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La luz de un nuevo día
La luz de un nuevo día
Era un habitáculo grande, más o menos como el de los demás. No había adornos, todo era metalizado en blanco para dar más luminosidad. Estaba todo lleno de aparatos eléctricos. Allí tenía su laboratorio particular con diversos aparatos médicos y algunos ordenadores de muy alta generación. A un lado, se hallaba una mesa cuadrada con varias sillas En uno de los rincones, había una puerta grande y metálica que daba a su habitación, en la que había una cama grande y una pequeña y estrecha ducha que se cerraba herméticamente con una mampara de cristal transparente. Y en aquella habitación, un ventanal. Un ventanal que jamás podía abrir. Estaba amaneciendo aunque hacía cuatro años que no veía el sol, tan sólo oscuridad, tan solo un cielo estrellado Maca, la oficial médico de la nave, se despertó, se quitó la ropa y se metió en la ducha. Apretó un botón y la mampara redonda y transparente se cerraba por completo. La temperatura del agua ya estaba automáticamente ajustada así que no tenía que esperar a que se calentara, hacia cuatro años que no tenía esa impresión de apartarse temiendo que el agua cayera fría. Otro botón automático le suministraba una cantidad perfecta de champú y de gel. Se terminó de duchar, y apretando otro botón un chorro de aire le secaba por completo el cuerpo y el cabello en algo menos de un minuto Salió de la ducha y se puso su mono gris con un cinturón de color plata brillante. Después, se calzó sus botas negras metalizadas de media caña. Parecían robustas, pero no pesaban, y las suelas eran gordas y antideslizantes acorde con el suelo de la Nave Central Era el año 2965, la Nave Central hacía ya cuatro años que había salido en una misión: rescatar a la nave Minority Hacía cuatro años que la nave espacial Minority, en busca de nuevos minerales, importantes para la supervivencia de la tierra, empezó a tener problemas con los reactores haciendo que la velocidad no fuera lo suficientemente alta, como para regresar en condiciones Así que la Nave Central partía en su búsqueda y rescate. Y lo consiguió. Hacía dos días, que rescataban por fin a los tres únicos supervivientes de siete que tenía la nave: Esther, Héctor y Begoña, tres ingenieros y expertos aeronáuticos que partían del planeta tierra hacía ya seis años. El resto de la tripulación, no había sobrevivido El equipo de la Nave Central, estaba compuesto por nueve tripulantes Dávila: Primer oficial, jefe de la misión Vilches: Segundo oficial, subjefe de la misión Cruz: Esposa de Vilches y primera ingeniera aeronáutica, encargada del mantenimiento de la nave
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Laura: Ingeniera informática, encargada de todas las comunicaciones de la nave y de todos los ordenadores de a bordo Rusti y Teresa: Encargados del puente de mandos Gabriela: Hija del primer oficial de la nave, Dávila, experta militar encargada de las armas y bombas Javier: Ingeniero mecánico Maca: Oficial médico de la nave Maca se dirigió a desayunar a la cocina. Allí ya estaban Vilches Cruz y Laura M: Buenos días C: Hola Maca ¿Qué tal? M: Bien... V: ¿No han despertado todavía? M: No, sus constantes vitales están en orden, la única que me preocupa es la rubia L: ¿Por? Esta mal... M: Bueno... su aparato de constantes vitales indica que hay alguna pequeña alteración en
las células cerebrales pero... imagino que será debido a la falta de oxígeno que empezó a faltar en su habitáculo de hibernación V: ¿Ya están desinfectados? M: Sí. Por eso Dávila me dijo que no haría falta dejarlos en cuarentena. Por cierto... ¿Dónde está Dávila? C: En el puente de mandos, con Rusti y con Teresa. Ponte un café Maca, lo acabo de hacer M. Uhmm... sí, ¡cómo huele! L: Acerca la cafetera, que me voy a echar un poquito más M: Voy La cámara estaba casi a oscuras. Los cuerpos de Esther, Héctor y Begoña yacían sobre unas camillas metálicas. Estaban estirados boca arriba, inconscientes, con sus manos fijamente amarradas a unasSus argollas anchas y metálicas, no caery en de que la nave sufriera turbulencias. rostros estaban pálidos, ypara sus sienes suscaso cuellos estaban conectados a través de unas ventosas a unas máquinas para ser controlados Hacía dos días que la Nave Central los rescató. Se les habían acabado los alimentos y el agua por lo que decidieron hibernar con la posibilidad de que sus mensajes de socorro hubieran sido atendidos y finalmente les rescataran. Y así fue, aunque la energía se acababa y cuatro de ellos murieron hibernando Del cinturón plateado de Maca, colgaba un pequeño aparato que de repente empezó a pitar y a parpadear M: (dejó rápidamente la taza y miró el pequeño monitor) ¡Una de las mujeres se ha
despertado! Se levantó corriendo seguida de sus otros tres compañeros y se dirigían a la cámara de recuperación, a través de los pasillos redondos de la nave, iluminados tenuemente con pequeños focos de luces azules
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De repente empezó a temblar. Las órbitas de sus ojos que estaban cerrados, se movían a gran velocidad. Su cuerpo cada vez convulsionaba más y más. Una gran sombra negra se acercaba más hacia ella, cuando estaba ya apunto de tocarla... E:
¡Noooooooooooooo, nooooooooooo, noooooooooo!
Gritaba estrepitosamente. Un mal sueño se había apoderado de ella. No se podía mover, estaba anclada de manos y pies E: Hahhhhh , haaaaaaa, (intentaba respirar) ahhhhhhhhh, ahhh... (la respiración se hacía
ya cada vez más pausada) Maca, Cruz, Vilches y Laura, llegaban a la sala de recuperación. Apretaron un botón y la puerta rápida y suavemente se abría. Fue corriendo hacia Esther M: ¡Está despertando! Corre Cruz, (se dirigía a la máquina de constantes vitales)
engancha este cable al botón de la ventosa que tiene en el cuello Mientras Cruz lo enganchaba, Maca tecleaba unas claves para saber el nivel de oxígeno que tenía. Después se acercó a ella M: ¡Esther! ¡Esther! (la cogía de la cara) E: (abría lentamente los ojos) M: ¡Tranquila Esther! Estás a salvo. Soy la doctora Macarena Wilson, de la Nave
Central. Hace dos días os rescatamos de la Minority E: (respiraba mejor aunque todavía con dificultad) M: Venga tranquila... estás a salvo V: Voy a avisar a Dávila Vilches se sentaba en una mesa donde había una pantalla. Apretaba un botón y la pantalla se conectaba con la sala de mandos D: (su rostro aparecía en pantalla) Dime Vilches V: Dávila, una de las supervivientes ha despertado D: ¡Buena noticia! ¿Qué tal está? V: Bueno... estamos en ello. Tiene el rostro pálido como un zombi de esos de... la noche
de los muertos vivientes, pero... parece que se va a recuperar, en fin... que... tendremos que racionar más la comida Ante ese comentario Maca y Cruz se le quedaban mirando y sonriendo como diciendo... “ya te vale” D: Jejeje, bien. Vilches, cuando puedas... te necesito aquí en el puente V: En unos minutos estoy ahí
Esther empezaba a abrir más los ojos. Su visión nublada se iba aclarando poco a poco. De repente, ante sí, vio a una mujer que la sonreía, con unos marrones y grandes ojos E: ¿Qué... dónde estoy?
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M: Tranquila, estás a salvo C: Todavía está mal Maca M: Esther (le acariciaba la frente) mira... soy la doctora Macarena Wilson. Estás en la
Nave Central. ¿Me escuchas? E: Sí M: Hace dos días os rescatamos de vuestra nave. Vuestros reactores habían perdido energía y mientras llegábamos os metisteis en las cámaras de hibernación. Llegamos a tiempo Esther... E: ¿Y los demás?... (decía todavía débil) M: Esther... tranquila... ahora tienes que descansar y recuperarte ¿vale? E: ¿Cómo sabes mi nombre? M: Llevabas tu placa... ¿recuerdas? Tu placa de identificación E: Mi placa... M: Esther, ahora tienes que tranquilizarte. El peligro ha pasado E: ¡El peligro!... ¿ha pasado el peligro?... M: Sí... tranquila, estás bien. Mira, ahora te voy a poner un relajante, tienes que descansar un poco y dormir E: ¡No! no quiero dormirme... no... (negaba con la cabeza) C: (acercándose a Esther) Esther... soy Cruz, la ingeniera de la nave. No te preocupes ¿vale? (le decía mientras Maca sacaba de una pequeña caja hermética una inyección con una dosis preparada de calmante) tienes que tranquilizarte, ya estás a salvo. Regresamos a casa... M: (cogía el brazo de Esther y le inyectaba el calmante) Venga... ahora toca... descansar un poco (le retiraba la aguja) E: No... (empezaba a cerrar los ojos, el calmante daba reacción al instante) no... no estoy... no... no estamos a sal... (se quedaba dormida) L: Jajajaja M: ¿De que te ríes? L: Es que... hace poco leí un libro, era... un autor del siglo... XXI creo... era de medicina y... jajajaja ¿sabéis que por aquellos tiempos los calmantes tardaban bastante en hacer efecto? C: Bueno... eran muy precarios pero... ¿recuerdas? Estamos en el siglo XXX... M: Venga chicas, voy a llevarla a la otra sala C: Te acompaño Maca M: Vale L: Yo voy a ver que hace Javier C: ¡Ay...! Ese Javier... (sonreía pillinamente mientras ayudaba a Maca a desenganchar a
Esther de todos los cables) Laura... recuerda que tienes novio... L: Sí, en la tierra, a millones de kilómetros de años luz... (arqueaba las cejas) y hace ya... cuatro años que no le veo. Y cuando le vea... hará ya ocho años (se quedaba pensativa) él... estará... ocho años más viejo que yo... ¡es la ventaja de hibernar! no se si... me seguirá pareciendo tan... atractivo C: Jajajaja ¡ya te vale! Jajajajaja M: Venga chicas, vamos Cruz, vamos a llevar a Esther Salían de la sala de recuperación Nada más cerrar la puerta, en silencio, Begoña, de golpe, abría totalmente los ojos. Sus pupilas estaban muy pequeñas, dejando ver el color azul de sus ojos. Un azul... quizá... demasiado intenso... Así como los abrió... de nuevo los cerraba rápidamente...
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Mientras, en el puente de mandos... V: Buenos días a todos D: Hola Vilches T: Hola Vilches R: Buenas... atención control (se dirigía a la tierra) os mando los parámetros de nuestra
situación (levantaba el brazo y apretaba unos botones de la consola que tenía encima de él) ¿recibido? D: ¿Ya se ha despertado la chica? V: Sí, parece que bien D: Vilches, mira esto (le señalaba la pantalla del radar) V: (en uno de los cuadrantes de la pantalla, aparecía un punto extraño) Es pequeño, no es un asteroide... D: Mira (apretaba de nuevo unas teclas y la imagen se agrandaba) V: Es... D: Sí Vilches, es la Minority; Ayer ya no la teníamos en pantalla, estaba demasiado lejos... V: Pero... Si apenas tenía energía para navegar... D: Eso es lo raro... (decía serio) estamos comprobando con la central nuestros parámetros. ¿Rusti? (le miraba para haber si había recibido respuesta desde la tierra) R: Sí Dávila, el rumbo es correcto, vamos camino de casa T: Comprobado Dávila (apretaba un botón y su sillón de mandos se separaba de la consola) estamos navegando en el retículo A3, camino a casa (se quitaba los auriculares) D: Es extraño, ¿no?. Ayer la Minority vagaba perdida en el espacio V: Sí... todo un cacharro de hierro perdido en el universo... T: ¿Puede que alguien estuviera vivo aún? y... no sé... quizá consiguiera hacerse con la nave... V: Imposible, Maca midió las constantes vitales y no había más que estos tres supervivientes. Los demás... todos muertos D: Lo que si pudiera haber pasado, es que la nave recuperara de alguna forma la energía yV:automáticamente dirijaloa comprobaron la tierra... todo, esa nave no tenía solución Dávila, Cruz... yseJavier D: Mira Vilches, llevó ya muchos años en el espacio. Ha habido veces que he pensado que nada tenía solución y... aquí sigo... V: Ya, ya... pero no sé... me resulta extraño R: Dávila, de momento... la nave se mantiene a la misma distancia V: No sé... lo mismo al rescatarlos, la nave sigue el rumbo de la nuestra, por impulsos electromagnéticos... D: Bueno... estaremos a la espera a ver que pasa. De momento... sigue a la misma distancia y no se percibe ningún tipo de movimiento. Oye, mi hija... ¿sabes si se ha despertado ya? V: Aún no la he visto pero... seguro que estará por ahí dándole al saco D: Jejeje. No cambiará (sonreía) En vez de enchufarse a la “entrenator”, para desarrollar bien sus músculos, sin cansarse... sigue... aficionada a los deportes que se practicaban hace... mil años... jejeje. No comprendo... eso de... de darse ostias los unos a los otros... V: ¡Sí!, le gusta sudar a la chica, ¡que le vamos a hacer!
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L: Hola Javi (sonreía) J: Hola (sonreía también, con un instrumental en la mano) L: ¿Qué haces? J: Esta puerta, no sube lo suficientemente rápido, pero... (apretaba el botón de apertura)...
ya está ¿ves? (la puerta se abría y cerraba nuevamente suave) L: Si es que... (sonreía) tenemos aquí al mejor ingeniero jejejeje J: Y aquí... a la mejor experta en telecomunicaciones. ¿Has tenido ya tus charlitas con alguien de la tierra? (le guiñaba un ojo) L: No, hoy no J: Ayer... tampoco... L: Ya... (arqueaba las cejas) J: ¿Pasa algo, te has enfadado con él? L: No, no... J: ¿Entonces? L: Javi es que... no sé... llevamos aquí cuatro años y aunque... hemos hibernado tres... J: ¡Pues por eso! , el tiempo no corre tanto... L: Para nosotros no, pero... ahí abajo... sí J: Sí... la verdad es que aquí... el tiempo pasa de otra forma... es como si no existiera L: Le veo... raro J: ¿Tú a él... o él a ti? L: Creo que... ambos, ambos nos vemos raros. Date cuenta que cuando salimos, estuvimos en contacto los seis primeros meses, y... después de los dos años que estuvimos hibernando... creo que... no es lo mismo. Es normal ¿no? tanto tiempo sin vernos... J: Bueno, él esta informado en todo momento de si estás bien o no... L: Ya... pero no nos hemos visto, no nos hemos hablado... y ahora, en estos últimos seis meses, después de la hibernación... J: Qué... L: Pues... que no es lo mismo, Javi. Me he tirado dos años sin compartir nada con él, ni una palabra, ni un beso, ni una... cita... privada... J: Ya pero... ¿y en estos últimos seis meses...? L: Nada... J: ¿Nada? L: (negaba con la cabeza) No sé... le noto raro, y... es normal; es difícil mantener una
relación tan distante en el espacio y en el tiempo... J: ¡Ya! (sonreía pillínamente) a ti... lo que te gusta es... tocar... jejejeje L: Jejejeje,... ¡anda tonto! (le daba una palmada en el hombro) J: (le pellizcaba el moflete y la miraba con ternura) ¿te apetece un refresco?, ya he terminado con esto... L: Uhmm... ¿una septolaika? J: ¡Hecho! (sonreía) Rusti se quedaba de guardia en el puente de mandos mientras los demás estaban en la cocina comiendo. Se reían con los comentarios que Dávila hacia acerca de los entrenamientos de su hija Gabriela M: Pues oye... no sé, a mí me parece bien entrenar así, practicando culturas antiguas. ¡Tu
sigue! ¿eh Gabriela? (se levantaba de comer) no... les hagas caso a estos que... están un poco... tontitos
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Gabriela: Ya, ya... bueno (sonreía) ya estoy acostumbrada a esos comentarios. Pero os
aseguro, que darle al saco es mucho más sano que enchufarse a la “entrenador” L: Pero cansa... Gabriela... Gabriela: Sí, pero así se eliminan toxinas más naturalmente... y está comprobado que los músculos reaccionan mejor Maca metió la bandeja de su comida a una especie de puerta tipo microondas. Lo cerró, apretó un botón, y acto seguido abrió la puerta y metió el vaso, el plato y los cubiertos que ya estaban limpios en una estantería M: Bueno chicos (sonreía) voy... a mi habitáculo, hemos dejado allí a Esther, voy a ver
que tal va todo C: Venga Maca, luego nos vemos Todos: Hasta luego... Gabriela: (cuando Maca se había ido) Sigue muy seria, ¿no? (charlando con Cruz que estaba a su lado) C: Sí... pero es normal Gabriela: Pues mira, a mí si mi novia me estuviera engañando con otro... es que... ¡no sé! C: Ya pero... te recuerdo que desde aquí no puede hacer nada, además... los pilló in fraganti a través de la cámara Gabriela: ¡Mira que es tonta la tía esa! ¿Cómo pudo dejarse la cámara de videocomunicación con Maca encendida? C: Se despistaría... ó... o bien... quiso decírselo de aquella forma Gabriela: ¡Ya joder! pero es muy fuerte... que parece que todo va bien con tu novia, y encima que se marcha y lleva tres años hibernando y... ¡zaca!, dejas la cámara enchufada para que Maca vea como se monta un numerito con otro... ¡no son maneras, Cruz!, no son maneras... Bueno, al menos... yo creo que le ha sentado mejor que si le hubiera engañado con otra mujer C: Ya lo sé, es cierto. La verdad es que lo está pasando mal... si, está algo seriota pero bueno, ahora con la novedad del rescate parece que se está... olvidando un poco más de ello Maca se dirigía a su laboratorio a observar a Esther. Apretó el botón de entrada y la puerta se abría hacia arriba rápida y suavemente para cerrarse de nuevo una vez estaba dentro Se acercó a la camilla en la que estaba Esther. Su rostro había mejorado, ya no estaba tan pálida. Por unos momentos se la quedó mirando, tenía una medio sonrisa que se le antojaba dulce y cálida. Una sonrisa que hizo que a ella misma le saliera otra mientras la contemplaba En esos momentos pensó en lo que habría estado pasando. Ahí, en su nave, sabiendo que faltaban energías y alimentos y abandonándose a las cámaras de hibernación con la esperanza... de que algún día fueran a rescatarla... o no... Debió de pasar unos momentos angustiosos. Eso le inspiró mucha ternura. Se acercó más a ella y sintió como estaba respirando bien. Le acarició la frente, no sudaba, estaba bien
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Pensó que era hora ya de despertarla, así que le quitó el suero y la fue desenchufando de la máquina de las constantes vitales. Una vez lo hizo, se acercó, se apoyó en la camilla y empezó a despertarla M: Esther (susurraba dulcemente) Esther... (movía la palma de su mano sobre su mejilla)
Esther empezaba a abrir los ojos, y de nuevo veía aquel rostro, aquel mismo rostro que había visto anteriormente; aquellos mismos ojos. Escuchaba esa dulce voz, esa voz que escuchó anteriormente, una voz que le sirvió de puente entre la muerte y la vida, porque... creía estar muerta, hasta que escuchó y vio a esa mujer E: Hola... (la miró y después miró poco a poco el habitáculo) M: Hola (sonreía) ¿te sientes bien? E: Sí... creo... M: ¿Recuerdas dónde estás? E: Sí... (la miró) me has rescatado... M: Bueno (arqueaba la cabeza y sonreía) yo... y los compañeros de esta nave E: ¿Dónde estamos? M: Camino ya de la tierra Esther. ¿recuerdas... como me llamo? E: (sonrió con un poco de dificultad) Macarena Wilson – M: ¡Caray! (sonreía) ¡vaya memorión que tienes! Veo que... estás perfecta jejeje. Pero
oye... llámame Maca, ¿vale? Me gusta que me llamen así, Maca... E: Tienes un nombre muy antiguo (decía todavía con la voz pesarosa) M: Sí, todo el mundo me lo dice (sonreía) viene de hace mucho tiempo. Va de generación en generación. Es de... de cuando la tierra estaba todavía dividida en países. Donde yo vivo... antes era un país, un país que estaba dividido en pequeñas provincias. Era... un nombre típico del sur del país. Pero bueno... el tuyo... también es bien antiguo jejeje, ¡no te quejes!, que ese si que es de la era de matusalén E: Sí... (sonreía ante el comentario de la doctora) M: Esther, ¿recuerdas todo? O... tienes alguna laguna en tus recuerdos... E: No sé... M: Verás, habéis tenido falta de oxígeno, y eso hace que puedas tener cierta amnesia, pero... a ser pasajeramuchas ¿vale?cosas, aunque... no sé... no sé por qué la nave empezó a E: Creovaque recuerdo perder energía... M: Bueno, tu tranquila; ahora lo que tienes que hacer es... recuperarte bien y ya verás como poco a poco... irás recordando todo ¿vale? (le acariciaba la cara) E: Ah... (respiraba hondo y sus ojos parecían que iban a empezar a llorar) M: Venga... ya verás... no te preocupes... (sonreía) no irás ahora a llorar... ahora que estás a salvo... (arqueaba sus cejas) E: Gracias Maca... es que... hace tanto que... M: Que... ¿qué? E: Que... bueno, que... hacia tiempo que... que no sentía una caricia, el calor humano... (sonreía) M: ¡Vaya! Jejeje pues... aquí te vas a hartar, te advierto... jejeje E: ¿Cuánto tiempo he estado hibernando? M: Ahhhh... (suspiraba, no sabía si debía de darle esa información) algo más... de dos años Esther... pero estás bien, eso es ahora lo más importante E: ¿Me puedo levantar? M: Sí, pero muy despacio ¿vale? Yo te ayudo venga
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Maca ayudó a Esther a incorporarse, con una mano la cogía de la nuca, para que no se le fuera la cabeza hacia atrás y con la otra, ayudaba a Esther a sentarse poco a poco en la camilla E: (sonreía) Bueno... el mundo en vertical... M: Sí... (sonreía también) aunque... a veces el horizontal... también está bastante bien (la
guiñaba un ojo) E: Jejeje (sonreía con debilidad) M: Venga... así... despacito (la cogía con mucho cuidado) venga, intenta levantarte... Esther plantaba sus pies en el suelo. Estaba descalza y vestía un pijama espacial, de color plateado y tacto muy suave. Al final conseguía ponerse de pié, parecía que todo estaba bien M: ¡Muy bien! venga, ahora... (le agarraba del brazo) vamos a andar un poco ¿vale?, solo
un poco, para que vayas recobrando poco a poco el equilibrio... E: ¿Dónde estamos? (miraba alrededor) M: Es mi habitáculo. Es... como mi casa, aquí es donde hago la vida, mi laboratorio, mis cosas... allí arriba... (señalaba con la cabeza) está mi habitación E: Maca... ¿Y los demás? ¿mis otros compañeros...? M: Venga Esther, sigue andando un poco... así... muy bien... (intentando esquivar el tema) muy bien... así... E: Maca... por favor... M: Esther... E: Por favor, Maca, dímelo... En ese momento sonaba el intercomunicador. pipi... pipi... pipi... pipi M: Espera Esther, siéntate aquí en esta silla venga (la ayudaba a sentarse y se dirigía
hacia la pantalla digital en la que aparecía Dávila) Hola Dávila D: Maca, ¿Qué tal está nuestra invitada? M: Muy bien, ya ha despertado. Todo en orden. Parece que está perfectamente, aún...
algo confusa y débil, pero... lo normal D: En un momento me acercaré a verla y a darle la bienvenida M: Perfecto D: Hasta ahora. (y cerraba la imagen) M: Es Dávila, el oficial jefe de la misión. Vendrá a verte E: Pero... aún no me has contestado Maca... ¿Hemos sobrevivido todos? M: Todos... no, Esther. Todos no... (decía seria) E: (empezaba a llorar) M: ¿Ves? ¡esto no puede ser!. No sé por que... te estoy dando tanta información. Aún estás débil Esther E: No Maca, estoy bien, de verdad, me encuentro bien; es cierto que estoy débil pero... bien (se secaba las lágrimas) y quien... quien... M: Bueno... sólo habéis sobrevivido... tres... E: ¿Tres?. M: (asentía con la cabeza) Tú... Héctor... y Begoña... Por los demás... lo siento pero... no pudimos hacer nada (le acariciaba el brazo cariñosamente) E: Uff...
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M: Esther, sé que es duro, ¿vale?, pero... míralo de forma positiva... tú estás aquí... E: Ya... y ellos... ¿se han despertado ya? M: No, pero parece que todo va bien. Calculamos que... el próximo en despertar pueda
ser Héctor, según el ordenador de constantes. Y después, Begoña, aunque a ella parece que todavía le quedan unos días para hacerlo E: Héctor... (sonreía) M: ¿Héctor? (la miraba con cara de complicidad) E: No, no... (se sonrojaba) es muy guapo... es un encanto pero... es como mi hermano,
pero... seguro que se va a disgustar mucho cuando sepa que Sabrina no ha podido sobrevivir... M: Vaya... (no sabía por qué pero se sentía aliviada) E: Maca... M: Qué E: No sé... no sé por qué pero... tengo miedo... no sé... M: Tranquila venga... (le acariciaba la cara) es normal... lo has pasado mal, casi mueres Esther, según los estudios que os hemos estado haciendo casi habéis rozado la muerte así que... es normal que estés asustada pero... yo estoy contigo ¿vale? E: (sonreía tristemente y asentía) Vale... gracias Maca (le cogía una de sus las manos y la estrechaba contra la suya) Mientras Esther la sonreía, Maca se sintió sorprendida al notar el contacto de las manos de ella sobre las suyas. Su piel era suave, tersa... pero lo que más le sorprendía, era la intensidad con la que se las estrechaba. Era como... un fuerte e intenso abrazo que sentía incluso hasta por dentro de su cuerpo. Esa mano apretando la suya, realmente la había intimidado Mientras la estrechaba la mano, Esther notó una dulce sensación. Miraba a Maca y notaba en ella una dulce timidez. Esos ojos eran realmente preciosos, esos ojos que repentinamente se volvían hacia la puerta del habitáculo, que se abría dando paso al jefe de la misión Bueno, habían tenido su primera charla y... no parece que haya estado mal... Dávila iba a visitar a la nueva inquilina de la Nave Central D: Buenas tardes (entrando al habitáculo) M: Esther, te presento a Dávila, el oficial jefe de la misión E: Encantada y muchas gracias (le alargó la mano para saludarle) D: ¡No por dios!, dame un par de besos... si no te importa... E: Claro, como no (se los dieron) D: Bueno, me ha dicho Maca que te estás recuperando con normalidad E: Eso parece sí... D: Esther, tú eres la primera que se ha despertado y... si puedes... claro... me gustaría que me contases algunos detalles de lo que os sucedió M: Dávila yo... creo que es un poco pronto para eso ¿no?, ¿No sería mejor que descansara y poco y se recuperara antes de... E: No pasa nada Maca, me encuentro bastante bien D: Esther, si voy al grano es porque es importante para el éxito de esta misión E: Vale M: ¿Estás segura Esther? E: Sí, pero... me gustaría beber algo de agua, tengo sed
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D: ¡Mira!, ese es un buen síntoma, es el típico de cuando te despiertas de la hibernación...
beber M: Ahora mismo te lo doy (se iba hacia el grifo y le llenaba un gran baso de agua) Ten E: (empezaba a beber)... uhm... (saboreaba el agua) ¡Cuánto tiempo hacía!... (dejaba el baso en la mesa) ¡qué rica...! M: (sonreía al verla disfrutar bebiendo) D: Bueno pues... tú dirás E: Veréis, cuando llegamos al pequeño planeta de Elmichi, todo estaba normal. Hacía ya
diez años que estuvieron allí la última vez. Acoplamos perfectamente la nave en la base que hay en el planeta y durante algunos días nos dispusimos a extraer la nitroquina. La misión iba perfecta, tanto que... terminamos antes de tiempo y con permiso del oficial jefe Eric, toda la tripulación decidimos dar un vuelta por el resto del planeta en la nave auxiliar Dávila y Maca escuchaban en silencio con total atención E: Tras unos... quince minutos de navegar, de repente vimos un gran lago, porque era
enorme, no era un mar, aunque... tenía olas también pero era por las corrientes de aire del planeta; era un lago como de color anaranjado. Nos asombró a todos la belleza de ese paraje y decidimos aterrizar para inspeccionar el sitio. Cuando bajamos de la nave, Héctor comprobaba los parámetros del sitio y nos quedamos todos asombrados al ver que eran casi totalmente similares al de la tierra. La única diferencia, era la presión, que era como si estuviéramos a unos siete mil metros de altura D: Casi como en el Everest... E: Bueno... no sé cuentos metros tiene esa montaña pero así era D: Sigue Esther E: Héctor se acercó al lago y analizó el agua, era pura pero con algo de glucosa M: Mira... viene... bien para las agujetas... D: ¡Maca! M: Si... perdón, sigue Esther... E: Pues estuvimos por allí, con nuestros trajes y los cascos, por supuesto no nos los
quitábamos pero... de el oficial Eric, no sédeporrepente qué... ypidió a Héctor el analizador declaro, parámetros y...repente... tras un rato de estudiarlos... sin que pudiéramos evitarlo se quitó el casco M: ¿Se lo quitó? (preguntaba preocupada mirando a Esther y después a Dávila, que también tenía cara de circunstancias) E: Sí. Héctor salió corriendo hacia él para evitarlo pero no pudo, además, viendo que iba hacia él, Eric, empezó a correr y... empezó a gritar de alegría porque podía respirar perfectamente en aquella atmósfera. Y nos decía feliz que podíamos quitarnos los trajes y los cascos, que no pasaba nada... D: Esther pero... ¡eso es una locura! M: Sí, el ser humano está hecho sólo para respirar en su ambiente, aunque las condiciones atmosféricas parezcan las mismas... E: Al ver a Eric tan feliz y eufórico, Yasmina, Sabrina y Paulo, empezaron también a desprenderse de su casco. Yo... yo misma lo iba a hacer también, influida por la euforia que les estaba causando, pero de repente, noté como Héctor me sujetaba por detrás y me lo impedía D: ¿Y? ¡sigue Esther!
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E: Pues... no sé... pero... Héctor es experto en condiciones atmosféricas y... al final, no
me lo quité. Preferí esperar... él así me lo aconsejó, y yo siempre me he fiado mucho de él, me fío a ciegas de él M: Muy bien hecho Esther... (“ pero que se fíe solo en eso, en... las condiciones atmosféricas, esto... ¿pero que estoy diciendo?”) E: De repente vi como Héctor se echaba a correr hacia Begoña que también empezaba a desabrocharse el casco. Y lo hizo... aunque bueno, Héctor al final la convenció de que se lo volviera a poner hasta que nos cercioráramos perfectamente de que esa atmósfera era apta para nosotros D: Vaya... sois... justos los tres que habéis sobrevivido E: Dávila... no he terminado... D: Perdona... sigue M. Sí... te sientes con fuerza, claro... E: Sí, sí que puedo Maca. Bueno... allí... estaban ellos, sin los cascos, e incluso se empezaron a quitar el traje M: ¡Qué locura!... (negaba con la cabeza) E: Sí, estuvieron jugando, se echaban arena, nos llamaban medicas, e insistían en que nos despojáramos del casco y del traje, pero Héctor me seguía diciendo que de momento no. Eric... empezó a descalzarse y a meter los pies en el agua, en esa agua de color naranja suave, que... no sabíamos a que era debido ese color... y los demás le imitaron, hasta que finalmente se terminaron de meter en ese lago D: ¡Me parece mentira que un oficial de primera haga eso, y además que induzca a su tripulación a hacerlo! M: Sí... E: Bueno, la verdad es que... se lo estaban pasando tan bien, y nosotros allí sentados esperando a que terminaran... que la verdad... mentiría si dijera que no me daba envidia, eso de poder bañarse en un lago y encima tan alucinantemente bello... después de tanto tiempo sin podernos bañar en aguas... salvajes... M: (la seguía escuchando algo embobada...) E: Y es que... de verdad... era tan bonito... (miró a Maca y pudo notar como la doctora estaba mirándola pero... algo perdida) M: (se dio cuenta de que Esther había parado y la estaba mirando, esperaba que no hubiese estadoestaba así durante mucho Si... sigue, sigue... E: Begoña... a nuestro ladotiempo...) pero estaba andando delante te deescuchamos... nosotros, un poco a la derecha, otro poco a la izquierda... estaba nerviosa, yo creo que deseosa de hacer lo que los demás porque de repente se fue corriendo hacia la orilla y Héctor adivinando sus intenciones, se fue tras ella D: Sigue... E: Mientras corría hacia el lago, se volvió a quitar el casco y miró hacia arriba, de repente... (bajaba la cabeza) de repente... M: Esther, si no puedes... no sigas... ¡no sigas! D: ¡Maca! Tiene que terminar de contar lo que pasó, ya te explicaré por qué... E: Pues Begoña se quitó el casco y miró hacia arriba. En ese momento... unas luces naranjas como la de los cohetes cuando explotan... empezaban a caer desde el cielo no sé cómo... pero... bueno... corriendo, se volvió a poner el casco y los demás salieron corriendo del lago M: ¿Unas luces naranjas? E: Sí, eran finitas, parpadeaban al caer, igual que los cohetes... M: ¿Y qué paso?
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E: Pues... enseguida Héctor ayudó a Begoña a ponerse de nuevo el casco y fuimos
corriendo hacia la nave, seguidos por los demás, que estaban a unos cincuenta metros, y cogían todas sus cosas. Mientras íbamos corriendo, nos dimos la vuelta y vimos que no se ponían los trajes. Héctor les gritó que así, no les dejaría entrar a la nave. Ya estábamos en la compuerta principal de la nave, aún no habíamos cerrado, les estábamos esperando y de repente... Fue... (empezaba a palidecer) M: Esther, tranquila... (estaba empezándose a preocupar) E: Pues que... no se como explicarlo, sólo lo vimos Héctor y yo porque Begoña ya estaba
rápidamente preparando la cámara con los gases para la desinfección, para cuando vinieran los otros, que estaban todavía a unos cincuenta metros... D: ¡Pero qué pasó! M: Venga Esther, tranquila... dinos... que pasó... E: Veréis... se iban poniendo los trajes, medio corriendo, medio mirando al cielo... que estaba ya muy luminoso de esa luz naranja... Según... se iban acercando a la nave, por la posición de la luz... sus sombras se proyectaban sobre la arena, pero... D: ¡Pero qué! M: Dávila... por favor... D: Sí... perdona Esther... de veras que es importante, no te quiero presionar... E: Pues eso, que por la posición de la luz, sus sombras se proyectaban sobre la arena pero a medida que se iban acercando a la nave, de repente, Héctor y yo... vimos como sus sombras, sus propias sombras... se separaban y... y volvían hacia el lago. Eran sus sombras... sus propias sombras... Tengo miedo... quiero agua Maca... M: (estaba boquiabierta, al igual que Dávila) Sí... (reaccionaba) perdona, ahora mismo te traigo otro baso D: ¡Esther! ¿Cómo les dejasteis entrar en la nave ¡Por dios! E: Pues... no sé... la verdad es que nos quedamos así... muy parados, lo vimos Dávila y no supimos reaccionar, nos quedamos como inmóviles M: Ten (le daba el vaso de agua) ¡cálmate venga Esther!. E: (bebía del vaso) Ah... (se humedecía los labios) no sé Dávila, de repente, Begoña... nos llamó para la desinfección y... no sé... de repente estaban ya en la compuerta. Al entrar estaban algo serios pero luego... nada más entrar a la nave... su actitud fue normal, de bastante preocupación; Eric, se empezó a maldecirse por haber actuado de tal manera, yM:también demásfue de locos lo que hicieron No melos extraña, E: Salimos corriendo de nuevo hacia la base, pero las luces no dejaban de caer, y rápidamente y ya que la nave estaba cargada, nos dispusimos a coger la Minority para alejarnos lo más rápidamente del planeta Elmichi. Y... bueno... pasados dos días... fue cuando hubo un fallo en los reactores y empezamos a perder energías D: Y fue cuando decidisteis hibernar en espera de un rescate E: Sí M: ¿Y los demás? ¿Físicamente se encontraban bien? Me refiero a los que... se quitaron el traje y el casco... E: Sí, además aunque... no comían mucho, pero estaban fuertes; yo creo que los que primero nos metimos en hibernación fuimos nosotros tres porque ya no aguantábamos más sin comer. Pero... Héctor y yo... lo hablamos... M: ¿El qué Esther? E: Que... no parecían los mismos... y en la nave... había... sombras... Cuando... cuando decidí hibernar... pensé que jamás iba a despertar (empezaba a llorar) El intercomunicador sonaba pipi, pipi, pipi, pipi...
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M: (se acercaba a la pantalla donde aparecía el rostro de Teresa) Hola Teresa T: Maca oye... ¿sigue por ahí Dávila? D: (se acercaba a la pantalla) Dime Teresita... T: Hemos contactado con la tierra, quieren hablar contigo D: ¡Ahora mismo voy! , Esther (mientras se marchaba) Maca... cuida de ti ¿eh?
Tranquila... (y se marchaba atravesando la puerta metálica) Esther seguía llorando y Maca se acercó a ella, e hizo que la abrazara M: Tranquila... (susurraba mientras le acariciaba el pelo) tranquila... E: (seguía llorando) M: Lo siento Esther (se separaba un poco de ella y le secaba con sus pulgares las
lágrimas) siento... el... el que te hayamos forzado así, nada más despertar... E: Pensarás que... que estoy loca Maca... M: Mira... no te conozco pero... (sonreía) no me da esa impresión, la verdad... E: Maca... tengo miedo M: Venga, no te preocupes, yo voy a estar contigo ¿vale? (la volvía a abrazar) siempre que lo desees puedes estar conmigo... E: Vale porque... no quiero estar sola Maca M: (se volvía a separar y sonreía) Pues... claro que no vas a estar sola Esther... ¿um?, ya te digo que siempre que quieras puedes estar conmigo y si te cansas... tienes ocho más para elegir... (sonreía) E: Maca yo... yo me fío de ti... M: Mujer... eso espero (sonreía) ¿Por qué no te ibas a fiar de mí? ¡Te hemos salvado la vida Esther! (“aunque... yo que tú... en algunas cosillas... no me fiaría... jejeje, ¡que me está gustando a mí esta miedica”) E: Verás... te resultará extraño esto que te digo pero... cuando me puse a hibernar... creía que moría Maca, y... cuando... bueno, cuando... M: ¡Cuándo qué!, perdona... se que aún vas algo lenta... E: Pues que cuando desperté, pasé de la pesadilla de las sombras esas a... a tus ojos, y... ¡menuda diferencia! (empezaba a sonreír) M: (tragaba saliva) Bueno, sí... jejeje (“esta miedica no me está gustando... esta miedica... me está encantando...”) No es que sea una preciosidad pero... mis ojos... dicen
que son bonitos... jejeje, ays Esther pero... ¡qué digo! ¡Qué pensarás de mí!, Seguro que piensas que soy una creída ¿eh? Pero... ¡para nada!, te lo aseguro... E: Jejejeje bueno me refería a que... fue un placer despertarme y encontrarme... bueno, déjalo, que... que no se me explicar... M: No te preocupes, más o menos... entiendo lo que me quieres decir. Que... creías que ibas a morir y de repente... al despertarte, no vistes esas sombras que había en tus pesadillas, sino... a una persona normal y corriente, es decir... a mí E: Jajajajaja bueno, sí... más o menos eso (“ más.. o menos...”) pero Maca... esas sombras... no eran pesadillas... M: Esther, vamos a ver... ¿no podría ser que esas sombras fueran efecto de algún tipo de variación de la luminosidad en aquella atmósfera? E: Héctor y yo... hablamos acerca de esa posibilidad pero... no Maca, no... M: Bueno (le acariciaba el hombro) ya pasó... ahora tienes que estar contenta porque volvemos a casa E: Ya... y habrá que hibernar de nuevo M: Bueno... todavía queda para eso... todavía queda...
