Libro Con Ejercicios de Escritura Creativa

February 8, 2018 | Author: ValeriaPazos | Category: Perception, Creativity, Concept, Memory, Psychological Concepts
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Descripción: Libro Con Ejercicios de Escritura Creativa...

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ESCRIBIR CREATIVAMENTE CON

LOS CINCO SENTIDOS Paula Vázquez Pérez Rosa Cazón Fernández

Escribir con los cinco sentidos. Paula Vázquez Pérez Rosa Cazón Fernández

http://educreate.iacat.com/biblioteca.html

Frei Rosendo Salvado, nº 13, 1ºportal, 7º B, Edificio Zafiro. C.P. 15701- Santiago de Compostela - A Coruña - España. Teléf. (+34) 981599868 - Mail: [email protected] © Educreate.IACAT-CI

1ª Edición. Santiago de Compostela. Febrero 2016 © Paula Vázquez y Rosa Cazón Edita: Educreate.IACT-CI http://educreate.iacat.com El precio simbólico de éste libro va destinado enteramente al desarrollo e investigación en creatividad, dentro del proyecto Educrea(te), para reInventar la educación por sus protagonistas.

ÍNDICE Presentación. ESCRIBIR CREATIVAMENTE CON LOS CINCO SENTIDOS. David de Prado Diez…………………………………………….………………………

Pág. 7

1. ESCRIBIR CREATIVAMENTE CON LOS CINCO SENTIDOS. DI-VAGANDO VAPOROSAPág. 8 MENTE, POR EJEMPLO. …………………………………....…………...….… 2. PENSAR Y ESCRIBIR CON LOS CINCO SENTIDOS……………. ………… Pág. 10 3. ESCRIBIR CON SENTIDO Y RAZÓN CON LOS CINCO SENTIDOS PARA MARCAR EL Pág. 14 PORQUÉ Y EL PARA QUÉ DE LA ESCRITURA MULTI SENSORIAL. ………. 3.1. ¿Por que necesitamos los sentidos para escribir? 3.2. ¿Para que sirve la escritura creativa con los cinco sentidos? ¿qué sentido tiene? 3.3. Como llevar a cabo una escritura multi sensorial y creativa 4. ¿CÓMO ESCRIBIR CREATIVAMENTE CON LOS CINCO SENTIDOS, APLICANDO LOS Pág.16 DISTINTOS ACTIVADORES CREATIVOS? …………………………..…….... 4.1. La escritura-imagen. 4.2. Escritura literaria básica: la palabra, la frase y el discurso hechos y deshechos. 4.3. Escritura dialéctica con discurso problematizador y resolutorio. 4.4. Escritura torbellinica indagadora en estado relajatorio. 4.5. Escritura fantástica metafórica metamórfica.

Capítulo

I.

LOS

ACTIVADORES

CREATIVOS

EN

LA

ESCRITURA

………………………………………………………………………………………

Pág. 21

Pág. 22 1. CLASIFICACIÓN DE LOS ACTIVADORES CREATIVOS ………………….… 2. ACTIVADORES CREATIVOS DE ANÁLISIS…………………………………….... Pág. 24 • EL TORBELLINO DE IDEAS Y EL DESARROLLO DE CONCEPTOS • EL DESARROLLO DE CONCEPTOS • DEFINIR UN CONCEPTO ANALÓGICAMENTE Pág. 26 3. ACTIVADORES LINGUÍSTIVCO-LITERARIOS. ………………………………….. • EL JUEGO LINGÜÍSTICO • DESGUACE DE FRASES • ANÁLISIS RECREATIVO DE TEXTOS Pág. 30 4. ACTIVADORES DE TRANSFORMACIÓN FANTÁSTICA…………………….. • ANALOGÍA INUSUAL • METAMORFOSIS DEL OBJETO

Capítulo II. LA VISTA………………………………………………………… 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11.

EL SENTIDO DE LA VISTA……………………………………………….. EL CUENTO DE COLORES………………………………………………. POEMAS DE COLOR…………………………………………………….... LOS OJOS DE LOS POETAS……………………………………………... EL MISTERIO EN UNA FRASE………………………………….……..….. LECTURA RECREATIVA DE IMÁGENES…………………………….…... SOMOS DE COLORES……………………………………………………. TODO ES SEGÚN EL CRISTAL DEL COLOR CON QUE SE MIRA……… PUNTOS DE VISTA ……………………………………………………….. LA VISTA ENGAÑA……………………………………………………..….. EL ESPACIO Y LOS SENTIDOS……………………………………….…..

Pág. 33 Pág. 34 Pág. 36 Pág. 43 Pág. 46 Pág. 51 Pág. 52 Pág. 56 Pág. 60 Pág. 61 Pág. 68 Pág. 68

Capítulo III. EL OÍDO ….……………………………………………………...

Pág. 71

QUÉ ES EL OÍDO? …………………………..…………………………...... LOS RUIDOS DE LOS LUGARES Y LAS COSAS………………………… EL TERROR DE LO QUE OÍMOS…………………………………………. NUEVOS INSTRUMENTOS, NUEVOS SONIDOS………………………… LA PÉRDIDA………………………………………………………….…….. MÚSICA PARA IMAGINAR…………………………………………………

Pág. 72 Pág. 73 Pág. 76 Pág. 80 Pág. 82 Pág. 84

1. 2. 3. 4. 5. 6.

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7. ALLEGRO MA NON TROPO. EL CUENTO MUSICAL……………………. 8. LA POESÍA: ESA MÚSICA CONSTANTE…………………………………. 9. DIBUJAR EL POEMA …………………………………………………..…..

Pág. 86 Pág. 90 Pág. 94

Capítulo IV. EL OLFATO. Paula Vázquez y la colaboración de Rosa Cazón. …………………………………………………………………………….……….... FAMILIAS OLFATIVAS ……………………………………………..…….. EL PERFUME DE LA VIDA ……………………………………………….. EL OLOR Y LA MEMORIA……………………………………………..…... LOS AROMAS DE LA COCINA…………………………………………… EL OLOR Y EL SEXO………………………………………………..…….. EL OLOR QUE NOS DEFINE ………………………………………….…. EL AROMA DE LAS CORRESPONDENCIAS…………………………….. EL MAL OLOR…………………………………………………………….... EL OLFATO DOMINADOR………………………………………………… LOS RITUALES. EL HUMOR……………………………………………… RITUAL DE PURIFICACIÓN …………………………………………….… 12. RITUAL DEL DINERO …………………………………………………….. 13. CONJURO PARA QUITARLE LA HALITOSIS A MI AMADO……………… 14. EL APÉNDICE NASAL…………………………………………………........

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Capítulo V. EL GUSTO………………………………………………………...

Pág. 99 Pág. 100 Pág. 102 Pág. 107 Pág.111 Pág.112 Pág. 113 Pág. 115 Pág. 116 Pág. 118 Pág. 120 Pág. 120 Pág. 121 Pág. 122 Pág. 123 Pág. 131

EL SENTIDO DEL GUSTO…………………………………………………. MESA Y MANTEL………………………………………………………..….. LOS POETAS TAMBIÉN COMEN……………………………………….…. LOS CLÁSICOS……………………………………………………………... LOS CUENTOS TRADICIONALES O MARAVILLOSOS………………..….. LOS SABORES DE LA NIÑEZ……………………………………………… LOS MANJARES PECADORES……………………………………………. COMER EN EL CIELO………………………………………………...…….. COMER EN EL INFIERNO………………………………………………….. LOS PACIENTES ALQUIMISTAS…………………………………………...

Pág. 132 Pág. 134 Pág. 138 Pág. 147 Pág. 150 Pág. 154 Pág. 161 Pág. 170 Pág. 173 Pág. 176

Capítulo VI. EL TACTO………………………………………………………...

Pág. 181

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EL SENTIDO DEL TACTO………………………………………………….. EL MUNDO EN LA PUNTA DE LOS DEDOS. LA TEXTURA DEL TEXTO… EL TACTO ASESINO………………………………………………………... EL SENTIDO OFERENTE…………………………………………………... EL SENTIDO CULPABLE………………………………………………….... EL MUNDO INTOCABLE……………………………………………………. EL MUNDO EN LAS MANOS………………………………………………... UN VIAJE HACIA EL FINAL. ……………………………………………….. LO QUE NOS SOBRA. ………………………………………………….….. EL GOCE Y LA LUCHA. ……………………………………………………. TOCAR LO IMAGINADO……………………………………………………..

Pág. 182 Pág. 183 Pág. 187 Pág. 192 Pág. 193 Pág. 195 Pág. 199 Pág. 201 Pág. 205 Pág. 207 Pág. 209

EPÍLOGO……………………………………………………………………………

Pág. 211

BIBLIOGRAFIA…………………………………………………………………….

Pág. 213

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PRESENTACIÓN

ESCRIBIR CREATIVAMENTE CON LOS CINCO SENTIDOS. David de Prado Diez

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1. ESCRIBIR con sentido y razón CON LOS CINCO SENTIDOS. Una síntesis estructural, para marcar el sentido, la necesidad, el porqué y el para qué, de la escritura multi sensorial. 1.1. ¿Por qué necesitamos los sentidos para escribir? 1.2. ¿Para qué sirve la escritura creativa con los cinco sentidos? ¿qué sentido tiene? 2. ESCRIBIR CREATIVAMENTE CON LOS CINCO SENTIDOS. Di-vagando vaporosa-mente, por ejemplo. 3. PENSAR Y ESCRIBIR CON LOS CINCO SENTIDOS 3.1. Como llevar a cabo una escritura multi sensorial y creativa 4. ¿CÓMO ESCRIBIR CREATIVAMENTE CON LOS CINCO SENTIDOS, APLICANDO LOS DISTINTOS ACTIVADORES CREATIVOS? 4.1. La escritura-imagen. 4.2. Escritura literaria básica: la palabra, la frase y el discurso hechos y deshechos. 4.3. Escritura dialéctica con discurso problematizador y resolutorio. 4.4. Escritura torbellinica indagadora en estado relajatorio. 4.5. Escritura fantástica metafórica metamórfica.

1. ESCRIBIR CREATIVAMENTE CON LOS CINCO SENTIDOS. Di-vagando vaporosa-mente, por ejemplo. Estoy aquí y ahora, preparándome mentalmente, tumbado, tomando conciencia de mi estado corporal. Asumo la sensación de las propias sensaciones. Tomo contacto con el peso del cuerpo y las sensaciones táctiles cálidas de la ropa que me protege del frío, y noto la presión del cuerpo sobre el colchón en el que reposo. Me percato del ambiente de la habitación sereno y tranquilo. Puedo escuchar el silencio de la noche entre estas cuatro paredes. Pronto amanecerá la escritura sensorial con la parte sustantivamente de las sensaciones y conciencia sensitiva emocional ligada al objeto de la escritura. En este momento escucho por las ondas de la radio una entrevista con un escalador del Everest que cuenta sus peripecias y peligros, su esfuerzo y la necesidad de descanso. Uso la imagen de la escalada a las cumbres para conquistar el propio pensamiento superior en las conexiones neuronales de mi cabeza: vislumbro y toco las cumbres del saber vivir y ser, reflejadas en la escritura a través de los sentidos. Mediante los sentidos propioceptivos describo no sólo un estado de ánimo, sino una posición en la existencia, una búsqueda de sentido la vida, como una escalada con una escalera flexible y plegable para poder alcanzar lo que me propongo. Enfrente un armario con una borla roja me devuelve mi estado natural de descanso y reposo absoluto. Es cierto que no siento ninguna necesidad descarnada de moverme de ir y venir, de dirigir mi devenir existencial, de subir y bajar por mi propio pie. Toda mi ropa encubridora y todos mis impedimentos psico-corporales están colocados en el perchero. Me despojo de lo superfluo para escalar la escritura de mi propio pensar y sentir. No necesito nada, solo mi piel y mis manos y mis sentidos y mi cerebro evocador imaginativo para escalar, avanzar paso a paso, encontrar puntos de apoyo, los caminos seguros y los vericuetos enrevesados -8-

de mi conciencia, evitando el precipicio del miedo e inseguridad para explorar y encontrar las mejores sendas de la escritura creativa auténtica, nacida de mi interior rico o pobre. Para escribir bien hay que pensar y escribir mucho más: es fundamentalmente describir sensaciones, imágenes, recuerdos e ilusiones emergentes en cada momento, transcribiéndolas con palabras, gestos y diseños automáticos sin censura ni corrección en el instante. Se barajan y presentan todas como un todo conjunto caótico, como una inexplorada torre de Babel en la que vas subiendo y bajando libre, cayendo y escalando en lo más profundo del inconsciente, redibujando tu imaginario individual y colectivo. Pues todo el universo de la vida está dentro de uno mismo. no hay nada más que destaparlo, dejar que se dispare a través de los cinco sentidos, los mismos por los cuales todas las cosas que existen, han existido y existirán en nuestro universo vital como experiencias sensoriales y emotivas que van quedando en el armario de nuestros recuerdos, en el desván de nuestra biografía de la escritura multi-sensorial. Esta conecta con el reloj medioambiental tic-tac de escribir y rescribir, de pensar y re-pensar, de dejar tranquilamente que existan lapsos y bloqueos, como paradas para respirar y descansar parar escalar y conquistar las cumbres del propio inconsciente e imaginario colectivo. Escucho mi reloj biológico: en este momento mi corazón está tranquilo y sosegado, no tengo ninguna ansiedad por hacer algo extraordinario, pues pensar y escribir es algo simple y natural como la vida misma como pasear o estar tumbado, como caminar sin ton ni son, sin rumbo, como carraspear y dejar que la voz del pensamiento salga más nítida, más clara o más oscura. Este bio-reloj marca vías de conexión con el entorno del blanco de las paredes con grises obscuros de varia gradación. La lámpara de papel está colocada bajo el techo; las luces difuminadas en distintas tonalidades de blanco me conectan a través de las sensaciones y de las imágenes con esa lámpara cuadrada que acoge una bombilla circular, cuadrada y circular, estrecha y amplia como el respirar hondo hasta sentir los pulmones pletóricos de energía de oxígeno-luz y descubrir el interior del propio cuerpo y la presión de la ropa y del cinturón y percibir los sonidos insertados en el propio tímpano que escucha a lo lejos el canto del gallo, anunciando el amanecer y anticipando un día alegre, dinámico, relajado, cargado con la alegría de la libertad y la democracia de libertad de pensamiento y expresión. Y así imaginar un futuro en el que cada línea, cada palabra, cada pequeño discurso se convierta en una obra magistral por lo sencillo y lo natural y lo sorprendente. Te animas a apuntar, tomar notas, a ensayar y mezclar las palabras, sensaciones tal como vienen. Te parece normal equivocarte. Logras evocar, mirando hacia atrás y evocar la memoria del futuro y tomar notas y pegar un salto en el vacío blando, blanco, cromosoma azul luminoso, azul pálido, oscuro azul Te lanzas desde el trampolín de las cumbres de la imaginación sensorial evocativa para originar algo original, para escribir libremente en el libro de la vida la vida tal como la ves y la sueñas, con las hazañas heroicas y los peligros estúpidos, con el esfuerzo inútil de ir y venir por el corazón del bolígrafo o del lápiz sobre la tierra del folio y de escalar la montaña del propio pensamiento luminoso que está en las entrañas del cerebro y de mirar a través de la claraboya hacia mundos nuevos cargados de una gran riqueza sensorial de músicas y sonidos naturales, al amanecer de cada instante, de estar y ser aquí y ahora, pensando y escribiendo en reposo total -9-

de un modo automático, dejando fluir el vaivén del pensamiento, de las ideas de las imágenes y de las sensaciones en la memoria del repertorio del pasado y en la imaginación imprevisible del futuro

2. PENSAR Y ESCRIBIR CON LOS CINCO SENTIDOS. ¿Qué es pensar? Dejar sueltos los pensamientos, las ideas, las imágenes que brotan de un modo natural y automático de nuestro cerebro, sin prisas sin pausas, sin buscar ni pretender nada, sin controlar ni dirigir. En la medida que pienso, voy plasmando en la palabra oral y escrita mis pensamientos del momento: escribir las palabras conexas o impertinentes, encontrar los nexos entre ellas, recoger las evocaciones, los sinsentidos, la razón de las cosas en su propia sustancia y funcionalidad. Míralas con los cinco sentidos, tocando, acariciando, presionando con las manos con el sentido del tacto que te permite coger, manejar, utilizar, manosear e ir más allá de la dimensión funcional de las cosas. Las cosas te hablan solas, te cuentan de dónde vienen a dónde van, marcando su sentido y razón de ser… ¿qué valor tienen para mí en este momento? Érase una vez una pluma de pavo real y con ella un escritor, Cervantes, narró las aventuras de don Quijote y Sancho con las hazañas y sucesos fantásticos. Con ella emborronó folios blancos, con ella planteaba con la fantasía de un niño las ideas y sensaciones, con ella cuando se paraba, bloqueaba y se sentía vacío, incapaz de seguir el discurso y la historia iniciada. Se cabreada y después firmaba el laberinto quijotesco de la novela. Es la mano el vehículo del sentido del tacto. A través de las sensaciones de la piel de todo nuestro cuerpo se marca el primer relato de la vida: son las sensaciones táctiles las que deben iniciar, a través de la simulación y de la práctica del manejo y de la caricia de la mano, la escritura creativa sensorial. Y muy probablemente o al mismo tiempo son nuestros pies con su caminar en la dinámica del movimiento o del descanso, los que nos permiten vagabundear por el folio por las aventuras y de las sensaciones de las cosas, pasear lentamente, correr y tomar nota de lo que percibimos, apuntar y conjuntar sensaciones múltiples de todo lo que encontramos a nuestro paso; seleccionar e improvisar el escrito. Pero muy probablemente y por encima de todo está nuestro corazón con el sentido de la emocionalidad atractiva y distintiva, con el sentido del placer de lo que me atrae y de lo que me gusta, de lo que ha modelado lo que quiero o me apasiona, lo que representa mi ilusión y mi sueño en este instante, junto a la necesidad de focalizar la atención casi obsesiva en algo para quererlo definitivamente, adaptándolo y asimilándolo para que no se escape y repose en mi conciencia para siempre. Este foco de atención es claro y deslumbrante. Es absorbente. Todos los objetos y las cosas tienen su olor; este es un factor para re-crear la realidad. Tomarle gusto al olor y las fragancias naturales y artificiales o disgustarnos por aquellos olores que nos resulta poco placenteros y paladear y gustar, masticar, paladear y degustar activando el sentido del gusto para - 10 -

que aquellas cosas que realmente amamos y queremos pueden ser sentidas por mí y por los demás, algo digno de ser asimilado, de ser mostrado o demostrado Y quizá avancemos en el doble sentido de la escucha y el habla, del oído y la pronunciación, para percibirlas los sonidos ocultos en el interior de las cosas y los que se expresan nítidos o confusos en su exterior. Lo que se oye está haciendo resonar los sonidos internos, sordos o apagados en las entrañas de las cosas. Dejamos que estos sonidos escapen tarareándolos: son nuestra música entonada, susurrada o cantada. Interiorizamos y expresamos los ruidos del ambiente, re-creándolos de nuestra inspiración sensorial sonora, apropiándonos de ellos, domesticándolos, provocando con ellos mediante la exageración del rimo e intensidad, haciendo un murmullo con los mismos que nos produce una sensación de relajamiento sustancial, de estar como perdidos en los sones y ruidos del ambiente, hasta convertirnos en una metáfora y onomatopeya del perro que ladra, del gallo que anuncian amanecer, de la brisa que nos diluye por todo el espacio entre los árboles del bosque….

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Y por encima de todo o antes que nada, el sentido de la visión y de la revisión para lograr ver las cosas con los cinco sentidos: verlas en su forma y estructura, verlas con el tacto que nos hace presentir la suavidad, la consistencia, las partes y la materia de que las cosas están hechas. Un ojo abierto desde el exterior al interior de las cosas como si actuara como un láser o un bisturí que va eliminando cada capa del objeto hasta entrar en la visión metafísica de su mundo más íntimo y esencial, en la entraña de la casi nada de su ser. Y claro está que no podemos operar con los cinco sentidos si no tuviéramos un cerebro emocional; en el centro del mismo está el corazón que es el que selecciona lo que ahora hacemos y lo que amamos, lo que queremos y deseamos aportar para estar fuera de nosotros mismos y lo que queremos que esté atento y alerta desde nuestro mundo íntimo, porque no queremos perderlo de vista, porque lo tenemos en las entrañas del corazón y del vientre. Este cerebro archiva y evoca todas las cosas que nos han ocurrido a lo largo de la vida, todas las sensaciones y emociones, las aventuras y desventuras, los disgustos y los momentos felices, los espacios, las personas, los animales y los sonidos. Todo lo vivido está recogido en nuestro inconsciente. por eso la escritura creativa con los cinco sentidos empieza a trabajar de un modo automático con todas las evocaciones que al ver el objeto de nuestra escritura se producen en el interior de nuestro cerebro y en este caso las evocaciones son felices y falaces; felices porque nos alegra encontrar las cosas del pasado y falaces porque aquellas cosas nunca serán igual, después de haber transcurrido un tiempo enriquecido con las vivencias tan distintas de la existencia, por eso toda evocación y toda memoria es en parte inventiva y difusa, y la escritura no hace nada más que evocar y traducir en texto e imágenes transgresoramente y traicioneramente los sucesos y sensaciones del pasado; en este caso el proceso natural y torbellínico del cerebro es una memoria viva, libre, emocional y total. Pero te preguntarás como yo me pregunto ¿cómo es que yo escribo creativa y multi-sensorial? De un modo muy sencillo, re-pasando el espacio y el objeto con cada uno de los sentidos hasta hacer intervenir a todos ellos y tomando nota de las imágenes y sensaciones visuales, auditivas, olfativas, táctiles, gustativas y afectivas emocionales que el objeto produce. Pero puedo actuar al mismo tiempo con dos sentidos o con tres o cuatro. en este caso estoy metiéndome directamente en la dinámica bi o tri-sensorial como en la realidad ocurre: vemos, oímos y sentimos en nuestra piel las sensaciones que un árbol, una luz o un espacio producen en nosotros. En definitiva actúo y actúas de modo espontáneo multi-sensorialmente con una finalidad automática: evocar, pensar y hablar o escribir, presentar y pintar o diseñar imaginativamente aquello que cae en la telaraña delicada de nuestros sentidos. Obviamente un cerebro funcional y materialista que recuerda motrizmente las cosas en funcionamiento, y hace y ejecuta todo aquello que sientes y evocas, piensas y escribes. - 13 -

Y sacas del rico abanico funcional y dinámico del objeto que describes y pintas una tensión espiritual y espiral de sones y silencios y te dejas llevar hasta una finalidad difusa, un sentido y un para qué ignoto, remoto e imprevisible, que claramente tiene que ver y te conecta con el desarrollo total y la recuperación sensorio-motriz primigenia del niño borrosamente sentido desde el momento de nacer hasta hoy, que perdimos o nos olvidamos. Y así la escritura sensitiva es la huida y caza de la infancia sensitiva, motriz, imaginativa y mágica. Y nos percatamos de que nuestros sentidos son para conocer, para informarse, para prescribir fundadas sobre las sensaciones auténticas para para describirlas e imaginarlas, para conversar mismos y dialogar con los demás.

la fuente inagotable y gratuita normas y desregular reglas pensar y repensar las cosas, con las cosas, con nosotros

Y así al agudizar y actualizar los sentidos, ordinariamente dormidos y olvidados, empezamos a estar viviendo aquí y ahora, en el instante, de un modo existencial y pleno, consciente e inconscientemente. Porque escribir con los cinco sentidos nos permite hacer un recorrido regular por todos ellos. Y por lo tanto, usando los datos, las informaciones, las sensaciones que nos aportan y realizando un proceso evocativo distinto con cada uno de los sentidos puede quizá que iniciemos un modo nuevo de escritura que sea distinta en función del sentido básico en el que ésta se apoya: escribir y abocetar con los ojos cerrados, escribir oyendo los sonidos en el aire, escribir táctilmente de modo que vea y lea con formas de acaricia suave y decadente o, por el contrario, escribir rascando las cosas y devastándolas, escribir machaconamente con el esfuerzo y la tensión sobre el bolígrafo, sobre la piel del papel,… Arar y sembrar el terreno de nuestro yo: escribir, pensar, repensar, imaginar y reinventar con los cinco sentidos. Escribir sensitivamente: Abrir y descubrir el tempo y tempero del yo interior.

3. ESCRIBIR con sentido y razón CON LOS CINCO SENTIDOS. Una síntesis estructural, para marcar el sentido, la necesidad, el porqué y el para qué, de la escritura multi sensorial. 3.1

¿POR QUE NECESITAMOS LOS SENTIDOS PARA ESCRIBIR?

En la filosofía empirista nada hay en el cerebro que antes no haya pasado por los sentidos. Todo absolutamente todo el universo de la memoria consciente e inconsciente está radicado en nuestro cerebro como dinámica de todos y cada uno de los sentidos. Parece por tanto natural que a la hora de escribir acerca de aquello que pensamos, imaginamos y evocamos, recurramos a los sentidos no sólo como medio de rastreo y evocación sino como dinámica peculiar para estimular la escritura y el pensamiento. Todo lo que hemos visto, oído, tocado, sentido en nuestra piel, u olfateado sin proponérnoslo ni pensarlo se ha depositado en nuestro sistema neuronal. Pero son muchas las sensaciones, imágenes y rasgos de lo que hemos percibido - 14 -

que se borran con el paso del tiempo; es más, incluso en el momento de la percepción la mayoría de los estímulos escapa a nuestra precisión sensorial. Pues una cosa completa es lo que oigo y otra cosa mínima es lo que realmente percibo, dándome cuenta, de lo que estoy oyendo. Es por ello importante usar y entrenar los sentidos a lo largo de la vida en todos los momentos de convivencia, de relación, de análisis de la realidad, de estudio, de pensamiento o discurso. Los sentidos nos ofrecen simultáneamente una información varia y compleja, mezclada y caótica de la realidad distorsionada: cada sentido nos da su versión de los objetos. Esta mezcla de sensaciones hace que a menudo seamos usuarios casi exclusivos y conscientes del sentido focal o predominante. Hay personas preferentemente visuales, la mayoría de nosotros. Otras personas tienen un sentido del oído muy agudizado y prominente, de modo que perciben con nitidez una gran variedad de tonos, de matices,…. Otras personas más escasas tienen la capacidad del olfato cercano al animal del perro de caza. Lo ideal sería que todos nuestros sentidos tuvieran una fuerza perceptiva y reactiva similar. Pero es cierto que la mayoría de seres humanos hemos relegado el olfato y el gusto para las experiencias de la alimentación y comida.

3.2

¿PARA QUE SIRVE LA ESCRITURA CREATIVA CON LOS CINCO SENTIDOS? ¿Qué sentido tiene?

La escritura sensorial es sustantiva en todos los ámbitos de la vida y la enseñanza para mantener vivas las vías naturales del conocimiento del medio, del saber, del aprender y del comprender la naturaleza de las cosas, a través de la aparente superficialidad de sus manifestaciones en las formas, en los colores, en los sonidos, en la dinámica de su movimiento, en las materias de que está hecho,…. Nos facilita enriquecer selectivamente el objeto de estudio y análisis, añadiendo formas y usos sensoriales para el aprendizaje en los distintos sectores del conocimiento. Le doy una visión artística a un objeto pensado para su diseño funcional de fácil uso, percibiendo y acentuando su dimensión estética de figura y fondo, de color y función, de partes y todo. La escritura con los cinco sentidos nos puede mantener alerta para poder darnos cuenta en cada momento de las cosas extrañas, raras o inusuales que pueden ocurrir a nuestro alrededor, sirviendo de mecanismo de supervivencia como ocurre con los animales. Éstos presienten con horas de anticipación la aparición de un terremoto, de un volcán, otros un tsunami. El marcaje de los sentidos para pensar y escribir ayuda a realizar un esfuerzo de evocación desde el presente al pasado más remoto, aquilatando detalles, resaltando componentes, formas y colores, poniendo de relieve el ritmo de los sonidos que producen los objetos…. En definitiva contribuye a restituir el valor de los sentidos en la vida ordinaria, en el trabajo, en el esparcimiento, en el tiempo de ocio creativo. - 15 -

3.3

COMO LLEVAR A CABO UNA ESCRITURA MULTI SENSORIAL Y CREATIVA

La forma más común y usual de recurrir a los sentidos en la escritura consiste en actuar de un modo libre, usando los sentidos, según la propia preferencia o gusto e interés, de acuerdo con las formas preestablecidas de conocimiento sensorial. Es recomendable seguir un camino prefijado de exploración sensorial: • Primero activar el sentido de la vista que explore todos los recovecos del objeto, situación o ambiente, • En segundo lugar escuchar el sonido o el silencio del objeto desde su interior, • En tercer lugar palpar, manosear, acariciar el objeto con los ojos cerrados, • En cuarto lugar paladearlo y degustarlo, si es posible porque no hay ningún inconveniente, para ver las sensaciones que nos produce en la lengua, activando el sentido del gusto. • Finalmente elaborar el recuerdo de la impresión directa del olor del objeto de estudio, análisis, o escritura La aplicación simultánea de dos o más sentidos, simultáneamente, para ver cómo éstos se articulan, generando procesos de gran riqueza, sin especificar, que se traducen a menudo en figuras sinestésicas del lenguaje, como escuchar los colores, tibios, azules y verdes del viento o como pintar y ver las vibraciones sonoras del mismo. En última instancia dejarse avasallar y poseer de un modo obsesivo por un cúmulo múltiple que abarquen todos los sentidos. Es la sensación total. Esta nos lleva necesariamente a una obra plástica, sonora, literaria, dinámica, multisensorial y, sin duda alguna, un libro inteligente múltiple que se traducirá y proyectará en múltiples medios de expresión sensitiva, propios de un sistema creativo multimedia.

4. ¿CÓMO ESCRIBIR CINCO SENTIDOS,

CREATIVAMENTE APLICANDO

LOS

CON LOS DISTINTOS

ACTIVADORES CREATIVOS? ¿Cómo estimular la creatividad, la inventiva, la imaginación, la

búsqueda de alternativas, para ir más allá de la reproducción puramente multi-sensorial que podría ser común a todas las personas, que están en esa situación, para que cada una de ellas responda de un modo - 16 -

distinto, original, con su propio sello no solamente en el momento de la percepción y evocación, sino sobre todo en el instante de la plasmación en palabras, en imágenes, en dinámicas gestuales y corporales, en trazos y diseños de artista? En este trabajo se recurre a la participación de cada uno de los sentidos estimulados de un modo distinto con los distintos activadores creativos, para estimular el cerebro creador, para armonizar la lógica y planificación de los procesos de escritura en discursos razonables imaginarios o irracionales, que auguren y garanticen un conocimiento y comprensión fácil del discurso, una convicción en el sujeto de la autenticidad, de la racionalidad, de sentido lógico y consciente de la escritura de un artículo o un ensayo de razonamiento social, ético, filosófico o político. 4.1.

La escritura-imagen.

A través de la vista y de la evocación de lo observado podemos desarrollar la lectura recreativa de imagen (LRI). En ella observamos fidedignamente lo que existe en el paisaje, en el objeto o en el cuadro. Reproducimos todos los elementos a través de la palabra. Es difícil, pues reclama un esfuerzo de evocación espontánea de las palabras que encubren o descubren la razón de la realidad. Después podemos entrar en un proceso de inferencia lógica de los mensajes, de las ideas del artista, de lo que los colores o las formas nos quieren decir, independientemente de lo que el autor haya pensado o quiera expresar en sus diseños. Finalmente podemos recrear esa imagen con su contraria o con otros ingredientes y elementos distintos: Soltamos nuestra imaginación inventiva y nos imaginamos el cuadro que nosotros queremos pintar y que vamos a pintar con la pluma y con el pincel. Y lo hacemos. Cambiamos los colores. Cambiamos las formas. Lo hacemos más oscuro o más luminoso. El paso natural de la LRI nos lleva a la obra integrada plástico-literaria: el cuadro poético, el diseño narrado, la ficción pintada, la poesía objeto… 4.2.

Escritura literaria básica: la palabra, la frase y el discurso hechos y deshechos.

La los activadores propios de la escritura son el juego lingüístico (JL), el desguace de frases (DF), la lectura recreativa de textos (LRT) de autor. Jugar con las palabras, descomponer las frases, usar verbos distintos o contrarios, llevar a cabo un cambio sistemático del texto original del autor de referencia o de nuestro autor favorito o aborrecido para establecer nuestro propio discurso frente al ajeno, de acuerdo con nuestras sensaciones y evocaciones, con nuestros deseos e imágenes es una dinámica fundamental en la escritura. Porque escribir consiste en hilvanar palabras, de acuerdo con el sentido y sin sentido de las circunstancias. Una suma de frases bien construidas con el sentido de la sorpresa, para no caer en caminos trillados en frases hechas que ya no dicen nada, es un camino elemental y seguro para una escritura creativa, apoyada siempre en nuestras propias frases, en las frases o títulos de un texto, de un periódico, en la estrofa de un autor o un verso peculiar del mismo. - 17 -

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4.3.

Escritura dialéctica con discurso problematizador y resolutorio.

Describir con los cinco sentidos es estar pegado a la realidad para percibir sus pros y contras, sus peligros, amenazas y aportaciones u oportunidades, para percibir lo positivo y negativo de cada situación, hacer un balance, establecer criterios de mejora, generar alternativas óptimas para mí, para los ciudadanos, para los consumidores, para los espectadores, para los destinatarios de mi escrito. La dinámica de pros y contras y alternativas (PCA) es un buen mecanismo para llevar a cabo una dialéctica y un diálogo con la realidad más allá de lo que las apariencias sociales, el oportunismo de lo políticamente correcto sugieren, ocultando las partes oscuras, vergonzosas o vergonzantes, peligrosas u obscenas de la realidad. Pero ellas están ahí, como la serpiente oculta bajo la hierba de lo aparencial. Estar metido en la realidad, enfangado en las circunstancias que nos configuran y nos construyen, significa ser consciente y sensible a todos los problemas, peligros y situaciones insatisfactorias de las mismas, por su mal funcionamiento, porque atacan a una parte de la población, porque perjudican a los usuarios o consumidores,…. Hacer una escritura interesante y atractiva, original y polémica reclama la solución creativa de problemas (SCP). No para quedarse en la situación enmarañada, dolorosa, lamentándonos de la misma, sino para rastrear sus cauces y sus causas y encontrar vías y salidas de solución real, imaginativa, fantástica o mágica. 4.4.

Escritura torbellinica indagadora en estado relajatorio.

Pero sin duda alguna el elemento dinámico creativo fundamental radica en la imaginación en estado de relajación creativa: estar relajados y tranquilos en contacto directo con nuestro interior, con nuestro estado de ánimo, con nuestro estado corporal, conscientes de nuestro dolor o de nuestro bienestar de las sensaciones en las distintas partes de nuestro cuerpo, nos permite en este estado de quietud, de bienestar y de tranquilidad llevar a cabo una evocación torbellínica automática de todo lo que el objeto suscita en nuestro interior o de todas las evocaciones en relación con el tema o asunto; sin duda alguna, emergerán imágenes e ideas automáticas, partiendo del torbellino de ideas (TI), como libre asociación y conexión lógica o ilógica, absurda o consistente. Y estas mismas evocaciones y sensaciones inconsistentes o impertinentes pondrán en el disparadero al sujeto dubitativo, al ser que duda y se interroga: la interrogación divergente (ID), las preguntas que no tienen respuesta aprendida, o suscitan respuestas que inician nuevas respuestas. El torbellino de ideas y de interrogación divergente en estado de relajación, favoreciendo los automatismos gráficos y escritos, son el mejor camino para iniciar cualquier tipo de escritura, basado en el pensamiento caótico natural y espontáneo de cada sujeto. 4.5.

Escritura fantástica metafórica metamórfica.

Las dinámicas de pensamiento y escritura creativa más poderosas radican en la metáfora y en el desarrollo evolutivo transformista de las cosas. Para ello - 19 -

disponemos de la analogía inusual (AI), que nos permite relacionar el objeto de estudio, análisis y escritura, con cualquier objeto cercano o distante, estableciendo nuevas conexiones que sin duda alguna romperán los moldes de las conexiones lógicas y automáticas de la realidad ofreciendo un discurso realmente innovador, ingenioso y sorprendente. Establecer la relación de la bombilla con una pera y hacer que la luz de la bombilla sea masticada por cada una de las células de nuestro cuerpo y sea asimilada no solamente con la energía lumínica sino también calórica nos da una sensación distinta a nuestro estado corporal, emocional y espiritual. Hacer que la bombilla sea vista en su proceso natural hasta llegar a ser bombilla, desde el momento en el que su diseñador la imaginó con forma esférica o cuadrada o de cualquier otra índole, e imaginándola en forma de granos de arena, que se fueron poco a poco transformando en una hoja o lámina transparente y luminosa, dura y consistente o blanda con el calor del fuego en el crisol, nos permite establecer discursos metamórficos trasformativos que alientan el cambio radical de la realidad a cada instante en el laboratorio o fragua de nuestra imaginación creadora con el activador creativo de la metamorfosis total del objeto (MTO). La analogía inusual y la metamorfosis total del objeto son activadores sustantivos para establecer discursos, escritos, diseños, narrativas, políticas realmente originales y singulares, acordes con los gustos y deseos del propio creador escritor o artista. Este libro que tienes entre las manos te ofrece textos literarios y ejemplos didácticos de cómo puedes proceder para llegar a ser creativo usando los cinco sentidos, a la hora de pensar, imaginar, expresar, reinventar la realidad y la propia escritura.

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Capítulo I.

LOS ACTIVADORES CREATIVOS PARA UNA ESCRITURA FLUIDA Y FANTÁSTICA.

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1. 2.

3.

4.

CLASIFICACIÓN DE LOS ACTIVADORES CREATIVOS ACTIVADORES CREATIVOS DE ANÁLISIS 2.1. EL TORBELLINO DE IDEAS Y EL DESARROLLO DE CONCEPTOS 2.2. EL DESARROLLO DE CONCEPTOS 2.3. DEFINIR UN CONCEPTO ANALÓGICAMENTE ACTIVADORES LINGUÍSTIVCO-LITERARIOS. 3.1. EL JUEGO LINGÜÍSTICO 3.2. DESGUACE DE FRASES 3.3. ANÁLISIS RECREATIVO DE TEXTOS ACTIVADORES DE TRANSFORMACIÓN FANTÁSTICA 4.1. ANALOGÍA INUSUAL 4.2. METAMORFOSIS DEL OBJETO

En este libro la pretensión fundamental es desarrollar la creatividad de los procesos de la escritura a través de los Activadores Creativos, técnicas de escritura que ofrecen la posibilidad de manejar los procesos esenciales y sistemáticos que articulan la creatividad y ayudan a superar ese temido momento de la página en blanco o el no saber por dónde seguir. Presentamos aquí estos activadores y su forma de trabajarlos en la escritura creativa de manera muy resumida para entrar en contacto con estas técnicas. A lo largo del libro estas técnicas aparecen ilustradas suficientemente para que el futuro escritor pueda aplicarlas y desarrollarlas con facilidad, además, las propuestas de trabajo están apoyadas por textos de autores reconocidos y de ejercicios resueltos para facilitar el proceso de trabajo.

1. CLASIFICACIÓN DE LOS ACTIVADORES CREATIVOS. 1. DE ANÁLISIS

OBJETIVOS

APLICACIÓN EN CREACIÓN LITERARIA

EL TORBELLINO

. Fomentar la libertad de expresión (fluencia ideacional, agilidad, flexibilidad mental)

.Listado exhaustivo de las características formales de una obra de arte.

DE IDEAS

. Desinhibición grupal (clima social de libertad, de expresión de respeto, de tolerancia)

JUEGO LINGÜÍSTICO

DESGUACE DE FRASES

LA

. Herramienta fundamental en la planificación de la obra. . Generación de divergentes y originales

ideas

.Romper la fijeza estructural y significativa de la palabra. Flexibilidad semántica y morfológica de las palabras.

. Construcción de textos a partir de la descomposición de las palabras.

. Descomposición de la frase: fomentar el análisis y revisión de los procesos que facilitan la fluencia de pensamiento y expresión

. Transformar textos de diversa índole y convertirlos en textos literarios.

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. Extractar los ritmos derivados de la descomposición de la palabra

ANÁLISIS RECREATIVO DE TEXTOS

LECTURA RECREATIVA DE IMÁGENES

. Desarrollar y estimular el proceso de lectura, implicando al sujeto crítico y creador del texto.

. Interiorización de la estructura sintáctica de un texto.

. Desarrollar el pensamiento visual. Comprender los entresijos y elementos de la comunicación visual.

. Construcción de un texto a partir de la lectura y transformación de una imagen.

. Reelaboración de textos ya existentes en otros diferentes.

2. DE BÚSQUEDA Y SÍNTESIS CATEGORIAL

OBJETIVOS

APLICACIÓN EN LA CREACIÓN LITERARIA

BÚSQUEDA INTERROGATORIA

Potenciar y estimular La capacidad de descubrimiento, de preocuparse por la indagación de un tema.

. Indagar todo lo que se sabe sobre un tema a partir de la formulación de preguntas convergentes y divergentes.

(Interrogación Divergente)

Ser original haciendo preguntas divergentes sobre un tema

Realizar textos y solucionar problemas sobre los mismos a través de la respuesta a las preguntas.

3. TRANFORMACIÓN FANTÁSTICA

OBJETIVOS

APLICACIÓN EN LA CREACIÓN LITERARIA

ANALOGÍA INUSUAL

. Desarrollar la asociación lógica de fenómenos my dispares.

. Creación de objetos, seres fantásticos y otros elementos a partir de la comparación crítica de dos seres u objetos muy dispares entre sí

. Acostumbrarse a ver la realidad interconectada y creando una curiosidad permanente que fomente la comprensión, la comparación crítica y el poder de síntesis.

METAMORFOSIS DEL OBJETO

Visualizar y estimular la fantasía y el pensamiento visual. . Flexibilización transformativa y agilidad frente al procesamiento de la realidad

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. Transformar objetos, paisajes, personas, etc. a través de un proceso de visualización previa a la escritura. . Crear mundos fantásticos en los que las cosas se transforman mediante intervenciones.

2. ACTIVADORES CREATIVOS DE ANÁLISIS 2.1. EL TORBELLINO DE IDEAS Y EL DESARROLLO DE CONCEPTOS. Es una técnica muy útil en la creación literaria en la fase de planificación, en la creación de personajes y en la descripción. El creador del Torbellino de Ideas o Brainstorming fue el psicólogo americano A. F. Osborn y desde entonces su aplicación se ha extendido a muchos ámbitos, desde la empresa hasta la educación, como un valioso potenciador de la flexibilidad, la fluencia, el ingenio y la originalidad. El TI es un recurso inagotable en la creación literaria; a partir de él se pueden escribir todo tipo de textos. El proceso de aplicación del TI tiene una serie de reglas que se deben seguir de manera estricta para su buen funcionamiento. 1. Decir todas las ideas que surge, tanto individual como en grupo, sin rechazar ninguna idea por muy absurda y extraña que pueda parecer. 2. Escucharse a uno mismo y escuchar a los demás para mejora las ideas iniciales pues esto supone una escalada de pensamiento sin entrar en críticas o rechazos. 3. Proceder con rapidez, sin pararse a pensar y sin censurar ni censurarse. No entrar en discursos ni discusiones, ni con los demás ni con uno mismo.(De Prado, ; 3) Un ejemplo de aplicación en la creación literaria sería el siguiente: Imaginemos que queremos escribir sobre el mes en que nacimos., por ejemplo Abril Estimulamos la producción de ideas a través de preguntas. El mes de Abril… ¿A qué huele? ¿A qué sabe? ¿Qué sonidos hay en este mes? ¿Qué recuerdos me trae? ¿Qué sabores? ¿Quién está contigo? ¿Qué siento? ¿Qué paisajes están en este mes?... Y así podemos seguir al mismo tiempo que tomamos notas sin pensar, sin juzgar y sin rechazar ninguna. Este que hemos mostrado es un ejemplo convergente de TI pero también podemos escribir de modo caótico sin categorizar ninguna idea. 2.2. EL DESARROLLO DE CONCEPTOS. La base del conocimiento primordial es el desarrollo de conceptos que están asociados a objetos y sucesos reales. Los conceptos o las ideas se materializan en palabras; el desarrollo del vocabulario que le corresponde a cada objeto, que define sus cualidades y que nos dice las acciones que realiza, son los elementos imprescindibles sobre los que se asienta el lenguaje y sólo a - 24 -

través de él podemos tener una comprensión del mundo y crear un pensamiento propio (De Prado; 1994) El Torbellino de Ideas es una herramienta eficaz para enseñar a definir con exactitud un concepto que tengamos incompleto o confuso, expresando todo aquello que una palabra y las relaciones con otras semejantes nos sugiere y tratando de comunicar el concepto a través de varios lenguajes como el plástico o el dramático; de esta manera es más fácil aprehenderlo y hacerlo nuestro. Desarrollo simplificado de conceptos Partiremos de la definición conceptual de un objeto común, por ejemplo mesa. 1. Hacemos un torbellino de ideas sobre todo lo que conozcamos sobre la mesa 2. Definimos mesa con las características que le son esenciales y distintivas que hacen que ese concepto sea exactamente mesa y no otro. 3. Definición verbal y abstracta. Acudimos al diccionario para comprobar si nuestra propia definición se ajusta a la acuñada por el libro. 4. Definición plástica. La palabra se representa plásticamente en todas sus variantes. Concepto innovador ampliado: la mensa inusual Trataremos de encontrar nuevas mesas que no se parezcan en nada a la mesa norma. Aquí emplearemos el TI y la imaginación guiada Concepto inventado: la realidad nueva e imaginada En el proceso de desarrollo de conceptos, podemos tratar de hallar nuevas realidades y tratar de definirlas de manera analógica (basado en De Prado) 2.3. DEFINIR UN CONCEPTO ANALÓGICAMENTE • • • • • •

Geométricamente: con figuras: fórmulas, leyes de la Geometría Naturalmente: con elementos provenientes de la naturaleza: aire, mar, tierra. Cibernéticamente. Con elementos provenientes de las nuevas tecnologías: robots, aparatos, etc. Culinariamente. Con ingredientes procedentes del mundo de la cocina: recetas, ingredientes, sabores, olores… Aerodinámicamente: con explicaciones del mundo de la aerodinámica. Cinematográficamente: con símiles provenientes del mundo audiovisual: funciones, posición, materiales…

Ej. ¿Cómo describir un viaje imaginario en el que encontraremos cosas que nunca hayamos visto y que queremos describir a los lectores con todo lujo de detalles? - 25 -

Proceso: • Hacemos un TI tratando de obtener toda la información sobre ese lugar imaginario Imaginemos que viajamos a un nuevo planeta: ¿Cómo son sus habitantes? ¿Cuál es su característica más peculiar? ¿De qué tamaño es el planeta? ¿Qué medio de transporte se utiliza? ¿Cómo son sus habitantes? ¿Cómo se relacionan entre ellos?¿Dónde viven?¿ Qué actividades llevan a cabo?¿De qué viven?¿ Cómo se alimentan?¿Qué costumbres tienen?¿Cómo se divierten¿ Hacen la guerra?¿Cómo se divierten?¿Cómo se reproducen?¿Tienen ciencia y religión?¿hay algún objeto que caracterice este lugar?¿Cómo es el arte’… • Organizamos esta información en un gra´fico de constelaciones. • Escribimos definiciones del planeta y sus habitantes. • Hacemos un juego lingüístico para darle un nombre • Escribimos el texto final.

3. ACTIVADORES LINGUÍSTIVCO-LITERARIOS. 3.1. EL JUEGO LINGÜÍSTICO Objetivos del juego lingüístico. •







SIGNIFICADO RADICAL o Analizar y comprender radicalmente la palabra: su raíz, significado, su forma y su sonido. o Descomponer la palabra y trabajar con sus elementos. o Utilizar el diccionario para buscar su origen, la forma y los distintos significados de una palabra. FLUIDEZ ASOCIATIVA o Fomentar la afluencia verbal y las asociaciones de la palabra. o Generar fluidez de ideas partiendo de la palabra mediante la elaboración de familias o redes de significado alrededor de los vocablos elegidos. o Establecer relaciones cercanas (convergencia) y lejanas de significados (divergencia) CREACIÓN COMBINATORIA o Crear nuevos significados con la combinación de los diversos componentes de la palabra. o Crear nuevas palabras, frases y textos. APLICACIONES DIVERSAS o Transferir el proceso de trabajo del juego lingüístico a otros ámbitos de expresión como la plástica o la publicidad. o Aplicar los procesos del juego lingüístico a los conceptos y palabras clave de los distintos temas de la enseñanza de las matemáticas, las ciencias sociales y naturales, etc. - 26 -

EJ. VENTANA SOBRE LA PALABRA Magda recorta palabras de los diarios, palabras de todos los tamaños, y las guarda en cajas. En cajas rojas guarda las palabras furiosas. En caja verde, las palabras amantes. En caja azul, las neutrales. En caja amarilla, ls tristes. Y en caja transparente guarda las palabras que tienen magia. A veces, ella abre las cajas y las pone boca abajo sobre la mesa, para que las palabras se mezclen como quieran. Entonces las palabras le cuentan lo que ocurre y le anuncian lo que ocurrirá. Hacemos un TI de palabras furiosas, amantes, tristes, neutrales y mágicas. Elegimos siete palabras de cada categoría y escribimos textos. Para los textos amantes, puedes escribir una carta de amor; par los mágicos , un cuento maravilloso; para los tristes, una noticia triste; para los furiosos, una protesta; etc. Si lo que queremos es aplicar este activador al lenguaje plástico, aplicamos el juego lingüístico para la elaboración de collages. La idea de trabajar con textos furiosos, amantes, neutrales, etc., se puede utilizar para crear uno o varios collages 3.2. DESGUACE DE FRASES. Objetivos de este activador creativo: • • • • • •

Fomentar el análisis y revisión en los procesos básicos del lenguaje y pensamiento. Desarrollar la fluencia mental y verbal. Expresarse de forma original y creativa. Profundizar en el conocimiento de la estructura de las palabras y las relaciones que éstas establecen en la frase. Fomentar el uso del diccionario para buscar palabras de significado opuesto (antónimos o parecidos (sinónimos). Asociar palabras de similar significado o forma.

Etapas de desarrollo. 1. Elegimos una frase o un texto y procedemos a aplicar el activador creativo. Al que madruga, Dios le ayuda 2. Subrayamos las dos o tres palabras clave de la frase 3. Asociamos a cada una de ellas expresiones de similar significado o forma que puedan sustituirlas. 4. Buscamos palabras o expresiones de significado opuesto o distinto. 5. Sustituimos la palabra inicial con las nuevas palabras y comprobamos la variación, validez o falsedad de la nueva proposición 6. Escribimos palabras al azar y procedemos a sustituir las palabras de un área lingüística concreta. A continuación, componemos la frase. - 27 -

Expresiones afines. Madruga

Dios

ayuda

Adelanta

divinidad

sostiene

Antecede

Hacedor

asiste

Levantarse temprano

todopoderoso

ampara

Amanece

Padre

contribuye

Y así sucesivamente seguimos trabajando con sinónimos y luego con antónimos con la ayuda de un diccionario. A partir de todas estas posibilidades, construimos frases y textos combinando los sinónimos y los antónimos. Este activador lo podemos ampliar hasta llegar a textos narrativos y textos poéticos. 3.3. ANÁLISIS RECREATIVO DE TEXTOS. Los objetivos del análisis recreativo de textos son: • • • •

Comprender e interiorizar determinadas estructuras gramaticales y poéticas. Adquirir seguridad y autonomía lingüística. Entender que la mejor forma de comprender un texto consiste en intentar comprobar cómo está realizado. Entender su estructura y composición

Proceso de desarrollo. • •

• • • •

Selección del texto o tema. Leer el texto comprensivamente, sintiendo su ritmo, rima (si es un texto poético). Subrayar las expresiones y palabras- verbos, nombres, etc.clave para la comprensión del sentido del mismo. Destacar las figuras retóricas que enriquecen literariamente el texto (metáforas, símiles, paradojas…) Buscar, crear otras expresiones y figuras afines/ contrarias y escribirlas. Encontrar la estructura lógica o expresiva que unifica el texto. Esquematizar gráficamente el contenido central. Reescribirlo modificando fondo y forma

Ej. Resultado de la aplicación de este proceso del poema de Luisa Castro. Caída Las montañas cristalizan en mil años Y el mar gana un centímetro a la tierra Cada dos milenios. Horada el viento la roca En cuatro siglos - 28 -

Y la lluvia También la lluvia se toma su tiempo Para caer Sé paciente con mi corazón Que suspira por una obra duradera Como el viento, Como la lluvia, También mi corazón Se toma su tiempo para caer. Proceso homo sintáctico/ paráfrasis Caídas Siete siglos sobrevive Roma Y el musulmán duerme el lecho Ibérico Las mil y una noches. Luce el brillo español Por doscientos años Y el sajón, También el sajón se toma su tiempo Para caer Sé paciente con América Pues desprende un hedor insoportable Como Roma Como España También América se toma su tiempo Para caer. Luisa Castro. 3.3. LECTURA RECREATIVA DE IMÁGENES (Este activador creativo está desarrollado en su totalidad en este libro, por esta razón no aparece desarrollado en este capítulo)

- 29 -

3.4.

ACTIVADORES DE BÚSQUEDA Y SÍNTESIS CATEGORIAL

BÚSQUEDA INTERROGATORIA Objetivos • • • •

Potenciar y estimular La capacidad de descubrimiento, de preocuparse por la indagación de un tema. Ser original haciendo preguntas divergentes sobre un tema Indagar todo lo que se sabe sobre un tema a partir de la formulación de preguntas convergentes y divergentes. Realizar textos y solucionar problemas sobre los mismos a través de la respuesta a las preguntas.

Ej. Hacer preguntas sobre un texto, por ejemplo, Caperucita Roja ¿Por qué la madre le hizo una caperuza roja si sabía que el lobo andaba cerca?¿ Dónde estaba el padre de la niña?¿Por qué la abuela estaba sola si estaba enferma?¿Es la madre una irresponsable por enviar a la niña al bosque?¿ Por qué no cazan a ese lobo?¿Por qué el lobo habla?¿La niña no asiste a la escuela?¿Por qué no se comió el lobo a la abuela al principio del cuento?¿Por qué no fue la madre a llevarle la comida a la abuela?¿Qué ropa llevaba el lobo?¿Es el mismo bosque en el que vivía Blanca Nieves con los enanitos?¿Se parecía el lobo a alguien conocido o famoso?... Así podemos seguir hasta hacernos muchas preguntas que sean divergentes y originales. A partir de aquí, podemos elaborar muchos tipos de textos referidos al mismo tema.

4. ACTIVADORES DE TRANSFORMACIÓN FANTÁSTICA. 4.1. ANALOGÍA INUSUAL Lo que nosotros denominamos Analogía Inusual, es la “asociación lógica entre fenómenos muy dispares” (Prado, 1988; 92), de manera que se desarrolle la inventiva y el pensamiento divergente. En la literatura y, sobre todo, en la poesía, hay abundantes ejemplos sobre esto, ya que la analogía es la raíz del símil, de la metáfora, de la alegoría. El dominio de la técnica de la AI, implica el conocimiento del lenguaje y del vocabulario; para establecer comparaciones entre objetos dispares hay que saber describirlos y hay que conocer su significado en detalle: forma, utilidad, aplicaciones, sabor, olor, gusto, tacto…cuáles son sus connotaciones, etc. Cuando creamos AI unimos “la denominación lingüística y la profundización del lenguaje merced a la comprensión abstracta y sensorial, lo que ocasiona “ver” la razón de ser de la comparación y ello genera la creación de las estructuras ideo-lingüísticas bien arraigadas (Prado, 1994) El proceso de la analogía inusual consiste en: - 30 -

• • • •

Observación multisensual del objeto Visualización interior de lo procesual y figural (figura y función) Representaciones analógicas asociadas en la memoria (símil, analogía, metáfora) Asociación analógica distante (metáfora surrealista, greguería)

Para comenzar a describir el objeto hacemos primero una observación multisensorial: convertir lo familiar en extraño nos ayuda a ello. Describir un objeto, un ser, una acción, un personaje,… a un extraterrestre Vamos a crear un personaje fantástico resultante de una “fusión” entre dos elementos dispares, por ejemplo: un águila y un zapato. Descripción minuciosa (multisensual, procesual y figural) de los objetos, extrañamiento. Un águila

Un zapato

Animal

Cosa

Vuela

Utilizado por los humanos para caminar

Tiene plumas

Es de piel o de tela

Tiene pico y ojos

Tiene puntera y tacón

Es parda o blanca y negra

Es de muchos colores

Por el pico se alimenta

El humano introduce el pié

Tiene dos patas con garras

Tiene suela de goma, cuero, etc.

Establece comparaciones entre los objetos ¿En qué se parece un águila a un zapato? ¿Qué pueden tener en común? ¿En qué se diferencian? Consulta un diccionario o una enciclopedia para ver las definiciones de ambas cosas. Ej. El águila tiene dos patas y los zapatos son dos El águila tiene piel y los zapatos son de piel El águila tiene pico y los zapatos punteras El águila camina y los zapatos sirven para caminar El águila tiene ojos y los zapatos pueden tener “ojetes” Con los zapatos no puedes volar; el águila vuela El águila tiene lengua y los zapatos pueden tener lengüeta, etc.… Fusión de ambos objetos. Si fundiésemos un águila y un zapato, ¿Qué objeto o animal tendríamos ¿Cuál sería su nombre?¿Para qué serviría? "Crea tu propio animal o personaje a partir de un animal y un ser humano, observa qué tienen en común, las diferencias, descríbelo, cuáles serían las características o utilidades. Ponle un nombre que sea una fusión de los dos.

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Deja volar tu imaginación para conformar algo inusual, no inventado todavía. A continuación, dibújalo y escribe su descripción e historia. 4.2. METAMORFOSIS DEL OBJETO David de Prado en su libro Expresión creativa Total, resume en un cuadro el proceso de transformación del objeto (Prado: 97-99) [Escriba una cita del documento o el resumen de un punto interesante. Puede situar el cuadro de texto en cualquier lugar del documento. Use la ficha Herramientas de dibujo para cambiar el formato del cuadro de texto de la cita.]

