Levi Strauss Claude - Aproximacion Al Estructuralismo
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e Th i o n / Claude Lev i Strau¡ss l d Barthés / Maurice G o d e l i e r
Aproxlmacion estructuralismo Editorial Galerna
SERGE THION . MAURICE GODELIER - ROLAND BARTHES CLAUDE LÉVI-STRAUSS
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Serie mayor
APROXIMACIObT AL ESTRUCTURALISMO
EDITORIAL
GALERI.IA
r.il' Los textos que componen este übro tienen el siguiente origen: El trabajo de Serge Thion fue publicado en la revista Abtheia, París, n0 4,, mayo de 1966:''Et de Maurice Godelier y el repórtaje a Roland Barthes también fueron publicados en esa misma revista. El artículo de LéviStauss apareció en Ia Rew¿ Internatiornle d¿s Scien¡es Socíales, vol. )ñ/I, nc 4,. Constituye la resuesta de C. L.-S. a una encuesta hecha por la UNESCO sobre "las tendencias principales de la investigación en el ámbito de las Ciencias Sociales y Humanas", encuesta que continuaba.una anterior sobre las "Ciencias Exactas y Naturales". La traducción fue realizada por Mercedes Riani y Victoria Juliá.
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Serge Thion
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Estructurología
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IMPRESO EN LA ARGENTINA Queda hecho el depósito que previene la Iey 11.723. @ 1967, Editorial Galerna Sociedadde Responsabilidail Limitada, calle Boulogne Sur Mer 580, Buenos Aires.
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Este texto es una nota introductoria a la noción de ostructura tal como la entiende y la emplea Claude I¡ivi-Strauss. Iévi-Strauss, siendo un teórico no escribió ninguna obra teórica. En consecuencia puede parecer arbitraria la pretensión de extraer las consideraciones diseminadas en sus análisis para hacer con ellas un conjunto organizado, una condensación de principios sobre el horizonte de los hechos. Arbitraria pero no carente de motivos: ,nuestro autor mismo ha tratado de definir "la noción de estructura en etnología" en un importante capítulo de la "Antropología Estructural". Al presentar este problema a un auditorio, hemos preferido seguir esta exposición de Lévi-Strauss, no sin compararla con algunas reflexiones y notas que hacen a la teoría y al método, y que él formula en otros lugares. Lo que aquí presentamos es?pues, una especie de uademecum estructuralísta; se sitúa al nivel de los textos, redondea las eminencias de la implicación filosófica y evita las fallas que a veces, bruscamente, se producen en el desarollo. También el estructuralismo será pasible "de un nuevo género de sociologia" tal vez precisamente Ia que evoca la última página de "Tristes Trópicos". a la espera de esa crítica eventual y redentora, nos basta con presentar ese objeto de amor y desconfianza: Ia Estructura. "Si como creemos nosortos, la activiclad inconciente del espíritu consiste en imponer formas a un contenido, y si esas formas son fundamentalmente las mismas para todos los espíritus, antiguos y modernos, primitivos y civilizados -como muestra claramente el estudio de la función simbólica tal como se expresa en el lenguaje-- entonces es necesario y sufi-
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ciente alcanzar la estructura inconciente, subyacente a cada institución o a cada costumbre, para obtener un principio de interpretación válido para otras instituciones y otras costumbres, a condición, naturalmente de llevar más lejos el análisis" (A. S. p. 28). Así, la intención del estructuralismo es proporcionar un principio de explicación universal del hombre a través de sus manifestacionesmás diversas. Si bien Lévi-Strauss se resiste a ser considerado como el "padre del estructuralismo", la noción de estructuraes central'en sus análisisconcretosy en sus construccionesteóricas. Sistematizó su uso tratando, al mismo tiempo, de limitar las conüciones de su empleo. En varias oportunidades ha explicado que su método de análisis se funda en prácticas de base tomaüs de la lingiiística moderna.. En efecto, la lingiiistica posterior a Saussurese Ie presenta como la única disciplina de las ciencias humanas capaz de alcanzar un nivel de formalización comparable al de las ciencias de la naturaleza y, en consecuenciacapaz de poder tomar de éstas últimas instrumentos que se adapten a sus propios problemas, eventualmente las matemáticasmodernas. Adversario decidido del empirismo, Lévi-Strauss aspira, en la comprensióny explicación de los hechos, a un rigor total y a un nivel satisfactoriode generalización.
EL ANALISIS ESINUCTURAL es que eI La iilea fundamental ite lÉvi-Strauss son oU:"to-a" ia tingüittica y el de la antropologia homólogos. '--no de ,i tu.is sobre "Las Estructuras Elementales prohibición p"*oi"r.o" comienza mostrando que-lael único fenómeno qrre obedecea la vez es á.i i".u*o que aset-i""ut de nalq¡¡üeza-J a lgJ-egig-cultura' consecuencra' de una a otra y que en gnfá f Ñüla existencia humana' Esta condición' de Es condiii¿r, positiva pues a primera vista negativa, se revela como un mayor con la circulación de las mujeres cle distrimodo el "*n*u á. á*"tminismo én ;T;;";"4" estrucelaborarse Iiuy dott recíproco y pueden b;t". antroel estadio' primer ¡" coinunicación' En un ;;; estructuras esas luz oiiono se ocupa de sacar a la
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m-uesq3que ellas-no ru experiencia
el fonólogo eii"."" formátmente de las que describen de estuüo' el.1ivll es Lo que cambi-a y "i-fi"goitta. ' "Ío etnologia es una ciencia residual" dice Lévipues no sóIo esStrauss, y lo es en un doble sentido tiempo tudia fenómenos consideradosdurante.mucho arcaio pl" i"t-"i"""i"s humanas como excepcionales una estudioo su cos sino quer en el seno mismo de sobre particular ltti"iogit a"U" inclinarse en iL"" de los cuales los hechos aparentemente anormales' desviacioesas cuenti la teoría' Esosresiduos' ;;;" go?: coxstituyen-el u"tt" Ios hechos y la regla, explila de defecto "á, del estructuralista, p"á' "' poi este socialesen cación que espera'"Itu""á" los hechos a defibase de servir pt"r""¿ii"¿. lüo *i'mo puede
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niciones, por ejemplo: ,,Llamamos cultura a tod.ocon_ lunto etnográfico que, desdeel punto de vista de la encuestapresenie, en relación a otros?desviaciones significativas.. . El término cultura es empleadopara reagrupar un conjunto de desviacionessignificaiivas cuyos.límites,segúnprueba la experiencia,coinciden aproximadamente." El objeto último de las investigacionesestructurales será el conjunto d,elas corutantes qve están ligadasa esasdesviacionesdiferenciales. Antes de abordar el método de análisises necesario anunciar los principios que le sirven de base y que justifican su pretensiónde un desarrollo,igrrroso. Eios principios son: "economía de explicación; unidad de solución; posibilidad de restituir el conjunto a partir {u ytt fragmento y prever los desarroilosulteriores desdelos datosactuales',(A. S., p. 233). IJna vez establecidosesosprincipios hay que situar inmediatamente el problemá, ,,la noción de estructura social no se refiere a la realidad empírica sino a los modelos construidosde acuerdo u Aparece "ilu. así la diferencia entre dos nociones,a tal puntó veci_ nas, que con frecuencia se las ha confundido: me refiero a la de estructura socíal y a la de relaciones socíaLes.Las relaciones socialessán la materia prima empleadapara la construcción de los modelosqie po. nen de manifiesto la estructura social misma. E, ,rirr_ gún casopodría ésta ser reducida al conjunto de las relacionessociales,observablesen una socíedaddada". Vemos que entre la realidad y la estructura se intercala lo que es por excelenciáel instrumento del invesügador: el modelo. Este modelo no puede ser totalmente arbitrario si bien podemosconiebir que, sobre una observaciónempírica aÍrn supuestamente desprovistade prejuicios teóricos,seaneláboradosnu-
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que merososmodelos. Entre la realidad y el modelo que' formalización la expresa,hay reglas precisas de adem'ás,son dltermittatttet para la validez del tratamiento teórico del modelo. Los hechosdeben ser estudiadosen sí mismos y en ''relación con el conjunto del contexto' Entre varios modelos posibles,el modelo verdadero es "aquéI que, siendo el^más simple, responde a la doble condición J" ,to usar otros hechos que los considerados,y de dar cuenta de todos". Conviene, por otra parte, hacer una distinción entre modelos'iirconcientesy modelos concientes,siendo estos últimos' por ejemplo, eI conocimiento que los indígenas tienen de sus propias-reglamentacionessociatá. Pero, dice Lévi-Strauss, "los modelosconcientes -Ilamados generalments '11s¡¡¡¿3'- están entre Ios más pobres, en razón de su función que es más la de oaroétru, las creencias y los usos que la de exponer ,rrc rusortur. El anáiisis estructural se enfrenta así con una situación paradójica muy bien conocida por el lingüista: cuanto más neta es Ia estructura aparente' tarito más difícil resulte aprehender Ia estructura profunda, a causa de los modelos concientesy deforil"¿ot q,r" ," interponen como obstáculos entre el observudo, y su objéto." En cambio, los modelos inconcientes,áan cuenta de fenómenosque hasta ahora no han siáo relacionadosen sistema,Io que facilita el trabajo del etnólogo. Finalmente, una distinción que merece ser señalada, es la que se hace entre modelo mecánico y mocleio'estailísiico. "Un modelo cuyos elementos están de los fenómenosserá llamado modelo ]u "r.ulapor ejemplo las leyes del matrimonio en "r-, tnecánico", ,,r.,asocieáui primitiva, donde los elementosconsti-
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tutivos son los individuos ordenados en clanes o en clases; los modelos cuyos elementos están en una escala distinta de los +f"a-""o, lár, *oa*lo. dísticos,como las leyes del ;";ü";; "rtu_ en la socied.ad conte-mp-oránea, donde los elementos son la fluidez social y la cantidad de informació"; ,;; tales que sólo esposible integrarlospor métodos ástadísticos. urertamente, sesún los fenómenos y los niveles de estudio, podrán eiistir f"";;-i;;áu¿i"r. Lo que
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r|rtoma.Perounmodelotlailoylosquesondela otras-transformamisma famitia no pueden conoCer de una misma matriz' €iones que las qu" ptovionen y un grupo de transArl, cntre un grupo de modelos necesariay exclusiva que lormación, hay una relación inmediatamente la correspondiente i.t*ti"'-i"f"i* o¡tructura. posi-"tl*o de esascondicionest€nemosla de caso en modelo "orolario del UifiüJ-¿" prever la teaccl¿tt su Además' elementos'ni"Jiti.""i¿it de uno de sus obserhechos los todos de da cuenta i"""i""áÁi.nto vados. muy absha-ctas' De hecho estasconsideracionesson poco clara' bastante Lévi-Strauss,en urla iormalización comformalización una de tlefine aquí Ías necesidades alude cual al matemático patible con un tratamiento oxpresamente. 'ErrrrúItimaobra,"LoCrudo-yloCocido"'precisa que de útilización del método' dice h, ;Ñi"i.nes exhaustivo: ser de legítimo a condición ó";"4¿i; "s tratar las üferencias aparentesenpermitim-os ;i ;". parte' afirmamos que ii" *iirt de los cuales' por otra resultado ya de 3urgen de un mismo i"po, -como. hi:tól::-t: accidentes de ya iógicai, lüirr"t*".t-tes i.nterpretaüones a puertas atiort.", abriremos1as -\as cópues siempre será posible elegir la más ;;;í;;;i"t nos se historia Ia cuando *ircitar Ia iogi""*"i"1 falla' a la seg"undacuando la primera enteramente sobre "."iü,'yl";ar El análisis estruciurai reposará-
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ta- comparación de modeloi construidos en distintos niveles estratéqicos.Esta import;;;;" las propie_ dad-esformaleJa encontramosen todos los momentos de la marcha estructururiri" y,^"" !"u"á",rt"r, ul segundotiempo del análisis, A á"f _"i"io "r, ¿u lu estruc_ tura: 'rlas investigacionesestructurur"a ofrecerían mayor interés si las estructuras no fueran"o susceptibles de ser traducidas en ¡nod.elos."y", pr"piedades for_ comparabler, irrd"peídi""1"i"r,," de los T*: :* erementosque las componen." Tenemos así una ho-o_ rugra rormal que Dennite pasar de uno a otro, pero tal homología se realiza ,¿i" a."u"" le".iertas condiciones.¿Qué condiciones? "Todo modelo pertenece a un grupo de transfor maciones cada una de- las cuales-corresponde a un modelo de la misma familia au *áao "que el con_ junto de esas transforma-ciolres un grupo de modelos'l (A. S. p. 306). Dñ;^d;'oro "o"riir"yu modoo puesto que los elementos de un modelo están rela--oáifi."ción cionados de manera sistemática, iu de uno de ellos implica una variación combinadade ros demás, yr en c-onsecuencia,una ,"urrrio"*".ión -mismo del Frodelo, eventualmente sobre phrro de su "f
i" p"':T"'?"Íffi pi'r"¡"", *,.TfilH:'i1::; 3,H ción que resrde en era demacuya complejidad ü;"^ reiluce mensajes antes de pt'"tiu'.indescifrables q"" y grand" siudo -irrüru""cián. O el anáIisis estructural consigue *r,
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agotar todas las modalidades concretas de su objeto, o perdemos el derecho de aplicarlo a una cualquiera de sus modalidades" (p. 155). IJna vez constituido el modelo, podremos construir esa pirámide de relaciones lógicas de oposiciones y correlaciones, de alternancias y de distribuciones en que se resuelven las estructuras, y la construiremos meüante un trabajo artesanal, mediante la confrontación con la realidad y la experimentación de sus mecanismos internos. Esas relaciones en que se resuelven las estructuras son casi siempre de orden binario como las que usan con frecuencia las recientes teorías de la información.
