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November 16, 2020 | Author: Anonymous | Category: N/A
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lA TECNICA EN AJEDREZ

lA TECNICA EN AJEDREZ

Gerald Abrahams

EDITORIAL BRUGUERA, S. A.

IJARCELONA



BOGOTA



BUENOS AlflES



CARACAS. MEXICO

Título original:

TECHNIQUE IN CHESS

Edición en lengua original:

©

G. Abrahams

-

1961

© M. GiIqénez Sales

-

1973

Traducción

© J. Espinosa



1973

Cubierta

La presente edición es propiedad de EDIT ORIA L B R U G U ERA, S. A. Mora la Nueva, 2. Barcelona (España)

l.a

edición: octubre,

1973

Impreso en España Printed

in

Spain

ISBN 84-02-03303-2 Depósito legal: B.· 36.009 1973 -

Impreso en los Talleres Gráficos de

EDITORIAL BRUGUERA, S. A. Mora la Nueva, 2 Barcelona 1973 -

-

ACLARACION Normalmente he empleado la anotación Staunton (o descriptiva), pero a fin de evitar ambigüedades, he hecho uso ocasional del sistema algebraico. La diferen­ cia más importante entre ambos sistemas es que el empleo del segundo se hace mirando al tablero desde el lado de las blancas. Desde la izquierda de las blancas las columnas son a, b, e, d, e, f, g, h, Y del lado de las blancas al de las negras las filas son 1, 2, 3, 4, S, 6, 7, 8. Así, 1 Rey blanco es «el». 1 Rey negro (incluso cuando el negro apun ta su movimiento) es «e8». La anotación Forsyth, que también he utilizado, re­ presenta una gran economía en la presentación de las posiciones. Se mira al tablero desde el lado de las blancas y se lee, como en un libro, de izquierda a derecha y hacia abajo, empezando en la última fila de las negras, y tra­ tando cada hilera como una colección de espacios, o pie­ zas y espacios. Las piezas blancas van indicadas por mayúsculas, las negras por minúsculas, los espacios por el número de casillas vacías consecutivas que existen en ,cada hilera. Así, si el Rey de las negras está en su casilla natural, ahogado por un Peón blanco en 7R y el Rey blanco en 6R, la descripción Forsyth será: 4r3, 4P3, 4R3, 8, 8, 8, 8, 8 (o, para las últimas cinco líneas, 40). Pruebe el lector la siguiente anotación: 32, Sp2, 6TA, 1R2p3, 3r4 Si acierta a interpretarla adecuadamente, verá que es el diagrama 1 del presente libro.

PRIMERA PARTE

1 DESCRIPCION DE LA TECNICA

A menudo un comentarista de ajedrez concluye su crítica de una partida o de una serie de jugadas con la frase: « El resto fue un asunto de técnica». También he visto comentarios como: «X demostró la superiori­ dad de su técnica». A veces no he sabido comprender lo que quería decir cuando empleaba este lenguaj e, si es que quería decir algo, claro está. En otras ocasiones (muy raras) he visto el término « técnica» (a mi enten­ der) bien empleado. Pero es un término nunca fácil de aplicar ni dentro ni fuera del ajedrez. La dificultad semántica de la palabra, así como la importancia de los rasgos que el ajedrez lleva consigo, me animó a tratar, por radio, en varias conferencias los puntos de la técnica. Una acogida bastante favorable me hizo sentir el deseo de escribir un libro sobre dicho tema; no un tratado definitivo que fuese de difícil com­ prensión incluso para los mejor capacitados, sino un ensayo para la presentación de varios métodos de juego específicos, y algunas nociones de conocimiento y va­ loración del juego, que fuesen útiles al conductor de la partida en diversos momentos y planos de la misma. Tuve cierta dificultad en el aislamiento entre lo que puede propiamente ser llamado actividad técnica en aje­ drez y de aquellos procesos de vista y pensamiento di­ recto que son las operaciones esenciales de la mente

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ajedrecista en acción. Pero al menos he quedado satis­ fecho al comprobar que algunos procesos se hallan más próximos a la técnica que otros. Un brillante estudio de Reti ( diagrama 1) puede servir para ilustrar lo que afirmo. Este problema se soluciona por la percepción de una posibilidad que no es fácil de ver por quien se halla obsesionado por el valor convencional de las piezas.

1. T3Dj

2. T3AR!

R8R

1 Estudio de Reti. (Corregido por Cheron.) Mueven blancas y ganan.

Si ahora 2 R8D; 3. A4C gana. Hay un mate oculto (T3Dj) si el Peón corona. •

...

Si en cambio 2. . R7D; 3. AlA gana, porque si 3 . . . . P8R=D; 4. T3D mate. ..

Si en lugar de 3 . . . . P8R, las negras juegan 3 . . . . P x A (=D); entonces 4. T x D, R6R; S . R2A, P6A. Y aquí halla­ mos un conjunto de movimientos muy diferentes en ca­ lidad que enriquecen la idea del problema.

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En este punto las blancas no deben jugar 6RID porque entonces 6. . .. P7A tablas (ejemplo: 7. TIT, R6A; 8. TIA, R6R Y las blancas no pueden evitar la repetición de ju­ gadas). Lo correcto es 6. TIRj.

De ahí puede seguir:

6. 7.

R2D

R7A

8.

R3R

R7C

9.

T2R gana

RSA

8.

TIAR

P7A

9. R3D

P7A

O bien: 6. 7.

R2D

R6A

un típico «zugzwang» u obligación del defensor a mover y, por causa de ello, perder. Estas variantes pueden apreciarse a simple vista. Pero también conviene verlas como un método típico de ! juego incluido entre las nociones de. conocimientos bá­ sicos con respecto a la coronación de peones. Puede o no ser técnico, pero la diferencia entre esta posición y las anteriores indica la dirección en que de­ bemos buscar la técnica, a saber: en las jugadas sin especulación, en el conocimiento de las funciones y re­ cursos de las piezas y peones que, una vez adquirido, salvo algunos esfuerzos de concentración, permite que la energía del jugador pueda enfrentarse con problemas más difíciles. Así aplicado, el término «técnica» ,será, al menos, útil para des,cribir algunas fases de la partida (la primera y la última) y ciertos ejemplos de error. En las páginas siguientes es posible que el lector se beneficie de ello si puede profundizar en los aspectos de

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la jugada que él conoce, pero que no aprecia en su justo valor (1). En primer lugar esta serie de ejemplos de métodos de juego está ideada para ayudar al principiante. Por esto, muchos ejemplos y análisis son elementales. Pero aún no he hallado a un buen jugador que no pueda beneficiarse de insistir en lo relativamente elemental. Claro está que también los buenos jugadores son ca­ paces, especialmente en las complicaciones del medio juego, de no ver las señales técnicas. ASÍ, el diagrama 2 muestra una posición de una par­ tida entre buenos jugadores.

(1) El lector puede haber visto el estudio de Reti con la Torre en 3TD, no en 3CR. Habiendo visto la corrección de Cheron, hallo que el original está "cocinado" (tiene una solución alternativa), este fallo Cheron lo ha eliminado diestramente. El lector puede aprender algo si coloca la Torre en 3TD e intenta 10 siguiente: 1. 2.

A4C

AXP

R mueve

3. 4.

T2Tj

R6R P7A

6..

T3Tj, gana.

R8R

8. 9.

TSCj

RXA

RIA

P6A

Si: 4. s.

RID

Si: 4. s.

6.

7.

T8T T8Rj R2D

P7A R8A R7C

10.

T8AR R2R, gana.

R8A R7C

Técnicamente (o tácticamente) resulta interesante la necesidad de llevar al Rey negro (por los movimientos 3 y 4) a la primer.a lín ea. Si, equivocadamente, 3. T8T, P6;A; 4 R2A, P7A; S. T8Rj, R6A, ; tablas. En esta variante, 4. T8 R] sena contestado con 4. ••. R7D.

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2 Juegan blancas.

Las blancas jugaron P4CR y, aunque eventualmente vencieron, habían jugado mal, ya que después de 1. . . P3CR; 2. PXP, TXT; 3. RXT, PxP; 4. AxP, D8Aj; 5. R2T, DSAj; 6. DxD, PxD, las negras tienen todos los recursos técnicos que puede emplear un Caballo entre peones. Las blancas demostraron insuficiente «técnica consciente». De haber meditado, habrían hallado un mo­ vimiento como 1. TIAR. Si 1. . .. TxP; 2. A3T (no 2. AXP, T7Tj), DIR; 3. P4CR, TST; 4. D2A! Buena táctica, pero también buena técnica. Este estudio demuestra, si no otra cosa, que los bue­ nos jugadores pueden permitirse el lujo de pensar en abrir líneas, etc. Es también una leccióp de técnica ge­ neral: «No hay que liQuidar las ventajas, a menos que se prevea un final de partida con victona segura». Un error muy sorprendente por proceder del gran Schlechter. Su jugada, según la posición del diagrama 3, sugiere que en aquel momento no se hallaba «técnica­ mente consciente», ni llegó a imaginar un procedimiento para ganar. .