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Durante un par de horas, Maca estuvo tranquilizando a Esther y poniéndola al día de todas las cosas que había pasado. Después se marchó con Esther a dar una vuelta por la nave, dando un paseo despacito para enseñársela y estuvo conociendo al resto de la tripulación, que se alegraban de que estuviera bien, dándole la bienvenida Por la noche, mientras Rusti se quedaba de guardia en el puente de mandos, todos iban a cenar T: Bueno Esther y... ¿Qué tal, ya te vas encontrando mejor? E: Sí Teresa (decía con los carrillos llenos de comida), la verdad es que me estoy
recuperando bien, algo débil por la hibernación pero... bastante bien. Además... ¡tengo un hambre! C: Jejeje, pues nada, ¡a comer! Que hace alguna temporadita que no lo haces... E: Yo... quería daros las gracias por todo lo que habéis hecho por mí, bueno... por los que hemos sobrevivido... (decía triste) Gabriela: Para nosotros ha sido un placer, cualquier vida humana, es un tesoro que hay que salvar Esther. Por cierto... me han dicho que te gusta el deporte físico, veo que... vamos a llevarnos muy bien tú y yo (le guiñaba un ojo) D: Sí Esther, mi hija es muy aficionada a los deportes físicos. Y eso que ya desde muy pequeña la compré su primera entrenator, pero... E: A mí también me gustan los deportes físicos, sí... J: Pero... ¿os gusta cansaros, o que? E: Sí, una se siente muy bien Javier, puede que seamos un poco masocas pero... jejejeje V: ¡Desde luego que sois masocas! C: Esther, él... es así ¿eh? no le hagas mucho caso jejejeje L: Sí Esther, ya te irás acostumbrando D: Bueno Esther, esta noche ya podrás dormir sobre un colchón, Laura ha estado preparando tu habitáculo, por fin dormirás sobre blandito E: ¿Sí...? (decía no muy convencida) D: Sí, dormirás en el habitáculo que hay al lado del de Gabriela E: Pero... D: ¡Qué... E: Dávila yo... de verdad es que... no quisiera dormir sola, no sé... aún tengo bastantes
pesadillas... Gabriela: Si quieres puedes dormir conmigo, las camas de la nave son bastante grandes... M: No (decía rotunda) No, no, no te preocupes Gabriela, Esther dormirá conmigo; mi cama es también de las grandes y además, así estará cerca de mi laboratorio porque... tengo que seguir haciéndola todavía pruebas E: Bueno... (“mejor... así, además... la conozco más y... me siento bien con ella ”) M: No te importa, ¿No, Gabriela? (le decía como si tal cosa) Gabriela: Como quieras Maca, pero oye... jejeje, papá, tápate los oídos un momentito... jejejeje D: ¿Por qué? (sonreía) Gabriela: ¡Tú tápatelos...! D: Ay Gabriela... mira que eres jejeje, a estas alturas... me voy yo a asustar con lo que vayas a decir...
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Gabriela: No que... jejeje como el próximo en despertarse es Héctor (sonreía) ese si que
quiero que... que si el chico tiene miedo... que duerma conmigo L: Jajajajaja C: Jajajaja ¡Ya te vale Gabriela! Anda que... eliges mal... V: ¿Sí? ¿Os parece guapo el chico? C, L, Gabriela: ¡Siii...! (asintiendo con la cabeza a la vez en plan de coña) Gabriela: ¡Anda...! Si el pobre tiene miedo también... T: Bueno, y si la otra chica cuando se despierte también tiene miedo... a ver... ¡qué
levante la mano los voluntarios para acogerla en su enorme cama...
Ya no había ninguno más... “libre” de sentimientos, así que se quedaban callados C: Jajajajaja ¿ningún... voluntario? ¿Dávila? D: ¿Yo? jejejejeje C: Claro... tú eres el único libre, bueno... y Javier también... J: No gracias, yo... preferiría que durmiese con Dávila (mirando de reojo a Laura) D: Bueno venga, terminar de cenar, y dejaros de hacer de celestinos... que... nos vamos a
la sala de reuniones, tengo que hablar con todos vosotros En la sala de conferencias, estaban todos, menos Rusti, que seguía en el puente de mandos D: Bueno, os he reunido aquí a todos... incluida a ti Esther, porque quiero que sepáis en
que situación estamos Todos escuchaban atentos D: Veréis, (miraba a Esther) cuando os rescatamos de la Minority, la nave no tenía
apenas energías para seguir. La dejamos por ahí, vagando en el espacio pero... no hace mucho volvió a aparecer en nuestro radar E: ¡Pero eso no es posible! No había energía Dávila, de eso estoy segura... C: Y yo, cuando estuvimos allí nos aseguramos J: ¿Entonces? D: Bueno, la nave parece que sigue nuestras coordenadas; al principio pensábamos que
podría haber recuperado la energía y que seguía el rumbo automático hacia la tierra, pero... esta tarde, la central, nos ha comunicado que no, que la nave no tenía el rumbo automático implantado, puesto que es una nave de última generación y... se programa desde su propia consola L: Sí, yo misma lo pude comprobar... pero... D: Bueno, hay que estar a la expectativa porque... durante unas horas se mantenía a distancia pero esta tarde, se ha acercado en ocho mil kilómetros... no es mucho, y de momento... se mantiene ahí J: ¿Podría ser que... alguien siguiera vivo? M: No Javier, yo misma me cercioré de eso... E: ¡Joder! D: Tranquila Esther, tranquila... Veréis chicos, esta tarde estuve hablando con Esther y me contó lo que les pasaron...
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Dávila empezaba a contar lo que le había estado contando Esther aquella tarde. Los demás escuchaban atentos aunque en sus caras se empezaba a denotar cierta preocupación V: Esta claro que... estos han sobrevivido por no quitarse el casco D: Bueno... Begoña lo hizo unos instantes ¿eh? pero... imagino que no lo suficiente
porque sobrevivió C: ¿Entonces...? ¿Cuál es el plan? D: De momento nada. No sabemos aún por que la nave ha vuelto a recuperar la energía,
de momento se mantiene a mucha distancia y además, la tenemos en el radar, estamos en todo momento vigilando su posición. Si avanzara como lo ha hecho hoy... hasta dentro de tres años... no nos alcanzaría, no hay peligro, estaríamos ya muy cerca de la tierra... de momento, estamos a la expectativa, pero tranquilos... La reunión duró aproximadamente más de una hora. Todos se quedaron algo inquietos y al final comentaban entre ellos y no paraban de hacerle preguntas a Esther M: Bueno venga chicos, que Esther... no está todavía muy recuperada y hay que ir a
dormir ya... C: Sí venga cariño, hoy... ha sido un día duro y extraño Gabriela: Bueno Esther y mañana... si quieres le damos un poco al saco M: Gabriela... todavía está débil... Gabriela: Ay sí... perdón, perdón... doctora... E: (sonreía) No te preocupes Gabriela, en cuanto pueda... le damos un poco al saco ¿vale? Gabriela: Vale cielo (le daba un beso cariñoso) M: (“eso también lo sé hacer yo... no te digo”) Venga, hasta mañana Gabriela Esther se marchaba con Maca a su habitáculo. Al entrar, por las noches, todos, cuando se cerraba la puerta apretaban unos botones, era la cerradura. Era obligatorio hacerlo, eran normas de la misión. Y ellos, desde dentro si alguien quería pasar apretaban de nuevo la clave y la puerta se abría M: Tengo leche... E: (sonreía) ¡Leche! M: (arqueaba las cejas) Sí... (sonriendo) de la de verdad... E: ¿No es en polvo? M: um, um... (negaba con la cabeza) E: Ay... (casi le suplicaba con la mirada...) M: Jjejeje venga... vamos a beber un poco
Se dirigía hacia su despensa y sacaba una botella de cartón. Esther miraba con ganas. Maca la sacó, cogió un vaso y vertió la leche E: (se le hacían los ojos chirivitas) ¡Madre mía! ¡Cuánto tiempo! M: Toma... (le daba el vaso) E: Gracias... (cogía el vaso y esperaba a que Maca llenara el suyo) M: Venga... ¡bebe ya! E: No venga, que te quiero esperar... M: Vale (sonreía) bueno...
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E: ¿Tú brindas? M: Sí... ¿sabes?, mis antepasados se dedicaban a la cosecha del vino E: ¡Ah! ¿Sí? M: Sí... así que... no sé... me gusta brindar, hacer honor a mis antepasados E: Pues... (alzaba el vaso de leche) muchas gracias Maca... gracias por todo... M: (alzaba su vaso) De nada (sonreía) gracias a ti
Y chocaban sus vasos de leche Maca no bebía, esperó a que lo hiciera Esther. Sabía que la leche últimamente era un lujo, un lujo que ella pidió cuando la ofrecieron ir a esa misión. Fue su capricho, y nadie había probado ese capricho junto a ella hasta ese momento. La vio beber con ganas y placer la leche y acto seguido, la imitó En lo que bebían el vaso, hablaban de la leche, de lo cara que estaba últimamente. Al acabarla, Maca sonreía y miraba a Esther E: Qué... (le empezaba a encantar esa mirada) M: (sonreía) No... nada, es que... jejeje, se te ha quedado un bigotillo blanco... (“no Maca... ¡noooo! que es muy pronto para arrebañárselo”) E: (se sonrojaba) M: Bueno pero... te queda muy mono ¿eh? jejejeje E: Es que... con la leche que hay ahora no se te quedan manchados los morros jejejeje M: No... es... demasiado líquida. Bueno... (dejaba su vaso en el limpiador y cogía el de
Esther que se lo daba para que lo metiese también) ya es hora de ir a dormir... E: Sí... Maca... M: ¿Qué? (apretando el botón y sacando los vasos ya limpios) E: Oye que... digo que ¿no te importará que duerma contigo..? M: Para nada Esther... de verdad (“ todo lo contrario... ya te digo...”) verás, llevamos mucho tiempo aquí y... siempre te gusta compartir. A veces he dormido con Cruz, no sé... date cuenta de que aquí no tienes a tu familia, y necesitas cariño Esther... E: Sí... ¿estás con alguien? ¿Tienes familia? M: (mientras se dirigían a la habitación) Bueno... venga ahora te lo cuento ¿vale? ¿Te
apetece si nos acostamos y hablamos un ratito? (con cara de niña buena) E: Siii, (sonreía) venga...
Entraron en el habitáculo. Maca se fue a un armario de metal que había y ofreció un pijama espacial a Esther M: Toma, este creo que te vendrá bien E: (cogiéndolo y mirándolo) Sí...
Se acostaron en la cama. Era grande, de más de dos metros. La temperatura estaba perfectamente controlada, así que no tenían sábanas ni mantas. Esther se puso de lado mirando a Maca, que se ponía también de lado mirando a Esther E: (acomodándose) Bueno... me ibas a contar lo de tu familia... bueno... cosas de ti... M: ¿Te interesa saber algo en especial? E: No sé... amigos, familia... pareja...
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M: Tengo buenos amigos, aunque no demasiados. ¿Mi familia? Bueno... no la veo
mucho... mis padres los pobres están ya mas mayores... y yo... aquí todavía más joven jejeje E: Jajaja M: Y pareja... bueno, hasta hace poco la tenía... (su rostro entristecía) E: ¿Ya no? M: No. Me comunicaba con ella por aquí. Un día... encendí el intercomunicador y... estaba con otro E: ¡Pero!... M: Bueno... no sé si lo hizo aposta. Hay otras maneras más elegantes de cortar, pero... E: ¿Y que la dijiste? M: Nada, en realidad ya no he vuelto a hablar con ella. Ni quiero... ya... no existe para mí. Yo soy... así Esther E: Me parece muy bien M: De repente, es como si... ese hachazo hubiera hecho que ya no existiera ¿sabes? E: Ya... M: Pero bueno, eso... ya pasó ahora... ahora solo quiero volverme de nuevo a enamorar... (la miraba) E: Sí... (se sentía cada vez más intimidada con su mirada) M: ¿Y... tú? ¿Qué me cuentas, a ver...? E: Poca cosa, la verdad. No tengo mucha suerte en el amor. Estuve primero con un chico, pero... se marchó al oeste del planeta por cuestiones de trabajo. Después salí con una mujer. Era mucho más mayor que yo... así que... con mis viajes espaciales y lo de la hibernación... una de las veces que llegué a la tierra... no sé... M: Jajajajajaj Jajajaja E: Sí, sí... no te rías... que.. más que mi novia... parecía mi madre... ¡bueno, que digo...! ... parecía mi abuela... M: Jajajaj Jajajaja ays... oye... lo siento... E: (empezaba a reírse) Ay... jejejej jejejeje Jajajajajajajaja Al final, las dos estallaban en carcajadas E: Ay... es que... es verdad Maca... Caray... Yo no contaba con esto de la hibernación... M: (con cara de pilla)... No contabas con eso de la hibernación... Ni con esto... (de
repente Maca apretaba un botón) E: Uauuuuuuuuu ¡Macaaaaaaaaa! Jajajajaja esto sé avisaaaaaaaaa Había apretado el botón que quitaba la gravedad en la cámara. De repente, como a cámara lenta, sus cuerpos se elevaban de la cama y empezaban a flotar en el aire. Era una agradable sensación. El cabello de Maca se elevaba por los aires y también el de Esther E: A ver si me cojes... (reía y movía sus manos como si estuviera dando brazadas y se
abalanzaba en el espacio sobre la habitación) M: Seguro que sí (se empujaba con sus manos para coger a Esther) ¡ya verás! (“claro... claro que te pienso coger... ¡válgame dios que te cogo!”) Eran movimientos suaves, ligeros, lentos... Esther en el intento de escapar daba algunas volteretas en el aire, y Maca también. Al final, y muy lentamente Maca conseguía coger a Esther de los pies y acercarse a ella
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M: (boca abajo mirando a Esther que también lo estaba) Te pillé... E: Jajajajaja M: (sonreía mientras la agarraba de la cintura) Estás... algo desentrenada... (susurraba a
su oído) E: (dejaba de sonreír) Sí... M: Te voy a poner del derecho ¿vale? E: (seria) Vale... Se impulsaba y sin dejar de sujetar a Esther, se ponían de nuevo boca arriba en el aire. Las dos se sujetaban para no separarse. Estaban tan a gusto así... sin peso, sin gravedad, todo suave y ligero... Maca abrazó a Esther en el aire... M: ¿Estás bien? (rozaba sus cabellos alzados con sus dedos) E: Sí... (decía entrelazada a su cuello) M: Quiero que estés bien, ¿vale? (se separó y la miró dulcemente) E: Sí... estoy bien Maca, de verdad... (la miraba seria) M: No sé... E: Que sí... de verdad... (la dio un beso en la mejilla) M: Yo... también... yo también estoy... bien... (lentamente le daba un dulce beso en los
labios) perdona... (miraba hacia abajo) yo E: Maca yo... M: Lo siento... no sé... no he podido evitarlo (la miraba rápidamente y luego volvía a bajar la cabeza) perdona mi atrevimiento Esther (la soltaba) E: No Maca, no... (“ ¡joder que se me escapa volando ”) Maca se dirigía a brazadas de nuevo hacia el botón, pero Esther tomó fuerzas y la siguió. Antes de que pudiera apretar el botón, la agarraba por la espalda y la abrazaba fuertemente E: No... (susurraba)... espera... Espera Maca... no lo hagas...
Maca se retorcía un poco para darse la vuelta en el aire, cuando lo consiguió, se quedaron mirando seriamente.noPoco a poco, se fueron más susarostros. Se abrazabanque fuerte e intentaban perder el equilibrio enacercando el aire. Así, poco poco, consiguieron sus labios se unieran. Era perfecto. Un dulce beso sin peso, sin cansancio, en el aire. Más... no podían estar volando Abrazadas y besándose dulcemente, flotaban en el espacio, en el aire,... suavemente. Sus cuerpos iban trasladándose poco a poco, moviéndose lentamente hacia arriba, de lado, hacia abajo... pero ellas seguían allí. Se miraban y sus rostros, anteriormente serios por la situación, empezaban a esbozar leves sonrisas Esther ya no podía dejar de mirar esos ojos, los miraba sin tapujos, sin miedos; y con una de sus manos empezaba a acariciar el rostro de Maca, que ante el contacto de su mano, cerraba sus ojos como para sentir más esa caricia. Esther empujaba con más fuerza a Maca y la puso en posición horizontal; y allí, en el aire, y con Maca debajo de ella, ahondaba su cabeza en el cuello de ésta mientras le daba dulces besos en él. Esa fuerza que ejercía Esther sobre Maca, hizo que por unos instantes, la espalda de Maca se posara sobre el colchón de la cama, pero al chocar, de nuevo rebotaban y subían hacia arriba. Sin dejar de abrazarse, esta vez, era Maca la que tomaba más impulso y se hacia con
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Esther en el aire. Ahora no se besaban, tan solo seguían abrazadas dando vueltas y vueltas lentas... sintiéndose sin peso alguno la una a la otra. Estaba siendo un verdadero placer. Bien apretada contra ella, Maca notaba como el corazón de Esther cada vez se aceleraba más. No quería fatigarla pues aún estaba débil. Así que se separó un poco y la miró dulcemente M: Estás todavía algo fatigada... (la susurraba y la daba un tierno beso en la mejilla) E: No, no te preocupes (acariciaba el rostro de Maca y la miraba) M: (sonreía) No es una pregunta Esther, es... una afirmación. Venga (se separaba y la
cogía de la mano) vamos a agarrarnos a la barra E: No... (decía con tono de niña buena) M: Venga... (sonreía) tu doctora te lo manda E: Ya... (“pues podía mandarme otra cosa... aunque... es verdad que me siento fatigada, sí”) Vale Maca... Maca se acercó volando hacia la barra de seguridad. Una vez se aseguró que estaban bien sujetas, apretó de nuevo el botón, y la gravedad volvía a la habitación. Sus pies, muy cerca del suelo, no muy bruscamente volvían a posarse sobre él M: (cogiéndola de la cintura y sonriéndola) ¿Te ha gustado el paseo? E: (asentía con la cabeza) Sí... jejeje bastante... M: Mañana... (se empezaba a echar en la cama)... mañana si eres buena y te portas bien,
te saco otra vez E: Jejejeje (“¿Así?, ¿Me deja... así?”) Vale, lo intentaré M: Venga (le daba una palmadita en el colchón para que se acostara) que tenemos que dormir... E: Sí... (se acostaba de lado al lado de Maca, que estaba boca arriba y la rodeaba con su brazo) Oye Maca... M: Dime (la cogía de la mano que la estaba rodeando) E: Tú... M: (la miraba) Yo... qué... E: Tú... no tomas sexoendorfinas, ¿verdad? M: (sonreía burlonamente) Vaya... (miraba de nuevo al techo)... se nota, ¿verdad? E: Bueno... no sé, es que... es la primera vez que... que me pasa esto M: ¿No te ha gustado? (volvía a mirarla) E: Bastante... lo que pasa es que... me estaba fatigando... M: Es normal, con las sexoendorfinas no te cansas, no te fatigas... E: Pero... ¿hace mucho que no las tomas? M: (se ponía medio de lado frente a frente con Esther) Sí... E: ¿Sí? (algo extrañada) M: Sí Esther, hace ya años que no las tomo E: Pero... ¿Por qué? M: Verás, esto me pasó hace años. Estaba en la tierra. Mi pareja... se había marchado
unos días por trabajo a otra zona del planeta (Esther escuchaba atenta) Estaba en casa, sola y ... no sé... de repente una extraña sensación invadía mi cuerpo. Sentí... como un calor... como... una especie de algo en mi interior. No tenía a nadie y... empecé a acariciar... mi cuerpo (decía tímidamente) E: ¿Tú sola? M: Umm, umm... E: ¡Vaya!
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M: Sí... Mientras me acariciaba... uff... me sentía fatigada, pero... me gustaba mucho esa
sensación Esther. Cada vez... esa fatiga iba a más y me encontraba tan excitada o incluso más que si estuviera con mi pareja. Hasta que... poco a poco pero... con muchas ganas... mi cuerpo experimentó el más placentero de los orgasmos que jamás haya tenido Esther... E: Uff... ¡qué me dices! M: Esther... eres... la primera que sabe esto. Nunca se lo he dicho a nadie. Pero te voy a asegurar una cosa... aunque... tú puedes hacer lo que quieras, pero mira... la sexoendorfina es un mito Esther. Un mito que se inventaron hace ya muchos años los laboratorios para consumirla E: Ya... M: Mira, yo hace años que ya no la consumo. Cuando iba a hacer el amor con mi pareja, me tomaba disimuladamente una pastilla de vitamina Z, ella creía que la tomaba, pero... no E: ¿Y... funcionabais... bien? M: Bueno... yo... a mi manera, y ella a la suya. Pero verás... al tomar sexoendorfina, lo principal es el sexo, y yo... me di cuenta al no tomarla que... que el sexo no lo es todo Esther. Cuando no la tomas, te das cuenta de que algo extraño pasa, que... mientras estás haciendo el amor con la otra persona, te sientes muy enganchada sentimentalmente a ella E: Pero te cansas... M: Sí, pero... uff... es... es una dulce fatiga Esther, te lo aseguro. Te aseguro que merece la pena dejarla porque... es lo más E: Pero dicen que si no la tomas... puedes sufrir un ataque al corazón... M: Son... mitos Esther, ya te lo he dicho. Lo que... te dije que hice en aquella ocasión... lo he hecho muchísimas veces más, aparte de hacerlo con mi pareja, y mira... ¡aquí me tienes! (sonreía) Yo... con ella, intentaba disimular mi cansancio, y... la primera vez... la segunda... si que llegaba bien. Pero claro... ella quería más. Ya sabes... bajo los efectos de la sexoendorfina... te puedes tirar... E: Jejejeje sí... M: Después... de las dos primeras veces... he fingido mucho Esther. Pero... ¡qué dos veces! E: ¡Ay madre mía! Jejejeje M: Jajajaja si... pero bueno... tú ahora no la estás tomando... E: Por eso... (arqueaba las cejas) y... me lo estás contando y... ufff M: Jajajaa
Maca se apretó más junto a Esther. La miró dulcemente, le acarició el cabello con mucha ternura echándoselo hacia atrás. Después, le dio un suave beso en los labios, y de nuevo se volvió a separar Esther la miraba también muy dulcemente. Con su mano acariciaba la cadera de Maca E: Pues yo... creía que te la habías tomado... M: Pues no... ¡ya ves!... lo que he hecho ha sido... de forma natural... E: Es que... como has estado tan pendiente de mí... no sé... y... cuando Gabriela dijo de
irme con ella (sonreía) enseguida tú saltaste ¡no! M: jejejeje(sonreía) Bueno, tú... cuando te recogí de la cámara de hibernación... no sé, estabas ahí... tan indefensa... pero... me pareciste muy guapa Esther E: ¿Sí? (sonreía) ¿te parecí guapa? (“pues tú a mí... ni te digo”) M: (asentía tímidamente con la cabeza)
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E: Pues... no veas como me parecieron a mí tus ojos... cuando despertaba de aquella
muerte... y los vi... Esther se acercó a Maca y la empezó a besar muy suavemente. La daba un beso corto y la miraba, la volvía a besar y la volvía a mirar. Su mano, se dirigió hacia la nuca de Maca y le revolvía suavemente los cabellos mientras la seguía besando, esta vez con más intensidad Sus respiraciones empezaban a agitarse cada vez más, y de repente, el analizador vital de Esther, que estaba en la habitación de Maca, empezaba a sonar M: (separándose de Esther) ¿Ves? (sonreía) jejeje, la máquina advierte que tus
pulsaciones son cada vez más aceleradas jejejeje E: ¡Dios mío! ... odio esta pulsera (se la miraba y de coña hacía que se la intentaba quitar) ¿Cuándo me la voy a poder quitar? M: Jejejejeje tranquila Esther... todo... requiere su tiempo ¿vale? (la acarició) venga tranquila, que te vas a recuperar enseguida, ya verás... E: Yo soy fuerte ¿eh? ya verás como enseguida... me recupero, ahh... (suspiraba) M: Venga, vamos a dormirnos un poquito ¿vale? E: Sí... (la abrazó) ¿puedo...? M: ¡Pues claro tonta! (sonreía y se abrazaba a ella) ¡Claro que puedes! uhm... Buenas noches (la daba un dulce besito) E: Buenas noches Maca A la mañana siguiente Maca se despertaba la primera. Esther estaba al otro lado de la cama, la miró y sonrió. De repente se acordó de todo lo que había contado a Esther aquella noche M: “No sé... lo mismo me ha tomado por loca ó... no se lo ha creído... ¡Joder Maca!, si es que... tú siempre igual ¿eh? no cambiarás... con o sin sexoendorfina... ¡anda que tardas poco en atacar, joder!... que la pobre... se acaba como quien dice de despertar de
un gran susto y... bueno... tranquila, pareció... no disgustarle, la verdad... Mírala, como duerme... (sonreía) es una verdadera monada la verdad... no se... tan dulce... ella”
La máquina de constantes de Esther, que empezaba de nuevo a parpadear sacó de esos pensamientos a Maca Se levantó rápido y por lo que indicaban las constantes, vio que se trataba de un sueño así que se tranquilizó M: (arqueaba las cejas mientras seguía pensando... “ Lo mismo... está soñando con lo de anoche jejejeje (la seguía mirando) ¡Madre mía!, cada vez me alegro más de haber dejado de tomar la sexoendorfina”)
Se fue quitando el pijama y se metió en la ducha, que herméticamente se cerraba sin que ningún ruido del agua llegara a la habitación Maca modificó el regulador de temperatura. Ese día, la verdad, es que le apetecía un poco más fría
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Salió de la ducha ya toda seca, y se enfundó en su mono de trabajo y se puso sus botas. Iba a salir de la habitación cuando de repente Esther empezaba a mover rápidamente su cabeza de un lado a otro. Unas gotas de sudor asomaban por su frente E: ¡Ahhhhhh! (respiró fuerte mientras se incorporaba en la cama con los ojos bien
abiertos) M: ¡Esther! (se acercaba hacia la cama y se sentaba a su lado) E: ¡Ahhh! M: Venga Esther (le ponía la mano en la frente) E: Maca (le alivió el ver el rostro de la doctora) M: Sí (sonreía) tranquila, solo ha sido un sueño... (le echaba el pelo hacia atrás) E: ¡Joder Maca, otra vez!... M: Venga... (sonreía) E: ¿Es que me voy a despertar siempre así? M: No, no... venga... (le acariciaba la cara) es normal... lo tienes muy reciente
Maca tomó la mano de Esther y le dio unos dulces besos en ella de ánimo M: Venga, ahora te levantas y te das una buena ducha. Yo... te espero abajo en el
habitáculo y luego nos vamos a desayunar... ¿vale? E: (ya más aliviada) Vale (asentía con la cabeza) Oye... anoche... no sé... pero no recuerdo muy bien lo que pasó... (decía seria) M: ¿No...? (dijo bastante inquieta) E: (su boca dejaba de estar seria para expandirse en una bonita sonrisa)... Que síiiiii... Jejejeje M: ¡Joder Esther!... ¡no me pegues estos sustos! E: Jajajajaja, anda tonta... que era una broma jejejeje M: ¡Mira que eres...! ¿eh? (se echaba encima de ella y le empezaba a hacer cosquillas) E: Jejejeje ¡Noooo! Jajajajaja ¡ay, no Maca! Jajajaja ¡no, nooooo! Jajajaja (se revolvía) Maca le hizo algunas cosquillas. Le encantaba ver a Esther revolviéndose y riéndose como una niña. Paró,de y se la quedó ver a Maca tan cerca ella. Olía tanmirando bien... por unos instantes. Esther dejó de reírse al E: Eres preciosa Maca... (le apartaba el cabello suavemente) M: (miraba hacia atrás de coña simulando que hubiera alguien más , y después volvía a
mirar a Esther) ¡Ah!... ¿yo? ¿Me... dices a mí? (arqueaba las cejas) E: (asentía)... Sí... a ti... M: Pues a mí... me encanta tu sonrisa Esther... E: Y a mí tus ojos... M: Y a mí... tú (hacía énfasis en el pronombre) E: (susurraba) Y... tú a mí... Esther fue acercando a Maca hacia ella. Maca no ponía resistencia alguna, y poco a poco, sus labios se rozaban suavemente Por unos instantes, sus bocas se rozaban sin besarse, simplemente se sentían. Esther atrapó con sus dientes muy suavemente el labio inferior de Maca y lo estiraba. Maca se separó un poco y la sonrió, para después volver hacia los labios de Esther y besarlos
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dulcemente, en un beso pausado y limpio. Se volvió a separar un poco pero Esther la atrajo de nuevo hacia ella y empezaron de nuevo a regalarse dulces y tiernos besos, acompañados de miradas intensas y de cómplices sonrisas Maca estaba en la gloria, pero no quería forzar a Esther, que aún seguía débil. “Todo a su momento” pensaba. Así que se fue separando poco a poco dejando a una Esther, que se la quedaba mirando toda anonadada M: Venga (se levantaba de la cama) te dejo que te duches ¿vale?. Mientras... antes de
desayunar te voy preparando un vaso de leche ¿quieres? (sonreía) E: ¡Sí! Oye pero... no quisiera abusar de tu leche... M: jejeje (sonreía) Te espero abajo (y se marchaba hacia el habitáculo) Al rato bajó Esther. Se había enfundado también un mono de trabajo. Su intención, era recuperarse enseguida para formar parte del equipo y ayudar en lo que fuera. Mientras se reían, se rozaban, se insinuaban cosas... saboreaba la deliciosa leche que Maca le había preparado Al poco tiempo, salieron hacia la cocina a desayunar C: Hola Esther ¿Cómo estás? E: Pues... muy bien, la verdad. He tenido otra vez la misma pesadilla pero... me
encuentro mucho mejor que ayer, la verdad C: Bueno, eso de la pesadilla es normal, no te preocupes (daba un sorbo al café) Y tu Maca, ¿la has cuidado bien? M: Bueno... ella dirá (sonreía mirando a Esther) ¿Te... he cuidado bien Esther? E: (tímidamente) Sí... me ha cuidado muy bien Cruz, la verdad C: Es que como Maca... no cuida nadie... ¿eh? (le guiñaba un ojo a la doctora) M: Jajajaja ¡Pero... Cruz! R: Hola chicas, buenos días ¿Qué tal estás Esther? E: Hola Rusti, mucho mejor, la verdad C: Rusti, ¿Qué tal va lo de...? (notó la mirada de Maca sobre ella, dándola a entender que
mejor no hablara de ese tema, más que nada por Esther) ¿Qué tal... va tu mujer? R: Bien... ayer estuve con ella E: ¡Que bien! ¿no? R: Bueno... se hace lo que se puede M: Si bueno... mientras no te hagan lo que me hizo a mí la mía... C: ¡Anda Maca!
Cuando terminaron de desayunar, Esther se fue con Cruz y Maca se fue hacia la sala de recuperación a ver que tal estaban los otros dos invitados Se acercó primeramente a Begoña. Estaba totalmente inconsciente. La levantó los párpados y sus pupilas dilatadas frente al impacto de la luz de la sala, se empezaban a cerrar, mostrando un gran iris de color azul “Todo va bien” se decía Maca y los volvió a cerrar. Miró las constantes y pudo observar que le quedaban al menos unos cuatro o cinco días para despertar. Después, se acercó a
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Héctor e hizo lo mismo. Héctor también tenía los ojos azules pero de un color quizá más pálido que Begoña Miró su analizador y sonrió. Estaba a punto de despertarse. Así que salió de la sala de recuperación para advertir a Dávila En el momento que cerraba la puerta, Begoña, volvió a abrir sus grandes ojos, de azul muy intenso; esbozó una leve sonrisa, y acto seguido y de forma drástica su rostro se volvió extremadamente serio volviendo a cerrar de nuevo los ojos Maca llegaba al puente de mandos M: Hola, buenos días Dávila. Teresa. D: Hola Maca T: Hola Maca (pendiente de la pantalla de la consola) M: ¿Qué tal? ¿Cómo va la cosa? D: Seguimos teniendo la nave en el radar. Hoy... sigue a la misma distancia. Justo a la
misma. ¿Es curioso no? M: Sí, yo... diría que sí Dávila. ¿Tú... que piensas? D: Uff... no sé... Teresa dice que es cosa de extraterrestres jejejeje T: ¡A mi no hay quien me lo quite de la cabeza! ¿eh? ¡qué quieres que te diga... raro... es... M: ¡Teresa por dios! Jajajajaja D: Teresa, no sé... el universo es muy grande pero... formas de vida parecidas a la nuestra... es casi imposible que haya M: ¡Claro Teresa! (intentándole quitar esa idea de la cabeza) Date cuenta que... cuando la tierra se formó, se tuvieron que dar una serie de circunstancias muy precisas hasta que apareció el hombre. Es muy poco probable que eso se vuelva a repetir, ya sabes... temperatura... composición de la atmósfera... etc... T: Maca, ¿tú estabas segura de que nadie más estaba vivo? M: Muy segura Teresa, el analizador no falla nunca. Tiene el 100% de aciertos en el caso de constantes T: las Es que... a mí...vitales lo de las sombras... (apretaba varios botones de la consola) pues... que quieres que te diga... Dávila, ya estamos en el retículo C-2 D: Muy bien. Ahora vamos a cronometrar a la Minority, a ver cuando entra en él. Pero... escucha Teresa, lo de las sombras, lo estuve comentando con Vilches, y probablemente se debiera a la incidencia de la luz en ese planeta M: Sí, lo que pasa es que al caer esas luces que probablemente sería una lluvia de meteoritos, pues... lo mismo se asustaron demasiado y... ya sabes T: ¡Ya, ya...! pero luego Esther decía que seguía viendo como sombras en la nave, y que los demás estaban muy raros... M: Bueno Teresa, muchas de las dudas, se van a resolver muy pronto porque acabo de venir de la sala de recuperación y venía a deciros que Héctor, está apunto de despertarse D: ¡Vaya! Otro más, eso si que es una buena noticia T: ¡Ay si...! A ver que nos cuenta ese buen mozo... M: ¡Teresa...! (la miraba pillinamente) T: Oye... que... aunque una esté casada y con hijos... tiene buen gusto... D: Jajajaja M: Jajajaa. Pues sí... el chico... es guapo, sí...
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Mientras tanto, Esther entraba en el habitáculo de Gabriela. Estaba dándole bien al saco E: Hola (sonreía) buenos días Gabriela Gabriela: Hola Esther cariño (sujetó el saco y dejó de golpear) ¿qué tal? (se secaba el
sudor de la frente con una toalla) E: Bien... muy bien. ¿has desayunado? (miraba los aparatos de hacer deporte que tenía Gabriela en su habitáculo) Gabriela: Sí, hace ya dos horas. Son bonitos ¿eh? (fijándose en que Esther se los quedaba mirando) E: ¡Sí! sí que lo son... (se acercaba a un andador y tocaba el brillante manillar) Gabriela: ¡Ya te dejaré que los utilices!, no te preocupes. Cuando te recuperes... E: ¿Cuántas horas entrenas al día? Gabriela: Bueno... depende del día (se iba hacia la nevera) ¿quieres un vaso de jugo revitalizante? (sacaba una jarra de zumo verde pistacho) E: Vale... Gabriela: Anda que... ¡no dirás que no te mimamos...! Jejejeje (cogía un par de vasos y los llenaba del zumo) E: Jejeje, no... la verdad es que no me puedo quejar, sois encantadores, de verdad Gabriela: Bueno pero... también es porque tú te dejas querer... ¿eh? ... Pues eso... (le daba el vaso) que... generalmente suelo entrenar unas cuatro horas al día, aunque hay días que más y otros que menos (bebía del zumo) E: ¡Caray! Gabriela: Si, mira... (le enseñaba sus bíceps) esto es natural Esther, pura fibra... ¡toca, toca! (le acercaba el bíceps) E: (tocaba los bíceps de Gabriela) Uauuuu... Qué definidos... Gabriela: (sonreía orgullosa) Sí... la verdad es que... me los he currado bien, sí... y ahora... desde que comentaste lo que pasó... quiero entrenar más Esther. Quiero estar preparada... por si algún... hijo de puta de esos quiere ponernos en peligro (con la mano libre se chascaba y se desencajaba el cuello) E: Bueno... espero que no... quizá son percepciones mías debido al miedo que pasé Gabriela: Seguro pero... por si acaso... hay que estar preparadas (a través de su ventanal veía a Maca, Cruz y Dávila correr ) ¿y a estos que les pasa? Jajajaja Maca, al pasar las vio a través del ventanal y las hizo una seña de que Héctor se estaba despertando E: ¿Podemos ir con ellos? Gabriela: Yo no sé tú pero... yo me apunto que... el Héctor ese... está buenísimo,
¡vamos! E: Jajaja... pero... ¿no seremos muchos? Gabriela: ¡No mujer! Cuantos más mejor... (“ por si acaso...”) Gabriela y Esther dejaban los vasos y se dirigían hacia la sala de recuperación, en donde estaban ya Maca Cruz y Dávila M: Cruz (apretando a unos botones de un ordenador) ¡ahora!, desenchufa el botón de la
ventosa del cuello , venga... (dándose la vuelta) ¿vosotras que hacéis aquí? Gabriela: Nada... Esther... que quería estar al lado de Héctor cuando despertara... E: (se giró y miró a Gabriela con cara de decir... “ya te vale”...)
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Gabriela: (le hizo graciosamente una seña a Esther dándole a entender que no pasaba
nada, y le guiñó graciosamente un ojo) E: Maca... ¿está bien? M: Sí... (se levantaba después de programar algo y se acercaba a Héctor) C: Está moviendo los párpados D: Sí, como si estuviera en la fase r.e.m. del sueño M: Bueno... es normal, todo el mundo despertamos de la hibernación en fase r.e.m. pero... parece tranquilo Gabriela: ¿Tranquilo? Bueno... con permiso de Esther, claro está... yo... me encargo de espabilarle pronto M: (la miraba esbozando una pequeña sonrisa y negando con la cabeza) ¡Gabriela por favor jejeje D: Esta hija mía... C: El pobre jejeje que todavía no ha despertado del todo y ya le quiere espabilar jajaja E: Por mí... si me le tratas bien... (sonreía) Gabriela: ¡Pues claro que le voy a tratar bien! Iujuuuuuuuuu Héctor cariñooooooooo, Gabriela está aquíiiii. ¡Yujuuuuu soy Gabriela D: (negaba con la cabeza) Es mi hija, sí... (arqueaba las cejas) ¡qué le voy a hacer! Gabriela: Que no papá, que cuando están en la fase r.e.m. se aprende mucho, así que si está en esa fase y oye mi nombre... pues mejor... ¿no? jajajaja. Vaaale, vaaale, soy una payasa, lo sé... M: Jajaja, bueno... Gabriela, un poquito sí pero... lo tenemos asumido, no te preocupes jejejejeje. Anda Esther, ven... acércate, está apunto de abrir los ojos, quiero que cuando despierte te vea a ti Esther se acercaba a Héctor, se inclinó hacia él y le acarició la frente. Héctor empezaba a abrir los ojos lentamente E: Héctor (sonreía) Héctor, soy Esther... (le daba un beso en la frente) H: (abriendo poco a poco los ojos)... Esther... qué... Esther... (su mirada se iba
desnublando y poco a poco enfocaba el rostro de su compañera) E: Héctor soy yo, Esther. Todo está bien. Estamos bien ¿vale? H: (medio sonrió) Esther... mi niña... mi boluda... (dejando al descubierto su acento
argentino)
Gabriela: ¡Ay que tonalidad de voz más preciosa tiene!