1. Percepción de la situación actual Objeto dado real

2. Imaginación de formas diferentes de ser/proceder Objeto imaginado

3. Diseño y descripción del nuevo objeto

Objeto transformado

La percepción: para conocer bien un objeto debemos saber apreciarlo en su totalidad: aprehenderlo con los cinco sentidos, observarlo, conocer sus funciones. (Eaberle y Osborn) Proceso: 1) Producir un cambio físico material en el objeto, cambiándolo de forma, color. Imaginando el cambio desde que nace hasta que desaparece (cambio evolutivo) . O viendo cómo se construye de modo distinto. 2) Cambio relacional: cómo se relaciona con diversos elementos y cómo se adapta y sobrevive. 3) Poniendo énfasis en el cambio lingüístico; cómo siente, de que forma se expresa, qué desea para ser feliz. Un ejemplo en Literatura: La Metamorfosis. Kafka. Proceso. •



Formular preguntas divergentes. Ej. ¿cómo se hace? ¿de qué otro material se podría hacer? ¿qué otras funciones y usos tendría? ¿cómo lo combinaríamos con otros objetos o elementos de la naturaleza (u otros) para hacer algo diferente? ¿qué pasaría si el material se convirtiese en otro impensable?... Describir y dibujar los cambios que van ocurriendo. o r, material, privándole de alguna de sus partes, etc. o Cambio o transformación de carácter funcional: nuevos usos y funciones, acciones más simples o más complejas

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Capítulo II.

EL SENTIDO DE LA VISTA

LA LÁMPARA DEL MAESTRO. Un maestro zen y su discípulo andaban por un camino en plena noche. El maestro sostenía una linterna. -Maestro- preguntó el discípulo-, ¿es verdad que puedes ver en la oscuridad? -Sí, es verdad. -Entonces, ¿para qué llevas esa linterna? -Para que los otros no choquen conmigo.

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1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11.

1.

EL SENTIDO DE LA VISTA EL CUENTO DE COLORES POEMAS DE COLOR LOS OJOS DE LOS POETAS EL MISTERIO EN UNA FRASE LECTURA RECREATIVA DE IMÁGENES SOMOS DE COLORES TODO ES SEGÚN EL CRISTAL DEL COLOR CON QUE SE MIRA PUNTOS DE VISTA LA VISTA ENGAÑA EL ESPACIO Y LOS SENTIDOS

EL SENTIDO DE LA VISTA

El sentido de la vista (fragmento) “Los amantes incorporan el mundo entero a su totalidad. Todas las imágenes clásicas de la poesía amorosa lo confirman. El río, el bosque, el cielo, los minerales de la tierra, el gusano de seda, las estrellas, la rana, el búho, la luna, demuestran el amor del poeta. La poesía expresa la aspiración a esa correspondencia, pero es la pasión la que la crea. La pasión aspira a incluir el mundo entero en el acto de amar. El hecho de querer hacer el amor en el mar, volando por el cielo, en esta ciudad, en aquel campo, sobre la arena, entre las hojas caídas, con sal, con aceite, con frutas, en la nieve, etc., no significa que se precisen nuevos estímulos, sino que expresa una verdad que es inseparable de la pasión. La totalidad de los amantes se extiende, de manera diferente, a fin de incluir el mundo social. Todos los actos, cuando son voluntarios, se llevan a cabo en nombre de la persona amada. Lo que el amante cambia entonces del mundo es una expresión de su pasión. (...) La totalidad de la pasión oprime (o socava) al mundo. Los amantes se aman con el mundo. (Al igual se podría decir que con todo su corazón o con sus caricias.) El mundo es la forma de su pasión, y todos los sucesos que experimentan o imaginan constituyen la iconografía de su pasión. Por eso la pasión está dispuesta a arriesgar la vida. Se diría que la vida es tan sólo la forma de la pasión. " John Berger

¡Hágase la luz! Y la luz quedó hecha. Y así, a través del sentido de la vista, el mundo se mostró ante nosotros en toda su belleza y su fealdad. Pero, aunque las palabras de la Biblia son optimistas y casi mágicas, la revelación del mundo no fue, ni tan sencilla, ni tan rápida, ni le fue dada al hombre sino a los seres que habitaban en los antiguos mares que desarrollaron un trozo de piel sensible a la luz para poder moverse en la oscuridad y, más tarde, estos seres - 34 -

desarrollaron ojos. Uno de los recuerdos de nuestro origen marino es que nuestros ojos deben estar siempre bañados en agua salada (Ackerman. Una historia Natural de los sentidos.) Los ojos, son, en realidad, similares a una cámara fotográfica cuya función consiste en recoger la luz. Recordemos brevemente unos datos sobre la fisiología del ojo. A través del sentido de la vista podemos percibir la forma de los objetos y su color. La luz que llega de ellos es captada por una capa sensible, la retina, que manda la imagen al cerebro para ser interpretada Estos órganos de la visión son una compleja maquinaria que está compuesto por varios elementos. El globo ocular: Cada globo ocular está protegido por diversas estructuras y se halla dentro de la cuenca correspondiente. Tiene una forma casi esférica, de unos 24 mm de diámetro y cubierto con dos capas: la esclerótica y la coroides El globo ocular está dividido en dos cámaras: la anterior o frontal, que es la menor, y la posterior, que constituye la mayor parte del globo ocular. Existen dos capas que lo conforman, recubren y protegen en su totalidad: la esclerótica y la coroides. Esclerótica. Está formada por fibras de tejido colágeno entretejidas en todas las direcciones del espacio, que constituyen una capa blanquecina que se encarga de mantener consistentemente la forma del ojo. Se halla por fuera de la coroides, y en la parte anterior del ojo da lugar a la córnea. La Córnea. Es la capa que deja traspasar la luz, pone el ojo en contacto con el aire y es muy resistente pues está formada por fibras de colágeno. El Iris es la parte del ojo que contiene un orificio, la pupila, por el cual pasa la luz al fondo. En este órgano, compuesto de una capa muscular, se depositan pigmentos de melanina que dan lugar a los ojos de distintos colores. Cuando este pigmento no existe, se producen los ojos azules. Esta visión científica fría de los órganos de la visión ha dado lugar a las más hermosas páginas de la literatura y de la pintura. No hay poeta ni escritor que no haya hablado de los ojos de alguien y de la mirada. Esta es la más inmediata forma de comunicación del ser humano: con una mirada podemos mostrar amor u odio, simpatía o rechazo; alegría o tristeza, inocencia o astucia. Aunque toda la atención de la visión se centra en los ojos, en realidad quien realmente ve es nuestro cerebro, ni siquiera los ojos son imprescindibles para ver todo lo que hemos percibido a través de ellos, pues es nuestra mente la que nos trae imágenes del pasado, de nuestra niñez o de un suceso que nos haya impresionado que permanece guardado en la mente y podemos evocar a través de imágenes. Nuestra imaginación también nos permite “ver” aquellas cosas que no existen y que podemos reproducir con toda exactitud en imágenes. De la misma manera, podemos volver a ver, con los ojos cerrados un paisaje que nos hayamos detenido a contemplar. - 35 -

2.

EL CUENTO DE COLORES

El color debe ser pensado, soñado, imaginado Henry Matisse El mundo se nos revela como una paleta de colores. Millones de corpúsculos en forma de conos y bastoncillos situados en nuestra retina se encargan de que este milagro se produzca. Y, como era de esperar, los escritores no podían eludir la tentación de teñir de color sus obras y crearnos sensaciones de distinta índole y revelarnos trabajos preciosistas como los de Marguerite Yourcenar, de quien veremos algunos ejemplos. Este “lenguaje silencioso” (Ackerman) nos permite valorar los matices y la riqueza del mundo que nos rodea con toda su complejidad y belleza. Para escribir relatos en los que queremos introducir un tema como leitmotiv, es imprescindible trabajar el campo semántico, en este caso, el color y todas sus gamas. En “Un cuento azul”, M. Yourcenar escribe un cuento dominado por ese color Cuento azul. Inédito hasta 1993. Los mercaderes procedentes de Europa estaban sentados en el puente, de cara a la mar azul, en la sombra color índigo de las velas remendadas de retazos grises. El sol cambiaba constantemente de lugar entre los cordajes y, con el balanceo del barco, parecía estar saltando como una pelota que rebotara por encima de una red de mallas muy abiertas. El navío tenía que virar continuamente para evitar los escollos; el piloto, atento a la maniobra, se acariciaba el mentón azulado. Al crepúsculo, los mercaderes desembarcaron en una orilla embaldosada de mármol blanco; vetas azuladas surcaban la superficie de las grandes losas que antaño fueran revestimiento de templos. La sombra que cada uno de los mercaderes arrastraba .tras de sí por la calzada, al caminar en el sentido del ocaso, era más alargada, más estrecha y no tan oscura como en pleno mediodía; su tonalidad, de un azul muy pálido, recordaba a la de las ojeras que se extienden por debajo de los párpados de una enferma. En las blancas cúpulas de las mezquitas espejeaban inscripciones azules, cual tatuajes en un seno delicado; de vez en cuando, una turquesa se desprendía por su propio peso del artesonado y caía con un ruido sordo sobre las alfombras de un azul muelle y descolorido. Se levantó la luna y emprendió una danza errática, como un espíritu endiablado, entre las tumbas cónicas del cementerio. El cielo era azul, semejante a la cola de escamas de una sirena, y el mercader griego encontraba en las montañas desnudas que bordeaban el horizonte un parecido con las grupas azules y rasas de los centauros.

Todas las estrellas concentraban su fulgor e n el interior del palacio de las mujeres. Los mercaderes penetraron en el patio de honor para resguardarse del viento y del mar, pero las mujeres, asustadas, se negaban a recibirlos y ellos se desollaron en vano las manos a fuerza de llamar a las puertas de acero, relucientes como la hoja de un sable.

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Tan intenso era el frío, que el mercader holandés perdió los cinco dedos de su pie izquierdo; al mercader italiano le amputó los dedos de la mano derecha una tortuga que él había tomado, en la oscuridad, por un simple cabujón de lapislázuli. Por fin, un negrazo salió del palacio llorando y les explicó que, noche tras noche, las damas rechazaban su amor por no tener la piel suficientemente oscura. El mercader griego supo congraciarse con el negro merced al regalo de un talismán hecho de sangre seca y de tierra de cementerio, así es que el nubio los introdujo en una gran sala color ultramar y recomendó a las mujeres que no hablaran demasiado alto para que no despertaran los camellos en su establo y no se alterasen las serpientes que chupan la leche del claro de luna Los mercaderes abrieron sus cofres ante los ojos ávidos de las esclavas, en medio de olorosos humos azules, pero ninguna de las damas respondió a sus preguntas y las princesas no aceptaron sus regalos. En una sala revestida de dorados, una china ataviada con un traje anaranjado los tachó de impostores, pues las sortijas que le ofrecían se volvían invisibles al contacto de su piel amarilla. Ninguno advirtió la presencia de una mujer vestida de negro, sentada en el fondo de un corredor, y como le pisaran sin darse cuenta los pliegues de su falda, ella los maldijo invocando al cielo azul en la lengua de los tártaros, invocando al sol en la lengua turca, e invocando a la arena en la lengua del desierto. En una sala tapizada de telas de araña, los mercaderes no obtuvieron respuesta de otra mujer, vestida de gris, que sin cesar se palpaba para estar segura de que existía; en la siguiente sala, color grana, los mercaderes huyeron a la vista de una mujer vestida de rojo que se desangraba por una ancha herida abierta en el pecho, aunque ella parecía no darse cuenta, ya que su vestido no estaba ni siquiera manchado. Pudieron al cabo refugiarse en el ala donde estaban las cocinas y allí deliberaron acerca del mejor medio para llegar hasta la caverna de los zafiros. Constantemente los molestaba el trajín de los aguadores, y un perro sarnoso fue a lamer el muñón azul del mercader italiano, el que había perdido los dedos. Al fin, vieron aparecer por la escalera de la bodega a una joven esclava que llevaba hielo granizado en un ataifor de cristal turbio; lo depositó sin mirar dónde, sobre una columna de aire, para dejarse las manos libres y poder saludar, levantándolas hasta la frente, donde llevaba tatuada la estrella de los magos. Sus cabellos azul-negros fluían desde las sienes hasta los hombros; sus ojos claros miraban el mundo a través de dos lágrimas; y su boca no era sino una herida azul. Su vestido color lavanda, de fina tela desteñida por hartos lavados, estaba desgarrado en las rodillas, pues la joven tenía por costumbre prosternarse para rezar y lo hacía constantemente. Poco importaba que no comprendiera la lengua de los mercaderes, pues era sordomuda; así, se limitó a asentir gravemente con la cabeza cuando ellos inquirieron cómo ir hasta el tesoro mostrándole en un espejo sus ojos color de gema y señalando mercader griego le ofreció sus talismanes: la niña los rechazó como lo hubiera hecho una mujer dichosa, pero con la sonrisa amarga de una mujer desesperada; el mercader holandés le tendió un saco lleno de joyas, pero ella hizo una reverencia desplegando con las manos el pobre vestido todo roto, y no les fue posible adivinar si es que se juzgaba demasiado indigente o demasiado rica para tales esplendores. - 37 -

Luego, con una brizna de hierba levantó el picaporte de la puerta y se encontraron en un patio redondo como el interior de un pozal, lleno hasta los bordes de la fría luz matinal. La joven se sirvió de su dedo meñique para abrir la segunda puerta que daba a la llanura y, uno tras otro, se encaminaron hacia el interior de la isla por un camino bordeado de matas de aloe. Las sombras de los mercaderes iban pegadas a sus talones, cual siete víboras pequeñas y negras, en tanto que la muchacha estaba desprovista de toda sombra, lo que les dio que pensar si no sería un fantasma. Las colinas, azules a distancia, se volvían negras, pardas o grises a medida que se aproximaban; sin embargo, el mercader de la Turena no perdía el valor y para darse ánimos cantaba canciones de su tierra francesa. El mercader castellano recibió por dos veces la picadura de un escorpión y sus piernas se hincharon hasta las rodillas y cobraron un color de berenjena madura, pero no parecía sentir dolor alguno e incluso caminaba con un paso más seguro y más solemne que los otros, como si estuviera sostenido por dos gruesos pilares de basalto azul. El mercader irlandés lloraba viendo cómo gotas de sangre pálida perlaban los talones de la muchacha, que andaba descalza sobre cascos de porcelana y de vidrios rotos. Cuando llegaron al sitio, tuvieron que arrastrarse de rodillas para entrar a la caverna, que no abría al mundo más que una boca angosta y agrietada. La gruta era, sin embargo, más espaciosa de lo que hubiera podido esperarse y, así que sus ojos hubieron hecho buenas migas con las tinieblas, descubrieron por doquier fragmentos de cielo entre las fisuras de la roca. Un lago muy puro ocupaba el centro del subterráneo, y cuando el mercader italiano lanzó una guija para calcular la profundidad, no se la oyó caer, pero se formaron pompas en la superficie, como si una sirena bruscamente despertada hubiera expelido todo el aire que llenaba sus pulmones. El mercader griego empapó sus manos ávidas en aquella agua y las sacó teñidas hasta las muñecas, como si se tratara de la tina hirviendo de un tintorero; mas no logró apoderarse de los zafiros que bogaban, cual flotillas de nautilos, por aquellas aguas más densas que las de los mares. Entonces, la joven deshizo sus largas trenzas y sumergió los cabellos en el lago: los zafiros se prendieron en ellos como en las mallas sedosas de una oscura red. Llamó primero al mercader holandés, que se metió las piedras preciosas en las calzas; luego, al mercader francés, que se llenó el chapeo de zafiros; el mercader griego atiborró un odre que llevaba al hombro, en tanto que el mercader castellano, arrancándose los sudados guantes de cuero, los llenó y se los puso colgados al cuello, de tal suerte que parecía llevar dos manos cortadas. Cuando le llegó el turno al mercader irlandés, ya no quedaban zafiros en el lago; la joven esclava se quitó un colgante de abalorios que llevaba y por señas le ordenó que se lo pusiera sobre el corazón. Salieron arrastrándose de la caverna y la muchacha pidió al mercader irlandés que la ayudara a rodar una gruesa piedra para cerrar la entrada. Luego, colocó un precinto confeccionado con un poco de arcilla y una hebra de sus cabellos. El camino se les hizo más largo que a la ida por la mañana. El mercader castellano, que empezaba a sufrir a causa de sus piernas emponzoñadas, se - 38 -

tambaleaba y blasfemaba invocando el nombre de la madre de Dios. El mercader holandés, que estabahambriento, trató de arrancar las azules brevas maduras de una higuera, pero un enjambre de abejas ocultas en la espesura almibarada le picaron profundamente en la garganta y en las manos. Llegados al pie de las murallas, el grupo dio un rodeo para evitar a los centinelas y se dirigieron sin hacer ruido hacia el puerto de los pescadores de sirenas, que estaba siempre desierto, pues hacía largo tiempo que no se pescaban ya sirenas en aquel país. La barca flotaba blandamente en el agua, amarrada al dedo de un pie de bronce, único resto de una estatua colosal erigida antaño en honor a un dios del que ya nadie recordaba el nombre. En el muelle, la esclava sordomuda hizo intención de despedirse de los hombres, saludándoles con las manos puestas en el corazón; entonces, el mercader griego la tomó por las muñecas y la arrastró hasta el barco, movido por el propósito de venderla al príncipe veneciano del Negroponto, de quien se sabía que le gustaban las mujeres heridas o afectadas de alguna invalidez. La doncella se dejó llevar sin oponer resistencia y sus lágrimas, al caer sobre las maderas del puente, se transformaban en bellas aguamarinas, así es que sus verdugos se las ingeniaron para darle motivos que la hicieran llorar. La dejaron desnuda y la ataron al palo mayor; su cuerpo era tan blanco que servía de fanal al barco en aquella noche clara navegando entre las islas. Cuando hubieron terminado su partida de palillos, los mercaderes bajaron a la cabina para echarse a dormir. Hacia el alba, el holandés subió al puente aguijoneado por el deseo y se acercó a la prisionera, dispuesto a violentarla. Mas he aquí que la niña había desaparecido: las ligaduras colgaban, vacías, del tronco negro del mástil, como un cinturón demasiado ancho, y en el lugar donde se habían posado sus pies suaves y delgados no quedaba otra cosa que un montoncito de hierbas aromáticas que exhalaban un humillo azul. En los días que siguieron reinó una calma chicha, y los rayos del sol, que caían a plomo sobre la lisa superficie color de algas, producían un chirrido de hierro candente sumergido en agua fría. Las piernas gangrenadas del mercader castellano se habían puesto azules como las montañas que se columbraban en el horizonte y purulentos regueros se deslizaban desde las tablas del puente hasta el mar. Cuando el sufrimiento se hizo intolerable, el hombre sacó del cinturón una ancha daga triangular y se cercenó a la altura de los muslos las dos piernas envenenadas. Murió agotado al despuntar la aurora, después de haber legado sus zafiros al mercader suizo, que era su enemigo mortal. Al cabo de una semana recalaron en Esmirna y el mercader de Turena, que siempre había temido al mar, optó por desembarcar, con intención de continuar su viaje a lomos de una buena mula. Un banquero armenio le cambió los zafiros por diez mil monedas con la efigie del Preste Juan. Eran piezas perfectamente redondas y el francés cargó alegremente con ellas hasta trece mulos; pero, así - 39 -

que llegó a Angers, tras siete años de viaje, se encontró con la sorpresa de que las monedas del monarca preste no tenían curso en su país. En Ragusa, el mercader holandés trocó sus zafiros por una jarra de cerveza servida en el mismo muelle, pero tuvo que escupir aquel insulso líquido aventado que no tenía el mismo gusto que la cerveza de las tabernas de Ámsterdam. El mercader italiano desembarcó en Venecia con el propósito de hacerse proclamar Dogo, mas pereció asesinado al día siguiente de sus nupcias con la laguna. En cuanto al mercader griego, se le ocurrió atar los zafiros a un cabo largo y suspenderlos en el costado de la barca, esperando que el contacto con las olas fuera benéfico para su hermoso color azul. Al mojarse, las gemas se volvieron líquidas y apenas si añadieron al tesoro del mar unas pocas gotas de agua transparente. El hombre se consoló pescando peces y asándolos al rescoldo de la ceniza. Un atardecer, al cabo de veintisiete días de navegación, el barco fue atacado por un corsario. El mercader de Basilea se tragó sus zafiros para sustraerlos a la avaricia de los piratas y murió de atroces dolores de entrañas. El griego se echó al mar y fue recogido por un delfín, que lo condujo hasta Tinos. El irlandés, molido a golpes, fue dejado por muerto en la barca, entre los cadáveres y los sacos vacíos; nadie se tomó la molestia de quitarle el colgante de falsas piedras azules, que no tenía ningún valor. Treinta días más tarde, la barca a la deriva entró por sí misma en el puerto de Dublín y el irlandés echó pie a tierra para mendigar un pedazo de pan. Estaba lloviendo. Los tejados oblicuos de las casas bajas sugerían grandes espejos destinados a captar los espectros de la luz muerta. La calzada desigual se encharcaba más y más; el cielo, de un parduzco sucio, parecía tan cenagoso que ni los ángeles se hubieran atrevido a salir de la casa de Dios; las calles estaban desiertas; el puesto de un mercero ambulante, que vendía calcetines de lana cruda y cordones para los zapatos, se veía abandonado al borde de una acera debajo de un paraguas abierto. Los reyes y los obispos esculpidos en el pórtico de la catedral no hacían nada para impedir que cayera la lluvia sobre sus coronas o sus mitras, y la Magdalena recibía el agua en sus senos desnudos. El mercader, todo desalentado, fue a sentarse bajo el pórtico junto a una joven mendiga, tan pobre que su cuerpo, azulenco de frío, se veía a través de los desgarrones de su vestido gris. Sus rodillas se entrechocaban ligeramente; sus dedos cubiertos de sabañones apretaban un mendrugo de pan. El mercader le pidió por el amor de Dios que se lo diera, y ella se lo tendió en el acto.

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El mercader hubiera querido regalarle el colgante de abalorios azules, puesto que no tenía ninguna otra cosa que ofrecer; mas en vano buscó en sus bolsillos, alrededor de su cuello, entre las cuentas de su rosario. No hallándolo, se echó a llorar desconsolado: no poseía ya nada que pudiera recordarle el color del cielo y la tonalidad del mar en donde había estado a punto de perecer. Suspiró profundamente y, como el crepúsculo y la fría niebla se espesaban en derredor, la muchachita se apretujó contra él para darle calor. El hombre le hizo preguntas acerca del país y ella le contestó en el tosco dialecto del pueblo que dejara antaño, siendo aún muy chico. Entonces, apartó los cabellos desgreñados que cubrían el rostro de la mendiga, pero tan sucio estaba que la lluvia iba trazando en él regueritos blancos, y el mercader descubrió horrorizado que la niña era ciega y que una siniestra nube velaba el ojo izquierdo. No dejó por ello, sin embargo, de posar su cabeza en aquellas rodillas mal cubiertas de harapos y se durmió sosegado: el ojo derecho, que había visto privado de mirada, era milagrosamente azul. M. Yourcenar "Es éste un cuento en el que predomina el color azul y sus distintos matices. Ej. Azul, lapislázuli, índigo, azulenco, basalto, cielo, zafiro, brevas, aguamarinas… El Torbellino de Ideas es un activador muy eficaz para la obtención rápida de los matices de color con los que queramos trabajar un cuento o un relato. Una propuesta de escritura es buscar un color y buscar nombres, adjetivos y frases para tener una primear idea del cuento.

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SINÓNIMOS DEL COLOR ELEGIDO

Personajes

Elementos

SABORES OLORES REFERIDOS AL COLOR

de la naturaleza Vocabulario

Colores

 

UN CUENTO DE COLORES

CUENTO ESPACIOS QUE CONTENGAN ESE COLOR.

ROPAS, OBJETOS MUEBLES DE ESE COLOR

Espacios Sinónimos de colores

PERSONAS QUE LLEVEN EL COLOR EN SU CUERPO

Adjetivos Adverbios, etc.

Este es otro ejemplo de cuento de colores.   La araña En la soledad muerta de la gran casa la lluvia proyecta una luz fría sobre la alcoba; a través de la ventana de múltiples cuadrados biselados, los árboles del jardín se multiplican en réplicas exactas. Bajo esa luz, su cuerpo brilla en la noche lechosa; un aroma de jazmín penetra a través de la ventana semiabierta. Con precisa lentitud, Aranne se dirige hacia su cómoda de ébano y enciende los cirios erguidos sobre un candelabro de plata de seis brazos: el pabilo chisporrotea un instante con la corriente de aire que entra por la ventana, instante que ella aprovecha para contemplar sus uñas pintadas de un negro luminoso mientras sueña con un cuerpo joven por donde poder deslizarlas. Hace frío, el viento helado de diciembre deposita en los árboles agujas de escarcha que brillan bajo las estrellas. Su blanco corazón desea con violencia una presa esta noche. En silencio, se despoja de sus ropas y purifica su cuerpo con aceite perfumado de caléndula y de nardo. Un aroma espeso se extiende por toda la estancia; ella se dirige hacia su armario secreto cuya puerta está oculta bajo un manto de terciopelo negro; suavemente descorre la cortina y saca un traje de interminable tul que por un instante parece flotar en la habitación. - 42 -

Su corazón palpita con violencia mientras va ajustando su atuendo a su cuerpo. De pronto, el pomo dorado de su cuarto gira con un chasquido rápido. Ella lo ve en el espejo; pálido y palpitante avanza hacia ella. Aranne se estremece cuando él pisa su vestido. Silencio. Rápida y precisa lo envuelve en un mundo de tul. La luz del alba la despierta; el camisón, cuajado de escarcha brilla bajo la tenue luz de un sol incipiente; Aranne contempla el amasijo de tules entre los que se confunden unos huesos impolutos, recuerdo de un ansia saciada. Desnuda, sale al jardín y se despereza lentamente bajo un aire tibio, una sonrisa de placer transforma su rostro mientras comienza a saborear el festín de la próxima noche Paula Vázquez. Bestiario En este cuento los colores que predominan son el blanco y el negro Escribe un relato con estas características con la ayuda del TI  Escribe la historia de un color. Con la interrogación divergente puedes ir construyendo la historia. Ej. ¿De dónde viene? ¿Cómo era ese lugar? ¿Por qué se convirtió en color? ¿Es un color puro o un color resultado de una mezcla? ¿Quién vivía con él? ¿Cómo salió de su casa?...Sigue haciendo preguntas y escribe el relato. Recuerda que debes hacer un uso moderado de los adjetivos y los adverbios, colócalos allí dónde sean necesarios y sólo para darle color al texto.

3.

POEMAS DE COLOR

De la misma manera que hay cuentos en los que el color es uno más de los protagonistas, también hay poemas teñidos de tintes diversos y otros dedicados a un color, como es el caso de Rafael Alberti quien, en su libro de poemas a la pintura, dedicó poemas a los colores básicos entre otros homenajes a los grandes pintores que él admiraba.   ROJO (fragmento)

1 Soy el primer color de la mañana Y el último del día 2 Lucho en el verde de la fruta y venzo 3 El mismo que mis otros hermanos, sometido -Giotto- al rigor del éxtasis geométrico 4 Pleno rubor redondo en la manzana 5 Me llamo excitación, cólera, rabia, Estallido del día de la ira. 6 Me violento y subo - 43 -

Hasta de pronto reventar en sangre. 7 Rojo en el labio y menos En las pequeñas cumbres Donde gustosamente Venus ganando pierde las batallas. 9 Soy el infierno- Brueghel, Bosch- y el nocturno espanto En los ojos insomnes de los niños. 10 Pluma en las alas de Luzbel, ardiendo Azul (fragmento) 1 Llamó el azul. Y se pintó su tiempo. 2 ¿Cuántos azules dio el Mediterráneo? 3 Venus, madre del mar de los azules. 4 El azul de los griegos Descansa, como un dios, sobre columnas. 5 El azul Edad media delicado 6 Trajo su virginal azul la Virgen: Azul María, azul Nuestra Señora. 7 A su paleta descendió. Traía El azul más oculto de los cielos. De rodillas pintaba sus azules Lo bautizaron con azul los ángeles Le pusieron: Beato Azul Angélico. 8 Hay paletas celestes como alas Descendidas del blanco de las nubes 9 Los azules de Italia, Los azules de España, Los azules de Francia. 10 Rafael tenía alas. También el Peregrino tenía alas Que al pintar derramaban sus azules. Rafael Alberti Dos ejemplos de este último poeta dedicados al color rojo y al azul - 44 -

Y un ejemplo más de Juan Eduardo Cirlot: un poema que alude a las luces en color claramente verde que se contemplan en estado místico, según lo describe el sufismo oriental

  Visio smaragdina Maresmer Maresmer vad Valma resdar Mares delmer.

Deser verdal Vernal damer Adler es mar Verden lervad.

Maresmer ver Desmeraldar Dar Ver Verd Verd esmerald Juan Eduardo Cirlot (1916-1973)

#

Con el juego lingüístico podemos trabajar en un poema al estilo del de Luis Eduardo Cirlot. o o o

Elegimos un tema y los colores que lo definan. Escribir palabras o expresiones afines relacionadas (Torbellino de ideas) Analizar su estructura descomponiéndola en sus diversos elementos. Por ejemplo. Amarillo: amar, rio, mari, mar, arilo…). Escribir frases con la palabra original y sus partes. Ej. Introducir más colores. Amar Mar El río

o o

Cambiar y jugar con las letras, quitándoselas, añadiéndoselas, etc. para crear nuevas palabras y definirlas. Componer el poema con los resultados obtenidos

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4.

LOS OJOS DE LOS POETAS

Todo cabe en lo breve. Pequeño es el niño y encierra al hombre; estrecho es el cerebro y cobija el pensamiento; no es el ojo más que un punto y abarca leguas. Alejandro Dumas

Los ojos y la mirada son temas recurrentes en la poesía. Los ojos “una ventana del alma”, la famosa frase de la que nadie sabe su origen, pero que muestra muy bien la importancia de la mirada. Es la mirada el sentido de la comunicación con el otro; en ellos desciframos de manera inmediata cuál es la naturaleza de nuestro encuentro y la impresión que nos causan y que causamos a los demás ; a través de nuestra mirada comunicamos todos los sentimientos y nuestro estado de ánimo, por ello los adjetivos que pueden calificar la mirada pueden ser casi infinitos, hablamos de una mirada fría, amorosa, hiriente, oblicua, siniestra, inocente, cordial, triste, alegre, una mirada de incertidumbre, vacía, muerta, vivaz… En fin, podríamos seguir y no terminaríamos . Plotino decía que el ojo no podría ver el sol si no fuese en cierto modo un sol. Esto explica su esencia y el fondo de la cuestión pues, siendo el sol un foco de luz y ésta símbolo de la inteligencia y el espíritu, el acto de ver muestra una correspondencia entre a la acción espiritual y simboliza, por tanto, el comprender (J. E. Cirlot. Diccionario de Símbolos) TUS OJOS Tus ojos son la patria del relámpago y de la lágrima, silencio que habla, tempestades sin viento, mar sin olas, pájaros presos, doradas fieras adormecidas, topacios impíos como la verdad, otoño en un claro del bosque en donde la luz canta en el hombro de un árbol y son pájaros todas las hojas, playa que la mañana encuentra constelada de ojos, cesta de frutos de fuego, mentira que alimenta, espejos de este mundo, puertas del más allá, pulsación tranquila del mar a mediodía, absoluto que parpadea, páramo. Octavio Paz

He aquí un ejemplo de una definición de los ojos escrita por Octavio Paz. El poeta hace una definición poética de todo lo que le sugieren los ojos de la persona a la que va dedicado el texto. Comienza con una presentación de la parte del cuerpo de la que va a tratar, los ojos, para seguir definiendo lo que le sugieren y continúa explayándose con una larga enumeración poética, sin nexos, una característica de la poesía de Paz. El poema recorre un abanico de comparaciones en las que aparece el carácter erótico de su poesía y termina con una sola palabra, páramo, como resumen del lugar, alto, llano y raso que él identifica con los ojos. - 46 -

# Escribe un poema dedicado a una parte del cuerpo de una persona. Recurre al TI libre para encontrar todo aquello con lo que quieras comparar esa parte del cuerpo. A continuación, escribe comparaciones de este tipo: Tus manos son como una playa en calma… Tus manos son el cobijo de mi alma… Tus manos son como un remolino de fuego… Ahora construye el poema. Para ello, deberás mencionar la parte del cuerpo al principio y después sigue haciendo comparaciones, pero sin utilizar nexos: Tus manos son una playa en calma, Un remolino de fuego… Aquí tenemos otro ejemplo de un poema de Manuel Altolaguirre en el que los ojos también son objeto de comparación. Ojos de puente los míos por donde pasan las aguas que van a dar al olvido. Sobre mi frente de acero mirando por las barandas caminan mis pensamientos. Mi nuca negra es el mar, donde se pierden los ríos, y mis sueños son las nubes por y para las que vivo. Ojos de puente los míos por donde pasan las aguas que van a dar al olvido.

Manuel Altolaguirre Y así “ve” el poeta José Ángel Valente a su admirado Blas de Otero Blas de Otero in memorian Pájaro Pez Paloma Pluma Pálida Perdida Por Petrificados Pozos Pútridos Palpita - 47 -

Pulsa Plácidas Patrias Prometidas Para Poder Partir Perfila Pórticos Penetra pechos Paladea Pétalos Pura Perdurable Planetaria Palma Paz Palabra Pido Permanece. José Ángel Valente. Fulgor. Galaxia Gutemberg. Círculo de Lectores. Barcelona 

Percepción vivencial emotiva.

Con esta creativacción podemos elaborar un poema como éste, escrito con palabras que empiezan por la letra que quieras, de modo que, con una sola palabra, consigamos decir todo de un amigo. Se pueden usar nombres, verbos, adjetivos, preposiciones, adverbios…todas las categorías de palabras que queramos incluir... El activador tiene los siguientes pasos: Echa un vistazo a una persona o a una foto de ella durante breves segundos. Luego escribe todo lo que se te ocurra sobre: • • • •

La persona de cuerpo entero Solamente la cara Los ojos (ampliados) Otro detalle

• • • • •

Lo que más te gusta de ella o de él Sus obras Sus ideas Sus detalles en la actividad diaria Aquellas cosas con las que puedes compararla o compararlo.

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Ahora puedes elegir, de entre todas las posibilidades que te han surgido, las que quieres convertir en poema al estilo de José Ángel Valente y buscar una letra con la que quieras trabajar. Utiliza el diccionario de sinónimos para ampliar tus opciones. Otros poemas dedicados a los ojos

Poema II – La Vista Para tus ojos. Para tus ojos fieramente abiertos. Para tus ojos fijos. Para tus ojos con caudal de fiebre. Para tus ojos grandes. Una orquídea de carne voluptuosa para tus ojos ávidos con vocación de abejas. Josefa Parra

 Un poema como esta dedicatoria de Josefa Parra se puede trabajar con el TI o haciendo comparaciones. El poema está estructurado de la siguiente manera: Cuatro versos alternados formados con una dedicatoria , Para tus ojos; los versos alternos siguientes repiten esa misma dedicatoria y un adjetivo que añade información…, Para tus ojos fijos…para tus ojos grandes…para tus ojos ávidos. Los otros tres versos están compuestos de frases más largas y metáforas. Finalmente, el poema se termina con una ruptura de la estructura con vocación de abejas.

Palabras Para Una Mirada Miras, con ojos luminosos, mientras hablo, los míos. Los cabellos son fuego y seda, y el rosa laberinto del oído desvaría en la noche, acepta las razones que doy sobre una vida que ha perdido la dicha y su mejor edad. ¿Cómo me ven tus ojos? Yo sé, porque estás cerca, que mis labios sonríen, y hay en mí delirante juventud. Inocente me miras, y no quiero saber si soy el más dichoso hipócrita. Sería pervertirte decir - 49 -

que quien ha envejecido es traidor, pues ha dado la vida o dado el alma, no sólo por placer, también por tedio, o por tranquilidad; muy pocas veces por amor. He acercado mis labios a los tuyos, en su fuego he dejado mi calor, y emboscado en la noche iba espiando en ti vejez y desengaño. Francisco Brines

Amor a primera vista Ambos están convencidos de que los ha unido un sentimiento repentino. Es hermosa esa seguridad, pero la inseguridad es más hermosa. Imaginan que como antes no se conocían no había sucedido nada entre ellos. Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos en los que hace tiempo podrían haberse cruzado? Me gustaría preguntarles si no recuerdan -quizá un encuentro frente a frente alguna vez en una puerta giratoria, o algún "lo siento" o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-, pero conozco su respuesta. No recuerdan. Se sorprenderían de saber que ya hace mucho tiempo que la casualidad juega con ellos, una casualidad no del todo preparada para convertirse en su destino, que los acercaba y alejaba, que se interponía en su camino y que conteniendo la risa se apartaba a un lado. Hubo signos, señales, pero qué hacer si no eran comprensibles. ¿No habrá revoloteado una hoja de un hombro a otro hace tres años - 50 -

o incluso el último martes? Hubo algo perdido y encontrado. Quién sabe si alguna pelota en los matorrales de la infancia. Hubo picaportes y timbres en los que un tacto se sobrepuso a otro tacto. Maletas, una junto a otra, en una consigna. Quizá una cierta noche el mismo sueño desaparecido inmediatamente después de despertar. Todo principio no es más que una continuación, y el libro de los acontecimientos se encuentra siempre abierto a la mitad. Wislawa Szymborska "F I N

Y PRINCIPIO"

1993

 El poema de la escritora polaca Wislawa Szymborska cuenta la historia de un encuentro fortuito como comienzo de una historia de amor. La propuesta de escritura consiste en escribir un relato que nos complete la información del poema. Escribe la historia de esta pareja desde el punto de vista de uno de los protagonistas. Szymborska menciona varios acontecimientos que han podido propiciar el encuentro, ¿es posible que se hayan encontrado en algún lugar y ellos no se acuerden? ¿Hubo algún encuentro en la infancia? ¿Han coincidido en un tren, en un aeropuerto o en algún otro lugar? El narrador debe buscar, escudriñar todos los detalles por mínimos que sean para dar una versión lo más verosímil posible de la historia que quiere contar. Para buscar las ideas de la historia se puede recurrir a la interrogación divergente, haciéndose preguntas sobre los personajes, el lugar, el ambiente, etc.

5.

EL MISTERIO EN UNA FRASE

Una tarde, caminando por la ciudad, nos damos de bruces con una fotografía pisoteada y sucia de una mujer. Por detrás tiene dedicatoria que dice: “Para que nunca olvides mis ojos”, es lo único que hemos podido descifrar de esta misiva. ¿Qué más le cuenta esta mujer?

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Imagen de Fontcuberta



El hallazgo de una imagen o de un fragmento, incluso de una mirada en la calle o en cualquier otro lugar, le sirven al escritor o a la escritora para la creación. Es conveniente tener en cuenta que hay que estar siempre atento y anotar las pequeñas anécdotas o los sucesos que nos ocurren por si acaso; nunca se sabe donde hay una historia escondida. Esta propuesta sugiere un pequeño cuento o el germen de una novela. En este caso, vamos a proponer un cuento cuya posible estructura ya ha sido vista en otros capítulos de este libro. Sin embargo, antes de comenzar hay que arrancarlo de nuestra imaginación; para ello, podemos utilizar varias técnicas como la ID (interrogación divergente), el TI (torbellino de ideas) o las acciones encadenadas. Veamos cómo trabajar con esta última. Se tiene que acordar de sus ojos porque: Es el oftalmólogo de la mujer >la operó y se equivocó > no se hizo responsable de ella >antes había tenido una relación con ella > ella quiso vengarse…etc. La propuesta es escribir un relato en primera persona, siendo la mujer la narradora principal.

6.

LECTURA RECREATIVA DE IMÁGENES

El palacio denominado Delicias de los ojos o Sostén de la memoria era un continuo encantamiento. Se hallaban allí, en profusión y buen orden, rarezas traídas de todos los rincones del mundo. Podía verse una galería de cuadros del célebre Mani y estatuas que parecían animadas. Allí una perspectiva bien buscada encantaba la vista; aquí, la magia de la óptica la engañaba placenteramente; acullá se hallaban todos los tesoros de la naturaleza. En una palabra, Vathek, el más curioso de los hombres, no había omitido en aquel palacio nada de cuanto podía satisfacer la curiosidad de quienes lo visitaban.

Vathek - 52 -

La finalidad de la lectura creativa de imágenes consiste en analizar, entender y transformar una imagen visual a través de una visión subjetiva, haciéndola “visible” a un ciego mediante el discurso. El proceso de una lectura recreativa de imágenes desde el punto de vista de la literatura consiste en relacionar los elementos de la imagen con la visión subjetiva del espectador y la transformación que se puede hacer del cuadro o de la imagen añadiendo nuevos elementos, interpretando a los personajes u objetos que aparecen en dicha imagen, analizando el color y su sentido; contextualizando el cuadro en un lugar y en una época; en resumen, se trata de “rehacer” el cuadro o la imagen y así poder escribir narraciones, poemas o textos nuevos basados en imágenes que hemos reinterpretado.

La ladrona del tiempo. Urbano Lugrís El proceso es el siguiente: •

Visión objetiva: descripción a través de un Torbellino de Ideas de los elementos del cuadro

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Descripción analítica Se hace un análisis detallado de todos los elementos que aparecen en el cuadro para examinarlo a fondo



Visión inferencial Se trata de interpretar el cuadro desde el punto de vista subjetivo. ¿Qué mensaje te transmite? ¿Qué dicen los personajes? ¿Qué se dicen entre ellos? ¿Cuál es su estado de ánimo? ¿Qué significado encierran? ¿Hacia dónde miran? En cuanto al espacio: ¿En dónde están? Respecto al tiempo ¿En qué época de la historia viven o podrían vivir? ¿En qué estación del año? ¿Qué nos transmite el autor a través de sus colores y de sus formas?



Simbología La figura principal del cuadro es una mujer y varias mariposas revoloteando a su alrededor. Para los antiguos, la mariposa era el emblema del alma y la atracción inconsciente hacia lo luminoso. Para el psicoanálisis simboliza el renacer y en China, este leve animalito aparece como el sentido de la felicidad conyugal. La mujer representa múltiples arquetipos en la esfera de lo simbólico, aunque aparece en tres aspectos fundamentales: como sirena o ser monstruosos que encanta y aleja de la evolución; también como madre y - 54 -

representa a la patria, la ciudad y la naturaleza, relacionándose con el informe aspecto de las aguas y del inconsciente; y, en la psicología jungiana, como doncella desconocida. En cualquier caso, el pintor o el escritor no tiene por qué tener en cuenta esta simbología para elaborar o interpretar y reinterpretar una obra, ya que los autores no necesariamente acuden a la simbología cultural para la creación de sus obras. •

Transformaciones El siguiente paso consiste en introducir uno o varios elementos en el cuadro. Introducimos un personaje nuevo: ¿Quién es? ¿Qué hace ahí? ¿Por qué está ahí ahora? ¿Qué relación tiene con los demás? ¿De dónde viene? ¿Qué cambio produce en el cuadro? ¿Qué pasó antes? ¿Qué ocurrirá después?



Analogías Seguimos trabajando sobre el cuadro, utilizando la analogía como herramienta, por ejemplo, preguntándonos: ¿a qué se parece esa mujer? ¿Con qué asocias los elementos introducidos en el cuadro? Averigua más sobre la pintura y sus ingredientes, objetos o personajes a través de la percepción: a qué huelen; a qué saben; cómo es su tacto; qué música tiene este cuadro. Estos poemas pueden servir de inspiración para el texto que se va a escribir. Uno es un fragmento de Una mujer desnuda, del escritor uruguayo Mario Benedetti y el otro es otro fragmento de Mujer negra, del senegalés Léopold Sédar Senghor, poeta y presidente de Senegal. Una mujer desnuda (fragmento) Una mujer desnuda y en lo oscuro tiene una claridad que nos alumbra de modo que si ocurre un desconsuelo un apagón o una noche sin luna es conveniente y hasta imprescindible tener a mano una mujer desnuda. Una mujer desnuda y en lo oscuro genera un resplandor que da confianza entonces dominguea el almanaque vibran en su rincón las telarañas y los ojos felices y felinos miran y de mirar nunca se cansan. Mario Benedetti. Poemas del Alma - 55 -

Mujer negra (fragmento) ¡Mujer desnuda, mujer negra Vestida de tu color que es vida, de tu forma que es belleza! He crecido a tu sombra; la suavidad de tus manos vendaba mis ojos. Y en pleno verano y en pleno mediodía, te descubro. Tierra prometida desde la alta cima de un puerto calcinado, tu belleza me fulmina en pleno corazón, como el relámpago del águila. Mujer desnuda, mujer oscura, fruto maduro de carne tersa, sombrío éxtasis del vino negro, boca que haces lírica mi boca, sabana de horizontes puros, sabana estremecida bajo caricias ardientes del viento del Este. Leopoldo Sédar Senghor. Cantos de Sombra  Escribir un texto o un poema sobre el cuadro y las transformaciones que se han hecho. Hazte preguntas, menciona los colores y, en general, explota la percepción. Trata de reproducir todas las emociones y las sensaciones que te suscita y trabaja en la historia que te sugiere.

7.

SOMOS DE COLORES

El arte es el hombre agregado a la naturaleza Vincent Van Gogh Muchos pintores y pintoras célebres se han pintado así mismos a lo lardo de su trayectoria profesional para dar fe de su existencia en algunos casos; en un acto de supremos narcisismo o para conocerse a ellos y ellas mismos. Un caso muy conocido es el de Frida Kahlo y su exhaustiva repetición de su autorretrato hasta convertir casi toda su obra pictórica en representarse siempre doliente y siempre tratando de manifestar su verdadero yo a través de torturadas imágenes de sí misma. Pero no es el único caso, Picasso, Van Gogh, Da Vinci, Rafael, Renoir, Rubens, Durero, Velázquez y una larga lista han dejado testimonio de cómo se veían a sí mismos cuando pasaban por la interpretación de sus pinceles. También los escritores se han retratado a sí mismos en diversos textos y poemas. De los más conocidos, mostramos aquí tres ejemplos: Cervantes, Alberti y Neruda. - 56 -

Veamos cómo se define Rafael Alberti. EL TONTO DE RAFAEL (AUTORRETRATO BURLESCO) Por las calles, ¿quién aquél? ¡El tonto de Rafael! Tonto llovido del cielo, del limbo, sin un ochavo. Mal pollito colipavo, sin plumas, digo, sin pelo. ¡Pío-pic!, pica, y al vuelo todos le pican a él. ¿Quién aquél? ¡El tonto de Rafael! Tan campante, sin carrera, no imperial, sí tomatero, grillo tomatero, pero sin tomate en la grillera. Canario de la fresquera, no de alcoba o mirabel. ¿Quién aquél? ¡El tonto de Rafael! Tontaina tonto del higo, rodando por las esquinas bolas, bolindres, pamplinas y pimientos que no digo. Mas nunca falta un amigo que le mendigue un clavel. ¿Quién aquél? ¡El tonto de Rafael! Patos con gafas, en fila, lo raptarán tontamente en la berlina inconsciente de San Jinojito el lila. ¿Qué runrún, qué retahíla sube el cretino eco fiel? ¡Oh, oh, pero si es aquél el tonto de Rafael! Rafael Alberti “El tonto de Rafael”. En este retrato que el poeta advierte que es burlesco, Rafael se define buscando sus defectos y sus debilidades. El poema resultante es un ejemplo de gracia y de autocrítica al mejor estilo gongorino. - 57 -

Otra muestra muy ilustre es el de Miguel de Cervantes. En el prólogo de sus Novelas Ejemplares (1613) encontramos la descripción que hace de sí mismo el ilustre manco. "Este que veis aquí, de rostro aguileño, de cabello castaño, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de nariz corva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes grandes, la boca pequeña, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tiene sino seis, y ésos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeño, la color viva, antes blanca que morena, algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies. Este digo, que es el rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha, y del que hizo el Viaje del Parnaso,... Llámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra” Cervantes. Novelas Ejemplares Y otro autorretrato en verso es del de Pablo Neruda, que no ahorra ni una sola confesión para hablar de sí mismo, con sus defectos y sus virtudes. Por mi parte, soy o creo ser duro de nariz, mínimo de ojos, escaso de pelos en la cabeza, creciente de abdomen, largo de piernas, ancho de suelas, amarillo de tez, generoso de amores, imposible de cálculos, confuso de palabras, tierno de manos, lento de andar, inoxidable de corazón, aficionado a las estrellas, mareas, maremotos, administrador de escarabajos, caminante de arenas, torpe de instituciones, chileno a perpetuidad, amigo de mis amigos, mudo de enemigos, entrometido entre pájaros, mal educado en casa, tímido en los salones, arrepentido sin objeto, horrendo administrador, navegante de boca y yerbatero de la tinta, discreto entre los animales, afortunado de nubarrones, investigador en mercados, oscuro en las bibliotecas, melancólico en las cordilleras, - 58 -

incansable en los bosques, lentísimo de contestaciones, ocurrente años después, vulgar durante todo el año, resplandeciente con mi cuaderno, monumental de apetito, tigre para dormir, sosegado en la alegría, inspector del cielo nocturno, trabajador invisible, desordenado, persistente, valiente por necesidad, cobarde sin pecado, soñoliento de vocación, amable de mujeres, activo por padecimiento, poeta por maldición y tonto de capirote. Pablo Neruda

 Para hacer nuestro autorretrato es conveniente trabajar con el TI tratando de abarcar todos los aspectos que conforman nuestro físico y nuestra personalidad.

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El escritor argentino Bernardo Schiavetta, escribió un original autorretrato en el que se describe a sí mismo con colores, no recurre a más palabras ni otras definiciones. Autorretrato Renegrido, negral, bruno, quemado, Pardusco, ceniciento, gris, plomizo, Perlino, cano, cándido, rojizo, Rosa, amaranto, carmesí, encarnado. Lacre, rubí, coral, arrebolado, Bermellón, escarlata, bermejizo, Naranja, flavo, rútilo, pajizo. Melado rubial, áureo, dorado. Glauco, turquí, cerúleo, azulino, Violáceo, morado y jacinto Mi color es color camaleón. Bernardo Schiavetta. Con mudo acento. Barcarola. Poesía



Para hacer un autorretrato de colores podemos recurrir al TI y tratar de convertir en colores todos los aspectos de nuestro físico y de nuestra personalidad. El poema, que está escrito en versos endecasílabos, muestra muchos gamas y matices de color. Es preciso recurrir al diccionario para ver todas las posibilidades que tienen los colores.

8. TODO ES SEGÚN EL CRISTAL DEL COLOR CON QUE SE MIRA. Esta frase de Campoamor da pié para meternos en el punto de vista literario que es más complejo de lo que parece, pues no se trata solamente de conocer la opinión del escritor, que se nos revelará en un momento de la narración, sino que, de una manera que nos permita entender, se trata de que el narrador o los narradores, colocan su mirada en un punto elegido por el escritor para tener una visión óptima de los acontecimientos y, de esta manera, establecer una relación con los personajes y el lector. Desde el punto del lenguaje, se trata de analizar varios aspectos y hacernos estas preguntas: ¿Quién habla? ¿A quién? ¿Desde dónde? ¿Qué lugar ocupa? ¿Qué limitaciones tiene para contar los acontecimientos? ¿Desde qué postura vital o ideas directrices nos habla? ¿Con qué tono? Todas estas cuestiones nos darán la visión final del escritor que, en complicidad con el lector, hará que la obra final tome un sentido y aclare cuáles son sus ideas, sus juicios y lo que, finalmente, nos quiere contar.

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La respuesta a todas las preguntas mencionadas anteriormente nos debe hacer posicionarnos, cuando queremos escribir una narración. En primer lugar, tenemos que encontrar la voz, es decir, deberemos decidir con qué clase de narrador queremos contar o si vamos a recurrir a un solo o varios narradores. La clasificación más simple que se puede hacer acerca de los narradores: la tercera persona (Él corre por el pasillo a oscuras); la segunda persona (Corres por el pasillo a oscuras) o la primera persona (Corro por el pasillo a oscuras). Los cuentos en tercera persona los relata un narrador, en primera y segunda persona los cuenta un personaje. En el relato de Eduardo Galeano titulado Puntos de vista, nos encontramos con el otro sentido del punto de vista: una reflexión del autor sobre las distintas formas de considerar los acontecimientos desde el prisma cultural, histórico, económico y moral. Una aguda observación de la realidad que obliga al lector a reflexionar sobre la diversidad y la ética: es fácil conformarse con aquello que nos conviene creer o aceptar como verdades lo que nuestra cultura nos ha enseñado, sin tener en cuenta la “mirada” del otro.

9.

PUNTOS DE VISTA

Desde el punto de vista del sur, el verano del norte es invierno. Desde el punto de vista de una lombriz, un plato de espaguetis es una orgía. Donde los hindúes ven una vaca sagrada, otros ven una gran hamburguesa. Desde el punto de vista de Hipócrates, Galeno, Maimónides y Paracelso, existía una enfermedad llamada indigestión, pero no existía una enfermedad llamada hambre. Desde el punto de vista de sus vecinos del pueblo de Cardona, el Toto Zaugg, que andaba con la misma ropa en verano y en invierno, era un hombre admirable: El Toto nunca tiene frío -decían. El no decía nada. Frío tenia, pero no tenia abrigo. Desde el punto de vista del búho, del murciélago, del bohemio y del ladrón, el crepúsculo es la hora del desayuno. La lluvia es una maldición para el turista y una buena noticia para el campesino. Desde el punto de vista del nativo, el pintoresco es el turista. Desde el punto de vista de los indios de las islas del mar Caribe, Cristóbal Colon, con su sombrero de plumas y su capa de terciopelo rojo, era un papagayo de dimensiones jamás vistas. Desde el punto de vista del oriente del mundo, el día del occidente es noche. En la India, quienes llevan luto visten de blanco. En la Europa antigua, el negro, color de la tierra fecunda, era el color de la vida, y el blanco, color de los huesos, era el color de la muerte. Según los viejos sabios de la región colombiana del Choco, Adán y Eva eran negros y negros eran sus hijos Caín y Abel. Cuando Caín mato a su hermano de un garrotazo, tronaron las iras de Dios. Ante las furias del señor, el asesino palideció de culpa y miedo, y tanto palideció que blanco quedo hasta el fin de sus días. Los blancos somos, todos, hijos de Caín. Si Eva hubiera escrito el Génesis, ¿cómo sería la primera noche de amor del género humano? Eva hubiera empezado por aclarar que ella no nació de ninguna costilla, ni conoció a ninguna serpiente, ni ofreció manzanas a nadie, y que Dios nunca le dijo que parirás con dolor y tu marido te dominará. Que todas esas son puras mentiras que Adán contó a la prensa. Si las Santas Apostolas hubieran escrito los Evangelios, ¿cómo seria la primera noche de la era cristiana? San José, contarían las Apostalas, estaba de mal humor. El era el único que tenía cara larga en aquel pesebre donde el niño Jesús, recién nacido, resplandecía en su cuna de paja. Todos sonreían: la Virgen María, los angelitos, los pastores, las ovejas, el buey, el asno, los magos venidos del Oriente y la - 61 -

estrella que los había conducido hasta Belén de Judea. Todos sonreían, menos uno. San José, sombrío, murmuro:-Yo quería una nena. En la selva, ¿llaman ley de la ciudad a la costumbre de devorar al más débil? Desde el punto de vista de un pueblo enfermo, ¿qué significa la moneda sana? La venta de armas es una buena noticia para la economía, pero no es tan buena para sus difuntos. Desde el punto de vista del presidente Fujimori, esta muy bien asaltar al Poder Legislativo y al Poder Judicial, delitos que fueron premiados con su reelección, pero esta muy mal asaltar una embajada, delito que fue castigado con una aplaudida carnicería. Eduardo Galeano

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Escribe un texto en el que te cuestiones muchas “verdades” de tu cultura y tus creencias, al estilo de Eduardo Galeano. Usa el narrador en tercera persona y empieza como el texto: Desde el punto de vista…Puedes recurrir al Torbellino de Ideas y/o a la Interrogación Divergente. Pero, analicemos otro punto de vista, el del personaje o el del narrador que juzga a las personas que está observando o aquél que juega con el lector y le sorprende con un final inesperado que cambia por completo el punto de vista de la historia, ya que, en ocasiones, las cosas no son lo que parecen o no parecen lo que son. Este galimatías puede quedar claro si leemos este delicioso cuento del escritor norteamericano O. Henry, quien, con un sentido del humor benevolente desmosta una historia de amor, ciertamente cursi y sacrificada y convierte en una sonrisa de comprensión la inútil acción de dos jóvenes amantes. Ciertamente, por amor, somos capaces de hacer tonterías y el dinero es el instrumento que puede hacer que nuestros sueños se cumplan.

