LA TEORÍA NEOCLÁSICA DEL COMERCIO INTERNACIONAL.doc

Share Embed Donate


Short Description

Download LA TEORÍA NEOCLÁSICA DEL COMERCIO INTERNACIONAL.doc...

Description

LA TEORÍA NEOCLÁSICA DEL COMERCIO INTERNACIONAL Fue Ricardo en su obra Principios de economía política y tributación de 1817 quien sentó las bases teóricas que explican las ventajas que las naciones pueden lograr por medio del comercio internacional, pero es justo decir que fue J.S. Mill quien explicó[1] cómo se distribuyen estas ventajas entre los países. Además formuló la ecuación de demanda internacional y la teoría de la demanda recíproca, que superaba y corregía en ciertos aspectos la teoría de Ricardo y que quedó sintetizada en el capítulo XVIII de sus Principios de economía política de 1848. Ya entrado el siglo XX, en 1933, la teoría clásica se vio ampliada por el modelo Heckscher-Ohlin o de las proporciones factoriales, con lo que quedaba configurado el marco teórico que explicaba el por qué del comercio internacional. A continuación procederemos a exponer en líneas generales y de forma sintética la evolución de las teorías clásica y neoclásica de los valores internacionales. Comencemos señalando que, como dice J.A.Schumpeter, “Los autores clásicos son en su mayor parte ardientes librecambistas, y así se interesaban sin duda grandemente por puntualizar las ventajas o “ganancias” que un país puede obtener del comercio internacional”[2]. Adam Smith presentó las ventajas del librecambio en La riqueza de las naciones (1776), pero se limitó a decir que las mercancías se producirían allí donde los costes fuesen menores. Correspondió a Ricardo introducir el concepto de ventaja comparativa, a través de su famoso ejemplo de la producción de vino y paño en Inglaterra y Portugal. Explicó, cómo, aunque un país tenga una ventaja absoluta (pueda producir ambos bienes con un menor coste que otro), le convendrá importar aquel bien en cuya producción sea relativamente menos eficiente y exportar aquel bien en cuya producción sea relativamente más eficiente. Del mismo modo un país que no tenga ventajas absolutas en la producción de ningún bien puede beneficiarse del comercio internacional si se especializa en la producción de aquel en el que su producción es relativamente más eficiente. En cambio, si un país produce ambos bienes de modo

más o menos eficiente que otro, pero en igual grado, es decir, si no goza de ventaja comparativa en ninguno de ellos, no podrá obtener ninguna ganancia del comercio internacional. Por lo tanto, la pauta de producción de un país viene determinada por su ventaja comparativa. El avance de Mill es el estudio de cómo se repartirán los beneficios del comercio entre ambas naciones. Para desarrollarlo se basa en el análisis oferta-demanda (en el que no había entrado Ricardo), y explica cómo la distribución de las ganancias del comercio depende de los precios relativos de los bienes que un país produce. Pero como para determinar dichos precios relativos es necesario analizar la oferta y demanda relativa de bienes, lo que Mill logra es incluir el análisis del comercio internacional, basada en los costes comparativos, como un caso particular de su análisis general de la demanda recíproca cuyo centro es la ecuación de demanda internacional. O al contrario, también podemos entender que el caso general es la teoría de los valores internacionales mientras que la teoría de los valores interiores es un caso particular que se basa en la plena movilidad de factores. En palabras del propio Mill: “Los productos de un país se cambian por los de otros países a los valores que se precisan para que el total de sus exportaciones pueda exactamente pagar el total de sus importaciones. Esta ley de valores internacionales no es sino una ampliación de la ley general del valor, a la que hemos llamado ecuación de la oferta y la demanda. […] De modo que la oferta y la demanda no son sino otra forma de expresar la demanda recíproca”[3]. O dicho de otro modo, la ecuación de demanda internacional asegura que se alcanzará un equilibrio en los mercados internacionales, gracias a la “competencia” entre compradores y vendedores, o ley de oferta y demanda, de modo que el precio del total de bienes que el país importador desea recibir coincida exactamente con el del total de bienes que el país exportador desea enviar. La conclusión más importante que se extrae del análisis de Mill sobre los valores internacionales es que la proposición el comercio es beneficioso es incondicional. Por lo tanto no es indispensable que un país sea competitivo para beneficiarse del comercio internacional. Y es justamente en aquellos pasajes en los que Mill se dedica a exponer por qué los impuestos, aranceles y demás medidas

proteccionistas no benefician al conjunto de las naciones, donde encontramos las afirmaciones más contundentes en contra de cualquier limitación al libre comercio internacional. Valga como ejemplo el siguiente pasaje en el que critica la utilidad de un impuesto sobre las exportaciones: “Por consiguiente, si la moralidad internacional fuese correctamente comprendida, esos impuestos no existirían, porque son contrarios a la riqueza universal” [4]. De este modo queda configurada la llamada teoría clásica de los valores internacionales. En palabras de J. Schumpeter: “…la teoría de los valores internacionales, tal como la constituyó Mill, soportó el fuego de la crítica mucho mejor que el resto del sistema “clásico” y siguió siendo doctrina dominante hasta bien entrada la década de 1920” [5]. Ya en el siglo XX, con la obra de B. Ohlin Comercio interregional e internacional, de 1933, se produce un avance significativo en la teoría del comercio internacional. Entra en juego una “nueva” explicación que viene a complementar a la teoría de la ventaja comparativa para dar lugar a la teoría tradicional o neoclásica del comercio: la teoría de la proporciones factoriales o modelo Heckscher-Ohlin. Según esta teoría y en palabras del propio Ohlin: “… generalmente los factores abundantes son relativamente baratos y los factores escasos relativamente caros en cada una de las regiones. Aquellas mercancías que en su producción requieren una buena cantidad de los primeros y pequeñas cantidades de los segundos se exportan a cambio de bienes que utilizan factores en la proporción inversa. Así, indirectamente, los factores cuya oferta es abundante se exportan y aquellos otros con oferta más escasa de importan”[6]. O dicho de otro modo, los países tienden a importar bienes que son intensivos en los factores en los que tienen oferta escasa y a exportar aquellos intensivos en los factores de los que tienen oferta abundante. Para que las conclusiones de la teoría sean válidas es necesario que se cumplan una serie de supuestos restrictivos, de cuya relajación se derivarán algunas de las conclusiones de las nuevas