Esther no porque estaba despertando a Héctor, pero Dávila, Cruz y Maca, se volvieron de nuevo hacia Gabriela y meneaban la cabeza en forma de “te querrás callar de una vez...” E: ¡Héctor! (se abrazaba a él) Héctor cariño, ya ha pasado todo... M: (“¿Mi niña...? ¿cariño?”) E: (se separaba de él) Estamos bien Héctor, estamos vivos y de vuelta a casa... H: ¿Sí...? E: Sí Héctor, sí... pero bueno, ahora te tienes que recuperar un poquito más y ya te
contaremos todo ¿vale? H: ¿Quién... quien es... Gabriela...? E: ¿Gabriela? (sonreía) Gabriela era la que estaba por ahí cerca y que al escuchar la pregunta, abría al máximo sus ojos, su boca y alzaba sus dos pulgares en señal de victoria
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E: Héctor, quiero que conozcas a Dávila. Escúchame bien. ¿Me escuchas? (estaba muy
encima de Héctor para que no viera a los demás y explicarle poco a poco la situación) H: Sí Esther E: Héctor, nuestra nave ya sabes que perdió energía, pero nuestros mensajes de socorro llegaron con éxito a la tierra, y... nos han rescatado Héctor H: (cerrando los ojos sonreía) Esther... E: Sí cariño (sonreía mientras le acariciaba el pelo) Estamos camino de casa. Estamos en
la Nave Central, mira (se retiraba) este es Dávila, el jefe de la misión D: (Esther le daba paso y se acercaba a Héctor) Hola Héctor, soy Dávila H: (todavía débil pero bastante consciente) Hola... muchas gracias de verdad... D: ¡No se las merecen Héctor!, para mí ha sido un placer poder rescataros. Estás bien, ¿vale? H: (asentía) D: Ahora... solo queda que te recuperes pronto, y tú... eres fuerte, ya verás como en poco tiempo estás perfectamente; nosotros... nos encargaremos de eso ¿vale?. Bueno, ahora... te dejo con Maca, la doctora de la nave, ella se encargará de tu recuperación (le ponía la mano en el hombro) ¡bienvenido Héctor! H: Gracias... gracias Gabriela: (se abría paso para saludar) Hola Héctor... soy... Gabriela... H: (abría al máximo sus azules ojos) ¿Gabriela...? (se la quedaba mirando) Gabriela: (sonreía alegremente) Sí... Héctor. Pero... no te preocupes ¿eh?... es que... antes de que despertaras... estaba yo por aquí... gritando mi nombre y... es por eso que lo recuerdas... H: ¡Vaya...! (sonreía) Gabriela: Venga, te dejo con la doctora (se retiraba) C: Sí, pero antes yo también te quiero dar la bienvenida Héctor. Soy Cruz, la ingeniera de la nave. Tranquilo ¿vale?... estás en buenas manos. Nos vemos después (y se retiraba y salía de la sala junto con Gabriela y Dávila mientras Maca se acercaba a él) M: Hola Héctor soy Maca, la doctora H: Hola... M: Bueno Héctor... te estás recuperando bastante bien ¿uhm?, (le empezaba a desabrochar las argollas de las manos) ¿tú te sientes bien? ¿Te notas tranquilo? H: Sí... Maga... M: (sonreía) No... Maga no... Maca, Maca... (miraba a Esther también que estaba a su lado) H: Perdón... Maca (sonreía) M: Bueno... tus constantes están bastante bien, y... te veo bastante tranquilo pero si quieres... te puedo poner algún calmante... H: No, no... estoy bien solo... algo aturdido por lo de la hibernación pero... bien. ¿Me puedo levantar? M: Héctor... mejor sería que descansaras un poco más y te recuperaras en la camilla un poco H: Bueno (volvía su cabeza y veía a Begoña) ¿Y ella? ¿y los demás...? M: Héctor... Begoña está bien pero... tardará un poco más en despertarse. Ha estado muy en peligro y le ha faltado mucho oxígeno, pero... se recuperará, aunque faltan todavía algunos días para que eso suceda... E: Venga Héctor, ahora lo importante es que estás bien M: Sí, y te vamos a llevar a mi habitáculo para hacerte otras pruebas ¿vale?. Esther... ¿me ayudas con la camilla?
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E: Sí claro (sonreía)
Entre las dos cogieron la camilla y salían de la sala de recuperaciones con Héctor. Mientras se cerraba la puerta, las manos de Begoña empezaban a moverse y a apretar, pero las argollas no la dejaban. De nuevo se quedaron inmóviles. Justo en ese momento, el localizador del cinturón de Maca parpadeaba... M: ¡Espera Esther! parece que Begoña...
Maca miró por el ventanal y vio que Begoña estaba inmóvil, no obstante, volvió a entrar, se acercó a la chica y le abrió de nuevo los párpados comprobando que todo seguía igual. Volvió a salir de la sala E: ¿Qué pasa? M: Nada... a veces... tiene actos reflejos, es buena señal, es normal pero todo está bien.
Venga... vamos a llevar a Héctor La recuperación de Héctor fue mucho más rápida que la de Esther, le llevaron al habitáculo y enseguida pidió agua. Después al rato empezaba a levantarse y a andar poco a poco Entre paseíllo y paseíllo, Maca seguía haciendo pruebas a Héctor y los resultados eran bastante satisfactorios En un par de horas, Héctor estaba bastante recuperado. Tranquilamente estuvieron hablando de lo sucedido. Su versión era idéntica a la de Esther y se extrañó también al escuchar que la Minority seguía navegando y que la tenían en radar H: Maca... quizá esa lluvia de meteoritos tuvo algo que ver porque... Begoña... si que se
quitó el casco por unos instantes. Esther y yo no lo hicimos, pero esha... sí... y mira... sigue viva... M: Ya... insinúas que... los demás... H: No sé Maca... todo es posible... pero no sé... porque si tú dices que las constantes
vitales estaban a cero... pero... el universo y sus factores... son aún muy desconocidos Maca... eso es lo que aprendí durante mis viajes M: Ya... (empezaba a preocuparse) H: Pero bueno... tranquilas chicas... si todo está... controlado... M: De momento sí... E: Yo lo que digo es que... bueno... Begoña se quitó el casco y... mírala, sigue viva... M: Sí pero se lo quitó por muy poco tiempo H: Sí, no sé Maca... todo era muy extraño aunque... puede ser que tengas razón en lo de las sombras... pudiera ser por la luz del planeta... no vamos a preocuparnos ahora por eso... M: No, ante todo... tenemos que estar tranquilos y esperar a ver... H: Hubo cambios Maca... a raíz de ahí... hubo cambios... M: Pero... ¿cambios...? ¿A que te refieres? H: No sé... Maca... en el carácter de la gente. Esther y yo lo comentábamos. Begoña... apenas cambió pero los demás... (la miraba fijamente a los ojos) M: (sonreía) H: ¿Qué?
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M: No... son... perdona (se ruborizaba un poco) es que... hacía años que no veía unos
ojos azules... aquí... todos son marrones jejeje me resulta... agradable ver unos ojos azules después de tanto tiempo H: Sí Maca... en la nave me llamaban cariñosamente ojos de mar jejejeje E: (sonreía al recordarlo) Sí... M: Bueno... Begoña... los tiene mucho más azules que tú pero... H: ¿Begoña? M: Sí... le he mirado las pupilas en varias ocasiones e incluso... los tiene más azules que
tú
E: (empezaba a temblar) Eso... ¡no puede ser Maca! M: ¿Esther que pasa?... (la sujetaba) ¡tus constantes se están acelerando! Esther...
siéntate ven... (la sentaba en una silla ayudada por Héctor que también se sentaba a su lado) E: (empezaba a llorar) M: Venga cariño, venga... calma... ¡cálmate, venga! ¿Qué te pasa? H: Maca... (la miraba serio) Begoña... ella... M: ¡Qué!... H: Ella tiene los ojos marrones Maca... ¡son marrones! M: Pero (sonreía extrañada) eso... eso no puede ser, hace uno momento los volvía explorar y... son más azules que los tuyos... H: No Maca... te lo aseguro. Esther y yo sabemos que son marrones. ¡Quiero verlos! M: No Héctor, ahora no... de verdad... E: (seguía nerviosa en la silla medio llorando) M: Esther por favor, ¡cálmate! ¿eh? (le acariciaba el hombro) Héctor... puede que cuando se quitara el casco... no, no... no, no... eso no puede ser... E: (levantaba la cabeza) Quizá... sí... quizá podría ser eso... (decía con algo de esperanza) lo mismo al mirar esas luces... el iris le cambió de color... M: Bueno... voy a comentarlo con Dávila a ver ¿vale?. Esther... tu ya conoces un poco la nave, llévate tranquilamente a Héctor y se la vas enseñando y vas presentándole a la gente que todavía no conoce. Bueno... también... si queréis podéis ir al habitáculo de Gabriela (les guiñaba un ojo y se marchaba) Así lo hizo. Esther se marchó con Héctor enseñarle nave, adonde presentarle a Laura,aa Javier, a Vilches y luego se fueron hacia ela puente de la mandos le presentaron Teresa y a Rusti. Teresa estaba encantada, por fin podía ver a aquel guapo hombre en carne y hueso Después, estuvieron comiendo. Durante la comida charlaban amenamente. Gabriela se había puesto al lado de Héctor y no paraba de hablarle. A Héctor le encantaba la labia que tenía aquella mujer y se sentía a gusto con ella Esther y Maca se echaban miradas de complicidad mientras les veían hablar. Y eso hacía que Javier y Laura también... en cierto modo ese acercamiento entre Héctor y Gabriela, animaba algo más su acercamiento Tras la comida, sin moverse de allí y con Rusti en el puente de mandos, Dávila escuchaba atentamente el caso del color del iris de Begoña Todos, empezaron a inquietarse. La verdad es que era raro. Pero bueno... Dávila comentaba que en todo caso estaban atendidos por la tierra, que sabían perfectamente de
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sus parámetros y de los de la nave Minority, que de momento... había parado su acercamiento y la distancia entre las dos naves se mantenía fija Se decidió que Maca estuviera muy pendiente de Begoña, que estuviera atenta a cualquier cambio, aunque todavía le quedaban varios días para despertar. Y bueno... en cuanto al color de los ojos... todos fueron a verla y pudieron comprobar que eran azules bajo el gran disgusto de Esther y de Héctor Decidieron esperar a ver que pasaba, a que se despertase y vieran su reacción. La verdad es que... los que habían viajado bastante por el espacio, en la mayoría de las ocasiones se habían encontrado con múltiples sorpresas. Así que... Dávila y Maca junto con Cruz, y el propio Héctor, estuvieron tranquilizando al resto de la tripulación. Esa noche, darían una cena especial en honor a los invitados que ya se habían despertado Y así fue. Cenaron una comida exquisita, especial para las buenas ocasiones, cumpleaños... cuando despertaban de la hibernación... L: Uhm... Dávila. ¿Seguro que no hay nadie más a quien rescatar por ahí? (comiendo un
trozo de carne) D: Jejeje Laura, yo... espero que no Gabriela: Héctor... (sonreía) me tienes que contar un montón de cosas H: Lo que querás linda... Gabriela: (sonreía pillina) Ay... que acentillo tienes... H: ¿Y tú...? Esa sonrisa... ¿de dónde la habés heredado? Gabriela: Pues... supongo que de aquí (mirando a su padre) del jefe jejejejeje ¿verdad
jefe? D: (negando con la cabeza) Ay... la verdad Héctor es que... esa sonrisa era de su madre (miraba a Gabriela con cariño) Gabriela: Héctor, tienes que venir a mi habitáculo. Seguro que te gusta todo lo que tengo, tengo un montón de máquinas para hacer ejercicio físico H: ¡Que me dices! Gabriela: ¿Te gustan? H: (dirigiéndose a Esther) Esther... dice que si me gustan las máquinas de hacer ejercicio
físico... E: Uys... (sonreía) en la nave nos llamaban bichos raros, todos, excepto Héctor y yo utilizaban la entrenator H: ¡Que te parece! (volvía a dirigirse a Gabriela) Gabriela: Pues... ¡qué me parece genial! Jejejeje. Tenemos un montón de cosas en común Héctor... H: Ya lo creo... C: (daba un codazo a Laura que la tenía a su lado) ¿Te has fijado? L: (sonreía pizpireta) Sí... C: ¿Qué si te has fijado? L: ¡Que sí... Cruz! Que sí... C: Pues eso... ¡ve aprendiendo! L: (sonreía tímidamente) ¡Cruz...! C: Laura, que está loquito por ti...
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L: Pues... no se nota, que ya le he insinuado varias veces que ya no me atrae nada mi
novio y... ahí sigue... C: Es tímido Laura, ¡ataca tú! L: ¿Yo...? C: ¡Claro tonta! ¿A que si Maca? (la tenía al otro lado) M: ¿Qué? C: (susurraba a Maca) Que estoy diciendo a Laura que ya es hora de que ataque a Javier, que está loquito por ella, lo que pasa que es tímido y el chico no se atreve M: ¡Claro que sí Laura! (se giraba hacia Esther) ¿A que sí? E: ¿Qué? M: Jejeje que... Cruz, que le está diciendo a Laura que ataque a Javier, porque él es bastante tímido y no se atreve... E: Ah... (la miraba con complicidad) M: Y nada que... eso que... si alguien te gusta... hay que hacérselo saber... ¿no? E: (se sonrojaba) Sí... M: (se acercaba a su oído y le susurraba) A mí me gusta alguien... y... mucho E: (sonreía tímidamente) M: Y está aquí, en la nave... (le volvía a susurrar) E: (se le estaban poniendo los pelos de punta) M: (seguía susurrándola muy bajito) Pero yo no me voy a cortar... como Javier. Me... me parece que se lo voy a decir esta noche porque... quiero aprovechar cada momento de mi vida... ¿qué... crees que me dirá...? E: (sintiendo el aliento de Maca muy de cerca estaba poniéndose cada vez más nerviosa) T: ¿Qué? E: (se giraba hacia Teresa que estaba a su lado) No Teresa, que... que por lo visto Javier es muy tímido y le estamos comentando a Laura que ataque... jejejeje T: Pues... es verdad, ¿a qué sí Rusti? (se giraba hacia Rusti que estaba a su lado) R: ¡Qué!... T: Que Javier... que es muy tímido y que no se atreve a decirle nada a Laura R: Ah ya... D: ¿Qué pasa Rusti? R: Nada, que podrías decirle a Javier, que no fuera tan tímido y que se decidiera ya a decirle algo(se a Laura de una vez, ¡qué le va aa pasar el arroz! D: Vilches acercaba a Vilches queseestaba su lado) Macho... a ver si le dices a Javier que... que se le nota mucho lo atontado que está con Laura, que a ver si se decide ya de una vez... V: Oye Javier... (se acercaba a él que le tenía a su lado) J: Sí... V: Macho... con Laura... ¿Qué tal? J: (mirando de reojo a Laura que la tenía enfrente suya) ¿Por...? (decía bajito mientras los otros seguían hablando) V: ¡Joder! ¿es que no la ves? ¡Si está loquita por tus huesos...! ¡ataca ya hombre, ataca...! “sexoendorfinas” (le decía recalcando esa palabra) ¿recuerdas? (arqueaba las cejas) J: La verdad es que me gusta mucho... sí... V: (a Dávila) Que sí, que la gusta mucho D: (A Rusti) Pues... sí... que parece que la gusta mucho... T: ¿Qué? R: Nada que... en cuanto pueda Javi ataca, porque dice que la gusta mucho... T: Ay Esther... E: Qué...
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T: Que sí... que Javier está loquito por ella... E: Maca... M: Sí... E: Que... ¿entonces... se lo vas a decir esta noche? A... a esa persona... ¿le vas a decir que
te gusta?. M: Se lo voy a decir, sí... Esther... y nada ni nadie me va a impedir que se lo diga... (la miraba fijamente) E: Pues... por lo visto Javier si que se lo va a decir a Laura... M: Lo que no sé... es si ella... dirá que sí E: Seguro que sí... ¿no dices que está loquita por él...? M: Vaya... no... no me refería a Laura... precisamente... (la miraba insinuante) E: Ay... Maca... (se mordía los labios) M: En fin... tendré que esperar a ver... que me responde... cuando la diga que me gusta...
que me gusta... mucho... E: (volvía otra vez a sonrojarse) C: ¡Qué pasa! (viendo que se iba murmurando en círculo) M: Eso Esther... ¿Qué pasa? (“que no me he enterado de nada jejejeje”) E: Que nada, que por lo visto a Javier le gusta mucho Laura y que se lo va a decir C: ¡Laura! (se acercaba a su oído) Que sí... que le gustas un montón L: Pero... ¿y eso? No sé yo... ¿eh? C: ¡Joder Laura que sí! que hemos estado por aquí hablándolo y al final ha llegado a sus oídos L: Pero... (toda cortada) ¿le habéis dicho que yo soy la que me tengo que lanzar? C: ¡Que no mujer, que no! él... él lo ha dicho, que te lo va a decir L: Ays... (sonreía) Después de cenar, corrieron las septolaikas; incluso se permitieron el lujo de echarles un poquito de Wichin-up que era un gel que se añadía a la septolaika y hacía que se lo pasaran muy bien, todo eso sin efectos nocivos ni para el cuerpo ni para las neuronas Teresa empezó a amenizar la velada, poniendo música de cuando sus años mozos D: ¡Vaya Teresa! Si son los Mecks... jajajajaja T: Ay sí Dávila ¡anda que no he bailado yo estas canciones con mi marido hace tiempo V: ¡Joder! Los Mecks! Jejejeje ¡Cuánto tiempo! Aleeee a bailar
Todo el mundo se ponía a bailar a los Mecks Pi-pi ... pi-pi-pi Mec-mec ... mec –meccccccccc
Con los dos primeros “mec” chocaban sus torsos y con los segundos chocaban hacia adelante sus caderas... Teresa empezaba a bailar con Dávila como una descosida. Como eran canciones de su tiempo, indicaron a los que bailaban que les imitasen y así aprenderían el baile Pi-pi pipipi . pi-pi-pi-pi-piiiiiiiiiiiiii Mec-mec mec –meccccccccc Súbete a mi nave a mi nave espacial
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Venga niña guapa que te voy a llevar Muy a – rri baaaa Al espacio sideraaaaaalllllll Gabriela y H: (partiéndose de risa con la antigua canción) Mec-mec (chocaban sus
dorsos) mec-meccccccc (chocaban sus caderas) Jajajaja Gabriela: ¡Héctor! jajajaja que me rompes las caderass jajajajaja
Vas a ver estrellas que jamás nadie vio Voy a pasearte por los brazos de Orión De mi ma-no Vas a ver la luz del soooolllllll J y L: Mec-mec (chocaban sus dorsos) mec-mec jajajajaja L: ¡Joder Javi! ¡no seas bruto jajajajajaja
Tomate una sexoendorfina de amor Ya veras como nos entra calor C y V: Mec-mec (chocaban sus torsos) jajajaja mec-mec C: Jajajajaja ¡qué me parto Vilches! estás graciosísimo bailando el Mec Jajajaja T: (mientras bailaba como una loca con Dávila) Tu vas a ser mi chica sideralllllll
(cantaba) y voy a llevarte por esa espiral del espaciooooo D y T: Mec-mec (chocaban sus torsos) mec-mecccc (cantando el estribillo) R: Ay madre míaaaa... que canción, de hace casi 70 años por dios, que esta ya la bailaban
mis abuelos... E: Jajajaja, bueno Rusty, está bien para las fiestas jajajajaja Rusti, Maca y Esther veían como los demás bailaban el Mec-mec y se reían. Era un bailecillo de la época de juventud de Teresa y de Dávila Después conectaron con la radio de la tierra y pusieron “los 40 siderales”. Era ya música más moderna, totalmente electrónica compuesta mayormente por programas Seguían con las septolaikas con wichin-up. Se estaban divirtiendo V: Javi... tengo... una cosita para ti J: ¿El que? V: Mete la mano en mi bolsillo, en el de atrás... J: ¡Venga tío!... (sonreía) V: ¡Joder! que ya se que no me vas a meter mano, venga...
Javier metía la mano en el bolsillo trasero de Vilches y sacaba un par de blisters de sexoendorfinas V: (le guiñaba un ojo) ¡ánimo!... J: Vilches si yo... creo que tengo en mi habitáculo V: Ya... pero seguro que están caducadas, así que... llévatelas ( y se volvía junto a Cruz)
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Seguían animados. Laura y Javier charlaban distendida y animosamente. En sus rostros se notaba alegría, estaban a gusto L: ¡Bueno... J: Laura... L: Sí, dime... J: Que... sí... te apetece que vayamos a mi habitáculo a charlar tranquilamente L: No sé... ¿de que quieres que hablemos? (le decía pillina) J: Quiero... contarte cosas... me gustaría que estuviéramos a solas... no sé... me apetece...
¿quieres? Además... esto ya va a terminar dentro de poco... L: Vale.. venga Se despidieron y se marcharon. Poco a poco lo fueron haciendo los demás Al final, quedaban Maca, Esther, Héctor y Gabriela. Charlaban animosos; la verdad es que tenían bastante cosas en común. Y Esther estaba muy contenta de que Héctor se hubiera despertado y se hubiera reanimado tan bien A eso de las doce, Héctor se marchaba con Gabriela a su habitáculo. Le iba a enseñar sus aparatos de ejercicios físicos E: ¿Tu crees... que... le enseñará sus aparatos de ejercicio físico? M: ¡Ni de coña! Jajajajajaja E: Jajajaja M: ¿Te apetece... otra septolaika? E: No... ya no más. Si acaso... M: ¿El qué? E: Si acaso... un vaso de leche... (ponía ojitos de cordero degollado) M: (se le agrandaba la sonrisa al ver esos ojillos) Bueno... (inclinaba la cabeza) si me lo
pides así... Se marcharon haciadurante el habitáculo Maca. Abrió la puerta y apretó la clave para que no se volviera a abrir toda la de noche M: ¡Siéntate, venga! ya la preparo yo E: Vale (sonreía)
Maca sacaba la leche y preparaba dos vasos bien llenos hasta arriba de ella E: (“¡Qué guapa es...! Esos ojos... esa voz... Y antes... cuando me decía esas cosas mientras estaba cenando... ¡madre mía...! No sé... lo que se me pasaba por el cuerpo... ¿La gustaré realmente... o... será simplemente la novedad? Pero... ¿y si quiere... hacer algo esta noche?... yo no he tomado sexoendorfinas... sería... la primera vez que haría algo sin... ¡Ay madre mía...! ¡Dios mío que no tengo sexoendorfinas...! Y ella... dice que no las toma pero... No sé... no sé que pasará... pero... bueno... estoy en buenas manos, al fin y al cabo ella es doctora. ¡Joder...! Cómo me pase algo... ¡qué corte!... ahí... muerta de un ataque al corazón por no tomar sexoendorfinas...”) M: (“Aaaasi... (llenaba los vasos) bien llenito, para mi chica preferida. ¡Joder! Que razón tenían los antiguos con ese angelito... cupido, creo que se llamaba. Me ha
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flechado... es... una extraña sensación la que siento hacia ella. Apenas la conozco pero... siento que conectamos... bueno... espero que a ella le pase lo mismo... la verdad es que... el beso de esta mañana estuvo genial. ¡Por cierto! Tengo que decirle que se quite la pulsera, porque... ya está totalmente recuperada pero... como se empieza a acelerar... y empiece a pitar... a ver si se va a creer que es porque está mal y... ¡La pobre...! nunca lo ha hecho sin sexoendorfinas... bueno... ya me estoy yo aquí... imaginando cosas que... lo mismo no pasan... ay... quiero que pase... que pase... que pase ”)
En esos instantes ninguna de las dos hablaba, estaban pensando en la situación. Maca se acercaba a la mesa con los dos vasos llenos de leche y le daba el suyo a Esther M: Ten (sonreía) E: Gracias Maca (le devolvía la sonrisa)
La mesa era grande, pero Maca, se sentó al lado de Esther. Alzaron de nuevo los dos vasos en señal de brindis M: Por ti Esther, porque... tengo la gran suerte de que estés viva y... así... he podido
conocerte... E: Gracias Maca (chocaban sus vasos) Yo... sí que te tengo que estar agradecida porque... me has salvado la vida, de verdad... (le acariciaba la mano) M: ¡Es curioso...! Ahora creo que... es... realmente a lo único para lo que venía a esta misión... no sé... nunca me alegré tanto de salvar la vida a alguien... E: Ni yo... nunca... desperté y vi... unos ojos tan bonitos como los tuyos... Maca (la miraba fijamente) M: (sonreía) Gracias... (“¡dios! Va a conseguir que me ruborice...”) espera (soltaba el vaso de leche y le empezaba a desabrochar la pulsera) E: ¿Ya me la quitas? M: (asentía) Sí... estás ya recuperada del todo Esther... E: No sé... ¿no sería aconsejable que me la quedara un poco más? M: Jejeje (sonreía dulcemente) ¿Qué pasa... que le has cogido cariño a la pulsera? E: Jejeje Maca terminó de desabrocharla la pulsera, la desconectó y la dejó sobre la mesa. Cogió de nuevo la mano de Esther y empezó a acariciarla muy suavemente con su pulgar. No la miraba, tan solo miraba la mano de Esther. La cogió, se la llevó a los labios y la besó, guiándola después hacia su cara para que Esther la acariciara Presionó su mano contra la de Esther en su cara y acto seguido, besó la palma de la mano de Esther, con un beso sonoro y cariñoso. Después, levanto la vista y vio a Esther. Su boca estaba seria pero sus ojos la miraban con gran intensidad Maca volvió a besar la palma de la mano de Esther y acto seguido, la depositó de nuevo sobre la mesa y dio un sorbo al vaso de leche Tras beber un sorbo, Maca se limpiaba con los labios el posible rastro del líquido que pudiera quedar, y Esther se la quedaba mirando sin apenas parpadear... M: ¡Vamos...! ¿no bebes? E: ... Sí... (sonreía y después bebía leche)
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M: (sonreía) Estás... desperdiciando mucha leche Esther... y eso... es un lujo que no me
puedo permitir... E: ¿Qué? M: Y ayer... lo dejé pasar, pero hoy... Maca se acercaba lentamente a ella, y muy dulcemente con su lengua, iba arrebañando los restos de leche que se habían quedado sobre los labios de Esther. Esther con los ojos cerrados, notaba la humedad de la lengua de Maca. Su respiración empezaba a ser algo entrecortada Cuando Maca creyó haber arrebañado todo el resto de leche, atrapó suavemente con sus labios los de Esther, que notaba como esos dos trozos carnosos le aprisionaban dulcemente no solo sus labios, sino... su cuerpo... Maca se separó lentamente y la miró M: ¿Estás bien? (susurraba) E: (volviendo a abrir los ojos y sonriendo levemente)... Sí... M: (volvía a beber leche) Jejeje anda que... la musiquilla de Teresa... jejejee E: Sí... M: No me has bailado nada en toda la noche ¿eh? ¿no te gusta bailar? E: Sí... sí que me gusta, sí... pero... ese baile... M: ¿Sabes? A mí me gusta mucho la música de la época medieval superior E: ¿Sí? (sonreía) M: ¡Sí...! Tengo aquí... algunas joyitas del siglo XX E: ¿Del siglo XX? ¡madre mía! Eran unos genios. Tocaban y cantaban ahí... con esos
instrumentos... ¡me encantan los instrumentos musicales! M: (se alegraba de que a Esther le gustara también ese tipo de música) Sí... y además... se reunían en grandes salas y tocaban y cantaban y... E: Siiiii aunque... estaban un poco flipados. Tomaban no sé qué sustancias alucinógenas jajajaja M: ¡Dios! Pero como sonaba aquello... ¿quieres escuchar algo? E: ¡Claro! (asentía) M: A ver... (daba un sorbo de leche y se levantaba hacia una consola) Vamos a ver que
tengo por aquí... (apretaba un botón) ¡Ah mira! Janis... E: ¿Janis? ¿Janis Joplin? (decía entusiasmada) M: Uhm, uhm. E: (se mordía los labios) M: Mira... una de mis favoritas Maca apretaba el botón y unos acordes de guitarra y bajo acompañados por una suave batería empezaban a sonar Maca se acercaba a Esther, la cogía de la mano y la hacía levantarse para bailar con ella. Esther posó sus manos sobre los hombros de Maca mientras que esta ponía las suyas sobre las caderas de Maca E: Me... encanta Janis... M: Sí... esa voz tan desgarradora y tan especial... como chillando dulcemente... como...
pidiendo ser escuchada... salvada...
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E: Sí... su voz... llega muy adentro... M: Al alma... Esther... al alma (juntaba su frente contra la de Esther)
Y la voz de la reina de la música psicodélica empezaba a escucharse... acompañada en su primera palabra por las voces de Maca y Esther... M y E: Summer time... time... time... (sonreían)
Summertime, Child, you’re living easy Fish are, fish are jumping out And the cotton, lord, Cotton’s high, lord, so high
Maca empezaba a besar muy despacio la mejilla de Esther, que cada vez se aprisionaba más contra ella Your daddy’s rich, And your ma thinks she’s mighty good-looking, babe I said she’s looking pretty fine to me right now, Whoa, hush, baby, baby, baby, baby, baby, baby, baby, No, no, no, no, no, don’t you cry Don’t you cryyyyyyy
Mientras la voz de Janis seguía cantando con desgarro, ellas seguían lentamente bailando con sus cuerpos y con sus corazones los acordes psicodélicos de las guitarras del siglo XX Esther aprisionaba con pasión su mejilla a la de Maca, que empezaba a mover sus manos desde su cadera hacia su espalda y la iba acariciando de arriba abajo. De nuevo juntaron sus frentes y cariñosamente, se acariciaban con la punta de la nariz Mientras una mano le agarraba de la cadera, con la otra, Maca, pasó de la espalda a la nuca decon Esther La mano de Maca subía y bajaba por la nuca de Esther, entrelazando con sus dedos abiertos los cabellos de ésta. Esther estremecida, echaba ligeramente su cabeza hacia atrás y Maca, se abalanzaba suavemente hacia su cuello, para irlo cubriendo poco a poco de dulces besos Whoa, one of these mornings, You’re gonna rise up singing, You’re gonna spread your wings, take to the sky, Lord, the sky
Mientras Maca, algo inclinada besaba el cuello de Esther, ésta le besaba y le acariciaba sus suaves cabellos. Sus rostros y sus cuerpos estaban ya estrechamente entrelazados. Y las respiraciones de ambas, se empezaban a escuchar
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Until that morning, Honey, no-no-no-nothing’s going to harm No, no, no, no, no, no, No, no, no, no, no, no, no... Don’t you cry, Cryyyyyy
El último grito de Janis, y los últimos acordes de aquella canción terminaba con un apasionado, dulce y duradero beso en los labios Se separaron levemente, se miraron con algo de timidez pero sonriendo dulcemente frente a ese precioso momento que acababan de tener Maca puso dulcemente sus manos en las mejillas de Esther y la miró con ganas M: Me gustas Esther... me gustas mucho... de verdad... No... creas que es... ningún
capricho. Me siento bien... muy bien. Me estoy dando cuenta... de que cada vez... me muero más por un beso tuyo... por que me abraces... (le daba un dulce beso en la comisura de los labios)... me gusta sentirte así... conmigo... (sus ojos se tornaban vidriosos)... te lo digo de corazón Esther... de corazón... E: ¡Maca...! Esther se abrazó de nuevo fuertemente a ella. La volvía loca, aquella doctora la volvía loca. La empezó a besar con locura primeramente el rostro, para luego atrapar fuertemente sus labios y besárselos y besárselos con desesperación. Apretaba fuerte sus labios contra los de Maca dándole cortos, pero desesperados besos Esther seguía agarrada al cuello de Maca, sin parar de besarse y Maca subía sus manos desde las caderas de Esther hasta la parte inferior de sus axilas, rozando a su paso levemente el lateral del pecho de Esther, lo que hacía que ésta se fuera estremeciendo cada vez más La fuerzacada y la intensidad esospara besosdejar iba paso descendiendo, a la vez bocasseseiban iban abriendo vez un pocodemás, a sus lenguas, queque pocosusa poco adentrando en un mundo húmedo, suave y resbaladizo Era tan poco lo que se separaban, que los finísimos hilos de sus salivas no se llegaban a romper del todo M: (se separaba un poco de Esther, le miraba a los labios, y sin separar su frente a la de
Esther...) Vamos arriba Esther... (susurraba) vamos arriba... (volvía a besar sus labios varias veces) Esther no contestaba. Tan solo se limitaba a seguir besando esos labios. Sin dejar de besarse, y abrazadas, Maca guiaba poco a poco a Esther hacia las escaleras que subían hacia la habitación Al llegar a ellas, Esther subía detrás de Maca con las manos en su cintura. Sin poder evitarlo dio ligeramente un mordisco al trasero de la doctora
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M: ¡Ahhhuuu...!
Maca apenas podía girarse, pues tenía el rostro de Esther prácticamente apoyado en su trasero. Sonrió, y como pudo, siguió subiendo las escaleras hasta llegar a su habitación Esther seguía a sus espalas, estrechándola bien... intensamente, besándola dulcemente el cuello Maca acariciaba las manos de Esther que estaban entrelazadas rodeándola. Sin dejar de besarla, Esther se deshizo de las manos de Maca, y las subió hasta el cuello. Ahí, tanteó la cremallera del mono de trabajo, la cogió y la bajó tan solo un poco. Ligeramente, introdujo su mano y empezó a acariciarle la clavícula y parte del hombro, sin dejar de besarla el cuello, ayudada por Maca que ladeaba ligeramente la cabeza hacia un lado Maca se giró, y se encontró frente a frente con Esther; y sin dejar de mirarla, su mano empezaba a recorrer un camino de caricias primero por su cara, por su cuello, por el centro de su pecho, por su abdomen... para desviarse de nuevo hacia sus caderas, y volverla a abrazar y a besar muy tiernamente. Mientras la besaba, sus manos se fueron desviando hacia los glúteos de Esther, acariciando primeramente y con suavidad su redondez, para luego ir apretándola más contra ella La respiración de Esther se estaba acelerando cada vez más y más... E: (se apartaba un poco) Maca... Ahhh... (intentaba coger respiración) M: Dime cariño... ¿estás bien? (la acariciaba con ternura) E: No sé... creo... que me estoy fatigando... ahhh... M: (por encima de la ropa con una de sus manos empezó a acariciar uno de sus pechos) E: Ahh... Maca... creo que me fatigo... (con la cabeza levantaba seguía intentando coger
aire) M: (empezaba a besar a través de la ropa de Esther su pecho) E: ¡Maca...! Ah... ¡estoy fatigada Maca! M: (se incorporaba, la miraba con pasión y le acariciaba dulcemente el pelo) No... Esther (sonreía E: ¿No? y negaba con la cabeza) no estás fatigada... M: (seguía negando dulcemente con la cabeza) No mi amor... (se acercaba a su oído y le susurraba) lo que estás es... excitada... E:... ¿Ex... citada? M: Sí... y mucho... (le besaba por detrás de la oreja) como yo... mira... (Maca se separaba un poco, cogía la mano de Esther y se la llevaba hasta la zona del corazón apretándola fuerte contra él) ¿lo notas?.. (no paraba de mirarla) ¿notas... lo fuerte que late? E: ¿Esto... es bueno...? (sin dejar de perderse en su mirada) M: ... Muy bueno... Esther (sin dejar de mirarla, empezaba a bajarle la cremallera del mono de trabajo hasta la cintura dejando entrever parte del torso de Esther) E: Ay... (se mordía los labios) M: Tranquila... (empezaba suavemente a acariciar uno de sus pechos)... déjate llevar... (abría el mono de Esther y empezaba a besar el centro de su pecho) E: ... Maca... (notaba por todo su cuerpo una dulce e intensa sensación de placer que jamás había experimentado) Maca... (ponía las manos en su cabeza como para que no dejara de hacer lo que estaba haciendo)
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Maca se incorporó y ayudada por Esther le retiraba las mangas del mono, dejando al descubierto y totalmente desnudo de cintura para arriba el cuerpo de Esther. Acto seguido, ella hizo lo mismo. Cuando hubo terminado, se acercó levemente a Esther, intentando ponerse a la altura justa en la que sus pezones muy levemente se rozasen con sus puntas ya erectas E: Ahh... (miraba hacia abajo viendo y notando aquel precioso contacto) Maca... (la
volvía a mirar) yo... yo... nunca había sentido esto... nunca... me había sentido así... M: (se empezaba a estrechar más hacia ella y la besaba en el cuello, muy cerca de la barbilla) Ni yo Esther... ni yo... (la besaba en los labios) Yo... (la ponía las manos en las sienes) para mí... también es la primera vez que hago esto así... (la volvía a besar en los labios) con alguien... (la miraba a los ojos con intensidad) con alguien que tampoco... ha tomado nada... así... (besaba uno de sus ojos) de verdad... (besaba el otro) con un sentimiento... (rozaba sus labios junto con los de Esther)... limpio y sincero (la volvía a besar intensamente) Entre besos y caricias, entre miradas y sonrisas, poco a poco se fueron despojando de sus monos. Se tumbaron en la cama Esther, toda ansiosa de pasión pero con dulzura, recorría con sus manos y con sus labios cada poro de la piel de Maca, que boca arriba sentía las manos, el cuerpo, el rostro y los besos de Esther, que empezaba a besarla desde el empeine, pasando por las rodillas, por los muslos, por la zona interior de las ingles... por su sexo, su vientre, su ombligo... Después besaba la parte inferior de sus pechos; su boca se abría más y besaba el centro de sus pechos, sus pezones... humedecía sus pezones con la lengua y después los mordía muy suavemente... para llegar hasta su cuello y de nuevo a sus labios, penetrando con un beso en ellos, la esencia y el olor del cuerpo de Maca que anteriormente había besado E: ¡Maca... ahhhh... (se adentraba en su cuello) esto... va muy rápido... M: No pasa nada Esther... siempre... habrá... una segunda oportunidad...
Y Maca se daba la vuelta poniéndose encima de Esther. Abrazándola y besándola con pasión Esther empezaba a gemir, al igual que Maca, que esta vez era la que recorría el cuerpo de Esther a besos. Con una de sus manos empezaba a presionar su sexo, haciendo que Esther empezara a moverse cada vez más. La miraba; disfrutaba mirando cómo disfrutaba Esther frente a esa presión. Sin dejar de presionar se abalanzó sobre los pechos de Esther y empezó a besarlos con la boca muy abierta, intentando abarcar la mayor zona posible de ellos. Los pechos de Esther estaban ya muy erectos y húmedos E: Ahhhh... Ay... ¡Maca... ahhh! ¡no puedo más...! M: ¡Yo tampoco...! Yo tampoco espera, espera...
Maca se acomodó muy íntimamente encima de Esther. Sus sexos, medio abiertos, estaban en contacto. Se empezaban a rozar, a balancear al compás
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Esther levantaba un poco las rodillas para que ese contacto fuera incluso más íntimo. Sus caderas subían y bajaban intentando no perder ese contacto. Sus respiraciones estaban al límite de agitadas. Casi no podían respirar... M: (alzaba un poco cabeza) Ahhhhhggggg... E: Ahhhhhhh... Ahhumgggggggg...
Ahhhggggggg... Aghhhhh...
