Landow, George P. - Hipertexto. La convergencia de la teoría crítica contemporánea y la tecnología

April 6, 2017 | Author: Valentin Plastino | Category: N/A
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George P. Landow

H,permedia

Hipertexto

P. Quéau, Lo virtual 2. G. P. Landow, Hipertexto 1,.

La convergencia de la teoria cútica contemPoránea Y la tecnología Bibliotscs Dariel Cosio Yillegas

Inventario 2007

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Barcelona-Buenos Aires-México

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Título original: Hipertext. The convergence of contemporary critical theory and technology Publicado en inglés por The Joh¡s Hopkins University Press

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Traducción de Patrick Ducher !É

Cubierta de Mario Eskenazi

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l*x,53 4 Para Sbosbana, Serena Y Moali' I

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1." edición, 1995

Quedan rigurosemcntc prohibidas, si¡ la autorización cscrita dc los titul¿¡cs dcl «Copyriglrt», bajo las s¿ocioncs establecidas en las lcyes, la rcproducción totd o parcid de csta obr¡ por cualquier método o procedimiento, comprendidos la reprografh y d tretamicnto inforrrático, y l¿ distribución dc eicmplares de dla mcdirntc dquilet o préstemo públicos.

@ t992 by The Johns Hopkins University Press, @ de todas las ediciones en castellano

Ediciones Paidós lbérica, S.A., Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelona y Editorial Paidós, SAICF, Defensa, 599 - Buenos Aires

ISBN: 84-4%-0186-6 Depósito legal: B. 40.27 4-L995

Baltimore y Londres

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Impreso en Gráfiques 92,5.A., Torrassa, 108 - Sant Adria de Besós (Barcelona) Impreso en España - Printed in Spain +

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Sumario

1:

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Agradecimientos

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1, El hipertexto

y la teoría

c¡ítica' - -' Ne1son posestructura:

¿Un berrida hipertextual? ¿Un lista? Definición del hipertexto y su historia como concepto.

Otras convergencias: intertextualidad, diversidad de

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). Reconfigurar

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al autor

Erosión de laPersonalidad

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Reconfigutar eI texto. Del texto al hipertexto problemas de ierminol ogia: ¿Qué es el objeto que leemos? ¿Qué es el texto en hiPertexto? ' : Texto verbal Y texto no verbal . Transliteración hipertextual de la c-ultura del escriba o el manuscrito electrónico Argumentación, organización y retórica ' Principios y finales en el texto abierto' ' tor láit., d.l texto abierto . La categoría del texto, la categoría en el texto El hipeltexto y eI descentrar; Íundamentos filosóficos .

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1,4

Y el Memex . ' ' Texto virtual, autores virtuales e informática literaria El mod.lo no lineal de red en la teoría crítica actual' o confluencia? ' ¿Causa o convergencia? ¿Influencia Gutenberg de revolución ' la con Ánalogías

TextodisPerso

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Vannevar Bush

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HIPERTEJCTO

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Cómo escribo este libro. Presencia

Lt6

Escritura en colaboración, autoría en colaboración Ejemplos de escritura en colaboración con Intermedia

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4. Reconfigutatlanarrativa .

El hipertexto y la concepción aristotélica de trama Principios y finales en la narrativa Afte,rnoon, de MichaelJoyce: la experiencia del lector como autor

Agradecimientos

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virtual.

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153

Amenazas y promesas

L5) L57

Recontigurar aI estudiante.

Reconfigurar el momento de estuüar . : . . y de evaluación los métodos Reconfilurar las tareas . Intermedia Ejemplos de estudio en colaboración con Redefinir la materiay los planes de estudio iQué posibilidades tiene el hipertexto en la enseñanza?

6.

-

La política del hipertexto: ¿Quién controla el texto?. Oraciones hechas realidad, o la política de la resistencia Lamarginación de la tecnologíay el misterio de la lite'

ratura. Las políticas de determinadas tecnologías El hipertexto y la política de la lectura La visión política del hipertexto, o el mensaje del medio

-7.

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20) 205 2LO

218 221,

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Condusión abierta o fin de la ttansmisión

251

.nalítico.

