Lefort- El Problema de La Democracia
April 14, 2017 | Author: Rafael Briano | Category: N/A
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opolones Director: Heraldo Mufloz Comité de Redacciôn: Rodrigo Alvayay, Enrique d'Etigny, CristiânGazmuri,CarlosHuneeus, Carlos Bascuflân,Heraldo Muiioz, Carlos Ruiz, Sol Serrano. Opciones es la revista académica del Centro de Estudios de la Realidad Contemporânea (CERC), de la Academia de Humanismo Cristiano. El titulo de la publicaciôn simbolizavarios de los propôsitos del CERC, como, por ejemplo, el deseode representaradecuadamente las distintas disciplinas presentes en el trabajo del Centro, la intenciôn de introducir y discutir diversas opciones teôricas en el anâlisis de los problemasplanteados,y el propôsito de recoger aportes académicos nacionales y extranjeros tendientes a la formulaciôn de visiones alternativas de la sociedadchilena. La Academia de Humanismo Cristiano (AHC) es una corporaciôndetrabajo intelectual,destinada a promover la investigaciôn,desarrolloy comunicaciôn de las cienciassocialesy humanas,y fue creadaen noviembre de 1975 por resoluciôndel entoncesArzobispo de Santiago,CardenalRaril SilvaHenrfquez. Actualmente, la AHC estâ dirigida por un Directorio presidido por el Exmo. Arzobispo de Santiago,Monsefror Juan Francisco Fresno. La administraciôn de la Academia estâ constituida por: Vicepresidente:Enrique d'Etigny SecretarioEjecutivo: Duncan Livingston Secretariode Finanzas:Reinaldo Sapag CoordinadoraAcadémica: Maria TeresaLladser. Director de Administraciôny Finanzas: CarlosSantaMaria
Opciones aparece regularmente tres veces al aiio, aunque ocasionalmentese contempla la publicaciôn de nirmerosteLa revista aceptamanusmâticos o monogrâficosespeciales. critos originales para posible publicaciôn, siempre que se ajusten a los propôsitos antes mencionadosy se enmarquen en las âreasactualmenterepresentadasen el CERC: ciencia politica, estudios internacionales,historia y filosofia. Las contribuciones deberân entregar informaciôn e interpretade ciôn, pero sin entrar en temas demasiadoespecializados cada disciplina. Los trabajos,mecanografiadosa doble espacio, deberâncefrirsea la estructuray estilo que se observaen los articulos de la revista. Toda correspondenciarelativa a la revista deberâdirigirsea: Revista Opciones, Centro de Estudios de la Realidad Contemporânea, Academia de Humanismo Cristiano, Catedral 1063, 50 piso, Fonos: 6980864 - 6989915 Santiago,Chile. Valor de la subscripciônanual (tres nûmeros mâs volumenes especiales): Chile: América Latina: EstadosUnidos, Europa y otras regiones:
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OPCIONES Mayo - Agosto 1985
No 6
MARXISMOY DEMOCRACIA
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30 57 73 87
Ignacio Walker El Joven Marx y la Democracia. Frank Cunningbam Marxismo y Reduccionismo de Clase. Norbert Lecbner De la Revoluciôn a la Democracia. El Debate Intelectual en América del Sur. Claude Lefort El Problema de la Democracia. CarlosRuiz Tres Crfticas a la Teorfa Elitista de la Democracia (C. B. Macpherson, Peter Bachrach,Carole Pateman).
ARTICULOS
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Sofia Cotea Algunos Antecedentes Histôricos del Proyecto Neoliberal en Ctrile (1955-
19s8).
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Cristiân Gazmuri I"as Tesis Historiogr:ificas de Don Gonzalo Vial.
EN ACERCADE LOS COLABORADORES ESTENUMERO
Ignacio Walker P.
Abogado. Licenciadoen CienciasJurfdicasy Sociales(Universidadde Chile). Mastery candidatoa Doctor en CienciasPoliticas (PrincetonUniversity).Investigadorasociadode CIEPLAN. Cat6lica)' Profesorde CienciasPoliticas(Universidad
Frank Cunningham
Director del Departamento de Filosofia de la Universidad de Toronto. Autor de numerosos estudios sobre epistemologia y filosoffa politica. Entre sus obras mâs importantes se cuentan Objetivity in Social Science, University of Toronto Press, 1973 y Understanding Marxism: A Canadian Introduction, Progrest P u b l i s h e r s ,1 9 7 7 .
Claude Lefort
Fil6solb francés. Profesor de la Universidad de Paris, miembrc de la revista Socialismo y Barbaie, autor de importantes librot como "Maquiavelo, el Trabajo de la Obra" y "La Invenci6n De' mocrâtica".
Norbert læchner
Licenciadoen Derechoy Doctor y CienciaPolitica (Freiburg, RFA), es desde 1974 profesor del Programa Santiago de FLACSO.
Carlos Ruiz
Licenciado en Filosofia. Doctor (C) en Filosofia, Universidad de Paris, Investigador del Centro de Estudios de la Realidad Contemporânea (CERC), Academia de Humanismo Cristiano' Autor de trabajos sobre filosofia politica e historia de las ideologias politicas en Chile.
Sofia Correa Profesora en Historia. Universidad Cat6lica, autora de numerosos trabajos sobre Historia de Chile.
CristiânGazmuri Abogado y hofesor de Historia. Master en Historia' Universidad de California (Berkeley, EE.UU.). Investigadordel Centro de Estudios de la Realidad Contemporânea (CERC) de la Acade mia de Humanismo Cristiano. Autor de investigaciones sobre historiosrafia chilena e historia de las ideas en Chile.
PRESENTACION
Nuestro pais se ha carscterizado,en este siglo al menoq por segair muy de cerca y participar en los grandes acontecimientos histôricos mundiales. Asi han tenido importantes repercusionesIa Reaoluciôn de 1971, la formaciôn de los Frentes Populares en los 36, el per{odo de crecimiento eco' nômico y ampliaciôn de la participaciôn politica en la década de los 5o y 60. En un periodo mâs reciente ban repercutido también muy profundamente la crisis econômica mundial y el resurgimiento de una derecba neoliberal (o neoconseraadora). Esta incorporaciôn a los grandes acontecimientos mundiales, explica en grdn parte la simpatia que despierta a niael mundial Ia causa de la democracia cbilena y el repudio que prcnoca la dictadura militar. Son mucbos y compleios los aspectos en que esta interrelaciôn podria analizarse actualmente, y son en particular releuantesel plano econômico, politico y cultaral. En estas lineas queremos sin embargo considerar exclusiuamente el debate de ideas politicas. Desde este punto de aista, nos Parece de gran releaancia la reztalorizaciônque experimenta boy la democracia al interior del pensamiento socialista, de raïces marxistas. La primera parte de este nitmero se centra, por esta raz6n, en el exarnen de las relaciones entre marxismo y democracia intentando deaelar lo que al interior del marxismo dificulta pensar lo politico y Ia democracia. Se ba tra' tado, por esto, de reunir uarios trabajos que, desde distintas perspectiaas, aborden este tema. Ello se complementa con articulos que contienen aproximaciones alternatiaas a la po' lïtica y la democracia mismas. En una segunda secciôn se abordan dos temas directamente ligados con la situaciôn actual de nuestro pais: los origenes del neoliberalismo y el debate entre las tesis de la modernizaciôny la decadencia.
RODRIGOALVAYAY CARLOSRUIZ Editores
..EL JOVENMARX Y LA DEMOCRACIA''*
Ignacio llalker P
En las ûltimas décadasha surgido un crecienteinterésacadémico por la obra del joven Marx. Ello no es de extraflarsi consideramosque buena parte de los trabajos escritospor Marx en el periodo 1843-1844,cuandobordeabalos 25 afros de edad, sôlo fueron publicadosen la décadade los veinte y de los treinta. Es asi, por ejemplo, como la "Critica de la filosofia del estadode Hegel", a la que nos referiremosen las prôximas pâginas,y nada menos que los "Manuscritoseconômicos y filosôficos", sôlo fueron publicadospôstumamente, en 1927 y 1932, respectivamente. Es interesanteconstatar por lo tanto, que los marxistasclâsicos,de Plekhanova Lenin, pasandopor Kautsky y Bernstein, no tuvieron acceso, en su etapa de formaciôn intelectual, a estosvaliososescritos del joven Marx. Su conocimiento de Marx girô especialmente en torno a las ideascontenidasen "El Capital", y en generalen los escritoseconômicos. En estaslineas nos concentraremosprincipalmente en la "Critica de la filosofia del estadode Hegel", escritaen 1843, y mâs especificamenteen el problema de la democracia.La critica de Marx al estadomoderno es doble: por un lado, estâ la separaciôno divorcio entre la sociedadcivil y la vida politica, y por otro lado, el sistemade representaciônestâ ligado a la propiedad privada. Esto produce una alienaciônradical del pueblo respecto de la estructurapolitica. A partir
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Agradezco los comentarios del profesor Sheldon Wolin, para cuyo curso sobre marxismo (Universidad de Princeton) escribi este trabajo. La responsabilidad sobre el contenido es s6lo del autor.
de esta doble realidaddel estadomoderno, Marx plantearâ una "sintesis superior", eu€ estarâdada por la "democracia real o verdadera".En esta,la sociedadcivil recuperasu "existencia politica auténtica", de la que ha sido privada bajo el estadorepresentativomoderno. En el "Rhenische Zeitung" En 1841. las nuevasinstruccionessobrela censura,impartidas por el rey Federico Guillermo, fueron recibidascon entusiasmoen toda Alemânia, pues estabandirigidasa mejorar la precariasituaciônde la libertad de expresiôn.Fué en este como editor del contexto que Marx pasô a desempefrarse "Rhenisclte Zeitung" (R.2.), puesto en el que permaneciô entre Abril de 1842y Marzo de 1843. Influido por la ilustraciôn y la revoluciônfrancesa,el pensamiento de Marx experimentô una fuerte radicalizaciôn durante su desempeflocomo periodista.Despuésde cinco aflos e n l a U n i v e r s i d a d e B e r l i n ( 1 8 3 6 - 1 8 4 1 )y, l u e g od e h a b e r s e sumado a los "HegelianosJôvenes",entre quieneslas ideas de la "monarquia liberal" atin pesabanfuertemente,Marx 11egô a oponerse decididamentea las nuevas disposiciones relacionadascon la prensa,adoptandouna poseudo-liberales siciôn en favor de la democraciapolitica: "Marx se valiô del periodismo para afirmar los principiosdel liberalismoalemân y europeo, en una versiôn marcadamentedemocrâticay enrepublicana"(I ). cubiertamente primeros articulos fueron una defensadecidida de la Sus libertad politica, que no era mâs que una ilusiôn en la Alemania de la décadade 1840. En un comentariosobrela censura prusiana,Marx recordaba las palabrasde Tâcito: " ;Oh rara felicidad de los tiempos, donde es pe,rmitido pensar lo que quieras y decir 1o que piensas"(2). La necesidadde abrir el espaciopolitico lo mâs posible. fué para Marx una preocupaciôn fundamentalen eseperiodo. La censurasobrela prensa su interés,considerandoque alemanaconcitôespecialmente "sin libertad de prensa,las demâslibertadessetransformanen una ilusiôn" (3). Como otros liberalesde su tiempo, enfatide un recozô el rol de los partidospoliticos,y la necesidad En nocimiento amplio de la libertad de asociaciôn. uno de sus primero articulos en el R.2., Marx sefralabaque "sin partidos (1) Richard Htnl. The Political ideasof Marx and Engels.(Universityof PittsburghPress,1974) p . 39. (2)
I-awrenceand Wishart (eds.)Karl Marx - Frederick Engels;collected works, ( V o l . 1 , L o n d o n , 1 9 7 5E. n e r o ,1 8 4 2 ) p . 1 3 1 .
(3) Hal Draper.Karl Marx's theory of revolution,(Vol 1. Monthly reviewpress, 1 9 7 ' 7p) . 3 8 .
no hay desarrollo,y sin separaciônde poderesno hay congreso"(4). Como periôdico progresistade su tiempo, el R.Z. daba cuenta de las mâs avanzadas ideasliberaleseuropeas.Aunque se trataba de un periôdico liberal, que no se identificabacon ningÉn sistemapolitico especifico, estabadecidido a defender la libertad polftica frente al gobierno autoritario de la época. En sus notas personalesMarx sefralaque "en general . . . el R.Z. nunca ha dado atenciôn preferenciala alguna forma de estado en especial.Su interés estaba dado por la existenciade una comunidadmoral y racional;miraba a las aspiracionesprovenientesde ese tipo de comunidad como aspiracionesque debian realizarsebajo cualquieraforma de estado" (5). Aunque es un hecho que ciertasideas liberalessi existian en el pensamientode Marx, esto no significaque en esosafros él mismo fuera un liberal. Junto con su adhesiôna la idea de libertad, puso mucho énfasisen el problema de la igualdad, llegando a consideraral mismo R.Z. como un medio de expresiôn "popular". En una carta escrita en Noviembre de 1842, seflalabaque el R.Z. procurabaexpresar"la verdadera voz del pueblo", en una forma independiente(6). Esta esuna afirmaciôn nada ingenua, si consideramosque por esosdias la linea polftica del R.Z. estabasiendo cuestionadapor las autoridadesprusianas.Como algo similar ocurrfa con otros periôdicos,a travésde sus articulos Marx insistiô en la necesidad de defender el derecho de expresiôndel pueblo. Escribiendo sobre la clausura del Leipziger Allgemeine Zeitung, impuesta por la autoridad politica, sefralabaque "condenar la prensa popular, es condenar el espiritu polftico del pueblo"(7). La idea de una prensapopular estâ basadaen un principio democrâtico mâs amplio, segûnel cual todos deberian tener accesolibre e igual a la prensa.De esta manera,es la prensa misma la que debe llegar a ser una instituciôn democrâtica: "en el âmbito de la prensa,gobernantesy gobernadosindistintamente tienen la oportunidad de criticar susprincipiosy demandas,no mâs en relaciôn de subordinaciôn,sino en términos de igualdad,como ciudadanosdel estado"(8). Una de las cosasinteresantessobre la posibilidad de una
(4) IawrenceandWishart.(op. cit. Junio,1842)p.202.
(s) Ibid. (Febrero,1843)p. 363. (6) Cartaa Oberprasident Von Schaper.ibid. p. 285. ( 7 ) I b i d .( E n e r o1, 8 4 3 )p . 3 1 3 . ( 8 ) Ibid. (Enero,1843)p. 349.
prensa popular, era el potencial revolucionario que Marx encontrabaen ella. Convencidoque "el contenido de la filosofia debe ser llevado al pueblo", como escribieraa su amigo Arnold Ruge en Noviembre de 1842 (9), creyô encontraren la prensaun medio adecuadopara estepropôsito. En momentos en que un fermento revolucionario emergia en Europa, Marx se mostrô partidario de un rol mâs "militante" de la prensa, uno que pudiera mejorar el grado de concienciadel pueblo: "1o que hace de la prensa la palancamâs poderosa para promover la cultura y la educaciônintelectuai del pueblo, es precisamente el hecho de que transformala luchamaterial en una lucha ideolôgica"(10). Estaslfneas representabanuna orientaciôn del R.Z. que el gobierno no podia tolerar. Durante las semanassiguienteslas hostilidades entre el periôdico y las autoridades prusianas crecieron,hasta que aquél fué finalmenteclausuradoen Marzo de 1843. Como protestapor la censuraexistente,Marx ya habia renunciadocon anterioridada su puesto de editor. Todo este procesohabia radicalizadobastantea Marx. Fué en susescritosde Kreuznach,en los mesessiguientesde 1843, que desarrollôlos aspectosbâsicosde su nociôn de democracia. Siguiendo a sus actividadescomo periodista, en que el acontecer diario de Alemania demandabatoda su atenciôn, pasô al enfoque mâs bien filosôfico de la politica. En su "Critica de la Filosofia del Estado de Hegel", escrita entre Marzo y Agosto de I 843, encontramosalgunosde los argumentosmâs elaboradosde Marx sobre la democracia.Su argumentoprincipal en esteescritoes que, bajo el estadomoderno, la sociedad civil se encuentra privada de su existencia pctlitica ( I I ). Otorgandoel crêdito a Hegel,por habercaptado estarealidaden susescritos,critica al filôsofo alemânporhaber resuelto el divorcio entre existenciapolitica y sociedadcivil sôlo "en apariencia".Ante ello Marx se propone elaboraruna "sintesis superior", que pueda en términos reales,y no sôlo en apariencia,resolver esta contradicciôn fundamental del estadomoderno. Esta nueva sintesis correspondea la "democtacia real o verdadera", en que la sociedadcivil recupera su existencia politica. Afirmando el principio de la soberaniapopular, en su "forma democrâtica",procurando establecerla "naturaleza particular" del sufragio universal,y descubriendolas insuficiencias y contradicciones del sistema representativo,
(9) Ibid. p. 39s. (10) Ibid. (Diciembre, 1842)p.292. (ll) Carlos Maù. Critica de la Filosofia del Estado de Hegel. (Traducci6n al espafrol de AntonioEncinares. EditorialGrijalbo,México,1968)p. 28.
Marx desarrollarâel contenido bâsico de un sistemademocrâtico real o verdadero, en que el pueblo pueda superar su alienaciônrespectode la estructurapolftica. Es al estudio de estos aspectosque dedicaremoslas prôximas lineas, basândonosfundamentalmenteen las ideasde Hegel,el joven Marx y Rousseau. La cuestiôn de la soberania En su critica de la filosofia del estado de Hegel, es a través del conceptode soberaniaque Marx nos lleva a la discusiôn sobre la democracia.Rechazandola "mistificaciôn" de la soberania monârquica Hegeliana,que ignora a los seres humanos concretos, Marx desarrollarâun argumento en favor de la soberaniapopular, en que las "personasreales",en su "particular existenciahumana", constituyen el cuerpo soberano.También veremos cômo la nociôn de soberania expuesta por Marx, difiere de la de Rousseau,cuya obra leyô durante sus dias en Kreuznach. En términos muy generales,si la soberania dice relaciôn con la nociôn de "auto-determinaciôn",entonces la pregunta que surge es: de quién, o de quienes,nos estaa la auto-determinaciôn mos refiriendo. En otras palabras, quién es el soberano. Es a esteproblema,y a su relaciôncon el estadomodernoy la democracia,al cual pasamosa referirnos. Hegel distinguetres poderesdiferentesal interior del estado: el legislador,con el poder para determinary establecer 1o universal;el eiecutivo, con el poder para subsumircasos particularesy las esferasde particularidadbajo lo universal: y la corona, que es el "poder soberano",la instanciade "riltima decisiônde la voluntad", el "acto absoluto de autodeterminaciôn".De tal manera que, para Hegel,el monarca es el soberano.La soberaniaes "lo individual del estadocomo tal, el cual sôlo en esto es uno . . Estemomento absolutamente decisivode la totalidad no es, pues, la individualidad en general,sino un individuo,el monarca" (12). La corona es en sf misma el estado.Este es el poder "real" dentro del estado,la personificaciôndel estado: "la personalidad del Estado, se hace real sôlo como persona,en el monarca" (13). De acuerdoa esto, la "sociedad",la "comunidad", y la "familia", son todas ellas" personasartificiales" (personas morales), que, como Hegel seflala,derivan del estado, que es el "todo". El monarca es el ûnico poder "no derivado, sino algo que simplementetoma su comienzo en si mismo" (14). ( 1 2 )I b i d .p . 3 2 . ( 13 ) I b i d .p . 3 7 . ( 1 4 ) I b i d .p . 3 8
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La réplica de Marx es que esto no es mâs que una "mistificaciôn", que correspondea las contradiccionesdel sistemarepresentativomoderno, en el que la constituciônaparececomo una "esfera religiosa", desligadade la "existenciaconcreta de su realidadactual" (15). La idea hegelianade la soberania monârquica es una inversiôn de la realidad, en que lo como "abstracto",y lo abstractocomo "feal" es considerado real: "Hegel describecomo abstracto la misma forma de la especie,en que la persona concreta realizasu contenido en e x i s t e n c i a c t u a l "( 1 6 ) . Es cierto que Hegel se refiere a algunasformas de soberania popular,pero Marx dirâ que no todasellascorresponden a la idea genuina de soberaniapopular. En efecto, Hegel sugierecuatro formas posiblesde soberaniapopular: 1. Soberan[acomo "nacionalidad".De acuerdo a esto, "se puede hablar de soberaniapopular en el sentidode que un pueblo es autônomo para el exterior y constituye un estado particular" (17). MientrasHegel consideraque esta nociôn de soberaniapopularno es del todo incompatiblecon su idea de soberaniamonârquica,Marx replica que en verdad esto no corresponde a un concepto correcto de soberaniapopular. No es mâs que una "trivialidad". y sôlo significaque un estado es soberanoen relaciôna otros estados,sin que tenganada que ver con la soberanfapopular; 2. Soberania en "asuntos domësticos'1Hegel aflade que también "Puede decirseque la soberaniaintrinsecaresideen el pueblo, cuando se habla en general de una totalidad, asi como precedentementese demostrô que la soberaniacorresponde al Estado" ( I B). Pero estees el casode "soberaniadel estado"mâsque de "soberaniapopular", dirâ Marx. Considerandoque para Hegelel monarcaes "el estadomismo", aiiade Marx, la soberaniadel estadono es otra cosaque la soberaniadel monarca.De tal maneraque estasegundanociôn también correspondea una mistificaciôn, que ignora la existenciahumana: " ;Cômo si el pueblo no fueseel Estado real! El Estado es 1o abstracto.Sôlo el pueblo es lo concreto" ( 19). De tal maneraque ambasnocionesde soberaniapo-
(15) Texto en inglés.Karl Marx. Critique of Hegel'sDoctine of the State.F,n Quintin Hoare (ed.), KARL MARX; EARLY WRITTINGS. Con introduccion de Lucio Colletti. (VintageBooks,Neu,'York, 1975).p. 89 (Nota: las traducciones de los textosen ingléssonhechaspor el autor). ( 1 6 ) I b i d .p . 8 4 . (17) "Criticade la Filosofia. . .", op.cit. p. 38. ( 1 8 )I b i d .p . 3 8 . ( 1 9 ) I b i d .p . 3 8 .
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pular son rechazadaspor Marx, por su tracciôn". respectivamente. 3. Soberania en el sentido "vulgar". Aflade Hegel: "Pero la soberaniadel pueblo, tomada como antitesisde la soberania que resideen el monarca, en el sentidovulgar con el cual se ha empezadoa hablar de soberaniapopular en los tiltimos tiempos; en esta oposiciôn, la soberaniadel pueblo forma parte de las confusasideas a las que sirve de fundamento la representaciôninculta del pueblo" (20). Esta nociôn, propia de las ideas de la revoluciôn francesa,y muy cercanaal pensamiento de Rousseau,es ciertamente incompatible con el concepto orgânico del estado de Hegel,pues "el pueblo consideradosin su monarca y sin su autorizaciôn,que es su complemento necesarioe inmediato, constituye la masa informe que no es ya un Estado ." (21). Sin su inserciônen el "todo", el pueblo se transforma en una "aglomeraciônde âtomos", una "abstracciônindeterminada". Lo que ha sido desechadopor Hegel como inconcevible, en relaciôn a la "Idea del Estado", es consideradopor Marx como la interpretaciôn correcta de la soberania popular. Ambos conceptos, "soberania del monarca" y "soberania del pueblo", son de hecho incompatibles, y en este sentido Hegel es correcto. Pero esto es precisamentede lo que toda la discusiônse trata: "soberania del monarcao del pueblo -he aqui el dilema" (22), dirâ Marx. Lejos de ser una cuestiôn "trivial", es bastante crucial. Es asf como llegamos, finalmente,a una interpretaciôndemocrâticade la soberania popular, dentro de la riltima caTegoriaseflaladapor Hegel; 4. Soberania en su "formn democrdtica". "Si se entiende por soberaniadel pueblo la forma de la repûblica,y con mayor precisiôn, la forma de la democracia,no es posible tratar una nociôn semejanteen lo que conciernea la Idea del ." (23). Dentro de estaûlestado en su desarrollototal podemos distinguir tres formas de gobierno tima categoria, que en nos referiremos estaslineasy que correspondena a las nociones diferentes de soberania: el gobierno monârquico, que correspondea la "Idea de estadoen su desarrollototal", apoyado por Hegel; el gobierno democrâtico,respaldadopor Marx; y el republicano,apoyadopor Rousseau. De acuerdo a Marx, la ûltima nociôn de soberaniapopu-
( 2 0 ) I b i d .p . 3 9 . ( 2 1 ) I b i d .p . 3 9 . (22) Ibid.p.39. (23) 'Critiqueof Hegel's. . .", op. cit. p. 87.
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lar sefraladapor Hegel, como incompatible con el principio monârquico, "es perfectamentecorrecta siempreque se teny no una "Idea ga 'una nociôn semejante' sobrela democracia totalmente desarrollada'de la misma" (24). Aparte del juego exquisito de palabras,que expresasu intenciôn de contraponer la "Idea del estado" a la "Idea de democracia",esta afirmaciôn es bastante relevante,no sôlo porque Marx reivindica "una nociôn semejante"de la democraciacomo esencialmente correcta, sino porque declarasu intenciôn de discutir enseguida"una idea totalmente desarrolladade la democracia". El punto de partida de la discusiônestâdado por la cuestiôn de la constituciônpolitica. De acuerdoa Marx, 1ocaracteristico del estadodemocrâticoes que la constituciônaparece como la expresiôn de la "auto-determinaciôndel pueblo". No son las constituciones las que hacena los pueblos, pueblos que hacen las constituciones.La conssino los los tituciôn, como creaciôndel pueblo, representasôlo una forma particular de su existencia.En ella, el pueblo es el sujeto, el actor principal: "la democraciaparte del hombre y hace del Estadoel hombre objetivado"(25). Esto es radicalmente opuesto al sistemaHegeliano,en que el hombre es el estado subjetivado.De acuerdoa Hegel,es la constituciôn(sujeto) la que hace al pueblo (predicado);aquellaes el "todo" y no una forma particular de la existenciade éste. Marx seflala que la democraciaes la constituciôn"genérica",en la que concurrenforma y contenido: "La democraciaes el enigma descifradode todas las constituciones.En ella la constituciôn no sôlo es en si, segûnsu esencia,sino también segunsu existencia,segÉnsu realidad constantementereferida a su fondo real: al hombre real, al pueblo real, y planteadacomo su propia obra. La constituciôn aparececomo lo que es: un productolibre del hombre" (26). En consecuencia, lo caracteristicode la forma democrâtica de la soberaniapopular es que la constituciônconsideraal hombre como un ser "concreto" y no como "abstracciôn", como ocurre con el resto de las constituciones en el estado moderno. Sôlo bajo un sistemademocrâticoel hombre "es una existenciahumana, mientras que en las otras formas politicas,el hombre es la existencialegal.Tal es la diferencia fundamentalde la democracia"(2'7).Si estaesla caracteristi-
( 2 4 ) I b i d .p . 8 7 . (25) "Criticade la Filosofia. . .", op. cit. p.40. (26) Ibid.p. 40. (2'7)Ibid.p. 41.
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ca fundamentalde la democracia,la conclusiônde Marx es aun mâs relevante.Desdeque lo caracteristicodel sistema democrâticoes el protagonismode las personasconcretasen humana,el estadodeja de ser el "todo", y d€su e'xistencia viene en una forma "particular" de la existenciade laspersonas. A su vez, esto conducea la desapariciôn del estadomismo, lo que a estasalturasde la vida de Marx es una idea bastante revolucionaria, aunque ya ha sido sugerido por otros; "Los franceses modernoshan interpretadoesto diciendo que en la verdaderademocraciadesaparece el Estadopolitico. Es cierto, en el sentido de que en tanto es Estado politico, en tanto es constituciôn,ya no vale para la totalidad" (28). De tal maneraque la "democraciareal o verdadera" es incompatiblecon el "estado moderno representativo". De hecho, como veremos,aquella es la superaciônde éste. Vemos pues, que es a través de la nociôn de soberaniapopular, en su forma democrâtica,que Marx se ha aproximado a una "idea totalmentedesarrollada de la democracia",en la que las personasconcretas,en su verdaderaexistenciahumana, aparecencomo "la caracteristicadistintivafundamental". En esta "sintesis superior". que correspondea la idea de una democraciareal o verdadera,el pueblo, como cuerpo soberapolitica,de la queha sidoprivadobano, recuperasuexistencia jo el estadorepresentativo moderno.Como sabemos, cstanuepor Marx, hastael va sintesisserâposteriormente desarrollada punto de pretenderabolir, no sôlo la alienaciôndel hombre respectode la estructurapolitica, como ocure en esta critica a Hegel, sino con toda otra forma de alienaciôn,incluyendo la religiôn. Es asi como llegarâa afirmar que para el hombre, "el ser supremo es el hombre". Esta nociôn de un hombre totalmente soberanoconducea la necesidad"de derribar todas las condicionesen las que el hombreaparececomo ser esclavizado, olvidado,abatidoy menospreciado"(29). Si dentro del Cristianismo,de acuerdoa Marx, la soberaniadel hombre no es mâs que una "fantasia",un "sueflo",dentro de una "democracia perfeccionada" el hombre pasaa ser "una realidadpresentey material,una mâxima secular"(30). lCorrespondela nociôn de soberaniapopular de Marx a una nueva versiôn del concepto de sobraniapopular desarrollado antespor Rosseau? Sabemosque Marx leyô al pensadorfrancésen susdias en
( 2 8 ) I b i d .p . 4 2 . (29) Karl Marx. A contribution to the critique of Hegel'sphilosophy of risht Intoduction. (In QuintinHoare,op. cit.) p. 251. (30) Karl Marx.OntheJewishquestion.(In QuintinHoare,op. ciT.)p.226.
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Kreuznach. No obstante, aunque hay evidentessimilitudes entre ambosautoresa esterespecto,pensamosque la nociôn democrâticade soberaniapopular expuestapor Marx, va mâs allâ de las ideas republicanasde Rousseau.Incluso creemos poder llegar a sostenerque el concepto de Marx es radicalmente distinto al de Rousseau,en el sentido que las ideas "republicanas" de éste irltimo, aûn se sitûan, desde la perspectivade Marx, en el mundo politico "abstracto". De acuerdo a Rousseau,la soberania,"que no es otra cosa que el ejercicio de la voluntad general,nunca puede ser enajenada;y . . . el soberano,que es simplementeel sercolectivo, no admite representaciôn" (31). Esto se aproximabastantea la nociôn de Marx, en cuanto a que la soberaniano puede ser enajenada,y no admite representaciôn.Aunque ambos autorescompartenestosaspectoscentrales,su aproximaciôn a la cuestiôn de la soberaniaes mâs bien diferente. Mientras que Rousseause concentra bâsicamenteen su "existencia" -la soberaniano es otra cosaque el "ejercicio" de la voluntad general-, Marx se remite a su "esencia", su "naturaleza verdadera".Pero hay otras diferencias,ademâsde estade enfoque. Una de las diferenciasbâsicasse refierea la separaciônque hace Rousseauentre "cuerpo politico" y "miembros". Esta separaciôn,verdadera "alienaciôn" desde la perspectivade Marx, nos aproxima mâs al Leviatân de Hobbes,que a la "democracia real o verdadera" de Marx. Como seflala Rousseau,el mismo "acto de soberania", basado en el *'pacto social", es un "convenioentre el cuerpo y cadauno de susmiembros" (32). Es propio de toda convenciôno contrato el de ser un acto entre diferentespersonas,diferentes voluntades.Rousseauva incluso mâs allâ, al sostenerque "el pacto social confiere al cuerpo politico un poder absoluto sobre todos susmiembros,y es estemismo poder el que, dirigido por la voluntad general,lleva,como he dicho, el nombre de soberania"(33). En consecuencia, el "soberano",es un "poder absoluto", dirigido por la "voluntad general",incluso, si fuere preciso, en contra de los "miembros" del "cuerpo politico". De tal forma que no sôlo los miembrosde la sociedad pueden llegar a dejar de serel cuerpo soberano,sino que, de hecho, pueden llegar a transformarseen 'Ifctimas" del poder soberano,el que es "totalmente absoluto,totalmente
(31) J.J. Rousseau.The socialcontract. (St. Martin'sPress,New York, 1964), p. 69. (32) Ibid. p. 7 7 . ( 3 3 ) I b i d .p . 7 a .
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sagrado,totalmente inviolable" (34). En este sentido podemos hablar no sôlo de "separaciôn" entre el cuerpo politico y sus miembros, sino incluso con mayor propiedad de una virtual "oposiciôn" entre los mismos, tal que "quienquiera rehuseobedecera la voluntad general,serâobligadoa obedecer por el cuerpo total, lo que significasimplementeque serâ forzadoa serlibre" (35). Es asi como, dentro de estemomento Hobbesiano,no sôlo 'Voluntad particular", y se oponen la "voluntad general"a la al "interés comtln" al "interés privado", sino también los "sribditos" al "soberano" de hecho Rousseause referirâ a la "relaciôn de sujeto a soberano"(36). El mismo concepto 'loluntad general" ("cuerpo politico", de Rousseaude la "cuerpo total", "ser colectivo") es fundamentalmentedistinto a aquel de Marx de las "personasconcretas"en su "existencia humana" real. Detrâs de estasdiferencias,estâ la distinciôn fundamental entre "ciudadanos" (repitblica)y "pueblo" (democracia),en la que aquellosaparecencomo una abstracciônde éste. La separaciônentre "soberano" y "pueblo" se hace aitn mâs evidente en relaciôn al concepto de Rousseaude poder ejecutivo, "que no puede pertenecera la generalidaddel pueblo como legisladoro soberano" (37). De hecho, el mismo gobierno aparececomo una "persona ficticia", un "cuerpo intermedio establecidoentre sribditosy soberano" (38). Este ôrgano, "recibe del soberano las ôrdenes que transmite al pueblo" (39). En consecuencia,el rinico âmbito en que el pueblo es realmente soberano,y no puede caberduda algunaa esterespecto, es aquel de la legislatura:"hemos visto que el poder legislativo pertenecey sôlo puede perteneceral pueblo" (40). Es en esta esfera,y sôlo en estaesfera,siquiendoa Rousseau, en que la soberaniaefectivamenteno se puede enajenar,ni admite representaciôn.En el âmbito de la legislatura la voluntad popular es la voluntad suprema,contra la que ninguna otra fuerza puede actuar: "el pueblo, desdeque debe
(34) Ibid.p.77 (3s) Ibid.p. 64 ( 3 6 ) I b i d .p . 6 3 . ( 3 7 )I b i d .p . 1 0 1 . ( 3 8 )I b i d .p . 1 0 2 ( 3 9 ) I b i d .p . 1 0 3 . ( 4 0 ) I b i d .p . 1 0 1 .
