATICA (Antisocial o Disocial)
IDENTIDAD BIPOLAR
Conyugalidad Disarmónica
a. Identidad Psicopáti Psicopática ca. Es un trastorno antisocial de la personalidad (así se le conoce en el DSM IV). La característica típica de estas personas es su poca o nula conciencia moral; pueden violar normas, leyes o principios morales sin ningún tipo de remordimientos. Este tipo de identidad ya lo mencionamos anteriormente en el capítulo del proceso de la madurez; el lector puede volver a esas páginas para recordar lo dicho con respecto a este concepto. b. Identidad . Es un trastorno del estado ánimo que antiguamente se conocía como Bipolar trastorno maniaco depresivo , en el de cual la persona vive entre dos polos afectivos extremos, que pueden cambiar bruscamente sin motivo aparente; es así que hoy pueden sentirse en la cumbre de la euforia y mañana en el abismo de la tristeza. En el amanecer se sienten capaces de conquistar el mundo y en el atardecer se sienten aplastados por ese mundo. Sus extremos anímicos cambiantes pueden durar horas, días y hasta años, dependiendo el caso. Su origen, en cuanto a bases relacionales, aún no están muy claras, pero se sospecha que viene de una familia que presenta una apariencia de conyugalidad armoniosa, pero que en el fondo es caótica. Los de fuera creen que son buenos esposos, pero interiormente son un fiasco, que forman generalmente una diada vividor-víctima, en constante conflicto, pero incapaces de separarse. El futuro bipolar se formaría en un contexto relacional en que uno de los progenitores es un irresponsable declarado y el otro un padre preocupado y responsable, pero que a pesar de propuestas mutuamente irreconciliables no se separan (Stierlin, 1986). Dicha atmósfera familiar sería la causante de un desequilibrio bioquímico en los neurotransmisores cerebrales del hijo(a), que los llevaría a experimentar esos cambios de ánimo extremos, afectando así su funcionamiento adecuado en la vida. La bipolaridad del individuo, siempre según Stierlin, se originaría a partir de una bipolaridad entre orden y desorden, representado por cada cónyuge. 4. FAMILIAS NUT NUTRIC RICIONALES IONALES (Amo (Amorr equil ibr ado).
Son las únicas familias que no son disfuncionales, donde la conyugalidad y parentalidad están funcionando relativamente bien. Son buenos esposos y buenos padres . Se espera que éste sea un terreno fértil para el desarrollo de una identidad sana y positiva; sin embargo, hay que tener en cuenta que como no todo es perfecto en la vida y no todo el tiempo podemos amar sanamente, nada está garantizado. Conyugalidad Armo Ar mo ni nios osa a
IDENTIDAD SANA Y IDENTIDAD POSITIVA
Parentalidad Positiva
Observaciones pertinentes
Los tipos de familia en los cuales germinan las identidades disfuncionales que hemos presentado, son sólo algunas, entre otras muchas, que pueden encajar en el perfil de una familia disfuncional. Además, estos tipos de familia no se presentan en estados puros, sino que también, dependiendo del momento, el grado y la intensidad con que seacombinen coordenadas de conyugalidad y parentalidad, pueden dar origen otros tiposlas dedos identidades insanas. La dimensión del tiempo es una variable que también hay que incluir en estos cuadrantes presentados, porque las relaciones en la familia no son estáticas; la calidad de la conyugalidad y de la parentalidad puede atravesar periodos de alternancia entre malos y buenos. Además, la influencia de la atmósfera familiar pasa por el filtro del temperamento y procesamiento mental que cada niño(a) hace de sus vivencias, atribuyendo significados a sus experiencias relacionales, haciendo que unos desarrollen identidad patológica y otros identidades relativamente sanas. La presentación de los cuadros que hemos descrito brevemente, según la teoría de Juan Luis Linares (1996), con respecto a los tipos de familia y los tipos de personalidad que se incuban al interior de ellas, según sean sus interacciones, no tienen una exactitud matemática, porque el alma humana es muy compleja para reducirla a simples fórmulas relacionales. Los cuadros presentados no son otra cosa que, como el mismo Linares los llama, “metáforas-guías”, que nos hablan de una probabilidad media, pero no exacta, que dependiendo de las características de una familia, se desarrollen determinadas identidades moldeadas a su sombra. Tres filosofías deformadoras de la identidad
No queremos terminar este capítulo sin señalar que la familia, siendo la principal incubadora de la formación de la identidad de nuestros hijos, especialmente durante su infancia, no es el único sistema que influye en dicha formación; están también la escuela, el grupo de amigos, la comunidad, la cultura, etc., que más adelante dejarán sentir también sus efectos, pero será sobre la base de aquella. Y todos estos sistemas, su propia vez, reciben el influjo del espíritu de una época que en tiene sus propios valores yasu filosofía, que también dejarán sus huellas la identidad de nuestros jóvenes. j óvenes. El tiempo que nos ha tocado vivir es el de la postmodernidad, que en contraste con la época moderna presenta características preocupantes, que los padres deberíamos revisar y conocer 19, porque ese es el mundo que les toca transitar a nuestros hijos y que está buscando moldear sus conductas. Nosotros queremos presentar tres factores principales de esa cultura postmoderna que están ejerciendo su influencia con tres tipos de filosofías de vida, que atentan contra los tres componentes básicos que forman la identidad.
19 Existe
google
mucha literatura sobre el tema de la posmodernidad, empiece revisando en el buscador
a. EL CONSUMISMO: entendido como adquisición o compra desaforada, que idealiza sus efectos y consecuencias asociando su práctica con la obtención de la satisfacción personal e incluso de la felicidad la felicidad total. Es una cultura que endiosa el mercado y que todo lo convierte en un producto más, incluida la personalidad. Es un atentado contra el desarrollo de la autenticidad , porque masifica a nuestros jóvenes y los convierte en esclavos de las modas y adictos de bienes que no necesariamente son esenciales. esenciales. No deja que sean ellos mismos, sino que la sociedad
consumista les impone lo que tienen que ser y desear. El sociólogo francés Gilles Lipovetsky, en su extraordinario libro: La Felicidad Paradójica. Ensayo sobre la sociedad de hiperconsumo (2007) nos habla de cómo el consumismo está afectando afectando la identidad de las personas, cuando nos dice “Ya no es alienación del sujeto, sino uso de la libertad para dejar de pensar, olvidarse de uno mismo… El hiperconsumo no funciona sistemáticamente como un premio de mismo… consolación, es él el que ofrece al individuo el goce de la irresponsabilidad y la superficialidad del juego” 20. Es decir, el consumismo busca conve convertirnos rtirnos a su imagen
y semejanza, embotando nuestro entendimiento y prescindiendo de nuestro propio ser. La postmodernidad consumista consumista privilegia la cultura de la apariencia por encima de la esencia del del ser. Al mercado no le int interesa eresa lo que realment realmentee seamos, sino la personalidad pre-fabricada que podamos ser capaces de proyectar y poder vender en una sociedad, donde todo se compra y se vende, incluyendo la identidad y las relaciones humanas. b. EL TECNOLOGISMO: entendido como la gran explosión de avance científico que ha traído mayor confort al ser humano, pero que se cree que también trae aparejado un impacto nocivo en las relaciones interpersonales, en la ecología y en el desarrollo personal. Nadie puede negar los beneficios de los grandes avances tecnológicos como la Televisión o el Internet, pero tampoco podemos ignorar los efectos colaterales que con ellos vienen. Marshall McLuhan, el mayor estudioso del impacto de los medios de comunicación, quien acuñó los términos “aldea global” y “sociedad de la información”, fue un visionario que advirtió cómo dichos medios pueden modificar nuestra manera de actuar y pensar; es decir, pueden cambiar
nuestra identidad. McLuhan dijo que “somos lo que vemos” y que “formamos nuestras herramientas y luego éstas nos forman a nosotros”. Es decir, damos forma a una tecnología para que después ella nos forme a nosotros. El interesante libro de Nicholas Carr titulado: “Superficiales: ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?” (2011) (2011) es un claro ejemplo de lo que anticipó McLuhan. La tesis de dicho libro es que el internet, con todas sus bondades y maravillosos beneficios que nos provee, está también atentando contra el cerebro de nuestros jóvenes. Suena exagerado, pero no está tan lejos de la realidad, entendiendo, como dice nuestro Nobel Vargas Llosa, en un artículo en el cual comenta dicho libro, que “cuanto más inteligente sea nuestro ordenador, más tontos seremos nosotros” 21. No 20 Gilles
21 Mario
Lipovetsky, en La felicidad paradójica, ed. Anagrama, 2010, p. 68 Vargas Llosa, La Civilización del Espectáculo, pág. 212
son pocos los científicos que nos advierten de cómo la tecnología, sobre todo la referida al internet, está apagando una de las grandes facultades humanas que poseemos, como es la de razonar; y de ahí a convertirnos en robots, no hay muchos pasos. Por eso decimos que el tecnologismo mal usado, puede atentar contra el desarrollo desarroll o de las potenciali potencialidades dades de nuestros hijos, distorsionando sus identidades, como consecuencia de inhibir sus capacidades y habilidades especiales, que son la base de su vocación en la vida. c. EL RELATIVISMO: es la negación de valores absolutos, donde lo bueno y lo malo pasa a depender del criterio único de cada persona, no se aceptan regulaciones externas, como la presencia de un Dios que demanda respeto a sus principios; cada quien puede comportarse como quiera, mientras no dañe a sus semejantes. En el plano de la moral se da el reduccionismo de principios éticos absolutos, que ahora resultan obsoletos para la vida del ser humano. Es un atentado contra la integridad moral , componente importante que sustenta la identidad, porque niega verdades absolutas y pregona verdades relativas.
Con estos tres tipos de filosofías, hijas de la cultura postmoderna, es que nuestros hijos tendrán que convivir, lo cual puede afectar el desarrollo de sus identidades. Es por ello que nunca debemos olvidar que el sistema familiar es la principal agencia formadora de la personalidad de nuestros hijos, ya que en ella se ponen los primeros cimientos sobre los cuales se edificará su identidad. Si las bases son firmes, las influencias externas serán mínimas; por eso lo más importante es que como padres aprendamos cuáles son los métodos o principios que deben regir la formación de una identidad sana y positiva en nuestros hijos. De eso, precisamente, trataremos en el siguiente capítulo.
CAPITULO IV
CINCO PRINCIPIOS BÁSICOS PARA CONTRUIR UNA IDENTIDAD SANA Y POSITIVA “Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista”
De acuerdo a la fórmula que define la identidad (carácter más vocación), vista anteriormente, encontramos que hay tres marcas que disting dist inguen uen claramente a una persona que posee una identidad sana y positiva: Autenticidad, Integridad y Potencialidad . Estos son los tres componentes de los cuales se nutre una identidad sana; y la integración simultánea de ellos, sin ausencia de ninguno, es lo que define a una personalidad sana y funcional. En el primer capítulo ya hicimos una definición de cada uno de dichos componentes componentes;; dijimos que la Au Auten tentt ic id ad es la capacidad de amarme, aceptarme y mostrarme tal cual yo soy. La Integridad es la capacidad de vivir dentro de un marco de principios morales absolutos y la Potencialidad se refiere a las capacidades y habilidades de las que estoy dotado de manera especial y que en conjunto determinan mi vocación en la vida. La expresión sana y espontánea de estas tres características descritas, que crecen sobre la base de los sentimientos de pertenencia y autonomía, son las que permiten configurar una arquitectura identitaria sólida y verdadera. Pero estos tres atributos no aparecerán de manera espontánea en la vida de nuestros hijos, sino que son virtudes que tienen que irse sembrando y cultivando durante la infancia; y son los padres los grandes labradores que tienen la primera responsabilidad de plantar y alimentar dichos atributos, si es que desean sembrar una identidad positiva y cosechar un destino promisorio para sus hijos. Hay cinco principios para desarrollar dichas virtudes y construir así una identidad sana en los niños; tres de ellos están directamente relacionados con los tres componentes que forman la identidad y los otros dos son la base sobre la cual crecerán dichos componentes. En esta parte queremos retomar y desarrollar el cuadro que dejamos pendiente anteriormente, referido a los factores que favorecen la construcción de una identidad sana en los hijos.