EL REGALO DE NAVIDAD Un dólar y ochenta y siete centavos. Era todo. Y setenta de los centavos reunidos en peniques. Peniques ahorrados discutiendo con el almacenero, el verdulero y el carnicero, hasta que ella, la silenciosa implicación de avaricia que aquel ávido regateo implicaba, le hacía arder las mejillas. Delia contó tres veces el dinero. Un dólar con ochenta y siete centavos. Y al otro día era Navidad. Evidentemente, sólo podía echarse sobre el mísero lecho y llorar. Y eso fue lo que hizo Delia. Lo cual provoca la reflexión moral de que la vida está compuesta de sollozos, resoplidos y sonrisas, predominando los resoplidos. Mientras la señora de la casa pasa gradualmente de la primera etapa a la segunda, echemos un vistazo a su hogar. Era un departamento amueblado de los que cuestan ocho dólares a la semana. No se puede decir precisamente que fuese algo indescriptible, pero merecía sr clasificado por la policía como refugio de pordioseros. En el rellano del primer piso había un buzón en el cual no podía echarse ninguna carta, y un timbre eléctrico al cual ningún dedo mortal sería capaz de arrancar un sonido. También pertenecía al departamento una placa que ostentaba el nombre de “Sr. James Dillingham Young”. Aquella placa había nacido a las caricias de la brisa de un periodo anterior de prosperidad, cuando a su dueño le pagaban treinta dólares a la semana. Ahora - 62 -

que sus ingresos se habían reducido a veinte, las letras del apellido “Dillingham” estaban borrosas, como si pensaran seriamente en ajustarse a una modesta y humilde “D”. Pero siempre que el señor James Dillingham Young regresaba a su hogar y entraba en su departamento del primer piso, lo llamaban “Jim” y era calurosamente abrazado por la señora Dillingham Young, quien ya ha sido presentada al lector con el nombre de Delia. Y todo esto está muy bien. Delia dejó de llorar y se retocó las mejillas con una borla de cisne. Se detuvo frente a la ventana y miró con tristeza a un gato gris que caminaba sobre una tapia gris en un patio gris. Al otro día era Navidad y ella solo disponía de un dólar con ochenta y siete centavos para comprar un regalo a Jim. Había ahorrado los peniques posibles durante meses y ese era el resultado. Con veinte dólares a la semana no se llega muy lejos. Los gastos fueron superiores a lo calculado, como siempre. Sólo un dólar con ochenta y siete centavos para comprar un regalo a Jim: su Jim. Había pasado muchas horas felices imaginando algo bonito para él. Algo bello y raro. Algo auténtico…Algo digno, una pizca digna del honor de ser poseído por Jim. Entre las ventanas del cuarto había un espejo de pared, alto. Quizás ustedes sepan cómo es un espejo de pared en un departamento de ocho dólares. Alguien muy delgado y ágil podría obtener, mirando su imagen en una rápida sucesión de tiras longitudinales, una idea bastante exacta de su aspecto. Como Delia era esbelta, logró dominar aquel arte. De pronto se alejó de la ventana y se paró frente al espejo. Sus ojos brillaban, pero a los veinte segundos su tez perdió el color. Con gesto rápido se soltó la cabellera y la dejó caer cuan larga era. Ahora bien, James Dillingham Young y su mujer estaban orgullosos de dos cosas: del reloj de oro de Jim que había sido antes de su padre y de su abuelo, y del cabello de Delia. Si la reina de Saba hubiese habitado en el apartamento situado al otro extremo del rellano, Delia habría colgado algún día su cabellera fuera de la ventana para que se secase y para demostrar así que desdeñaba las joyas y los lujos de Su Majestad. Si el rey Salomón hubiera sido el portero y cuantos tesoros poseía hubieran estado amontonados en el sótano, Jim habría sacado siempre el reloj al pasar frente a él, sólo para ver cómo se mesaba la barba de envidia. Así que, ahora, la cabellera de Delia cayó ondulante sobre sus hombros, brillando como una cascada de pardas aguas. Era casi como un vestido, al llegarle más debajo de las rodillas. Y, entonces, Delia lo recogió de nuevo nerviosa y ágilmente. Por un momento se sintió desfallecer y se quedó inmóvil mientras un par de lágrimas mojaban la raída alfombra roja. Luego, se puso la vieja chaqueta marrón y el viejo sombrero marrón. Todavía con aquel brillante fulgor en los ojos y un revuelo de faldas, salió nerviosamente del departamento y descendió por las escaleras a la calle. Poco después se detuvo frente a un letrero que decía: “Madame Sofronie. Cabellos de todas clases”. Delia subió corriendo un tramo de la escalera y se paro, jadeante. Madame Sofronie no parecía la misma del letra. - 63 -

Era más blanca, más fría. – ¿Me compra mi cabello? –pregunto. Compro cabello –dijo madame–. Veámoslo. Quítese el sombrero. Delia dejó caer la cascada de sus cabellos castaños. –veinte dólares –dijo Madame, sopesando la masa con mano experta. –Démelos pronto –dijo Delia. ¡Ah! Y qué velozmente transcurrieron las dos horas siguientes, como sobre rosadas alas. Perdonen la fácil metáfora. Delia se dedicó a fisgonear los bazares, buscando el regalo para Jim. Por fin lo encontró. Sin duda, aquello lo habían fabricado para Jim y para nadie más. En ningún otro bazar había nada comparable. Y ella los había registrado todos. Era una cadena de reloj, de platino, muy sencilla, de diseño humilde, que proclamaba su valor con su mero metal, sin necesidad de ninguna ornamentación, como sucede con todas las cosas de valor real. Era una cadena digna del reloj. Apenas la distinguió, Delia supo que debía ser para Jim. Se parecía a él: poseía valor y serenidad, ambos términos aplicables a los dos. Valía veintiún dólares y volvió a casa, precipitadamente, con los ochenta y siete centavos. Con aquella cadena en su reloj, Jim podía demostrar una justificada ansiedad por saber la hora en compañía de cualquiera. Porque, aunque el reloj Era estupendo, Jim siempre lo miraba a hurtadillas a causa de la desgastada correa de cuero que usaba como cadena. Cuando Delia volvió a su hogar, su embriaguez cedió el paso, en parte, a la prudencia y la razón. Encendió el gas y tomando las tenacillas del cabello se dispuso a reparar, en parte, los estragos causados por la generosidad añadida al amor. Lo cual siempre es una tarea terrible, queridos amigos…Una tarea mastodóntica. En menos de cuarenta minutos, su cabeza se cubrió de apretados y diminutos rizos que le hacían parecerse a un estudiante que ha faltado a clases. Se miró en el espejo larga, atenta y críticamente. “Sí Jim, antes de mirarme por segunda vez, no me mata, pensará que parezco una corista de Coney Island, pensó. “Pero, ¿podía hacer otra cosa? ¡Oh! ¿Qué se puede hacer con un dólar ochenta y siete centavos? A las siete de la tarde, el café ya estaba hecho y la sartén lista y caliente para recibir la carne. Jim nunca se retrasaba. Delia apretó la cadena del reloj que sostenía en su mano y se sentó junto a una esquina de la mesa, próxima a la puerta por la que entraba siempre Jim. Después oyó sus pasos en la escalera en el primer rellano y se puso pálida por un primer momento. Tenía el hábito de decir mudas plegarias por las cosas sencillas y cotidianas y murmuró. –Dios mío, te lo ruego. Haz que rea que todavía soy bella. La puerta se abrió y Jim entró cerrándola tras él. Estaba delgado y serio. Pobre muchacho–… ¡Tenía sólo veintidós años y ya sobrellevaba una carga familiar! Carecía de guantes y necesitaba un abrigo nuevo. - 64 -

Jim franqueó el umbral, impertérrito, como un perdiguero que está sobre la pista de una codorniz. Clavó su mirada en Delia con una expresión que su esposa no pudo descifrar y aquello la aterrorizó. No era ni enfado, ni ira, ni desaprobación, ni horror, ni ninguno de los sentimientos que creyó leería en su rostro. Sólo sentía que su esposo la miraba fijamente con aire extraño. Delia se levantó nerviosamente y se acercó a él. –Jim, querido mío –gritó. Me he cortado el pelo. No me mires así. Lo vendí porque quería hacerte un regalo de Navidad. No te importa, ¿verdad? ¡Volverá a crecer! ¡Tuve que hacerlo! El cabello me crece con mucha facilidad. ¡Dime, “Feliz Navidad”, Jim, y seamos felices! No puedes imaginarte qué bonito… ¡qué precioso regalo te he comprado! – ¿Te has cortado el cabello? –murmuró Jim con pena, como si después de una intensa tarea mental sólo fuese capaz de advertir aquel hecho tan evidente. –Me lo he hecho cortar y lo vendí –añadió Delia -. De todos modos, no te gusto lo mismo, aunque sin mi cabello, sigo siendo la misma ¿verdad? Jim paseó la mirada por el cuarto con curiosidad. – ¿Dices que te has quedado sin tu cabello? –preguntó con aire casi tonto. –Lo he vendido, te digo –repuso ella. No lo busques…Vendido para siempre. Es Nochebuena, chico. Lo he vendido por ti, sé bueno conmigo. Tal vez mis cabellos fuesen importantes, pero más importante aún es el amor que te tengo –prosiguió la muchacha con repentina y grave dulzura –. ¿Pongo la carne al fuego, Jim? Pasada su impresión del primer momento, Jim pareció despertar rápidamente y abrazó a Delia. Durante diez segundos miremos en dirección opuesta a algún objeto sin importancia. Ocho dólares semanales o un millón anual… ¿qué importa? Un matemático o un hombre de ingenio nos darían una respuesta errónea. Los Reyes Magos trajeron regalos muy caros, pero aquel no estaba entre ellos. Luego explicaremos mejor este oscuro aserto. Jim extrajo un paquete del bolsillo de su abrigo y lo arrojó sobre la mesa. –No te formes una idea equivocada de mí, Delia, –dijo -. Ningún corte de cabello será capaz de hacerme querer menos a mi mujercita. Pero cuando abras ese paquetito, comprenderás por qué me desconcertaste tanto en el primer momento. Los pálidos y ágiles dedos de Delia retiraron la cuerda y el papel. Y entonces, dio un grito de alegría; y luego… ¡ay!, pasó en rápida transición femenina a las lágrimas y los gemidos, lo cual motivó al señor del apartamento el inmediato uso de todas sus facultades consoladoras. Porque frente a Delia estaban las peinetas: el juego de las peinetas que admiró durante mucho tiempo, en un escaparate de Broadway. Un par de bellas peinetas de auténtico carey, de bordes adornados con piedras preciosas y un - 65 -

tono de color adecuado para armonizar perfectamente con su hermoso y desaparecido cabello. Su corazón había ansiado aquel par de peinetas de lujo sin tener la menor esperanza de poseerlas algún día. Y ahora las tenía; pero las trenzas que debían adornar las codiciadas peinetas habían desaparecido. No obstante, Delia las oprimió contra su pecho y por fin, tras mirarlas, pudo decir con una sonrisa y ojos empañados por las lágrimas: –Jim, mi cabello crece muy deprisa. Y tras saltar como un gatito chamuscado exclamó: – ¡Oh, oh! Jim no había visto aún su bello regalo. Ella lo depositó con vehemencia sobre la abierta palma de la mano. El valioso y opaco metal fulguró como un reflejo del alegre y apasionado espíritu de Delia. – ¿Verdad que es maravillosa, Jim? Recorrí toda la ciudad para encontrarla. Ahora podrás mirar la hora cien veces por día. Quiero ver cómo sienta la cadena al reloj. ¡Dámelo! En lugar de obedecer, Jim se dejó caer sobre el sofá y se pasó las manos por la nuca. Sonrió. –Dejemos por el momento nuestros regalos de Navidad, Delia –dijo –. Son demasiado hermosos para usarlos ahora. Guardémoslos. Necesitaba dinero para comprarte las peinetas, por eso… ¡vendí el reloj! Y ahora… ¿no crees que podríamos poner la carne al fuego? Los Reyes Magos, como ustedes sin duda saben, eran unos señores muy sabios –maravillosamente sabios que ofrecieron regalos al Niño en el pesebre. Inventaron el arte de ofrecer regalos de Navidad. Como eran sabios, sus presentes fueron, sin duda, los más sabios y tal vez tuvieran el privilegio de poder ser cambiados en caso de resultar repetidos. Y aquí, torpemente, les he contado a ustedes la tranquila historia de un par de chicos atolondrados que vivían en un apartamento y que sacrificaron imprudentemente, el uno por el otro, los tesoros más grandes que poseían. Pero para terminar, digamos a los sabios de hoy en día que, de todos los que hacen obsequios, esos dos fueron los más sabios. De todos los que dan y reciben regalos, los más sabios son los seres como Jim y Delia. Ellos son los Reyes Magos. Al final con un punto de vista totalmente inesperado; las cosas no son como parecen o, en ocasiones, parece aquello que no es. A ver si aclaramos este galimatías. O. Henry

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En este caso, el narrador en tercera persona nos muestra, durante casi todo el relato, el punto de vista de la joven Delia, dispuesta a sacrificar su pelo para hacerle el mejor regalo que puede imaginar para su querido Jim; lo que no se nos revela hasta el final, es que Jim ha hecho lo mismo y, al final, ambos regalos resultan inútiles, pues ninguno de ellos podrá usarlos hasta mucho tiempo después.  Imaginemos ahora la historia de la creación ¿la recuerdan? Dios creó a Adán y a la mujer la creó de su costilla. Pues bien, la propuesta de escritura consiste en escribir dos relatos desde dos puntos de vista, la de Adán y la de Eva. El escritor norteamericano Mark Twain escribió dos diarios de cada uno de los personajes primigenios. ¿Imaginan los distintos puntos de vista? ¿Qué diría Adán sobre el tema de abandonar el Paraíso? ¿Y Eva? ¿Quién culparía a quién? Este es un fragmento del diario de Eva. ¿Cómo sería la página correspondiente al diario de Adán? ¿Cómo se siente Adán ante esta misma situación y cuál es su opinión sobre Eva? ¿Acaba bien esta historia? ¿Aprecia Adán la postura de Eva? ¿La comprende? ¿Tiene idea del trabajo que está haciendo?, etc. Miércoles Ahora nos llevamos muy bien y ya nos vamos conociendo cada vez mejor. El nunca intenta evitarme, lo que es una buena señal y demuestra que le gusta estar conmigo. Me complace que así sea y yo me esfuerzo por serle útil de todas las maneras que puedo para que así crezca su estima hacia mí. En los últimos dos días me puse la labor de nombrar todas las cosas que él señalaba con las manos. Fue un gran alivio porque a él no se le dan muy bien estas cosas y creo que me está muy agradecido. Él no es capaz de poner un nombre adecuado pero yo hago como que no estoy al tanto de su defecto. Siempre que una criatura nueva aparece, yo la nombro antes de que a él le dé tiempo de exponerse a un incómodo silencio. Desde ese punto de vista, lo estoy librando de muchos apuros embarazosos. Yo no tengo sus defectos. En cuanto pongo los ojos en un animal, ya sé lo que es. No tengo que reflexionar ni un momento; el nombre correcto se me ocurre súbitamente, justo como si fuese una inspiración, como si no hubiese duda posible., pues estoy segura de que no estaba en mí ni medio minuto antes. Me parece que sé que el animal que es con solo ver la forma de la criatura y la manera en que actúa… Recuerda que el diario personal se escribe en primera persona y que en él se expresan sentimientos, pensamientos, dudas, acciones diarias, impresiones, deseos, lo importante, sobre todo, es la sinceridad del que escribe. Suele estar fechado... No suele ser muy largo ni muy elaborado, aunque en el caso que hemos visto, el escrito tiene un valor literario añadido.

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10.

LA VISTA ENGAÑA

El arte de ser sabio consiste en saber a qué se le puede hacer la vista gorda William James La vista es el sentido más poderoso de todos; somos predadores, lo que significa que, gracias a los ojos, podemos distinguir desde muy lejos a nuestra presa a pesar de las distancias. La lengua está llena de referencias a la vista: “me ves con buenos ojos”; “lo vi con mis propios ojos”; incluso “ojos que no ven, corazón que no siente”, “ver para creer”. Pero ¿no nos engañamos nunca con este sentido que parece infalible? Claro que sí, conocemos los engaños que nos produce un espejismo, ese falso charco que se nos coloca delante de nuestro coche cuando vamos conduciendo y que no es más que un espejismo, un efecto producido por el sol; o ese enamoramiento engañoso que nos hace ver a la persona amada con ojos distintos a los que lo ven los demás. En la literatura hay numerosos ejemplos de ilusiones ópticas que nos hacen ver cosas que no existen, porque, en verdad, no siempre necesitamos la vista, tenemos nuestra visión interna y nuestra imaginación que nos permite ver marcianos o hadas. Hay un famoso cuento que se repite en varias culturas diferentes; se llama El traje nuevo del emperador, en el que todo un pueblo resulta engañado por unos supuestos sastres que confeccionan un traje nuevo al emperador que no es más que una ilusión, el traje no existe. Sólo un niño en su inocencia es capaz de darse cuenta de la verdad y no repara en exclamar:” ¡Mirad, el emperador va desnudo!” José Saramago escribió un libro sobre la ceguera, se llama Tratado sobre la ceguera #Escribe un texto que tú ya conozcas (puede ser un cuento tradicional) en el que el narrador sea ciego. Para ello, haz un TI con las sensaciones de todos los sentidos a excepción de la vista. Si haces descripciones, recurre al tacto, al oído y al olfato; a las sensaciones que producen estos sentidos en el narrador y los personajes. Introduce sabores, olores y texturas.

11.

EL ESPACIO Y LOS SENTIDOS

Recuerdo cuánto tiempo me llevó escribir sobre el pueblo a donde va Milkman, cuando al fin llega allí. Me llevó meses, y no podía comenzar. Podía verlo, pero quería escribir sin pasar por las largas y complicadas descripciones del pueblo. Luego recordé a las mujeres caminando sin nada en las manos, y eso ambientó la escena. Toni Morrison Para trabajar el espacio en los textos literarios, el elemento más importante es la descripción. Es, como si dijéramos, el elemento que nos va mostrando el entorno donde ocurre la historia; también nos permite hacer pausas descriptivas para darle ritmo al texto y crear la intriga y nos permite crear la fotografía, o mejor, el cuadro del espacio en el que se desarrolla la narración. - 68 -

La mera descripción del espacio físico no es suficiente para crear en el lector una sensación completa de lo que le queremos mostrar. Además, el narrador debe añadir el elemento subjetivo que transmita al lector el estado de ánimo de los personajes; la atmósfera que los rodea, la actitud emocional de quien cuenta la historia. A menudo, el estado de ánimo de los personajes se identifican con el espacio y esto nos ayuda a caracterizarlos y a entenderlos, hasta tal punto que, a veces, el espacio se convierte en co-protagonista de la narración. En un cuento de Guy de Maupassant encontramos una descripción llena de emociones que tiene lugar durante una ceremonia de una primera comunión. El cuento se llama La casa Tellier De pronto el Kyrie Eleison brotó hacia el cielo, lanzado por todos los pechos y todos los corazones. Granos de polvo y fragmentos de madera carcomida cayeron incluso de la antigua bóveda, sacudida por esta explosión de gritos. El sol que hería la pizarra del tejado convertía en un horno la pequeña iglesia; una gran emoción, una ansiosa espera, la proximidad del inefable misterio, oprimían el corazón de los niños, ponían un nudo en la garganta de sus madres… …De pronto se propagó por la iglesia una especie de locura, un rumor de muchedumbre delirante, una tempestad de sollozos y gritos ahogados… …los campesinos, en mangas de camisa, bebían vasos llenos de sidra pura, y en medio de cada grupo se veían dos niños, aquí dos niñas, allá dos muchachos comiendo en casa de una de las dos familias…  Describe el ambiente de un mercado. Haz un Torbellino de Ideas de todos los sentidos que allí aparezcan. Recuerda que en la descripción hay un abundante uso de adjetivos explicativos, figuras retóricas y lenguaje connotativo. Dosifica bien los adjetivos, no abuses de su uso

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Capítulo III

EL SENTIDO DEL OÍDO

Presta el oído a todos, y a pocos la voz. Oye las censuras de los demás; pero reserva tu propia opinión. William Shakespeare

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EL SENTIDO DEL OÍDO No es la voz la que ordena la historia, es el oído. Ítalo Calvino 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

QUÉ ES EL OÍDO? LOS RUIDOS DE LOS LUGARES Y LAS COSAS EL TERROR DE LO QUE OÍMOS NUEVOS INSTRUMENTOS, NUEVOS SONIDOS LA PÉRDIDA MÚSICA PARA IMAGINAR ALLEGRO MA NON TROPO. EL CUENTO MUSICAL LA POESÍA: ESA MÚSICA CONSTANTE DIBUJAR EL POEMA

Cuando nos despertamos, nuestra primera prueba de que estamos todavía en el mundo viene a nuestra conciencia a través de los ruidos que van reconstruyendo nuestro mundo: los pájaros, el tráfico, los sonidos de la cocina, los rumores de la conversación del salón… El mundo en el que vivimos está lleno de vibraciones que nos permiten aprehenderlas y codificarlos para comprender el entorno y convertirlas en sonidos que nos alertan, como una sirena o una explosión, o que nos confortan, como la voz de un ser querido, o nos permiten gozar de la belleza de la música, reconocer un animal por su voz y una máquina por el ruido que emite. Esta posibilidad de codificar los sonidos y poder emitirlos a través del aparato fonador nos ha permitido crear el lenguaje humano.

1. ¿QUÉ ES EL OÍDO? El mecanismo que nos permite percibir los sonidos es el aparato auditivo, un complejo sistema compuesto por el oído interno, que es el que capta luna parte de las vibraciones y las transmite al sistema nervioso; el oído medio, alojado en el hueso temporal, y el oído externo, formado por el pabellón de la oreja y el canal auditivo. El yunque, el martillo, los canales semicirculares, el vestíbulo, el tímpano…son nombres con los que denominan muchos de los huesecillos y membranas que forman el aparato auditivo y que dan una idea de la compleja arquitectura de la que está compuesta este sentido, sin el cual, la vida se convertiría en un mundo de silencio muy difícil de comprender porque, si falta el oído nos falta ese hilo de conexión con el mundo. Es difícil de imaginar el silencio total porque en nuestro mundo no existe, sólo en el espacio exterior la ausencia de sonido es total. Si no fuéramos capaces de percibir el sonidos, no podríamos ni escribir ni apreciar la musicalidad de la poesía, y, ni que decir tiene, la música no tendría cabida en nuestro mundo, Nos es imaginable un mundo sin música, el perfume del oído como la define Diane Ackerman quien también cuenta que la música nació como un acto religioso, mágico durante el cual se tocaban tambores, se frotaban ramas y se recurría caracolas, piedras, cañas de bambú cortadas y afiladas de tal manera que producían distintos sonidos y así fueron sofisticándose hasta llegar a la perfección de un Stradivarius. Y con la música nació la danza: se hacían danzas con carácter religioso y más adelante la danza ya formó parte de nuestra vida, de nuestras fiestas y celebraciones. A la música se le incorporó el canto, la voz; sólo con ella podemos crear una emoción en nosotros mismos y - 72 -

en los demás; una melodía nos produce llanto o alegría sin que por ello tengamos que entender su estructura o no sepamos leer las notas, pero, no cabe duda que la música es un lenguaje que comenzó a desarrollarse a la vez que los seres humanos comenzaron su evolución, es algo tan arraigado en nosotros que nadie puede vivir sin ella. Hay que imaginar la desesperación que tuvo que sentir Beethoven cuando se quedó totalmente sordo que, aunque pudiera “oír” su música en su cerebro, no podía disfrutar del canto de la naturaleza, del sonido suave d las olas o del furor de la tormenta. Helen Keller, la famosa sordo-ciega escribió: (…) Si volviera a vivir, haría mucho más de lo que he hecho por los sordos. He llegado a la conclusión de que la sordera incapacita mucho más que la ceguera.

2. LOS RUIDOS DE LOS LUGARES Y LAS COSAS Ay, también a vosotros, almas grandes, os susurra él al oído sus siniestras mentiras.

Friedrich Niestzsche Cuando mencionamos la palabra “ruido” nos referimos a un sonido que no resulta agradable a nuestros oídos, es más, nos molesta y, a veces puede llegar a ser tan molesto o tan fuerte que nuestros oídos no lo pueden resistir y nos llegan a causar lesiones con posibles graves consecuencias en el futuro y es que el ruido es un sonido que contiene todas las frecuencias, lo que hace que lo rechacemos y nos alejemos de él lo antes posible. La literatura ha trasladado el mundo sonoro a través de varios artificios, la musicalidad del verso o del párrafo se construye con la aliteración; cuando queremos transmitir el sonido de las acciones que se designan se una la onomatopeya; si queremos reflejar un estado de ánimo de los personajes relacionado con la situación espacial que se está viviendo utilizamos la metáfora. La prefiguración consiste en crear unas imágenes que nos van avanzando aquello que va a suceder, pero sin desvelarnos el final. Veremos ejemplos de todas estas maneras de utilizar el sonido en la escritura. Julio Cortázar trabajó el mundo de los sentidos en sus obras, uno de sus cuentos más conocidos, Casa Tomada, nos muestra una historia cargada de significados y de estados psicológicos de dos hermanos en los que el ruido forma parte del mundo de misterio y miedo que viven. Es un ejemplo de utilizar el ruido como prefiguración: Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché algo en el comedor o en la biblioteca. El sonido venía impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después, en el fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tiré contra la pared antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad.

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Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene: -Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte del fondo.

Casa Tomada. Julio Cortázar. Bestiario.

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Hacer un Torbellino de Ideas categorizado de todos los sonidos desagradables que recordemos.

    VOCES 

RUIDOS  DE  MÁQUINAS 

SONIDOS  IRRECONO  CIBLES 

SONIDOS DESAGRADA BLES

  RUIDOS 

MÚSICA  DESAGRA  DABLE 

MISTERIOSOS 

RUIDOS  DE   LA  CALLE 

Escribir un texto que tenga estas dos consignas: ruidos desagradables y la explosión de ira y sus consecuencias. El escritor italiano Italo Calvino escribió un libro titulado Bajo el sol Jaguar sobre tres sentidos: el olfato, el gusto y el oído. El título lo tomó del Popol Vu, el libro sagrado de los mayas, que explica que las primeras criaturas humanas que aparecieron en la tierra fueron: El Jaguar de la Risa Dulce, el Jaguar negro, El Jaguar de la Noche y Mahucutah, el No Tocado, y todos ellos tenían una cosa en común: podían hablar. El cuento dedicado al oído se titula Un rey escucha; reproducimos aquí un fragmento: - 74 -

(…) Las horas se alargan; en la sala del trono de las lámparas es siempre igual. Escuchas el tiempo que pasa: un rumor como de viento; el viento sopla en los corredores del palacio, o en el fondo de tu oreja. Los reyes no tienen reloj: se supone que son ellos los que gobiernan el fluir del tiempo, la sumisión a las reglas de un dispositivo mecánico sería incompatible con la majestad real. La extensión uniforme de lenta avalancha de arena; pero tú sabes cómo escaparle. Te basta aguzar el oído y aprender a reconocer los ruidos del palacio que cambian de una hora a otra; por la mañana resuena la trompeta del que iza la bandera en la torre, los camiones de la intendencia real descargan cestas y barricas en el patio de la despensa; las criadas sacuden las alfombras sobre la barandilla de la galería; or la noche chirrían al cerrarse los portales de hierro; de las cocinas sube un entrechocar de calderos; desde los establos algún relincho avisa que es la hora de cepillar los caballos. El palacio es un reloj: sus cifras sonoras siguen el curso del sol, flechas invisibles indican el cambio de la guardia en el camino de ronda con pisadas de ronda con pisadas de suelas claveteadas, un golpeteo de culatas de fusiles al que responde el chirriar del pedregullo bajo la oruga de los tanques que hacen ejercicios en la explanada. Si los ruidos se repiten en el orden habitual, tu reino no corre peligro: por ahora, por esta hora, por este día. Hundido en tu trono, te llevas la mano a la oreja, corres los drapeados del baldaquín para que no atenúen ningún susurro, ningún eco. Los días son para ti un sucederse de sonidos, unas veces claros, otras casi imperceptibles; has aprendido a distinguirlos, a evaluar su proveniencia y la distancia, conoces su sucesión, sabes cuánto duran las pausas, cada retumbo o crujido o tintineo que está por llegar a tu tímpano ya te lo esperas, lo anticipas con la imaginación, si tarda en producirse te impacientas. Tu ansiedad no se calma hasta que no se reanuda el hilo del oído, hasta que la urdimbre de ruidos bien conocidos no se remienda en el punto en que parecía abrirse una laguna. Vestíbulo, escalinatas, galerías, corredores del palacio tienen cielos rasos altos, cada paso, cada chasquido de cerradura, cada estornudo despiertan ecos, retumban, se propagan horizontalmente por una serie de salas que se comunican, vestíbulos, columnatas, puertas de servicio, y verticalmente por cajas de escaleras, vanos, pozos de luz, tuberías, conductos de chimeneas, huecos de montacargas, y todos estos recorridos acústicos convergen en la sala del trono. En el gran lago de silencio en el que flotas desembocan ríos de aire movido por vibraciones intermitentes; tú las intereptas y las descifras, atento, absorto. El palacio es todo volutas, todo lóbulos, es una gran oreja en la cual anatomía y arquitectura intercambian nombres y funciones: pabellones, trompas, tímpanos, caracoles, laberintos; tú estás aplastado en el fondo, en la zona más interna del palacio-oreja, de tu roja, el palacio es la oreja del rey.

Italo Calvino. Bajo el sol jaguar. Tusquets. Barcelona

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El rey es poderoso; escucha y controla todo lo que sucede en el palacio: ruidos, conversaciones, vibraciones, música, voces, susurros, etc. Agudiza tu oído, edúcalo y anota todos los ruidos que sientes a tu alrededor, desde que te despiertas hasta que te acuestas; asócialo a sensaciones, emociones, sentimientos y escribe un texto describiendo estos ruidos. Ej. Pájaros: relax, alegría Aspiradora: molestia, agresividad Voz de un ser querido, paz, confort, etc. - 75 -

3. EL TERROR DE LO QUE OÍMOS El silencio es el sonido más fuerte, quizás el más fuerte de los ruidos Miles Davis

Una voz amenazante, un ruido atronador, el sonido de una ametralladora, todo esto puede llegar a atemorizarnos, incluso a horrorizarnos, pero ¿qué sucede cuando lo que nos amenaza el sonido que nos llena de terror, que puede llegar a enloquecernos, es el latido de un corazón? Edgar Allan Poe, el gran maestro del cuento de terror, es especialista en trabajar la percepción hasta sus límites más insospechados. En muchos de sus cuentos, los sentidos son casi los protagonistas más aterradores que los hechos: la sensación de una tela tocando nuestra piel, el calor que nos amenaza en forma de un fuego incandescente que no podemos ver pero sí percibir; la imposibilidad de ver porque el protagonista está en total oscuridad , pero que su tortura consiste en someterlo a estímulos sensoriales que le producen el mayor de los terrores, una casa que produce escalofríos; todas estas sensaciones son tratadas magistralmente por el escritor norteamericano. En su cuento El corazón delator, Poe cuenta la historia de un hombre que enloquece, porque es capaz de oír el corazón de un hombre al que él ha matado. Reproducimos aquí el cuento entero. ¡Es  cierto!  Siempre  he  sido  nervioso,  muy  nervioso,  terriblemente  nervioso.  ¿Pero  por  qué  afirman  ustedes  que  estoy  loco?  La  enfermedad  había  agudizado  mis  sentidos,  en  vez  de  destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en  la  tierra  y  en  el  cielo.  Muchas  cosas  oí  en  el  infierno.  ¿Cómo  puedo  estar  loco,  entonces?  Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.   Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez  concebida,  me  acosó  noche  y  día.  Yo  no  perseguía  ningún  propósito.  Ni  tampoco  estaba  colérico.  Quería  mucho  al  viejo.  Jamás  me  había  hecho  nada  malo.  Jamás  me  insultó.  Su  dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de  un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba  la  sangre.  Y  así,  poco  a  poco,  muy  gradualmente,  me  fui  decidiendo  a  matar  al  viejo  y  librarme de aquel ojo para siempre.    Presten  atención  ahora.  Ustedes  me  toman  por  loco.  Pero  los  locos  no  saben  nada.  En  cambio... ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con  qué cuidado... con qué previsión... con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable  con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar  el picaporte de su puerta y la abría... ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era  lo  bastante  grande  para  pasar  la  cabeza,  levantaba  una  linterna  sorda,  cerrada,  completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza.  ¡Oh,  ustedes  se  hubieran  reído  al  ver  cuán  astutamente  pasaba  la  cabeza!  La  movía  lentamente... muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una  hora  entera  introducir  completamente  la  cabeza  por  la  abertura  de  la  puerta,  hasta  verlo  tendido  en  su  cama.  ¿Eh?  ¿Es  que  un  loco  hubiera  sido  tan  prudente  como  yo?  Y  entonces,  cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente...  ¡oh,  tan  cautelosamente!  Sí,  cautelosamente  iba  abriendo  la  linterna  (pues  crujían  las  bisagras),  la  iba  abriendo  lo  suficiente  para  que  un  solo  rayo  de  luz  cayera  sobre  el  ojo  de  buitre.  Y  esto  lo  hice  durante  siete  largas  noches...  cada  noche,  a  las  doce...  pero  siempre  encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo  quien  me  irritaba,  sino  el  mal  de  ojo.  Y  por  la  mañana,  apenas  iniciado  el  día,  entraba  sin 

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miedo  en  su  habitación  y  le  hablaba  resueltamente,  llamándolo  por  su  nombre  con  voz  cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber  sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a  mirarlo mientras dormía.     Al llegar la octava noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El  minutero de un reloj se mueve con más rapidez de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de  aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba  contener mi impresión de triunfo. ¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y  que él ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes  ante esta idea, y quizá me oyó, porque lo sentí moverse repentinamente en la cama, como si  se  sobresaltara.  Ustedes  pensarán  que  me  eché  hacia  atrás...  pero  no.  Su  cuarto  estaba  tan  negro  como  la  pez,  ya  que  el  viejo  cerraba  completamente  las  persianas  por  miedo  a  los  ladrones; yo sabía que le era imposible distinguir la abertura de la puerta, y seguí empujando  suavemente, suavemente.     Había ya pasado la cabeza y me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el  cierre metálico y el viejo se enderezó en el lecho, gritando:     ­¿Quién está ahí?     Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en  todo  ese  tiempo  no  oí  que  volviera  a  tenderse  en la  cama.  Seguía  sentado,  escuchando...  tal  como yo lo había hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo  sonido anuncia la muerte.     Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba dolor  o  pena...  ¡oh,  no!  Era  el  ahogado  sonido  que  brota  del  fondo  del  alma  cuando  el  espanto  la  sobrecoge.  Bien  conocía  yo  ese  sonido.  Muchas  noches,  justamente  a  las  doce,  cuando  el  mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que  me  enloquecían.  Repito  que  lo  conocía  bien.  Comprendí  lo  que  estaba  sintiendo  el  viejo y  le  tuve  lástima,  aunque  me  reía  en  el  fondo  de  mi  corazón.  Comprendí  que  había  estado  despierto desde el primer leve ruido, cuando se movió en la cama. Había tratado de decirse  que  aquel  ruido  no  era  nada,  pero  sin  conseguirlo.  Pensaba:  "No  es  más  que  el  viento en la  chimenea...  o  un  grillo  que  chirrió  una  sola  vez".  Sí,  había  tratado  de  darse  ánimo  con  esas  suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se había aproximado  a él, deslizándose furtiva, y envolvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de aquella sombra  imperceptible  era  la  que  lo  movía  a  sentir  ­aunque  no  podía  verla  ni  oírla­,  a  sentir  la  presencia de mi cabeza dentro de la habitación.     Después de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse,  resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna.     Así lo hice ­no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado­, hasta  que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre  el ojo de buitre.     Estaba abierto, abierto de par en par... y yo empecé a enfurecerme mientras lo miraba. Lo vi  con  toda  claridad,  de  un  azul  apagado  y  con  aquella  horrible  tela  que  me  helaba  hasta  el  tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un  instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito.     ¿No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de  los sentidos? En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el  que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el 

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latir  del  corazón  del  viejo.  Aumentó  aún  más  mi  furia,  tal  como  el  redoblar  de  un  tambor  estimula el coraje de un soldado.     Pero, incluso entonces, me contuve y seguí callado. Apenas si respiraba. Sostenía la linterna  de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz  sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más  rápido, cada vez más fuerte, momento a momento. El espanto del viejo tenía que ser terrible.  ¡Cada  vez  más  fuerte,  más  fuerte!  ¿Me  siguen  ustedes  con  atención?  Les  he  dicho  que  soy  nervioso. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella antigua casa, un  resonar  tan  extraño  como  aquél  me  llenó  de  un  horror  incontrolable.  Sin  embargo,  me  contuve  todavía  algunos  minutos  y  permanecí  inmóvil.  ¡Pero  el  latido  crecía  cada  vez  más  fuerte,  más  fuerte!  Me  pareció  que  aquel  corazón  iba  a  estallar.  Y  una  nueva  ansiedad  se  apoderó de mí... ¡Algún vecino podía escuchar aquel sonido! ¡La hora del viejo había sonado!  Lanzando un alarido, abrí del todo la linterna y me precipité en la habitación. El viejo clamó  una  vez...  nada  más  que  una  vez.  Me  bastó  un  segundo  para  arrojarlo  al  suelo  y  echarle  encima  el  pesado  colchón.  Sonreí  alegremente  al  ver  lo  fácil  que  me  había  resultado  todo.  Pero, durante varios minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado. Claro que no  me preocupaba, pues nadie podría escucharlo a través de las paredes. Cesó, por fin, de latir. El  viejo  había  muerto.  Levanté  el  colchón  y  examiné  el  cadáver.  Sí,  estaba  muerto,  completamente muerto. Apoyé la mano sobre el corazón y la mantuve así largo tiempo. No se  sentía el menor latido. El viejo estaba bien muerto. Su ojo no volvería a molestarme.    Si ustedes continúan tomándome por loco dejarán de hacerlo cuando les describa las astutas  precauciones que adopté para esconder el cadáver. La noche avanzaba, mientras yo cumplía  mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuarticé el cadáver. Le corté la cabeza,  brazos y piernas.     Levanté luego tres planchas del piso de la habitación y escondí los restos en el hueco. Volví a  colocar los tablones con tanta habilidad que ningún ojo humano ­ni siquiera el suyo­ hubiera  podido  advertir  la  menor  diferencia.  No  había  nada  que  lavar...  ninguna  mancha...  ningún  rastro de sangre. Yo era demasiado precavido para eso. Una cuba había recogido todo... ¡ja,  ja!     Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro  de la madrugada,  pero seguía tan oscuro  como a medianoche. En momentos en que se oían las campanadas de la hora, golpearon a la  puerta de la calle. Acudí a abrir con toda tranquilidad, pues ¿qué podía temer ahora?     Hallé a tres caballeros, que se presentaron muy civilmente como oficiales de policía. Durante  la noche, un vecino había escuchado un alarido, por lo cual se sospechaba la posibilidad de  algún atentado. Al recibir este informe en el puesto de policía, habían comisionado a los tres  agentes para que registraran el lugar.    Sonreí, pues... ¿qué tenía que temer? Di la bienvenida a los oficiales y les expliqué que yo había  lanzado aquel grito durante una pesadilla. Les hice saber que el viejo se había ausentado a la  campaña. Llevé a los visitantes a recorrer la casa y los invité a que revisaran, a que revisaran  bien. Finalmente, acabé conduciéndolos a la habitación del muerto. Les mostré sus caudales  intactos y cómo cada cosa se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis confidencias traje  sillas a la habitación y pedí a los tres caballeros que descansaran allí de su fatiga, mientras yo  mismo, con la audacia de mi perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual  reposaba el cadáver de mi víctima.     Los  oficiales  se  sentían  satisfechos.  Mis  modales  los  habían  convencido.  Por  mi  parte,  me  hallaba  perfectamente  cómodo.  Sentáronse  y  hablaron  de  cosas  comunes,  mientras  yo  les  contestaba  con  animación.  Mas,  al  cabo  de  un  rato,  empecé  a  notar  que  me  ponía  pálido  y  deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía percibir un zumbido en los oídos; pero los  policías continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando 

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y  era  cada  vez  más  intenso.  Hablé  en  voz  muy  alta  para  librarme  de  esa  sensación,  pero  continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más clara... hasta que, al fin, me di cuenta de  que aquel sonido no se producía dentro de mis oídos.     Sin  duda,  debí  de  ponerme  muy  pálido,  pero  seguí  hablando  con  creciente  soltura  y  levantando  mucho  la  voz.  Empero,  el  sonido  aumentaba...  ¿y  que  podía  hacer  yo?  Era  un  resonar  apagado  y  presuroso...,  un  sonido  como  el  que  podría  hacer  un  reloj  envuelto  en  algodón. Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían  oído nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía continuamente.  Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones;  pero  el  sonido  crecía  continuamente.  ¿Por  qué  no  se  iban?  Anduve  de  un  lado  a  otro,  a  grandes  pasos,  como  si  las  observaciones  de  aquellos  hombres  me  enfurecieran;  pero  el  sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia...  maldije... juré... Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas  del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto... más alto...  más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible  que  no  oyeran?  ¡Santo  Dios!  ¡No,  no!  ¡Claro  que  oían  y  que  sospechaban!  ¡Sabían...  y  se  estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era  preferible  a  aquella  agonía!  ¡Cualquier  cosa  sería  más  tolerable  que  aquel  escarnio!  ¡No  podía  soportar  más  tiempo  sus  sonrisas  hipócritas!  ¡Sentí  que  tenía  que  gritar  o  morir,  y  entonces... otra vez... escuchen... más fuerte... más fuerte... más fuerte... más fuerte!     ­¡Basta ya de fingir, malvados! ­aullé­. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí...  ahí! ¡Donde está latiendo su horrible corazón!                                                                   Edgar  Allan  Poe.  Todos  los  cuentos.  Vol.  1.  Galaxia Gutemberg. Círculo de Lectores. Traducción  de julio Cortázar. Barcelona.   

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Cierra los ojos y trata de captar los sonidos que hay a tu alrededor, presta atención y quédate con el sonido que más te llame la atención. Procura imaginarte este sonido con la mayor intensidad posible, con un timbre muy alto. Comparar este sonido con algo o alguien: Este sonido se parece a… Suena como si… Me siento a punto de… Anota todas estas sensaciones. A continuación haz un Torbellino de Ideas y añádele más sonidos: un grito, un golpe, etc. Ve construyendo una historia en la que estos sonidos, voces y ruidos tengan una importancia fundamental. Finalmente escribe un cuento de terror resultado de esa historia que has ido elaborando. Procura que la historia sea en primera persona, como la del cuento de Poe; así será más fácil de contar y resaltar la importancia y la influencia de los ruidos.

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4. NUEVOS INSTRUMENTOS, NUEVOS SONIDOS La facultad del oído es una cosa sensible: muy pronto se sacia y al poco tiempo se cansa y se aburre. Martin Lutero

Si bien la música en sus orígenes debió de ser muy elemental, reiterativa y ejecutada con instrumentos muy rudimentarios que ofrecían pocas posibilidades de variación, poco a poco, los instrumentos fueron afinándose y sofisticándose; se cortaron cañas con distintos tamaños para que los sonidos fueran diferentes; se tensaron las cuerdas para que las notas fueran más agudas o más graves, y así hasta llegar al complejo y variado mundo de los instrumentos musicales, medios imprescindibles para materializar el complejo y abstracto mundo de la música.

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De la misma manera que un lutier crea su instrumento, pongamos nuestra imaginación a trabajar para crear nuevos sonidos por medio de instrumentos insólitos y fantásticos. ¿Cómo sería un instrumento que fuera el resultado de la fusión de un pez y una pipa? La Analogía Inusual nos permite “crear” seres, objetos y mundos imaginaros. Veamos cual sería el resultado de este la fusión de estos dos elementos para crear un instrumento:



Analiza cada uno de los componentes del animal y de la pipa: color, forma, textura, partes de las que están compuestos, materiales, aplicaciones, acciones.

EL PEZ

LA PIPA

El pez tiene ojos, escamas y aletas. Es de colores Nada en silencio. Mueve las aletas y desplaza el agua, etc. Su tacto es suave

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La pipa tiene un ojo Se fuma en silencio Echa humo al aspirar, etc.



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Comprueba lo que tienen en común El ojo y los ojos Sus actividades se realizan en silencio Su tacto es suave, etc. Fusiona el animal y la pipa Crea un nuevo objeto que sea un instrumento musical Dale un nombre Describe su sonido Realiza un catálogo de venta, indicando todo lo trabajado anteriormente, dibújalo, explica de qué materiales está hecho, qué colores puedes encontrar, etc.

Autobiografía Gracias a la vida que me ha dado tanto Me ha dado el sonido y el abedecedario Con él las palabras que pienso y declaro Madre amigo hermano y luz alumbrando, La ruta del alma del que estoy amando Violeta Parra

¿Tenemos una autobiografía sonora? Quizás, cuando leemos una autobiografía de alguien famoso, un personaje sobresaliente e influyente, pensamos más en los hechos que se cuentan y, a menudo, pasamos por alto los sonidos y las músicas que le han acompañado. Pero las biografías de un Beethoven o de un Mozart no se podrían entender sin un mundo dedicado a la música, al sonido, aunque, en el caso del primero, los dioses le privaron de la facultad de oír, el peor castigo que podríamos imaginarnos para un músico.

El escritor colombiano Guillermo Valencia escribió un poema llamado Biografía en el que, en un tono irónico, cuenta la historia de una vida a través de monosílabos. Cuna, Babero, Escuela, Libros, Diploma. Pobreza, Pleitos, Jueces, las Cortes, Ruido. Comités. Elecciones. Tribuna. Gloria. Olvido. Viajes. El Bosque. Londres. París. Roma. Ilusión. Señoritas. La sociedad. Marido. Bailes. Celos. Pesares. Esclavitud. Gemido. Nietos. Babero. Escuela. Griego. Latín y Doma. Vejez. Gota. Desvelos. Desilusión. Novenas. Ceguera. Gripe, vértigos. Callos. Penas. Abandono. Esquiveces. El patatús. La fosa. Llanto. Duelo. Discursos. Decretos. Paz. Sonrisa. Risa. Chalets. Pianola. Paseos. Una misa. Tumba. Silencio. Ortigas. Ausencia. Cruz mohosa. Guillermo Valencia. Obras completas, Aguilar

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Escribir una biografía de los sonidos de nuestra vida. Se puede hacer un poema como el de Guillermo Valencia o un texto en prosa. Podemos recurrir a las onomatopeyas para describir esos sonidos. Las onomatopeyas imitan el sonido que quieren reproducir; pueden ser de animales, por ejemplo, el miau, de un gato; reproducir el llanto de un bebé: buaaaa y, en general, todos los sonidos que existen. Para buscar las ideas, podemos recurrir al TI o a la ID (interrogación divergente). Ejemplo de ID. ¿Cuáles son los primeros sonidos que yo recuerdo? ¿Son personas, animales, máquinas? ¿Qué sonidos nos acompañaron en la escuela? ¿Y en los juegos? ¿Dónde fui consciente del silencio? ¿Recuerdo los sonidos de la cocina? ¿Los grifos, el chisporroteo de la sartén? ¿Qué música me acompañaba en las distintas etapas de mi vida? ¿Qué ruidos me molestan más? ¿Cómo es el ruido del viento? ¿Y del mar? ¿Yo solía chillar y llorar cuando era un bebé?....Y así hasta hacernos muchas preguntas sobre los sonidos de nuestra vida. Al construir el texto, podemos usar la onomatopeya y las palabras onomatopéyicas para mejor describir sucintamente estos sonidos: por ejemplo, usar verbos como rasgar, murmurar, zigzaguear, mamar, zumbar, ulular,…que son verbos cuya pronunciación reproduce el sonido de aquello que describe.

5. LA PÉRDIDA Los músicos son terriblemente irrazonables. Siempre quieren que uno sea totalmente mudo en el preciso momento que uno desea ser completamente sordo. Oscar Wilde

A pesar de esta ingeniosa frase de Oscar Wilde, la sordera nos priva de un sentido tanto o más incapacitante que la vista. ¿Se imaginan un mundo de silencio total? Si bien para todos los seres humanos perder la facultad de oír es una tragedia, para un músico es privarle de su herramienta principal: el oído. El caso más paradigmático es el de Beethoven. ¿Alguien se puede imaginar lo que debió de sufrir el genial músico a medida que su sordera avanzaba? Solamente una voluntad de hierro y su amor a la música hizo que no la abandonara "...Por supuesto que estoy resuelto a elevarme por sobre cualquier obstáculo, pero ¿Cómo será eso posible?..” Estas palabras se las escribió a un amigo de Bonn al que confió su secreto desde el primer momento Se sentía confuso y avergonzado cuando no podía oír, cosa que no le sucedía continuamente, incluso al final de sus días, había momentos en los que podía oír algo. A ese mismo amigo le escribió:”... Te suplico que mantengas un profundo secreto acerca del asunto de mi sordera, no lo confíes a nadie, no importa a quien…” No es difícil imaginar la tortura que supuso para el gran artista perder la facultad que era fundamental para su vida y su trabajo.

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Veamos la descripción de la pérdida del oído tomada de la obra del escritor indio Vikram Seth en su novela Una música constante. En ella, la protagonista, Julia, escribe una carta en la que relata el proceso de su sordera: (…) Pero mi situación no es tan digna de lástima. El hecho es que, a medida que mi sordera progresa, al menos me da tiempo a hacerme a la idea. Ha sido cuestión de meses, no de minutos y no ha tenido ningún efecto secundario terrible. No es que intente quitarle importancia. Al principio pensé que no podría superarlo. La música es lo más importante de mi vida. Y que me traicionara el oído me resultaba más insoportable que a cualquier otra persona. ¿Cómo empezó todo? (…) Al principio no noté nada raro, aunque me parecía que la gene murmuraba en lugar de hablar, sobre todo por teléfono, u comencé a observar que cuando tocaba el piano los golpeaba más fuerte. En un par de ocasiones me pregunté por qué no oía cantar a los pájaros tan a menudo, pero me dije que aquel año en Nueva Inglaterra la primavera era más silenciosa que de costumbre… …A la semana siguiente la pérdida auditiva era ya de sesenta decibelios, y los médicos parecieron preocupados y sorprendidos. En mi familia no había antecedentes de que eso le hubiera ocurrido a una persona joven… (…) Qué extraña fue la transición del mundo del sonido al mundo de la sordera…que no hay que confundir con el silencio, pues oigo todo tipo de ruidos, sólo que, normalmente, los que no debería oír. ¡Me daba tanto miedo tener que abandonar la música, estaba tan asustada por Luke, a veces sólo con una madre que ni siquiera lo oía llorar! (…) De modo que me sumergí en el ignoto mundo de los sordos: clases de terapia preventiva: clases de terapia preventiva del habla, clases de lectura de los labios con horas de práctica delante de un espejo; incluso aprendía un poco el lenguaje de los signos, aunque nunca lo he utilizado. … (…) En cuanto a la interpretación musical, puesto que aún toco música de cámara, he aprendido a juzgar – a partir del arco, los dedos, el cambio de posición, la visible anacrusa de la respiración, a partir de todo y nada- cuándo tocar y a qué tempo. El otro día, con Mozart, ya oíste mi triste y nuevo virtuosismo. Pero funcionó porque conocía bien la sonata, y sabía cómo leer tus manos, tus ojos y tu cuerpo. No pude oír gran cosa de lo que tocaste, y sin embargo, puedo decir que tocaste bien…

Vikram Seth. Una música constante. Anagrama

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Imagínate que estás en una cámara insonorizada o en el fondo del mar.

Enciérrate en una habitación en la que haya un silencio total No puedes oír nada, el silencio te rodea, Escribe todas las sensaciones que te produce el hecho de no oír: tus pensamientos, tus miedos, tu impotencia. Anota sin orden todo lo que se te ocurra. Luego, escribe un relato sobre el silencio. Puede ser un cuento de terror, sobre los ruidos imaginaros o un cuento de calma y relax

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6. MÚSICA PARA IMAGINAR Un pájaro no canta porque tenga una respuesta. Canta porque tiene una canción. Proverbio chino

Mucha gente necesita escuchar música para trabajar, y escritores que no pueden escribir sin música que le sirva de inspiración: Haruki Murakami escucha música y también Stephen King. Pero la música puede ser la inspiración para la creación y para provocar un estado de relajación que nos permita tener las ideas frescas y estar en una situación de paz y tranquilidad a la hora de escribir. El Relax Imaginativo es un activador creativo con el que podemos rescatar imágenes de nuestra memoria, ejercitando la parte del cerebro en la que se aloja la fantasía e imaginación. Pensar en imágenes fomenta el desarrollo de la concentración mental, de la creatividad y la fantasía, de la serenidad y harmonía interior, de la integración de lo sensorial- somático y lo imaginativo mental (Prado, 1995:34). Lo que pretendemos con el relax imaginativo-literario es suscitar imágenes sensoriales a partir de un texto y con ayuda de la música, de manera que esa evocación del subconsciente pueda crear otro texto.

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Para hacer estos ejercicios, necesitamos situarnos en un lugar cálido, silencioso y agradable. Tenemos que estar muy cómodos y comenzar a respirar pausadamente. Elegiremos una música suave y sugerente que nos permita liberar nuestra mente y dejar que las imágenes surjan sin censura ni orden. A continuación, haremos un Torbellino de Ideas de todas nuestras sensaciones, nuestras imágenes y todo lo que hayamos experimentado. Finalmente, escribiremos un texto con estas sugerencias. Esta es una manera muy elemental de trabajar con imágenes y música. Podríamos contar, si fuera posible, con un experto en relajación creativa que nos ayudara a controlar nuestra respiración y nuestro cuerpo; que leyera un texto, recreándolo, dando las instrucciones precisas (esto es importante, no todo el mundo conoce las técnicas de relajación) adecuadas a cada técnica: relajación muscular por tensión/ distensión; la concentración mental autógena, la reiteración monótona, etc. Como hemos advertido, si no somos expertos en relajación creativa y queremos aplicar estas técnicas con otras personas, es mejor quedarnos en el primer nivel y aprender a relajarnos con ayuda de la respiración y de la música. Veamos algunos ejemplos de relax imaginativo- literario: Texto elegido: Las líneas de la mano. Julio Cortázar Música: ENYA De una carta tirada sobre la mesa sale una línea que corre por la plancha de pino y baja por una pata. Basta mirar bien para descubrir que la línea continúa por el

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piso del parqué, remonta el muro, entra en una lámina que reproduce un cuadro de Boucher, dibuja la espalda de una mujer reclinad en un diván, y por fin escapa de la habitación por el techo y desciende en la cadena del pararrayos hasta la calle. Ahí es difícil seguirla a causa del tránsito pero con atención se la verá subir por la rueda del autobús estacionado en la esquina y que lleva al puerto. Allí baja por la media de nilón cristal de la pasajera más rubia, entra en el territorio hostil de las aduanas, rampa y repta y zigzaguea hasta el muelle mayor, y allí (pero es difícil verla, sólo las ratas la siguen para trepar a bordo) sube al barco de turbinas sonoras, corre por las planchas de la cubierta de primera clase, salva con dificultad la escotilla mayor, y en una cabina donde un hombre triste bebe coñac y escucha la sirena de partida, remonta por la costura del pantalón por el chaleco de punto, se desliza hasta el codo, y con un último esfuerzo se guarece en la palma de la mano derecha, que en ese momento comienza a cerrarse sobre la culata de una pistola

Julio Cortázar. Historia de Cronopios y de famas. Alfaguara (Relajación imaginativa: concentración autógena. Técnica de Schulzt) (Incluir aquí la música) …La pistola se dispara y la línea va alojada en la bala que cruza y corta el aire…Poco a poco, asciende más y más…llega a las nubes y allí se empapa de lluvia…ilumina el cielo…y comienza a descender…baja por la ladera de la montaña, rodea las rocas, zigzaguea entre los pinos… salta entre los arbustos…dibuja el contorno de las flores y llega al prado… Allí se revuelca en la hierba y se empapa con su aroma… A su paso, la vida brota y reverdece… …Y llega a ti… Entra por tu boca, la refresca…, sube hasta tus ojos que se iluminan con una fuerte luz…, es una sensación muy suave, acariciadora… ecorre tu cerebro… a su paso va borrando tus preocupaciones… las limpia… tus ideas están ahora más claras… todo está en calma Pero la línea sigue invadiéndote… baja por tu garganta y aclara tu voz… llega a tu estómago, borra tus problemas… ese nudo que te atemoriza ya no existe… Se introduce en tu aparato circulatorio y sigue la dirección de la sangre arterial… y la venosa… Todo tu cuerpo está incandescente… Emanas calor interior… desde tu corazón… la luz se irradia a todo tu ser… la respiración marca el ritmo de tu luz… suave… acompasada. … Pero la línea ha de continuar su curso por otros cuerpos… y te abandona… pero su calidez sigue en ti, te invade… tu cuerpo se va apagando…y tú, poco a poco, comienzas amoverte, relajada, contenta, tranquila… Ahora plasma tus sensaciones por escrito. Primero haz un TI de tus sensaciones, sentimientos, recorridos, lugares, sonidos, etc. Luego escribe un texto sobre el viaje de tu línea interior. Trabaja en el lenguaje más adecuado para ser preciso en tu texto. Busca adjetivos, metáforas, sinestesias, etc. Escríbelo pensando quién va a se el narrador de tu historia, puedes ser tú o la línea que ha realizado el recorrido. - 85 -

7. ALLEGRO MA NON TROPO. EL CUENTO MUSICAL Cada voz es un himno destruido Cioran

Hay sonidos que pueden producir terror si nuestra mente está alterada o si nos encontramos rodeados en la oscuridad total aunque esos ruidos sean familiares y nos acompañen durante el día. Pensemos en los ruidos de pasos en la noche, o en el crujir de las maderas, en estas situaciones, nuestro aparato auditivo se pone en máxima alerte y es el primer sentido que reacciona ante un sonido no esperado. El escritor francés Guy de Maupassant titulado La noche en el que el escritor, un reconocido noctámbulo hace un paseo por París en plena noche y, lo que iba a ser un placer, se convierte en una pesadilla cuando, ante los ojos del paseante se van desvaneciendo las personas, las luces se apagan y el personaje entra en una atmósfera opresiva y terrorífica. Vamos a reproducir un momento, al final del cuento en el que al paseante sólo le queda el silencio, como un presagio de muerte, que envuelve toda la ciudad. (…) Una vez más me perdí. ¿Dónde estaba? ¡Qué locura apagar tan pronto el gas! Ningún transeúnte, ningún rezagado, ningún vagabundo, ni siquiera el maullido de un gato en celo. Nada. ¿Dónde estaban los agentes de policía?, me dije. –Voy a gritar y vendrán.- Grité, no respondió nadie. Llamé más fuerte. Mi voz, sin eco, débil, ahogada, aplastada por la noche, por esa noche impenetrable. Grité más fuerte: ¡socorro! ¡Socorro! ¡Socorro! Mi desesperada llamada quedó sin respuesta. ¿Qué hora era? Saqué mi reloj, pero no tenía cerillas. Oí el leve tictac de la pequeña pieza mecánica con una desconocida y extraña alegría. Parecía estar viva. Me encontraba menos solo. ¡Qué misterio! Caminé de nuevo como un ciego, tocando las paredes con mi bastón, levantando los ojos al cielo, esperando que por fin llegara el día; pero el espacio estaba negro, completamente negro, más profundamente negro que la ciudad. ¿Qué hora podía ser? Me parecía caminar desde hacía un tiempo infinito, pues mis piernas desfallecían, mi pecho jadeaba y sentía un hambre horrible. Me decidí llamar a la primera cochera. Toqué el timbre de cobre, que sonó en toda la casa; sonó de una forma extraña, como si este ruido vibrante fuera el único del edificio. Esperé. No contestó nadie. No abrieron la puerta. Llamé de nuevo; esperé…nada. Tuve miedo. Corrí a la casa siguiente, e hice sonar veinte veces el timbre en el oscuro pasillo donde debía dormir el portero. Pero no se despertó, y fui más lejos, tirando con todas mis fuerzas de las anillas o apretando los timbres, golpeando con mis pies, con mi bastón o mis manos todas las puertas obstinamene cerradas. Y de pronto, vi que había llegado al Mercado de les Halles. Estaba desierto, no se oía un ruido, ni un movimiento, ni un vehículo, ni un hombre, ni un manejo de verduras o flores. Estaba vacío, inmóvil, abandonado, muerto.

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Un espantoso terror se apoderó de mí. ¿Qué sucedía? ¡Oh, Dios mío! ¿Qué sucedía? Me marché. Pero ¿y la hora? ¿Y la hora? ¿Quién me diría la hora? Ningún reloj sonaba en los campanarios o en los monumentos. Pensé: “Voy a abrir el cristal de mi reloj y tocaré a aguja con mis dedos”. Saqué el reloj…ya no sonaba… se había parado. Ya no quedba nada, nada, ni siquiera un estremecimiento en la ciudad, ni un resplandor, ni la vibración de un sonido en el aire. Nad. Nada más. Ni tan siquiera el rodar lejano de un coche, nada. Me encontraba en los muelles, y un frío glacial subía del río. ¿Corría aún el Sena? Quise saberlo, encontré la escalera, bajé… No oía la corriente bajo los arcos del puente…Unos escalones más…luego la arena…el fango… y el aguahundí mi brazo, el agua corría, corría, fría, fría, fría… casi helada…casi detenida… casi muerta. Y sentí que ya nunc tendría fuerzas para volver a subir… que iba a morir allí abajo… yo también, de hambre, de cansancio, y de frío.

