La Universidad Del EXITO, Como Dejar de Postergar Las Cosas (OG Mandino)

March 20, 2017 | Author: streikpc | Category: N/A
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El ÉXITO de una manera o de otra, todos queremos alcanzarlo. En la vida sentimental, en la vida familiar, en la vida profesional; en la VIDA, todos deseamos lograr el éxito, pero nadie nos ha enseñado cómo hacerlo. En la escuela jamás cursamos una materia que se llamara “ÉXITO”.

Og Mandino, el famoso autor de "El vendedor más grande del mundo", obsequia con este libro a sus numerosos lectores, consejos, métodos y programas de estudios que nos llevarán paso a paso por el camino del triunfo.

Encontraremos en su lectura fascinante, la valiosa orientación de reconocidos personajes como Dale Carnegie, Norman Vicent Peale, Wayne W. Dyer, Napoleón Hill, Joyce Brothers, J. Paul Getty y muchos más, cuyos esfuerzos en pos de superación los han llevado a la cumbre. Todos ellos, bajo la hábil dirección de Og Mandino, compartirán con ustedes, amigos lectores, sus experiencias, sus frustraciones y sus secretos.

Transcribimos a continuación pequeños fragmentos de este interesante libro que recomendamos a los lectores de la Revista “Regatas”, tenerlo como una importante lectura permanente.

"Nunca dejes para mañana lo que puedes hacer hoy". Desde los primeros años de nuestra juventud, todos hemos vivido escuchando esa sabia advertencia de Benjamín Franklin. Es una de las expresiones favoritas de todos los padres

y ahora la repetimos a nuestros hijos. Sin embargo, a pesar de que reconocemos la gran verdad de ese axioma, por lo general manejamos nuestra vida como si hubiese una transposición de palabras y se entendiese, “Nunca hagas hoy lo que puedas dejar para mañana”.

Desafortunadamente, no hay un mañana. El mañana sólo puede encontrarse en el calendario de los tontos. Para ellos el mañana es el día en que iniciarán la jornada hacia el éxito y la riqueza; mañana es el día en que se reformarán, trabajarán más arduamente, cambiarán sus hábitos, repararán las amistades rotas, saldarán viejas deudas y harán una solicitud para obtener un mejor empleo. Pero el mañana jamás llega e incontables vidas que ofrecían tantas promesas, se desperdician en esa postergación. El éxito y la postergación son absolutamente incompatibles. La postergación es lo que más se aproxima a una zona errónea universal. Para la mayoría de la gente, la postergación es en realidad un escape para no vivir en toda su plenitud el momento presente.

RAZONES PARA SEGUIR DEJANDO LAS COSAS PARA DESPUÉS El motivo fundamental para posponer las cosas se compone de una parte de autoengaño y dos partes de escapismo. He aquí las recompensas más importantes para aferrarse a la postergación.



Es obvio que el hecho de dejar las cosas para después le permite escaparse de las actividades desagradables. Quizá haya ciertas cosas que teme hacer, o cosas que una parte de usted desea hacer, pero otra parte no. Recuerde, no hay nada negro o blanco.



Puede sentirse cómodo con su sistema de autoengaño. Al mentirse a sí mismo, no está obligado a admitir que no es un “hacedor” en este momento particular.



Puede seguir exactamente como siempre, en tanto que siga dejando las cosas para después. Así elimina el cambio y todos los riesgos que van aparejados



Al sentirse hastiado, tiene a alguien o a algo a quien culpar por su estado de infelicidad; así desvía la responsabilidad, alejándola de usted en dirección a la actividad tediosa.



Al mostrarse crítico, puede sentirse importante a costa de los demás. Es una forma de usar la actuación de los demás como un escalón para elevarse a sí mismo en su propia mente. Más autoengaños.



Al esperar que las cosas mejoren, puede culpar al mundo de su infelicidad; las cosas simplemente nunca parecen salir bien para usted. Una gran estrategia para no hacer nada.



Puede evitar que alguna vez llegue a fracasar, rehuyendo todas las actividades que implican ciertos riesgos. En esta forma, nunca se verá frente a frente con su propia duda acerca de su capacidad.



El desear que las cosas sucedan, le permite volver a una infancia segura y protegida.



Puede contar con la simpatía de los demás y sentir lástima de sí mismo por la ansiedad con que vive como resultado de no hacer lo que quisiera que se hiciera.



Puede justificar un desempeño negligente o menos aceptable en cualquier cosa, si la posterga el tiempo suficiente, dejando después un segmento mínimo de tiempo para hacerlo. “Pero es que sencillamente, no tuve tiempo”.



Al posponer las cosas, quizá logre que alguien más las haga por usted. De esta manera, la postergación se convierte en un medio de manipular a los demás.



El dejar las cosas para después, le permite engañarse creyendo que es diferente de cómo en realidad es.



Al evitar una tarea, puede evadir el éxito. Si no tiene éxito, evitará la obligación de sentirse satisfecho consigo mismo y la responsabilidad de la constante responsabilidad que va aunada al éxito.