Qoisiera agradecer al personal, tanto actual como antiguo, del Institute for Research in Information and Scholarship (IRIS) de la Universidad Brown, y sobre todo a su director y fundador: Villiam G. Ship p y a los actuales codirectores: Norman K. M.yrowitz y Marty j. tUi.frel Nicole Yankelovich, coordinadora de ptoy..io en el IRIS en las fases tempranas de desarrollo y de aPliiación de Intermedia, y Paul D. Kahn, coordinador de proyecto durante Dickens Veb y otros proyectos posteriores de Interme= dia, hicieron gala de una gran inventiva, amabilidad y buen humor, incluso á 1o. t ro*.t tos de crisis, y Io mismo puede decirse de Julie Launhardt, la asistenta coordinadora de proyecto. Tood VÁderDoes y Larry Larrivee, ingenieros de las instalaciones del IRIS, aseguraron el buen funcionamiento del equipo (bar&ttare y

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La política del acceso. Acieso al texto y derechos de autor (Copyright)

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softusare) en circunstancias de continuos cambios. A partir de 1988, cuando el Departamento de Servicios

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máticos de la Universidad Brown asumió la responsabilidad del Iaboratorio de fntermedia, fue gracias a 7a Tabor de Steve Andrade, Chris Chung y Vic Nair que pudimos aplicar Intermedta ala enseñan z^ y a la investigación. Estoy especialmente agradecido a mis. ayudantes de investigación, licenciados o no, por su gran enr; tuslasmo, y en partivular a Randall Bass, David C. Cody, Kathryn ,,,rStockton, Shoshana M. Landow y Gary §Teissman, así como a ,.:.mis estudiantes de Ia Universidad Brov¡n. El desarrollo de Inter,,.media fue parcialmente financiado con aportaciones y contratos i' de International Business Machines, de Apple Computer y de la "..-t

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HIPERTE}CTO

Annenb erg/Corporation for Public Broadcasting Project, y les agtadezco este apoyo. Asimismo, expreso mi gratitud a muchos colegas y estudiantes que compartieron conmigo sus trabaios: Stuart Moulthrop, que me prestó su versión en Storyspace de

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lo largo de esta obra, implica un texque Barthes denomina to comp.r.rá á. fragmentos de t.*to -1o sí' La exlexias-y 1,rr rr"""t Étectrónicos que los conectan entre hisimpl.emente e- xtiende la noción de texto a

;;¿" i;[n*rd,ia i"r*6 de información. Puesto que el hipertexto, al poder conectar un p".ui; i. di,*rso verb I a imágenes' -4-11', *-*:*:¿ 1a io .vá¡bal, .expande :Lffi".tri;.:ilrt."re como , árto ft"[m.t verbal, no haré la disnoción d.

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I{IPERTEXTO

verbal como no verbal. Los nexos electrónicos unen lexias tanto a una obra, por ejemplo un comentario de ésta por otro autor, o textos paralelos o comparativos, como internas y así crean un texto que el lector experimenta como no lineal o, mejor di.t o, como multilineal o muliisecuencial. Si bien los hábitos de ¡{L.t:ura convencionales siguen válídos dentro de cada lexia, una { \r, que se dejan atrás los oscuros límites de cualquier unidad de fexto, entran en ügor nuevas reglas y experiencias. \ artículo académico de humanísticas o de ciencias - El típico 'filustra perfectamente las nociones subyacentes de hipertexto j como texto que se lee secuencialmente. Por ejemplo, en el caso de i un artículo sobre Ulises de James Joyce, uno va leyendo primero í 1o que convencionalmente se conoce como texto principal y se va \i.. encontrando números o símbolos que indican la presencia de nopie de págrnao páginao al. alfinal de¡a entonces eI el textmal de la obra; uno uno-deja Ias, a ple \ ¡"r,a para gu€ pueden principal cita notas, contener una leer dichas ,,'/ro , V\, de un pasaje deUlises que supuestamente apoya el argumento en ''/ j cuestión, o bien datos sobre. agradecimientos o discrepancias del autorcon otros escritores, etc. Las notas tarnbién pueden contener información acerca de otras fuentes, influencias y paralelisirnos con otros textos literarios. En cada caso, el lector puede se;guir la conexión y salirse por completo del primer artículo. Tras Ieer la nota, o mirarla y decidir que una lectura completa no procede por el momento, vuelve al texto principal y sigue leyendo , hasta encontrar otra nota y volver a dejar el texto principal. Este i tipo de lectura constituye la experiencia básica y el pqnto de par:tida del hipertexto. Imaginémonos que uno pueda simplemente -.locar la página donde se encuentra el símbolo de la nota, referencia o anotación para hacer aparecer instantáneamente el contenido de la nota o incluso el texto completo, en este caso Ulises entero, aI que alude la nota. Los artículos académicos se sitúan en un campo de relaciones que, en su gran mayoría, perrnanecen ocultas en el caso de los textos impresos y relativamente difíciles de seguir por encontrarse físicamente lejos de sus referencias. En cambio, el hipertexto electrónico facilita muchísimo el seguimiento de las referencias índividuales así como la navegación por todo el campo de interrelaciones, que también se vuelve muy evi( d.nt.. Este cambío en la facilidad pmaorientarse en ese contexto { y "...der a las referencias individuales 1[g_cj1 :l*:41g9-n!e* _tanto

