Le français ne vient pas du latin
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Lingüística....
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Prefacio a la edición francesa Las ideas están hechas para ser cuestionadas, como los cocoteros, para ser sacudidos. Yves Cortez se concentra sobre el latín, tal como lo conciben los lingüistas, según su opinión. Y lo hace con fuerza y sin andarse por las ramas. Su punto de vista es interesante: el latín no sería la lengua madre de las lenguas romances sino un “italiano antiguo”. De esta manera sería posible explicar por qué todas las lenguas romances se asemejan entre ellas sin parecerse verdaderamente al latín: no poseen declinaciones, las palabras más corrientes no están construidas sobre raíces latinas, etc. Los hechos citados son inquietantes mientras que las explicaciones académicas que se dan son, por lo general, poco satisfactorias. El gran mérito de Yves Cortez es de sacar a relucir un auténtico problema y de intentar dar una explicación. Disfruté enormemente al leer sus argumentos y me adhiero sin reservas a su tesis del origen “italiano” de las lenguas romances. Lo que me incomoda un poco es que la teoría de Cortez suscita aún más problemas que los tabúes que rompe. ¿De qué sombrero de mago sale este italiano antiguo que engendró las lenguas romances? ¿Cómo apareció? ¿Cuál es su parentesco con el latín? Yves Cortez lo ve surgido del indoeuropeo del cual no se sabe nada. ¿Por qué no? Pero la pregunta suscitada en el libro de un eslabón perdido entre el latín y las lenguas romances se encuentra desplazada un poco más en el tiempo. ¿Cómo nació el italiano antiguo? ¿Cómo perdió las declinaciones del indoeuropeo? Por no haber sido una lengua escrita, este “italiano antiguo” seguirá siendo un misterio. No importa. Reemplazar las certidumbres por signos de interrogación es algo refrescante y saludable para la humildad intelectual Michel Malherbe (Autor de Les langages de l’humanité: une encyclopédie des 3000 langues parlées dans le monde, Ediciones Robert Laffont)
Prólogo Contrariamente a la idea generalmente aceptada, el francés no viene del latín, como tampoco el italiano, el español, el rumano ni ninguna otra lengua romance proviene del latín. He aquí el resumen de la tesis que voy a demostrar. En los primeros siglos de la historia de Roma, dos pueblos, y por lo tanto dos lenguas, coexistían en el pequeño territorio del Lacio. Un pueblo hablaba latín y el otro hablaba italiano. Estos dos pueblos se fusionaron en uno solo. El italiano se convirtió en la lengua hablada y el latín permaneció como lengua escrita. De esta manera, desde el siglo II antes de Cristo, los romanos eran bilingües: utilizaban el italiano como lengua hablada y el latín como lengua escrita, y son estas dos lenguas las que ellos aportaron a todas las regiones que conquistaron. Luego de la conquista romana, en Italia, en Francia, en España y en Rumania, los pueblos abandonaron sus lenguas respectivas para adoptar el italiano como lengua hablada y solamente utilizaron el latìn para escribir, tal como lo hacían los romanos. Es verosímil pensar que los romanos llamaran a su lengua hablada el “romano”. Para evitar cualquier confusión con el uso que hoy hacemos de este término, voy a llamar a la lengua hablada por los romanos “italiano antiguo”. Utilizo a propósito este término ya que los romanos no hablaban un latín deformado, llamado en ocasiones “latín vulgar” o “bajo latín”, sino que hablaban sencillamente otra lengua distinta, que no tiene al latín como origen, y que ya era una forma de italiano. El bilingüismo lengua hablada-lengua escrita no tiene nada de excepcional. Poco antes del comienzo de la era cristiana, en Jerusalén, el hebreo, lengua hablada por los judíos hasta esta época, cede su lugar al arameo, pero guarda su estatus de lengua
religiosa y literaria. Los judíos de tiempos de Cristo eran bilingües: hablaban arameo y escribían en hebreo. Hoy en dia, en los paises árabes se habla el árabe dialectal y se escribe unicamente en árabe clásico. En la Suiza germánica, la lengua hablada es el suizo germánico y la lengua escrita es el alto alemán. En Quebec, la lengua hablada es rica en palabras provenientes de un vocabulario original, pero el francés utilizado al escribir sigue siendo perfectamente académico. En Africa, América y Asia, el bilingüismo lengua hablada-lengua escrita es una realidad cotidiana. Los diferentes pueblos continúan utilizando sus lenguas vernáculas y para escribir utilizan la lengua oficial, generalmente la lengua de los antiguos colonizadores: el español, el francés, el inglés… La fuerte divergencia entre el latín y las lenguas romances constituye objeto de debate desde hace mucho tiempo entre los latínistas y los lingüistas. En 1940 el lingüista danés Louis Hjelmslev concluía sus investigaciones con estas palabras: “La lengua madre que hemos llegado a reconstruir no es el mismo latín que nos ha sido transmitido por la literatura”. En 1953, el lingüista francés Jean Perrot observa de igual manera que la lengua madre que ha reconstruido a partir de las diferentes lenguas romances “no corresponde al estado del latín que conocemos”. Uno y otro descubren una lengua madre muy diferente del latín pero no se atreven a alejarse del dogma y afirmar que, en lugar de “otro latín”, se trata simple y llanamente de “otra lengua”. En 1985 el gran latínista Jozsef Herman lo reconocía en el congreso internacional de lingüística y filología romanas, delante de un auditorio de letrados venidos del mundo entero: “Nosotros los romanistas, junto con los historiadores de la lengua latína, somos casi los únicos en saber que, en lo que concierne al proceso mismo de transformación del latín en lengua romance, tenemos mas hipótesis y controversias que certezas […]”. A finales del siglo XX, mientras más avanzaban las investigaciones, menos se ponían de acuerdo los investigadores en lo que respecta a una explicación acerca de la transformación 2
del latín en las lenguas romances. Las dificultades provienen del hecho de que los investigadores se encuentran prisioneros del dogma según el cual las lenguas romances provendrían del latín y se las ingenian para encontrar explicaciones a todas las supuestas transformaciones del latín. Tratan, por tanto, de explicar la desaparición de las declinaciones, del género neutro, de los verbos deponentes, de los adjetivos verbales, y la aparición de los artículos, del pasado perfecto, del condicional… sin lograrlo. Antoine Meillet, el célebre lingüista francés de comienzos del siglo XX, no aporta sino demostraciones parciales y conclusiones infundadas que ocultan mal sus fórmulas perentorias: “Las innovaciones comunes resultan del hecho de que un mecanismo delicado y complejo fue manejado por gente nueva de todo tipo”1 ¿Cómo es posible que personas provenientes de diferentes horizontes pudiesen provocar las mismas innovaciones lingüísticas? Allí se encuentra un misterio sorprendente. Para Antoine Meillet, la segunda gran explicación reside en el hecho de que el pueblo preferiría la simplicidad: “El deponente es el tipo de complicación inútil en la lengua”. El pueblo, por tanto, se habría deshecho del deponente. Un poco mas lejos afirma: “Al abandonar el neutro, el romano se desembarazó de una categoría lingüística que no significaba ya nada desde hacía mucho tiempo”. En cuanto al pueblo griego, ellos han mantenido el neutro, lo mismo que los alemanes y los rusos. Antoine Meillet tiene leyes de geometría variable. Una de dos cosas: o bien permanecemos en el lirismo de Littré que exclamaba en la introduccion de su diccionario: «Para gran sorpresa del erudito, las mutaciones se efectuaron como si un concierto preparado de antemano las hubiese determinado”2, o bien tratamos de realizar un análisis riguroso y un poco mas científico.
1 Antoine Meillet, Esquisse d’une histoire de la langue latíne, 1928. Librairie Klincksieck. 2 Emile Littré, Dictionnaire de la langue française, Librairie Hachette, 1870.
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¿Cuáles son las principales objeciones que podemos hacer a la teoría del origen latíno de las lenguas romances? –
¿Cómo pudo producirse la desaparición de las mismas formas gramaticales en todas las lenguas romances?
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¿Cómo pudo producirse la aparición de las mismas formas gramaticales en todas las lenguas romances?
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¿Cómo explicar la desaparicion de las mismas palabras latinas y la aparición des las mismas palabras no latinas en todas las lenguas romances?
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¿Cómo explicar la desaparición de los adjetivos, de los adverbios, de los verbos latinos más corrientes en todas las lenguas romanas?
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¿Cómo explicar que tal transformación se haya hecho en poco menos de cuatro siglos, desde la desaparición del Imperio romano hacia el año 450 después de Cristo hasta la aparición de la lengua romana mencionada en el Concilio de Tours, en el año 813, cuando la estabilidad de las lenguas parecer ser una ley general? Antoine Meillet, sin embargo, pone en evidencia varias veces esta característica de las lenguas en su libro acerca de la historia de la lengua latína: “lengua de un gran imperio, el latín mantuvo estabilidad por unos 800 años”1. Después de 8 siglos de estabilidad, la lengua habría mutado de un golpe a una velocidad vertiginosa al punto de convertirse en algo completamente irreconocible.
Antoine Meillet sí siente que hay allí una curiosidad única del latín, y se las ingenia para encontrar explicaciones a la estabilidad de ciertas lenguas, como lo hace con el turco. “El turco de hoy es el turco de hace mil años, la esquematización rígida de la lengua la preservó de cambios”. ¿Existirá una ley que explique la preservación de las lenguas por medio del esquematismo? Antoine Meillet destaca igualmente que “la 1
Op. cit. 4
estructura del árabe de hoy es aún semejante a la de las lenguas semíticas de hace tres mil años”. Y el que conoce el griego antiguo y el griego moderno no puede sino sorprenderse delante de la asombrosa continuidad del vocabulario y de la gramática griegas a lo largo de dos mil quinientos años. En efecto, las lenguas son predominantemente estables. Entonces ¿por qué una transformación del latín – ¡y qué transformación! – en el transcurso de solamente cuatro siglos? ¿Por qué la lengua latína se inmoviliza, por qué las lenguas romances se asemejan todas entre ellas y son tan distintas del latín? Haremos una revisión de todas estas preguntas y voy a esforzarme en realizar una demostración accesible a los no especialistas. Es necesario, sin embargo, mi estimado lector, que usted esté consciente de dos grandes escollos: En primer lugar, usted no puede escapar al peso del dogma, y le vendrà a la mente sin cesar la misma pregunta: “Pero, ¿cómo es posible que todas las universidades, de todos los países, enseñen el origen latino de las lenguas romanas? ¿Es posible acaso que estén equivocados desde hace tanto tiempo y de manera tan seguida? ¿Y por qué seria un aficionado el que realice este descubrimiento, y no un erudito universitario?”. Precisamente, no creo que un ministro del templo pudiese, al mismo tiempo, cuestionar el dogma y la tradición. Vean cómo se autocensuran los lingüistas Jean Perrot y Louis Hjelmslev. Se detienen a mitad de la travesia. No sea timorato. Atrévase a ir hasta el extremo de la logica, cualesquiera que sean sus convicciones anteriores. El segundo escollo viene de lo que un analisis superficial puede hacer creer: que el latín y las lenguas romances tienen muchos puntos comunes. ¿No querría decir eso que las segundas se engendraron a partir del primero? El alemán y el inglés, lenguas germánicas ambas, son bastante próximas y, sin embargo, el inglés no tiene por lengua madre al alemán; lo mismo ocurre con el ruso y el polaco, por ejemplo. 5
Los numerosos puntos comunes al latín y a las lenguas romances provienen de su origen común, el indoeuropeo. A esto se agregan los efectos de una coexistencia de casi 20 siglos entre las lenguas romances habladas y el latín como lengua escrita, al punto de que numerosas palabras romances han sido tomadas del latín. Finalmente, la creencia ciega en un origen latíno de las lenguas romances ha conducido a los etimologistas franceses a inventar un origen latíno a casi toda palabra. Todos los procedimientos, desde los más ingeniosos hasta los más deshonestos, se ponen al servicio de demostrar una pretendida filiación, sin ninguna regla científica. Demostraré que el origen indoeuropeo aparece con frecuencia con mucha mayor evidencia, y que es posible imaginar etimologías más racionales. Con seguridad, ustedes deben haber oído miles de veces que la palabra TRABAJO viene del latín “tripalium” (instrumento de tortura), que la palabra ESCLAVO viene de “slavus” (eslavo), o que la palabra FORESTAL viene de “forestis” (exterior). Estas etimologías son infundadas, pero ellas reafirman la idea de un origen latíno de las lenguas romances cuando no es otra cosa que el resultado de nuestras divagaciones erróneas. Aquí imagino igualmente su perplejidad. ¿Cómo —me dirá usted— es que toda nuestra etimología es falsa y cuáles son sus títulos para permitirse un cuestionamiento semejante? Ya lo he dicho: no soy hombre del templo. Simplemente, desde hace años he estudiado lingüística y numerosas lenguas, y he descubierto que existía otro camino posible. Permítame citar a Buda: “No crean en algo simplemente de oidas. No den fe a las tradiciones únicamente porque han sido honradas después de numerosas generaciones. No crean en algo simplemente a partir del testimonio de un sabio de la Antigüedad. No crean en algo porque las probabilidades jueguen a su favor o porque la costumbre nos empuje a tomarlo como cierto. No crean en nada basándose únicamente en la única autoridad de sus maestros o sacerdotes”.
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Es este precepto el que Copérnico aplicó para considerar otra visión del mundo. Deshágase de sus ideas preconcebidas, no se ponga en manos de los especialistas, juzgue por usted mismo. Presento a continuación los dos esquemas de filiación de las lenguas romanas. El esquema “antiguo”, el que se enseña en todas las universidades, y el esquema nuevo, el que voy a demostrar en este libro. En el esquema antiguo, la lengua primitiva, se considera que el indoeuropeo dio origen al latín. Desde la época romana, el latín evolucionó hacia un bajo latín, el cual dio nacimiento a las lenguas romances.
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En el nuevo esquema, que voy a demostrar en este libro, el indoeuropeo habría dado origen al latín, por una parte, y al italiano antiguo por otra, mucho tiempo antes de la época romana; luego, el italiano antiguo habría dado a luz las diferentes lenguas romances, mientras que el latín no tuvo descendencia.
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El esquema antiguo
Indo-europeo
Latín clásico
Época Romana
Bajo latín
Lenguas romances (italiano, francés, español, portugués, catalán, rumano…)
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El nuevo esquema
Indo-europeo
Italiano antiguo
20 000 A.C.
Época Romana
Latín
Lenguas Romances (italiano, francés, español, portugués, catalán, rumano…)
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Investigación sobre un dogma fuera de toda sospecha: Las siete pruebas contundentes
Primera prueba El latín es una lengua muerta desde el siglo I A.C. Obliti sunt Romae loquier lingua latina. Nevio (200 A.C. aprox.)
En Roma, la decadencia de la lengua latina comienza en el siglo II A.C. Durante los primeros siglos de la historia de Roma el latín fue una lengua viva, como lo demuestran las obras de teatro de Plauto y Terencio. No era ni la lengua de una aristocracia ni una lengua artificial para el uso de letrados. El comienzo de la desaparición de su uso como lengua hablada data del siglo II A.C. El latín ya no se habla desde el siglo I de nuestra era. De ello dan testimonio los escritos, la evolución de la literatura latina y la competencia del griego. Veámoslo de seguidas. Nevio, fallecido hacia el año 200 A.C., hizo escribir sobre su tumba: “OBLITI SUNT ROMAE LOQUIER LINGUA LATINA” (“en Roma ya no se sabe hablar la lengua latina” —citado por Aulio Gelio en Las noches áticas). ¿Acaso quiere decir simplemente que, doscientos años antes de nuestra era, se habla mal el latín, de la misma manera que escuchamos ahora en Francia a ciertos puristas sublevarse contra los maltratos que los periodistas hacen sufrir al francés? A aquellos que piensan que la lengua latina estaba en plena expansión les cuesta descubrir en el epitafio que adorna la tumba de Nevio un dato objetivo acerca de la desaparición del latín “hablado”. Es por
eso que caen cada vez en tales aseveraciones. Sin embargo, no se hacen afirmaciones sin que exista una razón para ello. Suetonio, en su estudio sobre los gramáticos y los retóricos hacia el año 100 D.C., decía de uno de ellos: «Cecilio Epitora […] abrió una escuela […] se dice que fue el primero en disertar en latín sin preparación.» ¿Era necesaria, entonces, una preparación para hablar latín? Allí también podríamos no prestar ninguna atención a lo que se dice. Hacia el año 100 D.C., Suetonio se sorprende ante la capacidad de un retórico a disertar “en latín sin preparación”. Nada más normal que un retórico se prepare, pero que esté obligado a prepararse para disertar en latín da mucho qué pensar. Muchos historiadores de la literatura latina ven aparecer en el siglo II D.C. una decadencia y una degradación de la literatura y de la lengua latina. Alexis Pierron exclama: «Después de Juvenal desaparece la poesía; luego de Plinio El Joven, la elocuencia; y después de Tácito, la historia.»1 Hubiese podido recordar también que, de la misma manera, el teatro había ya desaparecido desde hacía mucho tiempo. Quedan, sin embargo, grandes escritores en el siglo II D.C., como por ejemplo Aulio Gelio y Apuleyo. Del primero, dice Alexis Pierron: “Se encuentra lleno de frases extrañas […] tiene sobre todo la manía del arcaísmo”, y del segundo: “Los barbarismos, que vemos despuntar en el estilo y la dicción de Fronton y de Aulio Gelio, se despliegan con complacencia en Apuleyo, y toman, por así decirlo, posesión de la lengua romana”, y más adelante: “La lengua de Apuleyo está compuesta de todas las lenguas, o, si se quiere, de todos los dialectos de los que se impregnó durante sus viajes”. Al hablar de los autores de los siglos III y IV D.C., lo hace de manera inapelable en cuanto a sus cualidades literarias: «Nemesiano no es más que un imitador […] sus poemas son casi copias de Virgilio […] La dicción de Amiano Marcelino es semi bárbara». H. Berthaut y Ch. Georgin, en su Historia Ilustrada de la literatura latina, son igualmente muy críticos: “La lengua de 1
Histoire de la littérature romaine, Alexis Pierron, Editorial Hachette, 1882. 4
Apuleyo es coloquial, sobrecargada de neologismos y de términos populares o bárbaros”. En cuanto a los autores cristianos del siglo III D.C., dicen de Arnobio de Sicca que tiene “un estilo oscuro y bárbaro”, de Lactancio que emplea «expresiones bárbaras», y que la lengua de Comodiano «está llena de incorrecciones y barbarismos». Morisset y Thevenot, en Lettres Latines, observan que «los emperadores Adriano, Antonino y Cómodo (117-192) lograron mantener condiciones políticas favorables», pero que ello no impidió «una decadencia de las letras latinas profanas»1. Jean Barbet2, en un libro clásico, concluye a partir de su análisis de la literatura de los dos primeros siglos de nuestra era: “Los escritores continuaron utilizando una lengua clasicista, artificial […] Incluso en el siglo II, leyeron e imitaron preferentemente a los autores arcaicos, cediendo a una tendencia que era ya marcadamente fuerte desde los tiempos de Cicerón”. Arcaísmos y barbarismos a gusto del consumidor Todo eso no podría explicarse si el latín no fuese ya una lengua muerta que los escritores más o menos dominaban. Cuando un escritor tiene un conocimiento perfecto del latín imita a los antiguos, pero si tiene un conocimiento aproximado, entonces simplemente comete faltas, como algunos extranjeros cometen faltas cuando hablan una lengua que no es su lengua materna. En el primer caso, la lengua se caracteriza por los arcaísmos; en el segundo caso, por los barbarismos. Paralelamente, la literatura latina se atrofia, por carencia de literatos con la capacidad para escribir en latín y por carencia de lectores con conocimiento de esa lengua. El latín habría podido caer entonces en el olvido si no hubiese sido salvado por la Iglesia católica que optó por esa lengua y no por el griego.
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Édition Magnard, 1966. Littérature latine, Armand Colin, 1965. 5
Desde el siglo II antes de Cristo, el griego era tan estudiado y se encontraba tan difundido como el latín, tanto en Roma como en toda Italia. Las lenguas griega y latina eran ambas objeto de enseñanza, al mismo nivel de igualdad, en las escuelas romanas, y los eruditos eran bilingües, manejándose con fluidez en las dos lenguas, utilizando a su gusto y preferencia una u otra. Salustio, en el siglo I A.C., dice de uno de sus personajes: “Por nacimiento, Sempronia era instruida en las letras griegas y latinas”1. Y ello, no porque tuviese sangre griega sino porque era una persona culta. A propósito de otro personaje, Salustio dice: “Tenía un conocimiento de las letras griegas y latinas igual al de los mejores eruditos”. Hacia el final del siglo I A.C., Ovidio, en “El arte de amar”, interpela al lector: “No consideres como un cuidado fútil el cultivar tu inteligencia por medio de las artes liberales y aprender bien ambas lenguas”. Evidentemente, se refiere al griego y al latín. En el siglo I D.C., Petronio, en el “Satiricón”, da testimonio de la igualdad entre el latín y el griego: “Y no vayas a creer que yo desprecio los estudios: tengo dos bibliotecas, una griega y una latina” hace decir a uno de sus personajes. Y al hablar de un esclavo particularmente talentoso, menciona: “Adquirió los rudimentos del griego y se ha metido bastante con el latín”. ¿Cabe acaso asombrarse de que un esclavo comenzase a hablar la lengua de sus amos? No, lo que causa admiración en Petronio es que el esclave comenzara a conocer la lengua literaria que el latín había llegado a ser en aquella época. Suetonio dice del emperador Tito, quien reinó hacia el año 80 D.C., que poseía "un dominio perfecto tanto de la elocuencia como de la creación poética, tanto en la lengua griega como la latina, al punto de improvisar poemas y discursos en estas dos lenguas". Suetonio nos indica también que en la época de Domiciano, hacia el final del siglo I D.C., "se disputaban los premios de elocuencia y prosa en las lenguas griega y latina". Juvenal, hacia el 120 D.C. en las Sátiras (VI), exclama: "Señoras, ¿no es más vergonzoso ignorar el latín?". No está reprochando a las damas de la alta sociedad que hablen mal el latín, les reprocha que lo ignoren. La fuerza con la que Juvenal se expresa está a la altura del mal. No es tanto por esnobismo que los 1
La conjuration de Catalina, Les belles lettres, 1947. 6
patricios hablen griego, y no es que los romanos adopten el griego porque están subyugados por la literatura y las artes griegas, sino porque el griego y el latín tienen el mismo estatus. Ambas son lenguas eruditas Y en esta competencia, ocurre a veces que el griego recibe la preferencia por encima del latín. Se sabe que Favorinus de Arelata, Elianus de Prenesta y Marco Aurelio escribían fundamentalmente en griego, y que Suetonio y Apuleyo escribían en ambas lenguas. ¿Cómo explicar semejante desarrollo del griego en una Roma cada vez más dominante? ¿Se ha visto alguna vez a un imperio acoger con tanta benevolencia una lengua extranjera, bien sea que hablemos de los imperios antiguos (egipcio, asirio, chino) o de los contemporáneos (británico, español, francés, ruso)? La lengua latina no era comprendida por el pueblo desde hacía ya mucho tiempo. Suetonio nos indica que Julio César organizaba en Roma "diferentes espectáculos: combates de gladiadores y juegos escénicos representados en todos los barrios de Roma por histriones que hablaban las tres lenguas"1. Pierre Klossowski, en la traducción que realizó en la colección "Le livre de poche", en 1990, nos explica lo que serían estas tres lenguas: "el latín, el griego y el osco (lengua del teatro popular)". Presume entonces que el pueblo comprendía el teatro en osco. Entonces, ¿el osco estaba aún presente en la época de César, y el pueblo presenciaba el teatro en osco? ¿Se ha visto alguna vez en la literatura latina una sola mención de la práctica de la lengua osca en Roma en esta época? En realidad, con toda probabilidad solamente la élite romana educada era capaz de comprender el griego y el latín, y el pueblo hablaba otra lengua. Más aún, cuando el teatro no se representa ya en lengua popular, los actores recurren a la mímica, y de allí el éxito de ésta. A medida que pasa el tiempo, el pueblo comprende cada vez menos el latín, y las piezas de teatro, que están escritas en latín, no son ya accesibles a la plebe. En sus inicios, la mímica fue un procedimiento que tenía por objetivo ayudar a la comprensión de
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La vie des 12 Césars, Le livre de poche, 1990. 7
los textos, y llegó a ser un medio fundamental de representación teatral a medida que el uso del latín desaparecía. La evolución de la lengua de Roma va a la inversa de la de las lenguas de los grandes imperios. Con toda probabilidad, el latín no era ya la lengua del pueblo desde el comienzo de las conquistas romanas. Más aún, Tito Livio, para designar los pueblos latinos del Lacio, habla de pueblos de nombre latino (latini nomini) y no de pueblos de lengua latina. La evolución lingüística de Israel, desde el siglo V al siglo I A.C. presenta mucha similitud con la de Roma. Durante siglos, la lengua hablada en Jerusalén fue el hebreo. Esta lengua fue reemplazada por el arameo, que se utilizaba en una vasta región del Cercano Oriente. En cambio, el hebreo siguió siendo la lengua de la religión y de la literatura del pueblo judío. De esta manera, las dos lenguas coexistían: una lengua escrita reservada a la religión y a la erudición, el hebreo, y una lengua hablada, el arameo. El conjunto de todos los elementos que he expuesto, los escritos de Salustio, Suetonio y Juvenal, la evolución de la literatura latina, y el tratamiento de las letras griegas al mismo nivel que las letras latinas, no son explicables si no se parte de la hipótesis de la desaparición precoz del latín. Por tanto, los soldados y colonos romanos llevaron con ellos una lengua hablada diferente al latín porque ésta era ya una lengua muerta en la época de las conquistas romanas. Pero la vivacidad y la continuidad del latín escrito nos hicieron creer que la lengua latina había permanecido viva mucho más allá del siglo I de nuestra era. La Iglesia católica jugó un papel involuntario en la ilusión del latín como lengua de uso corriente al hacer de él una especie de "lingua franca" durante muchos siglos, si bien se hizo una concesión a las lenguas romana y germánica en el Concilio de Tours en 813, en el que se ordena a los sacerdotes predicar en "lengua romana rústica o en lengua germánica a fin de que todos pudieran comprender más fácilmente». 8
La lengua romana rústica: un singular muy singular El texto del Concilio de Tours emplea la expresión "lingua romana rustica", "lengua romana rústica" y no "lengua latina rústica". ¡Caramba, pues! La lengua es calificada como "romana", y nos encontramos en 813. Los redactores del texto del concilio habrían podido hablar de lengua "latina" rústica, pero la lengua hablada es designada como "romana". Este término se refiere explicitamente a Roma y a los romanos, pero más aún, es una expresión en singular la que se utiliza. Los redactores habrían podido autorizar el uso de las lenguas romanas rústicas, pero no: autorizan la utilización de la lengua romana rústica. Existía, entonces, desde esta época, unos cuatro siglos solamente después del desplome del Imperio romano, una misma y única lengua, en la totalidad del espacio cristiano. La única explicación posible que puede darse es que esta lengua romana existía desde hacía muchos siglos y que era aún entonces relativamente homogénea como para que se la designe por un singular. La comprensión recíproca era aún fuerte entre los diferentes pueblos de lengua romana. El texto del juramento de Estrasburgo, escrito en 842, que presentaré en el capítulo sobre la lenta evolución de las lenguas, revela un vocabulario muy próximo del italiano. Esta lengua romana rústica no es otra que el "italiano antiguo", y lo voy a demostrar en los capítulos siguientes. Nuestra visión del paisaje lingüístico de la Italia en la época romana es problemática. Es necesario decir que ni la literatura ni la arqueología nos ayudan gran cosa. La historia nos enseña que, antes de la conquista de Italia por los romanos en los siglos III y IV A.C., existían multitudes de pueblos: al norte de Roma, los etruscos y los umbríos; al este, los sabinos, los samnitas y los equos; al sur, los oscos, los volscos, los campanios, los hernicios y los latinos. Estos pueblos eran más o menos poderosos, y de culturas más o menos desarrolladas, pero no sabemos casi nada de sus lenguas. Se han encontrado inscripciones y placas de bronce en un radio de doscientos kilómetros alrededor 9
de Roma, escritos en tres lenguas diferentes al griego y al latín: el osco, el umbrio y el etrusco. Pero los textos son todavía demasiado cortos, y no permiten un estudio completo y comparativo de las lenguas. Mientras no encontremos una "piedra de rosetta itálica", no se podrá sacar ninguna conclusión. Lo único que podríamos decir con certeza es que, además del latín, los pueblos vecinos de los romanos utilizaban otras lenguas por escrito. Voy a correr el riesgo de hacer una comparación temeraria, pero que nos lleva a la misma realidad. En la Argelia de hoy, el pueblo argelino habla dos lenguas: el árabe dialectal en su mayoría y, en algunas regiones, el kabil. Ahora bien, si llegara a ocurrir en Argelia una catástrofe como la que se produjo en Pompeya, y que, veinte siglos más tarde, arqueólogos excavaran las ruinas, ¿qué encontrarían? Inscripciones en árabe clásico y en francés. Concluirían de ahí que el pueblo argelino en el siglo XXI hablaba árabe clásico y francés, cuando en realidad no habla ni una ni la otra. En Argelia, el árabe clásico y el francés están presentes en la escritura, pero son casi inexistentes como lenguas habladas. Hagamos la misma hipótesis en el caso de los países andinos de América latina. Los arqueólogos descubrirían una abundancia de inscripciones en español y, en ocasiones, en algunas iglesias, inscripciones en latín, pero no encontrarían ninguna traza de las dos grandes lenguas indígenas aún ampliamente utilizadas: el quechua y el guaraní. Es un error grave y constante de numerosos lingüistas el confundir lengua escrita y lengua hablada. Las huellas escritas no dan testimonio necesariamente de la lengua hablada. De la misma manera, nada nos permite afirmar que la lengua “osca” y la lengua “etrusca” eran aún habladas en la época romana. Pienso más bien que hayan podido mantener su carácter sagrado durante siglos, pero que el “italiano antiguo”, luego de haber destronado el latín en Roma, se impuso a continuación en toda Italia, gracias a la conquista romana que suprimió las barreras físicas, culturales y económicas entre todos los pueblos conquistados. La idea de que el latín pereció gradualmente durante los primeros siglos de nuestra era no resiste el análisis. El latín, que 10
fue una lengua muy viva en los primeros tiempos de la historia de Roma, declina con toda verosimilitud a partir del siglo II A.C.para pasar a ser la lengua de uso administrativo, literario o académico. Si la lengua latina hubiese evolucionado, encontraríamos trazas en los escritos. Ahora bien, lo que se observa es bien sea la pálida copia de la lengua antigua (de ahí los arcaísmos), bien sea el desconocimiento de la lengua (de allí los barbarismos), pero en ningún momento se ve aparecer (ni en el vocabulario, ni en la gramática) lo que pudiera calificarse de estado intermediario de la lengua. Los soldados y colonos romanos no pudieron, entonces, aportar el latín como lengua hablada, en ningún momento de la conquista romana. En cambio, sí lo llevaron a todo el imperio como lengua escrita.