teorías del comercio, que expondremos más adelante. Estos supuestos son: 1) existen dos países, dos bienes y dos factores productivos (trabajo y capital); 2) los bienes son perfectamente móviles entre los países (no hay costes de transporte ni impedimentos al libre comercio), mientras que los factores se mueven libremente entre las dos industrias dentro de cada país, pero no pueden desplazarse de un país a otro; 3) existe competencia perfecta en los mercados de bienes y factores, que se vacían completamente a los precios de equilibrio; 4) las funciones de producción de ambos países son iguales y presentan rendimientos constantes de escala y productos marginales decrecientes para ambos factores; 5) tanto la tecnología disponible por ambos países para producir ambos bienes como sus avances se incorporan de modo instantáneo a los procesos productivos sin coste alguno; 6) las preferencias de los agentes son idénticas en ambos países. Esta teoría supone un desarrollo que supera a la de la ventaja comparativa, pero no representa una modificación radical de los principios de Ricardo y Mill. Las causas que explican el comercio siguen siendo las mismas (los países son diferentes y sus producciones se complementan entre sí) pero el nuevo modelo aporta una solidez que, una vez formalizada por Samuelson,[7] se convirtió en doctrina absolutamente dominante en el campo de la teoría económica. ¿Explica el modelo neoclásico el comercio internacional hoy? Parece ser que no, o al menos no completamente. Esta teoría flaquea en algunos sentidos a la hora de explicar los intercambios internacionales debido, básicamente, a unos supuestos excesivamente restrictivos. Al incorporar en el análisis la competencia imperfecta y los rendimientos crecientes de escala aparecen nuevas explicaciones de por qué se comercia mientras que consideraciones acerca de las externalidades tecnológicas, la concentración oligopolística de

determinadas industrias y las curvas de aprendizaje podrían justificar políticas comerciales distintas del laissez faire. Antes de sumergirnos en estas críticas y a modo de síntesis de la teoría neoclásica podemos decir que ésta entiende el comercio internacional como un juego en el que todos ganan, y no una lucha en la que hay vencedores y vencidos. Naturalmente las naciones competirán por conquistar nuevos mercados para vender en ellos sus productos, pero ver el comercio internacional como una guerra en la que hay que proteger nuestros mercados y vencer al enemigo (las otras naciones) sería, según la teoría tradicional del comercio internacional, un error.

[1]

Véase su ensayo De las leyes del intercambio entre naciones y la distribución de las ganancias del comercio entre los países del mundo comercial (1844). [2] Schumpeter, J.A.(1994). Pág. 672. [3]

Mill, J.S. (1978). Pág. 511. Mill, J.S. (1997). Pág. 49. [5] Schumpeter, J. (1994). Pág. 680. [4]

[6]

Ohlin, B. (1971). Pág. 98. P. Samuelson matematizó las ideas de Ohlin en dos artículos: “International trade and the Equalisation of Factor Prices”. Economic Journal 58 (1948). Pág. 263-184 y “International Factor Price Equalisation Once Again”. Economic Journal 59 (1949). Pág. 181-196. [7]

LA NUEVA TEORÍA DEL COMERCIO INTERNACIONAL Hemos visto cómo la teoría neoclásica del comercio internacional postula que éste se explica a través de la ventaja comparativa. Cada nación producirá aquellos bienes en los que goce de una ventaja relativa y mediante el intercambio los distintos países se complementarán, sacarán provecho de sus diferencias. De este modo las diferencias de recursos, capacidades de la fuerza laboral y características del factor capital de los distintos países determinarán los patrones del comercio internacional. Las predicciones que se desprenden de esta teoría son, por ejemplo, que los países más desarrollados exportarán manufacturas e importarán productos no elaborados, mientras que los países en vías de desarrollo importarán manufacturas y exportarán productos no elaborados (materias primas y alimentos) debido al diferente precio relativo de sus factores. Este tipo de intercambios mejora el bienestar mundial ya que el comercio puede entenderse como un método indirecto de producción. “en vez de producir un bien por sí mismo, un país puede producir otro bien e intercambiarlo por el bien deseado. […] Cuando un bien es importado es porque esta “producción” indirecta requiere menos trabajo que la producción directa” [1]. Sin embargo esta visión, según la cual los países son complementarios en su producción no se ajusta a la realidad. Según nos dice la teoría tradicional, como los países se complementan en sus producciones todo el comercio debería ser interindustrial (el comercio intraindustrial no tiene por qué existir[2]). Sin embargo el comercio intraindustrial no sólo existe, sino que como afirman P. Krugman y E. Helpman: “In practice, however, nearly half the world´s trade consists of trade between industrial countries that are relatively similar in their relative factor endowments” [3]. Especialmente a partir de la creación de la CEE en 1957, los expertos en comercio internacional se percataron de que los intercambios entre estas naciones europeas (todas ellas economías desarrolladas), aumentaron espectacularmente a raíz de la unión aduanera, pero que este comercio no respondía a la pauta del modelo HeckscherOhlin-Samuelson de complementariedad productiva

entre naciones (comercio interindustrial), sino que era, en gran medida, intercambio intraindustrial. Este sorprendente hecho hizo preguntarse a los investigadores cómo se explicaban esos intercambios, y este fue uno de los puntos de partida de las nuevas explicaciones del comercio internacional, que centraron su análisis en suavizar los supuestos del modelo neoclásico (rendimientos constantes, mercados perfectamente competitivos y ausencia de externalidades). Otro ejemplo más actual de la importancia de los intercambios intraindustriales es el que muestra la tabla 1. En ella se expone, para el caso de EE.UU., el índice comercio intraindustrial/comercio total para distintas industrias. Un valor de 0 implica que EE.UU. es o bien un importador, o bien un exportador neto en ese sector. En este caso el comercio sería únicamente interindustrial. Un valor de 1 implica que las importaciones y las exportaciones que realiza EE.UU. en ese sector están muy igualadas, es decir, que el comercio intraindustrial es muy significativo.

TABLA 1

INDICES DE COMERCIO INTRAINDUSTRIAL PARA INDUSTRIAS ESTADOUNIDENSES, 1989 Equipamiento de generación de energía Maquinaria de oficina Maquinaria eléctrica Productos químicos inorgánicos Productos químicos orgánicos Medicinas y productos farmacéuticos Equipamiento de telecomunicaciones Vehículos de carretera Hierro y acero Vestidos y accesorios Calzado

0.99 0.98 0.89 0.88 0.81 0.73 0.53 0.53 0.48 0.15 0.00

Fuente: Krugman y Obstfeld (1997). Pág. 161.