Un inmenso y placentero orgasmo, se acababa de desencadenar justo ahí... en sus sexos... y en sus corazones Maca, aún con la respiración bastante agitada, y apartándose un poco para dejar respirar bien a Esther, la seguía cubriendo de intensos, dulces y húmedos besos. Sus cuerpos aún convulsionaban con los restos de la fase final del orgasmo Pasados unos instantes, Maca, se apartó un poco, le retiró el pelo de la cara y a la vez le acariciaba la frente, mirándola con ternura. La daba suaves besos en la frente M: Mi amor... ahhh... ahh... mi amor... ¿estás bien? (la sonreía y la miraba con cariño) E: Sí... Maca (la miraba sonriendo como embobada) M: Uhm... (entrelazaba sus piernas junto a las de Esther y se refugiaba en su cuello sin
dejar de darle dulces besos) Esther... (la besaba) Esther... E: Ahh... (seguía recuperando la respiración)... tenías razón Maca... esto... (con una de sus manos entrelazaba sus dedos en el cabello de Maca revolviéndolo mientras que con la otra le acariciaba la espalda, aún húmeda por el sudor) esto... es fantástico Maca... y ¡no he muerto!... M: (se incorporaba y la miraba con dulce pasión) Sí... (sonreía) E: Te he sentido Maca... ¡te he sentido tanto...! (la apretaba contra su pecho) M: Y yo mi amor... y yo... (recostada de lado en su pecho seguía regalándole dulces besos) E: Por un momento... creía morir... M: (alzaba la cabeza y la miraba) Sí... (sonreía) por unos instantes... (trepaba de nuevo hacia el rostro de Esther)... se muere... pero de amor... (volvía a besar sus labios) E: (sonreía y le susurraba) ¡No pienso tomar ni una sexoendorfina más en mi vida...! M: Jajajajajaja (se refugiaba de nuevo en su cuello) al menos... conmigo... E: Bueno es que... no quiero volver a hacer esto... ¡en mi vida! Si... si no es contigo
Maca... Si no es... contigo... ya no... Maca paró de sonreír, se incorporó nuevamente y se puso frente a Esther. Se miraron. Las dos tenían los ojos vidriosos y unas lágrimas empezaban a rodar por sus mejillas a la vez que esbozaban unas leves sonrisas de amor. Maca, medio incorporada, acariciaba suavemente el rostro de Esther con sus dedos M: ¡Te quiero, mi niña...! Te quiero mucho... no sé... (negaba con la cabeza mientras la
sonreía dulcemente)... es verdad... es así... pero... lo que si sé es que... que estoy ansiosa e ilusionada por conocerte mucho más... por estar todo el tiempo que me sea posible contigo, mi amor... yo... nunca me había sentido así Esther... ¡nunca!... ¡Nunca he deseado tanto a nadie como te deseo a ti...! E: Yo también te quiero mucho Maca... muchísimo... de verdad... Me has hecho muy feliz... acabo de... conocer lo que es sentir a alguien de verdad... porque... te he sentido Maca... te he sentido y... muy dentro de mí... estabas en mí Maca... en mí... (sus ojos la
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miraban con un amor total) ¡No me dejes nunca! Por favor... porque creo que... entonces... si que moriría... M: Esther... (seguía acariciándole el rostro y mirándola con amor) sé que aquí... las sensaciones se viven muy intensas pero... ¡mataría si alguien me intentara separar de ti! y yo... estaría loca y desahuciada de la vida si algún día te dejara... ya... no sería nada... no sería nadie... Porque... tú eres mi vida Esther... mi vida... E: ¡Cuánto te quiero Maca...! Esther se incorporó y se puso de lado frente a Maca. Sus labios de nuevo volvían a besarse intensamente, con sus cuerpos muy unidos y sus piernas entrelazadas. Esther, entre beso y beso no dejaba de acariciar la cara de Maca. La miraba con un enamoramiento total. Le resultaba preciosa, esos ojos, esos labios, ese rostro en general. La miraba y la besaba y la volvía a mirar a la volvía a besar. Y Maca, aunque también colaboraba pero... más que nada se dejaba hacer, mientras que suavemente acariciaba las caderas de Esther. Nuevamente sus cuerpos empezaban a apretarse y a balancearse E: Maca... (de nuevo empezaba a sentir un cosquilleo por debajo de su vientre...) creo
que... M: (no la dejó terminar) Sí... (sonreía) yo... también E: ¡Ay...! (la miraba algo vergonzosa) M: (le besaba por debajo del cuello) Te lo dije... siempre hay... una segunda oportunidad (se medio incorporó y apretó el botón antigravedad) E: ¡Macaaaaaaaa! Jajajajaja De nuevo, sus cuerpos, esta vez desnudos, salían flotando al espacio Cada una salía disparada hacia un lado de la habitación. Maca se apoyó en la pared de espaldas, cogió impulso con los pies apoyados en ella y se impulsaba lentamente en busca de Esther como volando Esther sonreía e intentaba mantenerse equilibrada mientras veía acercarse a Maca. Cuando logró llegar hasta ella, la abrazó, y con el impulso giraban y se ponían boca abajo E: Jejejeje Maca... M: ¿Qué...? E: Que así... boca abajo... M: Si no pasa nada tonta... ¿no ves que no hay gravedad...? No tengas cuidado... que...
no se te sube la sangre a la cabeza (sonreía) E: Jejejeje estamos flotando Maca... jejejeje M: (ya más seria)Bueno... a mí... no... me hace falta que no haya gravedad para sentir que floto contigo Esther... Se quedaron mirando. De repente, la espalda de Esther chocaba muy suavemente con el suelo y del impulso volvían a subir hacia arriba con sus piernas entrelazadas En ese vuelo lento, se regalaban besos y caricias, intentado no soltarse para no separarse. Maca con sus abrazos y sus besos empujaba un poco a Esther y volvían a bajar de nuevo al suelo. El choque era suave, pues no había peso. Y Esther, en ese contacto con el suelo de nuevo empujaba hacia arriba y volvían a subir. Esta vez era ella la que se ponía encima de Maca, sin dejar de besarla y abrazarla
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Maca, se separó de Esther pero sin soltarla de las manos, y las dos quedaban boja abajo en horizontal con sus manos estiradas mirándose. Sus rostros se acercaban y se volvían a besar en los labios Después Maca, la volvía a coger y se acomodaba sentándose encima de ella. Esther, con los pechos de Maca a la altura de sus labios, se los besaba. Estaba flotando, con Maca, besando y lamiendo esos pechos más ligeros aún. Maca se apretaba fuerte a ella, con sus piernas rodeando la cintura de Esther e intentando suavemente que sus sexos contactaran Así, estuvieron unos momentos, flotando, chocando suavemente con suelo y paredes. Maca estaba muy excitada siendo acariciada y besada por Esther. En un momento, se separó y lentamente giró a Esther dejándola delante de ella en posición vertical, como si estuvieran de pie. Apretada por detrás a Esther, con sus manos le acariciaba los pechos mientras le besaba los hombros y la nuca. La falta de gravedad hizo que quedaran en posición horizontal en el aire. Maca estaba boca arriba y tenía a Esther en la misma posición encima suya. Dejó de acariciarla el pecho, y con una de sus manos la sujetaba de la cintura mientras que con la otra, iba bajando poco a poco, muy suavemente hasta llegar a su pubis. Con su dedo corazón iba explorando poco a poco esa zona, acariciándola, presionándola suavemente, excitándola Esther estaba húmeda y el dedo de Maca se hundía suavemente en su cuerpo. Cada respiración de Esther, iba acompañada de un ligero gemido y de un suave movimiento de cadera. Una de sus manos, intentaba sujetar a Maca que estaba detrás suyo para no perder el contacto, y con la otra, atrapaba la mano que Maca tenía en su cintura Maca embestía con sus caderas hacia arriba, lo que hizo que volvieran a rotar y a ponerse boca a bajo, aunque ellas ya no sabían si estaban boca arriba... boca abajo... solo sabían que de nuevo ese momento iba a llegar, ese momento en el que las dos se iban a sentir intensamente Esther se deshizo de la mano de Maca, se giró y se puso frente a ella. Enredó sus piernas en la cintura dedella orgasmo, doctora yenredada justo en ese momento, contracciones en el cuerpo demirándola, Maca le llegaron las Su torso se separaba de ella, pero no sus piernas y Maca la seguía sujetando de la cintura M: ... Tócame Esther... ¡tócame! (decía muy excitada ya)
Maca abría más sus piernas y la mano de Esther, acariciaba, presionaba y hundía también uno de sus dedos en el sexo de Maca, que notando ese contacto, gimiendo, y echando su cuello hacia atrás sufría dulcemente e instantes después que Esther un dulce y flotante orgasmo Al relajarse, sus cuerpos se separaron. Con las piernas abiertas y sus brazos estirados, flotaban en el espacio intentando recobrar sus respiraciones. Maca estaba más cerca del botón antigravedad E: Maca... ahh... ahh... ¡por dios! ¡... ni se te ocurra apretar ahora el botón! ¡Que me
esnuco...! (decía fatigada)
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M: Jajajajaja ahhh... ahh... jajajajajaja... anda venga ven aquí... (se dirigía hacia la barra
de sujeción) Esther, algo fatigada todavía, con sus manos intentaba impulsarse hacia la barra y llegaba donde Maca. Ya una vez agarradas, Maca apretaba de nuevo el botón y sus cuerpos se incorporaban de nuevo a la gravedad. Con sus piernas aún temblando, se dirigían rápidamente a la cama y se tumbaban de nuevo como desplomadas E: ¡Ay dios mío! Nunca... había hecho yo esto... así... ahh... M: Jejeje ahhh... ¡ni yo! E: ¡Pa habernos matao! M: Jajajajaja (se ponía frente a Esther) ¡Ay...! Ha sido... un poquito difícil ¿eh? E: Jajajaja ¡Si...! jajajaja pero mira... eso que hemos hecho boca abajo... Jejejeje aquí...
no se puede hacer jajajaja M: Jajajaja ¡Ay Esther!... si es que... E: ¡Si es que eres de lo que no hay Maca! jejejejeje... Solo se te podía haber ocurrido esto a ti... jejejeje M: Uhmm... (la besaba y se acurrucaba junto a ella) E: Ven... (la abrazaba) Maca... (acariciaba sus cabellos) Maca se acomodó en Esther y poco a poco se fueron durmiendo. La cama era grande y sobraba mucho espacio, porque no se separaron de esa posición en toda la noche Al día siguiente, llegaban tarde al desayuno, pues se habían entretenido un poco al despertarse, y otro poco más en la ducha Mientras se dirigían por los pasillos de la nave hacia la cocina, iban agarradas de la mano y dedicándose miradas y sonrisas de complicidad Antes de entrar en la cocina, Maca, apoyó a Esther en la pared y la dio un dulce beso en los labios En ese momento llegaban también Vilches y Cruz, que las sorprendieron C: ¡Vaya Rodolfo! (decía pícaramente) veo que... al menos... no seremos la única parejita
de esta nave... M: (separándose de Esther y algo tímida) Hola chicos... buenos días... E: Hola... (sonreía con los carrillos algo colorados) V: ¡Tranquilas chicas! Por nosotros... podéis seguir... ¿eh? M: No... no pasa nada, si ya íbamos a entrar a desayunar... C: Eso cariño (dirigiéndose a Vilches) vamos a reponer energías (las guiñaba un ojo y entraban los cuatro a la cocina) Al entrar a la cocina sorprendieron a Javier y a Laura dándose un piquito V: ¡Pero bueno! (decía de coña haciendo que Laura y Javier se separaran) L: Buenos días (algo cortada) J: Hola...
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V: No si... seguro... que alguien echó ayer al wichin-up... algo. O eso... o fue el mec-
mec... Todos empezaban a reír por el comentario de Vilches, que se empezaba a servir el desayuno C: Bueno cariño... así... ya no somos los únicos (sonreía feliz) J: ¡Cruz...! V: ¡Y que lo digas! Hemos perdido de sobra la exclusividad... Ahora... como que somos
multitud... L: Bueno Vilches... tampoco es para tanto... (bebía café) En ese momento Héctor y Gabriela entraban agarrados del hombro y mirándose muy cariñosamente Gabriela: Buenos días chicos... (medio cantando y con una sonrisa de oreja a oreja) V: ¡Ja! (en tono burlón) cariño... (dirigiéndose a Cruz) ahora... sí que hemos perdido
totalmente la exclusividad M: Jajajajajaja Gabriela: ¿Qué pasa Rodolfo? (no se cortaba) C: ¡Nada Gabriela... nada! que... esta noche... me parece a mí que la nave entera estaba temblando... Todos reían... C: Vamos que... los de la tierra... han debido de alucinar, viendo a la nave dando
saltitos... Gabriela: Bueno... ¿y que? eso es bueno... V: Sí... ya te digo... porque a ver... ¡qué levanten la mano los que no hayan hecho nada
esta noche... Por la puerta aparecía Dávila que escuchaba el comentario de Vilches D: ¡Yo! (levantaba burlón la mano y miraba a los demás) ... ¿na... nadie más? (observaba
a las cuatro parejas que seguían en silencio pillinas sin levantar sus manos) ¡venga ya... ! (mirando como sonreían) ¡Gabriela... ! Gabriela: ¡Papa...! Que ya soy mayorcita... D: Javier... J: (muy al lado de Laura arqueaba las cejas) D: ¿Maca...? (observó que acariciaba el hombro de Esther) ¡Esther... ! (se ponía de nuevo colorada y bajaba la cabeza) Cruz se iba riendo en silencio hacia la cafetera D: ¡Joder!... he debido ser el único, porque Teresita y Rusti... por lo visto... después de la
fiesta iban a tener telecomunicaciones con sus respectivos... Todos empezaban a reírse primero poco a poco, medio tapándose la boca, pero Cruz empezó a reírse a carcajadas y eso provocó que los demás la siguieran, provocando en las cocinas unas estruendas risas por parte de todos. A Cruz, se le saltaban las lágrimas con
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aquella situación. Durante unos momentos, no paraban de reír, hasta que poco a poco todos empezaban a desayunar y tomando un ritmo normal en sus conversaciones La nave seguía su rumbo hacia la tierra en espera de algún cambio. La Minority se mantenía a la misma distancia, cosa que les tranquilizaba aunque no dejaba de preocuparles Rusti y Teresa, se iban turnando en el puente de mandos. Y los demás seguían en sus quehaceres diarios La relación entre las tres nuevas parejas también seguía su rumbo. Un buen rumbo. Gabriela, Héctor y Esther, pasaban bastante tiempo entrenando Maca, de vez en cuando iba a ver a su chica al habitáculo de Gabriela para hacerle algunas carantoñas y llevarles a los tres algunas bebidas revitalizantes. Y por las noches, seguían teniendo sus preciosas sesiones de amor Habían pasado ya cinco días desde que Héctor despertó. Maca y Cruz estaban charlando en la cocina poco antes de la hora de la comida C: ¿Qué tal... con Esther? M: ¡Genial Cruz! (sonreía) C: Cuanto me alegro Maca... de verdad... M: Gracias... lo sé... C: Si te digo la verdad... tu ex... no me acababa de gustar M: ¿Y eso? ¿Por qué no me lo dijiste? C: Bueno... no me gusta entremeterme en cosas de parejas pero... ahora que ya no estás
con ella... te lo quería decir. Pero Esther... no sé... me resulta una persona como muy entrañable y muy cariñosa (sonreía) M: (asentía con la cabeza y miraba a ningún sitio) Lo es... sí... sí que lo es... C: ¡Ay...! (la sonreía) te veo... algo pillada Maca... M: Bueno... (se encogía de hombros) es que lo estoy Cruz (sonreía) es... muy especial, te
lo aseguro... C: Escucha Maca... te... voy a decir una cosa; pero por favor... no me trates como a un bicho raro... M: ¿Por...? ¿Por qué... te iba yo a tratar como a un bicho raro...? C: Verás... Es que... hace algún tiempo... ¡ay... no sé cómo decírtelo! M: ¿Pasa algo, Cruz? C: ¡No, no...! no... pero... bueno... lo que te quería decir es que... que Vilches y yo... M: ¿Estáis mal? (la miraba preocupada) C: ¡No, no! que va... todo lo contrario pero... M: ¡Pero qué Cruz! ¡suéltalo ya de una vez! C: Pues que... que Rodolfo y yo hace tiempo que... que no... tomamos sexoendorfinas... (la miraba esperando en su rostro una respuesta de extrañeza) vamos que... pues que eso... que lo hacemos sin tomar nada... (restregaba sus manos nerviosa) M: Ya... (acercaba su rostro al de Cruz, mordiéndose los labios) ¡A qué está genial hacerlo sin sexoendorfinas Cruz! C: (abría la boca sorprendida) ¡Maca...! (empezaba a sonreír)
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M: (afirmaba con la cabeza haciéndole saber a Cruz que ella ya lo había experimentado)
Desde hace tiempo Cruz... C: ¡Anda que...! ¡Que calladito te lo tenías! ¿eh?... ¿por qué no me lo habías dicho? M: No sé... es que... era tan raro... pero... ¡es genial! ¿A que si? C: ¡Ay... siii! Jajajajaja En ese momento, en el cinturón de Maca, sonaba el analizador de las constantes vitales de Begoña M: (se levantaba corriendo) ¡está despertando Cruz! C: ¡Vaya! (se levantaba con ella) ¡ya era hora...! Vamos para allá
Las dos se dirigían por los pasillos hacia la sala de recuperación C: (abría su comunicador) Dávila... Begoña se está despertando. Maca y yo vamos hacia
allí. (Dávila le contestaba) Vale, te esperamos. Avisa a los demás Maca y Cruz llegaron a la sala de recuperación. Observaron como Begoña movía al igual que Héctor y Esther rápidamente los párpados Estaba a punto de despertar, así que Maca programaba los botones de la maquina de constantes vitales mientras que Cruz desenganchaba el botón de la ventosa que tenía Begoña en el cuello. Begoña, al igual que lo hizo Esther, parecía despertar de un mal sueño Begoña: ¡Nooooo! ¡noooooooo! (empezaba a abrir sus ojos) C: ¡Tranquila Begoña, tranquila!... venga, venga... M: (acercándose a Begoña) Begoña, ¡estás bien! ¿vale?, tranquila...
tranquila venga...
Begoña abría definitivamente sus ojos. Y su visión nublada se difuminaba poco a poco para enfocar nítidamente a aquellas dos mujeres M: Begoña... Begoña ¿me escuchas? Begoña: Ah... ah.hhh... (despertaba fatigada) ¿qué...? M: Begoña... soy la doctora Wilson. Estás en la Nave Central. Antes de hibernar
pedisteis ayuda y hemos conseguido salvaros Begoña: Begoña... M: Si, eres tú Begoña Begoña: (abría más sus ojos dejando ver su definitivo iris azul) ¡Estoy... viva...! M: (sonreía) Sí Begoña, lo estás... estás a salvo. Has estado a punto de morir pero... al final has sobrevivido, ¿vale? Tu tranquila ¿eh? C: (al ver los ojos de Begoña totalmente abiertos y vivos, y aprovechando el todavía atontamiento que tenía la rescatada susurraba al oído de Maca) Marrones... lo que se dice marrones... como decían Esther y Cruz... no es que sean ¿eh Maca? M: (se giraba hacia Cruz) ¡Cruz! C: Vale, vale... Begoña (se dirigía a ella) hola, soy Cruz, ingeniero de la Nave Central Begoña: Hola... gracias... (medio sonreía) M: Begoña... ¿recuerdas lo que pasó? Begoña: (asentía con la cabeza) Sí... creo que sí...
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M: Bueno, ya... nos contarás ¿vale? Ahora... te voy a poner un calmante para que te
relajes y en unas horas despiertes relajada ¿vale? Begoña: No... de verdad... estoy tranquila... de verdad... (intentaba mover las manos) M: Cruz, ayúdame a quitarle las argollas Maca y Cruz desenganchaban las argollas y Begoña empezaba a mover poco a poco sus muñecas y sus dedos C: Bueno... parece que no se ha despertado muy mal... M: Sí... como Héctor... C: ¡Es que Esther es más quejita...! (sonreía) Begoña: ... Héctor... Esther... M: Begoña... Héctor y Esther están también a salvo Begoña: ¿Y los demás...? C: Begoña... lo siento pero... no pudimos hacer nada por los demás... Begoña: No... (empezaba a llorar) no por favor... ¿Eric... Yasmina...? M: Sí Begoña... Eric... Yasmina... Paulo y Sabrina... no han sobrevivido. Tan solo tú,
Esther y Héctor. Tan solo vosotros tres Begoña: ¡No joder...! No... (seguía llorando) C: Begoña... lo siento mucho pero... no pudimos hacer nada por ellos. Al menos... tres estáis vivos. Enseguida podrás verlos Begoña ¿vale? Begoña: Sí... (sonreía aún con lágrimas en sus ojos) M: Begoña... voy a incorporarte un poquito ¿vale? ¿Crees que podrás? Begoña: Creo que sí... Wilson M: (sonreía) Maca... llámame Maca ¿vale? Cruz, vamos a incorporarla un poco Entre las dos la consiguieron sentar. Cruz la sujetaba un poco la cabeza para que no se le fuera hacia atrás. Durante unos instantes la sujetaban sentada para que se fuera habituando poco a poco. En ese momento llegaba Dávila a la sala de recuperación D: ¡Bueno...! veo que nuestra invitada se va recuperando... M: Si Dávila (sonreía) mira Begoña, este es Dávila, el jefe oficial de la misión D: Buenas tardes Begoña, ¿Qué tal? (la cogía de la mano) Begoña: (sonreía dulcemente) Hola... muchas gracias de verdad, gracias por salvarnos D: De nada Begoña (sonreía) para nosotros es todo un placer salvar la vida de un ser
humano. ¿Qué tal te encuentras? Begoña: Un poco... bueno... descentrada... la verdad D: ¡Ya! pero es normal. No te preocupes, estas en buenas manos. Maca es la mejor doctora para estas cosas Begoña: Sí... D: Escucha Begoña... verás... habéis pasado algún tiempo en la cámara de hibernación. Suponemos que... todo estaba en orden... ya sabes... el paso del tiempo. He traído esto... (le enseñaba un espejo) tan solo es... porque... quiero que me digas si... crees que... que tu rostro sigue más o menos... igual que antes... ya sabes... la edad... Maca y Cruz se miraban atentas... Begoña: ¿He podido envejecer? (comentaba preocupada) D: Bueno... imagino que no, que... yo te veo estupenda y joven pero... es para saber si
físicamente estás mas o menos como cuando empezaste a hibernar...
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Dávila le acercaba el espejo. Begoña lo miraba con cierto temor por si por su rostro habían pasado demasiado los años Se miró al espejo y suspiró tranquila Begoña: (sonrió levemente) Uff... menos mal... D: ¡Qué! Begoña: Sigo igual...
Dávila Cruz y Maca se miraban extrañados D: ¿No... ha cambiado... nada... entonces? Begoña: (negaba con la cabeza mientras se seguía mirando al espejo) D: ¿Todo... igual? (insistía) Begoña: Sí Dávila... sigo como antes de la hibernación M: Begoña... Sigue con tus ojos la luz de esta linterna por favor
Begoña obedecía a Maca. Que movía una linterna pequeña hacia arriba, hacia abajo, hacia los laterales, observando que el movimiento de los ojos de Begoña estaba en regla M: Borroso... no ves ¿no? Begoña: ¡Que va Wilson! Siempre... tuve buena vista (sonreía) C: (intentando algo) Y... unos ojos preciosos que tienes Begoña. Begoña: Gracias (sonriendo) siempre... me lo dijeron. En la nave a Héctor y a mí nos
llamaban ojos de mar. El también los tiene azules aunque yo... un poquito más, la verdad M: ¡Ya...! (sonreía preocupada) Bueno... Dávila... ¿te quedas tú un momentito con ella? Voy con Cruz a preparar las cosas para que se recupere ¿vale? D: Venga chicas, yo... me quedo por aquí con esta preciosa señorita... o... ¿señora? M: Señorita... Dávila... señorita... Maca y Cruz salían de la sala. Hasta que no doblaron una esquina del pasillo no empezaron a hablar M: Cruz... C: Yo... no sé qué decir Maca... (preocupada) M: Se la ve... bien... ¿no? C: Sí... eso parece Quedaban por unos instantes pensativas C: Ella... se ha reconocido bien en el espejo M: Sí... claro. Hombre... la verdad es que si yo... de repente despertara, me mirara en un
espejo y viera que mis ojos son de otro color... no sé... C: Yo si sé Maca... vamos que... de repente me veo con ojos azules y... caigo redonda al suelo Maca... M: ¿Qué piensas Cruz?. C: ... No sé... Maca... no lo sé... M: Pero es que... ella está totalmente convencida del color de sus ojos. ¡No se ha extrañado Cruz!, ¡ni una pizca!, ¡ni un movimiento raro en su rostro!
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C: Ya... y... ¿te has fijado en el comentario de ojos de mar... no? M: Uhm, uhm... (negaba con la cabeza) No sé... Cruz... Uff... Héctor dijo que le
llamaban así porque era el único de la nave que tenía los ojos azules C: ¡Joder!... (negaba con la cabeza y empezaba a ponerse nerviosa) M: ¡Tranquila Cruz! Lo que menos necesito ahora es que te pongas de los nervios ¿vale? C: Venga sí... (intentaba calmarse) Porque... Héctor y Esther... ¡no estarán mintiendo! ¿no? M: ¿Y por qué iban a mentir Cruz? ¡Qué sentido tendría! C: Ya pero... es que... como se ha visto así... tan natural... ¡Joder Maca! Te repito que yo
de repente me despierto y me veo los ojos azules y me da algo, ¡algo! M: ¡Cruz!... ¡basta ya! ¿no? (le decía seria) C: Vale, vale, vale... vale... Maca lo siento es que... M: Mira... todo esto tiene que tener una explicación. Quizá... hay cosas todavía que se nos escapan de las manos. Por experiencia sabrás que esto de estar en el espacio tiene otras dimensiones... ¡yo que sé...! (intentaba calmarla) y... yo no creo en brujerías ni cosas de esas raras Cruz... soy médico... C: ¡Ya, ya...! No, si... si yo tampoco... (se cruzaba de brazos inquieta) M: Mira... ¡vamos a hacer una cosa! ... vamos a ver a Héctor y a Esther. Y... antes de decirles que Begoña se ha despertado, con la excusa de que les tenemos que hacer unas pruebas, les pondremos las pulseras, pero las electropsíquicas ¿vale? ... ellos... no saben la diferencia, así que pensarán que son las de siempre. Aunque... no sé... si te digo la verdad... yo confío en ellos... C: ¡Que me vas a decir! Sobre todo... en Esther... ¡claro! M: ¡Cruz!... ¡En Esther y en Héctor!. Sus versiones coinciden. Cuando dije que Begoña tenía los ojos azules... se me extrañaron los dos a la vez. Sólo quiero que hagamos esto para cerciorarnos de que dicen la verdad. Que... yo así lo creo C: Sí Maca... perdona... estoy algo... nerviosa... M: Aunque bueno... ya te digo que... quizá... también... Begoña esté convencida de que tiene los ojos azules... ¡yo que sé Cruz!, seguro que esto tiene algún significado... no sé... quizá... pueda tener alguna enfermedad de esas antiguas tipo... paranoia... o alguna... esquizofrenia... Ya se erradicó hace siglos pero... ¡yo que sé...! C: Ahh... (suspiraba) sí... bueno... (empezaba a sonreír) perdona... perdona Maca... es que... unos instantes... he puesto nerviosa M: (lepor agarraba del hombromemientras se iban a ver¿vale? a Héctor y a Esther) Bueno es que aquí... la dama de hierro... (sonreía) también tiene su parte débil jejejeje C: Jejejejejeje M: Y... son... los ojos azules... C: (se giraba) ¡Menos coñas! ¿eh?... ¡menos coñas Maca! que... no estoy para bromitas... M: Jajajajajaja (le daba un beso en la mejilla) ¡venga...! Las dos se dirigieron hacia la cocina. Allí estaban todos menos Teresa comiendo. Cruz y Maca se acercaron a Héctor y a Esther E: Hola (sonreía) ¿Qué tal? ¿Dónde estabais? M: Hola... Esther... necesitamos haceros unas pruebas a ti a Héctor E: Vale... después de comer si quieres C: No Esther... tiene que ser ahora E: ¿Ahora? (con los carrillos llenos) M: (se le antojaba graciosa y sonreía) Sí... si no os importa
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H: Por mi no hay ningún problema E: Vale venga (se limpiaba con la servilleta y se disponía a llevar su bandeja al
limpiaplatos) L: Déjalo Esther... si eso... ya os lo recojo yo ¿vale? E: Vale Laura... gracias H: Cariño (dándole un beso a Gabriela) luego te veo Gabriela: Vale... sí. Pues eso Vilches que yo... (seguía en conversación con Rodolfo) Se marchaban los cuatro hacia el habitáculo de Maca. Entraron en él y Maca les indicó que se tumbasen en las camillas M: No os preocupéis, tan solo es una prueba rutinaria, lo que pasa es que... son órdenes
de la tierra H: Vale... no pasa nada... C: A ver Héctor (le acercaba la pulsera y se la abrochaba) así... Bien E: (Maca le estaba poniendo la pulsera) O sea... que ahora... no te puedo dar un besito... (decía toda insinuante) M: Jejeje. No... ahora... no; si acaso... luego E: ¡Bueno...! que se le va a hacer... Cruz y Maca les acababan de poner las pulseras electropsíquicas, aunque ellos no lo sabían M: Bien... tenemos que haceros un test... ¿vale?. Esto es... como la máquina de la verdad E: O sea que... si me preguntas que... si te quiero y digo que no... la... máquina estallaría
¿no? jejejejeje M: ¡Esther! E: Vaaaale, jejejejeje perdona venga... C: Estallaría la máquina o la pulsera de tu mano jejejee así que... yo que tú... H: ¡Madre mía! Jajajaja. Y pensar que esto me está dando un poco de miedo... ¡A ver que cosas nos preguntáis... Maca unos botonesenque las pulseras. ese momento, una luzapretaba blanca se encendía las estaban pulserasconectados y Esther y con Héctor, sin darseEn cuenta quedaban como hipnotizados. Las preguntas debían ser muy concretas, así la fiabilidad sería más grande M: Te llamas Esther E: Sí (la luz se ponía verde y pasados cinco segundos se volvía de nuevo blanca) M: Fuiste de ingeniera en la Minority a recoger minerales para la tierra E: Sí (la luz se volvía a poner verde) M: Cuando estabais en el planeta Elmichi te quitaste el casco E: No (la luz se volvía a poner verde) M: Confiabas en todos tus compañeros de la nave Minority E: No (la luz se ponía verde) M: ¿En que compañeros confiabas de la Minority? E: En Héctor (la luz se tornaba verde) M: Héctor tiene los ojos azules E: Sí (la luz se volvía verde) Begoña: Begoña tiene los ojos marrones
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E: Sí (la luz volvía a ponerse verde)
Maca y Cruz se miraban C: Uff... M: (seguía) Todos los de la nave Minority excepto Héctor tienen los ojos marrones E: Sí (la luz se volvía verde) M: (pensaba...) A ver Esther... la visión de tus compañeros de la nave Minority era
normal y nítida E: Sí (la luz se volvía esta vez roja)
Maca y Cruz se miraron extrañadas. Cruz hizo una pregunta C: Esther, ¿veían bien tus compañeros de la Minority? E: No siempre (la luz se tornaba verde) C: Esther... ¿observaste alguna anomalía en la visión de tus compañeros? E: Los últimos diez días no veían bien de lejos (la luz se encendía verde) M: ¿A qué distancia veían bien? E: Pude observar que más allá de dos metros no veían nítido (la luz se encendía verde) M: ¿Quiénes no veían bien Esther? E: Sabrina, Eric, Yasmina y Paulo (la luz se volvía verde) M: Begoña no tenía ese problema de visión E: No lo tenía (la luz se volvía verde)
Volvieron a hacerle más o menos las mismas preguntas a Héctor. Que respondía más o menos exactamente igual que Esther Aunque Maca confiaba plenamente en ella, aquella prueba en cierto modo la aliviaba C: Bueno... ahora... haremos lo mismo con Begoña (iba a apretar el botón para
desenchufarles y que volvieran a la normalidad) M: ¡Espera! Espera... (se dirigía de nuevo a Esther) Esther... ¿quieres a Maca? C: ¡Ya te vale! E: Sí (la luz se volvía verde) M: (sonreía) Miraaaa... está verde. ¡Cómo me encanta el verde! jejejeje C: Jajajajaja. Oye... probemos con el otro. Héctor ¿quieres a Gabriela? H: No (la luz se tornaba roja) M: Jajaja está loquita por ella pero... ya sabes... los hombres... siempre haciéndose los
duros C: Jajajaja. Oye... esto... lo teníamos que hacer más a menudo jajajaja M: Es una prueba médica Cruz... no se puede... andar jugando con esto... C: ¡Ya...! jajajaja ya veo... Jajajajaja Desenchufaron las pulseras y Héctor y Esther pasaron a un estado normal como si tal cosa H: ¿Ya está? ¿Hemos... respondido bien?. Bueno... la verdad es que lo de 100+40... ha
estado chupado ¿no crees? jajajajaja C: Sí...
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E: Y... ¿cómo estamos...? ¿todo bien?¿hemos respondido bien... yo... es que las
matemáticas... no es muy fuerte... M: ¡Estupendamente Esther! (sonreía) bueno... tú... estás estupenda pero... eso no hace falta que yo te lo diga ¿vale? (la daba un cariñoso besito) Escuchad... Begoña... acaba... de despertarse Héctor y Esther se quedaban sin habla. No sabían cómo reaccionar M: Está muy bien ¿eh? E: Pero... ¿Cuándo se ha despertado? M: Hace un rato. Dávila... Cruz y yo hemos estado con ella. Ahora mismo Dávila está
ayudándola a recuperarse; parece que lo hará enseguida, como tú Héctor H: ¿Y por qué no nos lo habíais dicho? M: Bueno... está en observación y de momento no queríamos preocuparos pero... no parece que esté mal E: ¿Y sus ojos? M: Mira... no sabemos lo que ha podido pasar con sus ojos. El caso es que... Dávila le acercó un espejo y ella... no vio nada raro... H: ¿Pero cómo que no...? M: Mira Héctor, tú... sabes que el universo es muy caprichoso. Quizá el contacto con ese planeta hiciera que poco a poco cambiara el color de sus ojos. Y... aunque antes de la hibernación según decís los tenía marrones... ¡quien sabe!... no sé... ella... está convencida por las preguntas que la hemos hecho... de que son azules... pero... quizá sea un efecto secundario. Incluso decía que a ella también le llamaban ojos de mar. Pero puedo ser que su subconsciente... saque a flote ese comentario... De momento... no pensemos en cosas raras... ¿vale? Hay que tranquilizarse. Todo parece normal... E: Sí... todo... menos eso... M: ¡Esther por favor!... vamos a tranquilizarnos todos ¿vale? H: ¿Podemos ir a verla? M: Preferiría que... todavía no... si no os importa. Quizá luego... más tarde... H: Vale pues... ¿podemos volver a la cocina? C: ¡Claro! E: Yo... a mí se me ha quitado el hambre, la verdad...
Maca y Cruz regresaban a la sala de recuperaciones. Dávila estaba dando vueltas con Begoña para que intentara andar un poco. Se la veía bastante más recuperada D: ¡Mirad chicas! En nada... ya tenemos a otra tripulante en activo M: Muy bien... me alegro de que te estés recuperando bien Begoña pero... tu... tranquila
¿eh?... poco a poco Begoña: No te preocupes Wilson, se que... tardaré un poquito en recuperarme. Pero tengo muchas ganas... (sonreía) M: Begoña jejeje llámame Maca mujer... Begoña: Ays... es que... no sé... me resulta más entrañable lo de Wilson... si a ti no te importa... vamos... M: Jajaja como quieras... Bueno... a ver a donde te instalamos... D: Maca, en mi habitáculo hay una habitación de sobra. Teresita... y Rusti... con lo de las telecomunicaciones... en fin... y... todos los demás... M: Como quieras Dávila. A mí... me parece bien...
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C: (también se quedaba sorprendida pero bueno... mejor con él que con ella y Vilches)
Sí... tú... la cuidaras bien. Begoña... estás en buenas manos ¿eh? Begoña: Lo sé Cruz (sonreía) Yo... quiero daros las gracias a todos de verdad... no sé... cómo agradecéroslo... yo... M: De nada Begoña. No te preocupes. Ahora lo importante es que te recuperes bien. Y llevas... buen camino. Al igual que Héctor que se recuperó enseguida Begoña: ¿Y Esther? C: Bueno... a Esther le costó algo más. Además... despertó muy asustada Begoña: Jejejeje Bueno... siempre fue... la más miedica... pero es un cielete, la verdad...
¡tengo unas ganas de verlos...! M: Más tarde Begoña ¿vale? Begoña: Sí, sí... me conformo con saber que están bien C: Bueno pues... ya... estáis los tres. Vamos a llevarte al habitáculo de Dávila para que te vayas acoplando D: Sí, y en poco podrás ver a tus compañeros y al resto de la tripulación Begoña: Muy bien... Llevaron a Begoña despacio hacia el habitáculo de Dávila. Era el más grande. Se lo enseñaron D: Begoña. Quiero... que descanses un poco ¿vale? (le daba agua) ten... bebe un poco,
seguro que lo estás deseando Begoña: Sí... (cogía el vaso y bebía muy lentamente) Ahh... Agua... M: Bueno, túmbate un poco en la cama y en un par de horas vendremos a por ti y te presentaremos al resto de la tripulación Begoña: ¡Ay...! Estoy nerviosa... D: Venga... tranquila. Tienes que descansar Begoña: Vale...
Los tres se marchaban de la habitación y se iban hacia las cocinas. Allí estaban todos menos Teresa Les estuvieron que BegoñaLes se había despertado; aunque lo sabían porque Héctor y Estherexplicando se lo habían contado. estuvieron contando lo delyaespejo, cómo se había despertado. Comentaban que parecía que todo era normal, que era una persona cariñosa H: Sí... si siempre lo fue ¿verdad Esther? E: Sí... no era con la que mejor me llevaba pero era por diferencia de caracteres... pero
sí... Begoña es risueña y cariñosa, la verdad D: Bueno... quiero que sepáis que va a alojarse en mi habitáculo Ese comentario hizo que se aliviaran un poco V: ¡Claro que sí! El jefe... es el que decide Gabriela: Jajajajajaja D: Oye... que lo digo porque... se que estáis preocupados y yo... me siento en la
obligación de alojarla y a la vez de que no paséis las noches en vela... C: (por lo bajini) No, si... hace días que la mayoría... pasa las noches en vela E: (sonreía ante el comentario pillino de Cruz)
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D: Pues eso... ahora está descansando. En un par de horitas... quiero que vayáis a
saludarla Nadie hablaba D: ¡Por favor chicos! V: ¡Que sí... Que sí... Gabriela... ¿tú... a que hora vas a ir a visitarla? Es... por irme
contigo... ya sabes... eres... una experta en artes marciales de esas... J: Jajajajaja D: ¡Vilches por favor! V: ¡Vaaaale...! Si era broma jefe... (“ bueno... pero si va Gabriela mejor ”) D: Venga... ahora... cada uno a sus quehaceres. Yo me voy al puente de mandos. Estoy allí para cualquier cosa (y salía de la cocina) L: Yo creo... Que podríamos ir todos juntos a verla ¿no? J: Jajajaja. Sí... y... agarriditos de la mano Laura H: ¡Ché!... jejeje como los antiguos mosqueteros... ¡uno para todos y... todos para uno! M: Jajajajaja ¡Venga chicos! Yo... la he visto normal C: Sí... (intentando convencerse a sí misma) yo creo que ella... ha debido sufrir alguna transformación en el iris por la atmósfera de aquel planeta y no sé... lo mismo no recuerda cómo tenía los ojos M: Además... era la que peor estaba de los tres. Lo mismo... ha sufrido esa transformación y... no recuerda como eran antes sus ojos... E: Bueno mira... yo prefiero no pensar en nada. Ya... veremos que pasa M: ¡Muy bien! (sonreía) Muy bien mi chica... (la acariciaba el pelo) E: (sonreía) Sí... M: Pero oye... lo que sí es que... yo de momento... no haría ningún comentario acerca de sus ojos ¿vale? J: Sí... sería lo mejor ¿no? M: Sí porque además... nosotros no la hemos dicho nada. Así que... bueno, no sé pero... creo que sería lo mejor... no decirle nada acerca del color de sus ojos L: Pues yo creo que sí, que sería lo mejor C: Bien pues... eso. Quedamos en eso chicos. Nada de comentarios acerca de sus ojos H: Me va a resultar raro estar con ella y verle los ojos azules... la verdad E: Sí... pero... bueno C: Vale, yo se lo diré a los demás. Que no hagan ningún tipo de comentario. Bueno...
siempre y cuando... Dávila... esté de acuerdo... claro J: ¿Y por qué no lo iba a estar? V: Claro Y cada uno se fue a sus trabajos Más por la tarde, poco a poco se fueron acercando al habitáculo de Dávila para visitar a Begoña, que ya se había ataviado con un traje que le había proporcionado Dávila. Primer se acercaron Vilches, Cruz, Javier y Laura, que se sentaron un rato con ella y estuvieron charlando y poniéndola al día de cosas. Al rato llegó Gabriela con Rusti, y los otros se marchaban L: Oye pues... porque sabemos el episodio del color de su iris que si no... yo... la veo
muy normalita, además, es muy simpática la chica...
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V: Sí, la verdad es que sí...
Gabriela y Rusti estuvieron otro rato con ella. Al rato llegaba Teresa, que no hacía más que mirarla y hacerla preguntas. En uno de los momentos en que Teresa se iba a servir agua, Rusti fue con ella mientras Gabriela seguía charlando con Begoña R: (por lo bajini) ¡Disimula un poco... Teresita, por dios...! Que no paras de mirarla
embobada T: ¡Ay Rusti! R: ¿Tú no la habías visto nunca, no? Pues eso... ¡no sé por que la miras tanto. Tiene los ojos azules... y punto ¿vale? Ay... T: Vale, vale... Estando allí con ella llegaron Maca con Héctor y Esther. Al abrirse la puerta y verlos, Begoña se fue hacia ellos con los ojos a punto de llorar pero sonriendo Begoña: ¡Héctor! (le daba un fuerte abrazo) H: Begoña... (mientras la abrazaba miraba a Gabriela con cara de circunstancias.
