LA HORA FINAL La Verdad Sobre La Captura de Abimael Guzman. Carlo (1)
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LA HORA FINAL
CARLOS PAREDES
LA HORA FINAL La verdad sobre la captura de Abimael Guzmán
@Planeta
Para mis padres, César Augusto y Genoveva. A él, por inocularme el virus de la lectura. A ella, por enseñarme todo lo demás. Este libro no podrá ser reproducido, total ni parcialmente, sin previo permiso escrito del editor. Todos los derechos reservados.
LA HORA FINAL © 2017, Carlos Paredes Diseño de portada: Augusto Carrasco Diagramación: S-mad
La editorial no asume ninguna responsabilidad por el contenido del presente trahajo periodístico e investigación respectiva, siendo el autor el único responsable por la veracidad de las afirmaciones y/o comentarios vertidos en esta obra.
© 2017, Editorial Planeta Perú S. A. Av. Santa Cruz No 244, San Isidro, Lima, Perú. www.editorialplaneta.com.pe Primera edición: setiembre 2017 Tiraje: 4,000 ejemplares
ISBN,978-612-319-198-6 Regisuo de Proyecto Editorial: 31501311700935 Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2017-11263
Impreso en: Cecosami S.A. Calle 3 Mz. E Lote 11 - Urb Santa Raquel, Ate Vitarte, Lima 3 - Perú www.cecosami.com Perú, Lima, Septiembre 2017
íNDICE
El Sendero a la hoz y el martillo
11
La decimoprimera operación
19
Nunca fueron abigeos La génesis del GEIN Su nombre era ~'Isa"
25 39 49 59
Nació una esperanza
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Que se desate la rormenta
71
De puño y letra
79
Los amores del delfín
81
al " Cazan do "pomas
93
La hiperinflación de Sendero y el MRTA
El monstruo ya tiene rostro
109
"Zorba, el griego": el video
115
La fuga de verano
123 133
Sangre nueva en el G El N
Le llegó la hora a "Sotil"
137 143 147 149
La caja chica del terror
155
El ciudadano japonés La guerra en los tiempos del cólera El "Chino", el autogolpe y Sendero
7
La hora final La ruta de "Sotil" La bailarina y el "Zorro" Operación Victoria La versión de ellos La maldición del "Cachetón" La traición Epílogo Agradecimientos Bibliografía
163 171 183 197 211 213 221 225 239 241 No
hay secreto que el tiempo no revele. JEAN RACINE
EL SENDERO A LA HOZ Y EL MARTILLO
La primera semana de mayo de 1980 Florencia Conde Núñez llegó a Chuschi, un caserío perdido entre las montañas de Cangalla. Conde Núñez, a quienes los testigos de la época describieron como de unos treinta años, de estatura media y marcados rasgos andinos, había sido enviado a este pequeño pueblo ayacuchano para organizar las elecciones generales. Se trataba de la tarea más importante que le habían confiado en su carrera de registrador electoral. (Después de doce años de dictadura militar, en todo el Perú se abrían las urnas para elegir a las nuevas autoridades democráticas que gobernarían el país por los siguientes cinco años.) Una vez llegado a Chuschi, Conde Núñez se instaló en una casa que el teniente gobernador del poblado le dio para que, además de servirle de morada, ahí funcionase al Registro Electoral de Chuschi. Las elecciones generales a nivel nacional habían sido convocadas para el domingo 18 de mayo. El arquitecto Fernando Belaunde Terry, el expresidente defenestrado por el golpe militar que encabezó el general Juan Velasco Alvarado en octubre de 1968, era uno de los favoritos para volver a Palacio de Gobierno reivindicado por el voto del pueblo. Pero no era el único candidato: después de la muerte de Víctor Raúl Haya de la Torre, poco antes de que la Asamblea Constituyente terminara de redactar 11
la Constitución de 1979, la que iba a empezar a regir con el inicio del gobierno democrático electo, el APRA tenía como candidato presidencial a su histórico líder Armando Villanueva del Campo, el ronco político apodado "Zapatón". Por su parte, la derecha peruana presentó como principal carta al recordado exalcalde de Lima y fundador del Partido Popular Cristiano, el abogado Luis Bedoya Reyes, apodado "Tucán" por su prominente nariz aguileña. Mientras que la izquierda, como es usual en el Perú, estaba tan fragmentada como desunida: había presentado hasta siete candidatos presidenciales, cada cual representando minúsculas variaciones dentro de la gama de pensamientos de izquierda (desde el dirigente campesino cusqueño, el radical Hugo Blanco, hasta el socialista Gustavo Momhe Llana, empresario de construcción y fututo dueño del diario La República, pasando por otras figuras muy combativas entre los sindicatos de aquel entonces, como el profesor Horacio Zevallos, líder de una facción importante del gremio magisterial) en un mundo que todavía asistía a la Guerra Fría y que tenía como polos a una Unión Soviética como faro de muchos correligionarios latinoamericanos y a una China revolucionaria y disidente que empezaba a tener influencia entre los comunistas autóctonos más radicales. Una disputa ideológica que enfrentó a Moscú y Beijín, arrastrando a los seguidores de ambos bandos en el llamado Tercer Mundo, o países en vías de desarrollo, como era el Perú al iniciarse los dos últimos decenios del siglo veinte.
*** Florencia Conde Núñez tenía todo preparado para que el tercer domingo de mayo del año 1980 las elecciones se realizasen con éxito en Chuschi, que ese día iba a recibir a muchos comuneros de aldeas cercanas en donde no se podían instalar mesas de votación. El material electoral (que constaba de un padrón electoral, dos mil doscientas cédulas de votación, actas de escrutinio, once ánforas para depositar las cédulas dobladas y cerradas con un holograma, sellos, lapiceros y hasta la tinta indeleble para marcar los dedos de 12
los electores de aquel poblado ayacuchano) ya estaba guardado en la casa que él ocupaba en una calle cerca de la plaza de Chuschi. Era una típica casa rural de la sierra construida de adobe, con techo de tejas rojas a dos aguas, puertas y ventanas de madera y piso de tierra. La mañana del jueves 15 de mayo, el registrador Florencia Conde Núñez se cruzó con un pequeño grupo de jóvenes que parecían estudiantes de educación secundaria de la zona, quienes lo interceptaron en una de las calles sin asfaltar y lo amenazaron con destruir el material electoral arguyendo que las elecciones eran una farsa, que lo único que buscaban era la continuación del caduco Estado burgués, que iban a empezar a cambiar las cosas en el país. Todo hace indicar que Florencia no tomó en serio esta amenaza porque parecía una palomillada típica de colegiales. No prestó atención a dos de los clichés más usados por el lenguaje maoísta: "caduco y viejo Estado burgués" y "elecciones como parte de una farsa". Simplemente, no les hizo caso y siguió coordinando con las autoridades locales para que todo funcionase el domingo de elecciones. A las dos de la madrugada del sábado, víspera de las elecciones, el silencio de Chuschi fue interrumpido por cinco desconocidos que, con barretas de fierro en mano, forzaron la puerta de la casa donde Conde Núñez dormía. (A su lado se hallaba al material electoral.) Los asaltantes tenían las cabezas cubiertas por capuchas y sorprendieron al registrador cuando este intentaba levantarse. Lo empujaron hasta el fondo de la habitación intentando amedrentarlo a punta de insultos y palabras soeces, lo amarraron de manos y pies y le vendaron los ojos. Acto seguido, arrojaron por toda la habitación el material electoral, lo rociaron con gasolina y prendieron fuego. El ataque no había durado ni cinco minutos y la ausencia de policías en el pueblo facilitó el asalto y la fuga de los saboteadores. Las crónicas periodísticas de la época, que reconstruyeron la reacci6n de Florentino Conde Núñez después del ataque, consignan que por casi una hora este luchó para librarse de las ataduras, primero de sus manos y después de las que aprisionaban sus pies, y salió corriendo directo a la iglesia del pueblo, subió hasta el campanario y empezó a 13
tañer compulsivamente la campana que terminó por despertar a la población. Los comuneros se reunieron en la plaza, donde el alcalde improvisó una asamblea para escuchar el relato de Conde Núñez. La autoridad local decidió organizar patrullas con los comuneros más fuertes para que salieran tras los pasos de los forasteros que habían provocado alarma y miedo entre la población. El registrador describió a los asaltantes y confesó haber reconocido sus voces. Eran los mismos jóvenes que dos días antes lo habían amenazado en una calle del pueblo. Unas horas después de iniciada la persecución, esta dio sus frutos. En una choza abandonada en una de las montañas que circundan el pueblo encontraron a cuatro de los cinco atacantes, dos de ellos fueron reconocidos por los comuneros de Chuschi como pobladores de la vecina comunidad de Quispillacta. Eran muy jóvenes, casi adolescen-
El frustrado sabotaje electoral en Chuschi, sin embargo, fue para Sendero Luminoso el inicio de la lucha armada en el proyecto mesiánico de hacer una revolución proletaria, que un profesor de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, Manuel Rubén Abimael Guzmán Reinoso, y un grupo de sus seguidores venían preparando hacía veinte años, desde inicios de 1960. La prensa de Ayacucho dio cuenta de que los asaltantes de Chuschi habían dejado una bandera roja desplegada y pintas, también rojas, en el local electoral, alusivas a algo que resumieron en tres letras "ILA". Los mensajes estaban firmados por un extraño "Partido Comunista del Perú, por el Sendero Luminoso de José Carlos Mariátegui", un nombre largo y desconocido que un redactor consignó simplemente como Sendero Luminoso, dejando así fijado el nombre de todo aquello que encarnaría el
tes, y negaron haber realizado el asalto, pero al registrarle los bolsillos a uno de ellos se le encontró un sello de! registro electoral. Cuando los comuneros aparecieron en Chuschi con los cuatro detenidos, e! alcalde
terror para siempre. Por muchos años existió el mito de que la preparación para lo que Sendero llamó el histórico ILA (Inicio de la Lucha Armada) se había
decidió dirigirse hasta Cangalla, la capital de la provincia, para infor-
llevado a cabo en algún paraje desconocido de las alturas ayacuchanas. Después se supo que el ataque a Chuschi fue planificado en Lima,
mar e! suceso a las autoridades. A las pocas horas, e! alcalde regresó al pueblo a bordo de un camión del Ejército. Este se llevó a los cuatto jóvenes que habían permanecido bajo custodia en e! local comunal. El quinto, e! presunto jefe de! grupo, había logrado tomper el cerco de los comuneros y se perdió entre los cerros vecinos que flanqueaban e! poblado. Era e! primer subversivo que escapaba de la ley.
apenas un mes y medio antes de ser ejecutado. Sucedió durante la primera escuela militar de Sendero Luminoso que duró quince días de intenso adoctrinamiento realizado en una casa de Chaclacayo, a veintisiete kilómetros al este de Lima. Además de charlas políticas, que estaban a cargo del mismo Abimael Guzmán, entonces simplemente el camarada "Gonzalo", se hicieron prácticas de tiro y mani-
***
pulación de explosivos en los cerros desérticos que circundan la zona. Los minuciosos archivos de Sendero Luminoso, encontrados años
Ni Florencia Conde Núñez, ni e! alcalde de! pueblo, tampoco las auroridades políticas de Ayacucho y menos las altas auroridades del
después por el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), registran que en esta primera promoción de senderistas participaron cincuenta y un personas, varias de ellas serían identificadas, unos años después,
Gobierno central anticiparon que ese incidente sería e! punto de partida de una espiral de violencia que provocaría zozobra, muerte y mucho dolor en los próximos tres lustros de la historia peruana. Quizá porque el boicot no tuvo un efecto real. Y es que las autoridades electorales de Cangalla lograron enviar a tiempo nuevo material electoral y los chuschinos pudieron votar la tarde de ese domingo.
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como importantes cuadros senderistas y miembros de su Comité Central, como la esposa de quien llegaría a ser el "Presidente Gonzalo": Augusta La Torre Carrasco, la camarada "Norah", por muchos años la número dos de la organización. Su muerte es uno de los misterios aún no desentrañados en la historia de Sendero Luminoso. 15
*** Los orígenes políticos de Sendero Luminoso se encuentran en las disputas de! movimiento comunista internacional que a inicios de los años sesenta tuvo un hito fundamental con e! enfrentamiento abierto entre los prosoviéticos y los prochinos alrededor del tema de la violencia como medio para la revolución de las masas. Mientras que los seguidores del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), hegemónico en la esfera comunista del mundo en plena Guerra Fría, eran partidarios de la tesis de tránsito pacífico al socialismo tal como lo plantearon los jerarcas del PUCS en su congreso de 1956, los comunistas locales, alineados con e! Partido Comunista Chino, se adherían a la vera de la violencia y de la necesidad de una "guerra popular" como única vía para hacer eso que ellos llamaban "revolución proletaria", de! campo a la ciudad. Y, en ese escenario, Abimae! Guzmán Reinoso, profesor de Filosofía de la Facultad de Educación de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, era el más entusiasta impulsor de la facción vioientista en el Perú. Declararle la guerra al establishment político peruano, "al viejo Estado reaccionario", en
cuatrocientas cincuenta mil. Tres cuartas partes de ellas sobrevivían gracias a una agricultura preindustrial y dos de cada diez campesinos permanecían en regímenes de esclavitud en las haciendas, las escuelas eran tan escasas como las postas médicas, la expectativa de vida apenas llegaba a los cuarenta y cinco años. En resumen, Ayacucho era terreno fértil para las ideas extremistas de la revolución marxista que llegaron a la ciudad con la reapertura de su universidad.
el léxico maoÍsta.
La universidad ayacuchana había reabierto sus puertas con la ayuda foránea en 1959, como parte del esfuerzo por impulsar a una de las regiones más pobres de! Perú. Fueron setena y un años de espera, desde que e! presidente Andrés A. Cáceres decidera clausurarla por graves conflictos internos a finales de! siglo diecinueve (1886). En 1962, el rector de la universidad, e! profesor marxista Efraín Morote Best, padre del que después sería e! líder senderista Osmán Morote Barrionuevo, le ofreció a su colega arequipeño, tan marxista como él, Abimae! Guzmán Reinoso, la dirección de la Facultad de Educación. Aunque inicialmente Guzmán rechazó la oferta de mudarse a Ayacucho, al poco tiempo decide dejar la ciudad de Arequipa, donde acababa de presentar su tesis doctoral La teoría kantiana del espacio. Cuando Guzmán llega a Huamanga, en todo e! departamento de Ayacucho vivían menos de medio millón de personas, exactamente
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LA DECIMOPRIMERA OPERACiÓN
Un flash del noticiario 90 Segundos sacudió a la señora Amelia Tello de Núñez, como a muchos peruanos, ese sábado 12 de setiembre de 1992. Alrededor de las diez y treinta de la noche, el canal 2 interrumpió la película de acción que pasaba y un presentador de noticias dio la noticia que todos querían escuchar hacia mucho tiempo: "Abimael Guzmán ha sido capturado". Una gran noticia para la señora Amelia como para la inmensa mayoría de peruanos. Solo que para ella la noticia empezaba a transformarse en pesadilla, conforme se iban conociendo los detalles de la captura. Y es que el lugar donde se escondía el terrorista más buscado del Perú era la casa que ella había alquilado hacia cuatro meses atrás a una guapa bailarina y a su esposo, un arquitecto joven y amable. La señora Amelia no podía creerlo cuando la televisión confirmó el lugar exacto donde había caído el monstruoso líder de Sendero Luminoso: la casa que tenía el número 459 de la Calle 1, en la urbanización Los Sauces de Surquillo. Esa casa ni siquiera era suya. Era de propiedad de su hermana Lucero, quien vivía en Italia junto con su esposo, y le había pedido el favor de administrarla en su nombre mientras ella residía en el extranjero. 19
Varias preguntas le vinieron a la mente a la señora Amelia, que comenzaba a preocuparse mientras sus vecinos del barrio salían a festejar eufóricos y emocionados: ¿Qué tenían que ver con el terrorismo sus dos inquilinos que daban la impresión de ser una pareja pacífica y de bien? ¿Cómo así entró a la casa el hombre más buscado del país sin que nadie lo viera? ¿Qué pasará con ella cuando la Policía se entere de quién era la casa que servía de escondite al hombre responsable de miles de muertes y de la destrucción del país? ¿Cómo podrían reaccionar los terroristas cuando sepan que su líder cayó en la casa que ella les alquiló, acaso pensarían que su familia los delató? ¿Podría recuperar la casa de su hermana, después de todo esto? Estas interrogantes la asaltaban cuando todo el Perú salía a las calles a festejar, sin importarles que fuese casi la medianoche. Los peruanos se acostaron esa noche de sábado con la esperanza de que el país podía cambiar.
*** Apenas cinco horas antes de conocerse la noticia, Patricia Awapara Penalillo y su pareja Celso Garrido-Lecca Seminario llegaron a la casa de la urbanización Los Sauces sin imaginar, ni siquiera remotamente, que la visita a Maritza Garrido-Lecca los iba a involucrar en una noticia de alcance global, asociándolos a la dirigencia de uno de los grupos terroristas más letales del mundo. Patricia Awapara y Celso Garrido-Lecca tuvieron la mala suerte de ser un "daño colateral". Víctimas de la torpeza o desinteligencia de un general de la Policía, que se montó a última hora a la Operación Victoria del GEIN, fueron grabados junto con Abimael Guzmán y los demás senderistas detenidos esa noche. Horas después ese video fue presentado por el presidente Alberto Fujimori a los medios, Desde ese momento Patricia y Celso eran, al menos para la opinión pública y para no pocas autoridades, parte de la cúpula senderista. Veinticinco años después, Patricia Awapara decidió romper su silencio. Contar cómo conoció a Maritza Garrido-Lecca y lo que 20
vivió esa noche que cambió su historia y la historia del Perú. Ahora es una mujer madura, madre de una adolescente, sigue siendo una excelente bailarina de danza moderna, solo que a ese talento del movimiento y la coreografía le ha sumado la tranquilidad espiritual que practica e inspira una maestra de yoga. Está sentada en un ambiente de su academia de danza moderna, que es también una escuela de yoga, además de su casa, en Magdalena, el barrio donde siempre vivió. Celso Garrido-Lecca ya no es su pareja, él ha regresado a vivir a Chile. Patricia hace el esfuerzo para recordar los detalles de esa noche. Recuerda, por ejemplo, que esa tarde de sábado era la tercera vez que visitaban a Maritza en esa su nueva casa, donde vivía con Carlos Incháustegui desde el mes de mayo. Patricia y Celso estuvie,ron a punto de dejar una nota debajo de la puerta porque por varios minutos no respondían sus llamados, No era raro en Maritza, siempre se demoraba en abrir, pero esa tarde la espera se prolongaba más de lo usual. Se miraron como para dar media vuelta y volver a casa, cuando escucharon al fondo la voz delgada de la sobrina de Celso que grito "ahorita salgo, Patricia". Maritza Garrido-Lecea abrió la puerta y los hizo pasar. Adentro los saludó Carlos Incháustegui. Esta escena era seguida por el equipo de vigilancia fija del GEl N desde "El Castillo", como llamaban al cuarto del tercer piso de una casa ubicada exactamente enfrente. Por todo lo que vieron, oyeron y encontraron los policías tenían fundadas sospechas de que ahí estaba el "Cachetón", el seudónimo que le pusieron a Abimael Guzmán para comunicarse por radio. Ese sábado estaban ahí para allanar la casa y nada iba a evitarlo. En enero de 1991, Guzmán había escapado por unas horas de una casa en la exclusiva zona de Chacarilla que era su escondite. PatriciaAwapara, Celso y Maritza Garrido-Lecca y Carlos Incháustegui pasaron las dos horas conversando distendidamente y tomando el vino chileno de caja que habían llevado los visitantes, Patricia cuenta que estuvieron sentados en la sala semivacía donde Maritza daba clases de danza. Hablaron probablemente de la familia, de teatro, música o danza, pero no de política, ni de atentados terroristas, tampoco de 21
Sendero Luminoso o de Abimael Guzmán. Veinticinco años después no podría precisarlo. Lo que sí recuerda es que a los pocos segundos de haber salido escuchó una voz vehemente y después vio a un hombre y a una mujer que empuñando cada uno un revolver gritaban ser policías. Después escuchó un sonido parecido a un balazo. Todo fue muy rápido y confuso hasta que terminó tirada boca abajo en el pequeño jardín interior junto con su pareja Celso y los dueños de casa, con más hombres y mujeres armados a su alrededor. Los siguientes minutos y horas de esa noche de sábado fueron de extrema confusión y miedo para Patricia, quien relata que permaneció rodo ese tiempo en uno de los ambientes del segundo piso de la casa. Uno de los hombres armados que la cuidaba abajo le dijo que eran policías de narcóticos, arriba escuchó a alguien hablar con acento de gringo masticando español, felicitando por la operación; eso solo acrecentó su confusión. No sabía que era el agente "Gitano", que había perfeccionado la técnica de la imitación como parte de sus cubiertas de seguimiento, y esa noche ponía en marcha una estrategia psicosocial preventiva haciéndose pasar por un supuesro policía gringo. No entendía nada. Hasta que pidió ir al baño y la agente Elena Vadillo le explicó que en esa casa habían capturado a Abimael Guzmán. Quedó helada. Empezó a entender la transformación que había visto en Maritza Garrido-Lecca desde que la conoció a finales de 1990. Su paso de un pequeño departamento de la avenida Garzón de Jesús María a una casa bien ubicada en San Antonio, su repentina mudanza a la. casa de Los Sauces, la cocina repleta de platos sucios, que un día descubrió sin querer, inexplicable para una casa donde vivían solo dos personas. El automóvil nuevo que manejaba y que decía era prestado. Su cambio de peinado y forma de vestir. Por qué ya no tenía ese "Ángel especial en escena" que había visto en ella la primera vez que la vio bailar. La razón por la que nunca le enseñó ninguna de las dos casas donde vivía con Carlos Incháustegui. Lo que no entendía era por qué Maritza cuidaba al monstruo Abimael Guzmán. Mientras los hombres del GEIN coronaban la Operación Victoria, la captura tomó a rodo el mundo por sorpresa; incluyendo a la 22
cúpula del poder. El presidente Fujimori descansaba en un villorrio perdido de la selva, después de haber pescado en una cocha del río Amazonas cercana a Iquitos. Aunque, varios años después, su hijo Kenji dijo que su padre no estaba pescando en [quitos esa noche, sino en el aeropuerto militar del Callao a punto de viajar a provincias y, cuando se enteró de la captura, destapó un champagne y brindó con los militares que lo acompañaban. Kenji era un niño que esa noche estaba con su padre. Su súper asesor de inteligencia, Vladimiro Montesinos, terminaba de comer conejos en una casa campestre de Chaclacayo. Los ministros, incluidos los de Defensa e Interior, ambos generales del Ejército, asistían a un cóctel en la residencia del embajador británico en Lima en honor del ministro del Interior del Reino Unido, Kenneth Clarke, quien estaba de visita en el Perú ofreciendo ayuda para la lucha contra el narcotráfico. Nadie interrumpió esa reunión de diplomáticos, políticos, empresarios, militares y periodistas, rociada de mucho whisky inglés que ofrecía el embajador británico. Los que fueron los últimos en dejar la casa del embajador fueron advertidos por sus guardias de seguridad que habían caprurado a Abimael Guzmán. No sabían nada, pensaban que era una broma, pero sus guardaespaldas les dijeron que ya lo habían anunciado en la televisión. Antes que Fujimori y Montesinos, en el Perú, el presidente estadounidense George Bush, padre, ya había sido informado de la captura. Lo supo a los pocos minuros porque ese sábado, desde las primeras horas de la tarde, estuvo al tanto de las operaciones Bob, el enlace de la Central de Inteligencia Americana (CIA) en la oficina del comandante Benedicto Jiménez, quien era el jefe operativo del GEIN. Bob o "Superman", como le decían los policías por su parecido al acror Chrisropher Reeve, era un personaje conocido en el Grupo Especial de Inteligencia, era él quien rodas los meses entregaba la ayuda económica en efectivo para sufragar los viáticos de los ochenta agentes en el campo. La CIA había colaborado con equipos electrónicos de avanzada para la época, había construido las oficinas del GEIN en el edificio sin terminar erigido enfrente de la Prefectura de Lima. Así que, ese
sábado, Bob permaneció todo el tiempo en la oficina de Jiménez y se enteró de la captura de Abimael Guzmán en el mismo momento en que el mayor Luis Valencia Hirano dijo por la frecuencia de radio: "¡Acero ... Bingo, bingo! ¡Tenemos al 'Cachetón'!". En ese momento Bob salió a llamar por teléfono a su jefe en Lima y este avisó de inmediato a su central en Virginia. A los pocos minutos el presidente estadounidense George Bush estaba enterado de todo. Fujimori dormía en una apacible carpa en medio de la selva, exhausto de tanto practicar su deporte favorito. Montesinos no podía comunicarse con él para avisarle. Estaba desesperado porque quería que Fujimori diera la orden para que la Dirección Nacional Contra e! Terrorismo (DINCOTE) le entregase a Abimael Guzmán. Peto ya era demasiado tarde. El general de la Policía que se montó a última hora en la Operación Victoria tenía el control del detenido y a toda la prensa nacional e internacional en la puerta de su oficina como el mejor seguro para que no le quitasen su ttofeo. Luego filtraría un video para inmortalizarse como e! "Cazador de Abimael". Había nacido un héroe. Pero, cómo hicieron los héroes de verdad, ese puñado de policías que vivió y sufrió de cerca la violencia terrorista. Los que poco a poco, con errores y aciertos, fueron entendiendo la naturaleza, organización y estrategias de Sendero Luminoso y que un día cambiaron la manera de investigarlo, de desbaratarlo con inteligencia, sin violencia y sí con mucha persuasión. Hombres y mujeres que trabajaban dieciocho horas al día sin descanso semanal a cambio de un salario ínfimo. Sin las mínimas condiciones para enfrentarse a un enemigo tan devastador como fanático. Esta es una historia real que, veinticinco años después, se puede contar con detalles porque el tiempo se ha encargado de poner las cosas en su lugar. Esta es la historia del Grupo Especial de Inteligencia de la Policía del Perú. El GEIN.
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NUNCA FUERON ABIGEOS
Antes de que e! arquitecto Fernando Belaunde Terry regresara a Palacio de Gobierno, Sendero Luminoso había empezado su plan de lucha armada como mecanismo para llegar al poder. La confusión y desconocimiento del fenómeno de extrema violencia y métodos terroristas para instaurar una dictadura comunista eran clamorosos entre la clase política. Al presidente Belaunde se le atribuye una declaración describiendo a los senderistas como vulgares abigeos. Después, cuando era claro que estaban subvirtiendo el orden público, dijo que sospechaba que habían sido entrenados en Cuba; dando a entender que se trataba de una tí pica guerrilla guevarista y no un grupo maoísta mucho más violento y mesiánico. No sabía que Abimael Guzmán calificaba de "expertos en guerrillas de un mes" o simplemente "burgueses" a los grupos alzados en armas que tomaban como modelo el levantamiento de los hermanos Castro contra la dictadura de Fulgencio Batista en la Cuba de mediados del siglo veinte. Revisando las declaraciones públicas de sus ministros en los primeros meses de! segundo belaundismo, es evidente que tampoco entendieron la naturaleza y amenaza de Sendero Luminoso. El ministro del Interior, José María de la Jara, negó que hubiera un "brote guerrillero"
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y consideraba a los senderistas "un grupo sin fuerzá'. Para el ministro de Relaciones Exteriores, Javier Arias Stella, había evidencias altamente sospechosas de la existencia de algún tipo de intervención foránea en los acros de sabotaje que se sucedían con más intensidad. El hermano del presidente, Francisco Belaunde Terry, que era diputado por Acción Popular, declaró a la prensa que era "una exageración calificar de actos de terrorismo lo que son cuestiones pueriles". La ceguera no era exclusividad del partido de gobierno y de sus ministros. Los políticos de todas las tiendas tampoco tenían clara la situación. Solo por dar dos ejemplos de las antípodas ideológicas: e! diputado de! Partido Popular Cristiano Ce!so Soromarino pensaba que e! origen de Sendero Luminoso estaba en un portaaviones ruso anclado en e! Caribe cubano; al otro extremo ideológico, para e! senador Javier Diez Canseco Cisneros las acciones violentas de los primeros meses de! senderismo tenían un "nítido sello de derecha". Quizá una maniobra de la CIA para sabotear e! crecimiento de la izquierda en el Cono Sut. Miopía política que favoreció a las huestes de Abimae! Guzmán. Sendero Luminoso se había preparado durante veinte anos para dar e! paso a la lucha armada. Su mayor fuerza de adoctrinamiento de campesinos y obreros eran los profesores que pasaron por las aulas de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, donde Abimael Guzmán era profesor de Filosofía. Ellos estaban a cargo de los colegios unidocentes de las comunidades y pequenos poblados de la sierra ayacuchana. La ideología de Sendero Luminoso era una mezcla de las teorías de Marx, Lenin y Mao, en especial este último, interpretado por Abimae! Guzmán según su particular análisis de la realidad socio económica del Perú. Guzmán definía al Perú como un país semicolonial y semifeudal, donde 60% de la población era campesina sin tierra propia, lo que les obligaba a la servidumbre. La única posibilidad de cambiar esto era a través de una revolución armada de! campo a la ciudad, tomando e! modelo de guerra de guerrillas de la revolución cultural de la China de Mao. "¡Salvo e! poder, todo es ilusión!", reza uno de los dogmas de Sendero Luminoso.
Una explicación de esta ceguera de! nuevo gobierno civil, después de doce anos de dictadura militar, es la desaparición de los archivos de inteligencia de! Ministerio de! Interior en la víspera de la juramentación de Fernando Be!aunde. Según se supo luego, esros archivos contenían abundante información sobre Sendero Luminoso, especialmente detalles de sus operaciones en Ayacucho e incluso datos sobre e! inicio de la lucha armada y de! propio profesor Abimae! Guzmán Reinoso, quien era sin atenuantes e! líder de esta facción radicalizada de! Partido Comunista. Todo desapareció antes de que e! ministro De la Jara ingresase a su despacho los días posteriores al 28 de julio de 1980. Las explicaciones sobre este robo de información clasificada de! Estado peruano son varias, pero la que tiene más sentido es que los militares sentían vergüenza de admitir que estaban entregando un país con un movimiento terrorista organizado en su gestión, en sus narices. Siguiendo esa lógica, para ellos evitar su desprestigio era más importante que contribuir a la seguridad nacional. Algunos anos después, e! general Francisco Morales Bermúdez hizo una sorprendente revelación ante la pregunta de un periodista sobre por qué no hicieron nada para evitar el inicio de la lucha armada: "Teníamos informes de inteligencia que afirmaban que el gtupO de Guzmán propugnaba la lucha armada. Pero en esos anos, más de sesenta grupos políticos decían lo mismo. No podíamos prever que estos sí lo harían". Sin embargo, a pesar de la desaparición de los archivos del ministerio de! Interior, Abimael Guzmán no era un desconocido para los servicios de inteligencia de la Policía y las Fuerzas Armadas. Antes de pasar a la clandestinidad e iniciar acciones armadas, fue arrestado tres veces y conoció las celdas de El Sexto, la cárcel destinada a los presos políticos en Lima. La primera y única foto que se tenía de él es de 1969 y fue tomada después de ser arrestado por participar en las violentas y masivas protestas callejeras en Ayacucho y Huanta para oponerse a la reforma educativa de! general Velasco. Fueron días de convulsión que obligaron al gobierno militar a mandar refuerzos de policías a Ayacucho para sofocar la
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protesta. El saldo fue de catorce personas muertas, entre ellos dos niños, y hubo cincuenta y cinco heridos. En 1970 Abimael Guzmán fue detenido responsabilizándolo de la muerte de veintidós campesinos de una lejana comunidad de las alturas de Huanta. Su detención duró cuatro meses. Salió en libertad condicional después de que un grupo de intelectuales ayacuchanos firmatan una carta pública pidiendo que lo liberen. El tercer y último arresto de Guzmán fue la noche del domingo 7 de enero de 1979. Una desactivada huelga general convocada por la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP) había movilizado a los detectives más experimentados de la Dirección de Seguridad del Estado con la finalidad de ubicar y detener a los principales políticos de izquierda señalados como agitadores sociales por el gobierno militar. La noche que decidieron salir en busca de ellos, a un veterano policía que conocía de cerca los planes inminentes de la lucha armada que tenía la facción más extremista del Partido Comunista se le ocurrió aprovechar la situación para ir en busca de su líder que, según información privilegiada que tenía, estaba en Lima. Tres podían ser los lugares donde Abimael Guzmán estaba en Lima. La casa de sus suegros en Magdalena, la residencia para alumnos y profesores de la Universidad Entique Guzmán y Valle (La Cantuta), de Chosica, o la casa de su hermana Clara. Fueron en grupos divididos a los tres lugares y lo encontraron en la cuadra cinco de la avenida Pershing donde vivía el padre de su esposa, Carlos La Torre Córdova. Fue conducido en calidad de detenido a las oficinas de Seguridad del Estado en la Prefectura de Lima. Su familia política de inmediato llamó a la abogada Laura Caller Iberico, quien lo había defendido cuando quedó preso en El Sexto por los sucesos violentos de Ayacucho, pero esta recomendó al doctor Horacio A1varado, un conocido exjuez y profesor universitario. Cuatro días después, Abimael Guzmán Reinoso salió en libertad favorecido, más que por la acción de habeas corpus que presentó su abogado, por las gestiones que hicieron en su favor cuatro altos oficiales de la Marina, el Ejército y la Policía, quienes llegaron hasta la oficina de los policías que lo interrogaban
sobre sus planes de la lucha armada para interceder por él, solicitando en un lenguaje sutil que lo liberasen. Era la manera elegante en que los generales de las Fuerzas Armadas le daban una orden a un subordinado de la Policía en un gobierno militar. Guzmán salió sin cargo alguno y no se le vería cara hasta el sábado 12 de setiembre de 1992. Regresaría al mismo edificio de La Prefectura, pero en calidad del enemigo número uno del Perú, detenido en una cinematográfica operación de inteligencia policial acusado de ser el principal responsable de la muerte de miles de peruanos.
*** La inevitable guerra armada planeada por Abimael Guzmán empezó antes de que regresara formalmente la democracia. Sucedió en los últimos días de la dictadura militar. El día previo cuando millones de peruanos regresaron a las urnas para elegir democráticamente al civil que iba a suceder a los generales que tomaron de facto el poder. Empezó en el caserío ayacuchano de Chuschi y rápidamente se expandió por los pueblos de los Andes sureños. Contra el mito que sostiene que los limeños se dieron cuenta de la existencia de Sendero Luminoso el día que explotó un coche bomba en la calle Tarata de MiraRores, el 16 de julio de 1992, el primer atentado terrorista en la capital también se perpetró antes de que terminase la dictadura militar. El lunes 16 de junio de 1980, doce años antes del monstruoso atentado en el corazón de Miraflores, al otro lado de la ciudad, el local de la Municipalidad de San Martín de Porres fue incendiado con bombas molotov lanzadas por un grupo de jóvenes que gritaba consignas de un supuesto movimiento de campesinos, obreros y trabajadores. Es más, el primero de innumerables apagones. en Lima, como táctica para infundir terror, se produjo el mismo día que Belaunde ingresaba a Palacio de Gobierno por segunda vez, el 28 de julio de 1980. Para Sendero Luminoso, Lima siempre fue un blanco importante y centro neurálgico de sus actividades y atentados. Abimael Guzmán
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nunca salió de Lima, vivía acompañado de dos mujeres con las que conformaba el comité permanente del grupo terrorista. Desde casas de barrios residenciales dirigía una guerra que iba subiendo sus decibeles de violencia, destrucción y muerte. La primera víctima mortal de Sendero Luminoso es registrada en el fundo San Agustín de Ayzarca, en Ayacucho, en la víspera de la Navidad de 1980. Pocas horas antes de la Nochebuena un grupo de terroristas irrumpió en la casona y asesinó cruelmente a su propietario. Lo golpearon y le cortaron las orejas, lo desangraron hasta matarlo. Dos días después, los transeúntes madrugadores del centro de Lima vieron con asombro los cadáveres de perros pintados de negro con carteles colgados de sus cuellos que decían "Teng Xiao Ping, hijo de perra". Los policías que los vieron pensaban que llevaban dinamita, una trampa explosiva que después se conocería con el nombre de "caza bobos", pero no era asÍ. Para los senderistas era la forma de decir que estaban en desacuerdo con el líder chino que, según ellos, había traicionado las políticas revolucionarias de Mao. EI15 de agosto de 1981 un ataque senderista al puesto policial de Quinua cobró la primera vida en las fuerzas del orden. El suboficial de la Policía Ramiro Flores Sullca fue el primer policía asesinado por el terrorismo. Las acciones subversivas aumentaban día a día y no daban visos de menguar. El gobierno de Acción Popular desplazó a Ayacucho a las fuerzas especiales de la Policía. Entrenados por veteranos de la guerra de Vietnam, un grupo de élite bautizados como los Sinchis, que en el idioma quechua significa "guerreros", llegó a la ciudad con la consigna de acabar con los hombres y mujeres armados que estaban provocando caos en los pueblos aledaños. Su comportamiento errático produjo resultados inversamente proporcionales. Los métodos que emplearon estos policías deslegitimaron al Estado peruano y le dieron autoridad a Sendero Luminoso. Cumplidos los dos años de la guerra armada, la cárcel de Ayacucho alojaba a más de setenta presos senderistas. Desde Lima, Abimael Guzmán planeaba dar golpes de alto impacto para demostrar que eran imparables, que su revolución se dirigía de modo
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inexorable hacia la destrucción del sistema. Un ataque certero al penal de Huamanga estaba en esa dirección estratégica. Y así lo planeó personalmente. El domingo 28 de febrero de 1982 un pelotón de treinta y tres subversivos atacó el frontis de la cárcel. Los guardias que la estaban custodiando respondieron con sus fusiles. Los internos estaban advertidos y preparados para el ataque y desde sus celdas también embestían contra la policía. Los guardias republicanos que resistían el ataque lograron abatir a dos asaltantes y herir a otros cinco, pero aun así los senderistas se imponían. La fuga era inminente, pero algo falló en sus planes" No llegó a tiempo el camión en donde iban a huir los reclusos liberados a fuego limpio. La fuga masiva fracasó. La furia de Abimael Guzmán fue muy grande. Por teléfono fustigó a un tal camarada "César", el responsable militar de la operación a quien, en su léxico maoísta, acusó de haber incurrido en "graves desviaciones". Ordenó repetir el ataque de inmediato a como diera lugar. El 3 de marzo, al mismo grupo de senderistas, mal armados con pocos fusiles, unas quince pisrolas ametralladoras y tres carabinas, le bastó media hora para tomar el penal de Huamanga y rescatar a todos sus compañeros presos. La cárcel solo era custodiada por siete guardias republicanos. Las cifras finales estimaron en doscientos cuarenta y siete el número de reclusos fugados, de los cuales al menos setenta y ocho eran presuntos militantes de Sendero Luminoso. Dos policías murieron en este segundo ataque al penal de Huamanga y esta vez los senderistas se aseguraron de llevar un camión que trasladó a los reclusos fugados a las alturas que rodeaban a la capital ayacuchana, donde los esperaban sus camaradas para darles atención médica. Uno de los senderistas que resultó herido en el ataque al penal de Huamanga fue Óscar Ramírez Durand, el camarada "Feliciano".. quien después de recibir una bala en la pietna izquierda quedó renco para el resro de su vida. "Feliciano" fue el único líder en libertad después de la detención de Abimael Guzmán, y se escondió en la enmarañada selva del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM). Recién fue capturado el 14 de julio de 1999 en Huancayo.
