Lectura 1 Apuntes para propuesta metodológica R.I. Gaytán

July 29, 2017 | Author: Rosa Isabel Gaytan | Category: Foreign Policy, State (Polity), Mexico, Capitalism, Politics
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APUNTES PARA ELABORAR UNA PROPUESTA PARA EL ESTUDIO DE LA POLÍTICA EXTERIOR DE MÉXICO

Rosa Isabel Gaytán Guzmán Estudiar la política exterior de un país puede ser una tarea apasionante si el espíritu de quien la emprende es inquisitivo y audaz. Puede ser también un laberinto en el que cualquier bienintencionado puede perderse y convertirse así en una caja de múltiples reflejos como la de aquella historia oriental en la que el maestro se refleja en miles de espejos en los que se multiplica su presencia sin poder distinguirse el maestro de sus reproducciones. Así, nuestro objeto de estudio puede verse también confundido con cualquiera de sus imágenes provocando una serie de equívocos que incluso pueden presentarse como absolutamente “científicos” y/o perfectamente rigurosos en su contenido académico. Por supuesto que esta incursión en el tema no está libre de dicho riesgo pero aclaro el propósito y el riesgo como primer paso. Plantear una propuesta para estudiar la política exterior de México se relaciona más ampliamente con las cuestiones epistemológicas, las relativas a la producción del conocimiento, las que tienen que ver con la relación entre el sujeto y el objeto en esa interacción que permite al primero tener una aproximación cognitiva al segundo. Nos remite también a la búsqueda del conocimiento científico en las ciencias sociales y más específicamente en las Relaciones Internacionales. Parados aquí, en la discusión sobre la cientificidad de las ciencias sociales y la especificidad del objeto de estudio de las Relaciones Internacionales enfocamos el punto preciso desde el cual podemos identificar la ubicación, más específica aún, de la Política Exterior. Múltiples respuestas, no una sola, aparecen ante el sujeto que estudia.

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El concepto: su relación con el enfoque teórico seleccionado.

Arturo Borja publicó en 1997 una revisión sobre los enfoques utilizados para el estudio de la política exterior de México desde los inicios de esta actividad en el país hasta el momento en el que su ensayo veía la tinta de la imprenta1. El mérito del texto radica sin duda en el recuento y sistematización que hace del estudio de la materia, tarea que no se había realizado en fechas previas ni en ningún otro trabajo semejante hasta ahora. La evolución que Borja identifica en los enfoques utilizados, pasa por las siguientes etapas: en un inicio encuentra el predominio del enfoque jurídico-normativo que a nuestro juicio es justificable si consideramos que la política externa se ejecuta y analiza, como él mismo señala, desde y para los círculos de gobierno copados de abogados en ese momento. En lo que caracteriza como la segunda etapa, registrada formalmente a partir de la década de los años sesenta, aparece una diversificación de enfoques y encontramos entonces los de tipo realista, importados de Estados unidos donde tenían gran vigor desde la posguerra; los de economía política y los de causalidad interna. En la tercera etapa, que denomina como de “predominio de los enfoques derivados de la teoría estadounidense de las relaciones internacionales”, señala la gran influencia del enfoque de interdependencia compleja y un influjo menor, aunque importante, del enfoque de la política burocrática. Sus conclusiones van en el sentido de la contundente vinculación entre el Estado nacional y el sistema internacional y en la necesidad de adoptar una postura crítica al incorporar en los estudios de la política exterior, los términos del debate de la teoría de la Relaciones Internacionales y llamando a “cuestionar críticamente la aplicabilidad y la utilidad” de marcos conceptuales ajenos a los problemas y situaciones como los que enfrentan Estados como el mexicano.

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Borja Tamayo, Arturo. “Enfoques para el estudio de la política exterior de México: evolución y perspectivas” en La política exterior de México: enfoques para su análisis. México. IMRED- El Colegio de México, 1997, pp. 19-44.