La tabla ordena las industrias de acuerdo con el peso del comercio intraindustrial. Éste tiene un peso especialmente elevado en las industrias de

productos manufacturados más sofisticados, como equipamiento de generación de energía, o las industrias químicas y eléctrica. Estos bienes son importados y exportados simultáneamente por las economías desarrolladas. Por otra parte el comercio intraindustrial tiende a tener menos peso (siempre observado desde EE.UU., en términos de la tabla 1) en productos intensivos en trabajo y menos elaborados, que suelen ser importados por EE.UU. de países menos desarrollados (por ejemplo el calzado), tal y como predice la teoría tradicional. Las causas que explican el elevado comercio intraindustrial de los países más desarrollados son las economías de escala y las imperfecciones de los mercados, especialmente la importancia de la diferenciación de productos (competencia monopolística). Las ventajas de los rendimientos crecientes de escala (que no eran tenidos en cuenta por la teoría tradicional) sumados a la diversificación de la demanda en los países desarrollados (que hace que ningún país pueda satisfacer completamente la diversidad de productos que incluyen las funciones de utilidad de todos sus diversos y heterogéneos consumidores), han abierto la posibilidad a nuevas explicaciones de por qué se comercia, así como explicaciones de las “nuevas” ventajas que suponen los intercambios internacionales (tanto para los consumidores como para los productores) derivados de la relajación de los supuestos de la teoría tradicional[4]. Una vez señalada esta “divergencia” entre la teoría tradicional y la nueva en lo que respecta a las economías de escala y al comercio intraindustrial continuemos analizando qué conclusiones se derivan de la teoría tradicional con respecto al bienestar y a la política comercial que deben seguir los gobiernos.

[1]

Kugman y Obstfeld (1997). Pág. 35. Entendemos por comercio interindustrial aquel en el que se intercambian productos de distintas industrias entre diversos países y por comercio intraindustrial aquel en el que distintos países se intercambian productos diferenciados en una misma industria. [3] Helpman, E. y Krugman, P (1996). Pág. 2. [2]

[4]

Dedicaremos el capítulo IV, al hablar industrial, a las economías de escala y a las que se enfrentan estos nuevos análisis al no generalmente aceptada para los mercados competitivos.

de organización dificultades a las existir una teoría imperfectamente

CONCLUSIONES Las conclusiones de este trabajo son de dos tipos: las que se refieren a las nuevas teorías del comercio internacional y las relativas a la política comercial estratégica. A pesar de que el trabajo versa más sobre el segundo tema que sobre el primero, son las nuevas explicaciones del comercio internacional las que han reabierto la discusión sobre qué política comercial es más adecuada en cada caso. De todos modos conviene no perder de vista que, desde el punto de vista de la ciencia económica y en términos exclusivamente teóricos, las explicaciones del comercio en base a las economías de escala y a la competencia imperfecta son un tema mucho más amplio, complejo e importante que la política comercial estratégica[1]. Sin embargo hemos optado por centrarnos en el comercio estratégico porque este tema retoma uno de los grandes debates de la economía política (intervenir o no en ciertos aspectos del sistema económico), al tiempo que sus conclusiones tienen consecuencias directas sobre el modo en el que se comportan los actores de la escena política que bailan, una vez más, al son que les marcan los economistas. 1. LAS NUEVAS EXPLICACIONES DEL COMERCIO INTERNACIONAL Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de hablar de las explicaciones del comercio internacional que van más allá del modelo neoclásico y de la ventaja comparativa es que no son teorías cerradas. Más bien podemos decir que no han hecho más que empezar. Sus autores se sienten orgullosos de que, gracias a la complementariedad entre los modelos de organización industrial (especialmente los que se ocupan de las estructura de los mercados) y los de comercio internacional, se pueda dar hoy una nueva respuesta a la pregunta ¿por qué se comercia? Éste orgullo reside en que por fin se pueden modelizar,

es decir, exponer de forma rigurosa y formalizada, las situaciones de competencia imperfecta o los rendimientos crecientes de escala y sacar nuevas conclusiones científicas en un campo en el que anteriormente todo quedaba explicado (aunque no de un modo completamente satisfactorio) por los modelos tradicionales, en los que todo “encajaba”, pero que se asentaban en unos supuestos demasiado simplificadores y alejados de la realidad. Estas nuevas teorías responden además al carácter cambiante del comercio y resultan especialmente interesantes hoy, cuando la globalización económica (y por tanto la generalización de la división del trabajo internacional y el intercambio masivo de bienes) es una realidad que afecta a cada vez más países.[2] Conviene destacar que estas teorías no pretenden revocar las conclusiones del modelo de las proporciones factoriales, sino complementarlas en los casos en los que éstas no eran capaces de explicar los flujos comerciales. Como resultado de estos análisis se obtiene una nueva explicación de los intercambios: cuando el comercio entre países es intraindustrial (en vez de interindustrial), éste no responde a la pauta de la ventaja comparativa, sino que sólo puede ser explicado teniendo en cuenta los rendimientos crecientes de escala y la diferenciación de los productos, es decir, asumiendo y modelizando la imperfección de las estructuras de los mercados (ya sean oligopolios o competencia monopolística). Además estos análisis enfatizan la importancia de determinados aspectos relativos a la localización y al desarrollo dinámico de las industrias que no son tenidos en cuenta por la teoría tradicional (porque son imposibles de integrar en los modelos), pero que no por ello dejan de tener una importancia determinante a la hora de definir los patrones del comercio. Estos aspectos son: la importancia de las circunstancias históricos y de la geografía económica en la localización de las industrias y el decisivo papel que juegan las externalidades tecnológicas y las economías de escala dinámicas (curvas de aprendizaje) a la hora de configurar las pautas que rigen el comercio internacional. Integrando todos estos elementos con el tradicional modelo Heckscher-Ohlin se logra dar una explicación del comercio mucho más completa y