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sujeciôna las leyes,debeserel autor de lasmismas"(41). Hasta aqui, y gf, relaciôn a Rousseau,hemos esbozadola diferencia entre la "forrna democrâtica" de la soberaniapopular, y la "forma republicana" de la misma, representadas por Marx y por Rosseau,respectivamente.La primera de estas es radicalmentediferente a la segundadesdeque supera las "abstracciones"contenidasen la nociôn republicana.Filosôficamente,esto es, desdeel punto de vista de la "naturaleza verdadera" de las cosas,no hacia gran diferencia para Marx que un principio "republicano" o uno de tipo "monârquico", estuvieraen discusiôn.Ello, en razôn de que ambos se ubican en el mundo politico "abstracto". Es asi como Marx seflalaque "la repirblicaes la democraciadentro de la forma abstractadel estado.En consecuencia,la repriblicaes la forma politica abstractade la democracia"(42). Este no es el caso del sistemademocrâtico,en el que "el estadoabstracto ha dejado de ser el momento dominante. El conflicto entre monarquia y repirblica permanececomo un conflicto en el marco del estado abstracto" (43). En otras palabras,el conflicto entre Hegel y Rousseau,por ponerlo de algunamanera, es todavia un conflicto al interior del estadopolitico abstracto. En todo caso, es evidente que Rousseautenia poderosas reservasrespecto de la democraciamisma: "si hubiera una naciôn formada por Dioses,se gobernarfademocrâticamente. Un gobierno tan perfecto no estâ al alcance de los hombres" (44). Como sabemos,la forma de gobierno preferida por Rousseauera la de una "aristocraciaelectiva" (45), y el estado democrâtico sôlo lo veia posible para "paises pequeflos y pobres" (46). En relaciôn a su propia nociôn de "democracia real o verdadera", muy diferente de la de Marx por cierto, Rousseauseflalaque "en el sentido estricto del término, nunca ha existido una democraciaverdadera,y nunca va a existir. Es contrario al orden natural que el mayor nûmero gobierney el menor seagobernado"(47). Si la democraciaes sôlo para los Dioses,o para los paises pobres y pequeflos,es evidente que la nociôn de soberania
( 4 1 ) I b i d .p . 8 3 . (42) 'Critique of Hegel's. . ." (op. cit.) p. 89. (43) Ibid. p. 89. (44) "The socialcontract",op. cit. p. 114. ( 4 s ) I b i d .p . 1 1 4 . ( 4 6 ) I b i d .p . 1 2 s . (47) lbid. p. 112.
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popular de Rousseause aproxima mâs a la idea republicana que a la idea democrâtica.Ni los principios monârquicos de Hegel, ni los republicanosde Rousseau.de acuerdo a Marx, resuelvenen términosreales,y no sôlo en apariencia,el principal problema del estadomoderno: el divorcio entre sociedad civil y existenciapolitica. Sôlo una nociôn democrâtica de soberanfapopular, basadaen las personasconcretas y su existenciahumana particular, es capaz de superareste divorcio radical: "En la democracia,el principio formal es a la vez el principio material.Por estarazôn es la primera verdaderaunidad de lo particulary lo universal.Tanto en la monarquia . como en la repi.rblica. . . el hombre politico conduce su existenciaparticular al lado del hombre no politico, el ciudadanoprivado" (48). Representaciôny sufragio universal Habiendoya establecidoque en un estadoverdaderamente democrâtico es el pueblo el soberano,aûn se hace necesario descubrirlas contradiccionesbâsicasdel sistemarepresentativo, dentro del estado moderno. Si a través de la discusiôn sobre la monarquia fué que Marx llegô a su nociôn de soberania popular, en su forma democrâtica,es en relaciôn a la legislatura que desarrollarâsus objeciones mâs importantes al sistemarepresentativo. que es el poder de deDe acuerdoa Hegel, la legislatura, terminary establecer1o universal,la totalidad del estadopolitico, estâ compuestapor el monarca,a quien pertenecela "ûltima decisiônde la voluntad", el ejecutivo,como "cuerpo asesor",y los estados,en cuanto "ûltimo momento" de la legislatura.Es justamenteen relaciôna este"ûltimo momento", que la discusiônsobrela representaciônaparece.Las dos seccionesque integranlos estados,son la claseagricolay la clasecomercial.Mientras que los primerosparticipan en la lsgislatura por derecho propio, los segundos1o hacen a través de sus delegados.Los "sôlidos principios" en que se basala clase agricola (familia, tierra, primogenitura), la hacen suficientemente independientecomo para participar por si misma en la legislatura:"esta clasees particularmenteapropiada para una posiciôn politica de significaciôn,en el sentido de que su fortuna es igualmenteindependientetanto de la fortuna del estado,como de la inseguridadde la industria, de la sed de ganancia,y cualquier tipo de fluctuaciôn de la riqtteza" (49).
(48) "Critiqueof Hegel's " , o p . c i t .p . 8 8 . (49) Ibid.p. 140.
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Esta no es la situaciônde la clasecomercial,que carecede la "independencia"de la anterior: "la segundasecciônde los estadoscomprendeel elementofluctuantede la sociedadcivil. Este elemento sôlo puede entrar en politica a travésde sus delegados"(50). De tal maneraque por la naturalezade la actividadde estaclase,que necesariamente conllevael apego a interesesparticulares,asi como por la multiplicidadde su miembros y su carenciade independencia, esta secciôn estâ impedidade participardirectamenteen la vida politica. Deben "entrar" en la politica a travésde la elecciônde "delegados",para cumplir con la funciôn que por si mismosno pueden realizar. Hegel aflade que estos delegadosno representana la sociedad civil como tal, sino a las corporacionesen las que la sociedadse organiza: "a veceslos delegadosson considerapero sôlo son representantes dos 'representantes', en un sentido orgânico y racional si se constituyen en representantes no de individuoso de un conjunto de individuos,sino de una de las esferasesencialesde la sociedady de sus grandesintereses"(51). De tal maneraque dentro de esteconceptoorgânico del estado,son las corporacionesmâs que la sociedad civil en cuanto tal, las que son representadas en la legislatura: "en consideraciôna la naturaleza de la sociedadcivil, sus delegadosson los delegadosde las variascorporaciones. ." (52). De acuerdo a Hegel, la sociedadcivil es un "campo de batalla",por lo que es inconcebible,en virtud de su concepciôn orgânica del estado,una representaciônde algo que no es otra que una "aglomeraciônde âtomos". Este es su concepto acerca de la "naturalezade la sociedadcivil"; una nociôn Hobbesianade un estadode guerrade todos contra todos (bellum omnium contra omnes). Esta es también la raz6n por la cual Hegel sospechade cualquieraparticipaciôn directa de la "masa informe" en la esferapolitica, medianteelecciones directas:"la ideade elecciones libres y universalesdeja esta importante consideraciôn (representaciônorgânica) a merced del azar" (53). La sociedadcivil, en cuanto tal, carecede la cualidad para participar en el sistemapolitico. En si misma, es enteramente "no politica", y el rinico interésde sus miembros es el de satisfacersus interesesparticulares,sin mayor preocupaciôn por el interésuniversal,que es de la competenciade la le-
( 5 0 ) I b i d .p . 1 8 0 . ( s 1 ) I b i d .p . i 9 7 . ( s 2 ) I b i d .p . 1 9 6 . ( 5 3 ) I b i d .p . 1 9 7 .
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gislatura. Es asi como la idea del sufragiopopular se hace inpensable,pues "se llega necesariamentea la indiferencia, en consideraciôna que cada voto, no teniendomâs que un efecto insignificante en el conjunto, hace que muchos que poseenel,derechode votar no acudana las elecciones.. . y partido; es decir, del interésparticular,contingente,al que se trataba de neutralizar" (54). Sostenerque todos, como individuos, debierandeliberary decidir en materiaspoliticas de interés general,"es equivalentea una proposiciôn de colocar el elemento democrâtico sin forma racional algunaen el organismodel estado"(55). Debemosrecordar que la soberaniapopular, en su "forma democrâtica", no tenia sentido frente "a la Idea del estado en su desarrollototal", de acuerdoa Hegel.Algo similar ocurre aqui en relaciôn al sufragio popular, que es equivalente "a una proposiciôn de colocar el elemento democrâticosin forma racional alguna en el organismodel estado", como hemos sefralado.De esta forma, la "irracionalidad" de la democracia es opuesta a la "racionalidad" de la nociôn orgânica del estado. No sôlo la sociedadcivil, en cuanto tal, es incapazde desarrollar una funciôn politica, ya sea eligiendo a sus representanteso directamentea través del sufragiouniversal,sino que los propios delegados,que son elegidospor las corporaciones en las que la sociedadse organiza,no representana los interesesparticulares propios de la sociedad civil. Mâs bien representanel interés universalpropio de la legislatura: "como la delegaciônse realiza a los fines de discutir y resolver los asuntos generales,significa que la confianzadesigna para ese papel a individuos que comprenden mejor esos asuntos que los mandantes,como también que deben hacer valer no el interésparticular de una comuna o de una corporaciôn, contra el interés comûn, sino esencialmentea este interés. La situaciôn de los mismos no consiste,pues, en ser mandatarioscomisionadoso con instrucciones ." (56). De tal manera que llegamosa la pradoja de que los electores, al designara sus "representantes",deberân servir el interés a los del "todo", mâs que el propio interés: "debe asegurarse electoresque susdelegados velarânpor el interésgeneral"(57). Habiéndonosya referido al concepto de soberaniapopular en Marx, no es dificil imaginar cuâl serâ su reacciônfrente a
(54) "Critlca de la filosofia . . ." op. cit. p. 158. ( 5 5 ) " C r i t i q u e o f H e g e l ' s. . . " o p . c i t . 1 8 5 . (56) "Critica de la filosofia . . .", op. cit. p. 152. ( 5 7 ) " C r i t i q u e o f H e g e l ' s . .. " o p . c i t . P . 1 9 5 .
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este sistemapeculiar de "representaciôn".Richard Hunt nos sefralaque Marx "no se opuso a la representaciôncomo tal, sino sôlo a la representaciôn de propietarios"(58), de lo que se colige que Marx no se habria opuestoa la verdaderarepresentaciônde ciudadanos.Sô1ohabriarechazadoel sistemade representaciônde "estados"; esto es, reducida a las secciones agricola y comercial.Afrade el autor, que Marx no compartia con Rousseaula "aversiôn" de esteriltimo a la representaciôn politica.Pretendemos demostraren laslfneassiguientes, en contradicciôna 1oque sugiereHunt, que Marx si seopuso a la "representaciôncomo tal". Aunque estimô que el verdadero sistemade representaciôn, basadoen ciudadanosy no en propietarios, era efectivamenteun "paso adelante", si cuestionô el principio de representaciôn"en cuanto tal". No en términospoliticos,puesen estesentidoera un progreso,pero si en términos filosôficos (en consideraciôna su "naLuraleza verdadera"),pues cualquieraseael grado de perfecciônde un sistemarepresentativo,sôlo constituye una soluciôn "en apariencia"; una soluciôn que en todo caso es propia de la lôgica del estado politico moderno, estado que presuponela separaciônde la vida politica y la sociedadcivil. La primera objeciôn de Marx al sistema"representativo" de Hegel,es que en verdad ni siquierase trata de un verdadero sistemarepresentativo.Esta "ilusiôn" de representaciôn, estâ basadaen una doble contradicciôn,que debe ser descubierta. De un lado, hay una contradicciôn "formal", en cuanto a que los representantes, debiendo ser delegados,en verdad no lo son. De acuerdo a esto, "los delegadosde la sociedadcivil son una sociedadque no estâ relacionadacon los mandantes, en forma de 'instrucciones'o de mandato. Son formalmente comisionados,pero desde que son reales, no sonya comisionados. y no lo son" (59). Debenserdelegados Del otro lado, hay contradicciôn "material", pues "son comisionados como representantesde los asuntos generales, pero en realidad representanasuntosparticulares" (60). En otras palabras,los degadosno necesitanrespondera sus mandantes,sino mâs bien al "todo". De esta manera,la sociedad civil no sôlo estâ enajenadarespectode la estructura politica, sino también en relaciôna suspropios delegados.De hecho, la rinica existenciapolitica de la sociedadcivil estâdada por el acto rinico de elegir a sus delegados.Una vez que éstoshan sido elegidos,dejan de ser "representantes"y la sociedad civil vuelve a su condiciôn de cuerpo "no politico".
(58) Richard Hunt. op. cit. p. 41. (59) "Critica de la filosofia . . ." op. cit. p. 153. ( 6 0 ) I b i d . p . 1 s3 .
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Dicha elecciôn,por lo tanto, no es mâs que un "acto sensacional,un momento de éxtasisde la sociedadpolitica" (61). Es claro entoncesque, para Marx, el sistemade representaciôn de estadosno correspondepara nada a un verdaderosisPero entonces,la preguntaque surgees: tema representativo. en un verdadero sistemade representaciôn, ocurre con i,que que los delegadoshan sido comisionados,en virtud de un mandato, por la sociedadpara representarla?Ya hemos dicho que. segûn Hunt, Marx no se habria opuesto a la rebasada presentaciôncomo ta1, sino sôlo a la representaciôn en la propiedad. Segrinveremos,también se opuso a un sistema representativo"perfeccionado",a una representaciôn "como tal". Ya en Diciembrede 1842, como periodistadel R.2., Marx habia manifestadosus reservassobreel principio de representaciôn: "en general,ser representadoes algo pasivo:sôlo lo que es material, sin vida, incapazde descansarsobre sf misrequierede representaciôn. . . la representaciônno mo debe ser concebidacomo la representaciônde algo distinto a las personasmismas. Debe ser concebida como la autorepresentaciôn(el subrayadoes de Marx) del pueblo . . . la no puede ser vista como una concesiôna la representaciôn a la impotencia,sino mas bien como la indefensa, debilidad propia la de fuerzasuprema"(62). vitalidad "en Marx se oponia a la representaciÔn alturas Si a esas general", en la critica a Hegelsostendrâque las contradiccioque son las contradicciones nes del sistemarepresentativo. en la misma naturaencontrarse han de moderno, del estado y "equivocado" el en sistema no sôlo sistema, leza de dicho (no-representativo) de Hegel. Sobre la diferenciaentre la y la constituciônbasadaen los constituciôn representativa es "la constituciônrepresentativa estados.Marx nos sefrala: y pues disabierta, lôgica sin es la expresiôn un gran avance, torsionesde la situaciôndel estadomoderno. Es una conel interés tradicciôn indisimulada" (63). En consecuencia, precisamente por radica el sistema representativo de Marx en descubrir sus contradiccionesnaturales,con el objeto de facilitar el desarrollode una nuevasintesisque pueda superar entrevida politica y sociedadcivil. la separaciôn No puedenexistir dudaspues de que un sistemade representaciônde ciudadanoses superior a un sistemade representaciôn de propietarios.Pero con la misma claridaddebe sostenerseque aquél es sôlo una soluciôn aparenteal divorcio
( 6 1 ) " C r i t i q u e o f H e g e l ' s. . . " o p . c i t . p . 1 8 1 . ( 6 2 ) L a i v r e n c ea n d W i s h a r t . o p . c i t . p . 3 0 6 . ( 6 3 ) " C r i t i q u e o f H e g e l ' s. . . " o p . c i t . p . 1 4 1 .
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cntre existenciapolitica y sociedadcivil. En una carta a su amigo Arnold Ruge, en Septiembrede 1843, Marx seflala que "este problema (la distinciôn entre la representaciôn tle ciudadanosy de propietarios)sôlo expresaal nivelpolitico la distinciôn entre el gobierno de personas(el que Marx no se opone, de acuerdoa Hunt) y el gobierno de la propiedad privada . . . Al demostrarla superiodaddel sistema representativosobrc e1 sistemaestadual,él (el critico) va a obtener la adhesiônprâctrcade un partido. Al elevarel sistema representativo desdesu forma politica a un nivel generai, y al demostrarel significadoverdaderoque subyaceen (a ir mâs allâ éste. forzarâ a este partido a transcenderse -pues y su victoria de si misrno del sistemarepresentativo) es tambiénsu derrota'.(64). es suEs claro pues que, aunqueel sistemarepresentativo perior al sistemaestadual,el interésriltimo de Marx no radica en el sistemarepresentativomismo, sino en "el significado verdaderoque subyaceen éste". Al descubrirel "signifies posiblecuescado verdadero"del sistemarepresentativo, tionar al sistemarepresentativo"como tal". En principios, y ba.io el estado moderno. este sistemaes contradictorio en si mismo,sin que pttedaimportar lo "perfecto" que pueda llegara ser. Sô1ocuando el estadose transformeen "el cuerpo y la sangrede susconciudadanos"(65).. y el pueblo sea "lo verdaderamente determinante"(66), ningunode los cuapodrâ la sociedad les esposiblebajo el sistemarepresentativo, recuperarsu existenciapolitica auténtica. l,Perosi no es a travésdel sistemarepresentativo,cômo podrâ la sociedadrecuperarsu existenciapolitica? Recordaremos que una vez que Hegel hubo desechadola posibilidad de que "todos en cuanto individuos" pudieran participar en las deliberacionesy decisionesen materias politicas de interés general (lo que seria "irracional" desde su perspectiva orgânica),optô en cambio por un sistemade repreDe tal maneraque el dilema sentaciôna travésde delegados. para Hegel era si la participaciôn en la cstructura politica debia tener lugar por parte de "todos en cuantoindividuos", o bien mediante"delegados".ParaMarx. en cambio,esteno es el dilema: " el problemade sabersi la sociedadcivil debe participar en el poder legislativo,ya sea por intermedio de delegados,o por la participacrôndirecta de 'todos individualmente'es un Droblemaen el interior de la abstracciôn
(64) Kul Marx. Letters from the Franco-German Yearbooks. (In Quintin Hoare, op. cit.)p. 208. ( 6 5 ) R i c h a r dH u n t . o p . c i t . p . 4 1 . ( 6 6 ) " C r i t i q u e o f H e g e l ' s. . . " o p . c i t . p . 1 9 2 .
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del Estado politico o en el interior del' Estado politico abstracto;esun problemapolitico abstracto"(61). E-n la opiniôn de Marx, la sociedadcivil deberia deliberar y decidir sobreestasmaterias"como tal". Ni "todos en cuanto individuos", ni a travésde "delegados",sino como cuerpo social. El problema para la sociedadcivil no es el de ser representada"por", o el de participar "en", sino el de llegar a "ser" una sociedadpolitica, recuperandoasi su existencia auténtica. De hecho, el que todos en cuanto individuos aspiren a participar en la legislatura,"no significaotra cosaque la voluntad de todos de ser miembrosreales(miembrosactivos) del Estado, o de darseuna existenciapolitica, o de demostrar y realizar su existencia,como existenciapolitica . Que la sociedadcivil penetre, pues, en masa y si es posible fntegramenteen el poder legislativo,que la sociedad civil real quiera sustituir a la sociedadcivil ficticia del poder legislativo,no es otra cosa que la tendenciade la sociedadci vil a darseuna existenciapolitica o a hacer de la existencia politica su existenciareal" (68). De tal manera que el problema de la cantidad ("pocos", "muchos", "todos"), adquiere una importancia cualitativa, pues implica "el cuestionamientodel principio de representaciôn desdegu propio interior" (69). Una vez que la sociedad civil devieneen la "sociedadpolftica real", la legislaturadeja de ser importante como cuerpo representativo. Pero entonces,icômo es posible transformara la sociedad civil en la "sociedadpolitica real"? Habiéndoseya opuestoal principio de representaciôn,Marx seflalaque es a travésdel "sufragio universal" que la sociedadpuede recuperarsu existencia politica auténtica: "se trata de la extensiôn y la generalizaciônamplia del voto; tanto del sufragio activo como pasivo" (70). Esta proposiciôn,que puedeparecerhastaingenua, tomada dentro de su contexto histôrico,y desdeel punto de vista filosôfico, llegaa ser bastantecrucial.En la Alemania de 1843, esta afirmaciôn aparececomo bastanteradical. Pero no fué en un sentido politico o de contexto histôrico que Marx entendiô esta proposiciôn,sino filosôfico: "considerar el voto sôlo en relaciôn al poder de la corona o del ejecutivo, es faltar a su sentidofilosôfico, en cuanto a su naturaleza particular" (71). En definitiva, el interés de Marx no
(67) 'Crftica de la filosoffa. . ." op.cit. p. 145. (68) Ibid.p. 147. (69) 'Critiqueof Hegel's. . ." op. cit. p. 189. ( 7 0 ) I b i d .p . 1 9 1 . ( 7 1 ) I b i d .p . 1 9 1 .
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radica en el voto mismo, sino en el significadoy las consecuenciasde su extensiônuniversal,dentro de una sociedad determinada.Asi como su interésresidia en el "significado verdadero"del sistemarepresentativo, mâs que en el sistema mismo, asi también su interésestabadado por la "naturaleza parTicular"del sufragiouniversal,mâs que en voto mismo: "La elecciônes la relaciônreal de la sociedadcivil real con la sociedadcivil del poder legislativo,en el elementorepresentativo.La elecciônes la relaciôninmediata,directa,la relaciônque no representa solamente,sino que es,de la sociedadcivil con el Estadopolitico. Es evidentepues,que la elecciônconstituye el principal interéspolitico de la verdadera sociedadcivil. Sôlo en la elecciônabsoluta,tanto activa como pasiva,la sociedadcivil llega realmente a la abstracciônde si misma, a la existenciapolftica como su existencia esencial,verdaderay general.Pero la terminaciôn de estaabstracciônesalavez la supresiôn(aufhebung) de la abstracciôn.Por el hecho de que la sociedadcivil ha formulado realmente su existenciapolitica como su existencia verdadera,al mismo tiempo tiene que plantear su existenciacivil, en su diferenciacon su existenciapolitica, como inesencial.Y la desapariciônde una de las partesseparadasentrafla la desapariciônde la otra, su contraria.La reforma electoral es por consiguiente,en el interior del Estado politico abstracto,el pedido de su disoluciôn,tanto como el de la disoluciônde la sociedadcivil" (J2). En otras palabras: - El interés de Marx radica en la " naturaleza p articular" del sufragiouniversalmâs que en el significadopolitico del voto; Lo que expresala naturalezaverdaderadel voto es la relaciôn también verdaderaentre la "sociedadcivil real" y la "sociedad civil ficticia de la legislatura":es decir, expresala verdadera situaciôn del estado representativomoderno, cuya caracteristicàprincipal es el divorcio entre vida polftica y sociedadcivil; - Con la extensiôn generalizadadel sufragiouniversal,la sociedadcivil se elevaa si misma hasta el punto de "abstracciôn de si misma". En otras palabras,deja de ser "no politica", que es su condiciôndentro del estadopolitico moderno. En consecuencia,alcanzasu existenciaverdadera,su existencia politica. La sociedadcivil, habiendodejadode ser "no po-
(72) "Critica de la filosofia
" o p .c i t .p . 1 5 0 .
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litica". deja también de ser sociedad"civil", como distinta de la sociedad"politica"; Fluye de lo anterior que el "estado representativomoderno" es sustituido por la "democracia real o verdadera", de forma tal que el divorcio entre existenciapolitica y sociedad civil quedaresueltoen términosrealesy no sôlo en apariencia. Volviendo a Rousseau,es evidenteque existen grandes Resemejanzascon las ideasde Marx sobrela representaciôn. no habria comparque, Marx a Hunt, de acuerdo cordaremos tido con Rousseaula "aversiôn"de ésteûltimo a la representaciôn. Sostenemosque Marx no sôlo compartiôla aversiôn sino que incluso fué mâs de Rousseaua la representaciôn, representativo. que al sistema éste en su critica allâ "la idea de la representaciônes a Rousseau, De acuerdo gobierno feudal, de ese del Nos viene moderna. una idea que humana y la raza a degrada e inicuo sistema absurdo y hasta en las monarrepitblicas En las deshonraal hombre. quias de la antigûedad,el pueblo nunca tuvo representantes; la palabramisma era desconocida"(73). Aunque tanto Marx como Rousseause refirieron a la representaciôndesdeperspectivas distintas, ambos se opusierondecididamentea ella. Mientras que Rousseause opuso a una instituciôn de origen "feudal", desde el punto de vista "republicano", Marx se opuso al "estadorepresentativomoderno", desdeel punto de vista de la "democracia real o verdadera".Pero éste fué incluso mâs allâ que aquél, en cuanto excluyô, en definitiva, toda forma de representaciôn.lo que no es el caso con Rousseau. Aunque el pensadorfrancéssi se opuso al principio de representaciôn,considerô, sin embargo, algunasexcepciones. En principio Rousseauestimô que la representaciônera inconcebibledesdeel punto de vista de las ideasrepublicanas: "desde el momento en que un pueblo elige representantes, deja de ser libre: deja de tener existencia" (74). Aflade el autor, que "la soberaniano admite representaciônpor la misma raz6n que no puede ser enajenada;su esenciaes la voluntad general, y la voluntad no puede ser representada -o bien es la voluntad generalo es algo distinto; no hay posibilidad intermedia. En consecuencialos delegadosdel son mepueblo no son y no podrfan ser susrepresentantes; ramente sus agentes;y no pueden decidir nada definitivo" (75).
( 7 3 ) " T h e s o c i a lc o n t r a c t " o p . c i t . p . 1 4 1 . ( 7 4 ) ' C t i t i q u e o f H e g e l ' s. . o p . c i t . p . 1 4 3 (7s) Ibid.p. 141.
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Dijimos anteriormente que el apoyo aparentementeincondicinal y total de Rousseaua la soberaniapopular, finalmente se extendfa sôlo al âmbito de la legislatura.Pueslo mismo ocurre en relaciôn a la representaciôn.De acuerdo a Rousseau,"desde que la ley no es mâs que una declaraciôn de la voluntad general,es claro que no puedehaber representaciôn en el poder legislativo;pero puede y debe haber representaciônen el poder ejecutivo,que no es otra cosa que el instrumentoparaaplicarla ley" (76). Esta representaciônen el âmbito del poder ejecutivo es inconcebiblepara Marx. Ciertamenteque la nociôn de Rousseaudel ejecutivo es radicalmentediferente de la burocracia de Hegel (la "clase universal"), aproximândosemâs a los principios republicanos,en virtud de los cuales"quienes detentanel poder ejecutivono son los amos del pueblo sino sus agentes. . . el pueblo puede elegirlosy removerlosindistintamente" (71). ParaMarx, en cambio,admitir estarepresentaciônen el âmbito del ejecutivo,ya seabajo una monarquia o una repirblica,seriaequivalentea estableceruna forma de enajenaciônpolitica. En verdad,de algunamaneraMarx le atribuia al ejecutivo una importancia incluso mayor que al legislador,lo que contrasta claramentecon Rousseau:"ines una meta mucho trfnsecamente,el poder ejecutivo mâs apropiada para el pueblo que la legislatura,que corresponde mâs bien a la funciôn metafisicadel estado" (78). Al criticar la nociôn de burocracia de Hegel, a propôsito de la discusiôn sobre el poder ejecutivo, Marx seflalaclaramente la gran importancia que le atribuye a este poder: "pertenece al pueblo mucho rnâs que el poder legislativo"(79). De tal maneraque no sôlo Marx compartiô con Rousseaula aversiÔn en oposiciôna lo que sefrade ésteriltimo a la representaciôn, que mâs allâ, desdeque ni siquiera fué incluso la Hunt, sino principio partidario de representaciôn,en lo del se mostrô que se refiere al ejecutivo. De hecho, una de las preocupacionescentralesde Marx fué la de "desprofesionalizar"el ejecutivo. Lo queria mâs accequibleal pueblo. Desdeque éstepoder del estadoes la propiedad"de todo el pueblo", debieraquedaren lasmanos del pueblo. Marx generalmentesospechôde los "expertos", ya seaa nivel de la burocracia,o en cualquierotro âmbito del estado. Mâs que admirar a los funcionarios ptiblicos por su
(76) rbid.p. r42. ( 1 7 ) r b i d .p . 1 4 6 . (78) Ibid.p. 190. (79) 'Critica de la filosofia. . ." op. cit. p. 69
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"conocimiento", como lo hiciera Hegel, o al legisladorpor su "inteligencia superior", como lo hiciera Rousseau,Marx transforma al "zapatero" en el personajecentral de su critica a Hegel. De alguna manera,en lo relativo a esta materia, su visiôn se acercababastante a la Atenas de Pericles,en el siglo V a.c. Hunt seflala correctamenteque Marx "enfatizô la necesidadde una democratizaciônamplia del poder ejecutivo, y no solamenteen el nivel alto, sino a todo nivel y en todos los departamentos"(80). A su vez, esto conduciria a la disoluciôn de la burocracia,a la eliminaciôn de la "profesiôn" de gobernar. Es asi como el ejecutivo "deja de existir como una instituciôn separada,establecidasobre la (81). sociedad,y manejadapor profesionales" Conclusiôn Al concluir estaslineas,pudieraparecerque no hemosido muy lejos en la discusuônsobre la nociôn de democraciaen el joven Marx. Como si el conceptode democraciaa que hemos hecho referencia carecierade un contenido real. De alguna manera, es el problema de consideraral joven Marx sin el Marx adulto. El Marx anterior a su encuentro con Engels en Paris, anterior a los estudiossobre la economia politica, anterior a los escritoseconômicosy filosôficos.En definitiva, Marx antesdel "Marxismo". Despuésde todo, lo que Marx ha logrado, tras proponersedesarrollar"una idea totalmente desarrolladade la democracia",es afirmar que el pueblo es el cuerpo soberano,que es a travésde la extensiôngeneralizaday amplia del sufragio universal que la sociedad civil puede recuperar su existenciapolitica, y que el sistema representativoexpresa las contradiccionespropias del estado moderno. También nos ha seflaladoque la monarquia y la repûblica sôlo resuelvenen apariencialo que constituye el problema fundamental del estado representativomoderno: la separaciônentre vida politica y sociedadcivil. Como aldeternativa,ha sefraladoque sôlo un estadoverdaderamente mocrâtico puede superar este divorcio radical, en términos realesy no sôlo en apariencia. Buena parte de esto puedeser explicadopor el tipo de trabajo filosôfico que Marx y suscontemporâneosrealizaronen esosafros.Despuésde todo, la "filosofia critica" apunta precisamente a descubrir "contradicciones internas" -en este caso, del estado representativomoderno. También debemos situarnosen el contexto histôrico. La necesidadde "transfor-
(80) Richud Hunt, op. cit., p. 80. ( 8 1 )I b i d .p . 8 1 .
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mar la condiciôn sacray misteriosadel estado(Prusiano)en un ente abierto y secular,pertenecientea todos y accequible a todos" (82), fué una de las preocupacionescentrales del joven Marx. En algirn sentido, hastapudiera llegara decirseque el concepto de democraciaexpuesto por Marx, es un concepto "vacio", al menos en relaciôn al desarrollo posterior del pensamientode Marx. A estas alturas, es el "pueblo" en general, y no el "proletariado" en particular, lo 'trerdaderamentedeterminante" para Marx: es el "sufragio universal" y no la "revoluciôn", lo que constituyeel "interéspolitico fundamental", de la sociedadcivil; es la "democracia real o verdadera" y no el "comunismo", la "sintesis superior" que transciendetanto a la sociedadcivil como al estadopolitico; es la "existenciapolitica" de la que la sociedad civil ha sido privada bajo el estadomoderno, y no la "existenciasocial" de la que el proletariadoha sido privado bajo el capitalismo, lo que debe ser recuperadopor el cuerpo social. No obstante,el sistemaexpuesto por Marx en su crftica de la filosofia del estado de Hegel, es perfectamente consistentecon su evoluciôn posterior. lNo son acasolos proletarios, las "personas concretas" en su "existencia humana" real, al interior de un sistemade tipo capitalista?; ôacasoel sufragio universalno dice relaciôn,a estasalturas, con la necesidadde ganar "la batalla por la democracia",a la que tanto Marx como Engels se refieren mâs tarde en el Manifiesto Comunista?; ino es acaso la "democraciareal o verdadera"una denominaciôntempranadel "comunismo" o, para ponerlo en las palabrasde Engels,'no es cierto acaso cuando digo que en estos dias la democraciaes el comunismo' (83)."? En sintesis,lserâ posiblepara el proletariado recuperar su "existenciasocial" sin que previamentela sociedad civil haya recuperadosu "existenciapolitica"?
( 8 2 ) I b i d .p . 4 1 . (83) Dirk I. (ed.) Birth of the Communist Manifesto. lnternational Publishers. N e r vY o r , 1 9 7 5 p . .53.
