La Vision Integral - Ken Wilber.pdf
Short Description
Download La Vision Integral - Ken Wilber.pdf...
Description
La Visión Integral Introducción al revolucionario enfoque sobre la vida, Dios y el Universo Ken Wilber
0
Con especial agradecimiento al personal del Integral Institute, cuyo infatigable esfuerzo, inteligencia y creatividad están convirtiendo la visión integral en una realidad para todos los que deseen sumarse a esta aventura integral.
Capítulo 1 INTRODUCCIÓN
1
¿Cómo podemos navegar a través del siglo XXI? ¿Cómo dar sentido a nuestra vida y a nuestra conciencia? ¿Qué pensarías si les dijera que disponemos de un mapa global de nosotros y de nuevo mundo en el que nos encontramos
DURANTE LOS ÚLTIMOS TREINTA AÑOS hemos asistido a la emergencia de un hecho histórico sin precedentes: la posibilidad de acceder a todas las culturas del mundo. En el pasado, la persona que nacía en el seno de la cultura china, pongamos por caso, se hallaba muy probablemente condenada a pasar su vida entera sumida en esa cultura, sin moverse de su provincia y viviendo, amando y muriendo, muy a menudo, en una pequeña parcela de tierra y, en muchas ocasiones, hasta en la misma choza. Pero la movilidad geográfica del hombre actual es mucho mayor y casi cualquiera tiene la posibilidad de estudiar todas las culturas conocidas del planeta. Y es que, en la aldea global, todas las culturas están abiertas a las demás. Que el conocimiento sea hoy en día global significa que, por primera vez en la historia, cualquier persona cuenta con la posibilidad de acceder al conocimiento acumulado por el ser humano, es decir, al conocimiento, la experiencia, la sabiduría y las reflexiones recopiladas por las grandes civilizaciones, tanto premodernas como modernas y postmodernas. ¿Qué sucedería si tuviésemos literalmente en cuenta lo que las distintas culturas han dicho acerca de las potencialidades del ser humano? ¿Qué sucedería, dicho de otro modo, si colocásemos sobre la mesa todo lo que se ha dicho sobre el desarrollo espiritual, el desarrollo psicológico y el desarrollo social? ¿Qué sucedería s, teniendo en cuenta todo el conocimiento del que actualmente disponemos, tratásemos de esbozar las claves esenciales del desarrollo humano? ¿Qué sucedería? ¿Qué sucedería, sí basándonos en las conclusiones de los grandes estudios interculturales, apelásemos a las grandes tradiciones del mundo para esbozar un mapa completo, global y omniinclusivo, es decir, un mapa integral, que incluya los elementos más interesantes que todos ellos nos proporcionan? ¿Les parece acaso una tarea compleja, difícil o desalentadora? En cierto modo lo es, pero desde otra perspectiva, sus 2
resultados son sorprendentemente sencillos y elegantes. Es mucha la investigación llevada a cabo, en las últimas décadas, para tratar de esbozar un mapa integral del potencial humano. Este mapa maneja todos los modelos y sistemas conocidos del crecimiento humano – desde los elaborados por los chamanes y sabios de la antigüedad hasta los revolucionarios descubrimientos realizados por la ciencia cognitiva– y resume sus principales descubrimientos en cinco grandes elementos que nos proporcionan las claves necesarias con las que alentar la evolución del ser humano. Demos la bienvenida al Enfoque Integral.
UN MAPA INTEGRAL O COMPREHENSIVO ¿Cuáles son esos cinco elementos? Nosotros los llamamos cuadrantes, niveles, líneas, estados y tipos que, como veremos, no son meros conceptos teóricos, sino aspectos de la experiencia que, como cualquiera puede verificar, reflejan el perfil fundamental de su propia conciencia. ¿Cuál es la utilidad de un mapa integral? En primer lugar, e independientemente de que nos movamos en los ámbitos de la empresa, de la medicina, de la psicoterapia, del derecho, de la ecología o de si, simplemente, estamos sumidos en la vida y el aprendizaje cotidiano, el mapa integral nos ayuda a “no soslayar ningún aspecto importante”. Y es que cuanto más preciso sea el mapa que utilicemos al sobrevolar las Montañas Rocosas, pongamos por caso, menos probable será que nos estrellemos. Así pues, el enfoque integral garantiza el uso de todos los recursos disponibles para enfrentarnos a cualquier situación, aumentando así nuestra probabilidad de éxito. Si, en un segundo lugar, aprendemos a emplear estos cinco elementos de nuestra conciencia, –que, no lo olvidemos, se hallan presentes en cualquier evento–, podremos valorarlos, ejercitarlos y
usarlos más eficazmente y acelerar, en consecuencia, el proceso de crecimiento y desarrollo hasta modalidades más amplias y profundas de ser. La familiarización, pues, con los cinco elementos propuestos por el modelo integral nos ayuda a orientarnos más rápida y fácilmente en este apasionante viaje de descubrimiento y despertar. El enfoque integral, en suma, nos ayuda a vernos a nosotros y el mundo que nos rodea de un modo más exhaustivo y eficaz. Pero hay que reconocer desde el mismo momento de partida que, por más integral que sea, un mapa no deja de ser más que un mapa. No obstante, aunque no bebemos confundir el mapa con el territorio, nadie quiere disponer de un mapa inexacto o defectuoso. ¿Querría acaso sobrevalorar las Montañas Rocosas con un mapa equivocado? Por más, pues, que el mapa integral no sea más que un mero mapa, se trata del más completo y exacto que tenemos.
¿QUÉ ES UN SOI? Un SOI es tan sólo sistema operativo integral. En una red informática, el sistema operativo es la infraestructura que facilita el funcionamiento de los distintos programas. Hablar, por tanto, de un sistema operativo integral o SOI es otro modo de referirnos a un mapa integral. Quien se vea obligado a utilizar algún tipo de “software” –ya sea en el ámbito de los negocios, del trabajo, del juego o de las relaciones– querrá disponer del mejor sistema operativo. Ésa es precisamente la función que cumple el SOI el cual, al tener en cuenta todos los aspectos, permite el uso de los programas más eficaces, lo que también pone de relieve la naturaleza global e inclusiva del modelo integral. Asimismo exploraremos el uso probablemente más importante del mapa o sistema operativo integral. El hecho de que un SOI sirva para indexar cualquier actividad –desde el arte hasta la danza, el mundo empresarial, la psicología, la política, la ecología o 3
la espiritualidad– facilita además la interconexión entre todos esos dominios. De este modo, el uso del SOI dota al mundo empresarial, por ejemplo, de la terminología necesaria para comunicarse con la ecología que, a su vez, puede comunicarse con el arte que, a su vez, puede comunicarse con el derecho que, a su vez, puede comunicarse con la poesía, con la educación, con la medicina y con la espiritualidad, algo inaudito hasta ahora en la historia de la humanidad. El uso de un enfoque integral –es decir, el uso de un mapa o de un sistema operativo integral– puede acelerar espectacularmente el conocimiento inter– y transdisciplinar y ha facilitado la creación de la Integral University, la primera comunidad de aprendizaje realmente integral. Y, en lo que respecta a los ámbitos de la religión y la espiritualidad, el uso del enfoque integral ha permitido asimismo la fundación del Integral Spiritual Center, un foro que aglutina a algunos de los principales maestros espirituales de todas las grandes religiones del mundo y que no sólo sirve para intercambiar opiniones, sino también para “enseñar a los maestros”, dando así lugar a uno de los eventos de aprendizaje más extraordinarios imaginables. Más adelante volveremos sobre este punto e indicaremos el modo en que el lector puede participar, si lo desea, en esta extraordinaria comunidad. Pero todo ello comienza con los cinco elementos que esbozan el perfil fundamental de nuestra conciencia.
Capítulo 2 LOS PRINCIPALES INGREDIENTES
4
¿Cuáles son, en este preciso momento, los aspectos fundamentales de mi conciencia Una visita guiada a los ingredientes fundamentales
En la Introducción hemos dicho que los cinco elementos fundamentales del modelo integral se hallan disponibles ahora mismo en su conciencia. Por tanto, podríamos describir este libro como una visita guiada a su propia experiencia. Le invitamos, pues, a que nos acompañe y tome buen nota de algunos de los rasgos distintivos de su conciencia.
5
ALGUNOS DE LOS RASGOS CARACTERÍSTICOS del mapa integral se refieren a realidades subjetivas que ocurren en su interior, otras se ocupan de realidades objetivas que suceden en el mundo externo y otras, por último, tienen que ver con las realidades colectivas comunes que todos compartimos. Comencemos con las realidades subjetivas, es decir, con los estados de conciencia.
LOS ESTADOS DE CONCIENCIA Todo el mundo está familiarizado con los grandes estados de conciencia, a saber: la vigilia, el sueño y el sueño profundo. Ahora mismo, usted se encuentra en un estado vigílico de conciencia (o quizás, si está fatigado, en un estado de ensoñación). Hay muchos tipos diferentes de estados de conciencia, entre los que cabe destacar los estados meditativos (inducidos por el yoga, la oración contemplativa, la meditación, etcétera), los estados alterados (como los provocados por las drogas) y una amplia diversidad de experiencia cumbre, muchas de las cuales pueden verse desencadenadas por experiencias tan intensas como hacer el amor, pasear por la naturaleza o escuchar una buena música. Las grandes tradiciones de sabiduría (como el misticismo cristiano, el hinduismo, Vedanta, el budismo Vajrayana y la cábala judía) sostienen que los tres grandes estados naturales de conciencia –vigilia, sueño y sueño profundo sin sueños– encierran, si sabemos utilizarlos adecuadamente, un auténtico tesoro de sabiduría y despertar espiritual. A menudo creemos que el estado de sueño es menos verdadero, pero ¿qué ocurre cuando nos adentramos despiertos en él? ¿Y qué sucede cuando hacemos lo mismo en el sueño profundo? ¿Tiene todo ese algo que enseñarnos? En un sentido muy especial en este libro exploraremos los tres grandes estados naturales de vigilia, sueño y sueño profundo y veremos que pueden abarcar un amplio espectro de iluminación espiritual. Quizás
el lector haya oído hablar del satori, un término Zen que se refiere a una experiencia profunda de despertar que, según se dice, encierra los arcanos –los misterios últimos– del universo. Pero en un nivel mucho más sencillo y mundano, sin embargo, todo el mundo experimenta estados de conciencia que, en ocasiones, nos proporcionan un impulso, una motivación y un significado muy profundos, tanto para uno mismo como para los demás. ¿No le parecería interesante tener la ocasión de conectar, cuando necesitase resolver un problema, con la intuición creativa o con la fuente de la experiencia “Ajá”? Con independencia de lo importantes o secundarios que, en una determinada situación, puedan ser los estados de conciencia, ningún enfoque integral puede permitirse ignorarlos. De este modo, cada vez que utilice un SOI se verá automáticamente impulsado a contemplar si ha tenido en cuenta todas estas importantes realidades subjetivas. Éste es un ejemplo del modo en que un mapa –en este caso, el SOI o mapa integral– puede ayudarle a descubrir un territorio que ignoraba que estaba ahí y proporcionarle las herramientas necesarias para desplazarse en él.
LOS ESTADIOS O NIVELES DEL DESARROLLO Una de las cuestiones más interesantes de los estados de conciencia es que vienen y van. Aun las grandes experiencias cumbre o los estados alterados, independientemente de lo profundos que puedan ser y de lo maravillosas que sean las capacidades que las acompañan, aparecen, perduran un tiempo y acaban desvaneciéndose, es decir, son provisionales. Pero, si bien los estados de conciencia son temporales, los estadios de conciencia son, por el contrario, permanentes. Los estadios son los hitos del proceso de crecimiento y desarrollo, y cuando uno alcanza un determinado estadio, se convierte en una adquisición duradera. Cuando el niño, por ejemplo, logra acceder a 6
los estadios lingüísticos del desarrollo, puede acceder de manera permanente al lenguaje. El lenguaje no es una experiencia cumbre que se halla presente en un determinado momento y desaparece en el siguiente. Y lo mismo podríamos decir de otros tipos de desarrollo. Cuando se estabiliza, pues, un determinado estadio del crecimiento y el desarrollo, el individuo puede acceder en el momento que lo desee a las capacidades propias de ese estadio –como, por ejemplo, una mayor conciencia, un amor más abarcador, una vocación ética más elevada, una mayor inteligencia o una mayor conciencia–, porque en tal caso, los estados pasajeros han acabado convirtiéndose en rasgos permanentes. El lector que se pregunte por el número de estadios del desarrollo que existen debería recordar que el modo en que un mapa
Figura 1. Niveles: El desarrollo es envolvente
divide y representa el territorio real es bastante arbitrario. ¿Cuántos grados separan, por ejemplo, el punto de ebullición del agua de su punto de congelación? Si utilizamos una escala o un “mapa”, centígrado, serán cien los grados que separen el hielo del vapor, pero si empleamos una escala Fahrenheti, serán ciento ochenta (porque, en tal escala, el agua se hiela y hierve, respectivamente, a 32 y 212°C. Y si cree que uno de los mapas es más adecuado que el otro, estará equivocado, porque todo depende del modo en que decidamos dividir ese pastel. Y lo mismo podríamos concluir con respecto a los estadios. Hay mil formas diferentes de desmenuzar el desarrollo y mil formas diferentes, en consecuencia, de concebir los estadios, y todas ellas pueden resultar igualmente útiles. El sistema de los chakras de la filosofía yóguica, por ejemplo, emplea una escala de siete estadios o niveles principales de conciencia; el famoso antropólogo Jean Gebser usa cinco (arcaico, mágico, mítico, racional e integral) y algunos modelos psicológicos occidentales hablan de ocho, doce o incluso más niveles de desarrollo. ¿Cuál de todos ellos es el correcto? Todos ellos, obviamente, lo son, porque todo depende del aspecto del crecimiento y el desarrollo que nos interese rastrear. Los “estadios de desarrollo” se denominan también “niveles de desarrollo”, porque cada uno de ellos representa un nivel de complejidad y organización diferente. Cada uno de los distintos niveles sucesivos de la secuencia evolutiva que va desde los átomos hasta las moléculas, las células y los organismos, por ejemplo, refleja un mayor nivel de complejidad. Y debo decir que la palabra “nivel” no tiene, en este sentido, ningún significado crítico ni excluyente, sino que tan sólo señala la existencia de importantes cualidades emergentes que tienden a aflorar de manera discreta o cuántica y que esos saltos o niveles evolutivos son aspectos muy importantes de muchos fenómenos naturales.
7
Y lo más importante es que cuando queremos subrayar la naturaleza dinámica y fluida de esos estadios –uno de los ingredientes fundamentales del SOI–, nos referimos a ellos como olas. Hablando en términos generales, el modelo integral suele emplear entre ocho y diez niveles, estadios u olas diferentes del desarrollo de la conciencia porque, después de años de trabajar en este campo, hemos llegado a la conclusión de que usar más complica demasiado las cosas y emplear menos, por el contrario, las torna demasiado ambiguas. Nuestro enfoque destaca la importancia de las concepciones de estadios desarrollados por Jane Loevinger y Susann Cook-Greuter, la Dinámica Espiral de Don Beck y Christopher Cowan y los órdenes de la conciencia investigados por Robert Kegan, pero también tiene en cuenta muchas otras a las que, en caso de ser apropiado a la situación, podemos apelar. A medida que nos adentremos en los detalles concretos, el lector advertirá claramente la importancia de los estadios. Pero centrémonos, por el momento, en un sencillo ejemplo que ponga de relieve lo que estamos diciendo.
EGOCÉNTRICO, MUNDICÉNTRICO
ETNOCÉNTRICO
Y
Veamos, para entender el significado de los niveles o estadios, un modelo muy simple limitado a tres estadios. Si consideramos el desarrollo moral, por ejemplo, veremos que, en el momento del nacimiento, el bebé todavía no se ha visto socializado por la ética y las convenciones de su cultura. Éste es el estadio preconvencional, también llamado egocéntrico porque, en él, la conciencia del niño se halla completamente absorta en sí misma. Sin embargo, a medida que el niño va incorporando las reglas y normas de su cultura, va desarrollándose hasta alcanzar el estadio moral convencional, también llamado etnocéntrico, porque gira en torno al grupo, tribu,
clan o nación en que se halla inmerso, excluyendo a quienes no forman parte de él. En el siguiente gran estadio del desarrollo moral, el postconvencional, la identidad del individuo se expande nuevamente hasta alcanzar el respeto y la preocupación por todas las personas, con independencia de su raza, color, sexo y credo, razón por la cual también se le conoce como estadio mundicéntrico. También podríamos representar estos tres estadios como cuerpo, mente y espíritu, términos que si bien tienen muchas acepciones diferentes igualmente válidas significan, cuando se aplican específicamente a los estadios, lo siguiente: El estadio 1, que se halla dominado por la realidad física ordinaria, es el estadio del “cuerpo” (empleando el término “cuerpo” en su acepción típica de cuerpo físico). Tratándose de un estadio en el que el sujeto se halla exclusivamente identificado con el organismo físico separado y con sus impulsos de supervivencia, también se le conoce como estadio del “yo” o estadio egocéntrico. El estadio 2 es el estadio de la “mente” en el que la identidad se expande más allá del cuerpo ordinario aislado y empieza a establecer relaciones con los demás en función de valores, intereses, ideales y sueños compartidos. Cuando puedo emplear mi mente para asumir el papel de los demás –es decir, cuando puedo meterme en su piel y sentir lo mismo que ellos sienten–, mi identidad se expande desde el “yo” hasta el “nosotros” (y se produce, en consecuencia, un avance desde la postura egocéntrica hasta la etnocéntrica). En el estadio 3, la identidad experimenta una nueva expansión, esta vez desde el “nosotros” hasta el “todos nosotros” (que conduce desde lo etnocéntrico hasta lo mundicéntrico). Aquí es cuando empezamos a advertir que, más allá de la extraordinaria diversidad individual y cultural, los seres humanos compartimos también notables similitudes. Descubrir lo que nos une representa, pues, un avance desde lo etnocéntrico hasta lo mundicéntrico al que
8
podríamos denominar “espiritual”, en el sentido de que se refiere a cuestiones comunes a todos los seres sensibles. Éste es un modo de entender el despliegue que conduce desde el cuerpo hasta la mente y el espíritu, donde cada paso representa un estadio, una ola o un nivel de desarrollo de la conciencia y el respeto que conduce desde lo egocéntrico hasta lo etnocéntrico y lo mundicéntrico. Más adelante volveremos a los estadios de la evolución y el desarrollo y los consideraremos desde diferentes perspectivas. Loa único que, por ahora, necesitamos entender es que el término “estadios” se refiere a los hitos progresivos y permanentes que jalonan el despliegue evolutivo de nuestro desarrollo. Cuando hablemos, pues, de estadios de conciencia, de estadios energéticos, de estadios culturales, de estadios de realización espiritual, de estadios del desarrollo moral, etcétera, estaremos refiriéndonos a los escalones fundamentales que van desplegando nuestras capacidades más elevadas, más amplias y más profundas. De este modo, cada vez que empleamos un SOI nos veremos automáticamente impulsados a considerar si hemos incluidos los estadios de cualquier situación, lo que incrementará espectacularmente, con independencia de que contemplemos ese éxito en función de la transformación personal, del cambio social, de la excelencia laboral, del respeto por los demás o, tan sólo, de la satisfacción con la vida, nuestras posibilidades de éxito.
LAS LÍNEAS DEL DESARROLLO: ¿EN QUÉ ASPECTOS SOY BUENO Y EN QUÉ ASPECTOS NO LO SOY TANTO?
Figura 2. El desarrollo psicológico también es envolvente
¿Ha advertido alguna vez lo irregular que es el proceso de desarrollo? Hay quienes, pese a haber desarrollado mucho el pensamiento lógico, por ejemplo, han logrado un desarrollo 9
emocional muy pobre. Hay otros que han logrado un elevado desarrollo cognitivo (y, en consecuencia, son muy inteligentes), pero un pobre desarrollo moral (y son personas malvadas y crueles). Y también hay quienes, por último, pese a sobresalir en inteligencia emocional, son capaces de sumar dos más dos. Ésta es una noción que Howard Gardner popularizó con su conocido concepto de inteligencias múltiples. Los seres humanos disponemos de una amplia variedad de inteligencias (la inteligencia cognitiva, la inteligencia emocional, la inteligencia musical, la inteligencia kinestésica, etcétera) y la mayoría de la gente sobresale en una o dos de esas dimensiones, pero no se desempeña tan bien en las otras. Pero esto no necesariamente tiene que ser un problema, porque parte de la sabiduría integral consiste en descubrir en qué sobresalimos y cuál es, en consecuencia, la mejor y más profunda contribución y cuál es, en consecuencia, la mejor y más profunda contribución que podemos hacer al mundo. Debemos ser conscientes tanto de nuestras fortalezas (es decir, de aquellas inteligencias en las que destaquemos) como de nuestras debilidades (es decir, de aquellos aspectos en los que las cosas no nos vayan tan bien o en las que incluso podamos tener alguna que otra patología). Y todo ello nos remite a otro de los cinco elementos esenciales mencionados anteriormente, las líneas del desarrollo o inteligencia múltiples. Ya hemos visto lo que son los estados y los estadios, pero ¿qué son las líneas o inteligencias múltiples del desarrollo? Las inteligencias múltiples (entre las que cabe destacar la moral, la cognitiva, la interpersonal, la emocional y la estética) se denominan también líneas del desarrollo, porque evidencian un proceso de crecimiento y desarrollo, es decir, se despliegan a través de la serie de estadios progresivos que acabamos de esbozar. Cada inteligencia múltiple, dicho en otras palabras, se desarrolla –o puede desarrollarse– a través de tres grandes estadios
(o a través de cualquiera de las secuencias de estadios presentadas por cualquier modelo evolutivo que, como ya hemos dicho con el ejemplo de los grados centígrados o de los grados Fahrenheit, pueden ser tres, cinco, siete, etcétera). En este sentido, por ejemplo, la persona puede haberse desarrollado cognitivamente hasta el estadio 1, 2 o 3, y lo mismo sucede con las demás inteligencias. El desarrollo emocional sucede con las demás inteligencias. El desarrollo emocional hasta el estadio 1 implica la capacidad de experimentar emociones que giran en torno al “yo”, especialmente las emociones e impulsos ligados al hambre, la supervivencia y la autoconservación. En el momento en que uno se desarrolla emocionalmente y da el paso que conduce desde el estadio 1 hasta el estadio 2 (es decir, desde egocéntrico hasta etnocéntrico) se expande desde el “yo” hasta el “nosotros” y empieza a establecer vínculos y a comprometerse emocionalmente con sus seres queridos, con los miembros de su familia, con sus amigos cercanos y quizá hasta con toda su tribu o su nación. Y en el momento en que avance hasta el estadio emocional 3, desarrollará un respeto y una compasión que irán más allá de su tribu o nación e incluirán a todos los seres humanos, y aun a todos los seres sensibles, de un modo que bien podría calificarse de mundicéntrico. Y recuerde que, al tratarse de estadios, su logro será permanente. Pero antes de que tal cosa suceda, sin embargo, todas esas capacidades son meros estados pasajeros que, en el mejor de los casos, le ayudarán a conectar con algunos de ellos y tener experiencias cumbre en las que su conocimiento y su ser se expandan provisionalmente, experiencias “¡Ajá!” que le permitirán tener vislumbres alteradas y profundas de sus potencialidades más elevadas. Con la práctica, no obstante, esos estados provisionales acaban convirtiéndose en estadios o rasgos permanentes de su propio territorio interior.