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Desde los años ochenta en que comencé formalmente a ejercer tareas docentes y en las que me vinculé a un estudio mas sistemático de la Política Exterior de México como ayudante en los cursos de las Profesoras Rosa Ma. Romo e Irene Zea, mis inquietudes iban en el sentido de las carencias teóricas de las Relaciones Internacionales sobre todo en nuestro país. Creo que esta inquietud era compartida por las autoridades académicas de mi escuela pues recientemente se había diseñado -con el impulso y trabajo de Graciela Arroyo y Alfredo Romero- y comenzado a impartir la materia de “Introducción a las Relaciones Internacionales” que según pude ver en aquel tiempo, pretendía sistematizar las cuestiones teóricas de la especialidad. Yo resolví personalmente esas inquietudes acercándome a los sociólogos y politólogos de la facultad que en ese entonces se enriquecía con la visita de los sudamericanos que habían dejado sus países por motivos principalmente políticos. Los cursos de teoría que estaban previstos en la currícula de la carrera fueron, para mí, bastante poco formativos. Así que cuando comencé a trabajar los contenidos de la materia de política exterior mis herramientas estaban afiladas con las lecturas sobre la evolución de la sociedad y la economía mexicanas, las de algunos de los teóricos de la dependencia y el estudio de El capital de Carlos Marx. Esto me permitía, y me obligaba a la vez, a acercarme a la política exterior de México desde una perspectiva particular que no se conformaba con el intento de aplicar algunos modelos planteados por los autores recopilados en La Teoría de las Relaciones Internacionales de Stanley Hoffman y que tan raquíticamente se leía en los cursos de la especialidad. Honrando mis lecturas y mi formación, mi propuesta iba desde entonces por acercarse a la política exterior mexicana como un asunto complejo, vinculante de los escenarios interno y externo, con la caracterización propia de una sociedad que es puesta en el sistema internacional de manera violenta, lo que interrumpe una posibilidad de desarrollo propio. Esto me llevó a tratar de entender el papel central que jugaba el desarrollo del Estado nacional en la explicación de los derroteros seguidos por la política externa mexicana como uno más de los escenarios de la construcción del Estado mexicano. La caracterización del mismo, como producto de la política internacional del el siglo XVI

y su posterior

evolución hasta el proceso de la independencia a principios del siglo XIX nos pone frente 3

al hecho de que tanto política interna como política externa son dos caras de una misma moneda en el caso mexicano. No puede entenderse una sin la otra. Desde los primeros años ochenta elaboré un programa de estudio con estas características que al poco tiempo se convirtió en una guía de estudio para el sistema de Universidad Abierta donde impartí la materia durante varios años. La versión más reciente de dicha guía la elaboré en colaboración con Gloria Abella.2 Ahora pretendo ahondar en uno de los aspectos primeros del estudio de la política exterior como objeto de análisis: el concepto mismo. Trataré de abundar en lo que se ha escrito en torno a una definición de política exterior. Es claro para mí que podría señalarse lo anterior como una tarea vana pero creo que un intento al respecto es necesario para tomar posición en relación con el contenido mismo de nuestra materia de estudio. Considero que existen algunos avances en la elaboración de una propuesta para el estudio de la política exterior mexicana, pero falta sistematizarla y explicitarla. La misma, con las particularidades del caso será, en gran medida, pertinente para el análisis de otros casos de países similares en desarrollo al de México.3 Partiendo de la vinculación ineludible entre política interna y política exterior es pertinente coincidir con el concepto “estricto” propuesto por Borja en el texto citado, que siendo verdaderamente sencillo resume perfectamente el enfoque que proponemos. La política

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Abella Armengol, Gloria y Rosa Isabel Gaytán. Política Exterior de México I. México, UNAM 2002 Algunas tesis que han hecho colaboraciones en este sentido son las siguientes: Cristina Pulido, Dos momentos de las relaciones de México con Cuba: la política exterior mexicana hacia la gran antilla durante los sexenios de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo. Tesis para obtener el grado de Licenciada en relaciones Internacionales. FCPS, UNAM, México 2005; Rosa Ma. Villarejo. La nueva Política Exterior de México hacia Centroamérica de 1979 a 1989, el caso de Nicaragua. Tesis para obtener el grado de Doctora en Relaciones Internacionales. FCPS, UNAM, México 2004; Ma. De Lourdes Sánchez, La política Exterior de Méxicohacia América Latina (1945-2000) ¿Cambio de rumbo o metamorfosis? Tesis para obtener el grado de Doctora en Relaciones Internacionales. FCPS, UNAM 2003 3

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exterior se entiende “como el estudio de las acciones de los Estados que se dirigen hacia el exterior, pero que se originan internamente”.4 Aquí podrían diferenciarse diversos niveles de análisis: el que atiende la política externa como ese conjunto de acciones citado y el que atiende los análisis realizados sobre dicho conjunto de acciones, digamos, el estudio que realiza una teorización sobre el estudio o los estudios sobre el conjunto de dichas acciones. Este sería el caso del trabajo de Borja que hemos citado y también la materia de estos comentarios.