Guy de Maupassant. La noche. Cuentos fantásticos del XIX. Vol. I. Italo Calvino. Siruela / bolsillo Madrid

# En este maravilloso relato, Guy de Maupassant maneja el tono, el ritmo y el lenguaje de manera magistral para describir una atmósfera cada más opresiva que culmina con la oscuridad y el silencio como las mayores privaciones que un ser humano pueda tener para mantener su cordura por el miedo a la muerte. Fijémonos en la utilización del lenguaje: “...mi voz voló, sin eco, débil, ahogada, aplastada por la noche, por esta noche impenetrable.”… “Oí el leve tictac de la pequeña pieza mecánica con una desconocida y extraña alegría…”toqué el timbre de cobre, que sonó en toda la casa: sonó de una forma extraña, como si este ruido vibrante fuera el único del edificio…” La propuesta de escritura consiste en cambiar el narrador de los acontecimientos. Imaginemos que quien narra esta parte de la historia es el reloj, o el llamador de la puerta o el río Sena que observan al paseante y cuentan lo que ven desde su punto de vista. ¿Qué dirían? ¿Qué pensarían? ¿Cómo usarían su propia voz para indicarle al protagonista una salida para su angustia? Haz una lista de verbos, adjetivos y frases que reflejen lo que se le quiere transmitir al paseante protagonista del cuento.

# Describir una ciudad a través de sus sonidos es otra propuesta de escritura. Para ello, tomaremos un ejemplo del libro Las ciudades invisibles, de Italo Calvino. En este libro, Marco Polo le va describiendo a Kublai Kan, en los paseos que los dos comparten, las ciudades maravillosas que ha visitado en sus largos viajes. Veamos un ejemplo de una de esas ciudades. Las ciudades y los cambios. I A ochenta millas de proa al viento maestral el hombre llega a la ciudad de Eufemia, donde los mercaderes de siete naciones se reúnen en cada solsticio y en cada equinoccio. La barca que fondea con una carga de jengibre y algodón en rama volverá

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a zarpar con la estiba llena de pistacho y semilla de amapola, y la caravana que acaba de descargar costales de nuez moscada y de pasas de una ya lía sus enjalmas para la vuelta con rollos de muselina dorada. Pero lo que impulsa a remontar ríos y atravesar desiertos para venir hasta aquí no es sólo el trueque de mercancías que encuentras siempre iguales en todos los bazares dentro y fuera del imperio del Gran Kan, desparramadas a tus pies en las mismas esteras amarillas, a la sombra de los mismos toldos espantamoscas, ofrecidas con las mismas engañosas rebajas de precio. No sólo a comprar y a vender se viene a Eufemia sino también porque de noche junto a las hogueras que rodean el mercado, sentados sobre sacos o barriles o tendidos en montones de alfombras, a cada palabra que uno dice – como “lobo”, “hermana, “tesoro escondido”, “batalla”, “sarna”, “amantes” – los otros cuentan cada uno su historia de lobos, de hermanas, e tesoros, de sarna, de amantes, de batallas. Y tú sabes que en el largo viaje que te espera, cuando para permanecer despierto en el balanceo del camello o del junco se empiezan a evocar todos los recuerdos propios uno por uno, tu lobo se habrá convertido en otro lobo, tu hermana en una hermana diferente, tu batalla en otra batalla, al regresar de Eufemia, la ciudad donde se cambia la memoria en cada solsticio y en cada equinoccio.

Italo Calvino

# Como dice este pequeño relato, en Eufemia, la memoria se cambia en cada solsticio y en cada equinoccio. Imaginemos que el viajero vuelve a la ciudad después de un tiempo y transforma la ciudad con músicas que trae de lejanos lugares. ¿Cómo sería esa ciudad? ¿Qué música habría en sus mercados, en sus plazas, en los templos? Trabaja la Interrogación Divergente a fondo para obtener ideas sobre la ciudad y luego, reescribe el texto para reinventar esta ciudad de nuevo.

# Describe una ciudad que esté dedicada a la música; que haya música en el aire, en las casas; que sus edificios estén construidos de manera que suenen… y muchas cosas más. Busca imposibles.; hazte preguntas como éstas: ¿Qué pasaría si la ciudad de la música tuviera edificios musicales? ¿Qué pasaría si el viento rozara estos edificios? ¿Qué lengua hablarían sus habitantes?...etc. Incluimos una tabla con ejemplos para trabajar la descripción.

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Elementos Sensoriales Elementos Lingüísticos Adjetivo

COLOR Verde intenso Azul tornasolado

OLOR

SABOR

Olor apestoso

Sabor agrio

Aroma exquisito

Sabor dulce

SONIDO Voz profunda Voz chillona

TEXTURA

CONSISTENCIA

Una superficie muy Rugosa

Un

bosque

tupido

Melena lisa

Sabor amargo Nombre

Verbo

Sinestesias

Suena

La flaccidez

Romero

A tambor

De su

de un

Olor a pan

Suena el

Rostro era

árbol viejo

violín

evidente

Un rojo sangre

Olor a

Un verde manzana

El niño coloreaba el libro

Sabe a pan

La habitación

El pastel

El piano

Cuando tocabas

Olía

Sabía a

sonaba

Aquel ser era

con fuerza

Fuertemente

Fresa y a

continuamente

Como si tocase

Aquella puerta

a aguarrás

chocolate

en la casa

Un sapo

Azul río

El olor

Paladeó un

Los sonidos

Una áspera

me dirigió

Rojo caliente

Sutil de la

sabor angustioso

negros

Sonrisa

una mirada

envidia

en su boca

comparación

La rigidez

del cante

Golpeó

pétrea

flamenco

Negro como

Huele como

Sabe

Una voz

Suave como

Tiene un brazo

La noche

Un toro

a manzana

Clara

Una superficie

como una roca

amarga

Como una

esponjosa

cascada

Personificación

Aquel traje

El olor

El sabor

El despertador

Su risa

Sus suaves

Rojo me hirió

Embriagaba

A chicle

Me asustó

Aterciopelada

palabras

La vista

Mis

Me traía

Con su

Erizó mi

ablandaron

sentidos

Recuerdos

timbre

Piel

mi corazón

infantiles

8. LA POESÍA: ESA MÚSICA CONSTANTE Puedo entregarme a ella en sus sueños, murmurándole sus propios poemas al oído mientras duerme a mi lado.

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Yosano Akiko Decir que la poesía y la música están estrechamente relacionadas no es descubrir nada nuevo. Ambas nacieron unidas: la poesía se cantaba y ambas tenían una función religiosa y mística. Más tarde, las dos disciplinas se desarrollaron independientemente y crearon sus propios códigos y tuvieron sus propios autores. Pero a la poesía le ha quedado el ritmo, la cadencia y la rima. Ellos configuran los poemas como piezas musicales compuestas de palabras. Hay poemas dedicados a la música, como este de Ángel González, que define la tristeza como una canción que hace daño en el alma. Esa música… Insiste, hace daño En el alma. Viene tal vez de un tiempo remoto, de una época imposible perdida para siempre. Sobrepasa los límites de la música. Tiene materia, aroma, es como polvo de algo Indefinible, de un recuerdo que nunca se ha vivido, de una larga esperanza irrealizable. Se llama Simplemente: canción. Pero no es sólo eso. Es también la tristeza.

Ángel González. Palabra sobre palabra. Seix Barral

#

Escribir un poema que comience como el de Ángel González y responda a estas preguntas: • • • • • • • •

¿Qué es? ¿Cómo es? ¿Tiene colores? ¿Cómo suena? ¿Qué efecto provoca en nosotros? ¿Con qué la comparamos? (metáfora) Un verso final que la defina. Pero esta música es también… (Nombre)

Hay otros grandes ejemplos de poemas y poetas que han recurrido a la música como tema de sus obras. Veamos algunos ejemplos. Vals del atardecer Los pianos golpean con sus colas enjambres de violines y de violas. Es el vals de las solas

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y solteras, el vals de las muchachas casaderas, que arrebata por rachas su corazón raído de muchachas. A dónde llevará esa leve brisa, a qué jardín con luna esa sumisa corriente que gira de repente desatando en sus vueltas doradas cabelleras, ahora sueltas, borrosas, imprecisas en el río de música y metralla que es un vals cuando estalla sus trompetas. Todavía inquietas, vuelan las flautas hacia el cordelaje de las arpas ancladas en la orilla donde los violoncelos se han dormido. Los oboes apagan el paisaje. Las muchachas se apean de sus sillas, se arreglan el vestido con manos presurosas y sencillas, y van a los lavabos, como después de un viaje.

Ángel González “Vals de atardecer”; Tratado de urbanismo. El Bardo. Barcelona Ángel González fue crítico musical durante un tiempo, de ahí su inclusión de la música en sus poemas. En este último, de su libro Manual de Urbanismo, el poeta utiliza recursos fónicos para asemejar los versos con el vals al que se refiere; con la aliteración del sonido /s/, el poema discurre como un leve susurro del movimiento del vals y la velocidad la traduce con el cambio de ritmo al introducir el verso quebrado. Otro ejemplo de poema musical es Sonatina, de Rubén Darío Sonatina La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave sonoro y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. Parlanchina, la dueña, dice cosas banales, y vestido de rojo, piruetea el bufón. La princesa no ríe, la princesa no siente; la princesa persigue por el cielo de Oriente la libélula vaga de una vaga ilusión. ¿Piensa acaso en el príncipe de Gioconda o de China, o en el que ha detenido su carroza argentina

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para ver de sus ojos la dulzura de luz, o en el rey de las islas de las rosas fragantes, o en el que es soberano de los claros diamantes, o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? ¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, tener alas ligeras, bajo el cielo volar; ir al sol por la escala luminosa de un rayo, saludar a los lirios con los versos de mayo, o perderse en el viento sobre el trueno del mar. Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, ni los cisnes unánimes en el lago de azur. Y están tristes las flores por la flor de la corte; los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, de Occidente las dalias y las rosas del Sur. ¡Pobrecita princesa de los ojos azules! ¡Está presa en sus oros, está presa en sus tules, en la jaula de mármol del palacio real; el palacio soberbio que vigilan los guardas, que custodian cien negros con sus cien alabardas, un lebrel que no duerme y un dragón colosal! ¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! (La princesa está triste, la princesa está pálida.) ¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil! ¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe (la princesa está pálida, la princesa está triste) más brillante que el alba, más hermoso que Abril! -¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-, en caballo con alas hacia acá se encamina, en el cinto la espada y en la mano el azor, el feliz caballero que te adora sin verte, y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, a encenderte los labios con su beso de amor!

Rubén Darío. Obras completas. Círculo de Lectores El poema mundialmente conocido es un ejemplo de musicalidad por el uso de versos alejandrinos, muy comunes en el Modernismo y la rima AABCCB que asemejan al ritmo y sonoridad de una sonatina. El cantante y poeta Sabina escribió esta canción autorreferencial en versos de 16 sílabas en la que cuenta aspectos de su vida: sus primeras ilusiones en la niñez y en la juventud y las desilusiones a lo largo de la vida YO QUERIA ESCRIBIR LA CANCIÓN MÁS HERMOSA DEL MUNDO Yo tenía un botón sin ojal, un gusano de seda, medio par de zapatos de clown y un alma en almoneda, una hispano olivetti con caries, un tren con retraso, un carné del Atleti, una cara de culo de vaso, un colegio de pago, un compás, una mesa camilla, una nuez, o bocado de Adán, menos una costilla, una bici diabética, un cúmulo, un cirro, un strato,

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un camello del rey Baltasar, una gata sin gato, mi Annie Hall, mi Gioconda, mi Wendy, las damas primero, mi Cantinflas, mi Bola de Nieve, mis tres Mosqueteros, mi Tintín, mi yo-yo, mi azulete, mi siete de copas, el zaguán donde te desnudé sin quitarte la ropa. Mi escondite, mi clave de sol, mi reloj de pulsera, una lámpara de Alí Babá dentro de una chistera, no sabía que la primavera duraba un segundo, yo quería escribir la canción más hermosa del mundo. Les presento a mi abuelo bastardo, a mi esposa soltera, al padrino que me apadrinó en la legión extranjera, a mi hermano gemelo, patrón de la merca ambulante, a Simbad el marino que tuvo un sobrino cantante, al putón de mi prima Carlota y su perro salchicha, a mi chupa de cota de mallas contra la desdicha, mariposas que cazan en sueños los niños con granos cuando sueñan que abrazan a Venus de Milo sin manos. Me libré de los tontos por ciento, del cuento del bisnes, dando clases en una academia de cantos de cisne, con Simón de Cirene hice un tour por el monte Calvario, ¿qué harías tú si Adelita se fuera con un comisario? Frente al cabo de poca esperanza arrié mi bandera, si me pierdo de vista esperadme en la lista de espera, heredé una botella de ron de un clochard moribundo, olvidé la lección a la vuelta de un coma profundo. Nunca pude cantar de un tirón la canción de las babas del mar, del relámpago en vena, de las lágrimas para llorar cuando valga la pena, de la página encinta en el vientre de un bloc trotamundos, de la gota de tinta en el himno de los iracundos. Joaquín Sabina

#

Podemos escribir una canción autorreferencial al estilo de Joaquín Sabina en versos de dieciséis sílabas, con rima AA BB en la que contemos algunos aspectos de nuestra vida. Para ello, primero haremos un Torbellino de Ideas del estilo del siguiente.

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Mi Familia Amigos relaciones

Aspectos de mi vida Mis

Mis Filias y mis Fobias, mis deseos…

Pertenencias Mis fetiches

Ej. Yo tenía un balón con lunares, un paraguas de flores, Un sillón de madera, un lápiz de colores…

9. DIBUJAR EL POEMA

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Este es un caligrama musical de la canción tradicional americana Over the waterfall en la que la caída del agua está representada por la acumulación y descendimiento de las notas en el pentagrama hasta figurar un salto de agua.

#

Busca una canción y fíjate en una frase o en el significado del título y trata de representarlo formando un caligrama. El poeta y artista catalán Joan Brossa, conocido universalmente por su poesía visual y poesía objeto, escribió un largo poemario en el que aparece este texto.

ECO ¿Podrías decirme qué es el sol?- El sol ¿Y la luna, podrías? – Es la luna ¿Y por qué llora Pedro inconsolable? -Porque en su vida no ha tenido suerte ¿Y qué son las montañas y las estrellas? - Son solamente estrellas y montañas ¿Y éstas raíces qué? ¿Y estas cañas? -Pues no son más que cañas y raíces. ¿Qué es esta mecedora? ¿Y esta mesa? ¿Y estas manos que forman sombran chinas? Dime: ¿y el mundo, el hombre? Ved aquí la faz final de la sabiduría Mírate a fondo, afirma siempre el ser Y aprende: nada más puedes hacer.

Joan Brossa. Antología Poética. Galaxia Gutemberg. Círculo de Lectores El poema es una reflexión sobre la vida y sobre el destino del hombre. Está estructurado en forma de preguntas retóricas a una segunda persona que le responde con el eco sobre lo más elemental de la vida del hombre hasta que llega a la pregunta fundamental: ¿qué es el mundo y qué es el hombre? para terminar con una reflexión sobre la libertad y el destino: lo único que podemos hacer es tener conciencia de uno mismo y aprender.

# Hacer un texto en el que nos planteemos preguntas retóricas, pero en tono humorístico. Ej. ¿Qué es este periódico? – El periódico de hoy. Cerramos este paseo por el sentido del oído y la literatura con unos ejemplos de poemas en los que el oído y la música son los protagonistas. El primero es de Ángel González

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Quinteto enterramiento para cuerda en cementerio y piano rural El primer violín canta en lo alto del llanto igual que un ruiseñor sobre un ciprés. Como una mariposa la viola apenas viola el reposo del aire Cruza el otro violín al ras del cello, semejante a un lagarto que entre dos manchas verdes deja solo el recuerdo de la luz de su cola. Piano negro, féretro entreabierto: ¿quién muere ahí? Sobre los instrumentos, los arcos dibujan lentamente la señal de la cruz casi en silencio. Pianista enlutado que demora los dedos en una frase grave, lenta, honda todos te acompañamos en el sentimiento

Ángel González Otro ejemplo es un poema de Federico García Lorca. Poema Al Oído De Una Muchacha No quise. No quise decirte nada. Vi en tus ojos dos arbolitos locos. De brisa, de risa y de oro. Se meneaban. No quise. No quise decirte nada. Federico García Lorca Finalmente, un hermoso texto del poeta ruso Vladimir Mayakovsky

Oigan Oigan: si encienden las estrellas es porque alguien las necesita, ¿verdad?,

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es que alguien desea que estén, es que alguien llama perlas a esas escupitinas. Resollando tormentas de polvo del mediodía penetra hasta Dios, teme haber llegado tarde, llora. Le besa la mano carniseca, implora que pongan sin falta una estrella, jura que no soportará este tormento inestelar, y luego anda preocupado, aunque aparenta calma. Dice a alguien: Ahora no estás mal, ¿eh? ¿A que ya no tienes miedo? Oigan si encienden las estrellas es porque alguien las necesita, ¿verdad? Es indispensable que todas las noches sobre los tejados arda aunque sea una sola estrella. Vladimir Mayakovsky

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Capítulo IV.

EL SENTIDO DEL OLFATO Paula Vázquez y Rosa Cazón

Presta el oído a todos, y a pocos la voz. Oye las censuras de los demás; pero reserva tu propia opinión William Shakespeare - 99 -

EL OLFATO El palacio de los perfumes, que se llamaba también Aguijón de la voluptuosidad, estaba dividido en varias salas. Antorchas y lámparas aromáticas estaban siempre encendidas, incluso en pleno día. Para disipar la agradable embriaguez que aquel lugar producía, se bajaba a un vasto jardín en el que la unión de todas las flores hacía respirar un aire suave y reparador. W. Beckford: Wathek (Cuento árabe)

1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14.

FAMILIAS OLFATIVAS EL PERFUME DE LA VIDA EL OLOR Y LA MEMORIA LOS AROMAS DE LA COCINA: EL OLOR Y EL SEXO EL OLOR QUE NOS DEFINE EL AROMA DE LAS CORRESPONDENCIAS EL MAL OLOR EL OLFATO DOMINADOR LOS RITUALES. EL HUMOR RITUAL DE PURIFICACIÓN RITUAL DEL DINERO CONJURO PARA QUITARLE LA HALITOSIS A MI AMADO EL APÉNDICE NASAL

1. FAMILIAS OLFATIVAS Todos aquellos que no se han adentrado en este voluptuoso palacio lo consideran un edificio menor, superfluo, en comparación con el Templo de la melodía o el de las Delicias de los ojos. Platón señalaba que “el género de los placeres relativos a los olores es menos divino” y para Condillac, este sentido es “el que parece contribuir menos a los conocimientos del espíritu humano”. Si deseas experimentar los placeres del olfato y refutar estas aseveraciones, entra con nosotras en el Aguijón de la voluptuosidad y déjate llevar por las sensaciones olfativas, las más primitivas, ocultas y olvidadas. Los receptores olfativos, la mayoría situados en el epitelio nasal (unos cinco millones de neuronas) son sensibles a sustancias químicas que están suspendidas en el aire. Aunque es un sentido que, según los expertos, está poco desarrollado, es capaz de reconocer unos diez mil olores por separado. Aristóteles, Linneo, Zwademaker, Henning, o Amoore han intentado dar una clasificación de los olores básicos (figura 1), aunque no coinciden en ellos.

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ARISTÓTELES Dulce Amargo Picante Áspero Ácido Untuoso

AMOORE

HENNING

Picante

Floral Almizclado Mentolado Alcanforado Etéreo Pútrido

Etéreo Pútrido Fragante Aromático Resinoso Quemado

Figura. Clasificación de los olores básicos

Para describir las impresiones que nos proporcionan los sentidos, tenemos una gran variedad de palabras y expresiones. No así del olfato, que casi no dispone de sustantivos ni de adjetivos. La inmensa mayoría de impresiones olfativas tienen que ser descritas con la misma sustancia o cosa que las genera, así dice P. Turina: “La tierra huele a tierra y el mar a mar (...) La madera huele a madera, la piedra como piedra, el macho como macho, la hembra como hembra. Huelen las edades: olor de niño, de joven, de anciano.” Pero ¿a qué huelen la tierra, el mar, el macho, la piedra...? Los adjetivos para los olores son vagos y de aplicación a otros sentidos: “fuerte”, “débil”, “rico”, “rancio”, “pútrido”..., muchos se identifican con el sentido más cercano al olor, el sabor: “dulce”, “amargo”, “picante”, “ácido”. O con el tacto: “suave”, “untuoso”, “áspero”. Esta falta de detalles en los idiomas puede deberse, quizá, al papel secundario que ocupa el sentido del olfato frente a la vista y al oído. Sin embargo ¡Hay unos 2000 olores diferentes que nosotros podemos percibir y que, en su mayoría, no tienen nombre! Diane Ackerman señala, en Una Historia natural de los sentidos, que es casi imposible explicar cómo huele algo a alguien que no ha olido. Existen nombres para toda una gama de matices de colores, pero ninguno para los tonos y tintes de olor. En general, podemos clasificar los olores en varias familias olfativas.

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Los perfumes: familias olfativas Llamados “afrutados”. Se extraen de las cáscaras de algunas frutas como la lima, el limón, la naranja, la mandarina… Proceden de las flores naturales o aromas similares producidos sintéticamente. Llamados también “amaderados”. Materias primas leves y frescas, normalmente extraídas de maderas, tubérculos o raíces Se extraen de musgos, normalmente del roble. Son mezclas normalmente que incluyen vainilla, pachulí, nardo y/o ylang ylang. Son fragancias muy secas. Extraídas del tabaco, madera, cuero, musgo, algas, etc. Mezclas en general sintéticas, con un frescor inicial característico y picante. Mezclas de secos y afrutados, que crean una fragancia híbrida. Pueden contener fragancias extraídas de especias como el y comino, el estragón, la canela, nuez moscada, azafrán, pimienta, etc.

Cítricos florales Florales aldehídos Helecho (fougère) Chipre florales Orientales florales Cueros secos Aldehídos florales Aromáticos secos afrutados

2. EL PERFUME DE LA VIDA “El recuerdo es el perfume del alma”

George Sand Patrick Süskind en su novela más célebre, El Perfume cuenta las dificultades que Grenouille, perfumista y asesino de muchachas, tuvo en su infancia para aprender a hablar: Las palabras que no designaban un objeto oloroso, o sea, los conceptos abstractos, ante todo de índole ética y moral, le presentaban serias dificultades. No podía retenerlas, las confundía entre sí las usaba, incluso de adulto, a la fuerza y muchas veces impropiamente: justicia, conciencia, Dios, alegría, responsabilidad, humildad, gratitud, etcétera, expresaban ideas enigmáticas para él. Por el contrario, el lenguaje corriente habría resultado pronto escaso para designar todas aquellas cosas que había ido acumulando como conceptos olfativos. Pronto, no olió solamente a madera, sino a clases de madera, arce, roble, pino, olmo, peral, a madera vieja, joven, podrida, mohosa, musgosa e incluso a troncos y astillas individuales y a distintas clases de serrín y los distinguía entre sí como objetos claramente diferenciados, como ninguna otra persona habría podido distinguirlos con los ojos. Y lo mismo le ocurría con otras cosas. Sabía que aquella bebida blanca que madame Gaillard daba todas las mañanas a sus pupilos se llamaba sólo leche, aunque para Grenouille cada mañana olía y sabía de manera distinta, según lo caliente que estaba, la vaca de que procedía, el alimento de esta vaca, la cantidad de nata que contenía, etcétera... Que el humo, aquella mezcla de efluvios que constaba de cien aromas diferentes y cuyo tornasol se transformaba no ya cada minuto, sino cada segundo, formando una nueva unidad, como el humo del fuego, sólo tenía un nombre, «humo»... Que la tierra, el paisaje, el aire, que a cada paso y a - 102 -

cada aliento eran invadidos por un olor distinto y animados, en consecuencia, por otra identidad, sólo se designaban con aquellas tres simples palabras... Todas estas grotescas desproporciones entre la riqueza del mundo percibido por el olfato y la pobreza del lenguaje hacían dudar al joven Grenouille del sentido de la lengua y sólo se adaptaba a su uso cuando el contacto con otras personas lo hacía imprescindible. Patrick Süskind  Vamos a ayudar a Grenouille a poner nombre a esos olores sin tener que apelar a la substancia o cosa que los genera. En las figuras que aparecen a continuación podemos ver todas las formas de designar el buen olor y el mal olor; el olor y la acción de oler. Como puedes apreciar, son pocas las palabras que disponemos para ello: Describir el mal olor… Apestoso Hediondo Carroñoso Infecto Fétido Maloliente

Nauseabundo Olisco Pestífero

Describir el buen olor… Almizcleño Aromático Ambarino Balsámico

Pestilente Repugnante Viciado

Bienoliente Fragante

Odorífico Perfumado

Figura 2. Adjetivos para referirse al buen olor y al mal olor Olor Aroma Efluvio Esencia Tufillo

Fetidez Hedor Fragancia Miasma Hediondez Perfume Tufo Figura 3. Sustantivos para referirse al olor.

Peste Pestilencia Tufarada

Oler Apestar Barruntar Heder Husmear Atufar Cantar Exhalar Oliscar Olisquear Figura 4. Verbos para referirse a la acción de oler  A través de la composición y de la derivación (ver figura 5) podemos crear neologismos, en este caso, nuevos adjetivos: Inventemos nuevos adjetivos para distintos matices de olores: arce, pino, olmo, peral. Madera vieja, joven, podrida, mohosa, musgosa. Tronco, astilla, serrín. Leche caliente, templada, fría, nata. Humo de madera, de carbón, de papel, de paja… - 103 -

PREFIJOS

SIGNIFICADO

EJEMPLOS

a-, ananti-

falta, carencia oposición

ateísmo, analfabeto antinatural, anticongelante

bi-, bis-

dos, dos veces

bimensual, bífido

de-, des-

negación

ex-

que sale fuera

deflación, desagradable excepción, excedente

extra-

fuera de

extraordinario, extraradio

hiper-

superioridad, exceso

hipertensión, hipermercado

hipo-

debajo

hipoglucemia, hipodérmico

i-, in-

negación

insano, irracional

re-

repetición, aumento

reemplazar, reformar

sobre-, super-

superioridad, exceso

sobresalir, superdotado

sub-

inferioridad

Subestimar, subdesarrollo

SUFIJOS

SIGNIFICADO

EJEMPLOS

-able, -ible

que puede ser

amigable, reconocible

-ado, -ido.

semejanza

perfumada, azulado, fétido

-ano, -ana -bundo

origen y pertenencia intensidad

toledano, luterana nauseabundo, vagabundo

-ante, -ento, ente -es, esa, eño

condición, cualidad

repugnante, maloliente

-ico, -ino

nombres y adjetivos gentilicios que tiene, que pertenece a

genovés, portuguesa, almizcleño Aromática, ambarino

-ondo

que despide, que presume

Hediondo, sabiondo

-oso

acción, abundancia

apestoso, carroñoso

Figura 5. Algunos prefijos y sufijos españoles con los que podemos crear adjetivos Por ejemplo, ¿cómo definir el olor de la leche caliente? Con ayuda de tu imaginación y de los cuadros anteriores, te pedimos que “bautices” ese olor ¿podría ser “lactoso”? ¿O quizá “lactilante”? ¿Prefieres “calorláctico”. Tú eliges. ¿Y cuál es el olor del pino? ¿pinoso, pinano, pínido, pinondo? ¿Y el de la madera podrida?, etc.

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 Para poder ampliar nuestro vocabulario “oloroso”, nos apropiaremos de otros adjetivos referidos a otros sentidos, y estaremos empleando una figura retórica, la sinestesia. Describe un olor… Amarillento Carnoso Crujiente Húmedo Hueco Fanático Nebuloso Tornasolado Ruidoso Taciturno Lascivo Inmoral Festivo Ignorado

… Hay perfumes tan frescos como un cuerpo de niño, Dulces como el oboe, verdes como praderas. Ch. Baudelaire. “Correspondencias”, en Las Flores del Mal. Baudelaire describe dos olores (olor fresco y olor dulce) utilizando la comparación. Otra manera de definir un olor es utilizando comparaciones, por ejemplo, Un olor hueco como el aire estancado de una cueva; Un olor fanático como las cloacas de mi ciudad…

Un olor… Amarillento como Carnoso como Crujiente como Húmedo como Hueco como Fanático como Nebuloso como Tornasolado como Ruidoso como Taciturno como Lascivo como Inmoral como Festivo como Ignorado como

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Ahora ya tenemos la materia prima para construir una canción. Imitando al cantautor Joaquín Sabina, vamos a definir el olor de una persona que conocemos bien: Extraño como un pato en el Manzanares, torpe como un suicida sin vocación, absurdo como un belga por soleares, vacío como una isla sin Robinson, oscuro como un túnel sin tren expreso, negro como los ángeles de Machín, febril como la carta de amor de un preso... así estoy yo, así estoy yo, sin ti. Perdido como un quinto en día de permiso, como un santo sin paraíso, como el ojo del maniquí, huraño como un dandy con lamparones, como un barco sin polizones..., así estoy yo, así estoy yo, sin ti.

J. Sabina. Así estoy yo sin ti Para ello utilizamos los adjetivos con los que hemos trabajado u otros que tú decidas, siempre que no sean comúnmente atribuidos al olor: 1º Realiza un Torbellino de ideas categorial con todos los sentidos, excepto el del olfato. 2º Elige aquellos adjetivos poco empleados para el olfato, aquellos muy distantes al concepto de olor. 3º Elige un verso para repetir a lo largo de la canción, por ejemplo: ese es tu aroma, eres tú, eres tú o guardo en mí tu olor, tu olor, etc. 4º Comienza a hacer las comparaciones siguiendo el proceso anterior. Ahora que ya sabes cómo jugar con las palabras para describir los olores, te proponemos que salgas a pasear, al atardecer, el lugar donde vives y vayas anotando a qué huele. Detente de vez en cuando para poder cerrar los ojos y dejarte llevar sólo por el olfato. Todo olía fuertemente en esa hora próxima a un crepúsculo que pronto incendiaría el cielo durante unos minutos, antes de disolverse en una noche repentina: la leña mal prendida y la boñiga pisoteada, la lona mojada de los toldos, el cuero de las talabarterías y el alpiste de las jaulas de canarios colgadas de las ventanas. A arcilla olían los tejados húmedos; a musgos viejos los paredones todavía mojados; a aceite muy hervido las frituras y torrejas de los puestos esquineros; a fogata en Isla de Especias, los tostadores de café con el humo pardo, que a resoplidos, arrojaban hacia las cornisas de clásico empaque, donde demoraba entre pretil y pretil, antes de disolverse, como una niebla caliente, en torno a algún santo de campanario. Pero el tasajo, sin equívoco posible, olía a tasajo; tasajo omnipresente, guardado en todos los sótanos y trasfondos, cuya acritud reinaba en la ciudad, invadiendo los palacios, impregnando las cortinas, desafiando el incienso de las iglesias, metido en las funciones de la ópera... - 106 -

Aspirando un olor que por fin le era grato y alternaba con los humos de un nuevo tostadero de café, hallado en la vuelta de una capilla. Carlos pensaba, acongojado, en la vida rutinaria que ahora le esperaba. A. Carpentier: El Siglo de las Luces  Puedes empezar tu texto como lo ha hecho Alejo Carpentier: “Todo olía…” Utiliza tus notas e intenta incluir solamente sensaciones olfativas, pues vas a describir tu pueblo o ciudad sólo con ese sentido.

#También puedes describir la historia de un olor que

hayas inventado, para ello, puedes servirte del material con el que hemos trabajado anteriormente. Piensa en su origen, por qué se creó, para quién, qué beneficios o problemas le produjo, por qué se hizo famoso, cómo llegó hasta nosotros. Como desconocemos este perfume, usa comparaciones, adjetivos distantes del sentido del olfato y dale un nombre.

3. EL OLOR Y LA MEMORIA ¡Encanto profundo que nos excita en nuestro presente el pasado vivo! Ch. Baudelaire: “El perfume”, en Las Flores del Mal. El olfato es nuestro sentido más primitivo y el único que se haya directamente conectado a nuestro sistema límbico, el cual resulta esencial en nuestras emociones y en nuestra memoria. El olfato es un poderosísimo reforzador de la memoria, incomparablemente superior a la vista y al oído. El recuerdo de los olores permanece mucho más tiempo que las imágenes o los sonidos. La razón de todo esto está ligada a su relación con las emociones: los recuerdos asociados a olores no son tanto de hechos o escenas, cuanto de emociones. El sentido del gusto está muy unido al olfato: la mayor parte del sabor de los alimentos proviene de su aroma que flota hasta las fosas nasales o llega hasta las células olfativas a través de la boca. Las papilas gustativas sólo nos proporcionan cuatro sensaciones claras: dulce, salado, agrio y amargo. Todos los demás sabores provienen del olfato, así, cuando nos resfriamos los sabores nos parecen insípidos o demasiado suaves. En nuestros días, a pesar de la contaminación, el aire acondicionado o la abundancia de perfumes de la cosmética, nuestro olfato sigue siendo diez mil veces más sensible que el gusto. Los olores sobresaltan la memoria, tal como señaló Françoise Sagan, como “animales de presa salvajes y feroces”, llevándonos a nuestro pasado, regalándonos una brizna de nuestro tiempo perdido. Marcel Proust, en su obra En busca del tiempo perdido, después de haber tomado una cucharadita de té en el que había mojado una magdalena, nos habla de este efecto que produce el sabor y sobre todo el olor: - 107 -

(…) Apenas había tocado mi paladar el tibio líquido mezclado con las migas, un estremecimiento recorrió todo mi cuerpo y me detuve, atento al extraordinario fenómeno que me estaba sucediendo (…) Un exquisito placer había invadido mis sentidos… sin sugerir su origen (…) Repentinamente el recuerdo se reveló a sí mismo. El sabor era el de un pequeño pedazo de magdalena, que en las mañanas de domingo solía darme mi tía Leona, sumergiéndolo primero en su propia taza de té (…) Inmediatamente la antigua casa gris sobre la calle, donde estaba su habitación, se elevó como un decorado… y el pueblo entero, con su gente y sus casas, sus jardines, su iglesia y sus alrededores, fue tomando forma y solidez, cobró vida desde mi taza de té. (…) Nada me había recordado la vista de la pequeña magdalena, antes de que la hubiera gustado, tal vez porque, al haberlas visto después con frecuencia, sin comerlas, en las bandejas de las pastelerías, su imagen había abandonado aquellos días de Combray para unirse a otras más recientes, tal vez porque de aquellos recuerdos abandonados, tanto tiempo fuera de la memoria, nada sobrevivía, todo se había disgregado; las formas –y también la de aquella conchita de repostería tan sensual, bajo sus devotos y severos pliegues - se habían abolido o habían perdido, adormecidas, la fuerza de expansión que les habría permitido llegar hasta la conciencia. Pero, cuando después de la muerte de las personas, después de la destrucción de las cosas, nada subsiste de un pasado antiguo, sólo el olor y el sabor – más débiles pero más vivaces, más inmateriales, más persistentes, más fieles perduran durante mucho tiempo aún, como almas, recordando, aguardando, esperanzador, sobre la ruina de todo lo demás, portando sin flaquear sobre su

gotita casi impalpable el inmenso edificio del recuerdo. Marcel Proust ¿Qué olor lleva a tu infancia? Tal vez una caja de lápices de colores Alpino, el aroma a goma de las muñecas nuevas de Famosa o quizá el de un bizcocho recién horneado… Sólo una pequeña brizna odorífera nos puede transportar a una época pasada y a rememorar emociones pasadas. A medida que las neuronas olfatorias mueren, una capa de células troncales ubicadas debajo de ellas, generan nuevas neuronas olfatorias para mantener un suministro constante.

UN OLOR ¿Qué clara contraseña me ha abierto lo escondido? ¿Qué aire viene y con delicadeza cautelosa deja en el cuerpo su honda carga y toca con tino vehemente ese secreto quicio de los sentidos donde tiembla la nueva acción, la nueva alianza? Da dicha y ciencia este suceso. Y da aventura en medio de hospitales, de bancos y autobuses, a la diaria rutina. Ya han pasado los años y aún no puede pagar todas sus deudas mi juventud. Pero ahora

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este tesoro, este olor, que es mi verdad, que es mi alegría y mi arrepentimiento, me madura y me alza. Olor a sal, a cuero y a canela. A lana burda y a pizarra, acaso algo ácido, transido De familiaridad y de sorpresa. ¿Qué materia ha cuajado en la ligera ráfaga que ahora trae lo perdido y trae lo ganado, trae tiempo y trae recuerdo, y trae libertad y condena? Gracias doy a este soplo que huele a un cuerpo amado y a una tarde y a una ciudad, a este aire íntimo de erosión, que cala a fondo y me trabaja silenciosamente dándome aroma y tufo. A este olor que es mi vida.

Claudio Rodríguez. Alianza y condena  Te proponemos jugar con el poema de Claudio Rodríguez y evocar un olor o un hedor del pasado. Mediante el “enderezamiento postista” o “mejoramiento protésico”, que Jaume Pont define como “una especie de regla de oro postista que, a partir de la métrica eufónica, sirve de molde para introducir un texto paralelo creativamente reinventable ad infinitum”. Es decir, respetando la medida de los versos, buscamos palabras o expresiones que “suenen igual, que rimen” con las escritas por el autor. Por ejemplo: RETRATO

RETRETE

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, Y un huerto claro donde madura el limonero; Mi juventud, veinte años en tierra de Castilla; Mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

Mi estancia con los cerdos un pato y una silla Y un tuerto avaro conde que apura su dinero Mijo caliente y caños que entierra la semilla Mi zanahoria en unos ocasos ¡qué más quiero!

… Antonio Machado

Carlos Edmundo de Ory

Para ello, verso a verso: 1. Busca palabras o expresiones que suenen y midan igual que las del poema (T.I.) 2. Selecciona las que temáticamente tengan que ver con el olor, o con el hedor. 3. Combínalas hasta tener un verso que te satisfaga. - 109 -

Puedes hacerlo de forma flexible, jugando con el poema a tu gusto. Te ofrecemos un ejemplo para que puedas empezar:

UN HEDOR ¿Qué clara contraseña me ha abierto lo escondido? ¿Qué aire viene y con presteza asquerosa veja al puerco sudando rabia y corta con filo hiriente ese discreto vicio de los sentidos donde siembra una secreción, … Hedor a gas, a muerto y a a la pútrida cagarria, acoso fláccido, corrompido

…. Abre tu caja de los recuerdos y busca un olor de tu infancia. El perfume es como un interruptor que enciende una cadena de estados de ánimo, emociones, imágenes y escenas enterradas en el inconsciente, pero vivas en el momento en que se registraron. Todos tenemos un olor en la memoria: el aroma de los bizcochos de Proust o de la lana burda y la pizarra de Claudio Rodríguez. Vuelve a tu niñez ¿cuál es ese aroma que te traslada a ese tiempo?  Vuela a tu infancia, aspira de nuevo ese olor ¿dónde estás? ¿Quién está contigo? ¿Qué haces?... describe ese olor, cada uno de sus tonos y matices. Vuelca tus imágenes a palabras, no te detengas en correcciones (ya revisarás más tarde), deja que tus recuerdos de vuelquen sobre el papel. Te ofrecemos ejemplos: La escuela Contemplé la clase donde me condujo: jamás ningún lugar me había causado tanta impresión de abandono y desolación. Todavía lo veo. Una sala larga, con tres filas de pupitres y seis filas de bancos, rodeada de erizadas perchas para colgar sombreros y pizarras. Fragmentos de viejos cuadernos y de ejercicios se amontonan en el suelo sucio (…) Huele de un modo extraño y malsano, como la pana enmohecida, las manzanas dulces sin ventilar y los libros apolillados.

Charles Dickens. David Copperfield. El olor de unas manos Esta fue la primera y única vez que le vimos exhibir sus habilidades con el lápiz. Me atizó un coscorrón y se fue a la cocina a servirse una taza de achicoria y a preparar la merienda de Susana, pero sus manos manejando el lápiz se quedaron un buen rato ante mis ojos y tan cerca que sentía en el rostro la cálida efusión de la sangre, la pulsión de sus venas abultadas y oscuras. En primer lugar, el suave olor a alcachofas que capté en el dormitorio de la señora Anita se confirmó plenamente; en realidad, yo nunca había sido consciente del olor de las alcachofas crudas, ni tampoco si ese olor

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era lo bastante intenso, característico e inconfundible como para distinguirlo de otros olores, y desde luego no me explico por qué esas manos elegantes pero de piel tan maltrecha me sugerían el olor de la alcachofa. Se trata de una convicción enquistada en el recuerdo, una particular devoción a mi propio jardín de la infancia (…) Inmediatamente después de haber percibido ese aroma que sólo podría definir de forma tan precaria, contingente y devota, la mano que movió el lápiz ante mis narices con tanta maestría me envió también una calentura sosegada y persistente, su extraño fluido, suaves oleadas de una combustión vegetal que parecía nutrirse de la propia piel manchada; como si acabara de exponer la mano al calor de la estufa.

Juan Marsé. El embrujo de Shanghai

4. LOS AROMAS DE LA COCINA. DEL OLOR DE LA COCINA Penetrante fragancia de la cocina. Olor inconfundible de la trasmutación; que lo crudo hiede y el arte consiste en convencer a la gente por el olfato. El alimento entra 'por la nariz. Nadie come lo nauseabundo: la vista es secundaria y mero lujo. ¿A qué huele? ¿Qué se guisa? ¿Qué se sancocha? ¿Qué se estofa o sofríe? Algo se churrusca o ahuma. ¡Cómo viene el olor despertando apetencias! ¡Qué gana! La lengua restriega los dientes y sale a relucir, puntera, a remojar levemente los labios. ¿Qué se saltea, rehoga o soasa? Los batiborrillos pierden lo fundamental, sólo cuajan los olores de lo sencillo. Alimento de la sartén, con el aceite hirviendo que, en un instante, convierte lo crudo en comestible. Enrique percibe el vaho, por algo tienen ventanas las narices, y aun alas para transmitir velocísimas, el ardimiento al estómago. Ventea la comida, se le hace la boca agua. Se deja penetrar por el agradable aplacimiento. Suave conformidad del presente del aire con el futuro tangible, del olfato con el gusto. ¡Qué bien huele! ¡Cómo se introduce e interna el aroma hasta los ojos, figurando lo servido, mientras el oído, a su servicio, atiende al ligero crepitar de lo que se fríe! Con el olor no hay engaño, lengua universal, pupila siempre abierta, sin tacto que valga: Llega, envuelve, se introduce, penetra, embarga, asciende al cerebro, se anuda en la garganta llevando en pos de sí a los demás sentidos. ¿A qué huele? Huele a pescado frito, huele a carne asada. Regodeo papilar que desciende hacia la entraña, recubriendo las paredes del estómago con el ansia venturosa del apetito.

Max Aub. La uña Ahora que ya has viajado por tu vida, ya tienes la materia prima para elaborar un autorretrato con las fragancias de tu vida: has rescatado sustantivos, adjetivos y verbos referidos al olor.  Cierra los ojos y trata de viajar hasta un momento de tu vida…intenta recordar a las personas que están allí…ahora céntrate en una persona o en alguna cosa que quieras recordar…trata de evocar su tacto, su voz, su olor… presta mucha atención a este último aspecto… Cuando termines, anota todas las sensaciones olfativas que hayas recuperado, a continuación, escribe un texto en el que aparezcan estas sensaciones olfativas.

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5. EL OLOR Y EL SEXO Te acercas a mí con el olor del pasto matinal recién cortado: mis pezones se endurecen.

Yuko Kawano El olfato resulta esencial en nuestras emociones, en nuestras relaciones interpersonales y, por supuesto, en la atracción sexual. Algunos autores como Helen Fisher sugieren que lo que llamamos enamoramiento podría estar desencadenado por el olfato. Existe una especie de sensor en nuestras fosas nasales capaz de detectar ciertas señales químicas que proporcionan información sexual. Son las llamadas feromonas, elementos claves en la atracción sexual en diversas especies animales. El cuerpo humano, sobre todo durante la excitación sexual, emana un olor marítimo similar al de los mariscos y pescados. El sentido del olfato es tan importante en la atracción sexual y en el deseo que en algunas regiones del mundo la palabra besar significa oler. El olor de los genitales y de las axilas provoca señales químicas que viajan directamente a nuestro cerebro desde el órgano vomeronasal (situado justo detrás de las fosas nasales, en el tabique de la nariz) que es el receptor de esas señales. Las feromonas parecen ser las desencadenantes de la atracción sexual. Aunque actualmente los científicos han estudiado poco las feromonas, ya los griegos, los chinos o los hindúes conocían el poder de las mismas y las utilizaban en los perfumes, porque el deseo empieza en la nariz. El olor de cada persona es inconfundible y exclusivo, como las huellas dactilares o la forma del iris. Este olor único desencadena emociones diferentes en cada persona, una “química” invisible que nos hace reaccionar ante ella: Fumaba un cigarrillo tras otro. Entonces fumaba unos cigarrillos ingleses muy fuertes, de tabaco opiado, cuyo humo me mareaba un poco. Pero ese olor también le pertenecía, como la fragancia de heno del armario donde tenía su ropa interior; le gustaba que le aromatizaran toda la ropa con esa amarga esencia inglesa de heno ¡Cuántos pequeños detalles forman a un a persona!

Sandor Márai. La mujer justa Me gusta, por ejemplo, el olor marronoso del pelo de las mujeres cuando reclama un lavado. Mi hija, una solterona maniática –ay, estoy convencido de que nunca se casará-, no huele a nada, al menos que yo haya notado. Esta es otra de las numerosas cualidades que la diferencia de su madre, cuyo hedor a animal, para mí la fragancia a estofado de la vida misma, y que ni el perfume más fuerte podía disimular, fue lo primero que me atrajo de ella, hace tantos años. Ahora, misteriosamente, en mis manos hay trazas del mismo olor, su olor, no puedo librarme de él, por mucho que me las retuerza.

John Banville. El Mar - 112 -

A las tres de la mañana, después de una de esas intempestivas duchas calientes que sólo ayudan a fijar la desesperación y el cansancio, me tendí en la cama de Lo, que olía a castañas y rosas, a menta, a ese delicado y peculiar perfume francés que le había permitido usar hacía poco. Sólo entonces fui capaz de asimilar el hecho de que por primera vez en dos años estaba separado de mi Lolita.

Vladimir Nabokov. Lolita La fragancia de la amada Es de noche. Llueve. En la casa desierta (ella me ha dejado hace un año), ordenando el arcón de los trajes, surgen de golpe de uno de ellos flores rojas de malvavisco, su perfume personal de magnolia. Y la vuelvo a encontrar entre mis brazos, me acaricia con esa leve fragancia que me repite las palabras de amor de un tiempo. Llueve más fuerte: hace frío. Intento dormir con la huella de su perfume Que la ha hecho revivir unos instantes para mí.

Po Chu I

6. EL OLOR QUE NOS DEFINE Quedaron luego mirándose en silencio, y él sintió el perfume que venía en olas sin fuerza desde el pecho de Perla, que subía y bajaba junto al portal vacío." Juan Carlos Onetti

Un olor, un aroma que desprende una persona va variando a lo largo de su vida: la lozanía, la juventud desprende un aroma reconocible y la vejez también paga el tributo del acabamiento en el olor. Estas diferencias en el tiempo se pueden solapar con el uso de perfumes, sin embargo, la realidad es que, así como cambia nuestro cuerpo con el paso del tiempo, de la misma manera cambia el olor que de él se desprende a lo largo de nuestra vida. Es perfectamente distinguible el olor de un niño recién nacido, el de una madre que está amamantando a su hijo; el de un joven en su adolescencia y el de una anciana o un anciano en la última etapa de su vida. Veamos este otro fragmento del escritor italiano Luigi Capuana. “El doctor Hammond de Nueva York, ha curado a un hipocondríaco que desprendía de su piel olor a violeta, otro que desprendía un olor a pan fresco, dos histéricas que olían a lirio y olor a piña. Un doctor con un nombre que parece un estornudo Orowicz, si no me equivoco, tuvo una paciente histérica que exhalaba efluvios de vainilla. Estamos hechos así, ¿Dios bendito! Y por una parte se avanza demasiado deprisa, y, por otra, se plantea la hipótesis de que a cada estado psicológico corresponde la producción de

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determinados olores que cada pensamiento nuestro (aunque por defecto de nuestros sentidos no seamos capaces de darnos cuenta), se traduce continuamente en un lenguaje de olores.

Luigi Capuana. Perfume. E. El Nadir, 2007



Escribe una historia cuyo tema central sea el olor que desprenda un enfermo o una enferma. Plantéate esta pregunta: ¿Qué sucedería si una persona enfermara y despendiera un olor a caramelo? ¿Cómo se comportaría? ¿En qué lugar viviría? ¿Cómo la diagnosticarían los doctores? ¿Qué nombre tendría su enfermedad?¿qué remedios habría para ella? ¿Qué repercusiones tendría en los demás? ¿Sería contagiosa su enfermedad? Continúa haciendo preguntas similares a ésta y escribe un pequeño cuento. El escritor estadounidense William Faulkner escribió un cuento titulado “Una rosa para Emily” en el que aparece la protagonista en las distintas etapas de su vida hasta su muerte. El cuento está narrado in ultima res, es decir, comienza en el mismo día de su muerte y luego comienza un complejo entrelazado de Dejando aparte esta aclaración de carácter compositivo, ponemos aquí ejemplos de las distintas etapas de la vida de la señorita Emily: en orden cronológico, muy distinto al orden en el que aparece en el relato.

…Al fondo, la esbelta figura de la señorita Emily, vestid de blanco: en primer término, su padre dándole la espalda, con un látigo en la mano, y los dos, enmarcados por la puerta de entrada a su mansión. Y así, cuando ella llegó a sus 30 años, con un látigo en la mano, y los dos, enmarcados por la puerta de entrada a su mansión. Y así, cuando ella llegó a sus 30 años en estado de soltería, no sólo nos sentíamos contentos por ello, sino que hasta experimentamos como un sentimiento de venganza. A pesar de la tara de locura en su familia, no hubieran faltado a la señorita Emilia ocasiones de matrimonio, se hubiera querido aprovecharlas. (Emily tiene 30 años) …La señorita Emily estuvo enferma mucho tiempo. Cuando la volvimos a ver, llevaba el cabello corto, lo que la hacía aparecer más joven que una muchacha, con una vaga semejanza con esos ángeles que figuran el los vidrios de colores de las iglesias, de expresión a la vez trágica y serena (30 año, un poco más tarde) …- Necesito un veneno- dijo al droguero. Tenía entonces algo más de los 30 años y era aún una mujer esbelta, aunque algo más delgada de lo usual, con ojos fríos y altaneros brillando en un rostro del cual la carne parecía haber sido estirada en las sienes y en las cuencas de los ojos, como debe parecer el rostro del que se halla al pie de una farola. (Algo mayor de 30 años) …Todos se pusieron en pie cuando la señorita Emily entró – una mujer pequeña, gruesa, vestida de negro, con una pesada cadena en trono al cuello que le descendía hasta la cintura y que se perdía en el cinturón-; debía de ser de pequeña estatura; quizás por eso lo que en otra mujer pudiera haber sido tan solo gordura, en ella era obesidad. Parecía abotagada, como un cuerpo que hubiera estado sumergido largo tiempo en agua estancada. Sus ojos, perdidos en las abultadas arrugas de su faz, parecían dos pequeñas piezas de carbón, prensadas entre masas de terrones, cuando pasaban sus miradas de uno a otro de los visitantes, que le explicaban el motivo de su visita. (Emily alrededor de los 70 años) …Cuando vimos de nuevo a la señorita Emily había engordado y su cabello empezaba a ponerse gris. En pocos años este gris se fue acentuando, hasta adquirir el matiz del

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plomo. Cuando murió a los 74 años, tenía aún el cabello de un intenso gris plomizo, y tan vigoroso como el de un hombre joven…( 74 años)

# La señorita Emily aparece descrita por William Faulkner en diferentes momentos de su vida, pero no sabemos qué perfumes, qué olor podría desprender nuestra protagonista en cada momento. La propuesta consiste en insertar un pequeño párrafo describiendo el perfume que desprendía la señorita Emily en cada momento de su vida. Hay que tener en cuenta que cada situación es diferente: Emily en su casa con su padre, Emily enferma; la señorita enamorada; Emily cuando enloquece; Emily muerta… Para hacer estos pequeños textos, es conveniente leer el cuento que aparece al final de capítulo, y, para escribirlos, podemos utilizar el activador de transformación del objeto juntamente con los cuadros referidos a las esencias y a los perfumes que aparecen a lo largo del capítulo. Utiliza comparaciones y adjetivos de tu propia creación si lo crees necesario, Recurre también a las sinestesias. Ej. Su pelo desprendía un olor amarillento y etéreo como esas flores que, al cortarlas, se desvanecen entre los dedos y dejan un polvillo tenue y pegajoso Se podría decir que su pelo olía a talquina y su piel a roseabunda

7. EL AROMA DE LAS CORRESPONDENCIAS Los olores son más seguros que las visiones y los sonidos para hacer sonar las cuerdas del corazón R. Kipling

Además de las personas y las cosas, también los conceptos y las ideas se pueden representar a través del olfato. A menudo, escuchamos frases referidas el “olor del miedo” o del “olor de la soledad”. Estas figuras se llaman sinestesias (del griego συν, 'junto, y αισθησία, 'sensación'), es, en retórica, estilística y en neurología, la mezcla de varios sentidos. Ej. Ray Bradbury. Crónicas marcianas. Esta noche había en el aire un olor a tiempo. Tomás sonrió. ¿Qué olor tenía el tiempo? El olor del polvo, los relojes, la gente. ¿Y qué sonido tenía el tiempo? Un sonido de agua en una cueva, y una voz muy triste, y unas gotas sucias que caen sobre cajas vacías, y un sonido de lluvia. Y aún más ¿a qué se parecía el tiempo? A la nieve que cae calladamente en una habitación oscura, a una película muda en un cine muy viejo, a cien millones de rostros que descienden como esos globitos de cine muy viejo, que descienden y descienden en la nada. Eso era el tiempo: su sonido, su olor. Y esa noche (Tomás sacó una mano fuera de la camioneta), esta noche casi se podía tocar el tiempo.  Vamos a hacer definiciones poéticas utilizando sinestesias: definamos el miedo, el olvido, el tiempo, el olor de nuestra abuela, etc.

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Matriz. 1ª definición: Nombre+ frase complementaria 2ª definición .Se repite la misma estructura en las tres frases 3ª definición

Ej. Ramón Dachs Polvo acumulado en libros Huellas en el desván Fotos que envejecen (El olvido) Ruidos en la noche Temblor en los labios Miradas de sangre (el miedo)

 Haz un torbellino de ideas sobre los olores de diversas personas que te han acompañado en tu vida. Recuerda el olor de tu abuela, de tu madre o de tu padre, de tu primera novia o novio. Después, escribe pequeños poemas como el que te mostramos

8. EL MAL OLOR Fétido, hediondo, pestilente, maloliente…estas son unas cuantas denominaciones del mal olor. La literatura ha tratado estos temas en múltiples ocasiones relacionando el mal olor con la maldad o la fealdad:. Sería poco imaginable una princesa del cuento tradicional que despidiera un olor desagradable y, aún así, se casara con el príncipe azul sin haber remediado su problema de olor corporal; tampoco podría tener mucho éxito un mercado oriental poblado de olores pestilentes y pútridos. Sin embargo, las palabras nos pueden sumergir en historias apasionantes en las que el olor desagradable, incluso insoportable lo domina todo, transmitir estas sensaciones a los lectores sin tener éstos que sufrirlos y, hacerlo tan fielmente que, si alguna vez llegáramos a percibir un olor que nunca hemos tenido ocasión de tenerlo delante, quizás podríamos llegar a reconocer gracias a las descripciones que algunos autores nos han dejado en sus páginas. Un ejemplo lo tenemos en El perfume, de Patrick Süskind, que nos hace una descripción maloliente del París del siglo XVIII. Otros autores, como los realistas del siglo XIX han dejado en sus obras testimonios olfativos desagradables: el olor de las calles de Londres en Dickens o los olores de los campos de batalla en Tolstoi. En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excrementos de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los - 116 -

orinales. Las chimeneas apestaban a azufre; las curtidurías, a lejías cáusticas; los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las iglesias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo; el oficial de artesano, como la esposa del maestro; apestaba la nobleza entera y, sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno, porque en el siglo XVIII aún no se había atajado la actividad corrosiva de las bacterias y por consiguiente no había ninguna acción humana, ni creadora ni destructora, ninguna manifestación de la vida incipiente o en decadencia que no fuera acompañada de algún hedor. El Perfume. Patrick Süskind

" Haz un Torbellino de ideas de malos olores y describe un lugar que te sea familiar (un váter, la escuela, un paisaje con animales, un establo, etc.) en la que el mal olor predomine como en el texto del ejemplo. En el cuento de Roberto Arlt La ola de perfume verde se describe un olor desconocido y pestilente que se extiende por la ciudad y que provoca determinados efectos en las personas y en los animales. Veamos algunos fragmentos. …El olfato de profesor Hagenbuk había funcionado un poco defectuosamente, pero debo convenir que no éramos nosotros solos los que percibíamos ese olor en aquel restaurante de después de media noche, concurrido por periodistas y gente ocupada en trabajos nocturnos, sino que también otros comensales levantaban intrigados a la cabeza y fruncían la nariz, buscando alrededor el origen de esa pestilencia elaborada como con gas de petróleo y esencia de clavel… …A las tres de la madrugada la ciudad estaba completamente despierta. La tesis de que el hedor-clavel petróleo fuera determinada por la emanación de un gas de guerra, se había desvanecido, debido a la creencia general en nuestro público de que los gases de guerra son de efecto inmediato. Lo cual contribuía a desvanecer un pánico que hubiera podido tener tremendas consecuencias. “…Comunican que la ola de perfume verde ha llegado a San Juan”… …Este perfume penetrante petróleo- clavel se fijaba en las pituitarias con tal violencia, que terminaba por hacer vibrar en la pulpa del cerebro cierta ansiedad crispada. Las personas se revolvían en las camas impacientes, aturdidas por la calidez de la emanación repugnante, que acababa por infectar los alimentos de un repulsivo sabor aromático. Muchos comenzaban a experimentar los primeros ataques de neuralgia, que en algunos se prolongaron durante más de sesenta horas… Este curioso y humorístico cuento de Arlt continúa enumerando las consecuencias que la ola de perfume verde causó en la población y en el - 117 -

profesor Hagenbuk que escribió un tratado titulado “Descripción de los efectos que los hidrocarburos cometarios pueden ejercer sobre las poblaciones de la Tierra”



Te proponemos dos ejercicios: el primero sería darle un nombre a ese perfume petróleo-clavel del que habla Arlt. El segundo es narrar un fenómeno semejante a la ola de perfume verde, describir los efectos que puede causar en las personas, las instituciones, el paisaje, etc. y darle un nombre al fenómeno. Haz un TI para trabajar en todos estos aspectos. Recurre también a los TI de buenos olores y de malos olores para elaborar el texto.