10
EL PSICÓGRAFO INTEGRAL La Figura 3 (pág. 31) nos proporciona una forma muy sencilla de representar las líneas del desarrollo o inteligencias múltiples. Ese gráfico representa los tres grandes estadios (o niveles del desarrollo) y cinco de las inteligencias (o líneas del desarrollo) más importantes. No olvide que las distintas líneas se despliegan a través de los niveles o estadios principales del desarrollo, que pueden aplicarse a cualquier línea del desarrollo, como la moral, la sexual, la cognitiva, la espiritual, la emocional, etcétera. En este sentido, el nivel de una determinada línea índica simplemente la “actitud” del desarrollo de la conciencia alcanzado en esa línea, como cuando decimos: o .
Figura 3. Psicógrafo
La Figura 3 refleja a una persona que si bien destaca en el desarrollo cognitivo y se diestra en el desarrollo interpersonal, no se mueve tan bien en el dominio moral y casi carece de inteligencia emocional. Otros individuos, por cierto, presentarían un “psicograma” bastante diferente. El psicógrafo nos ayuda a identificar nuestras principales fortalezas. Y aunque es muy probable que usted ya sepa dónde destaca y dónde no, el enfoque integral le ayudará a perfeccionar el conocimiento de su perfil, a fin de poder tener más en cuenta sus fortalezas y sus debilidades, así como también las fortalezas y las debilidades de los demás. El psicógrafo nos ayuda asimismo a determinar las desproporciones de nuestro desarrollo y, por ello, nos impide concluir que el hecho de no ser buenos en un determinado dominio sea extrapolable a todos los demás. Lo cierto es que es exactamente lo contrario, una realidad muy sencilla que, no obstante, suele ignorar más de un líder, político o maestro espiritual. Ser “integralmente evolucionado” no significa destacar en todas las inteligencias conocidas ni haber alcanzado, en todas ellas, el nivel 3, sino, muy al contrario, conocer bien su psicograma para tener una imagen más integral de sí mismo que le permita planificar su futuro desarrollo. Esto significará, en algunos casos, fortalecer ciertas inteligencias que se hallan tan pobremente desarrolladas que generan problemas mientras que, en otros, supondrá resolver un problema o una patología seria en una determinada línea (como la emocional-sexual, pongamos por caso) y, aun en otros, se tratará simplemente de reconocer dónde se asientan sus fortalezas y debilidades para organizarse en consecuencia. Además, el uso de un mapa integral puede ayudarnos a interpretar más adecuadamente nuestro psicograma. Estar “integralmente informado” no significa, pues, dominar todas las líneas del desarrollo, sino tan sólo ser consciente 11
de ellas. Siempre podrá, si luego quiere corregir algún desequilibrio, apelar a la Práctica Vital Integral (PVI), a fin de aumentar sus niveles de conciencia y desarrollo utilizando un tipo de “entrenamiento espiritual” (que veremos más detenidamente en el capítulo 6) que ha demostrado ser muy eficaz. Quisiera hacer hincapié ahora en un punto importante. Ciertos tipos de entrenamiento psicológico y espiritual nos permiten acceder, desde el mismo comienzo, a un amplio espectro de experiencias corporales o estados de conciencia (como las experiencias cumbre, los estados meditativos, las visiones chamánicas, los estados alterados, etcétera). Siempre es posible, dicho de otra manera, acceder a muchos de los estados superiores de conciencia (vigilia-ordinario, sutil-onírico y causal-sin forma). En ausencia, sin embargo, de la adecuada práctica y desarrollo, nadie puede acceder a las cualidades propias de los estadios superiores. Cualquiera, pues, puede tener una experiencia cumbre de los estados más elevados (como ver una sutil luz interior o experimentar una sensación son omnipresentes y siempre es posible tener, de ellos, una experiencia cumbre de un estadio superior (como tocar el piano como lo hace un concertista), porque los estadios se despliegan secuencialmente y su desarrollo requiere un tiempo considerable. Los distintos estadios se asientan sobre sus predecesores ateniéndose a una secuencia concreta imposible de saltar y, como sucede con el caso que va de los átomos a las moléculas, las células y los organismos, es imposible pasar directamente de los átomos a las células sin pasar antes por las moléculas. Ésta es una de las muchas e importantes diferencias que existen entre los estados y los estadios. Pero la evidencia experimental ha puesto claramente de relieve que el acceso reiterado a los estadios superiores favorece un acceso cada vez más rápido y sencillo. Cuanto más nos zambullamos, dicho en otras palabras, en estados realmente
superiores de conciencia –como los meditativos, por ejemplo–, más rápidamente creceremos y nos desarrollaremos a través de los distintos estadios de conciencia. Y ello es así porque el ejercicio de los estadios superiores actúa como lubricante de la espiral del desarrollo que, al favorecer la desidentificación del estadio inferior, facilita la emergencia del siguiente estadio superior, hasta que uno pueda mantenerse en él de manera estable y continua, momento en el cual el estado pasajero acaba convirtiéndose en un rasgo permanente. Por eso, cualquier abordaje integral para la transformación (como, por ejemplo, la meditación) cuenta con prácticas que facilitan el acceso a los estados superiores. Aunque uno no pueda, en suma, saltarse ningún estadio real, sí que puede acelerar su desarrollo apelando a diversos tipos de prácticas de estados, lo que convierte a la meditación y las prácticas transformadoras en un aspecto muy importante del enfoque integral.
TIPOS ¿CHICO O CHICA? El siguiente elemento del “mapa global de tu territorio” es muy sencillo, porque cada uno de los componentes recién mencionados puede desarrollarse siguiendo una modalidad masculina o una modalidad femenina. Los tipos simplemente se refieren a ítems que pueden estar presentes en casi todos los estados y en casi todos los estadios. Una tipología muy común, por ejemplo, es la de Myers-Briggs (que subraya la existencia de las modalidades de pensamiento, sentimiento, sensación e intuición), que puede hallarse presentes en casi cualquier estadio de desarrollo. Este tipo de “tipologías horizontales” puede ser muy útil, sobre todo cuando se combinan con los niveles, las líneas y los estadios. Veamos ahora lo que todo ello significa con el ejemplo de los tipos “masculino” y “femenino”. En su influyente libro In a 12
Different VOice, Carol Gilligan señala que el proceso del desarrollo moral que atraviesan los hombres y las mujeres discurre por tres o cuatro grandes estadios a los que, siguiendo las conclusiones de muchas investigaciones científicas, denomina preconvencional, convencional, postconvencional e integral, una secuencia muy semejante, dicho sea de paso, a los tres sencillos estadios del desarrollo que hemos presentado hasta ahora, sólo que aplicados, en esta ocasión, al ámbito de la inteligencia moral. Gilligan descubrió que el estadio 1 refleja una moral exclusivamente centrada en el “yo” (razón por la cual denomina egocéntrico al estadio o nivel preconvencional). El segundo estadio del desarrollo moral está centrado en el “nosotros” y refleja la expansión desde la identificación exclusiva con el yo hasta la identificación con todos los seres humanos que pertenecen a mi grupo (motivo por el cual denomina etnocéntrico, tradicional o conformista al estadio convencional). Con la aparición del tercer estadio del desarrollo moral, la identidad se expande de nuevo, en esta ocasión desde el “nosotros” hasta el “todos nosotros”, es decir, hasta todos los seres humanos (o incluso todos los seres sensibles), razón por la cual también se le conoce como estadio mundicéntrico. Por eso, en este estadio, el respeto y la compasión no sólo tienen que ver conmigo (egocéntrico) y con mi familia, mi tribu o mi nación (etnocéntrica), sino que se expanden a toda la humanidad, a todos los hombres y mujeres, independientemente de su raza, color, sexo o credo (mundicéntrico). Y si el desarrollo sigue todavía avanzando, llegamos al cuarto moral, al que Gilligan denomina integral… Pero convendría señalar, antes de considerar las importantes conclusiones de su obra, su principal contribución. Según Gilligan, las mujeres y los hombres se desarrollan a través de esos tres o cuatro grandes estadios jerárquicos del desarrollo. Y quiero subrayar que la misma Gilligan califica a esos estadios como jerárquicos, en el sentido de que los más elevados muestran una mayor capacidad de
respeto y compasión, pero también señala que los hombres y las mujeres los atraviesan siguiendo una lógica diferente o, dicho con sus propias palabras, utilizan . La lógica masculina (la voz de los hombres) tienden a centrarse en la autonomía, la justicia y los derechos, mientras que la lógica femenina (la voz de las mujeres) lo hace basándose en la relación, el respeto y la responsabilidad. Por eso los hombres tienden hacia la actividad, se atienen a reglas, miran y son individualistas, mientras que las mujeres, por su parte, tienden hacia la comunión, establecen vínculos, tocan y son más relacionales. Uno de los ejemplos favoritos de Gillgan afirma que, cuando los niños juegan con las niñas, aquellos dicen: , mientras que estás responden: , a lo que los niños replican: , y éstas concluyen: . Los niños no quieren jugar al béisbol con las niñas, porque sus voces son tan discordantes que, en ocasiones, resulta hilarante. Hay niños que, cuando juegan al béisbol y lanzan fuera su tercer strike, rompen a llorar, mientras los demás esperan impertérritos hasta que se serene. Después de todo, las reglas son las reglas y, en este caso, hay una regla que dice: . Gilligan señala que si, en tal caso, hay una niña presente, suele decir algo así como: , como si, ante el llanto, la chica quisiera naturalmente ayudar, conectar y curar, algo que suele enfurecer a los chicos, que consideran ese juego como una iniciación al mundo de las reglas y de la lógica masculina. En este sentido, Gilligan afirma que los niños no dudan en lastimar los sentimientos para salvar las reglas mientras que las niñas no tienen empacho alguno en quebrantar las reglas para no herir los sentimientos de nadie.
13
Con una voz diferente. Los hombres y las mujeres se desarrollan a través de los tres o cuatro estadios del desarrollo moral (que va desde lo egocéntrico hasta lo etnocéntrico, lo mundicéntrico y lo integral), pero lo hacen con una voz diferente y emplenado, en consecuencia, una lógica diferente. Gilligan denomina concretamente a los estadios jerárquicos que atraviesa el desarrollo moral femenino como egoísta (egocéntrico), respeto (etnocéntrico), respeto universal (mundicéntrico) e integral. ¿Por qué Gilligan (que ha sido tan mal comprendida en este punto) señaló que estos estadios son jerárquicos? Porque cada estadio superior muestra una mayor capacidad de respeto y compasión (un ejemplo que pone claramente de relieve que no todas las jerarquías son malas). Ahora bien, ¿Cuál es el estadio 4, el estadio integral? Según dice Gilligan, en el cuarto y más elevado estadio del desarrollo moral, las voces masculinas y las voces femeninas se hallan presentes en cada uno de nosotros y, en consecuencia, tienden a integrarse. Pero con ello no quiere decir que, en ese estadio, empiecen a desdibujarse las distinciones que existen entre los masculino y lo femenino y la persona se convierta en un ser amorfo, andrógino y asexual porque lo que sucede, de hecho, es precisamente lo contrario y los rasgos masculinos y femeninos llegan incluso a intensificase. Lo que todo eso significa, muy al contrario, es que, aunque le individuo siga actuando de un modo predominante masculino o predominante femenino, empieza a establecer una relación más amable con ambas facetas de su ser. ¿Ha visto alguna vez un caduceo (el símbolo de la profesión médica) se trata (como pude verse en la figura que presentamos a continuación) de un bastón coronado por un par de alas en el que se entrelazan dos serpientes ascendentes. El bastón representa la columna vertebral y los puntos que se entrecruzan las dos serpientes simbolizan los chakras que jalonan el ascenso por la columna vertebral. Las serpientes también constituyen una representación de
las energías solares y lunares (o masculinas y femeninas) de cada uno de los chakras.
Caduceo Éste es el punto realmente crucial, porque los siete chakras, que no son más que una versión más compleja de los tres estadios o niveles, representan los siete niveles de conciencia y energía diferentes de que disponen todos los seres humanos. Los primeros tres chakras (alimento, sexo y poder) se corresponden aproximadamente con el estadio 1; los chakras cuarto y quinto (corazón, relación y comunicación) reflejan aproximadamente el estadio 2, y los chakras sexto y séptimo (psíquico y espiritual) constituyen el epítome del estadio 3. Lo importante aquí es que, según las tradiciones, cada uno de esos siete niveles presenta una modalidad, tipo o “voz” masculina y una modalidad, tipo o “voz” femenina. Pero ello no quiere decir, en modo alguno, que lo masculino sea mejor que lo femenino ni viceversa, sino tan sólo que se trata de dos modalidades equivalentes que se hallan preentes en todos los niveles de conciencia. Lo único, pues, que todo esto significa es que existe una versión masculina y una versión femenina del chakra 3 (el chakra egocéntrico, que gira en torno al poder) y que, en el nivel correspondiente a ese chakra, los varones tienden a ejercer el poder 14
de manera independiente (, mientras que las mujeres tienden a ejercerlo de manera colectiva o social (. Y lo mismo podríamos decir con respecto a los demás grandes chakra, caa uno de los cuales posee una dimensión solar (o masculina) y una dimensión lunar (o femenina) que son igualmente importantes y no podemos, en consecuencia, ignorar. Adviértase sin embargo que, en el séptimo chakra, las serpientes masculina y femenina tienden a diluir en su fundamento o fuente. Por eso, a la altura de la coronilla las dimensiones masculina y femenina literalmente se funden y se convierten en una. Eso fue lo que descubrió Gilligan en su investigación del cuarto estadio del desarrollo moral, donde se integran las dos voces de cada persona y se da una paradójica fusión entre la autonomía y la relación, los derechos y las responsabilidades, la individualidad y la comunión, la sabiduría y la compasión, la justicia y la misericordia y, en suma, lo masculino y lo femenino. Pero nos interesa destacar que el uso de un SOI es la mejor garantía para tener en cuenta, en cualquier situación –tanto en nosotros mismos como en los demás, en una organización o en una cultura– la modalidad masculina y la femenina y ser, de ese modo, los más integrales e integradores posible. Y en el caso de que uno crea que no existen grandes diferencias entre lo masculino y lo femenino –o que esas diferencias no son tan importantes –puede llegar incluso a equipararlas. Lo único que hay que hacer, tanto en uno como en otro caso, es asegurarse de no soslayar la modalidad masculina ni la femenina. Son muchas las “tipologías horizontales” a las que podemos apelar en un SOI global (como la de Myers Briggs, el eneagrama, etcétera) y el enfoque integral las tiene a todas en cuenta. Los tipos son tan importantes como los cuadrantes, los niveles, las líneas y los estados.
CHICO MALO, CHICA MALA También conviene señalar la existencia de versiones sana y de versiones enfermizas de cada uno de los tipos. Pero debemos aclarar, en este sentido, que afirmar que alguien se halla atrapado en una modalidad insana no es una forma de juzgarte, sino un intento de entenderle para fomentar así una comunicación más clara y eficaz. Los distintos estadios del desarrollo presentan, pues, una dimensión masculina y una femenina, pero cada una de ellas, también puede ser saludable o enfermiza (algo a lo que, en ocasiones, nos referimos como “chico malo, chica mala”). Y ésta es, obviamente, otra forma de tipología horizontal que resulta muy útil. De este modo, el principio masculino sano tiende hacia la autonomía, la fortaleza, la independencia y la libertad, mientras que su versión insana o patológica tiende a infravalorar o supravalorar esas virtudes, en cuyo caso, la autonomía se convierte en alienación, la fortaleza en dominio, la independencia en temor patológico la compromiso y la relación no conduce hacia la libertad, sino que se convierte en un impulso hacia la destrucción que deja al individuo sumido en el miedo. Y algo parecido ocurre también con la modalidad femenina. Así, donde el principio femenino sano tiende hacia la relación, el flujo, el respeto y la compasión, su modalidad enfermiza acaba naufragando en cada una de esas dimensiones. En tal caso, en lugar de mantener las relaciones, se pierde en ellas, y en vez de alentar el desarrollo de un yo sano en comunión con los demás, pierde el yo y se confunde con las relaciones en que se halla sumido. Entonces es cuando la conexión acaba convirtiéndose en fusión, el flujo en pánico y la comunión en una auténtica empanada. Por este motivo, la modalidad femenina insana no encuentra la plenitud en la relación, sino el caos, en la fusión.
15
El empleo de un SOI nos permite identificar las dimensiones sanas y enfermizas de las modalidades masculina y femenina operando en nosotros mismos y en los demás. Pero lo más importante es que las distintas tipologías resultan útiles porque nos ayudan a entendernos y a comunicarnos con los demás. En resumen, hay versiones sanas y versiones enfermizas de cualquier tipología, y no hay que entender que subrayar las modalidades insanas sea un modo de juzgar a las personas sino, muy al contrario, de entenderlas y alentar una comunicación más clara y eficaz.
ESPACIO SUFICIENTE PARA MUCHOS CUERPOS Señalemos ahora un último punto relativo a los estados de conciencia antes de pasar a esbozar una conclusión integral. Los estados de conciencia no cuelgan incorpóreamente del aire, sino que, muy al contrario, cada mente tiene un cuerpo. Con ello queremos decir que cada uno de los distintos estados de conciencia, posee un correlato energético sentido, un sentimiento encarnado, un vehículo concreto que le proporciona el soporte en que se asienta. Veamos un ejemplo sencillo procedente de las tradiciones de sabiduría. Cada uno de nosotros dispone de las posibilidades de acceder a tres grandes estados de conciencia –vigilia, sueño y sueño profundo–, razón por la cual las distintas tradiciones afirman que cada uno de nosotros posee tres cuerpo a los que suelen denominar cuerpo ordinario, cuerpo sutil y cuerpo causal. ¿Quiero decir acaso que yo tengo tres cuerpos? ¿Está tomándome el pelo? ¿No basta con un solo cuerpo? Tengamos en cuenta que para las tradiciones de sabiduría, el término “cuerpo” se refiere a una modalidad de experiencia, es decir, a una sensación energética. Así pues, existe una experiencia ordinaria muy sutil o causal a las que los filósofos denominan “realidades
fenomenológicas”, o sea, realidades que se presentan ante nuestra conciencia inmediata. Ahora mismo, por ejemplo, usted tiene acceso a un cuerpo ordinario y su energía ordinaria, a un cuerpo sutil y su energía sutil y a un cuerpo causal y su energía causal. Ilustremos con un ejemplo lo que queremos decir con todo ello. En este mismo sentido y, como tal, es consciente de su cuerpo ordinario (es decir, del cuerpo físico, material y sensoriomotor). Cuando está soñando, sin embargo, el cuerpo físico ordinario paree desvanecerse. Por eso, cuando es consciente del sueño no tiene un cuerpo ordinario de materia densa, sino un cuerpo sutil de luz, energía, sentimientos e imágenes fluidas. En el estado onírico, la mente y el alma quedan libres para imaginar, a su antojo, mundos inmensos que no se hallan limitados para imaginar, a su antojo, mundos inmensos que no se hallan limitados por las realidades sensoriales ordinarias, sino que van mucho más allá hasta llegar, de manera casi mágica, a otras almas, otras personas y otros lugares, imágenes descabelladas y resplandecientes que se mueven siguiendo el ritmo de los deseos de su corazón. ¿Qué tipo de cuerpo tiene usted en el sueño? Un cuerpo sutil compuesto de sentimientos, imágenes y luz. Así es, al menos, como uno lo siente cuando está soñando. Y hay que decir que los sueños no son “una mera ilusión”, porque el sueño al que se refirió Marin Luther King Jr., cuando dijo , ejemplifica perfectamente el poder de la ensoñación visionaria en la que la mente y el cuerpo sutil quedan libres para remontarse hasta sus potencialidades más elevadas. Como usted pasa del estado de sueño con su cuerpo sutil hasta el estado de sueño profundo o sueño sin sueños, incluso los pensamientos y las imágenes parecen desvanecerse y sólo queda una inmensa vacuidad, un espacio sin forma que se encuentra más allá de cualquier “yo” o ego individual. Según las grandes tradiciones de sabiduría, en este estado –que se asemeja a un simple, espacio vacío o nada–, nos hallamos, de hecho, sumidos en un inmenso reino sin 16
forma, una gran Vacuidad o Fundamento del Ser, una expansión de conciencia que parece casi infinita. Y junto a esta expansión casi infinita de la conciencia, existe un cuerpo o energía igualmente infinito, el cuerpo causal, el cuerpo de la experiencia más elevada y sutil posible, un vasto espacio sin forma del que pueden emerger todo tipo de posibilidades creativas. Aunque son muchas, por supuesto, las personas que no experimentan de un modo tan pleno este estado tan profundo, las tradiciones, se muestran unánimes en cuanto a la posibilidad de adentrarnos plenamente conscientes en este estado sin forma y en su cuerpo causal y actualizar, de ese modo, su extraordinaria capacidad de alentar el desarrollo y expandir nuestra conciencia. De la misma manera, en este caso el empleo de un SOI nos recuerda la necesidad de tener no sólo en cuenta nuestras realidades vigílicas, sino también los sueños, las visiones y las ideas innovadoras del estado sutil, así como el fundamento abierto y sin forma preñado de posibilidades que constituye la fuente de toda creatividad. El punto más interesante del enfoque integral, es que expande nuestro abanico de potencialidades para permanecer en contacto con el mayor número de posibilidades y no desaprovechar ninguna oportunidad de solución, crecimiento y transformación.
CONCIENCIA Y COMPLEJIDAD ¿Le parece demasiado “chocante” la idea de los tres cuerpos? Recordemos que se trata de realidades fenomenológicas, es decir, de realidades experienciales. Pero también podríamos decir lo mismo de un modo mucho más sencillo –y arraigado en las ciencias duras– afirmando que cada nivel de conciencia interior va acompañado de un nivel de complejidad física exterior y que, cuanto más elevada es la conciencia, más complejo es también el sistema que la alberga.
En el caso de los organismos vivos, por ejemplo, el tallo cerebral reptiliano va acompañado de una rudimentaria conciencia interior conformada por impulsos básicos como la necesidad de alimento, las sensaciones fisiológicas y las acciones sensoriomotoras (es decir, todo lo que anteriormente hemos calificado como “ordinario” o centrado en el “yo”). En el momento en que nos adentramos en el más complejo sistema límbico de los mamíferos,
Figura 4. Complejidad creciente significa conciencia creciente las sensaciones básicas se expanden hasta llegar a incluir los sentimientos, los deseos, los impulsos y las necesidades a incluir los sentimientos, los deseos, los impulsos y las necesidades emocionales y sexuales (iniciando, en consecuencia, lo que llamamos experiencia sutil o cuerpo sutil, que nos permite expandirnos desde el “yo” hasta el “nosotros”). A medida que la evolución prosigue hasta estructuras físicas todavía más complejas, como el cerebro trino y su 17
neocórtex, la conciencia experimenta una nueva expansión que nos expande hasta una conciencia mundicéntrica que nos incluye a “todos nosotros” (y nos permite empezar a conectar con lo que denominamos cuerpo causal). Este sencillo ejemplo ilustra perfectamente el hecho de que la conciencia interior creciente va acompañada de un aumento de la complejidad externa de los sistemas que la albergan. En este sentido, el uso de un SOI nos permite advertir los niveles interiores de conciencia y los correspondientes niveles exteriores de complejidad física de modo que, al incluirlos a ambos, disponemos de un enfoque mucho más equilibrado e integrador. En breve veremos exactamente lo que todo esto significa.
Capítulo 3 ¿CÓMO ENCAJA TODO ESTO?