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DE CLASE MARXISMOY REDUCCIONISMO
Frank Cunningham Universidadde Toronto
Entre las intuiciones de Marx se cuenta la de que la comprensiôn y el compromiso en la lucha de clasesson decisivos para interpretar y hacer la historia, y aquella segrn la cual la estructura econômicade clase de una sociedad no es tan solo una mâs de suspartescomponentes,aislable de las otras,sino que afectaa todos los aspectosde la sociedad:sus institucionespoliticas, su cultura, la psicologia social de sus miembros, etc. No se desprendeempero de tales intuiciones (como Engels se vio en la necesidadde seflalar (1) ni que las luchas y estructurasde clase sean los irnicos rasgospropios de una sociedadni que seanlos ûnicos importantes. Sin embargo, el reduccionistade clase extrae precisamenteesas conclusiones.Tal como yo entiendo el término, el reduccionismode claseconsisteya sea en el postulado uni-causalde que todo lo que es importante en una sociedades efecto de las prâcticasy relacionesde susprincipales claseseconômicas,o ya sea,de un modo incluso mâs radical, el que cualquiercosa de importancia en la sociedades
de 1890,pâgs.692-3de las (1) Cartade Engelsa J. Bloch, 21 de septiembre Karl Marx and Frederick Engels Selected Works, en un volument,(New 1968). Publishers, York, International
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de algirn modo una forma o aspectomâs o menosevidentede su estructurade clase(2). En este articulo partiré del supuestode que el reduccionismo de claserepresentauna falsa perspectivade la realidad social,con plena concienciadel lamentablehecho de que este supuesto no es de ningirn modo compartido por todos los partidarios del socialismo.Supondrétambién que el reduccionismo de clasees pernicioso,particularmenteen relaciôncon los esfuerzospor conquistary asegurarel desarrollode un socialismo democrâtico. Tengo la impresiôn de que la actitud del reduccionismode clase exacerbael problema de la amexistentes pliaciôn de la demoqacia en los paisessocialistas por el hecho de reforzar un punto de vista que define a la "democracia" en términos de la promociôn paternalistade (supuestos)interesesde clase.En el mundo capitalista,el reduccionismo de claseha contribuido a la hostilidad o a los enfoquesmanipulativosrespectode los movimientosexteriores a las clases,como por ejemplo aquellosque respondena la opresiônde las mujeres,al racismoo a la opresiônnacional. En mi opiniôn, el propio Marx no era reduccionista,aun cuando, al leer un resumende este articulo en el reciente Congreso Mundial de Filosofia, fui duramente atacado por algunos de sus participantes pensando que yo acusabaa Marx de serlo. Sin duda esta critica era en parte reflejo de la prâctica comirn de reemplazarlas discusionespor acusaciones de desviacionismo,pero puede haber sido también una reacciôn frente a la afirmaciôn de que, aunque Marx no ha(2)
Un tratamiento de primer orden del reduccionismo de clase se encuentra en los ensayos de Ernesto Laclau "Fascism and Ideology" y "Towards a Theory of Popuiism", en su libro Politics and ldeology in Marxist Theory (London, Verso, 1979). El siguiente es un ejemplo de acentuado reduccionismo de clase referente a las naciones "lDeberiamos decir, entonces, que la naci6n se define como una comunidâd que posee caracteristicas culturales homogéneasque justifican su autonomia politica?. . . Nos parece mâs bien que la opresi6n nacional deberia ser definida como un aSpectode las relaciones capitalistas de explotaciôn y opresiôn de modo tal que, aunque la lucha nacional conserveenteramente su especificidad, deba ser considerada como una forma de la l u c h a d e c l a s e s .A s i , n a Ô i 6 ny c l a s ed e j a n d e c o n s t i t u i r p r i n c i p i o s d e a n â lisis yuxtapuestos, para integrarse en una problemâtica comûn". En el trabajo de Paul Berlanguer & Céline St. Pierre "Dépendance économique, subordination politique et oppression nationale: le Québec 1960-19'l'7"' Sociologie et Sociétes. Para una critica del reduccionismo en lo que respecta a Quebec, ver Stanley Ryerson "Quebec: Concepts of Class and Nation", en Gary Teeple, ed. Capitalism and the National Question in Canada (Toronto, University of Toronto Press,1972), pags 217'227. Desde una perspectlva ligeramente distinta, ver la critica a Gilles Bourque de Nicole Laurin-Frenette, Production de I'Etat et Formes de la Nation (Montreal, Nouvelle O p t i q u e .1 9 7 8 ) . Acertadas criticas al reduccionismo de clase en lo que respecta a la opresiôn de las mujeres, escritas desde un punto de vista proclive al marxismo, se pueden encontrar en el libro de Michele BaneT llomen's Oppression Today (London. Neu'Left Books. 1980).
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ya sido un reduccionista,sus escritos no contienen empero ningun dispositivo conceptual adecuadopara poner en relaciôn cosastales como el feminismo o el nacionalismocon la lucha de clases.Para alguien que crea que el marxismo constituye un sistemaacabadode pensamiento,el reconocimiento de este problema equivaldria a rcçhazar el marxismo. En cualquier caso, en lo que siguepropongo no una soluciôn a lo que consideroser el problema del reduccionismode clase sino una manerahipotética de considerarde qué modo deberia situar el marxismo el problema. Permitasemediscutir en primer lugar los que considero los tres pincipalestipos de intentos de evitar el reduccionismo de clase; un enfoque tradicional, dentro del cual figura el enfode modo decisivoel modelo "base/superestructura"; que estructuralistay, en tercer lugar, un enfoqueque se centra en los esfuerzospolfticos por darles a los movimientos populares "articulaciones de clase" revolucionarias.El primer tipo de enfoque sitria las relacioneseconômicasde clase en la base de la sociedady las luchas y movimientos politiLuego, invocandoa vecesel comencos en la superestructura. de que la basees determinante en el Engels sentido tario de aducidasdiversasteorias soson "en riltima instancia", solo (o (3)) de determinaciôn, funcionales bre las lineas causales primaria, aunque que es la casualmente base en el sentido de (catactequepa de autonomia una determinadadosis todavfa parte que para forma de la aquello rizada de algrin modo) reacy/o de una determinada capacidad superestructura, "cienciôn de la superestructurasobre su base. Llamaré tffico" a este tipo de enfoque porque, a pesarde susdiferencias, la totalidad de susvariantestienen en comitn el esfuerzo por explicar los hechossocialesen referenciaa regularidades hipotéticas semejantesa leyes. Los trabajos de Gerry Cohen y de John McMurtry constituyen intentos recientesde explicar este punto de vista. También hay que incluir aqui a las feministas socialistas,que introducen en la baseno solo las
(3)
Empleo la palabra "causa" para referirme, en general, a una precondici6n empiricamente necesaria y/o suficiente de un determinado "efecto"' Creo que esta noci6n puede ser refinada de modo de enfrentar con éxito las objeciones a su coherencia y utilidad, como ocurre por ejemplo en la defensa que J.L. Mackie hace de la causalidad considerada'de ese modo en su libro The Cement of the Universe (Oxford, Clarendon press, 1974). Algunos marxistas y otros cientistas socialesemplean el concepto mâs débil de funci6n o, como en el caso de G.A. Cohen (ver mâs abajo), consideran las explicaciones marxistas como irreductiblemente funcionalistas. Creo que constituyen un fracaso estos y otros intentos de evitar el lenguaje y los conceptos causales en lo que yo estimo es su sentido usual. Pero las discusionesde este articulo pueden interpretarse de un modo compatible con la mayor parte de las otras supuestasconcepciones respecto del modo en que diferentes estados o acontecimientos estân relacionados entre si en formas no banales y extra-accidentales.
relacionesproductivassino también las "relacionesde reproducciôn" entre hombresy mujeres(4). Los enfoquesestructuralistas, representados, entre muchos otros, por los de Louis Althusser y Juliet Mitchell (5), sitrian los fenômenos que quedan fuera de las claseseconômicas dentro de estructurasadecuadasa cada uno de ellos, como por ejemplo las estructurasde nacionalidado de sexualidad, y se esfuerzanpor describirtanto las caracteristicas especificas de esasdiversasestructurascomo las interrelacionesgeneralesentre las estructuras.A pesar de la pretensiônde la mayorfa de los estructuralistasmarxistas de estar abocados a una tarea verdaderamentecientifica, yo prefiero considerar estos enfoquescomo un tipo de "ontologia social" (6). Tal como yo la concibo, una ontologia social es, en cierto sentido, una empresapre-explicativay eminentementeclasificatoria. Llna ontologfa social identifica el objeto que ha de ser posteriormenteexplicado y quizâ especificatambién cuâl es el tipo de explicaciônque ha de considerarse satisfactoria. Por cierto, cualquier descripciôn que intervenga en esa identificaciôn presupondrâalgunashipôtesisexplicativas,en la medida en que probablementetodos los términosdescriptivos estân cargadosde teoria, y la activ:dadexplicativabasadaen una ontologfasocialexplicitamentepostuladao presupuestaconduce, de modo regular, a refinamientos,modificacionesy quizâs aI rechazoobjetivo de la ontologfa social que uno postula. Creo, sin embargo,que sostenery defender
(4)
G,A. Cohen, Karl Marx's Theory of History: A Defence (Oxford The Clarendon Press, 1978); John McMurtry, The Structure of Marx's l,lorld-View (Princeton, Princeton University Press, 1978); Lydia Sargent, ed., Ilomen and Revolution (Boston, South End Press, 1981). El primer artfculo de esta antologia (escrito por Heidi Hartmann) articula una versiôn de la concepci6n de los "sistemas duales", y los restantes ensayoslo discuten. Una critica al modelo base/superestructura se encuentra en el articulo de Stuart Hall "Re-Thinking the'Base-and-Superestructure' Metaphor" en John Bloomfield, ed., Class,Hegemony, and Party (London, Lawrence & Wishart, 7 9 ' 7 7 ) ,p a e s .4 3 - 7 2 .
(s) Se discute si acaso Louis
Althusser debe ær clasificado como estructuralista, aun cuando muchos de sus seguidores1o sean,y su famosa primera colecciôn de ensayos, For Marx (London, The Penguin Press, 1969) contenga muchas tendencias estructuralistas. La obra de Juliet Mitchell es inequivocamente estructuralista. Véase su l,l)omen'sEstate (London, Penguin Books, 197 1). E.P. Thompson sostiene que el marxismo estructuralista es endémicamente reduccionista de clase en su libro The Poverty of Theory and Other Essays (New York, Monthly Review Press, 1978): ver por ejemplo pp. 147 ff. Véase también la defensa que Perry Anderson hace de Althusser en contra de Thompson, en Arguments \lithin English Marxism (London, Verso, 1981) y la réplica de Bryan Palmer a Anderson, The Making of E.P. Thompson ( T o r o n t o , N e w H o g t o w n P r e s s ,1 9 8 1 ) .
(6) la frase "ontologia social" en referencia a Marx fue introducida, hasta donde yo sé, por Carold Gould en su libro Marx's Social Ontology (Cambridge, Mass., MIT Press, 1981). También ella, como queda en ciaro en ese libro
JJ
posiciones de ontologfa social y explicacionessocialesson actividadesanaliticamente distintas. Aunque carecede importancia para los fines de este artfculo, creo que es dar pruebas de mucha indulgencia el considerar a los estructuralistas como ontôlogos socialesen vez de cientistassociade haber conseguido les,porque piensoque suspretensiones explicacionesno causalesconstituyen un fracaso.En mi opiniôn, cosastales como las "transformacionesestructurales" vagas o no se refieren, en ûltimo son o desesperadamente término, mâs que a las tradicionalesrelacionescausaleso funcionales. Un problema central para los marxistaspartidariosdel moy también para los marxistas esdelo base/superestructura, tructuralistas,en la medida en que pretenden estar explicando algo, es la definiciôn de términos tales como "primario", "relativamente autônomo" o "dominante" (tal como aparece en la locuciôn "estructuracon dominante") de manera que tengan algrin sentido provechosodesdeel punto de vista de la explicaciôncientifica de 1o social y que permitan al mismo tiempo ubicar a la lucha de clasesen el lugar decisicon ello vo que ellosy yo creemosque ocupa,sin menoscabar su teoria en una direcciôn reduccionistade clase.La convicciôn de que los enfoques"cientificos" del problemano pueden resolverlo, es una de las motivacionesque subyaceal tercer tipo de respuestamarxista a que nos referimos,a sa(pienso, ber, aquél representadopor algunosneo-gramscianos por ejemplo, en los primeros escritospublicados en inglés
y en su articulo "socialism and Democracy", Praxis International Yol. L. No 1 (Abril 1981) pp. 49-63, considera primordialmente al socialismo como un medio para la democracia. La expresi6n "ontologia social" la empleo en este articulo, sin embargo, de un modo mucho menos ambicioso que el que tiene en el libro de Carol Gould. Para ella, la ontologia social guarda relaciôn con "1os elementos constitutivos fundamentales de una teorfa filos6ficamente sistemâtica respecto de la naturaleza de la realidad social" (p.xv). En mi versiôn, una ontologia social incluye meramente la divisiôn heuristica de un objeto de estudio con visitas a orientar la investigaci6n cientifica de lo social para tratar de resolver ciertos problemas. gegirn cierta definici6n de "fundamental", pueden existir elementos constitutiv-osfundamentales de la realidad social; y ta1 vez las ideas filos6ficas y cientificas sobre 1o social que son supuestasy al mismo tiempo suministradaspor las categorias de 1a ontologia social llegarân, con el tiempo y en virtud de.muchoJ asjustes entre ellas, a hacer mâs pr6xima una comprensi6n sistemâtica de la rèalidad social. Pero este articulo tiene un objetivo mâs cercano: El articulo se refiere a un tipo de problema similar al de Milton Fisk en su interesante trabajo sobre "Feminism, Socialism, and Historical Materialism", Praxis International Yol.2, No 2 (iulio 1982), pp. 117 -140. Fisk trata de evi tar el reduccionismo de clase merced a una distinci6n (un tanto opaca) en' tre las "causas estimulantes" y los "marcos" dentro de los cuales operan aquellas. Me siento inclinado a pensar que si se hace la distinciôn entre c â u s a sy m a r c o s , s e e n c o n t r a r â ne n t o n c e sm a r c o s n o e c o n ô m i c o sy m a r c o s d e clase en los diversos dominios problemâticos, y serâ necesario encontrar alguna cualidad que permita distinguir a los marcos econômicos como "primarios".
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de Ernesto Laclau (7)), que llamaré el enfoque "demôcratapragmâtico". Aunque la diferenciaentre estaposiciôn y la estructuralista queda a vecesoscurecidapor la adaptaciônde la terminologia althusserianaque han hecho algunosde susdefensores, ella representade todos modos una desviaciônrespectode los dos enfoques anteriores.Dentro de la postura de Laclau y de otros, los movimientossociales("los movimientosdemocrâticos populares") son tomados, ya sea en cuanto actualmente existehteso en existenciapotencial,cadacual con sus propias y especificasaspiraciones y prâcticas.El problemano reside en explicar de qué modo esos movimientosestân causal o estructuralmenterelacionadoscon las claseseconômicas;residemâs bien en tratar de hacerque los miembros de esosmovimientoslleguena considerarque sus aspiraciones se verân favorecidaspor la combinaciôn cie esos movimientos con los de la clase obrera revolucionaria,lleguena "articularlos" de modo favorablea la claseobrera revolucionaria en vez de acoger una articulaciôn pro-capitalista.Llamo "pragmâtico" a este tipo de enfoque por el hecho de que se esfuerzapor evitar una ciencia social explicativa -sus defensores,en efecto, se caracterizanpor ridiculizar las teorias sobre la causalidadsocial y el realismocientifico en 1o social en cuanto posturasendémicamente fatalistasy antidemocrâticas- en favor de la birsquedade medios que permitan producir los cambios deseadosdentro de una situaciôndada. El problemade todoslos enfoquespragmâticos de estaindole resideen el hecho de que no sepuede prescindirde las explicacionescientificas de lo social para hacerlas necesarias estimacionesrespecto del probable éxito relativo de las estrategiasalternativaspara alcanzarun fin deseado(8). Aun cuando los representantes de estostres enfoquesdedi-
( 7 ) Laclau, op. cit; Chantal Mouffe, "Hegemony and Ideology in Gramsci", en Chantal Mouffe, ed., Gramsci and Marxist Theory (London, Routledge and Kegan Paul, 1979) pp. 168-204; el artfculo conjunto de Mouffe y Laclau, "Socialist Strategy: Where Next?, Marxism Today, Yol. 25 No 1 (Enero 1 9 8 1 ) . p p . 7 7 - 2 2 ; A n n e S h o w s t a c k S a s s o n ," G r a m s c i : P o l i t i c s a n d t h e E x pansion of Democracy", en Aian Hunt, ed. op. cit., pp. 81-99. Se pueden encontrar otras referenciasen las antologias mencionadas mâs arriba. Ultimamente Laclau ha estado combinando sus ideas con la teoria contemporânea del discurso, que él probablemente considerarâ explicativa. No estoy equipado como para formarme una opiniôn sobre esto ni para juzgar si las explicaciones del orden del discurso son compatibles con las causales(segrinselas describe en la nota 3). Esperamos la prôxima aparici6n del libro de Laclau y Mouffe, Hegemony ond Socialist Strategy (London, Neu Left Books).
( 8 ) He discutido esto en la secci6n "The 'New Objectivities' " en millbro Objectivity in Social Science (Toronto, University of Toronto Press, 1973). En ese libro y en "In Defence of Objectivity", Philosophy of the Social Scienc e s ,V o l . 1 0 , N o 4 ( u n i o 1 9 8 0 ) , p p 4 1 7- 4 2 6 , a l e g u ée n f a v o r d e l r e a l i s m oe n las ciencias sociales.
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can no poca retôrica a atacarseentre si, creo que una teoria social adecuadarequierede una dimensiôn cientffica, de una ontologia y de una pragmâtica.En lo que respectadel articu1o indicaré qué caracteristicasde cada uno de ellos podrian contribuir a hacer progresarla soluciôn del problemageneral que aqui se plantea. Me ocuparéprimordialmentede la ontologia social,aun cuando me encargaréde sugerirtambién un enfoque que no ponga al interésprâctico por la democracia en contra de un enfoque cientffico de la sociedady la historia humanas.Uno de los numerososlegadosperjudicialesdel stalinismo consisteen la identificaciôn del realismo cientitico en lo social y el esfuerzopor descubrirleyes causalesen la sociedad(que son, en mi opiniôn, las caracteristicasgenéricas de un enfoque cientifico), con el socialismototalitario. No es éste el lugar para investigarestetema, exceptopara seflalar que es posible ser un cientifico realista en lo social sin por ello justificar la denegaciônde los derechosindividuade clase,y que el les en nombre de las supuestasnecesidades determinismo tampoco comporta necesariamenteese fatalismo gracias al cual los gobernantes autoritarios pueden culpar a las fuerzas impersonalesde la historia de sus pro(9). piasactividades antidemocrâticas Democracia Todas las ontologias socialestienen una motivaciôn pragmâtica. Los conductistasse dieron como objeto de estudio a los individuos en su interacciôn con los estimulos externos y clasificaronel comportamiento de acuerdoa los diferentes modos en que estabacondicionadoporque pensabanque se podian llevar a cabo reformasmediante la manipulaciôndel ambiente prôximo a los individuos. Los teôricos de la oferta y la demanda se centran en los compradoresy vendedores (ideales)porque les interesabaser r"itilesa los hombresque se se esfuerzan por sobrevivir y/o enriquecersemediante la compra y venta de mercancias.Dentro de lfmites obvios (no se puede decir, por ejemplo, que la interacciôn entre reptiles y fantasmassea el objeto apropiado para un estu-
(9)
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Prâcticamente todos los "demôcrata-pragmâticos" comparten esta antipatia por el realismo y el determinismo causal.defendi la tesis de que un acercamiento cientifico al estudio de la sociedad no comporta necesariamente fatalismo y totalitarismo en ei libro recién citado y en "Marxism and Epistemological Relativism", escrito en colaboraci6n con mi colega el Profesor Daniel Goldstick en Social haxit Yol. 6, Nos' 3-4 (1979), pp. 237 -253. El profesor Goldstick y yo hemos alegado también enconlra de aquellos que consideran a Marx como antiobjetivista y antideterminista en nuestro articu' lo "Activism and Scientism in the Interpretation of Karl Marx's First and Third Theses on Feuerbach", Philosophical Forum, Yol. 8, Nos 2-4 (1978), pp,269-288.
dio sobre los hombres), las ontologias socialestienen un carâcter estipulativo que debe ser juzgado segrinla importancia o el valor moral de los objetivos que las generan,y segirn el éxito o fracasocon que promuevenla investigaciôn socialque fomenta talesobjetivos. Escribiendo para la Rheinische Zeitung en 1842, Marx opinabalo siguientesobrela prensa: La prensacensuradasiguesiendo mala incluso si da origen a buenos productos, porque tales productos son buenos solo en la medida en que representana la prensalibre dentro de la prensacensurada. ..La prensalibre siguesiendo buena incluso si produce malos productos, porque estos irltimos constituyen desviaciones respectode la naturaleza esencialde la prensalibre (10). Aunque esta posiciôn no deja de adolecerde cierta ambigûedad,y aun cuando Marx habria de abandonarel contexto feuerbachainodentro del cual se expresaba,no hay razôn para pensar que la motivaciôn democrâtica exhibida aquf hubierajamâs dejadode representarun elementocentral dentro del proyecto de vida de Marx (11). Aquellosque piensan que esto representalas opinionesde un Marx joven e ingenuo, cuyo foco de atenciôn cambiarfa posteriormente desde la democraciahacia las luchas de la claseobrera,confundenlos medios y los fines en el pensamientode Marx. Lo que en mi opiniôn llegô Marx a comprender fue la necesidadde la revoluciôn de la claseobrera para la promociôn de la democracia. Marx era precisamentelo opuesto de aquellosmarxistas llamados a veces "instrumentalistas"en relaciôn a la democracia,porque la consideracomo algo valioso solo en la medida en que favorezcael avancede la claseobrera en la lucja de clases.No soy el rinico que sefralaque esteobjetivo, el de la promociôn de la democracia, eselûnico que debieraseguir motivando a los marxistas;es también por referenciaa la democraciaque debieraelaborarseuna ontologia socialexplicita. La democraciaadmite grados.Es la frase "mâs democrâtico" la que los teôricos deberian esforzarsepor definir, en vez de concebir a la democracia como una cualidad de la que algo estâ simplementeprovisto o desprovisto.Dicho de modo general,una unidad socialcualquiera(por ejemplo, una agrupaciônperdurablede personascuyasactividades se afectan mutuamente, como una naciôn, un estado, una
(10) En Karl Marx and Frederick Engels Collected Works, Vol. I (New York, International Publishers, 1975),p. 158. (11) Hal Draper,en su Karl Marx's Theory of Revolution,Volume I (New York, Monthly ReviewPress,l9'17), pone en evidenciala motivaciôndemocrâtica de la obra de Marx.
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universidad,una familia, o alguna disposiciônviva anâloga, como los trabajadoresde una oficina o fâbrica, etc.) es mâs democrâticaque una unidad comparable,como ella misma en un momento anterior,por ejemplo,en la medidaen que mâs personasde la primera tengan un control mâs efectivo sobre aspectosimportantesde su unidad que el que tenian anteriormente. La democraciapuede ser entoncesinformalmente caracterizadade acuerdo a la medida segûnla cual los hombres determinan colectivamentesu ambiente social comûn. El supremo esfuerzo prâctico de los partidarios de la democraciadebe consistir en maximizar la democracia,hastadonde sea posible,en cada uno de los mûltiples ambientessociales sobrepuestosque constituyen las vidas de los seres humanosindividuales. Como un modo de poner en relaciônla preocupaciônprâctica con la ontologia social, permitasemecitar dos famosas de Marx: declaraciones Los hombres hacen su propia historia,pero no la hacental como les plazca: no la hacen bajo circunstanciasescogidas por ellos mismos sino bajo las circunstanciasque les vienen directamenteimpuestasy transmitidaspor el pasado. la humanidad no se plantea sino aquellosproblemas . que puede resolver;porque . . siemprese encontrarâque el problema mismo surge sôlo cuando estân ya dadaslas condicionesmaterialespara su soluciôn o estân al menos en procesode formaciôn. Algunos criticos de Marx han interpretado a vecesel segundo pasaje en el sentido de un fatalismo histôrico: esto es, la afirmaciôn de que las fuerzashistôricas,actuando con independenciade la voluntad humana, garantizanpor si so las la soluciôn de los problemas.Creo, por el contrario, que este pasaje-uno, dicho sea de paso, que Gramscisentia que habia sido "subestimado por algunos de los sucesores(de Marx)" (13)- expresael humanismooptimista de Marx. Las tareassociales,tareascuya tealizaciônexitosacomprometey exige los esfuerzosconjuntos de muchos hombres,no son regularmentepuestasa la orden del dfa, por asi decir, a menos que exista algunaposibilidadrealistade llevarlasa cabo; solo el tonto solitario puede ser persuadidode disparara ciegas. Por otro lado, las tareasno necesitarianser emprendidasen absoluto si no existieranproblemas.Estosproblemas,al igual que el material fisico, social e intelectual disponiblepara en-
(12) El primer pasaje pertenece a The Eighteenth Brumaire of Louis Bonaparte, en las Selected llorks, op. cit., p. 97 . El segundo pasajepertenece al i'Prefacio" a A Contribution to the Critique of Political Economy, ibid, p. 183' ( 1 3 ) J a m e s J o l l , G r a m s c i ( G l a s g o w ,F o n t a n a , 1 9 7 7 ) ' p . 8 4 .
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frentarlas,estân dados histôricamente.Este es el mensajerealista del primer pasajeque atenirael optimismo del segundo. En conjunto, los dos puntos de vista describenen su mâxima generalidadel materialismode Marx: la gente se encuentra en situacionesproblemâticasque no son su obra, y deben intentar resolver sus problemas con los materialesque encuentran a mano. Esta es una condiciôn comûn al hombre y otros animales.Lo que diferenciaa los hombres es la utilizaciôn que pueden hacer de los materialesde que disponen, junto con otros medios, para erearru.,tevos materialesen virtud de los cualesllegana lograr un control crecientesobrelas propias situacioneshumanas.Es asi como, a lo largo del tiempo, los hombres pueden llegar a hacer la historia crecientecomo lo deseen. mente,ya que no absolutamente, Esta perspectivade "soluciôn humana de los problemas" propia de Marx, sugiereque, como un primer paso de la explicaciôn de una ontologia social,es necesarioaislar diversos tipos universales de situaciones problemâticas. Pienso en cinco: 1. El problema de conservarla existenciade la especiemisma frente a las amenazasnaturalesy artificialescontra su subsistencia. 2. El problema de velar por los ancianosy los enfermos. y otros 3. El problema de producir medios de subsistencia bienesvaliosos(incluyendolos bienesculturales). 4. El problema de reproducir tanto la siguientegeneraciÔn de productores/reproductorescomo la capacidad coy tidiana de seguirproduciendo/reproduciendo; 5. El problema de administraciônque surgealli donde se requiere de una coordinaciôn que abarqueal conjunto de la sociedad. Estos no son los rinicos problemasque enfrentanlos homentreaquellosque deben bres,pero secuentanevidentemente Lassituaciones resueltosen toda sociedad. serconstantemente problemâticasque estos determinan tienen como caracteristicas comunesel que todos los hombresse encuentrenenvueltos en ellas y el hecho de que los hombres encuentrantanto posibilidadescomo limitacionespara la soluciôn de los problemas. Estas situacionestienen también otras caracteristicas comunes: cada uno de los tipos de situaciôn implica divisiones entre los hombres (o. en el caso de la situaciôn de la especie,entre los sereshumanosy su medio ambiente mâs no humano), que pueden ser mâs o menosarmoniosas, o menos dolorosasy destructivas. La "divisiôn" entre los sereshumanosy su medio ambiente no humano no es una divisiôn social, salvo en el sentido de que esta riltima es producida o afectadapor la actividad social humana y en el sentido de que existen gradosde semejanza entre los sereshumanos y los animales,y, por tan-
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to, gradosde interacciônsocial entre nosotros y variasde las otras especies( l4). Pero nuestra relaciôn con el medio ambiente puede estar muy lejos de ser armoniosa,como Ia gencadavez te de mi ciudad y de otras estabastanteconsciente, que se aventuraa respirarmuy hondo. Los que estânmâs capacitados para reaTizaralgrin trabajo sirven de sosténa los qu que estân menos capacitados.Pero no es sino con excesiva frecuenciaque los ancianosy enfermos son mal atendidoso, si estân bien atendidos,es en virtud del esfuerzoprohibitivamente costoso de unos pocos parientescercanos.Los servicios socialespara los ancianosyenfermosvarian enorrnemente de una épocaa otra y de un lugar a otro. Las divisionesentre los que efectiran un trabajo "productivo", en el sentido técnico del término, que comprendeel trabajo extractivo,de transformaciôny los servicios,se refieren a las divisionesentre los trabajadores calificados y no calificados, entre el trabajo manual y el intelectual, etc., y también abarcanlas divisionesde claseentre los propietariosy no propietariosde medios de producciôn. La "teproducciôn" (nuevamenteen el sentido técnico, que se refiere a aspectostales como el trabajo doméstico,la educaciôny la recreaciôn)(15) implica, de modo similar, divisiones,lasmâsnotablesde lascualeses la que se estableceentre los que hacenlo mâs pesadodel trabajo reproductivo, a saber,las mujeres,y los que no hacencasi nada esto es,los hombres. El problema de la administraciônimplica regularmentedos tipos de divisiones.En primer lugar estâ la divisiôn entre lo que puede llamarseel "gobierno" y los gobernados,dentro de la cual algunosdedicanmâs tiempo, otros menoso absolutamente nada,a la administraciônde los asuntoscomunes. Estâ sujeto a variaciôn el que algunos desempefrentales cargosde modo profesionalo el que la tarea seacomûn, y el
(14) Segrin una determinada teoria, cuya expresiôn mâs reciente es el libro de Isaac Balbus Marxism and Domination (Princeton, Princeton University Press, 1982), esto no va muy lejos, en la medida en que es compatible con1o que se considera una inclinaci6n tecnolôgica y/o patriarcal que los marxistas comparten con los partidarios del capitalismo. Pero en tanto esta teoria 1o pone a uno en alerta respecto de la importancia de ver a los hombres como seresnaturales en armonia potencial con el medio ambiente no humano, no es en absoluto incompatibles con el modo de pensar de Marx. En efecto, una de las formas de alienaciôn que Marx atacô en sus Manuscritos de Paris es aquella que separa al hombre de la naturaleza. La evaluaciôn de la teoria del dominio sobre la naturaleza se complica, sin embargo, por el hecho de que es regularmente propuesta junto con una teoria epistemolôgica del antirrealismo extremadamente dudosa y mal articulada. (15) El término es empleado en este sentido laxo para incluir no s6lo o incluso primordialmente a la producci6n biol6gica de los sereshumanos sino tâmbién el cuidado y la educaci6n de los nifros y la reproducciôn de la capacidad de los adultos para seguir trabajando, tanto por Engels como por las feministas socialistascontemporâneas.
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que los gobernantesseanescogidospor el pueblo o le seanimpuestos o seanpasivamenteaceptadosde acuerdo a la tradiciôn. En segundo lugar, una cierta medida de homogeneidad geo-culturalha servido hasta ahora como norma para dividir a la poblaciôn mundial en unidades"administrables".El contacto entre diversasunidadesadministrativasgeo-culturales (tribus, estados-naciones, entidadessub o supraestatales) es inevitable y, norrnalmente,deseable,pero no siempre,ni siquiera a menudo, armonioso. En la medida en que estas unidades geo-culturalessurgen histôricamente de modo regular en cuanto unidadesracial y etnicamentehomogéneas, las relacionesconflictivasentre estasdistintasunidadestambién pueden provocara menudo el desarrollode racismoy de chauvinismoracial. Otra caracteristicapropia de estosamplios dominios de problemas humanos consisteen el hecho de que las soluciones pueden buscarsey llevarsea cabo en forma mâs o menos democrâtica. lPor qué creemos que el enfrentamiento de estos problemasdebe ser mâs en vez de menosdemocrâtico? Nos tomaria demasiadoespaciotratar de desarrollaraquf los argumentosque pudieran convenceral anti-demôcrata,pero, como un modo de precisar el concepto de democraciaque empleamos,puede ser provechososefralarbrevementecuatro de esosargumentos: que discuti 1. Las solucionesa los problemaspermanentes mos no son lo diffciles dc encontrar:también son dificiles de llevar a cabo: incluso la soluciônmâs ingeniosaexigeesfuerzo y sacrificios para poder ser puesta en prâctica. Los pro. blemas enfrentados en forma democrâtica estân en mejores condicionesde conseguirun apoyo de esta indole, porque, por regla general,es mâs probable que la gente se haga responsablede programasde acciôn que han contribuido a adoptar que de aquellosque les han sido impuestos. 2. Contrariamentea 1o que postulan los que contraponen la democraciay la eficacia,el enfrentamientodemocrâticode los problemassocialesfundamentaleses mâs eficaz. Los teôricos del liberalismohan sostenidoacertadamenteque la participaciôn democrâticaen el gobierno de los propios asuntos tiene un efecto pedagôgico(16). Mientrasmayor seala participaciôn, mâs competente se hace uno en el autogobierno, mâs tolerante y mâs realistaen relaciôn al arte de gobernar. Los liberales han sostenido también, con raz6n otra vez,
(16) Un buen resumeny unabuenadefensade estaposiciôn,con referencias a las fuentesciâsicas,se encuentranen el libro de CarolePateman,Participation and Democratic Theory (Cambridge,CambridgeUniversity Press,1970).
