Legado-advenstista

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Descripción: Un panorama histórico y teológico del adventismo....

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“No podríamos elegir un nombre más apropiado que el que concuerda con nuestra profesión, expresa nuestra fe y nos señala como pueblo peculiar. El nombre adventista del séptimo día es una reprensión permanente para el mundo protestante. . . . El nombre adventista del séptimo día presenta los verdaderos rasgos de nuestra fe, y convencerá la mente inquisidora. Como una saeta del carcaj del Señor herirá a los transgresores de la ley de Dios, e inducirá al arrepentimiento para con Dios y a la fe en nuestro Señor Jesucristo” (E. White, Joyas de los testimonios, 1:80-81).

Serie Herencia Adventista Vol. 2 Otro volúmen de la serie

Vidas que inspiran Glúder Quispe

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DVENTIST Un panorama histórico y teológico del adventismo

CENTRO DE INVESTIGACIÓN WHITE - PERÚ Manteniendo viva la visión

Editado e Impreso en: Universidad Peruana Unión, Centro de Aplicación Editorial Imprenta Unión Km 19 Carretera Central, Ñaña, Lima – Perú Teléfonos: (01) 618-6300 – 618-6301 Fax: (01) 618-6339- 618-6354 R.U.C. 20138122256

Legado adventista: Un panorama histórico y teológico del adventismo

Glúder Quispe Merlin D. Burt Alberto R. Timm _________________________________________________________________________ Alta Dirección: Maximina Contreras Castro, Rectora Víctor Choroco Cárdenas, Vicerrector Walter Murillo Antón, Gerente General Barito Lazo Rivera, Director de Bienestar Universitario Consejo Editorial: Maximina Contreras Castro Dónald Jaimes Zubieta Nidia Montalvo Cárdenas María Vallejos Atalaya José Alomía Lozano _________________________________________________________________________ Ediciones Universidad Peruana Unión Director editor: Dónald Jaimes Zubieta Editor: Joel Iparraguirre Maguiña Editor asociado: Oscar Mendoza Orbegoso Traducción: Joel Iparraguirre Maguiña / Yeny S. Quea de Quispe / Franchesco Marquina Vergara / Glúder Quispe Huanca Corrección: Mariela Malásquez Marín / Edgar Larriega Vilca Diseño de tapa: Ander Sánchez Aguinaga Diseño interior y diagramación: Joel Iparraguirre Maguiña / Doris Sudario Sobrado Copyright® Glúder Quispe Huanca Primera edición Tiraje: 2000 ejemplares ISBN: 978-9972-604-31-7 JOB 16497-13 e-mail: [email protected] Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N.° 2013-15325 Impreso en el Perú Printed in Peru Octubre 2013

Dedicatoria A todos los creyentes adventistas del séptimo día en el mundo, que aguardan “la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (Tito 2:13).

THE ELLEN G. WHITE ESTATE, INC. (EE.UU.) Director: James R. Nix, Vicedirector: Timothy L. Poirier, Tesorero: Robert E. Lemon, Directores asociados: William A. Fagal, Chantal Klingbeil, Alberto R. Timm, Ivan Leigh Warden, Asistente del director: Darryl Thompson, Editor de proyectos: Roland Karlman. JUNTA DEL CENTRO DE INVESTIGACIÓN WHITE - PERÚ Presidente: Orlando Ramos Giles (Presidente de la Unión Peruana del Norte), Vicepresidentes: Abimael Obando Mostaceros (Presidente de la Unión Peruana del Sur), Leonel Lozano Vergara (Presidente de la Unión Ecuatoriana), Stanley Arco (Presidente de la Unión Boliviana), Secretario: Glúder Quispe Huanca, Miembros: Maximina Contreras Castro (Rectora de la UPeU), Víctor Choroco Cárdenas (Vicerrector de la UPeU), Edgard Horna Santillán (Decano de la Facultad de Teología de la UPeU) Antonio Paredes (Dir. publicaciones de la UPN), Wilmer Ilquimiche (Dir. publicaciones de la UPS). CENTRO DE INVESTIGACIÓN WHITE - PERÚ

Glúder Quispe Huanca Director Carmen Linares Vilca Secretaria administrativa

Joel Iparraguirre Maguiña Asistente de investigación y traductor

Rocío Linares Secretaria de catalogación

Miguel Bernedo Tito Asistente de investigación

Emerson Meléndez Asistente de investigación y diseñador gráfico El contenido de esta publicación no podrá ser reproducido total ni parcialmente por ningún medio mecánico, fotográfico (escáner y/o fotocopia) sin la autorización escrita de los autores.

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Tabla de Contenido Abreviaturas .......................................................................................................................... 9 Introducción ....................................................................................................................... 11

1

150 años de legado adventista: Un breve panorama histórico de la estructura organizacional de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Glúder Quispe .......................................................................................................17

2

Antecedentes históricos de la interpretación bíblica adventista Alberto R. Timm ............................................................................................... 55

3

Elena G. de White y el surgimiento del adventismo sabatista Merlin D. Burt ...................................................................................................... 81

4

Cristología adventista del séptimo día, 1844-2013: Una breve reseña histórica Alberto R. Timm ............................................................................................ 109

5

El legado doctrinal de 1888 Merlin D. Burt ................................................................................................... 145

6

La doctrina de la Trinidad en la Iglesia Adventista del Séptimo Día: Un análisis histórico Merlin D. Burt ....................................................................................................161

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7 8

Historia de la interpretación del libro de Apocalipsis en la Iglesia Adventista del Séptimo Día Glúder Quispe ................................................................................................... 183 Breve reseña histórica sobre la ordenación de la mujer en la Iglesia Adventista del Séptimo Día Alberto R. Timm ............................................................................................. 221

APÉNDICES

A

Misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día ........................................................333

B

Las 28 creencias fundamentales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día .........................................................................................................................335

C

Presidentes, secretarios y tesoreros durante los 150 años de la Iglesia Adventista ......................................................................................................... 351

D E

Sesiones de la Asociación General ...................................................................................353

F

Recursos bibliográficos para estudiar la historia de la Iglesia Adventista Glúder Quispe ................................................................................................................ 359

G H

Fechas importantes del adventismo: Un día como hoy ........................................ 367

I

Registros relacionados a las credenciales ministeriales sobre la ordenación de Elena G. de White ................................................................... 385

J

Preguntas y respuestas en cuanto a los desafíos actuales de unidad que enfrenta la iglesia ........................................................................................................... 391

K

El modelo de hechos: Estableciendo diferencias en el contexto de la misión Mark Finley ..................................................................................................................... 405

Resumen de estadísticas de la Iglesia Adventista .....................................................357

Lista de libros publicados por Elena G. de White en español e inglés ................................................................................................................. 383

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Abreviaturas AH

Advent Herald

AHer

Adventist Heritage

AASS

Asia Adventist Seminary Studies

AG

Asociación General

ASC

Advent Source Collection, archivos catalogados en el Center for Adventist Research, Andrews University, Berrien Springs, MI, USA

AIIAS

Adventist International Institute of Advanced Studies

AR

Adventist Review [Revista Adventista]

AU

Andrews University

AUSS

Andrews University Seminary Studies

BRI

Biblical Research Institute [Instituto de Investigación Bíblica]

CAR

Center for Adventist Research [Centro de Investigación Adventista], James White Library, Andrews University, Berrien Springs, MI, USA

CBA

Comentario Bíblico Adventista

EGWE-GC Ellen G. White Estate, General Conference of Seventh-day Adventists, Silver Spring, MD, USA

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EGWE-LLU Ellen G. White Estate Branch Office, Loma Linda University, Loma Linda, CA, USA GCA

Office of Archives and Statistics, General Conference of Seventh-day Adventists, Silver Spring, MD, USA

Fld Fólder GCB

General Conference Bulletin [Boletín de la Asociación General]

IASD

Iglesia Adventista del Séptimo Día

JATS

Journal of the Adventist Theological Society

JWL

James White Library [Biblioteca Jaime White], Andrews University, USA

LUH

Lake Union Herald

MC

The Midnight Cry

Min Ministry [Ministerio] MS Manuscrito RH

Review and Herald or Second Advent Review and Sabbath Herald or Advent Review and Sabbath Herald

SDABC

Seventh-day Adventist Bible Commentary

SDATS-AU Seventh-day Adventist Theological Seminary, Andrews University ST-M

Signs of the Times: of the Second Coming of Christ or and Expositor of Prophecy (Millerita)

ST-SDA

Signs of the Times (Adventistas del Séptimo Día)

WMC

Western Midnight Cry

YI

Youth’s Instructor [El instructor de la juventud]

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Introducción “Con el propósito de asegurar la unidad y eficiencia en la labor y promover los intereses generales de la causa de la verdad presente, y de perfeccionar la organización de los Adventistas del Séptimo Día, nosotros, los delegados de Asociaciones de diversos Estados, por la presente procedemos a organizar una Asociación General, y adoptar la siguiente constitución para el gobierno de los mismos: Artículo I: Esta Asociación será denominada la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día”.1 Con estas palabras inicia la primera constitución de nueve artículos de la denominación que tomó el voto en la mañana del día jueves 21 de mayo de 1863. Han pasado ya más de 150 años desde aquel día que la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD) se ha organizado legalmente. Legado Adventista, que es parte de la serie“Herencia Adventista”, ofrece un panorama histórico y teológico del adventismo. La IASD tiene un especial rol que cumplir en el destino de este mundo. Esto no implica que Dios dependa del ser humano, sino que Dios es Dios y en su soberanía él encargó a su Iglesia cumplir y ser portadora de la verdad. Por eso, los adventistas no deben de abandonar su visión como un pueblo profético, olvidando su herencia profética. Al negar su herencia profética conduce a matar su fiebre adventista. A comienzos del siglo XIX, muchos intérpretes de la Biblia alrededor del mundo escribían y hablaban de la cercanía de la Segunda Venida de Jesús. Intensos estudios de las profecías de Daniel y Apocalipsis guiaron a muchos a la conclusión que los periodos proféticos estaban cerca del fin. En los Estados Unidos se levantó el “Segundo Gran Despertar Religioso” (1800-1850, aprox.). Durante este periodo se levantaron fuertes movimientos extranjeros misioneros,

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se organizaron un buen número de campestres, movimientos de escuelas dominicales, sociedades de temperancia, sociedades antiesclavistas, y la Sociedad Bíblica Americana. Contraria a la prédica mayoritaria, Guillermo Miller afirmaba que Cristo retornaría pronto por segunda vez entre 1843 a 1844, mientras los otros creían que primero vendría el milenio de paz y luego la Segunda Venida de Cristo. Este mensaje peculiar de Miller despertó el interés de muchos creyentes, hasta que finalmente, el Movimiento Millerita aceptó que Jesús retornaría el 22 de octubre de 1844. Se cree que por aquel entonces había en los Estados Unidos 17 millones de personas, de las cuales se considera que alrededor de un millón estaban a la expectativa de aquel día. Con solemne gozo y gran expectativa los milleritas se encontraban en sus casas e iglesias en aquella fecha. Pero, aquel día no vino Jesús. Después del conocido “Gran Chasco”, muchos retornaron a sus iglesias, otros se apartaron de la fe cristiana, otros se organizaron como un grupo separado, otros llegaron a ser fanáticos creyendo que Jesús realmente vino el 22 de octubre, pero espiritualmente. Sin embargo, hubo un grupo pequeño que quiso investigar lo que realmente pasó aquel día. A este grupo se los llegó a conocer como los adventistas sabatistas, por ser guardadores del cuarto mandamiento. A fines de 1850, ellos ya tenían los fundamentos de la “verdad presente”, gracias al fervoroso estudio de la Palabra de Dios. Este “pequeño rebaño” había crecido. De tal modo que el 1 de octubre de 1860, a propuesta del “hombre más honesto del pueblo”, David Hewitt, se denominaron Adventistas del Séptimo Día. En 1863, ellos se organizaron legalmente para cumplir la misión encomendada por Dios. Sin embargo, después de aproximadamente 40 años, con una visión más misionera, la IASD se reorganizó para obtener extraordinarios resultados en la evangelización mundial. A lo largo de estos últimos 150 años, los adventistas han crecido. Sin embargo, sin duda, los fundadores de la Asociación General se sentirían decepcionados al saber que sus descendientes todavía están en la tierra. Por eso, se hace imperativo que los adventistas renueven su compromiso de misión con el propósito

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para el cual Dios llamó a este movimiento a la existencia: “Hacer discípulos a todas las naciones, comunicando el evangelio eterno en el contexto del mensaje de los tres ángeles basado en Apocalipsis 14:6-12, invitándolos a aceptar a Jesús como su Salvador personal y a unirse a su iglesia remanente, instruyendo a las personas a servirle a Él como Señor y a prepararlos para su pronto regreso”. Los adventistas creen que bajo la dirección y autoridad del Espíritu Santo pueden llevar adelante su misión a través del: (1) ministerio de la predicación (Mt 28:18-20), (2) ministerio de la enseñanza, (3) ministerio de la sanidad, y (4) ministerio del discipulado. “En armonía con las grandes profecías de las Escrituras”, los adventistas creen que su visión es “que el clímax del plan de Dios es restaurar toda su creación a la completa armonía con su perfecta voluntad y justicia”. Para los adventistas, el año 2013 es un año de renovación, de compromiso con su misión. Por otro lado, es un año de gratitud a Dios por la manera cómo ha guiado a su pueblo. Al menos diez aniversarios son recordados este año. El primero en la lista es: (1) los 150 años de la organización legal de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Esta celebración es seguido por: (2) los 160 años de la Escuela Sabática, (3) 130 años del Yearbook, (4) 125 años de la memorable sesión de la Asociación General de 1888, (5) 125 años del arribo del primer misionero a China, (6) 120 de la IASD en Centroamérica y el Caribe, (7) 100 años de la iglesia en Cuba, (8) 85 años de la revista Ministry [Ministerio], (9) 75 años de la biblioteca Jaime White de Andrews University, (10) 40 años de los archivos de la Asociación General. Realmente, es un año para recordar. Dios sabía que el ser humano es frágil en olvidar los hechos de lloro cuando está en confort. Por eso, le decía a su pueblo: “Acuérdate que fuiste siervo la en la tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido” (Dt 5:15). Para que no se olvidara de sus estatutos y sus mandamientos, le mandó: “las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes, y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en las puertas” (6:7-9). “Mañana

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cuando te pregunte tu hijo, diciendo: ¿Qué significan los testimonios y estatutos y decretos que Jehová nuestro Dios os mandó? Entonces dirás a tu hijo: Nosotros éramos siervos de Faraón en Egipto, y Jehová nos sacó de Egipto con mano poderosa. Jehová hizo señales y milagros grandes y terribles en Egipto, sobre Faraón y sobre toda su casa, delante de nuestros ojos; y nos sacó de allá, para traernos y darnos la tierra que juró a nuestros padres” (6:20-23). Legado Adventista intenta cumplir el propósito de recordar hechos del pasado, en este caso del adventismo, para reafirmar que Dios es el Supremo Guiador de este pueblo, quien conduce a las verdades eternas. Por eso, en el primer capítulo el lector encontrará “un breve panorama histórico de la estructura organizacional de la IASD” escrito por Glúder Quispe. Luego, siendo que los adventistas son el pueblo del Libro (la Biblia), Alberto Timm explica “los antecedentes históricos de la interpretación bíblica adventista”. En seguida, Merlin Burt clarifica “el surgimiento del adventismo sabatista”. Los adventistas creen que Cristo es el centro de todo, así Timm nos da un vistazo de la manera “cómo los adventistas han tratado el tema de la Cristología a lo largo de los 150 años”. Hay dos temas que son ligados, “1888 y la justificación por la fe” y “la historia del entendimiento de la doctrina de la Trinidad en el adventismo” escrito por Burt. Desde su inicio, la IASD ha tenido un especial interés en el último libro de la Biblia, por eso Quispe nos da un panorama de la “historia de la interpretación del Apocalipsis en la IASD”. Finalmente, Timm explica la “historia de la ordenación de la mujer en la IASD”. Además, este libro contiene diez valiosos apéndices que todos deben conocer si desean saber más del adventismo.2 Para que usted tenga esta obra en su mano, se hace imperativo agradecer al equipo extraordinario del Centro de Investigación White - Perú: a Joel Iparraguirre, por poner todo su empeño y cariño en esta obra; a Carmen Linares, por su trabajo incansable; a Miguel Bernedo, por su destreza en hacer bien las cosas; y a Rocío Linares, por su disponibilidad en el trabajo. Un agradecimiento especial a nuestros traductores: Joel Iparraguirre, Franchesco Marquina y Yeny S. Quea. El equipo de la Editorial Imprenta Unión ha sido siempre

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nuestro gran apoyo: a Flor Ruiz, Doris Sudario, Edward Alarcón, Ander Sánchez, Mariela Malásquez y Edgar Larriega. Es oportuno recordar estas palabras de Elena G. de White: “Se me ha mostrado repetidamente que las experiencias del pasado del pueblo de Dios no deben considerarse como si fuera sin valor. No debemos tratar la historia de estos eventos como trataríamos a un almanaque del año anterior [anticuado e irrelevante]. Hay que recordar los hechos porque la historia se repetirá”.3 “Al recapacitar en nuestra historia pasada, habiendo recorrido cada paso de su progreso hasta nuestra situación actual, puedo decir: ¡Alabemos a Dios! Mientras contemplo lo que Dios ha hecho, me siento llena de asombro, y confianza en Cristo nuestro líder. No tenemos nada que temer por el futuro, excepto que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido”.4 Un pueblo con historia, ¡va a la Victoria! Glúder Quispe, PhD Director Centro de Investigación White - Perú y Unidad de Posgrado de Teología Universidad Peruana Unión

Referencias: 1. General Conference Bulletin, 1863, 3. 2. Por razones de espacio y volumen el artículo “Historia del desarrollo de la doctrina del Santuario en la IASD”, escrito por Glúder Quispe, no fue publicado. 3. Elena G. de White, Carta 238, 1903. 4. Elena G. de White, The Publishing Ministry (Hagerstown, MD: Review and Herald Publishing Association, 1983), 175.

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Capítulo

1

150 años de legado adventista: Un breve panorama histórico de la estructura organizacional de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Glúder Quispe Director del Centro de Investigación White Universidad Peruana Unión, Lima - Perú

L

Introducción

a Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD) tiene su origen en el Movimiento Millerita.1 Guillermo Miller (1782-1849), quien llegó a ser el líder del Movimiento Millerita, predicaba fervorosamente y apremiantemente el inminente retorno de Jesús por segunda vez a la tierra. Su eco de predicación, del quien ha sido llamado “el americano más famoso de la historia del milenio”,2 se extendió por todo el territorio de los Estados Unidos de aquel entonces, con su mensaje que Cristo retornaría “alrededor de 1843 y 1844”, basado en la profecía de los 2300 días de Daniel 8:14. La exégesis de Miller prestó atención detallada a las partes más diminutas de la Biblia, incluyendo sus números, por lo que encaja

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Legado adventista

bien en el entusiasmo americano por esfuerzos científicos que tenían gran influencia antes de la Guerra Civil. El mensaje de Miller fue promovido de varias maneras que fueron también típicos de aquel periodo. Joshua V. Himes (1805-1895), su principal publicista, fue un genio en las comunicaciones, quien popularizó los puntos de vista de Miller en aproximadamente sobre los cinco millones de piezas de literatura.3 Para entender la misión del tiempo del fin, los milleritas consideraban la parábola de las diez vírgenes de Mateo 25 como un llamado final, especialmente el versículo 6: “A medianoche oyeron el clamor. ‘¡Ahí viene el esposo! ¡Salid a recibirlo!’”. En un congreso campestre celebrado en Exeter, New Hampshire, a mediados de agosto de 1844, Samuel S. Snow argumentó de acuerdo a su estudio tipológico que los cómputos de una secta de judíos ortodoxos, el décimo día del séptimo mes, correspondería al 22 de octubre de 1844. Es decir, Cristo retornaría en esa fecha. Aunque no abiertamente, Miller ya había sostenido esto anteriormente.4 Sin embargo, Miller, al igual que Himes, dudó aceptar esta fecha hasta el 6 de octubre de 1844. Sin embargo, Cristo no vino en la fecha anunciada. Había llegado el “gran chasco”. Más adelante, con el mismo fervor de anunciar el retorno de Jesús por segunda vez y las verdades eternas de la Biblia, aparecen los Adventistas del Séptimo Día. La historia de la estructura organizacional de los adventistas del séptimo día ha sido puesta en circulación de varias maneras. Dos tesis doctorales por los años 80 encabezan la lista. Por un lado, Andrew C. Mustard escribe James White and SDA Organization: Historical Development, 1844-1881 (1987) [Jaime White y la organización adventista del séptimo día: desarrollo histórico, 1844-1881).5 Por otro lado, Barry David Oliver titula a su trabajo SDA Organizational Structure: Past, Present y Future (1989) [La estructura organizativa adventista del séptimo día: pasado, presente y futuro].6 George R. Knight, en su serie “El legado adventista”, publica The Development of Adventist Church Structure (2005) [Nuestra organización: ¿Aliada o enemiga de la gran comisión?].7 Este libro describe el desarrollo estructural de la Iglesia Adventista desde sus inicios hasta comienzos

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Quispe: 150 años de legado adventista

del siglo XXI. Diez años atrás, el mismo autor había escrito Fat Lady and the Kingdom: Adventist Mission Confronts the Challenges of Institutionalism and Secularization (1995) [La gorga y el reino: la misión adventista frente a los desafíos de la institucionalización y la secularización].8 Es de destacar los trabajos de Bert Haloviak, archivista de la Asociación General, tales como: “Documents on Church Organization: 1883-1907” (1984) [Documentos sobre la organización de la iglesia: 1883-1907];9 “Documents on Union Conferences: 18861905” (1986) [Documentos sobre las asociaciones uniones: 18861905];10 “Documents on Departmental Organization: 1898-1907” (1986) [Documentos sobre la organización de departamentos: 1898-1907];11 “SDAs and Organization, 1844-1907” (1987) [Los adventistas del séptimo día y la organización, 1844-1907];12 “Ellen White and the essence of Adventism” (1987) [Elena G. de White y la esencia del adventismo];13 “Approaches to Church Organization” (1993) [Enfoques para la organización de la iglesia];14 “Planting and Watering: The Encounter Between General and Local Authority in the SDA Church” (1994) [La plantación y riego: el encuentro entre la autoridad local y general en la Iglesia Adventista;15 “Ellen White and the SDA Church: Sligo Series (1994) [Elena G. de White y la iglesia ASD: Serie de Sligo];16 “A Heritage of Freedom: The Christian Connection Roots to Seventh-day Adventism” (1995) [Una herencia de libertad: raíces de la Conexión Cristiana para el adventismo del séptimo día];17 “Celebrating a half-century of mission” (2005) [Celebrando medio siglo de misión];18 y otros. Después de la reorganización de la IASD, las publicaciones sobre la organización adventista han ido incrementándose siendo, también, fuentes bibliográficas útiles, incluyendo las obras de J. N. Loughborough, The Church: Its Organization, Order and Discipline (1907) [La iglesia: su organización, orden y disciplina];19 C. C. Crisler, Organization: Its Character, Purpose, Place, and Development in the Seventh-day Adventist Church (1938) [La organización: su carácter, propósito, lugar y desarrollo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día];20 Oliver Montgomery, Principles of Church Organization and

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Administration (1942) [Principios de organización y administración de la iglesia];21 Gilbert A. Jorgensen, “Investigation of the Administrative Reorganization of the General Conference of the Seventh-day Adventist Church Organization as Planned and Carried Out in the General Conferences of 1901 and 1903” (1949) [Investigación de la reorganización administrativa de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día según se planificó y ejecutó en los Congresos de la Asociación General de 1901 y 1903];22 Carl D. Anderson, “History and Evolution of Seventh-day Adventist Church Organization” (1960) [Historia y evolución de la organización de la Iglesia Adventista del Séptimo Día];23 Walter Raymond Beach y Bert Beverly Beach, Pattern for Progress: The Role and Function of Church Organization (1985) [Modelo para el progreso: papel y función de la organización eclesiástica];24 y otros. El presente estudio describe un breve panorama histórico de la estructura organizacional de la Iglesia Adventista del Séptimo día en sus más de 150 años de existencia.25 Este trabajo está dividido en tres marcados periodos del adventismo: (1) los antecedentes de la organización para la misión (1844-1863); (2) la organización y sus inicios hasta nuevos desafíos para la misión (1863-1901); y (3) la reorganización y la misión (1901- ). Aunque el mayor énfasis de este estudio es puesto en los 150 años de organización adventista, es necesario dar un vistazo a los acontecimientos antes de 1863.

Antecedentes de la organización para la misión (1844–1863) Después del denominado “gran chasco” del 22 de octubre de 1844, los adventistas milleritas quedaron confundidos e inciertos. Muchos de ellos abandonaron su fe adventista, no pocos regresaron a sus iglesias anteriores y otros retornaron a su pasado mundo secular. Era una confusión. Miller dijo que en una semana él había recibido diecisiete documentos diferentes que diferían uno del otro y todos afirmaban ser documentos de la venida.26 Fue tan grande la diversidad de ideas que Miller, Himes y algunos otros líderes sintieron

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la necesidad de convocar a una reunión general para armonizar diferencias y traer unidad entre los seguidores. La conferencia adventista se reunió en Albany, New York, el 29 de abril de 1845. La Conferencia de Albany podría ser el primer paso hacia la formación de una denominación separada que conducía a “Babilonia”.27 Entre los que mantuvieron la fe en el evento de la segunda venida de Cristo, podemos identificar a tres grupos distintivos. El primero, liderado por Himes, comprendió que no ocurrió el evento y que el cálculo de la fecha fue errado. A ellos se los podría denominar Adventistas Evangélicos.28 Un segundo grupo guiado por Joseph Turner de Maine creía que el Novio había venido espiritualmente y que la puerta se había cerrado el 22 de octubre de 1844. Ellos son conocidos como los Adventistas Espiritualizadores, surgiendo el fanatismo es sus filas. Ellos lentamente desaparecieron. El tercer grupo denominado como los Adventistas Sabatistas, quienes creían que algo ocurrió el 22 de octubre, pero no fue la Segunda Venida de Cristo. De este último grupo nace lo que más tarde será conocido como Adventista del Séptimo Día. Respecto a la palabra “Adventista”, en 1845, Miller comentó: ¿Fue el término Adventista usado diez años atrás? No, esta palabra no está en el diccionario: Es una palabra recién acuñada. . . . Los acuñadores de esta palabra tienen derecho de la misma y aquellos quienes están asociados con ellos. Pero que se entiende claramente, que en la Conferencia de Albany, el asunto no se plantea si debemos adoptar ese nombre. Esto ya estaba en nosotros“.29

El nombre “Adventistas” está bañado de esperanza. Los adventistas sabatistas fueron guiados por José Bates, Jaime y Elena G. de White. Pero la organización de la Iglesia Adventista del Séptimo Día no fue nada fácil. Por lo tanto, demos una mirada al trasfondo histórico del adventismo antes de 1863.

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Trasfondo antiorganización Los primeros observadores del sábado se vieron afectados por conceptos erróneos de antiorganización. Su experiencia vivida en el movimiento millerita jugó un papel que marcó su resistencia a una organización formal. Al menos tres hechos contribuyeron en esto: (1) El concepto antiorganizacional de la Conexión Cristiana; (2) la expulsión de milleritas de las iglesias cristianas organizadas; (3) el concepto de “Babilonia”. Dos de los tres fundadores del adventismo: Jaime White y Joseph Bates, fueron parte de la Conexión Cristiana. Para los miembros de la Conexión Cristiana, la organización como una denominación era antibíblica. Lo más importante para ellos era ser cristianos, considerando a Jesús como su líder, la Biblia como su único credo, siendo libres de todo tipo de sectarismo.30 Aunque ellos eran radicales en este asunto, los conexionistas subrayaban que la iglesia local debería tener una estructura organizacional para sus propios asuntos. Por otro lado, aparentemente sus publicaciones periódicas ayudaron de una u otra manera a la unión entre los conexionistas. Entre los años de 1830 y 1840, Herald of Golpel Liberty [El heraldo de la libertad evangélica], más adelante se llamó Christian Herald [El heraldo cristiano],31 tuvo la función de difundir las noticias oficiales de las asociaciones mal estructuradas, y puntos que debían ser parte de la agenda en sus reuniones.32 El tercer miembro de los fundadores del adventismo, Elena G. de White, había sufrido injusticias al ser expulsada, junto con su familia, de una iglesia organizada, metodista. Este hecho ocasionó que Elizabeth, más conocida como Lizzie, hermana gemela de Elena, sintiera rencor hacia la religión por el resto de su vida. Así, tener una iglesia organizada con fines evangelísticos y de misión los conducía a recuerdos no gratos. El tercer hecho que contribuyó a la falta de interés de tener una iglesia organizada fue el concepto de Babilonia. “El conflicto y la persecución que resultaron del rechazo del mensaje adventista condujo a muchos creyentes a llegar a la conclusión de que las iglesias

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verdaderamente estaban desempeñando el papel de Babilonia”.33 La predicación de Charles Fitch del 26 de julio de 1843 identificó a Babilonia con la iglesia católica romana o protestante que no aceptó el mensaje del retorno de Cristo.34 Más adelante, eso hizo eco en las palabras de George Storrs quien escribió que “ninguna iglesia puede organizarse por invención humana, sino que se convierte en Babilonia en el momento en que se organiza”.35 De este modo, los creyentes de la “puerta cerrada” (quienes creían que la predicación de advertencia había terminado el 22 de octubre de 1844) no veían en absoluto razón alguna para organizarse. Pero los adventistas de la “puerta abierta” sentían que deberían seguir predicando al mundo, organizándose en Albany en 1845. Al comienzo los adventistas sabatistas creían en la “puerta cerrada” pero su teología cambiaría entre 1848 y 1851.36 El primer paso de cambio entre los adventistas sabatistas de compartir con otros se menciona en once artículos escritos en mayo de 1847 por Jaime White y Elena G. de White y Joseph Bates en el folleto titulado A Word to the “Little Flock” [Una palabra a la “Manada pequeña”]. Al año siguiente, los adventistas guardadores del sábado tenían una teología más o menos bien desarrollada que integraba en el marco escatológico de Apocalipsis 11:19-14:20.37 El segundo paso de cambio de los adventistas sabatistas que insinuaría a una organización que contribuiría a conseguir unidad de la fe, fueron los congresos ocurridos entre 1848 a 1850. La primera reunión fue el jueves 20 de abril de 1848 con la presencia de aproximadamente quince personas. Estas reuniones sirvieron “para establecer a aquellos que ya estaban en la verdad y para despertar a aquellos que no estaban completamente decididos”.38 Los congresos periódicos fueron: 5 en 1848, 6 en 1849 y 10 en 1850. El tercer paso de cambio que insinuaba hacia una organización fue las publicaciones. En noviembre de 1848, Elena G. de White tuvo una visión con indicaciones especiales para su esposo. Al terminar la visión dijo: “Debes imprimir un pequeño periódico y repartirlo entre la gente. Aunque al principio será pequeño, […] de este modesto comienzo brotarán raudales de luz que han de circuir el globo”.39

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El primer fruto apareció en julio de 1849, con el primer ejemplar de Present Truth [La verdad presente]. Al año siguiente, Jaime puso en circulación el primer ejemplar de Advent Review [Revista del advenimiento]. En noviembre de 1850 se fusionaron Present Truth y Advent Review en The Second Advent Review and Sabbath Herald [Revista del segundo advenimiento y heraldo del sábado].

El llamamiento al “orden evangélico” En setiembre de 1849, Jaime White abogaba para que los ministros itinerantes pudieran recibir algún pago. En diciembre del siguiente año, su esposa escribió: Vi que en el cielo todo estaba en orden perfecto. Dijo el ángel: ‘¡Mirad! ¡Cristo es la cabeza, avanzad en orden! Haya sentido en todo’. Dijo el ángel: ‘¡Contemplad y conoced cuán perfecto y hermoso es el orden en el cielo! ¡Seguidlo!’”. . . . Si Israel [es decir, la iglesia] avanzara de forma constante hacia adelante, caminando según el orden bíblico, sería tan temible como un ejército que despliega sus estandartes.40

Cuando ambos se dirigieron al Este, inició los pasos de un “orden evangélico”. En julio de 1851, “el hermano [Washington] Morse fue apartado por la imposición de las manos para la administración de las ordenanzas de la casa de Dios”.41 En noviembre del mismo año, la Review informaba, por primera vez, del nombramiento de cargos directivos a nivel de iglesia local.42 Como un “rebaño esparcido”, los observadores del sábado alcanzaron unos dos mil adventistas hacia 1852.43 La teoría de misión de la “puerta abierta” había sido abiertamente enseñada a inicios de 1852 por Jaime White.44 En 1853, Jaime White enfatizó “el orden evangélico” en cuatro artículos que aparecieron en la Review and Herald. En el primer artículo redefinió Babilonia diciendo: “El orden evangélico ha sido pasado por alto. . . Muchos en su celo por salir de Babilonia participaron de un espíritu impulsivo y desordenado, y muy pronto se encontraron

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en una perfecta Babilonia de confusión […]. Suponer que la iglesia de Cristo está libre de restricciones y disciplina es el fanatismo más audaz”.45 El segundo artículo enfatiza la Biblia como “regla perfecta de fe y práctica”.46 El tercer artículo hace un llamado a la preparación y ordenación de pastores.47 Y finalmente, el cuarto artículo subraya la necesidad de sustentar a los pastores mediante oraciones y recursos.48 Para 1855, el tema de ordenamiento eclesiástico había sido bien tratado. J. B. Frisbie fue el que más enfatizó esto. Se propuso la necesidad de “dos clases de ancianos predicadores” en las iglesias del Nuevo Testamento: los “ancianos itinerantes” y los “ancianos locales”. Además, Frisbie sugirió que la iglesia local no solo debería de contar con ancianos sino también con diáconos. Los primeros, señalaba, “tienen la supervisión de lo espiritual; los otros de los asuntos temporales de la iglesia”.49 El énfasis del orden eclesiástico estaba en tener creyentes unidos en Cristo.50 Entonces, los años pasaban y los adventistas sabatistas fueron impulsados por cuatro asuntos hacia una organización.

Cuatro asuntos que impulsaron a la organización A medida que el grupo de adventistas sabatistas incrementaba, Jaime White y los otros dirigentes comenzaron a ver necesidades que impulsaron hacia una organización. El primer asunto tenía que ver con la pertenencia de las propiedades, de los edificios de las casas editoriales y templos. Jaime no estaba cómodo que las propiedades estuvieran a su nombre, entonces sugirió nombrar un comité financiero para la editora de los sabatistas.51 El segundo asunto tenía que ver con el salario de los predicadores. Algunos comenzaron a abandonar su tarea. En 1856, John N. Andrews y John N. Loughborough abandonaron su tarea por necesidad económica, huyendo a Waukon, Iowa.52 En 1858, bajo la dirección de Andrews, se formó una comisión para escudriñar las Escrituras con respecto a un plan para sostener el ministerio. Así, el plan de Benevolencia Sistemática, más conocido como la “hermana Betsy”, animaba que los hombres den de cinco a 25 centavos de dólar

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por semana, mientras las mujeres de dos a diez centavos. Añadido a esto, los que tenían propiedades tenían que agregar entre uno y cinco centavos por semana por cada cien dólares del valor de su propiedad.53 El tercer asunto tenía que ver con la asignación de los predicadores. Jaime White urgía en la necesidad de “ubicar a los predicadores en el trabajo”.54 Esto levantaba la necesidad de un sistema estructural apropiado. Y el cuarto asunto que suscitó la necesidad de una estructura eclesiástica fue la cuestión de la transferencia de feligresía.55

Comienzo de la organización En febrero de 1860, preocupado por la seguridad de las propiedades, Jaime White propuso el asunto de los trámites para la organización legal de las propiedades.56 La reacción inmediata vino del líder de los que se oponían a la organización de la iglesia, R. F. Cottrell. Él escribió: “sería un error decir, ‘Hagámonos un nombre’, siendo que una afirmación tal yace en los cimientos de Babilonia”.57 En el siguiente número de la Review, Jaime respondió enérgicamente que la editorial por sí sola tenía miles de dólares invertidos “sin ningún propietario legal”. “El diablo no está muerto”, quien sabe cómo acabar con la editorial.58 Los argumentos de Jaime promovieron para que congregaciones específicas comenzaran a organizarse. En mayo de 1860, la iglesia de Parkville, Michigan, adoptó artículos de asociación, usando el nombre de Iglesia del Segundo Advenimiento de Cristo de Parkville. Luego, la congregación de Fairfield, Iowa, se organizó adaptando artículos de fe de la Biblia como la única norma de fe y práctica y “autodenominándose ‘La Iglesia del Dios Viviente’”.59 Entonces, Jaime convocó a un congreso en Battle Creek del 29 de setiembre al 2 de octubre de 1860. Al menos, delegados de cinco Estados estuvieron presentes. Todos ellos estuvieron de acuerdo en que, cualquier cosa que hicieran, debería de ser respaldado por la Biblia.60 Así, al término del congreso se consiguió: adoptar una constitución para asuntos legales de la asociación publicadora; lograr

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que las iglesias locales se organicen para retener sus propiedades y tener un nombre denominacional. Muchos apoyaron el nombre “Iglesia de Dios”. Sin embargo, por sugerencia de David Hewitt, conocido como “el hombre más honesto del pueblo” y el primer adventista guardador del sábado en Battle Creek, se resolvió llamarse “Adventistas del Séptimo Día”, el 1 de octubre.61 Más adelante Elena G. de White declaró: “El nombre adventista del séptimo día presenta los verdaderos rasgos de nuestra fe, y convencerá a la mente inquisidora. Como una saeta de la aljaba celestial, herirá a los transgresores de la ley de Dios, e inducirá al arrepentimiento para con Dios y la fe en nuestro Señor Jesucristo”.62 La siguiente etapa en el desarrollo de la organización de los adventistas sabatistas fue convocar a un congreso especial entre el 26 y el 29 de abril de 1861. En esta reunión se logró la completa legalización de la Asociación Publicadora Adventista del Séptimo Día (oficialmente organizado el 3 de mayo) y se acordó nombrar una comisión de nueve pastores para elaborar un documento sobre la organización de la denominación.63 El documento preparado señalaba tres puntos importantes: (1) Que haya representación de las diversas congregaciones del movimiento adventista en las reuniones generales; (2) que se formen Asociaciones por Estado o distrito; y (3) que las iglesias locales tengan un registro de los miembros, y como consecuencia se desarrolló un sistema de cartas de traslado.64 La primera asociación que apareció se denominó Asociación de Michigan de los Adventistas del Séptimo Día, durante el congreso general en Battle Creek del 4 al 6 de octubre de 1861. Se nombró a José Bates como presidente y a Urías Smith como secretario.65 El siguiente año, siete asociaciones se organizaron: la de Iowa del Sur (16 de marzo), Iowa del Norte (10 de mayo), Vermont (15 de junio), Illinois (28 de septiembre), Wisconsin (28 de septiembre), Minnesota (4 de octubre), y Nueva York (25 de octubre).66 “Casi todos los días recibimos un mensaje de algún buen hermano sobre el tema de la organización”, eran las palabras de Jaime en la Review en 1862.67 Faltaba la organización de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. Eso venía con fuerza. En el congreso de 1862 en Michigan se tomó la resolución de invitar para el congreso

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de “Asociación General”, en octubre 1863, a todas las Asociaciones de Estados. El congreso se adelantó a mayo, del 20 al 23 en Battle Creek. Asistieron 19 delegados oficiales de cinco Asociaciones (Nueva York, Iowa, Michigan, Wisconsin y Minnesota). El 21 de mayo se tomó el siguiente voto: Con el propósito de asegurar la unidad y eficiencia en el trabajo, promover los intereses generales de la causa de la verdad presente, y perfeccionar la organización de los adventistas del séptimo día, nosotros, los delegados de las varias Asociaciones de los diferentes Estados, por este medio procedemos a organizar una Asociación General, y adoptar la siguiente constitución para el gobierno de la misma.68

La constitución incluía la elección de un presidente, secretario y tesorero, y junta directiva. Unánimemente fue elegido Jaime White como presidente, pero él declinó. Entonces, John Byington fue elegido como presidente; Urías Smith como secretario y E. S. Walker como tesorero. Después de cinco meses, en octubre Jaime escribió: “Gracias a Dios, la organización es un éxito; la Asociación General es un éxito; y la Asociación Publicadora es un perfecto éxito”.69 En 1871, Elena G. de White escribió que “en el cielo hay orden, y ha de ser imitado por los que viven en la tierra y son herederos de salvación. Cuanto más se acercan los mortales al orden y la organización del cielo, tanto más cerca llegan a ese estado aceptable a la vista de Dios que los hará súbditos del reino celestial”.70 Cuando se estableció la Asociación General, la denominación tenía 3500 miembros, 6 asociaciones, 125 congregaciones y 30 pastores. Ahora la organización debería crecer y cumplir su misión.

La organización y sus inicios hasta nuevos desafíos para la misión (1863-1901) Como una organización naciente, la Iglesia Adventista del Séptimo Día tenía que enfrentar nuevos desafíos debido al

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crecimiento en todas sus áreas. Una mirada a la constitución de la organización subraya tres aspectos del propósito de la Asociación General: (1) La coordinación para la misión “para asegurar la unidad y la eficiencia en la labor”; (2) avance de la misión para “promover los intereses generales de la causa de la verdad presente”; y (3) mejorar para la misión “perfeccionando la organización de los adventistas del séptimo día”. Sin embargo, los inicios fueron enmarcados con una misión estadounidense. El mensaje de predicar el evangelio “a toda nación y raza y lengua y pueblo” (Ap 14:6, RV 2000) estaba restringido al territorio donde nació la IASD. Habría que expandirse, si se quería cumplir el mandato divino.

Inicios de la organización para la misión Al inicio de su organización, la IASD tenía que delinear dos aspectos para seguir creciendo. Primero, la IASD tenía que recordar que el propósito de ser “la iglesia” de Dios se medía en el cumplimiento de la misión de predicar el evangelio a todo el mundo. Segundo, su estructura organizacional debería apuntar a este propósito. Esto último implicaba la función de liderazgo que la Asociación General y sus dirigentes deberían operar en el cumplimiento de la misión. Veamos el primer aspecto. La sede principal de la naciente IASD estaba ubicada en Battle Creek, Michigan, Estados Unidos. La preocupación misionera de los pioneros estaba centrada en los diferentes estados del país. Sin embargo, ya en 1855, José Bates animaba a enviar literatura cristiana fuera de los Estados Unidos.71 Un mes antes de la organización, en abril de 1863, Jaime White escribió en la Review que “nuestro mensaje es un mensaje a todo el mundo”.72 No todos estaban convencidos de esto, por eso en las actas de las sesiones del Congreso General de 1868 se muestra la preocupación únicamente por los campos estadounidenses.73 Los debates sobre el significado del llamado de Cristo en el evangelio de Marcos cuando dijo: “Id a todo el mundo”, comenzaron. Es en 1870 que por primera vez participa un delegado internacional en las sesiones del Congreso General. James Ertzenberger representó a Suiza.74

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Un buen grupo de creyentes adventistas sostenía que era suficiente llegar a la población tan diversa de inmigrantes de los Estados Unidos. Ellos creían que esos inmigrantes podrían convertir a sus amigos y familiares de sus países de origen. Entonces, en el décimo Congreso de la Asociación General del 29 de diciembre de 1871, con la presencia de catorce delegados se aprobó la resolución de enviar “al hermano Matteson como misionero a los daneses y noruegos”.75 Sin embargo, en ese mismo congreso ya se informaba de la presencia de adventistas en Suiza, con dos iglesias. Uno de los que ya estaba trabajando en Europa fue Michael Belina Czechowski. Czechowski, un exsacerdote católico originario de Polonia y quien había llegado a ser adventista en 1857, había solicitado a J. N. Loughborough que intercediera ante la Asociación General para que lo enviaran como misionero a Europa. En 1858, Czechowski escribió a Elena G. de White: “Cómo gustaría visitar mi propio parián nativo y cruzar las grandes aguas, y decirles a todos ellos acerca de la venida de Jesús y la gloriosa restauración, y cómo ellos deben de guardar los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”.76 Los líderes adventistas, que no estaban seguros de cuán confiable y honesto era, rechazaron el pedido. Sin embargo, convencido por su deber cristiano, persuadió a los dirigentes cristianos adventistas guardadores del domingo para que patrocinaran su misión a Europa. Es así que en 1864, junto con su esposa y Annie Butler (una cristiana adventista, hermana de G. I. Butler), Czechowski77 salió para Europa, convirtiéndose en el primer misionero adventista en el extranjero, aunque él no fue enviado oficialmente.78 En Europa, él compartió el mensaje adventista sabatista en Suiza, Hungría, Italia y Rumania y otras partes de Europa. En enero de 1874, Jaime White estableció el primer periódico misionero titulado True Missionary [el verdadero misionero]. Sus páginas instaban a enviar misioneros al extranjero. Más tarde, en aquel año, J. N. Andrews fue enviado oficialmente por la IASD a Europa para “cosechar” el trabajo de Czechowski y otros.79 Así comenzó la expansión del mensaje adventista fuera de los Estados Unidos. Pero pasarían muchos años antes de que la Iglesia Adventista se comprometiera de todo corazón

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con las misiones en el extranjero. Un segundo aspecto importante dentro de la estructura organizacional en los primeros años de la IASD fue el papel del liderazgo. No todos estaban contentos con la recién formada Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día. B. F. Snook y W. H. Brinkerhoff, presidente y secretario de la recientemente organizada Asociación de Iowa, fueron los más activos opositores a la organización, especialmente a Jaime y Elena G. de White. Ellos fueron remplazados de sus cargos en 1865, llevándose consigo a algunos miembros con los que formaron el Grupo de Marion. Hoy en día se le conoce como la Iglesia Universal de Dios (del Séptimo Día).80 Entre los adventistas, comenzó a existir tensiones sobre la naturaleza y extensión de la autoridad de la Asociación General con relación a las Asociaciones de los Estados. Jaime White escribió: “nuestra Asociación General es la máxima autoridad terrenal entre nuestro pueblo, y está concebida para hacerse cargo de toda la obra en este y todos los demás países”. Por lo tanto, “se espera que los cargos directivos de nuestras Asociaciones de cada Estado, y, también aquellos que dirigen nuestras instituciones […] respeten la Junta de la Asociación General como hombres señalados para llevar la supervisión general de la causa en todas sus ramas e intereses”.81 Probablemente estimulado por el artículo de White, G. I. Butler escribió una serie de ocho artículos en la Review, entre el 28 de julio al 13 de octubre de 1874, sobre un liderazgo individualista del presidente de la Asociación General. Los esposos White reaccionaron contra todo tipo de autoridad individualista y apoyaron firmemente la autoridad de la Asociación General como cuerpo. Luego, Butler se arrepintió de su publicación del libro titulado El liderazgo, el cual compró y quemó todos los ejemplares disponibles. Finalmente, Jaime White y George Butler, quienes se alternaron en la presidencia de la Asociación General de 1869 a 1888 (White, 1869-1871, 18741880; Butler, 1871-1872, 1880-1888), en general estaban de acuerdo respecto a la autoridad de la Asociación General como cuerpo por 1877.82 Pero en la práctica ambos se inclinaban más hacia el estilo de liderazgo individualista por ser hombres enérgicos. Por eso, Elena G.

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de White, repetidamente se dirigía a ambos respecto a los peligros de sus estilos de liderazgo.83

Expansión y propuesta a la estructura organizacional Cuando J. N. Andrews arribó a Suiza en 1874 y encontró varias pequeñas congregaciones adventistas guardadoras del sábado, gracias al trabajo de Czechowski y Erzberger. La denominación estaba poniendo énfasis en la misión europea. Esto puede ser observado por la visita a Europa de los líderes de la denominación entre 1882 y 1887: S. N. Haskell (1882), G. I. Butler (1884) y Elena G. de White y su hijo (1885-1887). A esto hay que añadir la formación del Concilio Europeo de los Adventistas de Séptimo Día en 1882, que decidió publicar periódicos en alemán, italiano y rumano.84 Por 1886, la iglesia joven habría estado en el asunto de la misión extranjera durante una docena de años. Pero hasta ahora solo tenía cuatro misiones (tres en Europa y una en Australia), y las cuatro fueron creadas simplemente en la etapa de la infancia de la iglesia. A finales de 1886 los adventistas fueron haciéndose cada vez más comprometidos con la misión extranjera. Como resultado, el primer libro sobre misiones fue publicado, titulado: Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh-day Adventists [Apuntes históricos de las misiones extranjeras de los adventistas del séptimo día]. Este libro registra aspectos históricos de las primeras misiones de la denominación y reportes de las estrategias desarrolladas útiles para futuras misiones.85 Aparte de la misión europea, los adventistas establecieron misiones en Australia y Nueva Zelanda en 1885 y en Sudáfrica en 1887. Hay que observar también que la tarea de la predicación fuera de los Estados Unidos había sido motivada por las otras sociedades misioneras evangélicas, las cuales salieron agresivamente a predicar el mensaje cristiano. Uno de los más importantes estímulos fue dado por el “Movimiento de Estudiantes Voluntarios para las Misiones Extranjeras” guiado por Dwight L. Moody en 1886, con alrededor de 100 estudiantes universitarios. Aquel número incrementó

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a 2200 en 1887 y dentro de pocos años muchos miles de jóvenes habían comprometido sus vidas al servicio de la misión. El lema del movimiento era “la evangelización del mundo en esta generación”.86 Sin embargo, la IASD tenía un mensaje distintivo comisionado en el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14. A comienzos de 1889, la IASD envió a S. N. Haskell y Percy T. Magan para investigar las oportunidades, problemas, y posibles misiones en varias partes de África, India y el Oriente durante dos años. Además, en noviembre de 1889 en la sesión de la Asociación General se creó “La Junta de Misiones Extranjeras de los Adventistas del Séptimo Día” “para la administración del trabajo de las misiones extranjeras” de la denominación.87 En los años de 1890, el esfuerzo de la misión adventista crecería por la entrega denodada de misioneros adventistas que fueron enviados a los rincones más lejanos de la tierra. Esta década es considerada como la gran década de las misiones protestantes.88

Hacia la reorganización Retornemos a unos años atrás. Entre 1874 y 1889, a fin de atender los diversos programas de la denominación, la IASD estableció siete organizaciones auxiliares: (1) La Sociedad General Misionera y de Tratados (1874), (2) la Sociedad Educativa Adventista del Séptimo Día (1874), (3) la Asociación General de la Escuela Sabática (1878), (4) la Liga de Salud y Temperancia (1879, desde 1893 fue llamada Asociación Médica Misionera y de Benevolencia), (5) la Asociación General (1887), (6) la Asociación Nacional de Libertad Religiosa (1889), y (7) la Junta de Misiones Extranjeras (1889). Cada una de estas asociaciones era independiente teniendo sus propios cargos directivos y junta ejecutiva, al igual que la Asociación Publicadora Adventista del Séptimo Día fundada en 1861. Aunque todas eran de la IASD y rendían cuentas a la Asociación General, esta última no las administraba directamente.89 Así, en los años de 1890 la coordinación entre ellas y la Asociación General fue problemática. Por ejemplo, la Asociación General, la Junta de Misiones Extranjeras y la Asociación

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Médica Misionera y de Benevolencia enviaban misioneros sin la coordinación entre ellos. Por otro lado, unos pocos individuos administraban la obra de lo que era una iglesia mundial. Por ejemplo: J. K. Kellogg controlaba la obra médica y obra de publicaciones adventistas. W. W. Prescott no solamente era el líder de la Asociación educativa, sino también, a la vez, presidente de los colegios de Battle Creek, Union y Walla Walla a comienzos de 1890. La reacción a esta situación venía desde Australia con consejos oportunos de la señora Elena G. de White.90 Por eso, no debemos de sorprendernos que las mayores iniciativas al cambió ocurrieron en los recién establecidos campos misioneros de Sudáfrica y Australia. Uno de los más importantes cambios ocurrió en Sudáfrica, cuyo actor principal fue A. T. Robinson. En 1891, Robinson llegó a Sudáfrica y procuró organizar la Asociación Sudafricana. Pero, al no contar con el personal requerido para los diferentes cargos directivos de las “asociaciones”, se vio obligado a formar el sistema departamental representado por secretarios hacia fines de 1892. Otro de los más importantes cambios ocurrió en Australia, con la formación de la primera constitución para una Unión de Oceanía aprobada el 19 de enero de 1894, donde W.C. White (quien fue el promotor de la Unión) y A. Daniells fueron elegidos presidente y secretario, respectivamente. Anteriormente,W. C.White había propuesto el concepto de región.91 Entonces, la Junta Ejecutiva de la Asociación General, a fin de descentralizar la autoridad, acordó que el encargado de una determinada región se denominara Superintendente general de esta región de la Asociación General. Dicha persona: (1) Acudiría a todas las juntas o convenciones de las Asociaciones de cada Estado que se celebrasen en su región, (2) supervisaría todas las Asociaciones ministeriales y convenciones anuales realizadas en su región, (3) se relacionaría con todos los cargos directivos de la Asociación y asociaciones auxiliares de su región, (4) informaría al secretario de la Asociación General de cualquier ineficiencia o irregularidad que encontrara, y (5) cuidaría especialmente de las Asociaciones o Misiones débiles que hubiese en su territorio.92

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En 1889, únicamente en Estados Unidos había seis regiones. En 1893, las regiones aumentaron expandiéndose a Oceanía como la región número siete y a Europa como la número ocho. “No debemos confundir tales regiones con las que pronto llegarían a ser llamadas Uniones”. Por un lado, las regiones “eran Divisiones de la Asociación General que no contaban con circunscripciones locales o regionales ante las cuales fueran responsables”. Por otro lado, “las Uniones tendrían cargos directivos y una junta ejecutiva elegida por una circunscripción regional”.93 La nueva entidad creada, la Unión de Oceanía (1894), consistía en el número de Asociaciones y Misiones locales de su territorio y servía de unidad intermediaria entre la Asociación General y las Asociaciones locales. Con la llegada de A. T. Robinson a Australia en 1898, la Unión de Oceanía adoptó el sistema departamental. Todo esto ayudaba a descentralizar la autoridad del liderazgo de la Asociación General y facilitar la obra de la iglesia en el Pacífico Sur. El Congreso de la Asociación General realizado en Union College, Nebraska en 1897 sería testigo de la necesidad de una reorganización. En aquel Congreso, W. C. White no fue el único que impulsó por la reforma organizacional, sino también los mismos hombres que habían creado tal impacto en 1888 con su predicación de justificación por la fe y la ley en Gálatas, es decir: Alonzo T. Jones, Ellet J. Waggoner, y W. W. Prescott; pero con diferente trasfondo teológico misional. Los tres hombres del reavivamiento de 1888 habían enfocado su propuesta de la reorganización en la teórica idea de la exaltación de Cristo como autoridad única de la iglesia y la denigración de cualquier forma de autoridad humana, especialmente Jones. El Congreso de 1897 tomó las siguientes decisiones: (1) elegir a G. A. Irwin como presidente, reemplazando a O. A. Olsen; (2) organizar las uniones de Europa y América; (3) dividir la Asociación General en tres Asociaciones Generales—Norteamérica, Europa y Oceanía; y (4) incrementar el número de miembros de la Junta de la Asociación General.94 Nadie quedó completamente satisfecho con los resultados del Congreso de 1897. Inmediatamente después del

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Congreso, Jones convenció a los dirigentes para que renunciasen por completo al título de presidente. Por lo tanto, la Asociación General no tuvo dirigentes con ese título por unos meses. Jones creía que tener un presidente era como tener un rey. Argumentaba que Dios es nuestro único rey.95 En el siguiente Congreso (1899), nuevamente, Jones se colocó en el centro de la acción. Junto con sus otros dos colegas afirmaban que el “Espíritu Santo es el organizador”.96 “Era perfectamente natural que Jones, Waggoner y Prescott llegaran a una perspectiva pentecostal de la autoridad de la iglesia”.97 Pero esto no era lo práctico y real como lo proponían W. C. White y A. Daniells.

La reorganización para la misión (1901-2013) A inicios del siglo XX la IASD había crecido, no solamente en número de miembros, sino también en instituciones tales como educativas, salud y casas publicadoras. Esto requería un cambio de estructura administrativa que llegó a ser inadecuada para su compleja labor. Esta parte explica esa nueva estructura administrativa impuesta a partir de 1901. El año 1901 es conocido como el año de la reorganización de la IASD. La reorganización ayudará a atender mejor las diferentes áreas de la iglesia y cumplir mejor la misión de llevar el evangelio a todo el mundo.

Reestructuración de la organización

El rápido crecimiento de la denominación provocó inestabilidad financiera. La Asociación General estaba gastando más de lo que ingresaba.98 La estructura creada en 1863 quedó obsoleta para nuevos desafíos de misión mundial. Según escribió P. T. Magan, “todas nuestras instituciones se han dedicado a pedir dinero prestado”.99 W. C. White, E. G. White y A. G. Daniells, arquitectos del cambio en el Congreso de la Asociación General de 1901, tenían la experiencia en el campo misionero en el extranjero. Era el momento de cambio de estructura. Un día antes de la primera reunión de la 34 Sesión de la

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Asociación General (1901), Elena G. de White fue invitada para reunirse con un grupo de líderes de la denominación en la Biblioteca del Colegio de Battle Creek. En aquella ocasión. Daniells presidió la reunión. De 73 años, Elena G. de White habló durante una hora y media sobre “la necesidad de cambios en la organización basados en una representación equilibrada de todas las líneas de la obra y de sus instituciones. Ella le recordó al grupo que no existían reyes en la Iglesia Adventista. El Evangelio y la obra médico-misionera debían unirse”.100 Al día siguiente el Congreso inició para una reorganización completa. Bajo el liderazgo de Daniells y el apoyo de Elena G. de White y W. C. White los cambios fueron hechos. Entre las principales recomendaciones que fueron señaladas por el comité para que la reorganización sea hecha están: (1) organizar las Uniones Asociaciones y Uniones Misiones en todas partes del mundo, donde sea posible; (2) suspender las organizaciones auxiliares para dar lugar a Departamentos de la Asociación General, de las Uniones, de las Asociaciones locales y de cada iglesia individual; (3) abolir el título de presidente y entregar la autoridad al jefe ejecutivo de la Junta Ejecutiva Presidencial, que estaba formada por 25 personas, quienes elegirían al presidente; (4) transferir a las Uniones la propiedad y administración de las instituciones que habían estado bajo la jurisdicción de la Asociación General; (5) proveer mayor apoyo financiero a la empresa misionera; y (6) elegir a los miembros de la Junta de Misiones Extranjeras por el Comité Ejecutivo de la Asociación General.101 Al final del Congreso, las reacciones fueron positivas. Elena G. de White expresó que durante la Asociación General [de 1901], el Señor obró poderosamente sobre su pueblo. Cada vez que pienso en esta reunión, una dulce solemnidad me sobrecoje, y envía un resplandor de gratitud a mi alma. Hemos visto los señoriales pasos del Señor nuestro redentor. Alabamos su santo nombre; porque Él ha traído liberación a su pueblo.102

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Daniells también irradiaba gozo por los resultados. Al final de la reunión de 1901, él dijo: “hablamos de la Asociación General, pero nunca hemos tenido una Asociación General de verdad. Hemos tenido una Asociación General Norteamericana, o una Unión Norteamericana de Asociaciones, pero no hemos tenido una Asociación General mundial”. En esta nueva estructura departamental, “me parece”, continuó diciendo,“que tenemos la Junta de la Asociación General más amplia, eficiente y viable que esta denominación haya tenido antes”.103 Jones también estaba contento con los resultados del Congreso, especialmente el hecho de que la denominación no tuviera presidente. A John Harvey Kellogg, el poderoso dirigente del ramo médico del adventismo, también le agradaba la ausencia de un presidente.

Tensiones en la reorganización Las tensiones vendrían los dos siguientes años, 1902 y 1903, con la participación activa de J. H. Kellogg. “El Congreso de 1901 no había logrado incluir la rama médica y sus propiedades en el recién unificado sistema departamental, pero había ofrecido un acuerdo a la rama médica de permitir que seis de los 25 miembros de la Junta Ejecutiva de la Asociación General provinieran de la Asociación Médico - Misionera y de Benevolencia”.104 La obra médica tenía mayor poder que desbalanceaba la denominación. Es interesante que en 1901, la Asociación General tenía cerca de mil quinientos empleados, pero la Asociación Médico - Misionera y de Benevolencia de Kellogg tenía dos mil empleados. El optimismo del gran cambio del Congreso de 1901 había finalizado a la mitad de 1902. Daniells estaba ocupado llevando la responsabilidad de demostrar cómo los principios de organización debían ser implementados en las asociaciones y uniones de todo el mundo.105 Sin embargo, a mediados de 1902 su fuerte enfrentamiento con J. H. Kellogg puso en tensión la capacidad de la denominación para mantener su mandato por aquellos principios. Anteriormente, el Sanatorio de Battle Creek de la denominación ardió hasta sus

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cimientos el 18 de febrero de 1902. Kellogg tenía el proyecto de hacer una construcción más grande que la anterior, pero los dirigentes de la Asociación General, apoyados por Elena G. de White, querían una reconstrucción modesta. El conflicto se agravó más entre Kellogg y Daniells sobre la construcción de un sanatorio en Gran Bretaña. Los dos estaban de acuerdo con esta institución, pero Daniells cuidaba de que no hubiera déficit en los gastos. Kellogg no podía salirse con la suya, con Daniells, como lo hizo con los dos anteriores presidentes. Entonces, en noviembre de 1902, la solución para Kellogg era reemplazar a Daniells y elegir a Jones.106 Al final del año, el 30 de diciembre de 1902, la mano divina intervino, la imprenta de la Review and Herald se incendió. La venta del libro de Kellogg, The Living Temple [El templo viviente], con declaraciones panteístas, había sido para el financiamiento de la reconstrucción del Sanatorio de Battle Creek. Así, Jones junto con Kellogg luchaban por el poder contra Daniells y W. W. Prescott. Este último había cambiado su punto de vista sobre asuntos organizativos entre 1899 y 1902. El Congreso de 1903 enfrentó a dos grupos bien marcados. Al finalizar el Congreso los dos puntos de vista divergentes fueron aclarados: Primero, la integración de la obra médica - misionera a la estructura departamental de la Asociación General, y segundo, la restitución del título de “presidente”. 107 Esto apareció en la nueva constitución de 1903. En 1906, Jones condenó públicamente la constitución de 1903 como un paso hacia la apostasía a la cual siempre se opondría.108 Su oposición duraría hasta su muerte. Los asuntos organizativos ardieron a fuego lento durante los años 1904 y 1905, pero para inicios de 1906 la batalla estalló abiertamente. Después que Jones predicó un sermón agresivo, el cual fue publicado en el Daily Moon (60 páginas) este decía: “el pastor Jones se ha mostrado a sí mismo como un Moisés al reunir a los extraviados seguidores que quieren luchar por el poder temporal, y llevarlos a la senda sencilla del deber”.109 La Asociación General respondió en A Statement Refuting Charges Made by A. T. Jones Against the Spirit of Prophecy and the Plan of Organization of the Seventh-day

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Adventist Denomination [Declaración en refutación de los argumentos elaborados por A. T. Jones contra el espíritu de profecía y el plan de organización de la denominación Adventista del Séptimo Día]. Más tarde, a Jones le fueron retiradas sus credenciales ministeriales en 1907 y fue expulsado en 1909. Por su parte, Kellogg fue borrado de la iglesia en 1907, pero él arrebató de la denominación el control legal de la reconstrucción del sanatorio. Jones ayudó a Sheafe en Washington DC, como a Franke en Newark, Nueva Jersey, a sacar a sus congregaciones de la denominación. Daniells, preocupado por la campaña en favor del congregacionalismo encabezado por Jones, escribió una serie de quince artículos que se extendió desde el 31 de enero hasta el 16 de mayo de 1907 en la Review. Además, se publicó el libro de J. N. Loughborough, The Church: Its Organization, Order and Discipline [La iglesia: su organización, orden y disciplina].110 En 1907, Elena G. de White escribió:



¡Oh, cómo se regocijaría Satanás si tuviera éxito en sus esfuerzos por infiltrarse en medio de este pueblo y desorganizar la obra en un momento cuando la organización completa es esencial, puesto que será el mayor poder para impedir la entrada de movimientos espurios, y para refutar pretensiones que no tienen apoyo en la Palabra de Dios! Necesitamos sujetar las riendas en forma pareja, para que no se destruya el sistema de organización y orden que se ha levantado gracias a una labor sabia y cuidadosa. No se debe permitir la acción de ciertos elementos desordenados que desean manejar la obra en este tiempo. Algunos han adelantado la idea de que, a medida que nos acerquemos al fin del tiempo, cada hijo de Dios actuará independientemente de toda organización religiosa. Pero he sido instruida por el Señor en el sentido de que en esta obra no existe tal cosa como que cada hombre puede ser independiente.111

Además, ella agregó:

cuando en una sesión de la Asociación General se expresa el juicio de los hermanos congregados de todas partes del campo, la independencia y el juicio particulares no deben

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sostenerse con terquedad, sino entregarse. Nunca debe un obrero tener por virtud el persistir en una actitud independiente contra la decisión del cuerpo general. A veces, cuando un pequeño grupo de hombres encargados del manejo general de la obra procuró ejecutar en nombre de la Asociación General planes imprudentes y restringir la obra de Dios, he dicho que ya no podía considerar voz de Dios la de la Asociación General representada por estos pocos individuos. Pero esto no es decir que no deben respetarse las decisiones de un congreso de la Asociación General compuesto de una asamblea de personas debidamente nombradas por representantes de todas partes del campo. Dios ordenó que tengan autoridad los representantes de su iglesia de todas partes de la tierra, cuando están reunidos en el congreso de la Asociación General.112

Después de todas estas tensiones, la denominación se expandió sin precedentes. Daniells en su mensaje introductorio al Congreso de 1909, destacó que “el crecimiento y extensión de nuestra causa demuestra más claramente cada año el valor de la organización total, y el significado de la instrucción que vino a nosotros mediante el Espíritu de Profecía en el Congreso de 1901 con referencia a la reorganización. Allí no se nos dijo que nos des-organizáramos, sino que nos re-organizáramos”.113

Crecimiento de la organización para la misión Para 1909, la denominación había crecido de 2 a 21 Uniones, de 45 a 102 Asociaciones locales y el número de miembros de la Junta Ejecutiva de la Asociación General había aumentado de 13 a 40.114 Sin embargo, el logro más significativo llegaría con la creación de Divisiones de la Asociación General en 1913. En aquel Congreso, básicamente se organizó, después de una larga discusión, la creación de la División Europea con su propia constitución y circunscripción, al igual que la División Norteamericana.

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Para 2013, existen 13 Divisiones en el mundo, las cuales han sido organizadas y reorganizadas de acuerdo a la urgencia misionera mundial. Demos una mirada a cada una de ellas: (1) División Norteamericana, organizada en 1913, reorganizada en 2012; (2) División Sudamericana, organizada en 1916; (3) División Sudasiática, organizada en 1919, reorganizada en 1986; (4) División Asiática del Pacífico Sur, organizada en 1919, cambiada de nombre en 1995, dividido su territorio en1997 y reorganizada en 2011; (5) División Asiática del Pacífico Norte, organizada en 1919 y cambiada de nombre en 1995 y dividido como nuevo territorio en 1997; (6) División del Pacífico Sur, organizada en 1922; (7) División Interamericana, organizada en 1922; (8) División Euroafricana, organizada en 1928, reorganizada y cambiada de nombre en 1971, reorganizada en 1981, 1985, 2002, y 2012; (9) División Transeuropea, organizada en 1928, reorganizada en 1951, 1980, 1986, 1994, 1999 y 2012; (10) División Euroasiática, organizada en 1990, reorganizada en 1994 y 2012; (11) División Sudafricana y del Océano Índico, organizada en 2003; (12) División Africana Centro-Occidental, organizada en 2003; y (13) División Africana Centro-Oriental, organizada en 2003 y reorganizada en 2012. Bajo el liderazgo de A. G. Daniells, la IASD puso un nuevo énfasis en el evangelismo. Haskell subrayó una vez más la necesidad de evangelizar las ciudades, esta vez con la venta de libros de puerta en puerta y estudios bíblicos, clases de educación sanitaria a partir de 1902. Ese mismo año comenzó a publicar un documento de evangelización, “La Escuela de Entrenamiento Bíblico”, que se vendió en las calles de la ciudad. Durante los próximos años, a insistencia de Elena G. de White, varios evangelistas prominentes de la ciudad surgieron, incluyendo: William W. Simpson, Otto O. Bernstein, James K. Humphrey, Elmer L. Cardey y KC Russell. El más importante desarrollo en el evangelismo adventista entre la Primera y Segunda Guerra Mundial fue el uso de la radio. H. M. S. Richards comenzó como locutor de radio en el Sur de California en 1926. Luego, otros aparecieron como John Ford, Fordyce Detamore, Shuler y Anderson. Richard desarrolló el programa de radio la Voz de Profecía a partir de 1942. En 1995, Mark Finley lanza Net ’95, un programa evangelístico

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por satélite con cerca de 4000 iglesias involucradas en la División Norteamericana. Luego, la iglesia mundial se integraría a este plan. El número de membrecía de la denominación se ha invertido. Es decir, hoy en día los adventistas son más fuera de los Estados Unidos. La IASD nació en Norteamérica. De allí salían misioneros para todo el mundo, ahora parece que hay que enviar misioneros allá o crear nuevas estrategias que puedan reavivar el espíritu misionero de los pioneros. El siguiente cuadro muestra el crecimiento de la iglesia a lo largo de los años:

Tabla 1. Crecimiento de la Iglesia Adventista del Séptimo Día por décadas Año

Predicadores dentro de Norteamérica

Predicadores fuera de Norteamérica

Iglesias dentro de Norteamérica

Iglesias fuera de Norteamérica

Miembros dentro de Norteamérica

Miembros fuera de Norteamérica

1863

30

_

125

_

3500

_

1870

72

_

179

_

5440

40

1880

255

5

615

25

14 984

586

1890

355

56

930

86

27 031

2680

1900

1019

481

1554

338

63 335

12 432

1910

2326

2020

1917

852

66 294

38 232

1920

2619

4336

2217

2324

95 877

89 573

1930

2509

8479

2227

4514

120 560

193 693

1940

3001

10 578

2624

6300

185 788

318 964

1950

5588

12 371

2878

7359

250 939

505 773

1960

4925

13 437

3197

9778

332 164

912 761

1970

5370

16 332

3401

13 104

439 726

1 612 138

1980

8082

23 194

3994

17 561

604 430

2 876 088

1990

6921

28 702

4542

27 112

760 148

5 901 301

2000

6010

39 810

4822

44 165

933 935

10 753 294

2003

6070

46 502

5024

50 802

992 046

12 414 508

2011/ 2012

6470

56 154

5284

64 904

1 142 039

16 450 358

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Conclusión No es fácil mantener a un pueblo entusiasmado respecto a la segunda venida de Cristo después de 150 años. Sin embargo, el Espíritu Santo convence y conmueve aún nuestros corazones para cumplir la misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día que “es hacer discípulos de todas las naciones, comunicándoles el evangelio eterno en el contexto de los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6 al 12, invitándolos a aceptar a Jesús como su Salvador personal y unirse a su iglesia remanente, instruyéndolos para servirlo como Señor y preparándolos para su pronto retorno”. La IASD viene del Movimiento Millerita y, luego de 1844, llegaron a ser conocidos como los adventistas sabatistas hasta su organización en 1863. Pero, la denominación crecía y requería de nueva estructura para cumplir fielmente su misión. En 1901, para cumplir fielmente con el mandato divino de “predicar a todo el mundo”, la IASD se reorganiza trayendo extraordinarios resultados en la evangelización mundial. Un peligro grande que podemos correr como adventistas es abandonar nuestra visión como un pueblo profético, olvidando nuestra herencia profética. Al negar el pueblo adventista su herencia profética conduce a matar su fiebre adventista. Según las últimas estadísticas reportadas de la iglesia hasta el 30 de junio de 2012, la IASD está presente en 208 de las 232 naciones reconocidas por las Naciones Unidas, trabaja en 924 idiomas tanto en sus publicaciones como oralmente, tiene 13 divisiones, 52 uniones asociaciones, 57 uniones misiones, 9 uniones de iglesias asociaciones, 4 uniones de iglesias misiones, 326 asociaciones, y 274 misiones. La iglesia tiene 73 526 iglesias, 67 276 grupos, 17 592 397 miembros. En el aspecto educacional tiene 112 instituciones superiores, 1908 colegios secundarios, 5815 escuelas primarias y 1 750 651 alumnos matriculados en todas nuestras instituciones educativas. En el área médica cuenta con 172 hospitales y sanatorios, 133 residencias y centros de retiro, 238 clínicas, 36 orfanatos, 10 avionetas y botes médicos. En el trabajo editorial, la denominación tiene 62 casas publicadoras.115

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que

En 1892, Elena G. de White, respecto a la organización, recuerda Tuvimos una dura lucha para establecer la organización. A pesar de que el Señor dio testimonios tras testimonios sobre este punto, la oposición era fuerte, y tenía que ser enfrentada vez tras vez. Pero sabíamos que el Señor Dios de Israel nos estaba dirigiendo y conduciendo con su providencia. Nos comprometimos a la obra de la organización, y una marcada prosperidad acompañó este movimiento de avance. El sistema de organización ha demostrado ser un gran éxito. Que nadie contemple el pensamiento de que podemos prescindir de la organización. Erigir esta estructura nos ha costado mucho estudio, y muchas oraciones pidiendo sabiduría que sabemos que Dios ha contestado. Ha sido construida para su dirección. Que ninguno de nuestros hermanos se engañe al punto de intentar derribarla, porque así precipitaría un estado de cosas que no podía ni soñar. En el nombre del Señor, les declaro que [esta estructura] ha de mantenerse, reforzarse, establecerse y asentarse. Sean todos sumamente cuidadosos de no perturbar a nadie respecto a aquellas cosas que Dios ha ordenado para nuestra prosperidad y éxito en el avance de su causa.116

Referencias: 1. Para un mayor estudio del Movimiento Millerita ver: Isaac C. Wellcome, History of the Second Advent Message (Yarmouth, ME: Isaac C. Wellcome, 1874); Albert C. Johnson, Advent Christian History: A Concise Narrative of the Origin and Progress, Doctrine and Work of This Body of Believers (Mendota, IL: Western Advent Christian Publication Society, 1918); Everett N. Dick, “The Adventist Crisis of 1843-1844” (PhD dissertation, University of Wisconsin, 1930); Francis D. Nichol, The Midnight Cry (Washington, DC: Review and Herald, 1944); LeRoy Edwin Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers: The Historical Development of Prophetic Interpretation, 4 vols. (Washington, DC: Review and Herald, 1954); David T. Arthur, “Come out of Babylon: A Study of Millerite Separatism and Denominationalism, 18401865” (PhD dissertation, University of Rochester, 1970); Edwin S. Gaustad, ed., The Rise of Adventism: Religion and Society in Mid-Nineteenth-Century America (New York: Harper & Row, 1974); P. Gerard Damsteegt, Foundations of the Seventh-day Adventist Message and Mission (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1977); David A. Dean, “Echoes of the Midnight Cry: The

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Millerite Heritage in the Apologetics of the Advent Christian Denomination, 1860-1960” (ThD dissertation, Westminster Theological Seminary, 1977); Clyde E. Hewitt, Midnight and Morning: An Account of the Adventist Awakening and the Founding of the Advent Christian Denomination (Charlotte, NC: Venture Books, 1983); David L. Rowe, Thunder and Trumpets: Millerites and Dissenting Religion in Upstate New York, 1800-1850, American Academy of Religion Studies in Religion, vol. 38 (Chico, CA: Scholars Press, 1985); Ruth A. Doan, The Miller Heresy, Millennialism, and American Culture (Philadelphia: Temple University Press, 1987); Ronald L. Numbers and Jonathan M. Butler, eds., The Disappointed: Millerism and Millenarianism in the Nineteenth Century (Bloomington, IN: Indiana University Press, 1987); Michael Barkun, Crucible of the Millennium: The Burned-over District of New York in the 1840s (Syracuse, NY: Syracuse University Press, 1986); George R. Knight, Millennial Fever and the End of the World: A Study of Millerite Adventism (Boise, ID: Pacific Press, 1993); Everett N. Dick, William Miller and the Advent Crisis, 1831-1844, ed. Gary Land (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1994); Denis Fortin, “L’Adventisme dans les cantons de l’est du Quebec: implantation et institutionalisation au XIXe siegle” (PhD dissertation, Universite Laval, Quebec, 1995); Gary Land, ed., Adventism in America, rev. ed. (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1998); David L. Rowe, God’s Strange Work: William Miller and the End of the World (Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans, 2008). 2. Ernest R. Sandeen, The Roots of Fundamentalism: British and American Millenarianism, 1800-1930 (Chicago, IL: University of Chicago Press, 1970), 50. 3. Mark A. Noll, A History of Christianity in the United States and Canada (Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans Publishing Company, 1992), 193. 4. Signs of the Times, 17 de mayo de 1843, 85. 5. Andrew C. Mustard, James White and SDA Organization: Historical Development, 1844-1881 (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1987). 6. Barry David Oliver, SDA Organizational Structure: Past, Present y Future (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1989). 7. George R. Knight, The Development of Adventist Church Structure (Hagerstown, MD: Review and Herald Publishing Association, 2005). 8. Ibíd., Fat Lady and the Kingdom: Adventist Mission Confronts the Challenges of Institutionalism and Secularization (Boise, ID: Pacific Press, 1995). 9. Bert Haloviak, “Documents on Church Organization: 1883-1907” (Center for Adventist Research [CAR] en la Biblioteca Jaime White, Andrews University, Berrien Springs, MI, 1984). 10. Ibíd., “Documents on Union Conferences: 1886-1905” (CAR en la Biblioteca Jaime White, Andrews University, Berrien Springs, MI, 1986). 11. Ibíd., “Documents on Departmental Organization: 1898-1907” (CAR en la Biblioteca White, Andrews University, Berrien Springs, MI, 1986).

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12. Ibíd., “SDAs and Organization, 1844-1907” (CAR en la Biblioteca James White, Andrews University, Berrien Springs, MI, 1987). 13. Ibíd., “Ellen White and the essence of Adventism” (CAR en la Biblioteca James White, Andrews University, Berrien Springs, MI, 1987). 14. Ibíd., “Approaches to Church Organization” (CAR en la Biblioteca James White, Andrews University, Berrien Springs, MI, 1993). 15. Ibíd., “Planting and Watering: The Encounter Between General and Local Authority in the SDA Church” (CAR en la Biblioteca James White, Andrews University, Berrien Springs, MI, 1994). 16. Ibíd., “Ellen White and the SDA Church: Sligo Series (CAR, en la Biblioteca White, Andrews University, Berrien Springs, MI, 1994). 17. Ibíd., “A Heritage of Freedom: The Christian Connection Roots to Seventh-day Adventism” (CAR en la Biblioteca White, Andrews University, Berrien Springs, MI, 1995). 18. Ibíd., “Celebrating a half-century of misión: Archives and Statistics Report Prepared for the Session”, Adventist Review, GC Bulletin 8, 14-28 de julio de 2005, 24-28. 19. John N. Loughborough, The Church: Its Organization, Order and Discipline (Washington, D.C.: Review and Herald, 1907). 20. Clarence C. Crisler, Organization: Its Character, Purpose, Place, and Development in the Seventh-day Adventist Church (Washington, D.C.: Review and Herald, 1938). 21. Oliver Montgomery, Principles of Church Organization and Administration (Takoma Park: Review and Herald, 1942). 22. Gilbert A. Jorgensen, “Investigation of the Administrative Reorganization of the General Conference of the Seventh-day Adventist Church Organization as Planned and Carried Out in the General Conferences of 1901 and 1903” (Tesis de maestría, Seventhday Adventist Theological Seminar, 1949). 23. Carl D. Anderson, “History and Evolution of Seventh-day Adventist Church Organization” (Tesis doctoral, American University, 1960). 24. Walter Raymond Beach y Bert Beverly Beach, Pattern for Progress: The Role and Function of Church Organization (Washington, D.C.: Review and Herald, 1985). 25. Para mayor información acerca de la historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día ver: José Bates, The Autobiography of Elder Joseph Bates; Embracing a long Life on Shipboard, with Sketches of Voyages on the Atlantic and Pacific oceans, the Baltic and Mediterranean Seas; also Impressment and Service on Board British war Ships, long Confinement in Dartmoor Prison, Early Experience in Reformatory Movements; Travels in Various Parts of the World and a Brief Account of the Great Advent Movement of 1840-44. (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1868);

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Legado adventista

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26. Isaac C. Wellcome, History of the Second Advent Message (Yarmouth, ME: By the author, 1974), 399. 27. The Voice of Truth and Glad Tidings, 21 de mayo de 1845, 61, 62. 28. El grupo más grande hoy en día es llamado Iglesia Adventista Cristiana, con su sede en Chicago, EE. UU. Ellos tienen la mayor cantidad de materiales de los milleritas en The Jenks Memorial Collection of Adventual Materials, Aurora University. En los Estados Unidos, ellos son aproximadamente 25 000 en 260 iglesias. Ellos afirman tener aproximadamente 100 000 miembros fuera de los EE. UU. en 35 países. 29. William Miller, “The Albany Conference”, Advent Herald, 4 de junio de 1845, 130. 30. Nicholas Summerbell, History of the Christian Church from Its Establishment by Christ to A.D. 1871: Including the Rise of the Roman Heresy, All the Popes, the Temporal Power, the Abominations of Popery and the Reformation, 3rd ed. (Cincinnati, IN: Published at the Office of the Christian Pulpit, 1873), 519. 31. Otro periódico importante fue el Christian Palladium. 32. Christian Herald, octubre de 1843; Milo T. Morrill, A History of the Christian Denomination in America, 1794-1911 A.D. (Dayton, OH: Christian Publishing Association, 1912), 141. 33. A fines del verano de 1842, los antimilleritas (1) prohibieron las reuniones de los milleritas en sus templos; (2) prohibieron hablar en sus púlpitos acerca de la segunda venida de Cristo; y (3) muchos ministros milleritas fueron expulsados de sus congregaciones. Knight, Nuestra organización: ¿Aliada o enemiga de la gran comisión?, 23, 25. 34. Sobre la vida y obra de Charles Fitch, ver Glúder Quispe, “The Five Stage of Charles Fich´s Life (1805-1844)”, Journal of Asia Adventist Seminary 12, no. 2 (2009):167-191. 35. George Storrs, Midnight Cry, 15 de febrero de 1844, 237, 238. 36. En 1874, Elena G. de White escribió: “Con mis hermanos y hermanas, después que el tiempo pasado en [18]44 realmente creí que no más pecadores serían convertidos. Pero nunca tuve una visión que no más pecadores serían convertidos”. Elena G. de White a J. N. Loughborough, 24 de agosto de 1874. 37. George Knight, Nuestra Identidad: Origen y desarrollo (Doral, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2005), 65-95. 38. Elena G. de White, Spiritual Gifts: My Christian Experience, View and Labors in Connection with the Rise and Progress of the Third Angel´s Message, 4 vols. ( Battle Creek, MI: Published by James White, 1860), 2:93. 39. Ibíd., Notas biográficas de Elena G. de White: Narración autobiográfica hasta 1881 y resumen de su vida posterior basado en fuentes originales (Mountain View, CA: Publicaciones Interamericanas, 1981), 137.

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Legado adventista



40. Elena G. de White, Manuscrito 11, 25 de diciembre de 1850.

41. Review and Herald, 19 de agosto de 1851, 15. 42. Review and Herald, 25 de noviembre de 1851, 52.

43. Knight, Nuestra organización: ¿Aliada o enemiga de la gran comisión?, 41.

44. “Esta puerta abierta, que enseñamos e invitamos a aquellos quienes tengan un oído para escuchar, vengan a ella y encontrarán salvación en Jesucristo. Hay una gloria en el que Jesús ha abierto la puerta al lugar santísimo. . . . Si se puede decir que somos de la puerta abierta, y de la teoría del sábado como el séptimo día, no objetamos; porque esta es nuestra fe”. Jaime White, “Call at the Harbinger Office”, Review and Herald, 17 de febrero de 1852, 95. 45. Jaime White, “Gospel Order”, Review and Herald, 6 de diciembre 1853, 173. 46. Ibíd., “Gospel Order”, Review and Herald, 13 de diciembre 1853, 180.

47. Ibíd., “Gospel Order”, Review and Herald, 20 de diciembre 1853, 188-190.

48. Ibíd., “Gospel Order”, Review and Herald, 27 de diciembre 1853, 197. 49. J. B. Frisbie, “Church Order”, Review and Herald, 9 de enero de 1855, 155. 50. Joseph Bates, “Church Order”, Review and Herald, 29 de agosto de 1854, 22. 51. Urías Smith, “Business Proceeding of the Conference at Battle Creek, Mich”. Review and Herald, 4 de diciembre de 1855, 76. 52. John N. Loughborough, Rise and Progress of the Seventh-day Adventists: With Tokens of God’s Hand in the Movement and a Brief Sketch of the Advent Cause from 1831 to 1844 (Battle Creek, MI: General Conference Association of the Seventh-day Adventists, 1892), 208. 53. Schuwarz y Greenleaf, Portadores de luz: Historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, 86, 87. Glúder Quispe, Vidas que inspiran: 12 ejemplares de vida que fortalecerán su concepto de la mayordomía (Ñaña, Lima, Perú: Universidad Peruana Unión Publicaciones y Difusión Cultural, 2013). En 1859, Elena G. de White escribió: “Ví que debe existir orden en su iglesia, y que se necesitaba sistema y organización para llevar a cabo con éxito la proclamación del último gran mensaje de misericordia al mundo. Dios está guiando a su pueblo en el plan de la dadivosidad sistemática”. White, Testimonios para la iglesia (Doral, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2008), 1:176. 54. Jaime White, “A Complaint”, Review and Herald, 16 de junio de 1859, 28. 55. Ver, Review and Herald, 18 de setiembre de 1856, 158; 23 de octubre de 1856, 198. 56. Jaime White, “Borrowed Money”, Review and Herald, 23 de febrero de 1860, 108.

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57. R. F. Cottrell, “Making Us a Name”, Review and Herald, 22 de marzo de 1860, 140. 58. Jaime White, “Meeting at Tipton, Iowa”, Review and Herald, 29 de marzo de 1860, 148. 59. Godfrey T. Anderson, “Make Us a Name”, Adventist Heritage, Julio de 1974, 30. 60. “Business Proceedings of B. C. Conference”, Review and Herald, 16 de octubre de 1860, 169. 61. “Fifth Session”, Review and Herald, 23 de octubre de 1860, 179. 62. Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, 1: 204, 205. 63. En aquella reunión, J. N. Loughborough hizo un llamado en favor de “una organización más completa de la iglesia. Habíamos llegado”, dijo, “al punto donde la causa de Dios exigía organización, no la organización que constituía a Babilonia, sino aquella que garantizará orden en la iglesia”. “Business Proceedings of B. C. Conference”, Review and Herald, 30 de abril de 1861, 189. 64. “Conference Address: Organization”, Review and Herald, 11 de junio de 1860, 21, 22. 65. “Michigan Gereral Conference”, Review and Herald, 8 de octubre de 1861, 148. 66. Knight, Nuestra organización, 67. 67. Jaime White, “Organization”, Review and Herald, 7 de enero de 1862, 44. 68. Ver, “The Conference” y “Report of General Conference of Seventh-day Adventists”, Review and Herald, 26 de mayo de 1863, 204-205. 69. Jaime White, “An Appeal to the General Conference in Behalf of New England”, Review and Herald, 6 de octubre de 1863, 148. 70. Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, 2:614. 71. Joseph Bates, “From Bro. Bates”, Review and Herald, 29 de mayo de 1855, 240. 72. Jaime White, “The Light of the World”, Review and Herald, 21 de abril de 1863, 165. 73. “Business Proceedings of the Sixth Annual Session of the General Conference of Seventh-day Adventists” 12 de mayo de 1868 http://docs.adventistarchives.org/docs/ GCB/GCB1863-88.pdf#view=fit (Consultado: 17 de setiembre de 2013). 74. “Business Proceedings of the Eighth Annual Session of the General Conference of Seventh-day Adventists” 15 de mayo de 1870, http://docs.adventistarchives.org/docs/ GCB/GCB1863-88.pdf#view=fit (Consultado: 17 de setiembre de 2013). Erzaberger llegó

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tarde a las Sesiones del Congreso General de 1869, sin embargo él permaneció un año para conocer mejor las doctrinas adventistas. Él retornó a Europa en 1870 como ministro ordenado de la IASD. Schwarz y Greenleaf, Portadores de luz, 138-140. 75. “Business Proceedings of the Ninth Annual Session of the General Conference of Seventh-day Adventists” 7 de febrero de 1871 http://docs.adventistarchives.org/docs/ GCB/GCB1863-88.pdf#view=fit (Consultado: 17 de setiembre de 2013). 76. M. B. Czechowski a Elena G. de White, 29 de agosto de 1858 en “The French Mission”, Review and Herald, 23 de setiembre de 1858, 144. 77. Para mayor información de Czechowski, ver Rajmund Ladyslaw Dabrowski, ed. Michael Belina Czechowski, 1818-1876 (Warsaw: “Znaki Czasu” Publishing House, 1979); Rajmund Ladyslaw Dabrowski, “The Forerunner: M. B. Czechowski” en J. N. Andrews: The Man and the Mission, Harry Leonard, (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1985), 190-201; Isaac C. Wellcome, History of the Second Advent Message and Mission, Doctrine and People (Boston: Advent Christian Pub. Soc.), 554-555. 78. Schwarz y Greenleaf, Portadores de luz, 138-140. 79. En abril de 1874, Elena G. de White vio en visión una advertencia: “Ustedes se están entreteniendo en ideas demasiado limitadas del trabajo para este tiempo. . . . El mensaje irá con poder a todas partes del mundo, a Oregon, a Europa, a Australia, a las islas del mar, a todas las naciones, lenguas y pueblos”. White, Life Sketches, 208-210. 80. Schuwarz y Greenleaf, Portadores de luz, 130-131. 81. Jaime White, “Organization”, Review and Herald, 5 de agosto de 1873, 60. 82. Knight, Nuestra organización, 85. 83. Ibíd., 86. 84. B. L. Whitney, “Central European Mission”, en Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh-day Adventists (Base: Imprimerie Polyglotte, 1886), 9. 85. Historical Sketches of the Foreign Missions of the Seventh-day Adventists: With Report of the European Missionary Councils of 1883, 1884, and Visit and Labors in These Missions (Basle, Switzerland: Imprimerie Polyglotte, 1886). 86. John R. Mott, “Report of the Executive Commitee”, en Student Mission Power: Report of the First International Convention of the Student Volunteer Movement for Foreign Missions, Held at Cleveland, Ohio, U.S.A., February 26, 27, 28 y March 1, 1891 (Pasadena, CA: William Carey Library, 1979), 21-23, 38. Kenneth Scott Latourette, A History of the Expansion of Christianity, vol 4: The Great Century in Europe and the United States of America (Grand Rapids, MI: Zondervan, 197), 97. 87. “General Conference Proceedings: Seventeenth Meeting”, General Conference Bulletin, 1889, 141-142.

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88. Latourette, Great Century, 98. 89. Knight, Nuestra organización, 90. 90. Ver, Oliver, SDA Organizational Structure, 92-100. 91. W. C. White a O. Al Olsen, 27 de noviembre de 1888. 92. General Conference Committee Minutes, 2 de enero de 1890. 93. Knight, Nuestra organización, 98. 94. General Conference Bulletin, 1897, 215. 95. Ibíd., 279-285. 96. General Conference Bulletin, 1899, 86, 87, 90, 91. 97. Knight, Nuestra organización, 113. 98. Ver, Oliver, SDA Organizational Structure, 144-154. 99. Percy T. Magan, Review and Herald, 11 de abril de 1899, 235. 100. Schuwarz y Greenleaf, Protadores de luz, 255; cf. con Elena G. de White, Manuscrito 43ª, 1901. 101. General Conference Bulletin, 1901, 499-506. 102. Elena G. de White, “Bring an Offering to the Lord”, Review and Herald, 26 de noviembre de 1901, 761-762. También ver, General Conference Bulletin, 1901, 463-464; Elena G. de White, “Bring an Offering to the Lord”, Manuscrito 48, 1901. 103. General Conference Bulletin, 1901, 228-229. 104. Knight, Nuestra organización, 124. 105. Entre junio a setiembre de 1901 Daniells habló a W. C. White que él asistió a 12 campestres viajando 10, 000 millas. A. G. Daniells a W. C. White, 2 de setiembre de 1901. 106. A. G. Daniells a C. C. Nicola, 30 de julio de 1906. 107. General Conference Bulletin, 1903, 216. 108. A. T. Jones, Some History, Some Experiences, and Some Facts. N.p., [1906]. 109. Daily Moon, 5 de marzo de 1906. 110. J. N. Loughborough, The Church: Its Organization, Order and Discipline (Washington, DC: Review and Herald, 1907).

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111. Elena G. de White, Testimonios para ministros (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1961), 489. 112. Elena G. de White, Testimonios para la iglesia (Florida: Asociación Publicadora Interamericana, 2008), 9:208. 113. General Conference Bulletin, 1909, 8. 114. Ibíd. 115. “Quick Statistics on the Seventh-day Adventist Church” http://www. adventistarchives.org/quick-statistics-on-the-seventh-day-adventist-church#.UkeIPj_ j2So (Consultado: 14 de setiembre de 2013). de 1892.

116. Elena G. de White a los Hermanos de la Asociación General, 19 de diciembre

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Capítulo

2

Antecedentes históricos de la interpretación bíblica adventista Alberto R. Timm Director Asociado, Ellen G. White Estate, Inc. Silver Springs, MD, EE.UU.

L

Introducción

a iglesia cristiana se edificó en sus comienzos sobre el principio hermenéutico de la Biblia como su propio intérprete. Sin embargo, poco después del período apostólico la iglesia empezó a apartarse de ese principio al aceptar ciertas alternativas hermenéuticas que no eran bíblicas. Las Escrituras llegaron a interpretarse en muchos círculos cristianos desde perspectivas extraídas de las culturas paganas circundantes, de las tradiciones culturales, de la autoridad eclesiástica, de la razón humana y aun de experiencias personales. Surgieron conflictos graves y tensiones entre aquellos que se adherían a semejantes alternativas hermenéuticas y quienes procuraban reorientar a la iglesia para que regresase a su principio hermenéutico primigenio. Tan influyentes han sido esas luchas hermenéuticas en la

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formación del mosaico denominacional cristiano en general, que uno casi puede asumir que todos los cambios eclesiásticos fundamentales fueron respaldados por los conflictos hermenéuticos perceptibles. De forma breve, este repaso histórico destaca algunos de los principales puntos de inflexión hermenéutica dentro de la iglesia cristiana, presentando antecedentes generales para el desarrollo de la interpretación de las Escrituras por la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD).