Después se separaba) ¿Qué tal... estás? (la sonrió) Begoña: Bien... (seguía sonriendo) ¡Esther! (se iba hacia ella) ¡Ay... Esther! (se abrazaba a ella) E: Hola Begoña... Begoña: ¡Qué alegría Esther! ¿Qué tal estás? (la miraba de arriba abajo) me han dicho que tuviste un mal despertar... E: Sí... bueno... pero ahora estoy muy bien. Veo que... (la miraba a los ojos pero intermitentemente, sentía que no podía hacerlo muy seguido por si se le notaba tanto la extrañeza al mirarla) veo que tú te estás recuperando genial... Begoña: (asentía con la cabeza sonriendo) Sí... Ay... estamos a salvo Esther... al menos hemos sobrevivido. ¡Qué pena los demás! E: Sí Begoña... pero bueno... Begoña: Wilson... ¿todo bien? Tengo ya ganas de que me quites esta pulsera M: No te preocupes Begoña, en breve te la quitaré aunque bueno... he de hacerte otras pruebas Begoña: Sí, sí... cuando quieras M: A ver (le quitaba la pulsera) voy a programarla para hacerte otra prueba. Mira... voy un momento a mi habitáculo para programarla ¿vale?, mientras tanto tú sigue aquí con tus compañeros. Ahora vuelvo Begoña: Vale Wilson Maca salía del habitáculo con la pulsera E: ¿La llamas Wilson? Jejeje Begoña: Sí bueno... es que... ya sabes... los médicos... nunca me inspiraron demasiada
confianza (sonreía) Bueno... ¿Qué tal vosotros? ¿Qué tal por aquí? Maca se iba hacia su habitáculo y cambió la pulsera de constantes vitales por la electropsíquica. Como Begoña no estaba allí, apretó unos botones de la consolara para que nada más se la pusiera, saltara el programa de preguntas
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Llamó a Cruz para que la acompañara y de nuevo se dirigían al habitáculo de Dávila. Gabriela, Rusti y Teresa, ya se habían marchado, y allí estaban Begoña toda entusiasmada charlando con sus compañeros M: Bueno, ya estamos aquí Begoña: Cruz... ¡qué maja es! Si es que... no puede vivir sin mí jejejeje C: Nada chica que... en estos momentos no tengo nada que hacer y... me gusta estar de
charleta... ¡es mi pasión! Jejeje M: (acercándose a Begoña) Bueno... vamos a ver... Maca le enganchaba y automáticamente Begoña quedaba seria a la espera del programa de preguntas. Los demás se callaban M: Te llamas Begoña Begoña: Sí ( la luz se volvía verde) M: Eres tripulante de la Minority. Habías ido a recoger minerales para la tierra Begoña: Sí (la luz se volvía verde) M: ¿Era la única misión de la nave Minority? Begoña: Sí (la luz se volvía verde) E: (se estaba empezando a mosquear) ¡Un momento! Un... momento... (decía seria)
esto... ¿esto no era para medir la capacidad intelectual? ¿Para ver si las cualidades después de la hibernación siguen intactas? M: ¡Por favor Esther!... (seguía con sus preguntas) Begoña, tu tienes los ojos marrones Begoña: Sí (la luz se volvía verde) E: Pues claro que los tiene marrones ¡joder! qué pasa... ¿Qué no te fías de nosotros? C: (sonreía) Venga Esther por favor, ¡cálmate!... ¿vale? E: (negaba con la cabeza mirando a Maca) Esto... esto que nos has hecho a Héctor y a mí... no se hace Maca... ¡no se hace! H: Va... (intentándola tranquilizar) venga Esther... no pasa nada... M: Esther... ya te digo que era para comprobar datos... E: ¡Ya, claro! Y... tienes que utilizar esta pulsera para comprobar datos... ¡claro...! No te vale con lo que Héctor y yo te hemos contado... (cada vez estaba más enojada) ¡Pues claro que(cada se havez encendido luzalto) cuando ha dicho que tenía los ojos¡los marrones...! claro...! hablaba lamás ¡es que los tiene... ¿sabes?... tiene!. Pero¡Pues bueno... veo que... no te has fiado de nosotros (se marchaba enojada del habitáculo) M: ¡Joder...! H: Ché... no pasa nada Maca; voy con ella a tranquilizarla un poco (se marchaba en busca de Esther) C: Uff... M: Si se que... es más cabezota... (negaba preocupada con su cabeza) C: Venga... no te preocupes. Luego... hablas con ella y se lo explicas todo... ya verás como no pasa nada Maca. Simplemente... ha sido la impresión. Venga (le acariciaba el hombro) vamos a seguir M: Begoña... ¿te quitaste el casco en el planeta y miraste al cielo? Begoña: No (la luz se volvía roja) M: Begoña... ¿te llamaban tus compañeros ojos de mar? Begoña: No (la luz se volvía verde) M: Bien... está claro que ella en el fondo sabe que sus ojos son marrones. Lo que no sé... es por qué dice que no se quitó el casco...
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C: Vete tú a saber... yo que sé, lo mismo es que en el fondo piensa que no se lo debería
de haber quitado M: Bueno... vamos a analizar los resultados, se los enseñaremos a Dávila y que los mande a la tierra, a ver... que nos aconsejan ¿vale? C: Venga, y tú... no te preocupes, ya verás... como se le pasa el enfado ¿vale? M: Buff... eso espero (se encogía de hombros) Cruz... yo... creo que estoy haciendo bien mi trabajo C: (sonreía) Sí Maca... lo estás haciendo bien...
Le quitaron la pulsera a Begoña que de nuevo volvía a sonreír M: Bueno Begoña pues... de momento... no más pruebas por hoy. Ahora si quieres...
puedes ir a dar una vuelta Begoña: ¿Puedo ir al puente de mandos? Yo... solía estar en él... C: Pues claro... allí estarán Dávila con Teresa y Cruz ¿vale? Begoña: Venga... muchas gracias Maca se dirigió hacia su habitáculo. Puso la pulsera en una especie de scanner y comparó los resultados junto con los de Héctor y Esther. Estaba claro que las versiones de Héctor y Esther eran las reales Se acercó al intercomunicador para hablar con Dávila M: Hola Dávila D: ¡Maca! ¿Qué tal? (Dávila aparecía en pantalla) M: Bien oye que... (de repente en la pantalla aparecía por detrás de él Begoña hablando
con Rusti) escucha... me gustaría hablar un momento contigo D: Sí, dime... M: No, pero... en privado por favor (Begoña de repente miraba seria a la pantalla del intercomunicador) M: Bueno que... (cambiaba la conversación) que... nada... he estado haciendo unas pruebas a Begoña y parece que todo está normal (Begoña sonreía y se giraba de nuevo para seguir charlando con Rusty) D: Vaya... eso está muy bien. ¿Sabes? Resulta que Begoña era una de las encargadas del puente de mandos. ¡No veas... como controla Maca! M: Ya... (intentaba sonreír) D: Y bueno que... ya estamos aquí poniéndola al día con lo de la Minority M: Pero... Dávila... ¿no crees que eso...? No sé, que... quizá... debiera mantenerse un poco al margen... D: ¿Tú crees? Begoña: (acercándose al intercomunicador) Hola Wilson, no te preocupes que estoy muy bien de verdad. Me hace mucha ilusión volver al puente de mandos... De verdad. Y bueno... con ayuda de aquí... Teresa y Rusty... M: Bueno Begoña yo solo quiero que te recuperes bien... Begoña: ¡No me hace falta que ningún médico de mierda me dé consejos! ¿Te enteras? (decía muy seria y borde con Dávila a su lado sonriendo a la cámara del intercomunicador) M: (el corazón le daba un vuelco) ¿Qué...?
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Begoña: (volvía a aparecer en pantalla risueña) Que nada Wilson que... te decía que
muchas gracias por tus consejos D: Si es que... esta chica es una joyita jejejeje. Venga Maca, no te preocupes. Y nada que... cuando quieras seguir haciéndole pruebas... Begoña estará encantada ¿a que sí...? (la miraba) Begoña: Pues claro Wilson... ¡cuanto tu me digas! M: Vale... Os dejo... hasta luego Maca apagó el intercomunicador y por unos momentos se quedó pensando M: (“¿Qué ha sido eso? ¿Y esa... respuesta tan grosera...? Pero Dávila... estaba al lado... ¿no se ha dado cuenta de cómo me ha respondido?... la muy ¡tonta...! Porque... me ha llamado médico de mierda... ¿o no? ¿o... han sido imaginaciones mías...? No... (negaba con la cabeza) imaginaciones no... que... me he quedado más pasmá... que yo que sé...”)
Apretó un botón y la pantalla empezaba a emitir la conversación que habían tenido. Efectivamente, Begoña, toda seria le respondía muy groseramente y Dávila que estaba a su lado parecía como si no escuchara esas palabras De nuevo volvió a repasar la cinta una y otra vez. No podía creerlo. Begoña la estaba insultando pero era como si Dávila estuviera escuchando otra conversación. Pues sabía que Dávila era respetuoso y no consentiría que nadie hablara así a nadie. Y al fondo se veían a Teresa y Rusty también como si nada Cogió un diskette y grabó la conversación. Iba con el dando vueltas por su habitáculo. El diskette era muy pequeño. Quiso esconderlo en algún sitio pero... el habitáculo era muy diáfano. Al final, se fue hacia su despensa y lo pegó con una cinta transparente debajo de una de los cartones de leche que tenía M: (“Bueno... y ahora Esther... ¡menudo cabreo que se me ha pillado!. Tengo que hablar con ella. ¡Claro que me fío de ella!, no sé cómo ha podido pensar lo contrario... Bueno...
seguro que estará con Héctor o con Gabriela... luego... si acaso en la cena o después de cenar... a ver si quiere hablar... ¡Joder! por si no tuviera preocupaciones... encima se me enfada...”)
Maca estuvo divagando un rato por la nave antes de ir a cenar. Por allí estaba Javier, revisando las compuertas M: Hola Javier J: ¡Maca! ¿Qué tal? M: Bien J: Bueno oye... la invitada... parece que no está mal... M: Sí... eso parece... J: Y... agradable es un rato la chica ¿eh? M: Sí... J: Pero... tú no te fías... Maca... M: Prefiero... estar... no sé... atenta a su recuperación Javier J: Yo, si te digo la verdad... es que... en el fondo a mí me da un poco de cosa ¿sabes? M: (sonreía) Yo creo que a todos... en general. Sí... Oye Javier...
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J: Sí dime M : No... no. Bueno... nada... déjalo... J: ¿El qué Maca? M: No, no... era una tontería. Nada. ¿Has visto a Laura? J: Me parece que está en su habitáculo M: Voy a verla un ratillo. He acabado con mi trabajo por hoy J: Muy bien Maca. Oye... (la decía mientras se marchaba) y... no te preocupes ¿eh?,
todos... estamos en esto. ¿vale? M: Sí Javier. Hasta luego Y se dirigió hacia el habitáculo de Laura M: ¿Se puede? ( mientras se abría la puerta) L: Claro... pasa Maca M: ¿Ves? L: ¿El que? M: Esto... esto de las puertas. No sé... me sentiría más segura si nadie pudiera entrar a no
ser que desde dentro se abra L: Bueno, ya sabes que es por seguridad. Eso solo se hace por intimidad desde las 23.00 hasta las 8.00... M: Pero... tú podrías programarlo para que fuera durante todo el día ¿no? L: Claro, pero tengo que tener el permiso de Dávila y luego que Javier lo mecanizara... M: Laura... antes estuve hablando con Dávila. Estaba en el puente de mandos con Begoña, con Teresa y con Rusti. Y... decía que Begoña controlaba mucho porque antes su misión era estar en el puente de mandos. Me ha parecido... como si... quisiera que Begoña también... controlara el puente... L: ¡Qué dices! ¿pero que le pasa a este tío? M: Sí... no sé... Yo creo que se ha quedado un poco embobado con la chica ¿eh? L: ¡Ya te digo!... ¡anda que no se le nota! Y la otra... que le hace ojitos... M: Laura yo... estoy un poco preocupada L: ¡Joder Maca!... uff... yo... si te digo la verdad... también lo estoy... M: No sé... no me gusta nada la idea de que colabore en el puente de mandos ¿sabes? L: Ni a mí... M: Laura... es que... cuando estaba charlando con Dávila por el intercomunicador...
pues... Begoña también hablaba conmigo y... me soltó una grosería... L: ¿Siiii? M: (asentía con la cabeza) Mira... ¿se puede ver la conversación? L: Sí ven... (se dirigían hacia uno de los ordenadores de Laura y programaba para que saliera la comunicación que había tenido Maca con Dávila) A ver... a ver... que te ha dicho esa creída jejejeje Laura puso la cinta de la intercomunicación. De repente, tal y como dijo Maca, Begoña salía diciendo eso de... “¡No me hace falta que ningún médico de mierda me dé consejos! ¿Te enteras?” L: ¡Joder! con la mosquita muerta... y parecía tonta... M: Sí pero... mira Dávila, que tranquilo está L: Sí... a ver (y de nuevo rebobinaba la cinta para volverlo a observar)
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“Que nada Wilson que... te decía que muchas gracias por tus consejos” M: Un poco más atrás Laura... L: Sí espera...
Laura volvía a rebobinar y a pasar de nuevo la cinta Begoña: (acercándose al intercomunicador) Hola Wilson, no te preocupes que estoy muy bien de verdad. Me hace mucha ilusión volver al puente de mandos... De verdad. Y bueno... con ayuda de aquí... Teresa y Rusty... M: Bueno Begoña yo solo quiero que te recuperes bien... M: ¿Qué...? Begoña: Que nada Wilson que... te decía que muchas gracias por tus consejos
M: ¡Laura! Está más atrás, aquí es cuando rectificaba L: Sí espera...
Laura volvía a rebobinar la cinta pero la respuesta que Begoña había enviado a Maca tan groseramente no aparecía en pantalla L: ¡Joder! M: ¡No puede ser!... pásalo despacio Laura, más despacio...
Por más despacio que Laura pasaba la cinta, ese trozo de conversación no aparecía en la grabación L: Maca yo... ¡joder...! (abría sus grandes ojos mientras volvía a rebobinar) ¡Joder Maca
que me estoy empezando a asustar...! M: Laura yo... no sabes lo que me alegro que te asustes... L: ¡Maca! M: No joder, lo digo porque... al menos... lo has visto... lo has visto... L: Sí... ¿no? M: ¡Sí Laura! Lo has visto L: (se echaba una mano a la boca) Uff... pero... ¿pero esto como se puede haber
borrado?. Bueno mira... de todas formas... todas las intercomunicaciones de trabajo llegan al instante a la tierra Maca M: ¿Sí? L: Sí M: ¿Y se podría comprobar... que... versión ha llegado a la tierra? L: Hay que tener permiso de Dávila. Y de la central también M: Ya... entonces... no... lo podemos comprobar... L: Bueno... tengo... una de mis mejores amigas en la sala de comunicaciones de la central en la tierra. Quizá... M: ¡Por favor Laura!. L: Maca... me juego el puesto M: Bueno pues... entonces... nada... L: No. Espera Maca... Espera un momento Laura apretaba unos códigos y se ponía en comunicación con Eva. Una de sus mejores amigas desde que estudiaban ingeniería informática espacial
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Maca estaba en silencio. De repente Laura, después de apretar rápidamente unas teclas, dio al botón enter y Eva aparecía en pantalla Eva: ¡Laura cariño¡ ¿Cómo estás? (en la pantalla de otro ordenador aparecían unos
códigos que Laura iba mirando) L: Muy bien Eva (escribía a la vez otros códigos en el teclado) ¿Y tú? Eva: (le mandaba otros códigos en el teclado) Bien. Por aquí, controlándote un poco
jejejeje (miraba hacia otra pantalla) L: Vaya... (seguía mandando códigos a Eva a través del ordenador) Eso está muy bien. Bueno, solo quería saludarte Eva: (miraba de nuevo hacia la otra pantalla y seguía escribiendo códigos que mandaba al ordenador de Laura) Bueno pues ya... me doy por saludada. Por favor habla conmigo otro día ¿vale? L: Sí Eva (terminaba de escribir otro código) otro día te llamo. Ahora estoy algo ocupada y solo quería saludarte un momento Eva: Vale (sonreía y le tiraba un beso con la mano) Adiós Laurita... L: Adiós... (y apagaba el intercomunicador) M: ¡Muy bien!... yo aquí... toda preocupada y tú... charlando con tus amigas... L: Maca (susurraba) Maca... verás... Eva y yo estudiamos juntas. La verdad es que... no es por nada pero... (sonreía) éramos unas linces en ingeniería informática espacial. Nos inventamos un programa con códigos, para poder hablar en secreto nosotras dos. Y... lo he empleado ahora con ella M: ¿Qué? L: Sí (decía bajo) mira... mientras charlaba, le he enviado una conversación secreta, le he comentado lo de esta intercomunicación y te habrás dado cuenta de que a veces miraba a otra pantalla M: Sí... es verdad... creía que estaba en otro comunicación L: Estaba viendo el video de la intercomunicación. Por lo visto... le ha pasado lo mismo que a nosotras. Ha visto dos versiones. Primero la que hemos visto pero luego... le ha pasado igual, se le ha borrado el trozo en que Begoña se te ponía grosera... Maca... Esto es muy fuerte Maca... M: Sí Laura... Uff... al menos... es un alivio, la verdad... L: ¿Qué podemos hacer? Todo esto es muy extraño... M: No sé pero... ¿y si se lo contamos a los demás...? L: Ya pero Dávila... M: No, a Dávila no... no sé Laura, quizá... podríamos reunirnos con los que no están en
el puente de mando y... no sé... podríamos comentarlo, a ver qué opinan... L: ¡Joder Maca! Estoy... un poco asustada la verdad... M: Y yo Laura pero... no podemos perder los nervios. No sé... todo esto es muy extraño pero por otra parte... Begoña tiene un comportamiento normal... L: Ya... pero entonces... ¿por qué ni Dávila ni Teresa ni Rusty que estaban allí con ella reaccionaron ante su comentario hacia ti? M: Quizá... no la escucharon L: Pero Maca... ¡qué lo decía bien clarito! ¿eh? que... la sala de mandos estaba silenciosa y lo tienen que haber escuchado... de sobra... M: Hay que hablar con estos Laura L: Sí... (miraba a ningún lugar algo preocupada)
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Maca y Laura se fueron hacia las cocinas, allí ya estaban casi todos, excepto Rusti que estaba en el puente de mandos M: Hola... buenas noches... (miraba a Esther que estaba charlando con Gabriela y que
hacía caso omiso) L: Bueno... ¡a ver que cenamos hoy!... (miraba las bandejas) uhm... ¡pasta! Begoña: Yo también he cogido pasa Laura. ¡Madre mía, no me lo puedo creer! M: Que tal... ¿tienes mucha hambre Begoña? Begoña: A ti que te importa si tengo hambre o no... ¡plasta! C: Ey... Ey... ¡Begoña...! (hacía un movimiento con la mano en señal de que se calmara) Begoña: Qué... C: Pues que... no creo que esa sea una respuesta educada... la verdad... Begoña: Pero... ¿por qué...? (la miraba extrañada) T: ¿Qué pasa...? D: Pero... (sonreía) ¿qué a dicho la chica? Begoña: No sé... (miraba a Dávila y después a Cruz) le decía a Maca que... que sí... que
sí que tengo hambre y que me gusta mucho la pasta... (con cara de inocente) C: No es eso... lo que yo he escuchado Dávila... Maca... la pregunta cortésmente y ella la llama plasta... Begoña: (con cara de extrañeza) ¡Pero qué dices Cruz! Maca... ¿a qué yo no te he dicho eso? M: No... Cruz... jejeje no sé... has debido de escuchar plasta en vez de pasta (la sonreía como diciendo “estás chalada”) anda que... jejejeje (“¡Que jodida...! lo ha vuelto a hacer...”) Los demás excepto Teresa y Dávila habían escuchado justo las palabras que había dicho Begoña y se callaban. ¡Cómo podía llamarla plasta!. Laura miraba de reojo a Maca y Maca entendió que había escuchado lo que había dicho pero con una seña de ojos le hizo saber que de momento lo dejara estar. Esther también se extrañó. Por unos momentos olvidaba su enfado con Maca. Aunque solo... por unos momentos M: ¿Qué tal Esther? ¿Habéis estado haciendo ejercicio físico? E: Sí... esos aparatos... si que son fiables... (se la tiraba) ¿verdad Gabriela? Gabriela: Sí... Begoña... ¿a ti te gustan los aparatos de ejercicios físicos? Begoña: No... la verdad es que no. Yo... prefiero la entrenator, creo que es mejor. Pero lo
que de verdad funciona... más que el ejercicio físico y la entrenator... es... el control mental L: (se empezaba a atragantar con los spaguettis y le daban golpes de tos) ahjutt, utjuuu... (tosía mientras Maca le daba palmaditas en la espalda) M: ¡Ey...! Jejejeje que te me ahogas Laurita (le seguía dando palmadas) Anda toma... (le acercaba un vaso) venga... bebe un poco de agua L: ¡Ay..! (con los ojos algo llorosos empezaba a beber agua) perdonar... (tragaba el agua) que me ahogaba... (sonreía) Gabriela: ¿Ves Laura? Si... hicieras más ejercicio físico... eso no te pasaba jajajaja L: (sonreía como podía) si... creo que... me lo tendré que pensar Begoña: Dávila que... yo ya me encuentro muy bien. Cuando quieras... hago turnos para el puente de mandos D: Bueno... hoy... si acaso no porque es muy pronto pero... ya veremos mañana ¿quieres? (la miraba embobado)
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Begoña: (sonreía) Vale... (miraba a los demás) es que... bueno yo... (decía tímidamente)
en la Minority era responsable del puente de mandos y... quiero sentirme útil, la verdad D: Bueno, de todas formas (los demás callaban y estaban atentos a la conversación) luego... después de que cenemos nos vamos para allá y te voy poniendo al día un poco con los controladores ¿quieres? Begoña: (toda contenta) ¡Ay...! ¿Sí? D: Claro que sí mujer... T: Eso Begoña, así... podremos dormir Rusti y yo más noches. Bueno... (mirando a
Dávila) yo... no es que me quiera escaquear de mi trabajo Dávila pero... si la chica sabe... D: Claro que sí Teresa. Ya verás como ojos de mar enseguida se pone al día Héctor y Esther se miraban de reojo J: Laura... ¿te vienes luego a mi habitáculo y echamos unas partidas a la consola? Begoña: Uys... (decía pillina) a la consola... Jejejeje
De nuevo todos se la quedaban mirando V: Yo... me apuntaría a jugar a una partida al “boeing heroes” C: Ya pero... ese juego solo se puede jugar en la consola de Laura L: ¡Vale! Mira... mejor nos vamos a mi habitáculo Begoña: Jejeje ¡Qué críos! D: Sí Begoña... (sonreía) en el fondo... son como unos niños. Les ves ahí grandes pero...
se pegan unas palizas a ese juego... H: ¿Te animas Gabriela? Gabriela: ¡Que no! que... a mí esas tonterías no me van... H: Che Gabriela... que hoy ya hemos entrenado bastante. ¡Vamos a jugar virtualmente! Venga... sin cansarnos... Gabriela: No... yo paso... si quieres vete un rato yo... mientras tanto me pondré a leer H: Esther... ¿quieres jugar conmigo de pareja? E: Sí... (decía seria) ya que... no tengo pareja con quien jugar... (miraba de reojo a Maca con cara de pocos amigos) D: ¡Vente tú si quieres al puente de mando con nosotros Maca! M: (negaba con la cabeza) Gracias Dávila pero... estoy algo cansada... hoy... creo que me
iré a dormir prontito. Gracias de verdad... Begoña: Bueno (se levantaba de la mesa) Teresita... Dávila... ¿dispuestos a enseñarme los pormenores del puente de mandos? (sonreía) D: (se levantaba) ¡Vamos allá! (le ofrecía su brazo para llevarla) T: (se iba tras de ellos pero antes de salir se dirigió a Gabriela) Tu padre es un madurito... pero... un madurito atractivo... ¡Ays...! (decía a Gabriela con cara de celestina) Gabriela: (sonreía a Teresa) Hasta luego... ¡cuidármelo bien!... Lo del juego, era una excusa que Javier había propuesto para intentar charlar. Laura lo cogió al vuelo y propuso ir a su habitáculo para jugar En definitiva... todos sabían que no iban a jugar al boeing héroes, sino... a plantear la situación que había, dado que todos se habían dado cuenta de la contestación de Begoña hacia Maca
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El que Gabriela se fuera a su habitación en cierto modo les aliviaba ya que parecía que Gabriela no cambió el rostro cuando Begoña llamó a Maca plasta; y además... era la hija del jefe Pasado un rato, en el que quedaban charlando de cosas sin importancia, quedaron en reunirse media hora después en el habitáculo de Laura Esther salía de las primeras hacia el habitáculo que compartía con Maca para cambiarse de ropa y ponerse más cómoda para ir después al habitáculo de Laura Maca llegaba momentos después a su habitáculo. Esther estaba en la habitación. Subió las escaleras y abrió la puerta M: Esther... E: (rebuscaba en el armario algo de ropa para ponerse) M: Esther por favor... ¡háblame...! Lo siento... siento mucho... haberte hecho esa
prueba... E: (seguía sin contestar) M: Sé que crees que te la he hecho como a traición pero... no es así... Esther... no es así... E: (se daba la vuelta con algo de ropa en sus manos) ¡Mira Maca...! Déjalo ya ¿vale? M: (la sujetaba impidiéndola el paso) ¡Por favor Esther...! Por favor... mira... (la miraba aunque Esther miraba hacia el suelo) yo... quiero pedirte perdón Esther. Aunque sé que lo que he hecho ha estado bien... E: ¡Ah! ¿Si? (la miraba enfadada) M: Sí Esther... he hecho lo que tenía que hacer. Te juro que... tenía que hacerlo. Y no es porque no me fiera de ti (la cogía de la barbilla para hacer que la mirara pero Esther seguía mirando hacia abajo) Me fío de ti Esther... completamente... de verdad... eres... la persona más importante para mí Esther... E: ¡Ya...! M: ¡Por favor Esther...! ¡tienes que creerme! Yo... no sé qué hacer para que me creas... (se ponía de rodillas y le abrazaba las piernas) Esther... (empezaba a llorar) Esther... (escondía su rostro entre las piernas de Esther) E: Venga... levanta Maca... (la cogía y la incorporaba)
Maca se abrazaba a ella llorando M: Esther... lo que menos quiero es que te enfades conmigo (lloraba) E: Venga Maca... (la empezaba a acariciar el pelo) venga... vale no llores... por favor...
yo tampoco quiero estar enfadada contigo. Perdóname tú a mí también... soy un poco cabezota (susurraba) M: Esther... yo... quiero pedirte perdón porque... hice algo que... que no debería de haber hecho... E: Maca... (era ella esta vez la que le cogía de la barbilla y hacía que la mirase) venga Maca... yo... siento también mucho haberme puesto así... la verdad es que... soy un poco tonta... tampoco era para tanto. ¡Mira Héctor! Él... no se lo ha tomado tan mal... M: No, pero... no es por eso Esther... no es por eso... me... comporté como una cría en la prueba... E: No pasa nada... venga... (la miraba dulcemente) M: Sí Esther... yo... (bajaba de nuevo la cabeza) yo...
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E: Maca... ¡qué pasa por favor! (la volvía a levantar la cara) así... mírame... no quiero que
haya secretos entre tú y yo... ¿vale? M: Me comporté como una cría Esther... te hice una pregunta que... que no debería de haberte hecho. Esto es lo único de lo que me arrepiento... E: Pero... ¿qué me preguntaste Maca? (decía algo preocupada) M: Te... te pregunté que si me querías... (la miraba con cautela intentando ver lo que su rostro expresaba) E: Vaya... (sonreía mirando al suelo) M: Lo siento Esther... de verdad... no debería de haber hecho esto pero... no sé... (se
separaba de Esther) E: (la cogía de las manos y de nuevo la acercaba a ella) Tienes razón Maca... no... no lo deberías de haber hecho M: Lo siento... yo... soy estúpida Esther... E: No... (la miraba seriamente) estúpida... no. Pero... un poquito tontita... sí que eres... (Maca la miraba con cara de circunstancias) Porque... mira que malgastar la pulsera electropsíquica para preguntarme algo que ya sabes de sobra... M: (la miraba en silencio) E: Porque... yo no estaba consciente pero... sé... lo que te dije. Te dije que sí... y la luz se puso verde. De eso... estoy segura Maca (la miraba intensamente) M: Lo siento Esther... E: Ven aquí (la apretaba contra ella) Te quiero Maca... (la susurraba desde muy cerca) y sé que tú también me quieres (la decía seria) y... no hay ninguna pulsera ni aparto que pueda predecir lo contrario. Y tampoco hay ningún aparato que pueda medir todo lo que te quiero... que es mucho Maca... (la abrazaba) M: Esther... mi amor... (seguía llorando pero una leve sonrisa se dibujaba en sus labios) Te quiero... te quiero mucho... Sus labios se juntaron para besarse. Hacía horas que no se besaban y lo estaban deseando. Era un beso tierno, duradero y rodeado de caricias Estuvieron unos instantes así, besándose... mirándose... acariciándose... expresando el amor que ambas sentían M: (se separaba de Esther un poco) Esther... creo que... estamos en peligro... E: (asentía) Lo sé Maca... M: ¿Lo sabes? E: Lo intuyo... ¿sabes?... el otro día Laura me decía que el juego más horrendo que se
había inventado últimamente era el boeing héroes, y hoy... no sé si te diste cuenta pero... en la cena... M: (la cortaba) Esther... tengo cosas que contarte pero... creo que deberíamos ir al habitáculo de Laura. Allí... lo aclararemos todo... y hablaremos E: Sí Maca... he supuesto, creo que como casi todos que... esta noche no íbamos... precisamente a jugar... M: Quedan cinco minutos para las once. Entonces... iremos para allá. A esas horas ya nadie podrá entrar en ningún habitáculo... lo digo por si... alguien viniera... ya sabes... E: Sí... M: Si no abro mi habitáculo no pasará nada. Aunque... bueno... creo que los del puente de mandos... no se moverán mucho de allí... E: Maca... ¿Qué pasa? ¿Qué está pasando...? M: No lo sé Esther... ¡no lo sé...! (se miraban preocupadas)
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Antes de ir al habitáculo de Laura Maca se acercó a la despensa y cogió un cartón de leche M: Hoy... invito a leche... (sonreía) E: Vaya... hoy... no tengo la exclusividad jejejeje M: Esta invitación... es especial Esther... ¡ya verás!
En el habitáculo de Laura ya estaban Cruz, Vilches y Javier. Después llegaron Maca y Esther y al ratito Héctor H: Lo siento chicos... pero... uff... por si llegaba muy tarde... Gabriela... (arqueaba los
ojos tímidamente) C: Jajajaja anda que... ¡te ha dado fuerte! ¿eh? H: No... C: ¡Ya, ya...! ya te diré yo a ti... que no... (mirando a Maca) M: Jajajaja V: Bueno que... ¿jugamos ya? Todos se le quedaban mirando V: ¡Vaaale, vaale... ¡joder! era por... quitarle un poco de hierro al asunto... C: Bueno... la verdad es que... creo que sabemos por qué estamos aquí. ¿lo sabéis todos...
no? Todos asentían C: Bien. Esta tarde... hemos hecho las pruebas con la pulsera electropsíquica y Begoña...
no sé si miente pero... no dice la verdad H: Que para el caso es lo mismo C: Maca hizo pruebas también a Héctor y a Esther y sus versiones coincidían. Sin embargo... de Begoña no M: Bueno ylayo... quería también comentar una cosa que... antes... de cenar... ya la hable con Laura L: Sí... (decía preocupada) M: Veréis, esta tarde, mientras Begoña estaba en el puente de mandos, tuve una pequeña conversación con Dávila. Quería comentarle los resultados de la prueba de la pulsera con Begoña. Cuando conecté... estaba con ella y... no le dije nada. Pero le pregunté a ella que... qué tal estaba y me insultó. Lo hizo muy seria y grosera y pasó lo mismo que ha pasado esta noche en la cena. Dávila estaba al lado y ni se inmutaba, y... Teresa y Rusti... estaban tan cerca que lo tenían que estar oyendo a la fuerza, pero... parecía como si no C: ¿Otra vez? M: Sí Cruz. Yo... no me lo podía creer. Era... como si no fuera ella. De esa dulzura que tiene... no había ni rastro. Fueron... tan solo unos segundos. Unos segundos... en los que me quedé... como paralizada... como que no me podía creer lo que estaba oyendo. No sé... me entró miedo y... fui a ver a Laura, aunque primero... vi a Javier... J: Sí Maca... yo... te notaba que estabas preocupada M: Aquí... vimos la conversación. Laura la vio. Vio lo que decía L: Chicos... yo lo vi. Es cierto. Pero...
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M: (la cortaba) Pero en la segunda barrida del video, ya no aparecía ese trozo que me
dedicaba tan groseramente C: ¿Qué? (decía preocupada) Javier, Héctor, Esther y Vilches... se quedaban con la boca abierta V: Pero... eso no puede ser... ¿no? L: Vamos a visionarlo
Laura ponía el video. Lo estuvieron visionando varias veces. Es cierto que Maca salía hablando dos veces seguidas, como respondiendo a algo que no aparecía en pantalla Laura explicó también el contacto que tuvo con su amiga Eva que también vio lo mismo. Era como si la primera vez que se veía salía ese comentario pero luego ya se borrara M: Aunque yo... en mi habitáculo lo vi varias veces H: Sha... pero... lo mismo ella pudo manipularlo pensando que lo pudieras grabar... date
cuenta que estaba en el puente de mandos y desde allí... se controla casi toda la nave M: Yo... lo grabé. Grabé cuando... me decía eso C: Maca... eso es peligroso M: Lo sé... (sacaba de una bolsa el cartón de leche) V: ¡Uauu! ¡leche! M: Jejeje Vilches... V : Es que... ¿no nos vas a invitar a un poquito? M: Sí.. pero primero... (daba la vuelta al cartón y sacaba el mini diskette) vamos a visionar la grabación. Laura... necesitamos un equipo seguro L: Sí. Tengo aquí mi videovisionador personal. Va a pilas... no está conectado con nada (iba a por el aparato) Trae... Laura cogía el diskette de Maca y lo introducía en el videovisionador de Laura. La pantalla era pequeña, pero se veía muy nítidamente La grabación salía completa. Tal y como se efectuó Todos quedaban impresionados viendo el rostro y escuchando a Begoña hablar seria y groseramente; con algo de prepotencia y despotismo. Tras varios barridos de la cinta se quedaron en silencio H: Laura... perdona es que... no sé pero... ¿se puede agrandar la imagen? L: Sí, pero... no mucho más H: Hazlo por favor... aunque sea solo un poco más es que... no sé... me ha parecido ver
algo raro... Laura visionaba el diskette a más aumento. Justo en el momento en el que Begoña daba la contestación grosera a Maca... H: ¡Ahí ahí...! ¡Para! ¡Para ahí!... C: ¿Qué pasa? H: Mirar... V: ¿Qué?
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J: Sí... ¿Qué pasa? H: Laura... pásalo fotograma a fotograma... y... fijaros en los ojos de Begoña...
Laura empezaba a pasar el diskette fotograma a fotograma. Por unos segundos, los ojos de Begoña, mientras estaba dando aquella contestación a Maca, se volvían marrones... casi negros... L: No... no me encuentro bien (su rostro empezaba a palidecer) J: Tranquila Laura. ¡Vilches! Corre... trae un vaso de agua ¡corre! C: Venga Laurita tranquila... Tranquila... (la cogía de la cabeza para que no se cayera)
Mientras Javier y Cruz la sujetaban y Vilches le daba el vaso de agua, los demás estaban callados. Más bien... bastante impresionados por lo que acababan de ver Tras unos instantes Laura se iba recuperando. Maca abrió el cartón de leche y empezó a servir unos vasos para todos. La deliciosa leche calmó por unos momentos los ánimos de todos. Laura se recuperaba C: Bien... hay... que pensar qué podemos hacer V: Uff... es peligroso que esté en el puente de mandos esa cosa... J: ¡Vilches... V: Es verdad ¡joder! No cabe duda que el quitarse los cascos en aquel planeta ha tenido
sus consecuencias. Que yo soy muy... agnóstico o como se diga para estas cosas pero... está claro que... es muy rara J: Sí. El color del iris... no cambia así como así C: Sí ya no es por el color de ojos ¡joder! es porque... ni Dávila ni Teresa oían lo que decía. Es como si estuvieran escuchando otra cosa... J: Y... ¿no estará manipulando algo en el puente de mandos? M: Uff... pues... ¡no sé yo...! Vete tú a saber L: ¡Joder! C: ¡Laura! ¿Te vas a tranquilizar o qué? L: Sí... lo siento... lo siento... V: Laura... ¿tú... podrías controlar lo que se está haciendo en el puente de mandos? L: Pues... controlarlo... si que puedo pero... se sabría V: Ya... pero... ¿quién lo sabría? Quién estuviera allí en esos momentos... ¿no? L: Sí claro... V: Rusti... tenía esta noche guardia... ¿no? C: Sí, le toca a Rusti esta noche V: No sé... quizá podríamos intentar distraerle con algo... M: Bueno, los controladores... no se mueven de su puesto... así como así... V: ¡Ya! ... Maca... alguna que otra vez... he sustituido yo a Rusti para que tuviera una
telecomunicación íntima... con Queca... C: ¡Tú! V: ¡Sí hija sí...! que... tú me tienes aquí mismito, en carne y hueso, pero él... J: Jajaja ¿estás... proponiendo una telecomunicación para que Rusti deje su puesto? V: Javier... lo digo porque lo he hecho en más de una ocasión. Al fin y al cabo soy el suboficial y controlo perfectamente el puente de mandos C: Pero hoy es tarde. Son casi ya las doce Rodolfo
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V: Cruz... tú... te llevas bien con Queca. Podrías llamarla con la excusa de que está el
pobre algo depre. No sé... le dices que la llamas para que... “le anime” un poquito... pero que no le diga que se lo has dicho tú... ¿sabes? Como que es por ayudarle al chico... J: Podría ser buena idea... la verdad... V: Yo iría a sustituirle y... podría copiar los datos de navegación. Las coordenadas de la Minority... L: ¡Vilches! V: Qué... L: Yo puedo instalar un programa en el que ellos sin darse cuenta pasen los datos a mi
ordenador. Es un jaker invisible M: Pero... ¿y si lo descubren? L: Ellos no saben hacia donde va esa información. Solo saben que alguien la está cogiendo pero no se puede saber hacia donde va. De todas formas... es un programa que inventé muy bueno. Quizá lo descubran pero... suele pasar tiempo... C: A mí me parece genial... ¿y a vosotros? M: Por mí... es... lo único que tenemos... (se encogía de hombros) H: Chicos... ¡contad conmigo! E: ¿Y Gabriela? M: De momento... creo que no deberíamos de decirle nada J: ¿Tú crees... Maca? M: Me fío totalmente de Gabriela Javier, pero... es su padre una de las personas a la que vamos a vigilar H: Yo... la he visto triste... juraría que sospecha algo... J: Maca tiene razón... vamos a esperar a ver como va todo esto y... ya veremos V: ¡No hay que perder el tiempo! Cariño... (se dirigía a Cruz) llama a Queca Teresa ya estaba durmiendo. Rusti estaba de guardia en el puente de mandos. Y Dávila charlaba en su habitáculo con Begoña antes de dormir Begoña: Muchas gracias Dávila por tu confianza D: De nada Begoña. Para mí... ha sido un placer salvarte y... si puedes ponerte al día...
cuanto antes... mejor Begoña: Sí... (le miraba intensamente a los ojos) así... ayudaré a controlar que la Minoroty no se acerque D: Claro... Begoña: Porque... la Minority está lejos Dávila... D: La Minority se ve en el radar Begoña Begoña: Sí... vale... se ve en el radar pero... está lejos... muy lejos Dávila... D: (no parpadeaba) Sí Begoña... está muy lejos Begoña: No hay... por qué preocuparse... ¿a qué no? D: No... no hay nada por lo que preocuparse. Aunque... (parpadeaba) la Minority hoy se acercaba más, acortaba distancias con la nave central... Begoña: Es verdad Dávila... (le miraba de nuevo intensamente) pero... está muy lejos... muy lejos... ¿a qué... no se acerca a la central? ¿A que no se está acercando...? D: (seguía de nuevo sin parpadear) No... está lejos. Sigue... a una distancia fija Begoña Begoña: Pues eso (sonreía) que.. no hay por qué preocuparse
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D: Bueno Begoña (la miraba sonriente) ahora... hay que descansar. Hoy... has despertado
y... ¡y no has parado en todo el día como quien dice...! Así que... nada... a dormir. Y mañana... ya veremos ¿vale? Begoña: (le daba un beso en la mejilla) Muchas gracias Dávila D: Mujer... (sonreía tímido) No... me hagas esas cosas que... uno ya es algo mayorcito y... Begoña: ¿Mayorcito? Jejejeje ¡pero qué dices! Si te conservas... genial... (sonreía insinuante) D: Venga anda... ¡a tu habitación! ¡es una orden! Jejejeje. Una orden del jefe... que... tienes que descansar. Y mañana... te seguiré poniendo al día en el puente de mandos Begoña: Ay... ¡lo estoy deseando Dávila! Venga... buenas noches (y se metía en su habitación) D: Hasta mañana. ¡Oye! Begoña: ¿Qué? (se daba la vuelta) D: Que... cierro la puerta. Son... órdenes de seguridad Begoña: Ah vale... pero no te preocupes que... aquí contigo... me siento muy segura (sonreía y se adentraba en su habitación, al instante lo hacía Dávila) Eran pasadas las doce. Vilches aparecía por el puente de mandos con un cigarrillo V: Rusti... (le daba una palmadita en la espalda) ¿qué tal? ¿Cómo va eso? R: ¡Qué pasa Vilches! ¿otro? (mirando el cigarro) V: Ya ves... no podía dormir... pero ya no fumo casi... R: ¡Je! Te salvas porque estás en el espacio, que si estuvieras en la tierra... ya mismo
estaría sonando la alarma jejejejeje V: ¿Qué tal lo llevas? R: Bien Vilches... (sonreía) bien... dentro de nada... estamos ya en casa. Ya hemos rescatado a estos tres... ¡a casita! V: Y la Minority... ¿sigue ahí? R: Ahí sigue Vilches, pero... a distancia... ¡y que se mantenga! Jejejeje V: Sí... mientras se mantenga ahí... (echaba el humo) R: Vilches... a ver donde apagas el cigarrillo que luego el jefe se cree que he sido yo... V: Jejejeje. No te preocupes jejeje que no dejo ni rastro de él. Tú... no se lo digas ¿eh? R: Vilches... (sonreía) macho... ¡qué nos conocemos ya de hace tiempo! Jejeje. Yo...
chitón... V: ¿Y Begoña? ¿es cierto que entiende de esto? R: ¡Ya lo creo! Bueno... al fin y al cabo era la encargada del puente de mandos de la Minority. Tan solo es cuestión de aprender dónde están aquí las teclas y... lista para sustituirme. Qué... hay días que me los paso durmiendo y vosotros... por ahí de juerga... que me han dicho que hoy os habéis echado unas partiditas al boeing V: ¡Sí! pero... menudo rollo... R: Ya... pero al menos... habéis estado entretenidos En ese momento sonaba el intercomunicador de Rusti. Parecía que el plan había dado resultado. Cruz era un lince en cuestiones amorosas R: ¡Ey! ¡Es Queca! ¿Qué querrá? (abría una pantalla y su mujer salía en ella. Vilches...
disimuladamente se apartaba. Parecía que el plan había dado resultado) ¡Queca cariño! (sonreía) Hola guapísima...