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Segunda prueba El vocabulario de base de las lenguas romances no es latino La dificultad para comparar los vocabularios de dos lenguas, por ejemplo el latín y el italiano, o el inglés y el alemán, puede provenir de dos fuentes. Una, que las lenguas estuvieron en contacto estrecho (debido a la coexistencia de dos pueblos distintos en el mismo territorio o a una dominación política y militar de un pueblo sobre el otro), de donde pudieron originarse numerosos préstamos de vocabulario. Dos, que las lenguas tuvieron el mismo origen, y es el mismo núcleo original el que engendró los vocabularios de las dos lenguas. De esta manera, el inglés y el alemán son ambas lenguas germánicas y su parecido proviene de su origen común. En este caso es entonces difícil desenredar la parte del vocabulario que fue tomada en préstamo de la parte que proviene de su origen común. El vocabulario de base y los préstamos El vocabulario de las lenguas romances es muy diferente del vocabulario latino. Sin embargo, los préstamos han sido tan significativos que pueden ocultar esta realidad. Conviene, entonces, extraer las palabras que han sido tomadas en préstamo para redescubrir el vocabulario original. Las palabras prestadas se caracterizan por dos aspectos: 1. En su gran mayoría, tienen rasgos de dominios particulares característicos de un estado avanzado de desarrollo, como el derecho, la filosofía, la teología… 2. Fueron poco afectadas por transformaciones fonéticas y semánticas. En otras palabras, son casi idénticas a las palabras de la lengua original de la cual provienen. En las tablas siguientes indico la traducción en francés y en español de adjetivos y nombres del vocabulario latino, que ponen en evidencia la enorme semejanza entre las tres lenguas. Las diferencias se encuentran casi siempre en la terminación de las palabras. ADJETIVOS
Latin
Francés
Español
ABJECTUS AETERNUS BEATUS BELLICOSUS FEROX FOETIDUS GRACILIS HONESTUS HORRIBILIS IGNOMINIOSUS ILLICITUS IMMOBILIS IMPERIOSUS INCERTUS INQUIETUS OBSEQUIOSUS PERPETUUS PROBUS
ABJECT ÉTERNEL BÉAT BELLIQUEUX FÉROCE FÉTIDE GRACILE HONNETE HORRIBLE IGNOMINIEUX ILLICITE IMMOBILE IMPÉRIEUX INCERTAIN INQUIET OBSEQUIEUX PERPÉTUEL PROBE
ABYECTO ETERNO BEATO BELICOSO FEROZ FETIDO GRACIL HONESTO HORRIBLE IGNOMINIOSO ILICITO INMOVIL IMPERIOSO INCIERTO INQUIETO OBSEQUIOSO PERPETUO PROBO
PUERIL PUGNACE SORDIDE VISQUEUX
PUERILIS PUGNAX SORDIDUS VISCOSUS
PUERIL PUGNAZ SORDIDO VISCOSO
SUSTANTIVOS
Latin
Francés
Español
DEDICATIO GLEBA GLOBUS GRABATUS HAERESIS HEREDITAS HISTORIA HUMILITAS IGNORATIO ILLUSTRATIO IMITATOR IMPERITIA IMPULSIO INANITAS INCENDIUM INCITATIO INDECENTIA INDIGNATIO INDULGENTIA INDUSTRIA INERTIA INFAMIA INSCRIPTIO INUNDATIO PRAEROGATIVA SIMULACRUM VORACITAS
DÉDICACE GLÈBE GLOBE GRABAT HERESIE HEREDITE HISTOIRE HUMILITE IGNORANCE ILLUSTRATION IMITATEUR IMPÉRITIE IMPULSION INANITE INCENDIE INCITATION INDÉCENCE INDIGNATION INDULGENCE INDUSTRIE INERTIE INFAMIE INSCRIPTION INONDATION PRÉROGATIVE SIMULACRE VORACITE
DEDICACION GLEBE GLOBO GRABADO HEREJIA HEREDAD HISTORIA HUMILDAD IGNORANCIA ILUSTRACION IMITADOR IMPERICIA IMPULSO INANIDAD INCENDIO INCITACION INDECENCIA INDIGNACION INDULGENCIA INDUSTRIA INERCIA INFAMIA INSCRIPCION INUNDACION PRERROGATIVA SIMULACRO VORACIDAD
De la lectura de estas listas se desprenden dos hechos: •
•
Las palabras francesas y españolas son casi idénticas a las palabras latinas tanto en el plano fonético como en el plano semántico. En general, la última silaba de estas palabras es transformada levemente. Estas palabras tienen, casi todas, una connotación literaria, técnica o culta.
Más precisamente, las palabras tomadas en préstamo no se deforman prácticamente porque son palabras latinas propiamente dichas. Fueron utilizadas primeramente por clérigos, que poseían un perfecto conocimiento del latín, y fue después que entraron en el uso corriente. Me apresuro a agregar que también parecen haber sido tomadas del latín palabras de uso corriente. Pero estas pocas palabras verdaderamente latinas nos impiden ver la multitud de palabras corrientes no latinas que contienen las lenguas romances. Es sobre estas palabras, no latinas en apariencia, que vamos a volcarnos ahora. Para comparar dos lenguas es necesario eliminar los préstamos para no correr el riesgo de afirmar su parentesco a la ligera. Así pues, todos los lingüistas están de acuerdo en afirmar que el inglés es una lengua germánica aunque el inglés cuente con muchas palabras que parecen francesas. El inglés y el alemán provienen de un origen común denominado “germánico”. Pero durante los siglos que siguieron a la conquista normanda la lengua inglesa absorbió miles
de palabras francesas al punto de que ciertos textos ingleses puedan parecer cercanos al francés. He aquí algunos ejemplos: The information contained in this message is confidential. L’information contenue dans ce message est confidentielle. La información contenida en este mensaje es confidencial Spanish is a rich and expressive language. L’espagnol est une langue riche et expressive. El español es una lengua rica y expresiva The grammatical structure of the language has changed enormously. La structure grammaticale de la langue a changé énormément. La estructura gramatical de la lengua ha cambiado enormemente. In order to prevent potential interactions between medical products, inform your doctor or pharmacist. Afin de prévenir les interactions potentielles entre les produits médicaux, informez votre docteur ou votre pharmacien. A fin de prevenir las interacciones potenciales entre los productos médicos, informe a su doctor o a su farmaceuta A partir de la lectura de estas frases, un observador poco atento podría concluir que las lenguas francesa e inglesa poseen un lazo de parentesco. De hecho, este observador habría sido engañado por las palabras inglesas que fueron tomadas en préstamo desde el francés. De allí, la necesidad de separar las palabras “prestadas” de las palabras “de base”. En un primer estadio, las lenguas poseían un vocabulario construido de palabras de uso corriente que constituyen “el vocabulario de base”. El inglés poseía un vocabulario de base germánico al cual se agregó poco a poco un vocabulario francés. Lo mismo ocurre con las lenguas romances, que poseían un vocabulario de base “italiano antiguo” que creció al cabo de los siglos gracias a los numerosos préstamos del latín. Las lenguas romances y el latín continuaron en contacto durante más de 20 siglos, y el vocabulario latino fue incorporado a las lenguas romances durante tres grandes periodos. – Del siglo III A.C. al siglo I D.C., los pueblos latino e italiano coexisten y el aporte es directo. – Del siglo II al siglo XVI, el latín, aunque lengua muerta, continua siendo la única lengua escrita de la Europa occidental, y los sabios, los eclesiásticos y los hombres de leyes extraen de él continuamente, bien sea alguna palabra latina, incluso alguna palabra griega por intermedio del latín, bien sea un neologismo. – La época moderna, en la que la necesidad de nuevas palabras en los dominios científico y técnico abre una nueva era para el préstamo a partir de las lenguas antiguas. De esta manera, las lenguas romances cuentan con miles de palabras latinas, pero éstas no son casi nunca palabras de la vida diaria. Les recuerdo que mi esquema de las lenguas itálicas es el siguiente:
Indo-europeo
Italiano Antiguo
Latín
Lenguas romances (italiano, español, francés)
Es necesario precisarlo como aparece a continuación a fin de destacar los aportes continuos del vocabulario latino a las lenguas romances. Indo-europeo
Italiano antiguo
Lenguas romances Italiano, Español, Francés, Rumano
Latín
Epoca Romana
Epoca Moderna
Las líneas punteadas indican, no un lazo de parentesco, sino un flujo de vocabulario. Esquemáticamente indiqué dos flujos aunque se trate en realidad de un flujo único repartido a lo largo de más de 20 siglos. Esto me lleva a concebir un vocabulario de base que se supone debe representar el conjunto de las palabras de uso corriente que abarcan la actividad humana, con la excepción de los dominios sofisticados de la política, de la religión, del arte, de la técnica, del derecho, de la filosofía… Este vocabulario, aunque más liviano que el vocabulario contemporáneo, no es por ello rudimentario. La Biblia, escrita en una época en la que la organización social y los conocimientos técnicos no se encontraban apenas en sus inicios, cuenta con más de 6 000 palabras distintas. Los pueblos calificados de “barbaros” por los griegos poseían igualmente un vocabulario muy extenso. Pero antes de eso, quiero precisar la segunda razón que induce los lingüistas al error. El latín y el “italiano antiguo” tienen un origen común, y poseen, por ende, algunos puntos en común, tal como las lenguas inglesa y alemana tienen puntos en común para ellas también provienen de un mismo origen. Un origen comun: el indoeuropeo El latín y el “italiano antiguo” tienen el mismo origen. Para fijar las ideas, yo diría que este origen común se remonta a 20 000 años antes de Cristo. Es imposible precisar científicamente la fecha en la cual los pueblos indoeuropeos que hablaban la misma lengua se separaron y crearon, a partir del mismo tronco común, dos lenguas tan distintas como el latín y el “italiano antiguo”. Yo habría podido
indicar, no 20 000 años, sino 5 000 o 10 000. En el capítulo sobre la evolución de las lenguas, mostraré como las lenguas evolucionan en general de manera lenta, lo que me lleva a pensar que 6 000 años, como se propone generalmente, es sencillamente insuficiente. Mi propósito es exponer antes que nada que, aunque muy distintos entre sí, el latín y el “italiano antiguo” tienen un origen común el cual presento como se indica a continuación:
Indo-europeo
Latín
Italiano antiguo
Con los gráficos en círculos, hago aparecer los conjuntos y subconjuntos de vocabulario.
i-e • 1 2
2 3 Latín 4
•
5
Italiano antiguo 4
i-e : indo-europeo
Esta forma de presentarlos permite descomponer los vocabularios de las tres lenguas y hacer aparecer los diferentes subconjuntos. El grupo 1 representa el vocabulario de la lengua madre, que no fue transmitido a las lenguas filiales. Este grupo es de importancia débil. En general, la creación de los vocabularios se realiza por estratos sucesivos sin abandono del vocabulario anterior. El grupo 2 representa el vocabulario de la lengua madre que fue transmitido a una lengua pero no a la otra. El grupo 3 representa las palabras de origen indoeuropeo que fueron transmitidas a una y otra lengua y que dan la impresión que una lengua se desprende de la otra. El grupo 4 representa las palabras propias a cada lengua filial. Son “auto fabricados” por los procedimientos clásicos: metonimia, palabras compuestas, deformación fonética… Cada pueblo desarrolla su propio genio, y crea poco a poco un vocabulario particular.
El grupo 5 comprende las palabras comunes a las dos lenguas que no vienen de la lengua madre: son los préstamos. Estas distinciones complejas son necesarias para una buena comprensión de lo que sigue. Detengámonos en el grupo 3. Cuando encontramos palabras semejantes en italiano y en latin, ello puede provenir de su origen común. Ello no prueba en nada que las lenguas romances vengan del latín. Los vocabularios de base inglés y alemán son próximos, y sin embargo el inglés no proviene del latín, ni viceversa, y, sin embargo, los vocabularios de base inglés y alemán son mucho más próximos que los vocabularios latino y romance. ¿Cómo es que eso no ha llamado la atención de los lingüistas? ¿Cómo, las lenguas alemana e inglesa, que son “lenguas hermanas”, podrían ser más próximas que lo que lo son el latín y el italiano, que tienen una filiación directa? No hay que extasiarse demasiado, entonces, con las semejanzas observadas entre los vocabularios latino y romance. Ellas pueden deberse a su origen común indoeuropeo. : Latín Itálico Italiano antiguo
Germánico
Italiano Francés Español Rumano
Anglo-sajón
Inglés Frisón
Proto-alemán
Alemán Alemánico Neerlandés
Escandinavo
Sueco Noruego Danés
Indo-europeo
Proto-eslavo
Ruso Polaco Checo Búlgaro
Proto-indio
Indio
Proto-persa
Persa
Griego antiguo Proto-celta
Griego moderno Bretón Gaélico
Otras lenguas indoeuropeas distintas: albanés, armenio, lituano, letón
Los dos primeros estratos del vocabulario de las lenguas romances La filiación que acabo de presentar, que va del indoeuropeo hasta las lenguas romances, pasando por el italiano antiguo, ha dejado en el vocabulario trazas de cada una de las etapas de la historia de la lengua. 1.
EL ESTRATO INDOEUROPEO.
Ejemplo : la palabra NARIZ
Tomemos la palabra NARIZ. Se dice más o menos de la misma manera en las lenguas romances, germánicas y eslavas (italiano
NASO, francés NEZ, alemán NASE, ruso NOS). Formulo la hipótesis de que la palabra indoeuropea era NAS, la cual dio de un lado el latín NASUS, y del otro, el italiano antiguo NASO, que dio el italiano moderno NASO y el francés NEZ, según el esquema siguiente. Indo-europeo (—20 000)
NAS
NASO (italiano antiguo)
Lenguas romances
NASUS (latín)
NEZ (français) NASO (italien)
Los etimologistas oficiales en Francia insisten absolutamente en que la palabra francesa NEZ proviene del latín NASUS; de hecho, la palabra NEZ guarda la traza de su origen indoeuropeo y nos ha sido transmitida por el italiano antiguo. 2.
El ESTRATO “ITALIANO ANTIGUO”.
Ejemplo, la palabra
francesa JAMBE (pierna). En las diferentes lenguas indoeuropeas, la palabra PIERNA se dice de distintas maneras. La palabra no es, por tanto, indoeuropea, o más precisamente, esta palabra no existía aun en la época indoeuropea. Por tanto, no fue transmitida a las diferentes familias lingüísticas. Se dice de manera diferente en latín (CRUS). En cambio, se dice GAMBA en italiano y en rumano. Formulo, entonces, la hipótesis de que la palabra francesa JAMBE viene de la palabra “italiana antigua” GAMBA que en francés sufrió una ligera alteración. Indo-europeo ?
Italiano antiguo GAMBA
Lenguas romances
GAMBA (it)
JAMBE (fr)
Ejemplo de clasificación de las palabras: aplicación a las palabras relativas al cuerpo humano Apliqué el método de clasificación que acabo de presentarles a las palabras más corrientes que designan partes del cuerpo humano, y las clasifiqué en tres grupos de acuerdo a su origen. 1. LAS PALABRAS INDOEUROPEAS
Las palabras NARIZ, OREJA, OJO, DIENTE… son prácticamente idénticas en todas las lenguas indoeuropeas.
NARIZ OREJA OJO DIENTE CABEZA CORAZON LABIO PELO
Fr Fr Fr Fr Fr Fr Fr Fr
NEZ OREILLE ŒIL DENT CABOCHE COEUR LEVRE POIL
It It It It It It It It
NASO ORECCHIO OCCHIO DENTE CAPO CUORE LABBRO PELO
Lat Lat Lat Lat Lat Lat Lat Lat
NASUS AURIS OCULUS DENS CAPUT CORDIS1 LABRUM PILUS
Ale Ale Ale Ale Ale Ale Ale Ale
NASE OHR AUGE ZAHN KOPF HERZ LIPPE PELZ
Ruso Ruso Ruso Hindi Ruso Griego
NOS OUKHO OTCHI DANT GOLOVA KARDIA
Ruso
VOLOSY
Por tanto, éstas son palabras indoeuropeas; dicho de otra manera, existían en una época muy antigua antes del estallido del indoeuropeo en diferentes familias lingüísticas. 2. LAS PALABRAS PRESTADAS DEL LATIN
Las palabras PIE, MANO, CABELLO, LENGUA, BRAZO, DEDO son idénticas en todas las lenguas romances y en latín, pero diferentes de las palabras de las lenguas de las otras familias indoeuropeas. PIE MANO CABELLO LENGUA BRAZO DEDO
Fr Fr Fr Fr Fr Fr
PIED MAIN CHEVEU LANGUE BRAS DOIGT
It It It It It It
PIEDE MANO CAPELLO LINGUA BRACCIO DITO
Lat Lat Lat Lat Lat Lat
PEDIS MANUS CAPILLUS LINGUA BRACHIUM DIGITUS
Las palabras PIE, MANO, CABELLO, palabras prestadas del latín.
Ing Ing Ing Ing Ing Ing
FOOT HAND HAIR TONGUE ARM FINGER
LENGUA, BRAZO
y
Ruso Ruso Ruso Ruso Ruso Ruso
DEDO
NOGA ROUKA VOLOSA IAZIK ROUKA PALETS
son
3. LAS PALABRAS DEL “ITALIANO ANTIGUO” Francés COUDE FOIE JAMBE
Italiano GOMITO1 FEGATO GAMBA
Español CODO FIGADO PIERNA2
Rumano COT FICAT GAMBA
Latin CUBITUS IECUR CRUS
En esta categoría descubrimos palabras que no provienen del latín, y que son casi idénticas en todas las lenguas romances, con unas cuantas raras excepciones. Lo más sorprendente es que las palabras rumanas son eminentemente “romances”. Ahora bien, Rumania se desprendió del Imperio romano en el año 270 de nuestra era, lo que nos lleva a pensar que la lengua que fue llevada a Rumania era ya el italiano antiguo, y no el latín. Cuando una palabra es de origen indoeuropeo o itálico, los etimologistas decretan sin ambages que la palabra viene del latín. De esta manera, para ellos, la palabra NEZ proviene del latín NASUS. Cometen un grave error de razonamiento, pero no están ni siquiera conscientes de ello. Ni siquiera se plantean la pregunta. Para ellos, el origen latino del vocabulario de las lenguas romances es un axioma. Se equivocan, y le engañan a usted. Véase —dicen ellos— el parecido entre las palabras latinas y las palabras francesas. ¡No hay ninguna duda! Desgraciadamente para ellos, existen palabras del “italiano antiguo” que no se parecen en nada al latín y que los desconciertan. 1
Les señalo a los puristas que he preferido optar por la forma del genitivo cuando ésta es diferente del nominativo. Nada permite afirmar que el genitivo se desprende del nominativo, y no al revés. 2 Palabras que difieren en relación a las otras lenguas romances. Nótese, de paso, que no son muy numerosas.
El vocabulario del italiano antiguo El vocabulario de las lenguas romances posee características muy diferentes del vocabulario latino si dejamos de lado las palabras cultas que son, esencialmente, préstamos de la lengua latina. Les propongo un análisis detallado del vocabulario de base de las lenguas romances, del vocabulario de la vida de todos los días de los romanos, agrupando las palabras por temas: la guerra, el medio ambiente, la vida doméstica, la familia, la vestimenta, los animales, la medida del tiempo, la organización social, los números, y, finalmente, los adjetivos, los verbos y las palabras más corrientes. Uno podría esperar que, en el dominio de la guerra, el latín, supuesta lengua de los conquistadores romanos, haya transmitido a las lenguas romances su vocabulario. Eh, pues bien, nada de eso. Juzgue por usted mismo. Francés TRAITE OTAGE GUERRE DESASTRE LUTTE FLOTTE BRONZE ESCLAVE GÉNÉRAL BRAVE CASQUE ORPHELIN COUP GALOP MASSACRE MASSUE
Italiano TRATTATO OSTAGGIO GUERRA DISASTRO LOTTA FLOTTA BRONZO SCHIAVO GENERALE BRAVO CASCO ORFANO COLPO GALOPPO MASSACRO MAZZA
Español TRATADO REHEN1 GUERRA DESASTRE LUCHA FLOTA BRONZE ESCLAVO GENERAL BRAVO CASCO HUERFANO GOLPE GALOPE MATANZA MAZA
Rumano TRATAT OSTATIC RAZBOI1 DEZASTRU LUPTA FLOTA BRONZ SCLAV GENERAL BRAVA CASCA ORFAN LOVITURA1 GALOPA MASSACRU MACIUCA
Latin FOEDUS OBSES BELLUM CLADES PUGNA CLASSIS AES SERVUS IMPERATOR PROBUS GALEA ORBUS ICTUS CURSUS CAEDES CLAVA
Curioso, ¿no es cierto? Habríamos podido agregar a esta lista las palabras SOLDADO, BATALLA, MARISCAL… y sacar las mismas conclusiones: constatamos siempre la extraordinaria proximidad de los vocabularios de las lenguas romances, del rumano al español. Notamos que ya no quedan trazas en las lenguas romances de palabras como PROELIUM, ORBUS, ICTUS… Las palabras PUGNACIDAD, HOSTILIDAD, BELICOSO son palabras literarias, evidentemente prestadas del latín. ¿Y qué fue de las palabras latinas AGMEN, ACIES, ARX, CERTANEM, DIMICATIO, ENSIS, INSIDIAE, MUNIO, SAGITTA, TELUM? ¿Desaparecieron acaso de todas las lenguas romances? Me cuesta creer que los romanos dijeran GUERRA y escribiesen BELLUM, que dijeran COMBATE y escribieran PROELIUM, que dijeran MASACRE y que escribieran CAEDES… Me cuesta creer igualmente que el vocabulario que nos llegó sea latín deformado. No existe la menor traza de las palabras GUERRA, COMBATE, LUCHA, ENEMIGO, ESCLAVO, BRAVO, CASCO, HUERFANO, GOLPE, GALOPE, MASACRE, MAZA.
Entonces, ¿de dónde vienen estas palabras? ¡Paciencia! A partir del cuadro siguiente voy a introducir una columna titulada “italiano antiguo” en el que figuran las palabras 1
Palabras que difieren en relación a las otras lenguas romances. Nótese, de paso, que no son muy numerosas.
originales que pienso yo han dado origen a las palabras de las lenguas romances. Aplico así un procedimiento llamado “reconstrucción de la lengua original” considerando que cuando una palabra es casi idéntica en tres lenguas diferentes de una misma familia tiene entonces su origen en la lengua madre. Así, la palabra francesa ROCHER, por ejemplo, se dice ROCCIA en italiano, ROCA en español y en rumano. Considero que hubo, al inicio, una palabra italiano antigua que dio nacimiento a las palabras de las diferentes lenguas romances y que esta palabra es, muy probablemente, ROCA. La palabra francesa PLAGE, que se dice SPIAGGIA en italiano, PLAYA en español y PLAJA en rumano, viene evidentemente de la palabra “italiana antigua” PLAJA. Mi proceso tiene como objetivo encontrar la palabra que se aproxima lo más posible a sus descendientes. Los errores serán menores porque las palabras de las lenguas romances son muy cercanas entre sí. Indicaré las palabras del “italiano antiguo” precediéndolas de un circulo pequeño para recordar al lector que son palabras reconstruidas. Veamos ahora las palabras relativas al medio ambiente y a la vida doméstica. Francés
Italiano
Español
Rumano
Italiano antiguo reconstruido
BAIE BOIS
BAIA BOSCO
BAHIA BOSQUE
BAIE LEMN
°BAIA °BOSCO
CAMPAGNE CHAMBRE CHEMIN
CAMPAGNA CAMERA CAMMINO
CAMPANA CAMARA CAMINO
CAMPANIE CAMARA CALE
°CAMPANIA °CAMARA °CAMINO
EST FÛT GRANGE JARDIN NORD
EST FUSTO GRANAIO GIARDINO NORD
ESTE TONEL GRANERO JARDIN NORTE
EST BUTOI HAMBAR GRADINA NORD
°EST °FUSTO °GRANARO °JARDINO °NORD
OUEST PLAGE ROCHER SUD
OVESTE SPIAGGIA ROCCIA SUD
OESTE PLAYA ROCA SUR
VEST PLAJA ROCA SUD
°OVESTE °PLAJA °ROCA °SUD
Latín SINUS NEMUS/ SILVA RUS CUBICULUM ITER/ SEMITA ORIENS CADUS HORREUM HORTUS SEPTEMTRIONES OCCIDENS LITUS SAXUM MERIDIES
¿No es sorprendente que las lenguas romances no hayan heredado nada de la lengua latina para describir el medio ambiente cercano y la vida doméstica? ¿Cómo creer que se decía NORTE, SUR, ESTE, OESTE y que se escribía SEPTEMTRIONES, MERIDIONES, ORIENS, OCCIDENS, o que se decía °BAHIA, °PLAJA, °ROCA y que se escribía SINUS, LITUS y SAXUM? A primera vista, las palabras relativas a la familia parecen provenir directamente del latín. Voy a tratar de desengañarle. Francés
Italiano
BÉBÉ / BAMBIN EPOUSE MERE ONCLE / TONTON PERE TANTE / TATA
BAMBINO SPOSA MADRE ZIO PADRE ZIA
Español BEBE ESPOSA MADRE TIO PADRE TIA
Rumano PRUNC SOTSIE MAMA OUNKI TATA MATOUCHA
Italiano antiguo reconstruido BANBIN / BÉBÉ SPOSA MADRE TIO PADRE TIA
Latin INFANS UXOR MATER PATRUUS / AVUNCULUS PATER AMITA / MATERTERA
Constatamos la existencia de palabras del “italiano antiguo” que no tienen ninguna relación con el latín: °TIO, °TIA, °SPOSA , °BANBIN
mientras que las palabras PATRUUS, AMITA, MATERTERA y UXOR no dejaron traza en ninguna lengua romance. La palabra francesa PÈRE, y la palabra italiana y española PADRE se presentan generalmente como derivadas del latín PATER. Ahora bien, las palabras de las lenguas romances son las únicas que tienen una segunda silaba que comienza por la letra D, cuando en las otras lenguas indoeuropeas encontramos T: alemán, VATER; griego PATIR. La letra D proviene realmente del “italiano antiguo”. En el juramento de Estrasburgo, escrito en 842, la palabra francesa FRERE se dice FRADRE y no FRATRE. Usted me dirá que bajamos demasiado al detalle. Es necesario hacerlo para llegar a realizar un análisis objetivo. Comparemos las palabras relativas a la vestimenta. Francés
Italiano
CALEÇON CHAPEAU CHEMISE MANTEAU PANTALON TAILLEUR
CALZONI CAPPELLO CAMICIA MANTELLO PANTALONI SARTO
Español
Rumano
CALZONCILLOS SOMBRERO CAMISA ABRIGO / MANTO PANTALON SASTRE
IZMENE PALARIE CAMASA MANTOU KILOTI TAIETOR
Italiano antiguo reconstruido CALZON CAPELO CAMISA MANTO PANTALON SARTO/ TAIETOR
Latín ? PETASUS SUBUCULA PALLIUM BRACAE ?
