Libro de Wolton Completo
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Introducción El problema que tiene la mundialización de la comunicación es la distancia que puede crear entre diferentes culturas y los conflictos que pueden ocurrir entre ellas, la información puede transformarse en factor de incomprensión y hasta de odio. Si emitimos el mismo mensaje a toda la población mundial podemos encontrarnos con un cierto porcentaje de receptores que no logren captar lo que el emisor quería contar en su mensaje, sobre todo si pertenecen a una cultura diferente, ahí es donde radica el mayor problema de la comunicación actual, el triangulo infernal identidad-culturacomunicación, lo que podría llegar a convertirse en factores importantes para la iniciación de conflictos armados, por lo tanto hay que buscar la manera de modificar las relaciones humanas y sociales entre las diferentes culturas existentes en el mundo. 1-Informar no es comunicar La creación de una "aldea global" en la comunicación es imposible, cuanta más información tienen los países menos desarrollados, más crece la diferencia con los países del primer mundo. Todo esto ha pasado debido a la creación de nuevas tecnologías, que han llevado la información a todo el mundo. Los países árabes, en mayor medida, se dan cuenta de las diferencias existentes entre ellos y los países occidentales, lo que crea un sentimiento de rechazo o de odio a todo lo diferente, por lo tanto, quieren defender su identidad cultural. La abundancia de las informaciones no simplifica nada, lo complica todo. Se ha producido una ruptura de la comunicación entre el siglo XX y el XXI, en el XX se pensaba en la mundialización total de la comunicación, pero actualmente eso se ha declinado. Todos los países quieren tener los sistemas tecnológicos más modernos, pero a la vez, quieren mantener su identidad cultural, sobre todo en los países de la zona sur, pues los países occidentales no tienen miedo a perder su cultura, pues esta está muy consolidada, y como están tan arraigadas les interesa conocer la culturas de otros pero sin perder las tradiciones de sus países. Las industrias no controlan a las masas, pueden imponer modas pero no controlar las culturas. Cuanta más información existe y más fácil es acceder a ella, las diferentes culturas van tomando una mayor importancia y relevancia a escala global. En el mundo occidental existe una cultura culta, esto quiere decir que sin olvidar los elementos de nuestro entorno tradicional, hay que relacionarse y abrirse a unas culturas diferentes, pues la cultura siempre ha tenido esas dos dimensiones, la ligada al patrimonio para conservar sus raíces y otra ligada a la historia para pensar en un mundo contemporáneo. Los receptores en la actualidad se quieren imponer sobre los emisores, elegir las noticias que quieren, pero ¿hasta qué punto esto sería lo correcto? pues estaría en peligro la libertad de información, aunque con esto se ve que el receptor nunca es pasivo. Actualmente los receptores de los países occidentales no están abiertos a las informaciones venidas del sur, pero en un futuro esto tendrá que cambiar, actualmente pasa con Al Jazira.
La industria cultural es diferente a cualquier otra industria, los beneficios que se obtuvieron en un principio decayeron y se pasó de una ideología de los sistemas de información a una problemática de la comunicación, por lo tanto tenemos que tener en cuenta que las informaciones son algo más que un negocio, su uso va mas allá. Las industrias culturales en la actualidad son de las multinacionales mas poderosas del mundo, por lo tanto hay que saber cómo protegerlas y esto se regula mediante leyes. Antes se pensaba que esta concentración de medios podía ser un mal para la democracia, pero actualmente se cree que son garantías de libertad de información. La pulverización del lazo social pone en riesgo la democracia, pues el mercado de las industrias culturas no debe segmentarse en mercados secundarios, del mismo modo que un país controla todas las diversidades culturales que podemos encontrar dentro de él. Pero existen dos ramas en estos pensamientos, los que creen que está bien abrirse a una segmentación y los que piensan que hay que preservar la cohesión social dentro de una misma comunidad. No solo tenemos que centrarnos en la cultura de élite, hay que saber moverse y conocer todas las culturas de nuestro entorno, todo es cultura. Antes la información era poca y barata, en la actualidad es abundante y cara, y también muy repetitiva. Las ciencias sociales estudian la cultura de cada país y las relaciones de esa cultura con las culturas de otros países. El problema de la identidad cultural es relativamente nuevo, pues ha habido cambios, por ejemplo, descolonizaciones que han creado nuevos países, viajes, aperturas al mundo... La profesión del periodista no consiste solo en contar una noticia, tiene que saber cómo tratar esa información, conocer el entorno al que pertenece y la identidad cultural que rodea a dicha noticia.