18
¿Cuáles son, las pautas que conectan? Comenzaremos con… …las cuatro dimensiones o perspectivas profundas que unifican su universo
Si no señalásemos el modo en que se relacionan los distintos componentes mencionados, nuestro SOI –y, en consecuencia, el modelo integral–, no tendríamos “totalidades”, sino simples “montones”. ¿Cómo se articulan, pues, los distintos elementos mencionados? Una cosa es colocar simplemente sobre el tapete todas las piezas descubiertas por la investigación intercultural y decir , y otra muy distinta, por cierto, esbozar las pautas que realmente las conectan. Descubrir, por tanto, las pautas profundas que conectan todos estos elementos es uno de los principales logros del enfoque integral. 19
EN ESTA SECCIÓN esbozaremos brevemente las pautas a las que, en ocasiones, nos referimos como OCON, una abreviatura de “omnicuadrantes, omninivel, omnilínea, omniestado y omnitipo” que, junto a los cuadrantes (que no tardaremos en ver), constituyen los distintos componentes que ya hemos mencionado. OCON es tan sólo otro término con el que calificamos un SOI o mapa integral, pero que solemos emplear para referirnos a este enfoque concreto. Al comenzar esta introducción dijimos que los cinco componentes del modelo integral son ítems a los que cualquier conciencia puede acceder en cualquier momento, y esto es algo que también se aplica a los cuadrantes. ¿Se ha dado usted cuenta de que todos los idiomas importante pronombres que se refieren a la primera persona, la segunda persona y la tercera persona? La primera persona tiene que ver con “la persona que habla” e incluye términos como yo, mí y mío (en singular) y nosotros, nos y nuestro (en plural). La segunda persona se refiere a “ la personas o cosa de la que se habla” e incluye términos tales como él, ella, le, ellos, ellas, eso y su. Si, por ejemplo, le hablo de mi choche nuevo, “yo” soy la primera persona, “tu” eres la segunda persona y el coche nuevo (o “ello”) es la tercera persona. Ahora bien, cuando usted y yo nos comunicamos, lo hacemos usando la expresión “nosotros” como ilustra, por ejemplo, la frase . Técnicamente hablando, “nosotros”, se refiere a la primera persona del plural, pero si usted y yo nos comunicamos, este “nosotros” está formado por su segunda persona y por mi primera persona. Por eso, la segunda persona suele indicarse, a veces, como “usted/nosotros” o “tú/nosotros” y, en otras, simplemente como “nosotros”. Simplificando, pues, podríamos resumir la primera, la segunda y la tercera persona como “yo”, “nosotros” y “ello”.
Tal vez todo esto le parezca trivial y hasta aburrido, pero sigamos adelante con nuestra explicación. ¿Qué le parecería si, en lugar de hablar de “yo”, “nosotros” y “ello”, hablásemos de la Belleza, la Bondad y la Verdad? ¿Qué pensaría si le dijese que la Belleza, la Bondad y la Verdad son, todos y cada uno de los instantes, dimensiones de su propio ser en todos y cada uno de los diferentes niveles de crecimiento y desarrollo? ¿Y qué le parece la afirmación de que la práctica integral puede llevarle a descubrir dimensiones cada vez más profundas de su Bondad, de su Verdad y de su Belleza? ¿No empiezan ahora a ponerse las cosas un poco más interesantes? La Belleza, la Bondad y la Verdad son versiones diferentes de los pronombres de primera, segunda y tercera persona que se hallan presentes en todos los grandes idiomas, dimensiones muy verdaderas de una realidad a las que el lenguaje ha acabado adaptándose. La tercera persona (o “ello”) se refiere a la verdad objetiva que suele investigar la ciencia. La segunda persona (o “tú/nosotros”) se refiere a la Divinidad o al molde en que nosotros – al modo en que usted y yo– nos relacionamos, es decir, lo hacemos de manera respetuosa, sincera y digna o, dicho en otras palabras, a la moral básica. Y la primera persona tiene que ver con el “yo”, con la expresión de uno mismo, con el arte, la estética y la belleza que está en el ojo (o “yo”) del espectador. Así pues, las dimensiones del “yo”, del “nosotros” y del “ello” se refieren, respectivamente, al arte, la moral y la ciencia, al yo, la cultura y la naturaleza o a la Belleza, la Bondad y la Verdad. (Por alguna razón, los filósofos siempre se refieren a ellas en el mismo orden de Bondad, Verdad y Belleza, pero el lector puede emplear, obviamente, la secuencia que más le guste). El caso es que cada evento del mundo manifiesto posee estas tres dimensiones. Por eso podríamos considerar cualquier evento desde el punto de vista del “yo” (es decir, el modo en que 20
personalmente lo veo y lo siento), desde el punto de vista del “nosotros” (es decir, el modo en que no sólo lo veo yo, sino que también lo ven los otros) y desde luego el punto de vista del “ello” (es decir, de los hechos objetivos del evento). Cualquier visión que aspire a ser integral debe reconocer, pues, todas estas dimensiones, lo que nos permitirá contar con una visión más exhaustiva y eficaz que tenga en cuenta tanto el “yo” como el “nosotros” y el “ello” o, dicho de otro modo, tanto el yo como la cultura y la naturaleza. Si nos olvidamos de considerar la ciencia, el arte o la moral, soslayaremos algo muy importante, lo que acabará provocando algún que otro desajuste. Si el yo, la cultura y la naturaleza no se liberan juntos, no lo harán de ningún modo. Las dimensiones del “yo”, del “nosotros” y del “ello” son tan básicas que las llamamos los cuatro cuadrantes y las consideramos como uno de los fundamentos del enfoque integral o SOI (no olvide que los “cuatro” cuadrantes se obtienen separando el “ello” singular del “ello” plural). Veamos ahora unos pocos diagramas que pueden ayudarnos a aclarar esta cuestión.
La Figura 5 resume esquemáticamente los cuatro cuadrantes y representa: el “yo” (el interior de lo individual), el “ello” (el exterior de lo individual), el “nosotros” (el interior de lo colectivo) y el “ellos” (el exterior de lo colectivo). Dicho en otras palabras, los cuatro cuadrantes –que son las cuatro perspectivas fundamentales de cualquier evento (o las cuatro formas básicas de contemplar cualquier cosa) –representa sencillamente el interior y el exterior de lo individual y de lo colectivo. Las Figuras 6 y 7 muestran detalles de los cuatro cuadrantes. (No debemos preocuparnos, en esta introducción básica, por los
Figura 6. Algunos detalles de los cuadrantes Figura 5. Los cuadrantes
términos técnicos empleados. Bastará simplemente con echar un vistazo a los diagramas para hacernos una idea global de los distintos 21
ítems con los que podemos encontrarnos en cada uno de los cuadrantes). En el cuadrante superior-izquierdo (el interior de lo individual) nos encontramos con los pensamientos, los sentimientos, las sensaciones, etcétera, inmediatos (descritos en términos de la primera persona). Pero si contemplamos nuestro ser individual desde el exterior, no tanto en términos de la conciencia subjetiva como de ciencia objetiva, descubriremos la presencia de neutotransmisores, un sistema límbico, un neocórtex, complejas estructuras moleculares, células, sistemas orgánicos, ADN, etcétera, descritos en los términos objetivos propios de la tercera persona (“ello” y “ellos”). El cuadrante superior-derecho) es, por tanto, el aspecto general de lo individual contemplado desde el exterior, l que suele incluir su comportamiento físico, sus componentes materiales, su materia, su energía y su cuerpo concreto, ítems, todos ellos, a los que podemos referirnos desde la modalidad objetiva propia de la tercera persona o “ello”. El aspecto general de nuestro organismo cuando lo contemplamos desde el exterior, es decir, desde una perspectiva objetiva (“ello”), parece compuesto de materia, energía y objetos cambia, mientras que cuando lo contemplamos desde el interior, los neurotransmisores, los sistemas límbicos, el neocórtex, la materia y la energía dejan paso a los sentimientos, los deseos, las visiones interiores y la conciencia descritos desde la inmediatez de la primera persona. ¿Cuál de ambas visiones es la correcta? Obviamente, desde una perspectiva integral ambas lo son. Se trata, por así decirlo, de dos visiones diferentes de la misma cuestión que, en este caso, es usted mismo. El problema aparece cuando tratamos de negar o soslayar alguna de estas perspectivas. De ahí que insistamos en que cualquier visión que realmente aspire a ser integral deberá asegurarse de tener en cuenta los cuatro cuadrantes.
Figura 7. Los cuadrantes centrados en el ser humano Pero todavía no hemos acabado de esbozar todas las conexiones que existen. El lector advertirá fácilmente que cualquier “yo” está en relación con otros yoes, lo que significa que cada “yo” es un miembro que forma parte de numerosos “nosotros”. Y este “nosotros” nos e refiere tanto a la conciencia individual o a la conciencia subjetiva como a la conciencia grupal (o colectiva) y a la conciencia intersubjetiva o, dicho en un sentido más amplio, a la cultura, es decir, a la dimensión representada por el cuadrante inferior-izquierdo. Y, del mismo modo, cada “nosotros” posee también una faceta exterior, es decir, el aspecto que presenta contemplando desde el exterior, algo a lo que nos referimos como cuadrante inferior-derecho y que tiene que ver con la dimensión del 22
mundo, con sus valores y sentimientos compartidos, etcétera), mientras que el cuadrante inferior-derecho se refiere a la dimensión social (o las formas y conductas exterior del grupo que suelen estudiar ciencias de la tercera persona como la teoría sistémica). Conviene insistir de nuevo en que los cuatro cuadrantes se refieren simplemente al interior y el exterior de lo individual y de lo colectivo y que, si queremos ser realmente integrales, deberemos incluirlos a todos.
UNA VISITA A LOS CUADRANTES Hemos llegado ya a un punto en el que podemos empezar a ensamblar las piezas que componen el rompecabezas integral, es decir, los cuadrantes, los niveles, las líneas, los estados y los tipos. Comencemos, pues, con los niveles o estadios. Todos los cuadrantes muestran algún tipo de crecimiento, desarrollo o evolución, es decir, todos se despliegan siguiendo algún tipo de estadios o niveles de desarrollo. Y con ello no estoy refiriéndome a una escalera, sino a un modo mucho más fluido, a modo de olas del desarrollo. Esto es algo que todo el mundo puede advertir en el mundo natural, desde los distintos estadios del crecimiento y el desarrollo que atraviesa una bellota hasta convertirse en roble hasta la secuencia definida de estadios que atraviesa el óvulo hasta transformarse en un tigre siberiano adulto. Y lo mismo sucede, como acabamos de ilustrar, en el caso del ser humano. En el cuadrante superior-izquierdo o “yo”, por ejemplo, el avance se manifiesta atravesando una serie de estadios que van desde lo egocéntrico hasta lo etnocéntrico y lo mundicéntrico o, dicho de otro modo, desde el cuerpo hasta la mente y el espíritu. En el cuadrante superior-derecho, la energía se despliega fenomenológicamente desde lo ordinario hasta lo sutil y lo causal. En el cuadrante inferior-izquierdo, el “nosotros” se expande
Figura 8. OCON desde lo egocéntrico (“yo”) hasta lo etnocéntrico (“nosotros”) y lo mundicéntrico (“todos nosotros”). Esta expansión de la conciencia grupal es la que facilita la expansión de los sistemas sociales – cuadrante inferior-derecho–, desde los simples grupos hasta los sistemas complejos como las naciones y, finalmente, los sistemas globales. En la Figura 8 (pág. 23) representamos estos tres sencillos estadios en cada uno de los cuatro cuadrantes. Pasemos ahora de los niveles a las líneas. Las líneas del desarrollo se producen en los cuatro cuadrantes, pero como estamos centrándonos en el desarrollo personal, podemos advertir que algunas de ellas aparecen en el cuadrante superior-izquierdo. Como ya hemos visto, existen una buena decena de inteligencias múltiples o líneas diferentes del desarrollo, de entre las cuales cabe destacar las siguientes: • La línea cognitiva (la conciencia de lo que es) • La línea moral (la conciencia de lo que debería ser) • La línea emocional o afectiva (el espectro completo de las emociones) 23
• La línea interpersonal (el modo en que nos relacionamos socialmente con los demás) • La línea de las necesidades (ilustrada por la jerarquía de necesidades de Maslow) • La línea de la identidad del yo (o “¿quién soy yo?”, evidenciada por el desarrollo del yo de Loevinger) • La línea de la estética (o la línea de la expresión de uno mismo, de la belleza, el arte y el significado sentido) • La línea psicosexual que, en su sentido más amplio, abarca el espectro completo de Eros (desde ordinario hasta sutil y causal) • La línea espiritual (donde el “espíritu” no sólo es considerado como fundamento y estadio más elevado, sino también como una línea individual del desarrollo) • La línea de los valores (o de lo que la persona considera más importante, una línea estudiada por Clare Graves y popularizada por la Dinámica Espiral) Todas estas líneas del desarrollo pueden desplazarse a través de los distintos niveles o estadios básicos y todas ellas, en consecuencia, pueden verse incluidas en el psicógrafo. Si usásemos mapas como los de Robert Kegan , Jane Loevinger o Clare Graves, por ejemplo, tendríamos cinco, ocho o incluso más niveles de desarrollo, con lo que podríamos seguir el despliegue natural de las líneas o corrientes de desarrollo. Conviene insistir de nuevo en que no se trata de cuál de esos modelos es correcto y cuál está equivocado, porque todo dependen del grado de “resolución” o “complejidad” que necesitamos para entender mejor una determinada situación. En la Figura 3 ya hemos presentado un ejemplo del psicógrafo, pero veamos ahora (en la Figura 9) la versión que utiliza la Escuela de Negocios de Notre Dame en su aplicación del modelo OCON a la enseñanza del liderazgo integral.
Figura 9. Otra versión del psicógrafo Como ya hemos dicho, las líneas del desarrollo aparecen en todos los cuadrantes. Acabamos de ver lo que ocurre en el cuadrante superior-izquierdo, pero, en el cuadrante superior-derecho, una de las líneas más importantes referida a los seres humanos es la línea de la materia-energía corporal que abarca, como ya hemos visto, desde la energía ordinaria hasta la energía sutil y la energía causal. En cuanto a la secuencia del desarrollo, esto se refiere a la adquisición permanente de la capacidad de gestionar conscientemente los componentes energéticos de su ser (porque, en caso contrario, sólo se presentarían como estados provisionales). El cuadrante superiorderecho también se refiere a la conducta, acciones y movimientos exteriores de mi cuerpo objetivo (desde el ordinario hasta el sutil y causal). En el cuadrante inferior-izquierdo, el desarrollo cultural se despliega en forma de olas que van desde lo que el genio pionero de Jean Gebser denominó arcaico hasta mágico, mítico, mental, integral e incluso superior. En el cuadrante inferior-derecho, la teoría sistémica se ocupa de la evolución de los sistemas sociales colectivos (que, en el caso de los seres humanos, va desde el 24
recolector hasta el agrario, el industrial y el informático). Éste es un punto que, en la Figura 8, hemos simplificado como “grupo nación y global”, pero la idea general evidencia simplemente la existencia de un despliegue de niveles de mayor complejidad social que acaban integrándose en sistemas más amplios. No es preciso, en esta visión general, prestar gran atención a los detalles, porque lo único que pretendemos aquí es proporcionar una visión global de la naturaleza evolutiva o floreciente de los cuatro cuadrantes que pueden incluir esferas de conciencia, respeto, cultura y naturaleza cada vez más abarcadora. El yo, la cultura y la naturaleza pueden desarrollarse y evolucionar a lo largo de un número casi infinito de olas y corrientes que van desde los átomos hasta las supernovas, desde las células hasta Gaia y desde el polvo hasta la Divinidad. Si queremos comprender estas limitaciones, los diagramas pueden resultar muy útiles, y ya hemos visto el diagrama OCON (o SOI) más simple que nos presente la Figura 8, el cual representa cuatro cuadrantes o niveles. Figura 8, mostrando cuadrantes, niveles y líneas (que, dicho sea de paso, está siendo utilizada por UNICEF para analizar las pautas de hambre de los niños de este planeta).
En la Figura 11 presentamos una variante del mandala de UNICEF, donde las “líneas” se representan como “espirales” reflejando, de ese modo, la naturaleza espiralada de muchas líneas del desarrollo. Pero, los representemos como los representemos (como líneas, como espirales o como corrientes), los cuatro cuadrantes están llenos de ellas. Si entendemos de manera general estos sencillos diagramas el resto resulta relativamente sencillo y podremos concluir rápidamente con el resto de los componentes. Los estados se presentan en todos los cuadrantes (desde los estados climatológicos hasta los estados de conciencia). Nos hemos centrado en los estados de conciencia del cuadrante superior-izquierdo (vigilia, sueño y sueño profundo) y en los estados energéticos del cuadrante superior-derecho (ordinario, sutil y causal) que, cuando acaban convirtiéndose en un logro permanente, dejan de ser estados y se convierten en estadios.
Figura 11. Corrientes y olas en espiral Figura 10. Cuadrantes, niveles y líneas
Los tipos también existen en todos los cuadrantes, pero nos hemos centrado en los tipos masculino y femenino que existen en 25
todo individuo. El principio masculino se identifica más con la individualidad y el principio femenino se identifica más con la relación, pero el hecho es que ambos se hallan presentes en todos los seres humanos. Finalmente, y como ya hemos comentado, también, existen, en todos los estadios, modalidades enfermizas de lo masculino y de lo femenino (a las que nos hemos referido como “chico malo y chica mala”). ¿Parece complicado? En cierto modo lo es, pero, en otro sentido, si tenemos en cuenta los cuadrantes (es decir, el hecho de que cada evento puede ser considerado como un yo, como un nosotros y como un ello), las líneas del desarrollo (o inteligencias múltiples) que discurren a lo largo de una serie de niveles diferentes del desarrollo (desde el cuero hasta la mente y el espíritu) y los estados y tipos propios de cada uno de esos niveles, podremos simplificar enormemente la extraordinaria complejidad de los seres humanos y de su relación con el universo. Este modelo integral –“omnicuadrante, omninivel, omnilínea, omniestado y omnitipo”– es el modelo más sencillo que nos permite tener en cuenta todos los ítems realmente esenciales. A veces nos referimos a él de forma abreviada como “omnicuadrante y omninivel” (OCON), donde los cuadrantes son, por ejemplo, el yo, la cultura y la naturaleza, y los niveles son el cuerpo, la mente y el espíritu, en cuyo caso, decimos que el enfoque integral implica el cultivo de cuerpo, mente y espíritu en el yo, la cultura y la naturaleza. Concluiremos ahora esta “Introducción a un SOI básico” viendo unos pocos ejemplos de sus aplicaciones en los campos de la medicina, la empresa, la espiritualidad, la ecología y la vida individual. Éste es, en mi opinión, el mejor modo de empezar a dar vida al modelo integral…
26
27
28
Mezcla de la Práctica Vital Integral
29
Capítulo 4 ASÍ ES COMO FUNCIONA: LAS APLICACIONES DEL SOI
Figura 21. Niveles y Líneas
30
La teoría integral tal vez sea la primera filosofía realmente exhaustiva del mundo pero… ¿qué aspecto asume la puesta en práctica de la visión integral?
Son miles las personas que, en la actualidad, están aplicando la visión integral a decenas de campos diferentes, desde el arte hasta la ecología, desde la medicina hasta la criminología y desde el mundo empresarial hasta la transformación personal. Y puesto que el marco de referencia integral abarca e incluye explícitamente más verdades y más potencialidades que cualquier otro enfoque, aumenta la eficacia de los esfuerzos realizados en cualquier dominio.
31
LA MEDICINA INTEGRAL En ningún campo resulta más fácilmente aplicable el modelo integral que en el de la medicina, donde cada vez es mayor su aceptación por parte de los profesionales sanitarios de todo el mundo un rápido viaje a través de los cuadrantes pondrá de relieve la utilidad del modelo integral. (Véase la Figura 12, pág. 69). La medicina ortodoxa o convencional es un ejemplo de abordaje característico del cuadrante superior-derecho, que se ocupa del cuerpo con intervenciones casi exclusivamente físicas (como la cirugía, los fármacos, el tratamiento y la modificación de conducta). La medicina ortodoxa cree en las causas físicas de la enfermedad física y apela, en consecuencia, a intervenciones básicamente físicas. Según el modelo integral, no obstante, todo evento físico (cuadrante supero derecho [SD]) posee cuatro facetas (o cuadrantes) diferentes y, por tanto, hasta la enfermedad física debe ser contemplada desde todas ellas (y eso sin mencionar la existencia de los niveles de los que, en breve, nos ocuparemos). Pero todo ello, no significa que, para el modelo integral, el cuadrante superior-derecho carezca de importancia, sino que tan sólo representa, por así decirlo, una cuarta parte de la historia. La reciente explosión del interés por el cuidado alternativo – por no mencionar disciplinas tales como la psiconeuroinmunología– ha puesto claramente de relieve la importancia que tienen, tanto en la causa como en la cura de la enfermedad, incluso de la enfermedad física, los estados interiores de la persona (es decir, las emociones, las imágenes, las intenciones y la actitud psicológica). El cuadrante inferior-izquierdo, dicho en otras palabras, constituye un ingrediente indispensable de cualquier abordaje médico que aspire a ser integral. No olvidemos que las investigaciones realizadas al respecto han puesto de manifiesto el papel esencial que desempeñan la visualización, las afirmaciones y el uso consciente de las imágenes
Figura 12. Los cuatro cuadrantes de la medicina general en la gestión de la mayor parte de las enfermedades y que sus resultados han evidenciado la gran importancia que, en la enfermedad, tienen los estados emocionales y la actitud mental. Pero, por más importante que sean los factores subjetivos, la conciencia individual no existe en el vacío, sino que se halla incardinada en un mundo de creencias, visiones y valores culturales compartidos. Por eso, el modo en que una cultura (II, es decir, el cuadrante inferior-izquierdo) se acerca a una determinada enfermedad –de forma respetuosa y compasiva o, por el contrario, desconsiderada e irónica– puede afectar profundamente al modo en que el individuo se enfrenta a ella (cuadrante superior-izquierdo – [SI]), lo que puede acabar determinando el curso de la misma enfermedad física (cuadrante superior-derecho [SD]). Recordemos que el cuadrante inferior-izquierdo incluye los muchos factores intersubjetivos que tan esenciales resultan en cualquier interacción humana, como la comunicación compartida entre médico y paciente, las actitudes de la familia y de los amigos y el modo en que se transmite al paciente la aceptación o el rechazo cultura de una 32
determinada enfermedad (como evidencia, por ejemplo, el caso del sida) y los valores culturales amenazados por la enfermedad. Todos esos factores participan, en una u otra medida, en la causa de la enfermedad física y, por ello mismo, pueden contribuir a su cura (por el simple hecho de que los cuatro cuadrantes se hallan presentes en cualquier evento). Es evidente que, en la práctica, la influencia de los cuadrantes debe limitarse a aquello factores que estén directamente comprometidos como, por ejemplo, los que tienen que ver con la comunicación entre paciente y médico, el grupo de apoyo proporcionado por la familia y los amigos y una cierta comprensión de los prejuicios culturales y de sus efectos sobre la enfermedad. Los estudios realizados en este sentido han puesto claramente de relieve, por ejemplo, que los pacientes de cáncer que cuentan con un grupo de apoyo viven más que los que carecen de tal soporte cultural. Algunos de los factores más relevantes del cuadrante inferiorizquierdo resultan, pues, esenciales, para cualquier abordaje médico integral. El cuadrante inferior-derecho tiene que ver con los factores materiales, económicos y sociales que casi nunca se consideran como parte de la entidad nosológica, pero que, de hecho –y como sucede con cualquier otro cuadrante–, desempeñan un papel causal tanto en la enfermedad como en la cura. Un sistema social que no pueda alimentar a sus ciudadanos acabará con ellos (como lamentablemente evidencia el caso de los países asolados por la hambruna). En el mundo real, donde cada entidad presenta cuatro cuadrantes diferentes, un virus en el cuadrante superior-derecho podría ser un problema puntual, pero en ausencia de un sistema social (cuadrante inferior-derecho) que proporciona adecuado tratamiento, podría poner en peligro su vida. Y ésta no es una cuestión secundaria, sino esencial porque, recordémoslo, todos los eventos presentan cuatro cuadrantes o dimensiones diferentes. El
cuadrante inferior-derecho incluye factores como la economía, la seguridad social, los sistemas de distribución y aun cosas tan sencillas como el diseño de las habitaciones de los hospitales (como, por ejemplo, el modo en que facilita o dificulta la libertad de movimientos, el acceso de las visitas, etcétera), sin mencionar ítems tan evidentes como la toxicidad medioambiental. Todos esos ítems se refieren al aspecto “omnicuadrante”, por su parte, nos obliga a tener en cuenta la existencia, al menos, de niveles físico, emocionales, mentales y espirituales en cada uno de esos cuadrantes (véase Figura 8). Aunque haya enfermedades que tengan causas y, en consecuencia, tratamientos, fundamentalmente físicos (como, por ejemplo, la fractura de una pierna provocada por un atropello), la causa y la cura de la mayoría de las enfermedades tienen que ver con componentes emocionales, mentales y espirituales. Se cuentan ya por centenares las investigaciones que han señalado y aumentado considerablemente nuestra comprensión sobre la naturaleza “omninivel” de la enfermedad y de al cura (a las que también hay que añadir las valiosas contribuciones realizadas por las grandes tradiciones de sabiduría, desde el chamanismo hasta el budismo tibetano). La cuestión es que el simple hecho de tener en cuenta tanto los niveles como los cuadrantes nos proporcionan un modelo médico mucho más completo y, en consecuencia, también más eficaz. La idea consiste simplemente en recordar que cada cuadrante o dimensión (véase Figura 5, pág. 21) –yo, nosotros y ello– tiene niveles u olas físicas, emocionales, mentales y espirituales (véase Figura 8, pág. 23), lo que nos obliga, si queremos desarrollar tratamientos auténticamente integrales, a tener en cuenta todas esas realidades. Ese tipo de tratamiento integral no sólo es más efectivo, sino también más barato, razón por la cual está recibiendo una atención cada vez mayor por parte de la medicina organizacional.