¿La moda habrá evolucionado hasta ese punto, o bien hay que admitir que los romanos hablaban de PANTALON, de CAMISA, y de CAPELO, y escribían BRACAE, SUBUCULA y PETASUS? Para mí, no es ni lo uno ni lo otro. La única explicación posible es admitir que estamos en presencia de dos lenguas diferentes. ¿Los latinos tenían las mismas palabras que los italianos para designar los animales o tenían animales diferentes? Francés
Italiano
Español
Rumano
CHASSER CHAT CHEVAL JUMENT RAT SANGLIER
CACCIARE GATTO CAVALLO GIUMENTA RATTO CINGHIALE
CAZAR GATO CABALLO JINETE RATA JABALI
GONI PISICA CAL IAPA SOROLAN MISTRET
Italiano antiguo reconstruido °CASSAR °GATO °CAVALLO °JUMENTA °RATO °SINGIALE
Latín VENARI FELES EQUUS EQUA MUS APER
Se podría objetar que al lado de la palabra latina EQUUS encontramos la palabra CABALLUS que sería el origen de las palabras de las lenguas romances con el significado de CABALLO. Admitamos que sea ése el caso. Reconozca que es una cosecha muy magra. Pero ocurre que la palabra CABALLUS aparece tardíamente en la literatura. Formulo, entonces, la hipótesis de que esta palabra es la prueba de un préstamo al revés. El latín tomó en préstamo esta palabra del “italiano antiguo”, la cual no era parte de su vocabulario. Se objeta también que la palabra latina EQUUS ha dado las palabras ECUESTRE y EQUITATION. Estas palabras tienen una connotación ligeramente culta, y me parecen que son palabras de préstamo reciente de los que no encontramos trazas, al menos en el francés antiguo. La medida del tiempo es una vieja institución dictada al hombre por el sol y la luna. Sería lógico que los latinos hubiesen transmitido su vocabulario y su saber a los pueblos sumisos. ¡Nada de eso! Francés DEMAIN HIVER
Italiano DOMANI INVERNO
Español MAÑANA INVIERNO
Rumano MAINE IARNA
Italiano antiguo reconstruido DOMANI INVERNO
Latin CRAS HIEMS
JAMAIS JOURNÉE MAINTENANT SEMAINE SIESTE SOIR
GIAMMAI GIORNO ORA SETTIMANA SIESTA SERA
JAMAS JORDANA AHORA SEMANA SIESTA TARDE
NICIODATA ZI ACUM SAPTAMANA ODIHNA SEARA
JAMAI JORNO ¿ORA? SETTIMANA SIESTA SERA
NUMQUAM DIES NUNC HEBDOMADA MERIDIATIO VESPER
¿Les parece explicable este desfase entre las lenguas romances y el latín? ¿Les parece normal esta desaparición, total, radical, sin ninguna traza, en ninguna de las lenguas romances, de las palabras latinas CRAS, VESPER, HIEMS, NUNC? ¿Y no les sorprende esta aparición de palabras comunes a todas las lenguas romances, incluida en la lejana Rumania, aislada de Roma y bajo influencia eslava después de tantos siglos? Las palabras NOCHE y MES parecen al menos cercanas al latín. Sí, pero comparémoslas a las otras lenguas europeas, y veremos que estas palabras no son latinas sino indoeuropeas. Francés
Alemán NACHT MONAT
NUIT MOIS
Griego NIKHTA MIN
Ruso NOTCH MESSIAT’
Los latinos no conocían la semana. Sus meses estaban divididos en calendas, nonas e idus. Y para designar esta curiosidad italiana que les parecía completamente extraña (la división de los meses en fracciones de 7 días es una vieja institución) tomaron prestada la palabra griega HEBDOMAS, frente a la palabra italiana SETTIMANA, que significa simplemente SIETE LUNES (es decir, siete días). Los romanos era un pueblo muy organizado. Los galos y otros pueblos dominados vivían, en su opinión, en la anarquía, y la “pax romana” les aportó una organización social que ellos no conocían. ¡Pero el vocabulario no guarda ninguna huella de ello! Francés
Italiano
Español
ASSEMBLÉE COMTE COUR MAITRE PRETRE RACE TOMBEAU VASSAL
ASSEMBLEA CONTE CORTE MAESTRO PRETE RAZZA TOMBA VASSALLO
ASAMBLEA CONDE CORTES MAESTRO PASTOR RAZA TUMBA VASALLO
Italiano antiguo reconstruido °ASSEMBLEA °CONTE °CORTE °MAESTRO °PRETE °RASA °TOMBA °VASALO
Latín CONTIO CONSUL AULA DOMINUS SACERDOS GENS SEPULCRUM CLIENS
De la misma manera que los latinos no influenciaron a los italianos en lo relativo al vocabulario de guerra, no influenciaron tampoco el vocabulario italiano relativo a la organización social. Los italianos tenían, desde hacía tiempo, una estructura social cuyas trazas nos fueron transmitidas por el vocabulario, a pesar de los 7 siglos de dominación latina. En cuanto a las palabras francesas: ROI, SIRE, SIEUR… son palabras indoeuropeas. Para la palabra “ROI” compárela con la palabra alemana “REICH” (imperio), con la palabra hindi “RAJA” (rey), con el galo “RIX” (rey). Ser RICO en los tiempos antiguos quería decir, simplemente, ser de categoría REAL, mientras que para los latinos ser rico (DIVES) era ser como un “dios”. He dado como traducción de la palabra SEPULCRUM la palabra “TUMBA” y no “SEPULTURA”. No quiero ignorar esta palabra, pero mi objetivo es de poner en evidencia que existe una palabra común a todas las lenguas romances que no existe en latín. La palabra SEPULTURA, que encontramos en ciertas lenguas romances, parece ser
un préstamo al latín aunque un poco deformada. Los italianos colocaban a sus muertos en “tumbas” y los latinos en “sepulturas”. Cuando hurgamos al azar en el vocabulario de la vida diaria, constatamos una vez más el mismo desfase entre las lenguas romances y el latín. Francés CHOSE CITÉ ÉTRANGER FOLIE FORCE FOURRAGE MARIN MARQUE MARTEAU MASQUE ORGUEIL PAROLE PLACE RETARD
Italiano
Español
COSA CITA STRANIERO FOLLIA FORZA FORRAGIO MARINAIO MARCA MARTELLO MASCHERA ORGOGLIO PAROLA PIAZZA RITARDO
COSA CUIDAD ESTRANJERO LOCURA FUERZA FORRAJE MARINERO MARCA MARTILLO MASCARA ORGULLO PALABRA PLAZZA RETRASO
Italiano antiguo reconstruido °COSA °SITA °STRANIERO °FOLIA °FORZA °FORRAGIO °MARINARO °MARCA °MARTELLO °MASCARA °ORGOLIO °PAROLA °PLAZA °RITARDO
Latín RES URBS EXTRANEUS INSANIA VIS PABULUM NAUTA NOTA MALLEUS PERSONA SUPERBIA VERBUM PLATEA MORA
Usted habrá notado, estimado lector, que en esta lista se encuentran palabras de uso corriente: COSA, FUERZA, PALABRA… que no vienen, con toda evidencia, del latín. Hago notar, de paso, que la etimología oficial francesa hace surgir la palabra ORGULLO del franco. Qué útil es el franco. Cuando no encuentran un origen latino, los etimologistas se inventan una de fantasía. Si tuvieran un mínimo de conocimiento de las lenguas romances, sabrían que la palabra ORGULLO es común a todas las lenguas romances y que es poco probable que una palabra aportada por los francos se haya difundido uniformemente en todas las lenguas romances. Si usted continúa siendo escéptico, ¡continuemos! Las cifras y los números son igualmente la prueba de un parentesco indoeuropeo y no de un origen latino. Francés
Italiano
UN DEUX TROIS QUATRE CINQ SIX SEPT HUIT NEUF DIX ONZE DOUZE TREIZE VINGT TRENTE OCTANTE NONANTE CENT MILLE
UNO DUE TRE QUATTRO CINQUE SEI SETTE OTTO NOVE DIECE UNDICI DODICI TREDICI VENTI TRENTA OTTANTA NOVANTA CENTO MILLE
Español UNO DOS TRES CUATRO CINCO SEIS SIETE OCHO NUEVE DIEZ ONCE DOCE TRECE VEINTE TREINTA OCHENTA NOVENTA CIENTO MIL
Italiano antiguo reconstruido °UNO °DU °TRE °CUATRO °CINCO °SEIS °SETE °OTO °NOVE °DIS °ONZE °DOZE °TREZE °VENTI °TRENTA °OTTANTA °NOVANTA °CENTO °MILLE
Latín UNUS DUO TRES QUATTUOR QUINQUE SEX SEPTEM OCTO NOVEM DECEM UNDECIM DUODECIM TREDECIM VIGINTI TRIGINTA OCTOGINTA NONAGINTA CENTUM MILLE
Si las cifras de 1 a 10 se parecen bastante, no ocurre lo mismo a partir del 11, y encontramos del 11 al 16 una terminación en –ZE en italiano antiguo en lugar de la terminación latina –DECIM, y para las
decenas de 20 a 90 una terminación en –ANTA en lugar de la terminación latina –GINTA. Constatamos igualmente que 18 y 19 no se construyen como en latín, que se dicen respectivamente “dos menos veinte” y “un menos veinte”. La numeración griega no ha cambiado en veinticinco siglos, a pesar de una larga dominación extranjera, romana primero, turca después. La numeración árabe no se ha movido tampoco una iota en 14 siglos. La comparación de los adjetivos en la tabla que se muestra a continuación es igualmente ilustrativa. Francés AGRÉABLE BAS BLANC BLEU FIER FIN FRAIS FRANC FROID GALANT GENTIL GRIS GROS IMPORTANT JAUNE LARGE LÉGER MÊME MESQUIN MODERNE MOUILLÉ PETIT RICHE ROUGE SAUVAGE VIEIL
Italiano GRADEVOLE BASSO BIANCHO BLU FIERO FINO FRESCO FRANCO FREDDO GALANTE GENTILE GRIGIO GROSSO IMPORTANTE GIALLO LARGO LEGGERO MEDISIMO MESCHINO MODERNO BAGNADO PICCOLO RICCO ROSSO SELVAGGIO VECCHIO
Español AGRADABIL SCUND ALB ALBASTRU MANDRU FIN RACOROS LIBER RECE CURTENIOR AMABIL GRI GROS IMPORTANT GALBEN LARG UCHOR ACELASI MESCHIN MODERN MUIA MIC BOGAT ROSU SALBATIC VECHI
Italiano antiguo reconstruido °AGRADABLE °BASSO °BLANCO °BLU °FIERO °FINO °FRESCO °FRANCO °FREDO °GALANTE °GENTILE °GRI °GROSSO °IMPORTANTE °GIALLO °LARGO °LEGERO °MESMO °MESQUINO °MODERNO °MOUJA °PICOLO °RICO °ROSSO °SALVAGIO °VECCIO
Latín JUCUNDUS INFRA ALBUS CAERULEUS ELATUS EXILIS FRIGIDUS SINCERUS FRIGIDUS PROBUS VENUSTUS PULLUS CRASSUS MAGNUS FLAVUS LATUS LEVIS SIMILIS EXIGUUS RECENS MADIDUS PARVUS DIVES RUBER FERUS VETUS
La similitud entre los adjetivos más corrientes de los vocabularios de las lenguas romances es impactante. Ninguna de estas palabras parece desprenderse del latín. Ciertamente, UTILIS quiere decir también UTIL pero quise mostrar que en todas las lenguas romances existe la palabra “interesante” que no tiene equivalente en latín. Los adjetivos latinos ATER (negro), ACER (vivo), INGENS (inmenso)… y decenas de otros no tienen equivalente en las lenguas romances, prueba de que nos encontramos frente a dos vocabularios extraños entre sí. Llegados a este punto, no les sorprenderá que los verbos latinos y los verbos de las lenguas romances presentan las mismas divergencias. Francés (S’) APPELER AIDER APPRENDRE AVERTIR CALMER CHANGER COMPTER FORCER GAGNER GARDER MANGER MANQUER MARCHER PARLER
Italiano CHIAMARE AIUTARE APPRENDERE AVVERTIRE CALMARE CAMBIARE CONTARE FORZARE GUADAGNARE GUARDARE MANGIARE MANCARE MARCIARE PARLARE
Español LLAMAR AYUDAR APRENDER ADVERTIR CALMAR CAMBIAR CONTAR FORZAR GANAR GUARDAR COMER FALTAR MARCHAR HABLAR
Italiano antiguo reconstruido °CHIAMARE °AIUTARE °APPRENDERE °AVERTIRE °CALMARE °CAMBIARE °CONTARE °FORZARE °GANARE? °GUARDA °MANGIARE °MANCARE °MARCIARE °PARLARE
Latín VOCARI ADJUVARE DISCERE MONERE SEDARE MUTARE COMPUTARE COGERE LUCRARI CUSTODIRE EDERE EGERE INGREDIOR LOQUI
PAYER PENSER PRÉFÉRER PRÊTER RACLER RÉUSSIR RISQUER SE MARIER/ SE CASER SOUFFRIR
PAGARE PENSARE PREFERIRE PRESTARE RASCHIARE RIUSCIRE RISCHIARE ESPOSARE
PAGAR PENSAR PREFERIR PRESTAR RASCAR LOGRAR ARRIESGAR CASARSE
°PAGARE °PENSARE °PREFERIRE °PRESTAR °RASCA °RUICHIRE °RISCARE °CASARE
PENDERE COGITARE MALLE COMMODARE RADERE PROCEDERE
SOFFRIRE
SUFRIR
°SOUFFRIRE
DOLERE
TROUVER
TROVARE
ENCONTRAR
°TROVARE
INVENIRE
COLLOCARE
Y los verbos AUDERE (osar), COEPISSE (comenzar), NOLLE (no querer), NEQUIRE (no poder), QUIRE (poder), DELERE (destruir), SCIRE (saber), DEFODIO (enterrar), DEPELLO (cazar)… y más de una centena de otros verbos, ¿se evaporaron acaso por efecto de una ley de la lingüística que no sería aplicable que al latín? Realmente no es así. Hay que ser poco riguroso para ver un origen latin6 en el vocabulario de las lenguas romances. Termino esta revisión de la situación de las palabras de uso corriente con las palabras más usadas: Francés ADIEU ATTENTION AU REVOIR AU SECOURS / A L’AIDE BONJOUR CHACUN COMMENT ÇA VA DE DONC ENCORE ET EXCUSEZ-MOI JE JE VOUS EN PRIE MAIS NON OU OUI / SI PARCE QUE PARDON POURQUOI PUIS SALUT TOUT TROP
Italiano
Español
Italiano antiguo reconstruido
Latín
ADDIO ATTENZIONE ARRIVERDERC I AIUTO
ADIO ATENTSIE LA REVEDERE
°ADIO °ATENSIONE °A RIVEDER
VALE CAVE VALE
AJUTOR
°AIUTO / °SECORO
?
BUONGIORNO CIASCUNO COME STA
BUNA ZIUA FIECARE CE MAI FACI
°BONJORNO °CASCUNO °COME VA ?
SALVE UNUS QUIS QUE UT VALES
DE DUNQUE ANCORA E SCUSI IO PER FAVORE
DE DECI INCA SI SCUZA EU VA ROG
°DE °DUNC °ANCORA °E / °Y °SCUZI °IO °PER FAVOR
A / AB ERGO IN SUPER ET /QUE/AC MIHI IGNOSCE EGO AMABO
PERO / MA NO O SI PERCHE PERDONO PERCHE POI SALUTE TUTTO TROPPO
DAR / CI NU SAU DA PENTRU CA SCUZA DE CE APOI SALUT TOT PREA
°PERO / °MA °NO °O °SI °PERQUE °PERDON °PER QUE °POI °SALUTE °TUT °TROPPO
AT NON /IMMO AUT /VEL ITA /VERO QUIA PARCITE CUR DEINDE SALVE OMNIS NIMIS
Para terminar, ¿dónde fueron a parar las palabras latinas APUD (junto a, en casa de), CLAM (a escondidas), CORAM (en presencia de), DECET (conviene que), DENIQUE (finalmente, por fin), ENIM (en efecto, en verdad), ETIAM (aún, todavía), ERGO (entonces), IDEO (por esta razón), IGITUR (por consiguiente), INQUIT (dice), MODO (solamente, por lo menos), MOX (en seguida), NAM (pues, porque), NUM (¿acaso..?), NUPER (recientemente), SATIS (bastante), SED (pero), SEMEL (una vez), STATIM (tan pronto como), TAMEN (sin embargo), UTINAM (ojalá, Dios quiera), VIX (apenas)? ¡Desvanecidas! ¡Desaparecidas! Busque con lupa en las lenguas francesa, italiana, española y rumana. Nada. ¡No hay la menor traza! Lengua madre extraña que no nos habría transmitido ninguna de nuestras expresiones y casi ningún adverbio.
La comparación de los vocabularios, centrada sobre las palabras de uso corriente, muestra la improbabilidad de una filiación entre el latín y las lenguas romances. ¿Y las otras lenguas madres? ¿Observamos acaso el mismo fenómeno en las otras lenguas? ¿Hay siempre el mismo desfase entre una lengua madre y las lenguas que provienen de ella? No, claro que no. Es exactamente lo contrario lo que se constata cada vez, siempre que no nos equivoquemos de lengua madre, y vemos que eso no es tan simple. Entonces, cuidado con confundir parentesco y filiación directa. Para destacar más aún el desfase entre el latín y las lenguas romances que, lo reitero, supuestamente se estableció solamente en cuatro siglos luego de la caída del Imperio romano, voy, en primer lugar, a comparar el vocabulario del griego moderno con el del griego antiguo, distantes el uno del otro en 25 siglos. PALABRAS CORRIENTES Español
Griego antiguo *
SI Y O PERO POR QUÈ ARTICULOS DEFINIDOS Y CIFRAS
NÉ KÉ I ALLA ĎIOTI Idénticos en griego antiguo y en griego moderno.
Griego moderno NÉ KÉ I ALLA IATI
EL TIEMPO Griego antiguo *
Español MAÑANA INVIERNO JAMAS DIA NOCHE
AVRION O XIMON OU POTÉ I IMERA I ESPERA
Griego moderno AVRIO O XIMONAS POTÉ I MERA TO VRADI
LA FAMILIA Español PADRE MADRE HIJA HIJO HERMANO HERMANA
Griego antiguo * O PATER I MATER I FIGATER O YIOS O ADELFOS I ADELFI
Griego moderno O PATERAS I MITERA I FIGATERA, I KORI O YIOS O ADELFOS I ADELFI
VERBOS Español AYUDAR AMAR GOLPEAR BEBER MOVER COMENZAR CORRER CUBRIR CREER DESCENDER DECIR DAR OIR CERRAR
*
Griego antiguo * VOITHEO AGAPAO TIPTO PINO KINEO ARKHOME TREKHO SKEPAZO PISTEVO CATAVENO LEGO DIDOMI AKOUO CLIO
He optado por la transcripción fonética He optado por la transcripción fonética. * He optado por la transcripción fonética. * He optado por la transcripción fonética. *
Griego moderno VOITHO AGAPO KHTIPO PINO KOUNIEME ARCHIZO TREKHO SKEPAZO PISTEVO CATAVENO LEO DINO AKOUO CLINO
LAVAR LUCHAR ABRIR LLEVAR REIR SALTAR CAER VENDER VENIR VIVIR VER
PLINO PALEO ANIGNIMI FERO GELAO PIDAO TIPTO POLEO ERKHOMÉ ZAO VLEPO
PLENO PALEVO ANIGO FERO GELO PIDO PEFTO POULO ERKHOMÉ ZO VLEPO
No, no he hecho una selección particular. Ustedes lo han leído bien. Encontramos en abundancia palabras casi idénticas con 25 siglos de distancia. Me sorprende que los latinistas, que por lo general tienen buen conocimiento del griego, no se hayan alarmado de la estabilidad del griego y que no hayan intentado profundizar el análisis. Al contrario, concluyen que el griego es una excepción, que solamente él es ejemplo de una gran continuidad. Razonan, pues, al revés, persuadidos de que las lenguas romances provienen del latín, y que, por lo tanto, un transformación radical es posible, tanto en lo que respecta al vocabulario como a la gramática. Para subrayar la estabilidad del vocabulario en el tiempo, comparo a continuación los verbos ingleses y alemanes más corrientes. Español
Inglés
Alemán
AYUDAR AMAR IR APRENDER ESPERAR POR TENER, HABER BAÑAR BEBER COMENZAR DECIR DAR DORMIR ENVIAR HACER COMER ABRIR PESCAR PENSAR PODER AGRADECER RÉSPONDER DESPERTAR (SE) SALUDAR SABER, CONOCER SEGUIR TRABAJAR ENCONTRAR VENIR VIVIR VER
HELP LOVE GO LEARN WAIT HAVE BATHE DRINK BEGIN SAY GIVE SLEEP SEND MAKE EAT OPEN FISH THINK CAN THANK ANSWER WAKE GREET KNOW FOLLOW WORK FIND COME LIVE SEE
HELFEN LIEBEN GEHEN LERNEN WARTEN HABEN BADEN TRINKEN BEGINNEN SAGEN GEBEN SCHLAFEN SENDEN MACHEN ESSEN ÖFFNEN FISCHEN DENKEN KÖNNEN DANKEN ANTWORTEN WECKEN GRÜSSEN KENNEN FOLGEN WERKEN FINDEN KOMMEN LEBEN SEHEN
¿Qué descubrimos? Que estos verbos son casi idénticos. Ahora bien, el inglés no proviene del alemán. El inglés y el alemán no son sino parientes cercanos y, sin embargo, la similitud de los verbos alemanes e ingleses es sorprendente. Podríamos repetir el ejercicio comparando el ruso y el polaco, o el hindi y el punyabi. En todos los casos, los vocabularios de las lenguas “hermanas” son muy próximos. Aparecería con claridad que la conservación de las palabras a través de los siglos es una constante en todas las familias lingüísticas. ¿Cómo es posible que los lingüistas imaginen que dos vocabularios (uno para la lengua escrita, otro para la lengua hablada)
podrían coexistir en compartimientos tan estancos? ¿En qué otra lengua existe una cosa tan extraña? Los vocabularios latinos y romances son más divergentes en lo que concierne a las palabras de base que los vocabularios del alemán y del inglés, o que los vocabularios del griego antiguo y del griego moderno. Los lingüistas harían bien, para comparar dos lenguas, en confrontar sus vocabularios de base para evitar cualquier amalgama con las palabras prestadas. Al final de esta investigación preliminar sobre el vocabulario, constatamos de manera innegable que el vocabulario latino y los vocabularios de las lenguas romances no se corresponden. Este es el fundamento de mi segunda duda sobre una eventual filiación entre el latín y las lenguas romances.
Tercera prueba
La gramática de las lenguas romances no heredó nada del latín Las coincidencias en formas gramaticales particulares son concluyentes. Las coincidencias en vocabulario no lo son, o casi nunca.
A. Meillet, Introduction à l’étude des langues indoeuropéennes (1937)
En buena lógica académica yo debería haber comenzado mi investigación por el estudio comparado de las gramáticas, ya que para la Escuela Francesa de Lingüística fuera de la gramática no hay nada que buscar. Para el lingüista francés Antoine Meillet solamente tienen valor de prueba las concordancias gramaticales. Jean Perrot, lingüista formado en el mismo molde, dice igualmente: “Las asociaciones que se han intentado entre diversas lenguas [...] han carecido con frecuencia de solidez por el hecho de que se concentraban sobre elementos de vocabulario. Las asociaciones tendrán un valor concluyente solamente en la medida en que intervengan elementos morfológicos en la comparación” (Jean Perrot, La linguistique, PUF, 1953). Ciertamente se cometieron muchos excesos durante las primeras décadas del descubrimiento del parentesco entre las lenguas; demasiadas afirmaciones fantasiosas se hicieron sobre bases poco sólidas. Era lógico que se crearan barreras de contención. Pero el repliegue sobre la gramática comparada se convirtió en un dogma sin posibilidad de matices. La buena utilización del vocabulario comparado puede ser tan eficaz como la utilización de la gramática comparada, y los lingüistas franceses se privan erróneamente de una extraordinaria fuente de riquezas. Por ello, en este capítulo, vamos a situarnos en el terreno de los gramáticos. De manera que si hubiese un parentezco fuerte, una filiación directa entre el latín y las lenguas romances, habría “coincidencias”. Ahora bien, lo menos que se puede decir es que nos encontramos frente a dos sistemas gramaticales diferentes, extraños el uno al otro. Emile Littré establecia la lista de tales diferencias en la introducción de son Dictionnaire de la langue française1: “La reducción de la declinación latina, la supresión del neutro, la creación del artículo, la introducción en el sistema de conjugación del tiempo compuesto para el pasado, la formación de un nuevo modo —el condicional—, la voz 1
Ediciones Hachette, 1863.
pasiva expresada, ya no por desinencias sino por una combinación del verbo “ser” con el tema, la organización de los auxiliares para el servicio de la conjugación, la concepción de un nuevo tipo de adverbio con la ayuda del sufijo –mente”. Habria podido agregar los comparativos, la forma interrogativa, los plurales, los adjetivos verbales, los verbes deponentes y, sobre todo, la sintaxis. En resumen: ¡todo!, al mismo tiempo que no sorprende a nadie que, en el paso del griego antiguo al griego moderno, la gramatica no haya perdido, en más de dos mil años, sino unos cuantos rasgos particulares. Primer indicio: las declinaciones. ¡Una “desaparición” brutal! Qué asombro al constatar que, frente al latín, cuyas declinaciones son numerosas, las lenguas romances no poseen ninguna forma de declinacion (hablaremos en el capitulo sobre el francés antiguo del pretendido sistema casual de éste ultimo). Los que sostienen la tesis de la filiación entre el latín y las lenguas romances lo explican como la simplificacion de la lengua latina realizada por el pueblo (VULGUS). ¡Vaya fábula! No queda la menor traza en lengua romance alguna del acusativo, ni del genitivo, ni del dativo, ni del ablativo, ni del vocativo. Únicamente el rumano posee un sistema de declinación muy rudimentario pero en el que no se percibe la menor traza de herencia latina. Yo no pienso que existan, por una parte, lenguas distinguidas y complejas (el latín, el griego, el sánscrito), y por otra, lenguas populares, simples y pobres. A guisa de ejemplo, hagamos nuevamente la comparación entre el alemán y el inglés. Ambas son lenguas germánicas. La primera posee un sistema de declinación variado, mientras que la segunda no posee la menor declinación. ¿Se debe considerar al inglés como una lengua germánica que ha perdido su brillo original, como una lengua de personas simples? No voy a abordar aqui un tema tan subjetivo. Pienso simplemente que el inglés, lengua del pueblo anglosajón, se fue diferenciando del germánico durante largos siglos para forjar su propia gramática, tan compleja como la del alemán pero en otros terrenos que no son el de las declinaciones. Ciertos lingüistas sostienen la idea de que pudiese haber lenguas establecidas o, al menos, codificadas por los gramáticos. Para Antoine Meillet, por ejemplo, “el sánscrito clásico no es sino un compromiso tradicional entre la lengua védica y las lenguas habladas establecido por los gramáticos”. De hecho, si el sánscrito difiere del védido no se debe a los gramáticos sino a la existencia de dos pueblos, y por lo tanto, de dos lenguas diferentes. Yo no pienso que existan de un lado lenguas escritas artificiales y del otro lenguas habladas. Yo comparto el punto de vista según el cual “las reglas de gramática no son más que usos redactados y codificados por los gramáticos. Estos usos son la obra secular del pueblo. Existe un derecho lingüístico cuya existencia no depende de lo que haya sido puesto por escrito” (Rémy de Gourmont, La langue française et les grammairiens). De manera más simple, yo diría, como el escritor Jules Renard hace más o menos un siglo: “Escribir es una manera de hablar sin ser interrumpido”.
Segundo indicio: el plural. ¡Un descubrimiento extraño! El plural en latín se forma esencialmente en el nominativo con las desinencias siguientes: AE, I, A, ES, IA, US, UA según el tipo de declinación. En lo que concierne a las lenguas romances, los sustantivos no se declinan, al contrario de lo que ocurre en latín. Se pueden distinguir dos tipos de plural que corresponden a dos áreas geográficas diferentes: •
La primera comprende los países donde se habla italiano y rumano. Los plurales se forman con la desinencia “I” para el masculino y “E” para el femenino.
Masculino Femenino
•
Singular Plural Singular Plural
Italiano AMICO AMICI CASA CASE
Rumano PRIETEN PRIETENI CASA CASE
La segunda comprende los países donde se habla portugués, español, catalán, occitano, retorrománico y francés. Los plurales se forman con la desinencia “S” en el masculino y en el femenino.
Masculino Femenino
Singular Plural Singular Plural
Francés AMI AMIS MAISON MAISONS
Español AMIGO AMIGOS CASA CASAS
En otras palabras, los plurales de las lenguas romances no tienen nada que ver con los plurales de la lengua latina. Para el primer grupo, se encuentran ciertas similitudes con los nominativos plurales griegos. Para el segundo, se encuentra una similitud con el inglés (las otras lenguas germánicas forman sus plurales de manera diferente). Para explicar a la vez la homogeneidad de los plurales en vastas zonas geográficas y el hecho de que existan dos sistemas distintos, formulo la hipótesis de que el “italiano antiguo” no era uniforme. La colonización de España y del sur de Francia fue hecha por pueblos italianos diferentes de aquellos que impusieron su lengua en Italia y conquistaron la Rumania varios siglos más tarde. Hay una fuerte probabilidad de que el “italiano antiguo” no se haya todavía unificado para esta época. La unidad económica y política no comenzó solamente en la época romana. De todas maneras, si existieron variantes dialectales, éstas no alcanzaron el fondo de la lengua italiana antigua sino que diferían en los detalles. Tercer indicio: los artículos. ¡Generación espontánea! El latín no posee artículos, ni definidos, ni indefinidos. Por el contrario, todas las lenguas romances poseen tanto el uno como el otro, que son practicamente los mismos.
ARTICULOS DEFINIDOS Masculino Femenino Masculino Femenino
Singulier Singulier Pluriel Pluriel
Francés LE LA LES LES
Español EL LA LOS LAS
Italiano IL LA I/GLI LE
Rumano -UL -A -I -LE
ARTICULOS INDEFINIDOS Masculino Femenino
Singulier Singulier
Francés UN UNE
Español UN UNA
Italiano UN UNA
Rumano UN O
Los que sostienen la tesis de la filiación inventaron un origen latino de estos articulos. Vieron, en el caso de los articulos definidos, una transformación de los demostrativos ILLE (masculino) et ILLA (femenino). ¿Cómo pueden explicar que el plural de los articulos definidos de las lenguas romances se parezca al nominativo plural de los demostrativos en el área de las lenguas italiana y rumana (ILLI, ILLAE), y que se parezca al acusativo plural de éstos en el área de las lenguas española, portuguesa, catalana y occitana (ILLOS, ILLAS)? ¿Acaso los romanos llevaron el nominativo al Este y el acusativo al Oeste? ¿O bien los pueblos del Este no retuvieron que el nominativo y los del Oeste, el acusativo? Yo veo, al contrario, la confirmación de mi hipótesis: los romanos hablaban una lengua no unificada, de hecho, dos variantes dialectales del “italiano antiguo”, y según el origen de los colonos que provenían de Italia, predominó uno u otro dialecto. No solamente el latín y las lenguas romances difieren en cuanto a los artículos, pero lo que es más, hay una gran similitud entre los articulos de las diferentes lenguas romances, mientras que no es siempre el caso, muy al contrario, de las lenguas que pertenecen a una misma familia. En la familia de las lenguas germánicas, por ejemplo, el alemán posee artículos que se declinan, el inglés tiene artícilos invariables. En lo que respecta a las lenguas escandinavas, éstas colocan los artículos al final de las palabras. En la familia eslava, el ruso no tiene artículo mientras que el búlgaro los tiene y los coloca al final de las palabras. Frente a tantas evoluciones posibles en el seno de una misma familia, no hay ninguna razón para creer que el latín haya evolucionado de la misma manera desde Rumania hasta Portugal. Pienso que la lengua que fue llevada a ambos extremos de la Europa romana contenía ya artículos y que esta lengua se parecía, como una hermana gemela, al italiano. Cuarto indicio: el género neutro. ¡El crimen perfecto! El latín (como el alemán, el griego y el ruso) cuenta con tres géneros: el masculino, el femenino y el neutro. Las lenguas romances no cuentan sino con dos: el masculino y el femenino. Si estas lenguas provinieran del latín, sería sorprendente constatar que todas ellas hayan podido perder el género neutro sin que quede el menor indicio de él.
Conociendo la inercia que existe en el tiempo de los géneros de los sustantivos en las lenguas cuya evolución podemos seguir en el curso de numerosos siglos (el hebreo, el griego, el árabe), no puedo imaginar que el género neutro haya sido “eliminado” de manera uniforme en todas las lenguas romances. Como en el caso del plural y el de los articulos, uno constata una fuerte diferencia entre el latín y las lenguas romances, y una total similitud entre las lenguas romances. Quinto indicio: El uso de USTED y el pueblo bajo La forma de cortesía USTED no existe en latín, pero posee la misma forma en todas las lenguas romances (con la excepción del italiano que utiliza dos formas, una —como el alemán— a partir de la tercera persona femenina del singular, y la otra —como en todas las lenguas romances— a partir de la segunda persona del plural).
Francés Catalán Portugués Español Rumano Italiano
TU TU TU TU TU TU
VOUS VOSTÉ VOCE USTED (DUMNEA) VOASTRA LEI-VOI
Para pueblos que se supone “rústicos”, uno nota en las lenguas romances una elegancia que los latinos no poseían. El “latín vulgar” alcanza a veces alturas insospechadas. Pero lo que más nos sorprendre en el plano lingüístico en el asombroso parecido entre las diferentes formas de tratamiento de USTED. Se puede reconstruir la palabra “italiana antigua” VOSTE, ancestro del francés VOUS, del portugués VOCE, del español USTED. La palabra española USTED salió con seguridad del italiano antiguo VOSTE, aunque para algunos venga del árabe OUSTED (amo, señor) y para otros de la contracción de VUESTRA MERCED. Nos complace constatar que los etimologistas fantasiosos no existen solamente en Francia. En español, la palabra USTED es seguida de un verbo conjugado en la tercera persona del singular, mientras que en francés, VOUS es seguido de un verbo en la segunda persona del plural, pero en francés el singular reaparece después del verbo. Por ejemplo: se dice: “vous êtes original” y no “vous êtes originaux”, cuando se habla a una persona a quien se trata de usted. Los defensores de la tesis de una filiación directa explican la ausencia, en todas las lenguas romances, de las particularidades de la gramática latina (género neutro, declinaciones, voz pasiva, verbos deponentes, supino, adjetivos verbales) por el hecho de que la lengua vulgar vendría a ser una forma simplificada de la lengua clásica. En Francia, no se oyen jamás, ni siquiera en el habla más coloquial, frases tales como - Il faut que je pars. - S’il ferait beau demain, je viendrais.
