La Llegada de Los Judios a Costa Rica
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LA LLEGADA DE LOS JUDÍOS A COSTA RICA
Sara Befeler Taitelbaum
A mis queridos esposo, hijos y nietas que siempre tengan presente de donde venimos y quienes somos.
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LA LLEGADA DE LOS JUDÍOS A COSTA RICA
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Contenido INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 5 LOS JUDÍOS ESPAÑOLES Y SU CONTRIBUCIÓN AL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA ............................................................................................................................. 8 Los judíos de España ....................................................................................................... 8 El descubrimiento de América ........................................................................................ 16 LA INQUISICIÓN EN COSTA RICA Y EL CASO DE ESTEBAN COURTI. CONSIDERACIONES ........................................................................................................ 26 LOS PRIMEROS SEFARDITAS EN COSTA RICA ............................................................ 33 LOS JUDÍOS ASHKENAZITAS .......................................................................................... 50 Antecedentes .................................................................................................................. 50 Los judíos llegan a Polonia ............................................................................................. 51 La inmigración judía polaca a Costa Rica....................................................................... 54 Las campañas antisemitas de 1933-1941. ..................................................................... 63 CONSIDERACIONES FINALES ........................................................................................ 68 ANEXO I. LÁPIDAS EXISTENTES EN EL CEMENTERIO EXTRANJERO ...................... 70 ANEXO II. INFORME DE LA COMISIÓN DEL CONGRESO SOBRE LA SITUACIÓN DE LOS POLONESES EN COSTA RICA. ............................................................................. 106 ANEXO III. RESPUESTA DE LA COLECTIVIDAD ISRAELITA RESIDENTE EN COSTA RICA ................................................................................................................................. 135 FUENTES ......................................................................................................................... 150
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INTRODUCCIÓN
Desde hace muchos años y sobre todo cuando era estudiante de la Escuela de Historia, tenía la inquietud de realizar algún trabajo sobre el tema de la migración judía a Costa Rica. Ya varios de estos capítulos han sido publicados en revistas universitarias. Pero es en esta obra que recopilo y completo algunas de las ideas que quería plasmar. El primer capítulo que se titula “Los judíos españoles y su contribución al descubrimiento de América,” contiene una breve explicación del desarrollo y aporte cultural que los hebreos realizaron en España, en una época donde el resto de Europa permanecía en el oscurantismo medieval.
Su expulsión en el año
1492, coincide con el descubrimiento del Nuevo Mundo. Este hecho hace que muchos de ellos habiten en estas tierras como “cristianos nuevos” con su identidad escondida, pues era prohibida su llegada. Conocemos de estos casos, solo prácticamente a través de la documentación de la iglesia, pues es por medio de los “juicios de la inquisición,” que sabemos de su existencia. La documentación que por mucho tiempo permaneció inaccesible al estudioso, desde el siglo pasado, esta información se empezó a conocer y a pesar de que por diferentes razones, mucha de ella se ha perdido, proporciona un valioso recurso de investigación para los historiadores modernos. Se sabe, que los judíos no solo llegaron a América, sino que participaron en su conquista y colonización.
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El segundo capítulo, reviste de gran importancia, ya que cuenta con la particularidad, de ser el único juicio de la inquisición que toca a Costa Rica: “ El caso de Esteban Courti:” Esta región aislada de la administración española, precisamente por su condición de separación, algunos consideran que muchas familias se instalaron, pues representó un buen refugio para estos cripto-judíos. Al respecto no hay ningún estudio con fuentes historiográficas confiables que puedan comprobar este hecho, a excepción de algunos casos de conquistadores cuyas familias fueron perseguidas por “judaizantes”. El tercer capítulo, titulado “Los primeros judíos sefarditas en Costa Rica” (que antecede a la llegada de los judíos de Europa Oriental llamados askenazitas), formaron una comunidad más o menos a partir de la segunda mitad del siglo XIX, procedente de las islas del Caribe, principalmente de Saint Thomas, Jamaica y Curazao. Este grupo mantuvo por varias generaciones su identidad, casándose entre ellos y con familiares traídos de sus mismos lugares de procedencia, pero esto empezó a cambiar a partir de la segunda mitad del siglo XX, asimilándose al medio costarricense. La principal fuente de información en relación con este grupo se identificó a través del Cementerio Extranjero ubicado en San José y entrevistas con algunos de sus descendientes, etc. El primero en estudiar esta comunidad a través de esta fuente
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fue el Dr. Miguel Guzmán Stein, quien realizó un trabajo exhaustivo en este campo santo, al cual hago referencia en dicho capítulo. El cuarto y último capítulo titulado “Los judíos askenazitas”, explora la llegada de inmigrantes provenientes de Europa Oriental en el siglo XX, principalmente de Polonia y en menor grado de Alemania, Austria, Rumania, etc. Además se hace mención de como era su vida en esos países antes de la Segunda Guerra Mundial. Por ser mayoritariamente provenientes de Polonia, la expresión “polaco” en aquel entonces y hasta hoy en día es sinónimo de judío. Dos oleadas son las que arriban a Costa Rica, una a partir de los años veinte y principios de los treinta hasta antes de la guerra y otra cuando finaliza la Segunda Guerra Mundial, después de 1945 en su mayoría familiares de la primera migración.
También se hace referencia a los movimientos antisemitas antes,
durante y después de la guerra, en parte como consecuencia de la influencia nazi que existía en el país. Por último, Costa Rica le brindó a los judíos un hogar caluroso para desarrollarse como ciudadanos y hoy conforman una comunidad, con la mayoría de las instituciones necesarias, para mantener su propia identidad y contribuir positivamente a esta sociedad.
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I
LOS JUDÍOS ESPAÑOLES Y SU CONTRIBUCIÓN AL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA
Los judíos de España
Para el catedrático en historia judía de la Universidad Hebrea de Jerusalem, Haim Beinart, autoridad mundial en el judaísmo sefardita, la historia de los judíos en España, no fue precisamente un camino de rosas.
Inaugurando un congreso
internacional sobre la materia, en enero de 1992 en Jerusalem, Beinart destacó que la comunidad judía de España, la mayor del mundo durante la Edad Media, fue arrasada por la Corona Española y la Iglesia Católica. De seiscientos mil judíos que la componían, doscientos mil fueron asesinados por negarse a convertirse al cristianismo, otros doscientos mil fueron obligados a la conversión y al final del proceso, en 1492, fueron expulsados los doscientos mil restantes. El hecho más sobresaliente de los judíos sefarditas o hispano-portugueses, está en lo prolongado de su permanencia en un mismo territorio: en la Península Ibérica. Se inició, según el conocimiento que tenemos, en el siglo I, de nuestra era. Posiblemente con anterioridad a la destrucción del templo en el año 70, esta presencia creció en forma natural y orgánica.
Se crearon primero los
asentamientos en las pequeñas ciudades costeras, seguidas de una colonización 8
más diseminada tierra adentro a través de toda la península.
Después de la
invasión musulmana en el año 771, los judíos se hicieron prósperos y poderosos, tanto en las regiones cristianas como en las musulmanas de España, a la vez que hicieron importantes aportes en sus respectivos ámbitos culturales y sociales. Toda esta situación llegó a un fin violento, en España en 1492, con la expulsión y en Portugal cinco años más tarde, mediante las obligadas conversiones masivas. Los primeros colonos judíos en la Península Ibérica provenían de Tierra Santa, ya sea directamente o vía Roma.
Ellos llevaban consigo una tradición palestina
heredada del periodo romano tardío, reforzada más tarde por influencias del centro nacional judío de Babilonia, durante su florecimiento. Con algunas de las cláusulas de las deliberaciones del Sínodo de Elvira en el siglo IV, se trató de reglamentar las relaciones entre judíos y cristianos. Algunas de ellas prohibían a los cristianos y a sus sacerdotes compartir comidas con los judíos e intentaban crear otras barreras para impedir la comunicación social entre judíos y cristianos. Estas restricciones eran indicaciones de realidades que se vivirán más adelante. El periodo del régimen visigodo en España se extendió desde comienzos del siglo V hasta inicios del siglo VIII.
La persecución activa empezó cuando el rey
Recaredo renunció al arrianismo y se convirtió al catolicismo en el año 586. La Iglesia y el Estado estaban unidas y en el año 589 promulgaron las primeras leyes para forjar una política anti-judía, que se hacían más restrictivas de un sínodo al siguiente. 9
En el 613, el rey Sisebuto decretó que los judíos de su reino debían optar entre aceptar el cristianismo o irse. Muchos judíos cruzaron los estrechos hacia el norte de África. Los que se quedaron formaron la primera comunidad de conversos en España. En el cuarto Sínodo de Toledo, celebrado en 633 durante el reinado de Sisenando, se dio una nueva serie de restricciones: “…quienes provienen de judíos, es decir, los conversos y sus descendientes, tenían prohibición de ocupar algún cargo público que les confiriese autoridad sobre cristianos”.
La importancia de esta medida radica en su efecto retardado en el siglo XV, cuando se debatió públicamente si los conversos podían ocupar legalmente cargos públicos, en el marco de una sociedad cristiana. El resto del dominio visigodo en España representa un prolongado periodo de persecución, durante el cual fue imposible forma alguna de creatividad judía.
La iglesia y el estado,
además, se unieron para imponer la idea de una sociedad meramente cristiana en la cual los judíos no tenían cabida. El estado visigodo finalizó con la conquista árabe en el 711, cuando casi toda la península cayó en manos del invasor musulmán.
Esta invasión creó nuevas
condiciones para el restablecimiento de la vida judía en la Península Ibérica. No tardó su exclusión de la tenencia de tierras mediante tributaciones prohibitivas; así se les convirtió cada vez más en habitantes de las ciudades. Tampoco tardó mucho en hacerse sentir el efecto de este proceso. Ya en el siglo X, en el Al 10
Andalus se apreciaba un importante surgimiento de actividad cultural judía. Córdoba, una ciudad de cerca de medio millón de habitantes, se convirtió en un centro de estudio bajo el liderazgo de Chasdai Ibn Shaprut (915-970), un famoso médico, erudito y diplomático. Shaprut fue el primer judío cortesano de la España musulmana. Durante el siglo siguiente, la figura más llamativa fue la de Samuel Ha Naguid, poeta, hombre de letras y estadista quien se convirtió en visir del emir de Granada. Otro gran centro fue Zaragoza, hogar de Yehutiel Abu Isaac Ibn Hassan, consejero de Muder II. A partir de aquí se restablecieron las bases de los estudios hebreos. La segunda mitad del siglo XI, especialmente en el reinado de Alfonso VI, fue un periodo de gran expansión del asentamiento de judíos en regiones al norte de España. Este patrón continuó durante el siglo XII, a medida que la reconquista se extendió a Aragón y Cataluña. Toledo fue conquistada por Alfonso VI en 1085.
Los judíos de Toledo
permanecieron en su barrio al sudoeste de la ciudad donde tenían una fortaleza. En poco tiempo, Toledo, se había convertido, en el mayor asentamiento judío en España, debido en parte a la presencia, de una gran personalidad que estaba entonces al servicio del rey Alfonso, Yosef ha Nassi Ben Ferriguel, más conocido como Cidellus, médico de Alfonso, quién tenía mucho poder. Durante los siglos XII y XIII, Toledo se convirtió uno de los centros de cultura europea.
El proceso se había iniciado con Alfonso VI, pero llegó a su punto
culminante con Alfonso VIII, cuando un grupo de eruditos judíos y clérigos 11
cristianos fundó un colegio de traductores que adquirió gran renombre.
Se
tradujeron al latín numerosas obras claves de la literatura árabe y hebrea, y en el trabajo de traducción fue marcada la participación judía. El conocido matemático Juan de Sevilla, judío converso, tradujo textos de medicina, filosofía y astronomía, permitiendo a occidente conocer muchas de las obras de Platón y de Aristóteles; todo esto en un momento en el cual en el resto de Europa se vivía en el oscurantismo.
España conoció las obras de la antigüedad clásica gracias al
trabajo de estos traductores. El judío maestro, Pedro de Toledo, tradujo el Qur´an en 1143.
El hebreo se
utilizaba a menudo como idioma intermedio hasta bien entrado el siglo XIV. La gran obra de Maimónides, una proeza filosófica, literaria y espiritual, con su Guía de los Perplejos, completada en 1190, fue escrita en árabe, pero fue conocida a través de su traducción hebrea y más tarde fue traducida al latín. Tuvo un enorme impacto en el academismo cristiano; ejerció su influencia en Alberto Magno y Tomás Aquino. Otro contribuyente a la cultura española, Santob de Carrión (1312-1350), dominaba el hebreo y el español con la misma fluidez. Sus Proverbios Morales, en español, en los que se aplica la ética hebrea a la vida cotidiana, constituye una de las obras originales del idioma español y un documento clave como testimonio de la influencia judía en la cultura de la Edad Media. A través de este libro, las ideas judías penetraron la literatura y filosofía de España.
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Se podrían mencionar muchos otros nombres, en matemáticas por ejemplo el de Abraham Har-Heijya de Barcelona; y en cartografía el de Abraham Cresques de Mayorca, su hijo Yehuda y el de Abraham Zacuto de Salamanca, cuyo Almanaque Perpetuum de finales del siglo XV, ayudó a Colón a realizar los cálculos de su gran travesía y a perfeccionar el astrolabio. Debe hacerse mencionar que la actividad creativa y cultural judía en España se inspiró en el gran centro de estudios judíos de Babilonia, al cual apoyaban activamente. Durante la última fase de la Reconquista: la guerra contra Granada, los monarcas católicos ya habían decidido la expulsión total. Esta decisión era el resultado de un proceso que se había iniciado en 1391, en el que se dieron pogroms y conversiones forzadas, a la renuncia voluntaria a su credo y nación. Tomás de Torquemada fue el arquitecto de esta decisión. Los disturbios empezaron en Sevilla en junio de 1391.
Enardecida por un
sacerdote fanático – Fernando Martínez – la turba saqueó e incendió propiedades judías y asesinó a cuatro mil de ellos. Desde Sevilla, la violencia se extendió por toda España. Numerosas comunidades fueron totalmente destruidas. Miles de judíos se mantuvieron firmes en su fe y se sometieron al martirio. Otros miles se convirtieron al cristianismo para salvar sus vidas.
La presencia de estos
doscientos mil cristianos nuevos en contra de su voluntad, habría de constituir uno de los problemas sociales y religiosos más graves en España y en las posesiones de ultramar, como lo expresa Américo Castro en su obra, La Edad Conflictiva. 13
Muchos huyeron al norte de África y se inició una ola de emigración hacia Israel. Así se constituyó el fundamento del judaísmo sefardita fuera de España. Inmediatamente después de las conversiones masivas, tanto la iglesia como la corona se esforzaron por erigir barreras entre los cristianos nuevos y sus antiguos correligionarios. Se les obligó a vivir en lugares separados y fue finalmente la expulsión la que logró separarlos. En 1460, el fraile Alfonso de la Espina propuso la idea de la expulsión total de todos los judíos de España. La perspectiva se acercó a la realidad cuando los monarcas católicos Fernando e Isabel, accedieron a los tronos de Aragón y Castilla y unieron con su matrimonio, los dos reinos en un estado cristiano. El estado tenía dos poderosos aliados para este fin.
Uno era el fraile dominico
Tomás de Torquemada, padre confesor de la reina Isabel; el otro era la Santa Hermandad, una fuerza policíaca organizada con el propósito de mantener una situación pacífica mediante la represión. La inquisición española, fundada en 1478 cuando ya era una institución en decadencia en el resto de Europa, inició sus funciones en Sevilla en 1481. Así empezó la práctica de quemar judíos y conversos en la hoguera. El 31 de marzo de 1492, los reyes católicos firmaron la orden de expulsión de los judíos.
Durante un mes se mantuvieron desesperadas negociaciones en las
cuales tomaron parte Isaac Abrabanel, ministro de finanzas y Abraham Senior (quien ayudó a financiar el primer viaje de Colón). Pero la anulación de la orden de los Reyes Católicos fue imposible. Dicho edicto disponía, entre otras cosas: 14
“Mandar salir a todos los judíos de nuestros reynos, que jamás tornen, ni vuelvan á ellos, ni á algunos dellos, á sobre ellos, á sobre ello mandamos a dar esta Carta, por la qual mandamos a todos los judíos é judías de cualquier edad que seyan, que viven é moran é están en los dichos reynos é señoríos, ansi los naturales dellos, como los non naturales que en cualquier manera é sombra ayan venido ó estén en ellos, que fasta en fin deste me de julio, primero que viene deste presente año, salgan con sus hijos é fijas é criados é criadas, é familiares judíos, así grandes como pequeños, de cualquier edad que seyan, é non seyan osados de tornar a ellos de viniendo ni de paso, nin en otra manera alguna, so pena que, si lo non ficieran é cumplieren así, é fueren fallados estar en los dichos nuestros reynos é señoríos ó venir a ellos en cualquier manera, encierran en pena de muerte é confiscación de todos sus bienes, para la nuestra Cámara é fiscos en las cuales dichas penas caigan é incurran por el mismo fecho é derecho sin otro proceso, sentencia ni declaración. E mandamos é defendemos que ninguna, ni algunas personas de los dichos nuestros reynos, de cualquier estado, condiciones é dignidad, nos seyan osados de recibir, nin reciban, nin acojan, nin defiendan nin pública nin secretamente judío ni judía, pasado todo el dicho término de fin de julio en adelante, para siempre jamás…”1
En la orden se afirma que los judíos mismos son los responsables de su propia expulsión. “Mientras hayan judíos en España no puede caber la esperanza de que los conversos puedan librarse de su pasado judío.
Así, los judíos están
bloqueando la asimilación de los conversos a la sociedad cristiana.”2 Quienes redactaron la orden sabían que algunos preferían convertirse para no partir, y así sucedió. Un decreto real, instigado por la iglesia, puso fin en forma súbita a más de mil años de vida y de creación del judaísmo español.
Después de
negociaciones, ciento veinte mil cruzaron a Portugal, cerca de cincuenta mil fueron
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Sergio Nudelstejer Befeler, “La expulsión de los judíos de España”. En Revista Tribuna Israelita, México, Tribuna israelita (1979): 1. 2 Haim Beirnart, “Los judíos en España”. En Revista Pensamiento judío contemporáneo, Venezuela, Centro de Estudios sefardíes (1992): 39.
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al norte de África, Navarra y el resto a la Aviñón papal, Italia y el Imperio Otomano. Un total de doscientos mil judíos salieron de España por mar o por tierra. El futuro que muchos pensaron encontrar en Portugal resultó engañoso. Cinco años después fueron también expulsados. Muchos de estos judíos portugueses llegaron a América. Este edicto de expulsión estuvo en vigencia en España durante cinco siglos y fue abolido hasta 1968, inaugurándose al mismo tiempo, la primera sinagoga pública de los tiempos modernos en la ciudad de Madrid.
