La Obra Artística Como Forma Expresiva
October 5, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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LA OBRA ARTÍSTICA COMO FORMA EXPRESIVA Susanne K. Langer* Una obra de arte es una forma expresiva creada para nuestra percepción a través de los sentidos o la imaginación, y lo que expresa es sentimiento humano. Aquí debe tomarse la palabra "sentimiento"en su acepción más amplia, representando todo lo que puede sentirse, desde la sensación física, el dolor y el alivio, la excitación y el reposo, hasta las más complejas emociones, tensiones intelectuales o bien los tonos de sentimiento constantes de una vida humana consciente. Al enunciar qué es una obra de arte acabo de emplear las palabr palabras as "forma", "expresiva" y "creada" "creada".. Se tratatérmino, de las palabras dedicaremos atención. en primer qué es loclaves. que seSucesivamente quiere decir, enles este contexto, alnuestra hablar de forma. Examinemos, La palabra tiene múltiples significados, igualmente legítimos todos ellos para diversos di versos fines; e incluso en lo tocante al arte tiene diversos significados. Por ejemplo, puede referirse —y a menudo así ocurre— a esas estructuras familiares y típicas que se conocen con los nombres de soneto, sextina o balada en poesía, de sonata, madrigal o sinfonía en música, de contradanza c ontradanza o ballet clásico en coreografía, etcétera. No es esto a lo que me refiero; o, mejor dicho, esto sólo constituye una parte muy pequeña de lo que quiero dar a entender. Hay otro sentido en que los artistas hablan de "forma"; por ejemplo, cuando dicen que "la forma sigue a la función" declaran que una cualidad compartida por todas las obras de arte válidas es "forma significante" o bien titulan un libro El problema de la forma en la' pintura y la escultura, La vida de las formas en el arte o En busca de la forma. Al proceder así emplean la palabra "forma" en un sentido más amplío, que por un lado está próximo al significado más común y popular, a saber, nada más que la forma de una cosa y, por otro lado, está próximo al significado nada popular que tiene la palabra en el campo científico y filosófico, en el cual designa algo más abstracto. "Forma" en su sentido más abstracto equivale a estructura, a articulación, a un * Susanne K. Langer, Los problemas del arte, Ed. Infinito, Buenos Aires, 1966, pp. 23-34. 145 todo que resulta de la relación de factores mutuamente dependientes o, con más precisión, el modo en que se reúne el conjunto o todo. El sentido abstracto, que a veces es llamado "forma lógica", está incluido en la noción de expresión, al menos el tipo de expresión que caracteriza al arte. Por esto ocurre que cuando los artistas hablan de lograr la "forma", em emplean plean la palabra con una connotación algo abstracta, incluso cuando hablan de un objeto artístico visible y tangible en que dicha forma está presente. El concepto más recóndito de forma deriva, por supuesto, del concepto ingenuo, esto es, la forma material. Quizá el modo más sencillo de captar la noción de "forma lógica" consiste en ver de dónde deriva. Consideremos el tipo de forma m más ás evidente, la forma de un objeto, por ejemplo de una pantalla de lámpara. En cualquier tienda grande encontrarán ustedes un vasto surtido de pantallas para lámparas, l ámparas, en su mayor parte de un gusto atroz, y lo que es atroz es por lo común su forma. Entonces ustedes escogen la menos hiriente, quizá hasta buena, pero se percatan de que el color, pongamos por caso violeta, no hace juego con el cuarto; de modo que proceden a buscar otra pantalla de la misma forma pero de diferente color, quizá verde. Al reconocer esta misma forma en otro objeto, que es posiblemente po siblemente de otro material así como de otro otr o color, ustedes han abstraído, con toda naturalidad y facilidad, el concepto de esta pantalla de su impresión concreta de la primera pantalla. En seguida puede ocurrírseles que esta pantalla es demasiado grande para su lámpara; y entonces preguntan si tienen esta misma pantalla (con lo cual quieren decir una pantalla de la l a misma forma) en unas medidas más pequeñas. Y el empleado entiende lo que ustedes preguntan. Pero, ¿qué es lo mismo en la gran pantalla color violeta y en la pantalla verde chica? Nada más má s que las ínterrelaciones entre sus respectivas dimensiones diversas. d iversas. No son "la misma" ni siquiera en sus propiedades espaciales pues ninguna de sus dimensiones concretas son iguales; pero sus formas son congruentes. Sus factores f actores espaciales respectivos están reunidos del mismo modo, por lo cual ejemplifican la misma forma. Resultan verdaderamente