La política exterior de los países dependientes. Considero que un trabajo pionero en este tema es el de Heraldo Muñoz, quien en 1987 publico el ensayo El estudio de las políticas exteriores latinoamericanas: temas y enfoques dominantes en el que analiza la situación de los estudios sobre política exterior de los países latinoamericanos “enfatizando los principales temas hacia los cuales se orientan dichas políticas así como los enfoques teóricos que más se utilizan para interpretarlas”.5 En ese sentido Muñoz destaca como característica esencial de la política exterior de los países latinoamericanos y del Caribe, la preocupación por el desarrollo, por los asuntos relacionados con la autonomía regional y nacional y por el papel que juegan los Estados Unidos en su zona. También concluye que existe, en ese momento, una diversidad de enfoques teóricos aplicados al análisis de la política exterior de los países de la zona “que van desde la perspectiva de la formulación de las decisiones hasta la teoría de la dependencia y el enfoque sistémico” y que la ampliación de la discusión teórica en torno a la política exterior

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Borja Tamayo, Arturo. “Enfoques para el estudio de la política exterior de México: evolución y perspectivas” en La política exterior de México: enfoques para su análisis. México. IMRED- El Colegio de México, 1997, pp. 21-22 5 Muñoz, Heraldo, “El estudio de las políticas exteriores latinoamericanas: temas y enfoques dominantes en el que analiza la situación de los estudios sobre política exterior de los países latinoamericanos” en Manfred Wilhelmy, editor, La formación de la política exterior de los países desarrollados y América Latina, RIAL Anuario 1987, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericano.

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era indispensable dada la creciente importancia de los temas que se discutían en el escenario internacional de la región.6 Algunos autores mexicanos han trabajo sobre la política exterior mexicana proponiendo explicita o implícitamente enfoques que atienden las particularidades del caso mexicano, que lo colocan en el espacio regional americano y en el ámbito cualitativo de mundo subdesarrollado.7

Tal es el caso, por ejemplo, del trabajo de Blanca Heredia que se

aproxima a una caracterización de la política exterior mexicana colocándola en el marco mundial de las relaciones internacionales8. Heredia señala que “la falta de una tradición conceptual para el análisis de la política exterior de los países débiles ha llevado muchas veces a la aplicación mecánica de categorías que poco explican su naturaleza y comportamiento”. A partir de este postulado hace un recuento de aquellos trabajos que intentan subsanar esta carencia e identifica9 algunos rasgos específicos de la política exterior de los países dependientes: •

Nacen a la vida independiente con una serie de limitaciones de orden interno y externo. Dentro de las condicionantes externas cita la naturaleza del sistema internacional y las características del medio regional. Como condicionantes internas: apunta la geografía, el grado de desarrollo y la naturaleza del sistema político.

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Muñoz, Heraldo, “El estudio de las políticas exteriores latinoamericanas: temas y enfoques dominantes en el que analiza la situación de los estudios sobre política exterior de los países latinoamericanos” en Manfred Wilhelmy, editor, La formación de la política exterior de los países desarrollados y América Latina, RIAL Anuario 1987, Buenos Aires, Grupo Editor Latinoamericanopág. 315 7 Ver por ejemplo la colección de ANUARIOS DEL RIAL, 1985, 1986, 1988. Grupo Editor Latinoamericano. Buenos Aires. 8 Heredia, Blanca. Relación entre política interior y política exterior: una definición conceptual. El caso de México” en Rosa Isabel Gaytán e Irene Zea. Antología de política Exterior de México I. CRI. FCPS. UNAM México 2004. tomado de Humberto Garza. Fundamentos y prioridades de la Política Exterior de México. México. El Colegio de México, 1986 pp 115-133 9 Heredia, Blanca. Op. Cit. Pág. 121 y ss.