El descubrimiento de América
Hay que hacer énfasis en la coincidencia entre la expulsión de los judíos de España y el descubrimiento de América. Los hebreos que llegaron a América procedentes de Portugal fueron tan numerosos en el siglo XVI y XVII que se les llamó “criptojudíos”. En América, decir “portugues” en esos días era sinónimo de judío, al igual que ahora “polacos” o “rusos”, etc. Tal era la cantidad de emigrantes que venían de allí. Los judíos portugueses fueron los primeros colonizadores del Brasil y trajeron de Madeira la caña de azúcar en el siglo XVI. Las plantaciones más importantes en esta época fueron de judíos y cristianos conversos portugueses. El Archivo General de México tiene gran cantidad de documentos originales del periodo colonial, que nos hablan de como los judíos del Nuevo Mundo fueron 16
víctimas de la inquisición. Muchos de estos documentos permanecen aún inéditos y constituyen un campo muy rico para la investigación. Gracias a su existencia conocemos de la participación judía en el proceso de la conquista y colonización en América. En Perú, de los ocho mil volúmenes pertenecientes a la inquisición, solo quedan dos mil, pues saquearon la sede del Santo Oficio en 1812, cuando la abolieron y no se recuperaron más. A pesar de que se prohibió la entrada de judíos y moros en el continente americano desde la llegada de Colón, hubo diferentes oleadas procedentes de Europa, Islas Canarias, Azores, Medio Oriente, entre otros. El primer decreto prohibiendo la entrada se dio en 1501 y el último en 1802. Durante tres siglos, su llegada fue ilegal, sin embargo, al cambiar de identidad, evadían dicha prohibición. Hubo varias sedes donde funcionó el Santo Oficio. En Nueva España, Lima, Cartagena de Indias, Santa Fe de Bogotá, Buenos Aires, etc. Al llegar a América, los hebreos practicaron su religión en forma secreta y se mantuvieron así durante tres siglos. El Edicto de Fe era un escrito que se ponía en las puertas de las iglesias, tanto en España como en América para que cuando la población reconociera algunas de las características inscritas, los feligreses lo denunciaran al Santo Oficio. Este edicto decía con respecto a los judíos:
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“Ley de Moisén: Conviene a saber, si sabéis y habéis oído decir, que alguna o algunas personas hayan guardado algunos sábados por honra, guarda y observancia de la ley de Moisén, vistiendo en ellos camisas limpias, y otras ropas mejoradas, y de fiestas, poniendo en las mesas manteles limpios, y echando en las camas sábanas limpias, por honra del dicho sábado, no haciendo lumbre, ni otra cosa con alguna en ellos, guardándolos desde el viernes en la tarde. O que hayan purgado, o desebado la carne, que han de comer, echándole en agua por la desangrar…”3
Estas comunidades de judíos desaparecieron por varias razones. Hoy en día no existe ninguno de estos grupos; los que encontramos pertenecen a migraciones posteriores correspondientes al periodo republicano.
Las causas de su
asimilación se deben a que durante muchas generaciones tuvieron que practicar su judaísmo a escondidas y esto produjo deformaciones en las creencias. Además, estos hebreos al principio mantenían un contacto estrecho con otras comunidades
europeas
como
la
española,
portuguesa,
holandesa,
etc.;
posteriormente con los movimientos de independencia americanos, estos lazos se rompieron. Para tener una idea de la cantidad de inmigrantes ilegales durante esta época, diremos que de los noventa hombres que llevaba Colón en sus tres embarcaciones, en el primer viaje hacia América, seis de ellos eran judíos reconocidos y una cantidad que no se puede calcular eran conversos. Uno de los más conocidos fue Luis de Torres, quien era intérprete de la armada, viajaba en la Santa María.
Hablaba hebreo, arameo y árabe.
Fue el primer europeo que
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Seymour Liebman, Los judíos en México y América Central. Fe, llamas e Inquisición (México, Editorial Siglo XXI, 1971): 114.
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descubrió el tabaco y el maíz. Rodrigo Sánchez de Segovia, converso, pariente del gran tesorero Gabriel Sánchez, acompañaba la primera expedición de Colón a bordo de la Santa María como Veedor Real de la Armada. Algunos creen que él actuó como superintendente de los acaudalados conversos aragoneses, que habían invertido mucho dinero en la empresa de Colón. De las cuatro tripulaciones de Colón, ochenta y siete miembros fueron procesados por la inquisición por judaizantes. El propio Colón se encargó de dejar toda su vida en penumbra. Sin embargo, historiadores muy reconocidos como Vicente Blanco Ibáñez y Salvador de Madariaga, se refieren a Colón como judío.
Si
analizamos su vida, podremos constatar que sus promotores fueron en su mayoría descendientes de judíos y usaron su influencia para convencer a los Reyes Católicos que aceptaran su proyecto. Por ejemplo, el duque de Medinacelli, Luis de la Cerda, uno de los magnates más importantes de España, judío de origen, lo recomendó a la reina. Colón vivió con él dos años antes de sus viajes. Pedro González arzobispo de Toledo y cardenal de España también era de origen hebreo. Luis de Santangel, escribano de la Ración del Reino de Aragón, promotor infatigable de Colón, le dio a Isabel diecisiete mil ducados en oro para que aceptara el proyecto de Colón. Sufrió la condena de la inquisición, pero el rey Fernando pidió una dispensa para él y toda su familia, en reconocimiento a los extraordinarios servicios prestados a la corona, el respeto de sus bienes y la promesa de que nunca sería procesado por el Santo Oficio. 19
Gabriel Sánchez, tesorero del Reino de Aragón, fue otro de los promotores de Colón, hijo de un judío bautizado, fue quemado en efigie por judaizante. Puso dinero para el primer viaje de Colón, aunque en menor cantidad que Luis Santangel. Casi todos los instrumentos náuticos y mapas que utilizó Colón en sus viajes, habían sido creados por sabios judíos, como el ya mencionado Abraham Zacuto (1450-1510), profesor de astronomía de la academia de Sagres.
Las Tablas
Alfonsinas, que son resúmenes de movimientos planetarios y forman los cimientos de la astronomía moderna, fueron preparadas bajo la dirección de Alfonso X, entre 1262-1272, por dos sabios judíos de Toledo, Yehuda Ben Moisés Cohen, médico; e Isaac Ben Sid. Por orden del rey, estos observaron los movimientos del sol durante un año, también los eclipses. Estos estudios y el Almanaque Perpetuum de Zacuto, iban a tener efectos de salvación para la vida de Colón y su tripulación durante su cuarto viaje. Algunos calculan, como Pinto de Lima, que en el siglo XVI, de la población blanca de América, el 75 por ciento tenía sangre judía. Los cambios de nombre en el periodo colonial eran frecuentes; muchos al venir al Nuevo Mundo querían ser “hidalgos” (hijos de algo) por lo que se anteponían el “de” o nombre de parientes ricos o de posición. Los judíos también se cambiaron de nombre para ocultar su identidad, por eso es difícil en este periodo trazar las genealogías.
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Muchos hebreos tenían un nombre secreto entre sus correligionarios, tal es el caso de Fernando de Medina, quien era conocido entre los judíos como Alberto Moisés Gómez. Las comunidades judías coloniales no estaban unificadas y no parece que haya existido conexión entre ellas, por funcionar clandestinamente.
En la Nueva
España, la sinagoga funcionaba en una habitación, en una casa particular o en un espacio reservado, en alguna tienda o almacén. A mediados del siglo XVI, había cerca de quince congregaciones en México y sus alrededores. En general, el judío fue aceptado por la sociedad colonial, ya que los españoles tenían la concepción de que el trabajo manual no era muy honroso, por lo que no se ocupaban de ese tipo de labor. Este vacío fue llenado por los hebreos. Estas comunidades de judíos desarrollaron costumbres propias, se impusieron restricciones mucho más severas que las ordenadas por la religión, para librarse del pecado de tener que aparentar llevar otras creencias. Durante la Pascua, cuando no conseguían el pan ácimo, comían tortillas. Entre los conquistadores de ascendencia judía más importantes para esta zona, podemos citar a Pedrarias Dávila, a quien la corona nombró en 1513 Capitán General de Tierra Firme y Gobernador de Castilla de Oro. Conquistó el Darién y Panamá, y consolidó la conquista de Nicaragua, efectuada por otro converso, Gil González de Ávila, cuya familia fue perseguida en México por el Santo Oficio. Gil 21
González llegó a ser capitán general del Golfo Dulce, que abarcaba Honduras, Nicaragua, Salvador y Costa Rica. Entre los judíos ilustres de esta época se encuentra Luis de Carvajal, quien fue gobernador del Nuevo Reino de León, descendiente de criptojudíos portugueses. Su familia fue exterminada en l591, casi en su totalidad por la inquisición, por judaizantes. Bernardo López de Mendizabal , gobernador de Nuevo México en 1660-1661, fue arrestado y juzgado por la inquisición. Su abuela ya había muerto anteriormente en la hoguera en España.
Él había estudiado para sacerdote, pero era de
orientación anticlerical. También hubo varios rabinos como Manuel Bautista Pérez, quemado en Lima en un “auto de fe” llevado a cabo en 1639. Uno de los primeros que murieron en la hoguera por ser judío en la Nueva España, fue Hernando Alonso Morales, quien llegó a México en 1520 con la armada de Pánfilo Narváez, uno de los competidores de Hernán Cortés y partidario de Diego Vázquez, gobernador de Cuba; luego cambió su lealtad y siguió a Cortés en la conquista de México. Cuando los españoles llegaron a América, no había ganado vacuno, ni ovejas, ni cerdos. Hernando Alonso se ocupó de la crianza de estos animales e instó a sus compañeros de conquista a hacer lo mismo. En 1528 fue denunciado ante la Inquisición por judaizante y quemado en la hoguera en 1528.
Bernardo de
Sahagún, judío, brillante antropólogo de la época, estudió los idiomas indígenas.
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Entre algunos grupos indígenas se presentan características de tipo cultural muy parecidas al judaísmo, la explicación de esto se debe a que cuando los españoles llegaron a América, como muchos de ellos eran hebreos, en lugar de cristianizar a los indígenas, les enseñaron la Ley de Moisés.
Por eso, inclusive hoy día
encontramos estos grupos en México. Al norte del Perú, en la zona de Cundinamarca, se encontró a un grupo de personas que practicaron la endogamia por cinco siglos con rasgos europeos y que conservaron características judaizantes. Podemos citar cientos de nombres más, tanto en el desarrollo cultural de la España anterior a la expulsión, como después en América, quienes contribuyeron al desarrollo, pero sería interminable la lista. Hemos tomado solo algunos para representar la importancia de su participación en estas sociedades. La comunidad judía de Holanda, ayudó mucho a los judíos sefarditas, para que pudieran abandonar España y Portugal y retirarse a un lugar donde ejercer su religión libremente. En 1556, Inglaterra bajo el gobierno de Cromwell permitió la entrada de judíos. Así muchos conversos de la Península Ibérica pudieron irse allá y regresar a sus prácticas anteriores. Como España entró en guerra con Inglaterra y Holanda por el predominio de los mares y el monopolio comercial, los hebreos de América quedaron aislados de otras comunidades y fueron asimilándose.
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En el siglo XVIII eran pocos los que observaban el judaísmo y ya la inquisición ni se ocupaba de ellos. En relación a Costa Rica, el Santo Oficio no tuvo mucha fuerza por ser una provincia aislada, inclusive de las instrucciones españolas. Precisamente, por eso existe una hipótesis de que los españoles que vinieron aquí, fueron en su gran mayoría sefarditas que, por la condición de la tierra, de separación y aislamiento, era muy propicia para huir de la inquisición. Esta hipótesis la desarrolla Gonzalo Chacón Trejos en una pequeña obra que titula Costa Rica es distinta en Hispanoamérica. En este trabajo escribe al respecto: “La historia dice que los más importantes colonizadores de Costa Rica fueron, con sus huestes, Juan de Cavallón en 1561 y Juan Vázquez de Coronado en 1563; después del 15 de abril de 1575, zarparon de San Lucas de Barameda, con dos navíos que el gobernador Diego de Artiega llevó a Costa Rica. Iban acompañados de tres galeones de la armada de Su Majestad y de otros navíos. En sus naves el gobernador Artiega embarcó 250 hombres, 50 mujeres, 23 niños y 13 niñas. Con estos pobladores y algunos más, que fueron llegando después, se formó el núcleo. Esos pioneros eran en su mayoría descendientes de judíos conversos al catolicismo, y como tales vivieron en España acosados por el odio, el desprecio y la infamia, fueron perseguidos y vigilados con saña despiadada. Descendían de hebreos españoles llamados sefarditas, de Sefarad, España en hebreo. No eran cristianos viejos de sangre limpia, sino cristianos nuevos de sangre sucia y los llamaban usualmente marranos, es decir, cerdos.”4
4
El término de marrano se aplicaba frecuentemente como despectivo al converso que judaizaba ocultamente. Ver Gonzalo Chacón Trejos, Costa Rica es distinta de Hispanoamérica (San José, Imprenta Hermanos Trejos, 1969): 10.
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Según refiere Fernán Ulate Montero en un artículo publicado en el periódico La Nación, Juan Vázquez de Coronado colonizó Costa Rica de 1560 hasta su muerte en 1565. Se casó con Isabel Ana Dávila, cuya familia había sido perseguida por la inquisición debido a su origen judío. De esta unión descendió gran cantidad de los costarricenses del Valle Central, incluyendo más de veinte ex presidentes. Como podemos ver, la participación hebrea en el desarrollo cultural de España y en la conquista y colonización de América, tiene gran importancia. Anteriormente señalé que existían muchos nombres más, esto es tan solo una muestra que nos permite darnos una idea de lo ocurrido. Actualmente se está estudiando más esta temática, tanto en América Latina como en Costa Rica. Estudios posteriores podrán arrojar más luz sobre esta materia.
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II
LA INQUISICIÓN EN COSTA RICA Y EL CASO DE ESTEBAN COURTI. CONSIDERACIONES
En una revisión exhaustiva de los documentos del periodo colonial, en los Archivos Nacionales de Costa Rica, nos damos cuenta que fueron pocas las causas seguidas por el Santo Oficio en esta pequeña y aislada provincia. Sin embargo si hubo un caso relevante en la época, que se puede registrar y que tuvo trascendencia en todo el Virreinato de Nueva España.
Nos referimos a la
presencia del doctor Esteban Courti, “alias Courti”, en la coyuntura histórica antes mencionada. Entre los juicios seguidos por la inquisición en el Reino de Guatemala, constituye uno de los acontecimientos más notables del siglo XVIII. En esta acusación tuvo que ver no solo el Santo Oficio de Nueva España y la comisaría principal de Guatemala y locales de Cartago, Granada, León y San Salvador; sino también el Santo Oficio de Santa Fe de Bogotá y Cartagena de Indias en la América del Sur y el Tribunal de Barcelona. Eran los días de la Revolución Francesa. España y Francia habían sostenido contiendas bélicas y para evitar prédicas de principio que comprometían el sistema monárquico, se husmeaba cuanto oliera a enciclopedismo. Asimismo se 26
vigilaba a los extranjeros, en cada uno de los cuales podía haber un agente del enemigo. Courti fue un médico italiano, llegado a Cartago, lugar donde dejó una amplia sucesión. Nació el 5 de julio de 1753 según fe de bautismo falsificada por Isuardo, amigo y cómplice de Courti en muchas de sus malandanzas. Nace en Lomazzo, parroquia de San Vito y San Modesto, del arzobispado de Milán.
Su padre
también médico, nació allí, y se llamó Salvador Courti. La madre era de Como y se llamó Margarita Rocca. Crecieron siete hijos en el matrimonio, de los cuales solo tres sobrevivieron: el médico Ángel casado con Luisa Ceroni; Jerónimo, clérigo presbítero, y Esteban. Poco sabía Courti del resto de su familia y ninguna razón daba del nombre de sus abuelos y demás descendientes.
Estudió
gramática con el profesor Matinielli y filosofía en Milán con los jesuitas de Brene, hasta la extinción de su colegio. Continuó más tarde estudios en otro colegio, en Milán donde estudió botánica, farmacia, química y mineralogía. Los conocimientos médicos los adquirió al lado del doctor Borsieri en Pavía, en donde obtuvo el grado de bachiller. En 1781 se trasladó a Génova, donde se embarcó hacia Barcelona. En este momento lo empieza a perseguir la inquisición. De una brillante inteligencia, Courti, quien además de ser médico, poseía bastante instrucción en física y botánica y era un observador de fenómenos naturales tales como la flora americana.
Amigo de la lectura, fue autor de varios estudios
profesionales de medicina en italiano, los cuales aparecen en dos tomos 27
manuscritos.
Hablaba francés, latín e inglés.
Encontró acierto a multitud de
curaciones en las distintas poblaciones donde vivió. Si analizamos su moral, no resulta muy afortunado ya que era vanidoso, discutía constantemente y se burlaba de la gente. En Barcelona empezaron las denuncias del Santo Oficio en su contra de parte de otros médicos y lo echaron de ahí. “Si solamente por la vida licenciosa se le acusara, nada fuera para Courti; pero en la inquisición de Barcelona había denuncias de proposiciones contra la Fe y de actos supersticiosos, que si no eran faramallas de explotación con grave detrimento de las almas sencillas embaucadas, lindaban estos actos con la gravedad de los pactos diabólicos. […] Se mofa de las imágenes y rasgó algunas estampas de Santos, despreció las oraciones, interrumpió con cantos los rezos e incitaba a que le imitaran otros en aquellos ataques a las creencias de sus vecinos y compañeros. Si tales faltas cometió en Barcelona, en el viaje a América las repitió abordo y en Cartagena de Indias y en Costa Rica las menudeó insistentemente.”5
En 1788 hubo otras testificaciones y al año siguiente, denunciaron hechos delictuosos contra la fe. Fue médico en Madrid de José Vázquez Téllez, gobernador de Costa Rica, y de su esposa, a quienes curó con tanto éxito que se lo llevaron a radicar con ellos. Como Courti carecía de todos los papeles, se los arreglaron. Éste, durante el viaje, siempre trató de formar discusiones sobre todo de temas religiosos para hacer gala de su descreimiento. En Cartagena se burlaba de la inquisición y durante la travesía, de los rezos que se hacían abordo.
5
Manuel Valladares, “La causa del Dr. Esteban Courti, Alias Courti”. En Revista de los Archivos Nacionales de Costa Rica (Costa Rica) 1-2 (1925): 136-137.
28
Se había cambiado el nombre por el de Juan de Aguilar, pero al llegar a Cartago volvió a adoptar el de Esteban Courti. En Cartago, Courti negaba los milagros y se burlaba de quienes creían en ellos. Hacía dinero con su profesión, pero también sirvió a muchos necesitados gratuitamente. Así como rompió varias estampas de santos en cuya buena aventuranza decía no creer, negó la potestad pontificia y la autoridad de la iglesia.
Su vida poco
edificante y su ligereza de lengua le avecinaban el peligro de una información del Santo Oficio por el escándalo, en una sociedad de hábitos patriarcales, así como las enemistades que se consiguió, arrojándolo a la desgracia de un proceso condenatorio. En setiembre de 1791 se hizo la primera denuncia ante el comisario de Granada y se repitió la querella en Guatemala al año siguiente.
Versaba sobre las
proposiciones heréticas de Courti. “Se cuenta que un día amaneció un cartel en la casa del Padre Azofeifa, frontera a la de Courti, que decía: «Señor cura, confiese a ese judío».”6 Las acusaciones, en Cartago, empezaron con la del padre Pedro José Molina, por engañar a mujeres, entre muchas otras cosas. El gobernador Vázquez Téllez siempre protegía a Courti por ser su médico, ante las acusaciones del clérigo. Los cargos que le hacían eran de: hereje, iconoclasta, blasfemo, escandaloso, 6
Ibid., 144.
29
materialista, impío, injurioso y negador del purgatorio.
