La Nueva Jerusalén

LA NUEVA JERUSALÉN Apocalipsis 3:12; 21:2.

¿Cuándo estará en la tierra la Nueva Jerusalén?

• Desde Apocalipsis 13 hasta Apocalipsis 22, Tenemos un orden cronológico.

Siguiendo la secuencia cronológica de esta serie de capítulos, la Nueva Jerusalén estará en la tierra después de los mil años en el cielo. Sabemos por la inspiración que, cuando los impíos sean destruidos, la Nueva Jerusalén estará en la tierra antes de ser renovada, resguardando a los justos.

• Estará en la tierra por la eternidad (Apocalipsis 21:1-4).

• “Al fin de los mil años Cristo regresa a la tierra. Lo acompaña la hueste de

redimidos, y le sigue una comitiva de ángeles. Al descender en majestad aterradora, manda a los muertos impíos que se levanten para recibir su condenación. Se levanta su gran ejército, innumerable como la arena del mar. ¡Qué contraste entre ellos y los que fueron resucitados en la primera resurrección! Los justos estaban revestidos de juventud y belleza inmortales. Los impíos llevan las huellas de la enfermedad y de la muerte. (La fe por la cual vivo, 357).

¿Por qué se llama “la Nueva Jerusalén”? • Jerusalén fue la capital del reino unido de Israel y del posterior reino de Judá

hasta su destrucción en el año 70 d.c. Judíos de todo el mundo conocido subían a adorar a Jerusalén, en especial en ocasión de la pascua, convirtiendo a Jerusalén era la metrópoli del mundo judío.

• La nueva Jerusalén es llamada así porque cumple la misma función. Santos de

toda la tierra y seguramente de todo el universo vendrán a la ciudad para adorar a Dios (Isaías 66:23).

• El nombre con el que conoceremos a la ciudad después del milenio será el dado en Ezequiel 48:35,

• Allá está la Nueva Jerusalén, la metrópoli de la nueva tierra glorificada, “corona de hermosura en la mano de Jehová, y una diadema real en la mano de nuestro Dios”. Isaías 62:3 (VM). “Su luz era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, transparente como cristal”. Apocalipsis 21:11 (VM). “Las naciones andarán a la luz de ella: y los reyes de la tierra traen a ella su gloria”. vers. 24. El Señor dijo: “Me regocijaré en Jerusalén, y gozaréme en mi pueblo”. Isaías 65:19... (¡Maranata: El Señor Viene! Pag 354).

• Allí está la nueva Jerusalén, la capital de la tierra renovada, “corona de gloria en la

mano de Jehová y diadema de realeza en la mano del Dios tuyo”. Su luz es “semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal”. “Las naciones que hayan sido salvas andarán a la luz de ella y los reyes de la tierra traerán su gloria y su honor a ella”. Isaías 62:3; Apocalipsis 21:11, 24. (La Única Esperanza, pág 171)

Descripciones de la Nueva Jerusalén. • Apocalipsis 21:9-27, 22:1-5. • 12 puertas de perlas en los muros, cada una custodiada por un ángel. Cada puerta se llama como uno de los hijos de Jacob. (Apocalipsis 21:1213,21). Por ellas entran los 144,000 sellados (Apocalipsis 7:4-8).

• El muro de la

ciudad es de jaspe, mide 144 codos de alto tiene 12 cimientos que son doce piedras preciosas, además, estos cimientos llevan los nombres de cada uno de los doce discípulos. (Apocalipsis 21:17-20).

El primer cimiento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, ágata; el cuarto, esmeralda; el quinto, ónice; el sexto, cornalina; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista.

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• La ciudad es cuadrada, mas bien, cúbica. Según la tabla de conversiones que traen las Biblias al final, nos dicen que un estadio es igual a 180 metros, por lo cual si multiplicamos 180 metros x 12,000 estadios = 2,160,000 metros que equivalen a: 2,160 Km. 2,160 km. de alto, igual 2,160 km de profundidad, e igual 2,160 km. de anchura. Equivaldría a 1/6 parte de la tierra. Este es un factor importantísimo ya que se nos dice que la Nueva Jerusalén tendrá 2160 kilómetros de altura. Si es así, no tendremos que preocuparnos por vivir todos los salvos de todos los tiempos en esa ciudad solamente... ¡porque habrá espacio de sobra! (Apocalipsis 21:15-16).

• Las calles, plazas y

mansiones dentro de la gran ciudad son de oro (Apocalipsis 21:15,18,21).

No hay templo, no se necesit a la luz del sol ni de la luna, y sus puertas no se cierran. (Ap 21:2227).

En la ciudad de Dios ya no habrá noche. Nadie necesitará descansar ni deseará hacerlo. Nadie se cansará de hacer la voluntad de Dios ni de ofrecer alabanzas a su nombre. Siempre sentiremos la frescura de la mañana, y siempre estaremos lejos de su terminación. “Y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará”. Apocalipsis 22:5. La luz del sol será sobrepujada por un resplandor que no causará daño, pero que sobrepasará inconmensurablemente al fulgor de nuestro sol al mediodía. La gloria de Dios y del Cordero inundará la Santa Ciudad con luz inextinguida. Los redimidos caminarán a la luz de un día perpetuo en el cual no habrá sol. “Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero”. Apocalipsis 21:22. El pueblo de Dios tendrá el privilegio de mantener estrecha comunión con el Padre y el Hijo. “Ahora vemos por espejo, oscuramente”. 1 Corintios 13:12. Contemplamos la imagen de Dios reflejada, como en un espejo, en las obras de la naturaleza y en su trato con los hombres; pero entonces lo veremos cara a cara, sin un velo oscurecedor de por medio. Estaremos ante su presencia y contemplaremos la gloria de su rostro. (La historia de la redención, págs. 451,452)

• El rio de la vida nace en el

trono del Padre, el árbol de la vida está en medio de la calle principal de la ciudad a uno y otro lado del rio. El Señor iluminará por la eternidad. (Apocalipsis 22:1-5).

• Allí vimos el árbol de la vida y el trono de Dios, del que fluía un río de agua pura, y en cada lado del río estaba el árbol de la vida. En una margen había un tronco del árbol y otro en la otra margen, ambos de oro puro y transparente. Al principio pensé que había dos árboles; pero al volver a mirar vi que los dos troncos se unían en su parte superior y formaban un solo árbol. Así estaba el árbol de la vida en ambas márgenes del río de vida. Sus ramas se inclinaban hacia donde nosotros estábamos, y el fruto era espléndido, semejante a oro mezclado con plata.—Primeros Escritos, 17.

• Allí hay corrientes que manan eternamente, claras como el cristal, al lado de las cuales

se mecen árboles que echan su sombra sobre los senderos preparados para los redimidos del Señor. Allí las vastas llanuras alternan con bellísimas colinas y las montañas de Dios elevan sus majestuosas cumbres. En aquellas pacíficas llanuras, al borde de aquellas corrientes vivas, es donde el pueblo de Dios que por tanto tiempo anduvo peregrino y errante, encontrará un hogar.—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 734.

Sabremos quienes somos y quienes son nuestros semejantes.

• Allí conoceremos como somos conocidos. Allí hallarán aplicación más dulce y

verdadera el amor y las simpatías que Dios ha implantado en el alma. La comunión pura con seres celestiales, la armoniosa vida social con los ángeles bienaventurados y los fieles de todas las épocas, el sagrado compañerismo que une “toda la familia en los cielos, y en la tierra” (Efesios 3:15 (VM)), todas estas cosas se cuentan entre las experiencias del más allá. (La Educación, 296).

DIOS TE BENDIGA