Laera, Las Novelas Modernas de Cambaceres

September 15, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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3. Las novelas modernas de Cambaceres: escándalos y  polémicas  Artistas, ¡he ¡ he aquí, aquí , pues, vuestros vuestros modelos!... modelos!. .. Lo bizarro, lo excepcional y lo monstruoso, esto es lo. lo. que buscáis. ¿Moralista o caricaturista? ¿Cuál es la diferencia? {...]  Andáiss con una lupa en la mano, buscáis en los arroyo  Andái arroyos, s, encontráis en ellos no sé qué cosa sucia e inmunda y nos Ja mostráis: '¡Un triunfo, gritáis, un triunfo! ¡He mos encontrado al pueblo!’. pue blo!’.  J u l e s  M i c h e l e t ,  El pu eb eblo lo,,  1846.

“M i obra o bra me defenderá ^-es ^-escr crib ibee Émile Zola en el prefacio a la edición edició n en volu vo lu  A ss ssoo m m o ir  en 1877 men de L’  1877— —, Es un unaa obra obr a de verdad, verd ad, es la prim p rimera era novela sobre el pueblo, y que sin mentir recoge el olor del pueblo” (Zola, 1982). Así, reivindicaba reivindic aba su libro —el séptimo del ciclo deT deTos os Rougo Ro ugon-M n-M acqu acquart— art—ante ante el ataque de la crítica y justificaba un éxit éxitoo que lo hizo hizo alcanzar las noventa y un ediciones edici ones en apenas cuatro años. En En 1879, en una Argentina a punto de ingre sar en la etapa de la modernización mo dernización con la presidencia de Julio Argentino Roca Roca,, ación, Ben un periodista del diario La N ación,  Benigno igno Lugo Lugones nes —es estud tudiant iantee frustrad fru stradoo de medicin me dicinaa y ex policía po licía— —, asume asum e los postulados postula dos de Zola: Es posible —escribe respondiendo respond iendo a las crític cr ític as as-- que q ue se diga d iga qu quee el “olor a pueb pueblo” lo” de las novelas novelas natura naturalistas listas es es demasiado nauseab n auseabundo undo.. Tanto mejor: seremos como el cirujano que revuelve su mano en la inmundicia de la carne putrefacta y se inclinaa sobre inclin sobre la úlcera pestífera pestífera para estudiarlas profun dam ente.1

¿A qu quié iénn —me pr preg egun unto—repres to—representa enta el nosotros   proclamado con tanta convic ción ci ón y que q ue se recorta profilácticamente del p del pii c e b lo l  Es   Es decir: ¿quiénes serían los escritores naturalistas en la Argentina de 1880 y quiénes son los otros, los que poseen esa “úlcera pestífera”? 1 "C arta literaria", La Nación, Nación , Buenos Aires, 16/11/1879 (reproducido en Frugoni de Fritzsche, (comp.), 1966). Benigno Lugones murió cuatro años después después y no escribió escribió ningu nin guna na novela. novela. 155

 

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literarios, ios, escritos rio de los naturalistas corno I.ligones.7 En sus R ecuerd os literar  escritos aproxi madam ma damente ente en 1886 y publicado pu blicadoss en 1891, 18 91, Mar M artín tín García G arcía Mérou Méro u —quien se convertiría en una figura clave de los dos últimos períodos de la polémica- le dedica a Benigno Lugones un artícu a rtículo lo en el que afirma afirm a que “fue tino de los los prime prime  ros que se apasionó de las teorías literarias de Emilio Zola”, al tiempo que hace una decidida dec idida defensa defensa de su actividad periodística debido a la facilidad y la espon taneidad de su escritura escritura (García Mé Mérou rou,, 1913: 16 167-18 7-180). 0). Esta descripción retro retros s pectiva de los los vínculos iniciales entre periodismo y naturalismo se detiene en un período que coincide, cronológicamente, con el de la lectura realizada en 1881 sobre los los “dramas “dramas policiales” de Eduardo Gutiérrez. Al com c omparar parar en ambos amb os textos la postura de García Mérou sobre un mismo tema, se pone de relieve que la discrepancia con los relatos de Gutiérrez no pasa necesariamente por la técnica periodística del escritor de folletines sino por el modo de d e procesar, procesar, narrativamente, narrativam ente, una temática temá tica determinada. determ inada. Es decir: mientras se ace acepta pta la representa representación ción “natu “natura ra lista” de los ladrones urbanos en el género de la crónica periodística, lo que se rechaza es la representación de esos mismos ladrones (“desde el ladrón de alta escuela, hasta el ratero artístico que trabaja en miniatura”) en el género de la novela folletinesca popular. La diferencia entre ambas propuestas “periodísticas” radicaría entonces en el uso de la ficción para procesar un tema propio de la lu s   imaginativo, novelesco y antidocumental que la ficción le crónica. Es ese p ese plu imprime a un tema que parece propio de la crónica lo que debe ser sometido a ciertos mecanismos de control. De ahí ah í es posible derivar deriva r los los problemas centrales cent rales con los que se enfrentan los escrit esc ritore oress y los periodistas de la época: época: por un lado, con qué materiales y con qué lenguaje construir una ficción nacional; por otro lado, cómo controlar una ficción necesaria comode imprevisible en suy desarrollo. Tainini, “El mar tadero” tad ero”tan ofrecía ofrecí a un modelo m odelo cómo un rema u na leng una le ngua uaPara populares podían serr se objeto de una representación realista. Si los artículos de Lugones -a los que Mérou rescata—llegan a adecuarse a ese modelo, lo hacen porque profundizan la vertiente costumbrista y testimonial de “El matadero” frente a la vertiente fíccional fícc ional que pretendía subrayar Tamini. Mie Mientras ntras en un plano teórico teórico los sec sec tores enfrentados en la polémica asumen posiciones coherentes en torno del dilema romanticismo-naturalismo, al pasar al plano de la escricura de ficción 7 No deja de ser notable, en en la inflexión inflexión naturalista de la que dan cuenta los los artículos men cionados que participan de la polémica, que todos ellos hayan sido publicados en el diario La    Nación.  Naci ón.   Esto no solo se debe a que el diario de los Mitre era el receptáculo privilegiado de la escritura periodística, sino a las propias características del espacio de la prensa, en el cual pueden convivir posiciones estéticas y culturales encontradas. De hecho, el ejemplo de La Nación  basta  basta como muestra de que un solo diario alcanza para desatar una polémica entre sus colaboradores.

 

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l.A CONST ITUC IÓN Dl'. l'.l.l. Cl TU RO

las posiciones se tornan más ambiguas y hasca contradictorias. En ese contexto, lo que están mostrando contemporáneamente las novelas populares de Eduar do Gutiérrez es la eficacia de una apuesta ficcional (con "olor a pueblo”, con criollismos y con argot  porteño) que apela a los recursos recursos periodísticos periodísticos y se reali real i za al al margen de los debates estéticos más modernos. En ese ese sentido, la inflexión naturalista res resulta ulta efica eficazz en el plano teóri teórico co al liquidar liqu idar la anacrónica discusión, discusión, poética entre entre clásicos clásicos y románticos rom ánticos y detectar d etectar la impo importancia rtancia de la prosa como como canal para una renovación estética. De hecho, en el artículo sobre Lugones, García Mérou cuenta que aquel lo había atacado burlonamente de desde sde las las pági nas de la prensa acusándolo por su "romanticismo” a raíz de la publicación de unoss versos: “¿Pues qué uno qu é —pr preg egun unta taba ba Lugo L ugones nes— —, no podemo pode moss en sencillo sen cillo le len n guaje decir lo que pensamos?”. Más de diez años después, arrepentido de aque.llos versos juveniles y tras haber defendido públicamente las novelas de Cambaceres, Mérou admite la justicia de esas críticas y, volviendo a contar el inicio de la polémica sobre el naturalismo, sé reposiciona respecto de todos los debates literarios la década. Como si respondiera tardíamente a la pregunta de Lugones, caractde caracterizará erizará la prosa de este a partir de su "estilo nervioso, "estilo cortan te, de formas formas ásperas ásperas y decididas, decidid as, desnudo de snudo de matices matice s y de perífrasis, perífrasis, de atenua aten ua ciones y habilidades de expresión” (García Mérou, 1913: 179). Las palabras usadas para describir describ ir a “uno “uno de los primeros prime ros que se apasionó de las teorías lite rarias de Zola” son prácticamente las mismas que había usado para describir el estilo  de Cambaceres: estilo Camb aceres: “Sus párrafos incisivos, cortantes, cortante s, ásperos ásperos y de aristas agu das, tienen, sin embargo, el temple del acero”.8 Más allá de las “debilidades de expresión” del propio García Mérou que podemos encontrar en la reiteración, la coincidencia coincide ncia entre la carac caracteriz terización ación de la proS"a del frustrado pro esc ritornovelista escritor natura nat uralista lista dfinales comienzos de los resulta años deun1880 y el definitivamente consagrado de de fienales de la década indicio indici o a po steri steriori  ori   de la asimilación forzada de Cambaceres al naturalismo cuando publica su primera prim era novela novela en en 1882. En un marco de.oposición de.oposición al romanticismo romanticismo y a sus expresiones poéticas, la elección de nuevos temas y el uso de un nuevo lenguaje para la narración impulsa la inscripción de Pot-pourri  en   en el naturalis mo. En esa instancia, el prob problema lema de d e la moral, mo ral, que hasta h asta entonces había estado estado acotado a la crítica de las novelas de Zola, se superpone sin solución de conti nuidad nui dad a los los debates debates generados por la aparición aparició n de las novelas novelas de Cambaceres, Cam baceres, y la cuestión de la representación del. Otro, que estaba en el horizonte de los primeros prime ros naturalistas, cambia camb ia bruscamente bruscame nte de'objeto.