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Al comandante del GEIN, Félix Castro Tenorio, le tocó trabajar en la estación de la Policía de Investigación del Perú (PIP) de Huamanga en esos aciagos años del inicio y proliferación del terrorismo en Ayacucho. Estuvo ahí aquella noche del martes 2 de marzo de 1982 cuando los senderistas, por orden expresa de Abimael Guzmán, quien ya denotaba un carácter obsesivo y compulsivo, insistieron en asaltar la cárcel de Ayacucho. Castro Tenorio recuerda que esa noche tenía turno de ronda en la ciudad entre las diez de la noche y las dos de la mañana. Los atentados terroristas se producían en cualquier momento y su misión era dar rondas por los lugares estratégicos como el aeropuerto, las estaciones policiales y el penal que acababa de ser atacado. Ese día al apagón general le siguieron ataques armados simultáneos a la comisaría de la Guardia Civil y a las estaciones de la Guardia Republicana y de la PIP. Castro Tenorio estaba de regreso a su base cuando empezó a oír las balaceras en varios puntos de la ciudad. Llegó a su puesto y estaba siendo atacado desde la calle de enfrente. Repelió el ataque por otro flanco. Fue apoyado por un grupo de sinchis que llegó en ayuda de la estación PIP pero no pudieron salir de ahí a apoyar a los policías de la Guardia Republicana que defendían el penal porque el ataque de los senderistas era incesante. Estaba clara la estrategia que tuvieron esa noche. Cercaron a todos los demás policías en sus cuarteles mientras otro grupo de ellos lograba vencer la resistencia de los pocos guardias republicanos que estaban en la cárcel. Cuando cesó el ataque a su estación, Castro Tenorio solo alcanzó a llegar al penal para socorrer a los jóvenes guardias republicanos que habían quedado heridos. Estos fueron trasladados al hospital. La humillación a la Guardia Republicana fue tal que los subalternos exigían venganza. Recordaron que cinco senderistas, que resultaron heridos en el primer ataque, permanecían internados en el hospital de la ciudad. Fueron violentamente a buscarlos a sus habitaciones. A tres de ellos les dispararon en sus camas y así los sacaron a rastras. Los tres murieron a los pocos minutos cuando eran subidos a vehículos policiales. Los otros dos sobrevivieron. Eucario
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Najarro Jáuregui estaba conectado a un balón de oxígeno cuando irrumpieron los guardias republicanos no le dispararon, pero sí le quitaron la conexión de oxígeno y pensaron que moriría en minutos. Sobrevivió. La presunta subversiva Felipina Palomino Pacheco tuvo suerte de ser la última, logró esconderse en los cuartos vecinos al escuchar los disparos en las primeras habitaciones donde estaban internados los senderistas Amílcar Urbay Valle (19), Jimy Winsjoe Mantilla (26) y Carlos Alcántara Chávez (20), los tres asesinados de esa madrugada. Esa actitud desesperada y torpe también jugó a favor de Sendero Luminoso. La denuncia del asesinato público convirtió a los policías de héroes a villanos y a los senderistas en víctimas de la fuerza irracional del Estado. Abimael Guzmán había capitalizado el nefasto accionar policiaco. El segundo golpe de impacto para Sendero Luminoso llegó unos meses después. EllO de setiembre se llevó a cabo el entierro de la primera mártir senderista. Edith Lagos Sáez era una adolescente que había estudiado la secundaria en una escuela de monjas de Huamanga y había muerto el 3 de setiembre en el vecino departamento de Apurímac. El agente del GEIN Félix Castro recuerda que Lagos Sáez fue una de las terroristas que fugó del penal de Ayacucho. Subraya que en la estación de la PIP en Huamanga estaba identificada como una de las subversivas más aguerridas. No era un cuadro político, ni mucho menos, pero sí una mujer con liderazgo entre los milicianos. Su padre, un comerciante acomodado de la ciudad con el suficiente dinero como para mandarla a estudiar a Lima en una universidad privada, quería que sea abogada. Edith Lagos Sáez, o simplemente Edith Lagos para la historia, viajó a Lima en el verano de 1979 para estudiar Derecho en la Universidad de San Martín. Cuando empezó su carrera de leyes no había cumplido siquiera lo~ diecisiete años. Cuando murió en la comunidad de Andahuaylas, tenía diecinueve. Había abandonado la universidad para regresar a Huamanga y unirse a Sendero Luminoso. Pasó a la clandestinidad hasta que fue detenida y encarcelada. Según Castro, no murió en
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un enfrentamiento con una patrulla policial, tampoco en setiembre, sino e! 2 de julio. Dice que Edith Lagos y su novio estaban aprendiendo a manejar y se les malogró e! carro en e! que practicaban, en un paraje de! distrito de Acobamba, de la provincia andahuaylina de Chincheros. No tuvieron mejor idea que asaltar a una camioneta que pasaba por esa zona sin saber que eran policías vestidos de civil. Cuando la joven pareja sacó sus revólveres para someter a los pasajeros de la camioneta, fueron recibidos a balazos. Había sido enterrada en Andahuaylas sin conocimiento de la familia, después se exhumó e! cadáver para llevarlo a Huamanga, donde se organizó su multitudinario entierro. Los Lagos Sáez eran una familia reconocida de Ayacucho con la suficiente influencia social como para pedirle al arzobispo de la ciudad que oficiase la misa por sus funerales. El ataúd salió de la iglesia envuelto en una bandera roja con la hoz y e! martillo. Los cálculos más conservadores estiman que fueron unas diez mil personas las que acompañaron al féretro que iba custodiado por senderistas armados. Las fuerzas de! orden prefirieron no intervenir, se replegaron a sus cuarteles y dejaron todas las calles de! centro hasta e! cementerio sin su presencia. Ese día Abimae! Guzmán decidió hacer oficial e! nacimiento del Ejército Guerrillero Popular.
*** Hasta ese momento e! presidente Fernando Be!aunde insistía en enfrentar a Sendero Luminoso solo con los cuerpos policiales (Guardia Civil, Policía Republicana y Policía de Investigaciones) bajo la dirección política de! Ministerio de! Interior. Pero la presión fue muy fuerte para que las Fuerzas Armadas ingresaran en e! combate a la subversión. Desde enero de 1983 se creó e! "Comando Político Militar de la Zona de Emergencia" y se le dio a un militar de alto rango la autoridad máxima en e! departamento de Ayacucho. Hasta el final de! be!aundismo hubo tres jefes de este comando en Ayacucho con diferentes matices y estrategias, pero con algo en común: los tres fracasaron estrepitosamente en controlar la subversión que
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creció exponencialmente. Según e! informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), en e! año 1984 se produjo la mayor cantidad de víctimas de asesinato, desaparición y violación de derechos humanos, producidos especialmente en la sierra sur del Perú. En e! segundo gobierno de Acción Popular se produjo e! 35% de las muertes y desapariciones de todo el conflicto armado interno, estudiado por la CVR entre los años 1980 y 2000. La matanza de ocho periodistas limeños en e! caserío de Uchuraccay exacerbó la confusión, e! recelo y e! miedo que empezaron a imponerse en los pueblos de Ayacucho extendiéndose a otras zonas de la sierra sur. Los periodistas fueron asesinados en enero de 1983 por campesinos quechuahablantes que confundieron sus cámaras fotográficas y micrófonos con armas de fuego. Pensaban que eran senderistas que volvían a vengarse por la muerte de siete de sus compañeros en la comunidad de Huaychao unos días antes. Los comuneros de Uchuraccay estaban hartos de que los senderistas llegaran a su comunidad para robarles sus animales y la poca comida que podían cosechar en sus heladas y descampadas tierras de las alturas de Huanta. La tensión había empezado cuando Sendero Luminoso quiso imponer su estrategia de autoabastecimiento en e! campo para cortar e! suministro de alimentos a las ciudades. Con e! abandono de sus puestos de autoridades civiles y la policía, los campesinos se sintieron cada vez más desamparados y decidieron organizarse para enfrentarse a los sediciosos. Los terroristas habían dinamitado el único camino que conectaba la comunidad con los pueblos vecinos. Dos campesinos habían sido asesinados por una columna senderista como escarmiento por no acatar sus disposiciones. Un hombre fue volado con dinamita por trabajar su chacra en lugar de unirse a los ejercicios de entrenamiento impuestos por ellos. Los campesi~ nos estaban furiosos. Según la comisión investigadora presidencial, encabezada por e! escritor Mario Vargas Llosa, los comuneros habían linchado en Huaychao no solo a siete sino a veinticuatro presuntos senderistas en los días previos a la llegada de los periodistas. Una de las conclusiones de! Informe de la comisión Vargas Llosa señala que
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los periodistas fueron atacados con salvajismo, poniendo en práctica un ritual ancestral reservado para quienes se cree que han pactado con los espíritus malignos. Willy Reto, uno de los fotoperiodistas muerto en Uchuraccay, logró disparar su máquina fotográfica segundos antes de que e! ataque salvaje de los comuneros termine con su vida y con la de sus siete colegas. La secuencia fotográfica de Reto da la razón al informe de la comisión investigadora. La reacción de Sendero Luminoso contra los campesinos militarizados fue brutal. Una de las masacres más sangrientas ocurrió en los pueblos de Santiago de Lucanamarca y Huancasancos en abril de 1983. Los campesinos, sintiéndose protegidos por una base militar instalada cerca de ellos, decidieron romper la prohibición de cultivar y vender productos agrícolas al mercado citadito que les había impuesto Sendero Luminoso quienes querían interrumpir la cadena de suministro a las ciudades grandes como Huamanga o Huanta. La respuesta senderista fue asesinar a ochenta hombres y mujeres de los dos pueblos. Lo hicieron a machetazos en una escena tan violenta como primitiva. Los comuneros trataron de defenderse en vano con piedras. Dejaron sobre sus cadáveres cartulinas con frases escritas con letras rojas como "Mueran los traidores a la lucha armada". En la entrevista de El Diario, en e! año 1988, Abimae! Guzmán reivindica abiertamente su autoría personal de la matanza y e! uso de! terror. Enviados a zonas que no conocen, sin muchos recursos logísticos, los militares aplicaron la única fórmula que conocían. Entrenados para la guerra convencional o, en e! mejor de los casos, entrenados bajo la influencia de la Escue!a de las Américas en métodos antisubversivos que privilegia únicamente e! aspecto militar desconociendo los elementos psicosociales, políticos y económicos, los militares peruanos en zonas de emergencia imitaban e! modelo argentino actuando más como una fuerza de ocupación que como una fuerza protectora para la población civil, especialmente para los campesinos que, para todo efecto práctico, vivieron sometidos entre dos fuegos: por un lado Sendero Luminoso que quería imponer a la fuerza su
"revolución" y por otrO las fuerzas de! orden que los trataban como presuntos terroristas o sospechosos de colaborar con los senderistas. Con esta lógica, en los primeros años de la lucha contrasubversiva se producen matanzas indiscriminadas de campesinos por parte de patrullas de las Fuerzas Armadas y de la Policía. Una de las más sonadas fue la muerte de sesenta campesinos en e! caserío ayacuchano de Accomarca, en agosto de 1985. El joven subteniente del Ejército Telmo Hurtado, en un acto de profundo salvajismo, ordenó disparar con fusiles FAL y luego volar a todos los comuneros reunidos en la plaza de! pueblo. El oficial Hurtado fue e! primero en ser sancionado por esta masacre. La matanza fue tan abominable y tantas eran las evidencias que a la cúpula militar le fue imposible encubrirla, como habían venido haciendo con los casos anteriores. Desde los albores de la violencia política, organismos de derechos humanos denunciaron la detención-desaparición de muchos jóvenes en el cuartel militar Domingo Ayarza, más conocido como "Fuerte Los Cabitos" de Ayacucho. Estas denuncias siempre eran respondidas por voces oficiales u oficiosas negando cualquier posibilidad de detenciones arbitrarias, torturas, asesinatos y menos incineración de los cadáveres de personas detenidas, especialmente jóvenes, bajo el cargo de ser presuntos militantes de Sendero Luminoso. A inicios de! nuevo siglo, e! periodista Ricardo Uceda en su libro Muerte en El Pentagonito, basándose en el testimonio de Jesús Sosa Saavedra, uno de los militares que conformó el escuadrón de la muerte Colina, denunció que en el cuartel ayacuchano no solo se detenía arbitrariamente a muchas personas acusándolas de ser terroristas, sino que se les asesinaba después de torturarlos y, finalmente, sus cadáveres eran incinerados en un horno consttuido en el mismo cuartel. La CVR investigó estas denuncias recibiendo el testimonio de muchos familiares de detenidos-desaparecidos en Ayacucho, entre los años 1983-1985. También quisieron recibir las versiones de los militares directamente involucrados, pero la mayoría de ellos no quiso colaborar. Conocidas las conclusiones de la CVR, la fiscal de Huamanga Cristina Olazábal denunció por los delitos de secuestro, tortura y 37
desaparición forzada de personas a tres generales del Ejército y a siete oficiales más. Como era predecible, el llamado caso "Los Cabitos" desbordó la jurisdicción ayacuchana y fue a parar al despacho de la fiscal Luz Ibáñez, titular de la Fiscalía Nacional de Derechos Humanos y Tertorismo, quien de manera diligente hizo una prolija investigación que le llevó a hallar cincuenta y ocho fosas clandestinas esparcidas en los 170 mil metros cuadrados que tiene el cuartel militar huamanguino. Los peritos han establecido que, por lo menos, ciento nueve personas fueron maniatadas, amordazadas, vendadas, brutalmente golpeadas y ejecutadas con balas 9mm en la nuca y en la sien. Encontraron restos reconocibles de cincuenta y tres personas, pero solo pudieron ser identificadas plenamente cinco de ellas. La fiscal Ibáñez también pudo encontrar el horno crematorio y hasta el tanque de combustible que lo abastecía para lograr temperaturas infernales que desintegraban los cuerpos de las víctimas. Treinta y cuatro años después, el viernes 18 de agosto del 2017, la justicia ha sentenciado a los responsables de estas criminales acciones, de esta matanza sistemática, a penas que llegan a los treinta años de cárcel. Sin embargo, ninguno de los sentenciados, ni el exministro de Guerra Óscar Brush Noel, ni el exjefe del "Fuerte Los Cabitos", Humberta Orbegozo Talavera o el exjefe de inteligencia de Ayacucho, Edgard Paz Avendaño se han presentado a la lectura de sentencia. La señora Angélica Mendoza, una mujer que se pasó casi la mitad de su vida exigiendo justicia por la muerte de su hijo Arquímedes Ascarza Mendoza, escuchó la decisión judicial sosteniendo con las dos manos un crucifijo que tenía impreso dos palabras verdad y justicia. Ya se conoce la verdad. Solo falta que la justicia se concrete. Aunque Mamá Angélica, desafortunadamente, nunca pueda verla. Falleció el lunes 28 de agosto del 2017 a los ochenta y ocho años. Su cuerpo no resistió más una penosa enfermedad.
LA HIPERINFLACIÓN DE SENDERO Y EL MRTA
Alan Gatcía Pérez asumió la presidencia del Perú a los treinta y seis años. Un carismático, joven y verborreico líder aprista lograba lo que por sesenta años habían perseguido los disciplinados seguidores de Víctor Raúl Haya de la Torre desde que este fundara la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) en 1930, en su temprano exilio en México. A pesar de su juventud, García no era un novato, había pasado toda su vida haciendo política. Le venía de familia. Su padre pertenecía a la generación de apristas fundadores. Antes de ser candidato presidencial, García había sido elegido como uno de los miembros más jóvenes de la Asamblea Constituyente que redactó la Constitución de 1979. Fue diputado por Lima en el segundo gobierno de Fernando Belaunde donde rápidamente destacó por su locuacidad. Después de la muerte de Haya se erigió como el nuevo líder de un viejo partido. Cuando fue elegido como secretario general del APRA tenía la edad mínima para ser candidato a la Presidencia de la República y logró serlo desplazando a líderes históricos de su partid~ como Andrés Townsend Escutra o el mismo Armando Villanueva del Campo. Ganó la primera vuelta electoral en las elecciones presidenciales de 1985 y no fue necesaria la segunda porque el otro candidato finalista, el exalcalde de Lima Alfonso Barrames Lingán, desistió para 39
ahorrarle varios millones de soles al erario. Estaba descontada la victoria de Alan García por amplio margen. Cuando García se ciñó la banda presidencial, Sendero Luminoso tenía cinco años de haberle declarado la guerra armada al Perú. Pero no solo eran los senderistas los que competían en esa carrera desquiciada de muerte y destrucción, estaban también en esta perversa competencia los terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amarú (MRTA). El número uno de los emerretistas era Víctor Polay Campos, un aprista de la generación de Alan García que, como él, tenía a su padre entre los fundadores del partido. Además de nacer en familias apristas, García y Polay habían compartido muchas actividades en su partido desde la adolescencia y luego en aulas de la Universidad Complutense de Madrid cuando ambos viajaron a Europa para completar su formación política. Los años terminaron transformando a Polay en el jefe de una banda de secuestradores que vestía de verde olivo, enarbolando la bandera de la revolución latinoamericana inspirada en la Cuba de Fidel Castro o del "Che" Guevara. Burdo romanticismo para tanta crueldad con sus víctimas. El MRTA se especializó en cometer los secuestros más crueles de los que se haya tenido registro en el Perú. En nombre de la revolución raptaban a empresarios y los mantenían cautivos en forados de tres metros cuadrados bajo tierra, mientras sus familias conseguían las millonarias sumas que les pedían como cupo por sus vidas. A estas mazmorras las llamaban "cárceles del pueblo", y al dinero producto de la extorsión "bonos de guerra". Algunos de sus secuestrados mutieron en cautiverio y a otros los mataron aun cuando sus familiares habían pagado el millonario rescate. A todos ellos les dejó huellas indelebles para el resto de sus vidas. A todos los peruanos, también.
*** Así como el joven presidente Alan García sorprendió a todos con su tesis de pagar no más del 10% de nuestras exportaciones por el
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servicio de la deuda externa, todo hace presumir que al inicio de su primer gobierno también sorprendió con una osada y secreta iniciativa que trabajó con sus más cercanos colaboradores en un intento por parar el terrorismo que atenazaba por dos flancos a su estrenada gestión. Alan García se propuso dialogar con las cúpulas de Sendero Luminoso y el MRTA como una alternativa a la respuesta militar al fenómeno de la violencia política, al terrorismo que día a día engrosaba las estadísticas de muerte y destrucción. Sería la primera alternativa, después optaría por enfrentar a los terroristas con toda la capacidad de fuego de las Fuerzas Armadas. Así resolvió el amotinamiento de presos senderistas en tres penales de Lima. Esta fue una respuesta que le granjeó tantas críticas en el extranjero como adherencias en las clases pudientes de Lima que consideraban, al igual que una facción radical de los militares, que "el mejor terrorista, es el terrorista muerto". Luego, en su gobierno apareció un grupo paramilitar que tomó el nombre de un militante aprista asesinado por los senderistas. Rodrigo Franco fue la aplicación quirúrgica de la tan antigua como incivilizada ley del talión contra las criminales acciones del terrorismo, especialmente contra los senderistas que, en el primer gobierno aprista, asesinaron a más funcionarios públicos que en todos los años de violencia política. Yal final de su mandato, su polémico e investigable ministro del Interior, Agustín Mantilla, intentó hacer gestiones tardías para potenciar a un grupo de policías de la DINCOTE que empezó a trabajar en la inteligencia policial operativa para llegar al cerebro de Sendero Luminoso. En suma, podemos decir que en el primer gobierno de Alan García se probaron varias recetas contra el terrorismo de Sendero Luminoso y del MRTA. Ninguna surtió efecto real. Cuando vio el camino del diálogo como una posibilidad factible, Alan García Pérez quizá pensó que su convincente oratoria podría alcanzar para disuadir a los cabecillas terroristas para que dejaran las armas y la violencia como forma de lucha política. Era lógico pensar que también estaba contemplando ofrecerles algún mecanismo de amnistía o incentivo para que abandonasen las armas y pudieran 41
reinserten en la vida nacional como opciones políticas de la izquierda legal. Intentaba empezar una negociación con la cúpula de los dos grupos subversivos, algo arriesgado políticamente pero no imposible. En e! mundo hay varios ejemplos de negociaciones con grupos subversivos alzados en armas que las deponen a cambio de ciertas condiciones. En Colombia, e! grupo guerrillero M 19 dejó las armas y pudo presentar un candidaro presidencial. Las Fuerzas Armadas Revolucionarios de Colombia (FARC) lograron un acuerdo de paz con e! gobierno de! presidente Juan Manue! Santos después de cincuenta años de violencia imparable. El impetuoso García quería estrenarse como jefe de! Estado apostando por e! diálogo y haciendo política, entendida esta como la búsqueda de acuerdos para alcanzar la paz social en un país castigado por la violencia terrorista. La primera opción de! gobierno de Alan García, e! diálogo con los grupos subversivos, nunca fue admitida por ningún vocero de su gobierno. Los hechos demuestran que García sí intentó dialogar con Sendero Luminoso. O por lo menos hizo un gesto para empezar un primer acercamiento que pudiese llevar a su gobierno al inicio de una negociación con este grupo terrorista, clandestino y radical que estaba desangrando al país. Como de Abimae! Guzmán no se sabía casi nada, salvo que dirigía desde la sombra cinco años de terror y muerte, al joven presidente García se le ocurrió mandar a Suecia al senador y excandidato presidencial de su partido, Armando Villanueva de! Campo, para buscar una entrevista con la familia política de Abimae! Guzmán. Villanueva apostaba por e! diálogo, e! que ya había propuesto unos años atrás en su calidad de presidente de! Comité Peruano de la Asociación Latinoamericana para la Defensa de los Derechos Humanos. Sí creía que una negociación con los grupos a los que prefería llamar insurgentes o subversivos, antes que terroristas, era mejor que enfrentarlos militarmente porque e! costo en vidas humanas, de uno y otro lado, era alto. Alan García le pidió a Villanueva del Campo que contactara al suegro de Abimae! Guzmán, Carlos La Torre Córdova, quien vivía en Suecia como asilado político, junto con su esposa Delia Carrasco
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Galdós y sus hijos, exceptuando a Augusta, quien estaba en la clandestinidad como la camarada "Norah", la número dos de Sendero Luminoso y esposa de Abimael. Pero fue un viaje infructuoso para Villanueva de! Campo. Nadie de la familia La Torre Carrasco lo recibió en Suecia. Es que ni en la dogmática ni en la estrategia de Sendero Luminoso estaba prevista la posibilidad de acuerdo o diálogo alguno con el Estado o la fuerzas "reaccionarias", como llamaban en su léxico maoísta a cualquier político que intentaba buscar un camino alternativo a la lucha armada. La cúpula de Sendero Luminoso, especialmente Abimael Guzmán, era tan radical con su idea de revolución que hasta calificaban de "revisionistas burgueses" a los hermanos Castro y su revolución en Cuba al igual que al líder chino Deng Xiao Ping, después de que en 1977 este iniciara la apertura económica que ha convertido al gigante asiático en la economía más poderosa de! planeta. Con el MRTA parece que la iniciativa de Alan García sí tuvo un relativo e inicial éxiro. Nunca se ha admitido algún tipo de diálogo para que estos subversivos desistieran de sus acciones de guerra y se sentasen a una mesa para negociar su inserción en la vida política. Tampoco se conoce si e! gobierno aprista les ofreció algún beneficio a cambio. Lo que hay son dos hechos que han sido interpretados como parte de una negociación nunca reconocida por ninguna de las partes. Primer hecho: A dieciséis días de iniciarse el primer gobierno de Alan García, e! MRTA hizo pública su decisión de dar una tregua de un año al novato presidente suspendiendo rodas sus acciones militares, incluyendo los secuestros, que eran su especialidad. El armisticio duró dieciocho meses, hasta enero de 1987. Terminó cuando el MRTA lanzó su primera operación militar rural en el distrito de Juanjuí, al norte de la región San Martín. Después, e! MRTA intensificó sus acciones de violencia y sangre al punto que uno de sus secuestros más dramáticos fue e! de! amigo y asesor de Alan García; el empresario de las telecomunicaciones Héctor De!gado Parker, uno de los dueños de Panamericana Te!evisión. Segundo hecho: diecinueve días antes de que e! primer gobierno de Alan García terminara, cuarenta y siete presos de! MRTA, entre
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ellos Víctor Polay Campos y casi toda la cúpula del grupo terrorista que purgaba prisión, fugaron del penal Castro Castro de Lima. Fue una sospechosa y espectacular evasión masiva a través de un túnel de doscientos cincuenta metros construido por varios meses sin que nadie se diese cuenta. Se ha especulado mucho sobre esta fuga masiva. Que fue parte del trato que el mismo Alan García selló con su excompañero y amigo Víctor Polay. Que el presidente saliente dejó escapar a todos los presos del MRTA porque era casi seguro que su sucesor iba a ser su entonces acérrimo enemigo político Mario Vargas Llosa. Especulaciones aparte, lo que sí sucedió es que el MRTA se reconstituyó para retomar sus acciones violentas con la plenitud de sus líderes en libertad. En los años siguientes hubo más muertes y más sufrimiento por las acciones terroristas del MRTA, hasta que una espectacular operación terminó con su último y masivo secuestro. Y también con su existencia misma. Fue la Operación Chavín de Huántar que liberó a los setenta y dos rehenes que el MRTA mantuvo en cautiverio por más de cuatro meses en la residencia del embajador japonés en Lima. Esa tarde del martes 22 de abril de 1997 también terminó la existencia del MRTA, la versión verde olivo del terrorismo en el Perú.
*** El miércoles 18 de junio de 1988 se inauguraba en Lima la XVII Conferencia de la Internacional Socialista. Era la primera vez que este importante evento de los principales partidos políticos de centro izquierda del mundo se realizaba en un país de Latinoamérica. El Perú de Alan García fue el escogido. Era la oportunidad para que el joven presidente peruano proyectase su imagen de nuevo líder del tercer mundo ante sus colegas europeos. Pero un motín de presos senderistas en tres penales de Lima le arruinó la fiesta. La isla penal El Frontón, la cárcel de Lurigancho y el penal de Santa Bárbara del Callao eran dominados absolutamente por los presos de Sendero Luminoso y se negaban a acatar las reglas que el Gobierno imponía. El grupo
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terrorista administraba los pabellones que ocupaba en las cárceles y exigía una disciplina absoluta de sus integrantes. En esas semanas la situación estaba caldeada en los penales. Los medios de comunicación denunciaban que los senderistas estaban construyendo un túnel en Lurigancho para fugarse. Los agentes penitenciarios realizaban paros consecutivos reclamando mejoras en sus condiciones de trabajo y en sus sueldos. Por los paros se suspendieron las visitas a los reclusos, lo que exacerbó más los ánimos. No era la primera vez que los senderistas querían imponerse en los penales: un año antes, la muerte del director de El Frontón, atribuida a los presos senderistas, hiw que el Gobierno aceptara una serie de facilidades para ellos. El día que empezó la conferencia de la Internacional Socialista en Lima, los agentes penitenciarios volvieron a parar y estallaron disturbios simultáneos en los tres penales donde había senderistas presos. En el penal Santa Bárbara del Callao las reclusas tomaron de rehén al alcaide de la prisión y exigieron negociar. De manera conjunta presentaron una lista con veintiséis reclamos que, básicamente, exigían que las autoridades cumplieran con el acuerdo firmado después del asesinato del director de El Frontón y que las autoridades garantizasen que a los senderistas del pabellón Británico del penal de Lurigancho no los iban a trasladar al penal de Canto Grande, donde podrían controlarlos mejor. El presidente García consideró que estas exigencias eran inaceptables. Ordenó a las Fuerzas Armadas rescatar a los rehenes, restablecer el orden en las tres prisiones y mudar a los presos senderistas al nuevo penal Miguel Castro Castro de Canto Grande. Antes, las gestiones de una Comisión de Paz fracasaron estrepitosamente y las fuerzas especiales del Ejército, La Marina y la Fuerza Aérea tomaron los tres penales y debelaron los motines a sangre y fuego. Se estima que fueron ciento veinticuatro reclusos los que murieron el día del debelamiento, aunque las autoridades solo reconocieron oficialmente la muerte de noventa y seis. En los siguientes meses y años hubo varios procesos para sancionar este abuso de la fuerza que supone la más grande matanza de presos en el Perú. Solo se logró procesar y sentenciar a un coronel y un alférez de la Policía por los delitos de homicidio y abuso de autoridad. El coronel
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fue sentenciado a quince años de cárcel, e! alférez a diez, y otros ocho policías a seis meses de prisión. Ningún militar fue condenado. El propio Ajan García fue acusado de tener toda la responsabilidad política y penal de esta matanza por una comisión parlamentaria especial en 1990. La acusación contra García perdió por estrecho margen la votación en e! Congreso. Esta matanza le dio nuevos mártires a Sendero Luminoso. Instituyó un día importante para e! calendario terrorista, e! "Día de la Heroicidad", que a partir de ahí rodas los años celebrarán con asesinatos, atentados, apagones y sabotajes. De! previsible fracaso en su intento de dialogar en secreto con Sendero Luminoso y posterior uso excesivo de la fuerza militar para deve!ar los motines de senderistas presos, el gobierno aprista optó por una tercera estrategia para combatir al terrorismo con su misma lógica. La formación de un grupo paramilitar en e! seno de! APRA que usaba los mismos métodos que los terroristas dirigidos por Abimae! Guzmán. Todo hace indicar que desde octubre de 1987 empezó a operar un escuadrón de la muerte paramilitar con aparentes vínculos con e! Partido Aprista, especialmente con su viceministro de! Interior, e! polémico Agustín Mantilla Campos. Este escuadrón se hizo llamar Rodrigo Franco, tomando e! nombre de un prominente y joven líder aprista asesinado por Sendero Luminoso. Su primera aparición pública fue con un ataque fallido al local de El Diario, un panfleto senderista que fungía de periódico. Este acto terrorista les costó la vida a dos de sus integrantes al estallarles las bombas que llevaban en sus manos. La primera acción paramilitar que reivindicaron tuvo como fecha e! 28 de julio de 1988, cuando Ajan García cumplía tres años en e! gobierno. Ese día asesinaron al abogado Manue! Febres, defensor de! líder senderista Osmán Morote Barrionuevo. AJ parecer Febres fue secuestrado, asesinado a balazos y su cuerpo abandonado en un túnel que da acceso a la Costa Verde de Lima. El comando Rodrigo Franco en un comunicado público anunció que actuaba para defender al Perú. El Comando advirtió que por cada autoridad civil o militar asesinada moriría un líder de Sendero Luminoso o de sus simpatizantes. Hay
evidencias de que iniciaron una campaña de amedrentamiento, llegando incluso al asesinato de defensores de los derechos humanos, periodistas, sindicalistas y políticos de izquierda. Un discurso dado en privado por e! presidente Ajan García para un grupo de jóvenes líderes apristas de Ayacucho, en mayo de 1988, desató muchas críticas porque reconocía explícitamente e! compromiso de los senderistas. Era la admirable mística de los seguidores de Abimae! Guzmán: Equivocados o no, criminales o no, los senderistas tienen lo que nos falta: mística y sacrificio ... Son personas que merecen nuestro respeto y mi admiración personal porque son, nos guste o no, militantes. Fanáticos les dicen. Yo creo que tienen mística y que es parte de nuestra autocrítica, camaradas, saber que debemos reconocer a quien, subordinado o no, se entrega a la muerte, da su vida, tiene mística.
En los últimos meses de! primer gobierno de Ajan García, un grupo de policías empezó con una nueva estrategia para combatir a Sendero Luminoso. Esta no fue una política de Estado, tampoco una política de! gobierno aprista y ni siquiera una política institucional de la Policía. Fue una iniciativa aislada de un oficial medio de la ex Policía de Investigaciones avalada por un jefe de la DINCOTE que en ese momento era e! director general de la Policía Técnica. El ministro de! Interior Agustín Mantilla pudo saborear e! primer resultado de! Grupo Especial de Inteligencia. Fue la desarticulación de dos aparatos importantes de la estructura clandestina de Sendero Luminoso. Mantilla invitó al mismo García para presentar a la prensa estos logros en la lucha contrasubversiva, pero apagadas las luces le dijo en privado al creador del GEIN, el mayor Benedicro ]iménez Bacca, que por fin veía una luz al final de! túnel, que ese era el camino correcto para descabezar a Sendero Luminoso y que era consciente de que su gobierno no iba a llevarse la gloria de la captura de Guzmán. Así sucedió.
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LA GÉNESIS DEL GEIN
El comandante de la Policía Julio Becerra recuerda que apretó con fuerza e! revólver que sostenía con sus dos manos y con voz fuerte e imperativa le dijo a Abimae! Guzmán: "Si te mueves, carajo, te mato". Frente a él estaba e! jefe de Sendero Luminoso que acababa de pararse de! escritorio donde trabajaba. Vestía un abrigo grueso de lana oscura, pero era evidente que los músculos le temblaban. Y no de frío, a pesar de ser una típica noche de invierno en Lima. Guzmán solo atinó a decir algo que suelen decir los delincuentes cuando se saben descubiertos: "Tranquilo, muchacho, ya perdí". Becerra lo recuerda como si la escena hubiese ocurrido ayer, pero todo eso pasó la noche en que e! GEIN logró penetrar e! escondite de! terrorista más odiado y buscado de! Perú. Ese sábado 12 de setiembre de 1992 Becerra era e! agente "Ardilla", un novato alférez de la Policía con veinticuatro años de edad y apenas veinte meses de experiencia ptofesional. Él y "Gaviota", la suboficial Cecilia Garzón Pérez, que ahora es su esposa, fueron los dos policías que empezaton el final de la Operación Victoria del GEIN.