TERNURA
Autenticidad: amor y aceptación de sí mismo
DISCIPLINA
Integridad: respeto a las normas
RESPONSABILIDAD
Potencialidad: confianza en las propias habilidades
1. EL PRI PRINCI NCIPIO PIO DE LA TER TERNUR NURA A (pro (produc duc irá ir á Aut enti enticid cid ad)
La Ternura es la disponibilidad de servir al al otro, a través de una dosis de sacrificio , resaltando su dignidad personal, satisfaciendo así su necesidad profunda de RECONOCIMIENTO; es decir, que pueda pensarse amado y confirmado en su existencia única y singular, manteniendo una relación sana consigo mismo, desarrollando una Au Autt oac oacept eptaci ación ón personal apropiada, que le permita conducirse
con Au Auten tent t i ci cidad dadque . Significa brindar unimplica amor genuino a nuestros hijos. sin Ya hemos definido la autenticidad amarsey yconcreto aceptarse a sí mismo necesidad de aparentar lo que no somos, desarrollando así un sentimiento de seguridad en nosotros mismos. Los hijos se perciben amados cuando tiene un padre presente, que está siempre disponible para cuando ellos lo necesiten; y, que incluso, están dispuestos a sacrificar de su sueño, de su trabajo, de su tiempo, de su economía, de su esparcimiento, etc. con tal de atender las necesidades de sus hijos. Eso los hace sentir a ellos plenamente amados y aceptados, y que son importantes y valioso para sus padres. Eso es lo que permite la construcción de una autoestima sana, en la que los hijos aprenden a amarse y valorarse como personas, sin necesidad de inventarse una nueva personalidad, porque no les gusta la que tienen, ni tampoco de buscar siempre la aceptación y aprobación de su entorno; que son rasgos típicos de una identidad narcisista. Ningún niño nace amándose y valorándose a sí mismo; eso es algo que tiene que aprender y sus principales maestros son sus padres; porque es la medida que ellos sean capaces de hacerles llegar su amor, es que ellos aprenderán a amarse dignamente. No basta que los padres digan que aman a sus hijos, es imprescindible que ellos experimenten ese amor. El niño necesita sentirse amado, pensarse amado y ser tratado con amor. De nada sirve que los padres amen mucho, si sus hijos nunca se llegan a enterar de ello. Y esta es la gran dificultad por la cual los hijos no desarrollan autenticidad en sus vidas: no porque sus padres no los amen, sino porque no saben expresarles su Ternura adecuadamente. La Biblia enseña que “no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” No tienen basta que bocaCreer diga que nuestros hijos, nuestros (1Juan hechos3:18). también quenuestra refrendarlo. queamamos yo amo aamis hijos, porque me desvelo trabajando y les lleno de todas las comodidades materiales básicas para sus vidas, es uno de los grandes mitos que nuestra sociedad posmoderna consumista nos ha impuesto. Si bien es cierto que los hijos necesitan de los recursos materiales, su más grande necesidad no pasa por ahí. Es necesario satisfacer sus necesidades físicas, pero es aún más importante suplir sus necesidades psicológicas. Un padre sabio entenderá que un hijo(a) no sólo vive de pan para su cuerpo, sino también de caricias psicológicas para su alma. La experienci experiencia a subjetiv a de se senti ntirse rse amado y valorado es lla a más grande necesidad que tiene todo ser humano , por encima de cualquier otra. Y son los padres, como las personas más significativas de su vida, los llamados a satisfacer dicha necesidad. Desarrollar cariño y ternura con nuestros hijos, expresándoles nuestro amor con palabras, gestos y abrazos, además de pasar tiempos especiales con ellos, demostrándoles lo importante y valiosos que son para nosotros, es lo que
llevará a nuestros hijos a desarrollar sentimientos de autoaceptación y autovaloración, elementos claves de la autoestima en la construcción de una identidad positiva. Sólo la certeza de sentirse amado de manera incondicional, no por lo que un hijo hace sino por lo que es, es lo que lo lleva a la construcción de una autoestima sana, que es lo que finalmente le permitirá desarrollar una personalidad auténtica. Privarles de nuestro amor, no necesariamente porque no los amemos, sino porque no sabemosoexpresarlo o no tenemos clarasenlas es una formaasí, de maltratarlos cometer violencia psicológica susprioridades, vidas, porque actuando estamos atentando contra el desarrollo de su identidad. No sólo la violencia abierta y manifiesta, que insulta o golpea a los hijos, daña su autoestima, sino que también existe la violencia invisible y solapada, aquella que aun cuando no maltrata físicamente, sí lo hace psicológicamente, al privarles del cariño y la ternura que tanto necesitan los hijos. Ser padres fríos, serios, amargados amargados,, inexpresivos, distantes y ausentes en la vida de sus hijos es una forma de violencia invisible, tanto o más dañina que aquella visible, en que se expresa a través de agresiones verbales o corporales. La indiferencia o ausencia emocional paterna es uno de los tipos de violencia más duras que se pueda infringir sobre la vida de un ser humano, porque en la violencia abierta se puede al menos reconocer la existencia del otro; pero en la violencia invisible, expresada en la indiferencia, se desconoce y niega dicha existencia, y esto último dinamita directamente las bases sobre las cuales se construye la identidad, que no es otra cosa que reconocerse y valorarse a sí mismo. Por eso reafirmamos que dejar de amar es maltratar . No es suficiente que los padres digan tener amor, sino que es necesario que sepan transmitírselos a sus hijos en los términos que ellos lo puedan experimentar; de lo contrario, queriendo amar, pueden que estén maltratando. Aquí no existen puntos medios. Se ama o se maltrata. Generalmente estamos más preocupados en ser buenos profesionales, buenos empleados, comerciantes, empresarios, etc., que en ser buenos padres. Lo primero es importante, pero lo segundo lo es aún más. Así como nos preparamos para ser mejores en nuestras funciones laborales, deberíamos prepararnos mucho más en de sernuestros mejoreshijos. en nuestras funciones en ello juega el destino La crianza de losparentales, hijos no esporque un asunto dese impulsos, sino que es un asunto de aprendizaje. Alguien ha dicho que es preferible un padre muerto que un padre ausente, porque un hijo(a) huérfano se construirá una imagen positiva de ese padre que partió a la eternidad, algo que no puede hacer un hijo(a) cuyo padre siempre está ausente a pesar de estar vivo, por lo cual se construirá una imagen negativa de su progenitor. Para su salud mental y emocional, elementos claves en su identidad, los hijos necesitan tener una imagen positiva de sus padres. Lamentablemente, la realidad de nuestra sociedad revela que la mayoría de padres no tienen plena conciencia de la responsabilidad de formar a sus hijos, se limitan a brindarles provisión material y descuidan otras áreas más importantes, como la construcción de la identidad de sus pequeños. Es tan grande la ignorancia al respecto, que muchas veces con sus palabras y su conducta los progenitores están
dañando profundamente la autoestima de sus hijos. Debemos revertir esta actitud y empezar a comprender que la más grande necesidad de los hijos es la de sentirse amados y valorados por sus padres, desarrollando acciones válidas que vayan en consonancia con este principio. El amor a nuestros hijos(a) debe alcanzar la totalidad de su ser: mente, emociones y voluntad. Por eso el amor del cual hablamos no es místico ni abstracto, sino y práctico; como ya lo vimos anteriormente amorconcreto sano y maduro debe expresarse en tres niveles: J. L. Linares propone que el NIVEL MENTAL: El amor debe manifestarse en disponibilidad de presencia y sacrificio, para que el hijo(a) pueda saberse reconocido y confirmado en su existencia, es decir, pensarse amado ; NIVEL EMOCIONAL: El amor debe manifestarse en expresiones gestuales o de caricias corporales, como un abrazo, un beso, etc., donde el niño(a) experimente cariño y ternura; implica sentir sentirse se a amado mado ; NIVEL PRAGMATICO: El amor se expresa en comportamientos explícitos, como rituales de juegos y salidas especiales, que revelan hechos concretos que hace percibir a los hijos como únicos e importantes, lo que implica ser tratado con amor . Los tres niveles de amor deben ser rigurosamente interactivos para garantizar una identidad sana. La expresión de estos niveles de amor requiere que los padres adquieran habilidades sociales, de tal manera que sean capaces de comunicar sus sentimientos a sus hijos. No bastan las buenas intenciones, es necesario un entrenamiento básico para dominar ese arte de amar sana y terapéuticamente. 2. EL PRINC PRINCIPI IPIO O DE LA DISC DISCIPLINA IPLINA (prod uci ucirá rá Int Integri egridad) dad)
La Biblia enseña que: “ La ne necedad cedad e está stá ligada en e ell cor coraz azón ón del much acho; más la vara de la corrección correcci ón lla aa alejará lejará de él” él” (Proverbios 22:15). Necedad significa rebeldía, y dice que ella está ligada al alma del muchacho, o sea, que es inherente a su propia naturaleza. Todos nacemos con esa terca tendencia a no querer respetar normas y a vivir según la dictadura nuestros instintos, por lo que se hace necesario la disciplina. La socialización del serde humano pasa por aprender a subordinar nuestros impulsos a determinadas normas morales, que hacen que nos diferenciemos de los animales, quienes viven prisioneros de sus instintos. No hay un ser humano más rebelde y tirano que un niño(a), porque es puro impulso e instintos, y por eso cuando es bebé va a querer hacer lo que él quiere, tratando de dominar a sus padres, y si éstos se lo permiten trastornará a toda la casa. La obediencia a las normas morales no es consustancial a la vida del niño(a), no es inherente a su naturaleza; es más bien la rebeldía la que está profundamente arraigada en su ser y es la que domina cada célula de su cuerpo, por lo que se hace imprescindible un código moral que regule su conducta, que aunque pueda parecer que coapta su libertad, en verdad lo protege de su fragilidad y de su autodestrucción .
Los propios filósofos de la modernidad han reconocido la tendencia rebelde y proclive al mal que que gobierna la nnaturaleza aturaleza human humana, a, el famoso Immanuel Kan Kantt “… enfatiza la propensión innata hacia el mal en la naturaleza del hombre, para cuya impresión la ley moral, el imperativo categórico, es esencial para que el hombre no se trasforme en una bestia y la sociedad humana no termine en una anarquía salvaje” 22. La obediencia a principios morales de vida, que es lo que define la integridad de algo todo ir aprendiendo lo largo toda su una vida,persona, pero esesen la que etapa deser la humano infancia debe cuando más tiene aque darsededicho aprendizaje, porque ya en la adultez le será mucho más difícil. Es en esa fase de la vida cuando los padres tienen que arrancar del alma de sus hijos, toda la rebeldía negativa que les sea posible, para hacerles más adaptable la vida en este mundo. El alma de un niño es aún fresca y sin muchas defensas de por medio, por lo que resulta más fácil educar sus impulsos, ya que la dificultad irá aumentando conforme vaya creciendo. La Biblia enseña un método para combatir la rebeldía del alma humana. Señala que es la “vara” la que podrá acabar con la rebeldía del niño y del joven. Muestra que así como la necedad se relaciona con rebeldía, así la vara se relaciona con disciplina. Podemos afirmar que el concepto de vara puede tener dos connotaciones o dos significados complementarios. Puede significar un instrumento físico que sirve para castigar, pero sobre todo significa un código de normas, valores o principios morales que deben ser enseñados a los hijos, para alejarlos de la necedad o la rebeldía. Una de las más grandes tareas que tenemos como padres, es el poder formar en nuestros hijos un carácter moral, donde principios éticos absolutos como la veracidad, la justicia, la solidaridad, la bondad, la honestidad, etc estén plenamente arraigados en su personalidad. No es una tarea fácil construir integridad en la vida de los hijos, pero es absolutamente indispensable poder hacerlo, como una parte importante en la formación de una identidad saludable. Dicha tarea deben ejercerla los padres no sólo de manera verbal, sino sobre todo con el ejemplo, que es el más grande maestro de la vida. Poner límites a nuestros hijos, sin traspasarlos tampoco nosotros, es una buena manera de enseñar un estilo de vida respetuoso de las normas y los valores morales. No debemos olvidar que todo lo sano en la vida es un equilibrio y que los extremos son sumamente dañinos para la salud psicológica integral. Un extremo son los padres autoritarios , que son sobre-exigentes con las normas y desproporcionados con el castigo. Se caracterizan por ser tan exigentes y legalistas con las normas y los límites, que probablemente formen hijos con una de estas dos personalidades: una identidad súper rebelde, propensa a violar las normas; o una identidad súper sumisa o servil, que se sujete a ellas por temor o conveniencia; y ambas posturas son identidades disfuncionales disfuncionales,, producto de unos padres abusivos, que los harán fracasar en su vida social. El súper rebelde es el fracaso extremo de la socialización moral, que puede devenir en el desarrollo de una identidad disfuncional llamada psicopática, en la que 22 Erich
Fromm, Ética y Psicoanálisis, pág 136
la persona no se sujeta a las normas morales de convivencia, poniéndolas por debajo de sus propios impulsos. Generalmente es producto de una rabia almacenada frente a la percepción de unos padres abusivos e injustos; por eso la biblia dice: “vosotros Ell rebelde extremo padress no provoquéis a ir padre ira a a vue vuestros stros hijos…” (Efesios 6:4). E es casi siempre una persona con mucha rabia acumulada, generalmente provocada por sus propios padres. El otro extremo como padres s permisivos, quienes con las normas y flojos coneselactuar castigo. Sonpadre indiferentes o débiles frente son a lasrelajados normas que deben implantar en el hogar; algo que puede ocurrir, ya sea porque somos padres ausentes o padres consentidores, y es lo que llevará a que formemos hijos con identidades narcisistas e impulsivos, que no quieran vivir según las normas morales sociales, sino satisfaciendo sus propios caprichos o deseos egoístas, poniendo sus impulsos por encima de los principios. También fracasarán en su vida social. Por eso la Biblia dice que “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama,, desde temprano lo cor ama corrige” rige” (Proverbios 13:24). Por ello es importante que los padres ejerzan una autoridad equilibrada, sin caer en los polos extremos del autoritarismo ni de la permisividad. Deben ser autócratas, sin caer en abusos autoritarios, cuando sus hijos son niños y ser algo democráticos cuando ellos llegan a la adolescencia. Si las normas son impuestas durante la niñez, en la adolescencia deben ser enseñadas a conciencia, no por la fuerza ni la imposición, sino por el diálogo y el ejemplo; esta última es la mejor y la manera más correcta de enseñar valores a nuestros niños. Ser democrático significa que hay normas que han sido negociadas con los adolescentes y han sido establecidas no sólo para ellos, sino también para los padres; ellos también se sujetarán a los principios y valores que deben regir el hogar. La autoridad de los padres se fortalece cuando predican con el ejemplo. La disciplina comprende dos partes: una normativa y otra punitiva . Son las dos caras de una misma moneda. En la primera se dejan bien establecidos los límites y los valores morales en los cuales se debe vivir; mientras que en la segunda, se dejan bien establecidas las consecuencias que se sufrirán al violarlas y traspasarlas. Esto último, si queda bien definido, ahorrará a los padres los griteríos,