cercana a la realidad. Esto no significa que no queden dudas acerca de determinados aspectos de los intercambios, ni tampoco que se haya logrado diseñar un único modelo que englobe todos los hallazgos de la ciencia económica (de hecho la principal debilidad los modelos de comercio internacional en competencia imperfecta radica en que no son aplicables en todos los casos ya que, al igual que les ocurre a muchos modelos de organización industrial, son explicaciones ad hoc para determinados fenómenos que la teoría neoclásica no es capaz de explicar satisfactoriamente). Por otra parte puede decirse que hoy los economistas cuentan con un catálogo de modelos de comercio internacional que resulta mucho más completo que el que tenían hace tan sólo veinte años. Por todo ello no podemos sino decir que las nuevas teorías del comercio internacional constituyen un avance científico muy importante y que además, al no pertenecer a la economía normativa, son adelantos que deben ser celebrados por todos. 2. LA POLÍTICA COMERCIAL ESTRATÉGICA La política comercial estratégica aparece como una de las posibles acciones que pueden llevar a la práctica los gobiernos de los países más desarrollados en cuanto a su política comercial. Su objetivo es favorecer a las empresas nacionales mediante la modificación de la competencia estratégica que se produce a nivel internacional. El hecho de que un gobierno intente llevar a cabo acciones que reviertan beneficios para sus ciudadanos y/o empresas es algo que ha ocurrido siempre, especialmente en el ámbito del comercio internacional. Sin embargo, la política comercial estratégica aparece como una fundamentación teórica de que estas acciones, que gozan de mala fama entre los economistas ortodoxos por llevar implícitas prácticas contrarias al laissez faire, son las acciones óptimas de los gobiernos en determinadas situaciones. La base de su argumentación se encuentra en que como no es posible alcanzar un óptimo paretiano mundial debido a la existencia de fallos de mercado, hay que conformarse con situaciones de second best. Pero de las infinitas situaciones no óptimas en las que puede situarse temporalmente el

equilibrio, es perfectamente lícito que un gobierno prefiera unas a otras y por lo tanto está justificado que implemente políticas estratégicas mediante las cuales intente que se alcance la situación que más le convenga. Las situaciones de fallo de mercado que justifican las acciones estratégicas se producen básicamente por la existencia de beneficios extraordinarios y de externalidades tecnológicas positivas. Los beneficios extraordinarios provienen de la existencia de estructuras de mercado no competitivas que se perpetúan por la existencia de barreras de entrada a la industria. Por su parte, las externalidades aparecen de un modo imposible de controlar por la propia lógica de la difusión de conocimientos a través de los diversos sectores de la economía, pero su importancia (y por ello la necesidad de controlarlas) aumenta de modo exponencial cuando nos referimos a sectores de alta tecnología. La política comercial estratégica puede implementarse de diversas formas. En ciertos casos puede tratarse de acciones puntuales (como los subsidios a la exportación descritos en el modelo Brander-Spencer) que estén destinadas a la captura de beneficios por parte de empresas nacionales cuando éstas compiten en un determinado sector y por un determinado bien en los mercados internacionales (recuérdese el ejemplo de los jets comerciales). Sin embargo, la política comercial estratégica también puede instrumentarse mediante programas más generales y duraderos. Éstos incluyen políticas de apoyo público a la I+D (cuya justificación es que no se produzca una insuficiente inversión privada por parte de las empresas en investigación en sectores de alta tecnología), coordinación de las acciones de las empresas privadas y de los centros de investigación con el gobierno (recuérdese lo discutido sobre el MITI japonés o cómo se crearon parques tecnológicos como el Sillicon Valley), protección parcial del mercado interno frente a determinados productos extranjeros mediante aranceles o cuotas para que los sectores nacionales puedan desarrollarse y bajar por su curva de aprendizaje, o incluso subsidios a las empresas nacionales, no por unidad producida como en el caso anterior, sino mediante trasferencias a través de la política industrial.

Consideramos que éstas aportaciones teóricas no deben ser entendidas como una crítica radical al laissez faire. Los evidentes beneficios que el libre comercio ha producido para el conjunto de los países en términos de bienestar hacen que éste siga siendo la mejor práctica posible de política comercial en líneas generales. Sin embargo, la política comercial estratégica resalta ciertos aspectos que consideramos muy importantes para el desarrollo económico y tecnológico de los países industrializados, especialmente la necesidad de cierta coordinación entre las empresas y el estado en determinados sectores y el apoyo de las instituciones públicas a la inversión en I+D. Por lo tanto, aunque la aplicación directa de lo que sugieren modelos como el de Brander y Spencer resulta poco aconsejable (tanto porque aumenta las probabilidades de que se inicie una guerra comercial como por las dificultades prácticas para llevarlos a cabo), la existencia de una política industrial que coordine y apoye de algún modo las acciones de ciertos sectores industriales sí puede ser tomada como una sugerencia válida.

[1]

Para abordarlo véase Krugman, P. (1991), Krugman, P. y Helpman, H. (1986) y Grossman, G. (1992). [2] Véase Bhagwati 2004 y Wolf para una discusión sobre las ventajas de la globalización económica.

ACERCA DE LAS TEORÍAS DEL COMERCIO INTERNACIONAL

J. Manuel Martínez Sánchez

1. INTRODUCCIÓN

1[1]

Con esta entrega intento suministrar información de carácter empírico al debate que enfrenta a los defensores de la teoría de la Ventaja Absoluta (VA) y a los partidarios de la teoría de la Ventaja Comparativa (VC), como explicativas del Comercio Internacional. Frente a las explicaciones y predicciones del modelo neoclásico en su traslación al Comercio Internacional, existen otras propuestas ligadas a la teoría del valor trabajo. Estas proposiciones pueden constituir un sustrato teórico capaz de explicar la tendencia a la desigualdad observable en la distribución de la renta a nivel mundial. La predicción de equilibrio a largo plazo, que se deriva de la VC, necesita de un mecanismo de ajuste monetario tipo Hume2[2] o alguna versión moderna del mismo. En la medida en que sean los tipos de interés y no los precios los que respondan a los desequilibrios de las balanzas de pagos, se abre la posibilidad de un endeudamiento de carácter estructural y la permanencia de los déficit exteriores en los países netamente importadores. El epígrafe siguiente abunda en los fundamentos teóricos de esta cuestión. En el epígrafe 3 expongo cómo, a partir de los datos de importaciones y exportaciones de un conjunto de países suficientemente representativos del comercio internacional, se calculan los saldos exteriores y se caracterizan los países como exportadores e importadores netos (en la medida en que esto sea posible). La evolución de los tipos de interés de estos países nos permitirá observar hasta qué punto existe o no una correlación entre países importadores y tipos de interés altos y países exportadores y tipos de interés bajos. Estos resultados se comentan en el epígrafe final.