asombrosas las complicadas abstracciones que hacemos en nuestro manejo m anejo cotidiano de formas; quiero decir, las sinuosidades y transformaciones a través de las cuales reconocemos la misma forma lógica. Consideren la semejanza de las dos manos. Pongan una sobre la mesa con la palma hacia abajo, superpongan la otra con la palma hacia arriba, del mismo modo que pueden haber superpuesto formas geométricas recortadas en la es-146cuela. Las manos no se parecerán en nada. Pero sus formas constituyen opuestos exactos. Sus respectivas formas se ajustan a una misma descripción, siempre que la descripción esté modificada por un principio de aplicación en virtud las en medidas leen un sentido para una mano y en otro modo: para la"En otra,dirección como uneste, horariodel decual trenes que la se lista de en estaciones está marcada del siguiente
lea hacia abajo; en dirección oeste, lea hacia arriba." Así como las dos manos ejemplifican la misma forma con un principio de inversión sobrentendido, del mismo modo la lista de estaciones describe dos modos de desplazarse, indicados por la advertencia "lea hacia abajo" para el uno y "lea hacia h acia arriba" para el otro. Y todos podemos abstraer el elemento común en estos dos viajes, el cual es denominado la ruta. Con un pasaje de vuelta sólo podemos volver por la misma ruta. El mismo principio relaciona a un molde con la forma de la cosa vaciada en él y establece su correspondencia formal o forma lógica común. Hasta el presente hemos considerado que sólo los objetos —pantallas de lámparas, marcos o regiones de la l a tierra— tienen formas. Los objetos tienen formas f ormas fijas; sus partes permanecen en relaciones bastante estables entre ysí.elPero tam existen substancias no tienen formas precisas, como son los gases, la bruma agua,también losbién cuales adoptan la formaque de todo espacio limitado que los contenga. Lo interesante en el caso de estos fluidos amorfos es que cuando se los pone en movimiento violento exhiben formas visibles, no limitadas por ningún recipiente. Piensen ustedes en el fugaz florecimiento de un cohete que estalla, en la nube en forma de hongo de una bomba atómica, en el embudo de agua o polvo que asciende girando en un torbellino. En el instante que se detiene el movimiento, o incluso cuando aminora su velocidad hasta cierto punto, esas formas se vienen abajo y la aparente "cosa" desaparece. No se trata, pues, en absoluto de formas de cosas sino de formas de movimientos o formas dinámicas. Sin embargo, ciertas formas dinámicas tienen manifestaciones más permanentes porque la substancia que las mueve y hace visibles es reabastecida constantemente. Una casc cascada ada parece colgar de la roca, agitando cintas de espuma. Naturalmente, en realidad nada hay allí en medio del aire; el agua pasa constantemente; pero hay más y más agua que sigue los mismos caminos, de modo que tenemos una forma duradera hecha y mantenida por su pasaje, es d decir, ecir, una forma dinámica permanente. También un río apacible tiene forma f orma dinámica; 147 si dejara de correr se secaría o se convertiría en un lago. Hace unos dos mil quinientos años, Heráclito observó que no es posible entrar dos veces al mismo río en el mismo punto... al menos si por río se entiende el agua y no su forma dinámica, el fluir. Cuando un río deja de correr porque el agua se desvía o se seca, queda el lecho del río, que a veces está cortado profundamente en sólida roca. El lecho está modelado por la corriente y registra como líneas grabadas las corrientes que han cesado de existir. Su forma es estática, pero expresa la forma dinámica del río. También aquí estamos ante dos formas congruentes, como un vaciado y su molde, pero en este caso la congruencia co ngruencia es más notable porque existe entre una forma dinámica y una forma estática. Dicha relación es iimportante; mportante; y volveremos a ocuparnos de ella cuando pasemos a considerar el significado de "forma viva" en el arte. La congruencia de dos formas perceptibles p erceptibles dadas no siempre es evidente por simple inspección. La forma lógica común que ambas exhiben sólo puede ponerse en evidencia cuando se conozca el principio con el cual relacionarla, como cuando comparamos las formas de las manos no mediante correspondencia directa sino mediante correspondencia de partes opuestas. Cuando las dos representaciones de la forma lógica única difieren en la ma mayor yor parte de los restantes aspectos se requiere una regla para equiparar los factores relevantes de una con los factores relevantes de la otra; es decir, se requiere una regla de traducción con la cual se muestre que un caso de la forma lógica