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LOS TIPOS DE ESTRUCTURA evidenDespués de lo que acabamos de ver resulta las ,u q"á el análisis estructural tiende a r-esolver en tlesv'iqclQnesdiferenciales que puedel^lalifestqrse general' nivel y a darles uná significación .r"in;i; ^etnologíu .ó*o en lingüistica, no es la compara"En contrario'" ,ri¿t, tu qnuitrrrdu la ge,terali'ación sino lo darse posible es n""i¿" á nivel del obJeto estructurado o no tiene estructuras cuenta si una tipología de las un sentido. Si Tomemos el ejemplo del espacio y el tiempo' dimensiones que estas consid.eramos con Lévi-Strauss "no tienen otras propiedades que las de los fenómenos que sociales que las iueblan", la experiencia prueba a recurrentes ser pueden tipo "estructuras del mismo espacio' del y tiempo del rriveles muy diferentes -y nada excluye que un modelo estadístico (por ejemplo en sociometría) no se revele rrno de ero, "láborudos un modelo anáIogo, aplicable más útil para construir que otro n la história general de las civilizaciones' domiúnico ese de tomados hechos Iás inspirado en indeperfecta la probar a tiende nr,u ejemplo ,rii'. de la realidad de la respecto modelo det fenilencia cual deriva. Existen dos grandes clases de estructuras, las sociales y las mentales. Veremos si se encuentran en una r'"lu"ción de pura y simple traslación o en una relación que podtíu*ot calificar de homotética' qué consisten las estructuras mentales a A. -"'¿Eir que hemos apelado y cuya universalidad creemos poáer establecei? Según parece son tres: la exigencia de
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lu Regla como Regla; la noción de reciprocidad considerada como la fonrra más inmediata bajo la cual pueda integrarse la oposición yo-otro; y finalmente el carácter sintético del Don, es decir, el hecho que el traspaso consentido de un valor de un individuo a otro convierte a éstos en "partenaires" y agrega una cualidad nueva al valor transferido" ("Estructuras elementalesdel parentesco"p. 10S). B.-Tomemos otro ejemplo de las E.E.P., (p. 547)z A propósito de los sistemasde matrimonio entre primos cruzados que suscita un problema por una irre. gularidad estadística aparente, Lévi-Strauss escribe: "Pero la lógica debe estar allí, si los sistemasde parentescoson realmente sistemasy si, como ha tratado de probar nuestro trabajo, estructuras formales, conciente o inconcientementeaprehendidaspor el espíritu de los hombres, constituyen la base indestructible de las insütuciones matrimoniales, de la prohibición del incesto por la que la existencia de esasinstituciones ha sido posible, y de la cultura misma cuya prohibición del incesto constituye el advenimiento." Aquí como anteriormente, las estructuras son concebidas como la base misma de toda existencia organizada. C. - Una evolución se concibe sólo en función de un orden anterior, y si cada estructura corresponde a un sistema que ordena a los individuos en el interior de un grupo (parentesco,clan, riquezas) "todas estas estructuras de orden pueden ellas mismas ser ordenadas, a conüción de descubri¡ gué relaciones las unen, y de qué manera reaccionan unas sobre.otras desdeel punto de vista sincrónico". Pero antes de dest:t¡l¡rir esas relaciones habria que alcanzar un nivel crr cl gue las estucturas sociales estén en un plano
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doigualilad con las estructurasmentalesy lingüisticas' uor-medio de un análisis de las formas vecinas,que lólo ofrecen relativas discontinuidadescomparablesa las que podemosdiscernir en otros dominios, como las otgutri"á.iottes de clan, reglas de matrimonio, creencias religiosas,etc. Pará legar de la organización de las estructuras de orden meicionada más arriba, a lo que podríamos llamar una "metaestructura", Lévi-Strauss piensa que h"r, o.r" hacer intervenir dos clases de órdenes, los ; Oí¿.iGr viviilofl, funciones de las realidadesobjeti our, y io, "ó.d"tt"s concebidos", interpretaciones de dicúas realidades, tales cómo la religión y el mito' Recortamosaquí la distinción hecha precedentemente entre estructura mental y estructura social y se busca la distinción de carácter metodológico' Por el estudio de esosconjuntos estructuradosen eI seno de ambos órdenes y el de sus correlacionescon las realidadessociales,Iéni-Sttu,tts cree qu "algún día estaremos en condiciones de comprender" si no la función de los "órdenes concebidos",al menos los mecanismos que les permiten cumplir esta función' Es en este sentido que ha contribuído'con un aporte, mostrandoque la organizacióntotémica concibeuna homología ile estnióiura entre dos series,una natural, otra soJial. ' Por nuestra parte, vemos allí una formulación particularmente fructífera de la cuestión que Marx ha calificado insuficientemente como relación dialéctica entre infraestructura y superestructura' Es, por otra parte' una de las fin-alidadesde "EI Pensañiento Sálvaje" donde Lévi-Strauss afirma: "Sin poner en tela de juicio el incontestable primado de las inJraestructuras' creemos que entre prans y
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prácticas se intercala siempre urr meüador, que es el esquemaconceptual por cuya operación una materia y una forrna, desprovistasuna y otra de existencia independiente, se realizan como estructuras, es d.ecir, como seresempíricos e inteligibles a Ia vez. Es a esta teoría de Ias superestructuras, apenas esbozadapor Marx, que cleseamoshacer algún aporte, reservando a la historia. . . la tarea de desarrollar el estudio de las infraestructuras propiamente dichas, que no puede ser precisamente la nuestra, porque la etnología es desdeluego, una psicologa" (p. 173-4).
ESTRUCTURAY EXPLICACIÓN Ilvi-Strauss es un antropólogo' pero sus investiga"no reivindican un dominio propio entre los "ione, h;;t;t de sociedad;constituyen más bien un método r"."ptiUf" de ser aplicado a diversos sistemasetnológicos y están emparentadas con formas de análisis usadas en distintos dominios"' Para él el Ettt".í*¿ movimiento va hacia una asociaciónde diversas dis-
ciplinas para fundar lq bgienqa4rt+o¡Puq¡f¿c¡t¡qb lj semlplosieseg3nliáüó*ittación de ttT',T" ,-":
comunicación la que deberá dar 6ffiffi*de"la problemas planteados por principales cuenta de los y su instrumento será la la so.i"d"d dá la existenciu que no tiene contela estructura estructura, noción de "contenido mismq el es ella que ya üsüntq nitlo concebida organización tttu aprehendido -tógica "t Sal("El Pensamiento lo réal" de p"opiedad .á-o vaje"). todas las tentativas ile Antropología, coArí, "oIrro mo D'escarteso Engels, el estructuralista piensa que despojaa la ideolo[ía y que-razona-segúnlas catenot-í"t del universo. "En cada una de sus empresas buscar irácticas, la antropolopa no hace otra cosaque pen-samiento üna homología de estructura entre el humano en ájercicio y el objeto humano al cual se aplica. La intágración metodológicade fondo y fo1rya u ,r, *árr"ra, una integración más esencial,la "ifl";", del méiodo y la realiilad" (El Totemismo en la Actualidad, p. 131).
Maurice Godelier Notas sobre los conceptos de estructura y contradicción
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M' Goclelierha querido puntualizar para de su investigaciónen nosotroslas coordenailas la que se reúnen una lectura slempre^actual de ia obra maestra ile Marx, "El Capital" y su práctica, como antropólogo,del métoilo eslas notas que he truótural. Se encontrará-aqu1 tomadoen el cu¡sode estacharla' J. C. Qurnrx MARX Y LOS ESTRUCTURALISTAS Es ésta una confrontación que se impone con fuerza de evidencia y que sólo toma sentido si tenemos a de Marx, "El Capital" y las la vista la obia estructuralismo actual' Este último tesis y obras del-uyot p""r"ntu a Marx y a Freud como sus antepasados ieóricos, y, efectivamentg una simple consideración del léxico de Marx denuncia su insistencia en pensar la realidad social en concepto estructurales (infraestructura, suPerestructura) . Es verdad que hace diez años, estas escuelas no reconocían al marxismo en su pretensión de pensar científicamente la génesis y la evolución de un sistema y el pasaje de un sistema a otro. Restricciones teóricas titt oUi"to en el momento actual, en que se ha puesto en márcha el proyecto de una cíencia estructural de Ia diacronia. Trataremos de mostrar cómo un proyecto de esta índole puede cumplirse por la explicación de indicaciones teóricas formuladas en "EI Capital", y que conciernen a los conceptos de correspond'encía entre estructurds y de contra:díccíón' Pero previamente es necesario dilucidar mejor el parentesco profundo del proyecto marxista y el proyecto estructuralista; señalaremos tres puntos.
APNOXIMACIÓN AL EgTRACTARALISMO
LO INVISIBLE Y LO VISIBLE C. Lévi-Strauss, en el capítulo de "La Antropología Estructural" consagrado a la noción de estructura, ha adelantado una tesis que suscitó numerosos comentarios polémicos: en una sociedad, las relaciones sociales visibles de ningún modo constituyen una estructura; ésta aparece sólo en el moCelo teórico que el estudioso elabora para dar cue,nta del funcionamiento de esas relaciones sociales. Pero si la estructura es la pertinencia del modelo, ¿a qué remite el modelo? En "El Capital" encontramos un desarrollo muy similar, en ul1 sentido más explícito y qlle responcleá esta pregunta. Los conceptos corrientes de la economía (Salario, precio, etc.) son, dice Marx, representaciones que recogen las relaciones visibles. Tales representaciones tienen una función práctica pero están desprovistas de rigor teórico y no tienen ningún status clentífico. La noción práctica de salario, por ejemplo, implica que toda hora de trabajo es pagada. Se sabe que, al hacer la teoria de esta noción, aparece en cambio que, por estructura, una fracción de las horas de trabajo, no es pagada. En otras palabras, la relación visible_ que es representación, oculta la estructura que es real. Pongamos por caso el habitante de una sociedad exótica que visitara la fnglaterra capitalista del siglo xrx. Al interrogar a la gente que lo rodea sobre lo ef! se entiende por "precio", "salario", "competencia", podrá recoger los momentos cqracterístíóos de u_n_sistemade representaciones. Pero esta descripción del mundo de las apariencias por parte de un ,.infor-
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mante" inteügente de ningún modo produce Ia estructura d.el sistema real. Es por eso que Marx no se permite partir de tal mundo que es un mundo inueritao; eii^plo: "En la competencia todo aparece aI revés. La lot*u acabada que revisten las relaciones económicastal como se manifiesta en superficie, en su existencia concreta Y, Por lo tanto, también como se la representanlos agentesde esasrelacionesy los que las inautttutt cuando tratan de comprenderlas,es muy clistinta de su estructura interna esencial pero oarritu,del conceptoque le corresponde'De hecho es precisamentelo inverso, lo opuesto" (Libro III, t' I) ' La estructura no puede no aparecer aI reués' Hay entre ella y lo visible una relación contradictoria' Y para conteitar a la pregunta inicial -¿a qué corre-sponde el modelo?- digamos que 9l ,modelo es la iepresentacióncientífica de este revés invisible de Ia reiresentación visible; si no existiera contradicción .rittu lo que la tradición filosófica denomina "esencia" y "apariéncia", una ciencia sería superflua' La teoría áe hs estructurasdel sistemacapitalistadebehacerse prácticasque la manifiesporque las representaciones iutt t" contradicencon las estructurasreales' Es importante precisarla naturalezade estacontradicción ! su necésidad.A diferencia de Ia hegeliana, oo .rrtgé de la concienciasino de las relacionessociales misma-s,tesis que Ranciére ha dilucidado muy bien en su construcción a "Lire Ie Capítal". En la estructura misma que se dísimula. Volvamos a tomar un ejemplo de Marx: "La manera en que pasandopor tá taia de provecho se transforma la plusvalia en provecho no es otra cosaque el desarrollo de la interven' ción del sujeto y del objeto que se produce a partir del proceso de producción. A partir de ese momento
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venros a todas las fuerzas productoras subjetivas del trabajo presentarse como fuerzas productoras del ca_ pital (cfr. libro I, t. II). Por uni parte el valor, el trabajo que domina al trabájo viviente, está -pasado perso,nificado en el capitalista; por otra parte, el obrero aparece como la fuerza de trabajo puramente mate_ rial, como una mercancía. Esta íniersión da orígen necesariamente, a partír de la relactón d,e produciíón simple, a Ia representacíón fatsa conespondiente; y esta transposición en la conciencia conoce un nuevo desarrollo en razón de las metamorfosis y de las modifica-ciones del proceso de circulación própiamente di_ cho" (El Capital, libro III, t. I). Es décir. un nivel de funcionamiento del sistema disimula el sistema en otro nivel, de ahí la necesidad de la conciencia que refleja inmediatamente las formas visibles de pasar po" i" ciencia para reflejar lo invisible que las regula.