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3 MarshalI-Schlechter. (San Se­ bastián, 1911.) Juegan negras.

La jugada fue: 1. ... R5R; 2. R2A, R6D; 3. R3A, P4C; 4. RiA, R5R; 5. R2R, R5A; 6. R2A, R5C; 7. R2C, P5T; 8. P3Tj, Y el juego terminó en tablas. Correcto y ganador era: 1. ... R5C; 2. RIA, R6T; 3. RIC, P5T; 4. RIT, P4C; 5. RIC, P5C; 6. RIT, P6C; 7. PXP, PXP; 8. Rle, P7C gana. El error puede ser descrito como un «faIIo de vista». También puede afirmarse que un jugador con experien­ cia técnica, incluso con sólo una parte de la poseída por Schlechter, hubiera sabido que aquel Rey y dos peones en una posición tan típica, pueden derrotar al Rey y un Peón. Con este previo conocimiento, el cálculo sería fácil. En este libro, sin intentar ninguna definición dog­ mática, he acumulado cie:i:ta cantidad de ejemplos es­ cogidos para que el lector se torne «técnicamente cons­ ciente». Muchos de los estudios son de finales de partida; no porque no haya técnica en otros momentos, sino a causa de que muchos de los métodos simples que muestran las funciones de las piezas se presentan muy depurados en los finales de partida. También me ocupo, en algunos ejemplos, del principio de partida, antes de que la ven­ taja haya cristalizado. Pero estos casos son pocos por­ que el principio de partida es excesivamente dinámico ·

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para valoraciones técnicas, ya que es posible elegir entre muchas líneas de juego equivalentes. En ninguno de los ejemplos he tratado de mostrarme exhaustivo. Respecto a los finales de partida, existen muchos manuales como Finales básicos de ajedrez, de Fine, y el inestimable y brillante conjunto de Cheron, Lehr�und Handbuch der Endspiele. Para los principios de partida, Capablanca, Euwe, Znosk�Borovski, Tarrasch, Tartakover y Nimzovitch (para nombrar unos pocos) han compuesto una magnífica colección. El nombre de Nimzovitch es particularmente impor­ tante porque este nombre comporta un peligro. La gran­ deza del· maestro consiste, claro está, en aquellos pode­ res imaginativos que le convirtieron en el príncipe im­ perial del ajedrez, incluso cuando Alekhine era su kaiser. En sus escritos teóricos, sin embargo, sobreestimó la utilidad de muchas -clasificaciones que había hecho de tipos de maniobras, tanto de ataque como de defensa. En esto siguió el grande pero :equívoco ejemplo de Lasker, que también intentó hallar una lógica matemá­ tica para el ajedrez, pero que, cuando en una ocasión le preguntaron cómo había hallado cierto movimiento victorioso, confesó: «Lo vi, esto es todo». ¿Cómo podría nadie realizar una jugada tan brillante como la de Nimzovitch en la posición que muestra el diagrama 4? (1. P3A, D X P; 2. C XD!)

4 Nirnzovitch. (Blancas.) Blancas ganan.

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Puede decirse que 1. P3A obstruye una línea de ac­ ción, o se «interfiere», y que la captura crea una «agre­ sión» en favor de las blancas. ¿Pero es que hablar de agresiones e interferencias le ayudaría a un jugador cual­ quiera a comprender lo que vio un genio del ajedrez? La crítica a Nirnzovitch y Lasker se refiere a que no siempre es una ayuda necesaria un «vocabulario». Ciertas frases como «bloqueo», «superprotección», «Rey acorra­ lado», «oposición», «Peón atrasado», «peones colgantes», «zugzwang», son útiles porque ayudan a evocar al ju­ gador importantes métodos de juego. Expresiones tales como «fuera de lugar» pueden ser o no útiles (no todas son buenas). Pero muchas otras expresiones son evi­ dentemente inútiles. Una frase como «avance restringido» no ofrece ninguna guía para la selección de un movi­ miento, como tampoco la ofrece «plena expansión», o cualquier expresión equivalente. La «codicia de ensan­ char» el Peón (un raro ejemplo de «patética apariencia engañosa» en ajedrez) no ayuda a la decisión de si hay que avanzar o no. A lo sumo estas frases describen mo­ vimientos del modo que las clasificaciones en retórica describen los efectos verbales. Pero el individuo que tie­ ne que dar una orden a otros individuos no tiene nin­ guna ayuda porque se le diga que hable en imperativo. Es la situación la que le dice cómo debe conducirse. La descripción es una auto consciencia innecesaria. En este libro, por tanto, he evitado los términos que meramente describen movimientos sin precisar ningún método de juego útil al que pueda recurrirse. Por tanto, me he concentrado en la exposición de métodos sin so­ brecargar al lector con excesiva terminología. De esto se deduce que, aun estando de acuerdo en que el ajedrez puede jugarse metódicamente, debe ne­ garse por completo que existe ningún sistema para el ajedrez. El sentido común, en gran parte, o la lógica dentro de ciertos límites, pero todo subordinado a lo que exige la posición concreta del juego. Por este motivo y también a fin de resaltar los límites de mi propósito,

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no he denominado a este libro La técnica del ajedre� sino La técnica en ajedrez. La selección de ejemplos ha sido arbitraria, casi accidental. Sólo afirmo que todos y cada uno de ellos pueden ser útiles para perfeccionar­ se, del mismo modo que la buena labor, una vez vista y estudiada, inspira a los estudiantes a realizar grandes y provechosos esfuerzos. A fin de ayudarme a mí mismo, en la elección de los ejemplos, y a modo de tentativa, he adoptado una «téc­ nica» que sirva para descubrirla, utilizando el conoci­ miento de las funciones de las piezas y sus peculiares recursos en la geometría del tablero de ajedrez, así como los métodos de explotación de los mismos. Así, la primera cosa que un jugador aprende es el poder de las piezas, según se halla establecido en las reglas del juego. Pero cuando ha aprendido esto, nece­ sita que le enseñen (a menos que posea dones geniales) ciertas cosas especiales que las piezas pueden realizar, verbigracia, la doble amenaza, la clavada, etc. Esto es técnica elemental. Menos elementales son ciertos proce­ sos para conseguir el mate, los de coronación de peo­ nes, etc. Son más avanzados, en los comienzos de juego, la importancia de abrir líneas y los ejemplos de la ex­ plotación de tales movimientos; en jugadas posteriores, la importancia de saber perder un tiempo, etc. La técnica incluye, a la vez, el simple ataque o de­ fensa de un peón o 'una pieza y la comprensión, sin esfuerzo, de que una captura inmediata no es necesaria, de que un ataque que salta, a la vista no es eficaz, o que una defensa muy clara no es la adecuada. Si yo juego 1. P4D, P4D; 2. P4AD y me hallo enterado de que 2. ... P x P no hace realmente ganar un Peón, estoy en po­ sesión de conocimientos técnicos. (También es claramen­ te visible: 2 . P X P, si quiero sost�nerlo; 3. D4Tj, C3A, .

..

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y ahorá, no inmediatamente 4. D X P, D X P, sino 4. P3R, Y el Peón negro debe caer.) Más avanzado es el siguiente conocimiento técnico: 1. P4D 2. P4AD

3. C3AD 4. ASC

P4D P3R

C3AR CD2D

¿Puedo ganar ahora un Peón ya que el Caballo está clavado? 5. PxP

PxP

6.

CXP

La respuesta está e n 6. CxC, y 7. AxD e s una ju­ gada vengada ampliamente con 7. . . ASCj. Esto es visible al buen ojo .del ajedrecista. También es algo que puede aprenderse, un factor útil de conoci­ miento, una parte del equipo propio personal, en suma: técnica. La técnica puede describirse epigramáticamente como aquello en que no hay necesidad de meditar. Lo mismo que el buen pianista no tiene necesidad de ir buscando las teclas, el buen jugador de ajedrez no debe preocu­ parse por las claras situaciones de la captura y la re­ captura; el Peón avanza, el Rey se mueve, etc. A este respecto es conveniente tener en' cuenta el factor «distancia». Un movimiento puede ser «técnico» en el momento en que se lleva a cabo. Sin embargo, para el jugador que lo mira al final de una· situación, puede llevar envuelto un esfuerzo imaginativo, puede ser una «idea». Es interesante la siguiente posición (diagrama 5). ...

.

18

5 J'ieplov-Ba1kin. (Moscú, 1959.)

Las negras han jugado:. 15.

CSA

oo,

De donde sigue: 16.

17.

DXP

D3R

Como se verá, esto es Lo correcto es:

un

DSA

fallo.

17.

AxC

AXC

19.

TXD

18.

DXA

DxD

20.

ASD ganando

19.

RIT

Las negras toman ventaja

17. DSA

AXC

18.

C6Tj

TDID

PXA

si: DXC!