corresponde formalmente al otro. La forma lógica en sí no es otra cosa que un concepto abstracto o, mejor aún, un concepto abstraíble. Por lo común no la abstraemos deliberadamente sino que únicamente la utilizamos como utilizamos nuestras cuerdas vocales al hablar, sin aprender primero todo lo relativo a su funcionamiento y aplicando luego n nuestro uestro conocimiento. La mayoría de los seres humanos percibe intuitivamente la similaridad entre sus dos manos sin pensar en ellas como cosas relacionadas inversamente; por la forma de un pie humano pueden adivinar la del hueco que hay adentro de un zapato de madera, sin necesidad de estudios abstractos de topología. Pero la primera vez que ven un mapa en la proyección de Mercator —con líneas paralelas de longitud que no se encuentran en los polos— les resulta difícil creer que corresponda lógicamente al mapa circular que usaban en la escuela, en el cual los meridianos se apartan hacia el ecuador y se encuentran en los dos polos. Las formas visibles de los continentes son diferentes en los dos mapas 148 y requiere la intervención del pensamiento abstracto, la equiparación entre las dos representaciones de una misma tierra. No obstante lo cual, en caso de estar acostumbrados a los dos tipos de mapa, verán probablemente las relaciones relacione s geográficas en una y otra forma fo rma con igual facilidad, puesto que dichas relaciones no son copiadas por ninguno de los dos mapas sino expresadas, expresadas con igual eficacia por ambos. Pues los dos mapas constituyen proyeccionesy diferentes de la misma forma lógica, que la tierra esférica exhibe en una tercera
proyección, esto es, en una proyección esférica. Una forma expresiva es cualquier totalidad perceptible o imaginable que exhiba relaciones de partes o puntos o incluso de cualidades o aspectos dentro de la totalidad, de modo m odo que pueda entenderse que representa otra totalidad cuyos cu yos elementos tienen relaciones análogas. El motivo m otivo de usar una forma tal como símbolo es, por lo común, que la cosa que representa no es perceptible o fácilmente imaginable. No podemos ver la tierra como un objeto. Hacemos que un mapa o una esfera pequeña expresen las relaciones de los lugares sobre la tierna y pensamos en la tierra por medio de ellos. La comprensión de una cosa a través de otra parece constituir un proceso hondamente intuitivo en el cerebro humano; hum ano; y es tan natural queparece a menudo nos resulta difícil distinguir lao forma simbólica expresiva lo que transmite. El símbolo ser la cosa misma o contenerla ser contenido por ésta. Unde chico atraído por un globo no dice: "Esto representa la tierra" sino que dice: "Miren, aquí está la tierra." Una identificación similar de símbolo y significado está en la base de la difundida concepción de los nombres sagrados, de la eficacia física de los ritos y muchos otros fenómenos primitivos pero persistentes en la cultura. Si menciono esto ahora es porque tiene una relación con nuestra percepción del significado del arte. El lenguaje constituye el más asombroso y perfeccionado artificio simbólico que haya desarrollado la humanidad. Mediante el lenguaje podemos concebir esas cosas intangibles e incorpóreas que denominamos nuestras ideas y los elementos igualmente poco ostensibles de nuestro mundo perceptual que llamamos hechos. En virtud del lenguaje podemos pensar, recordar, imaginar y finalmente concebir un universo de hechos. Podemos describir cosas y representar sus relaciones, expresar reglas de sus interacciones, especular y predecir y proseguir un dilatado proceso de simbolización conocido con el nombre de razonamiento. Y, por sobre todo, podemos comunicarnos produciendo una ceñida agrupación de palabras audibles o visibles, 149 dentro de un molde conocido por todos y que se entiende fácilmente para reflejar nuestros variadísimos conceptos y perceptos y sus interconexiones. Este uso del lenguaje constituye el discurso; y la, pauta de discurso es conocida con el nombre de forma discursiva Se trata de una pauta sumamente variable y de asombroso poder. Se ha impreso en nuestro pensamiento tácito, de modo que a toda reflexión sistemática la llamamos "pensamiento discursivo". Ha constituido, mucho más de lo que piensa la mayoría de las personas, el marco mismo de nuestra experiencia sensorial, ese marco de hechos objetivos en que llevamos a cabo las acciones prácticas de la vida Pero, incluso la pauta discursiva tiene sus límites en cuanto a utilidad. Una forma expresiva puede manifestar cualquier complejo de concepciones que, por conducto de determinada regla de proyección, resulte congruente con ella, es decir, que parezca ser de esa forma. Cuanto