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experiencia de la lectura como la n-aturaLeza de 1o leído. Por la -ffif6A ¿i¿Uó;itl;üó l-6;ré ¡óyó. r! ántó nrtaiá-en un sistema de hipertexto que tuviese nexos con todo el material citado , pas?' ría aior*u, p".t" de un sistema mucho más extenso, en el que Ja totalidad poáría resultar más importante que el documento indi,id,r¿t el artículo se encontraría ánton.es mucho más entrela2ado a[ contexto que su homólogo impreso Como ,. ,., el.!rrnS$e.X.J.9 difumina las fron!-gtas e.nlre lector y Barthes. ¿,escltor y con ello 1ii"sát, otra calidad del texto ideal de de distinción la 1; luz'de 1o, .rirbios actuales en informática, iÁ 'Barthes entre texto de lector y texto de escritor coincide con la distinción entre los textos basados en la tecnología de la imprentay elhipertexto, ya que este último alcanza

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el objetivo de la obra literaria (o de la literatura como obra), que .orrrirt. en hacer del lector, no un consumidor sryo-un productor del texto. Nuesffa literatura se caracteríza por el despiadado divorcio que la institución literaria mantiene entre el productor del texto y su usuario, entre el propietario y el cliente. El lector se encuentra sumergido ...rrr, .tpicie de ociosídad, es intransitivo' e incluso serzor á ,r., de funciánar por sí mismo, en lugar de acce;;;;1"; agia delsignificante, alós placeres de la escritura, se 1o á.i"ráfo .o"o la poble [bertad de acéptar o rechazar eltexto: leer no es más que un referéndum. Frente al texto de escritor, se enpuecuentra rr, áorrarurio, su homólogo negativo y reactivo: to que de tei>;'estos dientes, según aclata Ulmer, se refieren a las comillas, corch:tes, paréntesisl cuando se cita un texto (colocándolo entre comillas), el efectol \ es el mismo que liberarse de un contexto limitativo» (58). Esta búsqued a a cíegas por parte de Derrida de un medio per:a subrayar su reconocimiento de cómo opera el texto en un fit y al cabo, es un acérrimo defensor de la m.dio impreso -d escritura frente ala oralidad- ilustra la posición, o tal vez el dilema, del pensador que trabaja con letra impresa y percibe sus carencias pero que no puede, pese a su brillantez' encontrar un camino fuera de sumentalité."r Según demuestra la-experiencia con hipertexto, Detrida tantea hacia ufr nuevo tipo de texto-: 1o des..ib., 1o alaba, pero sólo puede presentarlo en términos de los recursos asociadás con un modo particular de escribir, en este caso las marcas de punüuación. Como nos lo recuerdan los marxistas, el pensamientá se deriva de las fuerzas y modos de producción, aunqlue, como veremos; pocos marxistas se enfrentan al más importante modo de prodücción literaria, el que depende de las kcnologías de escritura e impresión. De este énfasis de Derridu .t la discontinuidad proüene el concepto de hipertexto como un extenso montaje,-lo que en-offo lugar áenominé metatexto ylo que l.{elson llama .>. De h"lho, Derrida emplea la palab ta montaje Para el cine, que ve como un rival o *u alternátiva alaletra impresa. Ulmer destaca que (267),y Speecb and Pbenomena: >. La $nli.".ión de esta-facultad para ser; citado, o aPaftado, se manifiesta en el hecho, clave para.l hip.r-i texto, de que, como añade Derrida, ..de este modo, iuede alejarsei de cualquier contexto dado y engendrar una infinia"¿ d. .ont.*-! tos nuevos de una forma absolutamente ilimitado>.e Como Barthes, Derrida concibe un texto compuesto de unidades discretas de lectura. La concepción de textJ de Derrida se relaciona con su , eue podría traspasar los límites de ta filosofía. Gregory Útr.r r"Urry", ..El órgano de este episteme filosófico es l, Loáu, h boca qu; muerde, mastica, cata... el primer paso de la descomposición es el ,rrordisco» (57). legidar que describe el texto .o*t ,ko muy próximo a las lexias de-Barthes, explica en Glas que r, razínprimaria por la que los que frecesitan información no pueJ; áontrarla', ,. d.b. a los inadecuados medios de almacenar, ordenar y etiquetar la información: Nuestra ineptitud para acceder a un dato archivado se debe Cuando en gran p"*. a ü artifi.i¿i¿"¿ de los sistemas de índices. o nualfabética se.ordenan cualquier de ; í;";nan datos !ipo, remonrec-uperada ser puede sóló méricam;;, y h informaciór, irrdo t,, firi"'ae subclase en subclrte. Só1o puede esil en un sitio, a *.iror que se utilice sistemas dobles; hacen fa.lta normas acerca d;i;;d;o qrr. hay gue seguir para localizarla,-pero.las hay : ¡ormas ,oo}.rt"rr. Aiemár, á"tp.rá ¿. encongar un dato, traotro siguiendo luego '1 ;;;;J.del sistem ^paravolverá .tttut , yecto (r 1).