Como eran tantos los
cargos imputados, se le condujo a las cárceles secretas de México por medio de los comisarios de Guatemala y Cartago. Se le encontraron obras de Voltaire y Rousseau y la colección de enciclopedistas prohibidas por el Santo Oficio. El reo fue conducido por tierra a México. De camino se queda en Granada porque enferma (inventaba enfermedades para no proseguir a México). Pero continuó el viaje creyendo salir airoso de las acusaciones. Llegó a México y salió a rendir indagatorio el día 27 de junio de 1795. A los siete meses se presentó la acusación formal. “Verdadero y pertinaz hereje, apóstata, secuaz de Voltaire, Rousseau y demás libertinos que ha leído. Además se le calificaba de sedicioso fautor de los enemigos de la Iglesia y del Estado, impío extremadamente escandaloso, blasfemo, heretical, temerario, perjuro, católico, fingido, falso y diminuto confidente, etc. Ante niños y mujeres pasaba por judío y destripador de curas y monigotes.”7
Bajo estas acusaciones se le dejó en las cárceles secretas, pero el médico dijo que había que sacarlo debido a su enfermedad. Ya se había acordado que en el primer “auto público”, oyera el reo su sentencia en hábito de penitencia, con soga al cuello, mordaza en la boca, coraza y sambenito de media aspa en el templo de Santo Domingo; pero en vista de la enfermedad del reo se decidió ejecutar dicha acción en la sala del tribunal. Se ordenó su reclusión en el convento de carmelitas de Puebla, donde debía hacer ejercicios espirituales. 7
Ibid., 153.
30
Aquí era muy solicitado por los enfermos e hizo una gran labor. Iba a sus casas, rompiendo de esta manera lo promulgado por la inquisición. Tantas eran las quejas del Protomedicato diciendo que el convento se había convertido en un consultorio médico, que lo enviaron a Veracruz. Se le trasladó al Hospital de San Pedro, luego a Veracruz, razón por la cual muchos enfermos se vieron desamparados por la partida del médico. En el viaje se enfermó en Jalapa (siempre fingiendo) y allí se quedó cuatro meses curando enfermos y volvieron las acusaciones por cometer las mismas faltas. El barco en que salió Courti de Veracruz no lo llevó a Cádiz, sino que dejó al reo en La Habana, en el convento de La Merced, y cada vez que se aparecía un barco para llevárselo, le daba un ataque de gota. Courti se instaló en una quinta en las afueras de La Habana, sitio fácil para la fuga a orillas del mar. Ya tenían todo listo para embarcarlo, y se enfermaba otra vez. Cuando ya estaba el barco preparado, Courti desapareció la noche del 27 de noviembre de 1802. Los incidentes ocurridos en La Habana, eran indicios de que la inquisición no era ya el temible tribunal de antaño. El fallo se supo en Guatemala el 29 de mayo de 1798; en León y Cartago se dio a conocer el 17 de junio del mismo año. Courti murió en la ciudad de Filadelfia, Estados Unidos, en 1825. Así, prófugo de la inquisición pudo vivir tranquilo, fuera de los dominios españoles, sin que los asediaran en su retiro ni se atentara contra sus días. 31
Este es uno de los pocos procesos de la inquisición que afectaron a un habitante de la provincia de Costa Rica en el periodo colonial. Creo de esta manera dar una rápida descripción de las vicisitudes de este hecho, significativo en la historia de nuestro país, dada su particularidad.
Queda el
campo abierto para ulteriores trabajos sobre el presente objeto de estudio.
32
III
LOS PRIMEROS SEFARDITAS EN COSTA RICA
Una de las principales interrogantes que siempre me había planteado es por qué a Costa Rica no llegaron judíos de los países árabes y Turquía durante el siglo XIX y principios del XX, como ocurrió en otras comunidades de Centroamérica. La explicación se encuentra en las leyes promulgadas en el período de 1883 a 1927 sobre los extranjeros que decían: Artículo 1. “Prohíbase el ingreso a la República, de árabes, turcos, sirios, armenios y gitanos de cualquier nacionalidad.” (Ley 10 de noviembre de 1904) Reglamento especial de entrada de personas en los puertos de la República.8 Posteriormente, una nueva ley restituye su ingreso: la Ley del 29 de junio de 19109, Artículo 1: “Podrán ser admitidos los árabes, turcos, sirios y armenios siempre que fueran de buenas costumbres y aportaran al momento de ingresar una suma no menor de mil colones. (29 de junio de 1910. Artículos 1 Ley de Modificación de normas de inmigración de árabes, sirios y armenios).
8
República de Costa Rica, Colección de Leyes y Decretos de Costa Rica, Decreto 1, 10 de junio de 1904 (San José: Imprenta Nacional, 1904): 308-309 9 República de Costa Rica, Colección de Leyes y Decretos de Costa Rica, Decreto 4, 29 de junio de 1910 , (San José: Imprenta Nacional, 1910): 1-2.
33
Adicionalmente, los antecedentes familiares y la fortuna de los inmigrantes se debían presentar antes de desembarcar. Esto explica con claridad por qué las familias que ingresaron desde la segunda mitad del siglo XIX y en el siglo XX, provenían solo de las islas caribeñas de Saint Thomas, Jamaica y Curazao, cuyas nacionalidades eran respectivamente danesas, inglesas y holandesas, pues de los lugares mencionados anteriormente, estaban inhibidos de ingresar. De acuerdo a los censos de población registrados a finales del siglo XIX y clasificados de acuerdo a la religión de los extranjeros, en 1864 habían 3 judíos, en 1883 eran 51 y en 1892 llegaban a 35. En cuanto al credo religioso, como se deduce del Cuadro 1, la mayoría de los inmigrantes practicaban credos protestantes
debido
a
la
gran
influencia
de
jamaiquinos,
ingleses
y
norteamericanos.
34
Tabla 1. Religión de inmigrantes en el último tercio del siglo XIX Año
Protestantes
Bautistas
Judíos
1864
268
9
3
1883
1392
248
51
1892
2245
224
35
Fuente: Oficina General de Estadística y Censos, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1883 (San José, Imprenta Nacional, 1883): 126-128; Oficina General de Estadística y Censos, Anuario Estadístico de Costa Rica, 1892 (San José, Imprenta Nacional, 1892); Bernardo A. Thiel, Monografía de la población de la República de Costa Rica en el siglo XIX (San José: Dirección general de Estadística y Censos, 1951).
El primer estudio referente a la comunidad sefardita, basado en los enterramientos del Cementerio Extranjero, fue escrito por Miguel Guzmán-Stein, profesor de la Universidad de Costa Rica y compañero de trabajo por algunos años en la Universidad Nacional. Gracias a su aporte se ha rescatado gran parte de esta información. Una de las pocas fuentes sobre la existencia de esta comunidad se puede encontrar en la lapidaria fúnebre, específicamente en el llamado “Cementerio Extranjero", el más pequeño de los cinco cementerios más importantes del Cantón Central de San José. Este lugar era utilizado por familias de origen sefardita y de otras nominaciones, establecidos en el país. Fue creado a mediados del siglo XIX para que fueran enterradas personas no católicas, hasta el año 1884, cuando se 35
decretó la secularización de los cementerios. Luego fue un sitio donde se sepultaban extranjeros que por lo general no tenían arraigo familiar en Costa Rica. En el caso de las familias de origen sefardita, vinculados a la religión judía especialmente de nacionalidad danesa, holandesa y británica, se han mantenido en el Cementerio Extranjero, mientras que a partir de la asimilación de algunos de sus miembros, han pasado a sepultarlos al Cementerio General de San José. Este grupo de sefarditas se mantuvo unido en los primeros años de su llegada a Costa Rica, aproximadamente en el último tercio del siglo XIX y no se mezcló con los judíos ashkenazitas que llegaron posteriormente a estas tierras, cerca de los años treinta en una primera migración y otra después de la Segunda Guerra Mundial, en una segunda oleada, como se verá más adelante. La ausencia de registros de nacimientos de orden civil antes de la creación del Registro Civil en 1888, así como la inexistencia de otros registros de tipo religioso que permitieran inscribir a los nacidos antes de esa fecha, hace que no se cuente con más información sobre estos nacimientos, así como de matrimonios y defunciones, que los que aporta la tradición oral y básicamente la información que nos ofrecen las lápidas funerarias del Cementerio de Extranjeros. Esta situación convierte a este Camposanto en un recurso de gran valor para conocer sobre la migración de la población sefardita en Costa Rica, durante los siglos XIX y XX. Esta información Iapidaria que hemos mencionado se relaciona con la de Panamá (enterrados en su mayoría en el Cementerio Amador Guerrero), Curazao, Saint Thomas, lugares de procedencia de los sefarditas de Costa Rica, además de los 36
documentos de los archivos de las sinagogas como la de Curazao, ya que mantenían vínculos familiares con las comunidades de estos sitios. En el caso de Panamá, algunas de estas familias se conservan aún y pertenecen a la Comunidad Reformista (rama liberal del judaísmo). También, estas familias están relacionadas familiarmente con los llegados a Venezuela, sobre todo a la ciudad caribeña de Coro, por su cercanía con Curazao donde existe un cementerio y una sinagoga, conservada hasta hoy. Las primeras familias de origen sefardita que llegaron a Costa Rica a finales del último tercio del siglo XIX, se asientan en la ciudad de Alajuela, pues era un centro comercial importante y así, van llegando otros parientes y amigos de los pioneros. A partir de los inicios del siglo XX, Alajuela es abandonada como centro receptor de la familia Robles (como más adelante se mencionará) para trasladarse en su mayoría a San José. Tres familias sefarditas han tenido gran relevancia en Costa Rica: los Sasso, Robles y Maduro a los que luego se les agregan en menor grado los Méndez, Chumacero, Hallman, Piza, Lindo, Salas de Lima, Rodríguez, y De Castro. Las familias Lindo y Piza llegaron a Costa Rica ya convertidos al cristianismo y los enterraron en el Cementerio General de San José, con algunas excepciones de familiares, en los que fueron enterrados como judíos en el cementerio extranjero. Los primeros nacimientos que nos permiten ver las lápidas, corresponden a la familia Robles en Alajuela, a principios de los años setenta en el siglo XIX.
37
El estudio genealógico de estas familias, nos demuestra la gran endogamia sostenida hasta mediados del siglo XX, con el objetivo claro de mantener su judaísmo, para lo cual casaban a sus hijos con sefarditas que vivían en Costa Rica y también recurrían a sus parientes radicados en Panamá, Curazao y Saint Thomas. Por eso es difícil reconocer los lazos de parentesco que tienen con otras personas que llevan su mismo nombre y apellido. Esto demuestra la lucha que llevaron a cabo para mantener sus creencias religiosas, pero esto se empezó a romper a partir de la segunda mitad del siglo XX cuando empezamos a ver que ya pierden relación con las familias de las comunidades mencionadas y observamos matrimonios mixtos, o sea un cambio de rumbo en la práctica religiosa y en la ocupación, pues empiezan a dedicarse a diferentes profesiones. El origen que los sefarditas acreditaron, al menos los pioneros fueron sus nacionalidades holandesa, británica, y danesa que correspondían a las islas provenientes y sus respectivas metrópolis (Curazao, Jamaica y Saint Thomas). En el caso de la familia Lindo a finales del siglo XIX, que procedía de Jamaica, otros primos de los primeros inmigrantes ya habían abandonado su religión hebrea. La conversión de los Lindo y de los Piza antes de su llegada a Costa Rica, permitió que dichas familias se integraran a la sociedad costarricense. En el caso de los Sasso, Robles y Maduro, mantendrán aún durante la primera mitad del siglo XX su orientación endogámica y tradicional, pero a partir de la segunda mitad de la centuria, las nuevas generaciones iniciaron un proceso de asimilación, la mayoría contraerá matrimonio con católicos, a diferencia de la generación anterior, 38
cuyos miembros eran enviados a Curazao u otros lugares para casarse con miembros de familias sefarditas y para aprender determinado oficio, al lado de sus parientes. A diferencia de los ashkenazitas, procedentes de Europa Oriental, que cuando llegaron a Costa Rica fundaron una comunidad con instituciones, los sefarditas no tenían escuelas ni sinagogas para practicar el culto, sino que solo contaban con las enseñanzas familiares para transmitir el judaísmo y tenían, un rabino itinerante en Centro América que se presentaba para las fiestas y ceremonias judías, para cumplir con el ritual. Esto explica en gran parte, prácticamente la desaparición de esta comunidad pues el judaísmo necesita de escuelas, sinagogas, etc. para que sus miembros aprendan y practiquen el culto. En cuanto al Cementerio Extranjero, hay algunos enterramientos pertenecientes a ashkenazitas de origen alemán, algunos de las cuales se integraron a la comunidad ashkenazi de Costa Rica. Sus nombres son Erick Keibel, 1880-1966, Susi Keibel geb Steindler, 1891-1966 en un mismo mausoleo, Trudl Keibel Steindler, 1914-2003, hija de los anteriores, Max Keibel Steindler, 1915-1995, también hijo y hermano de los anteriores (Ver Anexo 1, Ilustraciones 1, 2 y 3). Otro dato importante es que por apellidos la familia Sasso tiene el mayor porcentaje, seguido de las familias Maduro y Robles, aunque hay que recordar que las tres familias están unidas en forma consanguínea.
39
Los rituales funerarios, debido a la carencia de instituciones comunitarias, se desarrollaban en la casa del difunto y en el cementerio, que cuenta con un templete en el centro, pero no existe un cuarto para la preparación del fallecido de acuerdo al ritual hebreo. Sin embargo, estas familias cumplían con los rituales propios del judaísmo, actuando un rabino que se encontraba adscrito en ese momento permanentemente o itinerante, o en caso de ausencia, alguno de los judíos de mayor conocimiento llevaba a cabo la ceremonia. De acuerdo a lo expresado por don Ernesto Levy Maduro Capriles, para el día del Perdón (Yom Kipur), la celebración más sagrada dentro del judaísmo, se reunían en la casa de algún familiar y allí rezaban. En cuanto al idioma que se utiliza en las lápidas, como se podrá apreciar en las fotos anexas, el inglés va a prevalecer hasta la quinta y sexta década del siglo XX, pero lo importante es que un gran número de ellas, tienen inscripciones en caracteres hebreos y con leyendas propias de los judíos. Los primeros enterramientos de sefarditas en el Cementerio Extranjero, de acuerdo a la lapidaria y los registros son de 1903 al enterrar a una niña llamada Lucille Robles Robles (Anexo 1, Ilustración 4) hija de Joseph Robles y Consuelo Robles, daneses. La mayoría de estas tumbas tienen las fechas de nacimiento y muerte en inglés o español, pero también tienen las fechas de acuerdo al calendario hebreo. Hay una persona por fosa, enterrada en un ataúd sencillo de madera y orientados de oeste
40
a este, como lo dicta la tradición judía. En el caso de los cónyuges, las tumbas están contiguas, salvo el problema del espacio consecutivo. En el caso de las inscripciones funerarias sobre mujeres casadas, su nombre se acompaña del apellido del marido. La mayoría de las sepulturas llevan al final el texto funerario de acuerdo a la tradición judía, que dice: “que su alma sea conectada con las almas de la vida eterna” en letras en hebreo. Hay una lápida que corresponde a Leah Leita Robles Rodríguez, esposa de su primo hermano Samuel Abraham Sasso Hallman e hija de Mauricio Athías Robles de Lima y Ester A Sasso Rodríguez que nos da el dato de su nacimiento en la ciudad de Alajuela el 3 de abril de 1874, siendo esta, parte de la primera generación de sefarditas nacidos en Costa Rica (Anexo 1, Ilustración 5). En cuanto a la familia Maduro, descendientes directos de Salomón Levy Maduro (1629-1699) y de sus padres Moseh Levy y Raquel Rodríguez Maduro, tiene la letra “L” por Levy que se antepone a Maduro y que corresponde al primer apellido, como ocurrió con Moisés Levy Maduro (Anexo 1, Ilustración 6). Este último, fue comerciante en San José y Puntarenas, y se nacionalizó en 1892. De esta manera, casi la totalidad de la familia Maduro, incluye en sus lápidas la letra “L” (Anexo 1, Ilustraciones 7, 8, 9 y 10). Esta familia llegó originalmente de Holanda a Curazao, de donde emigraron algunos a la isla de Saint Thomas, Costa Rica, Panamá,y Venezuela, inicialmente radicados en Coro, costa de Venezuela cercana a las islas del Caribe. Actualmente la familia Levy Maduro de Curazao son los propietarios del Banco Maduro & Curiel, el más grande de las Antillas 41
Holandesas al día de hoy. De acuerdo a la genealogía de esta familia, ellos salieron de España con la expulsión, de allí pasaron a Portugal donde uno de sus miembros fue quemado por la inquisición, por lo que huyeron a Holanda y de allí pasaron a América. Esta fue la trayectoria natural de algunas de estas familias. El mausoleo de Mordecai Athías Robles, quien nació en Saint Thomas en 1846 y murió en Alajuela en 1912, junto a la de su esposa Ester Sasso Robles, quien nació en Saint Thomas en 1846 y murió en Alajuela en 1918, (Anexo 1, Ilustración 11), ambos fundadores de la familia Robles en Costa Rica y con descendencia nacida en el país, son la primera generación de sefarditas nacida en Costa Rica. También se encuentra cerca de la sepultura anterior Abigail Adela Sasso Hallman de Robles, nacida en Saint Thomas en 1870 y muerta en Costa Rica en 1910, estuvo casada con Elías Robles (Anexo 1, Ilustraciones 12 y 13). Frente a la de Mordecai Athías Robles está la de David Sasso Sasso, nacido en 1861 y fallecido en 1913 (Anexo 1, Ilustración 14). También con una forma parecida está la lápida de David Isaac Sasso Chumaceiro, muerto a los 19 años en 1920 (Anexo 1, Ilustración 15). La lápida de Abraham Athías Robles, nacido en Saint Thomas en 1860, tiene la particularidad de la leyenda bíblica ‘en hebreo que dice: “y Él dijo: Abraham, Abraham y este contestó: aquí estoy” (Anexo 1, Ilustración 16). Leah Alice Robles, nacida en Saint Thomas en 1866 y fallecida en 1942, esposa de Abraham Athías Robles, tiene su tumba junto a la de su esposo (Anexo 1, Ilustración 17). 42
En el caso de las mujeres sefarditas algunas llevan en la cabecera de la lápida una estrella de David y en la parte inferior la mayoría tiene grabada la inscripción funeraria hebrea tradicional, como las sepulturas de Florence Sasso Robles de Pauly y Evelyn Sasso de Sasso (Anexo 1, Ilustraciones 18 y 19). En cuanto a los hombres hay que destacar que en su mayoría pertenecían a alguna Logia Masónica. La explicación para esta afiliación a las logias, se debía a que les permitía tener libertad de pensamiento y las lápidas llevan en su cabecera el símbolo masón, la estrella de David y la inscripción funeraria hebrea, como se puede observar en las tumbas de Samuel A. Sasso (Anexo 1, Ilustración 20), Alfredo Sasso Robles (Anexo 1, Ilustración 21); también Santos Pauly (Anexo 1, Ilustración 22) junto a la de su esposa Florence Sasso y la de su hijo Donald Pauly Sasso, quien nació en 1926 y murió en 1984 (Anexo 1, Ilustración 23). Alfredo Sasso Robles 1897-1978, fue fundador de las empresas que la familia posee actualmente, fue presidente de la Cámara de Comercio y llegó a postularse como candidato al partido Renovación Nacional para diputado en 1930. Como se muestra en el Cuadro 2, la familia Sasso mantuvo vínculos familiares con otras de las familias sefarditas más importantes de Costa Rica, y es la que cuenta con el mayor número de enterramientos. En 1935 fue enterrado Maximiliano Fischel Hirshberg cerca de la familia de su esposa en el Cementerio Extranjero (Anexo 1, Ilustración 39). Judío ashkenazita nacido en Bendzin, Polonia en 1869, llegó a Costa Rica a finales del siglo XIX, en 1892 y donde se casó con Ada Robles Sasso (Anexo 1, Ilustración 40), hija de 43
Mauricio Athías Robles de Lima, y Esther Sasso Rodríguez, quienes residían en Alajuela. Su matrimonio lo ofició un rabino itinerante. Dentista de profesión, (conocido también como Max y Mordecai Judá), llegó a Costa Rica cuando todavía no habían judíos ashkenazitas, por eso se conectó con la familia Robles y se casó con una de ellas. Cuando se inició la migración de judíos ashkenazitas a partir de los años 30, el Dr. Fischel sirvió como la persona que realizaba las circuncisiones (moel), en la comunidad que se fue formando, venida básicamente de Polonia, Austria, Rusia, Rumania, etc. Su familia había emigrado a los Estados Unidos cuando Fischel tenia dos años, luego éste se graduó como dentista en la Universidad de Pennsylvania. Poco después se trasladó a Colombia y luego llegó a Costa Rica. Ada, su esposa junto con su hermana Emily y Leah, fueron la primera generación de sefarditas nacidos en Costa Rica. Del matrimonio Fischel Robles, nacieron cuatro hijos: Mauricio Oscar, Percy, Sophie y Edwin. De los cuales, los tres varones se casaron con católicas; en el caso de Sophie, contrajo matrimonio con su primo segundo Abraham Moritz Sasso Méndez Chumaceiro, conocido como Alberto Sasso (Anexo 1, Ilustraciones 41 y 42).