 Míss íssicicaa se s e n titim m en ta l- Sin ru m bo  (estudio por Eugenio 8 “La novela en el Plat Plata. a. Pot-pourri   -  M Sud-Amérka,   5/12/1885- Mérou incluirá este artículo con el nombre de “Las Cambaceres)”, Sud-Amérka, Libr bros os y autores  (1886). novelas de Cambaceres” en Li   (1886).

 

IJ\S NOVi l.A.s MOI Ji .RNAS |1¡: (. lA.VÍ I1A( II.RI S

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O p er a cic i o n es e s d e a s i m i la l a ci ó n : La La p u b l i ca ci ó n d e  Pot-pourri  Pot-pourri émp.   el En 1882 1 882,, Eugenio Camb C ambaceres aceres —con consider siderado ado por los miembros miemb ros de la émp. más aristocrático del grupo y por la crítica argentina del siglo XX el novelista Pot-pourri.   emblemático de la década de 1880— 1880—pub publica lica anónimamen anónim amente te su nove novela la Pot-pourri. Silbidos Sil bidos de un vago vago,, que agota tres ediciones en poc pocos os meses y suscita, de inme diato, un escándalo: “No se puede figurar el tole-tole que ha levantado la por quería que ría esa, esa, que escribí y pub publiqué liqué antes de mi salida salid a de de Buenos Aires”, le escribe a Miguel Cañé desde París.9 Como su título lo anticipa, es un libro hecho de retazos (de la narrativa, del texto teatral, de la descripción) unidos por una trama prototípíca: el narrador (el vago) es el escéptico testigo de cómo un ma trimonio de la elite porteña po rteña pasa del idilio de la luna de miel a la hipocresía de la infidelidad. Sin embargo, y más allá del hilo argumencal, ni el narrador en primera persona ni la configuración narrativa fragmentaria son leídos como obstáculos para asignarle a la novela el mote de “naturalista”. Pot-pourri  se ins ins  tala en ese espacio ficcional vacío que ios primeros defensores de Zola espera ban ver ocupado y , así, la polémica polém ica generada con la novela novela se asim asimila ila a la polé polé m ica sobre sobre el naturalism natu ralismo. o. Esta opera operación ción de asimilación asim ilación —que con el tiempo tiem po ha sido leída solo en función de la dificultad por aceptar las iniciales propuestas  Acciónales de Ca Cam m bac bacere eress y ha sid sidoo de desp spoja ojada da de su fuert fu ertee vin v incu culac lación ión con los debates  en torno de las novel novelas as de Zola que llegaban a Buenos Aires—debe Aires—debe ser reconsiderada en todas sus dimensiones, porque no es solamente una ocasión para discutir los límites de la moral de la época o una señal señal de la necesidad n ecesidad por poseer pos eer una ficción nacional. n acional. " Si él él lenguaje lenguaje utilizado por por Cambaceres y el el tema elegi elegido do permiten la ins cripción de Pot-pourri  en   en el naturalismo, esto se produce tanto a costa de los primeros postulados naturalistas en la Argentina Argent ina como en abono abono del moralismo  Nan ana  a  Zola había desencadenado por las las últim últimas as novelas de Zola. Ya Ya con con N h abía llevado el “olor del pueblo” a las clases altas: “Al cambiar de medio, tomando por tesis, esta vez, ya no las rudas costumbres del pueblo sino aquellas de las' clases más refinadas, el escalpelo del hondo analista no se hace sino más despiadado", se ñala el director del Voltaire  para   para promocionar la publicación en folletín de la novela en septiembre de 1879 (Huysmans, 1953). Pero recién cuando en 1882 un a novela novela naturalista también pue publica Pot-bouille  pone en evidencia que una de conve convertir rtir en objeto de “estudio” a los burgueses. Allí, A llí, ya no es es el el mu mundo ndo de la 9 Carta Ca rta del 22/11/82, Fe Fech chad adaa en París. Es la primera de las cuatro cartas a Migu Miguel el Cañé Cañ é que reproduce Claude Cymerman en su libro sobre Eugenio Cambaceres (Cymerman, 1971 y 1993). Según datos del mismo Cymerman, la primera edición de Pot-pourri se  habría   habría publicado el 7 de octubre de 1882.

 

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taberna ni el de las prostitutas el que .se recrea, .sino el de las relaciones amorosas y familiares de la burguesía urbana.101 urbana.10 1Este 1Este giro ofrece una justificación para hacer de Pot-pourri  la punta de lanza de un naturalismo argentino: el predomi nio dado al tema  y   y al lenguaje   les sirve a los defensores de Cambaceres para seguir su campaña contra el ro'mantieismo: mientras pasan por encima de la obvia diferencia diferencia que la figura del narrador y la organización narrativa n arrativa de J-W J-W p o u r r i  tiene tienenn con las novelas de Zol Z ola.1 a.111 Ese mismo pre predom dominio inio es lo que: que: dest desta a can los detractores para insistir en la calificación de “inmoral”, atributo que se convertirá en el epíteto peyorativo del naturalismo. En ese punto, no hay que perder de vista el desfasaje respecto respecto de los proyectos proyec tos y las expectativas expectativas deposita dep osita dos en “lo realista” en el período de inflexión. En relación con el proyecto ini cial, el pueblo al que se pretendía estudiar estu diar en las novelas novelas ha sido sido sustituido por otro objeto, y es esa sustitución, que los defensores del naturalismo pasan por alto, la que sus críticos críticos denuncian denu ncian indirectamen indirectamente. te. En definitiva, si si de algo no se habla en el período de asimilación de Pot-pourri  al naturalismo natu ralismo es del pueblo como objeto de la representación. En ese silencio, sin embargo, se pueden en contrar indicios para entender la progresiva progresiva orientación de la polémica p olémica así como el camino que qu e recorren las las novelas novelas de la década. Si el supuesto supuesto pedagógico ini cial asignaba lugares prefijados al “nosotros” y a los “otros” (los escritores y el pueblo), la violenta operaci operación ón de la crítica que instala a la novela novela de de Cambaceres en el luga lugarr que la ficción había dejado vacante produce un movimiento m ovimiento paradó jico: Pot-pourri  despliega una opción o pción narrativa narrativ a que cuestiona los lugares lugares asigna dos al comienzo de la polémica. po lémica. Porque el “ciru “cirujan jano” o” no no revuelve sus sus manos en la carne del pueblo —como quería qu ería Benigno B enigno Lu Lugo gones nes-, -, sino dentro del hogar .d .dee la “buena sociedad” porteña. Cambaceres hace públicos los secretos de la vida privada de la élitecuyo no solo sol o por m ediontario medio de un una a lengua leng ua renovada renovada, , sino través ili través de unaa organización un efect efecto o fragmentario fragme parece poner de relieve relie ve laainestabili inestab dad de los lazos sociales en el interior de una clase que pretende exhibir permaPot-bouille, pub 10 Pot-bouille,  publicado licado como folletín en Le Ga uloh  entr entree el 23 de enero y el 14 de abril de 1882, desató una polémica de la que la prensa parcicipó fervorosamente. Un fragmento de la Blas  a crítica del G il Blas    a la novela es bien claro: “¿Esta vez, están contentos, burgueses y burguesas que han hecho el éxito del señor Zola, mientras pintaba al pueblo o al mundo de las ‘niñas’? ¿Es  verdad que ustedes son una u na gama de d e imbéciles, im béciles, a veces veces monstruosos, siempre innobles, innobl es, y grotes cos incluso en lo innoble?” (cit. por Henri Mitterand en el prólogo a Zola, 1982). 11 Por otra parte, la asociación entre el título de la novela francesa Pot-bouille  (‘ordinario  (‘ordinario de la casa’; 'puchero', 'convivencia con otra persona’) y el de la argentina Pot-pourri  ('olla   ('olla podrida'; 'conjuntoo de cosas 'conjunt cosas heterogéneas’; 'fragmento literar literario io en que qu e aparecen diversos diversos temas reunidos de manera amena’; ‘fragm ‘fragmento ento compuesto de distin distintas tas melodías unidas entre sí') ha contrib contribuido uido a que la crítica no solo propusiera en su momento la calificación califi cación de la novela de Cambaceres como como naturalista sino que la mantuviera mantu viera a lo largo largo del del cie ciempo mpo (Cymerman, 1993).