Este movimiento 19, a corta distancia, puede ser lla­ mado «un movimiento técnico». A cierta distancia es una «idea hábil». Una ilustración más sencilla se obtiene de una partida entre el autor (blancas) y R. J. Broadbent: 8, 6pl, 16, 2par3,

ASPl, tP3PIP, 1Rl T4 19

Esta posición es, incidentalmente, de interés técnico, porque la situación de la Torre negrél es el resultado de la indirecta conservación de un Peón. Las blancas habían jugado AxP7T, y las negras, con TIT, reconquis­ taron un Peón en 7TD. Pero más tarde, ASA logró que aquella Torre quedara acorralada. Sin embargo, lo sobresaliente del presente caso es la jugada que tuvo lugar, a partir de la posición en Forsyth, anotada anteriormente:

37.

38.

TxA

36. TxAj

PxT

R6A

RxT

Esto amenaza ganar por medio de R7D) y debe ser contrarrestada por 39. RIA (que gana). Este RIA es «técnico», aunque hub-iera debido ser visto por adelan­ tado, en conjunción con la amenaza de las negras, cuan­ do las blancas movieron para atacar a la Torre negra. Esta clase de captura es de «idea», aunque también sea una manifestación de «técnica latente»: un cono­ cimiento de los recursos de las piezas. Si este conoci­ miento está, por así decirlo, despierto, la tarea de ver las líneas de juego es fácil, y los errores poco probables. Sin embargo, el hecho de frecuentes equivocaciones, demuestra que la técnica del jugador no siempre se halla en acción, o que no siempre es la adecuada. A continua­ ción cito unos cuantos ejemplos. En el primer match para el campeonato mundial entre· Botvinnik y. Tal, la posición del diagrama 6 se planteó después que Tal había jugado 25. C5T. En esta posición hay muchos asuntos técnicos de los que nadie podía estar mejor enterado que el propio Botvinnik. La presión en la columna de Dama es intensa; el Caballo negro en 3AR está ligado con el Rey a la defensa de ID. Puede obtenerse cierto alivio a esta presión si el Caballo de 5T se cambia por el de 6A. Para evitar esto, Botvinnik jugó 25 . ... A3C. Al hacerlo cometió un funesto error. Había pasado por alto

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una maniobra elemental que es casi tan familiar corno técnica: 26. TxCj, CXT; 27. TxCj, RxT; 28. C6Aj, R3D; 29. CxT. y las blancas han ganado dos piezas menores por una Torre. . La continuación no dej a de tener cierto interés téc­ nico: 29 . . T4AD; 30. C6T, P3A; 31. C4C, AXP; 32. CXPA, AxA. .

.

6 Tal-Botvinnik.

Ahora un mal jugador podría jugar 33. C4Rj, R4D; 34. CxT, esperando :R.xC, tras lo cual recapturaría el Alfil. Pero esto e� imposible por el «zwischenzug» (o «ju­ gada intermedia»), 34. . . . A5Aj, con el resultado de que las negras han recuperado ahora las dos piezas menores por una Torre. Estas cosas las ven los buenos jugadores, y las pasan por alto los inferiores (o agotados). El conocimiento de las posibilidades de este tipo forma parte de la técnica. El jugador técnicamente bien equipado sabe dónde mirar y qué cIase de variantes debe buscar. Cuando juega técnicamente está, en cierto sentido, confiando más en su experiencia que en el intelecto; está ejerciendo su sistema habitual, no su visión. Esta

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confianza puede ser mal empleada, a menos que su sis­ tema habitual sea maravilloso. Así, en una exhibición de simultáneas en la BBC, el excelente jugador Gligoric, jugando con las negras contra un fuerte aficionado inglés, Littlewood, efectuó el movi­ miento técnicamente normal e incurrió en una seria desventaja.

7 Littlewood-Gligoric. (De unas simultáneasJ enero, 1960.) Jue­ gan blancas.

En la posición del diagrama 7, las blancas jugaron n. PsR, PXP; 12. PXP, y las negras, que de haber me­ ditado la jugada habrían movido CsR, efectuaron el movimiento que parecía más normal, 12. ... C4D, que fue contrarrestado con el más eficaz: 13. CsAR, amenazando con apoderarse del valioso y útil Alfil. Luego siguieron:

13. ... P x C; 14. A x C, T2T; 15. A3R, T2D; 16. C6C, T2A; y las blancas ya habían conseguido una espléndida ini­ ciativa y ciertos avances estratégicos para la consecu­ ción de la victoria. (Un error posterior de las blancas

redujo la partida a tablas.) Otro modo de mirar la po­ sición es afirmar que «técnicamente» la casilla sAR era débil, o que el P3R estab� llamado a ejercer una doble función. Esta clase de razonamiento es un avance en la

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noción de técnica; y tales cosas son posibilidades tácticas que deben ser visualizadas con los ojos de la mente (1). La finalidad de la técnica es que una labor sea más fácil. El conocimiento de los métodos elementales y la estrategia básica, ahorran mucho trabajo a un jugador durante el largo proceso de movimientos. Dejémosle saber al contrario lo que técnicamente es bueno y malo; sepamos nosotros lo que técnicamente es posible y lo que es imposible. Tales cosas resultan particularmente importantes cuando se está realizando la transición hacia el final de partida. Desde un nivel muy elevado,' aquí vemos a Tal reali­ zando una maniobra que técnicamente puede tacharse de mala, porque cambia una pieza que sería muy po­ derosa en el final de' partida, por una pieza que resulta tácticamente molesta en el medio juego (diagrama 8).

8 Botvinnik-Tal. (Campeonato del mundo, 1960.1

'(1) Puede interesarle al lector comparar este diagrama con el número 168 de la pág. 252, que muestra una posición extraída de una partida jugada por el autor contra un gran maestro (en la moda­ lidad de partidas simultáneas), que también pasó por alto la debilidad de una casilla libre. Psicológicamente, las casillas sin piezas ni peones son más difíciles de atender que las ocupadas. Es necesario que todos los jugadores tengan esto bien presente. La n�ción es, tal vez, exce­ sivamente vaga para poder ser llamada técruca.

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La jugada es de gran interés: 42.

C5A T5Aj TxP R3D T5Dj 44. C x P TxP 45. R2R 46. C4R (amenazando un doble) 43.

46. RIT 47. C6A (amenazando mate) T7Dj 47. TID 48. R3A 49. T6C P5TD

(Este es el error técnico, era mejor preservar el Alfil. Este es un ejemplo del «momento crítico» en un final de partida, o en la transición hacia el final; el instante en que el jugador debe saber los métodos de ganar y saber el material necesario para lograr la victoria, a pe­ sar de los recursos del contrario.) 50. 51. 52. 53.

T x Aj T7Tj TxPC R2C

R2C RxC T6Dj T6CD

54. T1TD 55. P7C 56. T x P

P6T R4A TxP

y e l final de partida n o puede ser ganado por las negras. El ejemplo anterior demuestra, entre otras cosas, la variedad de situaciones en que los métodos específicos o los principios pueden ser utilizados. Quien haya pro­ gresado en cierto grado comprenderá que la técnica (sea cual fuere) no tiene fin. Para el que busca ejemplos, el problema es de selección entre las ingentes cantidades de situaciones que existen en el ajedrez. La literatura ajedrecista -nueva o antigua- ofrece una enorme gama de ejemplos en los que cada clase de jugador de ajedrez puede hallar ayuda apropiada para sus necesidades. Mu­ chos de los ejemplos son fáciles, algunos sumamente difíciles, y otros fáciles y difíciles a la vez. Hay movi­ mientos que fueron «ideas» y ahora son técnica; éstos resultan muy ilustrativos. Pero a cualquier clase de ju24

gador, todos los ejemplos le resultan útiles. Ofrezco la siguiente confirmación de la tesis: 16, 4p3, 4p3, 4P3, 4Tpr1, 2RS, 8. Este estudio de Pecko­ ver muestra una aparente derrota. Cuando juega la Torre blanca, la técnica indica que las blancas deben carecer de defensa, pero aquel que ha visto finales, observa: 1. T3D, R7C; 2. T2Dj, P7A; 3. R3D, R8C; 4. T1Dj, P8A {=D)j; 5. R3R!, R7C!; 6. TXD, RXT; 7. R3A Y tablas. Esto demuestra, con tanta claridad como el estudio de Reti del principio, la diferencia entre técnica e idea. También demuestra cómo las ideas, si están bien asi­ miladas, pueden ampliar la técnica. En conclusión, yo repetiría que (en razÓn de la ri­ queza del ajedrez) no existe un cuerpo unificado de doctrina al que pueda llamársele técnica de aj edrez. y no hay función de unidad que pueda hacer que la selección de ejemplos no sea arbitraria. De acuerdo con esto, con cualquier planteamiento que se intente, el re­ sultado sólo puede ser una agregación de puntos técni­ cos. Cualquiera que emprenda una búsqueda de ejem­ plos, debe tratar de adquirir el mayor número posible de detalles. Cuanto mejor es la visión en el ajedrez, tanto menos necesario es el aprendizaje. Pero la adqui­ sición . de ideas es una experiencia valiosa en todas las posiciones y fases del ajedrez, porque en ese juego ob­ servamos el milagro de la experiencia intelectual con la que, gracias a la enseñanza de cosas antiguas, los inteligentes hallarán inspiración para encontrar ideas propias.