La lengua popular hace innovaciones, modifica, transforma, pero no trastoca los fundamentos. La idea de una degradación de la lengua “hermosa” por parte del pueblo “bajo” encuentra sus limitaciones en el hecho de que las lenguas romances tienen formas gramaticales que no posee el latín, como el modo “condicional” y los tiempos “compuestos”. El latín solo cuenta con un verbo auxiliare (essere, ser) mientras que las lenguas romances poseen dos (ser y haber en español, être y avoir en francés, essere y avere en italiano, etc.). Ciertas lenguas romances, como el español, poseen dos verbos para essere (SER y ESTAR). En fin, no se puede decir que el tratamiento de cortesía de USTED y los artículos sean la prueba de una “simplificación” de la lengua clásica. Sexto indicio: los adverbios. ¡Verborrea et adverborrea! El latín forma sus adverbios esencialmente con las desinencias «TER» y «E». No se encuentra ninguna traza de ellas en las lenguas romances que, por su parte, recurren mucho a la desinencia MENT (francés) o MENTE (español e italiano). He aquí la explicación que de ello aporta Emile Littré en el complemento del prefacio de su diccionario: “Las lenguas romances dejan de lado completamente los adverbios en TER, como PRUDENTER (prudentemente) y en E, como MALE (malamente). Así pues, obligadas a inventar, crean una nueva combinación que prevaleció no solamente en el francés sino también en el provenzal, en el español y en el italiano, que fue tomar el sustantivo MENS, MENTIS, que significa “la mente”, atribuirle el sentido de “manera, modo” y construir con él y el adjetivo un compuesto orgánico que pasa a utilizarse como adverbio”. Este texto me parece particularmente interesante. Revela el carácter muy poco científico del pensamiento de un hombre que ha sentado, y que sigue sentando hoy en día, autoridad en materia de etimología. Observemos esto más de cerca: “Las lenguas romances dejan de lado completamente los adverbios en TER y en E”. He allí la lógica del autor que está plenamente convencido de que las lenguas romances provienen del latín. Considera que, si no se encuentran ya las terminaciones en TER y en E, es porque las lenguas romances las abandonaron. No se sorprende de que no exista la menor traza ni de que esta desaparición haya podido ser tan total y generalizada. Hagamos notar de paso la “personalización” de las lenguas por parte de Emile Littré. Son las lenguas quienes “abandonaron” las desinencias latinas. De la misma manera que más adelante, frente a esta situación, son ellas quienes se vieron “obligadas a inventar” y crear “una nueva combinación”, como si oscuros artesanos hicieran y deshicieran a su antojo. En definitiva, creaciones ex nihilo. Curiosa concepción de la evolución de las lenguas. “Una nueva combinación que prevaleció no solamente en el francés sino también en el provenzal, en el español y en el italiano”. ¡Oh, milagro, oh Divina Providencia! ¡Todos esos pueblos de lenguas
romances van a realizar exactamente la misma escogencia! Emile Littré replica, en el mismo texto, a aquellos que se sorprenden de ello, que “las conexiones mutuas las obligan a modificar el latín según analogías idénticas”. La cumbre de la verborrea pomposa. Finalmente precisa que “el campo de las divergencias era limitado; ninguna de las lenguas entre en él. Punto en común: todas se detienen allí”. Y da a continuación una lista completa de las divergencias entre el latín y las lenguas romances, describiendo dos gramáticas completamente diferentes. El texto de Emile Littré, como todo el conjunto del prefacio de su diccionario, es todo menos científico. El lirismo ocupa el lugar de la explicación. Pero, sobre todo, como todos aquellos que creen que el latín es la fuente de todas las lenguas romances, razona al revés. En lugar de deducir de la diferencia que él describe, por lo demás lo bastante bien, entre el latín y las lenguas romances que nos encontramos frente a dos sistemas lingüísticos diferentes, se maravilla de este “punto de coincidencia” y de “este punto único” en el que convergieron las lenguas romances cuando el dominio de divergencia era “ilimitado”. Séptimo indicio. Las conjugaciones o ¡el ilusionismo en marcha! La tabla que se muestra a continuación compara el presente del indicativo latino con el presente del indicativo en francés, español e italiano. A primera vista, podemos extasiarnos de las fuertes semejanzas aparentes. Pero el estudio atento muestra que estas semejanzas son propias de las lenguas indoeuropeas. A titulo de comparación, he agregado las conjugaciones alemana y griega. Latin AM-O AM-AS AM-AT AM-AMUS AM-ATIS AM-ANT
Francés AIM-E AIM-ES AIM-E AIM-ONS AIM-EZ AIM-ENT
Español AM-O AM-AS AM-A AM-AMOS AM-AIS AM-AN
Italiano AM-O AM-I AM-A AM-IAMO AM-ATE AM-ANO
Rumano IUB IUB-I IUB-E IUB-IM IUB-ITSI IUB
Aleman LIEB-E LIEB-ST LIEB-T LIEB-EN LIEB-T LIEB-EN
Griego mod. -O -IS -I -OME -ETE -OUN
De la misma manera que se constató en el caso de los plurales, notamos una diferencia entre las lenguas italiana y rumana, por una parte, y las lenguas española y francesa, por otra (segunda persona del plural sin T), lo que apoya de paso la idea de la existencia de dos variantes dialectales del italiano antiguo. Comparemos ahora las conjugaciones en el futuro. Latin AM-ABO AM-ABIS AM-ABIT AM-ABIMUS AM-ABITIS AM-ABUNT
Francés AIM-ERAI AIM-ERAS AIM-ERA AIM-ERONS AIM-EREZ AIM-ERONT
Italiano AM-ERÓ AM-ERAI AM-ERA AM-EREMO AM-ERETE AM-ERANNO
Español AM-ARÉ AM-ARAS AM-ARA AM-AREMOS AM-AREIS AM-ARAN
La comparación entre las conjugaciones del futuro en latín y de tres lenguas romances (no indiqué la forma del futuro en la lengua rumana porque es muy divergente) permite darse cuenta inmediatamente que si el latín se hubiese transformado en italiano, francés y español, la B del futuro latino se habría transformado en R en todas partes. Existen las transformaciones fonéticas de B en V, por ejemplo, pero no se ha observado ninguna que produzca el sonido R. Además, seria improbable que en toda la extensión geográfica de las lenguas romances la B se haya transformado exactamente de la misma manera. Pienso que es el mismo futuro en R que fue aportado por los romanos. Notemos una vez más que no existe ninguna traza de la forma del futuro de la tercera conjugación. De cara a una curiosidad semejante, y enceguecidos por el dogma, aquellos que postulan un origen latino de las lenguas romances tienen dos escuelas de pensamiento. Para unos, la forma romana del futuro suponen que viene del subjuntivo imperfectivo (hay que buscar muy bien las “R” allí donde las hay, y ni hablar de darle crédito al pueblo sencillo de poseer la capacidad de utilizar el subjuntivo imperfecto). Para otros, el futuro de las lenguas romances se supone “salido de una perífrasis del infinitivo”. En esta segunda hipótesis, el infinitivo es llamado al rescate para explicar la presencia de la R. Pero sus explicaciones se caen por su propio peso. Comprendo la dificultad que tienen para explicar lo inexplicable y ¡cuánto los compadezco! La comparación del pretérito simple aporta la misma conclusión. Latin AM-AVI AM-AVISTI AM-AVIT AM-AVIMUS AM-AVISTIS AM-AVERUNT
Francés AIM-AI AIM-AS AIM-A AIM-ÂMES AIM-ATES AIM-ERENT
Italiano AM-AI AM-ASSI AM-Ō AM-AMMO AM-ASTE AM-ARANO
Español AM-É AM-ASTE AM-Ó AM-AMOS AM-ASTEIS AM-ARON
El pasado simple en latino contiene una silaba AV que debió desaparecer misteriosamente volatilizada en todas las lenguas romances. Octavo indicio: La sintaxis. ¡Silencio embarazoso! La semejanza de las lenguas romances pone en evidencia que todas ellas tienen la misma sintaxis que no corresponde jamás a la sintaxis del latín. Les recuerdo algunos puntos particulares de la sintaxis latina: •
la posición del verbo al final de la frase:
ROSA
ALBA
EST
La rosa
blanca
es
DOMINA
IN VILLA LABORAT
La señora en la granja trabaja En latín, el verbo se encuentra con frecuencia al final de la proposición. Eso no ocurre nunca en las lenguas romances. ¿Cuándo pudo haber tenido lugar una mutación semejante? Nadie lo sabe porque los textos latinos escritos tanto en el siglo IV como en el siglo VIII conservan el mismo orden de las palabras, mientras que las lenguas romances no se toman nunca la libertad de una inversión de ese orden. •
el complemento del nombre situado antes del nombre:
NATURAE OPUS
(palabra por palabra : de la naturaleza la obra) La obra de la naturaleza EGREGIAE ROMANORUM LEGES
(palabra por palabra : notables /de los romanos / las leyes) Las leyes notables de los romanos En latín, el complemento del nombre se coloca siempre delante del nombre. En las lenguas romances, el complemento del nombre se coloca siempre después del nombre introducido por la preposición “de”. •
los adjetivos posesivos colocados después del nombre:
PATER MEUS
Mi padre MARE NOSTRUM
Nuestro Mar (El Mediterráneo) •
Ejemplo complementario:
Doy a continuación una frase completa extraída de La guerra civil, de Lucano (libro VII). NON TAMEN ABSTINUIT VENTUROS PRODERE CASUS PER VARIAS FORTUNA NOTAS.
La traducción aportada por A. Bourgery en la colección Budé es la siguiente: La fortune pourtant ne manqua pas de révéler les malheurs à venir par des signes divers. La fortuna, sin embargo, no dejó de revelar los males futuros por medio de signos diversos. Pero la traducción palabra a palabra subraya la extraordinaria disposición de las palabras en latín. Ne pas pourtant manqua à venir révéler les malheurs par variés fortune signes. No sin embargo dejó futuros revelar los males por medio de variados fortuna signos.
Compare las dos traducciones y tendrá una buena idea de lo que quiere decir “sintaxis latina”. El latín posee una sintaxis totalmente diferente a las de las lenguas romances. Si las lenguas romances provinieran del latín, habría ocurrido en el plano de la sintaxis una conmoción total. Pero en ese aspecto, los que sostienen la filiación mantienen un silencio absoluto. Se les comprende. Su método consiste en extraer pequeños trozos de gramática o de vocabulario, para disertar sobre las semejanzas y las evoluciones. Pero la incomodidad es extrema desde el momento en que se pasa revista al conjunto completo de la gramática. No espere que le expliquen la manera en que los rumanos y los portugueses efectuaron las mismas mutaciones sintácticas ya que invocan leyes que no son accesibles al pueblo bajo. Ocho índices: nuestro alegato toma cuerpo. Qué lengua madre tan curiosa el latín que no ha legado a sus descendientes ni su sintaxis, ni sus declinaciones, ni sus conjugaciones, ni el género neutro, ni el pasivo, ni los verbos deponentes, ni los adjetivos verbales… Y al mismo tiempo uno observa que las lenguas romances han heredado (de alguna parte, por alguna acción misteriosa), la misma sintaxis, los mismos plurales, los mismos artículos, la misma conjugación, el mismo condicional, el mismo pasado perfecto, el mismo tratamiento de usted… Estas observaciones refuerzan aquéllas que hice en relación al vocabulario. El latín no pudo evolucionar de la misma manera, de manera tan radical y en tan poco tiempo, en una región tan vasta, desde la Rumania hasta Portugal. Eso me lleva de manera natural a confirmar mi hipótesis de la existencia de una lengua distinta al latín, que no proviene de él y que fue el ancestro de todas las lenguas romances.
Cuarta prueba
Las lenguas evolucionan muy lentamente
La resistencia a causa de la inercia colectiva Es, de todas las instituciones, La que menos se ofrece a tomar la iniciativa Ferdinand de Saussure Cours de linguistique générale (1910)
Se afirma que la transformación del latín tuvo lugar en seis siglos Acabamos de tomar la medida de la diferencia entre el latín clásico y las lenguas romances. Es enorme. Pero lo más sorprendente es la suposición de que esta transformación se produjo en un tiempo relativamente corto. Se afirma que la transformación del latín en lengua romance tuvo lugar en un espacio de seis siglos aproximadamente. J. Marozeau1 resume la tesis generalmente aceptada para el caso del francés: “El latín, lengua del conquistador, progresa sobre las rutas de la colonización, expandido o impuesto por los soldados, los funcionarios, los comerciantes, los colonos, y elimina, poco a poco, los hablares autóctonos, especialmente el galo; pero desde el siglo III, y sobre todo en el siglo V, el latín se topó con las lenguas traídas por las invasiones germánicas. La acción de estos aportes, unida a los sustratos locales, precipita la evolución del latín, y desde el inicio del siglo IX la lengua que se denominaba “lingua romana rustica” presenta las características esenciales de lo que será el francés.” El mismo razonamiento se aplica para los casos de todas las otras lenguas romances. Para Antoine Meillet, “el latín mantuvo estabilidad durante unos ochocientos años. Cuando la unidad de la lengua hablada comenzó a romperse, del siglo III al siglo X, permaneció la unidad de la lengua escrita”2. La transformación del latín comenzó supuestamente entre los siglos III y IV, según los autores, culminando entre los siglos IX y X. Es en este espacio de tiempo, demasiado corto, que el latín fue transformado de manera total. Una evolución semejante constituiría un caso absolutamente excepcional en la historia de las lenguas, y aporto pruebas de ello por medio del análisis de las lenguas cuya evolución podemos seguir a través de numerosos siglos. Ustedes constatarán la extraordinaria constancia de estas lenguas a través del tiempo. Bastan unos cuantos días de estudio a un francés o a un italiano para aprehender textos viejos con ocho siglos de antigüedad. ¿Qué italiano culto tiene problemas para leer a Dante o a Bocaccio, escritores del siglo XIV? Un lector árabe no tiene ninguna dificultad para pasar de la lectura del Corán a los textos escritos en árabe 1 2
J. Marouzeau, Du latin au français, Les belles lettres, 1957.
Antoine Meillet, Esquisse d’une histoire de la langue latine, librairie Klincksieck, 1985.
clásico moderno. En cuanto al griego antiguo, con una antigüedad de veinticinco siglos, es necesario indudablemente un cierto aprendizaje para un griego de hoy, pero la continuidad es tal que la dificultad no es insuperable. Estimado lector: usted sabe seguramente cuán difícil es, a la inversa, descifrar el más pequeño texto latino, aún después de años de estudio. Además, antes de que usted comience a discutir por las diferencias menores que usted encontrará entre textos antiguos de lenguas diferentes y su traducción en lengua contemporánea, le propongo la lectura de dos textos latinos, extraídos de una excelente obra que le recomiendo leer, en latín o en su lengua, De natura rerum, de Lucrecio. Le doy la traducción del primero, y en cuanto al segundo, le dejo el pasatiempo de descifrarlo: ¡tan cercanos parecen ser el latín y las lenguas romances! De esta manera, usted se encontrará mejor preparado para la lectura de los textos que se encuentran a continuación en francés antiguo, en inglés antiguo, en italiano antiguo y en árabe antiguo. «Inter enim cursant primordia principiorum motibus inter se, nihil ut secernier unum possit, nec spatio fieri divisa potestas : sed quasi multae vis unius corporis existant.» «Los átomos en su movimiento se entrecruzan al punto de que es imposible aislar uno solo y localizar cada una de sus propiedades, las cuales son, al contrario, como propiedades múltiples de un solo cuerpo.»3
En cuanto al segundo texto, para facilitar su comprensión, señalo que trata de explicar los movimientos de la luna. Buena suerte… «Denique cur nequeat semper nova luna creari ordine formarum certo certisque figuris inque dies privos aborisci quaeque creata atque alia illius reparari in parte locoque.»
No, no, no pase tan rápido por ese texto. No es hebreo. Es latín. Usted lo sabe muy bien: la lengua madre de todas las lenguas romances. ¿Cómo? ¿No entiende nada? Pues bien, entonces pase ahora a la lectura de textos antiguos. Del francés antiguo al francés moderno: un contra-ejemplo En ocasiones se oye a los padres decir que sus hijos no hablan la misma lengua que ellos. ¡Tonterías! No quedarán sino fruslerías del verlan4 y de la jerga estudiantil o de la jerga de los suburbios. Tenemos una visión deformada sobre nuestro vocabulario y pensamos que nuestra propia jerga es de creación reciente cuando en realidad viene, como todo lo demás, de nuestro propio vocabulario desde los tiempos más antiguos5. René Etiemble escribió, hace unos cuarenta años, un panfleto6 con el objetivo de denunciar la invasión del vocabulario inglés en la 3
Traducción de Henri Clouard, Librairie Garnier-frères, 1939. El autor se refiere a un hábito particular del habla francesa en cierta jerga que consiste en invertir el orden fonético de las sílabas en una palabra, (similar al vesre utilizado en el español rioplatense). El nombre mismo verlan es la inversión de l’envers (al revés) (Nota del traductor). 5 Le français que l’on parle, Yves Cortez, l’Harmattan, 2002. 6 Parlez-vous franglais ?, Étiemble, Gallimard, 1964. 4
lengua francesa. Su libro quería demostrar que el inglés ganaba campo en todos los terrenos, y que el francés se encontraba amenazado de transformarse en inglés. Es cierto que hubo, después de la guerra, un cierto efecto de moda en la época en la que los franceses descubrían el jazz, los blue jeans, las gomas de mascar7. Pero se constata hoy en día que cientos de palabras inglesas citadas por Etiemble ya casi no se utilizan. Cito, entre otras, las siguientes: back-ground, living-room, lunch, garden-party, feed-back, businessman, pick-up, corned-beef, duffle-coat, pin-up… Todas estas palabras son o bien desconocidas de las jóvenes generaciones o bien consideradas en desuso. Es el principio de la “inercia lingüística” enunciado por Ferdinand de Saussure lo que entra a operar aquí. Una palabra no subsiste si no es comprendida y aceptada por la mayoría de los hablantes. Toda innovación era cribada por la práctica y se topaba con la capacidad de absorción de la inmensa mayoría. Es por esta razón que, en la mayor parte de los casos, las jergas quedaron acantonadas en pequeñas comunidades. Les invito a leer La méthode de Mimile8 que supuesta nos presenta la jerga francesa. Este libro es incomprensible ya que contiene palabras y expresiones propias de un medio marginal. La jerga del “método Mimile” no se propagó, no más de lo que sobrevivirá el verlan, del cual no se comprenden sino muy pocas palabras. Testigo de la evolución del francés en más de tres siglos, este texto de Molière, extraído de El Avaro, escrito en 1668, en la época del rey Luis XIV: « ÉLISE : [...] Qui est celle que vous aimez ? CLÉANTE : Une jeune personne qui loge depuis peu en ces quartiers, et qui semble être faite pour donner l’amour à tous ceux qui la voient. La nature, ma sœur, n’a rien formé de plus aimable. Elle se nomme Marianne et vit sous la conduite d’une bonne femme de mère qui est presque toujours malade, et pour qui cette aimable fille a des sentiments d’amitié qui ne sont pas imaginables. Elle la sert, la plaint, et la console avec une tendresse qui vous toucherait l’âme… »
He allí un texto que tiene más de tres siglos y cuya lengua no difiere del francés contemporáneo más que por algunos cambios de vocabulario mínimos. Lo mismo puede decirse de todo el texto de esta pieza, escrita en prosa. Se puede afirmar que los franceses del siglo XXI se expresan, con pequeñísimas diferencias, como los franceses del siglo XVII. He aquí ahora dos textos de Rabelais de cinco siglos de antigüedad. Francés antiguo: En esté je ne sçay quel vent courra; mais je sçay bien qu’il doibt faire chault et régner vent marin. Toutefois si autrement arrive, pourtant ne fauldra renier Dieu.9 Francés moderno: En été je ne sais quel vent soufflera; mais je sais bien qu’il fera chaud et que règnera le vent marin. 7
“Goma de mascar” se dice chewing gum en… ¡francés! (Nota del traductor).. La méthode à Mimile, Alphonse Boudard y Luc Étienne, Éditions du Rocher, 1998. 9 Pantagruélienne pronostication, 1532. 8
Toutefois, si cela se passe autrement, il ne faudra pas pour autant renier Dieu. (La traducción es mía: ¡ya que yo hablo de manera fluida el francés antiguo!)
Segundo texto de Rabelais: Francés antiguo: « Ceste année les aveugles ne verront que bien peu, les sourdz oyront assez mal, les muetz ne parleront guieres, les riches se porteront un peu mieux que les pauvres, et les sains mieux que les malades. »10 Francés moderno: «Cette année les aveugles ne verront que bien peu, les sourds entendront assez mal, les muets ne parleront guère, les riches se porteront un peu mieux que les pauvres et les bien-portants mieux que les malades».
La ortografía, aún sin codificar, hace que la lectura de los textos de esta época sea difícil. Pero si se adopta una transcripción moderna, la lengua se nos presenta como sorprendentemente estable. Por supuesto: después de cinco siglos, el vocabulario se ha enriquecido considerablemente debido a la evolución de la sociedad en los terrenos sociales, políticos y económicos, pero no se transformaron ni el vocabulario de base ni la estructura profunda de la lengua. Más antiguo aún, este texto de ochocientos de edad extraído de la novela Eneas (hacia el año 1 200). « … CELUI QUI M’EN FIST DON COMME FOLE L’AI TANT AME. SOR CES DRAS VOIL FENIR MA VIE ET SOR LE LIT OU FUI HONIE. » El cual traduzco en francés moderno de la manera siguiente : «… celui qui m’en fit don, comme une folle, je l’ai tant aimé. Sur ces draps, je veux finir ma vie et sur le lit où je fus honnie.» La lectura de un texto del fin del siglo XII es, por supuesto, difícil, en primer lugar porque la ortografía no ha sido fijada aún, como lo vemos en este mismo texto en el que VEUT se escribe a veces VELT para acercarse artificialmente del latín como VOIL. A eso se añaden los inevitables cambios de vocabulario, pero las distorsiones no tocan jamás los elementos fundamentales de la gramática. En este extracto de la Chanson de Roland, me limité a modernizar la ortografía, sin invertir el orden de las palabras ni cambiar ninguna de ellas. LE ROI MASILE EUT FINI SON CONSEIL DIT A SES HOMMES : « SEIGNEURS, VOUS EN IREZ, BRANCHES D’OLIVE EN VOS MAINS PORTEREZ SI ME DIREZ A CHARLEMAGNE, AU ROI, POUR LE SIEN DIEU QU’IL AIT MERCI DE MOI, AINS NE VERRA PASSER CE PREMIER MOIS QUE JE L’SUIVRAI OD MIL DE MES FIDELES.
»11
Estos textos nos hacen remontar en el tiempo más de ochocientos años. Ahora bien, dejando de lado la ortografía, no tenemos prácticamente ninguna dificultad de comprensión, excepto por algunos giros y expresiones que ya no se utilizan. En los dos últimos textos, aunque muy antiguos, no hay ninguna innovación en el plano 10 11
Ibid. La Chanson de Roland, escrita en 1050, pero reescrita quizá en 1200.
gramatical, ninguna transformación de la sintaxis y, en resumen, nada parecido al abismo que existe entre la lengua clásica latina y las lenguas romances. Mi propósito no es entrar aquí en el detalle de las evoluciones del francés antiguo al francés contemporáneo, sino de subrayar la extraordinaria estabilidad de la lengua. De allí mi escepticismo sobre una supuesta trasformación radical del latín en el espacio de apenas unos cuantos siglos. Del inglés antiguo al inglés moderno, segundo contraejemplo Reproduzco ahora un texto del poeta inglés Chaucer12 escrito alrededor de 1390, y doy la traducción en inglés moderno línea por línea. Whan that Aprille with hise shoures soote WHEN APRIL WITH ITS SWEET SHOWERS the droghte of March hath perced to the roote THE DROUGHT OF MARCH HAS PIERCED TO THE ROOT and bathed every veyne in swich licour AND BATHED EVERY VEIN IN SUCH LIQUID
of wich vertu engendred is the flour. FROM WHICH STRENGTH THE FLOWER IS ENGENDERED
Dejando de lado la ortografía, que no se ha estabilizado aún, se observa que los últimos seis siglos no han alterado mucho el inglés hablado en la época de Chaucer. Si colocamos de lado los giros y expresiones propiamente poéticos, notamos una cuasi estabilidad de la lengua. Un siglo más tarde, a finales del siglo XVI, se normalizó la ortografía y la continuidad lingüística aparece de manera más contundente. « To be or not to be, that is the question » no tiene ni una sola arruga después de cinco siglos, como tampoco ninguno de los grandes textos de Shakespeare. El ejemplo fulgurante del italiano antiguo He aquí ahora el celebérrimo texto de Dante, extraído de la «Divina Comedia». NEL MEZZO DEL CAMMIN DI NOSTRA VITA MI RITROVAI PER UNA SELVA OSCURA, CHÉ LA DIRITTA VIA ERA SMARRITA. AHI QUANTO A DIR QUAL ERA È COSA DURA, ESTA SELVA SELVAGGIA E ASPRA E FORTE CHE NEL PENSIER RINOVA LA PAURA ! TANT'È AMARA CHE POCO È PIÙ MORTE ; MA PER TRATTAR DEL BEN CH'I' VI TROVAI, DIR'O DE L'ALTRE COSE CH'I' V'HO SCORTE. IO NON SO BEN RIDIR COM'I' V'ENTRAI: TANT'ERA PIEN DI SONNO A QUEL PUNTO 13 CHE LA VERACE VIA ABBANDONAI.
Traducción en italiano contemporáneo: Nel mezzo del cammino di nostra vita Mi ritrovai per una selva oscura, 12
Geoffrey Chaucer, The Canterbury Tales, 1390, en The english language, David Crystal, Penguin books, 1988. 13 Dante, La Divina Comedia, escrita alrededor de 1300.
perché la dritta via era smarrita. Ahi, quanto a dire quale era è cosa dura, questa selva selvaggia e aspra e forte che nel pensiero rinnova la paura! Tanto è amara che poco più è morte; ma per trattare del bene che io vi trovai, dirò delle altre cose che vi ho scorte. Io non so ben ridire come vi entrai: tanto era piena di sonno a quel punto che la vera via abbondai.14 El italiano no constituye la excepción a la regla de la estabilidad de las lenguas en el tiempo, como lo muestra toda la obra de Dante. Cuando comparamos un texto de Dante de 1300 y su traducción en italiano contemporáneo se puede constatar el muy pequeño desfase entre los dos textos en el plano del vocabulario. En cuanto a la sintaxis y a la gramática, ¡no hay ni una sola diferencia en siete siglos! Lo más sorprendente es constatar que remontándonos hacia atrás siete siglos no nos acercamos en nada al latín. Hacemos la misma constatación cuando estudiamos el francés antiguo. Ahora bien, si el latín se hubiese transformado en las diferentes lenguas romances, no lo habría podido hacer sino gradualmente y deberíamos encontrar los rastros del latín bajo una forma u otra. ¡Nada de eso! Si en los siete siglos que acaban de transcurrir no hubo casi ninguna transformación del italiano, es evidente que el italiano hablado hace 20 siglos, es decir, durante la época de la Roma conquistadora, era —con pocas diferencias— el mismo que se habla hoy en día. Comprendemos mejor por qué todas las lenguas romances, desde Rumania hasta Portugal, se asemejan tanto. Si de manera general las lenguas evolucionan poco, el italiano casi no evoluciona, porque, a diferencia de las otras, se había estabilizado desde hacía numerosos siglos. La lengua árabe: otra ilustración de la estabilidad de las lenguas La lengua árabe es una de las mejores ilustraciones de la estabilidad de las lenguas porque nos ofrece la posibilidad de estudiar la evolución a lo largo de un periodo bastante largo. Todo estudioso del árabe que esté en contacto al mismo tiempo con los textos antiguos (principalmente el Corán, escrito hace catorce siglos) y la literatura contemporánea sabe que se pasa de un periodo al otro sin ninguna dificultad. La semejanza es fuerte entre el árabe antiguo y el árabe clásico utilizado hoy, tanto en lo que respecta al vocabulario y la gramática como en lo que respecta a la sintaxis. En lo que se refiere a los dialectos árabes, estos utilizan las mismas palabras de uso corriente que aquellas que se utilizaron en la época del profeta Mahoma. A modo de ilustración, presento este texto célebre del siglo VII, indicando entre paréntesis la traducción en árabe contemporáneo solamente en los casos en los que se puede considerar que las palabras antiguas ya no se utilizan hoy en día. « YA MAACHARA BIKR, HALIKOUN MAADHOUROUN KHAYROUN MINE FAROUROUN (FARRAN),
14
Traduction Chapman, 2005.
INNA ALHADHARA LÀ YANJY MINA‘LKADARI, WA INNA’SABRA MINE ASBÀDI ADDAFARI (ANNASRI), ALMANIYA (ALMAOUTOU) WA LA’DANIYA, 15 ISTIKBALOU ALMAOUTOU KHAYROUN MINE INSTIDBÀRIHI !
Ô peuple de Bikr, un homme qui est mort au combat est plus respecté qu’un fugitif indemne, la précaution ne protège pas de la destinée, la patience est une cause de victoire, la mort est préférable à la damnation, accueillir la mort vaut mieux que de lui tourner le dos!16
El Corán data del siglo VII. El estudio del vocabulario y de la gramática de este libro sagrado muestra una muy fuerte estabilidad de la lengua árabe durante los trece siglos que han transcurrido hasta hoy. Dos frases completas del Corán no difieren en nada del árabe contemporáneo. Ello no ocurre nunca en el caso del latín.
El caso chipriota: ejemplo impactante de la estabilidad de las lenguas Grecia conservó su lengua durante más de 35 siglos y el caso de Chipre es, en este sentido, una demostración importante. Un gran conocedor del mundo griego, Jacques Lacarrière, escribe: “Chipre es una isla griega, y por ello entiendo una isla de lengua y cultura griegas desde los tiempos más antiguos. Estos tiempos pueden ser definidos exactamente porque las excavaciones han revelado, en ese sentido, documentos sorprendentes y difíciles de cuestionar. Lo que resalta en ellos es que se hablaba una lengua emparentada con el griego desde la época creto-micénica, es decir, dieciocho siglos antes de Cristo; y que se hablaba una lengua totalmente griega, seis siglos más tarde, con la llegada de los aqueos. A partir de esta fecha y hasta hoy, la lengua y la cultura de Chipre –teniendo en cuenta caracteres locales y dialectales– ya no dejaran de ser las mismas de Grecia. Lo que me parece notable a través de los hechos expuestos es que Chipre presenta un caso único de una cultura y un territorio helenófonos mientras que, por lo demás, la isla no fue nunca griega ni fue anexada de ninguna manera a Grecia. Agreguemos incluso que, lejos de encontrarse anexada a Grecia, Chipre, por el contrario, nunca dejó, a lo largo de los siglos (con la excepción de dos periodos de relativa independencia, al inicio de los tiempos bizantinos), de ser ocupada, dominada, secuestrada por una serie interminable de conquistadores, muchos de los cuales se instalaron de manera permanente: asirios, egipcios, perso-fenicios, ptolomeos, romanos anteriores a la era cristiana, y posteriormente, a partir de las cruzadas, francos, sarracenos, árabes, venecianos, turcos ( éstos durante varios siglos) y, para terminar, ingleses (que les compraron la isla a los turcos en 1878). Chipre no será libre e independiente hasta tiempos muy recientes, como consecuencia de los acuerdos de Zúrich, en 1959.” 17 15
Discours de Bnou Kaçiba Achibàny (VIIe siècle). Traducción N. Serraj, 2005. «Oh, pueblo de Bikr, un hombre que ha muerto en combate es más respetado que un fugitivo ileso, la precaución no protege del destino, la paciencia es causa de victoria, la muerte es preferible a la condena, vale más acoger a la muerte que darle la espalda». 17 L’été grec, Jacques Lacarrière, Plon, 1975. 16
El caso chipriota muestra una vez más que una lengua sometida a numerosas influencias externas puede permanecer intacta, a pesar de los siglos de supremacía extranjera. Por ello la transformación del latín en “bajo latín” en el contexto de la “pax romana” me parece aún más improbable. Colin Renfrew, en su libro «El enigma indoeuropeo», indica: «La estabilidad de ciertas lenguas, especialmente el griego, muestra bien que el ritmo de cambio lingüístico puede ser muy lento […] Se entiende con frecuencia el griego micénico tan bien como si se tratara del griego clásico. En algunas frases, la semejanza es tan grande que la transliteración tiene sentido, aún en el griego moderno.» Ahora bien, la época micénica se sitúa alrededor de treinta y cinco siglos antes de nuestra era. Todos los conocedores del griego antiguo y del griego moderno están de acuerdo en constatar la sorprendente semejanza entre las dos lenguas a pesar de los siglos de distancia, y los especialistas del griego micénico nos dicen que la semejanza se extiende mucho más allá de la época de Pericles. Pero su sorpresa proviene de la idea de que el latín, por el contrario, se habría transformado en las diferentes lenguas romances, y existirían, para ellos, dos tipos de lenguas: las que, a semejanza del griego, se transforman poco o nada, y las que, tal como el latín, se transformaron profundamente. En realidad, no hay dos tipos de lenguas sino sólo uno, ya que la evolución de todas las lenguas es siempre muy lenta. Acabo de dar varios ejemplos definitivos e incontestables de ello. Un documento excepcional: el juramento de Estrasburgo El juramento de Estrasburgo es un documento notable desde el punto de vista lingüístico, ya que fue escrito en 842; es uno de los raros ejemplares de la época que va desde el desplome del imperio romano hasta el siglo X. Se presenta equivocadamente como el eslabón perdido entre el latín y el francés ya que no hay nada de latín en él, puesto que está escrito en una lengua romance. He aquí el texto del juramento pronunciado por Luis El Germánico: PRO DEO AMUR ET PRO CHRISTIAN POBLO ET NOSTRO COMMUN SALVAMENT, D’IST DI EN AVANT, IN QUANT DEUS SAVIR ET PODIR ME DUNAT SI SALVARAI EO CIST MEON FRADRE KARLO, ET IN CADHUNDA COSA, SI CUM OM PER DREIT SON FRADRE SALVAR DIFT, IN O QUID IL MI ALTRE SI FAZET. ET AB LUDHER NUL PLAID NUNQUAM PRINDRAI QUI MEON VOL CIST MEON FRADRE KARLO IN DAMNO SIT.