exista en la experiencia sin llevar la impronta —directa o indirectamente— de la forma discursiva no es comunicable discursivamente o, en el sentido más estricto, pensable lógicamente. Es inarticulable, inefable; y, conforme prácticamente a todas las teorías filosóficas serias de hoy, es incognoscible. Pero, existe una gran franja de experiencia que es cognoscible, no sólo como impacto inmediato, informe, sin sentido, sino como un aspecto de la intrincada trama de la vida, pese a lo cual se resiste a la formulación discursiva y, por lo tanto, a la expresión verbal Se trata de lo que a veces llamamos el aspecto subjetivo de la experiencia, el sentimiento directo de ella: cómo es el despertar y el moverse, el estar soñoliento, el ir cada vez más lentamente, o el ser sociable, o el sentirse autosuficiente pero solitario; qué es lo que se siente cuando se persigue un pensamiento esquivo o se tiene una gran idea. Todas estas experiencias sentidas directamente carecen por lo común de nombres; si son nombradas, lo son mediante las condiciones externas que las acompañan normalmente. Sólo las más notables entre ellas tienen nombres, como ser "ira", "odio", "amor", "miedo" y colectivamente son llamadas Pero sentimos muchas cosas que nunca"emoción" llegan a ser emociones designables.
Los modos en que somos conmovidos son tan variados como las luces en un bosque; y pueden entrecruzarse, a veces sin eliminarse, modelarse y disolverse, oponerse, explotar en pasión o transfigurarse Todos estos elementos inseparables de la realidad subjetiva componen lo que llamamos la "vida interior" de los seres humanos. La división habitual de ese torrente vital en unidades mentales, emocionales y sensoriales es un esquema arbitrario de simplificación qué hace posible la manipulación científica en considera150medida; pero ya podemos estar próximos al límite de su utilidad, ble es decir, próximos al punto en que su simplicidad se convierte en un obstáculo para proseguir la indagación y los descubrimientos en vez de ser esa proyección lógica reveladora y siempre adecuada que se esperaba que fuera. A decir verdad, todo aquello aquello que se resiste a la proyección en la forma discursiva del lenguaje es difícil de concebir y quizás de comunicación imposible, en el sentido cabal de la palabra "comunicación". Pero, afortunadamente nuestra intuición lógica o percepción de la forma es en realidad mucho más poderosa de lo que creemos por lo común, y nuestro conocimiento —conocimiento genuino, entendimiento— es considerablemente más vasto que nuestro discurso. Hasta en el uso del lenguaje, si queremos nombrar algo que es demasiado huevo para tener un nombre (por ejemplo, un aparato recién inventado o un ser vivo recién descubierto) o queremos expresar una relación para la que no hay verbo u otro vínculo verbal, recurrimos a la metáfora; lo mencionamos o lo describimos describim os como si fuera alguna otra cosa, algo análogo. El principio de la metáfora consiste sencillamente en el principio de decir una cosa y dar a entender otra, esperando que se entienda que uno se refiere a la otra Una metáfora no es lenguaje, es una idea expresada mediante lenguaje, una idea que a su vez funciona como un símbolo para expresar algo. No es discursiva y por lo tanto no hace realmente un enunciado de la idea que transmite; pero formula una nueva concepción para nuestra aprehensión imaginativa directa. A veces nuestra aprehensión de una experiencia total está mediada por un símbolo metafórico porque la experiencia es nueva y el lenguaje sólo tiene palabras y frases para las nociones familiares. En tal caso una ampliación del lenguaje seguirá paulatinamente a la captación inarticulada, y la expresión discursiva prevalecerá sobre el prístino símbolo no discursivo. Én mi opinión, tal es el progreso normal del pensamiento y el lenguaje humanos en todo ese dominio del conocimiento en que el discurso es posible de algún modo. Pero la presentación simbólica de la realidad subjetiva para la contemplación no sólo está experimentalmente más allá del alcance del lenguaje, es decir, no está sencillamente más allá de las palabras que tenemos; es imposible en el marco esencial del lenguaje. A esto se debe que los especialistas en semántica que sólo reconocen el discurso como forma simbólica tengan que considerar que la vida entera de los sentimientos es informe, caótica, capaz únicamente de expresión sintomática, representada típicamente por exclamaciones como "¡Oh!", "¡Ay!", "¡Mi madre!" 151 Por lo común ellos creen que el arte es una expresión de sentimiento pero que la "expresión" en el arte es de esta índole, indicando que el orador tiene una emoción, dolor uuna otraclave experiencia personal, posiblemente dándonosun también para el tipo