LA IDENTIFICACIÓNDE LA ESTRUCTURA Hay un aspectomás conocido del acuerdo original entre el estructuralismo y la obra de Marx. fnsistiremos en éI sólo en la medida en que nos permita llegar a un punto de encuentro mucho más fundamental. "El Capital" no ofrece una historia de los paísescapitalistassino una teoría del capital, es decir, relacionesentre estructttrasdentro del sistema capitalista. Para Marx es imposibleabordar el análisisde la génesisy la evolución de un sistema sin haber identificado y explicitado previamente la articulación de sus estructuras. DeI mismo modo, la lingüística estructural se inicia a principios del siglo xx difiriendo el examen de la historia. subordinándolo aI descubrimiento de Ias estructuras. Sin embargo tal principio no es en Marx exactamente anáIogo al formulado por los primeros estructuralistas -prioridad de lo sincrónico sobre lo diacrónico. No es pura y simplemente la identificación de una estructura en un momento X postulado momento O y el estudio histórico de su evolución. En Marx la prioridad es acordada al descubrimiento de una i,nuariable estructural que caracteriza varias sociedadesen varios momentos como capitalistas, invariable que permite, inmeüatamente, indagar la historia, no porque sea ahistórica sino, al contrario, porque está prerente en distintos momentos del tiempo histórico.
COMPATIBILIDADDE LAS ESTRUCTURAS En un sístema determínado, las estructuras funcio?nn si son compatibl,es,Tomemos eI sistema capitalista. Este reposa sobre el capitalismo industrial y ésa es su característicaespecífica.Pero hay otros capitalismos -comercial, financiero- que le son complementarios y, por otra parte, anteriores. Marx muestra la necesidadde estasformas anexasde transformarse para asegurar el funcionamiento de la forma dominante -el capitalismo industrial. Así, por ejemplq Ia tasa de usura debe convertirseen crédito bancaiio. es decir, bajar para acomodarsea las exigenciasdei industrial. La compatibilidadrecíprocade -capitalismo las estructuras en un sistemadeterminado es necesaria para su funcionamiento; está aseguradapor transformación de una estructura según un nuevo contexto. Esta consideracióngeneral nos introduce en la noción fundamental de estructura domínante en un sistema. Y esta sin recurrir al concepto de ,,sobredeterminación" timado por Louis Althusser (cfr. ,,pour Marx") del psicoanálisisy de la física. Es ventajoso evitar esta confusa idea de un incremento de determinación. La determinacióndel dominio se hace sin "sobredeterminación";ia dominante de un sistemaes y no es otra cosaque su invariable estructural.
DE LA DIALECTICA CONOCIMIENTO Si en estospuntos -inversión de la relación visible de la estructura real, proceso de identificación de la estructura, funcionamiento de un sistema definido como compatibilidad recíproca de sus estructuras- el acuerdo entre Marx y eI estructuralismo es efectivo y profundo, hay una pretensiónde Marx que un estruciuralismo antiguo juzgó infundada: Marx entiendedar cuenta de Ia génesis,de la evolucióny de la desaparición de un sistema en términos estructurales,cuya salida está en un conocimiento de la dialéctica. Ahora bien, Louis Althusser ha advertido ya en Marx un cierto desajustesensibleentxe su práctica de la dialéctica y su exposiciónde la misma. El tema de la "inversión" que, según Marx, caracteriza la relación de su propia concepciónde la dialéctica con la hegeliana es un falso üscurso, a menos que la noción de contradicción sea idéntica en Marx y en Hegel. Este falso üscurso se hace aún más oscuro en el "Anti-Diihring" y en la "Dialéctica de la Naturaleza" de Engels. Este concepto d-econtradiccíón está en eI centro de ura futura teoría d.e Ia diacronia estructural. Reflexionemos sobre la noción marxista de sistema económico con el fin de identificar el lugar y la figura teórica del concepto de contradicción. Un sistema económico es un modo de producción, un modo de ilistribución, un modo de circulación y un modo de repartición de los productosmateriales. En un sistema económico la dominante es el modo de producción. Un modo de producción es la combinación de dos estructuras: Ia estructura de las fuerzas productivas
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y la de las relaciones de producción. La estructura de las fuerzas productivas es un conjunto regulado de medios de producción: recursos, materias primas, herramientas, hombres. En otras palabras, es una división técnica del trabajo que remite, a través de la división en clases sociales, al problema de Ia propiedad de las fuerzas productivas. En un sistema semejante, ¿cuál es eI modo de ser de la contraücción? Diremos en primer lugar que es Ia relación contradictoria entre clases definidas complementariamente pero de intereses contrarios. Tracemos el perfil de tal contraücción: 1) Es interna a una estructura (estrud tura de las relaciones de producción). 2) Es específica de un sistema (el capitalismo). 3) Es originaria en un doble sentido pues aparece en el origen y el sistema repite su origen a Io largo de su evolución. ,l) Es directamente significativa: entre el capitalista y el obrero hay diferencias inmediatamente perceptibles
APRAXIM ACIÓN AL ESTRACTUNALISMO
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interio¡? este segundoüpo de contradicción: 1) No es estxuctuentre a una estructura; es una contradicción I ras. 9) No es originaria pues aparec: "t ql momento-J de la evolución del sistema. 3) Designa dim'ercpner ínintencíarwles ile la realidad social'
para el psicólogo, para el sociólogo,para el historia-, dor, diferencias que el filósofo puede recoger para tematizar los problemas de la desigualdad, de la justicia, etc. Ahora bien, para Marr, esta corutradiccíón tn es la contradicción fundamental; ella no do ni puedz dar Ias leyes del sistema. La contradicción fundamental es la que surge en un momento dado de la evolución del sistema entre la estructura de las fuerzas productivas y la estructura de las relaciones de producción. En tal momento de la evolución del sistema capitalista, la socialización gigantesca de las fuerzas productivas (concentración, etc.) no corresponde ya a la estructura de las relaciones de producción en el modo de la propiedad privada (airn cuando fuera propiedad privada socializada: trusts, etc.). Tracemos el perfil cle
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LO ININTENCIONALY EL LfMITE LA EURRITMIASOCIAL Detengámonosen este tercer punto. Marx muestra al mismo tiempo, por primera \ez, las dimensiones inintencionales de la realidad social y su carácter significante. La contradicción fundamental significa la condición límite de funcionamiento de un sistema. Dicho de otro modo el límite que la contradicción significa es una propiedad objetiva de las articulaciones de las estructuras en un sistema.Es transparente al conocimiento. Lo inintencional no es el residuo opaco, la recaída de los proyectos, sino un límite de funcionamientq un signíficado. Lo que nos muestra la contradicción entre relaciones de producción y fuerzas productivas,es el límite del funcionamiento de las relaciones de producción dentro del marco de un cierto desarrollo de las fuerzas productivas. La contradicción entre estructuras es razón de la contraücción en el interior de una estructura. Cuando el capitalismo está en el seno del sistema feudal, las nuevasfuerzasproductivasque se desarrollan no están en contradicción con las nuevas relacionescapitalistasde producción; al contrario, son las relacionescapitalistasde producciónlas que impuisan esos desarrollos: correspondencia entre estrt¿cluras. Pero al mismo tiempo hay no-correspondenciaentre esasnuevas fuerzas productivasy las relacionesfeudalesde producción;contradicciónfundamentalque es la razón del conflicto interno de la estructura social entre feudales y burgueses.Más tarde, en la evolución del sistemacapitalista,se darán las crisis periódicas que marcarán el aspectocontraüctorio del funcionamiento del sistema.
Es precisamentesobreel mismo horizonte dialéctico de la correspondenciainterestructural y de la contradicción interna y externa que surge la necesidaddel pasaje del capitalismo al socialismo.En efecto, Marx, mediante la ley d.ecorrespondenciaentre estructuras hace algo más que quitai al determinismo histórico la máscára del fátum antiguo, hace algo más que dar cuenta del pasaje de un sistema a otro: fundamenta científicamÁrte Ia superioridad de rrn sistema sobre otto, sin tener que hicer intervenir nunca una idea cuaiquiera de Ia esenciahumana, de su feliciclad o de su libertad. Rompe con el círculo ideológico alcanzando científicamente un juicio de valor. Sobrepasaal positivismo que, para neutralizar el círculo axiológico, ie atierre a la pura descripción' Recupera en el cámpo de la ciencia áquello a que apuntaba el humanismo: felicidad, Iibertad, sonposiblesabiertospor una estructura que tiene sus límites y su necesidadde aparición reguládos por una ley de correspondencia con las demasestructuras del sistema consid.erado' En este sentido Marx ha roto con Marx' En los Manuscritos de 18'14Marx parte de una cierta noción de la esencia humana. La esencia del hombre es el ¡ trabajo y, puesto que el trabajo es robado, el hombre I ¿El Capital", en cambio, el mundo ! esta áUenaao.En de la esenciaesignorado: Ias contradiccionesson leídas únicamente a nivel de la existencia real.
LA LEY MARX
Y HEGEL
La diferencia entre Marx y Hegel no es como ha dicho Louis Althusser en que en Marx la dialéctica no se permitiría reducir toda contradicción a una figura contradictoria de la conciencia. Podemos hacer entrar en ebullición tanto la contradicción,obrerocapitalista como la de amo-esclavo: ella permanecerá insoluble mientras la estructura de las fuerzas productivas no permita hacer la economía de los capitalistas para dirigir eI desarrollo de la sociedad. Veamos, además, en qué sentido Marx rompe con el socialismo utópico. t La solución d,e un¿¿ controdiccíón ínternn rno es interna. En Hegel, en cambio, la síntesis es la solución interna de una contradicción interna. Para Marx, la solución pasa por la mediación externa. Puesto que en la contradicción interna a una estructura (relaciones de producción), es eI sistema (capitalismo) lo que es cuestionado, la solución pasa necesariamente por la mediación de una estructura externa (fuerzas productivas). Esta teoría de la contradicción es raücalmente distinta, en su economía, del golpe de mano especulativoll¿rmadopol I{egcl "itlentidad de los contrarios" por lo cual se ¡rroporcionir cl medio para reducir a la lógica del espíritu, el movimiento determinado de la historia real.
Esta teoría marxista de la contradicción acerca las ciencias del hombre a las ciencias de la naturaleza' Pod¡ía decirse que eI diplodocus no muere por sus contraücciones internas sino por una modificación climatológica, es decir por una contradicción entre su estruciura interna y otra estructura exterrra' Allí no hay ninguna finalidad. Si una estructura es una invariáble, iu relación con otra estructura es viable dentro de ciertos límites. El clescubrimiento de tales límites no es otra cosa que el descubrimiento cle las leyes. Es de hacer notar que, dentro de este marco se puede reinterpretar eI concepto de *utodológi.o a condición de despojarlo de causaüdaá y ,""rrp"t"tlo, toda idea dá una relación lineal y cronológica de causa a efecto; una acción cualquiera se realiza dentro de una estructura: es ella la que' por sus propiedades objetivas, define las consecuencias de esa acción' -sartre'en la "Crítica de la Razón Dialéctica" critica a justo título Ia metafísica dialéctica ilel "Anti-Dühriig" de Engels. Definir la cosa como negación cle la negáción equivale a practicar sobre la naturaleza una teoría hegeliana de la contradicción' Pero Sartre apunta más ul tratpuso de método que al método mismo, de manera que cottserva intacta la dialéctica hegeliana en el campo de las ciencias humanas. Habrá ciencia a condición de sustituir el concepto hegeliano de contradicción por el correspondiente concepto marde toda ciencia es llegar a las xista. La finalidiil límites de invariabililas condiciones leyes, es decir, en el seno de rrn cualquiera estructura ¿á¿ ae una sistema.
LA DOMINACIÓNEN LO ECONóMICO
CONCLUSIONES
En una sociedadprimitiva un economistaidentifica fácilmente la estructura de las ciencias productivas, pero alcanza mucho más difícilmente y de manera mucho menos neta las relaciones de producción. Son los sistemas de parentesco los que, en su extrema complejidad,parecen regular las relacionessociales. Engels, en el "Origen de la Familia" creía dar cuenta de este desplazamientoenunciando leyes de producción y de reproducción. Hay allí un juego de palabras que es un contrasentido,pues no es en tanto reproducción que eI parentescocumple una función dominante en esassociedades. Si los sistemasemparentados son allí tan complejos es porque en ellos se invisten otras funciones; más precisamentg es en tanto economía que el parentescoes dominante en un sistema primitivo. Cuando las fuerzas productivas ya no so¡r dominantes en el marco del parentesco, asistimos a la constitución de una estructura político-religiosa en la que viene a investirse la determinación económica; y es entoncesesta nueva estructura Ia que expresa las relacionesde producción.
de la exégesis "El Capital", a condiciónde alejarnos campo clásica, ,io, propot.iona el instrumento y el Es bastante pu"u t.rrtuteorlíaestructural de la diacronia' anásig:rificutioo que su método, lejos-de oponerseal posiblemente' y, liíis estructur-alpresente,Io completa lo autoriza a tomar la meclidade todo su alcance' Hay algo más aún. El marxismo' dice Sartre' es la filósofíá de nrtestro ticmpo. Esta lectura d'el "Caal reubicar eI métodá científico del análisis de pl "i;', las estruoturas en Lrn contexto que lo funda por algo más que la simple eficacia,contribuye indudablemente de la ideologíatecnicista que le es familiar' "-li¡.t"tt" Al *"no, invita al filósofo a hacer la teoría de sus y nocorrespondencia instrumentos- 6s¡1r"¿flicciones, posibiy límites sistema, .oo"rportd"ncia, estructura, lidad. . . Le impone sobretodo una transformaciónde sus problemátiás tradicionales,por ejemplo susütuir iu opori"iótt de la esenciay de-la apariencia por las dialécticas de subjetivación y de materialización por las cuales las relácionesde las estructurasreales se anudan a lo visible que las manifiesta y las invierte; y o eI pasaje del humanismo que postula-una esencra un d^"but-r"rhumanos que habitan en el hombre como Minerva en la frente áe Zeus a la deducción de un sistemasocial justo no surgido del sueñode los hombres sino de lós límites y de la racionalidad de las existencias.Es con tal rechazode los mundos rezagaaor y .o" tal decentración que hoy identificamos la vía más segura de un pensamiento efectivo'
Roland Barthes De la semiología a la translingüística (entrevista)
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Pnnouxr,r. - La gglgiglÉ' acaba de' recibir et r: i--l' ---:4r' pari entrar en tema tal vez aporte de sus AUmeffi., convenga decir algo sobre la naturaleza del proyecto que le sirve de marco. R. Benrrrps, - f,os Elemertos son, a lo sumo, una síntesisterminológica de carácter provisorio con fines üdácticos, gue se inscribe dentro de un proyecto sujeto a discusión. Saussureha concebidoun estudio dejlos sistemasde signoQen h vida social y lo ha denominado semíología;ha exploradouno de esossistemas:el lengLraje.Pero el trabajo sobre otros sectoresde la semiologíareserva una sorpresa:no es del todo seguro que en la vida social de nuestro tiempo existan sistemas de signos de una cierta amplituil üstintos del lenguaje humano. Si nos atenemos a los sistemassemiológicos puros, los únicos que han podido ser aislados se manifiestan como muy pobres; el cóügo cle trrinsito, constantementecitado, es un ejemplo. De manera semejante hace algunos años, al tomar la moda como objeto de estudio,2me di cuenta inmediatamente que el sistema de la ropa era muy pobre. En cambio, se duplica siempre en un sistema representado que, él sí, es pletórico. Originariamente la ropa constituye un sistema de signos,pero permanece rudimentario y sólo comporta pocossignificados.Estos 1 El Centro de estuüo de las comunicaciones de masa, Escuela Práctica de Altos Estudios, ha conhagrado un número de la revista Communicatíoru (fV, nov. 64, Ed. Seuil) a las investigaciones serniológicas; apareció allí un importante texto d.e R, Barües (p. 31-1aa) "Elementos de Semiología", seguido de una bibliografía crítica. 2 Cfr. "El azul está de moda este año; nota sobre la investigación de unidades significantes en la ropa de moda" (Revue frangaise de sociologie, 1960, I, p. 147-162) y Sistema ile la Mod.a, de próxima aparicióu.