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*** El Grupo Especial de Inteligencia nace de una contradicción. Se crea cuando Benedicto Jiménez Bacca es expulsado de la D IN COTE. Era finales de febrero de 1990, Jiménez regresaba de hacer un curso de Estado Mayor en la Escuela Superior de la Policía y no fue bienvenido en la DINCOTE. No se le aceptó de regreso, como jefe del grupo operativo Delta 8, por oposición de un coronel de apellidos Blanco Cabezas, un oficial que antes había trabajado en la División de Robos. Jiménez dice que no aceptaba los métodos que este jefe quería imponer para investigar a los senderistas, métodos que incluían arreglos poco ortodoxos, parecidos a los que se hacían con los delincuentes comunes para elaborar atestados inconsistentes, que terminaban facilitándoles su libertad en el Poder Judicial. Jiménez creía que para combatir a la subversión lo primero que debían tener las fuerzas del orden era autoridad moral, que a la barbarie de Sendero Luminoso había que oponede la civilidad de un Estado de derecho. Yeso no estaba pasando en la DINCOTE. Pero decir que Benedicto Jiménez era el policía bueno y los otros oficiales los policías malos sería resumir de manera simplista la coyuntura de la Policía especializada en la lucha contra la subversión a fines de la década del ochenta. Lo real era que un grupo de oficiales de la ex Policía de Investigaciones del Perú, con mucha experiencia en delincuencia común y ninguna en la lucha contrasubversiva, había llegado a hacerse cargo del comando de la DINCOTE. Jiménez no era parte de ellos. Este gtupo, encabezado por el general Edgard Suclla Flores, tenía a un comandante de apellidos Huertas Conde, destinado a ser jefe del grupo operativo Delta 8. Jiménez era mayor, un rango menor en la escala de oficiales, y en esa condición creían que no podía seguir siendo jefe de un gtupo operativo. También era claro que Benedicto Jiménez, fraguado en el trabajo contrasubversivo por muchos años, tenía una clara posición discrepante sobre la conducta de algunos jefes policiales que habían empezado a tratar a los delincuentes terroristas con similar codicia con la que solían relacionarse
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con asaltantes de bancos, secuestradores o narcotraficantes. Quizá
porque ni siquiera entendían la naturaleza de este gtupO subversivo que, si asesinaba y atentaba contra la propiedad pública y privada, en principio, no lo hacia por lucro o por afición, lo hacia porque su doctrina maoísta le exigía destruir todo lo que significaba "el caduco y viejo Estado burgués". (Casos como los secuestros del MRTA o la facción narcoterrorista, liderada por los hermanos Quispe Palomino, demuestran que el lucro es la principal razón para cometer acros terroristas, como secuestros, asesinatos y asaltos.) y, después, sobre esas cenizas, fundar algo nuevo, lo que llamaban la "República Popular de Nueva Democracia", que de democrática no iba a tener absolutamente nada. Querían imponer con muerte y destrucción una dictadura comunista de las más radicales. Por eso, a este tipo de fanáticos, insinuarles el pago de una coima para aliviarles sus responsabilidades penales no solo era inmoral, sino un craso error estratégico para la Policía. En ese contexto, cuando Sendero Luminoso estaba por cumplir diez años de haberle declarado la guerra a los peruanos, se le dijo a uno de los policías que más conocía este grupo subversivo que sus servicios ya no eran necesarios en la policía antiterrorista. La decisión del coronel Blanco, refrendada por su jefe, el general Suclla Flores, era irreversible. Y, como en instituciones verticales, como lo son las Fuerzas Armadas y la Policía, se suele decir que las órdenes se cumplen sin dudas ni murmutaciones, el primer lunes del mes de febrero de 1990, el mayor Jiménez llegó resignado a las oficinas de la D IN COTE para despedirse de sus colegas, especialmente de los que había dirigido en el gtupo Delta 8. La DINCOTE lo ponía a disposición de la dirección de personal y su próximo destino profesional era incierto. Jiménez era uno de los oficiales más antiguos en la policía antisubversiva, trabajaba ahí desde que Sen'dero Luminoso empezó su lucha armada, pensó que era hora de pedir que lo cambiaran a una ciudad del interior del país. Dice que quería alejarse de la posibilidad de que algún comando o cédula de aniquilamiento terrorista, que ya supiera de su existencia, atentase 51
Contra él. Deseaba irse al norte del Perú donde nunca había trabajado. Sin conocerla, Piura era una ciudad que lo seducía mucho, sabía de sus polvorientas calles, su sol extenuante y clima cálido solo a través de las novelas de Mario Vargas Llosa. Determinado a lograr que lo cambien a Piura, a ]iménez se le ocurrió ir a visitar al director general de la Policía Técnica, Fernando Reyes Roca, quién había sido su jefe en la misma DINCOTE entre los años 1983 y 1985. La oficina del jefe máximo de lo que antes fue la Policía de Investigaciones -hasta que el presidente AJan García decidió unir los tres cuerpos policiales en su primer gobierno- estaba en el cuarto piso de un edificio semiconstruido conocido como la "Central Operativa 15 de Setiembre", ubicado exactamente enfrente de la Prefectura de Lima, en la calle España. El teniente general Reyes Roca era un jefe con mucha influencia entre los oficiales de la ex PIP. Hombre de baja estatura, tez blanca y pelo negro, inteligente, estratega en la lucha contra la criminalidad y, sobre todo, dicen los que trabajaron con él, un líder que respetaba y potenciaba el talento de cada policía de su equipo. Horizontal en la jerarquía de trabajo y respetuoso con sus subordinados. Los policías que han trabajado bajo su mando lo describen como un jefe respetado y respetable. Siete años antes de que ]iménez fuera a buscar al general Reyes Roca, este lo había conocido como un capitán inquieto e interesado en descifrar el fenómeno de Sendero Luminoso. Era uno de los pocos oficiales que leía compulsivamente los escritos senderistas que iban cayendo en poder de la DINCOTE. El que siempre hablaba de la necesidad de Contar con una filosofía, una estrategia y una táctica claras, que guiasen la lucha contra este grupo subversivo atípico para los cánones de las guerrillas latinoamericanas inspiradas en la Revolución cubana de 1959. ]iménez creía que la Policía peruana tenía que diseñar su estrategia y táctica contrasubversivas propias sacando lecciones de nuestra experiencia. Experiencia que, a diez años de haberse iniciado la lucha armada de Sendero Luminoso, estaba teñida de mucha sangre, inundada de lágrimas de huérfanos, viudas y familiares de todos los muertos y había convertido al Perú
en un país inviable, un caldo de cultivo para una guerra civil. Las recetas foráneas no servían de mucho porque Sendeto Luminoso era un grupo subversivo maoísta único en el mundo, actuando en un país tan caótico como complicado, como era el Perú en la década del noventa. ]iménez postulaba una tesis interesante: así como los senderistas tenían una doctrina y un líder indiscutible que los guiaba en su equivocado camino a construir eso que llamaban "la revolución del proletariado", la Policía también debía tener líderes carismáticos para enfrentarlos con cierta opción de ganar la guerra. Benedicto ]iménez recuerda que esa mañana del lunes 5 de marzo de 1990 la primera reacción del general Reyes Roca fue el enojo, después de escuchar su pedido para que lo cambiasen a Piura. Le explicó que su ofuscación no era porque le había pedido el favor de escoger su próximo destino de trabajo, que en la Policía se supone que es un proceso aleatorio, sino porque consideraba que, con ese cambio, se iba a desperdiciar a un experimentado oficial investigador sacándolo de la lucha contrasubversiva para mandarlo a una comisaría de provincias, porque la Policía ya estaba unificada. Recordó que ]iménez le había sugerido más de una vez la idea de formar un equipo especial de inteligencia que golpeara la cabeza de Sendero Luminoso. Cuando ]iménez era parte del gtupO operativo Delta 5 y Reyes Roca jefe de la DINCOTE en 1983, ambos habían conversado de la necesidad de cambiar los tradicionales métodos de investigación policial, cuyo fracaso en la lucha contrasubversiva era evidente. Esa mañana de verano, el general le pidió al mayor que se explayara sobre esa idea que venía madurando hacia algunos años, una propuesta que consistía en combinar la investigación criminal policial con la inteligencia clásica. Antes de explicar su propuesta, ]iménez se permitió hacer un diagnóstico sobre el terrorismo, que era más o menos obvio para todos los peruanos. En los diez primeros años de la lucha armada desatada por Sendero Luminoso, las Fuerzas Armadas y la Policía no habían podido dar un golpe estratégico a este gtupO criminal, clandestino y muy violento que avanzaba sin parar en todos los frentes. La supina ignorancia sobre el enemigo, unido
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a estrategias equivocadas, lo único que habían logrado era facilitar su crecimiento. Le habían dado mucha ventaja para que siguieran avanzando en esta idea utópica de hacer una revolución proletaria mundial, imponiendo la violencia fratricida en el Perú como el embrión desde donde se consolidaría el comunismo para todo el planeta. Ese era el sueño megalómano de Guzmán. Signo inequívoco de esa jactancia, era que se consideraba a sí mismo "la cuarta espada del comunismo internacional", nada menos que después de Marx, Lenin y Mao. ]iménez decía que Guzmán se reclamaba como el exponente más puro de las doctrinas comunistas y auror de una interpretación auróctona de estas, a la que llamaba "el pensamiento Gonzalo". La cuarta espada de la revolución mundial. ]iménez recuerda haberle dicho a Reyes Roca que, diez años y miles de muertos y heridos después, era imperativo cambiar la estrategia policial que no había dado ningún resultado significativo más allá de las capturas de dos miembros del Comité Central de Sendero Luminoso que solo fueron posibles, al menos la de Osmán Morote Barrionuevo, por la delación de una mujer que quiso ganarse la recompensa monetaria que el Estado peruano daba por él a través de los medios de comunicación. Estos dos destacados policías, conocedores del fenómeno sen derista por experiencia propia directa, tratando de combatirlo, coincidían en que lo más grave era que ni la Policía especializada conocía la estructura de Sendero Luminoso, por más. que todos los días su presencia se hacia notar en forma de asesinatos, explosión de coche bombas, atentados contra la propiedad pública y privada, amenazas de muerte, sabotajes, paros armados, toma de universidades; en suma, convirtiendo al Perú en un país rumbo al despeñadero. El terrorismo avanzaba incontrolable, aunque las cárceles cada día recibían a más presos senderistas. Mujeres y hombres, la mayoría jóvenes, eran detenidos por repartir volantes o hacer pintas subversivas, por colocar explosivos o asesinar a alguna autoridad bajo un ritual macabro que perversamente llamaban "juicio popular" o aniquilamiento selectivo. Más senderistas en las cárceles, pero también
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más acciones terroristas en cada vez más pueblos y ciudades, demostraban que aún no se había encontrado el camino para combatirlos de manera efectiva. Contra lo que se esperaba, Sendero Luminoso había hecho de los penales su mejor escuela de nuevos cuadros, de mandos políticos y militares, llamándolas las "luminosas trincheras de combate". La consigna para los senderistas detenidos era que, por cada uno de ellos en prisión, el partido captaría diez nuevos militantes entre los familiares y amigos que los iban a visitar a las cárceles, donde tenían el control absoluto de su pabellón. Era, literalmente, un Estado dentro de otro. Nadie podía siquiera saber qué estaban haciendo. No exageraban los que sostenían que las cárceles no eran lugares de reclusión para los subversivos, sino que se habían convertido en las mejores escuelas de postgrado del terrorismo con la complacencia y renuncia de las auroridades gubernamentales a imponer el orden. La autoridad penitenciaria era tan débil que, cuando los senderistas se amotinaban, fácilmente tomaban el control estratégico de un penal tomando de rehenes a sus directores o principales funcionarios. Y era tan clamorosa la falta de poder para controlarlos que, cuando querían hacerlo, se recurría a las Fuerzas Armadas como último recurso de fuerza y los penales se convertían en zonas de guerra. Así pasó el 19 de junio de 1986, el día de la matanza en los penales. ]iménez también sabía por experiencia directa que cuando un senderista de cualquier rango era detenido se sujetaba a la regla de oro, nunca delataba a sus compañeros o líderes, no solo porque eran fieles cumplidores de la ley de silencio total que les imponía el partido, sino porque simplemente no se conocían entre ellos. Sendero Luminoso era un grupo terrorista clandestino, compartimentado y muy fanatizado. Tan fanatizado que cada militante escribía una carta de sujeción dirigida a Abimael Guzmán ofrendando su propia vida, si fuera necesario, a la revolución y al mismo "Presidente Gonzalo". Tenían una organización celular que respondía a una cabeza omnipresente y omnipotente que no podían ver ni escuchar y menos tocar, pero de la que sí recibían insttucciones marciales a través de
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intermediarios, quienes trasladaban las órdenes de manera vertical estamento por estamento, cédula por cédula, militante por militante. Para los senderistas, lo que ordenaba e! "Presidente Gonzalo" no era una ley, era un dogma de fe. Creer que la revolución se tiene que hacer con mucha sangre. Que de tanta muerte saldrá una nueva vida. Que correrán ríos de sangre antes de conquistar e! poder. La Policía y, en general, todos los órganos de inteligencia de las Fuerzas Armadas, sabían que Sendero Luminoso tenía una organización clandestina y hermética. Diez años después aún no habían logrado descifrar con exactitud su estructura, quiénes eran sus verdaderos mandos políticos y militares, qué querían y qué explicación tenían algunas de sus violentas y sangrientas acciones y métodos. Lo único que se tenía claro era que su jefe máximo era e! exprofesor de la Universidad San Cristóbal de Huamanga, Manue! Rubén Abimae! Guzmán Reinoso, alias camarada "Gonzalo" o "Presidente Gonzalo", y que todos los días causaban zozobra, miedo y dolor entre los peruanos. Para finales de los años ochenta, Guzmán era casi un mito que alimentaba la lealtad de los senderistas y e! miedo de todos los demás, incluyendo militares y policías. Esa mañana de! 5 de marzo de 1990, ]iménez le dijo al jefe máximo de la Policía Técnica dos cosas de las cuales estaba convencido: Abimae! Guzmán era la gran fortaleza que tenía Sendero Luminoso, pero también su gran debilidad. Por e! dogma maoísta, conocido como "centralismo democrático", él era todo, nada se hacia sin que e! llamado "Presidente Gonzalo" lo autorice. "Si llegamos a Guzmán, Sendero se cae como un castillo de naipes. Pero para eso tenemos que cambiar nuestra metodología de trabajo. Ya no tenemos que capturar para luego probar, sino investigar hasta probar, para después capturar", recuerda ]iménez que así le resumió al general Reyes Roca su propuesta de una nueva táctica para combatir a Sendero Luminoso. La reacción del general Fernando Reyes Roca fue coger el teléfono de su escritorio y llamar de inmediato al general Suclla Flores, jefe de la DINCOTE. Casi sin preámbulo le ordenó que anule la boleta de cambio del mayor
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Benedicto ]iménez y que pusiera a su disposición a los policías que él pidiese porque, le explicó a Suclla, a partir de ese momenro se creaba un grupo de inteligencia policial antisubversiva que dependería directamente de la Dirección General de la Policía Técnica, o sea, de él. Después de colgar le ordenó a ]iménez que empezara a trabajar desde ese mismo día. Todo sucedió tan rápido que ninguno reparó en un pequeño detalle: en la DINCOTE no había disponible una sola oficina para que ]iménez y los cuatro policías más que él había convocado comiencen su labor en e! GElN. Pero Reyes Roca, que también tenía fama de ser pragmático y ejecutivo, lo resolvió con una sola decisión. Le pidió a su secretario personal, el coronel Marquina, que dejara su pequeña oficina, ubicada en una esquina de! tercer piso del edificio a medio construir, para que ese ambiente fuese la base de! nuevo Grupo Especial de Inte!igencia de la DINCOTE. El GEIN había nacido.
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SU NOMBRE ERA "ISA"
El mayor Benedicto Jiménez Bacca había guardado por cinco años la carta que una desesperada madre escribió a la DINCOTE. La señora dejó la carta en e! aeropuerto, a la vista de todos, e! día que sacaba a la fuerza a su hija de! país. Ella era una profesora jubilada y su hija una joven universitaria que había sido captada por Sendero Luminoso. La profesora se negaba a aceptar que su hija fuese una terrorista, loo que suponía una tragedia para ella y para su familia. Por eso decidió mudarse con su hija a otro país. Pero antes, presa de la angustia y la decepción, se había dado e! trabajo de investigar quién era y dónde vivía la persona que convenció a su hija para que se uniera al grupo terrorista. La carta era anónima, pero los datos conocidos para los agentes de la DINCOTE. Judith Díaz Contreras, alias camarada "Isa', una empleada administrativa de la Universidad Agraria de La Molina que años atrás había sido detenida por e! grupo De!ta 5 de la DINCOTE, era la protagonista de la carta dejada en e! aeropuerto: En e! año 1985, la Policía no pudo probarle a Díaz Contreras que era coordinadora de un aparato importante de Sendero Luminoso. A las pocas semanas de su detención, ella, un mando medio senderista, salió en libertad y regresó más convencida que antes a sus labores clandestinas en e! Departamento de Apoyo Organizativo, una
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suerte de Estado Mayor de! grupo terrorista. Unos meses después los policías de! grupo De!ta 5 escucharon, de boca de otros senderistas detenidos, que la camarada "Isa" solía jactarse entre los milicianos de que "la táctica de! Partido Comunista era superior a la técnica de la DINCOTE", por eso no habían podido encarce!arla. La carta de la madre desesperada pedía que por favor los policías investigasen a la camarada "Isa". Daba la dirección exacta de una casa en la calle García Naranjo, en e! corazón de! distrito de La Victoria, donde reunía a los jóvenes que estaban en proceso de captación para entolarse a las filas de! grupo terrorista. La carta fue a parar a manos de! mayor Jiménez cuando este era parte de! grupo De!ta 5. Jiménez recuerda que la leyó con atención y la guardó en e! bolsillo de su camisa. Pensó que no era e! momento adecuado para empezar una investigación con los datos de esa carta anónima. La DINCOTE no estaba preparada para seguir la madeja clandestina de Sendero Luminoso. Estaba convencido de que solo iban a llegar hasta donde siempre llegaban, a la caprura de un mando medio de Sendero Luminoso, a la que no se le podía probar su responsabilidad penal. Y nada más. Ese no era e! camino para alcanzar a la cabeza de esta organización terrorista fundamentalista y mesiánica. Y capturar al líder máximo era la única posibilidad tangible de derrotar a Sendero Luminoso. Por detenciones apresuradas, hechas bajo la exigencia de mostrar supuestos resultados en la lucha contrasubversiva, las fuerzas de! orden venían perdiendo la guerra de fondo contra Sendero Luminoso. En e! campo político había otro tremendo fracaso, pero este no era responsabilidad directa de la Policía ni de las Fuerzas Armadas, era trabajo de los gobernantes de turno, que tampoco entendían e! fenómeno y ni siquiera hacían esfuerzos para entenderlo y actuar en consecuencia. "Isa" sería e! nombre de la primera de once operaciones de inteligencia operativa policial que realizaría e! GEIN hasta e! sábado 12 de setiembre de 1992. El día que e! Perú fue salvado de las fauces de Sendero Luminoso.
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NACiÓ UNA ESPERANZA
El primer día de trabajo en e! GEIN Benedicto Jiménez desempolvó la carta que había guardado por cinco años, llamó a los alférez Guillermo Bonilla Arévalo y Luis Flores Solís y se las mostró, les explicó de qué se trataba. También les entregó una foto de Judith Díaz Contreras, la camarada "Isa", sacada de! Registro Electoral, y la dirección exacta de su casa en La Victoria. Les dio una información adicional que encontró al releer la anónima misiva. Era e! nombre de otra mujer que entre los senderistas era conocida como la camarada "Nati", una joven que estaba bajo las órdenes de "Isa" y que, según la autora de la carta, tenía e! nombre real de Nora Gálvez Cavero. Jiménez les dijo a Bonilla y a Flores que a partir de ese momento su objetivo era ubicarlas y empezar a seguir todos sus pasos. Era el primer hilo de la madeja que había que empezar a desentrañar. Veintisiete años después de aquel primer día de trabajo en e! GEIN, e! agente Bonilla, retirado involuntariamente de la Policía con e! grado de comandante, recuerda esa foto tamaño carnet que vio de "Isa". Trigueña de pelo corto ondulado, nariz delgada, boca fina, ojos negros. Según los datos de su libreta electoral tenía treinta y dos años. Recuerda también que, con su compañero de promoción, e! alférez Luis Jesús Flores Solís, su compañero también en 61
esta su primera misión en el GEIN, se fueron en un ómnibus hasta La Victoria buscando la casa en la calle García Naranjo. Era una típica vivienda de la Lima antigua, construida con quincha y adobe, con puertas y ventanas de madera, tan tugurizada como descuidada. Estaba a pocos metros de la plaza Manco Cápac, en el corazón del popular distrito que tiene como equipo de fútbol emblemático al Alianza Lima. A los agentes Bonilla y Flores les tomó algunos días identificar plenamente a "Isa" porque la foto tamaño carnet que tenían como referencia retrataba a una mujer un poco más joven, pero la puerta de la casa era una sola y por ahí tenía que pasar, entrando o saliendo. Las horas de vigilancia les permitieron descubrir que la mujer que seguían tenía una rutina predecible. Salía todas las mañanas pocos minutos después de las siete vestida con un uniforme de oficina. Sin que ella se percatara, los agentes la acompañaban hasta el atto lado de la ciudad, donde trabajaba como asistente del área administrativa de una universidad pública. Era la Universidad Agraria de La Malina que, en esos días de intensa campaña electoral previa a la primera vuelta de las elecciones presidenciales, era muy mencionada en las noticias porque su exrector, un ingeniero de apellido japonés, había aparecido sorpresivamente en los titulares de los diarios como el más seguro contendor de Mario Vargas Llosa en la segunda vuelta electoral de 1990, según los inverosímiles resultados de las encuestas de la época. El más universal de los escritores peruanos era hasta ese momento el favorito indiscutible para reemplazar en la Presidencia de la República a Alan García, el joven político aprista que estaba terminando uno de los peores gobiernos de la historia republicana del Perú. Sin embargo, Fujimori aparecía como una amenaza latente. Se le llamó el "Tsunami Fujimori" por lo sorpresivo y avasallador de su candidatura. A los pocos días de iniciarse la primera operación del GEIN, Benedicto ]iménez logró conformar un equipo de tres agentes, liderados por el teniente Edgar Ruiz Vergaray, para que escuchasen, grabaran y transcribieran todas las conversaciones que se hacían desde el teléfono de la casa de la camarada "Isa", cuyo número aparecía en
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la carta dejada en el aeropuerto. Como ella trabajaba en horario de oficina, le había encargado a su padre, quien se quedaba en la casa permanentemente, que contestara las llamadas y tomase apuntes de los recados que le dejaban. Todo indicaba que el padre desconocía de sus actividades en Sendero Luminoso. En ese tiempo para la Policía no era complicado hacer una coordinación directa con la compañía estatal de teléfonos para instalar un sistema artesanal de escucha de llamadas telefónicas de gente sospechosa o que estaba bajo vigilancia de la DINCOTE. La verdad es que la Policía obviaba pedir la autorización judicial para rastrear las llamadas telefónicas de un sospechoso de terrorismo porque los trámites eran engorrosos y los jueces actuaban con temor y desidia, en parte por las constantes amenazas de muerte que recibían. Este grupo de analistas policiales estableció su centro de operaciones en un ambiente del piso doce, un piso a medio construir, del mismo edificio donde se encontraba la oficina del GEIN. Solo estaban premunidos de un pequeño escritorio, tres sillas y una grabadora con casete que guardaba las conversaciones que luego transcribían yanalizaban. La precariedad del ambiente hacía que no hubiera otra oficina funcionando, situación que facilitaba su tarea secreta. Todo hacía indicar que "Isa" mantenía su empleo formal en la Universidad Agraria para ocultar su militancia senderista, que para ella era la actividad más importante de su vida en ese momento, por lo menos eso quedaba más o menos claro para los detectives que la seguían y para los que escuchaban sus conversaciones telefónicas. Ella era la coordinadora de un aparato intermedio de Sendero Luminoso que tenía como tarea principal mantener la clandestinidad y el sistema de compartimentaje entre los militantes, dirigentes y organismos generados del partido. Y, a través del teléfono instalado en su casa, que casi siempre contestaba su padre, recibía los pedidos de· los mandos locales y regionales de Sendero Luminoso que, en lenguaje cifrado, solicitaban pertrechos, propaganda subversiva, armas, municiones y explosivos, para seguir adoctrinando a más jóvenes e inundando de sangre y dolor más pueblos del interior del Perú.
Esa condición de clandestinidad era, precisamente, una de las claves para el crecimiento exponencial del grupo sedicioso. Un sistema de organización que aún desconocían los hombres del GEIN. Para Bonilla y Flores no era fácil mantener la vigilancia permanente a la casa de "Isa" porque mucha gente transitaba o se detenía en la plaza Manco Cápac, desde donde ellos la seguían. Estos . jóvenes policías sospechaban que Sendero Luminoso también podría tener un sistema de contravigilancia y no querían exponerse a que los detecten en su primera misión de seguimiento. Se dieron cuenta de la existencia de un zapatero que trabajaba en un pequeño puesto ambulante, ubicado exactamente enfrente de la casa. Se les ocurrió pedirle empleo a este hombre que, además de modesto, parecía buena gente. Para eso inventaron la historia de los jóvenes provincianos que habían sido traídos con engaños a Lima donde terminaron solos y sin dinero. Se averiguaron que le nombre del zapatero era Marcial y, hablándole en confianza, le pidieron por favor de que los recibiera como ayudantes y que les enseñara el oficio. Aprendiendo a cambiar suelas y remendar zapatos a cambio de una pequeña propina, Bonilla y Flores cumplían su labor de vigilancia permanente a Judith Díaz Contreras, la camarada "Isa" para los senderistas.
*** En las primeras semanas del trabajo del GEIN los agentes empezaban a mejorar sus técnicas de seguimiento. Poco a poco comprobaron que la mejor manera de pasar desapercibidos era mimetizándose como ambulantes, peatones distraídos, estudiantes universitarios o desempleados buscando algún cachuelo en una plaza pública. También lograron obtener algunas herramientas logísticas que ayudaron mucho en su trabajo: dos automóviles Volkswagen escarabajos y una video grabadora portátil. No había sido fácil conseguir los carros, uno fue rescatado de los depósitos de autos malogrados de la DINCOTE y devuelto a las calles gracias a la generosidad de un mecánico amigo de los policías que tenía un taller cercano a su base. Él
era conocido como Javier y colaboró con el GEIN gracias a que algunos de los oficiales, además de ser amigos, eran sus clientes. El otro auto Volkswagen escarabajo fue entregado en préstamo por las Fuerzas Armadas, que pusieron a disposición el carro con un suboficial como su chofer, a quien los policías le pusieron el apodo de "Popeye" solo porque era de la Marina de Guerra. La videograbadora marca Sharp se consiguió por gestión directa del general Fernando Reyes Roca. Al parecer fue la embajada de Estados Unidos la que donó el aparato electrónico con el que podían registrar a los sospechosos y sus contactos para identificarlos mejor. Incluso se trajo una pequeña máquina que permitía congelar una imagen de video, tomarle foto e imprimirla. Algo que ahora lo puede hacer cualquier teléfono inteligente que usan los adolescentes, pero que en esa época era toda una sofisticada herramienta, inexistente en el mercado local. Con esas nuevas armas y más policías que se unieron al GEIN, las primeras semanas de trabajo empezaban a dar sus frutos.
*** Una mujer joven que vivía en el mismo barrio que "Isa "fue el primer contacto senderista descubierto por los hombres del GEIN. Las informaciones obtenidas por las escuchas telefónicas a la casa de "Isa" descubrieron que, dentro del partido, a esta mujer la conocían como camarada "Cris". Pero, como era una norma en Sendero
Luminoso, su verdadera identidad no la sabían ni sus compañeros y tomaban todas sus precauciones para que tampoco lo sepa la Policía. Ella era joven, delgada, atractiva y con cierta habilidad para tratar de eludir un posible seguimiento. No era fácil seguirla porque no tenía una rutina, era impredecible en sus desplazamientos. A veces tomaba taxi de la puerta de su casa, en otras oportunidades decidía caminar unas cuadras, perdiéndose entre los peatones y ambulantes que invadían las calles y, a veces, se subía a un microbús de manera intempestiva. Una mañana que "Cris" hizo eso, Luis Flores, uno de los tres agentes que la vigilaban, logró subirse al mismo microbús 65
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detrás de ella. Bonilla y el "Chino" Joe Sánchez se quedaron varados pensando romar un taxi y seguirla pero, para su sorpresa, apareció el mismo Benedicto Jiménez manejando uno de los autos Volkswagen, el que era de la DINCOTE y que acababa de sacarlo del taller del mecánico Javier. Bonilla y Sánchez se subieron al Volkswagen y los tres policías no perdieron de vista al microbús que transportaba a su objetivo y a uno de sus colegas. El microbús fue desde La Victoria con dirección al sur de la ciudad, atravesó los distritos de Lince, San Isidto y Miraflores. Cuando estaba por una calle en el límite tripartito de Miraflores, Surquillo y Surco, la mujer se bajó. Era la avenida ViIlarán por donde caminó hacia un conjunto habitacional de la urbanización Los Sauces. Entró a uno de los bloques, el que tenía el número 401, subió hasta el tercer piso donde abrió uno de los pequeños departamentos con la llave que llevaba en su cartera. Los policías averiguaton que el departamento había sido alquilado por una pareja de cambistas. Él fue identificado como Jesús Aparicio Ortega y de ella solo se supo que estaba en avanzado estado de embarazo. En otra mañana de ese otoño de 1990, el seguimiento a "Cris" llevó a los detectives del GEIN con un hombre de rasgos mestizos, ojos achinados, cabello negro, lacio y rebelde. Para los policías era un chino acholado. A primera impresión parecía un mando político por la forma como se dirigían a él los senderistas que le hacían contacto en la calle. "Cris" tenía constantes reuniones con este hombre y todo indicaba que ambos mantenían una relación sentimental. Era evidente que en cada encuentro entre ambos no solo se trataban temas del partido, también había tiempo para encandilarse y hacerse algunos cariños. No sería raro entre los cuadros medios y altos de Sendero Luminoso esas relaciones sentimentales furtivas a pesar de la prohibición expresa del partido. Pero no fue el romance entre "Cris" y este hombre lo que les llamó más la atención a los agentes del GEIN, sino descubrir el extraño comportamiento de este sujeto cuando lo empezaron a seguir. Salía muy temprano de su casa ubicada en la calle Atahualpa de Miraflores y hacía muchas llamadas
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telefónicas solo desde teléfonos públicos. Tenía encuentros fugaces con hombres y mujeres en la vía pública, nunca en restaurantes o locales cerrados. Escogía calles de varias zonas de Lima como La Victoria, alguna avenida del centro de la ciudad o un parque cerca de su casa en Miraflores. Al poco tiempo se logró tener el nombre verdadero de ambos. Ella era Miriam Nieves Rodríguez Peralta, la guapa camarada "Cris", y él Carlos Manuel Torres Mendoza, para sus compañeros de Sendero Luminoso solo el camarada "Javier". Ella vivía en La Victoria y él en Miraflores. "Javier" fue seguido con más intensidad, logrando grabarlo en varios de sus encuentros con hombres y mujeres que, para el olfato de los detectives, eran senderistas experimentados. El registro en video de sus encuentros e impresión de todas las caras permitió a los viejos policías de la D IN COTE reconocer a dos curtidos senderistas entre los contactos de "Javier". Una era Delia Natividad Taquiri Yanqui, antigua militante de Sendero Luminoso detenida en 1982 como la camarada "Zulma". Estuvo cuatro años presa en la cárcel Santa Bárbara del Callao de donde salió ascendida dentro de la estructura del partido. (La camarada "Zulma" era exesposa de Luis Kawata Makave, uno de los más antiguos militantes del partido, considerado traidor y desertor por oponerse al inicio de la lucha armada. A Kawata le decían camarada "Francisco" y, por su oposición a la guerra armada, terminaron apodándolo "Cabeza Negra". A pesar de eso purgó seis años de prisión por sus relaciones con el grupo terrorista.) El otro tenía aún más experiencia en las acciones de asesinato y sabotaje senderistas. Su nombre era Alfredo Castillo Montañés, alias camarada "Ricardo" y, según los registros de la DINCOTE, estaba implicado en acciones terroristas desde los albores del grupo subversivo. Se le achacaba, por ejemplo, el ataque contra el presi-. dente del Jurado Nacional de Elecciones Domingo García Rada, a quien dejaron gravemente herido en junio de 1985. También fue parte del comando de aniquilamiento senderista que asesinó a dos altos oficiales de la Marina, el almirante Jerónimo Cafferatta y el contraalmirante Carlos Ponce Canessa, asesinatos llevados a cabo
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como venganza por la matanza en el penal El Frontón, en junio de 1986, donde murieron casi todos los terroristas que estaban presos en ese lugar. Por otro lado, el seguimiento a un hombre que salió nervioso de la casa de "Isa" en La Victoria llevó a los hombres del GEIN hasta una casa de una urbanización residencial en Surco. Una casa que resultó ser un tesoro para el posterior trabajo del GEIN. El ahora comandante en retiro Guillermo Bonilla recuerda que solo fue posible llegar a esa vivienda estratégica para los terroristas porque la suerte corrió de lado de ellos. Fue al final de un día de vigilancia cuando el nerviosismo de un hombre de mediana estatura e inconfundibles rasgos andinos que acababa de salir de la casa de "Isa" terminó con la monotonía de los agentes de turno en la vigilancia. Siguieron al desconocido y este abordó un microbús. Los policías manejaron su auto detrás del microbús hasta e! trébol de Monterrico, que en esa época no era un intercambio vial, era apenas una congestionada intercepción entre la avenida Javier Prado y la carretera Panamericana Sur. Llegaron de noche a esa zona y el sujeto logró perderse, porque los montículos de basura y desmonte bloquearon el pequeño auto en que lo seguían. Entonces pidieron ayuda por la radio. Por una feliz coincidencia un oficial del GEIN, el capitán Félix Castro Tenorio ("Four-Five"), estaba muy cerca con su automóvil, de regreso de estudiar con dos compañeras de la Facultad de Derecho de la Universidad Garcilaso de la Vega donde los tres eran alumnos. Se unió rápidamente a la búsqueda él y sus compañeras de clase a las que no podía abandonar. Ya en el lugar, Bonilla y su compañero les dieron las características del sujeto que buscaban y se desperdigaron por la zona en su intento por ubicarlos. Quedaron en encontrarse en un lugar cercano al cabo de quince minutos. Las amigas del oficial recorrieron la zona a pie y cuando fueron al punto de encuentro tenían una novedad: habían visto a un tipo con esas características entrando a un chalet de dos pisos. Todos f)Jeron a verificar el dato. La casa estaba ubicada en la Calle 2 de la urbanización Mariscal Castilla, una zona residencial donde solía vivir gente acomodada. Por esa
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razón, los policías dudaron. Dejándose llevar por el sentido común, pensaron en la posibilidad de que e! hombre que seguían podría ser e! jardinero o chofer de una familia pudiente de la zona y no necesariamente la casa de una base clandestina de Sendero Luminoso. Pero habían muchas dudas, por eso decidieron regresar al día siguiente muy temprano para vigilar discretamente ese chalet, descubrir cuál era la relación del extraño con la casa y quiénes más vivían ahí. En los siguientes días, una vigilancia sigilosa les permitió confirmar que e! sujeto sí vivía en la casa y todo apuntaba a que el inmueble era otra guarida senderista instalada en un barrio residencial para no levantar sospechas. Pero todavía dudaban porque la casuística, conocida hasta ese momento, decía que Sendero Luminoso se escondía en los pueblos jóvenes, en las inhóspitas comunidades andinas, no en una zona exclusiva de Lima, menos vecina del Cuartel General de! Ejército, la base central de los que consideraban sus enemigos.
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QUE SE DESATE LA TORMENTA
Eran los últimos días del mes de mayo de 1990, ya habían pasado tres meses desde que el GEl N empezó su rrabajo y todo avanzaba muy rápido. También eran más policías. De cinco pasaton a ser por lo menos una docena de detectives entregados a tiempo completo a vigilar casas y a seguir sospechosos. Uno de los incorporados al Grupo Especial de Inteligencia fue el alférez Antonio Cartagena, un moreno muy alto y extrovertido que llegó destacado de la Dirección General de Inteligencia del Ministerio del Interior (DIGIMIN) provisto de una cámara de video. La misión que le dieton fue grabar todos los movimientos del departamento de Surquillo, pero el joven oficiaLtenfa-masirabHidad y talento para el canto y el baile que para las pesquisas policiales. A los tres días pidió su cambio. Unos meses después también renunció a la Policía para dedicarse por completo a la salsa, donde llegó a ser muy famoso. Esta actividad, vigilar por muchas horas casas y sospechosos, rara para un policía convencional de la D IN COTE, les había granjeado a los policías del GEIN el apodo de "Los Cazafantasmas" porque sus colegas de los grupos operativos Delta los veían desaparecerse por varios días hasta que regresaban desaseados y con las manos vacías. Los hombres del GEIN no traían ni detenidos, ni explosivos, ni
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armas, ni propaganda subversiva. Cero resultados si se medía con la lógica tradicional de! trabajo de la Policía. Después de ochenta y siete días de vigilancia a una decena de inmuebles y una veintena de supuestos senderistas, los hombres de! GEl N estaban listos para dar su primer golpe. Algo tangible que mostrar a los jefes, al fin. Benedicto Jiménez recuerda claramente que era viernes, e! día que e! equipo sintió que esa primera investigación estaba madura, que era hora de intervenir. Ellos presentían que por lo menos en dos de las casas que venían vigilando al milímetro se escondía algo importante de Sendero Luminoso. Ese viernes era e! primer día de junio de 1990, e! gobierno de turno, e! primero de Alan García Pérez, estaba en sus esténtores en medio de una tormenta perfecta: con una hiperinflación que diluía los billetes que se fabricaban industrialmente en la maquinita de! Banco Central de Reserva, desempleo sin inversiones públicas ni privadas por la crisis económica galopante y con el terrorismo en su máxima expresión, retando permanentemente al Estado con paros armados y zonas liberadas donde se empezaba a experimentar eso que en sus panfletos daban en llamar la "República Popular de Nueva Democracia". Ese era e! Perú que iba a recibir e! desconocido ingeniero Alberto Fujimori Fujimori que hacía tres semanas le había ganado la segunda vuelta presidencial al escritor Mario Vargas Llosa. Un país al borde de! abismo con un presidente electo tan desconocido como la fórmula para terminar con e! grupo subversivo que lo tenía jaqueado. En medio de un país polarizado después de la derrota de Vargas Llosa por e! triunfo de un verdadero outsider -un político que estando fuera de! sistema había logrado meterse dentro de Palacio de Gobierno, para decepción de toda la clase pudiente peruana que veía en e! escritor su única esperanza para salvar al país-los policías de! GEIN tenían que seguir trabajando. Entre manos estaba una investigación de la cual estaban confiados de conseguir algo muy importante. A esa altura de la Operación Isa, su atención estaba centrada en dos viviendas donde llegaban o eran habitados por senderistas que ellos consideraban importantes o, por lo menos, con experiencia: e!