Del judaísmo al cristianismo moderno Antecedentes judíos Uno de los hitos históricos más importantes de la religión judía fue la cautividad babilónica de Judá en el siglo VI AC. Antes de ese acontecimiento, los israelitas se habían visto intensamente tentados a olvidar los preceptos de la ley y las advertencias de los profetas, y a adaptar componentes paganos de la cultura cananea circundante. Conscientes de que ellos y sus antepasados habían sido llevados cautivos a causa de sus transgresiones de la ley y del sábado (Jer 17: 19-27; 2 Cr 36: 15-21), los judíos posexílicos se vieron atraídos de forma creciente por una obediencia más rígida de la ley y del sábado, tal como eran definidos por la tradición. Estas normas extrabíblicas tendieron a recargar y eclipsar ciertas enseñanzas básicas de las Escrituras (Mt 15: 5-9).1 Sin embargo, factores geográficos, culturales y religiosos dentro del judaísmo contribuyeron a desarrollar tres enfoques principales distintivos con respecto a las Escrituras, los cuales florecieron en el siglo 1 DC. El judaísmo rabínico, centrado en Jerusalén y Judea, promovía la obediencia a la ley mosaica y a las Escrituras hebreas para proteger la tradición y la identidad judías del peligro de verse diluidas por la cultura grecorromana. Por otra parte, el judaísmo helenístico, desarrollado en Palestina, se manifestó especialmente en la gran comunidad judía de Alejandría, Egipto. Muy influida por Filón,2 esta rama adoptó interpretaciones alegóricas

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de las Escrituras para amoldar sus creencias a la expresión platónica de la filosofía griega, perdiendo de este modo su identidad judía original. La comunidad ascética de Qumrán, en la orilla noroccidental del Mar Muerto, adoptó una mentalidad fuertemente escatológica que intentaba mostrar cómo los acontecimientos contemporáneos relacionados con su comunidad cumplían las profecías del Antiguo Testamento (AT).3 En realidad, el cristianismo nació dentro del contexto del judaísmo rabínico y se expandió más tarde a la esfera del judaísmo helenístico antes de afrontar los retos mayores del paganismo que caracterizaba a la mayor parte del Imperio Romano. La iglesia primitiva y la medieval Al hacer hincapié en la autoridad exclusiva de las Escrituras sobre todas las demás fuentes de conocimiento religioso (Mat. 5:20),4 Cristo y sus apóstoles rompieron con los límites hermenéuticos del judaísmo de sus días. La alta estima que tenían por ellas y su equilibrada interpretación de su contenido son evidentes no solo por la forma en que Cristo y los autores del Nuevo Testamento (NT) interpretaban las Escrituras hebreas,5 sino también por la forma en que abordaron ciertas distorsiones hermenéuticas que había en el judaísmo contemporáneo.6 Cristo condenó varias tradiciones y rituales externos rabínicos como tradiciones que invalidaban “la palabra de Dios” (Mt 15:6, ΝVI; cf. 23:138). También se oponía a toda modificación cultural de la Palabra de Dios que anulase su poder santificador (Juan 17:6-23), como hacían los judíos helenísticos con sus propias creencias. En contraposición con una forma sumamente ascética de religión, tal como la practicada en la comunidad de Qumrán, Cristo envió a sus seguidores a predicar el evangelio “a todos los pueblos” (Mt 28: 19). En Juan 17, Cristo oró para que sus seguidores cumplieran su misión en el mundo sin ser del mundo (vv. 9-19). Sin embargo, al igual que el judaísmo helenístico, el cristianismo posapostólico también perdió gran parte de su identidad bíblica primitiva al adoptar la cultura grecorromana.7

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Muchos intérpretes cristianos encontraron en el método alegórico alejandrino suficiente margen para su alojamiento condesado de la Escritura a la cultura popular. La aceptación de esta nueva metodología hermenéutica comenzó a erosionar de las principales doctrinas bíblicas cristianas, como lo es la observancia del séptimo día, el sacrificio sacerdotal de Cristo en la Cruz y el ministerio sacerdotal en el Santuario celestial; la personal, visible y premilenial segunda venida de Cristo, la inmortalidad condicional del alma y la aniquilación final de los impíos. Estas doctrinas fueron finalmente reemplazadas por teorías no bíblicas como la observancia del día domingo, la eucaristía y la mediación de la virgen María y otros santos en el cielo, la eterna recompensa entregada a cada ser humano en el momento de su muerte, la inmortalidad natural del alma y el castigo eterno de los impíos.8 Por sí solo, el método alegórico habría llevado a la iglesia cristiana a una interpretación plural de las Escrituras que habría distorsionado su identidad religiosa. Sin embargo, la iglesia de Roma aprovechó este nuevo contexto de subjetivismo hermenéutico y de influencia sociopolítica generalizada por el Imperio Romano, para consolidarse como el único y verdadero intérprete de las Escrituras. Como resultado, los intereses eclesiásticos empezaron a pesar más que la auténtica fidelidad a la Palabra de Dios, y se forjó una fuerte tradición hermenéutica que no era bíblica. La interpretación bíblica en la Edad Media estuvo dominada por el método alegórico de Orígenes, que consideraba que todo pasaje bíblico tenía cuatro sentidos: “el literal (o histórico), el alegórico (o doctrinal), el moral (o tropológico) y el anagógico (o escatológico)”.9 Con semejante variedad de opciones interpretativas, la iglesia medieval podía fácilmente reivindicar apoyo bíblico para muchas de sus enseñanzas no bíblicas. Al elevar la tradición eclesiástica al mismo nivel de autoridad que la Biblia, la Iglesia pudo transferir a sí misma y a su sistema sacramental muchas de las prerrogativas salvíficas de Cristo y de las Escrituras. No todos los intérpretes de la Biblia aceptaron el método alegórico. Ya en el siglo IV DC, la escuela catequética cristiana de

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Antioquía de Siria enseñaba “la interpretación histórico-gramatical de las Escrituras: que todo pasaje tiene un solo significado llano y simple transmitido por su gramática y sus palabras”.10 Durante la Edad Media, los prerreformadores —como John Wiclef, Jan Hus, Jerónimo de Praga y los valdenses y albigenses— intentaron restaurar la autoridad de las Escrituras por encima de las decisiones eclesiásticas. Grupos como la “Devotio moderna” holandesa o los Hermanos de la Vida Común (fundados por Geert Groote en el siglo XIV)11 sentían profunda preocupación por su propia vida espiritual y su comprensión personal de las Escrituras. Sin embargo, solo con la llegada del siglo XVI pudo restituirse la autoridad normativa de las Escrituras merced a una reforma hermenéutica generalizada. La Reforma y la Pos-Reforma La Reforma del norte de Europa del siglo XVI fue, en primer lugar, y por encima de todo, una Reforma hermenéutica. Fue capaz de hacer tambalear la autoridad de la Iglesia Católica Romana y de generar una duradera Reforma eclesiástica.12 Martín Lutero rompió con muchas tradiciones extrabíblicas medievales y con la hegemonía hermenéutica católica romana, permitiendo así que la Biblia hablase directamente a cada creyente. La Biblia fue restaurada a su lugar central mediante los principios de sola Scriptura (la exclusividad de las Escrituras) y tota Scriptura (la totalidad de las Escrituras). Volvió a permitirse que las Escrituras se interpretasen a sí mismas mediante el método histórico-gramatical y sus elementos profético-apocalípticos empezaron a explicar la historia de la iglesia cristiana usando el enfoque historicista.13 Con la excepción de la salvación por la gracia por medio de la fe (Ef 2:8-10), la Reforma no logró avanzar mucho en lo relativo a la restauración de otras doctrinas bíblicas importantes que se habían eclipsado tras el período posapostólico. Sin embargo, encarrilaron principios hermenéuticos renovados que al final llevarían a tal restauración. La labor de Lutero y de otros reformadores del siglo XVI —como Zuinglio, Bullinger, Calvino, Beza y algunos de los reformadores

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radicales— tuvo una influencia importante. Pese a su incapacidad para provocar un cambio en el catolicismo romano más allá de las mínimas adaptaciones del Concilio de Trento (1545-1564),14 la Reforma puso en marcha el movimiento protestante, con sus diversas ramas y denominaciones. Con la intención de mantener su propia identidad, esas ramas y denominaciones expresaron sus creencias respectivas en credos y confesiones de fe.15 Por muy útiles que tales declaraciones pudiesen resultar para mantener la unidad doctrinal, acabaron llevando a tradiciones fijas que limitaban una búsqueda ulterior de verdades bíblicas. Tales tradiciones permanecieron más o menos estables en sus enseñanzas hasta la Ilustración, durante la cual la filosofía racionalista y la ciencia moderna comenzaron a desafiar abiertamente la fiabilidad de las Escrituras. El cristianismo moderno La segunda mitad del siglo XVIII y la primera del XIX trajeron para la cultura occidental un cambio radical de paradigma. Cansados con el formalismo de sus tradiciones religiosas, muchas personas comenzaron a reemplazar la revelación sobrenatural por el racionalismo humano, y la religión cristiana por la ciencia moderna. Cómo entender la Biblia se convirtió en el centro de un intenso debate entre (1) quienes intentaban defender su origen sobrenatural y su autoridad normativa; (2) los que preferían considerarla sencillamente como un producto de culturas antiguas; y (3) los que intentaban volver a leerla desde la perspectiva de la cultura racionalista moderna. Aunque los judíos helenísticos y los cristianos medievales habían empleado el método alegórico para amoldar la Biblia a las culturas respectivas en que vivían, los racionalistas modernos desarrollaron el método histórico-crítico para retrotraer la Biblia a las culturas antiguas en que fue producida. El método histórico-crítico (o crítica histórica)16 se basa en el análisis literario para estudiar documentos desde la perspectiva de su deuda con respecto al medio sociocultural en que se produjeron. El método se desarrolló partiendo de la postura (o presuposición básica) ilustrada de que la historia

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puede entenderse sin tomar en consideración una intervención sobrenatural. Cuando se aplicó a la Biblia, el método históricocrítico llevó a muchos a reinterpretar sus referencias a milagros y a intervenciones sobrenaturales como artificios retóricos, haciendo de su mensaje algo obsoleto en el contexto científico moderno. Desde comienzos del siglo XIX, muchas denominaciones protestantes tradicionales comenzaron a afrontar una creciente polarización entre quienes seguían manteniendo la interpretación histórico-gramatical protestante de las Escrituras y los liberales que se adherían a la relectura modernista histórico-crítica de la Biblia. La crítica histórica siguió dominando la labor erudita de los intérpretes bíblicos hasta la segunda mitad del siglo XX, momento en que empezó a perder influencia debido al surgimiento del posmodernismo.17 Pese a ello, a la vez que la filosofía racionalista y ciencia moderna empezaban a erosionar la autoridad normativa de las Escrituras, la arqueología bíblica hizo su aparición para confirmar la historicidad de los relatos bíblicos,18 y también los adventistas a fin de restaurar más a fondo, en un contexto escatológico del fin de los tiempos, las enseñanzas bíblicas borradas por el acomodamiento posapostólico de la Escritura a la cultura pagana.

Del millerismo hasta los adventistas Millerismo Los años finales del siglo XVIII y los primeros del XIX fueron testigo de un avivamiento mundial sin precedentes en el interés por las enseñanzas bíblicas sobre la segunda venida de Cristo. Mediante el estudio de las profecías bíblicas, muchos intérpretes protestantes llegaron a la convicción de que Cristo volvería en sus días. El bautista Guillermo Miller (1782-1849), de Low Hampton, Nueva York, presentó uno de los cálculos cronológicos “mejor elaborado y refinado” de los 2300 días de Daniel 8:14 y de otras profecías bíblicas del tiempo del fin,19 y llegó a la conclusión de que el cumplimiento inminente de ese acontecimiento ocurriría hacia el año 1843 DC.20 Más tarde, Samuel

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S. Snow calculó con mayor precisión que los 2300 días se cumplirían en el otoño de 1844 (concretamente, el 22 de octubre de ese año).21 Miller estudiaba las Escrituras dentro del marco hermenéutico proporcionado por (1) el principio protestante de tomar a la Biblia como su propio intérprete (sola Scriptura); (2) el método históricogramatical protestante; y (3) la rama de la escuela protestante de interpretación profética historicista premilenaria que no aceptaba la teoría dispensacionalista del regreso de los judíos a Palestina como cumplimiento de la profecía.22 Pero el uso millerita de este marco hermenéutico estaba restringido en gran medida a las profecías bíblicas relativas al tiempo del fin, pues Miller no vacilaba a la hora de instar a sus correligionarios para no “entrar en la discusión de temas ajenos al del advenimiento”.23 El hecho de que Cristo no viniese en la fecha esperada (22 de octubre de 1844) generó un grave desengaño, y fragmentó el movimiento millerita en muchas ramas diferentes.24 Entre ellas había un grupo reducido de adventistas sabatistas que acabaron organizándose en lo que se llama hoy en día, IASD. Los primeros adventistas del séptimo día Los adventistas sabatistas mantuvieron la hermenéutica profética básica de Miller, pero fueron más allá al aplicar su hermenéutica a las Escrituras en su conjunto. Dicho en pocas palabras, tanto los milleritas como los adventistas sabatistas se adherían al principio de sola Scriptura, pero estos eran mucho más coherentes que otros milleritas en su dedicación a la tota Scriptura. En gran medida, esa dedicación era consecuencia de dos realidades históricas. Primero, desde un punto de vista negativo, el efecto demoledor del desengaño de octubre de 1844 dañó seriamente el sistema de creencias de los milleritas. Desde una perspectiva positiva, supuso un desafío para ellos en encontrar una explicación convincente de tal hecho decepcionante. La mayoría de los adventistas que no observaban el sábado y que no abandonaron su

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esperanza de la segunda venida asumieron que la decepción había sido consecuencia de un error cronológico basado en haber elegido una fecha muy temprana para el fin de los 2300 días. Para ello, no era preciso una búsqueda ulterior de tal respuesta en las Escrituras, pues el dilema del desengaño se resolvería esperando que llegase la futura fecha correcta. En cambio, los fundadores del adventismo sabatista creyeron que el 22 de octubre de 1844 fue realmente la fecha correcta para el fin de los 2300 días, pero buscaron una interpretación bíblica más convincente del acontecimiento que había de tener lugar al final de ese período. Estudiando la Biblia, no solo encontraron tal respuesta, sino que descubrieron varias enseñanzas bíblicas adicionales vigentes pasadas por alto por la cristiandad en general. Esto llevó a los sabatistas a revisar y expandir el sistema millerita de interpretación profética. La segunda realidad que llevó a los adventistas sabatistas a tener un compromiso más coherente con la tota Scriptura, fue la teoría llamada “puerta cerrada” (cf. Mt 25:10-12).25 Convencidos de que la libertad condicional se había cerrado para el mundo entero el 22 de octubre de 1844, los primeros adventistas sabatistas limitaron su testimonio de algunos círculos adventistas específicos. Borge Schantz sugiere que como el apóstol Pablo, después de su conversión, fue a Arabia (Gá 1:17) “para pensar de su terrible experiencia, para reconstruir su vida y planear su futuro”, también la teoría de la puerta cerrada dio a los adventistas sabatistas “el tiempo necesario para elaborar una sólida base doctrinal y el Señor de las misiones dirigió esto”.26 Después de abandonar esa teoría a principios de la década de 1850, los adventistas sabatistas ya habían colocado los fundamentos básicos de su sistema doctrinal. Los adventistas sabatistas avanzaron mucho más allá del sistema millerita de investigación profética. Como se observó anteriormente, el mensaje millerita se centró casi exclusivamente en las profecías bíblicas del tiempo del fin, con énfasis especial en el cumplimiento inminente de los 2300 días de Daniel 8:14. Los adventistas sabatistas mantuvieron este énfasis escatológico del tiempo del fin en el marco hermenéutico básico para el desarrollo de un sistema

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doctrinal excepcional y más amplio que incorporaba el concepto de la purificación del santuario de Daniel 8:14 y de los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12.27 Los componentes doctrinales de ese sistema de “verdad presente” comprendían tanto aquellas “doctrinas escatológicas derivadas del cumplimiento histórico o suprahistórico de profecías bíblicas específicas del tiempo del fin” como las “doctrinas históricas de las Escrituras que habían sido pasadas por alto u objeto de desdén por parte de la iglesia cristiana en su conjunto, pero que serían restauradas en el tiempo del fin”.28 Fundamentales para el desarrollo del sistema doctrinal fueron los principios hermenéuticos de la tipología y de la analogía de las Escrituras. Al creer que la relación entre el AT y el NT consistía en una interrelación tipológica y no una oposición, los adventistas sabatistas aplicaron el principio de la analogía de las Escrituras de forma coherente a la totalidad del contenido de la Biblia. El santuario del AT se trató como una sombra típica, o simbólica, del sacrificio y del ministerio sacerdotal de Cristo en el NT (véase Heb 7:1-10:18).29 Esta interrelación tipológica abarcante aportó un sólido modelo global de coherencia a la interpretación de las Escrituras. El estudio realizado por Don F. Neufeld sobre las publicaciones de los adventistas sabatistas demuestra que tales cambios estuvieron controlados por siete “principios hermenéuticos generales”: (1) “sola Scriptura”; (2) “la unidad de las Escrituras”; (3) “las Escrituras se explican a sí mismas»; (4) “debe darse a las palabras de la Biblia su debido significado”; (5) “la atención al contexto y al trasfondo histórico”; (6) “la Biblia debe interpretarse atendiendo a su significado llano, obvio y literal, a no ser que se emplee una figura del lenguaje”; y (7) “el principio tipológico”. Neufeld sugiere que, con posterioridad, los ASD han introducido únicamente “poco cambio en estos principios”.30 C. Mervyn Maxwell observa que aunque los adventistas sabatistas afirmaban el principio de sola scriptura de la Reforma del siglo XVI, lo desarrollaron más que los reformadores en lo relativo a la restauración más plena de la verdad bíblica. Según Maxwell, esto se debió a que los adventistas sabatistas (1) usaban una tipología más amplia; (2) disminuyeron la importancia de la tradición con

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mayor ahínco; (3) demostraron “una aceptación más acusada de la autoridad de la Biblia en su totalidad”; (4) usaron el “cumplimiento de la profecía en [el] movimiento adventista como herramienta hermenéutica”; y (5) “tenían en una consideración especialmente alta los dones espirituales del tiempo del fin, particularmente tal como se manifestaban en el ministerio de Elena G. de White”.31 No obstante, hasta mediados de la década de 1880 los adventistas centraron más su estudio de las Escrituras en los componentes bíblicos adventistas de su propio mensaje que en las doctrinas bíblicas evangélicas compartidas por otros cristianos.32 Solo se logró un equilibrio doctrinal global, en fechas posteriores a 1888, con el énfasis en la salvación por la gracia por medio de la fe, gracias al estímulo del congreso de la Asociación General celebrado en Minneapolis (1888).33 Esto significa que de 1844 a 1888 los adventistas superaron a los reformadores del siglo XVI al aplicar el principio de tota Scriptura al proceso de restaurar doctrinas bíblicas pasadas por alto, pero no estuvieron a su altura, pues descuidaron las doctrinas bíblicas evangélicas —como la justificación por la fe—, restauradas mucho antes por los reformadores. Así, desde la década de 1880, los adventistas permitieron que el principio sola Scriptura desempeñe un papel de mayor alcance en la interpretación bíblica. Muchos críticos han acusado a los adventistas de reemplazar la Biblia por los escritos de Elena G. de White.34 Sin embargo, gran parte del compromiso adventista con los principios de la sola Scriptura y tota Scriptura fue objeto de estímulo a lo largo de los años por el empeño de Elena G. de White en acercar más a los adventistas a la Biblia. En una época en que las relecturas culturales de la Biblia diluían la identidad original de muchas denominaciones cristianas, la voz profética de Elena G. de White contribuyó a que los adventistas retuviesen los principios universales de las Escrituras. Aunque fomentaba la investigación personal de la Biblia, también ejerció una influencia estabilizadora primordial al identificar tanto las interpretaciones fanáticas que no permitían que la Biblia hablase con claridad a la mente moderna como los compromisos culturales que podían erosionar toda la identidad de su mensaje original. Según

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T. H. Jemison, los escritos de Elena G. de White fueron “destinados a cumplir tres objetivos básicos: (1) para dirigir la atención a la Biblia; (2) para ayudar en la comprensión de la Biblia;35 y (3) para ayudar a aplicar principios bíblicos a nuestras vidas”.36 Y la asistencia que proporcionó para supervisar el desarrollo de las doctrinas del adventismo puede verse mejor como “una confirmación en vez de iniciación” de las doctrinas.37 Consciente de cómo el método histórico-crítico (llamado por entonces “alta crítica”) estaba socavando la autoridad de la Biblia en ciertos círculos protestantes no adventistas, Elena G. de White advirtió en 1903 que “La obra de la ‘alta crítica’, al disecar, conjeturar y reconstruir, está destruyendo la fe en la Biblia como revelación divina, y está privando a la Palabra de Dios del poder de regir, elevar e inspirar las vidas humanas”.38 Varios otros autores adventistas hicieron eco en la misma preocupación por la alta crítica.39 El Congreso Bíblico de 1919 El tema general del Congreso Bíblico y del Encuentro de Profesores de Biblia e Historia40 fue bien captado por R. W. Schawz cuando lo calificó como “debates sobre cuestiones no esenciales”.41 Incluso, un repaso superficial de las actas42 del congreso revela que gran parte de la discusión y el debate se circunscribió a temas periféricos, como la identificación del “continuo” (Dn 8: 11-12), la interpretación de las “siete trompetas” (Ap 8-10) y la identificación del “rey del norte” (Dn 11). Pero el congreso, desgraciadamente, aportó poco acuerdo hermenéutico a los círculos académicos adventistas en cuanto a la forma de abordar esos asuntos. Pero, más significativo fue el Encuentro de Profesores de Biblia y de Historia que se celebró conjuntamente con el Congreso Bíblico del 30 de julio al 1 de agosto de 1919. Allí, Arthur G. Daniells, presidente de la Asociación General, criticó abiertamente los conceptos de la “inspiración verbal” y de la “infalibilidad” de los escritos proféticos, suscitando fuertes reacciones en la concurrencia.43 Sin embargo, los puntos de vista de Daniells tuvieron un impacto mínimo en la

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iglesia durante las siguientes décadas, porque las actas del Congreso Bíblico de 1919 y del Encuentro de Profesores de Biblia y de Historia se archivaron y no fueron del dominio público hasta la década de 1970.44 Sus puntos de vista no se vieron reflejados en el contenido de varios libros45 subsiguientes ni en el de los folletos trimestrales de escuela sabática46 publicados a lo largo de las décadas de 1920 y 1930 en defensa de la Biblia como Palabra de Dios. El Congreso Bíblico de 1952 En evidente contraste con el Congreso Bíblico de 1919, con sus debates sobre asuntos secundarios, el Congreso Bíblico de 1952 se centró casi exclusivamente en los componentes básicos de la fe ASD.47 Ya en su discurso inicial, el presidente de la Asociación General, William H. Branson, había hecho un llamado especial por “la unidad en nuestra predicación”, basándose en la declaración de Pablo en 1 Corintios 1: 10, que dice: “Hermanos, les ruego por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se pongan de acuerdo y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer”. Branson desafió a los ministros a convertirse en verdaderos “maestros de la Palabra de Dios”, “predicadores de la profecía” y “ser sobresalientes en exaltar a Cristo”. Entre los temas abordados en el Congreso de 1952 se encontraban la forma en que la arqueología confirmaba la Biblia, la predicación cristocéntrica, el Espíritu de Profecía, la doctrina del santuario, la expiación en la cruz, los pactos y la ley, los mensajes de los tres ángeles, la segunda venida de Cristo, el mensaje de salud, el gran conflicto, etc. La Review and Herald publicó con posterioridad las diversas ponencias del congreso en dos tomos titulados Our Firm Foundation [Nuestros firmes fundamentos] (1953).48 Estos tomos dieron forma permanente y amplia difusión al contenido del congreso. También durante la década de 1950 un equipo de treinta y siete eruditos adventistas49 creó los siete tomos del Seventh-day

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Adventist Bible Commentary en inglés [Comentario bíblico Adventista del Séptimo Día] (1953-1957).50 La significación hermenéutica del comentario se debe en gran medida al hecho de que el comentario presentaba por vez primera una exposición de toda la Biblia desde una perspectiva adventista. No solo integraba en una sola obra los puntos de vista de sus distintos colaboradores, sino que aportaba también interpretaciones contrapuestas de ciertos pasajes bíblicos. Aunque muchos eruditos adventistas consideraban que semejante apertura hermenéutica era la mejor manera de evitar conclusiones y disputas dogmáticas, a otros les pareció el primer paso adventista hacia una lectura más pluralista de las Escrituras. Hasta finales de la década de 1960, los eruditos adventistas se dedicaron a la tarea exegética más práctica de interpretar correctamente los diversos pasajes de las Escrituras, mediante el empleo de principios hermenéuticos ya definidos en los primeros días del movimiento. Sin embargo, a partir de comienzos de la década de 1970 algunos eruditos adventistas empezaron a expresar públicamente su preferencia metodológico-teorética para elaborar metodologías hermenéuticas alternativas (especialmente el método histórico-crítico) en reemplazo del método histórico-gramatical.51 La intensificación de esta tensión metodológica demostró la necesidad de una nueva discusión en otro Congreso Bíblico. Congresos bíblicos de 1974 En 1974, se celebró el famoso Congreso Bíblico norteamericano en tres distintas ubicaciones: el Southern Missionary College (13-21 de mayo), la Andrews University (3-11 de junio) y el Pacific Union College (17-25 de junio).52 Patrocinados y organizados por el Comité de Investigación Bíblica de la Asociación General, los congresos, de ocho días de duración, abordaron de forma específica el tema de la hermenéutica bíblica desde una perspectiva histórico-gramatical. Se publicaron un tomo titulado A Symposium on Biblical Hermeneutics53 [Simposio sobre hermenéutica bíblica] y un cuadernillo titulado North American Bible Conference 197454 [Congreso Bíblico norteamericano

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de 1974] para su uso por parte de los dos mil delegados que acudieron. La Review del 15 de agosto de 1974, declaró que sus tres editores (K. H. Wood, D. F. Neufeld y H. E. Douglass) “consideraron estas conferencias como una de las más influyentes y constructivas dentro de la iglesia durante aquella generación”.55 Con aportaciones de varios eruditos adventistas destacados, el Symposium on Biblical Hermeneutics constaba de catorce capítulos, clasificados en cinco secciones principales: (1) “Introducción a la hermenéutica”; (2) “Historia de la interpretación bíblica”; (3) “La interpretación de los escritores inspirados de sus escritos inspirados”; (4) “Principios de interpretación bíblica”; y (5) “Interpretación del fuerte pregón”. Este volumen fue la principal exposición hermenéutica adventistas, y la más influyente,56 hasta la aparición de otros libros importantes tratando el mismo tema. Aunque útiles para la iglesia adventista, los Congresos bíblicos de 1974 fueron incapaces de zanjar completamente las discusiones metodológicas en el seno de la denominación.

Desafíos contemporáneos Durante las décadas de 1980 y 1990, los adventistas afrontaron varios desafíos hermenéuticos. Uno tenía que ver con la aceptación de versiones modificadas del método histórico-crítico. La cuestión de si el método es adecuado para el estudio de escritos “inspirados” dividió a los eruditos adventistas en tres grupos: (1) los que aceptan el método con sus presuposiciones básicas; (2) los que creen que una versión modificada del método puede usarse con independencia de sus presuposiciones básicas; y (3) los que creen que el método es inaceptable porque no puede aislarse de sus presuposiciones básicas.57 El Concilio Anual de la Asociación General de 1986, convocado en Río de Janeiro, Brasil, aprobó un documento oficial titulado “Methods of Bible Study”58 [Métodos para el estudio de la Biblia], en el que se instaba a los estudiosos adventistas de la Biblia a “evitar confiar en el uso de las presuposiciones y de las deducciones resultantes

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asociadas con el método histórico-crítico”. Dando por sentado que “la razón humana está sometida a la Biblia, no igual o superior a la misma“, el documento afirmaba que “aún un uso modificado” del método histórico-crítico ”que retenga el principio de la crítica, que subordine la Biblia a la razón humana, es inaceptable para los adventistas”.59 Pese a su naturaleza oficial, “Methods of Bible Study” no convenció a los adventistas eruditos para que dejaran de emplear el método histórico-crítico.60 Otro de los grandes desafíos hermenéuticos, se presentó con la introducción del denominado principio apotelesmático de interpretación profética, que daba un refugio hermenéutico a las interpretaciones preteristas que hacen del cuerno pequeño a Antíoco Epífanes, y de las 2300 tardes y mañanas (Dn 8:14, NVI), como 1150 días literales cumplidos a través de la obra de este gobernante. Las respuestas eruditas a esta interpretación de Daniel 8:14 fueron aportadas no solo por el Comité de Estudio del Santuario de Glacier View (1980),61 sino también por el Comité de Daniel y Apocalipsis (1982-1992)62 y también por varias tesis doctorales.63 Un tercer reto hermenéutico se desarrolló en torno de ciertas interpretaciones proféticas futuristas especulativas. Algunas personas han intentado estirar los períodos de tiempo apocalípticos de los 1260 días (Ap 11:03; 12:06; cf. Dn 7:25; 12:7; Ap 11:2; 12:14; 13:5), los 1290 días (Dn 12:11), y los 1335 días (Dn 12:12) más allá del final de los años de 2300 días (Dn 8:14) en 1844. Varios materiales importantes se han publicado en respuesta a tales intentos futuristas.64 Aparte de las discusiones relativas al método histórico-crítico, al principio apotelesmático y al futurismo, la hermenéutica adventista se ve cuestionada desde la década de 1990 por elementos infiltrados del posmodernismo, con su crítica de las Escrituras centrada en el lector. Sin embargo, no hay lugar previsto para tal enfoque dentro de las principales exposiciones de la IASD.65 Si este tipo de crisis hermenéutica sacudió negativamente la fe de algunos adventistas, también dio lugar, de manera positiva, a que la IASD busque mejoras hermenéuticas significativas. Esas mejoras ayudaron a colocar el mensaje adventista en un terreno más sólido, sin perder las raíces hermenéuticas de su identidad original.

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Sumario y conclusiones Este repaso histórico ha destacado algunos de los puntos de inflexión más destacados de la hermenéutica en el seno de la iglesia cristiana que presentan los antecedentes generales para el desarrollo de la interpretación adventista de las Sagradas Escrituras. El método alegórico usado por los judíos helenísticos y por los cristianos posapostólicos permitió que se amoldaran muchas cosas de las Escrituras a la cultura grecorromana. Posteriormente, numerosas tradiciones no bíblicas fueron aceptadas oficialmente como canónicas por la iglesia medieval. Pero la Reforma del siglo XVI restauró los principios hermenéuticos básicos que permitirían una recuperación más completa de las doctrinas bíblicas. Tal restauración doctrinal tuvo lugar con el correr del tiempo entre la IASD mediante la adopción tanto del método histórico-gramatical protestante como de la escuela historicista protestante de interpretación profética. Desde comienzos de la década de 1970 un número reducido de eruditos ha intentado introducir más abiertamente un enfoque más contemporáneo adoptando de forma selectiva herramientas hermenéuticas, como elementos del método histórico-crítico, y métodos revisados de interpretación profética que incorporen elementos preteristas, futuristas y posmodernos. Esto ha generado tensiones entre los efectos negativos de estas nuevas metodologías hermenéuticas y las principales enseñanzas doctrinales adventistas basadas en los principios de sola Scriptura y tota Scriptura. Desafortunadamente, muchas denominaciones cristianas han permitido que la autoridad de las Escrituras se eclipse con las tradiciones humanas, con la razón, la experiencia personal y la cultura moderna. Estamos convencidos de que Dios ha levantado a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, en medio de los retos de los “últimos días” (2 Tim. 3: 1), para restaurar y sostener la autoridad de su Palabra.66 Si la IASD desea mantener la identidad de su mensaje y su misión, tiene que permanecer fiel a su alta visión de las Escrituras y aceptar únicamente los principios hermenéuticos que no atenten contra la confianza de las Escrituras, que es la palabra de Dios.

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Referencias: 1. Normas rabínicas importantes de ese periodo se pueden encontrar en la Mishná judía. Ver The Mishnah: A New Translation, trad. Jacob Neusner (New Haven: Yale University Press, 1988). 2. Autor judío del siglo I DC. Mezcló el monoteísmo del AT con la filosofía griega, y usó el método alegórico en la interpretación de las Escrituras. Muchos intérpretes cristianos primitivos de las Escrituras, como Ambrosio y Orígenes, siguieron sus pasos. Véase The Works of Philo: Complete and Unabridged, ed. aumentada (Peabody, MA: Hendrickson, 1993). 3. William W. Klein, Craig L. Blomberg y Robert L. Hubbard, Introduction to Biblical Interpretation (Dallas, TX: Word, 1993), 21-28. 4. Floyd V. Filson, The New Testament Against Its Environment, Studies en Biblical Theology, no. 3 ([London]: SCM Press, 1950), 96. 5. Por ejemplo, véase F. F. Bruce, The New Testament Development of Old Testament Themes (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1968); Frank B. Holbrook, “New Testament Uses and Interpretation of the Old Testament”, en Gordon M. Hyde, ed., A Symposium on Biblical Hermeneutics (Washington, DC: Biblical Research Committee, General Conference of Seventh-day Adventists, 1974), 127-141; Roger Nicole, “Old Testament Quotations in the New Testament”, en Bernard L. Ramm y otros, Hermeneutics (Grand Rapids, MI: Baker, 1987), 41-53; Walter C. Kaiser, Jr., The Uses of the Old Testament in the New (Chicago: Moody, 1985). 6. Alberto R. Timm, Jesus, the Prophets, and Us, Sermón sobre la Herencia Sabática, 16 de octubre de 1999. (Silver Spring, MD: Ellen G. White Estate, 1999), 12-20.

7. Robin L. Fox, Pagans and Christians (New York: Alfred A. Knopf, 1989).

8. Ver Elena G. de White, The Great Controversy Between Christ and Satan (Washington, DC: Review and Herald, 1911), 49-60; Samuele Bacchiocchi, From Sabbath to Sunday: A Historical Investigation of the Rise of Sunday Observance in Early Christianity (Rome: Pontifical Gregorian University Press, 1977); Edward W. Fudge, The Fire that Consumes: A Biblical and Historical Study of Final Punishment (Houston, TX: Providential Press, 1982).

9. Ibíd., 38.



10. Ibíd., 35.

11. Véase por ejemplo Albert Hyma, The Brethren of the Common Life (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1950); R. R. Post, The Modern Devotion: Confrontation with Reformation and Humanism (Leiden: E. J. Brill, 1968).

12. Según Bernard Ramm, “hubo una reforma hermenéutica que precedió a la

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reforma eclesiástica” (Bernard Ramm, Protestant Biblical Interpretation, 3ra ed. rev. [Grand Rapids, MI: Baker, 1970], 52. Cursiva del original. 13. La escuela historicista de interpretación profética sostiene que todas las profecías apocalípticas de la Biblia tienen cumplimiento histórico específico entre el tiempo en que se dieron y el establecimiento final del reino eterno de Dios. Los períodos proféticos se interpretan sobre la base del principio día-año. El “cuerno pequeño” de Daniel 7 y 8, la “bestia” de Apocalipsis 13:1-10 y el anticristo de 2 Tesalonicenses 2:9 suelen compararse generalmente con el papado. Y todo el cuerpo de la profecía apocalíptica es visto como formando un sistema coherente sincronizado que alcanza su punto culminante en la segunda venida de Cristo y el establecimiento del reino eterno de Dios. Para una historia exhaustiva del desarrollo del historicismo. Véase LeRoy E. Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers: The Historical Development of Prophetic Interpretation, 4 tomos (Washington, DC.: Review and Herald, 1946-1954).

14. Ver Canons and Decrees of the Council of Trent (Rockford, IL: TAN, 1978).

15. Para un detalle del estudio de los credos protestantes de los siglos XVI y XVII, véase Philip Schaff, ed., The Creeds of Christendom, 6ta ed. (Grand Rapids, MI: Baker, 1990), 3:1-704; John H. Leith, ed., Creeds of the Churches, 3ra ed. (Louisville, KY: John Knox, 1982), 61-333. 16. Exposiciones clásicas del método histórico-crítico se encuentran en Johann S. Semler, Treatise on the Free Investigation of the Canon, 4 vols. (Halle: n.p., 1771-1775); Julius Wellhausen, Prolegomena to the History of Israel (Atlanta, GA: Scholars Press, 1994); Ernst Troeltsch, “Ueber historische und dogmatische Methode in der Theologie”, en ídem, Gesammelten Schriften (Aalen: Scientia Verlag, 1962), 2:729-753; Edgar Krentz, The HistoricalCritical Method (Philadelphia: Fortress, 1975). Profundas críticas al método histórico-crítico son encontradas en Gerhard Maier, The End of the Historical-Critical Method (St. Louis, MO: Concordia, 1977); ídem, Biblical Hermeneutics; Vern S. Poythress, Science and Hermeneutics: Implications of Scientific Method for Biblical Interpretation (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1988); Thomas C. Oden, After Modernity. . . What? Agenda for Theology (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1990); Eta Linnemann, Historical Criticism of the Bible: Methodology or Ideology? (Grand Rapids, MI: Baker, 1990); Gerhard Maier, Biblical Hermeneutics (Wheaton, IL: Crossway, 1994), 209-306. 17. Para presentaciones sobre la hermenéutica bíblica posmoderna, véase Edgar V. McKnight, Postmodern Use of the Bible: The Emergence of Reader-oriented Criticism (Nashville, TN: Abingdon, 1988); Anthony C. Thiselton, New Horizons in Hermeneutics (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1992); George Aichele et al., The Postmodern Bible: The Bible and Culture (New Haven, CT: Yale University Press, 1995). 18. Se proporcionan interesantes exposiciones clásicas sobre cómo la Biblia ha sido confirmada por la arqueología en George A. Barton, Archaeology and the Bible, 7ma ed. rev. (Philadelphia: American Sunday-School Union, 1937); Merrill F. Unger, Archaeology and the Old Testament (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1954); ídem, Archaeology and the New

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Testament (Grand Rapids, MI: Zondervan, 1962); William F. Albright, From the Stone Age to Christianity, 2da ed. (Garden City, NY: Doubleday, 1957); Gaalyah Cornfeld, Archaeology of the Bible: Book by Book (New York: Harper & Row, 1976); Siegfried H. Horn, The Spade Confirms the Book, edición aumentada y actualizada (Washington, DC: Review and Herald, 1980); Avraham Negev, ed., The Archaeological Encyclopedia of the Holy Land, 3ra ed. (New York: Prentice Hall, 1990). 19. Whitney R. Cross, The Burned-over District: The Social and Intellectual History of Enthusiastic Religion in Western New York, 1800-1850 (Ithaca, [NY]: Cornell University Press, 1950), 291. 20. Una síntesis del cálculo cronológico de Guillermo Miller sobre las profecías bíblicas del tiempo del fin pueden encontrarse en “Synopsis of Miller’s Views”, Signs of the Times (Millerita) (en adelante ST[M]), 25 de enero de 1843, 145-150. 21. [S. S. Snow], True Midnight Cry, 22 de agosto de 1844, [1-4]. 22. Para un estudio más detallado de los principios hermenéuticos de Miller, ver William Miller, Evidences from Scripture & History of the Second Coming of Christ, about the Year 1843, and of His Personal Reign of 1000 Years (Brandon, [VT]: Vermont Telegraph Office, 1833), 3-6; [ídem], “Miller’s Letters No. 5: The Bible Its Own Interpreter”, ST(M), 15 de mayo de 1840, 25-26; ídem, “Rules of Interpretation”, Midnight Cry (en adelante MC), Nov. 17, 1842, [4]; [ídem], Views of the Prophecies and Prophetic Chronology, ed. Joshua V. Himes (Boston: Joshua V. Himes, 1842), 20-24; Apollos Hale, The Second Advent Manual (Boston: Joshua V. Himes, 1843), 103-106; Sylvester Bliss, Memoirs of William Miller (Boston: Joshua V. Himes, 1853), 70-72. Para un estudio crítico de los principios hermenéuticos de Miller, ver Steen R. Rasmussen, “Roots of the Prophetic Hermeneutic of William Miller” (Tesis de mastria, Newbold College, 1983); Kai Arasola, The End of Historicism: Millerite Hermeneutic of Time Prophecies in the Old Testament (Uppsala: [University of Uppsala], 1990). Cf. Samuel Nuñez, The Vision of Daniel 8: Interpretations from 1700 to [1900], Andrews University Seminary Doctoral Dissertation Series, vol. 14 (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1987); P. Gerard Damsteegt’s book review of Arasola’s The End of Historicism en Andrews University Seminary Studies 29 (1991): 263-264. 23. W[illia]m Miller, “Letter from Mr. Miller”, Midnight Cry, 23 de mayo de 1844, 355. 24. Interesantes intentos por clasificar las ramificaciones después de la decepción del Millerismo son proporcionados por David T. Arthur”, ‘Come out of Babylon’: A Study of Millerite Separatism and Denominationalism, 1840-1865” (Tesis doctoral, University of Rochester, 1970); ídem, “After the Great Disappointment: To Albany and Beyond”, Adventist Heritage (en adelante AtH) 1 (enero de 1974): 5-10, 58; George R. Knight, Millennial Fever and the End of the World (Boise, ID: Pacific Press, 1993), 217-325. 25. Para un estudio más detallado sobre la teoría de la “puerta cerrada”, ver P. Gerard Damsteegt, Foundations of the Seventh-day Adventist Message and Mission (Grand

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Rapids, MI: Eerdmans, 1977), 104-135, 149-64, 271-282; Rolf J. Poehler, “’... and the Door Was Shut’: Seventh-day Adventists and the Shut-door Doctrine in the Decade after the Great Disappointment” (Monografía, Andrews University, 1978); Borge Schantz, “The Development of Seventh-day Adventist Missionary Thought: Contemporary Appraisal” (Tesis doctoral, Fuller Theological Seminary, 1983), 212-224; Knight, Millennial Fever, 236-242; Herbert E. Douglass, Messenger of the Lord: The Prophetic Ministry of Ellen G. White (Nampa, ID: Pacific Press, 1998), 500-512, 549-569. 26. Schantz, 221-223. También vease George R. Knight, A Brief History of Seventhday Adventists (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1999), 49-50. 27. Véase Alberto R. Timm, The Sanctuary and the Three Angels’ Messages: Integrating Factors in the Development of Seventh-day Adventist Doctrines. Adventist Theological Society Dissertation Series, tomo 5 (Berrien Springs, MI: Adventist Théological Society Publications, 1995).

28. Ibíd., 185. Cursiva agregada.

29. La exposición adventista sabatista temprana de mayor influyencia sobre la doctrina del Santuario fue el artículo de O. R. L. Crosier titulado “The Law of Moses”, publicado en el Day-Star Extra, 7 de febrero de 1846, 37-44. Para una revisión del desarrollo histórico de la doctrina del santuario de los adventistas, puede verse en Robert Haddock, “A History of the Doctrine of the Sanctuary in the Advent Movement, 1800-1905” (Tesis en teología, Andrews University, 1970); Frank B. Holbrook, ed., Doctrine of the Sanctuary: A Historical Survey (1845-1863), Daniel and Revelation Committee Series, vol. 5 (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 1989); Timm, “The Sanctuary and the Three Angels’ Messages”. 30. Don F. Neufeld, “Biblical Interpretation in the Advent Movement”, en A Symposium on Biblical Hermeneutics, ed. Gordon M. Hyde (Washington, DC.: Biblical Research Committee, 1974), 117-122. 31. C. Mervyn Maxwell, “A Brief History of Adventist Hermeneutics”, Journal of Adventist Theological Society (en adelante JATS) 4, no. 2 (1993): 212- 217. 32. Véase George R. Knight, A Search for Identity: The Development of Seventh-day Adventist Beliefs (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000), 55-127. 33. Un estudio provechoso sobre la Asociación General de Minneapolis (1888) es proporcionado por George R. Knight en su libro Angry Saints: Tensions and Possibilities in the Adventist Struggle over Righteousness by Faith (Washington, DC: Review and Herald, 1989). Algunas cuestiones básicas en el actual debate acerca del significado de ese congreso son abordadas por el mismo autor en su libro titulado A User-friendly Guide to the 1888 Message (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1998). 34. Véase por ejemplo, D. M. Canright, Seventh-day Adventism Renounced After an Experience of Twenty-eight Years by a Prominent Minister and Writer of that Faith (Kalamazoo,

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Legado adventista

MI: Kalamazoo Publishing Co., 1888), 43-55; ídem, Life of Mrs. E. G. White, Seventh-day Adventist Prophet: Her False Claims Refuted (Cincinnati, OH: Standard Publishing Co., 1919); Anthony A. Hoekema, The Four Major Cults (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1963), 96-98, 100-108; Dale Ratzlaff, The Cultic Doctrine of Seventh-day Adventists (Sedona, AZ: Life Assurance Ministries, 1996), passim. 35. Ver Elena G. de White, Testimonies for the Church (Mountain View, CA: Pacific Press, 1948), 5:663-668; ídem, Evangelism (Washington, DC: Review and Herald, 1974), 256257. Véase también Witness of the Pioneers Concerning the Spirit of Prophecy: A Facsimile Reprint of Periodical and Pamphlet Articles Written by the Contemporaries of Ellen G. White (Washington, DC: Ellen G. White Estate, 1961); Arthur L. White, “The Position of `the Bible, and the Bible Only’ and the Relationship of This to the Writings of Ellen G. White” (Ellen G. White Estate shelf document, 1971). 36. T. Housel Jemison, A Prophet Among You (Boise, ID: Pacific Press, 1955), 371. 37. Knight, A Brief History of Seventh-day Adventists, 37. Véase también A. L. White, Ellen G. White, Messenger to the Remnant (Washington, DC: Ellen G. White Publications, 1954), 34-37; Jemison, 364-374; LeRoy E. Froom, Movement of Destiny (Washington, DC: Review and Herald, 1971), 101-132; Ron Graybill, “Ellen White’s Role in Doctrine Formation”, Ministry (en adelante Min), octubre de 1981, 7-11; Douglass, Messenger of the Lord, 170-179. 38. Elena G. de White, Education (Mountain View, CA: Pacific Press, 1903), 227. Véase también ídem, The Acts of the Apostles (Mountain View, CA: Pacific Press, 1911), 474. Para un estudio más detallado que Elena G. de White hace en contra de la alta crítica, ver Peter Maarten van Bemmelen, “The Authenticity and Christo-centricity of the Pentateuch according to the Writings of Ellen G. White” (Monografía, Andrews University, 1978); Steven G. Daily, “How Readest Thou: The Higher Criticism Debate in Protestant America and Its Relationship to Seventh-day Adventism and the Writings of Ellen White, 1885-1925” (Tesis de maestría, Loma Linda University, 1982). 39. Véase por ejemplo, L. A. S[mith], “The True Basis for a Genuine Revival”, Advent Review and Sabbath Herald (en adelante RH), 5 de enero de 1905, 5-6; ídem, “Modern Criticism of the Decalogue”, RH, 26 de enero de 1905, 6; C. M. S[now], “The Higher Critic and God’s Word”, RH, 28 de noviembre de 1907, 4-5; ídem, “The New Salvation”, RH, 28 de noviembre de 1907, 5; R. “The Age of Apostasy”, Signs of the Times (Seventh-day Adventist) (en adelante ST[SDA]), 6 de octubre de 1909, 9-10; Editorial, “The Drift in Christendom”, ST(SDA), 8 de febrero de 1910, 10; Earle Albert Rowell, “Higher Criticism”, 16 partes en ST(SDA), 10 de mayo de 1910, 6-7; 17 de mayo de 1910, 6-7; 24 de mayo de 1910, 6-7; 31 de mayo de 1910, 6; 7 de junio de 1910, 3-4; 14 de junio de 1910, 6-7; 21 de junio de 1910, 6-7; 28 de junio de 1910, 5, 9; 5 de julio de 1910, 4-5; 12 de julio de 1910, 6-7; 19 de julio de 1910, 5-6; 26 de julio de 1910, 5-6; 9 de agosto de 1910, 7-8; 16 de agosto de 1910, 7-8; 30 de agosto de 1910, 5, 8; 6 de setiembre de 1910, 7-8; C. H. Edwards, “Facing the Crisis”, RH, 18 de mayo de 1911, 3-5; Earle Albert Rowell, “Higher Criticism the Enemy of Seventh-day Adventists”, RH, 9 de noviembre de, 1911, 7.

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Timm: Interpretación bíblica adventista

40. Ver Arthur G. Daniells, “The Bible Conference”, RH, 21 de agosto, 1919, 3-4; R. W. Schwarz, Light Bearers to the Remnant (Boise, ID: Pacific Press, 1979), 393-407; Molleurus Couperus, “The Bible Conference of 1919”, Spectrum (en adelante Sp) 10 (mayo de 1979): 23-57; Robert W. Olson, “The 1919 Bible Conference and Bible and History Teachers’ Council” (Ellen G. White Estate shelf document, 1979); Bert Haloviak, “In the Shadow of the ‘Daily’: Background and Aftermath of the 1919 Bible and History Teachers’ Conference” (document presentado en la reunion de eruditos bíblicos adventistas en New York City, el 14 de noviembre de 1979); Bert Haloviak and Gary Land, “Ellen White & Doctrinal Conflict: Context of the 1919 Bible Conference”, Sp 12 (junio de 1982): 19-34; Gilbert M. Valentine, “William Warren Prescott: Seventh-day Adventist Educator” (Tesis doctoral, Andrews University, 1982), 504-519. 41. Schwarz, Light Bearers, 393. 42. Ver transcripción del Congreso Bíblico de 1919 (disponible en los archivos del Ellen G. White Estate). 43. Ver “The Use of the Spirit of Prophecy in Our Teaching of Bible and History”, en 1919 Bible Conference transcripts, 30 de julio de 1919, fld. 5, EGWRC-AU; “Inspiration of the Spirit of Prophecy as Related to the Inspiration of the Bible”, en 1919 Bible Conference transcripts, 1 de agosto de 1919, fld. 5, EGWRC-AU. 44. Las actas del Congreso Bíblico de 1919 y del Encuentro de Profesores de Biblia y de Historia quedaron traspapeladas hasta diciembre de 1974, cuando F. Donald Yost, encargado de los archivos de la Asociación General, las encontró allí. M. Couperus, “The Bible Conference of 1919”, Sp 10 (1979): 23-57. 45. Por ejemplo, véase H. L. Hastings, Will the Old Book Stand? A Compilation from the Anti-Infidel Library and Other Writings (Washington, DC: Review and Herald, 1923); Carlyle B. Haynes, Christianity at the Crossroads (Nashville, TN: Southern Publishing Association, 1924); William G. Wirth, The Battle of the Churches: Modernism or Fundamentalism, Which? (Mountain View, CA: Pacific Press, 1924); Milton C. Wilcox, The Surety of the Bible[,] God’s Multiplied Witness (Mountain View, CA: Pacific Press, 1925); Frederick C. Gilbert, The Bible[,] a Twentieth-Century Book (Mountain View, CA: Pacific Press, 1927); Carlyle B. Haynes, The Bible: Is It a True Book? An Inquiry into the Origin, Authenticity, History, and Character of the Sacred Writings of Christianity (Washington, DC: Review and Herald, 1927); Fannie D. Chase, The Bible—Book Divine (Nashville, TN: Southern Publishing Association, 1933); Carlyle B. Haynes, God’s Book (Nashville, TN: Southern Publishing Association, 1935).

46. Sabbath School Lesson Quarterly, no. 152 (segunda mitad de 1933).

47. F. D. N[ichol], “The Bible Conference”, serie de dos partes en RH, 28 de agosto de 1952, 1, 13-14; Sept. 4, 1952, 13-14; Frederick Lee, ”Historic Bible Conference Convenes”, RH, Sept. 25, 1952, 1, 8-10; W. H. Branson, “Objectives of the Bible Conference”, RH, 25 de setiembre de 1952, 3-4; Raymond F. Cottrell, “The Bible Research Fellowship: A Pioneering Seventh-day Adventist Organization in Retrospect”, AtH 5 (1978): 39-52, passim; Schwarz, Light Bearers, 616618.

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Legado adventista

48. Ver Our Firm Foundation: A Report of the Seventh-day Adventist Bible Conference Held September 1-13, 1952, in the Sligo Seventh-day Adventist Church, Takoma Park, Maryland, 2 vols. (Washington, DC: Review and Herald, 1953). Estos tomos no deben confundirse con la revista también llamada Our Firm Fundation, publicada más recientemente por un ministerio norteamericano independiente denominado Hope International. 49. Para una historia sobre la producción del comentario, ver Raymond F. Cottrell, “The Untold Story of the Bible Commentary”, Sp 16 (agosto de 1985): 35-51. 50. Francis D. Nichol, ed., The Seventh-day Adventist Bible Commentary, 7 vols. (Washington, DC: Review and Herald, 1953-1957). El contenido de este comentario fue ligeramente revisado y actualizado entre 1976 y 1980. Fue traducido al español por Victor E. Ampuero con asistencia de Nancy W. Vyhmeister, y publicado bajo el título Commentario biblico Adventista del Séptimo Día (Boise, ID: Pacific Press, 1978-1990). 51. Alberto R. Timm, “A History of Seventh-day Adventist Views on Biblical and Prophetic Inspiration (1844-2000)”, JATS 10 (1999): 513-524. 52. K[enneth] H. W[ood], “The 1974 Bible Conference”, RH, 1 de agosto de 1974, 2, 18; Gordon M. Hyde, “Church Holds Historic Bible Conference”, RH, 15 de agosto, 4-5; Schwarz, Light Bearers, 618-621; Seventh-day Adventist Encyclopedia, s.v. “Bible Conference”. 53. Symposium on Biblical Hermeneutics, ed. Hyde. 54. North American Bible Conference 1974 (cuadernillo preparado por el [Instituto de Investigación Bíblica] de la Asociación General para que fuera utilizado por los delegados del Congreso Bíblico de 1974). 55. “This Week”, RH, 15 de agosto de 1974, 3. 56. Para otras aportaciones valiosas a la interpretación adventista de la Biblia, véase Gerhard F. Hasel, Understanding the Living Word of God (Mountain View, CA: Pacific Press, 1980); ídem, Biblical Interpretation Today: An Analysis of Modern Methods of Biblical Interpretation and Proposals for the Interpretation of the Bible as the Word of God (Washington, DC: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 1985); Lee J. Gugliotto, Handbook for Bible Study: A Guide to Understanding, Teaching, and Preaching the Word of God (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1995). 57. Timm, “A History of Seventh-day Adventist Views on Biblical and Prophetic Inspiration (1844-2000)”, JATS 10 (1999): 516. 58. Ver “Methods of Bible Study Committee (GCC-A)—Report”, Adventist Review (en adelante AtR), 22 de enero de 1987, 18-20; “Methods of Bible Study”, Min, abril de 1987, 2224. Cf. Raymond F. Cottrell, “Blame It on Rio: The Annual Council Statement on Methods of Bible Study”, Adventist Currents, marzo de 1987, 32-33.

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Timm: Interpretación bíblica adventista

59. “Methods of Bible Study Committee”, AtR, 22 de enero de 1987, 18. 60. Samuel Koranteng-Pipim, Receiving the Word: How New Approaches to the Bible Impact Our Biblical Faith and Lifestyle (Berrien Springs, MI: Berean Books, 1996), passim.

61. “Special Sanctuary Issue” de Min, octubre de 1980.

62. Véase William H. Shea, Selected Studies on Prophetic Interpretation, Daniel and Revelation Committee Series, vol. 1 (Washington, DC: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 1982); Frank B. Holbrook, ed., Symposium on Daniel: Introductory and Exegetical Studies, Daniel and Revelation Committee Series, vol. 2 (Washington, DC: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 1982); ídem, ed., The Seventy Weeks, Leviticus, and the Nature of Prophecy, Daniel and Revelation Committee Series, vol. 3 (Washington, DC: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 1986); ídem, ed., Issues in the Book of Hebrews, Daniel and Revelation Committee Series, vol. 4 (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 1989); ídem, ed., Doctrine of the Sanctuary: A Historical Survey (1845-1863), Daniel and Revelation Committee Series, vol. 5 (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 1989); ídem, ed., Symposium on Revelation, Book 1: Introductory and Exegetical Studies, Daniel and Revelation Committee Series, vol. 6 (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 1992); ídem, ed., Symposium on Revelation, Book 2: Exegetical and General Studies, Daniel and Revelation Committee Series, vol. 7 (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 1992). En 1981, antes de la publicación de las serie ante mencionadas, el Instituto de Investigación Bíblica (Biblical Research Institute) de la Asociación General, ya había publicado el siguiente libro: Arnold V. Wallenkampf y W. Richard Lesher, eds., The Sanctuary and the Atonement: Biblical, Historical, and Theological Studies (Washington, DC: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 1981), publicado nuevamente bajo la siguiente forma abreviada: Frank B. Holbrook, ed., The Sanctuary and the Atonement: Biblical, Theological, and Historical Studies, ed. abrev. (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 1989). 63. Puede verse Ángel M. Rodríguez, Substitution in the Hebrew Cultus, Andrews University Seminary Doctoral Dissertation Series, vol. 3 (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1979); Arthur J. Ferch, The Son of Man in Daniel 7, Andrews University Seminary Doctoral Dissertation Series, vol. 6 (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1979); Richard M. Davidson, Typology in Scripture: A Study of Hermeneutical ôýðoò Structures, Andrews University Seminary Doctoral Dissertation Series, vol. 2 (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1981); Alberto R. Treiyer, “Le Jour des Expiation et la Purification du Sanctuaire” (Tesis doctoral, University of Strasbourg, 1982), publicada en una versión revisada y ampliada bajo el título The Day of Atonement and the Heavenly Sanctuary from the Pentateuch to Revelation (Siloam Springs, AR: Creation Enterprises International, 1992); Samuel Nuñez, The Vision of Daniel 8: Interpretations from 1700 to 1800 [actually 1900], Andrews University Seminary Doctoral Dissertation Series, vol. 14 (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1987); Gerhard Pfandl, The Time of the End in the Book of Daniel,

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Legado adventista

Adventist Theological Society Dissertation Series, vol. 1 (Berrien Springs, MI: Adventist Theological Society Publications, 1992); Brempong Owusu-Antwi, The Chronology of Daniel 9:24-27, Adventist Theological Society Dissertation Series, vol. 2 (Berrien Springs, MI: Adventist Theological Society Publications, 1995). 64. Se presentan respuestas útiles a la interpretación futurista de los 1260, 1290 y 1335 días en Victor Michaelson, Delayed Time-Setting Heresies Exposed (Payson, Arizona: Leaves-of-Autumn, 1985); William H. Shea, “Time Prophecies of Daniel 12 and Revelation 12-13”, en Symposium on Revelation, libro 1, Daniel and Revelation Committee Series, ed. Frank Β. Holbrook (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, 1992), 327-360; ídem, Daniel 7-12: Prophecies of the End Time, Abundant Life Bible Amplifier (Boise, Idaho: Pacific Press, 1996), 217-223; Alberto R. Timm, “Os 1290 e 1335 dias de Daniel” Ministério (Brasil), mayo - junio 1999, 16-18 (publicado en español bajo el título “Los 1290 y los 1335 dias de Daniel 12”, Logos [Argentina] 3 [1999]: 20-23). La teoría del jubileo de 1994 fue criticada por Joe Engelkemier, “The Jubilee and 1994”, Adventists Affirm (en adelante AtA) 6 (1992): 35-40; ídem, “Guarding Against End-time Deceptions” AtA 7 (1993): 26-33; Gerhard Pfandl, Time Prophecies in Daniel 12, Biblical Research Institute Releases, n° 5 (Silver Spring, Maryland: Biblical Research Institute, 2005). 65. Ver Seventh-day Adventists Believe. . . A Biblical Exposition of 27 Fundamental Doctrines (Washington, DC: Ministerial Association of the General Conference of Seventhday Adventists, 1988); Raoul Dederen, ed., Handbook of Seventh-day Adventist Theology (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000). 66. Elena G. de White, The Great Controversy, 593-602.

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Capítulo

3

Elena G. de White y el surgimiento del adventismo sabatista Merlin D. Burt Director del Centro de Investigación Adventista. Andrews University, Berrien Spring, MD, EE. UU.

P

robablemente, el lado más malentendido y malinterpretado de la historia del adventismo del séptimo día es el que comprende los primeros cinco años luego del chasco de 1844. Para muchos es un misterio cómo el movimiento llegó a unirse y de qué manera se desarrolló su teología. También, es importante entender estos años fundamentales. El presente capítulo se enfoca en los milleritas y los adventistas pos-1844, quienes eventualmente se organizaron y formaron la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD). Los aspectos particulares de este desarrollo son parte constituyente de las doctrinas distintivas del adventismo: el sábado y el santuario celestial. El papel de Elena G. de White es vital y revela la conducción divina que mantuvo cohesionado a un grupo a través de aquellos años complicados cerca de 1850.

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Legado adventista

Introducción El periodo desde el final de la Guerra Revolucionaria hasta la Guerra Civil fue una época de grande optimismo e independencia personal en el recientemente formado Estados Unidos de Norteamérica. El nuevo bagaje cultural se impuso contra el orden establecido de los federales y los congregacionalistas. Los bautistas, metodistas americanos y la Conexión Cristiana se convirtieron en las nuevas iglesias populares en el norte de Nueva Inglaterra y la frontera oeste de aquellos días. Cada experiencia individual ofrecía un lugar de prominencia. La primacía del individuo condujo a una desenfrenada experimentación religiosa y a una diversidad de pensamiento. El reavivalismo cristiano del siglo XVIII expandió lo que se ha conocido como el “Segundo Gran Despertar”. El adventismo millerita emergió como una extensión del Segundo Gran Despertar Americano durante la primera mitad del siglo XIX. Como un reavivalista exitoso, Guillermo Miller siguió el estilo de Carlos Finney y presentó su serie de “conferencias” dondequiera que se le invitaba, celebrando reuniones interdenominacionales prolongadas en varias ciudades y pueblos en toda Nueva Inglaterra, Nueva York y Ohio. Invariablemente, sus presentaciones resultaban en reavivamiento y la amplia conversión de “infieles”. Miller decía que la segunda venida de Jesús ocurriría “cerca del año 1843” y muchos aceptaron sus perspectivas sobre las profecías de Daniel y Apocalipsis. Su más importante converso, para el periodo millerita y la década de 1840, fue Joshua V. Himes. Himes, como ministro de la Conexión Cristiana, popularizó el movimiento y esparció su mensaje a través de una multitud de conferencias y publicaciones.1 La fecha más importante conectada con la esperada aparición de Jesús, fue el 22 de octubre de 1844. Uno de los conversos de Guillermo Miller fue una joven metodista de nombre Elena Harmon (después Elena G. de White). Cuando Miller llegó a su pueblo de Portland, Maine, en la primavera de 1840, la familia Harmon estuvo entre aquellos que asistían a las reuniones en la Iglesia Cristiana de Casco Street. Durante

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Burt: Elena G. de White y el adventismo sabatista

las conferencias, Elena —de 12 años de edad— se presentó a la “silla del desahogo” para orar. Ella y su familia estaban totalmente convencidos al considerar las posiciones de Miller y se convirtieron en sostenedores laicos de la causa adventista en Portland. A través de la expectación de octubre de 1844, ella no destacó de una manera particularmente dramática, ni su experiencia fue de tal carácter que la de muchos otros milleritas que venían de un trasfondo metodista. Sin embargo, ella se convirtió en una de las fundadoras de lo que ahora es la denominación más significativa que emerge del adventismo millerita. Las dos partes del enfoque de este capítulo se encargan de examinar la aparición del adventismo sabatista a partir del movimiento millerita hasta 1855 y el rol que Elena G. de White jugó en aquel. Se dará una atención particular a los primeros cinco años luego de 1844, que trajeron la diversificación del adventismo sabatista. Durante la década de 1850, el adventismo sabatista creció rápidamente. En 1860, el movimiento tomó el nombre de Iglesia Adventista del Séptimo Día, y en 1863, se organizó en una Asociación General . Este capítulo se basa profundamente en la disertación doctoral del autor y una correspondiente investigación. Se le anima al lector a leer las referencias para más detalle y documentación.

El surgimiento del adventismo sabatista El adventismo sabatista surgió de la división teológica que ocurrió en el Movimiento Millerita en el periodo luego del chasco de octubre de 1844. Los años de 1845 y 1846 fueron los años principales que marcaron esa época. Ellos vieron un amplio espectro de posiciones teológicas. Entre los años de 1847 y 1849 la confusión empezó a disiparse cuando los tres principales líderes del adventismo sabatista se juntaron en una unidad teológica. José Bates puso en gran manera el marco teológico y las iniciativas evangelistas; Jaime White se convirtió en el editor y líder organizacional y Elena G. de White era la visionaria, cuyas experiencias proféticas dieron al grupo confirmación, corrección y estímulo.

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Legado adventista

La división del adventismo millerita y el adventismo del Esposo Hacia el final de 1844, gran parte de milleritas concluyeron que Jesús no vendría como ellos habían esperado. Esto condujo a una separación dentro del movimiento. El grupo principal, bajo el liderazgo de Joshua V. Himes, concluyó que la fecha del otoño de 1844 había sido un error y empezó a reevaluar las profecías en anticipación a un futuro cumplimiento.2 Guillermo Miller, tardíamente, se unió a Himes en esta posición en marzo de 1845. La línea principal de los adventistas milleritas definió su posición en la Conferencia de Albany, Nueva York, sostenida del 29 de abril al 1 de mayo de 1845 y en las sucesivas conferencias de primavera.3 Este movimiento llegó a formar varias asociaciones denominacionales en muchas divisiones. Actualmente, la Iglesia Cristiana Adventista, con casi cerca de 25 000 miembros, es el descendiente histórico y teológico más directo de la línea principal del grupo millerita.4 Un movimiento minoritario adoptó la posición de que algo importante había ocurrido en octubre de 1844. Su posición inicial fue definida en el [Advent Mirror] en enero de 1845. Usando la parábola de las diez vírgenes de Mateo 25 y otros textos relacionados, Joseph Turner y Apollos Hale decían que Jesús había llegado a una boda celestial como el Esposo, en vez de venir a la tierra en su segunda venida. Ellos adoptaron una posición intermedia en la cual Jesús cumplió una obra en el cielo antes de volver a la tierra visiblemente y literalmente en la segunda venida. Los adventistas del Esposo, llamados peyorativamente como los adventistas de la “puerta cerrada” por aquellos que rechazaban sus visiones, permanecieron viables como entidad teológicamente distintiva hasta el verano de 1846 aproximadamente. Líderes claves en el movimiento incluían a nombres como Samuel Snow, Joseph Turner y Enoc Jacobs. Las publicaciones más importantes para los adventistas del Esposo fueron el Day-Star, publicado por Enoc Jacobs en Cincinnati, Ohio; y el Jubilee Standard, publicado por Samuel Snow en Nueva York. Los adventistas del Esposo rápidamente se dividieron en dos grupos. La posición inicial del [Advent Mirror] y muchos adventistas del

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Burt: Elena G. de White y el adventismo sabatista

Esposo fue que Jesús vendría literalmente. Muchos adoptaron la idea de un año de jubileo que terminaría en octubre de 1845, cuando ocurra la segunda venida. Durante 1845 y la primera mitad de 1846, un número creciente de adventistas del Esposo adoptaron la visión de que Jesús había venido espiritualmente en octubre de 1844. El periódico Voice of the Shepherd [Voz del Pastor], publicado primero en marzo de 1845, presentó en Utica, New York, la posición de los espiritualizadores.5 Ellos dijeron que la resurrección había ocurrido, los santos estaban espiritualmente en la Nueva Jerusalén y que Jesús estaba espiritualmente presente.6 Cuando Jesús no vino en octubre de 1845 como los literalistas esperaban, la posición espiritualizante abrumó al adventismo del Esposo. Aun Enoc Jacobs, el editor del Day-Star, adoptó la visión espiritualizadora. Él y muchos adventistas del Esposo se unieron a los Shakers durante la primavera y verano de 1846. Por diciembre de 1845 Samuel Snow publicó el True Day-Star y aseguraba ser él el profeta Elías.7 Perdió influencia con todos, menos con un pequeño grupo de antiguos adventistas del Esposo en la ciudad de Nueva York. Los tres miembros del adventismo del Esposo que se convirtieron en los principales fundadores del adventismo sabatista y posteriormente de la Iglesia Adventista del Séptimo Día fueron José Bates, Jaime White y Elena Harmon.8 Estos, junto a otros, fueron parte de lo que se convirtió en una posición de Esposo minoritaria, que enseñaba un cielo literal y una segunda venida literal de Jesús. Por el verano de 1846, el adventismo del Esposo esencialmente se había desintegrado. Todos los que permanecieron eran unos pocos literalistas que habían adoptado una idea extendida de la expiación en conexión con la fecha de octubre de 1844. Himes y la línea principal de los adventistas fallaron en distinguir las dos posiciones divergentes del Esposo. Ellos, simplemente, las rechazaron como cosas de “fanáticos de la puerta cerrada”. Hasta hoy, los historiadores y los teólogos no han apreciado adecuadamente la naturaleza complicada y dinámica de la teología adventista del Esposo, la causa de su engaño y la manera en que eso se convirtió en el adventismo sabatista.

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Posiciones divergentes del Esposo en cuanto a la expiación Una división posterior en el adventismo del Esposo durante 1845 necesita notarse al considerar su entendimiento sobre la expiación. Durante 1845 existían dos posiciones con diferentes aproximaciones teológicas respecto al concepto de la puerta cerrada. Muchos adventistas del Esposo creían que el 22 (o 23) de octubre de 1844, Jesús había finalizado su obra sumo sacerdotal de expiación en el cielo y empezaba a gobernar como Rey. Una posición minoritaria sostenía que Jesús estaba ocupado en una obra extendida de expiación en el lugar santísimo del santuario o templo celestial. Samuel Snow fue el proponente más significativo de la posición de la expiación en un día.9 Él era el líder principal que había defendido fervorosamente el “verdadero clamor de medianoche” entre agosto y octubre de 1844. Expuso que el día de expiación en el año judío ocurría en el otoño. En el AT el festival incluía un proceso de purificación o limpieza del templo o santuario terrenal. Snow conectó tipológicamente este día con la “purificación del santuario” de Daniel 8:14 y señaló a la caída de 1844 o “décimo día del décimo mes” para su cumplimiento. Snow dijo que Jesús había actuado en una función de “día de expiación” en el santuario celestial cerca o casi cerca del 22 de octubre de 1844. En aquella fecha, Snow dijo que Jesús había completado su obra sacerdotal, había puesto a un lado sus trajes sacerdotales y había empezado a funcionar como Rey. La posición de Snow fue conectada con la de Guillermo Miller sobre la idea de la puerta cerrada. Por unos pocos meses, luego del chasco de octubre de 1844, muchos milleritas creyeron que la prueba había terminado para el mundo. En los años precedentes a 1844, Miller había presentado la parábola de las diez vírgenes de Mateo 25 como evidencia de que justo antes de la segunda venida de Cristo, la puerta de la gracia se cerraría. La posición largamente mantenida de Miller se conectó con la posición de expiación de un día de Samuel Snow. En marzo de 1845, a través de una nueva publicación, el Day-

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Dawn, O.R.L. Crosier sugirió una alternativa a la visión de Snow. Crosier dijo que la expiación en el lugar santísimo del santuario celestial era más larga que un solo día. Su posición extendida de la expiación creció en importancia durante 1845. Al publicar su comprensión en marzo de 1845, Emily Cremons, en Portland, Maine, también sugirió un concepto de expiación extendida, pero la conectó con un proceso de nuevo pacto que purificaba al pueblo de Dios del pecado en anticipación a la segunda venida. Ella promovió su posición durante la última parte de la primavera y el verano de 1845, mediante una publicación titulada Hope Within the Veil [Esperanza dentro del velo]. Aunque no existen tales ediciones, sus posiciones fueron explicadas en otras publicaciones y mediante la férrea oposición de Samuel Snow en su periódico Jubilee Standard. Clemons abandonó su posición en setiembre de 1845 y, por un tiempo se unió a la línea principal de los adventistas.10 Por el año 1847 o 1848, ella abandonó el adventismo millerita.11 Hasta años recientes, ella había sido pasada por alto como una parte importante del adventismo del Esposo. Crosier estuvo en diálogo con Clemons en 1845 y continuó refinando sus propios conocimientos ampliados sobre la expiación.12 El 7 de febrero de 1846, Crosier publicó un artículo extenso en una edición especial del Day-Star, que exponía su comprensión más desarrollada.13 Esta fue la publicación definitiva en cuanto a la comprensión ampliada del tema de la expiación, y fue generalmente adoptada por los adventistas sabatarios. Elena G. de White escribió en 1847: “El Señor me mostró en visión, hace más de un año, que el Hno. Crosier tenía la verdadera luz en cuanto a la purificación del Santuario. . . Me siento plenamente autorizada por el Señor para recomendar ese Extra a cada santo”.14 La idea de una expiación en un día, como lo enseñaba Snow y otros, dio un soporte teológico ante la idea férrea de la puerta cerrada. Debido a que Jesús era un Rey en lugar de Sacerdote, no había más razón para una expiación por el pecado, pues el destino humano ya estaba determinado. Por otro lado, la comprensión ampliada de la expiación desafió teológicamente la idea de una puerta cerrada para la gracia, porque Jesús aún permanecía como un Sacerdote

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que expiaba el pecado. El concepto desarrollado de la expiación, junto a un nuevo entendimiento que requería la proclamación del sábado, socavó la idea de la puerta cerrada heredada del millerismo. Finalmente, los adventistas sabatistas abandonaron esta última idea a inicios de 1850.

Comprensión del séptimo día (sábado) durante la era del Esposo La idea del sábado o del séptimo día, como el reposo bíblico, fue una postura minoritaria dentro del movimiento millerita antes del chasco de 1844, mediante la influencia de los bautistas del séptimo día. A diferencia del condicionalismo, que tenía en George Storrs y en Carlos Fitch sus principales defensores, el sentimiento sabatista careció en los líderes milleritas, pues no pudieron desarrollar las posiciones recientes. Durante 1845, el defensor del sábado más importante fue T.M. Preble. Él aceptó el sábado en agosto de 1844 y publicó un artículo y un tratado en febrero y en marzo de 1845, promoviendo la observancia del sábado.15 Aunque Preble nunca adoptó la postura adventista del Esposo, sus publicaciones influenciaron a este grupo en profundidad. Su converso más importante fue el futuro líder sabatario José Bates.16 Preble abandonó su postura sobre el sábado a finales de la década de 1840.17 En 1845, las visiones sabatistas dentro del adventismo del Esposo se volvieron teológicamente complicadas. Preble había presentado argumentos bíblicos de los bautistas del séptimo día para apoyar el sábado, basados en la creación, los Diez Mandamientos y el ejemplo de Jesús. Adicionalmente, añadió sus propias ideas restauracionistas. Cuando aceptó el sábado, Bates esencialmente siguió los conceptos de Preble. Pero, durante 1845, un grupo extremista dentro del adventismo del Esposo y algunos otros dentro de la rama espiritualizante, cogieron el concepto del sábado y redefinieron su importancia, basándose en lo que ellos llamaban “ordenanzas del Señor”. Enlazaron el séptimo día sábado con la práctica del ósculo santo, el bautismo y el lavamiento

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de los pies y se volvieron fanáticos.18 Esto causó vacilación en las convicciones de Bates por un tiempo en cuanto al sábado y es, quizás, la razón para el motivo de que Jaime y Elena G. de White consideraran el tema del sábado.19

El adventismo sabatista Luego que gran parte del adventismo del Esposo abandonara su posición en el verano de 1846, quizás solo una docena permanecía con el significado de la fecha de octubre de 1844 y una segunda venida literal de Jesús. Entre ellos estaban los tres principales fundadores del adventismo sabatista y la posterior Iglesia Adventista del Séptimo Día: José Bates, Jaime White y Elena Harmon (después, Elena G. de White). Todos ellos se habían opuesto a la postura espiritualizante imperante. Durante el verano de 1846, ellos aún no se habían integrado en conjunto, sino que la unidad entre ellos llegó durante los últimos meses de 1846. En agosto de 1846, Bates publicó su tratado sobre el sábado titulado The Seventh Day Sabbath, A Perpetual Sign [El séptimo día sábado. Una señal perpetua].20 Usó en su mayoría argumentos tomados de los bautistas del séptimo día, incluyendo temas como la creación y los Diez Mandamientos. Además, añadió perspectivas restauracionistas extraídas de su propio trasfondo de la Conexión Cristiana y otras ideas usadas de Preble.21 Jaime White y Elena Harmon se habían casado casi en el tiempo en que Bates publicó su folleto. Ellos estudiaron la Biblia con la ayuda del tratado de Bates y aceptaron el séptimo día sábado. En el otoño de 1846, Bates aceptó la validez de las visiones de Elena G. de White luego de observar su visión relativa a conceptos planetarios.22 Estos cambios integraron mucho más a estos tres fundadores. Ellos estuvieron listos para el crucial desarrollo teológico que lanzaría al movimiento a una misión mundial. Fue al principio de 1847 que surgió el concepto teológico central que convirtió al adventismo sabatista en un movimiento. Bates publicó la segunda edición de The Seventh Day Sabbath, A

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Perpetual Sign [El séptimo día sábado: Una señal perpetua] en enero de 1847.23 En este tratado, él propuso un nuevo concepto que integró los conceptos teológicos separados del sábado y la extensión de la expiación de Jesús en el lugar santísimo del Santuario celestial luego de 1844. Usando Apocalipsis 11:19 y 14:12, argumentó que el sábado tenía importancia escatológica y urgencia actual. Sostuvo que Jesús estaba ahora en el lugar santísimo del templo celestial junto al arca del pacto que contenía los Diez Mandamientos. Debido a que al pueblo de Dios se le describe como observador de los mandamientos y el sábado, como uno de ellos, identifica a Dios como el Creador que es digno de alabanza. Afirmaba que el sábado tiene un significado especial en el fin del tiempo. Quizá los defensores de la expiación extendida en el oeste de Nueva York, tales como Hiram Edson, O. R. L. Crosier y F. B. Hahn, ayudaron a inspirar estos nuevos conocimientos para Bates. Estos tres proponentes del santuario celestial habían aceptado la verdad del sábado mediante sus labores en el otoño de 1846. Luego de publicar la segunda edición de su tratado, Bates recibió apoyo clave mediante las visiones de Elena G. de White. El 6 de marzo y el 3 de abril de 1847, ella recibió visiones similares que apoyaron la nueva perspectiva escatológica de Bates sobre el sábado. Parece que estas fueron las primeras visiones que Elena G. de White había recibido sobre el asunto. Ella y su esposo ya habían estado guardando el sábado basados en la lectura del primer folleto de Bates sobre el tema y su propia lectura de la Biblia por espacio de seis meses. Bates estaba tan entusiasmado que llegó a publicar la visión de abril de Elena G. de White en un panfleto.24 El mes siguiente, tal visión fue reimpresa en “A Word to the Little Flock” [Una palabra hacia el “pequeño rebaño”]. A Word to the “Little Flock” fue la primera declaración de fe de los adventistas sabatistas y contenía material de los tres principales fundadores: Elena Harmon, Jaime White y José Bates. Ello estableció la base teológica para el adventismo sabatista y permitió una progresión teológica de eventos, desde 1844 hasta la nueva tierra.25 Los conceptos centrales estuvieron en su debido lugar para lanzar al

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movimiento que se convertiría en la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Debates entre The Bible Advocate y las conferencias evangelísticas sobre el sábado El interés producido por los folletos de Bates, el panfleto y en “A Word to the Little Flock” [Una palabra hacia el “pequeño rebaño”], se notó en el amplio cuerpo de la línea principal de los adventistas. De particular apunte es la discusión sobre el sábado en el Bible Advocate, publicado en Hartford, Connecticut. Las cartas al editor condujeron a un intercambio estructural de posiciones sobre el tema del sábado entre José Turner y J. B. Cook, por noviembre de 1847 y enero de 1848. Turner afirmaba que el domingo era verdaderamente el séptimo día y el verdadero reposo, mientras que Cook argumentaba que el sábado era el verdadero séptimo día de reposo. Cook, aunque era un observador del sábado, no formaba parte del grupo de adventistas sabatistas que conectaron a 1844 con el Santuario celestial. Pronto abandonó su postura, pero por un tiempo jugó un papel importante de apoyo al grupo. Aunque estaba excluido de las discusiones en el Bible Advocate, José Bates publicó A Vindication of the Seventh-Day Sabbath [Una defensa del sábado del séptimo día] en respuesta a la posición de Turner y otros asuntos relacionados con la discusión sobre el sábado.26

Las conferencias evangelistas sobre el sábado de 1848 El elevado interés en el asunto del sábado condujo a organizar una serie de conferencias evangelistas sobre el tema del sábado —en mayor y menor grado— en Connecticut, Nueva York, Maine y Massachusetts, durante el año de 1848. Estas conferencias sirvieron con el doble propósito de reunir a los adventistas dispersos en el recientemente nuevo mensaje adventista sabatista y suplir lugares para estudiar y clarificar sus posiciones. Las conferencias de 1848 produjeron un desarrollo teológico superior cuando llegó el fin

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de ese año, pues Bates conectó el sábado con el tema del sello de Dios. Durante la última conferencia principal del año en Rochester, Massachusetts, Elena G. de White recibió una visión que contenía instrucciones de que Jaime White empiece a publicar un periódico que proclame el sábado. Ella comprendió que los resultados serían como “raudales de luz que han de circundar el globo”.27

La publicación de Present Truth y la Review and Herald En respuesta a la visión de Elena G. de White, Jaime empezó a publicar una revista titulada Present Truth [La verdad presente] en julio de 1849. La serie consistía de once ediciones de 88 páginas y culminó en noviembre de 1850. La respuesta del público fue entusiasta. Pronto se convirtió en la voz principal del adventismo sabatista. Las conferencias principales y secundarias continuaron efectuándose en varias localidades y Jaime White, adicionalmente, publicó un himnario.28 En noviembre de 1850 empezó la publicación de Second Advent Review and Sabbath Herald [Revista del segundo advenimiento y heraldo del sábado], popularmente abreviada como Review and Herald. Esta publicación ha continuado en prensa a través de toda la historia del adventismo sabatario y la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD) hasta el presente. Dos publicaciones son actualmente publicadas como producto de la Review and Herald original; ellas son Adventist Review [Revista Adventista] y Adventist World [Mundo Adventista]. La aparición de una revista en 1849 y en 1850, junto a las conferencias regulares y un ministerio itinerante, constituyeron en una forma restauracionista de la organización. Este estilo inicial de organización es comprensible al considerar que Jaime White y José Bates tuvieron un trasfondo de la Conexión Cristiana. A inicios de 1850, el adventismo sabatista creció rápidamente. Jaime White observó que el número de “hermanos adventistas” en el estado de Nueva York había crecido de ser “casi un puñado” hasta “cerca de mil personas”.29 Este rápido crecimiento condujo a desafíos organizacionales. Por 1860, la necesidad de incorporar la obra de publicaciones llevó —en parte— a considerar la adopción del nombre

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de Adventistas del Séptimo Día. Este fue un paso polémico. Muchos adventistas sabatistas habían considerado que tomar el nombre como una forma de organización era, en cierta manera, un retorno a “Babilonia”. Por el apoyo de Elena G. de White a este desarrollo, ella también enfrentó oposición. El paso de tomar un nombre contribuyó a la primera ramificación del adventismo sabatista. En vez de adoptar un nombre no-bíblico, un grupo disidente adoptó el nombre de Iglesia de Dios del Séptimo Día. El paso final que organizó a los adventistas del séptimo día en una denominación, fue el establecimiento de las primeras asociaciones locales y luego la Asociación General en 1863. Esto, junto a la adopción de la “benevolencia sistemática” para fundar la organización, permitió el crecimiento continuo con una mente orientada a la misión global. Es notable que el remanente fragmentado del adventismo del Esposo llegó a formar un nuevo movimiento que actualmente es representado en muchos países del mundo y que continúa creciendo rápidamente. El surgimiento del adventismo sabatista se debe, en parte, a la conducción divina mediante las visiones proféticas de Elena G. de White. Es importante entender correctamente el rol que ella desempeñó en la formación del adventismo sabatista.

El rol de Elena G. de White en el adventismo sabatista Elena Harmon tenía aún 16 años en la época de la espera de 1844. Aunque era introvertida, su personalidad era emocionalmente intensa. Un lamentable accidente de la niñez afectó su desarrollo emocional y contribuyó a tener periodos depresivos. Para la joven Elena, su resolución llegó mediante la experiencia cristiana. Su conversión abarcó un buen periodo de años y fue significativamente influenciada por su trasfondo metodista y su participación en el movimiento millerita. Sus padres y su hermana menor asistieron a las largas conferencias de Miller en Portland, Maine, durante marzo de 1840, donde ellos aceptaron sus enseñanzas sobre la segunda venida de Jesús.

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Aunque Elena Harmon asistió a las reuniones adventistas en Beethoven Hall, ella no alcanzaba notoriedad. Luego, recordaría el compartir su “experiencia de conversión” o testimonio en Beethoven Hall y después en la capilla bautista de Temple Street Free-Will en Portland. Probablemente, los cambios teológicos más importantes que trajeron firmeza de carácter a su vida, fueron la comprensión del amor paternal de Dios, el rechazo de la idea de un tormento eterno y el entendimiento de la salvación y la experiencia cristiana.30 En muchas formas, la experiencia religiosa de Elena Harmon fue semejante a la de otras mujeres del Segundo Gran Despertar. Sus primeros testimonios estuvieron en línea con las “nuevas medidas” de Carlos Finney, que permitían a las mujeres testificar en público. El carácter extrovertido de su experiencia incluía una pérdida de fuerza y exclamaciones de alabanza que eran consistentes con la idea metodista de la segunda bendición de la santificación. Estas experiencias y expresiones religiosas fueron previas a su primera visión. La influencia de Harmon empezó a expandirse luego de sus visiones proféticas. Respecto a su influencia, se consideran cuatro aspectos cronológicos. Primero, sus cuatro visiones principales en 1845 la presentaron como una voz profética y aportó confirmación y enriquecimiento a conceptos bíblicos claves que darían apoyo al surgimiento del adventismo sabatista. Sus visiones apoyaron la continua importancia de la fecha de 1844, la idea de una obra extendida de expiación, el rechazo de ideas espiritualizantes y la elaboración de un marco escatológico más amplio. Segundo, su influencia preservó un grupo central de la confusión y el fanatismo del adventismo del Esposo durante 1845 y 1846. Tercero, sus visiones durante 1847 y 1848 proveyeron confirmación y enriquecimiento de conceptos teológicos claves del adventismo sabatista. Finalmente, su voz profética fue considerada como sujeta a la Biblia y necesaria para el avance del movimiento.

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Las primeras cuatro visiones principales de Elena G. de White Fue durante las primeras semanas inciertas, luego de la espera de octubre de 1844, que Elena Harmon tuvo su primera visión profética. La fecha exacta no se conoce con precisión, pero hubo reportes durante diciembre de 1844. Por el tiempo de su visión inicial, Harmon había abandonado su fe en la experiencia de octubre de 1844 y al igual que muchos adventistas, había empezado a buscar una nueva fecha futura.31 Fue su primera visión que la convenció a ella y a los que la conocían en Portland, Maine, que Dios aún estaba con el grupo adventista y los había conducido en su experiencia de 1844. En dicha visión, algunas veces referida como la “visión del clamor de medianoche”, ella vio a Jesús dirigiendo a los creyentes adventistas en un sendero que iba hacia la Nueva Jerusalén. Detrás del sendero, ella observó una luz que lo iluminaba, lo cual era, según el ángel explicó, el clamor de medianoche o el movimiento de octubre de 1844.32 Naturalmente, esta visión la colocó firmemente con los adventistas del Esposo, quienes estuvieron muy interesados en su experiencia. La segunda visión de Harmon fue en febrero de 1845, algunas veces llamada la “visión del Esposo” y proveyó confirmación adicional de la importancia de 1844. Ella vio a Dios el Padre y a Jesús moverse en el cielo y contempló al Salvador oficiando como un “sumo sacerdote”. Su visión se basó en las descripciones bíblicas de Daniel 7:9-10, 1314. Esta visión es particularmente significativa, considerando que muchos adventistas del Esposo se mantenían en una posición de “expiación de un solo día”. Teológicamente, esta visión socavó la idea de un riguroso cierre de prueba que era promocionado por José Turner y Samuel Snow.33 Su visión se alineó con la posición de la expiación extendida que fue desarrollada por O. R. L. Crosier y Emily Clemons. Es improbable que Harmon estuviera familiarizada con las posturas de Crosier o de Clemons, ya que no habían sido impresas hasta el mes siguiente a su visión. La misma Harmon no publicó sus visiones hasta 1846. Su tercera visión importante, probablemente, ocurrió durante

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la primavera de 1845. Se refiere a ella como la “visión de la tierra nueva”. Esta, en la cual ella fue llevada al futuro y a una tierra restaurada, tenía el resultado específico de quebrantar la idea espiritualizada de la segunda venida de Jesús y la Nueva Jerusalén. Harmon caminó con Jesús en la nueva tierra, donde contempló pasto “de vivo verdor”, flores selectas, vio bosques, casas y aun a los santos redimidos. Al ingresar en la Nueva Jerusalén, ella vio la mesa del banquete llena de alimentos preparados para comer. Pero, Jesús la detuvo y le instruyó para decir a otros lo que le había sido mostrado.34 Esta visión colocó a Harmon en directo apoyo con la posición literalista de los adventistas del Esposo. Su cuarta visión principal mostró que el tiempo de angustia debe ocurrir antes que Jesús venga. Le fue dada antes de la espera de octubre de 1845 y al término de lo que algunos creían que era el año del jubileo. Jaime White y muchos otros adventistas del Esposo que habían rechazado la postura espiritualizante fijaron su esperanza en una segunda venida literal en esta fecha. Esta idea ayudó a neutralizar el establecimiento de fechas y logró estabilizar a los defensores del Esposo que apoyaban la segunda venida literal, quienes aceptaron las visiones de Harmon como provenientes de Dios. Ello adicionalmente señaló a un futuro tiempo de angustia que teológicamente destruía la postura de la puerta cerrada. Todas estas influencias fueron importantes, puesto que el adventismo del Esposo colapsó durante la primera mitad de 1846 con el traslado de los espiritualizantes a la comunidad de los Shakers. Estas cuatro visiones principales de 1845 apoyaron la fecha de 22 de octubre de 1844 y contrarrestaron a la práctica adventista tradicional de colocar fecha; apoyaron también la postura de la expiación extendida que estaba en oposición a la idea de la mayoría que creía que Jesús estaba como Rey y no más era sumo sacerdote; asimismo, apoyó la idea de la segunda venida literal de Cristo y protegió de los espiritualizantes a los que creían en sus visiones; y, finalmente, mantuvo a salvo a Jaime White y otros del chasco y el establecimiento de fechas en octubre de 1845. La importancia teológica de las visiones no puede ser subestimada. Para el pequeño

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grupo que llegó a aceptar las visiones como provenientes de Dios, ellas llegaron a tener un papel de protección contra las confusas y diversas agrupaciones dentro del millerismo y del adventismo del Esposo durante 1845.

La influencia de Elena Harmon durante 1845 y 1846 Durante el año de 1845 la influencia de Elena Harmon en el movimiento millerita estuvo muy limitada a los adventistas del Esposo en Portland y otras áreas de Maine y en gran parte de Boston. Su papel dentro del adventismo del Esposo nunca alcanzó un lugar de prominencia. Sus primeros escritos no aparecieron en imprenta hasta 1846 y fueron inicialmente limitados a dos cartas al Day-Star y un sencillo panfleto.35 Su creciente rol se enlaza con la aparición del adventismo sabatista a finales de 1846 y durante 1847. Jaime White observó en 1847 que aquellos que se convirtieron al adventismo del Esposo en Portland, fueron influenciados por las visiones de Harmon. Él escribió: Al recibir su primera visión, en diciembre de 1844, ella y todo el grupo de Portland, Maine (donde sus padres entonces residían), habían abandonado las ideas del clamor de medianoche y la puerta cerrada, como se enseñaban en el pasado. Fue entonces cuando el Señor le mostró en visión el error en que se encontraban ella y todo el grupo de Portland. Ella luego relató su visión al grupo y cerca de 60 personas confesaron su error y reconocieron que su experiencia en el 7mo mes era obra de Dios.36

La influencia de Harmon expandió sus viajes durante 1845. Ella primero fue a Portland, Maine, en enero y luego viajó a través del este de Maine hasta llegar a Atkinson y Orrington durante el mes de febrero. Fue durante su viaje al este de Maine que tuvo su segunda visión principal y también estuvo presente durante el incidente de Israel Dammon en Atkinson. Dammon fue arrestado y acusado de holgazanería en la corte de la policía local. El caso fue impactante en

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Maine y fue más allá de los reportes de los diarios. J. S. Holmes, el abogado designado para el caso, era masón de profesión y no apoyó personalmente las posiciones de Dammon. Su propósito era proteger la práctica libre de la religión. En años posteriores, recordó el caso como “una de las más grandes defensas de la tolerancia y la libertad religiosa” que había visto.37 Este caso, junto a otras noticias públicas, difamó a Elena Harmon como una fanática. Su notoriedad pública, al principio, causó que los adventistas de la línea principal y la opinión pública rechazaran su experiencia. Ellos no entendieron adecuadamente los asuntos teológicos milleritas y del adventismo del Esposo que estuvieron presentes en ese tiempo. No es sorprendente que Elena Harmon estuviera en asociación con Dammon y otros como él. Todos ellos aun creían que 1844 era cumplimiento de la profecía. Jaime White y Elena G. de White estaban intentando contrarrestar el fanatismo. No solo ella recibió fama negativa de los adventistas tradicionales y el público durante 1845, sino también ella se volvió un personaje controversial dentro del adventismo del Esposo. Joseph Turner, identificado por J. V. Himes como el fundador de la postura de la puerta cerrada, se volvió adversario declarado de Elena Harmon.38 Turner aterrorizó a Harmon en el tiempo de su primera visión. Inicialmente, ella evitó compartir su visión en una reunión, pensando que él podría rechazar su experiencia. Para su alivio, esto no sucedió, pero pronto los de la reunión estuvieron en oposición al uso del mesmerismo de Turner.39 Este atribuyó la experiencia de Harmon con el mesmerismo e intentó controlarla. Cuando esto falló, él se convirtió en su oponente. Turner y un colega llamado John Howell la siguieron en sus viajes en un intento de socavar su influencia.40 Turner después intentó encubrir su participación en el mesmerismo, pero fue confrontado en las revistas por José Bates.41 Los defensores más importantes de Elena G. de White, durante 1845 e inicios de 1846, fueron Jaime White en Maine y Otis Nichols en Massachusetts. White viajó en compañía de Harmon y otros en muchos de sus viajes. El hogar de Nichols se convirtió en base de operaciones para ella cuando estaba en Massachusetts. En 1846,

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Nichols fue aún más lejos al enviar a Guillermo Miller una copia del primer folleto de Elena Harmon junto con una extensa carta personal. No se conoce la respuesta de Miller; pero, debido a que él se opuso a la manifestación actual del don profético, es probable que la haya rechazado como una fanática.42 Durante la primera mitad de 1846, cuando los espiritualizadores del Esposo tomaron fuerza, Elena G. de White recordó reunirse con Clorinda Minor en Boston.43 Elena rehusó hablar de sus visiones por temor de que los presentes tergiversen lo que ella decía en apoyo de la postura espiritualizadora. Luego de su matrimonio el 30 de agosto de 1846, Jaime y Elena G. de White leyeron el recientemente publicado tratado de José Bates sobre el sábado y apoyaron la idea de que el séptimo día era el sábado.44 En noviembre de 1846, José Bates aceptó la legitimidad del don profético de Elena G. de White.45 Esta unidad ocurrió justo antes de la publicación de la segunda edición del tratado sobre el sábado de José Bates, que lanzó al adventismo sabatista como un movimiento.

La influencia de Elena G. de White desde 1847 hasta 1850 Aunque Elena G. de White había tenido una visión importante en noviembre de 1846, fueron sus visiones gemelas de marzo y abril de 1847 las que ganaron prominencia para los adventistas sabatista. Algunas veces se refiere a ello como su visión “de la luz del sábado”. Ella contempló la presentación de José Bates sobre el significado del Apocalipsis 11:19. El texto lee en parte: “Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo” (RV60). En la visión de Elena G. de White ella “vio” a Jesús abrir el arca del lugar santísimo del Santuario celestial y sacar las dos tablas de los Diez Mandamientos. Una porción de su descripción describía la ley de Dios. Los cuatro de la primera tabla parecían más brillantes que los otros seis. Pero el cuarto (el mandamiento del sábado) brillaba sobre todos ellos; porque el sábado fue separado para ser guardado

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en honor del santo nombre de Dios. El santo sábado lucía glorioso —un fulgor de gloria estaba alrededor de él.46 La visión de Elena G. de White añadía una importante dimensión evangelística adicional al tema del sábado. Ella vio que los adventistas sabatistas “salían y proclamaban el sábado de manera más completa”. El folleto de Bates y el primer panfleto de Elena G. de White fueron reimpresos en “A Word to the Little Flock” [Una palabra hacia el “pequeño rebaño”]en mayo de 1847. Jaime White se propuso que las visiones de su esposa sean sometidas a la autoridad escritural. A fin de mostrar la armonía entre sus visiones y la Biblia, él añadió 84 versículos bíblicos y siete referencias apócrifas a los dos artículos de ella. Luego, Jaime escribió explícitamente acerca de la relación entre la Biblia y las visiones. “La Biblia es una revelación perfecta y completa. Ella es nuestra única regla de fe y de práctica. . . Las verdaderas visiones son dadas para conducirnos a Dios y su Palabra escrita; pero, las que son dadas para constituir una nueva regla de fe y práctica, aparte de la Biblia, no pueden provenir de Dios y deberían ser rechazadas”.47 Bates también enfatizó una perspectiva similar en su introducción al contenido de A Vision y la reimprimió en “A Word to the Little Flock”. El rol profético probó ser valioso en 1848 y 1849 durante las conferencias evangelistas sobre el sábado, que reunieron a varios creyentes dentro del adventismo sabatista. A menudo, las reuniones fueron confundidas con varias perspectivas y habrían sido reducidas al caos, si no hubiera sido por las oportunas visiones que trajeron unidad. Las visiones servían como un elemento adicional de impulsar al naciente movimiento hacia la superación. El inicio del cumplimiento de su visión de la luz del sábado y la “proclamación más completa del tema del sábado” fue visto durante las conferencias acerca del sábado en 1848. Al final de esas conferencias ofrecidas en la casa de Otis Nichols en Dorchester, Massachusetts, ella urgió que Jaime White empezara a publicar un periódico que se convertiría como “raudales de luz que han de circundar el globo”.48 El tercer panfleto de Elena G. de White, To Those Receiving the Seal of the Living God [A aquellos que reciben el sello del Dios

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vivo], publicado en 1849, empezó a jugar un rol pastoral profético en la imprenta. Aunque la conocida serie Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia] no empezó a ser publicada hasta 1855, este folleto ofrecía correcciones que contraatacaban ideas extremistas, por ejemplo, que los adventistas tenían que vender sus propiedades y tendencias legalistas. Los escritos de Elena G. de White continuaron apareciendo en prensa en una cantidad limitada durante 1849 y 1850 en la revista Present Truth [Verdad presente].

El papel de Elena G. de White durante los inicios de 1850 Mientras se encontraba apoyando el don profético, Jaime White estaba preocupado en que los adventistas sabatistas sean vistos como dependientes de los “dones” en lugar de la Biblia. Por tanto, él instituyó la práctica de no publicar los escritos de Elena en la revista Review and Herald. Más bien, publicó ocasionales suplementos que tenían una corta circulación. En 1851, White explicó su proceder de la siguiente manera: No diseñamos este número extra con una circulación general como la revista regular, por la razón de que existe un fuerte prejuicio en muchas mentes en contra de una porción de su contenido… Pero, como muchos están prejuiciados en contra de las visiones, pensamos que sería mejor al presente no insertar nada más al respecto en la revista. Por tanto, publicaremos las visiones por sí mismas para el beneficio de aquellos que creen que Dios puede cumplir su palabra y dar visiones “en los últimos días”.49

Por el año de 1855, Jaime White fue enfático al considerar el mantener las visiones en segundo plano: ¿Qué tiene que ver la Review and Herald con las visiones de la Sra. White? Los sentimientos publicados en sus columnas son tomados totalmente de las Santas

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Escrituras. Ningún escritor de la Review se ha referido a las visiones como la autoridad en algún punto. La Review, por cinco años, no ha publicado ni una de ellas. Su lema ha sido: “La Biblia y solamente la Biblia, la única regla de fe y práctica”. Entonces, ¿por qué deberían esas personas denunciar que la Review es partidaria de las visiones de la Sra. White?50

Durante la primera mitad de la década de 1850, Elena G. de White recibió muy pocas visiones. Por un momento, ella concluyó que quizá su labor profética había terminado. Las visiones habían llegado a ser menos frecuentes y mi testimonio para los hijos de Dios había acabado. Había pensado que mi obra en la causa de Dios había llegado a su final y que yo no tenía más cosas que hacer, pero para salvar mi propia alma y cuidadosamente servir a mis hijos, oré con ellos y por ellos, para que puedan ser salvos.51

En una conferencia ofrecida en Battle Creek en diciembre de 1855, fue hecha una corrección al procedimiento de suprimir los escritos de Elena G. de White en prensa. Se tomó la medida de que los testimonios de Elena G. de White sean publicados como monografías en los documentos de la iglesia. Desde ese tiempo en adelante, sus publicaciones aparecieron con más frecuencia. En el mismo mes, se publicó el primer número de Testimonies for the Church [Testimonios para la iglesia] en la forma de un pequeño tratado. En total, se publicaron una cantidad de 37 tratados y libros bajo el título de Testimonies for the Church durante todo el resto de vida de Elena G. de White. Actualmente, ellos son publicados por la Iglesia Adventista en una colección de nueve volúmenes, conocidos como Testimonios para la iglesia52. Los adventistas sabatistas y los adventistas del séptimo día no cambiaron su posición sobre el papel de los escritos de Elena G. de White en relación con la Biblia en 1855. Más bien, ellos decidieron publicar sus escritos aun si ellos conducían a la crítica y el malentendido por aquellos que rechazaban las modernas revelaciones proféticas de Elena G. de White.

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Burt: Elena G. de White y el adventismo sabatista

Resumen y conclusión El surgimiento y crecimiento expansivo del adventismo sabatista es algo milagroso, considerando sus inicios divisivos. Luego de 1844, el movimiento millerita se fragmentó en dos grupos. Los adventistas tradicionales, bajo el liderazgo de J. V. Himes y otros líderes importantes, concluyeron que la fecha de octubre de 1844 no era un cumplimiento correcto de la profecía y buscaban otras fechas futuras. Una minoría más pequeña pero significativa de milleritas resolvió que la profecía había sido cumplida en octubre de 1844, basados en su entendimiento de Jesús como el Esposo celestial. Estos adventistas del Esposo o de la puerta cerrada se dividieron teológicamente en dos vías. Una creciente mayoría concluyó que la segunda venida de Jesús había ocurrido espiritualmente, mientras que una minoría continuó abogando por una segunda venida literal. Adicionalmente, ellos se dividieron en el tema de la expiación. Al principio, una mayoría concluyó que Jesús había finalizado su expiación sumo sacerdotal en el lugar santísimo del santuario celestial en un día —o casi cerca del 22 de octubre de 1844. Una minoría decía que Jesús había iniciado una expiación final extendida el 22 de octubre de 1844. El adventismo sabatista surgió durante los últimos meses de 1846 y 1847 de los remanentes de las posiciones minoritarias —de los defensores adventistas de la segunda venida literal y la expiación extendida. Durante 1847, la diferenciación teológica más significativa ocurrida hasta la fecha estableció la base para el adventismo sabatista. Se entendió que el sábado era “verdad presente” o de significado escatológico. El rol del sábado en el fin del tiempo fue colocado en una progresión desarrollada en el contexto del tiempo del fin iniciándose desde 1844 hasta los nuevos cielos y la nueva tierra. Con este nuevo marco escatológico, llegó la convicción de que el mundo necesitaba entender y experimentar esta enseñanza bíblica. La proclamación empezó en 1848 con las conferencias evangelistas sobre el sábado. El resultado fue que, a principios de la década de 1850, donde había docenas de defensores, llegaron a crecer hasta 1000. Este crecimiento

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continuó con la formación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Actualmente, la membrecía adventista del séptimo día abarca todo el globo y continúa creciendo rápidamente casi llegando a los 20 millones de creyentes. El papel de Elena G. de White en el desarrollo del adventismo sabatista fue significativo. Sus visiones e influencia dirigieron al movimiento en nuevas direcciones específicas y sirvieron como un elemento particularmente integrador durante tiempos de confusión. Las visiones de Elena G. de White apoyaron, enriquecieron y corrigieron ideas periféricas divergentes. White no puso el fundamento teológico del adventismo sabatista —esto fue colocado por otros, lo cual es evidente en la formación del adventismo sabatista. Se observa también en la historia del adventismo durante su tiempo de vida. En áreas como el horario de la observancia del sábado en 1855, el sistema de diezmo de los adventistas de 1859 hasta 1876 y la corrección del antitrinitarianismo durante la década de 1890, las visiones no influenciaron la posición doctrinal definitiva hasta que los aspectos centrales del desarrollo teológico hubieran sido precisados. A menudo, las visiones enriquecían los conceptos básicos en maneras significativas y ofrecían la confirmación necesaria para reducir la disensión teológica. Desde sus inicios, el adventismo sabatista estableció una línea de separación entre las visiones de Elena G. de White y la Biblia. Esta era la fuente de “fe y práctica”, mientras que las visiones de Elena G. de White eran consideradas como revelación especial para conducir a la gente a la Biblia. Puede discutirse que algunas veces dentro de la iglesia adventista se ha difuminado esta distinción entre la Biblia y sus escritos. Pero cuando uno examina el desarrollo teológico del adventismo durante la vida de Elena G. de White, se ve que sus escritos jugaron un rol consistente con la primera posición de Jaime White y José Bates, junto al propio entendimiento de la Sra. White. Sea que uno acepte las conclusiones del adventismo sabatista y la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la historia de su aparición a partir del adventismo millerita y el papel de Elena G. de White son fascinantes y providenciales. Dadas las actuales corrientes de crecimiento, la iglesia

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Burt: Elena G. de White y el adventismo sabatista

adventista será una presencia cada vez más reconocible en el paisaje cristiano del mundo. Es vital que los adventistas se reconecten con sus raíces teológicas y no sencillamente se conviertan en adventistas culturales. El desarrollo teológico posterior del adventismo se edifica en las verdades fundamentales de la Escritura como el sábado y el ministerio de Jesús en el lugar santísimo del santuario celestial. Estas doctrinas fueron integradas dentro del marco del mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6-12. Ellas encuentran su integración correcta e inquebrantable en conexión con el evangelio eterno y el mensaje de la justificación por la fe. Por más de 160 años, el Espíritu Santo ha bendecido la predicación del evangelio eterno en términos del sábado y del ministerio de Jesús en el santuario. Quiera Dios darnos claridad de pensamiento y una pasión por su Palabra cuando buscamos y proclamamos la pronta venida de Jesús.