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sistemas alingüísticos son pobres, y ello es normal, puesto que la función del lenguaje es tomarlos a su cargo para hacer con ellos lenguajes poéticos, imaginarios, ideologías. Cuando el lenguaje entra en juego a título de regulador aparece lo que propiamente llamamos la moda; interviene ya al nivel de la nomenclatura pero sobre todo en una verdadera retórica que vemos desplegarse en los escritos de moda, La mod.a en el vestir se da como mezclada de lenguaje: no es un sistema semiológico puro, y es precisamente esta impureza lo que parece deber constituir el objeto de estudio más interesante. Tal comprobación nos desvía un poco del proyecto semiológico de Saussure. Podría- / mos dar el nombre de translingüística al estudio de f las sustancias mezcladas de lenguaje. 'l P. - ¿Cómo se produce este tomar a cargo un sistema semiológico puro por parte del lenguaje? R. - En el nivel de la producción nuestra sociedad está sometida a una mentalidad calculadora, contable. Pero entre la usura real del vestido que debería determinar la compra según el cálculo económico y la compra efectiva (más rápida que el ritmo de usura) se esboza un campo intermedio: el de la moda. Ese campo de representación es tomado a cargo por los escritos de moda; digamos que entre la racionalidad económica y el comportamiento efectivo .-estrictamente hablando, irracionalestán los reguladores de las comunicaciones de masa. El diario de moda, p. ej., moviliza a través de una estilística, una racionalidad destinada a compensar la ociosidad del signo. En ese sentido este desvío define una ideología cuya retórica es la forma.
LA SOCIOLOGIA como Betty Friedan, dan una interP. -Algunos? "compietu-ente distinta de la publicidad, pretación pott.tt el acento sobre las decisiones económicas que rigen eI universo de la moda, y cua-ndo pasan del a los receptores, piden a la psicología social que "tiitot dé cuentas de lai fascinaciones y seduccionespublicitarias. Parece que hubiera allí un trayecto completo que no deja lugar a una semiología o a llna translingüística aplicada a la publicidad. n. - Huy que poner las cosas en su lugar? y poner las cosas en su lugar es, en una perspectiva saussuriana, separar Ia lengua de la palabra. Las decisiones sobre los mensajes tienen que ver con la locución, con la palabra. Pero esta palabra implica una lengua que hay que describir. Es por ello que un-a posición transroóiológi.u es posible. Se tratará de describir y analimundos intermedios de la connotación, esos ,u" "ro, cuajados", como los llamaba Saussure, esos "sintagmas sub-cóáigos, esos idiolectos que terrninan formando una lengua. Es exácto que a medida que nos acercamos a la palabra, eI mundo, con sus leyes económicas y demás, penetra en el lenguaje. El problema que- se nos preienta es el que plantea Aristóteles en \a Retórica: de palabra? ¿cómo coüficar las grandes unidades antes planteó se problema que este Podemos decir lengua. la de que eI de la codificación P. - Es dentro de esa perspectiva que Vd. estudia la retórica de la imagen publicitaria.s ¿Pero se puede e La Retórica ile I imagen (CornmunicationsIV, nov' 64, Seuil, p. 4,0-51).
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AP NOXIM ACI ÓN AL ESTRACTA NALI SMO
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la semiología es completamente distinto: estudiar el modo de organizaeión de esos significantes. No se anula la aproximación psicoanalítica, se le da lugar. La conveniencia somiológica deja lugar a otras con' veniencias.
estar seguro de alcanzar los códigossin haberse referido nunca a zu función: Ia persuasióneconómica? R, - Es verdad que el sistema económico impone presionesal sistema semiótico,pero o bien éstasintervienen determinando imposibilidades (y en ese caso no hacen otra cosaque marcar los límites del sistema) o bien son creadoras,y entonces se integran a titulo de significantes. Es verdad que el objeto es lanzado por la infraestructura, pero no hay relación mimética por ejemplo entre la estructura de la novela y la estructura económica.Evidentemente, la moda es un objeto privilegiado, pues en este caso sería absurdo postular una relación mimética. P. - Aislar metodológicamenteun objeto de estudio equivale a privarse de los medios de comprender la constitución real del objeto. En eI caso del lenguaje esto no üene mayores consecuencias,puesto que su función es evidente: la comunicación. Pero no ocurre lo mismo con la moda. Ella no es comunicación, o sólo lo es muy secundariamente. R. - Usted trata de colocarseen un momento en que los objetos son improvisados, naturales; esto es, desEuir lo social; una vez que hay nomenclatura empieza el procesodel sentido. P. - Ciertamente?ningún objeto carece de significado, pero eso no quiere decir que su función sea siempre significar. Buscar una función no es remontarse a una improbable naturalidad del sentido. La función de la ropa no se reduce a proteger el cuerpo contra el frío. Basta con prestar un poco de atención al psicoanáIisistlel vestido para darse cuenta de ello. R. - El psicoanálisis ya a encontrar, por ejemplo, un significado fálico, va a registrar numerosos significontes, va a consütuir una simbólica. El objeto de
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LA DELIMITACIÓN P. - ¿Cómo opera la semiologia la delimitación de sus objetos? R. - Usted habla de la selecciónpor la que disünguimos el objeto de un análisis de sus vecinos (pues hay otra delimitación, interior al objeto, que es muy importante en semiología): en primer lugar, hay que señalar que el estructuralismo nos hace trabajar sobre una temporalidad nueva, sobre duracionesmás extensas cuya idea poética había proporcionado Vico. La retórica, por ejemplo, es un objeto muy extenso (2500 años). TJna nueva escala del tiempo histórico puede llevar a concebir objetos nuevos. En lo concerniente al criterio de delimitación propiamente dicho, podemos dejarnos guiar en principio por la unidad de sustancia. Pero esto es muy delicado. P. - Es el mismo problema que existe en lexicología: la dificultad está siempre en eliminar los temas no pertinentes para determinar un corpus homogéneo. Y esta delimitación es a tal punto importante que, si elegimos el corpus de otro modo, la relación denotación-connotaciónse transforma parcialmente. Pero de todos modos, el problema de la posibilidad de tal delimitación no es una üficultad preliminar, sino la eventual conclusión de una descripción de ese tipo, pues está claro que una descripción es siempre una construcción. Lo que interesa es su efecto de inteligibilidad.
SIMPLE UN CONAZÓN R. - Para una novela, por ejemplo, los criterios eI grafismo (el hecho de que se-trate d'e una ,Jtr de obra escriá y no narrada oralmente), el conjunto la por motivaciones" Ias de á""¡"ut, "la" inyección mito' clel Ia novela cual Dumezil distingue P. - Una vez operada la delimitación, ¿cómo se realiza eI estudio? R. - En este momento estoy trabajando sobre Un Corazón Simple, de Flaubert. No abordo el problema de Ia creación. Yo no busco lo que es Flaubert sino' si Vd. prefiere, lo que en Flaubert pertenecea Propp' Paru eitu antropológia literaria hay modelos fuertes: eI cuento, el mito. En consecuencia,uno de los momentos del trabajo consistirá en comparar Ia estructura de [JnCarazpn Simple con la estructura del cuento popular. p. i- ¿Tratará Vd' la estructura del cuento según el análisis actancial de Greimas? R. - Hay que hacer la Prueba. R. - Una vez hecho eI a¡uilísis quedará un residuo, un resto, Io que precisamente es [Jn Corazón Simple de Flaubert. Áttoiu bien, la novedad de la aproximación estructural es precisamentela resistenciaa dejar, al fin ilel análisisi un residuo. Un anáIisis como el que Vcl. pone en práctica, ¿no es susceptible cle la crítica quu Ctto*sty hace a los modelos saussurianos? R. -'En el nivei de descripción que hemos elegido por definición no hay residuo?pue-sla exhaustividad ie la ilescripción es una de las reglas epistemológicas clel estructuralismo. Los otros niveles son evidente-
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rnente "residuos" en la medida en que no se los describe. Para el mismo Chomsky el significado es aún actualmente un "residuo": ¡r €sto no es poco; pero cuando la semántica sea estructural ese residuo desaparecerá. Es necesariomultiplicar los niveles de descripción; aparecerán entonceslas leyes generalesque relacionan los niveles. Es lo que se trata de hacer actualmente con la "gramática" y el "léxico".
