Lectura El Principe de Las Pulgas

July 6, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Fortalecimiento al programa de lectura “Así todos leemos en el municipio de Arauca” En el marco de la gesta libertadora

 

Biblioteca Pública Municipal “Raúl Loyo Rojas”  Bibliotecóloga: Nelly Mariana Torres Borjas

 

Es escritora cubana, guionista, actriz y dramaturga. Graduada del

Cristina

Rebull

Instituto Superior de Arte de La Habana en la especialidad de Artes Escénicas. Ha sido ganadora del premio Emmy 2013 por su corto de ficción infantil Cuentos de tía Nelly ; también del Premio Norma 2015 con su obra Por culpa decon unagran S, donde plantea el tema de la diferencia sentido del humor. Tiene una larga trayectoria como guionista de televisión. Es autora de diez obras teatrales, cuatro de ellas publicadas: El último bolero, Frijoles colorados, Esperando a mamá y Llévame a las islas griegas. Libros: Por Culpa de Una S

El príncipe de las pulgas

 

1

El príncipe de las pulgas Cristina Rebull 

- ¡Rápido! ¡Alguien que lo ayude! -grité y corrí como un perro loco por la orilla del río-. ¡Alguien que lo ayude! ¡Se lo lleva la corriente! Unos jóvenes que estaban en el parque, sin saber de dónde salían los gritos, se lanzaron al agua para sacarlo. Minutos después, lo llevaron a tierra firme. Él dio las gracias, se alejó cabizbajo c abizbajo hacia el tronco seco del árbol, y se s e acomodó exactamente en el mismo lugar donde tantas veces yo había dormido en los últimos meses. Estaba empapado y temblaba de frío. Cerró los ojos y empezó a sollozar.

 

2

 Arturo no es exactamente un héroe de películas. Es delgado, cascarrabias, paliducho y no tiene mucho más de diez años. - ¿Te sientes mejor? -dije.  Arturo se quitó rápido las manos de la cara y buscó la voz. No vio a nadie, se s e limpió las lágrimas y se sopló la nariz con una manga de la camisa. Entonces, me descubrió. Di uno, dos, tres pasos hacia él, pero me echó con ese chasquido desagradable que todos hacen para alejar a un perro callejero. ---No seas tonto me acerqué un poco más. Si no fuera por mí a estas horas estarías flotando corriente abajo.

 

3

 Arturo se incorporó incorporó asustado, me miró y salió corriendo. Lo seguí. - ¡No corras, Arturo! ¡¡Necesito Necesito hablarte! hablarte! para un un perro correr y gritar sin morderse la lengua es algo difícil-. ¡Sé quién eres! ¡Necesito que me ayudes a escribir una carta y que la envíes a Santiago de Chile! El jovencito se detuvo tieso como una estaca. Un segundo después hizo un giro brusco hacia mí, me miró con los ojoss bien ojo bie ab abier iertos tos y solt soltó: ó: socio." - ¡C ¡Cara aracol coles es de hum humo, o, esto esto e ess loquís loquísimo imo!! Que losnperros no hablan, Sin dejarlo dejarlo reaccio reaccionar nar me enredé enredé entre entre sus pier piernas nas para para oblig obligarlo arlo a caminar hacia el tronco seco del árbol y le pregunté por sus padres.

 

4

- ¿Mis padres? -decía tratando de no caerse. ¿Me preguntas por las lagartijas verdes intergalácticas? ¿Cómo conoces a mis padres? ¡Misde padres son loquísimos y no entienden ni jota frita la vidísima!  Arturo andaba en el asunto de no quererse bañar todos los días, estudiar poco, usar los tenis apestosos, los dientes asquerositos y dejarse el pelo largo, pero sus padres eran dos personas encantadoras que solo deseaban lo mejor para él. - Estás loquísimo, socio. Nunca vi a un perro tratando d escribir una carta, Y mucho menos queriendo mandarla a otro lugar del mundísimo." - ¡Tampoco lo escuchaste hablar! –le respondí intentando no perder la paciencia -. Yo no puedo escribir. Te dictaré.  Arturo se puso de pie y salió caminando caminando como si yo no existiera.

 

5

Lo dejé ir. Me había equivocado en mi elección y todo era un fracaso. Ya iba a dar una vuelta sobre mis patas cuando lo escuché balbucear algo sobre su mochila. - Está detrás del tronco seco del árbol - dije -. La agarré antes de que resbalaras. -Yo no resbalé susurró con la voz entrecortada y me miró. --Sí resbalaste le sostuve la mirada -. Estabas jugando con la idea de lanzarte al río y resbalaste.  Arturo quería hacerse el fuerte, pero pero era tan frá frágil gil como un cachorro. cachorro. Le expliqué que que a los diez años todavía no se sabe la maravilla que es la vida, que tenía el mundo por delante y que estaba en la edad de creer que se lo sabía s abía todo. Entonces arrancó furioso unas cuantas yerbas, pateó la tierra, lanzó piedras, no paraba de decir bobadas y yo decidí alejarme y dejarlo solo con su ataque de malcriadez.