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La política exterior persigue objetivos múltiples: busca seguridad, financiamiento, reconocimiento y prestigio. Estos objetivos los considera como de una combinación entre lo deseable y lo posible.



Durante la primera parte de su vida independiente, lo primero es el ámbito interno, la política exterior tiene como fin ayudar al orden y control internos y a la construcción del Estado.



La debilidad de la política exterior está directamente relacionada con el desarrollo interno y la subordinación a la estructura internacional.



La consolidación de las nuevas estructuras políticas y económicas, ocurre paralelamente a la redefinición de los vínculos con el exterior.



El carácter autoritario de los regimenes políticos hace de la política externa un monopolio de la elite gubernamental.



El nacionalismo representa “un vehículo ideal” para concentrar el poder en lo interno y para legitimar a la elite en lo externo.



En un momento dado, la necesidad de avanzar económicamente lleva a las élites a que se agreguen a los objetivos políticos, los planteamientos económicos, de manera que

el proyecto de desarrollo económico establece vínculos importantes entre

actores nacionales y extranjeros y se definen así ciertas prioridades en materia de política exterior. Aquí debe subrayarse también la importante presión que, al efecto, realizan los intereses económicos de las potencias para participar en las economías de los países emergentes. •

La aceleración de los procesos de internacionalización económica hace que el medio internacional aparezca como un factor omnipresente en la definición de las políticas internas aún cuando la política exterior sigue funcionando como un pilar de la construcción del Estado.



La estrategia de desarrollo económico de estos países agudiza su dependencia del exterior al tomar como modelo la economía de los países industrializados. 7



La estrecha relación entre política interna y política exterior es la variable explicativa más importante de la política exterior de los países latinoamericanos.



El peso de la relación con Estados Unidos en cada país latinoamericano es la clave para explicar su comportamiento exterior.



Política interna y política exterior se influyen de manera profunda y recíproca y aunque ésta última aparece

como extensión de la política interna, se halla

“estructuralmente condicionada por el medio internacional” •

La política exterior busca consolidar y legitimar la permanencia de las elites que controlan el Estado para lo que deben sustentarse en una política exterior nacionalista en materia económica que, sin embargo, enfrentará numerosos problemas sociales por el alto costo económico que supone y, a la larga, la existencia de los gobiernos latinoamericanos depende “del frágil equilibrio entre la transnacionalización de su economía y la defensa de su autonomía política”



La política exterior de los países latinoamericanos está subordinada a la política interna y sus márgenes de acción son los obstáculos y oportunidades que establece cada coyuntura internacional.

Considero que esta propuesta vincula estrechamente los planos económico y político en sus dimensiones interna y externa, con un elemento de conexión entre todos ellos, la estrategia de desarrollo económico. Este elemento puede encontrarse como una variable que explica y caracteriza la política exterior de muchos países. Intentaremos desarrollar esta idea más adelante. El caso mexicano. México como Estado moderno aparece como el espacio de organización del poder en el plano interno mientras que en el exterior se manifiesta como el representante único de los intereses nacionales. Es esta la posibilidad de acción y la legitimidad que sustenta una política exterior mexicana que tiene también una naturaleza que se deriva de la