9. EL OLFATO DOMINADOR Rápido, efímero, dulce, breve El perfume y el anhelo de un minuto W. Shakespeare En las antiguas Grecia y Roma existía la creencia en la magia. Se hacía una clara distinción entre la magia buena, que era practicada por los augures, hombres que tenían una función estatal y ejercían una influencia considerable entre los estadistas. En cambio, la magia considerada como una mala influencia era practicada fundamentalmente por mujeres (maleficae) Las hechiceras más conocidas de la antigüedad clásica son Circe y Medea que se convirtieron en los arquetipos de la hechicería de la antigüedad. Desde entonces, hemos asistido ininterrumpidamente a la proliferación de magos y magas, hechiceros y hechiceras que, contra viento y marea y a pesar de los graves tormentos y ejecuciones que sufrieron a partir de la Edad Media y varios siglos más adelante, sin embargo, no han dejado de existir y, aún hoy en día todavía asistimos a sus predicciones, conjuros y consejos tanto a través de consultas privadas o su intervención a través de los medios de comunicación. En su famosos libro El retrato de Dorian Grey, el escritor irlandés Oscar Wilde retrata una de las tares a las que se dedica su protagonista. …Por ello se entregó durante algún tiempo al estudio de los perfumes y a los secretos de su fabricación, destilando aceites intensamente aromáticos, y quemando gomas odoríferas del Oriente, lo que le permitió darse cuenta de que no había estado de ánimo que no tuviera correspondencia en la vida de los sentidos, consagrándose a descubrir sus verdaderas relaciones, preguntándose por qué el incienso empuja a la mística, por qué el ámbar gris desata las pasiones, por qué la violeta despierta el recuerdo de amores muertos y por qué el almizcle perturba el cerebro y el champac la imaginación, tratando en repetidas ocasiones de elaborar una verdadera psicología de los perfumes, y de calcular las diversas influencias de las raíces poseedoras de olores suaves, de las flores cargadas de polen, o de los bálsamos aromáticos, de las maderas oscuras y fragantes, del espicanardo que provoca la náusea, de la hovenia que enloquece y del os áloes de los que se dice que logran expulsar del alma la melancolía…

Oscar Wilde. El retrato de Dorian Grey - 118 -

Hagamos un recuento de los perfumes y sus efectos tal y como los narra Oscar Wilde. aceites gomas odoríferas incienso ámbar violeta almizcle

Destilar Quemar Empuja a la mística Desata las pasiones Despierta el recuerdo de amores muertos Perturba el cerebro

champac

Perturba la imaginación

espinacardo

Provoca la náusea

hovenia áloe

Causa la locura Expulsa la melancolía

1. EUCALIPTO- se usan con fines terapéuticos. Tanto la decocción de las hojas como el aceite esencial son febrífugos y expulsan parásitos intestinales. Son cicatrizante de heridas y 2. ALBAHACA- es eficaz contra el dolor de estómago, la falta de apetito y el estreñimiento 3. ARTEMISA- Tiene la facultad de provocar y regular la menstruación en caso de periodos irregulares 4. MEJORANA- es muy adecuada para problemas del aparato digestivo, abre el apetito y es 5. MENTA_ para el aparato digestivo y para aliviar los dolores menstruales 6. ORÉGANO- contribuye al buen funcionamiento de la vesícula biliar y el hígado 7. ROMERO- Influye positivamente en los trastornos gastrointestinales, dolencias renales, reuma, gota, agotamiento nervioso y ayuda a fortalecer a los convalecientes. 8. SALVIA- ayuda a que se haga bien la digestión y, tomándola en infusión, es un buen medio para combatir la sudoración excesiva, usándose, además, para enjuagues bucofaringeos. 9. TOMILLO- Sirve para aliviar las alteraciones gástricas o intestinales y forma parte de muchos 10. AJO- Regula tas funciones glandulares y normaliza las secreciones de humores digestivos 11. NABO- Anticatarral, anti inflamatorio. El caldo de este tubérculo se beba como pectoral y calmante, contra las enfermedades inflamatorias del pecho, la tos, bronquitis, asma e 12. ANIS- La semilla de anís posee propiedades estomacales, estimulantes, anti inflamatorias y digestivas, expulsa los gases del estómago y de los intestinos, calma los dolores de cabeza. El aceite de anís sirve para matar los piojos de la cabeza de los niños.

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13. ACHICORIA- Sus hojas se comen crudas en ensaladas, es refrescante digestiva, aperitiva y tónica; depura la sangre y los riñones es muy útil a las personas de temperamento bilioso e histérica

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La magia de la creación.

“El perfume es el eco de las flores” Ramón Gómez de la Serna

De acuerdo con el texto de Oscar Wilde y utilizando la tabla anterior y las propiedades de las plantas, podemos crear perfumes nuevos, añadiendo elementos de nuestra cosecha para hacerlos personales y únicos. Por ejemplo o o o o o o o

Un perfume para una famosa actriz de cine. Un perfume paar un político honesto Un perfume para un político corrupto Un perfume para un famoso presentador de televisión Un perfume para Napoleón Un perfume para Cleopatra Un perfume para un faraón…etc.

Para crear estos perfumes, haremos un Torbellino de Ideas sobre la personalidad del futuro dueño del perfume. También debemos pensar en los efectos que queremos que este perfume cause en los demás y no olvidarnos de darles un nombre que sea atractivo para su venta.

10.

LOS RITUALES. EL HUMOR

A pesar de que nadie cree en ella, la magia sigue atrayendo a todo tipo de gente, bien a aquella que, por ignorancia o por creer que puede haber atajos en la obtención de determinados beneficios o a la que, por juego o por tradición recurre a rituales, conjuros o amuletos que puedan resultarles útiles. En los rituales y en los conjuros, la palabra mezclada con los ingredientes que se utilizan crea una especie de efecto hipnótico que ayuda a que la persona que busca estas fórmulas como remedio a sus carencias acabe creyendo en ellas.

11.

RITUAL DE PURIFICACIÓN

Ingredientes: Plantas frescas o secas de Jazmín, Lavanda, Canela, Romero y Salvia 1 vela blanca Sal.

.Llena un recipiente con agua (si es de lluvia mucho mejor). Ponlo al fuego. Añade todas las plantas y un puñado de sal. Déjalo hervir 10 minutos, apaga el fuego y espera que se enfríe la infusión. Tienes que colar la infusión. Prepárate un baño al que echas la infusión. - 120 -

Encienda en el baño una vela blanca y métete en la bañera. Si no tienes bañera, toma un ducha con lavado de cabello y termina echándote la infusión encima de la cabeza. Mientra te relajas, repita esta oración: Agua y Fuego - vuestra ayuda os ruego. El agua me quita toda impureza. Mi casa quedará como una fortaleza Contra las fuerzas del mal me protege este ritual. Con esta limpieza yo quedo protegido de pie a cabeza.

Deja que tu cuerpo se seca al aire. Encienda una varilla o cono de incienso de Romero, sándalo o salvia y pasa el humo por todas las esquinas de la habitación donde vas a efectuar el ritual. Ponte ropa blanca, suelta y ¡ya estas listo!

12.

RITUAL DEL DINERO

Para conseguir dinero o mejoras económicas. Materiales: Una vela amarilla ungida con aceite del dinero. Incienso de canela o jazmín. Perfume aroma de Verbena o Pino. Un saquito amarillo. Cordón verde para atar el saquito. Un cordón dorado. Purpurina dorada. Un pedacito de imán. Una moneda dorada. Ceniza de una hoguera de San Juan.

Procedimiento Enciende la vela verde la noche de San Juan (preferiblemente usando alguna madera de la hoguera) y luego enciende el incienso. Toma el cordón dorado y hazle siete nudos en él, mirando la vela y visualizando, al realizar este acto, que atraemos el dinero hacia nuestro bolsillo. Al tensar cada nudo se dirá: "Por las fuerzas de esta noche mágica, ato el dinero hacia mí." Realizado esto, toma la mitad de la purpurina y la arrójala al aire, de modo que parte de ella nos caiga encima. Dices "Que este polvo brillante ilumine y guíe el camino del dinero hacia mí" A continuación, introduce en el saquito el cordón con los nudos, una bolita con cera de la vela (mejor si la amasamos en forma de moneda y trazamos un pentagrama sobre ella), parte de la purpurina que queda y un poco de ceniza de la hoguera. A continuación, debes decir: - 121 -

"¡Símbolos de la prosperidad y de los poderes de esta noche mágica, llenen mi saquito del dinero para atraer hacia mí el bienestar económico que me está destinado, para llenar mi vida de tranquilidad y felicidad por el poder de este saquito de San Juan! ¡Que así sea!." Deja arder la vela hasta el final. Tras esto, se añadirá a la bolsa un pedacito de imán, y una moneda dorada cierra el saquito con el cordón verde y llévalo contigo durante todo el año o bien debes ponerlo debajo de tu colchón.

# Pues como no podemos tomarnos en serio estos rituales que solucionan nuestros problemas a través de la palabra, de las hierbas mágicas y de acciones sin sentido, la propuesta de escritura es hacer un ritual en tono humorístico, exagerando las acciones y buscando que el olor sea el protagonista. Ej. 13. CONJURO PARA QUITARLE LA HALITOSIS A MI AMADO Ingredientes • • • • • •

Un cepillo de dientes, si es posible, eléctrico 12 hojas de menta fresca 3 cucharaditas de tomillo comprado en bote 10 hojitas de salvia 1 pizca de autoridad 4 gritos bien ensayados

Llenar una olla de agua bien grande para que la infusión dure varios días y llevarla a ebullición. Echar las hierbas, la pizca de autoridad y los gritos bien ensayados. Hacer que cueza durante media hora. Enfriar y servir en una taza de porcelana fina. Para que ese conjuro funcione bien, es necesario que nos armemos de valor y digamos estas palabras mágicas. “por los cuernos de Satán (o cualquier otra expresión que suene a amenaza), o te tomas este brebaje que te he preparado o te vas a casa de tu madre” Hacer este tratamiento durante varios días. ¡Ah! L más importante es que le regales el cepillo de dientes eléctrico y que se lave los dientes tres veces al día. Si el tratamiento no funciona, te recomendamos que dejes a tu amado y que otra le aguante la halitosis.

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14.

EL APÉNDICE NASAL

Con frecuencia, algunos buscan la felicidad como se buscan los lentes cuando se tienen sobre la nariz.

Gustavo Dorz La nariz, el elemento fundamental para percibir el olor, siempre ha sido objeto de admiraciones y chanzas dependiendo de su tamaño o su belleza. Famosa ha sido la leyenda sobre Cleopatra y su nariz que, dicen, era su rasgo físico más característico y por el que era alabada aunque la desilusionante investigación histórica haya demostrado lo contrario. Otros ilustres conocidos por sus obras, pero también por su famosa nariz han sido distinguidos con apodos o referencias a este apéndice tan notorio como el poeta latino Ovidio, cuyo apodo era Nasón por las dimensiones desproporcionadas de su nariz o, en la literatura, el personaje de Cyrano de Bergerac, cuya desdicha era poseer una nariz enorme lo que le impedía ser reconocido por su brillantez e inteligencia. En nuestra literatura española, el texto más famoso en el que la nariz es la protagonista absoluta, es el soneto satírico que Francisco de Quevedo escribió parodiando a Luís de Góngora. A una nariz Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una nariz sayón y escriba, érase un peje espada muy barbado. Era un reloj de sol mal encarado, érase una alquitara pensativa, érase un elefante boca arriba, era Ovidio Nasón más narizado. Érase un espolón de una galera, érase una pirámide de Egipto, las doce Tribus de narices era. Érase un naricísimo infinito, muchísimo nariz, nariz tan fiera que en la cara de Anás fuera delito.

Francisco de Quevedo

Este soneto consta de dos cuartetos y dos tercetos, con rima ABBA, ABBA, CDC, DCD. En este texto, debemos conservar la estructura del poema, la rima y la anáfora (repetición de palabras: érase…) para hacer más clara la parodia

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#

Parodiemos al parodiador escribiendo un poema homofónico al de l de D. Francisco. Ej.

Érase un hombre a una nariz pegado Érase una nariz superlativo

Érase un hombro de una perdiz dañado Érase una perdiz muy decidida…

Y así seguimos el poema: sustituyendo las palabras clave del poema por otras que tengan el mismo sonido como ya hemos indicado en ejercicios anteriores. Una rosa para Emily Por William Faulkner The Modern Library, Random House. Nueva York, 1946 1. Cuando murió la señorita Emily Grierson, todo nuestro pueblo fue a su funeral: los hombres por una especie de respetuoso afecto hacia un monumento caído, las mujeres sobre todo por la curiosidad de ver el interior de su casa, que nadie, excepto un viejo criado —mezcla de jardinero y cocinero— había visto, por lo menos, en los últimos diez años. Era una casa de madera, grande, más bien cuadrada, que alguna vez había sido blanca; estaba decorada con cúpulas, agujas y balcones con volutas, según el airoso y pesado estilo de los setenta. Se ubicaba en la que antiguamente fue nuestra mejor calle, después invadida por talleres y limpiadoras de algodón que se inmiscuyeron e hicieron caer en el olvido incluso los apellidos más ilustres de ese vecindario. Sólo la casa de la señorita Emily seguía alzando su obstinada y coquetona decadencia por encima de los camiones de algodón y las bombas de gasolina —un adefesio entre adefesios. Y ahora la señorita Emily había ido a reunirse con los que otrora portaran aquellos ilustres apellidos en el lánguido cementerio de cedros, donde yacían entre las tumbas, ordenadas en filas y anónimas, de los soldados de la Unión y la Confederación que cayeron en la batalla de Jefferson. En vida, la señorita Emily había sido una tradición, una preocupación y un deber; algo así como una obligación hereditaria que recayó sobre el pueblo desde aquel día de 1894 en que el coronel Sartoris, el alcalde —quien creó el decreto por el cual ninguna mujer negra podría salir a la calle sin un delantal— le condonó el pago de impuestos desde la muerte de su padre y a perpetuidad. No era que la señorita Emily hubiera aceptado una obra de caridad. El coronel Sartoris inventó una complicada historia según la cual el padre de ella había prestado dinero al pueblo, dinero que la comunidad, por cuestiones financieras, prefería pagarle de esta manera. Sólo un hombre de la generación y con la mentalidad del coronel Sartoris podría haber inventado algo así, y sólo una mujer podría haberlo creído. Este acuerdo generó cierto descontento cuando la siguiente generación, con ideas más modernas, llegó a la alcaldía y al Consejo. El primer día del año le enviaron por correo una notificación del pago de impuestos. Llegó febrero y aún no había respuesta. Le escribieron un oficio para pedirle que se presentara en la oficina del alguacil en cuanto le fuera posible. Una semana después, el alcalde mismo le escribió, ofreciéndose a visitarla o enviarle su coche y recibió como respuesta una nota escrita en un papel de apariencia anticuada, con caligrafía fina y fluida y tinta desvanecida, en la que la señorita Emily le decía que ya no salía nunca. También incluía la notificación del pago de impuestos, sin comentario alguno. Convocaron a una junta especial de concejales. Una delegación fue a buscarla y tocó la puerta por la que ningún visitante había pasado desde que ella dejó de dar clases de pintura en porcelana ocho o diez años antes. El viejo negro los guió hacia un oscuro vestíbulo, desde donde ascendía una escalera que se adentraba en una oscuridad todavía más profunda. Olía a polvo y desuso —un olor a encierro, a humedad. El negro los condujo a la sala, donde había pesados muebles de piel. Cuando él abrió las persianas de una ventana, pudieron ver las grietas en la piel de los muebles y al sentarse, un ligero polvillo se elevó perezosamente alrededor de sus muslos, girando con lentas motas a la luz del único rayo de sol. En un caballete dorado deslustrado que se encontraba frente a la chimenea, se erigía un retrato al carbón del padre de la señorita Emily.

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Se levantaron cuando ella entró —una mujer pequeña y gorda, vestida de negro, con una delgada cadena de oro que descendía hasta su cintura y desaparecía en su cinturón. Se apoyaba en un bastón de ébano con cabeza de oro deslustrado. Su esqueleto era pequeño y enjuto; quizás por eso lo que en otra persona hubiera sido simple gordura, en ella era obesidad. Se veía hinchada y con el mismo color pálido que un cuerpo sumergido por mucho tiempo en agua estancada. Sus ojos, perdidos en las protuberancias que formaban los pliegues de su cara, parecían dos pequeños carbones presionados en un bulto de masa que se movían de una cara a otra mientras los visitantes explicaban el motivo de su visita. Ella no los invitó a sentarse. Solamente se paró bajo el marco de la puerta y escuchó en silencio hasta que el hombre titubeó y se detuvo. Entonces ellos pudieron escuchar el tictac del invisible reloj que colgaba de la cadena de oro. Su voz era seca y fría. “Yo no tengo que pagar impuestos en Jefferson. El coronel Sartoris me lo explicó. Quizás alguno de ustedes pueda tener acceso a los registros de la ciudad y comprobarlo por sí mismo.” “Ya lo hicimos. Somos las autoridades de la ciudad, señorita Emily. ¿No recibió una notificación del alguacil, firmada por él mismo?” “Sí, recibí un papel —dijo la señorita Emily—. Quizás él se cree el alguacil… Yo no tengo que pagar impuestos en Jefferson.” “Pero, verá usted, no hay ningún registro que lo demuestre. Debemos seguir…” “Vean al coronel Sartoris. Yo no tengo que pagar impuestos en Jefferson.” “Pero, señorita Emily…” “Vean al coronel Sartoris. (El coronel Sartoris había muerto hacía casi diez años.) Yo no tengo que pagar impuestos en Jefferson. ¡Tobe! —el negro apareció—. Muéstrale a los caballeros dónde está la salida.” 2. Así que los venció, por completo, tal y como había vencido a sus antepasados treinta años atrás en relación con el olor. Eso fue dos años después de la muerte del padre de la señorita Emily y poco después de que su enamorado —el que todos creíamos que la desposaría— la abandonara. Después de la muerte de su padre ella salía muy poco; después de que su novio se fue, ya no se le veía en la calle en lo absoluto. Algunas damas tuvieron la osadía de buscarla pero no las recibió, y la única señal de vida en el lugar era el negro —joven entonces— que salía y entraba con la canasta del mercado. “Como si un hombre —cualquier hombre— pudiera llevar una cocina adecuadamente”, decían las damas. Así que no se sorprendieron cuando surgió el olor. Fue otro vínculo entre el mundo ordinario, terrenal, y los encumbrados y poderosos Grierson. Una vecina se quejó con el alcalde, el juez Stevens, de ochenta años de edad. “¿Pero qué quiere que haga al respecto, señora?”, dijo. “Bueno, mande a alguien a decirle que lo detenga —dijo la mujer—. ¿Acaso no hay leyes?” “Estoy seguro de que no será necesario —dijo el juez Stevens—. Probablemente sea solamente que su negro mató una víbora o una rata en el jardín. Hablaré con él al respecto.” Al día siguiente recibió dos quejas más, una de ellas de un hombre que le dijo con tímida desaprobación: “De verdad debemos hacer algo al respecto, juez. Yo sería el último en molestar a la señorita Emily, pero debemos hacer algo.” Esa noche el Consejo se reunió —tres hombres con barbas grises y un hombre más joven, miembro de la nueva generación. “Es simple —dijo este último—. Enviémosle un aviso para que limpie su propiedad. Le damos un plazo para hacerlo y si no lo hace…”

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“Por Dios —dijo el juez Stevens—, ¿acusaría a una dama de oler mal en su propia cara?” Así que la noche siguiente, después de media noche, cuatro hombres cruzaron el jardín de la señorita Emily y se escabulleron en la casa como ladrones, husmeando a lo largo del basamento de ladrillo y los huecos del sótano mientras uno de ellos hacía un movimiento regular con el brazo, como de sembrador, sacando algo de un saco que colgaba de su hombro. Rompieron la puerta del sótano y espolvorearon cal ahí y en todo el exterior de la casa. Cuando cruzaron de nuevo el jardín, una ventana que había estado apagada estaba ahora iluminada y se podía ver a la señorita Emily sentada, con la luz detrás de ella y la parte superior de su torso inmóvil como la de un ídolo. Se deslizaron silenciosamente a través del césped hacia la sombra de las acacias que bordeaban la calle. Después de una semana o dos el olor desapareció. Eso fue cuando la gente ya había comenzado a sentir verdadera pena por ella. El pueblo recordaba cómo la anciana Wyatt, su tía abuela, se había vuelto completamente loca y creía que los Grierson se sentían más importantes de lo que realmente eran. Ningún joven era lo suficientemente bueno para la señorita Emily y su familia. Habíamos pensado durante mucho tiempo en ellos como si fueran un cuadro, la delgada figura de la señorita Emily en el fondo y la figura de su padre al frente, con la espalda vuelta hacia ella y sujetando un látigo, ambos enmarcados por la puerta principal abierta. Así que cuando ella cumplió treinta años y aún era soltera, no fuimos precisamente complacidos, sino vengados; incluso con la locura de su familia, ella no hubiera rechazado todas sus oportunidades si éstas se hubieran materializado de verdad. Cuando su padre murió, se rumoraba que la casa fue todo lo que le dejó, y de alguna forma, la gente estaba contenta por ello. Finalmente podrían compadecerse de la señorita Emily. Al quedar sola y pobre, se había humanizado. Ahora también ella sabría lo que eran la desesperación y el temor de tener un centavo de más o de menos. El día siguiente a la muerte de su padre, todas las damas se prepararon para ir a su casa y ofrecer sus condolencias y ayuda, como es nuestra costumbre. La señorita Emily las encontró en la puerta, vestida como siempre y sin señal alguna de aflicción en el rostro. Les dijo que su padre no estaba muerto. Lo hizo durante tres días, con todo y que los ministros y los doctores la buscaban tratando de persuadirla para deshacerse del cuerpo. Justo cuando iban a recurrir a la ley y la fuerza, ella tuvo una crisis y ellos enterraron a su padre rápidamente. Entonces no decíamos que estaba loca. Creíamos que tenía que hacer lo que hizo. Recordábamos a todos los jóvenes que su padre había ahuyentado y sabíamos que, ahora que nada le quedaba, tendría que aferrarse a quien la había robado, como cualquiera en su lugar lo haría. 3. Estuvo enferma durante mucho tiempo y cuando volvimos a verla, se había cortado el cabello, lo que la hacía parecer una niña, con un ligero parecido a esos ángeles de los vitrales de las iglesias —entre trágicos y serenos. El pueblo acababa de aceptar los contratos para pavimentar las aceras y las obras comenzaron en el verano que siguió a la muerte de su padre. La compañía de construcción llegó con negros y mulas, maquinaria y un capataz llamado Homer Barron, yanki —un hombre grande, de piel oscura, vivaz, con una voz fuerte y ojos más claros que su rostro. Los niños lo seguían en grupos para escucharlo maldecir a los negros y a éstos cantar al compás con que subían y bajaban los picos. Muy pronto Homer Barron conocía ya a todo el pueblo. Siempre que se escuchaban risas en algún lugar de la plaza, él estaba en el centro del grupo. Poco tiempo después comenzamos a verlo con la señorita Emily las tardes de domingo, conduciendo su coche con ruedas amarillas y el par de caballos bayos de la caballeriza. Al principio nos dio gusto que la señorita Emily estuviera interesada en alguien, porque todas las damas decían: “Por supuesto, una Grierson no tomaría en serio a un obrero del norte.” Pero otros, mayores, afirmaban que ni siquiera la aflicción podría hacer que una verdadera dama olvidara la noblesse oblige —sin llamarla exactamente noblesse oblige. Solamente decían: “Pobre Emily. Su familia debería visitarla.” Ella tenía algunos parientes en Alabama; pero años atrás su padre se había peleado con ellos por la herencia de la anciana Wyatt, la loca, y ya no

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había comunicación entre las dos familias. Ni siquiera habían enviado a alguien en su representación al funeral. Y tan pronto como los ancianos dijeron “Pobre Emily”, los rumores comenzaron. “¿Crees que sea cierto? —se decían entre ellos—. Por supuesto que sí. ¿Qué más podría…?” Lo decían a sus espaldas; y el susurro de la seda y el raso detrás de las persianas cerradas bajo el sol de la tarde de domingo conforme sonaba el rápido clop-clop-clop de los caballos: “Pobre Emily.” Ella llevaba la frente muy en alto —incluso cuando creíamos que había caído. Era como si demandara más que nunca el reconocimiento de su dignidad como la última Grierson; como si ese toque de desenfado reafirmara su impenetrabilidad. Como cuando compró el veneno para ratas, el arsénico. Eso sucedió un año después de que comenzaran a decir “Pobre Emily”, durante la visita de sus dos primas. “Quiero un veneno”, dijo al droguero. Entonces ya rebasaba los treinta, era aún una mujer delgada, aunque más delgada de lo normal, con ojos negros, fríos y arrogantes, en una cara con la piel estirada sobre las sienes y alrededor de los ojos, como uno imaginaría que debe verse la cara de un guardafaros. “Quiero un veneno”, dijo. “Sí, señorita Emily. ¿De qué tipo? ¿Para ratas y cosas por el estilo? Le recomiendo…” “Quiero el mejor que tenga. No me importa de qué tipo sea.” El droguero mencionó varios. “Matarían hasta a un elefante. Pero lo que quiere es…” “Arsénico —dijo la señorita Emily—. ¿Ése es bueno?” “¿Arsénico?… Sí, señora. Pero lo que usted quiere…” “Quiero arsénico.” El droguero bajó la mirada. Ella lo miró, muy erguida, con el rostro como una bandera tirante. “Bueno, por supuesto —dijo el droguero—. Si eso es lo que desea. Pero la ley exige que diga para qué va a usarlo.” La señorita Emily sólo lo miró, con la cabeza inclinada hacia atrás para verlo a los ojos, hasta que él desvió la mirada, fue por el arsénico y lo envolvió. El repartidor, un niño negro, le llevó el paquete; el droguero no volvió. Cuando ella abrió el paquete en su casa, estaba escrito sobre la caja, debajo del símbolo de la calavera y los huesos cruzados: “Para ratas.” 4. Así que al día siguiente todos dijimos “Va a suicidarse”; y pensábamos que era lo mejor que podía hacer. Cuando se le había comenzado a ver con Homer Barron, habíamos dicho “Se casará con él”. Luego dijimos “Todavía puede convencerlo”, porque el mismo Homer había puntualizado que él no era para casarse, le gustaba alternar con hombres y se sabía que bebía con los jóvenes en el Club de Elk. Después dijimos “Pobre Emily” detrás de las persianas, cuando pasaban por la tarde de domingo en el brillante coche, la señorita Emily con la frente en alto y Homer Barron con el sombrero ladeado y un puro entre los dientes, tomando las riendas y el látigo entre sus guantes amarillos. Luego algunas damas comenzaron a decir que era una desgracia para el pueblo y un mal ejemplo para los jóvenes. Los hombres no querían intervenir, pero finalmente las damas forzaron al pastor de la iglesia bautista —la familia de la señorita Emily pertenecía a la iglesia episcopal— a que hablara con ella. Él nunca habría de decir qué pasó durante la entrevista, pero se negó a regresar. Al domingo siguiente ellos pasaron de nuevo por las calles y el lunes la esposa del ministro le escribió a los parientes de la señorita Emily en Alabama. De modo que de nuevo tenía parientes bajo su techo y nosotros esperamos para ver los acontecimientos. Al principio no sucedió nada. Luego estábamos seguros de que se casarían. Nos enteramos de que la señorita Emily había ido con el joyero y le había pedido un juego de tocador de plata para hombre, con las letras H.B. grabadas en cada pieza. Dos días después nos enteramos de que había comprado un juego completo de ropa de hombre, incluyendo un

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camisón para dormir. Entonces dijimos “Están casados”. De verdad estábamos contentos. Lo estábamos porque las dos primas eran aún más Grierson de lo que la señorita Emily había sido. De modo que no nos sorprendió que Homer Barron se fuera —las obras en las calles habían terminado desde hacía algún tiempo. Nos desilusionó un poco que no hubiera una despedida pública, pero creíamos que él se había ido para preparar la llegada de la señorita Emily, o para darle la oportunidad de deshacerse de sus primas. (Para entonces ya era una conspiración y todos éramos aliados de la señorita Emily para ayudar a ahuyentar a las primas.) Efectivamente, después de una semana partieron. Y, como todos esperábamos, tres días después Homer Barron volvió al pueblo. Una vecina vio al negro recibiéndolo por la puerta de la cocina en la penumbra una noche. Ésa fue la última vez que vimos a Homer Barron. También a la señorita Emily, por algún tiempo. El negro entraba y salía con la canasta del mercado, pero la puerta principal seguía cerrada. De vez en cuando la veíamos en la ventana por un momento, como cuando la vieron los hombres que esparcieron la cal, pero durante casi seis meses ella no se apareció en la calle. Entonces supimos que también esto era de esperarse; como si la personalidad de su padre, que había frustrado su vida de mujer tantas veces, hubiera sido demasiado virulenta y furiosa como para morir. Cuando volvimos a verla, había engordado y su cabello se estaba volviendo gris. Con los años se tornó gradualmente más gris hasta que llegó a ser de un gris acerado, entrecano parejo, y así permaneció. El día de su muerte a los setenta y cuatro años seguía siendo el mismo brioso gris acerado, como el cabello de un hombre activo. A partir de entonces la puesta principal de su casa permaneció cerrada, excepto por un periodo de seis o siete años, cuando ella tenía alrededor de cuarenta años, durante el cual dio clases de pintura en porcelana. Acondicionó una de las habitaciones a manera de estudio en la planta baja y allí le enviaban a las hijas y nietas de los coetáneos del coronel Sartoris, con la misma regularidad y el mismo espíritu con que las mandaban a la iglesia los domingos, con una moneda de veinticinco centavos para la canastilla de la limosna. Para entonces ya le habían condonado el pago de impuestos. Entonces la nueva generación se volvió la columna vertebral y el alma del pueblo, las alumnas de pintura crecieron, se fueron y no enviaron a sus hijas con cajas de colores y tediosos pinceles e imágenes recortadas de las revistas para damas a la casa de la señorita Emily. La puerta principal se cerró por última vez detrás de la última alumna y permaneció cerrada para siempre. Cuando el pueblo tuvo correo gratuito, únicamente la señorita Emily se negó a dejarlos poner los números metálicos sobre su puerta y a instalar un buzón. Ella no los escuchaba. Día con día, mes con mes, año con año, vimos al negro encanecer y encorvarse, entrando y saliendo con la canasta del mercado. Cada diciembre enviábamos a la señorita Emily una notificación para que pagara sus impuestos, notificación que regresaría por correo una semana después, sin haber sido abierta. De vez en cuando la veíamos en una de las ventanas de la planta baja —evidentemente, había cerrado el piso superior de la casa— como el torso tallado de un ídolo en un nicho, sin que supiéramos si nos veía o no. Así siguió de generación en generación —cercana, ineludible, impenetrable, impasible y perversa. Y así murió. Se enfermó en la casa llena de polvo y de sombras, con sólo el negro senil para atenderla. Ni siquiera nos enteramos de que estaba enferma; hacía mucho que habíamos dejado de intentar obtener información del negro. Él no hablaba con nadie, quizás ni siquiera con ella, ya que su voz se había vuelto áspera y oxidada, como por el desuso. Ella murió en una habitación de la planta baja, en una pesada cama de nogal con cortina, su cabeza gris apoyada en una almohada amarillenta y mohosa por el tiempo y la falta de luz del sol. 5. El negro recibió a las damas en la puerta principal, con sus cuchicheos silbantes y sus miradas furtivas y curiosas, y luego desapareció. Atravesó la casa, salió por la parte trasera y nadie volvió a verlo. Las dos primas vinieron en seguida. Ellas organizaron el funeral al segundo día y recibieron al pueblo que venía a ver a la señorita Emily bajo un ramo de flores compradas, con la cara al

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carbón de su padre meditando profundamente por encima del ataúd, las damas repugnantes susurrando y los muy ancianos —algunos con sus uniformes de la Confederación recién cepillados— en el porche y el césped, hablando de la señorita Emily como si hubiera sido contemporánea suya, creyendo que habían bailado con ella y que quizás hasta la habían cortejado, confundiendo el tiempo y su progresión matemática, como le pasa a los ancianos, para quienes el pasado no es un camino que se estrecha, sino un vasto campo al que el invierno nunca toca, separado de ellos por el estrecho cuello de botella de la década más reciente. Ya sabíamos que había una habitación en el piso de arriba que nadie había visto en cuarenta años, cuya puerta debería forzarse. Esperaron, sin embargo, hasta que la señorita Emily estuviera decentemente bajo tierra antes de abrirla. La violencia al romper la puerta pareció llenar la habitación con un polvillo penetrante. Un paño delgado como el de la tumba cubría toda la habitación que es taba adornada y amueblada como para unas nupcias: sobre las cenefas de color rosa desvaído, sobre las luces rosas, sobre el tocador, sobre los delicados adornos de cristal y sobre los artículos de tocador de hombre, cubiertos con plata deslustrada, tan deslustrada que las letras estaban oscurecidas. Entre ellos estaba un cuello y una corbata, como si alguien se los acabara de quitar; al levantarlos, dejaron sobre la superficie una pálida medialuna entre el polvo. Sobre una silla estaba colgado el traje, cuidadosamente doblado; debajo de éste, los mudos zapatos y los calcetines tirados a un lado. El hombre yacía en la cama. Durante un largo rato nos quedamos parados ahí, contemplando aquella sonrisa profunda y descarnada. Parecía que el cuerpo había estado alguna vez en la posición de un abrazo, pero ahora el largo sueño que sobrevive al amor, que conquista incluso los gestos del amor, le había sido infiel. Lo que quedaba de él, podrido bajo lo que quedaba del camisón, se había vuelto inseparable de la cama en la que yacía, y la cubierta uniforme del paciente y eterno polvo cubría el cuerpo y la almohada a su lado. Entonces nos dimos cuenta de que en la segunda almohada estaba la marca de una cabeza. Uno de nosotros levantó algo de ella e, inclinándonos hacia delante, con el débil e invisible polvo seco y acre en la nariz, encontramos un largo mechón de cabello color gris acerado.

William Faulkner

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Capítulo V.

EL SENTIDO DEL GUSTO

El Mundo es una gran olla, el corazón la cuchara. Según como remuevas, te saldrá la comida”. Aforismo zen.

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EL GUSTO “Dime qué comes y te diré quién eres” Brillat-Savarin, “Fisiología del Gusto” 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10.

EL SENTIDO DEL GUSTO MESA Y MANTEL LOS POETAS TAMBIÉN COMEN LOS CLÁSICOS LOS CUENTOS TRADICIONALES O MARAVILLOSOS LOS SABORES DE LA NIÑEZ LOS MANJARES PECADORES COMER EN EL CIELO COMER EN EL INFIERNO LOS PACIENTES ALQUIMISTAS

El más débil de los sentidos, a decir de algunos clásicos y uno de los más alabados últimamente, sobre todo desde que la nueva cocina, el saber comerque no el mero hecho de alimentarse- ha convertido a los cocineros en restauradores, en maestros de obras de arte que nos conquistan el estómago, los ojos, y la nariz a la vez que nos destrozan el bolsillo sin pasar por los excesos de la gula, muy al contrario, el arte, ahora consiste en la escasez bien administrada; en la conquista del sabor por encima de la cantidad, en la sorpresa con la firma de los grandes, en una palabra: en el placer refinado que pone a todos nuestros sentidos alerta ante un ofrenda delicada, picante, con sentido del humor o con sabores llenos de evocaciones de lugares que nunca hemos visitado, pero perfectamente reconocibles gracias a la buena retórica del maitre, quién, sin tratar de parecer pedante, te pone en antecedentes de aquella pequeña composición que tienes delante y a quién tú escuchas reverentemente esperando que desaparezca para poder destrozar la obrita de arte sin la menor piedad del artista. Pero, hablemos del gusto en su sentido fisiológico.¿Cuál es el complejo mecanismo que nos hace disfrutar de la comida?

1. EL SENTIDO DEL GUSTO “Nadie puede ser sensato con el estómago vacío.” George Elliot. El gusto consiste en saber registrar el sabor e identificar las diferentes sustancias que son disueltas por medio de la saliva en un proceso químico que produce el llamado bolo alimenticio. En el acto de llevarnos un alimento a la boca, nosotros somos capaces de identificar, no sólo los sabores dulce, salado, agrio y amargo, sino también apreciar su textura y su temperatura. El olfato es un aliado imprescindible para que el gusto funcione a la perfección y así poder enviar al cerebro los sabores y las sensaciones que nos - 132 -

proporcionan placer o disgusto. De hecho, el olfato percibe antes que el gusto el tipo de alimento que vamos a ingerir; así cuando estamos constipados y nuestra nariz no funciona a la perfección, los alimentos nos parecen insípidos, faltos de sabor. En el complejo mecanismo que convierte los sabores en placer o disgusto intervienen muchos elementos y fases; en primer lugar, los órganos propios de la degustación: la nariz, la boca y la lengua que serán los encargados de transmitir el sabor a un lugar de nuestro cerebro denominado centro gustativo; además, en nuestra lengua se encuentran las papilas gustativas que son las que trabajan para reconocer de manera inmediata los sabores primarios tan pronto como los ingerimos. En nuestra lengua hay miles de papilas gustativas funcionando para reconocer las combinaciones de sabores ayudadas por la saliva, un líquido ligeramente alcalino secretado por las glándulas salivares cuya función es ablandar la comida y favorecer la digestión. Y los dientes juegan el imprescindible papel de cortar, triturar, desgarrar y masticar. Como ya dijimos, el gusto, en realidad, el sabor, resulta de la interacción de los sentidos del gusto y del olfato. Pero, además, hay más sensaciones que nos proporciona la comida: la textura, el sabor fuerte de una hierba como la menta, la efervescencia de las bebidas espumosas. A esto hay que añadir que la vista, la presentación de la comida tiene un lugar primordial cuando vamos a comer. Aunque los niños al nacer ya son capaces de percibir una gran variedad de sabores, a medida que pasa el tiempo el gusto cambia y, al igual que con el resto de los sentidos, la capacidad de saborear plenamente también disminuye con la edad avanzada y ello puede provocar una disminución del apetito que puede dar lugar a graves consecuencias si se descuida una alimentación sana y completa. También el sentido del gusto sufre de alteraciones que no han merecido la atención de la comunidad médica, no así las enfermedades que pueden afectar a este sentido como la estomatitis y sus múltiples manifestaciones de mayor o menor gravedad, la glositis o la inflamación de la lengua y otras enfermedades menos comunes pero, que si no se tratan pueden llegar a alterar nuestra salud de manera considerable. Médicos y restauradores parecen coincidir en el hecho de relacionar comida con buena salud. Y así, hoy en día hay un abandono de las comidas pantagruélicas y ricas en grasas que son sustituidas por platos sanos pero no menos sabrosos. Pero dejemos las aportaciones de la nueva cocina para más adelante.

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2. MESA Y MANTEL ”Mis gustos son aristocráticos; mis acciones, democráticas” Víctor Hugo No existe un buen festín si no está todo dispuesto para agradar todos nuestros sentidos. El comer por comer es gula, que no gustar ni saborear. Así que, preparemos la mesa y el mantel y dispongámonos a recibir a nuestros invitados. Desde los tiempos más remotos en los que existen manuales o libros de cocina, en ninguno de ellos se omite el arte de saber agradar; una mesa amplia y cómoda, un mantel limpio y, en algunos casos lujoso; vajilla, cristalería y cubertería componen la escenografía perfecta para representar la ceremonia de la degustación. Un buen anfitrión o anfitriona no deben descuidar ningún detalle, aún en los tiempos que corren en los que la falta de tiempo parecen estar en contra de la búsqueda de la sofisticación un verdadero arsenal de elementos fáciles de usar y limpiar compuesto por sencillos manteles, servilletas de papel de colores combinados, vasos de caprichosas formas, detalles para la mesa e invitados, se muestran en tiendas especializadas en la buena mesa y la buena presentación. Así, la vista el olfato y el oído- nunca falta una buena música en una cena de amigos- se alían para ofrecerle al invitado momentos previos que serán como un cortejo para llegar en condiciones inmejorables a la buena mesa. Aunque las normas para ser un buen anfitrión y un buen invitado parece que las sabemos todos desde siempre, casi sin darnos cuenta y sin que nadie nos las hubiera enseñado, sin embargo, varios autores han escrito sobre ellas; de comportarse con las convenciones adecuadas depende el éxito de la reunión, casi tanto o más que de los buenos manjares. Naturalmente, las formas de relación han cambiado con los tiempos, ahora somos menos barrocos, menos formales en nuestros encuentros sociales, y han quedado para ocasiones muy restringidas y especiales las rígidas reglas que presidían un banquete. Brillat-Savarin, en Fisiología del gusto, escribió unas recomendaciones para ser un buen anfitrión, claro que corría el año de 1825. Prestemos atención por si todavía podemos aprender algo. Nuestro insigne cocinero nos recomendaba lo siguiente: o

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Que el número de invitados no exceda de doce, a fin de que la conversación pueda ser constantemente general .Hoy en día, el número trece sigue sin ser una buena idea en las mesas. Que sean elegidos de tal manera que tenga ocupaciones variadas, sus gustos parecidos y que tengan puntos de contacto que no les obliguen al recurso de la formalidad odiosa de las presentaciones. Esta última una buena idea que se podía recuperar para no tener que soportar cenas de negocios o de compromiso en las que unos pocos conocen a unos cuantos y el resto no conoce a nadie. Que el comedor esté bien iluminado, los cubiertos muy limpios y la temperatura sea de trece a dieciséis grados. En nuestras casa ponemos la temperatura más alta, quizás entonces los complicados ropajes compensaban la falta de temperatura ambiente.

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Que los hombres estén llenos de un buen espíritu y las mujeres sean amables sin llegar a ser excesivamente coquetas. Que los alimentos hayan sido elegidos con gran cuidado y exquisitez, pero en cantidad restringida; los vinos de primera calidad y cada uno con la graduación adecuada. Que la progresión, para los primeros platos vaya de los más sustanciosos a los más ligeros; y para los segundos de los más simples a los más complicados. Que el café esté hirviendo y los licores sean de una calidad digna de los grandes maestros. Que el salón que debe recibir a los invitados sea de gran amplitud para permitir organizar algún juego a aquellos que lo deseen. En este punto nos paramos para mostrar nuestra envidia: pocas casas de hoy en día tienen el espacio adecuado para organizar juegos, a no ser que hablemos de la play-station. Que los huéspedes estén entretenidos por el placer de estar en sociedad y esperanzados por que la velada no trascurra sin prometer placeres ulteriores. En ocasiones esta esperanza todavía se mantiene.

Brillat-Savarin Y todavía continua Brillat-Savarin dando consejos a sus coetáneos para ser el perfecto anfitrión. Nosotros dejamos aquí sus consejos pues ya nos hemos hecho una idea, no estamos seguros de poder cumplir todas las disposiciones pero, las cosas no parece que hayan cambado demasiado si de satisfacer a nuestros amigos y a nosotros mismos se trata. Mucho más tarde, el escritor Julio Camba, en su libro La casa de Lúculo nos proporciona las Normas del perfecto invitado, que aunque menos completas y exigentes, completan el círculo propuesto por Brillat-Savarin para que todo salga perfecto, si bien, en este caso, el sentido del humor y la ironía le dan un tono de exageración e incredulidad a las proposiciones del escritor. Veamos cuales son esas normas: Cuando aparezca en la mesa un plato notoriamente inferior a todos los otros, elógiese sin reservas. Indudablemente, ese plato es obra de la dueña de la casa. Desde luego esta es una llamada de atención a un invitado despistado o poco sutil que no repara en decir la verdad sobre un plato cuando nadie se la pide, y lo que es peor, nadie- y menos el autor o autora del plato- se lo va a agradecer. No se lleve usted nunca, durante la comida, el cuchillo a la boca y reserve para mejor ocasión sus habilidades de tragasables. Todos tenemos conocidos que con el cuchillo que pelan la fruta y con una habilidad extraordinaria pinchan el pedacito que han cortado y se lo llevan a la boca haciendo caso omiso al tenedor que se les ha puesto en el lado izquierdo. No diga usted jamás “¡Qué sopa tan rica! Es la mejor sopa que he oído en mi vida”, aludiendo de este modo al faccioso al ruido con el que la toma su vecino de mesa. Tampoco debe usted, en ningún caso, colaborar con el vecino y tomar parte en el concierto. En el restaurante tenga usted siempre un rasgo compensador. Lance generosamente un duro sobre la bandeja del guardarropa y no retire nunca más de cinco pesetas. ¡Felices tiempos los de la propina de cinco pesetas!.

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El agua del aguamanil, con su rajita flotante de limón, es para limpiarse los dedos. No vaya usted a confundirla con una taza de té a la rusa y se vea usted obligado a beberla por cortesía. De sobra se conocen jocosas anécdotas del comportamiento de ciertos comensales que, por no actuar con naturalidad y no atreverse a preguntar han comido o bebido algo que no eran ni para lo uno ni para lo otro.

Julio Camba Algunos consejos más da Julio Camba pero hemos considerado que con éstos y con un poco de sentido común y mucho más de humor, podremos triunfar como anfitriones y como invitados.

 Ya que hemos visto como dos insignes escritores en el campo de la cocina y de la literatura nos enseñan a comportarnos en la mesa, vamos a proponer la elaboración de instrucciones para añadir más sugerencias en forma de instrucciones y así, quién sabe, añadir novedosas formas de relacionarnos alrededor de la comida. Para hacer esta actividad se ha tomado como modelo el estilo del extrañamiento imitando a Julio Cortázar en su libro Historias de Cronopios y famas y que consiste en contar como se realiza una acción cotidiana como si fuera la primera vez que nos diéramos cuenta que esta actividad hay que explicarla. Un ejemplo de este tipo de relato es este fragmento de Instrucciones para subir una escalera. ( )...Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón....

Veamos cuál es el proceso. 1. Hacemos un Torbellino de Ideas (T.I.) sobre acciones, hechos y sucesos que pueden ocurrir en una comida o una cena en una casa. Ejemplo:

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UTENSILIOS Vajillas Mantel Utensilios cocina

PLATOS Número Elección Aperitivos Postres…

AMBIENTE Música Iluminación Adornos en La mesa

COMIDA O CENA EN CASA

INVITADOS Número Cómo colocarlos

2. Ahora escribimos un texto o pequeños textos en los que daremos instrucciones al estilo de Cortázar, Julio Camba o Brillat-Savarin en los que elegiremos el tono de humor, de corrección en la mesa o el carácter surrealista que define a Cortázar como por ejemplo Instrucciones para beber. T.I. Beber, agua, vaso, copa, jarra, grifo, botella, fuente, vino, boca, tragar, alzar, cerrar, abrir, respirar, tener sed, dejar, masticar, derramar, comprobar, saciar... Si en algún momento del día usted tiene sed, no tiene más que buscar un grifo, una botella o una fuente. Si opta usted por el grifo, al operación se complica pues necesitará una jarra para verter allí el agua. Hecha la elección, no vacile; tome con decisión la jarra en su mano izquierda (si es usted zurdo, use la mano contraria) y, con un movimiento giratorio, abra usted el grifo, teniendo en cuenta que su muñeca no debe sufrir demasiado como consecuencia de esta acción. Luego, coloque la jarra bajo el chorro abundante de agua fría- cerciórese usted de que ha accionado el mecanismo del agua fría- . Cuando tenga la cantidad de agua necesaria, retire la jarra de debajo del chorro y cierre el grifo, procurando que estos dos movimientos sean muy coordinados y rápidos. Diríjase con la jarra al lugar donde ha dejado el vaso; alce la jarra unos veinte centímetros por encima del vaso y vierta el agua en él. Luego, deje la jarra encima de la mesa, alce el vaso a la altura de su boca, introduzca el vaso entre sus labios y beba el agua. Tenga cuidado, no trate de masticarla, de hacerlo así, el agua se derramaría por las comisuras de sus labios; debe tragarla directamente.

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Finalmente, compruebe que ya ha saciado su sed; si no es así, repita este último paso tantas veces como sea necesario.

Cortázar

3. LOS POETAS TAMBIÉN COMEN “Si como soy como soy” Carlos Edmundo de Ory” El gusto por los alimentos, el placer que proporciona una buena comida, la sencillez de una barra de pan han sido escritas en poesía en todos los tonos y en todos los tiempos. También el sabor que evoca un momento de amor, el gusto de la persona amada o una tarde que pasa ante nosotros y que el escritor paladea como si fuera un suculento plato o un recuerdo amargo que vuelve una y otra vez a nuestro paladar, todo nos hace recordar que nuestro cuerpo es la razón suprema como bien decía Nietzsche y es en él donde quedan las huellas de nuestra vida. El recuerdo de una tarde Ángel González la titula Meriendo algunas tardes. Meriendo algunas tardes Meriendo algunas tardes: No todas tienen pulpa comestible. Si estoy junto a la mar Muerdo primero los acantilados, Luego las nubes cárdenas y el cielo -escupo las gaviotasy para postre dejo los bañistas jugando la pelota y despeinados. Si estoy en la ciudad Meriendo tarde a secas: Mastico lentamente los minutos -tras haberles quitado las espinasy cuando se me acaban me voy rumiando sombras, rememorando el tiempo devorado con un acre sabor a nada en la garganta.

Ángel González, La promoción poética de los 50. Col Austral Espasa Calpe. Madrid 2000

En este poema, toda un alarde de una evocación a través del sabor de una vida que, al final, deja un gusto acre, el autor literalmente come, mastica, rumia y muerde el recuerdo imborrable de una vida que ya está en el atardecer en un ejercicio lúcido y crítico de la experiencia personal con un lenguaje sin adornos, simple y asequible. - 138 -

 Ahora imitaremos a Ángel González: Hay un verso que enuncia lo que hace el poeta: Verbo en 1ª persona + complemento de tiempo Meriendo algunas tardes... Después tenemos una oración condicional Si estoy junto a la mar.. y después toda una serie de acciones propias de la comida: muerdo, escupo.. De nuevo se repite la estructura: Si estoy en la ciudad... y un conjunto de acciones: masticar, rumiar, devorar...así hasta acabar con un verso de cierre. Pongámonos a escribir el poema. Hacemos un T.I. con los elementos siguientes: Primero buscaremos el momento de la comida: El desayuno, la comida, la merienda o la cena, según queramos describir el comienzo de nuestra vida, nuestra edad juvenil o la madurez. Luego, buscamos los lugares que queremos evocar: nuestra casa, la montaña, la ciudad... Nuestros recuerdos, buenos y malos, las vivencias que tenemos de aquellos momentos, los objetos, las personas, las sensaciones... Seleccionamos los verbos que tengan que ver con las acciones que queremos describir: tragar, masticar, morder..Y pongámonos manos a la obra. Ángel González escribió este bellísimo poema como una metáfora del paso de la vida. Pero hay otros poetas que hicieron alusión a la comida de modo directo para contarnos una historia de dos, una historia de amor en el que la complementariedad de dos personas está escrita en términos directamente referidos a la comida. La costarricense Ana Istarú escribió este texto: : Y colgaríamos naranjas en cada nube Si yo fuera azúcar Y tú fueras almohada, Si yo fuera pan Y tú amor escarchado en la nevera, Si fuéramos La ranura blanca De una puerta que se abre en la oscuridad, Las luciérnagas que brotan De las latas de conserva, Si fueras mi bolsillo Y yo un puño de moras recién cortadas, ¡cómo se enredaría la brisa alrededor nuestro par formar una canción inmensa de burbujas celestes y amarillas enmarcando la extensión antigua de las ventanas!

Ana Istaru: La estación de la fiebre y otros amaneceres.

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 Podemos intentar escribir un poema parecido a éste. Es una sucesión de oraciones condicionales en las que los pronombres yo y tú se van alternando en los versos para concluir en un verso en primera persona del plural Este es un ejemplo. Si yo fuera un helado Y tú fueras chocolate caliente… Si yo fuera fruta fresca Y tú el azúcar que la cubre… Si fuéramos Alimento el uno del otro… El hambre no tendría nombre. El amor, el contacto físico del acto amoroso, el beso tienen sabor dulce como así lo canta Javier Marín Cevallos, en un poema muy corto y esclarecedor en el que el beso dulce es comparado con el alimento, tan necesario como es la comida para un animal; en este caso, la hierba para un búfalo. La vida de las abejas Ella robaba azucarillos en las cafeterías y salía radiante Poniéndose el azúcar en la lengua Para que yo acudiera a besarla (como un búfalo en extinción acude al olor de la hierba)

Javier Marín Cevallos. Bufes, vida mía De la escritora argentina Olga Orozco hemos seleccionado el poema Señora tomando sopa, un hermoso e inquietante texto, sugeridor de durísimas experiencias a través de imágenes de gran eficacia, metáforas de la aceptación o de la renuncia cuyo pretexto es un plato de sopa que hay que aceptar porque no hay otra salida. Señora tomando sopa Detrás del vaho blanco está la orden, la invitación o el ruego, Cada una encendido sus señales, Centellando a lo lejos con las con las joyas de la tentación e el rayo del peligro Era una gran ventaja trocar un sorbo hirviente por un reino, Por una pluma azul, por la belleza, por una historia llena de Luciérnagas. Pero la niña terca no quiere traficar con su horrible alimento: Rechaza los sobornos del potaje apretando los dientes. Desde el fondo del plato asciende en remolinos oscuros la condena: Se quedará sin fiesta, sin amor, sin abrigo, Y sola en lo más negro de algún bosque invernal donde aúllan los lobos Y donde no es posible encontrar la salida. - 140 -

Ahora que no hay nadie, Pienso que las cucarachas quizá se hicieron remos para llegar muy Lejos. Se llevaron a todos, tal vez, uno por uno, Hasta el último invierno, hasta la otra orilla. Acaso estén reunidos viendo a la solitaria comensal del olvido, La que traga ese fuego, Esta sopa de arena, esta sopa de abrojos, esta sopa de hormigas, Nada más que por puro acatamiento, Para que cada sorbo la proteja con los rigores de la penitencia, Como si fuera tiempo todavía, Como si atrás del humo estuviera la orden, la invitación, el ruego. Olga Orozco. Eclipses y Fulgores .Lumen.1998. Un escritor que ha dedicado un gran número de poemas a alimentos, casi todos ellos sencillos condimentos que forman parte del acompañamiento o de l enriquecimiento del plato principal es Pablo Neruda. En sus Odas elementales, el escritor chileno dedica sus mejores alabanzas a humildes alimentos como el pan, la cebolla, la alcachofa. Oda al pan Pan, Con harina, Agua Y fuego Te levantas. Espeso y leve, Recostado y redondo, Repites El vientre de la madre, Equinoccial Germinación terrestre. Pan, Qué fácil Y qué profundo eres: En la bandeja blanca De la panadería Se alargan tus hileras Como utensilios, platos O papeles, Y de pronto, La ola De la vida, La conjunción del germen Y del fuego, Creces, creces De pronto Como Cintura, boca, senos, Colinas de la tierra, Vidas, Sube el calor, te inunda

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La plenitud, el viento De la fecundidad, Y entonces Se inmoviliza tu color de oro, Y cuando se preñaron Tus pequeños vientres, La cicatriz morena Dejó su quemadura En todo tu dorado Sistema de hemisferios, Ahora, Intacto, Eres Acción de hombre, Milagro repetido Voluntad de la vida.

Pablo Neruda, Odas elementales.



La propuesta ahora es escribir una oda y tomaremos la de Pablo Neruda como ejemplo perfecto para hacer un pequeño homenaje a nuestro alimento favorito, Lo primero que debemos recordar es que una oda es una composición poética en tono solemne de alabanza a alguien o a algo. Para saber escribir un, nada mejor que analizar la estructura de la que hemos puesto de ejemplo: • • • •

Se alaba un alimento, le trata en segunda persona (tú/ usted) Se describe su aspecto. Se describe cómo se cocina. Se describe cómo lo saboreamos y /o cómo nos gusta.

Ahora vamos a analizar un fragmento de la estructura del poema.. En primer lugar fijémonos en los adjetivos aparecen encadenados y que nos sugieren formas, colores, sentimientos y adjetivos de carácter antitético. También prestaremos atención a las metáforas, como la comparación que hace el autor con el cuerpo de la mujer, sus senos que son colinas de la tierra o la cicatriz morena para denominar la hendidura que divide en dos una hogaza o una barra de pan. Veamos la composición de un fragmento del poema: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9.

sustantivo (al que se le dedica la oda) preposición + sustantivo conjunción +sustantivo verbo en 2ª persona Definición: adjetivo + adjetivo. adjetivo + adjetivo. verbo en 2ª persona. sustantivo (comparación) encadenado de metáforas. - 142 -

Ahora vamos a escribir. Procuraremos buscar un alimento que produzca en nosotras un sentimiento ambivalente, por ejemplo la miel. Su excesivo dulzor y su espesa textura puede provocar en nosotros agrado o desagrado dependiendo de nuestra capacidad de saturación de dulce. Una primera aproximación al alimento y, desde luego, al poema sería una exploración completa de la miel. Debemos tener en cuenta: • • • • •

Lo que de la miel vemos. Lo que oímos. Lo que olemos. La sensación que nos produce cuando la saboreamos Los sentimientos y las sensaciones que nos produce. (exploración multisensorial).

Después de esta primera aproximación, buscamos metáforas que nos sirvan para ensalzar lo que tiene de positivo y que nos critique lo que tiene de negativo. Ya tenemos el material – las palabras- con las que confeccionar el poema. Veamos una propuesta: • • • • • • •

Primer verso: Miel Segundo verso: néctar Tercer verso: adjetivo + adjetivo (antitéticos) Cuarto verso: Adjetivo + adjetivo. Del quinto al décimo verso: encadenado de metáforas. Undécimo verso: Un vocativo. Duodécimo : Miel

Para hablar de los poetas comenzamos con una merienda, la de Ángel González, terminaremos con un desayuno de Luis Alberto de Cuenca, un elegante juego de amor cotidiano en la que el poeta hace un recorrido por los hábitos y los gestos que le gustan de la persona a quién ama y que termina con unos versos con humor referidos a la relación del amor y las ganas de comerse a la persona amada. El desayuno Me gusta, cuando dices tonterías, Cuando metes la pata, cuando mientes, Cuando te vas de compras con tu madre Y llego tarde por tu culpa. Me guata más cuando es mi cumpleaños Y me cubres de besos y de tartas, O cuando ere feliz y se te nota, O cuando eres genial con una frase Que lo resume todo, o cuando ríes (tu risa es una ducha en el infierno) o cuando me perdonas un olvido. Pero aún me gustas más, tanto que casi No puedo resistir lo que me gustas

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Cuando, llena de vida te despiertas Y lo primero que haces es decirme: “Tengo un hambre feroz esta mañana, Voy a empezar contigo el desayuno.”