33
(El lector que esté interesado en este abordaje puede echar un vistazo al Integral Medicine Center de www.IntegralUniversity.org).
(Los lectores interesados en este abordaje harían bien en visitar el Integral Leadership and Business Center de www.IntegralUniversity.org).
EL MUNDO EMPRESARIAL INTEGRAL Las aplicaciones del modelo integral son tan inmediatas y evidentes que recientemente han despertado el interés del mundo empresarial. En este ámbito, los cuadrantes (véase Figura 13, pág. 35) representan los cuatro “entornos” o “mercados” en los que debe sobrevivir un determinado producto, mientras que los niveles, por su parte, se refieren a los tipos de valores que lo producen y lo consumen. Las investigaciones realizadas sobre las jerarquías de valores –como las de Maslow y Graves (es decir, la Dinámica Espiral), que ya van demostrando su extraordinaria importancia en el mundo de la empresa– pueden combinarse con los cuadrantes (que muestran el modo en que esos niveles de valores aparecen en los cuatro entornos diferentes) para proporcionarnos un mapa realmente completo del mercado (que abarca tanto el mercado tradicional como el cibermercado). También han empezado a florecer los programas de formación en liderazgo integral basados en un modelo integral u OCON. Son cuatro, en la actualidad, las grandes teorías de la gestión empresarial: la teoría X, que subraya la importancia del comportamiento individual; la teoría Y, que centra la atención en la comprensión psicológica; la gestión cultural, que se ocupa de la cultura organizativa, y la gestión de sistemas; que enfatiza la importancia del sistema social y de su entorno; cuatro teorías de la gestión que, en mi opinión, reflejan perfectamente los cuatro cuadrantes que debería incluir cualquier enfoque realmente integral. Bastará, pues, con añadirle los niveles y las líneas para disponer de un modelo increíblemente rico y sofisticado del liderazgo que sería el más integral que todos los que hoy en día dispondríamos.
Figura 13. Los cuatro cuadrantes de la empresa integral
LA ECOLOGÍA INTEGRAL Varios socios del Integral Institute han empezado a poner en marcha una visión integral u OCON de la ecología que promete revolucionar tanto el modo en que pensamos acerca de las cuestiones medioambientales como la forma en que pretendemos resolverlas en la práctica. La idea básica afirma simplemente que los abordajes parciales y limitados a los problemas medioambientales están condenados al fracaso. Y para ello hay que tener en cuenta tanto los cuadrantes interiores (o de la Mano Izquierda) como los exteriores (o de la Mano Derecha). La sostenibilidad medioambiental externa es realmente imprescindible, pero sin el correspondiente crecimiento y desarrollo de los dominios internos hasta los niveles de una 34
conciencia y unos valores mundicéntricos, nuestro entorno se hallará en grave peligro. Centrarnos tan sólo en soluciones externas no hace más que agravar el problema. Recordemos que si el yo, la cultura y la naturaleza no se liberan juntos, no lo harán en modo alguno. De ello, precisamente, se ocupa la Ecología Integral. (Los lectores que estén interesados en una visión más integral de la ecología, el medio ambiente y las sostenibilidad pueden establecer contacto con nosotros en le Integral Ecology Center o en www.IntegralUniversity.org). UNA ESPIRITUALIDAD RELACIONAL Y SOCIALMENTE COMPROMETIDA La principal implicación del enfoque OCON en relación a la espiritualidad insiste en la necesidad de ejercitar simultáneamente los niveles físico, emocional, mental y espiritual del ser en los dominios del yo, la cultura y la naturaleza (es decir, en los dominios del yo, del nosotros y el ello). Son muchas las versiones diferentes que existen al respecto, que van desde la espiritualidad socialmente comprometida hasta el mundo de las relaciones como camino espiritual, y a todas ellas las incluimos en nuestra en nuestra Práctica Vital Integral (véase capítulo 6). Las implicaciones de una auténtica espiritualidad integral son muy profundas y amplias y apenas están empezando a provocar sus efectos. Antes, sin embargo, de poner entender completamente lo que supone una “espiritualidad integral”, deberíamos comenzar tratando de entender el significado de la “espiritualidad”. Y es aquí, precisamente, donde empiezan los problemas. ¿Resuelve el enfoque integral, como afirma, esos problemas? Vamos a verlo.
Capítulo 5 ¿ES USTED ESPIRITUAL PERO NO RELIGIOSO?
35
¿Por qué la religión es una fuerza tan compleja, confusa y polarizantes? ¿Cómo puede algo que nos habla del amor y de la vida ser causa de tanta muerte y destrucción?
De poco sirven, en este sentido, las palabras, porque éste es, tanto a nivel personal como global, el aspecto más serio al que nos enfrentamos. El enfoque integral es conocido por “dar sentido a todo”. ¿Podríamos también dar sentido a esto? Definitivamente sí, pero debo advertirle, desde este mismo momento, que éste es un punto bastante engañoso, porque lo que las personas llaman “espiritualidad” tiene, al menos, cinco significados muy diferentes ligados a los cuadrantes, los niveles, los estados, las líneas y los tipos. Pero si usted asume una visión que venga todo eso en cuenta –es decir, si asume una visión OCON– habrá en él lugar para casi todas las visiones y todo empezará entonces a cobrar sentido. En caso contrario, el tema de la espiritualidad carecerá de todo sentido, pero si une adecuadamente las piezas, empezará a advertir el sentido de todo. Veamos. 36
OLAS IRISADAS Y CORRIENTES TREMOLOSAS Volvamos ahora al cuadrante superior-izquierdo, es decir, a la dimensión individual-interior y prestemos una atención más detenida al fascinante fenómeno de las inteligencias múltiples (o líneas del desarrollo). Ya hemos señalado la existencia, en cada uno de nosotros, de no menos de una docena de grandes líneas del desarrollo, entre las cuales cabe destacar la de las necesidades, la de los valores, la de la cognición, la de la moral y la del yo, que han sido investigadas por muchos desarrollistas. La Figura 14 [véase pliego central] es un psicógrafo integral que resume los resultados de unos pocos de los más conocidos y respetados investigadores que se han ocupado de este tema. Comencemos señalando que los niveles de conciencia están representados con los colores del arco iris, una práctica muy habitual en las tradiciones de sabiduría que nos permite hablar de los niveles de un modo muy general y, por qué no, también muy colorido. En este sentido, el arco iris representa sencillamente la altitud, es decir, el grado de desarrollo (o el grado de conciencia y complejidad) de una determinada línea. Este tipo de notación nos permite también comparar fácilmente los diferentes niveles de distintas líneas del desarrollo y ver si se encuentran en la misma altitud. Ésta es una de las cosas que, a modo de ejemplo, nos permite hacer la Figura 14. (El lector no debe preocuparse por algunos de los colores intermedios, como el ámbar o esmeralda, que sólo hemos incluido para adaptarlo a algunos de los modelos que emplean colores. La idea básica consiste simplemente en utilizar el arco iris para representar un espectro de conciencia…) Junto al arco iris se halla la conocida línea evolutiva de la jerarquía de las necesidades de Maslow, que significa… Pero quizás deberíamos hacer aquí una corta digresión con el fin de aclarar el gran error que rodea al término “jerarquía” que, para
muchas personas, ha acabado convirtiéndose case –por razones, por otra parte, bastante comprensibles– en una palabrota. Convendría, pues, señalar, en este sentido, la existencia de dos tipos muy diferentes de jerarquías a las que los investigadores suelen denominar jerarquías de opresión (o jerarquías de dominio) y jerarquías de crecimiento (o jerarquías de actualización). Una jerarquía de dominio es un sistema ordenado que domina, explota y reprime a la gente y cuyo ejemplo más notorio nos los proporcionan los sistemas de castas (tanto orientales como occidentales). Cualquier jerarquía, pues, que obstaculice el desarrollo individual o colectivo se convierte en una jerarquía de dominio. Las jerarquías de actualización, por su parte, se atienen al significado real de desarrollo. Por eso, lejos de impedir el desarrollo, lo fomentan. Las jerarquías de desarrollo o crecimiento van, en el caso del ser humano, desde lo egocéntrico hasta lo etnocéntrico, lo mundicéntrico y lo kosmocéntrico.* En el mundo natural, las jerarquías de desarrollo son evidentes por doquier y la más común de todas ellas es la que va desde los átomos hasta las moléculas, las células y los organismos. Las jerarquías de desarrollo son siempre jerarquías anidadas, lo que significa que cada nivel superior trasciende, al tiempo que incluye, a sus predecesores. En este sentido, por ejemplo, los organismos trascienden e incluyen a las células que, a su vez, trasciende e incluyen a las moléculas que, a su vez, trascienden e incluyen a los átomos que, a su vez, trascienden e incluyen a los quarks, etcétera. En una jerarquía de desarrollo, dicho de otro modo, los niveles superiores no oprimen a los inferiores, sino que los abrazan, los incluyen y los envuelven. Cada nivel de una jerarquía de desarrollo está, en realidad, ordenado en una supra *
Kosmocéntrico significa orientado hacia el tercer grado. Se trata de un término derivado de palabra griega kosmo y que se refiere al universo total compuesto por la materia, el cuerpo, la mente y el espíritu (y no sólo al nivel material inferior al que lamentablemente suele reducirse el término “cosmos”).
37
arquía que implica un aumento en su capacidad de cuidado, conciencia, cognición, moral, etcétera. El crecimiento es un desarrollo y, simultáneamente, un despliegue que va desde lo egocéntrico hasta lo etnocéntrico, lo mundicéntrico y lo kosmocéntrico. Todas las jerarquías que presentamos en la Figura 14 [véase pliego central] son jerarquías de desarrollo de las distintas corrientes que fluyen a través de olas cada vez más inclusivas. Las jerarquías de dominio, en suma, generan opresión, mientras que las jerarquías de desarrollo acaban con ella. (¿Advierte el lector el desastre que podría suponer la condena de todo tipo de jerarquía?) Volvamos ahora a la jerarquía de necesidades de Maslow (representada en la Figura 15 [véase pliego central]). La meticulosa investigación realizada por Maslow mostró que los individuos tienden a desarrollarse a través de una secuencia creciente de necesidades. En la medida en que un nivel inferior se ve satisfecho, tiende a emerger una necesidad superior. Las más sencillas de todas ellas son las necesidades fisiológicas, es decir, las necesidades biológicas básicas de alimento y cobijo. Cuando éstas se ven satisfechas, empieza a emerger una sensación de identidad individual con sus correspondientes necesidades de seguridad y autoprotección. Cuando éstas se ven satisfechas al individuo ya no le basta con la seguridad, sino que necesita satisfacer también sus necesidades de pertenencia. Cuando la necesidad de pertenencia está asegurada, el individuo tiende a verse motivado por la nueva necesidad emergente de autoestima. Y cuando ésta necesidad se ve satisfecha, empiezan a emerger necesidades todavía más elevadas, a las que Maslow se refiere como necesidades de autorrealización. Y cuando, por último, éstas se ven también satisfechas, el individuo tiende a verse motivado por las necesidades de autotrascendencia, es decir, por necesidades que no sólo tratan de satisfacer al yo, sino que se expanden todavía más allá hasta dimensiones más elevadas, más
profundas y más amplias de respeto y conciencia, algunas de las cuales asumen un aspecto decididamente transpersonal o espiritual. Es muy probable que la más famosa de las secuencias del desarrollo sea la de Jean Gebser, que va desde el estadio arcaico hasta el mágico, el mítico, el racional, el pluralista y el integral. Y lo más importante de los estadios de Gebser es que signigican exactamente lo que parece (aunque deba señalar que, por motivos prácticos, he subdividido en dos su estadio más elevado). Y como dijo el mismo Gebser, el “estadio integral” es, de hecho, el umbral de los estadios superiores (o “supraintegrales” y transpersonales). Esto es algo evidente si nos centramos en la corriente evolutiva de la cognición, es decir, la capacidad de darse cuenta y asumir perspectivas. La línea cognitiva que presentamos en la Figura 14 combina las importantes investigaciones llevadas a cabo por Michael Commons y Francis Richards con las de Jean Piaget y Sri Aurobindo, que indican que la cognición se despliega desde la mente sensorial hasta la mente concreta, la mente formal, la mente superior, la mente iluminada, la mente intuitiva, la sobremente y la supermente. Adviértase una vez más que los estadios superiores tienen un aspecto manifiestamente transpersonal y espiritual. Echemos ahora un vistazo a lo que Clare Graves denominó sistemas de valor y que se popularizó en el modelo de la Dinámica Espiral (creado por Don Beck y Christopher Cowan). En el estadio mágico-animístico, los valores son ciertamente “mágicos” y “animísticos” y el mundo se ve mágicamente gobernado por fuerzas elementales. En el estadio egocéntrico, las necesidades e impulsos de poder pasan a primer plano y los valores se centran en el “yo” y en “mi poder”. Con los valores absolutistas, los valores avanzan desde el “yo” hasta el “nosotros” o, dicho de otro modo, avanzan desde lo egocéntrico hasta lo etnocéntrico y se cree que se derivan de una fuente eterna que se supone absoluta y válida para todo el 38
mundo (ya sea la Biblia, el Corán o el pequeño Libro Rojo de Mao) y cuya violación desencadena una reprobación temporal y posiblemente la condenación eterna. Este nivel es conocido como “mítico-pertenencia” porque si uno no cree en los mitos etnocéntricos, es muy posible que se encuentre con problemas. A medida que el desarrollo avanza desde el estadio míticoconformista hasta el siguiente estadio, los valores cambian correlativamente desde lo etnocéntrico hasta el inicio de mundicéntrico, un cambio que Graves caracteriza como el cambio desde absolutista hasta múltiple, lo que significa que ya no sólo hay un modo correcto de ver la realidad, sino muchos. Éste es el cambo que conduce desde los valores tradicionales hasta los valores modernos. Esta diferenciación continúa en el siguiente estadio, al que Graves denomina relativista, porque en él no sólo hay una multitud de creencias diferentes, sino que todas ellas son relativas, lo que alienta una visión del mundo típicamente postmoderna y pluralista. Esta visión es, de hecho, tan pluralista que suele acabar fragmentada, alienada y sumida en el nihilismo, la ironía y el absurdo (¿no les suena todo esto?). Sólo en l siguiente estadio, el estadio sistémico, puede empezar a aflorar una visión integrada y coherente del mundo que inaugura lo que cierto sociólogo denominó la era integral. Según Clare Graves, este avance conduce desde los valores de primer grado (que se caracterizan por la parcialidad) hasta los valores de segundo grado (que se caracterizan por su naturaleza integrada). Clave Graves fue uno de los primeros investigadores en señalar la gran diferencia que existe entre las modalidades propias del primero y el segundo grado de desarrollo. ¿Y cuál creen que es esa extraordinaria diferencia? Todos los estadios de primer grado creen firmemente que sus valores son los únicos verdaderos y que los demás, en consecuencia, están profundamente equivocados. Pero el acceso a la conciencia de segundo grado –inicio de los niveles
realmente integrales– permite advertir que los demás valores y estadios son, a su manera, correctos o, dicho de otro modo, apropiados a su nivel. En este sentido, la conciencia de segundo grado deja al resto de los valores el suficiente espacio como para empezar a aunar fuerzas e integrarse en un tapiz de respeto e inclusividad cada vez mayor. Éste es, en cierto modo, el mismo descubrimiento que realizó anteriormente Abe Maslow en el salto que conduce desde las necesidades de deficiencia (falta o carencia) hasta las necesidades de deficiencia (falta o carencia) hasta las necesidades de ser (autorrealización y autotrascendencia) porque, de hecho, Graves estaba tratando de dar sentido a este descubrimiento de Maslow. El salto evolutivo que conduce desde la conciencia de primera grado hasta la conciencia de segundo grado, conduce desde la fragmentación y alienación hasta la totalidad e integración y desde el nihilismo y la ironía hasta el valor del significado profundo. Este movimiento integral prosigue en las olas de la conciencia de tercer grado (superpersonales o suprapersonales) a las que Jenny Wade, en su versión extendida del sistema de Graves, denomina transpersonales y unitivas. Hablando en términos generales, los valores crecen y se desarrollan desde lo tribal hasta lo tradicional, lo moderno, lo postmoderno, lo integral y lo supraintegral, en un camino que prosigue hacia despliegues todavía superiores en un futuro evolutivo. Nuestra cultura se halla actualmente a punto de dar el extraordinario salto hacia adelante que conduce –como, en breve, veremos– desde lo postmoderno hasta lo integral. El trabajo de Robert Kegan sobre los órdenes de conciencia probablemente sea uno de los más respetados, como también lo es la sofisticada investigación realizada por Jane Loevinger acerca de los estadios de desarrollo del yo representados en la Figura 14.
39
Susann Cook-Greuter, una de las principales díscipulas y seguidoras de la obra de Loevinger, ha llevado a cabo una importante investigación sobre los niveles de desarrollo del yo más elevados, es decir, sobre los niveles superiores de tercer grado, que enumerados en la Figura 14 y (digamos también de paso que Robert Kegan, Don Beck y Susann Cook-Greuter son miembros fundadores del Integral Institue). El lectro no debe preocuparse si no entiende algunos de los términos presentados en esta figura, porque la información de que dispone bastará para entender lo que queremos decir. Si el lector presta atención a todas las corrientes presentadas en las Figuras 9 y 10, se dará cuenta de que hablando en términos generales, el primer grado de desarrollo implica el avance desde lo prepersonal hasta lo personal, de que el segundo grado supone el avance hasta lo personal integrado (y el comienzo de los estadios “integrales”) y de que el tercer grado implica el desarrollo transpersonal (y el inicio de los estadios “supraintegrales”). En términos generales, pues, el desarrollo y la evolución van desde lo prepersonal hasta lo personal y, desde ahí, hasta lo transpersonal; desde lo subconsciente hasta lo consciente y, desde ahí, hasta lo supraconsciente; desde lo prerreacional hasta lo racional y, desde ahí, hasta lo transracional; desde lo preconvencional hasta lo convencional y, desde ahí, hasta lo postconvencional o, por último, desde la conciencia de primer grado hasta la conciencia de segundo grado y, desde ahí, hasta la conciencia de tercer grado, el yo empieza a expandirse más allá del reino de lo personal y se adentra en un dominio inmensamente espacioso, el dominio de la luminosidad resplandeciente y de las experiencias unitivas, todas las cuales tienen un sabor genuinamente espiritual. A diferencia, sin embargo, de lo que sucedía en los niveles mágico y mítico, donde la espiritualidad se reducía a meras creencias y conceptos, en este caso se trata de niveles de experiencia directa y de conciencia inmediata.
LA FALACIA PRE / POST Convendrá ahora que nos detengamos y señalemos que los investigadores han descubierto que los estadios más elevados del desarrollo cognitivo, moral y del yo asumen una tonalidad manifiestamente transpersonal o espiritual. Permítanme, pues, hablar de una “espiritualidad de los niveles superiores” y considerarla como uno de los significados más importantes del término “espiritual” (a la que también nos referiremos como espiritualidad transracional o transpersonal).
Pero también debemos señalar el aspecto, tan extraño como fascinante, de que algunos de los estadios transracionales y transpersonales se asemejan a algunos de los estadios prerracionales y prepersonales. Por eso, el hecho de que los estadios preconvencionales y los postconvencionales sean ambos no convencionales les lleva a ser confundíos y hasta equiparados por quienes no están adecuadamente entrenados. En tal caso, los estadios prerracionales se consideran transpersonales por el simple hecho de que ambos son no racionales; los estadios preegoicos se ven 40
confundidos con los transegoicos porque ambos son no egoicos; los preverbales se ven confundidos con los transverbales porque ambos son no verbales, etcétera. Esta confusión es conocida como falacia pre/post (o falacia pre/trans). Y, una vez ocurre, la gente tiende a incurrir en uno de los dos siguientes errores: reducir (como hizo Freud) las realidades transpersonales a bobadas infantiles prerracionales, o elevar (como hizo Jung) las imágenes y mitos prerracionales infantiles a la gloria transpersonal. No es de extraños que el reduccionismo y el elevacionismo hayan contaminado, desde el mismo comienzo, toda discusión sobre la espiritualidad y que una de las primeras cosas que deba hacer cualquier enfoque que aspire a ser auténticamente integral consiste en encontrar un camino para salir de ese atolladero.