UN SABERHISTÓRICO P. - Habría que interrogarse sobre el sentido del metalenguaje estructuralista, sobre Ia tase de tratar 'otoda cosa como un objeto en general", como decía Merleau-Ponty. R. - EI saber es un metalenguaje, con la constante amenaza de transformarse en un lenguaje-objetobajo la palabra de un metalenguaje futuro' Esta amenaza lurru; distinto de Ia ciencia en este punto, el len", guaje puede "f etichizarse" rápidamente- Actuabnente ét éttt,-,"t*alismo ayuda a "desfetichizar" el saber antiguo o aún concurrente, permite por eje:rrplo des' pedir al super-yo agobiante cle la totalidad' Pero se ietichizará ltteluctubl"mente a sí mismo un buen üa (si "prende"). Lo importante es resistirse a heredar: lo que Husserl llamaba eI dogmatismo' (Participaron en la discusión: D. Cahen, J' C' Qutuin, b. Sperber, S' Thion),
ClaudeLévi-Strauss Criterios científicosen las disciplinassocialesY humanas
El autor del presente artículo espera no colmar la medida aI confesar eI sentimiento de malestar que le ha provocadoel anuncio de la encuestadecidida por la resolución de la Conferencia general de la UNESCO. Le parece demasiadogrande el contraste entre el interésmanifestadohacia "las tendenciasprincipalesde la investigaciónen el ámbito de las cienciassociales y humanas" y lu negligencia o el abandono de que son víctimas estasciencias,incluso en los casosen que se ha mostrado mayor entusiasmo en favor del proyecto. Menos espectacularque este testimonio inesperado de benevolencia(por otra parte desprovistode alcance práctico, ya que se sitúa en el plano internacional, en el que no existen medios de intervención inmediata), pero mucho más eficaz, hubiera sido -en el plano ¡¿6i6¡¿|-, la cesiónde lugares de trabajo destinados a los investigadoresque desempeñansus tareas dispersos y casi siempre desmoralizadospor la falta de una silla, de una mesa, de algunosmetros cuadrados indispensablespara el ejercicio decente de un oficio, por la inexistenciao insuficiencia de bibliotecas,por la mediocridadde los créditos.. . N4ientrasno se nos libere de esaspreocupacionesparalizantes,no podremos sustraernosa la impresión de que una vez más ha sido encarado erróneamente el problema que plantea el puesto otorgadoa las ciencias socialesy humanas en la sociedadcontemporánea,que se prefiere darles una satisfacciónde principio a falta de satisfacciones reales, y contentarse con la ilusión de que existen, antes que abocarsea la verdadera tarea, que sería la de proporcionarles los medios necesariospara existir. El inconveniente sería menos grave y se limitaría a una nueva ocasión perdida si los poderes públicos,
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en escala nacional e internacional, no creyeran su deber lograr que los mismos sabios compartieran la responsabilidad de una encuesta de la que llevarían doblemente el peso: en primer lugar, porque tendría sobre todo valor de coartada, y porque lo superfluo que promete tendrá que suplir a lo necesario; y en segundo lugar, porque exige su participación activa, y porque así los sabios, a menos que quieran exponerse al reproche de falta de civismo, tendrán que hacer uso de un tiempo ya sobrecargado de dificultades materiales en las que se los deja debatirse, para entregarse a una empresa cuya validez teórica no está en modo alguno asegurada. No hubiéramos formulado tales dudas acerca de la encuesta concerniente a la investigación en el ámbito de las ciencias exactas y naturales. Pero es que la situación es muy distinta: estas ciencias éxisten desde, hace tanto tiempo, y han proporcionado ya pruebas tan numerosas y brillantes de su capacidad, que se puede considerar cerrado el problema de su realidad. Con respecto a ellas no se plantea ninguna cuestión de prejuicios: ya que son, es legítimo preguntarles qué hacen, y describir de qué modo logran eso que hacen. Del mismo modo se admitirá que resultaba cómodo introducir en la arquitectura de las instituciones nacionales e internacionales cierto paralelismo entre las ciencias exactas y naturales y las investigaciones, de índole diferente, bautizadas "ciencias sociales y humanas" para suplir las necesidades del caso: de este modo la nomenclatura se simplifica, y de paso se asegura así una igualdad de trato legítima -material y moralmentea los maestros, investigadores y admi-
APROXIMACIÓN AL ESTRUCTARALISMO
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nistradores que consagran su tiempo y sus esfuerzos ya a uno, ya a otro de esosdos aspectos. La duda se insinúa cuando razones de orden práctico -aunque no se debería perder de vista que proceden de una convención administrativa- son exploen beneficio de tadashasta sus últimas consecuencias interesesprofesionales,siempre que no se trate meramente de pereza intelectual. El autor del presente artículo ha consagradotoda su vida a la práctica de las ciencias socialesy humanas. Pero no se siente en manera alguna molestopor tener que reconocerque entre éstas y las ciencias exactasy naturales no se podría establecerninguna verdadera paridad: estas últimas son ciencias,y las primeras no lo son. Si se las designade todosmodos con el mismo término es sólo en virtud de una ficción semántica y una esperanza filosófica que todavía no ha encontradoconfirmación.De lo cual puedededucirseque el paralelismc establecidoentre las dos encuestas-aunque más no seaque al nivel de los enunciados- traduce una visión imaginaria de la realidad. Tratemos en primer lugar de definir de un modo preciso la diferencia de principio que lleva implícito el uso del término "ciencia" en ambos casos.Nadie pone en duda que las ciencias exactas y naturales sean efectivamenteciencias.No todo lo que se hace en su nombre ofrece,sin duda, idéntica calidail; hay grandessabiosy sabiosmediocres.Pero Ia connotación común de todas las actividadesque se realizan bajo la égida de las cienciasexactasy naturales no puede ser puesta en cuestión.Para expresarnosen el lenguaje de los lógicos,podríamosdecir que en el caso de las cienciasexactasy naturales su definición "en comprehensión"se confundecon su definición "en ex-
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tensión": los caracteres que hacen que una ciencia merezca el nombre de tal se vinculan también, en general, al conjunto de las actividades concretas cuyo inventario cubre empíricamente el ámbito de las ciencias exactas y naturales. Pero cuando pasamos a las ciencias sociales y humanas, las definiciones en extensión y en comprehensión dejan de coincidir. El término o'ciencia" ya no es sino un nombre ficticio que designa un gran número de actividades perfectamente heteróclitas, y de las cuales sólo un pequeño número ofrece un carácter científico (por poco que se quiera definir la noción de ciencia de un modo constante). De hecho, muchos especialistas en las investigaciones arbitrariamente agrupadas bajo el rubro de ciencias sociales y humanas serían los primeros en repuüar toda pretensión de estar haciendo obra científica, al menos en el mismo sentido y en el mismo espíritu que la hacen sus colegas especialistasen ciencias exactas y naturales. Y desde hace tiempo ya se vienen sirviendo, para apoyar ése su punto de vista, de dudosas clistinciones,tales. como la pascalina "esprit de finesse" versus "sprint de géometrie". En tales condiciones, se nos plantea una cuestión preliminar. Ya que se pretende deslindar "las tendencias principales de la investigación en las ciencias humanas y sociales", ¿de qué se quiere hablar, en primer lugar? Si lo que se desea es mostrarse fiel al ideal de simetría implícitamente afirmado en ambas encuestas,será preciso, ahora como antes, encarar el objeto desde el punto de vista de la extensión. Pero de este modo se corre el riesgo de una doble dificultad. Ya que, como es imposible ofrecer una definición satisfactoria del
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conjunto de las materias enseñadas en las facultades de ciencias sociales y de ciencias humanas, no sería válido restringirse a ellas. Si así fuera, por este solo hecho todo Io que no fuera de la competencia de las ciencias exactas y naturales podría pretender ser de la incumbencia de ciencias de otro tipo, cuyo campo se volvería así prácticamente ilimitado. Además, al confundirse el criterio mismo de la ciencia con el de una investigación desinteresada, no se podría extraer ninguna conclusión que responüera al fin de la encuesta, clue al perder asi todo término prácticamente designable, quedaría teóricamente privada de objeto. Para prevenir este peligro, será preciso qtle, en un campo cuyos límites varían según se elija definirlo por su contenido empírico o por Ia noción que nno se hace de é1, se comience por aislar esta zona restringida en la que coinciden aproximadamente ambas acepciones. Las encuestas serían, pues, teóricamente comparables, allnque dejarían de ser empíricamente homogéneas, ya que así se pondría de manifiesto que .sólo una pequeña parte de las ciencias sociales y humanas pueden ser tratadas del mismo modo que el que sería legitimo emplear con las ciencias exactas y naturales. A nuestro modo de ver? el dilema no tiene salida. Pero antes de embarcarnos en la búsqueda de una solución inevitablemente coja' no será inútil pasar revista rápidamente a algunas causas accesorias de la disparidad que se manifiesta entre las ciencias físicas y las ciencias humanas. En primer lugar, nos parece que desde un prirner momento, en la historia de las sociedades,las ciencias físicas han gozado de un régimen de privilegio. Paradojalmente, esta ventaja derivaba del hecho de que
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durante siglos, o tal vez milenios, los sabiosse ocuparon de problemas por los que la gran masa de la población no se sentía afectada. La oscuridad en la que mantuvieron sus investigaciones fue el manto providencial bajo cuya protección pudieron éstas seguir durante mucho tiempo gratuitas; al menos en parte, si no en su totalidad, lo que les hubiera aprovechado aun más. A esto se debió el que los sabios hayan podido encontrar campo libre paia interesarse en primer término por las cosas que creían poder explicar, en- lugar de verse acosadospara que éxpücaran aquello que interesaba a los demás. Desdeesepunto de vista, la desgraciade las ciencias humanas consiste en que el hombre no podria dejar de interesarsepor sí mismo, En nombre áe esta preocupación se negó primero a ofrecerse a la ciencia como objeto de investigación, porque esta concesiónlo hubiera obligado a moderar y a limitar sus impaciencias. La situación se ha invertido en los últimos años, bajo el efecto de los prodigiososresultadosque han venido logrando las ciencias exactas y naturales, y hoy se advierte una creciente solicitud dirigida a las cienciassocialesy humanas,instándolasque a su vez se decidan a probar su utilidad. Que se nos disculpe si no podemosmenos que ver en la reciente resolución de la Conferencia general de la LINESCO un testimonio de este apremio un tanto desconfiado,y eu€, para nuestrasciencias,constituye un peligro más. Porque así se olvida que están en su prehistoria: aun suponiendo que un día puedan ser puestasal servicio de la acción práctica, en el presente no tienen nada o casi nada que ofrecer. El verdadero modo de permitirles existir es el de darles mucho, pero sobre todo el de no pedirles nada.
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En segundolugar" toda investigación científica postula un dualismo entre eI observadory su objeto. En el casode las ciencias naturales eI hombre desempeña el papel de observador, y tiene al mundo como su objeto. El campo en cuyo seno se verifica este dualismo no es, por cierto. ilimitado, como lo han descubierto la física y la biología contemporáneas?pero es sí lo bastante extenso como para que el cuerpo de las ciencias exactas y naturales haya podido desplegarse libremente en é1. Si las ciencias socialesy humanas son verdaderamente ciencias debenpreservar esedualismo, que sólo desplazanpara instalarlo en el seno mismo del hombre: de este modo, el corte pasa entre el hombre que observay el o los que son observados.Pero no por eso dejan de respetar el mismo principio. Porque si debieran moldearseíntegramente sobre las ciencias exactas y naturales, sería preciso que no sóIo se contentaran con experimentar sobre los hombres que observan (cosa teóricamente concebible, ya que no fácil de poner en práctica, ni de admitir moralmente); sería igualmente indispensableque esoshombres no fueran concientesde que se está experimentando sobre ellos, ya que si así no fuera, ,la conciencia que tendrían de esto modificaría de un modo imprevisible el proceso de la experimentación. La concienciaapareceasí como la enemiga secreta de las ciencias del hombrg bajo el doble aspectode una conciencia espontánea,inmanente al objeto de observación,y de una conciencia reflexiva ----concienciade la conciencia- en el sabio. Indudablemente, las ciencias humanas no están del todo desprovistasde medios para evitar esta dificultatl. Los millares de sistemas fonológicos y gramaticales que se ofrecen al examen del lingüista, la üversidad
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que hacen gala la mayoría de las ciencias humanas, también ellas serían prisioneras de un presente que no se repetiría jamás Ahorá bien; si las cienciashumanas, consideradas desdeestepunto de vista, demuestranuna especiede impotencia (que, muchas veces, oculta simplemente una mala voluntad), es porque las acecha una paradoja, cuya amenaza perciben confusamente: toda de' finición correcta del hecho cientifico tiene por efecto el de empobrecer la realidad sensible,y por Io tanto eI de deshumanizarla.De ahí que a medida que las cienciashumanas logren cumplir una obra verdaderamente científica, será preciso que vaya atenuándose en ellas la distinción entre lo humano y lo natural. Si alguna vez llegan a ser ciencias con pleno derecho a ese nombre, dejarán de distinguirse de las demás. De ahí el dilema que las ciencias humanas no se han atrevido todavía a enfrentar: o bien conservar su originalidad, inclinándose ante la antinomia sin embargo insuperable de la conciencia y Ia experiencia; o bien pretender superarla, pero renunciando así a ocupar un lugar aparte en el sistema de las ciencias, y aceptando colocarse, si asi puede decirse, "en fila" con las demás. Pero ni siquiera en el casode las ciencias exactasy naturales se da una Iigazón automática entre la previsión y la explicación. Sin embargo no cabe dudar de que su marcha hacia adelante no haya estadopoderosamente imantada por la acción conjunta de esos dos faros. Ocurre a vecesque la ciencia explica fenómenos que no puede prever: tal es el casode la teoría darwiniana. Pero también ocurre que sabe prever' como en el caso de la meteorología, fenómenos que es incapaz de explicar. Con todo, cada perspectiva