La utilización de este texto presenta varias dificultades: • •
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Es muy poco legible y la transcripción de ciertas palabras está sujeta a discusión. Es posible que haya sido ligeramente latinizado por redactores que escribían con mayor frecuencia en latín que en lengua romance, cualquiera que ésta fuese. Por ejemplo: NUNQUAM para escribir seguramente NUNCA, QUID en lugar de QUI. La ortografía, en esta época, se encontraba lejos de estar normalizada y lo arbitrario juega un papel importante.
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Finalmente, el texto es demasiado corto para que se pueda hacer un análisis completo del habla de la época.
A pesar de estas reservas, no nos sorprende descubrir un texto escrito en una lengua cercana a las lenguas romances contemporáneas. El cuadro siguiente compara los vocabularios del texto del juramento de Estrasburgo con el francés, el italiano, el español y el latín. Juramento de Estrasburgo ADIUDHA CADHUNA CIST COSA DREIT IO/EO NOSTRO SALVAMENT SALVAR
Francés
Italiano
Español
Latín
AIDE CHACUNE CET CHOSE DROIT JE NOTRE SALUT SAUVER
AIUTO CADA UNA QUESTO COSA DIRITTO IO NOSTRO SALVEZZA SALVARE
AYUDA CADA UNA ESTE COSA DERECHO YO NUESTRO SALVACION SALVAR
ADJUMENTUM QUISQUE HIC/ISTE RES JUS EGO NOSTER SALUS SERVARE
El vocabulario del juramento de Estrasburgo tiene un aspecto muy diferente al del latín. La comparación con las diferentes lenguas romances muestra, por el contrario, un parentesco evidente entre el vocabulario del juramento y el de las lenguas romances. El parentesco luce mucho más fuerte con el italiano y el español que con el francés. ¿Es la prueba acaso de que el francés, contrariamente al italiano y al español, habría seguido evolucionando? ¿O bien es que la lengua escogida fue el italiano antiguo en lugar del francés antiguo? Bajo cualquier hipótesis, se trata de un texto completamente romance y muy alejado del latín. Los textos del juramento de Estrasburgo no son, por tanto, la ilustración del pasaje del latín al francés. Son, por el contrario, una prueba manifiesta de que existía una lengua en 842 que era cercana al italiano. Este recorrido por los textos antiguos de las lenguas francesa, inglesa, italiana, griega y árabe, subraya la extraordinaria estabilidad de los vocabularios y las gramáticas a lo largo de periodos muy largos. La estabilidad del latín Lo mismo ocurre con el latín. Comparemos dos escritores, Plauto, de alrededores del 200 A.C., y Juvenal, del 120 D.C. El primero escribe piezas de teatro, razón por la cual lo que podemos observar en ellas se trata de latín hablado; el segundo escribe sátiras. En trescientos años la lengua ha cambiado poco. Podemos pasar de un texto al otro sin dificultad. No hubo transformación alguna del latín. Con la excepción de diferencias ínfimas, desde el nacimiento del imperio romano hasta su apogeo, no hubo transformación radical alguna del latín, mientras que el latín se encuentra atenazado entre el griego para los escritos cultos y el italiano como lengua vehicular. El latín mismo es una prueba de la estabilidad de las lenguas. El latín no es, por tanto, excepción a la regla. ¿Por qué habría de serlo? Porque la regla que prevalece, y que puse en evidencia con los textos precedentes, es la extraordinaria estabilidad de todas las lenguas en el tiempo. Paradójicamente, esta estabilidad no es conocida, ya que, en lugar de realizar una observación científica, los lingüistas y etimologistas postulan que las lenguas evolucionan rápidamente ya que para ellos el latín se transformó en diversas
lenguas romances, todas ellas muy alejadas del original. En otras palabras, el dogma de la paternidad del latín y de las lenguas romances tiene efectos en cadena sobre todo el análisis científico, y oculta las leyes fundamentales de la lingüística. Las lenguas pueden desaparecer, como el galo en Francia, o el celtíbero en España. Las lenguas pueden absorber un vocabulario complementario, como el vocabulario latino absorbió vocabulario griego y como el inglés, que absorbió vocabulario franco-normando. Pero los vocabularios de base y las gramáticas de las lenguas no se modifican nunca de manera rápida.
Quinta prueba: La etimología oficial del francés es fantasiosa La etimología oficial del francés está basada en lo arbitrario, las fantasías y la falsa erudición. Repetida de generación en generación, retomada por todos los diccionarios, termina por tener fuerza de ley. Y continuamos repitiéndolo hasta la saciedad: que la palabra TRABAJO viene del latín TRIPALIUM (instrumento de tortura), que la palabra francesa SANGLIER (jabalí) viene del latín SINGULARIS (solitario), que la palabra ESCLAVO viene del latín SLAVUS (eslavo)… y miles de otras burradas que no han sido demostradas jamás. Los tres postulados axiomáticos de la etimología oficial Nunca encontramos el menor rigor. Jamás, como en el caso de la hipótesis del “bajo latín”, se ha descrito el método científico que serviría luego de base a la etimología oficial. De hecho, ésta reposa sobre tres postulados axiomáticos que llevan a los etimologistas a equivocarse con una constancia que causa nuestra admiración. Primer axioma: el francés viene del latín. Los etimologistas, persuadidos de que el francés viene del latín, se las ingenian entonces contra toda lógica, para buscar por todos los medios un origen latino. Segundo axioma: cuando los etimologistas, a pesar de su imaginación desbordada, no logran encontrar un origen latino, consideran que las palabras fueron necesariamente tomadas en préstamos a partir de otra lengua, y tienen la tendencia a volverse hacia las lenguas que conocen bien: el alemán, el neerlandés, el italiano, el español. Recordemos aquí que, para lo que se consideran préstamos del italiano y del español, se trata simplemente de un aporte directo por intermedio del “italiano antiguo”. Pero, por el contrario, imaginar que el francés haya podido absorber 1 500 palabras de origen neerlandés es una idiotez innombrable. Basta con comparar, y lo haré más adelante, las palabras que se suponen son de origen neerlandés con las palabras de origen italiano para ver un parentesco infinitamente más evidente con éstas últimas. No, el pueblo francés no es un pueblo de ingenuos que se pasa el tiempo robando palabras de las lenguas de los otros pueblos, ni tampoco una lengua se construye sobre el préstamo de innumerables palabras extranjeras. Tercer axioma: para los etimologistas, fuera del texto escrito, ¡no hay nada que buscar! La etimología oficial se ocupa de seguir la evolución de las palabras a través de textos de diferentes periodos, y pretende describir la historia semántica y fonética de las palabras. La ambición es loable, pero el error consiste en creer que los textos son lo bastante confiables como para indicar verdaderamente el
estado de la lengua. “Fuera del texto escrito, no hay nada que buscar”, tal pudiera ser la divisa de la etimología oficial. Ahora bien, basarse total y únicamente sobre lo escrito tiene sus límites. En efecto, los textos escritos son poco confiables: La literatura no tiene por vocación en sí dedicarse a tratar de los temas de la vida cotidiana. No transmite de manera exhaustiva el vocabulario relativo a la vida doméstica: comida, cocina, vestimenta, anatomía, agricultura, animales… La literatura es elaborada, al menos en los tiempos antiguos, por eruditos, quienes están asociados al poder y pertenecen ellos mismos a la nobleza (los Latinos, los Egipcios, los Asirios), o bien son especialistas en sus dominios, la filosofía, las ciencias, como, por ejemplo, los Griegos. No refleja en nada el arte de vivir del pueblo, y descuida, por ese hecho, una parte de su vocabulario. Los escritores mismos se autocensuran y escogen el vocabulario que utilizan. El ejemplo de la literatura francesa, que proscribe cientos de palabras de la jerga, — incluidas palabras que no poseen carácter vulgar— es, en este sentido, ejemplarizante. Finalmente, la ortografía está muy lejos de ser confiable: no está basada en datos científicos sólidos (la fonética es una ciencia reciente), ni es estable o uniforme, y puede ser alterada conscientemente como lo mostraremos. Ferdinand de Saussure decía en su Cours de linguistique que «la evolución ininterrumpida de la lengua es velada con frecuencia por la atención que se presta a la lengua literaria». Decididamente, este Ferdinand de Saussure se distingue claramente del montón. El latín a como dé lugar Para encontrar un origen latino a las palabras francesas, contra toda evidencia, los etimologistas galos no tienen temor en utilizar triquiñuelas, procedimientos falaces, y aceptar toda componenda que sea necesaria, con desprecio de toda lógica. He identificado cuatro de estos procedimientos. Procedimiento n° 1: Consiste en encontrar una palabra latina de la misma sonoridad y afirmar que es el origen de la palabra francesa. Tomo algunos ejemplos al azar. Usted puede hacer el ejercicio usted mismo una vez que haya entendido las claves para descifrar la superchería. BAILLE: esta palabra de jerga, o más exactamente del francés popular, significa «el agua» o «el mar» en la expresión «aller à la baille». El diccionario Petit Robert propone la etimología siguiente: “1325, italiano BAGLIA, latín BAJULA, (portador de agua)”. Llamo su atención sobre la mención de la fecha (1325) que hace sospechar sobre el rigor en esta artística imprecisión. Para mí, la palabra BAILLE tiene el mismo origen que la palabra BAIE, ambos del italiano BAIA, que encontramos en todas las
lenguas romances, de manera que “aller à la baille” quiere decir simplemente “aller à la plage” (ir a la playa). CHANTIER (cantera, obra en construcción): El Petit Robert propone «fin del siglo XII, trozo de madera, puntal, latín CANTARIUS, caballo malo”. Esta etimología está sacada del diccionario etimológico de Bloch y Wartburg que agrega que la palabra latina CANTARIUS fue probablemente tomada del griego KANTHELIOS,“asno enalbardado” (sic). Como se puede constatar, esta proposición no puede ser más fantasiosa. Yo la refuto totalmente. ¿Dónde está la relación entre la construcción y los caballos malos o los asnos enalbardados? ¡Esta explicación está halada por las crines! CHANTIER podría ser una palabra compuesta: CHAN-TIER. La primera silaba no lleva la palabra CHAMP (campo, lugar, espacio), y la segunda está construida sobre el radical TR que encontramos en TRUIR (construir, destruir), en TOUR (torre), o en TRUELLE (paleta de albañil). Este radical nos envía explícitamente a todo lo relacionado con edificios. Un CHANTIER podría ser simplemente un lugar destinado a la construcción (y no un caballo malo o un asno enalbardado). CANCAN: este galimatías es una obra maestra. El Petit Robert propone: “1602: quanquan de colegio. 1554: latín QUAMQUAM ‘lo que sea’ con la antigua pronunciación”. Esta etimología está sacada de Bloch y Wartburg, pero el Petit Robert la abrevia ya que la segunda parte es aún más ridícula. La cito íntegramente: “En el sentido de danza vulgar y ruidosa, 1836, viene probablemente de un nombre infantil del pato, sentido atestiguado ya en 1808: cancán tendría entonces propiamente el significado de ‘danza que evoca el contoneo de los patos’”. Hay que reconocerlo: alcanzamos aquí las cumbres de lo absurdo, reforzadas con fechas de una extraordinaria precisión que le dan un barniz científico. Los etimologistas oficiales, que conocen tan bien el latín y que hacen venir casi todo de él, habrían podido acercarse al verbo latino CANERE (cantar). Además, el redoblamiento de un radical es bastante frecuente en los términos que tienen relación con los sonidos: MURMURER (murmurar), BROUHAHA (murmullo), TAPOTER (golpetear), ZEZAYER (cecear), SUSURRER (susurrar). La raíz CAN que se encuentra en latín y en italiano antiguo es, de hecho, una raíz indoeuropea que significa cantar. El CANCAN es una especie de canto basado en la repetición. ÉQUARRIR (cuadrar, destazar): Se dice que proviene del latín EXQUADRARE, convertir algo en cuadrado. Me parece que hay algo aquí que no cuadra. Descompongamos la palabra de la siguiente manera: E — QUARRIR
El prefijo «E» tiene el sentido de exclusión, y QUARRIR viene del itálico CAR (la carne humana). «ÉQUARRIR», y no hay que reírse de ello, quiere decir simplemente «quitar la carne». ¿No cuadra mejor así? (especia): la palabra se presume surgida del latín SPECIES (especie). ÉPICE
No hay ninguna relación entre las dos palabras, piensen lo que piensen los etimologistas oficiales. La palabra EPICE se divide en É-PICE y PICE se construye sobre el radical PS, deformación del radical PT, que en todas las lenguas indoeuropeas ha servido para acuñar palabras relativas a la comida y que en francés ha dado: PÂTE (pasta), PÂTÈ (paté), POTAGER (huerto), POPOTE (papeo, comida), PINTE (pinta), PLATO (plato); en italiano: PIZZA; en ruso PIT’ (beber), en inglés PIE (pastel), y hasta en latín PISTOR (panadero). En resumen, PICE es la comida, y É-PICE es lo que es exterior a la comida, diferente a la comida misma; en este caso, entiendo ÉPICE como el acompañamiento de la comida. ESCLAVE (esclavo): El diccionario Larousse y el Petit Robert aportan la misma etimología: «proviene del latín medieval SCLAVUS, éste de SLAVUS (eslavo), por haber los germánicos reducido a la esclavitud a numerosos eslavos»1. Notemos, en primer lugar, que la palabra ESCLAVO se dice SKLAVE en alemán, SCHIAVO en italiano, ESCLAVO en español. Todas estas lenguas incluyeron, entonces, la letra adicional “K” en la palabra SLAVE, lo que me lleva a pensar que la palabra ESCLAVO no tiene nada que ver con los ESLAVOS y que es muy anterior. En ESCLAVE, yo veo un palabra compuesta: ESC-LAVE, en la que LAVE nos lleva de regreso al trabajo (latín LABOR, italiano LAVORO, francés LABEUR, español LABOR), comprendida LABOR en el sentido noble de la palabra. El esclavo es aquél que está excluido de la LABOR por estar reducido a tareas ingratas. La esclavitud es una vieja institución humana y los indoeuropeos no esperaron la llegada de los eslavos para darle un nombre. SANGLIER (jabalí): provendría del latín SINGULARIS (solitario), como si el jabalí viviese solo. Para el oficio de etimologista hay que salir a veces de los libros o, en su defecto, preguntarles a los cazadores. Ellos le dirán que los jabalíes rara vez se encuentran solos e incluso viven de manera bastante gregaria. La primera silaba SAN es indoeuropea, y bajo formas fonéticas variadas pero próximas, SIN, CHAN, CAN… la encontramos en numerosas palabras relativas a los animales: CAN.ICHE, CAN.ASSON (jamelgo), CAN.ARD (pato), SIN.GE (mono), GEN.ISSE (becerra), CHIEN (perro), CHAM.OIS (gamuza), CHAM.EAU (camello)… La segunda silaba, GLIER, no es fácil de descifrar, lo reconozco. ¿Nos lleva acaso a GUEULE (jeta)? ¿Sería acaso el jabalí (sanglier) simplemente un animal con una jeta enorme? TRABAJO: Se dice que esta palabra proviene del latín TRIPALIUM (que era un instrumento de tortura construido con tres palos, de allí su nombre). ¿Quién hizo este hallazgo? La historia no lo dice. No insisto más en el hecho de que nos encontramos aquí dentro de la misma lógica que consiste en encontrar por casualidad una palabra 1
El diccionario de la Real Academia Española da una etimología más elaborada pero que da como conclusión el mismo origen: “esclavo, va. -Del b. lat. sclavus, éste del griego bizantino σκλάβος, der. regres. de σκλαβηνός, propiamente, 'eslavo', y este del eslavo slovĕninŭ, nombre que se daba a sí mismo el pueblo eslavo, que fue víctima de la esclavitud en el Oriente medieval” – Nota del traductor.
latina que tenga una consonancia lo bastante cercana. Resumiendo, encontraron la palabra “TRIPALIUM” y concluyeron entonces que el trabajo, para los pueblos antiguos, era una tortura. En primer lugar, es evidente que toda palabra larga es una palabra compuesta. La primera dificultad consiste en descomponerla en el lugar adecuado. Se puede cortar la palabra TRABAJO en TRA.BAJO o T.RABAJO. Vamos a ver que es la segunda proposición la correcta. Estudiemos primero las silabas finales RA.BAJO. Cuando se analizan numerosas lenguas, nos damos cuenta de que las vocales son muy sensibles a los cambios, pero que las consonantes se transforman muy poco y siempre de la misma manera. De tal manera que, para simplificar, yo diría que lo que nos interesa en RABAJO son las consonantes, es decir las letras R y B. Ahora bien, la R con frecuencia se transforma fonéticamente en L2, de la misma manera que B y V son intercambiables. Por tanto, este conjunto de letras RB, que yo llamo un radical, se puede encontrar bajo las formas LV, LB o RB. En alemán y en ruso, que son lenguas indoeuropeas, “trabajo” se dice ARBEIT en la primera, y RABOT en la segunda. Primera constatación: las palabras que designan el trabajo en alemán y en ruso utilizan el mismo radical de base RB. En italiano decimos LAVORO y en latín LABOR; por tanto, en dos lenguas itálicas la palabra “trabajo” se construye sobre el radical LB/ LV el cual, como he dicho antes, es equivalente al radical RB. En las palabras francesas LARBIN (criado, sirviente, persona dedicada a los trabajos hogareños), CORVEE (faena), TURBIN (tajo)… encontramos siempre el radical RB, que la traza indeleble de una palabra antigua relativa al trabajo. Regresemos a la palabra TRABAJO, que habíamos descompuesto en T-RABAJO. La T inicial es un prefijo indoeuropeo que significa exclusión. Por tanto, aquellos que trabajan están excluidos del RABAJO, de la LABOR en el sentido noble del término. El TRABAJO vendría a ser entonces la actividad de los siervos, en oposición a las otras actividades consideradas como más nobles. Hablaré de ello en un libro futuro sobre la vida de nuestros lejanos ancestros, descifrada gracias a una etimología completamente renovada. TRIVIAL: la palabra TRIVIAL no tiene nada que ver con el latín TRIVIUM (tres vías), como lo propone la etimología oficial con la misma lógica de búsqueda arbitraria de una palabra latina que tenga la misma consonancia. TRIVIAL se descompone en T.RIVIAL y significa, siguiendo la demostración precedente, que no tiene las características de la LABOR noble.
La pequeña exposición que acabo de hacer tenía por objetivo hacerles percibir un mundo nuevo y mostrarles que existe una verdadera alternativa a la etimología oficial. Ciertamente, es más fácil salir a pescar la primera palabra latina que posea la misma sonoridad, pero un proceso racional es infinitamente mucho más productivo.
2 El razonamiento original del autor, que se basa sobre la palabra francesa TRAVAIL, agrega que la letra V, de la porción RAVAIL, con frecuencia se transforma fonéticamente en B.
Procedimiento n° 2 : Consiste, para la etimología oficial, en tomar la traducción latina de la palabra francesa o una palabra latina con un sentido muy cercano y decretar que hubo, bien sea una transformación fonética, bien sea un fuerte alteración de la palabra latina. He aquí algunos ejemplos entre miles de otros. ALLER (ir): Se considera que proviene del latín AMBULARE. Dejemos a la imaginación del lector que encuentre cuáles transformaciones, cuáles alteraciones y cuáles deformaciones habrían sido necesarias para pasar de una palabra a la otra. Si tal transformación hubiese tenido lugar, deberíamos encontrar formas intermedias; ahora bien, no encontramos ni una sola. CONVOITER (codiciar): Se afirma que viene de una palabra del latín popular, CUPIDIETARE, ésta a su vez proveniente de CUPIDITAS (codicia). Esta etimología es el resultado de un parentesco aparente entre CONVOITISE y CUPIDITE3, sin que se demuestre la correspondencia fonética. CONVOITER es una palabra compuesta de CON-VOITER en la que VOITER se construye sobre el radical VD/VT (ver): en latín VIDERE (ver), en ruso VIDET (ver), en sueco VETA (saber), en sánscrito VEDA (conocimiento). El prefijo CON tiene el sentido de “refuerzo”. CONVOITER es “mirar con insistencia”. COUSIN (primo): Se afirma que proviene del latín CONSOBRINUS. El parentesco evidente de la palabra COUSIN con el italiano CUGINO4 me hace pensar que esta palabra es una deformación del italiano, que no proviene del latín, sino que es más bien una palabra compuesta: CO-GENE (de la misma GENTE, de la misma familia). DURER (durar): El Petit Robert propone la siguiente etimología: «final XI°, latín DURARE: endurecer, aguantar, resistir, durar». Esta etimología es característica de una parte importante del procedimiento oficial que desdeña la semántica, es decir, el sentido de las palabras. Da a entender que aquello que es “duro” puede “durar”. Pero en realidad la DUREZA no tiene nada que ver con la DURACIÓN. Al contrario, los etimologistas habrían podido darse cuenta de la cercanía entre la palabra alemana DAUERN (durar) o el latín (DIURNUS, que dura un día). La palabra DURAR contiene el radical indoeuropeo UR/OR/ER que ha dado, en la mayoría de las lenguas indoeuropeas, la medida del tiempo: en francés: HEURE (hora), ALORS (entonces), HIER (ayer), ERE (era); en griego moderno: MERA (día), KAIROS (tiempo), etc. EAU (agua): Proviene, se afirma, del latín AQUA. La palabra francesa y la palabra latina no tienen un solo sonido en común. Quieren hacernos creer que hubo una transformación total de la palabra AQUA únicamente en la lengua francesa, mientras que en italiano y en español se dice todavía ACQUA y AGUA, y que en occitano y en catalán la evolución fonética condujo a la palabra AIGO, que sigue siendo bastante cercana al italiano. La palabra francesa EAU es una abreviación de la palabra indoeuropea OD/OT de la cual encontramos rastros en el inglés
3 4
Ambas palabras tienen el significado de «codicia» en español. Tiene el mismo significado de «primo» en español.
WATER,
en el ruso VODA, y en el francés GOUTTE (gota), OUTRE (ultra, además), MOITE (húmedo)… MANGER (comer): se dice que viene del latín MANDUCARE (mascar). Sí, pero hay poca semejanza entre la palabra francesa y la palabra latina. En realidad esta palabra deriva con mayor seguridad de un radical indoeuropeo, MS: Ruso Hindi Inglés Latín Griego Alemán
MIASO (carne) MANS (carne) MOUTH (boca), MEAT (carne) MENSA (mesa sobre la que se come) MEZE (entremés) MAGEN (estómago)
En francés, este radical
MS
ha dado las palabras:
METS (plato),
MACHER (mascar), MASTIQUER (masticar), MESS (comedor), MUSEAU (hocico)… Por
cierto: MANGER se dice MANGIARE en italiano.
Procedimiento n° 3: Cuando, por desgracia, la etimología oficial no encuentra una palabra latina, tiene la genial idea de inventarla, y sacan del sombrero una palabra bautizada como proveniente del “bajo latín” o “latín vulgar”. ¡Cómo utilizan el sombrero los etimologistas! BOUGER (mover-se): la etimología oficial hace provenir esta palabra del latín °BULICARE, palabra reconstruida a partir de la palabra latina BULLIRE (hervir). El movimiento que se sugiere en BOUGER provendría entonces de la ebullición. De hecho, la palabra BOUGER se basa en el radical BG que, bajo su forma más común, VG, es un radical indoeuropeo que encontramos en francés en VOGUER (bogar), DI-VAGUER (divagar), VAGABON (vagabundo); en latín, en las palabras VAGUS (errante), VAGOR (errar); en alemán: WEG (camino), WAGEN (carro)… El verbo BAGUENAUDER (callejear, deambular) se construye sobre el mismo radical. CHANGER (cambiar): Se afirma que proviene de una «palabra del bajo latín, CAMBIARE, que a su vez proviene del galo» (sic)5. Es curioso que esta palabra latina CAMBIARE no se encuentre en ningún texto clásico. ¿De dónde viene esta idea de los etimologistas de imaginar un origen galo? ¿En qué se basan para hacer una afirmación semejante? ¿Tienen a su disposición textos galos? ¿Han logrado acaso reconstruir la lengua de los galos? Yo veo, en cambio, en CHANGER el prefijo CH y un verbo °ANGER (cf. francés AGIR, actuar; latín AGERE, con el mismo significado), de la misma manera que RANGER (colocar en su sitio) se descompone en R-ANGER (actuar de nuevo), o MEN-AGER (componer, arreglar). El prefijo CH/S nos envía de nuevo a la idea de la exclusión. De esta manera, CH.ANGER es “actuar fuera de, actuar de manera diferente”. RINCER (enjuagar): La etimología oficial hace venir este verbo de un supuesto verbo latino, °RECENTIARE (derivado de RECENS en el sentido de «fresco», dicen ellos). La palabra RECENTIARE no existe en latín. Yo veo más bien una palabra construida sobre el radical RN: en alemán tenemos RINNEN (correr un rio, fluir); en inglés, RAIN 5 El diccionario de la Real Academia recoge también este origen de la palabra española CAMBIAR, como proveniente del “galo-latino cambiāre”.
(lluvia); en griego, REON (líquido). La toponimia nos da las palabras RIN, RHONE, GARONNE. Todo eso fluye naturalmente, ¿no es cierto? Procedimiento n° 4: Finalmente, cuando todos los procedimientos anteriores han sido utilizados hasta más no poder, la etimología oficial se rebaja al hacer un número digno de la charlatanería de bulevar. Nos quieren hacer creer que algunas palabras francesas vienen de la contracción de expresiones latinas. AVIS (opinión, parecer): El Petit Robert y el Larousse, retomando a Bloch y Wartburg, proponen “Ce m’est avis” (“se me ha advertido”), del latín “MIHI EST VISUM”. He ahí una evidente elucubración. Es poco probable que las palabras se formen de ese modo. Para mí, AVIS se acerca a AVEU (confesión) y a AVOUER (confesar) en las que el prefijo A / AV indica la procedencia, el origen. Dar una opinión (AVIS) es simple y llanamente “expresarse”. 6 FORÊT (bosque, selva, foresta) : Se afirma que viene del latín FORESTIS (hipotética palabra proveniente del bajo latín) a partir de una expresión reconstruida, °SILVA FORESTIS, «bosque fuera de (foris) de la cerca». Según el procedimiento habitual, los etimologistas oficiales, buscando a la buena de Dios, encontraron que la palabra FORÊT sonaba como la palabra latina FORIS que significa “fuera de”. Inventaron entonces una expresión latina, “SILVA FORESTIS”, en la que SILVA es la palabra latina para designar el bosque y FORESTIS es una palabra inventada para servir a la causa (primera triquiñuela) y a la que se le atribuye el significado de “exterior”. Por tanto, nuestra FORÊT vendría a ser una SILVA (¡!) exterior. ¡Ya lo ven! Y la palabra SILVA habría desaparecido (segunda triquiñuela) para no dejar que la palabra FORESTIS que dio entonces la palabra FORÊT. He ahí, estimado lector, el tipo de «demostración» que nos quisieran hacer tragar, basada en expresiones que uno no encuentra nunca, en palabras que no existen y en oportunas desapariciones. Para mí, la palabra FORÊT viene con mayor seguridad de la palabra indoeuropea FOR (fuego) (cf. francés: FOUR (horno), FORGE (forja, fragua), EN.FER (infierno); griego: PHAROS; alemán: FEUER; inglés: FIRE… La “foresta” es, en primero que nada, el lugar en el que se encuentra la madera para hacer el fuego. MÊME (mismo): Los etimologistas se encuentran en una situación muy incómoda frente a esta simple palabrita. Entonces sacan a relucir su arte y utilizan toda su panoplia de supercherías posibles. MÊME vendría del latín popular METIPSIMUS, superlativo de la palabra latina popular METIPSE que vendría a su vez del latín clásico “EGOMET IPSE”, “yo mismo en persona”7. El latín popular, usted ya lo sabe, es ese latín que todo el mundo busca y que nadie ha encontrado nunca. La palabra METIPSE es una invención basada en la idea de que, en la expresión latina EGOMET IPSE, el uso habría abandonado la primera parte, EGO, de la palabra EGOMET. Pero como este término está todavía muy alejado de la 6 En español hemos conservado también la palabra forestal definida como adjetivo relativo a los bosques (nota del traductor). 7 El diccionario de la Real Academia Española reporta la misma etimología (nota del traductor).
palabra MÊME, le inventaron un superlativo a fin de introducir una M adicional. Los etimologistas oficiales dejan al lector el cuidado de deducir que la palabra METIPSIMUS se transformó en MÊME. La imaginación de los etimologistas es pletórica, pero se le ven las costuras. Espero que estos ejemplos les hayan convencido de que la etimología oficial es totalmente fantasiosa, y espero también haberles abierto otras perspectivas más fructíferas y más racionales. Lo que ciertos etimologistas muestran como una prueba que el francés sí viene del latín reposa de hecho sobre este postulado. No, la etimología, bien concebida, muestra, al contrario, que el francés no viene del latín. Era nuestra quinta prueba.
Sexta prueba
Las lenguas romances son casi idénticas entre sí
La extraña semejanza entre todas las lenguas romances He mostrado, en los capítulos sobre el vocabulario y la gramática, cuán próximas son las lenguas romances entre sí, cualquiera que sea su posición geográfica (desde Rumania hasta Portugal), y cualquiera que sea la fecha de la ruptura con el Imperio romano. Recuerde todas esas palabras de la vida corriente casi idénticas en todas las lenguas romances y en todos los casos completamente diferentes de las palabras latinas.
VOLCAN, BAHIA, PLAYA, ROCA, LAVA…
PANTALON, CAMISA, VESTIMENTA…
GATO, CABALLO, JUMENTO, RATA …
MAÑANA, TARDE, JAMAS, SEMANA, JORNADA…
CONDE, VASALLO, ASAMBLEA, RAZA…
PALABRA, ORGULLO, FUERZA, COSA…
Recuerde todas las formas gramaticales idénticas en todas las lenguas romances y que difieren del latín: la ausencia de declinaciones, la carencia de género neutro, el pasado compuesto, el tratamiento de usted… Para ilustrar aún más la fuerte semejanza entre todas las lenguas romances, he tomado cuatro frases latinas al azar y las he traducido en cuatro lenguas romances. Juzgue por usted mismo la impresionante semejanza entre las frases romances y qué divergentes son del latín. Usted notará que el orden de las palabras de una frase (lo que los gramáticos denominan la sintaxis) es siempre la misma en todas las lenguas romances, y es siempre diferente de la sintaxis en latín. Comencemos por una frase muy simple. Latín Francés Español Italiano Rumano
Tu ¿Te Te Iti
Musicane
delectaris?
aimes gusta piace place
la la la
musique ? música ? musica ? muzica ?