Las nuevas
generaciones de sefarditas ya nacidas en el país, algunos casados con miembros de la religión católica, adoptaron el español en sus inscripciones funerarias. Así podemos citar la de Alfredo Sasso Robles 1897-1978 y su esposa Simcha S de Sasso 1902-1964 (Anexo 1, Ilustración 43), de Oswaldo Sasso 1903-1992, David L. Maduro Sasso 1905-1968 (Anexo 1, Ilustración 44), Stanley Maduro Sasso, 1903-1992 (Anexo 1, Ilustración 45) y Abram Ch. Sasso 1904-1960. También se encuentran las sepulturas de Alberto M. Sasso Méndez-Chumaceiro 1898-1978 y 44
Tabla 2. Miembros de la familia Sasso enterrados en el cementerio extranjero. Nombre
Fechas de nacimiento y muerte
Isaac David Sasso
1861-1913
Samuel A. Sasso
1869-1939
Leonie C. de Sasso
1872-1962
Oswald Sasso Robles
1894-1967
Raquel S. Sasso
1897-1957
Alfredo Sasso Robles
1897-1978
Edward Sasso Roble
1899-1960
David C. Sasso Sasso
1900-1987
David Isaac Sasso
1901-1920
Rudolfh Sasso Robles
1903-1981
Abram Ch. Sasso
1904-1960
Benjamín Sasso C.
1909-1930
Leita Sasso Sasso
1922-2006
Samuel A. Sasso Sasso
1923-1989
Raymond Pauly Sasso
1924-2000
Donald Pauly Sasso
1926-1984
Isaac David Sasso Sasso
1926-2011
Evelyn Sasso de Sasso
1928-1979
Alberto M. Pauly Sasso
1928-1999
Roberto Sasso Sasso
1928-2004
Norman Sasso Beer
1931-1987
Fuente: Lapidaria del Cementerio Extranjero. Consultar Anexo 1, ilustraciones 24 a la 38. 45
Sophie Fischel Robles (1907-1961). A la par se encuentra el mausoleo de las gemelas Ada y Emily Robles Sasso, esta última soltera, la primera, madre de Sophie Fischel Robles 1881-1965 y esposa del Dr. Max Fischel 1881-1965. Ambas hermanas murieron con dos días de diferencia lo que permitió ese enterramiento contiguo.En el caso de los matrimonios mixtos enterrados en el Cementerio Extranjero, hay dos casos que sirven de ejemplo como son: el primero de Edward Sasso Robles 1899-1960, judío costarricense y quien fue enterrado como tal, a diferencia de su esposa Carmen Beer Saborío, 1906-1988, costarricense católica, enterrada de acuerdo a su credo (Anexo 1, Ilustración 46). Las lápidas de Moisés L. Maduro Sasso y Clarita Murillo Baudrit de L. Maduro reflejan la unidad matrimonial al estar en un solo mausoleo con un solo cuerpo marmóreo, sin embargo, el primero fue enterrado como judío y su esposa como católica, ya que su tumba se encuentra adornada por una imagen de la Virgen María. Hay otras gemelas: Zillah Sasso M. 1906-1975 y Dylia Sasso M. 1906-1986, una a la par de la otra, pero con lápidas separadas (Anexo 1, Ilustraciones 47 y 48). La sepultura de Sylvia M. Chumaceiro 1871-1962 (Anexo 1, Ilustración 49) Gwendoline Robles Sasso 1895-1972 (Anexo 1, Ilustración 50), Lelia Robles 18981955 (Anexo 1, Ilustración 51), Ancel Sasso Robles 1907-1962 (Anexo 1, Ilustración 52) y Esther Esquivel Robles, quien falleció en 1941, contrastan con el resto de las lápidas por su sencillez (Anexo 1, Ilustración 53).
46
Otras de las familias sefarditas enterradas en el Cementerio Extranjero, Mauricio Jacob Piza Gabriel inscrito como Maurice Gabriel Piza, 1897-1970 (Anexo 1, Ilustración 54), estaba casado con Bárbara Limak Woiner y era hijo de William Gabriel y Leah Piza Ascoldi y esta a su vez hija de Jacobo Piza Sasso Y Bendita Escoldi de nacionalidad británica y pariente de la familia Piza de Costa Rica. Junto a esta sepultura está la de Lillian Piza Benzecry, 1901-1963, británica (Anexo 1, Ilustración 55). Además se encuentra otra lápida de Joshua Piza Ascoldi, 18641954 (Anexo 1, Ilustración 56), hermano de Leah Piza Ascoldi, madre de Jacob Piza Gabriel. En relación a la familia Lindo de origen sefardí y asentada en Costa Rica desde finales del siglo XlX, no hay muchos testimonios lapidarios en este cementerio. En el mausoleo de la Familia Murray Mac Nair están sepultados Zaira Lindo Quesada de Murray, 1898-1983, y su hermana Grace Lindo Quesada 1897-1981, ambas hijas de Cecil Vernor Lindo Morales, natural de Jamaica y Grace López Calleja, costarricense. Los fundadores de la familia Lindo en Costa Rica, construyeron un mausoleo en el Cementerio General de San José y allí están enterrados. En cambio, David Lindo Lindo, británico, quien falleció en 1944, se encuentra enterrado en el cementerio extranjero como judío (Anexo 1, Ilustración 57). Isaac Amón Betzallel 1900-1988, (Anexo 1, Ilustración 58) de origen turco francés, sefardita, quien a los 17 años pasó a Lyon, Francia, se encuentra sepultado en el Cementerio Extranjero. Hijo de Abraham Amón y Raquel Betzallel, turcos, llegó a 47
Costa Rica, en 1928 procedente de Curazao. Se dedicó al comercio. Se casó tres veces. Sin conexión alguna de origen con las familias sefarditas tradicionales, se unió a la comunidad ashkenazi que fue llegando. Actuó en ocasiones como rabino ante la ausencia de un titular temporal de los sefarditas. Allí mismo está enterrada Victoria Cario Amón 1904-1971 (Anexo 1, Ilustración 59), quien también nació en Turquía, prima y primera esposa de Isaac Amón, e hija de los franceses Jaime Cario y Fanny Amón, con quien tuvo tres hijos También encontramos la lápida de Victor Amón (Anexo 1, Ilustración 60) hijo de Isaac y Victoria Amón. Teresa Maya, su segunda esposa, quien nació en París en 1916 y murió en 1997 en Costa Rica. Sus restos se encuentran en el Cementerio Israelita. Con ella procreó dos hijos: Mazal Amón Pérez, quien nació en San José en 1953 y Rafael Amón Pérez quien nació en 1956. Ambos hijos junto con su madre se integraron plenamente a la comunidad ashkenazi de Costa Rica, como lo hicieron algunos de los sefarditas que llegaron al país posteriormente. El Cementerio Extranjero contiene otras lápidas correspondientes a personas de origen sefardita por ejemplo Méndez, Chumaceiro, De Castro, De Mercado, Salas de Lima, López- Henríquez, etc., apellidos típicamente sefarditas (Anexo 1, Ilustraciones 61- 69). Esta información del Cementerio Extranjero, se convierte en una fuente riquísima para el estudio de la llegada de los primeros judíos sefarditas a Costa Rica y establece su fecha de nacimiento, muerte y procedencia, relaciones familiares, etc. Los primeros nacimientos ocurridos en Costa Rica no fueron registrados ya 48
que al no ser inscritos en registros parroquiales por su condición de judíos y a falta de un Registro Civil, se desconocen estos datos. Como ya mencionamos, esto se empezó a conocer después de 1888 gracias al establecimiento del Registro Civil, que a partir de ese momento constituye una valiosa fuente de información.
49
IV
LOS JUDÍOS ASHKENAZITAS
Antecedentes
Leyes antisemitas de Europa Oriental En el año 306 (S. IV) en el Sínodo de Elvira, se prohibió bajo penas muy severas, sentarse a la mesa de un judío, casarse con ellos y se llegó a amenazar con la excomunión, por el simple hecho de hablar con ellos.10 De la variedad de leyes antijudías que se dieron entre los siglos XVI al XVIII, están: Primero, le fue impuesta la insignia amarilla, después fue aislado en el gueto, no podía poseer tierras, tenía que usar una ropa especial, debía hacerse a un lado cuando pasaba un cristiano, no podía construir sinagogas, no podía entablar amistad con ningún cristiano y podía dedicarse solo a un número restringido de profesiones y oficios, sobre todo en Europa Oriental.
Empezaron también los
pogroms.11
10 11
Jorge Blaschke, et. al., La Caída del Imperio Vaticano (Barcelona, Robinbook, 1992): 55. Max I. Dimont, Jews, God, and history (New York, New American Library, 1964): 266.
50
Los judíos llegan a Polonia El reino de Polonia fue el que atrajo al mayor número de judíos quienes estuvieron viviendo en esa región desde la más remota antigüedad, como lo evidencian las antiguas inscripciones en Crimea que se remontan al primer siglo de la era común. En los siglos X y XI, el país continuaba económicamente atrasado y necesitado de mercaderes y artesanos. La inmigración creciente empezó en el siglo XII. Los príncipes de la zona les instaban a llegar y les daban protección y ayuda. Posiblemente, los judíos fueron los primeros acuñadores de moneda en Polonia, pues algunas de las más antiguas monedas del siglo XIII tienen inscripciones en hebreo. Luego, la inmigración de Alemania se impuso y absorbió el elemento autóctono judío, resultando la alemanización, sobre todo en el aspecto intelectual y del idioma: Por ejemplo, el idish dialecto que hablaban en el Alto Alemán medioeval y que se enriqueció con incontables palabras del hebreo. También el estudio del Talmud lo implantaron con gran fuerza. La llegada de judíos alemanes fue estimulada por los príncipes regionales y soberanos polacos, después de la reunificación de Polonia en el siglo XIV. Entre los privilegios que les otorgaban estaba el pliego básico de protección concedido por Boleslao V (1227-1279) Duque de Kalisz en el año 1264, documento que aseguraba la protección legal y garantizaba la vida y la propiedad judía, la inviolabilidad de las sinagogas y los cementerios judíos. El rey Casimiro el Grande
51
(1333-1370) confirmó el convenio en 1334 (Estatuto de Kalisz) y extendió su validez a todo el territorio del reino. Inevitablemente, los judíos poloneses adoptaron mucho de los hábitos del pueblo polonés, por ejemplo la vestimenta corriente del aristócrata local, con largos caftanes y gorros redondos rodeados de piel, se transformó en su atuendo característico. Empero, la vida religiosa e intelectual permaneció inalterada por la influencia externa. estudio.
Los judíos de Polonia eran famosos por su dedicación al
No había ciudad que no tuviera un rabino y donde no existiera una
escuela talmúdica (Yeshiva). Casi puede decirse que todo padre de familia, podía ser considerado un erudito y todo hogar que podía permitírselo, mantenía a un maestro para sus hijos. Por eso Polonia se convirtió a partir del siglo XVI, en el centro más grande de erudición judía del mundo, produciendo rabinos famosos como Shalom Shajna, director de la Yeshivá de Lublin, Moisés Ysserles, cuyas acotaciones al Código ritual de Josef Caro, el Shuljan Aruj (mesa tendida), regulan hasta el día de hoy, las prácticas religiosas de todos los judíos ashkenazitas y Salomón Luria, cuyo mérito reside en el estudio filosófico del Talmud con el propósito de determinar sus textos más auténticos. Con el tiempo, el judaísmo polaco creó y perfeccionó uno de los más notables instrumentos de autonomía judía en la diáspora, en 1580, denominado el “Consejo de los Cuatro Países”. El reino de Polonia estaba compuesto por la unión de principados independientes originalmente.
Así las diversas organizaciones 52
regionales judías resolvieron formar una institución coordinadora, para la protección de sus intereses y la división equitativa de la carga tributaria. Esta funcionó del siglo XVI al XVIII, casi como un parlamento judío. La degradación económica del judaísmo de Polonia, durante el siglo XVIII, socavó la autoridad del “Consejo de los Cuatro” y en el año 1764 fue abolido por el parlamento polaco. En el período de las dos guerras mundiales, Polonia contaba con una población de tres millones de judíos o sea el 10% de la población total del país. Los derechos igualitarios existían solo en el papel. El endémico antisemitismo polaco se ponía de manifiesto de diversas formas, sobre todo en las universidades, donde estudiantes cristianos, con la complicidad de sus profesores, intentaban excluir a sus compañeros judíos de la aulas.
En la esfera económica, esta tendencia
asumió la forma de un boicot apoyado por el gobierno. La consecuencia fue la creciente pobreza de la población judía, que acabó por asumir proporciones tremendas. El judío siempre fue acusado de pertenecer al pueblo deicida y no fue hasta 1965 que el Concilio Vaticano eliminó dicha acusación. En el siglo XVI el centro espiritual del judaísmo mundial se había trasladado de Europa Occidental a Europa Oriental. Para 1800 la mitad de la judería mundial vivía en Europa Oriental. La comunidad hebrea de Polonia fue el centro más importante del judaísmo mundial hasta 1939.
53
Entre 1648 a 1658 de cien mil a quinientos mil judíos fueron asesinados por los ejércitos cosacos, ruso y polaco, setecientas comunidades fueron arrasadas y solo el 10% del judaísmo ucraniano sobrevivió. Esta fue la matanza más grande antes de la era hitleriana. Por otra parte, los pogroms que se dieron en Rusia en 1881 motivaron la migración hacia otros espacios. La primera oleada migratoria y la mayor de Europa Oriental a América, no llegó a Costa Rica. En 1927 el judaísmo polaco había caído en tal pauperización que el 40% vivía de la asistencia social y el 50% estaba sin empleo y la situación empeoraría en los años treinta. La industria liviana era en el año de 1931 el sector de la economía más importante de la población hebrea en Polonia.
La inmigración judía polaca a Costa Rica
La inmigración judía costarricense a finales de la década de 1920 fue producto tanto de la industrialización polaca, como de la política antisemita de ese gobierno. Este primer grupo formó a partir de 1927 la comunidad judía de Costa Rica y el segundo grupo, emparentado con el anterior, llegó después de la Segunda Guerra Mundial. La inmigración judía se inició en Costa Rica en 1929 ya que a partir de 1924 no se les permitió ingresar más a los Estados Unidos, ni a Argentina que cierra su inmigración en 1930. Por eso se piensa en Costa Rica. Hasta el cinco de marzo 54
de 1931 la entrada fue casi completamente libre. Para este año había que pagar en tierra, la suma de veinticinco dólares. La inmigración a Costa Rica fue de gente joven, de veinticinco a treinta años y constituye un movimiento familiar. El hombre llega primero y trae después a su familia. Casi todos los que llegaron en la administración del presidente Ricardo Jiménez (1932-1936) tuvieron el visto bueno del mandatario. El hecho de que se dedicaron a otro oficio que no fuera la agricultura, exigencia que imponía el gobierno costarricense a los inmigrantes, dio pie a que se les acusara de que estaban “ilegalmente” en el país o que eran elementos “nocivos” y como tales, merecedores de la expulsión. La extensión de un sistema de crédito a las clases populares fue un hecho revolucionario en el país, porque se desconocía.
Estos mercaderes fueron al
principio casi en su totalidad judíos polacos. Por ejemplo, la tienda “Mil Colores” (1930-1945), vendía las mercancías a los ambulantes y ellos se desplazaban a Heredia, Alajuela y Cartago.
Para 1936 ya había vendedores ambulantes no
judíos. Los vendedores ambulantes al no pagar patente, ni local, entraron en conflicto con el comercio tradicional establecido, de españoles, alemanes, libaneses, etc. La ola migratoria a Costa Rica se dio entre 1930 y 1939 con un número de quinientos cincuenta y seis personas de las cuales muchas decidieron quedarse en el país. No todos los polacos eran judíos y en este período ingresaron noventa y tres no judíos.
Este flujo migratorio planteó serios problemas que tendrá 55
repercusiones políticas durante el Gobierno de León Cortés (1936 a 1940) que se manifestaron en la práctica en actitudes antisemitas. Por ejemplo, decretando una restricción de la inmigración de judíos y con frecuentes campañas de prensa de hostigamiento a la colonia hebrea.
Esto revela que la prensa jugó un papel
relevante en la difusión de estas actitudes, al informar sobre los esfuerzos oficiales por regular la entrada de nuevos inmigrantes.12 En 1936 durante la administración de León Cortés, se ordenó una nueva investigación para evitar los errores del gobierno anterior que permitió el ingreso indiscriminado de extranjeros al país. Se amenazó con expulsar a los que no estaban al día con sus papeles y se aumentó de mil a cinco mil colones el depósito exigido a cada extranjero, con el propósito de restringir la inmigración. Se dieron instrucciones específicas a los consulados para que no concedan visas a polacos y judíos “por ser de raza no aria” (informes de Max Effinger, ciudadano alemán y hombre de confianza del presidente Cortés, quien fue Director de Obras Públicas). Una de las características principales de Cortés fue su gran admiración por la Alemania nazi.
Su padre, de origen colombiano, estudió medicina en
Alemania. Durante su gobierno se dio un auge del nazismo en Costa Rica que se manifestó en la existencia del partido nazi, grupos pro Eje y propaganda nazi, dirigida por Otto Reinebeck, ministro del Reich en Costa Rica.
12
La Tribuna, “Grave escándalo con motivo de la inmigración fraudulenta de dieciocho ciudadanos polacos”, 26 de octubre de 1933, 1 y 8.
56
Tabla 3. Inmigración judía polaca a Costa Rica, 1917-1940.
Año
Inmigrantes
1922
1
1922
1
1923
1
1924
1
1925
4
1926
1
1927
2
1928
6
1929
13
1930
80
1931
85
1932
48
1933
56
1934
58
1935
51
1936
83
1937
30
1938
30
1939
14
1940
2
Fuente: La Tribuna, “Grave escándalo con motivo de la inmigración fraudulenta de dieciocho ciudadanos polacos”, 7 de marzo de 1941, 2.
57
Gráfico 1. Inmigración judía polaca a Costa Rica, 1917-1940.
Fuente: Misma de la Tabla 3.