 

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ncntc mente ncntcmen te su solidez solidez y su equilibrio. equilibr io. £1 mismo Cambaceres ingresa a la la polém ica —desde el prólogo pró logo a la tercera ed edici ición ón— —posicionándo posicionándo.se .se con los “secta “sectarios rios de la escuela realista” (“Dos palabras del autor”,'Cambaceres, L984: 11-17). Pero más que los rótulos importa cómo, al caracterizar su poética, recupera la metáfora del olor dándole otra orientación: “En cuanto a mí, usted sabe que tengo un flaco flaco interés por mostiar mo stiar las co cosas sas en en pelota y por hurgar hurga r lo que hiede; cuesción de gustos”, le escribirá el 24 de diciembre de 1883 a Miguel Cañé (en Pot-pourri, es Cymerman, 1971 1971:: 47-48). 47 -48). Lo que huele.mal, huele.mal, en Pot-pourri,  es la propia pro pia clase. En la trasposición de la estética naturalista natur alista de Europa a la Arg Argentin entina, a, entre ent re el período de inflexión y el de asimilación, se produce un salto fundamental: se ■■■.dude el mom m omen ento to refo reform rmista ista qu quee corre co rrespo sponde nde,, en Zo Zola, la, a la rep repres resent entació aciónn de la vida de las clases populares. Si bien en el prólogo a Pot-pourri  Cambaceres  Cambaceres proclama que la exhibición exhibición sencilla senc illa de las lacras lacras que corrompen al al organismo social es el reactivo reactivo mas enérgico que qu e contra cont ra ellas puede emplearse”, la elección inesperada del objeto mod modifica, ifica, fallidamente, fa llidamente, la función pedagógica de la nove nove la. La crítica a los los pares -refor -reforzad zadaa por el anonimato anonim ato del autor auto r y la narración en primera persona- provoca una ruptura en el pacto de clase que desvirtúa el carácter reformista del texto (porque anula la distancia entre el sujeto de la enunciación y el objeto de la representación), a la vez vez que transforma la figura del escritor escritor en un u n moralista satírico. En lugar de mostrar los vicios del pueblo, ya sea para corregirlos o para advertir a su propia clase, Cambaceres muestra “los salones s alones invadidos  por  por la élite de la socie sociedad” dad”.. La invasión invasión -ideologem -ideo logem a que ha servido, en la liter literatu atura ra argentina, arge ntina, para referirs referirsee a la irrupción del O tr troo -1 -122 remite acá a los compañeros de clase. D i a gn g n ó sti st i co c o s: a u t o r es e s en f er m i z o s y l ect e ct o r es e s p a r a n o i co s  ¿Cómo conciliar con ciliar el gesto modernizador modernizado r y la necesidad de una novel novelaa nacional nacion al con una crítica de la imaginación, una definición restringida dé inoral y un imperativo imperati vo pedag pedagógico ógico?? Est Estee dilema dilem a atraviesa atraviesa la década y afecta tanto a partidarios como a opositores del naturalismo y de Cambaceres. Pese a que la novela aparece por entonces liga ligada da al estudio —nombre que Zola, en su pretensión cíentificis cíen tificista, ta, soñaba so ñaba para pa ra el género género— —, los los peligros de la ficción retornan ret ornan cuan cu ando do menos se los espera. Solo que no radican ya en el exceso imaginativo de las 12 "Ell ideologema es la representación, en la ideolog "E ideología ía de un sujeto, de una práctica, una experiencia, un sentimiento social. El ideologema articula los contenidos de la conciencia social, posibilitando su circulación, su comunicación y su manifestación discursiva en. por ejemplo, las obrass literarias." (AJtamirano obra (AJtamirano y Sarlo; 1983: 35-37), 35-3 7),

 

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LA C O N S TIT U C IÓ N D IX G fi N F.RO

novelas rom novelas ro m ánt ánticas icas —que disto d istorsion rsionan an la realid rea lidad ad— —sino en la crudeza crude za de la re presentación. En esa irtisma crudeza (efecto de la representación “fiel" de la realidad) es donde la novela naturalista encuentra una barrera difícil de fran quear. Aunque, como señala Flora Süssekind, “el lector de un texto ‘naturalista’ es conducido fuera del lenguaje”, en tanto se trata de un texto que parece negar se como ficción para resaltar su carácter de documento o de espejo de la reali dad (Sü (Süsseki ssekind, nd, 1984 1984:: 37) 3 7),, es el mis mismo mo leng lenguaje uaje —y en su sen sentido tido más lato—el lato—el que le pone el prim er lím lí m ite a este “nuevo” “nuevo” mod modoo de narrar. narrar. Porque es ante todo el uso de ciertas palabras lo que se lee como signo de una inmoralidad inm oralidad que y a no puede adjudicarse a un proceso imaginativo sino representativo.  Vin  V incc u la ladd o en p ar arte te con est estee asp aspec ecto to,, ot otro ro de los su supu pues esto toss de la po polém lém ic icaa  —qu quee ent e ntra ra en co nf nflic licto to con el sup s upuu es esto to pe peda dagó gógg ic ico— o—es es el po pode derr de d e la ficc f icció ión. n. n    Soloo eso Sol eso explica que M iguel C añé, ante la aparici aparición ón de M de  M ú s i c a s e n t i m e n t a l e n  1884, p ueda hacer la lass siguientes declaraciones: declaraciones: i ¿Que hay brutal,desalvaje, en laLos descripción de lalobajeza humana, en lay sonda que belleza sale cuajada humores? que sabemos que cuesta escribir pintar podremos tal vez apreciarla; el público (cuando se publica un libro es para él, si no el manuscrit man uscritoo bastaría), bastaría) , el público no ve ve sino que ya es permitido emplear una enfermedad repugnante, prolijamente detallada, como tema de romance. em a n , habla de esas cosas en un libro, y cualquiera se Cambacérès, tipo del ge del genn tltlem creerá justificado, por tan culto modelo, para hablar de ellas en un salón. ¿Piensa el autor-evitar aut or-evitar que qu e los jóvenes jóvenes argentinos vayan a lugares de perdición?1 perdición? 13 En la crítica de Cañé, no es la imaginación la que produciría el desenfreno de lo® lec lectores, tores, sino un unaa descripción de scripción natu naturalista ralista que, qu e, al legitimarse legitimars e en la posición posición social del autor (el g (el gee n t le m a n  ), es to t o m ad adaa como com o eje ejem m plo de un mo modo do de hab hablar lar y como permiso d e'u e'unn a conduc con ducta ta a seguir. El detalle —efe efecto cto de la acumulación ac umulación de palabras y de la correspondencia estrecha de estas con sus referentes—con densa aquí aqu í ese poder de la ficción: del otro lado de la pedagogía, y en un terreno terreno en el que la moral se dirime, ante todo, en términos de “buen gusto” o de “mal gusto”, emerge un exceso que ya no es de la imaginación Sino del orden del lenguaje. Esta perspectiva está potenciada por el hecho de que las distancias entre el sujeto y el objeto objet o de la representación repres entación se han acortado. Los lectores a lo loss que hace referencia Cañé son los mismos que asisten a los salones y son los  Nan ana. a. Clausuradas mismos jóvenes que devoraban  N  Clausuradas la posibilidad de reformismo (porque el autor y el leccor comparten el mismo espacio social) y la posibi^ Miguel Cañé, “Sección literaria. Música sentimental'*, Sud-América , 30/9/1884, p. I, col. 6 (en Cymerman, 1993: 85-86).

