La Sexualidad Del Cristiano - Mario - E. Fumero

January 11, 2019 | Author: karlillos22 | Category: Homosexuality, Sin, Sexual Intercourse, Human Sexuality, Hiv/Aids
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Cómo vivir en santidad para Dios en tu área sexual....

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La sexualidad del cristiano

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La sexualidad del cristiano

Introducción Una de las áreas más conflictivas en la vida del ser humano en su búsqueda de la santidad, está en la lucha por conservar la castidad y la pureza sexual en un mundo contaminado por miles de teorías en donde el sexo es la carnada perfecta para destruir y esclavizar al hombre. ¿Son conscientes ustedes de la cantidad de empresas, negocios e intereses que se mueven alrededor del sexo? El diablo ha encontrado en la música, el sexo y las drogas el tráigalo perfecto para la destrucción de humanidad, y traer con ello miseria, esclavitud y destrucción. Es por ello que se hace necesario el poder orientar bien a nuestras iglesias en estas realidades latentes que afectan a millones de jóvenes en todo el mundo. Es un deber trazar correctamente la voluntad de Dios para el recto uso del sexo. La Biblia no esconde nada, todo está revelado, y no debemos dejar que los mensajes abstractos del reino futuro nos impidan comunicar una verdad práctica y natural. Dediquemos un tiempo a enseñar a los padres, a los jóvenes que forman nuevos matrimonios, a los adolescentes y a todos, la realidad sexual de Dios contenida en las escrituras y actualicemos a la iglesia a los peligros de una realidad sensual y morbosa de una generación en donde la explotación sexual está al orden del día. Este escrito no es un enfoque científico de sexología, sino un resumen de muchas enseñanzas que a través de los años he compartido con jóvenes en varios países del mundo. Me ha motivado a escribirlo y publicarlo el hecho de que en una ocasión un hermano me pidió que por favor escribiera lo expuesto, y lo ofreciera como un manual sencillo de ayuda a la generación cristiana de hoy. Trato de ser claro, sencillo y bíblico. Evito los términos difíciles y adapto las expresiones al concepto popular para ser entendido, pero sin caer en la vulgaridad. No obstante, al pie de página he tratado de poner notas explicativas de términos e ideas que pueden ser difíciles de entender por algunas personas. Espero que este manual sea de ayuda para la iglesia del Señor en estos tiempos de sexualidad y mercantilismo pasional. Con mucho cariño en el Señor Jesús. Mario E. Fumero Tegucigalpa, 19 de Septiembre del 1996 2

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Capítulo 1 - Manipulación Sexual La sexualidad es una de las más grandes obras de Dios. Por medio de la misma se produce la procreación, la conservación y reproducción de la especie; sin embargo, cuando se descontrola, y se sale de los límites marcados por el Creador, se convierte en una pasión brutal, que al igual que una creciente de agua cuando se sale de su cauce, lo arrasa todo, y pasa a convertirse en un arma destructiva para la vida física y moral del hombre. El enemigo de Dios, Satanás, sabe la vulnerabilidad del instinto sexual, cuando el mismo está sujeto a manipulación en su ejecución. Debemos entender que el sexo está guiado por el instinto, no requiriéndose obedecer a un conocimiento previo para su ejecución, pero si se trata de usar dentro de una metodología de “conocimiento previo”[1], se corre el riesgo de ser manipulado y distorsionado para no obedecen al fin previsto. ¿Cómo y por afirmó que el conocimiento sexual produce riesgos? Veamos brevemente el estudio del comportamiento sexual dentro del reino animal. El sexo, al ser guiado por un impulso instintivo, no requiere ni experiencias previas, ni una formación ejecutora de tipo intelectual, aunque sí debemos conocer las leyes fisiológicas que lo rige. Tenemos entre los muchos ejemplo, la relación sexual más difícil del reino animal. ¿Sabe cuál es? El apareamiento más difícil dentro de éste se ejecuta entre las abejas. Cuando se desea fecundar a la abeja reina, se ejecuta el vuelo nupcial, por medio del cual los zánganos[2] de la colmena salen en vuelo detrás de la reina virgen, y se inicia en pleno vuelo una lucha para que un zángano la fecunde, haciendo una maniobra acrobática en vuelo para invertirse y tener un acto sexual que le costará la vida. Cuando el zángano ejecuta la copulación[3], sus órganos genitales se quedan incrustados en la reina, la cual al volver a la colmena es revisada por las obreras y conducida a la cámara nupcial donde iniciará su período de ovulación. ¿Sabe qué le ocurre después al zángano? El precio que tiene que pagar por su acto sexual le cuesta la vida. ¿Acaso recibió un cursillo previo para saber cómo tenía que hacer un acto sexual tan difícil? ¿Pudo practicar previamente? Me temo que no, sin embargo, él sabe cómo tiene que hacer a pesar de no recibir un curso de sexología, ni de acrobacia aérea. Éste y otros muchos ejemplos demuestran que el sexo funciona bajo patrones prefijados por Dios, y que las experiencias previas, el conocimiento y la manipulación, más que ayudar, tienden a desvirtuar y distorsionar su realidad. Si el acto sexual obedece a un impulso instintivo: ¿Por qué se tiene que enseñar hábitos y costumbres de tal acción? Casualmente, si los seres humanos obraran sana-mente, sin distorsión del acto sexual, y guiados por el instinto y la obediencia al plan divino, no haría falta tal educación, pero ésta se hace necesaria al distorsionar el diablo su fin y forma de ejecución. Notemos que los únicos que explotan, distorsionan, manipulan, venden y 3