Max Effinger rechazó solicitudes de ingresos de judíos a Costa Rica con observaciones inherentes a la dignidad humana. En el gobierno de Calderón Guardia (1940-1944) se formó un comité del Congreso que ya mencionamos, dirigido por Ricardo Toledo para investigar la inmigración ilegal, pero que en el fondo se refería al problema judío. Las firmas judías tuvieron que tener sus papeles en orden y eran obligados a cooperar con el mencionado Comité del Congreso. Terminada la investigación, recomendaron a la administración de Calderón Guardia expulsar a los judíos cuya permanencia era ilegal y a un control estricto
58
de lo que era la inmigración. “La gravedad de la plaga que nos devora son los judíos y polacos”.13 Sin embargo en 1940, bajo la administración del Dr. Calderón Guardia, le fue revocado el libre franqueo a la embajada de Alemania, por abusar de la distribución de la propaganda nazi. En general los judíos en Costa Rica pasaron algo inadvertidos con los problemas derivados de la Segunda Guerra Mundial, pero la política del gobierno no cambió mucho, hasta llegado el gobierno de José Figueres Ferrer.
Calderón negó la
entrada a un gran número de judíos asiáticos y pareciera que no les profesaba mucha simpatía.14
Tabla 4. Cantidad de individuos naturalizados por periodos presidenciales, 1929-1958. Administración Ricardo Jiménez Oreamuno (1924-1928) Cleto González Víquez (1928-1932) Ricardo Jiménez Oreamuno (1932-1936) León Cortés Castro (1936-1940) Rafael Ángel calderón Guardia (1940-1944) Teodoro Picado Michalski (1944-1948) José Figueres Ferrer (1953-1958)
Cantidad 7 33 16 0 38 166 95
Fuente: Archivo de la Sección de Opciones y Naturalizaciones del Registro Civil: 1) Tomo de Acuerdos del Ministerio de Relaciones Exteriores (1888-1949). Tomo de Naturalizaciones (19501959)
13
Rudy Guerrero Portales, Costa Rica y Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial (San José, Editorial Costa Rica 1994): 66. 14 Ibid., 68.
59
Como puede observarse en la Tabla 4, durante el gobierno de León Cortés y en los tres primeros años de la administración Rafael Ángel Calderón Guardia no hubo naturalizaciones. Con Teodoro Picado Michalski aumentó la cantidad de inmigrantes naturalizados, y después de promulgada la Constitución de 1949, se naturalizaron los que no lo habían podido hacer. El expansionismo hitleriano consideraba a América Central como un objetivo importante. El comercio fue un instrumento de presión de Alemania. También la presencia de diplomáticos, con instrucciones de entrometerse en la política interna de Costa Rica. Otro objetivo eran acciones militares si se apartaba del esquema nazi. También se utilizaba a los simpatizantes de este país como una “quinta columna”. La campaña antisemita se extendió hasta los sectores del clero tradicional, donde a través del periódico “La Época” condenaba a los judíos y exaltaba la vida alemana.15 Decía que los trabajadores no debían dejarse embaucar por el judaísmo soviético: Trabajadores de todo el mundo: no os dejéis embaucar por el judaísmo soviético, mentiroso y falaz que no busca en nosotros sino sus conveniencias raciales, para después convertiros también en esclavos.16
15 16
Ibid., 104-105. Ibid., 104.
60
Cuando visitó Costa Rica el buque alemán Schlewig – Holstein, el mencionado rotativo publicó en primera página un saludo efusivo al comandante y tripulación: Al honorable caballero y comandante Krause, alta oficialidad y cadetes del buque alemán “Schlewig – Holstein”. Vuestro arribo a estas playas a tiempo anunciado fue vivamente esperado por el pueblo de Costa Rica que hoy siente la pena de la despedida.17
Por otro lado, eran persistentes las notas y comentarios en contra de la población judía. La siguiente información se refiere a una denuncia sobre ventas de licores en Belén. La fuente de Ojo de Agua, así como se explota es una bofetada judía a la decencia belemita. La venta de licores a escondidas de la policía, sin el freno de la ley que la autoriza y la regula, y los baños públicos – manifestaciones impúdicas de nudismo a la vista de todo el mundo.18
Esta noticia demuestra una actitud obcecada y patológica para exagerar y publicar con avisos sensacionalistas la actividad comercial de los judíos. Normalmente en los balnearios se expende licor y las personas usan vestidos de baño. El clero tradicional atacaba con vehemencia a los judíos, a la masonería, a los comunistas, a los Estados Unidos y defendía a la Alemania Nazi, la España de Franco y la Italia de Mussolini. En la correspondencia del servicio diplomático y consular se menciona expresamente la prohibición de conceder visas a judíos y polacos. Por ejemplo: el 17 18
Ibid., 61. Ibid., 104
61
representante consular de Suecia, informaba que habían dos mil judíos alemanes que no podían regresar a Alemania por las leyes de la Alemania nazi y se solicitaba su entrada, pero fue denegada. Holanda también hizo la misma solicitud y fue denegada. Las solicitudes de la población hebrea procedían de diferentes lugares, pero la Sección de Relaciones Exteriores interpretaba fielmente las leyes alemanas, como en el caso de un ciudadano alemán cristiano pero con abuelos judíos, el Dr. Hans Egon Feder a quién también se le denegó su solicitud.19 Tengo la intención de emigrar porque según las “leyes de Nuremberg” desde el año 1935 soy considerado aquí como judío. Esto es sumamente duro para mí, pues de nacimiento no soy judío ni tengo relación alguna con los judíos. Mis padres ya no eran judíos, educaron a mi hermano y a mí conforme a nuestra religión cristiana, por lo que conforme a nuestra educación y por el medio ambiente en que vivimos no tuvimos contacto alguno con judíos. Pero como las leyes alemanas de hoy día toman en cuenta los abuelos, la ley me alcanza a mí.
Guillermo Kantz, cónsul de Costa Rica en Budapest solicita de parte de un instituto filantrópico el permiso, para que miles de jóvenes judíos de entre veinte y treinta años puedan vivir en Costa Rica pues disponían de los quinientos dólares requeridos y también fue denegada. Además en la prensa se denunciaba que los judíos dominaban el comercio, la industria, agricultura y demás actividades comerciales, lo que contribuyó a aumentar el clima hostil en su contra (competencia con los comerciantes españoles y otros). 19
Ibid., 127
62
Max Effinger tenía plena autoridad para dictaminar sobre el ingreso de hebreos. Además, los alemanes que llegaban a Costa Rica no tenían que pagar. El periódico La Prensa Libre (4 de mayo 1939) informaba de una invitación de la Asociación cultural de estudiantes de derecho, de una conferencia sobre “El problema judío”, que ofrecía la “Unión Patriótica Costarricense” con el objeto de demostrar si convenía o no al país, la inmigración judía. Todo esto refleja el asedio en que vivía la colonia con la campaña que se hacía en la prensa.
Las campañas antisemitas de 1933-1941.
Los grupos opuestos a la llegada y permanencia de los judíos trataron de lograr su fin, mediante la revisión de las leyes de inmigración del Código Legal. Estos esfuerzos tuvieron su máxima expresión entre 1933 - 1936 y 1939 -1941. En 1951 Y 1952 se dieron casos de campañas antijudías, pero ya no dirigidas al campo de las leyes de inmigración o de la expulsión, sino por medio de ataques directos y limitados al campo político. El primer intento por limitar la entrada de los judíos fue con relación a la política de Ricardo Jiménez, como ya mencionamos, en los años 1932-1934 frente a repetidas acusaciones del ingreso ilegal de inmigrantes poloneses. Don Ricardo ordenó una serie de investigaciones y un control más estricto por parte de los oficiales de gobernación. La respuesta de la colonia a estas acusaciones fue 63
manifestar que han “estado al amparo de las leyes del país y trabajan honradamente, prestando grandes servicios a las clases pobres en el comercio.” En 1934 el presidente ordenó una revisión de los papeles de “todos los polacos residentes en Costa Rica, para depurar la población de ellos en el país, cuya mayor parte se dedicaban al comercio ambulante” La revisión se llevó a cabo parcialmente. En 1936 con León Cortés se dio nueva vida a esta polémica con la investigación de supuestas irregularidades de la administración pasada.
El nuevo gobierno
insistió en que se había permitido “durante largo tiempo el ingreso de todos los extranjeros al país sin llenar los más importantes requisitos.” Encontraron que pocos habían hecho el depósito de mil colones y que todos los poloneses habían ingresado libremente, hecho que indignó a los nuevos gobernantes. León Cortés ordenó una minuciosa investigación acerca de la forma de ingreso de gran número de poloneses y amenazó con la expulsión de los que se hallaban ilegalmente en el país. Al final de su gestión, Cortés levantó un censo de todos los judíos residentes en Costa Rica, sin lograr un empadronamiento total, por la falta de cooperación de los afectados. Fue en este contexto que Ricardo Jiménez presentó su defensa pública, mientras que otros como Enrique Yankelewitz, miembro de la colonia hebrea, solicitaron la intervención de Cortés para poner fin a los efectos más ofensivos de la campaña, ya que la situación legal de la inmigración se había aclarado, “sin encontrar anomalías en cuanto a los poloneses”.
Cortés intervino y dijo que no podía 64
impedir la campaña en contra de la colonia, en vista de “nuestra libertad de prensa”. Frente a esto, una firma de abogados de París y representantes del Comité de Protección de Refugiados, con sede en Nueva York, se opusieron a esta acción e hicieron gestiones frente al gobierno de Costa Rica, para lograr un cambio de política frente a los judíos y los refugiados inmigrantes. La reacción del gobierno fue negativa, al asegurar que habían participado en el movimiento restrictivo de la inmigración solo “para mantener en Costa Rica el equilibrio económico-social, sin que estas medidas significaran una política antisemita o anti inmigrante.” Sin embargo, la inmigración judía no se detuvo. Al asumir el poder Calderón Guardia, se acusaba al régimen de Cortés de haber permitido “la mayor invasión polaca a Costa Rica, el ochenta por ciento de esos elementos, ingresaron de forma irregular al país.” Con estas afirmaciones y respondiendo a una interpelación de ciento veinte comerciantes nacionales, Calderón Guardia, bajo el liderazgo parlamentario del diputado Ricardo Toledo, estableció una comisión investigadora, desatando la campaña anti-judía más intensa que cualquiera que se hubiera dado en el gobierno de Cortés. Se anunció que todos los polacos mayores de dieciséis años que no se hayan presentado ante la comisión investigadora, serían declarados en rebeldía. Las recomendaciones de la comisión, no fueron adoptadas por Teodoro Picado (1944-1948), quien fue defensor de la comunidad en varias ocasiones. La 65
sinagoga fue saqueada en 1948 y también se había cerrado el matadero para la carne kosher (ritual judío para la preparación de alimentos). Después de la Segunda Guerra Mundial algunas familias y refugiados de Europa se establecieron en Costa Rica mediante los esfuerzos de familiares ya residentes en el país, o por medio de organizaciones internacionales de ayuda. Con Otilio Ulate (1951-1952) hubo actos de vandalismo contra casas de judíos en la Sabana. En el Diario de Costa Rica se hace campaña en contra de los judíos. “Perros Judíos”, aparece en las paredes de las casas. En 1952 hubo un desfile, para apoyar una legislación tendiente a “nacionalizar” el comercio, encabezada por el Comité Junta Patriótica Costarricense. Esto llegó a su clímax, con la colocación de bombas frente a la casa y tienda de Manuel Steinberg, al igual que a la tienda de Felipe Dachner en junio de 1952, que causó daños. Estos hechos pusieron a la opinión pública en contra del movimiento anti-judío. También grupos políticos de los Estados Unidos presionaron contra el gobierno de Costa Rica para que cedieran las manifestaciones antisemitas. La última de estas manifestaciones se dio entre 1955-1960, cuando hasta el Arzobispo de San José Monseñor Rubén Odio, salió a defender a la comunidad de los ataques planteados por los voceros de la causa Palestina. Los judíos empezaron a participar en política a partir de 1960 hasta el presente y a militar en diferentes partidos. 66
67
CONSIDERACIONES FINALES
Los judíos con casi cuatro mil años de historia, han sufrido todo tipo de vejámenes: matanzas, expulsiones, pogroms, entre otros. Sin embargo, aunque han desaparecido física y espiritualmente muchas comunidades, el judaísmo se mantiene hoy en día, a pesar de la diáspora y de constituir una minoría entre las naciones del mundo, gracias en parte a la transmisión de su cultura. La creación del estado de Israel en 1948, ha significado un hogar para este pueblo que después de la destrucción del Segundo Templo en el año 70 de la era común, ha vagado por todos los lugares del mundo. La culminación del deseo de sus enemigos de hacerlo desaparecer se dio en dos momentos históricos diferentes, uno de ellos fue la inquisición, que permaneció durante cuatro siglos y que mermo tanto física como espiritualmente a la población judía, de Europa y de América y luego el holocausto, donde fueron asesinados seis millones de ellos, o sea la tercera parte del pueblo hebreo en ese momento que contaba con diez y ocho millones, antes de la Segunda Guerra Mundial. Analizando el pasado del judaísmo en Costa Rica, llegamos a la conclusión de que un grupo étnico, cultural y religioso solo puede perpetuar su existencia, a través de la creación de instituciones comunitarias como escuelas, sinagogas, cementerios, u otros., donde las nuevas generaciones puedan aprender y practicar su cultura, religión y mantener su propia identidad.
De otra forma están
condenadas a desaparecer.
68
En un país la diferenciación cultural y los distintos grupos humanos representan su riqueza en el campo de la libertad y democracia pues este sistema les permite expresarse libremente y eso es precisamente lo que ha ofrecido Costa Rica al pueblo judío.
69
ANEXO I. LÁPIDAS EXISTENTES EN EL CEMENTERIO EXTRANJERO
70
Ilustración 1. Lápida de Erick Keibel, 1880-1966; y Susi Keibel geb Steindler, 1891-1966 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 2. Lápida de Trudl Keibel Steindler, 1914-2003 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
71
Ilustración 3. Lápida de Max Keibel Steindler, 1915-1995 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 4. Lápida de Lucille Robles Robles, falleció en 1903 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
72
Ilustración 5. Lápida de Leah Leita Robles Rodríguez, 1874-1907 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 6. Lápida de Moisés L. Maduro, falleció en 1889 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
73
Ilustración 7. Lápida de Samuel L. Maduro, 1868-1926 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 8. Lápida de Rosa L. Maduro, 1868-1959 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
74
Ilustración 9. Lápida de Sarita L. Maduro, 1896-1989 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 10. Lápida de Moses L. Maduro, falleció en 1908; y Sarah L. Maduro, falleció en 1928 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
75
Ilustración 11. Lápidas de Esther Sasso Robles, 1846-1918; y Mordecai Athías Robles, 1846-1912 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 12. Lápida de Abigail Adela Sasso Hallman de Robles, 1870-1910 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
76
Ilustración 13. Lápida de Elias Athías Robles de Castro, 1925-2001 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 14. Lápida de Isaac David Sasso, 1861-1913 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
77
Ilustración 15. Lápida de David Isaac Sasso, 1901-1920 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 16. Lápida de Abraham Athías Robles, 1860-1928 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
78
Ilustración 17. Lápida de Leah Alice Robles, 1860-1952 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 18. Lápida de Florence Sasso Robles de Pauly, 1895-1974 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
79
Ilustración 19. Lápida de Evelyn Sasso de Sasso, 1898-1979 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 20. Lápida de Samuel A. Sasso Sasso, 1923-1989 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
80
Ilustración 21. Lápida de Alfredo Sasso Robles, 1897-1978 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 22. Lápida de Santos Pauly, 1895-1932 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
81
Ilustración 23. Lápida de Donald Pauly Sasso, 1926-1984 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 24. Lápida de Edward Sasso Robles, 1899-1960 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
82
Ilustración 25. Lápida de Abram C. Sasso, 1904-1960 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 26. Lápida de M. Oswald Sasso R., 1894-1967 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
83
Ilustración 27. Lápida de A. Rudolph Sasso Robles, 1893-1981 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 28. Lápida de David C. Sasso Sasso, 1900-1987 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
84
Ilustración 29. Lápida de Benjamín Sasso C., 1909-1930 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 30. Lápida de Samuel A. Sasso, 1869-1939 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
85
Ilustración 31. Lápida de Raquel S. Sasso, 1897-1957 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 32. Lápida de Leonie C. de Sasso, 1872-1962 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
86
Ilustración 33. Lápida de Norman Sasso Beer, 1931-1987 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
.
Ilustración 34. Lápida de Alberto M. Pauly Sasso, 1928-1999 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
87
Ilustración 35. Lápida de Roberto Sasso Sasso, 1928-2004 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 36. Lápida de Raymond Pauly Sasso, 1924-2000 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
88
Ilustración 37. Lápida de Leita Sasso Sasso, 1922-2006 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 38. Lápida de Isaac David Sasso Sasso, 1926-2011 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
89
Ilustración 39. Lápida del Dr. Maximiliano Fischel, 1869-1935 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 40. Lápida de Ada Fischel y Emily Robles Sasso, 1881-1965 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
90
Ilustración 41. Lápida de Sophie Fischel Robles de Sasso, 1907-1961 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 42. Lápida de Alberto M. Sasso, 1898-1978 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
91
Ilustración 43. Lápida de Simcha S. de Sasso, 1902-1964 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 44. Lápida de David L. Maduro, 1905-1968 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
92
Ilustración 45. Lápida de Stanley L. Maduro Sasso, 1903-1992. (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 46. Lápida de Carmen Beer, 1906-1985 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
93
Ilustración 47. Lápida de Zillah Sasso M., 1906-1975 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 48. Lápida de Dylia Sasso M., 1906-1985 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
94
Ilustración 49. Lápida de Sylvia M. Chumaceiro, 1871-1962 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 50. Lápida de Gwendoline Robles Sasso, 1895-1972 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
95
Ilustración 51. Lápida de Lelia Robles, 1898-1955 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 52. Lápida de Ancel Sasso Robles, 1907-1962 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
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Ilustración 53. Lápida de Esther Esquivel Robles, falleció en1941 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 54. Lápida de Maurice Jacob Piza Gabriel, 1897-1970 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
97
Ilustración 55. Lápida de Lillian Piza Benzecry, 1901-1963 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 56. Lápida de Joshua Piza Ascoldi, 1864-1954 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
98
Ilustración 57. Lápida de David A. Lindo, falleció en 1944 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 58. Lápida de Isaac A. Amón Betzallel, 1900-1988 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
99
Ilustración 59. Lápida de Victoria Cario Amón, 1904-1971 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 60. Lápida de Víctor Amón C., 1928-2006 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
100
Ilustración 61. Lápidas de Jacob Athías Robles, 1897-1970; y Rachel de Castro de Robles, 1896-1978 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 62. Mausoleo de Ethel Robles de Salas, 1899-1944; Irma Salas Robles, 1919-2005; y Moisés H. Salas de Lima, 1883-1948 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
101
Ilustración 63. Lápida de Moses Ancel, 1861-1906 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 64. Lápida de Anita Robles, 1910-1945 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
102
Ilustración 65. Lápida de Consuelo Halman del Valle de Maduro, 1913-1999 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 66. Lápida de Morris Fidanque Maduro Fidanque, 1914-1998 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
103
Ilustración 67. Lápida de Gladys Capriles de L. Maduro, 1907-2001 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
Ilustración 68. Lápida de Naomi Sasso, 1899-1952 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
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Ilustración 69. Lápida de Esther Estell Sasso, 1887-1907 (Fotografía propiedad de Sara Befeler).
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ANEXO II. INFORME DE LA COMISIÓN DEL CONGRESO SOBRE LA SITUACIÓN DE LOS POLONESES EN COSTA RICA.