como 1o señala Ted Nelson, uno de los discípulos más destaobstante; cados de Brrsh: > un hecho al dato siguiente, que 1e es ,1Á;",..1u *".i" ,^ttu instantáneamente ,,r"g*i¿o por uro.ir.ión de ideas, siguiendo alguna intrincada tra,ma de .u-iro, conformada por las células del cerebro>> o2). "'- p;r-;ü[erarnos de los clntinamientos de inadecuados sistetendencia natu*r, -;¡ a. clasificación y permitirnos seguir nuestra índices>>, Bush selección por asociación, y no mediante de ".¿a propone un ái;;;rt iro, .l , c^paz de llevar a cabo, humana,la mente la a patecidá una man.r, *ái eficiente y más *""ip"lu.iórr-á. hechos rául.r y de ficción- Según explica: > de swinbirne y (3j),podrá reproducir los trayecros que creó paru investigar un tema o problema y aplicarlos a otro. La idea de Memex, a la que Bush dirigióiu atención de forma intermitente durante treinta años, influyó en Nelson, en Douglas Englebart, en Andries van Dam y en orros pioneros del hiperáxto, induido el glupo del Institut. for R.search in Informution und Scholarship* (IRIS) de la Universidad Brown, que creó Intermedía. En y , Bush propone el concepto de bloques de texto unidos con nexos y trmui¿n introduce los términos nexos, conexión, trayectos y trama pata describir su nueva_c_oncepción de la textuali iad.n tá d.r.¡f,"ion qrr. hace Bush del Memex contiene otras concepciones básicas, e incluso radicales, de la rextualidad. En prim., i.rgrr, requiere una reconfiguración radical d9 Ia práctica áe h le.t,i'r, y d; la escrirura, en la gue ambas actividades se acercan entre sí mucho más de lo es posible con el libro impreso. En segundo lugar, a pesar del -quehecho de que concibiera el M.*.* anres-del adráimi.iro de la informática digital, Bush intuyó que era necesario algo como la textualidad virtr¡al paralos cambios que propugn aba.É., t"r..r lugar, su reconfiguracíón del texto introduie ties elementos cornpletamente nuevos: los índices por asociació, (o nexos), los trayectos entre dichos nexos ylos conjuntos o ramas de t.uy..ios. Estás e'e-

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gue, en esencia, son máquinas poéticas; máquinas que traba"lgo jarun por analogia y asociación, máquinas que capturaran la bri\la¡tez anárquica de la imaginación humana. Todo ello da la impresíón de que Bush consíderaba que la cienci a y la poesía obran básicamente de la misma manera.