reproches, insultos y agresiones que se susciten frentedea este la desobediencia. En la el huerto del Edén Dios le dijo al hombre “no comerás árbol”, ahí está disciplina normativa; pero también le dijo “si lo comes morirás”, y ahí está la disciplina punitiva. No sólo le enseñó una norma, sino que le advirtió acerca de las consecuenciass de violarla. Castigar sin normar, puede ser casi siempre una injusticia consecuencia que puede provocar ira en los hijos. Nunca debemos olvidar que la disciplina punitiva tiene que ser proporcional a la edad y al grado de violación de las normas; de lo contrario, el castigo se puede convertir en una venganza o una descarga de la ira de los padres, o en un abuso impertinente, algo que los hijos codificaran como una injusticia, que también les provocará ira, la cual puede abrir una herida de resentimiento en sus corazones, que muchas veces será difícil de curar, por su gran dificultad para perdonar. Los hijo s se resie resienten nten con los padres, no porque los discipli disciplinan, nan, sino por la forma form a e en n que lo h hace acen n . La violencia, el grito, el abuso y los insultos son las peores
formas de querer disciplinar. Por eso la pauta bíblica a seguir es “ no provoqué provoquéis is a ira a vuestros vuestros h ijos , sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:4). La injusticia en la aplicación de nuestras disciplinas, ya sea porque las normas son muy elevadas, o las sanciones demasiado desproporcionadas, es lo que provocará la ira en nuestros hijos, desembocando en grandes resentimientos. Los hijos son campeones en hacernos enojar y sacarnos de nuestras casillas, pero los de padres súpercómo campeones abriendo heridas resentimiento el corazón ellos, somos por la forma reaccionamos frente a susde indisciplinas. Losen hijos son expertos en hacernos perder los papeles y muchas veces sus desobediencias despiertan nuestra ira y nos dejamos llevar por ella, haciendo y diciendo cosas que llegan a dañar la identidad de nuestros hijos. Cuando la disciplina no es producto del amor, sino de la ira y la cólera, se convierte en un castigo injusto, con motivaciones equivocadas, en la que no se busca la restauración de la conducta negativa del hijo(a), sino hacer una descarga de las propias frustraciones paternas, algo que definitivamente dañará el corazón de nuestros hijos. No hay otras personas en el mundo que más ira despierten en el corazón de los hijos, que sus propios padres. ¿Saben por qué muchos de nosotros y muchos de nuestros hijos están están resentidos co conn sus padres, y gu guardan ardan un profundo y esco escondido ndido rencor hacia ellos? Pues porque cuando eran niños les provocaron a ira. El resentimiento no es otra cosa que una ira reprimida, en la que todo empezó con un simple enojo, que luego se convierte en ira y finalmente en rencor; éste casi siempre va a permanecer en un nivel inconsciente, es decir, la persona no sabe que está resentida, pero lo está. Es por esta razón que el mandato de Dios a los padres es no provocar ira en los hijos, es decir, no abrir una herida de resentimiento r esentimiento en el corazón de sus vástagos. En los versos anteriores que hemos leído (Efesios 6:1-3), Dios enseña acerca de la responsabilidad de los hijos, que es la de honrar a sus padres, pero en el siguiente verso (6:4) enseña la responsabilidad de los padres hacia los hijos, la de no generar amargura en sus corazones y de esta manera no perjudicar sus vidas, infectándoles con el virus del resentimiento. Por el contrario, son los llamados a enseñarles el lenguaje del amor, tal y como se les enseña a hablar un idioma gramatical, el español en nuestroy caso. Un niño física, que sólo conoce indiferencias, reproches, insultos, agresiones hasta violencia sólo aprenderá a hablar el lenguaje de la violencia y el rencor; será incapaz de amarse a sí mismo y a los demás, y tendrá un inmenso problema de autoestima. No es por la disciplina en sí, sino por el método que usan los padres que se genera resentimiento en el corazón de los hijos. Son las palabras que expresan sus padres cuando les gritan y les dicen “eres un bruto”, “un estúpido”, “un tonto”, “eres una bestia”, etc., o les tiran las cosas y les pegan con cualquier cosa, las que están generando resentimiento en ellos. Son palabras inadecuadas que se convierten en maldiciones para los hijos, ya que con insultos y conductas inapropiadas van generando ira en ellos, desembocando al final en un resentimiento, que será una emoción negativa que estropee la construcción de su identidad, porque el rencor es una sentimiento que corroe el alma y que paraliza el crecimiento personal.
La persona resentida tiene bloqueadas sus potencialidades y descompuesta descompuestass sus habilidades sociales, por eso es poco o nada lo que alcanza en la vida. El rrencor encor no sólo afectará su salud psicológica, sino también su salud física. La manera más perfecta de destruir la vida de una persona es abrir en ella una herida de resentimiento, porque ese es el veneno más efectivo para hacer que se muera de a poco. Muchas personas están enfermas corporalmente no por causas biológicas, sino psicológicas; padecen un mal, no porque hayan sido atacadas por alguna bacteria orgánica, sinodinero porque sido infectadas el virus del siresentimiento. Pueden gastar mucho enhan tratar su cuerpo, peropor nada lograrán no tratan su alma. La Palabra de Dios dice: “ castig castiga a a tu hi hijo jo en tanto que hay espera esperanza, nza, mas no se apresur apresure e tu a alma lma para de destr struir uirlo” lo” (Proverbios 19:18). Aplicar disciplina en la vida de los hijos sólo se puede hacer bien a temprana edad; si dejamos pasar ese tiempo, es muy difícil hacerlo después; por eso la Biblia habla de disciplinarlos “ …e …en n tanto q ue hay e esperanza speranza”” , es decir, hacerlo en el tiempo oportuno y preciso. Dicho momento tiene que ver principalmente cuando los hijos son niños, más que cuando son adolescentes. Sólo durante la niñez podemos imponer de buena manera la disciplina, pero cuando ya son adolescentes las estrategias de disciplina tienen que variar; ya que en esta etapa de la vida los hijos deben recibir normas negociadas, más que impuestas, consejos más que órdenes y dirección más que imposición. No se trata de que renunciemos o rebajemos los valores morales que deben regir la vida de nuestros hijos, de lo que se trata es de no imponerlos y no pecar de autoritarios, sino más bien de persuadirlos y animarlos inteligentemente a vivir dentro de un marco normativo, donde existen derechos y deberes. Hay valores morales que son innegociables, lo que no significa que debemos imponerlos, sino que hay estimularlos; pero hay normas sociales que sí podemos negociar con los adolescentes, como horas y lugares de salidas, permisos y las fiestas a las que pueden asistir, etc. En la etapa de la niñez no se negocia nada, aunque tampoco debe imponerse nada de mala manera; es una etapa que se convierte en el momento más propicio para enseñar disciplina a nuestros hijos; por ello de ninguna manera debemos dejar pasar este tiempo sin hacer bien nuestro trabajo, porque ya no vamos a poder recuperarlo más adelante. La niñez es el tiempo para hacerlo, es ahorraremos en esa etapa de la vida donde mejor funciona la disciplina; si exacto la aplicamos bien, nos muchos problemas en el futuro. La Palabra de Dios dice también: “… mas no se apresure tu alma para destruirlo”. Cuando dominados por la ira perdemos la ecuanimidad, es decir, el control sobre nuestras emociones, nuestra alma está en apuros y puede destruir la vida de nuestros hijos(a), ya que atentamos contra su identidad. En medio de la cólera los padres son incapaces de distinguir entre la conducta y la persona de sus hijos, ni de entender que hay que amar la persona y disciplinar la conducta, pero antes hay que saberlas diferenciar; no hacerlo nos puede llevar a atentar contra su identidad; porque cuando nuestros hijos se portan mal y los castigamos con ira y humillación, ellos van a codificar, no que su conducta es la que está equivocada, sino que ellos como persona son una equivocación, desvirtuan desvirtuando do así su identidad personal.
Los hijos asumirán, que no sólo se descalifica una conducta negativa, sino también a ellos como persona, cuando son disciplinados con una gran carga de ira. Creerán que no es sólo su conducta la que está mal, sino que él o ella, como personas, son los que están mal. No entenderán que sus padres aborrecen su conducta negativa, sino que creerán que es a ellos, como personas, a quienes aborrecen. Por eso una disciplina basada en la cólera es un atentado directo contra su identidad, porque esa falta de separación entre la conducta y la persona, a la hora de la disciplina, puede los cimientos de la elidentidad que es lo mismo que destruir sus socavar almas, pues se desvaloriza conceptodedelos sí hijos, mismo. Un padre debe asegurarse que su hijo(a) entienda que se ama a su persona, pero que se castiga su conducta cuando ésta es equivocada. Debe saber diferenciar nítidamente que lo que está mal no es la persona del hijo(a), sino su conducta. El gran error de los padres es que mezclan las cosas y no hacen una clara diferenciación entre el SER y el HACER de su hijo. Ellos tienen que darse cuenta que lo que está mal es su HACER y no su SER; lo que los padres tienen que hacer es corregir lo primero y no descalificar a lo segundo. La discipli disci plina na verdade verdadera ra y eficaz actúa en e ell HACER si sin nd dañar añar el SER. El SER tiene que ver con la dignidad de la persona, con lo que él es como ser humano y como corona de la creación de Dios. La dignidad humana descansa en el hecho de que el ser humano es una criatura creada a la imagen y semejanza de Dios, privilegio del cual ninguna otra criatura puede gozar. La dignidad es esa parte de su personalidad que no puede ser tocada por nada ni por nadie; los padres son los primeros que deben cuidarla y no deben dañar esa parte del SER a la hora de corregir el HACER de sus hijos. No es fácil hacer la diferenciación, aunque tampoco es tan difícil, la clave está en la actitud que asumimos frente a la conducta de nuestros hijos. Dicha actitud puede ser resultado de la primacía de uno de estos dos componentes: nuestra razón o nuestra emoción. Todos sin excepción tenemos actitudes, pero nos podemos diferenciar en aquello que las sostienen; cuanto más descansen mis actitudes en mis emociones, más prejuicios, subjetivismos, estereotipos y distorsiones de la realidad yo tendré; pero si mi actitud descansa más sobre mi razón, más objetivo y realista podré ser. Las actitudes donde priman las emociones tienden a ser más irracionales, sesgadas y condicionadas por el componente afectivo, distorsionan distorsionando do la percepción correcta de la realidad y dificultando nuestras relaciones con los demás. En cambio la actitud que se sostiene principalmente sobre la razón es una actitud pensada, producto de una reflexión y que previamente ha procesado una información, permitiéndonos ser más objetivos con la realidad y llevándonos a entablar relaciones sanas y productivas con las demás. En otras palabras, yo puedo relacionarme con las personas basándome más en mis emociones o en mi razón, ambos son necesarios en toda interacción humana, pero es importante que el segundo pueda imponerse sobre el primero, para garantizar una relación sana. En las relaciones y tratos que establecemos con nuestros hijos también debemos aplicar este principio. Es con nuestra razón y no con nuestra emoción que tenemos que hacer la diferencia entre la conducta y la persona de nuestros niños a la
hora de disciplinar. Las emociones tienden a nublar nuestra razón, por eso son casi siempre malas guías de la conducta humana, aunque no quita que sean buenas acompañantes. Cuando yo me lleno de ira frente a la mala conducta de mi hijo(a), y nublo mi razón, actuando sólo con mi emoción, ya no soy capaz de diferenciar su conducta de su persona; por lo tanto, a la hora de la disciplina, arrasaré por igual con ambas y dañaré la identidad del niño(a). Pero cuando yo me controlo, no pierdo los papeles y me manejo a nivel del raciocinio, voy a poder discriminar castigando su conducta, pero intactaquesuconpersona. Conestoy la manteniendo primera actitud estoy avergonzando a midejando hijo, mientras la segunda, a salvo su dignidad. El concepto de dignidad es importante en la vida de todo ser humano; sin ella la vida nos maltratará duramente, pero con ella tendremos la valentía de enfrentar victoriosamente sus avatares. Todos nacemos con dignidad, por el solo hecho de haber sido creados a la imagen y semejanza de Dios, pero una mala formación puede dañarla. Y son los padres los que tienen que preservar la dignidad en sus hijos, evitando algún posible daño. Ellos tienen que despertar, cuidar y exaltar la dignidad de sus hijos; pero lamentablemente muchas veces son los primeros en dañarla y degenerarla; esto sucede cuando los padres no saben diferenciar entre el SER y el HACER de sus hijos, dañando su dignidad, y por ende, afectando su identidad, porque la base principal sobre la cual se construye la identidad sana de una persona es la dignidad sobre la cual se fundamenta. El educar y disciplinar a nuestros hijos es todo un arte, que debemos saber ejercerla apropiadamente, porque está en juego la dignidad e identidad de nuestros niños; una mala aplicación y podemos arruinar la vida de nuestros pequeños. Nunca corrijamos a nuestros hijos con nuestras emociones y siempre diferenciemos su conducta de su persona. Cuando estemos llenos de ira, producto de su mal comportamiento, reconozcamos que es el peor momento para disciplinarlos, porque podemos cometer locuras de las cuales después nos arrepentiremos; debemos saber esperar hasta sosegarnos, hasta que la razón tome control de nosotros y entonces recién poder actuar. Debemos siempre decir a nuestros hijos que les amamos como personas, pero que no nos gustan sus conductas equivocadas; decirlesLaque cuando los castigamos, estamos desc descalificando alificando su condu conducta cta y no su persona. disciplina es tambié también n una forma de amor, y debemos aplicarla en el momento oportuno y en la forma correcta; además nunca lo hagamos delante de otras personas: la disciplina siempre debe ser en privado y la recompensa en público . Cuando los castigamos de mala manera y, peor aún, delante de los demás, los estamos avergonzando y, por ende, dañando su identidad. Una persona que experimenta vergüenza es una persona que tiene dañada su dignidad y tiene enfermo su SER. Hay que saber diferenciar entre culpa y vergüenza. La culpabilidad es un sentimiento que me dice que me he equivocado , y eso es bueno mientras no se exagere, pero la vergüenza es un sentimiento que me dice que yo soy una equivocación, y eso es muy malo. La culp a está relacionada con m míí HAC HACER ER,, pero la vergüenza está relacionada con mí SER ; aquella me dice que está mal lo que estoy haciendo, pero ésta me dice que está mal lo que yo soy. La culpa me dice que mi conducta es un error; pero la vergüenza me dice que mi persona es un fiasco, que
soy yo el que está mal y que mi SER es una equivocación. Esa experiencia de vergüenza desemboca en un desamor y descontento conmigo mismo, que aunque no aparezca a nivel de mi conciencia, sí aflorará a nivel de síntomas en mi conducta. La disciplina en los hijos, llevada de manera equilibrada y con una correcta motivación, que se asienta en el amor hacia ellos, es lo que les permitirá conocer los límites que tiene la vida, las normas que tiene la sociedad y los principios morales que rigen la humanidad. sujeción no por temor olaconveniencia, a un conjunto de principiosLa éticos, es loconcienzuda, que les permitirá desarrollar integridad como un rasgo importante en sus personalidades. Y decimos que la integridad se constituye en un componente importante de la identidad, porque cuando una persona es fiel a determinados principios de vida y siempre actúa en consonancia con una misma ética, que no cambia según las circunstancias, se desarrolla en ella un carácter que la define como persona veraz, honesta, solidaria, benigna, justa, etc. que se hace parte consustanciall de su forma de ser, brindándole una identidad positiva bien definida. consustancia Las personas que no respetan principios morales y que actúan según sus propios intereses y conveniencias personales pueden comportarse de una manera, en una determinada circunstancia y, de otra manera en otras situaciones. Pueden adoptar una determinada personalidad frente a un determinado evento y otra forma de ser frente a otra situación. Son las circunstancias y no sus principios lo que determina su forma de ser. Por eso pueden mostrarse como personas santas en una iglesia y como mundanas fuera de ella. Ser siempre el mismo en todo lugar, revela a una persona con una identidad bien definida, y eso requiere que mi forma de ser esté siempre gobernada por principios absolutos. El concepto de integridad nos da la idea de algo completo, total, que no está partido ni dividido, que no tiene dos caras, ni se acomoda según las circunstancias. Es esa integridad lo que va determinando la identidad, al permanecer siempre fiel a lo que soy, sin fisuras ni grietas en mi personalidad. Ese ser leal a sus principios y a sus convicciones, pudiendo pudiendo revisar lo segundo, pero nunca negociar lo primero, es lo que les brindará a nuestros hijos una identidad personal consistente, donde saben lo que quieren y saben lo que creen; por lo tanto, la vida los encontrará bien parados en este mundo, sin ser una hoja arrastrada por el viento de las circunstancias, sino una roca firme, asentada sobre una identidad sólida. Una disciplina bien llevada configura una integridad bien desarrollada. La aplicación correcta de la disciplina, que implica hacerlo en el momento correcto, con la motivación correcta y de la forma correcta, eso es poseer inteligencia emocional y con ello unos padres sabios sabrán formar un carácter sano en sus hijos, caracterizado por esa integridad moral, que no sólo les guardará de peligros futuros, sino que también les abrirá las puertas del progreso personal, porque nosotros creemos que hay una íntima relación entre integridad y prosperidad, como intentamos demostrarlo en otro de nuestros libros, al que titulamos Cultura de Valores… y que sugerimos leer 23. 3. EL PRINCIPIO Potencialidades). 23 Cultura
DE
LA
RESPONSABILIDAD
de Valores: El Verdadero Paradigma de Desarrollo, José Baldeón
(despierta
las
Otro elemento importante en la construcción de la identidad, es que los hijos puedan llegar a conocer y ser capaces de usar las enormes potencialidades con las cuales han nacido dotados. No podemos ser buenos en todo, pero por lo menos en alguna cosa somos extraordinariamente buenos y eso es lo que determinará nuestra vocación o misión en la vida. La gran tarea de los padres es poder ayudar a sus hijos a descubrir y facilitar el surgimiento de dichas capacidades, sin constituirse en los principales bloqueadores dede dichas potencialidades. A continuación veremos cómo hacer lo primero y alejarnos lo segundo. Despertar las grandes potencialidades de nuestros hijos es el gran desafío que tenemos como padres y la forma de conseguirlo pasa por la tarea de enseñarles a asumir responsabilidades o cumplir determinadas labores acordes con su edad y desarrollo. La Biblia nos relata: “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo cuidara” (Génesis 2:15), es decir, que Dios encargó al hombre una tarea y le dio una responsabilidad que tenía que asumir dentro de su hábitat. Adán viviría en un paraíso, con todo lo necesario para su subsistencia subsistencia;; Dios le proveería de todas las comodidades necesarias para su desarrollo, pero no estaba en el plan del Creador que el hombre estuviera inactivo e improd improductivo uctivo en el paraíso, sino que le ordenó labrar y cuidar el huerto. Dios podía haberle obviado ese trabajo y ordenar a sus ángeles a realizar dichas tareas, poniéndolos al servicio del hombre; pudo ahorrarle ese esfuerzo y decir algo así como “para qué le vamos a dar ese trabajo al hombre, pobrecito de él, se puede cansar o se puede enfermar, de repente no le gusta y se puede molestar, puede pensar que no lo amo; más bien dejemos que se pasee y disfrute del paraíso”. Hay en esta paráfrasis cierta ironía, pero si Dios hubiera actuado así, su amor habría sido imperfecto y se habría convertido en un elemento tóxico que inhibe el crecimiento sano de su criatura. ¿Por qué entonces Dios, pudiendo hacer que sus ángeles cuiden del huerto, ordenó al hombre que lo hiciera? Sencillamente porque Dios había creado un ser humano con grandes potencialidades, y la única manera que pudiera conocerlas y empezara a usarlas, era cumpliendo determinadas tareas y asumiendo determinadas responsabilidades. responsabilidades Dejar que hagan loy que él tenía hacer, inutilizar sus potencialidades potencialidades, , e .impedir queotros las conozca las use comoque parte de suera desarrollo. Por ello, no ayudar a nuestros hijos a conocer ni usar sus habilidades y no saber en qué aspectos pueden desarrollarse en esta vida, es dejarlos ciegos frente al destino que deben tomar sus existencias, producto de una identidad lisiada que desconoce todo aquello de lo que es capaz de hacer. No hay persona más miserable en este mundo que aquella que no sabe qué hacer con su vida, como resultado de un desconocimiento de las capacidades que posee. Las potencialidades determinan la vocación o el rumbo que tomará la vida de una persona; si las desconoce, su existencia quedará truncada. Y es durante la infancia y en el marco de su familia en que un niño(a) empieza a descubrir y aprende a usar las habilidades con las cuales está dotado. Una familia sana facilitará dicho proceso, pero una familia disfuncional lo obstruirá.
El mejor método para activar las potencialidades de nuestros hijos es enseñarles a asumir responsabilidades, lo cual implica que cumplan determinadas tareas que les permitan conocer y ponerse en contacto con las capacidades que poseen. El Principio de la Responsabilidad es la disponibilidad de confiar en el otro, a través de la delegación de tareas que pueda asumir, resaltando sus habilidades personales (Hacer), satisfaciendo así su necesidad profunda de COMPETITIVIDAD; es decir, se pueda percibir capaz de obtener logros en relación con las demandas de la expresar vida, desarrollando una Autoconfianza que le permita a la persona sus Potencialidades humanas,laboral de tal adecuada, manera que la lleven a una Productividad de vida como signo de sanidad. Así fue también como Dios le enseñó a su criatura el valor de la responsabilidad, delegándole tareas con el fin que aprendiera a usar sus habilidades. Si bien es cierto que Dios le construyó el huerto, pero era el hombre quien sería el responsable de su mantenimiento. Había una parte que Dios hacía y otra parte que el hombre debía hacer. Del mismo modo, hay una parte que los padres debemos realizar, pero hay otra que corresponde a los hijos hacer; si invadimos sus áreas de responsabilidades, producto de un amor mal entendido, nos convertimos en padres disfuncionales disfuncionales.. Podemos definir también el concepto de responsabilidad a partir de su propia etimología, descomponiendo el término en las dos palabras que lo forman: “responder” y “habilidad”, de lo cual podemos concluir que la responsabilidad se define como LA HABILIDAD PARA RESPONDER. Esto implica que los hijos aprendan a usar sus habilidades para responder a los estímulos de su entorno. Todo niño nace y está capacitado con grandes talentos y potencialidades, y a lo largo de su formación debe ir adquiriendo la habilidad para usarlas, de tal manera que un día, pueda con ellas enfrentarse a las demandas de este mundo, del cual recibirá diferentes estímulos a los cuales deberá responder adecuada y eficazmente haciendo frente a los desafíos de la vida. Por eso es importante que los padres siembren la virtud de la responsabilidad en los hijos, que es el gran despertador de sus potencialidades. Los niños desde pequeños, de acuerdo a su edad y desarrollo, deben ir asumiendo responsabilidades quesolo, les permitan y madurar habilidades.pequeñas Si ya puede vestirse solo, comer tender sudescubrir cama solo, etc., puessus no deben hacérselo ni la mamá ni la empleada; el niño solo, debe y necesita hacerlo por sí mismo. El amor amor construct ivo es un amor que facilita y brind a e espacio spacio para que el hijo(a hijo (a)) pueda hacer todo llo o que es capa capazz de hacer por sí sol solo. o. El a amor mor ttóxi óxico co es intrusivo y obstaculizador. Hacer las cosas que él las puede hacer ya por sí mismo, es un amor tóxico, porque adormece sus potencialidade potencialidades. s. Cuando los padres no les señalan responsabilidades a sus hijos, los están dañando con un amor equivocado, porque están impidiendo que sus habilidades se desarrollen. El gran enemigo del principio de la responsabilidad es la sobreprotección, que en el fondo es una falsa protección, porque no se hace en función de las necesidades del hijo(a), sino en función de la necesidad del progenitor, quien busca llenar sus propios vacíos y carencias; por eso, si hay algo que daña significativamentee a los hijos y les impide que desarrollen sus potencialidades, eso es significativament la sobreprotección, que es el amor más dañino y tóxico del mundo; pues es un amor
enfermizo y contradictorio, que buscando evitarle el sufrimiento y dolor al hijo, precisamente lo arroja a dicha condición. No habrá niñ niño o que sufr sufra a má máss en la vida que aquel que fue sobreprotegido. sobreprot egido. Y si queremos que nuestros hijos sufran menos cuando sean grandes, tendremos que dejarle dejarless suf sufrir rir un poco cuando aún son pequeños. La psicología humana ha llegado a la conclusión que la persona que no transita por el camino del
esfuerzo y el dolor, siempre permanecerá en la de condición o sea,y muere, inmaduro. La Biblia enseña también lo mismo: “si el grano trigo node caeniño, en tierra no crece, y no lleva fruto”. Los padres deben tener bien en claro que los hijos necesitan una dosis de dolor y sufrimiento en el camino de su desarrollo. Tampoco se debe exagerar siendo duros con ellos, porque los extremos son siempre dañinos. La sobreprotección es tan o más nociva que el mismo abandono, que es el otro extremo. Abandono
Sobre-protección Protección
Un niño abandonado, de alguna manera, por la misma dureza de la vida, y como una forma de compensación compensación,, tenderá a desarrollar sus potencialidades, aunque su área afectiva quede eempobrecida; mpobrecida; pero un niño(a) sob sobreprotegido reprotegido quedará cercenado o amputado en sus habilidades y terminará como un inválido psicológico, con sentimientos de inutilidad frente a las demandas de la vida. No hay en el mundo personas que nos amen más que nuestros padres; pero tampoco hay quien más nos pueda dañar, cuando nos aman con un amor incorrecto. Ni siquiera los animalitos les hacen tanto daño a sus hijos como los hombres; aquellos jamás caen en la sobreprotección. sobreprotección. Est Estoo lo podemos compro comprobar bar cuando vemos ccómo ómo nace un pollito. Ahí está el huevo con el pollito listo para salir, la gallina apenas dará dos o tres picotazos al cascaron y el resto tendrá que hacerlo el mismo pollito. Entonces se inicia para él toda una lucha en la cual tiene que aprender a usar la potencialidad de su pico, golpeando el cascaron por dentro y rompiéndolo de a poco; todo esto le costará esfuerzo, dolor y posiblemente cierto sufrimiento, pero es un proceso que será necesario para su posterior supervivencia. Imaginemos por un momento que la mamá gallina se llenara de sentimentalismo y dijera “pobrecito mi pollito, cómo voy a dejar que sufra y luche dentro del cascarón, sería una madre desnaturalizada, mejor yo voy a romper el cascarón y ayudarle a salir”. Si la gallina actuara así, le infringiría un terrible daño a su pollito, porque estaría impidiendo que desarrolle su principal potencialidad. Cuando se convierta en un pollo grande, para su supervivencia necesitará hacer uso correcto de su pico para buscar sus alimentos, pero si no aprendió a usarlo cuando estaba en el cascarón, tampoco sabrá usarlo después y por lo tanto morirá de hambre, y será un pollo fracasado en el gallinero. Muchos padres, sobre todo madres, cuando un hijo(a) suyo está aún en el cascarón de su cuidado, por evitarle dolor y sufrimiento, no dejan que haga por sí mismo lo que ya está en capacidad de hacer solo. Padres que les cortan las manos a sus hijos, psicológicament psicológicamentee hablando, cuando les hacen todo; que no dejan que se
vista por sí mimo, que tienda su cama, que cumpla ciertas labores dentro de la casa, que asuma ciertas responsabilidades, no sólo personales sino familiares, etc., que son tareas y acciones que despertarán sus potencialidades. Cuando los padres se comportan de manera sobreprotectora, el mensaje que el niño(a) está codificando codificando en su mente es “yo no ppuedo, uedo, yo soy inú inútil, til, por eso mis padres tienen que hacerlo todo por mí”. Entonces, cuando él crezca y se tenga que enfrentar a la vida, como ejemplo, a laenuniversidad, chica o presentarse a un por trabajo, etc., postular aparecerá su mente elrelacionarse fantasma delcon “youna no puedo”, se sentirá inútil e incapaz de lograrlo, no tendrá confianza en sí mismo y se sentirá débil frente a las exigencias de la vida, porque sus padres bloquearon sus capacidades y no dejaron que entrenara el uso de sus potencialidades cuando aún era niño(a). Estando bloqueadas sus habilidades, visualizará la vida como algo difícil; por lo tanto, se desanimará fácilmente y no sabrá cómo luchar en este mundo. Difícilmente descubrirá su vocación en la vida. Es diferente cuando los padres promueven la autonomía de sus hijos, sin sobreprotegerlos ni asfixiarlos con sus excesivas atenciones, atenciones, y más bien les encargan tareas y responsabilidades que tienen que cumplir por sí mismos, impulsándoles a hacer uso de sus capacidades. Estos niños crecerán con un mensaje en sus mentes “yo puedo hacerlo”, “yo soy capaz” y así, desarrollarán su autoestima, se sentirán fuertes para enfrentar las demandas de la vida y capaces de poder triunfar en medio de ella. La sobreprotección es un amor asfixiante, que hace que todas las potencialidades del niño queden atrofiadas, porque uno o ambos padres impiden que sean usadas. Pareciera que son buenos padres, porque se muestran súper protectores; pero en el fondo no lo son, porque tienen un problema de vacío o soledad, que buscan resolverlo quedándose pegados a un hijo(a), y convirtiéndolo en un apéndice de sí mismo o en una prolongación de su propia personalidad. Este es un fenómeno que sucede mucho sobre todo en madres solteras, que son las más propensas en caer en un trastorno psicológico llamado simbiosis , el cual se puede definir como la conjunción de dos seres donde uno o ambos pierden su propia se funden en la otra, en una mutua dependencia, donde ninguno sólo se piensa identidad y se actúaysegún el dictamen del otro. Es una unión enfermiza, donde puede vivir sin el otro, en la que se pierde la libertad individual y la pseudo interdependencia interdependenc ia se torna crónica y mal sana. Si la protección de los padres hacia los hijos hi jos es buena buena,, la sobreprotección es muy mala, porque es un amor invasivo, asfixiante y controlador, que atenta contra el desarrollo de la autonomía a la cual tiene derecho todo hijo(a). El amor de Dios alcanzaba a proteger al hombre, pero jamás llegó al extremo de sobreprotegerlo. Esto último engendra hijos con una profunda invalidez psicológica, producto del bloqueo de sus potencialidades, y los convierte en personas inútiles e incapaces de hacer frente a las grandes demandas de la vida. El mundo les parecerá duro y difícil de transitar, porque cuando eran niños sus padres les inventaron un mundo fácil y cómodo, donde no había lugar para el esfuerzo y el dolor. Nunca se ejercitaron en el uso de sus habilidades, porque casi todo se lo hicieron sus padres y no permitieron que el niño(a) hiciera algo por sí mismo.