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NO DEBEMOS PERMITIR QUE EL CAPITAL ISRAELITA, NI DE NINGUNA OTRA NACIONALIDAD, LLEGUEN A DOMINAR EL NACIONAL. ∗
EL MISMO CAPITAL JUDÍO TRABAJA EN COSTA RICA PORQUE SON JUDÍOS LOS GRANDES BANQUEROS DE TODO EL MUNDO. Ese capital goza de respeto y de todos los derechos, porque no tenemos prejuicios raciales. CONDENAMOS LAS ORGANIZACIONES QUE VIENEN A ANIQUILAR O A TRATAR DE ENVILECER AL COSTARRICENSE Que se tomen las medidas necesarias para que los poloneses y extranjeros suspendan sus actividades de buhoneros, dándoles un término prudencial para que liquiden sus negociaciones pendientes. Trascendental informe de mayoría rindió ayer la comisión especial que integró el Congreso,
para
examinar
el
problema
de
inmigración
de
extranjeros,
especialmente de polonesa. El diputado don Bernardo Benavides se separó del dictamen de mayoría en cuanto al capítulo de que debe hacerse salir del país a la población polonesa
Diario de Costa Rica, “No debemos permitir que el capital israelita, ni de ninguna otra nacionalidad, lleguen a dominar al nacional”, 7 de marzo de 1941, 1 y 6-7. Muchos de los apellidos consignados en las listas que aparecen en este anexo poseen errores de escritura, debido posiblemente a los problemas que entablaba el idioma de los extranjeros recién llegados y aún de los radicados. Se mantiene el resaltado de ciertas expresiones en mayúscula. ∗
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Dentro de nuestra civilización cristiana pueden encontrar la paz que necesiten y vivir felices, todos los extranjeros. Completando las referencias nuestras precedentes, publicamos los textos de los dictámenes de mayoría y de minoría rendidos ayer por la Comisión especial que integró el congreso, para examinar el problema del ingreso de extranjeros, especialmente el de poloneses. Esos documentos son los que siguen:
Congreso Constitucional: Una carta de un grupo de comerciantes de esta ciudad, dirigida al diputado don Ricardo Toledo Escalante, donde le cuenta de las actividades de los poloneses originó la moción de aquel distinguido representante y que dice así: “Para que se nombre una Comisión integrada por dos señores diputados que conjuntamente con dos delegados del Poder Ejecutivo, a quien se le hace atenta y respetuosa excitativa para que haga el referido nombramiento, y dos representantes del Comercio Nacional que serán nombrados por la Cámara de Comercio de Costa Rica, investigará cada uno de los casos de ingreso de todos los ciudadanos polacos y de otras nacionalidades que residen en el país en virtud de los permisos otorgados por el Poder Ejecutivo y rinde un informe amplio al Congreso con el propósito de dictar las medidas pertinentes a fin de normalizar la angustiosa situación de que se queja el Comercio Nacional.
108
Para integrar esa Comisión tuvimos el honor de ser designados don Miguel Ángel González Camacho y don Luis Fernando Jiménez por el Poder Ejecutivo; don José Barzuna Sauma y don Francisco Chacón Chacón, por la Cámara de Comercio de Costa Rica, la que más tarde, por renuncia del señor Barzuna Sauma – motivada en un viaje al exterior – reemplazó con don José Manuel Llobert Riba; y por vuestra Cámara, los suscritos diputados Carballo y Benavides. Iniciada nuestra labor, se dictó, a iniciativa del Poder Ejecutivo, la ley muy oportuna que ordenaba establecer la Oficina de Migración, departamento que tiene, entre muchas funciones, lo que se nos ha encomendado. No obstante eso, la Comisión creyó del caso continuar en su trabajo hasta tanto aquel nuevo organismo entrara al ejercicio de sus funciones. La moción se refiere a ciudadanos polacos y a individuos de otras nacionalidades, pero como la queja se refería a los primeros, por ellos principiamos. La fantasía popular hacía llegar el número de poloneses de dos mil y aun a cuatro mil, según muchas opiniones. En nuestras listas tenemos setecientos cuarenta y tres nombres (743), pero debemos descartar cuarenta y tres de individuos de otras nacionalidades y que por estar enlazados con ellos, o por semejanza de apellidos o por paridad de oficio, fueron empadronados por nosotros: son veintidós (22) alemanes; dos (2) hindúes; nueve (9) mujeres costarricenses casadas con poloneses y doce (12) judíos que quedan de los que llegan por Puntarenas en el vapor Leme el veinticuatro de diciembre de mil novecientos treinta y ocho, y que
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dicen ser checoslovacos unos y austriacos otros. Nos quedan setecientos (700) poloneses de sangre. De esos setecientos poloneses, cuyos nombres constan en nuestros registros, sabemos que entraron: uno en 1917, uno en 1922, uno en 1923, dos en 1924, cuatro en 1925, uno en 1926, dos en 1927, seis en 1928, trece en 1929, ochenta en 1930, ochenta y cinco en 1931, cuarenta y ocho en 1932, cincuenta y uno en 1935, ochenta y tres en 1936, treinta en 1937, treinta en 1938, catorce en 1939, y dos en abril de 1940, o sea un mes antes de iniciarse la presente administración. No tenemos la fecha de entrada de siete. Han nacido en nuestro territorio ciento sesenta y tres, nueve han contraído matrimonio con mujeres costarricenses. Ninguna mujer se ha casado con varón costarricense. De los datos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, sumadas a otros nuestros, se desprende, que del año 1928 al día, se han naturalizado cincuenta y siete poloneses, de los cuales residen hoy en el país, treinta y tres que sumados a sus esposas e hijos, dan un total de ciento ocho individuos. Existe la impresión de que algunos de los que se ha ausentado – no solamente ciudadanos polacos sino también de otras nacionalidades – han obtenido la carta de naturalización para entrar como costarricense a otros países que tienen señalado un cupo anual de inmigrantes de cada nacionalidad.
110
Para evitar ese fraude pensamos: 1º Que sería oportuno exigir, para otorgar carta de naturalización un tiempo de permanencia en el país que garantice que el peticionario seguirá viviendo en nuestra Patria. Diez años sería un término razonable. 2º Con el mismo fin creemos que debieran revisarse los expedientes de naturalización para cancelar las cartas concedidas: a) Sin haber permanecido en el territorio, previamente, durante todo el tiempo que para obtenerlas exigía la ley, oyendo la defensa del interesado. b) La de aquellos ciudadanos que no han vuelto al país dentro de los dos años siguientes a su salida. c) Que no se expidan cartas de naturalización a favor de individuos de inmigración prohibida.
111
PASAPORTES: Los varones tienen sus respectivos pasaportes, con excepción de los señores − − − − − − −
− − − − − − − − −
Noszek Audojozer Adolf Berlinski Mayliech Fernando Daremblum Isaac Faber Chaim Glikier Chaim Goldenberg Moszek Icek Grimhads (quien dice que lo remitió a México para su revalidación) Icek Grinmspanholg (quien dice que se le quemó en un incendio) Moisés Hoffman (quien dice que se le quemó en un incendio) Jankiel Kawer León Kohen Mordka Josek Koss Alexander Kohn Jochin Koziol Jaime Koziol Jaime Lijtman (quien dice que lo perdió)
− Herszek Lustman − Abraham Linñimer − Moisés Lechtman − Herzbo Memeistejn (quien dice que lo entregó a la Secretaría de Relaciones Exteriores, con su solicitud de naturalización) − − − − − − − − − − −
Aaron Mezier Jacobo Mainemer Hernán Fisek León Hockbrand Benjamín Mymer Judko Steinberg Josef Wholstein Rodolfo Wholstein Fiszel Neuman Symchy Schalitel Inio Weinstosk
TOTAL: treinta y tres (33)
112
No se han presentado los pasaportes de los siguientes señores: − − − − − − − − − − − − − − − − − − − −
Elka Riska Perla Kelman Masia Teitelbaum Ester Rozens Chana Glat Hinda Noygelerinter Seindel Deutch Frida Stupp Mary Montveliski Ruth Billawer Klara Kugelmas Craja Sura Lukonieki Fratadla Milstein Susana Mendoza de Litwin Ester Miriam de Mainemer Loja Scheiner Fradla Loja viuda de Marbules María Smith viuda de Montveliski Rebeca Berman Mina Nowalski
Rosa de Novigrod Marta Grinhaus Sirla Zulter Zonia Rockbrand Sara Ana Belaski Rosa Grinbaum Ester Fizman Ester Salzberg Sara Lustig Jety Ashendorf Elsa de Deutch Fanny Ita Lepar Juana Gutowska Malka Kawa Perla Nusynowikz Ofelia Budzyski − Buchla Leia Weinstock − Brucha Gutowska − Masia Werefowiez − Raquel Golgewitz − − − − − − − − − − − − − − − −
TOTAL: cuarenta (40)
113
Tampoco se han presentado los pasaportes de los siguientes señores:
− Miriam Gruzco − Jaime Hartman − Elías Israliski
− − −
− Rosa y Rebeca Koslowski (hijas de naturalizados) − Sosa Lejkin − Angela Sima Mainemes − Maloha, Regina y Elena Neuman − Israel Izidor Nowalski − Ruth Navigrod − José Nisinmski
−
Jaime y Sara Pelmuter Berte Pinchanski María, Guitla y Elías Rajfer Eida Ribner José e Ismael Rockbrand María, Ana y Eugenia Roseé, Natalia Rose Ruth y Aaron Rozonstejn Henida Buima Rubinstajn Natham, Juana y Samuel Rudeiman (hijos de naturalizado) Ofelia y Amalia Steinberg
− − − − − −
Masia y Jacobo Teitelbaum Edith y Ruth Topf Hersz Waibleder Daid Zeitung Frauncha Zonzinski Rosa y Samuel Zuzter
− − − − − −
Neska Ari Ana y Rosa Flikier Isaac Goldstein Saúl e Isaac Grimhaus Ida Grimhaus Moisés Grintein
− − − − − −
TOTAL: cincuenta y uno (51)
Por regla general, los niños con sus madres son comprendidos en un solo pasaporte familiar. Muchas de las personas citadas las tendrán, pero no las han presentado, porque para evitarles molestias, hasta donde ello fuere posible, procurarnos no hacer venir al despacho a las mujeres, esperando que sus maridos o hermanos, traerían los papeles de ellas, atendiendo al llamamiento que por los periódicos y en avisar muy legibles hicimos. Y porque como las actividades comerciales acusadas como faltas de lealtad, son ejercidas por los poloneses varones, creímos llenar nuestro 114
cometido haciendo comparecer a los hombres, jefes de familias, para que suministraran todos los datos requeridos. En muchos casos fracasamos; muchos señores no concurrieron ni los hombres de sus casas presentaron los papeles de ellos; probablemente no comprendieron la atención que se les dispensaba. Es muy posible que algunos varones no hayan concurrido tampoco a presentar sus documentos, a pesar de nuestros avisos llamándolos. Para esos pedidos todo el rigor de la ley, porque se han hecho renuentes al llamamiento de una Comisión emanada del Poder Legislativo y porque pensamos que se ocultan porque carecen de sus pasaportes y permisos requeridos para merecer vivir en nuestro territorio. A esos varones renuentes al llamamiento de quien tenía derecho para hacerlo, se les debe aplicar la expulsión, como caso similar lo ordenó el decreto Ejecutivo del 2 de setiembre de 1911, para los chinos que en término que al efecto se les daba, no se hubieran presentado a dar los datos requeridos para inscribirlos en el registro de ellos que aquel decreto ordenaba. Entre los pasaportes presentados hay diecinueve, que señalan a sus portadores como individuos “SIN NACIONALIDAD”, que son indudablemente expulsados, porque esos documentos les sirven para salir de la frontera pero no para el reingreso. Muchos de los ciudadanos poloneses no han presentado el pasaporte que debieran tener para entrar al país, sino uno de fecha posterior pedido por ellos mismos desde aquí a la Legación de Polonia en México. Por la forma en que han 115
sido obtenidos, no podemos considerar esos pasaportes como buenos documentos de identificación; no nos traen la convicción de que la persona que las presenta para justificar su presencia en nuestro territorio sea la misma que con ese nombre ingresara a Costa Rica. Explican algunos, que usan ese sistema para que no caduquen sus pasaportes. Es esa una razón que tenemos para pensar que muchos de ellos no han venido como inmigrantes de buena fe para su propio bien y para el de nuestra Patria, pues parece que quisieran tener sus papeles siempre listos para emigrar nuevamente en cualquier instante. De los doce judíos que quedan en el país, de los que entraron por Puntarenas el 24 de diciembre de 1938, unos no tienen pasaportes y otros lo tienen como “TURISTAS”. El señor Topf, su señora y dos hijos, tienen igualmente pasaporte de TURISTAS y todos permanecen en el país a pesar de que según nuestras leyes, el TURISTA puede permanecer solamente treinta días prorrogables por dos períodos iguales más. Nos parece oportuno señalar a este respecto la mala práctica que ha habido de dar permiso definitivo de permanencia a personas que han venido como simples turistas, porque al que quiere venir a Costa Rica como inmigrante, le exigimos constancias de sanidad física y moral y referencias económicas, mientras que al turista no le pedimos tantos requisitos indispensables para considerarlo deseable en el territorio. En países de más experiencia que el nuestro, el permiso de turista nunca se convierte en definitivo.
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PERMISOS La entrada de inmigrantes a nuestro territorio – salvados los casos de inmigración prohibida –, no tuvo exigencias hasta el 5 de mayo de 1931 en que se dictó la Ley Nº 39 que regiría por dos años, y en cuyo artículo primero se pedía la presentación de mil colones ante la autoridad de lugar por donde el ingreso se verificará. En su artículo segundo se autoriza al Poder Ejecutivo para rechazar aquellos inmigrantes que juzgue nocivos al país. Por Ley Nº 61 de 18 de marzo de 1933, se prorrogarán indefinidamente los efectos de la anterior y se facultó al Poder Ejecutivo para exigir del inmigrante el depósito de colones, en vez de la simple presentación de esa suma. Y pocos días después, por circular Nº 451-F de fecha 20 de setiembre de 1933 de la Secretaría de Relaciones Exteriores a los representantes consulares, se les hace saber la disposición de la Secretaría de Gobernación y Policía en virtud de la cual los extranjeros inmigrantes no podrán entrar al territorio nacional si no están provistos de un permiso especial escrito concedido por aquella Secretaría de Estado. Los poloneses que han entrado en esa fecha en adelante, están previstos de sus permisos según lo hemos constatado en el Departamento de Migración de la Secretaría de Gobernación y Policía y en los datos que nos han proporcionado las Capitanías de Puerto de Puntarenas, con excepción de las personas siguientes:
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− − − − − − − − − − − − −
Frida Stupp − Tobias Nodegrod Chaim Goldenberg − Masza Green Mery Monteveliski − Paula Wohlstein Ester Kellman − Erta, Otto y Walter Pizk Miriam Gruzso − Ruhla Rubinstein Mery de Gring (esposa de − Ruty Rozenstein (menor de edad) naturalizado) Rosa Pizk − JeflyTshendorf Hans Kohn − Fanny Ida Lepar Sosa Sejkin (menor de edad) − Viler Spesny (su señora y dos hijos que no necesitaban permiso Israel Izidor Nowaiski (menor de de entrada porque ingresaron edad) como turistas) Rosa Rosembart y su hija menor − Abraham Waldman Ruth Novigrod − Josef, Rodolfo, Etel y Guillermo Wolstein y Frajella Regler Ofelia Safirstein
TOTAL: treinta y tres (33)
Estas personas no han presentado sus permisos ni el dato de estos ha podido ser obtenido por otros medios. Tampoco tenemos el dato respecto de algunos naturalizados y sus esposas, porque por respeto a su carta de naturalización costarricense, el interrogatorio a ellos se redujo a la mínima expresión. Muchos de esos permisos se han dado condicionados a determinadas circunstancias así: Anszel Zeitung, “permiso para trabajar en agricultura”, es vendedor ambulante (buhonero); Max Leparos Baischer, “permiso para trabajar en agricultura e industria” y es comerciante; Abrahm Mayer Wadja, “permiso para enseñar el 118
cultivo del tabaco en Palmares, permiso por cinco años a partir del 4 de marzo de 1938”, y es vendedor ambulante (buhonero); Noech Waislader Gutkynt, “permiso para venir a establecer la nueva industria que tendría cueros finos” y es comerciante. Al señor Samuel Guzowski, se le concedió permiso de permanencia en el país por un año, el 13 de junio de 1936. El 13 de julio de 1938, se le concedió por un año más. Vencido quedaría sin autorización para radicar en nuestro territorio. Con fecha 5 de diciembre de 1940 , los señores licenciados don José Albertazzi Avendaño y don Manuel Antonio Zamora, como abogados del señor Guzowski, presentaron a esta Comisión una copia protocolizada y otra fotografía de una carta del señor ex-Presidente de la República, licenciado don León Cortés Castro que a la letra dice: “Los Cartagos, 2 de agosto de 1940. El suscrito, ex-Presidente de la República hace constar, a solicitud de parte interesada, que en los últimos meses del gobierno anterior vino a la Casa Presidencial el señor Samuel Guzowski, y en su calidad de jefe de una familia polonesa con cuatro años de residencia en el país, me pidió que cambiara tal licencia por una definitiva, y con vista del mal estado de salud del señor Guzowski, un anciano asmático y tomando además en cuenta que tal familia ya estaba radicada en el país con negocios estables y con observancia de buena conducta, accedí a la solicitud y ordené su trámite por medio de las Secretarías de Gobernación y Seguridad Pública, acto de gobierno lícito y libre de mínima circunstancia que lo pueda invalidar como ilegal. El trámite de esa orden fue demorada en Seguridad Pública, y no fue sino ya en los tres o dos últimos días de mi gobierno que los interesados me lo informaron instándome 119
para reiterar la orden. Así lo hice y aún hablé al oficial mayor Brenes para que cumpliera lo ordenado. Hago esta declaración, sin otro móvil o interés que no sea concretar la verdad, y porque limpia como es esa actuación quiero asumir toda la responsabilidad de ella y para hacer un servicio a los interesados que me informan que desean que su padre don Samuel pueda ir a los Estados Unidos y regresar al país. Eso es lo ocurrido en el caso que concreto y si el señor Brenes tiene otra cosa que decir, que en buena hora lo haga. LEÓN CORTÉS”.
Según informe del capitán de Puerto de Puntarenas, don Abelardo Lobo, a los judíos que entraron por Puntarenas el 4 de diciembre de 1938, se les dio un permiso condicionado mientras arreglaba su viaje a los Estados Unidos.
Aún
permanecen doce de ellos en nuestro territorio. Los señores Topf no tienen permiso de ingreso, porque el turista, condición en que entraron, no lo necesita. Permanecen en el país a pesar de que está muy vencido el término máximo que las leyes conceden al turista. JAIME LIJTMAN, el año 1934 con el permiso concedido para un menor de edad, teniendo dicho señor veintisiete años. No ha presentado tampoco su pasaporte. JAIME GOLDEMBERG POMERANIEC dice que no tiene permiso de ingreso y que expulsado del Perú por comunista. Tampoco presentó pasaporte.