Luis Alberto de Cuenca..

 Tenemos aquí

una composición de estructura repetitiva:

Me gusta + cuando + verbo+ nombre Se pueden hacer poemas con estructuras repetitivas con variedades: diciendo lo que gusta y lo que no gusta de una persona. Para ello, escribimos un T.I. para recordar todas aquellas cosas que nos agradan o nos desagradan, o ambas cosas de una persona y luego escribir un poema con una estructura sintáctica repetitiva para terminar con un verso o dos de ruptura. Y ahora vamos a darle un giro a la poesía. Escritores ha habido que se han servido de la mesa para dar rienda suelta a su sentido del humor. Un ejemplo famoso es el poema del escritor del siglo XVI Baltasar del Alcázar, Cena jocosa, en el que se describe, con todo lujo de detalles el transcurso de una cena copiosa y los sentimientos y sensaciones que cada vianda y cada plato producen en el invitado, todo ello regado con buen vino. Cena jocosa En Jaén, donde resido, Vive don Lope de sosa, Y diréte, Inés, la cosa Más brava dél que has oído, Tenía este caballero Un criado portugués... Pero cenemos, Inés, Si te parece primero. La mesa tenemos puesta; Lo que se ha de cenar, junto; Las tazas y el vino, a punto: Falta comenzar la fiesta. Rebana pan. Bueno está. La ensaladilla es del cielo; Y el salpicón, con su ajuelo, ¿no miras que tufo da? Comienza el vinillo nuevo Y échale la bendición: Yo tengo por devoción De santiguar lo que bebo. Franco fue, Inés, ese toque: Pero arrójame la bota: Vale un florín cada gota Deste vinillo aloque. ¿De que taberna se trajo? Mas ya: de la del cantillo;

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Diez y seis vale el cuartillo; No tiene vino más bajo. Por Nuestro Señor, que es mina La taberna de Alcocer; Grande consuelo es tener La taberna por vecina. Si es o no invención moderna, Vive Dios, que no lo sé; Pero delicada fue La invención de la taberna. Porque allí llego sediento, Pido vino de lo nuevo, Mídenlo, dánmelo, bebo, Págolo y voime contento. Esto, Inés, ello se alaba: No es menester alaballo; Sólo una falta le hallo: Que con la priesa se acaba. La ensalada y salpicón Hizo fin; ¿qué viene ahora? La morcilla. ¡Oh, gran señora, Digna de veneración! ¡Qué oronda viene y qué bella! ¡Qué través y enjundias tiene! Paréceme, Inés, que viene Para que demos en ella. Pues ¡sus!, encójase y entre, Que es algo estrecho el camino. No eches agua, Inés, al vino, No se escandalice el vientre Echa de lo trasaniejo, Porque con más gusto comas: Dios te salve, que así tomas, Como sabia, mi consejo. Mas di: ¿no adoras y precia? La morcilla ilustre y rica? ¡Cómo la traidora pica! Tal debe tener especias. ¡Qué llena está de piñones! Morcilla de cortesanos, Y asada por esas manos, Hechas a cebar cebones. ¡Vive Dios!, que se podía poner al lado del Rey puerco, Inés, a toda ley, que hinche tripa vacía. El corazón me revienta De placer. No sé de ti Cómo te va. Yo, por mí. Sospecho que estás contenta. Alegre estoy, vive Dios. Mas oye un punto sutil; ¿No pusiste allí un candil? ¿Cómo remanecen dos? Pero son preguntas viles; Ya sé lo que puede ser:

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Con este negro beber Se acrecientan los candiles. Probemos lo del pichel. ¡alto licor celestial! No es el aloquillo tal, No tiene que ver con él. ¡qué suavidad! ¡Qué clareza! ¡Qué rancio gusto y olor! ¡Qué paladar! ¡Qué color, todo con tanta fiereza! Mas el queso sale a plaza, La moradilla va entrando, Y ambos vienen preguntando Por el pichel y la taza Prueba el queso, que es extremo, El de Pinto no le iguala; Pues la aceituna no es mala: Bien puede bogar su remo. Pues haz, Inés, lo que sueles: Daca de la bota llena Seis tragos. Hecha la cena; Levántense los manteles. Ya que, Inés, hemos cenado Tan bien y con tanto gusto, Parece que será justo Volver al cuento pasado. Pues sabrás, Inés hermana, Que el portugués cayó enfermo... Las once dan; yo me duermo: Quédese para mañana.

Baltasar del Alcázar (1530-1606) Poesías, edc. De F. Rodríguez Marín, Madrid, 1910, Págs.33 y 78

 Baltasar del Alcázar escribió este larguísimo texto para describir una cena en la que el pretexto de la conversación es contar una historia sobre un caballero que tenía un criado portugués. Nosotros no vamos a pretender tanto, pero podemos intentar aproximarnos a este poema humorístico tratando de imitar al autor. Si examinamos el poema, vemos que se van describiendo todos los elementos que deben acompañar una buena cena: la mesa y su disposición; luego se van sucediendo los platos que son descritos y alabados por su gusto y por su aroma: el salpicón, la morcilla, los vinos y el queso reciben todos alabanzas fervorosas antes de ser devorados. El autor cuenta esta historia en redondillas, un tipo de versificación en versos octosílabos con rima ABBA, en un tono desenfadado y con un lenguaje coloquial. El texto es un monólogo en verso, con un supuesto interlocutor que aparece nominado, su hermana Inés, con quien comparte la cena.. Veamos cómo podríamos hacer un poema parecido. 1. Haz un T.I de comidas que te agraden y que podrían formar parte de una cena, comida o merienda. 2. Busca un comensal con quién compartir la cena - 146 -

3. Decide el orden de los platos que se van a servir. 4. Busca adjetivos y metáforas que se puedan aplicar a los platos y que sirvan para alabarlos . Ej.: La morcilla ilustre y rica; o ¡Oh, gran señora / digna de veneración!. 5. Escribe un texto siguiendo la estructura de la estrofa..  Otra actividad de escritura consistiría en crear un interlocutor para el comensal. Así, podríamos escribir un diálogo teatral, transformando el texto anterior tratando de adivinar cómo le contestaría Inés. Ej.: Para hacer el diálogo tenemos que imaginar como es el interlocutor. ¿Es Inés realmente la hermana del narrador de la cena? ¿Cómo es? ¿Es piadosa, pícara, solícita, inocente? ¿Quiere mucho a su supuesto hermano? ¿A qué se dedica? ¿Por qué le cuenta el autor la cena con tanto detalle? ¿Es glotona, buena cocinera,...? De esta manera iremos haciéndonos una idea de cómo es el personaje con el que vamos a escribir el diálogo. El comensal: Cenemos, pues, cara Inés La mesa tenemos puesta Comencemos ya la fiesta Y te contaré después... Inés: Voy a echar la bendición Aqueste vinillo nuevo Si te parece, primero Antes es la devoción. Comensal: Comencemos, ya es la hora, Ya presiento la emoción, Ante este salpicón, Yo me rindo, mi señora. Inés: ¿Qué decís de la morcilla? ¿Un poco fuerte, quizá? ¿Preferiríais tortilla? No me ocultéis la verdad. Comensal: ¿Después de este salpicón? Quitad, por Dios, Doña Inés La morcilla ¿no lo ves? Pues no tiene parangón. Así pode. os seguir el diálogo sobre esta copiosa cena hasta llegar al final tratando de incluir situaciones divertidas.

4. LOS CLÁSICOS “Comamus, mea Lesbia, atque amemus” Catulo Las menciones a la comida están presentes en la Literatura desde sus comienzos, la buena mesa y la abundancia se muestran como ejemplos de alegría y agasajo; en la Biblia, el episodio de Las Bodas de Canaán se resuelve gracias a la intervención de un Jesús que empieza a ser conocido por sus - 147 -

milagros y que aquí realiza la maravilla de la multiplicación de los panes y los peces. El recorrido de episodios y libros en los que la comida tiene una presencia bien fundamental, bien anecdótica no tendría fin. Recordemos el famoso Satiricón de Petronio cuyo episodio más famoso es El convite de Trimalción, muestra de una elegante y cruda narración de los excesos de la mesa además de otras consideraciones. Sabemos lo que comían los antiguos Griegos gracias a Homero: “......Asomó el trinchador bien en alto sus platos de carne de distintas especies, les puso las copas de oro e invitólos así Menélao, el de rubios cabellos: Poned mano al manjar y gozad a placer...” siempre una buena mesa era lo primero para ser un buen anfitrión. En la Edad Media, se comenzó a hablar de los sentidos pecadores; había una hostilidad manifiesta en los excesos de la carne, por eso no aparecieron tratados sobre ellos puesto que eran los servidores del pecado. La representación dramática que Calderón de la Barca hace sobre los sentidos, éstos aparecen personificados en el Auto El nuevo palacio del Retiro, pero es en Los encantos de la Culpa en donde vemos ejemplos de las expectativas de cada uno de ellos ante la llegada a un mundo desconocido. Así el Gusto habla: Mal habéis deseado todos En no desear y creer Que sea la tierra de Egipto Esta tierra, para que En ella hallemos las ollas Que en ella dejó Moisés Pues no hay en el mundo gusto Sin comer y sin beber. Calderón de la Barca En el siglo XIV el Arcipreste de Hita nos regala los sentidos con El libro del Buen Amor, quien con la excusa de hablar de ellos a aquellos que abusan de su uso hace una auténtica exaltación de los placeres. En lo que al gusto se refiere, la decimotercera dama: la monja Doña Garoza nos ofrece un delicioso texto: Decimotercera dama: La Monja doña Garoza (...) Muchas ricas bebidas les mandan muchas veces; De cidra, de membrillo, licor hecho con nueces, Otro con zanahorias y demás pequeñeces; Unas y otras regalan cada día con creces. Comanda oriental, con el buen tragacante, El diacitrón abbatís, el jengibre excitante, Miel rosada, diantosso y el comino delante Y el licor de las rosas que debí citar antes. Adragea, alfeñique con estomaticón, El clavo, la bebida que anima el corazón; - 148 -

La que a sándalo huele y la que es aguijón De galanes, muy rico, preciosos y noble don. Toda clase de azúcar es allí prodigado; Polvo, terrón y cande y mucho del rosado, Azúcar de violetas y azúcar confitado, Y de tantas maneras que ya he olvidado. Mal se nos pondría no pecar ante la dulzura que hace la boca agua y altera nuestros jugos gástricos con la lectura de este sabrosísimo texto. Como vemos, éste es un poema que rima de cuatro en cuatro versos en los que se describen las cualidades, los colores y las distintas variedades que puede presentar un alimento o un condimento 

Podemos atrevernos con una composición clásica como la anterior 1. Elegimos una serie de alimentos que, o bien procedan de diferentes lugares por su fama o popularidad, o que sean nuestras viandas favoritas. 2. Le adjudicamos adjetivos que sean exactos para definir su sabor o su forma de estar preparados. No debemos usar adjetivos que sean lugares comunes como ácido limón o dulce chocolate . Los tópico son fatales en la escritura 3. Busca en tus recuerdos sensaciones para describir estos alimentos: a lo qué huelo, cómo sabe, qué textura tiene, su aroma y su sabor. 4. Explora los sonidos para buscar la rima, la aliteración y otras recursos que puedan enriquecer tu poema.

Nuestro Don Quijote pasa fatigas para llenar su olla desde el comienzo de la novela, recordemos que “.......Una olla de algo más de vaca que de carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían tres partes de su hacienda”. Hoy en día no podríamos considerar este menú demasiado parco porque la calidad ha sustituido a la cantidad, los banquetes y los menús de nuestros antepasados basaban su éxito en la gran cantidad de alimentos que se disponían sobre la mesa y en eso, nuestro caballero no era muy afortunado. La buena mesa está representada por el episodio de Las bodas de Camacho en las que Sancho queda maravillado ante el espectáculo que se ofrece ante sus ojos: “lo primero que se le ofreció a Sancho fue, espetado en un asador de un olmo entero, un entero novillo y en el fuego donde se había de asar ardía un mediano monte de leña, y seis ollas que alrededor de la hoguera estaban no se habían hecho en la común turquesa de las demás ollas; porque eran seis medias tinajas, que cada una cabía un rastro de carne......” y así va enumerando la gran abundancia de manjares que no podían faltar en tan grande acontecimiento de la época. Y, aunque podríamos seguir disfrutando de sabores y olores a comida por infinidad de los platos que nos ofrecen los clásicos de todas las literaturas, vamos a seguir probando de otros platos que a lo mejor, ya tenemos un poco olvidados o que, simplemente ya no los saboreamos con el mismo placer y fruición de cuando éramos niños. - 149 -

6. LOS SABORES DE LA NIÑEZ “La tarde del tercer día llegaron a una extraña cabaña hecha de pan, con un tejado de bizcocho y ventanas de azúcar brillante.” Hermanos Grimm. Hansel y Gretel Son los recuerdos de nuestra infancia aquellos que perduran de una manera más nítida y llena de emoción que cualquier otra memoria. Están grabados en nuestro cuerpo y son, como bien dijo el poeta, nuestra auténtica patria, el lugar en el que nos reconocemos. La memoria de nuestra niñez es un emocionado cúmulo de ecos que nos traen continuamente sensaciones tan vívidas que no podemos evitar que se conviertan en nuestro lugar de referencia. Los cuentos que nos contaban y que leíamos una y otra vez nos explicaban el mundo; a veces, un mundo maravilloso en el que había mil aventuras y en el que todo acababa bien; las cosas se ajustaban, los buenos triunfaban y los malos recibían su castigo. Pero, el sufrimiento formaba parte de esa conquista de la felicidad y todos los niños dábamos por bien empleados los afanes de los héroes, las muertes aparentes de las princesas y el paso del tiempo que, a veces, era el precio que había que pagar para ser rescatada o para redimir hechos que habían llevado a la ruina a todo un reino por culpa de una mala acción de un mal rey o un insensato caballero. En todos los cuentos – o en la mayoría de ellos- los acontecimientos felices se celebraban con grandes banquetes en los que la abundancia y la exquisitez de las viandas estaban en perfecta proporción con la riqueza de los reinos y el éxito de la historia. “Y seremos felices y comeremos perdices” era el lema final de los cuentos en nuestra lengua. El privilegio de comer perdices era reservado a los nobles y a los poderosos; el hecho de la continua repetición de este deseo o promesa suponía una esperanza para todos aquellos que leían o escuchaban los cuentos y que basaban la dicha futura en un deseo que no era fácil de obtener en aquel tiempo: la felicidad de una vida sin sobresaltos y la comida. Los cuentos no se conformaban con este anhelo final. Hay multitud de ellos que tienen la comida como protagonista e, incluso, la antropofagia: comer tiernos niños además de otros suculentos manjares era una práctica que movía a reyes, ogros y brujas a realizar odiosas acciones que siempre eran resueltas por los héroes salvadores si bien antes nos tenían a todos en vilo ante la cantidad de peligros y obstáculos que tenían que vencer. Veamos algún ejemplo. Los Hermanos Grimm recogieron, entre otros, este cuento llamado Hansel y Gretel en el que un par de niños son seducidos por una bruja que viven en una fantástica casita hecha de dulce y son retenidos en ella con el pretexto de darles refugio y con el malvado fin de engordarlos para luego poder comérselos. Cerca de un bosque, espeso y oscuro, vivían un leñador y sus dos hijos, Hansel y Gretel. La madre había muerto y el leñador volvió a casarse la mujer antipática que no quería a Hansel y Gretel. El padre iba todos los días a cortar 1eña al bosque. Trabajaba con ahínco, pero, por mucho que se esforzaba, no ganaba lo suficiente para alimentar a su familia..

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Una noche, cuando Hansel y Gretel estaban acostados, el leñador dijo a su mujer: Cómo haremos mañana para dar de comer a los niños? No queda apenas nada en la despensa. Pues no les daremos de comer-dijo ella ásperamente-. No tenemos dinero. Son jóvenes y fuertes. No tendrán más remedio que buscarse la comida por su cuenta. Mañana los llevaremos al centro del bosque y volveremos sin ellos. Los dejaremos allí ¡y ya está! El leñador alzó las manos, horrorizado. ¡Abandonar a mis hijos en el bosque!¡Podrían ser devorados por los osos! Ya no tenemos con qué alimentarlos. ¡Que se vayan! -dijo su ;mujer con desprecio. El leñador intentó convencerla. cuando ella se enfadaba, él temblaba de miedo, así que al final accedió a su plan. Los niños, que se habían despertado al oír la discusión, escucharon los proyectos de su madrastra para abandonarlos en el bosque. Gretel se puso a llorar. Pero Hansel susurró: -No te preocupes. Yo también tengo un plan. Esa misma noche, cuando todo el mundo dormía, Hansel bajó sigilosamente por la escalera de la casa, abrió sin hacer ruido la puerta de la cocina y salió al jardín. Allí, sobre el fondo oscuro de los parterres, centenares de guijarros blancos Resplandecían a la luz de la luna. Hansel llenó rápidamente los bolsillos con guijarros y volvió a la cama silenciosamente. Por la mañana, su madrastra los llamó: -¡Hansel! ¡Gretel!. ¿Qué os parece si fuéramos hoy al bosque? Vosotros podríais jugar mientras yo ayudo a vuestro padre a cortar leña. ¿No os gustaría? Hansel y Gretel no contestaron, y echaron a andar detrás de sus padres hacia el interior del bosque. -Espabila, Hansel- gritó la madrastra- ¿Por qué vas tan despacio? Pero Hansel seguía retrasándose y cada vez que su madrastra le volvía la espalda, él dejaba caer al suelo uno de los guijarros blancos. Finalmente, después de dar muchas vueltas y revueltas entre los árboles, los padres se detuvieron y la madrastra les dijo fingiendo compasión: -Pobrecitos niños, debéis estar cansados de tanto andar. Sentaos y descansad. Aquí tenéis un poco de pan para almorzar. Ahora, esperad aquí hasta que vengamos a recogeros. Los niños comieron el pan y después de jugar un rato se quedaron dormidos al pie de un árbol. Cuando despertaron era ya casi de noche y seguían solos. -Nos han abandonado-sollozaba Gretel- Ahora nunca volveremos a encontrar el camino de casa ¡Nos devorarán los osos!

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Pero Hansel señaló la fila de guijarros que brillaban a la luz de la luna. Tomó a Gretel de la mano y siguieron la pista de las piedras blancas hasta su casa. Cuando llamaron a la puerta, su padre abrió y al verlos los abrazó una y mil veces. Estaba encantado de que la cruel estratagema de su mujer no hubiera dado resultado. Pero la madrastra los miró con rabia y los mandó a la cama. -Esto no les servirá de nada- dijo el leñador-. Mañana tenemos que perderlos en el bosque y aseguramos de que no vuelven a encontrar el camino de casa. Los niños no se habían dormido aún y oyeron las malévolas palabras de su madrastra. Hansel se quedó tranquilamente acostado hasta que todo el mundo estuvo dormido, y entonces bajó sin hacer ruido para recoger más guijarros. ¡Pero la puerta estaba cerrada a cal y canto! ¡Pobre Hansel! Volvió a la cama y permaneció despierto, pensando qué podría hacer. -¡Vamos!-gritó su madrastra a la mañana siguiente- Pasaremos de nuevo el día en el bosque. ¡Hansel, lleva el pan par el almuerzo! Al igual que la vez anterior, Hansel caminaba detrás de los demás. Y cuando sus padres no le miraban, desmigajaba pedacitos de pan y los dejaba caer. -¡Avanza, Hansel!- gritaba su madrastra-¿Por qué tardas tanto?. Después de mucho caminar, llegaron al centro del bosque. -Ahora quedaos sentados y comed vuestro pan mientras cortamos leña. Les había cansado tanto la larga caminata que pronto cayeron dormidos. Cuando despertaron, ya había oscurecido y estaban solos. Pero esta vez Gretel no lloró. ¿Dónde está la pista, Hansel?-preguntó- ¿Cómo señalaste el camino esta vez?. -¡Con migas de pan!- contestó el hermano. -Pero ¿dónde están? No veo ninguna. Buscaron y buscaron, pero no hallaron ni una sola de las migajas que Hansel había dejado caer.¡Los pájaros se las había comido todas! En el centro del oscuro bosque, Hansel y Gretel se abrazaron. Pronto el suelo del bosque se cubrió de escarcha. Se arrimaron al pie de un árbol como protegiéndose del intenso frío y los pájaros, apesadumbrados, los miraban desde las ramas. “¡ Nos hemos comido la pista de migas de pan!”, cantaban tristemente. “¡No lo sabíamos! ¡Y ahora no pueden volver a su casa por nuestra culpa!” Entonces, los pajarillos empezaron a picotear los pecíolos de las hojas y éstas caían sobre los cuerpos de los niños formando un manto que les protegió del frío. Por la mañana, Hansel y Gretel caminaron por el bosque hasta llegar a un claro. Con ojos atónitos descubrieron allí una magnífica casa, construida con deliciosas golosinas. Los muros eran de mazapán, las ventanas de azúcar y el tejado de chocolate.

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Estaban tan hambrientos que se precipitaron hacia la casa y se pusieron mordisquear las tejas de chocolate y ventanas de azúcar. En aquel instante una vieja salió cojeando del interior de la casa, regañándoles: -Dejad de comer mi casa, niños. Si tenéis apetito os daré bizcochos y tarta. Entraron en la dulce mansión y los niños dijeron que se habían perdido y no encontraban el camino para volver a casa. Antes de que pudiesen terminar, la vieja puso delante de ellos tartas humeantes que rezumaban almíbar y nata azucarada. -¡Muchísimas gracias! -dijo Hansel al final, mientras se limpiaba la boca-. ¿Puedo lavar sus platos, señora? -No, niño -dijo la vieja-. Pero si quieres ayudarme, barre la jaula que en esa esquina. Era una jaula tan grande que Hansel pudo introducirse en ella con la escoba. De repente la puerta se cerró detrás de aquella y la vieja soltó una risotada. -¡Ya te he atrapado! ¡Una bruja, eso que soy, una bruja! ¡Mi casa de mazapán es una trampa! ¿Y a quién atrapo en mi trampa? ¡A niños! ¡Je, je! La bruja obligó a la pobrecita Gretel a ser su sirvienta, y la hacía barrer, fregar y limpiar. Respecto a Hansel tenía otras intenciones. ¡Je, je! Te voy a cebar, muchacho, y cuando estés bien gordito haré contigo un asado. Un día, mientras barría la casa, Gretel se dio cuenta de que la bruja veía muy mal. Cada mañana la vieja se acercaba a la jaula de Hansel y le ordenaba: -Pasa tu dedo a través de los barrotes, muchacho. Y entonces palpaba el dedo de Hansel para comprobar si engordaba. Unos días más tarde Gretel se acercó sigilosamente a la jaula y le susurró un plan a su hermano. Así pues, cuando la bruja le ordenó que pasara su dedo entre los barrotes, él le ofreció un hueso de pollo para que lo palpara. -Demasiado flaco, demasiado flaco- gruñía la vieja- Nunca estarás suficientemente gordo para un buen asado. ¡Tendré que hacer una sopa contigo!. Al día siguiente la vieja bruja dijo a Gretel: Pon a calentar una gran olla de Agua sobre el fogón y aviva el fuego al máximo para cocer a tu hermano. Al cabo de un rato la vieja se acercó al fuego para avivarlo todavía más y Gretel, rápida como el rayo, le dio un empujón que la hizo caer sobre las llamas. Al instante una nube de humo rojo brotó del fuego y Gretel abrió presurosa la jaula de Hansel. -¡Salgamos de este horrible bosque!-gritó ella-. ¡Y no volvamos nunca más! -Espera un segundo- dijo Hansel-. No podemos llegar a casa con las manos vacías. Papá no tiene bastante comida para alimentarnos. Tenemos que llevarle algo. Hicieron un trineo con el tejado de chocolate de la casa. Rompieron los muros de mazapán y los cargaron sobre el trineo, junto con trozos de ventanas de azúcar, de barandillas garrapiñadas y de sillas de caramelo. Después arrastraron el trineo por el bosque hasta hallar el sendero que conducía a su casa.

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Cuando la divisaron, pudieron ver a su padre delante de la puerta. Su mujer había huido con un rico comerciante de maderas y él se sentía muy solo sin sus hijos. Cuando vio a Hansel y Gretel se le inundó el rostro de alegría, los abrazó y los besó. Entonces, llevaron el trineo a la ciudad y vendieron su carga de dulces a todas las familias que allí vivían. Y trajeron tanto dinero a casa que nunca jamás volvieron a pasar hambre.

Hermanos Grimm. Cuentos completos. Ed. Juventud. Barcelona

5. LOS CUENTOS TRADICIONALES O MARAVILLOSOS Los cuentos tradicionales o maravillosos son el patrimonio común de todos y su explotación didáctica es una fuente sin límites para crear nuevas historias, recontarlas, imitarlas y dar a conocer de una manera lúdica la estructura narrativa del cuento. Muchos son los autores que lo han estudiado desde diferentes teorías e interpretaciones, aquí vamos a seguir al estructuralista ruso Vladimir Propp quién estudió la estructura de los cuentos de muchas culturas y tradiciones en sus libros Morfología del cuento (1.928) y Raíces históricas del cuento en los que sienta las raíces del Estructuralismo narrativo En su afán por establecer los rasgos comunes de los cuentos maravillosos define el concepto de función como el elemento nuclear del cuento: “descripción de una acción o lo que hace el personaje” y llega a la conclusión de que el cuento maravilloso es una sucesión invariable de treinta y una funciones que, aunque no todas puedan aparecer en todos los cuentos pero, aquellas que aparecen son constantes en cuanto a su orden y la estructura no se altera. Vladimir Propp. LA ESTRUCTURA DE LOS CUENTOS I. II. III. IV. V. VI. VII. VIII. IX. X.

XI. XII. XIII. XIV. XV. XVI.

Uno de los miembros de la familia se aleja de la casa (alejamiento). Recae sobre el protagonista una prohibición (prohibición). Se transgrede la prohibición. (trasgresión). El agresor intenta obtener noticias (interrogatorio) El agresor recibe informaciones sobre su victima (información). El agresor intenta engañar a su víctima para apoderarse de ella o de sus bienes (engaño) La víctima se deja engañar y ayuda así a su enemigo a su pesar (complicidad) EI agresor daña a uno de los miembros de la familia o le causa perjuicios (fechoría). . Algo le falta a uno de los miembros de la familia; uno de los miembros de la familia tiene ganas de poseer algo (carencia). Se divulga la noticia de la fechoría o de la carencia, se dirigen al héroe con una pregunta o una orden, se le llama o se le hace partir (mediación, momento de transición). EI héroe-buscador acepta o decide actuar (principio de la acción contraria) El héroe se va de su casa (partida). El Héroe sufre una prueba, un cuestionario, un ataque, etc., que le preparan para la recepción de un objeto o de un auxiliar mágico ( primera función del donante.) El héroe reacciona ante las acciones del futuro donante (reacción del héroe) El objeto mágico pasa a disposición del héroe (recepción del objeto mágico) El héroe es transportado, conducido o llevado cerca del lugar donde se halla el objeto de su búsqueda ( desplazamiento en el espacio entre dos reinos, viaje con un guía).

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XVII. XVIII. XIX. XX.

El héroe y su agresor se enfrentan en un combate ( combate) El héroe recibe una marca (marca). El agresor es vencido (victoria). La fechoría inicial es reparada o la creencia colmada (reparación).

XXI. XXII. XXIII.

El héroe regresa (la vuelta) El héroe es perseguido (persecución) El héroe es auxiliado ( socorro)

XXIV. XXV. XXVI. XXVII. XXVIII. XXIX. XXX. XXXI.

El héroe llega de incógnito a su casa o a otra comarca (llegad de incógnito) Un falso héroe reivindica para si pretensiones engañosas (pretensiones engañosas). Se propone al héroe una tarea difícil (tarea difícil) La tarea es realizada (tarea cumplida). El héroe es reconocido (reconocimiento). El falso héroe o el agresor, el malvado, queda desenmascarado (descubrimiento) El héroe recibe una nueva apariencia (transfiguración) El falso héroe o el agresor es castigado (castigo) El héroe se casa y asciende al trono (matrimonio).

XXXII.

 Nuestra propuesta consiste, naturalmente en escribir un cuento en el que la comida tenga un protagonismo de manera directa o indirecta. 1. 2. 3. 4.

Leer el principio de un cuento y ver qué función o funciones aparecen en él Elaborar un cuento que incluya: Las funciones de Propp indicadas en el posterior recuadro. Un elemento o elementos de carácter gastronómico. VIII: Fechoría o VIII-a: carencia. XIV: Recepción del objeto mágico. XIX: Reparación. XXX: Castigo

Roland Barthes, estudioso de la lógica interna del cuento y, naturalmente de V. Propp comenta en su libro El grano de la voz que en la escuela habría que dar a los niños la posibilidad de crear “objetos completos” y que habría que imaginar, casi cada alumno va a escribir un libro y así se plantearía todas las tareas completas para su realización. Queda muy lejos la escuela actual de imaginar siquiera esa posibilidad pero, al menos, demos la oportunidad a los niños de “darse el gusto” de escribir un cuento completo sabiendo manejar las tareas precisas. Muchos autores se han dejado tentar por los sabores en sus cuentos para niños (y mayores) como el maravilloso Roald Dahl quien en Charlie y la fábrica de chocolate consigue que al lector se le haga la boca agua con la narración del deseo de Charlie. ¿Quién se pude resistir a las golosinas del señor Wonka? (…) Y además- continuó el abuelo Joe, hablando ahora muy lentamente para que Charlie no se perdiera ni una sola palabra-, el señor Willy Wonka puede hacer caramelos que saben a violetas, y caramelos que cambian de color cada diez segundos a medida que se van chupando, y pequeños dulces ligeros como una pluma que se derriten deliciosamente en el momento que te los pones en los labios. Puede hacer chicles que no pierden nunca su

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-sabor, y globos de caramelo que puedes hinchar hasta hacerlos enormes antes de reventarlos con un alfiler y comértelos. Y, con una receta más secreta aún, puede confeccionar hermosos huevos de azulejos con manchas negras, y cuando te pones uno de ellos en la boca, éste se hace cada vez más pequeño has que de pronto no queda nada de él excepto un minúsculo pajarillo de azúcar posado en la punta de tu lengua. Roald Dahl, Charlie y la fábrica de chocolate. Alfaguara, 1985

En la famosísima serie de Harry Potter los caramelos y las golosinas adquieren aspectos y propiedades de carácter mágico, parecidas a las propuestas de Roald Dahl pero adaptadas a las posibilidades que da la magia para crear sabores que serían muy difíciles de conseguir...por ahora.



¿Es posible crear caramelos y golosinas con maravillosas cualidades sin ser un famoso chef?. Esta es la propuesta de escritura que hacemos a continuación. Para ello, trabajaremos la técnica de la Analogía Inusual. Para ello, vamos a proponer hacer analogías fantásticas. Si vamos a crear golosinas, primero tendremos que pensar qué clase de dulces queremos degustar. Supongamos que queremos caramelos voladores con sabor a pollo. Lo primero que tenemos que hacer es buscar dos objetos o dos elementos que nos sirvan para poder conseguir nuestro propósito. Pero, primero hagamos una revisión del proceso de la Analogía Inusual: 1. 2. 3. 4.

Observación multisensorial del objeto. Visualización interior de lo figural y procesual (figura y función) Representaciones analógicas asociadas a la memoria (símil, analogía, metáfora) Asociación analógica distante (metáfora surrealista, greguerías).

Entonces, lo primero que vamos a hacer es buscar esos dos elementos: un globo y un pájaro y ahora comenzamos el proceso de la Analogía Inusual. •

Descripción minuciosa (multisensorial, figural y procesal) de los objetos, extrañamiento y así definimos los objetos.

GLOBO

PÁJARO

Objeto

* Animal

Vuela

* Vuela

Es de plástico

* Tiene plumas

Es de colores

* Tiene colores

Tiene pintados ojos y boca

* Tiene ojos y pico

Se alimenta de aire

* Come en al aire.

Ahora establecemos comparaciones entre los dos objetos para averiguar en qué se parecen y en qué se diferencian un globo y un pájaro.

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Ejemplo: • • • •

El pájaro tiene dos patas y el globo se sujeta por un hilo. El pájaro tiene piel y el globo tiene una “piel” de plástico muy suave. El pájaro tiene ojos y boca y el globo a veces tiene pintados ojos y boca. El globo y el pájaro se elevan y vuelan, etc.

El paso siguiente es la “fusión” de los dos objetos. Si juntamos un globo y un pájaro ¿Qué objeto o qué animal obtendríamos? ¿Cómo lo convertiríamos en una golosina?¿Qué sabor tendría? ¿Qué colores? ¿Qué otras cualidades tendría además del sabor? ¿Cómo se llamaría? ¿Podría volar ¿Tendría alas? ¿Sabría a dulce, a carne o cambiaría de sabores? ¿Yo podría volar con él? Si tuviera plumas, ¿serían comestibles? ¿A qué huele? El resultado de este proceso sería una golosina única. Es recomendable dibujarlo o representarlo en volumen y escribir su descripción. Si queremos tener una buena descripción o explotarlo comercialmente, esta ficha puede ayudar a tener todos los datos. TALLER DE INVENTOS

1. 2. 3. 4.

NOMBRE: DESCRIPCIÓN (forma, tamaño, materiales, textura, color, sabor, olor...) CARACTERÍSTICAS: OTRAS APLICACIONES: (¿puede venderse en otro formato que no se una golosina?) 5. FRASE PUBLICITARIA (eslogan de venta, jingle...) Rumiando Rimas El pimiento ha de ser verde; Los tomates, colorados: La berenjena, espinosa, Los ojitos, entornados.”

Anónimo. En Ana Pelegrín. Poesía Española para niños. Alfaguara Infantil.1997.

Si los cuentos son las historias que alimentan nuestra infancia, los poemas nos enseñan, desde muy niños a conocer el mundo de la palabra como metáfora, como ritmo, como sugerencia de imágenes que nos desvelan mundos desconocidos pero presentidos y encantados; nos enseñan a jugar y a connotar, a cantar y a imaginar que podemos construir nuevas realidades a través de la palabra. Nuestros poetas se han sentido niños porque ellos lo han sido y han escrito para que ellos se inicien en el mundo misterioso de la poesía a través de la metáfora, la imagen, el ritmo y la rima, la aliteración y el juego. Y a través del juego de la palabra y con la palabra, los niños incorporen el lenguaje lírico con placer y con facilidad. Y, como es de esperar, el sabor tiene una gran representación en estos poemas. Aquí tenemos un ejemplo de aliteraciones.

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Lucila con L Lucila lame su helado. El labio se le congela Y la lengua se le hiela Con el hielo limonado. Su abuelo mira alelado Cómo el barquillo vacío Destila un hilo de frío Que corta como un serrucho, Mientras en el cucurucho Se cuela el sol del estío.

Carlos Murciano, Premio nacional de literatura, 82, 36-37 en Ana Pelegrín, Poesía española para niños, Alfaguara Infantil, 1997.



Podemos escribir un poema con aliteraciones partiendo de un nombre propio. El proceso es así: • • • •

Elegimos un nombre propio. Le adjudicamos un adjetivo que empiece por la misma letra con la que empieza el nombre. Hacemos un T.I. de los hechos, las acciones, los objetos y otros elementos que queramos incorporar sobre lo que conocemos de esa persona. Escribimos un texto en prosa que cuente una pequeña historia. Finalmente, le damos una estructura poética al texto. Piluca pela pequeñas peras. Pone pan, pone pimienta. ¿Qué hará Piluca?- mamá piensa. En la mesa pone el mantel. Papá se sienta y se impacienta.. ¿Estará preparando una sorpresa?. En una hermosa panera Adornada con puntillas, Piluca pone plátanos y peladillas. Mami y papi esperan, ¡desesperan! Y la pícara Piluca disfruta y juega Paula Vázquez

Los escritores de las vanguardias han creado textos jugando con la forma visual, uno de ellos es el chileno Vicente Huidobro: hemos elegido un texto que cuenta una pequeña historia sobre una princesa y la hemos adaptado para escribir otra que incluye el sentido del gusto.

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Thesa La bella Gentil1princesa Es una blanca estrella Es una estrella japonesa. Thesa es la más divina flor de Kioto Y cuando pasa triunfante en su palanquín Parece un tierno lirio, parece un pálido loto3 Arrancado una tarde de estío del imperial jardín. Todos la adoran como a una diosa, todos hasta el mikado Pero ella cruza por entre todos indiferente De nadie se sabe que haya su amor logrado Y siempre está risueña, está sonriente. Es una Ofelia japonesa Que a las flores amante Loca y traviesa Triunfante Besa.

Vicente Huidobro. Canciones de la noche. Ed. Castalia

Como vemos, es una composición con una estructura acumulativa que está dispuesta en forma de triángulo doble que asemeja un espejo. Ahora veremos un poema parecido, con una estructura en forma que asemeja un cucurucho doble. Lina la dulce bella dulcera es una gran cocinera. Lina come helados y espera a su amado Lolo en primavera. Se cogen de la mano, se regalan helados Se relamen con la crema de brillos nacarados Mientras se miran suspirando, embobados un chorrito va cayendo del helado. y al ver que le corre por la mano su Lolo se la lame, embelesado, Lina se sonroja y su helado se derrite como un polo triste, llora Lina y feliz ríe Lolo. Paula Vázquez

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Y así, rumiando rimas podemos poner más ejemplos de maravillosos poemas dedicadas a los niños que tienen sueños de golosinas. También en los juegos tradicionales el sentido del gusto tenía su espacio. Hay infinidad de rimas, cancioncillas y retahílas con sabrosos contenidos. En el libro Repertorio de Antiguos Juegos Infantiles, hay una cantidad ingente de juegos de todo el país y de Latinoamérica recogidos y estudiados por Ana Pelegrín con ejemplos en los que frutas, dulces y platos típicos son objeto de los juegos de los niños. Aquí tenemos algunos de ellos: Arráncate cebollino. No puedo pollino. Arráncate nabo. No puedo de harto

Los jugadores “cebollitas”, se colocan en fila asidos por la cintura y el “cebollero” tiene que arrancarlas una a una. Al Highí al Highí Abrir las bocas que está madurí. Este confite se gane así, Saltar y bailar que se gana así. En este juego los participantes tenían que alcanzar una fruta que pendía de una palo. Sólo podían utilizar la boca sin ayuda de las manos.

 Aunque los juegos de ahora no son como antaño, no debemos renunciar a inventar uno con su cancioncilla incluida. ¿Cómo podemos hacer un juego? Hay varias posibilidades. Aquí va una: 1. Pensemos en algo de comer que nos pueda servir para hacer un juego. Ej.: un huevo de chocolate. 2. ¿Cuándo se juega? La fecha más adecuada es Pascua. Ya tenemos el objeto y el tiempo . 3. ¿Qué sabemos del huevo de Pascua? Es un regalo que le hacen los padrinos a los niños. 4. ¿Qué tiene el huevo de Pascua? Todos los huevos llevan una sorpresa. Cuánto más grande sea, mayor y mejor será la sorpresa. 5. El huevo de Pascua va envuelto en papel de plata de colores y lleva lazos ya adornos. Ya tenemos los elementos necesarios para hacer una cancioncilla que nos permita jugar. Los niños – y algunos mayores- todavía no han perdido la ilusión de que les regalen una mona o un huevo de Pascua el Sábado Santo. Hoy en día no se pierde el tiempo en escribir o recitar cancioncillas que aludan al tema, pero las hay y podemos hacer una para agregar una sorpresa litearia.

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Por Pascua florida Sorpresa tendré Un huevo de plata ¡Me lo comeré!

El juego puede consistir en hacer que los jugadores se coloquen en corro y otra niña o niño corra alrededor de ellos con un huevo de juguete en la mano. Cuando termine la canción, el niño que corre deja el huevo detrás de otro que está en el coro y de espaldas y eche a correr. Si lo coge antes de dar una vuelta completa, el segundo jugador gana y pasa a ocupar el puesto del primero. Esta antigua cancioncilla habla de los regalos de Pascua. “Lo Disapte Sanct tots busquen qui els regale una moneta. Lo menys que tinga dos hous, Y si quatre, mes alegra. (...) O esta otra

Monas y dulces finos En este día a los niños Les regalan sus padrinos. Terminamos estas rimas para niños con esta cantaba en una rueda:

preciosa cancioncilla que se

“A las ollas de San Miguel que están cargadas de miel” (...)

7. LOS MANJARES PECADORES “Voy, voy a mi jardín, hermana mía, esposa, a coger de mi mirra y de mi bálsamo; a comer la miel virgen del panal, a beber de mi vino y de mi leche. Venid, amigos míos, y bebed Y embriagaos, carísimos. Salomón. Cantar de los Cantares. El primer pecado cometido por el hombre fue causado por una simple y apetitosa manzana. Parece ser que el fruto poseía unas cualidades tan extraordinarias que el pecador Adán y la incitadora Eva fueron expulsados del Paraíso y desposeídos de su inocencia; y todo por desobedecer al Dios creador del árbol quedaba frutos tan incitadores . Más adelante supimos de los infortunios de nuestros primeros padres y de lo terribles y desproporcionadas - 161 -

consecuencias que había tenido aquel acto trasgresor, pero, de la manzana y del árbol de la Ciencia del bien y del Mal no se volvió a saber más. Es posible que por no haber podido probar la fruta de un árbol semejante haya traído como consecuencia nuestra tendencia a comer sin continencia, lo que dio lugar a un pecado mucho mayor y pernicioso para nuestra salud: la gula. Y que, desde entonces busquemos en la comida efectos que vayan más allá de la nutrición de nuestro cuerpo y del placer del gusto; lo que buscamos en la comida es, además, la providencia de efectos afrodisíacos que conforten nuestro apetito sexual, es decir, la lujuria. Los efectos de haber comido la manzana se han multiplicado y traído más quebraderos de cabeza de lo que los pobre Adán y Eva merecían. Pero es reconfortante comprobar que la búsqueda del placer sexual por medio de los alimentos no fue considerada pecaminosa en otras culturas. Los griegos invocaban a Afrodita y a Venus para obtener, de una, los manjares que preparasen convenientemente para disfrutar de los placeres que podía proporcionar la otra y hacerlos más intensos y placenteros. Así, Afrodita era la depositaria de los secretos de los efectos de ciertas viandas, los afrodisíacos, y la Venus poseía los secretos de los placeres del amor. La ventaja que tenían los adoradores de estas diosas paganas es que no tenían que sufrir la expulsión de ningún paraíso; al contrario, cuando ambas diosas concedían sus favores, el paraíso estaba al alcance la mano. Con o sin pecado, en todas las culturas a lo largo y ancho de la Historia ha habido expertos y expertas en preparar pócimas consistentes en extraer polvos del más insólito elemento, arrancar hierbas y buscar y rebuscar desde las más escondidas raíces hasta el fruto de la mar o de la tierra adecuado para potenciar el vigor que proporciona el placer sexual deseado. Y, aunque hoy sepamos cuáles son los componentes de los alimentos que ayudan a potenciar el vigor y la fuerza necesarias para tener una buena salud y, por ello, una buena vida sexual, preferimos pensar en las ostras, las nueces, las criadillas o los huevos de codorniz porque son mucho más estimulantes que llamarles proteínas, ácidos grasos y vitaminas, elementos indispensables, entre otros para tener una buena salud, pero que carecen del descaro de una ostra o de la recóndita evocación de una trufa. “Y el alimento escondido con tus besos y mi pan.” De entre el vasto grupo de escritores y escritoras que han unido con gran acierto la cocina y el placer sensual – y sexual- hemos elegido a unos cuantos que pueden servirnos de modelo para solazarnos con la lectura y con el gusto. En Manuel Vázquez Montalbán coinciden muchas virtudes que han hecho de él uno de los mejores escritores en lengua castellana actual. Y, cómo no, su amor a la buena mesa y su vastísima cultura culinaria han hecho del personaje de Pepe Carvalho uno de los detectives más originales por una cualidad muy especial: la cocina. En su último libro Milenio, publicado después de su muerte, los personajes de Carvalho y Biscuter dan la vuelta al mundo, se ven envueltos en una trama política que nos va mostrando los diversos conflictos que asolan a nuestra sociedad actual, además de eso, el autor no deja de enseñarnos las delicias de la comida, de los productos, tiendas y restaurantes donde comerlos y de aconsejarnos con las mejores recetas de todos los - 162 -

continentes. He aquí una magistral descripción de una comida griega que le hace evocar la posguerra en Barcelona: (…) Comieron los entrantes habituales, entre los que Carvalho introdujo pimientos verdes rellenos de arroz y una pasta de queso fresco, ajo, pimentón y aceite, ungüento idóneo para el excelente pan griego y para adecuar el estómago a las texturas del pajel asado en su punto y de la sandía más absoluta de las sandías, rigurosamente griega, esencialmente griega y que a Carvalho le recordaba las de su infancia cuando las plazas de los barrios populares de Barcelona se llenaban de carpas de vendedores de melones y sandías, y en la apenumbrada posguerra, el personal las compraba a rajas y se las comía por la calle, un refrescante impúdico, anterior a cualquiera posible, pero entonces inimaginable, futuro de consumidores.”

M. Vázquez Montalbán. Milenio. Carvalho Ed. Planeta En un librito titulado Recetas Inmorales, escribe un comentadas, y con un gran sentido del humor.

conjunto de recetas

BERENJENAS A LA MANERA ALEJANDRINA Para cuatro personas:

4 berenjenas Un pellizco de coriandro en grano 8 hojas de menta fresca 12 dátiles 2 cucharaditas de café de vinagre piñones. Una cucharadita sopera de miel. Una cucharadita de café de salsa de anchoas. 1 pizca de comino. ½ vaso de vino blanco. 1 cucharada sopera de aceite de oliva. 1 pizca de pimienta. 1 pizca de sal. Cocer las berenjenas en una cacerola con agua hirviendo. Escurrirlas y pelarlas. Ponerlas en una fuente. Picar los piñones y dátiles. Ponerlos en un recipiente hondo. Mezclarlos con la miel, el vinagre, el garum, el vino blanco y el aceite. Majar en un mortero el coriandro en grano, la menta y el comino. Mezclar todos los ingredientes. Echar esta preparación sobre las berenjenas. Calentar hasta que comience a hervir. Bajar la intensidad del fuego y cocer a fuego suave durante 15 ó 20 minutos. Salpimentar antes de servir. M. Vázquez Montalbán Esta receta —alejandrina tenía que ser—, aunque se atribuye a Apicio, cocinero y gourmet neurótico, del que se insinúa un cierto lío nada claro, con Druso, hermano de Tiberio, lo cierto es que se trata de un comistrajo - 163 -

mediterráneo en su materia prima fundamental, sin que aporte la prueba de la berenjena como demostración de que la mediterraneidad es cosa poco clara, digan lo que digan De Chirico, D'0rs y Joan Manuel Serrat. En el inventario de las mediterraneidades, figuran por derecho estético propio el pino, el laurel, el limonero y el olivo, sin que se sepa qué desliz creador hizo que Jehová, mediterráneo al fin y al cabo, situará un objeto tan raro y ambiguo como la berenjena, entre la llora y launa del Mare Nostrum. Porque para empezar, ¿la berenjena es carne o vegetal? Mala pregunta para iniciar una cena, mejor olvidarla, aunque tratándose de una cena de Homosexuales masculinos, a la que este plato viene a la medida, no está mal una pizca de erudición y en un momento determinado, al tiempo que se glosa el aspecto fálico-demoníaco de la berenjena negra, recordar la equívoca relación entre Apicio y Druso, a la sombra de aquella olla de grillos que se llamó Tiberio. Plato de verano y de mar. Por qué no, el Mediterráneo. Conviene que los cenantes estén morenitos.

 Y ahora, a escribir. La propuesta consiste en hace una receta a la manera de Vázquez Montalbán siguiendo el proceso siguiente. • • •



Buscamos una receta que tenga ingredientes considerados “eróticos” o placenteros: ostras, berenjenas, especias, frutas tropicales, etc. Procuramos conocer el origen del plato, o el origen de los ingredientes; en este último caso, le adjudicamos una nacionalidad. Hacemos un ejercicio de Interrogación Divergente ( I.D) para conocer todos los datos posibles sobre el Plato. Ej. : Para quién es el plato? ¿A qué hora debemos servirlo? ¿Es caliente o es frío? ¿Qué colores deben acompañarlo? ¿Qué conversación lo acompaña? ¿ Es para jóvenes o para mayores?¿ ¿Hay un día, una fecha o un acontecimiento especial para servirlo? ¿Qué efectos iniciales produce?¿Se sirvió en la antigüedad a alguien importante? ¿Con qué bebida se sirve? ¿Es muy caro? ¿Es difícil encontrar los ingredientes?¿Ha aparecido en algún cuadro, algún libro, en una película?¿ hay que usarlo con cuidado ¿Cuáles son las contraindicaciones? ¿Tiene efectos secundarios? ¿Se debe servir en un ambiente especial? Una vez obtenidas todas estas respuestas, escribimos un texto que tiene que tener como condición sine que non que la receta se pueda hacer y que cuente una historia o una anécdota y que produzca en el lector la idea de que es una verdadera receta afrodisíaca.

La escritora mexicana Laura Esquivel escribió un libro que se hizo famosos en el mundo entero, titulado como Agua para chocolate en el se narra una historia de amor imposible y fantástico estructurado alrededor de recetas de suculenta comida mexicana. Los efectos que las recetas producen en las personas que las prueban desencadenan los acontecimientos que llevan a los protagonistas a un final espectacular. La comida es presentada así como acto de amor, como bálsamo, como perfume delicioso, como elixir y, finalmente, como una celebración de la vida.

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Como ejemplo de la escritura de la comida de Laura Esquivel incluimos aquí una receta publicada en una revista en la que el plato es el pretexto para evocar recuerdos de la niñez.

SOPA DE MANZANA Ingredientes: 3manzanas. 6 tazas de caldo, 2 jitomates (tomates), 1 cebolla, 2cucharadas de harina, 1 cucharada d e perejil, .aceite, sal!, pimienta. Las manzanas se pelan, se parten en cuadritos y se ponen a remojar en agua con una cucharada de sal para que se conserven blancas. Desde que yo recuerdo, esta sopa se preparaba en casa con motivo de la visita que mi tío realizaba a la capital cada año. Cada vez que yo ayudaba a mi madre a prepararla, escuchaba lo sencillo, lo bueno, lo inteligente, lo guapo, lo simpático y lo maravilloso que era mi tío. Las palabras de mi madre actuaban en mi interior como gas vanidoso, que inflaba mi pecho cual si fuera un globo y lo enderezaba con orgullo. ¡Qué importante me sentía de pertenecer a la familia Romero! En todo México no podía existir una de mejor casta, linaje y alcurnia. Era inevitable que mientras se doraba la harina y se ponía a freír en el aceite hasta que dorara, se hablara de la última empresa del portentoso tío, y mientras se molían el jitomate y la cebolla y se ponían a hervir hasta que sazonaran, se comentaran sus más rédenles adquisiciones. Fue una de esas tardes, mientras movía continuamente el caldillo para que no se le formaran grumos, cuando escuché que mi tío había sido llamado por el gobernador a ocupar un puesto político en el Estado de Tabasco. Vo no tenía idea de que clase de trabajo realizaba un político, pero por la reacción jactanciosa de mi madre, me imaginaba que uno muy importante y bien pagado. Al poco tiempo, lo corroboré al ver el incremento del costo de los regalos que nos traía en sus visitas, y el tipo de vida que llevaba. Cada vez eran más frecuentes sus viajes a la capital y al extranjero. Podía darse el lujo de visitar Europa, China, Japón y demás países exóticos. Mi casa se llenó de objetos extraños que podíamos presumir con las vecinas. Cuando mi tío anunciaba su visita, de inmediato nos poníamos a prepararle la sopa de manzana, su preferida a pesar de haber comido en los mejores restaurantes del mundo. ¡Con qué esmero cuidábamos todos los detalles de su preparación! Nuestro deseo por agradarlo nos hizo convertirnos en unas expertas. Sabíamos perfectamente cuál era el tamaño indicado para partir los trozos de fruta, en qué momento era necesario dejar de dorar la harina e incorporarle el jitomate, en qué momento éste estaba sazonado y listo para agregarle el caldo, la sal y la pimienta y cuál era el instante perfecto para incorporar las manzanas bien escurridas y el perejil. Las dejábamos hervir hasta que estuvieran cocidas como a mi tío le gustaban y retirábamos la olla de la lumbre. No recuerdo una sola vez en que nos haya quedado mal. Sin embargo, desde que mi tío murió asesinado el año pasado no nos ha vuelto a quedar bien. No sé por qué. No sé si es porque el fantasma de mi tío impregna de un sabor desilusionante la sopa, no sé si es porque al ir a su entierro a Tabasco nos enteramos de que todos lo odiaban. O porque supimos que había robado y matado a muchos hombres, o porque descubrimos que siempre nos mintió y que su verdadero trabajo era el del tráfico de drogas y no el de la política- O porque dejó una gran cantidad de hijos regados, de los que nos sentimos responsables, o porque nos quitó para siempre el orgullo de tener un pariente prominente. No sé. Pero el caso es que la sopa de manzana ya no nos sabe igual.

Laura Esquivel

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Una receta nos va a servir de pretexto para escribir una historia que tenga que ver con nuestros recuerdos. El proceso es como sigue: •

Hacemos un T.I categorizado sobre nuestros recuerdos.

Sentimientos

Recuerdos de sucesos, anécdotas, personas, Celebraciones etc.

Sensaciones

NIÑEZ Lugares Objetos Juguetes

Comidas Colores Sabores Olores Paisajes



Elegimos, de entre todos estos elementos, un hecho que haya hecho huella en nuestra vid y lo relatamos, incluyendo, a la manera de Laura Esquivel, la receta y su elaboración completa.

Un ejemplo:

LA ANSIEDAD DEL DULCE Cada noche del veinte de agosto, desde que era pequeña, en la aldea donde pasaba los veranos, mi tía, que se quedaba a cargo de mis hermanos y de mí mientras estábamos allí, se ponía a preparar la comida del día siguiente porque celebrábamos la fiesta de cumpleaños de mis hermanos, mi prima, mi tía y el mío propio ya que todos habíamos nacido el mismo mes. Mis hermanos y yo observábamos con impaciencia mientras ella hacía nuestra tarta favorita: tarta de chocolate. En nuestras caras se dibujaba una leve y pícara sonrisa en espera de la oportunidad de hundir nuestros dedos en el untuoso chocolate o en la vainilla sin que ella se diera cuenta., pero ella siempre nos pillaba, supongo que sería por las marcas de chocolate que se trasladaban a nuestra ropa o a nuestra cara. Mi tía ponía mucho empeño y ternura en aquella tarta; sabía lo mucho que nos gustaba, así que, cuando estaba terminada, nos daba una cuchara de madera a cada uno y nos dejaba rebañar los restos de la crema. Luego, la observábamos en silencio mientras ella mojaba galletas en leche y en vino. Ella decía que el vino era del bueno, pero yo me preguntaba cómo era posible que un vino bueno viniera metido en un cartón como el de la leche. De la leche decía que la que bebíamos era muy cara y difícil de encontrar. Bueno, cara sí que era, pero difícil... claro, para mí era difícil pasar frío y cargar con las lecheras cuando iba a recogerlas a la de Torres, después de ordeñar. Una vez, la vaca, que nunca se movía, salió corriendo detrás de mi hermano.

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¡Menudo susto se llevó! Cuando mi tía sacaba del horno la tarta ya era hora de irnos a dormir y nosotros subíamos a las habitaciones envueltos en el aroma de la trata, ansioso porque llegara el día siguiente que siempre amanecía con sol y con el ansia de la fiesta de cumpleaños.