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departamento a donde solía llegar la joven camarada "Cris" y la casa de la camarada "Zulma", una mujer que salió de! penal Santa Bárbara para volver a la clandestinidad de senderista en una casa desvencijada de una populosa zona de! distrito de Chorrillos.
*** Era una típica manana de invierno limeno, con su cielo gris color panza de burro, e! frío húmedo que cala los huesos y una menuda lluvia que caía sobre las pistas. Los equipos de vigilancia tenían la orden de estar desde muy temprano en sus puestos. En la casa de "Cris" estaba e! teniente José Luís Gil, quien se había unido al GEIN al mes de su creación. El oficial Joe Sánchez Alva apostado en la calle Atahualpa de Miraflores, en la casa de! camarada "Javier", donde vivía junto con su hermana que era fiscal adjunta de Lima. En e! departamento de Surquillo, cercano a la avenida Villarán, esperaba e! especialista Walter Capa, premunido de una cámara de video. Benedicto ]iménez y un grupo más numeroso de agentes tomaron e! blanco considerado más peligroso e importante, la casa de la camarada "Zulma" en Chorrillos. En e! chalet de la urbanización Mariscal Castilla en Surco, estaban "Comegato" y "Fe!pudini", dos policías que llegaron como refuerzo de uno de los grupos Delta de la DINCOTE, y la primera mujer que se enroló en e! GEIN, la suboficial Elena Vadillo Carrillo, una morena de carácter. La estrategia que Jiménez y sus hombres planearon aplicar era disruptiva para los cánones de los policías de la DINCOTE. No pretendían allanar las casas a la fuerza o con ayuda de los escuadrones de asalto de la Policía. Sabían que los senderistas nunca entraban o salían de sus refugios en grupo, siempre de uno en uno, máximo de a dos, . era una regla que cumplían para no llamar la atención. La consigna era esperar a que salga e! primero de ellos, capturarlo, inmovilizarlo con marrocas, guardarlo en e! carro y esperar a que sjgan saliendo los demás hasta obtener una llave con la que se debía ingresar a las casas por sorpresa. La idea era capturarlos a todos desprevenidos,
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confiados, con la guardia baja. En pocas palabras, poner en práctica esos lemas que estaban escriros en la única pizarra que había en la oficina del GEIN: "Vencer sin luchar" y "Hacer de la paciencia un arte, y de la espera una virtud". La filosofía de Sun Tzu, adoptada por los policías, versus el pensamiento guía de Mao Tse Tung como faro de los senderistas.
Manco Cápac. El mayor Jiménez y el grupo más grande de agentes estaban a punto de intervenir a la curtida Delia Natividad Taquiri Yanqui, la camarada "Zulma". El fundador del GEIN no se despegaba de su radio portátil para escuchar el reporte de sus hombres en los otros dos puntos y darles la orden de actuar cuando todas las condiciones se hayan dado. A las once de la mañana de ese viernes 1 de junio de 1990, Benedicto Jiménez dio la orden con la frase que luego se convertiría en la clave para empezar a capturar a los sospechosos. Todos escucharon por sus radios "que se desate la tormenta". Era la hora de actuar. Bonilla, Gil, Sánchez y Capa, apostados discretamente a unos ochenta metros del edificio en la avenida Villarán, esperaban que uno de ellos salga del departamento. La primera en salir a los veinte minutos de escuchada la orden fue la mujer embarazada, pareja del sujeto que había alquilado el departamento con la cuartada de ser cambista callejero de dólares. Caminaba lenta por su estado de gestación hasta la calle donde tomó un ómnibus que pasaba por la avenida. Gil reaccionó y corrió a la furgoneta con la que siguió al bus hasta interceptarlo violentamente, subió al carro de transporte público empuñando su arma y sacó a empellones a la señora. No fue fácil, pues algunos pasajeros intentaron salir en su defensa. El oficial tuvo que actuar decididamente mostrando su placa de policía. Regresó al punto inicial con la señora detenida dentro del carro. A los quince minutos vieron salir a Jesús Aparicio, el conviviente de la mujer que acababa de ser detenida, a quien en los días de vigilancia los policías apodaron la "Panzona" por su embarazo. Aparicio caminó y pasó por el costado de Gil y Joe Sánchez. Lo sorprendieron con un codazo y fácilmente fue detenido. También lo llevaron a la camioneta donde se encontró con su pareja. Los vecinos . se dieron cuenta del movimiento inusual de desconocidos y llamaron a la Policía. Los dos agentes regresaron al carro para esperar a que baje alguien más mientras cuidaban a los detenidos. A los pocos minutos llegó un patrullero, porque los vecinos habían llamado a la comisaría denunciando un supuesto secuestro. Previa identificáción,
*** El teniente José Luís Gil Becerra siguió a "Cris" desde su casa en La Victoria hasta el departamento de la cuadra cuatro de la avenida Villarán en la urbanización Los Sauces, en la zona residencial de Surquillo. "Cris" se subió a un microbús. Gil la siguió con una furgoneta color celeste, acondicionada por los agentes del GEl N para que se viera similar a los carros que usaban los empleados de la compañía de teléfonos. Cuando Gil llegó a la zona, reconoció a Joe Sánchez, quien había llegado unos minutos antes siguiendo al camarada "Javier" desde su casa de Miraflores. También estaba el especialista Capa, el experto en tomar forografías y capturar imágenes de los sospechosos. Informaron por radio a Benedicto Jiménez y este les dijo que esperen la orden para actuar. Simultáneamente otros tres agentes estaban desplazados en la casa de la urbanización Mariscal Castilla, la que esa mañana no fue considerada tan importante porque, entre otras cosas, no habían detectado mayor actividad sospechosa y porque aún desconocían que Sendero Luminoso estaba alquilando casas en zonas residenciales para ser menos vulnerables a las pesquisas policiales. El sentido común decía que era menos probable que vayan a buscarlos a los barrios de la gente rica porque lo lógico es que estaban escondidos en el cordón urbano marginal de la capital, en las barriadas pobres, en los asentamientos humanos instalados en cerros descampados. Yen este caso particular, a la casa solo habían visto llegar a un extraño sujeto de rasgos andinos que previamente había contactado con la camarada "Isa" en su casa cerca de la plaza
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T los hombres del GEIN le pidieron a sus colegas uniformados que dispersen a los curiosos porque la operación aún no había terminado. Mientras explicaban a sus colegas, vieron que "Cris" bajaba por la escalera junto con otra mujer. Ambas llegaron a la puerta de la calle y cada una siguió en dirección contraria. El teniente Gil corrió detrás de "Cris", ella se dio cuenta y también corrió, pero la rapidez y fuerza del policía se impusieron. Fue reducida en medio de la mirada de los vecinos que estaban entre curiosos y asustados. La otra mujer, al darse cuenta de que habían venido por ellas, intentó escabullirse entre los curiosos, pero Joe Sánchez no le perdió de vista y también la capturó. Solo faltaba subir al departamento. Llamaron por ayuda a Jiménez porque ya tenían a cuatro capturados, pero no sabían cuántos todavía permanecían al interior del departamento. Bonilla pidió a sus colegas uniformados del patrullero que los ayuden mientras ellos decidieron subir al departamento con ayuda de Capa y con el llavero que habían encontrado en el pantalón de Aparicio Ortega. Apresuraron el paso hasta llegar al tercer piso. En la puerta probaron las llaves y una abrió la puerta. Entró Gil, atrás estaba Joe, ambos tenían sus revólveres empuñados con los brazos extendidos. La sala era pequeña, en el comedor había una mesa con sus sillas vacías, aparentemente no había nadie, pero un ruido hizo que Gil levantara la mirada hacia unas escaleras de fierro tipo caracol y vio a una mujer de pelo cano que intentaba subir rápidamente. Fue detrás de ella, pero esta cogió un palo e intento golpearle en la cabeza, Gil esquivó y el palo cayó rodando. Aprovecho para lanzarse y cogerla de los pies y los tobillos hasta que llegó Joe Sánchez y ambos la sometieron. La mujer era una vieja conocida para los detectives de la DINCOTE: Sybila Arredondo, viuda del escritor José María Arguedas, quien era arrestada por segunda vez por sus vínculos con Sendero Luminoso. Pero faltaba alguien más: el camarada "Javier". Este había aprovechado el forcejeo con Sybila Arredondo para escapar por la azotea y esconderse en un baño. Sus zapatos lo delataron. A los pocos minutos Carlos Manuel Torres Mendoza, camarada "Javier", el hombre que recibía y alojaba a los mandos regionales de Sendero cuando
venían a Lima, había caído junto con su novia y a todo su aparato. Cuando Gil y Joe Sánchez bajaron con los dos detenidos, los refuerzos del GEIN ya habían llegado a apoyar a Bonilla que se había quedado en el carro con los otros detenidos. Los seis inquilinos del misterioso departamento fueron llevados a la base policial mientras un fiscal y otros policías se quedaban para hacer un registro minucioso de la vivienda.
*** Simultáneamente un episodio parecido se vivía en la casa de Monterrico, muy cerca al Cuartel General del Ejército, conocido como "El Pentagonito". La dirección exacta era Calle 2, número 465, urbanización Monterrico Norte, en Surco. Era la casa que semanas atrás habían descubierto las dos chicas que estudiaban Derecho con el capitán Félix Castro, conocido entre los muchachos del GEIN como el "Four-Five". Se llegó siguiendo a un sujeto que se contactó con "Cris" en La Victoria. Hasta el día que se decidió intervenir, Jiménez y sus hombres no sabían de la importancia de esa casa para Sendero Luminoso y, después, para el GEIN. Por eso ese viernes, día en que se "desataba la tormenta", solo asignaron tres policías a ese blanco, dos de ellos llegaron en apoyo de un grupo Delta de la DINCOTE. La casa que debían intervenir era de unos cuatrocientos metros cuadrados, dos plantas, jardín y cochera para dos vehículos. Siguiendo la estrategia, "Comegato", "Felpudini" y la suboficial Elena Vadillo "Rubí", esperaron al interior de un carro a unos cincuenta metros de la puerta. La idea era aguardar a que alguien entre o salga para irrumpir. Cuando sintieron que la puerta pequeña se abrió, corrieron los tres e impidieron que la mujer, joven y de rasgos mestizos,_ que salió del interior, logré cerrarla otra vez ante la sorpresiva irrupción de ellos. "Felpudini" se quedó en el patio con la mujer que gritaba desesperadamente. Elena y "Comegato" ingresaron despacio y empuñando sus armas, atravesaron la cocina y en el ambiente contiguo encontraron a una mujer treintañera de tez trigueña. A su lado
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estaba el hombre que los había llevado hasta esa casa. Hubo unos instantes de silencio, pero la mujer reaccionó gritando, pidiendo que se vayan de manera altisonante. "Comegato" los apuntaba sin perderles la mirada y Elena empezó a hurgar entre las cosas que veía a su alrededor, intentaba buscar evidencias que los vincule a Sendero Luminoso. No había nada. Los tres seguían pidiendo que se vayan a gritos, de manera exagerada. Se les pidió su identificación, los que estaban adentro mostraron sus libretas electorales, la joven que permanecía reducida en el jardín dijo que no lo tenía a la mano. Por un instante los policías pensaron que se habían equivocado, que habían ingresado a una casa sin orden judicial y no tendrían cómo justificar la operación. El instinto de la agente Elena Vadillo hizo que buscara más, presentía que había algo raro en esa casa, que los tres sujetos no parecían ser una familia y que debía hurgar hasta hallar algo que los vincule con el grupo maoísta. Movió muebles, levantó objetos, miró con atención paredes y puertas, hasta que encontró una pizarra a medio borrar donde habían quedado nítidamente un par de inscripciones hechas con plumón de tinta roja. Las leyó en silencio, decía claramente "GRCP ¡Viva el maoísmo!". Más abajo otra frase: "Capitalismo burocrático, proceso en el país". Bingo. Era una guarida de senderistas y los tres furibundos intervenidos eran ter rucos. Aún no sabía el tesoro que guardaba esa casa para el trabajo del GEIN, pero Elena atinó a llamar a Jiménez. Por la radio le dijo con tono emocionado que viniera urgente, que habían encontrado algo grande. En un instante sintió miedo porque eran tres contra tres, y podía venir un escuadrón de aniquilamiento terrorista a rescatar a sus camaradas o, más que eso, a rescatar los secretos que tenían guardados en esa residencia de un barrio de adinerados. ]iménez estaba en Chorrillos interviniendo la vivienda de la camarada "Zulma" sin mayores hallazgos. Él y sus hombres se enrumbaron de inmediato a Monterrico.
DE PUÑO Y LETRA
Terminada la acción, el balance aparente era la detención de veintidós senderistas, varios de ellos, se presumía, de cierta importancia en la organización subversiva y otros, como la viuda del escritor José María Arguedas, figuras simbólicas para los milicianos de Sendero Luminoso y reincidentes para la Policía. Conforme fueron pasando las horas, los hombres del GEIN se dieron cuenta de que habían logrado desbaratar dos aparatos centrales de la organización. Uno era el "Departamento de Apoyo Organizativo", algo así como la Secretaria General de Sendero Luminoso que, entre sus principales tareas, debía guardar todos los archivos del grupo subversivo y organizar los encuentros de la cúpula con Abimael Guzmán. El otro, el Grupo de Apoyo Partidario, un estamento que tenía como tarea dar alojamiento y seguridad a los mandos políticos y militares de Sendero Luminoso que llegaban a Lima, convocados por su líder para las reuniones del Comité Central, como el Primer Congreso, cuya primera sesión acababa de realizarse en Lima. Pero lo más valioso encontrado por el GEIN en la Operación Isa fueron las seis toneladas de documentos in ternos de la cúpula de Sendero Luminoso que iba a ser un gran mapa para las pesquisas y estrategias posteriores. Eran las transcripciones de eventos, sesiones
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T y conferencias clandestinas, que a través del tiempo archivaba el Departamento de Apoyo Organitzativo, incluso estaba toda la documentación del Primer Congreso de Sendero Luminoso, que se realizó en esa casa, entro los años 1987 y 1988. De esos miles de papeles uno era especialmente valioso. Fue encontrado gracias a la manía del teniente Guillermo Bonilla que repasaba una y otra vez hasta el último rincón de la casa de Surco hasta que encontró, encima de un librero, una hoja enterrada por el polvo que valía oro. Eran los nombres, direcciones y teléfonos de la red de mandos senderistas que hacían de intermediarios para comunicar las órdenes de Abimael Guzmán a todos los demás. Era uno de los secretos mejor guardados por los terroristas, por eso lo tenían en un lugar casi inubicable. Fue la pista para seguir perforándolos hasta desactivar órganos estratégicos y centrales de su organización y deteniendo a mujeres y hombres claves para el partido. Guillermo Bonilla dice que ese fue uno de los principales errores de la cúpula de Sendero Luminoso, poner en blanco y negro la relación completa de mandos intermedios con sus direcciones y teléfonos. La puerta por donde ingresaron a perforar su estructura organizativa tan clandestina como sanguinaria.
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LOS AMORES DEL DELFíN
Para los hombres del GEIN lo más valioso de su primera operación fue hallar un documento clave de Sendero Luminoso. Era una hoja manuscrita conteniendo los seudónimos de los responsables de los aparatos centrales del partido en posesión de la camarada "Juana", la senderista Elvia Nila Zanabria Pacheco, quien era el eslabón clave para que toda la maquinaria de la muerte funcione, se comunique. Era un directorio de mandos senderistas que servían de correa de transmisión entre la cúpula y el resto de su organización clandestina. Los policías lo llamaron "directorio de los cabecillas". Por primera vez tenían en sus manos una lista de las cabezas de los aparatos centrales, especie de Estado Mayor senderista con sus seudónimos y lugares para ubicarlos. Un organigrama del grupo terrorista con datos certeros. El papel, escrito a mano con tinta azul, había sido encontrado gracias al registro minucioso, casi obsesivo, del teniente Bonilla en la casa de Monterrico, la que funcionaba como el archivo central de Sendero Luminoso. Aunque la hoja amarillenta no contenía los nombres y apellidos reales de los dirigentes senderistas, consignaba sus seudónimos dentro de la organización. Describía claramente los alías y los lugares donde vivían los dirigentes del Grupo de Apoyo Partidario "Socorro Popular", del Departamento de Propaganda,
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r importantes. Era un hombre al que apodaron "Cholo Sotil" por dos razones: por su parecido físico al delantero de la selección peruana de fútbol en los años setenta y porque habían descubierto que entregaba paquetes, que presumiblemente eran dinero, a varios contactos que lo buscaban. O sea, en el lenguaje policial, "repartía pelota" entre los senderistas, como lo hacía Hugo Sotil en una cancha de fútbol. Según el "directorio de cabecillas", en esa casa de Lince trabajaba el camarada "Manuel", el responsable del Departamento de Economía. El hombre que administraba la academia preuniversitaria César Vallejo, una de las fuentes de generación de ingresos que tenía Sendero Luminoso. Los policías concluyeton que el camarada "Manuel" del "directorio de cabecillas" era Luis Alberto Arana Franco, "Cholo Sotil" que venían siguiendo desde
del importante Departamento de Economía, entre otros. En otras palabras, habían puesto en un papel qué camaradas tenían bajo su responsabilidad cada uno de los aparatos o departamentos centrales en la estructura secreta y compartimentada del grupo terrorista. No se conocían entre ellos, por eso no podían delatarse, pero Abimael Guzmán y sus mujeres de más confianza sí tenían muy claro quién era quién. Sabían quiénes eran, les daban órdenes y los supervisaban. Esta lista elaborada por la camarada "Juana", responsable del Departamento de Apoyo Organizativo, quien tenía el punto de contacto con cada uno de ellos y las direcciones exactas de sus casas. En algunos casos al costado de la dirección se había apuntado un número telefónico de seis dígitos. Eran los números que marcaban cada vez que tenían que coordinar sus acciones. En la estructura diseñada por la dirección permanente de Sendero Luminoso los jefes intermedios eran muy importantes porque a través de ellos se desarrollaba y ejecutaba la estrategia senderista que terminaba en asesinatos, atentados o sabotajes. Apenas algunos de ellos tenían acceso al camarada "Gonzalo". El GElN había conseguido el hilo de la gran madeja que los podría conducir hasta la cabeza de esta organización subversiva. Benedicto Jiménez y todos los policías del GEl N empezaron a sentir que el camino para encontrar a Abimael Guzmán no era incierto ni nebuloso. Ese papel podría ser la brújula, la ruta clara para llegar a su objetivo. Solo faltaba empezar a trabajar. Y así lo hicieron. Cuando comenzaron a verificar a quiénes correspondía los seudónimos y las direcciones, llegaron a ubicar al camarada "Ricardo", cuando se estaba mudando. Después de un tiempo prudencial, los hombres del GEIN lo vigilaron y siguieron hasta llegar a una vivienda que funcionaba como oficina en el jirón Los Jazmines, en Lince. Las otras verificaciones no tuvieron buen resultado porque las piezas se habían movido apenas la prensa publicó la noticia del allanamiento a la casa de Monterrico.
la primera operación. Los policías encontraron un cuartO en un edificio frente a la oficina de Sotil y ahí instalaron un puesto de vigilancia permanente. El equipo de escuchas telefónicas intervino el número que aparecía en el directorio y empezó a reconocer su voz en comunicaciones cifradas con desconocidos que llamaban desde teléfonos públicos. Una de esas llamadas fue de un hombre que exigía con prontitud "el encargo". Arana le dijo que al día siguiente se lo iba a tener Iisro. Los agentes del GElN se prepararon para ese encuentro. Reforzaron la vigilancia a cuatro cuadras a la redonda de la casa y esperaron a que llegue el desconocido a la hora pactada. El hombre llegó con puntualidad digna de mejor causa. Vieton acercarse a la oficina de Arana al camarada "Ricardo", a quien seguían desde hacía varios días. Era un hombre alto, de tez blanca, de regular contextura, que llevaba en la mano derecha un maletín de cuero negro, usaba gruesos lentes de carey y una gorrita afrancesada de lana. Parecía un profesor de escuela primaria regresando a su casa. Pero no era tan confiado como lo puede ser un profesor bondadoso. No fue directamente a la casa. Pasó por la puerta tratando de identificar algo que le pareciese sospechoso o raro, era evidente su actitud defensiva y alerta. Regresó sobre sus pasos y rocó la puerta. Rápidamente le abrieron y entró.
La vigilancia a la oficina de Lince descubrió a un personaje detectado en la primera operación, pero al que habían decidido dejar libre porque consideraban que les podría llevar con otros contactos más
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T signado con esos tres números. Así lo habían comprobado los mismos hombres del GEIN que unoS días antes de seguir al camarada "Ricardo", fueron a la calle Castrovirreyna para ubicar la casa de! jefe de! Departamento de Propaganda de Sendero Luminoso, como decía e! directorio secreto. Pero nunca la encontraron. En la cuadra seis de esa estrecha calle de Breña no existía ningún inmueble con e! 687. Por eso, cuando vieron al hombre de la gorra afrancesada de lana entrando confiadamente a su casa, constataron con sorpresa que tenía e! número 876. Se dieron cuenta de que los senderistas habían tomado el recaudo de modificar e! orden de los números en las direcciones exactas de sus cabecillas, cuando lo dejaron escrito en e! papel. Quizá no descartaron que había alguna posibilidad de que ese pape! caiga en manos de la DINCOTE, de la "reacción" como llamaban a la Policía en su léxico comunista. Los hombres de! GEIN ya estaban advertidos de este juego de números en clave como medida adicional de seguridad. Les sirvió para ubicar otras casas de!
Los policías estaban listos para seguirlo a pie, en moto y con dos carros. Eran más de ocho agentes del GEIN. Cuando el hombre de la gorrita francesa salió a los quince minutos, caminó rápidamente y sin voltear. Ahora parecía escapar de alguien. Tomó un microbús al que también se subieron dos policías. Los otros agentes los seguían a una distancia prudente en dos autos viejos y una moto. Los policías estaban conectados por radio y alertas a cualquier movimiento. Sabían que era un hombre importante de Sendero Luminoso. La manera como lo recibieron en la casa y las precauciones que tomaba al desplazarse delataban su mayor jerarquía y experiencia en este tipo de misiones clandestinas. A la media hora de seguimiento, el hombre se bajó del microbús en Breña. Caminó por una calle estrecha que tenía el nombre de Castrovirreyna, una provincia de! empobrecido departamento de Huancavelica. En la cuadra ocho de Castrovirreyna el sospechoso se metió a una casa que no era desconocida para los policías. Era la nueva dirección a la que se había mudado el camarada "Ricardo", jefe del Departamento de Propaganda de Sendero Luminoso, según el "directorio de cabecillas". Bingo. Si e! sospechoso era realmente e! camarada "Ricardo", ya tenían ubicados a los jefes de dos aparatos vitales en la organización clandestina de! grupo terrorista: el hombre que proveía del dinero y el que producía toda la propaganda subversiva que se mandaba a provincias y al extranjero.
mismo directorio secreto. Hasta ese momento los policías solo tenían la certeza de que ese sujeto que parecía un profesor de escuela era e! camarada "Ricardo", e! jefe de! aparato central de propaganda. Decidieron seguir todos sus pasos sin tregua. En los archivos de la DINCOTE no tenían a alguien con el alias de camarada "Ricardo", re!acionado al Departamento de Propaganda. Sí sabían de otro mando intermedio senderista que tenía a su cargo el aparato partidario que hacía posible la publicación de un pasquín llamado El Diario, el vocero oficioso de Sendero Luminoso que había pasado a la clandestinidad después de que sus directivos fueran detenidos por apología al terrorismo, un nuevo tipo penal incluido en la legislación nacional como parte de la estrategia legal de! Estado para combatir al terrorismo. Este sen derista era Jorge Dutan Arauja, camarada "Hugo", uno de los hijos de una familia tan ayacuchana y senderista como los La Torre Carrasco, la familia de la camarada "Norah", la esposa de Abimae! Guzmán. Una mañana que los hombres del GEIN seguían a Ricardo, este caminaba por el centro de Lima y se les ocurrió una estrategia simple
*** El seguimiento al hombre de la gorra afrancesada que había ido a recoger algo importante a la oficina del "Cholo Sotil", presumiblemente dinero en efectivo, les enseñó a los hombres del GEIN que los senderistas no eran tan confiados como para dejar en un pape! datos tan exactos de sus jefes intermedios. El número de la calle Castrovirreyna de Breña, que aparecía en e! pape! encontrado en la casa de Monterrico como la casa de! camarada "Ricardo", era el 687. Pero en la cuadra seis de esa calle no existía ningún inmueble
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r una pronunciada cojera al caminar y uno era invidente. Después sabrían que los discapacitados que obedecían al camarada "Ricardo" eran senderistas con varios años enrolados en Sendero Luminoso y que habían resultado heridos en atentados terroristas. Incluso, habían purgado condena por terrorismo y salieron de las cárceles para reciclarse en e! Departamento de Propaganda. La cúpula senderista consideraba que su discapacidad no era un impedimento para cumplir sus tareas de propaganda de la lucha armada, pero ya no podían prender dinamitas y escapar corriendo. Eran los veteranos de su "guerra popular". Todos trabajaban arduamente comprando y trasladando a varios lugares de Lima materiales de impresión coma papeles, cartulinas, tinta y planchas de impresión offset. Imprimían panfletos subversivos para Lima y provincias y los traducían al inglés, francés y alemán para mandarlos a la red de apoyo, a lo que llamaban "la guerrilla peruana", dispersos en Europa. Las imprentas semiclandestinas de Sendero estaban ubicadas en inmuebles de La Victoria, Jesús María y e! Cercado de Lima. También tenían un almacén en una zona más residencial de la ciudad, la avenida La Fontana de
para tratar de averiguar su identidad. Se adelantaron con una moto y le pidieron a un par de policías de tránsito que lo intervengan y le pidan su documento de identidad. Así lo hicieron y el camarada "Ricardo" presentó una libreta electoral origina, o por lo menos una que no era falsa a primera vista. Los policías sabían que los senderistas portaban libretas electorales originales, robadas en los asaltos a las oficinas del Registro Electoral, con las que se fabricaban constantemente identidades falsas, así que había la esperanza de que los datos que leyeron en la libreta electoral de! hombre de la gorra francesa eran realmente suyos. Uno de los policías de tránsito antes de devolverle su documento de identidad apuntó en su libreta la información: nombre: Hugo Deodaro J uárez Cruzzat. Lugar de nacimiento: Ayacucho. Edad: 42 años. Profesión: Profesor. Otra vez bingo. Los archivos de la DINCOTE decían que estaban siguiendo a un senderista que purgó cuatro años de cárcel acusado de terrorismo. Era un hombre con antecedentes penales al que Sendero Luminoso le había confiado un departamento muy importante. El Departamento de Propaganda, que en la lógica marxista debía propalar la ideología, cambiar las ideas de la gente y "destruir los conceptos de la burguesía" para generar una opinión pública favorable a avanzar en la conquista de! poder. Para Abimae! Guzmán era muy importante inundar e! país de propaganda subversiva.
La Malina, hasta donde una vez llegaron los hombres de! GEIN siguiendo a Deodato Juárez Cruzzat, quien estaba acompañado de la enfermera Elena Soto Merino. Ella era una enfermera de! Hospital Guillermo Almenara del Seguro Social, que había sido elegida como presidenta de la Confederación de Enfermeras de! Perú y que, según la Policía, también era senderista. En e! partido usaba e! seudónimo de camarada "He!ga". La enfermera manejaba un Volkswagen celeste
Por sentido común, los policías pensaron que podría tratarse de un alto mando senderista. Luego descubrirían que estaban ante e! cuarto hombre en la jerarquía de Sendero Luminoso. Fue cuando se encontró e! video "Zorba, e! griego". Era un miembro de! Comité Central y de! Buró Político. El hombre que se creía asimismo e! sucesor de Abimael Guzmán. El delfín de! "Presidente Gonzalo". El mayor Benedicto Jiménez Bacca ordenó un seguimiento más estrecho al camarada "Ricardo", Deodato Juárez Cruzzat. Su importancia en la estructura senderista era indiscutible. Los hombres de! GEIN día a día descubrieron que mantenía encuentros y reuniones con sujetos con alguna discapacidad fisica. Curioso, dos mostraban
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de placa EQ-3335 que era de su propiedad.
*** Habían pasado tres meses desde el inició de la segunda operación del GEIN, a la que llamaron "Monterrico-90", como un homenaje a la primera operación de inteligencia. Benedicto Jiménez y su equipo pensaron que era e! momento de "desatar la rormenta". El día que escogieron para desactivar al aparato de propaganda de Sendero
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T había sido detenida en diciembre de 1987 porque uno de los grupos Delta de la DINCOTE encontró una carta de sujeción al partido y al "Presidente Gonzalo" firmada con su nombre. Ella negó los car-
Luminoso fue el 15 de setiembre de 1990. Querían que coincidiera con el aniversario de la Policía de Investigaciones del Perú, de donde provenían, hasta ese momento, todos los agentes del GEIN. ]iménez y sus hombres estaban convencidos de que su labor solo tenía que limitarse a hacer inteligencia. Las capturas e intertogatotios las iban a dejar en manos de los grupos operativos Delta. Para esta segunda operación se había coordinado con el Delta 6. La noche anterior, el viernes 14, el comandante Tapia, jefe del Delta 6 y sus hombres lIegaton a las oficinas del GEIN YBenedicto ]iménez, ayudándose con una pizarra, les hizo toda la explicación de las casas que debían allanarse y los sospechosos a detener. Todo estaba preparado. Llego el día y algo extraño pasó esa mañana del sábado 15. Todos los objetivos desaparecieton como por arte de magia. Esperaron en sus casas, en las imprentas, en la calle. Nadie apareció. Los policías del Delta 6 regresaron con las manos vacías a sus oficinas de la DINCOTE. Al día siguiente el jefe operativo del GEIN dispuso que se retome la vigilancia. Medio en broma, medio en serio, les decía a sus hombres que no era posible que un grupo de cojos y mancos se les escapen. Ante la desaparición de Deodato ]uárez los policías echaron mano de algo de su perfil para buscarlo. El camarada "Ricardo", aunque era muy eficiente para cumplir con los encargos del Comité Central de Sendero Luminoso, tenía un gran defecto, un defecto "burgués" en su dogmática comunista: no podía con su irresistible atracción por las mujeres. Los senderistas tenían prohibido tener parejas dentro del partido. Le llamaban "pecar de liberalismo", pero aun así Deodato ]uárez se las ingeniaba para mantener relaciones con dos de sus camaradas simultáneamente. En el tiempo que lo siguieron, los hombres del GEIN habían descubierto que una de sus parejas era Elvia Nila Zanabria Pacheco, camarada "]uana" o "Silvia", una antigua militante senderista ayacuchana, amiga de Augusta La Torre. Su otra mujer-camarada era Eva Gómez Infantes, conocida entre los senderistas como la camarada "Mariana" o "Karina") una psicóloga del Hospital de la Policía enrolada en Socorro Popular, que
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gos, fue procesada por delito de terrorismo, peto el Poder Judicial le dio libertad al poco tiempo por falta de pruebas. La camarada "Mariana" tenía un hijo con Deodato ]uárez Cruzzat, al que habían puesto de nombre Gonzalo en honor de su jefe Abimael Guzmán, alias "Presidente Gonzalo". Con toda esta información al Teniente Guillermo Bonilla pensó que si seguían a Eva Gómez, a la que tenían ubicada, había posibilidades que Deodato vaya a buscarla o la citaría en algún lugar con su hijo. El amor y la pasión son más poderosos que la ideología, por más extremista y sanguinaria que esta sea. Eso hicieron y no se equivocaron. A los dos días de haber desaparecido, una tarde los policías siguieton a la camarada "Mariana" desde su casa en Breña hasta una calle en el centro de Lima donde se sentó en una banca a esperar. Al rato llegó presuroso del otro lado de la avenida Deodato ]uárez Cruzzat, andaba más paranoico que de costumbre, pero los policías lograron retomarle la vigilancia. Al día siguiente 10 capturarían, pero esta vez sin apoyo de los Delta, solo con hombres del GEIN.
*** Hugo Deodato ]uárez Cruzzat, el jefe del Departamento de Propaganda de Sendero Luminoso, fue detenido a las siete y media de la noche del miércoles 19 de setiembre de 1990. Fue en un inmueble en Santa Anita hasta donde había llegado para esconder parte de la propaganda subversiva que hacía en las imprentas clandestinas. Estaba especialmente desesperado por desaparecer los panfletos que había hecho con tanta dedicación y esfuerzo. Cuando los agentes Guillermo Bonilla y]osé Gil, los que lo detuvieron, 10 llamaron por su nombre, se sorprendió y no ofreció resistencia. Estaba acompañado de una mujer, su lugarteniente Eda Vilma Aguilar Fajardo, la camarada "Elisa", una fogueada senderista muy fanatizada porque
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uno de sus hijos, Carlos Eduardo Ayala Aguilar, había muerto en el penal El Frontón, el día que la Marina debeló violentamente el motín de los presos senderistas, en junio de 1986. El camarada "Ricardo" y la segunda al mando en el Departamento de Propaganda de Sendero Luminoso ya estaban detenidos, pero de los discapacitados no se sabía nada. Se habían borrado del mapa.
Excelente resultado en la lucha contra el terrorismo, pero había quedado una gran interrogante en el equipo: ¿Cómo se enteraron Deodato ] uárez Cruzzat y su grupo de su inminente captura a manos de los hombres del GEIN? Hay dos respuestas para este misterio, ambas obtenidas después, por testimonios de los mismos senderistas. La primera versión la dio Rafael Ciro Lora Wong, apodado "Cojo 1", cuando el teniente Bonilla lo interrogó después de su casual captura. Este senderista le confió a Bonilla que ellos supieron que estaban siendo seguidos por la DINCOTE por confidencia de unos policías de la comisaría de La Victoria. Esa versión tenía lógica por lo que había pasado unos días antes. Los agentes del GEIN querían saber la identidad del senderista que tenía a su cargo uno de los talleres clandestinos de impresión y optaron por usar el mismo recurso que les había dado buen resultado: pedirle a la policía uniformada que lo intervenga y pida sus documentos de identidad. Así había pasado con Lora Wong, solo que el patrullero se lo llevó detenido a la comisaría y los policías le pidieron dinero para dejarlo libre. El terrorista, aunque no tenía requisitoria judicial vigente, se asustó y les dio todo lo que tenía en el bolsillo. Los policías le agradecieron la generosidad y, a cambio, le confiaron que no ande en malos pasos porque la DINCOTE lo estaba siguiendo. Fue suficiente para que desaparecieran todos. La otra explicación vino nueve meses después, cuando se captura a Yovanka Pardavé Trujillo, camarada "Sarah", mando político de Sendero Luminoso y secretaria de la célula de dirección de Socorro Popular. Al allanar el departamento en San Martín de Porres donde se escondía, se encuentra un informe-balance elaborado desde la prisión por Hugo Deodato ]uárez Cruzzat, el camarada "Ricardo". Ahí supieron los policías que, al iniciar las intervenciones del 15 de setiembre de 1990, un familiar de la enfermera Elena Soto Merino, que trabajaba en la DINCOTE, le avisó que se preparaba una gran operación policial contra ellos. Por eso movieron toda la propaganda subversiva a otros lugares. La traición vino de un suboficial que era uno de los quince policías del grupo operativo Delta 6 de
Apenas unos días después, las capturas de los dos discapacitados fueron tan extrañas como coincidentes. Ambos, que estaban desaparecidos desde el día 15 de setiembre, fueron encontrados de casualidad por agentes del GEIN que por una extraña coincidencia pasaban por ahí. Fue cosa del azar, esa inexplicable y extraña concomitancia que hace que las cosas sucedan sin planificación alguna. Uno de los discapacitados, identificado como Rafael Ciro Lora Wong, al que los policías apodaron "Cojo 1", fue reconocido por el teniente José Gil cuando este manejaba su carro en las intersecciones de las avenidas Grau y Abancay en el centro de Lima. Gil llevaba a su esposa y menor hija al Hospital Almenara del Seguro Social y lo reconoció porque caminaba rengueando. No esperó un instante, se estacionó en seco, le pidió a su mujer que salga, que tome un taxi hasta el hospital, y él corrió a detenerlo. Lora no se resistió. El otro discapacitado, al que los policías llamaban "Cojo 2" cuando se comunicaban por sus radios, fue capturado porque en una calle cercana a las oficinas del GEIN, entre las avenidas Wilson y España, en el centro de Lima, le preguntó la hora a un par de hombres. Uno de ellos miró su reloj, volteó para darle la hora y lo reconoció. Eran dos agentes del GEIN que lo capturaron de inmediato. Este sí opuso resistencia y gritó locamente pidiendo ayuda porque decían que lo estaban secuestrando. Nadie le hizo caso. De regreso a la oficina, el Mayor Benedicro ]iménez y todos los hombres del GEIN hicieron el balance de la segunda operación: diecisiete personas detenidas, entre ellas el aurodenominado "Delfín de Abimael", y cuatro imprentas de Sendero Luminoso allanadas e incautación de toneladas de propaganda subversiva en cuatro idiomas. En suma, el 800/0 del aparato de propaganda estaba desactivado.