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que el comprometera mayor cantidad de personasen el proceso de toma de decisionesamplia el campo de conocimiento y experienciaque se requiereposeerpara tomar decisionesacertadas.(Vale la pena preguntarsecuân eficaces han sido las decisionestomadasregularmentede modo ademocrâticoen nuestro mundo por ejemplo, en lo que se refiere a proteger del medio ambientey a evitar la guerra). 3. Las caracterfsticasantagônicasy generadorasde dolor de las diversasdivisionessocialesa que nos referimos antes, son también mejor contrarrestadaspor la democracia. La explicaciôn de esto guarda relaciôn con las conocidascarac' teristicas de los procesos democrâticos.Mientras mâs firmemente asentadosy mâs universalmenteaceptadosestén los procesos democrâticosde toma de decisiôn,mâs seguros y mâs sôlidamenterespetadosestarânlos derechosa disentir de la minoria, y mayor serâ asi la disposiciônde las personasa buscar el consensoy una basecomfin de acuerdo. Todo esto obra claramente en contra de aquellos factores divisivos como el sexismo.el racismo. la discriminaciônen contra de los ancianos, la opresiôn nacional y el autoritarismo. 4. Existe, finalmente, un argumentoprovenientede la naturaleza humana. En contra de aquellos que piensanque la democraciaes un asunto que implica a personasde valores y creenciasfijos y egoistas,que adoptan la regla de la mayorfa o algrin otro mecanismodemocrâtico como el modo menos riesgoso,si es que no el mâs seguro,de obtener lo que desean,los dos [iltimos argumentosque seflalamossuponen, por el contrario, que los valoresy creenciasde las personas cambian, de manera regular,en virtud de la actividad democrâtica. Esto se basaa su vez en una consideraciônrespecto de la naturalezahumana que ve a los hombres como seres profundamente sociales.Lo que una personaes dependede modo decisivode sus interaccionescon otros sereshumanos. Si se concedeesto, ipor qué deberiaentoncesestarsujetala naturalezade estasinteraccionesal control de unos pocos?. Los debatesen torno a los valorespoliticos han estado siendo acosadosdesde hace mucho tiempo por dos criaturas miticas: lo colectivo supra-individual y el individuo extra-social. Ninguno de los dos existe en la realidad, en la que solamente existen individuos que emprenden acciones y sufren o gozan las consecuencias de sus accionesy las de que pero los individuos son lo que son en la otros individuos, sociales. Si se aceptaesto, interacciones sôlo en virtud de sus que la autodeterminaentender también entoncesse deberia ciôn individual exige la participaciônen la autodeterminaciôn colectiva. A)
Una ontologia social democrâticamente motivada puede, entonces,identificarlos dominiosuniversales de la condiciôn humana -yo sugeri cinco posiblesdominios- y luego buscar la dinâmicaregularexistente(a) dentro de cadauno de los dominiosy (b) entre los distintosdominios,con el objeto de ayudar a comprenderde qué modo puedenser resueltosde un modo crecientemente democrâticolos problemaspor referenciaa los cualesquedan definidos los dominios.Esta ontologia supone.indiscutiblemente, una teoria cientificade lo social,y probablementelo predispongaa uno al menoshacia algunostipos de hipôtesisreferentesa las dinâmicasantes mencionadas.Por otro lado, esta ontologiaresultacompatible con una variedadde tipos de teorias hipotéticas teorias sociolôgicas,psicolôgicas,biolôgicaso teorias que representen una combinaciônde éstas;y una pretensiônrealistade este articulo es la de que la carac|erizaciônde los dominios puede ser objetivamentemodificada como resultadode la investigaciôncientifica de lo social (17). La ontologfaes asimismo neutral en lo que toca a la historicidado no historicidad de los dominiosmismos.De esemodo, resultacompatible con una posiciôn que consideraposible y deseableque la naTuraleza misma de la producciôn, la reproducciôn,la administraciôn o incluso la relaciôn especie/medio ambiente (18). lleguea estarsujetaal control y al cambiodemocrâticos explicaciones Las respectode la dinâmicasinternas de los dominios y sus interrelaciones también pueden ser puestas y en relaciôn entre si de diversos variadosmodos, aunqueestimo un error incorporaruna determinadaposiciôn acercadel grado o la naturalezade la autonomiade los dominiosen una ontologia social,dado que éste ha de considerarse un problema de las cienciassociales.El logro de Marx ilustra estepunto. Su teoria social,puesta contra el trasfondo de su ontologia social,puede entenderse compuestade tres tipos de elementos: una teoria "macro-histôrica":un anâlisisdel dominio de la producciôn -principalmente bajo su forma capitalis-
(17) El que una herramienta concaptual explicitamente empleada o presupuesta para llevar a cabo una investigaciôn no pueda ser objetivamente transformada o abandonada del todo, es una premisa no defendida de muchos anti-objetivistas. En mi opini6n, no puede ser defendida por nadie que sea renuente a aceptar un escepticismo total. (18) Otro modo de expresar esto consiste en decir que el enfoque sugerido aqui es compatible con la idea de que no hay cosas tales como las necesidades humanas, si éstas son concebidas como exigencias motivadoras de la existencia humana no susceptiblesde cambio gracias al control humano (deliberado y democrâtico o de algûn otro modo). Agnes Heller propone, especialmente en su libro The Theory of Need in Marx, 1a atendible opiniôn de que tales cosas no existen y, si no me equivoco, es uno de los temas que tratan los Grundrisse de Marx, ei estudio preparatorio de El Capital. Ver, por ejemplo, las pâgs. 527-8 de la traducciôn de Martin Nicholaus(New York, Vintage B o o k s .1 9 7 3 ) .
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ta; y algunashipôtesis acercade la relaciôn existenteentre este dominio y algunosde los otros. La teoria histôrica sosde supervivencia tiene que, como respuestaa las necesidades de la especie,se establecierondivisionesdel trabajo en los dominios de la producciôn y de la reproducciônque condujeron al establecimientode divisionesopresivasde clase,Las divisionesde clasedentro del dominio de la producciôn crearon a su vez problemas,pero también las posibilidadesde su soluciôn, una de las cualeses la organizacionrevolucionariade la clase trabajadoraque, si consigueabolir las divisionesde clase,sientalas basespara llevar a cabo progresosdecisivosen la democratizaciôndel dominio en su conjunto. Marx no siguiô investigandoen profundidad su teoria hisde Entôrica y, a excepciônde las posterioresespeculaciones gels en torno a la reproducciôn,el tratamiento de estedominio fue también en gran medida abandonado.La obra mâs importante de Marx consisteen la explicaciôn,del funcionamiento del modo de producciôn capitalista.Es posible ver en sus escritoseconômicosde qué modo se esforzôpor mostrar cômo y por qué surgenen una economia capitalistaobstâculosinsuperablespara la democratizaciln de la producciôn pero se crean también las condicioneseconômicasy sociales para la soluciôndel problema. necesarias En lo que respectaa los otros dominios,Marx sôlo se ocupô del Estado (una dimensiônde la administraciôn)con alguna detenciôn y de un modo algo menos râpido. Es principalmente en sus comentariossobre el Estado que los marxistas posterioresencotraronuna tesisacercade la primacia explicativa de la economia sobre la polftica. Esta pareceser una interpretaciôn legftima, como lo muestra el Prefacio a la Contribuciôn a la Critica de la Economia Politica. Sin embargo, a pesar de todos los esfuerzospor producir una reconstrucciôn racional de las opinionesde Marx, sus textos estân subdeterminadosrepecto de la relaciôn existenteentre esos dominios. Sus primeros ensayossobre el estadoy la sociedad civil y los posteriores, como por ejemplo Ia Critica al Programa de Gotha, muestran con claridad que Marx consideraba un error esforzarsepor entender o por cambiar cualquiera de los dominios independientementede los otros, y su anâlisis de la caida de la SegundaRepirblica Francesa entrelaza brillantemente las referenciasa los factorespoliticos y a los factores econômicos de clase.Pero, aparte de las lacônicas declaracionesdel "Prefacio", no existe en la obra de Marx una teoria generalque defina la primacia del dominio (o de aspectosdel dominio) de la producciôn sobre los otros dominios (o aspectosde los otros dominios). Ademâs, las discusionesde Marx acerca del peso relativo de las fuerzasproductivasy de las relacionesde producciôn se llevan a cabo dentro del contexto del modelo base/super44
estructura.Muchos de los estudiosde Marx han tratado este modelo como si pertenecieraa lo que aqui llamamos una ontologia social. Sin embargo,a mi me parecemejor considerarlo como parte de una teoria cientifica hipotética sobrelo social, que pone en relaciôn el modo de producciôn de una sociedadcon las institucionesy prâcticaspoliticas e ideolôgicas dominantes.Planteo aqui la hipôtesisde que el modelo podria llegar a constituirse en uno cientificamente irtil. segûnla nociôn de primacia que uno adopte.En efecto,es en gran medida a causade la extendida influencia de las opiniones de Marx que tendremosa olvidar cuân revolucionaria fue su teoria, una teorfa que postula que la historiografia de las ideas y de las formas politicas podria incorporar los fenômenos econômicos como variables independientese importantes. Sin embargo, totalmente aparte del trabajo que hay que seguirrealizandopara entenderla relaciônde la ideologia y de la politica con la producciôn, es posible preguntarsetodavia si todos los aspectosde las ideologiasy/o de los Estadospuedenserexplicadosmedianteesemodelo,y si acasopuede aplicarsecon provecho para explicar la relaciôn entre esos fenômenos y la dinâmica de otros dominios de problemas humanos (como por ejemplo, de las relaciones patriarcales concebidas como una base por referencia a determinadosaspectosde la ideologia y del Estado). Por otro lado, pareceuna prâcticaal menosdudosaconsiderartodos los dominios,exceptoel de la producciôn,como una especiede dependenciade algirnmodo "superestructural" de este irltimo dominio. Una de las razonesque impulsaquizâ a tantos socialistasa adoptar una posiciôn reducpionista de claseresideen el hecho de que inconscientemente extienden un modelo sin duda ûtil, pero en verdad de alcancelimitado, a todos los fenômenossociales. Primacia Desde la perspectivade 1o que aqui llamamosun intento "cientifico", decir que 'A' (esto es,la existenciade un estado de cosasy/o un cambio en un estado de cosas)es primario respectode 'B' (otro estadoo cambio) equivalea decir que en las circunstancias'C', 'A' es una precondiciônnecesariay/o suficiente de 'B'. Segûn la teoria social de que se trate, se puede considerarque 'A' y 'B' recubrendominios o aspectos de dominios (o cambiosen éstos).O también,cada uno de ellos puede representarestadosde cosas(o cambiosen ellos) existentesen cada uno de los dominios,como por ejemplo, caracterfsticaspsicolôgicaso biolôgicas supuestamenteinvariantesde los individuoso caracteristicas sociolôgicasde los grupos. 'A' puede ser consideradocomo necesariopara 'B', o como suficiente, o necesarioy suficiente,y puede consi45
derarseque reûne cualquiera de estascondicionesen todas las circunstanciaso sôlo en algunas.De estemodo resultapo'A' es mâs o menos decisivamenteprimatio sible decir que 'B'. Para la amplia variedadde reduccionismode respectode clase uni-causal,un cambio (o la existenciainalterada)en cualquier estado de cosas sociolôgicamenteimportante bajo las circunstanciasde una sociedaddividida en clases'requiere, como precondiciôn empirica necesariay suficiente inmediata,de un cambioo de una situaciônestableen la lucha de clasescorrespondiente,y de maneramediatao remota' de un cambio o de una situaciônestableen el campo de las fuerzas productivas.Para el reduccionistade clase,que considera los fenômenos aparentementeexteriores a las clasescomo meras formas de la lucha de clases,esta suficienciay necesidad, en la medida en que estemodo de pensartengasentido, (19). son conceptuales En los escritos del propio Marx, como en los escritosde todos los que se dedican a una verdaderainvestigaciôncientifica de la sociedad,a excepciônde los marxistasmâs dogmâticos,uno encuentramucho menosexplicacionesreduccionistasque las que aleganencontrarlos criticos del marxismo' Uno encuentra,en cambio. explicacionesque muestrande qué modo los sistemasopresivosde claseseve reforzadospor cosastales como la opresiônnacional,la discriminaciônpor la edad,la administraciônautoritaria,el sexismoy el racismo; de qué modo, ademâs,la opresiôn de clasefomenta estetipo de cosas(aunqueraramente,si es que llegaa hacerlojamâs,lo opresicausaexclusivamente),y de qué modo las necesidades administraciôn la de exigencias a las adecûan se vas de clase de los asuntossociales,al cuidado por los enfermosy ancianos y la reproducciôny conservaciônde la especie(20). Una teoria social plenamente cientftica, motivada por el interés de democratizarlos diversosdominios de la existenciahuma-
(19) Podria pensarse que es posible darle un sentido coherente a esto apelando a una doctrina de las "relaciones internas". Algunos marxistas creen que esto es centlal dentro de un enfoque dialéctico, daào que se inspira en las ideas de Hegel,.inclusive en la de la contradicciôn papel centrai ilialéctlca. Yo sàstengo que la contradicciôn dialéctica tiene un en ia teoria marxista pero, ai mismo tiempo' que este concepto puede ser analizado en simples términos causales.Ver mi "Dialectical contradiction: Some Conjectur.i", un Erwin Marquit, et al., eds. Dialectical contradicttons: contemporary Marxist Discussions (Minneapolis, Marxista Education a l P r e s s ,1 9 8 2 ) . (20) El mejor modo de poner a prueba esta afirmaci6n es leer trabajos marxistas de de ciencia social y de historia aplicadas,partiendo tal vez con los trabajos lospropiosMarxyEngeis.EnloscapitulosTy8dellibrodeJohnMcMurtry diversos modos segun los 1op'. cii1, se bosquejan de manera muy interesante a otras cosas y "determinan" tecnologia la econômicas relaciones cuales las dentro de la teoria de Marx, modos ampliamente compatibles con este resumeneincompatiblesconlasinterpretacionesreduccionistasdelmarxismo.
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na, le permitiria a uno trazar todas las lineasde primacia, segûn los diversosmodos en que las cosaspueden ser primarias, entre los distintos dominios y dentro de cada uno de ellos. Es muy probable que nada que no sea un acercamiento asintôtico a esa teoria cientifica de 1o social seajamâs posible, debido en parte a la gran cantidad de detallesque se tendria que haber tomado en cuenta,gran parte de los cuales se han perdido ya en la historia, y en parte a la historicidad misma de nuestro objeto, historicidad por la cual, especialmente a causa de la democraTizaciônde los distintos dominios, sus propias naturalezasy limites han estadosometidasa cambios. Pero Marx y Engels,consecuentescon la celebrada concepciônde este riltimo respectoal "conocimiento absoluto y relativo", no se dejaron disuadir por ello en su esfuerzo por reunir tantas piezasdel rompecabezas como les fuera posible,como tampoco debieradejarsedisuadirnadie mâs. Hay algo que, en mi opiniôn, la obra de los marxistasy otros partidarios de la democraciaha dejado en evidencia:el que, en el mundo actual,los avancesdecisivos(21) en la democratizaciônde los dominios de la vida humanaexigen,como condiciôn necesaria,el control socialsobrelos principales medios de producciôn y distribuciôn. Los argumentosen favor de esta exigencia,al igual que los argumentosen favor de la democracia.no pueden ser tratados como se merecenden-
(21) Creo que todos sabemosen una especiede forma intituitiva qué se puede est i m a r c o m o u n a v a n c ed e c i s i v oe n l a d e m o c r a c i a I. s t i m a r i a m o i q u e Ë sm u c h i simo mâs importante que la capacidad de unos pocos y afortunados esciavos de comprar su libertad o de unos pocos siervos de adquirir una propiedad libre de gravâmenes,la abolici6n de la esclavitud, el término de loi deiechos hereditarios o la conquista del sufragio universal, por ejemplo. Reconozco sin embargo que la nociôn de 'hvance decisivo" en la democracia es problemâtica. Un modo de aclararla consiste en considerar un avance de esa indole como un cambio cualitativo en la historia socio-politica de una unidad social. y d e fi n u e l " c a m b i o c u a i i t a t i v o " o c u r r i d o . n u i g o , c o m o u n o d e u n a n a t u r a leza tal que se requiere de nuevas categorias y leyes diferentes para explicar los estados y acontecimientos que constituyen la historia de esa unidad después de ocurrido el cambio cualitativo, esto es, categorias y leyes distintas a las que servfan antes del cambio. De modo alternativo, uno podria limitarse a los cambios en la historia de la democracia, y emplear el concepto de una espiral. La autodeterminaci6n colectiva de los individuos que constituyen una unidad social puede ser de naturaleza tal que se deæncadene una dinâmica por la cual cada acto de control incremente la probabilidad de que haya mâs autodeterminaci6n colectiva (como sostienen los partidarios de la participaci6n en lo que toca a la participaciôn directa de los ciudadanos en la determinaci6n de la politica): esta es una espiral ascendente. O podria darse una espiral descendente,como cuando el ejercicio relativâmente ineficaz del derecho a voto provoca una apatia c r e c i e n t e .T a m b i é n p o d r i a e x i s t i r u n e s t a d o d e r e l a t i v o e s t a n c a m i e n t ; , e n el que no hay espiralesascendentesni descendentes.Un avance decisivo en la democracia seria entonces uno que rompiera una situaciôn de estancamiento o invirtiera una espiral descendente para crear una ascendente.
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tro de los limites de estearticulo, que debe limitarsepor tanto nada mâs que a enumerarlos: 1. Libertad e igualdad. La democracia se consolida sôlo si los individuos gozan al menos de suficienteslibertadesciviles y de suficiente igualdad de oportunidadesde participar en la conducciôn de sus asuntoscolectivos(22). EI argumento en favor del socialismoque surgede la libertad e igualdad consisteen que la alternativacapitalistaal control socialde la producciôn y distribuciôn genera inevitablementedisparidades econômicasy desequilibriosde poder (entre aquellosque pueden contratar y despediry aquellosque dependende los primeros para subsistir) tan acentuadosque, cualquierasea su statuslegalformal, las libertadese igualdadesdemocrâticas quedan demasiadolimitadas en la prâctica real como para permitir una participaciôndemocrâticaextendidaal conjunto de la sociedad(23). 2. Planificaciôn.En contra de la difundida opiniôn, la plaantidemocrâtica. nificaciôn a gran escalano es esencialmente La planificaciôn puede ser demo ctâtica si hay una efectiva
(22) Felix Oppenheim (empleando un concepto de "democracia" mâs estricto que el de este articulo pero compatible con él) sostiene que es posibie mostiar que la mayoria de las libertades civiles y una buena medida de igualdad son condiciones necesariaspara la acciôn eficaz de una minoria en su intento de hacer cambiar de opini6n a la mayoria, en su "Democtacy: Characteristics Included and Excluded" , The Monist, Vol. 5 5, No 1 (Enero I97 l), pp. 29-50. (23) Un argumento usual de los partidarios del capitalismo es el que sostieneque hay u-na inevitable transacciôn entre la igualdad y la libertad, que esta riltima debe ser preferida a la primera y que la posesi6n privada y desigual de Ia propiedad no limita la libertad. Aunque las dos primeras piutes de este argumento son susceptiblesde crftica, la tercera me parece la mâs patentemenie errônea. Jamâs he visto que la defiendan sin agregaruna distinciôn entre 'Valor" de la libeltad, o entre la libertad y la propia capacila libertad y el dad de gozar de esa libertad. Pero no me parece que la distinciôn resista el anâiisis. Véase la critica de Norman Daniels a John Rawls sobre este punto en "Equal Liberty and Unequal Worth of Liberty": Norman Daniels, ed.' Reading Rawls (Oxford, Basil Blackwell, 1975), pp. 253-281. Mâs allâ de este debate teôrico-politico estân los hechos. Aquellos que sostienen que el capitalismo no es un obstâculo de primer orden para el progreso de la democracia tienen la obligaciôn de responder a las acusaciones, respaldadaspor los hechos, de que suspropias sociedadesson evidencia de lo contrario. He aqui unos pocos ejemplos, escogidos dentro de un gran nirmero de trabajos en la libreria de mi universidad: Michael Parenti, Demoua' cy for the Few (New York, St. Martin's Press, 4th ed., 1983); en Io que respecta â Canada, Wallace Clement, Class, Power, and Property (New York' Methuen, 1983) y John Harp y Jack Hafley, eds., Structured Inequality in Canada (Scarborough, Prentice-Hall Canada 1980); Kay Lehman Schlozman y Sidney Yerta, Iniury to Insult: Unemployment, Class and Political Respon' se (Cambridge Mass., Harvard University Press, 1979); en lo que respecta a las mujeres, muchas de las contribuciones a Bonnie Fox, ed. Hidden in the Household (Toronto, The Women's Press, 1980) y a Zrllah Eisenstein, ed', Capitalist Patriarcy and the Casefor Socialist Feminisrr (New York, Monthly Review Press, 1979); en lo que respecta a los ancianos, Laura Katz Olson, The Political Economy of Agins (New York, Columbia University Press, 19 8 2 ) .
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participaciônpopular en los plan€sy en los modos en que esy realizadoresde los platos son generados,si los disefradores nes son responsables ante el pueblo, y si los planes son suficientemente flexibles como para poder cambiarlosde acuerdo a la voluntad popular. Ademâs,lejos de ser contraria a la democracia,se necesitaprecisamentede una planificaciônde una escalaimposible de alcanzardentro del capitalismopara impulsar los avancesdecisivosen la democratizaciôn de los principalesdominios de problemas humanos. Una de las razones de esto reside en el hecho de que la planificaciôn es necesariapara asegurarla libertad y la igualdad,mediante, por ejemplo, el traspasosistemâticode riquezadesdelos sectores acaudaladosa los sectoresempobrecidosde la poblaciôn mundial. Otra de las razonesguarda relaciôncon la motivaciôn en favor de la participaciôndemocratica. Se puede distinguir entre una democraciarepresentativa débil, en la que la gente tiene periodicamenteque escogerde vez en cuando y en un terreno definido por otros quién habrâ de tomar las decicionespor ellos; una democraciarepresentativafuerte, en la que se puede llevar a cabo una selecpueden ciôn de los candidatosy en la que los representantes ser destituidos,como modos de promover ciertos objetivos, y una democraciaparticipativa, en la cual, a través de una gran variedad de medios, existe un accesopriblico directo a las decisionessociales.Una combinaciôn de estasdos irltimas formas de democracia constituiria un avance democrâtico inalcanzadohasta ahora en ninguna parte, a excepciôn de algunas unidades sociales de muy pequefra escala, pero ambas formas exigenun esfuerzoconstantede parte de la poblaciôn. Sin una planificaciôn que permitiera prever algunos efectos perdurablesde ese esfuerzoy una coordinaciôncon otros proyectos en los que se despliegaun esfuerzosimilar, no se vé que incentivos tendria la gente para empeflarseen tantos esfuerzos. 3. Capitalismo..Esun sistemacapitalista,algunos,los capitalistas, estân obligadosa hacer lo que pueden para maximizar sus beneficios.La democraciarepresentativadébil, como argijia Marx en el anâlisisde la SegundaRepûblica mencionado mâs arriba, estâ normalmente destinadaa favorecer ese propôsito. Pero, mâs allâ de eso, la democraciarepresenta sôlo un obstâculopara el capitalismo.El capitalismoestablece severasrestriccionesa la libertad y la igualdad,y es incompatible con la planificaciôn social de largo alcance.No existe en verdad una mano invisible que hagacoincidir las necesidades capitalistasde mantener un nivel de gananciascon las necesidadeshumanas a escalamundial. La democratizaciîn.a
(24) The EighteenthBrumaire of Louis Bonaparte,en Selectedl|orks, op. cit.
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escalamundial, de los esfuerzospor preservarla vida de la especieconducirfa casi con toda seguridadal cesede la producciôn de armamentos,pero eso significaria hoy la ruina similaresse pueden para muchos capitalistas.Consideraciones hacer también respectodel cuidado de los ancianos,la reproducciôn, la administraciônpirblicay, por supuesto.la producciôn. 4. La clase obrera.A diferencia de los capitalistas,a los miembros de la clase obrera les interesa una democracia mâs avanzadaque la democraciarepresentativadébil. Aûnque no constituya la ûnica clase no capitalista de una sociedad industrial, la clase obrera es, regularmente,la mâs extensa. La libertad efectiva,la igualdadreal, la planificaciôny la intervenciôn en la definiciôn de sus condiciones de trabajo forman parte de los interesesde susmiembros(25). Hay quienes creen que el socialismono es mâs que un sistemasocial en que la claseobrera detentael poder politico. Creo que esta es una consideraciôndemasiadoestrecha,pero incluso dentro de una concepciônmâs amplia (26) es de todos modos dable esperarque la claseobrera, por razonesque Marx expuso, desempefleun papel decisivo en la conquistay administraciôn del socialismo.Dado que a los capitalistasles interesa la limitaciôn de la democracia,todo aquel que desee que la democracia experimente avancesradicales deberia ser partidario de una claseobrera revolucionaria.En un pais industrializadoesta clase,por su tamaflo, su organizaciôny su accesoa los medios de producciôn, resultavital en la previsible tarea de contrarrestar los intentos capitalistaspor
(25) En mi libro Understanding Marxism: A Canadian Intoduction (Toronto, P r o g r e s sB o o k s , 1 9 7 8 ) , c a p . 9 e x p u s e s u s c i n t a m e n t ep o r q u é e l c a p i t a l i s m o necesita limitar la democracia y el socialismo extenderla. Si la especulacion contenida en este articulo tiene validez, algunas de las consideracionesacerca del materialismo hist6rico expresadasen ese libro tendrian que ser repensadas: considero, sin embargo, que el presente trabajo es una extensiôn de las opiniones sobre 1ademocracia vertidas en el libro. (26) Delino a la sociedad "socialista" como una sociedad en la que aquellos que estân facultados para tomar las decisiones de mayor importancia social estân principalmente obligados a esforzatse por promover un bienestar progresivamente equitativo para todos los miembros de la sociedad. (Mientras que, en contraste, en una sociedad capitalista, tales personasestân obligadas a esforzarse por mantener e incrementar las ganancias de la minoria que es propietaria legal de los principales medios de producci6n y de distribuci6n de la sociedad). El que los encargadosde las decisionesdeseeno no estar obligados de ese modo, o el que tomen decisiones acertadas o no, son preguntas importantes, pero sus respuestasno vienen incorporadas en la definiciôn de "socialismo". Una de las causas importantes de que pese tal obligaci6n sobre los encargadosde las decisiones(ya seaque provengan o no de la clase obrera, ya sea que constituyan una minoria o una mayoria) consiste en la fuerza que adquiere la clase obrera liberadi' de 1ascoacciones econômicas y legalesdel capitalismo y educada y unida por la experiencia de la revolucion social y de l a h i s t o r i aq u e l a p r e c e d i ô .
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frustrar los avancesdel socialismoy de la democracia.Aunque creo que en una sociedadcomo la mia es posible una transformaciôn socialista de la sociedad a través de medios democrâticosy sin guerracivil, la transformaciôntendrâ éxito sôlo si las fuerzasantidemocrâticasle temen al fracaso de cualquierade sus intentos por sabotearla.El poder de la claseobreraresultaasi esencialpara estepropôsito. 5. Cultura polftica. La cultura polftica de una sociedad c o m p r e n d el o s v a l o r e sy c o n c e p c i o n eds o m i n a n t e sd e s u s miembrossobre las institucionesy normas politicas cuya existencia cabe esperar desde un punto de vista realistà, y que son dignas del esfuerzo por conquistarlas y defenderlas.Un avanceradical en la democraciaexigiria una cultura politica dentro de la cual las personasseanconsideradas capacesde participar de modo permanenteen la autodeterminaciôn colectiva y al mismo tiempo provistasdel derecho a hacerlo.Dos tipos de actitudesresultanincompatibles con una cultura democrâticade esta naturaleza,ambas, segirn se sostiene,tipicas de la cultura politica del capitalismo. La primera consisteen una actitud de cinica pasividad respecto de la politica, y particularmenterespectode la democracia.No por azar prevaleceampliamenteestaactitud en una sociedaden la cual los modelos de conducta socialesperada son ellos mismos cinicos y egoistas,en virtud de la indole de los principalesmodos de comportamiento econômico y politico que propone; en la cual la democraciaen relaciôn al Estadoy al gobiernolocal estâen su mayor parte limitada a la democraciarepresentativadébil, y en la que incluso esta dosis de democraciatiene ademâsun matiz de hipocresia, dado que las libertadesy la igualdadson poco mâs que formales. La segundaactitud a que me refiero es aquella que C.B. Macphersonacertadamentedenominô el .,individualismo posesivo". Su conocido argumento postula que esta concepciôn del mundo politico, anti-colectivistay estrechamente centradaen si misma,es tambiénun mal endémicode un sistema en el que las personasson tratadasprimordialmente ya sea como productores para su propio beneficio o como consumidorespara el beneficio de otros (27 \. parece dificil negar que hay un cierto "ajuste" entre esta cultura politica de la pasividadcinica y el individualismoposesivo, por un lado, y el capitalismopor otro.
(27) c.B. Macpherson utilizô la frase en el titulo de su obra sobre la filosofia politica inglesa, The Political Theory of PossessiveIndividualism (Oxford. Cla_ rendon Press, 1962) y desarrollô su argumento en referencia a la teoria po_ litica contemporânea en el libro Democratic Theory; Essays in reûàval (Oxford, Oxford University Press, 1973).
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Teoria y prâctica Si la ciencia social marxista puede demostrar que el socialismo es necesariopara los avancesde la democracia,habria conseguidoya muchisimo. En efecto, entoncestendrfa sentido decir, desdeel punto de vista del proyecto de democratizaciônde las esferasde los problemasmâs decisivosde la existenciahumana,gue las luchasde claseson "primarias". Pero esta es en verdad una cuestiôn de términos que no resuelve los problemas praÔticosque se le plantean a los partidarios del socialismodemocrâtico,esto es,los problemas antes mencionadossobre la ampliaciôn de la democraciaen las sociedadessocialistasy la movilizaciln de masasen apoyo capitalisde las transformacionessocialistasen las sociedades qué ademâs es suficiente, saber desearia ciertamente Uno tas. de la transformaciônsocialista,para lograr avancesdecisivos en la demoqacia dentro de todos los dominios de la vida humana y quê es necesariorealnar para hacer de ello una posibilidad realista. Hay, por cierto, respuestasreduccionistasa estaspreguntas. Dentro de la variedadde reduccionismode clasepara los que las luchas de clase quedan conceptualmenteatadascon la otras luchas,el primer problema se resuelvecon la mayor facilidad: el socialismo resulta ser democrâtico por definiciôn. Segirnuna variedadmâs débil, 1o que se necesita,ademâs de la propiedad social sobre los medios de producciôn, para que una sociedad se encamine hacia una democracia plena es tiempo y buena conducciôn. Esta variante estima que los principales obstâculos para Ia democraciason una economia socialistasubdesarrollada,las huellas dificiles de borrar de la ideologia burguesaen la poblaciôn de un pais socialista,y las amenazase intromisionesdel capitalismodesde el exterior. De modo anâlogo,segûnestaperspectiva,es la presenciade la ideologiaburguesaentre los trabajadoresy las amenazase interferenciasde los partidariosdel capitalismo, el principal obstâculo a la movilizaciôn socialistadentro de los paisescapitalistas.Las fuerzasintrinsecasdel socialismoy las debilidadesintrinsecasdel capitalismoactuarânde modo de suprimir esosobstâculos,siempre que la conducciôn de las sociedadessocialistasy de las organizacionesobrerasrevolucionariasesté a cargo de hombres que entiendanla nztturaleza de esasfuerzasy debilidadesy seansuficientemente hâbilesen las tareasde organizaciôny educaciôn. Ahora bien, aunque las limitacionesque el subdesarrollole impone a la democraciay las hostilidad del capitalismo en un nûmero cada .ont.u de ella no deberian ser subestimadas, escéptimuestra se vez mayor de partidarios del socialismo probaEs muy las cosas. co respectode esta manera de ver 52
ble que la dëmocracia,una vez guardadaen el armario, se quede alli mâs iiempo del esperado,en la medida en que las actitudes y estructurasantidemocrâticasse refuerzan y atrincheran;por otro lado, son bien conocidoslos perniciosos efectosque un liderazgopaternalistatiene sobrela democracia. El enfoque reduccionistapuede ser resumidodentro del marco de este articulo de una de las siguientesmaneras: Existen razonescomo para dudar que el reduccionistade clase tenga una orientaciôn ontolôgica en 1o social verdaderamente democrâtica.Esto es, a diferenciade Marx, segirnmi lectura de su obra, el reduccionistade clasepuede interesarse exclusivao primordialmente en la sola promociôn de los intereseseconômicos de la clase obrera. Asi motivado, la divisiôn de la sociedad en claseseconômicasconstituye la ontologia social del reduccionista,y la tarea de la ciencia social se reduce para êl al descubrimientode las leyes que impiden o promueven el avancede la claseobrera en sus luchas. Podria pensarse,con mayor indulgencia,que el reduccionista de claseparticipa también de la ontologia social democrâtica,pero que toma un curso de acciôn basadoen una falsa teoria acercade la relaciôn entre la lucha de clasesy los demâs dominios de problemas,una teoria en la que la "primacia" de la lucha de clasesés interpretadaen el sentido fuerte que esbozamosanteriormente.Con mayor indulgencia todavfa, podriamos considerar agnosticamenteel problema de la verdad o falsedadde esateoria, y pensarsolamenteque el problema reside en que el reduccionistaestâ demasiado ansiosopor actuar, en base a una teoria cientifica sobre lo social no probada hasta ahora. Pero incluso esta terceraversiôn no es suficientementeindulgente,puesto que los costos de la equivocaciôn(la incapacidadde movilizar a la genteo el stalinismo,por ejemplo) son demasiadoselevados. los enfoEn contrastecon las orientacionesreduccionistas, ques que llamamos antes "demôcrata-pragmâtico"estiman que la democraciaes la clave de los dos problemasque estudiamos. Segrinestosenfoques,una sociedadpost-capitalista puede ser democrâticaen la medida en que surja gracias al respaldoactivo de la gran mayoria de la poblaciôn,motivada en forma enérgicapor el deseode conquistary protegerla democraciay hasta cierto punto adiestradaen el arte del auto-gobierno,graciasal éxito obtenido en las campaflasdemocrâticas en las mâs variadas esferasde acciôn, como la comunidad, el lugar de trabajo y los movimientospoliticos. Para los partidariosde este enfoque, es también este tipo de
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participaciôn el que moviliza a la gente en favor del cambio social(28). Para precisar este irltimo punto, permitasemevolver brevemente a la nociôn de una cultura politica popular democrâtica. Los siguienteselementosal menos,cadacual susceptible para la constituciônde esa de grado, me parecenesenciales por parte de los individuosde que cultura: el reconocimiento que ni los problemas esto es, e histôricos, son seressociales que enfrentan ni el éxito o fracaso en la soluciôn de ellos resultan de la fuerza o debilidad de sus propias "individualidades" o de una "naturalezahumana" inalterable;el reconocimiento de la convenienciay posibilidad de tomar el control de sus propios destinospor medio de una actividad colectiva, realizadaen conjunto con aquellosque compartenlas y el respetoy toleranciafrente a aquemismascircunstancias, llos empefladosen anâlogasaunque diferentesluchas democrâticas. La concienciaque intervieneen estosreconocimientosno surgede una reflexiôn distante, sino de la prâcticasocial.La organizaciîn y la lucha sindical son un claro ejemplo de ello, pero existen otros movimientos populares cadavez mâs extensosy activos que enfrentan problemasen cadauno de los que aqui hemos considerado dominios humanos bâsicos. Ejemplos de esto riltimo son los movimientos por la paz y la ecologia, los movimientos femeninos, los movimientos de liberaciôn homosexual,los movimientos en contra del racismo y la opresiôn nacional,los movimientos en contra de la discriminaciônpor la edad o los movimientos en contra de la discriminaciôn hacia los impedidos, los movimientos de estudiantesy jôvenes, los esfuerzospor democratizarel gobierno en susdiversosniveles:local, regional,o nacional,etc., etc. Idealmente. cada uno de estos movimientos, creados al
(28) Este es el enfoque al que llaman insistentemente los gramscianos y que, en mi opiniôn, estâ siendo llevado a cabo de diversos modos en distintas partes del mundo, pero muy especialmente en Italia por el Partido Comunista Italiano. La filiaciôn gramsciana de esta postura no es mâs directa que ia de cualquier proceso hist6rico mediado, pero puede ser rastreada a través de Palmiro Togliatti y Enrico Berlinguèr. Yéase On Gramsci and Other llritings, de Togliatti, editado por Donald Sasoon (London, Lawtence and Wishart, 1979) y la resefra de ese libro de Ernesto Laclau, en Politics and Power: 2 ( L o n d o n , R o u t l e d g e a n d K e g a n P a u l , 1 9 8 0 ) p p . 2 5 1 - 2 5 8 .E l a r t i c u l o d e B e r linguer "Reflections after thc Events in Chile", en Marxism Today Yol. 78, No 2 (Febrero 1974), pp. 39-50, es también interesante, al igual que la compilaciôn de las opiniones del PCI sobre el golpe militar en Polonia, After Poland: Towards a New Internationalism, Antonio Bronda and Stephen Bodington, eds. (Nottingham, Spokesman Press,1982). Un estudio sobre la discutida justeza del "compromiso hist6rico" que guarda relaciôn con el tema central de este articulo es el trabajo de Mimmo Carrieri y Lucio Lombardo Radice, "Italy Today: A Crisis of a New Type of Democracy", Praxis Int e r n a t i o n a lV o l . 1 , N o 3 ( O c t u b r e 1 9 8 1 ) , p p . 2 5 8 - 2 7 1 .