2. Identidad, cultura, comunicación, triángulo explosivo del siglo XXI Al aumentar la circulación de mensajes, las culturas, ya sean las más desarrolladas o las menos, aumentan su visión del mundo (todos ven todo), pero no debemos confundir la mundialización de las industrias culturales con la cultura mundial. Aunque esta tiene que ser adecuada, pues puede crear grandes desequilibrios culturales. Los países del norte se abren a otras culturas sin miedo a perder su identidad cultural, mientras que para los países del sur es más difícil permanecer con su cultura, pues la cultura del norte tiene más peso mundial. La cultura se convierte en una apuesta política de la que, la llamada ideología modernista (impulsada por los gobiernos), no se hace cargo. La cuestión cultural va más allá de la élite. Todo lo que sea una interpretación del mundo puede convertirse en un hecho cultural y en una apuesta política. La Cultura media mundial es algo que conseguiremos cuando valoremos la importancia de la convivencia cultural. La identidad cultural colectiva se ha ido forjando a lo largo de los años.
Estamos en el marco de un triangulo explosivo: las relaciones entre identidad, cultura y comunicación. Un discurso político evitaría esto porque la política obliga a poner en relación aspiraciones y contradicciones y a jerarquizarlas. Para resolver el problema de la relación identidad cultural y comunicación hay que forjar una categoría intelectual que corresponda a estas relaciones. Siempre ha habido debates por esto pero la tendencia a la liberación individual se ha acentuado con las nuevas técnicas. Estamos ante tres rupturas fundamentales de la modernidad: vínculos estrechos entre cultura y comunicación, convivencia entre valores e interés y surgimiento de la identidad cultural colectiva. Esto se produce porque no se ha reflexionado lo suficiente sobre la cultura. En conclusión debemos mostrar las condiciones de este triangulo que puede desempeñar un papel democrático. El problema de la diversidad cultural se impone ante nosotros desde dos vertientes: a. El respeto de las identidades culturales, las lenguas, los patrimonios, los valores, etc. (UNESCO). b. La diversidad cultural promovida por las industrias culturales sobre el terreno. Hemos pasado de tener un pensamiento negativo hacia la cultura occidental a verla como un halo de modernidad y progreso superior a las demás. Pero esto es un error, lo correcto es usar conocer todas las culturas y que nos aporten lo mejor de ellas. La sociedad de la información también juega un papel importante en esto porque debía y debe permitir la comunicación entre todos los pueblos. Antes, la identidad cultural era un obstáculo para la comunicación, ahora, es su condición. Esta identidad cultural superpone dos aceptaciones: la identidad cultural- refugio contra el exceso de apertura que, con la mundialización, adquiere otro sentido y la identidad cultural relacional que se basa en la cooperación. La gran parte de los conflictos ocurridos en las dos últimas décadas han sido culturales. La cultura y la comunicación no son vistas como apuestas políticas (ascenso de los partidos populistas y aparición de movimientos antieuropeos) para esto, hay que separar lo religioso de lo cultural. Existe una memoria histórica de los enfrentamientos culturales. El problema Este- Oeste está siempre presente y es algo sobre lo que debemos reflexionar y ser igualitarios tanto con los países grandes como con los pequeños. Las luchas anti mundialistas prueban la capacidad para resistir a una ideología cultural y sitúan a la cultura y la comunicación en el centro de la política.