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corrompen el sexo son los seres humanos, los que por el uso de la inteligencia tienden a buscar algo más que satisfacción y el cumplimiento de un designio divino. Cuando hay salud en un comportamiento recto, y se vive la ley de higiene, no se requiere muchas medidas preventivas y educativas, pero cuando hay factores que ponen en riesgo la salud, la educación se hace necesaria para evitar el contagio. El conocimiento nace por la necesidad, por el descubrimiento de algo, y no por el capricho humano. La ignorancia algunas veces es saludable, principalmente cuando en la misma no hay peligros. De igual forma el sexo es un instinto que brota sólo, cuando llega su tiempo, y si lo regulamos por la obediencia a la ley moral, y nos diéramos al mismo bajo los patrones instintivos y morales de la naturaleza, no necesitaríamos tantos argumentos, ni libros, para afrontar los problemas que el mismo genera al salirse de sus propósitos originales. Deseo por medio de este estudio, analizar la realidad sexual que actualmente abate la vida de muchos cristianos, y dar a conocer, frente a la manipulación diabólica que se está haciendo de la sexualidad, la realidad del Creador en cuanto a su fisiología e instinto, y determinar por qué debemos ser conscientes de su ejecución, y los peligros que encierra el salirnos del santo mandamiento. No trato de hacer un estudio sexológico, sino defender la castidad y la natural ejecución de un acto que puede realizar al hombre y a la mujer de forma plena, pero que por desgracia, puede causar enormes males (sociales, físicos y morales) a la sociedad que es víctima de su frenesí, dando lugar a los deseos de la carne, lo que nos puede llevar a la destrucción y la ruina física y moral social.

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Capítulo 2 - La Natural Sexualidad Si deseamos entender lo que es una sexualidad plena y correcta, tan sólo tenemos que observar el comportamiento del reino animal y la podremos comprender mejor. Dice la Biblia que cada especie fue hecha “hembra y macho[4]“, y cuando Dios se dispuso a hacer su obra cumbre, el hombre, diseñó para él una compañera. Pero ¿qué pensaba Dios en esos momentos en que se dispuso a hacerle compañera al hombre? Si al crearla le había hecho “varona”[5], era porque había colocado una distinción de diferencia, le había dado una naturaleza diferente en el área sexual, para que realizara un fin determinado: “Dios los bendijo y les dijo: “Sed fecundos y multiplicaos. Llenad la tierra; sojuzgadla y tened dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se desplazan sobre la tierra.” (Génesis 1:28) ¿Y cómo puede ser fecundo, si no tiene una hembra? Entonces Dios observó al hombre, analizó su necesidad y su misión y dijo: “…No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea” (Génesis 2:18). ¿Por qué esta reflexión de Dios? ¿Es que acaso el hombre no tenía quien le lavara la ropa? no tenía ropa. ¿Es que acaso necesitaba una mujer para que le limpiara la casa, le cocinara, y le hiciera la comida? no había nada de esto. Entonces, ¿qué impulsó a Dios el hacerle al hombre una compañera? El vio su soledad, necesitaba un complemento, una ayuda idónea. Él sabía que el hombre solo no podría multiplicarse, y que terminaría aburrido en una creación tan grande. No era una cocinera, ni una lavandera lo que éste necesitaba, pues en tal caso le podía haber hecho una lavadora o un horno computarizado, que hubiera sido la solución más fácil y barata. Fue entonces que ejecutó la primera operación quirúrgica de la historia. Durmió al hombre, y anestesiándole tomó de su costado una costilla y formó una mujer, y al despertar el hombre y ver a su compañera exclamó: “…Ahora, ésta es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada Mujer, porque fue tomada del hombre”. Por tanto, el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (Génesis 2:23-24) En estos momentos comienza a funcionar una sexualidad desposeída de morbosidad, distorsión y maldad. El Señor no les entregó un manual de sexología, para que aprendieran a “hacer el amor”, ni les cubrió la desnudez, porque sus mentes eran puras, no había en ellos maldad ni egoísmo. Y ¿entonces que hicieron? Se “descubrieron[6]” sexualmente, aprendieron a entregarse el uno al otro. Descubrieron las fuerzas innatas del instinto sexual, dando lugar a las caricias, a las expresiones de amor puro dentro de la naturaleza misma, frente a frente, sin desviaciones, sin aberraciones, sin sadismo[7], sin ningún tipo de ideas preconcebidas. Aprendieron a satisfacerse y a realizar su misión, procrear y multiplicarse. El hombre vivía para satisfacer a su esposa, 5

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de igual forma hacía la mujer, pues sus cuerpos no les pertenecían a ellos mismos, sino que el uno era para el otro. Este principio lo revela Pablo cuando afirma: “El esposo cumpla con su esposa el deber conyugal; asimismo la esposa con su esposo. La esposa no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino su esposo; asimismo el esposo tampoco tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino su esposa” (1 Corintios 7:3-4)  Aquí vemos el primer punto de partida para una relación matrimonial feliz. Es necesario que cada uno de los cónyuges no busque su propia satisfacción, sino que piense en la del otro. La mujer no experimenta el orgasmo de forma tan rápida como el hombre, aunque es más pasional, pero el clímax[8] le toma tiempo. Ella necesita más caricias, más tiempo, por lo que el hombre debe pensar en ella, y no en sí mismo, dando lugar a su egoísmo. Notemos que mientras no habían desobedecido a Dios, y la voz de Satanás no había entrado en sus corazones, Adán y Eva vivían el uno para el otro, pero cuando entró el pecado, lo primero que hizo el hombre es “verse a sí mismo”, y encerrarse en ese egoísmo que marcaría desde ese momento a toda la humanidad: “Y fueron abiertos los ojos de ambos, (y viéndose a sí mismo) se dieron cuenta de que estaban desnudos. Entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron ceñidores” (Génesis 3:7). Este egoísmo, entronizado en la naturaleza humana, llevó al hombre a una actitud de búsqueda de placer, más que a una satisfacción mutua. Lentamente el enemigo transformó los instintos naturales en carnales, apareciendo las pasiones sexuales desenfrenadas. Pero todo fue a través de un proceso lento de degradación. Si estudiamos el libro de Génesis, descubrimos que la gran mayoría de los hombres de Dios practicaron la poligamia[9]. Abraham tuvo relaciones con su criada, bajo la autorización de su mujer (Génesis 16:1-3), ya que ésta era estéril y no podía darle descendencia, y Dios no condenó tal acción, aunque no fue de su agrado, pues sólo reconocería al hijo de su esposa, Isaac. Jacob, de igual forma tuvo, además de su esposa, otras mujeres con las cuales procreó hijos. Todas estas acciones Dios las pasó por alto, pero esta tendencia degeneró, pues al principio el fin era la procreación, y la mujer legítima autorizaba las demás relaciones para cumplir este fin. Pero llegó el momento de que el hombre cambió el fin (tener descendencia) para buscar el medio (satisfacer sus apetitos carnales). Entonces vino la legislación sobre el divorcio (Deut. 24:1-5). Jesús analizó ésta realidad, y dio una reflexión sobre el divorcio que abarcó tanto la etapa patriarcal (En Génesis) como la etapa de la ley (Éxodo): “Entonces los fariseos se acercaron a él para probarle, diciendo: – ¿Le es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier razón? El respondió y dijo: – ¿No habéis leído que el que los creó en el principio, los hizo varón y mujer? Y dijo: “Por esta causa el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer; y serán los dos en una sola carne.” Así que ya no son más dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre. Le dijeron: – ¿Por qué, pues, mandó Moisés darle carta de 6