2. REFERENCIAS TEÓRICAS Las teorías del Comercio Internacional (CI) se plantean responder a cuestiones del tipo siguiente: ¿qué determina el que los países, o las empresas, se especialicen en producir y vender determinadas mercancías?; ¿cuál será la relación en que se intercambian estas mercancías en el mercado mundial?; ¿hay incentivos para que las empresas o los países adopten ese binomio de especialización+intercambio, esa pauta de actuación para el CI?; ¿cuál es el balance en términos de pérdidas y ganancias, de adoptar esas pautas de actuación? Cuando se estudian estas teorías, se suele establecer una división entre Teorías Clásicas y Nuevas Teorías del Comercio Internacional (NTCI). Se dice que las primeras sirven para explicar sobre todo los intercambios comerciales intersectoriales, es decir entre mercancías

1[1] 2[2]

Este trabajo es deudor de la lectura del libro de Diego Guerrero "Competitividad: Teoría y Política". Ver Diagrama 1 más adelante.

suficientemente diferenciadas, de distintos "sectores" (automóviles por trigo; vino por vestidos; productos del sector primario por mercancías manufacturadas). El segundo tipo de teorías intentarían explicar el comercio intrasectorial (intercambios de mercancías que son sustitutivos relativamente más cercanos, dentro de un mismo "sector": un país exporta determinados modelos de automóviles e importa otros). Los modelos elaborados para suministrar un soporte teórico son modelos de competencia perfecta, en el primer caso, o modelos que relajan algún supuesto de la competencia perfecta en el segundo. Las NTCI se asocian a lo que se conoce como modelos de competencia imperfecta que tiene que ver con fenómenos como las economías de escala, la diferenciación de producto o el dumping. En lo que se llaman las Teorías Clásicas del CI, la referencia teórica más utilizada es la VC en su versión ricardiana (donde lo relevante son las diferencias en tecnología que provocan diferencias en las productividades del trabajo entre las empresas de distintos países), o en versiones más recientes como la de Heckscher y Ohlin, cuando las diferencias en las productividades se deben más bien a la presencia de algún "factor inmóvil" como el suelo o el clima (lo que se llama dotaciones factoriales. Ejemplo: un país puede ser competitivo en la industria del mueble y poseer una cuota de mercado mundial en este sector, no tanto por su mayor productividad del trabajo en el mismo sino porque disponga de grandes extensiones de bosques que tenderán a abaratar la mercancía debido a la abundancia de un input fundamental en esta actividad). En ocasiones un país exporta determinadas mercancías en virtud de un proceso de acumulación de habilidades y capacidades que pueden ser objeto de un proceso de formación y cualificación de sus trabajadores (ejemplo: la industria de la moda en Milán, la cerámica de Manises o los relojes suizos): se habla entonces de la VC dinámica. Por último se dan casos en los que mercancías producidas en ciertos países, con el tiempo, su producción y exportación se trasladan a otros. Se trata de mercancías que requieren tecnologías sofisticadas (en su fase de "producto nuevo") y que sólo van a poder ser producidos en países que dispongan de esa tecnología; a través de un proceso de estandarización, llega un momento (en su fase de "producto maduro") en que cambian sus necesidades de inputs y pueden ser producidas en países de menor nivel de desarrollo (ejemplo: el textil, naval o electrodomésticos donde la VC se ha trasladado desde Europa-USA al Pacífico). Este tipo de explicaciones de la especialización de los países es lo que se llama modelos de Ciclo del Producto. En cualquier caso, sea cual sea la fuente de la ventaja comparativa, se trata de explicar las relaciones comerciales entre países con características económicas distintas que intercambian mercancías suficientemente diferenciadas.

El tronco común de todos los argumentos anteriores es la teoría de Ricardo. Anteriormente (ver recuadro), Adam Smith había formulado su propuesta acerca de los determinantes del CI. Sus proposiciones son conocidas como la teoría de la Ventaja Absoluta (VA) y están centradas en las comparaciones de costes intrasectoriales entre países (o entre empresas de distintos países), a diferencia de la VC que, como se ha comentado, compara costes intersectoriales dentro de cada país estableciendo una jerarquía de eficiencia intersectorial dentro de ese país. Son tan dominantes las ideas relacionadas con la VC que, cuando se estudian este tipo de cuestiones en los manuales en los que basamos nuestras clases o incluso en trabajos más especializados, la VA suele ser tratada como algo marginal, una especie de curiosidad histórica3[3]. A veces ni siquiera se menciona. Por citar algún ejemplo, en el manual del profesor Tugores4[4] se elimina la validez de la VA aludiendo al sentido común. En Krugman y Obstfeld5[5] no se menciona el término VA, si bien se alude a ella indirectamente al presentar algunas “ideas erróneas sobre la VC” que les sirven a los autores para criticar las proposiciones de los teóricos del Intercambio Desigual. Tampoco en un libro más centrado en las teorías del comercio como el de Óscar Bajo (1991), se dedican más allá de cinco o seis líneas a esta cuestión, acudiendo a una afirmación de Robert Torrens y Ricardo. Otra cuestión que no se comenta en estos trabajos es la relación existente entre lo que sería el mecanismo o ley de la VC y el mecanismo monetario que necesita para que sea cierto todo ese aluvión de ganancias mutuas que, se predice, vendrán una vez que los países hayan adoptado la pauta de comportamiento, de especialización, indicada por la VC. Sin embargo, no parece que sean del todo concluyentes los argumentos que eliminan la posibilidad de explicar el CI acudiendo a las propuestas de la VA. No se observa a nivel mundial el equilibrio que se predice a partir de la VC, sino que, por el contrario, lo que se observa es cada vez una mayor brecha, una mayor desigualdad entre países y una no corrección de los déficit, unos países estructuralmente deficitarios. Así que vale la pena seguir el hilo argumental de Smith, esbozado posteriormente por Marx y más formalizado por autores recientes como A. Shaikh (1990) y D. Guerrero (1995), en su intento de poner al día la teoría del valor trabajo, y, en particular, lo que sería la teoría del CI de Carlos Marx. "El concepto de ventajas absolutas quedó… relegado al ámbito de los preconceptos económicos, de donde lo intentaron rescatar ciertos desarrollos teóricos recientes…" Alonso, J. A. (1992), pág. 63. 4[4] Tugores Ques, J. (1997), cap. 2. 5[5] Krugman, P. y Obstfeld, M. (1995) cap. 2. 3[3]