 

6

- ¡Eres un perro pesadísimo, socio! ¡Quién te crees que eres! escuchaba a mis espaldas. ¡Ni siquiera me has dicho cómo te llamas, si es es que que te llamas de alguna forma! gritaba tratando de retenerme -. ¡No tengo porque creer creer en nad nada a de esto! -casi me detengo-. detengo-. ¡Puedo pensar que trae demasiada agua y eso me tiene escuchando cosas loquísimas de la vidísima! ¡¿Entiendes cuál es el lío, socio?! Y me detuve. Los dos nos quedamos mirando en silencio, unos segundos, pero luego no pude hacer otra cosa que ladrar con todas mis fuerzas con tal de que no entendiera el reguero de palabras feas que me salían de la boca, y Arturo se quedó tan tieso como cuando le hablé por primera vez." -Bien -dije tratando de calmarme -.  Ahora soy un perro perro abandonado, abandonado, pero no siem siempre pre fue así. Mi nombre nombre es Emilio y si no aceptas aceptas que puedo hablar y leer es preferible que me vaya de una vez y terminemos esta conversación.

 

7

 Arturo no respondió y yo no dije una palabra más. Me sentía agotado, triste y sin esperanzas de lograr mi carta. Y de pronto: - ¡Caracoles de humo! Se supone que escribo lo que me dictas y luego lo envío por correo a Santiago de Chile soltó de un tirón. - ¡Exacto! respondí. Yo estaba impaciente. Hacía más de un mes que había recibido la carta de Ana María y de Hummm y no sabía qué hacer para contestarles. Me contaban cosas. Hummm me hablaba de la escuela y de que me extrañaba mucho. Yo también extraño a Hummm y a Ana María que, por supuesto, fue quien escribió la carta. Hummm todavía no sabe escribir y apenas si alcanza a hacer algún garabato que dice que soy yo. Ana María es la mamá de Hummm y mi gran amiga, a pesar de su última mentira. - Como quieras, socio, pero que nadie vea que me dictas. Pensarán que estoy tostado de la cabezona -dijo sacando un cuaderno y un bolígrafo de su mochila.

 

8

Yo estaba nervioso. Era la primera carta de mi vida.  Arturo miró a un lado, a otro y se encogió de de hombros espera esperando ndo que yo abrier abriera a la boca. - Bien… -dije un poco agitado y sin saber cómo empezar -. Mis queridos Ana María y Hummm... Arturo Arturo hizo como para escribir y con la misma se detuvo. - ¿Jun? -preguntó, haciendo una una mueca. - ¡Hummm! ¡Ache, u, eme, eme, eme! - rectifiqué molesto. - ¡No grites de esa forma que podrían escucharte! --dijo, agitando las manos. ¿Qué caracol de humo, de nombre, es ese? ¿Qué es Hummm? Hummm? -agr -agregó egó cerrando cerrando el cuad cuademo emo de un tirón tirón-. -. Humm Hummm m ¿es un perro perro chileno? Solté una carcajada. - Caracoles de humo! ¡¿También puedes reírte?!

 -Preguntó sorprendido.

 

9

Hacía mucho tiempo que no me reía. Llegué a pensar que Anna María y Hummm habían empacado mi risa en una de sus maletas. Cuando las personas se van a vivir a otro país intentan llevarse toda la casa en sus bolsos, pero los bolsos de viaje, por grandes y bien diseñados que parezcan, no alcanzan para llevarse una casa, ni media casa, ni una habitación de la casa, ni siquiera un pedazo de casa. Un bolso de viaje no es precisamente la alfombra mágica de Aladino ni el genio de su lámpara maravillosa. Un bolso de viaj viaje e es so solo lo eso, eso, un bols bolso o de de vvia iaje je y en en e esa sass ocasiones, soloaeropuertos sirve paraporque pagaral excesos de equipaje en los final, la casa toda queda atrás. - No. Hummm es un niño de cinco años -dije y se me llenaron los ojos de lágrimas-. Es el hijo de  Anna María.