de las estructuras sociales,evidenciada en el tiempo o en el espacio,que alimenta la curiosidad del historiador o del etnólogo, constituyen -se lo ha repetido muchas otras tantas experiencias completamente "dadas", cuyo carácter irreversible no puede en modo alguno disminuir su valor, tanto menos cuanto que hoy, oponiéndose en esto al positivismo, se reconoce que la función de la ciencia no es tanto la de prever como la de explicar. Más exactamente, la explicación incluye en sí misma cierto modo de previsión: previsión que implica que, en tal otra experiencia igualmente "dada" en todassus partes -y que correspondeal observadordescubrirla allí donde se dé, y al sabio interpretarla-, si determinadas propiedades están presentes,otras propiedadesles estarán necesariamenteligadas. La diferencia fundamental entre las ciencias físicas y las cienciashumanas no reside,pues,como se afirma muchas veces,en que sólo las primeras tienen la facultad de hacer experimentos y de reproducirlos de una manera idéntica en otros tiempos y en otros lugares. Ya que las cienciashumanas también pueden hacerlo; si no todas, al menos algunas de ellas -por ejemplo la lingüistica, y, en menor medida, la etnología-, las que son capacesde captar elementospoco numerosos y recurrentes, combinadosde modo diverso en un gran número de sistemas,detrás de la particularidad temporal y local de cada uno de ellos. ¿Y qué significa esto, sino que la facultad de experimentar, sea ésta a príorí o a posteriori, depende esencialmentedel modo en que se defina y se aisle lo que se convenga entender por "hecho científico"? Si las ciencias físicas definieran sus hechos científicos con la misma fantasía y la misma despreocupaciónde
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puede, aI menos teóricamente, encontrar su corrección o su verificación en la otra; Ias ciencias físicas no seríanlo que son si no se hubiera manifestado,en un número considerable de casos, un encuentro o una coincidencia. Si las cienciashumanas parecen condenadasa seguir un camino mediocre y vacilante, es porque este camino no autoriza a ese doble sistema de referencia -que a uno le gustaría llamar "por triangulación"que permite aI viajero calcular a cada momento su posición por referencia a puntos estables,y extraer de ahí conclusiones. Hasta ahora las cienciashumanas han debido contentarse con explicaciones indeterminadasy aproximadasapenas,a las que les faltaba casi siempreel criterio del rigor. Y si ademáspor vocación parecen dispuestasa cultivar esta previsión que una opinión ávida no deja de exigirles,se puede decir, sin crueldad excesiva,que el error les es habitual. A decir verdad, la función de las cienciashumanas parece quedar situada a medio camino entre la explicación y la previsión, como si fueran incapacesde bifurcarse resueltamente ya en una o ya en otra dirección.Esto no significa que estascienciasseaninútiles teórica o prácticamente, sino más bien que su utilidad se mide por una cierta dosificación de ambas tendencias,que si bien no admite a ninguna de las dos de una manera completa, conservandoalgo de cada una engendrauna actitud original en la que seresume la misión propia de las ciencias humanas. Estas no explican nunca -o muy raras veces- hasta el final; y no predicen sino con una seguridad limitada. Pero de este modo, comprendiendo por cuartos o por mitades, previendo una vez sobre dos o sobre cuatro, no dejan de ser menos aptas, por la íntima solidaridad
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que instauran entre estas semi-medidas,para otorgar á quienes las practican algo que está a mitad de cu*itto entre el conocimiento puro y la eficacia: la sabiduría, o por lo menos cierta forma de sabiduría, que permite actuar algo menos mal porque se comprende algo mejor, pero sin poder deslindar nunca ion exactitud lo que se debe a uno u otro aspecto.Ya que la sabiduría es una virtud equívoca que remite a lá vez aI conocimiento y a la acción, difirienilo sin embargo radicalmente de cada uno de ellos tomado en particular. Hemos visto, pues, que se les plantea a las ciencias socialesy humanas una cuestión preliminar. Su denominación no corresponde,o correspondeimperfectamente, a su realidad. Por Io tanto, en primer lugar hay que tratar de introducir un poco de orden en la masa confusa que se ofrece aI observador bajo el nombre de ciencias socialesy humanas; en segundo lugar, habrá que determinar qué es lo que en ellas merece el epíteto de "científico", y por qué. En el primer aspecto,la üficultad proviene de que el conjunto de las disciplinas que se ordenan bajo el rubro de ciencias sociales y humanas no se sitúan, desde el punto de vista lógico, a un mismo nivel. Además, los niveles en los que se sitúan son numerosos,complejos,a vecesdifícilmente definibles. Algunas de nuestras cienciastoman como objeto de estudio seresempiricos que son a la vez realia y tota; sociedades que fueron o son reales, localizables en una porción determinada del espacioo del üempo, y encaradas cada una en su ser global. Es fácil reconocer a la etnología y a la historia. Otras se refieren a seresno menos reales, pero que
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corresponden a una parte, o a un aspecto, de los conjuntos nombrados anteriormente: así la lingüística estudia lenguas, el derecho formas jurídicas, la ciencia económica sistemas de producción y de intelcambio, la ciencia política instituciones, de un tipo igualmente peculiar. Pero estas categorías de fenómenos no tienen nada en común, salvo el hecho de que todos comparten el carácter de parciales dentro de las sociedades. Tomemos por ejemplo el lenguaje. Si bien es objeto de una ciencia como las demás, las impregna a todas: en el orden de los fenómenos sociales, nada puede existir sin é1. No podrían: pües, colocarse los hechos lingüísticos en el mismo plano que los hechos económicos o jurídicos; los primeros son posibles en ausencia de los segundos, pero no a la inversa. Por lo demás, si bien el lenguaje es una parte de la sociedad, es coextensivo a Ia realidad social, cosa que no puede afirmarse de los demás fenómenos parciales que hemos citado. La ciencia económica no puede referirse sino a dos o tres siglos de historia humana; la ciencia jurídica a u-na veintena, lo que no es en verdad nada. Suponiendo teóricamente que esas ciencias logren agilizar sus categorías como para pretender ejercerse sobre campos más vastos, no se puede asegurar que no sucumbirán, en tanto ramas distintas del saber, al rigor del tratamiento que deberán autoimponerse. Ni siquiera resiste a la crítica el paralelismo que hemos trazado someramente entre la historia y la etnología. Ya que si bien toda sociedad humana es "etnografiabls'? -¿1 menos en teoría, y aunque muchas no lo hayan sido, ni lleguen a serlo jamás, ya que no existen actualmente-, [o todas son "historiables", ya que en su inmensa mayoría no cuentan con
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documentos escritos. Sin embargo, encaradas desde otro ángulo, todas las disciplinas que poseenun objeto concreto -ya sea éste total o parcial- se reagrupan er¡ .una misma categoria si se quiere distinguirlas de las demás ramas de las ciencias socialesy humanas que tratan de captar menos realia que generalía: por ójemplo la psicología social, y sin duda también Ia sociología,siempre que se le quiera asignar un fin y un estilo propios que la separennetamente de la etnografía. Y si se hace intervenir la demoglafía, eI cuadro se complicaaun más. Desdeel punto de vista de la absoluta generalidad y de la inmanencia frente a todos los dómás aspectosde la vida social' el objeto de la demografía, que es el número, se sitúa en el mismo nivel que la lengua. TaI vez seapor esto que Ia demografía y ta lingüística son las ciencias del hombre que itar tu;ot hanlogrado llegar en el sentido del rigor y de la universalidad. Pero curiosamente son también las que más difieren con respecto a la humanidad o inhumanidad de su objeto, ya que eI lenguaje es un atributo específicamente humano' mientras qrre el número es patrimonio, en cuanto modo constitutivo, de cualquier génerode Población. DesdeAristóteles,los lógicoshan venido abocándose periódicamente a la tarea de clasificar las ciencias, y ittqn" sus cuadros estén sujetos a revisión a medida que aparecennuevas ramas del sabero se transforman Iás at tiguus, proporcionan sin embargo una base de trabajo áceptáble. Los más recientestrabajos de ese tipo no ignoran a las cienciashumanas. Pero por regla géneral liquidan someramentela cuestión de su puesto ion relación a las ciencias exactas y naturales y las encaran globalmente, agrupándolas cuanto más bajo
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dos o tres rubros. En verdad, el problema de la clasificación de las cienciassocialesy humanasno ha sido todavía tratado seriamentenunca. Pero de la breve recapitulación que hemos intentado con el fin de destacarlos equívocos,las contradicciones y las confusionesde la nomenclatura, se infiere claramenteque no se puede ya intentar nada sobrela basede divisionesconvencionales. Habrá que comenzar pues por una crítica epistemológicade las ciencias en cuestión, con la esperanzade extraer, por encima de su diversidad y su heterogeneidadempíricas, un pequeño número de actitudes fundamentales cuya presencia,ausenciao combinaciónrecíprocadará cuenta de la complementaridady de la particularidad de cada una mucho mejor que su objeto o meta, confusa o abiertamente proclamados. En una obra reciente (Anthropologie structurale, París, 1958,p.305-317) hemosesbozadolo que podría ser un análisis semejantede las ciencias socialesy humanas, encaradasde acuerdo con su manera de situarsecon relación a dos parejas de oposiciones:por un lado, la oposición entre la observación empirica y la construcción de modelos, y por otro lado, una oposición relativa a la naturaleza de esos modelos, que pueden ser mecánicoso estadísticos, segúnque los elementosque en ellos intervienen sean o no sean del mismo orden de tamaño, o de la misma escala que los fenómenos que se encargan de representar:
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I
I Construcción de modelos
Observación empirica
I I
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I I
I Modelos mecánicos
I Lt[odelos estadísticos
A primera vista, nos parecía que ese esquema,a pesar (o a causa) de su simplicidad,permitía -mucho más que en un inventario de sus trabajos- comprender las posicioneslespeclivas,una coll respectoa Ia otra, de cuatro ramas de las ciencias humanas entre las que muchas veces se ha intentad.o hacer reinar un espíritu polémico. En efecto, si convenimos marcar arbitrariamente con el signo f al primer término de cada oposición y con el signo - al segundo, tendremos el cuadro siguiente:
Ilistoria Observación empírica / Construcció¡ de modelos Modelos mecánicos/ Modelos estadísticos
Sociología Etnografía Etnologia
+
Se observapues que la etnografía y la historia di fieren de la etnologíay de la sociologíaen tanto las dos primeras están fundadas sobre la recoleccióny organización de documentos,mientras que las otras dos estudian más bien los modelosconstruidosa nartir
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o por medio de estos documentos.A su vez, la etnografía y la etnología tienen en común el corresponder respectivamente a dos etapas de una misma investigación, que desembocafinabnente en modelos mecánicos, mientras que la historia (con las llamadas ciencias auxiliares) y' la sociología desembocan en modelosestadisticos, a pesar de que cada una de ellas procede por vías que le son propias. Sugerimos finalmente que recurriendo a otras oposiciones -las de observación/experimentación, conciencia/inconciencia, estructura/medida, tiempo mecánico y reversible/tiempo estadísticoe irreversiblesería posible profundizar y enriquecer esas relaciones, y aplicar el mismo método de análisis a la clasificación de ciencias distintas de las que hemos tomado como ejemplo. Las comparacionesque hemos esbozadomás arriba sugieren la tentación de hacer intervenir un nuevo contingente de oposiciones:entre perspectivatotal y perspectiva parcial (en el tiempo, el espacio, o en ambos); entre los objetos de estudio, captablesbajo la forma de realia o de generalia: entre los hechos observados,según que sean mensurableso que no lo sean, etc. Veríamos pues que en relación con todas esasoposicionescada disciplina tiene su lugar bien determinado, positiva o negativamente, y que? en un espaciomultidimensional (rebelde, por lo mismo, a las representaciones intuitivas), a cada una de ellas correspondeun estilo de avance original, que a veces se cruza, ?-veces acompaña,y a veces se aleja de otros estilos'de inarcha. Tampoco queda excluida Ia posibilidad de que determinadasdisciplinas,al ser sometidasa esta prueba crítica, pierdan a causa de ella su tradicional unidad, y que estallen,por así de-
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cirlo, en dos o más sub-disciplinas destinadas a permanecer separadas, o a incorporarse a investigaciones de otro tipo, con las que se confundirían. Finalmente, tal vez se descubrirían también métodos o estilos de investigación lógicamente posibles (es decir que no practiquen "saltos" lógicos), que abrirían la vía a ciencias todavía por nacer, o latentes ya tras investigaciones dispersas u observaciones cuya unidad no habría sido aún percibida: lagunas cuya insospechada presencia explicaría la dificultad en que nos encontramos cuando queremos discernir los lineamientos -_y algunos faltan, en efecto- de una organización sistemática de nuestro saber. Y también se comprenderia por este medio, tal vez, por qué ciertas elecciones, ciertas combinaciones? son -de hecho o de derechG- compatibles o incompatibles con las exigencias de la explicación científica, de tal manera que la primera etapa desembocaría muy naturalmente en la segunda, a la que estaríamos así en condiciones de abordar. En esta segunda etapa, en efecto, se tratará, por así decirlo, de "descremar" la masa confusa en que aparecen a primera vista las ciencias sociales y humanas? y de extraer de ella, si no las disciplinas mismas por lo menos determinados problemas y modos de tratar los problemas, que nos autoriceri a aproximar las ciencias del hombre a las de la naturaleza. IJna constatación se impone con todo, desde un comienzo, del modo más absoluto: de todas las ciencias humanas y sociales, sólo la lingüística puede ser puesta en un pie de igualdad con las ciencias exactas y naturales. Y eso por tres razones: a) posee un ob1'eto universal, el lenguaje articulailo del que ningún grupo humano está desprovisto; á) su método es ho-
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mogéneo, o dicho de otro modo, sigue siendo el mismo cualquiera sea la lengua particular a la que se aplica, moderna o arcaica, "primitiva" o civilizada; c) este método se funda en algunos principios fundamentales sobre los que hay acuerdo unánime entre los especialistas (a pesar de posibles divergencias secundarias) con respecto a su validez. No existe otra ciencia social o humana que satisintegralmente esas condiciones. Para no atener¡ l/ -faga nos sino a las tres disciplinas que por su aptitud para destacar claramente las relaciones necesarias entre los fenómenos pueden ser comparadas con la lingüística, o sea la economía, la demografía y la etnología, diremos que el objeto de la ciencia económica no es universal, sino estrechamente limitado a una pequeña porción del desarrollo de la humanidad; que el método de la demografía no es homogéneo, si exceptuamos el caso particular de un gran número de ellos; y que los etnólogos están muy lejos de haber logrado entre sí esta unanimidad sobre los princinios. unanimidad que es cosa adquirida entre lós lingüistas. Creemos pues que sólo la lingüística es pasible inmediatamente de la encuesta proyectada por la UNESCO, agregándole tal vez algunas investigaciones que despuntan aquí y allá en el ámbito de las ciencias humanas y sociales, y que son manifiestamente una trasposición del método lingüístico. ¿Cómo habérselas con las demás? El método más razonable parece ser el de efectuar un sondeo prelirninar entre los especialistas de todas las clisciplinas, pidiéndoles una respuesta de principio: ¿Creen que los resultados obtenidos en su ámbito particular -o por lo menos determinados resultados- satisfacen los mismos criterios admitidos por las ciencias exactas y na-