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Queca: Hola Rusti... cariño... ¿Qué haces? R: Aquí... (con carilla de pena) en el puente... bueno... acaba de venir Vilches y estoy con
el un ratito Queca: ¡Vaya!... tienes guardia... R: Sí... nena... tápate un poco que... no estoy solo. V: Tranquilo, tranquilo... Rusti que... yo no miro... (sonreía mientras se alejaba) Rusti tenía una conversación cariñosa con su mujer, que estaba vestida con un picardías. Cada vez se estaba empezando a poner más enfermo de verla así... Pasados unos minutos... R: Espera Queca... (se dirigía a Vilches) Vilches... macho que... V: (sonreía) Bueno... si tú no dices nada al jefe de mi cigarrillo... y... aprovechando que
no tengo sueño... R: ¿Harías eso por mí? (con carilla de pena) V: Rusti... ¡para qué están los amigos! ... ¡anda...! (sonreía pillinamente) ve... un ratillo a tu habitáculo que yo te sustituyo mientras... (le guiñaba un ojo) R: ¡Macho!... no sabes cuento te lo agradezco... de verdad (sonreía feliz) V: Venga (Rusti se levantaba y Vilches ocupaba su lugar) No tardes... ¿eh? Bueno... tómate tu tiempo pero... R: No Vilches... no te preocupes, media horilla como mucho V: ¡Como mucho...! ¿eh? (le amenazaba con el dedo) R: Que síiiii... (se marchaba del puente de mandos) Una vez salía y la puerta se cerraba, Vilches, rápidamente, sacaba un diskette y seguía las instrucciones que Laura le había dicho. Sacó de otro bolsillo un papel con las indicaciones que Laura le había dado para instalar el programa del jaker invisible En tres minutos, el programa se cargaba y la pantalla central del puente de mandos mandaba la información al ordenador de Laura Sacó el diskette y se lo volvió a guardar junto con las instrucciones Mientras esperaba a Rusti, encendió la pantalla del radar para ver en que situación y a que distancia se encontraba la Minority Respiró hondo. Pudo observar que la distancia se había acortado bastante con respecto a un par de días que fue la última vez que estuvo controlando con Dávila la posición de la nave Miró las coordenadas y pudo observar que si la Minority seguía a esa velocidad, en un par de días como mucho, estarían en el mismo retículo espacial. Se quedaba pensativo. Los que estaban en el puente de mandos podían ver eso con total claridad, al igual que él lo estaba viendo en estos momentos pero... no habían comentado nada ninguno de ellos. Ni Dávila, ni Rusti, ni Teresa... Suspiró hondo. Se echó mano a la perilla y se la tocaba nerviosamente con los dedos. Después se pasó la mano por la cabeza de adelante a atrás hasta la nuca y después se restregó la frente, secándose un poco el sudor que aquel descubrimiento le había hecho aflorar
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Al rato llegaba Rusti. Estaba contento R: Bueeeeno... (le daba una palmadita en el hombro) muchas gracias Vilches (sonreía)
¿otro? (mirando como su amigo echaba el humo al aire) Me vas a perfumar de humo de tabaco el puente... V: Fumar... me relaja. Y... bueno... a ver si me duermo ya de una vez... has tardado un poco... ¿eh? R: (sonreía tímidamente) Bueno... uff... lo siento Vilches... pero... es que... como tú tienes aquí a la parienta... V: ¡Venga anda! (con tono socarrón) y... no te acostumbres... ¿eh? R: ¿Alguna novedad en mi ausencia? V: ¿Novedad? Jajajaja. Macho... estamos en el espacio. A miles de kilómetros de años luz de la tierra... ¿que novedad quieres que haya? Ah sí... mira... se me olvidaba, acabamos de pasar por un asteroide que tenía un letrerito y ponía... “hoy fiesta hawaina, aterrice aquí, diversión asegurada” ¡No te jode! R: Jajajajajaja V: Por cierto... hablando de novedad... la Minority... entonces... ¿sigue igual,... me decías antes...? R: Igual Vilches... se mantiene a la misma distancia. ¡Yo creo que está más muerta esa naveeee...! Mira... ahí sigue (le ensañaba la pantalla del radar) V: Sí... (miraba la pantalla del radar) ahí sigue... (el radar mostraba perfectamente como la nave estaba bastante más cerca) R: Sí... creo que sigue nuestro rastro por impulsos electromagnéticos pero... en cuanto pongamos la hipervelocidad... se quedará perdida del todo V: ¿Cuándo ha dicho Dávila que vamos a poner en marcha la hipervelocidad? R: No sé... creo que ha dicho que... en dos o tres días... creo... V: Ya... bueno... cuando él quiera... que para eso es el jefe. Bueno macho (le daba dos palmaditas en el hombro) que... te dejo... a ver si logro dormir algo. Venga... buenas noches Rusti R: Vilches (le guiñaba un ojo)... para lo que quieras... ¿eh? V: Ya... me pensaré como te lo cobro (sonreía) Buenas noches (y salía del puente de mandos) Rusti se quedaba tranquilo en el puente de mandos. Vilches... volvía al habitáculo de Laura bastante sorprendido y entristecido al acordarse de cómo Rusti le enseñaba la pantalla. Una cosa estaba clara... V: No ve lo que realmente hay...
Bueno Vilches volvía al habitáculo de Laura... V: Bueno... (entraba y se cerraba la puerta)
Todos estaban en silencio. Laura ya había recibido las imágenes del radar cuando Vilches instaló el programa V: Esto... es lo que hay... chicos... H: ¡Hay que actuar enseguida Vilches!
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E: Sí Vilches... esa nave... estaba muerta... ¡de verdad! (comentaba preocupada) No sé...
no sé cómo se está acercando tanto (se mordía un dedo mientras divagaba por el habitáculo) M: Pues... se está acercando tanto porque alguien la está dirigiendo Esther... H: ¡Ya! pero... ¿Quién? M: No sé Héctor... yo... no sé pero... no los rescatamos porque no tenían vida L: Aparentemente... Maca... aparentemente... M: Ya bueno... pues... ¡aparentemente no tenían vida!. Vosotros... (dirigiéndose a Esther
y a Héctor) vosotros... no los visteis morir... ¿no? E: Que va... H: No... L: Lo mismo estaban vivos y... parecía que no... M: Vale Laura... vamos a suponer que estén vivos... bien... pero... ¿por qué se nos está ocultando que la Minority se está acercando? Y si estuvieran vivos... ya habrían mandado alguna señal de socorro C: Eso mismo digo yo... (apretaba sus labios) V: Desde luego... Rusti... está convencidísimo de que se mantiene a distancia... me ha mostrado incluso el radar y... la nave estaba más cerca pero él seguía diciendo que se mantenía a distancia... C: (se presionaba el entrecejo) Ah... uff... (suspiraba hondo) M: Bueno mirar... vamos a hacer una cosa. No vamos a... obviar a Begoña pero... hay que intentar no tener demasiado contacto con ella ¿vale?. Intentar... no mirarla demasiado a los ojos J: Jajajaja M: Javier... (se encogía de hombros) cariño... esto... se sale de mis facultades como médico... no sé... no sé que decir V: Yo que sé Maca... ¿no hay... ningún colirio que podamos echarnos... y que no la podamos ver? M: Jajajajaja... Vilches... mira si... inventara algún colirio con el que no se viera lo que no se quisiera ver... me darían el premio “Spacio” a la humanidad... jajajaja V: Ya... J: Oye y... ¿no hay por ahí ningún colirio que nos irrite los ojos? Podríamos habernos contaminado de conjuntivitis y... podríamos llevar unas gafas solares con la excusa de que nos molestara mucho la luz...? V: Sí claro... ¡Y... mañana todos con gafas oscuras por la nave! (negaba con la cabeza) Javier... se mosquearían. M: Oye pues... ¡no sería mala idea! Los que... supuestamente habéis estado jugando... aquí... os podríais haber contaminado... ¡No, no.. no...! (cambiaba de opinión) la nave está totalmente aseptizada, eso es imposible... C: Tenemos que detener ese acercamiento como sea Vilches... L: Bueno... detener ese acercamiento ó... acelerar la Nave Central porque... según veo aquí... (seguía observando los datos del puente de mandos) hemos ido descendiendo la velocidad en estas últimas... seis horas... E: ¡Es ella! ¡Es ella joder! (se empezaba a poner nerviosa) No tenía que haber despertado. Es más... ¡tenía... que haberse quedado definitivamente en la Minority... con los demás! M: Venga Esther tranquilízate... (la abrazaba) venga tranquila... (se apartaba y la miraba) ¿vale? E: (asentía) Sí... (se volvía a abrazar a Maca)
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V: Vamos a ver... mañana... yo me acercaré al puente de mandos. Empezaré a trastear y
comentaré a Dávila que por qué la nave va más lenta... a ver... que me dice... ¿vale?. Tú, Héctor... mientras yo estoy allí... podrías intentar entretener a Begoña para que no esté en el puente. Yo que sé... recordar viejos tiempos.. y así vemos como Dávila reacciona cuando no está con ella H: Hecho Vilches... V: Maca... hay que tener muy entretenida a Begoña. Que pise lo menos posible el puente de mandos... así que... si acaso... también en otro momento... te la llevas con Cruz para hacerle unas pruebas. Incluso... le puedes poner de nuevo la pulsera electropsíquica y en ese momento le puedes inyectar algún calmante... o algo... que la deje un poco más... atontada M: Sí... V: Tenemos que disimular chicos... M: Sí... incluso seguirá diciendo alguna grosería de las suyas así que... ella sabe que la persona a la que se la dice... la escucha pero... los demás... como si nada... ¿de acuerdo? Todos asentían M: Por cierto Javier... no sé cómo pero... tienes que hacer que las puertas no se abran
durante el día, sobre todo... esta... Si se dan cuenta... comentas que debe ser algún fallo y... haces que las arreglas. Que solo se abran desde dentro... ¿vale? Al igual que durante las horas de intimidad... J: Mañana mismo me pongo a ello Maca M: Y bueno... diría de intentar ir siempre... de dos en dos por lo menos pero... (sonreía) eso... jejeje no es nada raro... que ya sabéis que últimamente... C: jajajajaja. Si no fuera por estos comentarios... jejejeje M: Héctor... observa a Gabriela... ¿vale? (Héctor asentía) V: Bien. Pues... de momento... Estas son las precauciones a tomar. Primero... intentar lo antes posible entretenerme a esa cosa para poder acercarme cuanto antes al puente de mandos. Cuando lo vayáis a hacer... me dais un toque para decirme... lo bueno que estoy... por ejemplo... Segundo... Javier... lo de las puertas. (Javier asentía)Tercero... ir siempre acompañados. Cuarto... hay que tener el menor contacto con... “eso”. Quinto... intentar no irtúsolo a ningún sitio seguir manteniendo tu contacto con Eva a través de los M: Laura... también... podrías códigos... L: Sí... lo haré Maca... Me conectaré con ella y le iré contando todo lo que pasa, a ver si desde la tierra nos pueden ayudar o aconsejar algo... V: Venga pues... a dormir que... ya son casi las dos Cada uno volvía de nuevo en silencio hacia sus habitaciones. Javier se quedaba con Laura. Héctor volvía con Gabriela, se acostaba en la cama y la abrazaba cariñosamente. Y Maca y Esther se marchaban hacia su habitación. Casi sin mediar palabra, se acostaban. Esther se recostaba en Maca, que la acariciaba en silencio E: Tengo miedo Maca... (recostada en su hombro la acariciaba) M: Lo sé Esther... (miraba hacia ningún lado) yo... también tengo miedo. Pero...
¿sabes?... lo que más miedo me da es que... esto... pueda separarme de ti... E: (levantaba la cabeza y la miraba) Maca... (se incorporaba más y la daba dulce beso en los labios)
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M: (la sonreía) Mi niña... que... se me ha enfadado hoy... (la miraba con cariño) E: Porque soy... tonta... M: (sonreía) Ya... pero... me encantas... (la besaba y arrimaba su cara a la de Esther)
Ven... (la apretaba contra ella intensamente) E: Uhm... ¡Dios mio...! Hoy... se me ha ido totalmente la lívido Maca... M: Jajajaja... no... no me extraña... (sonreía) A ti... y a cualquiera. Esta noche... me extrañaría que la nave... diera saltitos (sonreía) E: Uhm, Uhm... (sonreía) M: Pero bueno... para mí sigue siendo un gran placer estar así... así contigo, mi amor...
(la volvía a atraer hacia ella) así... (le acariciaba el pelo) juntas... (la besaba en el pelo) dormir contigo... (le acariciaba la espalda) compartir... mi sueño contigo y... que mañana cuando despierte... estés aquí para que lo primero que vea... sea tu rostro... (la volvía a besar en el pelo) E: Maca... (la miraba) M: Esther... voy a luchar todo lo que sea... por ti... y por mí... por nosotras. Yo... no tengas en cuenta si... me ves... actuando brutalmente... E: ¿A qué te refieres Maca? M: Estamos en estado de alerta Esther... hay que... salvar nuestras vidas... ¡cueste lo que cueste! E: Maca... yo... también estoy preparada para situaciones de alerta... M: Pues eso... mi amor... porque... lo único que deseo es volver a la tierra y despertar... viendo la luz de un nuevo día contigo E: Te amo Maca... M: Y yo... yo también te amo Esther... Se abrazaron y se besaron intensamente, como si ese beso fuera el último. Un beso largo que terminó con una tierna mirada y con una caricia de buenas noches. Y así... sus párpados se fueron cerrando poco a poco hasta quedar dormidas Al día siguiente Maca y Esther despertaban abrazadas. Se dieron unos cariñosos buenos días, como siempre. Maca se levantó, se desnudó y se metió en la ducha. El agua empezaba a caer. De repente la mampara se abría M: ¡Cuidado Esther! que... se sale el agua E: (se metía desnuda en la ducha con ella) Bueno... (la cerraba) por... poco tiempo ¿ves? (la abrazaba y se mojaba con el agua) Uhm... Maca... (la besaba) M: ¡Esther...! (sonreía) ¡menudo... despertar...! ¡Me ecanta...! E: Sí... (la miraba intensamente mientras acariciaba su pelo mojado) M: Esto es... muy pequeño E: Cabemos las dos... (la apretaba más) mira... así... muy juntitas... (la besaba el cuello) M: Ahh... (sonreía de placer) E: Si... es que... (la daba un beso en los labios) hay que recuperar... (la volvía a besar) el tiempo perdido... El agua no paraba de salir. Esther mientras besaba a Maca apretó un botón para que el chorro de agua fuera más pequeño, más débil, que no las desconcentrara mucho en lo que se disponían a hacer
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Esther, poco a poco, con Maca apoyada en la pared, fue besando su cuello. Maca reclinaba la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, sintiendo el agua y los besos de Esther, que poco a poco se inclinaba para besar el centro de su pecho. Después, sus labios se entretuvieron rozando un redondo lunar que la doctora tenía cerca del pecho. Maca miró cómo se entretenía en él y Esther se daba cuenta de que la estaba mirando M: Sí... lo sé... es... una pequeña imperfección pero... es hereditaria... (le acariciaba el
pelo) nunca me lo quise quitar... me apetecía tenerlo, es... como una especie de marca de mi familia... E: (mirándola apasionada) Pues... ¡Qué viva esta imperfección! Y se abalanzaba de nuevo furiosa hacia aquel lunar, lamiéndolo, besándolo. Después siguió con sus pechos, que estaban jugosos... bañados por el agua. Esther besaba esos pechos y succionándolos absorbía las pequeñas gotas de agua que caían sobre ellos, haciendo que Maca emitiera leves gemidos. Después seguía bajando y besaba su vientre... su ombligo Maca, la incorporó y la apoyó sobre el cristal de la mampara. Con una suave fuerza llenaba sus manos con los pechos de Esther mientras la besaba con pasión. Sus bocas se abrían al máximo para dar paso al encuentro de sus lenguas, que fuertemente se lamían entremezclando sus salivas con el agua que caía Mientras se besaban con pasión, Maca seguía masajeando los pechos de Esther, y ésta le acariciaba con ambas manos las nalgas; desde atrás... uno de sus dedos se desviaba un poco más hacia abajo, por entre las piernas haciendo que Maca emitiera un gemido de placer que se acentuaba más por el eco de la mampara Las dos estaban bastante excitadas. Maca dejó de acariciar el pecho de Esther para unirse más a ella. Entreabría más las piernas para que su sexo encajara un poco más con el de Esther, mientras que con sus manos la cogía la cara, la miraba con pasión y ambas se regalaban intensos y salvajes besos de boca abierta. Se besaban rápidamente y después se miraban. Sus respiraciones iban acompasadas de gemidos Maca levantaba los brazos y apoyaba sus manos en la mampara E: ¡Cómeme! ¡Cómeme a besos Maca! (suplicaba) ¡bésame! ¡bésame! ¡besameeeeeee...!
Ahmmm... (gemía y suspiraba) M: ¡Sí cariño! (la besaba y la embestía) ¡Sí cariño! (la volvía a besar y la volvía a embestir) ¡Sí cariñoooo! Uhmmmmm uhmm... uhmmmahhhhh (la chupaba los labios húmeda y rabiosamente mientras no paraba de mover sus caderas) E: ¡Ay...! (gemía mientras Maca la besaba y se separaba levemente) Ayyyhhh... (Maca la volvía a besar y se volvía a separar para embestir de nuevo con sus caderas) Ahhhh ahhhh ahhhhh... Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh M: ¡Esther...! (decía suspirando y gimiendo) ¡Esther, Esther,Esther, Esther... Ahhhhh Ahhhh (sus caderas empujaban y subían con las convulsiones del orgasmo) Ahhhh... Ahhmmmm... Ahhhhh... Esther seguía aprisionada a la pared de la mampara. Maca, que tenía las palmas de sus manos apoyadas en el cristal, suavemente, las fue deslizando marcándose las huellas de ésta en el cristal, que se había empañado todo con sus respiraciones. Suavemente,
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empezó a besar los hombros de Esther, que sin casi fuerzas, se inclinaba hacia el cuello de Maca y la abrazaba E: Uhm... ( la besaba el cuello) Uhm... (se separó y vio el rostro dulce de Maca
recuperándose del dulce esfuerzo que acababa de hacer) Maca... (la dio un tierno beso en los labios saboreándolos) M: ¡Esther...! (la miraba como si ante sus ojos tuviera lo más hermoso y preciado de la vida) Ahh... (la sonreía con dulzura) Ya más calmadas se daban un dulce pero intenso abrazo. Realmente eran sus almas las que se estaban abrazando M: Venga que te enjabono... (apretaba el botón y echaba gel en su mano) E: ¡Ay... sí...! (sonreía pillina) M: Jjajajaja si es que... hacía ya algunas horas que no... (Maca esparcía el gel sobre los
pechos de Esther) E: Jejejejeje uhm... ¡cómo me gusta que me enjabones...! (decía con cara de pillina) M: Sí... y a mí... a mí también me justa enjabonarte... así... (bajaba su mano y empezaba a enjabonar la parte íntima de Esther) E: Ahh... (sonreía) uhmm... ¡dios mío! M: Jejejeje no... no te hagas ilusiones Esther... que... llegamos tarde al desayuno... Maca volvía a subir su mano, la volvía a restregar por entre sus pechos y después, ayudada por Esther que levantaba los brazos le limpiaba las axilas E: Jajajaja (bajaba las manos) ¡qué me haces cosquillas! Jejejeje M: Vaaale... venga. Ahora el champú
Maca apretaba el botón del champú, salía la dosis perfecta. Se restregaba las manos y empezaba a embadurnar y a limpiar cariñosamente el pelo de Esther, que no la dejaba de mirar Empezó a jugar con sus cabellos. Los embadurnaba y los ponía de punta M: Jajajajaja (se reía y la miraba con ternura) Esther se dejaba. Le encantaba ver a Maca así de feliz. Maca se seguía riendo mientras le seguía haciendo peinados raros con el champú. Al final decidió dejarla con el pelo tipo Goku... M: Venga... ahora te toca a ti...
Y Esther hacía más o menos lo que antes había hecho Maca con ella. Maca tenía el pelo más largo y Esther no se lo podía poner muy de punta, así que mientras le embadurnaba el pelo con champú, la miraba con un amor total, intentando que no se le metiera champú en los ojos Salieron bastante limpias y... “renovadas” de la ducha. Se vistieron con sus monos y se calzaron sus gigantes botas
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M: Ven Esther (Maca cogía una pulsera) quiero que te la pongas ¿vale?, cualquier
situación que te dé demasiados nervios me avisará (le enganchaba la pulsera) E: Vale pero... ¿Y tu? M: Yo tengo que controlar Maca. Solo tengo tres. Una es para ti y las otras dos son para Vilches y para Laura, que son dos de los que más peligro pueden correr. Si os preguntan, decís que os estoy controlando las constantes vitales porque estáis algo cansados ¿vale? E: (la besaba) Vale (la sonreía) Ahora sí que me siento protegida M: Ay... (le daba un cachete en el trasero) Venga, vamos a desayunar
Se marchaban hacia la cocina. Allí estaban ya todos menos Teresa que le tocaba estar en el puente de mandos de guardia Begoña: Buenos días... parejita... (sonreía) ¿qué tal? (caray... las hormonas se ven en el
ambiente) M: Hola buenos días a todos... (sonreía y se iba a por la bandeja del desayuno) E: ¿Qué tal Begoña? ¿Cómo has dormido? (“eso Esther... eso, tú... natural... ¡dios... que no la tengo que mirar mucho...!”) Begoña: Bien... muy bien (decía contenta) aunque... seguro... que tú has dormido mejor que yo... (comentaba celestinamente) E: Jejejeje bueno... (bajaba la cabeza tímidamente pero más que nada para no toparse mucho con sus ojos) Begoña: Bueno oye... no te importa... ¿no? es que... Dávila... me ha comentado algo... (decía con cara de niña buena) D: ¿Yo? Begoña: Anoche... cuando... volvíamos del puente de mandos (le miraba) Venga... ahora no disimules... (sonreía) D: Ah.. sí... bueno Esther... no sé... tarde o temprano lo iba a saber... y bueno... se lo comenté... E: No pasa nada Dávila... no te preocupes si... se lo iba a comentar... R: ¡Vaya Esther! Tú eres la que más hablas porque estos... están de callados hoy... (decía bebiendo café) E: La paliza de ayer del boeing heroes C: Sí... la verdad es que a mí... me dio dolor de cabeza uff... (bebía café) L: Y a mí... (hablaba cabizbaja) R: Ya... y las juerguecilla que os meterías después... (insinuando) V: ¿Qué... dices de juerga Rusti? R: (se quedaba con los ojos abiertos) No... no... si ya sé yo que el boeing héroes...
machaca mucho la mente J: Sí, la verdad... Gabriela: Pues sí, porque el cuerpo... lo que se dice el cuerpo... no es que canse (se dirigía hacia Maca) perdona Maca... M: Dime Gabri... Gabriela: Es que... no sé... no me siento bien, me noto algo cansada. ¿podrías luego echarme un vistazo? M: (masticando una tostada) Claro... si quieres... ahora después de que desayunemos... Gabriela: Bien D: ¿Qué te pasa Gabriela? Gabriela: (seria) Nada papá... supongo que no sé... puede ser de las tensiones y que ayer... creo que me pasé haciendo más ejercicio de lo normal
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M: Pues te pasas, y lo vemos. Lo mismo necesitas alguna dosis de vitaminas... Mira a
Esther le pasa lo mismo, la tengo... controlada con la pulsera y también se las voy a poner a Laura y a Vilches, que... ayer me comentaban lo mismo que tú... L: ¿Sí?... V: Sí, es verdad... M: Así que... luego te hecho un vistazo... Gabriela: Vale H: Begoña... Begoña: Sí... H: (cerraba un poco más de lo normal los ojos por si acaso...) Ya sé que... no eres una
forofa de los aparatos pero... mientras Maca hace las pruebas a Gabriela te podemos enseñar su habitáculo. Voy a ir un rato allí con Esther y así... charlamos un poquito... ¿te parece? Begoña: No sé... ¿Dávila...? (le miraba como pidiéndole permiso) D: ¡Pues claro que sí! ahora... en el puente de mandos no vamos a hacer nada de especial... Begoña: Vale chicos pues... después me enseñáis el habitáculo de Gabriela. Bueno... si a ella no le importa (se dirigía a Gabriela) Gabriela: (seria) Sí, sí... no pasa nada. Luego yo si eso... me reúno con vosotros Begoña. Chicos... (se levantaba) voy un momento a mi habitáculo. Luego te veo Maca M: Vale... (sonreía) pásate en unos momentos. Hasta luego Gabriela: Adiós chicos (se marchaba) D: ¿Qué la pasa? ¿Sabes que la pasa Héctor? H: (se encogía de hombros) Pues... no sé... ayer estaba bien pero esta mañana se levantó algo cansada. Le dolía un poco la espalda. Seguro que será de los machaques que se pega con las máquinas D: Jejeje ¡esta hija mía...! M: Bueno Dávila, no te preocupes que ahora la miró bien y le hago unas pruebas a ver que tal. Aunque seguro que será cansancio... ya verás... Begoña: ¿Y tú que mierda sabes lo que la pasa? Hasta que no le hagas las putas pruebas no puedes decir nada... ¡imbecil...! M: Qué...? (empezaba a jugar) Begoña: Qué... (con cara de niña buena) M: (enojada) Que ¿qué me has llamado?
Todos miraban a Maca extrañados. Habían escuchado perfectamente lo que Begoña decía pero disimulaban como si no lo hubieran hecho Begoña: Como que... (“bien... los demás no lo han oído... esto va bien...”) D: ¿Pero cómo que qué te ha llamado Maca? C: Ay... chicos... yo no me estoy enterando de nada... (disimulando) ¿qué pasa...? Begoña: No... que Maca... que sólo te decía que cuando le hagas las pruebas... sabrás lo
que le pasa... J: ¡Claro Maca...! Esther... ¿qué... has hecho con ella esta noche? jejejeje M: Ay... (negaba con la cabeza) perdonar... que... uff... hoy... la verdad es que no he dormido bien... no sé... lo siento Begoña... Begoña: (sonreía) No... si no pasa nada Maca... V: ¡Joder! y eso que no jugaste ayer con nosotros jajajaja que si llegas a jugar... Tras unos instantes, terminaban de desayunar
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H: Venga... (se levantaba) señorita Begoña... (con miedo le mostraba el brazo para que se
agarrara a él) ¡váaamonos! E: Sí venga... así... te cuento cositas... (volvía a bajar la cabeza pero no por timidez, y salían los tres de la cocina) R: Bueno chicos (se levantaba) yo... voy a dormir un poco. Hasta la noche L: Hasta luego Rusti... descansa... C: Venga Rusti... Luego nos vemos... (Rusti salían de la cocina) V: Bueno Dávila, ¿nos vamos al puente de mandos a hacer un poco de compañía a
Teresa? D: Vale... (se levantaba) C: Yo voy con vosotros también. Ahora mismo... estoy libre D: Venga chicos... (se dirigía a Javier y a Laura) a ver... que hacéis... (les guiñaba un ojo) J: Hasta luego Dávila L: Adiós Salían los tres de las cocinas M: Bueno... (hablaba bajito) voy a ver a Gabriela. Me ha preocupado un poco su actitud J: Ten cuidado Maca, a ver si ella... M: Uhmmm (negaba con la cabeza) no creo... . Oye, mientras... ¿Por qué no vas a ver si
puedes contactar con Eva? L: Sí venga Javi, vamos para allá ¿vale? M: ¡Ay... espera! (sacaba de un bolsillo una pulsera) ponte esto Laura. Cualquier situación de ansiedad extrema me avisará (le colocaba la pulsera por debajo de la mesa disimuladamente) L: Aunque sabes que... enseguida me pongo nerviosa M: No pasa nada. Ya te digo que... me avisará frente a crisis extremas L: Vale Maca... (sonreía) gracias. M: No Laura... gracias a ti. Estás haciendo un trabajo muy importante. Y tú Javier... no te separes de ella ¿vale? J: Tranquila Maca (sonreía) esta chica... (la pellizcaba el moflete) no se me escapa ya... (juntaba su frente a la deyoLaura y la daba beso)chicos M: (sonriendo) Venga, me voy... hastaunluego J y L: Adiós... Maca se iba a su habitáculo. Pasados unos instantes la puerta se abría y aparecía Gabriela M: Hola... (sonreía) pasa, pasa... (a ver si Javier ya hace lo de las puertas) Gabriela: Bueno... M: Ven, siéntate aquí (Gabriela se sentaba en la camilla) Voy a ponerte... Gabriela: (no la dejó terminar) No... Maca... M: Qué... Gabriela: Maca... estoy bien... (decía seria) M: No Gabriela... no estás bien. Nunca te he visto así, tan seria. Eres la alegría y la
marcha de la nave. No estás bien... Gabriela: Bueno... tienes razón pero... es que... estoy preocupada. Muy preocupada Maca M: ¿Y eso cariño?
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Gabriela: ¡Joder Maca! No sé... me siento un bicho raro. Parece que aquí nadie ve
ciertas cosas excepto yo... ¿o... es que no te has dado cuenta? M: (intentaba aguantar para ver con qué tema salía Gabriela) No sé... tú dirás... Gabriela: Maca... siempre... me he llevado muy bien contigo. Eres con la que mejor conecto de todos aquí... bueno... ahora que ha llegado Esther... M: (sonreía) Anda no seas tonta... (le acariciaba el hombro) también... ha llegado Héctor (arqueaba las cejas) Gabriela: (sonreía) Sí... pero... por eso quería hablar contigo. No sé... estoy preocupada
por mi padre. Te voy a ser sincera... ¡no me gusta nada esa bruja! M: Ya... Gabriela: ¡No me mola lo de los ojos Maca! ¡Es muy rara!, además... vi como te respondía groseramente y... nadie parecía que lo escuchaba. Y encima mi padre... dándole la razón. ¡Está encoñado con ella Maca! M: Gabriela... yo... quería decirte que... estás en lo cierto Gabriela: ¡Pues claro que estoy en lo cierto Maca!. Mi padre me preocupa. Yo a esa tía la veo rara... M: Y lo es Gabriela... lo es... Maca empezó a explicarle todos los pormenores de la situación. Por unos momentos, Gabriela, la más dura y fuerte de la nave comenzaba a llorar. Le explicó lo de la videoconversación, le explicó el cambio de color en los ojos y le explicó también los planes que tenían M: Gabriela... no... te lo queríamos decir porque... es tu padre... y... Gabriela: (llorando) ¡Maca!... (se abrazaba a ella) ¡Maca...! Tiene que haber alguna
forma de salvarle... es... es como si estuviera hechizado... (la miraba preocupada con lágrimas en los ojos) M: Lo sé Gabriela... (la sonreía cariñosamente) Bueno... la verdad es que... tu padre... no sé... en muchas ocasiones tiene un comportamiento normal... sigue siendo él... Gabriela: Ya, pero cuando está con ella... M: Por eso ahora Héctor y Esther están entreteniéndola, y Vilches y Cruz están ahora en este momento en el puente de mandos, observando como tu padre reacciona sin ella... Gabriela: Uff... Maca... M: ¡Qué! Gabriela: Ahora mismo... voy a revisar la sala de armas y ponerlo todo al día M: Bueno... no sé Gabriela: ¡No Maca! (negaba con la cabeza) Aquí he visto que... cada uno tenéis una
misión. La mía es protegeros. Y así lo voy a hacer... (apretaba los dientes con rabia) M: Vale Gabriela pero... tranquila ¿eh? Gabriela: Uhm, uhm... (se secaba las lágrimas) no te preocupes... M: Y... que nada... que... lo que tenías era falta de litio, por eso estabas así tan decaída ¿vale? Gabriela: Falta de litio... ¡ja! ... a ti si que te falta litio, que... te lo está absorbiendo quien yo me se... (se levantaba) Venga me voy a echar una ojeada... M: Así me gusta... (sonreía) Cuando se fue Gabriela, Maca activó las tres pulseras y se colgó el aparato de transmisión en su cinturón. Se fue después hacia el habitáculo de Laura que estaba intentando conectar con Eva
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L: Ahora no está, pero entra al trabajo en un par de horas
Aprovechando que Maca se quedaba con Laura, Javier se fue a arreglar lo de las puertas rápidamente Mientras tanto en el habitáculo de Gabriela, Héctor y Esther, un poco temerosos hablaban con Begoña intentando mirarla lo menos posible a los ojos, para ello mientras hablaban toqueteaban los aparatos de Gabriela Héctor, todo un caballero, era el que más contactaba visualmente con ella, intentando apartar a Esther de un posible peligro. Estuvieron un buen rato charlando. Le contaban lo majos que eran todos los de la nave, incluido el jefe, por el cual Begoña tenía una especial predilección Mientras tanto en el puente de mandos, Dávila, Cruz y Vilches, miraban el estrellado cielo oscuro lleno de estrellas a través del gran ventanal V: ¡Qué misión tan especial! ¿eh... Dávila? D: (asentía) Sí... Vilches... (le daba unas palmaditas en el hombro) La verdad es que me
siento tan orgulloso de que hayamos salvado al menos tres vidas... C: Sí... ahora... solo queda que lleguemos bien a la tierra... D: (sonreía) ¡Pues claro Cruz! Esto... ya está chupado V: No sé yo... Dávila... D: Jejejeje ¿Por... qué dices eso? (le miraba extrañado) V: Pues... porque... la Minority... se acerca y tú... no estás haciendo nada por evitarlo. Es más... has ido disminuyendo la velocidad de la nave D: ¡Pero qué dices! (sonreía socarronamente) C: (seria) Es cierto Dávila (decía serenamente)... has dado orden al puente de mandos para que aminoren la velocidad D: ¡Imposible! ¡Teresa! (se dirigían a los controles) T: Dime... D: Teresa... ¿Cómo sigue... la Minority? T: Ah pues... no sé... vamos a ver... (conectaba el radar)
Dávila y Teresa se quedaban impresionados cuando el radar situaba a la Minority prácticamente en el mismo retículo que la Nave Central D: ¡No puede ser!
Vilches y Cruz se miraban con cierto alivio. Parecía que el comandante era el mismo no estando allí Begoña con él T: (parpadeaba varias veces mirando la pantalla) Pero... ¡Dávila están muy cerca!
Vilches se daba la vuelta y con su intercomunicador conectaba con Javier V: ¡Javier! ¡rápido! Cierra ahora mismo el habitáculo de Gabriela J: Ya mismo Vilches (en unos segundos cerraba las puertas de ese habitáculo) D: ¡Pero Teresa! ¿Cómo no te has dado cuenta de esto? (decía serio)
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T: No sé... yo... no sé Dávila... Lo siento... (decía preocupada) D: Ahora mismo voy a conectar el botón de alarma... V: No, no, no, no, no, no... (Cruz y Vilches le impedían el paso) D: ¡Vilches! ¡Cruz! Estamos en peligro... hay que avisar a todo el personal... (decía
preocupado) V: Uff... no sabes cuánto me alegro de que digas eso... D: Pero... ¿pero estáis locos? (exclamaba) C: Dávila... Dávila... (ponía las manos sobre sus hombros para calmarle) Siéntate un
momento Dávila (se sentaba en un sillón anatómico hidráulico) Teresa ¿tú estás bien? T: (estaba totalmente asustada y sin salir de su asombro) No sé... C: (se acercaba a Teresa) Venga tranquila Teresa... tranquila... D: ¿Qué ha pasado Vilches? ¡Qué ha pasado! ¿Por qué la Nave Central ha disminuido la velocidad...? ¿Por qué no me he dado cuenta de que la Minority está aquí mismo...? (todo eran preguntas que no sabía responder) V: Dávila escúchame... creo que... no deberíamos de momento alarmar a la tripulación... C: Sí... (demasiado alarmados estamos ya...) T: Yo... no me he dado cuenta... ¡de verdad! ... no me he dado cuenta... lo siento... no sé... cómo... C: Tranquila Teresa... tú tranquila... ¿vale? (la seguía intentando calmar) D: (sentado agachaba la cabeza lamentándose) No se cómo se me podido pasar esto... (se sujetaba la cabeza con las manos)... no lo sé... V: Dávila... Creemos que... la Minority... no sé... que... pueda haber estado controlando esto en cierto modo... T: ¡Pero si estaban muertos! V: Bueno... eso creíamos pero... no sé... Mira Dávila tú que has viajado mucho... sabes que... hay muchas cosas inexplicables... D: (asentía preocupado) Y tanto Vilches.. y tanto... pero esto... C: Dávila... pensamos que es Begoña la que tiene que ver algo con todo esto... D: ¡Begoña! Pero... ¡no...! (miraba a Vilches) V: (asentía con la cabeza) Sí Dávila... Begoña... T: ¡Claro!... ¡lo de los ojos!. D: ¡Joder!... ¡lo del control mental...! T: ¡Ay madre mía! Si ya lo decía yo... (se echaba las manos a la cabeza) C: Sí... en cierto modo... creo que... debe de tener algún control mental. Y... creemos
que... ha podido haceros como... una especie de... no sé... de hipnosis... T: ¡Me ha hipnotizado! ¡Me ha lavado el cerebro! (empezaba a gritar) C: ¡Teresa, Teresa! Por favor... ¡calma! Solo te pido calma... T: Pero... Yo estoy bien... yo... creo que soy yo... C: Sí Teresa... tranquila. Eres tú... mira... ahora mismo estamos comprobando como volvéis a ser los mismos cuando no esta ella T: (empezaba a llorar nerviosamente) ¡Cruz! (se levantaba y se abrazaba a ella) Cruz... créeme... soy yo... ¡soy yo! (la miraba) C: ¡Joder Teresa que sí...! ¡Que te creemos! Mira... la prueba está en que os habéis dado cuenta de que la Minority nos sigue, que... está aquí al lado... y antes... no lo veíais porque de alguna forma Begoña... no sé cómo... hacía que vierais lo que ella quería que vierais... ¡Joder ya no se ni lo que digo! D: Te entiendo Cruz... te entiendo... Dávila se levantaba y empezaba a dar vueltas pensativo por unos instantes. Cruz y Vilches le miraban preocupados
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D: Si la Minority está tan cerca... no sé... ¿y si intentáramos contactar con la nave?. C: No sé... si sería buena idea... D: ¡Me cago en la leche! (daba un golpe en la pared) V: ¡Tranquilo Dávila...! Tranquilo... D: ¡Cómo se me ha podido escapar esto de las manos...! T: Ha sido ese planeta el... Elmichi... y justo Begoña se quitó el casco... D: Sí... (apretaba los dientes)
Mientras en el puente de mandos seguían pensando en qué hacer, Laura por fin había logrado conectar con Eva. A través de los códigos le explicaba la situación. Aunque Eva sonreía pero en sus ojos se veía preocupación total. Se ausentó por unos momentos para hablar con el jefe de la misión en la tierra, el comandante Aimé A: Eva... ¿Por qué no me lo habías dicho? (se apresuraba con ella hacia el ordenador de
ésta) Hace unas 24 horas que estamos intentando conectar con ellos pero no podíamos. ¿Cómo lo has logrado? Eva: Aimé... estoy hablando con ella a través de un programa oculto... A: ¡Un programa oculto!... Bien... bueno... sabes que eso está prohibido pero... mira... lo mismo gracias a ello podemos llegar a tiempo Eva: ¡Laura! (apretaba los códigos) L: Sí... Eva: Mira Laura... mira... quien te quiere saludar... (apretaba códigos) Aimé... lo que quieras decirla me lo dices a mí... la conversación hablada podría estar escuchándose... Y mientras Aimé charlaba de tonterías con Laura, Eva le iba mandando los códigos a Laura, Pasados unos minutos la conversación terminaba L: Maca... desde ayer... están intentando contactar con nosotros pero... no pueden... M: ¡Lo saben! L: Pensaban que estábamos perdidos, desaparecidos... ya que no podían conectar con el
ordenador central. Deben de tenerlo controlado Maca... M: (se mordía los labios) L: Pero ya les he explicado a través de los códigos todo lo que pasa. Saben donde estamos... y saben que la Minority... está muy cerca... nos tienen en el radar pero... no pueden conectar con nosotros. Solamente... a través de este ordenador, que... gracias a los códigos... no nos controlan... M: Bueno... es un alivio la verdad. Al menos... estamos ya en contacto con la tierra... y saben lo que está sucediendo... L: Sí... ha dicho que en breve mandarán una nave por si acaso... M: Ya... (negaba con la cabeza) Laura... para llegar aquí hacen falta tres años... L: (se ponía la mano en la frente y se echaba a llorar) M: Laura (la cogía del hombro) somos fuertes... (intentaba convencerse a sí misma...) L: Sí Maca (asentía con la cabeza secándose las lágrimas) Y al menos... estamos en contacto por aquí... Mientras en el puente de mandos...