Miriam Ríos El humor y la descripción minuciosa del elemento principal de una comida se presentan aquí de la mano de dos escritores magistrales y muy diferentes entre sí; el primero, en un escrito de Julio Camba; y el segundo en un texto de Max Aub. Camba se muestra como un experto conocedor de la sardina, un manjar poco apreciado en los restaurantes de lujo pero de sabor insuperable si está bien preparada; Max Aub nos hace una descripción tan detallada de lo que sucede cuando comemos carne que es inevitable que no terminemos de leerlo y creer que acabamos de comerlo

La sardina Preveo que voy a quedar muy mal. En todos los libros de cocina, al llegar al capítulo de los pescados de mar, se encarece ante todo la finura del lenguado, la delicadeza del rodaballo, etc., etc. Por mi parte no tengo nada que decir contra estos estimables acantopterigios, que pueden ponerse en todas las mesas, así como las novelas de don Ricardo León pueden ponerse en todas las bibliotecas. Son pescados muy ricos, sin duda alguna, pero no creo que ninguno de ellos logre inspirar jamás una verdadera pasión. ¿Se imaginan ustedes a alguien, por ejemplo, cometiendo una estafa para comer lenguado o rodaballo? Pues bien; yo, cajero hipotético de una sociedad cualquiera, sería capaz de fugarme un día con los fondos confiados a mi custodia nada más que para irme a un puerto y atracarme de sardinas. Una sardina, una sola es todo el mar, a pesar de lo cual yo le recomendaré al lector que no se coma nunca menos de una docena; pero vea cómo las come, dónde las come y con quién las come. No se trata precisamente de un manjar «de buena compañía», sino más bien de eso que los franceses llaman un petit plat canaille. No es para tomar en el hogar con la madre virtuosa de nuestros hijos, sino fuera, con la amiga golfa y escandalosa. Las personas que se hayan unido alguna vez en el acto de comer sardinas, ya no podrán respetarse nunca mutuamente, y cuando usted, querido lector, quiera organizar una sardinada, procure elegir bien sus cómplices. Yo suelo comer sardinas todos los años en Galicia, donde me las asa Pepe Roig, el boticario de Villanueva de Arosa. Si usted quisiera que Pepe Roig le confeccionase unas píldoras, yo le daría con mucho gusto una recomendación para él; pero si quiere que le ase unas sardinas, no le hace a usted falta recomendación alguna. Todos los días durante el verano le llegan a Pepe Roig gentes de Cambados, de Pontevedra, de la Puebla y de Portosín, que, atraídas por su fama de Vatel de las sardinas, van a rogarle que les ase algunas, y no se sabe de nadie que haya hecho el viaje en balde. Pepe consigue siempre las sardinas, busca luego los carozos —palabra vernácula con que se designan los zuros o raspas de las espigas de maíz- , coge las parrillas y se mete en seguida en faena. Las mejores sardinas, en opinión de Pepe Roig, son las del jeito, un arte catalana que se introdujo en Galicia durante el reinado de Carlos III, y contra la que protestaron' todos los mareantes del litoral. Las otras artes cogen indistintamente sardinas de

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varios tamaños y alteran su sabor con el engaño de que se sirven para atraerlas, pero el jeito, no. El jeito es una red que se coloca como un muro al paso de un banco de sardinas con unos corchos arriba y unos plomos abajo. Las sardinas demasiado pequeñas meten la cabeza en la malla, pasan luego el cuerpo y se encuentran acto seguido en el otro lado, libre y feliz hasta que crezcan y se pongan más apetitosas. Las demasiado grandes, no pudiendo introducir en la malla toda la Cabeza, se quedan libres, aunque, si en el mundo de las sardinas existe algo de ternura familiar, su libertad no debe de serles muy ligera al verse alejadas de la prole sin saber hasta cuándo. Y, eliminadas así las tobilleras y las jamonas, sólo quedan en la red aquellas sardinas que tienen la edad y el tamaño requeridos. Quedan presas por la gatada y, al debatirse y desangrarse, depuran considerablemente su •sabor. Cuando estas sardinas llegan al puerto se las echa encima una verdadera montaña de sal y se las deja así dos o tres horas. Mientras tanto, una mujer ha preparado los cachelos —patatas cocidas con unto y laurel, a las que no 'se les quita la piel hasta después de la cocción— y los carozos se han convertido en brasas. Y entonces es cuando entra en funciones Pepe Roig. Amorosamente, va cogiendo las sardinas, una por una, y, como si las elevase a un puesto honorífico, las va colocando en las parrillas. Luego forma sobre el hogar un lecho de brasas, busca unas piedrecitas y sobre estas piedrecitas coloca las parrillas a la debida altura para que el pescado vaya asándose «al romance», poco a poco y con el mínimo de calor. Tan pronto como una sardina está asada por un lado, el gran Pepe la vuelve sin hacerla nunca esperar por las otras, y, cuando queda asada por los dos lados, la coge delicadamente y se la ofrece a usted. Obsérvese que a estas sardinas no se les ha quitado la escama ni se les ha sacado la tripa. Pescadas unas horas antes, no habría habido más remedio que limpiarlas, y entonces ya no serían buenas para asar, aunque serían excelentes para freír. La sardina asada supone una primera materia perfecta. Una hora más en el barco o media hora menos de sal y el fracaso sería espantoso. Considero inútil advertir que las sardinas asadas no deben comerse nunca con tenedor. ¿Se imagina usted, querido lector, el espanto de una familia inglesa que, habiéndole invitado a usted a comer en su casa, le viera llevarse los manjares a la boca con sus propios dedos? Pues ese espanto no sería nada comparado al que se produciría en Villanueva si usted comiese allí con tenedor las sardinas asadas. El tenedor dislacera de un modo brutal las carnes de la sardina y, aunque sea de plata, altera sus preciosas esencias. Nada de tenedor, por lo tanto. Esa invención italiana, especie de mano artificial, sirve para ahorrar la natural cuando se trata de una comida mediocre; pero en las grandes ocasiones no hay que andarse con remilgos. Coja usted su sardina con los dedos, colóquela encima de un cáchelo y siga esta regla de oro: para cada cáchelo una sardina y para cada sardina un vaso de vino. ' Y si después de haberse tomado una docena de vasos de vino con una docena de cachelos y una docena de sardinas no está usted satisfecho, tómese usted una docena más, pero no cometa el error de tomar otra cosa; en primer lugar, porque habrá tomado usted ya un alimento completo, y, en segundo lugar, porque todo seguiría sabiéndole a usted a sardinas, como todo seguirá sabiéndole a sardinas por la noche y todo seguirá sabiéndole a sardinas al día siguiente. Si, querido lector. Las sardinas asadas saben muy bien; pero saben demasiado tiempo. Después de comerlas uno tiene la sensación de haberse envilecido para toda la vida. El remordimiento y la vergüenza no nos abandonarán ya ni un momento y todos los perfumes de la Arabia serán insuficientes para purificar nuestras manos.

Julio Camba. La casa de Lúculo. Espasa Calpe. Madrid, 1956 - 168 -

En el texto de Max Aub, titulado De la carne se puede apreciar la finísima capacidad de descripción del autor para hacer llegar a nuestros sentidos, con todo detalle, la degustación de un buen pedazo de carne.

De la carne Suspende los sentidos no dar prisas a la boca y sentir cómo se tritura, de muela a muela, la carne tibia a medio asar. Aplastada suavemente, despide su jugo salpimentado que se combina sabiamente con el sabor mismo del filete. Finas hebras todavía consistentes, para que haya una leve resistencia, dulce de vencer Enrique alarga el sabor, rodeando la lengua por el paladar, cueva deliciosa de la carne en su punto, bien sazonada por el fuego y las especias necesarias al condimento. Punto en su punto, y más de media tajada de solomillo todavía por delante. Golosina su regalo; suavidad y regosto, copia de la mezcla del aceite de la plancha, de la sal, de la pimienta, de la carne mollar; goza del sabor a su sabor, paladea sin prisas la blandura firme de la carne magra; cortada por el cuchillo, que muestra sus cálidos colores, del tostado aparente a la grana sanguínea de su centro, para volver degradados – canela, parduzco, bronce- al mismo siena, en la superficie contraria, tabacada, como la otra, brillo y mate, según su roce con el hierro caliente; y el gusto varía, según el tono, con ligero aumento del amargor sabroso en lo más tostado, dando contrapuntos varios al deleitoso deje sápido. Y el pan candeal, rubio. La corteza melada, con sus canteros morenos, sus hendiduras transversales irregulares, trigueñas en las vertientes bronceadas de sus cumbres.. el molledo blanco, blando encaje sobre encaje. Príngalo, cuando no le ven, en el jugo y la salsa, mezcla de rojos y parduscos que la miga reproduce ligeramente más claros. Gusto sabroso de la hogaza empapada que se machihembra placenteramente con el bocado de la carne antes de desaparecer deglutida. Vuelta a empezar. Y el tomate, partido en dos, enseña su rosada anatomía en forma de flor, luciente, sobre las hojas tiernas, verde clarísimo en amarillo, de la lechuga fresca. Más lejos, en una fuente, lucen, a quién puede más, uvas, melocotones, granadas.

Max Aub, La Uña, Ed. Bruguera, 1997. Dos estilos, dos ideas para hablar de dos elementos básicos de nuestra cocina: carne y pescado.

El texto de Max Aub es excelente para hacer un Relax Imaginativo (R.I.)

A través de la relajación pretendemos rescatar imágenes de nuestra memoria y de la memoria sensorial y así captar toda la riqueza de matices de nuestros datos almacenados. Para poder sacar partido del texto y liberar la imaginación necesitamos situarnos en un lugar apropiado, silencioso y estar cómodos. Lo leemos despacio y, si es posible, acompañamos la lectura de una música suave y con volumen bajo. Lo ideal sería que un dinamizador o dinamizadora expertos en técnicas de relajación creativa, nos leyera el texto después de habernos hecho un ejercicio previo y / o durante la lectura. Es muy importante que la persona que lo haga sea un experto, en caso contrario, la relajación puede resultar un fracaso y producir el efecto contrario. Si no es posible hacerlo así, lo mejor es - 169 -

seguir las instrucciones sugeridas al comienzo y dejarnos llevar. Luego, podemos plasmar las imágenes que nos han producido la lectura del texto en otro texto escrito inmediatamente después.

8. COMER EN EL CIELO “Tengo el más simple de los gustos: estoy siempre satisfecho con lo mejor”. Oscar Wilde Además de ser una actividad mundana, cuando se trata de comer bien, a cualquier plato le aplicamos enseguida y sin rubor adjetivos celestiales, sobre todo al dulce; como prueba veamos algunos nombres que aluden a la gloria celestial cuando las vemos en una pastelería o en una carta: “tocinillo de cielo”; “glorias”; píos-nonos”, “jesuitas”; “besitos de monjas”; “cabello de ángel”.. Lo cierto es que el sabor dulce ha sido siempre imaginado como el manjar que se debía comer en el cielo a todas horas. Hasta Rafael Alberti se le ocurrió que el oficio más indicado para un ángel es el de confitero. El ángel confitero De la gloria, volandero Baja el ángel confitero. -Para ti, Virgen María, y para ti, carpintero, ¡Toda la confitería! -¿Y para mí? -Para ti, Granitos de ajonjolí. A la gloria, volandero, Sube el ángel confitero Rafael Alberti. El alba del alhelí. Y todo oficio tiene su santo. El santo patrono de los pasteleros es Lorenzo, cuya historia no deja de tener un deje de humor negro puesto que durante su martirio, atado sobre una parrilla ardiente, parecer ser que se permitió el lujo de decirle al emperador Valeriano: “ De este lado ya estoy asado; dame la vuelta y cómeme”. Las vidas de los santos han sido, para algunos, lectura obligada de la niñez en la escuela. Todos habían sufrido una conversión al cristianismo que le había conducido a un terrible martirio y que era narrado con todo detalle libros por el profesor de Religión que solía contarlo con más detalle y con entonación tan enfática y engolada que producía en los escolares una impresión tan fuerte que todos quisimos, alguna vez en nuestra infancia, emular a alguno de aquellos héroes y heroínas que aguantaban estoicos y sin chistar el terrible martirio al que estaban siendo sometidos con la seguridad absoluta de que tendrían un lugar privilegiado en aquel cielo tan cinematográfico.

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 ¿Y qué nos impide ahora convertirnos en

escritores creadores de santos? Nuestra propuesta es que nos hagamos un santo a la medida, con mayor o menor dramatismo y dedicado a proteger algún manjar de nuestra devoción. Para ello, tendríamos que inventar información suficiente con respecto al santo.

Con el T.I elaboramos una batería de preguntas para poder conformar al personaje. ¿Quién es? ¿Cómo se llama? ¿De qué o quién es la patrona/patrón?¿ Dónde vivió? ¿Cuándo vivió? ¿Cómo fue su niñez? ¿Cómo era físicamente?¿A qué olía? ¿Qué le gustaba? ¿Cuál era su comida favorita? ¿Tiene relación su comida favorita con su martirio? ¿Con quién vivió? ¿Estaba casada/casado? ¿Tenía familia? ¿Qué la hizo convertirse? ¿A qué se convirtió? ¿Cómo vestía? ¿Tenía tentaciones? ¿Deseos? ¿Qué sentimientos inspiraba a los demás? ¿Quién o quienes eran sus enemigos? ¿Qué le ofrecieron? ¿Qué le sucedió? ¿Quién la ayudó? ¿Cómo murió? ¿Hubo alguna anécdota especial durante su martirio o su vida? ¿Con qué y cómo se la representa? ¿Por qué? Para completar el trabajo de escritura proponemos la representación plástica del santo o de la santa dibujando una estampa que la o lo represente con el objeto que la caracteriza (por ejemplo, un utensilio de cocina.) Sin oración o sin letanía un santo o una santa no tendría nadie que se dirigiera a ellos. Pondremos un ejemplo del poeta catalán Joan Brossa que escribió unas letanías en las que se enumera, alternándose, los nombres de los templos de culto religioso y los templos del culto al buen bebe:. DOVE-TAIL SHUFFLE Catedral Basílica Boite Tropical Virgen de Gracia y San José Boccaccio Parroquia de Santa Inés Sokoa Nuestra Señora del Pilar Coconut Parroquia del Espíritu Santo Le Clochard Templo Expiatorio de la Sagrada Familia Ricava Jesús, María y José Club Romano di Capri Basílica de Santa María del Pino Scotch Bar Nov San Raimundo de Peñafort Club doble Cero Santuario de Santa Gema Wahiwa Santuario de San José de la Montaña Green Plaza María Reina

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Bikini San Ramón Nonato Old-Pub Corpus Christi La Cova del Drac Santa Teresa del Niñó Jesús Kit Kat San pío X Baccara Basílica Santos Justo y Pastor Orotava club Templo de María auxiliadora Boite HI-FI Nuestra Señora de Pompeya Río Santa Tecla Shahrazada San Felipe Neri Emporium Santísimo Redentor Whisky club King George IV Basílica San José Oriol Mario’s San Pedro de las Puellas El Papagayo Nuestra Señora de la Bonanova La buena sombra San Gregorio Taumaturgo Barcelona de Noche Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa Las Vegas

Joan Brossa. La Piedra Abierta. Círculo de lectores Barcelona  Las posibilidades de hacer unas letanías con el sentido del humor de Joan Brossa son múltiples. Una propuesta sería la de intercalar platos de comida con nombres de iglesias; o de ingredientes y de templos; o de nombres de pasteles y nombres de santos. Para ello, hacemos un T.I con nombres de santos y otro con nombres de iglesias, y después, todo consiste en alternar los nombres y, si es posible, y para añadir algo de nuestra cosecha, añadir una frase final en Latín, naturalmente, para conseguir que nuestras oraciones sean escuchadas con mayor eficacia. Un ora pro nobis, o un miserere nobis, serían las frases más adecuadas para la ocasión. Ejemplo:

Santa Catalina de Siena Bombas de nata San Juan Crisóstomo Trufas de chocolate Santa Isabel de Hungría Milhojas de merengue Ora pro nobis

... y así sucesivamente hasta terminar las oraciones, que son largas, pero eficaces. - 172 -

9. COMER EN EL INFIERNO “El gusto de complacer al amigo es diablo tentador” Quevedo Más allá de la tentación de satisfacer nuestro estómago y nuestros sentidos confesables, ha habido, y hay, otros gustos, unos reales y otros fruto de la invención de la literatura que alimentan nuestras fantasías y nuestros instintos más recónditos; el gusto por la sangre, el vampirismo, cuyo más famoso representante literario es Drácula de Bram Stocker , recreación de la leyenda del temible Vlad el Empalador; o el canibalismo, también tratado en la literatura, quizás como un vestigio de lo que nuestros remotos antepasados fueron, comedores de carne de los enemigos o de los parientes con el propósito de adueñarse de las cualidades del otro; o el deseo animal-sexual de poseer enteramente al otro, como el cuento de la tierna Caperucita; todos ellos nos dejan adivinar un sabor que no reside en las papilas gustativas sino en nuestra imaginación pero, no por ello dejan de ser menos apetecibles. El escritor Virgilio Piñera escribió un cuento en tono humorístico en el que los protagonistas se devoran a sí mismos a raíz de la falta de comida en su entorno. El cuento se titula La carne. La carne Sucedió con gran sencillez, sin afectación. Por motivos que no son del caso exponer, la población sufría de falta de carne. Todo el mundo se alarmó y se hicieron comentarios más o menos amargos y hasta se esbozaron ciertos propósitos de venganza. Pero, como siempre sucede, las protestas no pasaron de meras amenazas y pronto se vio a aquel afligido pueblo engullendo los más variados vegetales. Sólo que el señor Ansaldo no siguió la orden general. Con gran tranquilidad se puso a afilar un enorme cuchillo de cocina, y, acto seguido, bajándose los pantalones hasta las rodillas, cortó de su nalga izquierda un hermoso filete. Tras haberlo limpiado lo adobó con sal y vinagre, lo pasó —como se dice— por la parrilla, para finalmente freírlo en la gran sartén de las tortillas del domingo. Sentóse a la mesa y comenzó a saborear el hermoso filete. Entonces llamaron a la puerta; era el vecino que venía a desahogarse...Pero Ansaldo, con elegante ademán, le hizo ver el hermoso filete. El vecino preguntó y Ansaldo se limitó a mostrar su nalga izquierda. Todo quedaba explicado. A su vez, el vecino deslumbrado y conmovido, salió sin decir palabra para volver al poco rato con el alcalde del pueblo. Éste expresó a Ansaldo su vivo deseo de que su amado pueblo se alimentara de sus propias reservas, es decir, de su propia carne, de la respectiva carne de cada uno. Pronto quedó acordada la cosa y después de las efusiones propias de gente bien educada, Ansaldo se trasladó a la plaza principal de pueblo para ofrecer, según su frase característica, "una demostración práctica a las masas". Una vez allí, hizo saber que cada persona cortaría de su nalga izquierda dos filetes, en todo iguales a una muestra de yeso encarnado que colgaba de un reluciente alambre. Y declaraba que dos filetes y no uno, pues si él había cortado un hermoso filete, justo era que la cosa marchase a compás, esto es, que nadie engullera un filete menos. Una vez fijados estos puntos, diose cada uno a rebanar dos filetes de su respectiva nalga izquierda. Era un glorioso espectáculo, pero se ruega no enviar descripciones. Se hicieron cálculos acerca de cuánto tiempo gozaría el pueblo de los beneficios de la

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carne. Un distinguido anatómico predijo que sobre un peso de cien libras y descontando vísceras y demás órganos no ingestibles, un individuo podía comer carne durante ciento cuarenta días a razón de media libra por día. Por lo demás era un cálculo ilusorio. Y lo que importaba era que cada uno pudiese ingerir su hermoso filete. Pronto se vio a señoras que hablaban de las ventajas que reportaba la idea del señor Ansaldo. Por ejemplo, las que ya habían devorado sus senos no se veían obligadas a cubrir de telas su caja torácica y sus vestidos concluían poco más arriba del ombligo. Y algunas, no todas, no hablaban ya, pues habían engullido su lengua, que, dicho sea de paso, es un manjar de monarcas. En la calle tenían lugar las más deliciosas escenas; así, dos señoras que hacía muchísimo tiempo que no se veían no pudieron besarse; habían usado sus labios en la confección de unas frituras de gran éxito. Y el Alcaide del penal no pudo firmar la sentencia de muerte de un condenado porque se había comido las yemas de los dedos, que, según los buenos gourmets (y el alcaide lo era) ha dado origen a esa frase tan llevada y traída de chuparse las yemas de los dedos. Hubo hasta pequeñas sublevaciones. El sindicato de obreros de ajustadores femeninos elevó su más formal protesta ante la autoridad correspondiente, y ésta contestó que no era posible slogan alguno para animar a las señoras a usarlos de nuevo. Pero eran sublevaciones inocentes que no interrumpían de ningún modo la consumición por parte del pueblo de su propia carne. Uno de los sucesos más pintorescos de aquella agradable jornada fue la disección del último pedazo de carne del bailarín del pueblo. Éste, por respeto a su arte, había dejado para lo último los bellos dedos de sus pies. Sus convecinos advirtieron que desde hacía varios días se mostraba inquieto. Ya sólo le quedaba la parte carnosa del dedo gordo. Entonces invitó a sus amigos a presenciar la operación. En medio de un sanguinolento silencio cortó su porción postrera y sin pasarla por el fuego la dejó caer en el hueco de lo que había sido en otro tiempo su hermosa boca. Entonces todos los presentes se pusieron repentinamente serios. Pero se iba viviendo, y era lo importante. ¿Y si acaso?... ¿Sería por eso que las zapatillas del bailarín se encontraban en el Museo de los Recuerdos Ilustres? Sólo se sabe que uno de los hombres más obesos del pueblo (pesaba doscientos kilos) gastó toda su reserva de carne disponible en el breve espacio de quince días (era extremadamente goloso, y, por otra parte, su organismo exigía grandes cantidades). Después ya nadie pudo verlo jamás. Evidentemente se ocultaba... Pero no sólo se ocultaba él, sino que otros muchos comenzaban a adoptar idéntico comportamiento. De esta suerte, una mañana, la señora Orfila, al preguntar a su hijo —que se devoraba el lóbulo izquierdo de la oreja— dónde había guardado no sé qué cosa, no obtuvo respuesta alguna. Y no valieron súplicas ni amenazas. Llamado el perito en desaparecidos, sólo pudo dar con un breve montón de excrementos en el sitio donde la señora Orfila juraba y perjuraba que su amado hijo se encontraba en el momento de ser interrogado por ella. Pero estas ligeras alteraciones no minaban en absoluto la alegría de aquellos habitantes. ¿De qué podía quejarse el pueblo que tenía asegurada su subsistencia?. El grave problema de orden público creado por la falta de carne, ¿no había quedado definitivamente zanjado? Que la población fuera ocultándose progresivamente nada tenía que ver con el aspecto central de la cosa, y sólo era un colofón que no alteraba en modo alguno la firme voluntad de aquella gente de procurarse el precioso alimento. ¿Era, por ventura, dicho colofón el precio que exigía la carne de cada uno? Pero sería miserable hacer más preguntas inoportunas, y aquel prudente pueblo estaba muy bien alimentado.

Virgilio Piñera, Cuentos, Ed. Alfaguara, Madrid 1983.

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 El cuento de Virgilio Piñera nos da pié para trabajar en la creación de un personaje como el del señor Arnaldo, un individuo que, al parecer, tiene tal capacidad de convicción en el pueblo que todos le hacen caso: él enseña cómo hay que cortar la carne; decreta qué hay que cortar y cuándo. Una de las tareas más complicadas de una narración es dar vida a los personajes porque ellos son los principales creadores de la acción. Son los que tienen que resolver los problemas y enfrentarse u oponerse a otros. Para ello, tenemos que hacer todo lo posible por conocerlos en su totalidad y, aunque no aparezcan en un texto todas las características y peculiaridades, los escritores tienen que conocerlos en totalidad; de lo contrario, los personajes podrían mostrarse como seres acartonados, sin estar perfectamente definidos y esoentre otras cosas- los haría aparecer insulsos. Veamos cómo crearíamos un personaje que fuera capaz de hacer una acción semejante a la del señor Arnaldo. ¿A qué se dedica?

Aspecto físico

Profesión

Rasgos generales

Aficiones

Rasgos peculiares

Costumbres

Edad

Gustos

Manera de actuar

Cotidianeidad

Personalidad NOMBRE

Vida pasada ¿De dónde viene? ¿Por qué es así ahora¿ Historia personal

Vida social

¿Qué lugar ocupa en la sociedad? Amigos Familia

Rasgos generales Manera de hablar, Virtudes, defectos Rasgos peculiares

Vida secreta

Secretos ¿Por qué lo oculta? ¿Le persigue alguien?

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Ya tenemos el personaje. Ahora, buscaremos una acción, un problema que el personaje tenga que resolver en una o varias situaciones. Ya tienes una idea para un cuento. El gran Henry Miller en su libro Sexus, relata con furia y desesperación un acto de canibalismo, el acto erótico absoluto, la posesión amorosa total Soy insaciable. Comería pelo, cera sucia, coágulos de sangre, cualquier cosa y todo lo que sea tuyo. Preséntame a tu padre con sus trapisondas, con sus caballos de carreras, sus entradas gratis para la ópera; los comeré a todos, los tragaré vivos. ¿Dónde está la silla en que te sientas, dónde está tu peine favorito, tu cepillo de dientes, tu lima de uñas? Sácalos para que los pueda devorar de un bocado. Dices que tienes una hermana más hermosa que tú. Muéstramela…quiero arrancarle la carne de los huesos.



Difícil tarea la que propone Miller, comer a la persona amada y a todo lo que le rodea. Pero no imposible. Busquemos todos los verbos sinónimos de comer: tragar, devorar, degustar, masticar, deglutir…. Pensemos en la persona amada y hagamos un inventario de todo lo que podemos comer de él o ella: su físico, trozo por trozo; sus pertenencias, sus deseos, sus pensamientos, sus miedos, sus trabajos, sus recuerdos… y comámoslo todo sin dejar rastro de la persona que era.

10. LOS PACIENTES ALQUIMISTAS. “Poner los frijoles a cocer fue lo primero que hizo Tita en cuanto se levantó a las cinco de la mañana. Laura Esquivel. Como agua para chocolate.

Si hay una creación del hombre que merece ser alabada ésa es la cocina. Durante siglos, no se le dio más importancia a la cocina y a los cocineros y cocineras que el hecho vital de alimentarse; ésto se debía a que conseguir comida era ya harto difícil para la mayoría como que, por añadidura se pudiese pensar que el hacer de comer tuviese que ser considerado un arte. Sin embargo, a lo largo y ancho de la historia ha habido verdaderos artistas creadores en los fogones, algunos de los cuales han sido tratados en el capítulo correspondiente al sentido del gusto. Recordemos a Brillat-Savarin; a Apicio y, genio entre los genios, al mismísimo Leonardo quién no se privó de escribir sobre los modos y artes de la cocina. Más adelante, la leyenda nos proporcionó a un personaje del que no se sabe a ciencia cierta si existió realmente: Vatel, supuesto cocinero de la corte de Luis XIV quién dejó constancia de su saber con la incorporación a la cocina de verdaderas innovaciones como la crema de chantilly y sus extraordinarias puestas en escena de suntuosos banquetes para deleitar al rey y sus invitados. Pero, fue a partir del siglo XIX con la aparición de los restaurantes cuando podemos hablar ya de la cocina profesional. A partir de entonces, la cocina ha llegado a cotas altísimas de innovación, siendo Francia la pionera en ser famosa por sus cocineros

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y, ahora, en nuestro país podemos decir que estamos a la cabeza de la creación culinaria de la mano de muchos e importantes cocineros, destacando sobretodos ellos los nombres de Arzak y Ferran Adriá, verdaderos alquimistas y magos de una cocina que pretende ir más allá de lo ya existente, y que nos proporcionan continuas sorpresas fruto de una paciente labor investigadora y, sobre todo creadora. En un delicioso libro titulado “Los secretos de El Bulli”, Ferran Adriá reflexiona sobre diversos aspectos de la cocina y de la creatividad y el proceso creativo. Seleccionamos aquí un párrafo sobre su idea de la cocina de vanguardia. En el ámbito de la creatividad existe un gran número de tendencias y corrientes, y las más polémicas siempre se han relacionado con la vanguardia. Ser vanguardista significa, en síntesis, adelantarse al tiempo, el cual, paradójicamente, decidirá si el proceso que se ha producido es vanguardia o no lo es. Si lo que actualmente creemos que es cocina de vanguardia dentro de unos años no ha arraigado y no se ha consolidado, no merecerá ese nombre; se tratará, en ese caso, de una simple moda pasajera. La vanguardia ha existido siempre. En el caso de la gastronomía se puede afirmar que hubo un tiempo más o menos remoto en el que, por poner un ejemplo, la tortilla de patatas, la mayonesa, el hojaldre, fueron vanguardia. La cocina, como muchos otros campos del conocimiento humano, ha evolucionado gracias a una serie de personas que, olvidando los prejuicios, conservando la entereza y la serenidad y relativizando las críticas, han creado conceptos nuevos con la ayuda de unas técnicas y unos conocimientos amplios.

Ferran Adriá. Los secretos del El Bulli. Pues bien, no vamos a pretender crear conceptos nuevos en esta aproximación a la escritura pero sí que podemos tratar de ser innovadores y originales con la ayuda de la creatividad y con el ejemplo de otros escritores.

 Comenzaremos con una receta literaria. El texto motivador es de Susana Langer que nos ofrece una desoladora manera de cocinar todas nuestras frustraciones.

Oriental de pollo y jamón • • • • • • • • • •

Una cebolla, un puerro, un apio picado. Un pocillo de aceite. Una zanahoria pelada. Una cabeza de tomate triturado. 100gr.. de Miguel en cuchillos afilados '1/4 de pollo destrozado (Afuera llueve. No limpié los baños) 1/2taza de champignones en láminas. Una copa de vino blanco con vidrio triturado. Sal, pimienta, salsa de soja. Un pocillo de caldo.

Procedimiento: Rehogar la rutina con Miguel, el puerro y el apio en el aceite. Agregar la zanahoria y cocinar unos minutos. Añadir el tomate, la angustia, el pollo, la cuenta de Entel, el crédito vencido, el vino, los champiñones y condimentos. Calcinar unos treinta minutos más. Finalmente incorporar el caldo, dejar unos minutos para tirar bien y caer con la pasta de su elección sobre la mesa de su cocina. Caer ahí y dejarse estar, hasta que vengan los chicos con sus

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dedos pringosos que engrasan el pelo y pidan agua y pidan pis y pidan caca y levantarse como todos los días y abrir la heladera y encender la luz del baño y darse cuenta de que el rollo de papel higiénico se terminó y colocar otro y mirarse al espejo y ver, no sé, una mujer gris, desconocida, con el pelo aceitado y ojos de robot

Una receta de cocina es una manera de redactar instrucciones, pero, si a eso le añadimos toda una serie de vivencias, deseos, frustraciones, emociones, tristezas y alegrías, podemos crear textos de forma inusual y creativa. Procedimiento: • •



De manera torbellínica (T.I. ) vamos a decir todos los pensamientos, sentimientos, preocupaciones, deseos, intereses, disgustos, etc., que tenemos hacia esa persona. La receta ¿ a qué huele? ¿qué textura tiene? ¿a qué sabe? ¿cómo vamos a llamarla? ¿qué ingredientes, además de los necesarios vamos a añadir? ¿qué queremos conseguir? ¿queremos expresar algo alegre? ¿o triste? ¿o queremos expresar nuestra rabia? ¿nuestro amor? ¿nuestro desamor? ¿es dulce? ¿salada? ¿picante? ¿especiada? Finalmente, elegimos la receta adecuada e intercambiamos los sentimientos, deseos, pensamientos con los que hemos trabajado antes y escribimos el texto.

Ramón Gómez de la Serna escribió greguerías relacionadas con la cocina y los alimentos. Ej. : • • • • • •

Cuando hay mucho ajo en la cocina es que se ha soltado la trenza la cocinera. La goma de borrar es el polvorón que se come los dibujos. Un beso de primera calidad está hecho de fresa con chantilly. Cocido e una pecera en que a veces hay un hueso, un ala, un pedazo de mejilla a medio afeitar y al fondo unas piedrecitas de río. La morcilla es una transfusión de sangre con cebolla. La fresa está hecha d corazones de pájaros verdes.

 La propuesta es hacer greguerías referidas a la cocina. Ramón Gómez de la Serna, definió las greguerías como “lo que gritan confusamente los seres desde su inconsciencia, lo que gritan las cosas”. En realidad consiste en hacer una asociación inusual entre objetos o ideas muy distintas a las que les damos nombres originales o sorprendentes.. Estos son algunos ejemplos. Ahora vamos a ver cómo se hacen las greguerías. a) Exploración multisensorial del objeto: Primero, definiremos las características de dos objetos: El baño y la sopa. Hacemos una descripción de estos dos elementos y decimos lo que nos sugiere a cada uno.

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SACACORCHOS

RAYO

Tornado Tirabuzón Trenza Muelle Remolino

Zigzag Trallazo Quebrada Escalera Río de fuego

b) Asociación inusual de ambos objetos: Un objeto y otro se funden siguiendo el esquema de Gómez de la Serna: A es B: Ejemplo: a. b. c. d.

El sacacorchos es una escalera en el corcho de la botella. El rayo es el tirabuzón que propulsa el Champán Otro tipo de greguería es: A actúa sobre B, siendo “actúa” cualquier verbo. Ej. : El vino con sifón se sube más pronto ayudado por las burbujas.

Ahora llega el momento de hacer greguerías relacionadas con el sentido del gusto. Hacemos aquí unas propuestas:

• • • • •

La botella.................................................................... Lo único que comen las puertas.................................. Las galletas son............................................................ Los lunares son............................................................ La sopa es.....................................................................

Nuestras greguerías pueden transformarse en poemas, en títulos para futuras narraciones o en eslóganes publicitarios.

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Capítulo VI.

EL SENTIDO DEL TACTO

Pero más, más ternura trae la caricia. Lentas, las manos se demoran, vuelven, también contemplan. Jorge Guillén - 181 -

EL TACTO “La piel es lo más profundo que hay en la persona”. Paul Valery 1. EL SENTIDO DEL TACTO 2. EL MUNDO EN LA PUNTA DE LOS DEDOS 3. LA TEXTURA DEL TEXTO 4. EL TACTO ASESINO 5. EL SENTIDO OFERENTE 6. EL SENTIDO CULPABLE 7. EL MUNDO INTOCABLE 8. EL MUNDO EN LAS MANOS 9. UN VIAJE HACIA EL FINAL. 10. LO QUE NOS SOBRA. 11. EL GOCE Y LA LUCHA. 12. TOCAR LO IMAGINADO

1. EL SENTIDO DEL TACTO El tacto es la primera de las sensaciones del ser humano; antes de nacer el bebé se mueve en el líquido amniótico del vientre de su madre y ya siente la caricia de esa casa acuosa y caliente que le protege, lo acaricia y le da vida. Aunque no es un sentido al que se le haya prestado tanta atención como a la vista o al oído, el tacto es un sentido muy extenso e imprescindible, tanto, que un ciego y sordo pueden arreglárselas sin ver ni oír, pero sería inimaginable que, además, pudieran prescindir del tacto. Gracias a él podemos apreciar la suavidad de la seda y distinguirla del áspero estropajo; saber si algo está caliente, frío o templado, experimentar la diferencia entre lo húmedo, mojado o seco, excitarnos sexualmente a través de la exploración de la piel del otro; conocer la ternura que proporciona la piel de un bebé. Sentir dolor, notar cómo la piel se nos eriza ante una situación de peligro o de miedo; sufrir escalofríos cuando tenemos fiebre. Somos capaces de leer con las yemas de los dedos y apretar la mano de los amigos para transmitirles nuestro afecto. Todas estas funciones y muchas más que trataremos de mostrar sucintamente constituyen el sentido del tacto. La recepción de las distintas sensaciones está repartida en diferentes elementos y constituida por distintas capas de la piel, que es, podríamos decir, el vestido del que no podemos prescindir; tenemos unos seis kilos de este maravilloso traje que se puede regenerar con las nuevas técnicas de los injertos; se puede tatuar, pintar, exponerla al sol para que nuestro cuerpo cambie de tono; mojar – porque es impermeable-, y se conserva bastante bien a lo largo de nuestra vida aunque mucha gente se empeñe en estirarla con cirugía estética .Las sensaciones de frío y de calor las percibimos gracias a unos pequeños corpúsculos que están situados en el nivel más profundo de la hipodermis. Están repartidos por todo el cuerpo y la sensibilidad es diferente según la zona. Son los corpúsculos de Krause; hay unos 260.000 para sentir la sensación de frío y los receptores de calor se llaman corpúsculos de Ruffini y de Vater-Pacini. Pero esto no es todo; además, a través de las terminaciones nerviosas sentimos el dolor. Están situadas en la capa profunda de la dermis. Hay lugares en la piel en la que se concentran más de 200 unidades por centímetro cuadrado. Para más

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precisión, cada uno de los pelos de nuestro cuerpo posee un músculo con el literario nombre de horripilador que, al contraerse provoca la llamad “carne de gallina”. Siguiendo por este apasionante mundo del tacto, nos encontramos con los corpúsculos de Meissner que están localizados en la parte papilar de la dermis. Son de un tamaño de 50 y 100 micras y son muy sensibles a la presión y al tacto. Están muy desarrollados en la punta de la lengua y de los dedos, de ahí que notemos esa presión con mayor intensidad en esos lugares. En zonas subterráneas, en el tejido subcutáneo existen las glándulas sudoríparas, reguladoras de la temperatura del cuerpo y que se abren al exterior por los poros. Las glándulas sebáceas rodean el pelo y segregan una sustancia aceitosa que lo empapa y le proporciona suavidad y flexibilidad. El pelo, que también es parte de nuestra piel, tiene bulbo y tallo y se mueve gracias al músculo horripilador que hace que se erice en determinadas situaciones. El tejido adiposo, reserva energética de nuestro organismo y manifestación de la suma belleza en las Venus esteatopigias de la antigüedad, rodean las nalgas, mamas y abdomen y algunos órganos como el corazón y los riñones. Aunque hoy en día no goza de demasiada popularidad, es un estupendo colchón que amortigua los golpes y las caídas. Pero aquí no se acaba la historia, todavía hay más capas y complicados mecanismos; sin embargo, dejaremos aquí esta introducción a este viaje que es el sentido del tacto para adentrarnos en periplos más literarios aunque no podemos decir que éste no haya sido poco poético.

2. EL MUNDO EN LA PUNTA DE LOS DEDOS. LA TEXTURA DEL TEXTO. Decía Freud que todo aquel que tenga ojos para ver y oídos para escuchar, podrá convencerse de que ningún mortal puede guardar un secreto. Si sus labios mantienen silencio, parloteará con la punta de los dedos; la traición brotará por todos sus poros. Es de todos sabido que la punta o la yema de los dedos es uno de los lugares de mayor agudeza táctil, tanto que los antiguos ladrones de cajas fuertes se limaban las puntas de los dedos para adelgazar un poco la capa epidérmica que contiene células muertas y así aumentar la sensibilidad de los dedos. Las manos, el órgano del cuerpo que usamos preferentemente- no únicamente- para tocar, se convierten en un elemento de adoración en el poema de Vicente Aleixandre “Mano entregada” Mano entregada Pero otro día toco su mano. Mano tibia. Tu delicada mano silente. A veces cierro Mis ojos y toco leve tu mano, leve toque Que comprueba su forma, que tienta Su estructura, sintiendo bajo la piel alada el duro hueso Insobornable, el triste hueso adonde no llega nunca el amor. Oh carne dulce, que sí se empapa del amor - 183 -

Hermoso. Es por la piel secreta, secretamente abierta. Invisiblemente entreabierta, por donde el calor tibio propaga su voz, su afán dulce; por donde mi voz penetra hasta tus venas tibias, para rodar por ellas en tu escondida sangre, como otra sangre que sonara oscura, que dulcemente besara por dentro, recorriendo despacio como sonido puro ese cuerpo, que ahora resuena mío, mío poblado de mis voces profundas, Oh resonado cuerpo sólo sonido de mi voz poseyéndole. Por eso, cuando acaricio tu mano, sé que sólo el hueso rehúsa mi amor- el nunca incandescente hueso del hombrey que una zona triste de tu ser rehúsa, mientras tu carne entera llega un instante lúcido en que total flamea, por virtud de ese lento contacto de tu mano, de tu porosa mano suavísima que gime, tu delicada mano silente, por donde entro despacio, despacísimo, secretamente en tu vida. hasta tus venas hondas totales donde bogo, donde te pueblo y canto completo entre tu carne.

Vicente Aleixandre, Historias del corazón .Espasa Calpe.  Esa parte del cuerpo adorada y explorada por el poeta la tomaremos prestada para una propuesta de escritura. Pero, antes haremos una exploración sensorial de la mano del otro utilizando todos nuestros sentidos, para su conocimiento exhaustivo. Para ello, pensemos cómo podemos conocer los secretos de esa parte del cuerpo; así, dediquémonos a pellizcar, oler, lamer, perfilar, dibujar, palpar, palmotear, pegar, besar, mojarla con nuestras lágrimas, escribir, modelar, estrujar, estrechar, mordisquear, acariciar, sentir su temperatura, sentir su estructura interior, ver como despliega los dedos… y todo lo que se nos ocurra, lentamente tratar de conocer ese universo que será nuestro paisaje e imaginarnos qué es ¿una isla?, ¿un río?, ¿una ciudad misteriosa? Vamos a intentar describir ese paisaje con todos sus accidentes, habitantes, sonidos, olores, sabores ¿qué puede ofrecer al viajero este extraordinario lugar que ha sido nuestro descubrimiento? Como ejemplo, aquí va el texto de Alberto Manguel de “Breve guía de lugares imaginarios” dedicado a una isla “Las manos” Manos, Las. Nombre que reciben dos pequeñas islas del Confín de Levante del archipiélago de Derramar. Deben su nombre a los promontorios montañosos que apuntan al norte, hacia las islas de Imperio Kargo, como los dedos de dos manos. Ambas islas están cubiertas de vegetación densa e impenetrable.

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La costa de la Mano este es inhóspita. En las rías que se internan entre los dedos los acantilados caen en pico hasta el agua, y en el resto de la isla no existen playas. En la Mano oeste hay una aldea situada allí donde un río turbulento da en el océano. Sus pobladores son gente rústica y tímida, pero hospitalaria. Sus barcas son de planchas montadas y remachadas una sobre otra para asegurar la resistencia del casco en una mar encrespada. Son pocos los barcos de Derramar que llegan a Las Manos y las canciones que fueron compuestas hace cientos de años resultan para los isleños toda una novedad. Ursula K. Le Guin, A wizard of Earthsea, Nueva York, 1968  Vamos a escribir. Este ejercicio requiere la exploración táctil de la mano de una persona. Antes de hacerla, nos planteamos las siguientes preguntas. ¿Qué clase de paisaje es la mano del otro? ¿Una isla, u desierto, una ciudad poblada de miles de personas? ¿Cuáles son sus secretos, qué es aquello que revela y aquello que esconde? ¿Cuál es vuestro rincón favorito? ¿Y aquél accidente que nos apareció por sorpresa? ¿Arrecian tempestades o reina siempre un clima benigno y apacible? ¿Dónde se aprecia el paisaje agreste que nos dificulta el avance y dónde el apacible en el que podemos reposar? ¿Por qué nos asesta un golpe de vez en cuando, si lo que esperamos es una caricia? ¿Cómo me desplazo a través de ella? Este tipo de interrogantes daría lugar a un texto de carácter lírico, emocional. Podríamos titularlo: Mapa para amantes. Pero, si hiciéramos otro tipo de exploración, de carácter más físico, nos daría como resultado un texto que podría aparecer en cualquier guía turística. Ej.: ¿Hay ciudades en este paisaje? ¿Cómo son? ¿Dónde están situadas? ¿Hay carreteras, autopistas o caminos estrechos y tortuosos? ¿Qué clima predomina en este lugar? ¿Llueve? ¿Hace mucho frío? ¿Hay hoteles o lugares donde refugiarse? ¿Hay playas? ¿Montañas o colinas? ¿Se aprecia algún río? ¿Algún valle? etc.… Y así, haciéndonos preguntas, indagando sobre el paisaje del otro podemos escribir textos, o guías a la manera del ejemplo que mostramos más arriba en la que la mano del otro se describa como un territorio totalmente explorado a través del tacto. Otra opción es escribir un poema en el que podamos mostrar nuestro conocimiento y emoción resultado de una exploración sensorial previa. Para ello, podemos utilizar una estructura o matriz anafórica en donde “encajar” los versos. Tu mano es + identificación metafórica Ej.:

Tu mano es una isla que me acoge,

Tu mano es el oasis que yo espero, Tu mano es un bosque en el desierto…

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Y así seguiremos hasta terminar esta serie con un verso final que rompa esta estructura repetitiva. En este caso, la mano del otro se compara con un paisaje, un fenómeno atmosférico, un accidente, etc. Él escuchaba, mantenía la vista fija en un marco de plata, vacío, colgado de la pared, hasta que al final te bese en el corazón, porque Te deseo, morderé la piel que late sobre tu corazón, porque te deseo, y con el corazón entre mis labios tú serás mío de verdad, con mi boca en el corazón tú serás mío para siempre, si no me crees abre los ojos, amado señor mío, y mírame, soy yo, quién podrá borrar este instante que sucede, y este cuerpo mío ya sin seda, tus manos que lo tocan, tus ojos que lo miran, dijo ella, se había inclinado hacia la lámpara, la luz se reflejaba en las hojas y pasaba a través de su vestido transparente, tus dedos en mi sexo, tu lengua sobre mis labios, tú que te deslizas debajo de mí, aferras mis caderas, me levantas, dejas que me deslice sobre tu sexo, despacio, quién podrá borrar esto, tú dentro de mí moviéndote lentamente, tus manos en mi rostro, tus dedos en mi boca, el placer en tus ojos, tu voz, te mueves lentamente pero hasta hacerme daño, mi placer, mi voz, él escuchaba, de pronto se volvió a mirarla, la vio, quiso bajar los ojos pero no lo consiguió, mi cuerpo sobre el tuyo, tu espalda que me alza, tus brazos que no dejan que me marche, los golpes dentro de mí, es violencia dulce, veo tus ojos que buscan en los míos, quieren saber hasta dónde hacerme daño, hasta donde quieras, amado señor mío, no hay final, no acabará, ¿lo ves?, nadie podrá borrar este instante que sucede, para siempre echarás la cabeza hacia atrás, gritando, para siempre cerraré los ojos separando las lágrimas de mis pestañas, mi voz dentro de la tuya, tu violencia que me tiene aferrada, no queda ya tiempo para huir ni fuerza para resistirse, tenía que ser este instante, y este instante es, créeme, amado señor mío, este instante existirá, de ahora en adelante, existirá hasta el final. Hasta el final, dijo ella, con un hilo de voz, después se detuvo. No había más signos en la hoja que tenía en la mano: la última. Pero cuando le dio la vuelta para dejarla vio en el envés unas líneas más, ordenadas, tinta negra en el centro de la página blanca. Alzó la vista hacia Hervé Joncour. Sus ojos la miraban fijamente y ella percibió que eran unos ojos bellísimos. Volvió a bajar la vista hacia la hoja. -No nos veremos más, señor. Dijo. -Lo que era para nosotros, lo hemos hecho, y vos lo sabéis. Creedme: lo hemos hecho para siempre. Preservad vuestra vida resguardada de mí. Y no dudéis un instante, si fuese útil para vuestra felicidad, en olvidar a esta mujer que ahora os dice, sin añoranza, adiós.

Alexandro Baricco, Seda

 Este bellísimo texto es el fragmento de una carta de despedida que la misteriosa protagonista le escribe a Hervé Joncour. En ella, la mujer le recuerda el tacto y el ruido de la seda, ese tejido hecho con los capullos de los gusanos de seda que él se encargaba de comprar para llevar a Italia. La propuesta de escritura consiste en escribir una carta en la que analizaremos el tacto de un tejido para después describir un acto amoroso que refleje las mismas sensaciones que la experiencia de la exploración táctil. Para ello, elegiremos un tejido cualquiera, por ejemplo, el terciopelo. Pasamos las yemas de los dedos sobre el tejido; lo contrastamos con la sensación que produce en otras partes del cuerpo. Lo tocamos a favor del tejido y al revés; analizamos - 186 -

nuestras sensaciones transformándolas en adjetivos, en frases que nos sugiera esta experiencia. Luego, seguimos con la exploración sensorial; lo olemos, le pasamos delicadamente la lengua y evocamos situaciones que traigan a nuestra memoria recuerdos personales relacionados con el tacto, por ejemplo, la sensación que provoca en nosotros la piel de un bebé, el tacto de una persona anciana que tenga o haya tenido una estrecha relación con nosotros, el recuerdo del amante, un objeto al que estemos muy apegados, o un animal con el que tengamos una relación de afecto. La tarea consiste en escribir una carta en la que demos rienda suelta a nuestros recuerdos sensoriales, sobre todo el tacto. Pero el texto es, en sí mismo, algo que casi podemos tocar si descubrimos el entramado que lo conforma. Es como un tejido hecho de palabras y de silencios, tiene una trama, es una tela que puede ser áspera, sensible, dura, cálida o fría; colorida o gris; ancha o estrecha y de todas las miles de formas que podamos imaginar. Tratemos de describir un libro por su tacto; descubramos en él texturas de todo tipo, en una palabra, intentemos descubrir cómo está tejido ese texto que tenemos ante nosotros. Es un buen ejercicio para ir más allá de una lectura puramente visual. Pensemos en un texto que tenga la textura del terciopelo ¿Qué clase de texto sería? Probablemente estaríamos hablando de un cuento de carácter amoroso, lírico o, quizás, del género fantástico. ¿Qué vocabulario incluiría? Pues, no cabe duda que tendríamos que incluir adjetivos como “suave”, “silencioso”, “cálido”, “elegante”, “nocturno”, “perfumado”, “aristocrático”, “regio”, “caro”, “sinuoso”, “misterioso”, etc.

3. EL TACTO ASESINO “En la audacia el tacto consiste en saber cuán lejos se puede llegar” Jean Cocteau. Si bien en un libro se cuentan historias que tratan de mostrarnos fragmentos de la vida de otros, también esconden secretos en sus propias páginas que pueden conducir a sus protagonistas por senderos peligrosos. En la novela “El nombre de la rosa”, de Umberto Eco, una peligrosa trama se escondía tras la muerte de los monjes de una abadía benedictina. Una de las muertes se produce por envenenamiento por estar en contacto con tinta envenenada con la que los monjes trabajan para confeccionar sus libros.

 Escribir un cuento de misterio y terror parece una tarea de especialistas. Y lo es, pero ¿por qué no intentarlo sin tenemos maestros a los que poder imitar? Imaginemos una mano que aparece un día en nuestro jardín. Es una mano humana • • •

¿De quién? ¿Lleva alguna marca de distinción? ¿Hace algo malo? - 187 -

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¿Qué hacemos nosotros? ¿Por qué apareció en nuestro jardín? ¿Qué sensación nos ha causado? ¿Ha causado alguna muerte? ¿De qué color son las uñas? ¿Y la piel? ¿A qué profesión se dedicaba el dueño o dueña de la mano? ¿Lleva algún perfume? ¿Es de una persona joven? ¿De qué color sería el guante que cubriría esta mano en invierno?...

Podemos seguir haciéndonos preguntas para estructurar el relato. Luego elaboramos un texto en primera persona la que la mano es la protagonista. Veamos un ejemplo del escritor español Max Aub. Es un relato muy corto y tiene un tono humorístico, pero nos sirve de ejemplo para ver que, de un detalle como es la uña, se puede hacer un buen relato. El cementerio está cerca. La uña del meñique derecho de Pedro Pérez, enterrado ayer, empezó a crecer tan pronto como colocaron la losa. Como el féretro era de mala calidad (pidieron el ataúd más barato) la garfa no tuvo dificultad para despuntar deslizándose hacia la pared de la casa. Allí serpenteó hasta la ventana del dormitorio, se metió entre el montante y la peana, resbaló por el suelo escondiéndose tras la cómoda hasta el recodo de la pared para seguir tras la mesilla de noche y subir por la orilla del cabecero de la cama. Casi de un salto atravesó la garganta de Lucía, que ni ¡ay! dijo, para tirarse hacia la de Miguel, traspasándola. Fue lo menos que pudo hacer el difunto: también es cuerno la uña.

Max Aub. La uña y otros cuentos. Ediciones Picazo. Barcelona.1972 Otro ejemplo de un cuento sobre un misterio es éste de Guy de Maupassant que también trata sobre una mano. La mano Estaban en círculo en torno al señor Bermutier, juez de instrucción, que daba su opinión sobre el misterioso suceso de Saint-Cloud. Desde hacía un mes, aquel inexplicable crimen conmovía a París. Nadie entendía nada del asunto. El señor Bermutier, de pie, de espaldas a la chimenea, hablaba, reunía las pruebas, discutía las distintas opiniones, pero no llegaba a ninguna conclusión. Varias mujeres se habían levantado para acercarse y permanecían de pie, con los ojos clavados en la boca afeitada del magistrado, de donde salían las graves palabras. Se estremecían, vibraban, crispadas por su miedo curioso, por la ansiosa e insaciable necesidad de espanto que atormentaba su alma; las torturaba como el hambre. Una de ellas, más pálida que las demás, dijo durante un silencio: -Es horrible. Esto roza lo sobrenatural. Nunca se sabrá nada. El magistrado se dio la vuelta hacia ella: -Sí, señora, es probable que no se sepa nunca nada. En cuanto a la palabra sobrenatural que acaba de emplear, no tiene nada que ver con esto. Estamos ante un crimen muy hábilmente concebido, muy hábilmente ejecutado, tan bien envuelto en misterio que no podemos despejarlo de las circunstancias impenetrables que lo rodean. Pero yo, antaño, tuve que encargarme de un suceso en que verdaderamente parecía que había algo fantástico. Por lo demás, tuvimos que abandonarlo, por falta de medios para esclarecerlo. Varias mujeres dijeron a la vez, tan de prisa que sus voces no fueron sino una:

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-¡Oh! Cuéntenoslo. El señor Bermutier sonrió gravemente, como debe sonreír un juez de instrucción. Prosiguió: -Al menos, no vayan a creer que he podido, incluso un instante, suponer que había algo sobrehumano en esta aventura. No creo sino en las causas naturales. Pero sería mucho más adecuado si en vez de emplear la palabra sobrenatural para expresar lo que no conocemos, utilizáramos simplemente la palabra inexplicable. De todos modos, en el suceso que voy a contarles, fueron sobre todo las circunstancias circundantes, las circunstancias preparatorias las que me turbaron. En fin, éstos son los hechos: «Entonces era juez de instrucción en Ajaccio, una pequeña ciudad blanca que se extiende al borde de un maravilloso golfo rodeado por todas partes por altas montañas. «Los sucesos de los que me ocupaba eran sobre todo los de vendettas. Los hay soberbios, dramáticos al extremo, feroces, heroicos. En ellos encontramos los temas de venganza más bellos con que se pueda soñar, los odios seculares, apaciguados un momento, nunca apagados, las astucias abominables, los asesinatos convertidos en matanzas y casi en acciones gloriosas. Desde hacía dos años no oía hablar más que del precio de la sangre, del terrible prejuicio corso que obliga a vengar cualquier injuria en la propia carne de la persona que la ha hecho, de sus descendientes y de sus allegados. Había visto degollar a ancianos, a niños, a primos; tenía la cabeza llena de aquellas historias. «Ahora bien, me enteré un día de que un inglés acababa de alquilar para varios años un pequeño chalet en el fondo del golfo. Había traído con él a un criado francés, a quien había contratado al pasar por Marsella. «Pronto todo el mundo se interesó por aquel singular personaje, que vivía solo en su casa y que no salía sino para cazar y pescar. No hablaba con nadie, no iba nunca a la ciudad, y cada mañana se entrenaba durante una o dos horas en disparar con la pistola y la carabina. «Se crearon leyendas en torno a él. Se pretendió que era un alto personaje que huía de su patria por motivos políticos; luego se afirmó que se escondía tras haber cometido un espantoso crimen. Incluso se citaban circunstancias particularmente horribles. «Quise, en mi calidad de juez de instrucción, tener algunas informaciones sobre aquel hombre; pero me fue imposible enterarme de nada. Se hacía llamar sir John Rowell. «Me contenté, pues, con vigilarlo de cerca; pero, en realidad, no me señalaban nada sospechoso respecto a él. «Sin embargo, al seguir, aumentar y generalizarse los rumores acerca de él, decidí intentar ver por mí mismo al extranjero, y me puse a cazar con regularidad en los alrededores de su dominio. «Esperé durante mucho tiempo una oportunidad. Se presentó finalmente en forma de una perdiz a la que disparé y maté delante de las narices del inglés. Mi perro me la trajo; pero, cogiendo en seguida la caza, fui a excusarme por mi inconveniencia y a rogar a sir John Rowell que aceptara el pájaro muerto. «Era un hombre grande con el pelo rojo, la barba roja, muy alto, muy ancho, una especie de Hércules plácido y cortés. No tenía nada de la rigidez llamada británica, y me dio las gracias vivamente por mi delicadeza en un francés con un acento de más allá de la Mancha. Al cabo de un mes habíamos charlado unas cinco o seis veces. «Finalmente una noche, cuando pasaba por su puerta, lo vi en el jardín, fumando su pipa a horcajadas sobre una silla. Lo saludé y me invitó a entrar para tomar una cerveza. No fue necesario que me lo repitiera. «Me recibió con toda la meticulosa cortesía inglesa; habló con elogios de Francia, de Córcega, y declaró que le gustaba mucho este país, y esta costa. «Entonces, con grandes precauciones y como si fuera resultado de un interés muy vivo, le hice unas preguntas sobre su vida y sus proyectos. Contestó sin apuros y me contó que había viajado mucho por África, las Indias y América. Añadió riéndose: «-Tuve mochas avanturas, ¡oh! yes. «Luego volví a hablar de caza y me dio los detalles más curiosos sobre la caza del hipopótamo, del tigre, del elefante e incluso la del gorila. Dije: «-Todos esos animales son temibles. «Sonrió:

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«-¡Oh, no! El más malo es el hombre. «Se echó a reír abiertamente, con una risa franca de inglés gordo y contento: «-He cazado mocho al hombre también. «Después habló de armas y me invitó a entrar en su casa para enseñarme escopetas con diferentes sistemas. «Su salón estaba tapizado de negro, de seda negra bordada con oro. Grandes flores amarillas corrían sobre la tela oscura, brillaban como el fuego. Dijo: «-Eso ser un tela japonesa. «Pero, en el centro del panel más amplio, una cosa extraña atrajo mi mirada. Sobre un cuadrado de terciopelo rojo se destacaba un objeto rojo. Me acerqué: era una mano, una mano de hombre. No una mano de esqueleto, blanca y limpia, sino una mano negra reseca, con uñas amarillas, los músculos al descubierto y rastros de sangre vieja, sangre semejante a roña, sobre los huesos cortados de un golpe, como de un hachazo, hacia la mitad del antebrazo. «Alrededor de la muñeca una enorme cadena de hierro, remachada, soldada a aquel miembro desaseado, la sujetaba a la pared con una argolla bastante fuerte como para llevar atado a un elefante. Pregunté: «-¿Qué es esto? «El inglés contestó tranquilamente: «-Era mejor enemigo de mí. Era de América. Ello había sido cortado con el sable y arrancado la piel con un piedra cortante, y secado al sol durante ocho días. ¡Aoh, muy buena para mí, ésta. «Toqué aquel despojo humano que debía de haber pertenecido a un coloso. Los dedos, desmesuradamente largos, estaban atados por enormes tendones que sujetaban tiras de piel a trozos. Era horroroso ver esa mano, despellejada de esa manera; recordaba inevitablemente alguna venganza de salvaje. Dije: «-Ese hombre debía de ser muy fuerte. «El inglés dijo con dulzura: «-Aoh yes; pero fui más fuerte que él. Yo había puesto ese cadena para sujetarle. «Creí que bromeaba. Dije: «-Ahora esta cadena es completamente inútil, la mano no se va a escapar. «Sir John Rowell prosiguió con tono grave: «-Ella siempre quería irse. Ese cadena era necesario. «Con una ojeada rápida, escudriñé su rostro, preguntándome: "¿Estará loco o será un bromista pesado?" «Pero el rostro permanecía impenetrable, tranquilo y benévolo. Cambié de tema de conversación y admiré las escopetas. «Noté sin embargo que había tres revólveres cargados encima de unos muebles, como si aquel hombre viviera con el temor constante de un ataque. «Volví varias veces a su casa. Después dejé de visitarlo. La gente se había acostumbrado a su presencia; ya no interesaba a nadie. «Transcurrió un año entero; una mañana, hacia finales de noviembre, mi criado me despertó anunciándome que Sir John Rowell había sido asesinado durante la noche. «Media hora más tarde entraba en casa del inglés con el comisario jefe y el capitán de la gendarmería. El criado, enloquecido y desesperado, lloraba delante de la puerta. Primero sospeché de ese hombre, pero era inocente. «Nunca pudimos encontrar al culpable. «Cuando entré en el salón de Sir John, al primer vistazo distinguí el cadáver extendido boca arriba, en el centro del cuarto. «El chaleco estaba desgarrado, colgaba una manga arrancada, todo indicaba que había tenido lugar una lucha terrible. «¡El inglés había muerto estrangulado! Su rostro negro e hinchado, pavoroso, parecía expresar un espanto abominable; llevaba algo entre sus dientes apretados; y su cuello, perforado con cinco agujeros que parecían haber sido hechos con puntas de hierro, estaba cubierto de sangre. «Un médico se unió a nosotros. Examinó durante mucho tiempo las huellas de dedos en la carne y dijo estas extrañas palabras:

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«-Parece que lo ha estrangulado un esqueleto. «Un escalofrío me recorrió la espalda y eché una mirada hacia la pared, en el lugar donde otrora había visto la horrible mano despellejada. Ya no estaba allí. La cadena, quebrada, colgaba. «Entonces me incliné hacia el muerto y encontré en su boca crispada uno de los dedos de la desaparecida mano, cortada o más bien serrada por los dientes justo en la segunda falange. «Luego se procedió a las comprobaciones. No se descubrió nada. Ninguna puerta había sido forzada, ninguna ventana, ningún mueble. Los dos perros de guardia no se habían despertado. «Ésta es, en pocas palabras, la declaración del criado: «Desde hacía un mes su amo parecía estar agitado. Había recibido muchas cartas, que había quemado a medida que iban llegando. «A menudo, preso de una ira que parecía demencia, cogiendo una fusta, había golpeado con furor aquella mano reseca, lacrada en la pared, y que había desaparecido, no se sabe cómo, en la misma hora del crimen. «Se acostaba muy tarde y se encerraba cuidadosamente. Siempre tenía armas al alcance de la mano. A menudo, por la noche, hablaba en voz alta, como si discutiera con alguien. «Aquella noche daba la casualidad de que no había hecho ningún ruido, y hasta que no fue a abrir las ventanas el criado no había encontrado a sir John asesinado. No sospechaba de nadie. «Comuniqué lo que sabía del muerto a los magistrados y a los funcionarios de la fuerza pública, y se llevó a cabo en toda la isla una investigación minuciosa. No se descubrió nada. «Ahora bien, tres meses después del crimen, una noche, tuve una pesadilla horrorosa. Me pareció que veía la mano, la horrible mano, correr como un escorpión o como una araña a lo largo de mis cortinas y de mis paredes. Tres veces me desperté, tres veces me volví a dormir, tres veces volví a ver el odioso despojo galopando alrededor de mi habitación y moviendo los dedos como si fueran patas. «Al día siguiente me la trajeron; la habían encontrado en el cementerio, sobre la tumba de sir John Rowell; lo habían enterrado allí, ya que no habían podido descubrir a su familia. Faltaba el índice. «Ésta es, señoras, mi historia. No sé nada más.» Las mujeres, enloquecidas, estaban pálidas, temblaban. Una de ellas exclamó: -¡Pero esto no es un desenlace, ni una explicación! No vamos a poder dormir si no nos dice lo que según usted ocurrió. El magistrado sonrió con severidad: -¡Oh! Señoras, sin duda alguna, voy a estropear sus terribles sueños. Pienso simplemente que el propietario legítimo de la mano no había muerto, que vino a buscarla con la que le quedaba. Pero no he podido saber cómo lo hizo. Este caso es una especie de vendetta. Una de las mujeres murmuró: -No, no debe de ser así. Y el juez de instrucción, sin dejar de sonreír, concluyó: -Ya les había dicho que mi explicación no les gustaría.