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comienzo con una orientaciônpuramentedefensivay centrados en interesesinmediatos y locales,se transformarây por la concienserâtransformado,en una espiralascendente, cia de susparticipantes,hastallegara ser asi cadavezmâs politico e interdependiente.No es este el lugar para especular sobre el modo en que puedan ocurrir esa politizaciôn e interacciôn. Segûnel modelo marxista clâsico,miembros de la claseobrara,en conjunto con elementbsintelectuales,forman las organizacionespoliticas socialistas:cuando los otros movimientos llegan a tener mayor concienciapolitica, se pliegan a las organizacionesobreras y/o dejan que éstaslos dirijan y coordinen con otros movimientoscon vistas a la revoluciôn social. La historia ha mostrado, desde Marx, algûn grado de exitosa aproximaciôn a este modelo, pero también algunosde los gravesproblemasque tiene. Baste aqui seiialar que cualquier forma de organizaciôn politica de la sociedadnecesitatener a la baseuna cultura democrâtica popular. Pero el desarrollo de una cultura tal es precario:puede desplomarsepor cualquierade sus puntos débiles.Un movimiento, aunquecolectivo,puedereforzarun punto de vista individualistay de corto alcance,como ocurre con el sindicalismoeconomicista.Otro movimientospueden seguirsiendo defensivospor tiempo indefinido, ahogandoasi en sus miembrosla posibilidadde comprenderque pueden hacersecargo de sus propios destinos.El respetoy la tolerancia mutuos por aquellosque intervienen en luchas distintas que las propias -por ejemplo, el movimiento de liberaciôn femenina en relaciôn a los movimientos antiracistas(o viceversa),el movimiento sindicalrespectode los movimientos municipalesy comunales(o viceversa),etc. no son sino con demasiadafrecuencia reemplazadospor el sectarismoy la competencia.Finalmente,los problemascuya soluciôndemocrâticarequierede ampliosmovimientospopulares,no producen automâticamentea estos movimientos,y los movimientos actualmenteexistentestienen menos miembros que los necesarios. En mi opiniôn, para que el enfoque democrâtico-pragmâtico rinda sus frutos, es necesariodesarrollaruna enorrnecantidad de trabajo intelectual,teôrico y empirico, especializado e interdisciplinario,macro y micro, para entenderlos diversos modos probablesde acciôn e interacciônde las personasfrente a los numerososproblemassobrepuestosque son endémicos de la condiciôn humana. Todos ellos encierrandificiles cuestionesde orden metodolôgico, teôrico y filosôfico, que estoy cierto los lectores no han dejado de notar. Lo que quiero decir es que hay mucho trabajo teôrico, empirico y filosôfico por hacer de parte de aquellosque estân radicalmente a favor de que haya mâs democraciaen el mundo que
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la que actualmentehay. Ademâs, es sôlo en y mediante el trabajo intelectual,combinado con la prâcticareal dentro de los movimientos democrâticos mismos, QU€ los teôricos marxistaspuedencontribuir directamentea un muy necesario aspecto de la construcciônde una cultura politica, a saber,el de reidentificar en la opiniôn pûblica el socialismocon la democracia.
(29) Discuti algunosaspectosde esto en mi articulo "Inductivismand the Libertarian-IdeographicTradition", Journal for the Theory of Social Behaviour, Vol. 8, No 2 (Julio 1978),pp. 137-147.
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DE LA REVOLUCIONA LA DEMOCRACIA. EL DEBATEINTELECTUALEN AMERICA DEL SUR
Norbert Lechner*
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Agradezcolos comentariosde Enzo Faletto a una primera versiôn,preparadapara la revistaMondoperaio.
1. Un cambio de perspectiva En los aflos 60 el tema central del debatepolitico-intelectual es la revoluciôn. La situaciôn de la regiôn, caracterizada por un estancamientoeconômico en el marco de una estructura social tradicional y, por otra parte, una crecientemovilizaciôn popular, es interpretadacomo una situaciônpre-revolucionaria. Contrastandolos cambios râpidos y radicalesde la Revoluciôn Cubana con los obstâculos que encuentra la modernizaciôndesarrollista,se constatala inviabilidad del modelo capitalista de desarrollo en América Latina y, en consecuencia;la "necesidadhistôrica" de una ruptura revolucionaria. Esta perspectivaadquiere tal fuerza que incluso la DemocraciaCristiana propone una "revoluciôn en libertad" como programade gobierno en Chile. La revoluciôn aparece no sôlo como una estrategianecesariafrente a un dramâtico "desarrollo del subdesarrollo" (Frank 1967), sino también como una respuestarespaldadapor la teoria social(CardosoWeffort 1970). El debate intelectual gira en torno a las "situacionesde dependencia",sea en una interpretaciôn histôrico-estructuraldel imperialismo y de las constelaciones sociopoliticasen los diversospaises (iniciada con la famosa obra de Cardoso y Faletto 1969) sea en una versiôn mâs programâticaque plantea "socialismoo fascismo" (Dos
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latinoameSantos 1969) como la alternativade las sociedades ricanas. Si la revoluciôn es el eje articulador de la discusiôn latinoamericanaen la décadadel 60, en los B0 el tema central es la democracia.Al igual que en el periodo anterior, la movilizactôn politica se nutre fuertemente del debate intelectual. Su inicio al nivel regional- data de la conferenciasobre "las condicionessocialesde la demoqacia "que organizôel Consejo Latinoamericanode Ciencias Sociales(CLACSO) en 1978 en Costa Rica; fue la irltima intervenciônde Gino Germani y la primera salidainternacionalde Raitl Alfonsin. (Los materialesfueron publicadosen Crt'tica& Utopfa No 1, 2 y 4). Desdeentoncestoda la atenciônsecentraen los procesos de transiciôn que de la maneragradual(Brasil,Uruguay),acelerada (Argentina)o estancada(Chile) conducena la instauraciôn de institucionesdemocrâticas,relegandolos obstâculos de la consolidaciôndemocrâtica(Perir, Bolivia) a un segundo plano. Tras la experienciaautoritaria, la democraciaaparece mâs como esperanzaque como problema.Cabeentoncespreguntarse si los actuales vientos de democratizaciôn son "climas" coyunturaleso si inician una transformaciônsocial. Antes de reseflarel desarrollodel debateintelectualde los irltimos afros, quiero destacar las dificultades del intento. Independientementedel inevitable sesgopersonal y nacional del autor, resulta dificil reconstruir un debate latinoamericano. Se trata, por un lado, de la heterogeneidadestructural, o por asf decir, del carâçtersui generis de la regiôn, que requierey a la vez refuta los conceptoselaboradosen las sociedadescapitalistasdesarrolladas.Junto con las dificultades estructuralespara conceptualizar,hay dificultadeshistôricas para generalizar;un mismo fenômeno (como por ej. la democratizaciôn)tiene diferente significado en Venezuela, Peni o Uruguay. Tanto la diversidade inestabilidadde los procesos socialescomo las distintas experienciashistôricas repercuten sobre la producciôn intelectual, que tiende a ser dispersay volâtil. Si ademâs consideramosla ausencia de revistasde teoria social de circulaciôn regional -con la excepciôn parcial de la Revista Mexicana de Sociologta, Critica & Utopia y de Pensamientolberoamericano (publicada en Madrid)- resulta sorprendenteque puedahablarsede una discusiôn latinoamericana como lo es, en efecto, por su incidenciaaun en otros paises,el debate que se desarrollaen Brasil y el Cono Sur sobre los procesosde democtatizaciln*.
para dar cuenta del debate Limito mis reflexionesal âmbito sudamericano; intelectualen México, América Central y el Caribehabria que incluir otros considerandos.
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2. La experienciade nuevo autoritarismo La perspectivade la democracianace de la experiencia autoritariaen los aiios 70. A partir del golpemilitar de 1973 en Clrilc',los anterioresgolpesen Brasil(1964) y Peru(1968) y los posterioresen Uruguay(1973) y Argentina(1916') adquieren una significaciôncomirn. Sin ignorar los rasgosespecificos en cadapais, particularntenteen Perfrbajo VelascoAlvarado (Pease1911), el nuevo autoritarismose constituye como una experiencia compartida:experienciade una violencia sistemâtica.de un orden programâticamenteautoritario y excluyente. El objetivo de los golpesno es tanto el derrocamientode determinadogobiernocomo la fundaciônde un nuevoorden. Se buscaimponer una nueva normatividad y normalidadmediante procedimientospropios a una "lôgica de la guerra": la aniquilaciôndel adversarioy la aboliciôn de las diferencias. De ahi, un primer rasgode la discusiônintelectualpost-73: la denuncia del autoritarismo en nombre de los derechos humanos. Los intelectualesno luchan en defensade un proyecto. sino por el derechoa la vida de todos. Y es en torno a los derechoshumanosque se organizauna solidaridadinternacional,proyectandoa los intelectualesmâs allâ de sus fronteras. La critica intelectualya no invoca el futuro (la revoluciôn) contra el pasado(el subdesarrollo). Por el contrario,asumela defensa de una tradiciôn en contra de la ruptura violenta. Junto a la critica, se inicia una autocritica al anterior protagonismosrevolucionario(del cual RégisDebray fue la encarnaciôn mâs conocida).Tiene lugar una nitida ruptura con la estrategiaguerrillera (Petkoff 1976). La gran enseflanzade los golpesmilitareses que el socialismono puede (no debe) serun golpe(Weffort 1984). Pero la principal preocupaciôndel debate intelectual de esosafroses elandlisisde los origenesy lanaturalezadel nuevo régimen autoritario. Muy temprano queda claro que no se trata de un fascismo(Borôn 1977): nociôn relegadaal trabajopartidistade agitaciôn.A partir del texto seminalde Guillermo O'Donnell sobreel EstadoBurocrâticoAutoritario (1975), el Estado devieneel eje aglutinadorde la investigaciôn social en toda la regiôn.Tanto la RevistaMexicanade Sociologia(19771 | y 2, 197813 y 4) como algunasantologias (Malloy 1976, Collier 1979, Lechner 1981) ofrecenun panorama de la extensaproducciôn, algunade excelentenivel. ;Por qué se interrumpe,por 1981, el estudiodel Estado? No existe un balancecritico del debate,lo cual ilustra la escasaautoreflexiônde los intelectuales y, por ende,las dificultades a conformar una tradiciôn intelectual.Posiblementela
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discusiônsobre el Estado se agote en tanto conlleva(al igual que anteriormentelos estudiossobrela dependencia) un factor de "moda"; el Estado Burocrâtico-Autoritario es una "novedad" de la cual hay que dar cuenta.Una vez que aparece consolidadoy adquiriendo duraciôn, se busca fuera de é1 la innovaciôn, o sea la transformaciôn del estado de cosas existente. Elio nos sugiereuna razon mâs profunda para el del debate:la critica al EstadoAutorisribito desplazamiento critica a la concepciônestatistade la en la tario desemboca politica, vigentehasta entonces.En efecto,la preocupaciôn por el desarrollosolia ir a la par con el énfasisen e1Estado como el principal agentedel desarrollo;frente a la insuficiencia o franca falsedadde la "democraciaburguesa"se atribuia al Estado la responsabilidadpor solucionar los problemas sociales.Particularmenteen las izquierdas predominaba la idea hegelianadel avancedel Estado como desplieguede la libertad; ampliando la intervenciônestatal,la gente se emanciparia de las condiciones de miseriaen que se encontraba alienada.Este imaginario colectivo se ve cuestionadopor la omnipotencia y omnipresenciade la dictadura militar. En América Latina es el Estado Autoritario (y no un Estado de BienestarKeynesiano)el Leviatân frente al cual se invoca el fortalecimiento de la SociedadCivil. De estemodo, precisamenteel desarrollo del Estado (autoritario) obliga a repensarlas formas de hacerpolitica. En parte, la reflexiôn sobreel autoritarismoprosigueen los estudios sobre el pensamientoneoliberal. Al respecto cabe destacar un elemento importante. A pesar de la fuerte influencia del neoliberalismoy neoconservadurismoen los gobiernos autoritarios, sobre todo a través de su "modelo econômico", no se trata de un pensamientolatinoamericano propio. Son traduccionesde Hayek, Huntington o de la escuela del "public choice". Ello remite a un fenômeno mâs general:no obstante el peso de las derechas tradicionaleso "neocapitalistas" en el desarrollo social y politico de la regiôn, no existe una intelectualidadde derechas.Hay figuras aisladas,pero airn ellasno presentanun pensamientopolitico fuerte, en polémica con el cual las izquierdaspuedan elaborar sus propias posiciones. (Pensemosen la polémica de Gramsci con Croce o de Habermascon Luhmann). No pudiendo enfrentarsea una interpretaciônliberal-conservadora de la realidad latinoamericana,la intelectualidadde izquierdas tiende a elaborar su critica a travésde la discusiôneuropea o norteamericana,1o cual puede distorsionarsus esfuerzos por teorrzat la prâctica social en América Latina. Pero , ante todo, oscurecela lucha por definir la significaciônde la democracia.
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3. El nuevo ambiente intelectual Es conocida la 'Violencia institucionalizada"que destruyô la vida universitariay reprimiô la actividad cultural. Muchos intelectualestuvieron que refugiarseen el exilio, otros pudieron quedarse en sus paises creando "centros informales" de trabajo. Una y otra "soluciôn de sobrevivencia" modificaron la producciôn intelectual. Resaltarécuatro aspectosque inciden en la revalorizaciônde la democracia. I ) El golpe significauna dramâticaalteraciônde la vida cotidiana. Aunque poco visible, este hecho tiene gran impacto en la tradiciôn mâs bien elitista y librescade la intelectualidad. Para muchos intelectuales,la pérdida de la seguridad material y la erosiôn de los criteriosde normalidadprovocan una situaciôn de incertidumbre (cognitiva y emocional) que favorece no sôlo una revisiôn biogrâfica, sino igualmente la percepciôn de problemas habitualmente no considerados como, por ejemplo, la misma vida cotidiana.Pero ademâs,la incertidumbre tiene otra consecuenciaque me parece muy importante: fomenta una apreciaciôndiferente de los procedimientos democrâticos-formales.Muchos intelectualeshabian vivido la "democraciaburguesa"como una ilusiôno manipulaciôn, incapaz de asumir los imperativosdel desarrollo;la dictadura les ensefrael carâcterpolitico de las cuestionessupuestamentetécnicas.Si no hay una "verdad" establecidao hâbitos reconocidospor todos, entoncesse hace indispensable instaurar"reglasde juego" que permiten defenderlos "interesesvitales" y negociarun acuerdo sobre las opinionesen pugna. La revalorizaci1nde la antes criticada "democracia formal" se inicia pues a partir de la propia experienciapersonal, mâs que de una reflexiôn teôrica. Y, no obstante el carâcter primordialmente defensivo,esta experienciaprobablemente repercuta sobre el arraigo afectivo que tenga la democratizaciônen las izquierdas. 2) El exilio pero también el trabajo en los centros privados nacionales, conllevan una circulaciôn internacional de los intelectuales,antesdeconocidas.Santiagode Chile hasta 1973 y posteriormenteCiudad de México se transforman en centros de un debate latinoamericano.No se trata solamente de una "latinoamericanizaciôn"obligada por el exilio. A mediados de los 70 comienzan a multiplicarse los seminarios regionalesy, a iniciativa de CLACSO, grupos de trabajos regionales,configurândoseuna especiede universidad itinerante que remplazalos claustrosvigilados.Esta transnacionalizaciôndisminuye el provincialismo(frecuentemente complementadopor un "europeismo" acritico) y facilita la renovaciônde un pensamientopolitico, relativamente autônomo de las estructuraspartidistasen cada pais. Adquiriendo mayor autonomia respecto a las organizacio6l
nes politicas, la discusiônintelectual(sobre todo en las izquierdas) logra desarrollar un enfoque mâs universalista (menosinstrumental)de la politica. 3)Otro aspectoparticularmenterelevantepara los intelectuales de izquierda fue la aperturaintelectual.Los golpesmilitares desmistificanla fe revolucionariay hacen estallarun marxismo dogmatizado(recuérdesela influencia de Althusser y Pulantzasen los 60). De un modo cruel y muchasveces traumâtico aconteceuna "crisis de paradigma"con un efecto benéfico empero: la ampliaciôn del horizonte culLural y la confrontaciôn con obras antes desdefladaso ignoradas.Es significativo que una editorial socialistatraduzcalos escritos politicos de Weber y Carl Schmitt. La recepciônmasivade Gramscia mediadosde los 70, de Foucault posteriormente y el actual interés por Habermassefralanalgunasde las principaleslecturas.Frecuentementese trata de "lecturas de moda", sin provocar una apropiaciôn critica de los enfoques. Hoy prevalececierto eclecticismoen que pueden mezclarse elementosde Max Weber,Agnes Heller y Macpherson.Asi y todo, me parece ser un fenômeno saludableen la medida en que significael abandono de la exégesiso la "aplicaciôn" de una teoria preconstituida, y se busca dar cuenta de determinada realidadsocial. En este contexto habria que situar el papel del marxismo. Aunque influyera en el pensamientoeconômico("estructuralismo") y sociolôgico ("dependencia"), nunca alcanzô a tener arraigomasivo en la regiôn. En paisescon una estructura predominantementeagraria,marcada por el mundo de la hacienda, una larga historia de caudillismo y golpes de estado y la experiencia siempre actualizada del imperialismo hace mâs sentido el enfoque leninista. Bien visto, sin embargo, se trata de un sentido todavia tradicional en tanto remite a una verdad oculta que una revoluciônpodria desvelar y realizar. Hoy, la compleja diferenciaciôn social en América del Sur ya no permite concebir la lucha por la libertad y la igualdad en términos esencialistas. Desde luego, se sigue editando el manual de Marta Harnecker(1968) pero, en general, el uso de Marx ha perdido su connotaciôn cuasi-religiosa.En el caso de América del Sur (a diferenciade México y América Central) quizâ sea mâs correcto hablar de un postmarxismo, al menos en el debate intelectual. Las criticas de Laclau (1978) y Nun (1983) contra el reduccionismo o lo anâlisishistôricos sobre el denominado "desencuentro entre América Latina y Marx" (Aricô 1980) y los avataresde un "marxismo latinoamericano" (Aricô 1978, Portantiero 1982, Mouliân 1983 y la revistaSocialismoy Participaciôn) son una especiede ajuste de cuentascon "los marxismos" y simultâneamenteintentos de actualizaresa tradiciôn como 62
punto de partida para pensar la transformaciôn democrâtica de la sociedad.Hasta ahora estosesfuerzosde renovaciôn han quedado reducidos al âmbito intelectual, encontrando poco eco en los partidos de izquierda. 4) Un cuarto punto a destacar es la crecienteprofesionalizaciôn académicade los intelectuales,sea mediante la ampliaciôn y modernizaciôn de la universidad(Brasil), sea justamente a la inversa, por su desplazamientoa un mercado informal (centros privados), sumamente competitivo. Ambas situacionesacelerana los procesosde especializaciôn, borrândosela imagen tradicional del intelectual como creador y transmisor del sentido de la vida social.Vuelve a primar el critico por sobre el profeta y la vocaciônpolitica ya no se apoya en un compromiso de militancia partidista. Para resumir el cambio del ambiente intelectual, quiero enfatizar la nueva densidad del debate, basadaen un mayor contacto intrarregional (especialmenteen el Cono Sur), una pomayor disciplinaacadémicay una mayor responsabilidad pesar del carâctermuchasveceserrâtico de la inveslitica. A tigaciôn, el conocimiento de las distintas realidadesnacionales es hoy mucho mâs profundo y extendido. Aunque suene paradojal, aun bajo circunstanciastan adversascomo las chilenas,las CienciasSocialeshan tenido su mayor desarrollo en la ûltima década,tanto por la diversidadtemâtica y riqueza del anâlisis como en términos de productividad (Portes 1984). La densidaddel debate se debe también a la creciente diferenciaciôn de la intelectualidad. A las figuras mâs clâsicas del intelectual-politico y del intelectual-critico se agreganen estos afros dos tipos nuevos: el tecnôcrata y el educador popular. Pero tal vez sea mâs ilustrativo evocar la figura de un intelectualpar excellence, el brasileflo Fernando Henrique Cardoso.Exiliado en 1964, iniciô el enfoque de la dependencia;fundô el principal centro privado de investigaciônsocial en Brasil (CEBRAP), distinguiéndosepor su anSlisisdel "modelo politico" de la dictadura brasilera;hoy es senadordel PMDB por Sao Paulo y uno de los "ingenierospoliticos" a cargosde la democratizaciln en marcha. Ha sabido articular creaciôn intelectual e incidencia politica, vincular a los jôvenes sociôlogos brasilefloscon la producciôn latinoamericanay a ésta con las corrientes europeas y norteamericanas.Su elecciôn a la presidenciade la Asociaciôn Internacional de Sociologia simboliza la presencia del pensamiento latinoamericano en la discusiôn internacional. Pero ante todo, contribuyô decisivamentea generaruna nueva forma de pensar politicamente y a plantear -desde las condicionesespecificas de Anérica Latina- la democraciacomo problema.
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4. Pensarla alternativa Alrededor de 1980 y especialmentea partir de la crisis econômica agudizadaen 1982 la atenciôn se desplazadel autoritarismo hacia la democratizaciôn.En el debate sobre la alternativa democrâtica sobresalendos pasos que preparan una renovaciôn del pensamientopolitico latinoamericano. Por una parte, una revalorizaciônde la politica. La izquierda, enfrentadaa la doctrina de la seguridadnacional (Arriagada/Garretôn1978) y a la ofensivade neoliberalesy neoconservadores(RevistaMexicana de Sociologia,nirmero especial 1981), descubreque la politica no tiene una significaciôn irnica y univoca. Un eje fundamental de la lucha politica es precisamentela lucha por definir qué significahacerpolitica (Lechner 1982). A través de la critica a la doctrina militar y al pensamiento neoliberal), el debate intelectual elabora una resignificaciônde la politica, de la cual mencionarétres c aracterfsticas. l ) La contraposiciônde una "lôgica politica" a la "l6gica de la guerra". En toda sociedadde claseslas relaciones socialesson conflictivas;los conflictos devienenguerracuando la vida de un sujeto -su razôn de ser- depende de la muerte del otro. Interpretando las divisionessocialescomo antagonismosexcluyentes(socialismoo fascismo,libertad o comunismo), las relacionesquedan reducidasa un sôlo lfmite clasificatorio:amigo o enemigo.La lôgicade la politica no apunta al aniquilamiento del adversario,sino, por el contrario, al reconocimientoreciproco de los sujetosentre si. 2) No se puede concebir una politica democrâticaa partir de la "unidad nacional"o algunaidentidadpresocial,sinoa partir de las diferencias.Setrata, en palabrasde HannahArendt, de la condiciôn humana de la pluralidad; la pluralidad es especificamente la condiciôn de toda vida politica (Arendt 1974). Este punto al igual que el anterior conllevauna autocritica del planteo tradicionalde la izquierda:la lucha de clasesno puede ser concebidani como una guerraa vida o muerte ni como una lucha entre sujetos preconstituidos. Sôlo abandonandola idea de una predeterminaciôneconômicade las posicionespolitico-ideolôgicasse hace posible pensar lo polftico (Laclau 1978). Y uno de los rasgosespecificosde la construcciôn de un orden democrâticoes justamente la producciôn de una pluralidad de sujetos. 3)IJna revisiôn autocritica de la izquierda se desprende también de una tercera objeciôn a las concepcionesautoritario-neoliberales:la significaciôninstrumentalistade la politi. ca. Tanto la tradiciôn marxista como la doctrina militar y el pensamientoneoliberalcomparten (con signosdiferentes)un mismo esquemainterpretativo: el presentecomo una "tran64
siciôn" hacia la realizaciônde una utopia. Que el futuro sea imaginado como mercado o como sociedad sin clases,se trata de un orden post-politico. Y, al concebir la "aboliciôn de la politica" como una meta factible,la acciônpolitica presente tiene un carâcterexclusivamenteinstrumental.Parasuperar este enfoque se ha propuesto una reconceptualtzaciôn de la utopfa como una imagende plenitudimposible,pero inpara descubrirlo posible(Hinkelammert1984). dispensable Por otra parte, tiene lugar una revalorizaciôn de la sociedad civil. En algunospaisescomo, por ejemplo,Brasilello es el reflejo de un drâstico y exitoso procesode modernizaciln (Almeida/Sorj 1983). En otros paisescomo Bolivia y Peni, pero también en sociedades como relativamentedesarrolladas Argentina, Chile y Uruguay, se trata, por el contrario, de una profunda preocupaciônpor el gravedeterioro de las condiciones de vida. En ambos casos,el interés por la sociedadcivil tiene una clara connotaciônpolitica - las condicionessociales de la democracia.De este modo se logra "politizar" la preferencia de las fundacionesextranjeraspor anâlisisempiricos (demografia, necesidadesbâsicas,situaciôn de la mujer y la juventud) sin caer en intervencionesinaceptablescomo el famoso Plan Camelotde la CIA en los 60. Trâtesede temas clâsicos de la sociologia latinoamericana(estructura social, desarrollo agrario, sindicalismo)o temas nuevos(movimientos socialesy regionales,violencia urbana, cultura popular), los enfoquessuelen enfatizarlos aspectospoliticos habitualmente no consideradosdel procesosocial.Al respectonada es mâs relevante que el esfuerzode algunosde los principales centros de investigaciônsociolôgicapor publicar revistas sociopoliticas para un pûblico amplio: por ejemplo, en Lima Qué Hacer y Socialismo y Participaciôn por parte de DESCO y CEDEP respectivamente;en Sao Paulo l{ovos Estudos y Lua Nova por CEBRAP y CEDEC; en Buenos Aires Punto de Vista y Debates por el Club Socialistay por el CEDES. Este intento por socializarel debate intelectual no deja de ser precario (un mercadorestringidopor la misma crisis econômica);sin embargo, demuestrael interés de los intelectualespor arraigarla democratizaciônen los problemas concretos de la gente comirn. La preocupaciônpor la reconstrucciôn del tejido social responde desde luego a la pero a la vez estd herencia de unas dictadurasdevastadoras, influida por los planteamientosneoliberales.Al recoger las objeciones antiestatistasse prepara la superaciônde Ia tradiciôn borbônica (y napoleônica)del Estado que prevalecia en la regiôn, aunquemuchasvecesal precio de un liberalismo ingenuo. Considerandolas fuertes raices del autoritarismoy del estatismo en las sociedadeslatinoamericanas,probablemente seauna reacciôninevitablepara poder abordarla cuestiôn del Estadoen una perspectivademocrâtica. 65
5. El debate teôrico sobre la democracia Convienedistinguir entre procesosde transiciôny procesos de consolidaciôndemocrâtica,pues se enfrentan a distintas prioridadesde problemas.En el primer caso(Chile),la discusiôn sobre la democraciatiende a sermâs paradigmâtica,buscando determinar y legitimar un orden alternativoal orden autoritario. La dificultad de la reflexiôn teôrica reside en el hecho de que no tiene lugar una ruptura radical e integralentre dictadurasy democracia,sino "situacionesde encuentro" (Delich 1982). Una vez instauradauna institucionalidaddemocrâtica, la atenciôn se vuelca hacia problemasconcretos. estructurândoseel debate en torno a temâticassectoriales (inflaciôn y desempleo,marginalidad urbana, reestructuraetc.). ciôn de la universidad. revisiôn teôrica de la cuestiôn de la a la Restringiéndome por parte la izquierda,destacaré,apartede los de democracia puntos mencionadosen el pârrafo anterior, el pacto sobre 'Teglasde juego". las El gruesodel debate politico intelectual puedeser situado condentro de la temâtica"neocontractualista".En sociedades por politica situaciocaracteriza se historia cuya vulsionadas, nes de empatecatastrôficoy vetosreciprocos(Argentina,Bolivia), por una fuertepolarizaciônideolôgica(Chile,Peni) o bien por mecanismostradicionalesde dominaciôn (Brasil, Colombia, Ecuador), la idea del pacto y las estrategiasde concertaciôn significan importantes innovaciones, Ellas responden -tras la experienciade desordenbajo los gobiernos autoritarios- a una aspiraciôngeneralizadapor una institucionalidad estable y participativa. Recordemosel plebiscito de multitudinariasde 1983 1980 en Uruguay,lasmovilizaciones y en tal respaldo en Brasil. Apoyada en Argentina de 1984 pacto expresala brisquedade un acuermasivo, la nociôn de que y se sobreponenla restauraciôn do complejo confuso en juego" fundamentales,la negociaciônde un itide "reglas de y nerario un temario minimo para la transiciôn asi como el establecimientode mecanismos de concertaciôn socioeconômica. Aunque analiticamente podamos distinguir entre pacto constitucional(y el respectivodebate sobrela vigencia de una especiede "contrato social"hoy en dia), un pactopolitico para la transiciôn (como las Multipartidariasen Argentina y Uruguay o la Alianza Democrâticaen Brasil)y un pacde to social strictu sensu(acuerdopatronal-sindical-estatal), en las necesariamente sientrelazan niveles se hecho los tres tuacionesde transiciôn. Otra dificultad que enfrenta el debate sobre el pacto radica en la tensiôn entre la reconstrucciôn del sistema politico y las exigenciasde gobernabilidad.El ejemplo de Alfonsin ilustra dramâticamentecômo el propôsito de con66
certar un sistema politico se ve interferido e incluso contradicho por la urgenciade gobernar. El tema de la decisiôn politica nos remite a un problemaclâsicode la teorfa democrâtica'. la relaciôn entre pluralidad y voluntad colectiva. Bajo este punto de vista, la situaciôn latinoamericanaresalta algunas cuestionesde la democracia con una fuerza mayor que el debateeuropeo(Bobbio 1984, Bobbio 1985). En América Latina, la actual revalorizaciônde los procedimientos e instituciones formales de la democraciano puede apoyarse en hâbitos establecidosy en norrnas reconocidaspor todos. No se trata de restaurarnormas regulativas, sino de crear las normas constitutivasde la actividad politica; la transiciôn exige 1a elaboraciônde una nueva "gramâtica". (De Ipola/Portantiero 1984). Es decir, el inicio del juego democrdtico y el acuerdo sobre las reglas del juego son dos caras(simultâneas)de un mismo proceso. De ahi se desprendentres tipos de problemas.Un primer eje de la discusiôn se refiere a la articulaciôn entre formas institucionalesy contenido politico o, empleandouna expresiôn de Angel Flisfisch,entre pacto y proyecto. Frente a la gravedadde la crisis econômica(desocupaciôn,inflaciôn, deuda externa) la izquierda tiende a otorgar prioridad al diseflo de un proyecto de desarrollo,capaz de satisfacerlo mâs ampliamentey râpidamenteposible las reivindicaciones sociales.Presumir que las "necesidades bâsicas"son datosobjetivos que puedanser resueltosmediantesolucionestécnicas significa,sin embargo,repetir el enfoque tecnocrâticode los gobiernosmilitares. Hay que enfocarla resoluciônde la crisis como una decisiônpolitica. Y ello suponemecanismosinstitucionales para la elaboraciônde opcionesy toma de decisiones.Vale decir: no hay proyecto sin pacto. La resoluciôn de la crisis econômicay la construcciôndel sistemademocrâtico han de serabordadoscomo procesossimultâneos. En segundolugar, cabe preguntarsepor la fuerzavinculante de los procedimientosformales.La validez de un "contrato" remite a una norrnatividadexterna a é1.Y no existeen estos paises la norma fundamental o un consensosocial bâsico sobre el cual fundar un reconocimiento de los procedimientos institucionalespor parte de todos. Por consiguiente, hay que elaborar,junto con las reglasde juego, aquel fundamento normativo por medio del cual éstasadquierensentido. Formuladoen otraspalabras:no existiendoun acuerdocomûn sobre la significaciônde una politica democrâtica,no existe un horizonte de posibilidadesque -compartido por todos- encauceel câlculo estratégicode cada participante. Hay que redefinir lo posible, no como perspectivaunilateral de cada actor, sino como obra colectiva(Flisfisch 1984, Landi 1985).Es por medio de tal marco colectivode posibilida61
des que una sociedaddelimita qué estrategiasson racionales, qué decisionesson legitimas. Ahora bien, icômo instituir lo colectivo en sociedades que se cancteizan por una profunda heterogeneidadestructural? Ello nos remite a un tercer problema.No se puede concebir el acuerdo sobre las "reglas de juego" como un pacto entre sujetos constituidos ex ante. A diferencia de Europa, donde los procesospoliticos se encuentranmucho mâs institucionalizados, en América Latina es mâs visible la permanente descomposiciôny recomposiciôn de las identidades politicas. También aqui opera la inercia histôrica,pero precisamenteen las situacionesde crisis aflora plenamentela productividad de la politica en tanto constituciôn de sujetos colectivos. El pacto no seria algo exterior y posterior a los sujetos,sino la institucionalidadpor medio de la cual y junto con la cual se constituyenlas identidadescolectivas.Por consiguiente,me pareceinadecuadala idea liberal de la democracia como "mercado politico". Tampoco se trata de restringirla a las corporacionesexistentes.Un rasgosobresaliente de los procesosde transiciôndemocrâticaparecieraserjustamente éste: el orden y los sujetos se forman conjuntamenteen un mismo movimiento (Andrade 198, Landi 1982). Por lo mismo, son evidenteslas dificultadesde una democratizaciôn en Amêrica Latina: les posibleaquel reconocimientoreciproco a través del cual se constituyen las identidadespolfticas bajo condicionesde fuerte desigualdadsocial?En las sociedades latinoamericanas,particularmente en las andinas,las diferenciassociales(econômicas,culturales,étnicas o regionales)se cristalizanen relacionesde desigualdado ni siquiera se integran, quedando una yuxtaposiciôn de "islas" en un archipiélago. En ambos casos, no se trata de una diferencia constitutiva de la pluralidad. Por consiguiente,los contlictos suelenacercarsemâs a relacionesde guerra que de distinciôn competitiva. Sigue pendiente la "cuestiôn nacional" (Cotler 1978 para Perri) y, mâs concretamente,la delimitaciônde un espaciopolitico (Calderôn 1982 para Bolivia). En estassituaciones, lqué vigenciapuede tener la idea de una "comunidad de hombres libres e iguales" como representaciônde "lo colectivo"? iA travésde qué instanciapueden estassociedades reconocersey afirmarse a si mismas en tanto colectividad? La instancia"clâsica" es la forma de Estado.Pero éstaseencuentra cuestionadapor el desmoronamientodel Estado Autoritario. Y, por otra parte, no contamos con una reconceptualizaciôndel Estado en tanto Estado Democrâtico(un inicio ofrece PensamientoIberoamericano5). Esta me parece ser la lagunaprincipal en el debatesobrela democratizaciôn. Los problemasesbozadospodrian ser resumidosen una temâtica que - de modo aûn larvada- aglutina la discusiôn actual: la secularizaciônde la politica. En una regiôn tan im6B
pregnadapor la Iglesia Catôlica y la religiosidadpopular no es fâcil renunciar a la pretensiôn de querer salvar el alma mediante la politica. Ello explica muchos rasgosde la prâctica polftica en América Latina. Ahora bien, tampoco hay que caer en el extremo opuesto,una especiede hipersecularizaciôn que identifica la racionalidadcon la racionalidadformal. Lo que parecieraexigir una concepciônsecularizadaes renunciar a la utopia como objetivo factible, sin por ello abandonarla utopia como el referentepor medio de la cual concebimoslo real y determinamoslo posible. Queda asi planteadauna tarea central de la democratizaci1n:un cambio de la cultura politica. Sus posibilidadesy tendenciasestân condicionadaspor los criterios de normalidad y naturalidad que desarrollala gente comûn en su vida cotidiana. Serânlas experienciasconcretasde violenciay miedo, de miseria y solidaridad,que hacen el sentido de la democratizaciôn-ydelsocialismo. 6. El debate socialista En fin, ieué se hizo de la idea motriz de la revoluciôn: el socialismo?También en América del Sur las izquierdassufren una crisis de' proyecto. ;Qué transformacionespropugnan? ;Cuâl es el orden posible y deseado?No parece exagerado hablar de una crisis de identidad. ;Qué significa socialismo hoy en dia en estassociedades? La idea de una sociedad socialista pareciera haber perdido actualidad. En algunos pafsesla referenciaal socialismoaparececomo un sueflonosdemodée.En otros paises,donde tuvo tâlgico o simplemenTe mayor arraigo histôrico, se vacian los referentestradicionales dando lugar a un fraccionamientoorganizativo.En este pensandoa partir de la derrota, es contexto de disgregaciôn, en buena parte mérito de intelectualesde izquierda haber planteado la democraciacomo la tarea central de la sociedad. La construcciôn del orden social es concebida como transformnciôn democrdtica de la sociedad. El vuelco de la discusiônintelectual hacia la cuestiôn democrâtica significa una importante innovaciôn en unas izquierdas tradicionalmentemâs interesadasen los cambios socioeconômicos(l). Se inicia un proceso de renovaciôn, cuyos resultados todavfa no son previsibles.Por su mismo carâcTerintelectual, mâs dado a la critica y la duda que a las consignas,el debate ha logrado cuestionara las afirmapero sin elaboraruna nueva concepciôn. ciones consagradas,
l. Dos revistashan dedicadorecientemente un n(rmeroespeciala las izquierdas y el debatesocialistaen la regi6n:AmériqueLatine No 21 (Paris1985)y Plural No 3 (Rotterdam1984).