En latín sólo se ve la forma interrogativa –NE como sufijo. No queda de ella la menor traza en las lenguas romances. En latín solo vemos la forma pasiva que utiliza una R final (DELECTO: atraer, DELECTOR: ser atraído). No queda la menor traza de eso en las lenguas romances. No hay artículos en latín. Los hay en todas las lenguas romances. Para estas cuatro frases romances, encontramos la misma sintaxis, incluso frases casi idénticas. Latín Francés Español Italiano Rumano
Quo Où ¿A dónde Dove Unde
eunt vont van vanno merg
equi les los i cei
quatuor ? quatre cuatro quattro patru
chevaux ? caballos ? cavalli ? cai ?
En este ejemplo, se ven claramente sintaxis completamente diferentes: el latín (caballos cuatro) corresponde a ‘los cuatro caballos’ en todas las lenguas romances. La palabra latina EQUUS (caballo) no existe en lengua romance alguna, en las que se utiliza la palabra CAVAL más o menos deformada. Nos queda la palabra QUATRE que parece tan cercana al latín. ¡Atención! La palabra termina en latín en “T-vocal”, mientras que en todas las lenguas romances termina en “T-R-vocal”. Latín Francés Español Italiano Rumano
Il
est Es E Este
plus más piu mai
Facilius facile fácil facile usor
in de de sa
mensa poser poner porre pui
ponitur le el il
En esta frase tenemos numerosas formas gramaticales propias del latín, inexistentes en las lenguas romances: sintaxis, verbo deponente, comparativo, ausencia de artículo, conjugación. A la inversa, observe cómo las frases en las lenguas romances son tan próximas entre sí tanto en el plano del vocabulario como en el de la sintaxis. Además, el latín FACILIUS es el comparativo de FACILIS y quiere decir “más fácil”. No existe ninguna lengua romance que, para formar un comparativo, agregue tal terminación al adjetivo. Las lenguas romances utilizan los adverbios PLUS/PIU o MAS/MAI. Latín Francés Español Italiano Rumano
Certus Je
sum suis
me sûr
Alicujus d’
rei avoir
oblitum oublié
Estoy Sono sunt
seguro sicuro sigur
de di ca
haber avere am
olvidado dimenticato uitat
esse quelque chose algo qualcosa ceva
En este último ejemplo, se encuentra el uso en latín de un verbo deponente, forma gramatical que no existe en las lenguas romances. Notamos igualmente que el verbo latino “ser” (esse) se traduce en todos los casos como “haber”. La traducción palabra por palabra de esta frase es la siguiente: «seguro estoy mi alguna cosa olvidado ser». Este ejemplo ilustra una vez más que el orden de las palabras en las frases latinas no tiene correspondencia en las lenguas romances, y que el orden de las palabras de las frases de las lenguas romances es siempre el mismo. Una fuerte similitud a pesar de las diversas influencias La fuerte similitud entre las lenguas romances no puede explicarse por una evolución idéntica del latín en todas las regiones del Imperio romano ya que cada una de las zonas geográficas romanas (la Dacia, la península ibérica, la Galia, etc.) tiene su propia historia lingüística. En cada ocasión, la nueva lengua aportada por los romanos fue adoptada por los hablantes de lenguas diversas, y transformada luego bajo la presión de los sucesivos invasores. En lo que se refiere a la Galia, por ejemplo, podemos imaginar que los galos cruzaron su lengua con la de los romanos para hacer
poculum verre vaso bichierre paharul
sur sobre sul pe
la la la
table mesa tavola masa
un galo-romano, sometido mas tarde a la influencia de los francos que hablaban la lengua “franca”. En Rumania, el escenario fue el mismo: los dacios adoptaron el habla de los romanos para crear un dacio-rumano el cual, a su vez, fue sometido a la influencia de los pueblos germánicos y eslavos durante el periodo de las invasiones. Las historias de las lenguas francesa y rumana son totalmente diferentes. Deberíamos, por tanto (si el francés y el rumano fuesen ambos surgidos del latín), encontrar transformaciones diferentes del latín. Por ejemplo, una lengua podría haber conservado el género neutro, la forma pasiva, un subconjunto de las declinaciones… Pero lo que hemos constatado, en los capítulos sobre el vocabulario y la gramática, es que el francés y el rumano abandonaron —supuestamente— las mismas palabras latinas y las mismas formas gramaticales, y adoptaron —también supuestamente— las mismas palabras no latinas y las mismas formas gramaticales no latinas. La única explicación posible que podemos dar a la semejanza entre las lenguas, a pesar de las influencias exteriores muy diferentes, es que los romanos aportaron una lengua romance y no el latín. Y esta lengua romance no puede ser otra que el italiano. De igual manera, la idea generalmente extendida según la cual el francés es diferente del latín a causa de las influencias lingüísticas sucesivas (el galo y el franco) no resiste el análisis. Si el francés y el rumano son diferentes del latín, no fue debido a la influencia de los galos y de los Francos, para el caso del primero, ni bajo la influencia de los dacios y de los invasores germánicos y eslavos en el caso del segundo, ya que no vemos por medio de qué milagro, pueblos tan diferentes, habrían podido realizar exactamente las mismas modificaciones.
Séptima prueba
El francés antiguo es un francés «italianizado»
Si el francés proviniera del latín por el proceso de evolución ocurrido a través de los siglos, el francés del siglo XI debería ser intermediario entre el latín y el francés del siglo XXI. Ahora bien, no es eso lo que encontramos. El francés antiguo difiere muy poco del francés de hoy. Si quitamos todas las palabras del francés antiguo que son diferentes de las del francés moderno y las comparamos al italiano y al latín, observamos que la regla general es que las palabras del francés antiguo no se parecen al latín y que son, casi todas, intermedias entre el francés y el italiano. El francés antiguo se encuentra entre el francés y el italiano El cuadro que se presenta a continuación da la traducción en francés moderno, en italiano y en latín, de palabras del francés antiguo extraídas de dos novelas antiguas: ENÉAS, de Salverda de Grave, y LE CONTE DE GRAAL, de Chrétien de Troyes, escritas hacia el año 1 200. Coloqué la columna de palabras en francés antiguo entre las columnas de francés moderno y de italiano para mostrar la continuidad fonética. Francés moderno AIDE BAIE CE/CET COUP COUR EPÉE ÉTRANGER FEMME HIVER JAMBE JE LA SIENNE LE
Francés antiguo AIUDE BAILLE CIST COP CORT ESPEE ESTRANGIER FENNE INVERN GAMBE JO LA SOUE LI
Italiano AIUTO BAIA QUESTO COLPO CORTE SPADA STRANIERO DONNA INVERNO GAMBA IO LA SUA IL
MAÎTRE MANTEAU MARTEAU MASSUE MEME NÉANT PEAU VÊTIR
MESTRE MANTEL MARTEL MASSE MESME NIANT PEL VESTIR
MAESTRO MANTELLO MARTELLO MAZZA MEDESIMO NIENTE PELLE VESTIRE
Latín AUXILIUM SINUS HIC ICTUS AULA GLADIUS EXTERNUS UXOR HIEME CRUS EGO SUUS / EJUS No existe artículo definido en latín. DOMINUS PALLIUM MALLEUS CLAVA IDEM NIHIL CUTIS INDUERE VESTEM
El articulo LI aparece claramente como intermedio entre el francés moderno LE y el italiano IL. El pronombre JO es intermedio entre JE e IO. La palabra ESPEE es intermedia entre EPEE y SPADA. Ocurre lo mismo con cada una de las palabras de esta tabla. El francés antiguo se aproxima fonéticamente al italiano, pero no al latín.
En el cuadro siguiente, coloqué las palabras del francés antiguo que son totalmente diferentes de las palabras del francés moderno. Se parecen al italiano, pero no se parecen en nada al latín. Francés moderno BEAU-FILS JETER MAINTENANT TROMPER
Francés antiguo FILATRE BOUTER ORES ENGEIGNER
Italiano FIGLIASTRO BUTTARE ORA INGANNARE
Latín GENER JACIO NUNC DELUDERE
Después de haber descubierto en el primer cuadro que algunas palabras del francés antiguo eran intermedias entre el italiano y el francés moderno por efecto de una transformación fonética continua, hemos descubierto en el cuadro siguiente que existen casos en los que palabras del francés antiguo son diferentes del francés moderno, pero semejantes al italiano y no al latín. Frente a las semejanzas evidentes de numerosas palabras italianas y francesas, los etimologistas han recurrido con frecuencia al Renacimiento y a la influencia cultural italiana de esta época. En este caso, estamos en 1 200, y los contactos entre el reino franco e Italia son, en este tiempo, extremadamente reducidos. Más bien, en el segundo cuadro tenemos la prueba de que la evolución de las lenguas conduce a veces a la desaparición de ciertas palabras. La falsa semejanza entre el francés antiguo y el latín Con frecuencia, los comentaristas de textos antiguos se refieren al latín para explicar por qué una palabra francesa antigua no se parece al francés moderno. De esta manera, BEAUCOUP se decía antiguamente MOULT. Esta palabra, comparada con el latín MULTUS, que se le parece bastante, es considerada, por tanto, de origen latino. Ahora bien, yo constato que las palabras del francés antiguo que se parecen a las palabras latinas también se parecen siempre a las palabras italianas. No he encontrado un solo caso en el que la palabra francesa se parezca al latín sin que se parezca igualmente al italiano. Le recuerdo, estimado lector, que la similitud entre las palabras italianas y las palabras latinas puede tener dos causas: o bien las palabras tienen el mismo origen indoeuropeo, o bien las palabras italianas han sido tomadas en préstamo del latín. Además, estas palabras del francés antiguo que se parecen al latín no nos fueron transmitidas directamente por la lengua latina sino que surgieron del italiano, del cual guardan la traza. Así, la palabra BON (bueno) se decía BUEN y se parece más al italiano BUONO que al latín BONUS; de igual manera, la palabra NÔTRE se decía NOSTRE y se parece más al italiano NOSTRO que al latín NOSTER. Francés ANGE ANNEAU AUTRE BEAUCOUP BON COLERE CUISINIER DANS FEMME NOBLE
Francés antiguo ANGELE ANNEL ALTRE MOULT BUEN IRE QUEU EN MULIE NOBIL
Italiano ANGELO ANELLO ALTRO MOLTO BUONO IRA COCUO IN MOLIE NOBILE
Latín ANGELUS ANNULUS ALTER MULTUS BONUS IRA COQUUS IN MULIER NOBILIS
NOTRE ROYAUME SE TOMBER
NOSTRE REGNE SI CADER
NOSTRO REGNO SI CADERE
NOSTER REGNUM SI CADERE
Pretender que el francés antiguo nos acerca al latín viene de la pereza intelectual o de la mala fe. No, el francés antiguo no se encuentra entre el francés moderno y el latín, sino que es intermedio entre el francés moderno y el italiano.
El supuesto sistema casual del francés antiguo El sistema casual del francés antiguo se presenta siempre como un estadio intermedio entre el latín clásico y el francés contemporáneo y, más aún, como una prueba de la transformación progresiva del latín en francés. Sylvie Bazin-Tacchella, profesora de la universidad de Nancy, retomando la tesis oficial en su libro «Initiation à l’ancien francais» (Ediciones Hachette, 2001), expone: «Los sustantivos se declinan en francés antiguo (…) Esta flexión es una herencia del sistema latino, muy simplificado. Mientras el latín presentaba seis casos, la lengua medieval no contaba sino con dos». Simplificado, en efecto, el sistema casual del francés antiguo, según la norma oficial, sería el siguiente: En todos los casos diferentes al nominativo, no hay diferencia con el francés contemporáneo. Para el caso del sujeto, el nominativo masculino se distingue colocando una “s” en el singular y ninguna desinencia en el plural. Mi comentario: 1. Se necesita mucha buena voluntad para ver un residuo de declinación latina en esa pequeña “s” que aparece cada cierto tiempo en los textos escritos en francés antiguo. Estamos hablando aquí de textos del siglo XIII, es decir, escritos apenas ocho siglos después del desplome del Imperio romano, cuando pensamos que el griego guardó todos los casos, excepto uno, y casi siempre idénticos, durante 25 siglos. El latín nos dejó únicamente una pequeña “s” como toda herencia de sus abundantes declinaciones. Los que sostienen la tesis oficial de un origen latino de las lenguas romances se contentan en verdad con muy pocas cosas. 2. Lo que llaman pomposamente sistema casual se resume de hecho a esto: las “declinaciones” del francés antiguo son estrictamente idénticas a las del francés contemporáneo con una sola diferencia, el nominativo, y bajo la condición de que sea masculino y que termine en consonante. Pero para asociarlo al latín, se presenta esta ligera marca del nominativo masculino bajo la forma de un sistema casual. 3. Para comprender el trasfondo de estas cosas vamos a analizar la declinación de los artículos definidos en francés antiguo:
Caso sujeto
Singular Plural
Masculino Femenino li la li les
Caso diferente al sujeto
Singular Plural
Masculino Femenino le la les les
Quiero recordar que las lenguas romances se separan en dos grupos en lo que se refiere al plural de los sustantivos: el grupo de las lenguas habladas en Francia, en España y en Portugal, y el grupo de las lenguas habladas en Italia y en Rumania. Las primeras construyen el plural con “s”, las segundas lo hacen con “i”, lo que me lleva a concluir que las lenguas romances tienen el mismo origen, el italiano antiguo, pero que al mismo tiempo podríamos considerar que existían dos variantes dialectales de este italiano antiguo. Constatamos que los artículos definidos del francés antiguo son idénticos a los del francés contemporáneo, con la única excepción del nominativo masculino. Parecería que el francés antiguo da testimonio de dos formas dialectales. Para el nominativo masculino, el francés antiguo podría haber adoptado la forma “ítalo-rumana”, y en todos los otros casos, la segunda forma. Tenemos claramente ante nosotros las dos formas romances conocidas. 4. Autocrítica: Mi proposición funciona para los artículos definidos pero no nos explica la presencia de una “s” en el singular del caso sujeto y su ausencia en el plural. ¿Se trata de un artificio ortográfico de los letrados? En cualquier hipótesis que se haga, ver en esta pequeña “s”, como es el caso de la señora Sylvie Bazin-Tacchella y sus colegas especialistas del francés antiguo, una “herencia” de la segunda declinación latina, es creer en la obra y gracia del Espíritu Santo. ¡Solicito a los universitarios de permanecer en el más estricto marco secular, y sobre todo solicito no inventar trazas del latín tan tiradas por los cabellos! 5. Por concentrarse en esta pequeña “s”, la señora Sylvie BazinTacchella ni siquiera percibe que el material sobre el que ella está trabajando, el francés antiguo, es esencialmente francés contemporáneo. He ahí una prueba viviente de la estabilidad de las lenguas. Este francés con ocho siglos de antigüedad nos ha transmitido su sintaxis, su gramática y 90% de su vocabulario, a pesar de todos los trastornos inconmensurables que Francia ha conocido durante estos ocho siglos. En el plano gramatical, el francés antiguo nos ha transmitido mucho más que esta pequeña “s” residual que nos habría transmitido el latín.
¡Qué falta de discernimiento, qué ofuscación en el dogma por parte de ciertos profesores universitarios! Si la señora BazinTacchella y sus colegas ven latín en esta “s”, es porque razonan al revés y parten del postulado de que el francés viene del latín. No, señora. Diga más bien que usted está haciendo la hipótesis de que esta “s” sería un residuo del latín, pero no presente esta “s” como una prueba del origen latino del francés. En conclusión: lo que se presenta como un sistema casual se resume a la diferenciación de los masculinos en el nominativo. Y más aún, la desinencia particular propia de este caso está limitada a únicamente a los sustantivos y los adjetivos que terminan en consonante. Los especialistas han creído ver en esta desinencia particular un residuo del sistema casual del latín. Le dejo a usted juzgar.
¿De dónde viene nuestra obcecación?
Siete puntos de vista diferentes han permitido demostrar que el francés no viene del latín. ¿Cómo es posible que tal evidencia no haya saltado a los ojos de los lingüistas? ¿Cómo es que nos repiten, generación tras generación, contra toda lógica, que las lenguas romances vienen del latín? ¿Por qué persiste esta obcecación? La responsabilidad de los lingüistas Han pasado los siglos, marcados por el desmantelamiento del Imperio romano, las invasiones «bárbaras», la inestabilidad económica y la instauración de un poder religioso. Tantos siglos durante los cuales, al pasar de la “PAX ROMANA” a los años de hambruna, de invasiones y de guerras civiles, la producción literaria casi se extinguió. La memoria colectiva no había olvidado que los romanos habían aportado, al colonizar Europa, su organización, su sistema de derecho, sus conocimientos y su lengua. Era admitido, por tanto, de manera natural que las lenguas romances provenían también del latín. No se necesitaba entonces la menor necesidad de un análisis científico. Más tarde, este prejuicio se transmitió de generación en generación. A partir del siglo XIX, los lingüistas cargaron con una responsabilidad muy importante en el oscurantismo lingüístico reinante en el ambiente. Algunos, como Louis Hjemsllev, Jean Perrot y Jozsef Herman, expresaron sus dudas pero nunca cuestionaron la tesis oficial. Otros, como Antoine Meillet, Alfred Ernout y André Martinet teorizaron sobre el origen latino del francés. Utilizando varias ramas de la lingüística, como la morfología y la fonética, dan un carácter culto a sus escritos, pero confunden con frecuencia “declaración perentoria” y “demostración”. Esquisse d’une histoire de la langue latine, el libro de Antoine Meillet, es el ejemplo del lirismo universitario totalmente anticientífico. Extraigo algunas de sus afirmaciones, dentro de las más significativas: “El prestigio de la civilización griega no bastó en ninguna parte para imponer el griego a las poblaciones que habitaban al interior de sus tierras”. ¿Dónde se ha visto jamás que el prestigio imponga lengua alguna? “A la larga, la lengua culta, atacada sin cesar, no puede sino sucumbir, al menos en el uso oral, aunque la lengua escrita cobre, cada vez más, el carácter de lengua muerta, y por la misma razón, actúa cada vez menos en el hablar cotidiano.” ¡Como si la lengua escrita pudiera tener alguna influencia sobre la lengua hablada! “El valor absoluto del latín disminuía, su valor relativo no hacía sino aumentar.” ¡Eso suena muy hueco, pero no es sino palabrería que no demuestra nada!
”Las innovaciones comunes resultan de la estructura del latín y del hecho de que un mecanismo delicado y complejo ha sido manejado por gente nueva de todo tipo”. He ahí la gran explicación: gente nueva de todo tipo, incapaces de hablar una lengua aristocrática, son responsables de la transformación del latín. ¿Y cómo? Meillet nos dice que “por un mecanismo, delicado y complejo”. Nos parece oír a los médicos de Molière. Meillet es incapaz de explicar cualquier cosa, y recurre también, según una de sus costumbres favoritas, a un giro oscuro que no aporta nada. ¡Y continúa! «El deponente es, en una lengua, el tipo de complicación inútil». ¡Fuera el deponente, es demasiado complicado para el pueblo de bajo nivel! «Al eliminar el neutro, el romance se deshizo de una categoría que ya no tenía significado alguno desde hacía tiempo». He ahí la explicación de cómo desapareció el género neutro de todas las lenguas romances. ¡No tenia significado alguno desde hacía tiempo! Los alemanes y los rusos, cuyas lenguas tienen los tres géneros (masculino, femenino, neutro) y sus declinaciones (seis casos en ruso, cuatro casos en alemán) serian, por tanto, menos rústicos que los pobres descendientes de los romanos que no supieron guardar la riqueza de la gramática latina. «El latín vulgar se convirtió en algo que los hombres más diversos y menos cultivados pudieran manejar, un instrumento cómodo, bueno de usar para todas las manos.» Usted se acuerda de esto: «gente de todo tipo». No, en verdad que nada de eso es serio. En ninguna parte se encuentra una rigurosa demostración. Toda la obra de Meillet está hecha de formulas literarias, de encantamientos y de declamaciones, con las cuales mezcla pseudo análisis gramaticales de varias lenguas. En ciertos casos, como el “osco” y el “umbrío”, se basa en lenguas que no se conocen sino de manera imperfecta a través de algunos textos. Es un fárrago increíble que engaña y que es demasiado enrevesado para dar pie a una comprobación rigurosa. Hemos pasado de Littré, el literato puro, a Meillet, el multilingüe barullero, sin avanzar ni un milímetro en el terreno científico. Antoine Meillet sabe, sin embargo, que las lenguas no evolucionan rápidamente. “La estructura del árabe es aun semejante a la de las lenguas semíticas de hace tres mil años.” Como podríamos objetarle que sería curioso que el latín es una excepción, se deshace del argumento al afirmar: “El turco de hoy es el turco de hace mil años, el esquematismo rígido de la lengua lo preservó del cambio.” Si el turco no ha cambiado en mil años se debe a la rigidez de la lengua. ¡He aquí otra vez una nueva ley lingüística! Habría, entonces, que distinguir entre las lenguas rígidas que se conservan, y las otras. Por más que le moleste a Meillet, todas las lenguas son rígidas. «El valor duradero de la lengua latina se debe a que ella es la expresión de un tipo de civilización rica y cuya influencia ha sido
decisiva.» Meillet tiene respuestas para todo, y con todo precisa que “el latín guardó estabilidad durante unos ochocientos años” Por tanto, el latín constituye una excepción por partida doble. No solamente, contrario a lo que ocurre en todas las lenguas, el latín pudo evolucionar fuertemente, sino que no lo hizo de manera continua, ya que permaneció estable durante ocho siglos. ¡Maravilloso! Yo me pregunto cómo esta jerga pudo ser la referencia de la lingüística francesa durante tantos años. ¿Cómo hemos podido aceptar esta retórica inconsistente? ¿Cómo es que nadie vio jamás todas las incoherencias de sus razonamientos? Hay quizá un respeto impecable de los doctos profesores y una gran incapacidad para cuestionar el dogma, propios de la universidad francesa. Para llegar a ser profesor, todo estudiante debe practicar la religión de sus predecesores, que consiste en la veneración de los antiguos y la adhesión al dogma. Sin ello, se expone a no recibir la unción. El parentesco indoeuropeo Es inadmisible que los lingüistas se equivoquen sin cesar. En cambio, es comprensible que se abuse del común de los mortales. El latín y las lenguas romances, como vimos, salen de un tronco común: el indoeuropeo. Entonces, existen necesariamente puntos en común entre el latín y las lenguas romances. Pero parentesco no quiere decir relación filial directa. El latín y las lenguas romances tienen varios puntos en común, pero de ellos no se puede concluir que la primera sea la lengua madre de las segundas. Antes de entusiasmarnos con las raras (sí, ¡dije raras!) semejanzas que existen entre el latín y las lenguas romances, hay que profundizar un poco el análisis. Tales semejanzas entre el latín y las lenguas romances, cuando hemos podido descubrir algunas, son las que existen entre dos lenguas que poseen un origen común. Menciono de nuevo que el alemán y el inglés son dos lenguas que se parecen entre ellas mucho más de lo que se parecen el latín y el francés y que, sin embargo, no son sino primos lejanos de la misma familia. La coexistencia de dos pueblos Latinos e italianos cohabitaron durante siglos y aun cuando el latín no se impuso como lengua vehicular, fue, en tanto que lengua del poder, la lengua de la administración y del derecho. Además, lengua de la cultura dominante, el latín fue utilizado para forjar el vocabulario de todos los dominios científicos, artísticos y religiosos. La presencia masiva de palabras latinas en el vocabulario de las lenguas romances, aunque limitado a ciertos dominios, da al observador poco perceptivo la impresión de una filiación. El fenómeno se encuentra bastante extendido por todo el mundo. Todos los pueblos que estuvieron en contacto o vivieron bajo la férula de un pueblo dominante absorbieron una parte importante del vocabulario de éste. El vasco cuenta con una fuerte proporción de palabras españolas. El inglés cuenta con miles de palabras de origen francés. El persa ha absorbido mucho del árabe. ¡Y el latín del griego! Imaginamos con facilidad que una
cohabitación de alrededor siete siglos (desde la conquista de Italia por los romanos hasta el desplome del Imperio romano) haya dejado numerosas trazas. Más aún cuando, después de este primer período, las lenguas romances van a conocer, durante algunos siglos todavía, una aportación continua de palabras latinas, por el doble canal de la Iglesia y de las universidades. Fueron miles de palabras latinas relativas a la religión, a las artes y a las ciencias que, una vez incorporada a las lenguas romances, refuerzan la impresión de un alto grado de parentesco entre éstas y el latín. Únicamente un análisis refinado del vocabulario de base permite revelar una lengua desprovista de aportes latinos. Si las lenguas romances tomaron prestadas muchas palabras del latín, no es inverosímil establecer la hipótesis de que el latín haya hecho lo mismo del romance, aun cuando, por reflejo aristocrático, la nobleza sentía repugnancia de utilizar palabras romances cuando hablaban latín. Petronio, en el Satiricón, hace decir a uno de sus personajes: “Pero los espíritus bien nacidos sienten horror de las palabras vacías […] En primer lugar, hay que cuidarse de todo eso que yo llamaría un lenguaje facilón, y escoger sus términos fuera del vocabulario de la plebe…” Uno constata la unilateralidad de los intercambios en todos los países bilingües, no multilingües como Suiza o Bélgica, sino bilingües por el hecho de la presencia de una lengua colonial. ¿Cuántas palabras pasaron del hindi al inglés en la India? Casi ninguna. ¿Cuántas palabras pasaron del árabe argelino al francés hablado en Argelia? Unas pocas. ¿Cuántas palabras uolof (la lengua mayoritaria del Senegal) pasaron al francés? Se las puede contar con los dedos de una mano. A la inversa, las lenguas dominadas tomaron empréstitos masivos de las lenguas coloniales. En el árabe dialectal marroquí, por ejemplo, “automóvil” se dice TOMOBIL (y no SAYARA), semana se dice SIMINA (y no USBUA) La ausencia de escritos en italiano antiguo Es verdad: no hay la menor traza escrita en italiano antiguo. ¿Es acaso ello una prueba de que el “italiano antiguo” no haya podido existir? ¿No existen hoy en todo el mundo decenas de casos similares en los que se utiliza una lengua para hablar y otra para escribir? Ya he mencionado el caso del Magreb y de Quebec. Menciono de nuevo, para insistir sobre este punto, que la lengua mayoritariamente hablada en los países magrebíes es el árabe dialectal: todo lo que se escribe en árabe, se hace en árabe clásico. Dentro de varios siglos, o milenios, los historiadores o arqueólogos no encontrarán la menor huella de escritos en árabe dialectal y, como en este caso la confusión es total al llamar dos lenguas árabes, designadas ambas de manera simplificada bajo el nombre común de “árabe”, concluirán quizá que la lengua hablada en el Magreb era el árabe clásico. El ejemplo quebequense es igualmente interesante. Los franceses llegados a Quebec vinieron con dos lenguas: una lengua hablada, el francés de las regiones del oeste de Francia, de Poitou a Normandía, que dio origen a una lengua franco-quebequense, y una lengua escrita, el francés académico, utilizada únicamente para los documentos, cualesquiera que éstos fuesen. Es por eso que, en la literatura quebequense, antigua o contemporánea, no se
encuentra una sola palabra, una sola expresión de la lengua hablada ya que, por convención, todo escrito se hacía en lengua francesa clásica. Los investigadores no podrán jamás reconstruir la lengua hablada en Quebec a partir de los escritos a su disposición. En las Antillas, se necesitaron cuatro siglos para que el criollo fuese reconocido como lengua y fuese objeto de las primeras publicaciones. Pero el francés sigue siendo la lengua casi exclusiva en la escritura. En China, los ideogramas permiten la comprensión reciproca, por medio de la escritura, de norte a sur del país, pero lo que se habla en las diferentes provincias chinas son lenguas diferentes. Dentro de algunos siglos o milenios, será imposible para los investigadores, basándose únicamente en los escritos, descubrir cuál era la situación lingüística de la China en el siglo XXI. La situación es idéntica en el África negra, en la que, con la excepción del suajili, las lenguas utilizadas por escrito son las lenguas que fueron traídas por los colonizadores europeos: inglés, francés y portugués, mientras que África cuenta con varios centenares de lenguas autóctonas. Nuestra tarea hubiese sido más simple si tuviésemos a nuestra disposición textos escritos en italiano antiguo, o descripciones precisas de la realidad lingüística de la Italia romana. Pero, ¿qué escritor indio anglófono se preocupa de precisar en qué lenguas hablan los héroes de sus novelas? Todos, aparentemente, hablan inglés. ¿Qué escritor africano francófono aporta alguna vez la menor precisión acerca de la lengua utilizada por sus personajes de ficción? Todos, aparentemente, hablan francés. La presencia de escritos no impide un mínimo de circunspección. La lengua escrita refleja raras veces la lengua hablada. Imagine que dentro de veinte siglos saquemos de las ruinas de nuestras bibliotecas las obras de Rabelais, Racine, Víctor Hugo, Baudelaire y Céline. ¿En qué conjeturas caerían los analistas para llegar a desenredar la lengua hablada en Francia desde el siglo XVI al siglo XX?
El enigma del «osco» El descubrimiento en todas las regiones que van desde Umbría hasta Lucánida, a grosso modo en un radio de unos doscientos kilómetros alrededor de Roma, de inscripciones en los monumentos y de placas de bronce en la que se utiliza más o menos la misma lengua, bautizada “osco”, que no tiene nada en común ni con el latín ni con el “italiano antiguo”, abre la posibilidad para suponer la existencia de una lengua antigua, hablada al inicio de la historia de Roma por todos los pueblos de la mitad sur de Italia. No sabemos casi nada de esta lengua, ya que los escritos que nos han llegado son muy fragmentarios y nos impiden definir con precisión la gramática y el vocabulario. De tan pocos restos a nuestra disposición simplemente podemos concluir acerca de la utilización, al escrito, de una lengua particular. ¿Cuál era la extensión de esta lengua? ¿En qué regiones precisas se hablaba? ¿Cuándo se convirtió en una lengua muerta? No sabemos nada.
Existen algunas alusiones a esta lengua en la literatura latina1. Pero, los que hablan de ella ¿la escucharon o sólo mencionan testimonios más antiguos? Esta lengua tiene la ventaja sobre el italiano antiguo» de haber dejado trazas escritas y eso arroja un poco mas de confusión en los espíritus, al punto de que ciertos investigadores piensan que esta lengua se encontraba muy extendida, y que era incluso comprendida por el pueblo de Roma en la época de César2. Mi demostración sobre el origen italiano de las lenguas romances hace del italiano la lengua de los romanos. Esta lengua sumergió a todas las otras lenguas de la península italiana y por tanto, al latín, al osco, al umbrío y al etrusco. El hecho de que hayamos encontrado inscripciones en lengua osca puede indicar simplemente la importancia cultural, incluso religiosa, de la lengua osca antes de que el latín se impusiera como lengua de la cultura, pero no le confiere el estatus de lengua vehicular de la Italia del sur de antes de la expansión romana.
1
Tito Livio, Historia romana. Libro 10: “Poco antes de amanecer, envía hombres que conocen la lengua osca…” 2 Cf. mis comentarios sobre la posición de Pierre de Klossowski en el capitulo «Primera prueba».