Referencias: 1. David Tallmadge Arthur, “Joshua V. Himes and the Cause of Adventism: 18391845” [“Joshua V. Himes y la causa del adventismo: 1839-1845”] (disertación de maestría, Universidad de Chicago, 1961), 4, 5. 2. “Advent Conference in Boston”, Morning Watch, 12 de junio de 1845, 186. 3. J. V. Himes, “Canadian Tour”, Morning Watch, 3 de abril de 1845, 110. 4. “Mutual Conference of Adventists at Albany” Advent Herald, 14 de mayo de 1845, 105-108; Proceedings of the Mutual Conference of Adventists, Held in the City of Albany, the 29th and 30th of April, and the 1st of May, 1845 (Nueva York: Joshua V. Himes, 1845). 5. Orlando Squires, “Where is Heaven?”, Voice of the Shepherd, marzo de 1845, 4, 5. 6. S. Fenton, “The Resurrection”, Voice of the Shepherd, marzo de 1845, 8; Orlando Squires, “This Same Jesus”, Voice of the Shepherd, marzo de 1845, 5. 7. Joseph K. Bellows, “Behold, Elijah is Here”, True Day Star, diciembre de 1845, 2; “Come to the Marriage Supper!”, Morning Star, febrero de 1848, 9. 8. Jaime White, “Carta del hermano White”, Day-Star, 24 de enero de 1846, 25; Harmon, Al pequeño remanente esparcido”, 6 de abril de 1846, Broadside; José Bates,

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The Opening Heavens, or a Connected View of the Testimony of the Prophets and Apostles, Concerning the Opening Heavens, Compared with Astronomical Observations, and of the Present and Future Location of the New Jerusalem, the Paradise of God (New Bedford, MA: Benjamin Lindsey, 1846), 1. 9. Samuel Snow, “Behold He Cometh!”, Day-Star, 22 de abril de 1845, 41. Citado del Jubilee Standard. 10. O. R. L. Crosier, “Carta del hno. O.R.L. Crosier”, Day-Star, 11 de octubre de 1845, 50. 11. Véase Merlin D. Burt, “Emily Clemons and the Development Sanctuary Doctrine During 1845” (Monografía de investigación, Andrews University, 1997). 12. O. R. L. Crosier, “The Springwater Affair”, Voice of Truth, 29 de octubre de 1845, 505; ídem, “Dear Bro. Jacobs”, Day-Star, 15 de noviembre de 1845, 23. 13. O. R. L. Crosier, “The Law of Moses”, Day-Star Extra, 7 de febrero de 1846, 38. 14. Jaime White, A Word to the Little Flock, 12; citado en Elena G. de White, Cristo en su Santuario (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), 9. 15. T.M. Preble, “The Sabbath”, Review and Herald, 23 de agosto de 1870 (reimpreso de la revista Hope of Israel, 28 de febrero de 1845), 73-74; ídem, Tract, Showing that the Seventh Day Should be Observed as the Sabbath, Instead of the First Day; ‘According to the Commandment’ (Nashua, NH: Murray and Kimball, 1845). 16. José Bates, The Seventh Day Sabbath, A Perpetual Sign, From the Beginning, to the Entering into the Gates of the Holy City, According to the Commandments (New Bedford, MA: Benjamin Lindsey, 1846), 40. 17. T. M. Preble, “Letter from T. M. Preble”, Advent Herald, 3 de julio de 1852, 214. 18. Para más detalles, véase a Merlin D. Burt, “The Three-Phase Historical Development of Sabbatarianism among American Adventist up through 1846 (monografía de investigación, Andrews University, 1997). 19. José Bates, The Seventh Day Sabbath, A Perpetual Sign, From the Beginning, to the Entering into the Gates of the Holy City, According to the Commandments, 40; Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, 9 vols. (Doral, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2003), 76, 77; Ídem, Spiritual Gifts: My Christian Experience, Views, and Labors in Connection with the Rise and Progress of the Third Angel’s Message, Vol. 2 (Battle Creek, MI: James White, 1860), 2. 20. Bates, Seventh day Sabbath, a Perpetual Sign, 1846. 21. T. M. Treble, Tract, Showing that the Seventh Day Should be Observed as the Sabbath, Instead of the First Day.

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22. Loughborough, Rise and Progress, 106-107, 125-126; J. N. Loughborough, “Recollections of the Past, Nº 16”, Review and Herald, 30 de noviembre de 1886, 745; Francis D. Nichol, Ellen G. White and Her Critics: An Answer to the Major Charges that Critics have Brought against Ellen G. White (Takoma Park, MD: Review and Herald 1951), 91-101; Fannie R. Curtis, “Curtis”, Review and Herald, 12 de diciembre de 1907, 31; Mary Pellham Hill, ed., Vital Records of Topsham, Maine, to the Year 1892, Vol. 1 (Portland, ME: Maine Historical Society, 1929), 47-48; Mary Pellham Hill, ed., Vital Records of Topsham, Maine, to the Year 1892, vol. 1 (Portland, ME: Maine Historical Society, 1929), 76, 77. 23. José Bates, The Seventh Day Sabbath, A Perpetual Sign, From the Beginning, to the Entering into the Gates of the Holy City, According to the Commandments, 24. José Bates, A Vision, panfleto, 7 de abril de 1847. 25. Jaime White, 26. José Bates, A Vindication of the Seventh-Day Sabbath, and the Commandments of God: with a Further History of God’s Peculiar People, from 1847 to 1848 (New Bedford, MA: Benjamin Lindsey, 1848). 27. Elena G. de White, Notas biográficas de Elena G. de White (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1981), 137. 28. Jaime White, Hymns for God’s Peculiar People that Keep the Commandments of God and the Faith of Jesus (Otsego, NY: Richard Oliphant, 1849); [Jaime White], “Hymns for God’s Peculiar People…”, Present Truth, diciembre de 1849, 47. 29. Jaime White, “The Work of the Lord”, Review and Herald, 6 de mayo de 1852, 4-5. 30. Para más detalles véase a Merlin D. Burt, “Ellen G. Harmon’s Three-Step Conversion Between 1836 and 1843 and the Harmon Family Methodist Experience (monografía de investigación, Andrews University, 1998); ídem, “My Burden Left Me: The Conversion of Ellen G. White”, Adventist Review, 25 de octubre de 2001, 8. 31. Jaime White, A Word to the “Little Flock”, 20 de mayo de 1847, 22. 32. Elena G. Harmon, To the Little Remnant Scattered Abroad, 6 de abril de 1846, Broadside, Aurora University, Aurora, IL. 33. Para un examen detallado de Elena G. de White y la puerta cerrada, véase el próximo lanzamiento de dicho tema en Annotated Letters and Manuscripts of Ellen G. White: 1844 through 1859. 34. White, Spiritual Gifts, vol. 2, 1860, 52-55. 35. Elena G. Harmon, “Letter from Sister Harmon”, Day-Star, 24 de enero de 1846, 31-32; ídem, “Letter from Sister Harmon”, Day-Star, 14 de marzo de 1846, 7; ídem, To the Little Remnant Scattered Abroad, 6 de abril de 1846, panfleto.

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36. Jaime White, A Word to the “Little Flock”, 22. 37. John F. Sprague, “James Stuart Holmes: The Pioneer Lawyer of Piscataquis County”, Bangor Historical Magazine IV, julio de 1888-junio de 1889, 34; citado en Bruce Weaver, “Incident in Atkinson: The Arrest and Trial of Israel Dammon”, Adventist Currents, abril de 1988, 24. 38. Joseph Turner, Hope of Israel, 24 de enero de 1845, citado en Defence of Joshua V. Himes, 18, 19; véase también Isaac C. Wellcome, History of the Second Advent Message and Mission, Doctrine and People (Yarmouth, ME: I. C. Wellcome, 1874), 397, 398. 39. Elena G. de White, “Interview with Mrs. E. G. White Re. Early Experiences”, 13 de agosto de 1906, Manuscrito 131, 1906, EGWE—GC. 40. Otis Nichols. “Statement by Otis Nichols”, n. d., EGWE—GC. 41. José Bates, A Vindication of the Seventh-day Sabbath, and the Commandments of God: With a Further History of God’s Peculiar People, from 1847 to 1848 (New Bedford, MA: Benjamin Lindsey, 1848), 15-17. 42. Elena G. Harmon, To the Little Remnant Scattered Abroad, 6 de abril de 1846, Aurora University, Aurora, IL. 43. E. G. White, Spiritual Gifts, vol. 2: 72. 44. Jaime White, Life Incidents, 269; ídem, Life Sketches, 1880, 128; véase también Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, 1: 75-77. 45. Bates, A Vision, panfleto, 7 de abril de 1847; reimpreso en A Word to the “Little Flock”, 21. 46. Ibíd. 47. A Word to the “Little Flock”, 13. 48. E. G. White, Notas biográficas, 125. 49. Jaime White, “This Sheet”, Review and Herald, extra, 21 de julio de 1851, 4. 50. Jaime White, “A Test”, Review and Herald, 16 de octubre de 1855, 61. 51. Elena G. de White, “Communication from Sister White”, Review and Herald, 10 de enero de 1856, 118. 52. Elena G. de White, Testimonies for the Church (Battle Creek, MI: Advent Review Office, 1855); ídem, Testimonios para la iglesia, 9 vols. (Doral, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 2008).

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Capítulo

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Cristología Adventista del Séptimo Día, 1844-2013: Una breve reseña histórica Alberto R. Timm Director Asociado, Ellen G. White Estate, Inc. Silver Spring, MD, EE. UU.

L

Introducción

a Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD) nació y se desarrolló con una fuerte expectativa escatológica cristocéntrica del regreso literal, visible y premilenario de Cristo en las nubes de los cielos. La expectativa ha sido enriquecida a través del tiempo por un fuerte énfasis, más en la obra soteriológica de Cristo que en la persona de Cristo. Como algunos han señalado, la obra soteriológica de Cristo ha sido enfatizada retrospectivamente, con (1) un enfoque millerita inicial en la glorificación (desde 1831), a través de la predicación del futuro regreso de Cristo; seguido de (2) una nueva visión de santificación (desde 1844), a través de la doctrina adventista del presente sacerdocio de Cristo en el Santuario celestial; y (3) una comprensión renovada de la justificación (desde 1888), por medio del pasado sacrificio expiatorio

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de Cristo en la cruz. No obstante, ha habido también un significativo y continuo interés adventista en la naturaleza y estatus de Cristo, el cual merece ser considerado apropiadamente. El desarrollo cristológico de la IASD ha sido considerado en algunos estudios, pudiendo ser clasificados en dos categorías distintas. Por un lado, hay algunos estudios importantes exponiendo el desarrollo bajo la suposición de que durante su encarnación, Cristo asumió una naturaleza moral-espiritual no caída, sin propensión al pecado. Por ejemplo, Movement of Destiny [Movimiento del destino] de LeRoy E. Froom (1971)1 expone el desarrollo de la cristología adventista que gravita alrededor de las discusiones cristológicas del Congreso de la Asociación General de 1888 celebrado en Minneapolis. La disertación doctoral de Eric C. Webster, Crosscurrents in Adventist Christology [Corrientes contrarias en la cristología adventista (1984)],2 es un marco comparativo de las exposiciones cristológicas de Elena G. de White, Ellet J. Waggoner, Edward Heppenstall y Herbert Douglass. En Ellen White on the Humanity of Christ [La humanidad de Cristo en los escritos de Elena G. de White] (1997),3 Woodrow W. Whidden II trata específicamente el desarrollo de la cristología de Elena G. de White a lo largo del tiempo. En A Search for Identity [En búsqueda de una identidad] (2000),4 George R. Knight proporciona un útil análisis histórico de las principales tensiones y discusiones cristológicas en la IASD. En contraste, existen dos estudios importantes que exponen el desarrollo cristológico de la IASD a partir de la perspectiva perfeccionista de la naturaleza humana de Cristo con tendencia pecaminosa. The Word Was Made Flesh [El Verbo se hizo carne] (1986)5 de Ralph Larson es, sin lugar a dudas, la compilación más exhaustiva de las declaraciones cristológicas adventistas publicadas entre 1852 y 1952. Una versión revisada y ampliada de Jean Zurcher, Le Christ Manifesté en Chair [Cristo manifestado en carne] (1994) 6 salió en inglés, bajo el título Touched with our Feelings [Tocado con nuestros sentimientos] (1999),7 cubriendo 150 años (1844-1994) de la cristología adventista, desde un abordaje perfeccionista. El presente estudio proporciona una breve descripción histórica del desarrollo de la cristología adventista entre 1844 y el

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año 2013. Después de algunos comentarios introductorios sobre el trasfondo cristológico más amplio, la investigación tiene que ver específicamente con el desarrollo de la cristología en la IASD. Ese desarrollo está considerado estructuralmente en cuatro períodos principales: (1) Énfasis en la naturaleza humana de Cristo (1844-1898); (2) énfasis en la naturaleza divino-humana de Cristo (1898-1957); (3) tensiones en la naturaleza de Cristo durante su encarnación (19571980); y (4) debates cristológicos contemporáneos (1980-2013). Este estudio menciona algunas de las contribuciones literarias adventistas más significativas para la comprensión de la persona de Jesucristo, con énfasis especial en su eternidad, su posición en la Deidad, y su naturaleza durante su encarnación. Una clara comprensión del desarrollo histórico de la cristología adventista es de mucho significado para que se pueda responder a los desafíos cristológicos de nuestros días.

Antecedentes cristológicos La IASD surgió a mediados del siglo XIX, en una época en que las ideas antitrinitarias estaban siendo promovidas en Norteamérica, principalmente entre los racionalistas (deístas y unitarios) y restauracionistas (conexionistas).8 Algunos conexionistas se unieron al movimiento millerita, y más tarde a su derivación adventista sabatista. Pero aquellas ideas no causaron impacto en el millerismo, ya que este estaba enfocado únicamente en la doctrina de la segunda venida de Cristo.9 A pesar de su abrumador énfasis escatológico, la literatura millerita también contiene algunas vislumbres cristológicas. Ya en 1822, Guillermo Miller escribió su “Credo” con dos artículos específicos, en el cual expuso su creencia personal en un Dios trino. Los artículos II y III dicen lo siguiente: ART. II. Creo en un Dios vivo y verdadero, y que hay tres personas en la Deidad, −así como en el hombre hay cuerpo, alma y espíritu. Y si alguien viniera a decirme cómo existen, le diré cómo las tres personas del Dios trino están conectadas.

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ART. III. Creo que Dios, por medio de su Hijo, creó al hombre a la imagen del Dios trino, con un cuerpo, alma y espíritu, y que fue creado como un agente moral, capaz de vivir, de obedecer, o transgredir las leyes de su Hacedor.10

La declaración previa reconoce la existencia de “tres personas en la Deidad”, lo que implica la existencia de Cristo como una persona distinta del Padre y el Espíritu Santo. Además, la enseñanza millerita de la segunda venida literal visible y premilenaria, tiene sentido solo si Cristo es una persona real. Sin embargo, Miller no abordó específicamente el tema de la naturaleza de Cristo durante su encarnación.

Énfasis en la naturaleza humana de Cristo (1844-1898) La cristología de los primeros adventistas estaba más enfocada en el actual sacerdocio celestial de Cristo (Heb 4:14-16) y en la futura segunda venida en las nubes de los cielos (Ap 1:17). Pero, a medida que transcurría el tiempo, breves declaraciones sobre la naturaleza humana de Cristo empezaron a aparecer aquí y allí en la literatura adventista. Una de las primeras y más representativas declaraciones apareció en la Declaration of the Fundamental Principles Taught and Practiced by the Seventh-day Adventists [Declaración de los principios fundamentales enseñados y practicados por los adventistas del séptimo día] (1872), dice lo siguiente: Que hay un Señor Jesucristo, el Hijo del Padre Eterno, aquel por quien Dios creó todas las cosas, y por quien ellas subsisten; que llevó sobre sí la naturaleza de la simiente de Abraham para la redención de nuestra raza caída; que habitó entre los hombres lleno de gracia y verdad, vivió nuestro ejemplo, murió nuestro sacrificio, fue resucitado para nuestra justificación, ascendió a lo alto para ser nuestro único mediador en el Santuario

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celestial, donde, con su propia sangre hace expiación por nuestros pecados; cuya expiación hasta ahora fue hecha sobre la cruz, que fue la oferta de sacrificio, la última parte de su obra como sacerdote, de acuerdo al ejemplo del sacerdocio levítico, el cual simbolizaba y prefiguraba el ministerio de nuestro Señor en el cielo (Ver Lv 16; Heb 8:4, 5; 9:6, 7; etc.).11

Esta declaración fue ampliada de alguna manera en los “Fundamental Principles of Seventh-day Adventists” [Principios fundamentales de los adventistas del séptimo día] (1889) que dice lo siguiente:

Que hay un Señor Jesucristo, el Hijo del Padre eterno, aquel por quien fueron creadas todas las cosas, y por quien ellas subsisten; que llevó sobre sí la naturaleza de la simiente de Abraham para redención de nuestra raza caída; que habitó entre los hombres, lleno de gracia y verdad, vivió nuestro ejemplo, murió nuestro sacrificio, fue resucitado para nuestra justificación, ascendió a lo alto para ser nuestro único mediador en el Santuario celestial, donde a través de los méritos de su sangre derramada asegura el perdón y cancelación de los pecados de todos los que penitentemente se acercan a él; y como la porción concluyente de su obra como sacerdote, antes de asumir el trono como rey, hará la gran expiación por los pecados de todos, y sus pecados serán borrados (Hch 3:19) y eliminados del santuario, como es mostrado en el servicio del sacerdocio levítico, el cual simbolizaba y prefiguraba el ministerio de nuestro Señor en el cielo (Ver Lv 16; Heb 8:4, 5; 9:6, 7; etc.).12

En ambas declaraciones de los adventistas mencionadas anteriormente, la naturaleza de Cristo durante su encarnación fue abordada solo en términos generales y concisos en la siguiente frase: “que llevó sobre sí la naturaleza de la simiente de Abraham para redención de nuestra raza caída; que habitó entre los hombres, lleno de gracia y verdad, vivió nuestro ejemplo, murió nuestro sacrificio…”.

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No obstante, el tema sería abordado con más detalle en los escritos de algunos autores adventistas específicos. Por lo menos se plantearon tres cuestiones cristológicas significativas durante el período considerado (1844-1898). Uno fue el asunto de la eternidad de Cristo. Por ejemplo, en 1865 Urías Smith comentó la alusión a Cristo como “el principio de la creación de Dios” (Ap 3:14) en los siguientes términos arrios: “No el originador, sino el principio de la creación, el primer ser creado, datando su existencia mucho antes de cualquier otro ser o cosa creada, próximo al autoexistente y eterno Dios”.13 En 1890 E. J. Waggoner declaró en términos más suaves que “había un tiempo cuando Cristo procedió y vino de Dios, del seno del Padre (Juan 8:42; 1:18), pero eso fue tanto tiempo atrás en los días de la eternidad que para la comprensión finita es prácticamente sin comienzo”.14 Y en 1898 Smith agregó: El mismo Dios no tiene comienzo. En la época más temprana, cuando el principio podría ser, —un período tan remoto que para las mentes finitas esto es esencialmente eternidad—, apareció el Verbo [Juan 1:1]. […] Así pues, parece que el Hijo de Dios apareció por algún impulso o proceso divino, no por creación, conocido solo por la Omnisciencia, y posible solo por la Omnipotencia.15

Tales conceptos heréticos serían corregidos más adelante, por medio de la influencia de Elena G. de White. Otro asunto significativo levantado en el período considerado fue la naturaleza humana de Cristo durante su encarnación. Ya en 1874, Elena G. de White resaltó que Cristo asumió la naturaleza humana después de cuatro mil años de pecado. Ella declaró: Cristo no estuvo en una situación tan favorable para resistir las tentaciones de Satanás en el desolado desierto, como lo estuvo Adán cuando fue tentado en el Edén. El Hijo de Dios se humilló y tomó la naturaleza del hombre después de que la raza humana ya hacía cuatro mil años

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que se había apartado del Edén y de su estado original de pureza y rectitud. Durante siglos, el pecado había estado dejando sus terribles marcas sobre la raza humana, y la degeneración física, mental y moral prevalecía en toda la familia humana. Cuando Adán fue atacado por el tentador en el Edén, estaba sin mancha de pecado. Estaba en toda la fortaleza de su perfección delante de Dios. Todos los órganos y facultades de su ser estaban igualmente desarrollados y armoniosamente equilibrados. . . En el desierto de la tentación, Cristo estuvo en el lugar de Adán para soportar la prueba que este no había podido resistir. Aquí venció Cristo en lugar del pecador, cuatro mil años después de que Adán dio la espalda a la luz de su hogar. Separada de la presencia de Dios, la familia humana se había apartado cada vez más, en cada generación sucesiva, de la pureza, la sabiduría y los conocimientos originales que Adán poseyera en el Edén. Cristo llevó los pecados y las debilidades de la raza humana tal como existían cuando vino a la tierra para ayudar al hombre. Con las debilidades del hombre caído sobre él, en favor de la raza humana había de soportar las tentaciones de Satanás en todos los puntos en los que pudiera ser atacado el hombre.16

Sin embargo, a fines de la década de 1880 y comienzos de la década de 1890, E. J. Waggoner17 y A. T. Jones18 empezaron a enfatizar la humanidad de Cristo, refiriéndose a él como llevando tendencia pecaminosa como cualquier otro ser humano. En su artículo “God Manifested in the Flesh” [Dios manifestado en la carne] (1889), Waggoner sugirió que “si él [Cristo] fue hecho en todas las cosas como sus hermanos (Heb 2:17), entonces él debería haber sufrido todas las enfermedades y pasiones de sus hermanos. Solo así podría ser capaz de ayudarlos”. Sorprendentemente, Waggoner declaró más adelante en el mismo artículo que “Cristo no podría pecar, porque él era la manifestación de Dios”.19 En la Sesión de la Asociación General de 1895, Jones declaró que “la naturaleza de Cristo es precisamente

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nuestra naturaleza”. “Siendo así, en su naturaleza humana no hay una partícula de diferencia entre él y tú. . . . Él no podría haber sido tentado en todo como yo, si no fuera como yo en todo”.20 En 1895, Elena G. de White reprendió fuertemente tan baja visión de la naturaleza humana de Cristo: Sed cuidadosos, sumamente cuidadosos en la forma en que os ocupáis de la naturaleza de Cristo. No lo presentéis ante la gente como un hombre con tendencias al pecado. Él es el segundo Adán. El primer Adán fue creado como un ser puro y sin pecado, sin una mancha de pecado sobre él; era la imagen de Dios. Podía caer, y cayó por la transgresión. Por causa del pecado, su posteridad nació con tendencias inherentes a la desobediencia. Pero Jesucristo era el unigénito Hijo de Dios. Tomó sobre sí la naturaleza humana, y fue tentado en todo sentido como es tentada la naturaleza humana. Podría haber pecado; podría haber caído, pero en ningún momento hubo en él tendencia alguna al mal. Fue asediado por las tentaciones en el desierto como lo fue Adán por las tentaciones en el Edén.21

Escrita en una carta privada al “hermano y hermana Baker”, la declaración previa permaneció casi olvidada hasta 1950, cuando fue publicada en el tomo 5 del The Seventh-day Adventist Bible Commentary [Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día] (1956)22 y en el Apéndice B, de Questions on Doctrine [Preguntas sobre Doctrina] (1957).23 Pero dichas publicaciones fueron incapaces de cambiar la mente de algunos adventistas perfeccionistas que repitieron una y otra vez los puntos de vista de E. J. Waggoner y A. T. Jones como última palabra sobre el tema. Un tercer problema planteado durante el período considerado, fue si la naturaleza divina de Cristo murió en la cruz. Ya en 1863, J. H. Waggoner (padre de E. J. Waggoner) sugirió enfáticamente: Y aquí es curioso observar cómo los extremos más distantes se encuentran en la teología. Los trinitarios

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más altos y los unitarios más bajos se encuentran y están unidos con respecto a la muerte de Cristo –la fe de ambos tienden al socinianismo. Los unitarios creen que Cristo fue un profeta, un maestro inspirado, pero meramente humano; que su muerte fue solo de un cuerpo humano. Los trinitarios sostienen que el término “Cristo” comprende dos naturalezas distintas y separadas: una que fue meramente humana; la otra, la segunda persona en la trinidad, que habitó en la carne por un breve período, pero posiblemente no podría sufrir, o morir: que el Cristo que murió fue solo la naturaleza humana en la cual habitó la divinidad. Ambas clases tienen una ofrenda humana y nada más. No importa cuán exaltado fue el hijo preexistente; no importa cuán glorioso, cuán poderoso, o aún eterno; si solo la humanidad murió, el sacrificio fue solo humano. Siendo así, en lo que se refiere a la muerte vicaria de Cristo, esto es socinianismo.24 La declaración de que el hijo divino de Dios no podría morir, está tan lejos de las enseñanzas de la Biblia como las tinieblas lo son de la luz. [. . .] Entonces es evidente que si solo la naturaleza humana murió, nuestro redentor solo es humano, y que el divino hijo de Dios no tuvo parte en el trabajo de la redención, porque ni podría sufrir o morir. Ciertamente dije lo correcto, que la doctrina de la trinidad degrada a la expiación, por traer al sacrificio, la sangre de nuestra adquisición, bajo el estándar del socinianismo.25

Las declaraciones previas fueron reimpresas en las ediciones de 1868, 1872, y 1884 de la obra de J. H. Waggoner titulada The Atonement; An Examination of a Remedial System in the Light of Nature and Revelation [La expiación; examen de un sistema correctivo a la luz de la naturaleza y la revelación].26 Pero la idea de que en la cruz murió también la naturaleza divina de Cristo fue rechazada por Elena G. de White a fines de 1890. En 1897 ella escribió que en la cruz, “La Deidad no murió. Murió la humanidad”.27 Al año siguiente, ella añadió: “Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11: 25). El que había dicho: “Yo pongo mi vida, para volverla a tomar”

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(Juan 10: 17), salió de la tumba a la vida que estaba en él mismo. Murió la humanidad, no murió la divinidad. En su divinidad, Cristo poseía el poder de romper las ataduras de la muerte. Declara que tiene vida en sí mismo para resucitar a quien quiera.28

Teniendo en cuenta las declaraciones anteriores, podemos concluir que, entre 1844 y 1898, las afirmaciones de “Principios fundamentales” (1872 y 1889) abordaron más la obra soteriológica de Cristo que su naturaleza divino-humana. Mientras tanto, algunos autores adventistas defendieron erróneamente que (1) Cristo fue creado por Dios el Padre, o por lo menos provino de él, en algún momento de la eternidad; (2) en la encarnación, Cristo asumió la naturaleza caída exactamente como la nuestra, con tendencia al pecado; y (3) en la cruz del Calvario, la naturaleza divina de Cristo murió juntamente con su naturaleza humana. Algunas reprensiones contra esas teorías fueron publicadas en 1898, y otras vinieron apareciendo después de eso.

Énfasis en la naturaleza divino-humana de Cristo (1898-1957) La cristología adventista alcanzó su madurez en 1898 con la publicación de The Desire of Ages [El Deseado de todas las gentes], escrito por Elena G. de White.29 Anteriormente, en la década de 1870, los tomos 2 y 3 de la colección del The Spirit of Prophecy [El espíritu de profecía] tenían que ver respectivamente con la “vida, enseñanzas y milagros de nuestro Señor Jesucristo” (1877)30 y “la muerte, resurrección y ascensión de nuestro Señor Jesucristo” (1878).31 Sin embargo, El Deseado de todas las gentes, fue lanzado como una de las exposiciones más hermosas, ricas e influyentes jamás publicadas sobre la vida, obra y enseñanzas de Jesucristo. Ayudó mucho en la formación de la predicación adventista y no adventista, y llegó a ser el marco más significativo de la cristología adventista después del registro de los evangelios.

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En El Deseado de todas las gentes, es resaltada la plena eternidad de Cristo, por ejemplo, en declaraciones como “en Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra”,32 y que “el Salvador salió de la tumba por la vida que había en él (cf. Juan 10:17, 18).”33 La doctrina de la Trinidad está claramente implícita en su referencia al Espíritu Santo como “la tercera persona de la Divinidad”.34 Refiriéndose a la naturaleza humana de Cristo, White declaró nuevamente que “Jesús aceptó la humanidad cuando la especie se hallaba debilitada por cuatro mil años de pecado”.35 y que él “tomó sobre sí las flaquezas de la humanidad degenerada [. . .] con la posibilidad de ceder a la tentación”.36 Pero ella jamás disminuyó de ninguna manera la naturaleza humana de Cristo como lo hicieron E. J. Waggoner y A. T. Jones. En 1904, Elena G. de White resaltó una vez más que la naturaleza divina de Cristo no murió en la cruz. Ella declaró, La naturaleza humana del Hijo de María, ¿fue cambiada en la naturaleza divina del Hijo de Dios? No. Las dos naturalezas se mezclaron misteriosamente en una sola persona: el hombre Cristo Jesús. En él moraba toda la plenitud de la Deidad corporalmente. Cuando Cristo fue crucificado, su naturaleza humana fue la que murió. La Deidad no disminuyó ni murió; esto habría sido imposible.37

La supuesta naturaleza humana pecaminosa de Cristo fue nuevamente enfatizada en 1905 por A. T. Jones en su libro The Consacrated Way to Christian Perfection [El camino consagrado hacia la perfección cristiana], al declarar que Jesús “en su carne, y [como] él mismo en la carne, era tan débil como lo somos nosotros y por él mismo no podría ‘hacer nada’ (Juan 5:30); así que cuando él llevó ‘nuestras penas y sufrió nuestros dolores’ (Isaías 53:4) y fue tentado así como lo somos, sintiendo lo que nosotros sentimos…”38. En 1914, las Bible Readings for the Home Circle [Lecturas bíblicas para el círculo familiar] (publicados desde 1889)39 no abordaron este tema. Pero esta teoría pecaminosa-perfeccionista fue agregada al libro en 1914,

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en su “nueva edición, revisada y aumentada”, como es evidente en las siguientes declaraciones: En su humanidad, Cristo compartió nuestra naturaleza pecaminosa y caída. Si no, no sería “hecho como sus hermanos”, no sería “tentado en todo como nosotros lo somos”, no hubiera vencido como nosotros tenemos que vencer, y por consiguiente, no es el pleno y perfecto Salvador que el hombre necesita y debe tener para ser salvo. La idea de que Cristo nació de una madre inmaculada o sin pecado, no heredando ninguna tendencia para pecar, y por esta razón no pecó, lo remueve del dominio del mundo caído, y del mismo lugar donde se necesita la ayuda. En su parte humana, Cristo heredó justamente lo que cada hijo de Adán hereda −una naturaleza pecaminosa. En la dimensión divina, desde su propia concepción él fue engendrado y nacido del Espíritu. Y todo esto fue hecho para colocar a la raza humana en un terreno ventajoso, y para demostrar que de la misma manera quien es “nacido del Espíritu” puede obtener victorias semejantes sobre el pecado en su propia carne pecaminosa. Por lo tanto, cada uno puede vencer así como Cristo venció. Apoc. 3:21. Sin su nacimiento no podría haber victoria sobre la tentación, y ninguna salvación del pecado. Juan 3:3-7 [. . .]. En Cristo, Dios condenó al pecado, no pronunciándose simplemente contra él como un juez sentado en su trono de juicio, sino al venir y vivir en la carne, en la carne pecadora, y todavía sin pecar. Él demostró en Cristo que esto es posible, por su gracia y poder, para resistir a la tentación, vencer al pecado, y vivir la vida sin pecado en la carne pecadora.40

Las declaraciones anteriores aparecieron en el libro hasta 1949, cuando los conceptos de la “carne pecaminosa” de Cristo y el perfeccionismo se suprimieron de aquellas declaraciones,41 lo cual representaba un abandono de dichos conceptos. En 1920, el libro de texto de W. W. Prescott titulado The Doctrine

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of Christ [La doctrina de Cristo]42 fue publicado como una de las primeras exposiciones más significativas de las doctrinas adventistas, desde una perspectiva cristocéntrica. El autor explicó en la “nota introductoria” que “el objetivo de aquellas lecciones es presentar las doctrinas esenciales del evangelio eterno en relación directa con la persona de Cristo, para que el estudiante pueda ver y apoyarse en la verdad tal como se encuentra en Jesús”.43 En 1931 fue publicada una nueva exposición de las “Creencias fundamentales de los adventistas del séptimo día”. Las declaraciones 2 y 3 abordan brevemente la Trinidad y la naturaleza y obra de Jesucristo, bajo los siguientes términos: 2. Que la Deidad, o Trinidad, consiste en el Padre Eterno, un Ser personal, espiritual, omnipotente, omnipresente, omnisciente, infinito en sabiduría y amor; el Señor Jesucristo, el Hijo del Padre Eterno, a través de quien todas las cosas fueron creadas y a través de quien la salvación de multitudes redimidas será cumplida; el Espíritu Santo, la tercera persona de la Divinidad, el gran poder regenerador en la obra de redención (Mt 28:19). 3. Que Jesucristo es completamente Dios, y es de la misma naturaleza y esencia que el Padre Eterno. Aun reteniendo su naturaleza divina, tomó sobre sí la naturaleza de la familia humana, vivió en la tierra como hombre, mostró en su vida, como nuestro ejemplo, los principios de la justicia, probó su relación con Dios por medio de muchos milagros poderosos, murió en la cruz por nuestros pecados, resucitó de la muerte y ascendió al Padre, donde vive para interceder por nosotros” (Jn 1:1, 14; Heb 2:9-18; 8:1, 2; 4:14-16; 7:25).44

La noción de que Cristo asumió la naturaleza humana pecaminosa fue reforzada por M. L. Andreasen, quien llegó a ser el padre del perfeccionismo adventista moderno. La 1ra edición de The Sanctuary Service [El santuario y su servicio] de Andreasen fue publicado en 1937 con un capítulo específico sobre “The Last Generation” [La última generación], argumentando enfáticamente

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sobre la vindicación final del carácter de Dios por parte de la última generación de santos perfectos.45 Él declaró: La demostración final de lo que el evangelio puede hacer en la humanidad y por ella, aún está en el futuro. Cristo mostró el camino. Él asumió un cuerpo humano, y en ese cuerpo demostró el poder de Dios. Los hombres deben seguir su ejemplo y probar que lo que Dios hizo en Cristo, puede hacerlo en cada ser humano que se somete a él. El mundo está esperando esta demostración (Ro 8:19). Cuando esto sea cumplido, llegará el fin. La voluntad de Dios ha cumplido su plan. Él se habrá mostrado verdadero y a Satanás como un mentiroso. Su gobierno permanecerá vindicado.46 El asunto de mayor importancia en el universo no es la salvación del hombre, por más importante que parezca. La cosa más importante es limpiar el nombre de Dios de las acusaciones hechas por Satanás.47 En la última generación, Dios es vindicado y Satanás derrotado.48

Este punto de vista, por más lógico que parezca, pone un mayor énfasis antropocéntrico que cristocéntrico sobre la vindicación del carácter de Dios. Indudablemente, la suprema vindicación de Dios ocurrió en la vida y ministerio de Jesucristo (Juan 17:4). De acuerdo a Elena G. de White, “tenemos solo una perfecta fotografía de Dios, y esta es Jesucristo”.49 Otra contribución cristológica significativa en este periodo fue el tomo 5 del Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día.50 Este tomo fue publicado en 1956, con siete ensayos interesantes en la sección de “artículos generales”, seguidos por comentarios a los cuatro evangelios. Este comentario y el Deseado de todas las gentes, de Elena G. de White, llegaron a ser herramientas estándar para los adventistas en su estudio de la vida y ministerio de Jesucristo. Estos ayudaron en la solución de muchos temas y aclararon muchas dudas.

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Pero, al mismo tiempo que la coeternidad del Hijo con el Padre y la personalidad distinta del Hijo fueron bien establecidas durante este periodo, el tema de la humanidad de Cristo continuó siendo discutido en algunos círculos adventistas.

Tensiones en la naturaleza de Cristo durante su encarnación (1957-1980) En 1957 se inició un nuevo periodo en el desarrollo de la cristología adventista, con la publicación del libro Seventh-day Adventist Answer Questions on Doctrine [Los adventistas del séptimo día responden preguntas sobre doctrina] (popularmente conocido como Questions on Doctrine o simplemente QOD).51 Significativas para el presente estudio son la Sección II – “Questions about Christ” [Preguntas sobre Cristo]52 y sus primeros dos apéndices compilados de los escritos de Elena G. de White —el apéndice A, sobre “Christ’s Place in the Godhead”, [El lugar de Cristo en la Deidad]53 y el apéndice B, sobre “Christ’s Nature during the Incarnation” [La naturaleza de Cristo durante la encarnación].54 La sección II y el primer apéndice resaltan la plena coeternidad del Hijo con el Padre, y la personalidad del Hijo. El segundo apéndice aclara que Cristo asumió una naturaleza caída física y morfológica, y una naturaleza no caída espiritual y moral. Partiendo de la tradición de A. T. Jones y E. J. Waggoner, Questions on Doctrine generó fuertes reacciones por parte de M. L. Andreasen y algunos de sus seguidores ideológicos.55 Las discusiones cristológicas de la década de 1970 giraron principalmente en torno a la humanidad de Cristo, enfocado especialmente a si él asumió una naturaleza espiritual caída o no caída. En línea con la posición no caída de Questions on Doctrine, Edwin W. Reiner declaró en 1971: Cuando Cristo vivió en la tierra fue una combinación singular de hombre y Dios. Para llegar a ser humano, él vistió su divinidad con humanidad, aunque nunca cesó de ser Dios también. Por supuesto, es inconcebible que

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la Deidad pudiera habitar en un cuerpo combinado con naturaleza humana pecadora. El pecado no puede existir en la presencia de Dios, y a pesar de que él compartió la degeneración física del hombre no poseía la alienación espiritual y rebelión del ser humano contra Dios. Ni pecó por pensamiento, hechos o acción. Él aceptó solo la condición humana tal como esta existió después de cuatro mil años, sintiéndose cansado, hambriento y débil como cualquier otro ser humano.56

En 1974, Sakae Kubo proporcionó un comentario útil sobre la expresión “tentado en todo de la misma manera que nosotros” (Heb 4:15, NVI), sugiriendo que fue (1) imposible, (2) inútil, e (3) innecesario “que Jesús luchara con cada tentación que llegase a cada persona”. Si Cristo hubiera venido simplemente de la línea de los descendientes de Adán y recibido los mismos efectos, podría ser simplemente uno de nosotros, y no habría plan de salvación en absoluto. Jesús tenía que romper la sucesión para ser nuestro Salvador. Él no vino como un descendiente de Adán, sino como uno en lugar de Adán, como el segundo Adán.57

Después, Kubo definió las tentaciones en el desierto (Mt 4:1-11) como los esfuerzos más importantes de Satanás para distorsionar la relación de Jesús con su Padre. La primera tentación fue “desobedecerle para trabajar independientemente de él”. La segunda “fue una dependencia excesiva (superdependencia) −esperar que Dios hiciera lo que no había prometido”. En la propia esencia de la tercera tentación hay un intento “de cambiar nuestra lealtad a alguna otra cosa o a alguien que no sea Dios por algún deleite presente, placer, honra, posición, o reino”. Ya que todas las tentaciones que enfrentamos nos hacen caer en alguna de esas tres categorías, podemos concluir que “nuestras tentaciones no difieren en esencia de la suya [de Jesús], aunque puedan diferir en forma”.58 El prolongado debate sobre la humanidad de Cristo fue bien representado por un libro escrito por cuatro autores, titulado

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Perfection: The Impossible Possibility [Perfección: La imposible posibilidad] (1975), con Herbert E. Douglass y C. Mervyn Maxwell argumentando a favor de la teoría de la caída, y Edward Heppenstall y Hans K. LaRondelle exponiendo la posición no caída.59 Douglass y Maxwell siguieron a M. L. Andreasen al proponer (1) que Cristo llegó a encarnarse con la naturaleza humana caída con tendencia a pecar como la nuestra, con el objetivo de probar que nosotros podemos vivir sin pecar, así como él lo hizo; y (2) que Cristo regresará solo cuando la iglesia alcance una condición similar de perfección sin pecado.60 Douglass amplió aún más aquellas nociones en sus libros Why Jesus Waits [Por qué Jesús espera] (1976),61 Faith: Saying Yes to God [Fe: Diciéndole sí a Dios] (1978),62 y The End [El fin] (1979).63 Una exposición cristológica adventista muy útil producida durante el período considerado (1957-1980) es el libro de Edward Heppenstal The Man Who Is God [El hombre que es Dios] (1977) con 191 páginas.64 Bajo la suposición de que el pecado no es simplemente actos (hechos) sino básicamente la condición de alienación espiritual, Heppenstall argumentó: El pecado es algo espiritual causado por la alienación completa de una persona que se aleja de Dios. No podemos aplicar esta condición alienada a Cristo. Él no nació como nosotros, separado de Dios. Él era el propio Dios. Él podía heredar de María solo lo que podía ser transmitido genéticamente. Quiere decir que él heredó la debilidad de la constitución física humana, los resultados del pecado sobre su cuerpo, que todos nosotros heredamos. Concerniente a todos los demás hombres, ellos nacen sin Dios. Todos los hombres necesitan regeneración. Cristo no necesitó. Aquí reside la gran diferencia entre Cristo y nosotros mismos [. . .]. Cristo fue concebido del Espíritu Santo. Nosotros no. Él no empezó la vida con una tendencia a la independencia de Dios como nosotros tenemos. Desde el nacimiento hasta la resurrección, su tendencia fue en total armonía con el Padre, y dependía de él. No hubo sobre él la más

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leve mancha de pecado. El espíritu egoísta de los caídos Adán y Eva era totalmente ausente en Cristo. Siempre, desde el alba de su consciencia, él se deleitaba en hacer la voluntad de Dios. Él nunca fue carnal, como todos los otros hombres lo son.65

Tan convincentes como pueden ser estos argumentos, las tensiones cristológicas adventistas sobre la humanidad de Cristo continuarían en varios círculos adventistas. Además, otros asuntos aparecerían en escena.

Debates cristológicos contemporáneos (1980-2013) En la Sesión de 1980 de la Asociación General en Dallas, Texas, fue aprobada una nueva declaración oficial de las “Creencias fundamentales de los Adventistas del Séptimo Día”.66 Ese documento es un marco en el desarrollo de la teología adventista, y puede ser considerado el punto de inicio de un nuevo período en la cristología adventista. “La Trinidad” y “El Hijo” son presentados en los siguientes términos: 2. La Trinidad Hay un solo Dios: Padre, Hijo, y Espíritu Santo, una unidad de tres personas coeternas. Dios es inmortal, todopoderoso, omnisapiente, superior a todos, y omnipresente. Es infinito y escapa a la comprensión humana, aunque se lo puede conocer por medio de su autorrevelación. Es digno para siempre de reverencia, adoración, y servicio por parte de toda la creación. (Dt 6:4; Mt 28:19; 2 Co 13:14; Ef 4:4-6; 1 P 1:2; 1 Ti 1:17; Ap 14:7). [. . .] 4. El Hijo Dios, el Hijo eterno, se encarnó en Jesucristo. Por medio de él se crearon todas las cosas, se reveló el carácter de Dios, se llevó a cabo la salvación de la humanidad y

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se juzga al mundo. Aunque es verdadero y eternamente Dios, llegó a ser también verdaderamente hombre, Jesús el Cristo. Fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la virgen María. Vivió y experimentó la tentación como ser humano, pero ejemplificó perfectamente la justicia y el amor de Dios. Mediante sus milagros manifestó el poder de Dios y estos dieron testimonio de que era el prometido Mesías de Dios. Sufrió y murió voluntariamente en la cruz por nuestros pecados y en nuestro lugar, resucitó de entre los muertos, y ascendió para ministrar en el Santuario celestial en favor de nosotros. Volverá otra vez en gloria para librar definitivamente a su pueblo y restaurar todas las cosas. (Juan 1:1-3, 14; Col 1:15-19; Juan 10:30; 14:9; Ro 6:23; 2 Co 5:17-19; Juan 5:22; Lc 1:35; Flm 2:5-11; Heb 2:9-18; 1 Co 15:3, 4; Heb 8:1, 2; Juan 14:1-3).67

Favoreciendo la posición no caída, Norman R. Gulley sugirió en su libro Christ Our Substitute [Cristo nuestro sustituto] (1982) que Jesús, en sus luchas humanas, “nunca fue el hombre de Romanos 7 pero siempre el hombre de Romanos 8. Él fue el primer hombre desde la caída en ser plenamente llenado por el Espíritu Santo”.68 La misma posición también fue adoptada en el libro Cristología (1984), editado por Raoul Dederen.69 Uno de los capítulos de Lyell Vernon Heise tuvo un papel importante en la carta 8 de Elena G. de White a W. L. H. Baker, 1895.70 El número de la revista Ministry de junio de 1985, salió de la imprenta con dos largos artículos paralelos tratando de responder la pregunta “¿Qué naturaleza humana llevó Jesús?”. Uno de Benjamín Rand (seudónimo) defendía la noción “no caída”; y el otro, de Kenneth Gage (seudónimo), argumentó sobre la teoría “caída”.71 En el editorial de la revista J. Robert Spangler declaró que “la discusión sobre la naturaleza humana de Cristo se ha prolongado por casi 2000 años, y aún continúa entre los círculos eruditos adventistas del séptimo día. Quizá nunca entenderemos a Cristo completamente, pero podemos aceptar su don de vida”.72 Ese ejemplar de la revista Ministry confirmó el continuo debate sobre la naturaleza humana de Cristo.

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En el mismo año (1985), Richard Rice, en su importante obra titulada The Reign of God [La soberanía de Dios], explicó que todo el problema sobre la humanidad de Cristo “gira en torno a la pregunta de cuán parecido a nosotros debía ser Jesús para ser nuestro Salvador”. Rice tocó el centro del dilema cuando declaró que “por un lado, parece que él [Jesús] debía ser uno de nosotros para poder salvarnos; pero por otro lado, él debía ser diferente, o él mismo necesitaría salvación”. Argumentando por la posición sin pecado, el autor explica que “la noción de un Salvador pecaminoso crea más problemas que soluciones. Si hacemos de Jesús completamente uno como nosotros, entonces él necesita salvación tanto como nosotros la necesitamos. Si ponemos sus logros a nuestro alcance, entonces otros podrán salvarse así como él”.73 Notablemente, la Asociación Ministerial de la Asociación General lanzó en 1988 el libro Seventh-day Adventists Believe… [Los adventistas del séptimo día creen…]74 como una exposición ampliamente representativa de la declaración de 1980 de las “Creencias fundamentales de los adventistas del séptimo día”. Bajo el subtítulo “la santidad de la naturaleza humana de Jesucristo”, se encuentran los siguientes párrafos exponiendo la perspectiva no caída: La Biblia describe la humanidad de Jesús, llamándola santa. Su nacimiento fue sobrenatural; fue concebido del Espíritu Santo (Mt 1:20). Cuando aún no había nacido fue descrito como “el Santo Ser” (Luc. 1:35). Tomó la naturaleza del hombre en su estado caído, llevando las consecuencias del pecado, no en su pecaminosidad. Era uno con la raza humana, excepto en el pecado […]. Jesucristo tomó sobre sí mismo nuestra naturaleza con todas sus debilidades, pero se mantuvo libre de la corrupción hereditaria y de la depravación y la práctica del pecado. Ante sus oponentes, proclamó: “¿Quién de vosotros me redarguye de pecado? (Juan 8:46). Y cuando se acercaba su mayor prueba, declaró: “Viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí” (Juan 14:30). Jesús no poseía propensiones ni inclinaciones al mal, ni siquiera pasiones pecaminosas. Ninguna de las tendencias que lo

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asaltaban como un alud, pudo quebrantar su inamovible lealtad a Dios. Jesús nunca hizo confesión de pecado ni ofreció sacrificio. No oró: “Padre, perdóname”, sino “Padre, perdónalos” (Luc. 23:34). Procurando siempre cumplir la voluntad de su Padre y no la suya propia, Jesús mantuvo constantemente su dependencia del Padre (véase Juan 5:30). A diferencia de la humanidad caída, la “naturaleza espiritual” de Jesús es pura y santa, “libre de toda contaminación del pecado”. Sería un error pensar que Cristo es “absolutamente humano” como nosotros. Es el segundo Adán, el único Hijo de Dios. Tampoco deberíamos considerarlo como “un hombre con la propensión a pecar”. Si bien su naturaleza humana fue tentada en todo lo que la naturaleza humana puede ser tentada, nunca cayó, jamás pecó. Nunca se halló en él ninguna inclinación al mal. De hecho, Jesús es el mayor y más santo ejemplo de la humanidad. Es santo, y todo lo que hizo demostró perfección. En verdad él constituye el ejemplo perfecto de la humanidad sin pecado.75

En 1989, la Pacific Press publicó una compilación de los escritos de Elena G. de White hecha por Robert W. Olson White titulado The Humanity of Christ [La humanidad de Cristo].76 El librito de 32 páginas fue dividido en dos partes −“Parte I: Naturaleza humana de Cristo comparada con la nuestra” y “Parte II: Apariencia y personalidad física de Cristo: Cómo la encarnación afectó el uso de sus atributos divinos”. La década de 1990 vio la publicación de dos de las exposiciones adventistas más significativas sobre la humanidad de Cristo desde una perspectiva no caída. Uno fue The Nature of Christ [La naturaleza de Cristo] de Roy Adams (1994),77 y el otro Ellen White on the Humanity of Christ [Elena G. de White y la humanidad de Cristo] de Woodrow Whidden (1997).78 Sin embargo, como ya mencionamos, en 1999 fue lanzado el libro de Jean Zurcher Touched with Our Feelings [Tocado con nuestros sentimientos], cubriendo 150 años

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(1844-1994) de la cristología adventista desde la perspectiva caída.79 Sorprendentemente, Kenneth H. Wood, quien en ese entonces era presidente de la Junta de Fideicomisarios del Ellen G. White Estate, no se intimidó en declarar en el “Prefacio” del libro que “la iglesia se desvió de la verdad con respecto a esta tema [la perspectiva poscaída de la naturaleza humana de Cristo] unos 40 años atrás [con la publicación de Questions on Doctrine]”. A su parecer, “antes que la iglesia pueda proclamar con poder el mensaje de advertencia de Dios al mundo, debe estar unida sobre la verdad con respecto a la naturaleza humana de Cristo”.80 Pero su apelación no movió a la corriente principal del adventismo de su fuerte inclinación hacia la perspectiva no caída. En el año 2000 fue publicado el tomo 12 de la serie de Comentarios de Referencias, bajo el título Handbook of Seventh-day Adventist Theology [Tratado de la teología adventista del séptimo día] con un capítulo sobre “Cristo: Su persona y obra”, por Raoul Dederen.81 Bajo el subtítulo “La naturaleza humana sin pecado” leemos que: Parte de la misión de Cristo fue ser verdaderamente humano. Poseyó las características esenciales de la naturaleza humana. Fue “carne y sangre” (Heb 2:14), y en todas las cosas semejantes a sus hermanos, los seres humanos (v. 17). Su humanidad no correspondió la humanidad de Adán antes de la caída, ni tampoco en todo a la humanidad de Adán después de la caída, porque las Escrituras describen la humanidad de Cristo como sin pecado. Concebido por el Espíritu Santo, su nacimiento fue sobrenatural (Mt 1:20; Lc 1:35), tanto es así que el ángel enviado por el Padre dijo a María que el niño “que nacerá será llamado Santo, Hijo de Dios” (Lc 1:35). Vino en “semejanza de carne de pecado” (Ro 8:3). Tomó la naturaleza humana en condición caída, con su debilidades y riesgos y llevando las consecuencias del pecado, pero no su pecaminosidad. Fue verdaderamente humano, uno con la raza humana, excepto por el pecado. Él pudo decir con verdad: “Él [Satanás] no tiene ningún dominio sobre mí” (Juan 14:30, NVI; en emoi ouk ejei oudén, lit. ‘…no tiene nada en mí’). Jesús tomó la naturaleza humana, debilitada

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y deteriorada por 4000 años de pecado, y sin embargo, incontaminada y sin mancha. “No hay pecado en él”, escribe Juan (1 J 3:5). El testimonio uniforme de la Escritura en cuanto a la impecabilidad de Jesús no significa que él no pudo haber pecado. Si bien es cierto que las Escrituras nos dicen que Dios no comete pecado y no puede ser tentado (Stg 1:13), es apropiado decir que Jesús, como ser humano, pudo haber pecado, aunque no lo hizo. Rehusó quebrantar su íntima relación con el Padre. Hubo luchas y tentaciones genuinas, algunas de enorme intensidad, como lo muestra su lucha en el Getsemaní para hacer la voluntad del Padre (Lc 22:41-44). ¡Gracias a Dios por su don inefable!, escribe Pablo (2 Co 9:15). El misterio de Cristo está más allá de una expresión verbal adecuada. Ciertamente la impecabilidad de Cristo no es meramente un asunto de perfección moral, sino el fundamento de su muerte vicaria. Su impecabilidad no es simplemente una declaración sobre Cristo-en-sí-mismo sino también de Cristo-por-nosotros, de Cristo como nuestro Salvador. Porque él es santo y sin pecado, está plenamente calificado para ser Señor, Redentor y Sumo Sacerdote de los pecadores.82

Notablemente, 46 años después de la publicación original de Questions on Doctrine (1957), la imprenta de Andrews University lanzó una “edición anotada” con una “introducción histórica y teológica” y varias notas explicativas hechas por George R. Knight.83 Del 24 al 27 de octubre de 2007, fue realizado el Congreso del 50 Aniversario de Questions on Doctrine en la Capilla del Seminario de Andrews University, en Berrien Springs, Michigan. Dicho evento reunió a algunas de las personalidades más significativas a favor y en contra de la cristología del libro.84 Aunque los diálogos en el congreso fueron muy respetuosos, no se llegó a ningún acuerdo significativo entre los participantes. Curiosamente, los hermanos Colin D. Standish y Russel R. Standish aprovecharon la oportunidad para distribuir dos libros

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extremadamente críticos al contenido de Questions on Doctrine.85 Al siguiente año (2008), Herbert E. Douglass lanzó su libro A Fork in the Road [Un tenedor en el camino], con fuertes críticas a Questions on Doctrine.86 Esas son evidencias concretas de que las tensiones entre los puntos de vista de la naturaleza humana no caída y caída de Cristo aún no han terminado. Además de las discusiones sobre la naturaleza humana de Cristo, empezaron a emerger fuertes críticas hacia la doctrina de la Trinidad en algunos círculos adventistas alrededor de 1990. Algunos puntos de vista antitrinitarios no negaron la personalidad de Cristo; pero por lo menos algunos de ellos consideraron al Espíritu Santo como nada más que la “mente” de Dios el Padre o del Hijo. Entre los materiales producidos en repuesta a aquellos desafíos están los libros Understanding the Trinity [Entendiendo a la Trinidad] (2001), por Max Hatton;87 y The Trinity [La Trinidad] (2002), por Woodrow Whidden, Jerry Moon, y John Reeve;88 ejemplares especiales del Journal of the Adventist Theological Society [Revista de la Sociedad Adventista Teológica] (2006)89 y de Parousia (2005-2006);90 así como un par de artículos históricos por Jerry Moon (2003).91 En respuesta a las diversas críticas contemporáneas a la persona y obra de Jesucristo (divulgada en películas, libros y artículos), la Pacific Press lanzó en el 2002 un simposio titulado The Essential Jesus: The Man, His Message, His Mission [El Jesús esencial: El hombre, su mensaje, su misión], editado por Bryan W. Ball y William G. Johnsson. Jan Paulsen −en aquel entonces presidente de la Asociación General−, declaró en el “Prefacio” del libro: “Estoy convencido que es el momento exacto para este libro”, porque “Jesús está bajo ataque como tal vez nunca antes en los aproximadamente 2000 años desde que él vivió”.92 Los 13 capítulos del libro tienen que ver respectivamente con “La influencia de Jesús” (por William G. Johnsson), “El Jesús de la historia” (por Nancy J. Vyhmeister), “El regreso anticipado de Jesús” (por Laurence A. Turner), “El nacimiento de Jesús” (por Bryan W. Ball), “Jesús –Divinidad revelada en humildad” (por Norman H. Young), “La obra y palabras de Jesús” (por Steven A. Thompson), “La muerte de Jesús” (por Raoul F. Dederen), “El Jesús resucitado” (por David N. Marshall),

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“Jesús –El hombre para otros” (por Roy Adams), “Jesús y nosotros mismos” (por Andrea T. Luxton), “Jesús: Sacerdote y Rey venidero” (por Ivan T. Blazen), “El Jesús victorioso” (por Jan Paulsen), y “Jesús y la gran comisión” (por Bryan W. Ball). Otro marco para la cristología adventista fue el 7.° Simposio Bíblico-Teológico Sudamericano que se llevó a cabo en la Universidad Adventista de Bolivia (Cochabamba, Bolivia) del 1 al 4 de noviembre de 2007. Inspirado por el tema general “Cristología”, los participantes del evento aprobaron la Declaración Conjunta titulada “Cristo, divinohumano, nuestro único Redentor”, en la cual se lee lo siguiente: Nosotros, los asistentes al VII Simposio Bíblico-Teológico Sudamericano, movidos por el más profundo deseo de exaltar a Cristo sobre todas las cosas animadas e inanimadas del universo, junto a Dios el Padre y al Espíritu Santo, y reconociendo la presencia del Cristo crucificado en la esperanza de su segunda venida, que todos creemos, adoptamos la siguiente DECLARACIÓN CONJUNTA: 1. Reafirmamos nuestro compromiso total de fe, esperanza, conducta y misión con la cristología bíblicoadventista. 2. Reafirmamos que la fuente de esta cristología es la Sagrada Escritura. La Escritura fue revelada por Dios, y otorgada a los seres humanos por medio del Espíritu Santo quien inspiró santos hombres de Dios, para preanunciar a Jesucristo, su persona, su obra, su unicidad y para darlo a conocer como Dios encarnado, como redentor único suficiente y como esperanza bienaventurada en su segunda venida. 3. Reafirmamos que el principio hermenéutico para la comprensión cristológica de la Escritura es este: La Escritura se interpreta a sí misma en el marco del gran conflicto entre el bien y el mal que comenzó con la rebelión de Luzbel en el cielo y concluirá con el juicio final y la destrucción definitiva del maligno y sus seguidores. 4. Reafirmamos la plena divinidad y la completa

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humanidad de Cristo. La persona de Cristo, como Dios encarnado, poseía dos naturalezas: una divina, la otra humana. Totalmente Dios, totalmente hombre. Divinohumano. Como Dios, era coeterno con el Padre. Ocultó su divinidad en la humanidad por medio de la encarnación, para ofrecer el único y suficiente sacrificio redentor, en la cruz, y redimir a todos los que en él crean para vida eterna. Como hombre, Cristo heredó las debilidades propias de la naturaleza humana después de cuatro mil años de pecado: sufrió las mismas necesidades de todos los humanos. Pero no poseía pasiones pecaminosas, ni propensión alguna hacia el mal. Con la posibilidad de pecar, fue tentado en todo, pero sin pecar y sin pecado. 5. Reafirmamos que la muerte vicaria de Cristo en la cruz y su resurrección de los muertos fueron hechos literales que aseguran la redención y la salvación de todos aquellos que lo acepten. 6. Reafirmamos la realidad cristológica de la iglesia unida como cuerpo de Cristo (Ef 1:22, 23). La iglesia posee una diversidad de dones, talentos y funciones otorgados a ella por el Espíritu Santo, los cuales, ejercidos bajo la conducción del mismo Espíritu, construyen la unidad de la iglesia en doctrina, en organización, en estilo de vida y en acción misionera; haciéndola una sola, con una sola mente, la mente de Cristo. 7. Reafirmamos nuestra determinación de vivir íntimamente relacionados con Cristo. Esto significa que aceptamos su sacrificio vicario en la cruz, su redención, su salvación, su voluntad, su intercesión y su iglesia. Cristo ha intercedido e intercede, por nosotros, pecadores, en el santuario celestial, cumpliendo un doble ministerio, antiguamente tipificado por el ministerio sacerdotal, realizado en los dos departamentos del santuario-templo de Israel: en el lugar santo, para perdón de los pecados y en el lugar santísimo, para vindicación en el juicio. Asegurando así la vida eterna para todos los que crean en Cristo y vivan con él. 8. Reafirmamos nuestro compromiso con la misión cristológica de la iglesia universal unida. La misión de la iglesia unida es una misión cristológica y su cristología tiene

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que ser misionera. La misión forma parte del modo de ser cristiano y su objetivo es lograr que los pecadores crean, para que creyendo vivan con Cristo y tengan vida eterna. 9. Reafirmamos nuestra esperanza firme y segura en la segunda venida de Cristo como un evento escatológico literal y único. La segunda venida es el cumplimiento de la bienaventurada esperanza cristiana y, junto con la cruz, constituye la mayor motivación cristológica para nuestra santificación. Así lo escribió Juan: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser. Pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro” (1 Juan 3:1-3, NVI).

La Declaración Conjunta anterior presenta componentes básicos de la cristología adventista sostenida y enseñada en la División Sudamericana de los Adventistas del Séptimo Día y en sus escuelas de Teología.

En el 2009, salió de la imprenta el volumen del Simposio de Bolivia bajo el título Cristología, con 22 ponencias distribuidas en seis secciones principales: (1) Cristo en el Antiguo Testamento, (2) Cristo en el Nuevo Testamento, (3) Cristología en la teología aplicada, (4) La Iglesia Adventista del Séptimo Día y la cristología, (5) Actualidad teológica de la cristología y (6) Miscelánea cristológica. Dos grandes exposiciones teológicas adventistas sobre la doctrina de Dios como la Trinidad salieron de la imprenta el 2010 y el 2011 respectivamente. Uno de ellos fue el libro en alemán, Die Lehre von Gott: biblischer Befund und theologische Herausforderungende [La enseñanza de Dios: Diagnóstico bíblico y desafío teológico] por Ekkehardt Müller (2010), enfatizando de manera especial la naturaleza divina de Cristo.93 El otro fue el volumen 2 de Teología sistemática por Norman R. Gulley (2011), que trata de “Dios como Trinidad” desde

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una perspectiva bíblico-histórica. Los conceptos cristológicos se entremezclan en toda la discusión.94 El volumen 3 de Teología sistemática por Norman R. Gulley (2012) salió de la imprenta con una sección especial dedicada a “Cristo”.95 En cuanto al debate de la naturaleza de Cristo antes de la caída o después de la caída, Gulley argumentó: Por lo tanto, en su naturaleza humana, Cristo era diferente antes de la caída y diferente después de la caída de Adán, aunque existen similitudes. A diferencia de la poscaída de Adán, Cristo era el hijo de Dios sin pecado en una misión para salvar a los pecadores (su naturaleza pecaminosa y actitudes), y no participó del pecado, ya sea en la naturaleza o actos. Un médico no necesita tener cáncer para salvar a los pacientes con cáncer. Tampoco necesita un hijo de Dios sin pecado tomar dentro de sí su naturaleza para salvar a la naturaleza pecaminosa. Por el pecado, sea en naturaleza o en hechos, los participantes quiebran su relación con Dios. Cristo no vino para entrar en una relación rota, sino para restaurarla.96

Comentarios finales El presente estudio sobre cristología en la literatura adventista fue considerado bajo la estructura de los siguientes cuatro períodos principales: (1) Énfasis en la naturaleza humana de Cristo (1844-1898); (2) énfasis en la naturaleza divino-humana de Cristo (1898-1957); (3) tensiones en la humanidad de Cristo durante su encarnación (19571980); y (4) debates cristológicos contemporáneos (1980-2013). La discusión general estaba enfocada en la persona de Cristo, con énfasis especial en su eternidad, su posición en la Deidad, y su naturaleza durante la encarnación. Muchas de las dificultades de los primeros adventistas en aceptar la coeternidad del Hijo con Dios el Padre y la autoridad completa del Hijo en la Deidad fueron superadas a fines del siglo diecinueve. La publicación del libro El Deseado de todas las gentes, por Elena G. de White en 1898, fue de especial influencia en ese

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proceso. En contraste, la teoría de A. T. Jones y E. J. Waggoner sobre la naturaleza humana caída de Cristo fue promovida más tarde por M. L. Andreasen, y nunca desapareció de algunos círculos adventistas. Al mismo tiempo, ninguna de las declaraciones oficiales de Las creencias fundamentales de los adventistas del séptimo día (1872, 1889, 1931, y 1980) jamás favoreció aquella teoría. Además, algunas obras adventistas importantes como Questions on Doctrine (1957), Seventh-day Adventists Believe… (1988), y el Handbook of Seventh-day Adventist Theology (2000) sostienen explícitamente la teoría no caída. A pesar de todas las discusiones cristológicas en el cristianismo en general, y de modo particular en el adventismo del séptimo día, tenemos un fundamento sólido para nuestra fe de que Jesucristo es el Hijo coeterno de Dios; que él llegó a ser realmente hombre para salvarnos de nuestros pecados; que su sacrificio vicario en la cruz del Calvario pagó el precio de nuestra salvación; que él está ministrando hoy en el Santuario celestial en nuestro favor; y que regresará pronto para garantizarnos la vida eterna. La comprensión correcta de la persona de Jesucristo es básica para un mejor entendimiento de su obra salvadora a nuestro favor. Después de todo, él es “el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6) para nuestra salvación.

Referencias: 1. LeRoy E. Froom, Movement of Destiny (Washington, DC: Review and Herald, 1971), passim. 2. Eric C. Webster, Crosscurrents in Adventist Christology (New York: Peter Lang, 1984). 3. Woodrow W. Whidden II, Ellen White on the Humanity of Christ (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1997), 25-66. 4. George R. Knight, A Search for Identity: The Development of Seventh-day Adventist Beliefs (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000), 17-18, 110-125, 144-157, 164-178, 182. 5. Ralph Larson, The Word Was Made Flesh: One Hundred Years of Seventh-day Adventist Christology, 1852-1952 (Cherry Valley, CA: Cherrystone Press, 1986). 6. Jean Zurcher, Le Christ Manifesté en Chair: Cent cinquante années de christologie

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adventiste, 1844-1994 (Collonges-sous-Salève, Haute-Savoie, France: Faculté Adventiste de Théologie, 1994). 7. J[ean] R. Zurcher, Touched with Our Feelings: A Historical Survey of Adventist Thought on the Human Nature of Christ (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1999). Este libro fue publicado en portugués bajo el título: Tocado por Nossos Sentimentos: Uma pesquisa histórica do conceito adventista sobre a natureza humana de Cristo, trad. César Luís Pagani (Medianeira, PR, Brazil: GEM – Grupo de Estudo da Mensagem da Justiça de Cristo, 2002). 8. Ver Woodrow Whidden, Jerry Moon, y John W. Reeve, The Trinity: Understanding God’s Love, His Plan of Salvation, and Christian Relationships (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2002), 182-189. Para una exposición más detallada de los puntos de vistas de los grupos anti-Trinitarios, véase Paul K. Conkin, American Originals: Homemade Varieties of Christianity (Chapel Hill, NC: University of North Carolina Press, 1997), 1-109. 9. Cf. Editorial, “Dangers Which Believers in the Doctrine of the Second Advent Should Avoid, Signs of the Times (Millerite), 3 de mayo de 1843, 68: “Debemos evitar establecer relación con el segundo advenimiento y la preparación, las doctriinas que no estén necesariamente vinculadas con ellas. Solo sirven para desviar la mente del verdadero problema, y rechazar a aquellos que pueden abrazar la doctrina del segundo advenimiento”. 10. Sylvester Bliss, Memoirs of William Miller (Boston: Joshua V. Himes, 1853), 77-78. 11. A Declaration of the Fundamental Principles Taught and Practiced by the Seventhday Adventists (Battle Creek, MI; Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1872), 4-5; reimpreso en “Fundamental Principles”, Signs of the Times, 4 de junio de 1874, 3. 12. “Fundamental Principles of Seventh-day Adventists”, en Seventh-day Adventist Year Book of Statistics for 1889 (Battle Creek, MI: Review and Herald, 1889), 147; reimpreso en “Fundamental Principles of Seventh-day Adventists”, Word of Truth Series, No. 5 – Extra (julio de 1897), 1-2. 13. Urías Smith, Thoughts, Critical and Practical, on the Book of Revelation (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1865), 59. 14. E. J. Waggoner, Christ and His Righteousness (Oakland, CA: Pacific Press, 1890), 21-22. 15. Urías Smith, Looking unto Jesus or Christ in Type and Antitype (Battle Creek, MI: Review and Herald, 1898), 10. 16. Elena G. de White, “The Temptation of Christ”, Adventist Review and Herald of the Sabbath, 28 de julio de 1874.

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17. Ver Woodrow Whidden, E. J. Waggoner: From the Physician of Good News to the Agent of Division (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2008), 65-66. 18. Véase George R. Knight, From 1888 to Apostasy: The Case of A. T. Jones (Washington, DC: Review and Herald, 1987), 132-150. 19. E. J. W[aggoner], “God Manifested in the Flesh”, Signs of the Times, 21 de enero de 1889, 39. 20. A. T. Jones, “The Third Angel’s Message. – No. 13”, General Conference Bulletin,19 de febrero de 1895, 231, 233. 21. Elena G. de White a “Dear Brother and Sister Baker”, Carta B-8 (9 de febrero), 1895; publicada en el Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día (Boise, ID: Pacific Press, 1987), 5:1102. 22. Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, (Boise, ID: Pacific Press, 1987), 5:1102-1103. 23. Seventh-day Adventists Answer Questions on Doctrine (Washington, DC: Review and Herald, 1957), 651. 24. J. H. Waggoner, “The Atonement – Part II. (Continued.) The Doctrine of a Trinity Degrades the Atonement”, Advent Review, and Sabbath Herald, 3 de noviembre de 1863, 181-182. 25. Ibíd., 10 de noviembre de 1863, 189. 26. J. H. Waggoner, The Atonement: An Examination of a Remedial System, in the Light of Nature and Revelation (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1868), 92, 98; Ibíd., segunda edición (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1872), 98, 104; Ibíd., [tercera edición] (Oakland, CA: Pacific Press, 1884), 165-166, 173-174. 27. Elena G. de White, “I am the Resurrection and the Life”, Ms. 131, 1897. 28. Elena G. de White, “The Risen Saviour”, The Youth’s Instructor, 4 de agosto de 1898, 603; reimpreso en ídem, Mensajes selectos (Mountain View, CA: Pacific Press, 1966), 1:354. 29. Ver Elena G. de White, The Desire of Ages (Oakland, CA: Pacific Press, 1898); publicado en español como El Deseado de todas las gentes (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1999). 30. Elena G. de White, The Spirit of Prophecy, vol. 2 – “Life, Teachings and Miracles of Our Lord Jesus Christ” (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1877).

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31. Elena G. de White, The Spirit of Prophecy, vol. 3 – “The Death, Resurrection and Ascension of Our Lord Jesus Christ” (1878). 32. Elena G. de White, El Deseado de todas las gentes, 475. 33. Ibíd., 785. 34. Ibíd., 671. 35. Ibíd., 48. 36. Ibíd., 117. 37. Elena G. de White, “To Ministers, Physicians, and Teachers”, Carta 280 (3 de setiembre), 1904; publicada en ídem, Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día (Boise, ID: Pacific Press, 1987), 5:1088. 38. Alonzo T. Jones, The Consecrated Way to Christian Perfection (Mountain View, CA: Pacific Press, 1905), 26. 39. Vea Bible Readings for the Home Circle (Battle Creek, MI: Review and Herald, 1889). 40. Bible Readings for the Home Circle: A Topical Study of the Bible, Systematically Arranged for Home and Private Study, nueva edición, revisada y aumentada (Washington, DC: Review and Herald, 1914), 174. Cursiva en el original. 41. Vea Bible Readings for the Home: A Study of 200 Vital Scripture Topics in Questionand-Answer Form Contributed by a Large Number of Bible Scholars, Completamente revisado y nuevamente ilustrado (Nashville, TN: Southern Publishing Association, 1949), 143-144. 42. W. W. Prescott, The Doctrine of Christ: A series of Bible studies covering the doctrines of the Scriptures, for use in colleges and seminaries, as outlined and recommended by the Bible, and History Teachers’ Council, held in Washington, DC., del 20 de Julio al 9 de agosto de 1919 (Washington, DC: Review and Herald, [1920]). 43. Ibíd., 3. 44. “Fundamental Beliefs of Seventh-day Adventists”, en 1931 Year Book of the Seventh-day Adventist Denomination (Washington, DC: Review and Herald, 1931), 377. 45. M. L. Andreasen, The Sanctuary Service (Washington, DC: Review and Herald, 1937), 279-297. 46. Ibíd., 279. 47. Ibíd., 296.

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48. Ibíd., 283. 49. Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, 7:918. 50. Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, t. 5. 51. Seventh-day Adventists Answer Questions on Doctrine (Washington, DC: Review and Herald, 1957). 52. Seventh-day Adventists Answer Questions on Doctrine, 33-86. 53. Ibíd., 641-646. 54. Ibíd., 647-660. 55. Ideas útiles sobre la producción y debates sobre Questions on Doctrine son proporcionados en T. E. Unruh, “The Seventh-day Adventist Evangelical Conferences of 1955-1956”, Adventist Heritage 4 (invierno, 1977): 35-46; A. Leroy Moore, Questions on Doctrine Revisited! Keys to the Doctrine of Atonement and Experience of At-one-ment (Ithaca, MI: AB Publishing, 2005); Juhyeok Nam, “Reactions to the Seventh-day Adventist Evangelical Conferences and Questions on Doctrine, 1955-1971” (Tesis doctoral, Andrews University, 2005). 56. Edwin W. Reiner, The Atonement (Nashville, TN: Southern Publishing Association, 1971), 132. 57. Sakae Kubo, Calculated Goodness Association, 1974), 17-19.

Nashville, TN: Southern Publishing

58. Ibíd., 21-22. 59. Herbert E. Douglass ét al, Perfection: The Impossible Possibility (Nashville, TN: Southern Publishing Association, 1975). 60. Herbert E. Douglass, “Men of Faith – The Showcase of God’s Grace”, en Herbert E. Douglass ét al, Perfection: The Impossible Possibility (Nashville, TN: Southern Publishing Association, 1975), 9-56; C. Mervyn Maxwell, “Ready for His Appearing”, en ibíd., 137-200. 61. Herbert E. Douglass, Why Jesus Waits: How the Sanctuary Doctrine Explains the Mission of the Seventh-day Adventist Church (Washington, DC: Review and Herald, 1976). 62. Herbert Douglass, Faith: Saying Yes to God (Nashville, TN: Southern Publishing Association, 1978). 63. Herbert E. Douglass, The End: Unique Voice of Seventh-day Adventists about the Return of Jesus (Mountain View, CA: Pacific Press, 1979).

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64. Edward Heppenstall, The Man Who Is God: A Study of the Person and Nature of Jesus, Son of God and Son of Man (Washington, DC: Review and Herald, 1977). 65. Ibíd., 126-27. 66. Véase “Fundamental Beliefs of Seventh-day Adventists”, en Seventh-day Adventist Church Manual, revision de 1981 (Washington, DC: General Conference of Seventh-day Adventists, 1981), 31-46; “Fundamental Beliefs of Seventh-day Adventists”, en Seventh-day Adventist Yearbook 1981 (Washington, DC: General Conference of Seventhday Adventists, 1981), 5-8. 67. “Fundamental Beliefs of Seventh-day Adventists”, en Seventh-day Adventist Church Manual, revision de 1981 (Washington, DC: General Conference of Seventh-day Adventists, 1981), 32-33; “Fundamental Beliefs of Seventh-day Adventists”, en Seventhday Adventist Yearbook 1981 (Washington, DC: General Conference of Seventh-day Adventists, 1981), 5; publicado en español en Manual de la Iglesia, 17ª revisión (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2006), 8-9. 68. Norman R. Gulley, Christ Our Substitute (Washington, DC: Review and Herald, 1982). 69. Raul Dederen, ed., Cristologia (São Paulo, SP, Brazil: Instituto Adventista de Ensino, 1984). 70. El capítulo por Lyell Vernon Heise es una versión publicada de “The Christology of Ellen G. White Letter 8, 1895: An Historical, Contextual, and Analytical Study” (monografia, Andrews University, 1975). 71. Véase Benjamin Rand (seudónimo), “What Human Nature Did Jesus Take? Unfallen”, y Kenneth Gage (seudónimo), “What Human Nature Did Jesus Take? Fallen”, Ministry, junio de 1985, 8-21. 72. J. R[obert] S[pangler], “The Nature of Christ”, Ministry, junio de 1985, 24. 73. Richard Rice, The Reign of God: An Introduction to Christian Theology from a Seventh-day Adventist Perspective (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1985), 157, 159. 74. Seventh-day Adventists Believe. . . : A Biblical Exposition of 27 Fundamental Doctrine (Washington, DC: Ministerial Association, General Conference of Seventh-day Adventists, 1988). 75. Asociación Ministerial de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Creencias de los Adventistas del Séptimo Día: Una exposición bíblica de las 27 doctrinas fundamentales, ed. rev. (Nampa, ID: Pacific Press, 1988 [reimpresión 1999]), 59, 60. 76. Robert W. Olson, comp., The Humanity of Christ (Boise, ID: Pacific Press, 1989).

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77. Roy Adams, The Nature of Christ: Help for a Church Divided over Perfection (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1994); publicado en español bajo el título La naturaleza de Cristo: Su relación con el pecado, la justicia y la perfección (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2003). 78. Whidden II, Ellen White on the Humanity of Christ; publicado en portugués bajo el título Ellen White e a Humanidade de Cristo: Cristo veio ao mundo com a natureza de Adão antes ou depois da Queda? (Tatuí, SP, Brazil: Casa Publicadora Brasileira, 2004). 79. Zurcher, Touched with Our Feelings. 80. Kenneth H. Wood, “Preface”, en ibíd., 19. 81. Raoul Dederen, “Christ: His Person and Work”, en ídem, ed., Handbook of Seventh-day Adventist Theology, Commentary Reference Series, vol. 12 (Hagerstown, MD: Review & Herald, 2000), 160-204. 82. Ibíd., 164-65. 83. George R Knight, ed., Seventh-day Adventists Answer Questions on Doctrine: Annotated Edition, Adventist Classic Library (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2003). Publicado en portugués como Questões Sobre Doutrina: O clássico mais polêmico da história do Adventismo, ed. Edición anotada, por George R. Knight (Tatuí, SP, Brazil: Casa Publicadora Brasileira, 2009). 84. Los papeles presentados en el Congreso del 50º Aniversario de Preguntas sobre Doctrina están a disposición para ser descargados en http://qod.andrews.edu/ downloads.html. 85. Colin D. Standish y Russell R. Standish, The Theology of Questions on Doctrine: Fidelity or Compromise? (Rapidan, VA: Hartland Publications, 2007); ídem e ídem, A History of Questions on Doctrine: Fidelity or Compromise? Prepared for Presentation at the Questions on doctrine Fiftieth Anniversary Conference, Andrews University, 24-27 October, 2007 (Narbethong, Victoria, Australia: Highwood Books,2007). 86. Herbert E. Douglass, A Fork in the Road. Questions on Doctrine: The Historic Adventist Divide of 1957 (Coldwater, MI: Remnant Publications, 2008). 87. Vea Max Hatton, Understanding the Trinity (Alma Park Grantham, Lincs., England: Autumn House, 2001). 88. Ver Whidden, Moon, y Reeve, The Trinity. 89. Ver Journal of the Adventist Theological Society 17, no. 1 (Primavera de 2006). 90. Ver “A Trindade nas Escrituras”, Parousia (Brasil) 4, no. 2 (2.° Semestre de 2005); “A Trindade nos Escritos de Ellen G. White”, Parousia (Brasil) 5, no. 1 (1.º Semestre 2006).

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91. Ver Jerry Moon, “The Adventist Trinity Debate”, 2-part series in Andrews University Seminary Studies 41, no. 1 (2003): 113-129; 141, no. 2 (2003): 275-292. 92. Bryan W. Ball y William G. Johnsson, eds., The Essential Jesus: The Man, His Message, His Mission (Boise, ID: Pacific Press, 2002), contratapa. 93. Ver Ekkehardt Müller, Die Lehre von Gott: biblischer Befund und theologische Herausforderungen (St. Peter am Hart, Austria: Seminar Schloss Bogernhofen, 2010), 185202. 94. Ver Norman R. Gulley, Systematic Theology, [Vol. 2—] God as Trinity (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2011), passim. 95. Ver Norman R. Gulley, Systematic Theology, [Vol. 3—] Creation, Christ, Salvation (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2012), 391-566. 96. Ibíd., 434.

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Capítulo

5

El legado doctrinal de 1888 Merlin D. Burt Director del Centro de Investigación Adventista Andrews University, Berrien Spring MD, EE. UU.

E

l 21 de mayo del año 2013, se celebró el 150 aniversario de la organización de la Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD). En el mes de octubre se conmemora el 125 aniversario del Instituto Ministerial y Sesiones de la Asociación General en Minneapolis, Minnesota, EE. UU., del año 1888, más conocido comúnmente como el Congreso General de 1888. El 2013 es el año para reflexionar sobre el mensaje y la misión de la IASD. Algunos 500 líderes y miembros adventistas se reunieron en el nuevo edificio de la IASD ubicado en la avenida Lake y Fourth, ciudad de Minneapolis. 91 delegados representaron a una membresía mundial de aproximadamente de 27 000. El Congreso de 1888 ha pasado a la historia como, tal vez, el más importante para la IASD. Este congreso es recordado por la iglesia como el inicio de un nuevo énfasis sobre la justificación por la fe. Después de este congreso, el desarrollo teológico ha tenido un impacto profundo en el mensaje y la misión de la iglesia. La doctrina y la teología de la IASD hoy son directamente influenciadas por la enseñanza y la experiencia que surgió de 1888 y

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1890. Hasta hoy, esto ha dado lugar a un conflicto sobre la comprensión de la salvación y la naturaleza de Cristo entre los adventistas. Este capítulo no intentará describir o evaluar estos conflictos o la orientación teológica que hay detrás de ellos. Sino, se centrará en tres aspectos importantes de las creencias de la IASD que fueron influenciadas por el Congreso de 1888 y sus consecuencias. Estos son: (1) un nuevo entendimiento sobre el rol de los diez mandamientos en relación a la salvación; (2) la reformulación del mensaje del tercer ángel de Apocalipsis 14 en cuanto a la justificación por la fe en Jesús; y (3) un cambio hacia el entendimiento de la Trinidad bíblica. El énfasis de esta presentación estará en el primer aspecto –los diez mandamientos en relación a la salvación según se considera a través de la ley en la carta de Pablo a los Gálatas.

El rol de la ley en la salvación “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo” (Gá 3:24-25, RV95). Este texto puso en marcha el nuevo énfasis sobre la justificación por la fe para la IASD, previo a la Sesión de la Asociación General de 1888. Esto ha sido motivo de controversia durante gran parte de la historia de la iglesia hasta este momento. La pregunta fundamental era si la ley mencionada en el texto anterior eran los diez mandamientos o el sistema de ceremonias y sacrificios conectados al servicio del santuario terrenal. Un punto importante para este debate es recordar que la justificación por la fe no fue una nueva idea en 1888. A principios de 1850, los líderes adventistas como Jaime White y J. N. Andrews habían enseñado que la ley moral nos señalaba a Jesús. En 1851 Andrews escribió: “¿Cómo es que la ley es un ayo (maestro de escuela) que nos lleva a Cristo? Respuesta. La ley nos muestra nuestras culpas y su condenación, más nosotros estaríamos perdidos sin un Salvador”.1 Un año después, Jaime White escribió: “Aquellos que representan a los observadores del sábado como yendo fuera de Jesús, la única fuente de justificación, y rechazando su sangre expiatoria, y buscando justificación por la ley, lo hacen ya sea ignorantemente o de mala fe”.2

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El conflicto creció en 1854 cuando J. H. Waggoner publicó un panfleto titulado The Law of God [La ley de Dios]. En general, él nos dio una excelente presentación del evangelio a través de la ley en Gálatas. “Ahora esto debe ser evidente para todos que si ellos cumplieron las condiciones del pacto o guardaron la ley, esto fracasaría en llevarlos a Cristo, y si esto incluso les fuera posible a ellos guardar, esto podría llevarlos a confiar en ellos mismos y buscar la justificación por obediencia personal en lugar de buscar a Cristo para ser salvos”.3

En la conclusión de su libro, claramente apeló para que el lector acepte la justicia de Cristo: Pero la misericordia aún está ofrecida. Se escuchó la voz del tercer ángel, presentando los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. . . . El Salvador aún está suplicando y presentando su sangre preciosa ante el trono de su Padre; y aunque tú hayas transgredido la ley del Padre, y seas destituido de la justicia, él [Cristo] era sin pecado [carecía de pecado], sin embargo, se hizo pecador por nosotros, para que nosotros recibiéramos la justicia de Dios en él. Apresurémonos a reconocerle a él como el único refugio de la tormenta que se avecina.4

Desafortunadamente, Waggoner dio un paso adicional y excluyó la ley ceremonial de los Gálatas. “Respetando la carta a los Gálatas”, él escribió, “ni una sola declaración ha sido encontrada en ella que pueda hacer referencia a la ley ceremonial o levítica”.5 Él creyó que los diez mandamientos fueron siempre mencionados en Gálatas, excepto donde se menciona la “ley de Cristo” en Gálatas 6:2. Esta posición provocó una reacción rápida de los diferentes ministros adventistas quienes habían debatido con otros ministros protestantes que argumentaban que el sábado fue abolido por el evangelio, basándose en Gálatas 3:24-25. Los ministros adventistas respondieron que la ley ceremonial fue una sombra que nos señalaba a Cristo y no se refería a la ley moral.

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El libro de Waggoner fue retirado y la posición en la prensa, durante los próximos 30 años, presentó la ley ceremonial como ayo para llevarnos a Cristo. Desafortunadamente, muchos adventistas también separaron la ley del evangelio. La ley ceremonial fue vista como formas de señalar el evangelio. En 1857, Stephen Pierce respondió a la opinión de J. H. Waggoner afirmando que la ley en Gálatas no era la ley moral, sino era el “sistema legal”. Él permitió que la ley moral estuviera involucrada, pero en repetidas ocasiones dijo que la ley en Gálatas 3 no podía ser los diez mandamientos. Él escribió una declaración cuidadosamente elaborada: No tenemos prueba de que la ley moral haya sido solo nuestro ayo para llevarnos a Cristo. Es verdad que por esta ley nosotros conocemos el pecado; pero no podemos decir cómo esto nos lleva a Cristo. Fue por el ministerio de esta ley, o por los tipos de sombras del cuerpo de Cristo, para que los hombres bajo aquella dispensación fueran guiados a Cristo, como también por el ministerio del evangelio, o de sus enseñanzas de los hombres son guiados a Cristo bajo esta dispensación.6

Aunque la posición de Pierce ha permitido que algunos aspectos de la ley moral estén involucrados en Gálatas, su artículo establece un nuevo tono que hizo que los adventistas definan la ley en Gálatas como la ley ceremonial durante las tres décadas siguientes. Su intención era oponerse a los críticos que podrían acabar con el día de reposo (sábado). Esto se convirtió en un punto importante de debate.7 Se dieron unos pocos ejemplos más. Moses Hull escribió en 1862: De nuevo, al hablar de la misma ley, Pablo dice, ‘esto ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo’ (Gá 3:24). Los diez mandamientos no señalaron a Cristo. Es verdad que ellos le enseñan al hombre que él es un pecador, pero ellos señalaban que no hay ningún remedio; mientras las ofrendas de la ley ceremonial hicieron traer a aquellos

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quienes aceptaron a Cristo. Cada ofrenda señaló a Cristo como el único medio por el cual ellos podrían obtener perdón, después de haber violado la ley de Dios.8 Asimismo, Urías Smith escribió: Pero, definitivamente, al referirnos a Gá 3:24, Pablo no se refiere con la palabra ‘ayo’ a los diez mandamientos. ¿Qué hay en los diez mandamientos para llevarnos a Cristo? En verdad, ellos revelan el pecado, y nos muestran que nosotros somos transgresores; pero ellos señalan que no hay forma de escapar, y no nos llevan a ningún Salvador. ¿Qué ley entonces hizo conducir a Cristo? Respuesta: El sistema de la ley por la cual el sacrificio y el trabajo sacerdotal del Salvador fue claramente simbolizado.9

Este diagrama provee una visión general del progreso del pensamiento de la ley en Gálatas hasta 1884. Trasfondo histórico de la ley en Gálatas para los adventistas del séptimo día 1851 En 1851, J. N. Andrews claramente estableció que la ley en Gálatas 3:24, 25 era la ley moral.

1854 En 1854, J. H. Waggoner, padre de E. J. Waggoner, publicó un tratado sobre los diez mandamientos en el que aclaró que la ley en Gálatas era la ley moral o los diez mandamientos, excluyendo específicamente la ley ceremonial.

1857 En 1857, Stephen Pierce respondió la opinión de J. H. Waggoner, afirmando que la ley en Gálatas no era la ley moral sino el “sistema legal”. Él admitió que la ley moral estaba aquí involucrada pero en repetidas ocasiones afirmaba que la ley en Gálatas 3 no podían ser los diez mandamientos.

Década de 1860 a 1870 Desde los años 1860 hasta 1880, el artículo de Pierce motivó a los adventistas a definir la ley en Gálatas como la ley ceremonial. Su propósito fue oponerse a los críticos quienes querían eliminar el sábado.

1884 Ya en 1884, E. J. Waggoner comenzó a revivir la opinión temprana de su padre y de otros de que la ley moral sirve como el papel para guiarnos a Jesús, siendo el principal objetivo de la ley en Gálatas.

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E. J. Waggoner revive el enlace entre la ley y la salvación Ya en 1884, el hijo de J. H. Waggoner, E. J. Waggoner, presentó en la Signs of the Times que la ley en Gálatas 3:24-25 era la ley moral.10 Waggoner también enseñó esta perspectiva en sus clases en Healdsburg College durante 1886 y publicó una serie de artículos sobre los Gálatas en Signs of the Times durante el verano de 1886.11 Líderes de la iglesia, G. I. Butler y Urías Smith, vieron esto como un intento de revivir un antiguo argumento que había sido desacreditado. En 1886, G. I. Butler, presidente de la Asociación General, publicó una refutación pública de la posición de E. J. Waggoner. Él reconoció que antes, entre adventistas sabatistas, “la mayoría de ellos aceptó la idea de que la ley moral fue el tema principal en Gálatas”. Entonces, él describió que “los hermanos líderes”“renunciaron” al punto de vista de la ley moral por la ley ceremonial. Además, agregó que en el tiempo en que escribió, cerca de dos tercios de los ministros sostenían el último punto de vista.12 D. M. Canrigth, quien llegó a ser uno de los más grandes críticos de la iglesia y había adaptado la opinión que la ley en Gálatas era la ley ceremonial, trazó su salida definitiva de la IASD con el conflicto sobre la controversia de la ley en Gálatas. Él escribió: En nuestras sesiones de la Asociación General de aquel otoño [1886], ocurrió una fuerte división entre nuestros dirigentes sobre la ley en Gálatas, una parte sostuvo que era la ley ceremonial, la otra sostuvo que era la ley moral; una contradicción sin sentido. Después de una discusión larga y acalorada, la sesión terminó; cada parte con más confianza que antes. También hubo mucho desacuerdo sobre otros puntos doctrinales y bastantes sentimientos partidarios. Esto y otras cosas trajo mis viejos sentimientos de duda y decidí que era el momento para mí, para examinar y pensar por mí mismo y no ser guiado ni espantado por hombres quienes no están de acuerdo entre ellos.13

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Trágicamente, muchos en la iglesia fueron legalistas en sus enfoques sobre los diez mandamientos. Elena G. de White escribió en 1890: “Como pueblo, hemos predicado la ley hasta estar tan secos como las montañas de Gilboa, sin rocío ni lluvia”.14 E. J. Waggoner, como su padre, presentó el evangelio en relación a los diez mandamientos: “La ley nos condena y nos conduce a Cristo como único Salvador, quien puede perdonar nuestros pecados”. El asunto [superficial] en 1888 fue la ley en Gálatas. Pero el verdadero problema fue la indiferencia hacia la justificación por la fe. Butler y Waggoner publicaron panfletos con sus respectivas posiciones sobre la ley en Gálatas.15 Waggoner concluyó: Antes de terminar, no puedo dejar de expresar mi lamento al ver en su libro (en la página 78) la expresión ‘la doctrina tan hablada de la justificación por la fe’. . . . Sus palabras parecen dar a entender que usted piensa que la doctrina ha sido sobrevalorada. De una cosa estoy convencido. . . [Su] teoría conduce inevitablemente a la conclusión de que los hombres son justificados por la ley. . . . Mi conclusión es que es imposible sobrevalorar la doctrina de la justificación por la fe.16

Elena G. de White finalmente unió los dos puntos de vista: Se me pregunta acerca de la ley en Gálatas. ¿Cuál ley es el ayo para llevarnos a Cristo? Contesto: Ambas, la ceremonial y el código moral de los diez mandamientos. Cristo fue el fundamento de todo el sistema judío.17

Al final, los adventistas aceptaron que la ley representada en Gálatas eran ambas, la ley moral y ceremonial, con un realce particular a la primera. Desde 1888 hasta el año 1900, la iglesia pasó por un cambio teológico que trajo un nuevo énfasis sobre la justificación por la fe, y en Jesús como Salvador. El mensaje del tercer ángel llegó a ser una representación de una apropiada relación entre la ley y el evangelio.

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La “fe de Jesús” y el mensaje del tercer ángel Un desarrollo teológico esencial que surgió de la discusión sobre la justificación por la fe en los años siguientes a 1888, dio como resultado la vinculación del evangelio a los mensajes de los tres ángeles. Un asunto particular fue el significado de Apocalipsis 14:12: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Antes de 1888, los adventistas entendían la “fe de Jesús” como algo que debía mantenerse. Esto fue la descripción de la fe de Jesús que nosotros imitamos. Se incluyó “los requerimientos del Nuevo Testamento, tales como el arrepentimiento, la fe, el bautismo, la cena del Señor, el lavado de los pies de los santos, etc”. que Jesús practicó. Jaime White escribió en 1850: Los mandamientos de Dios aquí mencionados (Apocalipsis 14:12) significan, ni más ni menos, sus diez leyes inmutables, escritas en dos tablas de piedra. Pero dice el opositor: “Tú estás equivocado. Los diez mandamientos de Dios aquí significan los requerimientos del Nuevo Testamento, como el arrepentimiento, la fe, el bautismo, etc.”. Detente señor, déjame preguntar −¿Estos no son todos los requisitos incluidos en la “fe” o “el testimonio de Jesucristo”? “Oh, sí, yo admito que ellos son”. Entonces dime qué son los “mandamientos de Dios”. Juan, en una visión divina, vio un grupo de personas, cerca del fin del tiempo, que guardaron la “fe” y tenían el “testimonio de Jesucristo”, en el cual están unidos todos los requerimientos del Nuevo Testamento, tales como el arrepentimiento, la fe, el bautismo, la cena del Señor, el lavamiento de los pies, etc.; él también los vio GUARDANDO LOS MANDAMIENTOS DE DIOS.18

La posición de Jaime White contrarresta, en el mundo protestante, a quienes consideran los “mandamientos de Dios” como los nuevos requisitos del Nuevo Testamento. Al hacer de la “fe de Jesús” los requerimientos del Nuevo Testamento, los adventistas preservaron los diez mandamientos y el sábado.

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De igual manera, Urías Smith escribió en su influyente Thoughts on Revelation [Reflexiones sobre Apocalipsis] en 1881: “Este pueblo que espera [Apocalipsis 14:12], está guardando los mandamientos de Dios, los diez mandamientos, y la fe de Jesús, y todas las enseñanzas de Jesús y sus apóstoles que figuran en el Nuevo Testamento”.19

Jones y Waggoner con respecto a la “fe de Jesús” Cuando Jones y Waggoner sostuvieron que se trataba de una fe activa y no solo de requisitos del Nuevo Testamento, se creyó que ellos apoyaban a la posición protestante contra los sabatistas. Elena G. de White reconoció que la interpretación original había debilitado el poder de la vivencia del evangelio cuando escribió: “Los mandamientos de Dios han sido proclamados, pero la justicia de Jesús, de igual importancia, no ha sido presentada por los adventistas del séptimo día, permitiendo que la ley y el evangelio vayan de la mano”.20 Constantemente, Jones y Waggoner enfatizaron la “fe de Jesús” en el mensaje del tercer ángel. A. T. Jones publicó una serie de sermones en el General Conference Bulletin [Boletín de la Conferencia General] de 1893 y 1895 con el título “El mensaje de los tres ángeles”. Una lectura cuidadosa revela que gran parte de la presentación está centrada en la “fe de Jesús” en Apocalipsis 14:12. Él lo interpretó como una experiencia activa y viva con Jesús. Justo antes de una reunión de alabanza, dijo: Justificados por la fe. . . veremos toda la ley de Dios escrita en el corazón y que brilla en la vida, y las palabras: “Aquí están los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Todo. . . está reflejado y brilla en Jesucristo.21

Elena G. de White apoyó enfáticamente la conexión de la “fe de Jesús” escribiendo: “Es ciertamente el mensaje del tercer ángel”.22 Este desarrollo crítico hizo del evangelio el corazón del mensaje de los tres ángeles. Coloca a la ley de Dios en una relación correcta con la fe viva

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en Jesús. Los tres ángeles de Apocalipsis 14 están enmarcados con el evangelio. Comienzan con el “evangelio eterno” a todo el mundo y terminan con la “fe de Jesús”.

Otras reflexiones sobre el evangelio en el mensaje de los tres ángeles El mensaje de los tres ángeles es una proclamación final del evangelio al mundo, a la luz del juicio final y el cierre del tiempo de gracia. Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Ap 14:6-7, RV60).