120
Es bueno dejar la advertencia de que toda investigación con respecto a los señores poloneses resulta bastante complicada porque sus nombres son de escritura y pronunciación bastante difíciles y sufren bastantes transformaciones, y ellos por su parte, dan por buena cualquier forma de escribir y de pronunciar sus nombres. La revisión de los pasaportes nos ha sugerido la idea de que para obtener una perfecta identificación del inmigrante, sería necesario exigir a los cónsules que en su visa, citen el número y la fecha del respectivo permiso; y que las autoridades, al llegar el inmigrante, le anotan al pie del pasaporte la fecha del ingreso con tinta y con su firma auténtica. No obstante que el número de poloneses resulta inferior al que se imaginaba, le grita de que ellos monopolizan el comercio, tiene completa razón de ser, porque de los doscientos dieciocho poloneses varones en edad de trabajar, se dedican al comercio ciento setenta y cinco, así: noventa y nueve al comercio fijo establecido y seis como buhoneros. Solamente cuarenta y tres tienen otras actividades, así: dos se dedican a zapatería; cinco, son sastres; a diez no les preguntamos por su oficio por ser naturalizados costarricenses; uno dijo que todavía no se había orientado; dos, se dedican a la ebanistería; dos, son panaderos; dos, se dedican a la ganadería; dos, a camiserías; dos, a la agricultura; un maestro de religión; uno a fabricar abrigos, tres son empleados en la Compañía Bananera de Costa Rica; uno, es agente viajero; otro, representante de casas extranjeras; uno es contabilista; cinco, se 121
dedican a tenería; uno a camisería y tejidos; uno, vive de sus rentas y otro, declaró ser vago y que es el mismo que entró con permiso para un menor teniendo veintisiete años de edad, que ha presentado su pasaporte y a quien la policía detuvo por sospechoso, encontrándosele grandes sumas de dinero en dólares y en colones. Hay algunos que además, de comerciantes tienen otros oficios: uno es además, zapatero; otro, panadero; otro, se dedica a la perfumería; uno, a sastrería; dos, a fábrica de refrescos; uno, a fábrica de muebles; uno, a elaboración de embutidos; uno, a camisería. Todos estos datos se desprenden de los expedientes en que constan las declaraciones juradas de los poloneses. Hay quejas de que el señor Paneer Lipa, además de comercio, ejerce la usura en perjuicio de empleados públicos. En el curso de la investigación, recibimos la denuncia del señor agente Principal de Policía de Parrita de que el señor Jakob Kaver Rusia, quien se dice comerciante, tiene allá una casa de lenocinio en la cual se producen grandes escándalos. Se tiene el concepto de que como comerciante, los señores poloneses ponen en juego todos los factores que estiman necesarios para llegar a ser únicos dueños de la plaza en cada ramo; que monopolizar es su tendencia; para ello reconocen a los costarricenses establecidos un derecho de llave, todo lo alto que sea necesario para obtener el punto: cuentan para ese fin con la superioridad económica; con sus dineros han absorbido al pequeño comerciante nacional que se debatía en la 122
dura lucha por la vida, así los vemos que se han hecho dueños ya de los principales puntos de comercio de esta capital. Una señorita polaca nos decía que la culpa estaba en el nacional que entregaba su comercio a la primera buena propuesta que se le hacía. A primera vista parece bueno el argumento. Pero debemos reaccionar ante el hecho. No debemos permitir que el capital o las grandes organizaciones israelitas, – que tienen al mismo tiempo de negocios de tribunales y de religión – ni de ninguna otra nacionalidad prevalidos de su fuerza económica y de la preponderancia que da la organización, lleguen a dominar al nacional atenidos a su pobreza y a la desorganización natural en pueblos nuevos. No debemos permitirlo en ningún campo, pero mucho menos en el comercio, que no crea riqueza para el país, porque si está bien que el costarricense o el extranjero que se ha asimilado a nuestro medio nacional aumente sus preventas, porque a la larga aquí se distribuyen, aquí circulan, aquí quedan, no parece razonable que con ese medio fácil se aumenten capitales destinados a emigrar. Bienvenido el capital extranjero que viene a trabajar lealmente con el costarricense.
Merece toda aceptación y toda garantía.
Derivará ganancias
legítimas pero el país también le dejará ventajas. El mismo capital judío trabaja en Costa Rica porque son judíos los grandes banqueros de todo el mundo. Ese capital goza de respeto y de todos los derechos, porque no tenemos perjuicios raciales; no vemos el origen racial de las personas ni de los tenedores de capitales, sino sus procedimientos; en todas las razas hay individuos buenos y malos, y todos tienen sus buenas cualidades y defectos.
Condenamos las 123
organizaciones que vienen a aniquilar o a tratar de envilecer al costarricense. Damos toda garantía a las que propenden al desarrollo de las fuerzas nacionales. Sobre el comercio establecido, no proponemos nada; no hacemos ninguna sugestión,
porque
hay
pendiente
una
reforma
constitucional
para
su
nacionalización y toca al grupo de distinguidos representantes que la ha promovido, presentar también la ley reglamentaria. Para el comercio ambulante o de “buhonero” si tenemos que referirnos especialmente: se ofrece al pueblo sencillo, – en concepto de los comerciantes que saben – una mercadería de mala calidad por un precio muy alto. Al que no paga todas las amortizaciones, se la decomisan de hecho con burla de las leyes que prohíben hacerse pago por sí mismo y ordenan ir a los tribunales a exigir el cumplimiento de lo adeudado. Con el espejismo de las facilidades de las ventas a pagos, han hecho entrar el lujo en grandes proporciones en personas que nunca lo habían soñado ni lo querían, con las fatales consecuencias que esa circunstancia determina en lo económico y en lo moral. Perjudicar evidentemente al comercio establecido, al comercio que paga sus patentes municipales, que paga sus impuestos al Gobierno, que paga alquileres, que dé trabajo a muchos dependientes, que tiene que contribuir constantemente para tantos centros de beneficencia, porque el “buhonero” va ofreciendo su mercadería lejos, de casa en casa, sin pagar patentes o defraudando en ellos porque cuando se las exigen, unos, sacan su patente y la usan varios.
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Por los motivos expresados antes y circunstancias generales del comercio anotadas arriba, queremos pedir que se tomen las medidas necesarias para que los
señores
poloneses
y
extranjeros
suspendan
sus
actividades
como
“buhoneros”, dándoles un término prudencial para que liquiden sus negociaciones pendientes y para que puedan orientarse en otro sentido y con verdaderas sanciones para quienes continúen en ese comercio. No pedimos nada que no tenga base dentro de nuestra organización. En efecto, la Convención de La Habana sobre condición de los extranjeros, suscrita en la 6º Conferencia Internacional Americana en 1928, aprobada por vuestra Cámara, reconoce el derecho de los estados para establecer por medio de leyes las condiciones de entrada y residencia de los extranjeros. Pedimos se les imponga como condición para darles el permiso de residencia NO TRABAJAR EN EL COMERCIO, NI EN LA AGRICULTURA, sino dedicarse A INDUSTRIAS NUEVAS NO ESTABLECIDAS EN EL PAÍS. Tampoco dentro de nuestro Derecho es inusitada nuestra solicitud. En efecto, la Circular Nº 562-F de 28 de octubre de 1934, de la Secretaría de Relaciones Exteriores al Cuerpo Consular, prohíbe la visa de pasaportes de personas que se dirigen a nuestro territorio “que en las actuales circunstancias económicas no se consideran útiles al país y entre ellos¨: 7º A los vendedores ambulantes, charlatanes o 'buhoneros', los braceros que vengan a desplazar a trabajadores costarricenses.
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Al ingresar a Costa Rica, casi todos manifestaron otro oficio: zapatero, carpintero, panadero, sastre, pintor, ingeniero agrónomo, paletero, pero al momento ya son “buhoneros”, comerciantes establecidos contra la mente de la disposición administrativa citada. Así, en verdad no se les causa daño porque ellos al llegar al país, cambiaron de oficio y ahora lo que les pedimos es que cambien nuevamente. Igual medida pedimos se cambien con los que trabajan en el ramo de muebles y contra quienes formulan los ebanistas nacionales quejas similares a las del comercio. El señor Presidente de la República, como un acto de muy buen gobierno, ofreció toda su ayuda económica a los trabajadores costarricenses de ese ramo para que puedan competir con los poloneses.
Nosotros aplaudimos el alto gesto del
mandatario, pero además, queremos que no se les permita desplazar a nuestros trabajadores. La ebanistería ha tenido el más hermoso florecimiento produciendo muebles como los mejores de otros países, y todo gracias a las leyes proteccionistas que gravan con fuertes impuestos la introducción del artículo manufacturado en el exterior. Y no es justo que el pueblo costarricense soporte las consecuencias de esas altas tarifas proteccionistas para enriquecer a unos extranjeros, desvinculados de nuestra vida nacional y que en cualquier momento emigran con sus capitales. Max Adlerstein ha sido el más perjudicial en ese ramo. Sabemos que se le ha expulsado por motivos que lo ameritan. Muy bien ha hecho
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el Poder Ejecutivo y esperamos que con igual energía procederá en todos los casos en que hay alguna razón. Los que trabajan en productos derivados de la leche no son más escrupulosos. Muchas quejas verbales hemos recibido de ellos y tenemos constancia de los juzgamientos habidos por trasgresiones a la ley de alimentos; no debe permitírseles que hagan negocio con la salud del pueblo. Pensamos que a una nueva trasgresión se le debe considerar indeseables y expulsarlos, que bastante tenemos con los inescrupulosos costarricenses que de igual manera proceden. Hay que proteger al consumidor y a los muchos que trabajan con honradez en ramo tan delicado. Esperamos que el Poder Ejecutivo lleve adelante su idea de sustituir las actuales reglamentaciones del turismo, por otros, como las naciones más avanzadas en ese sentido, para incrementarlo, para que sea una fuente de riqueza y de cultura, pero evitando al mismo tiempo, que elementos indeseables, aprovechen esas facilidades para radicar aquí. Y también, que toda tramitación se modernice, en forma que todo permiso, que toda gestión sobre materia, queden constando en forma clara, expedita, que merezca fe, pues lo que hasta ahora ha habido, es un fárrago de expedientes separados, y que sólo con mucha constancia pudo consultarse, y que sólo con mucha buena fe se pueden conservar. La Comisión Investigadora del Congreso estima que la inmigración polonesa – al menos por ahora –, no es deseable porque su especialidad es el comercio y lo que Costa Rica necesita son agricultores e industriales y que por lo mismo se haría 127
bien en legislar declarando prohibida su entrada, dando como ley expresa lo que en la práctica ya ha venido haciendo el Poder Ejecutivo, con facultades que las leyes de 29 de julio de 1896 y 5 de marzo de 1931 le dan para que pueda rechazar aquellos inmigrantes que juzgue nocivos. Y por último, cree la Comisión con el voto salvado del diputado Benavides, que desde luego que no es deseable la inmigración polonesa, o sea el conjunto de individuos de diferentes nacionalidades que aquí designamos con ese nombre, debe eliminarse del país.
Y para el caso de que a ese extremo se llegare,
manifestó el diputado Carballo, que debería guardárseles la consideración de darles un plazo gracia de un año a partir del día en que se firme la paz europea, para que abandonen el territorio costarricense, porque así con tiempo van buscando la orientación que más les convenga, sin necesidad de usar con ellos las prácticas violentas de expulsión que otros gobiernos han empleado en el extranjero y sin que el gobierno de la república tenga que hacer ingentes gastos que ellas demandan. Don Luis F. Montoya, caballero a carta cabal, nos ha escrito una carta dándonos cuenta del ataque inmotivado de que fue objeto al ser groseramente insultado por el señor JAIME GRINGAS. Nuestra Comisión nada tiene que ver con este asunto, pero sí es del caso exponer lo que pensamos: Los costarricenses hemos guardado siempre las mayores consideraciones a los extranjeros. Y en verdad, la inmensa mayoría de ellos las merecen y ojalá que guardemos siempre esa compostura, pero no debemos permitir que uno de ellos injurie a un nacional. 128
Pensamos que el hecho de que un extranjero dé mal trato a uno de los nuestros, persona honrada y sin razón, debe considerarse como motivo para tenerlo por indeseable. Todo respeto debemos guardarles, pero todo respeto tienen que guardar a los nacionales. El doctor en leyes, don Ramón Zelaya Villegas, en carta que dirige a esta Comisión, pidió se expulse a unos señores turcos vecinos de Puntarenas por razones que puntualiza. La Comisión por este medio, traslada esa solicitud al Poder Ejecutivo.
Señores diputados: En esta forma rendimos informe de la Comisión que tuvisteis a bien confiarnos y podéis tener la seguridad de que hemos puesto al servicio de esa misión toda nuestra buena voluntad y desinterés. Queremos dejar constancia de que tanto el Poder Ejecutivo, por medio del señor Secretario de Gobernación y Policía, como el Directorio del Congreso, nos han dado toda la colaboración que les hemos pedido y que el Secretario General de esta Comisión, don Carlos Fernández Mora, ha trabajado con toda eficiencia y abnegación.
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Señores diputados, San José, 4 de marzo de 1941. Bernardo Benavides, Delegado del Congreso; Miguel Carballo, Delegado del Congreso; Luis F. Jiménez, Delegado del Poder Ejecutivo; A.A. González C., Delegado del Poder Ejecutivo; F. Chacón Castro, Delegado de la Cámara de Comercio de Costa Rica, y M. Llobet P., Delegado de la Cámara de Comercio de Costa Rica.
VOTO SALVADO DEL DIPUTADO BENAVIDES. Siento mucho disentir del parecer de mis estimados compañeros de Comisión, en cuanto a la conclusión de que debe hacerse salir del país a la población polonesa, por los siguientes motivos: 1º Por la seriedad de nuestro gobierno. Cuando de lejos se piense que echamos a quienes de acuerdo con nuestras leyes entraron, no se sentirán extranjeros deseosos de venir a nuestro territorio, que sigue necesitado de buena inmigración que debe seguir la política de puestos para el buen inmigrante que ha hecho grande a la Argentina, la tierra para todos, y que ha contribuido a la grandeza no igualada de los Estados Unidos de Norte América. 2º En nuestra sencilla democracia se ha procedido siempre en forma distinta, conforme lo indican los siguientes antecedentes legales: 130
Uno, por Ley Nº 22 de mayo de 1897, se prohíbe en absoluto la entrada de individuos de raza china.
Pero a punto y seguido declara la ley que esa
prohibición no comprende a los chinos ya establecidos en el país de una manera permanente. Catorce años más tarde, en Decreto Ejecutivo de 22 de setiembre de 1911, se reglamenta la ley anterior, ordenando abrir el ”Registro de Chinos” y suavizando los términos de la ley porque en ese Registro tenía cabida todos los que en ese lapso habían entrado y porque se habla de los parientes que se encuentran en su país de origen y que de acuerdo con la Ley de Naturalización, tendrían derecho a entrar a nuestro territorio, por seguir la condición de costarricense. Hoy día ya nadie murmura a pesar de que los climas calientes están saturados de chinos. Personalmente conozco a varios y en especial a los jóvenes estudiantes, que merecen la estimación general porque valen por todas las virtudes de la raza. Otro antecedente. De acuerdo con el artículo 5º de la Ley de 29 de julio de 1896, que facultaba al Poder Ejecutivo para rechazar la inmigración de individuos de razas que a su juicio fueran perjudiciales, se dictó el Decreto Ejecutivo Nº 1 de 10 de junio de 1940, prohibiendo el ingreso de árabes, turcos, sirios, armenios y gitanos de cualquier nacionalidad. Dos años más tarde se emitió el Decreto Ejecutivo Nº 1 de 21 de julio de 1906, declarando que la prohibición que contiene el anterior decreto no comprende a los individuos de las razas expresadas ya establecidos en el país de una manera permanente y más todavía: “que el gobierno podrá conceder permiso de entrada a 131
los padres, cónyuge y descendientes de los individuos establecidos hasta la fecha en el país”. Posteriormente, se emitió el Decreto Ejecutivo de 29 de junio de 1910 que permitió a árabes, turcos, sirios y armenios, de buenas costumbres, entrar al territorio nacional con su cónyuge e hijos menores de dieciocho años que aportasen una suma no menor de mil colones. El Decreto Ejecutivo Nº 3 de 11 de agosto de 1926 denegó el anterior, pero siempre permitió el ingreso de los parientes en el grado dicho, de los establecidos de manera permanente en el país hasta esa fecha, siempre que dentro del término, que vencía el 30 de setiembre de aquel año, dieron la minoría de esas personas al Ministerio de Policía. Ese Decreto prohibitivo ha caído en desuso en buena hora, y hoy a la colonia libanesa, distinta de aquellos otros elementos, le tendemos francamente nuestra mano porque goza de todas nuestras simpatías. Quiero que sigamos en esta materia, el camino marcado por los constructores de nuestra Patria, en los antecedentes legales citados. Tengo fe de que “el problema polaco” desaparecerá si se atienden las sugestiones que nuestra comisión total insinúa y con la nacionalización del comercio la que en esta hora difícil debería extenderse también a las profesiones, porque será mucha generosidad dejar entrar a los centenares de médicos y además profesionales que la guerra y la post-guerra hacen salir de sus patrias, pero la generosidad debe principiar por
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casa, protegiendo a los profesionales nuestros y a los extranjeros ya establecidos en nuestro suelo. No les haremos daño a los polacos con las medidas aconsejadas porque simplemente queremos desplazarlas de un campo en que son perjudiciales y en que se han creado antipatías, para trasladarlos al campo inexplorado de las industrias nuevas, de las industrias que ellas traigan por primera vez a nuestro país; para ello tienen facilidad porque han vivido en países organizados, industrializados, y por lo mismo ya tienen nociones sobre esos particulares: y porque muchos son ricos, y todos sin excepción pudientes. Algunos de ellos han impulsado con buen éxito la industria de tejidos y otro la industria de elaboración de carnes.
Todos de acuerdo con el Poder Ejecutivo pueden dejar de ser
“buhoneros” para convertirse en elementos útiles al país.
Así pueden
desaparecer, por falta de uso, las espinas con que atacan y con que se defienden al verse eternamente perseguidos en todo el mundo. Dentro de nuestra civilización cristiana pueden encontrar la paz que necesitan y vivir felices. Pero si no quieren acogerse a esta rama de oliva que se les tiende, como el agua, buscarán su nivel, otearán el porvenir y se decidirán por poblaciones mejores para ellos y su migración seguirá su trayectoria, que en nuestro país es más o menos la que marcan los siguientes datos, tomados del informe suministrado por la Capitanía de Puerto Limón, de los ingresos por ese puerto y de otros datos recogidos por nosotros:
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− De 46 que ingresaron en 1929, hay 12 en el país; − De 151 que ingresaron en 1930, hay 58 en el país; − De 134 que ingresaron en 1931, hay 62 en el país; − De 56 que ingresaron en 1932, hay 41 en el país; − De 71 que ingresaron en 1933, hay 48 en el país; − De 66 que ingresaron en 1934, hay 50 en el país; − De 44 que ingresaron en 1935, hay 34 en el país; − De 91 que ingresaron en 1936, hay 66 en el país; − De 36 que ingresaron en 1937, hay 29 en el país; − De 20 que ingresaron en 1938, hay 17 en el país; − De 7 que ingresaron en 1939, hay 5 en el país.
Estas cifras tienen su más y su menos pero dan una idea de lo que a la larga va quedando en el país de esa inmigración. Así, prohibiendo la entrada de nuevos elementos, como lo hemos pedido, irán quedando en nuestro territorio solamente los que en verdad se hayan connaturalizado con nosotros. Señores diputados, San José, marzo 6 de 1941 BERNARDO BENAVIDES
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ANEXO III. RESPUESTA DE LA COLECTIVIDAD ISRAELITA RESIDENTE EN COSTA RICA
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AL EXCELENTÍSIMO SR. PRESIDENTE A LOS HONORABLES DIPUTADOS DE LA CÁMARA Y A LOS CIUDADANOS DEL PAÍS * Respetuosamente expongo, en representación de la colectividad israelita residente (polonesa en su mayoría), lo que sigue: Con fecha 6 del presente mes, se dio lectura en el Congreso de la República, el informe elaborado por la Comisión Investigadora de la Cámara en cuanto al ingreso y actividades de los poloneses residentes en el país. Conforme se expresaba, el documento citado tiene un carácter sensacional y dado un importantísimo conjunto de rasgos “peculiares”, que lo envuelve, encontramos como deber ineludible, el comentario, que a continuación se expone: Veamos previamente el origen del asunto: Un grupo de comerciantes se dirigió con una carta al Hon. Diputado Ricardo Toledo, en la cual se dio cuenta de las actividades de los poloneses. La nota en referencia originó la moción del nombrado Diputado para “que se nombre una Comisión integrada por dos señores Diputados que, conjuntamente con los delegados del Poder Ejecutivo, a quien se hace atenta y respetuosa excitación para que se haga el referido nombramiento, y dos representantes del Comercio Nacional que serán nombrados por la Cámara de Comercio de Costa Rica, investigará cada uno de los casos de ingreso de todos los ciudadanos polaco y de Diario de Costa Rica, 9 marzo de 1941, 3. *
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otra nacionalidad que residen en el país en virtud de los permisos otorgados por el Poder Ejecutivo y rinda un informe amplio al Congreso con el propósito de dictar las medidas pertinentes a fin de normalizar la angustiosa situación de que se queja el Comercio Nacional”.