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la DINCOTE, que escuchó las explicaciones del jefe operativo del GEIN la noche anterior a la frustrada captura. Este policía era primo hermano de Elena Soto Merino, camarada "Helga", la enfermera que era la número dos del aparato de propaganda. Los lazos de parentesco pudieron más que el compromiso con el país.
r CAZANDO "PALOMAS"
Sea como fuere, después de esta ingrata experiencia los hombres del GEIN dieron origen a su teoría y método de Inteligencia Operativa Policial. Para ello se implementó dentro del GEIN el Departamento de Investigación Básica, quienes se hacían cargo de las capturas y elaboración de los atestados. Era la única manera de evitar filtraciones traicioneras.
El Departamento de Escuchas Telefónicas del GEIN advirtió que una tal Lucía llegaría a la oficina de Luis Alberto Arana Franco a recoger algo importante. El "Cholo Sotil" se había convertido en la gallina de los huevos de oro para los policías que estaban obsesionados con ubicar y detener a Abimael Guzmán. El cajero de la Dirección Central de Sendero Luminoso los había conducido a las casas clandestinas y a todos los cabecillas arrestados en las dos primeras operaciones. Tenían claro que a él no debían detenerlo, solo seguirlo de cerca, al milímetro. Esa era la prioridad. Pero Arana no parecía ser un tonto, era consciente de que todos los mandos senderistas recientemente detenidos por la Policía en algún momento habían contactado con él. Sospechaba que también lo estaban siguiendo y tomaba todas sus precauciones cuando se desplazaba o hablaba por teléfono. En esa época no había celulares inteligentes ni el chat de WhatsApp, menos comunicaciones digitales encriptadas, solo un teléfono tradicional de cable y fijo. Por ahí tenían que comunicarse los senderistas: Uno de esos teléfonos estaba intervenido por el GEIN. Eso les facilitó enormemente el acceso a información clave para sus seguimientos. El otro factor que jugaba a favor de los policías era que Arana, en su condición de proveedor de dinero, era imprescindible para
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el comité central terrorista. Por eso lo buscaban constantemente. Claro que se cuidaban cuando hablaban por teléfono, lo hacían en clave, pero los analistas del GEIN lograban descifrar en gran parte sus comunicaciones, a pesar de que nunca eran explícitas. La conversación clave que interceptaron los analistas policiales se produjo la tarde del lunes 26 de noviembre de 1990. Arana y su desconocida interlocutora, que se identificaba como "Lucía", quedaron en verse al día siguiente. Al mediodía del martes 27 una mujer iría a la oficina de Arana en la calle Los Jazmines de Lince. La esperaron ocho agentes, cuatro a pie, uno en una moto y los demás en dos carros viejos que pasaban desapercibidos para alguien que sospechaba que lo podían vigilar. La visitante podría abrir una nueva veta para la investigación del GEIN. Los policías esperaron ansiosos. Veinticinco años después, el comandante Guillermo Bonilla recuerda con precisión que esa mañana la mujer se apareció en el vecindario de Lince a las doce y cuarenta y cinco. Bonilla se acuerda con facilidad la hora exacta porque la cita estaba pactada para las doce y treinta pero la mujer se demoró quince minutos en llegar, probablemente porque en el camino dio vueltas como medida de precaución adicional. Después de las dos primeras operaciones del GEl N, los terroristas estaban más desconfiados, alertas, sensibles a cualquier extraño. Bonilla dice que cuando la mujer llegó no lo hizo a pie, vino manejando un auto Volkswagen color crema. Estaba sola. Entró rauda a la oficina del "Cholo Sotil" y salió a los quince minutos acompañada por él. Los policías vieron que Arana cargaba una máquina de escribir que la guardó en el auto. Después sabrían que la mujer recogió diez mil dólares americanos, la máquina de escribir y dos millares de papel A4. También que el dueño del auto era Carlos Álvarez Calderón de Ayulo, un excura que renunció a sus votos de castidad para casarse con una exmonja. Después se sabría más de ella. Se despidieron y la tal Lucía se marchó en su carro con cautela y siempre alerta, pero los policías la iban siguiendo en postas a una distancia moderada, con discreción. La mujer aceleró todo lo que pudo el Volkswagen como tratando de perderse. En la frecuencia
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de radio de los hombres del GEIN se escuchó decir "esa Paloma está volando muy rápido". Desde ese momento decidieron llamarla "Paloma". La mujer era un nuevo objetivo de esta, la tercera operación a la que bautizaron con el nombre de "Caballero", en memoria de un militar que había sido instructor del creador del GEIN en la Escuela de Comandos del Ejército, asesinado por un destacamento de aniquilamiento de Sendero Luminoso cuando salía de su casa en Jesús María. A este oficial de las Fuerzas Especiales del Ejército lo conocían como el "Varón", había servido en zona de emergencia en un batallón contrasubversivo, probablemente por eso estaba en la lista negra de los terroristas. Benedicto Jiménez le guardaba respeto profesional y, cuando se enteró de su muerte, tomó su apellido para darle nombre a una operación de inteligencia policial contra los senderistas. Era un homenaje póstumo a su instructor. La mujer atravesó los distritos de San Isidro y Miraflores hasta llegar a la avenida Primavera con dirección a Sutco. En la zona residencial de Chacarilla, el auto crema dobló a la izquierda desde la avenida Primavera y fue hasta la calle Buenavista, siguió unas cuadras más hasta que se abrió la puerta del garaje de una de las residencias de esta exclusiva zona de Lima. El Volkswagen ingresó al número 265 de la calle Buenavista y la puerta se cerró a control remoto. A esta nueva casa la llamaron "El Palomar" porque ahí había entrado "Paloma", la que volaba muy rápido. Se convirtió en otro punto de vigilancia del GEIN. Ocho meses después de su creación, en el GEIN trabajaban a tiempo completo alrededor de cincuenta policías. Para organizarse mejor crearon cuatro grupos de trabajo con tareas específicas: operaciones, investigaciones, análisis y apoyo técnico. Con el equipo reforzado, los policías tenían entre manos una vigilancia más difícil. La casa estaba en una zona con menos tráfico de carros, escasos peatones en la calle y con agentes de seguridad privada en el barrio y en varias casas. No podían quedarse en los parques o estar parados en la calle por mucho tiempo porque rápidamente se convertían en sospechosos. Tuvieron que ser más creativos.
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Se les ocurrió disfrazarse de jardineros para justificar su estadía por varias horas en el parque que estaba al frente de la casa que vigilaban. Lo hicieron en coordinación con las auroridades municipales que les dieron los uniformes que usaban los verdaderos jardineros. A los municipales les decían que estaban investigando a una banda de secuestradores. El celo por una posible filtración de información era extremo, tampoco era bueno hablar de terrorismo porque, en cualquier caso, espantaba a la mayoría de auroridades. Pero como los jardineros no trabajaban después de las cinco de la tarde, se presentaba otro problema. A dos cuadras de la casa, donde solían estacionar uno de los carros de vigilancia, un vecino, empresario, entrador y dicharachero, que los había reconocido como policías, se les acercó una mañana para ofrecerles ayuda. Les invitó agua y les dijo que podían usar uno de los baños de su casa. Los agentes del GEIN agradecieron el gesto y le explicaron la misma coartada que ensayaron con los funcionarios municipales, porque ya tenían malas experiencias por identificarse como policías de la DINCOTE. Le dijeron que eran de la División de Secuestros y que estaban detrás de una banda que podía tener a una de sus víctimas en una casa de ese vecindario de ricos. El hombre se sentía atemorizado por la ola de secuestros en Lima que competía en titulares de los diarios con los atentados terroristas. Quizá por eso prefería que un grupo de policías esté en la puerta de su casa en lugar de los vigilantes de la cuadra que no estaban entrenados o que también se convertían en sospechosos. Esa combinación letal, de la amenaza del terrorismo y la delincuencia común, hacía de los barrios residenciales de Lima los más temerosos y los más vigilados. El empresario se puso a disposición de los supuesros policías de la División de Secuestros. Fue muy valiosa su colaboración, los hombres del GEIN tenían un punto de apoyo para vigilar "El Palomar". Desde la puerta de su casa podían divisar al agente disfrazado de jardinero, que siempre miraba la fachada de su objetivo, quien les avisaba por radio de cualquier movimiento sin levantar sospechas. Bonilla dice, con la madurez que le da el paso de un cuarto de
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siglo, que sin el apoyo de esa familia hubiera sido imposible vigilar la casa alquilada por los senderistas. Era un barrio donde vivía la clase pudiente de la ciudad con rodos los contactos en la Policía y en los cuarteles como para pedir la constante presencia de pattulleros y hasta de soldados armados con fusiles para intervenir a cualquier persona que permanecía en actitud sospechosa en el barrio. La gente vivía en constante zozobra, a las bombas y atentados terroristas se sumaba los robos, asaltos y secuestros.
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Aunque en el Perú a los tradicionales autos Volkswagen se les dice que son modelo escarabajo, los policías llamaban la "Cucaracha" al auto manejado por "Paloma 1", la mujer que siguieron desde la oficina de Arana Franco en Lince. Se cuidaban de hablar explícitamente por radio porque tenían sospechas de que su frecuencia estaba rastreada no solo por los enemigos senderistas, sino por el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), comandado de facto por el asesor presidencial Vladimiro Montesinos Torres, quien tenía entre sus obsesiones capturar al enemigo público número uno del país, Abimael Guzmán Reinoso. Después urdiría una zafia estrategia para infiltrar el GEIN con supuestos analistas del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) que llegaron con la consigna de sustraer la información clave. Fracasaría en el intento. Meses después, los supuestos analistas de inteligencia (el teniente coronel del Ejército Fernando Rodríguez Zabalbeascoa y los mayores Santiago Martín Rivas y Carlos Pichilingue Guevara) serían descubiertos por la prensa de investigación como miembros del escuadrón de la muerte, organizado irregularmente al interior del Ejército, llamado GtupO Colina. Fueron los autores de la muerte de nueve alumnos y un profesor de la Universidad de Educación Entique Guzmán y Valle, más conocida como La Cantuta. También está probada su autoría en la matanza de quince personas, entre las que estaba un niño de ocho años, en una pollada de heladeros en Barrios Altos, en la que irrumpieron de 97
noche, con los rostros cubiertos por pasamontanas negras y premunidos de armas de guerra automáticas y con silenciadores. Dos episodios equivocados y brutales en la ciega lucha contra el terrorismo que el secror más oscuro del poder en el gobierno de Fujimori organizó. Esros dos crímenes fueron parte de la sentencia a veinticinco anos de prisión dictada contra el expresidente Alberto Fujimori. Para los jueces supremos que lo juzgaron, en un proceso largo y transmitido sesión a sesión por la televisión, Fujimori es autor mediato de estos dos crímenes.
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carro preparaban los sándwiches que mataban el hambre el resto de la mañana. Para almorzar tenían que ser más creativos, a veces cinco
plátanos con dos panes era todo lo que ingerían como almuerzo. Recién cuando regresaban a sus casas, tarde en la noche, podían comer un verdadero plaro de comida. En esas condiciones hacían su trabajo de vigilancia permanente. Varios anos después, se enterarían que el Estado peruano sí destinó recursos para esas operaciones secretas de inteligencia, solo que un general de la Policía, el jefe de la DINCOTE que se hizo héroe arrogándose la "Captura del Siglo", se quedó con ese dinero. Era dinero que salía en resoluciones secretas, no sujeto a fiscalización. Quizá por eso nunca llegó a su destino. Los hombres y mujeres del GEl N , veinticinco anos después, lo siguen considerando una traición.
*** La vigilancia a "El Palomar" continuaba no exenta de incidentes. El más serio sucedió una manana en la puerta del vecino empresario. El agente Luis Castro Sánchez, a quien llamaban "Cachito", esperaba que alguien saliera de la casa dentro de un auto y de manera sorpresiva le cayó encima el frondoso árbol que le daba sombra. El accidente pudo haber herido y hasta matado al oficial, pero increíblemente salió ileso. El saldo solo fue que perdieron un carro de vigilancia, otro Volkswagen que meses antes había sido incautado a Sendero Luminoso.
*** En la casa de la calle Buenavista hubo algunos movimientos que llamaron especialmente la atención de los hombres del GEIN. Una noche llegó un auto gris con vidrios oscuros. Entró abriendo la puerta con un control a distancia. Dos horas después salió de manera sospechosa. Los agentes solo alcanzaron a ver que era una mujer la que manejaba el auto. A ella la apodaron "Paloma 3" yal auto la "Rata", por su color. Los siguieron en postas, pero la mujer que estaba manejando hacía maniobras sorpresivas para perderse. Cambiaba de calle intempestivamente, volteaba en forma de U de improviso o seguía un tramo largo para luego volver en sentido contrario. Todas medidas de seguridad para detectar un posible seguimiento. Las caídas de importantes aparatos del partido (Departamento de Apoyo Partido Organizativo, Grupo de Apoyo Partidario y Grupo de Propaganda) tenían a los senderistas más desconfiados y suspicaces. Por su parte, los policías también habían detectado personas en actitud sospechosa en algunos seguimientos que hacían, algo parecido a una contravigilancia senderista cada vez que esperaban alguna cita importante. Sendero Luminoso tenía experiencia en seguimientos,
Tampoco era fácil para los agentes del GEIN comer en esa zona de Lima. Gracias al apoyo que empezaban a recibir de la embajada estadounidense en Lima, concretamente de la estación de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (ClA) en Lima, la ayuda de dinero en efectivo para financiar los gastos del trabajo de campo era de cinco mil dólares al mes para todo el grupo. Ese dinero apenas alcanzaba para darle tres soles de la época a cada agente para sus alimentos del día. Con esos viáticos, los agentes que vigilaban "El Palomar" no podían comer en algún restaurante de la zona, tampoco habían mercados populares donde podían encontrar un menú de tres soles. Solían ir a la panadería del barrio, que estaba a unas cuadras de su punto fijo de vigilancia, a comprar panes, jamonada y algo para tomar. Regresaban al punto de vigilancia y dentro del
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T ellos lo llamaban reglaje y lo hacían para conocer la rutina de sus víctimas antes de asesinarlas. Esa noche, a los hombres del GEIN se les escapó el auto gris oscuro. Cada vez era más complicado seguirlos. Esros fracasos los obligarían a ampliar y perfeccionar su técnica peruana de la observación, vigilancia y seguimiento (OVISE). Al suboficial Carlos Iglesias, uno de los policías que mejor se mimetizaba en el trabajo de vigilancia como enajenado o recogedor de basura, se le ocurrió empezar a recoger y analizar los desperdicios que se producían en la casa de Chacarilla, que luego eran auscultados por el capitán Rubén Zúñiga Carpio, el analista especializado. Los policías estaban convencidos de que era la manera de burlar las precauciones y medidas de seguridad adicionales que estaban tomando los senderistas para disimular o esconder lo que realmente pasaba tras esas paredes. La basura era una fuente inagotable de información. Les permitía conocer la cantidad aproximada de personas que estaban viviendo en la casa vigilada, sus costumbres y gustos alimenticios, por los restos orgánicos, colillas de cigarrillos, botellas vacías y envases de todo tipo que botaban. También si tenían enfermedades y cuáles podrían ser estas, por las cajas o envoltorios de las medicinas que inexorablemente iban a dar a las bolsas de la basura. Direcciones, teléfonos Y otros datos que aparecían en papeles rotos que eran reconstruidos con destreza quirúrgica por los policías del GEIN. En algunos casos los restos iban hasta el laboratorio de Criminalística de la Policía para saber un tipo de sangre, a quién podría pertenecer una huella digital o quién pudo haber escrito algún documento clave. Esos resultados daban el derrotero exacto de las pesquisas. Para vigilar mejor "El Palomar", los agentes del GEIN persuadieron a las autoridades municipales de Surco de la necesidad de infiltrar a sus hombres en el camión que recogía la basura de todo el barrio. Así que su trabajo de basureros impostados fue inevitable. Uno de los policías manejaba el camión y Carlos "Charly" Iglesias recogía y recibía directamente las bolsas casa por casa de toda la calle Buenavista. Se separaban las bolsas de la casa vigilada y se le entregaban a Rubén Zúñiga para su análisis en un improvisado laboratorio 100
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instalado en el piso 12 del incompleto edificio de la Policía en la avenida España del centro de Lima. Las primeras bolsas de basura rescatadas de esta casa dieron más indicios de la posible presencia de Abimael Guzmán y sus mujeres de confianza. Colillas de cigarrillos Winston Light, los preferidos de Guzmán y otros de la marca francesa Yves Saint Laurent rojo, los que le gustaba a fumar Elena Iparraguirre Revoredo, la camarada "Miriam", su concubina, lugarteniente y la número dos de la organización terrorista, después de la muerte de Augusta La Torre Carrasco, camarada "Norah". También hallaron una serie de restos de papeles con párrafos inequívocamente senderistas, además de cajas y restos de medicinas que probablemente tomaba Abimael Guzmán Reinoso.
*** En esos días, en "El Palomar" las mujeres apodadas "Paloma 1", "Paloma 2" y "Paloma 3" entraban y salían a bordo de los dos carros Volkswagen y del auto Toyora color gris oscuto con vidrios negtos. Parecían señoras de la alta sociedad limeña haciendo sus cosas de rutina, como comprar en los centros comerciales cercanos a su casa o recogiendo encargos de sus familiares en otros barrios no tan limpios ni bonitos como el suyo. Nada de esto llamaría la atención si no fuera porque siempre estaban a la defensiva o porque nunca aparecían los hijos, el esposo o la familia
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que, supuestamente, vivían con ellas en la casa. El comandante en retiro Guillermo Bonilla, llamado agente "Helio" cuando se comunicaban en clave por radio los hombres del GEIN, recuerda que una mañana antes de las ocho fue a la panadería del barrio. Compró el pan y se detuvo un instante a ver los titulares de los periódicos colgados en el quiosco que se instalaba en la vereda . De pronto vio que una de las mujeres de la casa vigilada, "Paloma 1", caminaba en su dirección, disimuló para no verle a los ojos, y a los pocos segundos la tenía a su lado leyendo los titulares de los diarios limeños. Bonilla dice que vio en el rostro de la mujer gestos de satisfacción cuando leía noticias de ataques, muertes y destrucción 101
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provocada por los actos terroristas de Sendero Luminoso. Noticias que en esos tiempos eran pan de cada día, no había diario que no tuviera en su primera plana alguna nota sobre las acciones criminales de los terroristas. Luego escuchó que pidió varios periódicos y revistas, pagó con un billete que llevaba empuñado en la mano derecha. El hombre que vendía los periódicos al parecen la conocía porque la saludo con confianza y mucho respeto. Ella devolvió los saludos amables y empezó a caminar de regreso a "El Palomar".
*** El seguimiento estrecho a "Paloma 1" reveló que esta mujer, de tez banca y cabello ensortijado, iba una vez por semana a un centto telefónico para comunicarse con una tal Margarita. No lo hacía directamente, llamaba a un númeto para dejar el recado. El Departamento de Escuchas intervino este númeto porque aparecía en el "directorio de cabecillas". Era el 858992, que en los registtos de la compañía de teléfonos estaba a nombre de Faustino Carranza, un profesor de primaria captado por Sendero Luminoso. El rompecabezas se iba armando pieza por pieza. Los senderistas eran muy celosos con sus comunicaciones telefónicas, preferían hacerlas desde centros comunitarios o teléfonos públicos. Era más difícil escucharlos, pero descubrieron una manera práctica de espiarlos. Fue usando a una de las tres mujeres del GEIN para que siguiera de cerca al sospechoso y, cuando este paraba en un teléfono público, también se detenía la mujer policía fingiendo que esperaba su turno para llamar. Una vez la suboficial Cecilia Garzón logró ver hasta el número que había marcado "Paloma 1". Era el 497712 y escuchó que preguntó por un tal Ramón a quien le dijo algo en clave, que "su hermana no había podido llegar del norte". Este número pasó a la lista de las líneas intervenidas por el Departamento de Escuchas Telefónicas del GEIN. Una mañana, el seguimiento a "Paloma 1" descubrió que esta hizo contacto con otra mujer, una de tez blanca, resuelta y altiva, a 102
la que se le podía calificar, en los estándares del cliché social, como de "buena presencia". Ella manejaba otro Volkswagen escarabajo de color celeste. La mujer quedó bautizada como "Paloma 2". Esta mujer esporádicamente se quedaba a dormir en una casa de un matrimonio joven en la urbanización La Calera de Monterrico, en Surquillo. También visitaba a otra mujer joven en su casa de la urbanización Santa Catalina en La Victoria. La chica que vivía ahí levantó más sospechas a los hombres del GEIN y decidieron seguirla de cerca. Descubrieron que era asidua visitante de un departamento que quedaba cerca de su vivienda, en Balconcillo. La dirección exacta: calle Ricardo Flores 265, interior 11. Ahí parecía haber más actividad sospechosa, salían y entraban hombres y mujeres siempre con actitud misteriosa. Se decidió vigilar el departamento ininterrumpidamente desde una fábrica vecina donde se infiltró a varios agentes que fungían de obreros.
*** El agente Bonilla tiene clarísimo en su memoria aquella noche del sábado 2 de diciembre de 1990, cuando siguieron a las tres "Palomas" hasta un centro comercial cerca de "El Palomar" donde, en aquellos años, estaba el supermercado Galax. Después, cuando el Perú derrotó a Sendero Luminoso y regresó la paz, sería remodelado y baurizado como el Centro Comercial Chacarilla. Pero, esa noche del seguimiento, las tres mujeres estaban especialmente elegantes. Caminaron juntas entre las tiendas, parecía que buscaban algo en particular hasta que lo encontraron. Era una perfumería. Compraron una fragancia francesa para hombre y pidieron que lo envuelvan en papel de regalo. U no de los policías ingresó a la tienda para verificar qué compraban, preguntó por otro perfume, pero solo lo miró y devolvió, no lo podía comprar con su sueldo de oficial de la Policía. Era una tienda cara, de perfumes franceses para la gente que podía pagarlos. Bonilla pensó que ese regalo podría ser para Abimael Guzmán Reinoso. Al día siguiente el jefe de Sendero 103
Luminoso cumplía cincuenta y seis años de edad y lo haría en la clandestinidad. El joven Bonilla, era uno de los responsables de la vigilancia de campo esa noche. Veinticinco años después, e! comandante en retiro Bonilla, recuerda una anécdota de ese seguimiento que casi lo arruina. Esa noche, la sorpresiva presencia de! director de la DINCOTE, e! general Enrique Oblitas Jaén y su esposa en e! mismo centro comercial los alejó momentáneamente de las mujeres. Querían evitar que los guardaespaldas de! general, que eran policías subalternos igual que ellos, los reconocieran y los saluden o hablen en plena operación de seguimiento. Decidieron esperar a las tres "Palomas" en e! estacionamiento, pensaron que igual tenían que regresar a su carro. No alcanzaron a ver qué más compraron, pero ellas caminaron de regreso al estacionamiento con varias bolsas. Al verlas felices después de un día de shopping, Bonilla recuerda que pensó en e! doble rasero ideológico de la cúpula senderista. Mientras decían hacer una revolución sangrienta en nombre de los pobres y explotados, de los marginados y oprimidos de! Perú, ellos se daban la gran vida. Vivían en residencias de los ricos, comiendo como ellos, comprando perfumes y vinos caros como ellos. Fumando los cigarrillos americanos y franceses que ellos fumaban. En suma, gastando e! dinero de! pueblo para hacer la revolución en su nombre. Esa era la tremenda revolución que proponía el "Presidente Gonzalo" y su corte de mujeres. Una revolución de! campo a la ciudad. Sí, mudarse de! campo a la mejor zona de la ciudad para disfrutar de todas las comodidades y exquisiteces de la "hambreadora oligarquía limeña", como dirían en sus términos marxistas. Y no era una manera de despistar a "la reacción", era un estilo de vida. La noche de compras, las "Palomas" regresaron a la casa de Chacarilla y e! grupo de los policías regresó a su base a explicar su corazonada a Benedicto ]iménez Bacca, flamante comandante después de su reciente ascenso por las capturas de las dos primeras operaciones de! GEIN. Había una posibilidad de que la cúpula terrorista iba a festejar e! cumpleaños de su "Presidente Gonzalo". Pero no había un indicio claro, fáctico, incontrastable. Era muy temprano, la casa
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recién llevaba pocos días vigilándose, nadie los apuraba, podrían seguir vigilándolos. El GEIN nunca golpeaba sino tenía un alto grado de probabilidad de tener a los objetivos. En términos de los dogmas del GEIN tenían que seguir haciendo de la paciencia un arte y de la espera una virtud. Suele pasar que después de la guerra todos son generales. Veinticinco años más tarde se puede decir que era claro que los senderistas se preparaban para festejar e! cumpleaños de su jefe, pero Benedicto ]iménez explica que, en solo unos días de vigilancia y sin conocer exactamente quiénes eran las tres mujeres que entraban y salían, no era responsable perder ese eslabón en la cadena senderista porque, precisamente, el éxiro de! GEl N era dejar que los mandos medios sigan entregando a más dirigentes, que se descubran poco a poco. Varios años después, un grupo de oficiales que en ese tiempo trabajó en la DINCOTE denuncio que Abimae! Guzmán pudo ser capturado ventiún meses antes si es que se allanaba la casa de Buenavista e! día de su cumpleaños. Pero su denuncia contenía algo más grave: no se intervino por orden expresa de Vladimiro Montesinos, e! rodopoderoso jefe de facto del Servicio de Inteligencia Nacional.
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La noche de! domingo 16 de diciembre de 1990, algunos días después de! cumpleaños de Abimael, e! grupo de policías que permanecía en e! puesto fijo de vigilancia de "El Palomar" vio que la puerta a control remoto de la casa se abría. Salió e! auto Volkswagen crema manejado por una de las "Palomas". El equipo de vigilancia estable alertó por radio a otrO grupo de policías que permanecía a unas cuadras esperando la "orden de partida", un método de seguimiento que establecieron después de algunas descoordinaciones entre ellos que provocaron que perdieran e! rastro de los sospechosos que seguían. Cuando la vieron pasar cerca empezaron a seguirla en una camioneta en la que ese día hacían vigilancia. Otro equipo, a bordo de un segundo carro, permanecía a más distancia para seguirla en postas.
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Como ya era costumbre de las "Palomas", esa noche la mujer al volante dio varias vueltas por las calles solitarias de Chacarilla hasta que ingresó a la Panamericana Sur, tomando el rumbo al centro de
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la ciudad. En el trayecro volvió a enredarse entre callejuelas yavenidas de los distritos de La Victoria y el Cercado de Lima. Dos horas después llegó a la plaza Manco Cápac por la avenida 28 de Julio y empezó a dar vueltas por calles aledañas en una clara maniobra por detectar un seguimiento o vigilancia o perderse si estaban tras sus pasos. Los policías se dieron cuenta de la maniobra y se la jugaron. Asumieron que en algún momento iba a regresar a la plaza para contactar, recoger o dejar a alguien y se estacionaron en una calle,
hombre importante en la estructura Senderista. Un mes y medio después lo confirmarían.
*** Un día lunes al mediodía, los policías que vigilaban el departamento de la calle Ricardo Flores en Balconcillo vieron llegar el auto Toyota color gris. De él bajaron un hombre de calvicie incipiente y dos mujeres, a las que reconocieron como "Paloma 1" Y "Paloma 2", Los tres sacaron de la maletera del carro una caja de cartón cada uno e ingresaron al departamento. A los pocos minutos salieron con evidentes rasgos de nerviosismo y sacaron una caja más cada uno del auto y volvieron a entrar al departamento. Luego salieron con las manos vacías, se subieron al auto y partieron. Al rato llegó caminando una cuarta persona que cargaba otra caja de cartón. También ingresó al departamento, salió sin la caja. Era e! 28 de enero de 1991,
un punto desde donde podían ver los giros que daba el Volkswagen crema: apagaron la luz de la camioneta y esperaron. Ellos no descartaban que la mujer había salido de "El Palomar" con otra persona, la que pudo esconderse en el asienro trasero durante roda el trayecto. Al cabo de unos minutos, vieron acercarse el auro senderista, se estacionó y de! asiento trasero emergió la silueta de un hombre. El oficial Claudia Tello Benites, e! "Abuelo Claudia", bajó de la camioneta y se acercó caminando. Pudo ver que el sujero salía del carro con un paquete en el brazo y caminaba con dirección a la plaza Manco Cápac. Le llamó la atención su cojera pronunciada, pero eso no hacía que se moviera muy rápido. El tenienre José Gil que manejaba la camioneta policial, se estacionó unas cuadras más adelante y decidió bajar para marcarlo a pie. Al raro llegó e! otro carro de seguimienro manejado por el capitán César Cáceres Garrido y parqueó en la esquina opuesta. Eran dos equipos detrás de un escurridizo sujero que caminaba raudo, alerta y sorpresivo. Gil lo siguió cuando tomó dirección al Estadio Nacional, logró cruzarse Con él y verle la cara. Era de estatura media, flaco, cobrizo,
terminaba una semana intensa y sangrienta para los peruanos. Tres días antes los senderistas habían hecho explosionar un coche bomba en la playa de estacionamiento de! aeropuerto internacional Jorge Chávez en e! Callao. Hubo tres personas heridas y miles de turistas espantados queriendo regresar a sus países lo antes posible. El comandante en retiro Guillermo Bonilla recuerda que él estuvo vigilando la casa de Buenavista en esos días, lunes 28 y martes 29 de enero de 1991. Lo que vieron alarmados los policías era un incesante movimiento de todos los sospechosos que entraban y salían de la casa en los tres carros que usaban, los dos Volkswagen y e! auto gris con vidrios oscuros. De inmediato informaron a sus jefes, hubo preocupación en la oficina de! GEIN. Tanto Benedicto Jiménez como los oficiales Gil y Bonilla coincidieron que era necesario intervenir "El
pelo negro, lacio y largo. Usaba lentes gruesos y rengueaba al caminar. El sospechoso llegó a una esquina y, de manera sorpresiva, se subió a un taxi que estaba a dos metros. Gil avisó a Cáceres, pero el taxi desapareció inmediatamente. Los hombres del GEIN tenían la certeza de que el sospechoso que acababa de romper su cerca era un
Palomar", habían indicios de que algo grave pasaba. En las siguientes horas e! equipo de vigilancia fija de la casa detectó que no había movimiento alguno en la casa. Nadie salía, nadie entraba y de noche las luces no se prendían. Decidieron ingresar con la técnica de inteligencia llamada perlustración, que es un ingreso subrepticio a un
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lugar vigilado para confirmar o tomar muestras de algo. Una de las agentes asignadas a esta tarea fue Cecilia Garzón, "Gaviota". Al no encontrar nada, decidieron buscar a los propietarios del inmueble, les explicaron la situación y les pidieron las llaves. Con esas llaves y dos fiscales ingresaron a la casa. Era el jueves 31 de enero de 1991. Otra vez la orden era "desatar la tormenta".
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EL MONSTRUO YA TIENE ROSTRO
La primera casa allanada en la tercera operación del GEIN fue "El Palomar": Calle Buenavista 265, Chacarilla del Estanque, Surco. Una residencia de cuatrocientos metros cuadrados, dos pisos, jardín y garaje para dos carros con puerta a control remoto, ubicada a pocas cuadras del Cuartel General del Ejército, que es un edificio de cemento gris rodeado de jardines, conocido como "El Pentagonito". Los policías ingresaton con las llaves entregadas por los propietarios, a quienes hubo que contactar. Para sorpresa de ellos, el dueño de la casa era un oficial de la Marina de Guerra de alta graduación. Él y su esposa alquilaron su casa después de que lo designaron como agregado naval de la embajada peruana en Washington por dos años. La mujer que les alquiló la casa pagaba puntualmente los dos mil trescientos dólares de renta al mes, parecía una mujer solvente, tenía un apellido de abolengo. Nelly Marión Evans Risco de Álvarez Calderón, fue el nombre completo que vio el oficial de la Marina en la libreta electoral de su inquilina. "Paloma 2" para los hombres del GEIN. La casa fue tomada rápidamente por los policías la noche del 31 de enero de 1991. Tremenda fue su decepción al comprobar que ninguno de los sospechosos que venían siguiendo hacía ocho semanas
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estaba en la casa. No estaban las tres mujeres, ni e! hombre flaco de pelo lacio, al que sacaban escondido en e! asiento trasero de! auto gris de vidrios oscuros, e! mismo que se les había escapado hábilmente en la plaza Manco Cápac unos días atrás. Solo había paquetes a medio envolver, objetos tirados en e! piso en todas las habitaciones, en la cocina encontraron plaros sucios con restos de comida. Era evidente que habían salido despavoridos, huyendo de algo o de alguien. Pero no tuvieron tiempo para llevarse roda. Se encontró periódicos con anotaciones de puño y letra de Abimae! Guzmán, los peritajes grafo técnicos posteriores así lo confirmarían; prendas oscuras, especialmente de color azul en la talla de "Gonzalo"; medicamos para e! tratamienro de la psoriasis; y algunos paquetes de cigarrillos Winston Light. También se encontraron más documentos originales, similares a los incautados en la casa de Monterrico, documentos poco legibles para cualquier persona, escritos con lenguaje enrevesado de! marxismo, leninismo, maoísmo. Eran los eventos partidarios de! Comité Central de Sendero Luminoso (sesiones plenarias y conferencias de! Primer Congreso). Cuando quedaba claro que en la casa de Bellavista no estaba nadie de los vigilados, se dio la orden para intervenir las otras casas. Tarde, en la noche, alrededor de las once de ese mismo día, se ingresó a una casa en la utbanización La Calera de Surquillo, donde se detuvo a Nelly Evans de Álvarez Calderón. Esta mujer poseía pasaporte británico por la nacionalidad de uno de sus bisabuelos, había estudiado en e! colegio Villa María de Lima y estaba casada con un excura católico de otra familia de la oligarquía limeña, Carlos Álvarez Calderón de Ayulo. Los policías recordaron que él era e! propietario de! Volkswagen crema que manejaba "Paloma 1". Evans hizo estudios en Virginia, Estados Unidos, donde se vinculó a organizaciones eclesiásticas de izquierda que propugnaban una fusión entre e! marxismo y e! cristianismo. Había sido monja de la congregación Madres de! Inmaculado Corazón de María y trabajó como profesora en un asentamiento humano pobre de la periferia de Lima, en los años setenta y principios de los ochenta, 110
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cuando la gente marginal y migrante de la sierra invadía los cerros y arenales que circundaban la capital para construir sus casas en medio de la nada. Cuando Nelly Evans Risco conoció a su esposo, ella ya había dejado los hábiros. Su novio que era cura, también había renunciado a su vocación religiosa. Se casaron a mediados de los setenta en Lima. Después adoptaron dos hijos y formaron una familia. Poco tiempo después ella se involucra con un grupo guerrillero embrionario llamado Vanguardia Revolucionaria Político-Militar, liderado por Julio César Mezzich, otro miembro de la élite limeña que de ser católico devoto había pasado a las filas de la extrema izquierda revolucionaria. Vanguardia Revolucionaria tuvo presencia básicamente en Andahuaylas, pocos años después se fusiona con Sendeto Luminoso y algunos de sus dirigentes pasan a ser importantes cuadros de! grupo terrorista dirigido por Abimae! Guzmán. Mezzich fue uno de los cabecillas senderistas más buscados a inicios de los años ochenta. Nelly Evans pasó a ser parte de la cúpula de Sendero Luminoso por esa rama. Se divorció y perdió contacto con su familia hasta que la vieron en los periódicos, presentada como la exmonja de familia rica que cuidaba de Abimae! Guzmán en una casa de un barrio exclusivo de Lima. Nelly Evans fue detenida cuando dormía en la casa de una familia joven que no sabía nada de sus actividades en Sendero Luminoso. Negó toda vinculación con e! grupo terrorista, pero no supo cómo explicar por qué tenía en su poder las llaves y e! control remoto de! garaje de la casa de Buenavista. Reconoció que ella había alquilado la casa, pero adujo, cínicamente, que la había subarrendado a otra mujer de la que no sabía a qué se dedicaba ni con quién vivía. Nadie le creyó. Esa misma noche la trasladaron hasta "El Palomar" para hacer una diligencia de reconocimiento en presencia de un fiscal, pero ella se negó a dar información y a firmar las actas de! Ministerio Público. Acataba con la fidelidad de una monja de clausura una de las reglas de oro de Sendero Luminoso: no delatar a nadie. El silencio de oro senderista. 111
*** En esa madrugada de! jueves 31 de enero de 1990, otro grupo de! GEIN allanó la casa que vigilaban en Santa Catalina. Ahí vivía Adelaida Natividad Méndez Villegas, una militante de Sendero Luminoso que era la sobrina de un importante magistrado de! Ministerio Público, Pedro Méndez Jurado que llegó a ser fiscal de la nación. Los hombres de! GEIN ingresaron a la casa trepando la pared de la fachada, encontraron a la joven durmiendo. Revisaron minuciosamente la casa, pero no hallaron ningún indicio que la incrimine como terrorista. Junto con la fiscal que los acompañaba decidieron ir al departamento que la sospechosa frecuentaba. Después supieron que era la vivienda de su hermano que en ese tiempo estudiaba en Cuba. El departamento no quedaba lejos de la casa, a unas diez o doce cuadras, en una calle estrecha en la zona de Balconcillo, en e! mismo distrito de La Victoria. Ingresaron con las llaves que tenía Ade!aida Méndez, no había nadie en e! inmueble, pero sí nueve cajas de cartón, cinco en la sala y comedor y otras cuatro en la cocina. Eran las cajas llevadas presurosamente desde "El Palomar" tres días antes. Exactamente lo que buscaban los policías. Por radio comunicaron al comandante Benedicto Jiménez Bacca y a otros jefes de! GEIN de este hallazgo. Ellos llegaron de inmediato. El reloj marcaba las dos y treinta de la madrugada. Se abrieron las cajas de cartón en presencia de la fiscal de turno para casos de terrorismo, Regina Chávez. Las cajas estaban aseguradas con doble cinta de embalaje, no fue fácil abrirlas, tuvieron que usar una tijera. Cuando los policías tuvieron frente a sus ojos lo que había en las cajas, fue música ce!estial para sus oídos. Estaban todos los documentos originales de! primer congreso senderista, casetes de audio rotulados con e! título de "Primer Congreso de! Comité Central", realizado en la casa de Monterrico entre e! 26 de enero y e! 7 de febrero de 1988. Después escucharían por primera vez las voces de Abimae! Guzmán, Elena Iparraguirre, entre otros miembros de la cúpula de Sendero Luminoso. Pero, las cuatro cajas guardadas en la cocina de! departamento traían mayores sorpresas.