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caracterización del sistema político mexicano y aún más específicamente, de la naturaleza del Estado mexicano. Sin embargo, “México como país en desarrollo se caracteriza por un conjunto de estructuras políticas, económicas y sociales cuyo desarrollo está condicionado por la debilidad del país a nivel internacional”.10 Si en el siglo XIX es más explicativo aproximarse al análisis de la acción internacional de México a partir de la construcción del Estado-Nación en medio de la turbulencia interna y las condicionantes externas y donde juega un papel definitivo la discusión de las ideas liberales, el siglo XX registra la gestación de un Estado surgido de un movimiento armado que cuestiona directamente y en principio, la naturaleza de la vinculación de México con el sistema internacional pero sobre todo con los representantes de los intereses económicos externos que estaban presentes en el país. Un Estado que surge contra los privilegios existentes, en el plano interno y en las condiciones de vinculación con el exterior. Es este hecho el que nos pone frente a la necesidad de aclarar la naturaleza del Estado que surge de la Revolución para entender la naturaleza de su política exterior. En este sentido, un texto fundamental para el análisis de la vinculación entre Estado y política Exterior es el trabajo de Arnaldo Córdoba sobre la ideología de la Revolución mexicana,11 que avanza en la propuesta de entender a la propia revolución como el mecanismo que permite modernizar la dependencia de México con el exterior. Dicha modernización no pretende eliminar la dependencia y sí busca lograr, en un contexto de igualdad jurídica con el resto de los países del mundo -y, en particular con las grandes potencias- un trato justo y equitativo que detuviera los permanentes abusos de tiempos anteriores, a la vez que se convertía en un factor del desarrollo del propio país.12 En este análisis se identifica claramente la estrecha relación entre política interna y política externa. Al identificar la esencia de los movimientos sociales que dan lugar a la redefinición del Estado mexicano en el siglo XX, se aprecian los vasos comunicantes entre 10

Heredia, Blanca. Op. Cit. Pág. 126 Córdoba, Arnaldo. La ideología de la Revolución mexicana. México, Ediciones Era. 1ª. Edición 1973 12 Córdoba, Arnaldo. La ideología de la Revolución mexicana. México, Ediciones Era. 1ª. Edición 1973, página 31 11

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los elementos que destacábamos del análisis de Heredia: los aspectos económicos y políticos en los planos internos y externo. Aquí también la estrategia de desarrollo económico aparece como el vínculo entre dichos elementos en la caracterjzación de la política exterior mexicana. Los ejemplos que destaca Córdoba son el período porfirista y el de los primeros gobiernos de la revolución. Mientras que en el porfiriato el privilegio dado a los extranjeros se sustentaba en el postulado de la necesidad de atraer capital externo para la modernización del país en espera de que se “aclimataran” y contribuyeran al desarrollo económico indispensable para el bienestar nacional, en la revolución, la necesidad de modernizar y desarrollar económicamente a México volverá a ser la justificación para permitir la presencia de los capitales externos, ahora en condiciones no “ventajosas” sobre los nacionales y sin pretender protecciones extraterritoriales de sus gobiernos a la vez que aceptaban someterse a las leyes mexicanas. Se acepta la entrada del capital externo porque se considera esencial en la obtención de los objetivos de desarrollo económico. Ahora, en la posrevolución, se aceptaba una dependencia en el plano económico pero no en el político.13 En busca de la modernización económica, se tiene clara la necesidad del capital externo. Ello sustentará una política exterior que atraiga dichos recursos, que establezca buenas relaciones con el capital externo que es indispensable para el proyecto de desarrollo. La especificidad del Estado en cada momento histórico permitirá diferentes condiciones de desempeño del capital externo y por lo tanto de las acciones que la política externa debe emprender para lograr dicha función. Pero también hay una relación inversa: el desarrollo capitalista imprime a los Estados dependientes rasgos y límites específicos a su caracterización económica que a su vez definen las características de dicho Estado.

Relación entre proyecto económico y política exterior o el papel de la política exterior en el marco del desarrollo capitalista del Estado mexicano. Volviendo a la caracterización de México como Estado moderno, que centraliza el poder en lo interno y emerge como representante único de la sociedad hacia el exterior, apreciamos la condición compleja que consiste en ver al estado mexicano como un poder superior sobre 13

Córdoba, Arnaldo. La ideología de la Revolución mexicana. México, Ediciones Era. 1ª. Edición 1973 Pág.260