Jesús declaró en Mateo 24:14 que la verdadera señal del fin del tiempo es la de predicar el evangelio a todo el mundo. Para el mensaje de los tres ángeles, el evangelio es presentado en términos de la relación del sábado y del juicio en el lugar santísimo del Santuario celestial. El llamado para adorar al Creador, “quien hizo los cielos, la tierra y el mar”, es una referencia directa al sábado. Sin embargo, el sábado también está vinculado a la obra completa de Jesús en la cruz. Esto está directamente ligado a la fe y al evangelio. Las últimas palabras de Jesús en la cruz fueron “consumado es” (Juan 19:30). Él murió y fue llevado presurosamente al sepulcro porque el sábado estaba a punto de comenzar. Es así que descansó las 24 horas del sábado y se ‘levantó temprano’ el primer día “siendo aún oscuro” (Juan 20:1). En Hebreos 4, Pablo vincula directamente el sábado (día de reposo) al evangelio y la fe en la muerte de Jesús en la cruz. “Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas” (Heb 4:9-10). La palabra ‘reposo’ en el versículo 9, es la palabra

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específica para el día sábado y no el para el descanso en general. El sábado no solo se convierte en un memorial de la creación, sino en una lección práctica y en la representación de la experiencia de la justificación por la fe. Este es el vínculo del evangelio en los diez mandamientos. Las primeras palabras de Dios al darnos los diez mandamientos son frecuentemente omitidas. Señalan el poder de Dios en la liberación y la salvación. “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre” (Éx 20:2). Lamentablemente este versículo no fue incluido con los diez mandamientos cuando fueron citados por los primeros adventistas. En el idioma hebreo, los diez mandamientos se dan en la forma imperativa. Esto se traduce correctamente como “no harás”, pero también puede ser traducido como “no lo haré”. El imperativo contiene comandos y promesas. El sábado (el día de reposo) del cuarto mandamiento une todo. Nos llama a descansar de nuestros trabajos y nos invita a adorar a Dios como Creador y Salvador.23 Cuando descansamos de nuestras labores y trabajos seculares en el sábado de cada semana, reafirmamos nuestra experiencia de salvación a través de la obra perfecta de Jesús, nuestro Salvador. Estamos reivindicando su muerte en la cruz como nuestro único camino de salvación y santidad. El mensaje de los tres ángeles vincula el evangelio con el día sábado para el juicio. Frecuentemente hemos visto al juicio como algo espantoso. Por supuesto, esto es espantoso para aquellos quienes han rechazado la salvación a través de Cristo. Pero para los redimidos ¡el juicio es una buena noticia! La proclamación de que “la hora del juicio ha llegado” es una llamada de esperanza para aquellos quienes reciben el evangelio. Dios libera a su pueblo en el juicio. David oró a Dios para que lo juzgara, hecho que él entendía como liberación.24 En el libro de los Jueces, varios jueces −Josué, Débora, Gedeón, Jefté, y Sansón− todos actuaron como libertadores de los enemigos. Ellos establecieron cosas correctas. En Daniel 12:1, Miguel, el gran príncipe, −que no es otro sino Jesús nuestro Salvador− está de pie para ofrecerse a sí mismo en el tiempo final de angustia, antes de la segunda venida. El juicio es una buena noticia. Dios define quiénes

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han aceptado o rechazado la proclamación del evangelio. El sábado es el método de proclamación del evangelio. Este es el trabajo final de Jesús como sumo Sacerdote en el lugar santísimo del Santuario celestial para juzgar al mundo, y el tiempo de prueba para dar un “grito” final de proclamación, a través del derramamiento del Espíritu Santo. La misión específica de la IASD es dar este mensaje al mundo. Los mensajes de los tres ángeles están enmarcados por el evangelio. Comienza con el evangelio a todo el mundo y termina con la “fe de Jesús”. El método de compartir el evangelio es el llamado a adorar a Dios y aceptar el evangelio como se revela en el día de reposo, el sábado. La urgencia es la realización del juicio en el cielo que obliga a una respuesta final de cada persona. El énfasis sobre el evangelio en los mensajes de los tres ángeles se remonta directamente a 1888 y los años siguientes. Esto también es un tema que dominó Elena G. de White.

La divinidad de Jesús y la Deidad La última contribución de la discusión de 1888 dio lugar a la formación de nuestro actual entendimiento de la doctrina bíblica de la Trinidad. Una comprensión correcta de la Deidad está íntimamente conectada con el evangelio. Una explicación detallada de la historia de la doctrina de la Trinidad en la IASD es provista en otro capítulo de este libro. Asimismo, se otorga una breve explicación para completar información sobre los principales aspectos del desarrollo doctrinal que viene a nosotros a través del mensaje de 1888 durante la década de 1890. Hasta esta década la mayoría de los miembros de la IASD eran antitrinitarios. Ellos veían a Dios el Padre como Dios en todo aspecto; al Hijo como divino, pero engendrado, y que tiene un principio; y al Espíritu Santo reducido a una simple manifestación del Padre o del Hijo. Hoy tenemos una doctrina bíblica de la Trinidad, en parte, por el énfasis en Jesús y el plan de salvación como se presentó después de 1888.

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Además, durante esta misma década, A. T. Jones jugó un papel importante en la presentación de la divinidad eterna de Jesús. Durante sus series de 1895 en “El mensaje del tercer ángel”, regresó en repetidas ocasiones a Colosenses 2:9, Cristo era la ‘plenitud de la Deidad’. “La palabra eterna accedió a hacerse carne. Dios se hizo hombre”.25 Dos días después, hablando de Cristo, Jones dijo: “En perspectiva de la eternidad, antes y después de la eternidad, treinta y tres años no son un sacrificio tan infinito después de todo. Pero cuando nosotros consideramos que él hundío su naturaleza en nuestra naturaleza humana para toda la eternidad, esto sí es un sacrificio”.26 En 1899, como editor de la Review and Herald, él escribió sobre la Deidad de una manera trinitaria: “Dios es uno. Jesucristo es uno. El Espíritu es uno: No hay desacuerdo, ni división entre ellos”.27 Aunque Jones dio un énfasis especial a la eternidad de Jesús, Elena G. de White es probablemente la primera en señalarla específicamente. Durante el año 1870, ella describió a Jesús como el “eterno Hijo de Dios”.28 Durante la década de 1890, ella escribiría algunas declaraciones claras sobre la Deidad y la naturaleza divina de Jesús. En 1898 ella escribió: “En Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otra”.29 Ella también afirmó la personalidad y la divinidad del Espíritu Santo, quien era “la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino”.30 Esto es crucial para el entendimiento de la justificación por la fe, para comprender la naturaleza divina de Jesús y la Deidad como se revela en las Escrituras.

Conclusión La IASD es un pueblo con un mensaje y una misión. Nuestra organización no es un fin en sí mismo, sino un medio para la proclamación final del evangelio a todo el mundo. Nos encontramos en la frontera de la eternidad. Todo ha sido alineado en la preparación para la segunda venida de Jesús. En este momento de los 150 años desde nuestra organización y 125 años desde 1888, tenemos que volver a comprometernos con nuestro mensaje y misión. Jesús viene

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pronto. El evangelio está llegando hasta los confines de la tierra. Todo lo que queda es el derramamiento del Espíritu Santo para llevarnos a la conclusión final. Antes que Jesús venga, cada persona tendrá que haber escogido por la eternidad. El juicio se habrá terminado, el sábado nos unirá con nuestro Creador, descansando en la justicia de Jesús. Seremos arrebatados en el aire en la venida de nuestro Señor. Nuestra esperanza se hará realidad. Podemos estar agradecidos por cada uno de estos importantes aspectos del desarrollo doctrinal que ahora es parte de la fe adventista. Como resultado de un estudio muy cuidadoso de la Biblia, redescubrimos el énfasis sobre la justificación por la fe durante la década de 1890. Podemos apreciar el papel de la ley en mostrarnos nuestros pecados y señalarnos a Jesús como nuestro único Salvador. Que el compartir el mensaje de los tres ángeles sea verdaderamente una proclamación del evangelio a la luz del sábado, el Santuario celestial y la pronta venida de Jesús. Que podamos también adorar a Dios, cuyo amor y carácter son revelados en la comprensión bíblica de la Trinidad. Amén ¡ ven Señor Jesús!

Referencias: 1. J. N. Andrews, Thoughts on the Sabbath, and the Perpetuity of the Law of God (Paris, ME: James White, 1851), 22. 2. [Jaime White], “Justified by the Law” Review and Herald, 10 de junio de 1852, 24. 3. J. H. Waggoner, The Law of God: An Examination of the Testimony of Both Testaments (Rochester, NY: Advent Review, 1854), 93, 94. 4. Ibíd., 120. 5. Ibíd.,74; ver también 80, 81, 98, 108. 6. Stephen Pierce, “Answer to Bro. Merriam’s Question Respecting the Law of Gal. III, en Review No. 3, Vol. X”, RH, 8 de octubre de 1857, 180, 181. 7. Discussion on the Sabbath Question, Held in Library Hall, Chelsea, Mass., Nov., 1869, between Elder Miles Grant and Elder M. E. Cornell (Battle Creek, Mich.: Seventh-day Adventist Publishing Assn., 1870), 55-65.

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Burt: El legado doctrinal de 1888

8. Moses Hull, The Two Laws, and the Two Covenants (Battle Creek, MI: Seventhday Adventist Publishing Assn., 1862), 10, 11. 9. Urías Smith, Both Sides on the Sabbath and the Law: Review of T. M. Preble (Battle Creek, Mich.: Seventh-day Adventist Publishing Assn., 1864), 67; ver también D. M. Canright, The Two Laws, as Set Forth in the Scriptures of the Old and New Testaments (Battle Creek, ,MI.: Seventh-day Adventist Publishing Assn., 1876), 49-57. 10. E. J. Waggoner, “Christ the End of the Law”, Signs of the Times, 24 de julio de 1884, 412; ídem, “Christ the End of the Law”, Signs of the Times, 7 de agosto de 1884, 473, 474; ídem, “Under the Law”, Signs of the Times 28 de agosto de 1884, 520; ídem, “Under the Law”, Signs of the Times, 4 de setiembre de 1884, 537; ídem, “Under the Law”, Signs of the Times, 11 de setiembre de1884, 553, 554. 11. E. J. Waggoner, “Comments on Galatians 3, No. 1”, Signs of the Times, 8 de julio de 1886, 406. 12. G. I. Butler, The Law in the Book of Galatians: Is it the Moral Law, or Does it Refer to that System of Laws Peculiarly Jewish? (Battle Creek, MI: Review and Herald Publishing, 1886), 3. 13. D. M. Canright, Seventh-day Adventism Renounced: After an Experience of Twentyeight Years by a Prominent Minister and Writer of that Faith (Kalamazoo, MI: Kalamazoo Publishing, 1888), 156. 14. Elena G. de White, “Christ Prayed for Unity among His Disciples”, RH, 11 de marzo de 1890. 15. G. I. Butler, The Law in the Book of Galatians: Is it the Moral Law, or Does it Refer to that System of Laws Peculiarly Jewish? (Battle Creek, MI: Review and Herald Publishing, 1886); E. J. Waggoner, The Gospel in the Book of Galatians: A Review (Oakland, CA: n.p, 1888). 16. Waggoner, 70, 71. Cursiva en el original. 17. Elena G. de White, “The Law in Galatian”, c. 1900 (Manuscrito 87, 1900), Ellen G. White Estate, Silver Spring, MD. 18. [Jaime White], “The Third Angel’s Message, Rev. xiv 9-12”, Present Truth, abril de 1850, 66-67. 19. Urias Smith, Thoughts, Critical and Practical on the Book of Revelation (Battle Creek, MI: Seventh-day Adventist Publishing, 1881), 301. 20. Elena G. de White, “Looking Back at Minneapolis”, noviembre o diciembre de 1888 (Manuscrito 24, 1888), Ellen G. White Estate, Silver Spring, MD.

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Legado adventista

21. A. T. Jones, “The Third Angel’s Message Number 19”, General Conference Bulletin, 27 de febrero de 1895, 368; ver también Waggoner, The Gospel in the Book of Galatians, 70. 22. Elena G. de White, “Repentance the Gift of God”, RH, 1 de abril de 1890, 193. 23. Ver también Deuteronomio 5:14-15. 24. Ver Salmos 7:8; 26:1; 35:24; 43:1; 54:1. 25. A. T. Jones, “The Third Angel’s Message Number 17”, General Conference Bulletin, 25 de febrero de 1895, 332. 26. A. T. Jones, “The Third Angel’s Message Number 20”, General Conference Bulletin, 27 de febrero de 1895, 382. 27. A. T. Jones, “Editorial”, RH, 10 de enero de 1899, 24. 28. Elena G. de White, “An Appeal to Ministers”, RH, 8 de abril de 1878, 49. 29. Elena G. de White, The Desire of Ages (Oakland, CA: Pacific Press, 1898), 530. 30. Ibíd., 671.

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Capítulo

6

Historia de la doctrina de la Trinidad en la Iglesia Adventista del Séptimo Día: Breve análisis histórico Merlin D. Burt Director del Centro de Investigación Adventista Andrews University, Berrien Spring MD, EE. UU.

E

n las dos últimas décadas se ha visto el incremento de la actividad antitrinitaria dentro del seno de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD). Aunque significativo, el antitrinitarismo ha permanecido en los márgenes del movimiento adventista. Se podrían mencionar cuatro razones para esta actividad: (1) La disponibilidad de información mediante la Internet; (2) cierto número de grupos adventistas que surgieron del movimiento millerita continuaron afirmando la perspectiva antitrinitaria; por ejemplo, tenemos a la Iglesia de Dios (del Séptimo Día), también conocida como el Grupo Marion, el punto de vista previo de la Iglesia Mundial de Dios; la Iglesia de Dios de Atlanta en Georgia (anteriormente de Oregon, Illinois, o los Adventistas de la Era por Venir [Age to Come

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Adventists]), y los Testigos de Jehová (la rama de la Iglesia Adventista Cristiana). Aunque se puede decir que los adventistas cristianos, al igual que los adventistas del séptimo día, han aceptado el punto de vista trinitario; (3) algunos creen que la doctrina de la Trinidad viene de la teología católica y que, por lo tanto, debe ser falsa. Muchos no se han dado cuenta que la doctrina católica de la Trinidad tiene diferencias con la doctrina bíblica de la IASD sobre la Trinidad, esto incluye la generación eterna del Hijo y la impasibilidad divina, que se encuentran influenciadas por la filosofía griega. (4) Quizás lo más significativo en las últimas décadas, es que algunos adventistas del séptimo día han pensado en retroceder a la fe histórica adventista temprana, o lo que se conoce como el neorrestauracionismo. Algunos han errado en reconocer la naturaleza dinámica de la teología adventista del séptimo día. Históricamente, nuestras doctrinas se han desarrollado en el contexto del núcleo original distintivo de los mensajes de los tres ángeles y de conceptos similares. Un pequeño segmento, aunque significativo y en crecimiento de los adventistas “históricos”, está abogando por un retroceso a la instancia antitrinotaria. Los adventistas sabatistas y los adventistas del séptimo día siempre han centrado su teología y doctrina en la Biblia. Han rechazado un credo estático y siempre han buscado estudiar, comprender y seguir a la Biblia como su fuente de doctrina y guía de toda experiencia. Consecuentemente, no debería sorprender que la doctrina adventista se haya desarrollado a lo largo del tiempo, construyéndose sobre estudios bíblicos previos y nuevos. Mientras el adventismo sabatista emergía a fines de la década de 1840, trajo varias verdades cristianas y las colocó en el marco de la profecía cumplida y el descubrimiento constante de las enseñanzas bíblicas. Una cadena de enseñanzas bíblicas explicó lo que había sucedido en 1844 y por qué Jesús no había regresado. El santuario celestial, el ministerio de Jesús en el tiempo del fin en el lugar santísimo, y el sábado como el sello de Dios, fueron un enfoque particular. La comprensión adventista de varias perspectivas teológicas continuó desarrollándose y mejorando con el paso del tiempo. Dos ejemplos son el sábado y el diezmo. Los primeros adventistas inicialmente

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concluyeron, mediante la influencia de José Bates, que el sábado debía comenzar y terminar a las 6:00 p. m. Fue en 1855, cerca de una década después del énfasis en el inicio del sábado, que la presentación bíblica e histórica de J. N. Andrews contribuyó a que los creyentes adoptaran la puesta de sol como el momento correcto para comenzar y terminar el sábado. El diezmo comenzó en 1859 como un plan de financiamiento denominado “benevolencia sistemática” y tenía poca o ninguna relación con la enseñanza bíblica del diez por ciento. No fue hasta la década de 1870 que un nuevo estudio muy cuidadoso del tema llevó a que los adventistas del séptimo día adoptaran el marco del diezmo que se practica actualmente. Un proceso similar es evidente en la comprensión adventista de la naturaleza de Dios y la Trinidad. El propósito de este artículo es bosquejar el desarrollo histórico de la creencia de la Trinidad de los adventistas del séptimo día desde sus comienzos hasta la actualidad.1

Hasta 1890: Periodo antitrinitario Hasta cerca del comienzo del siglo XX, la literatura adventista del séptimo día era prácticamente unánime en oposición a la deidad eterna de Jesús y la personalidad del Espíritu Santo.2 Durante los primeros años, algunos sostuvieron que Cristo fue creado. Es muy importante comprender que los puntos de vista adventistas no eran homogéneos. La tensión teológica dentro del adventismo comenzó durante el movimiento millerita y se ilustra en la vida de dos líderes principales: Guillermo Miller y Josué V. Himes. Miller, siendo bautista, era trinitario. Él escribió: “creo en un Dios viviente y verdadero, y que hay tres personas en la Divinidad…. Las tres personas del Dios Triuno están conectadas”.3 Himes, un asociado cercano de Miller, era de la Conexión Cristiana. La rama nororiental de la iglesia cristina “rechazó la doctrina trinitaria como no escriturística”.4 Es importante notar que los adventistas milleritas se centraban en el pronto regreso de Jesús y no consideraron necesario discutir sobre la Trinidad.

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Legado adventista

Dos de los principales fundadores de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, José Bates y Jaime White, al igual que Himes, habían sido miembros de la Conexión Cristiana y rechazaron la doctrina de la Trinidad. José Bates escribió lo que creía: “Respecto a la Trinidad, concluyo que era imposible para mí creer que el Señor Jesucristo, el Hijo del Padre, era también el Dios Todopoderoso”.5 Jaime White escribió: “aquí debemos mencionar la Trinidad, la cual tiene que ver [con] la personalidad de Dios y la de su Hijo Jesucristo”.6 Tanto Bates como White estaban ansiosos por mantener separada las personalidades del Padre y del Hijo. Esta preocupación se debía, en parte, a la fuerte influencia espiritualizadora de los Adventistas del Novio [Bridegroom Adventists] durante los años de 1845 y 1846. Un problema similar resurgiría al concluir el siglo XX con la despersonalización de Dios y los puntos de vista panteístas de J. H. Kellogg.7 Aunque Jaime White rechazó la doctrina de la Trinidad, él sí creía en los tres grandes poderes en el cielo y esto se refleja en su primera colección de himnos.8 Aunque opuesto al concepto de Trinidad, no creía que Cristo era inferior al Padre. En 1877 escribió: “La inexplicable trinidad que hace de las tres personas de la Divinidad una y una en tres, es suficientemente mala; pero el ultraunitarianismo que hace a Cristo inferior al Padre es peor”.9 No todos estaban de acuerdo con Jaime White en cuanto a la igualdad del Padre y el Hijo. Durante la década de 1860, Urías Smith, quien fue editor de la Review and Herald por mucho tiempo, creyó que Jesús fue “el primer ser creado”.10 Por el año de 1875, él aún enseñaba que Jesús tenía que ser un ser creado o divinamente “engrendrado”. Smith concluyó en lo siguiente: “Sea el caso, el Padre debió haber tenido una existencia previa”.11 Para 1881, él cambió su creencia y consideró a Jesús como “concebido” y no como “creado”.12 Por el año de 1875 aún enseñaba que Jesús tenía que ser creado o divinamente “engendrado”. Él determinó que “en cualquier caso, el Padre debió haber tenido una existencia anterior”. Hacia 1881, Smith cambió su creencia y resolvió considerar a Jesús como “concebido” y no como “creado”. Una lista selecta de los adventistas que hablaron contra la

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Trinidad y/o rechazaron la deidad eterna de Cristo incluye a J. B. Frisbie, J. N. Loughborough, R. F. Cottrell, J. N. Andrews, D. M. Canright, J. H. Waggoner, y C. W. Stone.13 W. A. Spicer, en un momento le dijo a A. W. Spalding que su padre, después de llegar a ser adventista del séptimo día (antes era un ministro bautista del séptimo día), “se sintió tan ofendido con la atmósfera antitrinitaria en Battle Creek que dejó de predicar”.14 Al revisar los escritos de varios pioneros, reaparecen algunas preocupaciones frecuentes. En su rechazo por la Trinidad, algunos vieron a los cristianos ortodoxos como paganos triteístas. Otros argumentaron que la Trinidad degradaba la personalidad de Cristo y del Padre al borrar la distinción entre ambos. Mientras que las primeras posturas sobre la Trinidad y la deidad de Cristo eran imperfectas, había un sincero intento por oponerse a ciertos errores legítimos. Los primeros adventistas se esforzaron por ser fieles a las Escrituras. Cuando leyeron “primogénito de toda criatura” lo tomaron en serio. Otras frases bíblicas como “el unigénito Hijo de Dios”, también fueron comprendidos en un nivel de inglés demasiado literal. Alrededor de 1880, los adventistas habían llegado a sostener una posición más o menos armoniosa, la cual veía a Jesús como el Hijo “concebido” u originado de Dios. Era visto como el Creador Divino junto con el Padre. La naturaleza del Espíritu Santo se discutía muy poco, aunque el Espíritu Santo era considerado generalmente como la influencia omnipresente del Padre y del Hijo en lugar de una persona.

Comprensión adventista del Espíritu Santo hasta aproximadamente 1888 La opinión de los primeros adventistas sobre el Espíritu Santo evitó la idea de que Él tuviera una personalidad distinta.15 Para ellos, la Deidad incluía al Padre que era omnipotente y omnisciente, la preencarnación del Hijo divino engendrado y del Espíritu Santo como una manifestación de la presencia o poder del Padre y del Hijo. Los adventistas enfatizaron las personalidades separadas y distintas del Padre y del Hijo. Para muchos pioneros adventistas,

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una personalidad requería una forma material, lo que evitaría una omnipresencia. Al definir al Espíritu Santo como una influencia o una especie de poder proveniente del Padre o del Hijo, permitía que Dios sea omnipresente.16 Durante la segunda mitad de la década de 1870, los adventistas del séptimo día fueron casi unánimes en el rechazo de la persona del Espíritu Santo. J. H. Waggoner escribió “Este” en lugar de “Él” como referencia directa hacia el Espíritu Santo. Después de escribir sobre “una cuestión que ha sido muy controversial”, “la personalidad del Espíritu”, describió al “Espíritu de Dios”, como “este tremendo poder misterioso del trono del universo”.17 Urías Smith respondió a la pregunta ¿qué es el Espíritu Santo? “En una palabra se puede, tal vez, describirse mejor como una misteriosa influencia que emana del Padre y del Hijo, su representante y el medio de su poder”.18 Tanto Waggoner y Smith seguían siendo respetuosos acerca de la naturaleza misteriosa del Espíritu Santo. D. M. Canright, en un polémico artículo apologético de dos partes, rechazó explícitamente la personalidad del Espíritu Santo, “El Espíritu Santo no es una persona, no un individuo, sino una influencia o poder procedente de la Deidad”.19 En 1889, M. C. Wilcox, uno de los editores de la revista Signs of the Times, escribió: “El poder de Dios, aparte de su presencia personal, se manifiesta a través de su Espíritu”.20 En representación de la idea de cómo Dios puede ser omnipresente, Wilcox escribió en 1898: “Dios es una persona, ¿cómo puede estar su vida presente en todas partes?” y luego compara al Espíritu con un “aura” que se extiende más allá de la persona.21 Otros adventistas del séptimo día tenían una visión muy diferente y especularon que tal vez el Espíritu Santo era un ángel o de la misma clase que los ángeles.22 La primera referencia positiva sobre el término “Trinidad” en la literatura adventista fue por Samuel Spear, un no adventista, en una reimpresión del New York Independent del 14 de noviembre de 1889. Este fue publicado como el número 90 en la serie del Bible Students Library [Biblioteca del estudiante bíblico] en 1892. El título, Bible

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Doctrine of the Trinity [La doctrina bíblica de la trinidad], implicaba que la obra sería favorable para apoyar la doctrina de la Trinidad. Al leer el panfleto uno no encuentra casi nada que los adventistas del siglo XIX hubieren encontrado objetables. Spear sostenía firmemente que Cristo estaba “subordinado al Padre” 23 y el Padre era “superior” a Cristo.24 También se negaba incluso a la preexistencia eterna de Cristo. “La teoría de la generación eterna del Hijo por el Padre”, escribió, “es un esfuerzo para ser sabio, no solo por encima de lo que está escrito, sino también más allá de las posibilidades del conocimiento humano”.25 Además, argumentó en contra de la idea del triteísmo, debido a la concepción de las personalidades separadas del Padre y del Hijo, proposiciones importantes en la literatura adventista hasta 1892. Con excepción de los panfletos de Spear, la palabra “trinidad” fue evitada cuidadosamente en la literatura adventista de aquel entonces.

Desde 1890 hasta 1900: Surgimiento de la opinión antitrinitaria A comienzos de la década de 1890, dos de los pensadores clave en relación con los temas opuestos de la justificación por la fe/ley en Gálatas estuvieron de acuerdo con la divinidad derivada de Jesús. E. J. Waggoner escribió en 1890, en su libro Christ and his Righteousness [Cristo y su justicia], “hubo un tiempo cuando Cristo procedía de y venía de Dios… pero ese tiempo era tan lejano en los días de la eternidad que para la comprensión finita es prácticamente sin comienzo”.26 En 1898, Urías Smith escribió en Looking unto Jesus [Al mirar a Jesús]: “Solo Dios no tiene principio. En la época más temprana, cuando pudo haber existido un comienzo –un período tan remoto que para las mentes finitas es esencialmente eternidad–, apareció la Palabra”.27 El período posterior a la Sesión de la Asociación General en Minneapolis (1888), vio un renovado énfasis en Jesús y en el plan de salvación. Esto llevó a considerar su deidad y lo que esto significa para la redención de la humanidad. A. T. Jones estuvo entre los

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primeros (a excepción de Elena G. de White) en sugerir que Cristo fue eternamente preexistente. Jones enfatizó Colosenses 2:9 y la idea de que Cristo era corporalmente la plenitud de la Deidad. También describió a Cristo como “la Palabra eterna”.28 Aunque evitó la palabra “trinidad”, en 1899 escribió “Dios es uno. Jesucristo es uno. El Espíritu Santo es uno. Y estos tres son uno: no hay una disensión ni división entre ellos”.29 En 1893, G. I. Butler, anterior presidente de la Asociación General, evitó quedarse corto al declarar que Jesús era eterno con el Padre. Luego de mostrar que el Dios de Israel se declaró a sí mismo como el “Yo soy” a Moisés en el desierto, escribió: “Ellas [las palabras ‘Yo soy’] parecen querer señalar la eternidad y autoexistencia de Dios”.30 Butler luego hace la pregunta: “¿Acaso el nombre del Padre también pertenece al único engendrado Hijo del Padre, en quien mora toda la plenitud de la Deidad corporalmente?”.31

Elena G. de White y la deidad eternal de Jesús Elena G. de White desempeñó un papel/rol profético al confirmar la deidad eterna de Jesús y la Divinidad en tres Personas. A comienzos de 1878, se hizo referencia de Jesús como el “eterno Hijo de Dios”. 32 Ella continuó esta práctica varias veces en los años anteriores a 1888.33 Sus declaraciones antes de 1900 son muy claras. Se incluyen unas cuantas como referencia. Jesús dijo: “Yo y el Padre uno somos”. Las palabras de Cristo estaban llenas de profundo significado cuando esgrimió el argumento de que él y el Padre eran una sola sustancia y poseían los mismos atributos.34 Era igual a Dios, infinito y omnipotente... Es el Hijo eterno y existente por sí mismo.35 Que el transgresor pueda tener otra oportunidad, que los hombres puedan ser reconciliados con Dios el Padre,

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es resultado de que el Hijo de Dios se comprometa a sí mismo a llevar el castigo de la transgresión.36 Cristo es el Hijo de Dios preexistente y existente por sí mismo. . . . Al hablar de esta preexistencia, Cristo hace retroceder la mente hacia las edades sin fin. Nos asegura que nunca hubo un tiempo cuando él no haya estado en estrecha relación con el Dios eterno.37

En El Deseado de todas las gentes (DTG), escribió “[Cristo] se había proclamado a sí mismo como el que tenía existencia propia” y “en Cristo hay vida original, que no proviene ni deriva de otro”.38 Elena desempeñó un papel importante en instar a la iglesia para que adopte una posición trinitaria bíblica. No obstante, durante años después de la publicación del DTG, la iglesia evitó en general estas y otras declaraciones. Mientras que ella nunca usó el término trinidad en sus escritos publicados, reiteradamente comunicó el concepto. M. L. Andreasen discutió si Elena G. de White había escrito en realidad algunas de sus declaraciones en el DTG y en otros libros. Durante 1909, Andreasen pasó tres meses en Elmshaven, California −casa de la Sra. White− y se convenció de la certeza de la postura que ella había publicado.39

Elena G. de White y la personalidad del Espíritu Santo Hacia la década de 1890, Elena G. de White evitó escribir con absoluta claridad sobre la personalidad del Espíritu Santo. Sus escritos permanecieron bíblicos al igual que sus declaraciones sobre la divinidad de Jesús, pero no clarificaban con exactitud el asunto. Esto se encuentra en armonía con el papel del don profético en relación con la Biblia. Fue necesario que el cuerpo de Cristo establezca su posición sobre un fundamento bíblico más que en los mismos escritos de la Sra. White. En 1891, Elena G. de White escribió en respuesta a un hombre que creía que el Espíritu Santo era realmente el ángel Gabriel, y que

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los 144 000 serían judíos que reconocían a Jesús como el Mesías.40 Luego de ofrecer importantes principios, se dirigió a aclarar sus posiciones. ”Sus ideas acerca de los dos asuntos que usted menciona no armonizan con la luz que Dios me ha dado. La naturaleza del Espíritu Santo es un misterio que no está claramente revelado y usted nunca estará capacitado para explicarlo a otros, porque el Señor no se lo ha revelado”. Luego, cita Juan 14:16 y continua: “Esto se refiere a la omnipresencia del Espíritu de Cristo, llamado el Consolador”. Entonces, Elena G. de White confesó los límites de su propio entendimiento: “Existen muchos misterios que no veo conveniente explicar; son muy elevados para mí y para usted. En alguno de estos puntos, el silencio es oro”. En la ausencia de una visión especial en cuanto a la naturaleza y personalidad del Espíritu Santo, Elena G. de White se mantuvo aferrada a la Escritura y, a diferencia de otros escritores adventistas citados anteriormente, dejó el tema de la personalidad del Espíritu sin definir. Pero esto pronto iba a cambiar. El año de 1893 parece ser esencial en la obra de Elena G. de White con relación al Espíritu Santo. “En total, se ha tratado tan poco sobre la influencia del Espíritu Santo en la iglesia. . . El Espíritu Santo es el Consolador, en el nombre de Cristo. Él personifica a Cristo, y también es una Persona distinta”.41 En 1896, Elena G. de White citó las palabras de Jesús descritas en Juan 16:7, 8 para luego escribir una declaración más explícita sobre la persona del Espíritu Santo como parte de la Deidad. “El mal se había estado acumulando durante siglos, y solo podía ser restringido y resistido por el grandioso poder del Espíritu Santo, la tercera persona de la Divinidad, que vendría no con energía modificada, sino con la plenitud del poder divino”. En 1898 ella publicó las mismas palabras en el DTG con una ligera modificación.42 No hay indicación de una visión particular en que Elena G. de White haya recibido una orden de escribir de manera más explícita acerca de la personalidad del Espíritu Santo. Sin embargo, como una mensajera del Señor, ella fue muy específica sobre el asunto durante la década de 1890. A través del resto de su vida, continuó apoyando la personalidad y completa divinidad del Espíritu.43

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A menudo, Elena G. de White se refería a Juan 14 al 16 y al Consolador como la presencia de Jesús para el creyente. Ella continuó con este tema al presentar al Espíritu Santo como la tercera persona de la Deidad. Escribió: “Aunque nuestro Señor ascendió desde la tierra hacia el cielo, el Espíritu Santo fue señalado como su representante entre los hombres”. Luego, ella citó Juan 14:15-18 y continuó: “Impedido por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente; por tanto, era necesario para su provecho que él les dejase, vaya a su Padre y envíe al Espíritu Santo a fin de ser su sucesor en la tierra”.44 Elena G. de White estaba cómoda con la tensión de que el Espíritu Santo sea una persona y también represente a Jesús. Es una característica de la Trinidad bíblica representar o señalar a cada uno de ellos. El Espíritu Santo representaba a Jesús. A través de su ministerio, Jesús representaba al Padre (Jn 14:9). El Padre señala y exalta al Hijo (Mt 3:17; Mr 1:11; Lc 3:22; Mt 17:5; Mr 9:7; Lc 9:35). Una revisión de las declaraciones de Elena G. de White muestran que ella usó la palabra “persona” para referirse al Espíritu Santo a inicios de 1893 como se ha mencionado líneas anteriores. Pero ella usó los pronombres “Eso” y “Él” de varias maneras antes y después de sus declaraciones explícitas sobre la personalidad del Espíritu Santo. En 1884 ella escribió: “El Espíritu Santo exalta y glorifica al Salvador. Está encargado de presentar a Cristo”.45 En 1891 escribió que “el Espíritu Santo está trabajando en nuestros corazones”, continuó, “toma las cosas de Dios y las vuelve a presentar en nuestras mentes”.46 En el DTG, escrito en 1898, ella vincula claramente la personalidad del Espíritu Santo: “Cuando el Espíritu de Dios se posesiona del corazón, transforma la vida”.47 En 1900 escribió “El Espíritu Santo ha salido a todo el mundo; por todas partes obra en los corazones de los hombres”.48 En 1896, H. C. Lacey expuso que sus series devocionales de la Biblia de 1895, en la reunión campestre de Armidale, y sus presentaciones, en 1896, en un Instituto de Cooranbong, Australia, influenciaron a Elena G. de White para aceptar la personalidad del Espíritu Santo. Lacey especuló que Elena G. de White no había usado

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el término “persona” o que ella no había usado los pronombres personales “Él” antes de su presentación.49

La validez de las declaraciones de Elena G. de White referentes a la Trinidad Existen ciertas personas que aceptan la autoridad profética de los escritos de Elena G. de White pero niegan la personalidad del Espíritu Santo y su lugar en la Deidad. Las claras afirmaciones de Elena los colocan en una posición difícil. En respuesta, ellos argumentan que sus secretarios [de Elena] o los editores insertaron dichas declaraciones sin el conocimiento de la autora. Tim Poirier, vicedirector del Patrimonio White, publicó un valioso estudio en el 2006, ubicando declaraciones clave de Elena G. de White en su fuente original.50 Los borradores originales escritos con el puño y letra de Elena G. de White están disponibles por lo menos en cuatro citas suyas muy claras acerca del asunto. Otros documentos están disponibles en forma mecanografiada y contienen notas escritas a mano por la Sra. White en las mismas páginas.51 En la parte superior de un manuscrito tipeado, Elena G. de White puso lo siguiente: “He leído esto cuidadosamente y estoy de acuerdo”.52 Gran número de estas declaraciones han sido publicadas en varios formatos. En una ocasión, la misma Elena G. de White pagó por las placas editoriales de El Deseado de todas las gentes (DTG) y de muchos de sus otros libros. En el DTG, ella incluso envió correcciones para el libro luego de que la primera edición ya estuviera publicada. Estos cambios fueron añadidos en la segunda edición. El grado de veracidad de las declaraciones de Elena G. de White era muy significativo. Es difícil argumentar que ella no escribió las declaraciones relacionadas al Espíritu Santo que aparecen en la edición.

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Desde 1900 hasta 1931: Transición y conflicto Durante las primeras tres décadas del siglo XX, la iglesia permaneció dividida en su posición acerca de la deidad de Cristo. El uso de la palabra “trinidad” continuó siendo evitada en las publicaciones. W. W. Prescott y A. T. Jones, ambos editores de la Review and Herald, fueron partidarios clave de la deidad plena y eterna de Jesús. Durante la década de 1890, Prescott dudó más que Jones en aceptar el nuevo punto de vista. Pero después de 1900, como editor de la Review and Herald, publicó artículos sobre la personalidad y la naturaleza eterna del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.53 Prescott aún creía que Jesús tenía una existencia derivada de Dios el Padre. En el Congreso Bíblico de 1919, presentó una serie de ocho temas devocionales para la conferencia titulada “La Persona de Cristo”, que expresaba su punto de vista. Una discusión cuidadosa en esa conferencia mostró que había opiniones diferentes.54 La “nueva postura” del tema de la Deidad recibió creciente importancia en la IASD. Los que defendían la “vieja postura” durante la primera parte del siglo XX, continuaban refiriéndose a la naturaleza divina de Cristo como “engendrada” y evitaron hablar sobre la personalidad del Espíritu Santo. O. A. Johnson y S. N. Haskell eran representantes de este enfoque. Johnson escribió: “Cristo es el único Hijo engendrado por el Padre. Debido a que Cristo es el Hijo de Dios, debe ser Dios al igual que su Padre, así como un ser humano debe ser un hombre como su propio padre”.55 Haskell era un ministro muy influyente en la IASD. En 1919, él publicó su Bible Handbook [Manual de estudio de la Biblia], que continuó en imprenta por muchas décadas. Al describir su libro, él escribió: “La ‘crema’ (lo mejor) de los estudios bíblicos impresos en la Escuela de Capacitación Bíblica, durante los últimos diecisiete años, es presentado en este libro; junto con otros estudios bíblicos no impresos anteriormente”.56 En el manual dio una escasa referencia a la deidad de Cristo, que era típico de los autores que no aceptaban la “nueva postura”. Este ministerio escribió lo siguiente acerca de Cristo, en 1914: “Dios dio a su primogénito para la redención del mundo; y por esa razón, en el plan de Dios,

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el primogénito siempre heredó privilegios especiales”.57 Al igual que Johnson, Haskell presentó la idea de un Hijo de Dios “nacido” o “engendrado”. Al inicio del siglo XX se vio la lucha de adventistas y protestantes fundamentalistas contra la alta crítica y el desarrollo del “nuevo modernismo” en el cristianismo. Los liberales rechazaron la deidad de Jesús y su concepción virginal. Los artículos adventistas que defendían los puntos de vista bíblicos comenzaron a aparecer con mayor frecuencia en los periódicos de la iglesia. Sin importar las diferencias individuales en algunos detalles, los ministros adventistas se enlistaron contra los puntos de vista liberales. Naturalmente, quienes rechazaron la preexistencia eterna de Cristo no deseaban hablar de sus orígenes y debilitar la argumentación contra la alta crítica. Incluso se toleraron los artículos sobre la Trinidad.58 El resultado fue un aumento del aprecio por la completa divinidad del Hijo de Dios.

Desde 1931 hasta 1957: Aceptación de la postura trinitaria F. M. Wilcox fue fundamental para facilitar la transición final hacia una aceptación del punto de vista adventista sobre la Trinidad a través de su dirección, en 1931, la Statement of Fundamental Beliefs [Declaración de las creencias fundamentales de 1931] y sus artículos en la Review and Herald.59 Se evitaron cuidadosamente los resúmenes doctrinales durante las primeras décadas del siglo XX, debido en parte al conflicto sobre la Trinidad. De acuerdo a L. E. Froom, Wilcox fue “respetado por todos los partidarios debido a su solidez, integridad y lealtad a la fe adventista —y al Espíritu de Profecía—, él, como editor de la Review, hizo lo que probablemente ningún hombre podría haber hecho en el logro de la unidad en la aceptación”.60 No fue sino hasta 1946 que la Sesión de la Asociación General votó oficialmente una Declaración de las Creencias Fundamentales.61 Por la década de 1940 F. M. Wilcox, M. L. Andreasen, y L. E. Froom fueron algunos de los más fervientes defensores de la

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“nueva posición” protestante u ortodoxa sobre la Trinidad. Algunos adventistas se sintieron conformes con la enseñanza. Durante la década de 1940, una creciente mayoría de la iglesia sostuvo la doctrina bíblica de la Trinidad, aunque todavía había algunos que se negaban e, incluso, resistían activamente el cambio. Entre estos estaban, principalmente, unos pocos ministros de edad avanzada y profesores de Biblia tales como J. S. Washburn, C. S. Longacre y W. R. French. En 1944, el libro Daniel and the Revelation [Daniel y Apocalipsis] de Urías Smith fue revisado y se quitaron sus comentarios sobre la naturaleza derivada de la divinidad de Cristo.62 En 1957, el libro Questions on Doctrine [Preguntas sobre doctrina] ancló la doctrina de la Trinidad o Divinidad para los adventistas. Aunque el libro trajo conflictos teológicos en otras áreas, prácticamente no hubo desacuerdo sobre la enseñanza clara del libro con relación a la Trinidad.63 La declaración inequívoca actual sobre la doctrina de la Trinidad en las Creencias fundamentales de la IASD fue revisada y votada en la Sesión de la Asociación General de 1980.

Resumen y conclusiones Una revisión de las fuentes primarias demuestra que durante las primeras décadas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la doctrina de la Trinidad y la deidad eterna de Cristo fueron descartadas casi unánimemente como incompatible con la Escritura y la razón. El desarrollo de la doctrina de la Trinidad fue progresivo y correctivo. Antes de la década de 1890, los adventistas del séptimo día, casi por unanimidad, vieron a Jesús como el divino “concebido” hijo de Dios el Padre, y el Espíritu Santo como una influencia o “aura” del Padre o de Jesús. De 1890 a 1900, la transición se inició como resultado del nuevo enfoque sobre la justificación por la fe dado en la Sesión de la Asociación General de los adventistas del séptimo día celebrado en Minneapolis (1888). A. T. Jones fue quizá la persona más importante que hizo hincapié en la igualdad de la naturaleza divina completa y no derivada de Dios el Hijo. El apoyo profético de Elena G. de White

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y sus claras declaraciones no se pueden subestimar al influir en este cambio de visión sobre el Espíritu Santo como la tercera persona de la Trinidad. Elena G. de White se tornó explícita en describir al Espíritu Santo como una persona durante la primera década de 1890. Antes del período de 1890, ella mantuvo una postura bíblica en sus descripciones y evitó escribir en oposición a la personalidad del Espíritu Santo. De 1900 a 1931, la transición continuó pero la iglesia aún permanecía dividida sobre el tema de la Trinidad y si el Hijo de Dios tenía una naturaleza divina autoexistente como el Padre. Mientras el asunto se debatió en la Conferencia Bíblica de 1919, el único resultado fue confirmar qué líderes de la iglesia estaban profundamente divididos sobre el tema. El proceso de adopción de la doctrina de la Trinidad bíblica continuó de 1900 a 1957. Questions on Doctrine [Preguntas sobre doctrina] declaró claramente el punto de vista bíblico actual de la Trinidad, el cual, de modo general, fue aceptado por la iglesia. A partir de 1900, las influencias clave en el cambio doctrinal fueron: (1) repetidos estudios bíblicos publicados sobre el tema, (2) claras declaraciones de Elena G. de White, (3) la respuesta adventista a los ataques del “liberalismo moderno” sobre la deidad de Cristo y de su nacimiento virginal, y la declaración de F. M. Wilcox en “Creencias fundamentales de la IASD”, y su opinión y la publicación de editoriales publicadas en la Review and Herald. Podemos aprender varias lecciones sobre la historia del desarrollo de la doctrina de la Trinidad en la IASD. Primero, debemos reconocer que el desarrollo de la teología adventista ha sido generalmente progresivo y correctivo. La conducción del Espíritu Santo es dinámica y no estática. Otros conceptos doctrinales como el momento de comenzar el día de reposo (1855) y el diezmo (1878), se desarrollaron de forma similar. Este desarrollo nunca supuso un cambio de paradigma que contradijo la clara enseñanza bíblica sobre el ministerio de Cristo en el santuario celestial y el fundamento profético de la iglesia. Segundo, el desarrollo de la doctrina de la Trinidad demostró que el cambio doctrinal requiere a veces que

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transcurra la generación previa. A los adventistas del séptimo día, les llevó más de 50 años hasta que la doctrina de la Trinidad se convirtió en normativa. Tercero, las declaraciones inequívocas de Elena G. de White atenuaron la discusión y proveyeron confianza en la transición hasta el punto de vista actual. Finalmente, la teología adventista depende siempre en forma suprema de la Escritura. La Biblia nos dice que “la senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud”.64 Hebreos 2:1 dice: “Por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que perdamos el rumbo”. En definitiva, fue la Biblia la que condujo a los adventistas del séptimo día a adoptar su posición actual sobre la Divinidad o Trinidad.

Referencias: 1. Gran parte de este capítulo está basado en: Merlin D. Burt, “Demise of SemiArianism and Anti-Trinitarianism in Adventist Theology, 1888-1957” (Monografía, Andrews University, 1996), 68; e Ibíd., “Ellen White and the Personhood of the Holy Spirit”, IX South American Biblical Theological Symposium, Foz do Iguaçu, PR, Brazil, 2011. Parte del contenido fue publicado en: “The Trinity in Seventh-day Adventist History”, Biblical Research Reflections, abril de 2008, 3-6; “The Trinity in Seventh-day Adventist History”, Ministry, febrero de 2009, 5-8. 2. Otros estudios incluyen: Gerhard Pfandl, “The Doctrine of the Trinity Among Adventists” (Biblical Research Institute Paper, 1999); Woodrow W. Whidden, Jerry Moon, and John Reeve, The Trinity: Understanding God’s Love, His Plan of Salvation, and Christian Relationships (Hagerstown, MD: Review and Herald Publishing, 2002); Jerry Moon, “The Adventist Trinity Debate, Part 1: Historical Overview”, Andrews University Seminary Studies (en adelante AUSS) 41, no. 1 (2003): 113-129; ídem, “The Adventist Trinity Debate, Part 2: The Role of Ellen G. White”, AUSS 41, no. 2 (2003): 275-293; Michael Dörnbrack, “Die Rolle Ellen Whites bei der Entwicklung der Trinitätslehre in der Adventgemeinde: Aussagen, Auswirkungen und Reaktionen” (Monografía, Theologische Hochschule Friedensau, 2004); Merlin D. Burt, “History of Seventh-day Adventist Views on the Trinity”, Journal of the Adventist Theological Society (en adelante JATS) 17, no. 1 (2006): 125-139; Jerry Moon, “The Quest for a Biblical Trinity: Ellen White’s ‘Heavenly Trio’”, JATS 17, no. 1 (2006): 140-159; Denis Fortin, “God, the Trinity, and Adventism: An Introduction to the Issues”, JATS 17, no. 1 (2006): 4-10; Denis Kaiser, “A Comparative Study on the Trinity as Seen in the Methodist Episcopal Church, the Christian Connexion, and among Seventh-day Adventists until 1870” (Monografía, Andrews University, 2008); Merlin D. Burt, “The Trinity in Seventh-day Adventist History”, Ministry, febrero 2009, 5-8. Solo unos pocos artículos fueron escritos

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antes de la década de 1990. Dos de los más importantes son Erwin Roy Gane, “The Arian or Anti-Trinitarian Views Presented in Seventh-day Adventist Literature and the Ellen G. White Answer” (Tesis en Teología, Andrews University, 1963); Russell Holt, “The Doctrine of the Trinity in the Seventh-day Adventist Denomination: Its Rejection and Acceptance”, (Monografía, Andrews University, 1969). 3. Sylvester Bliss, Memoirs of William Miller (Boston: Joshua V. Himes, 1853), 77-78. 4. Joshua V. Himes, “Christian Connection”, en Encyclopedia of Religious Knowledge, ed. J. Newton Brown (Brattleboro, Vermont: Brattleboro Typographic, 1838), 363. 5. José Bates, Autobiography of Elder Joseph Bates (Battle Creek, Mich.: Seventhday Adventist, 1868), 205. 6. Jaime White, Review and Herald, 11 de diciembre de 1855, 85. 7. J. H. Kellogg, The Living Temple (Battle Creek, MI: Good Health, 1903), 26-36, 396-398, 450-460, 484-486. 8. Arthur L. White a Hedy Jemison, 2 de julio de 1969; James White, comp., Hymns for God’s Peculiar People (Oswego, N.Y.: Richard Oliphant, 1849), 47 9. Jaime White, Review and Herald, 29 de noviembre de 1877, 72. 10. Urías Smith, Thoughts, Critical and Practical (Battle Creek, Mich.: Seventh-day Adventist, 1865), 59. 11. Smith, Thoughts, 1875, 66. 12. Smith, Thoughts, 1881, 74. 13. J. B. Frisbie, Review and Herald, 7 de marzo de 1854, 50; J. N. Loughborough, Review and Herald, 5 de noviembre de 1861, 184; R. F. Cottrell, Review and Herald, 6 de julio de 1869, 10-11; [J. N. Andrews], Review and Herald, 7 de setiembre de 1869, 84; D. M. Canright, Review and Herald, 29 de agosto de 1878, 73-74; 5 de setiembre de1878, 8182; 12 de setiembre de 1878, 89-90; 19 de setiembre de 1878, 97; J. H. Waggoner, The Atonement (Oakland, Calif.: Pacific Press, 1884), 164-179; C. W. Stone, The Captain of our Salvation (Battle Creak, MI: n.p., 1886), 15-20. 14. A. W. Spalding a H. C. Lacey, 2 de junio de 1947. 15. Entre los estudios recientes, están: Denis Kaiser, “The Holy Spirit and the Hermeneutical Approach in Modern Adventist Anti-Trinitarian Literature” (Monografía, Andrews University, 2008); ídem, “The Reception of Ellen White’s Trinitarian Statements, 1897-1915”, artículos generales en la próxima Ellen G. White Encyclopedia; Tim Poirier, “Ellen White’s Trinitarian Statements: What Did She Actually Write?” Ellen White and Current Issues Symposium 2 (2006): 18-40; Evelyn Tollerton, “The Historical Development of the

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Doctrine of the Holy Spirit in Seventh-day Adventist Theology: A Paradigm Shift from AntiTrinitarianism to Trinitarianism, 1846-1946” (Research paper, Andrews University, 2006). The earliest history of the personality of the Holy Spirit is: Christie Mathewson Taylor, “The doctrine of the Personality of the Holy Spirit as Taught by the Seventh-day Adventist Church up to 1900” (B.Div thesis, Seventh-day Adventist Theological Seminary, 1953). Some of the content in this section is drawn from Taylor’s research. 16. D. M. Canright, “The Personality of God”, Review and Herald, 29 de agosto al 19 de setiembre de 1878, 73, 81-82, 89-90, 97; ídem, Matter and Spirit or the Problem of Human Thought: A Philosophical Argument (Battle Creek, MI: Review and Herald Publishing, 1882), 47, 48; ídem, “The Holy Spirit”, Signs of the Times, 8 de agosto de 1878, 236; Uriah Smith, “In the Question Chair: Is the Holy Ghost a Person”, Review and Herald, 28 de octubre de 1890, 664. Para una Buena explicación de la personalidad del Espíritu Santo en la comprensión de los primeros adventistas, Evelyn Tollerton, “The Spirit of God: The Omnipresent Influence of God”, documento presentado en SDATS Scholarship Symposium, 9 de enero de 2007. 17. J. H. Waggoner, The Spirit of God: Its Offices and Manifestations to the End of the Christian Age (Battle Creek, MI: Seventh-day Adventist Publishing, 1877), 8, 9. 18. Jaime White y Urías Smith, The Biblical Institute: A Synopsis of Lectures on the Principal Doctrines of Seventh-day Adventists (Oakland, CA: Pacific SDA Publishing, 1878), 184. 19. D. M. Canright, “The Holy Spirit, Signs of the Times, 25 de julio de 1878, 218; ídem, “The Holy Spirit”, Signs of the Times, 8 de agosto de 1878, 236. 20. M. C. Wilcox, “Manifestation of the Holy Spirit”, Signs of the Times, 15 de julio de 1889, 422. 21. M. C. Wilcox, “The Spirit of Life”, Signs of the Times, 2 de junio de 1898, 342. 22. C. P. Bollman, “The Spirit of God”, Signs of the Times, 4 de noviembre de 1889, 663. 23. Samuel Spear, The Bible Doctrine of the Trinity, Bible Students Library, no. 90 (Oakland, CA: Pacific Press, 1892, 3 24. Ibíd., 4 25. Ibíd., 11-12. 26. E. J. Waggoner, Christ and His Righteousness (Oakland, Calif.: Pacific Press, 1890), 21-22. 27. Urías Smith, Looking Unto Jesus (Battle Creek, Mich.: Review and Herald, 1898), 10. 28. A. T. Jones, General Conference Bulletin, 25 de febrero de 1895, 332; ídem, General Conference Bulletin, 27 de febrero de 1895, 382.

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29. A. T. Jones, Review and Herald, 10 de enero de 1899, 24. 30. G. I. Butler, “Christ the God of Israel”, Review and Herald, 12 de setiembre de 1893, 585. 31. Ibíd. 32. Elena G. de White, Review and Herald, 8 de agosto de 1878, 49, 50. 33. Elena G. de White, “Search the Scriptures, John 5:39”, YI 31 de agosto de1887, 165; ídem to E. J. Waggoner and A. T. Jones, 18 de febrero de 1887 (Carta 37, 1887). 34. Elena G. de White, “The True Sheep Respond to the Voice of the Shepherd”, Signs of the Times, 27 de noviembre de 1893, 54. 35. Elena G. de White, “The True High Priest”, c. 26 de setiembre de 1897 (Manuscript 101, 1897), 9. 36. Elena G. de White, “The Truth Revealed in Jesus”, Review and Herald, 8 de febrero1898, 85. 37. Elena G. de White “Resistance to Light, No. 3”, Signs of the Times, 29 de agosto de 1900, 2-3. 38. Elena G. de White, The Desire of Ages (Washington, D.C.: Review and Herald, 1898), 530. 39. M. L. Andreasen, “Testimony of M. L. Andreasen”, 15 de octubre 1953, 3. 40. Elena G. de White a “Brother Chapman”, 11 de junio de 1891, Carta 7, 1891. 41. Elena G. de White, “Privileges and Responsibilities of the Sons of God”, Ms. 93, 1893. 42. Elena G. de White, a “My Brethren in America”, 6 de febrero de1896, Carta 8, 1896. Ellen G. White Estate, Silver Spring, MD; ídem, Special Testimonies for Ministers and Workers-No. 10 (1897), 25-33; ídem, The Desire of Ages (Oakland, CA: Pacific Press Publishing, 1898), 671. 43. Elena G. de White a las hermanas Wessels, 7 de marzo de 1897, Carta 124, 1897; ídem, Special Testimonies for Ministers and Workers-No. 10, 37; ídem, “Extracts from discourse given by Mrs. E. G. White in the Avondale Church, 25 de marzo de 1899”, Manuscrito 66, 1899; ídem, “Preparation for Baptism”, Manuscrito 57, 1900; ídem, “God’s Purpose for His People”, Manuscrito 27a, 1900; ídem, Manuscrito 130, 1901; ídem, “An Important Letter”, Union Conference Record, 1 de abril de 1901, 2; ídem, “Preach the Word”, Manuscrito 20, 1906; ídem, Special Testimonies Series B, No. 7 (1905), 62, 63 del Manuscrito 21, 1906, escrito en cuanto a la opinión de J. H. Kellogg de que Dios era una esencia que impregna toda la naturaleza en lugar de que sea un ser personal, ella escribió: “He sido

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instruida para que diga: No hay que confiar en las opiniones de los que buscan ideas científicas avanzadas. Se han hecho exposiciones como la siguiente: ‘El Padre es como la luz invisible; el Hijo es como la luz encarnada; y el Espíritu es como la luz derramada’. ‘El Padre es como el rocío, vapor invisible; el Hijo es como el rocío reunido en bellísimas gotas; el Espíritu es como el rocío derramado en el asiento de la vida’. Otra exposición es esta: ‘El Padre es como el vapor invisible; el Hijo es como la nube plomiza; el Espíritu es la lluvia que cae y obra con poder refrescante’. Todas estas representaciones espiritistas no son absolutamente nada. Son imperfectas y falsas”. 44. Elena G. de White a Edson and Emma White, 18 de febrero de 1895, Letter 119, 1895. Ellen G. White Estate, Silver Spring, MD. 45. Elena G. de White, “Man’s Obligation to God”, Signs of the Times, 3 de abril de 1884, 209. 46. Elena G. de White, “Meeting Trials”, Review and Herald, 25 de agosto de 1891, 529. 47. Elena G. de White, Desire of Ages, 173. 48. Elena G. de White, Christ’s Object Lessons (Oakland, CA: Pacific Press Publishing, 1900), 70. 49. H. C. Lacey a W. C. White, 27 de julio de 1936. 50. Poirier, “Ellen White’s Trinitarian Statements”, 2006. Borradorres de los manuscritos originales de Elena G. de White son encontrados en Manuscrito 93, 1893, Manuscrito 57, 1900, Manuscrito 20, 1906, y Manuscrito 21, 1906. 51. Manuscritos originales de Elena G. de WHite mecanografiados y conservados podemos encontrar en Carta 8, 1896, Manuscrito 27a, 1900, Manuscrito 57, 1900, Manuscrito 20, 1906, y Manuscrito 21, 1906. 52. Elena G. de White, Manuscrito 20, 1906. 53. W. W. Prescott, Review and Herald, 4 de abril de 1896, 232; General Conference Committee Minutes for February 15, 1902. Citado en Gilbert Valentine, William Warren Prescott (Tesis doctoral, Andrews University, 1982), 351; W. W. Prescott, Review and Herald, 2 de setiembre de 1902, 4; ídem, Review and Herald, 23 de setiembre de 1902, 6; ídem, Review and Herald, 23 de diciembre de 1902, 4; ídem, Sabbath School Lesson Quarterly, primera parte, 1921, 2, 9, 20; ídem, The Doctrine of Christ (Washington, DC: Review and Herald, 1920), 3, 20, 21. 54. Donald E. Mansell, “How the 1919 Bible Conference Transcript Was Found”, 6 de julio de 1975.

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Legado adventista

55. O. A. Johnson, Bible Doctrines: Containing 150 Lessons on Creation, Government of God, Rebellion in Heaven, Fall of Man, Redemption, Prophecies, Millennium, End of Sinners and Satan, Paradise Restored, etc., etc. (College Place, WA: n.p., 1910), 14. 56. S. N. Haskell, Bible Handbook (South Lancaster, MA: Bible Training School, 1919), 3. 57. S. N. Haskell, The Cross and Its Shadow (South Lancaster, MA: Bible Training School, 1914), 75. 58. Stemple White, Canadian Watchman, September 1923, 18; C. P. Bollman, Review and Herald, March 15, 1923, 4; Lyle C. Shepard, Canadian Watchman, setiembre 1927, 12. 59. F. M. Wilcox, Review and Herald, 23 de marzo de 1944, 2; idem, Review and Herald, 3 de enero de 1945, 5-6 60. L. E. Froom, Movement of Destiny (Washington, DC: Review and Herald, 1971), 413, 415. 61. Robert Olson y Bert Haloviak, “Who Decides What Adventists Believe: A Chronological Survey of Sources, 1844-1977”, 24 de febrero de 1977. 62. Urías Smith, Daniel and the Revelation (Nashville: Southern Publishing, 1941), 400; ídem, The Prophecies of Daniel and the Revelation (Nashville: Southern Publishing, 1944), 391. 63. Questions on Doctrine (Washington, DC: Review and Herald, 1957), 30, 31, 36. 64. Proverbios 4:18, NVI.

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Capítulo

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Historia de la interpretación del libro de Apocalipsis en la Iglesia Adventista del Séptimo Día Glúder Quispe Director de la Unidad de Posgrado de Teología Universidad Peruana Unión, Lima - Perú

D

Introducción

esde sus orígenes milleritas en la década de 1840, la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD) ha tenido interés especial en el libro de Apocalipsis.2 No solo ha hecho hincapié en el último libro de la Biblia, sino también en su relación con el libro de Daniel. Así, los símbolos y periodos de tiempo del libro de Daniel y de Apocalipsis son “unidos juntamente de manera inseparable”.3 El teólogo adventista Richard Lehmann señala que, “es una tradición entre los adventistas del séptimo día analizar ambos libros de acuerdo a su relación mutua”.4 La interpretación del Apocalipsis ha proporcionado la base de la identidad adventista y de su misión en el mundo.5 A lo largo de la historia, para los cristianos bajo persecución,

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el Apocalipsis ha sido una fuente de esperanza, aliento y consuelo. Este libro describe el gran conflicto entre la iglesia verdadera de Dios y la iglesia falsa en toda la era cristiana. El clímax del Apocalipsis es que Jesucristo finalmente triunfará sobre su enemigo, y vivirá con su santo pueblo redimido para siempre. Elena G. de White (1827-1915), quien, junto a José Bates y Jaime White, ha sido considerada como uno de los fundadores del adventismo, y sigue siendo, a través de sus escritos, una voz de autoridad entre los adventistas del séptimo día. En 1902, al comentar sobre el tema de Daniel y Apocalipsis, ella declaró que “se necesita un estudio mucho más profundo de la Palabra de Dios; especialmente los libros de Daniel y el Apocalipsis debieran recibir atención como nunca antes en nuestra obra”.6 Refiriéndose al último libro de la Biblia, ella agregó: “El libro del Apocalipsis se inicia con una orden para entender la instrucción que contiene. [Pero] no entendemos plenamente las lecciones que enseña, a pesar del mandato que nos fue dado de escudriñarlo y estudiarlo”.7 Continuó diciendo: “En el Apocalipsis todos los libros de la Biblia se encuentran y terminan”.8 Con respecto a los resultados del estudio del Apocalipsis, White señaló algo que sin duda se comprendió —“que la relación entre Dios y su pueblo es estrecha e inequívoca”.9

Tres periodos de interpretación del Apocalipsis en la Iglesia Adventista Sugiero que la historia de Ia interpretación del libro de Apocalipsis en la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD) puede dividirse en tres periodos: (1) el periodo de Thoughts on Daniel and the Revelation [Reflexiones sobre Daniel y Apocalipsis] (1862-1944); (2) el periodo del Seventh-day Adventist Bible Commentary period [Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día] (1944-1970); y (3) el periodo de múltiples énfasis (1970- ). La IASD siempre ha sostenido que los periodos de tiempo registrados en Daniel y Apocalipsis se han cumplido a través de la historia. Es decir, los adventistas, de acuerdo a estos tres periodos, han utilizado el método historicista para la interpretación del

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Quispe: La interpretación del Apocalipsis en la Iglesia Adventista

Apocalipsis.10 Por lo tanto, en la siguiente sección, un resumen general será retratado con énfasis en los comentarios del Apocalipsis de cada periodo antes mencionado, desde 1862 hasta el presente.11

El periodo de Thoughts on the Revelation (1862-1944)12 En nuestros días, simplemente mejor conocido como Daniel and Revelation [Daniel y Apocalipsis], clásico de Urías Smith que ha permanecido en impresión durante un siglo y medio, considerándolo como uno de los libros más extraordinarios,13 excepto aquellos escritos por Elena G. de White, que “los adventistas jamás han publicado”.14 Thoughts on the Revelation [Reflexiones sobre Apocalipsis], su primer título, fue el primer comentario versículo por versículo en la IASD sobre el Apocalipsis. Una breve historia de este libro prepara el camino para obtener una descripción de los factores de su éxito.

Breve desarrollo histórico de Thoughts on the Revelation El conocido comentario Thoughts on Daniel and the Revelation [Reflexiones sobre Daniel y Apocalipsis], fue revisado en varias ocasiones por más de ocho décadas hasta alcanzar su forma actual. Al principio, eran dos libros separados. Thoughts, Critical and Practical, on the Revelation [Reflexiones, crítica y práctica, en Apocalipsis] (1867) y Thoughts, Critical and Practical, on Daniel [Reflexiones, crítica y práctica, en Daniel] (1872). Reflexiones sobre Apocalipsis apareció por primera vez en la Review como editoriales en una serie de 23 partes, entre el 3 de junio de 1862, y el 3 de febrero de 1863. Sin embargo, el origen de la serie había sido fechado previamente.15 Urías Smith fue el maestro de una clase de Escuela sabática en la iglesia de Battle Creek. Después de completar un estudio de todo el libro de Apocalipsis, la clase decidió estudiar el libro que habían elegido, porque era espiritualmente edificante. A partir del 17 de mayo de 1862, estudiaron el Apocalipsis “libremente con un espíritu de debate, llegando a la misma conclusión en casi todos los puntos”.16

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Legado adventista

Uno de los miembros, Jaime White, propuso entonces seguir con la clase de estudio en sus editoriales bajo el título de “Reflexiones sobre Apocalipsis”. “La clase estuvo de acuerdo en estudiar más si él encontraba necesario otros días fuera del sábado”.17 White escribió durante dos meses hasta el capítulo 9, ya que sus editoriales fueron interrumpidas por motivo de viaje.18 Después de un mes de silencio en la Review, Smith reanudó la serie de Apocalipsis 10 en adelante, y la completó el 3 de febrero de 1863.19 “Reflexiones sobre Apocalipsis fue escrito en 1865 en forma de libro para su publicación, pero finalmente fue lanzado en 1867”.20 En abril de 1867, Smith anunció, a través de la Review, que Reflexiones sobre Apocalipsis (330 páginas) “estaba ahora en manos de la imprenta”, y se vendería encuadernado en tela a $. 1.00.21 Un mes más tarde, fue “terminado y los pedidos comenzaron a llegar”.22 Esta primera edición fue seguida por otras, hasta que finalmente, se combinó con Thoughts on Daniel [Reflexiones sobre Daniel] como se muestra en la tabla 1. Tabla 1. Ediciones de Reflexiones sobre Apocalipsis Thoughts on the Revelation 1865 [1867] – 1 edition 1875 – 2nd edition revised 1881, – 3rd edition revised and enlarged 1885 – printed from 3rd edition 1897 – published separately as part II of Daniel and Revelation 1899 – as part II 1903 – as part II 1904 – as part II 1912 – as part II st

Daniel and Revelation 1881 – 1 edition 1884 – printed once 1885 – printed twice 1887 – printed twice, so far six printings, but no revisions 1888 – British edition 1889 – printed twice 1890 – 1891 – 1897 – new title, printed twice 1901, 1903, 1906, 1912, 1921, etc. 1941 – new edition revised and annotated 1944 – last revised edition, which is still being published.ª st

ªPor ejemplo, Uriah Smith, Daniel and the Revelation (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2005).

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Esta tabla muestra que Reflexiones sobre Apocalipsis no fue solo revisado en varias ocasiones, sino también se convirtió en el más vendido de todos los tiempos sobre Apocalipsis en la IASD. 23 Una década antes de la última edición revisada en 1944, la Southern Publishing Association nombró al pastor J. E. Shultz, por un tiempo editor de libros; a S. G. Haugher, un investigador del departamento editorial; y a Mary H. Moore, para un comité de revisión.24 El resultado de este comité fue la publicación de una edición especial de 5000 copias en 1944, con el nuevo título The Prophecies of Daniel and the Revelation [Las profecías de Daniel y Apocalipsis].25 La revisión y republicación de este libro, sin embargo, ya había sido considerado por el Comité Ejecutivo de la Asociación General.26 El comité había sido designado para trabajar desde finales de 1940 hasta 1944, obteniendo como resultado una nueva edición con el mismo título que Southern le había dado al libro. Esto fue un trabajo en equipo por tres de las casas publicadoras adventistas más grandes, Review and Herald, Pacific Press, and Southern. El comité revisó “hechos, estadísticas y citas de D&R actualizando las fechas, sin alterar significativamente la exposición profética del autor del volumen”. De este modo, los puntos proféticos interpretativos de Urías Smith fueron “respetados y conservados en su libro”.27 Además, LeRoy E. Froom declaró, En ciertos puntos de vista o temas parecidos del autor, tales como el concepto arrianista de la naturaleza de Cristo, estos fueron eliminados porque no (1) fueron parte de la interpretación profética; (2) estaban en conflicto con nuestra declaración aceptada de las “creencias fundamentales” de 1931, y su extensión en el informe del certificado bautista de 1941. Pero el asunto más serio de todos estaba (3) aún en conflicto directo con las declaraciones numerosas en los escritos del Espíritu de Profecía que fueron claramente registrados en forma de artículos, revista y libros.28

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En síntesis, Reflexiones sobre Apocalipsis comenzó con una clase de escuela sabática en Battle Creek, Michigan (EE. UU.), en 1862, antes de que se organizara la IASD. Después de su primera publicación en 1867, se publicaron muchas ediciones revisadas y ampliadas hasta 1944.

Factores de éxito Por los menos seis factores principales llevaron a que sea considerado como una interpretación casi oficial entre la IASD. Aparentemente, el factor más importante en el uso generalizado de Reflexiones sobre Daniel y Apocalipsis, era que las ediciones anteriores habían sido recomendadas por Elena G. de White, siendo considerado como un comentario oportuno para todo el mundo. En 1899, cuando algunas personas habían sido tentadas a dejar de producir el libro, White instó a que “el interés por Daniel y Apocalipsis [D&R] debe continuar mientras dure el tiempo de gracia. Dios usó al autor de este libro como un canal a través del cual se comunique la luz para dirigir las mentes a la verdad”.29 Además de esta declaración, el mismo año, de su mano salió la afirmación de que Reflexiones sobre Daniel y Apocalipsis junto al Conflicto de los siglos y Patriarcas y profetas “contienen el mismo mensaje que la gente necesita tener, la luz especial que Dios le había dado a su pueblo”. Y luego agregó: “los ángeles de Dios prepararán el camino para estos libros en el corazón de la gente”.30 Anteriormente había declarado que Reflexiones sobre Daniel y Apocalipsis “debería ir a todas partes. Tiene su lugar, y hará un gran, pero gran trabajo”.31 Después de la muerte de Urías Smith, autor del enorme comentario, White continuó instando no solo a la publicación de D&R, sino también a la publicación de sus dos libros: Se me ha indicado que los libros importantes, los que contienen la luz que Dios ha dado respecto a la apostasía de Satanás en los cielos, deben recibir una amplia circulación precisamente ahora, pues por su medio

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la verdad debe llegar a todas las mentes. Patriarcas y profetas, Daniel y Apocalipsis y El conflicto de los siglos son más necesarios ahora que nunca antes. Deben ser ampliamente difundidos porque las verdades que destacan abrirán muchos ojos ciegos.32

Otro factor que contribuyó en la difusión del libro Daniel y Apocalipsis era que su autor, Urías Smith (1832-1903), fue un líder influyente de pensamiento en la IASD durante su vida y por casi medio siglo después.33 Con un registro de servicio de más de 50 años,34 Smith fue llamado el “profeta conquistador”,35 el “campeón de la causa adventista”,36 “el editor principal”, “la principal arma en el arsenal de la exégesis adventista”,37 entre otros apelativos de cortesía. Primer secretario de la Asociación General de la IASD y después el primer profesor de exégesis bíblica en Battle Creek College, Smith era considerado el decano de los intérpretes proféticos en los círculos de la IASD.38 Reconocido más por su hábil pluma al momento de escribir que por su forma de hablar, Smith fue quien editó la Review durante mucho más tiempo que cualquier otro en la historia de la IASD.39 Escribió cerca de 20 libros40 y su obra más perdurable y monumental fue Daniel y Apocalipsis, ya que tuvo una importante influencia en la interpretación profética de la IASD.41 En 1881, George King, quien era conocido más como un experto vendedor que como un excelente predicador, propuso a los líderes de la IASD para que preparen una edición de los libros de Daniel y Apocalipsis de Urías Smith en un solo volumen. Al siguiente año, el 28 de marzo, George I. Butler, quien entonces era el presidente de la Asociación General, anunció en la Review que este volumen de 840 páginas, saldría de la imprenta con algunas ilustraciones adicionales y un retrato del autor, “uno en forma atractiva”, “impreso en buen papel”, “diseñado especialmente para el escutrinio” esperando llegar al público en general.42 Para ese año, el objetivo era vender entre 10 000 y 15 000 copias.43 Aunque la tarea de la edición de 1901 declara que fue traducido “a cinco idiomas, vendiéndose 150 000”, no es posible determinar el número exacto de ejemplares vendidos debido a que en la “destrucción del edificio de la Review en 1902 tras

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un incendio, se perdieron los registros de ventas”.44 A mediados del siglo XX, Daniel y Apocalipsis había sido traducido a varios idiomas, y seguía siendo uno de los libros más vendidos por casas publicadoras adventistas. El cuarto elemento en la difusión de este libro fue el apoyo de los líderes pioneros. Jaime White y otros coincidieron en que Urías Smith escribiría el primer comentario sobre el Apocalipsis en la IASD recién organizada en 1863.45 Además, el propio Smith estuvo dispuesto a recibir sugerencias para editar cualquier parte del libro.46 En 1886, 1887, y 1888, un grupo de líderes, incluyendo uno de los hijos de Elena G. de White, W. C. White, le pidió a Smith corregir algunos errores que se habían vuelto polémicos en el “libro más excelente”, Reflexiones sobre Daniel y Apocalipsis. Tras defender “muy hábilmente las posiciones adoptadas en el libro”, Urías Smith, “un hombre muy amable y razonable”, estuvo “dispuesto a realizar las correcciones necesarias cuando se hayan cometido errores”.47 Un quinto factor en la difusión del libro D&R era el plan llamado “Círculo misionero de lectura”, cuyo objetivo era “adaptar a los miembros de la IASD para el servicio activo en la causa de Dios”. Daniel y Apocalipsis fue el texto usado en este acuerdo.48 Con una interrupción en el verano de 1900, la “Biblioteca de estudio Berea”, como fueron llamadas las lecciones, comenzó a finales de noviembre de 1899 y terminó en mayo de 1901, con un total de 58 lecciones. Las 23 lecciones sobre Daniel no tuvieron interrupción, pero las lecciones de Apocalipsis tenían un interludio con un estudio de la obra misionera de la iglesia con el fin de involucrar a los miembros de los distintos grupos pequeños en el trabajo misionero. Las lecciones sobre Apocalipsis incluían una adecuada introducción escrita por Stephen N. Haskell (1833-1922), evangelista y administrador, con una sugerencia de lectura diaria, versículos del Apocalipsis y páginas para ser leídas de Daniel y Apocalipsis. Los efectos positivos y los logros de este plan fueron reportados por la Review, no solo en los Estados Unidos, sino también en otros países.49 Como último factor, fue que, a mediados del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, una carta escrita por Augustin C. Bourdeau

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circulaba en forma impresa y mencionaba que Elena G. de White vio a Reflexiones sobre Daniel y Apocalipsis como un libro inspirado, y que había visto a un ángel de pie al lado de Urías Smith guiándolo al momento en que él lo escribió. Arthur White, administrador y jefe del Ellen G. White Estate, sin embargo, realizó una búsqueda exhaustiva de todas las pruebas relacionadas a lo mencionado anteriormente, y dio al menos cinco argumentos para refutar dicha afirmación:50 1. “En asuntos de tanta importancia, la memoria de un solo testigo no es prueba suficiente”. 2. En 1867, solo Reflexiones sobre Apocalipsis fue publicado, pero no Reflexiones sobre Daniel (1872). 3. “En el momento en que Reflexiones sobre Apocalipsis fue lanzado afuera, el pastor White y la Sra. White vivían en Greenville, Michigan, donde el pastor White recibió y comentó sobre el nuevo libro”; más eso fue después, cuando ellos vivián en la casa de Bourdeau (Enosburg, Vermont).51 4. “Para aquel entonces, Smith no había anunciado la intención de escribir un comentario sobre Daniel”. 5. “Hay declaraciones escritas por la Sra. White que han negado que el libro Reflexiones sobre Daniel y Apocalipsis haya sido inspirado”. Para apoyar este último punto, uno de los líderes de colportaje le preguntó a Elena G. de White: “¿Cree que ellos [Reflexiones sobre Daniel y Apocalipsis] son inspirados o no? Entonces ella replicó: ‘Usted puede contestar esa pregunta, yo no lo haré’”.52 A pesar de que ella reconoció que Dios utilizó a Smith de la misma forma que a Lutero y a Miller,53 esto no significaba que sus escritos sean inspirados. De este modo, en 1890, ella subrayó que “uno de los más grandes problemas con nosotros, ha sido que hemos visto a los hombres como infalibles. Pero no importa si un hombre tiene una posición muy alta, eso no es razón para que fuese visto como incapaz de cometer errores”.54 Dos años después, ella escribió: No hay excusa para que alguno tome la posición de que no hay más verdades para ser reveladas, y que todas nuestras

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exposiciones de las Escrituras carecen de errores. Que ciertas doctrinas hayan sido sostenidas como verdades durante muchos años no es una prueba de que nuestras ideas son infalibles. El paso del tiempo no convertirá el error en verdad, y la verdad tiene la capacidad de ser imparcial. Ninguna doctrina verdadera perderá algo por una investigación cuidadosa.55

En resumen, la difusión de los comentarios de Daniel y Apocalipsis tanto dentro como fuera de la IASD trae al menos seis factores en consecuencia: 1. Elena G. de White tuvo la más alta consideración y estima por el libro, recomendando a que siga siendo publicado y leído. 2. El autor del comentario, Urías Smith, fue el más apropiado para escribir el primer comentario adventista verso por verso sobre el Apocalipsis. 3. El libro de Smith fue escogido como el primer libro vendido por los colportores. 4. Daniel y Apocalipsis fue apoyado por los líderes de la iglesia. 5. El plan “Círculo misionero de lectura” fue lanzado y Daniel y Apocalipsis fue usado para el estudio en grupos pequeños en casa. 6. Finalmente, una carta distribuida en forma impresa había circulado hasta más allá de la segunda mitad del siglo XX, indicando que un ángel había guiado a Smith cuando estaba escribiendo Reflexiones sobre Daniel y Apocalipsis. Esto fue refutado por Arthur White. La misma Elena G. de White valoraba el comentario, pero nunca lo consideró infalible, y recomendó a todos a estudiar más las Escrituras. Antes de que aparezca el Seventh-day Adventist Bible Commentary [Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día] (CBA), por casi un siglo, Daniel y Apocalipsis fue el libro predominante en la interpretación profética de la IASD.

El periodo del Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día (1944-1970) El segundo periodo de la interpretación adventista de Apocalipsis fue dominado por el comentario sobre “El Apocalipsis de

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San Juan, el Divino”, en el volumen siete del CBA.56 Pese a que este volumen no se publicó hasta 1957, fue el resultado de la influencia del profesionalismo de los profesores adventistas de Biblia desde 1943 en adelante.57 A pesar de que habían aparecido otros comentarios sobre Apocalipsis durante el periodo de 1953 a 1970,58 el CBA fue el más influyente entre los adventistas durante este periodo.59 Es relevante, por lo tanto, trazar de forma breve el desarrollo histórico del CBA y sus factores de éxito.

Breve historia del Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día A principios de 1940, John D. Snider (1889-1976), gerente del departamento contable de la Review and Herald (1936-1967), habló con “muchos adventistas” sobre su idea de publicar un comentario adventista.60 Debido a la demanda incesante de comentarios clásicos, que solo en parte estaban de acuerdo con la interpretación adventista de la Escrituras, Snider propuso el proyecto de publicar un comentario adventista de toda la Biblia.61 Aceptando la propuesta de Snider, la Junta Directiva de la Review and Herald escogió a Francis D. Nichol (1897-1966), como el editor jefe de la Review, y como el editor general del comentario. Teniendo en cuenta su experiencia y habilidad, fue el mejor hombre que vivía para llevar a cabo este reto.62 Después de aceptar la tarea en 1951, Nichol inició la planificación del Comentario y reunió a los miembros que serían parte del equipo a tiempo completo: Raymond F. Cottrell (19112003) y Don F. Neufeld como editores asociados; y a Julia Neuffer, como editor asistente. Cottrell, quien fue profesor de Biblia en Pacific Union College por once años, comenzó a trabajar en el Comentario desde el 1 de octubre de 1952; y Neufeld, quien fue profesor de Biblia en Canadian Union College, empezó a trabajar a inicios de 1953. Neuffer ya trabajaba como investigador en la Review and Herald. Además, había seis personas a tiempo parcial: Leona Running, Earle Hilgert, Alger Johns, Herbert Douglass, Bernard Seton, y James

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Cox. Todos ellos fueron seleccionados tanto por sus habilidades de redacción y su experiencia en hebreo y griego.63 Nichol también reclutó a unos 37 colaboradores que fueron maestros de la Biblia y expertos en lenguas bíblicas, provenientes del Seminario Teológico Adventista y de Colegios Norteamericanos. Después de recibir los borradores de los contribuyentes, los editores revisaron cuidadosamente los trabajos y estos fueron preparados para su publicación. Este proyecto tomó un poco más de cinco años, desde octubre de 1952 hasta diciembre de 1957.64 Tres de los 37 colaboradores fueron seleccionados para escribir sobre “El Apocalipsis de Juan, el Divino”. Earle Hilgert, profesor del Seminario Teológico Adventista, escribió un comentario sobre Apocalipsis 1-11. Walter E. Read (1883-1976), entonces Presidente del Comité de Investigación Bíblica de la Asociación General, escribió el comentario sobre Apocalipsis 12-16. Read “fue seleccionado para esta tarea por su audaz presentación sobre el Armagedón en el Congreso Bíblico de 1952”.65 Roland E. Loasby (1890-1974), Jefe del Departamento de Nuevo Testamento del Seminario Teológico Adventista, escribió el comentario sobre Apocalipsis 17-22.66 Cuando el volumen siete fue lanzado, la Review anunció que ofreció el “primer comentario adventista completo de las profecías del libro de Apocalipsis desde Reflexiones sobre Daniel y Apocalipsis, por Urías Smith, escrito hace 85 años. En realidad, habían sido 90 años desde que salió Reflexiones sobre Daniel y Apocalipsis en 1867. Además, agregó la Review, “aquí tienes lo mejor del pensamiento adventista actual sobre esta importantísima profecía”.67 De este modo, esto marcó un nuevo periodo para la interpretación del libro de Apocalipsis en la IASD.

Factores de éxito del Comentario Bíblico Adventista sobre Apocalipsis Al menos nueve factores significativos pueden notarse en la difusión y el éxito del Comentario. Que este Comentario haya sido el mayor proyecto editorial adventista en aquel tiempo y el primer

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comentario adventista de la Biblia entera, constituyó el primer factor de su éxito. El primer volumen en 1953, recibió críticas positivas por distintos académicos reconocidos fuera de la IASD.68 Cuando el trabajo se completó en 1957, el set de siete volúmenes con sus 7949 páginas se convirtió en el “primer comentario completo conservador a salir desde 1907”.69 Al principio, el objetivo era vender 5000 sets, pero incluso antes de que el volumen siete estuviera listo, “23 000 sets habían sido comprados a precio de prepublicación por $55.65 para los siete volúmenes”, y para finales de 1984 “más de 83 000 sets completos se habían vendido, al precio de 147.50”.70 Esto sería aún más ampliado con la producción del Comentario en CD-ROM por la Review and Herald en 1996.71 Un segundo factor importante de su éxito fue que en la reunión del 18 de agosto de 1955, la Asociación General de la IASD votó “la petición de la Review and Herald . . . para poner a disposición en forma de libros de texto para su uso en nuestros colegios denominacionales el material sobre Daniel y Apocalipsis del Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día”. Tras esta votación, la Review and Herald lanzó el Commentary on Daniel and Revelation: From the Seventh-day Adventist Bible Commentary [Comentario sobre Daniel y Apocalipsis: Desde el Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día], tras la publicación del volumen cuatro y siete.72 Un tercer factor importante del éxito del Comentario fue la traducción en otros idiomas. Pacific Press y Publicaciones Interamericanas se unieron para publicar la primera edición en español de 1978 a 1990.73 El primer volumen del CBA en coreano fue lanzado en enero de 2001. El último volumen se publicó en el 2006, y el set completo fue de 14 volúmenes.74 Un cuarto factor importante de su éxito fue la visión de John D. Snider. Snider originó el Comentario en su mente. Como se mencionó anteriormente, Snider estaba molesto por el hecho de que tuvo que vender comentarios de escritores no adventistas para los adventistas.75 Es diferente a tener una idea en mente que hacerlo. Grandes contribuciones de Snider fueron las que convencieron a los líderes de iglesia para producir el Comentario, pues persuadió a la

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Review and Herald para que invirtiera un cuarto de millón de dólares para el proyecto, y finalmente, encontró a alguien con habilidades extraordinarias para que sea el editor general.76 Un quinto factor importante en el éxito del Comentario fue Francis D. Nichol, quien trabajó 39 fructíferos años en la Review and Herald.77 Aunque había escrito otros libros, el Comentario fue su contribución más importante.78 “Sus habilidades dialécticas eran insuperables entre los adventistas”.79 Conocido como un defensor de la teología adventista, se ganó el respeto de la comunidad intelectual y de los miembros de iglesia. Nichol era un editor extremadamente exigente y consideró que la “calidad era aún más importante que el tiempo”. Por lo tanto, se mencionó que el proceso editorial del Comentario solo “exigió 11 025 horas de trabajo por volumen, o un total de 77 175 horas para los siete”.80 Un sexto factor clave para el Comentario fue el Congreso Bíblico de 1952. De acuerdo con Neufeld, Nichol afirmó “en varias ocasiones que si no hubiera sido por este Congreso, jamás hubiéramos tenido el Comentario”.81 La voluntad de los administradores y del personal de la Review and Herald fueron los otros dos factores importantes. El último factor importante en el éxito del Comentario era el contenido ofrecido por los contribuyentes y editores que reflejaban la comprensión adventista de la Biblia, así como el énfasis en profundizar el estudio de las Escrituras en la IASD en una atmósfera de diálogo “en el momento en que el Comentario fue escrito y publicado”. Cottrell declaró que “durante la década de 1950 y 1960, el clima teológico en la [IASD] fue abierto y honesto”. 82 En resumen, se ha descrito al menos nueve factores para la difusión y el éxito del Comentario: (1) fue uno de los más grandes proyectos publicados por la Review and Herald; (2) La Asociación General de la IASD publicó un volumen solo con comentarios de Daniel y Apocalipsis —desde el mismo Comentario— para ser usados como libros de texto en nuestros colegios denominacionales; (3) el Comentario fue traducido a otros idiomas; (4) el Congreso Bíblico de 1952 abrió la puerta a la creación de un clima de apertura y libertad para estudiar la Biblia, como se demostró en la ejecución

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del Comentario dentro de un ambiente de diálogo abierto. Dos destacados hombres fueron clave para este proyecto: (5) J. D. Snider, quien inició la aventura; y (6) F. D. Nichol quien lo llevó a un final exitoso. Por otro lado, (7) el apoyo de la Review and Herald, (8) el sólido trabajo del personal de la Review and Herald; y (9) el énfasis de los adventistas en el estudio de la Biblia fueron factores importantes para el éxito del Comentario. Pese a que el Comentario sigue siendo el libro de mayor demanda en la actualidad, gran cantidad de publicaciones recientes sobre el Apocalipsis han aparecido entre los adventistas desde 1970.

El periodo de variedad de énfasis (1970- ) Aunque este tercer periodo no estuvo dominado por un solo libro o comentario como lo estuvieron los dos anteriores, estuvo caracterizado por una variedad de énfasis. El siguiente análisis abordará en primer lugar, los principales estímulos que evocan esta variedad de enfoques.

Breve desarrollo histórico del periodo de variedad de énfasis Rompiendo una trayectoria para otros, Kenneth A. Strand, profesor del Seminario Teológico Adventista de Andrews University, sugirió una nueva estructura y orientaciones hermenéuticas para interpretar el libro de Apocalipsis en su libro, The Open Gates of Heaven: A Brief Introduction to Literary Analysis of the Book of Revelation [Las puertas abiertas del cielo: Una breve introducción al análisis literario del libro de la revelación] (1970).83 En 1975, Strand publicó un volumen titulado Perspectives in the Book of Revelation: Essays on Apocalyptic Interpretation [Perspectivas en el libro de la revelación: Ensayos sobre la interpretación apocalíptica].84 En este libro, después de describir un creciente interés en el estudio del último libro de la Biblia fuera de la IASD y discutir varios aspectos importantes de este tema, alentó “adecuada, diligente y modestamente —de

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hecho, serio— a un estudio del último libro del Nuevo Testamento que era verdaderamente importante”. 85 Strand preparó el camino para el florecimiento de la interpretación adventista del Apocalipsis alrededor de 1980. Durante la década de 1970, la IASD se enfrentó a muchas luchas sobre la interpretación bíblica, y como resultado, el Comité de Investigación Bíblica de la Asociación General patrocinó y organizó el Congreso Bíblico de 1974 centrándose en el tema de la hermenéutica bíblica desde una perspectiva histórico-gramatical.86 Otro estímulo para el florecimiento de la erudición adventista sobre el libro de Apocalipsis después de 1980, fue la reunión celebrada del 10 al 15 de agosto de 1980 en Glacier View Ranch, Colorado, para examinar la interpretación de Desmond Ford sobre ciertas porciones de Daniel y del Apocalipsis. Ford ya había estado escribiendo el manuscrito de un comentario sobre Apocalipsis en 1979, el cual sería publicado en 1982.87 El Congreso de Glacier View tuvo al menos tres resultados sobre la interpretación del libro de Apocalipsis. Con el objetivo de promover el consenso, se celebraron dos [2] consultas teológicas entre 1980 y 1981. Uno de los temas centrales que se discutía era sobre los principios de interpretación bíblica.88 El segundo resultado del Congreso de Glacier View, fue la publicación de siete volúmenes importantes planeados en 1981 por el Biblical Research Institute [Instituto de Investigación Bíblica – BRI]. Los dos [2] últimos volúmenes de los siete fueron publicados en 1992.89 Después de una década de actividad, el informe final del Comité de Daniel y Apocalipsis (DARCOM [CDA en español]) delineó el consenso señalando que “el método historicista es el único procedimiento en [consonante] con los datos bíblicos”.90 Un tercer resultado del Congreso de the Glacier View, fue el documento oficial titulado: “Methods of Bible Study” [Métodos de estudio bíblico] votado en 1986 en el Concilio Anual de la Asociación General, reunido en Río de Janeiro, Brasil. Este documento instó a los adventistas a “evitar depender del uso de las presuposiciones y deducciones que resulten asociadas con el método histórico-crítico”.91

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Resumiendo, varios estímulos impulsaron a la publicación sobre Apocalipsis en el periodo de múltiples énfasis. Aunque Kenneth A. Strand no escribió un comentario sobre todo el Apocalipsis, logró sugerir una nueva estructura y pautas hermenéuticas para poder interpretar el libro del apóstol Juan. En 1974, se celebraron congresos bíblicos en tres [3] escuelas importantes, siendo uno de los temas más importantes la interpretación profética, con artículos específicos sobre Daniel y Apocalipsis. La reunión del Glacier View Ranch inmediatamente produjo resultados con relación a la interpretación del Apocalipsis. Estos acontecimientos estimularon un derramamiento de erudición adventista sobre el libro de Apocalipsis durante el periodo de múltiples énfasis iniciado en 1970. Entre las numerosas publicaciones en este periodo, son destacados tres eruditos adventistas.

Factores de difusión durante el período de variedad de énfasis92 Además de los volúmenes del DARCOM [CDA] señalados anteriormente, en la década de 1980 comenzó una avalancha de nuevas obras adventistas sobre Apocalipsis. En 1985, Pacific Press lanzó el comentario supervendido de C. Mervyn Maxwell, God Cares: The Message of Revelation for You and Your Family, [Dios revela el futuro: El mensaje de Apocalipsis] volumen 2. Este comentario y su volumen 1 sobre Daniel han sido traducidos a varios idiomas, incluyendo chino, alemán, coreano, portugués, y español.93 Maxwell fue profesor de Historia de la iglesia en el Seminario Teológico Adventista de Andrews University. Había aceptado la tarea de escribir un nuevo comentario sobre Daniel (1981) y uno sobre Apocalipsis (1985) a pedido de la Pacific Press alrededor de 1976. 94 A continuación, vendrían las reacciones. Más tarde, en 1990, el programa de radio y televisión The Voice of Prophecy [La voz de la profecía] ofreció un estudio de 12 lecciones por correspondencia basadas en el libro de Maxwell titulado: God Cares: Prophecies from the Bible Book of Revelation [Dios revela el futuro: El mensaje de Apocalipsis].95

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Dos años después del comentario sobre Apocalipsis de Maxwell, Hans K. LaRondelle, profesor de Teología en el mismo seminario, expuso la profecía del Armagedón en Chariots of Salvation: The Biblical Drama of Armageddon [Carrozas de salvación: El drama bíblico del Armagedón] (1987), también sobre el mismo tema The Good News about Armageddon [Las buenas nuevas sobre el armagedón] (1990).96 En 1997, lanzó su libro sobre Apocalipsis, How to Understand the EndTime Prophecies of the Bible [Las profecías del fin].97 A finales del siglo XX, se produjo un cuarto libro, titulado Light for the Last Days: Jesus’ End-time Prophecies Made Plain in the Book of Revelation [Los últimos días: Profecías de los últimos tiempos que Jesús dejó claro en el libro del Apocalipsis].98 Este volumen fue diseñado para ser más accesible al público, ya que los anteriores están escritos para un público más académico. Un tercer profesor, Jon Paulien, publicó, en 1987, su tesis doctoral titulada Decoding Revelation’s Trumpets [Decodificación de las trompetas del Apocalipsis],99 seguido por: The Book of Revelation: Too Good to Be False [El libro de Apocalipsis: Demasiado bueno para ser falso] (1990); What the Bible Says about the End-Time [Qué dice la Biblia sobre los últimos tiempos] (1994); The Millennium Bug: Is This the End of the World as We Know It? [La molestia del milenio: ¿Esto es el fin del mundo como lo conocemos?] (1999); The Deep Things of God [Las cosas profundas de Dios] (2004); The Gospel from Patmos: Everyday Insights for Living from the Last Book of the Bible [El Evangelio de Patmos: Perspectivas Diarias para vivir en el último libro de la Biblia] (2007); Armageddon at the Door [A las puertas del Armagedón] (2008);100 y Seven Keys Unlocking the Secrets of Revelation [Siete claves para descubrir los secretos del Apocalipsis] (2009).101 Paulien también ha publicado una devocional matutina, titulada The Gospel from Patmos: Everyday Insights for Living from the Last Book of the Bible [El evangelio de Patmos: ideas diarias para vivir desde el último libro de la Biblia] (2007).102 Otras publicaciones del mismo periodo incluyen las de Alberto R. Treiyer103 y varios otros autores.104 Entre ellas, destacan dos. En 1998, Alejandro Bullón, secretario ministerial de la División Sudamericana

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puso en marcha la primera edición de su libro Tercer Milenio: Profecías apocalípticas que afectarán su vida.105 Escrito con un propósito evangelístico y traducido a varios idiomas, el libro vendió más de 3 millones de copias a principios de 2010.106 Por otro lado, en el 2002, Ranko Stefanovič, profesor de Religión en Andrews University, publicó la primera edición de su libro Revelation of Jesus Christ: Commentary on the Book of Revelation [Revelación de Jesucristo: Comentario sobre el libro de Apocalipsis]. Cuando completó su segunda edición revisada y actualizada, en el 2009, ya era profesor de Nuevo Testamento en el Seminario Teológico Adventista del Séptimo Día.107 Destacan también por lo menos 16 tesis y disertaciones doctorales defendidas en Andrews University.108 Asimismo, al menos 8 tesis y disertaciones doctorales en Adventist International Institute of Advanced Studies en Filipinas.109

Conclusión En los 150 años de publicación sobre Apocalipsis, los adventistas han producido una creciente diversidad de puntos de vista. En el pasado, algunas obras estándar representaron un consenso de creencias adventistas, pero para muchos adventistas, hoy en día la diversidad de opiniones publicadas es casi desconcertante. Los adventistas tienen dos presuposiciones fundamentales en relación con la interpretación del libro de Apocalipsis. En primer lugar, sostienen que la Escritura es la norma suprema y su propio intérprete. En segundo lugar, creen que el movimiento adventista fue levantado como parte del plan soberano de Dios para el mundo, y que a través del don profético, la Providencia ha guiado (aunque no se ha determinado o controlado) su desarrollo general. Los adventistas creen que el conocimiento de la verdad es progresivo, pero también creen que la “nueva luz” se basa y complementa a la vieja luz, sin contradecir sus fundamentos bíblicos. Así, cuando la Escritura y el desarrollo proféticamente guiado por la interpretación adventista están claramente en armonía, los adventistas tienen un sentido de seguridad y confianza con respecto

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a su mensaje. Pero cuando un acuerdo entre estas dos fuentes no es evidente, muchos no están seguros de lo que creen. Por lo tanto, en la interpretación apocalíptica adventista, nuevas perspectivas se evalúan a partir de dos bases. Porque las Escrituras en sí mismas son comparadas con la interpretación histórica de la Biblia, siendo necesario un estudio integrado del desarrollo bíblico e histórico de la interpretación adventista del Apocalipsis.

