Las Trece Colonias y La Rebelión de Las Ideas

September 7, 2017 | Author: JorgeMorenoCalero | Category: Thirteen Colonies, United Kingdom, Public Sphere, Government, Politics
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REVOLUCIÓN EN LAS TRECE COLONIAS

JORGE III declaró a las colonias en rebeldía en 1775.

CLÁSICOS PARA LA

LA REBELIÓN HACE 250 AÑOS, LAS COLONIAS DE NORTEAMÉRICA SE UNIERON CONTRA “LA TIRANÍA” SEPARADAMENTE. JAVIER

NTRE EL 7 Y EL 25 DE OCTUBRE DE 1765 se

celebró en Nueva York el E Congreso de la Ley del Timbre. Fue la primera reunión de representantes de las 13 colonias americanas para discutir sobre su respuesta a las medidas conculcadoras de sus libertades tomadas por el Parlamento británico. Un año antes, la Ley del Azúcar puso en guardia a los colonos. Inglaterra trataba de reordenar su comercio atlántico. Los americanos la percibieron como una amenaza a su prosperidad y una alteración innecesaria y arbitraria del statu quo. Entonces, ocho colonias redactaron JAVIER REDONDO. AUTOR DE PRESIDENTES DE ESTADOS UNIDOS, LA ESFERA DE LOS LIBROS, 2015.

REDONDO REPASA LOS HITOS PREVIOS A LA INDEPENDENCIA una petición al rey Jorge III para que la derogara. En el Congreso de la Ley del Timbre, las colonias tomaron conciencia de que debían actuar conjuntamente, algo que ya intuyó Benjamin Franklin en 1754, cuando promovió en el Congreso de Albany, al que se sumaron siete colonias, un plan de Unión con la creación de un Gran Consejo, presidido –eran otros tiempos– por un representante del rey. Lo cierto es que parte de la oprobiosa Ley del Timbre se redactó para interrumpir precisamente la relación entre las colonias, pues incluía un arancel sobre intercambio y envío de documentos, publicaciones y panfletos. “Solo este golpe –proclamó un delegado de Nueva York– ha hecho perder a Gran Bretaña el afecto de todas sus colonias”. El pastor presLA AVENTURA DE LA

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biteriano de Nueva Inglaterra Andrew Eliot exclamó encendido que la sumisión a un gobierno traidor y a un “poder exterior” era un “delito”. Los treinta y siete delegados de nueve colonias (faltaron Virginia, New Hampshire, Carolina del Norte y Georgia) reunidos en la populosa Nueva York –tenía más de 25.000 habitantes, tantos como Filadelfia– aprobaron una declaración de derechos y agravios, eliminaron la distinción entre impuestos externos e internos y asumieron que la representación real era inviable –no podían exigir que representantes de las colonias se sentaran en el Parlamento británico–. Por tal motivo, Westminster debía aceptar las resoluciones de las asambleas coloniales. La presión surtió efecto: económicamente, porque la decisión que adopta-

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Manifestación contra la LEY DEL TIMBRE, en un grabado de finales del siglo XVIII.

BENJAMIN FRANKLIN

acusó al Parlamento británico, en 1775, de condenar a su país “a la destrucción”.

INDEPENDENCIA

DE LAS IDEAS BRITÁNICA Y CONVOCARON EL CONGRESO DE LA LEY DEL TIMBRE. NUNCA MÁS ACTUARON Y LA INFLUENCIA DE LAS IDEAS Y AUTORES CLÁSICOS QUE INSPIRARON LA NACIÓN EMERGENTE ron las tres principales ciudades comerciales –Boston, Nueva York y Filadelfia– de no importar productos británicos provocó más daño a Inglaterra que el beneficio que generó la recaudación tributaria, y socialmente, porque los ánimos se exacerbaron definitivamente. Se publicaron folletos y pasquines, aparecieron agitadores y se sucedieron brotes de violencia: los funcionarios británicos temían por su integridad. HIJOS DE LA LIBERTAD. Los colonos crearon ese mismo año de 1765 diversos grupos y sociedades para organizar la resistencia. Se llamaron primeramente los “hijos de la libertad”, en referencia a un discurso en la Cámara de los Comunes del liberal irlandés Isaac Barré en defensa de los colonos. Ellos se denominaron a sí mismos “comités de corresponden-