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mentos nuevos generan a su vez una clase de;1-eño flexible, hecho a la medida, abierto a las demandas del lector il'posiblemente, vulnerable a ellas. También generan la noción de una textualidad múltiple, ya que, en el mundo del Memex, la palabru texto desig- i na: a) las unidades indiüduales de lectura que tradicionalm."r. constituyen la >.27 ParaFoucault, el orden es, en parte, ..lu ley in-

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terna, Ia red ocult»> (xx); según é1, una es aquel fenómeno (127) una amplta gama de taxonomías, observaciones, interpretaciones, categorías y normas de observación a menudo contradictorias. . La descripción de red que hace Heinz Pagels enTbe Dreams of Reason (Los sueños de la razón) sugiere por qué la red seduce tanto a los que sospechan de los modelos jerárquicos o lineales. Según é1, > debe concebirse como una enmadañü;; iü: ca, alhiperdocumento, ya que es el medio que tienen el lector y el escritor individuales para ctnectarse y participar en .i Á,rrdo de los nexos y docu-.rrio, hipertextuales. se plantea offo problema símilar de terminología la palabra tuxtor qre tantas veces h. .Ápl.uJo yu"* respecto a .r,, obra. Más que cualquieiotro término crave d.átu exposici ón, textoha dejado de cerlirse a una única parabra.al oirtir simurtáneamente en dos mundos distintos ,'"b"r.i;ig"ifi.rdos contradictorios Fry y: p^rl emplearlo, debe encontrarse el"rnodo d. .itu. ü .orfu_ sión. cuando intento explicar 3lg"lo^".rf..ros de ra diferen cia, a menudo me veo obligaáo d^í d.fi"i.i;es nuevas y antiguas poco precisas o me descubr ^o uúJtzando er vieio ,Zrñú" con un sentido en esencia anacrónico. por ejemplo, **do explico que los sistemas de hipertexto permiten'.orr^".tur un pasaje el > con otfos pagajes tanto el como en el medio

.orlleva la cuestión implícita de lo gue debe abarcar áiifr^ p^1ubru. Esta cuestión, a su Yez,_nos oblíga ? reconocer qrr. .1 hip.*.ra ,..orrfigura el texto de un modo fundamental parecían indicar a primera vista. A ñ" 1o, .r^.*os electrónicoi n9incluye una ptopotiión de informalafuerza, l, hd.;;."i"¿i¿ad ;¿;;; ,r.rl[*ucho mayor gre 1, impránt a;lamisma facilidad,

hip.ri.iir"l

añadirse este material fomenta su inclusión. Dicho de otro-rrrodo, el hipertexto materializa Ia reivindicación de Derrida de una nueva fo.*" de escritura ieroglífi y por 1o ¿" *. p".áu .rritar algunos de los problemas implícit9t, y de sus tanto ineütables, de |o"s sistemus d..tcritura occidentales vielementos de versiones impr.sas. Derrida reclama la inclusión ,,.rul., en la ácritura como un medio-de escapar-a las limitaciones postulados de de la linealidad. Comentando esta éxigencia de los D.rridr, G*g;ry Uher explica q,r. ! gramatología. a.rrrrro iritánio, durrnt. los cual.i a la linealidad. *"i. todo aquello que_ >, ha visto su petición en gran parte satisfecha en el hiperrexto. Por otra p?rrg, el lripertexro incluye los multimeüos ya que, con la misma facilidad, puede conectar enre sí tanto pasajes de texto verbal como información no verbal. Además, ya que la informátic a digltaliza tanto los símbolos alfanuméricos iomo las imágenes, el hipertexto electrónico puede, en teoría, integrar ambos. En la práctica, los populares procesadores de texto como Microsoft §7ord ofrecen cada vez más a menudo la posibilidad de incluir material gráfico en documentos de texto. Los nexos, que permiten remitir al lector a u.na imagen desde cualquier punto del texto, hacen aún más fácll, esta integración de información verbal y visual. i Además de la cantidad y diversidad crecientes de información r alfabética y no verbal incluida en los documentos, el hipertexto -i*pr.ru. ; aporta elementos visuales que no existen en una obr, ' Tal vez el más básico de todos sea el cusBr, una flecha, lir.u o cualquier otro elemento gráfico parpáf,eante, que represenra la presencia del lector-escritor en el texto. EI cursor, que el usuario - desplaza desde el teclado apretando las teclas marcadas con una flecha o con dispositivos como el o la bola de rastreo, proporciona una entrometida imagen móvil de la presencia del Iector en el texto. Desde esta posición, el lector prr.d. modificar el texto: con el ratón, puede situarse el cursor en medio de una palabru, por ejemplo, entre la p y la o de por. Apretando un botón del ratón, se inserta una bamavertical parpadeárrt.; apretando las teclas de retroceso o de borrar r. s,.rpiirn" l^ p, al teclear, se van insertando caracteres en este punto. En un libro, podemos recorrer la págna impresa con el dedo, pero esta intrusión permane,icerá pat^ siempre aigna al texto. Podemos hacer una marca en la {página, pero nuestra intrusión no altera paru nada el texto. El cursor, que añade la presencia, actividad y movimiento del lector, se compleh, en la mayoría de los actualés sistemas de hipertexto, con un símbolo que indica la existencia de material conectado . Pata indicar la presencia de uno o más nexos, Intermedia colo ca aJ, principio del pasaje una marca que consiste en un pequeño rectángulo horizontal con una flecha en su interior. El HypelCard de Apple soporta una amplia ga',,ade símbolos gráficos ( el texto gue se está leyendo. Al iniciar por ejemplo, la Ia sesión, el lector elige una trama hipertextual la literarura inde bien otra de ln Memoriam o áe§7ole Soyinka o si¡g¿11do el cursor encima del icoglesa a partir del siglo xvrrr pulsando dos veces seguidas'el rro .r.ogido y abreil documento primero el icono y selecciona la opción ratón, o bien activa