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2 ALCANCE Y EMPLEO DE LA TECNICA: EJEMPLOS DE METODO

La mayoría de lectores deben conocer a monsieur Jourdain de Moliere (personaje protagonista de El bur­ gués gentilhombre, una de las más célebres obras del genio francés), el cual, cuando el profesor le empieza a enseñar lo que es prosa, descubre que sin saberlo toda su vida había estado hablando en prosa. De manera semejante muchos jugadores de ajedrez han estado em­ pleando toda su vida la técnica, sin enterarse del pro­ ceso. Pero no es éste el final del paralelismo. LO mismo que la prosa (la buena técnica del lenguaj e) es recono­ cible pero indefinible, también lo son las técnicas de muchas artes y ciencias, entre ellas el ajedrez. ¿ Quién puedé aislar en el discurso de un orador sus ideas, sus sentimientos, su método? ¿Es su radiante claridad un rasgo de la idea que expone, que crea? ¿O es el efecto de algún truco especial que él (consciente o inconscientemente) emplea? Lord Macaulay, uno de los grandes prosistas de todos los tiempos, afirmó que los gramáticos y los retóricos derivan sus reglas de las gran­ des realizaciones, y que nadie puede criticar que éstas sean ejemplos de la aplicación de las reglas. Algo parecido puede decirse de las estupendas conse­ cuciones logradas· por jugadores como Capablanca o Ru­ binstein. Aquí no hay aplicación de la técnica, sino un 29

manantial de técnica. En este análisis radica la refuta­ dón de la afirmación sugerida (más que definitivamente formulada) por Emanuel Lasker, de que los excelentes movimientos combinados pueden deducirse de las reglas. Este tema queda ilustrado en el texto. Aquí bastaría de­ cir que pueden formularse afirmaciones más modestas con respecto a la técnica ajedrecística. En ajedrez no hay fórmulas que correspondan a los cálculos, mediante los cuales los jugadores de .damas saben si un movimiento dado será o no el último ( 1 ). A un nivel más bajo, en los juegos de cartas y en los crucigramas, por ejemplo, se discierne el equipo técnico con suma facilidad. El crucigramista, por ejem­ plo, cuando ve la expresión «número romano elevado», ya sabe que tiene que poner uÍla M o una D. Los juga­ dores de póquer conocen de memoria todas las técnicas del descarte, el engaño o farol, el envite, etc., y lo hacen casi automáticamente. En las actividades que involucran al cuerpo -el atletismo y los aspectos manuales de mú­ sica-, se aprenden y enseñan trucos. Pero donde la esen­ cia de la actividad es el juego de las ideas, no puede hacerse fácilmente la distinción entre la intuición del dentífico o el artista y los auxilios que facilitan su tarea. Sin embargo, en todas las actividades mentales pue­ den discernirse ciertas reglas. En el caso' del ajedrez, la dificultad estriba en discernir las reglas que, a la vez, son adicionales a las leyes básicas del j uego, y distin­ guirlas de las ideas en la partida. Para el jugador medio de ajedrez, incluso para cualquier ajedrecista, que con­ sidera dicho juego como algo más que un juego de suer­ te, el esfuerzo y el proceso, es el de la «visión». Dados los poderes formales de las piezas, se trata de ver lo (1) Son interesantes aquellos juegos en que el jugador tiene que capturar el último, o evitar la última captura. El uso �e la n�era­ ción binaria soluciona el problema. (Ver Northrop: Rzddles m Ma­ thematics, para· el análisis de la cuestión.) 30

que puede conseguirse con ellas. Uno empieza a discutir consigo mismo (ya que el único contrario en el ajedrez es uno mismo) respecto a los efectos de los movimientos, la intención, la amenaza, la refutación de ésta, la réplica a dicha refutación, otros abordamientos de la cuestión, y así siguiendo. A las actividades operativas que durante el juego s,e van desarrollando con tales series de corisecuencias y con todas las variaciones per­ ceptibles, se les aplica el término de tácticas. Pero fre­ cuentemente el tablero resulta excesivamente opaco, la posición insuficientemente translúcida, para análisis cla­ ramente decisivos, o para operacíones definitivamente eficaces. Por esto otros aspectos de la mente emprenden' el control. A este planteamiento del futuro de la partida -los pensamientos que dominan cuando no hay que pensar en nada más- le damos el nombre de estrategia. Cabe preguntar si estas dos funciones no agotan la ac­ tividad del ajedrez. ¿Queda sitio para lo que se llama técnica? Quizá. Sin embargo, los buenos jugadores era­ plean ese término con frecuencia. En Bad Gastein, en 1948, el excelente maestro que es Canal describió su error, en la posición del diagrama 9, como un «error técnico», porque 10 había hecho acorralándose. No todos los maestros estarían de acuerdo en que el movimiento de Lundin,' que se aprovechó del error de Canal, fue mera o esencialmente técnico. Del mismo torneo, una posibilidad que le ocurrió al autor y que posee rasgos técnicos, fue descrita (por el mismo Canal) como esencialmente táctica (diagrama 10). Conocida es una posición (diagrama 1 1 ) en que el fuerte jugador israelí Persitz' liberó a un Caballo eli· minando, con amenazas, la pieza mayor contra la cual la menor estaba clavada (1).

(1) Aquí hay una idea similar en el comienzo de la partida (de un gambito de Dama aceptado): 1. P4D, P4D; 2. P4AD, P3AD; 3. C3AD, C3AR; 4. C3AR, PxP; 5. P3CR, A4A; 6. A2e, .P3R;

31

I

9 Detalle técnico: Lundin-Canal. (Bad Gastein, 1948.) Negras juegan: 15. ...TIR, permitiendo 16. D4A, creando clavada. Lo correcto es 15 . .CiD. .

.

Estos movimientos pueden ser descritos como ejem­ plos de «zwischenzug» -jugada intermedia-, pero ésta es solamente una descripción estética. Este tipo de mo-

10 ¿Detalle táctico o técnico? Las negras pueden desclavarse con I. . TDIR. Si 2. pXP, DXP, 3. D X D TXD; 4. P7A, TIA, 5. TID, RIAI ..

,

7. 0-0, CD2D ; 8. ASC, P3TR; 9. AXC, CXA; 10. CSR, D2A; 1 1. D4T, C2D; 12. CxPAD. P4CD, las blancas tienen Esto es posible porque si: 1 2. • ••

(entre otras elecciones) 13. DST. Comparar asimismo la posición: 4tr2, 6c1, 3p4, 8, 4C3, 8, 2TR9, 8. Las blancas pueden jugar: 1. CXP, porque en respuesta a TID, hay 2. T8A, enfrentándose una clavada con una contrac1avada.

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11 Liberación de una clavada. (Tel-Aviv. Persitz - Czemiak. 1956.) 22. D2A. TIAD, 23. CXA, DXC; 24. D3D, DXD" 2 5. TxD. CXC¡ 26. AXC, P5D¡ 27. 14,4 (:on iSuperiori dad.

..

vimiento es considerado usualmente cOmo una variante en una línea táctica de juego. Tales ocasiones son frecuentes. La· forma sencilla se presenta cuando se necesita demorar una recaptura, a fin de paralizar al contrario o salvaguardarse. uno mismo. No obstante, sin afirmar ni negar la terminología de Canal, lo menciono a fin de demostrar las dificultades semánticas. No se causa ningún mal si, en busca de técnicas, el estudiante disfruta de la consideración de al­ gunas ideas tácticas hábiles. El siguiente diagrama muestra la dificultad de dis­ tinguir entre técnica y estrategia (diagrama 12).

12 o estrategia? Con 5. P4D (replicado con P3R), las bl ancas han preparado el ata­ gue a la diagon81 con 6. r4Al

¿Técnica

33

Los movimientos de apertura fueron: 1. 2.

3.

C3AR P3CR A2C

P4D A4A P4A

4. O-O 5. P4D 6. P4A

C3AD P3R

El tercer movimiento de las negras es sumamente ambicioso y muestra un fallo en apreciar la debilidad de su diagonal. Los movimientos quinto y sexto de las blan­ cas son técnicamente perfectos, y buenos táctica y es­ tratégicamente. Expresan una apreciación del exacto mé­ todo de trabajo contra un centro débil. P4D clava el Peón de Dama, lo bloquea y P4AD ataca directamente la diagonal. Revertiendo la cuestión de cómo distinguir la técnica de la. táctica y la estrategia, sugeriría que es algo aná­ logo a la sintaxis en el lenguaje o a la manera de tra­ bajar con las escalas en la música, es decir, buscando aquellos factores que ahorran concentración, como el empleo de palabras familiares ahorra el trabajo de pensar. En el ajedrez también existe la economía mental. Hay cierto propósito en el método, que envuelve menos me­ ditación que el planteamiento de una jugada particular, y menos esfuerzo que la percepción de un proceso tác­ tico. Este método no es una regla, sino una agregación de fragmentos de conocimiento y bagaje, y la habilidad con las piezas en la ejecución de los procesos específicos. Incluidos en el equipo hay ciertos postulados deri­ vados de la experiencia general: «capturar los peones hacia el centro», «desarrollo hacia el centro», «no mover la misma pieza o Peón dos veces antes de que el desarro­ llo esté completo». (Este es un excelente consejo, aunque se halle sujeto a grandes consideraciones de orden es­ tratégico.) «Sacar los caballos antes que los alfiles». (El Alfil ya «juega» antes del desarrollo. ) También «po­ ner vuestra Torre en la línea de su Dama, sin tener en cuenta las demás piezas que intervengan». Esta es-