Referencias: 1. Este trabajo es apenas parte del primer capítulo del libro: Glúder Quispe, The Apocalypse in Seventh-day Advenitst Interpretation (Ñaña, Lima-Perú: Universidad Peruana Unión - Publicaciones y Difusión Cultural, 2013), 1-45. 2. Para un estudio adicional del movimiento millerita, ver Isaac C. Wellcome, History of the Second Advent Message (Yarmouth, ME: Isaac C. Wellcome, 1874); Albert C. Johnson, Advent Christian History: A Concise Narrative of the Origin and Progress, Doctrine and Work of This Body of Believers (Mendota, IL: Western Advent Christian Publication Society, 1918); Everett N. Dick, “The Adventist Crisis of 1843-1844” (Tesis doctoral, University of Wisconsin, 1930); Francis D. Nichol, The Midnight Cry (Washington, DC: Review and Herald, 1944); LeRoy Edwin Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers: The Historical Development of Prophetic Interpretation, 4 vols. (Washington, DC: Review and Herald, 1954); David T. Arthur, “Come out of Babylon: A Study of Millerite Separatism and Denominationalism, 1840-1865” (Tesis doctoral, University of Rochester, 1970); Edwin S. Gaustad, ed., The Rise of Adventism: Religion and Society in Mid-Nineteenth-Century America (New York: Harper & Row, 1974); P. Gerard Damsteegt, Foundations of the Seventh-day Adventist Message and Mission (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1977); David A. Dean, “Echoes of the Midnight Cry: The Millerite Heritage in the Apologetics of the Advent Christian Denomination, 18601960” (Tesis doctoral, Westminster Theological Seminary, 1977); Clyde E. Hewitt, Midnight and Morning: An Account of the Adventist Awakening and the Founding of the Advent Christian Denomination (Charlotte, NC: Venture Books, 1983); David L. Rowe, Thunder and Trumpets: Millerites and Dissenting Religion in Upstate New York, 1800-1850, American Academy of Religion Studies in Religion, vol. 38 (Chico, CA: Scholars Press, 1985); Ruth A. Doan, The Miller Heresy, Millennialism, and American Culture (Philadelphia: Temple University Press, 1987); Ronald L. Numbers y Jonathan M. Butler, eds., The Disappointed: Millerism and Millenarianism in the Nineteenth Century (Bloomington, IN: Indiana University Press, 1987); Michael Barkun, Crucible of the Millennium: The Burned-over District of New York in the 1840s (Syracuse, NY: Syracuse University Press, 1986); George R. Knight, Millennial Fever and the End of the World: A Study of Millerite Adventism (Boise, ID: Pacific Press, 1993); Everett N. Dick, William Miller and the Advent Crisis, 1831-1844, ed. Gary Land (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1994); Denis Fortin, “L’Adventisme dans les cantons de l’est du Quebec: implantation et institutionalisation au XIXe siegle” (Tesis doctoral, Universite

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Laval, Quebec, 1995); Gary Land, ed., Adventism in America, rev. ed. (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1998); David L. Rowe, God’s Strange Work: William Miller and the End of the World (Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans, 2008). 3. Francis D. Nichol, et al., Seventh-day Adventist Bible Commentary: The Holy Bible with Exegetical and Expository Comment, ed., rev. 7 vols. (Washington, DC: Review and Herald, 1980), 7:104. 4. Richard Lehmann, “Relationships between Daniel and Revelation”, en Symposium on Revelation–Book I, ed. Frank B. Holbrook, Daniel and Revelation Committee Series (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 1992), 7:132. Además, Lehmann ofrece ejemplos para demostrar la conexión entre Daniel y Apocalipsis, “la adoración a la imagen de oro en Daniel 3 y la imagen de la bestia en Apocalipsis 13, la visión de Cristo en Daniel 10 y en Apocalipsis 1, la caída de Babilonia en Daniel 5 y en Apocalipsis 14, la bestia de Daniel 7 y la bestia de Apocalipsis 13 y 17, los tiempos de Daniel 7 y Apocalipsis 11 y 12, etc”. Ibíd., 144. Por lo tanto, él menciona tres características que justifican el estudio en común de Daniel y Apocalipsis: (1) “Cualidad ética”, (2) “Característica cronológica”, y (3) “La naturaleza cristocéntrica de la apocalíptica”. Lehmann, “Relationships between Daniel and Revelation”, 7:141-144. Por otro lado, Smith afirmó en el cuarto punto del prefacio de su libro: “Los libros de Daniel y Apocalipsis son homólogos entre sí. Ellos, naturalmente, están de lado a lado y deben estudiarse en conjunto”. Urías Smith, Daniel and the Revelation: The Response of History to the Voice of Prophecy A Verse by Verse Study of These Important Books of the Bible (Battle Creek, MI: Review and Herald, 1897), 3. 5. La declaración sobre la misión de la IASD está enfatizada en el libro de Apocalipsis: “La misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día es hacer discípulos a todas las naciones, comunicando el evangelio eterno en el contexto del mensaje de los tres ángeles basado en Apocalipsis 14:6-12, invitando a aceptar a Jesús como su Salvador personal y unirse a su iglesia remanente, instruyendo a las personas a servirle como Señor preparándolos para su pronto regreso”. Working Policy of the General Conference of Seventh-day Adventists, 2005-2006 ed. (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2005), 29. 6. Elena G. de White, Testimonies to Ministers and Gospel Workers (Boise, ID: Pacific Press, 1962), 112. 7. Ibíd., 113. 8. Elena G. de White, The Acts of the Apostles (Mountain View, CA: Pacific Press, 1911), 585. 9. White, Testimonies to Ministers, 114. 10. Los adventistas no solo utilizan el método historicista para interpretar el Apocalipsis, sino también para interpretar el libro de Daniel. Véase LeRoy Edwin Froom, The Prophetic Faith of Our Fathers: The Historical Development of Prophetic Interpretation,

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4 vols. (Washington, DC: Review and Herald, 1951-1954); Richard W. Lesher y Frank B. Holbrook, “Appendix C: Daniel and Revelation Committee: Final Report”, en Symposium on Revelation-Book II, ed. Frank B. Holbrook, Daniel and Revelation Committee Series (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 1992), 460; Seventh-day Adventist Encyclopedia, 1996 ed., s.v. “Historicism”; Jon K. Paulien, “The Hermeneutics of Biblical Apocalyptic”, en Understanding Scripture: An Adventist Approach, ed. George W. Reid (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 2005), 249. 11. Para más información puede verse el capítulo 2 y 4 de mi libro The Apocalypse in Seventh-day Adventist Interpretation (Ñaña, Lima-Perú: Universidad Peruana Unión Publicaciones y Difusión Cultural, 2013). 12. Durante este periodo, otras publicaciones fueron publicadas tales como Stephen N. Haskell, The Story of the Seer of Patmos (Nashville: Southern, 1905); William A. Spicer, Beacon Lights of Prophecy (Takoma Park, MD: Review and Herald, 1935); y Merlin L. Neff, Victory out of Chaos: Messages from the Book of Revelation for Today (Mountain View, CA: Pacific Press, 1942). Además el Congreso Bíblico de 1991 tuvo como tema principal la escatología adventista, pero no hizo ningún cambio sustancial en la interpretación adventista del Apocalipsis. Ver Michael W. Campbell, “The 1919 Bible Conference and Its Significance for Seventh-day Adventist History and Theology” (Tesis doctoral, AU, 2008). 13. Arthur L. White a S. A. Bartlett, 7 de febrero de 1957; LeRoy Edwin Froom, Movement of Destiny (Washington, DC: Review and Herald, 1971), 158, 159; Eugene F. Durand, Yours in the Blessed Hope, Uriah Smith (Washington, DC: Review and Herald, 1980), 19. 14. Everett N. Dick, “Uriah Smith”, The Youth Instructor (en adelante YI), 18 de julio de 1944, 13; Froom, Movement of Destiny, 158, 159; Durand, Yours . . . , Uriah Smith, 219. 15. El 12 de marzo de 1857, Smith empezó a centrarse en las profecías de Daniel y Apocalipsis a través de sus editoriales de la Review (en adelante RH), las cuales aparecieron paulatinamente hasta el 5 de agosto de 1858. Urías Smith, “The Two-Horned Beast: Are the United States a Subject of Prophecy?” RH, 12 de marzo de 1857, 148; ídem, “Exposition of Daniel 11, 31-44: Or Nebuchadnezzar’s Dream”, RH, 9 de abril de 1857, 177-179; ídem, “Exposition of Dan VII: Or the Vision of the Four Beasts”, RH, 23 de abril de 1857, 194-196; ídem, “Daniel Chapters VIII and IX”, RH, 30 de abril de 1857, 202-204; ídem, “The Seven Last Plagues”, RH, 18 de junio de 1857, 52-53; ídem, “The Seven Last Plagues: (Concluded)”, RH, 25 de junio de 1857, 60-61. Una serie editorial dividida en 28 partes fue titulada: “Synopsis of the Present Truth”. Ídem, “Synopsis of the Present Truth: No. 1”, RH, 12 de noviembre de 1857, 4; (No. 2) 19 de noviembre de 1857, 12; (No. 3) 26 de noviembre de 1857, 20-21; (No. 4) 3 de diciembre de 1857, 28-29; (No. 5) 10 de diciembre de 1857, 36-37; (No. 6) 17 de diciembre de 1857, 44-45; (No. 7) 24 de diciembre de 1857, 52-53; (No. 8) 31 de diciembre de 1857, 60-61; (No. 9) 7 de enero de 1858, 68; (No. 10) 14 de enero de 1858, 76-77; (No. 11) 21 de enero de 1858, 84-85; (No. 12) 28 de enero de 1858, 92-93; (No. 13) 4 de febrero de 1858, 100; (No. 14) 11 de febrero de 1858, 108-109; (No. 15) 18 de febrero de 1858,

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Quispe: La interpretación del Apocalipsis en la Iglesia Adventista

116-117; (No. 16) 25 de febrero de 1858, 124-125; (No. 17) 11 de marzo de 1858, 132; (No. 18) 18 de marzo de 1858, 140-141; y (No. 19) 25 de marzo de 1858, 148; los números 20 al 25 se centraron en el juicio y la segunda venida; (No. 25) 20 de mayo de 1858, 4; (No. 26) 27 de mayo de 1858, 12; (No. 27) 3 de junio de 1858, 20; (No.28) 10 de junio de 1858, 28; ídem, “The Sounding of the Seven Trumpets Rev. vii, viii, ix”, RH, 8 de julio de 1858, 5759; ídem, “The Sounding of the Seven Trumpets Rev. vii, viii, ix: Third Trumpet”, RH, 15 de julio de 1858, 65-67; ídem, “The Sounding of the Seven Trumpets Rev. vii, viii, ix: The Fifth Trumpet, or First Wo [sic]”, RH, 22 de julio de 1858, 73-75; ídem, “The Sounding of the Seven Trumpets Rev. vii, viii, ix: The Torment of the Greeks One Hundred and Fifty Years”, RH, 29 de julio de 1858, 82-84; ídem, “The Sounding of the Seven Trumpets Rev. vii, viii, ix: When did Mahommedan Independence in Constantinople Depart”, RH, 5 de agosto de 1858. 16. Jaime White, “The Book of Revelation”, RH, 3 de junio de 1862, 4. 17. Merwin R. Thurber, “Uriah Smith and the Charge of Plagiarism”, Ministry, junio de 1945, 15. 18. Jaime White, “Thoughts on Revelation”, RH, 3 de junio de 1862, 4-5; 10 de junio de 1862, 12-13; 17 de junio de 1862, 20-21; 24 de junio de 1862, 28; 1 de julio de 1862, 36; 8 de julio de 1862, 44; 9 de setiembre de 1862, 116; 16 de setiembre de 1862, 124 (desde el 17 de junio de 1862, esta serie fue titulada “Thoughts on the Revelation” [Reflexiones sobre Apocalipsis]). 19. Urías Smith, “Thoughts on the Revelation”, RH, 21 de octubre de 1862, 164165; 28 de octubre de 1862, 172-173; 4 de noviembre de 1862, 180; 11 de noviembre de 1862, 188; 18 de noviembre de 1862, 196-197; 25 de noviembre de 1862, 204; 2 de diciembre de 1862, 4-5; 9 de diciembre de 1862, 12; 16 de diciembre de 1862, 20; 23 de diciembre de 1862, 28; 30 de diciembre de 1862, 36; 6 de enero de 1863, 44; 20 de enero de 1863, 60; 27 de enero de 1863, 68; 3 de febrero de 1863, 76-77. 20. Froom, Movement of Destiny, 158. Dos años y medio después del último estudio sobre “Thoughts on the Revelation” en la Review, el editor declaró que había “comenzado a revisar y en una gran medida a re-escribir, los Thoughts on [the Revelation], publicados en la Review¸vols. XX y XXI”. Urías Smith, “Thoughts on the Revelation”, RH, 18 de julio de 1865, 52. El trabajo de redacción del comentario de Smith fue interrumpido por varias razones, como salud, ídem, “By the Way”, RH, 26 de setiembre de 1865, 132; para respuestas a las objeciones sobre las visiones de Elena G. de White ver ídem, “[Announcements]”, RH, 13 de marzo de 1866, 120; ídem, “[Announcements]”, RH, 17 de abril de 1866, 160; y por otras responsabilidades. Después de un año de tales frustraciones, Smith se movió rápidamente; ídem, “[Announcements]”, RH, 26 de febrero de 1867, 144. 21. Urías Smith, “Thoughts on the Revelation”, RH, 16 de abril de 1867, 228. Cuando Thoughts on the Revelation se enumeró en primer lugar entre los libros a la venta por la oficina de la Review, tenía 328 páginas. “Our Book List” RH, 18 de junio de 1867, 15. 22. “Now Ready”, RH, 14 de mayo de 1867.

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23. Para más ediciones sobre Reflexiones sobre Apocalipsis, véase Urías Smith, Thoughts, Critical and Practical, on the Book of Revelation (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1865); ibíd., 2da ed., rev. (1875); Ibíd., 3ra ed., rev. y anot. (Battle Creek, MI: Seventh-day Adventist Publishing Association, 1881 and 1885); ídem, Thoughts on the Prophecies of Revelation: Being Part II of the Combined Volume “Daniel and the Revelation” Showing the Response of History to the Voice of Prophecy (Battle Creek, MI: Review and Herald, 1987); ibíd. (1899, 1903, 1904?, 1912). En cuanto al año de la primera edición del libro de Smith, ver Arthur L. White, secretario del Ellen G. White Publications, respondiendo a Mary Jane Mitchell, quien trabajó en el James White Library: “Aparentemente, el hermano Smith esperaba obtener esto [Reflexiones sobre Apocalipsis] hasta su finalización durante 1865, pero fue tipeado parte del libro, incluyendo la portada y el prefacio. Avisos posteriores en la Review and Herald a través de 1865, 1866 y 1867, indican que es evidente que el libro no se publicó hasta 1867. Por qué no cambiaron la fecha en la portada del libro, no lo sé pero cosas de este tipo suelen pasar”. Arthur L. White a Mary Jane Mitchell, 15 de julio de 1968, CAR at JWL, AU. Para una edición en conjunto sobre Daniel y Apocalipsis, véase Urias Smith, Thoughts, Critical and Practical, on the Book of Daniel and the Revelation: Being an Exposition, Text by Text, of These Important Portions of the Holy Scriptures (Battle Creek, MI: Review and Herald, 1881); ibíd. (1884, 1885, 1887, 1889, 1890); en Británica, Urías Smith, Thoughts, Critical and Practical, on the Book of Daniel and the Revelation: Being an Exposition, Text by Text, of These Important Portions of the Holy Scriptures, 6th ed. (London: The Present Truth, 1888); ídem, Daniel and the Revelation: The Response of History to the Voice of Prophecy, A Verse by Verse Study of These Important Books of the Bible (Watford, England: The Stanborough Press, 1888); ídem, Thoughts, Critical and Practical on the Books of Daniel and the Revelation: Being an Exposition, Text by Text, of These Important Portions of the Holy Scriptures (Battle Creek, MI: Review and Herald, 1890); ibíd. (1891); ídem, Daniel and the Revelation: The Response of History to the Voice of Prophecy, a Verse by Verse Study of These Important Books of the Bible (Battle Creek, MI: Review and Herald, 1897); ibíd. (1901, etc.); ídem, Daniel and the Revelation: The Response of History to the Voice of Prophecy, a Verse by Verse Study of These Important Books of the Bible (Nashville: Southern, 1941); ídem, The Prophecies of Daniel and the Revelation (Washington, DC: Review and Herald, 1944). La edición de 1944 fue publicada al mismo tiempo en Washington, DC, por la Review and Herald, en Mountain View, CA, por la Pacific Press; y en in Nashville, TN, por la Southern Publishing Association. 24. Mary H. Moore afirma que ella fue “la primera que trabajó en la revisión”, alrededor de 1933 o 1934. Ella dice: “me han preguntado varias veces sobre el alcance de los cambios realizados en la revisión de D&R [abreviatura de Daniel y Apocalipsis]. . . . Ya en el año 1933 o 1934, el Comité Editorial de la Southern Publishing Association me pidió que le presentara un calendario de las revisiones sugeridas de D&R, lo cual hice. Esas revisiones no incluían nada en absoluto, sino al libro como se le conoce hasta la fecha. El libro había sido escrito antes de la época de los automóviles, radio, televisión, etc., y antes de las dos guerras mundiales. Mejor se consideró traer sus aluciones y fechas hasta el presente. Mi lista de cambios sugeridos, no implican realmente ningún cambio de estilo literario, del idioma, sin alteración alguna en la doctrina, sino solo modernización de los

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hechos y fechas sobre invenciones, desastres, guerras o eventos similares”. Mary Hunter Moore, “What Was the Scope of the Revision of Thoughts on Daniel and Revelation by Uriah Smith”, CAR. 25. Cinco mil (5000) copias fueron “vendidas a la Asociación de Carolina para ser usadas por los colportores dentro de los límites de dicha Asociación”. Ibíd. 26. El informe del proceso de la nueva edición de Daniel y Apocalipsis fue escrito por el secretario del comité de revisión de “D. and R”. Merwin R. Thurber, “New Edition of ‘Daniel and the Revelation’”, Ministry, abril de 1945, 13-15; Merwin R. Thurber, “Revised D & R in Relation to Denominational Doctrine”, Ministry, mayo de 1945, 3-4, 30; para responder las acusaciones de plagio, ver Merwin R. Thurber, “Uriah Smith and the Charge of Plagiarism”, Ministry, junio de 1945, 15-16. Para más detalles, ver los materiales no publicados, Conferencia General de los Adventistas del Séptimo Día, los documentos más valiosos, 1920-1940. Ver también Froom, Movement of Destiny, 158-159, 422-427. 27. Froom, Movement of Destiny, 424. 28. Ibíd., 424. 29. “Especialmente deberían presentarse ante las personas el libro de Daniel y Apocalipsis como un libro especial para este tiempo. Este libro contiene el mensaje que todos necesitamos leer y entender. Traducido en diferentes idiomas, será poderoso que iluminará al mundo. . . . El Señor me ha mostrado que este libro hará un buen trabajo e iluminará a aquellos quienes lleguen a estar interesados en la verdad para este tiempo. Aquellos quienes abrazan la verdad ahora, quienes no han compartido sus experiencias de aquellos quienes introdujeron el trabajo del mensaje pionero, deberían estudiar las instrucciones dadas en Daniel y Apocalipsis, llegando a estar familiarizados con las verdades presentes. Elena G. de White, MS 174, 1899, CAR. 30. Elena G. de White a G. A. Irwin, W. Sisley, Urías Smith, y A. T. Jones, 2 de marzo de 1899, Carta 43, 1899, CAR; ídem, Colporteur Ministry (Mountain View, CA: Pacific Press, 1953), 123, 124. 31. Elena G. de White a Clement Eldridge, 8 de setiembre de 1889, Carta 25a, 1889, CAR. 32. Elena G. de White, “A Call for Active Work”, RH, 16 de febrero de 1905; ídem, Colporteur Ministry, 21, 123. 33. Para más información sobre la vida y obra de Urías Smith, ver Dudley Marvin Canright, Life of Mrs. E. G. White: Seventh-day Adventist Prophet: Her False Claims Refuted (Cincinnati, OH: Standard Publishing Co., 1919), 225-231; Richard J. Hammond, “The Life and Work of Uriah Smith” (Tesis en teología, Seventh-day Adventist Theological Seminary, 1944); Arthur W. Spalding, Footprints of the Pioneers (Washington, DC: Review and Herald, 1947), 123-129; Elena G. White, Testimonies for the Church, 9 vols. (Mountain View, CA: Pacific Press, 1948), 5:62-84; LeRoy Edwin Froom, Prophetic Faith, 4:999, 1038, 1052-1053, 1068,

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1080-82, and 1109-1127; ídem, Pioneer Stories Retold: A Compilation of Early Experiences in the Advent Movement (Washington, DC: Review and Herald, 1956), 178-181; Erwin R. Gane, “The Arian or Anti-Trinitarian Views Presented in Seventh-day Adventist Literature and the Ellen G. White Answer” (tesis de maestría, AU, 1963), 20-29; Albert V. Olson, Through Crisis to Victory, 1888-1991 (Washington, DC: Review and Herald, 1966), 92-103; Froom, Movement of Destiny, 157-166; Eugene F. Durand, “Yours in the Blessed Hope, Uriah Smith” (Tesis doctoral, Washington University, 1978); Durand, Yours in the Blessed Hope, Uriah Smith; Roy Adams, “The Doctrine of the Sanctuary in the Seventh-day Adventist Church: Three Approaches” (Tesis doctoral, AU, 1980), 15-94; Edwin H. Zackrison, “Seventh-day Adventists and Original Sin” (Tesis doctoral, AU, 1984), 251-261; Richard W. Schwarz and Floyd Greenleaf, Light Bearers: A History of the Seventh-day Adventist Church (Nampa, ID: Pacific Press, 2000), 78, 149, 163, 168, 180, 183-185, and 608-12; Gary Land, Historical Dictionary of the Seventh-day Adventists, Historical Dictionaries of Religions, Philosophies, and Movements, vol. 56 (Lanham, MD: The Scarecrow Press, 2005), 56:276-277. También puede verse algunos artículos como “In Memoriam Uriah Smith: Born May 2, 1832, Died March 6, 1903, Aged 70 Years, 10 Months, and 4 Days”, RH, 10 de marzo de 1903, 3-7; John O. Corliss, “The Message and Its Friends—No. 6: Uriah Smith, the ‘Pathfinder’”, RH, 20 de setiembre de 1923, 4-5; H. W. Carter, “Elder Uriah Smith’s Missionary Spirit”, RH, 22 de febrero de 1940, 19-20; W. A. Spicer, “Notes About Pioneer Workers and Early Experiences— No. 19: Still New Burden Bearers Came Pressing In”, RH, 6 de junio de 1940, 8-10; Everett N. Dick, “Uriah Smith”, Youth Instructor, 18 de julio de 1944, 6, 13; Stella P. Peterson, “Uriah Smith”, RH, 28 de diciembre de 1944, 6-8; Arthur W. Spalding, “Heralds of the Blessed Hope—8: The Pen of a Ready Writer”, STs, 14 de junio de 1949, 8-9; Sharon Boucher, “Pioneer Father”, Record (South Pacific Division), 7 de enero de 1957, 13-14; Ernest Lloyd, “Memories of Elder Urías Smith”, RH, 6 de setiembre de 1962, 12-13; A. G. Stewart, “Glimpses into Our Historical Past”, Record (South Pacific Division), 3 de agosto de 1964, 12-13; Virgil E. Robinson, “Uriah Smith and His Mighty Pen” MV Program Kit, julio-setiembre de 1971, 60-67; “Urías Smith: Inventor”, Insight, 4 de julio de 1972, 12; Paul J. Stauffer, “Uriah Smith: Wood Engraver”, Adventist Heritage 3, no. 1 (verano de 1976): 17-21; Emmett K. VandeVere, “The Heart of the Lake Union”, LUH, 7 de diciembre de, 1976, 3; Russell Holt, “Uriah”, Insight, 22 de febrero de 1977, 12-15; John O. Waller, “Uriah Smith’s Small Epic: The Warning Voice of Time and Prophecy”, AHer (verano de 1978): 53-61; Ron Graybill, “Uriah Smith on the Swanee River”, Insight, abril de 1979, 9-13; Eugene F. Durand, “Smiling with Uriah Smith”, Adventist Review, 20 de mayo de 1982, 3-5; Eugene F. Durand, “Uriah’s Merry Medicine”, AR, 3 de febrero de 1983, 4-6. 34. Adams, “The Doctrine of the Sanctuary in the Seventh-day Adventist Church: Three Approaches”, 23-24. 35. Durand, Yours . . . , Uriah Smith, 202. 36. Arthur W. Spalding, “The Pen of a Ready Writer”, ST, 14 de junio de 1949, 8. 37. Ibíd., 9. 38. Durand, Yours in the Blessed Hope, Uriah Smith, 202; Alberto R. Timm, “Seventhday Adventist Eschatology, 1844-2004: A Brief Historical Overview”, en Prophetic Principles:

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Crucial Exegetical, Theological, Historical & Practical Insights, ed. Ron du Preez, Scripture Symposium Number I (Lansing, MI: Michigan Conference of Seventh-day Adventists, 2007), 165, 166. 39. “Su dirección editorial de la revista fue en gran medida continua hasta su muerte en 1903 —con excepción de 1868, cuando J. N. Andrews sirvió como editor. Pero Smith se unió al personal de la Review, como asociado de Jaime White. Hubo otra pausa, a partir de 1897 a 1901, cuando A. T. Jones fue jefe de edición y redacción, y el nombre de Smith apareció como editor asociado. Smith había enfermado gravemente, mientras que se encontraba en Siria en 1895. Pero sirvió en las capacitaciones editoriales de la Review por unos 48 años, empezando en marzo de 1853 —según el registro de la denominación. Él fue extraordinariamente capaz”. Froom, Movement of Destiny, 157. 40. Hasta la fecha de su muerte, cuatro libros más conocidos de Urías Smith habían logrado una venta total de más de medio millón de copias en varios idiomas. Los cuatro eran: Man’s Nature and Destiny: Or, the State of the Dead, the Reward of the Righteous, and the End of the Wicked (Battle Creek, MI: Review and Herald, 1873); The Sanctuary and the Twentythree Hundred Days of Daniel VIII, 14 (Battle Creek, MI: Review and Herald, 1877); Thoughts, Critical and Practical, on the Book of Daniel and the Revelation; and The Marvel of Nations: Our Country: Its Past, Present, and Future and What the Scriptures Say of It (Battle Creek, MI: Review and Herald, 1885). “Editorial: In Memoriam Uriah Smith”, RH, 10 de marzo de 1903, 5. Entre otros libros están: The Warning Voice of Time and Prophecy: A Word for the Sabbath (Rochester, NY: James White, 1853); Which? Mortal or Immortal?: Or, An Inquiry into the Present Constitution and Future Condition of Man (Battle Creek, MI: Steam Press of the Review and Herald Office, 1860); Both Sides on the Sabbath and Law: Review of T. M. Preble (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Pub. Association, 1864); Thoughts, Critical and Practical, on the Book of Revelation (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1865); The Visions of Mrs. E. G. White (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1868); The United States in the Light of Prophecy: Or, An Exposition of Rev. 13:11-17 (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventhday Adventist Publishing Association, 1872), (1872, posteriormente revisado como Marvel of Nations); Thoughts, Critical and Practical, on the Book of Daniel (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1873); Urías Smith, The Testimony of the Bible on the State of the Dead (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1873); The State of the Dead and the Destiny of the Wicked (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1873); The Biblical Institute: A Synopsis of Lectures on the Principal Doctrines of Seventh-day Adventists (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1878); Synopsis of the Present Truth: A Brief Exposition of the Views of S. D. Adventists (Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1884); Modern Spiritualism: A Subject of Prophecy and a Sign of the Times (Battle Creek, MI: Review and Herald, 1896); Here and Hereafter: Or Man in Life and Death, the Reward of the Righteous and the Destiny of the Wicked (Battle Creek, MI: Review and Herald, 1897); Looking unto Jesus: Or, Christ in Type and Antitype (Battle Creek, MI: Review and Herald, 1898); y varios folletos.

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41. Jocelyn Fay, “Only Nine Editors in 125 Years”, RH, 13 de noviembre de 1975, 5. 42. George I. Butler, “Thoughts on Daniel and Revelation”, RH, 28 de marzo de 1882, 208. 43. “How to Do It?” RH, 6 de junio de 1882, 368. 44. Hammond, “The Life and Work of Uriah Smith”, 137; Durand, Yours . . . , Uriah Smith, 219. 45. Hammond, “The Life and Work of Uriah Smith”, 54. Hammond, por otra parte, menciona una anécdota obtenida de una entrevista con Grace Amadon, el 16 de agosto de 1944, en Takoma Park, Maryland, ¿Quién escribirá Daniel y Apocalipsis? ¿Tú, u otro como Smith? preguntó Jaime White en las oficinas de la Review durante una conversación informal con George Amadon and Uriah Smith. Su sentido del humor prevaleció. ¿Tú, u otro como Smith?. “Qué más podría significar U-R-I-A-H Smith”. Cuando apareció el nuevo libro, J. M. Aldrich, editor asociado de la Review, lo aprobó, diciendo, “Todo el mundo debería tener una copia de ‘Thoughts on Revelation’. Esperamos a todos nuestros hermanos, habrá que darse prisa para proveerse con esta obra verdaderamente valiosa. La biblioteca adventista no está completa sin este libro. El hermano Smith ha dedicado mucha labor y reflexión en este trabajo, y este no es un hecho aislado, es una recomendación suficiente del libro a todos aquellos que acrediten en sus escritos”. J. M. Aldrich, “[Announcements]”, RH, 2 de julio de 1867, 48. Dos semanas más tarde, Jaime White señaló: “Este . . . es un libro de reflexiones, envueltos en el mejor estilo agradable del autor, directo, aún crítico y práctico, llegando al espíritu deseoso de personas comunes, y aún a las personas cultas y dignas. Este trabajo equilibrado debería estar en las bibliotecas de cada creyente”. Jaime White, “Report from Bro. White”, RH, 16 de julio de 1867, 72. 46. Urías Smith, “Thoughts on the Revelation”, 52. 47. William C. White a A. F. Harrison, 16 de junio de 1910, CAR. 48. L. Flora Plummer, “Missionary Reading Circle”, RH, 28 de noviembre de 1899, 776. 49. Lecciones sobre Daniel pueden ser encontradas en RH, 28 de noviembre de 1899, 12; 5 de diciembre de 1899, 12; 12 de diciembre de 1899, 12; 19 de diciembre de 1899, 12; 26 de diciembre de 1899, 7; 2 de enero de 1900, 7; 9 de enero de 1900, 7; 16 de enero de 1900, 7; 23 de enero de 1900, 7; 30 de enero de 1900, 7; 6 de febrero de 1900, 7; 13 de febrero de 1900, 7; 20 de febrero de 1900, 7; 27 de febrero de 1900, 7; 6 de marzo de 1900, 7; 13 de marzo de 1900, 7; 20 de marzo de 1900, 7; 27 de marzo de 1900, 7; 3 de abril de 1900, 7; 10 de abril de 1900, 7; 17 de abril de 1900, 7; 24 de abril de 1900, 7; y 1 de mayo de 1900, 7. Lecciones sobre Apocalipsis pueden ser encontradas en RH, 9 de octubre de 1900, 7; 16 de octubre de 1900, 7; 23 de octubre de 1900, 6, 7; 6 de noviembre de 1900, 7;

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Quispe: La interpretación del Apocalipsis en la Iglesia Adventista

13 de noviembre de 1900, 7; 20 de noviembre de 1900, 6, 7; 4 de diciembre de 1900, 7; 11 de diciembre de 1900, 7 (Revisión de los capítulos 1-7); 18 de diciembre de 1900, 7; 25 de diciembre de 1900, 7; 8 de enero de 1901, 7; 15 de enero de 1901, 7; 22 de enero de 1901, 7; 5 de febrero de 1901, 6, 7; 12 de febrero de 1901, 7; 19 de febrero de 1901, 7; 5 de marzo de 1901, 7 (Review of chapters 8-14); 12 de marzo de 1901, 7; 19 de marzo de 1901, 7; 26 de marzo de 1901, 7; 9 de abril de 1901, 7; 16 de abril de 1901, 7; April 23, 1901, 7; 7 de mayo de 1901, 7; 14 de mayo de 1901, 7; y 21 de mayo de 1901, 7 (Review about the whole book on Revelation). Asuntos misioneros (“Study of the Field”): 2 de octubre de 1900, 7; 30 de octubre de 1900, 7; 27 de noviembre de 1900, 7; 1 de enero de 1901, 7; 29 de enero de 1901, 7; 26 de febrero de 1901, 7; 2 de abril de 1901, 7; 30 de abril de 1901, 7; y 28 de mayo de 1901, 5. 50. Arthur L. White, “Thoughts on Daniel and the Revelation”, Ministry, enero de 1945, 11-13, 46. Este artículo fue publicado por separado por el Ellen G. White Estate en 1957 y 1966. “Smith, Uriah, ‘Thoughts on Daniel & Revelation’, Ellen G. White regarding”, Ellen G. White Estates Branch Office Document File (WDF 233-a), CAR. 51. Jaime White, “Report from Bro. White”, 72. 52. Elena G. de White a Frank Belden, 8 de junio de 1895, Carta 15, 1895, CAR. 53. “Los ángeles del cielo estaban a su lado y rayos de luz del trono de Dios revelaban a su entendimiento los tesoros de la verdad”. Elena G. de White, Great Controversy (Boise, ID: Pacific Press, 1939), 122. “Dios envió a su ángel para que moviese el corazón de un agricultor que antes no creía en la Biblia, y lo indujese a escudriñar las profecías. Los ángeles de Dios visitaron repetidamente a aquel varón escogido, y guiaron su entendimiento para que comprendiese las profecías que siempre habían estado veladas al pueblo de Dios”. Elena G. de White, Early Writings (Washington, DC: Review and Herald, 1945), 229. 54. Elena G. de White, “Open the Heart to Light”, RH, 25 de marzo de 1890, 117. 55. Elena G. de White, “Christ Our Hope”, RH, 20 de diciembre de 1892, 785; también en ídem, Counsels to Writers and Editors: A Grouping of Messages of Counsel Addressed to Writers and Editors (Washington, DC: Review and Herald, 1946), 35. “No podemos pensar: ‘Poseemos toda la verdad, comprendemos los pilares principales de nuestra fe, y por lo tanto podemos descansar en nuestro conocimiento’. La verdad es una verdad en progreso, y debemos andar en la luz que cada vez aumenta más”. Ídem, “Open the Heart to Light”, 117. “We should dig in the mine of God’s word for truth”. Ídem, “The Necessity of Dying to Self”, RH, 18 de junio de 1889, 385. 56. Francis Nichol et al., “The Revelation of St. John the Divine”, SDABC, 7 vols. (Washington, DC: Review and Herald, 1957), 7:713-899. 57. Sobre la historia de la Bible Research Fellowship [Asociación de Investigación Bíblica] ver Raymond F. Cottrell, “The Bible Research Fellowship: A Pioneering Seventh-day Adventist Organization in Retrospect”, AHer 5, no. 1 (Summer 1978): 39-52.

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58. Por ejemplo: Edwin R. Thiele, Outline Studies in Revelation (Berrien Springs, MI: Emmanuel Missionary College, 1949); Raymond F. Cottrell, The Prophecies of Daniel and the Revelation: Part II—Revelation (Angwin, CA: Pacific Union College, 1951); George McCready Price, The Greatest of the Prophets: A New Commentary on Daniel and the Revelation (Loma Linda, CA: The Author, 1951); Taylor G. Bunch, The Revelation ([Loma Linda, CA]: College of Medical Evangelists, 1952); Roy A. Anderson, Unfolding the Revelation: Evangelistic Studies for Public Presentation (Mountain View, CA: Pacific Press, 1953). 59. Para más detalles, ver el capítulo 2 de mi libro The Apocalypse in Seventh-day Adventist Interpretation (Ñaña, Lima-Perú: Universidad Peruana Unión - Publicaciones y Difusión Cultural, 2013). “Al cierre de 1984 más de 83 000 sets completos se habían vendido, al precio de [1998] $147.50”. Raymond F. Cottrell, “The Story of the Bible Commentary”, AHer 18, no. 1 (verano de 1998): 32. 60. Caspar Nannes, “Adventists Issue New Commentary”, Washington Star, 10 de febrero de, 1957. 61. Para la historia del Comentario Bíblico Adventista, ver Don Frank Neufeld, “The SDA Bible Commentary in Retrospect”, CAR; Raymond F. Cottrell, “The Untold Story of the Bible Commentary”, Spectrum 16, no. 3 (1985): 35–51; e ídem, “The Story of the Bible Commentary”, AHer, 26–34. Snider ya había publicado I Love Books, que se convirtió en un éxito de ventas. El libro de Snider fue impreso 21 veces, con nuevas ediciones revisadas y con diferentes títulos, 1942-1962. John D. Snider, I Love Books: Why, What, How, and When We Should Read (Washington, DC: Review and Herald, 1942); ídem, Highways to Learning: A Guide Through Bookland (Washington, DC: Review and Herald, 1952); ídem, I Love Books: A Guide Through Bookland, new rev. ed. (Washington, DC: Review and Herald, 1962). It was part of the Christian Home Library. John D. Snider, I Love Books: A Guide Through Bookland, rev. ed. (Washington, DC: Review and Herald, 1946). Una edición resumida es ídem, Booklove: Condensed from I Love Books (Washington, DC: Review and Herald, 1957). Según Raymond F. Cottrell, I Love Books “vendió un cuarto de millón de copias y fue traducido a varios idiomas”. Él agrega que Snider tenía 25 000 volúmenes en su biblioteca personal. Cottrell, “The Story of the Bible Commentary”, 26-27. 62. Raymond F. Cottrell, “The Untold Story of the Bible Commentary”, 36-37; ídem, “The Story of the Bible Commentary”, 26-27; Miriam Wood and Kenneth H. Wood, His Initials Were F. D. N.: A Life Story of Elder F. D. Nichol, for Twenty-one Years Editor of the Review and Herald ([Washington, DC]: Review and Herald, 1967), 154. 63. Los seis editores a tiempo parcial “participated variously from a few months to as much as two years”. Wood, His Initials Were F. D. N., 142-143; Raymond F. Cottrell, “The Untold Story of the Bible Commentary”, 37; ídem, “The Story of the Bible Commentary”, 27-28. 64. Aunque el objetivo era publicar un volumen cada seis meses, esto no pudo concretarse. Wood, His Initials Were F. D. N., 143. El volumen 1 y 2 aparecieron en 1953, el volumen 3 en 1954, el volumen 4 en 1955, y el volumen 5 y 6 en 1956. En diciembre de

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1957, la Review anunció que el volumen siete estaba listo para recibir pedidos. RH, 5 de diciembre de 1957, 31. 65. Raymond F. Cottrell, “The Untold Story of the Bible Commentary”, 49, 51. 66. Seventh-day Adventist Encyclopedia, 1996 ed., s.v. “Roland E. Loasby”. 67. RH, 19 de diciembre de 1957, 31. También ver RH, 2 de enero de 1958, 31; 9 de enero de 1958, 30; y 30 de enero de 1958, 30. En febrero la Review anunció, “Estudios en el libro de Apocalipsis es el tema de la lección de escuela sabática para el segundo trimestre 1958. El volumen siete del CBA será de ayuda indispensable como el más completo y actualizado estudio sobre los temas vitales presentado en esta serie de lecciones”. RH, 27 de febrero de 1958, 30. 68. El 1 de setiembre de 1955, F. D. Nichol, a través de una carta, respondió a los administradores y a otros líderes que tenían miedo por lo que habían expresado algunos hermanos antes de que se ponga en marcha el Comentario. Ellos dijeron que “la denominación [IASD] no posee suficiente talento académico para producir un comentario que realmente valga la pena”. Cuando la carta fue escrita, los primeros tres volúmenes ya se habían publicado. Nichol adjunta dos opiniones positivas de H. H. Rowley, un “erudito protestante modernista”, y de Viliam Pavloski, un erudito del Pontificio Instituto Bíblico de Roma. Francis D. Nichol, “[The SDA Commentary reviewed by H. H. Rowley and Viliam Pavloski]”, CAR. 69. El Expositor’s Bible Commentary fue publicado en 1907. Caspar Nannes, “Adventists Issue New Commentary”. Uno de los comentarios clásicos de aquellos días era, Robert Jamieson Andrew R. Fausset, y David Brown, A Commentary, Critical, Experimental, and Practical on the Old and New Testaments (New York; Philadelphia; Hartford; Cincinnati: S. S. Scranton and Company, 1873). 70. Raymond F. Cottrell, “The Untold Story of the Bible Commentary”, 46; ídem, “The Story of the Bible Commentary”, 32. Nannes informó que “un plan de prepublicación de 25 000 sets”a principios de 1957. Caspar Nannes, “Adventists Issue New Commentary”. Por el otro lado, la Review aclamó que antes de que el volumen siete fuera lanzado, “cerca de 28 000 personas están recibiendo los beneficios de esta ayuda extraordinaria para un estudio más gratificante de la Biblia”, RH, 7 de noviembre de 1957, 38. En 1996, la Asociación Ministerial de la Asociación General ofreció 20 000 sets del Comentario a los pastores en países del tercer mundo a un precio de $52.00. “Largest Printing Project Goes to Third World”, South Pacific Division Record, 8 de abril de, 1995, 10; James A. Cress, “Bible Commentaries for the Third World”, Southwestern Union Record, abril de 1995, 25. 71. “R&H Launches Bible Commentary on CD-ROM”, AR, 25 de abril de 1996, 22. También “21st Century”, South Pacific Division Record, April 20, 1996, 4; Cassandra Nesmith, “Bible Commentary Now Available on CD-ROM Discs”, Gleaner, 17 de junio de, 1996, 19; Cassandra Nesmith, “SDA Bible Commentary on CD-ROM”, Outlook, junio de 1996, 27. 72. Se lanzó por primera vez el comentario sobre el libro de Daniel. Francis D.

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Nichol, ed., A Verse-by-Verse Commentary on the Book of Daniel: A Section of Volume IV of the Seventh-day Adventist Bible Commentary (Washington, DC: Review and Herald, 1955); ídem, ed., A Verse-by-Verse Commentary on Daniel and Revelation: From the Seventh-day Adventist Bible Commentary (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1957, reimpreso en 1980, 2009). 73. Con el fin de ser más accesible en Sudamérica, la Casa Editora Sudamericana, Argentina, lanzó su propia edición en español desde 1992 a 1996. Ambas ediciones españolas tenían 10 000 sets en cirulación, haciendo un total de 20 000. La traducción al español se basó en la segunda edición del inglés, publicada desde 1976 hasta 1980. Francis D. Nichol, ed., Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, 7 vols. (Mountain View, CA: Publicationes Interamericanas y Pacific Press, 1978-1990); ídem, Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día, 7 vols. (Buenos Aires, Argentina: Casa Editora Sudamericana, 1992-1996). Adicionalmente la División Sudamericana empezó la traducción al portugués en agosto del 2010, con el plan de traducir un volumen por año. Erton C. Köhler, “Comienza el proyecto de traducción al portugués del Comentario Bíblico Adventista”, del escritorio de la presidencia, no. 84, 20 de agosto del 2010. 74. Yoon-Ho Son, “A Great Historical Project of the Korean Publishing House”, News and Views (Northern Asia-Pacific Division), febrero de 2001, 2; “Bible Commentary in Korea”, Ministry, junio de 2006, 28. 75. Neufeld sostiene dos razones por las que Snider se molestó: “En primer lugar, los usuarios adventistas que tienen acceso a los comentarios necesitarían constantemente separar el trigo de la paja, en el mejor de los casos; en segundo lugar, otras casas publicadoras en lugar de casas publicadoras adventistas estaban cosechando los beneficios de la venta de los comentarios”. Donald F. Neufeld, “The SDA Bible Commentary in Retrospect”, 1. 76. Ibíd. 77. Nichol primero trabajó como editor asociado y luego, por 21 años como editor general. Para una biografía de Francis David Nichol, ver Wood and Wood, His Initials Were F. D. N.; “Francis David Nichol 1897-1866”, RH [Extra], June 10, 1966; Gerald Hansel Jones, “Life and Contributions of Francis D. Nichol” (term paper, AU, Fall 1977); Martin L. Jackson, “The Involvement and Contribution of F. D. Nichol in the Creation and Evolution Controversy” (Monografía, AU, invierno de 1977). 78. Alonzo L. Baker, Francis D. Nichol, y George McCready Price, Creation Not Evolution (Washington, DC: Review and Herald, 1926); Francis D. Nichol, Signs of Christ’s Coming: Current Events Fulfilling Bible Prophecy (Washington, DC: Review and Herald, 1931); ídem, God’s Challenge to Modern Apostasy: A Study of the Three Angels’ Messages and the Sabbath in the Light of the Modern Apostasy in Christendom, An Endeavor to Show That Revelation 14 Presents the Most Timely Message for the World Today (Washington, DC: Review and Herald, 1935); ídem, The Answer to Modern Religious Thinking: A Discussion of Current Religious Trends in Their Relation to the Distinctive Teachings of Seventh-day Adventists (Washington, DC: Review and Herald, 1936); ídem, Behold, He Cometh: A

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Discussion of the Solemn Truth of the Unexpectedness of Christ’s Coming, a Warning Against the Temptations and Dangers That Confront the Church Today, and an Appeal to Make Ready to Meet God Face to Face (Washington, DC: Review and Herald, 1938); ídem, Why I Am a Seventh-day Adventist: A Personal Clear-cut Answer to a Question That Is Asked by Many as They Watch the Remarkable Growth and Vigor of This Religious Movement (Washington, DC: Review and Herald, 1943); ídem, The Case Against Liquor: A Calm Portrayal of the Facts and a Proposed Solution of the Age-old Problem of Liquor (Washington, DC: Review and Herald, 1944); ídem, The Midnight Cry: A Defense of the Character and Conduct of William and the Millerites (Washington, DC: Review and Herald, 1944); ídem, Let’s Live Out Beliefs: A Discussion of Seventh-day Adventist Beliefs in Terms of Their Practical Relation to Everyday Living (Washington, DC: Review and Herald, 1947); ídem, Reasons for Our Faith: A Discussion of Questions Vital to the Proper Understanding and Effective Presentation of Certain Seventhday Adventist Teachings (Washington, DC: Review and Herald, 1947); ídem, Certainty of My Faith: A Clear-cut Answer to the Often-asked Question, “Why Are You a Seventh-day Adventist?” (Washington, DC: Review and Herald, 1948); ídem, Letters from Far Lands: Written During an Air Journey to 24 Lands, Describing Adventist Mission Activities and the Customs, Habits, and Daily Life of the People in Europe, the Middle East, Egypt and Ethiopia (Washington, DC: Review and Herald, 1948); ídem, Ellen G. White and Her Critics: An Answer to the Major Charges That Critics Have Brought Against Mrs. Ellen G. White (Washington, DC: Review and Herald, 1951); ídem, Questions People Have Asked Me: The Editor of the Review and Herald Answers Questions on Various Matters of Interest to Adventists (Washington, DC: Review and Herald, 1959); ídem, Making Ready for Heaven: A Reprint of Behold He Cometh, Let’s Live Our Beliefs (Washington, DC: Review and Herald, [196?]); ídem, Why I Believe in Mrs. E. G. White: Some Reasons Why Seventh-day Adventists Believe that Ellen G. White Possessed the Gift of “the Spirit of Prophecy” (Washington, DC: Review and Herald, 1964). 79. Neufeld, “The SDA Bible Commentary in Retrospect”, 2. 80. “Para que una persona haga todo lo referente a la escritura y edición del Comentario, casi 100 años habrían sido necesarios”. Cottrell, “The Untold Story of the Bible Commentary”, 40; ídem, “The Story of the Bible Commentary”, 29. 81. Neufeld, “The SDA Bible Commentary in Retrospect”, 4. 82. Cottrell, “The Untold Story of the Bible Commentary”, 46; ídem, “The Story of the Bible Commentary”, 33. 83. Kenneth A. Strand, The Open Gates of Heaven: A Brief Introduction to Literary Analysis of the Book of Revelation (Ann Arbor, MI: Ann Arbor Publishers, 1970). Una segunda edición ampliada se public en 1972, y la última edición revisada y ampliada del libro The Open Gates of Heaven, Kenneth A. Strand, Interpreting the Book of Revelation: Hermeneutical Guidelines, with Brief Introduction to Literary Analysis (Worthington, OH, and Naples, FL: Ann Arbor Publishers, 1976, 1979, 1986). 84. Kenneth A. Strand, Perspectives in the Book of Revelation: Essays on Apocalyptic Interpretation (Worthington, OH: Ann Arbor Publishers, 1975). El primer capítulo de este libro es “una reedición ligeramente modificada de un artículo revisado que aparece en

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Legado adventista

Andrews University Seminary Studies, 1973”. Kenneth A. Strand, “The Book of Revelation: A Review Article on Some Recent Literature”, AUSS 11, no. 2 (1973): 181-193. 85. Strand, Perspectives in the Book of Revelation, 38. 86. Para un reporte del Congreso Bíblico, ver Kenneth H. Wood, “The 1974 Bible Conference”, RH, 1 de agosto de 1974, 2, 18; Gordon M. Hyde, “Church Holds Historic Bible Conference”, RH, 15 de agosto de 1974, 4-6; Robert H. Pierson, “Is There Any Word from the Lord?” RH, 15 de agosto de 1974, 7-9; Craig Scott, “Bible Conference to Evaluate, Study SDA Bible Doctrines”, Student Movement, 9 de mayo de 1974, 1; “Is There Any Word from the Lord?” LUH, 25 de junio de 1974, 4-7. 87. Desmond Ford, A Hermeneutic for Revelation, vol. 1 of Crisis! A Commentary on the Book of Revelation (Newcastle, CA: Desmond Ford, 1982), v. 88. George R. Knight, A Search for Identity: The Development of Seventh-day Adventist Beliefs, Adventist Heritage Series (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2000), 190. Para obtener más información sobre estas consultas, ver Lawrence T. Geraty, “First Adventist Theological Consultation between Administrators and Scholars”, AR, 16 de octubre de 1980 1980, 15-17; Warren C. Trenchard, “In the Shadow of the Sanctuary: The 1980 Theological Consultation”, Spectrum 11, no. 2 (1980): 26-30; Alden Thompson, “Theological Consultation II”, Spectrum 12, no. 2 (1981): 40-52; Neal C. Wilson, “Together for a Finished Work”, AR, 17 de diciembre de 1981, 4-5. 89. Frank B. Holbrook, ed., Symposium on Revelation—Book I and Book II, Daniel and Revelation Committee Series, nos. 6 y 7 (Silver Spring, MD: Biblical Research Institute, General Conference of Seventh-day Adventists, 1992), 7. 90. Ibíd., 454. 91. “Methods of Bible Study”, AR, 22 de enero de 1987, 18-20; Ministry, abril de 1987, 22-24. 92. En los siguientes párrafos solo se mencionan los aportes de estos tres investigadores, pero el análisis específico de su contenido se encuentra en el capítulo 2 y 3 de mi libro The Apocalypse in Seventh-day Advenitst Interpretation (Ñaña, Lima-Perú: Universidad Peruana Unión - Publicaciones y Difusión Cultural, 2013). 93. Mervyn C. Maxwell, God Cares: The Message of Daniel for You and Your Family, vol. 1 (Mountain View, CA: Pacific Press, 1981); ídem, God Cares: The Message of Revelation for You and Your Family, vol. 2 (Mountain View, CA: Pacific Press, 1985); en portugués: Uma nova era segundo as profecias do Apocalipse, trans. Hélio Luiz Grelmann (Tatuí, São Paulo, Brazil: Casa Publicadora Brasileira, 2002); en español: ídem, Dios revela el futuro, vol. 2 (Boise, ID: Publicaciones Interamericanas y Pacific Press, 1989, 2008), 2; en alemán: ídem, Gott Sorgt: Die Botschaft des Buches Daniel für Dich und Deine Familie (Krattingen: AdventVerlag Krattingen, 1987); también traducido al chino. Maxwell ya había abordado los

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libros de Daniel y Apocalipsis en su tesis de maestría sobre la profecía de los 1260 días de Daniel 7 y Apocalipsis 11-13, “An Exegetical and Historical Examination of the Beginning of the 1260 Days of Prophecy with Special Attention Given to A.D. 538 and 1798 as Initial and Terminal Dates” (Tesis en teología, SDA Theological Seminary, 1951). 94. Jerry Moon, “C. Mervyn Maxwell: An Academic Life Sketch”, Journal of Adventist Theological Society, 11, no. 1-2 (2000): 4. 95. The Voice of Prophecy, God Cares: Prophecies from the Bible Book of Revelation, CAR, JWL, AU, Berrien Springs, MI ([199?]). 96. Hans K. LaRondelle, Chariots of Salvation: The Biblical Drama of Armageddon (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1987); en Portuguese: ídem, Armagedom: o verdadeiro cenário da guerra final (Tatuí, São Paulo, Brazil: Casa Publicadora Brasileira, 2004); en alemán: ídem, Als Harmagedon: Ende und Neuer Anfang (Saatkorn-Verlag Hamburg: K. Bangert, 1991); ídem, The Good News About Armageddon (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1990); en portugués: ídem, Boas novas sobre o Armagedon, traducido por César Luís Pagani (Tatuí, São Paulo, Brazil: Casa Publicadora Brasileira, 2002); también traducido al alemán y coreano. Sin embargo, LaRondelle ya había escrito sobre los principios de interpretación profética en 1983, ídem, The Israel of God in Prophecy: Principles of Prophetic Interpretation (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1983); Russian (1998), Portuguese (2002), Korean (2005). 97. Hans K. LaRondelle, How to Understand the End-Time Prophecies of the Bible: The Biblical-Contextual Approach (Sarasota, FL: First Impressions, 1997). Una segunda edición aumentada se publicó en 2007. Español: Las profecías del fin, trand. David Gullón (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1999). 98. Hans K. LaRondelle, Light for the Last Days: Jesus’ End-time Prophecies Made Plain in the Book of Revelation (Nampa, ID: Pacific Press, 1999). 99. Jon K. Paulien, Decoding Revelation’s Trumpets, Andrews University Seminary Doctoral Dissertation Series, vol. 11 (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1987), 11. 100. Jon K. Paulien, The Book of Revelation: Too Good to Be False (Washington, DC: Review and Herald, 1990); ídem, What the Bible Says about the End-Time (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1994); coreano (1996); ruso (1999); alemán (2006); ídem, The Millennium Bug: Is This the End of the World as We Know It? (Nampa, ID: Pacific Press, 1999); alemán (2000); ídem, The Deep Things of God (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2004); ídem, The Gospel from Patmos: Everyday Insights for Living from the Last Book of the Bible (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2007); ídem, Armageddon at the Door (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2008); en español: ídem, El Armagedón está a las puertas: ¿tienes puesta la armadura? (Madrid, España: Editorial Safeliz, 2009). Además, otros tres libros fueron publicados por la División Norteamericana como textos de colegio. Ídem, Daniel and Revelation: Student Edition, North American Division Office of Education, Crossroads

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Series (Nampa, ID: Pacific Press, 1998); ídem, Daniel and Revelation: Teacher Edition, North American Division Office of Education, Crossroads Series (Nampa, ID: Pacific Press, 1998); ídem, Daniel and Revelation: Teacher Resource Manual, North American Division Office of Education, Crossroads Series (Nampa, ID: Pacific Press, 1998). 101. Jon K. Paulien, Seven Keys: Unlocking the Secrets of Revelation (Nampa, ID: Pacific Press, 2009). 102. Jon K. Paulien, The Gospel from Patmos: Everyday Insights for Living from the Last Book of the Bible (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2007); coreano (2007). 103. Las obras de Alberto R. Treiyer incluyen: Alberto R. Treiyer, El día de la expiación: y la purificación del Santuario (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1988); ídem, El enigma de los sellos y las trompetas: a la luz de la visión del trono y de la recompensa final (Mayagüez, PR: Proyecciones bíblicas, 1990); ídem, The Day of Atonement and the Heavenly Judgment: from the Pentateuch to Revelation (Siloam Springs, AR: Creation Enterprises International, 1992); ídem, The Final Crisis in Revelation 4-5 (Siloam Springs, AR: Creation Enterprises International, 1998); ídem, The Seals and the Trumpets: Biblical and Historical Studies (n.p.: 2005); ídem, The Apocalyptic Expectations of the Sanctuary: With Stories and Illustrations (n.p.: A. R. Treiyer, 2008). 104. Máximo Vicuña, Interpretación Histórica del Libro de Apocalipsis (Lima, Perú: Imprenta Unión de la Universidad Peruana Unión, 1987); Joseph J. Battistone, Revelation 1-11: God’s Church in a Hostile World (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1989); Lawrence Maxwell, Revelation 12–22: A Refuge from the Storm (Boise, ID: Pacific Press, 1989); Henry Feyerabend, Revelation Verse by Verse (Berrien Springs, MI: Destiny/Arts International: Miracle Press, 1989); Loron T. Wade, El futuro del mundo revelado en el Apocalipsis (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1990); Roy Naden, The Lamb Among the Beasts: A Christological Commentary on the Revelation of John That Unlocks the Meaning of Its Many Numbers (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1996); Ranko Stefanovič, The Background and Meaning of the Sealed Book of Revelation 5, Andrews University Seminary Doctoral Dissertation Series, vol. 22 (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1996); Isnard Rocha, Apocalipse, Evangelho de João e Cartas (Atibaia, São Paulo, Brazil: Ébano Editora, 1997); Donald E. Mansell, Adventists and Armageddon (Boise, ID: Pacific Press, 1999); ídem, Apocalypse! Has the Countdown Begun? (Alma Park, Grantham, Lincolnshire, England: Autumn House, 2000); Mario Veloso, Apocalipsis y el fin del mundo (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1999); Ángel M. Rodriguez, Future Glory: The Greatest End-Time Prophecies in the Bible (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2002); Jacques B. Doukhan, Secrets of Revelation: The Apocalypse Through Hebrew Eyes (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2002); Adekunle A. Alalade, Jesus at the Centre: Sanctuary Scenes in the Book of Revelation (Ibadan, Nigeria: AGBO AREO Publishers, 2006); Sigve K. Tonstad, Saving God’s Reputation: The Theological Function of Pistis Iesou in the Cosmic Narratives of Revelation (London: T&T Clark, 2006); Mike Tucker, Meeting Jesus in the Book of Revelation (Nampa, ID: Pacific Press, 2007); and Larry L. Lichtenwalter, Revelation’s Great Love Story: More Than I Ever Imagined (Hagerstown, MD: Autumn House, 2008).

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105. Alejandro Bullón, Tercer Milenio: Profecías Apocalípticas que afectarán su vida (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1998); Portuguese: O terceiro milênio e as profecias do Apocalips: como viver sem medo do futuro (Tatuí, São Paulo, Brazil: Casa Publicadora Brasileira, 1998); English: The Third Millennium and the Prophecies of Revelation: How to Live without Fear of the Future (Manila, Philippines: Philippine Publishing House, 2001); Polaco: Trzecie tysiąclecie: i proroctwa księgi objawienia, jak żyć nie bojąc się przyszłości? (Warsaw, [Poland]: Chrzescijanski Instytut Wydawniczy “Znaki Czasu”, 2004); Russian. 106. De acuerdo con Alejandro Bullón, a principios de 2010, el libro había vendido ya 1 200 000 ejemplares en ruso; 900 000 en portugués (Brasil), 700 000 en español, 200 000 en Inglés (Filipinas). Alejandro Bullón, correo electrónico al autor, 14 de abril de 2010. 107. Ranko Stefanovič, Revelation of Jesus Christ: Commentary on the Book of Revelation (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2002, 2009). 108. Leif I. Hongisto, “The Apocalyptic Discourse in Mark 13: Toward a Hermeneutic” (Tesis en teología, AU, 1984); Dean Davis, “The Heavenly Court Scene of Revelation 4-5” (Tesis doctoral, AU, 1986); Vel Eric Kotter, “A Study of the Meaning of ‘Works’ in the Book of Revelation with a Syllabus for Applying the Findings in Religious Instruction” (Tesis en teolgía, AU, 1986); Joel Nobel Musvosvi, “The Concept of Vengeance in the Book of Revelation in Its Old Testament and Near Eastern Context” (Tesis doctoral, AU, 1986); Richard Fredericks, “A Sequential Study of Revelation 1-14 Emphasizing the Judgment Motif: With Implications for Seventh-day Adventist Apocalyptic Pedagogy” (Tesis doctoral, AU, 1987); Jon K. Paulien, “Allusions, Exegetical Method, and the Interpretation of Revelation 8:7-12” (Tesis doctoral, AU, 1987); Wilma Zalabak, “Daniel and Revelation: A Seminar for Healing” (Tesis en teología, AU, 1993); Ekkehard Müller, “Microstructural Analysis of Revelation 4-11” (Tesis doctoral, AU, 1994); Edwin Earl Reynolds, “The Sodom, Egypt, Babylon Motif in the Book of Revelation” (Tesis doctoral, AU, 1994); Ranko Stefanovič, “The Background and Meaning of the Sealed Book of Revelation 5” (Tesis doctoral, AU, 1995); Laszlo I. Hangyas, “The Use and Abuse of Authority: An Investigation of the [exousia] Passages in Revelation” (Tesis doctoral, AU, 1997); William C. Taggart, “The Three Parts of Babylon: Teaching a Historicist Interpretation of the Leopardlike, Lamblike and Scarlet Beasts (Rev 13 and 16:19 as reflected in Rev 17) Based upon the Douglas Waterhouse Construct” (Tesis doctoral, AU, 1998); Kenneth Jørgensen, “The First Two Trumpets of Revelation 8: The Origins and Development of Seventh-day Adventist Historicist Interpretation” (tesis AU, 1998); Ian R. Brown, “The Two Witnesses (Rev 11:3-13) as Two Individuals Appearing Near the End of the Age: A Selective Literature Review and Issues of Interpretation” (Tesis en teología, AU, 1999); Leslie N. Pollard, “The Function of loipos in Contexts of Judgment and Salvation in the Book of Revelation” (Tesis doctoral, AU, 2007); Laurenţiu Florentin Moţ, “The Relationship between the Four Living Creatures and the Four Riders in Revelation 6:1-8” (Tesis en teología, AU, 2008). Además, tres tesis doctorales fueron defendidas en el Seminario Teológico Adventtista de Andrews University: Rilla Dee Taylor, “A Conceptual Model for the Professional Practice of Seventh-day Adventist Educational Administration Based on the Proclamations of the Three Angels of Revelation 14” (Tesis

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doctoral, AU, 1980); Beatrice S. Neall, “The Concept of Character in the Apocalypse, with Implications for Character Education” (Tesis doctoral, AU, 1981); Richard Louis Fredericks, “A Sequential Study of Revelation 1-14 Emphasizing the Judgment Motif: With Implications for Seventh-day Adventist Apocalyptic Pedagogy” (Tesis doctoral, AU, 1988). 109. Edgar Novo Lloren, “The New Jerusalem Motif in Revelation 21:1-22:5” (Tesis doctoral, AIIAS, 1998); Alfredo Agustin, “The Locus of the Millennial Reign of Christ and the Saints in Rev. 20:1-10” (Tesis doctoral, AIIAS, 2002); Richard Apelles Sabuin, “Repentance in the Book of Revelation” (Tesis doctoral, AIIAS, 2006); Mesfin Mandefro, “An Investigation into the Motif of Works and Reward in the Letters to the Seven Churches of Revelation” (Tesis en teología, AIIAS, 2007); Glenn Jade Mariano, “The Identity and Meaning of the ‘Earth-Dwellers’ in the Book of Revelation” (Tesis en teología, AIIAS, 2007); Michael Onyedikachi Akpa, “The Identity and Role of Michael in the Narrative of the War in Heaven: An Exegetical and Theological Study of Rev 12:7-12” (AIIAS, 2007); Chawngdinpuii J. Tlau, “The Identification and Timing of the Marriage of the Lamb in Revelation 19:6-8” (Tesis doctoral, AIIAS, 2008); Dong-gee Lyu, “The Use of Jeremiah in the Book of Revelation” (Tesis doctoral, AIIAS, 2009).

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Capítulo

8

La ordenación de la mujer en la Iglesia Adventista del Séptimo Día: Breve reseña histórica Alberto R. Timm Director del Centro de Investigación Adventista Andrews University, Berrien Spring MD, EE. UU.

A

través de toda su historia, en la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD) han existido discusiones sobre el rol que la mujer debería ocupar en la iglesia. Es importante resaltar que en los primeros 70 años de historia de la denominación fueron asistidos por el ministerio profético de Elena G. de White (1827-1915), quien, después de haber tenido funciones significativas de liderazgo, nunca fue ordenada por mano humana a algún oficio eclesiástico.1 Desde la década de 1970 esos debates han adquirido una nueva intensidad. Esto tiene polarizado significativamente a la iglesia, entre los que están a favor de la ordenación de mujeres y los que no aprueban esta propuesta. Como reflejo de esta polarización, los estudios históricos2 de

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las discusiones adventistas sobre la ordenación de las mujeres están igualmente divididos entre los partidarios que están a favor y los que están en contra. Entre aquellos que apoyan esta propuesta, tenemos a Josephine Benton quien publicó: Called by God: Stories of Seventhday Adventist Women Ministers (1990) [Llamadas por Dios: Historias de Ministras Adventistas del Séptimo Día];3 Michael Pearson: Millennial Dreams and Moral Dilemmas (1990) [Sueños Milenarios y Dilemas Morales];4 Bert Haloviak: “Women in Recent Adventist History” (1995) [Mujeres en la Historia Adventista Reciente];5 Kit Watts: “An Outline of the History of Seventh-day Adventists and the Ordination of Women” (1995) [Un esbozo de la historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día y la ordenación de mujeres];6 Beverly G. Beem: “Equality in Ministry: From 1881 to Now” [Igualdad en el Ministerio: Desde 1881 hasta ahora];7 Randal R. Wisbey: “SDA Women in Ministry, 1970-1998” (1998) [Mujeres adventistas en el ministerio, 19701998];8 y Gary Patterson: “Analysis of What Is Happening with the Ordination of Women Pastors” (2012) [Análisis de lo que ocurre con la Ordenación de Mujeres Pastores].9 Estudios históricos en contra de la ordenación de mujeres, incluyen a C. Mervyn Maxwell quien publicó: “A Very Surprising (and Interesting) History” (1998) [Una Historia muy Sorprendente (e Interesante)];10 Samuel Korangteng-Pipim: “Misleading and Erroneous Claims Regarding Early Adventist History” (2001) [Declaraciones engañosas y erróneas respecto a la historia adventista temprana];11 Heber N. de Lima: “Women’s Ordination in the Seventh-day Adventist Church: Brief Historical Overview” (2003) [La Ordenación de las Mujeres en la Iglesia Adventista del Séptimo Día: Breve Reseña Histórica];12 y Wellesley Muir: Daughters of Inheritance: A New Look at Women’s Ordination (2010) [Hijas de la Herencia: Una Nueva Mirada a la Ordenación de Mujeres].13 Una visión histórica más neutral aparece en los escritos de Richard W. Schwarz y Floyd Greenleaf: Light Bearers: A History of the Seventh-day Adventist Church (2000) [Portadores de la Luz: Una historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día].14 Perspectivas adicionales sobre la discusión en general son proporcionadas por el doctor Ján Barna en su disertación doctoral: “Ordination of Women in Seventh-day Adventist Theology:

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A Biblical and Theological Analysis and Synthesis of the Debate with Special Attention to Hermeneutical Matters” (2009) [La Ordenación de Mujeres en la Teología Adventista del Séptimo Día: Un análisis bíblico y teológico y síntesis del debate con atención especial a los asuntos hermenéuticos].15 Para una perspectiva crítica sociológica de este debate, véase a Laura L. Vance con su publicación: Seventhday Adventism in Crisis: Gender and Sectarian Change in an Emerging Religion (1999) [Adventistas del Séptimo Día en Crisis: Género y cambio sectario en una religión emergente];16 así también, Malcolm Bull y Keith Lockhart: Seeking a Sanctuary: Seventh-day Adventism and the American Dream (rev. 2007) [Buscando un Santuario: Adventistas del Séptimo Día y el sueño americano].17 El presente documento provee una breve revisión histórica de las discusiones adventistas en relación a la ordenación de la mujer. El tema está dividido en los siguientes encabezados: (1) Trasfondo Histórico; (2) Reuniones en el Campamento Mohaven (1973); (3) Concilios Otoñales / Anuales (1973-1974); (4) Concilio Anual (1984); (5) Reuniones en Washington DC (1985); (6) Sesión de la Asociación General en New Orleans (1985); (7) Reuniones en Cohutta Springs (1989); (8) Concilio Anual (1989); (9) Sesión de la Asociación General en Indianápolis (1990); (10) Sesión de la Asociación General en Utrecht (1995); (11) Ordenaciones Pos–Utrecht (1995-1996); (12) Nuevas Discusiones (1996-2010); y (12) Nuevas Direcciones (2010-2013). Se ha dado un énfasis especial a los documentos denominacionales oficiales (usualmente citados completamente), con solo algunas alusiones esporádicas a las contribuciones individuales y a los grupos representando los diferentes segmentos de la discusión.

Trasfondo histórico Las discusiones teológicas adventistas del siglo XIX usualmente favorecían la participación de las mujeres en las actividades de la iglesia que no requerían de ordenación. Urías Smith, comentando acerca de la expresión “haz que tu mujer guarde silencio en la iglesia” escribió en 1886 que en este texto Pablo no está prohibiendo a las mujeres

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orar o profetizar en público (cf. 1 Co 11:5), porque la Biblia menciona a muchas mujeres que fueron profetizas (Jueces 4:4-9; 2 R 22:14-20; Lc 2:36-38; Hch 21:8-9) y que fueron líderes en sus congregaciones locales (Rm 16:3-16; Fil 4:2, 3). Basándose en su entendimiento de la supremacía masculina establecida en la creación y la caída de Adán y Eva (Génesis 3:16 1 Cor 11:08, 1 Timoteo 2:13, 14), Smith sostuvo que “esta orden no es para ser revertida, y la mujer tome la posición que se le ha asignado al hombre, y cada acción de su parte que muestra que ella está usurpando la autoridad, es desordenada, y no debe ser permitida”.18 En 1878, en The Signs of the Times [Señal de los tiempos], J. H. Waggoner publicó un artículo sobre “El lugar de la mujer en el Evangelio”, declarando: Tampoco las palabras de Pablo limitan los trabajos de las mujeres para el hecho de profetizar. Él se refiere a las oraciones, y también habla de ciertas mujeres que “trabajaban en el Señor”, una expresión que solo podía referirse a la obra del Evangelio. También, comentando sobre la obra de los profetas, habla de la edificación, exhortación y consolación. Este “trabajo en el Señor”, con la oración, comprenden todas las obligaciones de culto público. No todas las funciones de reuniones de trabajo, que probablemente fueron conducidas por los hombres, o todos los deberes de los ancianos gobernantes y pastores, (comparar 1 Tim 5:17, con 2:12), sino que todo eso refieren a los ejercicios puramente religiosos. Creemos sinceramente que, conforme a las Escrituras, las mujeres, como un derecho pueden, y como un deber deberían, participar en estos ejercicios.19

El “Manual de la Iglesia” 20 de 1883 declaraba, Mientras la existencia de diaconisas en la iglesia primitiva no puede ser probada como satisfactoria, como es el caso de los ancianos y diáconos, por lo que es, por no decir menos, altamente probable que no existía tal clase de mujeres en los días apostólicos. Ha sido la costumbre,

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por lo tanto, de algunas de nuestras iglesias en elegir a una o más mujeres para ocupar una posición similar a la que se supone que Febe y otras ocupaban en sus días. Sin embargo, esta no ha sido la costumbre con nosotros para ordenar dichas mujeres. LOS DEBERES de estas mujeres no son, por lo tanto, de tal magnitud que sería apropiado para ellas el ayudar en el servicio de comunión. Ellas deberían siempre mantenerse a sí mismas con disposición para prestar tal ayuda a los ancianos y diaconisas en materias de pruebas de la iglesia en donde miembros de su mismo sexo están involucrados, lo que podría ser considerado aconsejable. Ellas deberían visitar al enfermo y al pobre, e interesarse generalmente en trabajos de caridad. En bien, ellas deberían actuar como parte de las madres en Israel, prestando una mano ayudadora a todos aquellos que necesitan su asistencia, y promoviendo de todas las maneras la paz y la prosperidad de la Iglesia.21

En 1895, Milton C. Wilcox, respondiendo a la pregunta “¿Deberían las mujeres ser elegidas para oficiar en la Iglesia cuando no hay suficientes hermanos?” Él declaró, Si por esto se entiende el oficio de anciano, deberíamos decir de una vez, No. Pero hay departamentos en la iglesia en donde las mujeres pueden desempeñarse aceptablemente, y de vez en cuando son encontradas hermanas en la iglesia que están mejor capacitadas para esas posiciones que los varones; tales departamentos, como por ejemplo, secretaría, tesorería, bibliotecaria de la Sociedad de Tratados, etc., así como en el departamento de diaconía, ayudando a los diáconos en el cuidado de los pobres, y haciendo otras funciones que, aparecerán naturalmente mientras realice su oficio. Los requisitos para un anciano de iglesia están descritos en 1 Timoteo 3:1-7 y en Tito 1:7-9. No creemos que está en el plan de Dios el dar a la mujer los oficios ordenados de la iglesia. Por esto, no es nuestra intención despreciar sus labores, servicio o devoción. La esfera de la mujer es

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igual al del varón. Ella fue hecha como una ayuda idónea, o adecuada, para el hombre, pero esto no significa que su esfera es idéntica a la del varón. Los intereses de la iglesia y del mundo podrían generalmente ser bien servidos si las distinciones dadas en la Palabra de Dios fuesen seguidas.22

Sin embargo las mujeres jugaron un rol crucial en la formación y desarrollo de la iglesia. Malcolm Bull y Keith argumentan que: El adventismo del séptimo día es la mayor denominación cristiana que fue fundada por una mujer. Esto también ha atraído a muchas más mujeres que hombres, y aunque hay un predominio de mujeres en la mayoría de las denominaciones cristianas, la relación Adventista de 3 a 2 es inusualmente alta.23

Inclusive, reconociendo que José Bates y Jaime White jugaron un papel crucial en la fundación de los adventistas del séptimo día, no se puede pasar por alto el liderazgo profético de Elena G. de White que dio forma a casi la totalidad de la denominación. Entre 1878 y 1915 hubo, además de Elena G. de White, otras 30 mujeres adventistas “con licencia para predicar”.24 Brian E. Strayer afirma que “ El presidente de la Asociación de California, J. N. Loughborough ordenaba regularmente a ancianas y diaconisas. En la década de 1890, en Australia y Nueva Zelanda, W.C. White también ordenaba diaconisas”.25 En numerosas ocasiones Elena G. de White predicó sus sermones en la presencia de pastores ordenados, incluido el presidente de la Asociación General. Al parecer, la gente no cuestionaba su derecho como mujer de usar el púlpito para comunicar la palabra de Dios. Desde la década de 1870 en adelante el liderazgo de la iglesia concedió a Elena G. de White credenciales ministeriales, algunas de las cuales conservaban la expresión “ministro ordenado”.26 En 1884, cuando se publicó el primer Yearbook (Anuario), su nombre fue incluido entre los “ministros” (no entre los licenciados/misioneros), y lo mismo continuó siendo en los siguientes anuarios y boletines de la

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Asociación General.27 Pero, de acuerdo con el personal del Patrimonio White: “Ella nunca fue ordenada por mano de hombre, ni alguna vez realizó una boda, organizó una iglesia, o realizó un bautismo”.28 La primera discusión administrativa adventista significativa sobre el asunto de la ordenación de la mujer emergió en la Sesión de la Asociación General de 1881, Battle Creek, Michigan. La Quinta Reunión (5 de diciembre) de la sesión, con S.N. Haskell como presidente y Urías Smith como secretario, consideraron la siguiente resolución, Resuelto, Que las mujeres que posean las cualidades necesarias para ocupar esa posición, puedan, con perfecta propiedad, ser apartadas por ordenación a la obra del ministerio cristiano. Esto fue discutido por J. O. Corliss, A. C. Bourdeau, E. R. Jones, D. H. Lamson, W. H. Littlejohn, A. S. Hutchins, D. M. Canright, y J. N. Loughborough, y se remitió a la Comisión de la Asociación General.29

The Signs of the Times del 5 de enero de 1882, transcribió “entre los acuerdos adoptados” de esa Asociación General solo el primer párrafo de este reporte, dejando el segundo completamente fuera de lugar.30 Así que los lectores de The Signs of the Times no fueron informados de que la propuesta, en lugar de ser aprobada, estaba “referida a la Comisión de la Asociación General”. Pero en las actas originales de la Asociación General de 1881, conservadas en los Archivos de la Asociación General, se encuentra escrito exactamente como aparece en la Review and Herald. Elena G. de White no asistió a la sesión de la Asociación General de 1881. Su esposo había muerto el 6 de agosto, y dos semanas después se fue a California. Además de estar ausente en la reunión que discutió el tema de la ordenación de mujeres, ella tampoco se expresó al respecto. Algunos han entendido su silencio como una aprobación, y otros, como de desaprobación. Cualquiera que sea la posición que uno adopte, el argumento del silencio no es concluyente

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y puede dar lugar a distorsiones peligrosas. El hecho del tema es que la propuesta “fue referida a la Comisión de la Asociación General” (sin ninguna de las palabras que la suscriben como “Aprobado” o “Realizado”), y “no se escuchó de nuevo sobre el tema”31 Sin lugar a dudas, Elena G. de White alentó a las mujeres a unirse a los hombres en el ministerio evangélico. Hablando de los esposos uniéndose en el trabajo, dijo que “hay mujeres que deberían trabajar en el ministerio del evangelio. En muchos sentidos ellas harían mayor bien que los ministros que no visitan como deben la grey de Dios”.32 En un testimonio sobre “El colportor evangélico”, añadió, “Es el acompañamiento del Espíritu Santo de Dios lo que prepara a los obreros, tanto hombres o mujeres, para apacentar la grey de Dios”.33 Pero no abordó directamente la cuestión de la ordenación de mujeres, excepto tal vez en el siguiente párrafo de su artículo “El Deber del Ministro y el Pueblo”, publicado en la Review del 9 de julio 1895: Las mujeres que están dispuestas a consagrar parte de su tiempo al servicio del Señor deben ser nombradas para visitar a los enfermos, cuidar de los jóvenes, y ministrar a las necesidades de los pobres. Ellas deberían ser apartadas para este trabajo mediante la imposición de manos. En algunos casos necesitarán consejo de los dirigentes de la iglesia o del ministro; y si son mujeres dedicadas, que mantienen una conexión vital con Dios, serán un poder para el bien en la iglesia. Este es otro medio para el fortalecimiento y edificación de la iglesia.34

A pesar de todos los debates en torno a esta afirmación, hay que tener en cuenta que las mujeres mencionadas (1) no iban a ser obreras a tiempo completo, porque ellas consagrarían solo “parte de su tiempo al servicio del Señor”; (2) la función que ellas llevarían a cabo sería más el de una diaconisa que de un pastor, para que se comprometan “a visitar a los enfermos, cuidar a los jóvenes, y atender a las necesidades de los pobres”; y (3) que estaban “para solicitar consejo con los oficiales de la iglesia o del ministro”, lo que indica que

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Elena G. de White no consideró esta “imposición de manos” de una manera similar al de un ministro o un funcionario de la iglesia. Hablando de su propio llamado al ministerio profético, Elena G. de White escribió en 1911: “Dios me ordenó como su mensajera en la ciudad de Portland, y allí comenzaron mis primeras labores en la verdad presente”.35 Pero esta afirmación no implica que ella fue ordenada como pastor por la imposición de manos. En una carta del 16 de junio de 1916, enviada a Mrs. L. E. Cox de San Antonio, Texas, Clarence Crisler, una de las secretarias de Elena G. de White, comentó sobre la actitud de Elena G. de White en cuanto a la ordenación de mujeres: Quisiera agregar además que la Hna. White fue

personalmente muy cuidadosa en relación al asunto de ordenar mujeres como ministros del evangelio. A menudo ella habló de los peligros a los que estaría expuesta la iglesia por esta práctica, frente a un mundo opuesto a esto. Debo decirle que nunca he visto una declaración proveniente de su pluma en la que recomiende, en forma oficial y formal, la ordenación de mujeres al ministerio evangélico, para realizar las labores públicas que se esperan de un ministro ordenado. No estoy sugiriendo con esto —y mucho menos declarando—, que las mujeres no están capacitadas para la obra pública, y que no debieran ser ordenadas jamás. Simplemente estoy diciendo que, de acuerdo a mi conocimiento, la Hna. White nunca recomendó a los dirigentes de la iglesia separarse de la costumbre general de la iglesia en este asunto”.36

¿En qué medida Crisler entendió o capturó la base de las inquietudes de Elena G. de White? No se conoce, pero su declaración, al menos, ofrece su testimonio que ella no estimuló a las mujeres para ser ordenadas. Sin embargo, ninguna de las propuestas a favor de la ordenación de mujeres (que no fue aprobada en la Sesión de la Asociación General

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de 1881), ni la declaración de Elena G. de White de 1895 suscitaron un gran interés en el tema de la ordenación de las mujeres en ese momento e incluso en las décadas siguientes. En 1950, en el acta de la reunión de los oficiales de la Asociación General se registró, ORDENACIÓN DE LA MUJER En California, algunas mujeres han sido ordenadas para el trabajo de la Sociedad de Dorcas. Acordado, listar este tema en la agenda para el departamento de Familia y Asuntos Internacionales [Home and Foreign Officers].37

Como una inusual “ordenación para la labor de la Sociedad de dorcas”, este incidente no debería ser considerado como una ordenación al ministerio evangélico. Hasta finales de 1960, solamente había alusiones esporádicas y dispersas sobre la ordenación de mujeres. Sin embargo, varios factores contribuyeron a que los adventistas estén más interesados en el tema. Desde un punto de vista socio-político, la ley de derechos civiles de 1964, con énfasis en la “Igualdad de Oportunidades Laborales”38 ayudó a más mujeres a ser empleadas por la denominación, y más tarde sería conocida como exigiendo que las mujeres sean ordenadas al ministerio evangélico. Desde el punto de vista financiero, había desigualdad salarial entre hombres y mujeres, y los ministros ordenados de América generalmente pagan menos impuestos que los obreros de la iglesia que no están ordenados, este hecho puede haber estimulado a algunas personas (incluidas mujeres) a solicitar la condición ministerial de alguien que es ordenado.39 Desde el punto de vista pastoral, en 1968, la División del Norte de Europa envió una solicitud de la Unión de Finlandia (que durante la Segunda Guerra Mundial colocó a algunas mujeres a posiciones pastorales) para ordenar mujeres al ministerio evangélico, pero esa petición no fue continuada.40 En 1972 Josephine Benton fue ordenada en la Iglesia de la Hermandad en Washington, DC, por los presidentes de la Asociación de Potomac y de la Asociación de la Unión de Columbia, convirtiéndose así en la primera mujer adventista anciana de una iglesia local. En

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1973, Benton se convirtió en una pastora asociada de la Iglesia Sligo. Pronto, otras mujeres fueron ordenadas como ancianas locales de la Iglesia del Colegio de Walla Walla y la Iglesia del lago Verde en Seattle, Washington.41 Estos hechos convencieron a los líderes de la iglesia que era necesario un estudio más profundo sobre el papel de la mujer en la iglesia.

Reuniones en el Campamento Mohaven (1973) Discusiones oficiales adventistas sobre la ordenación de mujeres para el ministerio evangélico comenzaron con el Concilio sobre el papel de la mujer en la IASD, cuya reunión fue en Campo Mohaven, Danville, Ohio, del 16 al 19 septiembre de 1973. Bajo el patrocinio de la Asociación General, el Consejo reunió a un grupo de 14 mujeres (incluyendo a Josephine Benton, Madelynn Jones Haldeman, Hedwig Jemison, Leona G. Running, y Kit Watts) y 13 hombres (incluyendo a C. E. Bradford, Raoul Dederen, Gerhard F. Hasel, Frank B. Holbrook, Gordon Hyde, C. Mervyn Maxwell, y Ed Zinke). El comité estaba presidido por el vicepresidente de la Asociación General, W. J. Hackett, junto a Gordon Hyde (del Instituto de Investigación Bíblica) como secretario. De los debates surgió el siguiente documento: Informe y recomendaciones: En reconocimiento de la creciente evidencia de la inminente venida del Señor Jesucristo, y de la consecuente demanda por la utilización de todos los recursos de personales a disposición de la Iglesia en el cumplimiento de su comisión, el Concilio dio lugar a las siguientes posiciones: 1. Con el debido reconocimiento de las diferencias individuales evidentes, la igualdad de todos los creyentes fue establecida por creación y está siendo restaurada por la redención en Jesucristo (Gé 1, 2; Gá 3:28; 3T 484). 2. La redención de los creyentes en Jesucristo es compartida por ellos con los demás a través de la

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proclamación del evangelio, en el que participan todos los creyentes. Para ayudar en este papel de compartir el Espíritu Santo ha tenido a bien derramar dones sobre todos (Joel 2:28, 29). 3. Como ayuda adicional para llevar a cabo su misión, la Iglesia confiere designación divina a ciertos miembros en funciones específicas y reconoce la vocación divina mediante la ordenación. 4. En armonía con la siguiente declaración, no vemos ninguna objeción teológica significativa a la ordenación de las mujeres a los ministerios de la Iglesia: Las mujeres que están dispuestas a consagrar parte de su tiempo al servicio del Señor deben ser nombradas para visitar a los enfermos, cuidar de los jóvenes, y ministrar a las necesidades de los pobres. Ellas deberían ser apartadas para este trabajo mediante la imposición de manos. En algunos casos necesitarán consejo de los dirigentes de la iglesia o del ministro; y si son mujeres dedicadas, que mantienen una conexión vital con Dios, serán un poder para el bien en la iglesia. Este es otro medio para el fortalecimiento y edificación de la iglesia. Necesitamos ampliar más nuestros métodos de labor. Ninguna mano debe ser atada, ninguna alma desalentada, ninguna voz silenciada; dejad que cada individuo trabaje, privada o públicamente, para ayudar en el avance de esta obra grandiosa. Poned las cargas sobre los hombres y las mujeres de la iglesia, para que puedan crecer con la práctica, y así llegar a ser agentes en las manos del Señor para el esclarecimiento de quienes moran en tinieblas” (Review and Herald, Julio 9, 1895, p. 271). Sobre la base de las posiciones anteriores, es Recomendado: 1. Roles de ordenación a. Que los requisitos para oficiales de la iglesia que requieren ordenación (por ejemplo, ancianos de iglesia y diáconos) se enumeren sin referencia al sexo (La ordenación de las mujeres a dichos departamentos no parece contrario al espíritu del Evangelio, ni al consejo específico de Elena G. de White dado anteriormente).

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b. Que, mientras que la Inspiración divina no proporcione instrucciones explícitas en esta materia, aun en vista de los principios y las recomendaciones anteriores, y el hecho de que la autoridad para la selección de los ordenandos al ministerio del evangelio ha sido conferida por Dios a su Iglesia bajo la dirección del Espíritu Santo. (1) Un plan piloto se formulará por la Asociación General en el Concilio Anual, reclutando a mujeres calificadas para el ministerio pastoral y evangelización en áreas seleccionadas; (2) Licencias ministeriales se concederán a los participantes con la posibilidad de ser ordenados más tarde a la medida en cómo el plan piloto pueda evidenciar la aceptación cada vez mayor por los miembros de la Iglesia; (3) Es proporcionado como evidencia el programa piloto, se considera la ordenación de mujeres al ministerio evangélico, si es posible, por la sesión de la Asociación General de 1975. 2. Funciones generales de la Iglesia Que, dado que la función de la Iglesia consiste en la utilización de todos los recursos para la realización de su tarea, la elegibilidad de mujeres calificadas, parte representativa de las mujeres en la Iglesia, para participar con los hombres en el liderazgo y los roles administrativos en todos los niveles, sea reconocido por la Iglesia. 3. Roles de Hogar y Familia a. Que, mientras estemos abogando algunos roles más amplios para las mujeres en la Iglesia, reafirmamos la primacía de la casa y la familia en la edificación de la Iglesia como una agencia para ganar almas, y el importante papel de las madres y los padres en su responsabilidad de mantener la santidad del hogar en el cumplimiento de su propósito y alta vocación de ser apreciado; b. Que, en el contexto de la familia, el equipo formado por el marido y la mujer llamados al ministerio evangélico sea reconocido como un organismo eficaz en el ministerio de la Iglesia en los términos del concilio

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contenidos en el MS 43a de 1898 (Gospel Workers 452, 453). La mujer del ministro. Al ministro se le paga por su trabajo, y esto es correcto. Y si el Señor da a la esposa y al marido la misma carga de trabajo, y ella dedica su tiempo y fuerzas para visitar a una familia y a otra y abrir las Escrituras para ellos, aunque las manos de ordenación no se han puesto sobre ella, ella está llevando a cabo un trabajo que está en la línea del ministerio. Entonces ¿deberían sus labores ser considerados como nada? “A veces se ha cometido injusticia a las mujeres que trabajan tan devotamente como sus maridos, y que son reconocidos por Dios como necesarias para la obra del ministerio. El método de pago a los hombres trabajadores/obreros, y no pagar a sus mujeres que comparten su trabajo con ellos, no es un plan de acuerdo con la orden del Señor, y si se lleva a cabo en nuestras asociaciones, puede desmotivar a nuestras hermanas de calificarse a sí mismas para el trabajo que deberían entablar. Dios es un Dios de justicia, y si los ministros reciben un salario por su trabajo, sus esposas, que se dedican tan desinteresadamente a la obra, deberían ser pagadas, en adición a los salarios que sus maridos reciben, aun cuando ellas no lo soliciten. “Los adventistas del séptimo día no menosprecian de ninguna manera el trabajo de la mujer. Si una mujer pone su trabajo doméstico en las manos de un ayudante fiel y prudente, y deja a sus hijos en buenas manos, mientras ella se dedica a la obra, la asociación debe tener la sabiduría para entender la justicia de su salario”. 4. Un Programa de Educación Que la Asociación General inicie un programa de educación en la Iglesia, lo que proporcionará una mayor comprensión de los principios y recomendaciones de este Informe. 5. Áreas de estudio adicional Que, como resultado de los trabajos del Concilio, se reconocerá una serie de áreas llamadas para su posterior

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estudio, tales como: a. Una teología más completa de todo el concepto de la ordenación. b. Un estudio más completo de los ministerios laicos de la Iglesia. c. Un estudio más completo de los ministerios de profesionales de la Iglesia. EJECUCIÓN DEL PROGRAMA PILOTO Para poner en práctica la recomendación 1-B del “Informe y recomendaciones” del Concilio sobre los roles de la Mujer en la Iglesia, esto es, Recomendado, 1. Que, cuando el “clima” en el campo parezca receptivo a un programa piloto para mujeres en los roles pastorales y de evangelización, los comités de asociación/misión, en consulta con la Unión y los comités de la División tomarán la iniciativa en el nombramiento de mujeres calificadas a las responsabilidades pastorales/evangelísticas sobre una base de dos años, con la expectativa de renovación en la evaluación del programa piloto. 2. Que sean otorgadas licencias ministeriales a las personas nombradas en el programa piloto. 3. Que la Asociación Ministerial de la Asociación General, el Departamento de Educación y el Comité Asesor de Formación Ministerial pedirán dar estudio sobre las posibles consecuencias que el programa piloto podría tener para la formación de las mujeres en todos los niveles educativos para los roles pastorales / evangelísticos. 4. Que la Asociación Ministerial de la Asociación General monitoree el programa piloto y prepare un informe provisional para el Concilio Anual de 1974, como base para las recomendaciones relativas a la ordenación de mujeres para el ministerio evangélico que requeriría la consideración del Congreso de la Asociación General de 1975.42

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Concilios Otoñales/Anuales (1973-1974) El documento del Campamento de Mohaven (véase más arriba) fue presentado y evaluado por el Concilio Otoñal de 1973 (18 de octubre), donde se respondió en los siguientes términos:

ROL DE LA MUJER EN LA IGLESIA Un informe sobre el papel de la mujer en la Iglesia fue presentado al Concilio Anual. Este fue VOTADO, Adoptar el siguiente curso de acción: 1. Que el informe y las recomendaciones del Concilio sobre el papel de la Mujer en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, convocado del 16 al 19 septiembre de 1973, por acción de la Comisión de la Asociación General, se recibe. 2. Que el informe y las recomendaciones del Concilio anterior y los documentos seleccionados presentados a la misma, serán puestos a disposición de las divisiones de la Asociación General para el estudio de este tema a nivel de división. 3. Que las divisiones dando estudio al tema compartan sus conclusiones y recomendaciones con el Asesor Ejecutivo del Presidente, si es posible a tiempo para su examen en el Concilio Anual de 1974. 4. Que se acepte el énfasis del informe sobre el sacerdocio de todos los creyentes y la necesidad de implicar a los recursos totales de la Iglesia para la rápida conclusión de la comisión evangélica. 5. Que la primacía del papel de la mujer casada en el hogar y la familia, como se subraya en varias ocasiones en las Escrituras y el Espíritu de Profecía, se sigan reconociendo y destacándolo en todos los niveles de la Iglesia, en armonía con los consejos tal como el siguiente que se encuentra en el Espíritu de Profecía: “ Hay un Dios en lo alto, y la luz y gloria de su trono iluminan a la madre fiel que procura educar a sus hijos

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para que resistan a la influencia del mal. Ninguna otra obra puede igualarse en importancia con la suya”. — Ministry of Healing, 377, 378. “Cuando nos entregamos sin reservas al Señor, los deberes comunes de la vida serán vistos en su verdadera importancia, y los realizaremos de acuerdo con la voluntad de Dios. . . Por una parte, no podemos pensar que debemos descuidar todo lo demás y dedicarnos exclusivamente a la meditación, el estudio y la oración. Por otra parte, no podemos estar tan llenos de ocupaciones y de trabajo que descuidemos la piedad personal. La espera, la vigilancia y el trabajo deben estar combinados.” —The Adventist Home, 23. 6. Continúe el estudio a fin de dar una solidez teológica de la elección de mujeres como oficiales de la iglesia local que requieran ordenación y que los comités de división ejerciten discreción en todos los casos especiales que puedan surgir hasta que se adopte una posición definitiva. Este estudio continuo será organizado por el Asesor Ejecutivo del Presidente. 7. Que en las áreas receptivas a dicha acción, haya continuo reconocimiento de la conveniencia de nombrar a mujeres al trabajo pastoral de evangelización, y que las credenciales / licencias misioneras adecuadas sean otorgadas.43

De acuerdo con estas recomendaciones, el Consejo Anual de 1974 votó el 17 de octubre el siguiente documento: EL ROL DE LA MUJER EN LA IGLESIA El Concilio Anual de 1973 registró una acción titulada “El papel de la mujer en la Iglesia”. (Véase AC ‘73 General, 19;. NADCA, 22.). El párrafo 3 pidió a las divisiones de procurar el estudio de esta cuestión y compartir sus hallazgos con la Asociación General a tiempo para su consideración por el Concilio Anual de 1974. Esta

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petición fue cumplida por las divisiones. Fue VOTADO, reafirmar los apartados 4, 5 y 7 de la acción anual 1973 del Concilio, cuyo texto es el siguiente: 4. Que se acepte el énfasis del informe sobre el sacerdocio de todos los creyentes y la necesidad de implicar a los recursos totales de la iglesia para la rápida conclusión de la comisión evangélica. 5. Que la primacía del papel de la mujer casada en el hogar y la familia, como se subraya en varias ocasiones en las Escrituras y el Espíritu de Profecía, se sigan reconociendo y enfatizando en todos los niveles de la iglesia, en armonía con el consejo tal como el siguiente que se encuentra en el Espíritu de Profecía: “Hay un Dios en lo alto, y la luz y gloria de su trono iluminan a la madre fiel que procura educar a sus hijos para que resistan a la influencia del mal. Ninguna otra obra puede igualarse en importancia con la suya”. —Ministry of Healing, 377, 378. “Cuando nos entregamos sin reservas al Señor, los deberes comunes de la vida serán vistos en su verdadera importancia, y los realizaremos de acuerdo con la voluntad de Dios. . . No podemos pensar que debemos descuidar todo lo demás y dedicarnos exclusivamente a la meditación, el estudio y la oración; ni podemos estar tan llenos de ocupaciones y de trabajo que descuidemos la piedad personal. —The Adventist Home, 23. 7. Que en las zonas receptoras de dicha acción, haya continuo reconocimiento de la conveniencia de nombrar a mujeres al trabajo pastoral de evangelización, y que las credenciales/licencias misioneras adecuadas les sean otorgadas. Además, 1. Para registrar nuestra opinión, la Iglesia Adventista del Séptimo Día es una iglesia mundial que incluye en su feligresía personas de todas las naciones y culturas, y porque una investigación entre sus divisiones mundiales

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revela que el tiempo no está maduro ni oportuno, por tanto, por el interés de la unidad mundial de la iglesia, ningún movimiento se realizará en la dirección de la ordenación de mujeres al ministerio evangélico. 2. Solicitar al Asesor Ejecutivo del Presidente a organizar un estudio continuo de las implicaciones teológicas y prácticas de la ordenación de mujeres al ministerio evangélico. 3. Solicitar al Asesor Ejecutivo del Presidente a disponer también de un mayor estudio de la elección de mujeres a los departamentos locales de la iglesia que requieren ordenación y que los comités de la división ejerciten discreción en los casos excepcionales que puedan ocurrir antes de que se adopte una posición definitiva. 4. Referir al Asesor Ejecutivo del Presidente para hacer mayor estudio sobre algunas sugerencias adicionales con respecto al papel de la mujer en la iglesia. (Una copia de estas sugerencias se encuentra archivada con la minuta).44

El libro de John G. Beach publicado en 1976, “Mujeres notables de Espíritu: El papel histórico de las mujeres en la Iglesia Adventista del Séptimo Día”, salió de la imprenta destacando que para ese entonces las mujeres habían servido a la denominación “como maestras, tesoreras, evangelistas, escritoras y editoras, jefes de departamento de la Asociación General”, y “que han ocupado todos los puestos administrativos, excepto la presidencia y del ministro ordenado”.45 Un paso importante hacia una teología adventista de la ordenación fue tomada por la revista Ministry en su edición de febrero de 1978. Esta cuestión llevó a la publicación de un artículo de T. H. Blincoe titulado “Se necesita una teología de la ordenación”,46 y otra publicación útil de 16 páginas titulada “Una teología de la ordenación: Una interpretación adventista del séptimo día”, con textos de Gordon M. Hyde (“Introducción”), Raoul Dederen (“La naturaleza de la Iglesia” y “Una teología de la Ordenación”) y Gottfried Oosterwal (“Misión de la Iglesia”).47 De 1972 en adelante, el Instituto de Investigación Bíblica de la Asociación General coordinó estudios adicionales sobre el papel de

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las mujeres en la iglesia. Esos estudios (algunos de los cuales fueron presentados inicialmente en las Reuniones en el Campamento Mohaven) se publicaron en 1984 como El Rol de la Mujer en la Iglesia, con una introducción de Gordon M. Hyde (“Los roles de las mujeres”) y una serie de 12 artículos escritas respectivamente por Gerhard F. Hasel (“El hombre y la mujer en Génesis 1-3”), Kenneth L. Vine (“la Condición Jurídica y Social de la Mujer en el Pentateuco”), Jerry A. Gladson (“el Papel de la Mujer en el Antiguo Testamento fuera del Pentateuco“), Julia Neuffer (“Trasfondos culturales del siglo primero en el Imperio Greco-Romano“), Walter F. Specht (“Jesús y las mujeres“), Sakae Kubo (“Una exégesis de 1 Timoteo 2: 11-15 y sus implicaciones“), Frank B. Holbrook (“Breve análisis e interpretación de los datos bíblicos sobre el papel de la mujer“), E. Marcella Anderson (“el papel de la mujer en la Iglesia Adventista del Séptimo Día: Importancia de los consejos de Elena G. de White sobre el papel de la mujer en la iglesia adventista”), LaVonne Neff (“el papel de la mujer en el protestantismo estadounidense de 1975“), Betty Stirling (“Sociedad, Mujeres, y la Iglesia“), Fritz Guy (“diferente pero por igual, la imagen de Dios: El significado de la condición de mujer“), y Raoul Dederen (“Una teología de la Ordenación“).48 Así, a mediados de la década de 1970 los estudios adventistas importantes sobre el papel de la mujer y de la teología de la ordenación ya se habían hecho. Pero, tal vez para evitar malestar ya sea del grupo a favor de la ordenación de mujeres o de los que se oponen a ella, no se tomó ninguna decisión definitiva sobre la ordenación de mujeres, dejando el tema abierto a nuevos debates.

Concilio Anual (1984) Las discusiones sobre el tema de la ordenación de mujeres continuaron en algunos círculos denominacionales, tratando de poner en práctica las decisiones de la Asociación General. El 30 de agosto de 1984, la Comisión de la Unión Columbia adoptó las siguientes medidas:

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84-35 Las mujeres como Ministros Licenciados Votado, Recomendar respetuosamente a la Asociación General de la División Norteamericana (DNA), además de la política existente, que se adopten medidas tales como: (1) Autorizar la participación en la ceremonia del bautismo por un anciano ordenado de la iglesia, incluso en presencia de un ministro ordenado, donde ese anciano local ha recibido formación teológica prescrita en instituciones de la iglesia y esté sirviendo en un papel pastoral a tiempo completo en la iglesia en la que el bautismo se llevaría a cabo. Creemos que la ausencia o presencia de un ministro ordenado no deben afectar ni la aceptación práctica o exactitud teológica del acto del bautismo. Creemos que estas medidas se ajusten con el espíritu de las políticas y prácticas ahora consideradas aceptables en Norteamérica. Esperamos que esto se pueda lograr al final del año calendario en curso. (2) Establecer un grupo de estudio representativo para explorar la viabilidad de la concesión de licencias ministeriales a mujeres pastores, ya sea a nivel mundial o en una base más local, en función a las conclusiones del grupo de estudio. El grupo de estudio debe contar con representantes de las asociaciones con mujeres en el ministerio. Este estudio de viabilidad podría considerar si una política ampliada en esta esfera debería ser juzgada de manera experimental antes de la implementación ministerial de mujeres. Si se considera conveniente como un plan piloto, la Asociación de Potomac apreciaría estar involucrada. (3) Aceptar el hecho de que hay quienes creen que ha de venir el tiempo en la IASD en que se aceptarán mujeres tan completamente igual como al hombre en su deseo de servir a la iglesia y al Señor, sin ver este objetivo como una amenaza a la autoridad eclesiástica. Es nuestro sincero deseo alcanzar ese objetivo en un futuro no muy lejano.49

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En respuesta a esta propuesta, el Concilio Anual de la Asociación General de 1984 tomó dos acciones: (1) sobre las mujeres como ancianas locales de iglesia, y (2) en respuesta directa a la propuesta anterior. La primera acción, tomada el 14 de octubre, dice lo siguiente: MUJERES ANCIANAS (IGLESIA LOCAL) - ELECCIÓN Y ORDENACIÓN VOTADO, 1. Reafirmar la acción de la Reunión de Primavera de la Comisión de la Asociación General de 1975 sobre el rol de la mujer en la Iglesia (GCC 75-153). 2. Dar aviso a cada división que tienen libertad de adoptar las disposiciones que estimen necesarias para la elección y la ordenación de mujeres como ancianos de la iglesia local. 3. Sugerir que las siguientes directrices sean utilizadas en la selección y ordenación de mujeres como ancianos de la iglesia local: a. El concepto debe ser cuidadosamente examinado, discutido y debidamente aceptado en la iglesia local. b. Si una iglesia contempla dicha acción, todo el asunto debe ser discutido y aprobado por el comité de la asociación después de que la administración de la asociación ha buscado el consejo de los líderes de la Unión. La negociación entre la iglesia y la asociación debería producirse antes de la decisión final y luego ser votada por la iglesia local. c. La acción de elegir y ordenar a una mujer como un anciano de la iglesia local no debe ser tomada a menos que exista un claro consenso en que el ministerio de la mujer es deseable e incluso esencial para el bienestar espiritual de la familia de la iglesia local. También debe ser del consenso de la iglesia que una mujer “anciana” deberá ser respetada como líder espiritual y ganadora de almas. La iglesia también debe expresar su creencia de que hay dimensiones de servicio espiritual y de asesoría que no pueden ser satisfechas adecuadamente por un anciano varón.