 

I AS NOViU.AS MODI-.KNAS LH- CAMBAOCRKS.

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lidad de ia advertencia (porque el objeto de la representación no tiene una posición social diferente a la del autor auto r y el lector), la novela recupera ese poder poder de la ficción que solo en su reconversión reconversió n did d idáct áctica ica —y a expensas expe nsas de su oculta o culta-miento—orientaba miento— orientaba la búsqueda de una un a novela representativa y nacional. Hay una pregunta que considero decisiva en este debate: “¿Al libro o a su objeto, a cuál de los dos cobráis cobráis horror?”, horror?”, preguntaba pregun taba Luis Tamini Tam ini en 1880. En el momento de inflexi inflexión, ón, la argumentación argum entación en favor del del libro podía ser convin cente, pero, una vez asimilada Pot-pourri  a   a la estética naturalista con sus im prescindibles reajustes, la respuesta no no puede ser la mis mism m a (“El naturalismo natura lismo”, ”, en Frugoni de Fritzsche, 1966). La ruptura del pacto de clase practicada por Cambaceres, posible justamente por la identidad de clase entre el sujeto que escribe y el objeto al que qu e representa, anula an ula la opción opció n entre "libro” y “objeto”: “objeto”: el el “horror” solo solo puede estar depositad depositadoo en el libro. libro. En su desvío desvío (de la tradición trad ición,, de la clase, del género), Pot-pourri  ingresa en una un a serie serie latinoame latinoa mericana ricana centra da en problemáticas similares a las que formula Flora Süssekind respecto de cierta literatura brasileña del período: El texto debe reforzar reforzar las características características previamente previ amente conocidas conocidas de su autor. De Debe, be, autoría.   (...) Debe, finalmente, antes que nada, reforzar la propia noción de autoría. tornarse legible a imagen y semejanza de su propia nacionalidad. ¿Cómo reco nocer un texto que, en vez de reforza reforzarr la identidad identi dad nacional, nac ional, produce inquietan inqu ietan tes fragmentaciones? ¿Cómo llamarlo? ¿Parricida, bastardo, estéril? (Süssekind, 1984: 38) “Libro enfermizo” (dice Goyena), “libro de un enfermo” (lo llamará Cañé). El discurso médicocientificista naturalismo ingresa a la polémica, dondeque se transforma en injuria. en inju ria. Como Co mo del señala señal a Cristina Cristin a Iglesia, Iglesi a, “ambos “ambos están diciendo Pot-pourri  es un tex texto to producido fuera de la norma, fuera de lo que el sistema literario permite como variación y, por lo tanto, debe ser confinado, separado,, encerrado en un hospicio” (Iglesia, 2003 20 03).). En efecto, efecto, la profilaxis se se ejerce ejerce con tra el libro y contra su autor: au tor: los “cirujanos “cirujanos”” son ahora los críticos y Pot-pourri  es la “úlcera pestífera” que debe ser extirpada de la literatura nacional. El fra fracaso caso de la función peda pedagógicom gógicomoralizadora oralizadora —no atribu at ribuíí ble a una d ifi cultad intrínseca al naturalismo sino a la equívoca atribución de este a Pot-    poo u r r i — estimula, complementariamente, una práctica residual de lectura: un.  p modo leer referencial que dará a la “lectura en clave” nat de uralista la novela. que se de lleva a su punto extremo es, lugar precisamente, el postulado naturalis ta porLoel el cual “se disuelve la ficcionalídad propia de lo novelesco y se obliga al lector a mirar el hecho ficcional siempre en analogía con un referente extratextual al

 

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cual obligatoriamente obligato riamente debe corresponder lo más posible” posible” (Süsselci (Süsselcind, nd, 1984 1984:: 38). Pot-pourri,   e] (Y así sus críticos develan, a través de la errada clasificación ele Pot-pourri,  verdadero  verda dero :ar artif tific icio io del na natu tura ralism lismo: o: la ilu ilusió siónn ref referen erencia^ cia^)) En ese cam c amin inoo , que  va dé la op opac acida idadd de Ja ficción ficc ión na natu tural ralist istaa a la sim simpl plee lect le ctur uraa refe r eferen rencia cial,l, de deja ja de haber una analogía con el referente extratextual para revelar una identidad. Es entonces que se pone en práctica un modo de leer que niega la representación refeferr e n ciciaa . ficcional: la p la paa r a n o ia d e la re ¿Quiénes son esos personajes criticados en la novela?, se preguntan los hom bres br es de de la elite. ¿Es ¿Es pos posible ible que, así como el narrador men m encion cionaa a Gané paseándo paseánd o se aburrido en el baile de carnaval del Club del Progreso y a Pedro Goyena para causeur, h describ desc ribir ir irónicamente irónicamente y a lolargo lolarg o de dos páginas su actividad de causeur,  haya aya en Pot-pourri   otras alusiones a personalidades de la época? ¿Cuál es el nombre y apellido de “nuestros cómicos políticos” enjuiciados en el capítulo en el que se narra la “Farsa republicana”? Estos interrogantes promueven una paranoia que comienza cuando los lectores lectores de la elite se empeñan en buscar detrás de cada tipo, de cada personaje, el nombre; propio correspondiente: era un secreto a toda voz, para los lec lectores tores de la época, que Bartolomé Mitre M itre o Carlos Tejedor eran persona jes en claveden clave dentro tro de la novela.1 no vela.144 De hecho, este es uno de los principa principales les moti m oti  vos qu quee llevan a Cambac Cam bacere eress a esc escribir ribir como prólogo prólog o las “Dos “Dos palabra pa labrass del au auto tor”, r”, donde admite ad mite que “bien sabía, por otra parte, que era peludo el asunto, que más de uno iba a mirarse reproducido en la escena, que el libro iba a darme un buen número de enemigos, amigo, ninguno”. Y aunque allí aclare que no ha dado  verdadeross motivos  verdadero motiv os para par a excitar excita r el escándalo, escándalo , sigue sig ue siendo provoca provocativo tivo al sostener s ostener que “todos ustedes han colaborado alcanzándome la pintura”.15 De éste modo, desde ambo amboss bandos de la polémica polémic a comienza a circular una “lic lectura clave” de la novel de novela que hace posible la lunión proviso de undecató Pot-   lico o comoenPedro Ped ro Goyena y una liberal como Mig uel Migue Ca ñé provisoria Cañé frente alriaautor  poo u r r i.i. La  p evaa R e v isista ta d e B u e n o s A ire ires s  que dirige  La extensa reseña que hace la  N u ev Ernesto Quesada cuando sale Pot-pourri  condensa todos los problemas que q ue pre senta su lectura para sus contemporáneos: >N

 A m ér  Am érica ica: :  “Aruian   “Aruian por ahí muchos otros libros que dcbician sei i acogidos poi la policía escricos por estos hipócritas que .predican moral y están hechos de la pasta más. más. sensible de lo loss goces goces terrenos terrenos y hum h umano anoss ^