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toda la sociedad en el contexto interno. Por otro lado, mientras que en el plano internacional aparece como jurídica y políticamente igual al resto de los países en el aspecto económico se encuentra en una condición de debilidad. En el terreno político, la política exterior también ha sido estudiada como expresión del sistema político mexicano14. A partir del estudio del proceso de gestación del Estado que surge de la revolución mexicana que “reconoce como una constante la injerencia externa” y que está marcado por la necesidad de replantear las condiciones de vinculación entre atraso y desarrollo económico, capital externo y el propio Estado, la política exterior aparece como el mecanismo que permitirá a éste recuperar la soberanía sobre las relaciones de propiedad para influir sobre las condiciones de privilegio que estaban en el origen del movimiento armado.15 En tanto que representante único del “interés general” de la sociedad, la acción internacional de un Estado sólo tiene sentido político en cuanto es útil para la continuidad y desarrollo de la formación social que pretende expresar, de ahí que en cada momento la política exterior de México servirá para legitimar el proyecto del grupo en el poder haciéndolo aparecer como de interés para toda la nación. Debemos aclarar desde luego que el asunto es mucho más complejo que este sencillo enunciado. El análisis de la política exterior mexicana en el siglo XX puede hacerse a partir de la caracterización del Estado mexicano de la posrevolución donde encontramos que a las características fundamentales del Estado que surge en 1917 corresponden expresiones específicas en su quehacer internacional.16 Mismas en las que abundaremos en otro momento y que ahora sólo apuntamos: •

A la necesidad de un Estado soberano frente a los diversos grupos de poder al interior de la sociedad mexicana para conseguir los propósitos de la Revolución, corresponde un Estado que pugna por el reconocimiento irrestricto a dicha

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Ramírez Bernal, David. “El Estado de la Revolución mexicana: coordenadas políticas de la política exterior” en Cuadernos de Política Exterior. año 2 Número 2. México. CIDE 1986 15 Ibidem pág. 43 16 Ramírez Bernal, David., La política exterior ante las transformaciones del régimen político mexicano, Tesis de Licenciatura en Relaciones Internacionales, FCPyS, UNAM. 1994

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soberanía para conseguir, como su misión última, un desarrollo económico que era exigencia básica del movimiento revolucionario que le dio origen. •

La condición de economía dependiente no se contrapone con una política exterior que consideraba a todos los países jurídicamente iguales, es más, es justamente esa dependencia económica la que obliga a exigir la igualdad jurídica entre los Estados para que el mexicano pueda responder a las necesidades de su población.



A la necesidad de un ejecutivo fuerte que aglutine a todos los grupos que representa, a la vez que es vocero de sus intereses, corresponde el ejecutivo que es responsable del diseño y la ejecución de la política exterior.

Si bien la caracterización del Estado de la posrevolución justifica y explica la política exterior durante prácticamente todo el siglo XX, las condiciones de subordinación económica de México en el escenario internacional permiten aclarar cuestiones de más largo plazo en la política exterior mexicana desde que explican también las características del Estado mexicano en plazos más largos. El concepto vinculante aquí es el desarrollo capitalista mundial que otorga y exige un papel específico a los países no hegemónicos. Así, en el marco del desarrollo capitalista mundial, el Estado mexicano tiene una funcionalidad específica que deberá

combinarse con las necesidades propias para su

subsistencia como Estado, como organización socio-política-económica. Es aquí donde la política exterior aparece como el ejercicio vinculante entre el escenario interno y el externo. Por un lado buscará conseguir para la sociedad nacional los elementos que garanticen su supervivencia como proyecto político y por otro, buscará combinar dicha necesidad con las limitaciones y oportunidades que le ofrezca el escenario internacional. Desde el nacimiento de México como país independiente, el sueño político que subyace en los grupos dirigentes es el de que lo que había sido la Nueva España se viera beneficiada de su propia riqueza. Que ésta ya no fuera simplemente transladada a Europa, sin embargo, la experiencia de devastación que deja la guerra de independencia, la búsqueda de financiamiento externo y la incapacidad para conformar un gobierno mínimamente estable han llevado, hasta ahora, el sueño de la modernidad y el desarrollo al terreno de la utopía.