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d. Una clara mayoría de los miembros votantes de la iglesia local debe estar a favor de la acción. El asunto debe ser examinado en una reunión especialmente convocada por la “junta de la Iglesia”. Cada miembro de la iglesia debe tener la oportunidad de votar sobre este tema y no solo los pocos que pueden estar presentes en una reunión regular donde asuntos rutinarios estén en la agenda. Aunque el estudio preliminar se puede dar a esta cuestión por la junta de la iglesia, cualquier acción final debe ser tomada por la iglesia en una reunión de trabajo. e. Cualquiera que sea la decisión de la Iglesia, debe dar lugar a la unificación de los miembros y no ser fuente de división o confusión. El cuerpo de Cristo, la Iglesia, no debe salir malparada de ninguna manera. En este tema tan importante, como en todas las cosas, el nombre de nuestro Señor y Salvador debe ser exaltado.50 Una de las principales razones presentadas en la acción antes citada para permitir “la elección y ordenación de mujeres como ancianos de la iglesia local”, es que “hay dimensiones de servicio espiritual y de asesoría que no pueden ser satisfechas adecuadamente por un anciano varón”. En respuesta a la propuesta de la Asociación de la Unión Columbia, el 15 de octubre, la Concilio Anual de la Asociación General de 1984 adoptó las siguientes medidas: SOLICITUD UNIÓN COLUMBIA / ASOCIACIÓN DE POTOMAC - PAPEL DE LA MUJER EN LA IGLESIA VOTADO, 1. Dar aviso a la Asociación de la Unión de Columbia y de la Asociación de Potomac que su solicitud ha sido revisada cuidadosamente y en oración por los oficiales de la Asociación General. 2. Pedir al Comité Ejecutivo de la Asociación de Potomac, mantener presente los temas de licencias ministeriales para las mujeres y el bautismo realizado por mujeres

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que están en el trabajo pastoral a tiempo completo y que también son ancianas locales de iglesia, hasta que la cuestión de las mujeres en el ministerio evangélico esté decidido más ampliamente por la Iglesia en armonía con el plan esbozado a continuación. 3. Señalar a los que pueden indagar, que los asuntos suscitados por la Asociación de Potomac y de la Unión de Columbia no se pueden resolver sin decidir el tema central de las mujeres que son elegidas para la ordenación al ministerio evangélico. Los mismos temas son complejos y muchos otros factores están involucrados. Sin embargo, una vez que el tema central esté decidido por la Iglesia, las otras cuestiones deben ser resueltas por extensión lógica de la cuestión principal. 4. Establecer el siguiente calendario para abordar las cuestiones planteadas por la Unión de Columbia y la Asociación de Potomac y la cuestión más amplia de las mujeres en el ministerio evangélico de la Iglesia Adventista del Séptimo Día como sigue: a. Se pedirá a cada división discutir los temas en preparación de una reunión de representantes de las divisiones del mundo en algún momento a principios de 1985. b. Una reunión con al menos dos representantes de cada una de las divisiones del mundo será fijada de acuerdo con el Comité de la Asociación General de 1985 en su Reunión de Primavera. La reunión será coordinada por el Instituto de Investigación Bíblica. c. El informe de la reunión de los representantes de la división se presentará a la Reunión de Primavera de 1985 y las recomendaciones serán referidas a la Sesión de la Asociación General de 1985 para tomar una decisión. 5. El Instituto de Investigación Bíblica está obligado a enviar a todos los delegados que representarán a sus divisiones en la Sesión de la Asociación General, un resumen equilibrado de las posiciones teológicas disponibles en relación a este tema. 6. La decisión de la Sesión de la Asociación General de 1985 será definitiva y debe ser aceptada como tal por la Iglesia en todo el mundo.51

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Reuniones en Washington D. C. (1985) Siguiendo la estrategia definida por el Concilio Anual de 1984, un comité de 66 personas (incluidos los administradores, eruditos bíblicos, pastores de iglesias, y 15 mujeres), que representan a las 10 divisiones de la Asociación General, se reunieron en Washington D. C. los días 26 al 28 marzo de 1985, para estudiar el papel de la mujer en la iglesia. El comité votó las siguientes recomendaciones presentadas por el presidente de la Asociación General, Neal C. Wilson, en el Concilio de Primavera de 1985: 1. No tomar ninguna acción definitiva en este momento con respecto a la ordenación de mujeres para el ministerio evangélico. 2. Mantener la posición actual de la Iglesia sobre este asunto. 3. Preparar más estudios bíblicos y otros sobre el tema de la ordenación de las mujeres mediante la asignación de temas específicos a los eruditos y teólogos para su investigación. 4. Asignar la discusión de los documentos que surgen de este tipo de investigaciones a un comité representativo especial que se reunirá a principios de 1988. Sus resultados e informe serán presentados a la Reunión de Primavera de 1988 del Comité de la Asociación General y finalmente al Concilio Anual de 1989, momento en el cual se revisará todo el tema en cuestión. [. . .] RECOMENDADO, 1. Instar a un plan de “acción afirmativa” para que la participación de las mujeres en el trabajo de la iglesia sea una prioridad con el liderazgo de la iglesia, y solicitar a los líderes utilizar allí influencia ejecutiva para abrir a las mujeres todos los aspectos del ministerio en la iglesia que no requieren ordenación. 2. Prestar especial atención a la labor de los instructores bíblicos, tanto hombres como mujeres, e instar a que los

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administradores de asociaciones y campos restauren esta categoría ministerial a su importancia y concederle el reconocimiento adecuado en la obra de la iglesia. 3. Reconocer la disposición de un pastor y su esposa para trabajar juntos, y la fuerza espiritual que resultará a través de dicho ministerio en equipo e instar a que el estudio adicional de este concepto sea hecho, incluyendo el desarrollo de un plan financiero y un programa de capacitación que apoye este objetivo siempre que sea posible. 4. Reconocer que existe una gran necesidad de educar a nuestro pueblo sobre los principales roles que las mujeres pueden desempeñar en la obra del Señor sin la ordenación, y solicitar planes específicos para satisfacer esta necesidad y sean desarrollados y presentados al Concilio Anual de 1985. RECOMENDADO, instituir una reforma en las prácticas de ordenación de la iglesia con el propósito de limitar la ordenación solo a aquellos que desempeñan funciones pastorales, evangelizadoras, eclesiásticas, y otras funciones directas claramente ministeriales.52

Esta recomendación de “Limitar la ordenación solo a aquellos que realizan funciones pastorales, evangelizadoras, eclesiásticas, y otras funciones directas claramente ministeriales” trató de confinar la ordenación a la línea de la obra ministerial, evitando su extensión a otras áreas importantes como la obra médica.

Sesión de la Asociación General de Nueva Orleans (1985) El Concilio Anual de 1984 (véase más arriba) estipuló que “la decisión de la Sesión de la Asociación General de 1985” sería “definitiva y debe ser aceptada como tal por la Iglesia en todo el mundo”. Pero la Sesión de la Asociación General de New Orleans (1985) ratificó las recomendaciones del Comité de 1985 sobre el papel de la mujer en la Iglesia (véase más arriba), incluyendo el voto de no tomar “ninguna

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medida definitiva” en la ordenación de mujeres. Las acciones de la Sesión dicen lo siguiente: La ordenación de mujeres para el ministerio evangélico Votado, 1. No tomar ninguna acción definitiva en este momento con respecto a la ordenación de mujeres para el ministerio evangélico. 2. Mantener la posición actual de la Iglesia sobre esta materia. 3. Preparar más estudios bíblicos y otros sobre la cuestión de la ordenación de las mujeres mediante la asignación de temas específicos a los eruditos y teólogos para su investigación. 4. Asignar la discusión de los documentos que surgen de este tipo de investigaciones a un comité representante especial que se reunirá a principios de 1988. Sus conclusiones se presentarán en un informe a la Reunión de Primavera de 1988 de la Comisión de la Asociación General y posteriormente al Concilio Anual de 1989, momento en el cual se revisará toda la cuestión. La participación de las mujeres en el trabajo de la iglesia Votado, 1. Instar a que la “acción afirmativa” para la participación de las mujeres en el trabajo de la iglesia sea un plan de prioridades con el liderazgo de la iglesia, y de solicitar líderes que utilicen su influencia ejecutiva para abrir a las mujeres todos los aspectos del ministerio en la iglesia que no requieren ordenación. 2. Prestar especial atención a la labor de los instructores bíblicos, tanto hombres como mujeres, e instar a que los administradores de asociaciones y campos restauren esta

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categoría a su importancia y concederle el reconocimiento adecuado en el trabajo de la iglesia. 3. Reconocer la disposición de un pastor y su esposa para trabajar juntos como un equipo y la fuerza espiritual que resultará a través de este ministerio combinado, e instar a que este concepto se estudie más, junto con el desarrollo de un plan financiero y un programa de capacitación que apoye su aplicación siempre que sea posible. 4. Reconocer que existe una gran necesidad de educar a nuestro pueblo sobre los principales roles que las mujeres pueden ocupar en la obra del Señor sin ordenación, y solicitar que planes específicos para satisfacer esta necesidad sean desarrollados y presentados al Concilio Anual de 1985. Ordenación ministerial — Reforma de las prácticas Votado, Instituir una reforma en las prácticas de la ordenación de la iglesia con el fin de limitar la ordenación ministerial solo a aquellos que desempeñan funciones pastorales, evangelizadoras, eclesiásticas, u otro de tipo ministerial.53

En línea con estas acciones, el Consejo Anual de ese año (1985) votó el 15 de octubre, “Utilizar la Adventist Review [Revista adventista], Ministry [Ministerio], Journal of Adventist Education [Revista de educación adventista] y documentos de división y de unión como vehículos para educar a nuestros miembros de la iglesia con respecto a las principales funciones que están abiertas a las mujeres en la obra del Señor sin la necesidad de ser ordenadas al ministerio del evangelio. Un Comité Asesor Especial del Ministerio de la Mujer fue creado, con Betty Holbrook, como Coordinadora de la Asociación General para los Ministerios de la Mujer, siendo la presidenta del mismo.54 Mientras tanto, varios ministerios adventistas independientes de apoyo a las mujeres aparecieron en escena, algunos de los cuales defendió la agenda pro-ordenación. Entre estos se encontraban la Association of Adventist Women [Asociación de Mujeres Adventistas] (AAW); Adventist Women’s Institute [Instituto de la Mujer Adventista]

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(AWI) y la hora de la igualdad en el Adventist Ministry [Ministerio Adventista] (TEAM).55 En 1988, el primer número de MeditacionesPublication of Adventist Women’s Institute salió de la imprenta, pregonando la promoción de la igualdad de género y la promoción de la ordenación de mujeres para el ministerio evangélico. El Volumen 3, N º 2 de ese periódico publicó un billete de dinero (como el dólar de EE. UU.) titulado, “Hijas de Elena” (DOE), con una foto de Elena G. de White en el centro y, en el lado izquierdo, la siguiente cita de una carta que escribió el 21 de abril 1898 “. . . Lo haré en el nombre del Señor, protesto. Yo sentiré que es mi deber crear un fondo obtenido de mi diezmo para pagar a estas mujeres que están cumpliendo igual al trabajo esencial que los ministros están haciendo. . . En el lado derecho del billete había una declaración pidiendo diezmos para los fondos a favor de la ordenación de mujeres del DOE. El billete se distribuyó extraoficialmente en la Sesión de la Asociación General de Indianapolis (1990).56 También, en 1988, Iris M. Yob abogó por el feminismo adventista en su libro, The Church and Feminism: An Exploration of Common Ground [La Iglesia y el feminismo: una exploración de Suelo Común]. Confiando más en el testimonio interior del Espíritu que en debates bíblicos, Yob sugirió, Un mayor estudio de los temas que aparecen en las Escrituras seguirá siendo importante, sin duda, pero el testimonio interior hacia el valor que Dios pone en ellas puede tener una mayor influencia en las mujeres en la iglesia que continuas disputas en los ocasionales pasajes difíciles. Las mujeres en la Iglesia Adventista ya están llegando a sentir dentro de sí mismas el impacto del mensaje del Evangelio que “proclama la libertad” a los oprimidos.57

Aquellos que se oponen a la ordenación de mujeres también estaban activos. En 1987 el Ministerio Adventist Affirm llegó a existir, publicando en la primavera de ese año, el primer número de su periódico Affirm, con el subtítulo “Una publicación afirmando las creencias adventistas del séptimo Día”. El título se cambió en su

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segundo número a Adventist Affirm, pero conservando el mismo subtítulo. Este periódico adventista no oficial se convirtió, desde su primera edición, en un recurso influyente en la oposición al movimiento a favor de la ordenación. Su primer consejo editorial incluyó a William Fagal (editor), Hedwing Jemison (tesorero), C. Mervyn Maxwell, C. Raymond Holmes, y Samuele Bacchiocchi. En 1994 Adventist Affirm también comenzó a publicar algunos de los libros en contra de la ordenación de mujeres que tuvieron mayor distribución. También en 1987 Samuele Bacchiocchi publicó su libro antiordenación de mujeres de 295 páginas titulado: “La mujer en la Iglesia: un estudio bíblico sobre el Rol de la Mujer en la Iglesia”.58 A pesar de todos los esfuerzos, el debate sobre la ordenación de mujeres continuó absorbiendo la mayor parte del tiempo y las energías de los administradores de la iglesia, pastores, y algunos miembros laicos. Reuniones en Cohutta Springs (1989) De suma importancia para el debate en curso sobre la ordenación de las mujeres fue también la reunión de la Comisión sobre el Rol de las Mujeres en la Iglesia, que tuvo lugar en Cohutta Springs, Georgia, del 12 al 18 julio de 1989. Después de mucha discusión, surgieron dos documentos en dichas reuniones. Un grupo de 18 líderes (entre ellos el presidente y el secretario de la Asociación General, así como los presidentes de las 10 divisiones) desarrollaron el “Documento de los Presidentes”, que fue adoptado el 16 de julio por un voto de 56 a 11 con una abstinencia. El documento dice lo siguiente, Los presidentes de las divisiones mundiales de la Conferencia General informaron a la Comisión sobre la situación en sus respectivos campos, con respecto a la ordenación de mujeres para el ministerio evangélico. En varias divisiones que hay poca o ninguna aceptación de la mujer en el papel de pastores, ordenados o de otro modo. En otras divisiones algunas Uniones aceptarían mujeres

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como pastores, pero hay indicios de que la mayoría de las Uniones no encontraban esto aceptable. Sin embargo, en la DNA parece haber un apoyo más amplio para la ordenación de mujeres. Los presidentes de división también informaron que en base a extensas discusiones, comités, comisiones, estudios, etc, existe la probabilidad de que aprobando la ordenación de mujeres daría lugar a la desunión, discordia y tal vez hasta una separación. Por tanto, los presidentes llegaron a estas dos conclusiones: 1. La decisión de ordenar a mujeres como pastoras no sería bien recibida , o no contaría con la aprobación de la mayoría de la iglesia mundial. 2. Las disposiciones del Manual de la Iglesia y del Working Police de la Asociación General permiten solo la ordenación al ministerio evangélico en una base mundial (universal) las cuales tienen un fuerte apoyo de las divisiones. Los oficiales de la Asociación General y divisiones presentes en las reuniones de la Comisión están de acuerdo con las conclusiones de los presidentes. La Comisión: 1. Después de haber escuchado los argumentos (presentaciones) en pro y en contra de la ordenación de mujeres, y 2. Después de haber detectado las necesidades y preocupaciones del campo mundial, y 3. Habiendo examinado cuidadosamente lo que es probablemente lo mejor y lo menos perjudicial, para la iglesia mundial en este momento, y 4. Reconociendo la importancia de nuestra misión escatológica, el testimonio y la imagen de nuestra familia espiritual, así como la necesidad y la unidad (interna) de la iglesia; informamos al Concilio Anual de 1989 de la Asociación General los siguientes resultados de sus discusiones:

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I. Mientras que la Comisión no disponga de un consenso en cuanto a si las Escrituras y los escritos de Elena G. de White defienden o niegan explícitamente la ordenación de mujeres al ministerio pastoral, se concluye por unanimidad que estas fuentes afirman un significativo, amplio y constante ministerio de la mujer, que se expresa y se evidencia en variados y expandidos dones de acuerdo a la plenitud del Espíritu Santo. II. Además, la Comisión recomienda al Consejo Anual de 1989 que: A. En vista de la falta generalizada de soporte para la ordenación de mujeres al ministerio evangélico en la iglesia mundial, y teniendo en cuenta el posible riesgo de desunión, discordia, y el desvío de la misión de la iglesia, no recomendamos la autorización para que las mujeres sean ordenadas al ministerio evangélico. B. Aquellos que (sin distinción de sexo): (1) completaron la capacitación ministerial y fueron aprobados, y (2) han sido llamados por una asociación para servir en un papel pastoral de evangelización-ministerial a tiempo completo, y (3) han sido elegidos y ordenados como ancianos de la iglesia local, y (4) han sido reconocidos como asociados en el cuidado pastoral o como ministros licenciados, pudiendo realizar labores esencialmente en base a las funciones ministeriales de un ministro ordenado del evangelio en las iglesias a las que están asignados, sujetos a la autorización de la División de esta disposición.59

Hablando de “la ordenación al ministerio evangélico en una base mundial (universal)”, los documentos citados anteriormente excluyeron las ordenaciones que son limitadas a un área geográfica específica. Por su parte, las 17 mujeres que asistieron a las sesiones de Cohutta Springs de la Comisión sobre el papel de la mujer en la Iglesia formaron un comité ad hoc para dar mayor estudio sobre el tema. Un conjunto de “Recomendaciones para mujeres comisionadas”

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fue presentado a la comisión, que votó a favor de remitir las recomendaciones a los oficiales de la Asociación General para su estudio. Este documento es el siguiente: Las mujeres en la Comisión de Rol de la Mujer en la Iglesia reconocen que existen preocupaciones significativas distintas a la ordenación que se relacionan con el ámbito más amplio del rol de la mujer. Para afirmar y abordar los talentos de gran alcance de las mujeres, se recomienda considerar inmediatamente las siguientes posibilidades: IGUALDAD Descripción del puesto. Desarrollar descripciones de trabajo para todas las posiciones para asegurar que los empleados están bien asignados y compensados. Remuneración y beneficios. Asegurarse de que la igualdad de remuneración sea dada por igual trabajo y, los beneficios aplicados sobre la base del trabajo, en lugar de sexo o estado civil. La contratación y el despido. Asegurar la existencia de igualdad de oportunidades en el proceso y las prácticas de la organización en relación a la contratación y el desarrollo de políticas claras e imparciales sobre la culminación del empleo, que son aplicables con justicia para todos los empleados. Apelaciones. Desarrollar procedimientos que proporcionen un mecanismo de apelación para los empleados que creen que han sido injustamente tratados en los sueldos/ salarios y beneficios. Dicha apelación debe proteger la estabilidad laboral del empleado durante todo el proceso de apelación. Toma de decisiones. Incluir a las mujeres en todos los niveles de toma de decisiones, por ejemplo, puestos de trabajo, comités, etc, teniendo consideración de los grupos étnicos / nacionales. Obreros bíblicos. Tener en cuenta los problemas que enfrentan los obreros bíblicos: la inseguridad laboral, retribuciones variables, bajo reconocimiento.

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Esposas de pastores. (A) Desarrollar un sistema de compensación justa para las esposas de pastores que forman parte de un equipo ministerial, (B) Fomentar el ministerio en equipo. Los registros de servicios. Asegurar que todos los empleados a tiempo parcial reciban crédito por sus servicios en proporción a la cantidad de tiempo trabajado. Los registros de servicio deberían mantenerse en caso de cese laboral debido a responsabilidades parentales o reubicación del cónyuge no penalizando a las mujeres. DESARROLLO Organización de Pastoras 1. Siguiendo el consejo de Elena G. de White sobre el ministerio en equipo mediante la promoción del ministerio en equipo para el pastor y su esposa: (A) La formación de las esposas de pastores a través de seminarios de educación continua: competencias básicas necesarias para un ministerio en equipo a través de la universidad / seminario de formación, como el Women’s Seminary Guild en Andrews University, con formación continua en el contexto de Asociaciones / Uniones. Las asociaciones con estudiantes becados en el seminario deberían contribuir a la carga financiera de este componente educativo. (B) Un sistema de rendición de cuentas debe establecerse mediante el cual la esposa de un pastor informe periódicamente sobre sus objetivos y actividades a la administración de la asociación. Estos registros, así como una transcripción de la formación continua deben ser mantenidos por la conferencia y debería continuar con la esposa aun cuando la familia sea reubicada. (C) Debe dársele una remuneración justa a la esposa del pastor en función del tiempo y el nivel de trabajo. Si se da a tiempo completo, se deberá facilitar el sueldo completo. 2. Se recomienda que se emplee una Coordinadora de “Pastoras”:

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(A) A tiempo completo a nivel de la Asociación General y divisiones. (B) Como mínimo medio tiempo en uniones y asociaciones. (C) Y, que cuenten con el apoyo administrativo adecuado y presupuesto del departamento, y los presupuestos de viaje necesarios. Coordinadoras de los Ministerios de la Mujer Se recomienda que se empleen Coordinadoras de los Ministerios de la Mujer para coordinar los ministerios para todas las mujeres adventistas, tanto laicos como empleados denominacionales. (A) A tiempo completo a nivel de la Asociación General y divisiones. (B) Como mínimo medio tiempo en uniones y asociaciones. Trayectorias profesionales mejor definidas para las Mujeres. (A) Proporcionar a las mujeres oportunidades de crecimiento profesional y reconocer con el incremento de la remuneración la carga de trabajo que llevan. (B) Crear nuevas categorías laborales entre la secretaría y cargos de elección popular a través del cual las mujeres puedan moverse a medida que adquieran experiencia y sean asignadas a mayores responsabilidades. RESPETO Y RECONOCIMIENTO Objetivo 1: Incluir un número significativo de mujeres calificadas en los comités en todos los niveles de la iglesia y la organización institucional. Objetivo 2: Lograr el uso del lenguaje escrito y verbal inclusivo a través de la iglesia en las políticas, publicaciones, predicación y en la enseñanza. Objetivo 3: Desarrollar la comprensión, actitudes y prácticas de relaciones profesionales adecuadas entre

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hombres y mujeres a través de seminarios de habilidades interpersonales, asociaciones, presentaciones multimedia, etc. Objetivo 4: Implementar apropiadas políticas de licencias por maternidad en todas las áreas de empleo de la iglesia. RECOMENDACIONES DE ACCIÓN AFIRMATIVA Las siguientes acciones se recomiendan como componentes de un plan de acción afirmativa para el próximo quinquenio (1990-1995): 1. Abrir todas las posiciones de liderazgo a personas calificadas sin importar el género, excepto para las categorías de Presidente y Secretario Ministerial que requieren ministros ordenados. 2. En las próximas elecciones quinquenales, nominar a una mujer a las siguientes posiciones. Si mujeres con entrenamiento y credenciales apropiadas carecen de experiencia suficiente para el cargo, nombrar un mentor experimentado que se comprometa a ayudarlas a obtener la experiencia necesaria para tener éxito. Se debe prestar atención al equilibrio étnico y nacional. (A) Asociación General: 1. Vicepresidenta general 2. Subsecretaria 3. Tesorera Asociada 4. Coordinadora del Ministerio de la Mujer (Tiempo completo) como una Secretaria General de Campo 5. Coordinadora Internacional de Pastoras 6. Subsecretaria del White Estate 7. Para cada departamento, servicio u oficina, una mujer como directora o asociada: Ministerios de la Iglesia Comunicaciones Educación Salud / Temperancia Asuntos Públicos Publicaciones

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Adventista de Capellanías Adventistas ADRA Auditoría Instituto de Investigación Bíblica Gestión de Riesgos Consejero General Relaciones Humanas Servicios de Fideicomiso 8. Editor o editor asociado para cada revista de la iglesia (B) Divisiones: 1. Secretaria de Campo Asociada con responsabilidades como Coordinadora de Ministerios de la Mujer 2. Tesorera o Tesorera Asociada 3. Directora o asociada de departamentos 4. NAD: Una asistente del Presidente (C) Uniones y Asociaciones: Por lo menos dos directoras departamentales o asociadas en cada Unión y Asociaciones. 3. En nombramientos de los comités, los derechos de posición no deben estar relacionados con el género. Entre los representantes de los miembros laicos, seleccione al menos un 25% de mujeres, pero nunca menos de dos mujeres. En los consejos y comités ejecutivos sin miembros laicos, asegura que al menos dos miembros están presentes por posición. En el constitutorio o las delegaciones de la Asociación General, elegir por lo menos el 25% de delegados mujeres. 4. La coordinadora de Ministerios de la Mujer y un oficial electo debe ser asignado a la responsabilidad por el plan de acción afirmativa. RESPONSABILIDAD POR EL PROGRESO Considerando que, la Iglesia ha expresado su deseo y ha demostrado su voluntad de promover el adelanto de la mujer en el empleo de la estructura administrativa de la iglesia, Considerando que es el deseo de todas las partes interesadas asegurar la aplicación justa y equitativa de las recomendaciones anteriores, y

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Considerando que existe una oportunidad para esta iglesia de moldear la administración en todo el mundo, que es de palabra y obra cristiana, Recomendamos que 1. Un instrumento de encuesta sea desarrollado para ser utilizado para el monitoreo de la implementación de aquellos procedimientos adoptados a lo largo de todas las divisiones, con el instrumento para ser administrado a intervalos adecuados a la necesidad de información. 2. Un comité será designado con el poder de recolectar y reportar a los oficiales de la Asociación General los resultados de la información obtenida de la encuesta. 3. Los miembros de la comisión estarán facultados para asistir a las divisiones en el desarrollo de estrategias de implementación que se adapten a las necesidades específicas de una división. 4. Los miembros del comité que componen son personas con conocimientos en relación con las recomendaciones y son objetivos, ingeniosos y creativos en situaciones problemáticas.60

Concilio Anual (1989) Los dos documentos de Cohutta Springs sobre la ordenación de mujeres (véase más arriba) se discutieron en el Concilio Anual de 1989. El 5 de octubre se realizaron las siguientes acciones en respuesta a ellos: 104-89GNa ORDENACIÓN DE LA MUJER AL MINISTERIO EVANGÉLICO - INFORME DE LA COMISIÓN DEL ROL DE LA MUJER Antes de la votación que se está dando, fue dado tiempo suficiente para una discusión intensa y prolongada. Neal C. Wilson va a hacer un resumen. W. Floyd Bresee ofreció la oración después de la cual se pidió a los asistentes a orar en grupos pequeños. Dos votaciones secretas se solicitaron - la primera de todos los asistentes

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y la segunda solo por los miembros de la Comisión de la Asociación General. Los resultados de los dos votos fueron los siguientes: Los asistentes - 187 Sí, 97 No Miembros de la Comisión de la Conferencia General 104 Sí, 77 No VOTADO, Aceptar el siguiente informe y las recomendaciones del Rol de la Comisión de la Mujer y remitirlos a la Sesión de la Asociación General de 1990 para su aprobación: Los presidentes de las divisiones mundiales de la Asociación General informaron a la Comisión sobre la situación en sus campos con respecto al ordenamiento de mujeres en el ministerio evangélico. En varias divisiones hay poca o ninguna aceptación de la mujer en el papel de los pastores ordenados, o de otra forma. En otras divisiones algunas Uniones aceptarían mujeres como pastores, pero hay indicios de que la mayoría de las Uniones no encuentra esto aceptable. Sin embargo, en la DNA parece haber un apoyo más amplio para la ordenación de las mujeres. Los presidentes de división también informaron que en base a extensas discusiones, comités, comisiones, estudios, etc, existe la probabilidad de que aprobando la ordenación de las mujeres daría lugar a la desunión, la discordia, y tal vez incluso a la separación. Por tanto, los presidentes llegaron a estas dos conclusiones: 1. La decisión de ordenar mujeres como pastoras no sería bien recibida o no contaría con la aprobación de la mayoría de la Iglesia mundial. 2. Las disposiciones del Working Policy [Manual de la Iglesia y de la Política de Trabajo] de la Asociación General, que permiten solo para la ordenación al ministerio evangélico a escala mundial, tienen un fuerte apoyo por las divisiones. Los oficiales de la Asociación General y de las divisiones presentes en la Comisión están de acuerdo con las conclusiones de los presidentes. La Comisión, después de haber escuchado los argumentos y presentaciones a favor y en contra de la

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ordenación de mujeres, después de haber detectado las necesidades e inquietudes del ámbito mundial, tras examinar cuidadosamente lo que es probablemente lo mejor y lo menos perjudicial para la Iglesia del mundo en este momento, y reconociendo la importancia de nuestra misión escatológica, el testimonio y la imagen de nuestra familia espiritual, y la necesidad de la unidad (interna) y de la unidad en la Iglesia, informa al Consejo anual de la Asociación General de 1989 los siguientes resultados de sus deliberaciones: 1. Si bien la Comisión no tiene un consenso en cuanto a si las Escrituras y los escritos de Elena G. de White para defender o negar explícitamente la ordenación de mujeres al ministerio pastoral, se concluye por unanimidad que estas fuentes afirman un significativo, amplio, y continuo ministerio de la Mujer, que se expresa y se evidencia en variados y amplios dones según la plenitud del Espíritu Santo. 2. Además, en vista de la falta generalizada de apoyo a la ordenación de mujeres al ministerio evangélico en la Iglesia mundial, y en vista de los posibles riesgos de la desunión, la discordia, y el desvío de la misión de la Iglesia, la Comisión recomienda al Concilio Anual que: a. No recomendamos la autorización para que las mujeres sean ordenadas al ministerio evangélico. b. Los que han sido, sin distinción de sexo, reconocidos como ministros comisionados y ministros con licencia pueden realizar esencialmente las funciones ministeriales de un ministro ordenado del evangelio en las iglesias a las que están asignados, previa autorización de la división de esta disposición, si las siguientes condiciones aplican: 1) La persona ha completado la formación ministerial y fue aprobado. 2) La persona ha sido llamada por una asociación para servir en un rol pastoral de evangelización - ministerial a tiempo completo. 3) La persona ha sido elegida y ordenada como anciano de la iglesia local.

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104-89GNa ORDENACIÓN DE LA MUJER AL MINISTERIO EVANGÉLICO — INFORME DE LA COMISIÓN DEL ROL DE LA MUJER —CLARIFICACIÓN El Presidente expresó la necesidad de discutir la acción en el informe de la Comisión Rol de la Mujer. Se ha señalado a su conocimiento que hay una diferencia de opinión entre los asistentes al Concilio Anual sobre los procedimientos a seguir en el manejo de este material. Esta diferencia de opinión es ocasionada por el hecho de que la acción de la Sesión de la Asociación General de 1985 sobre la cuestión de la ordenación de mujeres para el ministerio evangélico parece implicar en primer lugar, que se hará un informe sobre el estudio de la materia en la Sesión de la Asociación General de 1990, y en segundo lugar, que la clarificación del papel de los ministros con licencia y asociados en el cuidado pastoral se deberían hacer en el Concilio Anual de 1985. Hubo una aclaración inicial del segundo punto en el Concilio Anual de 1985. Sin embargo, la segunda parte del Informe de la Comisión del Rol de la Mujer se refiere además a este mismo asunto. Por lo tanto, parece apropiado asumir que este elemento no debería incluirse en la recomendación de la Sesión de la Asociación General, sino que debe ser atendido por el Concilio Anual como un tema de política. Después de una larga discusión fue, VOTADO, Dejar constancia de que es el sentido de este cuerpo que la acción sobre el tema 104-89GNa, Ordenación de Mujeres para el ministerio evangélico Informe de la Comisión del Rol de la Mujer, adoptado el jueves por la tarde (ver GCC 89-387), 5 de octubre de 1989 debe interpretarse y tratarse de la siguiente manera: 1. Que las siguientes partes del informe que tratan de la ordenación de mujeres sean referidas a la Sesión de la Asociación General de 1990 para su aprobación: “Los presidentes de las divisiones mundiales de la Asociación General informaron a la Comisión sobre la situación en sus campos con respecto al ordenamiento

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de mujeres al ministerio evangélico. En varias divisiones hay poca o ninguna aceptación de la mujer en el papel de los pastores ordenados, o de otra forma. En otras divisiones algunas Uniones aceptarían mujeres como pastores, pero hay indicios de que la mayoría de las Uniones no encuentran esto aceptable. Sin embargo, en la DNA parece haber un apoyo más amplio para la ordenación de mujeres. “Los presidentes de división también informaron que en base a extensas discusiones, comités, comisiones, estudios, etc, existe la probabilidad de que aprobando la ordenación de mujeres daría lugar a la desunión, la discordia, y tal vez incluso al cisma. Por tanto, los presidentes llegaron a estas dos conclusiones: “1. Una decisión para ordenar mujeres como pastoras no sería bien recibida o no contaría con la aprobación de la mayoría de la Iglesia mundial. “2. Las disposiciones del Working Policy [Manual de la Iglesia y de la Política de Trabajo] de la Asociación General permiten solo para la ordenación al ministerio evangélico a escala mundial, en base a un fuerte apoyo por las divisiones. “Los oficiales de la Asociación General y de las divisiones presentes en la Comisión están de acuerdo con las conclusiones de los presidentes. “La Comisión, después de haber escuchado los argumentos y presentaciones a favor y en contra de la ordenación de mujeres, después de haber detectado las necesidades e inquietudes del ámbito mundial, tras examinar cuidadosamente lo que es probablemente lo mejor y lo menos perjudicial para la Iglesia del mundo en este momento, y reconociendo la importancia de nuestra misión escatológica, el testimonio y la imagen de nuestra familia espiritual, y la necesidad de la unidad (interna) y de la unidad en la Iglesia, informa al Consejo Anual de la Asociación General de 1989 los siguientes resultados de sus deliberaciones:

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“1. Si bien la Comisión no tiene un consenso en cuanto a si las Escrituras y los escritos de Elena G. de White defienden o niegan explícitamente la ordenación de mujeres al ministerio pastoral, se concluye por unanimidad que estas fuentes afirman un significativo, amplio, y continuo ministerio de la Mujer, que se expresa y se evidencia en diversos y expandidos dones según la plenitud del Espíritu Santo. “2. Además, en vista de la falta generalizada de apoyo a la ordenación de mujeres al ministerio evangélico en la Iglesia mundial y teniendo en cuenta el posible riesgo de la desunión, la discordia, y el desvío de la misión de la Iglesia, la Comisión recomienda al Concilio Anual de que “a. No recomendamos la autorización de mujeres para ser ordenadas al ministerio evangélico”. 2. Que en armonía con la directiva de la Sesión de la Asociación General de 1985, la siguiente parte de la recomendación sea final con el Concilio Anual de 1989 con el entendimiento de que se hará un informe a la Sesión de la Asociación General de 1990: “b. Los que han sido, sin distinción de sexo, reconocidos como ministros comisionados y ministros con licencia pueden realizar esencialmente las funciones ministeriales de un ministro ordenado del evangelio en las iglesias a las que están asignados, previa autorización de la división de esta disposición, si las siguientes condiciones aplican: “1) La persona ha completado la formación ministerial y fue aprobado. “2) La persona ha sido llamada por una asociación para servir en un rol pastoral de evangelización −ministerial a tiempo completo. “3) La persona ha sido elegida y ordenada como anciano de la iglesia local”. 104-89GNb COMISIÓN DEL ROL DE LA MUJER — PREOCUPACIONES SIGNIFICATIVAS Las mujeres que asistieron a la reunión de Cohutta Springs de la Comisión del Rol de la Mujer presentaron

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ciertos problemas relevantes distintos de la ordenación que se relacionan con un ámbito más amplio del papel de la mujer. Los siguientes problemas fueron confirmados en gran parte por las respuestas a la encuesta realizada por los Asesores del Ministerio de la Mujer de la Asociación General del mundo que denominacionalmente emplearon mujeres que tenían responsabilidades de supervisión y liderazgo. VOTADO, 1. Aprobar la recomendación sobre las preocupaciones importantes de la mujer según lo expresado por ellas en la reunión de la Comisión Rol de la Mujer de 1989 y como está argumentado por la encuesta realizada por los Asesores del Ministerio de la Mujer de la Asociación General de la siguiente manera: a. Igualdad – (1) Descripción del puesto. Desarrollar descripciones de trabajo para todas las posiciones para asegurar que los empleados están bien asignados y compensados. (2) Remuneración y beneficios. Asegurarse de que la igualdad de remuneración sea dada por igual trabajo y, los beneficios aplicados sobre la base del trabajo en lugar de sexo o estado civil. (3) La contratación y el despido. Asegurar la existencia de igualdad de oportunidades en el proceso y las prácticas de la organización en relación a la contratación y el desarrollo de políticas claras e imparciales sobre la terminación del empleo, que son aplicables con justicia para todos los empleados. (4) Apelaciones. Desarrollar procedimientos que proporcionen un mecanismo de apelación para los empleados que creen que han sido injustamente tratados en los sueldos / salarios y beneficios. Dicha apelación debe proteger la estabilidad laboral del empleado durante todo el proceso de apelación. (5) Toma de decisiones. Incluir a las mujeres en todos los niveles de toma de decisiones, por ejemplo, puestos de trabajo, comités, etc., con consideración de los grupos étnicos / nacionales. (6) Los registros de servicios. Asegurar que todos los empleados a tiempo parcial reciban crédito por sus

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servicios en proporción a la cantidad de tiempo trabajado. Los registros de servicios deberían mantenerse por lo que las interrupciones de servicio debido a responsabilidades parentales o reubicación conyugal no penalicen a las mujeres. b. Desarrollo – 1) Organización de pastoras - La organización de pastoras necesita ser enfatizada y reforzada en todos los niveles de la iglesia. Cuando no sea posible emplear una coordinadora de pastoras a tiempo completo, una persona adecuada debe ser designada como la que va a impulsar programas para satisfacer las necesidades específicas de las esposas de pastores. Se debería hacer una consignación presupuestaria para cubrir los gastos de viaje y de oficina cuando sea necesario. 2) Coordinadoras de Ministerios de la Mujer - Una Coordinadora de Ministerios de la Mujer para coordinar los ministerios para todas las mujeres adventistas, tanto laicos y empleados denominacionales, deberían emplearse de la siguiente manera: a) A tiempo completo a nivel de la Asociación General y de las divisiones. b) Por lo menos medio tiempo en los niveles de Unión y Asociación local. 3) Trayectorias profesionales para Mujeres - Líneas de carrera para mujeres deben ser más claramente definidas por: a) Proporcionar a las mujeres oportunidades de crecimiento profesional y el reconocimiento de la carga de trabajo que llevan a una mayor compensación. b) La creación de nuevas categorías laborales entre secretaria y cargos de elección a través del cual las mujeres pueden moverse a medida que adquieren experiencia y se asignen mayores responsabilidades. c) Prestar especial atención a las necesidades de las esposas de pastores de la siguiente manera por: (1) El desarrollo de un sistema de compensación justa para las esposas de pastores que forman parte de un equipo ministerial.

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(2) Fomentar el ministerio en equipo. d) Responder a las expectativas de los instructores bíblicos que enfrentan los problemas particulares de su función específica. c. Respeto y reconocimiento – El respeto y el reconocimiento de los talentos de las mujeres deben ser facilitados por: 1) Incluir un número significativo de mujeres calificadas en los comités en todos los niveles de la iglesia y la organización institucional. 2) Aplicar el uso de un lenguaje no sexista escrito y verbal en toda la Iglesia en las políticas, las publicaciones, la predicación y la enseñanza. 3) Desarrollar la comprensión, actitudes y prácticas de relaciones profesionales adecuadas entre hombres y mujeres a través de seminarios de habilidades interpersonales, conferencias, presentaciones multimedia, etc. 2. Grabar la apreciación del Concilio Anual por las sugerencias anteriores, y animar a cada entidad organizativa y a cada institución para incorporar a las mujeres en el liderazgo dando estudio a las inquietudes antes mencionadas con el fin de lograr el espíritu y propósito de esta propuesta. 3. Grabar los siguientes procesos y recomendaciones de ayudar a las organizaciones a evaluar su situación con respecto al papel de la mujer: a. Revisar las descripciones de puestos para todos los puestos, que no están sujetas a la ordenación, con el fin de asegurar que el camino esté abierto para el nombramiento o la elección de las personas cualificadas, independientemente de su sexo. b. Incluir a la mujer, entre los que se consideran para el nombramiento y elección a cargos que no requieren ordenación. c. Brindar la posibilidad de una formación adecuada y experiencia laboral cuando estas evitan que calificadas mujeres sean nombradas o elegidas.

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d. Incluir a la mujer en todos los comités y juntas. Cuando el comité y los perfiles de membrecía lo permitan, como mínimo dos mujeres deben ser designadas con el objetivo de alcanzar al menos el 25 por ciento entre aquellas categorías de miembros donde un número suficiente de mujeres son elegibles para ser miembros. e. Incluir en cada nivel constitutivo un mínimo de 25 por ciento de mujeres como delegadas entre aquellas categorías de delegados suficientes en donde las mujeres son elegibles. f. Revisar estas recomendaciones y su cumplimiento en cada nivel de la organización cada año y antes de las reuniones constitutivas. 4. Dejar constancia de que la Conferencia General podrá autorizar a los Ministerios de la Mujer para buscar informes de progreso en las divisiones mundiales.61

Así, las acciones anteriormente citadas de 1989 (1) recomendaron un aumento significativo de mujeres representantes en los comités de la iglesia, (2) hablaban de llamados ministeriales realizados “sin distinción de sexo”, y (3) sugirieron que “ministros comisionados y ministros licenciados” podrían “realizar labores esencialmente de las funciones ministeriales de un ministro ordenado del evangelio en las iglesias a las que están asignados”. El 9 de octubre, el Comité Ejecutivo de la Asociación General votó para enviar el contenido básico del mencionado informe a la Sesión de la Asociación General de 1990.

Sesión de la Asociación General en Indianápolis (1990) La propuesta del Concilio Anual de 1989 de no ordenar mujeres como pastoras al ministerio evangélico generó un fuerte debate en Sesión de la Asociación General en Indianápolis de 1990, en especial el 10 y el 11 de julio.62 Sometida a votación, la propuesta fue aprobada por 1173 votos a favor y 377 en contra.63 Los procedimientos y el contenido real de los votos se registraron en los siguientes términos:

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Ordenación de mujeres al ministerio evangélico Antes de proceder a la votación, el Presidente pidió a todos los delegados e invitados a orar de forma individual o en pequeños grupos por la dirección del Espíritu Santo. Se les pidió a los delegados votar a mano alzada, y un recuento se realizó con los siguientes resultados: En favor de la recomendación: 1173 En contra de la recomendación: 377 Votado. Aceptar el siguiente informe y las recomendaciones de la Comisión del Rol de la Mujer, como lo recomendó el Concilio Anual de 1989: Los presidentes de las divisiones mundiales de la Asociación General informaron a la Comisión sobre la situación en sus campos con respecto a la ordenación de mujeres al ministerio evangélico. En varias divisiones hay poca o ninguna aceptación de la mujer en el papel de los pastores ordenados, o de otra manera. En otras divisiones, algunas Uniones aceptarían mujeres como pastores; pero, hay indicios de que la mayoría de las Uniones no encuentran esto aceptable. Sin embargo, en la División de América del Norte parece haber un apoyo más amplio para la ordenación de mujeres. Los presidentes de división también informaron que en base a extensas discusiones, comités, comisiones, estudios, etc, existe la probabilidad de que, aprobando la ordenación de mujeres se daría lugar a la desunión, la discordia, y tal vez incluso al cisma. Por tanto, los presidentes llegaron a estas dos conclusiones: 1. Una decisión para ordenar mujeres como pastoras no sería bien recibida o no contaría con la aprobación de la mayoría de la iglesia mundial. 2. Las disposiciones del Manual de la Iglesia y la Política de Trabajo de la Asociación General permiten solo para la ordenación al ministerio evangélico a escala mundial, en base a un fuerte apoyo por las divisiones. Los oficiales de la Conferencia General y de las divisiones presentes en la comisión están de acuerdo con las conclusiones de los presidentes. La comisión, después de haber escuchado los argumentos

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y presentaciones a favor y en contra de la ordenación de mujeres, después de haber detectado las necesidades e inquietudes del ámbito mundial, tras examinar cuidadosamente lo que es probablemente lo mejor y lo menos perjudicial para la iglesia a nivel mundial en este momento, y reconociendo la importancia de nuestra misión escatológica, el testimonio y la imagen de nuestra familia espiritual, y la necesidad de la unidad (interna) y de la unidad en la iglesia, informa a la sesión de la Conferencia General de 1990 la recomendación del Concilio Anual de 1989 los siguientes resultados de sus deliberaciones: 1. Aunque la comisión no tiene un consenso en cuanto a si las Escrituras y los escritos de Elena G. de White defienden o niegan explícitamente la ordenación de mujeres al ministerio pastoral, se concluye por unanimidad que estas fuentes afirman un significativo, amplio y continuo ministerio para las mujeres, que se expresa y se evidencia en los variados y expandidos dones según la plenitud del Espíritu Santo. 2. Además, en vista de la amplia propagación de la falta de apoyo a la ordenación de mujeres al ministerio evangélico en la iglesia mundial, y teniendo en cuenta el posible riesgo de la desunión la discordia, y el desvío de la misión de la iglesia, no aprobamos la ordenación de la mujer al ministerio evangélico.64

Además de votar por no ordenar mujeres como pastoras al ministerio evangélico, la Asociación General de 1990 hizo algunos cambios significativos en el Manual de la Iglesia, abriendo las puertas a las mujeres para realizar algunas funciones permitidas hasta ese momento solo para los ministros ordenados. Por ejemplo, las versiones anteriores del Manual de la Iglesia prescriben que en la ceremonia de matrimonio la carga, votos, y la declaración del matrimonio se dan solo por un ministro ordenado”.65 Pero en su edición revisada de 1990, el Manual de la Iglesia afirma que en la ceremonia de matrimonio la carga, votos, y la declaración del matrimonio se da solo por un ministro ordenado, excepto en aquellas áreas donde los comités de la división

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han tomado medidas para aprobar que ministros con licencia o que han sido ordenados como ancianos locales pueden llevar a cabo la ceremonia de matrimonio”.66 Otro cambio significativo en el Manual de la Iglesia se encontraba en lo que se refiere a la ordenación de las diaconisas. La versión revisada en la sesión de la Asociación General de 1985, contenía la siguiente declaración: “las diaconisas fueron incluidas en el personal oficial de las iglesias cristianas (Rm 16:1, 2). . . . No hay constancia, sin embargo, que estas mujeres fueron ordenadas, por lo que la práctica de la ordenación de diaconisas no es seguida por la IASD”.67 Pero la versión revisada del Manual de la Iglesia en la sesión de la Asociación General de 1990, suprime la última frase de la declaración que se refiere a la práctica de no ordenar diaconisas.68 Es de destacar que en China varias mujeres adventistas que “fueron ordenadas como ancianos en las congregaciones locales también llevan a cabo las tareas habituales de un ministro, incluyendo bautismos”.69 Debido a la situación política en ese país, la Iglesia Adventista del Séptimo Día no tiene organización formal existente, y la Conferencia General no tiene el control total sobre sus decisiones. Schwarz y Greenleaf explican que, “irónicamente, el aislamiento del resto de la iglesia adventista organizada también salvó a los creyentes chinos del debate sobre la ordenación de las mujeres”.70 Muchas discusiones y publicaciones se han generado como consecuencia de la no aprobación de la ordenación de la mujer al ministerio evangélico, así como por el temor de otros de que el problema podría debatirse en la próxima Sesión de la Asociación General (1995). Varios libros fueron publicados a favor de la ordenación de la mujer. Por ejemplo, en 1990, Loma Linda University Press publicó la obra de V. Norskov Olsen: Myths and Truth about Church, Priesthood and Ordination, written from a biblical-historical perspective [Mitos y verdades acerca de la Iglesia, Sacerdocio y Ordenación, escritos desde una perspectiva bíblica-histórica].71 En 1992 la Review and Herald Publishing Association lanzó el libro: A Woman’s Place: Seventh-day Adventist Women in Church and Society [El lugar de una mujer: Las mujeres Adventistas del Séptimo Día en la

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iglesia y la sociedad], con 10 capítulos escritos por diferentes autores, editado por Rosa T. Banks, elevando las contribuciones femeninas a la iglesia.72 Al año siguiente (1993), el Centro de Bioética Cristiana en la Universidad de Loma Linda publicó un nuevo libro de V.N Olsen, titulado The New Relatedness for Man & Woman in Christ: A Mirror of the Divine [La nueva afinidad para el hombre y la mujer en Cristo: Un espejo de lo divino], fomentando la igualdad entre el hombre y la mujer.73 En 1995, la Andrews University Press publicó una obra con 12 capítulos escritos por diversos autores, titulado Women and the Church: A Feminine Perspective [Mujer en la iglesia: Una perspectiva femenina], editado por Lourdes E. Morales-Gudmundsson.74 Ese mismo año (1995) TEAMPress lanzó un libro de 408 páginas, titulado The Welcome Table: Setting a Place for Ordained Women [La Mesa de Bienvenida: El establecimiento de un lugar para mujeres ordenadas], con 14 capítulos y 9 apéndices escritos por diferentes autores.75 Editado por Patricia A. Habada y Rebecca F. Brillhart, este trabajo fue uno de los más importantes en favor de la ordenación de la mujer adventista hasta ese momento. Por otro lado, dos libros publicados por Adventists Affirm cuestionaron la base bíblica reclamada por la ordenación de mujeres para el ministerio evangélico. El primero, escrito por C. Raymond Holmes, publicado en 1994 bajo el título The Tip of an Iceberg: Biblical Authority, Biblical Interpretation, and the Ordination of Women in Ministry [La punta de un iceberg: Autoridad bíblica, la interpretación bíblica y la ordenación de mujeres en el ministerio]76 El segundo libro, escrito por Samuel Koranteng-Pipim, fue publicado el año siguiente (1995) bajo el título Searching the Scriptures: Women’s Ordination and the Call to Biblical Fidelity [Buscando en las Escrituras: La ordenación de las mujeres y el llamado a la fidelidad bíblica].77 Como resultado de las decisiones previas, las mujeres han afirmado en algunas partes del mundo, más que en otros, cómo estar preparadas para ejercer diversos cargos, siendo alentadas a estudiar para el ministerio y para anticipar las oportunidades de utilizar sus talentos y habilidades en las funciones del liderazgo público. Por lo tanto, el camino estaba preparado para las preguntas de la ordenación

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ministerial a surgir con mayor intensidad. Los documentos antes mencionados y otros materiales ayudaron a construir una gran expectativa sobre el tema de la ordenación de las mujeres que estaba programado para ser discutido en la sesión plenaria de la Asociación General de 1995, celebrada en Utrecht, Holanda.

Sesión de la Asociación de Utrecht (1995) Ya que el tema de la ordenación de las mujeres al ministerio pastoral no fue aprobado por los delegados de la iglesia mundial en la Sesión de la Conferencia General en Indianápolis (1990), la División Norteamericana decidió solicitar un permiso especial a la iglesia a nivel mundial para ordenar mujeres solo en su propio territorio. En consecuencia, el Concilio Anual de 1994 registró la siguiente votación el 9 de octubre: 305-94G DIVISIÓN NORTEAMERICANA, PETICIÓN— ORDENACIÓN Votado, ser transferido a la Asamblea de la Asociación General de 1995 la DNA para solicitar que la Asamblea General adopte las disposiciones relativas a la ordenación, como se describe a continuación: La Asociación General atribuye a cada división el derecho de autorizar la ordenación de los individuos dentro de su territorio en armonía con las políticas establecidas. Además, cuando las circunstancias no lo aconsejan, una división puede autorizar la ordenación de individuos capacitados, ya sea hombre o mujer. En las divisiones donde comités ejecutivos de la división tomen acciones específicas aprobando la ordenación de mujeres al Ministerio evangélico, las mujeres pueden ser ordenadas para servir en esas divisiones.78

Preparando el camino para la aprobación de esta propuesta, Alfred C. McClure, presidente de la División Norteamericana, publicó un artículo en el mes de febrero de 1995 en la Adventist Review,

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bajo el título: “NAD’s President Speaks on Women’s Ordination”.79 Asimismo, la revista Ministry de abril 1995 y la Adventist Review de mayo del mismo año defendieron la opinión a favor de la ordenación de las mujeres. Estos son solo algunos ejemplos de la gran cantidad de publicaciones sobre el tema que circuló antes de la Sesión de la Asociación General. Finalmente, la tarde del 5 de julio de 1995, la solicitud de la División Norteamericana fue presentada para su discusión y su votación en la sesión plenaria de la Asociación General. El tema generó presentaciones significativas y discusiones,80 pero, la propuesta terminó siendo rechazada por 1481 votos en contra y 673 a favor. El desarrollo de los debates y el contenido de la votación fueron descritos en la Review de la siguiente manera: DIVISIÓN NORTEAMERICANA, PETICIÓN— ORDENACIÓN El presidente Calvin B. Rock describió el programa de esta sesión de trabajo dedicada a la solicitud de la División Norteamericana en relación con la ordenación: El presidente de la DNA, Alfred C. McClure, hará una presentación de 20 minutos dando los antecedentes y fundamentos de la petición de la División Norteamericana. Luego, P Gerard Damsteegt, del Seminario Adventista Teológico de la Universidad Andrews hará una presentación de 20 minutos sobre por qué no se puede apoyar esta petición. Raoul Dederen, también de la Universidad Andrews, presentará el punto de vista opuesto de por qué está a favor de la ordenación. Se espera que con estas presentaciones, los delegados tendrán una buena visión sobre ambos lados del tema a tratar. El plenario sería entonces de libertad para la discusión por los delegados y, aproximadamente a las 4:45, el Presidente declaró fin al debate y Robert Folkenberg, Presidente de la Asociación General, hizo unos comentarios antes de hacer una votación secreta:

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Votado, 1. Limitar los discursos individuales de los delegados a dos minutos si es hablado en inglés, y a tres minutos si necesita ser traducido. 2. Apoyar el programa para una sesión administrativa en la tarde, conforme a lo explicado por el presidente. Fue ofrecida una oración por Calvin B Rock. Después de la presentación de Alfred C McClure, E Charles Bradford, expresidente de la DNA, fue convocado por el presidente para hacer unos comentarios. Después de las presentaciones de P. Gerard Damsteegt y Raoul Dederen, el plenario fue abierto para el debate por los delegados y el presidente alternó micrófonos entre los delegados que estuviesen en contra o a favor. Poco después de las 5:00 p. m. se tomó en voto para detener el debate propuesto y Robert S Folkenberg habló por algunos instantes, cerrando con una oración para que el Espíritu Santo estuviese presente y orientando la decisión de los delegados. La propuesta fue leída delante de la plenaria para establecerse con claridad de la siguiente manera: “Votado, ser transferido a la Asamblea de la Asociación General de 1995 la DNA para solicitar que la Asamblea General adopte las disposiciones relativas a la ordenación, como se describe a continuación: “La Asociación General asigna a cada división el derecho de autorizar la ordenación de los individuos dentro de su territorio, de acuerdo con las políticas establecidas. Además, las circunstancias no lo aconsejan, una división podrá autorizar la ordenación de individuos capacitados, sea hombre o mujer. En las divisiones donde se tomen decisiones específicas de escritorios administrativos aprobar la ordenación de mujeres al Ministerio pastoral, las mujeres se pueden ordenar para servir en estas divisiones”. Los delegados fueron instruidos luego de presentar su boleta secreta de votos de sus representantes de la división. El recuento de votos se hizo secreto con los siguientes resultados:

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A favor de la recomendación: 673. En contraposición a la recomendación: 1481. Número total de votos: 2154. Para esta votación, se negó la solicitud de la DNA.81

El 3 de agosto de 1995, el presidente de la DNA, Alfred C. McClure, envió una carta abierta a todos los pastores de la DNA y a los administradores, diciendo, Queridos colegas en el ministerio: El 5 de julio, la iglesia mundial votó sobre la propuesta de la DNA para que se permita que cada división decida independientemente, dentro de su territorio, la ordenación al ministerio evangélico entre los géneros. Aunque yo estaba orando por un resultado positivo, el movimiento fue derrotado. La cuestión que quiero abordar hoy es: ¿Y ahora qué? ¿Cuál debe ser nuestra reacción a este voto de la iglesia mundial en una sesión? Por favor, déjenme fijarles antes algunas observaciones importantes: 1. Desde el comienzo de la discusión he dicho que América del Norte es una parte fiel de la iglesia mundial y que cualquiera que sea el resultado de la votación, yo haría todo lo posible para ver que este tema no comprometió esa posición. Quiero invitarlos a que me ayuden a honrar ese compromiso, porque tú también eres parte de esta familia en todo el mundo. Como líder espiritual en la iglesia de Dios, quiero instar a que hagamos todo lo posible para mantenernos caminando juntos. Es posible que existan aquellos que pondrían en tela de duda el voto de sesiones, como individuos o como grupo, y tratar de salir airosos sin la aprobación de la iglesia mundial. Mi llamado es que hoy ejerzamos toda la persuasión dirigida por el Espíritu en el comando de modo que esto no suceda. Somos un movimiento mundial, y debemos seguir siéndolo. Si no, se fragmentará en un simple grupo de iglesias nacionales

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o un consorcio de conferencias o congregaciones independientes sin mayor cohesión. 2. Tenemos que mantener el tema de la ordenación bíblica en perspectiva y no hacer de él más de lo que dice la Escritura. En su libro Myth and Truth (Loma Linda University Press, 1990), VN Olsen, expresidente de la Universidad de Loma Linda, nos recuerda que en la Iglesia Católica Romana los que son ordenados “están dotados de poderes sobrenaturales para administrar los sacramentos, que a su vez por el mismo acto. . . confiere la gracia sobrenatural para el receptor” (p. 121 ). Esto no es y nunca ha sido la posición de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Históricamente hemos creído que la ordenación fue un reconocimiento denominacional del llamado al ministerio y no confiere ningún tipo de dote espiritual o calidad. Olsen sigue: “Para la mayoría de la gente la ordenación por la imposición de las manos se da por sentado, por lo que es una sorpresa encontrar que el rito no es tan claro y directo en el Nuevo Testamento como se esperaba. . . La palabra “ordena” no aparece en el griego del Nuevo Testamento en absoluto para el ministerio, y en la mayoría de traducciones recientes es la palabra ‘nombrar’ más comúnmente utilizado” (p. 148 ). La versión bíblica de la King James traduce más de 20 palabras griegas y hebreas como “ordenar”, cada una de las cuales tiene su propio matiz de significado. Mi carga es que no hemos elevado la ordenación a un nivel místico ni bíblico. 3. A lo largo de nuestra historia hemos acordado que la ordenación al ministerio del evangelio es parte de un proceso por el cual la iglesia mundial reconoce a aquellos que han sentido el llamado de Dios. Este proceso fue decidido por la iglesia como un todo. Un pastor que ha alcanzado un cierto nivel de formación, experiencia y eficacia es examinado por la administración local de la Asociación.

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Ese nombre se lleva entonces a la comisión ejecutiva de conferencias para recomendación al Comité Ejecutivo de la Asociación General, donde se produce la autorización para la ordenación. Solo cuando se toman estas medidas se procede a la ordenación, y solo entonces le son dadas al pastor las credenciales apropiadas. Siguiendo este proceso, entonces se puede decir que el individuo se ha ordenado al ministerio del evangelio. Por otro lado, un culto en marcha o dedicatoria en el servicio, incluso con la imposición de manos es bíblico, afirmando el llamado al ministerio (véase Hechos 13:2-4 y Review and Herald, 9 de julio 1895), sin embargo, no viola el espíritu o la letra de la votación de la sesión de la Asociación General. Si usted vio el informe de vídeo que he enviado a todas las iglesias directamente desde Utrecht, usted sabe que estamos iniciando un diálogo sobre las maneras de afirmar a las mujeres de nuestra división que Dios ha llamado al ministerio. Usted escuchará más acerca de algunas iniciativas específicas después de la reunión de fin de año en América del Norte en Battle Creek en unas pocas semanas. Mientras tanto, les pido que sean constructores de puentes, calcular referencias de todos los dones de su iglesia y enfocarlos en la misión, y que se unan a mí en la oración para que Dios nos ayude a través de este delicado momento. Por doloroso que este tema es para muchos, no debemos permitir que se astille nuestra unidad o desviar nuestra misión. Gracias por su fidelidad y su enfoque. Su, amigo en Cristo Alfred C. McClure, presidente. DNA, Iglesia Adventista del Séptimo Día.82 Alfred C. McClure, “An Open Letter to Church Leaders,” Adventist Review, Sept. 1995, 7. Ver también “McClure Suggests Women Be Commissioned, Not Ordained,” Spectrum 25/1 (Sept. 1995): 44-45.

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En esta carta, McClure hace una clara distinción entre ordenación al Ministerio pastoral y una dedicatoria o puesta en servicio, incluso con la imposición de manos. Con esta distinción, McClure trató de ser fiel tanto a los votos de Utrecht para la iglesia en todo el mundo, así como de apoyo de algunas próximas ceremonias de “imposición de manos” (o las ordenaciones) dentro del territorio de la División de América del Norte.

Ordenaciones Pos-Utrecht (1995-1996) Muchos delegados imaginaron que la Sesión de la Asociación General de Ultrecht (del 29 de junio al 8 de julio de 1995) finalmente resolvió el debate adventista sobre la ordenación de la mujer, pero ese no fue el caso. De hecho, en el período post-Utrecht varias Iglesias Adventistas locales en Norteamérica ordenaron a mujeres pastores. Como pionero de la nueva acción, la iglesia de Sligo, Takoma Park, Maryland, adoptó las siguientes medidas en su reunión de negocios del 1 de agosto de 1995: CONSIDERANDO: Que la Santa Biblia, interpretada a través de Jesucristo, la fiel imagen de lo que él [Dios] es” (Hebreos 1:3), afirma la igualdad de todos los hijos de Dios (Lucas 10:38-42; Gálatas 3:28; Colosenses 3: 9-11); y CONSIDERANDO: Que la 13.a creencia de las 27 “Creencias fundamentales de los adventistas del séptimo día” declara creyentes de cada raza y nación —“alto y bajo, rico y pobre, macho y hembra” —para ser “iguales en Cristo” y los convoca a todos “para servir y ser servidos sin parcialidad o reserva”; y CONSIDERANDO: Que Elena G. de White creía que Dios prepara a hombres y mujeres para ser “pastores de la grey” (Review, 15 de enero, 1901), y dijo que las mujeres que se sirven a sí mismas deben ser “apartadas” por “la oración y la imposición de las manos “(Review, 9 de julio, 1895), y

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CONSIDERANDO: Los adventistas creativos y energéticos de la cultura de Sligo, sirvan, sobre todo los de segunda y tercera generación y en particular los jóvenes, en sostener las convicciones anteriores como una cuestión de conciencia y CONSIDERANDO: Estos adventistas altamente capaces, con su potencial para la congregación y el liderazgo institucional, consideran la timidez y falta de decisión relativa a la ordenación de mujeres como una traición a estas convicciones, y CONSIDERANDO: Las consecuencias de la ira y la decepción es la moral de la lixiviación y el compromiso de adventismo, sobre todo en los fundamentos originales, y CONSIDERANDO: Que el agotamiento de la reserva de liderazgo en estas fortalezas está poniendo los diezmos y las ofrendas en riesgo, lo que debilita aún más el cuerpo de Cristo, y CONSIDERANDO: Que la disminución de las fortalezas originales pone en peligro tanto la idea de una iglesia mundial y la infraestructura y el celo misionero que lo sustentan, y CONSIDERANDO: Que la reciente acción en Utrecht pone de manifiesto la absoluta necesidad de una iniciativa popular en materia de justicia para las mujeres, y CONSIDERANDO: La ventana de oportunidad podría cerrarse de golpe en cualquier momento como una decepción hacia la indiferencia entre muchos adventistas; SE RESUELVE: Que la pasión por el Evangelio, la obediencia a la conciencia, la fidelidad a la misión y el compromiso con la construcción de los recursos espirituales y financieros de la iglesia, la congregación de Sligo: 1) Plan, para el 23 de septiembre de 1995, un servicio de festival en el que las mujeres elegibles que trabajan en el ministerio pastoral en Sligo, e instituciones afines, se someten a la imposición de las manos como una afirmación pública de su llamado al ministerio pastoral, y 2) Pedir a la Conferencia de Potomac y comisiones de la Conferencia Columbia Union para ofrecer su bendición y la participación, incluyendo el otorgamiento de

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credenciales para el ministerio ordenado, en relación con esta alegre e histórica ocasión.82

Según lo planeado, el 23 de septiembre de 1995, a las 3:30 p. m., la Iglesia Sligo ordenó tres mujeres (Kendra Haloviak, Penny Shel y Norma Osborne) para el ministerio pastoral. 83 El programa impreso del evento fue titulado “La Ordenación al Ministerio del Evangelio”.84 El certificado de ordenación concedido a las pastores mujeres recién ordenadas, dice lo siguiente: CERTIFICADO DE ORDENACIÓN SE CERTIFICA QUE [nombre de la mujer ordenada] habiendo dado evidencia satisfactoria de su llamado y preparación para la obra sagrada del ministerio pastoral, fue ordenada en la Iglesia Adventista del Séptimo Día de Sligo, el 23 de setiembre de 1995, y está debidamente autorizada como ministro adventista, ordenada para realizar todas las funciones de la oficina ministerial. PASTOR PRINCIPAL, Sligo Adventist Church VICEPRESIDENTE, Adventist Healthcare Mid-Atlantic PRESIDENTE, Columbia Union College85 Las credenciales dadas a las tres mujeres ordenadas en Sligo tuvieron la siguiente lectura: CREDENCIALES MINISTERIALES SE CERTIFICA QUE, [nombre de la mujer ordenada] es un ministro regular y en regla de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, y está autorizada para desempeñar las funciones del mencionado cargo. Pastor principal, Sligo Adventist Church 86

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Timm: La ordenación de la mujer en la Iglesia Adventista

La ceremonia de ordenación de la Iglesia Adventista Sligo generó reacciones notables. De acuerdo a Beverly G. Beem, “era la primera vez en la Iglesia adventista que una iglesia local llevaba a cabo una ordenación al ministerio pastoral”.87 La ceremonia se reportó el 23 de setiembre en el New York Times como “una iglesia adventista rompe filas”. 88 El Washington Times del 24 de setiembre se refirió a esto como “adventistas locales rebeldes, tras ordenar a tres mujeres”.89 Wikipedia.org inclusive afirma: ”La Iglesia Adventista del Séptimo Día de Sligo, en Takoma Park, Maryland, ordenó tres mujeres en violación a las reglas de la denominación”.90 En respuesta a estos acontecimientos, el 13 de octubre de 1995, tres decisiones fueron efectuadas en el concilio de fin de año de la División Norteamericana. En primer lugar, la División adoptó oficialmente un nuevo “Modelo cristocéntrico de diversidad en la unidad cristiana” destinado a “crear un cuerpo eclesiástico que traspase todas las barreras sociales de edad, clase, cultura, discapacidad física, etnia, género, raza, etc”. 91 En segundo lugar, fue “VOTADO, autorizar el nombramiento de una comisión presidencial sobre la mujer en el ministerio”. 92 En tercer lugar, los presidentes de la Unión de la División Norteamericana emitieron la siguiente declaración: Como creemos que Dios llama a hombres y mujeres para el ministerio evangélico, nos decepcionó el voto de la Asociación General en Utrecht para negar la ordenación de las mujeres. Aunque fieles a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, seguimos convencidos en la rectitud bíblica de la ordenación de las mujeres. Apreciamos el rol de liderazgo que el pastor A. C. McClure, nuestro presidente de la DNA, expuso en Utrecht ya que él representó la solicitud de nuestra División de que la decisión de ordenar a las mujeres sea hecha regionalmente por las diferentes Divisiones del mundo. Nos complace que el pastor McClure ya haya tomado medidas para establecer una comisión presidencial sobre la mujer en el ministerio para encontrar maneras de darle validez a nuestro compromiso con las mujeres en el ministerio.

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Por lo tanto, en colaboración a la labor de la comisión presidencial y de nuestro deseo a la plena igualdad entre hombres y mujeres en el ministerio, le pedimos que los siguientes procedimientos sean tomados y prometemos nuestro vigoroso apoyo. 1. Autorizar la plena igualdad de la práctica en el Ministerio: conceder a las mujeres y los hombres plena igualdad en la práctica del Ministerio mediante la eliminación de todas las políticas donde la ordenación es un prerrequisito y/o los ministros, hombres y mujeres, son tratados de manera diferente, incluyendo la autoridad para que: A. Posean cualquier cargo en la iglesia incluyendo el de presidente de la Conferencia, Unión, División o Asociación General; B. ordenar ancianos y diáconos a nivel local; C. organizar y disolver iglesias; y D. realizar funciones pastorales fuera de su distrito. 2. Mejorar el servicio de nombramiento (comisionado): Instamos a mejorar el actual servicio de nombramiento como una afirmación pública de la dedicación de la mujer para la vida ministerial. 3. Incrementar el rol de la mujer en la Iglesia: Creemos que hay que tomar medidas para incrementar la presencia y participación de las mujeres en el ministerio a través de: A. Fomentar la realización de conferencias para llamar a más mujeres al ministerio pastoral. B. Preparar a las mujeres para asumir grandes funciones de liderazgo y cargos en todos los niveles de la iglesia. 4. Redefinir nuestra teología de la ordenación: Solicitamos que la Asociación General inicie un proceso de estudio para aclarar nuestra comprensión sobre la ordenación con el fin de reflejar plenamente la teología bíblica y la misión adventista. Necesitamos la confianza de que nuestra práctica del ministerio de la ordenación se basa en la Palabra de Dios y no en la historia de la iglesia.

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Timm: La ordenación de la mujer en la Iglesia Adventista

El diálogo en Utrecht, con respecto a la ordenación de mujeres, demostró la necesidad de la Iglesia de incrementar la comprensión de nuestros miembros y la aplicación de los principios básicos de la hermenéutica bíblica. Mientras apoyemos la votación en Utrecht, también estamos comprometidos con el objetivo de la ordenación de las mujeres. Creemos que el mismo Espíritu Santo que llama, dirige y bendice a las mujeres en el ministerio pastoral [pastoral ministry], también está llamando a toda nuestra iglesia a una mayor fidelidad en la afirmación y reconocimiento de las mujeres en el ministerio pastoral [gospel ministry]. Pedimos a todos nuestros hermanos y hermanas en la División Norteamericana a unirse en oración de forma activa durante este proceso. Seamos un “sacerdocio de todos los creyentes”, proclamando juntos las buenas nuevas de que Cristo viene pronto.93

En este documento, los presidentes de las Uniones de la División Norteamericana no solo sugirieron que la iglesia “conceda a hombres y mujeres plena igualdad en la práctica del ministerio”, sino que también les permitiese “realizar funciones pastorales fuera de su distrito”. Esto sería ampliar el concepto de una mujer pastor ordenada solo por y para una iglesia local. A raíz de la nueva tendencia, el 2 de diciembre de 1995, la iglesia de la Universidad de La Sierra había ordenado a otras dos mujeres (Halcyon Wilson y Madelynn Haldeman) y la pequeña Iglesia Victoria de Loma Linda había ordenado a su mujer pastor (Sheryll Prinz McMillan) para el ministerio pastoral. El 6 de julio de 1996, la iglesia de Garden Grove, en California, había ordenado a un hombre y a una mujer (Jared Fulton y Margot Pitrone) para el ministerio pastoral. 94 Sin embargo, la iglesia a nivel mundial no reconoció tales ordenaciones al ministerio pastoral de iglesias locales. Además, muchos miembros de iglesia expresaron su preocupación sobre esta nueva tendencia de ordenación.95 Mientras tanto, dos ediciones especiales de Spectrum Magazine colocaron las discusiones de la ordenación de mujeres en una plataforma socio-cultural y étnica. El volumen 25, N.º 1 (setiembre

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de 1995), con una sección especial “De Utrecht a Sligo”, afirmó la ordenación de mujeres como un problema moral de igualdad y justicia social que reemplaza las decisiones y políticas eclesiásticas, tales como el voto de Utrecht.96 El volumen 25, N.° 2 (diciembre de 1995), dedicado a lo que se llama “The Browning Adventism” [El adventismo bronceado], sugirió que el “machismo” latino anti-Evangelio no solo influyó en el voto Utrecht, sino también en “nuestra comprensión de las Escrituras”.97 Así que las discusiones posteriores a Utrecht sobre la ordenación de la mujer se movió notablemente de la teología a la sociología.

Nuevas discusiones (1996-2010) Con el fin de volver a estudiar el tema de la ordenación de la mujer desde una perspectiva más bíblica y teológica, la oficina del Decanato del Seminario Teológico de la Universidad Andrews de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, ubicada en Berrien Springs, Michigan, estableció un comité ad hoc [“para esto”]de 15 miembros. Como resultado de las actividades del comité, en 1998, Andrews University Press publicó un trabajo de 439 páginas y 20 capítulos bajo el título Women in Ministry: Biblical & Historical Perspectives [La mujer en el ministerio: Perspectivas bíblicas e históricas].98 Editado por Nancy Vyhmeister, el trabajo representó el énfasis de una fuerte perspectiva a favor de la ordenación de la mujer. De igual importancia para este comité, fueron (1) la declaración de Pablo donde señala que “ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Ga 3:28); y (2) la tolerancia manifestada por el Concilio de Jerusalén en el tema de la circuncisión (Hch 15:19). Desde esta perspectiva, el comité concluyó (en oposición a la decisión de Utrecht) “que ‘ordenación’ y ‘mujer’ pueden ir juntos, que la mujer en el liderazgo pastoral no es un oxímoron [que excluye a otro), sino una manifestación de la gracia de Dios en la iglesia”.99 Desde esta perspectiva bíblica, Richard M. Davidson concluyó:

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Hemos encontrado que el testimonio bíblico es coherente con respecto al ideal divino para el dominio/sumisión/ igualdad en las relaciones entre esposo y mujer. Antes de la caída había completa igualdad sin ningún dominio/ sumisión en las relaciones entre Adán y Eva (Gn 2:24). Pero, después de la caída, de acuerdo con Génesis 3:16, al esposo se le dio un rol de dominio servicial para preservar la armonía del hogar, mientras que al mismo tiempo el modelo de igualdad en la pareja todavía era expuesto como el ideal. Esta prescripción dada después de la caída, de dominio para el esposo y sumisión para la esposa, estaba limitada a la relación matrimonial. En la revelación divina, en todo el resto del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, el dominio servicial y la sumisión voluntaria de parte del esposo y esposa, respectivamente, se afirman, pero nunca se amplían a la comunidad del pacto de tal manera que prohíba a las mujeres tomar posiciones de liderazgo, incluyendo posiciones de dominio sobre los hombres.100

Considerando igual la oposición de la ordenación de la mujer con el estar de acuerdo con la esclavitud, Walter B. T. Douglass sostuvo: Al igual que hoy, la iglesia cree y predica con integridad que la esclavitud o cualquier forma de servidumbre humana es contraria a la voluntad de Dios y las enseñanzas de los apóstoles; la misma iglesia debe enseñar con el mismo fervor que Dios elige quién proclamará su Palabra y conducirá a su pueblo. Si la ordenación de los hombres es una condición necesaria de muchas oportunidades en el liderazgo pastoral y la administración en la Iglesia; entonces la justicia, la integridad, la coherencia y el principio bíblico de la condición compartida dentro del cuerpo de Cristo debe mover a la iglesia a abrazar a la ordenación de mujeres.101

En el año 2000 Adventists Affirm publicó un trabajo de 423 páginas y 22 capítulos (además de cuatro apéndices) titulado, Prove All Things: A Response to Women in Ministry, editado por Mercede’s

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H. Dyer.102 Entre los autores de los capítulos se encuentran también alumnos y profesores de la Universidad de Andrews. P. Gerard Damsteegt, quien habló en contra de la ordenación de la mujer en Utrecht, y que no fue invitado a unirse al comité ad hoc del Seminario, fue uno de los mayores contribuyentes para el Prove All Things. En el “Epílogo” del trabajo, Dyer afirmó: Aun así, en Prove All Things hemos demostrado que las conclusiones centrales del libro Women in Ministry carecen de fundamento bíblico. En algunos casos, se utilizan textos de la Biblia para apoyar la conclusión deseada, mientras otros textos, sobre el tema referido, que llevan a una conclusión diferente, son pasados por alto. En otros casos, la información dudosa de fuentes no bíblicas se utiliza para reinterpretar o dejar de lado el sentido claro de lo que la Biblia dice sobre el tema. En otros casos, aun, las conclusiones se basan en un razonamiento creativo o imaginativo, que no es apoyado por la Biblia.103

Tres obras escritas por Samuel Koranteng-Pipim se opusieron a la ordenación de la mujer a la obra pastoral. En 1996, su libro de 368 páginas Receiving the Word: How New Approaches to the Bible Impact Our Biblical Faith and Lifestyle, apareció con algunas páginas que sugieren que la cuestión de la ordenación de las mujeres conspira en contra de la autoridad normativa de la Biblia.104 En el 2001, Pipim publicó la parte II – “A Gender Agenda” en su trabajo de 640 páginas titulado Must We Be Silent? Issues Dividing Our Church, a lo que él llamó “The Ideology of Women’s Ordination” [La ideología de la ordenación de la mujer].105 En el capítulo sobre “The Feminist Campaign for Equality”, el autor arguye enfáticamente: Hemos visto cómo la ideología del feminismo de la igualdad plena sienta las bases para la ordenación de las mujeres. Abrevar profundamente en la fundación de igualitarismo, la oposición fundamental del feminismo, a la enseñanza de la Escritura sobre las diferencias de roles

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entre hombres y mujeres en la iglesia, en última instancia conduce a los partidarios a abrazar el lesbianismo y la brujería, para redefinir y feminizar a Dios, para impulsar de manera indiscriminada para un lenguaje no sexista, a cuestionar la inspiración y la autoridad de la Biblia, a adoptar una mayor crítica para reinterpretar la Biblia, a incorporar ministerios de mujeres en ministerios feministas, y avanzar en una interpretación cuestionable de Gálatas 3:28.106

Otras apelaciones importantes en contra de la ordenación de la mujer aparecieron en el 2005 en los capítulo 44 (por C. Mervyn Maxwell) y 45 (por Laurel Damsteegt) de la obra de 810 páginas titulada Here We Stand: Evaluating New Trends in the Church [Aquí estamos: Evaluación de nuevas tendencias en la iglesia], editado por Samuel Koranteng-Pipim y publicado por Adventists Affirm.107 Más tarde, publicó el libro de Doug Batchelor titulado God’s Role for Women in Ministry [El papel de Dios para la mujer en el Ministerio] (2009)108 y el libro de Wellesley Muir llamado Daughters of Inheritance: A New Look at Women’s Ordination [Hijas de la herencia: Una nueva mirada a la ordenación de las mujeres] (2010),109 expresando preocupaciones similares concernientes a la ordenación de la mujer. Mientras tanto, muchos textos a favor y en contra de la ordenación de la mujer fueron publicados en sitios, páginas web, blogs, etc. Algunos de los principales sitios adventistas no oficiales a favor de la ordenación de la mujer son www. spectrummagazine.org y www.atoday.org. Entre los que se oponen a la ordenación de la mujer están www.adventistsaffirm.org y www.womenministrytruth.com. Al acceder a estos sitios se puede tener una idea en general de cuán polarizada (y hasta belicosa) está la discusión de la ordenación de la mujer en algunos sectores de nuestra iglesia.

Nuevas direcciones (2010-2013) El tema de la ordenación de las mujeres se planteó de nuevo a principios de 2010 en el General Conference President’s Executive

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Administrative Council (PREXAD). En consecuencia, el 19 de enero, una carta del pastor Jan Paulsen, presidente de la Conferencia General, fue enviada a los presidentes de las Divisiones con dos preguntas básicas: Pregunta 1: ¿En qué medida la IASD en su División apoyará y alentará a las mujeres en sus diversos roles de liderazgo, ministerio y servicio? ¿De qué manera la IASD en su División practica la consagración u ordenación de las mujeres a esos cargos? ¿La ordenación de mujeres para el ministerio es una opción para su división? Pregunta 2: ¿De qué forma la misión de la Iglesia en su División podría ser negativamente impactada si se prevén en otras áreas del campo mundial al ordenar mujeres para el ministerio en situaciones en donde se cree que eso ayudaría a avanzar la misión de la Iglesia en esas áreas?.110

En la reunión de primavera de la Conferencia General (6 de abril del 2010), Paulsen informó a los delegados que solo 3 de las 13 divisiones “respondieron diciendo que estaban listos para afirmar a las mujeres en el Ministerio mediante el proceso de la ordenación, o una parte significativa de su división lo haría”. Ocho de las divisiones “dijeron no poder ordenar a mujeres, ya que la gente en toda parte del mundo se vería afectada negativamente. . . . [Sería] socavar seriamente la unidad [de la iglesia]”. En consecuencia, de acuerdo con Paulsen, el tema de la ordenación de las mujeres no sería parte de la agenda de la Sesión de la Conferencia General en Atlanta del 2010.111 Aun así, Michael L. Ryan en la Sesión Administrativa de la Asociación General se comprometió a establecer un proceso para revisar el tema de la ordenación de la mujer además de presentar un informe a un concilio anual durante el periodo [2010-2015]”.112 Durante el concilio anual del 2010, el presidente de la IASD, Ted N. C. Wilson declaró que “el Instituto de Investigación Bíblica de la sede mundial de la iglesia, coordinará el proceso de estudio de la teología de la ordenación con las comisiones correspondientes de investigación bíblica de cada una de las 13 divisiones de la iglesia”.

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Artur Stele anunció el cronograma del proceso de la siguiente manera: En noviembre de 2013, cada comisión de División en su consejo de fin de año 2013 revisará el estudio realizado por la Comisión de Investigación Bíblica de su División, y lo recomendará al director del Instituto de Investigación Bíblica para su consideración por una comisión de estudio de la teología de la ordenación. El Consejo Administrativo de la Asociación General también nombrará un Consejo de Estudio de la Teología de la Ordenación, con representación apropiada de las Divisiones. De diciembre de 2013 hasta junio de 2014, la Comisión de Estudio de la Teología de la Ordenación analizará los materiales recibidos de las divisiones y preparará un informe combinado. En junio de 2014, el informe será revisado por los oficiales ejecutivos de la Asociación General y más tarde por el Consejo Ejecutivo Administrativo del Presidente y en el Consejo Administrativo de la Asociación General. En octubre de 2014, la administración de la Asociación General elaborará un informe para el Consejo Anual, que revisará el informe y, si es preciso, tomará cualquier acción apropiada. Si se precisa votar el material para ponerlo en la agenda del Congreso Mundial de 2015, se actuará para proceder en conformidad.113

Poco después (noviembre de 2010), el Comité Ejecutivo de la División Trans-Europea votó las siguientes acciones para la atención de la Conferencia General: 1. Solicitar que se priorice el estudio de la teología de la ordenación según lo votado en la Sesión de la Asociación General en Atlanta. 2. Solicitar a la Asociación General examinar y modificar las políticas de la misma, para que la redacción sea de género neutro y todas las vías de liderazgo estén abiertas para hombres y mujeres.

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3. Solicitar a la Asociación General el conceder una variación a las constituciones modelo y los estatutos para dar cabida a las necesidades únicas de la División Transeuropea con la inserción de “presidentes de la Conferencia o Unión debe ser un ministro comisionado /ordenado” en el idioma de su política. Creemos que se trata de una cuestión de urgencia y respetuosamente pedimos que esto sea tratado tan pronto como sea posible pero no después del Concilio Anual de la Asociación General del 2011. 4. Solicitar a la Conferencia General la autorización para ordenar mujeres al ministerio evangélico dentro de la División Trans-Europea creando así la igualdad entre los ministros de ambos sexos y seguir el mismo proceso y procedimiento que actualmente se aplica a los hombres ordenados y ministros con credenciales.114

Mientras tanto, Jan Paulsen, después de su retiro en el verano del 2010, hizo más pública su posición al promocionar la ordenación de mujeres, como es evidente en su libro Where Are We Going? publicado por la Pacific Press el 1 de septiembre del 2011. Admitiendo que la ordenación de mujeres al Ministerio puede dividir la iglesia, Paulsen agregó que “no ordenar mujeres probablemente puede ser como dividir la iglesia”. En su opinión, “lo que la División Norteamericana solicitó en 1995, que fue rechazado mediante votación por la asamblea, debe ser nuevamente considerado”. Después de explicar por qué tampoco otra sesión de la Asociación General probablemente no aprobaría la ordenación de mujeres, sugirió una nueva estrategia administrativa: No veo ninguna posibilidad de cualquier reunión a futuro para resolver la cuestión de la ordenación de las mujeres de manera diferente de lo que tiene en las reuniones anteriores. Si el liderazgo de la iglesia pide a la asamblea transferir la responsabilidad de este tema para el Concilio Anual; entonces, creo que tenemos una junta que puede manejar este problema con eficacia.115

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Continuando con el debate iniciado en el 2009, la División Norteamericana cambió el contenido del tema “E 60 Presidente de una Conferencia/misión” de su Working Police [Política administrativa]. Hasta finales de 2010, ese tema específico siguió la política de trabajo de la Asociación General y declaró, “puesto que el presidente de la asociación/misión se sitúa en la cabeza del Ministerio en la asociación/ misión y es el jefe principal o supervisor de todas las iglesias, un presidente de la asociación/misión debe ser un ministro ordenado”.116 Pero el 7 de noviembre del 2010, el Comité Ejecutivo de la División Norteamericana, agregó la palabra “comisionado/encargado” a la expresión “debe ser un ministro ordenado”, leyendo luego “debe ser un ministro ordenado”.117 La modificación publicada por el Working Policy 2010-2011 North American Division Working Policy, 2010-2011 (Hagerstown, MD: Review and Herald, [2010]), E-31 -de la División Norteamericana, abriría las puertas para que mujeres comisionadas, no ordenadas, se tornaren presidentes de asociaciones/misiones. Este cambio de lenguaje generó un malestar administrativo porque como División (que es una extensión) de la Asociación General, la División Norteamericana (al igual que otra División) está obligada a estar en armonía con las operaciones prácticas de la Asociación General. En vez de cambiar su voto, la División Norteamericana y la División Trans-Europea enviaron solicitudes oficiales a la Asociación General para que los ministros comisionados (incluyendo mujeres) fueran nombradas como presidentes de Asociación en Norteamérica y como presidentes de Uniones/Asociaciones de la División Europea. El 11 de octubre, acuerdos que duraron una discusión de 6 horas, los delegados del concilio anual de la Asociación General negaron el pedido de la Asociación Norteamericana por voto de 167 contra 117, y al mismo tiempo rechazaron la solicitud de la División TransEuropea.118 Un reporte de la decisión del concilio anual fue proveído por el comité ejecutivo de la División Norteamericana el 31 de octubre del 2011. Sin embargo, el comité ejecutivo votó reafirmar su decisión anterior que (un presidente de Asociación/Misión debería ser un ministro ordenado/comisionado).119 Por otro lado, el 16 de noviembre

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de 2011 la División Trans-Europea votó “afirmar que cada unión pueda aplicar independientemente entre pastores hombre y mujer dentro del marco de las políticas existentes y lineamientos para las credenciales ministeriales (ordenado/comisionado) de la División Trans-Europea.120 Después de solicitar una revisión independiente de los documentos de “gobierno” de la iglesia y varios consejos sobre el asunto, el presidente de la División Norteamericana, Dan Jackson, escribió una carta el 31 de enero de 2012, a los miembros de la Comisión Ejecutiva de la División Norteamericana pidiendo disculpas por la decisión anterior y explicando que la “Comisión Ejecutiva de la División Norteamericana no tiene derechos de establecer políticas que estén fuera de sintonía con el Modelo de Constitución de la Asociación General, o la política administrativa de la Asociación General”.121 Entonces, el Working Police de la División Norteamericana del 20112012 fue emitida con la expresión anterior “debe ser un ministro ordenado” reincorporada.122 Por otro lado, la División Trans-Europea mantuvo su acción de reafirmación del 16 de noviembre del 2011. Mientras tanto, el presidente Ted Wilson invitó al ya jubilado ex presidente Jan Paulsen, a presentar una lectura devocional el 17 de abril de 2012, durante el Consejo de Primavera. Paulsen aprovechó la oportunidad para abordar el tema de la ordenación de las mujeres como una preocupación misiológica que se decidió regionalmente, basada en los valores y los desafíos de cada cultura local. Incluso, declaró que en la resolución de esas cuestiones, “nuestros líderes en California no pueden tomar esa decisión por sus colegas en África; y nuestra muy prosperada Iglesia en Sudamérica no puede hablar por la Europa que se encuentra en aprietos”.123 Es difícil saber la influencia del discurso de Paulsen. Aún así, poco después, algunas Uniones consideraron que debían decidir por sí mismas si se ordena a mujeres para el ministerio pastoral. Así que el 23 de abril de 2012, la Conferencia de la Unión del Norte de Alemania votó a favor para ordenar “pastoras” [Pastorinnen] al igual que sus colegas de sexo masculino [Männlichen Kollegen] en su territorio.124 “El apoyo más reciente a este proceso innovador fue dado por el ex

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presidente del Consejo Mundial de Iglesias, el Dr. Jan Paulsen, cuando se dirigió a los asistentes de la reunión de primavera de la Conferencia General el 17 de abril de 2012 (disponible en ANN)”.125 Yendo un poco más lejos, el Comité Ejecutivo de la Columbia Union Conference adoptó las siguientes medidas el 17 de mayo de 2012: 1. Reconocer su responsabilidad de actuar moral y éticamente, expresando un compromiso inquebrantable a ordenar a las personas calificadas para el Ministerio pastoral sin distinción de género, y 2. convocar a una reunión especial de los oficiales con el propósito de autorizar la ordenación para el Ministerio pastoral independientemente de género; y 3. para establecer la fecha de la reunión para el 29 de julio de 2012 a las 10 horas, en un lugar a determinarse en Maryland.126

Antes de esa “reunión especial” la edición de julio de 2012 de la revista Visitor de la Columbia Union Conference, llevó en su portada el título, “Weighing the Issues: Why We’re Advocating for Women’s Ordination”.127 [La ponderación de los temas: Por qué estamos abogando por la ordenación de las mujeres”.] Preocupados con esos movimientos, el 29 de junio de 2012, la Oficina Presidencial de la Conferencia General publicó una “apelación” especial aprobada por los oficiales de la Conferencia General, incluyendo a los presidentes de las 13 divisiones de la Conferencia General. El documento dice lo siguiente: UN LLAMADO A LA UNIDAD CON RESPECTO A LAS PRÁCTICAS DE ORDENACIÓN MINISTERIAL Desde principios de 2012, gran número de Asociaciones han documentado acciones expresando apoyo o compromiso hacia el tema de la ordenación ministerial de las mujeres. La iglesia adventista mundial está actualmente envuelta en un estudio sobre la teología de la ordenación

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y sus implicaciones. Este estudio se programa para su culminación en el Concilio Anual del Comité Ejecutivo de la Asociación General proyectado para el 2014. En esa fecha, el Comité determinará el reporte que luego será entregado en el Congreso Mundial de la Asociación General del año 2015 junto con alguna recomendación adicional que debería ser considerada por los delegados en dicho congreso. A la luz de este estudio actual y a los procedimientos de distintas Asociaciones/Uniones, la directiva de la Asociación General, incluyendo los presidentes de las 13 divisiones mundiales, ha comunicado un llamado a la unidad respecto a las prácticas de la ordenación ministerial. La apelación se dirige a los siguientes puntos: 1) unidad con respecto a una acción eclesiástica mundial (e.d., las decisiones de 1990 y 1995 de los Congresos de la Asociación General sobre la ordenación ministerial); 2) que cada Comité Ejecutivo de Unión considere cuidadosamente las consecuencias a gran alcance al tomar un curso de acción que sea contrario a las decisiones de la Junta de la Asociación General; y 3) que cada Unión participe en el estudio actual sobre la teología de la ordenación y sus implicaciones. 1. Respecto a una decisión mundial de la iglesia La iglesia a nivel mundial reconoce a la Asociación General en sesión como la más alta autoridad eclesiástica para los adventistas del séptimo día. Las decisiones de las sesiones de la Asociación General de 1990 y 1995, con respecto a la concesión de ordenación de mujeres al ministerio, representan actualmente la voz oficial de la iglesia en este asunto. Las acciones por parte de ciertas Uniones indican su deseo de establecer una fuente de autoridad alternativa para un asunto que ya posee la autoridad de la iglesia mundial. Según es entendido, actualmente, en la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la ordenación al ministerio evangélico es la ordenación para servir a la iglesia en todo el mundo. No existe alguna provisión para una ordenación ministerial localizada geográficamente. En consecuencia, la decisión

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de cambiar o modificar prácticas de ordenación es un tema global y necesita una decisión de parte del cuerpo eclesiástico mundial. Que cualquier Unión introduzca una práctica de ordenación diferente, es considerado, por el resto de la Iglesia, como una prontitud a poner a un lado una decisión eclesiástica mundial y proceder en una dirección contraria. Tales acciones, tomadas al mismo tiempo cuando la Iglesia mundial está involucrada en un estudio y discusión sobre el asunto, se adelantan al proceso y a cualquier decisión que provenga de ello. Esto crea una gran confusión, desavenencia y también una erosión de la verdad a la vez que alimenta la duda en cuanto a si esas Uniones actúan en buena fe como miembros de la familia a nivel global. Algunos que animarían a las Uniones a aceptar la ordenación de mujeres al ministerio, toman atención a declaraciones seleccionadas de un documento del Comité Ejecutivo de la Asociación General. Como lo usan estos individuos, dichas declaraciones indicarían que una Unión tiene autoridad final en asuntos relacionados con la ordenación ministerial. La intención del documento, del cual tales declaraciones fueron tomadas, es enfatizar la interconexión de la estructura denominacional de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. La autoridad y responsabilidad confiada a cualquier entidad de la Iglesia es ejercitada dentro del contexto de creencias, valores y políticas de la Iglesia, en su totalidad. Ser parte de la Iglesia adventista global insta a toda organización a pensar y actuar para el bien de todos y evitar un espíritu de autonomía y autodeterminación. 2. Los efectos de perseguir unilateralmente un curso diferente de acción El significado del comportamiento de cualquier Unión en una forma contraria a la decisión de la Iglesia mundial, no se limita a la acción en sí misma (la ordenación ministerial en el presente caso); ello toca el mismo corazón de cómo funciona esta Iglesia como una familia global. La esencia de unidad en la funcionalidad organizativa adventista

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del séptimo día es el compromiso mutuo de todas las organizaciones hacia la toma colectiva de decisiones en asuntos que afecten a la familia entera −y la aceptación de esas decisiones como la autoridad de la Iglesia. La acción de cualquier Unión en proceder en un curso diferente de acción, representa un rechazo de este valor clave en la vida denominacional. A menos que este valor (e.d., la toma colectiva de decisiones y la aceptación de dichas decisiones como la autoridad de la Iglesia) se mantenga, todos los demás valores que contribuyen a la unidad son seriamente debilitados. Para una entidad, expresar su disensión con una decisión mundial de la Iglesia puede parecer a algunos como un legítimo curso de acción. Sin embargo, las implicaciones de actuar contrariamente a una decisión de la iglesia mundial no se limitan a una entidad. Cualquier organización que contempla un curso de acción contrario a una decisión de la Iglesia mundial, debe preguntarse a sí misma: “¿Es este el patrón de participación en la vida de la iglesia que deseamos establecer y recomendar para que otras entidades la sigan?” “¿Cómo trataremos con la situación si una organización en nuestro territorio decidiría suspender su participación en uno o más asuntos que entraría en desagrado con la familia mayor de las organizaciones?”. Acordamos mutuamente en políticas que beneficien a la iglesia entera y la protejan de fragmentarse en unidades independientes y dirigidas localmente. Ellas son el reflejo de la voluntad del cuerpo que es conducido por el Espíritu y que permiten que cada entidad mire más allá de sí misma para el bien de todo el cuerpo de Cristo. 3. Participación en el estudio actual de la ordenación y sus implicancias Los directivos de la Asociación General dan la bienvenida e invitan a las Uniones a participar en el estudio global de la ordenación. Este estudio será el más abarcante y profundo que la Iglesia haya emprendido sobre este tema. Estudios anteriores han sido conducidos por comisiones. Esta es la primera vez que un estudio sobre la ordenación

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ministerial envuelve a toda la Iglesia en las 13 Divisiones. Los comités de investigación bíblica en todas las Divisiones han sido convocados a conducir un estudio sobre la teología de la ordenación y sus implicancias. Además, durante el año 2012, el Comité Administrativo de la Asociación General designará un comité de estudio sobre la teología de la ordenación, con representación de todas las Divisiones, para supervisar y facilitar el proceso de debate global y preparar reportes para su exposición al Comité Ejecutivo de la Asociación General. El Concilio Anual de 2014 determinará qué tipo de acción, si la hubiera, debería ser recomendada en el Congreso Mundial de la Asociación General del 2015. Se está dando cuidadosa reflexión para asegurar que el proceso de estudio y educación sea conducido con justicia y detalle al respecto de examinar la teología de la ordenación y sus implicaciones prácticas. Todas las Uniones son bienvenidas para expresar su convicción como parte del diálogo mundial en este asunto. Su pronunciamiento sobre este tema, junto a la de otros, necesita ser escuchado. Ahora es el tiempo para que las Uniones compartan su posición sobre la ordenación ministerial y la base lógica detrás de ello. Proceder de esta manera asegurará que varias perspectivas sean claramente entendidas por la Iglesia mundial. El llamado enviado por la directiva de la Asociación General a ciertas Uniones también refleja este mensaje del liderazgo de la Iglesia en grupo a otras Uniones que puedan estar considerando pasos similares con respecto a las prácticas de la ordenación ministerial. La comunicación concluye: “Compartimos con ustedes nuestras profundas preocupaciones acerca del curso de acción que han elegido. Creemos que las convicciones agudamente diferentes con respecto a la ordenación ministerial para las mujeres están presentes en nuestra familia mundial. También creemos que el paso del tiempo sin hallar satisfacción para las tensiones sobre este asunto pueden dar lugar a la frustración y la erosión de confianza que puede hallarse en una resolución satisfactoria, mutua y oportuna”. “Por lo tanto, sinceramente llamamos a ustedes: 1. Que su Unión continúe operando en armonía con las

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decisiones a nivel mundial y los procesos de toma de decisiones de la Iglesia. 2. Que hasta el tiempo en que la Iglesia decida de otra manera, su Unión se refrene de tomar cualquier acción para implementar prácticas de ordenación ministerial que sean contrarias a los procedimientos de los Congresos de la Asociación General de los años 1990 y 1995. 3. Que la membresía de la Unión sea informada concerniente a las implicancias para toda la iglesia en cuanto al evento en que una entidad, por cualquier razón, elija un curso de acción en oposición deliberada a una decisión de toda la iglesia. 4. Que la Unión participe activamente en la discusión mundial acerca del entendimiento de la Iglesia y la práctica de la ordenación. La contribución de una Unión en este debate puede ser adelantado al Comité de estudio de la teología de la ordenación a través del respectivo Comité de estudio de la ordenación establecido por cada División. “Gracias por su gentileza al recibir y meditar sobre estas cosas. Nos unimos a ustedes en la búsqueda diligente y fervorosa en conocer la voluntad, la bendición y la conducción de Dios en este y otros asuntos que afectan nuestra vida unida como Iglesia y nuestra empresa colectiva para avanzar su reino”128

A pesar del “llamado” escrito desde la Asociación General, la Unión de Columbia mantuvo su “reunión especial de distrito” el 29 de julio de 2012. Con 209 votos a favor y 51 en contra, además de nueve abstenciones, los delegados de dicha zona acordaron en votación “Que la Unión de Columbia autoriza la ordenación al ministerio sin consideración de género”.129 En respuesta a este procedimiento, la Asociación General se pronunció el 7 de agosto con el documento “An Appeal for Oneness in Christ” [“Un llamado para la unidad en Cristo”]130 y, el 9 de agosto, el documento “Questions and Answers Regarding Current Issues of Unity Facing the Church” [“Preguntas y respuestas en cuanto a temas actuales de unidad que enfrenta la iglesia”].131 El primer documento dice lo siguiente:

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Un llamado para la unidad en Cristo: Una respuesta de los directivos de la Asociación General y presidentes de División a la acción de la sesión distrital de la Unión de Columbia “Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros” (Juan 17:11) La unidad entre los discípulos por la cual Jesús oró es un precioso don de Dios: este don debe ser continuamente nutrido y es una tarea interminable y a menudo difícil para aquellos que se reúnen en su nombre. De esta manera, la iglesia apostólica podría envolverse en vigorosa discusión y aun fuerte desacuerdo con la certeza de que cada sometimiento personal de cada miembro al Espíritu resultaría en un propósito que honre a Dios hacia los desafíos y conflictos a fin que la unidad esencial de la iglesia pueda ser preservada y extendida (Hch 15:129). El desacuerdo en tal comunidad de fe no es fatal ni cismático, pues cada creyente acepta la responsabilidad de cumplir la oración de Jesús en palabra y obra para preservar la unidad que Él espera, como se indica en Juan 17. El unilateralismo —la premisa de que un individuo o grupo puede perseguir su propia visión de la verdad a expensas de la unidad del todo— fue y es el gran adversario del Cuerpo unificado de Cristo. Ello rompe el lazo esencial que reúne a los pueblos de todas partes a la iglesia remanente, atrayéndolos a preferir una verdad sobre el más alto y colectivo requerimiento para actuar en armonía con cada uno. Llamando a una seria reafirmación al principio de unidad eclesial, los directivos de la Asociación General y los presidentes de División emitieron un llamado a la moderación en su declaración de consenso del 29 de junio de 2012, “An Appeal for Unity in Respect to Ministerial Ordination Practices” [Un llamado a la unidad respecto a las prácticas de ordenación ministerial]. Totalmente conscientes que existen diferencias significativas al considerar la teología de la ordenación y la oportunidad

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de ordenar mujeres al ministerio evangélico, en todo caso apelan a todas las entidades e individuos en la iglesia a respetar la actual política de la iglesia y las decisiones de la Asociación General en sesión y a trabajar armoniosamente a través de todo el proceso establecido por el Comité Ejecutivo de la Asociación General de octubre 2011. Aquella acción estableció elaborar un estudio de tres años y un proceso de debate culminando en un Comité de Estudio sobre la Teología de la Ordenación que revisará todos los aspectos de la práctica de la ordenación ministerial en la Iglesia Adventista del Séptimo Día incluyendo la ordenación de mujeres al ministerio evangélico, junto con reportes previstos para el Concilio Anual de octubre 2014 del Comité Ejecutivo. Esto permitiría que se coloque en la agenda del Congreso Mundial de la Asociación General del 2015 cualquier resolución acordada, que es el cuerpo aceptado por las entidades de la iglesia y afirmado por el consejo divinamente inspirado del Espíritu de profecía como la voz oficial y la más alta autoridad eclesiástica de la iglesia. El Comité Ejecutivo de la Asociación General, la más alta autoridad deliberativa de la iglesia mundial entre las sesiones de la Asociación General, incluye casi 120 presidentes de Unión y Asociación como delegados elegidos, junto con directivos nombrados, directores departamentales, pastores, obreros y numerosos laicos. Fue un asunto muy desalentador para los líderes más antiguos de la iglesia mundial aprender de la acción unilateral tomada por los delegados de la Unión de Columbia en una reunión especial local del 29 de julio de 2012. Esa acción no está en armonía con la General Conference Working Policy [Reglamentos EclesiasticoAdministrativos de la Asociación General]—es decir, las decisiones colectivas del liderazgo mundial que definen los procedimientos y relaciones aplicables a todas las organizaciones. Además, la acción anula los votos de la Junta de la Asociación General de 1990 y 1995 respecto a la práctica de ordenación. Ello se adelanta al proceso votado por el Comité Ejecutivo de la Asociación General para el estudio actual de la teología y práctica de la ordenación

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al encomendar a la Unión de Columbia a un resultado particular antes que el proceso de estudio y debate sea culminado. Al hacerlo, afirma el derecho de una entidad a colocar sus conclusiones por encima del principio de unidad en el Cuerpo de Cristo. Mediante esta acción, los delegados han permitido un principio de unilateralismo y autonomía en todo su territorio que es muy destructivo al funcionamiento armonioso de la Unión de Columbia, así como a la relación de unidad con la familia de la iglesia mundial. Desafortunadamente, algunas Uniones, Asociaciones, congregaciones e individuos pueden ahora hacer el intento de citar incorrectamente el ejemplo de la Unión de Columbia misma como justificativo de proseguir en cualquier curso de acción independiente. Es posible que algunos que votaron por la resolución del 29 de julio puedan no haber entendido completamente el peligro que su acción posee para la unidad funcional de su propia región y para el sector más amplio de la denominación. La acción tomada por la Unión de Columbia representa una seria amenaza a la unidad de la Iglesia Adventista del Séptimo Día a nivel mundial y así, en su próxima reunión en octubre de 2012, el Comité Ejecutivo de la Asociación General revisará cuidadosamente la situación y determinará cómo responder. En el Espíritu de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, los dirigentes de la Asociación General y los presidentes de división nuevamente llaman a todas las entidades, organizaciones e individuos, incluyendo la Unión de Columbia, refrenarse de tomar decisiones independientes y unilaterales e implementar acciones sobre asuntos que afecten la ordenación ministerial e invertir sus energías y creatividad en promover un diálogo vigoroso mediante el proceso establecido acerca de cómo la Iglesia debería reconocer y afirmar los dones del Espíritu en las vidas y ministerio de los creyentes. Un documento adicional importante, organizado como una serie de preguntas y respuestas sobre tópicos clave, afirmaciones y trasfondos históricos discutidos en la reciente reunión distrital de la Unión de Columbia o en la comunicación relacionada, estará disponible

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aproximadamente el miércoles 8 de agosto mediante los órganos de información de la Asociación General.132

Se han presentado un número de argumentos en apoyo de las acciones de esta Unión. Uno de los más influyentes fue el texto de Gary Patterson, “General Conference in Violation of Its Own Policy” [“La Asociación General en infracción de su propio reglamento”], publicado el 15 de agosto de 2012. El texto es como sigue: Existe una percepción actual de que la Asociación General no puede infringir el reglamento, que cualquier cosa que lo haga constituye la norma, pero esto no es así. En un documento emitido por la Asociación General el 9 de agosto de 2012 respondiendo a la acción de la Unión de Columbia del 29 de julio de 2012 se establece que “No es preciso afirmar que la norma sigue a la práctica”. Mientras que eso se reconoce como cierto, desafortunadamente para el punto del documento del 9 de agosto, esta declaración socava su intento de indicar que la acción de la Unión de Columbia es contraria al reglamento de la Asociación General debido al hecho de que no hay tal reglamento sobre la ordenación ministerial que requiera que solamente los varones pueden ser ordenados o que las mujeres se encuentran prohibidas de tal ordenación. La autoridad de la ordenación está claramente definida en el reglamento de la Asociación General [Working Policy]. Considerando la aprobación de personas designadas para la ordenación el reglamento B 05 establece que “las decisiones al considerar la ordenación de ministros son confiadas a la Unión”. Con respecto a tales decisiones el reglamento añade: “Cada nivel de organización ejercita un campo de autoridad y responsabilidad final…”. Así, en la selección y autorización de tales individuos, la Asociación General no tiene autoridad sobre las decisiones de Unión en tanto como estas decisiones estén en armonía como el criterio establecido para la ordenación según el reglamento de la Asociación General.