UN DIOS MÍTICO PRERRACIONAL ESPÍRITU UNITIVO TRANSRACIONAL
Y
UN
Conviene reconocer que la investigación empírica y científica ha puesto de relieve la existencia de estadios de desarrollo que implican fantasías prerracionales, infantiles, preconvencionales y narcisistas y de estadios ligados a una conciencia postconvencional, transracional, consciente del ego, postautónoma y transmpersonal. En el primer caso (es decir, en el nivel mágico-animístico y mítico-pertenencia), la realidad última se representa como un varón barbudo y de larga cabellera blanca sentado en su trono celestial, alguien que nació de una virgen y caminó sobre las aguas, un anciano sabio de novecientos años, etcétera, mitos prerracionales que son tomados como la verdad literal concreta. En el segundo caso, sin embargo (es decir, en los estadios postconvencionales), la realidad última se representa como un fundamento no dual del ser, un estado de presencia atemporal o un estado de conciencia de unidad postracional (no prerracional ni antirracional). Y la diferencia entre
ambas concepciones, que se hallan separadas por el advenimiento de la razón, es tan grande como la que existe entre la noche y el día. Si tenemos en cuenta toda la investigación científica realizada sobre el desarrollo humano, parece que ese desarrollo discurre, al menos, por tres grandes arcos diferentes: prepersonal, personal y transpersonal; prerracional, racional y transracional, o subconsciente, consciente y supraconsciente. Cada uno de los estadios que componen esos tres grandes arcos prosigue hasta llegar a trascender e incluir a su (s) predecesor (es). Por eso decimos que el desarrollo de un nuevo nivel engloba a sus predecesores –en un despliegue simultáneamente envolvente– cuyo efecto acumulativo es, de hecho, integral (como lo es el que va desde los átomos hasta las moléculas y los organismos). En el extraordinario despliegue envolvente de la evolución trascendente e inclusiva de la conciencia, nada se pierde, sino que todo se conserva. No estamos hablando ahora de la existencia o inexistencia de un Espíritu o un Fundamento “real” del Ser. De lo único que hablamos es de la existencia de tres grandes arcos (o, dicho de un modo relativamente diferente, de tres grandes grados del desarrollo humano), una cuestión a la que han respondido positivamente todas las investigaciones empíricas que se han dedicado a estudiar con gran esmero el espectro completo del desarrollo humano. Quienes se niegan, pues, a admitir la realidad de los estadios supraconscientes y transpersonales de la conciencia están negando simple y llanamente la evidencia científica y, francamente, no estamos obligados a tener más en cuenta sus opiniones que las de los sacerdotes que se negaron a mirar a través del telescopio de Galileo porque “ya sabían” lo que iban a ver. ¿Se le ocurre mejor manera, si avanzamos un paso más y nos preguntamos por la existencia de un Fundamento del Ser, de un Espíritu o de una Divinidad “real” que subyace a todos los fenómenos, que preguntarle a quienes han alcanzado los niveles 41
superiores –los niveles transpersonales–de desarrollo? ¿Y qué cree que nos responden esas personas? Comencemos señalando que cada uno de los tres grandes arcos tiene su idea sobre la realidad última. Ya hemos dicho que, en el primero, el arco que conduce hasta la razón, la realidad última es de naturaleza mágica y mítica. Aquí es, a decir verdad, donde se asientan cerca del 80% de los principios de las grandes tradiciones del mundo, desde la sintonía hasta la cristiana, la islámica, la hebrea, la hindú, la budista y la taoísta… y también incluye gran parte de la magia de la “nueva era”. Durante los estadios correspondientes al segundo arco, el arco de la persona y la razón, el desarrollo humano se adentra en una fase que no parece ser nada religiosa y que llega a tener incluso una apariencia antirreligiosa. Aquí es donde entra en escena la ciencia racional, aportando generosamente su contribución a la humanidad, reduciendo el sufrimiento y ampliando nuestra longevidad. No olvidemos que en lo que respecta al malestar, el hambre, la enfermedad y la mortalidad infantil, la ciencia racional ha aliviado más sufrimiento que todas las religiones míticas juntas. Y es que, por más que la ciencia pueda ser mal utilizada, sus logros positivos son sorprendentes e innegables. Cuando parece que la religión y la espiritualidad son meros vestigios del pasado, entramos en el tercer gran arco; erigidos sobre los logros de la conciencia racional, el desarrollo empieza a trascender e incluir a la razón en círculos de respeto y conciencia cada vez mayores. En este punto, la realidad última deja de ser vista en los términos antropomórficos (propios del primer arco) y racionales (propios del segundo) y empieza a ser contemplada en términos de Ser, Vacuidad, Conciencia y Talidad, Fundamento de Todo Ser, Conciencia universal, Talidad no dual, Esidad, una Claridad Luminosa inmensa, abierta y vacía, una Conciencia Testigo resplandeciente como el espejo, una Divinidad anterior a toda
Trinidad, un Yo puro, infinito y trascendente, una Conciencia ilimitada, espaciosa, resplandeciente, incalificable y sin obstrucciones, un Presente o Ahora atemporal, interminable y eterno, una Esidad o Talidad en todos y cada uno de los instantes que, pese a trascender toda conceptualización, es tan sencilla y evidente como la persona que ahora mismo está leyendo esta página, el canto del petirrojo o el primer sorbo de té helado en un caluroso día de verano. Ésta no es, en modo alguno, la religión de su padre ni de su madre ni, mucho menos, la religión de sus abuelos. La inmensa mayoría de quienes alcanzan los estadios correspondientes al tercer arco o tercer orden afirman que la realidad es alguna versión del Fundamento infinito eterno de Todo Ser. Pero esa realidad transpersonal se halla en el otro extremo del espectro del desarrollo humano ocupado por las concepciones mágicas y míticas propias del arco prepersonal y prerracional. Se trata, en suma, de dos realidades tan diferentes como la noche y el día, y ya es hora, en consecuencia, de dejar de confundirlas. Pero los medios de comunicación, por dar tan sólo el ejemplo más patente, siguen confundiendo lo “pre” con lo “trans” y arrojando, de ese modo, sin contemplaciones, la espiritualidad no dual al cabo de la basura prepersonal. La única espiritualidad reconocida por los medios es la prerracional. (Para empeorar todavía más las cosas, la prensa sólo reconoce dos tipos de religiosidad, la de los chiflados fundamentalistas y la de los chiflados de la Nueva Era. Pero ambos, por supuesto, son igualmente prerracionales y, mientras los primeros creen en los dogmas y mitos ámbar, los segundos creen en la magia magenta. Por esta razón, cualquier orientación transracional, como la de la psicología transpersonal, acaba erróneamente confundida con los chiflados de la Nueva Era que, por cierto, no se toman las cosas muy en serio. Por eso la prensa sólo
42
reconoce como “espirituales” a George W. Bush y a Osama Bin Laden… ¡y no sabe bien cuál de los dos es el más peligro!) El hecho es que los conservadores tienden a apoyar el primer marco y los libertadores tienden a apoyar el segundo arco, pero ninguno de ellos vagamente consciente del tercero. Por ello el tercer arco se ve completamente desdeñado o, como ya hemos visto, atrapado en una falacia pre/trans y confundido completamente con el primero. Repetimos, el primer arco y el tercero son, en realidad, tan diferentes como la noche y el día, y la prensa, o cualquiera que sepa leer sin necesidad de mover los labios, deberían reconocer la existencia de estos dos tipos diametralmente opuestos de “espiritualidad no racional”, la espiritualidad “pre” y la espiritualidad “trans”. La expresión “espiritual, pero no religioso” suele aplicarse al tercer arco. Las personas que se describen de ese modo no se hallan permanentemente asentadas en las olas transpersonales superiores, sino que parecen estar intuyéndolas. Son personas que no tienen el menor interés en la religión mágica egocéntrica ni en la religión mítica etnocéntrica, sumidas ambas en dogmas, credos y creencias conceptuales, sino que quieren experimentar directamente y sin mediación alguna la espiritualidad resplandeciente tranracional, supramental y postconvencional que se encuentra más allá de las palabras y de los conceptos. Ésas personas son, de hecho, espirituales, pero no religiosas y afirman ser directamente conscientes de una Talidad, llamémosla como la llamemos, no dual, vacía, abierta, infinita e incalificable.
NUEVA VISITA A LA FALACIA PRE / POST Perdóneme la franqueza, pero me parece una auténtica putada que “Dios”, el “Espíritu” o la “Realidad Absoluta” acabe atrapado en una
falacia pre/post. Las versiones prerracionales y postracional de la espiritualidad parecen tan similares que el ojo que no está adecuadamente adiestrado, viendo que ambas son “no racionales”, acaba incurriendo en una falacia pre/trans y equiparando, en consecuencia, dos dimensiones que se hallan en los polos opuestos del espectro del desarrollo de la conciencia. Y cuando la noche y el día se confunden, los estadios transracionales de la Conciencia No dual –que, cuando se presentan, se despliegan como Libertad, Plenitud y Liberación de la alienación, la fragmentación y el sufrimiento– acaban confundiéndose con los estadios prerracionales del Dios mítico que, a lo largo de la historia, han generado más sufrimiento causado por el hombre que cualquier otro factor. Entonces es cuando el camino de nuestra Liberación se confunde con la causa de nuestra miseria y, tratando de escapar del sufrimiento, nos alejamos cada vez más de nuestra posible salvación. Pero esta confusión, en la que no sólo incurre la prensa, sin la totalidad de la cultura y hasta las mismas religiones, es un terrible error, al que el SOI puede poner fin, advirtiendo simplemente la existencia de los “niveles” del modelo OCON, reconociéndolos y luego utilizándolos. Pero debemos ser muy sinceros, porque las investigaciones realizadas al respecto ponen claramente de manifiesto que certifica del 70% de la población mundial se halla en los niveles etnocéntricos (o inferiores) de desarrollo, es decir, en un nivel mítico, ámbar o conformista.* Dicho de otro modo, la orientación espiritual del 70% de la población mundial se halla en un nivel fundamentalista (o incluso inferior). Cerca del 30% se halla en el segundo arco (naranja o turquesa) y menos del 1% ha llegado a estabilizar los estadios transpersonales. Sea como fuere, sin embargo, los estadios transpersonales están ahí, existen y son *
Quienes estén interesado en reconocer el nivel propio de la altitud ámbar pueden echar un vistazo a la Figura 14 que presentamos en las páginas del pliego central.
43
accesibles a quienquiera emprender una práctica transformadora como la Práctica Vital Integral (PVI). (Los lectores que estén interesados en la PVI pueden echar un vistazo al capítulo 6). Éste es, pues, el primer significado del término “espiritualidad”, los niveles más elevados (es decir, los niveles correspondientes al tercer grado) de cualquiera de las líneas. Veamos ahora lo que sucede con el caso de las líneas.
LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL: LAS LÍNEAS ¿Así que menos del 1% de la población ha alcanzado de manera estable el tercer arco o grado de desarrollo?* ¡Glup! Son muy pocas, por tanto, veámoslo como lo veamos, las personas que, en este momento de la historia, han crecido y evolucionado hasta alcanzar los estadios u olas transpersonales de la conciencia. Pero… ¿significa esto que menos del 1% de la humanidad es realmente espiritual? ¿P significa acaso, por decir lo mismo desde una perspectiva ligeramente diferente, que para tener una conciencia realmente espiritual, tienes que haber alcanzado el nivel añil o superior? Porque las cosas no parecen ser del todo así. Y, de hecho, no lo son, porque lo cierto es que todavía no hemos completado nuestro estudio OCON. Tengamos en cuenta que debemos contemplar la espiritualidad desde la perspectiva. Echemos, pues, un vistazo y preguntémonos si existe una línea espiritualde desarrollo. ¿Existe acaso una inteligencia espiritual?
Por supuesto que sí. En una serie de revolucionarias investigaciones, James Fowler ha cartografiado los estadios básicos del desarrollo de la línea o corriente espiritual. De modo que también podemos preguntarnos en qué estadio u ola del desarrollo de esta importante corriente nos hallamos. En la Figura 16 [véase pliego central] presentamos los estadios de desarrollo de la inteligencia espiritual de Fowler, y no creo que el lector se sorprenda al descubrir que se trata de una versión diferente de los niveles generales que van desde lo arcaico hasta lo mágico, lo mítico, lo racional, lo pluralístico, lo integral (y lo supraintegral). Se trata, dicho en otras palabras de algunos de los nombres más comunes del arco iris o altitud de la conciencia y presentan naturalmente una gran similitud con los nombres concretos de los estadios de Fowler. Los estadios de Fowler son: 0. 1. 2. 3.
Preverbal, prediferenciado Proyectivo–mágico, dominado por la primera persona Mítico–literal, mitos e historias concretas Convencional, conformista, dominado por la segunda persona 4. Individual–reflexivo, inicio de la tercera persona 5. Conjunto, pluralista, dialéctico y sensible a la diversidad cultural 6. Postconvencional y comunidad universal (7. transpersonal o comunidad no dual)
*
El tercer arco y el tercer grado se refieren esencialmente a los mismos estadios, los estadios transpersonales. La diferencia que existe entre el segundo grado y el segundo arco es muy leve, porque aquél se refiere a los primeros niveles integrales (es decir, esmeralda y turquesa), mientras que éste es una expresión más amplia que se refiere a los niveles personales (aproximadamente, desde naranja hasta turquesa). En última instancia, sin embargo, no son más que dos formas de agrupar los mismos niveles evolutivos.
Creo que el significado de todo esto resulta evidente e iremos definiendo los nuevos términos a medida que avancemos. La evidencia parece señalar, que la espiritualidad no se limita a haber alcanzado los niveles más elevados de cualquiera de las líneas. La verdadera espiritualidad NO se halla limitada a los estados alterados 44
o a las experiencias cumbre (a las que, en breve, volveremos), sino que crece y se desarrolla a través de cualquier nivel de conciencia, no sólo de los más elevados. Y ello significa, dicho en otras palabras, que no sólo existe una espiritualidad de un nivel superior (y, como veremos más adelante, de una espiritualidad de estados alterados), sino que existe una línea evolutiva del desarrollo espiritual, es decir, una inteligencia espiritual. Esta línea, como la mayoría de las inteligencias múltiples, parece comenzar ya en los primeros estadios. Por eso, aunque uno se encuentre en el estadio 1 de la inteligencia espiritual, siempre existe una forma u otra de inteligencia o conciencia espiritual. ¿Cuál es el aspecto o dimensión de la espiritualidad al que se refiere la inteligencia espiritual? ¿Cuál es ese aspecto que asume esa espiritualidad? Los diferentes investigadores han definido la espiritualidad de maneras diferentes, según las investigaciones que han realizado y los resultados que han obtenido. Pero quizás la definición más sencilla a este respecto sea la que nos dio Paull Tillich, según el cual lo “espiritual” tiene que ver con las preocupaciones últimas de la persona. Y aunque, al comienzo la preocupación sea dónde puede encontrar comida, nunca está muy alejada de este tipo de conciencia. El organismo humano parece haber desarrollado, como una de sus inteligencias múltiples heredadas, la capacidad de gestionar sus preocupaciones últimas. Todo el mundo tiene, en lo que respecta a este aspecto o dimensión de la espiritualidad, algún tipo de religión. Si usted se halla en su nivel naranja de la línea espiritual–individual–reflexivo, puede tener una versión formal y racional de las preocupaciones últimas, como cuando alguien dice , pero nadie carece de ella. En este sentido, son posibles: • Una espiritualidad arcaica (alimento/fetiche sexual),
• Una espiritualidad mágica (vudú, santería), • Una espiritualidad mítica (fundamentalismo, dios/diosa mítico–pertenencia), • Una espiritualidad racional (materialismo científico, logocentrismo), • Una espiritualidad pluralista (postmodernismo como respuesta a todo, pluralitis), • Una espiritualidad sistémica (ecología profunda, gaiasofía), • Una espiritualidad integral y supraintegral (OCON), Etcétera. Recordemos que el contenido de cada nivel de la línea de las inteligencias múltiples varía considerablemente de persona a persona y de cultura a cultura. El “nivel” no determina parcialmente el tipo concreto de preocupación última, sino tan sólo el grado de desarrollo, complejidad y conciencia de su preocupación última, sea cual sea, en ese nivel. ¿En qué nivel de Dios cree usted? ¿Cuál es la substancia de su preocupación última, el alimento físico, el alimento emocional, el alimento mental o el alimento transpersonal? ¿Cuán elevado, dicho en otras palabras, es su Dios? En suma, ¿a qué Dios adora?… porque lo cierto es que, definitivamente, existe algo…
ESTADOS Y ESTADIOS Quizás podamos, en este punto, empezar a reconocer la utilidad del modelo OCON (o SOI) para dar sentido a la espiritualidad. Adviértase que los dos aspectos de la espiritualidad de los que, hasta ahora, hemos hablado –la espiritualidad como nivel más elevado y la espiritualidad como línea del desarrollo– parecen, en ocasiones, casi 45
contradictorias. Según la primera acepción, por ejemplo, los niños carecen de verdad espiritualidad, mientras que, desde la perspectiva proporcionada por la versión de la espiritualidad como línea evolutiva, sí que tienen acceso a ella. (El lector no puede imaginarse las luchas académicas de poder que han girado en torno a este debate absolutamente estéril). Ya hemos visto, dicho de otro modo, que casi el 100% de las personas tiene una inteligencia espiritual, pero que menos del 1% ha alcanzado los niveles más elevados de esa o de cualquier otra línea. Y es que si por “espiritualidad” entendemos “los niveles más elevados de cualquier línea”, sólo los niveles más elevados de la línea espiritual serían auténticamente espirituales. ¿Entienden lo que quiero decir? La misma palabra “espiritual” es empleada en dos sentidos absolutamente diferentes, y si no disponemos del modelo OCON (u otro modelo similar) que nos ayude a explicitar este punto, acabaremos completamente confundidos y perdidos. Pero la confusión no ha hecho más que empezar porque, además de los niveles y las líneas, existen otras acepciones diferentes del término “espiritualidad”. Por un lado, existen estados de conciencia, experiencias cumbre, estados alterados, experiencias religiosas y estados meditativos, que parecen espirituales. Ésta es, de hecho, una de las acepciones más comunes del término “espiritualidad” y que, en consecuencia, ningún inventario de los fenómenos religiosos o espirituales debería soslayar. Ya hemos visto que casi el 100% de las personas posee una inteligencia espiritual y que menos del 1% de ellas se halla en los niveles más elevados de esa línea ¿Pero qué sucede con el caso de los estados? ¿Con qué frecuencia se presentan? ¿Cuál fue la última ocasión en que experimentó algo parecido?
La investigación, dicho de otra manera, evidencia que, sea cual sea el nivel o estadio de desarrollo en el que uno se encuentre, puede tener profundas y auténticas experiencias religiosas experiencias cumbre o estados alterados. En el capítulo 2 dijimos que: . Como sucede con cualquier estado natural, ciertos estados religiosos o espirituales parecen ser omnipresentes o, al menos, parecen estar siempre disponibles. ¿Cuáles son algunos de los estados espirituales o experiencias cumbres típicas del estado vigílico? Uno de los más habituales es el de estar caminando por la naturaleza y tener la experiencia cumbre de ser uno con toda la naturaleza, un estado al que podríamos calificar como misticismo natural. ¿Cuál es el tipo de estado o experiencia espiritual propia del estado onírico? Podemos estar soñando en una gran nube de amor luminoso y resplandeciente y sentir que nos fundimos con ese amor infinito, al que bien podríamos denominar misticismo teísta. ¿Es posible tener también alguna experiencia espiritual del estado de sueño profundo sin forma? Parece que sí, porque algunas experiencias espirituales o religiosas se describen como vacías, sin forma y sin manifestar (como el Vacío, el Abismo, el Fundamento, Ayin, etcétera), lo que suele calificar como misticismo sin forma (o que también podríamos llamar misticismo causal, como un modo de referirlo al estado causal o sin forma). Y, finalmente, hay experiencias muy comunes de estados de flujo, donde el individuo se siente uno con todo lo que aparece, un estado al que podemos llamar misticimos no dual. El hecho es que, independientemente del estadio de desarrollo en que se encuentre, uno puede tener cualquiera de estas experiencias, por el simple hecho de que, en cada uno de los estados, 46
uno está despierto, sueña y sueña profundamente. Por eso, desde la cota naranja de cualquiera de las líneas del desarrollo uno puede tener una experiencia cumbre ordinaria, sutil, causal o no dual. Lo que los investigadores han descubierto en las últimas tres décadas sobre la relación que existe entre estados y estadios es muy sencillo pero no, por ello, en mi opinión, menos interesante, a saber: la necesidad de interpretar cualquier estado de conciencia espiritual (meditativo o alterado) en función del estadio de conciencia en que se encuentre, es decir, en función de la altitud alcanzada por su desarrollo. (De hecho, obviamente, uno interpreta su experiencia según su propia matriz OCON, pero los niveles y los estadios constituyen componentes muy importantes de cualquier interpretación global). Utilicemos ahora, para ilustrar este punto, un simple esquema de siete niveles de estadios de conciencia (arcaico, mágico, mítico, racional, pluralista, integral y supraintegral) y cuatro tipos de estados de conciencia (ordinario, sutil, causal y no dual), lo que nos proporciona cuatro por siete, es decir veintiocho, tipos de experiencias religiosas o espirituales diferentes, de las que ya hemos encontrado evidencia… Este rejilla o retícula de combinaciones estado/estadio se denomina rejilla de Wilber-Combs, debido a que ambos fuimos sus creadores (y tras varios meses de explicarle a Combs lo mal que sonaba la expresión “rejilla Combs-Wilber”). La Figura 17 [véase pliego central] nos da un ejemplo de la rejilla W-C. Permítanme darles ahora un breve ejemplo del funcionamiento de esta rejilla. Supongamos que una persona tiene una experiencia cumbre en la que ve una nube blanca, resplandeciente y luminosa que, en ocasiones, parece un ser de luz y, en otras, una sensación de fusión con esa luz en la que el sujeto experimenta un amor y una beatitud infinitos. Supongamos ahora que tal persona es proteste, en cuyo, el cuadrante inferior-izquierdo
le predispondrá a interpretar y revestir esta experiencia con ropajes cristianos. ¿Qué es lo que esa persona vería? Si la persona se halla en la altitud roja, podría verlo como un Jesús mágico que camina sobre las aguas, resucite a los muertos, convierte el agua en vino, multiplica los planes y los peces, etcétera. En ámbar, podría verlo como el legislador eterno, el portador de la salvación completa si uno cree en los mitos y en los dogmas y se atiene a los códigos, los mandamientos y los pactos con el pueblo elegido de los que nos habla la Biblia, el único Libro verdadero. En naranja, podría ver a Jesús como un humanista universal, al tiempo que divino, que enseña el amor y la moral mundicéntrica y que no sólo nos aporta la salvación en los cielos, sino también, en cierto modo, en esta Tierra y en esta vida. En verde, podría verlo como uno de los muchos e igualmente válidos maestros espirituales, a cuyos brazos nos entregamos, sabiendo que otros individuos y culturas pueden seguir otros caminos espirituales válidos porque todos ellos, en última instancia, pueden ofrecernos la misma salvación y liberación. Si la persona se encuentra en turquesa, podría ver a Jesús como una manifestación de la misma conciencia crística a la que todo el mundo, incluidos usted y yo, tenemos acceso completo, en cuyo caso, Jesús se convierte en el emblema de una transformación de la conciencia que evidencia que cada persona forma parte de un amplio sistema de proceso dinámicos, fluidos y estrechamente interrelacionados en un amplio y resplandeciente del Yo trascendental, infinito y desinteresado, de la conciencia divina que está tanto en Jesús como en usted y en mí, una conciencia omniinclusiva de Luz, Amor y Vida que sobreviva a la corriente del tiempo y trasciende la muerte del ego encerrado en sí mismo y despejado de amor, relevando un destino que se encuentra más allá de la muerte, más allá del sufrimiento, más allá del espacio, más allá del tiempo, más allá de las lágrimas, más allá del terror y que se
47
descubre precisamente aquí y ahora, en el único momento atemporal en que adviene toda realidad. La experiencia de un estado alterado, dicho en otras palabras, deber ser parcialmente interpretada en función del estadio en el que uno se encuentre. Por ello decimos que hay un Cristo mágico, un Cristo mítico, un Cristo racional, un Cristo pluralista, un Cristo integral, un Cristo supraintegral, etcétera. Y aunque lo mismo suceda, por supuesto, en cualquier experiencia, resulta especialmente importante en el ámbito de las experiencias religiosas y espirituales. Así pues, una personas puede encontrarse en un estadio muy bajo del desarrollo, como o ámbar, y tener una auténtica experiencia sutil o causal. El fundamentalista o el evangélico recién convertido nos proporciona este sentido, un ejemplo muy común. Esa persona sabe que ha tenido una experiencia de Cristo (o de Alá, María o Brahman) y no hay nada que podamos decir que le convenza de lo contrario. Y eso es medio cierto, porque esa persona ha tenido la experiencia auténtica, vívida, real e inmediata de una realidad sutil. El problema aparece cuando interpreta ese estado a través de estadios egocéntricos o etnocéntricos, en cuyo caso Jesús acaba convirtiéndose en el único camino verdadero. Pero lo peor es que la experiencia de ese estado amoroso, real y auténtico acaba reforzando su etnocentrismo. Entonces es cuando concluye que sólo podrán encontrar la salvación quienes acepten a Jesús como su salvador personal, y su dios de amor y perdón acaba condenando a todos los demás al fuego eterno del infierno. ¿No les parece que toda esta paradoja empieza a cobrar cierto sentido? Así es, pero sólo lo tiene si utilizamos, para entenderlo, una rejilla como la de WilberCombs. La existencia de los estados de conciencia nos permite entender por qué las personas pueden tener, aunque se hallen en niveles muy bajos de desarrollo, experiencias muy espirituales y
auténticas algo, por otra parte, muy habitual. Aunque el porcentaje de la población que ha alcanzado los niveles superiores de desarrollo en cualquiera de las líneas (tercer grado) parece inferior al 1%, quienes afirman tener alguna especie de experiencia religiosa o espiritual supera, según ciertas encuestas, el 75%. Todos estos datos, aparentemente contradictorios, sólo cobran cierto sentido utilizando el SOI, en cuyo caso resulta evidente que el 1% tiene experiencias espirituales de los estadios superiores, mientras que el 75% tiene experiencias espirituales de estados alterados. Obviamente la situación ideal sería aquella en la que la persona se hallara en los estadios superiores de desarrollo y también experimentales un amplio abanico de estados significativos, como por ejemplo los estados meditativos. En la actualidad, algunos practicantes espirituales centran tan sólo su atención en los estados meditativos, desdeñando lamentablemente, en mi opinión, la importancia de los estadios. Combinar ambos sería, como veremos en el próximo capítulo, uno de los principales objetivos de una Práctica Vital Integral.