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;Cômo se articulan democraciay socialismo?Dos ejemplos ilustran la dificil trayectoria de una discusiôna mitad de camino entre la ortodoxia y la renovaciôn.Un casosignificativo es el lugar privilegiado que ocupa tradicionalmentela lucha de clases.Criticando las connotacionesde la interpretaciôn leninista (antagonismoirreconciliable,la clase obrera como sujeto preconstituido, el partido como vanguardia,la guerra revolucionaria),el pensamientorenovadortiende a abandonar el concepto de "lucha de clases",sin precisarun enfoque alternativo. Pero ademâs, primordialmente preocupado por la concertaciônde un orden viable y estable,tiende a soslayar el conflicto mismo. El énfasisen el compromiso-acertado a la luz de la experienciahistôrica- corre el peligro de impulsar una "neutralizaciôn" despolitizadorade los conflictos sociales, forjando una visiôn armoniosay, por tanto, equivocada de la democracia. Un segundoejemplo es la propia nociôn de socialismo.Este es invocado principalmentepor los sectoresortodojos,que 1o siguenplanteandocomo una "necesidadhistôrica", consecuencia de la crisis y el derrumbe del capitalismo. Las corrientes renovadoras,en cambio,privilegianla democraciapolitica, sin mostrar similar creatividadpara repensarel socialismo. A lo mâs se anunciauna perspectiva:el socialismocomo profundizaciônde la democracia(Mouliân 1983, Nun 1984, Weffort 1984). Esta perspectivaelimina las connotacionesteleolôgicasy objetivistasdel enfoque ortodoxo, pero plantea otra interrogante: ;cômo compatibilizar la prioridad otorgada a los procedimientosformales con la defensade determinados contenidos, histôricamentereferidos a la superaciôn de la explotaciôn econômica y la desigualdadsocial? Al respecto se nota la ausenciade estudios detalladossobre el estado actual del capitalismo en América Latina (de una "critica de la economia politica"). Ello podrfa explicar,al menos en parte, el desconciertode los grupos socialistas inexorables(;hay una poaparentemente ante constricciones en el marco de econômica austeridad litica socialista de redefinir el refeel fondo, de en trata, una democraciaT).Se para o, dicho en otros socialista mayoria rente social una proyecto transformaciôn social un de términos, de repensar En espueden mayorias. identificar las amplias con el cual se paises y en ni siquiera te campo los avancesson minimos con una fuerte presenciade la izquierda (Perri,Chile) puede hablarsesinceramentede un proyecto socialista. Cabe presumir que de la misma democratizaciônvuelva a surgir el tema del socialismo.Su actualidad empero ya no radicariaen la creaciônrevolucionariade un "hombre nuevo" (Ché Guevara),sino en la dinâmica de vn proceso de subie' tivaciôn, siempre tensionado entre la utopia de una subjetividad plena y las posibilidadesde la reforma institucional. 10
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EL PROBLEMADE LA DEMOCRACIA
CiaudeLefort
Mi propôsito aqui es contribuir a incitar a la restauraciôn de la filosofia politica. Algunos de nosotrosestamosdando pasosen esa direcciôn. Sin duda el nirmero de quienesestân en esta disposiciônaumenta desde hace algrin tiempo. Hay que reconocer,sin embargo.que tal esfuerzono ha encontrado airn demasiadoeco. Lo que me asombraes que la mayor parte de quienesserianmâs capacesde dedicarsea estatarea,por su temperamento intelectual que les inclina a romper con creenciasdeogmâticas,por su cultura filosôfica, por su preocupaciôn por encontrar el sentido de los acontecimientos de nuestro mundo, seacual seasu confusiôn,manifiestansin cesaruna obstinadaceguerarespectoa lo politico. Esto mismo vale para muchos de los que uno podria esperarun esfuerzo por desprendersede ideologiasdominantesy rivales, para descifrar las condiciones del devenir de la libertad, o aclarar,por 1o menos, los obstâculoscon los cualesse enfrentan. La simple palabra libertad, que acabode pronunciar,parecea menudo expulsadadel lenguajeserio,obligadaa permanecer en el terreno del lenguajevulgar, a menos que no sirva de consignaa un pequefrogrupo de intelectualesque han elegido su campo de batalla y a quienesparecebastarel anticomunismo. Dejemosen su propio terreno a estosûltimos, cuya especieno es nueva,a pesardel ruido que hace.Me importan mucho mâs los intelectualesy filôsofosque reivindicansu inserciônen la izquierda o la extrema izquierda.Todos ellos viven en una época en que se despliegauna nueva forma de sociedad,bajo el signo del fascismo,por una parte, y por otra, el socialismo,pero no quieren pensar,percibir, este fenômeno formidable. Para hacerlo, deberianvolver a otorgar
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un sentido a la idea de libertad. Pero vemosque la han abandonado entre las vaguedadesde la mera opiniôn, aparentemente por el motivo de que cada uno le otorga a la libertad los rasgosque convienena susdeseoso a susintereses.Ahora bien estosintelectualesse apartanasi, en suspotencialesbirsquedasde un conocimiento riguroso.no sôlo de la mera opiniôn sino de la filosofia politica. Porque ésta no tuvo nunca como motor sino el deseode liberarsede la seruidumbrede las creenciascolectivasy conquistar la libertad de pensarla libertad en la sociedad;siempre ha tenido a la vista la diferencia de esenciaentre régimen libre y despotismo,o tirania. Cuando somosconfrontadosal surgimientode un nuevo tipo de despotismo(tan nuevo respectoa los antiguoscomo lo es la democraciamoderna respectode la antigua),de un despotismo con vocaciôn mundial, justo entonces,éstase transforma en indivisible.Cuando oyen la palabra totalitarismo, hay filôsofos que preguntan: pero ;de qué hablausted? lse trata acaso de un concepto? lcuâl es la definiciôn que usted propone? iacaso la democraciano oculta la dominaciôny la explotaciôn de una clasepor otra, la uniformizaciôn de la vida colectiva, el conformismo de masa? len basea qué criterio funda usted la distinciôn entre democraciay totalitarismo?y suponiendo que la historia haya engendradoun monstruo lcuâl es la causade la mutaciôn? lse trata de causaseconômicas, técnicaso del desarrollode la burocraciaestatal?Decia que me asombro: ôesposiblemanejarcon sutilezala diferencia ontolôgica, rivalizar en prodigios en la explotaciôn combinada de Heidegger,Lacan, Jakobsony Levi-Strauss,y retornar al realismomâs presuntuosocuando setrata de politica? Ciertamenteel marxismo ha dejado aqui su impronta, ha roto la relaciônque sosteniala filosofia con la ingenuidad; ha ensefradoque la instituciôn de un sistemaconcentracionario, el exterminio de millonesde hombres,la supresiônde las libertadesde asociaciôny expresiôn,la aboliciôn del sufragio universalo su conversiônen una farsa que otorga el 99otode 1osvotos a la lista de un partido itnico, no nos dicenada sobre la naturalezade la sociedadsoviética.Pero lo mâs notable es que el procesode extinciôn de estaideologiano ha liberado el pensamiento,no ha reabierto el camino hacia la filosofia politica. Una vez que se admite que no es el socialismo,o, como se dice cômicamente,el verdaderosocialismo,lo que se construye en la URSS,en Europa del Este,en China, en Viettodaviaa nam, en Camboyao en Cuba lcuântospermanecen la expectativade una buenateoria que podria proporcionar las leyes del desarrollode las sociedades,de la que pudiese deducirsela fôrmula de una prâcticaracionàl?En el mejor de los casos,se ven expresionesde simpatia hacia los disidentes perseguidospor los regimenescomunistas,o hacia las sublevacionespopulares.Pero este sentimiento no perturba de un 74
modo durable el pensamiento.Este rcchazadescubrir la libertad en la democraciaporque éstaviene definida como burguesa.Rechazatambién descubrirla servidumbreen el totalitarismo. Ahora bien, para nuestropropôsito, seriatambién completamente errôneo contentarsecon la critica del marxismo. Repensarlo politico requiereuna ruptura con el punto de vista de la cienciaen general,y particularmente con el punto de vista dominanteen las llamadascienciaspoliticasy la socio iogia politica. Los politôlogosy los sociôlogos,por su parte, no tratan de darle un lugar a la politica en el registro de una superestructura, cuyo fundamento estaria en el nivel supuestamente real de las relacionesde producciôn. Ellos seprocuran su objeto de conocimientoa partir de la construcciôno de la delimitaciôn del hechopolitico considerado como hechoparticular, distinto de los otros hechossocialesparticulares(econô micos, juridicos, estéticos,cientificos)o bien puramentesocial, en el sentido en que esta palabra designâlos modos de relaciôn entre gruposo clases.Tal perspectivasupone,sin embargo, que uno se da, como por debajode la mesa,la referencia al espaciollamadosociedad. Se pretende luego describir o reconstruir la sociedad,al poner ciertos términos. articulândose,forjando sistemasparticularesde relaciôn.incluso combinândolosen un sistema global, como si la observaciôny la construcciônno derivaran de una experienciade la vida social, a la vez primordial y singularmenteinformada por nuestra inserciôn en un marco histôricay politicamentedeterminado.Ahora bien, observemos de inmediato una consecuenciade estaficciôn: las sociedadesdemocrâticasmodernas se caracterizan,entre otras cosaspor la delimitaciôn de una esfera de instituciones,de relaciones,de actividadesque aparececomo politica, distinta de otras esferasque aparecencomo econômica,juridica, etc. Los politôlogosy los sociôlogosencuentranen estemodo de aparecerde 1o politico, la condiciôn de la definiciôn de su objeto y de susprocedimientoscognocitivos,sin interrogarla forma de sociedaden la que sepresentay seve legitimadaesta separaciônde diversossectoresde la realidad.Sin embargo, que algo como la politica haya llegado a circunscribirseen una épocadeterminada,en la vida social,tiene precisamente una significaciônpolitica, una significaciônque no esparticular sino general.Es la constituciôn del espaciosocial, es la forma de la sociedad,es la esenciade lo que antiguamentese llamaba ciudad, 1o que en este procesose juega. Lo politico no se revela,asi, en lo que sellama actividadpolftica, sino en este doble movimiento de apariciôn y de ocultamiento del modo de instituciônde la sociedad.Apariciôn,en el sentido que emerge a la visibilidad el procesopor el cual se ordena
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y se unifica la sociedad,a través de sus divisiones;ocultamiento en el sentidoque el lugarde la politica se designacomo particular (el lugar donde se ejercela competenciade los partidos y donde se forma y se renuevala instanciageneralde poder), mientras se disimula el principio generadorde la configuraciôndel conjunto. Esta sola observaciôn,incita a tetornar a la pregunta que antafro guiaba a la filosofia politica: lQué sucedecon la diferencia de las formas de sociedad?Pensarlo politico requiere de una ruptura con el punto de vista de la ciencia polftica, porque éstanace de la supresiônde estapregunta.Nace de la voluntad de objetivaciôn,olvidando que no hay elementos o estructuraselementales.ni entidades(claseso segmentosde clase),ni relacionessociales,ni determinaciôn econômicao técnica. ni dimensionesdel espaciosocialque puedanpreexistir a su propia conformaciôn(mise en forme). Esta es, al mismo tiempo, como he tenido ocasiôn de desarrollaren otra parte, una posiciôn de sentido (mise en sens)y una puestaen escena(mise en scène).Posiciôn de sentido,porque a partir de ella, el espaciosocial se despliegacomo espaciode inteligibilidad, articulândosesegûn un modo singularde discriminaciôn de lo real y de lo imaginario,de 1overdaderoy 1o falso, lo justo y lo injusto, lo licito y lo prohibido, lo normal y lo patolôgico. Puestaen escena,porque esteespaciocontiene de si mismo en su constituciônarisuna semi-representaciôn tocrâtica, monârquicao despôtica,democrâticao totalitaria. Como se sabe,estavoluntad de objetivaciôntiene por corolario la posiciôn de un sujeto capazde efectuaroperacionesde conocimiento que no deben nada a su implicaciôn en la vida social: se trata de un sujeto neutro, ocupadode detectarrelaciones de causalidadentre los fenômenoso leyesde organizaciôn de sistemaso sub-sistemassociales.La ficciôn de este sujeto no estâ solamenteexpuestaa la argumentaciônde una sociologia critica de los marxistas,que denuncianla separaciôn entre juicios de hecho y juicios de valor y muestranque el analistaprocede en funciôn de la perspectivaque le impone la defensade sus intereseseconômicoso culturales.Un tal argumento se enfrenta, por bien fundado que esté, a limites que no examinaremosaqui. Esta ficciôn nos hace soslayar que el pensamientoque se confronta con cualquierforma de la vida social,tiene que ver con un materialque contiene su propia interpretaciôny cuya naturalezaestâconstituida en parte por su significaciôn. Asignando el Sujeto a la neutralidad,ella lo priva de pensar una experienciaque se engendray se ordena en razôn de una concepciônimplicita de las relacionesde los hornbresentre ellos y de una concepciônde susrelacionescon el mundo. Le prohibe pensarlo que es pensadoen toda sociedady le da su estatuto de sociedad humana: la diferencia entre la 76
legitimidad y la ilegitimidad,entre la verdad y la mentira, la autenticidady la impostura,la birsquedadel poder o del interés privado y la birsquedadel bien comirn. Leo Straussha denunciado demasiadobien lo que uno podria llamar la castraciôn del pensamientopolitico bajo el efecto del desarrollode las cienciassocialesy el marxismo, para extendernosmâs sobre este tema. Basta, a este respecto,la critica que abre Derecho Natural e Historia. Diré solamenteque si no se quiere saber nada de las distincionesque fundan el ejerciciodel pensamiento,con el pretexto de que no podemosproducir su criterio de legitimidad, si se pretendereconduciral pensamiento a los limites de la cienciaobjetiva,se rompe con la tradiciôn filosôfica; por evitar arriesgarse a emitir un juicio, se pierde el sentido de las diferenciasentre formas de sociedad. El juicio de valor renace entonces hipôcritamente bajo la cobertura de una jerarquizaciônde los condicionantes de lo que se suponereal, o bien se afirma arbitrariamente en el enunciadobruto de las preferencias. Deseariaahora atraer la atenciôn sobre lo que significarepensar lo politico en nuestro tiempo. El desarrollodel totalitarismo, tanto en la variantefascista,desaparecida hoy, pero de la que nada nos permite decir que no volverâa apareceren el futuro, como en la variante recubiertacon el nombre de socialismoy cuyo éxito continûa creciendo,nos obligaa volver a interrogar a la democracia.Contrariamentea una opiniôn extendida,el totalitarismono se produce a partir de una transformaciôndel modo de producciôn.Esto ni siquiera vale la pena demostrarlo en el caso del fascismoitaliano o alemân,cuya existenciase acomodôperfectamentecon una estructuracapitalista,seancualesseanlos cambiosque en ella haya introducido el acrecentamientode la intervenciôn del Estadoen la economia.Pero sf vale la penainsistiren que el régimen soviéticohabia adquirido susrasgosdistintivosantes de la época de la socializaciîn de los medios de producciôn y la colectivizaciln. El-totalitarismo moderno surgea partir de una mutaciôn politica, de una mutaciôn simbôlica,de la que el mejor testigo es el cambio de estatutodel poder. En el hecho, se levantaun partido que se presentacomo perteneciendo a otra naturalezaque la de los partidos tradicionales, como portador de las aspiracionesdel pueblo entero, detentador de una legitimidad que lo pone por encima de la ley; se apoderadel poder destruyendotoda oposiciôn;el nuevo poder no tiene que rendir cuentasante nadie, se sustrae a todo control legal.Pero poco importa, el curso de los acontecimientos; para nuestro propôsito; lo que interesa son los rasgosde la nuevaforma de sociedad.Se produce una condensaciônde la esfera del poder, la esferade la ley y la esfera del saber.El conocimiento de los fines riltimos de la sociedad,de las normas que rigen las prâcticassociales,de1',7
vienenla propiedaddel poder,en tanto que ésteirltimo serevela como el ôrganode un discursoque enuncialo real como tal. El poder incorporadoen un grupo, y en su mâs alto grado, en un hombre, se combina con un saberigualmenteincorporado, de modo que nada de ahora en adelanteva a poder fragmentarlo.La teoria -o, si no la teoria, el espiritu del movimiento, como en el nacismo y aunque estésiendoerosioestâa salvode nada por todos lados,segûnlas circunstancias, cualquierdesmentidode la experiencia.El Estadoy la sociedad civil son vistascomo confundidas;estaempresase llevaa la prâcticapor los buenosoficios del Partido,omnipresente, que difunde por todaspartesla ideologiadominantey lasconsignasdel poder segûnlas circunstancias,y por la formaciôn de todasclasesen de mirltiplesmicrocuerpos(organizaciones y las relacioartificial que la socializaciîn reproduce se las general). Se da curso poder el modelo con conformes nes de por representala dirigida de la identificaciôn, a una lôgica proletariado haceuno se El poder que encarna. se un ciôn de Poproletariado, la Comisiôn pueblo, el Partido con el el con partido. desase por Mientras el y fin, con egôcrata, el litica rrolla la representaciônde una sociedadhomogéneay transparente a si misma y la de un pueblo -uno, se niega la divisiôn social en todas sus formas, al mismo tiempo que se recusantodos los signosde una diferenciade creencia,de opiniôn, de costumbres.Si se pudiera usar el término despotismo, para cualificara este régimen,lo seria bajo la condiciôn de precisar que se trata c1euna especiemoderna, diferente de todas las formasque 1ohan precedido.Porqueel poder no se refiere a un mâs allâ de lo social:setrata de un poder que reina como si no hubiese nada fuera de é1,como si no tuviera limites (limites como los que pone la idea de una ley o la de una verdad que vale por si misma) en su relaciôn con una sociedadque se concibe al mismo tiempo como si no hubiera nada fuera de ella y como realizândoseen tanto que sociedadproducida por los hombres que la habitan. La modernidad del totalitarismo se muestra en la combinaciôn de un ideal radicalmenteartificialista con un ideal radicalmente organicista.La imagen del cuerpo se conjuga con la de la mâquina. La sociedadse presentacomo una comunidad cuyos miembros son rigurosamente solidarios, al mismo tiempo que se la supone en construcciôndia tras dia; también se la ve como en tensiôn hacia un fin -la creaciôndel hombre nuevo- y en un estadode movilizaciônpermanente. Dejemossin mencionar por ahora otros rasgos,que hemos subrayado en otros lugares,el fenômeno de la producciôn -eliminaciôn del enemigo (definiéndoseal enemigointerno como agente del enemigo del exterior, como parâsito del cuerpo, o como perturbadordel funcionamientode la mâquina). No busquemostampoco poner en evidenciaaqui las con78
diciones a las que se enfrenta el totalitarismo.Este esquema, apenasesbozado,permite ya reexaminarla democracia.Sobre el fondo del totalitarismo, ella adquiereun nuevo relieve que haceimposiblereducirlaa un sistemade instituciôn. Aparece, a su vez, como una forma de sociedad;y se impone la tarea de comprenderlo que hace su singularidad y alavezlo que en ella seprestaa su trastrocamiento,al advenimientode la sociedad totalitaria. Esta investigaciônpuede sacarun gran partido de los trabajos de Tocqueville-.Lo que lo distinguede la mayoria de sus contemporâneos, es que apuntabaya hacia la democracia como una forma de sociedad,y ésto porque ella comenzaba a configurarsea partir de un fondo constituido por la sociedad aristocrâtica(término que no es oporuno discutir ahora). Tocquevillenos ayuda a descifrarla aventurade la democracia moderna, incitândonos a tomar contacto con sus origenes, mientras escrutamoslo que se produce o amenaza producirse mâs adelante. Su investigaciônnos importa en muchos sentidos.Tocquevilletiene la idea de una granmutaciôn histôrica, aunque sus premisashayan sido establecidas tiempo ha; tiene también la idea de una dinâmica irreversible. Aunque busca el principio generadorde la democracia en el estadosocial -la igualdadde condiciones-explora el cambio en todas las direcciones, se interesapor los lazossopoliticas,por el individuo,por los ciales,por las instituciones mecanismosde la opiniôn, por las formas de sensibilidady el conocimiento, por la religiôn, el derecho,el lenguaje,1aliteratura, la historia,etc. Esta exploraciôn1o induce a detectar las ambigûedades de la Revoluciôndemocrâticaen todos los dominios, lo lleva a hurgar en la carnemisma de lo social.En cada momento de su anâlisis,es conducido a desdoblarsu observaciôn,a pasar desde el anverso al reverso del fenômeno, a develarla contrapartidade 1o positivo lo que se muestra como nuevo signode libertad-, o de 1o negativo-lo que semuestracomo signo de servidumbre. Transformado en pensador de moda, desdehace poco, se define a Tocquevillecomo el teôrico pionero del liberalismo politico moderno. Pero mucho mâs importante nos parece su intuiciôn de una sociedadque enfrenta la contradicciôn general,liberada por la desapariciônde un fundamento del orden social. Tocqueville sigue los pasos de esta contradicciôn a travésdel examen del individuo, sustraidoen adelante a los antiguos lazos de dependenciapersonal,interpelado por la libertad de juzgar y de actuar segunsus propias normas y, por otra parte, aislado,desguarnecido, cautivadopor la imagen de sussemejantesy encontrandoen su aglutinaciôn con ellos un medio de escapara la amenazade la disoluciôn de su identidad. Lo hacetambién al examinarla opiniôn, que conquista su derechoa la expresiôny a la comunicaciôny si19
multâneamente deviene una fuerza en si' que se separade los sujetosque piensany hablan,para elevarsepor encima de ellos como un poder anônimo. La misma brisquedapreside su examen de la ley, reconducidaal polo de la voluntad colectiva y acogiendolas nuevasexigenciasque nacen del cambio de ias prâcticasy de las mentalidades,ésto es' de la igualdad de las condiciones, interpelada cada vez mâs por una empresade uniformizaciln de las norrnasde comportamiento. Ella estâpresenteaûn en el examendel poder, liberado de lo arbitrario de un gobierno personal, pero que por otra parte, en la misma medida que destruye todos los centros particularesde autoridad y aparececomo un poder de nadie, salvo abstractamente,como poder del pueblo, amenazadevenir sin limites, omnipotente, asumiendola vocaciôn de tomar a cargo cada detalle de la vida social. Yo no digo que Tocquevillehaga un anâlisisirrefutable de estacontradicciôn interna de la democtacra,pero él abre una vfa de anâlisisde las mâs fecundas,y que ha sido posteriormenteabandonada. Sin evocarlas dificultadesen que se ha enredado-de las que he dado una idea en un articulo de la revistaLibre me limito aquf a observarque su exploraciônse detienemuy a menudo en 1o que yo denominabala contrapartidade cadafenômeno consideradocaracteristicode la nueva sociedad,en lugar de perseveraren la brisquedade la ontrapartida.Es verdad que ha transcurrido un siglo y medio desdela publicaciôn de la Democraciaen América. Asi también nosotrosnos beneficiamos con una experienciaque nos capacita para decifrar lo que su autor apenas podia avizorar. Pero el limite de su interpretaciôn no se debe solamentea esa falta de experiencia, es también, yo creo, una resistenciaintelectual (ligada a un prejuicio politico) ante 1o desconocidode la democracia. A falta de poder desarrollar aquf mi propia crftica, diré solamente que Tocqueville, debido a su preocupaciônpor dejar en evidenciala ambigùedadde los efectosde la igualdac de condiciones,se aplica preferentementea descubriruna inversiôn del sentido: la nueva afirmaciôn de lo singular se eclipsaen el imperio del anonimato; la reafirmaciônde la diferencia (de creencias,de opiniones,de costumbres)bajo el imperio de la uniformidad; el espfritu de innovaciôn se esteriliza en el goce de los bienesmateriales,aqui y ahora,y en la pulverizaciôndel tiempo histôrico; el reconocimientodel semejante se malogra ante el surgimientode la sociedadcomo entidad abstracta,etc. Nosotros estamos,en cambio, en condiciones de observarlo que él descuida,ésto es el trabajo que se hace y se rehacedesdeel segundopolo, en que la vida social se petrifica, es lo que revela,por ejemplo,el avenimiento de manerasde pensar,modos de expresiônque se reconquistan contra el anonimato, contra el lenguajeestereotipadode de laslula opiniôn; es el florecimiento de lasreivindicaciones, 80
chas por aquellos derechosque hacen fracasaral punto de vista formal de la ley; en la irrupciôn de un nuevo sentidode del conola historia y el desplieguede mirltiples perspectivas cimiento histôrico, y en consecuencia,la disoluciôn de la duraciôn casi orgânica,aprehendidaantafro a través de costumbres y tradiciones;es la heterogeneidadcreciente de la vida social que acompafi.aa la dominaciôn de la sociedady del Estado sobre los individuos.Con toda seguridadnos equivocariamos, por nuestra parte, si pretendiéramosdetener nuestra exploraciôn en la contrapartidade la contrapartida. Mâs bien debemosreconocerque mientras continûa la aventura democrâticay los términos de la contradicciôn se desplazan,el sentido de lo que sobrevieneperrnaneceen suspenso. La democraciase revelaasi la sociedadhistôricapor excelencia, sociedadque en su forma acogey preservaa la indeterminaciôn, en notable contrastecon el totalitarismo. Este, que se edifica bajo el signo de la creaciôndel hombre nuevo, se define en realidad contra aquellaindeterminaciôn,pretende poseer la ley de su organizaciln y de su desarrollo,y se perfila secretamenteen el mundo moderno como una sociedad sin historia. No obstante, perrnaneceriamossolamente en los limites de la descripciônsi nos contentâramoscon prolongarlos anâlisis de Tocqueville,justamentecuando estosinvitan a examinar los rasgosque apuntanen la direcciônde la formaciôn de un nuevo despotismo. La indeterminaciôn de que hablâbamos no perteneceal dominio de los hechosempiricos, de aquelloshechosque darfan lugar a otros hechos,de carâcter econômico o social,como la igualdadprogresivade las condiciones. Al igual que el nacimiento del totalitarismo desafia toda explicaciôn que rebaje el acontecimientoal nivel de la historia empirica, el nacimiento de la democraciaseflalauna mutaciôn de orden .simbôlico,cuyo mejor testimonio es la nuevaposiciôndel poder. En diversasocasionesme he esforzadopor atraer la atenciôn sobre esta mutaciôn. Bastaen esta oportunidad con poner en evidenciaalgunosde susaspectos.La singularidadde la democraciase hace plenamentesensiblesolamentecuando se recuerda lo que fue la monarquia bajo el Antiguo Régimen. En verdad no se trata de repararun olvido, sino de volver a poner en el centro de la reflexiôn lo que fuera desconocido, en razôn de una pérdida del sentido de 1opolitico. En efecto, fué en el cuadro de la monarquia, de una monarquia de un tipo particular, que en sus origenesse desarrollôen una matriz teolôgico-politica,otorgando al principe el poder soberano en los limites de un territorio y haciendode él al mismo tiempo una instanciaseculary un representantede Dios, fue, entonces,en esemarco que se fueron bosquejandolos rasgos del Estado y de la Naciôn, y una primera separaciônentre la
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sociedadcivil y el Estado.Lejos de reducirsea una instituciôn superestructural,cuya funciôn se derivaria de la naturaleza del modo de producciôn,la monarquia, por su obra de nivelaciôn y de unilicaciôn del campo social, y simultâneamente por su propia inscripciôn en esecampo, hizo posible el desarrollo de las relacionesmercantilesy un modo de racionalizaci1n de las actividadesque condicionaron al progresodel capitalismo. Durante la monarquia el poder estaba incorporado en la persona del principe. Ello no queria decir que él detentara un poder sin limites. El régimen no era despôtico.El principe era un mediadorentre los hombresy los Dioses,o bien, bajo el efecto de la secularizaciôny lalaicizaciôn de la actividad politica, era un mediadorentre los hombresy susinstancias trascendentes,cuyas figuraseran la soberanaJusticiay la soberanaRazôn. Sometido a las leyes y por encima de ellas, condensabaen su cuerpo, a la vez mortal e inmortal, el principio de la generaciôny del orden del reino. Su poder seflalaba hacia un polo incondicionado,extramundano,al mismo tiempo que se hacia en su personael garantey representante de la unidad del reino. Este mismo adquiria la figura de un cuerpo, como unidad substancial,de tal manera que la jerarquia de susmiembros,la distinciônde rangosy ôrdenes,parecia descansar sobreun fundamento incondicionado. Incorporado en el principe, el poder daba cuerpo a la sociedad.Y de alli emanabaun saberlatentepero eficazde lo que eran el uno para el otro en toda la extensiônde lo social. Es respectoa estemodelo que se designael rasgorevolucionario y sin precedentesde la democracia.El lugar del poder llegaa serun lugar vacio. Inritil insistir sobreel detalledel dispositivoinstitucional. Lo esenciales que prohibe a los gobernantesapropiarseo incorporarseel poder. Su ejercicio es sometido al procedimiento de reposiciôn periôdica. Esta se hace en términos de una competiciôn reglamentada,cuyas condiciones son preservadasde manera permanente. Este fenômeno implica una institucionalizaciôn del conflicto. Vacio, inocupable -ningrln individuo ni grupo le puede llegar a ser consubstancial- el lugar del poder no permite la figuraciôn. Solamenteson visibleslos mecanismosde su ejercicio, o bien los hombres, simplesmortales,que detentan la autoridad politica. Seria un error el pensarque la autoridad polftica se ubica erzla sociedad,simplementepor emanardel sufragio popular. El poder siguesiendo la instanciaen cuya virtud la sociedad se aprehendeen su unidad, se relaciona consigomisma en el espacioy en el tiempo. Pero estainstancia ya no estâ referida a un polo incondicionado;en estesentido ella es como la marca de una separaciônentre el adentro y el afuera de lo social,y que instituye su contacto; ella se hacereconocertâcitamentecomo puramentesimbôlica. 82
Una transformaciôn como esa implica una serie de otras que no se pueden considerar como simples consecuencias, porque las relacionesde causaa efecto pierden su pertinencia en el orden simbôlico. El fenômeno de desincorporaciôn mencionado se acompaflade una desimbricaciônde las esferasdel poder, de la ley y del conocimiento.Desdeque el poder deja de manifestarel principio de generaciôny organizaciôn de un cuerpo social,desdeque deja de condensaren él las virtudes derivadasde una razôn y una justicia trascendentes, el derecho y el saber se afianzan frente a él en una exterioridad y una irreductibilidad nuevas.Y al igual que la figura del poder en su materialidad,en su sustancialidad,se eclipsa,igual que su ejerciciosemuestrapreso en la temporalidad de su reproducciôn y subordinado al conflicto de voluntades colectivas,igualmentela autonomfa del derecho se encuentraligada a la imposibilidad de fijar su esencia;vemos plenamentela dimensiôn de un devenir del deredesplegarse cho, siempreen la dependenciade un debatesobresu fundamento y sobre la legitimidad de lo establecidoy del deber ser; igualmente,la autonomia reconocidaal saberva emparejada con una modificaciôn continua del proceso de conocimiento y una interrogaciôn sobre los fundamentos de la verdad. Con la desimbricaciôndel poder, del derechoy del conocimiento, se instaura una nueva relaciôn con lo real; o, mejor dicho, esta relaciôn se encuentra garantizadaen los lfmites de redes de socializaciôny en los dominios de actividades especfficas:los hechos econômicos, o los hechos técnicos, cientificos, pedagôgicos,médicos, por ejemplo, tienden a afianzarse,a definirse segin normas particulares, bajo el signo del conocimiento.En toda la extensiônde lo social una dialéctica de exteriorizaciôn de cada esfera de actividad entra en acciôn, exteriorizaciônque el joven Marx habia percibido muy bien, pero que él llevô abusivamentea hacia una dialéctica de alienaciôn.El que ella se ejerza en el espesorde las relacionesde clasesque son relacionesde dominaciôn y explotaciôn, no puede hacer olvidar que ella pertenece a una nueva constituciôn simbôlica de lo social. No menos notable se revela la relaciônque seestableceentre la concurrencia dinamizada por el ejercicio del poder y el conflicto en la sociedad.El acondicionamientode una escena politica, donde se produce esta concurrencia,hace aparecer de manera generala la divisiôn como constitutiva de la unidad misma de la sociedad.En otras palabras,la legitimaciôn del conflicto puramentepolitico contieneel principio de una legitimidad del conflicto social en todas sus formas. Si retenemos en la memoria el modelo monârquico del Antiguo Régimen,el sentido de estastransformacionesseresumeen lo siguiente:la sociedaddemocrâticase instituye como una sociedad sin cuerpo, como una sociedadque hace fracasarla
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representaciônde una totalidad orgânica.No pensemossin embargo que ella no tiene unidad, que no tiene identidad definida; todo lo contrario: la desapariciônde la determinaciôn natural, antaflo asignadaa la personadel principe y a la existencia de la nobleza, hace emerger a la sociedadcomo puramente social, de tal manera,que el pueblo, la naciôn,el Estado, se erigencomo entidadesuniversarlesa las que todo individuo y todo grupo se encuentranigualmenterelacionados. Pero, ni el Estado, ni el Pueblo, ni la Naciôn, puedenfigurar como realidadessubstanciales. La representaciôndepende de un discursopolitico y de una elaboraciônsociolôgicae histôrica,siempreligadaal debateideolôgico. Por otra parte, nada hace mâs sensiblela paradoja de la democraciaque el sufragiouniversal.Es asf que, precisamente en el momento en que la soberaniapopular se manifiesta y el pueblo se actualizaexpresando su voluntad, las solidael ciudadanoseve extraido de ridades socialesson deshechas, todas las redesen que se desarrollala vida social,para ser convertido en unidad contable. El nûmero sustituye a la substancia. A propôsito es significativoque estainstituciôn haya enfrentado durante largo tiempo en el siglo XIX una resissino de los burguetencia, no solamentede los conservadores, ses liberalesy de los socialistas,resistenciaque no se puede atribuir tan solo a la defensade interesesde clase,sino que a la idea de una sociedadconsagradaa acoger de ahora en adelantelo irrepresentable. En este breve examen de la democracia,me veo obligadoa que pasarpor alto toda una parte del desarrollode sociedades se han ordenado segûnesosprincipios, desarrolloque ha justificado las critica de inspiraciônsocialista.No olvido que las instituciones democrâticas han sido constantementeutilizadaspara limitar a una minoria el accesoal poder, al conocimiento y al goce de los derechos.No olvido tampoco -y estepunto mereceriaun detenidoanâlisis- que la expansiôn del poder estatal,como lo previa Tocqueville,y mâs en general la expansiôn de la burocracia, fueron favorecidospor la posiciôn de un poder anônimo. Pero yo tomé la decisiÔnde poner en evidenciaun conjunto de fenômenosque me parecen muy a menudo desconocidos.En mi opiniôn, lo esencial es que la democraciase instituye y se mantiene en la disoluciôn de los referentes de la certidumbre. Ella inaugura una historia en que los hombres hacen la prueba de una indeterminaciôn riltima, en cuanto al fundamento del Poder, de la Ley y del Saber,y en cuanto al fundamento de la relaciôn del uno con el otro, en todos los registrosde la vida social (por todas partes donde antafro se enunciabala divisiôn, especialmenteentre quienesdetentabanla autoridad y quienes estabansometidos,en funciôn de creenciasen una naturaleza de las cosaso de un principio sobrenatural).Es lo que me in84
cita a pensar que en la prâctica social se despliegauna interrogaciôn, ignorada por los mismos actores,frente a la que nadie tiene la respuestay aIa cual el trabajo de la ideologia, aunque esté consagradocomo siemprea restablecerla certidumbre, no puede tampoco poner un término. Y aqui de nuevo encuentro Io que me conduce,no a una explicaciôn, pero si a detectar las condicionesde la formaciôn del totalitarismo. En una sociedaden que los fundamentosdel orden social se ocultan, donde la experiencia adquirida no lleva jamâs el sello de la plena legitimidad,donde la diferenciade status deja de ser irrecusable,donde el derecho se muestra suspendido del discursoque lo enuncia, donde el poder se ejerce en la dependenciadel conflicto, la posibilidad de un desarreglode la lôgica democrâticapermaneceabierta.Cuando la inseguridadde los individuosse acrecientaa consecuencia de una crisis econômica.o de los estragosde una guerra, cuando el conflicto entre los grupos y las clasesse exaspera y no encuentrasu resoluciônsimbôlicaen la esferapolitica, cuando el poder parecedecaeren el plano de lo real y termina por aparecercomo cierta cosaparticular al serviciode interesesy apetitos de vulgaresambiciosos,en suma cuando se muestra en la sociedady ésta misma se deja ver despedazada, entoncesse desarrollael fantasmadel pueblo-uno,la brisqueda de identidad substancial,de un cuerpo social soldadoa su cabeza,de un poder encarnador, de un Estadoliberadode la divisiôn. La democracia,lno deja lugar a instituciones,modos de organizaciôny de representaciôntotalitaiios? Seguramente. Pero no es menos verdad que hace falta un cambio en la economia del poder para que surjala forma de sociedadtotalitaria. A modo de conclusiôn,vuelvo a mis consideraciones iniciales.Me pareceextraflo que la mayor parte de nuestroscontemporâneosno sientanlo que debela filosofia a la experiencia democrâtica,que no hagan de eso un tema de reflexiôn y no reconozcan alli a la matriz de su propia interrogaciôn, que no exploren esamatriz. Si se observael atractivoque han ejercido sobre grandesfilôsofos, el nazismo,por lo menosen sus comienzos,y el stalinismo,cuânto mâs larga y durablemente, uno llega a preguntarsesi la capacidadde romper con las ilusiones,tanto de la teologia como del racionalismode los siglosXVIII y XIX, no conllevaa menudo en su reverso, en la filosofia moderna, una fé casi religiosa,un apegoa la imagen de una sociedadde acuerdo consigomisma. Maestra de su historia, a la imagen de una comunidad orgânica.Pero ipodemos nosotrosmismos detenernosen la idea de una separaciônentre el pensamientofilosôfico y la creenciapolitica? lPermanecenindemnesla una en contacto con la otra? Me parece que vale la pena plantear la pregunta y que ella
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se aclararia siguiendoel camino de la reflexiôn de Merleau Ponty . La misma necesidadlo hacepasarde un pensamiento del cuerpo a un pensamientode la carne y lo libera a la vez de una atracciônpor el modelo comunista,haciéndoleredescubrir la indeterminaciônde la historia y del ser social.