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D: En serio... ¿por qué no... intentamos conectar con la Minority...? No sé... si hay
alguien ahí y contesta... podríamos... hacer como si... nos diera alegría de que hubiera más supervivientes... C: No sé... D: Intentar ser amigables... a ver... cómo reaccionan... C: ¿Y si no hay nadie? D: Cruz... la nave no va sola... (negaba con la cabeza) No... Tiene que haber alguien ó algo... que la mueva... Por cierto... ¿dónde está Begoña? C: Pues... está... en el habitáculo de Gabriela. Está encerrada... con... Héctor y con Esther... pero... espera... voy a llamar a Maca a ver si hay alguna novedad (conectaba el comunicador) Maca... ¿sigue cerrado el habitáculo de Gabriela? M: ¿Qué? ¿Cerrado? (decía preocupada) C: Sí Maca. Dávila y Teresa ya están bien M: ¡Quién coño ha mandado cerrar el habitáculo Cruz! ¡Begoña está con ellos! C: Maca por favor... cálmate M: ¡Joder! ¿Cómo quieres que me calme Cruz! ¡Cómo quieres que me calme! ¡Abrir ahora mismo ese habitáculo! C: Maca... (apretaba un botón y salía en la pantalla el habitáculo de Gabriela con Esther, Héctor y Begoña sentados y bebiendo unas septolaikas) Mira Maca... ahora mismo... estoy viéndoles por pantalla. Están tranquilos... charlando... M: (miraba el analizador de Esther en su cinturón y no daba ninguna señal de alerta) Ahora mismo voy a ir hacia allí Cruz. Voy a decir a Javier que abra esa puerta C: No Maca no. Javier... tiene órdenes de no abrirla... M: ¡Joder Cruz! Voy... y le digo a Begoña que le tengo que hacer unas pruebas... ¡por favor...! C: Ahora no Maca (Dávila le cogía el comunicador) D: Maca soy Dávila... M: Dávila por favor (suplicaba) ¡tienes que abrir esa puerta! Por favor... por favor... D: Maca... ¡reúnete con nosotros en el puente de mandos (le pasaba el comunicador a Cruz) C: Maca... Todos estamos bien. ¡Ven hacia aquí! M: ¡Claro que voy a ir Cruz! Voy a ir hacia allí pero con Gabriela. Ella lo sabe. Está en la de por armas C:sala Maca favor... ¡tened cuidado con lo que hacéis! ¿Maca? ¡Maca! Maca había apagado el comunicador M: Tengo que irme al puente de mandos Laura. Llama a Javier que venga aquí contigo
(se marchaba) Las enormes botas de Maca, recorrían los pasillos de la nave. Iba corriendo hacia la sala de armas en busca de Gabriela Varias compuertas a su paso, se abrían y cerraban. Ente compuerta y compuerta, Maca corría veloz Al llegar, apretó el botón de apertura, pero tal y como habían quedado, la puerta no se abría
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Cogía el comunicador para llamar a Gabriela M: Gabriela, abre... soy yo
La puerta se abría Gabriela: (con una enorme metralleta láser en sus manos) Mira Maca... (sonreía) ¡es
bonita ... ¿eh? (acariciaba el brillante metal) M: Gabriela... (decía algo sofocada) Gabriela: ¿Qué pasa Maca? M: Gabriela... tu padre está bien. No sé qué ha pasado pero... parece que está bien. Quizá sea porque Begoña no está con él Gabriela: ¡Vaya...! (se le alegraba la cara) M: ¿Tienes más de esas? Gabriela: ¡Mogollón...! M: Coge una para mí... Gabriela: Pero... M: Gabriela... tengo que ir al puente de mandos. Pero... Héctor y Esther están encerrados en tu habitáculo y la puerta está cerrada. No pueden salir... Gabriela: (inmediatamente abría un armario metálico y sacaba otra metralleta láser) Toma... (se la daba) ¿sabes manejarla? M: No, pero... aprendo enseguida. Ya me enseñas por el camino Gabriela, bien puesta en su papel, salía de la sala de armas con precaución, atenta a que no hubiera nadie por allí. Maca la seguía. En cierto modo esa actitud le daba aún más miedo... M: ¿Es... necesario que... vayamos así? Gabriela: Maca... tú por si acaso... sígueme, y hasta que no lleguemos al puente de
mandos... haz lo que te diga... M: Vale... Entre compuerta y compuerta, y a paso rápido, Gabriela le enseñaba básicamente el uso del arma Gabriela: Es muy fácil. Miras por el visor... (se acercaba a la mini-cámara del arma)
apuntas a Begoña y... ¡Bummm! ¡ya está!... M: (asentía) Vale... (miraba al visor de su cámara) Iban rápido hacia el puente de mandos. Al pasar por el habitáculo de Gabriela, para que no las vieran a través del ventanal, empezaron a rastrear por el suelo Maca tenía unos deseos incontrolables de mirar a través de la ventana transparente. Gabriela lo notaba y prácticamente se ponía encima de ella para evitar que se asomara Gabriela: (sujetándola por la espalda en el suelo)... Ni lo intentes Maca... (susurraba a su
oído muy bajito) Ni lo intentes... La vida de Esther corre peligro si Begoña te ve... M: (asentía mordiéndose los labios)
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Tras pasar el habitáculo de Gabriela, de nuevo se pusieron de pié y se dirigieron hacia el puente de mandos M: (a través del comunicador) Cruz... abre la puerta. Vengo con Gabriela
Una luz verde se volvía roja T: ¡Traen armas! D: ¡Déjalas pasar Teresa!
Teresa apretaba el botón de apertura del puente de mandos. La puerta se abría y Gabriela se descolgaba el arma y se abalanzaba cariñosamente sobre su padre Gabriela: Papá... (le abrazaba) Papá... D: Gabriela hija... (la abrazaba cariñosamente) Gabriela: (se separaba de él) ¿Estás bien? D: Ahora sí Gabriela... ahora sí...
Maca entraba seria y la puerta se cerraba. Al igual que Gabriela, se descolgaba el arma y se quedaba allí toda seria. Cruz se dirigía hacia ella C: Maca... lo siento de verdad... M: (se le empezaban a saltar las lágrimas) Acabo de pasar por allí y... la tenía al lado
Cruz... al lado... y... no la he podido ver... C: (la abrazaba) Maca... Maca se desmoronaba sobre el hombro de Cruz D: Maca... (se acercaba a ella) Maca... siento... todo lo que ha pasado. Yo... M: (se retiraba de Cruz) Bueno... (se secaba las lágrimas) creo que... no se ha podido
evitar Dávila... pero ahora... Esther y Héctor... están en peligro... D: Y todos nosotros Maca... todos nosotros también... V: Bueno creo que... deberíamos empezar a pensar que hacemos D: Vamos a conectar con la Minority. Cruz, comunica con Laura C: (abría el comunicador) Laura. ¿estáis bien? L: Sí Cruz, ¿y vosotros? C: Bien. Estamos todos aquí menos los del habitáculo L: (suspiraba) Vale... nosotros tenemos en pantalla a Eva y a... Aimé C: ¡Aimé! L: Sí Cruz... lo de ayer... ya lo saben. Dile a Maca si acaso que te explique C: Vale. De momento, que la puerta del habitáculo de Gabriela siga sin abrirse ¿de
acuerdo? L: Sí Cruz C: Esperar allí hasta nueva orden Maca mientras tanto miraba hacia la pantalla del habitáculo y Gabriela. Héctor y Esther estaban montados en los aparatos y Begoña parecía aburrirse sentada en la mesa tomando su septolaika
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M: Se va a aburrir Cruz... se va a aburrir y va a querer salir. Ya no saben que hacer para
entretenerla... (se ponía la mano en la cabeza) Oye... ¿Y... Rusti? T: ¡Dios mío Rusti! Cruz encendía la pantalla del habitáculo de Rusti. El habitáculo estaba sin luz y vacío, y la puerta que daba a su habitación estaba cerrada C: Está durmiendo D: Es la primera vez que hago esto... (mirando a todos) pero... tengo que hacerlo
Apretaba un código y la cámara de la habitación de Rusti se conectaba. Allí estaba, durmiendo como un tronco en su cama. Todos se miraban de reojo... D: ¡Chicos!... ¡Os lo juro que en este viaje es la primera vez que lo hago! V: Vale, vale... tú mismo. Y si lo has hecho pues... mira... eso que te has llevado pa el
cuerpo... D: ¡Joder Vilches! Lo acabo de hacer por fuerzas mayores... C: Venga ¡vale ya...! ¿Le despertamos? D: De momento no. Vamos a conectar con la Minority Todos estaban en silencio. Dávila se sentó en la consola central. Encendió el radar y una cámara se abría. Todos estaban expectantes. Dávila empezaba a intentar conectar con la Minority D: Atención, atención. Aquí el comandante Dávila desde la Nave Central a la nave
Minority. ¿Me recibe Minority? ¿Me recibe...? La pantalla seguía a oscuras. Todos seguían en silencio D: Atención Minority, aquí el comandante Dávila desde la Nave Central. ¿Me reciben...?
Repito... Al habla el comandante Dávila desde la Nave Central ¿Me reciben? En ese momento, la pantalla empezaba a hacer Unos de segundos después... poco a poco se ibanegra percibiendo el rostro de interferencias. alguien. Ese rostro, repente se volvía nítido Eric: Buenas noches. Aquí el comandante Eric desde la Minority. Le recibo...
comandante Dávila... Le recibo... Justo en ese momento en el cinturón de Maca, las luces de las pulseras de Vilches y de Laura empezaban a parpadear. La de Vilches, ante la sorpresa de escuchar a un hombre que había catalogado como muerto y la de Laura porque desde su pantalla junto con Javier, y gracias al programa del jaker invisible estaba viendo todo lo que pasaba. Dávila miró a su gente, y con los ojos les hizo una seña de que se tranquilizasen D: Buenas noches comandante Eric... aquí Dávila. ¡Cómo me alegro de que nos podamos
comunicar Eric: Comandante Dávila... gracias pero... tendrá que dar explicaciones a la tierra de por qué nos dejó aquí y no nos rescató
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D: Todo... tiene su explicación, verá... fuimos a rescatarles pero... pensábamos que... que
no habían sobrevivido. Sin embargo... sus otros tres tripulantes, Héctor, Begoña y Esther... si daban señales de vida y están aquí con nosotros. Están bien. Aunque... me alegro de que usted esté también bien comandante... Eric: Aquí estamos todos bien (recalcaba la palabra todos) M: (susurrando a Vilches) ¡No es posible! Eric: Por suerte pudimos recuperar la nave y vamos camino de la tierra. Pero... queremos que nuestros tripulantes vuelvan a la Minority D: Le repito que... ellos están bien. Vendrán con nosotros Eric: (sonreía cínicamente)... Imposible comandante Dávila. Su nave... está perdiendo energía, o es que... no lo había notado... C: (susurrando a Vilches) Vilches... fíjate bien en él. Tiene los ojos azules Vilches y Maca se acercaban a la pantalla y observaban al comandante Eric. Era cierto, sus ojos eran totalmente azules D: ¿Qué... estamos perdiendo energía? (apretaba unos botones de la consola y observaba
que era cierto) Eric: Sí. Aquí... se trata de sobrevivir. La Minority tiene un sistema de pantallas que capta las energías de otras naves D: ¡Ya! es por eso que cuanto más cerca están de nosotros... más energía va perdiendo nuestra nave... Eric: Jejejeje exacto comandante Dávila... exacto (sonreía) parece que... va captando... lo que pasa. Por cierto... veo que tiene ahí a parte de su tripulación. Salúdeles de mi parte D: Comandante Eric... en la Nave Central... hay sitio para todos. Podríamos regresar todos a la tierra desde aquí C: (movía exageradamente la cabeza en forma de “no” para que Dávila la viese) D: (por debajo de la pantalla le hacía una seña con la mano) Eric: Muy amable por su parte comandante Dávila pero... insisto. Quiero al resto de mi tripulación. Los quiero aquí, en la Minority D: Lo siento comandante Eric pero... ahora... forman parte de la mía Eric: ¿Eso cree? Jejejejeje. No... no todos... forman parte de su tripulación... no... D: Comandante Eric... algo me dice que... sus intenciones no son las de volver a la
tierra... ¿O... me equivoco? (decía serio) Eric: Eso no es asunto suyo. Yo solo quiero lo que me pertenece. Le doy una hora para pensárselo. Mientras uno de mis tripulantes siga allí... su nave seguirá corriendo peligro y morirán todos. En una hora me volveré a poner en contacto con usted. En una hora... la distancia se acortará... y... bastante. Bastante como para tenerlos fácilmente a mi alcance. Piénseselo (cortaba la conexión) M: ¡Dávila! ¿Has oído lo que ha dicho? D: (preocupado) Sí Maca... M: ¡No!... lo que ha dicho, eso de... que... mientras uno de sus tripulantes siga aquí, la
nave correrá peligro D: ¡Ya! M: ¡No, Dávila no!. Creo que se refería a Begoña... no a todos... T: ¿Y si... les mandamos a los tres...? M: ¡Ni hablar! V: Teresa... yo creo que... les mandemos a uno o a los tres... va a dar lo mismo... C: Sí... ¡vienen por nosotros! ¡Esta claro...!
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T: ¡Ay Dios mío... Ay dios míooooo...! D: Nos queda una hora para saber que hacemos. Teresa... habla con Laura y con Javier.
Que despierten a Rusti y que le digan que se reúna aquí con nosotros. Ellos que sigan allí, con contacto con la tierra T: Sí Dávila (cogía el comunicador) D: Gabriela... vete con Maca a tu habitáculo y como sea... ¡me entiendes! Como sea... arrestáis a Begoña. Atadla bien a las argollas... C: Dávila... me temo que eso... va a ser difícil (mirando la pantalla del habitáculo de
Gabriela) Mira...
La conversación con la Minority les había distraído. Maca, no se había dado cuenta de que la luz de Esther estaba también parpadeando, y Begoña tenía cogida a Esther por el cuello amenazándola con una pistola eléctrica que Gabriela tenía en su habitáculo. Héctor, no se quería acercar para que no cometiera ninguna locura. Begoña hablaba a la pantalla pero no se la oía. Cruz dio volumen Begoña: ¿Me escucháis? (gritaba como una posesa) ¡Quiero salir! ¡Quiero salir de aquí!
(amenazaba a Esther cogiéndola por la espalda y la pistola rozando su cuello) M: ¡Esther!... ¡Esther!... (se disponía a ir hacia el habitáculo) V: (corría hacia ella y empleaba todas sus fuerzas para sujetarla) ¡No Maca, no! M: ¡Suéltame! ¡Tengo que ir allí! (se revolvía intentando desquitarse de Vilches) Gabriela: (ayudaba a Vilches pues Maca estaba furiosa y tenía mucha fuerza) ¡Maca...! ¡Maca...! Espera Maca... tenemos que planear algo Maca... M: ¡Noooooo! ¡No, Esther noo!... (negaba con la cabeza y se desplomaba sin fuerzas en el suelo) Esther... Esther... Gabriela: (se agachaba y la abrazaba) Maca cariño... cálmate... Maca... Allí... también está alguien a quien quiero mucho, por eso... no debemos de precipitarnos... M: (se tapaba la boca con una mano) Vale Gabriela... (decía llorando) Begoña seguía gritando mirando a la cámara Begoña: ¡Sé que estáis ahí! ¡Sé que me escucháis! Sé... que los míos vienen a por mí...
jejejeje (reía posesa) ¡Eh! (dirigiéndose a Héctor) ¡aléjate más! ¿me oyes?... ¡aléjate más o la mato! H: (con sus palmas hacia alante se alejaba) Begoña: ¡Davilaaaa! (su voz sonaba estruendosamente) ¿Me escuchas?... ¡Dávilaaaaaaa! Gabriela: ¡Papá! Es mi habitáculo. Sé perfectamente como llegar a él a través de los
conductos de aire D: ¿Estás... segura? Gabriela: Muy segura papá... Muy segura. Es mi trabajo papá. Para eso viene a esta misión. Quiero... e insisto en hacerlo. Iré a través de los conductos del aire hacia mi habitáculo. Y desde allí arriba... esperaré a tener a esa hija de puta a mano... D: Pero si sospecha o escucha algo raro... V: Creo que es un riesgo que hay que correr D: Bueno... eso por un lado... C: Dávila... Yo... si me ayuda Laura... podría intentar que las pantallas que captan la energía para la Minority... se volvieran en su contra... es decir... que... por unos minutos... fuéramos nosotros los que captáramos sus energías... Si la Minority se debilitara... quizá
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podríamos conseguir alejarnos lo suficientemente de ella como para seguir nuestro camino... D: Te voy a ser sincero Cruz... echa un vistazo al gráfico de energías. Estamos tan solo con el 20% C: ¡Dios...! ¡Mirad! Cruz iba hacia el ventanal del puente de mandos seguidos por los demás. La Minority se podía divisar perfectamente C: Con tan poca energía no podemos disparar... Begoña: ¡Dávila! Se que me estás viendo (estaba nerviosa) Haz el favor de contestarme
o... ¡O la mato ahora mismo! M: (iba hacia la cámara corriendo) ¡Begoña! Escúchame Begoña. Esther... forma parte de tu tripulación. ¡Te cambio mi vida por la de ella Begoña...! E: ¡Noooo! ¡No Maca nooooo! Begoña: (la sujetaba) ¡Estate quieta o te mato! Me da lo mismo tu vida que la de ella. Esta miedica... no es de los nuestros... (sonreía cínicamente) D: (apartaba a Maca de la cámara) ¡Begoña! Begoña: Hombre... por fin apareció... D: Escucha Begoña... acabo de hablar con Eric... Begoña: ¡Lo sé! D: Ya... (intentándola sonsacar, pues era un experto en ello) Tu poder... mental ¿verdad? Begoña: Es... lo que tenemos los Elmichios... ¿o acaso creías que me estaba colando por ti cariño? Jajajajaja jajajajaja D: Begoña... te voy a ser sincero. Los tuyos... nos tienen controlados; dentro de poco... vendrán aquí. Las puertas están cerradas por cuestiones de seguridad pero... ahora mismo... si me prometes que la vida de Esther no corre peligro... ni la de Héctor... daré orden a Javier para que desbloquee las puertas Begoña: Jajajajaja ¿Te piensas que soy imbécil...? Jajajajaja D: Begoña... los tuyos... van a aniquilarnos... te entreguemos a ellos... o no. Si... cuando se abran las puertas no dejas a Esther y Héctor libres... te juro que haré activar la bomba de la Nave(escuchaba Central y atenta tú... morirás con nosotros Begoña: amenazando a Esther y mirando de reojo a Héctor) D: Vamos a morir... lo sabemos. Pero... queremos morir juntos. Así que... ¡elige! Tienes dos opciones... o volver a la Minority con tus amigos para luego destruir nuestra nave... o morir aquí en la nave... con nosotros... Begoña: ¡Tú eres el que no tienes elección Dávila! D: Te equivocas... se trata simplemente... de volver a tu planeta... o... de morir aquí... Begoña: Bien... ¡Vamos a hacer una cosa! C: (susurrando) ¡Bien...! por fin pone condiciones... eso es bueno... D: Tú dirás... Begoña: Habla con Eric. Dile que anclen la escotilla de traspaso de la Minority a la de la Central. Cuando se abra esta puerta dejaré libre a Héctor, pero no a Esther. Seguiré con ella hasta el último pasillo antes de entrar en la escotilla. Una vez allí, cuando se abra la puerta de la escotilla de anclaje, dejaré libre a Esther. Y así... tal y como deseas... (arqueaba las cejas) podréis morir todos juntos... y en paz D: Vale Begoña pero... tienes que darme tiempo... Begoña: ¡Ni lo sueñes!
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D: Tu comandante ha cortado la comunicación. Son las 15.00h, hasta las 15.45 h no
tendremos contacto con él. Mientras tanto... daré orden a Javier para que vaya quitando el bloqueo... sabes que... después de bloquear las puertas... se tarda un poco hasta que se vuelven a abrir Begoña: Espero que... no me estés engañando Dávila... porque... ya sabes... (acariciaba con la punta de la pistola el cuello de Esther) la vida de ella... (después miraba hacia Héctor) y la de él... corre... de tus manos D: Volveré a hablar contigo cuando hable con tu jefe
Dávila apretaba un botón para que Begoña no los viera, aunque ellos si que podían ver lo que hacía Maca no quitaba sus ojos de la cámara. Y los indicadores de las pulseras de su cinturón no dejaban de parpadear D: Bueno... se que todo está en contra nuestra chicos. Pero... hay que intentarlo al menos C: Sí Dávila... sí... (sus ojos se empañaban)
La puerta del puente de mandos se abría y aparecía Rusti R: ¡Joder! Que no le dejáis a uno ni dormir en paz... (venía mosqueado) D: Teresa, mientras organizamos todo, vete... explicándole como puedas pero lo más
rápidamente a Rusti la situación R: ¿Qué pasa? (se empezó a preocupar al ver a todos serios) T: ¡Ay Rusti...! Ven, ven... que te voy a explicar. ¿Te acuerdas cuando al principio de partir nuestra nave nada más despegar te dije que estuve hablando una noche con mi marido y él me decía que... C: ¡Teresaaaaaaa! (le decía seria) T: Ay perdón... perdón. Verás Rusti. ¡Vamos a morir! (le decía casi sin coger respiración) C: ¡Joder Teresa!... hija... ¡un termino medio por diossss! ¡pero rapidito! Rusti se quedaba boquiabierto sin apenas parpadear D: Bien... Gabriela... tú... al plan de los conductos del aire M: Yo voy con ella D: ¡No! No Maca M: Por favor... por favor Dávila... Gabriela: Papá... que me acompañe hacia la sala de armas, y después cuando yo me meta por los conductos de aire... ella podría quedarse de guardia en la puerta. Le he enseñado a manejar la metralleta láser... M: Sí Dávila... (asentía con seguridad) De verdad... aquí... no ayudo a nadie... ¡Por favor...! D: ... Está bien ¡Cruz!, vete con Javier y Laura. A ver si... podéis programar las placas de nuestra nave de forma que la energía se invierta y seamos nosotros los que captemos la energía de las placas de la Minority C: Sí.. Dávila (“Uff... de cinco veces que lo he hecho... solo dio resultado una... ¡tengo que conseguirlo... ¡tengo que conseguirlo coño!”) ¿Queé? D: Que si tienen alguna novedad de la tierra que me lo digan C: Sí, sí... claro Dávila.
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D: Rusti, Teresa, Vilches y yo, nos quedamos aquí. Tener encendidos siempre los
comunicadores. Eso es todo chicos... (se encogía de hombros) ¡que... la suerte nos acompañe...! Gabriela: (levantaba la metralleta láser) ¡A por esos cabronessssssss! ¡Vamos Maca! (decía seria) Héctor y Esther... nos están esperando Gabriela y Maca se cargaban con las metralletas y salían acompañando a Cruz. La dejaron en el habitáculo de Laura y siguieron su camino corriendo de nuevo hacia la sala de armas Gabriela se cargó a la espalda una mochila con pistolas y armamento. Maca la ayudaba Gabriela: Toma Maca (le daba un chaleco protector y se cogía otro para ella) Espero que
no tengamos que utilizarlo M: Frente a la pistola automática... esto... no va muy bien... Gabriela: Espera (cogía un spray y la pulverizaba el chaleco) Mira... si nos da con la pistola... nos dejará un poco mal pero... frena bastante la descarga eléctrica... Gabriela la pulverizaba con el spray y luego se lo daba a Maca para que ella hiciera lo mismo sobre su chaleco Gabriela: Toma esto también. Guárdatelo en algún bolsillo. Yo... me llevo otra M: Gabriela... esto es... del siglo XXI por lo menos... Gabriela: Sí... son simples pistolas. Son de mi colección particular. Pero estos balines...
se meten dentro del cuerpo y destrozan los órganos... que da gusto. Lo único es que... tienes que apuntar a simple vista... pero... por lo menos... algo es algo y abultan poco M: (se guardaba la pistola en uno de sus bolsillos) Vale Gabriela Gabriela: Bueno... yo me voy por el pasillo oeste. Uno de los tubos del aire, es el que conduce a mi habitáculo (se abrazaba a ella) ¡Suerte Maca! M: (la abrazaba) Gabriela... gracias... (sonreía preocupada) Oye que... Héctor... te quiere. Quiero que lo sepas... Gabriela: Lo sé Maca... lo sé (le guiñaba un ojo y se marchaba corriendo) Mientras tanto en el puente de mandos seguían esperando acontecimientos V: Dávila... vamos a suponer que... Gabriela mate a Begoña... ¿qué pasaría? ¿cómo
reaccionarían los milchianos esos...? D: (cogía el comunicador) ¡Laura! L: Dime Dávila D: ¿Estáis bien? L: Bueno... yo me he quedado aquí. Estoy... bien, muy inquieta pero bien. Cruz y Javier han ido a la sala de motores y energía de la nave D: Bien. Necesito que me hagas un video con todas las imágenes de Begoña. Con todas las que puedas. Pero sobre todo, con las de ahora. Amenazando a Esther y con Héctor L: Sí Dávila D: ¿Tardarás mucho? L: No creo Dávila. Como mucho... cinco minutos. Lo puedo programar y se hace D: ¿Podrías... poner algún programa de simulador de voz de Begoña?
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L: Sí Dávila... en ese aspecto... me he entretenido un montón de veces, poniendo voces
de otras personas... es como... una especie de doblaje... D: Bien. Eso es lo que quiero. Quiero... que estés tranquila por si en algún momento tienes que hablar... por boca de Begoña... Como puedes ver... todo lo que pasa por aquí... ya te darás cuenta si... tienes que entrar o no L: Dávila. Estoy bien. Estoy tranquila. No te preocupes, mi voz sonará como la de Begoña... responderé lo que respondería esa cabrona. D: Atenta pues...
Maca llegaba hasta el habitáculo de Gabriela. Se quedaba quieta de puntillas en el suelo con la metralleta láser lista para disparar. Tenía miedo. Esperara que fuera Gabriela la que tuviera que disparar pues ella era la experta, y cualquier desviación de la metralleta podría quitarle súbitamente la vida a su amada. Estaba nerviosa. Le costaba respirar, pero poco a poco intentaba calmarse, sabía que tenía que estar serena cuando llegara el momento en el que la puerta se abriera Gabriela gateaba por los conductos del aire. Eran conductos estrechos y con la mochila a cuestas le costaba más. Toda sudorosa e intentando no hacer ruido, se iba acercando poco a poco hacia el conducto de salida de su habitáculo. Era un conducto muy poco iluminado pero que ella se sabía de memoria pues a veces lo hacía como entrenamiento personal. A unos veinte metros, ya divisaba la luz de su habitáculo. Estaba ya muy cerca y fue más despacio para hacer el menor ruido posible Mientras tanto, en la sala de motores y energía de la Nave Central, Cruz, controlaba los paneles de energía. Habían descendido al 15% lo cual significaba que la Minority les estaba ya pisando los talones. Apretaba unos códigos y una bomba emergía de una especie de cuadrante metálico C: Javier... esta bomba... puede destruir todo un planeta... J: ¡Y a la Minority... C: Claro pero... no hay suficiente energía como para lanzarla. Escucha (abría un
compartimiento lleno de toda una maraña de cables) Todo es cuestión de... interconectar los cables misma frecuencia de laexacta captación deMinority... la Minority. Si Laura lograadecuados saber conensulaprograma la frecuencia en la de queenergía capta la después... tan solo sería cuestión de cambiar el eje en 90º... J: ¡Si tu lo dices... Cruz...! C: Sí. Yo lo digo pero... tú los conectas. Eres el experto en cables Javier. Voy a conectar con Laura Cruz cogía el comunicador y conectaba con Laura. Le daba las indicaciones necesarias L: ¡Joder Cruz!... ¿Cuál de las dos cosas hago? Porque... ¡no doy abasto... Me voy a
parecer a ese famoso músico de un grupo muy antiguo... Mecano, uno que tocaba dos pianos a la vez... uno con cada mano... C: Lo sé cariño... mira... hazte a la idea de que vamos a ser aniquilados... y... a raíz de ahí... haz lo que puedas ¿vale?. Confío en ti... Laura, un verdadero jacker de la informática, jamás se había visto en otra igual. Sus dedos se empezaban a mover vertiginosamente a través de los teclados de sus
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ordenadores. Pero el miedo, le daba una espantosa serenidad, y con su silla se iba girando hacia uno y otro de sus ordenadores A cinco metros del conducto de aire de su habitáculo, para no hacer mucho ruido, Gabriela se conectaba con Maca. Habían enganchado al comunicador los auriculares para que no se escucharan las voces Gabriela: Maca... (hablaba muy bajo) Ya estoy aquí. No contestes (apenas susurraba)
tan solo echa un poco de aliento al comunicador y sabré que estás preparada... Al escuchar a Gabriela, el corazón se le disparaba. Cogía el comunicador con la mano temblando y echaba su aliento en él. Un aliento de miedo pero a la vez de esperanza Gabriela: Papá... D: Gabriela... ¿ya estás en posición? Gabriela: Sí... D: Bien... voy a encender la cámara de tu habitáculo para que Begoña nos pueda ver,
justo queda de espaldas al conducto Gabriela siguió gateando y se quedaba justo en la rejilla del conducto del aire en cuclillas. La cámara se encendía para Begoña y Dávila aparecía en pantalla D: Begoña... Begoña: ¡Aquí sigo! ¿Vas a abrir ya de una vez la puerta o tengo que matar a Esther? D: ¡La vamos a abrir Begoña Begoña: ¡Quiero hablar con mi comandante Eric! D: Begoña, aún son las 15.35 h, hasta dentro de diez minutos tu comandante no
conectará con nosotros. La puerta se abrirá, como prometiste, tienes que dejar libre a Héctor. En la escotilla de anclaje hay trajes espaciales preparados. Puedes ir yendo hacia allí Begoña: ¡Así lo haré! ¡Y como vea algo raro... o algún movimiento en falso, te juro que estos morirán! ¿Me D: Sí dos Begoña... lo sé. Yaoyes? lo has advertido... La puerta del habitáculo de Gabriela se empezaba a abrir Begoña: ¡Vamos miedica! (decía a Esther) Y tú... (se dirigía a Héctor) ¡Sube a la
habitación! ¡Sin dejar de mirarme! ¡De frente! ¡Con las manos en alto! ¡Cómo vea que haces algún movimiento raro... te mato! La mirada de Héctor se tornaba amenazante. No quería dejar a Esther con Begoña, pero tampoco podía hacer nada pues la vida de Esther con la pistola en el cuello corría peligro. Se quedaba parado Begoña: ¿No me has oído...? (apartó la mano en la que tenía la pistola apuntando el
cuello de Esther y la dirigió hacia Héctor) Esther... intenta algo y le mato a él... (decía amenazante) Al darse la vuelta para amenazar a Héctor, Gabriela tenía de frente a Begoña
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Maca a ras del suelo, se asomó ligeramente. Sabía que Gabriela estaba ahí arriba M: ¡Héctor
apártateeeeeeeee!
Nota de la autora: Esta secuencia está a cámara lenta. Imaginárosla así Instintivamente Héctor se agachaba y empezaba a zigzaguear Begoña al perder su desenfoque hacia Héctor giraba de nuevo su brazo dispuesta a matar definitivamente a Esther Pero al mismo tiempo, Gabriela, con un fuerte golpe de bota, derribaba la rejilla del conducto del aire. Eso hizo que Begoña se descentrara y Esther lograra escaparse del brazo de Begoña que la tenía sujeta y salía corriendo hacia la puerta A Begoña no le dio tiempo a apuntar y a disparar con la pistola eléctrica porque Gabriela saltaba rápidamente desde la rejilla del aire disparando su metralleta láser hacia Begoña, que caía fulminada al suelo ya muerta. En su caída, la pistola láser se desprendía de la mano y rodaba por el aire en círculos hasta caer al suelo Gabriela: Papá... ¡ primer objetivo... conseguido! M: ¡Esther!
Maca y Esther corrían a abrazarse. La tensión había hecho que las lágrimas se le saltaran. Por unos instantes estuvieron abrazándose, al igual que Gabriela y Héctor. Lo hacían muy intensamente, se habían logrado salvar de la muerte M: ¡Esther! (se separó y la miró con ternura) ¿estás bien mi amor? (la acariciaba el pelo) E: Sí.. Maca (la miraba sonriendo) sí... (la daba un beso en los labios) estoy bien
porque... puedo seguir haciendo esto... (la volvía a besar) T: (desde el puente de mandos también lloraba) Dios... ¡qué romántico! ¿no me digas que no es bonito Rusti...? Acto seguido Esther se iba hacia Gabriela y se abrazaban, y también lo hacían Héctor y Maca Gabriela: ¡No hay que perder tiempo chicos! Ya os explicaremos todo. Ahora... hay que
ir al puente de mandos Los cuatro se dirigían hacia el puente. Faltaban apenas unos minutos para que el comandante Eric se pusiera en contacto con la Nave Central. Corriendo a través de los oscuros pasillos de la Nave llegaban al puente de mandos. Tras abrazarse rápidamente, Dávila, de nuevo daba órdenes D: ¡Gabriela! Vete con Maca y Esther a ayudar a Laura en lo que os necesite. Tú Héctor,
escóndete... por aquí. No quisiera que te vieran cuando comuniquemos con ellos (Héctor se escondía detrás de unas consolas del puente de mandos) Las tres chicas se iban hacia el habitáculo de Laura D: ¡Teresa!, apaga las cámaras del habitáculo de Gabriela y las del de Laura. No quisiera
que pudieran verles
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Teresa obedecía D: ¡Laura! (hablaba por el comunicador) L: ¡Sí Dávila! D: ¿Cómo vas? L: Ya he preparado un video con distintas situaciones de Begoña en la nave. Y tengo
también hecho ya el programa de voz. Ahora estoy intentando captar la frecuencia exacta con la que la Minority recoge nuestra energía D: ¿Y...? L: (no paraba de teclear) Hago lo que puedo Dávila, lo estoy intentando... D: Vale, tranquila. Confío en ti. Lo sabes... Gabriela, Maca y Esther van hacia allí y te ayudarán en lo que necesites... Efectivamente. En ese momento la puerta del habitáculo de Laura se abría y aparecían las tres mujeres, que se abrazaban a Laura De repente, la nave sufría un gran temblor. Cada uno en su puesto, paraba lo que estaba haciendo y se quedaba quieto, mirando a las paredes de la Nave Central Gabriela: ¡Tranquilas chicas, tranquilas!... eso es por la pérdida de energía M: ¡Pues que alivio! ¿no? ¡menos mal que es por eso... (agarraba bien a Esther) D: ¡Laura! (la pantalla del puente de mandos empezaba a recibir a la Minority) creo
que... vamos a tener conexión... L: ¿Qué ha sido eso Dávila? D: Ese temblor es porque... estamos a menos del 10% de nuestras energías Laura. ¡Sigue intentándolo! y haz lo que te diga L: Sí... Dávila A través del comunicador, Dávila se dirigía hacia toda su tripulación D: Chicos... sabemos que... tienen control mental, pero... también sabemos que... al igual
que nosotros... Así que... quiero que... yestoy orgulloso de todoscosa vosotros porque... tengo mueren. a los mejores expertos en deciros cada materia porque tenéis ingenio, que... lo mismo ellos... no tienen ( todos escuchaban atentos) Así que... ahora debéis de intentar ser lo más fríos posible. Luchamos de igual a igual... ¿entendéis? ¡de igual a igual! La pantalla de la central empezaba a mandar imágenes del comandante Eric Eric: Buenas... tardes, comandante Dávila D: Buenas tardes, comandante Eric Eric: Ya pasó el tiempo D: Sí, comandante Eric. He... de decirles... que... ha habido algunos cambios Eric: Dávila... ¡no juegue conmigo!... les tenemos en frente... ¿está dispuesto a
entregármelos... ¿o no? D: Verá comandante Eric. Yo... he propuesto a su tripulación volver a la Minority pero... Begoña quiere ir sola. No quiere que vayan ni Héctor ni Esther... quiere ir ella sola y está amenazando con matar a sus dos compañeros si eso no sucede así... No sé si podré conectar las cámaras, la verdad es que... nos estamos quedando sin energía (apretaba un
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botón para que Laura pusiera una escena) A ver si podemos volver a ver el habitáculo en el que se encuentra L: Maca... no me da tiempo a todo. Cuando Begoña tenga que hablar tú que la conoces
mejor, habla por ella a través de este micro ¿vale? (se encogía de hombros) M: Vale Laura. No te preocupes. Lo haré De repente Laura ponía algunas de las imágenes que anteriormente habían sucedido en el habitáculo de Gabriela Begoña: ¿Me escucháis? ¡Quiero salir! ¡Quiero salir de aquí! D: (respondía al programa de imágenes) Begoña tranquila... Begoña: ¡Dávila! Sé que me estás viendo. Haz el favor de contestarme o... ¡O la mato
ahora mismo! Eric: Comandante Dávila.. ¡quiero hablar con ella! ¡ahora mismo! D: ¡Begoña! Tengo al habla a tu comandante. Quiere... ya sabes... hablar contigo un momento Begoña: Espero que... no me estés engañando Dávila... porque... ya sabes... (acariciaba con la punta de la pistola el cuello de Esther) la vida de ella... (después miraba hacia Héctor) y la de él... corre... de tus manos. Habla con Eric. Dile que anclen la escotilla de traspaso de la Minority a la de la Central. Cuando se abra esta puerta dejaré libre a Héctor, pero no a Esther. Seguiré con ella hasta el último pasillo antes de entrar en la escotilla. Una vez allí, cuando se abra la puerta de la escotilla de anclaje, dejaré libre a Esther. Y así... tal y como deseas... (arqueaba las cejas) podréis morir todos juntos Eric: ¡Begoña! Soy Eric... ¿me escuchas? Maca empezaba a hablar a través del micrófono. A través de un filtro su voz se convertía en la voz de Begoña, acompañadas de imágenes que estaban tomadas de cuando el secuestro. Parecía que estuviera hablando la misma Begoña M(Begoña): ¡Eric! Tienes que sacarme de aquí. Yo soy como vosotros pero Héctor y
Esther no. ¡Ellos no son Elmichios! (se seguían viendo imágenes de Begoña amenazando a Esther) ¡contaminarán nuestro planeta si vienen con nosotros! L: ¡Dios! (viendo de reojo las imágenes y sin dejar de programar lo que le había mandado Cruz) Quizá muera pero... moriré sabiendo que soy una lumbreras en esto... (y seguía programando) Por cierto Maca... tampoco... te pases mucho... Eric: Tranquila Begoña... ya lo habíamos detectado. Te vamos a salvar. No te preocupes.