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Lo primero que encontraron los policías cuando abrieron la primera de las cuatro cajas encontradas en la cocina fue dos armas de guerra viejas. Fue raro para ellos, expertos en los usos y costumbres de los senderistas. Usualmente las armas robadas por los subversivos las usaban para cometer sus atentados y asesinatos. Después supieron que esas armas eran la pistola arrebatada a un policía cuando atacaron e! puesto policial de Huanta en 1980, y un revólver que le pertenecía al capitán jefe de! puesto policial de Tambo, también en Ayacucho, al que asesinaron y luego le quitaron su arma. La pistola y e! revólver habían sido obsequiadas a Guzmán como recuerdo de las primeras incursiones terroristas a puestos de la Policía en el llamado Comité Principal de Sendero Luminoso, o sea, Ayacucho, e! departamento donde empezó la lucha armada. Las armas eran emblemáticas para Sendero Luminoso por eso estaban en poder de su líder máximo. También habían diversos regalos enviados por los diferentes comités senderistas de provincias en fechas emblemáticas para ellos. Banderas rojas bordadas con la hoz y el martillo, ceniceros tallados en piedra huamanga con emblemas comunistas, pequeñas estatúas de! "Presidente Gonzalo" y una serie de otros suvenires senderistas que llegaban constantemente a la cúpula. Junto con los recuerdos históricos de Abimae! Guzmán, los policías y la fiscal encontraro·n una bolsa negra de plástico que contenía cuatro pequeñas cintas de video, las que se usaban en cámaras de filmación casera. Nadie le dio importancia a esa bolsa hasta que se escuchó la voz de Benedicto Jiménez que por radio pidió la presencia del suboficial Walter Capa Gurbillón, al que en sus comunicaciones radiales solo lo llamaban por el apelativo de "Platino". Le pidió que traiga su cámara de video portátil. Jiménez le entregó las cuatro cintas y Capa colocó una de ellas en la filmadora. Walter Capa, veinticinco años después, todavÍa en actividad como suboficial superior, recuerda que las cintas eran "Súper VHS", e! formato reducido de las populares cintas VHS que empezaban a invadir los mercados de Lima con películas piratas. A los pocos segundos, por e! pequeño visor de la máquina Jiménez vio
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"ZORBA, EL GRIEGO":
las imágenes borrosas y desenfocadas de unos pies, instantes después apareció la figura de un hombre de barba, gordo, vestido con ropa oscura y parado de espaldas a una pared con el puño derecho en alto. Ni siquiera al policía que más conocía a los mandos senderistas fichados hasta ese momento, como era ]iménez, le era fácil identificar de inmediato al sujeto obeso que estaba en la pequeña pantalla de la cámara portátil. No podía decir con precisión que era Abimael Guzmán porque no lo recordaba así, la última forografía que tenían de él se la habían tomado doce años atrás, cuando no usaba la barba crecida, pesaba unos treinta kilos menos y no tenía lentes gruesos. Fue la vez que terminó preso en El Sexto, en 1979. La cinta de video siguió corriendo segundo a segundo, ]iménez quedó embelesado con las imágenes. De pronto, el hombre de barba aparecía rodeado de mujeres y hombres vestidos con ropa oscura que lo miraban con reverencia y casi en éxtasis, hasta que apareció en primera plana el rostro de otro hombre que ]iménez conocía muy bien, era el jefe del Departamento de Propaganda senderista, al que acababan de detener con todo su equipo de propagandistas del terror en la segunda operación del GEIN. Era Deodato ]uárez Cruzzat, el camarada "Ricardo" o "Germán". Siguió corriendo la cinta y aparecieron otros rostros conocidos para Benedicto ]iménez como el abogado Tito Valle Travesaño y su amante Yovanka Pardavé Truji110, también Carlos Manuel Torres Mendoza, el camarada "]avier", pareja de la joven y agraciada camarada "Cris", recientemente capturados por el GEIN. Estaba inmortalizada en una cinta de video todo el Comité Central de Sendero Luminoso en una ceremonia ritual y el hombre de barba que veneraban era sin duda alguna Abimael Guzmán Reinoso, su "Presidente Gonzalo". Benedicto ]iménez se paró de súbito, le agarró del brazo al suboficial Capa y le hizo una seña para ir a "La Fortaleza", la base del GEIN. Eran las cuatro y treinta de la madrugada.
EL VIDEO
Esa madrugada del jueves 31 de enero de 1991, cuando el comandante Benedicto ]iménez Bacca y el suboficial Walter Capa regresaron a su oficina, el fundador del GEIN le pidió al experto en electrónica y video que instale la cámara en el televisor para ver cada uno de los cuatro casetes que acababan de encontrar. El primer casete contenía las imágenes del Primer Congreso de Sendero Luminoso, que se llevó a cabo en Lima entre los años 1987 y 1988 en tres sesiones. En las imágenes se veía a un Abimael Guzmán celebrando, rodeado de la crema y nata del grupo terrorista. El lugar donde se grabó era la casa de Monterrico, ]iménez reconoció el decorado de la pared de fondo con flores amarillas. También se veía una tela roja colgada con una frase hecha con letras doradas que decía "Honor y gloria a la camarada 'Norah"'. La grabación se había hecho siguiendo una secuencia lógica, los mandos senderistas eran
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grabados junto con su máximo líder en orden de jerarquí~. Pri~.ero los miembros del comité permanente, luego los del Buro Polmco, seguidos por los integrantes del Departamento de Apoyo Organizativo y, finalmente, los que conformaban los aparatos y comités regionales. Se pudo contar diecinueve mandos senderistas, hombres y mujeres que miraban fascinados a su "Presidente Gonzalo" como si fuese un semidiós. El video era el correlato en imágenes de los documentos hallados en la casa de Monterrico, el Comité Central 115
senderista en pleno reunido para tomar decisiones sobre la vida y el patrimonio de muchos peruanos a quienes luego asesinaban, asaltaban o quemaban sus negocios o herramientas de trabajo en nombre de una supuesta revolución. Era el registro en video de la clausura de la Tercera Sesión del Primer Congreso senderista. Contenía la filmación de la fiesta que organizaron como clausura de ese, su primer congreso. Las imágenes mostraban a un Guzmán subido de peso, con barba crecida y con anteojos, presidiendo la ceremonia de despedida sazonada por e! alcohol. Parecía un rito de iniciación sectaria. Hombres y mujeres con uniformes azules, parecidos a las huestes de la china de Mao, bailaban solemnemente bajo los acordes de "Zorba, el griego". Minutos más adelante se ve a Abimael Guzmán extasiado y de pie preguntando con quién baila y todos le responden en coro "con Dorita". Entonces se ve a una mujer de cabello corto, delgada, alta, que aparentaba tener unos cuarenta y cinco años de edad, avanzando, con una sonrisa digna de mejor causa, lista para bailar. Guzmán, torpe y algo ebrio chasqueaba sus dedos de la mano derecha y bailaba al son de la banda sonora de la fumosa película protagonizada por el legendario Anthony Quinn. Todos aplaudían, reían y aclamaban a su líder, quien se movía en el centro mientras Dorita danzaba a su alrededor mirándolo hipnotizada, casi en trance. Unos minutos después, el líder de Sendero Luminoso abandona el centro de la sala con evidentes signos de cansancio y se sienta en un sillón que estaba cerca de una mesa. Dorita le dio una toalla para que se limpie el rostro. Pero la fiesta seguía, fueron saliendo uno a uno los camaradas del Comité Central para bailar entre ellos, todos eufóricos por el vino tinto que circulaba profusamente. Para los hombres del GEl N que seguían de cerca todo lo que pasaba en "El Palomar", Dorita era "Paloma 3". O sea, la camarada "Miriam". Aquí descubrieron que la jerarquía terrorista había tomado una medida adicional para proteger la identidad de sus mujeres y hombres más importantes. Usaban seudónimos para el Comité Central, para los aparatos cenrrales o comités regionales que 116
dirigían y otro distinto para el partido en general. Elena Iparraguirre era camarada "Dorita" solo para la cúpula de Sendero Luminoso, para rodos los demás militantes era camarada "Miriam". Lo mismo pasaba con Hugo Deodato Juárez Cruzzat, conocido como camarada "Ricardo" para todo el partido y camarada "Germán" para e! estrecho círculo del Buró Político de Sendero Luminoso. Con ayuda del Registro Electoral la camarada "Dorita" fue identificada plenamente. Elena Albertina Iparraguirre Revoredo, una maestra de escuela que había abandonado a su familia para abrazar a tiempo completo y dedicación exclusiva la causa del terror y la muerte en nombre de una utópica revolución proletaria del campo a la ciudad. Era la mujer a la que se le achacaba la muerte de "Norah",
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la esposa de "Gonzalo". Su rival. El segundo casete que el agente Walter Capa colocó en la pequeña grabadora de video, que estaba conectada al televisor de la oficina de Benedicto Jiménez, contenía el registro fílmico del velatorio de Augusta La Torre. La esposa de Abimael Guzmán había fallecido e! lunes 14 de noviembre de 1988 en extrañas circunstancias. Fue velada en la clandestinidad, como todo lo que hacía Sendero Luminoso. Las imágenes mostraban un ambiente desconocido para los policías, donde los mandos senderistas llegaban vistiendo riguroso luto. El cadáver de la camarada "Norah" yacía sobre una mesa teniendo como fondo tres arreglos florales en los que se distinguía claramente la hoz y el martillo, símbolos inequívocos de Sendero Luminoso. Los rostros de los hombres y mujeres de! video anterior volvían a aparecer sobre las retinas de Benedicto ]iménez y Walter Capa, pero esta vez nada eufóricos o alegres, sino tristes, llorosos, atribulados, compungidos. Guzmán aparecía al costado de! cuerpo de su esposa acompañado de Elena Iparraguirre, en silencio. Después de unos minutos e! video muestra al jefe de Sendero Luminoso pararse, levantar el puño derecho y dirigirse con la voz ronca a los terroristas que lo acompañaban esa tarde. Llamó a su mujer inerte la camarada "Norah" y explicó que ella había preferido aniquilarse antes que golpear al partido. Ante
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la cara de incredulidad de algunos de ellos, como Elvia Zanabria Pacheco, que no creía en la tesis de suicidio, dijo que la lamentable confusión de "Norah", en su enfermedad nerviosa, no le permitió distinguir bien y prefirió aniquilarse. Hizo una pausa y soltó una frase final absolutoria para la camarada "Norah": "No tenemos nada que reprocharle". El discurso improvisado de Guzmán hizo pensar a Benedicto Jiménez que Augusta La Torre, la número dos de Sendero Luminoso, se había suicidado por algún motivo. Guzmán daba a entender que era por alguna enfermedad grave, que hubiera requerido que la internen en un hospital con todo lo que eso significaba para su organización clandestina. "Norah" antes de descubrirse para curarse habría preferido preservar el anonimaro de la jefatura del partido. O sea, habría ofrendado su vida para no delatarse a sí misma ni a su marido. Pero también no se podía descartar un homicidio. Si fuera así, las sospechas apuntaban a "Miriam", su eterna rival. Después se conocieron indicios de las causas de la muerte e incluso del pedido de la camarada "Juana", la senderista Elvia Nila Zanabria Pacheco, para que se nombre una comisión investigadora. Hubo especulaciones sobre una caída provocada por alguien como la causa de su fallecimiento. Incluso varios senderistas que vieron el cadáver de "Norah" en el velorio decían que presentaba huellas evidentes de traumatismos provocados por una caída desde varios metros de altura. Para ellos solo "Miriam" pudo haber empujado a "Norah". Sería un homicidio pasional. El tercer video era un registro adicional de lo que podemos llamar la ceremonia fúnebre andina de Augusta La Torre. Según la cosmovisión de la sierra peruana, al quinto día de la muerte de una persona se velan sus objetos más queridos y la ropa del fallecido. El video mostraba las ropas de la camarada "Norah" sobre un sofá rodeadas de cirios encendidos al pie como si fuera una capilla ardiente. Los asistentes eran los mismos del video anterior, la cúpula clandestina de Sendero Luminoso que asistía a despedir a la mujer del jefe, la que siempre fue la segunda persona de más importancia dentro del partido. Ella había dejado de existir 118
rodavía joven, a los cuarenta y dos años de edad. Su muerte sigue siendo un misterio y el lugar de su entierro también. Se supo que Deodaro Juárez Cruzzat fue uno de los encargados de enterrarla en la casa de un dirigente senderista en Comas, pero después de que el GEIN encontrara los videos, Abimael Guzmán ordenó que saquen el féretro y lo lleven a otrO lugar desconocido. Hasta hoy se desconoce dónde yace finalmente el cadáver de la camarada "Norah". Hay rumores dentro de las cárceles, donde rodavía purgan condena los mandos senderistas, de que "Norah" fue enterrada en un cementerio de Comas, el mismo donde el MOVADEF construyó un mausoleo para otros senderistas muertos. Las autoridades municipales del distrito sostienen que el mausoleo senderista no tiene autorización de construcción y que lo destruirán. No ha sido fácil hacerlo porque el caso está judicializado.
*** Benedicto Jiménez ha explicado con detalles cómo es que el video encontrado por el GEIN mostró por primera vez la fisonomía de Abimael Guzmán y de los integrantes del Comité Central de Sendero Luminoso once años después del inicio de la violencia terrorista. Muchos de esos dirigentes ya habían sido detenidos y estaban en la cárcel como militantes sin menor rango cuando se trataba de hombres o mujeres de la jerarquía senderista. Abimael Guzmán se había convertido en un mito y a la vez en el enemigo número uno de la sociedad peruana. Nadie lo veía pero todos lo sentíamos día a día en forma de violencia, sangre y dolor. El video fue presentado por el presidente Alberto Fujimori Fujimori a
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los pocos días de la Operación Caballero del GEIN. Eran las siete de la mañana, después de una larga madrugada de trabajo de ese jueves 31 de enero y Jiménez ya había terminado de ver los casetes encontrados en la casa de Balconcillo. Estaba exhausto porque no había dormido un solo instante, pero extasiado por haber descubierto un video que ayudaría a arrinconar 119
más al líder de Sendero Luminoso. Consideró que tenía que avisarle al jefe de la DINCOTE, e! general Héctor ]hon Cato. Con esas imágenes Guzmán dejaba de ser un mito para convertirse en un ser vulnerable. Había visto por primera vez e! rostro de Abimael Guzmán desde que paso a la clandestinidad en 1979. ]iménez recuerda que llamó temprano al general para mostrarle e! tesoro que acababan de incautar a Sendero Luminoso, pero e! jefe de la DINCOTE aún no había llegado a su oficina. En e! año 1991 no habían teléfonos celulares en e! Perú, era imposible llamarlo directamente, Benedicto ]iménez tampoco tenía e! teléfono de la casa de! general, así que solo le quedaba esperar a que llegara. El general Hécror ]hon Caro era un hombre metódico y responsable, con gran habilidad para la investigación criminal. Antes de encargárse!e la jefatura de la DINCOTE, fue jefe policial de Áncash donde logró capturar a Antonio Díaz Martínez, un antiguo miembto de! Comité Central de Sendeto Luminoso, conocido como e! camarada "Alejandro". A las ocho de la mañana ]iménez llamó otra vez a la oficina de! jefe de la DINCOTE, y este ya estaba en su despacho. Fue a buscarlo acompañado de Capa llevando los cuatro casetes. Cuando entró a la oficina de jefe policial no lo encontró de buen humor, e! general ]hon estaba incómodo porque no se le había informado de la tercera operación de! GEIN y quería saber todos los detalles de la intervención a la casa de Buenavista. Benedicto ]iménez lo calmó diciéndole que le tenía una gran sorpresa y ordenó a Capa que le mostrara e! segundo casete donde se veía a Abimael Guzmán bailando "Zorba, e! griego". Empezó a correr la cinta, pero sonó el teléfono de! general, mientras contestaba la cinta seguía corriendo hasta que apareció la figuta gruesa de Guzmán bailando y chasqueando los dedos. ]iménez le dijo que era Abimae! Guzmán y e! general ]hon Caro colgó de inmediato. Vio muy sorprendido las imágenes y preguntó si alguien más sabía de la existencia de ese video. El jefe de! GEIN le respondió que nadie. De inmediato el general cogió e! teléfono de su escritorio y llamó al Ministerio de! 120
Interior. Un par de minutos después acabó de hablar, colgó y les pidió a ]iménez y Capa que lo acompañen. El ministro los esperaba para que le pudieran mostrar a Abimael Guzmán junto con todos los mandos senderistas.
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LA FUGA DE VERANO
Todos los indicios apuntan a que Abimael Guzmán fugó de la casa de Buenavista la noche del 28 de enero, setenta y dos horas antes de que los hombres del GEIN irrumpan en ella. Eso está claro. Lo que no ha quedado esclarecido es quién alertó a Guzmán y su guardia femenina de la vigilancia policial. Para los hombres del GEIN esta duda siempre ha martillado sus cerebros. Los oficiales que trabajaron esta tercera operación desde el inicio creen que Angélica Salas de la Cruz, "Paloma 1" para ellos, se dio cuenta de la vigilancia policial. Los policías han logrado reconstruir, sobre la base de los testimonios de los mismos senderistas que fugaron en estampida esa noche y que fueron capturados semanas o meses después, cómo habría sido que Angélica Salas los descubrió. En la mañana del día de la fuga, el lunes 28 de enero de 1991, "Paloma 1" salió de "El Palomar" caminando porque había dejado estacionado el auro Volkswagen crema en la calle Buenavista. Tenía que ir un supermercado cercano a comprar comida y víveres para la casa. Cuando ya estaba en la vereda vio que dos hombres extraños la miraban fijamente desde una camioneta azul. Las caras de esros hombres no le eran rotalmente desconocidos, recordó que los había visto apostados cerca de la casa el día anterior. Cuando arrancó su auro vio 122
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por el espejo retrovisor que la camioneta de los sujetos desconocidos partió detrás de ella a distancia prudente. En el supermercado no los vio, pero cuando regresó a la casa dio unas vueltas por las calles del barrio como medida de seguridad adicional y reconoció, otra vez, la misma camioneta azul con los mismos hombres esperando a tres cuadras de la calle Buenavista. Dedujo de inmediato que se trababa de policías. La "reacción", como los llamaban los senderistas en su léxico comunista, estaba muy cerca de su "Presidente Gonzalo". Otra versión de esta traición al GEIN la conoció directamente del testimonio de Elena Iparraguirre el creador del grupo, el comandante Benedicto Jiménez, una noche que la interrogaba en las oficinas de la DINCOTE, después de su captura junto con Abimael Guzmán en setiembre de 1992. La camarada "Miriam" le confesó a Jiménez que fugaron de la casa de Buenavista porque encontraron un papel anónimo que lo habían tirado por debajo del a puerta, donde les advertían que la casa estaba cercada por la policía, quienes estaban disfrazados de jardineros y vigilantes, y que en cualquier momento ingresaban a allanarla. Iparraguirre contó que esa misma noche sacaron a Guzmán en el asiento trasero de uno de los Volkswagen tapado con una frazada. Fue en horas de la madrugada. Jiménez, helado por esta confesión de la senderista, preguntó al equipo que por esos días hizo la vigilancia de madrugada en la casa de Buenavista, si habían visto algo esa noche del 28 de enero. La respuesta fue positiva, no solo habían visto salir el Volkswagen crema de Nelly Evans, sino que lo habían seguido, pero se les perdió en las inmediaciones del Campo de Marte en Jesús María. El coronel Jiménez ha explicado, en uno de los dos libros que ha escrito sobre la captura de Guzmán, que poco después de conocer el testimonio de Elena Iparraguirre sobre la fuga de Buenavista, cayó detenida otro importante miembro del Comité Central de Sendero Luminoso, la abogada Martha Huatay Ruíz, conocida en la cúpula terrorista como camarada "Rosa". Junto con ella fue detenido un hombre más joven, el que llevaba el alias de camarada "Luigi" y que, según las investigaciones del GEIN, era su hombre de entera 124
confianza. Jiménez dice que el camarada "Luigi" le contó con lujo de detalles cuándo y cómo había llegado el papel anónimo a la casa y qué decisiones inmediatas romaron los senderistas para preparar la salida de Abimael Guzmán esa misma noche. Esa versión corrobora que la nota de advertencia fue encontrada ese 28 de enero en horas de la mañana, cuando Elena Iparraguirre tomó la decisión de sacar lo antes posible a "Gonzalo" de la casa. La nota era escueta, pero con la suficiente información como para alertar a los senderistas. Nadie la firmaba, era anónima. Otra versión que el mismo Jiménez no descarta es que la delación vino de algún policía de la DINCOTE infiltrado por Sendero Luminoso o que tenía familiares senderistas. No sería la primera vez que un policía delate, por alguna razón, los planes de sus colegas. En la corta vida del GEIN ya tenían una ingrata experiencia. Cuando estaban a punto de capturar a Deodato Juárez Cruzzat y todo el aparato de propaganda senderista, un soplo policial casi arruina la segunda operación del GEIN. Según se supo, un suboficial de un grupo operativo Delta tenía un familiar directo entre los sospechosos a capturar y apenas supo de la información corrió a avisarle. A manera de compensación divina, un craso error del camarada "Ricardo" o "Germán", que no resistió a ver a una de sus dos mujeres a la que citó en una calle del centro de Lima, fue lo que de manera providencial salvó el trabajo de tres meses de seguimiento. Además de estas dos hipótesis sobre la fuga de Guzmán en enero de 1991, entre los policías, analistas y periodistas especializados por mucho tiempo corrió la especulación de que el soplo traidor había provenido de los propios servicios de inteligencia manejados por el inefable Vladimiro Montesinos, al que no le convenía la pronta captura del terrorista más buscado del país porque ya venía prepa: randa el plan del autogolpe de Estado del 5 de abril de 1992. En la lógica perversa de Montesinos, capturar a Guzmán después del autogolpe era la mejor manera de legitimar un régimen convertido en autocrático. Pero esta hipótesis era especulación pura, nadie aportaba un indicio razonable, menos una prueba contundente de esta 125
teoría que sonaba rara, por no decir fantasiosa. Hasta que, diecisiete años después, el periodista Gustavo Gorriti publicó una documentada investigación periodística en la revista Caretas titulada "El caso de Buenavista". En el reportaje, Gorriti denuncia que el régimen de Fujimori frenó la captura de Abimael Guzmán no en enero de 1991, sino en diciembre de 1990, el día de su cumpleaños número cincuenta y seis, cuando los hombres del GEIN detectaron a las tres mujeres que cuidaban de él comprándole un perfume francés. Según la investigación periodística, a fines de noviembre y primeros días de diciembre de 1990, la vigilancia que se hacía a la Casa de Chacarilla había arrojado indicios más que razonables para inferir que Guzmán estaba ahí. El GEIN detenía cabecillas senderistas pero los asesinaros selectivos, las extorsiones, los paros armados, los apagones y atentados con explosivos parecían imparables. Hallaron una caja vacía de Tigasón, una crema para el tratamiento de la psoriasis, enfermedad que padecía Guzmán. Y restos de otra pastilla, usada por los que sufren de excesiva tensión nerviosa, Urbadan. Entre los restos orgánicos y botellas de vino había pedazos de pape! escritos a máquina en los que se podían leer frases completas de un texto típico senderista por sus términos enrevesadamente maoístas. Pero hubo un papel con una anotación a mano de puño y letra con la palabra "ojo". Sometido al peritaje grafológico en los laboratorios de la Policía, e! resultado fue que esa anotación la hizo Abimae! Guzmán Reinoso, e! hasta entonces clandestino jefe de Sendero Luminoso. Los analistas y mandos operativos consideraban que se tenía que golpear de inmediato esa y otras casas que seguían. Gorriti sostiene que se lo plantearon al entonces jefe de la DINCOTE, e! general Enrique Oblitas Jaén, y este estuvo de acuerdo y ordenó armar un plan de operaciones de ejecución inmediata. Pero la operación policial fue abortada por orden superior y la cúpula de Sendero Luminoso, advertidos por e! pape! anónimo dejado por debajo de la puerta, escapó esa misma noche. El destacado periodista sustenta su reportaje con los testimonios de tres oficiales de la Policía que en esos años estuvieron en el entorno del general Oblitas, como parte de! 126
comando de la DINCOTE. Ellos eran los comandantes Luis Felipe Elías, Ciado miro Díaz Marín y Félix Murazo, este último llego a ser director general de la Policía y ministro del Interior en el gobierno de Alejandto Toledo. La parte medular de la denuncia de Gorriti en Caretas es la reconstrucción de lo que le pasó al general Oblitas, e! jefe de la DINCOTE. Todo habría empezado con una llamada te!efónica recibida por Oblitas de su colega Pablo Rivera Portal, director de la Policía Fiscal de ese tiempo. Según esta versión, Oblitas estaba reunido con su equipo ultimando detalles del allanamiento a la casa de Buenavista, cuando Rivera Portal le transmite por la línea telefónica una supuesta orden superior: "Por orden de la presidencia, esa captura importante que vas a hacer queda sin efecto". Oblitas reaccionó con indignación ante semejante mandato y dispuso armar el operativo en e! día. Al poco tiempo recibió otra llamada del mismo director general de la Policía, el teniente general Adolfo Cuba y Escobedo, quien le ordenaba que vaya de inmediato a su despacho en la DINCOTE. Una vez que estuvo ahí, sin explicación alguna Cuba le informó que iba a ser relevado de! cargo en ese momento por orden superior. Su reemplazante sería el general Héctor Jhon Caro al que cinco horas antes lo llamaron para hacerlo venir desde Huaraz donde era e! jefe de la Policía. Según e! reportaje de Gorriti, el nuevo jefe de la DINCOTE no continuó con e! plan de allanar la casa de Buenavista. Gorriti también añade que la versión de la traición fue confirmada por otro mando senderista asiduo a la casa de Buenavista, Óscar Ramírez Durand, camarada "Feliciano", e! que una de las noches de vigilia escapó de los hombres de! GEIN en la plaza Manco Cápac. Fe!iciano en su libro El megajuicio de Sendero cuenta que, estando en la casa, una noche Angélica Salas se le acercó a Guzmán para decirle que alguien había deslizado una carta por debajo de la puerta advirtiendo que la casa estaba vigilada por policías del GEIN disfrazados de guachimanes y que en cualquier momento iba a ser intervenida por la Policía que solo esperaba órdenes superiores. Según el relato de Ramírez Durand, Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre se fueron a un aparte a leer la carta y cuando regresaron 127
comunicaron la decisión de abandonar la casa. Esa noche estaban en la casa de Buenavista María Pantoja, Yovanka Pardavé Trujillo, Tito Valle Travesaño, Angélica Salas y Óscar Ramírez Durand. Todos salieton uno por uno para no mostrar evidencias de que estaban huyendo en estampida. Fue ese día que los hombres de! GElN lo perdieton en la plaza Manco Cápac. Gorriti se pregunta: ¿Quién ordenó abortar la captura de Abimae! Guzmán? ¿Quién saboteó la operación? ¿Quién lo hizo? El periodista sostiene que solo dos personas podían haberlo hecho en esa época: VIadimiro Montesinos o el presidente Alberto Fujimori. Explica que, si se hubiera allanado la casa esa noche, en diciembre de 1990, se hubiera dado un golpe mortal a Sendero Luminoso porque hubieran caído "Gonzalo" y "Feliciano", quedando e! grupo terrorista ideológica y operativamente decapitado con una sola operación policial. Además, se hubieran acabado las excusas para e! autogolpe de! 5 de abril de 1992. No hubiera explotado e! coche bomba en la calle Tarata, probablemente no se hubieran producido las matanzas de La Cantuta y Barrios AltoS, la muerte de María Elena Moyana y centenares de otros asesinatos y atentados contra la propiedad pública y privada que se desencadenaron en los siguientes veinte meses hasta e! 12 de setiembre de 1992. Gorriti pedía, en enero del 2008, que alguna autoridad competente investigue en serio esta traición al país. Nadie lo hizo.
*** Veinticinco años después de la "Captura del Siglo", los policías de! GElN tienen su ptopia explicación para la fuga de Guzmán, sus mujeres y hombres más cercanos. Guillermo Bonilla explica que para los primeros días de diciembre de 1990 apenas llevaban vigilando menos de una semana la casa de Buenavista y no tenían indicios certeros de la presencia de Guzmán, sí corazonadas de policías. Peto nada más. Precisa que llegaron a esa residencia de Chacarilla siguiendo a Angélica Salas de la Cruz exactamente e! 27 de noviembre. Recuerda que después que vieron a las tres mujeres que vivían 128
con Guzmán yendo juntas a comprarle un perfume francés sospechaban que era e! regalo de cumpleaños de su "Presidente Gonzalo" y que probablemente lo iban a festejar en la casa donde estaban viviendo de forma clandestina. Así se lo hicieron saber al fundador del GElN, Benedicto ]iménez Bacca, pero la experiencia de este cuajado detective le hizo optar por una respuesta conservadora: en tan pocos días de vigilancia no tenían mucha información. Una viga fundamental de la filosofía del GEIN era investigar para detener y no al revés. Hacer de la paciencia un arte, y de la espera una virtud. No cree que la fuga se haya realizado en diciembre de 1990 porque ellos, los policías de! GEl N que hacían vigilancia en la casa de Buenavista, vieron movimiento normal hasta fines de enero de! año siguiente, es decir, casi sesenta días más. Según su criterio, no hubiera sido posible que haya ese flujo de carros y personas entrando y saliendo si Guzmán ya hubiera salido de esa casa. Además, en esos dos meses de vigilancia a la casa la basura siguió dando indicios de que ahí todavía estaba Guzmán, por los rastros de medicinas para la psoriasis, su marca predilecta de cigarrillos, e! tipo de desechos orgánicos que correspondían a su dieta alimenticia, entre otrOS indicios procesados en e! laboratorio de! GElN. Bonilla también explica que, desde su formación en marzo de 1990, e! GElN nunca dependió de! comando de la DlNCOTE, por autorización expresa de! director de la Policía Técnica, e! teniente general Fernando Reyes Roca solo daba cuenta a ese despacho. Sobre la versión de sus colegas Clodomiro Díaz Marín, Luis Felipe Elías y Félix Mutazo, sostiene que ellos nunca participaron en la parte operativa de! GElN, tampoco coordinaron con ellos ninguna de las once operaciones que realizaron. A manera de reclamo se pregunta, ¿por qué esperaron tantos años para denunciar algo que era tan grave? El general de la Policía Carlos Morán Soto, otro hombre del GEIN, analista y estratega que participó activamente en la captura de Abimael Guzmán cuando tenía el grado de capitán, veintiséis años después cree que la fuga de Guzmán es un hecho real 129
incontrastable. Sobre el autor y las razones de la filtración, que no sería otra cosa que una gran traición, no tiene certezas, pero no des-
carta que haya venido del lado oscuto del poder político de turno. Es decir, de Vladimiro Montesinos. Él fue testigo de cómo el Servicio de Inteligencia Nacional intentó sustraer información clave del GEl N a través de oficiales del Ejérciro infiltrados como supuestos analistas de inteligencia. Los que después resultaron ser miembros del grupo Colina. Moran recuerda otra cosa que también es verdad: Montesinos visitó por primera vez las oficinas del G EIN entre el 2 y 4 de diciembre de 1990. Lo hizo en compañía del general Fernando Reyes Roca, el que propició la creación del Grupo Especial de Inteligencia. Por coincidencia la filtración se habría producido en esos días. No hubiera sido nada raro que el inescrupuloso Montesinos, que después demostró tener agenda propia y ningún límite para prostituir las instiruciones del Estado a través de la corrupción, haya enviado a uno de sus esbirros a dejar la nota debajo de la puerta de la casa de Buenavista. No por el dinero que se ofrecía por la cabeza de Abimael Guzmán, que era un millón de dólares, porque Montesinos ya estaba robando mucho más que eso del erario público. Lo hubiera hecho solo porque arruinaba los planes del autogolpe de Estado. O porque él hubiera querido ser el gran artífice de la captura del enemigo público número uno del Perú. Benedicto ]iménez Bacca dice rotundamente que el jefe de la DINCOTE nunca intervino en la parte operativa del GEIN, menos en las decisiones, estas se tomaban a nivel de los jefes operativos que tenían plena autonomía para tomar sus determinaciones tácticas y estratégicas en la investigación a la jefatura de Sendero Luminoso. Lo dice de una manera muy clara: "Los jefes de la DINCOTE no intervenían en las decisiones tácticas del jefe operativo del GEIN porque temían fracasar. Solo se subían al coche cuando la operación era exitosa". Pasó con cada una de las once que hicieron entre marzo de 1990 hasta setiembre de 1992. Todo indica que Guzmán, después de salir de Buenavista alertado por el soplo o porque una de las mujeres que lo cuidaba detectó la 130
vigilancia, pasó a vivir bajo el cuidado de Maritza Garrido Lecca y Carlos Incháustegui Degola en un chalet que alquilaron en el jirón General Silva, en San Antonio, Miraflores. Ahí estuvieron alrededor de quince meses para después mudarse, también por sospechas de seguimiento, a una casa más modesta en un barrio de clase media de Surquillo, donde finalmente fueron capturados.