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RECONFIGURAR EL TEXTO

HIPERTEXTO

I critura de un sistema de lenguaje verbal a otro que abarque inforvisual en forma de símbolos, elei mación no verbal

imentos

-información representativos o cualquier otra información, sonido induido- se ha enfrentado a una fuerte oposición, y a menudo la de los sectores más inesperados y, en concreto, de los que ya emplean el ordenador pata escribir. F{asta los que abogan por el cambio, encuentran a veces la experiencia del cambio, y de su defensa, tan agotadora en la etapa siguiente que se resisten, aunque ésta resulte implícita en los cambios que ellos mismos han propugnado. Esta resistencia se manifiesta de forma muy clara en el comen-tario muy frecuente de que los escritores no deberían pr.o.úp"tse por la comp agínaciín o Ia autoedición y que deberían dejar estas actividades al editor. Se nos dice que los escritores, académicos u otros, no diseñan bien; y aunque 1o hicieran, prosigue la argumentación, estas actividades son una pérdida de tiempo para ellos. Esta recomendación, que recientemente se ha ffansformado en mandato, debería inducirnos a preguntar por qué. ¿Y si se nos dijese: , existía como obieto único. Los investigadores que intentan determinar, no ulgrm texto maestro probablemente mítico y seguramente perdido hace mucho, sino la manera en que los lectorei individuales se encontraban con Platón, Virgilio o san Agustín en una cultura del manuscrito, necesitan una nueva conce"pción de texto. De hecho, tenemos que renunciar al concep]o i d. t.*to unitario y sustituirlo por nociones de texto diEBerso. En' otras palabras, tenemos que hacer algo que han hecho algunos historiadores de arte que trab aian en similares problemas medievales: tomar la noción de tipo único encarnado en un-obieto único y sustituirla por una noción de conjunto complejo de variantqs. Poi ejemplo, al intentar determinar los antecedentes temáticos, iconoiógilos y compositivos de las Madonnas de martil de princi' pios del"sigloxrv, dobert Suck ale y otros especialistas en el esdlo lort.rurro É"t abandonado las derivaciones lineales y la noción de tipo unitario.-En su.lugar, insisten en que los escultores escogían como punto de partidu r., entre varios conjuntos de formas básicás.t' Parece necesario algún tipo de cambio en las actitudes básicas hacia las creaciones de la cultura del manuscrito. La capacidad del hipertexto para conectar todas las_versiones o variantes de un texto particular puede ofrecer un medio de restablecer el equilibrio enire la unicidad y la variabilidad de los textos de antes de Ia imprenta. Por supuestó, incl-uso en presentaciones hipertextuales, tanto las convenciones modernas de la imprenta .rro el aparuto académico seguirán intentando recre at la _experiencia de hallarse ante esos textos, y nada puede devolver la unicidad ni la consecuente aura del manuscrito único. Sin embatgo, el hipertexto brinda Ia posibilidad de presentar el texto como un ."*po disperso de variantes y no como una entidad falsamente unitaria. Lás pantallas de alta resolución y otros avances tecnológicos.deberían permitir algún dtalapresentación de todos los maiuscritos individuales. Una familiarización con los sistemas de hi' I