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divorcio y despedirla? Les dijo: –Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió divorciaros de vuestras mujeres; pero desde el principio no fue así. Y os digo que cualquiera que se divorcia de su mujer, a no ser por causa de fornicación, y se casa con otra, comete adulterio” (Mateo 19:3-9). Notemos la expresión “dureza de corazón “con la cual se señala el hecho de que en un principio Dios no tenía planes de ser tan estricto con este tema, pero por el abuso respecto a la tolerancia divina, se tuvo que legislar sobre el divorcio. En realidad Dios permitió que antes de Moisés, y en casos especiales, el hombre pudiera tener relaciones sexuales con alguna de sus criadas u otra mujer, siempre y cuando la esposa legítima lo autorizase, y bajo ciertas situaciones específicas, pero ¿qué ocurrió al respecto? Los hombres comenzaron a abusar de esta permisividad. No solo se juntaban con otras mujeres bajo el visto bueno de sus esposas, sino que comenzaron a hacerlo “por libre”, desechando y abandonar a sus esposas. Esto es a lo que Jesús llamó “dureza de corazón“, pero afirma, “que al principio no fue así“. El plan de Dios con el Sexo radica en el hecho de que éste debía obedecer a una expresión plena del hombre hacia la mujer, bajo un compromiso sagrado y del cual Dios era portador de una bendición especial. El Señor fue permisivo en algunas situaciones, pero no podía tolerar la depravación y desvirtuación del matrimonio, y el uso del instinto solo como un medio, sin considerar la esencia del fin. Posteriormente se condena como pecado el adulterio y la fornicación, proclamándose como fundamento del matrimonio la fidelidad en “el lecho sin mancilla (Heb.13:3).

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Capítulo 3- Los pecados del sexo Hemos visto el sexo desde una perspectiva correcta, pero ¿qué es el pecado sexual? Podemos definir como “pecado” toda acción que violente la ley moral o natural de Dios respecto al comportamiento humano. Es natural que el hombre se acueste con una mujer, y que frente a frente, se entreguen a caricias, besos y relaciones sexuales, pero cuando esto se ejecuta desde una perspectiva de “liberalidad” [10], sin un compromiso de matrimonio, el acto natural entra a la dimensión de “pecado” que es desobediencia a la ley de Dios [11]. Así que existen dos pecados naturales que son la fornicación y el adulterio. Decimos que es “pecado natural” porque lo más natural del sexo es acostarse con una mujer, pero al hacerse fuera del orden divino, se convierte en pecado. La fornicación, (procedente no del griego  porneia, sino del latín forneia [12]) expresa una relación sexual antes de estar casado y fuera de un matrimonio. El vivir juntos, sin un matrimonio, y el tener prácticas habituales con varias mujeres sin estar casado, etc., es un acto de fornicación. Esta actitud refleja una vida dominada por la carne, poseída del pecado, y tal cosa no se debe tolerar en la vida cristiana: “Ahora bien, las obras de la carne son evidentes. Estas son: fornicación, impureza, desenfreno,” (Gálatas 5:19). “Pero fornicación y toda impureza o avaricia no se nombren más entre vosotros, como corresponde a santos; (Efesios 5:3). “Huid de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo, pero el fornicario peca contra su propio cuerpo (1 Cor. 6:18).  A la hora de analizar el término bíblico de “FORNICAR”[13], debemos asumir que esta expresión tiene un sentido que va más allá de una relación sexual antes de casarse. En el concepto griego y hebreo, “fornicar” significa cualquier tipo de inmoralidad sexual, y no tan solo relaciones prematrimoniales. Se usa para referirse a veces al adulterio, (Mateo 19:9, Oseas 1:2) y también a actos sexuales contranaturales, como la homosexualidad y el lesbianismo (Judas 7).El adulterio es una expresión que va más allá de una simple fornicación, hace alusión a la infidelidad conyugal. “Porque los mandamientos –no cometerás adulterio, no cometerás homicidio, no robarás, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento– se resumen en esta sentencia: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Romanos 13:9, ver Lucas 16:18, Éxodo 20:14). También se usa para referirse a una actitud intencional de cambiar o alterar una verdad: “Pero rechazamos los tapujos de vergüenza, no procediendo con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino que, por la clara demostración de la verdad, nos recomendamos a nosotros mismos a toda conciencia humana delante de Dios” (2 Corintios 4:2). Éste término envuelve no solo un pecado sexual, sino un engaño y una traición a un pacto de fidelidad, por lo cual es más grave que la fornicación, 8

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(en el sentido latino) ya que con esta acción rompemos un compromiso sagrado, “el matrimonio”, siendo una falta doble, pues cometemos un acto sexual incorrecto, y un engaño al prójimo. Partiendo de lo expuesto, y configurando los pecados de índole sexual. Los podemos clasificar así: 1. Pecados Naturales Fornicación:

Relaciones sexuales fuera del Matrimonio. Inmoralidad sexual, relaciones pre-matrimoniales.  Adulterio:

Relaciones sexuales fuera del matrimonio o infidelidad conyugal. Masturbación:

 Auto-complacencia a través de una acción ejecutada con mi propio cuerpo. 2. Pecados Contra-Naturales Homosexualidad:

Relaciones sexuales de hombres con hombres, sin adoptar un comportamiento afeminado. Levítico 18:22, Lesbianismo:

Relación sexual de mujer con mujer. Travesti:

Persona que desea tener el sexo opuesto y lo ejecuta vistiendo y actuando como tal, incluso hasta el punto de operarse para ser más semejante al sexo contrario. Se le cataloga transexual[14]. 3. Pecados Anormales  Aberraciones Sexuales:

 Actitudes de conducta sexuales fuera de lo lógico, entrando a trastornos mentales, como fetichismo[15], masoquismo[16],sadismo, necrofilia,[17] etc. Incesto:

Las relaciones sexuales dentro de la con los hijos.

familia, principalmente de los padres

Bestialismo:

Relaciones sexuales de personas con animales. Éxodo 22:19 Levítico 18:23.

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De manera que toda acción que se sale del marco de lo dispuesto por Dios en su ley, se cataloga pecado, aunque podemos afirmar que algunas acciones pueden ser más graves que otras. No por la acción de la misma, sino por las implicaciones que ésta puede tener sobre otras áreas de la conducta humana, como por ejemplo; la violación a las leyes naturales, el daño a terceros[18], y la actitud mental enferma por la persistencia en tal acción. Dios condena, de forma drástica, los pecados sexuales contranaturales, al grado de haber destruido Sodoma y Gomorra como consecuencia de ello. Por eso también se le llama “sodomía” a la homosexualidad, pues fue el pecado que cometieron los de Sodoma y Gomorra. En el mundo de hoy se quiere legislar a favor de la homosexualidad, y aceptar estos males junto al aborto criminal como realidades sociales que debemos tolerar y asumir. Algunos hacen teología al respecto, ignorando las afirmaciones del apóstol Pablo cuando dijo en Romanos 1:26-27: “Por esto Dios los entrego a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia uno con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismo la retribución debida a su extravío”. Es triste ver no solo la problemática sexual a nivel de violencia, sino los fenómenos de proliferación de explotación sexual que nuestro mundo vive. El sexo es un medio para vender, atraer y manipular las pasiones humanas. Es por ello que debemos llevar una clara orientación a nuestros jóvenes cristianos, definiendo la línea entre lo licito e ilícito, lo recto e incorrecto, lo bueno y lo malo, lo natural y lo contra natura, lo que es de acuerdo a la voluntad de Dios, y lo que atenta contra este. Esta es nuestra gran misión en un mundo tan difícil y depravado como el nuestro.

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Capítulo 4 - La problemática de La Homosexualidad La homosexualidad es uno de los problemas sociales que más énfasis está cobrando en nuestra sociedad moderna, y sobre este hecho hay un debate legal y científico en el cuál todos estamos involucrados. Una de las causas de este fenómeno está en la liberalidad social que está llevando a los homosexuales y “gays” a proclamar, a voz en cuello, su realidad moral como algo socialmente aceptable y normal. Hay una campaña orquestada no solo en asumir el problema social de este grupo de gente, sino a tratar de que la sociedad los proteja y les otorgue derechos que los equiparen con los matrimonios y las relaciones naturales. Por otro lado, tenemos que enfrentar el flagelo del SIDA[19], el cual afecta a este grupo de forma más directa, siendo estos el mayor grupo de riesgo para la propagación de una enfermedad que más casos de muerte y contagio produce en nuestros tiempos. La problemática homosexual ha pasado a ser, de una tendencia anormal, producto de una serie de factores que ya veremos, a un comportamiento social que se está tratando de implantar. Los grupos “gays” se han organizado para defender lo que ellos denominan “sus derechos”, y aunque debemos ser tolerantes, no es lógico, ni correcto, apoyar o promover su institucionalización, dándole categoría de “pareja” desde el aspecto legal. ¿Cuál es la realidad que enfrentamos actualmente? Ellos proclaman su derecho al matrimonio, cosa que ya están practicando, e incluso dentro de algunas iglesias mal llamadas cristianas. Reclaman el derecho a operarse para hacerse travestís, y demandar al gobierno que les cubra los gastos médicos de dichas operaciones. Reclaman el derecho de adopción de hijos, de pensiones de viudez cuando muere su pareja, y el poder entrar al ejército proclamando su condición abiertamente, como una causa normal[20]. ¿A dónde llegaremos si damos lugar a tanta permisividad? Este problema es tan viejo como el mismo hombre. En Génesis capítulos 18 y 19 se nos habla de dos ciudades llamadas Sodoma y Gomorra que fueron escenario de una proliferación de tal perversión, por lo que vino el  juicio de Dios en aquella ocasión. Encontramos en la historia, como la Roma imperial se entregó de forma promiscua a estas prácticas, e incluso algunos emperadores fueron homosexuales, describiendo el apóstol la posición de la iglesia al respecto, afirmando que: “Como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, los entregó Dios a una mente reprobada, para hacer lo que no es debido.” (Romanos 1:28). El término “los entregó a una mente reprobada…” hace alusión a que por la dureza de su corazón, los abandonó, no ejerciendo ningún esfuerzo por cambiarles, pues al corromperse sus 11

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mentes, las posibilidades de ser redargüidos se reducían al mínimo, siendo casi imposible. Pero después es mucho más duro, tal parece que el apóstol Pablo ratifica la pena de muerte del Antiguo Testamento para los que cometen tales actos de forma descarada, pues en el verso 32 del mismo capítulo afirma que: “A pesar de que ellos reconocen el justo juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen en los que las practican”. Sé que para los pastores y teólogos liberales, que defienden incluso el matrimonio de homosexuales, esto parecerá una postura radical del apóstol Pablo, pero si somos sinceros y estudiamos la Palabra a fondo, notaremos que este espíritu está latente a lo largo de toda la Biblia.  Algunos predicadores y escritores han afirmado que el SIDA es la maldición de Dios sobre la degeneración sexual de los hombres. Personalmente considero que dicha enfermedad no es una maldición divina, sino un fenómeno biológico, al alterarse las leyes naturales de las relaciones humanas. Según estudios hechos, el SIDA es una enfermedad procedente del mono, surgió en África y entró al hombre por medio de relaciones sexuales de hombres con animales. Aunque no deseo especular al respecto, pues existen muchas hipótesis, este mal se ha desencadenado como producto de una vida en donde lo natural sufrió alteración, dando lugar no solo al surgimiento de un retrovirus, sino a su transmisión a otros seres humanos. Se está tratando de frenar su proliferación mediante campañas de concientización para que los que están enfermos, o practican una vida promiscua, usen preservativos (condones), pero aún con éstos, siempre existe un riesgo que oscila entre un 10 a un 30 %. Entonces, ¿cómo es posible frenar el SIDA en su proliferación dentro de las relaciones heterosexuales? La única vacuna para evitar su propagación es la fidelidad conyugal, y una vida recta en las relaciones sexuales. Si no retornamos a la realidad de la Palabra, si no erradicamos la promiscuidad sexual, la prostitución, la homosexualidad y el amor libre, en el año 2,000 tendremos a una tercera parte de la población mundial infectada del virus del SIDA y en cada familia habrá un enfermo del SIDA. ¿Pero podemos condenar de igual forma todos los homosexuales y lesbianas, o hay reglas que diferencian a estos? No es bueno generalizar. El pecado es pecado siempre, pero debemos considerar su concepción para evaluar su gravedad, en cuanto puede haber para algunos casos posibilidad de restauración. Existen entre los homosexuales tres categorías de personas: Los enfermos, los pervertidos y los degenerados. Los Enfermos:

Son minoría (aproximadamente de un 2 a un 5% del total de estos). Nacen con una doble tendencia sexual, incluso tienen ambos órganos sexuales. Cuando el caso es clínicamente médico, se puede tratar a tiempo, y producir en ellos una determinación sexual a través de cirugía y tratamientos 12

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hormonales, pero en una etapa previa al desarrollo. Casos de éste tipo no son comunes, aunque todos los homosexuales tratan de justificar su condición aludiendo esta razón. Los Pervertidos:

 Aquellos que por razones educativas, de abuso sexual o influencias del medio se inician en prácticas homosexuales desde pequeños, o se identifican a sí mismo como del sexo opuesto, siendo tolerados e inclusos protegidos por sus padres[21]. Muchos casos de éste tipo obedecen a experiencias sexuales incorrectas antes del desarrollo, principalmente en los abusos de menores por adultos enfermos. Decimos que es pervertido, porque su instinto sexual fue desviado del fin correcto antes de que tuviese un despertamiento sexual, pervirtiéndose en su forma de ejecutar el acto, al adquirir hábitos incorrectos desde la infancia. Estos casos pueden ser tratados e incluso mejorados si reciben ayuda a tiempo, pues por regla general nunca tuvieron relaciones con el sexo opuesto. Los Degenerados:

Son aquellos que habiendo tenido una vida sexual normal, de pronto se vuelven al mismo sexo. Se degeneraron en sus relaciones por abuso o experiencias promiscuas, siendo muchos de ellos bisexuales, o sea, que lo mismo hacen el acto sexual con hombres que con mujeres. La mayoría de aquellos hombres o mujeres que alcanzan fama, obtienen fácilmente los placeres sexuales, por lo que pueden terminar “aborreciendo” aquello de lo cual abusó mucho, como los actores, deportistas famosos, bailarinas, etc. Este tipo de persona es la más difícil de regenerar, y muchas veces son tan depravados que no existe para ellos mucha esperanza de liberación. No podemos juzgar todos los casos iguales, ni debemos discriminar los que tal problema tienen, pero tampoco podemos afirmar que son personas normales y aprobar tal hechos como algo aceptado y tolerado por Dios, pues bíblicamente hablando no encontramos ninguna afirmación al respecto, más bien la palabra es clara y firme en Romanos 1:27 “De la misma manera, también los hombres, dejando las relaciones naturales con la mujer, se encendieron en sus pasiones desordenadas unos con otros, cometiendo actos vergonzosos, hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución que corresponde a su extravío”. Por lo tanto no debemos reprimir, perseguir o rechazar a los que padecen este tipo de pecado. Debemos amarlos, tratar de ayudarlos y comprenderlos, pero no podemos aprobar, bendecir o justificar tales acciones.

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Capítulo 5 - Enfrentando la Masturbación Uno de los problemas más difícil de enfocar dentro de la problemática sexual es el hecho de la masturbación, ya que carecemos de referencias bíblicas sobre tal acción. Pero definamos primero que es  Masturbación: Es una acción de autocomplacencia a través de una ejecución de fricción, con la cuál trato de obtener por mis propias manos un placer de orgasmo, sin usar en ello mujer u objeto alguno. Esta acción se inicia cuando alcanzamos la pre-adolescencia, muchas veces inducidos por nuestras propias inclinaciones. De esta forma nos descubrimos sexualmente, iniciándose un hábito que puede convertirse en dañino y peligroso para la salud. Algunos educadores cristianos han afirmado que la masturbación es un pecado grave, comparándolo con las demás acciones sexuales de índole natural (fornicación o adulterio), pero debemos matizar que esta acción sexual, aunque en cierto aspecto puede ser pecaminosa, jamás se puede comparar con las otras acciones que llevan daños a terceros. Bíblicamente solo aparece un aparente caso de masturbación, pero si lo analizamos a fondo, es más un “coito interruptus” que un acto de masturbación, veamos: “Entonces Judá dijo a Onán: –Únete a la mujer de tu hermano; cumple así con ella tu deber de cuñado, y levanta descendencia a tu hermano. Pero sabiendo Onán que el hijo que le naciera no sería considerado suyo, sucedía que cada vez que se unía a la mujer de su hermano, vertía en tierra para no dar descendencia a su hermano. Pero lo que hacía era malo ante los ojos de Jehovah, y también a él le quitó la vida” (Génesis 38:8-10). En el pasaje se ve claramente como Onán, para no dar descendencia a su hermano, una vez que se allegaba a la mujer, cuando sentía que el semen venía, interrumpía el coito y derramaba fuera el semen, y esto fue lo que no le agrado a Dios. Algunos han enseñado que masturbación es igual a onanismo, y aunque hay un rasgo parecido, una cosa dista mucho de ser igual a la otra. No podemos justificar, ni aprobar la masturbación como algo normal ni lógico, pero tampoco podemos hacer de ello una tormenta pecaminosa tan horrible, que produzcamos un complejo de culpa en aquel que la cometa, y que lo lleve a la frustración espiritual, igualándola a una fornicación o adultero, cosas que sí se consideran acciones graves, según la palabra de Dios. Al existir un vacío bíblico, debemos limitarnos a enfocar la masturbación como un mal camino en la práctica sexual, poco saludable y que puede llevar a ciertos tipos de pecados, como el uso de pensamientos impuros para acompañar la autocomplacencia. Podemos afirmar, que el 14

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mayor peligro de los que tales acciones cometen, radica en la facilidad con que pueden desarrollar pensamientos morbosos, junto a la consumación del acto, por lo que la Palabra expone de forma clara que: “…todo el que mira a una mujer para codiciarla ya adulteró con ella en su corazón” (Mateo 5:28). El pecado es fruto de la concepción. Basta con acostarme con una mujer en el pensamiento, o jugar “coco o cerebro” con ella, para que aparezca el pecado sexual. Debemos ser moderados en el juicio que hagamos a la masturbación y severos a los pensamientos inicuos que le acompañan. Podemos afirmar que, en un 90 por ciento, los jóvenes la han practicado, o la practican. En las mujeres la cifra se reduce a un 30 0 40 %. No podemos ignorar que ésta acción es un serio problema que afecta la vida espiritual y emocional de muchos cristianos. Aunque la misma no nos lleva a la condenación, ni al  juicio de Dios, como ocurre con los fornicarios o adúlteros, ésta puede afectar de forma profunda el crecimiento y la estabilidad espiritual y, si no se afronta sabiamente, puede conducir a un complejo de culpa que puede abrir la puerta a otras acciones depravadas mucho más graves. Pero, ¿cómo podemos ayudar a los jóvenes que viven con éste problema? El primer paso a dar es no llevarle a una actitud de culpabilidad excesiva. Hacerle ver que es un problema que afecta la salud espiritual y que se debe superar, sin caer en un derrotismo, en caso de que en algún momento cometiera involuntariamente esta acción. Debemos canalizar la vida sexual por los derroteros correctos, enseñarles que por medio de sueños húmedos puede encontrar un alivio a su instinto sexual, que el deporte, el ejercicio físico y la vida sana es un elemento vital para la salud sexual, y la disminución de la tensión que la misma general. La masturbación es un “vicio solitario”, ya que siempre se ejecuta en el baño, o cuando uno está sólo y tiene tiempo para acariciarse, tocarse o pensar. Una buena receta para no ser arrastrado por nuestra carnalidad es bañarnos en los momentos en que más apurados estemos. Distraer la mente y evitar la soledad. Quemar muchas energías físicas ayuda a disminuir la tensión sexual, y descargar así la energía acumuladas. También debemos proporcionarles a nuestros adolescentes una correcta educación sexual para poder controlar y superar estas tendencias instintivas y guiarlas por el camino correcto. Se ha comprobado que la masturbación arraigada como un hábito continuo, puede producir problemas nerviosos, emocionales, desgaste físico y actitudes mentales morbosas, que pueden ocasionar trastornos sexuales que afecten “a posteriori” la salud matrimonial en la ejecución del acto sexual. Además, este acto provocado agota, desgasta y en algunos casos pueden producirles debilidad y trastornos en su salud física. Por lo tanto no es saludable. Hay que añadir a esto las influencias mundanas que llevan a los jóvenes a jugar entre sí con sus esfínteres, hacer comparaciones y competir para ver quien tiene el pene más grande. Todas estas acciones del 15

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mundo tienen un sentido morboso, reflejan una falta de pudor y una carencia total de una correcta educación sexual y moral, según la palabra de Dios. Sin embargo, podemos encontrar casos en que niños pequeños (entre los primeros cinco años de vida) le gusta jugar con sus esfínteres o, en algunos casos, con el de la niña o niño. Debemos ser cuidadosos en cómo actuemos en estos casos, pues muchas veces tales acciones obedecen a leyes sexuales innatas que deben ser correctamente canalizada, sin usar represión o actitudes que revelen una morbosidad o escándalo, pues en casi todos los niños de corta edad, éstas acciones son más un impulso que una morbosidad o malicia mental. Hay niños que aparentan masturbarse, ya que  juegan mucho con sus partes, o a veces se mueven de forma rara, estando boca abajo en sus camas. En tales casos hay que tener precaución en  juzgar o actuar, por lo que debemos buscar ayuda, y aprender a manejar sanamente estas inclinaciones, que son indicios de una tendencia sexual inconsciente, pero latente, que puede degenerar en situaciones peores si no se encauzan por el camino recto. La consejería, la educación correcta, la vida física activa y una comprensión del problema nos podrá ayudar a guiar a muchos jóvenes que confrontan estos problemas a soluciones prácticas que les puedan beneficiar en su desarrollo psicosexual y emocional, y en esta área del quehacer tiene que intervenir los pastores y líderes espirituales de las iglesias, recordando el adagio de los filósofos griegos que “en mente sana, cuerpo sano”.

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Capítulo 6 - Conceptos erróneos de la sexualidad En nuestro mundo actual se han tejido muchas “teorías” sexuales que distan mucho de ser conceptos correctos, desde el punto de vista moral o científico. Hay muchas revistas, libros, corrientes psicológicas y opiniones de pseudos-científicos que afirman cosas que, desde el punto de vista bíblico y ético, son grandes aberraciones. Algunas nacen de una tendencia secular vulgar que influye en el medio como una fuerza mercantil vendible. Por ejemplo, encontramos expresiones tales como “El ejercicio y la experiencia sexual previa al matrimonio nos da posibilidad de tener una mayor felicidad”; “ejercer y usar el órgano sexual hace que el mismo se desarrolle más”; “la represión de los deseos sexuales produce trastornos mentales”; “La castidad enferma, pues produce una inhibición destructiva”, etc. Lo triste es que hay médicos especialistas en la materia que les recomiendan a los jóvenes el practicar la masturbación y la fornicación, y algunos llegan a afirmar que obedecer “cualquier” impulso sexual es una forma de conservar la salud físico-emocional. Pero ¿cómo podemos desmantelar todas estas fábulas necias y artimañas del enemigo, que crean condiciones para una verdadera depravación sexual? El primer paso que debemos de dar es entender, desde el punto de vista biológico y ético, cual es el propósito divino del sexo. ¿Es el sexo un medio de placer o va acompañado de un fin determinado? Cuando queremos saber el fin de un objeto, lo primero que debemos hacer es leer el manual de instrucción que le acompaña. Este determina no solo el fin, sino también establece la forma adecuada en que debemos usar el tal objeto, ya sea un auto, una cadena de sonido, una cámara de video o un simple aparato eléctrico. De igual forma, el Dios que creó el sexo como parte la procreación de la especie humana, le dio instrucciones precisa para que supiera cómo y para qué sirve el mismo. Todo acto sexual está enmarcado dentro de un plan divino del cual tenemos que ser conscientes. El acto sexual obedece a un instinto. Este es un impulso sujeto a la atracción y el deseo, pero poseído o controlado por una inteligencia que determina la forma y el momento de ejercerlo. Cuando los deseos aparecen la mente debe llevar y evaluar estos deseos a la “obediencia de Dios” y si no está corrompida por el morbo pecaminoso, es posible guardarse y controlarse. Algunos falsos maestros sexuales de la escuela diabólicos afirman que el reprimir el instinto es dañino a la salud, pero la realidad nos muestra todo lo contrario. Los instintos, como las corrientes de las aguas 17

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fuertes, si se desbordan de su cauce, pueden destruir más que edificar. El peligro que hay en la promiscuidad sexual se evidencia por los altos índices de enfermedades venéreas, contagio del SIDA, y problemas morales en nuestra sociedad. Los órganos genitales del hombre no necesitan desarrollarse por medio de la práctica contigua, para su plena realización, con experiencias previas al matrimonio. El pene del hombre carece de músculos, y por lo tanto su dimensión obedece a factores genéticos y no de ejercicios. La teoría de “si no tienes mujer y haces el amor te vuelve loco” es una gran mentira diabólica. Nadie se enferma por ser casto, al contrario, la vida libertina y el uso de mujeres prostitutas pueden producir serias y graves enfermedades, entre ellas el mortal SIDA. La teoría de que la inexperiencia sexual no ayuda a una plena satisfacción matrimonial es otra de las mentiras satánicas que más perjudica a la felicidad matrimonial. Si la mujer es virgen ¿Por qué no lo debe ser también el hombre? Cuando ambos se enfrentan en igual condición a una relación sexual se ayudaran más, el hombre aprenderá a satisfacer a su mujer y no la tomara como objeto, y tendrá menos peligros de aprender malos hábitos sexuales que por lo generan se adquieren con las mujeres de mala vida que se venden para satisfacer al hombre, siendo un objeto de placer. La igualdad de condiciones hace más factible la identidad sexual y la ayuda mutua, esto es cuestión de lógica, por lo tanto las experiencias prematrimoniales en vez de ayudar, perjudican la realización mutua de la pareja y muchas malas costumbres se adquieren con la misma. Una vez un joven me dijo que se masturbaba porque si no lo hacia el semen se le subía a la cabeza y se volvía loco, ¿Habrán escuchado estupidez tan grande? Pero nuestro mundo está lleno de teorías y fantasías que provocan al hombre y a la mujer a una vida sexual fuera del designio divino. Debemos capacitarnos sobre la sexología científica y bíblica para poder guiar a miles de adolescentes por el camino correcto según el esquema provisto por Dios, de lo contrario, el sexo, que podía ser una llamita que alumbre el futuro de la humanidad, se puede convertir en un fuego que todo lo arrasa, hasta dejar en ruina nuestra humanidad.

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Capítulo 7 - ¿Es posible la castidad? En nuestro mundo el sexo se ha convertido más que en un fin, un negocio bien rentable. Entre las industrias ilegales, o destructivas que dominan el mundo moderno, además del narcotráfico, el contrabando de armas, la corrupción, está la trata de personas y la explotación sexual. Esta inducción a la depravación sexual favorece a los que negocian con la prostitución, la pornografía, trata de personas, medicamentos afrodisíacos y médicos que practican cambios sexuales y el aborto. Para afianzar el negocio del sexo se necesita explotar la feminidad, usando los atractivos de la mujer como enganche para la publicidad, además de forjar una serie de teorías que favorezcan la fornicación y las perversiones sexuales. Una de ella es la absurda afirmación de que no es posible guardarse casto para el matrimonio, y recomendándole a los adolescentes a vivir una vida sexual libertina, promoviendo la industria el uso del condón como supuesta garantía de protección sexual. En nuestro mundo se le exige a la mujer ir casta al matrimonio, pero ¿Y qué del hombre? A los varones se les alientan a relaciones sexuales prematura con el cuento de que órgano que no se ejercita, se atrofia, y que debe adquirir experiencia para el matrimonio, y el guardarse si acto sexual lo puede volver loco etc. todas esta teorías con falsas mercantiles para explotar el instinto sexual. Lo primero que debemos saber es que no hay base científica para afirmar que el órgano genital masculino se atrofia si no se usa, porque en el mismo no hay un solo musculo. La erección se ejecuta cuando la sangre se concentra en los huesecitos que forman la estructura del pene[22]. Así que es inútil hacer ejercicio para agrandar el pene y es falso que si no se usa, se atrofia. La castidad es demandada por Dios para ambos (hombre y mujer) y es por ello que la Palabra nos ordena apartarnos de toda fornicación (1 Cor 6:18, 1 Tes. 4:3, Ef. 5:3, Col 3:5,) y nos ha proveído el sueño húmedo o la eyaculación nocturna para obtener un desahogo a nuestras necesidades sexuales. En realidad las parejas que van al matrimonio casto se ayudaran más, aprenderá instintivamente y se descubrirán sanamente a sí mismo. Sin embargo la vida sexual libertina conduce a muchos riesgos, entre ellos esta las enfermedades sexuales, y el mortal SIDA, además de los conflictos originado en costumbres inmorales, que una mujer decente no va a permitir. Hay que añadir a lo anterior, la problemática mental y emocional que origina una vida loca en lo que son las relaciones sexuales. Hay más enfermos mentales por vivir en pasiones sexuales desordenadas, que por mantenerse casto y puro para el matrimonio. La tendencia liberal de la sociedad es promover la relación segura fuera del matrimonio, aceptando como normal la fornicación en adolescentes y 19

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 jóvenes, por lo cual, se hacen campañas del uso del condón para evitar las enfermedades de transmisión sexual, pero poco o nada se hace para promover el principio bíblico de la castidad, única garantía de prevenir el SIDA y la causante de la existencia de miles de madres solteras e hijos sin padre, así como el aumento de la terrible crueldad del aborto. La castidad depende de la salud mental del individuo, y de los principios bíblicos de la santidad que recibe desde niño en lo cual se establece el temor de Dios como principio de sabiduría, así y una correcta educación sexual, para no ser víctima de la mentira de la propaganda sexológica que alienta el erotismo y la pornografía. Trabajemos para levantar una generación de jóvenes que vivan en castidad.  AMEN ________________________________________

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Bibliografía 1. Una de las causas de mayor corrupción sexual en nuestro tiempo radica en la enseñanza torcida que se da a través de muchas revistas, películas y conceptos anticristianos, en donde se trata de enseñar la satisfacción plena adoptando actos que van contra la moral, la lógica y la misma naturaleza. 2. Zángano: El macho de las abejas que solo sirve para procrear y su número es limitado en la colmena por las abejas obreras, ya que no trabajan en las mismas. De ahí la expresión “eres un zángano” para referirse a los vagos. 3. Mientras los seres humanos realizan por medio del acto sexual el coito, en los animales esta acción se le denomina “copulación”; de copular que significa unirse sexualmente el macho y la hembra de los animales. 4. Ver Génesis 1:25,27 5. Si se le llamo “varona” era porque formaba parte del hombre en igualdad. Génesis 2:23. 6. El término “descubrirse” hace alusión a la acción de aprender juntos algo, es el dar pasos por medio de los cuales ambos se ayudan para alcanzar una realización plena dentro de la vida sexual. 7. Sadismo: Tuvo su origen del marques Donatien Alfonse Francoise Sade, (1740-1814) el cual en sus obrar hace referencia a ciertas degeneraciones sexuales, que según se cree las practicaba, como el obtener excitación sexual produciendo daño en otra persona. 8. Clímax: Momento culminante del acto sexual, es sinónimo de orgasmo. 9. Poligamia: Régimen en el que una persona (polígamo) de uno sexo están unido a más de un cónyuge. La acción de vivir con varias mujeres. 10. Tendencia permisiva adoptada por la filosofía pragmática de la sociedad moderna. Ciertas corrientes psicológicas demandan dar rienda suelta a los deseos, afirmando que la represión puede ser dañina, por lo que nace un liberalismo social que es permitirlo todo, no viendo nada malo. 11. Éxodo 20:14, Levítico 20:10 nos muestra la prohibición con otras mujeres fuera del matrimonio. En el concepto fornicar se incluía cualquier acto sexual con otra mujer que no sea la esposa, antes o después del matrimonio. 12. Fornicar en la etimología latina (forneia) indica relación sexual fuera del matrimonio. En griego “porneia” se amplía este concepto. 13. Esta palabra aparece más de 447 veces en el N.T. y tiene mucho significado, por lo que hay que tener cuidado en su análisis. 21

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14. Transexual: Persona que se ha sometido a una operación quirúrgica para cambiarse el sexo. 15. Fetichismo: El uso de objetos para obtener con ellos estímulos sexuales. 16. Masoquismo: El obtener placer sexual mediante la tortura física. 17. Necrofilia: Atracción sexual hacia los cadáveres. 18. Uno de los graves problemas de la vida sexual sin matrimonio es la proliferación del fenómeno de las madres solteras, que originas hijos que al no tener un padre en el equilibrio formativo crecerán con conflictos emocionales serios, por lo que serán víctimas fácil de las drogas, delincuencia o problemas de índole psicológico. 19. (S.I.D.A) Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida. Enfermedad mortal que se incuba por medio de un virus trasmitido por sangre o semen y que destruye las defensas del cuerpo humano. 20. El reclamo que hacen los deportistas y militares para objetar tener compañeros homosexuales es el hecho de que tienen que convivir, andar y bañarse juntos, originando el morbo de ellos en tales casos. Razonándolo, es lo mismo que dejar a las mujeres bañarse con los hombres desnudos, ya que la morbosidad y la codicia sexual despertarían en uno de los dos grupos la pasión sexual. En tal caso debería haber duchas separadas. 21. Muchas desviaciones sexuales son causadas por el abuso sexual originado por la familia de menor. Según investigaciones publicadas en Estados Unidos el índice de incesto ha aumentado de forma alarmante en la última década. 22. El pene humano está conformado por tres columnas de tejido eréctil: dos cuerpos cavernosos y un cuerpo esponjoso. Los primeros se encuentran uno al lado del otro en la parte superior del pene, mientras que el último se ubica en la parte inferior. Se conoce como erección al estado en el que el pene se vuelve rígido y aumenta de tamaño, debido a que su tejido interno (cuerpos cavernosos) se llena de sangre. Enciclopedia Wikipedia. Editado y digitalizado por: Carlos Centeno email: [email protected] https://www.facebook.com/karlillos22 www.twitter.com/carloscentenoc www.instagram.com/carloscentenoc

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