Traducciôn: Rodrigo Alvayay
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TRES CRITICASA LA TEORIA ELITISTA DE PeterBachrach, LA DEMOCRACIA(C.8. Macpherson, CarolePateman).
CarlosRuiz
El bloqueo de la situaciôn politica chilenapor el predominio -al interior de las FuerzasArmadas- de sectoresradicalmentehostilesa la democratizaciln,a lo que se conjuga la fragmentaciônde la oposiciôn politica, repercutensin duda en el debate que tiene lugar en Chile sobre el tema de la democracia. Este bloqueo conduce,por ejemplo, a disminuir o minimizar,la significaciôny el contenidoético de la politica, para reducirla a los limites de lo "posible", cuestiôn que teôricamente es siemprecorrecta,a condiciôn de que seamoscapaces de distinguir lo posible de lo fâctico, aunque esta facticidad contengalas limitacionesimpuestaspor los sectoreshegemônicosdel poder militar. Es evidente que esta reducciôn de la politica a un "posible" no bien definido trae consigo un conjunto de problemas,entre los cualesel mâs importante es la minimizaciôn del peso y la influencia de los grupos subalternosen esa relaciôn de fuerzassocialesque son el Estado y la polf tica(I ). Como lo recuerdanErnestoLaclau y ChantalMouffe en un sentido anâlogo, a propôsito de una cierta interpretaciônde la idea de "laicizaciôn" de la politica . . . Sin utopia. -escriben- sin posibilidad de negarun cierto orden mâs allâ de lo que es posible cuestionarloen los hechos, no hay posibilidad alguna de constituciôn de un imaginario radical, democrâticoo de ningûn otro tipo . . . Toda politica demo-
(l)
El Estado, Tomo esta concepciôn del Estado, del libro de NicosPoulantzas, el poder, el socitlismo, S i g l o X X I , 1 9 7 9 .
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crâticaradical -agregan- debe evitar los dos extremosrepresentadospor el mito totalitario de la Ciudad Ideal, o el pragmatismo positivista de los reformistas sin proyecto"(2). De hecho, en Chile, estebloqueo del debateha sido eficazmente reforzadopor el discursopolitico conservador-en primera instancia- a partir de temascomo el de la "crisis de los consensos"y una cierta idea del "consensominimo" que implica siempreuna cierta valoraciôndel sistemasocialtradicional y un rcchazoa los proyectosde cambioestructural,estigmatizados como despôticas"planificacionesglobales" de la sociedad.Los procesospoliticos de lasûltimasdécadasson analizados, a partir de categorfasextremadamenteformales como la de "polarizaciôn" excesosde "ideologiza:iôn", etc., sin que se tomen en cuenta los profundos conflictos sociales,de tipo substantivo,-quepodrian explicar la racionalidadde esos fenômenos.En la discusiônsobre la democraciase privilegia una concepciônpuramenteprocesualy formal de ésta,junto la btrsquedade las condiciones,de una "democraciaestable" concepto que procedede ciertastendenciasde la cienciapolftica contemporâneapara la cual las presionesdesestabilizadoras provienen siempre de los sectorespopularesy que, frecuentemente,estâ mâs interesadapor las condicionesque hacen estableal sistemasocial establecidoque por la democracia. En funciiôn de esta contraposiciônentre sociedadde de las masas,por mercado y presiones desestabilizadoras élitespoliticas y de las fuerte valorizaciôn ûltimo, resurgeuna politica élites que, sin en las centrado hacer un estilo de limitaciôn del espacio relaciôn con la no carecen de duda, politico por el autoritarismo. Muchas de estas temâticas proceden de autores enmarcados en lo que a vecesse llama la "teoria contemporânea de la democracia", para contraponerlaala "teoria clâsica", pero no representansino una tendencia-aunque importante- en la reflexiôn sobre el tema. Ella ha sido objeto, desde fines de la décadade 1950, de numerosascrfticasque tienen, en cambio, mucho menos difusiôn en Chile. El objetivo de este articulo es, hacer un breve recuento critico de algunas de esasvisionesalternativasde la democracia,con el fin de contribuir a un debate mâs diversificadoy amplio sobre el tema. En estas visiones alternativaspredomina el impulso por complementara una democraciapuramentepolitica. En Chile en cambio la reconquistade la democraciapolitica y del Estado de derecho ha llegado a ser uno de los objetivos centrales,y no puramentetâcticos, de la mayoria de quienes
(2) E. Laclau y Ch. Mouffe, Hegemonyand Socialist Strategy. Towardsa Radical DemocraticPolitics.Verso,1985,p. 190.
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se oponen a la dictadura militar, por 1o que estasvisionesalternativas podrian parecer alejadasde la coyuntura actual. Sin embargo, como se verâ, como creo que lo ilustra el debate en nuestropais, no esposibledesligarcompletamentela discusiôn sobre las etapasy los logros parcialesdel proceso de democratizaciônde la concepciônmisma de la democracia, la que termina por sesgarlas categoriasaparentemente mâs coyunturalesy empiricas.Por eso creo que una revisiôn de algunastemâticas.deestasconcepcionesalternativasde la democraciano esinoportunaen estemomento en Chile. Puede considerarseque el primero de los trabajos crfticos de la "teoria contemporânea"de la democraciaes el libro de C.B. Macpherson Ia Teoria Politica del Individualismo Posesivo,publicadoen 1962. Despuésde estelibro, Macpherson ha publicado muchos otros trabajos en que ahonda y desarrollasu concepciôn original. Se trata, en general,de trabajos que han tenido mâs difusiôn en Chile, por 1o que me limitaré aqui a una descripciônrelativamentebrevede 1o que constituye,en mi opiniôn, su aportemâsrelevante(3). En un importante artfculo que presentabauna visiôn crftica de los .componentesde la cultura nacional britânica (el libro de Macphersonfue publicado originalmenteen Inglatena)(4), Perry Anderson, su autor, sostiene que este libro, constituye una respuestaa las corrientes dominantes de la teoria politica britânica hasta la fecha y que Anderson simboliza en las obras, Dos conceptos de Libertad de I. Berlin y La SociedadAbierta y sus Enemigos, de K. Popper. Para Anderson, lo que muestra Macpherson, contra Berlin y Popper, es que es imposible entender ni siquieraqué significa la libertad, en la tradiciôn liberal, si no se toman en cuenta las nocionesconcomitantessobrela propiedad. En verdad el texto de Macphersonintenta mostrar -1o que desarrollamâs en trabajosposteriores- que el liberalismoy la teoria democrâticoliberal contemporâneason insuficientes para fundar y orientar un orden social libre, en la medida en que son indisociablesde una cierta estructurade supuestos que Macpherson denomina "individualismo posesivo". En definitiva, paraMacpherson,si el liberalismoesuna teoria de los limites del gobierno,lo es al precio y en funciôn de su legitimaciôn de un derecho ilimitado de apropiaciônpri-
( 3 ) Fuera del libro citado,otros estudiosimportantesde C.B. Macphersonson, La Realidad Democrâtica, Fontanella, 19681'Democratic Theory. Essaysin Retieval, Oxford, 1973; The Life and Timesof Liberal Democracy, Oxford, 1977: hoperty (Ed.), Universityof Toronto Press,i978 y Burke, Abanza Editorial,1984. (4) PerryAnderson,La culturarepresiva,Anagrama,Barcelona,1977 .
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vada, consideradocomo derecho natural, de carâcterpresocial y pre-estatal. Para Macpherson,el individualismo posesivose funda en una concepciôn del hombre como propietario exclusivode su propio trabajo (y del trabajo productivo de otras personas cuyo objeto son la tierray el capitalque posee),relaciônque es también vista como presocial.De este modo, seflalanuestro autor, "la visiôn tradicional, segrinla cual la propiedady el trabajo son funciones sociales,y la idea de que la propiedad envuelveobligacionessociales,resultansocavadas(5). Los anâlisisde Macphersonmuestranademâscômo lo que llama individualismo posesivo es el nricleo de un discurso politico que desdeel siglo XVII en adelante,legitimaun orden socialdeterminado,la sociedadposesivade mercado,qu que correspondea lo que desdela teoria marxistaes la sociedad capitalista. Nuestro autor sostieneque el conjunto sistemâticode este tipo de sociedady la cultura de la apropiaciônilimitada concomitante, conforman un impedimento fundamentalpara el desarrollode la democracia,concepto en el que Macpherson incluye tanto .una determinadaestructurade los procesos politicos como una forma de sociedad.El criterio bâsico de la democraciaconsisteentoncespara Macpherson-sintetizado muy esquemâticamente-no solo en el postulado: "un hombre, un voto", sino también en un derecho igual y efectivo de los individuos para vivir una vida tan plenamente humana como lo deseen(6). Ello se expresasimplementeen el principio de que para cadapersonadebieraser posible el mâs pleno desarrollo de sus potencialidadespropiamente humanas,lo que supone, a su vez, para que el principio sea generalizable,un postulado adicional: el que esaspotencialidades propiamentehumannsno son mutuamente destructiuna tendenciaa impedir vas, no contienenineluctablemente el autodesarrollode los demâs. De esteprincipio, de aparienciatan simple,y que toma por lo demâs bâsicamentede la obra de John Stuart Mill, Macphersonextraeuna seriede consecuencias importantes. La primera es que el requiereuna imagendel hombre como un sereminentementeactivo, que ejercita,desarrollay disfru-
(s) C.B.
Macpherson, The Political Theory of PossessiveIndividualism, Oxlord U n i v e r s i t y P r e s s ,1 9 6 2 , p . 2 2 l . U n c a s o e x t r e m o d e l o q u e M a c p h e r s o ni d e n tifica como, "individualismo posesivo" es hoy, por ejemplo, el libro de Robert Nozick, Anarchy, State and Utopia, en el que su autor lleva la lôgica liberal al limite, subordinando explicitamente incluso el derecho a la vida a este derecho ilimitado de apropiaci6n privada.
( 6 ) Macpherson desarrolla estasideas en muchos de sus trabajos. Yo las extraigo, fundamentalmente, del llbro Demouatic Theory. Essays in Retrieval, Ensayo '?roblems of a Non - Market Theory of Democracy". III. titulado
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Es claro que esta ta de su poderes y capacidadesesenciales. la hombre como apropiador(o imagen se contradice con del propia consumidor) infinito, del ethos del individualismopopropensiôn que a la extracciôn de los incluye una sesivo,el poderesde los otros hombres como momento esencialde la tendenciaa la apropiaciônilimitada. que refuerzala primera,es que la La segundaconsecuencia, sociedadcapitalistade mercado,en a que se desarrollael individualismo posesivo,es una que requierefundamentalmente de formas sistemâticasde coerciôn,mâs diffciles de percibir, tal vez que las de las sociedadesprecapitalistas,en la medida en que no requieren perrnanentementedel uso de la violencia. El lugar en que semuestrade maneramâs visibleel carâcter coercitivo de la sociedadde mercado capitalistaes el mercado de trabajo, que es para Macphersonel lugar preciso y fundamental en que se desarrollauna extracciônpermanenpor parte de los prote de poder de los trabajadresasalariados pietariosde tierra o capital. Los estudios de Macphersoninspiradoscomo se ve, en el anâlisismarxista, al que busca articular con el liberalismodemocrâtico, especialmenteel que procede de la obra de John Stuart Mill, procuran mostrar que la idea y la prâctica de la apropiaciônilimitada constituyen el nircleo fundamental del liberalismoy la democracialiberal predominanteshoy. Por su centralidad para el pensamientode este autor nos concentraremosen lo que sigueprecisamenteen su reflexiôn sobre la propiedad en la sociedadde mercado. Haciendo un anâlisis interpretativo de su tesis, uno podria decir que el concepto (y la prâctica de) de la propiedad, son centrales precisamenteen la medida en que ellas constituyenel contenido y la materia en funciôn de las cualestienen sentido los côdigosbâsicosdel reconocimientosocial,de las que emanan los conceptosde persona,de ciudadaniay de sujeto,quejuegan a su vez un rol esencialen las teorias constitucionales y politicas mâs globales. En un sentido similar, tal vez, Hegel decia en un escrito de juventud, el Sistema de la Eticidad que el derecho de propiedad no era un derecho mâs, sino "el derechoal derecho", en el sentido que son los conflictos por la posesiônlos que dan sentidoa la necesidadde un orden socialregulador. Esto no significa que todo conflicto politico o de poder se reduzca a un conflicto por apropiaciôn,pero se entiende que su peso sea cada vez mâs importante en una sociedad como la capitalista que se caracterizaprecisamentepor la ausencia de toda norrna estamental o tradicional que regule su funcionamiento , un funcionamiento del que dependen el accesode la mayoria de las personasa los medios de vida y de trabajo. Contra la nociôn liberal de propiedad (privada),Macpher-
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son recuerda en algunos de sus itltimos trabajosque la propiedad no es fundamentalmenteuna cosasino un derecho,esto es, una demanda,juridicamenteprotegidapor el poder politico, que apunta al uso o goce de algirn bien. Toda propiedad resulta ser asi, constitutivamente,una relaciôn y una relaciôn politica entre personas,que las faculta para ese uso o goce. Lo que funda la legitimidad de esederechoes su utilidad o su carâcterinstrumental para los fines esencialesdel hombre. Ahora bien, con el advenimientode la sociedadcapitalista, sostieneMacpherson,la concepciônpredominantede la propiedad que se transforma fundamentalmenteen un derecho a excluir a los demâsdel uso o gocede los bienes(7), contradice la finalidad para la cual la propiedad es instrumental.Y la contradiceen cuanto la teoria politica de la sociedadde mercado no reconoce limites en ese derechoa excluir, ni siquieracuando esaexclusiôn significala privaciôn de acceso a los mediosde vida. Macphersonsostieneentoncesque una sociedaddemocrâtica, que tienda por tanto al autodesarrollode todos, debe concebir la propiedad de una manera fundamentalmente diferente, a saber, como un derecho siempre individual, pero a no ser excluido del accesoa los medios de vida, lo que significa cada vez mâs, un derecho estricto de no ser excluido del accesoa los medios de trabajo. Nuestro autor defiende ademâs la idea de que en la estructuta misma de la sociedadcontemporâneahay una evoluciôn de la nociôn y la prâctica de la propiedad en ese sentido. Lo que resulta crecientementemâs importante para la gente comrin, para las grandesmayorfas, son cadavez mâs cuestionescomo la estabilidad y la seguridaden el empleo, por ejemplo, y es aqui, segirn Macphersondonde se juegan en sentido esy problemas del derecho de tricto las verdadera uunenazas propiedad, como derecho instrumental individual, en la situaciônactual. La tesis de nuestro autor es que en las sociedadescapitalistas desarrolladascontemporâneas,la idea y la prâctica de la propiedad como un derecho exclusivo y alienableno es ya tan necesariacomo lo fue en el pasado.Por estasy otras razones el concepto de propiedad estâ cambiando cada vez mâs, en el sentido que lo describenuestro autor, hacia un derecho individual a no ser excluido del accesoa las condicionesque hacenposiblela vida y una vida plena.
(7) Un ejemplo tipico de este tipo de concepci6nde la propiedades Hume, quien la define como una 'lelaci6n tai entreuna personay un objeto,que le permitea esapersonay prohibe a cualquierotra, el uso y posesiôndel objeto sin violar las leyesde la justicia y la equidadmoral". Cf. Tteatiseof Hu' Oxford, p. 310. manNature,libro II, parte I, Secci6nX, (Ed. Selby-Bigge),
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En este sentido, aseveraMacpherson,"La propiedad que podrfa ser mâs importante no seria ni siquieraya el derecho al accesoa los medios de trabajo; en lugar de ello, consistiria en un derecho a participar en el control de la masaacumulada de recursosproductivos. Este derecho tendria que se ejercido, presumiblemente, de una manera politica. El poder polftico, entonces,se transforma en el tipo mâs importante de propiedad. La propiedad como derechoindividual, se transforma esencialmenteen la participaciôndel individuo en el poder politico" (8). En susûltimos escritos,Macphersonha hecho mâs explicita y directa su critica a lo que llamâbamosla "teorfa contemporânea" de la democracia. Sus lineas principales de argumentaciônparecenser dos. Contra una teorfa de la demoqacia como la contemporânea, mâs preocupadapor la estabilidady el equilibrio de la sociedadde mercado que por la democracia(la que serâconcebida sôlo como un medio o un método y no como un fin), Macphersonsostieneque el mismo sistemasocialque se busca estabilizar(con su concepto de poder extractivo, su imagen del hombre como apropiadorilimitado, y el carâctercoercitivo del mercado de trabajo) es contradictorio con la idea democrâtica. Por otra parte, defiende la tesis de que la misma ciencia politica justificatoria de la sociedadde mercado ha introducido entre suscategoriasalgunascomo las de equilibrio, competencia por los bienespolfticos, etc. que son completamente anâlogasa la del pensamientoneo-clâsico en economia y cuyo poder descriptivo es casi nulo cuando no se cumplen las condiciones de algunosde los pafses capitalistasdesarrollados: gran prosperidadeconômica,gran cohesiônsocialfavorecida por esta misma prosperidad econômica. La idea de Macphersones que, ademâs,este modo de pensamientopolitico es severamenteinsuficiente desde el punto de vista democrâtico ya que tiende a registrar tal como la economia de mercado- sôlo la demandaefectiva,es decir, los intereses de los gruposmâs articuladosy poderosos. Creo, sin embargo, que es posible encontrar un anâlisis mâs detallado de estos procesosen el nivel polftico, en dos otras obras que querria reseflarbrevementea continuaciôn. II Una segundacritica importante a la "teoria contemporânea" de la democracia,centradaen el anâlisisde algunastendenciasde la teoria polftica "empirica", esla contenidaen el
(8)
C.B. Macpherson, Democratic Theory. p. 737.
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libro de Peter Bachrach,La Teoria del Elitismo Demoudtico. {Jnacrftica, publicado en 196l . El libro de Bachrachtoma como objeto a una corrientede la ciencia politica actual cuyos precursoresson Mosca y Schumpetery cuyos hitos mâs importantes son estudioscomo los de B. Berelson,G. Sartori,W. Kornhauser,D. Truman, H. Lasswelly R. Dahl (aunqueen el casode Dahl, Bachrachse refiere sôlo a susprimerostextos). La tesis central del libro de Bachraches que la teorfa del elitismo democrâtico es bâsicamenteincorrecta como teoria empirica; que a pesarde su aparenteneutralidadaxiolôgica, la oposiciôn élite-masa, central paru la teoria, estâ impregpor lo demâs, nada de contenidosvalorativos,incompatibles, con la democracia;y que, ademâs,sobrela basede la aproximaciôn empfricaa los procesospoliticos y de la visiôn de la sociedadcontemporâneacomo "sociedadde masas" que la complementa,este elitismo democrâticoabandonala dimensiôn ética de la teoria clâsica(Rousseau,Mill, etc.) sôlo para optar, también éticamente,aunque de una manera menos franca, por la estabilizaciôndel sistemasocial predominante en los paisescapitalistasdesarrollados. La teoria elitista tiene su origen segrin Bachrach,en un doble movimiento que se encuentrasobre todo en la obra de G. Mosca. La obra de este autor tiene en comûn, en primer lugar, con la de V. Pareto, la distinciôn entre liberalismoy democraciay un rechazocompletode la democracia-entendida como autogobiernopopular- en la que seve bâsicamente un vehiculo para una revoluciônsocialista.En estesentido, sostieneBachrach,el problema central de la obra de Mosca, lun problema que resurgirâen las obras de sus seguidores,es menosla democraciaque cômo eliminar lasrevoluciones.Pero a diferenciade Pareto, cuya propuestapolitica es claramente autoritaria y quien termina por apoyar al régimen fascista, Mosca percibe que el "gobierno representativo",es "un ingredienteesencialpara resolverel problema de la estabilidad politica; y que aunque en su forma no adulterada, la democraciaconduce a la inestabilidady la tirania, bajo control de las ëlites, se transforma en una fuetza antirevolucionaria que asegurala estabilidadpolitica y la mantenciônde la libertad" (9). La siguientefase en la configuraciôn de la teoria elitista estâconstituido sobretodo por los trabajosde J. Schumpeter y, en especial,por su influyente libro Capitalismo,Socialismo y Democracin.
(9)
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Peter Bachrach, The Theory of Democratic Elitism. A. CYitique. Little, en la Editorial Brownand Company, 1968, p. 11. Hay edici6ncasteliana Amorrortu.
El aporte central de Schumpeter,a juicio de Bachraches su reducciôn de la democraciaa un mëtodo politico y un método en el que el papeldel pueblo,tal como el de los consumidores, se limita sôlo a optar por conjuntos de bienes politicos que le son ofrecidos,literalmente,en el mercado, por un conjunto de organnacionespolfticas,los partidos,que compiten a su vez por el poder. El argumentoen que sebasaSchumpeterpara su propuesta -detrâs de cuya formulaciôn estâ la experienciadel fracaso de la Repûblica de Weimar es que ni el sufragiouniversalni la soberaniapopular, hacenmenoscondenables, porque fueron decididos"democrâticamente",a hechoscomo la persecusiôn de los judios o atrocidadessimilares.Su objetivo es mostrar que hay un conjunto de valoresque estân y deben estar siempre por encima de la democracia,porque esta es, precisamente, sôlo un método politico. La respuestade Bachracha este argumento esgrimidomuchas veces por los conservadores, es que la persecuciônde minorias, por ejemplo, estâen conflicto absoluto e irreductible con la democracia,incluso consideradacomo procedimiento (lo que no ve Schumpeter).porque el resultadode este tipo de conducta contradiceun principio democrâtico fundamental: el derecho de las minorias, y la posibilidad de que se transformena su vez en mayoria, con lo que el argumento de Schumpeterpierdesu validez. El razonamiento de Bachraches, ademâsimportante porque muestra el sin sentido de la acusaciônque a menudo se hace hoy dia a la democracia,de conteneren su interior proclividadestotalitarias.Es obvio que para el caso de la democracialiberal, esta acusaciônes completamenteabsurda.Pero lo es también para concepciones en donde los derechosindividualesestânmenos presentes-el caso de Rousseau salvo que se confundan sus concepciones (la sobetundamentales ranfa con el gobierno, por ejemplo) y sepasenpor alto cuestiones esenciales, como precisamente 1a oposiciôn de Rousseaurespectode la fusiôn, en un cuerporepresentativo, de la soberanîay el poder ejecutivo,y su opciôn por el ejercicio directo de la soberaniacomo limite al poder del gobierno. A partir de los precursores,Moscay Schumpeter,la teoria elitista se consolida produciendo una reversiônfundamental en la nociôn de democracia.Si la teoria tradicional enfatizaba el autogobierno, la participaciôn y el control sobre las minorias dirigentes,el elitismo, fundado en una cierta visiôn de la sociedadcontemporânea.se caracterizapor una fundamental desconfianzafrente a las capacidadesy la participaciôn politica de la gente comirn. Ya no son las clasesdirigentes sino la mayoria del pueblo lo que se transforma,para esta visiôn, en una amenazaparala democracia. 95
La teoria sociolôgica-habria que decir casi el lugar comûn- en que se basaesta nuevavisiôn, es entre otras, la teorfa de la "sociedad de masas". El concepto central de esta "teoria" es obviamente el concepto de "masa" concepto el que en sus distintas versiones-desde Ortega a Selznick o Kornhauser- apenasoculta sus clarasconnotacionesaxiolôgicas. "Cuando se aflojan las inhibiciones normales, -dice por ejemplo Selznick- impuestaspor la tradiciôn y la estructura social... surgela masaindiferenciada"(10). Estanueva configuraciônde los grupos sociales,tipica de las sociedades industriales actuales, se caracterizapor la apatia civica, la la ausenciade organizaciône incluso -y despersonalizaciôn, especialmenteen los sectoresbajos- por potencialidades autoritarias. Para S. Lipset, por ejemplo, la amenaza mâs importante para la libertad arraiga en las caracteristicas psicosociales de las clasestrabajadoras( I I ). Esta suerte de "rebeliôn de las masas",segrinBachrach,ha conducido a un segundocambio en la teoria: ". . .ya no se pone énfasisen extender y hacer mâs fuerte a la democracia sino en la estabilizaciôndel sistemaestablecido.El equilibrio politico es el valor fundamental de la nueva teoria. Asi, la pasividadpolitica de la gran mayoria del pueblo no es consideradacomo un elemento disfuncionala la democracia,sino al contrario, como una condiciôn necesariadel funcionamiento creativo de la élite. El aspectoempirico y el aspectonormativo de la teoria se complementan:desdeun punto de vista empirico, observamosque las masas son desconfiables pero, por lo general,pasivas,y Iaselites,relativamenteconfiables y predominantesen lo que se refiere a las decisiones, importantesde la sociedad.El sistemaestablecidotiende a ser asi el sistemadeseado"(12). Es asi como uno de los defensoresmâs importantes de Ia "teoria contemporânea",G. Sartori puede escribir: "La democracia es algo terriblemente dificil. Tan dificil y experimentadaspueden salvarque sôlo élites responsables perfeccionismo, del vortex de la demala de los excesosdel gogia y de la degeneraciônde la lex meioris partis. Es por esto que un adecuado liderazgo es vital para la democracia. . . Cuando las presionesdesde abajo se hacen mâs fuerque nunca" (13). tes. eseliderazgoeminenteesmâs necesario
(10) P. Selznick, The organizational weapon: A study of bolshevik strategy an tactics. Nueva York: Mc Graw-Hill, 1952, pâgs. 284, 19I' Citado por Sheldon Wolin en Politica y Perspectiva. (11) S. Lipset, Political Man, (Glencoe, III, 1960). Citado por P. Bachrach, Op. Cit.,p.31 - 32. ( 1 2 ) P . B a c h r a c h , O PC . it.,P.32. (13) G. Sartori,Democratic Theory, (Detroit,1962),p' rach.