cia”. También se les conoció como “co- moderado bostoniano John Adams, que mités de salvación” o los true borns whigs durante casi toda la década siguiente se (los verdaderos whigs –liberales–). Ingla- mantuvo a favor de suavizar las relaterra derogó la ley en febrero de 1766, ciones con la metrópoli, afirmó que pero no solo era demasiado tarde, sino Inglaterra era una país “venal, propenque, además, en 1767, el Parlamento so a la destrucción”, y apuntó que “América ha sido señase descolgó con las Lelada por la Providencia yes Towshend, de conLAS CLAVES como escenario sobre tenido similar. LAS COLONIAS SE UNEN. El el cual el hombre consDurante seis meses, Congreso de La Ley del Timbre truirá su verdadera todo tipo de escritos, fue el punto de partida de la imagen, donde la cienlibelos y octavillas marunión de las trece colonias. cia, la virtud, la libertillearon con las oscuLOS ERRORES DEL REY. Los tad, la felicidad y la ras razones y nocivos colonos tendieron la mano al rey gloria han de prosperar efectos de la Ley del en 1775. Querían negociar. Joren paz”. Se fraguaba la Timbre. En Norteage III los declaró en rebeldía. gran rebelión de las mérica caló la idea de LAS RAÍCES IDEOLÓGICAS. ideas. América tenía que la corrupción ramLos revolucionarios recurrieron un destino, en gran pante de Inglaterra con frecuencia a los autores clámedida delimitado por obligaba a exprimir a sicos de varias épocas para jussu ubicación ➳ las fértiles colonias. El tificar sus demandas. LA AVENTURA DE LA

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congresistas sabían lo que se traían entre manos y acordaron también, previsoramente, la Declaración de las causas y necesidad de alzarse en armas, salida igualmente de la pluma de Dickinson, esta vez con ayuda de Thomas Jefferson. LAZOS ROTOS. En octubre de 1775 lle-

gó a América la noticia de que el rey había declarado en rebeldía a las colonias. El Congreso debatió inútilmente sobre un último intento de negociación. Era la guerra. América rompía lazos con la El 15 de junio madre patria. Benjamin Franklin lo hade 1775, el Segundo Congreso bía expuesto con claridad en una carContinental nombró a ta el 5 de julio de 1775: “Señor Strahan, GEORGE WASHINGTON comandante en jefe usted es miembro del Parlamento y de las colonias pertenece a esa mayoría que ha conunidas. denado a mi país a la destrucción. Ya ha comenzado usted a incendiar nuestras el propio Washington, que ya entrenaciudades y a asediar a nuestro pueblo. singular en el mundo. La “corrup➳ ción” y la “tiranía” británicas le brin- ba a una milicia, se enteró de lo suce- ¡Mírese las manos! ¡Están manchadas daron la oportunidad de perseguirlo. El dido con ocho días de retraso. Estraté- con la sangre de sus parientes! Usted general Henry Seymour Conway, pri- gicamente, el Parlamento británico y yo hemos sido amigos: ahora, es usted mero secretario de Estado del rey y lue- aprobó una resolución que ofrecía a las mi enemigo, y yo soy... Suyo”. Estas pago comandante en jefe británico en colonias que se mantuvieran leales al labras desmentían al rey de InglateNorteamérica, reconoció el fracaso de Imperio la exención de impuestos. Era rra. Los americanos no buscaban tola Ley del Timbre: “Ha atemorizado a un divide y vencerás en toda regla. Daba davía la independencia; se consideraesas gentes irascibles y suspicaces has- igual, el rey ya había dado instruccio- ban compatriotas de los ingleses y acepnes al general Thomas Gage, amigo de tarían las resoluciones del Parlamento ta hacerles perder la cabeza”. Exactamente diez años después, el Washington, de reducir a los americanos si previa o posteriormente pasaban por rey Jorge III cometió el último error por la fuerza. El 15 de junio de 1775, sus asambleas coloniales. Para el controvertido, ácido y mordaz letal: acusó a las colonias de tener como el Segundo Congreso Continental nomúnico objetivo la independencia. An- bró a George Washington comandante ensayista Samuel Johnson, contempotes habían pasado muchas cosas: la ma- en jefe de las colonias unidas. El 23 de ráneo de la revolución, “el continente tanza de Boston, el motín del té, la im- agosto, Jorge III lanzó la proclama para de Norteamérica suma tres millones, no solo de hombres, sino de whigs que posición de las leyes coercitivas, la revi- sofocar la rebelión y la sedición. serán feroces por la liJOHN DICKINSON REDACTÓ EN MAYO DE 1775 LA “PETICIÓN bertad y que desprecian el dominio”. Resume la DE LA RAMA DE OLIVO”, CON LA QUE EL CONGRESO interpretación más exCONTINENTAL TENDIÓ, SIN ÉXITO, LA MANO AL REY tendida de la revolución: la independencia El rey creía que el levantamiento es el momento decisivo. América reprotalización del espíritu del Congreso de la Ley del Timbre en la convocatoria del era una conspiración de peligrosos trai- ducía, en otro grado, la división entre liPrimer Congreso Continental en Fila- dores con la que podía acabar fácilmen- berales whigs (la palabra progresista no delfia, al que solo faltó Georgia; tur- te. Disponía para ello del ejército me- formaba parte del vocabulario de la épobas, motines y revueltas... El clima de jor preparado del mundo. Por ello se ca) y conservadores tories, que acabaron confrontación alcanzó su cénit el 19 permitió el lujo de despreciar la últi- identificándose en las colonias con los de abril de 1775: comenzaron los en- ma mano que le tendió el Congreso leales a la Corona. Algunos autores creen que no se profrentamientos armados entre colonos Continental, que aprobó, a instancias y casacas rojas en Lexington y Concor- de John Dickinson, autor de uno de los dujo una verdadera revolución, pues no de (Massachusetts). Los soldados abrie- panfletos más difundidos de la revo- se subvirtió el orden y las estructuras ron fuego mientras buscaban munición lución, Cartas de un granjero de Pensilva- socioeconómicas: no fue una revolución rebelde. En pocas horas, 15.000 colonos nia, la Petición de la Rama de Olivo, que de- social. No fue una lucha entre propieclaraba lealtad al rey y le instaba a rom- tarios y no propietarios y, ni mucho mearmados llegaron a Boston. El Segundo Congreso Continental es- per con los miembros de su gobierno nos, abolió la esclavitud, la forma de taba a punto de abrir sus sesiones, pre- y del Parlamento que decretaban me- propiedad más indigna. Otros, entre los vistas para el 10 de mayo. De hecho, didas ignominiosas. No obstante, los que se encuentra Gordon S. Wood, uno LA AVENTURA DE LA