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pecie de aleluyas dan cierta experiencia. Como decisión o estratégica puede ser una equivocación, ya que puede ponerse a la Torre bajo una agresión enmascarada, o puede colocársela donde tenga menor campo de acción que en otro sitio. Un error bastante frecuente es el si­ guiente:

Con TIR se clava a un Caballo (en SR contra una Dama en 7R). Pero con C6Aj se pierde calidad. Pero saber todas las ventajas que puede existir en la clavada de las piezas menores, incluso remotamente, contra la Dama, es (por lo que tiene de valioso) parte de 'la téc­ nica. Pueden mencionarse otros postulados empíricos: «no clavar al Cabillo de Rey del contrario antes de que haya enrocado por el lado del Rey». Esto tampoco debe ser considerado un principio dogmático. En una posición específica, la clavada puede ser muy buena, incluso si no se ha producido el enroque. (En algunas aperturas, verbigracia, la Caro Kahn, ésta es la solución de las negras al problema de desarrollar el Alfil de Dama.) Por otra parte, el movimiento puede ser erróneo, aunque el contrario haya enrocado. Otro dicterio es: «no perse­ guir los peones del flanco de Dama, especialmente con ésta». (La idea es que una pieza importante no se aleje demasiado del centro o del flanco de acción del Rey.) Existen numerosos ejemplos de la propiedad o impro­ piedad' de esta proposición. También el difunto F. D. Ya­ tes, gran valor del ajedrez británico, solía describir P4AR como «un movimiento que siempre se hace demasiado pronto». Pero esto no le impedía efectuarlo muy a me­ nudo. lA veces también lo jugaba demasiado pronto para su contrario! Pueden multiplicarse las máximas. Steinitz decía: «Convertid a vuestro Rey en una pieza de lucha» y «muy a menudo los movimientos del Rey hacia el centro son esenciales». Un pensamiento peligroso jaque, puede ser mate».

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es: «no dejéis escapar un

Lo anterior es valioso, aunque también resulta pru­ dente reservar los jaques. El diagrama 13 muestra una posición desde la cual Bobby Fischer no logró derrotar a Tal, precisamente por haber dado jaque prematura­ mente.

13 Fischer-Tal.

(Del

torneo de

candidatos, 1959.) Las blancas efectúan su movimiento 22.

Después de 1. D6Aj, T2D, las negras pudieron orga­ nizar su defensa. En cambio, 1. TDIR (clavando una Torre) gana. Si en respuesta:' 1. .. RID; 2. D6AD, y ahora T2D no puede jugarse a causa del movimiento T x P. Con lo que se demuestra que muchas máximas son exactas hasta cierto punto. Retazos de conocimiento como los mencionados an­ teriormente pueden ser muy útiles, conjuntamente con un perfecto conocimiento de las funciones de las distin­ tas piezas; tampoco un conjunto de máximas sirve para nada a menos que vaya acompañado de la habilidad. Las máximas son el producto de una vaga actividad a la que los jugadores denominan criterio; o sea, cierta apre­ ciación de las tensiones de una posición, un sentido de equilibrio, la sensación del ritmo. Pero ésta no es una técnica descriptible. No obstante, un jugador con buen criterio puede, a veces, formular útiles consejos de téc­ nica general. .

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En esta categoría yo incluiría una parte de prudencia que muchos novatos no aprecian en su debido valor: cambiando una pieza, abandonan casillas que pasan al indiscutible control del contrario. Así, si las casillas negras de vuestro bando están libres en 4D, 3R, 2AR, etc., y un Alfil, Dama o Caballo del contrario pueden con­ trolarlas, entonces resulta claro que no es deseable des­ prenderse de vuestra pieza semejante (el Alfil situado en las casillas negras), puesto que podría ser moVilizado para actuar. en dichas casillas. Esto puede ser más un punto de estrategia que de técnica. Pero es valioso como un aspecto de la valoración general que debe hacerse cuando se 'considera el cambio de piezas. Con la expe­ riencia debe desarrollarse ·el conocimiento de qué piezas 'son más útiles en las configuraciones de peones. No puede espeárrse obtener mucho consejo en forma de reglas. En la misma categoría puede mencionarse Id inope­ rante 4ue resulta terier una columna abierta (las colum­ nas de las. torres son frecuentes ejemplos) que el oponen­ te puede controlar con su Torre, pero que vosotros no podéis controlar con la vuestra porque su Alfil cubre la casilla en la base. Esto puede ocurrir a partir del desarrollo en fianchetto, después de haber cambiado un Alfil por' un Caballo. Existen muchas lecciones semejantes. Al estudiante hay que aconsejarle que piense en 'la técnica como en un conjunto de métodos a aplicar a pro­ blemas prácticos que son frecuentes en el juego: mé­ todos de manejo de piezas individuales, o grupos de piezas, para propósitos que siempre son los mismos, y van desde la defensa de una pieza atacada hasta la explotación de pequeñas ventajas en los finales de par­ tida. Además, muchos procesos tácticos pueden ser des­ compuestos en series de procesos técnicos elementales. Esto no quiere decir que el equipo técnico ofrezca mu­ cha habilidad en el juego táctico. Los factores de con-

37

centración y habilidad para ver algunos movimientos venideros no pueden ser enseñados. Pero cierta dosis de habilidad, el conocimiento de las clavadas, etc., dará al jugador cierta ventaja en el aspecto táctico. El diagrama 14 sirve para ilustrar lo antedicho. La posición se presentó en una competición juvenil. (La vir­ tud del ajedrez es que sus bellezas no se hallan ence­ rradas en los enclaves de los todopoderosos.) Las negras se hallan en una dificultad tan enorme como la que podrían hallar en un campeonato mundial. Su mejor movimiento es probablemente TID, tras lo cual P4CD les molestaría. Sin embargo, jugaron 1. . CIR, y las blancas replicaron 2. T6Rj, obligando a R2D. Ahora, las blancas pueden efectuar unos movimientos que acla­ rarían la partida a cualquiera que estuviera en posesión de una ligera experiencia en el manejo de las piezas: ..

3. T6A forzando 4. T6T forzando

TIA TIT

s.

A6C

tomando ventaja de la clavada y ganando un Peón. Muy poco más que algo de técnica elemental era preciso para apoderarse de esta pieza. Pero las nubes del porvenir oscurecieron el buen juicio de las blancas, que jugaron 3. R2A, permitiendo C3D, y cierta defensa. Las negras se hallan todavía bajo gran presión y el diagrama resulta extremadamente útil como ilustración de lo que yo llamo «penetración». Esta palabra no es de uso general como término técnico en el ajedrez, pero describe lo que ocurre cuando, mediante una cuña de peones o establecimiento de piezas, un jugador está ope­ rando· agresivamente dentro del terreno que debería ser espacio utilizable para su contrario.

38

14

No todas las penetraciones resultan fatales. Pueden paralizar sin matar. Y la víctima, por tanto, puede re­ cuperarse. Sin embargo, debe siempre tenerse esta no­ ción bien presente en la mente, y un jugador debe ser lo bastante prudent-e para preguntarse de vez en cuando: «¿Dónde puede penetrar mi adversario?» Por ejemplo, uno debe preguntarse: «En ciertas. circunstancias, ¿pue­ de establecer las torres o los caballos en mi campo de juego, o puede, con su control de las líneas (columnas, filas y diagonales) limitar mis movimientos sin amenazas y demostraciones de fuerza?))· Esto es aún más importante en razón de que, en cada apertura, un jugador que trate de desarrollar sus propias fuerzas siempre deja alguna fila abierta al ad­ versario. Si, por ejemplo, avanza sus peones a 4R y 4AD, ofrece una buena casilla para un Caballo en la 5D de su contrario. Esto sólo puede ser grave si no hay compen­ sación por el dominio u ocupación de tal casilla. Cuando se obtienen tales ventajas, suele conseguirse la victoria jugando de una forma que puede ser llamada técnicá, verbigraci a el obvio avance de peones. Pero como ya vimos en el ejemplo, también se necesita una visión rápida, lo que hace difícil la clasificación de este proceso. Entonces se dice que la técnica puede enseñar ,