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HTpERTD(To

pertexto podría en sí cambiar lo bastante los supuestos acerca de 1a textualidad como pataliberar de algunos de sus prejuicios a los investigadores de textos anteriores a la imprenta.

Arglumentación, organ¡zación y retórica La conexión electrónica, que otorga al lector un papel mucho libro, presenra d§rrror efectos importantes. Considerados alalszde una literatura vinculada a la tecnollgía del libro, estos efecros parecen dañinos y peligrosos, como de hecho deben ser para una hegemonía culmral básada, como la nuestra, en una tecnología diierente de la memoria cultural. En concreto, la retórica lineal numeratía de , tan conveniente pata la impr.rrt^, seguirá apareciendo dentro de los bloques de textos individuales pero no podrá 5s¡ u¡iliz ada paru estructurar argumentos en un *"áio q,r. anima a recorrer caminos diferentes en vez de seguir uno lin¿al Este alejamiento de la linealidad puede parec., ,ri cambio clave, y lo_ es, pero conviene tener presente qr. ,o supone un abandono .de 1o natural. Tom McArthur nos recuerd a: oorrx).

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El hipertexto difumina los límites del metatexto, y no se le pue--r den aplicar las nociones convencionales de conclusión y de producto acabado; su novedad misma dificulta su definición y descripción con la antigua terminología, ya que se deriva de distintas tecnologías de la enseñ anza y de la información y conlleva implicaciones ocultas inadecuadas parael hipenexto. Particularmente inaplicables resultan las nociones afínes de conclusión y de producto; acabado. Como lo reconoce Derrida,una forma de textualidad qqe va más allá de la imprenta , y entre está principio y cierro texto : francés anterior o un modemo coment"rio *' entonces, en "rudito, un sentido importante, la individualidad de los textos, que la cul. tura de la imprenta creó, cambia radicalmente y, talrr.i, d., apai t¡"c.. Se pod ría argamentar gue, de hecho, todo io qrr. esta cone' xión hipertextual hace es encarnar la forma en que uno experimenta d.e hecho el texto durante la lecrura; pero, incluso así, el acto de leer se ha acercado muchísimo, de algun modo, a una encarnación electrónica del texto y por ello su naturalezaha Lsmpezado a cambiar. Estas observaciones sobre hipertexto sugieren que los ordena, dores nos acercan todavía más a una cultura en la que ciertos as:r :pectos tienen más en común con una cultura de tradición oral de 1o v lqrr. incluso rlü7alterJ. Orrg está dispuesro a admitir. En orality I] and f Literaqt que los ordenadores nos han llevado a lo que llama ^fir:Íl,u t un que tiene con el estadio oral primario, anterior a la escritura, or, sobresale viendo lo ínvisible, insuflándolo con esPeranzit deque el condensado iluminaúlas sombras de aquello en que los demás, durante mucho tiempo, no repararon y que creyeron que no existía. iQué implica una nota a pie de página? ¿Y cómo lá manipula o eüta Barthes? Unida al aislamiento físico de cada ,