Ahora que ya ha adquirido cierta perspectiva del por qué de su postergación, puede empezar a hacer algo para eliminar esta zona errónea autodestructiva.

ALGUNAS TÉCNICAS PARA DESHACERNOS DE ESTE COMPORTAMIENTO DE POSTERGACIÓN



Tome la decisión de vivir cinco minutos a la vez. En lugar de pensar en tareas de largo plazo, piense en el ahora y trate de dedicar un período de cinco minutos a hacer lo que desea, rehusándose a dejar para después cualquier cosa que pueda ser causa de satisfacción.



Siéntese y empiece a hacer algo que ha estado posponiendo, como escribir una carta o leer un libro. Encontrará que gran parte de esa postergación es innecesaria y que es muy probable que encuentre que la labor sea agradable una vez que haya renunciado a la postergación. El solo hecho de empezar le ayudará a eliminar la ansiedad acerca de todo el proyecto.



Pregúntese a sí mismo, “¿Qué es lo que podría sucederme si hiciera lo que trato de posponer?”. La respuesta por lo general es tan insignificante que quizá lo sacuda y se decida a entrar en acción. Evalúe su temor, y no tendrá razón alguna para aferrarse a él.49



Concédase una determinada pausa de tiempo (digamos el miércoles, de las 10:00 a las 10:15 p.m), que dedicará exclusivamente a la tarea que ha estado postergando. Descubrirá que a menudo basta con cinco minutos de esfuerzo concentrado para superar ese período crítico de posponerlo todo.



Piense en sí mismo como en alguien demasiado importante para vivir con la ansiedad de las cosas pendientes de hacer. Así que la próxima vez que se sienta incómodo a causa de la ansiedad de dejar las cosas para después, recuerde que quienes se aman a sí mismos no se lastiman en esa forma.



Estudie cuidadosamente su momento presente. Decida qué es lo que está evitando en el momento actual y empiece a enfrentarse al temor de vivir en una forma efectiva. La postergación sustituye al ahora con una ansiedad acerca de un acontecimiento futuro. Si ese acontecimiento se convierte en el ahora, por definición desaparecerá la ansiedad.



Deje de fumar… ¡ahora! Empiece su dieta…¡en este momento! Renuncie al alcohol… en este mismo segundo. Practique un ejercicio gimnástico como el inicio de su proyecto para ejercitarse. Esa es la forma de enfrentarse a los problemas… ¡mediante una acción ahora! ¡Hágalo! Lo único que lo detiene es usted mismo.



Empiece a emplear su mente en una forma creativa en aquello que previamente eran circunstancias tediosas. Durante una reunión, cambie ese ritmo monótono con una pregunta pertinente. Decida que jamás volverá a sentirse aburrido. Estudie a fondo su vida. ¿Está haciendo lo que escogería hacer si supiese que sólo le quedaban seis meses de vida? De no ser así, vale más que empiece a hacerlo ahora porque, relativamente hablando, es todo el tiempo que tiene. Dada la eternidad del tiempo, treinta años o seis meses no significan diferencia alguna. Su lapso total de vida es una simple partícula. No tiene ningún sentido retrasar cualquier cosa.



Muéstrese valeroso cuando se trate de emprender una actividad que ha estado evitando. Un acto de valor puede eliminar todo ese temor.



Decídase a no sentirse fatigado sino hasta el momento antes de retirarse a dormir. No se permita emplear la excusa de la fatiga o de la enfermedad como un escape para dejar las

cosas para después. Quizá descubra que cuando elimina la razón de la enfermedad o el cansancio, es decir, evitar alguna tarea, los problemas físicos desaparecerán “por arte de magia”.



Elimine de su vocabulario las palabras “espero”, “desearía” o “quizá”. Son los instrumentos de postergar las cosas. Si ve que estas palabras empiezan a deslizarse furtivamente, conviértalas en frases nuevas. Cambie por ejemplo de “Espero que las cosas resulten” a “Haré que resulten”.



Lleve un diario de sus propias quejas o de su comportamiento crítico.



Haga un contrato con sus seres queridos, mediante el cual usted hará las cosas buenas que desean, pero que quizá ha estado posponiendo. Haga que cada participante guarde una copia del documento y establezcan penalidades cuando falle. Ya sea que se trate de un partido de fútbol, de una salida a cenar, de unas vacaciones o de una función de cine o de teatro, encontrarán que esta estrategia es sumamente útil y satisfactoria para usted en lo personal, puesto que tomará parte en acontecimientos que también serán placenteros para usted mismo.

Si quiere que el mundo cambie, no se queje de él. Haga algo al respecto. En vez de consumir sus momentos presentes con toda clase de ansiedades que lo inmovilizan, y que se deben a todo lo que está dejando para después, ¡hágase cargo de esa molesta zona errónea y viva el ahora!. Sea hacedor, no alguien que vive deseando, esperando o criticando.

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