L a cl claa u su r a d e l a p o l ém i ca en el esp e sp a ci o d el fo  f o l l e t í n  re,, la última novela de Cambaceres, haya provocado Que en 1887  En la s a n g re una aceptación generalizada no implica la ausencia de polémica m la aclama ción unánime unánim e deltexto de ltexto.. En todo casa, la mirada mirad a homogeneizadora acerca acerca de las las condiciones condicion es que rodean r odean la aparición aparició n de la novela y su recepción es es más el resul tado de las estrategia estrategiass de historización historización y clasificaci c lasificación ón de la literatura decimonó decimon ó nica llevadas llevadas a.ca a.cabo bo a comienzos del siglo XX que de la observación observación y el análisis análisis de los posicionamientos y los debates debates en el campo cultura cu lturall de fines fines de la década de 1880 1880.. H ay dos dos aspectos, aspectos, vinculados entre sí, sí, que q ue considero fundamentales en este período, período, de clausura. claus ura. En primer prime r lugar, el pape papell que jugó la prensa y a no ■solo como aparato crítico y publicitario sino en tanto contexto enunciativo y órgano de distribución, cuyas consecuencias se observan en la consagración defij nitiva de Cambaceres como novelista nacional y en la cristalización cristalización de la imagen 'd e l naturali naturalismo smo en la Argentina. En segun segundo do lugar, lugar, la redefini redefinición ción d é la polémica en el marco del conflicto, conflicto, entr entre, e, clericalistas y anticle anticlericalista ricalistas, s, que im implic plicaa tanto la interven intervención ción de nuevos participantes particip antes y la re configura figuración ción de las alianzas como como la discusión en términos político-culturales antes que literario-culturales. De hecho, que En que  En la s a n g r e  haya   haya sido publicada en forma de folletín en el diario Sud-Amériea  gener generalme almente nte ha sido tom tomado ado solo com comoo un dato accesorio accesorio (sobre (sobre todo porque no seno trata de un escritura folletinesca sino de una publicación folletinesca), folletine sca), pero como uuna n factor diferencial y decisivo respecto respecto del tipo de circulación de las las anteriores anteriores novelas novelas de Cambaceres, Si es un lugar común adju adju dicar la recepción favorable de la novela a la elección de un hijo de inmigrantes inmig rantes italianos como protagonista y al ideologema de la invasión como motor de la historia, no han sido vistas vistas sin embargo embargo la lass vinculaciones entre la trama, la publi pub li cación caci ón en follet folletín ín y el reposicionamiento de sus contemporáneos contemporáneos en la polémi polém i ca. Operan aquí dos supuestos que es preciso desmontar: por una parte, el  En la sa s a n g p e es supuesto evolucion ev olucionista ista según el cual cual En es la novela novela naturalista natu ralista deseada por la elite porteña, con la que termina term ina de reconciliarse reconciliarse definitivamente Cam C am baceres, su hijo porelotra el (y supuesto quey  homogeneiza toda excéntrico; diferencia bajo rótuloparte, de elite también ideológico “generación”) 'H Sud-Arnéricn , 2/11/1885, p. 1, col. 3.

 



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con el cual se corre el riesgo de perder cíe visca aquellas que exceden las alianzas de clase.45 clase.45 En ese ese sencido sencido,, la considera c onsideración ción de las.condicio las.co ndiciones nes de publicación y n. la s a n g r ú e s  can difusión de E de  En.   can fundamental para pensar la clausura de la polé mica como la propia considera consideración ción de la novel novela. a. • érica ca co n En la sán gre se  inicia Larelación que enrabia Sud-Am éri   inicia en 1886 1 886 con , una serie de noticias que regiscran, paralelamente, las alternacivas de su escritu ra y las negociaciones n egociaciones de los edito editores res con su autor. Esta “promoción” de la nueva novela nov ela dé dé Gambac Gambaceres eres -aú n incom incompleta pleta y sin título— título—establece establece una continuid con tinuidad ad conn la posición co posición adoptada por el d ia iari rioo en ocasión ocasión de la publicación p ublicación de S in   rumbo pe rumbo  pero ro tendrá tend rá consecuencias consecu encias imprevistas. Ya a comienzos de marzo de ese año el diario anuncia que Gambaceres “casi tiene terminado su nuevo roman ce”.. “El ce” “El libro no tardará tard ará en ver la luz pública púb lica y se nos dice que q ue causar ca usaráá sensación por su originalidad origin alidad y la belleza belleza del asunto. El Dr. Gambaceres Gambaceres ha recibido ven tajosas propuestas de nuestros editores que se disputan la propiedad del nuevo libro”//56 Dos meses libro” meses después, el e l diario dia rio insiste en que q ue la l a novela está es tá práctica prá cticame men n te terminada y comenta com enta que que la casa editorade editora de Féli Félixx Lajouane publicará el libr libro. o. Sin embargo, cuando al año siguiente sale la novela, lo hace en el folletín del Sud-América, primero, propio Sud-América,  primero, y enseguida en libro con el sello sello del diario, con con   vertido  ver tido ent enton onces ces en em empres presaa ed edititor oria ial.l. Este arre arreglo glo d ec ecid idid idam amen ente te co come merci rcial al inaugura inaug ura en 1887, después de casi casi un año de silencio silencio al respe respecto, cto, la campaña camp aña de publicidad propiamente propiamen te dicha. Para ello, y tras haber anunciado un mes antes el viaje a Europa de Gambaceres y las últimas ú ltimas correcciones a su nueva nu eva novela, el diario dia rio saca una extensa extensa nota en la primera prim era página en la que declara haber haber adqui adq ui  En la s a n g r e  para publicarla rido En rido pub licarla como folletín y donde explici ca el doble obje o bje tivo de la decisión: “satisfacer a sus numerosos lectores” y “propender al desa rrollo de la literatura nacional”.47 ..45 David David Viñas Viñas -como -com o lo anticipé en la intro duc ducción ción-lee -lee la obr obraa de Cambaceres Cambaceres a partir de amboss supuestos ambo supuestos que se conjug conjugarían arían exitosamente a través través de lo que llama "naturali "naturalismo smo mor m oral": al":,, sentiment mentalal-,, el conflicto, internaliza "ya no h ay silbidos ni M úsica senti internalizado, do, se coagula enla sa ng rey  el  el eje; narrativo se va desplazando desplazando desde las bromas en torno de d e la propia p ropia das d asee —aparentem aparentemente ente úni única ca después del triunfo del ’80- hacia la dase en formación y avance” ("Biología, escepticismo y repliegue: Cambaceres y los naturalistas”. Viñas. 1971: 37-41). Por su parte, cuando Jorge Panesi gree en  función en  función de la transformación de un "narra-, analiza el viraje que va de Pot-pourri  a En la sa n gr dor chismoso" en un “narrador fetichista”, practica una variante textualista de la lectura de Viñas (“Cambaceres, un narrador chismoso", Panesi, 2000). Sud-América, 11/3/1886, 4®Sud-América,  11/3/1886, p. 2, col. 1.  ,¡7   ,¡ 7  “Noticias. Sud-América, 1/8/1887,  “Noticias. ‘En la sangre’ por Eugenio Cambaceres’’, Sud-América,  1/8/1887, p. 1, col. 4. En esa misma nota, el diario vincula el nuevo folletín con su política cultural de 1884-1885 al decir que “a las novelas inéditas que han sido escritas expresamente para Sud-América por Paul Groussac, Lucio V. López y Martín García Mérou -añadimos esta de Eugenio Cambaceres, que insistimos en recomendar y que señalará un acontecimiento aco ntecimiento en nuestra vida intelectu in telectual'1 al'1.

 