En esencia, la propuesta de Shaikh es la siguiente: • En primer lugar, hablar en términos de la Ley de los Costes Comparativos (LCC), abarcando ésta el principio de la VC6[6], una teoría del dinero adecuada que proporciona el mecanismo de ajuste monetario y un rechazo a la teoría del valor trabajo. • Presentar la teoría del valor de Marx y una teoría del dinero que configuran lo que sería la teoría del CI apuntada en el Tomo III de El Capital. • Por último, confrontar ambas teorías para criticar la LCC, concluyendo que es el libre comercio la causa fundamental del desarrollo desigual. Analizar el papel que juega, en este marco, la exportación de capital así como las transferencias de valor que se producen. Cuando en el conocido ejemplo ricardiano, dirigido a analizar las pautas de especialización más ventajosas entre Portugal y el Reino Unido, se concluye que la desventaja absoluta del segundo llevará a que éste exporte oro al primero, entra en juego en cada país la teoría del dinero que vincula los cambios en la oferta monetaria con cambios en los precios, lo que se conoce como el mecanismo de David Hume. Esto abre la vía hacia el equilibrio, hacia la nivelación de déficit y superávit. Aquella mercancía inglesa de menor desventaja será la primera en dar alcance a su rival portuguesa y dará comienzo el comercio bilateral. Esta idea de vincular los movimientos de los metales, del oro o la oferta monetaria con los precios tiene versiones modernas7[7] como la del enfoque de los saldos monetarios, o la que vincula el nivel de precios al nivel de salarios monetarios. Podemos pensar también en términos de regímenes de tipo de cambio flexibles en los que el ajuste se efectúa vía movimientos del tipo de cambio, en particular depreciaciones/devaluaciones de la divisa del país deficitario. En cualquier caso, desde la postura clásico-ricardiana, o neoclásica, se dará la secuencia representada en la primera horizontal del siguiente diagrama:

Desde la teoría económica marxista se niega esta secuencia, en concreto, la conexión última entre demanda efectiva y precios. Es decir, siguiendo a Shaikh: "…Marx niega 6[6]

Principio de la VC: "los costes absolutos no tienen importancia; lo que importa son los costes relativos". Ley de costes Comparativos: "si se posibilita, el comercio libre terminará siendo regulado por el principio de la VC, no absoluta, y los beneficios que resulten del comercio serán compartidos por los participantes". 7[7] Ver Shaikh (1990), pp. 184 a 186.

expresamente cualquier vínculo entre cambios en la oferta de oro y el nivel de precios" 8[8]. Y el esquema secuencial que se derivaría de un análisis con este enfoque es el representado en la parte de abajo del diagrama. Así, volviendo al ejemplo de Ricardo, el mecanismo monetario que permite al Reino Unido ser competitivo en el sector de la tela respecto a Portugal, es el que Marx niega. Para éste, la salida de oro desde Inglaterra provocará, en principio, una caída de la oferta y demanda de capital dinero prestable y, al venderse menos tela y vino ingleses, llegará el momento en que se frenará la caída de la demanda, en tanto que la oferta seguirá cayendo con el resultado de un aumento del tipo de interés. Por lo tanto, la proposición alternativa a la teoría monetaria utilizada por Ricardo consiste en vincular los movimientos en la oferta monetaria con los tipos de interés. Es decir, con esta proposición teórica se genera una asociación entre país abocado a la importación (en este caso Inglaterra) y tipos de interés altos, y país eminentemente exportador (Portugal) y con tipos de interés bajos. Esta propuesta no se queda en el ámbito de la heterodoxia. Volviendo al trabajo ya mencionado de Alonso: "Ricardo confiaba en la acción correctora del mecanismo regulador… de ajuste automático…. No obstante, está por ver que tal mecanismo actúe con la eficacia (y la plenitud) que la teoría presupone. Tal no sucede si el mecanismo de ajuste apela, total o parcialmente, a una vía alternativa a los precios, como son los tipos de interés. En este caso…" 9[9], y a continuación desarrolla brevemente el argumento expuesto aquí en el diagrama y la tabla anteriores.

Tabla 1. EFECTOS DE LOS MOVIMIENTOS DE METALES SALIDA DE ORO DE INGLATERRA ENTRADA DE ORO EN PORTUGAL DISMINUYEN LAS RESERVAS BANCARIAS AUMENTO EN LA RESERVAS BANCARIAS FRENAZO A LA PRODUCCIÓN AUMENTO DE LA PRODUCCIÓN TASA DE INTERÉS MÁS ALTA TASA DE INTERÉS MÁS BAJA

3. METODOLOGÍA Para comprobar la anterior proposición teórica se ha elegido un conjunto de países tanto desarrollados, industrializados o de ingreso alto como subdesarrollados, de ingreso bajo. El total inicial oscila entre el 75% y el 78% de las importaciones y exportaciones de bienes y servicios a nivel mundial, a lo largo del período estudiado 1973-1992. Su elección obedece a la disponibilidad de información. Los datos de exportaciones e importaciones se han extraído de las "Special Tables", publicadas en International Trade Statistics Yearbook, Volumen I, editadas por ONU. Esta información viene en miles de millones de $ USA. En algún país la ausencia del dato se ha suplido con la media aritmética de los años anterior y posterior. Los tipos de interés provienen de la publicación International Financial Statistics, Anuario 1996 del Fondo Monetario Internacional. Aquí se ofrecen para algunos países hasta seis "Tasas de interés" distintas. En el trabajo mencionado de Shaikh no se encuentra referencia alguna a cómo concretar esta cuestión. Tampoco en el de Guerrero. Se ha optado por el "tipo de descuento" (tasa de descuento/tasa bancaria, línea 60 de Estadísticas Financieras Internacionales) a partir de apuntes tangenciales 10[10]. Otra razón para elegirla es que está disponible para la mayoría de los países de la muestra, aunque no para todos. Algunos países no figuran en este estudio porque no hay información sobre sus tipos de interés.