Hasta aquí la moción presentada y que fue
aceptada me permite subrayar las palabras “”y de otras nacionalidades que residen en el país”, porque en realidad el trabajo principió y terminó sólo con los polacos. Preguntamos, por tanto, si verdaderamente ha habido sospechas tan tremendas en contra de dicha colectividad para que sólo ella mereciera la atención de la Comisión Investigadora. A lo menos no existen, por ahora indicios de que las demás nacionalidades residentes tuvieran que correr la misma suerte, como ha sido el deseo original del Hon. Congreso. Sin tener el menor deseo de hacer alusiones políticas de ninguna índole, constatamos, sin embargo, que en el continente Hispanoamericano se habla con frecuencia de varios peligros, a veces lo es el “peligro judío”, a veces el “peligro alemán”, sobre este último hace unos días en forma muy enfática el señor Dies Presidente de la Comisión Investigadora de actividades Antiamericanas, en la Gran Bretaña del Norte. En muchos países del Continente, se han puesto a un lado las otras investigaciones dedicándose, con preferencia a las de carácter político, en el sincero deseo de colaboración por la defensa de nuestro hemisferio, no queremos prejuzgar, pero tenemos el derecho de preguntar: ¿por qué se ha investigado, durante meses, tan sólo a nosotros?
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La contestación a esta pregunta obedece a motivos psicológicos y sociales, que en su conjunto, constituyen la razón misma de la existencia del Antisemitismo en el mundo. El Estado indefenso de la nacionalidad judía, puesto de manifiesto en forma especial en este último decenio de la grave crisis mundial, permite que a nosotros se nos trate de un “modo específico”. Cuando esas formas peculiares del trato a los judíos emanan de fuentes individuales, las pasamos por alto, pero muy distinto es, cuando fluyen de una entidad oficial y más aún en un país de tradiciones altamente democráticas. En sus líneas generales, el informe es un producto de una lucha psicológica y espiritual entre una mayoría de integrantes que trataban de defender a un sector del comercio nacional, y una minoría, ampliamente humana, apartada de objetivos determinados y que quería tan sólo la justicia. Es lógico que una minoría por más vigorosa que sea, sacrifique en favor de la mayoría muchos puntos que le son muy caros.
Algo así había pasado
seguramente en el caso nuestro. Debemos, sin embargo, en esta oportunidad expresarle nuestro homenaje de simpatía al cultísimo Diputado, don Bernardo Benavides, por su actitud humana, al apartarse de sus compañeros en cuanto a la sugerencia más humillante del informe, como lo veremos a continuación. Lo hacemos con placer muy especial, y nos permitimos repetir las palabras de tan distinguido caballero, al referirse a los poloneses residentes: “Dentro de nuestra civilización cristiana pueden encontrar la paz que necesitan y vivir felices”.
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Ahora, basándome en hechos y documentos, me permitiré exponer las razones por qué consideramos el informe de la Comisión Investigadora, como envuelto de “rasgos peculiares”. Iré comentando, según las secciones, en que está dividido el tan interesante documento. Se comienza con el problema del pasaporte.
Se indica que carecen de
pasaportes 33 varones mayores, 40 señoras y 51 menores. Estos números serían realmente alarmantes si obedecieran a la verdad. Dichosamente, la verdad es muy distinta como es completamente imposible detallar cada caso, en los marcos del presente trabajo me permitiré citar algunos ejemplos para demostrar la ligereza, con que la Comisión Investigadora trató el asunto. Se indica, por ejemplo, entre los varones, que el señor Judko Steinberg, no tiene pasaporte. Dicho señor posee su pasaporte en regla: tiene el número 025457, le fue otorgado en la Legación polonesa en París, a base de documentos respectivos.
Fue visado por el Consulado costarricense y admitido por la
Capitanía de puerto el 19 de julio de 1937. Se le alegó en la Comisión que presentó otro pasaporte al ingresar por primera vez a Costa Rica. Pues es muy común en las prácticas de todos los Consulados del mundo, cambiar un pasaporte viejo por otro más nuevo, si los respectivos documentos lo permiten. Y si la legación de Polonia en París tuvo razones para hacerlo, no veo por qué la Comisión Investigadora dude en la rectitud de acción de una entidad oficial.
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Se cita a varios, entre los varones mayores que no poseen pasaportes y se agrega: “dicen no poseerlos por haberlos enviado a la Legación de Polonia, para su renovación”. Pues este no es ningún pretexto. Muchos comerciantes, al hacer viajes con miras comerciales a los EE.UU., O A Europa antes de la guerra, se preocupaban y se preocupan de tener sus pasaportes válidos y en debida forma. Me consta que actualmente varios pasaportes de poloneses están en la Legación de Polonia en México, para su revalidación. Si preguntáramos a dichos individuos: ¿dónde están vuestros pasaportes? pues, como es la verdad dirán lo que han dicho varios ante la Comisión Investigadora.
Obran en nuestro poder los
pasaportes de varios ciudadanos polacos, que aparecen en la lista, como carente de los mismos. Y aquí viene otro ejemplo clásico. En la lista de los señores aparece Frida Stup, como sin pasaporte y en la Sección de Permisos, como carente del respectivo permiso. Y he aquí la verdad: Frida Stup tiene el pasaporte número 064983, y es más: lleva el sello de la Comisión Investigadora del 25 de junio de 1940. El respectivo permiso tiene el número 970H, del 3 VI 38. Frente a este ejemplo, creemos que no hay pretextos que valgan. Se dice varias veces en el Informe que Miriam Gruszko es una criatura de tres años… ¿No es pedir demasiado que viniera a declarar? Y en realidad dicha niñita aparece en la foto familiar en el pasaporte de ingreso al país de sus padres. El señor don Carlos Fernández Mora, Secretario General de la Comisión Investigadora, se queja, refiriéndose a los casos de los menores, que los datos de los mismos no han podido ser recogidos. El que suscribe, en forma personal, se presentó ante el señor Fernández y le entregó la fecha exacta de la entrada al país de la niñita 140
Miriam.
El permiso de residencia definitivo, que se otorgó a sus padres, se
comprende, que ipso facto, permite la estadía en el país de la citada niñita. Si el respectivo permiso no especifica claramente el caso de Miriam, se debe seguramente, a un descuido involuntario, pues lo lógico es, que el padre al solicitar la residencia definitiva no abogaba por la separación de su única niña. Casi todos los menores que aparecen en una larga lista como carentes de pasaportes, figuran debidamente estipulados y retratados en los documentos de sus padres. Se cita en el Informe, con una frecuencia especial, el caso de Oscar Tapf quien ingresó al país como turista y aún permanece en el territorio nacional.
A los
señores de la Comisión se escapó el siguiente hecho: el señor Oscar Tapf se salvó milagrosamente de un campo de concentración alemán y que devolviéndole a su país de origen sería devolverlo a un infierno dantesco. El señor Tapf ha tenido el sincero deseo de permanecer en el país sólo el tiempo necesario hasta la obtención de su número respectivo de la cuota de inmigración a los Estados Unidos. Desde el primer momento que ingresó al país, se puso en contacto con la legación norteamericana para su ingreso a Estados Unidos. Numerosos trámites y la aparición cada vez, de nuevos obstáculos, y muy a pesar del interesado, han prolongado la entrada de dicho señor y su familia en este país. Ante un caso como éste no caben los ironías que acompañan el asunto del señor Tapf, en cuyo cuerpo aún están vivas las heridas que atestiguan la “disciplina” en los campos de concentración alemanes. A propósito de este caso, la Comisión Investigadora 141
subraya: “En países de más experiencia que el nuestro, el permiso de turista nunca se convierte en definitivo”. Y se agrega en otra parte, refiriéndose al mismo caso, que se debería actuar en Costa Rica, como en otros países. He aquí como en “otros países” se actúa en casos parecidos.
En EE.UU. se encontraban
millares de personas, ingresadas como turistas, huyendo todos ellos del infierno de la guerra y persecuciones, de toda índole. A nadie se le ocurrió en ese país devolver a dichos “turistas” a su país de origen y hace, más o menos un mes el Departamento de Justicia de Estados Unidos organizó que dichos desdichados pudieran presentarse ante los Consulados Norteamericanos en Canadá y se les convirtió visas de turistas en permanentes. Es pues, así como se actúa en “otros países”. Como ya lo dijimos, no es imposible enumerar cada caso. No quiero que se interpreten mis palabras como una afirmación que no hay el menor reproche, en cuanto a los documentos de toda una colectividad. Pero, excelentísimos señores, y ciudadanos del país, cuántos cambios ha (sic) habido últimamente en Europa, cuánto capricho y paradoja, y todo ello, naturalmente, se refleja en una forma directa o indirecta, en la situación individual de cada uno de los ciudadanos del Continente, de angustias. Un polaco de la ciudad de Wilno, Polonia, pasaba de una ciudadanía a otra porque en los últimos veinte años, dicha ciudad cambió y sigue cambiante de dueños con una frecuencia realmente visible. Estos cambios políticos, símbolos de la Europa de nuestro siglo, ponen, muchas veces, en situaciones trágicas a ciudadanos 142
inocentes, pudiéndose, como es lógico, encontrar en los documentos de esas gentes, miles de contradicciones, en la formación de las cuales no tomaban parte ninguna. La ciudad de Wilno, es uno de tantísimos ejemplos que podríamos citar. Y además, si un pueblo hubiera sido tan perseguido como el nuestro, a través de los siglos, tal vez no presentaría formalidades mayores que como en los casos negativos de los nuestros. Tal vez ni los apellidos le quedarían, ya no hablo de documentos. La Rusia zarista lanzaba, muchas veces afuera, a muchos de sus ciudadanos, basándose en caprichos de una dictadura feroz, sin permitir que los infelices se llevaran consigo algunos documentos.
Son los llamados “sin nacionalidad”.
Pregunto con todo respeto: ¿Quién ha de avergonzarse de un Estado como el citado? ¿El que persigue al perseguido? Siguiendo con la lectura del Informe, tenemos motivos para felicitarnos porque, según declara, la gran mayoría de los poloneses entró legalmente al país y en su número no llega a miles, como se pregonaba a todas voces. Recordemos ahora que se decía en círculos de bastante seriedad, que había en Costa Rica polacos paracaidistas y tantísimos otros “istas”. Dichosamente, la Comisión Investigadora, ha puesto fin a las fantasías. A pesar de nuestro pequeño número se nos considera indeseable, porque nuestras actividades son vistas como de carácter monopolizador, no se demuestra sin embargo, con hechos, por qué los israelitas residentes son perjudiciales en el ramo del comercio. La Comisión Investigadora se pasa abiertamente a un campo 143
antisemita y cita literatura de un saber muy conocido, cuando dice: “El mismo capital judío trabaja en Costa Rica porque son judíos los grandes banqueros de todo el mundo”.
Luego: “no debemos permitir que el capital o las grandes
organizaciones israelitas, que tienen el mismo tiempo de negocios, de tribunales y de religión, – ni de ninguna otra nacionalidad – prevalidos de su fuerza económica y de la preponderancia que de la organización, lleguen a dominar al nacional, atenidos a su pobreza y a la desorganización natural en pueblos nuevos”. Excelentísimo señor Presidente, Honorable Diputado, pregunto con el mayor respeto, ¿qué es lo que realmente se pretende? ¿Cómo se podrían definir las palabras de la Comisión, últimamente citadas? A través de ellas se percibe el eco del plagio de los “Protocolos de los Sabios de Sión”.
¿A qué organizadores
israelitas, tribunales y banqueros judíos, se refiere la Comisión Investigadora? El apreciado costarricense don Antonio Urbano M., tuvo la oportunidad de negar en forma rotunda, en uno de los rotativos nacionales, la existencia de dichas organizaciones. En mi trabajo publicado “Sobre la Esencia del Antisemitismo”, demostré con palabras de no judíos el estado lamentable, económicamente hablando, del pueblo judío. Pido, con todo respeto a la Comisión Investigadora, que conste, qué banqueros judíos conoce actualmente, para afirmar como lo ha hecho: “son judíos los grandes banqueros de todo el mundo”. ¿Lo es Morgan? – la casa bancaria más grande en los Estados Unidos –. ¿Son acaso judías las más grandes fortunas norteamericanas, como las de Astor, Ford, Vanderbilt, Rockefeller? Dos terceras 144
partes de los judíos europeos viven actualmente de las cocinas de beneficencia, establecidas en el Continente por Organizaciones de Socorro Norteamericano. ¿Por qué entonces, seguir propagando leyendas, de influencia perniciosas en la mentalidad de las masas? En cuanto a los demás reproches acaso todos los extranjeros en Costa Rica se dedican a lo que prometieron, al ingresar al país? Con pequeñas excepciones, el comercio ha sido la predilección de todos. Se llegó a la agricultura en una fase posterior, comprando fincas hechas, muchas veces, con dinero adquirido en actividades comerciales. Hace poco se nos daba un remedio: agricultura. Pero tan pronto que algunos de la colonia, trataron de orientarse en ese ramo, se le dio por prohibida también. Así, a lo menos se desprende de las sugerencias de la Comisión Investigadora. Ahora se da otro remedio de salvación: Nuevas industrias.
Pero, ¿qué
seguridades podemos tener para que el día de mañana las actividades industriales no nos serán prohibidas? Lo que la Comisión Investigadora persigue es un desplazo progresivo de todas las ramas, porque, lo que en verdad desea, como lo vemos al final del informe es la expulsión, con el voto salvado del distinguido parlamentario don Bernardo Benavides. Antes de pasar a éste, debo referirme a la sugerencia de la prohibición del comercio buhonero.
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En la noche del 10 de febrero de 1940, en la víspera de las elecciones, en su cultísimo mensaje al país, el excelentísimo Presidente, Dr. R.A. Calderón Guardia, declaró con claridad meridiana: “Pero el agricultor y el fabricante necesitan a alguien que expenda sus artículos, y el consumidor quien se los ofrezca a las puertas mismas de su casa, con facilidades de crédito…” Es éste precisamente, el rasgo más característico del comercio buhonero. Para no dar a medias las opiniones al excelentísimo señor Presidente, en cuanto al comercio, debo recordar también que ponía en aquél mensaje como condición “personas arraigadas en el país”. El Hon. Diputado señor Bernardo Benavides, en su informe de minoría, con base de datos demuestra la evolución de nuestra Colonia y que ha de conducirnos al arraigamiento definitivo. Algunos números en cuanto a las emigraciones de israelitas son algo excesivas y se deben, seguramente, al hecho de haberse contado a todos aquellos, que en varias oportunidades salían del país por razones comerciales, y que volvían, después de una corta estadía (sic) en el extranjero. Estadísticas que obran en nuestro poder no permiten, de ningún modo, considerar a los judíos poloneses residentes, como carentes del sentimiento de arraigo. ¡Expulsar a los judíos comerciantes! Permitidme señores, citar algo, al respecto, del grande e inolvidable Sarmiento, de su libro “Conflicto y Armonía de las Razas”. He aquí las palabras del gran hispanoamericano: “La expulsión de los judíos, al mismo tiempo que la España conquistaba la América, ha impedido que Cádiz, la
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antigua y soberbia Gadez de los fenicios y cartagineses, no hubiese sido el Londres de nuestra época”. ¡Expulsar a los judíos indeseables! El primer europeo que pisara tierra americana lo fue el judío Luis de las Torres. Y son numerosos los sabios, que como el catedrático español, García de la Priega, demuestra, que el propio Colón, fue descendiente de judíos españoles. Y cito a continuación las palabras del escritor de la gran cultura, Bela Szekely: “La primera plantación de azúcar conocida en la historia – en Santo Tomás – es, igualmente, una creación israelita.
El punto
céntrico de la colonización llega a ser muy pronto el actual Brasil, y también allí serán los judíos los primeros en crear el cultivo de la caña de azúcar”. Y las bases de una economía sistemática en el Continente Hispano, las debemos al judío “marrano” Tomás de Suiza. Nuevamente, por lo tanto: No nos avergonzamos de nuestra calidad de judíos. Sobre nuestras frentes, una historia de 4.000 años de sufrimiento y de lucha titánica, ha grabado arrugas que exigen respeto. Aplaudo con todo corazón, que a lo menos uno, el Hon. Bernardo Benavides, supo colocarse, en cuanto a este punto a la altura de los principios éticos del verdadero cristianismo. Y volviendo a Sarmiento al referirse, el inmortal argentino, a la obra de don José Antonio Conde, en cuanto a las influencias de los orientales en la espiritualidad española, dice: “Pero lo que Conde no indica y es capital, es la influencia que en las letras españolas ejercieron los judíos, siendo suyos los primeros libros escritos en castellano y creadores de la ortografía”. Tenemos por lo tanto, algo en este 147
continente. No solo trabajo y capital invertidos en industrias de tejidos, sino algo mucho más importante… En aquellos judíos, creadores de la ortografía castellana corría la misma sangre, que, actualmente corre en nuestras venas.
César Tiempo, el poeta judío-
argentino, de nuestros días, ha ganado ya en varias oportunidades diferentes premios por su bella poesía. En los diez años de nuestra evolución en Costa Rica no hemos podido crear milagros, pero tampoco hay motivos de tildarnos de “indeseables”. Y cuando lo esperábamos, no tardó en aparecer la reacción del pueblo costarricense frente el humillante informe de la Comisión Investigadora. Dieciocho distinguidos heredianos, todos ellos gente cultísima, en forma espontánea y sin que hubiera sido solicitado por nosotros, elevaron su clara voz de protesta, y dicen con justa razón: “Todos los que nos sentimos henchidos del espíritu cristiano no podemos ver, sin protesta interior, estas actitudes que abren campo a la lucha racial, convirtiendo a una colectividad como lo es la polonesa en víctimas de ambiciosos nacionales por motivos meramente comerciales, sin importarles la suerte que puedan correr”. “No deben olvidar los señores Diputados que sin darnos cuenta, estamos con uno de los postulados nazistas de la superioridad de razas“. “¿Dónde están los que se hacen pasar por cristianos en estos momentos de angustia para el género humano?” Y terminan los distinguidos ciudadanos: “Y mayor nuestra sorpresa al
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saber que se busca la expulsión de los que en su mayoría se han dedicado con empeño al trabajo honrado en nuestra tierra”. Al finalizar, rogaría que no se busque en esta apelación motivos personales, pues, personalmente, no tengo el gusto de conocer a casi ninguno de los integrantes de la Comisión Investigadora. Este mi deseo no debe interpretarse como temas a la discusión de carácter personal, pues no la temo ni existen las menores razones, pero sí, sería una lamentable desviación del tema. Termino expresando nuestro sincero convencimiento que el cristianismo diáfano y elevado de nuestro distinguido Presidente se eregirá (sic) como una valla impenetrable frente a muchas de las sugerencias de la Comisión Investigadora.
León Gruszko S. En San José, 9 III 41
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