 

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Por suerte, Arturo no preguntó: “¡caracoles de humo! ¡¿también puedes llorar?!”. Solo miró hacia el parque y yo me espante las lágrimas que me corrían por los pelos de hocico. - Todo Todo es loquísimo, socio -dijo bajo-. No sé exactamente de que se trata este lío, pero… - ¿Alguna vez alguien que quieres se ausentó por mucho tiempo de tu casa? - y me di cuenta que no entendía. Entonces coloqué mis patas sobre sus piernas y lo miré tan profundamente como solo un perro puede hacerlo cuan. do ya no le quedan palabras. La mirada de Arturo cambió y mi elegido se convirtió, por un instante, en el jovencito que yo había visto ayudando a un invidente a pasar la avenida, sin que nadie se lo pidiera, unos quince días atrás."

 

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-Creo que estás en un enredo, socio, y yo te debo mi vida. Dedicaré todo el día a escuchar tu cuento y luego escribiremos la carta de tus amigos y se acomodó. - Te lo agradezco, pero mi historia no se cuenta en un día respondí y, como un rayo, tuve que rascarme la oreja izquierda. - Bueno, dedicaré todo el día y toda la noche insistió y, tras un pequeño silencio triste, continuó, que par de lagartijas verdes intergalácticas se preocupen por míSerá y me bueno extrañen un el poco. - Eso no está bien, “tus lagartijas” te adoran -Arturo hizo un gesto involuntario con la cabeza y bajo la vista-. Por otra parte, mi historia no se cuenta en una noche – y tuve que rascarme la oreja derecha. - ¿Que debo hacer hacer para que me la cuentes, Emilio? -me menciono menciono mi nombre por primera vez y se s e incorporó lento aguantándome por la cabeza. Las dos orejas peludas me cayeron en los ojos. Es molesto esto de tener tanto pelo. Sobre todo, a la hora del baño en días de frío.

 

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Yo extrañaba hasta los baños de Anna María. Por mas que no me gustaba que me frotara jabón como si fuera un peluche y me dejara media hora enjabonado para que se me quitaran las pulgas, en ese momento hubiera dado cualquier cosa por tenerla conmigo y que me arrastrara por el collar para meterme en el bañito de la abuela. -Quisiera que me disculpara por todo lo que te dije, pero… -dijo  Arturo-, imagínate queentendieran. yo llegara a una esquina y me pusiera a ladrar y los perros me -Si. Lo interrumpí-. Se asustarían un poco. - ¿Entonces, socio?, ¿Qué debo hacer? - Insistió. Existen momentos que uno se siente muy solo y necesita hablar con alguien y contarle sus secretos, pero no esta seguro si ese alguien es merecedor de tanta confianza. Arturo era un buen chico, pero había pensado en el como intermediario de mi carta, no comosolo un amigo.

 

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 Al fin, me decidí y le dije: - A partir partir de ahora, cualquier cosa que no me creas es culpa tuya.  Arturo asintió y yo agradecido tener que dar mi carta en el instante. A veces veces hay que esperar que pase un poquito el tiempo para que la tristeza te deje dictar una simple carta. es como si uno tuviera unos duendes dentro del cuerpo que, con sus picos y hachas, le va quitando pedacitos a los árboles detesta que crecen en el pecho. Por esos días, cada vez que pronunciaba los nombres de Ana María y Hummm llenaban los ojos de lágrimas y me convertía en un perro tonto. Pero, si la primera parte del encuentro con Arturo había sido un desastre ahora empezaba a sentir que me hacía bien su compañía.  Entonces, como Mi historia no se podía contar en un día, ni en una noche, decidí dividirla en TARDES. Y empecé así:  Era una tarde de octubre. Más bien finales de octubre. No, casi noviembre y se empezaba a sentir el airecito fresco y húmedo en las orejas.

 

Emilio es un perro parlanchín que fue abandonado por Ana María y Hummm, y desde entonces vive en la calle, con la nostalgia y el deseo de volver a comunicarse con sus antiguos dueños que se mudaron a Chile. Para esto, busca a alguien que pueda ayudarlo, un niño a quien pueda dictar una carta y que además la envíe a Chile. Es así como conoce a Arturo, con quien logra entablar una amistad a lo largo de varias tardes en las que le cuenta cómo era su familia, qué sucedió y por qué fue abandonado. Emotiva historia que combina el humor y un original uso de la perspectiva narrativa.

 

1. ¿Por quién fue abandono el perro? 2. ¿Crees que un perro pueda expresar sus sentmienos? 3. ¿Cómo era Aruro sicamene? 4. ¿Qué le pasaba a Emilio cuando no nombraba mbraba a An Anna na María y a Hummm? 5. ¿Quién era Hummm? 6. ¿Quién era la mamá de Hummm?

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