Los extraordinarios y sorprendentes descubrimientos que se derivan
Les recuerdo mis tres descubrimientos fundamentales: 1. Las lenguas romances no provienen del latín. 2. El latín dejó de ser una lengua hablada desde el siglo primero antes de Cristo. En esta época los romanos ya hablaban italiano. 3. Toda la etimología oficial de la lengua francesa es falsa. Y todo esto tiene consecuencias en cadena en numerosos terrenos: la investigación lingüística, la etimología, la historia, la enseñanza…
Dos bases de la investigación lingüística por reformular Primero que nada, habrá que cuestionar los dos axiomas fundamentales de la escuela francesa de lingüística que resumo de la siguiente forma: en primer lugar, “fuera de los escritos, no hay nada que buscar”; en segundo lugar, “la gramática comparada debe tener primacía sobre el estudio comparado de los vocabularios”. La mayoría de los lingüistas no ha entendido que los escritos no reflejan necesariamente la lengua hablada, que puede haber una distorsión enorme entre lengua escrita y lengua hablada, que una lengua puede estar muerta desde hace siglos y seguir siendo escrita. Frente a un texto antiguo encontrado en un lugar cualquiera, fechado por métodos científicos o por una investigación histórica, jamás se puede afirmar perentoriamente que fue escrito en la lengua hablada por el pueblo que habitaba ese lugar. Todo lo más que podemos decir es que el texto encontrado ilustra probablemente la lengua escrita que era utilizada en ese lugar, en esa fecha. Tampoco podemos fiarnos con certeza de las indicaciones provistas por los escritores y los historiadores antiguos. Pensemos en la imprecisión de los términos que describen en ocasiones lenguas muy diferentes. Les recuerdo que la palabra “alemán” puede designar tanto al “alemánico” como al “alto alemán”, que la palabra “árabe” puede designar el árabe dialectal o el árabe clásico, y que la palabra “chino” puede designar lenguas tan diferentes como el mandarín y el cantonés. El segundo pilar de la lingüística francesa es la “gramática comparada”. El descubrimiento, hace más de un siglo, de fuertes similitudes entre los sistemas morfológicos de las lenguas indoeuropeas, en otras palabras, en aras de la claridad, semejanzas sobre en las conjugaciones y las declinaciones, ha conducido a privilegiar la gramática comparada y a descuidar la comparación de los vocabularios. Tal decisión representa una amputación del terreno de la investigación que priva a los especialistas de auténticas fuentes de riqueza. He demostrado todo el interés que había en comparar los vocabularios para revelar lazos de parentesco, con la condición de referirse a los vocabularios de base, evitando con ello todo riesgo de confusión con los préstamos de otras lenguas. Hay que decretar en voz alta voz el interés por el estudio del “vocabulario comparado.”
El latín vulgar o bajo latín es una ficción Es muy sorprendente que, sobre el concepto comodín de «bajo latín» o «latín vulgar», utilizado para explicar la transición supuesta del latín clásico a las lenguas romances, nuestros investigadores sean tan discretos. Hay que confesar que tienen mucha dificultad para precisar sus ideas y prefieren permanecer en una imprecisión total, ¡y con razón! Jozsef Herman, uno de los latinistas más eruditos de fines del siglo XX, exponía sus dudas en el congreso internacional de lingüística y filología romances, en Aix-en-Provence, en 1985. “Es necesario recordar las discusiones interminables en que han caído eminentes lingüistas en relación al tema de la denominación con la cual conviene revestir el conjunto de rasgos lingüísticos que anuncian y marcan la reorientación de la lengua latina hacia las futuras estructuras romances […], si, para algunos autores, sobre todo en los manuales, se nos dice que el latín, unitario en sentido amplio, comienza a presentar diferencias territoriales hacia el siglo IV o el siglo V para separarse en lenguas distintas hacia el siglo VII, esto reposa mas en un compromiso de sentido común que sobre hechos de orden verdaderamente lingüístico.” Esta declaración es una confesión de impotencia. El gran especialista que es Jozsef Herman hace referencia a los manuales, y no a los estudios científicos, es decir, a la tradición escolar y universitaria que reproduce, desde hace siglos, la idea de que las lenguas romances provienen del latín. Esta tradición ha adquirido fuerza de ley. Sin embargo, él precisa que eso no reposa sobre “hechos de orden verdaderamente lingüístico”, pero “más en un compromiso de sentido común”. Esta afirmación desorientadora revela que la decisión llevada a cabo por los lingüistas es de callar la realidad lingüística (los hechos de orden lingüístico) para ajustarse al dogma. Para ello, preconizan, no que se fían de la ciencia, sino del “sentido común”, de “la fe” digamos, de una fe absoluta. La incoherencia de la tesis oficial es tan fuerte que deja lugar a todas las, por así llamarlas, pruebas, cada una peor fundamentada que la otra, y de allí la necesidad de un “compromiso” para poner término a un debate sin fin. A falta de poder encontrar en no importa qué “manual” una definición precisa de “bajo latín”, voy a intentar resumir para ustedes lo que es el bajo latín para los creadores de este concepto: el bajo latín (o latín vulgar) vendría a ser la lengua hablada por el pueblo romano. Esta lengua seria derivada del latín. Sería diferente del latín al punto de ser un estadio intermedio entre el latín clásico y las lenguas romances. En realidad, el concepto de bajo latín es una ficción pura y simple, inventada para ocultar la incomprensión total acerca del origen de las lenguas romances. Confirma la idea de que el pueblo podría deformar la lengua, la hermosa lengua, la lengua escrita, la lengua de la aristocracia. Aquí se enfrentan dos opiniones divergentes. Por un lado, Antoine Meillet y numerosos hombres de letras de todas las épocas que se apoyan sobre una pretendida cesura entre el latín clásico y el bajo latín para afirmar que lengua escrita y lengua hablada puede ser muy
diferentes. Por otro lado, lingüistas y escritores que hacen de lo oral el principio esencial de la lengua, y de lo escrito un accesorio que se adapta a lo oral, y no al revés. El análisis científico da la razón a los segundos. Antoine Meillet, con el tono profesoral al que es tan afecto, afirma: «En cierta medida, solamente se conservó el vocabulario de la aristocracia, y no nos queda casi nada de las palabras populares»1. Ya había adelantado, en su prefacio del diccionario etimologico de Bloch y Wartburg, esta idea de que el pueblo no es confiable: “el uso popular juega con las palabras.” 2 ¡El pueblo! ¡Siempre el pueblo! Es a causa del pueblo que las lenguas romances no se parezcan al latín porque el pueblo juega con las palabras y no utiliza las palabras de la aristocracia. Meillet y consortes se mofan bastante de la lógica científica, contentándose con darnos la perorata para que sigamos creyendo en el dogma. El pensamiento de Antonio Meillet se encuentra en las antípodas de la otra corriente de pensamiento. Ferdinand de Saussure exponía en su Cours de linguistique en 1915: “La lengua tiene una tradición oral independiente de la escritura fijada por otro lado, pero el prestigio de la forma escrita nos impide verla.” El lingüista Claude Hagège retoma esta afirmación: “La invención de la escritura […] no cuestionó el imperio de lo oral” 3. Jean-Jacques Rousseau, el gran filosofo francés del siglo XVIII, escribía ya en su Essai sur les origines des langues: “Las lenguas están hechas para ser habladas, la escritura sólo sirve de complemento a la palabra.” La incomprensión de Antoine Meillet de la relación entre lengua escrita y lengua hablada viene de su empecinamiento en ver en el latín la lengua madre de las lenguas romances. Las lenguas romances no vienen del latín, y el “bajo latín” fue inventado por aquellos que quieren crear un eslabón artificial. Ahora hay que dejar de hablar de “transformación del latín”. El latín no tuvo, por supuesto, el tiempo de transformarse porque está muerto desde hace más de 20 siglos. De la misma manera, no se puede hablar de desaparición de tal parte del vocabulario latino o de tal parte de la gramática latina. Nada desapareció. El latín permaneció intacto. El latín no fue transformado ni por el pueblo ni por el paso del tiempo. La ortografía francesa se encuentra artificialmente latinizada La ortografía del francés es una verdadera curiosidad. En lugar de apegarse lo más posible a los sonidos y producir una ortografía más depurada como la de todas las lenguas romances, los eruditos franceses se enfrascaron en un sistema de una rara complejidad. 1
Para representar el sonido [o], podremos escribir: O, AU, EAU Para el sonido [ø]: E, EU, OEU Para el sonido [ã]: AN, AM, EM, EN Para el sonido [ɛ]: IN, IM, AIN, EIN, UN
Introduction à l’étude comparative des langues indo-européennes, Hachette, 1937. PUF, 1932. 3 Cf. Hagège, L’homme de paroles, Fayard, 1985. 2
La explicación que se nos da es que la ortografía de una palabra nos informa sobre su origen. Eso sería cierto si los primeros redactores en lengua francesa no hubiesen tenido la infeliz idea de latinizar deliberadamente la ortografía. Tomemos como primer ejemplo la conjugación de los verbos del primer grupo. Remítase a la tabla comparativa que di en el capítulo sobre la gramática. ¿Qué observa? En la primera persona del plural del presente del indicativo aparece una “S” que no se oye. Escribimos NOUS AIMONS cuando en realidad pronunciamos NOUS AIMON. La “S” que fue añadida no tiene otra justificación que establecer un paralelo ficticio con el latín. En la tercera persona del plural aparece una T final que no se pronuncia: escribimos ILS AIMENT y deberíamos escribir ILS AIMEN, poniendo en evidencia una terminación en “EN” más cercana de las terminaciones romances: italiano AMANO, español AMAN. Esta T final es decididamente una latinización artificial. En los verbos del segundo grupo encontramos además un “T” final en la tercera persona del singular. Se escribe IL FINIT pero se escucha IL FINI. En ninguna de las lenguas romances aparece esta letra en la tercera persona del singular (cf. los cuadros del capítulo sobre la gramática). El cuadro siguiente recapitula, para la conjugación del verbo FINIR en el presente del indicativo, los añadidos ortográficos realizados a causa de la latinización excesiva:
I
L
N
O
U
I
L
S
S
F
I
N
I
T
F
I
N
I
S
S
O
N
S
F
I
N
I
S
S
E
N
T
Le propongo ahora que nos deshagamos de la latinización artificial escondida en la ortografía del francés. COMPTER (contar): Se pronuncia CONTER. Sin embargo, la N se ha convertido en M, y se ha intercalado una P. ¿Cuál es el milagro? Simplemente porque los primeros redactores en francés, orgullosamente hinchados de latín, estaban convencidos de que la palabra venia del término latino COMPUTARE, cuando en realidad viene del italiano CONTARE. En todas las lenguas romances se dice de la misma manera: español CONTAR, rumano CONTA. Los “tradicionalistas” nos dirán que estas palabras romances son todas una contracción del latín COMPUTARE y los mas deshonestos dirán que encontramos inclusive la huella en la ortografía francesa. En realidad, la palabra latina COM-PUTARE quiere decir “examinar juntos”, mientras que la palabra del italiano antiguo CONTAR es una de los numerosas derivaciones del radical indoeuropeo CT que dio también CITER (citar), CONTER (contar), CHANTER (cantar), É-COUTER (escuchar), RA-CONTER (contar una historia). COUR (corte real): Tenemos aquí, por el contrario, una palabra que debería escribirse COURT aunque no se pronuncie la T final (en francés
antiguo encontramos la ortografía COURT). De hecho, COUR viene del italiano antiguo CORTE (cf. español CORTE, rumano CURTE). La T final se encuentra por cierto en las palabras COURTISAN (cortesano, miembro de la corte), CORTÈGE (cortejo, la corte en desplazamiento), COURTOIS (cortés), ACCORTE (amable, complaciente). Pero si la T final ha desaparecido es porque se quiso aproximarla de la palabra latina CURIA (la curia romana). Es cierto que la T final ya no se pronuncia y que, por una vez, por casualidad, la ortografía esta en concordancia con la pronunciación. DOIGT (dedo): Se pronuncia DOI y escribimos DOIGT. ¿Por qué? La palabra DOIGT nos viene del italiano antiguo. Tratemos de reconstruir la palabra italiana original a partir de palabras análogas de las diferentes lenguas romances: italiano DITO, español DEDO, occitano DET. La palabra italiana antigua era entonces DIT o DET. De allí viene la T final que encontramos en la palabra DOIGTÉ. Pero, ¡diantre!, ¿de dónde viene la letra G si no es que se la copió del latín DIGITUS? ¡Habríamos podido escribir, como mucho, DOIT para ser fieles a la fonética y a la historia de la palabra! ET (y): Se pronuncia E y se escribe ET para acercarse al latín ET. La comparación con las otras lenguas romances nos confirma que la T es un añadido, sin ninguna otra razón de ser que la de latinizar la palabra (italiano E / ED, español Y/E, rumano SI). EXCUSE (excusa): Podemos pronunciar esta palabra de dos maneras, pronunciando la X como [CS] o bien como [S]. La primera forma es rara; la segunda se encuentra más extendida. Se hablará entonces de corrupción del lenguaje. Mi convicción es que el prefijo EX es propiamente latino y fue escogido por ese motivo. A la inversa, la S inicial es propiamente italiana. En casi todas las lenguas romances prevalece la S: italiano SCUZI, rumano SCUZA. Deberíamos escribir ESCUSE y no EXCUSE. SIX (seis): Se pronuncia SIS y se escribe como el latín SEX. La palabra italiana antigua puede reconstruirse a partir de las lenguas romances: francés SIX, italiano SEI, español SEIS, rumano SASE. Encontramos la palabra SEIS o SIS, y constatamos que la X final que aparece en la ortografía de la palabra francesa es un añadido de carácter latino. POIDS (peso): Reconstruyamos la palabra italiana antigua: italiano PESO, español PESO, occitano: PES; la palabra italiana antigua debería ser PESO, lo que nos permitiría explicar la S final que encontramos por cierto en el verbo PESER. Pero, ¿cómo explicar la presencia de la D si no es porque fue introducida por analogía con la palabra latina PONDUS que se supone debe haber engendrado la palabra POIDS. SEPT (siete): Se pronuncia SET y se escribe SEPT (latín SEPTEM). Ahora bien, esta palabra es SETTE en italiano y SIETE en español. Es cierto, la P añadida hace pensar en algunas formas indoeuropeas (cf. griego HEPTA); la misma doble T italiana viene con frecuencia de las letras PT o BT. Pero en esta ocasión, la presencia de la P se debe a la voluntad de los antiguos transcriptores de latinizar la ortografía.
He aquí algunos ejemplos que vuelven a poner las cosas en su sitio. Sí, la ortografía de la palabra DOIGT recuerda al latín DIGITUS; sí, la ortografía de la palabra SIX recuerda al latín SEX… pero la pronunciación nunca está en concordancia con la ortografía. DOIGT se pronuncia DOI, SIX se pronuncia SIS. A la inversa, la pronunciación está siempre en concordancia con las palabras correspondientes en las otras lenguas romances. Decir que la lengua francesa lleva en su ortografía las huellas del origen latino de su vocabulario es una falsedad: la ortografía contiene las huellas de una latinización abusiva y deliberada. El francés es una lengua muy poco germánica y muy poco celta La idea según la cual la lengua francesa comprende numerosas palabras de origen germánico y celta reposa sobre el desconocimiento del origen italiano de las lenguas romances. Los etimologistas franceses, al descubrir que numerosas palabras no poseían ostensiblemente origen latino a pesar de todos sus esfuerzos, establecieron la hipótesis de que habían sido “necesariamente” aportadas por los invasores germánicos, principalmente los francos, o que pertenecían a los viejos fundamentos del vocabulario galo. Pero, en la mayoría de los casos, una filiación directa a partir del italiano explica mucho mejor el origen de las palabras que un supuesto origen franco o galo. En su libro L’aventure des langues en Occident, Henriette Walter da una lista de las palabras francesas que podrían considerarse de origen germánico bajo el titulo “Palabras germánicas a granel”. Pasemos por la criba algunas de estas palabras colocando en paralelo la traducción en italiano y el supuesto origen germánico tal como se indica en los principales diccionarios: Francés BOUÉE BRÈCHE ESPION FOURRAGE GUERRE JARDIN LUCARNE MARCHER
Italiano BOA BRECCIA SPIONE FORRAGIO GUERRA GIARDINO LUCERNARIO MARCIARE
Etimología oficial Alto alemán BAUKN Alto alemán BRECHA Alto alemán °SPEHA Franco (reconstruido) °FODAR Germánico °WERRA Franco (reconstruido) °GART Franco (reconstruido) °LUKINNA Franco (reconstruido) °MARKON
¿Qué constatamos? —Que las palabras italianas son, en general, muy cercanas a las palabras francesas. De ello deduzco que sería más lógico, más simple y mas conforme a las leyes de la naturaleza, que las palabras francesas provengan del italiano antiguo, y que el italiano haya adoptado palabras francesas, aportadas éstas por los francos. ¿Por qué vías podrían los italianos haber adoptado las mismas palabras germánicas y sobre todo haberlas transformado de la misma manera? —Cuando las palabras francesas se parecen a palabras germánicas eso se explica por el hecho de que todas esas palabras tienen el mismo
origen indoeuropeo y que, por lo tanto, no hay nada sorprendente en que se parezcan a sus primas «germanas». El vocabulario francés cuenta con muy poco vocabulario germánico y celta. Es fundamental y casi exclusivamente italiano. En otras palabras, la lengua del invasor romano, el italiano antiguo, mermó prácticamente el sustrato galo, y, más tarde, los francos adoptaron el francés sin dejar su propia impronta en el vocabulario de la lengua. Cuando los francos se instalaron en Francia en el siglo V, tomaron el poder pero no impusieron su lengua ni tuvieron influencia en la lengua francesa porque eran minoría numéricamente hablando, y también porque ya existía una lengua vehicular en todo el conjunto del territorio desde hacía cinco siglos. Fue debido a que consideraban a priori que el francés era una mezcla de diferentes aportes que nuestros primeros etimologistas pensaron haber descubierto trazas de las hablas germánica y celta. Históricamente, existe otro ejemplo en el que la lengua no fue afectada por los invasores: el franco-normando. Cuando los normandos se instalan en Normandía en el año 900, llegan con una lengua germánica en un país de lengua francesa. Muy poco tiempo después, cuando los normandos invaden Inglaterra (luego de la batalla de Hastings de 1066) —menos de dos siglos después de haberse instalado en Normandía— es el habla franco-normanda la que llevan a ese país, el cual es prácticamente francés. Únicamente la toponimia ha guardado algunas trazas del pasado propiamente normando (Le Havre, Honfleur, Barfleur). Los normandos adoptaron la lengua francesa en su totalidad. No se produjo ninguna mezcla . La historia nos da ejemplo, no de mezclas de vocabularios, sino de integración de un vocabulario nuevo y complementario. El inglés cuenta con un vocabulario de origen francés de considerable importancia, transmitido por los normandos, lo mismo que el italiano antiguo contenía numerosas palabras latinas, y lo mismo que el latín incorporó numerosas palabras griegas. En cada caso se trata de aportes ligados a una cultura dominante. El pueblo dominado adopta un vocabulario más elaborado, que proviene de una civilización más desarrollada. Los griegos eran más “desarrollados” que los latinos, que eran a su vez mas desarrollados que los italianos. Los franconormandos, dotados de una cultura impregnada de más de mil años de civilización greco-romana, llevan con ellos un vocabulario original que no tiene equivalente en el inglés de la época. Quizá algunos se entristecerán al constatar que el francés no posee sino ínfimas trazas de las lenguas de sus ancestros galos y germánicos. Pero hay que rendirse frente a la evidencia: el francés viene casi exclusivamente del italiano antiguo. Nuestros primos lejanos: los latinos No solamente la lengua latina no es la lengua madre de las lenguas romances, sino más aún: es solamente una parienta lejana. Cuando tenemos en cuenta la extraordinaria continuidad de las lenguas a través
de los siglos, como lo subrayé en el caso del griego, el árabe, el francés, el italiano y el latín mismo, todo nos deja pensar que se habrían necesitado muchos siglos para que el indoeuropeo engendrase dos lenguas tan diferentes como el latín y el italiano antiguo. Cuando veo lo poco que ha variado el griego micénico hasta el griego moderno, a pesar de los treinta y cinco siglos de distancia, yo estaría inclinado a pensar que el indoeuropeo, la lengua madre del latín y del italiano antiguo, debió necesitar al menos 20 000 años para divergir en dos lenguas tan diferentes, para producir sintaxis, vocabulario y gramáticas tan distintas. De ello que resulta que el origen de los indoeuropeos debe retrasarse en la misma cantidad de tiempo, y no apoyo la tesis de una explosión de la familia indoeuropea unos 6 500 años antes de Cristo como se admite generalmente. Hay que hacer retroceder la explosión de las familias indoeuropeas hacia el 20 000 antes de nuestra era. Admitir que el latín no es la lengua madre de las lenguas romances tiene repercusiones considerables sobre nuestro análisis de los indoeuropeos. Decididamente, el descubrimiento del origen de las lenguas romances tiene innumerables consecuencias en cadena. Los franceses y la lengua italiana Nuestra mirada sobre la lengua italiana cambia completamente luego de esta demostración. Siempre hemos tenido una cierta simpatía por esta lengua cantarina, melodiosa, soleada y feliz. Pero descubrimos que el lazo de parentesco entre el francés y el italiano es más fuerte de lo que imaginábamos. El italiano y el francés sí son miembros de una misma familia, pero el italiano es la lengua madre del francés. El italiano nos dice precisamente cuál es el pasado de nuestra lengua. Nos habla igualmente de nuestro pasado. Recuerde usted que, en el estudio del vocabulario, hemos develado numerosas diferencias fundamentales entre el latín y las lenguas romances que nos revelan una organización social propia de los italianos, una vida cultural y espiritual distinta de la de los latinos. En particular, resalté que el calendario italiano no tenía nada en común con el calendario latino, que los italianos colocaban a sus muertos en “tumbas” mientras que los latinos lo hacían en “sepulturas”, que los latinos tenían cónsules, senadores y pretores, mientras que los italianos tenían reyes, condes y vasallos; que los latinos llevaban togas y palios, mientras que los italianos llevaban pantalones, camisas y mantos. Debemos mirar al italiano con nuevos ojos, y, por supuesto, es una lengua que debemos estudiar menos superficialmente de lo que lo hacemos hoy en día. ¿«Italiano antiguo» o romano? He bautizado la lengua hablada por los romanos «italiano antiguo», por analogía con el griego. En griego se distingue entre el griego moderno, hablado hoy, y el griego antiguo, hablado en la Antigüedad.
Al hablar de “italiano antiguo”, ilustro la continuidad con el italiano contemporáneo. Con seguridad, los romanos llamaban a su propia lengua hablada como el «romano». En Rumania la lengua hablada es el ROMÂN. Curioso, ¿no? No olvide que Rumania se desprendió del Imperio romano en el año 270. Los habitantes de ese país no utilizan la palabra “latín” para hablar de su lengua, sino la palabra “romano”. Que se designen a sí mismos como “romanos” es algo de lo más normal, pero que al hablar de su lengua no hagan la menor referencia al latín eso sí que es sorprendente. En Suiza, una de las lenguas romances que se utilizan se llama «romanche». Como en Rumania, podríamos admitir que un pueblo haya guardado las huellas de su origen romano, pero ¿por qué su lengua se llama “romanche” y no “latina”? Para concluir, el concilio de Tours en 813 hace referencia explícita a la «lengua romana rustica», que pide que se utilice de preferencia al latín por ser una lengua comprendida por todos. Ya he señalado el hecho de que se haya utilizado un singular, y quiero enfatizar aquí una vez más el hecho de que no se trata de “lengua latina rustica” sino de “lengua romana rustica”. Considero que este término de «lengua romana » nos lleva nuevamente, de manera explícita, a una lengua hablada «por todos», en toda la extensión del antiguo Imperio romano. Añada a eso que si las lenguas no se transforman sino muy lentamente, esta lengua romana no apareció de manera milagrosa en el año 813. Necesariamente se hablaba desde hacía muchos siglos. La lengua romana se transformara con los siglos en las diferentes lenguas romances. La apelación “lenguas latinas” para designar las lenguas romances es reciente, producto de lingüistas contemporáneos. La palabra ROMÂN para designar la lengua hablado por los rumanos, la palabra ROMANCHE para designar la lengua hablado por un pueblo montañés en Suiza, la expresión “lengua romana rustica” para designar las lenguas habladas por el pueblo en 813 no son puras coincidencias. Son las huellas de la denominación de la lengua hablada por los romanos: el romano. Se me objetará que los alemanes hablan alemán, que los ingleses hablan inglés, que los polacos hablan polaco… prueba de que cada pueblo tiene el mismo nombre para designar su raza y su lengua. Pues no. Mirando más de cerca, notamos que los argelinos hablan árabe y no argelino, los austriacos hablan alemán y no austriaco, y los suizos no hablan suizo. Los romanos no sentían vergüenza de decir que hablan latín: sabían simplemente que ellos hablaban “romano”, no latín. De esta reflexión sacamos dos conclusiones:
—en primer lugar, es erróneo hablar de lenguas latinas, como a veces se oye, en lugar de hablar de lenguas romances; —en segundo lugar, que tenemos dos posibilidades para designar la lengua hablada por los romanos: «italiano antiguo» y romano. La primera da cuenta de la filiación con el italiano contemporáneo, la segunda es ciertamente la denominación original pero el uso actual de la palabra «romano» se presta a confusión. Se necesitará tiempo para que el “italiano antiguo” y el “romano” sean considerados algún día como sinónimos.
Conclusión
No podemos enseñarle nada a los demás, solamente podemos ayudarlos a descubrirlo por ellos mismos. Galileo Galilei
Estimado lector que has seguido mi demostracion hasta este punto: has realizado un descubrimiento sorprendente, que los romanos no hablaban latin sino italiano. Los lingüistas han olfateado, y con razón, la existencia de una lengua hablada diferente al latin, pero en lugar de llevar el análisis hasta sus ultimas conclusiones, han preferido declarar que la lengua hablada no era sino un latin deformado bautizándolo como “bajo latin” o “latin vulgar”. No han pensado que, en efecto, no existía ninguna relación entre lengua hablada y lengua escrita. No han imaginado que los romanos eran bilingües, que utilizaban el italiano para hablar y el latin para escribir. No han entendido que el latin fue, en primer lugar, una lengua viva que después se utilizo solamente para escribir. Han sacralizado el latin clásico para hacer de él una lengua aristocratica que el pueblo habría sido incapaz de manejar. No existe latín clasico, ni bajo latín: no hay sino un solo y único latín No hay dos latines, un latín «clásico» utilizado por los eruditos de un lado, y un “bajo latín” utilizado por la plebe, del otro. Existe simplemente “el latín”. Cuando la lengua latina se convirtió en lengua muerta fue reservada para uso escrito. Solo la utilizaban los letrados, lo mismo que la nobleza romana, apegada a sus orígenes latinos, se las ingenió para perpetuar su uso. Frente al italiano antiguo que tenía, al menos, dos formas dialectales, como lo he demostrado, y que no contaba con una expresión escrita unificada, el latín, única lengua enseñada en todas las escuelas romanas, era el medio de comunicación adaptado a un inmenso imperio. El latín no se transformó en ningun momento, y con razón. Lo que ocurrió fue exactamente todo lo contrario. El latín se congeló, 3
se petrificó. No sufrió ninguna alteración después de su fallecimiento, hacia el fin de la era pre-cristiana. Ya nunca más fue alterado, ni fonética ni semánticamente. El italiano antiguo conocio otro destino. Se transformó, como toda lengua viva, pero lentamente, al punto de que por medio de un singular se la designa, todavía en 813 de nuestra era, como “lengua romana rustica”. Hasta el hundimiento del Imperio romano, hacia el 400 D.C., la circulación de bienes y personas era tan intensa que debió favorecer una homogeneización de este italiano antiguo, aún cuando —los diferentes sustratos habían dejado ya sus trazas— sólo fuese en la pronunciación. Luego de la división del Imperio romano, la fragmentación del territorio provocó una dialectalización del italiano antiguo, reforzado por la llegada de los nuevos pueblos. Pareciera, cuando se analiza, que hemos sobreestimado en demasía los aportes lingüísticos de los invasores. Lo que con frecuencia se presenta como palabras de origen germánico, por ejemplo, son con frecuencia palabras del “italiano antiguo”. Fue en la Edad Media que se aceleró la diversificación lingüística en todo el espacio romano, hasta que se impusieron progresivamente algunas lenguas nacionales ligadas a poderes fuertes. Pero en Italia, la transformación del italiano antiguo en cada región continuarà todavía por un largo tiempo debido a una unificación tardía de la nación italiana, creando un mosaico de dialectos, aún vivos en nuestros días. El origen italiano de las lenguas romances aclara todas nuestras interrogantes La hipotesis de que la lengua madre de todas las lenguas romances es el italiano da respuesta a todas nuestras interrogantes. ¿Por qué ciertos lingüistas, que tratan de recostruir el latín hablado se sorprenden al descubrir una lengua muy diferente del latin? Porque la lengua que reconstruyen es simple y llanamente el italiano, y porque buscan en vano el origen latino. ¿Por qué todas las lenguas romances se parecen más al italiano que al latín? Porque lo que los romanos llevaron por todas partes fue el italiano. ¿Por qué el latín es tan diferente de las lenguas romances, tanto en el vocabulario como en la gramatica? Porque las lenguas romances no vienen del latín. 4
¿Cómo es posible que las lenguas romances, que deberían haber sido influenciadas por invasores tan disímiles como los francos, los visigodos, los vándalos, los eslavos, etc. continuaran pareciéndose tanto? Porque todas ellas fueron siempre una variante del italiano y porque los invasores, como pueblos primitivos, las modificaron muy poco. ¿Por qué la literatura latina decae a partir del siglo II D.C., cuando el Imperio romano era todavía muy próspero? Porque el latín ya se había convertido en lengua muerta desde el siglo I A.C. ¿Por qué el teatro latino desaparece en el siglo I A.C.? Porque la mayoría de los romanos ya no entiende el latin. ¿Por qué la lengua latina parece estática a partir del siglo II D.C. y por qué no vemos por todas partes otra cosa que pálidas copias de Virgilio y Cicerón? Porque el latín es una lengua muerta. ¿Por qué, si todas las lenguas antiguas como el griego, el árabe y el hebreo no parecen evolucionar sino muy lentamente en el transcurso de largos siglos, el latín sería una excepción y se habría transformado totalmente en apenas algunos siglos transformando completamente su vocabulario y su gramática? Porque el latín nunca se transformó en las lenguas romances. Pero, además, ¿por qué la lengua griega cobró tanta importancia en Roma? ¿Por qué se recurría a la mímica? ¿Por qué tantos autores clásicos protestan contra el abandono del latín? La respuesta es siempre la misma. La decadencia del latín y el origen italiano de las lenguas romances da respuesta a todas nuestras interrogantes pasadas. Razones objetivas explican nuestros yerros Puede entenderse que una evidencia como ésta no haya saltado a la vista. El latín y el italiano antiguo tienen lazos de parentesco. Ambas lenguas salieron de la familia indoeuropea y tienen, por tanto, algunos puntos en común. Añadamos a ello que el latin era la lengua de la erudición. Los romanos, y los diferentes pueblos romances después, se alimentaron sin limitaciones del vocabulario latino para enriquecer el suyo. Los préstamos del latin duraron más de 20 siglos, aportando colores latinos a todo texto literario contemporáneo. La última razon objetiva de nuestra obcecacion reside en la ausencia de textos escritos en ese «italiano antiguo» y la carencia de referencias explicitas a esta lengua en los textos latinos. 5
Ademas, no era considerado aberrante pensar que los romanos, y los pueblos colonizados por ellos, hablaban y escribían una sola y única lengua hasta la caída del Imperio romano, y que las grandes invasiones no solamente habían desestructurado el Imperio romano sino que también habían transformado el latin en las diferentes lenguas romances. Otras razones subjetivas que nos extraviaron aún más La creencia en el origen latino de las lenguas romances se convirti con el tiempo en un dogma. Y, con la fuerza de este dogma, los letrados impusieron la idea de que la esencia de nuestro vocabulario provenía del latín. Puse en evidencia los procedimientos más vulgares, más expeditos y más ingeniosos, de la etimología oficial. Esta etimología del francés, fabricada de la manera más irracional, se convirtió en la referencia, y alimenta hacia atrás el dogma de origen latino del vocabulario de las lenguas romances. Para explicar el origen latino de nuestra gramática, la partida parecia mas dificil. Pero nuestra escasa curiosidad nos ha permitido creer en el milagro de una transformación total por iniciativa de un pueblo inculto para el cual el latín era demasiado complicado. Algunos hombres de gran renombre han aportado su aval, y nos hemos quedado allí. Después, los investigadores se aventuraron en otros dominios con el objetivo de apoyar la tesis oficial. Especialistas en fonética “demostraron” la continuidad latin-lenguas romances. Otros encontraron trazas del latin en los textos del juramento de Estrasburgo. Finalment, otros más se apoyaron en la latinización de la ortografía del francés para encontrar razones suplementarias para creer en el origen latino de las lenguas romances. Amigo lector: reconozcamos que tenemos circunstancias atenuantes. Todas las escuelas, todas las universidades, todos los hombres de letras recitan el dogma y lo enseñan de la misma manera en que lo aprendieron, apoyándose los unos en los otros, y esto ocurre en toda la Europa romana… ¡y aún así! Eliminemos para siempre el concepto de «bajo latín» Frente a una supuesta transformación total de la lengua latina, la lingüística oficial tiene una respuesta, con todo el aspecto de una salida escapatoria: el “bajo latín” o “latín vulgar”. Pues bien, yo 6
pido que dejemos de mantener la imprecisión en relación a este concepto. Pido que se describa con precisión lo que es exactamente el bajo latín, que se explique cuándo se formó, cuál es su vocabulario y cuál es su gramática. Yo pido a los que apoyan la tesis oficial que expliquen:
La aparición, en todas las lenguas romances, de la misma sintaxis. La desaparición, en todas las lenguas romances, de las mismas palabras latinas. La aparición, en todas las lenguas romances, de las mismas palabras no latinas. La desaparición de todas las declinaciones en todas las lenguas romances. La desaparición del género neutro en todas las lenguas romances. La desaparición de la voz pasiva, de los verbos deponentes, de los adjetivos verbales, del supino, del imperativo futuro, del infinitivo futuro… en todas las lenguas romances. La aparición, en todas las lenguas romances, de los mismos artículos definidos, de los mismos artículos indefinidos, de los mismos plurales, del mismo futuro, del mismo presente perfecto, del mismo tratamiento de usted, de los mismos adverbios.