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Como lo indica el documento del 9 de agosto, la Asociación General establece: “el criterio para la ordenación…”. Hay quince de tales criterios mencionados en el reglamento L 50, ninguno de los cuales se refiere en ninguna manera al asunto del género. Si, por tanto, cualquier individuo aprobado por la Unión cumple estos criterios, la autoridad de la Asociación General ha sido cumplida. Debido a que no hay referencia al género en esos quince requerimientos, la Unión está actuando dentro de su autoridad como se establece en el reglamento B 05. Como ese indica en el documento del 9 de agosto, “el reglamento mismo está basado en los principios de la Iglesia Adventista del Séptimo Día como se encuentran en la Escritura y en los escritos de Elena G. de White”. Esta declaración está en interesante contraste con la del 29 de junio de 2012, en la carta de los dirigentes de la Asociación General y los presidentes de divisiones dirigidas a los dirigentes y miembros del Comité Ejecutivo de la Unión de Columbia de los adventistas del séptimo día. Esta carta establece “Decisiones (1975, 1985, 1990 y 1995) para retener ordenación ministerial a las mujeres que han sido hechas sobre la base del impacto negativo para la unidad y no sobre la base de la evidencia irrefutable de la Biblia o el Espíritu de profecía”. El punto aquí es que estas acciones no son reglamentarias, ni fueron formadas en lo que es la base establecida del reglamento, dejando a uno libre para preguntarse sobre qué están basadas—¿práctica, ejemplos, percepción o quizás prejuicio? La cuestión de la autoridad de la Asociación General para dirigir estos asuntos surge en el documento del 9 de agosto y de hecho la Asociación General en sesión es libre de dirigir cualquier cosa que desee. Pero a menos que ella cambie sus reglamentos y se separe de la autorización dada en el reglamento B 05 u otros niveles de gobierno tales como la iglesia local al considerar la membresía o la Asociación/Misión local al considerar el empleo o la Unión al considerar la ordenación, ella no es libre de introducirse en esas áreas. Así, su intento de colocar la autoridad de la Unión en el área de la ordenación es una violación de su propia política.

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Si la Asociación General desea dirigir el asunto del género en la ordenación al ministerio, puede hacerlo, pero solo cambiando su reglamento hacia una dirección que vaya más allá de la exclusividad hacia el género masculino, lo cual prohíbe la ordenación de las mujeres. No existe tal política actualmente en existencia, ni la ha habido en la historia de la denominación. La práctica, el ejemplo, la percepción y aun el prejuicio no constituyen un reglamento. Solo siendo honesto, la norma claramente articulada gobierna el asunto de la ordenación que incluye el género. Hay una percepción existente de que la Asociación General no puede transgredir el reglamento, que sea lo que haga constituye un reglamento, pero este no es el caso. La Asociación General puede violar el reglamento tan bien como cualquier otro nivel de la iglesia si actúa contrariamente a las provisiones del reglamento. A menos que y hasta que la Asociación General cambie su reglamento por votación, cualquier acción contraria al reglamento es una violación. Así, las Uniones no están fuera del reglamento en este asunto de inclusión de género en la ordenación de ministros, la Asociación General misma está fuera del reglamento.133

Conscientes de la desaprobación de la Asociación General a la acción de la Unión de Columbia, el 19 de agosto de 2012 la Unión del Pacífico votó en 79% contra 21% en cuanto a la “aprobación de la ordenación al ministerio evangélico sin considerar el género”.134 El presidente de la Asociación General Ted Wilson asistió a las reuniones locales de la Unión de Columbia (29 de julio) y a la de la Unión del Pacífico (19 de agosto). En cada reunión él pidió a los delegados esperar para el resultado del Comité de Estudio sobre la Teología de la Ordenación mencionado anteriormente. Pero la mayoría de los delegados sentían que un retraso posterior no resolvería el asunto y que era apropiado para la organización de la Unión, que normalmente aprueba la ordenación de todos modos, determinar cómo ello se relacionaría a la presencia de las mujeres en el ministerio. El 19 de agosto los directivos de la Asociación

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General respondieron a la acción de la Unión Pacífico de la siguiente manera: UNA RESPUESTA A LA ACCIÓN DE LA REUNIÓN LOCAL DE LA UNIÓN DEL PACÍFICO DEL DOMINGO 19 DE AGOSTO DE 2012 Los 17 millones de miembros que compone la Iglesia Adventista del Séptimo Día están unidos a través del Espíritu Santo con un solo compromiso a Cristo y a las verdades de su Palabra, una urgente misión en el fin del tiempo y una organización eclesiástica inspirada divinamente. Una amenaza a cualquiera de estas áreas coloca en riesgo la unidad de la iglesia. Es por esta razón que el liderazgo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día afirma que la acción de la Unión del Pacífico no cambia su Constitución y permanece en armonía con la iglesia mundial. Esto representa un paso en una dirección positiva. No obstante, el liderazgo de la Asociación General está seriamente preocupado con la subsecuente acción que se adelanta a las decisiones colectivas de la iglesia mundial en cuanto al tema de la ordenación. Las acciones unilaterales contrarias a las decisiones votadas por la iglesia mundial amenazan seriamente a la unidad de la iglesia. La iglesia mundial reconoce el papel vital que las mujeres juegan en la vida, ministerio y liderazgo de la iglesia y anima su participación activa. Debido a que el Comité Administrativo de la Asociación General ya ha decidido y empezado el estudio más comprensivo en nuestra historia sobre el asunto de la ordenación, que incluirá el estudio sobre la ordenación de las mujeres, la acción de la Unión del Pacífico para conceder la Ordenación Ministerial “sin considerar el género” se adelanta al proceso votado para el estudio actual de la teología y las prácticas de la ordenación al comprometer a la Unión del Pacífico en un resultado particular antes que el proceso de estudio y debate sea culminado. También eso expresa una falta de confianza en la integridad del proceso general aceptado y votado por los administradores y personal de la Asociación General,

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los dirigentes de División, pastores y miembros laicos de todas las Divisiones mundiales que sirven al Comité Ejecutivo de la Asociación General, el cual incluye a los presidentes de las 125 Uniones que representan a la iglesia mundial, al considerar de qué manera nos aproximamos a los desafíos en común. Además, la acción es contraria a los Reglamentos de la Asociación General [Working Policy] y rechaza las decisiones de 1990 y 1995 de la Asociación General en sesión respecto a la práctica de la ordenación. La acción tomada por la Unión del Pacífico representa una seria amenaza para la unidad de la Iglesia mundial y así, en su próxima reunión en octubre 2012, como se indica en otra reciente declaración pública por los dirigentes de la Asociación General y los presidentes de división, el Comité Ejecutivo de la Asociación General revisará cuidadosamente la situación y resolverá de qué manera responder. En el espíritu de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, los dirigentes de la Asociación General apelan a todas las entidades, organizaciones e individuos, incluyendo a la Unión del Pacífico, para evitar decisiones independientes y unilaterales y de implementar cualquier tal acción. Es nuestra oración que la “unidad” por la que Jesús oró en su gran oración intercesora en Juan 17 y que los discípulos experimentaron en Hechos 2, se manifestará en su iglesia hoy. Oramos para que el resultado de esta “unidad” transforme vidas por su gracia, unidos en su amor y apoderados por su Espíritu para proclamar su mensaje de los días finales en toda su plenitud a un planeta pereciente, apresurando el retorno glorioso de nuestro Señor.135

Algunos miembros apoyaron y aun aplaudieron lo que consideraron como valentía por parte de la Unión de Columbia y la Unión del Pacífico al evitar que la Asociación General y la iglesia mundial aprueben la ordenación “sin considerar el género”. Otros vieron los votos como rebelión, con consecuencias eclesiológicas que van más allá del asunto ordenación/no-ordenación. En su

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pensamiento, si una Unión puede evitar someterse a la Asociación General, ¿por qué una Asociación/Misión local o aun una iglesia en particular no pueden hacer lo mismo en su propia Unión? Aun otros señalan que “sin considerar el género” es una expresión inclusiva usada hoy en referencia a los hombres, mujeres e individuos intersexuales.136 Al incorporar esta expresión en su procedimiento, algunos se preguntan si estas Uniones estuvieron prometiendo en teoría algo que en la práctica ellos no harían (a saber, la ordenación de homosexuales) o ¿acaso están contemplando ya tal posibilidad? Sea cual sea el caso, esta expresión está cargada de posibles significados presumiblemente no intencionados por los delegados que votaron las respectivas acciones. El 25 de agosto de 2012, en el Congreso Europeo de Pastores, Rogaska Slatina, Eslovenia, el presidente de la División TransEuropea, Bertil Wiklander, presentó la siguiente “Declaración sobre la ordenación de las mujeres al ministerio pastoral”: La División Trans-Europea (DTE) es una división de la Asociación General de los adventistas del séptimo día. Esto significa que la DTE sigue los reglamentos de la Asociación General, excepto en casos donde pedimos y recibimos permiso para aplicar un desacuerdo en los reglamentos eclesiásticos a nivel mundial. Las 11 uniones que DTE posee son todas miembros de la Asociación General (y la DTE) y en sus constituciones y sus estatutos declaran que su fe, orden eclesiástico y reglamentos estarán en armonía con la AG/DTE. Estas regulaciones en nuestra ley eclesiástica explica la posición tomada por el Comité Ejecutivo de la DTE sobre la ordenación de mujeres al ministerio pastoral. El asunto de la ordenación de las mujeres al ministerio ha estado dentro de la DTE al menos desde 1982 y desde entonces casi cada año ha habido acciones notadas en nuestras minutas al considerar una discusión, un pedido de Unión, una aceptación de nuevas políticas y un recibimiento de pedidos de otras Uniones. En la década de 1980, los asuntos fueron usualmente acerca de la ordenación de mujeres como ancianas y diaconisas.

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La primera ordenación fue aceptada por la Sesión de la Asociación General en 1990 y luego en el 2010. En mayo de 1989, se emprendió un estudio de las posiciones de nuestras Uniones sobre la ordenación de las mujeres y una clara mayoría entonces no estaba a favor de ordenar mujeres como ‘pastoras’ aunque no se había considerado bíblicamente erróneo proceder así. Los reglamentos de la Asociación General desde 1990 en adelante permitieron la ordenación de las mujeres como ancianas de iglesia, empleándolas como asociadas en el cuidado pastoral (si eran ordenadas como ancianas locales) y también comisionándolas para un trabajo de tipo pastoral en una Unión. Esto gradualmente condujo a una disposición y aun un sentido de fuerte necesidad para ordenar mujeres al ministerio evangélico en la DTE. Esto fue el caso en algunas uniones más que en otras, posiblemente en el contexto cultural en el que vivimos y laboramos. En respuesta a este desarrollo en los 1990 y 2000, la DTE ha organizado concilios regulares por muchos años para obreras pastorales. Hemos buscado recomendaciones de este grupo de manera seria. Así, los salarios, las condiciones de empleo, los títulos y las descripciones de trabajo para obreros pastorales hombres y mujeres han sido efectuados de manera más equitativa en muchas uniones. El 18 de noviembre de 2009, el Comité Ejecutivo de la DTE votó unánimemente proveer “parámetros revisados para la comisión” donde era posible actuar dentro de los reglamentos para crear igualdad entre el género en clases pastorales de ministerio fue establecido para la DTE. En enero-marzo de 2010, el presidente de la Asociación General, Jan Paulsen, inició un estudio entre las 13 divisiones mundiales en cuanto a su posición sobre la ordenación de las mujeres. La DTE invitó a todas sus uniones a tomar parte. El resultado fue que todas las uniones aceptaron por unanimidad que no había razones bíblicas para no ordenar mujeres y que no sería problema si la Asociación General concediera a la DTE autoridad para permitir a las uniones, sea por pedido, el derecho de

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ordenar mujeres como ‘pastoras’. De todas las 11 uniones actualmente en la DTE, solo el presidente de una Unión afirmó que la suya no ordenaría mujeres como ‘pastoras’, aun si eso fuera permitido, pero que no tenía objeción en que esto sea hecho en otras Uniones. Sin embargo, una mayoría de las divisiones mundiales no compartieron nuestra visión y el liderazgo de la Asociación General decidió por lo tanto no traer el asunto hasta la sesión de la Asociación General unos pocos meses después. Sin embargo, el asunto fue expuesto en el Congreso de la Asociación General en Atlanta en junio/julio 2010, en conexión con el debate y la aceptación de ordenación de diaconisas. Fue votado que la iglesia debería estudiar la teología de la ordenación y buscar una mejor comprensión bíblica de lo que realmente significa la ordenación: Si la iglesia puede ordenar mujeres como ancianas de iglesia y diaconisas, ¿por qué no como ‘pastoras’? Ahora tenemos un momento de diálogo para este estudio y es claro que va a haber un trabajo muy minucioso que incluya la ordenación de las mujeres y todos los aspectos de la ordenación en la iglesia. Cada División ha sido requerida que provea un reporte de investigación mediante su propio comité de investigación bíblica, consiguiéndolo de las Uniones, votando en su propio comité ejecutivo y enviándolo luego al Instituto de Investigación Bíblica de la Asociación General. La DTE se encuentra ahora totalmente envuelta en esta obra y se le pidió a nuestro comité ejecutivo autorizar nuestro reporte de investigación en noviembre de 2013. Un cuerpo constituido en la Asociación General estudiará luego la investigación de todas las 13 divisiones y proveerá un reporte que irá al liderazgo de la Asociación General en el verano del 2014. Si se le recomienda en el Concilio Anual de la Asociación General en octubre de 2014, una moción se dirigirá al sitio de la sesión de la Asociación General en San Antonio en el 2015. Tomamos la opinión en la DTE de que participamos activamente en el estudio sobre la ordenación y entonces luego esperaremos y veremos cuál será el resultado, creyendo que el Espíritu de Dios dirigirá este asunto hacia una buena solución para su iglesia.

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En noviembre de 2010 el Comité ejecutivo de la DTE votó un documento llamado “El liderazgo y la ordenación de las mujeres”. Su propósito era dirigir la tensión entre los extraordinarios desafíos misioneros que enfrenta la iglesia dentro de nuestros territorios y la necesidad de movilizar a todos nuestros miembros, hombres y mujeres por una mano y los reglamentos de la iglesia sobre la ordenación de las mujeres por el otro. Cuatro pedidos fueron hechos a la Asociación General. Estos pedidos y las respuestas fueron los siguientes: 1. Solicitar que sea priorizado el estudio de la teología de la ordenación tal como se votó en la Sesión de la Asociación General en Atlanta. La Asociación General ha concedido esto. 2. Solicitar a la Asociación General revisar y rectificar su reglamento, a fin que el lenguaje del mismo sea neutral en cuanto al género y que todas las vías del liderazgo estén abiertas tanto a varones como a mujeres. Ninguna respuesta formal ha sido recibida y continuaremos trabajando con la Secretaría de la Asociación General en este punto. 3. Solicitar a la Asociación General otorgar una variación al documento de constituciones y reglas para acomodarse a las necesidades propias de la División Trans-Europea con la inserción de que “los presidentes de Unión deberían ser ministros ordenados/comisionados” en su lenguaje de reglamento. Sentimos que este es un asunto de cierta urgencia y respetuosamente requerimos que esto sea tratado tan pronto como sea posible pero no después del Concilio Anual de la Asociación General del 2011. Esto fue traído a la oficina en octubre 2011, pero no fue votado formalmente, debido a que se solicitó una variación similar a los presidentes de la División Norteamericana por parte de los presidentes de la Unión. Su pedido fue rechazado y por común acuerdo la propuesta de la DTE también fracasó. 4. Solicitar a la Asociación General permiso para ordenar mujeres al ministerio pastoral dentro de la División TransEuropea de este modo creando igualdad entre los ministros varones y damas y seguir el mismo proceso y procedimiento como actualmente se aplica a los hombres ordenados y los

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ministros credenciados. Este punto está en espera hasta el resultado del estudio de la teología de la ordenación. En noviembre del 2011, siguiendo al voto del Concilio Anual, la DTE consideró fervorosamente cómo responder a ello. Consultamos ampliamente y recibieron una contribución de parte de las uniones. Reconocemos y entendemos que somos parte de una iglesia global y necesitamos escuchar y estar en armonía con la decisión de la iglesia mundial. El comité votó: 1. Ratificar nuevamente el rol de sus líderes femeninas, pastoras y miembros laicos. 2. Trabajar activamente en pro de apoyar el desarrollo de las mujeres en el liderazgo dentro de la DTE y presentar un mapa hacia el Congreso de primavera de la DTE en el 2012 sobre cómo ha de tratarse esto. Esta obra está ejecutándose en la actualidad. La gran pregunta por supuesto es lo que la Biblia dice acerca de la ordenación de las mujeres. Proveeremos una respuesta desde nuestra perspectiva en noviembre de 2013, basada en una investigación muy minuciosa. Mientras tanto, pediría a todos ustedes que oren por este estudio. Sin el Espíritu de Dios y de Jesucristo no podemos hacer nada. Pero añadiría que ustedes pueden hacer algo más que orar. También pueden estudiar el asunto por ustedes mismos, a fin que puedan entender lo que la Palabra de Dios enseña sobre este asunto. Una forma por la que ustedes pueden familiarizarse con el tema es leyendo el folleto del pastor John Lorencin sobre ordenación de las mujeres—está disponible en inglés con el título Priestly Ministry in the Old and the New Testament: Should Women be Ordained? (2012) [Ministerio sacerdotal en el Antiguo y en el Nuevo Testamento: ¿Deberían ser ordenadas las mujeres?]. El pastor Lorencin fue el presidente de la Unión Yugoslava hasta 1994 y su posición está en desacuerdo a la ordenación de las mujeres. Él admite que tomó una posición tradicional y bajo la influencia de su contexto cultural donde hubieron tres principales religiones: cristiano ortodoxo, católico romano y musulmán. Él no formó su opinión sobre la base bíblica, así que cuando

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se retiró decidió estudiar el tema de la ordenación en la Biblia. En su libro, como un profesor pastoral de Biblia, en lenguaje sencillo, hace un recorrido por toda la Biblia. Encuentra que en el Nuevo Testamento, Cristo ha asumido el oficio de sacerdote del AT, así que ello no se efectúa más. En su lugar, Cristo ha cumplido el sistema sacrificial y se ha convertido en nuestro sumo sacerdote en el cielo donde ahora ofrece sus méritos ante Dios. Como nuestro sumo sacerdote, Él también es la cabeza del cuerpo de Cristo, la iglesia, la cual consiste en el sacerdocio de todos los creyentes, lo que no hace distinción entre varón y mujer. El autor también señala que no se encuentra la palabra “ordenación” en la Biblia. Ella se usa en la versión King James de la Biblia inglesa de 1611, pero se basa en antiguas traducciones católico-romanas de los siglos XIV y XV. De hecho, el pastor Lorencin advierte contra dejar que la ordenación pastoral sea influenciada por prácticas católico-romanas no bíblicas, lo cual se enraíza en el pagano sistema romano de ser promovido (en latín ordinatio) a un “orden” elevado (en latín, ordo) en los estados oficiales. Cualquier sentido del rito de ordenación que contenga un estatus especial o carácter que no se concede por el don del Espíritu Santo no es bíblico. Por lo tanto, la ordenación es una obra del Espíritu y solo se reconoce y confirma por la iglesia. Muchos de los puntos expuestos aquí también han sido señalados en la Seventh-day Adventist Encyclopedia [Enciclopedia Adventista del Séptimo-Día], en el artículo sobre la ordenación (1996). Y por supuesto, se encuentra una variada clase de literatura al respecto. Los profesores en Andrews University recopilaron un número de documentos sobre el tema en un tomo titulado Women in Ministry [Mujeres en el ministerio] (editado por Nancy Vyhmeister, Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1998) y este valioso libro está aún disponible. Puedo añadir que el Dr. Jan Barna, uno de nuestros estimados profesores en Newbold College, ha escrito su tesis doctoral en 2009 sobre este tema y se encuentra en negociaciones para imprimirlo. Su énfasis se dirige a la aplicación de la Biblia y la hermenéutica en cuanto al asunto de la ordenación de las mujeres.

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Deseo comentar que nunca he mantenido en secreto mis convicciones personales. Acepto la ordenación de las mujeres como bíblica y apropiada. Pero también me encuentro muy preocupado con el tipo de manejo que hagamos de este importante asunto en armonía y cooperación con la iglesia mundial. Sé que el Señor bendecirá nuestros esfuerzos en conjunto para explorar Su Palabra y compartirla con nuestros hermanos y hermanas a nivel mundial. Y creo que lo mejor que podemos hacer es orar por que el Espíritu de Dios dirija su iglesia para entender este asunto en armonía con su voluntad. Como guardianes de la herencia de la Reforma Protestante, veamos este asunto desde una perspectiva espiritual y pidamos a Dios que nos conduzca a una comprensión de su verdad. Y hagámoslo en un espíritu de respeto el uno por el otro, sabiendo que todos buscamos la verdad y que Cristo ha prometido que el Espíritu Santo nos “guíe a toda la verdad”.137

Los documentos citados y las publicaciones referidas en este documento reflejan un debate que se asumió en importantes segmentos de la iglesia. Este debate ha sido tomado también en los púlpitos por predicadores como Dwight K. Nelson (favoreciendo la ordenación de las mujeres)138 y Doug Batchelor (hablando en contra de la ordenación de las mujeres).139 Además, el 5 de setiembre de 2012, “el Comité Ejecutivo de la Unión del Pacífico aprobó la ordenación de 14 mujeres y 2 varones al ministerio”. 140 Poco después, las ordenaciones de mujeres al ministerio ocurrieron en la Unión del Pacífico y la Unión de Columbia. La Asociación General respondió ante estos procedimientos en su Concilio Anual del 2012. El 16 de octubre, luego de un sermón predicado por Mark A. Finley sobre “El modelo de Hechos: Estableciendo diferencias en el contexto de la misión” (véase el apéndice 3) y mucha oración, los delegados votaron el documento “Statement on Church Policy, Procedures and Resolution of Disagreements in the Light of Recent Union Actions on Ministerial Ordination” [Declaración sobre reglamentos eclesiásticos,

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procedimientos y resoluciones de desacuerdos a la luz de recientes procesos de Unión en cuanto a la ordenación pastoral]. Aprobado por 264 votos a favor y 25 en contra,141 el documento menciona lo siguiente: DECLARACIÓN SOBRE REGLAMENTOS ECLESIÁSTICOS, PROCEDIMIENTOS Y RESOLUCIONES DE DESACUERDOS A LA LUZ DE RECIENTES PROCESOS DE UNIÓN EN CUANTO A LA ORDENACIÓN PASTORAL Los principios fundamentales para la estructura y las operaciones de la Iglesia Adventista del Séptimo Día se basan en la Biblia y se fundamentan en gran medida en las enseñanzas de Jesús, los apóstoles y la experiencia de la iglesia primitiva. En el Nuevo Testamento, al pueblo de Dios se le incita a demostrar unidad (Jn 15, 17; Ef 4); comprometerse en la misión mundial (Mt 28:1820; Hch 1:7-8; 10-11); reconocer las diferencias y los desacuerdos y tener un proceso para su resolución (Hch 6, 15; Gal 3:26-29; Fil 2) y vivir como una comunidad transformada y transformadora en un mundo fracturado y dominado por el pecado (Ef 2-4). La Iglesia adventista busca preservar su identidad como una familia global unida mientras que señala oportunidades y desafíos de la misión en amplios contextos culturales, políticos y económicos. El deseo de mantener dos objetivos, unidad global y misión global, en un equilibrio creativo y dinámico, ha conducido a una estructura organizacional que comparte y delega responsabilidad para la misión dentro de un marco de participación en y respecto a los procesos colectivos de toma de decisiones. Dentro de esta estructura organizacional, las decisiones de una sesión de la Asociación General representa la más alta autoridad —la voz de toda la iglesia respecto a creencias, procedimientos y relaciones. Es natural esperar que en respuesta a las circunstancias diversas y continuamente cambiantes, surjan diferencias al determinar las maneras más apropiadas de cumplir la

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misión mientras también se preserva la estructura de la iglesia y sus relaciones. La articulación de diferentes puntos de vista y la expresión de desacuerdo son formas importantes por las cuales la iglesia gana nuevas percepciones y entiende de manera más completa el impacto global de las decisiones. Hablar y escuchar, cuando se hacen de manera respetuosa, son esenciales a la salud operacional de todo el cuerpo y su continua efectividad en la misión. El proceso adoptado por la Iglesia para la resolución de desacuerdos comprende foros donde todos aquellos afectados por una decisión son representados en la exploración y adopción de decisiones. El llamado, a individuos y organizaciones, para el cambio en las prácticas de ordenación ministerial, ilustra una expresión de desagrado. Este asunto ha estado en la agenda global de la iglesia en los Congresos de la Asociación General por muchas décadas. Hasta el momento el Congreso de la Asociación General (mediante las acciones de 1990 y 1995) ha elegido el camino de la práctica común a nivel mundial: la ordenación al ministerio pastoral solamente para los varones. Una pregunta recurrente es si la autoridad de conceder o no la ordenación pastoral sin cuestión de género podrían ser concedidas a Divisiones sin hacer las provisiones obligatorias en todo lugar. Tres congresos locales de Unión han autorizado a sus comités ejecutivos aprobar la ordenación ministerial sin considerar el género. De estas, dos han elegido recientemente proceder de acuerdo a la decisión local. Las decisiones a seguir en un curso de acción que no esté en armonía con las decisiones de los Congresos de la Asociación General de 1990 y 1995 (con respecto a la ordenación pastoral) representan no solo una expresión de disensión sino también una demostración de autodeterminación en un asunto previamente decidido por la iglesia en conjunto. El Comité Ejecutivo de la Asociación General considera estas acciones como serios errores. Ellas desafían directamente dos decisiones mundiales de iglesia sobre el asunto de la ordenación.

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Crean dudas sobre la importancia de tomar decisiones de manera colectiva como una característica básica de vida denominacional. Debilitan la estructura de la vida y operaciones eclesiásticas al dar oportunidad a otras entidades de seguir su ejemplo a fin de justificar la independencia y autonomía en otros asuntos que en mantener un compromiso mutuo para la toma colectiva de decisiones. La iglesia mundial no puede validar prácticas que claramente contradicen el propósito de las acciones de la Asociación General en sesión. Esto se aplica a las decisiones de ordenación así como a otros asuntos en los cuales una organización local puede sentirse constreñida no solo para anunciar su desacuerdo con la iglesia mundial sino para proceder en un sendero que contradice directamente a la voluntad expresa de la iglesia a nivel mundial. En consecuencia, la iglesia mundial no reconoce acciones que autoricen o implementen la ordenación pastoral fuera del género. Esta declaración trata con la estructura y procedimientos de la iglesia. No se dirige al asunto de las prácticas de ordenación ministerial en sí. El tema central es de reglamentos eclesiásticos—cómo la iglesia define su organización, gobierno y administración. Históricamente, la Iglesia Adventista del Séptimo día se ha desarrollado sobre el principio de interdependencia en vez que en la independencia. Un curso de acción contrario a la voluntad de todo el cuerpo coloca en riesgo a la organización. La discusión y el debate acerca de los principios de la ordenación pastoral es un asunto separado y se encuentra bajo estudio y revisión global. Las decisiones de los Congresos de la Asociación General (1990 y 1995) no autorizaron la ordenación ministerial sin considerar asuntos de género, sea global o regionalmente. Cualquier cambio en esta práctica requiere acción por parte de una sesión de la Asociación General. Cada organización eclesiástica en el mundo ha recibido la oportunidad de participar en el actual estudio mundial. Esto puede lograrse mediante la interacción con el respectivo

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Comité de Investigación Bíblica de cada División. Estos comités se enlazarán con el ya señalado Comité de estudio de la teología de la ordenación de la Asociación General. El estudio está para completarse en el 2014 con un reporte de parte del Comité de estudio de la teología de la ordenación a presentarse en el Comité Ejecutivo de la Asociación General en su Concilio Anual del 2014, el cual decidirá lo que se refiere a la Sesión de la Asociación General en 2015. El papel de la mujer en el ministerio y el liderazgo ha sido un asunto que ha estado presente por mucho tiempo. Es uno que atrae fuertes y diversas convicciones y fácilmente puede dividir familias, congregaciones y localidades. El proceso para encontrar soluciones aceptables no debe oscurecer la contribución que las mujeres han hecho y que continúan haciéndolo en muchas áreas de la vida y el liderazgo de la iglesia. El Comité Ejecutivo de la Asociación General afirma específicamente los roles importantes que las mujeres ocupan en la vida de la iglesia. Sus talentos y compromiso es una bendición para toda la iglesia y es una parte necesaria de su trabajo en la misión. Los momentos de tensión en la vida denominacional pueden ser oportunidades para aprender y mejorar las relaciones. La presencia del conflicto y las expresiones de diferencia pueden ayudar a hacer a la iglesia más fuerte. En tales momentos el compromiso de todos para los procesos de toma de decisiones informados y colectivos es la mejor manera de resolver los asuntos mientras se mantiene a la iglesia unida como una familia mundial. El Comité Ejecutivo de la Asociación General llama a todas las organizaciones −iglesias locales, Asociaciones/ Misiones locales, Uniones, instituciones y divisiones− a considerar seriamente el impacto y las implicaciones de las decisiones más allá de los límites de cada territorio de operaciones de una entidad. El libro de Reglamentos de la Asociación General, el Manual de Iglesia y las decisiones del Congreso de la Asociación General están diseñados para asistir a la iglesia demostrando la unidad por la cual Jesús oró y al mismo tiempo proveer una estructura que promueva la comisión evangélica en toda parte del mundo.

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Esta apelación también se dirige a los miembros individuales de la iglesia en todas partes. Tomando la analogía de Pablo de la iglesia como un cuerpo (1 Co 12), este es un llamado a todas las partes del cuerpo para desempeñar su servicio individual, expresar sus talentos especiales con la comprensión de que cada uno es parte de algo mucho más grande −una familia mundial que busca hacer todas las cosas en el nombre de Jesús (Col 3:17).142

Aun así, en noviembre del 2012 se reportó que “16 ‘pastoras’ fueron aprobadas para la ordenación” por la Unión de Columbia;143 y “Siete mujeres más han sido aprobadas para la ordenación por la Unión del Pacífico”.144 Al añadirse: “siete más” a las 14 aprobadas dos meses antes, la Unión del Pacífico llegó al total de 21 pastoras. Dichas decisiones fueron seguidas por siete ceremonias de ordenación de mujeres en aquellas dos Uniones.145 Mientras tanto, el Comité de Estudio sobre la Teología de la Ordenación (TOSC) [por sus siglas en inglés] ya se había reunido del 15 al 17 de enero de 2013146 y está programado para reunirse tres veces más (22-24 de julio de 2013; 21-23 de enero de 2014 y 2-4 de junio de 2014), luego del cual se deberían proceder con algunas acciones concretas.

Observaciones finales Desde principios de 1970, los adventistas del séptimo día se han encontrado debatiendo sobre el asunto de la ordenación de las mujeres al ministerio pastoral. Se han producido gran cantidad de procesos, documentos y publicaciones con la intención de definir las disputas. Pero alrededor de 1999 Laura L. Vance describiría esto como “la más persistente y penetrante disputa entre los adventistas (con la posible excepción del debate concerniente al grado relativo en el que la justificación y la santificación son necesarias para la salvación…)”.147 De hecho, la mayoría de aquellos que se oponen o al menos no favorecen la ordenación de las mujeres están convencidos que suficientes discusiones ya han tomado lugar y que las decisiones

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de los Congresos de la Asociación General de 1990 y 1995 aún son válidas y deberían ser respetadas. Sin embargo, para muchos que se encuentran a favor de la ordenación de las mujeres parece que el asunto permanecerá sin resolver hasta que la iglesia finalmente lo apruebe o al menos permita que cada División o Unión decida qué es lo que va a hacerse en su propia región. Pero también existe un tercer grupo que, sin una agenda específica para fomentar, está esperando que la iglesia produzca una exposición más clara del testimonio bíblico sobre este asunto. Estudios posteriores sobre la naturaleza de la ordenación (como se sugirió en 2010) pueden clarificar algunos asuntos en cuanto a toda la discusión. Pero existen otras áreas relacionadas que no pueden ser pasadas por alto. Una de ellas es el asunto de la autoridad eclesiástica. Al dar un vistazo a documentos citados anteriormente, uno termina teniendo algunas preguntas básicas: ¿cuán duraderas y autorizadas son las decisiones del Congreso de la Asociación General para la iglesia mundial? ¿Hasta qué extensión puede una División, Unión o Asociación/Misión acomodar sus prácticas a su cultura local sin destruir la unidad total de la iglesia? Al considerar el tema de la ordenación de las mujeres, un número creciente de voces reclaman que ello debería ser considerado como una opción cultural para ser decidida sobre una base local sin la interferencia de la iglesia mundial. Otros lo ven como una obligación moral para toda la iglesia. Pero, ¿estas perspectivas reflejan el entendimiento bíblico del asunto? Otra área crucial es la relación entre la ordenación de las mujeres y otras formas prevalecientes de la así llamada injusticia/ discriminación social.148 Mark Chaves concluye su penetrante libro Ordaining Women: Culture and Conflict in Religious Organizations [La ordenación de las mujeres: Cultura y conflicto en las organizaciones religiosas] (Harvard, 1997) al declarar que: Las reglas acerca de la ordenación de las mujeres han servido durante mucho tiempo como una demostración simbólica del mundo exterior y ellas señalan a (o se

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alejan de) una agenda liberal más amplia asociada con la modernidad y el acomodamiento religioso con el espíritu de la época. Desde esta perspectiva, el reglamento formal de una denominación acerca de la ordenación de las mujeres es menos un indicador de estatus literal de las mujeres dentro de la denominación y más una promulgación de su posición que coquetea con la moderna agenda liberal de institucionalizar derechos individuales. La ordenación de las mujeres, entonces, trata de algo más que de individuos del sexo femenino en el liderazgo religioso. Este libro intenta decir “más” que eso.149

En general, aquellos adventistas que favorecen la ordenación de las mujeres desde una perspectiva bíblica intentan tratarla como un asunto por separado. Algunos que defienden la ordenación de las mujeres la ven como parte de una preocupación social más grande que puede extenderse en algunos casos hasta incluir la homosexualidad.150 Solo un análisis más profundo puede determinar en qué medida la iglesia será capaz de lidiar con el tema en discusión sin absorber la agenda social más amplia de la cultura moderna. Útil en ese proceso sería un estudio comparativo entre la experiencia adventista y las experiencias de otras confesiones cristianas, que también se han ocupado de la cuestión de la ordenación de las mujeres. A pesar de todos los desafíos que la iglesia enfrenta hoy, debemos confiar en el liderazgo de Dios y orar por los líderes de la iglesia en estos días difíciles cuando la autoridad en todas sus formas está siendo atacada. Después de todo, Elena G. de White nos recuerda: No hay necesidad de dudar ni de temer que la obra no tenga éxito. Dios encabeza la obra y él pondrá en orden todas las cosas. Si hay que realizar ajustes en la plana directiva de la obra, Dios se ocupará de eso y enderezará todo lo que esté torcido. Tengamos fe en que Dios conducirá con seguridad hasta el puerto el noble barco que lleva al pueblo de Dios.151

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Referencias: 1. Este asunto es discutido bajo el subtítulo “Antecedentes históricos”, a continuación. 2. Esta lista contiene solo los “estudios” históricos representativos en el desarrollo de los debates sobre la ordenación de mujeres en la Iglesia Adventista del Séptimo día. Otras fuentes importantes (con distintos enfoques) se conocen escasamente a lo largo del presente documento. 3. Josephine Benton, Called by God: Stories of Seventh-day Adventist Women Ministers (Smithsburg, MD: Blackberry Hill, 1990). 4. Michael Pearson, Millennial Dreams and Moral Dilemmas: Seventh-day Adventism and Contemporary Ethics (Cambridge, England: Cambridge University Press, 1990), 134-81. 5. Bert Haloviak, “Women in Recent Adventist History”, Adventist Review, mayo de 1995, 21-23. 6. Kit Watts, “An Outline of the History of Seventh-day Adventists and the Ordination of Women”, in Patricia A. Habada and Rebecca F. Brillhart, eds., The Welcome Table: Setting a Place for Ordained Women (Langley Park, MD: TEAM Press, 1995), 334-58. 7. Beverly G. Beem, “Equality in Ministry: From 1881 to Now”, in www.aaw.cc (consultado: 30 de setiembre de 2012). 8. Randal R. Wisbey, “SDA Women in Ministry, 1970-1998”, in Nancy Vyhmeister, ed., Women in Ministry: Biblical & Historical Perspectives (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1998), 235-55. 9. Gary Patterson, “Analysis of What Is Happening with the Ordination of Women Pastors” (2012), in www.atoday.org (Consultado: 16 de agosto de 2012). 10. C. Mervyn Maxwell, “A Very Surprising (and Interesting) History”, Adventists Affirm (October 1998), 18-22; republished in Mercedes H. Dyer, ed., Prove All Things: A Response to Women in Ministry (Berrien Springs, MI: Adventists Affirm, 2000), 225-30. 11. Samuel Koranteng-Pipim, Must We Be Silent? Issues Dividing Our Church (Ann Arbor, MI: Berean Books, 2001), 251-70. 12. H. Nicholas De Lima, “Women’s Ordination in the Seventh-day Adventist Church: Brief Historical Overview” (B.Th. thesis, Brazil Adventist University College, 2003), 4-15. 13. Wellesley Muir, Daughters of Inheritance: A New Look at Women’s Ordination (Roseville, CA: Amazing Facts, 2010), 103-43.

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14. Richard W. Schwarz and Floyd Greenleaf, Light Bearers: A History of the Seventhday Adventist Church, 2da ed. rev. (Nampa, ID: Pacific Press, 2000), 464-70. 15. Ján Barna, “Ordination of Women in Seventh-day Adventist Theology: A Biblical and Theological Analysis and Synthesis of the Debate with Special Attention to Hermeneutical Matters” (Tesis doctoral, University of Bristol, 2009). Una versión ligeramente revisada de esta tesis fue publicada bajo el título, Ordination of Women in Seventh-day Adventist Theology: A Study in Biblical Interpretations (Belgrade, Serbia: Preporod, 2012). 16. Laura L. Vance, Seventh-day Adventism in Crisis: Gender and Sectarian Change in an Emerging Religion (Urbana and Chicago: University of Illinois Press, 1999), 172-229. 17. Malcolm Bull and Keith Lockhart, Seeking a Sanctuary: Seventh-day Adventism and the American Dream, 2da ed. (Bloomington and Indianapolis, IN: Indiana University Press, 2007), 259-72. 18. [Urías Smith], “‘Let Your Women Keep Silence in the Churches,’” Adventist Review, and Sabbath Herald, 26 de junio de 1866, 28. 19. [J. H. Waggoner], “Woman’s Place in the Gospel”, The Signs of the Times, 19 de diciembre de 1878, 380. 20. Ver [W. H. Littlejohn], “The S. D. A. Church Manual”, serie de 18 partes en Advent Review and Sabbath Herald, June 5, 1883, 361-62; June 12, 1883, 377-78; June 19, 1883, 39394; June 26, 1883, 409; July 3, 1883, 426-27; July 10, 1883, 441-42; July 17, 1883, 457-58; July 24, 1883, 474; July 31, 1883, 491; Aug. 7, 1883, 505-6; Aug. 14, 1883, 521-22; Aug. 21, 1883, 537-38; Aug. 28, 1883, 553-54; Sept. 4, 1883, 569-70; Sept. 11, 1883, 586-87; Sept. 18, 1883, 602-3; Sept. 25, 1883, 618; Oct. 9, 1883, 631-32. 21. Ibíd., 3 de julio de1883, 426-27. 22. [Milton C. Wilcox], “No. 176. Who Should Be Church Officers?” The Signs of the Times, 24 de enero de1895, 3. 23. Bull y Lockhart, Seeking a Sanctuary, 259. Cf. George R. Knight, Joseph Bates: The Real Founder of Seventh-day Adventism (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2004). 24. Ver “Women Licensed as Ministers, 1878-1975”, Spectrum 16/3 (agosto de 1985): 60;. Aunque la lista publicada contiene 31 nombres durante ese período de tiempo, “Hetty Haskell” (1900) y “Mrs. S. N. Haskell “(1902) son la misma persona. Así que el número real de las mujeres es 30. 25. Brian E. Strayer, “Adventist Roots” (letter), Adventist Review, 11 de octubre de 2012, 4. 26. Ver Staff del White Estate, “Exhibits Relating to the Ordination of Women: From the Lifetime and Experience of Ellen G. White” (Ponencia presentada en la Reunión Ministerial de la Sesión de la Asociación General de 1990), White Estate.

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27. Ver Ellen G. White Estate,“Records Pertaining to Ellen G. White’s Ministerial/Ordination Credentials”, in www.whiteestate.org (publicado en octubre del 2012) (Ver apéndice I). 28. Staff del White Estate, “Exhibits Relating to the Ordination of Women”. 29. Urías Smith, sec., “General Conference”, Advent Review and Sabbath Herald, 20 de diciembre de 1881, 392. 30. “General Conference”, Signs of the Times, 5 de enero de 1882, 8. 31. Schwarz and Greenleaf, Light Bearers, 131-32. 32. Elena G. de White, “The Laborer Is Worthy of His Hire”, Ms 43a, 1898; ídem, Evangelism (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2002), 472. 33. Elena G. de White, Testimonies for the Church (Boise, ID: Pacific Press, 1948), 6:322. 34. Elena G. de White, “The Duty of the Minister and the People”, The Advent Review and Sabbath Herald, 9 de julio de 1895, 434. 35. Elena G. de White, “An Appeal to Our Churches throughout the United States”, Review and Herald, 18 de mayo de 1911, 3; ídem, Daughters of God (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2005), 252. 36. C. C. Crisler to Mrs. L. E. Cox, 16 de junio de 1916, E G White Estate. Ver también apéndice C– “Exhibits Relating to the Ordination of Women”, en Elena G. de White, Daughters of God, 248-55. 37. “Ordination of Women”, [General Conference] Reunión de oficiales, 3 de mayo de 1950, archivos de la AG. 38. Ver “Transcript of Civil Rights Act (1964)”, Título VII, en www.ourdocuments.gov (revisado el 23 de agosto de 2012). 39. Maxwell, “A Very Surprising (and Interesting) History”, Adventists Affirm (octubre de 1998), 18-22. 40. Bert Haloviak, “The long road to Mohaven”, The Adventist Woman, setiembreoctubre de 1993, 1. 41. Beem, “Equality in Ministry: From 1881 to Now”, in www.aaw.cc. 42. “The original Camp Mohaven document”, The Adventist Woman, Sept.-Oct. 1993, 6. 43. 1973 Autumn Council of the General Conference Committee (Washington, DC, del 7 al 18 y 25 de octubre de 1973)—General Actions ([Washington, DC]: General Conference of SDAs, 1973), 19-20; “Actions of General Interest from the 1973 Annual Council—2”, Adventist Review and Sabbath Herald, 6 de diciembre de 1973, 19.

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44. 1974 Annual Council of the General Conference Committee (Loma Linda, California, del 9 al 17 de octubre de 1974)—General Actions ([Washington, DC]: General Conference of SDAs, 1974), 12-14. 45. John G. Beach, Notable Women of Spirit: The Historical Role of Women in the Seventh-day Adventist Church (Nashville, TN: Southern Publishing Association, 1976), contratapa. 46. T. H. Blincoe, “Needed—A Theology of Ordination”, Ministry, Feb. 1978, 22-24. 47. Gordon M. Hyde, Raoul Dederen, and Gottfried Oosterwal, in “A Theology of Ordination: A Seventh-day Adventist Interpretation”, insertado en Ministry, febrero de 1978, 24A-24P. 48. General Conference of Seventh-day Adventists, The Role of Women in the Church (Boise, ID: Pacific Press, republ. in 1995); available at http://biblicalresearch.gc.adventist.org. 49. “Minutes of a Meeting of the Columbia Union Conference Committee Held at the Union Conference Office Building”, Columbia, Maryland, 30 de agosto de 1984 – votado 84-35. 50. 1984 Annual Council of the General Conference Committee (Washington, DC, October 9-18, 1984)—General Actions ([Washington, DC]: General Conference of SDAs, 1984), 56. 51. Ibíd., 57. 52. Neal C. Wilson, “Committee reports on women’s role in the church”, Adventist Review, Apr. 25, 1985, 23. 53. “Session Actions”, Adventist Review, 11 de julio de 1985, 20. 54. 1985 Annual Council of the General Conference Committee (Washington, DC, October 8-17, 1984)—General Actions ([Washington, DC]: General Conference of SDAs, 1985), 19. 55. Ver Ramona Perez-Greek, “Women’s Leadership, 1971-1992: The Expanding Years”, en Rosa T. Banks, ed., A Woman’s Place: Seventh-day Adventist Women in Church and Society (Hagerstown, MD: Review and Herald, 1992), 85-99. 56. Audrey Perkins, in “Letters”, Ponderings—Publication of Adventist Women’s Institute, Vol. 3, No. 4 (1990): 14. 57. Iris M. Yob, The Church and Feminism: An Exploration of Common Ground (Englewook, CO: Winsen Publications, 1988), 49-50. 58. Samuele Bacchiocchi, Women in the Church: A Biblical Study on the Role of Women in the Church, Biblical Perspectives, vol. 7 (Berrien Springs, MI: Biblical Perspectives, 1987).

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59. “Presidents’ Document, Cohutta Springs, July 16, 1989”, The Adventist Woman, agosto - setiembre de 1989, 2. 60. “Women Commissioners’ Recommendations, Cohutta Springs, 17 de julio de 1989”, The Adventist Woman, agosto - setiembre de1989, 3. 61. 1989 Annual Council of the General Conference Committee (Silver Spring, MD, 3-10 de octubre de 1989)—General Actions (Silver Spring, MD: General Conference of SDAs, 1989), 34-38. 62. Ver “Ninth Business Meeting” and “Tenth Business Meeting”, Adventist Review, 13 de julio de 1990, 8-13. 63. “Tenth Business Meeting”, ibíd., 13. 64. “Session Actions”, ibíd., 15. 65. Seventh-day Adventist Church Manual, rev. 1986 ([Washington, DC]: General Conference of Seventh-day Adventists, 1986), 59. 66. Seventh-day Adventist Church Manual, rev. 1990 ([Silver Spring, MD]: General Conference of Seventh-day Adventists, [1990]), 59. 67. Seventh-day Adventist Church Manual (1986), 64. 68. Seventh-day Adventist Church Manual (1990), 64. 69. Schwarz and Greenleaf, Light Bearers, 531. 70. Ibíd. 71. V. Norskov Olsen, Myths and Truth about Church, Priesthood and Ordination (Riverside, CA: Loma Linda University Press, 1990). 72. Banks, ed., A Woman’s Place. 73. V. Norskov Olsen, The New Relatedness for Man & Woman in Christ: A Mirror of the Divine (Loma Linda, CA: Loma Linda University, Center for Christian Bioethics, 1993). 74. Lourdes E. Morales-Gudmundsson, ed., Women and the Church: A Feminine Perspective (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1995). 75. Habada and Brillhart, ed., The Welcome Table. 76. C. Raymond Holmes, Tip of an Iceberg: Biblical Authority, Biblical Interpretation, and the Ordination of Women in Ministry ([Berrien Springs, MI], and Wakefield, MI: Adventists Affirm and Pointer Publications, 1994). Publicado en español como La punta de un iceberg: Autoridad bíblica, interpretación bíblica y la ordenación de la mujer al ministerio (Wakefield,

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MI: Pointer Publications, 1995); y en portugués como A Ponta de um Iceberg: A Autoridade e a Interpretação da Bíblia, e a Ordenação da Mulher para o Ministério, trad. Delmar Faria Freire (Berrien Springs, MI: Adventists Affirm, 1995). 77. Samuel Koranteng-Pipim, Searching the Scriptures: Women’s Ordination and the Call to Biblical Fidelity (Berrien Springs, MI: Adventists Affirm, 1995). 78. 1994 Annual Council of the General Conference Committee (Silver Spring, MD, October 3-10, 1994) —General Actions (Silver Spring, MD: General Conference of SDAs, 1994), 189. 79. Alfred C. McClure, “NAD’s President Speaks on Women’s Ordination”, Adventist Review, febrero de 1995, 14-15. 80. Ver “Thirteenth Business Meeting”, Adventist Review, 7 de julio de 1995, 23-31. 81. “Session Actions”, Adventist Review, 11de julio de 1995, 30. 82. “Action of Sligo Church in Business Session, 1 de agosto de 1995”, Spectrum 25/1 (setiembre de 1995): 39. 83. Todo el proceso de ordenación de la Iglesia de Siglo se describe en ibíd., 33-62. 84. Copia original en los archivos de la Asociación General (GC Archives). 85. Copia original en los archivos de la Asociación General (GC Archives). 86. Copia original en los archivos de la Asociación General (GC Archives). 87. Beem, “Equality in Ministry: From 1881 to Now”, in www.aaw.cc. 88. Gustav Niebuhr, “An Adventist Church Breaks Ranks”, The New York Times, Sept. 23, 1995, Religious Journal, p. 11. 89. Larry Witham, “Local Adventists rebel, ordain three women”, The Washington Times, 24 de setiembre de 1995. 90. “Ordination of women”, in http://en.wikipedia.org (consultado: 4 de setiembre de 2012). See also “An Astonishing Event in Adventist History—The Women’s Ordination at Sligo”, 3-part series in www.sdadefend.com (consultado: 4 de setiembre de 2012). 91. Ver “531-95Na Diversity: A Christ-Centered Model in Christian Unity for the North American Division—Guidelines” and “531-95Nb Strategies for Modeling the Diversity Initiative—Guidelines”, NAD Year-end Meeting, 13 de octubre de 1995, en http:// ast.gc.adventist.org (consultado: 10 de setiembre de 2012). 92. “592-95N Commission on Women in Ministry”, ibíd. (consultado: 10 de setiembre de 2012).

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93. NAD Union Presidents, “Union Presidents’ Statement on Women’s Ordination”, Spectrum 25/2 (diciembre de 1995): 53-54. 94. Beem, “Equality in Ministry: From 1881 to Now”, in www.aaw.cc. 95. Por ejemplo, ver las reacciones en la página 7 de libreto Yes, it has happened— The First Conference and Union Approved Women’s Ordination Service, now available in www.pdaja.info. 96. Ver Spectrum 25/1 (setiembre 1995): 30-62, special section on “From Utrecht to Sligo”. 97. Ver Spectrum 25/2 (diciembre de 1995): 1-62, special issue on “The Browning of Adventism”. 98. Vyhmeister, ed., Women in Ministry. 99. “Epilogue”, in ibíd., 436. 100. Richard M. Davidson, “Headship, Submission, and Equality in Scripture”, in Ibíd., 284. Véase también, Flame of Yahweh: Sexuality in the Old Testament (Peabody, MA: Hendrickson, 2007), 22-34, 213-96. 101. Walter B. T. Douglas, “The Distance and the Difference: Reflections on Issues of Slavery and Women’s Ordination in Adventism”, in Vyhmeister, ed., Women in Ministry, 394. 102. Dyer, ed., Prove All Things. 103. Dyer, ed., “Epilogue”, in ibíd., 351. 104. Samuel Koranteng-Pipim, Receiving the Word: How New Approaches to the Bible Impact Our Biblical Faith and Lifestyle? (Berrien Springs, MD: Berean Books, 1996), 11929; published in Spanish as Recibiendo la Palabra: ¿Cómo afectan a nuestra fe los nuevos enfoques bíblicos? (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1997), 135-47. 105. Koranteng-Pipim, Must We Be Silent? 106. Ibíd., 154. 107. Samuel Koranteng-Pipim, ed., Here We Stand: Evaluating New Trends in the Church (Berrien Springs, MI: Adventists Affirm, 2005), 705-732. 108. Doug Batchelor, God’s Role for Women in Ministry (Roseville, CA: Amazing Facts, 2009). 109. Muir, Daughters of Inheritance. 110. Jan Paulsen to “Dear Colleagues”, Jan. 19, 2010.

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111. Mark Kellner, “Women’s ordination issue not on World Session agenda, Adventist president says”, in news.adventist.org (publicado el 7 de abril de 2010), square brackets in the quoted source. Cf. Bonnie Dwyer, “BREAKING: Eight Men Veto Women’s Ordination”, in spectrummagazine.org (publicado el 6 de abril del 2010). 112. En “Fourteenth Business Meeting”, 2 de julio de 2010, Adventist Review (GC Bulletin, No. 8), 8-22 de julio de 2010, 34. 113. Ansel Oliver, “Process, timetable unveiled for review of theology of ordination”, in news.adventist.org (publicado el 10 de octubre de 2011). 114. “Leadership and Ordination of Women”, en www.ted-adventist.org (publicado en noviembre del 2010). 115. Jan Paulsen, Where Are We Going? (Nampa, ID: Pacific Press, 2011), 38-43. 116. North American Division Working Policy, 2009-2010 (Hagerstown, MD: Review and Herald, [2009]), E-31. 117. Mark A. Kellner, “Commissioned ministers can lead North American conferences, leaders vote”, in news.adventist.org (publicado el 7 de noviembre de 2010). 118. Mark Kellner, “‘Variance’ for North American, Trans-European Division constitutions fails Annual Council Vote”, in news.adventist.org (publicado el 12 de octubre de 2011). 119. “2011 Year-end Meeting Report #3”, NADNewsPoints, 31 de octubre de 2011; Adventist Review staff, “North American Adventists reaffirm commissioned ministers as conference, mission presidents”, in news.adventist.org (publicado el 1 de noviembre de 2011). 120. Miroslav Pujic, “Women in Leadership”, en www.ted-adventist.org (publicado el 16 de noviembre de 2011). 121. Dan Jackson to “Members of the North American Division Executive Committee” (31 de enero de 2012), accesible a través de Ansel Oliver “North America retracts ‘commissioned’ ministers as top leader candidates”, en news.adventist.org (publicado el 14 de febrero de 2012). 122. North American Division Working Policy, 2011-2012 (Hagerstown, MD: Review and Herald, [2012]), E-31. 123. Jan Paulsen, “This Is What He Said”, en spectrummagazine.org (publicado el 17 de abril de 2012). 124. Zentralredaktion, “Norddeutscher Verband der Adventisten unter neuer Leitung“, en www.adventisten.de (Consultado: 24 de abril de 2012).

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Timm: La ordenación de la mujer en la Iglesia Adventista

125. CD-EUDnews, “North German Union Conference Constituency Session Votes to Ordain Women”, en www.euroafrica.org (Consultado: 9 de may de 2012). 126. “Columbia Union Executive Committee Calls Special Constituency Meeting to Authorize Ordination Without Regard to Gender”, en www.columbiaunion.org (Consultado el 17 de mayo de 2012). 127. Ver Visitor, julio de 2012 —número especial en “Weighing the Issues: Why We’re Advocating for Women’s Ordination”, habilitado en http://issuu.com/columbiaunion/docs/ july2012visitor. 128. “An Appeal for Unity in Respect to Ministerial Ordination Practices”, en news. adventist.org (Consultado: 29 de junio de 2012). Notas explicativas del documento que, retirados de este texto, están disponibles en su versión en línea. 129. “Columbia Union Constituency Overwhelmingly Approves Ordination Without Regard to Gender”, en www.columbiaunion.org (Consultado: 29 de julio de 2012); Adventist Review staff con Taashi Rowe, “Columbia Union Votes Gender-Neutral Ordinations”, Adventist Review, 16 de agosto de 2012. 130. “Church leaders issue ‘An Appeal for Oneness in Christ’”, en news.adventist.org (publicado el 7 de agosto de 2012). 131. “Questions & Answers Regarding Current Issues of Unity Facing the Church”, en news.adventist.org (Consultado: 9 de agosto de 2012). Ver también Mark A. Kellner, “In Televised Interview President Appeals for Unity”, Adventist Review, publicado el 23 de agosto de 2012, 8-9. 132. “Church leaders issue ‘An Appeal for Oneness in Christ’”, en news.adventist.org. 133. Gary Patterson, “General Conference in Violation of Its Own Policy”, en spectrummagazine.org (publicado el 15 de agosto de 2012). 134. Michael Peabody, “Pacific Union Session Delegates Vote to Approve Ordinations to the Gospel Ministry Without Regard to Gender”, en pauc.adventistfaith. org (Consultado: 20 de agosto de 2012); ídem, “Pacific Union Session Delegates Vote to Approve Ordinations to the Gospel Ministry Without Regard to Gender”, NAD News Points, 21 de agosto de 2012. 135. Staff de ANN, “Church officials say Pacific Union vote on ordination preempts study process”, en news.adventist.org (consultado: 29 de agosto 2012). 136. Ver Rich Hannon, “Adventism and the Intersex Problem”, Spectrum 40/3 (Summer 2012): 32-34. Ver también el seguimiento de las reacciones al artículo en las páginas 34-36.

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Legado adventista

137. Bertil Wiklander, “Statement on Women’s Ordination to the Pastoral Ministry”, en www.ted-adventist.org (consultado el 2 de setiembre de 2012). 138. Ver e.g. Dwight Nelson, The Last Days, Part 2: “Of Perfume and Tears and Grumpy Old Men” (Sermón presentado en el Pioneer Memorial Church, Andrews University, el 21 de enero de 2012), en www.pmchurch.tv and www.youtube.com (consultado: 4 de setiembre de 2012). 139. Ver e.g. Doug Batchelor, “Women Pastors: A Biblical Perspective” (sermón presentado en la Iglesia Central de Sacramento, Sacramento, California, 6 de febrero de, 2010), en www.amazingfacts.org and www.youtube.com (consultado: 4 de setiembre de 2012). 140. Jared Wright, “Pacific Union Conference Approves Fourteen Women for Ordination”, en spectrummagazine.org (consultado: 7 de setiembre de 2012). 141. Mark A. Kellner, “After debate, Annual Council votes Statement on Church Polity”, en news.adventist.org (consultado: 16 de octubre de 2012). 142. “Statement on Church Polity, Procedures and Resolution of Disagreements in the Light of Recent Union Actions on Ministerial Ordination”, en Ibíd. Notas explicativas del documento, retirado de este texto, están disponibles en su versión en línea. 143. Staff de la revista Visitor, “16 Female Pastors Approved for Ordination”, en www.columbiaunion.org (consultado: 8 de noviembre de 2012). Cf. Taashi Rowe, “How Josephine Benton Blazed the Trail for Women in Ministry”, en Ibíd. (consultado: 19 de noviembre de 2012). 144. Alexander Carpenter, “Seven More Women Approved for Ordination by Pacific Union Conference”, en spectrummagazine.org (consultado: 16 de noviembre de 2012). 145. E.g., AT News Team, “History-making Woman to Be Ordained as an Adventist Minister on February 16”, en www.atoday.org (consultado: 7 de febrero de 2013); Bonnie Dwyer, “Unique Ordination Services Being Held”, in spectrummagazine.org (consultado: 13 de febrero de 2013); Alexander Carpenter, “Video: Columbia Union Leaders Ordain Josephine Benton at Sligo Church”, en spectrummagazine.org (consultado: 16 de febrero de 2013); ídem, “Another Step Forward: A Photo Essay of Cherise Gardner’s Ordination”, en spectrummagazine.org (consultado: 28 de abril de 2013). 146. Staff de Adventist Review (AR), “Theology of Ordination Committee Ends First Session”, in news.adventist.org (consultado: 18 de enero de 2013); Staf de AR, “Theology of Ordination Committee Ends First Session”, en www.adventistreview.org (consultado: 18 de enero de 2013). Cf. AT News Team, “Theology of Ordination Study Committee Ends First Meeting Thursday & Has Little to Say”, en www.atoday.org (consultado: 18 de enero de 2013); Alexander Carpenter, “The Ordination Study Committee at Work”, en spectrummagazine.org (consultado: 21 de enero de 2013).

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Timm: La ordenación de la mujer en la Iglesia Adventista

147. Vance, Seventh-day Adventism in Crisis, 192. 148. Algunas otras formas de la llamada injusticia social/discriminación se tratan en la sección “LGBT Community News and Conversation”, in Spectrum 40, volumen 3 (Summer, 2012). 149. Mark Chaves, Ordaining Women: Culture and Conflict in Religious Organizations (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1997), 192. See also Nancy Carol James, The Developing Schism within the Episcopal Church (1960-2010): Social Justice, Ordination of Women, Charismatics, Homosexuality, Extra-Territorial Bishops, Etc. (Lewiston, NY: Edwin Mellen Press, 2010). 150. Los problemas sobre la ordenación de la mujer y el homosexualismo son tratados en Spectrum 40/3 (Summer, 2012). 151. Elena G. de White, Selected Messages (Washington, DC: Review and Herald, 1958), 2:390.

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Apéndice A Misión de la Iglesia Adventista Del séptimo día Nuestra misión: La misión de la Iglesia Adventista del Séptimo Día es hacer discípulos de todas las naciones, comunicándoles el evangelio eterno en el contexto de los mensajes de los tres ángeles de Apocalipsis 14:6 al 12, invitándolos a aceptar a Jesús como su Salvador personal y unirse a su iglesia remanente, instruyéndolos para servirlo como Señor y preparándolos para su pronto retorno. Nuestro método: Llevamos adelante esta misión, bajo la dirección y autoridad del Espíritu Santo, a través de: 1. El ministerio de la predicación. Aceptando la comisión de Cristo (Mt 28:18-20), en estos últimos días anunciamos al mundo entero el evangelio eterno del amor de Dios, revelado más plenamente en la vida, ministerio, muerte expiatoria, resurrección y obra sumo sacerdotal de su Hijo. Y, reconociendo que la Biblia es la infalible revelación de la voluntad de Dios, proclamamos su mensaje total, incluyendo lo referente a la segunda venida de Cristo y a la permanente autoridad de su ley, de los Diez Mandamientos, con su recordatorio del séptimo día, el sábado, como día de reposo. 2. El ministerio de la enseñanza. Reconociendo que el

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desarrollo de la mente y el carácter es esencial dentro del plan redentor de Dios, promovemos el desarrollo de una comprensión y relación madura con Dios, su Palabra y el universo creado. 3. El ministerio de la sanidad. Afirmando los principios bíblicos sobre el bienestar integral de la persona, damos prioridad a la preservación de la salud y la cooperamos con el Creador en su compasiva obra de restauración. 4. El ministerio del discipulado. Afirmando el continuo crecimiento y desarrollo de todos los feligreses, nutrimos a los recién convertidos, los instruimos en pro de una vida justa, los entrenamos para ser testigos efectivos y los animamos en su entusiasta obediencia a la voluntad de Dios.

Nuestra visión: En armonía con las grandes profecías de las Escrituras, entendemos que el clímax del plan de Dios es restaurar toda su creación a la completa armonía con su perfecta voluntad y justicia.

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Apéndice B Las 28 creencias fundamentales de la Iglesia Adventista del Séptimo Día

L

os adventistas del séptimo día aceptamos la Biblia como nuestro único credo y sostenemos una serie de creencias fundamentales basadas en las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. Estas creencias, tal como se presentan aquí, constituyen la forma como la iglesia comprende y expresa las enseñanzas de la Escritura. Se pueden revisar estas declaraciones en un congreso de la Asociación General, si el Espíritu Santo lleva a la iglesia a una comprensión más plena de la verdad bíblica o encuentra un lenguaje mejor para expresar las enseñanzas de la Santa Palabra de Dios. 1. Las Sagradas Escrituras

Las Sagradas Escrituras, que abarcan el Antiguo y el Nuevo Testamento, constituyen la Palabra de Dios escrita, transmitida por inspiración divina mediante santos hombres de Dios que hablaron y escribieron impulsados por el Espíritu Santo. Por medio de esta Palabra, Dios comunica a los seres humanos el conocimiento necesario para alcanzar la salvación. Las Sagradas Escrituras son la infalible revelación de la voluntad divina. Son la norma del carácter,

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el criterio para evaluar la experiencia, la revelación autorizada de las doctrinas, y un registro fidedigno de los actos de Dios realizados en el curso de la historia (2 P 1:20,21; 2 Ti 3:16,17; Sal 119:105; Pr 30:5, 6; Is 8:20; Juan 17:17; 1 Ts 2:13; Heb 4:12). 2. La Deidad

Hay un solo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, una unidad de tres personas coeternas. Dios es inmortal, todopoderoso, omnisapiente, superior a todos y omnipresente. Es infinito y escapa a la comprensión humana, aunque se lo puede conocer por medio de su autorrevelación. Es digno para siempre de reverencia, adoración y servicio por parte de toda la creación (Dt 6:4; Mt 28:19; 2 Co 13:14; Ef 4:4-6; 1 P 1:2; 1 Ti 1:17; Ap 14:7).

3. Dios el Padre

Dios, el Padre Eterno es el Creador, Originador, Sustentador y Soberano de toda la creación. Es justo y santo, misericordioso y clemente, tardo en airarse y abundante en amor y fidelidad. Las cualidades y las facultades del Padre se manifiestan también en el Hijo y en el Espíritu Santo (Gn 1:1; Ap 4:11; 1 Co 15:28; Juan 3:16; 1 Juan 4:8; 1 Ti 1:17; Éx 34:6, 7; Juan 14:9).

4. Dios el Hijo

Dios el Hijo Eterno se encarnó en Jesucristo. Por medio de él se crearon todas las cosas, se reveló el carácter de Dios, se llevó a cabo la salvación de la humanidad y se juzga al mundo. Aunque es verdadero y eternamente Dios, llegó a ser también verdaderamente hombre, Jesús el Cristo. Fue concebido por el Espíritu Santo y nació de la virgen María. Vivió y experimentó la tentación como ser humano, pero ejemplificó perfectamente la justicia y el amor de Dios. Mediante sus milagros manifestó el poder de Dios y éstos dieron testimonio de que era el prometido

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Apéndice B: Las 28 creencias fundamentales

Mesías de Dios. Sufrió y murió voluntariamente en la cruz por nuestros pecados y en nuestro lugar, resucitó de entre los muertos y ascendió para ministrar en el Santuario celestial en favor de nosotros. Volverá otra vez en gloria para librar definitivamente a su pueblo y restaurar todas las cosas (Juan 1:1-3,14; Col 1:15-19; Juan 10:30; 14:9; Ro 6:23; 2 Co 5:17-19; Juan 5:22; Lc 1:35; Fil 2:5-11; Heb 2:9-18; 1 Co 15:3,4; Heb 8:1,2; Juan 14:1-3). 5. Dios el Espíritu Santo

Dios el Espíritu Eterno desempeñó una parte activa con el Padre y el Hijo en la creación, la encarnación y la redención. Inspiró a los autores de las Escrituras. Infundió poder a la vida de Cristo. Atrae y convence a los seres humanos, y renueva a los que responden y los transforma a la imagen de Dios. Enviado por el Padre y el Hijo para estar siempre con sus hijos, concede dones espirituales a la iglesia, la capacita para dar testimonio en favor de Cristo y, en armonía con las Escrituras, la guía a toda la verdad (Gn 1:1,2; Lc 1:35; 4:18; Hch 10:38; 2 P 1:21; 2 Co 3:18; Ef 4:11, 12; Hch 1:8; Juan 14:16-18, 26; 15:26, 27; 16:7-13).

6. La creación

Dios es el Creador de todas las cosas, y reveló en las Escrituras el relato auténtico de su actividad creadora. El Señor hizo en seis días “los cielos y la tierra” y todo ser viviente que la habita, y reposó en el séptimo día de esa primera semana. De ese modo estableció el sábado como un monumento perpetuo conmemorativo de la terminación de su obra creadora. Hizo al primer hombre y la primera mujer a su imagen como corona de la creación, y les dio dominio sobre el mundo y la responsabilidad de cuidar de él. Cuando el mundo quedó terminado era “bueno en gran manera”, proclamando la gloria de Dios (Gn 1; 2; Éx 20:8-11; Sal 19:1-6; 33:6, 9; 104; Heb 11:3).

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7. La naturaleza humana

Dios hizo al hombre y la mujer a su imagen, con individualidad propia, y con la facultad y la libertad de pensar y obrar. Aunque los creó como seres libres, cada uno es una unidad indivisible de cuerpo, mente y espíritu, que depende de Dios para la vida, el aliento y todo lo demás. Cuando nuestros primeros padres desobedecieron a Dios, negaron su dependencia de él y cayeron de la elevada posición que ocupaban bajo el gobierno de Dios. La imagen de Dios en ellos se desfiguró y quedaron sujetos a la muerte. Sus descendientes participan de esta naturaleza caída y de sus consecuencias. Nacen con debilidades y tendencias hacia el mal. Pero Dios, en Cristo, reconcilió al mundo consigo mismo y, por medio de su Espíritu Santo, restaura en los mortales penitentes la imagen de su Hacedor. Creados para la gloria de Dios, se los llama a amarlo a él y a amarse mutuamente, y a cuidar del ambiente que los rodea (Gn 1:26- 28; 2:7; Sal 8:4-8; Hch 17:24-28; Gn 3; Sal 51:5; Ro 5:12-17; 2 Co 5:19,20; Sal 51:10; 1 Juan 4:7,8,11,20; Gn 2:15).

8. El gran conflicto

Toda la humanidad está ahora envuelta en un gran conflicto entre Cristo y Satanás en cuanto al carácter de Dios, su ley y su soberanía sobre el universo. Este conflicto se originó en el cielo cuando un ser creado, dotado de libre albedrío, se exaltó a sí mismo y se convirtió en Satanás, el adversario de Dios, y condujo a la rebelión a una parte de los ángeles. Satanás introdujo el espíritu de rebelión en este mundo cuando indujo a Adán y a Eva a pecar. El pecado humano produjo como resultado la distorsión de la imagen de Dios en la humanidad, el trastorno del mundo creado y, posteriormente, su completa devastación en ocasión del diluvio universal. Observado por toda la creación, este mundo se convirtió en el campo de batalla del conflicto universal, a cuyo término el Dios de amor quedará finalmente

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Apéndice B: Las 28 creencias fundamentales

vindicado. Para ayudar a su pueblo en este conflicto, Cristo envía al Espíritu Santo y los ángeles leales para guiarlo, protegerlo y sostenerlo en el camino de la salvación (Ap 12:4-9; Is 14:12-14; Ez 28:12-18; Gn 3; Ro 1:19-32; 5:12-21; 8:19-22; Gn 6:8; 2 P 3:6; 1 Co 4:9; Heb 1:14). 9. La vida, muerte y resurrección de Cristo

Mediante la vida de Cristo, de perfecta obediencia a la voluntad de Dios, y en sus sufrimientos, su muerte y su resurrección, Dios proveyó el único medio para expiar el pecado humano, de manera que los que por fe aceptan esta expiación puedan tener vida eterna, y toda la creación pueda comprender mejor el infinito y santo amor del Creador. Esta expiación perfecta vindica la justicia de la ley de Dios y la benignidad de su carácter; porque no solo condena nuestro pecado sino también nos garantiza nuestro perdón. La muerte de Cristo es vicaria y expiatoria, reconciliadora y transformadora. La resurrección de Cristo proclama el triunfo de Dios sobre las fuerzas del mal, y asegura la victoria final sobre el pecado y la muerte a los que aceptan la expiación. Ella declara el señorío de Jesucristo, ante quien se doblará toda rodilla en el Cielo y en la Tierra (Juan 3:16; Is 53; 1 P 2:21,22; 1 Co 15:3,4,20-22; 2 Co 5:14, 15,19-21; Ro 1:4; 3:25; 4:25; 8:3,4; 1 Juan 2:2; 4:10; Col 2:15; Fil 2:6-11).

10. La experiencia de la salvación

Con amor y misericordia infinitos Dios hizo que Cristo, que no conoció pecado, fuera hecho pecado por nosotros, para que nosotros pudiésemos ser hechos justicia de Dios en él. Guiados por el Espíritu Santo sentimos nuestra necesidad, reconocemos nuestra pecaminosidad, nos arrepentimos de nuestras transgresiones, y ejercemos fe en Jesús como Señor y Cristo, como sustituto y ejemplo. Esta fe que acepta la salvación nos llega por medio del poder divino de la Palabra y es un don de

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la gracia de Dios. Mediante Cristo somos justificados, adoptados como hijos e hijas de Dios y librados del dominio del pecado. Por medio del Espíritu nacemos de nuevo y somos santificados; el Espíritu renueva nuestras mentes, graba la ley de amor de Dios en nuestros corazones y nos da poder para vivir una vida santa. Al permanecer en él somos participantes de la naturaleza divina y tenemos la seguridad de la salvación ahora y en ocasión del juicio (2 Co 5:17-21; Juan 3:16; Gá 1:4; 4:4-7; Tito 3:3-7; Juan 16:8; Gá 3:13,14; 1 P 2:21,22; Ro 10:17; Lc 17:5; Mr 9:23,24; Ef 2:5-10; Ro 3:21-26; Co 1:13,14; Ro 8:14-17; Gá 3:26; Juan 3:3-8; 1 P 1:23; Ro 12:2; Heb 8:7-12; Ez 36:25-27; 2 P 1:3,4; Ro 8:1-4; 5:6-10). 11. Crecer en Cristo

Jesús triunfó sobre las fuerzas del mal por su muerte en la cruz. Quien subyugó los espíritus demoníacos durante su ministerio terrenal, quebrantó su poder y aseguró su destrucción definitiva. La victoria de Jesús nos da la victoria sobre las fuerzas malignas que todavía buscan controlarnos y nos permite andar con él en paz, gozo y la certeza de su amor. El Espíritu Santo ahora mora dentro de nosotros y nos da poder. Al estar continuamente comprometidos con Jesús como nuestro Salvador y Señor, somos librados de la carga de nuestros actos pasados. Ya no vivimos en la oscuridad, el temor a los poderes malignos, la ignorancia ni la falta de sentido de nuestra antigua manera de vivir. En esta nueva libertad en Jesús, somos invitados a desarrollarnos en semejanza a su carácter, en comunión diaria con él por medio de la oración, alimentándonos con su Palabra, meditando en ella y en su providencia, cantando alabanzas a él, retiñiéndonos para adorar y participando en la misión de la iglesia. A l darnos en servicio amante a quienes nos rodean y al testificar de la salvación, la presencia constante de Jesús por medio del Espíritu transforma cada momento y cada tarea en una experiencia espiritual (Sal 1:1,2; 23:4; 77:11,12; Col 1:13,14;

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Apéndice B: Las 28 creencias fundamentales

2:6,14,15; Lc 10:17-20; Ef 5:19,20; 6:12-18; 1 Ts 5:23; 2 P 2:9; 3:18; 2 Co 3:17,18; Fil 3:7-14; 1 Ts 5:16 18; Mt 20:25-28; Juan 20:21; Gá 5:22-25; Ro 8:38,39; 1 Juan 4:4; Heb 10:25). 12. La iglesia

La iglesia es la comunidad de creyentes que confiesan que Jesucristo es Señor y Salvador. Como continuadores del pueblo de Dios del Antiguo Testamento, se nos invita a salir del mundo; y nos reunimos para adorar, para estar en comunión unos con otros, para recibir instrucción en la Palabra, para la celebración de la Cena del Señor, para servir a toda la humanidad y para proclamar el evangelio en todo el mundo. La iglesia recibe su autoridad de Cristo, que es la Palabra encarnada, y de las Escrituras, que son la Palabra escrita. La iglesia es la familia de Dios; somos adoptados por él como hijos, vivimos sobre la base del nuevo pacto. La iglesia es el cuerpo de Cristo, es una comunidad de fe, de la cual Cristo mismo es la cabeza. La iglesia es la esposa por la cual Cristo murió para poder santificarla y purificarla. Cuando regrese en triunfo, él presentará a sí mismo una iglesia gloriosa, los fieles de todas las edades, adquiridos por su sangre, una iglesia sin mancha, ni arruga, sino santa y sin defecto (Gn 12:3; Hch 7:38; Ef 4:11-15; 3:8-11; Mt 28:19,20; 16:13-20; 18:18; Ef 2:19-22; 1:22,23; 5:23-27; Col 1:17,18).

13. El remanente y su misión

La iglesia universal está compuesta de todos los que creen verdaderamente en Cristo; pero en los últimos días, una época de apostasía generalizada, se llamó a un remanente para que guarde los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Este remanente anuncia la llegada de la hora del juicio, proclama la salvación por medio de Cristo y pregona la proximidad de su segunda venida. Esta proclamación está simbolizada por los tres ángeles de Apocalipsis 14; coincide con la hora del juicio en los cielos

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y, como resultado, se produce una obra de arrepentimiento y reforma en la Tierra. Se invita a todos los creyentes a participar personalmente en este testimonio mundial (Ap 12:17; 14:6-12; 18:1-4; 2 Co 5:10; Jud 3 , 14 ; 1 P 1:16-19; 2 P 3:10-14; Ap 21:1-14). 14. La unidad en el cuerpo de Cristo

La iglesia es un cuerpo constituido por muchos miembros, llamados de entre todas las naciones, razas, lenguas y pueblos. En Cristo somos una nueva creación; las diferencias de raza, cultura, educación y nacionalidad, y las diferencias entre encumbrados y humildes, ricos y pobres, hombres y mujeres, no deben causar divisiones entre nosotros. Todos somos iguales en Cristo, quien por un mismo Espíritu nos unió en comunión con él y los unos con los otros; debemos servir y ser servidos sin parcialidad ni reservas. Por medio de la revelación de Jesucristo en las Escrituras, participamos de la misma fe y la misma esperanza, y damos a todos un mismo testimonio. Esta unidad tiene sus orígenes en la unicidad del Dios triuno, que nos adoptó como hijos suyos (Ro 12:4, 5; 1 Co 12:12-14; Mt 28:19,20; Sal 133:1; 2 Co 5:16,17: Hch 17:26,27; Gá 3:27, 29: Col 3:10-15; Ef 4:14-16; 4:1-6; Juan 17:2023).

15. El bautismo

Por medio del bautismo confesamos nuestra fe en la muerte y resurrección de Jesucristo, y damos testimonio de nuestra muerte al pecado y de nuestro propósito de andar en novedad de vida. De este modo reconocemos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, llegamos a ser su pueblo y somos recibidos como miembros de su iglesia. El bautismo es un símbolo de nuestra unión con Cristo, del perdón de nuestros pecados y de nuestro recibimiento del Espíritu Santo. Se realiza por inmersión en agua, y depende de una afirmación de fe en Jesús y de la evidencia de arrepentimiento del pecado. Sigue a la instrucción en las

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Apéndice B: Las 28 creencias fundamentales

Sagradas Escrituras y a la aceptación de sus enseñanzas (Ro 6:16; Col 2:12 ,13; Hch 16:30-33; 22:16; 2:38; Mt 28:19-20). 16. La cena del Señor

La Cena del Señor es una participación en los emblemas del cuerpo y la sangre de Jesús como expresión de fe en él, nuestro Señor y Salvador. Cristo está presente en esta experiencia de comunión para encontrarse con su pueblo y fortalecerlo. Al participar de la Cena, proclamamos gozosamente la muerte del Señor hasta que venga. La preparación para la Cena incluye un examen de conciencia, el arrepentimiento y la confesión. El Maestro ordenó el servicio del lavamiento de los pies para denotar una renovada purificación, para expresar la disposición a servirnos mutuamente en humildad cristiana, y para unir nuestros corazones en amor. El servicio de comunión está abierto a todos los creyentes cristianos (1 Co 10-16,17; 11:23-30; Mt 26:17-30; Ap 3:20; Juan 6:48-63; 13:117).

17. Los dones y ministerios espirituales

Dios concede a todos los miembros de su iglesia, en todas las épocas, dones espirituales para que cada miembro los emplee en amante ministerio por el bien común de la iglesia y de la humanidad. Concedidos mediante la operación del Espíritu Santo, quien los distribuye entre cada miembro según su voluntad, los dones proveen todos los ministerios y habilidades que la iglesia necesita para cumplir sus funciones divinamente ordenadas. De acuerdo con las Escrituras, estos dones incluyen ministerios −tales como fe, sanidad, profecía, predicación, enseñanza, administración, reconciliación, compasión, servicio abnegado y caridad−, para ayudar y animar a nuestros semejantes. Algunos miembros son llamados por Dios y dotados por el Espíritu para ejercer funciones reconocidas por la iglesia en los ministerios pastorales, de evangelización, apostólicos y de

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enseñanza, particularmente necesarios con el fin de equipar a los miembros para el servicio, edificar a la iglesia con el objeto de que alcance la madurez espiritual, y promover la unidad de la fe y el conocimiento de Dios. Cuando los miembros emplean estos dones espirituales como fieles mayordomos de la multiforme gracia de Dios, la iglesia queda protegida de la influencia destructora de las falsas doctrinas, crece gracias a un desarrollo que procede de Dios, y se edifica en la fe y el amor (Ro 12:4-8; 1 Co 12:9-11,27,28; Ef 4:8,11-16; Hch 6:1-7; 1 Ti 3:1-13; 1 P 4:10,11). 18. El don de profecía

Uno de los dones del Espíritu Santo es el de profecía. Este don es una señal identificadora de la iglesia remanente y se manifestó en el ministerio de Elena G. de White. Como mensajera del Señor, sus escritos son una perma­nente y autorizada fuente de verdad que proporciona consuelo, dirección, instrucción y corrección a la iglesia. Ellos también establecen con claridad que la Biblia es la norma por la cual debe ser probada toda enseñanza y toda experiencia (Joel 2:28,29: Hch 2:14-21; Heb 1:1-3; Ap 12:17; 19:10).

19. La ley de Dios

Los grandes principios de la ley de Dios están incorporados en los Diez Mandamientos y ejemplificados en la vida de Cristo. Expresan el amor, la voluntad y el propósito de Dios con respecto a la conducta y a las relaciones humanas, y son obligatorios para todas las personas en todas las épocas. Estos preceptos constituyen la base del pacto de Dios con su pueblo y son la norma del juicio divino. Por medio de la obra del Espíritu Santo, señalan el pecado y despiertan el sentido de la necesidad de un Salvador. La salvación es totalmente por la gracia y no por las obras, pero su fruto es la obediencia a los mandamientos. Esta obediencia desarrolla el carácter cristiano y da como resultado una sensación de bienestar. Es una evidencia de nuestro amor

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Apéndice B: Las 28 creencias fundamentales

al Señor y de nuestra preocupación por nuestros semejantes. La obediencia por fe demuestra el poder de Cristo para transformar vidas y, por lo tanto, fortalece el testimonio cristiano (Éx 20:1-17; Sal 40:7,8; Mt 22:36-40; Dt 28:1-14; Mt 5:17-20; Heb 8:8-10; Juan 15:7-10; Ef 2:8-10; 1 Juan 5:3; Ro 8:3,4; Sal 19:7-14). 20. El sábado

El bondadoso Creador, después de los seis días de la creación, descansó el séptimo día, e instituyó el sábado para todos los hombres como un monumento conmemorativo de la creación. El cuarto mandamiento de la inmutable ley de Dios requiere la observancia del séptimo día, sábado, como día de reposo, adoración y ministerio en armonía con las enseñanzas y la práctica de Jesús, el Señor del sábado. El sábado es un día de agradable comunión con Dios y con nuestros hermanos. Es un símbolo de nuestra redención en Cristo, una señal de nuestra santificación, una demostración de nuestra lealtad y una anticipación de nuestro futuro eterno en el reino de Dios. El sábado es la señal perpetua del pacto eterno entre él y su pueblo. La gozosa observancia de este tiempo sagrado de una tarde a la otra tarde, de la puesta de sol a la puesta de sol, es una celebración de la obra creadora y redentora de Dios (Gn 2:1-3; Éx 20:8-11; Lc 4:16; Is 56:5, 6; 58:13,14; Mt 12:1-12; Éx 31:13-17; Ez 20:12,20; Dt 5:1215; Heb 4:1-11; Lv 23:32; Mr 1:32).

21. La mayordomía

Somos mayordomos de Dios, a quienes se nos ha confiado tiempo y oportunidades, capacidades y posesiones, y las bendiciones de la tierra y sus recursos. Y somos responsables ante él por el empleo adecuado de todas esas dádivas. Reconocemos el derecho de propiedad por parte de Dios mediante nuestro servicio fiel a él y a nuestros semejantes, y mediante la devolución de los diezmos y las ofrendas que damos para la proclamación de su evangelio

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Legado adventista

y para el sostén y desarrollo de su iglesia. La mayordomía es un privilegio que Dios nos ha concedido para que crezcamos en amor y para que logremos la victoria sobre el egoísmo y la codicia. El mayordomo fiel se regocija por las bendiciones que reciben los demás como fruto de su fidelidad (Gn 1:26-28; 2:15; 1 Cr 29:14; Hag 1:3-11; Mal 3:8-12; 1 Co 9:9-14; Mt 23:23; 2 Co 8:115; Ro 15:26,27). 22. La conducta cristiana

Somos llamados a ser un pueblo piadoso que piense, sienta y actúe en armonía con los principios del cielo. Para que el Espíritu recree en nosotros el carácter de nuestro Señor, nos involucramos solo en aquellas cosas que producirán en nuestra vida pureza, salud y gozo cristiano. Esto significa que nuestras recreaciones y nuestros entretenimientos estarán en armonía con las más elevadas normas de gusto y belleza cristianos. Si bien reconocemos las diferencias culturales, nuestra vestimenta debiera ser sencilla, modesta y de buen gusto, como corresponde a aquellos cuya verdadera belleza no consiste en el adorno exterior, sino en el inmarcesible ornamento de un espíritu apacible y tranquilo. Significa también que, puesto que nuestros cuerpos son el templo del Espíritu Santo, debemos cuidarlos inteligentemente. Junto con la práctica adecuada del ejercicio y el descanso, debemos adoptar un régimen alimentario lo más saludable posible, y abstenernos de los alimentos inmundos, identificados como tales en las Escrituras. Como las bebidas alcohólicas, el tabaco y el uso irresponsable de drogas y narcóticos son dañinos para nuestros cuerpos, debemos también abstenernos de ellos. En cambio, debemos empeñarnos en todo lo que ponga nuestros pensamientos y nuestros cuerpos en armonía con la disciplina de Cristo, quien quiere que gocemos de salud, de alegría y de todo lo bueno (Ro 12:1,2; 1 Juan 2:6; Ef 5:1-21; Fil 4:8; 2 Co10:5; 6:14-7:1; 1 P 3:1-4; 1 Co 6:19,20; 10:31; Lv 11:1-47; 3 Juan 2).

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Apéndice B: Las 28 creencias fundamentales

23. El matrimonio y la familia

El matrimonio fue establecido por Dios en el Edén y confirmado por Jesús para que fuera una unión para toda la vida entre un hombre y una mujer, en amante compañerismo. Para el cristiano, el matrimonio es un compromiso con Dios y con el cónyuge, y debiera celebrarse solo entre personas que participan de la misma fe. El amor mutuo, el honor, el respeto y la responsabilidad constituyen la estructura de esa relación, que debe reflejar el amor, la santidad, la intimidad y la perdurabilidad de la relación que existe entre Cristo y su iglesia. Con respecto al divorcio, Jesús enseñó que la persona que se divorcia, a menos que sea por causa de relaciones sexuales ilícitas, y se casa con otra persona, comete adulterio. Aunque algunas relaciones familiares estén lejos de ser ideales, los consortes que se dedican plenamente el uno al otro pueden, en Cristo, lograr una amorosa unidad gracias a la dirección del Espíritu y a la instrucción de la iglesia. Dios bendice a la familia y quiere que sus miembros se ayuden mutuamente hasta alcanzar la plena madurez. Los padres deben criar a sus hijos para que amen y obedezcan al Señor. Deben enseñarles, mediante el precepto y el ejemplo, que Cristo disciplina amorosamente, que siempre es tierno, que se preocupa por sus criaturas, y que quiere que lleguen a ser miembros de su cuerpo, la familia de Dios. Una creciente intimidad familiar es uno de los rasgos característicos del último mensaje evangélico (Gn 2:1825; Mt 19:3-9; Juan 2:1-11; 2 Co 6:14; Ef 5:21-33; Mt 5:31,32: Mr 10:11,12; Lc 16:18; 1 Co 7:10,11; Éx 20:12; Ef 6:1-4; Dt 6:5-9; Pr 22:6; Mal 4:5, 6).

24. El ministerio de Cristo en el Santuario celestial

Hay un santuario en el cielo, el verdadero tabernáculo que el Señor erigió y no el hombre. En él ministra Cristo en favor de nosotros, para poner a disposición de los creyentes los beneficios de su sacrificio expiatorio ofrecido una vez y para siempre en la

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Legado adventista

cruz. Cristo llegó a ser nuestro gran Sumo Sacerdote y comenzó su ministerio intercesor en ocasión de su ascensión. En 1844, al concluir el período profético de los 2300 días, inició la segunda y última fase de su ministerio expiatorio. Esta obra es un juicio investigador, que forma parte de la eliminación definitiva del pecado, prefigurada por la purificación del antiguo santuario hebreo en el Día de la Expiación. En el servicio simbólico, el santuario se purificaba mediante la sangre de los sacrificios de animales, pero las cosas celestiales se purifican mediante el perfecto sacrificio de la sangre de Jesús. El juicio investigador revela a las inteligencias celestiales quiénes de entre los muertos duermen en Cristo, siendo, por lo tanto, considerados dignos, en él, de participar en la primera resurrección. También toma de manifiesto quién, de entre los vivos, permanece en Cristo, guardando los mandamientos de Dios y la fe de Jesús, estando, por lo tanto, en él, preparado para ser trasladado a su reino eterno. Este juicio vindica la justicia de Dios al salvar a los que creen en Jesús. Declara que los que permanecieron leales a Dios recibirán el reino. La conclusión de este ministerio de Cristo señalará el fin del tiempo de prueba otorgado a los seres humanos antes de su segunda venida (Heb 8:1-5; 4:14-16; 9:11-28; 10:19-22; 1:3; 2:16,17; Dn 7:9-27; 8:13,14; 9:24-27; Nm 14:34; Ez 4:6; Lv 16; Ap 14:6, 7; 20:12; 14:12; 22:12). 25. La segunda venida

La segunda venida de Cristo es la bienaventurada esperanza de la iglesia, la gran culminación del evangelio. La venida del Salvador será literal, personal, visible y de alcance mundial. Cuando el Señor regrese, los justos muertos resucitarán y, junto con los justos que estén vivos, serán glorificados y llevados al cielo, pero los impíos morirán. El hecho de que la mayor parte de las profecías esté alcanzando su pleno cumplimiento, unido a las actuales condiciones del mundo, nos indica que la venida de Cristo es inminente. El momento cuando ocurrirá este acontecimiento no

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Apéndice B: Las 28 creencias fundamentales

ha sido revelado y, por lo tanto, se nos exhorta a estar preparados en todo tiempo (Tito 2:13; Heb 9:28; Juan 14:1-3; Hch 1:9-11; Mt 24:14; Ap 1:7; Mt 24:43, 44; 1 Ts 4:13-18:1 Co 15:51-54; 2 Ts 1:7-10; 2:8; Ap 14:14-20; 19:11-21; Mt 24; Mr 13; Lc 21;2 Ti 3:1-5; 1 Ts 5:1-6). 26. La muerte y resurrección

La paga del pecado es la muerte. Pero Dios, el único que es inmortal, otorgará vida eterna a sus redimidos. Hasta ese día, la muerte constituye un estado de inconsciencia para todos los que han fallecido. Cuando Cristo, que es nuestra vida, aparezca, los justos resucitados y los justos vivos serán glorificados, todos juntos serán arrebatados para salir al encuentro de su Señor. La segunda resurrección, la resurrección de los impíos, ocurrirá mil años después (Ro 6:23; 1 Ti 6:15,16; Ec 9:5, 6; Sal 146:3, 4; Juan 11:11-14; Col 3:4; 1 Co 15:51-54; 1 Ts 4:13-17; Juan 5:28,29; Ap 20:1-10).

27. El milenio y el fin del pecado

El milenio es el reino de mil años de Cristo con sus santos en el cielo, que se extiende entre la primera y la segunda resurrección. Durante ese tiempo serán juzgados los impíos; la tierra estará completamente desolada, sin habitantes humanos con vida, pero sí ocupada por Satanás y sus ángeles. Al terminar ese periodo, Cristo y sus santos y la Santa Ciudad, descenderán del Cielo a la Tierra. Los impíos muertos resucitarán entonces y, junto con Satanás y sus ángeles, rodearán la ciudad; pero el fuego de Dios los consumirá y purificará la Tierra. De ese modo el universo será librado del pecado y de los pecadores para siempre (Ap 20; 1 Co 6:2,3: Jer 4:23-26; Ap 21:1-5; Mal 4:1; Ez 28:18,19).

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Legado adventista

28. La tierra nueva

En la Tierra Nueva, en que habita la justicia, Dios proporcionará un hogar eterno para los redimidos y un ambiente perfecto para la vida, el amor, el gozo y el aprendizaje eternos en su presencia. Porque allí Dios mismo morará con su pueblo, y el sufrimiento y la muerte terminarán para siempre. El gran conflicto habrá terminado y el pecado no existirá más. Todas las cosas, animadas e inanimadas, declararán que Dios es amor; y él reinará para siempre jamás. Amén (2 P 3:13; Is 35; 65:17-25; Mt 5:5; Ap 21:1-7; 22:1-5; 11:5).