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LOS MÁS CITADOS EN LOS FUTUROS ESTADOS UNIDOS

EDWARD GIBBON

ADAM SMITH LA RIQUEZA DE LAS NACIONES (MARZO 1776) .

HISTORIA DE LA DECADENCIA Y CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO (FEBRERO 1776) .

de los historiadores de la revolución más prestigiosos del último medio siglo, se decantan por una fórmula intermedia: con la independencia de las colonias, el sistema monárquico se descompuso y, con él, el modelo tradicional y las jerarquías de carácter estamental. Fue una revolución política. PESEBRE DE LA ILUSTRACIÓN. La “república de la virtud” suprimió determinados tratamientos y privilegios, se proclamó en el pesebre de la Ilustración y auspiciada por las ideas de libertad e igualdad. Si en algo fracasó el modelo resultante fue en que no preservó el patrón clásico de las ciudades-estado renacentistas. Si bien el propio Wood reconoce que, objeto de deseo de los grandes imperios, la independencia de las colonias, cosida con alfileres, depen-

día de mantener su unión. Las colonias proclamaron su independencia en julio de 1776, pero la guerra no acabó hasta septiembre de 1783. Salvo contadas excepciones, los revolucionarios, delegados en los congresos y panfletistas no eran especialmente cultos, pero supieron dibujar un mapa de influencias e ideas que inspiraron la revolución y de las que se nutrieron para articular un sistema político radicalmente nuevo: las democracias clásicas grecorromanas, el common law inglés, la Ilustración, el puritanismo y el radicalismo liberal y nivelador. Como subraya Bernard Bailyn, en muchos casos hicieron gala en sus escritos de una impostada erudición al amontonar desordenadamente autores, citas, imágenes y nociones. Sin embargo, estos pilares ideológicos ejercie-

JEREMY BENTHAM

UN FRAGMENTO SOBRE EL GOBIERNO (ABRIL 1776) .

ron un poder taumatúrgico y alimentaron el prodigio de la revolución. En 1776, entre todas las obras que se publicaron, Bailyn destaca tres que, por orden de aparición, explican la hoja de ruta de la independencia de las colonias: Edward Gibbon, Historia de la decadencia y caída del Imperio romano; Adam Smith, La riqueza de las naciones, y Jeremy Bentham, Un fragmento sobre el Gobierno. Así se erigió una nación sobre ideales.  B. BAILYN, Los orígenes ideológicos de la Revolución norteamericana, Madrid, Editorial Tecnos, 2012. J. RAKOVE, The Beginnings of National Politics, Nueva York, Alfred A. Knopf, 1979. J. REDONDO, “Rebeldes a la fuerza”, en La Aventura de la Historia, núm. 186, 2014. G. S. WOOD, La Revolución norteamericana, Barcelona, Mondadori, 2003.

Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid Plza. de las Bernardas s/n 28801, Alcalá de Henares Martes a sábado de 11:00 a 19:00 h / domingos y festivos de 11:00 a 15:00 h / lunes cerrado Entrada gratuita www.madrid.org/museoarqueologicoregional LA AVENTURA DE LA

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