3. Convivencia cultural Ninguna cultura tiene que dominar sobre otras, pues ninguna es mejor que otra simplemente son diferentes y tenemos que hacer que la convivencia entre ellas sea lo más correcta posible. Ayer la potencia en el plano técnico y económico también lo era en el cultural, hoy ninguna potencia debe aspirar a ello si se pretende alcanzar la convivencia cultural. En esto juegan un papel importante los receptores de la comunicación, los cuales pasan a ser actores de pleno derecho en su mundialización: es a quienes les afecta, son los que obtienen la información, los que son conscientes del problema y los que tienen que
actuar en consecuencia. Esto implica de lleno al terreno político, para el que tendría que ser una nueva apuesta política mundial clave para el cambio: Primacía de la cultura sobre la técnica y la economía. Hacía falta el ocaso de la ilusión tecnológica y la crisis económica para que la política y la cultura se situaran en el centro de los desafíos. Primacía de los pueblos, las lenguas... sobre el terreno técnico y económico. De ahí tres pilares: • El 1º es el político, lo que produjo de la ONU. • El 2º la mundialización económica, con los avances en las técnicas de comunicación. La apertura al comercio internacional y el fin del comunismo. • El 3º es la cultura y la comunicación, en calidad de apuesta política por la integración y desarrollo social. La diversidad cultural es un ideal y, al mismo tiempo, las multinacionales de la comunicación pretenden ser su encarnación. Aquí radica el interés de la convivencia cultural, en construir mediante la mundialización técnica, la globalización económica y la mediación política para pensar un modelo abierto de pensamiento, una sociedad más unida y comprensible. Ya no habrá una cultura dominante. El concepto de convivencia cultural a construir es, en consecuencia, un poco el símbolo de la renovación del pensamiento político en el plano mundial, esto incluye la crítica al sistema que nos permite ver su debilidad y sus fallos. La aparición de los problemas cultura-identidad-comunicación se encuentra con un público más amplio que espera una solución, un público de conciencia más viva debido a la cantidad creciente de individuos asociados a una reflexión crítica. No existe una opinión pública internacional, pera la suma de públicos dispersos que acceden a la misma información constituye la base de una reflexión social. La convivencia cultural no solo está en juego tomar la responsabilidad de cultura y civilización, también reconocer la heterogeneidad de las sociedades, digamos que no solo la recoge, intenta organizarla. Y recordamos que para ello se necesita un proyecto político desde el que actuar: un proyecto que reconozca el conjunto de valores, reglas y comportamientos que permiten vivir en la sociedad contemporánea: la existencia de un principio de integración democrática de los elementos que forman la diversidad cultural y un medio para enlazar las dimensiones culturales de las demás dimensiones culturales. El desafió es una convivencia cultural que acepte la heterogeneidad y que refleje la llamada identidad cultural colectiva, pero ¿cuáles son los problemas a encontrar por el camino?: • El culturalismo, una manera de desocializar la cultura retirándole los lazos con todas las demás dimensiones (política, económica, social...), o bien de sobrestimar la dimensión cultural respecto de estas últimas. • La diversidad cultural, que muestra tres objetivos a superar: la de las élites, que remite al cosmopolitismo de aeropuerto; la de los excluidos, k buscan referentes y son propensos a la identidad-refugio, y los privilegiados, encargados de construir
la identidad cultural relacional. • La convivencia cultural está ligada a la diversidad cultural colectiva, ligada a un proyecto político, pero también puede transformarse en comunitarismo entendido como sinónimo de culturismo. La identidad ya no es sinónimo de integración y unidad, de hecho es la clave del conflicto. Por tanta hay que revisar el concepto de identidad nacional. El universalismo se enfrenta al irredentismo cultural (quiere anexionar un territorio como consecuencia de una tradición, una lengua, una historia, etc. lo que provoca numerosos conflictos) y a las múltiples formas de expresión de este, sin embargo su finalidad es enriquecerse en el aprendizaje de identidades culturales. Preservar nuestra propia identidad, adquiriendo otras para alcanzar este objetivo debemos conseguir que las identidades mayoritarias se vuelvan comprensibles y abiertas, al mismo tiempo que las identidades minoritarias se reafirman y encuentran un espacio en el marco, no solo político o económico, también cultural de la sociedad internacional. Hay que crear un nivel intermedio entre la lógica de los Estados y las instituciones internacionales, que vuelvan a encontrase las solidaridades regionales, históricas, da la lengua y las tradiciones como proyecto democrático. Sería una respuesta a la mundialización, un medio para entablar el diálogo Norte-Sur. Esta idea de conciencia cultural no surge de la nada, descansa sobre legados de historia, de tradiciones políticas, para intentar crear lentamente nuevos lazos de solidaridad, papel que el Estado tiene que realizar en sus fronteras, velando por la seguridad y entendimiento de sus ciudadanos, y lo que es más importante, escuchándolos. Los Estados son la clave para preservar las identidades culturales. Propuestas: • • • • • • •
Asumir la diversidad lingüística, es muy importante que todos las lenguas sean valoradas en igual medida. Promover el laicismo, separar la religión del estado es fundamental para desarrollar una política abierta y comprensible con otras culturas. Garantizar el pluralismo mediático. Para la preservación del pluralismo cultural hay que conservar los medios nacionales así como las industrias culturales y de la comunicación. Enlazar diversidad cultural y derechos humanos, pues ambos se necesitan para coexistir, pero sobretodo ambos son la llave de la convivencia cultural. Valorar el aporte de la inmigración conociendo su historia, la nuestra y su papel en nuestra sociedad, de esta forma se llagará a un conocimiento y por tanto a una comprensión. Norte-Sur: Informar mejor. Eliminando la supremacía informativa será posible informar más correctamente de las desigualdades económicas. Pensar el turismo, el turismo de masas, el cual arrase aquello que toca y al mismo tiempo defiende fervientemente el lugar del que procedo colaborando en el fomento de la hostilidad. El turismo debe ser una vía respetuosa de apertura que ayude a la comprensión de un entorno distinto, y para ello debería desarrollarse un turismo
más comprometido con las distintas culturas, en especial las del sur puesto que el turismo de masas es característico del norte.