39

tácticas muy elementales, pero no todo aquel a quien se le enseña la función de cada pieza (función o funcio­ nes que son distintas de sus normales poderes ) aprende la habilidad para explotar el conocimiento de las mismas. La técnica es �saber cómo obrar» en los diversos gra­

dos de ·dificultad. Cite mos un ejemplo muy elemental. El 'aprendiz sabe cómo se mueve el Rey y la Torre, y conoCe el significado del mate. Pero, ¿Pllede fonar mate con un Rey y una Torre contra un Rey solo? Dejemos que el ·aprendiz coloque el R.ey negFo en la casilla SR de las blancas (su propia casilla IR), el Rey blanco en 6R, la Torre blanca en IR. El métodb es: 1. TIAD. Si las negras jue­ gan lUD, entonces 2. T2AD3 (6 3, 4, 5, 6). El Rey negro debe volver a IR, y 3. T81\. es mate. Esta maniobra ele­ mental es un ejemplo del principio de «zugzwang», que es una peculiaridad que se 'presenta especialmente en los finales. de partida. Esto es un simple proceso táctico, pero en la práctica esta parte de método se convierte en una parte del conocimiento personal del moviIniento de .las piezas, en parte de un conocimiento' de ,sus funcio­ nes, además de sus poderes formales. El jugador cuyo conocimiento del movimiento de la Torre es adecuado para el proceso de mate antes descrito, será capaz de forzar al Rey contrario desde cualquier hilera hacia la posterior, mediante la repetición del proceso «zugzwang». Ya no tendrá, al evaluar cualquier posición, ninguna duda sobre el resultado de la partida si ésta se reduce al final a un Rey y una Torre contra un Re y. En cierta extensión ha adquirido técnica. También forman parte de la técnica procesos tales como el laborioso (aunque no difícil) mate con Alfil y Caballo, y el hecho de que dos caballos no pueden forzar el mate (1).- Los diferentes grados de dificultad (1) La "técnica" de Rey, al Rey a ir a W1 rincón controlado por el Alfil. Si presente, el proceso res ulta fácil. 40

se

tiene esto bien

vienen ilustrados por el hecho de que dos caballos pue­ den forza':" el mate en algunas situaciones en que el de­ fensor posee un Peón. Este proceso, llevado a cabo (aun­ que no inventado) por Troitzki, puede ser llamado téc­ nico; pero para la mayoría de los jugadores requiere toda la concentración . del · difícil juego táctico. La técnica entonces se halla caracterizada por la ma­ yor o menor dificultad. En un, nivel menos elevado hemos visto procesos elementales de mate. Pero aunque todas las pérdidas sean mates «de noción» (de la misma forma que todas las muertes son un fallo del corazón), la ma­ yoría de las partidas perdidas terminan antes del mate; particularmente muchas en que la ventaj a de un Peón se transforma en una Dama. Aquí, en el proceso de coro­ nar y defenderse contra la coronación, existe gran can­ tidad de técnica, poco difícil pero muy importante. Se trata de la apreciación de la oposición, de las limitaciones de los alfiles de distinto color, y de partes de conoci­ miento como que dos peones en sexta púeden derrotar a una Torre, y (como ya veremos más adelante) que hay excepciones a esto. De modo similar, el extraño poder de un Peón de Alfil para contrarrestar a una Dama. También puede inc1uime en esta categoría la re­ gla del Rey dentro del cuadrado (me siento inclinado a mostrarme de acuerdo con mi llorado amigo y discí­ pulo Gordon Crown, en que nadie confía en esto: «se ve» si el Rey está o no situado dentro del cuadrado). Más importante que una regla 'abstracta como ésta son los estudios sobre las capacidades de las piezas menores (y mayores) para contender con los peones que están logrando la coronación. . Muchos de estos procesos son fáciles, y algunos difí­ ciles. A veces, una brillante idea (como la de Reti, dia­ gramada con el núm. 52), una vez estudiada y compren­ dida, se convierte en parte de la técnica. Pocas de tales ideas son tan difíCiles como el jugar un Rey y dos caba­ llos contra un Rey y un Peón, y pueden ser aprendidas con facilidad. Por otra parte ahorran trabajo.

41

Muy interesante es una posición lograda por Bot­ vinnik en una exhibición de simultáneas, en la que apre­ ció la necesidad de una «ocupación de banda» totalmen­ te desusada (diagrama 15).

15 Botvinnik. (De unas simultá­ neas jugadas en Moscú, 1945.) Las blancas juegan y ganan.

En el momento de la partida pensó que con la mejor defensa las negras harían tablas. Y así · después de:

1. P4C 2. R x PC 3. P5T 4. R3C

P xP

R5R P4Aj R6R

5.

P6T

6.

R2C

7. P7T

P5Aj R7R P6Aj

vio que las negras coronan al mismo tiempo que las blancas. Luego se dio cuenta de que en el movimiento 4 no necesitaba jugar su Rey a 3C, sino que podía jugarlo a 3T. Si el Peón negro avanza puede detenerlo cuando llega a 7A medié!.Dte R2C. Si las negras mueven su Rey, el Peón blanco gana la carrera de la coronación porque las blancas emplean un movimiento menos con su Rey que en la variante antes presentada. Una vez aprendido este punto y esta maniobra, se convierte en parte del aprendizaje, en parte de técnica, en parte del latente poder del jugador de emplear sus piezas. .

42

En el diagrama 16 se presenta una simple ilustración del tema.

16 Las blancas juegan y ganan.

Aquí, obviamente, la carrera de un simple Peón no hace ganar. Pero las blancas pueden lograr que la ca­ rrera sea victoriosa por medio de la maniobra: 1. R2A

R7T

(de otro modo R3C pone al Rey negro fuera de acción de su Peón) .. 2. R3A

3.

R6T

R4A

RST

Ahora, 4. P4A, P4Cj; y 5. no R3A, sino el movimiento tipo Botvinnik: R3R. Ahora resulta evidente que el avance del Peón se de­ ' tendrá en 7C cuando las blancas jueguen R2A. Además, R2A seguida de R1C es una amenaza inmediata. Por tanto: 5. 6. 7.

P5A P6A

8.

R6T P5C P6C

9.

43

P7C P7A P8A=Dj Y gana

El lector puede deducir por sí mismo que este método sería válido si el Peón blanco del diagrama estuviese en 2CD, pero no estando en 2TD, 2D o 2R. Así, las ideas se absorben y se convierten en «méto­ do». No hay límite para la dificultad de los procesos que pueden convertirse en técnicos y que, al ser absor­ bidos, resultan más fáciles. Tal vez la esencia del «pro­ cedimiento técnico» -distinto de la destreza en la téc­ nica general (que es realmente un criterio adquirido por la experiencia)- sea su facilidad de enseñanza. Y mu­ chos puntos de "la técnica son suficientemente difíciles para ver «a la luz de su naturaleza» que justifican su enseñanza. Así, el jugador con Rey y Torre contra · Rey, Torre y . Peón de Torre en el siguiente diagrama (núme­ ro 17), puede requerir la enseñanza de cuál es la mejor casilla para su Rey; lejos del Peón o muy cerca de él, pero no en las casillas de en medio. (Así, si, en la posi­ ción del diagrama, el Rey blanco estuviese ea SCR y el peón negro en su casilla STD, el blanco debería pasar a 2CR para hallarse a salvo.) Lo esencial es que si el Rey se halla en, digamos, 2AR cuando el Peón negro está en su casilla 7TD, las negras ganarán con T8T: si T X P, T7Tj gana la Torre.

17 Las blancas juegan y entablan. 1. R2C. No 1. R2A (o R2R), T8T I 2. TxP, J7Jj, y ganarían las negras.

44

De esta categoría hay muchos estudios que muestran duelos entre las piezas, e specialmente son interesantes aquellos en que se produce la coronación de un Peón o la frustración de tal coronación. Algunos de tales métodos se demuestran en jugadas maestras o por análisis y forman parte del stock técnico. A modo de contraste, hay ideas que son difíciles, y no forman parte del conocimiento ordinario, aunque sirven para inspirar otras ideas. Muchas grandes composiciones de finales de partida no tienen nada que ver con la técnica a causa de sus individmilismos y dificultades. ' Sobre este principio hay que ser circunspecto en aplicar el término técnica a todo lo excesivamente difícil. Cuan­ do Alekhine salvó una partida contra Reshevsky en un final de torres, teniendo él dos peones separados de su Rey, los comentaristas dijeron: -Mit einer grossartigen technik gespielt (diagra­ ma 18) ( 1 ).

18 Reshevsky Alekhine. CAvro, 1938.) Las negras efectúan su movimiento 42. -

(1)

Del alemán:

Jugado

con

una técnica magistral. (N.

45

del

T.)

Pero yo más bien afirmaría que halló los recursos gracias a su gran visión. El juego es de sumo interés:

42. 43.

R3A 44. RlA Y

T7T T6Tj T6D

45. 46.

TxP P5D

P5T

El blanco pudo haber jugado mejor con 46. T5TD movilizar los peones del flanco de Rey.

46. 47. T7Tj 48. T7T

49. T5T SO. R3A 51. RlR

P6T R3A R4R

T7Dj T6Dj

Es mejor R4C. Si entonces T7D; 52. P3C gana. 51.

•••

52.

T6CD

RlA

(P4T parece mejor, pero las negras con la Torre y Peón en séptima y capaces de atacar a los peones enemigos por detrás, podrían contrarrestar la maniobra.) 52. 53. R3C 54. R4T

55. 56.

T7Cj T6Cj T7C

R3T P6Dj

P7T

(Las blancas juzgaron que en la presente posición no podían hacer nada con los peones del flanco de Rey. Si, por ejemplo, 56. P4C, R5A; 57. P6D, T7D, Y las blancas están en «zugzwang».)