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En el siglo XX, y también en el XIX, encuentro una constante en la vinculación que se realiza entre los niveles interno y externo, a través de la política exterior: la estrategia de desarrollo. Así, estrategia de desarrollo, situación política interna y contexto internacional son los tres conjuntos de factores que deben atenderse en el análisis de la política exterior.17

A manera de conclusión Coincido con quien señala que la falta de una tradición conceptual para el análisis de la política exterior de los países débiles ha llevado muchas veces a la aplicación mecánica de categorías que poco explican su naturaleza y comportamiento. La propuesta que hago propone acercarse a la política exterior mexicana como un asunto complejo, vinculante de los escenarios interno y externo de una sociedad que es puesta en el sistema internacional de manera violenta, lo que imprime un sello específico a su futuro. Debe entenderse el papel central que ha jugado el desarrollo del Estado nacional en la relación con los aspectos políticos y económicos en los niveles interno y externo que se vinculan mediante la adopción y la ejecución de estrategias específicas de desarrollo económico y que otorga un papel también específico a la política exterior mexicana como uno más de los escenarios de la construcción del Estado mexicano. Estos elementos de análisis permiten identificar los rasgos propios de la política exterior de México en diversos momentos, del pasado y del presente y permiten también identificar los momentos en que los cambios en dichos factores significan o hacen prever modificaciones o re-direccionamientos en la vinculación con el exterior. 17

Esta propuesta la sustenta Carlos Rico en México y el mundo. Historia de sus relaciones exteriores. México. Tomo VIII. Senado de la República. 1ª. Edición 1991. página 15. Aunque aquí, Carlos Rico se refiere específicamente a las décadas de los años setenta y ochenta considero que la aseveración puede aplicarse a todo el siglo XX. De alguna manera estos son también los componentes del análisis que realiza Mario Ojeda en Alcances y límites de la política exterior de México: contexto internacional, contexto interno y estrategia de desarrollo. Otro análisis que abona en esta dirección es el que hace Gloria Abella en “La política exterior en la administración de Carlos Salinas de Gortari: la propuesta del cambio estructural” en Relaciones Internacionales No. 62. CRI, FCPS, UNAM. abril-Junio de 1994

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Este enfoque es muy apropiado si estudiamos los últimos cinco lustros de la experiencia mexicana donde queda más clara la relación entre dichos elementos. Los cambios en el entorno internacional en el que se desenvuelve la política exterior mexicana que condujeron a lo que se ha dado en llamar la posguerra fría y que se venían gestando desde los primeros años de la década de los ochenta provocó que los altos círculos gubernamentales se embarcara en una política de liberalización económica y apertura comercial que se consolidó a principios de los años noventa con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Estas decisiones en torno al modelo de desarrollo impactaron las estrategias diplomáticas de México, al provocar que las mismas transitaran de la política tradicional hacia otra de claro alineamiento con Estados Unidos. Ello, lo alejará de su discurso latinoamericanista e incluso del tradicional juridicismo que le había servido de trinchera, particularmente en la relación con su poderoso vecino. El pragmatismo ya clásico de la política exterior tradicional mexicana parapetado en el derecho internacional para conseguir mayores márgenes de acción frente a la hegemonía norteamericana durante el siglo XX, convierte a los Estados Unidos del enemigo histórico en el principal socio comercial. Este cambio me parece que significa, la aceptación en el discurso mexicano de una realidad en los hechos, pues este papel ya lo jugaba Estados Unidos desde que se consolida como la primer potencia mundial desde el fin de la primera guerra mundial. Así pues, los cambios internacionales y las decisiones sobre el modelo económico para alcanzar el desarrollo, que eran impulsados por dichos cambios, aunados a una recomposición del discurso y las alianzas políticas internas, producen cambios cualitativos en el modelo de política exterior, en el discurso de la misma y en la jerarquización de los compromisos internacionales de México. Lo que se avecina en materia de política exterior para los próximos años, seguirá dependiendo de la conjugación de los factores que hemos venido señalando. Lo que avizoro tiene que ver con un menor margen de acción para el Estado mexicano que, en esta etapa de redefinición del papel de los Estados llamados periféricos, no ha podido cumplir con su función de otorgar a su población las condiciones mínimas de reproducción social y que se presenta con una debilidad estructural que le impide cumplir con las tareas del Estado moderno y que señalamos antes. Este menor margen de acción lo deja desprotegido tanto

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en sus relaciones al interior de su sociedad como en las relativas al contexto internacional. Una mayor dependencia económica del exterior y un débil tejido de legitimidad al interior lo ponen efectivamente en el filo de la navaja, ahí donde la política exterior vincula ambos escenarios. La pregunta puede responderse desde muchos ángulos, todos ellos están hoy por definirse.

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