4. Francia, una sociedad multicultural Francia es una de las sociedades más multiculturales que existen en la actualidad, tanto por el territorio que ocupa en Europa como por sus colectividades territoriales en ultramar. Aunque el tema no ha sido nada fácil de tratar, pues la multiculturalidad siempre lleva a crear un racismo y un odio hacia lo diferente, aunque por suerte ha habido tres grandes cambios que ha ayudado a eliminar en parte esta lacra que existe en la sociedad: • La Segunda Guerra Mundial • La descolonización • La mundialización Francia ha sabido llevar muy bien las relaciones con sus antiguas colonias de ultramar, debido a la francofonía, a su cooperación con estas y a su vínculo actual con las diez comunidades de los DOM y los TOM. La mayor parte de colonias no se independizó de Francia, si no que consiguieron una autonomía que permitió un mejor retorno sobre la historia y garantizaba un futuro menos inestable. Actualmente existe una ausencia de política para el ultramar, esto ha sido debido en gran parte por dos razones: • La desaparición del ultramar en las clases dirigentes. Toman a ultramar como si fuese una parte que un día reclamará su existencia y se veía con total desinterés. • Todas las energías del país en los últimos 50 años se gastaron en provecho de Europa en detrimento del ultramar. Con esto Francia perdió el orgullo de sus raíces mundiales, esas raíces que se habían creado por la historia, la cultura y las lenguas. Existe un ministerio delegado para la Cooperación que agrupa a más de 20 estados entre antiguas colonias y territorios bajo mandato, algunos de ellos se han reunido en el seno de Europa bajo la sigla ACP (AsiaCaribe-Pacífico), en total 77 estados y 600 millones de habitantes. En cuanto a la francofonía, agrupa a 49 estados y cinco países próximos (170 millones de personas tienen al francés como lengua materna). La relación entre ultramar y la metrópoli tiene que ser entendida por esta última: ultramar tiene unos derechos y unos deberes, y la metrópoli debe asumir sus derechos y no solamente sus deberes. Ya que ultramar es una Francia distinta, pero sigue siendo Francia. En esta relación cabe destacar al grupo comunicativo RFO (Radio-télévision Française d ´Outre-mer), que cumple un papel muy importante mediando entre las culturas y siendo un espejo del ultramar. Las condiciones necesarias para la instauración de la convivencia cultural con los tres círculos del ultramar, las antiguas colonias y la francofonía son cinco:
• • • • •
Hay que eliminar la premisa de que el antiguo colonizador es el culpable Hay que aceptar los derechos y deberes mutuos Abandonar la lógica de la descolonización Cada país tiene que tener su propio desarrollo económico autónomo No hay desarrollo auténtico sin revisión de los estereotipos
5. ¿Y qué hace Europa? Europa es la primera experiencia democrática de convivencia cultural en tiempo real, su desafío es acercar a los pueblos y hacerlos cooperar. La principal diferencia entre Europa y Estados Unidos, es que la primera busca crear una nueva identidad cultural sin perder la originalidad de cada pueblo, y la segunda es que la identidad que ganó en la guerra civil americana fue impuesta a todos los demás grupos. Después de que Europa colonizase gran parte del mundo, tiene que aprender de sus errores y debe ayudar a pensar en su propia convivencia cultural: “la diversidad de ultramar es una oportunidad para pensar en la diversidad de Europa misma”. Europa se empezó a fundar a través de la economía, dejando a un lado los valores culturales. Un hecho a destacar de la multiculturalidad es como en países de la ultramar de Francia usan el euro. Por lo tanto tenemos a la economía como la etapa de comienzo a “otra” mundialización. Con la Europa política se instala un espacio público que permite abordar las cuestiones de la convivencia cultural. En contra posición a la eurocracia, se forman los movimientos populistas (es un modelo político muy complejo). “ La falta de reflexión sobre el populismo es el síntoma de una falta de reflexión de Europa sobre sí misma”. El populismo apunta a reunir a grupos socioculturales más allá de todo cuanto los separa, hay que diferenciar el populismos de las clases populares y desfavorecidas. Las quejas de los territorios de ultramar empiezan a dar sus frutos económicos, pero las ayudas que reciben no son mas que una limosna para Europa. Son muy mal tratados, olvidándose de ellos o siendo unos simples familiares lejanos de lo que puede ser ahora Europa. La creación de la ONU en 1950 es un gran momento donde renace el universalismo tras las dos Guerra mundiales, aunque para muchos el llamado “universalismo es nada más que un accidentalismo”. Occidente debe saber que su cultura no es la panacea ni la única, y debe recordar la importancia de los valores universales. Las diferencias culturales entre Estados Unidos y Europa son sobre todo: • Antigüedad de los países • La diferente convivencia entre los países de Europa y la convivencia de las diferentes razas de Estados Unidos