Una de las acciones más recomendables para los padres es poder delegar a sus hijos tareas que impliquen responsabilidades, porque con ello están activando sus potencialidades y librándoles de toda invalidez psicológica. Hacer aquellas cosas que mi hijo puede y debe hacer por sí mismo, es enseñarle a ser irresponsable; y más que eso, es decirle encubiertamente que es “un inútil”, y que “no tiene ninguna capacidad que pueda usar”. Teniendo en cuenta sus limitaciones, ya sea por su edad o por alguna deficienciair física, se le debe pequeñasse o medianas pueda gradualmente asumiendo. Aúnencargar al niñotareas discapacitado le debe que dar responsabilidades,, para que desarrolle su potencialidad y se sienta útil en la vida. De responsabilidades ninguna manera se les debe quitar este derecho, porque todo ser humano tiene la necesidad de sentirse útil y siempre serán capaces para hacer algo, por más limitaciones que tengan. No queremos terminar esta parte sin señalar que así como hay una sobreprotección dañina, también hay una sobre-responsabilidad, que no es otra cosa que una sobre-exigencia , que es tan perjudicial como aquella. Los padres no deben caer en esto último, que implica demandar cosas a sus hijos que por su edad o por su grado de desarrollo, no están aún en capacidad de hacer, porque eso también bloqueará sus potencialidades. Vemos, entonces, que los padres pueden fallar por exceso o por omisión: el punto medio es lo correcto, los extremos son siempre dañinos. Podemos dañar sus habilidades, ya sea porque no dejamos que las usen o porque po rque les exigi exigimos mos que las usen en demasía demasía.. Es de importancia capital que facilitemos el despertar de las potencialidades de nuestros hijos, porque es uno de los componente componentess claves en la construcción de su identidad positiva, pero debemos hacerlo de manera atinada y responsable. Conocer los aspectos en los que uno es bueno, es saber lo que se quiere hacer en la vida. Tener claridad para identificar sus capacidades dará a los hijos orientación de su derrotero en la vida. Conocer sus potencialidades les permitirá conocer su misión en este mundo. Desconocer sus habilidades es desconocer su destino, porque no sabrán para qué están aquí. Ignorar sus capacidades es ignorar el papel que deben desempeñar en la vida; pero conocer sus habilidades es conocerse a sí mismo, es tener confianza en su persona y es sentirse capaz de enfrentar los retos de la vida. Todo es poseer una identidad positiva, que sabe nipararse firmemente en medio de su eso sociedad, sin dudar de las capacidades propias hundirse en sentimientos de insuficiencia. Las responsabilidades que vaya asumiendo gradualmente un hijo(a), harán que despierten sus potencialidades, y con ellas podrá descubrir su vocación en la vida. Definir la misión de su existencia le permitirá ser el arquitecto de su propio su destino. Saber y cumplir el papel para el cual ha nacido, en base a la expresión de sus mejores habilidades, es poseer una identidad sana y positiva, que permitirá a ese hijo(a) encontrar un sentido a su existencia. Principios comp leme lementarios ntarios
Teniendo siempre presente el cuadro de la arquitectura de la identidad, nos toca en esta parte trabajar los cimientos que sostienen y sobre los cuales deben desarrollarse los tres componentes básicos que la constituyen: Autenticidad,
Integridad y Potencialidad. No olvidemos que la calidad de la atmósfera familiar que hagamos respirar a nuestros hijos, determinará la calidad de su identidad. Dicha atmósfera se fomenta a partir de la eficacia con que se cumplan la función parental y la función conyugal en el seno del hogar. Los dos principios complementarios, que a continuación describiremos, como parte de la construcción de una identidad sana, tienen que ver con esa atmósfera que los padres sean capaces de hacer respirar a sus hijos, de tal manera que ellos puedan desarrollar apropiadamente los sentimientos de pertenencia sentimientos autonomía,deanteriormente mencionados, sobre cuya base seylevantarán los tresdecomponentes una identidad sana. Los dos principios que desarrollaremos se complementan para generar ambos sentimientos, pero cada uno de ellos enfatiza uno de manera particular. 4. PRINCIPIO DE LA ARMONÍA CONYUGAL (producirá Sentimientos de Pertenencia) .
La unidad y armonía de la pareja coadyuvan en la construcción de una identidad sana, porque un niño(a) que vive en medio de una relación conyugal armónica e integrada, crecerá sintiéndose seguro y estable psicológicamente; pero si la ecología conyugal es conflictiva y carece de armonía, se respirará una atmosfera contaminada de violencia que intoxicará su identidad, i dentidad, creciendo inseguro e inestable, y no queriendo pertenecer a esa familia. Las investigaciones psicológicas muestran que la calidad de las relaciones, tanto parentales como conyugales, influye en el desarrollo de la personalidad de los hijos. La teoría del apego desarrollado por John Bowlby (1989), que plantea precisamente que la forma sana o insana en que se relacionan los padres con los hijos, y nosotros agregamos, como también la forma en que se relacionan entre ellos, afecta el desarrollo de la identidad de los hijos. Bowlby habla de apegos seguros e inseguros, según las relaciones con el hijo(a) sean sanas o insanas. Se sabe que los apegos inseguros se asocian a ulteriores patologías en la conducta de los hijos. En las investigaciones posteriores se resaltó la influencia que el papel de las relaciones conyugales juega en la identidad de los hijos. En esta misma línea, varios trabajos demuestran la enorme importancia del ambiente familiar en el desarrollo y cambio los estilos relacionales al interior de laencontraron familia. En que el tema del apego (relaciónde afectiva) Goldberg y Easterbrooks (1984) los niños de 20 meses tenían mayor probabilidad de desarrollar un apego seguro con sus padres cuando éstos disfrutaban de un excelente ajuste marital; y al contrario, los niños con apego inseguro tenían una mayor probabilidad de pertenecer a familias donde la pareja marital estaba mal ajustada. Esta observación ha sido corroborada por otros autores (Eiden R.D., Teti D.M., Corns K.M., 1995, Cowan P.A., Cowan C.P., Cohn D.A. y cols. 1996). Y el apego inseguro, que caracteriza a las relaciones defectuosas, es la fuente de futuras identidades patológicas patológicas.. Un hijo(a) puede sentirse no acogido, no aceptado ni valorarado por sus padres, ahogando sus anhelos de pertenencia, no sólo porque ellos no le aman correctamente, sino también porque experimenta el desamor entre ellos como pareja, como resultado de una relación marital defectuosa. Nadie quiere pertenecer a una familia donde reina la indiferencia, la violencia y los conflictos por doquier; son características que la convierten en una familia centrífuga, que expulsa a sus
miembros, dejando en los hijos ese hueco en el alma, al no identificarse como parte de un grupo que le brinde amor y seguridad. Parejas disfuncionales pueden generar desviaciones en la identidad personal del hijo(a). Independientemente de cuan buena sea la relación de cada padre con cada hijo(a), si la relación conyugal entre ellos como pareja es defectuosa, inevitablemente la salud psicológica de los hijos se verá afectada. No se puede ser un buen padre si no es tambié también n un buen esposo esposa. La rela identidad positiva de nuestros nuestros hijos nosesólo se construye a partir deouna buena relación ción c on ellos, sino t ambién a partir d e una buena re relación lación ccon on el cónyug e. La discordancia de la pareja, aunque hagan lo imposible por mantener a los hijos al margen de sus conflictos, inevitablemente los alcanzará. Es muy difícil preservar a los hijos de los problemas de la relación conyugal, y aunque a veces podamos creer que lo logramos, ellos aparecerán sutilmente en los malos tratos que podamos tener con nuestros hijos, producto del desplazamiento hacia ellos de nuestras propias amarguras y frustraciones conyugales. Los conflictos de la pareja afectan psicológicamente a cada uno de los cónyuges, alterando el carácter, por lo que inevitablemente afectan el trato con los hijos. La calidad calidad de la relación conyug al indiscutiblemente indiscut iblemente influirá en la calidad de la relación parental . Si mi relación matrimonial es conflictiva, fría y distante, la calidad de mi relación parental con mis hijos se verá afectada, porque en muchos casos los padres buscarán triangular con los hijos, ya sea tratando que se pongan de su lado, refugiándose en la relación con ellos o desplazando sus frustraciones hacia sus hijos. La mala relación con la pareja, por las heridas que le suscita, los inutiliza como padres para llevar una buena relación con los hijos. Por eso decimos que la calidad de la relación parental es directamente proporciona proporcionall a la calidad de la relación matrimonial. Una buena relación con mi cónyuge facilitará una buena relación con mis hijos; de lo contrario, la dificulta.
La mejor manera de demostrarles nuestro amor a los hijos, es mostrarles el amor que tenemos por su otro progenitor. Dejar de amar a nuestra pareja es una forma indirecta de dejar de amar a nuestros hijos; ellos lo experimentarán así, aunque nosotros pensemos lo contrario. Nuestros hijoshacia sentirán queprogenitor. nuestro amor por ellos es incompleto, si es que no se extiende también su otro No hablamos necesariamente de seguir amando a mi cónyuge, aunque eso es lo ideal, pero sí de amarle como amigo o como prójimo, en caso que la separación haya sido inevitable. Un distanciamiento conflictivo afectará la relación parental y extinguirá todo sentimiento de pertenencia. Los hijos construyen su identidad positiva no sólo porque se sienten amados por sus padres, sino también porque ven que ellos se aman entre sí . Para los hijos no basta que sus padres los amen, es importante que también los vea amarse entre ellos; esa atmosfera de amor es lo que produce en ellos el sentimiento de pertenencia, que les hará tener seguridad y el deseo de formar parte de esa familia. Aún los padres divorciados pueden aprender a amarse o respetarse como amigos, por amor a sus hijos.
Si se fracasa en la relación de pareja, se debe aprender a triunfar en la relación de amigos o compañeros, como post-cónyuges, para preservar una identidad positiva en en nuestros hijos . Deben seguir casados como padres, aunque estén divorciados como cónyuges. Si no se pudo construir una relación de pareja, se tiene que trabajar en construir una relación de padres, que implica ser amigos o compañeros, pero de ninguna manera ser enemigos, si queremos garantizar la salud psicológica de los hijos. No es una tarea fácil, porque demanda comprensión, perdón
ypor aceptación del otro, tras ruptura conyugal; es emocional. necesario hacer el esfuerzo amor a nuestros hijosuna y por nuestra propiapero salud Si decimos que estamos dispuestos a todo por amor a ellos, para que eso no quede sólo en palabras, tenemos que esforzarnos en ser maduros y ser capaces de relacionarnos sanamente con quien un día procreamos nuestros hijos. Los resentimientos, amarguras y frustraciones que puedan despertarse en mi corazón, producto de los conflictos con mi pareja, son heridas abiertas que no sólo me dañan a mí, en mi alma y en mi cuerpo, sino que también dañarán el alma de nuestros hijos. Una person persona a herida, siempre herirá a las personas de su entorno, entor no, especialmente a las que dice querer más m ás. Las heridas del alma son muchas veces las grandes responsables de griteríos, ofensas y violencias entre los miembros de una familia, generándose distanciamientos emocionales y físicos entre ellos, ahogando los sentimientos de pertenencia que los hijos necesitan desarrollar. La gran tarea de los cónyuges es poder enfrentar y sanar bien sus heridas, para así disolver toda atmosfera de desamor que impida un desarrollo sano de sentimientos de pertenencia en los hijos. No importa cuán grande sea la decepción o traición que se haya experimentado de parte de una pareja, nada justifica seguir con la herida abierta del rencor, porque es una forma enfermiza de seguir atado a quien la provocó. El perdón es liberador. La misericordia por el otro(a) es reparadora, porque mi sanidad emocional garantizará la sanidad emocional de mis hijos. Ellos no querrán pertenecer a una familia donde reinan los conflictos y los desencuentros desencuentros,, sino donde gobierna la armonía y la paz, porque es en esa atmósfera limpia donde se crece con una identidad sana y funcional. La pareja conyugal, por la manera cómo se relacionan entre ellos y, a su vez, cómo se relacionan loslahijos, dependiendo si dicha estáatmósfera marcada grata más por el signo del amorcon o por violencia, determinará en elrelación hogar una u hostil, que los hijos respirarán y que los hará desear o rechazar la idea de pertenecer a dicho sistema familiar. Una atmósfera familiar de frialdad o desafección, como también de violencia y hostilidad, tanto en el plano parental y/o conyugal, actuará como elemento inhibidor de los sentimientos de pertenencia. Ningún hijo(a) querrá pertenecer a un sistema familiar donde no reine algo parecido a la armonía y la paz. Fracasar como padres en la tarea de desarrollar sentimientos de pertenencia en nuestros hijos, es empujar a nuestros vástagos a nuevos sistemas relacionales que pueden resultar sumamente peligrosos para ellos. El ingreso de muchos jóvenes al mundo del pandillaje, las barras bravas, de los emos (que se visten de negro, con vestimentas y adornos estrambóticos), etc. no es otra cosa que la reacción compensatoria de unos hijos que necesitan encontrar un sistema que los acoja y les brinde el afecto y el reconocimiento que su familia de origen les ha negado; por eso
es que lo buscan en aquellos grupos disfuncionales, que se constituyen en su “familia” sustitutoria, al llenar el vacío afectivo que les negó su hogar principal. La ausencia de sentimientos de pertenencia familiar deforma o inhibe el desarrollo de la identidad de los hijos, por lo que fácilmente son tragados por aquellos grupos, en los cuales no les importa ser parte de la masa o ser uno más del rebaño, con tal de sentirse acompañados y ser parte de un sistema que les brinda cierta seguridad y acogimiento; nono importa que sea al costo de perder su propia identidad. Lo importante para ellos ellos es sentirse solo solos s en este mundo, poder identificarse ccon on otros que no los juzgan ni lo condenan, y poder compartir actividades similares, independientemente independientemen te si son buenos o malos, porque eso pasa a un segundo plano, lo vital es tener y sentirse parte de una “familia”. No se puede existir sin la experiencia de sentirse parte de una comunidad, en la que uno se sienta amado y reconocido. La ausencia de dicha experiencia, en casos extremos, probablemente pueda no sólo empujar a nuestros hijos a buscar nuevos sistemas o grupos que reemplacen a la familia de origen, sino también llevarlos por el camino de la autodestrucción. El caso de jovencitas que caen en el mundo de la prostitución puede ser un ejemplo representativo de lo que venimos diciendo; porque pueden haber diversas razones por las que una muchacha entra en el mundo del meretricio, pero detrás de esas razones, muy en el fondo, generalmente encontramos una historia de vida caracterizada por el desarraigo familiar; es decir, unos padres que no le brindaron todo el amor y el reconocimiento que ella necesitaba, ni la protección que requería; creció en un hogar donde nunca se sintió acogida ni valorada, sino abandonada o maltratada, por lo que no sabe respetarse ni se siente obligada a respetar a la familia en la que cree que nació por accidente, pero que nunca la hizo sentir realmente parte de ella. Dejar un hueco de ausencia de pertenencia en la personalidad de los hijos, por no cumplir bien los roles de esposos y/o padres, es afectar su destino; porque en casos extremos, los podemos estar arrojando a uno de esos dos caminos, que serán sumamente perjudiciales para sus vidas. Uno es el camino de esconderse en grupos disfuncionales , como pandillas, emos, etc. porque se carece de identidad, en los cuales los acogerán, pero también los usaran y probablemente los explotarán, aunque obviamente cumplirán la función de apoyo, para no dejar que se derrumben interiormente. El otro camino puede ser el sendero de la autodestrucción ; no habiendo un apoyo externo y no sintiéndose amado y valorado, fácilmente se puede sucumbir en el mundo de las depresiones, adicciones, el meretricio u otros, donde sin ningún apoyo externo, se dañe interiormente. En el primer caso, es como un ataque al mundo exterior que lo rodea, donde los que más sufren son los que están en su entorno; mientras que en el segundo caso, es un ataque a su mundo interior, donde quien más sufre es él o ella misma.
Sin sentimientos de pertenencia los hijos no desarrollan una identidad sana, por lo que se convierten en personas fácilmente vulnerables a un destino infeliz, siguiendo caminos equivocados en la vida, como el entrar a grupos sociales de dudosa reputación; que es una forma compensatoria no sólo de encontrar a la familia que nunca se tuvo, sino una forma inconsciente de cobrarse la revancha frente a una
familia que afectivamente lo expulsó. Tampoco están exentos del camino de la autodestrucción, autodestrucc ión, producto del poco o nulo amor hacia sí mismo, que resulta del vacío y abandono que experimentó en su familia de origen. Son huecos que los padres dejan en el alma de los hijos y que ellos buscarán llenar de cualquier manera y a cualquier precio. El amor, la paz, el respeto, la armonía y la sana comunicación que reine en una familia, tanto en la coordenada conyugal como en la parental, son los valores que producen buenos sentimientos de pertenencia en los hijos, haciendo que ellos crezcan seguros de sí mismos y con mucha estabilidad interior. Todo ello depende de la existencia de una buena y sana interacción entre los cónyuges, como también en la relación padres e hijos. Sólo un clima familiar descontaminado de todo aire de conflictos y sequedad afectiva, y más bien impregnado de un ambiente de armonía y paz, es el fundamento clave para sembrar sentimientos de pertenencia en nuestros hijos, uno de los requisitos indispensables en la construcción de una identidad sana. 5. PRINCIPIO DE LA Sentimientos de Autonomía)
DIFERENCIACION
PARENTAL
(producirá
Los padres tenemos que entender que los hijos no son una prolongación nuestra, y que no tienen que ser como nosotros queremos que sean. Ellos son diferentes y tienen que llegar a ser lo que ellos son, lo cual implica que puedan empezar a diferenciarse de su familia de origen; es decir, empezar a construir su propia identidad, porque la no diferenciación resultará en un grado de personalidad disfuncional. Y entendemos por diferenciación, el alcanzar la propia individuación o autonomía, donde aprenden aprenden a pensar, a decidir y a valerse por sí mismos. Empezamos la vida en completa dependencia en el vientre materno, pero desde el nacimiento iniciamos el largo proceso de diferenciación, donde el niño empieza a descubrir que es una persona distinta y diferente de sus padres; esa conciencia de ser otro es el comienzo de la conquista de su diferenciación, que no será fácil, ni para él ni para sus padres; pero del éxito que tengan ambas partes dependerá la salud identitaria del hijo(a). “Si pensamos en términos de una identidad dinámica, la individuación implica una lucha por la diferenciación en el seno de un sistema…” ha dicho Juana M. Droeven, y el principal sistema es la familia. Desde la infancia podemos observar esa lucha por la diferenciación que el infante establece con su medio entorno; por ejemplo, en todos los niños, a una edad promedio de dos años, la palabra favorita y más usada es el “no”. Si uno le pide o le indica que haga algo, en la mayoría de las veces, se va a oponer diciendo “no”. A esta edad, psicológicamente psicológicamente hablando, podemos decir que el niño experimenta la primera adolescencia, porque al igual que la adolescencia propiamente dicha de la juventud, ésta se caracteriza por esa dosis de rebeldía presente en sus interacciones. Y como hemos dicho en otro libro nuestro24, una rebeldía dosificada es necesaria en la construcción de su propia identidad. Así que, cuando un niño(a) de dos años en promedio usa constantemente el “no” para interactuar con su entorno, lo que en el fondo está haciendo es diferenciarse 24 José
Baldeón, Las 7 Claves para Combatir la Rebeldía Adolescente
de ese entorno; con su “no” está diciendo “yo soy diferente a ustedes”, está empezando a poner sus límites entre su propio Yo y el Yo de los demás, y su instrumento clave es la palabra “no”. Es importante y necesario que así sea, para sentar las bases de su futura y definitiva diferenciación que debe terminar de darse, básicamente, en su juventud, pasando exitosamente por su adolescencia. El acompañamiento sabio de unos padres funcionales permitirá que dicha diferenciación se produzca sana y apropiadamente. Durante la adolescencia deben ir cambiando las funciones, roles y estructuras familiares para adaptarse al crecimiento de los hijos. Corresponde a los padres el saber transformar gradualmente su uso de la autoridad desde la aproximación unilateral, en la que habitualmente están instalados durante la infancia, a una más de cooperación y co-construcción (Youniss J. y Smollar J., 1985). Durante la niñez la autoridad paterna es autocrática, los padres dicen lo que tiene que hacerse, sin que los pequeños lo discutan; pero en la adolescencia la autoridad debe ser relativamente democrática, en la que los padres ya no imponen, sino que enseñan, motivan y convencen de la importancia de sujetarse a las normas de la familia y pueden negociar situaciones periféricas. En páginas anteriores hemos señalado que la dependencia y la contradependencia son etapas, que si no se superan, generan identidades disfuncionales. Parte de un desarrollo sano comprende llegar a la etapa de la independencia, que implica alcanzar sentimientos de autonomía, donde los hijos sean capaces de auto-sostenerse y de valerse por sí mismos, teniendo confianza en sus propios recursos, sin vivir esperando recibir de otros, sino más bien siendo capaces de dar a los demás, como signo de haber llegado a la interdependencia, el nivel más alto de la madurez. Murray Bowen, psicoterapeuta familiar, quien ha trabajado mucho el tema de la diferenciación parental, dice que “El concepto de la diferenciación de sí mismo se relaciona con el grado en que una persona se va diferenciando emocionalmente del padre. En un sentido amplio, el chico se separa físicamente de la madre en el momento del nacimiento, pero el proceso de separación emocional es lento, esto depende mucho de factores innatos en la madre y de su capacidad de permitirle al hijo crecer alejándose de ella, más que de factores innatos del hijo” 25. El proceso de autonomía de los hijos empieza desde el nacimiento, con una separación física entre madre y bebé, para después empezar el proceso paulatino de separación psicológica, extinguiendo no el afecto, pero sí la dependencia afectiva. Unos padres sanos facilitarán dicho proceso, pero unos padres disfuncionales lo dificultarán, negándose negándose a romper el cordón umbilical emocional con los hijos. Hay muchos padres sobreprotectores, que con un amor mal entendido, no dejan que sus hijos se desarrollen autónomamente; inconscientemente se sienten propietarios de la vida de los hijos y piensan que ellos tienen que ser y hacer exactamente lo que sus padres ordenan, con el desfasado pretexto de que “es por amor y por el bien de ellos”. Durante la niñez de los hijos, tal vez se nos permita actuar así, pero hacerlo durante la adolescencia, es un atentado contra su identidad. En la 25 Murray
Bowen, De la Familia al Individuo, pág. 70
juventud ellos reclamarán espacios de autonomía, que los padres deben brindarles, aunque no de manera abiertamente permisiva, pero tampoco negársela de manera cerradamente represiva. No olvidemos que los extremos alojan disfuncionalidades. Según Jay Haley (1985), durante la etapa del ciclo vital de la adolescencia, el joven debe debe ddistanciarse istanciarse emocionalment emocionalmentee de la familia familia,, diferen diferenciarse ciarse y afirmarse en su identidad. Unos padres disfuncionales experimentarán la dificultad de dejar al adolescente que se diferencie de ellos. Pero una familia sana deberá pasar de ser una agencia que nutre a los niños, a ser una plataforma que les permita entrar en el mundo adulto de responsabilidades y compromisos, sobre la base de una autonomía que le permiten desarrollar. Los temas básicos que se negocian en la adolescencia son la autonomía y el control . Han de establecerse unos límites flexibles que permitan al adolescente salir del sistema familiar, explorar y experimentar sus capacidades nuevas y, a la vez, refugiarse cuando no pueda manejar las cosas solo. Es un período de confusión y ruptura. El adolescente vive la dificultad de crecer y hacerse adulto y separado de sus padres, asumiendo responsabilidades e independencia; y los padres viven la dificultad de aceptar su crecimiento. Es necesario que los hijos se desteten de los padres y los padres de los hijos . Lo más funcional en esta etapa es que los hijos lleguen a separarse de su familia y, con todo, sigan involucrados en ella. La persona verdaderamente independiente sabe mantener relaciones significativas con otros, sin perder su autonomía (White 1983 y Feldman 1988). El hijo(a) aprenderá a unirse al mundo adulto, y los padres habrán de aprender a tratarle y a tratarse de un modo diferente. Los padres tendrán que continuar su vínculo con los hijos, mientras hacen la transición de tratarlos como niños a tratarlos como iguales.
Una persona con un buen nivel de autonomía es aquella que diferencia entre sus sentimientos, necesidades y expectativas, y las de los demás miembros de su familia. Es un hijo(a) que ha desarrollado creencias y convicciones claramente definidas, que posee opiniones propias y principios firmes; se hace responsable de sus actos, nunca se victimiza, ni le echa la culpa a nadie de sus desgracias; las asume y se repone. No sucumbe fácilmente a las presiones sociales, sabe hacerse respetar ytiene respeta a los en demás. No es esclavo desiente las apariencias, vive auténticamente. Se confianza sí mismo y por eso se capaz de poder construir su propio destino. Sincronía Sincro nía e entr ntre eP Pertenencia ertenencia y Auto Autonomía nomía
En el crecimiento individual-personal, no planteamos que los hijos logren una autonomía en base a la ruptura de los vínculos afectivos con los padres; lo que se plantea es la ruptura de toda dependencia afectiva hacia ellos, que pueda estar impidiendo el proceso sano de crecimiento autónomo de los hijos. En la adolescencia debe empezar a darse una ruptura de la dependencia, pero manteniendo la relación . Es una etapa en la que los hijos viven en la frontera entre separación y conexión. Los padres viven en la frontera entre soltar y retener; de lo bien que lo hagan, dependerá la configuración de una buena identidad de los hijos. elación y diferenciación, se desarrollan, pues, en Conexión y separación, es decir, r elación sincronía (Surrey, 1985) o de manera simultánea.
Para que se facili Para facilite te una buena sepa separación ración (auton (autonomía), omía), pri primero mero titiene ene que darse una buena vinculación (pertenencia). La buena individualidad se consigue al tener una buena conectividad. Sólo se desarrollarán buenos sentimientos de autonomía durante la adolescencia, siempre y cuando se hayan desarrollado buenos sentimientos de pertenencia durante la infancia. El periodista y autor estadounidense Hodding Carter ha dejado una frase magistral al respecto afirmando que “sólo hay dos lega l egados dos dur ade aderos ros que podemos deja dejarr a nuestros hijos: uno, raíce raíces; s; otro, alas” ; es decir, raíces de pertenencia y alas de autonomía, que son los dos pilares básicos para la construcción de una identidad saludable.
Unos padres sabios sabrán encontrar el equilibrio compatible para saber cuándo brindar sentimientos de pertenencia adecuados, así como cuándo dar sentimientos de autonomía pertinentes. Sabrán retenerlos cuando es debido, y soltarlos cuando sea necesario. Si se quedan pegados en los extremos generarán identidades disfuncionales. Dicho proceso, de soltar y retener, empieza desde la infancia, pero se acentúa más en la adolescencia, etapa en la que se prodcuen los grandes choques generacionales entre padres e hijos, porque unos reclaman espacios de autonomía y otros se niegan a ceder espacios de control. Con respecto a los sentimientos de pertenencia, Salvador Minuchin menciona que hay dos tipos de familia; las familias centrípetas, que son absorbentes y controladoras con los hijos, negándoles espacios de autonomía, y las familias centrifugas, indiferentes y poco afectivas con los hijos, entregándoles demasiada libertad, que en el fondo es abandono, haciendo que los hijos fuguen de dicha familia. Unas se quedan pegadas en el extremo de sólo retener y las otras se fueron al otro extremo de soltar en demasía. Las familias centrípetas retienen exageradament exageradamentee en el nido a los hijos, mientras que las familias centrifugas los expulsan tempranamente de la morada. El punto medio es necesario y siempre es señal de salud. La naturaleza es muy sabia para dar a los padres clases magistrales de cómo se deben criar a los hijos. El ejemplo de las águilas es muy ilustrativo para mostrarnos cómo ellas son expertas en brindar a sus polluelos los sentimientos de autonomía y de pertenencia que ellos necesitan. Estas aves ponen sus nidos en las peñas más altas y cuandopara llegaque la hora en que susEl polluelos debencoge abandonar el nido, a entrenarlos puedan volar. águila madre del cuello a sucomienzan polluelo y lo tira al abismo para que aprenda a usar sus alas, con la cual enfrentará al mundo; por unos instantes lo deja caer, pero después lo vuelve a coger del cuello, haciendo esto repetidamente, cada vez con mayores espacios de tiempo. Mientras estuvo en el nido o cogido de su cuello por su mamá, el polluelo desarrolla sentimientos de pertenencia, pero es en el momento en que es soltado, cuando parece que fuera a estrellarse contra el abismo, que empieza el desarrollo de sus sentimientos de autonomía. La sabia águila sabe cuándo soltar y cuándo rretener etener a su polluelo, el cual aprende a superar su miedo cuando parece caer al abismo, porque mamá águila está cerca para protegerlo, y eso produce sentimientos de pertenencia. En base a ese sentimiento empieza a usar sus alas, teniéndose confianza, desarrollando así sentimientos de autonomía que lo llevarán finalmente a volar solo por los cielos de la serranía.
La impericia de los padres de no saber cuándo soltar o cuando retener, es lo que evita el desarrollo sano de sentimientos de pertenencia y autonomía, bloqueando así el crecimiento de una ident identidad idad sana. Muchos hhijos ijos no saben volar solos en es este te mundo, porque sus padres los retuvieron en el nido demasiado tiempo y no aprendieron a usar sus alas; o también, porque aquellos se deshicieron de ellos demasiado pronto y eso hizo que quebraran sus alas sin poder aprender a usarlas adecuadamente. La sobreprotección atenta contra contra el desarrollo de la autonomía, pero la falta de protección atenta contra los sentimientos de pertenencia. Los hijos que saben que tienen a sus padres cerca de ellos para protegerles, pero no al punto de coaptarles la libertad, serán hijos que crezcan seguros de sí mismos, con mucha personalidad y que saben usar sus alas para remontar las montañas de desafíos y dificultades que los cielos de la vida les deparará. Hay tres cos Hay cosas as que todo todoss los adol adolescentes escentes a aborr borr ece ecen: n: el cont control rol,, la crític a y la comparación ; y lamentablemente es lo que precisamente muchos padres hacen. Todos los jóvenes reclaman espacios de libertad, y muchos padres no están dispuestos a dárselos, por lo que se vuelven más controladores; lo que a su vez llevará a los adolescentes a romper normas y límites, que producirán el otro efecto, la crítica de sus padres, convirtiendo todo esto en un círculo vicioso de nunca acabar.
El control es algo que atenta contra los sentimientos de autonomía, porque le niega al hijo(a) espacios propios de desenvolvimiento; y la crítica es algo que atenta contra los sentimientos de pertenencia, porque ningún hijo(a) quiere formar parte de un hogar que constantemente lo descalifica. Muchos padres tienen esquemas mentales rígidos con los cuales justifican su control e intromisión en la vida de sus hijos; como también pueden ser abiertos o asolapados en sus críticas, más aun si cargan frustraciones personales o conyugales en sus vidas. Del balance adecuado entre soltar y retener, como hacen las águilas, se producirán sentimientos equilibrados de pertenencia y autonomía, que servirán de base para sostener las tres columnas o componentes esenciales que forman la identidad de nuestros hijos, lo cual les permitirá volar eficaz y libremente por los cielos de este mundo, siendo capaces de poder escoger su propia ruta r uta a seguir en la vida; porque no olvidemos que identidad y destino se relacionan directamente, como trataremos de demostrar en el siguiente capítulo.
CAPITULO V
SEMBRANDO UNA IDENTIDAD COSECHANDO UN DESTINO "Tener identidad, como bien ha dicho Amartya Sen, es tener la ilusión de un destino" Fernando Savater
El destino de una persona persona está íntimament íntimamentee ligado a su identidad. Aqu Aquél él será positivo en la medida en que ella lo sea. Es decir, que el futuro y el porvenir de una persona, aquello que llegará a ser en la vida, depende en gran parte de su identidad, más que de algunas variables circunstanciales que pueden también estar presentes. La vida futura de nuestros hijos no dependerá tanto del azar ni de las circunstancias, sino principalmente de la identidad que hayamos sido capaces de labrar en ellos, porque es con esa identidad que harán frente aún al azar y a las circunstancias. Si tienen una buena y adecuada personalidad podrán edificar un destino promisorio para sus vidas; pero si carecen de ella, su existencia futura es de pronóstico reservado. La identidad como sello original or iginal de personalida personalidad d Decimos que una persona tiene identidad cuando tiene el coraje de ser ella misma, muestra autenticidad y no se resigna a ser una copia barata de los modelos que su sociedad trata de imponerle. Es original en su manera de ser, porque no responde a clichés, ni a estereotipos sociales. No se compra ni adopta una personalidad popular, sino que desarrolla su propio sello personal. La identidad tiene que ver con ese cuño original, individual y único que cada persona es capaz de desarrollar. No es sentirse más ni menos que otros, es sencillamente ser original y diferente.
La identidad es la capacidad de ser uno mismo, renunciando a usar todo tipo de máscaras sociales, sin dejar de mostrarse tal cual es. Ser auténtico es ser espontáneo y transparente, es tener su propia peculiaridad, siendo una unidad viviente distinta y diversa de los demás. Es la voluntad de diferenciarse de la masa sin perder su integración social. La mayoría de las personas juegan a representar roles, renunciando a vivir siendo ellas mismas, para sujetarse a un ideal de persona. Pero ignoran que lo que ese ideal representa no es otra cosa que una maldición en sus vidas, porque es un intento de apartarse de ser ellos mismos. No ser nosotros mismos, renunciando a nuestra propia esencia, para asumir una apariencia ajena, es lo que lleva a la experiencia de la insatisfacción y es la fuente de muchas de nuestras neurosis. Rollo May en un capítulo de su libro “El hombre en búsqueda de sí mismo” enfoca este tema de la autenticidad, definiéndola como el carácter de permanecer fiel a los propios principios , de ser consecuente con lo que se es y con la ética en la que se cree. Analiza las luchas e implicancias de esta necesidad. Él
enfatiza el hecho paravalentía, ser uno mismo y mostrarse auténticame auténticamente necesita de mucho coraje,de deque mucha pues ser fiel a los principios ennte queseuno cree, manteniendo su integridad, puede a veces hacer peligrar la permanencia de la
persona dentro de un grupo social. Y se necesita de mucha valentía, venciendo al temor de quedar excluido de su entorno social, para tener el coraje de ser uno mismo. En resumen, May deja entrever que en el ser humano hay esa necesidad profunda de poseer una identidad definida, de ser uno mismo, de encontrarse consigo mismo, de permanecer fiel a lo que uno es, de no despreciarse a sí mismo ni vivir dependiendo de la aceptación de los demás. Su necesidad de autorrealización no puede ser satisfecha con dinero, prestigio o poder, es necesario construir y vivir en función de una identidad sólida y propia. Un hombre no puede autorrealizarse en base a una personalidad pre-fabricada, porque es como pretender edificar una casa en la arena, que aparentemente puede estar bien levantada, pero carece de estabilidad y de base segura. La identidad tiene muchas implicancias, especialmente con respecto al grupo al que pertenecemos, porque si ella es sana, sin caer en lo obstinado y desafiante, desarrollando una personalidad, sí, original, propia, real, pero al mismo tiempo amable y gregaria, entonces, se puede vivir en sociedad sin perder la identidad. Se Serr ttragado ragado y colonizado mentalmente por la sociedad en la que se vive, es convertirse en autómata; pero ser rebelde y destructivo contra ella, es ser psicópata . El punto de equilibrio es siempre señal de salud psicológica. Una persona tiene identidad cuando es idéntica a ella misma, no es copia simple de los demás, no es un mosaico de personalidades ajenas, ni adopta una personalidad llena de parches: un poco del padre, de la madre, del profesor, de la sociedad, etc. y poco o nada nada de sí mismo. Se debe inspirar en todos ellos, pero debe desarrollar su propia manera de ser. El poeta Píndaro decía " llega a ser quien eres" . Tener identidad es permitirnos ser enteramente nosotros. Es darnos permiso a vivir de acuerdo a lo que somos y no de acuerdo a los estereotipos sociales con que la cultura de nuestro tiempo quiere domesticarnos, peligro éste al cual están expuestos nuestros hijos. No hay terapia psicológica más eficaz en el mundo, que aquella que nos despoja de todas esas máscaras sociales con las que vivimos y nos permite volver a ser lo que realmente somos. Es no tener miedo a ser como soy y eso implica no querer vivir agradando a los demás. Es la terapia que permite a una persona caminar con sus propios pies, valiéndose de sus propias capacidades para su auto-sostenimiento, sin tener que recurrir a las muletas o apoyos externos, evitando así convertirse en un parásito de la sociedad, debido a la incapacidad de usar sus propias potencialidades. Erich Fromm plantea que "esta necesidad de un sentimiento de identidad es tan vital e imperativa, que el hombre no podría estar sano si no encontrara algún modo de satisfacerla". Y si el hombre no está sano, no puede construir un destino sano para él. Se puede decir que su fracaso en la construcción de un destino promisorio es directamente proporcional proporcional a su fracaso en la edificación de una identidad sana. La identidad es como el sello de la personalidad. Es la síntesis del proceso de identificaciones que durante los primeros años de vida y hasta finales de la adolescencia los hijos van realizando. Es su forma de SER y determinará su forma de HACER en la vida. Es su carácter lo que dará forma a su vocación. Se puede afirmar, entonces, que la identidad tiene que ver con esa historia de vida, que será influida por
el concepto de mundo que maneje y por el concepto de mundo que predomine en la época y lugar en que viva. De esa confluencia asumirá una posición en la vida, que es lo que finalmente determinará su destino. La calidad de identidad de una persona es lo que determina la calidad de su destino final, porque si como hemos dicho la identidad es la suma de Carácter (SER) más la Vocación (HACER), es sobre estos elementos claves que nuestros hijos tenderán los rieles por donde debe transitar el tren de sus existencias. Identidad, Vocación Vocación y Destin Destino o
La vocación, como elemento importante que determina la identidad de nuestros hijos, está relacionada con sus potencialidades o con aquellas habilidades especiales en las que destaca nítidamente y que es lo que determinará, finalmente, su papel o misión en la vida. Descubrir cuáles son sus más altas capacidades, ayudará a nuestros hijos a encontrar su propósito y su derrotero en la vida; esto es, su destino final. Sustentada sobre un determinado carácter, la vocación se convierte en el faro de luz que alumbrará el camino por donde han de transitar nuestros hijos. La combinación resultante de un carácter insano y un desconocimiento de la vocación, provocará que marchen por un sendero de penumbras, hipotecando su destino a la incertidumbre. No sólo la vocación determina mi destino, sino también mi carácter, porque si lo primero me señala un camino por donde debo de transitar, lo segundo me brinda una actitud y unos rasgos de personalidad necesarios para poder hacerlo bien. “ El carácter cará cter de un hombre es su destino” ha dicho Heráclito. La identidad se asienta en un autoconocimiento que sabe identificar sus virtudes y defectos; es consciente de sus propias capacidades y limitaciones, que sabe tener contacto con su mundo interior y es capaz de entenderse a sí mismo. El hijo(a) que ha adquirido identidad, ha disipado sus confusiones existenciales, no divaga más en la sombra de las indecisiones, sino que divisa con claridad el horizonte de su existencia, sabe de lo que es capaz y conoce las potencialidades que posee. Reconoce plenamente lo que quiere hacer con su vida, porque en base a sus potencialidades es consciente del papel que le toca desempeñar en el mundo y sabe encausar sus energías para lograr propósitos definidos. Tiene sueños e ideales nobles para su mañana, sin perder el contacto fresco con la realidad de su presente. Tiene la fuerza para encarar los altos desafíos que la vida le depara, sin evadirlos ni regatearlos. Los hijos que nunca descubren y desarrollan su vocación en la vida serán personas que poco o nada logren en medio de ella. Se desempeñarán en tareas poco gratificantes o, a veces, hasta frustrantes, en las que sólo les motivará ganar un poco de dinero en lugar de desear expresar sus talentos. “Muchas veces por no seguir la vocación inherente a cada uno, nos encontramos con un montón de personas frustradas haciendo lo que no les gusta, con un salario que tampoco les satisface, porque en definitiva cuando hacemos las cosas que nos entusiasman, utilizando nuestros talentos, el dinero y el éxito económico aparecen como una consecuencia
directa”, comenta la experta Carolina de Bestard 26. No es persiguiendo el dinero y el éxito que nuestros hijos podrán alcanzar su realización; la forma correcta es desarrollando su vocación, plasmando sus potencialidades y atreviéndose a ser lo que ellos son, respetando su propia identidad; alcanzando esto, el dinero y el éxito podrán llegar solos. Los hijos que tienen una identidad sana y positiva, porque tienen un carácter sano y una vocación definida, definida, se convierten en arquitectos de su propio des destino; tino; pero los que carecen de ella, son peones del destino; creen que fuerzas externas determinan su existencia y suponen que su vida depende más de la suerte o la casualidad. Estos últimos andan quejándose de la vida que llevan, porque carecen de la fuerza para remontarla; mientras que aquellos que poseen una identidad definida, van tras la vida que ellos quieren, y si no la encuentran, pues la buscan o se la construyen; poseen poseen la fuerza interior que su identidad les brinda, para ser escultores de su propio porvenir. Los hijos sin identidad sucumben fácilmente frente a las adversidades y demandas de la vida, y se rinden r inden pronto ante los primeros obstáculos que el destino les depara. No se conocen a sí mismo, por ende, no saben las potencialidades que poseen; ignoran sus grandes virtudes y no se sienten capaces de alcanzar logros. No saben lo que quieren depara su vida para quéy han venido a este mundo. Suhoja vidaotoñal es un signo de interrogación ellosnimismos su existencia es como una arrastrada por cualquier viento de las circunstancias. Ese es el final para un hijo(a) cuyos padres no supieron formar una identidad sana en su persona. La Palabra de Dios enseña que una de las más grandes tareas que un padre tiene, es formar la identidad de su hijo(a), ella nos dice: “instruye al niño en su camino, y aun cuando cu ando fuere viejo n no o se apartará apartará de él” (Proverbios 22:6). Cuando la Biblia habla de “su camino” se refiere a su destino, a esa gran pista por donde el niño(a) ha de transitar en el futuro; tiene que ver con lo que será y hará en la vida, con ese papel que ha de desempeñar y con ese rol que ha de cumplir en medio de su sociedad. Los padres son las personas que deben guiar a sus hijos a encontrar el camino de sus propias vidas. No deben construirles un destino, sino instruirles para que ellos puedan encontrar el suyo. Los padres deben instruir a los hijos en “SU CAMINO”, no en el camino de ellos. Muchas veces los padres buscan inconscientemente que sus hijos sean una extensión de ellos mismos, que lo que no pudieron alcanzar en su juventud, sus hijos lo alcancen en la suya. De esta manera los padres buscan su propia realización personal en la vida de sus hijos, hipotecando sus identidades a los sueños de ellos. Craso error de los padres, porque lejos de producir un hijo(a) exitoso, engendrarán un hijo frustrado, que queriendo vivir la vida de su padre, para conseguir su amor y aprobación, dejará de vivir su propia vida, y como nadie puede vivir la vida ajena sin experimentar frustración, se formará una personalidad neurótica y fracasada. Por eso nunca le construya un proyecto de vida a su hijo(a), más bien provéale de las herramientas necesarias para que él mismo la edifique. La enseñanza bíblica es que debo instruirle y no construirle, hacer que se desarrolle en su propio camino y no en el de sus padres. 26 Comentario
aparecido en el periódico internacional Tiempos del Mundo, 01 Agosto del 2005
La identidad y los jóvenes j óvenes de hoy
Los sociólogos y psicólogos sociales de finales del siglo XX, ensayando un diagnóstico de la juventud de entonces, acuñaron una frase, que pretendía describir el talante de gran parte de la juventud de ese tiempo y que hoy no ha cambiado mucho, se les llamó la “Generación X”, eess decir, jóven jóvenes es sin identida identidad, d, que no se conocen a sí mismos, cuya existencia es un signo de interrogación, que no saben bien lo que quieren en la vida, que carecen de propósito e ideales elevados, y que son huérfanos de un proyecto de vida. Desde la perspectiva de la psicología clínica eso no sería otra cosa que una plaga llamada depresión blanca, la cual está infectando a un gran sector de nuestra juventud, que no encuentra un sentido definido para sus vidas. El joven sin propósito en la vida, es decir, sin identidad, se convierte en uno más de la masa, en un número estadístico más de la sociedad y empieza a formar parte de ese inmenso rebaño r ebaño juvenil, que teniendo embotado el razonamiento, sigue a ciegas la moda de su tiempo y los estereotipos sociales que su sociedad consumista les dicta. No piensan por sí mismos, piensan con la mente del grupo, se comportan de acuerdo a los modelos y códigos de conducta social que los medios de comunicación prescriben por ende, actúan de ellos acuerdo a lospara patrones sociales su grupo o la sociedad lesy,impone. Dejan de ser mismos convertirse enque los “robots” que la sociedad consumista pueda controlar. Pero el que ha desarrollado su propia identidad ha adquirido la categoría de individuo; ya no forma parte de la masa, ya no es más una cifra del montón, sino una persona original; ya no es más un autómata, sino un ser humano; ha dejado de ser un sonámbulo de su sociedad para ser una persona que piensa, siente y actúa por sí misma. Posee un alto grado de asertividad, es decir, sabe expresar, sin complejos ni agresiones, sus propias ideas y sus propias emociones; las defiende con firmeza, pero también con respeto y consideración hacia los demás. Un hijo(a) que haya crecido en un marco familiar dominante y absorbente será presa fácil de la cultura consumista y desenfrenada que lo convertirá en un títere que lo hará bailar al ritmo de su son. El tipo d e crianza determina un titipo po de identid ad, la cual quedará hipotecada a un tipo de destino . Por eso, sin romper totalmente sus lazos afectivos, los hijos deberán quebrar los lazos de dependencia psicológica que les impiden el desarrollo de su propia identidad. Paulatinamente el joven debe aprender a valerse por sí mismo, a pararse sobre sus propios pies, a no vivir del favor ajeno, a no dejar que ni sus padres ni la sociedad decidan por él, ni intervengan en lo que él puede hacer por sí sólo. Respetará la influencia de los demás, pero sin quedarse atrapado en la dependencia hacia ellos. El que ha desarrollado su propia identidad lleva dentro de sí la fuerza de su propio destino, que ha concebido por sí mismo a pesar de la influencia ajena, y sabe sostenerlo firmemente a pesar de las vicisitudes de la vida. Los que tienen identidad son generalmente innovadores, innovadores, son los que escriben parte de la historia, son los que empujan el carro del progreso humano para que avance un paso más. Sin identidad el hombre es una gota más en el océano, con identidad puede ser un sol brillante que irradia su luz y su calor de bendición en medio de su entorno.
Sin identidad, aunque cronológicamente sea mayor de edad, una persona permanece estancada estancada en su infancia emocional. Es un paralítico sin poder andar en su propio camino. Un ciego, sin poder contemplar el amanecer de su propio porvenir. Un manco incapaz de construir su destino con sus propias manos. Un código más en este tiempo de masas. Pero sólo quienes tienen identidad han escapado de la cárcel de ser parte de esa masa, cumplen el requisito para ser triunfadores, son arquitectos de su propio destino, no son una hoja sacudida por el viento de las circunstancias. No se sujetan a los guiones psicosociales que su mundo les impone, sino que tienen el coraje de esbozar su propio proyecto de vida. Familia vs Publicidad y Tecnología
La influencia cultural en la identidad de nuestros hijos también se manifiesta en los avances tecnológicos de nuestro tiempo. Observamos con asombro cómo la publicidad mediática de hoy está reemplazando la labor formativa que los padres deberían asumir. La familia, que debe ser la gran agencia socializadora que forja la identidad de los hijos, viene renunciando a su función, dejando un vacío que los medios de comunicación y tecnológicos no desaprovechan en llenar. La avalancha publicitaria y la explosión tecnológica de nuestro tiempo han invadido nuestros hogares yque nosfuerzas están arrancando de nuestras la educación de nuestros hijos, dejando externas moldeen unamanos identidad distorsionada en ellos. La avalancha de “valores” mundanos, de filosofías huecas, de arquetipos equivocados y de modas vacías pasa por nuestras narices, arrastrando la vida de nuestros hijos sin que nosotros nos percatemos ni hagamos nada. Vivimos un tiempo en que la sociedad, con sus filosofías y sus costumbres desenfrenadas, han invadido nuestro hogar, y estamos llegando al punto en que ya no somos nosotros los que formamos a nuestros hijos, sino la sociedad a través de la TV, el Internet, los videojuegos u otros, porque son estos medios los que más tiempo pasan con ellos. Estamos sufriendo como familia una terrible colonización mental de parte de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías del mundo postmoderno, que a pesar de todo lo bueno que puedan tener, están propagando con sutileza una serie de mensajes subliminales que dañan la mente de nuestros hijos y los resultados de ello son esa generación X, sin identidad, autómatas o zombis, que siguen un mismo guion psicológico, que es lo que caracteriza a gran parte de la juventud de nuestro tiempo tiempo.. No podemos permanecer impasibles frente a ello como padres, sino que debemos reaccionar y tomar conciencia de lo que está pasando con nuestros hijos; debemos percatarnos de qué o quienes están formando o deformando, sin nuestra autorización, la mente y el corazón, que dará identidad a nuestros niños; y debemos reparar también las influencias nocivas que lo circundan. El destino de la vida de nuestros hijos está en juego, no es cosa liviana ignorar todo esto, porque una identidad atrofiada los llevará ineludiblemente a un destino desfigurado.
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