Mira... a la cámara Begoña M(Begoña): No, Eric... no quiero... mirar mucho a la cámara, no quiero perder de vista a estos dos ( aprovechando que en la imagen Héctor se movía un poco...) ¡Cómo te muevas la mato! (decía Maca a través del filtro del micrófono) Eric: Dávila ¡ábrele la puerta! D: Comandante Eric, hemos desbloqueado ya las puertas pero apenas tenemos energías y ya sabes que tardan un poco en abrirse... M(Begoña): ¡Eric! ¡Eric por favor! Da un poco de energía ¡coño! ¡quiero salir ya de aquíiii! (intentaba forzar al comandante de la Minority) Eric: Begoña... M(Begoña): ¡Eric! Sabes que soy indispensable en ese planeta
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C: ¡Javier!. J: Estoy en ello Cruz, estoy terminando de conectar estos cables... L: Os juro que... como de un poco... tan sólo un poco de energía... se conecta el
programa... La Nave Central, volvía a sufrir otro temblor D: ¡Eric!. Así... no se abrirán jamás las puertas Eric: Comandante Dávila... siga... a la espera. Vuelvo a conectarme en unos cinco
minutos (la pantalla se apagaba) D: (hablaba por el comunicador) ¡Héctor! H: Sí Dávila. Estoy llegando a la sala de energías D: ¡Da la vuelta enseguida!. Ve corriendo a por los trajes espaciales. Uno para ti, otro
para Rusti que hará de Esther y otro para Teresa, que hará de Begoña T: ¡Pero! D: (ni la dejaba seguir) Cuando vuelva a conectar con la Minority, las puertas se habrán abierto ya, e iréis camino a la escotilla de anclaje H: Ya mismo voy a por ellos Dávila (daba la vuelta y se iba a por unos trajes espaciales) V: Si quieres voy yo Dávila... D: Tú eres demasiado larguirucho Vilches, se notaría. ¡Corred chicos! (se dirigía hacia Rusti y Teresa) Id al habitáculo de Gabriela. Nuestra vida... depende de vuestra actuación Rusti y Teresa, se miraron por unos instantes. Sin mediar palabra, salían corriendo del puente de mando y obedecían las órdenes de su jefe D: ¡Maca! M: Dime Dávila D: Como ya habéis oído, Héctor, Rusti y Teresa, irán hacia la escotilla de anclaje. Sigue
poniendo la voz de Begoña cuando hable Teresita, y si le tocara hablar a Esther, que hable mismaDávila en el comunicador de Rusti M: Deella acuerdo Maca y Esther se miraban. Habían entendido bien la orden de su jefe Al rato, Héctor, Rusti y Teresa estaban ya en el habitáculo de Gabriela poniéndose los trajes espaciales. Una vez lo hicieron, salían derechos hacia la escotilla de anclaje El comandante Eric, de nuevo, volvía a conectar D: ¡Comandante Eric...! Ya... se han abierto las puertas. Sus tres tripulantes se dirigen
hacia la escotilla de anclaje. Gracias por... habernos dado un poco de energía, de verdad... Eric: ¿Por qué supone que le hemos dado energía, comandante Dávila? Eso... todavía... no ha pasado... D: Ah... (lo sabía perfectamente) pensé que... al abrirse las puertas... Eric: Quiero ver de nuevo el habitáculo donde se encuentra mi tripulante...
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L: ¡Maca! Di algo por favor... la cámara del habitáculo no se puede encender... vería a
Begoña tirada en el suelo... M(Begoña): ¡Dávila! ¡Quiero conexión con mi comandante! D: Comandante Eric, Begoña... quiere hablar con usted... Eric: Sí... la oigo... aunque... no la veo... M(Begoña): Eric... ¿me escuchas? ¡Eric! Eric: Te escucho Begoña... ¿estás bien? M(Begoña): Eric, me dirijo con estos dos hacia la escotilla de anclaje Eric: ¡Quiero verla Dávila! ¡Quiero verla! D: En esos pasillos no hay cámaras. Si mira por el radar... verá que van hacia la escotilla
los tres... pero... en cuanto entren en la escotilla... los verá. Allí si que hay cámaras Eric: Begoña... ¿estás bien? M(Begoña): ¡Todo bien, Eric! Pero... quiero salir de aquí cuanto antes. Me siento mal en esta nave. Eric: Jajajaja. ¡Normal! Jajajaja se va a apagar... en nada Begoña M(Begoña): ¡Pero no conmigo aquí Eric! ¿Me escuchas? Eric: Tranquila Begoña... C: (escuchando todo por el comunicador con Javier) ¡Qué tío! ¡No da ni una pizca de
energía! J: Cruz... creo que... ya he conectado todos los cables C: ¿Seguro? J: Creo que sí (decía serio) C: ¡Laura! (decía por el comunicador) Aquí ya está todo preparado L: Bien Cruz. Cuando te diga... gira el botón de recepción de energía 90º. Solo cuando yo te diga C: Vale Laura ( se dirigía a Javier) ahora ya... solo queda esperar J: (asentía con la cabeza) C: ¿Sabes?... Me hubiera gustado morir abrazada a Vilches pero... tú... (sonreía cariñosamente) tampoco eres una mala opción... J: Cruz... (la atraía hacia él y se abrazaban) Hemos hecho... todo lo que estaba de nuestras manos Eric: ¿Ya han llegado? D: ¿Nos ha mandando algo de energía? Eric: No está en disposición de pedir D: (para ganar tiempo) ¿Por qué nos está haciendo esto, comandante Eric? Eric: Jajajaja. Verá Dávila... Elmichi es... un planeta único. Su atmósfera... es pura
energía y felicidad. Los meteoritos naranjas que caen cada media hora son preciosos... No entendería... lo que uno siente bañándose en sus aguas naranjas... no hace falta alimentos... ni siquiera agua... sólo... sirve para disfrutar D: ¡La atmósfera de ese planeta está maldita! Eric: Jajajajaja Sí... claro... por eso... no queremos que nadie lo descubra jajajaja. ¡Porque está maldito... dice! Jajajajaja. Dávila... aquí... no hace falta ni ropa; nadie se mancha, no se suda, es... es totalmente aséptico... es... ¡es happy Dávila! ¡happy! Jajajaja (se reía y cerraba sus ojos) V: ¡Se... está volviendo loco! D: ¿Volviendo?... ¿acaso dudabas de que no lo era Vilches?
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Eric: Jajajaja Ay... (le volvía a mirar) No queremos que nadie vuelva a Elmichi.
Nosotros... como terrestres... fuimos, y... algo nos pasó... y no volvimos. Y ahora... ustedes que fueron a nuestro rescate... tampoco volverán. Se buscará otro planeta para coger minerales D: O volverán aquí para ver si nos rescatan Eric: Para entonces... Ya... estaremos más preparados. En vez de atacar con una nave... atacaremos... con dos L: ¡Quieren apoderarse de nuestra nave! Gabriela: ¿Acaso lo dudabas Laura? Que te pensabas.. ¿Qué querían solo a Begoña?.
D: Comandante Eric... Nuestra nave morirá con nosotros Eric: Jajajaja ¡venid chicos... venid!
Yasmina, Sabrina y Paulo, se acercaban a la pantalla. Todos ellos con ojos azules muy brillantes Eric: Mirad lo que dice el comandante Dávila que... la central morirá con ellos
La tripulación de la Minority empezaba a mofarse ante la idea del comandante Dávila Eric: Dávila... las únicas energía que tiene su nave ahora mismo... son sus propias vidas.
Verá... voy a anunciarle lo que va a pasar... en cuanto la escotilla de anclaje se abra, vamos a mandar una sonda que Begoña abrirá. Esa sonda... contiene una caja en la que hay un virus letal para los humanos, que no... para los Elmichios. Enseguida... morirán como humanos. ¡Pero tranquilo! Seguirán viviendo como Elmichios. Y estarán tan orgullosos de serlo como nosotros lo estamos D: ¿Sabe una cosa comandante Eric? Definitivamente... no tienen ingenio ninguna. ¡Laura! L: ¡Ni yo quiero tener los ojos azules! (apretaba la tecla enter) ¡Cruz ya!
En ese momento, Cruz giraba el botón de recepción de energía justo 90º. Javier estaba atento a la conexión que había hecho con los cables. Entre la nave Minority y la Nace Central, aparecían una especie de luces en forma de relámpagos morados. Las energías, se estaban invirtiendo. La Nave Central comenzaba a recuperar energía y Cruz conectaba rápidamente las placas de protección de la Nave Central Eric: ¡Se va a arrepentir de esto Dávila!. ¡Paulo! ¡bombas de ataque!
La Minority abría sus compuertas de ataque y varias bombas empezaban a dirigirse hacia la Nave Central. Por suerte, las placas de protección empezaban a funcionar pero aún no estaban al 100% y algunas de ellas lograban traspasar un poco y hacían que la Nave Central temblara T: ¡Rustiiii! (caía al suelo y rodaba dándose en la frente con uno de los tubos metálicos
que había en el borde del suelo) R: ¡Teresita! ¡Teresitaaaaaa! (iba hacia ella)
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H: ¡Dios mío Teresa! (veía como de la sien le salía un chorro de sangre) R: ¡Teresa! ¡Teresa! (la movía pero Teresa no respondía) Héctor, hay que llevarla
corriendo al habitáculo de Maca La Nave Central, mientras tanto respondía a la Minority con algunas de sus bombas. La Bomba Central, la número uno, todavía, debido a la energía, no estaba preparada para usarse C: ¡Vamos Javier! Activa las bombas que hay en las compuertas 4, 7 y 10
Esas tres potentes bombas iban dirigidas hacia el corazón de los motores de la Nave Minority. Mientras las placas de la Nave Central se iban recuperando cada vez más, las de la Minority cada vez perdían menos energías C: ¡Activa las bombas 3, 5 y 8
Javier las activaba y las compuertas se abrían. Las bombas empezaban a traspasar la placa de protección de la Minority Algunos puntos de la Minority empezaban a arder. La conexión con ella se había perdido. Los Elmichios seguían lanzando bombas, pero debido a la falta de energía que empezaba a acusar, algunas, ni siquiera rozaban la placa de protección de la Nave Central; se quedaban perdidas en el espacio... inertes Los pasillos de la Nave Central, de nuevo empezaban a iluminarse. Héctor y Rusti llevaban entre los dos a Teresita hacia el habitáculo de Maca D: ¡Cruz, Javier! Seguid así... lo estáis haciendo muy bien. Los demás... reuniros todos
conmigo en el puente de mandos R: ¡Dávila! Teresa se ha caído y se ha dado un golpe muy fuerte. La cabeza le sangra. Ahora mismo la estamos llevando hacia el habitáculo de Maca M: ¡Voy hacia allí! Laura, Gabriela y Esther llegaron al puente de mandos. Dávila, abrazó a Laura con los ojos húmedos D: Laura... (la miraba sonriente) eres... toda una experta de verdad... has salvado nuestras
vidas... L: Gracias Dávila (sonreía) bueno... la verdad es que... yo creo que todos hemos puesto de nuestra parte... Gabriela: ¡Eso digo yo! (aún con la metralleta láser en la mano) D: ¡Venid! Laura, Vilches, Gabriela y Esther, acompañaban a Dávila hacia el gran ventanal del puente de mandos La nave Minority estaba ardiendo ya por muchas de sus zonas. Era ya prácticamente una nave a la deriva. Una nave que cada vez estaba más lejos porque la Nave Central, recuperaba su energía y se alejaba cada vez más de ella
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C: Javier, ahora las bombas 2, 6 y 9
Javier las activaba y las compuertas se abrían. Con esas tres bombas, los espectadores del ventanal del puente de mandos, veían cómo la nave Minority, terminaba de estallar en pedazos. En pedazos metálicos que se esparcían y se perdían en el universo. El ruido era estruendo, pero lo soportaban bien porque estaban viendo cómo moría aquello que les había estado a punto de quitarles la vida D: Cruz (cogía el comunicador) C: (bastante contenta) Siiiiii D: ¿Estaría ya la bomba número 1... lista para salir? C: ¡Sí Dávila! D: Oriéntala hacia el Elmichi y la disparas C: Dávila pero... nos quedaremos sin bombas... D: Espero que... no las necesitemos, sin embargo... si no la disparamos... en un futuro...
podríamos correr peligro C: Vale Dávila. Oye... podríamos atar a "eso" que hay en el habitáculo de Gabriela a la bomba... ¿no? D: ¡Cruz...! (sonreía) C: (negaba con la cabeza a Javier) ¡No ha colao!... Javier activaba la Bomba Central, la número 1 A los cinco minutos, los espectadores del ventanal del puente de mandos, veían como de repente, un punto brillante, que era el planeta Elmichi, se empezaba a agrandar y agrandar como una supernova. Una gran supernova de color naranja que en pocos minutos iba desapareciendo poco a poco del universo D: Bueno... chicos... sabéis que estoy muy orgulloso de vosotros. Pido perdón por...
cómo me comporté pero... no era yo... lo siento... V: No pasa nada Vilches. ¡Mira! (una luz parpadeaba en la consola) volvemos a tener conexión con la tierra Se acercaban a la consola y encendían la pantalla. Aimé aparecía en ella A: Aquí Aimé desde la tierra conectando con la Nave Central. ¿Me oís? D: (se sentaba en la consola rodeado de los demás) ¡Te oímos Aimé! (decía feliz) A: Dávila... uff ¡qué fuerte!. Me he enterado hoy. Os dábamos por perdidos pero veo que por fin ya todo terminó D: Sí Aimé... A: Te felicito Dávila D: Bueno... la verdad es que si estamos vivos es gracias al gran equipo que tengo. Yo... casi no he hecho nada. Tan sólo dar ordenes A: Ya lo sé Dávila. Quiero que felicites a toda la tripulación de mi parte D: Aimé... Teresa... está herida. Por lo visto se ha accidentado debido a un impacto de bomba A: ¡Vaya! Mantenme informado con lo que sea ¿vale?. Espero... que no sea nada grave... D: Eso esperamos Aimé A: ¿Habéis puesto ya rumbo hacia la tierra? D: Pues... (apretaba unos botones) ahora... sí (sonreía)
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A: (sonreía también) Perfecto. A ver si se recupera Teresa. Esperaremos a ello y...
después... haréis la hibernación D: Muy bien Aimé A: Os dejo que os recuperéis un poco ¿vale?. Cualquier cosa... ya estamos de nuevo en contacto. Os tenemos ya en radar D: Perfecto. Ya hablaremos más tarde. Adiós (la comunicación se cerraba) V: Aún... diría... que... no estamos limpios del todo Dávila... D: ¿Por...? V: ¡Joder! El bicho ese... habrá que deshacerse de él... D: ¡Cierto!. Gabriela, ayuda a Vilches. Ir a por ella y la tiráis en la bolsa de incineración
hermética por la escotilla de anclaje V: ¡Joder! D: Vilches... que no te has movido de aquí... ¿eh? V: Vaaale... Mientras tanto, Maca, en su habitáculo, lograba cauterizar la herida que Teresa tenía en la sien R: ¿Se pondrá bien? M: (asentía) Sí Rusti... ahora... está inconsciente porque la pobre... se ha pegado un buen
golpe pero está bien. Está todo controlado. Sus constantes indican que todo va bien. No te preocupes ¿vale? R: ¡Teresa!... (le acariciaba la frente) ¡Joder menudo susto que nos has dado... T: (empezaba a abrir los ojos) Qué... R: ¡Teresita...! (la sonreía) T: Rusti... ¿Qué ha pasado...? M: Teresa... te diste un buen golpe. Pero ya estás bien. Además.. estamos ya a salvo T: ¿Si...? R: Sí Teresa... ¡nos los hemos cargado! T: Eso es... verdad... ¿o estoy soñando? R: Que no... ¡joder!. H: Teresa... estamos bien. Nos pegaste un buen susto... T: ¡Ahhhhhhhh! (empezó a gritar) H: ¿Qué...? T: ¡Tiene los ojos azulessss! (de repente reaccionaba) Ay... perdón Héctor... M: Jajajajaja Teresa... tienes que recuperarte un poquito más ¿vale? H: ¡Qué susto Teresa...! T: Ay Héctor... ¡qué ojos azules más bonitos tienes...! R: Buenoooo...
Mientras tanto Vilches y Gabriela llevaban a Begoña hacia la escotilla de anclaje. Allí, cogieron una bolsa hermética. Era una bolsa especial. Nunca en ninguno de sus viajes afortunadamente la habían utilizado pero... esta vez... les estaba encantando Envolvieron a Begoña en la bolsa hermética de incineración y la dejaron en la escotilla de anclaje. Se fueron al pasillo anterior a esa escotilla y cerraron la puerta. Vilches, apretaba un botón y se abría la puerta de la escotilla hacia el exterior. Gabriela y Vilches, miraban a través de una pequeña ventana transparente lo que sucedía. Al abrirse la puerta de la escotilla y entrar en contacto con el exterior, la bolsa hermética con Begoña dentro,
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se disparaba hacia el espacio y en contacto con este, en milésimas de segundo ardía entera. Con Begoña dentro Gabriela: (irónicamente) ¡Descanse en paz! V: ¡Y una mierda! ¡Que se pudra en los infiernos!
Aquel mismo día, sobre las 20.00 horas, la Nave Central volvía a ser la misma que era antes de rescatar a Esther y a Héctor, toda una nave esplendorosa Pusieron el piloto automático y decidieron cenar todos juntos. Teresita ya se había recuperado bastante Estaban todos felices y entusiasmados, pero a la vez muy sensibles y cuando hablaban de lo que habían conseguido algunos de ellos se echaban a llorar de la emoción. Las parejas de la nave, no dejaban de abrazarse y de regalarse muestras de cariño, ya que ninguna de ellas habían estado juntos en esta misión. Sabían que había que aprovechar cualquier pequeño instante para hacerlo, pues habían estado apunto de morir. Abrieron varias botellas de cava para celebrar su éxito y sus nuevas y recién estrenadas vidas M: ¡Chicos...! (alzaba su copa) Quisiera recobrar una tradición ya muy perdida pero que
en mi familia perdura desde hace muchos años. Brindar... H: ¿Brindar? M: Sí Héctor. Se brinda con las personas que quieres. Se juntan las copas para desear lo mejor. Yo... quisiera brindar por todos vosotros. Sois... de verdad... increíbles. Lo mejor que me he encontrado. Como profesionales... y sobre todo... como personas D: Bueno... eso... en realidad lo tenía que decir yo... pero... Maca está en lo cierto M: ¡Por nosotros! Por nuestra nueva vida. Por el amor... y... por la felicidad Todos alzaban sus copas y las chocaban. A las chicas, que eran más sensibleras que los chicos, se les saltaban las lágrimas. Después de chocar sus copas, empezaban a beber M: ¡De un trago todo chicos!
Todos terminaban sus copas, y de nuevo las volvían a llenar. Estuvieron allí cerca de dos horas, riendo y charlando felices. De nuevo... una rueda se formaba H: Esto... de brindar me gusta Gabriela. Además... te da... como una especie de...
ánimo... ya sabes... (insinuante) podríamos llevarnos una botellita para esta noche Gabriela: Sí... (decía pillina) ¡madre mía... si supieran que tú y yo... no tomamos... sexoendorfinas... C: ¿Qué...? Gabriela: Ay Cruz... (decía tímida) verás que es que... Héctor y yo... que.. él... no toma sexoendorfinas pero... por favor... no lo comentes por ahí que va a parecer que somos unos bichos raros... C: Jajajajaja. Ay Gabriela... (arqueaba las cejas)... que Vilches y yo... tampoco... Gabriela: ¡Que me dices! Jajajajaja M: ¿Qué pasa? C: Nada Maca que... resulta que estos tampoco... Ya sabes... M: ¡Tampoco! Jajajajaja
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E: ¿Qué dice Cruz...? M: Cariño que... por lo visto... no soy la única que ha descubierto lo bueno que es... no
tomar las sexoendorfinas... E: ¿Cruz tampoco? M: Ni Gabriela... E: Bueeenoooo jajajajajaja y nosotras aquí todas preocupadas... jejeje R: ¿De qué estás preocupada Esther? E: No... que... R: Venga Esther... que... somos como de la familia... E: Rusti, que por lo visto... Muchos de nosotros... no tomamos sexoendorminas... R: ¡Vaya novedad!... yo no me traje así que... cuando tengo intercomunicación con
Queca... lo hacemos a pelo pero... ¡está genial! Ya verás cuando la pille en la tierra jajajajaja T: ¿A quien vas a pillar Rusti? R: ¡Ay Teresitaaaa! Que todo lo quieres saber... T: Pues sí... ¿Qué pasa? ¿no te cuento yo cosas... o que? R: Tú... ¿tomas sexoendorfinas...? T: (se ponía colorada) Yo... R: ¿Tampoco? T: ¡Cómo que tampoco! ¿es que tú no las tomas? R: Ni yo ni... muchos de nosotros, por lo que estoy viendo... T: Verás... Rusti es que yo... yo es que... soy alérgica a la endorfina... R: ¡Ya, ya...! ahora disimula... (decía todo pillín) alérrrgica... D: ¿A que eres alérgica tú Teresa? R: A... a las sexoendorfinas... D: ¡Bueno...! no pasa nada... yo hace... mucho que no las tomo... T: ¿Sí...? (se alegraba) V: ¿El que hace mucho que no tomas tu? D: Las sexoendorfinas esas... V: Pues yo me traje pero... como no las utilizamos... le día algunas a Javier... J: ¡Que pasa conmigo!. V: Nada que le decía a Dávila que el otro día te di mis sexoendorfinas que... Cruz y yo no las utilizamos... J: ¡Ah...! bueno oye... si las quieres... la verdad es que están sin abrir... ¿verdad Laura? L: ¿Qué...? (estaba de charleta con Gabriela) J: Nada es que... el otro día Vilches me dio sexoendorfinas... L: ¿Y para qué...? Gabriela: ¡Ah!... es que... vosotros... ¿tampoco las utilizáis? L: (arqueaba los ojos y sonreía)... No... Gabriela: ¡Vamos a veeeer... vamos a ver...! ¡Chicos! Sinceramente... ¿Quién de vosotros toma sexoendorfinas para hacer el amor. ¡Que levante la mano! Porque... os digo la verdad... es mucho mejor hacerlo sin ellas... Todos quedaban en silencio. Nadie levantaba la mano... D: ¡Joder! Se podía haber hecho una encuesta antes de venir. Hubiera gastado el
presupuesto de sexoendorfinas para traer más septolaikas Un gran estallido de risas resonaba en la cocina
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M: Jajajajaja y yo que pensaba que era un bicho raro... E: Pues oye... yo si que las tomaba pero... (miraba dulcemente a Maca y la cogía de la
barbilla) pero esta preciosa criatura... me ha desenganchado totalmente de ellas y... sin esfuerzo... (la besaba delante de todos apasionadamente) M: ¡Esther...! (se sonrojaba) E: ¡Que pasa tonta...! (le acariciaba la cara) Todo el mundo sabe... cuanto te quiero... y si no lo saben... pues sí... te quiero... ¿qué pasa?... (la miraba dulcemente y después miraba a los demás) la quiero mucho... M: ¡Esther...! ¡Te quiero Esther...! (la abrazaba y la besaba dulcemente con todas sus ganas) C: ¡Ohhh...! ¡Qué boniiiiiitoooo...! ¡Vivan las novias! Todos (sonriendo) ¡Vivaaaa! Jajajajajaja Maca y Esther se separaban sin dejar de mirarse ante las miradas expectantes de los demás H: Pues yo... también quiero mucho a esta encantadora guerrera Dávila... (besaba a
Gabriela...) M: ¡Oh...! Qué boniiiiiiito jejejejeje. ¡Vivan los novios! Todos: ¡Vivaaaaaaaaa! Jajajajaj V: Ejem.ejem... (daba un codazo a Javier) J: Bueno yo... quiero decir... ya que estamos en plan... romántico... (sonería y miraba a Laura) que... hace tiempo que estoy enamorado de Laura y... y que... la quiero... L: ¡Javi! (le sonreía y se daban un beso) V: ¡Qué Vivan los novios! Todos: ¡Vivaaaaa! V: ¡Ey, ey... ¿qué pasa...? Que ahora nos toca a nosotros... Vilches se abalanzaba hacia Cruz, la agarraba fuerte y se aferraba a los labios de su mujer. Esos labios, poco a poco se iban abriendo cada vez más. Ellos no tenían tanto pudor y los demás, mientras los miraban, se imaginaban cómo sus lenguas estaban jugando dentro de sus bocas, que estaban perfectamente encajadas y muy abiertas Gabriela: ¡Iuiuiuuuuuuuuuuuu! Todos : Jajajajajajaja H: ¡Ey, ey, ey... ¡vale yaaaaaaaaa! Jajajajaja
Cruz y Vilches se separaban C: (suspirando) Uff...
Sin... comentarios...
Y Vilches, arqueaba una ceja y miraba a sus compañeros, que seguían comentando la jugada Habían pasado mucho juntos, y entre todos se demostraban el cariño que se sentían D: Maca... ¿Cómo está Teresa? M: Muy bien la verdad. Solo fue... el golpazo que se dio pero está perfectamente T: Sí... (se tocaba la herida) me duele un poco pero... ya estoy bien
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D: Bueno pues... mañana por la mañana prepararemos todo para la hibernación. Después
tendremos el día libre y pasado mañana... hibernaremos L: Bien... D: Ya sé que... ahora que por fin está todo bien es una pena tener que hibernar pero... la misión ya ha terminado y hemos de volver a casa Gabriela: Sí, yo... me siento más segura con los pies en la tierra... D: A sí que... nada Maca, mañana por la mañana que vayan pasando todos por tu habitáculo para la revisión pertinente M: Bien chicos pues... nada... ya lo sabéis, de uno en uno... ¿eh? (sonreía) Después de estar allí un rato más charlando, decidieron ir a dormir. Esa noche sería el propio Dávila el que se quedaría de guardia en el puente de mandos Maca y Esther llegaron a la habitación. Se ducharon, esta vez una a una, pues estaban bastante sudorosas con los nervios que habían pasado ese día. Primero Esther, y después Maca. Cuando Maca salía de la ducha, Esther la esperaba desnuda, sonriente, y feliz en la cama M: (salía de la ducha sonriendo y viendo a la persona que más quería esperándola) E: (dando una palmadita en el colchón) Ven... (la sonreía)
Maca se tumbaba a su lado. Se quedaban de lado la una con la otra, rodeándose con sus brazos y entrelazando las piernas. No dejaban de mirarse, y de abrazarse muy suavemente. Mientras Maca daba pequeños besos en el hombro de Esther, ésta, le besaba cariñosamente la frente E: Te has puesto un poco roja cuando he dicho ante todos que... te quería... M: Sí... (la miró) la verdad es que... aunque todos saben... de lo nuestro... pero... no me lo
esperaba... (la sonreía) E: ¿Qué hay de malo en decir a los que aprecias... lo mucho que sientes por una persona...? ¿verdad...? (decía dulcemente sonriendo) M: (negaba con la cabeza sonriendo también) Nada... no hay nada malo en ello... (plantaba palma su mano en la mejilladedeverdad... Esther y la miraba dulcemente) me... me he sentidolamuy felizdecon ese comentario... E: Maca... me apetecía decir a todos... cuanto te quiero... hay que aprovechar cada momento de nuestras vidas. Nunca se sabe lo que puede ocurrir... la prueba la tienes en que... hemos estado a punto de morir. M: (con los ojos húmedos) Esther... hubiera muerto feliz... porque... (susurraba) he conocido la felicidad contigo; he sido más feliz contigo estos días que... en todos los años de mi vida... Esther... Se fundían en un beso y en un abrazo de amor. Se miraban y después se volvían a besar. Maca empezó a besar el suave hombro de Esther y después cogió su mano para besarla también. Llenaba de besos esa mano que instantes después iba a empezar a acariciar cada parte de su cuerpo E: (la miraba seria) Eres... tan guapa Maca... (la decía con ganas) He tenido tanta suerte
de que... aparecieras en mi vida... M: (negaba con la cabeza y sonreía) No... la suerte la he tenido yo... E: No... yo he sido la que he tenido suerte
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M: Que nooo... E: Que... siiii... M: Que noooo... (la besaba en el cuello) E: ... Que... sí... M: Vale pues... sí... lo que tu digas... (se lanzaba a besar uno de sus pechos) Sí... uhmm... E: ¡Ay... sí... sí... M: (besando dulcemente su pezón) ¿Ves...? Siempre me convences... E: ¡Ay... sí Maca... sí...! ¡Sí...! (sonreía mientras se mordía los labios)
Maca con sus besos y su saliva, iba humedeciendo el pecho de Esther, que a ese contacto se tornaba erecto y duro, permitiendo a la doctora darle dulces y suaves mordiscos. Después, llenaba sus manos de ellos e iba bajando y besando la suave piel del abdomen de su amada, que con los brazos estirados, sentía como el rostro de Maca iba bajando poco a poco por su cuerpo. Después, empezó a acariciar muy suavemente su pubis haciendo que Esther emitiera un sonoro suspiro. Era una suave caricia, que hacía que Esther se estremeciera al sentir su mano ahí. Maca la miraba y veía como disfrutaba. Sin dejar de acariciarla, estiraba su dedo pulgar y empezaba a estimular con él los labios de su sexo, haciendo que los suspiros de Esther se convirtieran en repetidos gemidos que acompasaban su respiración Muy rápidamente, Esther se incorporó y se puso de rodillas frente a Maca abrazándola y besándola. Sus manos se enredaban y alborotaban los cabellos de la doctora, a la vez que sus labios se abrían con totalidad para dar paso a sus lenguas, que ansiosas, se empezaban a comer Cayeron de nuevo a la cama, una frente a la otra sin dejar de besarse apasionadamente, sin dejar de abrazarse, sin dejar de estrecharse Esther se medio incorporaba encima de Maca, entrelazando sus piernas, de forma de los muslos de cada una rozaban el sexo de la otra. Se movían... se balanceaban... se miraban... no paraban de besarse. A veces... besos dulces y cortos acompañados de miradas tiernas y deseosas, a veces... besos apasionados y largos que hacían que tuvieran que respirar a través de la nariz Esther bajó un poco su cabeza y se entretuvo durante unos instantes con sus labios, con su lengua y con sus dientes, en el pecho de Maca, que ya estaba erecto. Sus pezones apuntaban hacia el cielo, ese cielo que estaba sintiendo en esos momentos. La mano de Esther empezó a bajar y como pudo, ya que sus cuerpos estaban bastante juntos, introdujo uno de sus dedos dentro de Maca, que al sentirlo dentro de ella empezaba a gemir E: ¿Todo bien...? (respirando con dificultad) M: Sí... ahhh... ¡sigue... sí!.
Y Esther seguía; seguía haciendo que Maca dulcemente se moviera. Puso su otro brazo por debajo del cuello de Maca para incorporarla más y tenerla más cerca, para apoyarse y empujar mejor en aquellas embestidas hacia Maca. Las puntas de los pies de Maca, subían y bajaban y sus piernas, cada vez, se entreabrían más M: UHmmm... ¡No puedo máaaaas...! (se revolvía en la cama)
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E: ¡Siiii...! ¡Sii...! Sí que puedes hahhhh... sí que puedes... M: ¡No Esther...! ¡No puedo más...! (su respiración y sus gemidos iban cada vez más
rápidos) Esther quitó su mano, la empujó hacia ella y la dio la vuelta, haciendo que esta vez se pusiera Maca encima de ella. Entreabría las piernas y subía un poco sus rodillas para que Maca se acoplara perfectamente en su cuerpo, como un perfecto puzle. Maca no paraba de besar a Esther. Se comía ansiosamente sus labios y su lengua. Cuando por segundos lo dejaba de hacer, no hacía más que pronunciar su nombre M: ¡Esther!... (la besaba) ¡Ester...! (la besaba) Esther... (la volvía a besar)
Y Esther, con sus manos se aferraba a los hombros de Maca E: ¡No puedo respirar Macaaaa! (Maca le aprisionaba la boca con sus labios) ¡No puedo
respirar!... M: Uhmmm (apretándose con fuerzas a ella la seguía besando) ¡sí...! (la besaba) ¡siiiiii...! (la volvía a besar) ¡siiiiii!... (se comía sus labios) Esther movía la cabeza hacia un lado y hacia otro para intentar esquivar los ansiosos labios de Maca que apenas la dejaban respirar, pero Maca insistente, los seguía M: ¡Bésameeee! (cazaba sus labios) ¡ ¡Bésameeee! (los volvía a cazar) ¡ ¡Bésameee!
Ahhh... ahhm... Uhmmm... Maca también se medio ahogaba en esos desesperados y ansiados besos. De repente, dejó de besarla M: ¡Mirame! (decía en una especie de gemido) No te muevas quiero verte... E: Sí... yo también...
Ambas se miraban con los ojos muy brillantes y sus bocas entreabiertas. Sus labios emitían unael leve placer y dolor. Sus sexos, sintiendo aquel orgasmo, se absorbían uno sonrisa al otro, entre traspasándose esa humedad incandescente, esa corriente eléctrica que les había hecho ver lo maravillosa que era la vida. Eran tan solo unos segundos. Unos segundos en los que ninguna de las dos podía respirar. Unos segundos sin espacio, sin tiempo, con tan sólo ellas dos, ahí, sintiéndose íntima y totalmente. Por fin, empezaron a respirar. Maca se separaba un poco y encajaba su cabeza entre el cuello de Esther y la almohada intentando recobrar la respiración perdida durante esos segundos. Esther también cogía aliento, aunque sin dejar de estrechar fuertemente a su amada. Tras unos instantes de recuperación, volvían a besarse, a acariciarse y a mirarse con ternura Año 2968 Las luces de la Nave Central se volvían a encender después de tres años en hibernación. En la sala de las cámaras de hibernación sonaba un ruido de aire y las once cámaras de hibernación se empezaban a abrir
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Cruz, poco a poco abría sus ojos y lentamente empezaba a levantarse. Estaba todavía un poco aturdida. Miró a su alrededor y vio que todo estaba en orden. Se levantó poco a poco y se dirigió hacia la cámara de Vilches para espabilarle. Vilches se despertaba y Cruz le daba un dulce beso V: ¿Ya estamos? C: (asentía) Creo que sí...
El contacto con la luz hacía que apenas pudieran abrir los ojos. Fueron despertando al resto de la tripulación C: (tocando la cara de Maca) ¡Maca...! M: (empezaba a abrir los ojos) ¡Cruz...! ¿ya... estamos? C: Sí Maca... (sonreía)
Maca se fue incorporando lentamente. Se sentó y miró hacia la cámara de Esther que todavía no había despertado. Rusti, Héctor y Dávila estaban ya también medio incorporándose Maca se dirigió despacio hacia la cámara de Esther, la dio un beso en los labios, sonrió y empezó a espabilarla M: Esther... (la acariciaba la cara) Esther...
Esther despertaba tal y como se había dormido aquel día hacía tres años, mirando a Maca desde su cámara de hibernación E: (sonreía) Maca... (apenas podía abrir los ojos) ¿estoy... soñando ó... ya hemos
llegado? M: Ya hemos llegado cariño... (la daba un beso) L: (acariciando el hombro de Maca) Hola... (sonreía) parece que era ayer por la noche cuando nos dormíamos... M: Sí... C: Bueno chicos... yo voy a cocinas a ver si como algo... (se iba medio adormilada a la
cocina) Todos iban despertando tal y como estaba planeado, a dos días de entrar en la órbita de la tierra Las parejas se abrazaban y se iban tranquilas hacia las cocinas. Allí, tuvieron su primera comida desde hacía ya tres años Dávila se fue hacia el puente de mandos y se puso en contacto con Aimé que les daba la bienvenida a la tierra D: ¡Te han salido canas macho! ... a este paso... veo que tienes más que yo... (sonreía)
Esa misma noche, ya recuperadas, Maca y Esther volvían a hacer “de las suyas”, esta vez sin gravedad pues aún estaban algo cansadas debido a la hibernación
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13-Agosto- 2968 La luz de un nuevo día se alzaba sobre la ciudad Voz: Buenos días. Hoy es 13 de Agosto del 2968. La temperatura es de 32ºC. No hay
previsiones de lluvia. Son las 8.30. Hora de levantarse. Son las 8.30, hora de levantarse. Son las 8.30, hora de levantarse... Esa voz sonaba repetidamente hasta que Maca abría los ojos. Cuando lo hizo, se paró. Maca se estiraba en la cama. Se dio media vuelta y empezó a besar el hombro de Esther M: Cariño... (susurraba) E: Uhmm... M: Eshter... tenemos que levantarnos ya E: ¿Ya...? M: Venga que si no... vamos a llegar tarde... E: ¿Tarde? (se estiraba) M: Esther... ¡venga! (le daba una palmadita en el culo) Hoy nos dan la condecoración... E: (sonreía) A ti... y a los otros lo comprendo... pero ¿a mi...? si habéis sido vosotros los
que nos salvasteis... M: ¡Venga tontita...! Jajajaja (la besaba) ¡Vamos! (se levantaba) que tú también has colaborado... Ays... y mucho. E: Voooy... (se levantaba) A las once, estaban ya todos en un gran pabellón. Iban vestidos con sus trajes de navegación Primeramente, Aimé dio un pequeño discurso de bienvenida y de agradecimiento a los once, por su gran valentía y por su gran colaboración hacia el planeta. Después, fue poniéndoles uno a uno una medalla. Una medalla al honor y a la valentía. Tras terminar, se fueron todos a comer a casa de Cruz y Vilches con sus respectivas familias. Allí, tenían un granenjardín, con barbacoa piscina. Estuvieron bañándose... fin... pasando un díaymuy agradable. Por lacomiendo, noche, debebiendo, nuevo encendieron la barbacoa y siguieron comiendo, entre charlas y risas. La noche era suave y despejada. Seguían charlando entre ellos. No paraban de hacerlo C: Bueno chicas... (dirigiéndose a Maca y Esther) y... ¿qué... tenéis pensado hacer? Vivís
en sitios muy distintos... M: Pues... (miraba a Esther) sí... Esther... E: (no la dejaba terminar) Yo... me quiero venir aquí a vivir con Maca (la miró) si... si tú quieres... claro... (decía con cara de niña buena) M: (seria) ¡Vamos a ver! E: (ponía cara de circunstancias) C: (“¿Habré metido la pata?”) M: (seria) Es que... ¿nunca me vas a dejar que me adelante? ¿Es que siempre tienes que ser tú la primera en decir las cosas? E: Bueno yo... M: Esther... ¿Quieres... venirte a vivir conmigo...? (sonreía) es... es lo que más me gustaría de verdad... por favor... (sonreía con ojos húmedos)
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E: (su sonrisa se agrandaba) Pues claro que quiero, Maca... pensaba que... que nunca me
lo ibas a decir... Se miraron, se acercaron, se abrazaron y se besaron C: (A Gabriela que la tenía al lado) No, si... de todas formas... aunque no se lo hubiera
pedido... ésta... (refiriéndose a Esther) ésta se hubiera instalado en su casa de ocupa... jajajaj
Gabriela: Jajajajajaja
Maca y Esther frente al comentario de Cruz terminaban su beso con una sonrisa mientras no dejaban de abrazarse En ese momento, unas lluvias de estrellas se divisaban en el cielo J: ¡Mirad! ¡las perseidas! R: ¡Quita, quita! Que me da yuyu mirar eso... H: ¡Ché...! (abrazando a Gabriela) ¡Que blanquitas que son...! L: Sí... nada de naranjas... J: ¡Que maravilla! (abrazando a Laura) D: Sí... maravilla... pero de las buenas... M: Son preciosas (mirando al cielo con Esther entre sus brazos) C: Cuando están cayendo, dicen... que si se pide un deseo... se cumple Gabriela: Pues... vamos a pedir uno... ¿no, cariño? (abrazando a Héctor sonriente) M: ¿Sabes? (abrazando a Esther y balanceándose con ella) Yo... ya no tengo ningún
deseo más que pedir. Mi único deseo... está aquí... entre mis brazos La lluvia de Perseidas seguía cayendo. Allí estaban todos observando maravillados aquel espectáculo Todos, menos Maca y Esther, que se besaban y abrazaban con ternura bajo aquella lluvia de estrellas. deseo queenpedir. deseo, se había realizado hacíaluz ya de la algunos años.NoSetenían había ningún realizado el día que seSuconocieron, a millones de años tierra, justo, en aquel retículo A3 del universo. ¡Da igual donde fuera!... Se habían encontrado. Y eso fue lo más importante que les había ocurrido en sus vidas
FIN
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