Europa con su historia y su proyecto puede ayudar a hacer una reflexión sobre la problemática de la cultura, sobre la relación patrimonio-estilo de vida, industriacontestación política, identidad y proyecto. “Entre universalismo y occidentalismo, habrá que construir la convivencia cultural”. “Europa es la primera plataforma mundial de la convivencia cultural del siglo XXI”, es la primera que se centra en convivir sin deseo de destrucción mutua. La convivencia cultural no es una condición suficiente para la paz, pero sin la convivencia cultural esta última es muy poco probable que se consiga. “Europa acaba siendo cabeza de puente de las tres mundializaciones: política, económica y cultural”, pero para conseguirlo tiene que acometer cuatro condiciones: 1. Asumir el pasado: Pensar de otro modo sobre las colonizaciones, “salir de la descolonización es pasar de la memoria a la historia”. Europa actua como si fuese una potencia colonial. Siempre se mantuvo en relación con el resto del mundo: colonización-inmigración-emigración. Europa “debe” mucho al resto del mundo. 2. Independizarse de Estados Unidos: Europa debe diferenciarse más del modelo cultural estadounidense, porque estos pueden llegar a controlar las tecnologías más sofisticadas pero a la vez no entender nada de las causas del divorcio cultural, ideológico y político con el resto del mundo (derecho de autor en Europa, copyright en Estados Unidos), “las industrias culturales y de la comunicación no son industrias cualesquiera”. “Europa no ha comprendido hasta qué punto la cultura y la diversidad cultural son la plataforma política prioritaria del futuro”. 3. Encarar las urgencias: terrorismo, inmigración y prostitución: -El terrorismo cuestiona el orden democrático, obliga a comprender de qué modo pueden combinarse la negociación de las identidades culturales, la ausencia de cambio político en ciertos países, el fanatismo y la violencia. -Dificultad para administrar el problema de la inmigración clandestina. Europa no ha sido capaz de resolver la cuestión de la convivencia e integración de poblaciones pertenecientes a su primera periferia, no aceptan la diversidad cultural. Tampoco se amplía la política para tratar esos puntos con los países fronterizos. -Extraordinario mercado de prostitución clandestina. Con esto se muestra que la definición de cultura en Europa no logra alcanzar la idea del respeto a la persona humana. Europa está lejos de su objetivo, si no es capaz de erradicar la prostitución ilegal, ¿cómo va a querer crear un estado de igualdad y multiculturalidad?
“No hay diversidad cultural si no hay, primero, respeto a las personas. Porque es aquí donde empieza la cultura”. 4. Valorar la diversidad cultural La cultura es el capital de Europa (como por ejemplo el alto nivel de la educación), la cultura es “el conjunto de los elementos de una realidad pasada o presente, patrimoniales o dinámicos, que permiten al mayor número de personas representarse en el mundo contemporáneo, entrar en él y actuar sobre él”. La diversidad cultural europea comprende lo que reúne a las culturas más allá de sus diferencias. Es necesaria una política de traducción, ya que Europa nunca tendrá un idioma único. Esto se podría resolver generalizando el aprendizaje de por lo menos tres lenguas. Para tolerar a los demás países hay que conocerlos. “La mundialización no es contradictoria con la identidad cultural”. Conclusiones No pensar en el triangulo explosivo (identidad, cultura y comunicación), que es la base de la mundialización, sería el fracaso de la tercera mundialización. “El fin de las distancias geográficas revelan la extensión de las distancias culturales” La guerra de civilizaciones se produce cuando entran en conflicto la cultura y la comunicación en el espacio político. La cultura debe convertirse en el factor central de la comunicación. Para evitar que se entrometa el tema de la religión, la solución sería instaurar el laicismo. La convivencia cultural es la alternativa política al proyecto técnico de la sociedad de la información, estas en lugar de instaurar el intercambio, lo dificultan.
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