CUADRANTES: ¿DÓNDE ESTÁ LA REALIDAD ÚLTIMA? Ya hemos visto que lo que las personas denominan “espiritualidad”, puede referirse a lo que sucede en los niveles o estadios superiores de cualquiera de las líneas, a lo que sucede en una determinada línea del desarrollo o a los distintos estados no ordinarios de conciencia. Niveles, pues, líneas y estados. ¿Pero qué es lo que, en este sentido, nos enseña los cuadrantes y los tipos? Esto es algo que podemos ver muy rápidamente, puesto que la idea básica es, a mi juicio, evidente. Los “tipos” son un aspecto o definición muy importante de la espiritualidad, porque muchas
48
personas equiparan lo “espiritual” a algún tipo de cualidad, como el amor, la amabilidad, la ecuanimidad, la sabiduría, etcétera. Pero si echamos un vistazo más detenido, resulta evidente que, cada una de esas cualidades, atraviesa también un proceso de desarrollo. Esto es algo que ya hemos visto en el caso de Carol Gilligan y la cualidad del respeto y la compasión, por ejemplo, que avanza desde el egoísmo hasta el respeto, el respeto universal y el integral. Cuando tenemos, en cuenta los tipos, siempre acabamos refiriéndolos rápidamente a alguna de las definiciones anteriores relativas a los niveles y/o a las líneas. Bien podríamos decir, en este
Figura 18. Absolutamente de cuadrantes sentido, que la espiritualidad tiene que ver con el amor y que ser espiritual es ser amoroso. Pero el amor también se desarrolla desde el amor egocéntrico hasta el amor etnocéntrico, el amor mundicéntrico y el amor kosmocéntrico y sólo el más elevado de esos niveles sería realmente espiritual. Nadie considera, en este sentido, que el amor narcisista o egocéntrico sea especialmente
espiritual. Quienes afirman, pues, que , no parecen entender su posición. Los cuadrantes entran en escena cuando los distintos teóricos tratan de explicar cuál creen que es la configuración “realmente real” del mundo (Figura 18). ¿Cuál es su concepción de la Realidad Última? ¿No sólo, por tanto, en qué nivel, sino también en qué cuadrante se halla su dios? ¿Es la materia la realidad primordial o lo es acaso el espíritu y la conciencia? ¿Cree usted que todas las “superestructuras” de la religión pueden verse reducidas a las realidades “básicas” de la economía, o piensa acaso que el conocimiento no es más que una construcción social? Si usted cree que la realidad última es la materia (es decir, que el único cuadrante real es el superior-derecho), las experiencias o creencias espirituales le parecerán una mera ilusión, un mero epifenómeno de ciertos estados cerebrales y de su correlato fisiológico. En tal caso, Dios no será, para usted, más que una especie de “amigo imaginario” de los adultos y considerará todas las creencias espirituales como meros fuegos artificiales que, en realidad, se producen en el cerebro material. Si usted cree que la realidad última es el espíritu y la conciencia (cuadrante superior-izquierdo), se verá obligado a considerar todo lo contrario, es decir, que el mundo de las formas materiales es el reino caído de la ilusión y concluirá que, quienes caerán en él, están perdidos en la ignorancia, el pecado, maya y el samsara. Y si usted cree en la visión sistémica de la realidad (es decir, en el cuadrante inferior-derecho), considerará todas las creencias religiosas y espirituales como meras estructuras y funciones manifiestas que están determinadas por las únicas realidades “reales” del sistema social, el fundamento tecnoeconómico y las redes
49
interrelacionadas de procesos dinámicos, ellos y nada más que ellos a los que sólo podrá referirse en tercera persona. Si, por último, sólo creen en la realidad del cuadrante inferior-izquierdo, considerará que los demás aspectos del conocimiento –incluyendo todas nuestras ideas sobre los sistemas, por no mencionar a Dios y el Espíritu–son meras construcciones sociales. En tal caso, la realidad no se asentará, para usted, en el “yo”, en el “ello” ni el “ellos”, sino tan sólo en el todopoderoso “nosotros” que literalmente crea toda realidad. ¿Todavía no se ha aburrido de este tipo de absolutismo de cuadrante? Porque debo confesarle que yo sí lo estoy. Todos los cuadrantes son, para la visión OCON, equiprimordiales, lo que significa que ninguno de ellos es más real ni más básico que los demás y que todos tetraemergen y tetraevolucionan juntos. La Realidad Última, si es que existe tal cosa, se halla en su emergencia simultánea y en su resplandeciente despliegue, creándose y sosteniéndose mutuamente.
¿ES O NO REAL EL ESPÍRITU? Preguntémonos ahora, después, de toda esta investigación sobre los estados y estadios superiores de conciencia, si existe o no un Espíritu real, una Divinidad real o un Fundamento real de Todo Ser. Repetiré aquí si queremos responder a esta cuestión última, deberemos tener en cuenta todas las respuestas que, hasta el momento, han dado quienes se encuentran en los estadios más elevados de desarrollo. ¿No les parece ésa una actitud adecuada? Pero, con ello, no quiero sugerir que tengamos que creernos todo lo que nos dicen, sino tan sólo ver si, en este sentido, nos proporcionan alguna respuesta interesante. Porque eso es, precisamente, lo que ocurre. Como ya hemos sugerido, el Fundamento Último del Ser no se presenta entonces en
términos mágicos, en términos míticos, ni es visto como algo ajeno a este mundo y que lo trasciende, sino, muy al contrario, como la Esidad, la Talidad o incluso la Vacuidad de todo lo que emerge (y donde la “Vacuidad” se refiere a la apertura o transparencia incalificable de todos y cada uno de los instantes) y que, en ocasiones, se describen en términos que implican una Inteligencia última, un Despertar presente o una Conciencia infinita. No estamos hablando, pues, en tal caso, de una inteligencia mítica y dualista que diseñe deliberadamente las cosas como el relojero sus relojes, sino una inteligencia que conoce las cosas siéndolas y poniéndolas, simultáneamente, de manifiesto. Es el Yo de todo lo que existe de modo que, en la presencia no dual, conocimiento y ser son uno y sujeto y objeto son uno. Si lo describimos como sujeto, se trata de un sujeto libre de objetos que ninguna descripción puede llegar a capturar; de objetos que ninguna descripción puede llegar a capturar; de un inmenso Testigo abierto; de una Subjetividad Absoluta; de una Mente Espejo que es una con todas sus imágenes y las refleja a todas por igual de manera imparcial, sin esfuerzo y espontáneamente; de una Gran Mente que lo abraza todo de continuo y que está completamente aquí y ahora. Si lo describimos como Ser, no se trata de una especie de substancia ontológica, sino de la Talidad o Esidad de todas las cosas, previa a todos los conceptos, sentimientos, pensamientos e imágenes a los que puede accederse fácilmente aquí y ahora como simple sensación de Ser. Divinidad que se encuentra más allá de Dios y de la Diosa y de la Inteligencia-Abismo de la que, ahora mismo, emergen todas las cosas. Es “eterna”, pero no como algo que dura mucho tiempo, sino como algo que se halla siempre presente, puesto que el Ahora atemporal carece de tiempo. (No olvidemos que Wittgenstein –el filósofo conocido por su insistencia en los hechos y en la lógica– dijo: ). La 50
eternidad, dicho en otras palabras, no es algo que perdure para siempre en el tiempo, sino el instante ajeno al tiempo. Y si queremos saber dónde se halla, ese momento eterno es el Ahora atemporal, el Presente puro que sostiene todo tiempo en la palma de su mano. Existen tantas “descripciones” de ese Espíritu como olas ultravioletas del despliegue de la conciencia. Pero todas ellas coinciden en que el Espíritu –llamémosle, más allá de todo multiculturalismo, como le llamemos– es el Fundamento y Fin de toda existencia, una Realidad infinita que existe detrás, más allá, encima y como el universo manifiesto.* ¿Existe alguna prueba de la existencia de ese Dios? Sí, por supuesto que sí. Y esa prueba consiste en desarrollarse hasta las olas
*
Aclaremos ahora un punto para alumnos avanzados. ¿Cuál es la diferencia que existe, puesto que ambos parecen similares, entre la estructura de la sobremente y el estado causal? Los dos tienen acceso al Testigo, pero la sobremente es un estadio del desarrollo estructural, y no olvidemos que todo desarrollo es envolvente, o una serie de totalidades/partes u holones que trascienden, al tiempo que incluyen, todo desarrollo anterior y, en ese sentido, son inclusivos; mientras que los estados, por su parte, no son inclusivos, sino, por el contrario, exclusivos (porque uno no puede, por ejemplo, estar sobrio y ebrio al mismo tiempo, ni despierto y soñando al mismo tiempo, ni en un sueño sin sueños y soñando al mismo tiempo, etcétera). Así pues, el estadio de la estructura de la sobremente es una pura conciencia testigo que también es un conocimiento y despertar unitivo que incluye (y, en consecuencia, no excluye) todos los objetos anteriores mientras siguen apareciendo; la sobremente es la capacidad de ser consciente de todas las estructuras previas, el séptimo chakra que opera sobre los seis chakras anteriores (que ahora se hallan total y completamente presentes y conscientes en forma de “operandos”). El estado causal, por su parte, es una conciencia sin objetos, la misma conciencia testigo en la que no hay ningún “objeto”, una inmensa apertura que es su propio y beatífico “operando”. Aquélla, pues, es una estructura inclusiva, mientras que éste es un estadio exclusivo. Hasta los budas siguen despertando, soñando y durmiendo, lo que evidencia que, aun en el caso de los budas, los estadios siguen siendo exclusivos, porque el Testigo es ahora libre de todos ellos, razón por la cual, en la sobremente, todas su capacidades pueden verse integradas.
ultravioletas de su propia conciencia y luego ver… y deguste, toque, sienta, respire, y díganos lo que entonces ve. Pero lo cierto es que ese Dios no será el dios mítico, el dios del materialismo científico ni el dios del pluralismo. Esos tres dioses han fracasado en su intento de dar respuestas satisfactorias al dilema de la existencia, porque todavía no son lo suficientemente totales, como para ver la Imagen Global de nuestro propio Ser, de nuestro propio Devenir y de nuestro propio Despertar.
CONCLUSIÓN Los muchos rostros del Espíritu, en realidad… El uso de la matriz OCON nos ayuda a comprender que la “espiritualidad” puede referirse a los cuadrantes, los niveles, los estadios, las líneas, los estados y los tipos. Pero aunque todas esas acepciones de la espiritualidad sean igualmente válidas, debemos especificar con claridad a cuál estamos refiriéndonos porque, de otro modo, nuestras conclusiones serán diametralmente opuestas y acabarán siendo contradictorias. No es de extrañar que la espiritualidad siga siendo el tema singular más confuso sobre el que podemos hablar. Sin embargo, cuando empezamos a utilizar el SOI, todo comienza súbitamente a cobrar sentido, el suficiente sentido, al menos, como para despertar de la pesadilla del fundamentalismo (ámbar), del vacío depresivo de la modernidad científica (naranja) o de la tierra baldía (verde). Cuando avanzamos en dirección a las olas supramentales, transpersonales supraconscientes de la evolución, el Espíritu mismo parece sonreír, anunciando su presencia y acabando, finalmente, la enésima ronda del juego del “escondite” con su propio ser y con su propio devenir. Existe un Espíritu en todas y cada una de las olas de la conciencia, puesto que el Espíritu es esa misma conciencia 51
mostrándose en los distintos niveles de su propio desarrollo, la misma conciencia que duerme en los minerales, empieza a desperezarse en las plantas, se mueve en los animales, revive en los seres humanos y retorna a sí misa en el sabio despierto. Y lo más extraordinario es que todos nosotros –tanto usted como yo–estamos invitados a convertirnos en un sabio despierto. ¿Llegaremos a verlo?
Capítulo 6 LA PRÁCTICA VITAL INTEGRAL: ¡APROVECHA TU VIDA!
52
El propósito de una Práctica Vital Integral consiste en realizar todo el amplio espectro de sus únicas y especiales capacidades. La práctica cotidiana de una amplia variedad de áreas o módulos puede permitirnos experimentar una vida mucho más libre y plena.
El sabio despierto no es un caso extraño que vive recluido en una cueva de la India o colgado en lo alto de una montaña del Tíbet. El sabio despierto –o simplemente el ser humano despierto– es, realidad, la naturaleza de nuestra propia conciencia aquí y ahora en sus formas más profundas y en sus olas más elevadas. Esa realización constituye, precisamente, el objetivo de la Práctica Vital Integral.
53
LA MAYORÍA DE LAS APLICACIONES DEL SOI que hemos mencionado tienden a centrarse en algunas de las implicaciones prácticas de la visión integral en los ámbitos de la medicina, la empresa y la ecología y resultan muy útiles para dar sentido a la espiritualidad. Pero… ¿qué podemos decir con respecto a las cuestiones experienciales y prácticas relativas al desarrollo, la transformación y el despertar de nuestra propia conciencia? La dimensión práctica, experiencial y en primera persona del enfoque integral se denomina Práctica Vital Integral o PVI. La naturaleza práctica de la PVI es muy sencilla porque si tomamos los niveles del cuerpo, la mente y el espíritu y los combinamos con los cuadrantes del yo, la cultura y la naturaleza, obtendremos nueve áreas diferentes de desarrollo y despertar. La Práctica Vital Integral es el primer enfoque que los combina para provocar la transformación personal más eficaz posible. Ilustremos esto con un ejemplo algo más amplio. Si el lector echa un vistazo a la Figura 8 (pág. 58) advertirá que la existencia de tres niveles en cuatro cuadrantes nos proporciona doce zonas diferentes. La Práctica Vital Integral ha diseñado doce zonas diferentes. La Práctica Vital Integral ha diseñado ejercicios prácticos que sirven para desarrollar esas doce zonas, proporcionándonos así un enfoque radicalmente único e históricamente nuevo de cara alentar el desarrollo, el crecimiento y el despertar. Centrémonos ahora en los cuadrantes superiores –es decir, en los cuadrantes individuales– para tratar de mostrar lo que todo esto implica. Estas zonas, que se refieren al cuerpo, la mente, el espíritu y la sombra, son tan importantes que las hemos denominado módulos esenciales. Veamos ahora, a fin de dar un ejemplo de lo que implica, los llamados “módulos de un minuto”, que hemos desarrollado para cada uno de ellos. A pesar de tratarse de versiones abreviadas de los módulos extendidos, estas versiones reducidas capturan
perfectamente, de manera condensada, la esencia de cada uno de los módulos. Obviamente, nosotros recomendamos el empleo de las versiones completas de los distintos módulos y prácticas, pero los módulos de un minuto resultan muy eficaces para quienes disponen de poco tiempo o quieren comprender el aroma y los efectos reales de las versiones más completas. Permítanme subrayar que uno no tiene que hacer la versión PVI de la práctica integral, sino que debe crear su propia práctica integral y que ésta puede ser muy eficaz. Apóyese, para ello, simplemente en las directrices generales que presentamos en este capítulo y resumimos en la matriz PVI [véanse pp. 6 y 7 del pliego central]. Son muchas, como el lector podrá ver en esa tabla, las prácticas a las que pueden apelar en los distintos módulos. La idea consiste simplemente en elegir una práctica de cada uno de los módulos básicos y luego ejercitarla simultáneamente. También puede añadir, si lo desea, módulos auxiliares o utilizar el kit del practicante diseñado por el Integral Institute (Integral Books), puesto que los investigadores del I–I ya han hecho para usted la mayor parte del trabajo (www.MyILP.com). Sea cual fuere, sin embargo, la opción que elija, estará bien.
LOS MÓDULOS ESENCIALES Cuerpo, mente, espíritu y sombra son los módulos esenciales. Pero estará equivocado si cree que éste es el enfoque estándar “holístico”, “integral” o de la “nueva era”.
EL MÓDULO DEL CUERPO Para empezar, el “cuerpo” no se refiere simplemente a la sensación corporal propia de la espiritualidad de la “nueva era”, ni al cuerpo físico al que habitualmente se refiere la medicina occidental. Es 54
ambas cosas y también algo más, que se refiere al cuerpo físico ordinario, el cuerpo energético sutil y el cuerpo trascendente causal. Y la PVI supone ejercitarlos todos ellos, algo a lo que nos referimos como el trabajo con los tres cuerpos. El trabajo con los tres cuerpos consiste en ejercitar el cuerpo físico (utilizando, por ejemplo, el levantamiento de pesas y el aerobic), pero también incluye ejercicios para movilizar el cuerpo sutil de la emoción, la imaginación y la sensación sentida (mediante la práctica de versiones del Tai chi y Chi kung) y ejercicios para el cuerpo causal (como la sensación de infinito y el círculo de la luz y la vida). Veamos ahora el módulo de un minuto para el trabajo con los tres cuerpos. MÓDULO DE UN MINUTO EJERCICIO DE FORTALECIMIENTO Ésta es una versión simplificada de cualquier ejercicio básico de levantamiento de pesas, la forma más sencilla y breve de tonificar y fortalecer los músculos. En este ejercicio fortalecemos la musculatura tensándola hasta agotarla y luego dejamos que se recupere. De este modo, nuestro cuerpo fortalece el tejido muscular para poder enfrentarse, la próxima ocasión, al mismo reto. Si tenemos en cuenta este principio de enfrentamiento, fracaso y recuperación, el trabajo puede resultar muy rápido, sencillo y eficaz. Elija, si quiere aumentar la fortaleza muscular, un determinado grupo muscular con el que trabajar (como, por ejemplo, los bíceps, el pecho, los abdominales o las piernas). También puede emplear barras, pesas, máquinas o su propio peso (agachándose, levantándose o realizando flexiones, por ejemplo). Comience haciendo algún calentamiento y luego
emprenda el ejercicio, hasta agotar el grupo muscular en cuestión. Si utiliza pesas de repetir el ejercicio entre ocho y doce veces. ¡Esto es! Ya ha comenzado. Trabaje, cada día, con un grupo muscular diferente y, durante la siguiente sesión, dedíquese a un grupo muscular diferente… y repita. Bastará con un minuto o dos al día para, al cabo de un mes, sorprenderse del avance logrado. ¡Inténtelo! MÓDULO DE UN MINUTO TRABAJO AEROBICO La investigación ha demostrado que, para aumentar la capacidad aeróbica, no es necesario correr ni hacer mucho ejercicio. Son muchos los beneficios que puede proporcionarle el incremento veloz de su tasa cardíaca y su posterior relajación… un ejercicio que también se conoce como entrenamiento con intervalos. Seleccione, con el fin de mejorar su salud cardiovascular, un ejercicio aeróbico que intensifique su tasa cardíaca, como correr, ir en bicicleta o saltar a la comba. Haga un poco de calentamiento y luego lleve a cabo el ejercicio hasta que su tasa cardíaca supero el 80% de su capacidad máxima (es decir, el momento en que empieza a quedarse sin aliento). Luego deténgase y descanse por completo durante un breve período. Repita el mismo ejercicio 2 o 3 veces. NOTA: Es recomendable, dado el peligro de lesión, que los principiantes busquen, antes de llevar a cabo este ejercicio, alguna guía experimentada.
55
MÓDULO DE UN MINUTO TRABAJO CON LOS TRES CUERPOS INSERTAR IMAGEN PAG. 120 1. Cuero causal Póngase en pie y respire naturalmente… Advierto la talidad, la esidad de este y de todos los momentos. Yo soy esa talidad. Yo soy la apertura de la que emergen todas las cosas. Inhale, exhale y vuelva a inhalar. Junte las palmas de sus manos a la altura del corazón, cruce luego las manos sobre el pecho y, cuando exhale, extienda los brazos hacia ambos lados…
Al exhalar, los brazos se mueven hacia adelante y hacia arriba, hasta que las palmas de las manos apunten al cielo… Exhalo y regreso a la luz.
Al inhalar, los brazos bajan por ambos lados hasta volver a la posición de partida… Completando el círculo, soy libre y pleno.
Exhalo y me entrego al infinito… 2. Cuerpo sutil Al inhalar, las manos recogen energía, entrelazando ligeramente los dedos… Respiro en la plenitud de la vida.
Repita un total de ocho círculos con los brazos, manteniendo la lengua en contacto con el paladar (completando la “órbita microcósmica”). Al exhalar, las manos se mueven hacia adelante hasta que, al llegar arriba, se dirigen al cielo y, al inhalar, vuelven a la posición de partida.
56
3. Cuerpo causal Toque el vientre con las manos, inhalando y exhalando… La libertad y la plenitud infinita aparecen como este precioso cuerpo humano. Inhalando y exhalando, me agacho lentamente hasta llegar a tocar el suelo… Tocando tierra, estoy conectando con todos los seres. 4. Dedicación Me inclino en las cuatro direcciones (siguiendo el sentido de las agujas del reloj). Puedan mi conciencia y mi conducta estar al servicio de todos los seres de todos los mundos y liberarles a todos en la talidad de este y de todos los momentos.
MÓDULO MENTAL: EL MARCO DE REFERNCIA OCON Quizás el módulo más importante de la Práctica Vital Integral sea el mental, por el simple hecho de que es el eslabón perdido entre el cuerpo y el espíritu, no en vano los practicantes espirituales de todo el mundo afirman la necesidad de incluir y honrar “el cuerpo, la mente y el Espíritu”. En las últimas dos décadas, sin embargo, la mente se ha visto relegada y el cuerpo ha pasado a ocupar el primer plano, hasta el punto de que las sensaciones y experiencias inmediatas han acabado equiparándose a la conciencia espiritual. Ahora bien, la mente o el intelecto no sólo se ha visto soslayada, sino que ha sido considerada como “no espiritual” e incluso, en ocasiones, como “no espiritual” e incluso, en ocasiones, como “antiespiral” ya que, supuestamente, uno debe “moverse desde el corazón”, dejando de lado ese obstáculo conocido como cerebro. , ha sido un lema que ha recorrido este país, hasta el punto de que los practicantes creían que, para encontrar el espíritu, uno debía . Inténtelo y ya verá como, una década después de haber abandonado su mente, decide cambiar otra vez de sentido, porque la mente es, de hecho, el vínculo entre el cuerpo y el espíritu. La mente o intelecto, en sánscrito, es buddhi, de la que nacen todos los budas,; la mente es lo que unifica el cuerpo y el espíritu, y la mente surge directamente del espíritu y es tanto su primera expresión como el nivel más elevado del camino de regreso al espíritu. En tanto dimensión que conecta el cuerpo y el espíritu, la mente ancla el espíritu al cuerpo y lo arraiga, al tiempo que eleva el cuerpo hacia el espíritu y le proporciona una dirección de la que, en caso contrario, carecería y le dejaría sumido en las sensaciones, las visiones y los sentimientos. No olvide que el desarrollo espiritual avanza desde las 57
Figura 20. Los cuatro cuadrantes en los seres humanos sensaciones corporales egocéntricas, que sólo pueden sentirse a sí mismas, hasta la mente, que puede asumir el papel de los demás y, en consecuencia, expandirse más allá del ego y, desde ahí, hasta el abrazo mundicéntrico del espíritu. Ponerse a uno mismo en la piel de otra persona es una operación mental, una operación cognitiva, y para sentir, por tanto, sensaciones ajenas a las propias se requiere de la mente, es decir, del intelecto. Es la mente la que permite a la conciencia elevarse por encima de la prisión de sus sentimientos egocéntricos y empezar a expandirse más allá de sí misma en el camino que conduce a abarcar la totalidad del Kosmos, es decir, de los sentimientos, de los pensamientos y de la conciencia luminosa,
un camino que va desde el cuerpo hasta le mente y el espíritu y en el que la mente es el eslabón perdido. Sin un marco de referencia coherente y exhaustivo, las cosas se disgregan antes de que acabemos de pronunciar siquiera la palabra “sentimientos”. Son muchas las ocasiones en que, en las últimas tres décadas, nos hemos visto enfrentados al hecho incuestionable de que, en ausencia de marco de referencia mental que sostenga las experiencias espirituales, esas experiencias acaban desvaneciéndose. En la Práctica Vital Integral utilizamos la visión o marco de referencia OCON porque es la única auténticamente integral disponible en la actualidad. La visión OCON no es, pues, una “mera abstracción” sino una realidad experiencial viva y luminosa que, según muchas personas, es psicoactiva porque cuando uno la aprende –es decir, cuando descarga el SOI en su biocomputador–, actúa a modo de “lista de verificación” que pone de manifiesto las capacidades que estamos subutilizando. En este sentido, la visión integral no nos impone nada desde el exterior, sino que ilumina nuestras posibilidades desde el interior; es psicoactiva porque transforma la naturaleza misma de aquello con lo que creíamos contar, y, por último, es divertida, porque asumirla no sólo no es difícil, sino que resulta emocionante.
DESCUBRIR EL SENTIDO DE TODO Son muchas las personas que resumen la experiencia de emplear el módulo OCON con una simple frase: , que es, precisamente, su objetivo fundamental. De hecho, el marco de referencia OCON fue originalmente diseñado para indexar los distintos tipos de actividad humana. Es el resultado de cerca de treinta años de investigación llevada a cabo por mí y por otros eruditos y nos proporciona una forma sencilla de clasificar e indexar 58
las principales modalidades del conocimiento y la experiencia (que ya hemos utilizado en este libro para explicar, por ejemplo, las distintas acepciones del término “espiritualidad”). Pero pronto resultó evidente que era útil en muchas otras áreas y que también nos proporcionaba un mapa extraordinario de nuestra propia conciencia (porque mal funcionaría, en caso contrario, como método de indexación). Entonces lo comparamos con unos cien mapas diferentes –tanto premodernos, como modernos y postmodernos– del cuerpo y la mente humana y lo utilizamos para llenar los huecos dejados por todos los demás. Así fue como nació el enfoque OCON, un mapa que, en su versión actual, está compuesto por cinco elementos básicos. Utilicemos, pues, para ver por sí mismo si le ayuda a “dar sentido a todo”. Consideremos, por ejemplo, el conflicto existente entre religión y ciencia. Barbara Walters dirigió un programa especial de televisión titulado Heaven, en el que comenzaba entrevistando a los maestros espirituales más conocidos de hoy en día, como el Dalai Lama, todos los cuales llegaban a la conclusión de la importancia que, para ellos, tiene la vida espiritual. En la segunda parte del programa entrevistaba a conocidos científicos, los cuales coincidían en afirmar que las experiencias espirituales no son más que el resultado de fuegos artificiales físicos que se producen en el cerebro material. En su opinión, pues, lo único que existe es la materia y quienes creen en el espíritu están evidentemente atrapados en ilusiones infantiles y bobadas similares. Esto es muy extraño porque si uno de los bandos está en lo cierto, el otro tiene que estar equivocado. Así pues, si los científicos están en lo cierto, las autoridades espirituales deben estar atrapadas en ilusiones… y viceversa. Pero esto no tiene ningún sentido, ya que no es posible que la mitad de los seres humanos esté malgastando su vida en meras ilusiones.
Lo que si tiene sentido es que todos ellos estén en lo cierto y que los primeros estén hablando del cuadrante superior-izquierdo, mientras que los últimos lo hagan del cuadrante superior-derecho. Veamos ahora lo que sucede en el caso de las guerras culturales. Si los ejemplos anteriores están especialmente ligados a los cuadrantes, las guerras culturales tienen mucho más que ver con los niveles porque, aunque en las guerras culturales pueda haber aspectos muy diferentes, todas ellas se centran en la oposición entre los valores tradicionales, los valores modernos y los valores postmodernos, que se corresponden, bastante exactamente, con las utilidades ámbar, naranja y verde, respectivamente. Recuerde también que todos los niveles del primer grado creen que sus valores son los únicos reales y que todos los demás están atrapados, en el mejor de los casos, en una confusión y, en el peor de ellos, en una completa ilusión. ¡Bienvenidos, pues, a las guerras interculturales! La cosa es muy sencilla. Lo que estamos esperando, obviamente, es el gran salto a la conciencia de segundo grado, donde empieza la primera integración verdadera de los distintos niveles y la conciencia comienza a expandirse más allá del fuego cruzado de las guerras culturales y adentrarse en la espaciosa apertura de la conciencia integral, en dirección hacia su propia realización e iluminación suprapersonal. En éste, como en muchos otros dominios, el uso de un marco de referencia integral u OCON nos permite dar sentido a las cosas, todo ocupa súbitamente –y no como un mero atisbo aquí y una pequeña vislumbre allá– el lugar que le corresponde en el Kosmos y su ser se ve invadido por una certeza y una paz profundas. Entonces es cuando la alegría regresa al pensamiento, el intelecto se aclara y el mundo integral se ve iluminado por una luminosidad resplandeciente. Y lo que es más importante, en su vida hay lugar para todo. Y, cuando todo encaja, su vida cobra un nuevo significado. Quizás 59
éste sea el aspecto más importante y significativo de la visión integral porque, cuando todo encaja, su vida recupera también el sentido. Más allá, pues, de la ironía, se encuentra el significado. Más allá del mundo fracturado y fragmentado, se encuentra el sentido. Más allá de la desesperación, está el significado. Utilice, por tanto, aunque sólo sea a modo de prueba, el marco de referencia integral y compruebe por sí mismo la veracidad de lo que estamos diciendo. Sea cual sea, pues, su marco de referencia y su visión, asegúrese de que es lo más amplio y abarcador posible, porque el significado de su vida depende de él. Veamos ahora el módulo de un minuto para la mente o el marco de referencia integral (OCON), centrado en los tres niveles (cuerpo, mente y espíritu) y en los cuatro cuadrantes (el “Gran Tres” del yo, el nosotros y el ello), al que llamamos “experiencia OCON” porque no es una simple abstracción, sino el mapa de una realidad viva y sentida. MÓDULO DE UN MINUTO EXPERIMENTA OCON La piedra angular del marco de referencia OCON es la comprensión de las perspectivas. En cualquier momento, usted puede sentir esas dimensiones básicas de su propio ser y darse simplemente cuenta de que ya están presentes. • Sienta el espacio de su “yo”, sienta su conciencia individual. ¿Cómo siente ahora ser un “yo”? Sienta ese yo. • Sienta ahora el espacio del “nosotros”, sienta la conciencia intersubjetividad. ¿Cómo experimenta la relación con los demás? (En el caso de que se encuentre sólo, evoque a familiares o compañeros de trabajo que le
•
• • •
•
interesen. También, obviamente, puede tratar de sentir que conecta con alguien que se encuentra en el otro lado del mundo). Sienta ese nosotros. Sienta ahora el espacio del “ello”, siente el mundo objetivo. ¿Cómo siente el entorno que le rodea? ¿Cómo siente el suelo que le sostiene? Sienta ese ello. Sienta ahora su cuerpo –sus sentimientos y sensaciones. Sienta su mente –sus pensamientos e imágenes. Sienta, finalmente, el testigo o Espíritu de este y de todos los instantes –que ahora mismo es consciente de su yo, del nosotros, del ello, del cuerpo y de la mente. Recuerde silenciosamente que .
Ésta ha sido una breve versión del modelo omnicuadrante (“yo”, “nosotros” y “ellos”) y (cuerpo, mente y espíritu)–. Así es como se cuerpo, la mente y el espíritu en los ámbitos cultura y la naturaleza.
OCON – omninivel ejercita el del yo, la
EL MÓDULO DE LA SOMBRA Antes de dicho que el módulo mental era el más importante, pero ahora creo que no es así y que el más importante es el módulo de la sombra (aunque lo cierto es que todos ellos son igualmente importantes, ¿no les parece?. Una de las lecciones que más duramente hemos aprendido en las últimas décadas es que cuando uno no trabaja con su propia sombra, el resto de los módulos pueden verse saboteados y, lo peor de todo, por motivos inconscientes y sin darnos siquiera cuenta de ello. 60
La “sombra” es un término que representa al inconsciente personal, es decir, al material psicológico que hemos reprimido, negado, disociado y enajenado. Negar, sin embargo, la existencia de este material no lo elimina porque, en tal caso, regresa en forma de obsesiones, miedos y ansiedades y dolorosos síntomas neuróticos. Por eso, si queremos eliminar los síntomas dolorosos y hacernos una imagen más exacta y sana de nosotros mismos, necesitamos desenterrar ese material, familiarizarnos con él y acabar reapropiándonos de él. Consideremos, por ejemplo, el caso de una persona que se encuentra incómoda con sus sentimientos de rabia o agresividad. En cualquier momento en que se halle en circunstancias en los que una persona normal y corriente se enfadaría o, al menos, se irritaría, este individuo no siente la rabia porque la ha reprimido. Pero la represión, sin embargo, no acaba con la rabia, sino que simplemente la desplaza y proyecta sobre los demás. Y como sabe que alguien está muy enfadado y no puede ser él, debe tratarse de otra persona, de cualquier otra persona. Pensándolo bien, su jefe parece estar muy enfadado y eso le deprime. Así es como los sentimientos de rabia que reprimimos, alienamos y enajenamos, acaban volviendo en forma de sentimientos de alineación y depresión. Así es como el enfado se convierte en tristeza y la sombra individual abre las puertas a una vida más infeliz. Durante un tiempo se pensó que la meditación podría descubrir o “desreprimir” la mayor parte del material relegado a la sombra inconsciente, pero tras varias décadas de práctica meditativa, la sombra seguía intacta. Y es que, según parece, si no sabemos exactamente lo que estamos buscando, la conciencia panorámica proporcionada por la meditación es demasiado amplia para llegar a los elementos específicos de la sombra. Para ello se requiere una psicoterapia mucho más incisiva.
Es cierto que la meditación, al aumentar la sensibilidad e intensificar la conciencia de nuestros sentimientos, puede ayudarnos a permanecer más en contacto con nuestros sentimientos de tristeza y depresión. Y si bien nos permite cobrar una mayor conciencia del perfil exacto de nuestros sentimientos de depresión, a menos no necesariamente desenterrará la rabia y la ira que se ocultan detrás de nuestros sentimientos de depresión. Esta tarea es, precisamente, el objetivo de las grandes psicologías profundas descubiertas por el Occidente moderno. Por más útil que resulte, la meditación jamás podrá reemplazar a la psicoterapia. Hay muchas formas eficaces de psicoterapia de la sombra, desde la terapia gestalt hasta la terapia psicoanalítica y el análisis transaccional. Y también hay otras que, aunque no se ocupen directamente de la sombra, resultan muy eficaces para el tratamiento
de los trastornos neuróticos. Cabe destacar, en este sentido, la eficacia demostrada por las terapias cognitiva e interpersonal, por el diario interior y el diálogo de voces, enfoques, todos ellos, que forman parte de lo que globalmente llamamos “trabajo con la sombra”. 61
Sea cual sea sin embargo, la forma que elijamos, no existe práctica vital integral completa que no cuente con algún tipo de trabajo con la sombra. No conviene, pues, soslayar este aprendizaje, porque, en tal caso, la sombra le acompañará durante todo el camino de ida hasta la iluminación… también durante todo el camino de vuelta. La sombra es una auténtica hija de puta y, por ese motivo, es necesario trabajar con ella. Vamos ahora el módulo de un minuto relativo a la sombra, al que llamamos “Trabajo 3-2-1 con la sombra”, porque nos ayuda a afrontar sus síntomas y a reasumirlos enfrentándonos a la sombra en tercera persona, hablando con ella en segunda persona y viviéndola en primera persona. Tres pasos, pues, que consisten en “enfrentarnos”, “hablar” y “ser”. MÓDULO DE UN MINUTO PROCESO 3-2-1 Uno puede hacer el proceso 3-2-1- tantas veces como quiera, y dos momentos especialmente interesantes son antes de acostarnos y después de despertarnos. Una vez que se haya familiarizado con el proceso, sólo necesitará un minuto para llevarlo a cabo con aquello que pueda estar inquietándole. Revise, antes de levantarse de la cama, sus sueños y descubra a alguien que, para usted, tenga una carga emocional, ya sea positiva o negativa. Evoque entonces mentalmente la imagen de esa persona y manténgala frente a usted. Luego dialogue o simplemente sintonice con ella y, finalmente, conviértase en esa persona, asumiendo su perspectiva. No es necesario, para que el ejercicio funcione, tomar nota de nada, sino que basta con llevar a cabo todo el proceso mentalmente.
Seleccione, antes de ir a la cama, a una persona que, durante el día, le haya molestado o traído. Luego enfréntese ella, hable con ella y conviértase en ella (del mismo modo que acabamos de describir). Insistimos en que éste es un proceso que puede hacerse de cualquier hora del día o de la noche y tantas veces como quiera.
MÓDULOS AUXILIARES (O SUPLEMENTARIOS) Los módulos del cuerpo, la mente, el espíritu y la sombra son esenciales porque, en primer lugar, son, como su nombre indica, fundamentales y porque, en segundo lugar, pueden ser realizados sin contar con la ayuda de nadie. Los módulos auxiliares, por su parte, apuntan a corregir sus relaciones, su trabajo, su vida familiar, su matrimonio y las relaciones que mantiene con sus amigos en cuanto a aspectos avanzados del trabajo individual. El más importante de todos los módulos auxiliares es el módulo ético. En una reciente encuesta realizada por el Integral Institute que fue enviada a cerca de 8.000 miembros de www.IntegralNaked.org, un programa de radio on line, la respuesta más votada a la pregunta , que debían responder eligiendo entre la meditación, el trabajo, las relaciones, la dieta, la sexualidad, etcétera, fue la meditación, seguida de la ética… por encima de la dieta, las relaciona y el sexo. Parece, pues, que nuestra cultura carece de brújula moral y que el individuo está sediento de algún tipo de guía en ese dominio. El módulo ético se centra en dos generalizaciones orientadoras básicas. La primera de ellas considera que una acción es más moral o ética cuantas más perspectivas tenga en cuenta. Por 62
ello, precisamente, las acciones que sólo tienen en cuenta la perspectiva de la primera persona son egocéntricas, las que tienen en cuenta la perspectiva de la segunda persona son etnocénticas, las que tienen en cuenta la perspectiva de la tercera persona son mundicéntricas y las que tienen en cuenta la perspectiva de la cuarta y la quinta persona son kosmoscéntricas. No es difícil advertir, dada esta comprensión, que las acciones mundicéntricas son mejores que las etnocéntricas, ¿no les parece? Así pues, mundicéntrico es mejor o más moral que etnocéntrico que, a su vez, es mejor que egocéntrico, por el simple hecho de que tiene en cuenta más perspectivas. Como sucede en las secuencia de desarrollo moral propuesta por Carol Gilligan (que va desde egoísta hasta respeto, respeto universal e integral), los niveles superiores pueden tener en cuenta, antes de tomar una decisión, más perspectivas que los inferiores. ¿Quién preferiría que tomase decisiones que le afectan a usted, un egocéntrico o un mundicéntrico? Quizá el lector advierta ya la existencia de un camino que trasciende tanto el absolutismo moral ámbar como el relativismo moral verde. La ética integral incluye, al tiempo que trasciende, las perspectivas inferiores, y su brújula moral nos proporciona un nuevo significado. La segunda generalización orientadora es que la acción ética es aquella que aspira a proteger y alentar la mayor profundidad para la mayor amplitud, una máxima conocida como Intuición Moral Básica o IMB. Tenga en cuenta que la profundidad se refiere al número de niveles que componen un determinado holón, mientras que la amplitud tiene que ver con el número de holones que lo componen. Si numeramos los niveles presentados en la Figura 14, infrarrojo tiene una profundidad (relativa) de 1, rojo de 3, naranja de 5, turquesa de 8, violeta de 10, etcétera.
Pero no basta con saber que 8 es mejor que 5 que, a su vez, es mejor que 3, sino que también nos interesa saber el modo en que se adapta a los demás holones, es más profundo que una vaca que, a su vez, es más profundo que una zanahoria que, a su vez, es más profunda que una bacteria que, a su vez, es más profunda que un quark. Por ello, si nos viésemos obligados a matar, sería mejor matar a una bacteria que a una vaca. Pero como todo está interconectado, no basta con alentar solamente la mayor profundidad, sino la mayor profundidad para la mayor amplitud. La conciencia ecológica –y la conciencia ética– tiene que ver con este acto de equilibrio entre alentar la mayor profundidad y la mayor amplitud. Quedarnos solamente con la profundidad sería incurrir en el antropocentrismo, y hacer lo propio con la amplitud supondría caer en el bacteriocentrismo. Por esta razón, nuestra acción debe aspirar a proteger y alentar la mayor profundidad para la mayor amplitud posible, es decir, la llamada Intuición Moral Básica. Otros módulos auxiliares son la transmisión de las emociones, el karma yoga (el trabajo en el mundo), el yoga sexual, las relaciones, la familia y las relaciones familiares. Los lectores que estén interesados en estos puntos pueden echar un vistazo a www.IntegralTraining.org, para ver las actualizaciones que, al respecto, vamos llevando a cabo. Todavía nos queda un módulo esencial para revisar que, cambiando de nuevo de opinión, ahora me parece el más importante de todos.
MÓDULOS DEL ESPÍRITU: LA INMENSA APERTURA DE SU GRAN MENTE Y DE SU GRAN CORAZÓN Ya hemos visto la frecuencia con frecuencia relativa con la que la gente suele hoy en día decir que . 63
La idea que subyace bajo esa afirmación es que la “religión” se refiere a las formas institucionalizadas, como los dogmas, mitos, mandamientos y sus viejos y marchitos rituales, mientras que la “espiritualidad”, por su parte, tiene que ver con los valores personales, la conciencia, las realidades interiores y la experiencia inmediata. Obviamente, algunos aspectos de la religión son espirituales, pero la mayor parte de la religión institucional parece, de hecho, obsoleta y pasada de moda, una reliquia de los tiempos premodernos o, al menos, de los estadios prerracionales de desarrollo. El Espíritu puede significar la experiencia directa del Fundamento del Ser, puede significar cualquier lo que proporciona unidad y trascendencia a su vida y también puede significar, como ya hemos visto en el capítulo 5, su naturaleza y su condición más profunda. Pero el hecho es que usted puede creer o no en una dimensión espiritual del ser. Y puesto que el módulo espiritual esencial se centra en el práctica de la meditación y de la contemplación, está destinado a acomodarse al abanico más amplio posible de orientaciones, desde las más “científicas” (la meditación como respuesta de relajación) hasta las más “espirituales” (la meditación como acceso al Fundamento Último del Ser o, llamémosle como el llamemos, a Dios). Un rasgo especial de la Práctica Vital Integral es lo que llamamos “Los tres rostros de Dios” o, en ocasiones, el “3-2-1- de Dios”. La idea es que, como cualquier otra manifestación, el Espíritu presenta cuatro cuadrantes y cuando pensamos en él podemos hacerlo, en consecuencia, empleando los cuatro cuadrantes (o simplemente las perspectivas en primera, segunda y tercera persona del Espíritu). El Espíritu en tercera persona se nos aparece como una Gran red de la Vida, la totalidad de la existencia concebida como un gran “ello”, como un gran sistema que engloba a todos los seres, o como
la naturaleza con “N” mayúscula, una visión de Dios popularizada por Spinoza. El Espíritu en segunda persona es el Gran Tú, una inteligencia y un amor vivos que constituyen el fundamento y razón de toda existencia, un aspecto del Espíritu en el que suelen centrarse las tradiciones teístas occidentales. El Espíritu en primera persona es el Gran Yo o Yo-Yo, el yo que es consciente del Yo, el Yo puro e infinito, el Atman que es Brahman, la Gran Mete que es su mente o conciencia real en este y en todos los instantes. Éste es el rostro del Espíritu en el que suelen centrarse las tradiciones contemplativas orientales. ¿Cuál de todos esos rostros es correcto? Obviamente, todos ellos. Son los cuatro cuadrantes –o los tres rostros– del Espíritu manifiesto. Usted puede utilizar la perspectiva que más adecuada le parezca, pero cuando las tiene en cuenta a todas ellas –como hacemos nosotros–, aparece un tipo especial de conciencia espiritual integral. Veamos ahora el módulo de un minuto del Espíritu centrado en esos tres rostros. MÓDULO DE UN MINUTO EL 1-2-3 DE DIOS En cualquier momento, usted puede experimentar a Dios como un “ello” en tercera persona, como un “tú” en segunda persona o como un “yo” en primera persona. Tan sólo repita en silencio las siguientes frases, dejando que cada perspectiva aparezca amble y naturalmente en su conciencia. •
Veo a Dios como todo lo que emerge –como la Gran Perfección de este y de todos los instantes.
64
•
•
Contemplo y permanezco unido a Dios como tú finito que me bendice y me perdona y ante el cual me postro agradecido y entregado. Descanso en Dios como mi propio Testigo y Yo primordial, como la Gran Mente que es una con todo, y paso el día en este estado sencillo, omnipresente y natural.