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SANGRE NUEVA EN EL GEIN
No es exacto decir que el Grupo Especial de Inteligencia estaba conformado única y exclusivamente por oficiales y suboficiales de la ex PIP. En el verano de 1991 llegó un contingente numeroso de oficiales recién egresados de la segunda promoción "Forjadores" de la novísima Escuela de Oficiales de la Policía Nacional del Perú. Estaban experimentando con los flamantes alféreces. A toda esa promoción dividida en tres grupos los rotaban en las especialidades que. se supone, debía tener la unificada Policía. Llegaron a Investigación Criminal alrededor de doscientos jóvenes oficiales. Benedicto Jiménez Bacca vio una excelente oportunidad de captar nuevos agentes a los que se les podía formar desde cero. Él mismo había sido instructor de la Escuela de Oficiales de la PIP y tenía experiencia evaluando perfiles. Programó una serie de catorce exámenes psicotécnicos para todos y, al cabo de tres días, solo dieciséis de ellos fueron seleccionados para unirse al GEIN. Curiosamente en este grupo, ocho alfére~ ces antes habían sido suboficiales de la Guardia Republicana, PIP y Guardia Civil. Eran los casos de Julio Becerra, Arturo Campos Benites y Jhon Kaser Ocharán, este último tenía experiencia en la lucha contrasubversiva en zona de emergencia como sinchi, el batallón de fuerzas especiales de la Guardia Civil. Ese mes de enero de 1991 fue 133
muy intenso en el GEIN, eran los días en que se definía la Operación Caballero que los condujo a la casa de Chacarilla de donde escapó por muy poco Abimael Guzmán. Así que Benedicto Jiménez aceptó la oferta de la embajada estadounidense de capacitar a los dieciséis jóvenes oficiales incorporados al GEIN antes que asumieran sus funciones de investigación. El primer Curso de capacitación fue de técnicas de vigilancia en exteriores. Contratado por la embajada estadounidense llegó a Lima un experimentado agente de Scodand Yard, la legendaria policía mettopolitana de Londres que es considerada la más ptofesional del mundo. Lo conocían solamente como Norman y, como parte de su legajo ptofesional, estaba haber sido guardaespaldas de la reina Isabel. Eran clases teóricas impartidas en la misma sede de la DINCOTE con posteriores prácticas de campo en las calles de Lima. El comandante Julio Becerra, que es uno de los oficiales de este grupo, recuerda que las técnicas compartidas por el experimentado agente inglés eran perfectas, solo que estaban diseñadas para otra realidad. Por ejemplo, se incidía mucho en seguir a un objetivo por una avenida paralela en cuatro o cinco vehículos. Becerra dice que en el GEl N no tenían tantos carros y que, además, en Lima siguiendo una avenida paralela de otra te puedes encontrar con una pared o con un parque sin salida. Otro curso lo dio una cosmetóloga, quien les enseño a mimetizarse como mendigos o basuretos usando maquillaje de mujeres. Aunque en algunos casos los instructores aprendían del ingenio criollo del peruano, para estos nóveles oficiales de la Policía fue una gran experiencia esta capacitación previa a su trabajo de OVISE en el GEIN. La ayuda de la embajada estadounidense también venía en dinero en efectivo para apoyar los viáticos de los agentes del GEIN que trabajaban en la calle. En esos días se incorporó al grupo Marco Miyashiro Arashiro, un policía con buen legajo, con experiencia en lucha contrasubversiva, cinturón negro en artes marciales. Miyashiro era más antiguo que Jiménez y por tal condición le correspondía ser el jefe del grupo, pero él reconoció el liderazgo del creador del GEIN. Se repartieton
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la responsabilidad de liderarlo. Benedicto ]iménez era el jefe operativo, el responsable de la estrategia y la táctica. Marco Miyashiro era el jefe del GEIN, responsable de la parte logística y administrativa. También participaba en las decisiones cruciales antes de "desatar la tormenta".
El comandante Marco Miyashiro, como jefe del GEIN, administraba escrupulosamente esa colaboración que al principio fue de solo mil quinientos dólares mensuales. Después fue subiendo hasta llegar a los cinco mil dólares, dinero del que se rendía cuentas mes a mes, dólar a dólar. Si algo tenía Miyashito era especial cuidado en la Correcta administración del dinero, eso lo sabían los estadounidenses que confiaban en su honradez. Conforme el GEIN iba obteniendo buenos resultados, la cooperación estadounidense se incrementaba. Después de la desarticulación del Departamento de Apoyo Organizativo, Grupo de Apoyo Partidario y Grupo de Propaganda de Sendero Luminoso, los gringos decidieron apoyar en la construcción de oficinas del Grupo Especial de Inteligencia que solo tenía un ambiente en el tercer piso del edificio inconcluso de la avenida España. Ellos costearon la construcción de un ambiente de unos doscientos metros cuadrados en el tercer piso, equipado con escritorios nuevos y buena iluminación, y de otras oficinas en la zona de mezanine y en los pisos 12 y 13 del edificio ED ICO Plp, donde funcionaban el Departamento de Escuchas y el laboratorio para análisis de la basura. Estas nuevas oficinas del GEIN, costeados por la embajada estadounidense, fueron inaugurados la noche del viernes 9 de agosto de 1991 con una ceremonia a la que fueron invitados los representantes de la oficina de contacto de la CIA en el Perú, que era la directamente involucrada con el GEIN. Estas imágenes están subidas a YouTube, son de las pocas rescatadas de la historia del GEIN. Es un video de unos quince minuros de duración que registró toda la ceremonia con un audio deficiente, pero suficiente para saber que el discurso más elocuente de esa noche lo dio el cura que bendijo todos los ambientes. La esposa del jefe de la estación en Lima de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos fue invitada para que, junto
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con el jefe de la DINCOTE, general Héctor Jhon Cato, develen la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que guiaría el trabajo de estos policías que se enfrentaban a un grupo de maoístas muy fanáticos y que estaban dispuestos a morir por "defender su revolución". El más aplaudido de la noche fue Benedicto Jiménez Bacca, el jefe operativo del GEIN, quien dio solo dos mensajes: "Ya tenemos un lugar donde trabajar, donde pensar, porque esto recién empieza. Tenemos mucho que darle al país". Pegado a la pared se distingue al general KerÍn Vidal Herrera, en esa fecha subjefe de la D IN COTE, un cargo que jamás antes había existido. Tampoco hubo antes dos generales de la Policía en una misma dirección nacional. Algo raro que terminaría con un robo, más raro aún, que expectoró de la jefatura de la DINCOTE, de manera sorpresiva, al diligente general Héctor Jhon Caro. Vidal Herrera venía de ser director de Contrainteligencia del SIN de Montesinos. En pocas palabras, el espía de los espías de esa instirución que empezaba a convertirse en un poder fáctico y oscuro. Esa noche de agosto de 1991, la inauguración de las nuevas oficinas del GEIN terminó con la entonación del himno de la PIP.
EL CIUDADANO JAPONÉS
Marco Miyashiro Arashiro aprovechó su condición de miembro de la comunidad de descendientes japoneses en el Perú para canalizar ayuda en especies para el GEIN. El presupuesto público destinado a este grupo policial era irrisorio, miserable para ponerlo con todas sus letras. Solo por dar una cifra, el Estado destinaba sesenta y dos soles cada tres meses, es decir alrededor de veinte soles mensuales, para útiles de escritorio de ochenta policías. Eso alcanzaba apenas para comprar un millar de papel bond o un lapicero corriente para cada policía cada tres meses. Era insostenible la situación, exigía mucha creatividad de los jefes para conseguir ayuda de buena fe. La comunidad japonesa le propuso a Miyashiro que dicte una serie de conferencias sobre seguridad en tiempos de terrorismo, especialmente para los empresarios peruano-japoneses, algunos de ellos víctimas directas de secuestros y extorsiones de Sendero Luminoso o el MRTA, como fue el caso de Raúl Hiraoka. A cambio se ofrecían colaborar con útiles de escritorio y pertrechos para los policías, como zapatos y ropa para mimetizarse. Los zapatos era lo que más gastaban los agentes de campo del GEIN porque se la pasaban caminando gran parte del día. Los jefes llegaron a decirles "caminantes" a los jóvenes policías que salían a las calles de toda la ciudad para vigilar y seguir 137
a senderistas que se movían por lugares insospechados. Gracias a la colaboración de la comunidad peruano-japonesa, los hombres del GEIN recibían zapatos a los que llamaron "los zapatos Miyashiro". También tenían suficiente dotación de papel, cintas para máquinas de escribir y, sobre todo, papel copia, que en esa época predigital se usaba mucho para los informes, partes y atestados que tenían que hacerse en tres o cuatro juegos. Todo eso estaba asegurado gracias a la generosidad de los paisanos del jefe del GEIN.
*** Después de que el presidente Fujimori presentara el video "Zorba, el griego", el8 de febrero de 1991, el Comité Central de Sendero Luminoso decidió tomar medidas extremas de seguridad. Ya se conocía el rostro de Abimael Guzmán y de los dieciocho senderistas que lideraban cada uno de los departamentos o comités en la estructura del terror que había armado la cúpula desde la clandestinidad. Se ofrecía un millón de dólares por Abimael Guzmán y decenas de miles de dólares por gran parte de los que aparecían en ese video grabado en la clausura del Primer Congreso Nacional del grupo terrorista. El GEIN siguió trabajando en operaciones secretas para desentrañar su organigrama clandestino. La cuarta operación del GEIN se llamó "Seso" porque golpeó al llamado Grupo Intelectual Popular, liderado por la ingeniera Magda Mateo Bruno, camarada "Ariana". Entre otras cosas, este grupo tenía
un Departamentos de Traducciones que fue desmantelado. Se logró detener al grupo de personas que traducía al inglés, francés, alemán e italiano los escritos de Guzmán y los panfletos de Sendero Luminoso. El comandante Guillermo Bonilla recuerda, como anécdota, que un profesor de matemáticas de un colegio chino-peruano de Pueblo Libre, identificado como Sao Quin León Fu, estaba involucrado en el Grupo Intelectual Popular con el seudónimo de camarada "David". Él no ofreció resistencia cuando fue detenido. Terminó purgando condena en una cárcel de Lima. La sorpresa de esta operación fue descubrir que
un prestigioso psiquiatra, hermano de un exministro de educación del gobierno de Belaunde, era uno de los líderes del Departamento de Traducciones. Era Gerardo Lizarzaburu Robles, a quien conocían como el camarada "Martín". Antes de su muerte, producida cuando la Policía no sabía de su filiación senderista, llegó a ser amigo personal y hasta médico de cabecera de Abimael Guzmán. Según pesquisas del GEIN, habría sido captado por Elena Iparraguirre quien fue su paciente. Tanta confianza le tuvo a ella que, poco antes de morir de cáncer a la próstata, dejó en herencia a varios senderistas una casa en Chosica, un departamento en Miraflores y dos propiedades comerciales en la avenida Alfonso Ugarte de Lima, donde finalmente funcionó un local de la academia César Vallejo.
*** Socorro Popular era el más importante de lo que en Sendero Luminoso se llamaban los "organismos generados". Nació como una asociación de familiares presos por terrorismo y poco a poco fue convirtiéndose en el brazo armado más sanguinario del grupo terrorista, cuyos integrantes eran los responsables de las acciones militares más violentas. Los hombres del GEl N estaban obsesionados con desentrañar la organización de esta especie de "ejército guerrillero popular" urbano que actuaba principalmente en Lima. En el papel clave encontrado en la casa de Monterrico, al que llamaron "directorio de cabecillas", aparecía la dirección de una casa ubicada enfrente del Mercado Central de Chosica, exactamente en la cuadra uno de la calle Chile. Había sido la casa del psiquiatra que murió de cáncer de próstata antes de responder por su filiación senderista. Se decidió montar una vigilancia permanente en el puente peatonal desde donde se tenía una buena vista de la casa. No fue fácil. El suboficiaI' Carlos Iglesias, "Charly", había intentado infiltrarse como nuevo vendedor ambulante sobre el puente, pero fue expectorado por los demás que no aceptaban competencia. Entonces se le encargó el trabajo a "Gitano", el más histriónico de los agentes, el hombre que
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tenía la capacidad de hablar con acento de colombiano o como gringo masticando un castellano precario. "Gitano" es el suboficial Gustavo Trujillo Tiburcio, el que logró instalarse como vendedor ambulante de limones, cebollas y ajos en la zona, pero esa cubierta solo duraba hasta las tres de la tarde, hora en que todo el comercio ambulatorio desaparecía. "Gitano" tuvo que ofrecerse como entrenador de fútbol a un grupo de niños que salía a la calle todas las tardes para jugar pelota. El teniente Guillermo Bonilla llegaba en las mañanas manejando una furgoneta haciendo escala previa en el Mercado Mayorista de Frutas donde compraba una bolsa de limón, las cebollas y ajos para que "Gitano" los ofreciera en el puente. Bonilla o agente "Helio", se quedaba luego para acompañar a "Gitano" en las clases de fulbito que organizaban en las tardes. Una de esas tardes, mientras jugaban fulbito, Bonilla recuerda que vio salir a un sujeto cuyos rasgos físicos reconoció de inmediato. Era Tito Valle Travesaño, el hombre que había pasado a la clandestinidad, junto con su concubina Yovanka Pardavé Trujillo, después de que la Policía encontró documentos que tenían guardados en un departamento que alquilaron en Zárate. No habían pagado la renta por varios meses y el propietario del inmueble, con algunas conexiones en el Juzgado de Paz Letrado del distrito, había logrado rápidamente una resolución de desahucio por falta de pago. Cuando el propietario del inmueble llegó con dos policías para sacar todas las pertenencias de sus inquilinos morosos, se dieron con la sorpresa de que era un almacén senderista. Esta documentación llegó al grupo Delta 8, donde Benedicto Jiménez y el joven alférez Guillermo Bonilla empezaron a estudiarla. Fue el primer gran error de Sendero Luminoso. Les dieron a los policías más interesados en descifrar los escritos senderistas la información que necesitaban. Así que Bonilla conocía muy bien a Tito Valle Travesaño, pero esa noche logró escabullirse de la vigilancia del GEIN. La presencia de un miembro del Comité Central de Sendero Luminoso en esa casa de Chosica devolvía la esperanza a los hombres del GEIN. Si Tito Valle Travesaño apareció por ahí, lo más lógico es 140
que Yovanka Pardavé estaba cerca. Ambos mantenían una relación sentimental de varios años. Después supieron que el camarada "Eustaquio", el seudónimo de Valle Travesaño en el partido, había sido enviado a Ayacucho, para hacerse responsable del Comité Zonal Cangalla-Fajardo, como castigo por la caída de la documentación en la casa de Zárate. Pero él se daba maña para seguir viendo a la camarada "Sarah", Yovanka Pardavé Truj illo , la "Gorda" para los hombres del GEIN. Se decidió montar un puesto de vigilancia fijo, siendo la única manera alquilar un departamento vecino al que estaban vigilando. "Gitano" convenció a su prima Teresa para que ayude como inquilina. Ella llegó acompañada de sus hijos y logró que el dueño del inmueble se lo alquile. El propietario se conmovió porque los hijos de la señora Teresa estaban con varicela. Con un puesto de vigilancia fijo en el mismo edificio, una mañana de sábado vieron llegar a una mujer al departamento vigilado. No era Yovanka Pardavé y, al parecer, solo había llegado a pagar a los obreros que realizaban obras de remodelación en el baño del inmueble. Al cabo de pocas horas se fue. Los policías la siguieron. Tomó un carro de transporte público, hizo conexión y terminó en las inmediaciones del antiguo estadio del Club Universitario de Deportes en el barrio de Odriozola, en Breña. Subió a un departamento dentro de un edificio residencial. Después los policías establecieron que se trataba de Darnilda Pardavé Trujillo, la hermana de Yovanka, y el departamento donde ingresó era su vivienda. Siguiendo a Darnilda una noche, esta los llevó hasta un edificio de cuatro pisos frente a un parque en la urbanización Pro, en San Martín de Porres. Ese departamento era ocupado por Yovanka Pardavé. Después de varias semanas de vigilancia extenuante, donde la camarada "Sarah" aparecía y desaparecía con facilidad, los comandantes del GEIN decidieron golpear. Todo estuvo preparado para "desatar la tormenta" el sábado 22 de junio de 1991. La sexta operación del GEIN llevaría el nombre de "Ancón". A las diez de la mañana de ese sábado vieron salir a Yovanka Pardavé de su casa y caminó rumbo a un mercadillo de la zona, ahí se encontró con el 141
eterno hombre de su vida, Tito Valle Travesaiio, el mismo que habían visto saliendo del departamento de Chosica. Bajo la atenta mirada de los policías, sin que ellos lo advirtieran, la pareja compró verduras y pescado como esposos que se preparaban para cocinar en casa. Era domingo y querían pasarla juntos, él había llegado de forma subrepticia desde la sierra de Ayacucho donde permanecía confinado. Las horas pasaron y la pareja no volvió a salir del departamento. La vigilancia también permaneció incólume. Cuando llegó la noche los hombres de! GEIN los vieron salir otra vez, al parecer tenían hambre y ya no querían cocinar. Caminaron juntoS e ingresaron a un pequeiio chifa ubicado a dos cuadras de la casa. La consigna era esperar a que salgan de comer para detenerlos por sorpresa. Pero había mucha impaciencia entre los policías, se habían pasado prácticamente todo e! día a la intemperie esperando e! mejor momento. No quisieron esperar más e ingresaron al restaurante con las armas en ristre a detenerlos. Pero no fue fácil la operación. El primer agente entró presuroso al local y tomó a Tito Valle Travesaño de! cuello con la mano izquierda y con la otra le apuntaba e! arma a la altura de su sien. Pero e! terrorista reaccionó con furia y tomÓ e! revólver con la mano intentando arrebatárselo mientras gritaba que lo estaban secuestrando. La mujer aprovechó para romper la botella que tenían encima de la mesa como arma de defensa. Pero nada les sirvió. A los minutos los hombres del GEIN tenían todo bajo control. Los esposaron y salieron del chifa. La luz se había apagado, era otro de los apagones a los que Sendero Luminoso nos tenía acostumbrados. Fueron a la casa de la mujer y cuando esperaban unos minutos llegó un hombre maduro, el que un policía reconoció de inmediato: era Víctor Zavala Cataño, un sanguinario senderista conocido con el seudónimo de camarada "Rolando", el número dos en Socorro Popular. Zavala aparecía en las fotos del velorio de "Norah" junto con "Gonzalo". Los hombres del GEIN lo llamaban el "Mosca", porque era muy precavido cuando salía o llegaba de su casa en Santa Luzmila, Comas. Los tres quedaron detenidos.
LA GUERRA EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA
La guerra declarada por Sendero Luminoso se nutría de la hambruna de los pobres, cuyo número se multiplicó en Lima con la llegada de los desplazados de la guerra y de la economía, quienes dejaban sus pueblos y caseríos de la sierra para venir a buscar lo que sea invadiendo los cerros desérticos que rodeaban la capital. Cuando Alberto Fujimori aún no había terminado su primer año de gobierno, llegó la epidemia del cólera. El mal considerado de otra época, de la Edad Media, llegó al país ayudado por las indignas condiciones higiénicas producidas por la incapacidad del Estado para mantener funcionando los sistemas de agua y desagüe, por no decir que un gran porcentaje de los que vivían en las barriadas de Lima, en los asentamientos humanos, no tenían estos servicios básicos. El cólera se diseminó rápidamente por el Perú antes de propagarse por los países vecinos. Poco antes de que Fujimori dé su primer mensaje a la nación en las Fiestas Patrias de 1991, ya habían fallecido del cólera dos mil doscientas ochenta y ocho personas, casi todas pobladores de las zonas más pobres. Los infectados llegaban a doscientos treinta y un mil. En medio de este apocalíptico deterioro, el GEIN tenía que seguir adelante en su trabajo. No era nada fácil. Los recursos del Estado eran tan precarios como esporádicos.
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Buscando resolver la incomprensible negativa de un director zonal de salud para infiltrar a un agente del GEIN en una posta de salud al sur de Lima, el comandante Marco Miyashito buscó a un excompañeto de la Policía, un mayor en retito que trabajaba con el ministto de Transportes, Jaime Yoshiyama Tanaka. Cuando Miyashiro le explicó al ministro su problema, este se sorprendió por la manera tan descoordinada en la que trabajaba el aparato público. Llamó de inmediato a su colega de salud y el problema quedó resuelto. Pero Miyashiro dice que Yoshiyama Se quedó intrigado con el GEIN, no sabía de su existencia. El ministro quedó en volverlo a llamar para que le explique más sobre el trabajo del Grupo Especial de Inteligencia de la DINCOTE. A las pocas semanas se contactaron con él y Miyashiro fue, junto con Benedicto Jiménez Bacca, a la casa del ministro en la residencial zona de Camacho, en La Molina. Cuando llegaron, el ministro los esperaba acompañado de otro personaje de ascendencia japonesa, en ese momento con más poder que el ministro. Era Santiago Fujimori, el hermano y asesor del presidente. Ambos escucharon con atención las explicaciones del jefe y el jefe operativo del GEIN sobre su trabajo que había empezado en marzo de 1990, poco antes de que Fujimori llegue al poder. Quedó claro que no tenían recursos y Santiago Fujimori ofreció contarle todo a su hermano para que se los apoye con más presupuesto y logística. Se despidieron. Algunos meses después, casi a fines de 1991, Santiago Fujimori le informó al comandante Marco Miyashiro que en el presupuesto del siguiente año, 1992, se iba a considerar una partida de dos millones y medio de soles para financiar trabajos de inteligencia contra el terrorismo, pero que inmediatamente treinta y cinco carros nuevos iban a ser entregados a la DINCOTE para apoyar el trabajo policial. Los hombres del GEIN esperaron entusiasmados. Efectivamente los carros llegaron, pero el nuevo jefe de la dirección, el general Ketín Vidal Herrera, quien había reemplazado al general Héctor Jhon Caro intempestivamente desde el 27 de noviembre de 1991, consideró que el Grupo Especial de Inteligencia solo requería de cuatro
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carros. Los otros treinta y uno se quedaron en los grupos operativos Delta y en la dirección. Poco tiempo después, Jaime Yoshiyama, un descendiente de japoneses igual que Miyashiro, quien había nacido y crecido en Huancayo, desarrolló cierta admiración por el trabajo de este grupo de esforzados policías que eran dirigidos por un paisano suyo. Al interior del gabinete ministerial comentaba de esto y logró que el impertérrito ministro de Economía, Carlos Boloña Berh, vaya a su casa a escuchar a Miyashiro y Jiménez. Después de oír las explicaciones de los dos comandantes que dirigían el GEIN, Boloña entendió claramente que ese era el camino correcto para llegar a la cabeza de Sendero Luminoso y prometió convencer al presidente de la República para agilizar el desembolso de los fondos públicos ofrecidos para el trabajo de inteligencia. Le parecía una humillación que los policías peruanos dependieran de la ayuda estadounidense para comer y movilizarse en las horas que seguían a los senderistas. Este compromiso del ministro de Economía se hizo realidad a las pocas semanas, cuando visitó personalmente la D IN COTE y entregó una partida extraordinaria de un millón de soles que se logró gracias a un crédito suplementario aprobado por el Ministerio de Economía. Después fue mejor. Desde enero hasta noviembre de 1992 se autorizó el desembolso progresivo de dos millones quinientos mil soles (unos dos millones de dólares al tipo de cambio de la fecha) a través de ocho decretos supremos secretos que daban lugar a igual número de cheques reservados del Banco de la Nación que salían a nombre del jefe de la DINCOTE, el general Antonio Ketín Vidal Herrera. Diez años después, un informe técnico de la Contraloría General de la República, el número 010-2002-CG/B392, estableció que, efectivamente, el general Vidal cobró entre enero y noviembre de 1992, nueve meses antes y dos después de la captura de Abimad Guzmán, la suma total de dos millones de dólares al cambio de la época. No es poco dinero. El pequeño detalle es que nada de esa plata llegó nunca al GEIN. Eso lo han declarado reiteradamente todos los jefes y oficiales del Grupo Especial de Inteligencia. Cuando, en su
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momento, la prensa consultó a Vidal por este dinero, este sostuvo que todo se invirtió en mejorar la infraestructura de los grupos Delta y en trabajos de inteligencia de los demás grupos de la DINCOTE. Con ese dinero, supuestamente, él había arreglado el caos que era en esos años la dirección y había nombrado una comisión interna para su administración, donde se rindieron cuentas hasta del último sol invertido. Sin embargo, cuando la Contraloría le pidió copia de los informes, sostuvo que roda había sido incinerado por el Ministerio del Interior porque solo tenían obligación de guardarlo diez años. Lo paradójico fue que en ese momenro él era el ministro del Interior. Ni los oficiales del GEIN ni la Contraloría le creen. En tal sentido, el contralor Genaro Mature pidió al procurador público que haga una denuncia penal en su contra por los delitos de concusión y peculado. Así se hizo. Pero en el Perú solo se castiga un delito si se denuncia antes de que transcurra, desde que se cometió, el tiempo equivalente a la pena máxima que le darían a uno si lo declaran culpable. En el caso de Vidalle habrían dado ocho años de cárcel máximo. Pero en el 2002 ya habían pasado diez años. Su caso prescribió para la justicia, pero no para los policías del GEl N que no se lo perdonan, todo lo contrario, lo consideran una traición. Y así se lo han hecho saber en varias oportunidades en los últimos años.
EL "CHINO", EL AUTOGOLPE y SENDERO
Cuando A1berro Fujimori decidió dar su aurogolpe de Estado el domingo 5 de abril de 1992, el GEl N ya había culminado siete de las once operaciones especiales que hizo hasta la captura de Abimael Guzmán. Seis días después de! autogolpe, la tarde del 11 de abril, culminaría su octava operación llamada "Hipócrates", porque se desarticuló el llamado Departamento de Salud de Sendero Luminoso, donde médicos y enfermeras senderistas se encargaban de curar a sus heridos en consultorios clandestinos, muchas veces usando medicinas y aparatos del sistema público de salud, donde la mayoría de ellos trabajaba. Para ese momento, estaban tras las rejas por lo menos tres importantes miembros del Comité Central senderista (Deodaro Juárez Cruzzat, Tiro Valle Travesaño y Yovanka Pardavé Trujillo) y se habían desarticulado los departamentos de Apoyo Organizativo, de Propaganda, de Traducciones, de Salud, de Defensa Legal, e! Grupo de Apoyo Partidario y Socorro Popular, que había asumido las acciones militares del grupo terrorista. También se había allanado e! archivo central de Sendero Luminoso que funcionaba en una casa de Monterrico. El GEl N tenía en su poder valiosa información documentada de! grupo clandestino, compartimentado y mesiánico, y le habían soplado en la nuca al mismo Abimael 147
Guzmán, quien logró escapar por poco de la casa de Buenavista en Chacarilla. Se pudo armar la estructura real de! grupo terrorista con ayuda de! valioso video de "Zorba, e! griego", encontrado en enero de 1991 junto con otros tres casetes de gran importancia. En suma, e! GEIN caminaba inexorablemente hacia la captura de Abimae! Guzmán gracias al esfuerzo solitario de este grupo de policías dirigidos por los comandantes Miyashiro, ]iménez y Valencia. El GEl N no respondió a una política de Estado, nunca la hubo, tampoco a una estrategia de un gobierno en particular (ni durante el primer gobierno de Alan García, cuando empezó sus actividades, ni e! decenio de Fujimori cuando fue desarticulado a la mala), menos una política institucional de la Policía, donde siempre enCOntraron trabas, celos y mezquindades. Fueron diez años de experiencia policial que les permitieron conocer realmente al enemigo y reinventar sus mérodos, teniendo como base única y exclusivamente su mística, su ética respetuosa de los derechos humanos, su conocimiento autodidacta del enemigo. Un grupo de ochenta y nueve policías, entre ellos tres mujeres, que se compraron e! pleito de luchar en serio contra la mayor amenaza que hayamos tenido los peruanos en nuestra historia republicana.
LE LLEGÓ LA HORA A "SOTIL"
Luís Alberto Arana Franco estaba cada vez más hermético y menos conectado con los enlaces senderistas. A dos años de! trabajo de! GEIN, e! desmantelamiento de los aparatos más importantes de Sendero Luminoso y la captura de sus principales responsables mantenían cada vez más alerta al cajero de la cúpula terrorista. Las capturas de Deodato ]uárez Cruzzat, Yovanka Pardavé Trujillo, Tito Valle Travesaño, los tres miembros de! Comité Central, y decenas de mandos medios detenidos y sus departamentos senderistas desarticulados era el saldo a favor de la Policía. Llegó un punto en que los agentes detectaron que Arana dejó de ir a su oficina en Lince, permanecía más en su pequeño negocio de informática en la avenida Alfonso Ugarte de Lima y evitaba llamar o contestar e! teléfono. Pero e! equipo de escuchas tenía registradas tres llamadas claves de este hombre e, intuían, eran e! hilo conductor para llegar a la cabeza de Sendero Luminoso. Una llamada grabada de Angélica Salas de la Cruz en febrero de 1991, a pocos días de presentarse el video "Zorba, e! griego", quien en clave fácilmente descifrable le dijo que evitaría cualquier contacto con él hasta nuevo aviso, que más adelante se comunicaría para decirle quién sería e! nuevo enlace con e! comité permanente, al que Arana entregaría miles de dólares en 149
efectivo todos los meses para los gastos de "Gonzalo" y las mujeres que lo cuidaban. Angélica Salas, "Paloma 1" para los agentes del GEIN, había tenido mejor suerte que Nelly Evans al pasar a la clandestinidad después de la fuga en estampida de la casa de Chacarilla los últimos días de enero de 1991. Salas se refugió en casa de sus padres en la calle Las Turquesas 234, en Balconcillo, sin salir por varias semanas. Después, un equipo de vigilancia del GEIN la detectó haciendo contacto con Yovanka Pardavé Trujillo todavía en libertad, ella le consiguió una casa en La Victoria, donde terminó mudándose por poco tiempo. A fines de mayo de 1991, Salas viajó a la ciudad de Huancayo porque Abimael Guzmán le dio el encargo de registrar en actas los acuerdos del segundo pleno de Sendero Luminoso que se realizó en e! valle de! Mantaro. Al terminar ese encargo, dicen que Angélica Salas solicitó quedarse en Huancayo porque, según ella, ya estaba identificada "por la reacción". Temía una inminente captura en Lima donde e! GEIN no le había perdido el rastro. y no le faltaba razón. Su auto exilio huancaíno terminó e! miércoles 18 de agosto de 1993, cuando la Policía de esa ciudad la capturó casi un año después de la detención de Abimael Guzmán y el partido empezaba a hacer agua después de la contundente derrota militar que significó la captura de la cúpula.
*** Por meses los detectives estaban atentos a "Sotil" esperando descubrir quién lo contactaría para que sea la nueva correa de transmisión, el que reciba el dinero para los gastos de la Dirección Central que era, básicamente, Abimael Guzmán y su concubina Elena Iparraguirre, los camaradas "Gonzalo" y "Miriam" para los senderistas. Hasta que detectaron algo muy importante un año después de la llamada de Angélica Salas, pero no por la línea telefónica, sino en la calle, en un contacto directo. Sendero Luminoso se cuidaba de usar el teléfono. Habían aprendido de sus caídas. 150
Cuando una tarde de fines de eneto de 1991, Luis Arana Franco salía de su pequeño negocio de informática en la avenida Emancipación con dirección a la academia César Vallejo, que estaba en el jirón Chancay, a unas ocho cuadras, fue interceptado por un hombre desconocido para los miembros del GEIN. Era un sujeto de unos veinticinco años aproximadamente, trigueño, flaco, con bigotes ralos, de lentes, quien se identificó como Entique. Los policías dedujeron que era el nuevo enlace con la Dirección Central, que retomaba la comunicación con él porque, seguramente, era agobiante su necesidad de dinero. Pusieron más atención al teléfono del negocio de informática de Arana y a los pocos días grabaron una llamada de alguien que se identificó al atto lado de la línea como Enrique. Este sujeto, quien era el mismo joven que lo interceptó en la calle, le pedía urgentemente cinco mil dólares. Después supieron que era para alquilar una casa para el nuevo coordinador nacional, quien debería estar preparado para hospedar a los dirigentes senderistas de los comités regionales que llegaban a Lima. Cuatro días después volvieron a juntarse en la calle Enrique y Arana. En esta ocasión, el nuevo enlace senderista le confirmó que ya había alquilado una casa de dos plantas en una zona residencial de Surco, pero que necesitaba amueblarla. Le dio las llaves a "Sotil" y le pidió que él se encargue. En los siguientes días, los agentes siguieron a Arana en su periplo comprando camas, colchones, juego de sala y una mesa de comedor. La Policía llegó a ubicar la casa alquilada en la calle Las Lomas, en Surco, también supo cuál era el número telefónico instalado ahí y hasta quién era el garante en e! contrato de alquiler. Intervinieron los teléfonos de la casa rentada y del garante que, para su sorpresa, era un conocido locutor de Radio Unión. Lo extraño fue que la casa nunca fue utilizada por los senderistas. Lo que sí pasó fue otra cita callejera entre Entique y Arana Franco. Los hombres del GEIN lo supieron a tiempo y vigilaron la reunión que se llevó acabo aproximadamente un mes y medio después. Enrique citó a Arana en las inmediaciones de la Universidad San Marcos, exactamente en la intercepción de las avenidas
Venezuela y Universitaria, en el Cercado de Lima. Ambos fueron más cuidadosos que de costumbre, dieron vueltas antes de llegar al lugar, cuando estuvieron cerca se contactaron solo con las miradas. Fueron a un restaurante, tomaron gaseosa y cerveza, Entique salió, volvió a entrar, finalmente condujo a Arana al segundo piso del restaurante donde esperaba un sujeto al que identificó como Arturo. Era un hombre de aproximadamente cuarenta y cinco años de edad, cabello lacio, bigotes espesos, delgado y vestido de color azul oscuro a la usanza de los dirigentes maoÍstas. Arruro se identificó como enviado de la Dirección Central de Sendero Luminoso y le dijo a Arana que a partir de ese momento era "su responsable" y le dio instrucciones precisas para futuros contactos. Terminó la cita pidiéndole veinte mil dólares en efectivo para sufragar los gastos domésticos de la Dirección Central. Le recalcó que era muy urgente. El trato adusto de Artuto y la forma como le pidió e! dinero, poco habitual para los códigos de la dirigencia senderista, incomodaron e hicieron dudar a Arana Franco. Pensó que era necesario pedir una confirmación de la Dirección Central sobre Artuto y si e! dinero pedido era e! correcto y llegaría a su destino. "Sotil" no tenía idea de que esa maledicencia, la de pedir una prueba a la cúpula de Sendero Luminoso sobre la autenticidad de! enviado, iba a marcar su suerte en e! futuro cercano y e! destino de Abimae! Guzmán.
a la presidencia, donde Abimael Guzmán Reinoso, el semidiós para los senderistas. El responsable final de todo lo que hacían los terroristas seguía libre en algún lugar de Lima. El único lazo que tenían los hombres del GEIN con el Buró Político de Sendero Luminoso era Luis Arana Franco, pero él prácticamente había dejado de comunicarse con el enlace. Era obvio que ellos sabían que el cerco se les estrechaba, que cada vez tenían menos opciones de contactarse o comunicarse sin ser detectados. Marco Miyashiro, Benedicto Jiménez y sus hombres estaban convencidos de que Arana guardaba datos valiosos para llegar a Guzmán. Decidieron que era la hora de "desatar la tormenta" con "Sotil". La captura de Arana Franco se decidió un día sábado en la mañana. Era el sábado 20 de junio y los "mordedores" de! GEIN estaban ubicados desde el mediodía en las inmediaciones de una estrecha calle de Pueblo Libre, a dos cuadras de la avenida Bolívar, donde vivía Luis Alberto Arana Franco, su esposa Ana Trinidad Manay Montes y su hijo que había nacido hacía solo seis meses. Junto con la descendencia, también había llegado la prosperidad a la familia Arana Manay. Se compraron el chalet donde vivían en un barrio mesocrático de Lima y el viejo automóvil Hillman verde, al que los policías seguían con facilidad en los primeros meses de la investigación, había sido reemplazado por un Toyota celeste más nuevo y más veloz. El día de su captura, los policías dejaron que "Sotil" visite a su familia, como lo hacía todos los fines de semana en un conjunto habitacional de San Luis, cerca al óvalo de la avenida Arriola donde quedaba la casa de sus primos hermanos. Fue así. Prefirieron esperar a que regrese, pero lo hizo muy tarde, al borde de las diez de la noche, hora en que empezaba el toque de queda en Lima. Como era su rutina, dejaba su carro estacionado en un improvisado parqueadero en el jirón Dorregaray de Pueblo Libre y de ahí iba caminando a su casa en la calle Moreyra y Riglós, a unas dos cuadras. Cuando la pareja bajó del carro, cuatro policías los rodearon. Arana entendió que venían por él. Era una de sus pesadillas que se estaba haciendo
*** Cuando e! GEIN toma la decisión de capturar a "Sotil", creyeron que había terminado lo que ellos llamaron su "mandato de libertad por conveniencia", e! que se había prolongado por más de dos años. Exactamente veintiséis meses que fructificaron en mucha información para los policías. Si bien hasta ese momento los golpes a la médula espinal de Sendero Luminoso habían sido contundentes, faltaba llegar a los niveles más altos de los órganos de dirección, a la cabeza de eso que aparecía en la estructura del grupo subversivo como Dirección Central, Comité Permanente, Buró Político. Llegar
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realidad, solo que peor, porque estaba con su esposa y su hijo de apenas seis meses de nacido.
LA CAJA CHICA DEL TERROR
La captura de Luis Alberto Arana Franco y su esposa hubiera tenido ribetes dramáticos porque una patrulla del Ejército los interceptó a todos minutos después de que lo intervinieron. Eran las diez de la noche, había empezado al toque de queda y un camión militar, que salió de un cuartel cercano, los paró para pedirles identificación. Un oficial del GEl N pidió hablar con el jefe del destacamento militar; el joven teniente entendió la operación policial y los dejó ir. Si el militar se obstinaba y pedía llevar al detenido a un cuartel militar, la Operación Huascaura se hubiera echado a perder. Otra vez, la suerte corrió del lado de los policías.