Guy de Maupassant Cuando escribamos el relato hay que tener en cuenta • • • • • •

El narrador El tono La estructura El escenario El inicio El final - 191 -

4. EL SENTIDO OFERENTE “No hay deseo inocente” Luís Buñuel Hay un relato del escritor japonés Yatsunari Kawabata llamado “El brazo”, en el que la protagonista, en un acto de amor le ofrece a su amado la parte del cuerpo que le resulta más erótico: el brazo. Sin dudarlo, la joven arranca su brazo y se lo da a su amante para que lo lleve siempre consigo. (…)- Puedo dejarte uno de mis brazos para esta noche -dijo la muchacha. Se quitó el brazo derecho desde el hombro y, con la mano izquierda, lo colocó sobre mi rodilla. -Gracias -me miré la rodilla: el calor del brazo la penetraba. -Pondré el anillo. Para recordarte que es mío -sonrió, Para recordarte que es mío- sonrió y levantó el brazo izquierdo a la altura de mi pecho-, Por favor. Con un solo brazo, para ella era difícil quitarse el anillo. -¿Es un anillo de pedida? -No, un regalo. De mi madre. Era de plata, con pequeños diamantes engarzados. -Tal vez se parezca a un anillo de pedida, pero no me importa. Lo llevo, y cuando me lo quito es como si estuviera abandonando a mi madre. Levanté el brazo que tenía sobre la rodilla, saqué el anillo y lo deslicé en el anular. -¿En éste? -Sí -asintió ella-. Parecería artificial si no se doblan líos dedos y el codo. No te gustaría. Deja que los doble por ti. Tomó el brazo de mi rodilla y, suavemente, apretó los labios contra él. Entonces los posó en las articulaciones de los dedos. -Ahora se moverán.(…) Yatsunari Kawabata En este pequeño fragmento, el objeto de culto erótico parece tener una identidad independiente del resto del cuerpo, es el mejor regalo que ella pude hacerle porque, además, es el brazo que lleva el anillo que le regaló su madre, lo cual lo hace más valioso. A partir de entonces, es el brazo el verdadero protagonista del relato, se convierte en una metonimia de la joven que está representada única y exclusivamente por ese miembro que llena todas las aspiraciones del protagonista.



Partiendo de este fragmento de Kawabata proponemos un ejercicio de flexibilidad dinámica. Lo haremos cambiando el punto de vista de la narración haciendo que el narrador sea otro, el brazo. ¿Qué pensaría el brazo cuando fue arrancado de la joven? ¿Por qué le dio calor a su rodilla? ¿Qué hizo cuando el protagonista se lo llevó consigo? ¿Sintió nostalgia? ¿Alegría? ¿Duda? ¿Qué quiere expresar con el movimiento de sus dedos? ¿Siente nostalgia del cuerpo? ¿Qué hará cuando tenga que rascarse? ¿Tiene las mismas sensaciones que antes? ¿Se siente querido? ¿Qué piensa hacer ahora?...

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Seguimos haciéndonos preguntas de manera torbellínica y escribimos un texto en el que el narrador sea el brazo. Podemos intercalar una descripción de los lugares por donde se mueve pero, en vez de utilizar el sentido de la vista, el brazo sólo puede utilizar el tacto. Pensemos en un relato en primera persona en el que el brazo cuente su experiencia como elemento intermedio entre la joven y el amante, pero, en este caso, es un partícipe activo en el relato.  En una segunda opción de escritura imaginemos que queremos dejar en herencia a la persona que más amamos aquellos órganos de nuestro cuerpo, aquellos recuerdos que están relacionados con el sentido del tacto. ¿Cómo redactaríamos este original testamento? Ej.: Es mi deseo que, después de mi fallecimiento, mis más preciados bienes que están relacionados con lo que toqué y amé, pasen a mi querido/a Julián. Así, quiero que reciba, en primer lugar mis labios. Recuerdo el tacto de las fresas recién cogidas cuando, al introducirlas en la boca mis labios se cerraban como una gran O alrededor de la carnosa pulpa cubierta de pequeñas semillas que me cosquilleaban los labios. Era ese instante previo al mordisco que haría explotar en mi boca el delicioso sabor a verano. También quiero que reciba las yemas de mis dedos, principalmente las yemas de mi mano izquierda pues creo que los tengo más sensibles al tacto que las de la derecha. Con ellas desearía que el beneficiario de mis bienes recorriera, muy lentamente, espaldas, labios, torsos, rodillas, piernas, pies; que aprisionen trozos de pelo entre ellas; que mojen agua fresca de una fuente para llevársela a la boca y que pongan silencio a unos labios con una caricia… El testamento del tacto puede ser interminable, pero el párrafo anterior es una pequeña muestra de cómo trabajar. Se trata de hacer una lista de nuestros recuerdos táctiles, seleccionarlos y escribir un texto que tenga las características de un testamento.

5.EL SENTIDO CULPABLE. “El tacto es la audacia de saber cuan lejos se puede ir”. Guy de Cars En “Las raíces históricas del cuento”, Vladimir Propp explica cómo, entre otros impedimentos, a los reyes y a los hijos de los reyes les estaba prohibido tocar la tierra y ser tocados por los demás y por eso el rey vivía en lo alto, encerrado en una torre, lo más lejos posible del suelo (p.48). La razón no era otra que preservar a su pueblo y a él mismo de los misteriosos e inexplicable males que les rodeaban y que ellos no podían vencer si no era a través de sacrificios y ofrendas. Terrible destino ser desposeídos del sentido que se extiende por todo nuestro cuerpo y que nadie desearía perder pues eso significaría perder el contacto directo con el otro, no sentir nada al ser acariciado o besado. En los cuentos de hadas, éstas ofrecen - 193 -

sus mejores dones y regalos tocando con una varita mágica al receptor de los dones; muchos males y desgracias acaecían si algún personaje tocaba algo que estaba prohibido. La historia que representa por antonomasia el poder del sentido del tacto y de los males que pueden resultar de una demediada ambición es, sin duda, el relato mitológico del Rey Midas.

El Rey Midas Cuenta la leyenda que Dionisos, mientras vagaba por Asia menor, echó en falta a un compañero suyo, un anciano llamado Sileno. Éste se había quedado dormido al pie de un árbol, donde lo encontraron los criados del rey Midas, hombre rico y lleno de avaricia. Midas, sabedor de que Sileno era compañero del dios, le trató con respeto, agasajándolo por espacio de diez días. Cuando Sileno manifestó deseos de marcharse, el rey le acompañó hasta los confines de su territorio, Frigia, prodigándole muestras de respeto y afecto por lo que conmovido el dios Dionisos por la forma con que Midas había tratado a Sileno, le preguntó qué don deseaba le concediese. Midas exclamó que si pudiera escoger pediría que todo cuanto tocara se convirtiese en oro. Dionisos deploró que el rey hubiera hecho semejante petición, pero sin embargo le complació en todo. En efecto, ya de regreso a su casa andaba el rey Midas muy contento con el don recibido del dios y queriendo comprobar si era cierto, desgajó una rama de un árbol, observando que inmediatamente quedaba convertida en oro, cogió luego una piedra del camino y ocurrió lo mismo. Quebró unas espigas maduras y el trigo se tornó también oro. Contentísimo voló a su palacio y ordenó a sus criados que le prepararan la comida, pero cuando sus manos tocaron el sabroso y crujiente pan, éste se convirtió en una pieza mineral, fría y brillante, e igual ocurrió con la carne, el agua, la fruta, etcétera. Desesperado, comprendió el castigo de que había sido víctima al formular petición tan imprudente; podía ser el hombre más rico del mundo y sin embargo ya no podía ni comer ni beber, puesto que todo cuanto tocara se convertía en oro. Lleno de angustia se llevó las manos a la cabeza y ésta también se convirtió en oro, por lo que, dirigiéndose al dios y levantando los brazos suplicaba encarecidamente que le perdonase y le librase de aquella maldición. Compadecido Dionisos de lo que le estaba ocurriendo y queriendo deshacer el maleficio, le dijo que si quería curar su mal debería sumergir su cabeza en las aguas del río Pactolo. Lleno de alegría, el rey Midas se apresuró a cumplir la orden del dios y en aquel mismo instante fue curado del hechizo mágico, con la circunstancia de que, a partir de entonces, aquel río lleva grandes cantidades de tan preciado metal.

Adaptación de E. Molist, Enciclopedia de la Mitología

 El rey de la leyenda fue perdonado del pecado de la ambición y el tacto por el dios Dionisos y nosotros podemos tomar este relato como ejemplo para escribir nuestra propia leyenda partiendo de estos elementos que no deben faltar en el relato. •

Un espacio irreal: un lugar mágico, un bosque misterioso, el fondo del mar… - 194 -

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Un tiempo imaginario. Un o una protagonista que desea algo que pueda alcanzar con el uso del sentido del tacto: el deseo, el amor, las riquezas, la sabiduría… Una intervención de un personaje de carácter superior: un dios, un hada, un mago. Un conflicto que haga desear al personaje la vuelta a su estado inicial: demasiada ambición, no cumplir con las normas establecidas por el ser superior, la ruptura de una promesa… Una resolución gracias a la intervención del dios, hada o mago para solucionar el conflicto: la vuelta a la realidad y a la bondad, pagar un precio muy alto, perder algo o a alguien que haga reflexionar al protagonista sobre la inutilidad de su acto. Un resultado, feliz o infeliz del que se desprenda un acontecimiento posterior de carácter mágico (el río que lleva oro), didáctico (un final punitivo del que todos pueden aprender), transformativo (todo el entorno sufre la transformación provocada por el uso o mal uso del efecto provocado por el tacto y surge una nueva forma de vida).

6. EL MUNDO INTOCABLE “Y si de pronto una polilla se para al borde de un lápiz y late como un fuego ceniciento, mírala, yo la estoy mirando, estoy palpando su corazón pequeñísimo, y la oigo”. Julio Cortázar Supongamos que poseemos la capacidad de percibir más allá de lo que consideramos normal. Imaginemos que nuestros sentidos se aceleran y oímos, vemos y sentimos en niveles mucho más elevados que lo que el resto de las personas. Lo que sucede, entonces es que nuestro ritmo cardíaco se acelera, nuestra piel se eriza, nuestras alertas sensoriales activan mecanismos de defensa y todo nuestro organismo se prepara para tomar medidas ante situaciones extremas. Reacciones así son la respuesta característica del miedo; en mayor o menor intensidad todos hemos tenido alguna experiencia de esas características. El gran maestro E.A. Poe es el que mejor ha relatado esta exaltación de los sentidos. El protagonista de su cuento “La caída de la casa Usher” mostraba una extrema sensibilidad ante cualquier experiencia sensorial y la casa parecía un ser viviente, orgánico, un reflejo de la decadencia y padecimiento de su amo, el señor de Usher. Otros relatos del gran escritor están íntimamente relacionados con la capacidad de sentir de una manera extrema y, como consecuencia, el terrible sufrimiento que recae sobre los protagonistas. Un ejemplo es “El pozo y el péndulo”, un relato en el que el protagonista, que no puede ni ver ni moverse, sólo oír el terrible vaivén de un péndulo que lo matará irremisiblemente, siente y anticipa el efecto mortal que el tacto del instrumento de tortura producirá sobre su cuerpo en un tiempo que se dilata para mayor angustia del torturado…y del lector. Reproducimos aquí un fragmento: Y entonces, mientras seguía dando cautelosos pasos hacia adelante, vinieron agolpándose en mi recuerdo mil vagos rumores de las atrocidades de Toledo. Cosas extra¬ñas se

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contaban sobre los calabozos — siempre había creído yo que eran fábulas —, pero aún así resultaban ex¬trañas y demasiado horrorosas para ser repetidas como no fuese en voz baja. ¿Me dejarían morir de hambre en este subterráneo mundo de tinieblas?, o, ¿qué destino, quizá aún más espantoso, me aguardaba? Demasiado bien conocía yo el carácter de mis jueces para dudar de que el resultado sería la muerte, y una muerte más amar¬ga que la habitual. Todo lo que me preocupaba y me en¬loquecía era el modo y la hora en que llegaría tal muerte. Por fin mis manos extendidas tocaron algún obstáculo sólido. Era una pared, al parecer de piedra, muy lisa, vis¬cosa y fría. Empecé a seguirla, avanzando con toda la cuidadosa desconfianza que antiguos relatos me habían inspirado. Pero este proceder no me ofrecía los medios para averiguar las dimensiones de mi calabozo, puesto que podía dar toda la vuelta y regresar al punto de parti¬da sin advertirlo, tan perfectamente uniforme parecía la pared. Por eso busqué el cuchillo que llevaba en mi bolsi¬llo cuando me condujeron a la cámara inquisitorial, pero había desaparecido; mis ropas habían sido cambiadas por un sayo de burda estameña. Tenía pensado meter la hoja en alguna pequeña fisura de la mamipostería para identifi¬car mi punto de partida. La dificultad, sin embargo, era insignificante, aunque en el desorden de mi fantasía al principio me pareció insuperable, arranqué al fin un tro¬zo del borde del sayo y lo coloqué bien extendido y en ángulo recto con respecto a la pared. Edgar Allan Poe. El pozo y el péndulo.

 Muchos de los relatos de Poe transcurren en lugares cerrados, agobiantes, sin aparente salida para los protagonistas: el interior de un ataúd, la celda con un pozo en el medio y un péndulo amenazante, una casa amenazadora. Crear espacios y sus atmósferas es un elemento determinante en la narración. Para crear espacios que enriquezcan la narración es necesario tener en cuenta tres elementos que constituyen la escena: el marco, la atmósfera y la acción. Si el relato carece de alguno de estos componentes es posible que, en algunos casos, la información que llega al lector pueda ser confusa. El marco es el lugar físico en donde se tiene lugar la acción. Si es en una casa, el cuarto dónde se desarrolla; si es en el exterior, es necesario aclarar si es el mar, el campo o la montaña. La atmósfera es el conjunto de detalles que varían según sea de día o de noche, si hace calor o hace frío; si hay humo, si hay estrellas en el cielo o si, de golpe, hay un cambio hacia la lluvia o hacia el sol. La acción es el conjunto de acontecimientos que ocurren en el relato. Con frecuencia, los escritores noveles suelen poner demasiado énfasis en la necesidad de narrar los sucesos que se suceden en el relato y olvidan recrear la atmósfera o describir el marco con claridad para situar al lector. Los tres elementos están íntimamente relacionados entre sí. A menudo la creación de una buena atmósfera es fundamental par explicar lo que sucede en el relato, por ejemplo, si hay misterio gracias a la graduación de la luz; si se quiere dar la sensación de miedo describiendo sonidos que produzcan este efecto. Una descripción adecuada del marco ayudará al lector a estar situado y no sentirse perdido en un momento determinado del relato.

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Leyendo atentamente el ejemplo del relato de Poe es evidente la importancia que tiene la construcción de la escena para crear la sensación de miedo y angustia que tiene el protagonista:” la pared viscosa y fría”, la total oscuridad en la que el protagonista se ve inmerso y la necesidad de guiarse a través del tacto para poder reconocer el lugar en el que lo han encerrado. Con él vamos haciendo terribles descubrimientos hasta que, a través del tacto, del sonido y del olor, llegamos a conocer la escena en su totalidad.  Por tanto, la propuesta de escritura consiste en la creación de una escena en la que el marco y la atmósfera estén perfectamente descritos. Primero elegiremos el marco, el lugar en el que queremos desarrollar la escena. Pude ser un lugar exterior, abierto, el campo, la playa, la montaña, etc. Tenemos que tener en cuenta qué clase de relato queremos contar para elegir el marco adecuado, por ejemplo, supongamos que queremos contar un crimen que tiene lugar en un barco deportivo. No es un lugar demasiado grande, así que podremos crear una atmósfera angustiosa y misteriosa gracias a la utilización de la luz, de los sonidos y de otros detalles que provoquen distintas sensaciones en el lector. Si lo que queremos es tratar el sentido del tacto preferentemente, podemos hacer que el o la protagonista de la historia sea ciega o ciego, o que la acción se desarrolle en la oscuridad de una noche sin luna en la que en el barco no haya ninguna luz, las baterías se han agotado, no hay posibilidad de encender un fuego con petróleo o cualquier otro combustible y los personajes se tienen que mover por el barco guiándose con sus manos, en silencio para no ser descubierto por el otro. La sensación que todavía no se ha experimentado pero que se predice y se teme debido, probablemente, a miedos atávicos, aprendidos a través de los siglos, que está en nuestro imaginario social como el miedo a determinados insectos, ha sido reflejada en multitud de cuentos e historias desde el principio de los tiempos; atribuir a algunos animales cualidades malignas o convertirlos en símbolos de la expresión del mal no es algo nuevo, El escritor mejicano Juan José Arreola en su cuento “La migala” nos introduce en una historia del horror personal, buscado conscientemente , simbolizado por la amenaza permanente de la presencia de la temible araña, horror cotidiano que se espera, se anticipa su tacto emponzoñado y no se rehúye. Es el “infierno personal que instalaría en mi casa para destruir, para anular al otro, el descomunal infierno de los hombres”

La migala La migala discurre libremente por la casa, pero mi capacidad de horror no disminuye. El día en que Beatriz y yo entramos en aquella barraca inmunda de la feria callejera, me di cuenta de que la repulsiva alimaña era lo más atroz que podía depararme el destino. Peor que el desprecio y la conmiseración brillando de pronto en una clara mirada. Unos días más tarde volví para comprar la migala, y el sorprendido saltimbanqui me dio algunos informes acerca de sus costumbres y su alimentación extraña. Entonces comprendí que tenía en las manos, de una vez por todas, la amenaza total, la máxima dosis de terror que mi espíritu podía soportar. Recuerdo mi paso tembloroso, vacilante, cuando de regreso a la casa sentía el peso leve y denso de la araña, ese peso del cual podía descontar, con seguridad, el de la caja de madera en que la llevaba, como si fueran dos pesos totalmente diferentes; el de la madera inocente y el del impuro y ponzoñoso animal que tiraba de mí como un lastre definitivo. Dentro de aquella caja iba el infierno personal que instalaría en mi casa para destruir, para anular al otro, al descomunal infierno de los hombres.

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La noche memorable en que solté a la migala en mi departamento y la vi correr como un cangrejo y ocultarse bajo un mueble, ha sido el principio de una vida indescriptible. Desde entonces, cada uno de los instantes de que dispongo ha sido recorrido por los pasos de la araña, que llena la casa con su presencia invisible. Todas las noches tiemblo en espera de la picadura mortal. Muchas veces despierto con el cuerpo helado, tenso, inmóvil, porque el sueño ha creado para mí, con precisión, el paso cosquilleante de la araña sobre mi piel, su peso indefinible, su consistencia de entraña. Sin embargo, siempre amanece. Estoy vivo y mi alma inútilmente se apresta y se perfecciona.

Juan José Arreola. Confabulario personal. El trabajo de escritura consistiría en tratar de describir la sensación que nos produciría el hecho de que un animal o un insecto se pasearan por nuestro cuerpo y nosotros no pudiéramos hacer nada para evitarlo. Podemos partir del texto de la migala; sabemos que ese terrible ser que nos produce miedo y asco está en nuestro entorno y que, en cualquier momento llegará hasta nosotros. Ese momento llega, el insecto se encarama a nuestro cuerpo y lo recorre sin que nadie pueda evitarlo.

 El escritor inglés M.R. James aportó a los cuentos de fantasmas la creación de seres repugnantes, mitad humanos, mitad animales que cambiaron la iconografía de la idea que se tenía de los fantasmas: seres espectrales que eran perfectamente reconocibles porque habían tenido una vida terrenal y que, debido a circunstancias determinadas, aparecían después de la muerte. El miedo, lo fantasmagórico en sus cuentos lo provocan estos seres extraños, representantes del mal o del demonio que se aparecen en los cuadros, en los libros o en lugares sagrados. Resulta difícil deshacerse de ellos y sólo cuando se consigue, el protagonista logra liberar su alma del peligro que le acecha. La propuesta de escritura consiste en la creación de este tipo de ser repugnante que nos asusta y nos repugna por su carácter maligno y por desconocido. • • • • • •

Hacer un torbellino de ideas de los animales que más nos disgusten. Elegimos uno. En torbellino de ideas buscar un objeto que sea peligroso. Elegir uno. Elaborar una Analogía inusual buscando elementos comunes entre el animal y el objeto. (volver lo conocido en extraño). Describir detalladamente el nuevo animal Hacer un dibujo del animal resultante.(A. I.) Escribir un relato en primera persona tratando de establecer una conexión entre nuestros propios miedos y el horror que nos produce el animal que hemos creado, para ello es importante seguir un plan detallado que responde a preguntas cómo éstas:

¿Qué es?, ¿Cómo se llama? ¿Por qué está ahí?, ¿Qué tiene que ver conmigo?, ¿Por qué me aterra? ¿Qué sensaciones táctiles me produce? ¿Qué pasó? ¿Cuándo y cómo comenzó? ¿Qué lo desencadenó?¿ Cuál fue mi reacción?, ¿Cuál es el estado actual? ¿Cómo es el final de esta historia?

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7. EL MUNDO EN LAS MANOS. “La mano es la parte visible del cerebro”. Kant Muchos escritores han dedicado cuentos a las manos o a la mano en singular como símbolo de la agresividad que todos llevamos dentro. Es la mano la que acaricia, la que escribe, la que dirige la orquesta. Pero, también es la que mata, la que ejecuta, la que tortura. Ramón Gómez de la Serna escribió un relato sobre una venganza llevada a cabo a través de una mano ejecutora. El cuento tiene un tono humorístico pues presenta la escena de la caza del “arma asesina” y la resolución del juez en un tono de humor muy característico del gran escritor vanguardista.

LA MANO El doctor Alejo murió asesinado. Indudablemente: murió estrangulado. Nadie había entrado en la casa, indudablemente nadie, y aunque el doctor dormía con el balcón abierto, por higiene, era tan alto su piso que no era de suponer que por allí hu¬biese entrado el asesino. La policía no encontraba la pista de aquel crimen, y ya iba a abandonar el asunto, cuando la esposa y la criada del muerto acudieron despavoridas a la Jefatura. Saltando de lo alto de un armario había caído sobre la mesa, las había mi¬rado, las había visto, y después había huido por la habita¬ción, una mano solitaria y viva como una araña. Allí la ha¬bían dejado encerrada con llave en el cuarto. Llena de terror, acudió la policía y el juez. Era su deber. Trabajo les costó cazar la mano, pero la cazaron y todos le agarraron un dedo, porque era vigorosa como si en ella radi¬case junta toda la fuerza de un hombre fuerte. ¿Qué hacer con ella? ¿Qué luz iba a arrojar sobre el su¬ceso? ¿Cómo sentenciarla? ¿De quién era aquella mano? Después de una larga pausa, al juez se le ocurrió darle la pluma para que declarase por escrito. La mano entonces es¬cribió: «Soy la mano de Ramiro Ruiz, asesinado vilmente por el doctor en el hospital y destrozado con ensañamiento en la sala de disección. He hecho justicia». Ramón Gómez de la Serna. La mano

 Imitando al maestro, la propuesta es escribir un relato de un asesinato ejecutado por una mano o por unas manos asesinas .Pero, para ser un poco originales tendremos que salir del tópico del estrangulamiento. ¿Cómo plantearíamos este asesinato?

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Una posibilidad es trabajar con una Creativacción que llamaremos “Hallar imposibles”. Así, veremos que acciones le adjudicamos a una mano, o a unas manos que no son habituales…pero no imposibles. Pensemos en acciones que normalmente no se hacen con las manos. Las manos pueden: cantar, bailar, besar, llover, comer, estornudar, soñar, conspirar, ver, oír, sonreír, angustiarse, recordar, etc. • Elegimos la manera de matar con una de las acciones anteriores, por ejemplo, besar. • Ahora tenemos que pensar en los protagonistas: el asesino y el o la asesinada, en este caso el asesino o la asesina sería la mano que “besa” a la víctima. • Un móvil. ¿Por qué querría matar esa mano?: para robar, por venganza, por celos, por aburrimiento,… • ¿Cómo ha sido descubierta la mano? ¿Se delató? ¿Pertenecía a alguien al que le faltaba y por eso se descubrió?. • Final. ¿Cuál fue su condena? La presentación de la mano como un miembro extraño que ha sido arrancado del resto de un cuerpo anónimo produce, en un cuento de Guy de Maupassant, el horror descrito con todo detalle; es una amenaza a la vez que anticipa una terrible historia de misterio y crímenes. (…)Eso es una tela japonesa. : Pero en mitad del entrepaño más grande, algo extraño me llamó la atención. Sobre un terciopelo rojo destacaba un objeto negro. Me acerqué: era una mano, una mano humana. No una mano de esqueleto, blanca y limpia, sino una mano negruzca, reseca y con uñas amarillas. Se le veían los músculos y podían apreciarse rastros de sangre vieja, de esa sangre que parece mugre, sobre los huesos cortados de cuajo, como de un hachazo, hacia la mitad del antebrazo. Alrededor de la muñeca, una gruesa cadena de hierro, unida, soldada a ese sucio miembro, la ataba a la pared con una argolla lo bastante fuerte como para sujetar a un elefante (…)

Guy de Maupassant, La mano Decíamos que con las manos podemos expresar casi todo, tanto lo bueno como lo malo. Si más arriba vimos ejemplos de agresividad y de misterio, de amor y de avaricia, en la poesía de Rainer María Rilke encontramos unas manos que son organismos vivos, que necesitan enfriarse para poder desahogarse, que sienten rabia y se alzan con el puño cerrado en señal de rabia y protesta. "Son manos demasiado calientes, que quieren siempre refrescarse y se posan como a su pesar sobre objetos fríos, y dejan pasar el aire entre los dedos. En estas manos la sangre podría precipitarse como cuando se sube a la cabeza y cerradas en un puño eran parecidas a cerebros locos, delirantes de extravagancias."

Rainer María Rilke - 200 -

 Para escribir un poema a la manera de Rilke veamos primero como está estructurado este poema. • • • • • • • •

Primer verso: Definición: son manos demasiado calientesSegundo verso: Deseo: que quieren siempre refrescarse. Tercer verso: Acción 1: Y se posan Cuarto verso: Modo y lugar: como a su pesar Sobre objetos fríos Quinto verso: Acción 2: y dejan pasar el aire entre los dedos. Sexto, séptimo y octavo versos. Suposición: en estas manos la sangre podría precipitarse Comparación: como cuando se sube a la cabeza Noveno verso. Gesto: cerradas en un puño Décimo, decimoprimero y decimosegundo versos. Comparación: eran parecidas a cerebros locos, delirantes de extravagancias.

Imitando al maestro, podemos escribir un poema de igual estructura dedicado a los ojos, a la lengua, a un olor, a un recuerdo.

8. UN VIAJE HACIA EL FINAL julio Cortázar en “Cronopios y Famas” escribió un relato muy corto e inquietante. Dice así: En un pueblo de Escocia venden un libro con una página en blanco perdida en algún lugar del volumen. Si un lector desemboca en esta página al dar las tres de la tarde muere. El cuento breve ha sido cultivado por multitud de autores. Sus inicios están en la tradición oral en forma de fábulas y apólogos y es en la Edad Media cuando comienzan a tomar cuerpo las leyendas, las adivinanzas y las parábolas. Pero es a partir de las vanguardias en la época moderna cuando el microrrelato o cuento breve se populariza a través de su publicación en revistas que publicaban cuentos breves ilustrados en sus páginas de difusión cultural. Tanto en la primera vanguardia como en la segunda, grandes autores como Kafka, Slawomir Morozek y una pléyade de escritores de todo el universo de la literatura mundial han dado muestras de auténtico ingenio con la publicación de micro cuentos sorprendentes algunos, llenos de sentido del humor otros o de misterio y terror como es el caso del cuento de Cortázar. Hay muchos componentes que tener en cuenta a la hora de escribir un microrrelato. Desde luego, la brevedad es el elemento clave para poder contar una historia o un suceso que enganche al lector y que lo convierta en cómplice para lograr la compresión completa del cuento. En el caso del cuento citado anteriormente, los recursos a los que acude el escritor son, fundamentalmente, dos: tener un desenlace rápido y hacer uso del misterio no resuelto que provocan una sensación vertiginosa e incómoda en el lector ya que puede llegar a pensar que ese libro puede caer algún día en sus manos y provocar un desenlace fatal.

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No vamos a adentrarnos en las dificultades que rodean la creación de un cuento breve, pero podemos tomar este cuento como base para escribir un cuento táctil. Para ello, haremos uso de una técnica: las creativacciones, (Prado: 1997) pequeñas acciones para activar la creatividad que desarrollan el pensamiento divergente, la percepción sensorial, el trabajo con el pensamiento visual y con nuestras emociones, todo ello de manera rápida y efectiva. Para el cuento de Cortázar trabajaremos con el pensar fluido y ágil. Centrémonos en la parte más importante del cuento: esa página en blanco que se encuentra en un lugar desconocido del libro y que, si desembocamos en ella, el resultado será fatal para nosotros. Para evitar ese final trágico pensemos ¿qué puede haber en es página en blanco que provoca nuestra muerte? Un veneno, un grito tan horrendo que nos puede causar la muerte, un maleficio, un puñal o una daga que al abrir el libro se dirija directamente a nuestro corazón, una bala perdida, un lago profundo y misterioso que nos haga precipitarnos a su interior, un laberinto del que no podamos salir nunca, una horca, una araña mortal que nos atrape en su tela…y así podríamos seguir, con el Torbellino de Ideas, diciendo todo lo que se nos ocurra hasta llenar es página en blanco. Seguimos empleando el TI para proseguir con nuestra averiguación: ¿Qué sucede? ¿Por qué? ¿Qué puede pasar? ¿Qué descubre? ¿Qué ve? ¿Qué escucha? ¿Por qué a las tres? ¿A quién espera? ¿Quién muere? ¿Qué hacía allí? ¿Qué está pensando? ¿Qué escucha? ¿Qué otras sensaciones percibe? ¿Qué recuerda? ¿Cómo termina este relato? Una vez que hayamos agotado todas nuestras ideas, elegimos un tema y escribimos un pequeño relato que se mezcle con ese cuento de Cortázar y que nos resuelva el misterio de la página en blanco. Ej.: En un pueblo de Escocia venden un libro con una página en blanco. Esa página contiene un misterio que nadie ha querido desvelarme y que yo, amante de los libros, mataría por conocer. Mucho tiempo he estado haciendo planes para poder librarme de mis ataduras y poder marcharme a Escocia, libremente, sin tener que responder ante nadie de mis actos. Por fin, a pesar de la oposición de todos los que me aman, un día de invierno partí par Escocia. Me costó trabajo encontrar el pueblo y la librería. Nadie quería decirme dónde se encontraba aquel lugar que encerraba un terrible secreto. Por fin, un día entré en una taberna cansado ya de tanta búsqueda. El nombre del pueblo no lo recuerdo pero sí tengo muy presente el lugar sórdido en el que me fue desvelado el secreto y la forma de conseguir el ejemplar tan ansiado. En medio de una descomunal borrachera, un individuo al que le faltaba un ojo y una mano me habló de la página en blanco. -Será tu final si caes en ella, amigo - ¿Y si paso las hojas y no aparece? - Eso no sucederá, te lo puedo asegurar. Tendrás que ser muy listo para salir de esta. -¿Tú lo has sido? Obtuve una carcajada como respuesta que me heló la sangre. Sin dilación, me dirigí a la librería en busca del ejemplar. El librero me miró con pavor. Mi insistencia no le dejó otra opción que venderme el libro. Me dirigí a mi alojamiento temblando de emoción y de

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miedo. Cerré la puerta de mi habitación, me tendí en la cama y a abrí el libro. Allí estaba, la página en blanco. Un segundo después de caer en la página fatal, un hálito helado salió del libro, con tal fuerza que me arrojó de la cama. Como pude cerré aquel demoníaco objeto. Un gemido se escapó de su cubierta. Luego, caí sin sentido. Fue justo antes de quitarme las vendas cuando mi familia se atrevió a decirme la verdad: aquel viento helado había destruido mi rostro como si una garra me lo hubiera arrancado de cuajo. Desde entonces vivo recluido en mi habitación. No veo a nadie, no hablo con nadie. Guardo el libro en un compartimiento secreto detrás del armario. Mi familia no sabe nada, de lo contrario lo destruiría y yo sueño con abrir el libro de nuevo y desembocar en la página fatal pues sé que todavía puede desvelarme secretos que yo anhelo conocer.

Andrea Andrade Trabajar la fluidez conceptual es fundamental para tener ideas nuevas y ser original, de lo contrario, nuestros textos pueden ser convergentes y tópicos, no lograremos sorprender al lector con nuevos hallazgos y así seremos aburridos y carentes de interés. Una manera de trabajar la fluidez conceptual es emparejar conceptos contrarios. Veamos un ejemplo referido al tacto.

Me gusta tocar

No me gusta tocar

La piel de un bebé

La piel de una serpiente

El terciopelo

El esparto

La seda

La tiza

La nieve al caer

La carne cruda

La hierba húmeda

La baba

El papel de los libros

Un insecto

El pelo de una niña

Un pez muerto

El cuello

La lengua de un perro

La masa de pan

el fango

El agua A partir de aquí podemos crear un poema repetitivo a la manera de Mario Benedetti Corazón coraza Porque te tengo y no Porque te pienso Porque la noche está de ojos abiertos Porque la noche pasa y digo amor Porque has venido a recoger tu imagen Y eres mejor que todas tus imágenes Porque eres linda desde el pie hasta el alma Porque eres buena desde el alma a mi Porque te escondes dulce en el orgullo Pequeña y dulce Corazón coraza Porque eres mía Porque no eres mía Porque te miro y muero

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Y peor que muero Si no te miro amor Si no te miro Porque tú siempre existes dondequiera Pero existes mejor donde te quiero Porque tu boca es sangre Y tienes frío Tengo que amarte amor Tengo que amarte Aunque esta herida duela como dos Aunque te busque y no te encuentre Y aunque La noche pase y yo te tenga Y no.

Mario Benedetti Si analizamos el poema vemos que es una estructura repetitiva. La primera estrofa remata con un verso de ruptura contundente que rompe el ritmo y rompe la forma: corazón coraza. Siguiendo este modelo, podemos hacer un poema repetitivo referido al tacto con esta estructura: Me gusta… Porque… No me gusta.. Porque… Ej. Me gusta el papel de los libros Porque toco tus palabras No me gusta el fango Porque olvido tus caricias… Tomemos otra creativacción para trabajar sobre un relato de Santiago Davobe. Este cuento de tintes surrealistas y lleno de sentido del humor, un humor negro y sensual, logra transformar en cuento sugerente lo que no sería más que una anécdota sucedida en un viaje. Íbamos en el tren, y una señora vestida de amarillo, como una gallina amarilla, cayó entre las dos filas de asientos, que se convirtieron repentinamente en una especie de platea., disgustada y espantada. Algunos abandonaron el teatro. Yo, como hipnotizado por la agonía, me puse a observar ese pecho que subía y bajaba, y la cara que el espasmo y el ahogo transformaban en un carnaval de caretas sucesivas cada vez más trágicas. Poco después vinieron algunas personas, tomaron el pulso, auscultaron y se fueron a pedir socorro. Pero yo vi que el labio superior se replegaba en una mueca y se levantaba como la tapa de un piano de juguete. Los dientes blancos, cuadrados, fuertes, y uno que otro negro alternando. Puse mis dedos en ellos, y como nada resonara, ni en la laringe ni en el vientre. Está muerta, dije. Santiago Dabove, De la musique avant toute chose

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Siguiendo el ejemplo de Santiago Davobe escribir un cuento con una creativacción: a) Describir la escena. Dónde se desarrolla la acción, cómo es la atmósfera. b) Acción. Qué sucede c) Descripción después de haberse transformado la escena a causa de la acción anterior. d) Acción referida al tacto. e) Descripción. f) Final sorprendente.

9. LO QUE NOS SOBRA “Puedo creer cualquier cosa con tal de que sea increíble” Oscar Wilde

Pensamos que la belleza perfecta es aquella que no tiene mácula. El aspecto de nuestra piel, su tersura, su luminosidad y su juventud son cualidades indispensables para que la belleza humana sea considerada inigualable. La industria de la cosmética invierte en el intento de perfeccionar la piel y en alargar la juventud más que el presupuesto nacional de algunos países. Pero, a veces, una excrecencia en la piel, una verruga puede afear nuestro aspecto, desnaturalizarlo y hacer que esa insignificante anomalía se convierta en el centro de todas las miradas. Afortunadamente, hoy en día la cirugía puede hacer desaparecer esta incómoda extrañeza. Pero ¿qué sucedería si una incómoda verruga lograra hacerse con la vida de un hombre cualquiera. En un cuento de Max Aub, la pesadilla se convierte en realidad. Caballero, cuando le digan que la piedra pó¬mez es de origen volcánico, sonríase. No proteste ni haga correr la voz de la verdad, que es viejo, feo. Deje decir a los que no saben, si así les place sacan orgullo de donde no tienen otra cosa. La piedra pómez, caballero, es de origen humano, la engendra el hombre; yo lo he visto, yo, personalmente, vi como me está viendo a mí: cara a cara. »Le salió una verruga, una verruga de nada. Él no sabía, vio aquella excrecencia fea en su hombro izquierdo, un poco hacia atrás, y se la arrancó sin gran olor, sangró y no me dijo nada. Las verrugas son como los pelos: cuanto más se las cortan, más crecen, los cuatro días ya estaba ahí otra verruga, o la misma, no lo sé, mayor. ¿Era la misma o no? Es un prob¬lema idéntico a aquel famoso y viejo que se empeña en resolver si dos es el doble de uno o éste su mitad. Si se corta un pelo, el que crece ¿es el mismo u otro? Si se cortan las uñas, ¿son las mismas u otras? la verruga ¿era la misma u otra? Era la misma y no era la misma. No podía ser otra porque tenía las raíces de la anterior, y esa raíz era él mismo. Sin embargo, si se arrasa un edificio y se construye otro sobre las mismas fundaciones, de esti¬lo distinto, nadie dirá que se trata de la misma casa, pero el que sienta la tierra ¿qué dirá? Son problemas difíciles de resolver: los hombres distan mucho de ser inteligentes. No vaya a creer, caballero, que quiero sugerirle que mi hijo era tonto. Nada de eso. Tal vez, tampoco una - 205 -

luminaria, pero ¿quién lo es? Y para lo que sirven: ya ve lo que le ha sucedido a Oppenheimer. Lo cierto es que Mario no le dijo nada a nadie hasta que ya no se pudo ocultar, no que fuese particularmente callado, no: siempre había sido un muchacho normal y ahora acababa de cumplir cincuenta años. A mí siempre me pareció corriente, sin complicaciones, buen hijo, lo que se llama un buen hijo, caballero. Teníamos nuestros altercados de cuando en cuando, ¿quién no los tiene? Pero no se emperraba, reconocía sus faltas, por lo menos conmigo; no se casé decía que estaba bien así. No que no me hubiera gustado tener nietos, pero él me dijo hace algún tiempo, hacia 1924, que eso presuponía una hija lítica, una yerna, una hiena, como aseguraba sor riendo, porque, ya le he dicho, que no era tonto, sé que no todas son así. Aunque yo me llevé mi mal con mi suegra y no conozco ningunas que se ven bien, a menos que ambas tengan queja de misma persona. Total, se quedó soltero y créame! tan ricamente hasta que le salió aquella verruga. Ni él mismo pudo precisar me nunca cuántas vences se la arrancó de cuajo, no lo recordaba; lo cierto es que se reproducía cada vez más de prisa y mayor. Hasta el punto que llegó a nacer y crecer desmesuradamente en una sola noche. ¿Usted no ha visto nunca una verruga de cerca? No es hermosa, no. A menos que crea, caballero, que es hermosa o puede serlo una piedra pómez. ¿No ha visto nunca una piedra pómez de cerca? ¿No ha visto nunca una verruga con lupa? Hablo de una verruga corriente, mírela con un cristal de aumento, se lo recomiendo: es una peña, un menhir, una roca, una estalagmita, un mundo de piedra pómez, un universo desolado, una corteza enferma que se abulta como una buba cerrada, lava que se levanta y barre con todo, pero lava verdadera, humana, sin volcán a la vista. Aquella verruga fue creciendo, creciendo, creciendo, haciéndose enorme, caballero, hasta que le impidió salir a la calle. Llena de surcos, de ranuras, de lorzas, de plisados, de fruncidos, de recogidos, pero de piedra, de piedra vieja, arrugada; como si dijésemos escarolada: créalo o no, aquella verruga se lo comió; lo recubrió todo, absolutamente todo hasta convertirlo en una enorme piedra pómez. Ahí la tengo. ¿Quiere verla, caballero? Le advierto que no es del tamaño de un hombre normal, no: a medida que la verruga le iba recubriendo, mi hijo se encogía, aunque no perdió gran cosa de su peso, ¿qué cree, caballero, fue por la pérdida de agua? ¿De verdad no quiere ver a mi hijo convertido en una gran piedra pómez? Le advierto que no pasa del tamaño de un guarda cantón y de que, si yo no lo hubiese visto, nadie creería que ese molón es mi hijo; ahora bien, si usted, caballero, lo mira con lupa, no hay equivocación posible: es idéntica a la verruga que lo fue recubriendo, la excrecencia es la misma, petrificada: rasca y raspa igual. Ahí lo tengo guardando, no se lo enseño a nadie, ¿para qué?, ¿no le parece, caballero? Pero si usted quiere verlo... Le salió una verruga, la tronchó y ésta creció, creció y se lo comió; bueno comérselo no: lo recubrió, como un fósil. ¿Usted no cree, caballero, que alguien rascó, tal vez, un monte o lo cortó, o lo taló y éste se enfureció y le echó la lava por montera? - 206 -

Claro, usted no lo sabe, ni yo tampoco; pero, a veces, me pongo a pensar de que quizá la luna es una gran verruga, una verruga ¿se da usted cuenta, caballero?, una verruga enfurecida... Max Aub. Escribir lo que imagino

"Esta historia de corte kafkiano y de corrosivo sentido del humor nos puede servir de pretexto para escribir una anécdota de alguien que es devorado por una imperfección de su piel. ¿Qué pasaría si : Un señor muy gordo decide adelgazar y es engullido por la piel sobrante? A un hombre blanco le sale un lunar, se le extiende y se convierte en un hombre de color? A un señor le crecen las cejas de tal manera que cree que es ciego? A una mujer le crecen tanto los brazos que la contratan para realizar tareas de “largo alcance” El texto de Max Aub está escrito en segunda persona: un padre le cuenta a un supuesto interlocutor-lector lo que le ha sucedido a su hijo. No parece poner demasiad extrañeza en ello, el hecho de que una verruga acabe con su hijo no le parece un hecho extraordinario, es como un suceso fatídico. Pero la comparación final de la verruga con la luna añade un elemento de humor corrosivo a la narración. No olvidemos este elemento comparativo en el texto que vamos a escribir.

10.

EL GOCE Y LA LUCHA “Puedo resistirlo todo, excepto la tentación”. Oscar Wilde

El goce supremo que puede ofrecer el tacto es el acto amoroso; las caricias que preceden al acto sexual y el momento culminante del amor serían inimaginables si nos faltara el sentido del tacto, si no pudiéramos experimentar el goce en nuestra piel. Miles de textos y de poemas han sido escritos para describir el goce que supone el acto sexual, no sabríamos cual elegir para ser justos en cual es el más adecuado. Un fragmento de “El amante” de Margarita Duras y un poema de Octavio Paz ilustran de muy distinta manera la experiencia del amor carnal, su goce, su lucha, su descubrimiento y su enfrentamiento. (…)|La piel es de una suntuosa dulzura. El cuerpo es delgado, sin fuerza, sin músculos, podría haber estado enfermo, estar convaleciente, es imberbe, sin otra virilidad que la del sexo, está muy débil, diríase estar a merced de un insulto, dolido. Ella le mira a la cara. No lo mira. Lo toca. Toca la dulzura del sexo, de la piel, acaricia el color dorado, la novedad desconocida. Él gime, llora. Está inmerso en un amor abominable.

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Y llorando, él lo hace. Primero hay dolor, después ese dolor se asimila a su vez, se transforma lentamente arrancado, transportado hacia el goce, abrazado a ella. El mar, informe, lentamente incomparable (…) Margarita Duras. El amante (fragmento)

" La propuesta aquí es la descripción del acto amoroso. Analicemos lo que nos quiere transmitir Margarita Duras y cómo lo hace. La descripción de este acto amoroso es tan vívida, los sentimientos y las sensaciones son expresadas con tal sutileza que da la sensación que narradora y personaje llegan a confundirse. Para la protagonista de esta novela, su relación con un hombre oriental es la primera experiencia sexual que tiene y la que más la marca para el resto de su vida. En este fragmento, la primera vez que hace el amor, la protagonista muestra la curiosidad que le produce el descubrimiento del sexo y el placer y el abandono que le produce el acto expresado a través de la metáfora del mar. Comienza describiendo su piel, pero es una descripción a través del tacto: habla de la sensación que le transmite su piel y su sexo, es una sensación de dulzura. El momento del dolor que desaparece y da paso al goce. Y, finalmente, la sensación de plena entrega y abandono como cuando se está abandonado al mar. Busquemos a través del Torbellino de Ideas sensaciones táctiles: suavidad, rugosidad, la aspereza de la barba o de cualquier otro accidente corporal, el olor, la sensación de incertidumbre o de espera o de excitación. Finalmente, una metáfora para describir el momento culminante: el mar, la arena caliente, un mar de hierba. Un poema de Octavio Paz nos sirve igualmente para entender el acto amoroso. Dos cuerpos Dos cuerpos frente a frente Son a veces dos olas Y la noche es océano. Dos cuerpos frente a frente Son a veces dos piedras Y la noche desierto. Dos cuerpos frente a frente Son a veces raíces En la noche enlazadas. Dos cuerpos frente a frente Son a veces navajas Y la noche relámpago. Dos cuerpos frente a frente Son dos astros que caen En un cielo vacío. Octavio Paz. Libertad bajo palabra. - 208 -

En este hermosísimo poema de estructura repetitiva Octavio Paz explora una gama muy extensa de sensaciones del acto amoroso a través de identificaciones metafóricas. Podemos utilizar la estructura del poema del maestro para escribir nuestra propia composición poética. Con el T.I. escribimos todos aquellos objetos, fenómenos de la naturaleza, partes de nuestro cuerpo, obras de arte, elementos naturales que más nos gusten y fenómenos que más nos satisfagan. Ej. Color, sabor, textura, olor, cuadro, libro, piedra, río, cascada, flor, etc. • • •

Si nuestros cuerpos fueran un fenómeno de la serían…porque… Si nuestros cuerpos fueran una obra de arte serían…porque… Si nuestros cuerpos fueran una fruta serían…porque.

naturaleza

Para convertir estas ideas y metáforas en poema podemos seguir la estructura de la composición de Octavio Paz o una parecida: Ej. Nuestros cuerpos son libros Abiertos en la noche. Nuestros cuerpos son mares Que chocan en las rocas, etc. Para finalizar se escribe un verso que rompa la estructura del poema.

11. TOCAR LO IMAGINADO En todas las culturas el imaginario social está repleto de seres que no existen producto de nuestra fantasía. Nadie tiene que hacer un gran esfuerzo de imaginación cuando hablamos de hadas, duendes o gnomos, todos estos seres forman parte de nuestra vida literaria, todos pueblan el universo de nuestra imaginación. Son seres de diversa naturaleza; los hay bellos y buenos como las pequeñas hadas que pueblan los bosques de las culturas nórdicas, seres de luz y de diminuta perfección y los hay que nos infunden temor y rechazo como los trolls o los temibles ogros, antagonistas indispensables de nuestros cuentos. Todos ellos son perfectamente identificables en nuestra imaginación, sabemos dónde y cómo viven, conocemos su indumentaria, lo que les gusta, su manera de comunicarse, sus usos y costumbres y hasta sus diversiones. Pero, ¿podríamos imaginar cuál sería nuestra sensación si tocáramos alguno de estos seres? ¿Seríamos capaces de identificar, a ciegas, a un hada o a un gnomo ¿Huiríamos inmediatamente ante la caricia de un dragón? Es posible que no. Tenemos innumerables ejemplos de cómo son estos seres imaginarios como para sorprendernos ante una prueba a ciegas si nos ponen delante a cualquiera de ellos.

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El gran maestro de la literatura fantástica, J. R. R.Tolkien, quizás el más grande creador de mundos y personajes de ficción, nos dice, en el primer libro de su serie de El Señor de los anillos, como es un hobbit. ...pero, ¿qué es un Hobbit ?Supongo que los hobbits necesitan hoy que se los describa de algún modo, ya que se volvieron bastante raros y tímidos con la Gente Grande, como nos llaman. Son (o fueron) gente menuda de la mitad de nuestra talla, y más pequeños que los enanos barbados. Los hobbits no tienen barba. Hay poca o ninguna magia en ellos, excepto esa común y cotidiana que los ayuda a desaparecer en silencio y rápidamente, cuando gente grande y estúpida como vosotros o yo se acerca sin mirar por dónde va, con un ruido de elefantes que pueden oírse a una milla de distancia. Tienden a ser gruesos de vientre, visten de colores brillantes (sobretodo verde y amarillo); no usan zapatos, porque en los pies tienen suelas naturales de piel y un pelo espeso y tibio de color castaño, como el que les crece en las cabezas (que es rizado); los dedos son largos, mañosos y morenos, los rostros afables, y se ríen con profundas y jugosas risas (especialmente después de cenar, lo que hacen dos veces al día, cuando pueden). Ahora sabéis suficiente como para continuar el relato. J.R.R. Tolkien. El Hobbit

" Todos tenemos suficiente bagaje y conocimientos como para intentar describir a un ser fantástico, como en este caso, a un grupo de hobbies Si prestamos atención al texto de Tolkien, podemos comprobar que no es necesario hacer una descripción exhaustiva de seres imaginarios; de los hobbits se señalan sus peculiaridades, aquello que los diferencia de los otros grupos que aparecen en el libro: son pequeños, no tienen barba, su pies son grandes y peludos, sus barrigas prominentes, sus vestidos coloristas y su carácter es alegre y comunicativo. El trabajo que se propone aquí es la creación de un ser (o un grupo de seres) que no existen en la realidad. Para ello, lo que más interesa es ser originales y, muy importante si es que van a formar parte de un relato, conocer todas y cada una de sus peculiaridades. Empezaremos a trabajar con analogías ¿a qué o a quién se parece el personaje que queremos describir? ¿Es un animal o una persona? ¿Qué efecto queremos crear en los lectores: un ser bueno, un animal terrible, un ser simpático e inofensivo? Tomemos, por ejemplo, un elemento animado y otro inanimado: un joven soldado y una lata de un refresco. Es una analogía inusual; los dos objetos son distantes y poco tienen que ver entre ellos. Como ya hemos visto el proceso de trabajo con la A.I., centraremos la atención en el tipo de personaje que queremos crear, en este caso, un personaje “malo”, un soldado que pertenece al grupo de los atacantes de un supuesto mundo o lugar que tiene un ejército compuesto por estos soldados. Cuando tengamos una idea clara de cómo es el soldado, comenzaremos a hacernos una idea de todo el mundo que le rodea.

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EPÍLOGO “La inteligencia es una prolongación de nuestros sentidos” George Bernard Shaw Este recorrido por los sentidos y la escritura es sólo una puerta abierta para trabajar de una manera lúdica y creativa los mecanismos fisiológicos de la percepción. Pretende ser un viaje lleno de sabores, colores, olores, sonidos y sensaciones de nuestra piel, y un disfrute a través de los textos que grandes autores han dedicado a profundizar en este don que todos poseemos y que podemos conocerlos y conocernos mejor cuando ponemos por escrito un cuento breve, un pequeño poema o un texto insólito por su rareza y por su sentido del humor. ¿Podemos imaginar cómo sería un ser humano al que se le hubiera privado de sus sentidos? Realmente es difícil de imaginar; diríamos que es un vegetal, como ocurre a veces con las personas que están en ese estado vegetativo y lucharíamos denodadamente para restituirle su condición de vivaz y dinámica humanidad. Incluso los grandes escritores se atrevieron con la idea de imaginar qué sucedería si nos viéramos privados, no de un sentido, sino de todos. Aquí les dejo con un cuento de Julio Cortázar, en el que a un hombre le cortan la cabeza y le privan de sus sentidos. El ansia por recuperarlos es tan humana, tan vital, que este hombre no se da cuenta lo que pasaría si pudiera recuperar los todos, incluso el recuerdo terrible de lo último que oyó antes de ser ejecutado. ACEFALÍA A un señor le cortaron la cabeza, pero como después estalló una huelga y no pudieron enterrarlo, este señor tuvo que seguir viviendo sin cabeza y arreglárselas bien o mal. En seguida notó que cuatro de los cinco sentidos se le habían ido con la cabeza. Dotado solamente de tacto pero lleno de buena voluntad, el señor se sentó en un banco de la plaza Lavalle y tocaba las hojas de los árboles una por una, tratando de distinguirlas y nombrarlas. Así al cabo de varios días pudo tener la certeza de que había juntado sobre sus rodillas una hoja de eucalipto, una de plátano, una de magnolia foscata, y una piedrita verde. Cuando el señor advirtió que esto último era una piedra verde, pasó un par de días muy perplejo. Piedra era correcto y posible, pero no verde. Para probar imaginó que la piedra era roja, y en el mismo momento sintió como una profunda repulsión, un rechazo de esa mentira flagrante, de una piedra roja absolutamente falsa ya que la piedra era por completo verde y en forma de disco, muy dulce al tacto. Cuando se dio cuenta de que además la piedra era dulce, el señor pasó cierto tiempo atacado de gran sorpresa. Después optó por la alegría, lo que siempre es preferible, pues se veía que a semejanza de ciertos insectos que regeneran sus - 211 -

partes cortadas, era capaz de sentir diversamente. Estimulado por el hecho abandonó el banco de la plaza y bajó por la calle Libertad hasta la avenida de Mayo, donde como es sabido proliferan las frituras originadas en los restaurantes españoles. Enterado de este detalle que le restituía un nuevo sentido, el señor se encaminó vagamente hacia el ete o hacia el oeste, pues de eso no estaba seguro, y anduvo infatigable, esperando de un momento a otro a oír alguna cosa, ya que el oído era lo único que le faltaba. En efecto, veía un cielo pálido como de amanecer, tocaba sus propias manos con dedos húmedos y uñas que se hincaban en la piel, olía como a sudor, y en la boca tenía un gusto a metal y a coñac. Sólo le faltaba oír y justamente entonces oyó, y fue como un recuerdo, porque lo que oía era otra vez las palabras del capellán de la cárcel, palabras de consuelo y esperanza muy hermosas en sí, lástima que con cierto aire de usadas, de dichas de muchas veces, de gastadas a fuerza de sonar y sonar Julio Cortázar. Historias de Cronopios yFamas

A partir de aquí, les aconsejo que se dediquen a escribir de los otros sentidos que nos quedan por tratar: ¿Más sentidos? De alguna manera podríamos llamar así al sentido común, al sentido de la vida, al de la oportunidad, a tener visión de futuro, al humor. En fin, a todo aquello que da sentido a nuestra vida y que la hace más agradable a veces, otras veces más peligrosa, pero siempre incitante, excitante y maravillosa. Paula Vázquez Santiago de Compostela, Otoño, 2011

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PAULA VÁZQUEZ PÉREZ

• Licenciada en Filología Inglesa. Catedrática de inglés de Instituto. • Master en Creatividad Aplicada Total. • Su carrera docente está concentrada en la aplicación de nuevas metodologías participativas, creativas y expresivas en enseñanza de la lengua y la literatura española e inglesa. • Estudia los procesos de escritura creativa, cuyo fruto son los libros: Técnicas creativas de escritura, Fantástico va de cuento y Escribir creativamente con los cinco sentidos. • Escribe poesía y narrativa



ROSA CAZÓN FERNÁNDEZ

• Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación • Licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. Diplomatura en Profesorado de E.G.B. • Magíster en Creatividad Aplicada Total • Co-autora de los libros: Técnicas creativas de escritura, Fantástico va de cuento.

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