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La novela, que recién ahora tiene un nombre, es objeto desde entonces de una promoción que apunta a estimular la curiosidad de los lectores a partir, precisamente, de los posibles significados de ese nombre: san gre, ha Ese título E título  Enn la sangre,  ha dado tema a mil comentarios. ¿Se trata de un drama sombrío, sombrí o, lle lleno no de crímenes crímenes —rumoroso y tremendo, tremendo, escrito por esa pluma plu ma acerba que da tanto tanto relieve y tanto colorido a los cuadros que traza? ¿Se trata por acaso acaso de un nuevo estudio en que salga triunfante la ley de la herencia, indicando que el héroe o la hero heroína ína del libro libro titiene ene en la masa masa de la sangre sangre —segú segúnn la expresión  vulga  vu lgar— r—, una ma marca rca ine inexo xorab rable, le, una pre prede destin stinaci ación ón para para la lass luc lucha hass de la vid vida? No podemos descorrer el velo, ni descubrir el enigma.'48* enigma.'48* El títu título lo —cuyo sentido sen tido se prevé por el naturalism natu ralismoo atribu at ribuido ido a Cam Cambac bacere eres—  s—  resulta, de cualquier modo, apto para la conjetura. Los dos modelos literarios propuestos, el del drama policial  .(¿qué   .(¿qué es, si no, ese “drama sombrío, lleno de crímenes”?) y el del estudio naturalista, aparecen naturalista, aparecen como las dos opciones de un dilemaa que, paradoja dilem parad oja mediante, m ediante, pone de manifiesto manifiesto el contacto contacto entre ambas. La sangre adquiere así una densidad dens idad en la que,se que,se combina comb ina el parad paradigm igmaa de lo lo poli po li cial (cuyo correlato más convencional es el folletín) y el modelo de la biología cientificista (cuyo obvio correlato es la novela naturalista). Pese a su rápida y sencilla resolución, el enigma propuesto advierte que ambas posibilidades est4n en el horizonte de expectativas de los lectores contemporáneos, y que la prensa no duda du da en apelar ap elar a los dos modelos con tal de conquista conq uistarr a esos esos lector lectores. es. La nueva definición definición del naturalismo, despojada despo jada en esta esta instancia de promo promo  ción de las cuestiones morales que siguen perturbando a sus sus opositores, opositores, se adecúa así definitivamente definitivam ente a las tesis tesis de Zola antes que a los los argumentos argum entos que qu e este utiliza paca discutir con sus adversarios. En ese sentido, es muy clara, y también sor prendente, la afirmación realizada por el diario La Patria Italianas   “La nueva novela se citula  En la s a n g r e  y,   y, a estar a lo que se asegura, desarrollará algunos casos de transmisión patológica1hereditaria, como en vasta escala ha venido haciendo Zola en su historia de una familia bajo el segundo imperio”. Que la “transmisión patológica hereditaria” sea la de los inmigrantes italianos, no obs ta para que La Patria Italian a  —cuyos lectores lec tores,, si bien prev previsibl isibles, es, no pert p ertene enecen cen a las nuevas masas inmigratorias dé trabajadores—admita la importancia de la novela de Cambaceres y comprenda su interés literario.43 Con la publicación 48 "Noticias. n lanuevo sangre’ pordeEugenio.Cambaceres”, Euge nio.Cambaceres”, Sud-América, 2/8/1887, Sud-América,  2/8/1887, p. 1, Sud-América, 8/8/1887, Sud-América, también "Noticias.‘ EEl libro Cambaceres”,  8/8/1887, p. 1, col. 5).col. 5 (véase Stul-Aniérica,   11/8/1887, p. 1, col. 5. La aparición de la prensa italiana en 43 “Noticias”, Stul-Aniérica, Buenos Aires tiene lugar en la década de 1870 y, a través de ella, la elite “colonial” se erige en representante de toda la comunidad italiana residente y  residente  y  en   en ¡nterlocurora de la elite local (para la

 

■l.AS NOVLI.AN MODERNAS DI: CAMISACLRLN

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re,, el principio naturalista del deterninismo hereditario ingresa a de  En la sa n g re la polémica. Ni N i en 1879 Benign Benignoo Lugones había postulad# la ley de la herencia al declarar su adhesión al naturalismo proclamando la necesidad de representar al pueblo, pueblo, ni tampoco en 1885 García Méro Mérouu había fundamen fund amentado tado su crítica a la novela de Argerich con la presencia de la explicación hereditaria: como si la lectura de los ensayos de Zola que servían para par a apoyar o criticar critica r al naturalism na turalismo, o, centrados en “De la moralité dans la littérature”, “La littérature obscène” y en los breves artículos incluidos en “Du roman”, hubiera pasado por alto el méto do novelístico expuesto en “Le roman expérim ex périmenta ental”.5 l”.500 Dos comentar com entarios ios acerca del principio hereditario iluminan, precisamente, su ausencia en la discusión.  ¿II n o c e n t e s ó c u lp a b leless ?  que Uno es la introducción al adelanto del prólogo de  ¿  que Crónica,  donde realiza el diario La Crónica, d onde se señala que Argerich es partidario del natu n atu ralismo pero “no de la interpretació interpretaciónn porno pornográfica gráfica que se le ha dado, sino en su ; sentido evolu evolucionista cionista con relación al medio m edio y con el tipo heredita h ereditario”.5 rio”.511 El otro es la distinción entre Zola Z ola y Cambaceres hecha por García Mérou M érou al señalar que la diferencia fundamental fundam ental entre ambos era que el segundo no aplicaba las teo rías cientificistas que, concentradas en el principio hereditario, eran centrales en la propuesta de Zola. Si en el primer caso se pone en evidencia el doble sentido dado al naturalismo y el uso más frecuente del primero en nuestro país, en el segundo caso caso sorprende sorprende que la observaci observación ón se limita lim ita a marcar m arcar una u na diferen cia entre Cambaceres Cam baceres y Zola y no es aprovechada para pronunciars pronu nciarsee a favor favor o en contra de la ley le y de la herencia here ncia ni para analizar an alizar sus contenido conte nidos.5 s.522 A la luz de este panorama, no importan tanto las opiniones de los los partidarios o los detractores, detractores, sinoo la falta de registro sin registro de la importancia importan cia del determinismo en la novela natura listaa y, también, list tam bién, del papel que cum plía la herencia, herencia, de una u na manera m anera distinta disti nta a la de Zola, en las anteriores novelas de Cambaceres. Es recién con la publicación re  que de  En la s a n g re   que el tema del determinismo se convertirá en uno de los ele mentos a partir pa rtir de los cuales se se defina la poética poé tica de Cambaceres Camb aceres.. El efecto efecto retro activoo de esta nueva lectu activ lec tu ra ra— —que puede pue de observarse observarse en muchas m uchas de las notas y los: cuestión de las relaciones entre ambas élites, la distinción entre los distintos cipos de italianos residentes y el papel de la prensa, véase Síbato y Cibotti, 1990.) ensa sajejero ro ele e le Eur E uropa  opa  en septiembre de 1879 5° “L “Lee román expérim e xpérimental” ental” fue publicado publicad o en El en El m en Voltaire, diario francés de corte republicano; allí Zola postu y posteriormente reproducido en Le Voltaire, diario Introducción ión a l estudi estudioo d e la m edicina experimen  experimen  la su teoría de la novela naturalista, basada en la Introducc ta l  de  de Claude Bernard, explicando el método de la observación y la experimentación y la impor tancia51del y mesológico 1972:  17/6/1884, 29-69). La Crónica,  Crónica, S/a.determinismo “Naturalismohereditario criollo. El libro del día”, (Zola, p. 1, cois. 2-3. 52 En Ley social, García social,  García Mérou se inclina in clina por p or el el có cópic picoo del spleen  para  para caracterizar caracterizar al protago pr otago nista (¡un español!), si bien recurre en ocasiones a las metáforas biologicistas (García Mérou, 1885).

 

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sueltos suelt os que ac om pa ñan la aparición de una novela que es asimilada con diferen cias mínimas a la producción previa de su autor- sobrepasa la recepción de la época y marca gran parte de los abordajes que de ella se hicieron en el siglo XX,. fun cio na nd o com o en la bas ase e del supu supuesto esto evolucionista que orienta la lectuia lectuia de la obra de Cambaceres. En su momento, así y todo, la irrupción del determimsmo hereditario no es enunciada como una novedad ni como un ras go que co nfirm aría que el naturalismo naturalismo es una mera aplicación de teor teoría íass im p or   tadas  tad as Pr Pres es en ta da c o m o u n a ca cara ract cter eríst ística ica d e f in it o n a q u e se su s u m a si sin n c o n fl flic ic to al “real “realis ismo mo criollo” a djudicado a Cambaceres y que no im plica su revisión revisión la ley de la herencia “a la manera de Zola” puede convivir con una originalidad que -después de haber sido buscada sistemáticamente en todas las novelas de la década décad a y nu nc a de manera totalmente satisfactoriasatisfactoria- conviert convierte e la b i z a r r í a ^   no en el síntoma de una enfermedad sino en signo de distinción:

 Enn l a s a n g r e ,   Eu ge nio Cambacer Cambaceres es da los los últimos toqu toques es a una novela novela titulada E cuadro naturalista con maestras pinceladas de un color subido, que no es se guramente el realismo de Zola, sino un realismo criollo que ha dado sello y carácter al autor y esa fisonomía propia que le señala como iniciador de un género literario, del cual es entre nosotros el más bizarro porta-estandarte.