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Apéndice C Presidentes, secretarios y tesoreros durante los 150 años en la Iglesia Adventista del Séptimo Día

Presidentes de la AG John Byington 1863-1865 Jaime White 1865-1867 J. N. Andrews 1867-1869 Jaime White 1869-1871 George I. Butler 1871-1874 Jaime White 1874-1880 George I. Butler 1880-1888 O. A. Olsen 1888-1897 G. A. Irwin 1897-1901 A. G. Daniells 1901-1922

Presidentes de la AG W. A. Spicer 1922-1930 C. H. Watson 1930-1936 J. L. McElhany 1936-1950 W. H. Branson 1950-1954 R. R. Figuhr 1954-1966 Robert H. Pierson 1966-1979 Neal C. Wilson 1979-1990 R. S. Folkenberg 1990-1999 Jan Paulsen 1999-2010 Ted Wilson 2010-

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Legado adventista

Secretarios de la AG Urías Smith 1863-1873 Sidney Brownsberger 1873-1874 Urías Smith 1874-1876 C. W. Stone 1876-1877 Urías Smith 1877-1881 A. B. Oyen 1881-1883 Urías Smith 1883-1888 Daniel T. Jones 1888-1891 W. A. Colcord 1891-1893 L. T. Nicola 1893-1897 L. A. Hoppes 1897-1901 H. E. Osborn 1901-1903 W. A. Spicer 1903-1922 A. G. Daniells 1922-1926 C. K. Meyers 1926-1933 M. E. Kern 1933-1936 E. D. Dick 1936-1952 D. E. Rebok 1952-1954 W. R. Beach 1954-1970 Clyde O. Franz 1970-1980 G. Ralph Thompson 1980-2000 Matthew Bediako 2000-2010 G. T. Ng 2010-

Tesoreros de la AG E. S. Walker 1863-1865 I. D. van Horn 1865-1868 J. N. Loughborough 1868-1869 E. S. Walker 1869-1870 G. H. Bell 1870-1871 Adelia P. van Horn 1871-1873 E. B. Gaskill 1873-1874 Harmon Lindsay 1874-1875 Fredericka House 1875-1876 Urías Smith 1876-1877 Minerva Chapman 1877-1883 A. R. Henry 1883-1888 Harmon Lindsay 1888-1893 W. H. Edwards 1893-1897 A. G. Adams 1897-1900 H. M. Mitchell 1900-1903 I. H. Evans 1903-1909 W. T. Knox 1909-1922 J. L. Shaw 1922-1936 W. E. Nelson 1936-1950 C. L. Torrey 1950-1966 K. H. Emmerson 1966-1980 L. L. Butler 1980-1985 Donald F. Gilbert 1985-1995 Robert L. Rawson 1995-2002 Robert E. Lemon 2002-

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Apéndice D Sesiones de la Asociación General

Sesión

Delegados

1

20

20 de mayo de 1863

Battle Creek, Michigan

2

20

18 de mayo de 1864

Battle Creek, Michigan

3

21

17 de mayo de 1865

Battle Creek, Michigan

4

19

16 de mayo de 1866

Battle Creek, Michigan

5

18

14 de mayo de 1867

Battle Creek, Michigan

6

15

12 de mayo de 1868

Battle Creek, Michigan

7

16

18 de mayo de 1869

Battle Creek, Michigan

8

22

15 de marzo de 1870

Battle Creek, Michigan

9

17

7 de febrero de 1871

Battle Creek, Michigan

10

14

29 de diciembre de 1871

Battle Creek, Michigan

11

18

11 de marzo de 1873

Battle Creek, Michigan

12

21

14 de noviembre de 1873

Battle Creek, Michigan

13

19

10 de agosto de 1874

Battle Creek, Michigan

14

18

15 de agosto de 1875

Battle Creek, Michigan

1. especial

15

31 de marzo de 1876

Battle Creek, Michigan

15

16

19 de septiembre de 1876

Lansing, Michigan

2.a especial

16

12 y 13 de noviembre de 1876

Battle Creek, Michigan

16

20

20 de septiembre de 1877

Lansing, Michigan

3. especial

22

1 de marzo de 1878

Battle Creek, Michigan

17

39

4 de octubre de 1878

Battle Creek, Michigan

a

a

Fecha de Sesión

Lugar

353 Escaneado y digitalizado por SHEKINAH BOOKS

Legado adventista

Sesión

Delegados

4. especial 29 a

18

39

5. especial 28 a

Fecha de Sesión

Lugar

17 al 21 de abril de 1879

Battle Creek, Michigan

7 de noviembre de 1879

Battle Creek, Michigan

11 al 15 de marzo de 1880

Battle Creek, Michigan

19

38

6 de octubre de 1880

Battle Creek, Michigan

20

41

1 de diciembre de 1881

Battle Creek, Michigan

21

47

7 de diciembre de 1882

Rome, New York

22

65

8 de noviembre de 1883

Battle Creek, Michigan

23

67

30 de octubre de 1884

Battle Creek, Michigan

24

70

18 de noviembre de 1885

Battle Creek, Michigan

25

71

18 de noviembre de 1886

Battle Creek, Michigan

26

70

13 de noviembre de 1887

Oakland, California

27

91

17 de octubre al 4 de noviembre de 1888

Minneapolis, Minnesota

28

109

18 de octubre al 5 de noviembre de 1889

Battle Creek, Michigan

29

125

5 al 25 de marzo de 1891

Battle Creek, Michigan

30

130

17 de febrero al 6 de marzo de 1893

Battle Creek, Michigan

31

150

15 de febrero al 4 de marzo de 1895

Battle Creek, Michigan

32

140

19 de febrero al 8 de marzo de 1897

College View, Nebraska

33

149

15 de febrero al 7 de marzo de 1899

South Lancaster, Mass.

34

268

2 al 23 de abril de 1901

Battle Creek, Michigan

35

139

27 de marzo al 13 de abril de 1903

Oakland, California

36

197

11 al 30 de mayo de 1905

Washington, D. C.

37

328

13 de mayo al 6 de junio de 1909

Washington, D. C.

38

372

15 de mayo al 8 de junio de 1913

Washington, D. C.

39

443

29 de marzo al 14 de abril de 1918

San Francisco, California

40

581

11 al 28 de mayo de 1922

San Francisco, California

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Apéndice D: Sesiones de la Asociación General

Sesión

Delegados

Fecha de Sesión

Lugar

41

577

27 de mayo al 14 de junio de 1926

Milwaukee, Wisconsin

42

577

28 de mayo al 12 de junio de 1930

San Francisco, California

43

671

26 de mayo al 8 de junio de 1936

San Francisco, California

44

619

26 de mayo al 7 de junio de 1941

San Francisco, California

45

828

5 al 15 de junio de 1946

Washington, D. C.

46

943

10 al 22 de julio de 1950

San Francisco, California

47

1109

24 de mayo al 5 de junio de 1954

San Francisco, California

48

1160

19 al 28 de junio de 1958

Cleveland, Ohio

49

1314

26 de julio al 4 de agosto de 1962

San Francisco, California

50

1495

16 al 25 de junio de 1966

Detroit, Michigan

51

1782

11 al 20 de junio de 1970

Atlantic City, New Jersey

52

1756

10 al 19 de julio de 1975

Vienna, Austria

53

1925

16 al 26 de abril de 1980

Dallas, Texas

54

2044

27 de junio al 6 de julio de 1985

New Orleans, Louisiana

55

2239

5 al 14 de julio de 1990

Indianápolis, Indiana

56

2321

29 de junio al 8 de julio de 1995

Utrecht, Netherlands

57

1844

29 de junio al 8 de julio de 2000

Toronto, Canadá

58

1903

29 de junio al 9 de julio de 2005

Saint Louis, Missouri

59

2244

23 de junio al 3 de julio de 2010

Atlanta, Georgia

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Apéndice E Resumen estadístico de la Iglesia Adventista

Misión al mundo

Iglesias, empresas, afiliación

Los países y regiones del mundo, reconocido por las Naciones Unidas

232

Los países y zonas del mundo donde el trabajo adventista del séptimo día se establece

208

Idiomas utilizados en publicaciones adventistas del séptimo día y el trabajo oral

924

Divisiones

13

Unión de Conferencias

52

Unión de Misiones

57

Iglesias, 31 de diciembre del 2011

72 144

Iglesias, 30 de junio del 2012

73 526

Las empresas, 31 de diciembre del 2011

67 078

Las empresas, 30 de junio del 2012

67 276

Miembros de la Iglesia, 31 de diciembre del 2011

17 479 890

Miembros de la Iglesia, 30 de junio del 2012

17 592 397

Unión de Iglesias Conferencias

9

Total de aumento, 31 de diciembre del 2011

1 139 000

Unión de Iglesias Misiones

4

Bautismos

1 109 219

Conferencias locales

326

Profesiones de fe

29 781

Misiones locales

274

Ministros ordenados, activos

17 530

Total de empleados activos

232 168

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Legado adventista

Programa de educación Total de escuelas - Instituciones terciarias - Instituciones de formación de los trabajadores - Escuelas secundarias - Escuelas primarias

7883 112 48 1908 5815

Matrícula total - Instituciones terciarias - Instituciones de formación de los trabajadores - Escuelas secundarias - Escuelas primarias

1 750 651 136 548 8397 521 041 1 084 665

Alimento / Ministerio de la Salud

20

Hospitales y sanatorios Residencias y centros de retiro Clínicas y dispensarios Los orfanatos y hogares de niños Airplanes and Medical lanza Visitas de pacientes ambulatorios

172 133 238 36

Centros de Medios Trabajos publicados

14

Editoriales y sucursales Colportores, credenciados y licenciados Lenguas en las publicaciones

62 6808 368

10 16 088 528

Membrecía de la Escuela Sabática (información incompleta) Contribuciones

18 703 212 En dólares estado unidenses

- Diezmar

$ 2 267 603 977

- Diezmo Per Cápita

$ 136.52

- Escuela Sabática Misión Ofrendas

$ 72 622 887

- Recolección

$ 7 914 514

- Diezmos y ofrendas total

$ 3 182 472 411

- Diezmos y ofrendas total per cápita

$ 191.59

Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales Internacional Los países y zonas del mundo en que interviene ADRA * Total proyectos financiados *

(ADRA) $ 120 $ 1537

Beneficiarios de proyectos *

$ 20 233 685

Valor total de la ayuda *

$ 263 948 967

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Apéndice F Recursos bibliográficos para estudiar la historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día Glúder Quispe

L

as fuentes para estudiar la historia de la Iglesia adventista podrían ser divididas en tres: 1. Fuentes primarias; 2. Fuentes secundarias; 3. Fuentes terciarias. Antes que pueda decidir qué tipo de fuente literaria tiene en frente, usted necesita decidir qué desea investigar. ¿Desea investigar las ideas de una persona o un determinado tópico o doctrina? ¿Desea estudiar un evento específico en la historia (por ejemplo, el congreso de Minneapolis de 1888)? ¿Desea bosquejar la vida de un personaje importante de la iglesia? ¿Desea investigar el desarrollo histórico de un determinado tópico dentro de la Iglesia adventista? Fuentes primarias Las fuentes primarias son documentos originales escritos por las personas de las que usted desea estudiar; por ejemplo

359 Escaneado y digitalizado por SHEKINAH BOOKS

Legado adventista

autobiografías, correspondencias, escritos de las personas, etc. Además aquellos escritos, grabaciones o vídeos (en este tiempo) de testigos de algún evento importante son considerados como fuentes primarias. Es decir, las fuentes primarias son información de primera mano. Entre otros podemos mencionar también: documentos legales, estadísticas, diarios, sermones, discursos, manuscritos, cartas, autobiografías, acuerdos, registros oficiales, entrevistas, fotos, etc. Libros Bates, Joseph. The Autobiography of Elder Joseph Bates; Embracing a long Life on Shipboard, with Sketches of Voyages on the Atlantic and Pacific Oceans, the Baltic and Mediterranean Seas; also Impressment and Service on Board British war Ships, long Confinement in Dartmoor Prison, Early Experience in Reformatory Movements; Travels in Various Parts of the World and a Brief Account of the Great Advent Movement of 1840-44. Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1868.1 James White, ed., A Word to the “Little Flock” (Gorham, ME: [The author], 1847). Life Sketches. Ancestry, Early Life, Christian Experience, and Extensive Labors of Elder James White, and His Wife Mrs. Ellen G. White. Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1880. [http://babel.hathitrust.org/cgi/ pt?id=nyp.33433082419676] White, James. Life Incidents: in Connection with the Great Advent Movement as Illustrated by the Three Angels of Revelation XIV. Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventists Publishing Association, 1868.

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Apéndice F: Recursos bibliográficos

White, James. Sketches of the Christian Life and Public Labors of William Miller: Gathered from his Memoir by the Late Sylvester Bliss, and from Other Sources. Battle Creek, MI: Steam Press of the Seventh-day Adventist Publishing Association, 1875. White, Ellen. Life Sketches of Ellen G. White: Being a Narrative of her Experience to 1881 as Written by Herself; with a Sketch of her Subsequent Labors and of her Last Sickness. Mountain View, CA: Pacific Press Publishing Association, 1915. White, Elena G. de. Notas biográficas de Elena G. de White: narración autobiográfica hasta 1881 y resumen de su vida posterior basado en fuentes originales. Miami, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 1994. White, Elena G. de. Primeros escritos. Nampa, ID: Pacific Press, 1962. Revistas Signs of the Times (28 de febrero de 1840-1845) (Boston). Second Advent Witness (1842) (Nueva York). Midnight Cry (1842-1844) (Nueva York). The Present Truth (julio 1949-noviembre 1850). The Advent Review (agosto-noviembre 1850). The Advent Review Extra and the 48-page special edition (setiembre 1850). The Second Advent Review, and Sabbath Herald (noviembre 1850-junio 1851). Desde agosto de 1851 fue llamado The Advent Review

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Legado adventista

and Sabbath Herald posteriormente, desde enero de 1978 es conocido como Adventist Review [Revista Adventista]. The Youth’s Instructor (agosto 1852-abril 1970), ahora es titulado Insight. El faro (1898- hasta la actualidad). El mensajero de la verdad (1896- hasta la actualidad). Aproximadamente 8300 cartas y manuscritos de Elena G. de White en el Centro de Investigación White.

Fuentes secundarias Las fuentes secundarias son las que analizan e interpretan la fuentes primarias. Así, son un paso removido de las fuentes primarias. Comúnmente estas fuentes usan, refieren y citan a las fuentes primarias. Ejemplos: Loughborough, John N. Rise and Progress of the Seventh-day Adventists: with Tokens of God’s Hand in the Movement and a Brief Sketch of the Advent Cause from 1831 to 1844. Battle Creek, MI: General Conference Association of the Seventh-day Adventists, 1892. _________. The Great Second Advent Movement: Its Rise and Progress. Washington, D. C.: Review and Herald, 1905. Olsen, Mahlon Ellsworth. A History of the Origin and Progress of Seventhday Adventists. Takoma Park: Review and Herald, 1925. Nichol, Francis D. The Midnight Cry: A Defense of the Character and Conduct of William Miller and the Millerites, Who Mistakenly Believed that the Second Coming of Christ Would Take Place in the Year 1844. Takoma Park, Washington, D. C.: Review Herald, 1944.

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Apéndice F: Recursos bibliográficos

Spalding, Arthur Whitefield. Footprints of the Pioneers. Washington, D. C.: Review and Herald,1947. Howell, Emma Elizabeth. The Great Advent Movement. Washington, D. C.: Review and Herald, 1947. Martin, Walter. The Truth about Seventh-day Adventism. Grand Rapids, MI: Zondervan, 1960. Spalding, Arthur Whitefiel. Origin and History of Seventh-day Adventists. 4 vols. Washington, D. C.: Review and Herald, 1961-62. Patrick, Arthur N. Charles Fitch, Hiram Edson and the Raison D’etre of the Seventh-day Adventist Church. [Berrien Springs, MI.]: Andrews University, [1971]. Lorenz, Felix Alexander. The Only Hope. Nashville, TN: Southern Publication, 1976. Maxwell, C. Mervyn. Tell It to the World: the Story of Seventh-day Adventists. Mountain View, CA: Pacific Press Publishing Association, 1976, rev. ed. 1977; 2.a rev. ed., 1982. [Dilo al mundo: la historia de los Adventistas del Séptimo Día]. Damsteegt, P. Gerard. Foundations of the Seventh-day Adventist Message and Mission. Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1977. Schwarz, Richard W. Light Bearers to the Remnant: Denominational History Textbook for Seventh-day Adventist College Classes. Mountain View, CA: Pacific Press, 1979. Vyhmeister, Werner K. Misión de la Iglesia adventista. [S.l.: s.n.], 1980. White, Arthur L. Ellen G. White. 6 vols. Washington, D. C.: Review and Herald, 1982-86.

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Legado adventista

Rowe, David L. Thunder and Trumpets: Millerites and Dissenting Religion in Upstate New York, 1800-1850. Chico, CA: Scholars Press, 1985. Oliveira, Enoch de. La mano de Dios al timón. Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1986. Mustard, Andrew Gordon. “James White and the Development of Seventh-day Adventist Organization, 1844-1888”. PhD dissertation, Andrews University, Berrien Springs, MI, 1987. Lindsay, Allan G. Keepers of the Flame [videorecording]. Sydney, NSW: The Centre; [Hagerstown, MD] : Review and Herald [distributor], 1989. Bull, Malcolm, and Keith Lockhart. Seeking a Sanctuary: Seventh-day Adventism and the American Dream. San Francisco: Harper & Row, 1989. Knight, George R. Millennial Fever and the End of the World. Boise, ID: Pacific Press, 1993. Land, Gary, ed. Adventism in America: A History. Grand Rapids, MI: Eerdmand, 1986, rev. ed., Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 1998. Schwarz, Richard W. and Greenleaf, Floyd. Portadores de Luz: Historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Buenos Aires: ACES, Asociación Casa Editora Sudamericana, 2002. Rowe, David L. God’s Strange Work: William Miller and the End of the World. Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2008. Greenleaf, Floyd. In Passion for the World: A History of Seventh-day Adventist Education. Nampa, ID: Pacific Press, 2005. Quispe, Glúder. Vidas que inspiran: 12 ejemplos de vida que fortalecerán su concepto de la mayordomía. Lima, Perú: Universidad Peruana Unión Publicaciones y Difusión Cultural, 2013.

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Apéndice F: Recursos bibliográficos

Quispe, Glúder; Burt, Merlin; y Timm, Alberto. Legado adventista: Un panorama histórico y teológico del adventismo. Lima, Perú: Universidad Peruana Unión Publicaciones y Difusión Cultural, 2013. Fuentes terciarias Las fuentes terciarias son aquellas que no analizan, ni interpretan, ni refieren, ni citan las fuentes primarias y secundarias. No mencionan las fuentes. Fuentes Digitales y Online Ellen G. White Writings: Comprehensive Research Edition 2008 (CDRom).2 Online Document Archives of the General Conference Office of Archives, Statistics, and Research (http://www.adventistarchives.org/ DocArchives.asp).3 Center For Adventist Research – Andrews University, Berrien Springs, Michigan. (http://www.andrews.edu/library/car/collection/ papersm.htm). Seventh-day Adventist Pioneer Materials (http://www.aplib.org/). Ellen G. White Estate Inc (http://www.whiteestate.org/). Escritos de Elena G. de White y pioneros (https://egwwritings.org/). White Estate Digital Resource Center (http://drc.whiteestate.org/). Archives and Special Collections/Ellen G. White Estate Branch Office Lomalinda University - (http://www.llu.edu/library/speccolls/ index.page).

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Legado adventista

Seventh-day Adventist Periodical Index – Center for Adventist Research – Andrews University (http://www.andrews.edu/library/car/ sdapiindex.html). Adventist Heritage Ministry (http://www.adventistheritage.org/)

Referencias: 1. Algunos ejemplos de los panfletos escritos por Bates son: Joseph Bates, The Opening Heavens: or a Connected View of the Testimony of the Prophets and Apostles, Concerning the Opening Heavens Compared with Astronomical Observations, and of the Present and Future Location of the New Jerusalem, the Paradise of God (New Bedford, [MA]: Press of Benjamin Lindsey, 1846); ídem, The Seventh-day Sabbath: a Perpetual Sign from the Beginning to the Entering into the Gates of the Holy City According to the Commandment (New Bedford, [MA]: Benjamin Lindsey, 1846), ídem, Second Advent Way Marks and High Heaps: or a Connected View of the Fulfillment of Prophecy, by God’s Peculiar People, from the Year 1840-1847 (New Bedford, [MA]: Benjamin Lindsey, 1847);ídem, A Vindication of the Seventh-day Sabbath and the Commandments of God: with a Further History of God’s Peculiar People from 1847-1848 (New Bedford: Benjamin Lindsey, 1848); ídem, A Seal of the Living God: A Hundred Forty-four Thousand, of the Servants of God being Sealed, in 1849 (New Bedford, [MA]: Benjamin Lindsey, 1849); ídem, An Explanation of the Typical and Anti-typical Sanctuary, by the Scriptures: with a Chart (New Bedford, [MA]: Benjamin Lindsey, 1850). 2. Contiene todos los escritos publicados por Elena G. de White (libros, artículos, panfletos y comunicados de manuscrito), varias biografías sobre Elena G. de White, tópicos e índice de las Escrituras, una bibliografía de sus escritos, una Biblia King James Version, libros de historia de Elena G. de White para niños, obras de referencia, documentos del White Estate, Diccionario Noah Webster de 1828, escritos milleritas y de pioneros (libros, publicaciones periódicas) y escritos por autores más recientes, así como algunos historiadores de la reforma. El CD puede adquirirse en cualquier centro del libro Adventista por $19.99 (Mac y PC). Vea también: https://egwwritings.org/ 3. Este sitio web tiene muchos recursos (estadísticas, anuarios, revistas trimestrales, minutos, revistas, publicaciones periódicas, tesis, disertaciones, libros, folletos, etc.) Es necesario instalar el DjVu Browser Plugin (ver sitio web), entonces usted puede ver e imprimir imágenes de los documentos originales, o hacer búsquedas en dichos documentos. Usted puede incluso hacer la búsqueda por palabras clave (por ejemplo, “trinidad” o “trinitaria”) o frase (por ejemplo, “tercera persona de la Divinidad”) buscar en toda la colección o en una parte de la colección (por ejemplo, solo Review and Herald).

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Apéndice G Fechas importantes del Adventismo: Un día como hoy

E

150 aniversario de la organización de la Iglesia Adventista del Séptimo Día

l 16 de julio de 1861, Jaime White dejó muy claro que “la organización [era] una cuestión de pura necesidad”. Las iglesias locales requieren un liderazgo suficiente y el mensaje de los tres ángeles tenía que ser predicado. ¿Cómo surgió esta organización? ¿Hubo resistencia a la organización? ¿Alguna vez ha cambiado la estructura de la organización adventista? ¿Cuál es el papel de la iglesia local en la organización?

01

ENERO 1911, se organiza la primera Unión Asociación brasileña.

02

1986, aparece un nuevo formato y diseño de la Review and Herald.

03

1875, última visión pública de Elena G. de White.

04

1875, dedicación oficial del Battle Creek College.

05

1849, visión de Elena G. de White de Cristo en el lugar santísimo.

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Legado adventista

06 07 08

1900, se ordena a las primeras diaconisas por W. C. White, en Australia. 1890, el proyecto “ley dominical” entra en la cámara de representantes de Estados Unidos. 1887, fallece John Byngton, 1.er presidente de la Asociación General (AG). 1876, 1.er bautismo realizado por Erzsberger en Solingen, Alemania.

09

1960, se organiza la Iglesia Centro de New York.

10

1850, visión de Elena G. de White sobre la necesidad de continuar con la publicación de Present Truth.

11

1944, se incorpora legalmente Productos Alimenticios Superbom.

12

1991, fallece Arthur White, nieto de Elena, a los 83 años.

13

1879, se formó la Sociedad Misionera en Dakota, USA.

14

1960, la IASD inicia su trabajo en la República Centroafricana.

15

1893, la IASD inicia la predicación pública en Helsinki, Finlandia.

16

1899, fallece G. H. Bell, pionero educador, a los 67 años.

17

1968, se dedica el Hospital Adventista de Benghazi.

18

1842, William Foy tiene su primera visión.

19

1958, se abre la casa de reposo Nunawading, Victoria, Australia.

20

1974, se inaugura el Hospital Adventista de Auckland.

21

1961, fallece W. H. Branson, 14.° presidente de la Asociación General.

22

1961, se inaugura el Hospital Adventista de Nicaragua.

23

1947, Japan Missionary College vuelve a abrirse después de la II Guerra Mundial.

24

1963, se inaugura el Hospital Adventista de Bandung, Indonesia.

25

1912, 1.er edificio dedicado en Filipinas.

26

1832, nace J. N. Loughborough, primer historiador de la iglesia.

27

1842, semana de conferencias de G. Miller en New York.

28

1980, se inicia las clases en University College of Eastern Africa, Baraton.

29

1915, muere Ole A. Olsen, presidente de la Conferencia General.

30

1943, se incendia el Sanatorio de Iowa, fallece una persona.

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Apéndice G: Fechas importantes del adventismo

31 01

1889, Elena y W. C. White visitan Williamsport, Pennsylvania. FEBRERO 1893, inicia la primera institución educativa en África, Claremont Union College.

02

1982, se abre el Centro de Retiro en Mosserot, Noruega.

03

1963, se transfiere el control de instituciones de Madison a Southern Union Conference of Seventh-day Adventists.

04

1842, William Foy tiene su segunda visión.

05

1880, se organiza la sociedad misionera en Gran Bretaña.

06

1916, se organiza la División Sudamericana (DSA).

07

1846, Crosier publica folleto sobre la doctrina del santuario (DayStar Extra).

08

1862, se organiza la primera iglesia adventista en Ohio.

09

1922, fallece S. N. Haskell, padre de la obra misionera en la iglesia adventista.

10

1891, se incendia la “Review and Herald”.

11

1876, W. C. White se casa con Mary Kelsey.

12

1951, se apertura el colegio Kowloon Yuk (China).

13

1949, se inaugura oficialmente la clínica adventista de Miraflores, Lima-Perú.

14

1903, primer bautismo en Xinyangzhou, China.

15

1782, nace G. Miller en Pittsfield, Massachussetts.

16

1901, Elena G. de White tiene una visión sobre llamado a la excelencia.

17

1893, 30.a Sesión de la Asociación General en Battle Creek.

18

1902, incendio del Sanatorio de Battle Creek.

19

1882, primera iglesia adventista organizada en Minneapolis por H. P. Holser.

20

1843, evangelismo millerita en Washington, DC.

21

1961, se inaugura el instituto Grao Para, Brasil.

22 23

1894, los misioneros Edward L. Sanford y Karl G. Rudolph llegaron a Apam, Ghana. 1930, la oficina de la Unión Colombiana Venezolana se traslada a Medellín.

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Legado adventista

24

1936, se incendia la Academia Unión Armona, California.

25

1876, fallece M. B. Czechowski, evangelista en Europa.

26

1840, Robert y Eunice White se unen a la iglesia Metodista.

27

1916, se incendia la Asociación Internacional Publishing, Nebraska.

28

1840, se publica The Signs of the Times, revista millerita. MARZO

01 02 03 04 05 06 07 08 09 10

1902, se realiza el primer bautismo en Hong Kong. 1902, se inaugura la primera escuela adventista en Santiago de Chile. 1915, mensaje final de Elena G. de White sobre la literatura leída por los jóvenes. 1946, se abre la escuela de formación de Irán, más tarde llamada Escuela Adventista de Irán. 1891, 29.a Sesión de la Conferencia General en Battle Creek, Michigan. 1903, fallece Urías Smith a los 71 años. 1900, Elena G. de White tiene una visión del urgente regreso a USA desde Australia. 1994, Universidad Adventista del Plata inicia su Escuela de Medicina. 1962, se organiza la sociedad de temperancia “Centrafricaine de lutte contre L’Alcoolisme”. 1942, el Hospital Adventista de Sao Paulo, Brasil inicia su atención al público. 1843, Guillermo Miller realiza una conferencia en Filadelfia, Pennsylvania.

11

1874, se organiza la Sociedad Educacional de la IASD.

12

1843, Guillermo Miller realiza una conferencia en Brooklyn y Williamsburg, New York.

13 14

1858, Elena G. de White tiene la visión del “Gran conflicto”.

15

1918, F. Osorio da inicio a la educación adventista en Lima, Perú.

16

1844, F. Wheeler predica el primer sermón sobre la importancia del sábado.

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Apéndice G: Fechas importantes del adventismo

17

1904, se constituye legalmente la Asociación Casa Editora Sudamericana.

18

1920, se inicia una final casa publicadora en Lima, Perú.

19

1872, fallece José Bates, “el apóstol de la verdad”.

20

1856, nace L. R. Conradi.

21 22

1906, se recomienda que Uruguay debe constituirse y organizarse como misión. 1935, fallece A. G. Daniells, décimo presidente de la Asociación General.

23

1923, abre el Seminario Adventista de Pakistán con 30 estudiantes.

24

1849, visión de Elena G. de White advirtiendo contra el espiritismo.

25

1948, se inaugura la clínica “Lakeside” en Dansalan.

26

1871, E. F. Forga nace en Arequipa, Perú.

27 28 29 30

01 02 03

1827, primer bautismo adventista en el África occidental, en Ghana. 1834, nace Martha Byngton, la hija del primer presidente de la Asociación General. 1911, primer bautismo de cinco personas en Java, Sukabumi. 1903, visión de Elena G. de White, explicación y lección del incendio en Battle Creek. ABRIL 1874, visión de Elena G. de White sobre la proclamación del mensaje al mundo. 1874, Elena G. de White recibe la visión sobre el día sábado y el santuario. 1882, se publica Pensamientos sobre Daniel y Apocalipsis, Urías. Smith.

04

1930, se organiza una iglesia en Célebes del Sur, Indonesia.

05

1921, se inicia la escuela de Las Cascadas, Panamá.

06

1901, primer servicio de comunión en Paris, Francia.

07

1924, fallece J. N. Loughborough a los 92 años.

08 09

1881, L. R. Conradi organizó la primera iglesia adventista alemana en América.

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Legado adventista

10

1868, primera iglesia adventista organizada en Melbourne, Australia.

11

1882, se inicia el colegio de Healdsburg, hoy Pacific Union College.

12

1993, se reapertura el Hospital Adventista de Cooper en Liberia.

13

1921, arriba a Papua G. F. Jones.

14

1966, se abre el Colegio Adventista del Ucayali con 61 alumnos.

15

1920, se inaugura el Hospital de Berlin, Krankenhaus Waldfriede.

16

1967, se inaugura el Hospital Memoria Davis, Guyana.

17

1889, fallece J. H. Waggoner.

18

1980, inicia la 53.a Sesión de la Asociación General en Dallas, Texas.

19

1882, se abre la academia de South Lancaster, Massachussetts.

20

1850, primer congreso que establece los pilares de fe de la IASD.

21

1894, se organiza la primera iglesia adventista en Helsinki, Finlandia.

22

1833, nace S. N. Haskell, pionero de las misiones en la iglesia.

23

1843, fecha puesta por G. Miller para el fin del mundo.

24 25 26 27

1856, José Bates comienza a evangelizar en Pony Hollow, Clayton County, Iowa. 1981, el presidente de México inaugura las nuevas instalaciones de la Universidad de Montemorelos. 1903, muere Abrahan La Rue en Hong Kong, misionero laico en el este de Asia. 1862, nace Lorena F. Plummer, secretaria del Departamento de Escuela Sabática.

28

1897, se apertura Avondale College, Australia.

29

1845, segunda conferencia adventista en Albany, New York.

30

1898, primer servicio bautismal en el río Meguro, Japón.

01

MAYO 1892, se organiza la primera iglesia adventista en Salt Lake City, Utah.

02

1832, nace Urías Smith en New Hampshire, USA.

03

1860, se organiza la primera iglesia guardadora del sábado en Michigan.

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Apéndice G: Fechas importantes del adventismo

04

1971, se inician las clases en la Academia Central de Brasil con 111 alumnos internos.

05 06

1921, se incendia el edificio de administración de la Academia Adventista de Auburn.

07

1990, se admitió el primer paciente en Avista Hospital, Colorado.

08

1981, se organiza la “Adventist Historic Properties, Inc.”.

09

1919, primer instituto de colportaje en la ciudad de Caracas, Venezuela.

10

1881, muere Jhon Preston Kellogg padre de J.H. Kellogg.

11

1922, 40.a Sesión de la Asociación General en San Francisco, California.

12

1868, 6.a Sesión de la Asociación General en Battle Creek, Michigan.

13

1860, se organiza la primera iglesia guardadora del sábado en Michigan.

14

1896, L. R. Conradi organizó una iglesia en Riga, capital de Letonia.

15

1913, 38.a Sesión de la Asociación General celebrado en Washington, D. C.

16

1886, 4.a Sesión de la Conferencia General.

17 18

1865, 3.a Sesión de la Asociación General en Battle Creek, con 21 delegados. 1864, 2.a Sesión de la Conferencia General celebrada en Battle Creek, Michigan.

19

1780, “Día oscuro”, el sol no dio su brillo a la tierra.

20

1863, se eligen los primeros dirigentes de la Asociación General.

21

1863, se organiza la Asociación General en Battle Creek, Michigan.

22

1964, se apertura el Hospital Adventista de Tsuen Wan en Kowloon, Hong Kong.

23

1913, fallece G. A. Irwin, 9.° presidente de la Asociación General.

24

1954, 47.a Sesión de la Asociación General en San Francisco, California.

25 26

1923, se organiza la primera iglesia adventista en Irán.

27

1911, J. W. Westphal bautiza a 29 indígenas en Puno, Perú.

28

1916, fallece E. J. Waggoner a los 61 años de edad.

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Legado adventista

29

1889, se organiza la Conferencia de Nueva Zelanda.

30

1928, muere James Edson White, segundo hijo de Elena G. de White.

31

1853, primeros guardadores del sábado en Battle Creek. JUNIO

01

1984, se inaugura la Universidad Unión Incaica (UUI) en Lima, Perú.

02

1943, muere Chae Tae Hyun, evangelista y pionero coreano.

03 04 05

1872, inician las clases en la primera escuela oficial adventista de G. H. Bell. 1874, se inaugura la Pacific Press en California, con Signs of the Times. 1946, 45.a Sesión de la Asociación General, celebrada en Washington, D. C.

06

1863, visión importante de Elena G. de White sobre la salud.

07

1878, se abre el Retiro Rural de Salud en Sta. Helena, California.

08

1792, nace José Bates en Rochester, Massachussetts.

09

1888, primer bautismo en Londres, Inglaterra.

10 11 12 13

1854, se guarda el sábado en la primera carpa evangelística de Battle Creek, Michigan. 1970, 51.a Sesión de la Asociación General, celebrada en Atlantic City, New Jersey. 1868, visión de Elena G. de White sobre la demora del advenimiento. 1893, George I. Butler admite su error de oponerse al mensaje de la justificación por la fe en 1888.

14

1982, el Colegio Adventista Central de Filipinas inicia sus clases.

15

1841, J. Litch predica el primer sermón sobre el juicio investigador.

16 17

1966, 50.a Sesión de la Asociación General, celebrada en Detroit, Michigan. 1889, Elena G. de White predica que la fe en Cristo es la base de la justificación.

18 19

1958, 48.a Sesión de la Asociación General en Cleveland, Ohio, 1160 delegados.

20

1965, se inaugura el Hospital Adventista en Oklahoma.

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Apéndice G: Fechas importantes del adventismo

21

1851, visión de Elena G. de White sobre la predicación del advenimiento.

22

1976, se inaugura el edificio de la DSA, en Brasilia.

23

1872, Jaime, Elena y Willie White dejan Battle Creek.

24

1950, se dedica la iglesia más grande del estado de North Dakota.

25

1979, se crea el Seminario Adventista Latinoamericano de Teología.

26

1842, Elena Harmon se bautiza en la iglesia metodista.

27

1985, se realizó la 54.a Asociación General, celebrada en Nueva Orleans, Lousiana.

28

1843, muere el pastor Knud Brorsen (1846-1893)

29

1820, nace Joseph Harvey Waggoner, evangelista, autor y editor. JULIO

01

1896, abre la primera escuela adventista en Curitiba, Brasil.

02 03

1875, el nuevo edificio de la iglesia Walla Walla es dedicado.

04

1885, se realiza la primera escuela sabática en Australia.

05

1990, se establece la División Euroasiática.

06

1964, se abre oficialmente el Hospital Northern Ngwa County.

07 08

1916, muere Augustin Bourdeau Cornelio, pionero evangelista francés. 1973, se inaugura el Campamento Adventista del Séptimo Día al oeste de Bowden, Canadá.

09 10

1909, se escoge el nombre de Sociedad de Misioneros Voluntarios.

11

1854, reunión de los adventistas sabatistas en carpas, Vermont.

12

1905, se organiza una iglesia local en Kuname, Yugoslavia.

13 14

1789, estalla la Revolución Francesa con la “toma de la Bastilla”.

15

1970, se inaugura Florida Nursing Center Living, con 15 pacientes.

16

1915, fallece Elena G. de White, la mensajera del Señor.

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Legado adventista

17

1928, Primer Congreso de la Juventud.

18

1907, se organiza legalmente la Asociación Adventista del Séptimo Día en Brasil.

19

1965, se abre el colegio Naga Viw, Filipinas.

20

1906, incendio de la construcción principal de la Pacific Press, Battle Creek.

21

1844, Samuel S. Snow predica en el tabernáculo de Boston.

22

1829, nace J. N. Andrews en Portland, Maine.

23 24

1915, Elena G. de White fue enterrada al lado de su esposo en el cementerio de Oak Hill, Battle Creek.

25

1918, fallece G. I. Butler, 5.° presidente de la Asociación General.

26

1843, C. Fitch predica “Salid de ella, pueblo mío”.

27 28

1849, nace J. Elena G. de White, segundo hijo de Jaime y Elena.

29

1849, visión de Elena G. de White sobre la “manía de las bicicletas”.

30

1878, Elena G. de White habló a 400 personas en Reno, Nevada.

31

1990, muere Harry W. Lowe (1893-1990), un pastor y administrador. AGOSTO

01

1963, la Misión Dominicana llega a ser la Asociación Dominicana.

02

1952, primer programa de radio en Japón.

03

1861, visión de Elena G. de White sobre la Guerra Civil en New York.

04

1821, nace Jaime White en Palmyra, Maine.

05

1892, el presidente Benjamín Harrison firmó la primera ley dominical nacional en EE. UU.

06

1881, fallece Jaime White en el Hospital de Battle Creek.

07

1912, Rosa N. Doering fue bautizada como la primera adventista del séptimo día boliviana.

08

1874, bautismo de Alonzo T. Jones en Walla Walla, Washington.

09 10

1980, D. Ford es examinado ante la Asociación General sobre el tema del santuario.

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Apéndice G: Fechas importantes del adventismo

11 12 13 14 15 16 17 18 19 20

1903, se incorpora la Review and Herald Publishing Association bajo las leyes del distrito de Columbia. 1844, Samuel S. Snow presenta su estudio del 7.° día del 7.° mes (22 de octubre). 1881, se celebra el funeral de Jaime White en Battle Creek. 1831, Miller predica su primer sermón sobre la segunda venida de Jesús. 1875, 14.a Sesión de la Asociación General celebrada en Battle Creek. 1897, Elena G. de White recibe una visión especial sobre Nathaniel A. Davis de Australia. 1979, la Unión Centroamericana inició transmisiones de radio en Guatemala. 1849, llega a Sudamérica F. Westphal, presidente de la Misión de la Costa Oriental. 1866, Michael B. Czechowski conduce el primer servicio bautismal en Suiza. 1903, se publica el primer número de la Review and Herald en el distrito de Columbia.

21

1843, la familia Harmon es expulsada de la iglesia metodista.

22

1844, Samuel Snow publicó Midnight Cry [El clamor de medianoche].

23 24

1874, se inaugura el Colegio de Battle Creek, primera institución educativa adventista.

25

1966, se inaugura el Hospital Adventista de Atoifi, Islas Salomón.

26

1847, nace Henry, el primer hijo de Jaime y Elena White.

27

1848, se llevó a cabo una conferencia de sábado en el granero de Hiram Edson en Port Gibson.

28

1915, fallece E. F. Forga en Suiza.

29

1854, nace William, el tercer hijo de Jaime y Elena White.

30 31

1846, Jaime y Elena White se casan en Portland, Maine. 1948, recibe reconocimiento gubernamental el Colegio Misionero Japonés. SETIEMBRE

01

1868, primer megacampal de la iglesia en Wright, Michigan.

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Legado adventista

02

1883, se organiza la primera iglesia adventista en Southampton, Gran Bretaña.

03

1885, Elena G. de White llega a Suiza.

04

1884, F. Peobody comienza a evangelizar en Philadelphia, Pennsylvania.

05

1866, se inauguró el Sanatorio de Battle Creek.

06

1938, se abre la Academia Adventista de los Ángeles, California.

07 08

1958, se abre la Academia de Broadview al servicio de la Conferencia de Illinois.

09

1894, se organiza la primera IASD en Entre Ríos, Argentina.

10

1910, primer campamento de afroamericanos en USA.

11 12

1875, visión de Elena G. de White sobre el evangelismo a través de las publicaciones.

13

1908, primer colegio adventista en Skodsborg, Dinamarca.

14

1849, J. N. Andrews se une al grupo de los White.

15

1874, J. N. Andrews, es enviado a Suiza. Fue el primer misionero en viajar a un país fuera de América del Norte.

16 17

1923, muere John Orr Corliss (1845-1923), un pastor evangelista.

18

1958, se abre el colegio de Noruega.

19

1903, primeros adventistas bautizados en Paraguay.

20

1858, primera publicación de El conflicto de los siglos.

21

1904, primer bautismo realizado en Portugal, realizado por Ernesto Schwantes.

22

1902, se organiza la segunda IASD en Washington, D. C.

23

1922, fundación del Colegio Adventista del Titicaca, Chullunquiani.

24

1952, se crea el Comité de Estudios Bíblicos e Investigación de la Asociación General.

25

1975, se establece el Instituto de Investigación Bíblica.

26

1898, se inaugura el colegio de River Plata, Argentina.

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Apéndice G: Fechas importantes del adventismo

27 28 29 30

1958, nace Arthur G. Daniells, uno de los presidentes de la Asociación General. 1910, se abre la escuela de Medicina en la Universidad de Loma Linda. 1963, se funda la Universidad Adventista de Venezuela. OCTUBRE

01

1860, se escoge el nombre “Iglesia Adventista del Séptimo Día”.

02

1852, John Norton Loughborough (1832-1924) guarda el sábado por primer vez.

03

1925, primer bautismo de 22 personas en Ambon, Indonesia.

04

1862, primera sesión regular de la Conferencia de Michigan.

05

1907, nace Arthur L. White cerca de St. Helena, California.

06

1981, el Plan “1000 días de cosecha” permite el crecimiento de la feligresía mundial en un 30%.

07

1907, nace Arthur White, nieto de Elena.

08

1798, nace John Byngton, primer presidente de la Asociación General.

09

1998, primera campaña evangelística vía satélite de la iglesia.

10

1992, se organizó la primera iglesia en Tirane, Albania.

11 12

1895, llega G. H. Baber, presidente de la Misión Chilena.

13

1904, primer bautismo de 7 personas en Perú.

14

1844, muere Charles Fitch.

15

1984, la Universidad Adventista del África Central abre sus puertas.

16

1928, se votó para cerrar el Sanatorio de Kansas.

17 18 19

1888, se inicia el Congreso de la Asociación General en Minneapolis. 1908, 28.a Sesión de la Asociación General, celebrada en Battle Creek, Michigan. 1995, se cambia el nombre de la Universidad Unión Incaica por el de Universidad Peruana Unión.

20

1890, zarpa el Pitcairn desde Oakland, California.

21

1883, fallece J. N. Andrews en Suiza, a los 54 años.

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Legado adventista

22

1844, “El gran chasco”.

23

1844, H. Edson comprende el ministerio de Cristo en el santuario.

24

1928, se inaugura el Complejo Educativo Adventista de Bolivia.

25

1841, Tercera Conferencia General de los milleritas convocada en el tabernáculo de Broadway.

26 27

1979, D. Ford desafía la validez bíblica del santuario.

28

1885, Elena G. de White escribe una carta sobre el liderazgo de la AG.

29

1884, se dedica South Lancaster Academy.

30

1884, 23.a Sesión de la Asociación General, celebrada en Battle Creek, Michigan.

31

1517, Lutero clava sus “95 tesis”. Nace la Reforma protestante. NOVIEMBRE

01

1755, terremoto de Lisboa. Causa de 60 000 a 100 000 fallecidos.

02

1938, Paul Bénezech abre la estación misionera en Grand-Batanga, Camerún.

03

1889, creación de la Junta de Misiones Extranjeras.

04

1905, llega al Perú el Pr. F. L. Perry.

05 06 07 08 09

1862, Elena G. de White escribió apelaciones a Moisés Hull para que apartase la mirada de él mismo y la ponga en el Señor. 1940, el trabajo educativo adventista del séptimo día en Mozambique fue reconocido oficialmente por el Gobierno de ese país. 1990, la Iglesia Adventista del Séptimo Día fue reconocida por el Gobierno búlgaro. 1848, visión de Elena G. de White sobre la obra de las publicaciones. 1952, se inaugura el Hospital Adventista del Penfigo en Mato Grosso, Brasil.

10

1907, se anula formalmente la feligresía de J. H. Kellogg.

11

1887, C. M. Kinney es el primer colportor de raza negra.

12

1834, nace el lowa G. I. Butler, quinto presidente de la Asociación General.

13

1833, se produce la espectacular “caída de las estrellas”.

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Apéndice G: Fechas importantes del adventismo

14

1873, 12.a Sesión de la Asociación General celebrada en Battle Creek, Michigan.

15 16

1905, F. L. Perry arriba al Sur de Dakota.

17

1844, nace George Alexander Irwin, fue presidente de la Asociación General.

18

1850, sale el primer número del Adventist Review.

19

1883, se aprueba la ordenación al ministerio a William C. White.

20

1855, visión de Elena G. de White confirmando el sábado “de tarde a tarde”.

21

1869, se dedica la iglesia de Santa Rosa, California.

22 23

1895, primera iglesia organizada en Couva, Trinidad y Tobago.

24

1851, nace Maud Boyd, primera mujer misionera de Europa.

25

1890, la embarcación Pitcairn llegó a la isla de Pitcairn. La decisión de construir un barco se hizo en la sesión de la Asociación General.

26

1827, nace Elena Gould Harmon en Gorham, Maine.

27

1891, Elena G. de White visitó Apia en su camino a Australia.

28 29 30

1949, se abre el Seminario Teológico de Bogenhofen. DICIEMBRE

01

1901, inicio de la obra médica en Sudamérica con el Dr. R. Habenicht.

02

1988, se da inicio al Seminario Teológico de Zaokski, región Tula, Rusia.

03

1950, se abre Feather River Sanitarium and Hospital.

04

1892, se organiza la Conferencia de Sudáfrica.

05 06 07

1892, se inaugura oficialmente Walla Walla College con 10 profesores y unos 100 alumnos.

08

1863, muere Henry Nichols White, hijo mayor de Jaime y Elena.

381 Escaneado y digitalizado por SHEKINAH BOOKS

Legado adventista

09

1909, se inaugura el Colegio Médico Evangelista, posteriormente denominado Loma Linda University.

10

1871, visión de Elena G. de White sobre la preparación del carácter.

11 12

1903, se establece la primera iglesia hindú en British Columbia Conference. 1850, nace Charles H. Jones (1850-1936), administrador de casas publicadoras.

13 14

1943, muere Jhon Harvey Kellogg.

15 16

1848, visión de Elena G. de White sobre el Orión.

17

S. T. Belden y su esposa llegaron a la isla de Norfolk.

18 19

1865, nace William A. Spicer, 11.er presidente de la Asociación General.

20

1849, fallece G. Miller en Low Hampton, New York.

21

1947, se organiza la Misión Paraguaya.

22

1950, la Facultad de Teología de Japan Missionary College es acreditada por el gobierno.

23 24 25

1850, Elena G. de White recibe una importante visión sobre la organización. 1871, nace M. Zúñiga Camacho, pionero de la educación adventista en el Perú.

26 27 28

1973, se organiza la Asociación de Historiadores Adventistas.

29

1886, se sostiene la 10.a sesión de la Asociación General.

30

1902, un incendio destruye la imprenta Review and Herald.

31

1971, la División Europea Central llega a ser la División Euro-Africana.

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Apéndice H Lista de libros publicados por Elena G. de White en español e inglés

Edición original en inglés

Traducción al castellano

Año de aparición en inglés

Early Writings

Primeros escritos

1882

Testimonies for the Church

Testimonios para la iglesia, 9 vols.

1855-1909

The Great Controversy

El conflicto de los siglos

1888-1911

Patriarchs and Prophets

Patriarcas y profetas

1890

Steps to Christ

El camino a Cristo

1892

The Desire of Ages

El Deseado de todas las gentes

1898

Christian Education

La educación cristiana

1893

Thoughts from the Mount of Blessing

Discurso maestro de Jesucristo

1896

Christ’s Object Lessons

Palabras de vida del gran Maestro

1900

Education

La educación

1903

The Ministry of Healing

Ministerio de curación

1905

Acts of the Apostles

Hechos de los apóstoles

1911

Gospel Workers

Obreros evangélicos

1915

Life Sketches of Ellen G. White

Notas biográficas de Elena G. de White

1915

Prophets and Kings

Profetas y reyes

1917

Colporteur Ministry*

El colportor evangélico

1920

Counsels on Health*

Consejos sobre la salud

1923

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Legado adventista

Edición original en inglés

Traducción al castellano

Año de aparición en inglés

Testimonies to Ministers

Testimonios para los ministros

1923

Christian Service*

Servicio cristiano

1925

Messages to Young People*

Mensajes para los jóvenes

1930

Counsels on Diet and Food*

Consejos sobre el régimen alimenticio

1938

Counsels on Sabbath School Work*

Consejos sobre la obra de la escuela sabática 1938

Counsels on Stewardship*

Consejos sobre mayordomía

1940

Evangelism*

El evangelismo

1946

The Story of Redemption*

La historia de la redención

1947

The Adventist Home*

El hogar cristiano

1952

Child Guidance*

Conducción del niño

1954

Selected Messages* (3 Vols.)

Mensajes selectos (3 vols.)

1958-1980

Christ in His Sanctuary*

Cristo en su santuario

1969

Mind, Character, and Personality*

Mente, carácter y personalidad

1977

Faith and Works*

Fe y obras

1979

Letters to Young Lovers*

Cartas a jóvenes enamorados

1983

Counsels for the Church*

Consejos para la iglesia

1991

Last Day Events*

Eventos de los últimos días

1992

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Apéndice I Registros relacionados a las credenciales ministeriales sobre la ordenación de Elena G. de White

A. Formulario de información biográfica de Elena G. de White El 5 de marzo de 1909, el formulario de información biográfica de Elena G. de White fue llenado por su asistente Mary Steward, a pedido de la oficina de registros de la Asociación General. La pregunta 19 decía: “Si es ordenada, afirme cuándo, dónde y por quién”. La línea estaba marcada con una “x”, indicando que ella no había sido ordenada, pues dicha “x” también fue puesta para la pregunta 26, “Si se casó otra vez, dé la fecha y con quién”.

B. Registros de credencialidad por una Asociación en Michigan en la Review and Herald El nombre de Elena G. de White no se encuentra en las listas de ministros credenciados en la Asociación de Michigan anterior a

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Legado adventista

1871 (véase, por ejemplo, las listas publicadas en RH, 31 de mayo de 1864, 28 de mayo de 1867 y 31 de mayo de 1868). Ella fue la primera en recibir las credenciales ministeriales emitidas el 10 de febrero de 1871 por la Asociación de Michigan: “Movido y votado, que la Sra. Elena G. de White reciba credenciales de esta Asociación”. —RH, 14 de febrero de 1871, p. 69. Sus credenciales fueron renovadas por la Asociación de Michigan anualmente luego de 1887.1 El reporte de 1886 se introdujo con las palabras: “Su comité sobre credenciales y licencias presentaría los siguientes nombres de ministros ordenados para una renovación de sus credenciales el consiguiente año” (Elena G. de White no fue mencionada en el reporte de la Asociación de Michigan de 1888).

C. Listado en el anuario adventista del séptimo día y el boletín de la Asociación General La primera lista de ministros en el Anuario Adventista del Séptimo Día fue en 1884. Elena G. de White fue mencionada entre los ministros de la “Asociación General” y los ministros de “Michigan”. Los listados aparecen de la misma forma en 1885, 1886 y 1887. En 1888 ella fue enlistada entre los ministros de “California”, los ministros “de Michigan” y los ministros “del campo general”. Ella también fue enlistada bajo los “ministros” (no licenciados) en el “Listado alfabético de obreros”. Iniciando 1889, todos los obreros fueron enlistados alfabéticamente, así como por territorio, con códigos de letra insertados para indicar si el obrero estaba (l) licenciado para predicar o era un (m) ministro ordenado. Elena G. de White fue enlistada solo con los ministros “de la Asociación General” (no “de Michigan” o “de 1. Ver RH, Sept. 10, 1872, p. 102, Sept. 16, 1873, p. 110, Aug. 25, 1874, p. 79, Aug. 26, 1876, p. 63, Oct. 5, 1876, p. 106, Oct. 4, 1877, p. 107, Oct. 17, 1878, p. 127, Oct. 16, 1879, p. 134, Oct. 14, 1880, p. 253, Oct. 11, 1881, p. 237, Oct. 10, 1882, p. 637, Oct. 9, 1883, p. 636, Oct. 21, 1884, p. 668, Nov. 17, 1885, p. 717, Oct. 26, 1886, p. 668, Nov. 1, 1887, p. 684.

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Apéndice I: Credenciales de ordenación ministerial de Elena G. de White

California”) y una (m) aparecía luego de su nombre en el directorio. Ella fue enlistada de la misma forma desde 1890 a 1894. Ningún anuario fue publicado desde 1895 a 1903; sin embargo, “Los directorios de obreros” fueron publicados en el Boletín de la Asociación General. En los boletines de 1895, 1896, 1897, 1898, Elena G. de White fue enlistada consistentemente en el “Directorio de obreros” con el código para “ministro” (m) en la ausencia de cualquier código diferente para ministros ordenados en el directorio, así como aparece en la lista de ministros “de la Asociación General”. En los boletines de 1899/1900, el Directorio Ministerial enlistó con (m) a los ministros ordenados y con (l) para los ministros licenciados. Elena G. de White fue enlistada con el código (m) y en la lista de ministros “de la Asociación General”. En los boletines de 1901/1902, los códigos no fueron usados, sino una distinción entre los ministros y los licenciados hechos en las listas territoriales. Elena G. de White fue enlistada en los “ministros” de la Asociación General en vez que con los “licenciados”. Ningún directorio fue publicado en 1903, sino que recibió “credenciales ministeriales” de la Asociación General por acción reportada en el boletín de la Asociación General el 14 de abril de 1903, p. 216. En el anuario de 1904, Elena G. de White fue mencionada en el Directorio ministerial y con los “ministros bajo la dirección de la Asociación General”. No hubo un código separado para los ministros ordenados en el directorio. En los anuarios de 1905, 1906, 1907 y 1908, ella fue enlistada en el Directorio ministerial y con los ministros mencionados como “obreros participantes en la obra general y en misiones de campo, bajo la Asociación General”. Nuevamente, no hubo código separado para los ministros ordenados en el directorio. En los anuarios de 1909, 1910, 1911, 1912 y 1913, Elena G. de White fue mencionada en el Directorio ministerial y entre los ministros “obreros envueltos en la obra mundial bajo la Asociación General” (sin ningún código para los ministros ordenados en el directorio). En los anuarios de 1914/1915, Elena G. de White fue enlistada para el Directorio ministerial y con los ministros enlistados bajo

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Legado adventista

“obreros generales con credenciales de la Asociación General” (sin ningún código para los ministros ordenados en el directorio).

D. Documentos de credenciales de Elena G. de White El White Estate [Patrimonio White] posee seis documentos de credenciales que fueron emitidos para Elena G. de White. La primera credencial data del 1 de octubre de 1883, de la Asociación de Michigan. La segunda data del 6 de diciembre de 1885, de la Asociación General. En aquella credencial, la palabra “ordenada” fue tachada. La tercera es del 27 de diciembre de 1887, de la Asociación General. La cuarta pertenece al 7 de marzo de 1899, de la Asociación General. La sexta es del 12 de junio de 1913, de la Asociación General.

E. Declaración de la familia de Elena G. de White En una carta del 17 de noviembre de 1935, Dores E. Robinson contestó en favor de W. C. White (el hijo de Elena G. de White y suegro de Robinson) en respuesta a una duda concerniente a las credenciales ministeriales de Elena G. de White. Él escribió: “[W. C. White] me dice que la hermana White nunca fue ordenada, que ella nunca realizó un bautismo, ni que ella dio el cargo de ordenación a otros”.

Resumen Desde 1871 hasta su muerte en 1915, Elena G. de White recibió credenciales ministeriales. Desde 1871 hasta 1887 recibió credenciales de la Asociación de Michigan y desde 1884 hasta su muerte, las recibió como ministro de la Asociación General. En una de las credenciales (1885), la palabra “ordenada” es tachada (en el anuario de 1888 ella también fue enlistada entre los ministros de California). A través de los años, su nombre fue enlistado junto con otros ministros ordenados en lugar de los licenciados, aunque su hoja de información biográfica y

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Apéndice I: Credenciales de ordenación ministerial de Elena G. de White

el testimonio de su familia indican que ella no recibió ordenación con imposición de manos de los oficiales de la iglesia. Compilado por el Ellen G. White Estate, Inc. octubre de 2012 FUENTE: Ellen G. White Estate, “Records Pertaining to Ellen G. White’s Ministerial/Ordination Credentials”, en www.whiteestate.org (publicado en octubre de 2012).

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Apéndice J Preguntas y respuestas en cuanto a los desafíos actuales de unidad que enfrenta la iglesia

9 de agosto de 2012, Silver Spring, Maryland, Estados Unidos El siguiente documento trata asuntos en cuanto a la unidad de la iglesia, la autoridad de la Asociación General y sus relaciones con otros niveles y entidades de la iglesia mundial en conexión con la actual discusión sobre la ordenación al ministerio evangélico. Este documento no dirige la atención si la ordenación de las mujeres es apropiada, pero clarifica y corrige argumentos que han sido usados en toda la discusión. 1. ¿La Asociación General [AG] tiene autoridad para determinar el criterio para la ordenación ministerial a nivel de unión e inferiores, o la Unión/Asociación tiene la autoridad delegada dentro de su territorio para establecer tal criterio, incluido el género?

Las decisiones de las sesiones de la Asociación General impactan profundamente la iglesia en todos los niveles, incluyendo la División/Asociación General, la Unión/Asociación, Asociación/

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Legado adventista



Misión y la iglesia local. Mientras que es cierto que las Iglesias locales aprueban candidatos para el bautismo y las asociaciones locales recomiendan a las uniones para aprobación de todos los pedidos para la ordenación, ninguno de estos niveles establecen el criterio para el bautismo o la ordenación. La junta de una iglesia local determina quién tiene que ser bautizado. Las 28 creencias fundamentales y los votos bautismales han estado mutuamente de acuerdo por la iglesia mundial. Esto mantiene a la iglesia unificada internacionalmente. De la misma manera, una Unión/ Asociación tiene la autoridad delegada para aprobar candidatos para la ordenación basándose en su satisfacción para el criterio de la ordenación establecido por la iglesia mundial; no tiene la autoridad para ignorar este criterio de mutuo acuerdo. Esta es la razón por la que las uniones no están autorizadas para moverse de manera unilateral en el tema de la ordenación sin considerar el género. Si la iglesia fuera a aceptar tal premisa, habría una variedad de normas de ordenación y criterios para el ministerio. Tal sendero probablemente no termine ahí. Abriría la puerta para una variedad de normas para el bautismo, la membrecía de iglesia, etc. El asunto aquí no es la ordenación de la mujer en sí; es qué nivel de organización eclesial tiene una autoridad constitucionalmente recibida para determinar qué cosa califica a una persona para la ordenación. Esto solo puede ser hecho por una asamblea de la Asociación General en sesión o por el comité ejecutivo de la Asociación General, que actúa entre sesiones de la Asociación General (General Conference Working Policy L 35). Nótese cómo el Manual de Iglesia describe la relación entre los variados niveles de organización eclesial: En la iglesia actual, la sesión de la Asociación General y el comité ejecutivo de la Asociación General en sesión, es la autoridad eclesiástica más alta en la administración de la Iglesia. El comité ejecutivo está autorizado por su Constitución para crear organizaciones subordinadas con autoridad para efectuar sus roles. Por tanto, todas las organizaciones e instituciones en toda la iglesia reconocerán a la sesión de la Asociación General y al

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Apéndice J: Desafíos actuales de unidad que enfrenta la Iglesia

comité ejecutivo de la Asociación General en sesión, como la autoridad eclesiástica más elevada, bajo la guía de Dios, entre los adventistas del séptimo día.1



El requerimiento para todas las entidades de la iglesia, incluyendo las asociaciones y las uniones, para seguir políticas existentes es clarificado en los estatutos de la Asociación General: “las administraciones de todas las organizaciones e instituciones dentro del territorio de una división serán responsables a sus respectivos comités ejecutivos y operarán en armonía con la división y las acciones y procedimientos del comité ejecutivo de la Asociación General”. Por las razones anteriores, la acción reciente tomada por la sesión local de la Unión de Columbia para aprobar la ordenación sin asunto de género representa una violación a estos procedimientos.

2. ¿Se encuentra actualmente el Comité Mundial de Estudio de la Teología de la Ordenación, formado en el congreso de la Asociación General de 2010 y establecido en el congreso anual del 2011, estudiando también el asunto de la ordenación de mujeres al pastorado?

Sí. El proceso de estudio de la teología de la ordenación votado por el comité administrativo de la Asociación General fue distribuido y revisado en el congreso anual del 2011. Como lo explica el documento, “cada división recibe un pedido para que su comité de investigación bíblica (CIB) haga un estudio de la teología de la ordenación y sus implicancias para las prácticas de la iglesia”.3 Como se ha explicado de manera consistente— tanto verbal como por escrito—estas implicaciones prácticas contienen muchas preguntas relacionadas a la ordenación, incluyendo la de mujeres. Por ejemplo, en una carta del Instituto de Investigación Bíblica [BRI por sus siglas en inglés] a todos los presidentes de división y directores de CIB enviada el 1 de mayo de 2012, se enlistaron numerosos asuntos y preguntas

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que podrían ser consideradas por los comités de estudio de las divisiones. Un número de estos ítems se relacionan directamente con el asunto de la ordenación de las mujeres como pastoras, incluyendo el tema “¿Enseña la Biblia las distinciones de rol de liderazgo entre hombre y mujer en el ministerio?”. El Biblical Research Institute (Instituto de Investigación Bíblica BRI) ha provisto los materiales necesarios para que las divisiones establezcan los respectivos comités de investigación bíblica, logrando que las 13 divisiones mundiales se encuentren en varias etapas del proceso de estudio. Además, el comité administrativo de la Asociación General estará señalando un comité de estudio de la teología de la ordenación, por lo que cada división está invitada a enviar sus representantes que mostrarán el estudio hecho en su división ante el comité mayor. Se presentará un reporte del comité de estudio mundial a la administración de la Asociación General, que mostrará los resultados del Congreso anual de 2014. Esto permitirá que cualquier resolución acordada sea colocada en agenda del Congreso mundial del 2015. Detalles adicionales de este proceso están disponibles a través del Adventist News Network: http://news.adventist.org/en/archive/ articles/2011/10/10/process-timetable-unveiled-for-review-oftheology-of-ordination.

3. ¿Fue un procedimiento constitucional apropiado para los Congresos de la Asociación General de 1990 y de 1995 discutir y votar sobre el asunto de ordenar mujeres al ministerio?

Sí. “El Congreso de la Asociación General y el comité ejecutivo de la Asociación General, es la autoridad eclesiástica más elevada en la administración de la iglesia”.4  La Asociación General en sesión puede tratar asuntos de importancia mundial a la iglesia así como asuntos referidos a ella desde el comité ejecutivo de la Asociación General. La Asociación General en sesión es el lugar final de llamado en asuntos de diferencia entre organizaciones. “Cuando surgen diferencias en o entre las Iglesias y las

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asociaciones o instituciones, es adecuado apelar al próximo nivel constituyente más alto hasta que llegue a un Congreso anual del comité ejecutivo de la Asociación General o el Congreso de la Asociación General. Entre estas reuniones, el Comité ejecutivo de la Asociación General constituye el cuerpo de autoridad final en todos los asuntos. La decisión del comité puede ser revisada en una sesión de la Asociación General o en un Congreso anual”. El Congreso de la Asociación General de 1990 emitió un reporte y recomendaciones que fueron referidas por el Comité ejecutivo de la Asociación General.5 El Congreso de la Asociación General de 1995 dirigió un asunto que se originó como una solicitud de los oficiales de la División Norteamericana (NAD, en inglés) y los presidentes de unión de la NAD. Este pedido fue procesado mediante el Comité ejecutivo de la Asociación General y colocó la agenda para el Congreso de la Asociación General.

4. ¿El Congreso de la Asociación General de 1881 votó autorizar la ordenación de las mujeres al ministerio pastoral?

No. Sin embargo, una lectura superficial de las actas de la sesión podría dejar una impresión errónea. Era común introducir mociones en las sesiones de la Asociación General considerándolas como “resueltas”. En nuestros días, eso suena como si hubiera sido decidido, pero de hecho era solamente la manera aceptada de colocar una moción para consideración. Entonces eso sería discutido por los delegados y puesto a votación. Las resoluciones votadas y aprobadas en el Congreso de la Asociación General de 1881 están claramente mencionadas en las minutas como “adoptadas”. Al considerar la ordenación de la mujer, fue presentada la siguiente discusión para su tratamiento: “Resuelto, que las damas que poseen las calificaciones necesarias para ocupar tal posición, pueden, con perfecta propiedad, ser apartados para la ordenación al trabajo del ministerio cristiano”. Ocho individuos son mencionados con

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referencia a esta resolución anterior a ella siendo “referida al Comité de la Asociación General”.6 Nunca se la menciona como habiendo sido adoptada, ni hay alguna evidencia que sea tomada nuevamente, sea en esta sesión o en alguna sesión subsiguiente de la Asociación General.7 5. Si las pastoras ya habían sido ordenadas por algunas organizaciones en China, ¿por qué no permitir la ordenación de mujeres al ministerio en otras regiones del mundo?



Las mujeres están haciendo una obra ponderosa para Dios en el ministerio en China. Ellas están sirviendo como pastoras y plantadoras de iglesias. De más de 6000 pastores en China, aproximadamente 4000 o el 70% de ellos son mujeres. Mientras que unas pocas (actualmente, 20 mujeres) habían sido ordenadas; necesitamos entender la complejidad de la situación en China y la realidad de la vida en ese lugar. En China, la Iglesia Adventista no tiene una organización eclesiástica formal. No hay asociaciones o uniones. No hay un seminario adventista teológico oficial en China. No existe un programa de entrenamiento ministerial oficial. Los pastores son elegidos generalmente de los miembros de una congregación local, como lo demuestran en un llamado al ministerio por enseñar en una escuela sabática, predicación laica y plantío de iglesias. Los pastores chinos, hombres o mujeres, son usualmente ordenados en una de dos formas: por la congregación local con la participación de antiguos pastores de su región o por el Movimiento Patriota de los Tres [Three-Self Patriotic Movement]. Este movimiento opera bajo el Concilio Cristiano de China y es una entidad no-denominacional aprobada por el gobierno chino. Las lideresas adventistas en China no están en acuerdo entre ellas mismas acerca de la participación de la ordenación: no hay un tratamiento uniforme en el asunto entre las mujeres que son pastoras de Iglesias adventistas en China. Algunas permitirán su ordenación, otras no; mientras que la gran mayoría no se ha

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Apéndice J: Desafíos actuales de unidad que enfrenta la Iglesia

envuelto en el debate debido a que el tema de la ordenación de mujeres nunca había sido un problema entre las mujeres pastores en China. Mientras que la Iglesia Adventista mundial acepta el hecho de la ordenación de las mujeres en China, no la reconoce ni la aprueba. No parece buscar el inicio, la guía o el control del proceso. La iglesia en China funciona en el contexto de su entorno y con las limitaciones impuestas por el gobierno donde existe. No obstante, debido a esta situación anómala, su práctica con respecto a la ordenación de pastores femeninos no puede ser citada como un modelo para la iglesia mundial. 6. ¿La iglesia mundial reconoce la ordenación de pastores mujeres en China?

No. La ordenación en China no es oficialmente reconocida por alguna entidad de la Iglesia Adventista fuera de China. El documento “An Appeal for Unity in Respect to Ministerial Ordination Practices” [Un llamado concerniente a las prácticas de ordenación ministerial] escrito y aprobado por todos los oficiales de la Asociación General (25 personas) y presidentes de división (13 personas) en el mundo, clarifica esto: [. . .] estas ordenaciones no fueron autorizadas o conducidas de acuerdo a las políticas de la Iglesia. Estas no son ordenaciones aprobadas o reconocidas por la División Asia-Pacífico Norte. La Iglesia Adventista del Séptimo Día no tiene una estructura oficialmente organizada en China que sea comparable a otras áreas del mundo. Las regulaciones del gobierno no permiten la participación externa en los asuntos eclesiales dentro de China. La práctica, en China, de la ordenación ministerial para las mujeres es reconocida como una realidad que ha surgido en China y está más allá de la influencia de la estructura mundial de la Iglesia Adventista.8

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7. ¿Cómo se determinan los reglamentos de la Asociación General y cómo se relaciona en la práctica? ¿Cuál es la conexión entre las decisiones votadas por el Comité ejecutivo de la Asociación General, el Congreso de la Asociación General y su reglamento? El reglamento se elabora detenidamente, basado en deliberaciones algunas veces prolongadas en cuanto a asuntos teológicos y prácticos y recomendaciones hechas por consideración debido a representantes debidamente elegidos en esas sesiones y reuniones de la iglesia mundial. No es preciso afirmar que el reglamento sigue a la práctica. Es más preciso decir que la práctica informa al reglamento pero ese reglamento mismo está basado en principios adventistas del séptimo día encontrados en la Escritura y en los escritos de Elena G. de White. Un ejemplo reciente de la manera en que funciona este proceso en la práctica es el uso del diezmo. Por muchos años, un comité en la Asociación General ha estudiado los principios de diezmar encontrados en la Biblia y en los escritos de Elena G. de White. Basados en este estudio y discusión, el comité ha formulado recomendaciones para la administración de la Asociación General que han sido refinadas, adoptadas en el Congreso Anual y luego incluidas en el Working Policy [Reglamentos de la iglesia]. Sin embargo, ciertas políticas no pueden ser efectuadas en los Congresos Anuales sino solamente en un Congreso de la Asociación General. Estos Congresos, mantenidos cada cinco años, dirige asuntos de importancia mundial que impactan a la iglesia mundial, tales como la elección de líderes mundiales (oficiales y directores de departamento sirviendo desde la oficina de la Asociación General y oficiales de división), revisión y aprobación de las creencias fundamentales, enmiendas al Manual de la Iglesia y estatutos. Señalamiento de los líderes de servicio de auditoría de la Asociación General, etc. El Manual de la Iglesia de la Asociación General y el Working Policy [Reglamentos administrativos] de la Asociación General,

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contienen las decisiones que definen los procedimientos de funcionamiento y relaciones entre los variados niveles de organización eclesiástica (iglesias, asociaciones locales, uniones y la Asociación General con sus divisiones). Los reglamentos del Manual de la Iglesia se determinan por los Congresos de la Asociación General y del Working Policy por el Comité ejecutivo de la Asociación General en los Congresos Anuales. Entre los Congresos de la Asociación General el Comité ejecutivo de la Asociación General es delegado a actuar en favor del Congreso de la Asociación General. Un Congreso de la Asociación General no es impedido de establecer reglamentación por virtud de haber concedido esa prerrogativa entre sesiones al Comité ejecutivo. La membrecía del Comité ejecutivo incluye a los oficiales de la Asociación General y de división; los presidentes de las uniones mundiales, así como la representación recomendada por las divisiones, del laicado, los pastores y empleados de primera línea dentro de cada división. 8. ¿Es obligatorio para todas las entidades de la iglesia mundial estar en completo acuerdo con el modelo de constitución de la Asociación General y los reglamentos de la iglesia, o se permiten que estén solamente en acuerdo “general”?

Las constituciones modelo y los estatutos contienen plantillas básicas de lenguaje y conceptos que tienen que ser incluidos en la constitución y reglamentos de una organización tales como una unión o una asociación local. Algunos de los materiales en los documentos modelos son opcionales. Otros materiales, representados con énfasis son obligatorios. La obligación para que las organizaciones operen en armonía con el Congreso de la Asociación General y las decisiones del Comité ejecutivo son también mostradas en todas partes del Working Policy. Ninguna organización es capaz de reclamar una exención de tal obligación solamente porque no ha adoptado tal lenguaje en su constitución y reglamentos:

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Las Iglesias locales, las asociaciones/misiones/campos, uniones/asociaciones/misiones, uniones de Iglesias y las instituciones son, por voto de la jurisdicción apropiada y por acción de los comités ejecutivos autorizados, parte de la organización mundial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Sea que cada uno haya aceptado el privilegio y responsabilidad de representar a la iglesia en su parte del mundo, se requiere de cada uno que opere y ministre en armonía con las enseñanzas y políticas de la Iglesia y las acciones de la iglesia mundial en el Comité ejecutivo de la Asociación General o en el Congreso de la Asociación General. Mientras que las unidades individuales de la Iglesia reciben libertad para funcionar en maneras apropiadas para su rol y cultura, ninguna parte de la organización mundial de la Iglesia tiene un derecho unilateral para rebelarse.9

9. ¿Qué dijo Elena G. de White acerca de la autoridad de la Asociación General?

En los años precedentes a la reorganización de la iglesia en 1901, Elena G. de White hizo muchas declaraciones de que la Asociación General ya no era más la voz de Dios porque el presidente de la Asociación General y sus consejeros no estaban dispuestos a escuchar los mensajes del Señor. Un ejemplo de esto es una declaración de 1898: “Han pasado muchos años desde que consideré a la Asociación General como la voz de Dios”.10 Con el rápido crecimiento de la iglesia durante estos años, fue también claro que tres o cuatro líderes en la Asociación General en Battle Creek no debieron hacer decisiones cotidianas para los campos lejanos. Sin embargo, luego de la reorganización en el Congreso de la Asociación General de 1901, la actitud de Elena G. de White fue muy diferente: 1909—“Dios ordenó que tengan autoridad los representantes de su iglesia de todas partes de la tierra, cuando están reunidos en el congreso de la Asociación General. El error que algunos se hallan en el peligro de

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cometer estriba en dar a la mente y al juicio de un solo hombre o de un pequeño grupo de hombres, la plena medida de autoridad e influencia que Dios ha investido en su iglesia, en el juicio y la voz de la Asociación General congregada para planear la prosperidad y el progreso de su obra”.11 1911—“Dios ha investido a su iglesia con especial autoridad y poder, que nadie tiene derecho de desatender y despreciar; porque el que lo hace desprecia la voz de Dios”.12

10. ¿Cuál es la diferencia entre unidad y uniformidad?







La diferencia entre “unidad” y “uniformidad” es la manera en que aparecen las palabras. Empiezan con “uni”—un prefijo latino que significa “uno”, pero que explica la unicidad. La unidad es “el estado de ser uno, de estar unido, como parte de un todo”,13 pero la uniformidad es “el estado o cualidad de estar uniforme”,14 esto es, siendo uno en forma, pero no en corazón, mente y alma. Como se evidencia en el registro de la creación de la historia cuando la tierra fue hecha nueva, Dios es claramente un Dios de diversidad. Él no hizo solamente una clase de animal, planta, flor—o aun de ser humano. Antes, Él creó la diversidad que vemos en el mundo a nuestro alrededor. Pero Dios no es el autor de la confusión, ni Él intentó que el mundo esté fragmentado y dividido. El propósito de la creación era darle Gloria a Él y el propósito de la iglesia es señalar a la gente hacia Dios como se revela en su Palabra. Cuando Jesús oró “para que todos sean uno” (Jn 17:21), era en el contexto de propósito y misión para aquellos que creen (y creerán) en Él. Jesús le declara a su Padre “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (v. 17). Al considerar la misión, Él oro: “Como tú me enviaste al mundo, yo también los he enviado al mundo” (v. 18). Al resumir la unidad que Jesús desea para sus seguidores, Él oró: “La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos, y tú en mí, para que sean

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perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a mí” (vs. 22, 23). Nuestro propósito es obrar unidamente hacia la realización del reino de Dios. Esto es realizado por un cuerpo mundial de creyentes que se une en creencia y en práctica. En ninguna parte se hace más evidente que durante cada quinquenio cuando la iglesia mundial se une en un Congreso de la Asociación General para orar, adorar, tener compañerismo y conducir el asunto de la iglesia. Está allí, con el aporte de una amplia diversidad de representantes de cada parte del globo, que la voz de la iglesia entera es escuchada. Es allí donde se votan nuestras declaraciones de creencia y práctica. Todas nuestras creencias —basadas en la verdad de la Palabra de Dios y las prácticas que bosquejan la mejor manera para cumplir nuestra misión— que nos guían y guardan de forma unida al movernos juntos en la misión.

Referencias: 1. Seventh-day Adventist Church Manual, 18th ed., rev. 2010, p. 31. 2. Sección I.4 de los Reglamentos de la Asociación General de los Adventistas de séptimo Día, Anuario Adventista del Séptimo Día, Rev. 2011, p. 11. El anuario está disponible en PDF en: http://www.adventistarchive.org/docs/YB/YB2011.pdf. 3. Minutes of the General Conference Executive Committee, GCC 11-105. 4. Seventh-day Adventist Church Manual, 18th ed., rev. 2010, p. 31. 5. Ibíd. 6. Minutes of the 1881 General Conference Session, 197 GCS 63-88, published in The Review and Herald, vol. 58, no. 25 (Dec. 20, 1881), p. 392. 7. Un breve bosquejo de las decisiones de la Asociación General y la División Norteamericana relacionadas a las mujeres y la ordenación, incluyendo este ítem, junto con imágenes de los documentos originales de apoyo, pueden encontrarse en: GC and NAD Actions Related to Women’s Ordination (PDF).

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Apéndice J: Desafíos actuales de unidad que enfrenta la Iglesia

8. “An Appeal for Unity in Respect to Ministerial Ordination Practices”, June 29, 2012 (p. 2, n. 5. 9. Del General Conference Working Policy, B 10 25 Structural Stability, p. 57. 10. 17MR 216; esta y declaraciones similares pueden hallarse en EUD 50, 51. 11. 9T 260, 261; esta y declaraciones similares pueden hallarse en EUD 55, 56. 12. HA 164; también en EUD 56. Para lectura adicional, véase George E. Rice, “The church: voice of God?” Ministry, December 1987, pp. 4-6, disponible en: Ellen G. White Estate: htttp://drc.whiteestate.org/files4483.pdf. 13. De, dictionary.com at http://dictionary.reference.com/browse/unity. 14. De, dictionary.com en http://dictionary.reference.com/browse/uniformity?s=t&ld=1089. FUENTE: “Questions & Answers Regarding Current Issues of Unity Facing the Church”, en news.adventist.org (publicado el 9 de agosto de 2012).

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Apéndice K El modelo de hechos:

Estableciendo diferencias en el contexto de la misión Mark Finley

S

u temor se ha ido. Bailó lejos como una sombra desvaneciente. La oscura noche de su tristeza había terminado. La mañana había llegado. La fe llenó sus corazones. No más se acobardarían en temor y temblor en el aposento alto. Estaban llenos de fe. La esperanza desbordó en sus corazones. Una vislumbre de su Señor resucitado cambió sus vidas. Jesús les dio una nueva razón para vivir. Él les dio lo que había llegado a ser conocido como la Gran Comisión “Y les dijo:  Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Mr 16:15). Ahora ellos se aferraban a esa gran promesa. Sin la gran promesa ellos no podrían cumplir la gran comisión. Imagínese que usted estuviera en el aposento alto con los discípulos dos mil años atrás. La integridad de la Palabra de Dios está en juego. Su reputación está en la línea. El honor del trono de Dios depende del cumplimiento de su promesa.

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La gran promesa A pesar de los obstáculos abrumadores y las perspectivas insuperables, los discípulos se anclaron a esa preciosa promesa. “Y reuniéndolos, les mandó que no salieran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre: La cual, les dijo, oísteis de mí... pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra” (Hch 1:4, 8). Los discípulos se aferraron a la palabra de Jesús. Ellos confiaron en la promesa del Salvador. Tuvieron confianza en que si ellos cumplían las condiciones, Él cumpliría su promesa. Ellos esperaron, confesaron sus pecados. Oraron, creyeron y el cielo les respondió. El Espíritu Santo fue derramado en medida abundante en el día del Pentecostés (Hch 2:1-4). El derramamiento del Espíritu en el día de Pentecostés no se efectuó simplemente porque los discípulos tuvieron las condiciones. Ciertamente, el Espíritu Santo no hubiera sido derramado si ellos no hubieran correspondido con las condiciones, sino que tener solo las condiciones para recibir el Espíritu no era suficiente. El Espíritu Santo fue derramado en el día de Pentecostés como una señal para la iglesia primitiva de que el sacrificio de Jesús fue aceptado por el Padre en el Santuario celestial. Lucas manifiesta claramente eso en el capítulo dos de Hechos: “A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado a la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís (Hch 2:32, 33)”. El poderoso derramamiento del Espíritu en Pentecostés fue el don del cielo para confirmar la aceptación del Padre del magnífico sacrificio de Cristo en la cruz del calvario. Los tres mil bautizados aquel día fueron un elocuente testimonio de que el poder del Cristo levantado cambia vidas. La plenitud del Espíritu testifica de la plenitud del poder de Jesús. Los discípulos se reunieron en el aposento alto aquel día siendo en número como 120. El desafío de alcanzar al mundo con el

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Apéndice K: Estableciendo diferencias en el contexto de la misión

evangelio pareció imposible. La población estimada para el tiempo del primer siglo alcanzaba los ciento ochenta millones. Aunque ciertamente había un pequeño grupo de cristianos reunidos en el aposento alto, el porcentaje de cristianos en el mundo era infinitesimal. Por ejemplo, si usamos a los 120 hubiera habido un cristiano por cada 1.4 millones de personas en el mundo. Si se compara el número de adventistas en el mundo actualmente es de aproximadamente un adventista por cada cuatrocientas veintidós personas. En un tiempo de poder militar romano y materialismo, la filosofía griega y la religión pagana, su tarea habría parecido mucho más desalentadora que la nuestra. Estos primeros creyentes no tenían medios de comunicación como Facebook, Twitter o mensajes de texto. No tenían una red de estaciones de televisión por satélite. No tenían seminarios teológicos, casas publicadoras y un amplio sistema de salud mundial. No tenían una organización eclesiástica a nivel mundial, pero tenían la plenitud del Espíritu. Tenían la promesa de Jesús de que mediante el derramamiento de su Espíritu Santo ellos impactarían al mundo entero con su mensaje de amor y verdad.

Crecimiento explosivo en Hechos ¡Aquí los resultados fueron sorprendentes! Viaje conmigo a través del libro de los Hechos y atrape la inspiración cuando contemplamos con admiración la obra del Espíritu Santo. El libro de los Hechos revela lo que Dios puede hacer a través de hombres y mujeres consagrados en un tiempo muy breve, pero actuaron creyendo en su promesa y actuando bajo su Palabra. Cuando los discípulos se levantaron en el día de Pentecostés, no tenían idea que la iglesia añadiría tres mil miembros nuevos aquel mismo día. Hechos 2:41 describe: “Entonces los que habían recibido su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil almas”. Y esto fue solo el comienzo. Hechos 4:4 añade: “Sin embargo, muchos de aquellos que escucharon la palabra creyeron; y el número de los hombres llegó a ser casi cinco mil”.

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Usted notará que el texto dice que el número de los hombres fue cinco mil. Si añadimos las mujeres y los niños el número se incrementaría dramáticamente. Muchos estiman que por el tiempo de Hechos 4, la iglesia cristiana constaba de quince a veinte mil. En solo unas pocas semanas la iglesia explotó en crecimiento. Este sorprendente fenómeno continuó en Hechos 6:7, “Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba  en gran manera en Jerusalén, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe”. Cuando los discípulos predicaron bajo la influencia del Espíritu Santo, el Cristo resucitado tocó los corazones de muchos líderes religiosos judíos. Muchos de ellos, junto con sus congregaciones, aceptaron su nueva fe. La iglesia del Nuevo Testamento continuó impactando el mundo en maneras notables. Un escritor romano, al referirse a la amplia difusión del cristianismo, lo puso de esta manera: “Ustedes están en todas partes. Están en nuestros ejércitos, en nuestras flotas, en nuestro senado y mercados”. Plinio el joven, gobernador de la provincia romana de Bitinia en la costa norte de la moderna Turquía, escribió al emperador Trajano alrededor del 110 DC. La declaración de Plinio es significativa porque fue hecha casi ochenta años luego de la crucifixión. Él describió las pruebas oficiales que conducía para encontrar y ejecutar a los cristianos. Escribió: “Porque muchos de toda edad, de toda clase social, aun de ambos sexos, están siendo llevados al tribunal para ser procesados. No solo las ciudades, sino las villas en todas las áreas rurales, han sido invadidas por la infección de esta superstición [el cristianismo] (Epistulae 10.96). Esta es una cita casi extraordinaria de Plinio. Él nos muestra que hasta en una provincia remota y en las fronteras, el cristianismo había invadido cada nivel de la sociedad en unas cuantas generaciones. Noventa años después, por el año 200 DC, Tertuliano, un legislador romano convertido al cristianismo, escribió una carta desafiante a los magistrados romanos defendiendo el cristianismo. Se jactaba que “casi todos los ciudadanos de todas las ciudades son cristianos” (Apologeticus 37.8). La historia del libro de los Hechos es la historia

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del notable crecimiento de la iglesia Cristiana en un periodo muy breve de tiempo.

La estrategia del diablo A la luz de este explosivo crecimiento y este compromiso apasionado con la misión, el diablo intentó romper la unidad de la iglesia y frustrar su crecimiento. Estudiemos tres casos muy específicos en el libro de los Hechos donde la unidad de la iglesia del Nuevo Testamento pudo haber sido fácilmente fracturada y descubramos lecciones para la iglesia de hoy. 1. Hechos 6 – El problema de la justicia, rectitud e igualdad amenaza fracturar la unidad de la iglesia. 2. Hechos 10, 11 – El problema de las opiniones personales y el prejuicio a la luz de la revelación divina amenaza la unidad de la iglesia. 3. Hechos 15 – Las fuertes tradiciones culturales con la posibilidad de acciones unilaterales y conflicto entre judíos y gentiles amenazan la unidad de la iglesia. Miremos ahora cuidadosamente a cada uno de estos escenarios y descubramos no solo el resultado sino también el proceso que los discípulos usaron para resolver sus diferencias.

I. Un conflicto sobre la distribución de la comida En el libro de los Hechos, en el capítulo sexto, hubo un serio conflicto entre los cristianos judíos de un trasfondo griego y los judíos cristianos de Palestina. Las viudas de los griegos sentían que estaban siendo descuidadas en la distribución de los alimentos. Ellas creían que había una desigualdad. Hechos 6:1 establece el asunto de manera sucinta: “Por aquellos días, al multiplicarse el número de los discípulos, surgió una queja de parte de los  judíos  helenistas en contra de los judíos nativos, porque sus viudas eran desatendidas en la distribución

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diaria de los alimentos”. Nótese cuidadosamente que “al multiplicarse el número de los discípulos, surgió una queja”. Cuando el Espíritu Santo obra de manera poderosa, el diablo trae disensión. Esta coloca un obstáculo para la misión. Impide el crecimiento. Limita la efectividad para ganar almas. El conflicto es el anestésico que pone a dormir a la pasión por el testimonio. La unidad es la misma cultura donde florece la testificación. Al respecto del conflicto de Hechos 6, Elena G. de White hace una detallada declaración: “Los que se habían convertido por la labor de los apóstoles estaban afectuosamente unidos por el amor cristiano. A pesar de sus anteriores prejuicios, hallábanse en recíproca concordia. Sabía Satanás que mientras durase aquella unión no podría impedir el progreso de la verdad evangélica, y procuró prevalerse de los antiguos modos de pensar, con la esperanza de introducir así en la iglesia elementos de discordia” (HA 87). El conflicto agota nuestra energía y absorbe nuestra atención. La disensión nos distrae de la misión. El diablo está bien convencido de esto, así que él introduce elementos de desconfianza y conflicto. El Espíritu Santo condujo a los discípulos a encontrar un camino a través de la dificultad. Los desafíos que la iglesia enfrenta hoy no son nada nuevos y estoy seguro que el Espíritu nos ayudará a encontrar una senda a través de ellas. ¿Cómo pudo la iglesia primitiva resolver problemas con potencial de dividirla y embotar su efectividad en ganar almas? Aquí hay tres lecciones vitales tomadas de Hechos 6: 1. Los discípulos actuaron rápidamente. La disensión no se resuelve por sí misma. El conflicto no se aleja tranquilamente. El liderazgo debe ser lo suficientemente valiente para encontrar soluciones. En cuanto al conflicto de Hechos 6, la inspiración lo coloca de esta manera: “…  era indispensable tomar medidas inmediatas que quitasen todo motivo de descontento, so pena de que el enemigo triunfara en sus esfuerzos y determinase una división entre los fieles” (HA 88). 2. Los discípulos buscaron el consenso. Encararon la situación, la discutieron y propusieron una solución. Se convocó a un cuerpo representativo y se buscó su consejo (Hch 6:2).

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Apéndice K: Estableciendo diferencias en el contexto de la misión

3. Siete hombres fueron elegidos para resolver el problema. Miremos al grupo recién elegido. Habían dos individuos bien conocidos, Esteban y Felipe—elegidos por ser bien conocidos en todas las comunidades daba credibilidad a la elección. Cuatro de ellos no eran tan conocidos, pero eran personas honestas, espirituales y sabias. Una de esas personas era de Antioquía. Muchos de sus nombres eran griegos, así que las viudas griegas deben haber tenido una percepción de rectitud.

Aquí está nuestro primer principio en resolver el conflicto en la iglesia en cuanto a diferencias reales o aparentes. El liderazgo debe actuar rápidamente, buscar el consenso con un grupo representativo para proponer soluciones justas y equitativas. Los problemas no se alejan, los líderes deben resolverlos.

II. El conflicto sobre el testimonio de Pedro a Cornelio Ahora ponemos nuestra atención al Segundo conflicto principal en el libro de los Hechos. Se encuentra en Hechos, capítulos 10 y 11. Usted conoce bien la historia. Un centurión romano llamado Cornelio fue visitado por un ángel durante sus momentos de oración y le instruyó para que enviase a sus siervos a Jope y buscar a Pedro. Al mismo tiempo, Pedro se encontraba orando y recibió una visión de Dios y se le dijo “mata y come” de un lienzo lleno de animales inmundos (Hch 10:13). Pedro estuvo totalmente confundido. Mientras intenta descubrir el significado de la visión, alguien tocó a su puerta y eran los hombres de Cornelio. Hasta este punto, Pedro creía que los gentiles eran personas inmundas. Dios usó la visión para impresionar su mente a la necesidad de predicar el evangelio a los gentiles así como a los judíos. Pedro respondió positivamente a la invitación de los siervos de Cornelio y los acompañó a su casa. En Cornelio, él encontró a alguien con mente abierta y corazón receptivo. El centurión y toda su casa aceptaron a Jesús y fueron bautizados. Pedro fue conmovido pero los cristianos judíos se sintieron profundamente ofendidos. Hechos 11 revela el curso de acción de Pedro. Él fue a

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Jerusalén para entrevistarse con sus hermanos y explicar sus acciones. Su reunión con los “hermanos” no empezó bien. “Y cuando Pedro subió a Jerusalén, los que eran de la circuncisión [judíos cristianos] le reprocharon”. ¿Cuál fue la defensa de Pedro? La revelación divina. Pedro calmadamente explicó que sus acciones se basaban directa o indirectamente de Dios. Dios le había dado una visión y él no podría negarla. Como Pedro dijo, el Espíritu Santo cambió las mentes de aquellos que se oponen a Él. Nótese el marcado contraste entre estos dos versos. a. Versículo 2 – Ellos “contendieron con él”. b. Versículo 18 – Ellos “glorificaron a Dios”. Elena G. de White describe este sorprendente cambio en los oponentes acérrimos de Pedro en esta manera: “Al oír esta explicación, los hermanos callaron. Convencidos de que la conducta de Pedro estaba de acuerdo con el cumplimiento directo del plan de Dios, y que sus prejuicios y espíritu exclusivo eran totalmente contrarios al espíritu del Evangelio, glorificaron a Dios, diciendo: “De manera que también a los Gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida” (HA 142). Se evitó un conflicto que podría fácilmente haber dividido la iglesia si la actitud de Pedro habría sido diferente o si él hubiera fallado en pasar tiempo en diálogo con sus hermanos. Aquí hay un segundo principio vital de resolver conflictos en la iglesia en el libro de los Hechos. Principio #2 – Cuando un problema amenaza la unidad de la iglesia, no debe juzgarse tan rápido o duramente. Hay que averiguar los hechos. Hay que escuchar el punto de vista del otro. El Espíritu Santo puede estar hablando a uno mediante el hermano o la hermana. La gente honesta puede tener diferencias de opinión. El consenso a menudo viene mediante discusión y diálogo. Pedro tranquilamente explicó que sus acciones fueron basadas en la revelación divina y sus oponentes fueron conmovidos. Los prejuicios se quebraron, los viejos muros de siglos se cayeron y la unidad de la iglesia fue preservada. El Espíritu Santo les capacitó

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Apéndice K: Estableciendo diferencias en el contexto de la misión

para encontrar una forma de preservar su “unidad en Cristo”. Pero eso tomó la disposición de escucharse el uno al otro.

Hechos 15 – Buscando consenso Hay un tercer problema que podría fácilmente haber dividido a la iglesia cristiana. Se encuentra en Hechos 15. El asunto era si los creyentes debían o no ser circuncidados. El proceso y las lecciones aprendidas son vitales en la comprensión de cómo resolver dificultades. Un grupo de judíos visitó Antioquía y demandaron que los conversos gentiles aceptasen y practiquen las costumbres judías. Ellos decían que la salvación depende de ello. Hechos 15:2 revela que Pablo y Bernabé tuvieron “no pequeña disensión y debate entre ellos”. Si pensamos que tenemos desafíos algunas veces, la iglesia apostólica también las tuvo, pero el Espíritu Santo les asistió en encontrar una solución por medio de ellos. En el contexto de este debate, los apóstoles determinaron que Pablo y Bernabé deberían ir a ver a los líderes y ancianos de Jerusalén para encontrar una solución (Hch 15:2) Qué hubiera pasado si Pablo hubiera argumentado: “Estas son nuestras convicciones conscientes y convocamos a un concilio en Antioquía y nunca trabajamos para hallar una solución colectiva con el liderazgo de la iglesia en Jerusalén”? Por esa unión unilateral ellos pudieron causar un malentendido y un conflicto de considerables proporciones. El lenguaje de Hechos 15 es extremadamente instructivo. El versículo 4 nos informa que los representantes de Antioquía fueron “recibidos por la iglesia”. El versículo 6 declara que “se reunieron para tratar este asunto”. “Cuando se suscitaban disensiones en alguna iglesia local, como ocurrió después en Antioquía y otras partes, y los fieles no lograban avenirse, no se consentía en que la cuestión dividiese a la iglesia, sino que se la sometía a un concilio general de todos los fieles, constituidos por delegados de las diversas Iglesias locales con los apóstoles y ancianos en funciones de gran responsabilidad. Así

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Legado adventista

por la concertada acción de todos se desbarataban los esfuerzos que Satanás hacía para atacar a las iglesias aisladas, y quedaban deshechos los planes de quebranto y destrucción que forjaba el enemigo” (HA 95). En los versículos 7-21, el apóstol Pedro inicia el discurso, luego Pablo y Bernabé añaden consejo y Santiago, el apóstol que presidía el concilio de Jerusalén, propuso una solución: que los gentiles cristianos no necesitaban seguir el mismo patrón de vida de los cristianos judíos. Los discípulos estaban unidos en su compromiso con el Señor, con su mensaje y la misión. Se comprometieron en elaborar juntos un diálogo constructivo y la resolución de problemas. “En la iglesia de Antioquía, la consideración del asunto de la circuncisión provocó mucha discusión y contienda. Finalmente, los miembros de la iglesia, temiendo que el continuar la discusión provocaría una división entre ellos, decidieron enviar a Pablo y Bernabé, con algunos hombres responsables de la iglesia, hasta Jerusalén, a fin de presentar el asunto a los apóstoles y ancianos. Habían de encontrarse allí con delegados de las diferentes iglesias, y con aquellos que habían venido a Jerusalén para asistir a las próximas fiestas. Mientras tanto, había de cesar toda controversia hasta que fuese dada una decisión final en el concilio general. Esta decisión había de ser entonces aceptada universalmente por las diversas iglesias en todo el país” (HA 138). Una vez que la solución fue aceptada por “los apóstoles y los hermanos que son ancianos junto con toda la iglesia”, fueron enviados representantes a la congregación local con una carta o la acción votada del Concilio de Jerusalén para explicar claramente la acción y evitar el malentendido. La esencia de la unidad no es acción uniforme, es cuestión de escuchar atentamente el uno al otro, responder concienzudamente y decidir juntos. En este asunto de reglamentos eclesiásticos, la iglesia del NT en su totalidad no marcharía en paso falso sino que decidirían juntos. De hecho que habrían diferencias de opinión. Los judíos tenían fuertes convicciones. Pablo y Bernabé eran hombres determinados. Las ideas de ambos eran respetadas al determinar juntos las decisiones. Estaban unidos a través del Espíritu

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Apéndice K: Estableciendo diferencias en el contexto de la misión

Santo dentro de una estructura eclesiástica divinamente señalada. Lo que Elena G. de White llama “dificultades irreparables” fueron resueltas cuando los líderes de la iglesia primitiva las enfrentaron juntos, cuando oraron y sometieron sus opiniones personales ante la decisión del cuerpo corporativo mayor.

Lo que Elena G. de White llama “dificultades insuperables” Aquí se encuentra el tercer principio para la resolución de conflictos en la iglesia primitiva. Dios ha establecido la estructura de la iglesia con el fin de preservar su unidad y protegerla de la disensión. Cuando la iglesia hace decisiones, no siempre se complacerá a todos, y los líderes cristianos aceptarán con madurez el consenso del cuerpo. La “unidad” por la que Cristo oró es más importante que las opiniones individuales o las agendas personales. Aquí se encuentra una declaración clara y nada sospechosa: “Dios ha investido a su iglesia con especial autoridad y poder, que nadie tiene derecho de desatender y despreciar; porque el que lo hace desprecia la voz de Dios” (HA 164 [1911]). Cuando la iglesia enfrenta desafíos, cuando las dificultades aparecen en el horizonte, cuando surgen fuertes opiniones y se endurecen las posiciones, nuestro amante Señor nos invita unirnos, a expresar misericordiosamente nuestros variados puntos de vista, escucharse el uno al otro, dialogar y proponer soluciones y, bajo la conducción del Espíritu Santo, decidir de manera conjunta. Si nos comprometemos en un proceso de colaboración dirigido por el Espíritu, a fin de elaborar decisiones y respetar las decisiones del cuerpo corporativo, Jesús será honrado, el diablo será derrotado y la iglesia alcanzará el triunfo. Que podamos enfrentar nuestros desafíos juntos, comprometiéndonos a resolverlos juntos en el nombre de Jesús con absoluta certeza que en Jesús y por Jesús y a través de Jesús, su iglesia triunfará al final. El Espíritu Santo será derramado en oración, la iglesia se unirá y nuestro Señor pronto volverá. Amén.

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DVENTIST Un panorama histórico y teológico del adventismo

Se terminó de imprimir el 11 de octubre de 2013 en los talleres gráficos del Centro de Aplicación Editorial Imprenta Unión de la Universidad Peruana Unión, Lima-Perú. Tiraje: 2000 ejemplares

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