Esta investigacion conducirá necesariamente al descubrimiento del «italiano antiguo». Es de una profunda deshonestidad intelectual el bautizar esta lengua antigua con el nombre de “latín vulgar”, dejando suponer que la lengua hablada por los romanos tenía una supuesta relación con el latin, cuando lo cierto es que no hay ninguna. Formulo la hipótesis de que la desaparición del latin no se debió a la fantástica expansión del territorio romano el cual, al englobar nuevos pueblos, habría conducido a hacer del latin una lengua minoritaria. Con seguridad, es el enorme crecimiento de la ciudad de Roma, en la cual confluyeron los pueblos vecinos durante siglos, que hablaban ya italiano, lo que hizo de los primeros romanos de lengua latina una comunidad superada numérica y lingüísticamente. 7
Las consecuencias sobre la enseñanza son considerables Imagine el terremoto que va a provocar en la enseñanza el descubrimiento del origen italiano de las lenguas romances. Todos los maestros de francés tendrán que volver a sus fundamentos y, para comenzar, tendrán que deshacerse de algunas ideas preconcebidas, fuertemente grabadas, que provienen de nuestros errores pasados. En ningun pueblo existe, por un lado, una plebe que habla mal, y del otro, una élite que “sabe” hablar correctamente. A la larga, es siempre el pueblo, es decir, la mayoría, el que impone su lengua. Dante escribió en la lengua del pueblo, con una lengua tan bella como la que utilizò, lo mismo que Montaigne, Shakespeare, Lutero, Cervantes… Las lenguas sólo se modifican muy lentamente. Creer que el francés o el español van a evolucionar porque los jóvenes se comunican de manera particular por SMS o porque emplean algunas expresiones de moda o porque en los suburbios capitalinos se habla una jerga bastante vivaz, es no ver la realidad de la situación de nuestras naciones. Lo que vivimos de manera acelerada en Francia desde hace un siglo es una fantástica homogeneización de la lengua sobre el conjunto del territorio gracias a la mezcla de las distintas poblaciones y la influencia de los medios audiovisuales nacionales. Con el pasar del tiempo, el campesino de la Francia profunda habla cada vez más de la misma manera que el gerente que trabaja en Paris, y viceversa. Y la invasión del inglés en la lengua francesa, denunciada en tantas ocasiones, ha fracasado. Hay que reformular radicalmente la historia de la lengua francesa La historia de la lengua francesa, tal como se la enseña, es totalmente falsa. A continuación describo la que habría que enseñar con toda lógica. En los tiempos antiguos, la Galia estaba poblada probablemente por tribus celtas, básicamente, con la excepción de una gran parte del suroeste de Francia que seguramente era vasca, como podemos verlo en la palabra “gascogne” que suena “bascogne”, y con la excepción de la costa mediterránea que estaba sometida a influencia griega. 8
Luego llegaron los romanos en dos olas sucesivas. La primera tocó una vasta región denominada Narbonnais, que corresponde casi con exactitud a las regiones de Provence y LanguedocRoussillon, que se convertirá en el crisol de la lengua occitana. La segunda ola, hacia el 50 A.C., llevó a los romanos a conquistar toda la Galia. Los soldados y colonos romanos hablaban italiano, y el italiano se impuso poco a poco en toda la región. Los galos se romanizaron, adoptaron la lengua italiana, dejándole ciertas particularidades raras de las cuales las más notables son la pronunciación de la letra “u”, idéntica en todas las lenguas romances, contrariamente al francés, y la nasalización de los digramas AN, EN, IN, ON y UN En lo que respecta al vocabulario y la gramática, el estudio del francés antiguo nos muestra que la transformación del italiano en francés fue progresiva. He puesto en evidencia que el vocabulario francés antiguo es todavía muy próximo del italiano. Hemos creído ver en el vocabulario francés importantes aportes germanicos, calificados de francos o de neerlandeses. Estas afirmaciones no tienen ningún fundamento y se caen por sí mismas cuando consideramos la hipótesis de un origen italiano de las lenguas romances. En verdad, no hay que tener miedo del ridículo para afirmar, como lo hace la etimología oficial, que los neerlandeses aportaron a la lengua francesa alrededor de 1 500 palabras. Cuando se les presiona un poco, los etimologistas oficiales afirman que los neerlandeses eran excelentes marinos, y que estas nuevas palabras nos llegaron a través de los puertos. ¡Que se resignen los marinos ingleses, españoles, portugueses e italianos! Los marinos neerlandeses, ciertamente, eran más parlanchines que ellos, y su lengua seguramente era tan accesible a los mercaderes franceses con los cuales comerciaban que éstos abandonaron de nuevo la lingua franca para meterse con el neerlandés. No, eso no se tiene en pie. Nuestra lengua no tiene 1 500 palabras de origen neerlandés, sino a lo más un puñado de ellas.
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Por más que disgute a los etimologistas oficiales (que solamente ven dos fuentes como origen de nuestro vocabulario, el latín o los préstamos a partir de un idioma extranjero), una lengua evoluciona por un método de una gran simplicidad y de una gran eficacia (método utilizado incluso por los neerlandeses cuyos puertos no fueron invadidos por los franceses): la autoproducción. El pueblo francés es tan creativo, lingüísticamente hablando, como todos los otros pueblos de nuestro planeta. He ahi, resumida a grandes rasgos, la historia de nuestra lengua, en las antipodas de la historia oficial. Hay que reescribir todos los diccionarios Es necesario ir hasta las últimas consecuencias del descubrimiento del origen italiano de las lenguas romances. Hay que admitir ahora que todas las etimologías, basadas en un origen latino del vocabulario francés, son falsas, con la excepción, naturalmente, de aquellas que son préstamos evidentes del latin. Por tanto, es necesario corregir todos nuestros diccionarios. Por ejemplo, he mostrado que la palabra TRABAJO no viene del latin TRIPALIUM. Pero, aún cuando esta etimología sea groseramente falsa, es conocida por miles de personas, como lo son casi todas las etimologías de las palabras de uso corriente. La palabra TRIPALIUM es ahora más que una etimología, es un código. Más aún, el código se ha convertido en un rito. Toda persona que pronuncia un discurso o realiza un comentario sobre el trabajo comienza indefectiblemente por una referencia a la etimología oficial. “Como todos sabemos, la palabra TRABAJO viene de una palabra latina que significa instrumento de tortura” o bien: “Es bien conocido que originalmente el trabajo era una tortura”. La etimología oficial funciona bien, no porque sea exacta, sino porque es parte integrante de una cultura común. El desaprendizaje será largo después de tantos años de reflejos condicionados. Tendremos que clasificar nuestros diccionarios Larousse, Robert y afines en los estantes de nuestras bibliotecas al lado del muy querido Littré. Ellos serán los testigos de una época, siempre interesantes de consultar, no obstante, por las definiciones que dan de las palabras, siempre utiles cuando se busque una cita, pero totalmente falsos en lo que respecta a la etimología. 10
Reescribir la etimologia de todo el vocabulario de la lengua francesa sera una tarea inmensa, pero no insuperable. Lo más difícil será, en primer lugar, que nuestros lingüistas hagan su revolución copernicana, que admitan que siempre estuvieron equivocados, y que reconozcan ser los complices involuntarios de un enorme error científico. Pero no modifiquemos la ortografia La ortografia de la lengua francesa es de una rara complejidad debido a que los primeros escritores decidieron acercar el francés al latin en lugar de hacer una simple transcripción fonética como hicieron los otros pueblos romances. Hubiésemos podido imaginar una ortografia infinitamente mas simple, lo que habria simplificado enormemente la tarea de los escolares. ¿Podemos, en razón de esto, considerar la modificación de la lengua francesa? La respuesta es obvia. Tal reforma tendría como consecuencia amputarnos cinco siglos de literatura, convirtiendo las obras del pasado en textos completamente ilegibles, cuando ya nos cuesta leer a Rabelais y sus predecesores, únicamente por razones ortográficas. A fin de cuentas, no hay nada que temer, ya que nos encontramos en un terreno en el que el conservadurismo es rey. Pensemos en los apasionados debates que se suscitaron por algunos intentos menores de reformas marginales de la ortografía. Piense ahora, entonces, en “deslatinizar” la ortografía del francés: es más una hipótesis de escuela que una posibilidad realizable algún dia. A lo más, podremos proveer a los jovenes escolares las explicaciones de la discordancia entre la pronunciacion y la escritura. Habrá que explicarles que nuestra ortografía no refleja un origen latino sino la voluntad de los primeros transcriptores de agregar letras adicionales a las palabras para acercarlas al latín. ¡Que viva el latín! ¿Tiene todavia futuro la enseñanza del latín, si las lenguas romances no provienen de esta lengua? Mi demostración sobre el origen no latino de las lenguas romances no afecta para nada el papel primordial que la lengua latina jugó en Europa durante más de 20 siglos. ¿El latín era una lengua muerta? ¿Y qué? Por lo demas, la expresión «lengua muerta» no me parece apropiada. Yo prefiero la expresion «lengua escrita». Quiero decir: lengua 11
utilizada solamente para escribir, pero no para hablar. Existen muchas lenguas en el mundo que poseen ese estatus. El pali es la lengua de uso religioso de los hinduistas. Ya no se utiliza como lengua oral pero todos los sacerdotes del hinduismo la utilizan al escrito. De alguna manera, vive a través de la escritura. El hebreo tenía el mismo estatus hasta que se convirtió en la lengua oficial del estado de Israel. Hasta entonces, el hebreo era considerado como una lengua muerta, pero en realidad todo judío practicante tenia un conocimiento perfecto de ella, y los eruditos judíos seguían escribiendo en hebreo. La literatura hebrea siempre ha estado viva, como lo estaba la literatura latina, aunque el hebreo fuese lengua muerta. Si no se habla latín desde hace más de 20 siglos, no por ello dejó de vivir, ¡y de qué manera tan notable! Su carácter de lengua “no hablada” le impidió ser el vehículo de transmisión de una literatura novelesca y teatral, pero prosperó en los terrenos de la poesía, de la sátira, del derecho, de la historia, de la ciencia y de la religión. Y por encima de todo, era la lengua escrita de todos los ciudadanos del Imperio romano, la lengua de comunicación, y por tanto el vehículo del pensamiento. Fue en latín que se sedimentarion siglos de una civilización, la nuestra. El latín moldeó las mentes de los eruditos durante siglos. Eso cuenta mucho, de todos modos, para que lo consideremos con cierto respeto. Un cierto número de utilitaristas quisieran que el estudio de las lenguas extranjeras se redujera al inglés, persuadidos de que el conocimiento de algunas palabras de la jerga internacional es la puerta de acceso universal. Objetaré de paso a los que están apresurados porque ello sea así que los únicos franceses que hablan bien inglés son con frecuencia aquellos que tienen un buen conocimiento de otras lenguas extranjeras. Sería infinitamente más productivo que nuestros hijos aprendan a hablar una lengua extranjera, cualquier que esté cerca de ellos, como el italiano, el español, el alemán, el portugués. El inglés vendrá por añadidura, sin ninguna dificultad. Los utilitaristas dicen también que no es necesario conocer el latin para tener acceso a toda la literatura latina mientras se consigan buenas traducciones. Destaco que el productivismo progresa tanto en este mundo que pronto ya no habrá lugar para el estudio de los textos antiguos. Ahora bien, ¿cómo descubrir verdaderamente las obras de Virgilio, Lucrecio, Séneca, Plinio y 12
tantos otros si no se enseña el latín, si los maestros no hacen que sus alumnos cubran todas las etapas de aprendizaje, iniciándolos paso a paso en las riquezas de nuestra cultura? ¿Cómo estudiar si no existe un marco adaptado? Leer el texto original, ¿no es la mejor manera de entrar en él? El problema de fondo es saber qué escuela queremos. ¿Queremos una escuela de uso estrictamente técnico en la que solo contaran el aprendizaje del inglés y de las matemáticas, o una escuela que tiene como misión transmitir la cultura ancestral y abrir las mentes? La primera crea robots, la segunda educa hombres. El objetivo de la escuela no debe ser preparar al hombre para adaptarse a la maquina. Muy al contrario, la escuela debe continuar siendo el lugar privilegiado de transmisión de la cultura, es decir, de todos los saberes antiguos, y en este contexto, el latín y la cultura latina tienen su propio lugar. ¡Continuemos, entonces, enseñando latín! Llamado a los investigadores La lingüística es una ciencia nueva. Podemos fechar su nacimiento a comienzos del siglo XIX con los trabajos de Franz Bopp, Rasmus Back y Jacob Grimm. La lingüística nos ha permitido comprender mejor el universo de las lenguas. Hoy en día, conceptos como el de las familias lingüísticas nos parecen evidentes, pero no lo eran hace apenas dos siglos. Ellos son el resultado de años de desarrollo de esta ciencia. El lenguaje ha apasionado a los hombres de todos los tiempos, y en los escritos de los hebreos, griegos y romanos encontramos reflexiones sobre la traducción, intentos de explicar la etimología de numerosas palabras, y compendios de gramática. Hoy en día, el método científico sustituye cada vez más a los enfoques puramente empíricos. Pero no todo el terreno ha sido explorado hasta el día de hoy, ni mucho menos, y el descubrimiento del origen italiano de las lenguas romances nos abre perspectivas nuevas, apasionantes e importantes en el plano científico. En primer lugar, conviene reconstruir el “italiano antiguo”, su vocabulario, su gramática, lo que aportará una sólida roca al edificio indoeuropeo. Esta reconstrucción permitirá distinguir, en todas las lenguas romances, la parte real que corresponde a los substratos y los aportes ulteriores, para construir una etimología 13
científica, mucho más rigurosa que la que consiste en salir a pescar la primera palabra latina o neerlandesa de consonancia idéntica. Habrá que realizar una investigación sistemática sobre las formas dialectales del italiano antiguo y buscarlas si no se encuentras huellas en los dialectos italianos contemporáneos. El análisis de la lengua rumana ha abierto ya perspectivas en este terreno luego del descubrimiento de extrañas semejanzas entre el rumano y una forma dialectal italiana. Unos cuantos años de investigaciones, orientadas en una dirección radicalmente nueva, nos permitirán realizar un salto prodigioso en el conocimiento de las lenguas romances.
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Llamado a los hombres y mujeres de buena voluntad Como la resistencia a cualquier cambio, la oposición a esta tesis será muy fuerte. Los anticopernicanos no habrían prosperado por tanto tiempo y la Iglesia no se habria opuesto con semejante obstinación a las proposiciones de Copérnico si la mayoría de la población hubiese estado convencida de las nuevas tesis. Pero las masas permanecieron inertes por largas décadas. Mi tesis se enfrenta de tal manera a la idea generalmente admitida que se estrella contra un frente de total rechazo. El grupo de opositores más importante está compuesto de todos aquellos que tienen un conocimiento superficial del latín y que se contentan con algunas semejanzas de vocabulario como sostén de sus convicciones, apoyadas éstas por una parte de los lingüistas que se encuentran prisioneros de los esquemas de pensamiento inculcados por sus predecesores, asustados al mismo tiempo por las enormes posibilidades que descubren. La resistencia provendrá también de aquellos que machacan sin cesar que el francés y las lenguas romances vienen del latín y que corren el riesgo de perder su negocio. La resistencia vendrá, finalmente y por sobre todo, de las potencias financieras que editan los diccionarios y que preferirán llevar un combate de retaguardia. Me dirijo a ustedes, hombres y mujeres de buena voluntad, a ustedes que no están preformateados, a ustedes que no confían ciegamente en los especialistas, a ustedes que tienen la mente abierta, a ustedes que se cuestionan de buena fe, a ustedes que terminaron admitiendo que la Tierra no era plana y que el Sol, a pesar de las apariencias, no giraba en torno a la Tierra. No acepten nada sin pruebas. Investiguen por ustedes mismos. Fòrmense su propia opinión.
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Léxico
Los lingüistas sobresalen en el arte de crear nuevas palabras al punto de que, en ocasiones, algunos de sus textos están repletos de una jerga impenetrable. Me he esforzado constantemente en emplear palabras simples, accesibles a todos. Quedan de todos modos algunas palabras de características un poco técnicas que merecen una explicación. BAJO LATÍN: El «bajo latín», también llamado «latín vulgar», es la supuesta lengua hablada por los romanos, surgida a partir del latín clásico y que se considera el origen de las lenguas romances. Se utiliza el concepto de “bajo latín” para explicar la enorme diferencia constatada entre el latín clásico y las lenguas romances. Yo demuestro que el bajo latín es una ficción ya que la lengua que hablaban los romanos no tenía nada que ver con el latín. BLOCH Y WARTBURG: El diccionario etimológico de los señores Bloch y Wartburg, publicado en 1932, con prefacio de Antoine Meillet, renueva profundamente la obra de Littré. Es la fuente casi exclusiva de los dos grandes diccionarios franceses, el Larousse y el Robert. Su metodología no es muy explícita. De todas formas, se puede ver que ella reposa sobre dos axiomas fundamentales, ambos extremadamente criticables. —El francés proviene del latín. —En el caso de que el origen no sea el latín, las palabras francesas son préstamos de las lenguas de los países vecinos.
Como los señores Bloch y Wartburg tienen un buen conocimiento de las lenguas germánicas, ven este origen en muchas de las palabras francesas. Las dos fuentes germánicas preponderantes son el franco y el neerlandés. Es decir, o bien esas palabras fueron aportadas por los francos que hablan una lengua germánica, o bien provienen de la lengua neerlandesa y fueron aportadas por los marinos de los Paises Bajos (sic). Es un hecho bien conocido que los marinos neerlandeses eran mucho más
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numerosos en los puertos franceses que los marinos españoles, portugueses, ingleses e italianos. Es sobre estas bases que los etimologistas franceses afirman, sin el menor pudor, que la lengua francesa cuenta con la bagatela de 1 500 palabras de origen neerlandés. Pienso que habría que verificar la historia de Francia y asegurarse de que nuestro país nunca fue invadido por los neerlandeses en siglos. DEPONENTE: Los verbos deponentes son verbos que tienen una forma pasiva y un sentido activo. Es una curiosidad latína1. ETRUSCO:
Cf. «osco».
ETIMOLOGÍA OFICIAL:
Cf. «Larousse»
FRANCO: El franco era la lengua germánica hablada por los francos, invasores de la antigua Galia. No tenemos ninguna traza escrita de esta lengua. El franco es un recurso frecuente pero totalmente artificial de los etimologistas que no logran explicar el origen de alguna palabra a partir del latín. En realidad, no queda casi ninguna traza lingüística de los invasores francos. GAFFIOT: El diccionario de latín mas conocido de todos los estudiantes de latín en Francia. Para cada palabra, el diccionario da con frecuencia varios textos de escritores latinos en los que aparece la palabra a traducir, para situarla en su contexto. Aunque data de antes de 1934, continúa siendo un excelente instrumento de trabajo. GERMÁNICO: Las lenguas germanicas forman una familia dde las mas familias del conjunto «indoeuropeo» (ver mas adelante esta entrada en este mismo léxico). Entre las lenguas germánicas tenemos el inglés, el alemán, el neerlandés, el sueco, el noruego y el danés. GRAMÁTICA COMPARADA: El descubrimiento a fines del siglo XIX de la similitud entre las conjugaciones de los verbos de las 1
El griego posee un tipo de verbos similares al deponente latíno (Nota del traductor). 4
lenguas de Europa, de Irán y de la India, fue una auténtica revelación. Se concibió entonces la idea de que todas las lenguas provenían de una lengua original común a todos los pueblos de Europa, Irán y la India: el indoeuropeo. Este descubrimiento notable ha tenido un peso muy grande en la investigación lingüística posterior, hasta nuestros días, ya que fundó una metodología denominada “gramática comparada” que preconiza que el único medio para comparar lenguas no puede reposar sino en la gramática, y excluye la comparación de los vocabularios. Sin embargo, la comparación de los vocabularios de manera sistemática fue desarrollada por los norteamericanos y ofrece perspectivas de futura muy ricas (véanse las investigaciones de Greensberg y Ruhlen). INDOEUROPEO: El indoeuropeo se considera una lengua que se hablaba hace muchísimo tiempo. Yo la sitúo entre 10 000 y 20 000 años antes de Cristo. Es comúnmente aceptado que esta lengua dio nacimiento a las lenguas de los pueblos de la India, de Irán y de Europa. Tuvo un primer resquebrajamiento que dio origen a las lenguas que, con el tiempo, se convirtieron en las lenguas modernas. De manera particular, se cree que el indoeuropeo dio origen al protoeslavo, del cual nacieron todas las lenguas eslavas: el ruso, el polaco, el búlgaro y el serbio; al protogermánico, del cual surgieron el alemán, el inglés, el sueco, etc.; al protoindio, que a su vez engendro el hindi, el panyabí, el guyaratí, etc. INERCIA LINGÜISTICA: La inercia, en mecánica, es el principio por el cual un cuerpo en movimiento, que no está sometido a ninguna fuerza nueva, continúa en la misma trayectoria. La inercia lingüística es un concepto evidenciado por el eminente lingüista Ferdinand de Saussure que viene de su propia observación de que las lenguas no cambian a merced de las circunstancias, sino que no pueden evolucionar a menos que haya un consenso entre todos los hablantes de un idioma, lo que explica por qué las lenguas cambian tan lentamente. Por tanto, las lenguas poseen una inercia fuerte. INVASION NEERLANDESA:
ver BLOCH y WARTBURG.
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ITALIANO ANTIGUO: El «italiano antiguo» era la lengua hablada por los romanos. Esta lengua se transmitió a todos los pueblos del Imperio romano y se transformó en las diferentes lenguas romances. El italiano antiguo tiene una fuerte semejanza con el italiano moderno. LENGUA MADRE: Toda lengua proviene una lengua más antigua, la cual con frecuencia da origen a varias lenguas de una misma familia lingüística. El protogermánico es la lengua madre de todas las lenguas germánicas (cf. más adelante la palabra “reconstruir”); el “italiano antiguo” es la lengua madre de todas las lenguas romances. LAROUSSE: Dos grandes diccionarios franceses son las referencias más importantes: el Larousse y el Robert. Ambos indican una etimología para cada palabra de la lengua francesa. En la mayoría de los casos, las etimologías dadas son estrictamente idénticas en los dos diccionarios por la sencilla razón de que se refieren a los mismos diccionarios etimologicos anteriores, en particular al “Bloch yWartburg” (cf. esta entrada). El Larousse y el Robert jamás se arriesgan a proponer una etimología original. A lo más, cuando los etimologistas Bloch y Wartburg parecen ser demasiado confusos, hasta francamente ridículos, el Larousse y el Robert no dan más que un extracto sumario o, excepcionalmente, no proponen etimología alguna. Las etimologias propuestas por estos dos grandes diccionarios son consideradas como verdades absolutas por parte de los letrados y el común de los mortales, y a sus ojos, son consideradas como indiscutibles. Nadie se aventura jamás a cuestionar por más que no conozcamos nunca las fuentes que llevaron a tales etimologías. Yo califico las etimologías de Bloch y Wartburg, reproducidas en el Larousse y el Robert, como oficiales. Tienen carácter oficial, pero carecen de todo fundamento científico. Yo las cuestiono. Todas ellas. Ademas, con seguridad son todas falsas, como lo expongo en el capitulo sobre la etimologia. LATÍN CLASICO: El «latín clasico» es el latín que no fue transmitido por los textos. Se le supone opuesto al “bajo latín” o “latín vulgar”. De hecho, no existe sino un solo tipo de latín. El
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latín, llamado erróneamente “clásico”, era la lengua de los romanos hasta que fuera desplazado por la lengua italiana. LATÍN VULGAR:
cf. «bajo latín».
LITTRÉ: Diccionario de la lengua francesa, uno de los mas prestigiosos y muy apreciado de los letrados. De todas maneras, las etimologías dadas son a la imagen muy poco científica del autor de este diccionario. Le aconsejo leer en particular la introducción al diccionario, en la cual explica el paso del latín a las lenguas romances. Es de antología. LINGÜÍSTICA: Es el estudio de las lenguas. Esta ciencia, bastante reciente, se encuentra, como la física, en continua evolución, profundas divergencias dividen a los lingüistas. La investigación más notable se lleva a cabo sobre el reagrupamiento de las lenguas en familias y sobre el origen de estas familias. De esta manera, los lingüistas descubrieron, en primer lugar, la familia indoeuropea; luego, más adelante, fueron descubiertas las familias de las lenguas del Oriente, de Oceanía, África y América. OSCO: La lengua «osca» fue una lengua hablada en Italia antes de la dominación romana. En ocasiones, los escritores latínos hacen referencia a ella. Se han encontrado inscripciones y placas de bronce en Umbria y Campania, regiones limítrofes del Lacio. Los pocos textos a la disposición impiden definir con precisión el parentesco de la lengua osca con las otras lenguas habladas en Italia antes del dominio de Roma, como el etrusco, el umbrío y el latín. Es verosímil pensar que la lengua osca haya sufrido el mismo destino que el latín. Fue desplazada por el italiano antiguo y debió mantener un uso sagrado y administrativo porque era una lengua escrita. Nada permite afirmar que se hablaba osco en los lugares en los que se han encontrado textos escritos en esa lengua. RADICAL:
El «radical» es una nocion lingüistica que he introducido de manera breve, pero que desarrollaré ampliamente en un futuro libro sobre las etimologias.
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Digamos simplemente, a guisa de ejemplo, que las palabras francesas pâte, paté, potée, pitance, potion, etc. contienen todas las consonantes P y T. Yo llamo radical a esta “armazon” de las palabras que pertenecen a un mismo dominio semántico. En este caso, el radical de las palabras precedentes es PT. No me sorprende encontrarlas en las palabras anteriores, además de las palabras francesas POTAGE, POPOTE, PATATE, POTIRON y en las palabras de todas las lenguas europeas que tienen relación con la comida: griego PITA, italiano PIZZA, ruso PIT’, etc. El radical es, esencialmente, un punto de referencia. No explica por si solo el origen de las palabras. RECONSTRUIR: Los lingüistas formulan la hipótesis de que las lenguas de una misma familia tienen un origen común. Por ejemplo, el alemán, el inglés y el noruego podrían haberse originado de una lengua llamada “protogermánico”, de la misma manera que el ruso, el polaco y el serbio se originaron del protoeslavo. La proximidad de las lenguas romances es testimonio de su origen común. Podemos afirmar que las lenguas romances tienen la misma lengua madre. Reconstruir el vocabulario de esta lengua madre es tratar de encontrar, a partir de las lenguas «hijas», la palabra que podría transformarse lógicamente para dar origen a las diferentes palabras. Por ejemplo: la palabra FOIE se dice FEGATO en italiano, HIGADO en español1 y FICAT en rumano. La palabra FIGATO podría transformarse en las diferentes variantes de arriba, y podríamos admitir que era la palabra utilizada en el “italiano antiguo”. Hemos reconstruido la palabra FIGATO. ROBERT:
cf. Larousse.
ROMANCE: Las lenguas romances son el conjunto de lenguas nacidas a partir del «italiano antiguo», a saber principalmente: el italiano moderno, el francés, el español, el portugués, el rumano, el catalán-valenciano, el retorromano y el occitano. Rechazo totalmente el término de “lenguas latínas” para designar las lenguas “romances”. 1
Antiguamente, la palabra española era FIGADO. 8
Las lenguas romances son muy cercanas entre sí, tanto en el plano gramatical como el del vocabulario. Todas ellas son muy diferentes del latín. SUSTRATO:
Toda lengua que ha sido llevada a una región determinada debería, con toda lógica, contener las huellas más o menos importantes de la lengua hablada anteriormente: de esta forma, el francés debería tener trazas de las lenguas galas; el árabe dialectal del norte de Africa debería contener las de las lenguas bereberes; el español, las del celtíbero y del vasco. La idea de que las lenguas romances se transformaron a partir del latín por el efecto de sustratos no resiste el análisis, ni por el vocabulario ni por la gramática. Las únicas huellas verdaderas, muy marcadas, se encuentran en la fonética. Ejemplos: la vocal francesa “u” [y] y la jota española son propias de cada lengua y muy divergentes del italiano antiguo reconstituido. UMBRIO:
cf «osco».
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Tabla de contenidos Prefacio....................................................................................................................... 9 Prólogo ..................................................................................................................... 11 Investigación sobre un dogma más allá de toda sospecha ........................................ 21 Primera prueba: El latín, una lengua muerta desde el siglo I A.C................... 23 Segunda prueba: El vocabulario de base romance no es latino ...................... 29 Tercera prueba: La gramatica romance no "heredó" nada del latín ................ 57 Cuarta prueba: Las lenguas evolucionan muy lentamente .............................. 71 Quinta prueba: Toda la etimología oficial del francés es fantasiosa ............... 85 Sexta prueba: Las lenguas romances son casi idénticas entre sí ..................... 97 Septima prueba: El francés antiguo es un francés "latinizado" ..................... 101 ¿De dónde viene nuestra obsecación? .................................................................... 105 La responsabilidad de los lingüistas ................................................................... 107 El parentesco indoeuropeo ................................................................................. 110 La coexistencia de dos pueblos .......................................................................... 110 La ausencia de textos escritos en italiano antiguo .............................................. 112 El enigma del "osco" .......................................................................................... 113 Los extraordinarios y muy sorprendentes descubrimientos que se desprenden ..... 115 Bases de la investigación lingüística por reformular .......................................... 117 El bajo latín es una ficción ................................................................................. 118 La ortografía francesa está artificialmente latinizada ......................................... 121 Conclusión .............................................................................................................. 131 Léxico ..................................................................................................................... 147
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