 Enn la s a n g r e   es una novela que tiene como punto de partida la ciencia, esa  E base ba se matemátic mate mática a de los 'organis 'organismos mos animados anim ados.5 .53 3

 Tras su suce cesiv sivas as pr prom omesa esass y po post sterg ergac acion iones es,, la no nove vela la ap apar arec ecee fi fina nalm lmen ente te en el espacio del folletín del Sud-América   entre el 12 de septiembre y el 14 de octubre de 1887. Si con las primeras entregas el enigma propuesto por el título alrededor del de l significado significado de “en la sangre” sangre” que queda da aclarado, el diario d iario no dudaa en s u s t i t u i r ese enigm a por otro: dud otro: el de la identidad id entidad del protagonista. protagon ista. Asi, Asi,  V a tr través avés de este nu nuevo evo im impu pulso lso p ub lic licititar ario io,,  En la s a n g r e p r o v o c a , n n  n  debate  debate Pot-pourri.   leferencial que reproduce reproduce -c -coo n distinto sign si gn o- aquel suscitado suscitado por Pot-pourri. La paran paranoia oia de la refer referencia encia de deja ja de ser un efecto efecto de lectura para convertnse en un acertijo que se alimenta de las cartas enviadas al diario por los lectores propon pro poniendo iendo,, como en los juegos de adivinanzas, adivinanzas, diversas soluciones. Siguie Sig uien n Sud-América, la do la interpretación interp retación en clave clave que estimula estimu la Sud-América,  la figur^ de Genaio, el protagonista de la novela, parece corresponder a la de Carlos D Amico. Lo que im por porta ta de este “descubrimento” “descubrimento” - y pasando por alto alto las diferencias diferencias en tree el personaje ficcional y el político - es que introduce un quiebre dentro de tr Xi Se nata de una nota publicada en el diario U Ép Époc oca  a  de   de Montevideo que reproduce Sud-    Am  A m éri érica  ca  (“No (“Nocidas cidas”, ”, 5/8/1887, p. 1. 6)-

 

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ja llamada “coalición liberal de los 80” (Ludmer, 1999): figura expulsada de la escena política, D’Amico es objeto de un repudio generalizado por parte de sus mismos compañeros de actividad, activida d, que qu e se se can aliza, en parte, por medio del méricaa y  que y  que excede juego propuesto por Sud-A méric excede el hecho de que Cambaceres se haya basado o no en su historia para construir el personaje de Genaro.54* Genaro.54*  Así,í, el  As e l chi c hism smee ind indis iscr cret etoo de dell que qu e se acus ac usab abaa a Pot-pourri p or  la  la vía de la lectura en clave parece ser ahora un acto de justicia. A su vez, el “secreto a voces” no se basa en la paranoica lectura referencial de los miembros de la elite sino en una lectura casi detectivesca que pone a prueba los conocimientos que se tienen de esa elite: Leídos los primeros folletines de la novela de Cambaceres, escúchase por todas partes esta pregunta: ¿Quién es Genaro? ¿Quién es el hijo del tachero? Cambacérès nos los dijo antes de partir, pero no podemos repetirlo. Ponga la curiosidad pública el nombre que quiera. Hemos oído a muchos, repetir uno que es el verdadero. Salido de la nada llegó a ser un magnate, un millonario, un hom bre de influencia, influencia, hom bre de pode poder. r. ¿Quién es Genaro? ¿Qué personalidad se oculta bajo ese seudónimo?5?

En lugar de usar cómo argumento contra la novela la “decencia pública”, el diario la proinociona apelando a la “curiosidad pública”. pú blica”. Aun Aunque que el nombre de Cambaceres funciona como aval de la pertinencia del enigma propuesto, este es, a todas luces, un recurso creado por el diario para promocionar la novela excitandoo la curiosidad de los lector excitand lectores. es. Para impulsar imp ulsar la lectura referenc referencial, ial, Sud-    A m ér éricica  a  da  da una un a serie de indicios biográfico biográficoss del personaje público que q ue se ocul taría tras el nombre nom bre de Genaro G enaro y reproduce algunas alguna s cartas de lectores en las que, se ofrecen respuestas tentativas: 54 Carlos D’Amico ( 1839-1917) es una figura contradictoria: partidario del autonomismo. N a c io ionn a l  ocupó alsinista y activo redactor de  El Na   ocupó importantes cargos públicos hasta llegar a ser ministro y gobernador de Buenos Aires en la década de 1880; acusado de manejos espurios y acciones accio nes ilícitas, debió emigrar em igrar a México, Méxi co, donde dond e residió varios años. Esa coy coyun untu tura ra escandalosa escandalosa es la que permitió a la prensa “ensuciar” su nombre al montar el enigma sobre la identidad del s angr gre.e. protagonista de En de  En la san 55-La continu con tinuación ación del suelto insiste en avivar la curiosidad: curiosida d: “N “Nos os limitaremos limitarem os a decir que el misterio es fácil fácil de sondear y que el nombre n ombre es transparente, sobre todo para los que siguieron los cu curso rsos sra,de la Universidad Univers época en que ya Eugenio Cambaceres hizofacilidad sus estudios preparativos. /Aho /A hora , con este dato, datoidad , ya y a en no laofrecerá dudas, se contestará con toda con facilid ad la pregunta q ue se que escucha repetida en las calles, en los circuios sociales y en los salones. ¿Quién es Genaro? /Genaro es... vosotros sabéis perfectamente quién es el hijo de] tachero, vosotros ya no dudáis de quién es S ud-América , 19/9/1887, p. l.col. 5). Genaro!...” ( Sud-América 

 

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I A CO N S T I T U CI Ó N O ía í a . t i l-l- N í a « )

¿Quién es Genaro? - En codas parces no se sigue escuchando sino escás preguncas: ¿Quién es Genaro? - ¿quién es el personaje de la novela de Cambaceres? En los salones, en los clubs, hasca en las ancesalas parlamentarias no se oye ocra cosa. ¿Quién es Genaro? -Uno dice: es un acaudalado propietario de hoy. Otro: es un político ruidoso. Otro: es un individuo que murió hace cosa de dos años en la call calle Florid a.deNosotr Florida. Nosotros os no n o podemo pde odemo s rasgar rasgar elal velo que envuelve el misterio, pero no esalimos los límites la discreción, afirmar que la verdad está dentro de una de las suposiciones arriba apuntadas.56

 Ya no es Cam C ambac bacere eress un tra traid idor or a los secretos sec retos de su clase de pe perte rtene nenc ncia ia sino s ino el que se enca encarga rga de “descub “descubrir” rir” a lo largo de la narración na rración ficciona] a quien qu ien,, adve nedizo en el interior del grupo, fue expulsado previamente de él. De chismoso a vocero, Cambaceres parece reintegrarse, por medio de la lectura referencial a la que es sometida su novela, a un círculo del que antes había tomado distancia a través de la ficción. Con la elección elección de un hijo de inm inmigrant igrantes es como como protagonista, y la centralidad otorgada otorg ada a ese ese elem elemento ento,, retorna el “olor “olor a pueblo” de la primera prim era inflexión in flexión natu natu ralista, solo que con modificaciones sustanciales: su configuración está regida por el principio de la herencia; tiene proyección social pero es individual, y asume la figura del “advenedizo”, a través de.la cual se construye el estereotipo del inmigrante italiano. La figura del advenedizo es central, ya que pone en cuestión, una vez más, los .lugares asignados al “nosotros” y a los “otros”: en la propuesta novelesca novelesca de Cambaceres el advenedizo advenedizo concentra con centra la posibilidad p osibilidad del contacto y de la mezcla entre ambos. La eficacia de este este planteo narrativo radica en desplazar el núcleo dram dr amático ático de la vida de las clases clases bajas al conflicto prov provo o cado por la unión de dos clases clases sociales. sociales. Un Unaa vez vez más, vale la pena pen a volver a las las lecturas lectu ras del libro libro de Argerich, quien q uien había hab ía intentado una solución similar. ¿Qué es lo que hace que aquello que a García Mérou le resultaba inverosímil en la novela de Argerich Argeric h —el contacto contact o entre cla clases ses-- ahora aho ra se convierta en un acierto? O, a la inversa pero pero según la misma petición pe tición de verosimilitud, verosim ilitud, ¿qué hace que el resulta resu ltado do feliz de la unión entre un inm inmigrante igrante y una argentina argen tina que sostenía la la  ¿II n o c e n t e s o c u lp a b leles?  s?  haya   haya cambiado de signo?57 En reseña de La Crónica   a  ¿ Sud-Amérka, 21/9/1887, 56 Sud-Amérka,  21/9/1887, p. 1, col. 5. 57 "E "Enn general la inmi i nmigran grante te no se casa casa con el inmigran inm igrante, te, ni est estee con con ella: lo encon encontramos tramos en cualquier conventillo si como Argerich no queremos subir a esferas superiores en donde hallaría mos de de loslaWellright, los Landois, Rossetti, los"El Brown, Las razaslos se tipos fundenadmirables y es una ley selecciónlos quePrat, la cruza mejora lalos especie” (s/a, libro etc. del día. La novela de Argerich. Una obra naturalista”, La Crónica,  Crónica,  26/6/1884, p. 1, cois. 2-4). Como puede verse en el listado de apellidos, la inmigración abarca alemanes, franceses, italianos, ere., y la mezcla se realiza por la vía masculina. masculin a.

 

LA LAS S NU V i LA LAN N Vl d DL R NA S 1)1 )1.. ( AMHA< .1 RI:S

iodo caso, la propuesta de  En la s a n g r e  combina   combina conflictivamente, a través del género, las expectativas depositadas en la inmigración con la ansiedad social que esta produce enere los integrantes de la elite porteña.  Así, los recúrsos pu publ blici icita tario rioss desp d esplega legados dos por Sud-América  contribuyen  contribuyen a la cristalizaci cristal ización ón de la imagen ima gen del inmigr inm igran ante te adven advenedizo edizo —tan efectiva efec tiva en los sub-“ siguientes retornos naturalistas de la literatura argencina como en la condena que del natu n aturalis ralism m o hizo la l a crítica crít ica liter lit erar aria ia desde des de media m ediados dos del d el siglo XX XX—, mien mi en tras sostienen, por otros carriles, una polémica coyuntural con la Iglesia y los diarios católicos de la oposición oposición alrededor alrededo r de la novela. novela. En el marco de la pren pren  sa,, la lectura sa lectur a referencia! queda separada separad a del debate en torno de Cambaceres y el naturalismo, que, qu e, al publicarse Pot-pourri , habían formado parte de una misma problemática. La defensa retrospectiva que hacía su autor en el prólogo a esa primera novela se transforma en Sud-América  en una especie de ofensiva perio dística que acompaña la publicación p ublicación folletinesca. folletinesca. En ella, el autor ha quedado al margen (Cambaceres ( Cambaceres ya ha viajado a Europa) Europa) y la lógica del mercado mercado opera en combinación con diferencias que, aunque no parezcan tales, son políticas.  Ya antes an tes de la apa aparici rición ón de la novela novela,, un su suelt eltoo de Sud-América   del 16 de agosto de 1887 anuncia la actitud de la Iglesia: “Se dice que Monseñor Aneiros ha encargad encargadoo a todos los los párrocos párrocos de la capital que q ue fulminen fulm inen la nueva novela de l a san sa n gr gre.e. M Eugenio Cambaceres, En Cambaceres,  En la  M uy reconocido a Monseñor por su impor impo r tante golpe de bombo a nuestro folletín”.5*58 En cuanto cuan to se anunc anu ncia ia la publicació public aciónn definitiva, dejan de ser solo los representantes de la iglesia quienes intentan frenar la aparición de la novela, sino que, una vez más, el diario católico La   Unión  se   se pone al frente de una intensa campaña periodística. El sábado 10 de su  refie setiembre de 1887, Sud-A mérica su   refiere re de manera bastante bastante particular particular au aunó de estos ataques: '

“E n la sa san ngr gre e y un diario ca cató tóli lico”. co”. Escos frailes entienden el reclamo de una manera sobresaliente. Lo raro es que hayan hecho sonar el bombo a favor de un diario enemigo. Tal desprendí-' miento obliga mayormente nuestra obligación. U n diario cordobés, al al solo solo anunci anuncio o de la la publicación publica ción de la novela de Eugenio Eugen io Cambacérès dice que “puede clasificar de asquerosamente inmoral y del género de la peor clase la obra tan ensalzada del señor Cambacérès”.

5S “Nocicias. Rumores día”, Sud-América, Sud-América,    16/8/1887, p. 2, col.y Sud-A 1. Estemérica  mecanismo de La Crónica Sud-América  alianzas y oposiciones enere del los diarios, en el que participan , no impi de, sin embargo, que las novelas que publican discutan indirectamente entre sí: la representación de los inmigrantes italianos que hace Gutiérrez en su Cario Lanza  es  es completamente diferente a s angr gre.e. la que hace Cambaceres en  En la san

 

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l A C O N M 1f l ' O O N l ' l'l' l C B ' T . a O

Día; que cree “que la más inmunda obra de E. Zola no hará compecencia a la que se anuncia”.

Que será “la narración de escenas repugnantes, de aquellas que provocan

náus ná usea eass y p rod uc ucen en el asco asco . Que Sud-América es el diario “que con más desenfreno propaga la inmora lidad en nuestro país y el escándalo público”. golpe de bombo, que hara que Agradecemos efusivamente este inesperado ningún nin gún bea beato to deje deje de leer leer el el libro de Cambacérès, Cambacérès, cuyo prim er folletín f olletín empezará empezará a aparecer pasado mañana en nuestras columnas.59

Frente a estas acusaciones, Sud-América  tiene   tiene dos tácticas: por un lado, trans forma las criticas, y aun la censura, en un recurso de autopromoción; por otro lado, discute en términos térm inos estético-literarios estético-literarios las críticas críticas de la oposición. En una u na especie de r evi va l á e  los   los debates sostenidos en los períodos iniciales de la polé mica, una nota titulada “Inmoral” -presum iblemen iblemente te escrita escrita por por A rge rgerich rich-- hace hace explícito el eje del enfrentamiento que el diario está aprovechando como pro moción y que, a la vez, vez, se está dirimiendo dirimiend o en el terreno terreno legal: Muchos no quieren convencerse de que el arte posee además un extraño poder de purificac purifi cación; ión; tod todo o lo depu depura, ra, sieriipre sieriipre que el el escritor sea genial y que al trazar sus páginas no tenga otro propósito que la realización de la belleza artística. 1-..J en las esferas del arte no existe lo moral ni lo inmoral, lo decente ni lo indecente. Existe Exi ste tan solo solo la la obra que tiene carnadura. carnadura. L o mediocre, por p or mas Util, po porr mas benéfico, por más moral que sea, si no se presenta envuelto en las aladas exteri exte riorid oridade adess de la fo rma que qu e queda -n o tie tiene ne razón de ser ser ni puede existi existir. r.

c u lp lpaa b leless ? , la verdadera novela Que el autor de ¿ de ¿ n o c e n t e s o cu novela natura na turalista lista fallida de la década de 1880 1880,, repita los conceptos conceptos usado usadoss por Méro Mérouu en el 1885 y los use use en el momento de cierre de la polémica para defenderla defend erla nueva novela novela de Cam baceres bace res es más que una u na interven inte rvención ción anacrónica. anacró nica. Sobre todo, forma form a parte de esa  paa s titicc h e  que construye i espe especie cie de de p con struye el diario con todo todoss los elementos - a fa favor vor y en j contra del naturalismo y de Cam bac baceres eres-- que formar formaron on parte parte de cada una de j las inflexiones en las que se dirim dirimió ió la polémica a lo larg largoo de la decada. _  Para clausurar definitivamente definitivament e la polémica alrededor alrededor del naturalismo, naturalism o, el diario Sud-América   representa todas las instancias anteriores que formaron parte de ella, pero no lo hace según un principio de seriedad (el de la política cultural) V>Su >Sud-A d-A m éri érica  ca , 10/9/188 10/9/1887. 7. , . , , /Q/, oo7 , coi «0 1 A A “Inmoral: A propósito de Cambacéres”, Sud-Amenca. Sud-Amenca. 12  12 o 13/9/1887. p. 1. col. ocen en tete,, o c u l p a b l e e    Argerich había realizado una 2. Ya en 1882 y antes de la aparición dé ¿I dé  ¿I n oc defens de fensaa del naturalismo en una disertación disertación en el l’oliteama (ve a* Argerich, 1882 1882).).

 

sino según un principio cínico (el del mercado): la lectura en clave, que Mérou había hab ía liquidad liquidadoo “en “en serio” serio” con su ensayo, seconfigu seco nfigura ra como acertijo pa ia atr atraer aer al público; la acusación de inm in m oralidad se traduce como como “golpe “golpe de bombo’ al folletín, folle tín, y el artículo a rtículo crítico se convierte en en el remedo anacrónico que q ue propone  Argeric  Arg erich. h. La po polém lém ic icaa te term rm in ina, a, en de defin finitiv itiva, a, cu cuan ando do,, tod todosos- los esp espacios acios del diario (folletín,1avisos, sueltos, notas) y todas sus funciones (información, opi nión, entretenimiento, publicidad, difusión, distribución) intervienen en ella al mismo tiempo, para sostenerla, solamente, como si configurara su propia parodia.

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