8[8]

En términos de la teoría cuantitativa del dinero diríamos que lo que se niega es la causalidad entre las variables implicadas: P = (v/Q)·M , es decir que el nivel de precios (P) dependa de la cantidad de oro monetario (M) que circula en el interior del país, siendo Q cantidades físicas y V la velocidad de circulación del dinero. (Guerrero, 1995, pág. 33). Hay que entender oro en sentido de divisas que respaldan la oferta monetaria de un país (dólares, Derechos Especiales de Giro, oro,…). 9[9] Alonso, J. A. (1992) pág. 65. 10[10] Gottheil, F. M. (1973): "Las predicciones económicas de Marx". Ed. Ayuso, pág. 84 se alude al tomo III de El Kapital. En la 8ª reimpresión del FCE, 1973, en el capítulo XXXV, pág. 537: "Si esta exportación de metales adquiere cierto volumen … el Banco de Inglaterra veáse obligado… en elevar el tipo de interés; el tipo de descuento…".

Una vez obtenidos los Saldos Exteriores se observa que algunos países son difícilmente clasificables como exportadores o importadores netos. En estos casos se ha estimado la tendencia (lineal y/o polinómica) a fin de apreciar si su evolución queda por encima o por debajo del eje de abscisas. Cuando tampoco así se intuye un comportamiento claro se ha sacado de la muestra. Algunos ejemplos de esta forma de operar se presentan en el Anexo Estadístico-Hoja 1. Ya, antes de calcular las medias de los tipos de interés de cada país, se observó que países como Argentina, Brasil o Perú, mostraban tasas de interés excesivamente altas en algún tramo del intervalo temporal. Esto ha de tenerse en cuenta, y las medias finales se han calculado también prescindiendo de los países en los que su desviación standard era demasiado elevada.

4. RESULTADOS Y CONSIDERACIONES FINALES Una vez obtenida esta clasificación se han separado los países cuyo comportamiento es claramente exportador o importador en función de su nivel de desarrollo, siguiendo la metodología de la publicación antes citada de la ONU. Puede verse en el Anexo EstadísticoHoja 2 que, en los países desarrollados exportadores netos, los tipos de interés oscilaron en torno al 8,23 % de promedio, en tanto que los países desarrollados, que se mostraron como importadores netos, tuvieron tipos de interés del 10,55 % como media. No obstante, al descender en la agregación vemos que, por ejemplo, Canadá, país netamente exportador, registra unos tipos mayores que los de Estados Unidos o Suiza, países netamente importadores. Para los países subdesarrollados se han incluido países como Gabón, Sierra Leona, Zambia y Panamá para indicar su comportamiento en cuanto a sus saldos exteriores, pero el FMI no proporciona información sobre sus tipos de interés. Para el resto puede observarse que en casos como Argentina, Brasil o Perú entre los exportadores, o México e Israel entre los importadores, el comportamiento de sus tasas de interés presenta un enorme grado de dispersión, más acusado entre los países subdesarrollados exportadores netos. Por ello se decide incluir tan sólo aquellos casos en que la desviación estándar sea inferior a diez, lo que limita el conjunto de este grupo de países. Con este criterio, la media de los tipos de interés de los exportadores netos es de 7,42%, en tanto que en los países subdesarrollados importadores netos (con unos tipos de interés bastante más estables) la media fue de 9,81%. Por último, si agregamos los países, tan sólo en función de los saldos exteriores, obtenemos unos tipos de interés para los exportadores del 7,82%, en tanto que para los importadores es del 10,18 %. De manera que se puede establecer una conclusión en el sentido de que efectivamente los tipos de interés han sido, por término medio, más altos en los países importadores netos que en los exportadores netos para el período 1973-1992. Sin embargo, no está claro el asociar países exportadores con Países Capitalistas Desarrollados y a los importadores con Países Capitalistas Subdesarrollados. Como se ve en el Anexo Estadístico citado, entre los importadores netos se encuentran Estados Unidos, Reino Unido o Francia, y entre los exportadores netos Mauritania, Libia o Nigeria. Por tanto, en esta aproximación a las relaciones entre teorías explicativas del Comercio Internacional, la Ventaja Absoluta y la Ventaja Comparativa, a través de la interacción entre los tipos de interés y los saldos exteriores, se puede suministrar soporte empírico concluyente a la idea, contenida en la teoría de la VA, de que existe una asociación entre países estructuralmente deficitarios y tipos de interés altos, y países que registran superávit continuos y tipos de interés bajos. Con esto no se está invalidando ninguna teoría. Simplemente se afirma que no se puede descartar la teoría de la Ventaja Absoluta de la forma que se hace actualmente en el ámbito del pensamiento económico ortodoxo. No obstante, tanto la VA como la VC son teorías que presuponen libre competencia entre países, algo muy alejado de las restricciones comerciales de todo tipo que impiden precisamente ese funcionamiento libre del mercado mundial. Respecto a los datos utilizados, se podrían haber elegido las balanzas por cuenta corriente de los países. Estos saldos, lógicamente, no coinciden con los calculados aquí, puesto que no se contemplan subbalanzas de rentas y transferencias corrientes, lo que parece adecuado para trabajar sobre teorías que tratan acerca de los intercambios de mercancías entre países. También se puede considerar el uso de tasas de interés relacionadas con el mercado de dinero

a corto y medio plazo proporcionadas por el FMI, en lugar de los tipos de descuento. Tal vez sea más correcto acudir a los tipos de interés reales, para lo cual se tendría que descontar de los nominales la tasa de inflación en cada país. Por último, las medias que se han calculado son medias aritméticas simples, sin ninguna clase de ponderación, algo también discutible. Por tanto, no pretendo presentar en este trabajo ningún tipo de "experimento crucial", en el sentido que Mark Blaug da al término11[11]. En esta línea, se debería tratar de repetir los resultados anteriores utilizando diferentes conjuntos de datos, mejorando las técnicas estadísticas, con el fin de contrastar esta investigación y acumular la mayor cantidad posible de evidencia empírica. ■

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 

ALONSO, J. A. (1992): "Ventajas comerciales y competitividad: aspectos conceptuales y empíricos". Información Comercial Española, nº 705, mayo 1992.



BAJO, O. (1991): Teorías del Comercio Internacional. Antoni Bosch editor.



FONDO MONETARIO INTERNACIONAL: Estadísticas Financieras Internacionales, Anuario 1996.

 

GUERRERO, D. (1995): Competitividad: teoría y política. Ariel Economía. KRUGMAN, P. Y OBSTFELD, M. (1995): Economía Internacional: Teoría y Política, 3ª edición, McGraw-Hill.



NACIONES UNIDAS: Anuario Estadístico de Comercio Internacional, Volumen I, 1983 y 1992.