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119'CitadoporP. Bach-
Para otros autores, como Kornhauser,en la sociedadde masas,la independenciade las élites debe ser aûn mâs protegida, contra la rebeliôn de las masas.Para ello, Kornhauser, propone la extensiôn de una estructura socialpluralista,en la que la preocupaciônde la gente comirn por los asuntos cotidianos, en sus organismos intermedios, minimice el riesgode la movilizaci1npolitica. Para Bachrach, la debilidad fundamental de muchas de estasposicionesarraigaen una concepciônnetamenteinsuficiente de lo politico mismo. En algunosautores, arguye Bachrach, todo sucede como si se redujera doblemente el poder politico: a la pura coerciôn,por una parle, sin que se tome en cuenta lo que llama autoridad (esto es la aceptay, ciôn voluntaria de politicas por parte de los gobernados) en segundo lugar, a la sola esfera de lo gubernamental. El primero de estosreduccionismos,segûnBachrach,tiende a minimizar el rol que juega el conjunto del pueblo en la toma de decisionesen una democracia.Pero es el segundoel que tiene la mayor importanciapara nuestroautor. En efecto, como lo ha sefraladoSheldon lVolin, "Ya no son el poder legislativo,los primeros ministros, las cortes y los partidos politicos quienesestânen el primer plano de la atenciôn,como hace cincuentaafros.Ahora es la "politica" de las corporaciones,los sindicatose incluso las universidades la que estâ siendo objeto de esaatenciôn" (14). Ahora bien, si esto es legitimo aseveraBachrach,si el poder politico existe al interior de las estructurade la sociedad(civil) y no solo a nivel de los gobiernos,entoncesse impone también un cambio fundamental en el nricleo mismo de la teoria elitista. En efecto, la teoria elitista de la democraciase basa en el doble supuestode que si, por una parte, la distinciôn élite -masa es universal,si es inevitable que las decisiones claves en la sociedad contemporânealas tomen pocas personas, esto no altera el carâcter democrâtico del proceso, porque esaspocas personas son responsablespor las decisionesque toman. Ahora bien, si, con Bachrach y Wolin, extendemosla esfera de la politico a las decisionesque afectan, de una manera significativa,a los valores de la sociedaden su conjunto, sin que importe su origen en institucionespûblicaso privadas,entonceses evidente que la responsabilidadde los gobiernoso de los actos gubernamentales es netamenteinsuficiente para una politica democrâtica.Esto se basa, segûn Bachrach en que hay muchos mâs centros de poder contro-
(14) Sh. Wolin, Politica y Perspectiva.Continuidad y Cambio en el pensamiento politico occidental,Amorrortu, 1973, p. 378.
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lados por élites que las que se sitûan en los gobiernos,por una parte. Por otra parte Bachrachconcedeque si bien hay algunasdecisionespoliticas clavesque deberân ser tomadas por élites responsablesante los ciudadanos,ello deja aûn abierto uri inmenso campo de decisionespoliticas a las que debe aplicarsetambién el criterio de responsabilidad.Entre estos espacios sociales donde se ejerce un poder politico que debe ser también responsable,se encuentran, en primer lugar, los lugaresde trabajo: la fâbrica, la empresa,las grandes corporacionespirblicas y privadas, etc., pero también las Universidadesy un gran nûmero de otras instituciones en las que se planteanproblemasde poder no sôlo local sino referidos a la sociedad en su conjunto ( o a sectores importantesde ella). Es claro que el criterio generalque subyacea las criticas de Bachracha la teoria elitista difiere por su parte muy radicalmentede las doctrinasque analiza. Hacia el fin de su libro, Bachrachhace explicito este criterio que, sin embargo,no se apartaen lo fundamental-como era el caso de Macpherson- de la teorfa clâsicade la democracia tal como ella es formulada por ejemplo en la obra de Mill. Si, como lo sostiene,la idea democrâticase funda en la convicciôn de que "cada individuo tiene derecho a vivir su vida de acuerdo a sus propias luces y por lo tanto tiene derecho a participar en las decisionesque afectan a la comunidad entera", entoncesdebemosconcebir a la democracia como "un sistemaque incorpore el ideal de la igualdadde poder politico para todos los miembrosde la comunidad"(i 5). A este ideal, Bachrachagregael del pluralismopolftico como otro componenteesencial. Es entoncesla igualdadde poder politico y no, por ejemplo, como se suele sostenerla igualdadde oportunidades1o que debe ser el criterio bâsico del ideal democrâtico.Ello se basa en que la igualdadde oportunidadespodria proveer tal de una manera distinta a la que imvez élites seleccionadas ponen las clasessociales,pero seguiriamostodavia encontrândonos frente a una sociedaddividida iniustificadamenteen masasy élites. La conclusiônde Bachraches que necesitamosuna teoria democrâticaque rechacea la vez los extremosdel normativismo puro, pero irreal, y la sumisiôn derrotista de los valores a los hechos(que nieganesosvalores).Piensaque la verdadera alternativano es la de si la democraciadebe o no debe ser entendida también como un conjunto de fines y no sôlocomo un método, sino la de si esosfines apuntan,atravésde la prâcti-
( 1 5 ) P . B a c h r a c h , O p .C i t . , p . 8 3 .
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ca, a la realizaciîn de un sistemaelitista, o haciauno en que el fin es el autodesarrolloindividual. Tanto en la teorfa elitista como en las visionesalternativas hay pues, opcionesmâs bâsicasimplfcitas. El problema de la teoria elitista sin embargoes que restringeinjustificadamente el sentido y alcancede la democraciacon el fin de preservar el sistemaestablecido,lo que no siemprees consistente,en cambio, con los criterios minimos de la democraciamisma. De 1o que se trata es entoncesde elaboraruna opciôn viable que se ajuste a esoscriterios: igualdadde poder, pluralismo, autodesarrollohumano y participaciônpolitica. Es claro que estos criterios contradicen la divisiôn de la sociedad en masas y élites como una inevitabilidad fâctica. Pero es evidente también que esta visiôn de la sociedadcarecede fundamentos cientificos sôlidos ademâsde estar impregnada de una alta valoraciôndel orden establecido,como 1ohemos seflalado.Pero ademâs,sostieneBachrach,si hay algûn fundamento para pensarque hay decisionespoliticas imporpoliticasimportantes que debanpensarque hay decisiones (segûn afecta a la inmensamayoria de las decisionespolt'ticas politica que se que usa) Bachrach el concepto ampliado de educaciôn, las comunicaciones, la cultura, refierenal trabajo,la etc. en donde no hay argumentos vâlidos que puedan oponersea la idea de participaciôn y autogestiônpor parte del ciudadanocomûn. Es mâs, sostieneBachracha travésde esta participaciôn amplia, a travésde la tendenciaa la igualdad de los poderesde todos que ella implica, aparecetambién como posible una contribuciôn a la realizaci1nde los fines que son propios de la democracia.Esto es, subrayanuestro autor, ensancharel desarrollode las capacidadespropiamente humanas,las que se amplifican con las oportunidadesque tengan los ciudadanosde contribuir a la soluciôn de los problemasque los afectanen su propia vida.
III El tercero de los trabajosque querria resefrarbrevemente en este estudio es el libro de Carole Pateman,Participaciôn y Teoria Democrdtica, publicado en 19'70,el que ha tenido una importante repercusiônentre quienesbuscanvisionesalternativasde la democraciaque no la reduzcana un conjunto de reglasdel juego politico. Para Carole Pateman,las tendencias predominantes en la "teorfa contemporâneade la democracia", con sus énfasis en la competenciade las élites, la idea de la democraciacomo método y la seriede constatacionesempiricas sobre la apatia y el desinteréspolitico del ciudadano medio en algunospaises capitalistasavanzados, representansobre todo un "considerablefracaso de la 99
imaginaciônpolitica y sociolôgicade susdefensores"( 16). El centro de su estudio es precisamentela idea de participaciôn en la toma de decisionespoliticas, a la que trata de rescatarcomo un componente esencialde toda teoria democrâtica.La autora sostieneque esterescatees necesario, en la medida en que la teoria prevalecientehoy estâ sobre todo marcadapor su desconfianzaen la participaciônpolitica amplia y por el rechazo del contenido ético de la democra'lertiente clâsica",de Rousseauy John cia, sobre todo en su Stuart lzlill. Un representantecaracteristicode esta tendencia es, por ejemplo, J.L. Talmon, quien en su conocido libro sobre los origenesde la "democraciatotalitaria", denunciaprecisamente la amenazatotalit.anacontenida en la participaciônpopular en polftica, tal como la concibe Rousseau,para celebrar al mismo tiempo, como un terreno mâs propicio para la libertad a sociedadesen su conjunto mâs despolitizadas,desiy con poca participaciôndel pueblo en las dedeologizadas cisionespolfticas. Un tercer tema caracteristicode la "teoria contemporâneade la democracia" es para C. Patemanel de la preocupaciônpor la estabilidaddel sistemapolitico, el que también tiene que ver desdesu perspectivacon la amenaza totalitaria contenida en la participaciôn. Sin embargo, para evaluar a la "teoria contempofânea", C. Patemanelige un camino distinto del de Bachrach,con cuya obra tiene sin embargomuchospuntos de contacto. Procede,en primer lugar, a hacer la critica a la tendencia prevalecientesobre la democracia,para luego intentar refutar el mito de una "teoria clâsica" bâsicamenteutôpica. Extrayendo, en cambio, las leccionesque la teoria clâsicacontiene para hoy, procede luego a esbozaruna explicaciônsocial de la apatia politica a la que se reflere la teoria empirica, para analizaren seguida1o que sucedecon la participaciôn en la gestiôn de las unidadesde trabajo, espaciofundamental para Ia sociabilizaciônpolftica, segûnla autora. Por tiltimo, su trabajo examina,a partir del casoyugoslavo,y de algunos resultadosde la psicologia social, las objecionestradicionales a la idea de participaciôn,centradasen su carâcterutôpico o irrealizable. Para exponer algunosaspectosque me parecenrelvenates del libro de C. Pateman,voy a partir por centrarme,mâs que -la que se asemeja en su critica a la teoria contemporânea, bastante a la de Bachrach- en el rescateque propone de la teoria clâsica de la democracia.El punto de partida de la autora es que los defensoresde la teoria contemporânea
(16) CarolePateman,Participaciônand Demouatic Theory, Cambridge,1970, p.111.
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conceptualizana la democraciacom siendo coextensivadel solo ideal de gobierno representativo.C.. Pateman sostiene que si bien es imposible desconocerque la idea de gobierno representantivoes un componente esencialde la idea de democracia,ello no agotael contenido de la demandademocrâtica. Y no lo agota porque la idea de participaciônes indesmentiblementeotro componentesuyo,queha resucitadoesencial parael establecimientoy la consolidaciônde la democracia. La obra de Rousseaues aqui, por cierto, paradigmâtica. Para Pateman,la "entera teoria politica de Rousseause apoya sobre la participaciôn individual en la toma de decisionespoliticas, y en su teoria, la participaciôn es mucho mâs que un accesorioque protege un conjunto de ordenamientosinstitucionales;tiene, ademâs,efectospsicolôgicosque aseguranque haya una interrelaciôn continua entre el funcionamiento de las institucionesy las cualidadesy actitudespsicolôgicasde los individuosque interectriancon ellas" ( l 7). Como se ve, lejos de ser construccionespuramente normativas, las ideas de los teôricos clâsicosde la democracia eran incluso mâs realistasque la teoria contemporânea,en cuanto parten por reconocerla interacciôn individuo-instituciôn como constitutiva de la cualidadpsiquica de las reaccionesindividuales,sin tomarla como un puro dato del anâlisis. El problema bâsico de Rousseaues,para Patemanel de saber "qué aspecto del carâcter humano desarrollamâs tal o cual tipo de instituciones"(18). Su sistemaideal estâ concebido en términos de poder desarrollar "una acciôn politica, social e individual, responsable a travésdel efecto del procesoparticipativo" (19). Durante el transcurso de este proceso, el individuo aprende que "tiene que tomar en cuentamateriasmâs ampliasque su propio interés privado inmediato, si quiere alcanzarla cooperaciôn de los otros y que el interés priblico y el privado estân ligados. La lôgica de la operaciôn del sistemaparticipativo es tal que el individuo seve "forzado" a deliberarde acuerdo a su sentido de la justicia, de acuerdo a lo que Rosseau llama su 'loluntad constante" porque sus conciudadanos pueden siempre resistir la implementaciônde demandasinequitativas" (20). Gran parte de los siniestrosy fantasiososcomentarios que se ha hecho sobre esta idea de Rousseaudesaparecen,seg[rnPateman, si uno sitria esta idea del "forzar a ser libres" en el contexto del proceso participativo a través del cual los individuos son educadospara tomar decisio-
(17) C. Pateman,Op. Cit.,p 22. ( 1 8 ) O p .C i t . , p . 2 4 . (19) op. Cit.,p. 24 - 25. (20) Op. Cit.,p.25.
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nes politicas.No muy diferentepor lo demâs-exceptuando la mayor penetraciôn psicolôgicay social de Rousseau-, es la idea kantiana de imperativo categofico,ya que el itnico tipo de constricciôn ética racionalmentelegitimo le parece a Kant emanar del criterio de universabilidadde las mâximas de la acciôn, la que define la diferenciaentre la raz6n prâcticay la lôgicadel deseoindividual. Para Rousseaucomo se ve, la funciôn mâs importante de participaciôn es una cultural y educativa. la punto, sus ideas concuerdancon la del segundo En este de los autores clâsicosque Pateman examina; John Stuart Mill. Lo que Pateman recalcaen la obra de Mill es no sôlo su énfasisen el valor de la diversidadindividual, sino de nuevo, la relaciôn que él estableceentre tipo de instituciôn, promociôn de tales o cualescaracterese, incluso, el funcionamiento material eficiente de una sociedad."Esto sôlo -asevera la autora- en un contexto de institucionespopulares,y participativasque se alienta (segrinMill) en desarrollode un carâcter activo, e interesadoen la cosapûblica" (2 1). Para Mill, ademâs,las cualidadesque acompaflana la participaciôn deben ser desarrolladasno sôlo en los actoselectorales nacionalessino ademâsa nivel de un conjunto de otros sistemasde autoridad. En estesentido,es también un precursor, al advertir, en susirltimas obras,que la participaciÔnen la toma de decisionesen los lugaresde trabajo ocupa crecientemente un lugar fundamental. Por esta tazôn, Patemanve en Mill y Rousseau,defensoresno sôlo de la participaciônpolitica en sentido restringido, sino también de una sociedad participativa. De acuerdo con esta visiôn, segûn la autora, la sociedad " . . . puede ser vista como compuestade variadossistemas politicos, cuya estructura de autoridad tiene efectosimportantes en las cualidadesy actitudespsicolôgicasde los individuos que interactûan en su interior; asf, para que a nivel nacional funcione una comunidad politica democrâtica (democratic polity), las cualidadesnecesariasde los individuos pueden ser desarrolladassôlo a travésde la democratizaciôn de las estructurasde autoridad en todos los sistemaspoliticos" (22). Ahora bien, la conclusiôn de la teoria clâsicaen el sentido de que las estructurasde autoridad al interior de los lugares de trabajo deben abrirsea la participaciôn,es lo que proporciona a Patemanel punto de partida del segundomomento de su investigaciôn.
(2r) Op.Cit.,p.29. (22) Op.Cit.,p. 3s.
t02
Este segundomomento parte por establecer,siguiendoa Almond y Verba, que lo que constituye la barreramâs importante para la participaciônefectiva del ciudadanocomûn en los asuntospoliticos, estâcorrelacionado,de un modo significativo, con su percepciônde lo que llama "eficacia politica". A una percepciônde baja eficaciapolitica, corresponde y apatfa. en los ciudadanosalto desinterés Es por estaraz6n que su investigaciônse orienta a buscar las causasque pueden influir de una maneramâs significativa en estesentido de eficaciapolftica. Su primera conclusiôn, extrafda también de los estudios de Almond y Verba, es que las oportunidadespara participar en los lugaresde trabajo son fundamentalespara el desarrollo del sentido de eficaciapolitica. Y lo son mâs,para las personas adultas,que toda la historia anterior de su participaciôn en diferentesestructurasde autoridad: familia. escuela,etc. Es por ello que el problema central de gran parte del libro que resefro,es hasta dônde es posible que los lugaresde trabajo seanorganizadosen el marco de la participaciôn.En realidad, Patemanse centra en uno solo de los espacioslaborales caracteristicosde la sociedad contemporânea:laindustria. Su conclusiôn,despuésde pasarrevista a un gran nûmero de estudiosde caso, sobre todo en Gran Bretafla,es que ciertamente es posible "que las estructurasde autoridad de la modificadas,que los trabaindustria seanconsiderablemente jadores ejerzanun control casi completo sobre sus trabajos y que participen en un amplio espectrode decisionessin ninguna disminuciôn en la eficiencia productiva" (23). De hecho, sostienePateman, el efecto de la participaciôn de los trabajadoresen la eficienciaparece ser netamentepositiva. Tanto es asi que despuésde los experimentossobrepequeflos gruposhechospor K. Lewin en los 1930,y que parecenmostrar que las formas "democrâticas" de liderazgo son mâs efectivasque las "autoritarias" y las "liberales", se ha desarrollado una fuerte tendenciaen la psicologfasocialque busca explotar una pseudoparticipaciôncon el fin de aumentar la eficiencia y la integraciôn de los trabajadoresa sus empresas. El paso siguiente del argumento de Pateman es un examen bastante detallado de una experienciaque intenta introducir la democracia industrial a nivel de la sociedad global: el casode la autogestiônyugoeslava. El resultadode su anâlisises que a pesarde las numerosas contratendencias,(el peso de la Liga Comunistaque controla la vida cultural y politica del pais) la experienciayugoeslava
(23) op. Cit.,p. 62.
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no proporciona, en el terreno econômico,ningunarazônpara sostenerque una democratizaciônradical de las relacioneslaborales es imposible, por dificil que esto pueda resultar.En definitiva, el anâlisisde estaexperiencia,asi como el de otras empresasautogestionadasen sociedadescapitalistasparecen de seindicar,por ejemplo,eue " . . . una medidaconsiderable guridad en el empleo para el trabajador comûn no es de . (lo que es ningrin modo incompatible con la eficiencia que que) . . . las desigualdades fundamental, si se considera existen en 1o que se refiere a continuidad en los empleos. . . parecen constituir el aspectomâs importante de la desigualdad econômica en la sociedadcontemporânea . (24). La conclusiônglobal del estudiode C. Patemanes pues,en primer lugar, " . . . que sôlo si las personastienen la oportunidad de participar en forma directa en las decisionesen âreasalpueden ternativas (a las politicas de alcancenacional) propias vidaso en el esperartener algûncontrol real sobresus .". Y que, en sedesarrollo del ambiente en el que viven gundo lugar, sôlo "la participaciônen estasâreasalternativas permitirâ al ciudadanocomûn apreciarmejor las conexiones entre la esfera privada y la priblica" (25) haciendo a esta riltima menoslejanade susinteresesmâs concretos. Creo que la exposiciônque se acabade haceres en si misma ilustrativade la necesidadde incorporar al debatepolitico nacional referentesdistintos y alternativosa las concepciones prevalecientessobre la democraciay sus énfasisen las estabilidad del sistemapolftico y la universalidadde la divisiôn élite-masa. Esto no significa,empero, que las ideasque se han expuesto no den lugar a ciertas reservas,pese a sus indiscutibles aportes,A mi juicio, la insuficienciamâs importante que uno puede percibir en los trabajoscomentadostiene que ver con una concepciônpoco desarrolladade la relaciôn entre lo politico y la cultura. En este sentido, con su innegableriqueza, estostrabajosdebieranser eficazmentecomplementadospor estudios de inspiraciôn gramscianacomo los de Ch. BuciGlucksman,Ch. Mouffe y E. Laclau, los que si estâncentrados en estableceresasrelaciones.No se puede evitar pensar, por riltimo, en las relacionesque existenentre los anâlisiscomentados y los brillantes estudios de M. Foucault sobre la "microffsica" de las relacionesde poder en la modernidad y sus conexionescon el saber.Me pareceque los innegables méritos analiticos de las investigacionesque hemos comen-
(24) Op.Cit.,p. 1 0 7 . (2s)op. Cit.,p.l 1 0 .
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tado deben ser, sin embargo, especialmentesubrayados,en el momento de intentar una evaluaciôn,por dos razones.La primera es su abundantereferenciaa casosempiricos en sus demostracionesy conclusiones;la segundaes su indudable eficacia para la formulaciôn de propuestas democrâticas concretas,a pesar de que su objeto fundamental son las sociedadescapitalistasavanzadas.
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ALGUNOSANTECEDENTESHISTORICOSDEL PRoYECTONEOLIBERALEN CHILE (l9ss-19s8)
Sofia Correa*
INTRODUCCION Tal vez una de las caracteristicasmâs distintivasdel régimen militar que gobiernaChile desde 1973 ha sido una curiosa interdependenciaentre el autoritarismopolitico fuertemente represivo, y un proyecto de profundas transformaciones de la economia y la sociedadde corte liberal,o mâs bien neo-liberal (llamado también neoconservadoren el âmbito cultural anglosajôn).El proyecto neoliberalse encarnô en un primer periodo del régimenmilitar ( I ) en un grupo cohesionadode economistasmonetaristas,quienesdesdecargos claves del gobierno fueron impulsando un conjunto de medidas encaminadasa detener la inflaciôn galopante.Este grupo de economistas,conocidoscomo ChicagoBoys por ser todos ellos post graduadosen la Escuelade Economia de la Universidadde Chicago(y la mayoria de ellos graduadosen la Escuelade Economia de la UniversidadCatôlicade Chile), fueron ampliando su esfera de influencia de modo que ya a mediados de 1975 formaban el equipo econômico del gobierno. En cuanto tal, impulsaron una serie de transformaciones econômicascuyo alcance era mucho mayor que un mero programaantiinflacionario. Las politicas de los "ChicagosBoys" apuntabana una radical transformaciônde la estructuraeconômicachilena sus.
Estearticulo ha sidoposiblegraciasal apoyo del CERC. ( 1 ) Cfr.: Pilar Vergara: Auge y caida del neoliberalismoen Chile. Un estudio sobre la evoluciôn ideolôgicadel régimen militar. Doctmento FLACSO No agosto1984). 216, Santiago,
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tentada-desde la décadade 1930 en el desarrollode la industria sustitutivade las importaciones. Desde la década del 30, el Estado tenia una presencia fundamental tanto en el proceso econômico -protegiendo la industrializaciôn- como en los permanentesintentos de redistribuciôn de los frutos del desarrollo.El equipo econômico se propuso desmantelardicho "Estado benefactor" de amplias atribuciones en el proceso productivo, para lograr que imperasen"las leyes del mercado" tanto en las relaciones econômicascomo en las relacionessociales. El proyecto de los "Chicago Boys" no se detuvo en la fase econômica.En realidadarticularonun discursocomprenhensivo del todo social: el discursoneoliberal(2). El concepto central del discurso neoliberal es la "sociedad libre", es decir aquélla en la cual imperan las leyes del mercado en todos los âmbitos de la vida social,de modo tal que cada individuo sea "libre para elegir" entre diversasalternativas que le ofrece el mercado.La libertad, la igualdad,la democracia, son reformuladas segÉn el paradigma de la sociedad libre. Libertad es ausenciade coacciôn; la igualdad ha de ser ûnicamente de oportunidades;la democracia,un medio para que imperen libremente las leyes de mercado.Asi se explica la famosa frase de Hayek segûnla cual puede haber una democraciatotalitaria si el Estado interfiere con el mercado y puede haber una sociedadlibre con autoritarismo politico si el Estado deia funcionar libremente el mercado' De hecho, en Chile al menos, la implantaciôn del paradigma neoliberal -la sociedadlibre en la cual impera el mercadoen todas las relacionessocialesy econômicas- requeria del autoritarismo politico. Hacia fines de 1978 (3), el discursoneoliberal habia concitado significativasadhesionesy pasabaa ser el discursooficial del régimen.Por otra parte, se comenzaba a implementar las llamadasModernizacionescomo la forma de ir creando la "sociedadlibre". Era a travésde las Modernizaciones(Plan Laboral, Reforma Educacional,Reforma Previsional,Reforma de la Salud,principalmente)que sepretendia consolidar el imperio de las leyes del mercado en una amplia gama de relacionessociales.Por eso, las Modernizacionesapuntabanpor una parte a reducir el aparato del Estado, privatizando sus funciones sociales;y por otra, a atomizar la sociedad civil para que no hubiera grupos que distorsionaranel libre juego del mercado. ( 2 ) Cfr: Roberto Zahler "El Neoliberalismo en una versi6n autoritaria" y Edgardo Boeninger "Bases ideoldgicas del neoliberalismo" en Del Liberalismo al Capitalismo Autoritario. (ILADES, Santiago 1983). pp. 10 a 16. También, Sofia Correa y Sol Serrano: Condiciones externas para la democracia en la derechapolitica. (Material para discusiôn No 11, CED, Julio 1984).
(3)
Cfr. Pilar Vergara Op. Cit.
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Desdefines de 1978 hastala crisiseconômicade 1981 las politicas neoliberalesreinaron sin contrapeso. El proceso vivido en Chile no fue un fenômeno meramente local. El proyecto neoliberal -con diferentesmatices e intensidades- se intentô aplicar en variospaiseslatinoamericanos, especialmenteen el Cono Sur y Brasil. En este fenômeno jugô un papel importante una constelaciônde instituciones econômicasy académicasinternacionales:universidadesnorteamericanas,transnacionales.el Fondo Monetario Internacional,el Gobiernode los EstadosUnidos.Todas ellas fueron contribuyendo a la creaciônde gruposaltamente tanto en el sector pûblico como en el internacionalizados sector privado de los paiseslatinoamericanos.Los proyectos neoliberalesapuntarian, pues, a una inserciônmâs profunda de América Latina en el sistemacapitalistainternacional,a travésde la aperturatotal de suseconomias(4). Reconociendo la importancia que ha tenido en Chile la implantaciôn del proyecto neoliberal, nuestro interés se centrô en e1 grupo coherente impulsor de dichas transformaciones, los "Chicago Boys". Quisimos investigarel proceso mediante el cual se constituyô como grupo, desdesus origenesmismos radicadosen el convenio cultural que vinculô a la Escuelade Economia de la Universidadcatôlica de Chile con su congénerede Chicago. De inmediatonos llamô la atenciônel momento econômico y politico que vivia el pais cuando se gestionôy firmô el conveniocon la Universidadde Chicago. Desdemediadosde la décadadel 50, en AméricaLatina (5) comenzaron a hacerseevidenteslas fallas estructuralesdel modelo econômico surgido luego de la crisisdel 30. Su fragicrisisde la balanzade pagos,délidad se expresôen sucesivas ficit de divisas,déficit de la producciôn agricola,migraciones a las ciudades donde el equipamiento -especialmente de viviendas* se hacia insuficiente.La crisis se expresôen inflaciôn y agravamientode las tensionessociales.En Chile, los primeros signos del estancamientoeconômico se manifestaron hacia 1953: la inflaciôncomenzôa desbordarsusmarcos histôricos;a ella se agregôla presiôn laboral en los aflos54 y 55. Entonces el PresidenteIbâflezoptô por implantar un programaestabilizadorde corte ortodoxo. Con esefin, el gobierno contratô a una firma de técnicosnorteamericanos,la Misiôn Klein Saks,para que recomendaraun programaeconô-
(4) Alberto van Klaverer: Factoresexternosy regimenesdemocrâticosen Amëica Latina. (DocumentoICHEH. Santiago,sin fecha)pp.22-23,
(s) Cfr. Tulio HalperinD.: Historia de América Latina. (AlianzaEditorial, Madrid 1972),Cap.6.
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mico que permitiera detener la inflaciôn. El programa de la Mision Klein Sks fue mâs que un recetario de medidasantiinflacionistas,por el contrario, llegô a serun programaglobal de reorganizaci1nde la economfa chilena, que contô para su implementaciôn con el apoyo de la derechapor un breve tiempo (6). Lo fundamental de este programade reorganizaciôn econômica es su propôsito de estabilizarla moneda a la vez que liberalizar la economia y reducir el déficit fiscal. A juicio de Mouliân, la experiencia en torno a la Misiôn Klein-Saksconstituye el rinico intento serio por parte de la derecha para proveer un programa de reorganizaciôneconômica durante el periodo de "democracia restringida" iniciado en 1947 con la aprobaciôn de la Ley de Defensa Permanentede la Democracia.El elemento impulsor de este proyecto seriala percepciônde la crisiseconômicacomo una de carâcterestructural. Pensamosque si la Mision Klein Saksconstituyô el eje en torno al cual se articulô un proyecto de reorganizaciônde la economia chilena segûncriteriosliberalesortodoxos,entonces éste podria ser consideradocomo un intento fallido de implantarun proyecto de carâctersemejanteal del proyecto neoliberalde la décadadel 70. De modo que podria sostenerse que el proyecto neoliberalde los afros70 tendria rafcesde antigua data en un sector importante de la derechachilena que planteô,desdela décadadel 50 al menos,un proyectode transformacionesglobales de la organizaciôneconômica y social del pafs. Asi, la Mision Klein Saksy el proyecto reorganizadorarticulado en torno a ella, podrian constituir piezas importantesen la historia del neoliberalismocriollo. En este articulo nos proponemos presentaralgunosantecedenteshistôricosdel proyecto neoliberalimplantado en histôricosse Chile con el régimen militar. Estosantecedentes investigaron,por una parte, en torno a la formaciôn del equipo impulsor de las politicas neoliberales los "Chicago Boys"- poniendo especialénfasisen el convenio de la Universidad Catôlica de Chile con la Universidadde Chicago. Por otra parte, por las razonesya expuestas,se investigôen torno al proyecto de reorganizaci1neconômicaque tuvo como eje a la Mision Klein Saks.La investigaciôndel proyecto reorganizadorformulado en la década del 50, tuvo como fuente principal los editorialesde El Mercurio entre 1955 y 1958. El hecho de que la Mision Klein Saksfuesecontratada por el gobierno chileno en gran parte debido a las influen-
(6) Cfr. Tomâs Mouliân: "DesarrolloPolitico y Estadode Compromiso.Desajustesy CrisisEstatalen Chile", en TomâsMouliân, Democraciay Socialismo en Chile,(FLACSO,Santiago,1983)pp. 1 0 9 - 1 8 .
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cias y presionesde El Mercurio (1) nos permitia suponer que El Mercurio podrfa expresara aquel sector de la derecha que sejugô por un proyecto reorganizador.Por otra parte, los economistasneoliberalesestuvieronvinculados a El Mercurio desde antes de 1973 (8), y este ôrgano ha sido el gran defensory propulsor de las tesis neoliberalesdurante el régimenmilitar.
(7) Dicha informaci6n es dada por Albert O. Hirshman,Journeys Towards hogresg Studiesof Economic Policy Making in Latin America. (The TwenEste punto se tieh CenturyFund. New York 1963) pp. 202 y siguientes. retomaen la 2a. partede nuestrotrabajo.
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I. LA CONSTITUCIONDE UN EQUIPOIMPULSORDEL NEOLIBERALISMOEN CHILE: LOS CHICAGOBOYS"
Como seflalâramosen las pâginasanteriores,el proyecto neoliberalque se impuso en Chile con el régimenmilitar tuvo como principal propulsor a un equipo de economistasmonetaristas. Dicho equipo recibiô el nombre popular de "Chicago Boys" pues estaba constituido por egresadosde programasde post grado de la Escuelade Economia de la Universidad de Chicago. Esta masiva influencia de estudiantes chilenos a Chicagose debiô a un convenio de intercambioentre la UniversidadCatôlica de Chile y la Universidadde Chicago, financiado por el Gobierno de los Estados Unidos. Nos referiremosdetalladamentea dicho convenio,pero antes nos detendremosbrevementeen las caracteristicasque asumia en la década del 50 el intercambio cultural con los EstadosUnidos. (8)
A raiz de la Reforma Universitaria, en 1968, los economistas formados en Chicago, dejaron la Universidad Catôlica. Crearon CESEC, Centro de Estudios Socioecondmicos, que se financi6, en parte al menos, con asesoriasa empresas,especialmente a aquéllas vinculadas ai grupo Edwards. La vinculaci6n con el grupo Edwards se extendi6 también a El Mercurio. El director de CESEC, Emilio Sanfuentes, pas6 a ser editorialista econ6mico del diario (informaci6n de Revista Hoy, No 374, septiembre 1984). Con CESEC se produjo también la vinculaci6n con la politica, pues se les encarg6 que trabajaran en el programa econ6mico de la candidatura de Jorge Alessandri, en 1969. A, taiz del triunfo de la Unidad Popular, el equipo se ampli6 con otros economistas de derecha, e incorpor6 a post graduados de Chicago que entonces militaban en la Democracia Cristiana (ver Revista Hoy po 374, septiembre 1984). El prop6sito que los unia era el de preparar un plan econ6mico de gobierno. A través de EI Mercurio habrian establecido contacto con la Marina, especialmente por medio de Hernân Cubillos que era teniente retirado de la Armada y en sse entonces presidente de El Mercurio S.A.P., y de Roberto Kelly que era Capitân en retiro de la Armada y admir-ristrabanegoci
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