56.

• ••

RxP

57. P4C

R3A!

Las negras juegan muy diestramente llevando su Rey en ayuda del PTD.

58. 59.

R3C T8T

R3C R4C

60.

46

P3i.

(No 60. P4T, T6Cj; 61. R4A, T5Cj; 62. RSC, T5T! victoria para las negras.) 60.

...

61.

RSC

R4A

T7AD!

y ahora la amenaza de acorralar a la Torre se ha superado. Las · blancas no pueden sacrificar con T X P porque sus peones se hallan poco adelantados. 62. T8Cj

63.

R6A

T8TD

RSC tablas

En este final hay más que técnica, hay «visión in­ terior». Cheron señala que de haber situado las blancas su Rey en 4TR con los peones en 4CR y 3TR, podían haber obtenido una posición similar a la ganada por Tarrasch contra Tchigorin, en 1893. En otras palabras, «la enseñanza» podía haberle ayudado a Reshevsky a ganar. De manera similar, muchas jugadas llevadas a cabo con fuerzas elementales, ganando, por ejemplo, con To­ rre y Peón contra Alfil y Peón, son quizá demasiado difíciles para denominarlas técnicas, aunque de tales esfuerzos pueda aprenderse mucho. Así también, si se da una posición con un estrechísimo margen de victoria, por ejemplo: dos caballos y un Peón contra Alfil o Ca­ ballo, la gente habla de «la técnica exigida al impedir que la pieza menor sea sacrificada por el Peón». Pero parece más realista decir que este proceso es de una excesiva dificultad táctica, más allá del propósito de cualquier «método» declarado. Respecto a los problemas que se presentan, bien a través de una composición o en una partida (el manan­ tial es inagotable ), y que requieren gran capacidad tác­ tica para su solución, resulta · típica la siguiente com­ posición de Kasparian (diagrama 19).

47

19 Estudio de Kasparian. Las blan­ cas juegan y ganan.

La solución es:

1. A5C P6C (Io mejor) 2. T2Dj R8T 3. P7A TxA 4. P8A=D T8Cj S. T 1D T7C (Amenazando mate)

D3Tj 7. T2D! 8. T2CD 9. TIC mate 6.

T7T TxD T7T

Esta composición mereció el primer premio en una competición rusa, en 1939. Como contraste, en el diagrama 20 hay un bello es­ tudio de Rinck; estudio que puede ser llamado práctico

20 Estudio de Rinck. Las blancas juegan y hacen tablas.

48

porque precisa unos recursos que un jugador cualquiera puede hallar útiles. Tal estudio es una contribución a la técnica. La solución es :

1. 2.

3.

TIAj P7C T8Aj

4. T 8Tj S. T6Tj, etc.

RIC TxP R2T

R3e

Este jaque perpetuo no es infrecuente. Algunas ele­ gantes composiciones han sido imaginadas permitiendo a los reyes escapar a este jaque continuo mediante la posición de las torres, pero el estudio de Rinck expresa el normal jaque perpetuo, cuando las torres están «en juego». Prosiguiendo en esta línea de ideas� se han incluido en este libro muchas composiciones de expertos distin­ guidos, exhibiendo ideas que pueden, o no, ser absorbi­ das como técnica . En cualquier caso no pueden dejar de «divertir e instruir». Existen múchos estudios relevantes que, aunque no enseñan un método, sirven para demostrar que pueden efectuarse ciertas operaciones. Así, aquí hay un estudio de Kopaev (diagrama 21) que muestra que en una posición apropiada la Dama y el Alfil pueden derrotar a la otra Dama. .

21 Estudio de Kopaev. Las bIan.. eaa juegan y ganan.

49

1. D6D 2. R8A 3. D7Aj 4. D6Aj

5. A3Rj 6. DSCj 7. R7R

D7Tj R2C R3T R2T

R1C R1A D7T

(D6Tj no da nada después de ASA.) 8. 9. 10. 11.

D6Tj A7Tj A6Cj D7Tj

12. D8Tj D1e 13. D6Aj Y mate a la siguiente

R1C R2A R1C R1A

Las variaciones en este estudio son inmensas, pero constituye una provechosa lección (más que una declara­ ción de método) y se acerca a la partida viva.

22 Estudio de Keres. Las blancas juegan y entablan.

También son útiles los estudios que muestran rasgos inesperados que pueden ocurrir, como la dominación de piezas mayores (por ejemplo, la Dama) por piezas menores, lo cual ilustraremos. En el nivel más práctico, algunos grandes jugadores han demostrado los recursos del tablero en sus compo50

Slclones, así como en sus jugadas. Así, el diagrama 22 es un estudio de Keres. El punto instructivo es que las blancas no deben jugar el « claro» R4A. Entonces pierden: 1.

2.

3. Torre mueve y TIAj

TIC RST

R4A T x Pj

Toma el Peón de Torre en una posición muy conocida de victoria. La jugada es como sigue: 1.

RSA

Si ahora 1. . . T7C; 2. T x Pj. Si luego 2 . . R5T; 3. T4R que guarda al Peón de Torre indirectamente. Por lo tanto: .

2. 3.

RSC y

.

4. 5.

RxP P6C

.

R4T T3T

T8C

las negras deben volver la Torre a 7C.

Normalmente, en el ajedrez magistral el elemento de la técnica se da por descontado; y 10 que determina la jugada es la idea, el refinamiento o la sutileza, tanto si se ha aprendido, o meramente se goza con ello. La siguiente posición (diagrama 23 ) es de una partida reciente ('entre dos jugadoras rusas). El aspecto t�cnico de la posición es que el Rey y el Peón de Torre pueden hacer tablas contra el Rey y la Torre si se colocan apro­ piadamente. Así, si el Rey negro estuviese en su 8TR y el Peón en 7TR, claramente T X P lograría tablas para las negras. Pero este conocimiento no es suficiente en la posición de la partida. ¿ Qué movimiento hay que efec­ tuar ahora? El bueno es R8T! Rubtsova hizo la jugada 68. . . . P6T, Y las blancas con T3C crearon «zugzwang» y ganaron. 51

23 Bikova-Rubtsova. (M o s e ú , 1958.1 Juegan las negras.

Si 69.

70. T x T

71'. R3C (esto es técni­ ca) seguido por 72. T7TD

TxP RBT

y las negras están en mate. Jugando pensando en las combinaciones de los gran­ des maestros, uno se entera de que gran parte del equipo técnico se halla implícito en la partida. En el diagra­ ma 24 se muestra la posición alcanzada entre Gligoric y Keres en el torneo de candidatos de 1959. El jugador del bando débil contribuyó (y ello no fue accidental) a liquidar peligrosas piezas a costa de un Peón, para conservar cierto equilibrio ante las ventajas del adver­ sario, así como para mantener las piezas precisas para entablar. Mantuvo el PAR como un calibrador. Así, si­ guió: 62. T5R, R2C; 63. P5T, R2T; 64. P6T, Rl Ti 65. T5C, R2T; 66. T5T, TBC tablas.

S2

24 de

Keres-Gligoric. '(Torneo Candidatos, 1959.>.

25 Keres-Gligoric. (Torneo Candidatos, 1959.)

éle

De la misma partida, el diagrama 25 muestra cómo se ganó una buena casilla para un Caballo a costa de una cadena 'de peones rota. 30. 31.

R2C T4D

PxP C6A

32. T x P

C4C

\

Un rasgo técnico es que el Caballo aquí es inferior al Alfil, por lo que no puede ganar un Peón variando la jugada. Si 32 C X P; 33. A2D deja al Caballo sin movi­ miento. •

.•.

53

La literatura ajedrecista es rica en maniobras muy instructivas. Pero la mayoría se hallan caracterizadas por algo más que técnica. Este es otro modo de afirmar que la técnica no es suficiente. Empezaremos con un ejemplo sencillo. Imaginemos que jugamos un final con la ventaja de una pieza, en un lado del tablero el Rey entre peones, dejando al Rey del contrario perdido en­ tre peones en el otro extremo del tablero. Si la pieza restante ( digamos un Caballo) puede sacrificarse por un Peón peligroso, la partida puede quedar reducida a un estudio competitivo en coronaciones. Pero puede existir tal diversidad de variaciones (por ejemplo, en el orden de captura de peones ) que la técnica queda pospuesta hasta que se ha llevado a cabo el desarrollo preciso de situaciones de los movimientos. Un jugador puede haber situado sus piezas en las ' mejores · casillas y estar en posición de ganar peones. ¿Pero qué Peón debe comerse? ¿Y qué sucederá des­ pués? En una de las · partidas del campeonato mundial de 1958 (la 14), Botvinnik rechazó la oportunidad de capturar un Peón del flanco de Rey, pero mantuvo la presión en ambas alas, irrumpiendo eventualmente en el lado de la Dama, mientras su contrario ganaba el Peón del lado del Rey. Si hay técnica en tal final de partida, reside en un cono Cimiento temprano de las posibilidades del desarro­ llo, de la clara apreciación de que la última posición del Peón blanco será más eficaz que la del negro. Pero los finales de partida de este tipo -y todas las difíciles transiciones hacia los finales de partida del ajedrez ma­ gistral- son demasiado sutiles para ser clasificados téc..; nicamente. El factor común es un esfuerzo en conseguir dos cosas: conservar las ventajas y convertirlas en vic­ toria. La variedad de los ejemplos ya citados sugiere una distinción: que hay un elemento «patente» en la técnica, y otro «latente». Es patente cualquier método explícito,

54

por ejemplo, forzar la coronaClOn de un Peón, ganar con Torre y Alfil contra Alfil, etc. Es latente todo el co­ nocimiento del método y de las funciones de las piezas, que está dentro de la perspicacia del jugador. Ocasional­ mente, esto puede ser instructivamente separado. Así, colocando una Dama blanca en 6TR y el Alfil blanco en 3D, y las negras el Rey en ICR, la Torre en lAR, los peones en 2AR y 2TR, nos encontramos ante una amenaza de mate en un movimiento. Moved la Torre a IR y entonces es un proceso de amenaza de mate por A x Pj , A6Cj descubierto, D7Tj y D x P mate. En el siguiente diagrama ' (26 ) esta cIase de idea se halla la­ tente. La posición siguiente es de una partida jugada entre Capablanca y Nimzovitch.