SHAIKH, A. (1990): Valor, acumulación y crisis. Ensayos de Economía Política Tercer Mundo Editores. Bogotá, Colombia.



TUGORES QUES, J. (1997): Economía Internacional e Integración Económica, 3ª edición, McGraw-Hill.

Anexo estadístico I

EJEMPLOS DE CLASIFICACIÓN DE PAÍSES SEGÚN SU SALDO EXTERIOR

11[11]

Blaug, M. (1985): "La metodología en la economía", Alianza Universidad, pág 290.

País netamente importador

País netamente importador

Ni la tendencia lineal ni la polinómica de 2º grado aclaran el comportamiento de Mexico como exportador o importador neto.

Anexo estadístico II

TIPO DE PAÍS, SALDO EXTERIOR Y TASA DE INTERÉS (1973-1992)

Fuente: - International Trade Statistics Yearbook, ONU, 1992, Vol. 1 (años 1980, 1983-92) y 1983, Vol. 1 (años1970-79 y 1981-82) para los saldos exteriores. FMI, Estadísticas Financieras Internacionales, Anuario 1996, para los tipos de interés. Elaboración propia. -Para Nigeria, 1982, es la media de los saldos del 81 y 83. Para Uganda, 1981 y 9182, es la media del 80 y 83; para Libia, 1982, importaciones es la media de 81 y 83; Madagascar, 1982, importaciones y exportaciones, media del 81 y 83; Kuwait, 1982, media del 81 y 83.

-En general, para los tipos de interés se toma la Tasa de descuento/tasa bancaria al fin del periodo (línea 60) excepto:

México coste promedio de fondos (línea 60n). Argentina Tasa de depósitos (línea 60l); para Reino Unido, Francia e Indonesia, Tasa del Mercado monetario (línea 60b); para Irlanda 1992 igual al 91; Kuwait 90, media 88 y 91;Turkia 92 igual al 91.

VENTAJA ABSOLUTA Y VENTAJA COMPARATIVA La teoría del Comercio Internacional, conocida como la Ventaja Absoluta, fue enunciada por Adam Smith (1723-1790). Su única obra de Economía Política "La Riqueza de las Naciones", publicada en 1776, constituye fundamentalmente un ataque al mercantilismo, una defensa del laissez-faire y de la libertad de comercio exterior. Su época es previa a la Revolución Industrial, y las preocupaciones de este economista, profesor de Lógica y catedrático de filosofía moral, se centran en parte en el análisis del valor, de la división del trabajo y de la productividad. En suma, Smith se centra sobre todo en el análisis de la producción. El tiempo de David Ricardo (1772-1823), banquero inglés, es el tiempo de la Revolución Industrial. La productividad ha aumentado considerablemente y, como indica el título de su obra fundamental "Principios de Economía Política y Tributación", publicada en su primera edición en 1817, su preocupación más relevante es la distribución. Uno de los debates más importantes de su tiempo y que es pertinente resaltar aquí, es el relativo a las "Leyes de los Cereales", en el que se enfrentan los intereses de los terratenientes ligados a la propiedad de la tierra y con posturas proteccionistas acerca de la importación de productos agrícolas, trigo fundamentalmente, y las clases emergentes, la burguesía industrial interesada en la apertura comercial de Inglaterra que abaratará la cesta de subsistencia de sus trabajadores, bajarán los salarios que hay que pagarles y mejorará la competitividad de las mercancías inglesas. Las posturas librecambistas defendidas por Ricardo se legitimarán mediante su teoría de la Ventaja Comparativa. Ingleses ambos, abogaron por un comercio internacional sin trabas. Para Smith, este comercio se explicaba por las diferencias de costes absolutos: las mercancías se comprarán en los mercados más baratos. Para Ricardo, si un país es más eficiente que otro en la producción de todas las mercancías, aún así, el comercio entre ambos será ventajoso para los dos. El país más eficiente exportará aquellas mercancías cuyo coste comparativo es más bajo e importará aquellas cuyo coste comparativo es más elevado. La diferencia entre el planteamiento de ambos puede entenderse a partir del cuadro adjunto. En este cuadro, que responde básicamente al ejemplo utilizado por Ricardo (excepto en las cifras que se han simplificado), vemos cómo Portugal tiene VA en vino y paño, ya que puede producir una unidad de cada mercancía con menor cantidad de trabajo que Inglaterra. Sin embargo, razona Ricardo, la ventaja en productividad de Portugal respecto a Inglaterra en el sector del vino está en la razón 1 a 5, en tanto que la ventaja en el sector de los tejidos está en la razón 2 a 1. Portugal, continuará Ricardo, posee ventaja comparativa en el sector del vino (donde su ventaja absoluta es mayor) e Inglaterra posee ventaja comparativa en el sector del paño (donde su desventaja es menor). Horas de trabajo necesarias para obtener una unidad de cada mercancía en cada país Portugal

Inglaterra

Vino

1

5

Paño

2

4

A partir de aquí se puede demostrar que existe un intervalo para la razón de precios del vino y del paño (lo que se conoce como Relación Real de Intercambio) dentro del cual ambos países ganarían adoptando la pauta de especialización+ intercambio dictada por la VC, es decir, produciendo Portugal vino y exportando parte a Inglaterra, al tiempo que ésta produciría paño y exportaría parte a Portugal. Para Adam Smith, Portugal posee ventaja absoluta en ambos sectores. Por tanto, este país se

especializará en vino y tela en tanto que las perspectivas de Inglaterra a largo plazo serán poco halagüeñas, entrando en un proceso de déficit exteriores, endeudamiento y dependencia de tipo colonial. Las implicaciones en términos de política económica que se derivan de la teoría de la VC son importantes. Si cada país puede exportar y hacerse un hueco en el mercado mundial produciendo aquellas mercancías en las que posea ventaja comparativa y participar en las ganancias que procura esa pauta de especialización+intercambio, no son aconsejables políticas comerciales de carácter proteccionista. Frente a argumentos como la protección de la industria naciente, la mejora de la Relación Real de Intercambio o la defensa de sectores estratégicos (por ejemplo los alimentos básicos para un país), las derivaciones normativas que se desprenden de la VC son las más apropiadas para los vientos liberales, neoliberales o globalizadores dominantes: el país que no prospera en el comercio internacional es que no es capaz de sacar partido de sus ventajas comparativas.

View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF