La Sabiduría Del Yoga

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La Sabiduría del Yoga

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Resumen

En estos tiempos de turbulencia, un libro como La Sabiduría del Yoga es oportuno por los puntos de referencia que proporciona para percibir, observar y trabajar con el Samsara. La forma de llegar al Yoga es muy personal; sin embargo la mayoría de las veces lo hacemos por vivir en los umbrales del dolor del alma, porque la búsqueda nos ha movido a buscar otra cueva. Al leer este libro se nota que el mismo patrón de sufrimiento que tuvieron los sabios de la antigüedad, son los mismos mismos que vivimos hoy las personas comunes. La diferencia, diferencia, tal perece, es que los sabios usaron este sufrimiento como el medio de despertar a esa sabiduría. La sabiduría es la forma de estructurar esos conocimientos, procesos y herramientas. Conformar una filosofía y una tradición referente como mapa para trabajar el sufrimiento sufrimiento y arribar a otras fronteras conceptuales, conceptuales, otras realidades que permitan liberar: despertar conciencia. Aportaciones Aportaciones personales de este libro: 

Lo que percibimos como realidad es un punto de vista que depende de nuestros conceptos sobre el flujo energético que emana desde las profundidades profundidades del infinito.

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Los problemas por lo tanto, están contenidos dentro de los conceptos personales en el presente.

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La dualidad existe como parte humana. La fuerza del espíritu es una, el Sol es uno; solo hay variaciones en la intensidad de esta fuerza.

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El sufrimiento se genera como parte de la conceptualización de la realidad. La Dualidad la percibimos como la diferencia de intensidades de una sola fuerza o energía.

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El sufrimiento es personal y colectivo y está contenido en los dogmas predominantes. predominantes.

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Haciendo una pausa entre el síntoma y la acción se puede percibir la tentación; la fuerza del espíritu trabajando, el sufrimiento también hace una pausa.

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El sufrimiento se ha conformado como un hábito y solo otro hábito consciente y disciplinado puede cambiarlo.

Aspectos por trabajar: 

Los nuevos hábitos y estados de conciencia propiciados por la práctica consciente del Yoga, crean otra frecuencia vibratoria dentro y fuera de la persona que lo practica.

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No buscar seguir los pasos de los sabios, sino buscar lo que buscaban ellos.

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No usar la dualidad para experimentar el éxtasis de la vida sino la fuerza única del espíritu.

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La práctica permite al observador tener mayor presencia en el campo de acción, tomando conciencia cada acto, cada pensamiento y en cada momento.

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Cuando un sufrimiento ha sido resuelto por una masa crítica da la sociedad, ese problema pierde atención y por lo tanto fuerza y presencia.

La realidad son nuestros propios conceptos. Tal conceptos. Tal parece que cada concepto, cada palabra va dirigiendo nuestra atención a puntos particulares delimitando nuestra visión, acción, creatividad y por lo tanto posibilidades.

El significado de los conceptos que manejamos son los que dan fuerza a nuestra realidad. Un concepto para nosotros desconocido, aunque sea muy energético en otras culturas, si no conocemos su significado no tiene fuerza en nuestra realidad; y por lo tanto este no puede construir o destruir. Cuando separamos

el bien del mal,  cualificamos la energía y esto propicia consternación.

Personalmente pienso como lo insinúa el autor del libro: la fuerza o energía que experimenta el cuerpo son intensidades de la misma cosa, propiciadas por el trabajo de la práctica y la meditación. Si hay una baja intensidad de energía en el cuerpo, se manifiesten determinados síntomas. Lo que experimenta el cuerpo es el resultado del estado de la mente y el acceso a determinadas intensidades de energía. Cada cultura tenemos conceptos y dogmas elaborados que determinan los umbrales de la realidad. Y necesariamente para pertenecer a alguna cultura debemos vivir su filosofía, sus costumbres, sus reglas, etc. Ello conlleva a pensar y sentir de manera similar; máxime si la cultura se hereda desde el nacimiento. No obstante la filosofía de una cultura, el materializar los conceptos en biología en una persona es diferente en cada individuo. Siempre hay huecos dentro de ese entramado de conceptos, huecos por donde se filtran otras dimensiones desconocidas y que el dogma cultural no logra cubrir o explicar, y solo suele calificarlo como malo, retirarnos de él o sellarlo. Cuando hacemos la práctica del Yoga, lo expuesto hasta aquí va tomando vida como algo que está ahí, ha estado y estará siempre. Sin la conciencia que proporciona la práctica y la meditación la ausencia de observación hace parecer que el sufrimiento es parte sustancial de nosotros, por lo que permitimos su manifestación de manera sumisa. La práctica del Yoga y la meditación nos hace tomar conciencia del  juego del Samsara. “Cuando se practican los componentes del Yoga, las impurezas menguan; entonces puede brillar la luz del entendimiento, iluminando el camino a la atención discerniente.”   [2.28.]. Patanjali.

El punto crucial del estado de conciencia es aprehender el momento en que se presenta el síntoma que lleva al sufrimiento. Observar la tentación entes de pasar a la acción, la lucha es hacer una pausa entre el síntoma y la acción para sentir la expresión de la fuerza del espíritu. El hacer esta pausa se genera una descarga sentimientos dolorosos o de culpa; llegando a la sanación emocional. La contención conlleva a experimentar por lo tanto, un periodo de silencio como un primer paso para conseguir la verdad. El silencio no para el flujo de los pensamientos, sino al contrario se generan aún más, por lo tanto el practicante se vuelve consciente de lo tipos de pensamientos que llenan su mente. Observar tal parece ser el estado que libera la mente de una carga para la que no fue hecha: ayunar de palabra pensamiento y obra. Todo se reduce a una lucha personal para cumplir lo que dice el Kibalion: como es adentro es afuera. Nuestra lucha personal continúa hasta los últimos días: buscar lo que buscaban los sabios de la antigüedad con base en la práctica y la meditación. José Honorio Omaña Jiménez Septiembre 2013.