26 Capablanca-Nimzovitch.

gan las negras.

Jue­

Nimzovitch jugó A x C. ¿Por qué no jugar RIT con vistas a T I C, etc.? Porque vio ( ¡y cuán difícil resulta ver todos los recursos del contrario ! ) que si 1. RIT; 2. C4R, A2R; 3. CRSC, P x C; 4. C6A, A x C; 5. A4R .y el mate es ineludible. No tuvo que «ver» 5 . . RIC; 6. D x P mate. Puede experimentarse con esta posición y hacerlo más difícil: sacar la Torre negra de 2D, colocar allí el Alfil y considerar como primer movimiento 1. . TIR. . . .

.· .

..

55

Ahora puede efectuarse la misma serie de movimientos, y las negras tienen que darse cuenta de que con 5 . ...Rle no escaparán al mate (un mate sumamente elaborado), pero en cada caso la distinción está clara. El proceso de este mate es familiar: la familiaridad es un cónoci· miento de las funciones de las piezas . Lo que requirió visión fue la percep ción de una serie de movimientos para forzar la situación de mate. Una técnica mínima -el conocimiento de los poderes de mate de la Dama y el Alfil- está latente; por otra parte, es básica.· Sin

tal conocimiento no empieza la idea táctica.

Una configuración menos .frecuente de mate, siguien­ do un proceso táctico más corto, se muestra en el dia­ grama 27, procedente de una posición lograda por el autor en una sesión de simultáneas. El contrario jugó:

27 luegan las negras.

1.

• ••

A4D

Pensando que 2. D4A podía ser contestado con 2 . ...C4T. Lo que no vio fue 3. D6T. Esto puede jugarse porque: 3.

PXD

4.

56

C7A mate

Este particular proceso de mate debe ser conocido por los jugadores, tanto si son capaces de verlo «a sim­ ple vista», como si no. Es bastante frecuente que sea, «técnico», un rasgo importante de la vida de los reyes en las esquinas, y comparable al mate ahogado. Tal cosa debe verse o debe conocerse. Si se la han enseñado, un jugador puede llegar a verla. Debe ser clasificada como una percepción táctica capaz de apren­ derse; puede estar en la técnica latente del jugador bien . preparado. En el ajedrez magistral, generalmente, existen innu­ merables ejemplos de la suficiencia de la técnica (latente y patente) en el juego práctico. En la posición del dia­ grama 28 (por la que me hallo en deuda con un artículo del gran maestro ruso Averbach) parece como si las negras debieran vencer, pero permitió una liquidación de material, ignorando algunos recursos del Rey en finales.

28 Shelftz-Kholmov. (Dresde, 1956.) Juegan las negras.

La jugada fue como sigue:

69. 70. 71.

D2Rj D2Tl R2A (D4Aj es mejor) R1A A6Tj

72. R2R 73. R1A 74. D2A 57

ASCj P6A

(Movimiento que no hubiera podido realizarse si la Dama negra hubiese estado en su casilla 4AD.) 74. 75. D1R 76. R2A 77. D4Rj 78. P3T 79. D3R 80. RXD

D8Tj D3Tj D3D P3C D4Aj D x Dj AxP

81. 82.

82. 83.

A4A C4R CsCj (No se atrevió a permitir este cambio) R3T AxP CxP

y nos hallamos con l a siguiente posición anotada en Forsyth:

16, 6pr, 7p, 8, 4RC2, 2aS, 8 en la que, aparentemente, el Alfil y dos peones pasados no pueden batir a un Caballo. Después de 84. R4A, pueden realizarse varios movi­ mientos muy interesantes. Así, las negras pueden perder un movimiento, alejando de sí la responsabilidad de to­ mar la iniciativa con 84. . .. A4A; 85. CSC, PsT; 86. C3A, R4T; 87.· CSC, A2D; 88. C4R, AlA; 89. C6Aj, R3T; 90. C4R, A4A; 91. CSC, R4T; 92. C7T ( entre otros) tablas. La jugada demuestra las consecuencias del fallo en apreciar algo que podría llamarse técnico si el término fuese aplicado con bastante amplitud. A propósito de este final, debe mencionarse que exis� ten en el ajedrez frecuentes posiciones, en las que el bando en apariencia inferior se sostiene contra el su­ perior. Técnicamente valiosa es la siguiente posición (diagrama 29), donde la Torre y un Peón no pudieron de­ rrotar a un Alfil. Si 1. P7A, R2C mantiene la posición. Si 1. T7D, A6C (no A2A) es la jugada adecuada. Esto es excepcional. No solamente el Peón ha ido demasiado lejos, sino que la Torre no puede explotar la posición del Alfil. Po de58

·

29

Estudio de Del Rio. Juegan las blancas y 5ólo pueden en­ tablar.

mos apreciar lo delicado del asunto en el diagrama 30, donde el Alfil falla en sostenerse ante la fuerza mayor. La diferencia básica estriba en que el Alfil no tiene casi­ llas centrales. El método se ve en la más sencilla de las variaciones. 1. T4C, A6C; 2. T4C, A7T; 3. T8Cj, R2D; 4. T7Cj, RID; 5. P7D, R2R; 6. T2C. Puesto que ahora A3R no puede jugarse, las blancas consiguen vencer con T2D y R6D. Pero, obviamente, los movimientos del Alfil no necesitan ser tan obligados. Las variantes son numero­ sas y sutiles, constituyendo un estudio particularmente difícil.

30 Estudio de Von Guretzki-Cor.. nitz. Ganan las blancas.

59

La posición del diagrama 30 es sólo semitécnica de­ bido a las muchas variantes tácticas que se hallan en­ vueltas en la liquidación. Hay ventajas de las cuales la explotación es meramente técnica, por ejemplo: Rey y Peón contra Rey. Pero muchas ventajas técnicas -la gran mayoría de las ventajas interesantes- requieren explotación táctica. Sumamente elemental es la siguiente posición lograda por el autor hace algunos años en un torneo:

8, p7, t3pr2, lplplppl, 2aP3p, PIPIP3, 2A3PP, TIR5 Aquí, las negras tienen un Peón de ventaja 'y más espacio que su contrario. (Es de interés casual el hecho de que la posición del Peón negro en 2TD, más que en 3TD, es muy conveniente, un ejemplo de la prudencia de no mover innecesariamente los peones.) La explotación de esta ventaja no es fácil. El rasgo importante que puede ser explotado es la restricción ejercida por el Alfil negro en el campo de la Torre blanca. Pero esta restricción sólo se actualiza cuando el ataque se realiza sobre el flanco de Rey. Las negras jugaron P4R, a fin de hacerlo posible, y la posición que resultó posterior­ mente fue:

8, p7, 5rlt, lplplp2, 2a3pp, PIPIPIPl, 2A2RTP, 8 Las negras ahora ganan tácticamente, mediante la entrega de un Peón, pero hay que decir que tal clase de sacrificio es bastante familiar para poder ser llamado semitécnico. 44. ... PxPj; 45. PxP, P5D!; 46. PAxP, A4D; 47. P4R, P X P; 48. R3R, R4C, y las blancas se hallan desamparadas contra la amenaza de T3T. Naturalmente, el Peón en SR se conserva por l� clavada potencial. A propósito de este sacrificio de Peón,. hay que tener bien fijo en la mente que el avance de un Peón puede frecuentemente ser útil para dejar libre su casilla. Lo 60

mismo que desobstruir líneas, el sacrificio de Peón puede también creflr un bloqueo. De desocupar una casilla. es un ejemplo excelente la posición alcanzada entre el autor (blancas) y C. H. O. D. Alexander en 1946, en Nottingham:·

3r2t1, T3ap2, 2a1pplp, 8, lpAP4, 5C2, lP3PPP,

SR2

Con 25. PSD, que las negras confesaron no haber pr
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