general de experiencia que es —agradable o desagradable, violenta o suave— pero sin exponer objetivamente ante nosotros ese trozo de la vida interior para que podamos comprender su complejidad, sus ritmos y mudanzas de apariencia total. Las diferencias en tonos de sentimiento u otros elementos de la experiencia subjetiva son consideradas diferencias cualitativas, que es preciso sentir para apreciar. Además, como no tenemos tenemos acceso intelectual a la pura su subjetividad, bjetividad, el único modo de estudiarla consiste en estudiar los síntomas de la persona que tienefisiológica, en el momento experiencias subjetivas. Esto lleva a una psicología que constituye un campo de estudios muy importantes e interesantes. Pero que no nos dice nada en lo relativo a los fenómenos de la vida subjetiva y que a veces simplifica el problema afirmando que dichos fenómenos no existen. Ahora bien, a mi juicio la expresión del del sentimiento en una obra de arte —la función que hace que la obra sea una forma expresiva — no es en absoluto sintomática. Un artista que trabaja en una tragedia no por esto ha de hallarse en un estado de desesperación personal o de violenta conmoción; nadie, a decir verdad, podría trabajar en semejante estado de ánimo. Su espíritu estaría es taría preocupado por las causas de su desorden emocional. La autoexpresión no exige composición y lucidez; un bebé que chilla da a sus sentimientos más expansión que todos los compositores musicales, pero, por nuestra parte, no vamos a una sala de conciertos a oír chillar bebés; y, de hecho, si alguien lleva allí a un bebé chillón es muy probable que nos retiremos. No queremos la autoexpresión. Una obra de arte presenta el sentimiento (en el sentido amplio que mencioné antes, es decir, como todo aquello que puede sentirse) para nuestra contemplación, haciéndolo visible, audible o perceptible de otro modo a través de un símbolo que no puede inferirse de un síntoma. La forma artística es congruente con las formas dinámicas de nuestra vida sensorial, mental y emocional directa; las obras de arte son proyecciones de la "vida sentida", según la llamaba Henry James, en estructuras espaciales, temporales y poéticas. Son imágenes del sentimiento que lo formulan para nuestro conocimiento. Y es artísticamente bueno todo aquello que articula y presenta el sentimiento para nuestra comprensión. Las formas artísticas son más complejas que todas las demás formas simbólicas que conocemos. A decir verdad, no es posible abs152 traerlas de las obras que las exhiben. Nosotros podemos abstraer una forma de un objeto que tiene esta forma; pasando por alto para ello el color, el peso y la textura, e incluso el tamaño; pero para el efecto total que es una forma artística cuenta el color, y cuentan el espesor de las líneas y la apariencia de la textura y el peso. Determinado triángulo es el mismo en cualquier posición, pero para una forma artística su ubicación, su equilibrio y sus contornos no son indiferentes. La forma, en el sentido en que los artistas hablan de "forma significante" o "forma expresiva" no es una u na estructura abstraída sino una aparición; y los procesos vitales de sentido y emoción que expresa una buena obra de arte le parecen al espectador estar contenidos directamente en ella, no simbolizados sino realmente presentados. La congruencia es tan notable que símbolo y significado aparecen como una sola realidad. A decir verdad, según ha escrito un psicólogo que a la vez es músico, "la música suena como los sentimientos sienten". Y del mismo modo, encolores, la buena o arquitectura, las formas y los laspintura, líneas escultura y las masas
equilibradas se ven como las emociones, las tensiones vitales y sus soluciones se sienten. Un artista expresa, pues, el sentimiento, pero no del mismo modo que el político descarga su indignación o el bebé llora y se ríe. El artista formula ese aspecto esquivo de la realidad que por lo común es considerado amorfo y caótico; es decir, objetiva la esfera subjetiva. Lo que expresa no son, por consiguiente, sus propios sentimientos reales sino lo que él sabe sobre el sentimiento humano. Una vez que está en de posesión un rico simbolismo,personal. ese conocimiento sobrepasar hecho adetoda su experiencia Una obra puede de arte expresa una concepción de la vida, la emoción, la realidad interior. Pero no es una confesión ni un rapto emocional congelado; es una metáfora desarrollada, un símbolo no discursivo que articula lo que es verbalmente inefable, esto es, la lógica de la conciencia misma.
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