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por Ia afirturales, o no Io creen? Si se pronuncian esos que enumeraran peürles de caso el mativa, sería resultados. ante una Podemos prever que nos encontraremos que se los para problemas de o de cueitionet lista comparaafirmará que existe determinada "dosis de metodologia la de vista de punto eI desde bilidad" Estas cietttiti"u concebida en su nivel más general' clue muestras serán muy heteróclitas, y es verosímil a propósito de ellas se hagan dos comprobaciones' lugar, se notará que los puntos de conf,tt p.i*"r ^entre las ciencias sociales y humanas por un tacto otro' no lado, y las ciencias exactas y naturale-s por órdelos dos de se prodlrcen en las ilisciplinas ;;;p"." aproximar' a q"u rrná ," hubiera sentido inclinado ""t O"nt"ita tal vez que las que tomarán la delantera humanas' serán las más "litlrarias" de las ciencias cláhumanidades las de Así, ramas muy tradicionales sa' estilística' y la poética la sicar, co*o la retórica, que estaclísticos o mecánicos ben ya recurrir a modelos por méles iermiten tratar determinados problemas de hacen que uso el Por álgebra. iáá* au.i"udos del Ia estique decirse puede las calculadoras electrJnicas, al rango iirai* y la crítica de textos están por acceder rig-or del pos en carrera la En de ciencias exactas. delos ya reservándoles desde ir científico, hay que equivose mucho y rechos a numerosos "outsiders"; "sociacaría quien creyera que l1s ciencias llamadas cien-algunas que handicap mejor to'-gJruriur, ,lá,rt "humanas"' simplemente más llama que se i;; ;;;t; será en El estudio de estas aparentes anomalías que efecto' en instmctivo. Constataremos' acerque se "*ou-o y humanas aquellas disciplinas sociales son tam."tt t"at a un ideal estrictamente científico
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bién las qlr mejor saben restringirse a la consideración de un objeto fácilmente aislable, de contornos bien delimitados, y cuyos diferentes estados, revelados por la observación, pueden ser analizados recurriendo sólo a algunas variables. Sin duda que las variables son de por sí mucho más numerosas en las ciencias del hombre de lo que suelen serlo en el caso de las ciencias físicas. Por eso convendrá situar la comparación en el nivel en que la distancia entre ellas, con respecto a ese factor, sea relativamente poco notable. Por ejemplo? entre las ciencias físicas que cuentan con mayor número de variables y las ciencias humanas en las que éstas son poco numerosas. La obligación en que se encuentran las primeras de recurrir a modelos reducidos (como los que la aerodinámica pone a prueba en sus establecimientos experimentales) nos pernútirá comprender mejor eI uso que las ciencias humanas deben hacer de los modeloq y apreciar mejor la fecundidad de los métodos llamalos "g$Jructu4ql*es". Estos métodos consisten, en efecto, en reducir sistemáticamente el número de variables, considerando, por un lado, que para las necesidades en juego el objeto analizable forma un sistema cerrado, y por otra parte tratando de no considerar a la vez sino variables del mismo tipo, para no tener que repetir la operación a propósito de varios planos. En segundo lugar, la lista de muestras sorprenderá por su diversidad; y como aquellos a quienes se habrá confiado el cuidado de efectuar la selección habrán tenido más de una razón para mostrarse indulgentes, la lista será también bastante copiosa. Exceptuamos el caso (sobre el que insistiremos más adelante) de los especialistasque por estimar que sus investigaciones derivan o se remiten más bien al arte que
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irreductible al a la ciencia, o a un tipo de ciencia se pony naturales' exactas qrr" il.,*tutt las cienciai causa' d'e fuera drán deliberadamente serán abunSe puede pues prever que loleie1plos entresacar' Habrá dante-s y tle valor desigual. .que rechazar y de álgunos deslinclJr, retener sóIo 91I-o1 La cuestión juicio? el aquí otror. ¿qíien se reserYará -trata deterdeslindar se qlre ¿aicada, ya ár t""i .de que investigaciones a iomtttt"t minadás propiedaáes por pero y humanas' sociales derivan de las ciencias exclusivano si dependen, que referencia a nonnas de las ciencias exactas y natnrales' al menos en eI -artt" ,i ¿" ,rno epistemología cientifica formulada en obte,ri"li *a, gu^rr".ol.EI problema consiste-pues y sobre-lo ner un consensus sobre lo que es cientifico seno de las ciencias sociales el en sólo no es, lo ;;;;; legislar y hr*unu, -que no están en condiciones de es cuentas á. ,rn modo sóbetano, ya que aI fin de que habrá que de su propia madurez científica "."r.u iino recurriendo también a los reprep.ontnciur.i, sentantes de las ciencias exactas y naturales' a la Nuestra concepción tiende pues a imprimir en ocurre' Todo báscula' de *o'tti-i"nto encuesta urt suquerido hubieran instigadores sus si efecto, como perponer meramente una encuesta a otra: segunda enencuesta? clenclas sociales y humanas; primera nosotros cuesta, cien"ias exactas y naturales, cuando horizoneste-corte réemplazar suma, en proponemos' ental por uno vertrcal, de tal modo que la segunda espíritu su .rr.rtu prolongue a iu primera asumiendo por otro y parte de sui resultados. Pero, vista la, cosa que la íuáo, t" primera encuesta era total, mientras forconjunto su t"á""a" t o prrud" ser sino selectiva: punta: la hacia mirá .,r, todio, que irá adelgazándose
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Giencias sociales y humanas
Ciencias exactas y uaturales
Este esquema no es arbitrario. Nos proponemos mostrar gue refleja fielmente una evolución que se ha producido en las ciencias socialesy humanas en el curso de estos últimos años. La distinción entre ciencias socialesy ciencias humanas responde a preocupacionesde antigua data: tal vez se Ia encuentra ya implícitamente esbozada en la organización del Institut de France, que cuenta q9l-u" siglo y medio de existencia,en el que los especialistas en el estuüo del hombre están repartidosin dos academias:la de ciencias morales y políticas, y las de inscripciones y letras. Pero nadá más ilificil que captar el criterio que presidió esta distinción. para los organizadoresdel Instituto era, parece, de orden histórico: en una academia,los que só ocrrpande obras humanas anteriores al Renacimiento, en la otra. los modernos.La distinción deja de ser aplicable a las civilizaciones exóticas en las que esascalegoríasca:rebian de significado, si es qui no resultan abolidas (como es el caso de las sociedadesque estuüan los etnólogos);y no se ha llegadoaún a répartir a los filó_ sofos entre las dos academias,según sé dediquen a la historia de las doctrinas de la Antigüedad o a me_ ditar sobre datos actuales. ¿Se-dirá que las ciencias humanas están en mayor medida orientadas hacia la teoría, la eruüción v" la
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investigaciónpura, y las ciencia5socialeshacia la práctica, la-observición y la investigaciónaplicada?Se podria también buscar la üstinción del lado de los fenómenos; considerar que los que estudian las ciencias socialesse originan directament¿en el grupo' mientras que las ciencias humanas enQaranmás bien las obras creadasbajo un régimen de producción individual. Pero sin contar con que esto se mostraría como inmediatamente falso en un graq número de casos, la última tentativa nos permite Palpar concretamente la contradicción inherente a la distinción misma. Todo lo que es humano es social; ya la e*ptesión misma de "ciencias sociales"incluye ¡rr, pleonasmo,y debe tenérselepor viciada. Ya que al declararse"sociales" implican por lo mismo que se ocupan del hombre; va de suyo? pues, que siendo en primera instancia ,,humanas"son,,sociales"automáticamente. Y por otra parte ¿quécienciano Io es?Comoescribíamos hace unos años, "aun et biológo y el físico se muestran hoy cada vez más cQncientesde las implicaciones sociales de sus descubrimientos, o para decirlo mejor, de su significado antropológico.El hombre ya no se contenta con conocer; al mismo tiempo que va conociendo cada vez ¡náS, se ve a sí mismo conociendo,y el verdadero objefo de su investigación va pasando a ser? cada vez más, esa pareja inüsociabie formada por una humaridad que transforma al mundo y se transforma a sí rnisma en el curso de sus operaciones."1 Esto resulta también cierto desdeeI punto de vista I Les sciences socíalesilans I'enseí|rUment supérieur: socioIogie, psychologie sociale et anthroPologie culturelle,- -P-arí¡, UÑESCO, 1954,,275p. (L'enseigne-snt des SciencesSocialeles). les)
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del método. El de la biología debe hacer un uso creciente de modelos de tipo lingüístico (códigos e información genética) y sociológico (ya que se habla de una verdadera sociología celular). En cuanto al fisico, los fenómenos de interferencia entre el observador y el objeto de observación se han convertido para él en algo más que un inconveniente práctico que afecta el trabajo de laboratorio: es un modo intrínseco del conocimiento positivo, que lo vincula singularmente con ciertas ramas de las ciencias sociales y humanas, como la etnología, que se sabe prisionera de un relativismo semejante. Las ciencias humanas y sociales tienen también sus relaciones de incertidumbre, por ejemplo la que existe entre estructura y proceso: no se puede percibir a la una sin ignorar al otro y viceversa; lo cual, dicho sea de pasq proporciona un medio cómodo de explicar la complementaridad entre historia y etnología. No se lo puede üsimular: la distinción entre ciencias y ciencias humanas se desintegra por todas partes. Nació y se desarrolló en los Estados Unidos hace menos de medio siglo, y subsiste allí todavia en algunas insütuciones (por ejemplo en los grandes consejos nacionales de investigación); era aún lo suficientemente vigorosa en el momento de la creación de la UNESCO como para imponer en ella su criterio. Pero sin contar con que algunos países no la han aceptado nunca (tal es el caso de F'rancia, y aunque no queda excluida la posibilidad de que alguna vez la acepte será, esperamos, dándole un significado totalmente distinto), son notables las críticas de que fue objeto inmediatamente en los países anglosajones, de parte de espíritus tan dispares como los de Robert Redfield en Estados Unidos y E. E. Evans-Pritchard en Ingla-
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las tera: bastó que la antropología se separara de sociencias las a anexada ser para ciencias humanas, exilada' sintiera para que se ciales, : ¿ú; parJ ailoptar una solución mejor a ese vieio problemi, vemos nacer actualmente en los Estados Uniclos una nueva terminologia que reagrupa a las ciencias de acuerdo con otros criterios' Tal nos parece ser el significado del repunte de las behauioraLscien' tÁ, o c"ienciuscle la ionducta humana' Contrariamente a lo que se cree a menudo, esta expresión no en ioodo alguno a lo -que hemos llamado ;;tigt" cieniias sociales. Proiede más bien de la creciente convicción,presentetanto en los EstadosUnidos como en otros puit"t, de que la expresión "ciencias sociales" es bástarday es mejor evitarla' El término behpuioral scierrcesfue formado a partir de Ia palabra behauior, que -p-or razonesparticulares a lu hittotiu de las ideas de allende el Atlánticq lo cual bastaría para excluir la posibilidad de exportarla- sugiere lá noción de un tratamiento rigurosode los fenámenos humanos. De hecho, Ias behauioral scierrcescubren un ámbito situado, si así puede decirse, en la intersección de las ciencias humanas y las ciencias exactas y naturales. Reúnen el conjunto de problemas humanos que per1iten o exigen una estreiha colaboración con la biología, la física y las matemáticas. Tal es la conclusión que puede extraerse de un interesante documento titulado Strengthening the behauíoral sciences,que proviene de un subcomité del President's Science-Advisory Commitee, que ante el Ejecutivo de los EstadosUnidos desempeñaun papgl sómejante al que toca en Francia a la Delegación General para lá investigación científica y técnica' Este
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doc-umentofue publicado en varias ocasiones,espe. cialmente en las revistas Scier¿ce(tg6l, vol. 136, Ne 3512, 20 de abril, p. 233-24,1)y Behauiarol Sciance (vol. 7, Nc , julio de 7g62, p. 275-Z8B).Bsto solo ya dice bastantede la acogidaque se le brindó. Pues bien; el documentopone eI acentosobrecinco tipos de investigación "adecuadospara ilustrar sobre los éxitos obtenidosy sobrelos próblemasque pode-, mos esperarresolver en un {uturo próximo" (Behau. sc., op. cit. p. 277). En el orden en que se los cita, son: la teoría de la comunicación entre inüviduos y---gxupos,fundada en el uso de modelos matemáücos; los mecanismosbiológicosy Dsíquicosdel des-ia arollo ile lá pdrsonáIidad; neuroiisiálogia del cerebro; el estudio del psiquismoindividuat y de la actividad intelectual, fundada por un lado en la psicología _animal y por otro en la teoría de las máquinas de calcular. En los cinco casosconsideradosse trata pues de investigacionesque suponen una íntima colaboración entre algunas ciencias socialesy humanas (lingüística, etnología,lógica, filosofía) y determinadasciencias exacta y naturales (matemáticas, anatomía y fisiologia humana, zoología). Esta manera de delimitar los problemas resulta fecunda, ya que permite reagrupar todas las investigacionesmarginales o de fronteras desdeun doble punto de vista teórico y metodológico.Al mismo tiempo, la perspectirru iu qrr" "r.,.la disse colocan es evidentemente incompatible con ünción tradicional entre ciencias físicas y ciencias humanas, que desdeña lo esencial: tener en cuenta que si las primeras son hoy cienciasplenamente constituidas, a las que se puede pues pedir que expongan sus "tendencias", no ocwre lo mismo con las cien-
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cias hrrmanas?para las que se plantea antesque nada la cuestión de su capacidad científica. Si en lo tocante a ellas se quiere seguir ma.nteniendola ficción dei paralelismo?se corre el peligro de forzarlas a la hipocresíay al fraude. Lo que tememos,precisamente,es que una vez más las consideracionesmanifestadascon respecto a las ciencias socialesy humanas, el puesto adulador que se les adjudica en un programa de conjunto, no obedezcansino a una voluntad de coartada.A las ciencias exactas sí se les puede preguntar legítimamente en qué consisten.Pero las ciencias socialesy humanas no están todavía en condicionesde rendir cuentas.Si se persisteen exigírselas,o si por cortesíao política se considera una muestra de habilidail el hacer como que se les pide tal rendición de cuentas,no habrá que sorprendersedespuéssi lo que se recibe son balances fraudulentos. Despuésde este rodeo hacia problemasformulados ya al principio de este artículo, volvamos al caso de las behauíoral sciences,o más exactamente aI peculiar corte que implica esta locución. Se advierte ya que confirma y refuerza nuestras sugestiones.Bn efecto,postulauna actitud resueltamenteselectivaante las ciencias socialesy humanas, con lo que logra restablecerel puente entre éstasy las cienciasexactas y naturales.La experienciajustifica esta doble orientación. Ya que no creemosexponernosa excesivosdesmentidos afirmando que en la hora actual eI lingüista, el etnólogo,pueden encontrar más fácilmente temas comunesde conversación,y sacarambosprovechode ellos, con el especialistaen neurologíacerebral o en etologíaanimal, que con el jurista, el economistao el especialistaen ciencia política.