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texto, la división entre texro principal y nota a pie de página establece la importanciaprimari, _¿a t!"rá princijd ,"rÉ;" ; textos, incluso cuando una reflexión dll t"mi ,.r.1" "rr* en el acto_que dicha relación, de hecho, no^rirr^ puede existir. Tómese un artículo erudito del tipá qr. nosorros, profesores, todos escribimos. Deseamos escribii un artícrlo ,obr. ,lgur, pecto de la sección de Nausica del [Jlises deJoyce, un rexro que "rincluso según la más burda medición cuanri átií^pur... má, importante, más poderoso gue una nota nuestr" qrrÁ identifique el origen de una expresión de G.rry McDowell ., L" revisra i.*.nina de la fpo.r. La novela de Jáyce exisre, y siempre existirán en más ejemplares que nuestro artículo y, por..llo, p,itli^li^n ^"" co y una reputación más ext_ensos... aunque reconor.o q,rá éstas son nociones problemáticas basadas en ciértas ideologíasino obstante, la mayoría de nosotros, o así lo espero, accede a"ellus ya que son los valores según los cuales trabajr*or. Al menos de for*, ostensible. Incluso los desconstruccionistas privilegian el texto,,la. gran obra. Sin embargo, una vez que se ha empezado a escribir el artículo, las convenCíones de la imprent a rapidamente cuestionan estos §uPuestos ya qu€ cualquier elemento del texto principal resulta claramente más importánte que cualquier.l.*.rio frr.iu de é1. El texto físicamente aislado y définido .r muy ari..r",;;;;, ;-; 9"g explaya, oculta obvias conexion.s dá agradecifi.*"r y calificaciones. cuando se introduce a otros .s.ritor., .r-*n textó, suelen aparecer como sombras atenuad as y a menudo distorsionadas de sí mismos. Ello en parre es neces irio yague, después Je todo, uno no puede reproducir en su artículo tá4" a i.xt" o libro de otro autor. Parte dé esta atenuación proviene de una inexactitud,-negligencia o descarada mal" f. poiparre del autor. De todos modos, dicha atenuación formu p".á di mensaje de l, impr.ni, y supone una implicación que no puede eludirse, o en todá .uro, no desde el advenimiento del hipJrtexro, el cual,'al projor.ionar un modo alternativo de textua[áad, pone al descubi"rá diferencias que ya dejan de ser ineütables olnvisibles. AI escribir para la_imprenta, cuando indico el número de págjna dg * pasaje de Joyce que cito o menciono, e incluso si incfuyo dicho pasaje en mi texto o en una nota, éste pasa urorni, " claramente menos en mi artículo- una posicién subsidiaria

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y comparativamente inferior respecto a mis palabras, que, al fin y al cabo, aparecen en el llamado texto principal. ¿Qué pasaúa si el artículo se escribiese en hipertexto? Suponiendo que se esté trabajando en un entorno hipertextual completamente desarrollado , se empezaría activando Ia novela deJoyce y abriendo, en un lado de la pantalla del monitor, el o los pasajes en cuestión. A condnuacién, se reda ctaríael comentario pero, llegado al punto en que normalmente se citaría aJoyce, se procedería de un modo tohlmente distinto. Se crearía u.n nexo electrónico entre el texto propio y uno o más pasajes del texto de Joyce. Al mismo tiempo, se podrían conectar pasajes del texto propio con otros aspectos de ese mismo texto, con escritos de terceros o incluso con textos propios anteriores. FIan ocurrido varias cosas, cosas que no coir.tpot den a lo que esperábamos. En primer lugar, los nexos en- f " tre los pasajes de Joyce y mi comentario hacen que se establezca una relación muy distinta y mucho más tenue con el llamado texto original de la que se daría en el mundo de los textos físicamen- :.i ü te aislados. En segundo lugar, tan pronto como uno ata más de un 3,* bloque de texto o lexia a un mismo amarre (o nodo, marca de nexo), se destruye cualquier posibilidad de jerarquía bipartita en- i tre la nota y el texto principal. En el hipertexto, el texto principal ,ri es aquel que se está leyendo en este momento. Se da, pues, una doble revalorización: con la disolución de esta jerarquía, cualquier texto conectado adquiere una importancia que td'vez nunca hubiese alcanzado de otro modo. Según Bakhtin, el artículo erudito, que cita o contiene declaraciones hechas por terceros, es un ejemplo de relación dialogística enüe discursos directamente significantes dentro de los límites de un único contexto... Ello no supone un choque entre dos autoridades sem ánticas definitivas, sino uno objetivado (tramado) entre dos posiciones representadas y totalmente subordinadas a la autoridad superior y ultima del autor. En estas circunstancias, el contexto de lógica única no se' desmorona ni se debilita>> (Pro' blems,188). Intentando eludir las exigencias, la lógica, de la erudición impresa, el mismo Ba}ütin adopta un enfoque de Ia cita:, ción de otros autores más característicos del hipertexto o de la ':rtecnglogía posterior al libro que del libro lolpl:to.. De acuerdo cita a otros i;,1 con -Emerson, su editor y traductor, cuando Bakhtin

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críticos,
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