El lector que así lo desee puede perfectamente reemplazar la palabra “Dios” por cualquier otra que evoque en él Ser Último, como “Espíritu”, “Yahvé”, “Alá”, “Brahman”, “el Señor” o “el Uno”. Veamos ahora la misma meditación desde una perspectiva más centrada en la primera persona: Advierta su conciencia presente. Dese cuenta de los objetos que aparecen en su conciencia, de las imágenes y pensamientos que aparecen en su mente, de los sentimientos y sensaciones que emergen en su cuerpo, de la miríada de objetos que lo rodean y aparecen en la habitación o el lugar en el que se encuentre. Todos esos son objetos que aparecen en su conciencia. Piense ahora en algo que, hace cinco minutos, se hallara también en su conciencia. La mayoría de los pensamientos han cambiado, la mayoría de las sensaciones corporales han cambiado y probablemente también haya cambiado el entorno en el que está. Pero hay algo que, hace cinco minutos, se hallaba también aquí y que no ha cambiado. ¿Qué es eso que está tan presente ahora como lo estaba hace cinco minutos? Yo soy. El sentimiento y la conciencia de que Yo soy todavía están presentes. Yo soy esa presencia ominipresente
que está tan presente ahora como lo estaba hace un instante, hace un minuto y hace cinco minutos. ¿Qué es lo que estaba presente hace cinco horas? Yo soy. La sensación de que yo soy es continua, autoconocedora, autorreconocedora y autovalidante y está tan presenta ahora como lo estaba hace cinco horas. Todos mis pensamientos han cambiado, todas mis sensaciones corporales han cambiado y también ha cambiado el entorno en el que estoy, pero ese Yo sigue igual de omnipresente, resplandeciente, abierto, vacío, claro, espacioso, transparente y libre. Los objetos han cambiado, pero es Yo sin forma sigue siendo el mismo. Ese Yo es tan evidente y se halla tan presentes en este instante como hace cinco horas. ¿Qué es lo que estaba presente hace cinco años? Yo son. Muchos los objetos que, durante, ese tiempo, han aparecido y han acabado desapareciendo; son muchos los sentimientos que, en ese tiempo han aparecido y han acabado desapareciendo; son muchos los pensamientos que, en ese tiempo, han aparecido y han acabado desapareciendo y son muchos también los dramas, los espantos, los amores y los odios que han aparecido, han perdurado durante un tiempo y han acabado desapareciendo. En todo ese tiempo sólo ha habido una cosa que no ha aparecido y tampoco ha acabado desapareciendo. ¿De qué se trata? ¿Qué es lo único que está ahora mismo tan presente en su conciencia como lo estaba hace cinco años? La sensación atemporal y omnipresente de ese Yo se halla ahora tan presente como hace cinco años. ¿Qué es lo que estaba presente hace cinco siglos? Yo soy es lo único omnipresente. Todo el mundo siente el mismo Yo soy, porque yo no soy un cuerpo ni un pensamiento ni un objeto ni el entorno. Ese Yo no es nada 65
que pueda ser visto, sino el Vidente omnipresente, el Testigo abierto y vacío de todo lo que emerge. Lo único que existe en toda persona, en todo mundo, en todo lugar, en todo tiempo y en todos los mundos hasta el final del tiempo es este Yo evidente e inmediato. ¿Qué otro podría conocer? ¿Qué otro podría nuca conocer? Lo único que existe y que siempre ha existido es este Yo resplandeciente, autoconocerlo, autoconsciente y autotrascendente que se halla tan presente ahora como hace cinco minutos, cinco hora o cinco siglos. ¿Qué es lo que estaba presente hace cinco milenios? Antes de que Abraham fuese, Yo soy. Antes de que el universo fuese, Yo soy. Éste es mi Rostro original, el rostro que tenía antes de que mis padres naciesen, el rostro que tenía antes de que naciesen, el rostro que tenía antes de que naciese el universo, el rostro que he tenido durante toda la eternidad hasta que emprendí este juego del escondite y me perdí en los objetos de mi propia creación. Nunca más pretenderé desconocer y no sentir que Yo soy. Y, con eso, acaba el juego. Millones de pensamientos han aparecido y han acabado desapareciendo, millones de sentimientos han aparecido y han acabado desapareciendo, pero hay una cosa que no ha aparecido y tampoco ha desaparecido, lo que nunca ha nacido y lo que nunca morirá, lo que jamás ha entrado ni abandonará la corriente del tiempo, una Presencia pura que flota en la eternidad, por encima del tiempo. Yo soy ese gran Yo evidente, autoconocedor, autovalidante y autoliberado. Antes de que Abraham fuese, Yo soy. Yo no soy no es más que el Espíritu en primera persona, el Yo último, sublime y resplandeciente creador de
todo el Kosmos, presente en mí, en ti, en él, en ella y en ellos –el mismo Yo que sienten todas y cada una de las criaturas. Porque el número de Yoes de todo el universo conocido no es más que uno. Descansa siempre como el Yo, como el Yo que sientes ahora mismo, como el Yo no nacido que resplandece en y como tú asume tu identidad personal, como este o cualquier otro objeto, como este o ese yo o como esta o esa cosa. Descansa siempre en el Fundamento de Todo, en este Yo grande y evidente y vive sumido en el universo que creé.
66
Capítulo 7 NO EL FINAL, SINO EL COMIENZO
67
¡Mira! ¡Mira! ¿Qué es lo que ves? ¿Qué es lo que aparece en tu conciencia cuando descansas como el Testigo de este y de todos los mundos?
OCON o SOI no es más que un mapa. Pero aunque no sea el territorio se trata, si se nos permite decirlo, del mapa más completo del que, en este momento, disponemos. Además –y esto es muy importante–, el mapa integral insiste en la necesidad de no quedarnos atrapados en las palabras y en los conceptos e ir al territorio real. No hay que olvidar que los cuadrantes no son más que la versión de las realidades de primera, segunda y tercera persona. El mapa integral, OCON y SOI no son más que palabras, abstracciones, signos y símbolos del “ello” en tercera persona. Pero esas palabras en tercera persona insisten en la necesidad de incluir las experiencias y sentimientos directos en primera persona y la conciencia como diálogo, contacto y cuidado interpersonal de la segunda persona. El mapa integral dice: Este mapa no es más que un mapa en tercera persona. No olvides, pues, otras realidades importantes que cualquier enfoque global de la realidad debería tener también en cuenta. 68
YA HEMOS VISTO algunas de las aplicaciones del modelo integral. Concluyamos ahora con un breve resumen de los principales puntos del modelo. OCON es el acrónimo de “omnicuadrante y omninivel”, que también es una abreviatura de “omnicuadrante, omninivel, omnilínea, omniestado y omnitipo”, los cinco elementos básicos que debe tener en cuenta cualquier enfoque que aspire a ser realmente integral o extenso. Cuando utilizamos OCON como un marco de referencia para organizar o comprender cualquier actividad, también lo llamamos Sistema Operativo Integral o simplemente SOI. Y aunque disponemos de versiones más avanzadas, el SOI básico que presentamos en este libro incluye todos los elementos esenciales (cuadrantes, niveles, líneas, estados y tipos) de cualquier enfoque, global, inclusivo y eficaz. Cuando utilizamos OCON o SOI para alentar el crecimiento y el desarrollo hablamos de Práctica Vital Integral, que parece ser el camino más exhaustivo, y por tanto más eficaz, de transformación disponible. Los investigadores del Integral Institute han tratado de elaborar una versión sencilla, fácil e introductoria, llamada kit PVI del principiante, que cualquiera puede probar por sí mismo. Y, aunque odie la publicidad, no puede dejar de decir que hemos puesto a punto un kit PVI del principiante que aparece ser muy útil y que las personas interesadas puedan ver en www.MyILP.com Pero hay otra conclusión importante y es que el SOI es un marco de referencia neutro que no nos dice lo que tenemos que pensar, no nos impone ninguna ideología concreta, ni limita, en modo alguno, nuestra conciencia. Decir, por ejemplo, que el ser humano atraviesa por los estados de vigilia, sueño y sueño profundo no nos dice lo que tenemos que pensar mientras estamos despiertos, ni lo que debemos ser exhaustivos, debemos asegurarnos de incluir los estados de vigilia, sueño y sueño sin sueños.
Decir, del mismo modo, que todo posee cuatro aspectos o cuadrantes –las dimensiones del “yo”, del “nosotros” y del “ello”–no implica decir lo que “yo”, “nosotros” o el “ello” tienen que hacer. Lo único que dice es que si queremos incluir todas las posibilidades importantes, debemos asegurarnos de tener también en cuenta las perspectivas de la primera, la segunda y la tercera persona que se hallan presentes en todos los grandes idiomas del mundo. El hecho de que el SOI sea un marco de referencia neutral puede servir para aportar más claridad, respeto y comprensión a cualquier situación y aumentar nuestras probabilidades de éxito, independientemente de que lo apliquemos a la transformación personal, al cambio social, a la excelencia empresarial, al respeto a los demás o a la simple felicidad en la vida. Lo más importante, sin embargo, es el hecho de que el SOI pueda ser utilizado por cualquier disciplina –desde la medicina hasta el arte, la empresa, la espiritualidad, la política y la ecología–, lo que nos permite, por vez primera en la historia, emprender un diálogo amplio y provechoso entre todas esas disciplinas. De este modo, la persona utiliza el SOI en el ámbito empresarial puede hablar fácil y eficazmente con quien lo emplea en los ámbitos de la policía, la danza o el arte, por el simple hecho de que ahora disponen de un lenguaje común –es decir, de un sistema operativo común– con el que comunicarse. Así pues, el uso de un SOI no sólo nos permite ejecutar cientos de programas, de “software”, diferentes, sino que todos esos programas pueden ahora comunicarse y aprender el uno del otro, lo que facilita un despliegue evolutivo hasta dimensiones todavía más amplias de conocimiento y acción. Éste es precisamente el motivo que está llevando a miles de eruditos del mundo entero a unirse a la Integral University, la primera comunidad de aprendizaje realmente integral del mundo. De este modo, el uso de un sistema operativo integral permite que las distintas actividades humanas, anteriormente separadas por su propia 69
jerga, empiecen a comunicarse y aprender de las demás, algo que jamás antes había ocurrido en la historia, motivo por el cual decimos que la aventura integral está a punto de empezar. Todo esto, en cualquiera de los casos, puede resumirse en varios puntos muy sencillos. A lo largo de nuestro proceso de crecimiento y desarrollo, todos tenemos la capacidad de expandir el yo, la cultura y la naturaleza hasta modalidades más elevadas, más amplias y más profundas de ser y de expandirnos desde una identidad aislada en el “yo” hasta la identidad más plena del “nosotros” y la identidad todavía más profunda del “todos nosotros” –que engloba a todos los seres sensibles del mundo–, al tiempo que también se expande y profundiza nuestra capacidad para la Verdad, la Bondad, y la Belleza, es decir, una conciencia mayor con un abrazo cada vez más amplio que se realiza en el yo, se encarna en la naturaleza y se expresa en la cultura. Cultivar, pues, el cuerpo, la mente y el espíritu en el yo, la cultura y la naturaleza es el extraordinario objetivo del Enfoque global, una aventura fascinante a la que todo el mundo está invitado. ¿No advierte la nueva aventura, la nueva política y hasta la nueva revolución que le aguarda en el horizonte? Nuevas tareas para hacer, nuevas glorias para contar, nuevos fundamentos para ser revelados y nuevos secretos del corazón para desplegar demasiado completos para mencionarlos, demasiado radiantes para verlos, demasiado infinitos para sostenerlos, demasiado eternos para tocarlos, pero que están aquí y ahora mismo, más cerca de ti que tu propio corazón, más dentro de ti que tus pensamientos e íntimamente unidos al Espíritu. Eso es lo que ahora mismo está leyendo esta página, contemplando el mundo y preguntándose lo que todo eso significa, cuando lo que significa eres tú. Pero no el yo que podemos ver, sino el Yo que está viendo. El Vidente en ti, el Testigo de esta página y del mundo que te rodea resplandece y palpita con una beatitud resplandeciente atada a
la libertad de todos y cada uno de los instantes, una libertad abrasadora que se libera al infinito en cada espiración, que cosquillea en tu columna con su resplandeciente intensidad que emana de tu cuerpo entregando sus dones de infinita compasión, de perfección radical y de respeto resplandeciente, dones tan desbordantes que tu cuerpo reventaría si tratara de contenerlos. Ahora mismo puedes sentir esa plenitud tratando de expandirse y esa libertad atravesándote. Para ello bastará con que te corras simplemente a un lado. Entonces, cuando descanses como el Testigo de este y de todos los mundos, podrás presenciar todos los mundos que emergen en tu propia conciencia, todos los mundos que has creado entre la salida y la puesta del Sol, el luminoso despliegue del orbe atravesando el firmamento de tu propia vacuidad resplandeciente. La gran apertura radiante que eres tú, instante tras instante es todo lo que es. ¡Mira! ¡Mira! ¡Mira! ¿Qué es lo que ves? ¿Qué es lo que puedes ver? ¿Qué otras cosas puedes ver sino las texturas de tu Ser, el gran Único Sabor de tu Presencia primordial que aparece por doquier como el mundo? ¿Sigues creyendo ahora acaso que el mundo “fuera de aquí” es distinto a la sensación que tienes de ti ahora mismo? Escúchame: Todo eres tú. Tú estás vacío. La vacuidad se manifiesta libremente. Manifestarse libremente es la autoliberación. Acompáñame, amigo mío y repitamos juntos una vez más esta práctica.
70
ADVIERTE TU CONCIENCIA PRESENTE. Date cuenta de los objetos que aparecen en tu conciencia, date cuenta de las imágenes y pensamientos que emergen en tu mente, de los sentimientos y sensaciones que emergen en tu cuerpo, de la miríada de objetos que te rodean y que aparecen en la habitación o lugar en que te encuentres. Todos esos son los objetos que emergen en tu conciencia. Piensa ahora en algo que, hace cinco minutos, se hallará también en tu conciencia. La mayoría de los pensamientos han cambiado, la mayoría de las sensaciones corporales han cambiado y probablemente también haya cambiado el entorno que te rodea. Pero hay algo que, hace cinco minutos, estaba también ahí y que no ha cambiado. ¿Qué es lo que está presente ahora que también lo estuvo hace cinco minutos? Yo soy. El sentimiento y la conciencia de ese Yo todavía están presentes. Yo soy ese Yo soy omnipresente que está tan presente ahora como lo estaba hace un instante, hace un minuto y hace cinco minutos. ¿Qué es lo que estaba presente hace cinco horas? Yo soy. La sensación de que yo soy es continua, autoconocedora, autorreconocedora y autovalidante y está tan presente ahora como hace cinco horas. Todos mis pensamientos han cambiado, todas mis sensaciones corporales han cambiado y también ha cambiado el entorno que me rodea, pero eso Yo sigue igual de omnipresente, resplandeciente, abierto, vacío, claro, espacioso, transparente y libre. Los objetos han cambiado, pero ese Yo sin forma sigue siendo el mismo y es tan evidente y presente en este instante como lo era hace cinco horas. ¿Qué es lo que estaba también presente hace cinco años? Yo soy. Son muchos los objetos que, durante ese tiempo, han aparecido y han acabado desapareciendo, son muchos los sentimientos que, durante ese tiempo, han aparecido y han acabado
desapareciendo, son muchos los pensamientos que, durante ese tiempo, han aparecido y han acabado desapareciendo y también son muchos los dramas, los espantos, los amores y los oídos que han aparecido, han permanecido durante un tiempo y han acabado desapareciendo. Pero, en ese tiempo, ha habido una cosa que no ha aparecido y tampoco ha acabado desapareciendo. ¿De qué se trata? ¿Qué es lo único que está tan presente ahora mismo en tu conciencia como lo estaba hace cinco años? La sensación atemporal y omnipresente de ese Yo se halla ahora tan presente como hace cinco años. ¿Qué es lo que estaba presente hace cinco siglos? Yo soy lo único omnipresente. Todo el mundo siente el mismo Yo soy, porque se yo no es un cuerpo, un pensamiento, un objeto ni el entorno. Ese Yo no es nada que pueda ser visto, sino el Vidente omnipresente, el Testigo abierto y vacío de todo lo que emerge. Lo único que existe en toda persona, en todo mundo, en todo lugar, en todo tiempo y en todos los mundos hasta el final del tiempo es este Yo evidente e inmediato. ¿Qué otro podría conocer? ¿Qué otro podría nunca conocer? Lo único que existe y que siempre ha existido es este Yo resplandeciente, autoconocedor, autoconsciente y autotrascendente que se halla ahora tan presente como lo estaba hace cinco minutos, cinco horas o cinco siglos. ¿Qué es lo que estaba presente hace cinco milenios? Antes de que Abraham fuese, Yo soy. Antes de que el universo fuese, Yo soy. Éste es mi Rosto original, el rostro que tenía antes de que mis padres naciesen, el rostro que tenía antes de que naciese el universo, el rostro que he tenido durante toda la eternidad hasta que emprendí este juego del escondite y decidí perderme entre los objetos de mi propia creación. Nunca más pretenderé desconocer y no sentir que Yo soy. Y, con eso, acaba el juego. Millones de pensamientos han aparecido y han acabado desapareciendo, pero una cosa no ha 71
aparecido y tampoco desapareciendo, lo que nunca ha nacido y lo que nunca morirá, lo que jamás se ha adentrado ni ha salido de la corriente del tiempo, una Presencia pura que flota en la eternidad, por encima del tiempo. Yo soy ese gran Yo evidente, autoconocedor, autovalidante y autoliberado. Antes de que Abraham fuese, Yo soy. Yo soy no es más que el Espíritu en primera persona, el Yo último, sublime y resplandeciente, el creador de todo el Kosmos, presente en mí, en ti, en él, en ella y en ellos como Yo que siente todas y cada una de las criaturas. Porque el número de Yoes de todo el universo conocido no es más que uno. Descansa siempre como el Yo, como el Yo que sientes ahora mismo, como el Yo no nacido que resplandece en y como tú. Asume también tu identidad personal, como este o como cualquier otro objeto, como este o ese yo o como esta o esa cosa. Descansa siempre en el Fundamento de Todo, en este Yo grande y evidente y vive sumido en el universo que yo he creado. Éste es un nuevo día, este es un nuevo amanecer y éste es un nuevo hombre. El nuevo hombre es integral y también lo es el nuevo mundo.
BIBLIOGRAFÍA DE KEN WILBER El espectro de la conciencia (1977). Introducción al modelo espectral que muestra, por vez primera, de forma sistemática, el modo de integrar los grandes sistemas psicológicos occidentales con las grandes tradiciones contemplativas orientales. La conciencia sin fronteras. Aproximaciones de Oriente y Occidente al crecimiento personal (1979). Un guía sencilla y popular de las psicologías y terapias tanto occidentales como orientales y que, según Wilber, refleja la fase “romántica” de su obra más temprana. El Proyecto Atman: Una visión transpersonal del desarrollo humano (1980). Primer sistema psicológico que sugiere el modelo de unir Oriente y Occidente, lo convencional y lo contemplativo y los enfoques ortodoxos y místicos en un marco de referencia sencillo y coherente. Después del Edén: Una visión transpersonal de la evolución humana (1981). Basándose en teóricos como Joseph Campbell y Jean Gebser, Wilber esboza el viaje evolutivo de la humanidad y la “dialéctica del proceso” que conduce desde su pasado primordial hasta su futuro integral. El paradigma holográfico y otras paradojas: Una exploración en las fronteras de la ciencia (1982). Una antología de contribuciones realizadas por eminentes científicos y pensadores al diálogo entre ciencia y religión. Un Dios sociable: Hacia una nueva comprensión de la religión (1983). Introducción erudita a un sistema de métodos fiables para determinar la legitimidad y autenticidad de cualquier movimiento religioso. Los tres ojos del conocimiento. La búsqueda del nuevo paradigma (1983). Un examen de los tres reinos de conocimiento: el 72
reino empírico de los sentidos, el reino racional de la mente y el reino contemplativo del espíritu. Cuestiones cuánticas: Escritos místicos de los grandes físicos del mundo (1984). Antología de extractos no técnicos seleccionados de la obra de grandes físicos como Heisenberg, Schroendinger, Einstein, De Broglie, Jeans, Planck, Pauli y Eddington. Transformations of consciousness: Conventional and contemplative Perspectives on Development, escrito en colaboración con Jack Engles y Daniel P. Brown (1986). Nueve ensayos que exploran el modelo espectral complete del crecimiento y el desarrollo humano, desde lo prepersonal hasta lo personal y transpersonal. Los tres artículos de Wilber incluidos en este libro fueron seleccionados y presentados en castellano en el libro Psicología integral. Choices Spiritual: The Problem of Recognizing Authentic Paths to Inner Transformation, editado por Dick Anthony, Bruce Ecker y Ken Wilber (1987). Psicólogos y maestros espirituales trantan, en este estudio los movimientos religiosos, de responder a la pregunta por el modo de distinguir la tiranía espiritual de la legítima autoridad espiritual. Gracia y coraje: Espiritualidad y curación en la vida y en la muerte de Treya Killam Wilber (1991). Conmovedora historia del matrimonio de Ken y Treya y del viaje de cinco años que les llevó a través de su enfermedad, tratamiento y muerte de cáncer de mama. Sexo, ecología, espiritualidad: El alma de la evolución (1995). Primer volumen de la llamada trilogía del Kosmos y libro que introdujo el modelo de cuatro cuadrantes. Esta proeza de la erudición y de la visión rastrea el curso de la evolución desde la materia hasta la vida y la mente (y los posibles
niveles superiores futuros) y describe las pautas comunes que asume la evolución en esos tres dominios. Breve historia de todas las cosas (1996). Versión resumida y accesible de Sexo, ecología, espiritualidad, escrita en un estilo accesible, en forma de diálogo y despojado de todas las discusiones y notas técnicas. Buen punto de partida para que el lector neófito pueda comenzar a abordar su obra. El ojo del Espíritu: Una visión integral de un mundo que está enloqueciendo poco a poco (1997). Serie de ensayos que exploran el enfoque integral en ámbitos tales como la psicología, la espiritualidad, la antropología, los estudios culturales, el arte y teoría literaria, la ecología, el feminismo y la transformación planetaria. Ciencia y religión: El matrimonio entre el alma y los sentidos (1998). Después de examinar las grandes tradiciones de sabiduría del mundo y esbozar sus rasgos comunes, Wilber nos proporciona argumentos que no sólo son compatibles con la verdad científica, sino que comparten también un método científico similar. Ken Wilber Essential. An Introductory Reader (1998). Paisajes breves de los libros más populares de Wilber que transmite la esencia y el sabor de sus escritos a quienes se acercan por vez primera a su obra. Diario (1999). Un vistazo vivo y entretenido de un año de la vida de Ken Wilber. The Collected Works of Ken Wilber, vols. 1–8 (1999-2000). Recopilación de toda su obra. Integral Psychology: Consiousness, Spirit, Psychology, Therapy (2000). Transcendental studio que presenta el primer modelo psicológico realmente integral que incluye las olas y corrientes de desarrollo, los estados de conciencia y el yo y
73
rastrea el curso de cada uno de esos elementos desde lo subconsciente hasta lo consciente y lo supraconsciente. Una teoría de todo: Una visión integral de la ciencia, la política, la empresa y la espiritualidad (2001). Notable resumen del enfoque integral como una auténtica “filosofía mundial” que incluye muchas aplicaciones en varios campos del mundo real. Excelente introducción a la obra de Wilber. Boomeritis: Un camino hacia la liberación (2002). Combinación de brillante erudición y parodia irónica que se ocupa de uno de los principales obstáculos para realizar la visión integral, la combinación enfermiza de pluralismo y egoísmo a la que Wilber denomina “boomeritis”. La pura conciencia de ser (2004). Recopilación de pasajes inspiradores, místicos e instructivos extraídos de la obra de Wilber, compilada y editada por algunos de sus discípulos. Espiritualidad integral: El nuevo papel de la religión en el mundo actual (2006). Una teoría de espiritualidad que honra las verdades de la premodernidad, la modernidad y la postmodernidad –incluyendo las revoluciones de la ciencia y la cultura– e incorpora también las comprensiones esenciales proporcionadas por las grandes religiones. Ésta es una obra auténticamente revolucionaria, aclamada por críticos como un libro que cambiará la naturaleza y el papel de la religión y la espiritualidad.
SUMARIO
1.
Introducción…………………………………………………….1
2.
Los principales ingredientes……………………………………4
3.
¿Cómo encaja todo esto?...........................................................18
4.
Así es como funciona. Las aplicaciones del SOI……………...30
5.
¿Es usted espiritual, pero no religioso?.....................................35
6.
La práctica vital integral: ¡Aprovecha tu vida!..........................53
7.
No el final, sino el comienzo………………………………….67
Bibliografía de Ken Wilber…………………………………...72
74
View more...
Comments