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Si hubiera que hacer una rlueva división de las ciencias sociales entre las facultades, a ese dualismo implícito yo preferiría una división en tres grupos. Reservaríamos en primer lugar los derechos a aquellos investigadores, evocados más arriba, a los que el vocablo de "ciencias" no les inspira en absoluto concupiscencia ni nostalgia: los que ven en el género peculiar de "ciencia humana" que practican una investigación que remite más bien a la erudición, a la reflexión moral o a la creación estética. No los consideramos en absoluto como tontos ni como anacrónicos, ya que a más de no existir ciencia humana posible que no recurra a este tipo de investigaciones o que no comience por ellas, muchos ámbitos de nuestras ciencias resultan o bien demasiado complejos, o bien demasiado alejados o demasiado próximos del observador para que se los pueda e.ncarar de otro modo. Este tipo de trabajos podría quedar perfectamente encuadrado dentro del rubro "artes y letras". Las otras dos facultades llevarían pues respectivamente los títulos de "ciencias sociales" y de "ciencias humanas", pero con la condición de que tras esta distinción se aluda a algo realmente preciso. La facultad de ciencias sociales comprendería eI conjunto de los estudios jurídicos, tal como existen actualmente en las facultades de derecho; a ellos se agregarían (cosa que en parte está ya realizada en los sistemas franceses) las ciencias econórnicas y políticas, y algunas ramas de la sociología y de la psicología social. Del lado de las ciencias humanas quedarían agrupadas Ia prehistoria, la arqueología y la historia, la antropología, la lingüística, la filosofía, Ia lógica, la psicología. De ahí podría inferirse claramente el único prin-
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entre ciencinio concebiblepara efectuar la clistinción reconoce se No ci^as sociales y ciencias humanas' bajo pero general' espontáneamenteeste hecho, por lo todas a encuentra .i"t"i"t sociallesse ;iilild;-iá. en aquellas que aceptan sin restricciones establecerse que-esto lo todocon d^esu sociedad, *ir*o desti"l'r"rro implica en materia de preparación de-algunos consideracioy de una actividacl profesional, ;;á;;; d" los problemas ilésde el ángulo de la interven""t ción práctica. No pretenilemos que €stas preocupaque son ciones^sean exclusivas' pero si que existen, y reconocidas' francamente -se iu, ciencias humanas, en cambio, son las que q-ue sea Ya particular' sociedad cada colocan fuera de traten de adoptar el punto de vista de rrna socieclad cualquiera. Ya sea qui elijan el de un indiviiluo cualrutto dé una sociedadcualquiera, ya que quieia "i "r, inmanente al hombre' frr"t"rrd"rr captar una realidad todo indiviiluo y ile de allá más ,u :i";;; "ilo.un toda sociedail. Así pues, la relación entre ciencias socialesy 9i"* cias hümanas (que con todo parece más de oposición que de correlaci-ón) se convierte en la que existe enprii" ,tt" actitud centrípeta y una centrífuga' Las para exterior' del partir en ,té."t meras consienten " volrre, hacia el interior. Las segundassiguen el camino inverso: si a vecesse instalan dentro de la socieá"á aA observador, es para alejarse de ella rápidamente e incluir observacionesparticulares en un conjunto que tiene un alcance más general' natuPero al mismo tiempo queda manifiesta la y naexactas ciencias las con afinidad la raleza de y turales, en la que insisten las behauioral scí'eraes' q"" opu* másiien a favor de las ciencias hr:manas
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que de las ciencias sociales.En efectq las ciencias a Ias que reservamoseI nombre de t'ciencias h,umanas" pueden poseerun objeto que las vincula con las ciencias sociales; desde el punto de vista del método se acercan más a las ciencias exactasy naturales, á p€sar de que rechazan toda connivencia con este objeto, que no les pertenece propiamente. Prohibiéndose toda complacencia,así sea epistemológica, en su objeto, las ciencias humanas adoptan el purto de vista de la inmanencia; mientras que las ciencias sociales,atribuyendo un carácter particular a la sociedaddel observadorconfieren a ésta un valor trascendental. Tal es lo que ocurre ejemplarmente en el caso de los economistasque no vacilan en proclamar, para justificar Ia estrechezde sus miras, que la racionalidad económica constituye un estado privilegiado de la naturaleza humana, que apareció en un determinado momento de la historia y en un determinado punto del mundo. Y no es menos ilustrativo el caso de los juristas, que tratan un sistema artificial como si fuera real, y para describirlo parten del postulailo de que sería imposible que encerrara conradicciones. Se los ha comparado muchas veces con los teólogos.. . Es indudable que la trascendencia a la que serefieren implícita o explícitamente las ciencias socialesno es de orden sobrenatural. Pero sí es, por así decirlo, "supra-cultural"; aísla a una cultura particular, la pone por encima de las demás,y la trata como un universo separadoque contiene en sí su propia legitimación. Estas observacionesno implican de parte nuestra ninguna críüca. Después de todo el hombre político, el administrador, el que cumple una función social esencial,como eI diplomático, el juez o el abogado,no
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de iuicio pueden estar a cada paso poniendo en.tela cual se desarrolla del :ñ;il;rti"ulu" "" "t '"tto pueden-correr los riesgos Ni tampoco ;;;úd;d. y prácticos a lós que los expondría una ilejá;t.". que reulmente fundamental (como las ü"""iá""i¿í las ciencias de historia la corriente en ;;;;;Ja ya q99 poclríaobligar;;;;; t"aturales, con todo), a rechazar cosmovisión' determinada io. sistema de r:n "-"á"*ar reemplazar ;; ;";;p" de hipótesis, exintransigencia bemejante ;;;'; fort rüdot. nlicaquesetomentantasprecauciones.conrespecto y dif"'uttcia entre las ciencias sociales ;^il";;¿":-L" en una cuestión las cienciashumanas no reside sólo temperamento' de cuestión una es á. *¿io¿o, también esta difeinterprete se Pero de cualquier modo que un qu9 No-es $e ü conclusión será lá misma' ,""ü otro del y naturales y i"a"-"lr¿" las ciencias exactas las cienciassocialesy humanas' H"{ dos.modos lado -üáp"o*i*ación a los hechos, de los cuales sólo uno ciencias exactas es ci-entíficoen su espíritu: el de-las y del que tratan mundo' eI que estuáian v naturales"i""pitá"i¿" cuando humanas ciencias las á";;tbt" también es tanto en hombre al d" ;;"" "rtüdi"" ilustrada por las "mundo". La otra aproximación' duda en iuego cienciasexactasy naiurales' pone sin y naturales; exactas cienciás las a pediilas ii*i.á, éstas son con contraen así que o"io tut relaciones con respecto a las cieni"oi*"cas' ;il,,.l-.;;-"o sociales se encias exactas y naturales, las ciencias. que en ia relación de "clientes"' mientras en "discí"o"rrt""rt' hum",,ás aspiran a convertirse i", "i"rr"iu, aquéllas. pulas" tle pronunciarnos Esto nos proporciona la ocasión de ya a memosobreuna aeUcáaacuestión, que tlio lugar
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rables tomas de posición: las "tendencias',,objeto de la encuesta, ¿deberán ser las de una cienciá occidental y contemporánea,o habrá que incluir en ellas todas las reflexiones sobre el hombre que vieron la luz en otras épocas y bajo otros climals? Desde un Pfnto de vista puramente teórico, no queda claro en virtud de qué principio debería ,.,tto opia, por la primera alternativa. Pero quedarsecon lá segundaplantearía dificultades prácticamenteinsuperábles:el sáber occidentales doblementeaccesiblg ya que existe bajo forma _escrita,y en idiomas conócidós por la mayoría los especialistas;mientras que una parre {9 considerable de la tradición no occidental ,ro ,riili"" sino la trasmisión oral, y el resto deberia ser preüamente traducido. _ La fórmula que hemos sugerido permite eludir ei dilema. En efecto, propusimos qn" 1us únicas investigaciones que fueran a servir de base a la encuesta fueran también las que estuvieran en condicionesde saüsfacer un criterio externo: el de la conformidad con las normas del conocimiento cientifico, tales como las admiten generalmente no sólo los especialistasde las ciencias socialesy humanas (lo que expondría a caer en un círculo vicioso) sino también los de las ciencias exactas y naturales. Sobre esta baseparece realizable un amplio consens¿¿s. Pero es fácil advertir que si el criterio del conocimiento científico no es definible sino con referencia a la ciencia de Occidente (lo que ninguna sociedad parece negar), las investigacionessocialesy humanas que pueden pretender con mayores derechosal calificativo de científicas no son en modo alguno todas occidentales,ni mucho menos. Los lingüistas contemporáneosreconocenhoy de buen grado que en lo que
APROXIM ACIÓN AL ESTRACTA RALI SMO
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toca a determinados descubrimientos fundamentales, los gramáticos de la India les llevan una delantera de varios siglos; y sin duda no es éste el único ámbito en el que se deberán ceder las ventajas al saber del Oriente y del Extremo Oriental. En otro orden de ideas, los etnólogos están hoy persuadidos de que aun las sociedadesde nivel técnico y económico muy bajo, e ignorantes de la escritura, han sabido a veces dar a sus instituciones políticas o sociales un carácter conciente y reflexivo que les confiere un valor científico' Si de la consideración de los resultados pasamos a la del objeto y el método, notaremos que entre las ciencias físicas, las ciencias sociales y las ciencias humanas existen relaciones que no son ya cuantitativas y que exigen que se las elucide cuidadosamente. Está claro que tanto las ciencias sociales como las ciencias humanas explotan en común un mismo objeto, que es el hombre; pero ahí termina su parentesco. Ya que en lo tocante al método se imponen dos observaciones: tanto las ciencias humanas como las ciencias sociales tratan de definirse por referencia a las ciencias exactas y naturales, que conocen los arcanos del método científico. Pero nuestras ciencias mantienen relaciones inversas con estas ciencias canónicas. De las ciencias exactas y naturales las ciencias humanas aprendieron que hay que comenzar por negar las apariencias si se aspira a comprender el mundo; mientras que las ciencias sociales extrajeron la lección simétrica: hay que aceptar al mundo, si es que se pretende cambiarlo. Todo ocurre como si la unidad fáctica de las ciencias sociales y humanas, animadas por idéntico deseo de probarse con la piedra de toque del saber científico no resistiera ante el contacto de las ciencias exactas y naturales. Se escinde, logrando tan sólo asimilar
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aspectosopuestosde su método: retrocediendomás acá de la previsión, las cienciassocialesse invaginan hacia una forma bastante burda de tecnología (a la que por esta razón, sin duda, se aplica el nombre nada feliz de tecnocracia); yendo más allá de la explicación,las cienciashumanas tienden a perderse filosóficas. en la vaguedadde las especulaciones lugar para investigar por qué un méNo es ésteel todo que comportaasí dos aspectosha podido ser practicado, con el éxito que nos es famliar, por parte de las cienciasexactasy naturales,mientras que las cienciashurrranasno han sido capacesde retener sino cada una, una mitad, que ,no tardaron en desvirtuar. Después de todo no debe sorprendernosesta desigualdad. No existe, ni ha existido nunca, más que un solo mundo físico, cuyas propiedadeshan seguido siendo siempre las mismas en todo tiempo y lugar, mientras qlue en el transcurso de los milenios, como un efímero mariposeo,no han dejado de nacer y de desaparecer,aquí y allá, millares de mundos humanos. De todosesosmundos, ¿cuál es el bueno?Y si lo son todos (o ninguno), ¿dóndese sitúa, detrás o delante de ellos, el objeto real de las ciencias sociales y humanas? La diferencia que existe entre ellas refleja la alternativa que las acosa;a diferencia de las ciencias exactasy naturales?![ue no tienen por qué experimentar incertidumbre acercade su objeto.Y la alternativa es ésta: o bien se privilegia uno de estos mundos para poder tener accesoa é1, o bien se los rechaza a todos, en provecho de una esenciacomún que aírn estaría por descubrirse,o de un universo único que, si es verdaderamente único, vendrá fatalmente a confundirse con el de las ciencias exactas v naturales.
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En las páginas que antecedenno hemos hechonada por atenuar o enmascarar esta divergencia, que algunos nos reprochan haber incluso acentuado compla' cientemente. En efecto, creo que las ciencias sociales y las ciencias humanas no tienen actualmente interés cn ocultar lo que las separa, y que más bien resultaría conveniente para ambas que siguieran por un tiempo caminos separados.Si el progreso del conocimiento demostrara un día que las ciencias sociales y humanas merecen ser llamadas ciencias' la prueba vendrá por la experiencia: al verificar que la tierra del conocimiento científico es redonda, y que aun creyendo alejarse las unas de las otras para alcanzar el std.tu,sde ciencia positiva aunque seapor vías opuestas, sin darse cuenta tal vez de ello las cienciassociales y las ciencias humanas terminarán por confundirse con las ciencias exactasy naturales, dejando de diferenciarse de ellas. Conviene pues que la nueva comunicación confiera a la palabra "tendencia" su sentido más rico y más pleno; que se esfuercepor ser una meütación audaz sobre lo que todavía no existe, en vez de convertirse en un balance falseado por no atreverse a exhibir la insuficiencia de los resultados adquiridos; y que por medio de un esfuerzo constructivo en el que la imaginación desempeñarátambién su papel, trate de adivinar las gestacioneslatentes, de esbozar Ios lineamientos de evolución indecisos; que sepa' en una palabrao escuchar el rumor del trigo que crece' y más que de describir el presente de nuestras ciencias trate de presentir las vías en las que -tal vez gracias a éI- podrán embarcarselas ciencias de mañana.
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