La academia Cesar Vallejo fue fundada en la segunda mitad de la década del sesenta por un grupo de profesores de la Universidad Nacional de Ingeniería (UN!), porque vieron que había necesidad de preparar a los estudiantes que egresaban de la secundaria, especialmente de los colegios públicos, con deficiencias en matemáticas, que optaban por postular a la UN!. El examen de la UNI era uno de los más difíciles del país y la competencia dura, miles de postulantes para contadas vacantes. Poco a poco fue ganando prestigio hasta que Sendero Luminoso, que tenía presencia marcada en algunas universidades públicas como la de Ingeniería, decidió coaptarla para convertirla en un centro de captación de nuevos militantes. Era el público objetivo perfecto: adolescentes idealistas de clase media baja con ganas exacerbadas de cambiar el estado de cosas en el país. Poco después se creó la academia ADUNI, siglas de la Asociación de Docentes de la Universidad de Ingeniería, para especializarla en preparación preuniversitaria de jóvenes que postulaban a otras carreras de letras y humanidades, especialmente en la Universidad San Marcos, otro claustro universitario donde los senderistas tuvieron presencia marcada. Estas dos academias preuniversitarias alcanzaron prestigio convirtiéndose en las preferidas por los jóvenes egresados
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de la secundaria que no tenían otra alternativa que continuar sus estudios en las universidades públicas. La jefatura de Sendero Luminoso encontró una veta para captar nuevos militantes y, después, una importante fuente de financiamiento para sus actividades. La Policía calcula que las dos academias preuniversitarias, César Vallejo y ADUNI, aportaban aproximadamente el 20% de su recaudación para pagar los gastos de Abimael Guzmán y el comité permanente de Sendero Luminoso. Desde 1979, cuando pasó a la clandestinidad, el fundador y líder máximo del grupo terrorista estuvo viviendo en
tampoco tenga familiares que hayan purgado condena por subversión, ni siquiera que estén relacionados con algún grupo generado filo senderista. Pensaron en el discreto asistente del área de contabilidad que parecía eficiente en su tarea de llevar bien las cuentas. Luis Arana Franco, interrogado por los hombres del GEIN, recordó que cuando le plantearon directamente que se adhiera a Sendero Luminoso para que a nombre del partido administre la academia, él puso dos condiciones para asumir el encargo tan peligroso para él y su familia: que la academia deje de ser una cantera del grupo terrorista y tener autonomía en su administración. Les explicó que con esas dos medidas se iba a evitar que la Policía vuelva a intervenirlos y le aseguraba producir mensualmente los miles de dólares que necesitaba la cúpula
casas alquiladas de barrios acomodados de Lima, comiendo bien, fumando cigarrillos Winston Light y tomando vino tinto Fonde Cave. Todo eso era financiado de los bolsillos de los padres de familia de las academias César Vallejo y ADUNI, quienes hacían esfuerzos mensuales con la ilusión de ver a sus hijos convertidos en profesionales. La educación es el camino más seguro para e! ascenso social.
para mantenerse en Lima. Fue una sorpresa para Arana que Abimael Guzmán aceptara sus dos condiciones. Arana no ingresó al grupo terrorista por convicciones políticas o porque estaba decidido a hacer la revolución maoÍsta. Lo hizo por una razón más elemental, como es no dejar pasar la oportunidad de mejorar su economía familiar, de conseguirles puestos de trabajo a sus parientes, de empezar a ahorrar para formar su familia y darles a sus hijos las oportunidades de estudio que él no tuvo. Sabía que era una decisión de alto riesgo, pero no tenía muchas alternativas en su vida. De ser e! discreto asistente de contabilidad pasó a ser el administrador general, el hombre que decidía cómo se gastaba los miles de soles que mes a mes ingresaban a las arcas de las academias. Para los militantes de Sendero Luminoso
La relación de las academias César Vallejo y AD UNI con Sendero Luminoso no era desconocida para la DINCOTE. En los años ochenta, la Policía detuvo a algunos de sus alumnos o exalumnos, jóvenes que integraban células militares senderistas, quienes repartían propaganda subversiva, realizaban directamente los atentados terroristas o asesinaban a policías, autoridades civiles o militares por orden de Abimael Guzmán. En 1982, la Policía capturó a un grupo de profesores y empleados de la academia César Vallejo acusándolos de ser parte de la organización de Sendero Luminoso. La policía
se convirtió en el camarada "Manue!", para la cúpula en el camarada "Abel", e! jefe de! Grupo Especial de Trabajo, del Departamento de Economía, el abnegado camarada que ptoveía los recursos para que e! "Presidente Gonzalo" viva bien.
antiterrorista solía infiltrar a varios de sus hombres y mujeres como alumnos y ellos detectaron que el adoctrinamiento maoÍsta era evidente y constante, también lograron identificar a los dirigentes. La intervención policial en la academia César Vallejo descabezó el primer Grupo Especial de Trabajo, conocido como GET en e! organigrama senderista. Esto hizo que replanteen su manejo porque los
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fondos que ahí se generaban no eran fácilmente reemplazables. Convinieron que tenían que buscar a alguien con otro perfil para que se haga cargo de la administración. Alguien que no haya tenido antecedentes por terrorismo o que no esté fichado por la DINCOTE, que
Al principio Arana Franco negó todos sus vínculos con Sendero Luminoso. Sostenía ilusamente que solo era un empleado administrativo de la academia César Vallejo. En eso tenía razón, pero su
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Abimael Guzmán hacía de estas doctrinas comunistas radicales a la realidad peruana. Era, precisamente, en los interrogatorios donde el GEIN quería marcar la diferencia respecto a los métodos tradicionales de investigación policial. El maltrato físico estaba proscrito, la tortura terminantemente prohibida. La estrategia era entablar una conversación, no hacer un interrogatorio imperativo que lo único que conseguía era que el detenido se ponga parco y desconfiado, que obedezca la regla de oro senderista. Le hablaban mucho de sus familias, les preguntaban si extrañaban a sus hijos o padres, si quisieran tener un momento a solas con ellos para decirles algo. En la mayoría de los casos la reacción inmediata de los senderistas era rechazar ese tipo de preguntas, que en su dogmática comunista llamaban "sentimentalismo barato". Pero poco a poco iban cediendo. Siempre se buscaba que las entrevistas se hagan en un ambiente acogedor, que estén algo cómodos, les daban la mejor comida que les compraban en los restaurantes vecinos. Hacían todo lo necesario para que los detenidos sientan por un minuto que estaban en casa, bien atendidos. En los siguientes días, de manera sorpresiva permitían el ingreso de sus familiares cercanos y los dejaban a solas. Las reacciones que veían eran las de seres humanos sensibles que lloraban desconsoladamente por la calamidad que significaba para una familia que uno de sus miembtos esté privado de su libertad, acusado de un delito grave. En algunos casos eran personas cuya familia les había perdido el rastro por muchos años, los daban por muertos hasta que leían sus nombres en las páginas de los periódicos o veían sus caras en los noticiarios de la televisión acusados de pertenecer a Sendero Luminoso. El comandante Guillermo Bonilla dice que buscaban que en estas entrevistas el cerebro de un senderista, muy duto y fanatizado, se conecte con su corazón. Esa conexión que para Sendero Luminoso estaba totalmente ptohibida. Bonilla cree que la clave era tratarlos con mucho respeto e incluso brindarles comprensión y, en ocasiones, sorprenderlos con detalles como celebrarles su cumpleaños. Cuando terminaba este proceso de "ablandamiento", los rostros y
historia era aún más interesante. Arana provenía de una familia muy humilde, tenía el sueño de ser ingeniero, postuló e ingresó a la Universidad Nacional de Ingeniería, que no era fácil para un hijo de una familia pobre con menos oportunidades de estudio y con una base académica muy débil después de su paso por una escuela pública tan carente como ineficiente. No pudo continuar sus estudios de ingeniería porque se vio obligado a buscar un trabajo para ayudar en los gastos de su casa. En la misma universidad, un grupo de compañeros le ofreció dar clases en la academia César Vallejo. Empezó como profesor de algunos cursos de matemáticas, pero ganaba muy poco como docente auxiliar y a la primera oportunidad que tuvo de cambiarse a la sección administrativa no la desperdició. Era un trabajo a tiempo completo y con mejor sueldo. Lo tomó de inmediato, se convirtió en auxiliar de contabilidad y rápidamente aprendió el oficio de llevar las cuentas de la academia preuniversitaria César Vallejo. Arana sabía a dónde iban a parar una parte de las mensualidades que pagaban miles de humildes padres de familia a cambio de que sus hijos tengan más opción de ingresar a la universidad. Su discreción le granjeó la confianza de la jefatura senderista.
*** Cada vez que el GEIN tenía en sus oficinas a un mando senderista, se formaba un equipo para hacer los interrogarorios con un planeamiento estratégico según el perfil de cada detenido. Usualmente estaban en ese equipo los tenientes Guillermo Bonilla y José Gil, considerados los pupilos de Benedicto Jiménez Bacca. Eran jóvenes detectives que habían logrado combinar el trabajo de campo operativo policial con el análisis estratégico. Eran los que más leían los documentos internos de Sendero Luminoso que iban incautando operación tras operación, se preocupaban por prepararse de forma autodidacta en temas tan ajenos a la Policía como las doctrinas marxista, leninista, maoísta y, lo que los senderistas llamaban, el "pensamiento Gonzalo", es decir, la interpretación particular que
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gestos de los detenidos pasaban de ser adustos o tensos a relajados. Hasta esbozaban una breve sonrisa y empezaban a agradecer por las atenciones. Bonilla recuerda que, en los dos años y medio de trabajo hasta la captura de Guzmán, varios detenidos, antes de ser puestos a disposición de la justicia, se despedían de los policías con un apretón de manos y, en más de una ocasión, alguien dejó caer algunas lágrimas por su rostro. El mayor José Gil, veinticinco años después, con la autoridad que le da haber sido el interrogador principal de Abimael Guzmán, dice que un mando senderista detenido asumía de entrada que, una vez en las oficinas de la DINCOTE, iba a ser torturado, por lo que llegaban preparados para ese momento. Era el momento en que tenían que poner en práctica "las cinco necesidades del partido", que era una especie de manual de procedimiento senderista para no delatar a nadie. "La regla de oro" para no hablar, la versión andina de la siciliana "Ley de Omertá". Gil sostiene que ellos utilizaban el conocimiento acumulado que tenían de la organización senderista para romper esa primera resistencia tanática. Conocían al detalle la vida personal y familiar de cada uno de los detenidos, les mostraban fotografías, videos de seguimientos y hasta les hacían escuchar grabaciones de llamadas telefónicas para que se convenzan de que ellos, los policías, se habían tomado meses de paciente seguimiento para descubrir toda la información que los senderistas escondían. Si ahora, veinticinco años después de la captura de Guzmán, se quisiera sistematizar este método de interrogatorio del GEIN, se podría decir que este tuvo dos momentos. En una primera etapa de acercamiento con el detenido se buscaba conocer a la persona y que sean aceptados en su papel de policías. Luego buscaban generar conflictos internos en el detenido deslizándole sutilmente sus errores. Iniciaban una suerte de debate ideológico haciéndole ver la diferencia de valores que defendían ambos: los policías la vida y los derechos humanos en comparación con una supuesta revolución hecha con extrema violencia y muerte. Esta era la parte más difícil del interrogatorio, porque un mando senderista era muy dogmático 160
y fundamentalista. No siempre lograban sus objetivos, pero sí sembraban una duda existencial entre los senderistas y era inevitable que cayeran en contradicciones. Una adaptación del GEIN de la herencia de la "lucha entre dos líneas" de Mao, solo que la decisión entre dos corrientes opuestas esta vez no lo hacía el partido sino cada individuo y su consciencia. Habían desarrollado un método de entrevistas sistemáticas que incluía dejarlos solos por varias horas para que analicen su conducta. La segunda etapa de este método era hacer que los detenidos, doblegados por los argumentos de la técnica policial, colaboren. Para esta segunda etapa ayudó la nueva legislación antiterrorista hecha en los primeros meses del gobierno de Fujimori llamada Ley de Arrepentimiento. La noche del viernes 3 de julio de 1992, cuando Bonilla y Gilllevaran a Arana Franco a una oficina preparada para el último tramo de su interrogatorio, sabían que su lado más débil era su familia, especialmente su hijo de seis meses de nacido que había quedado al cuidado de sus abuelos maternos. En el registro que hicieron en la casa· de Arana Franco en Pueblo Libre, encontraron dos cajas completas de fotografías de su hijo que apenas tenía medio año de nacido. Arana era aficionado a la fotografía, pero todo indicaba que tenía un amor obsesivo a su hijo. Eso lo advirtió el comandante Marco Miyashiro y supo usarlo sutilmente para convencerlo de que su relación futura con su hijo dependía de su grado de colaboración con el GEIN. Solo faltaban dos días para que Arana sea puesto a disposición de la justicia después de los quince días que la legislación daba como plazo máximo para el trabajo policial en casos de terrorismo. Esa noche, el suboficial Walter Capa había instalado una cámara escondida entre los libros. La pequeña cámara estaba conectada a un televisor en el otro ambiente donde esperaban los comandantes ]iménez, Miyashiro y Valencia. Estaban contra el tiempo y "50til" aún no había mostrado su deseo de colaborar. Bonilla recuerda como anécdota que en media entrevista empezó a escucharse un sonido extraño que provenía de un ambiente aledaño, él sabía que podía
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ser un falso contacto del cable que unía la cámara escondida con el televisor, disimuladamente quiso bajarle el volumen, peto sin querer aplastó otro botón del control remoto del televisión e hizo que Arana vea su propia imagen en el monitor que tenía enfrente. Arana, sorprendido, preguntó si lo estaban grabando. Bonilla dice que pensó rápidamente y le dijo que sí, que era necesario analizar sus respuestas porque de eso dependía si le ofrecían algún tipo de beneficio a cambio de su colaboración, que si quería seguir con el proceso de postulante a colaborador con la justicia debía aceptar la grabación. Arana aceptó. La sola idea de no volver a ver a su hijo de seis meses lo aterraba. Esa noche le mostraron las fotos en las que se le inmortalizó participando del velorio de Augusta La Torre, la primera mujer de Abimael Guzmán y número dos de Sendero Luminoso. Frente a la contundencia de las imágenes Arana, no podía seguir sosteniendo que no era un miembro importante de Sendero Luminoso. También le explicaron los alcances de la nueva legislación terrorista que, si bien contemplaba la figura del arrepentido, también había endurecido drásticamente las penas para los cabecillas rerroristas, como era su caso y la de su esposa, con penas que iban hasta la cadena perpetua. Ellos, Arana y su esposa, eran candidatos seguros a la cárcel de por vida por su calidad de miembros del Comité Central. Le aclararon que si no colaboraba ambos perderían la custodia de su menor hijo y, probablemente, el niño podría terminar en un orfanato o entregado en adopción a una nueva familia. Esa posibilidad desesperó a Arana que, lo sabían, adoraba a su hijo. Se paró y pidió colaborar aun cuando la ley no tenía reglamento, el que recién se dio en 1993.
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LA HORA FINAL
Ese viernes 3 de julio fue extenuante para Bonilla, Gil, ]iménez y, sobre todo, para Luis Alberto Arana Franco. Había decidido colaborar con el GEIN, pero temía que eso le costara la vida a él y a su familia entera. Pidió más detalle sobre la nueva ley que le daba beneficios si él hablaba. Los policías le explicaron que su información tenía que ser relevante, oportuna y veraz. Que tenía que conducir a la cabeza de la organización. A cambio, la nueva legislación antiterrorista preveía, incluso, un mecanismo para cambiarle de identidad y sacarlo fuera del país junto con su familia. Eso lo entusiasmó. Para empezar a dar muestras de cumplimiento y seriedad en el trato, le ofrecieron la libertad inmediata de su esposa. Una oferta irresistible que Arana no dejó pasar. Con su esposa libre sentía que recuperaba a su hijo que había quedado al cuidado de su suegra. Empezó a colaborar. El funeral de Augusta La Torre, la camarada "Norah", fue el tema que rompió su silencio. Arana les reveló cómo así había participado' en su velorio. Contó que él había sido conducido a la casa de Monterrico con los ojos vendados. En la casa tenía lugar un evento partidario que se desarrolló con normalidad y solo al final Abimael Guzmán los invitó a pasar a otro ambiente donde estaba el cuerpo inerte de 163
la camarada "Norah". Fue una sorpresa para varios de los que ahí estaban. Más sorprendente fue escuchar a Abimael Guzmán insinuar que su esposa se había suicidado. El cadáver tenía muestras de golpes. Los policías comprobaron que estaba empezando a decir la verdad pues, adicionalmente, ellos habían tenido acceso a esa información sobre el sepelio de "Norah" cuando encontraron un informe de Deodaro Juárez Cruzzat, el detenido jefe del Departamento de Propaganda, que había recibido el encargo del mismo Guzmán de enterrar a su esposa. Es más, el GElN ya había ido a buscar los restos de "Norah" a una casa de la urbanización Huaquiyay, en Comas, apenas lo supieron, el 25 de junio de 1991, pero no encontraron el cadáver. Lo habían desenterrado abruptamente después de que la Policía encontró los videos senderistas, entre los que estaba el que registró el velorio de Augusta La Torre. Arana, a continuación, contó detalles de su relación con el comité permanente, como por ejemplo, que todos los meses tenía que entregar veinte mil dólares para cubrir los gastos de Abimael Guzmán. Hasta que dijo la frase disparadora para los policías: "Hace poco estuve con el 'Presidente Gonzalo'''. Los hombres del GElN sabían al detalle el encuentro de Arana con el joven identificado como Enrique, quien terminó presentándole a Arturo, el nuevo enlace. Lo habían seguido paso a paso. Pero no sabían de la prueba que había pedido Arana a la cúpula de Sendero para estar seguro de que el dinero, que él entregaba puntualmente al nuevo inrermediario, realmente llegaba a Guzmán. Ese pedido terminó zanjándose con una entrevista de "Sotil" con el mismísimo "Presidente Gonzalo". Arana les empezó a conrar los detalles de su encuentro con Abimael Guzmán, ocurrido exactamente el sábado 4 de abril de 1992, un día anres de que el presidenre Alberto Fujimori anuncie, en un sorpresivo mensaje a la nación, que disolvía el Congreso, intervenía el Poder Judicial y asumía poderes absolutos, entre otros motivos, según dijo en su mensaje al país, precisamenre porque Sendero Luminoso era inconrrolable. Se llamó el autogolpe de Estado de
Fujimori. Arana recordó que esa mañana lo llamaron por teléfono y lo citaron de inmediato en la iglesia. La llamada fue de Arturo, la iglesia sería la basílica de María Auxiliadora ubicada en la segunda cuadra de la avenida Brasil, en Breña. Cuando llegó al lugar ya estaba esperándolo Arturo, quien empezó a caminar lentamenre y le hizo una señal para que lo alcancé, conversaron pausadamente y quedaron volver a verse esa noche en un centro comercial de Lince. Para llevar a Arana Franco a la casa donde se escondía Abimael, la jefatura terrorista había ordenado tomar las máximas precauciones posibles. Estaban muy alarmados por los golpes continuos y conrundentes que estaba dando el GElN a su estructura. Su manual original de medidas de seguridad -resumido en lo que llamaban en su léxico maoísta cinco necesidades: centralismo democrático, clandestinidad, disciplina, secreto y vigilancia político-militar- había quedado obsoleto ante el nuevo método de investigación policial. Eso de "aplicar sagazmenre las cinco necesidades" ya no les estaba dando resultados. Ordenaron poner en práctica las recomendaciones de seguridad que Deodato Juárez Cruzzat había remitido desde la cárcel como parte de su autocrítica por la caída del Departamenro de Propaganda senderista que él lideraba. El camarada "Ricardo" o "Germán" decía que todos los senderistas debían actuar considerándose siempre observados por la Policía. Por su experiencia personal había percibido que los detectives del GEl N hacían el seguimienro usando cubiertas o disfraces, en varios carros y motos, hombres y mujeres se comunicaban por radio, se ubicaban en postas en varias cuadras a la redonda de su objetivo y permanecían vigilantes durante horas, días, semanas y hasta meses, obsesionados por llegar a niveles cada vez más altos en la jerarquía de Sendero Luminoso. Recomendó tomar todas las medidas de seguridad anre la menor sospecha. Consideraba que el partido debía cortar de inmediato todos los vínculos y contactos, porque nadie se libraba de los ojos vigilantes de la Policía. La noche del 4 de abril tomaron esas medidas adicionales de precaución para llevar a Arana al encuenrro con Abimael Guzmán.
Arturo había citado a Arana Franco a las seis de la tarde en el Centro Comercial Risso de Lince. Arana fue en su auro Toyota celeste nuevo. Llegó puntual, dejó su carro en el estacionamienro y salió caminando en busca de Arturo. A los minuros lo vio y este le hizo una señal para que lo siga. Caminaron varias cuadras, siempre Arana unos pasos atrás de Arturo. Dieron vueltas por la zona hasta que Arturo decidió pararse cuando estaban en la esquina de la avenida Arequipa y el jirón Tomás Guido. Arturo le indicó que iban a abordar un colectivo, esos carros anchos setenteros que hacían ser-
barba tipo candado volvió a aparecer en la puerta, hizo un nuevo gesto con los dedos que Arana entendió y se fue. Arana Franco comprendió que el sujeto que aparecía y desaparecía estaba cumpliendo una misión de contravigilancia o chequeo adicional para detectar posibles seguimientos. Permanecía en silencio tomando a sorbos su vaso de cerveza, teniendo al costado a un hombre con el que no podía hablar en medio de una atmosfera de tensión e incomodidad. Pasaron unos veinte minutos más, que se hacían interminables para Arana, hasta que Arturo llamó al mesero
vicio informal por toda la avenida Arequipa. Fueron rumbo al sur y, veinte minuros después, se bajaron a la altura de la plaza principal de Barranco. Caminaron con la misma modalidad, Arturo unos pasos delante de Arana marcado el derrotero, sin mirarse y menos conversar. Igual que en Lince la caminata fue de unos diez minutos, dando vueltas sin aparente destino hasta que Arturo sorpresivamente ingresó a un modesto chifa en la calle Bolognesi. Arana quedó desubicado, no supo qué hacer, siguió caminando hasta que entendió que debía regresar sobre sus pasos para entrar al chifa siguiendo a Arturo. Así lo hizo, lo vio sentado en una mesa mirando a la puerta y también se sentó a su cos~ado. Arturo pidió una cerveza y dos vasos y le sirvió a Arana en medio de una situación muy incómoda que estaba poniendo nerviosos a los dos. Era evidente que Arturo esperaba que algo suceda, porque miraba su reloj sin disimulo. Arana recordaría a los hombres del GEIN que
y pagó la cuenta; con un gesto le dio a entender a Arana que tenían que salir. Así lo hicieron. Afuera, una típica noche del otoño limeño había caído por completo y su intensidad hacía resaltar las luces de neón de los negocios de juerga y comida alrededor de la plaza principal de Barranco, donde los dos hombres extraños caminaban a paso lento. Arturo se detuvo y paró al primer taxi que vio. Le hizo una seña a Arana para que suba en el asiento de atrás, él lo hizo en el asiento del copiloto. No dijo nada hasta que el auto empezó a moverse y el chofer del taxi preguntó cuál era el destino. "A MiraHores, a la Calle de las Pizzas, por favor", respondió Artuto al taxista. Los aproximadamente quince minutos que les tomó el viaje en auto desde la plaza de Barranco al parque Kennedy de MiraHores, entre las calles Diagonal y Shell, donde está la entrada del tradicional boulevard de restaurantes y discotecas conocido como la Calle de las Pizzas, fue
esos minutos le parecieron eternos porque no se hablaban. Arturo estaba especialmente parco y hosco con Arana. Hasta que en el umbral de la puerta apareció un hombre delgado, mediano de estatura, con una barba bien recortada en forma de candado y usando
tenso y en silencio. Eran alrededor de las ocho y treinta de la noche cuando Artuto y Arana Franco bajaron del taxi y se encontraron con el bullicio de una noche de sábado que empezaba a calentarse
una gorra de paño oscura. Llevaba un cigarrillo en la comisura de la boca que lo mordía nerviosamente y hacia unas señas disimuladas con el dedo índice que Arturo decodificaba con facilidad. Pero nada más. Nada de palabras, solo miradas, gestos, señas. Silencio. El extraño sujeto, que parecía intelectual clasemediero, desapareció de la puerta, salió a la calle. A los diez minutos, el tipo Haco con
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en la zona más cosmopolita de la ciudad. Era 1992, el año más violento en la escalada terrorista de Sendero Luminoso, los limeños que. salían a divertirse una noche de fin de semana sabían que estaban expuestos a la explosión de un coche bomba, a las esquirlas de alguna explosión cercana que los pudiera alcanzar, o quedar en medio de una balacera entre terroristas y policías. Pero, aun así, con todas esas amenazas, la vida tenía que continuar. Sendeto Luminoso provocaba
un tremendo miedo, pero no había matado el alma fiestera de los peruanos. Eso es inmortal.
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En ese ambiente Arturo y Arana Franco llegaron a la Calle de la Pizzas. Apenas dieron unos pasos para ingresar al boulevard, un enjambre de mozos y jaladores les ofrecieron todas las ofertas para llevarlos hasta su local, pero ellos siguieron caminando. Arturo imperturbable ante las ofertas caminaba sin responder y Arana lo seguía también en silencio. Hasta que Arturo ingresó al último restaurante de la calle, se sentó y Arana hizo lo mismo. Esta vez pidieron solo dos gaseosas y esperaron otra vez. Arana tenía cuatro años cumpliendo la función de cajero de la cúpula de Sendero Luminoso y esa noche de abril de 1992 iba a ser la segunda vez que vería a Abimael Guzmán. Su primer encuentro fue en el velorio de "Norah". Dice que tenía una mezcla de sentimientos: por un lado, le causaba mucha curiosidad volver a ver al hombre que estaba desatando una violencia inusitada en el país, de la que él era cómplice en parte, pero también sentía que estaba jugándose sus últimos días en libertad, quería saber qué iba a hacer de su futuro. Quizá tenía la esperanza de que el hombre gordo y barbón que había visto en la televisión la noche que el presidente Fujimori mostró pasajes del video de "Zorba, e! griego" le daría la seguridad de que a él no le iba a pasar nada. Su principal pesadilla era ser detenido por la D IN COTE Y ser condenado a cadena perpetua, como lo establecía la legislación antiterrorista recientemente modificada. Les contó a los policías que todo eso se le vino a la mente en esos minutos que esperaba que Arturo le dé instrucciones para seguir en su camino a ver a Abimae! Guzmán. Sentados en una mesa de! último restaurante de la Calle de las Pizzas de Miraflores, estaban terminando de tomarse las dos gaseosas que pidieron cuando apareció, confundido entre la gente que transitaba por e! pasaje interno de! boulevard, e! sujeto flaco de la barba tipo candado. Este trató de encender un cigarrillo, luego avanzó hacia ellos haciendo una nueva seña a Arturo, quien fue a su encuentro. La conversación fue breve, Arturo regresó a la mesa
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y e! otro tipo desapareció entre las decenas de mujeres y hombres que empezaban su diversión de fin de semana. Arturo permaneció en silencio otros diez minutos, pidió la cuenta, pagó y se paró para salir. Caminaron hasta la avenida Diagonal y tomaron uno de los tantos taxis informales que esperaban apostados. Por indicación de Arturo e! chofer de! taxi se dirigió hacia la Vía Expresa, a unas ocho cuadras de! parque Kennedy, y los dejó cerca de un pequeño parque enfrente de un conocido teatro miraflorino, e! Marsano. Ahí estaba ya esperando e! hombre que los había guiado desde Barranco. Los dos se paraton en un extremo de! parque viendo con disimulo al contacto que caminaba lentamente de ida y vuelta en la acera de enfrente. Tenía e! mismo cigarro entre los labios como en los dos encuenttos anteriores. De pronto sacó una caja de fósforos de una de sus bolsillos e hizo e! amague de prender su cigarrillo, como ya lo había hecho en e! segundo encuentro. Arana Franco entendió que esa era una señal convenida entre Arturo y e! extraño hombre para comunicar que todo estaba bien y que se seguía con e! plan que ellos habían trazado. Al entender la señal, Arturo tomó de! brazo a Arana y caminaron hacia una playa de estacionamiento público ubicada al costado de! teatro, ingresaron y fueron hacia un auto guinda que estaba estacionado. Arana Franco alcanzó a ver a una mujer joven, la que al notar que se acercaban salió de! auto y los saludo con respeto. Quedó sorprendido por e! físico de ella. Era joven y guapa, de estatura mediana, cabello castaño claro y largo, rasgos finos y estaba vestida a la moda. Cuando saludó se hicieron obvios sus gestos delicados y su voz suave. Arturo subió al asiento de adelante, a Arana le tocó e! asiento trasero. La mujer al volante prendió e! carro e hizo las maniobras para salir de un estacionamiento repleto. Tomaron la calle General Suárez con rumbo a la avenida Ricardo Palma, donde voltearon a la izquierda hacia la Vía Expresa, pero todo esto ya no vio Arana porque apenas salieron del estacionamiento la voz suave de la mujer le pidió que se eche en e! asiento trasero y se tape la cara con una toalla que ella misma le alcanzó.
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Arana calcula que el camino que lo llevó desde el estacionamiento, al costado del teatro Marsano, hasta la casa donde vio a Abimael Guzmán fue de media hora en auto porque la mujer guapa al volante, que después sabría que era Maritza Garrido-Lecca, dio varias vueltas para que él no puediera identificar fácilmente la ruta. De la Vía Expresa salió a una avenida de doble vía, después ingreso por varias calles menores en uno y otro sentido hasta que disminuyó la velocidad, escuchó el sonido típico de cuando una puerta de garaje se abre yel carro avanzó efectivamente por uno que, al parecer, tenía el piso de pequeñas piedras porque el movimiento del carro y el sonido de las llantas le dieron esa impresión. Cuando el carro estuvo completamente detenido le abrieron la puerta, él se sentó y lo primero que vio fue que estaban dentro de un garaje estrecho. Salió del carro y lo condujeron a un cuarto pequeño, que parecía e! cuarto de servicio porque estaba al costado de! patio. Tenía una cama de una plaza y una mesa con tres sillas de madera. Le pidieron que esperase unos minutos sentado. Al poco rato, se abrió una puerta de la izquierda y la figura gruesa de un hombre con ropa oscuta apareció. Era Abimael Guzmán, el "Presidente Gonzalo" para los senderistas.
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LA RUTA DE "SOTIL"
Al día siguiente de la sensacional revelación de Luis Alberto Arana Franco, por orden de! comandante Benedicto Jiménez Bacca, los tenientes Guillermo Bonilla y José Gil lo llevaron en un carro policial hasta e! teatro Marsano para tratar de reconstruir la ruta que siguió la mujer guapa que manejaba el auto nuevo color guinda. Los dos delfines de Jiménez tenían entre manos tres tareas principales: ubicar el automóvil guinda, descubrir quién era el camarada "Arturo" e identificar al sujeto de barba tipo candado que había servido de supervisor del encuentro entre Arana y Guzmán y, no menos importante, ubicar la casa donde e! 4 de abril se había producido el encuentro. Le pidieron a Arana que describa todo lo que escuchó y sintió esa noche que iba agachado y con la cabeza cubierta con una toalla en e! auto guinda. Reconstruyeron e! posible camino y lo único que les quedó claro, tomando en cuenta el tiempo, las tutas y sonidos que Arana registró, era que la casa del encuentro tenía que estar ubicada' en algún barrio de Miraflores no tan lejos de! teatro, probablemente era un chalet de una de las urbanizaciones que estaban al otro lado de la Vía Expresa, en la zona menos comercial de Miraflores donde se había refugiado la típica clase media profesional. Pero ninguna 171
pista en concreto. Entonces Bonilla y Gil decidieron empezar por e! comienzo. Fueron hasta la playa de estacionamiento al costado de! teatro Marsano. Entraron y vieron que habían muchos carros estacionados, vieron todos, uno por uno, pero no encontraron uno solo
de color guinda. Como tenían la fecha exacta de! día en que estuvo ahí e! auto, decidieron identificarse como policías para solicitar a la señora que administraba e! negocio e! registro de clientes de esos días. Optaron por no decir que eran de la DINCOTE, usaron la coartada de siempre, que eran detectives de la División de Secuestros y que buscaban ese carro en particular porque era sospechoso de haber participado en un plagio. La administradora, una mujer madura, respetuosa y seria, les explicó que había dos tipos de clientes los abonados que eran alrededor de treinta vehículos y los esporádicos que oscilaban entre sesenta y ochenta carros, los que entraban y salían en e! transcurso de las catorce horas al día que abrían e! estacionamiento público. Les mostró cuáles eran los carros de clientes abonados y no vieron ningún carro guinda. Sobre los clientes esporádicos, estos eran registrados en boletas que cada tres meses eran remitidas a su oficina central que estaba en Lince. El negocio era propiedad de una asociación de maestros jubilados, así que les recomendó ir a esa oficina y pedir la información que buscaban allí. El siguiente paso fue ir a Lince en busca de los talonarios de boletas pasadas para ver si encontraban rastros de! carro que buscaban, e! auto guinda que creían era marca Toyota. Bonilla recuerda que la suerte, otra vez, estuvo de su lado. Por una coincidencia e! contador de la asociación de profesores, propietaria de! estacionamiento, no había revisado las boletas de los meses pasados y los tenía guardados en dos bolsas grandes de plástico. El jubilado que los atendió en la oficina de Lince les explicó que una vez que el contador los revisaba, las boletas eran botadas a la basura. No era e! caso, pero tenían que ubicar e! talonario de! sábado 4 de abril de 1992, entre una ruma de decenas de talonarios de los últimos meses. Gil y Bonilla hicieron de la paciencia un arte, y de la espera una virtud. Alrededor de siete horas, después de revisar turnándose boleta a boleta, ubicaron
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el talonario de ese día. Eran aproximadamente treinta y cinco carros los que entraron a la playa de estacionamiento como clientes esporádicos, pero entre las ocho y diez de la noche eran solo ocho carros. El problema es que en e! pape! de registro no se consignaba ni la marca ni e! color de! auto, solo la placa de rodaje. De regreso a las oficinas de! GEl N , pidieron al oficial jefe de! Departamento de Investigación Básica que envíe un oficio a la oficina de Registro Vehicular con la placa de los ocho carros. En esos años la búsqueda era manual, no existían servicios instantáneos de información vía Internet en ningún registro público. La respuesta llegó a los cinco días y cuando Bonilla la vio solo había un carro guinda entre los ocho. Era uno de marca Hyundai de! año 1991, de placa de rodaje KQ-4805 y e! propietario un hombre de treinta y un años nacido en Chiclayo de nombre Carlos Andrés Incháustegui Degola, quien había declarado domicilio en Lima, en el jirón Manue! Prado 456, en Santa Beatriz, en el Cercado. La prioridad fue ubicar a Incháustegui. Fueron a buscarlo a esa casa, pero no encontraron evidencias de él ni de su familia, nadie daba razón en la vivienda, tampoco entre los vecinos, como si la familia Incháustegui Degola nunca hubiera vivido en esa zona. Se fueron decepcionados. Pero e! agente Bonilla le dijo a Gil que no era filosofía de! GEIN rendirse fácilmente, que debían regresar al barrio a indagar con más determinación. Así lo hicieron al día siguiente y fueron más agresivos en su búsqueda de información, partían de la premisa de que algún vecino' debía de recordarlos. Con alguien tuvieron que hacer amistad en los años que ahí vivieron. Al final de una mañana de indagaciones infructuosas, vieron venir caminando por la vereda a una señora que cargaba bolsas del mercado, se acercaron a preguntarle. La mujer sí recordaba a la familia, no sabía nada de! joven Carlos, pero sí de su hermana que, les contó, se llamaba María Ime!da y era monjita. Les dio un dato adicional: hacía poco la había visto saliendo de un local de su congregación en la avenida Carlos Izaguirre de Los Olivos, en Lima Norte. Cuando le pidieron si podría describirla físicamente, la señora les dijo que ella era una
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mujer joven, bonita, delgada, de pelo claro y tez blanca, que más o menoS medía un metro sesenta y cinco de estatura. Bonilla pensó que la supuesta hermana de Incháustegui podría ser la mujer bella que llevó a Arana al encuentro con Guzmán manejando el carro guinda. Pidió la foto de María Imelda Incháustegui Degola del Registro Electoral. Mientras solicitaban información para ir confirmando o descartando sus indicios, se dieron cuenta de que al día siguiente Arana Franco tenía que ser puesto a disposición del Ministerio Público. Lo más probable es que de inmediato un juez lo iba a mandar detenido a un penal. Los tenientes Bonilla y Gil estaban intrigados sobre un dato sorprendente que Arana había deslizado en la noche anterior. Les contó que el sujeto que había servido como una suerte de supervisor de su periplo por Barranco y MiraBores, antes de ser conducido a la casa donde se escondía Guzmán, le había recomendado alquilar otra casa en la urbanización San Antonio en MiraBores para que él instale una nueva oficina de la academia César Vallejo. Eso quería decir que lo había vuelto a ver. Era un chalet de dos pisos con cochera y jardín interior ubicada en la calle General Silva a la que había llegado descartando otra casa que le interesaba en una zona limítrofe entre MiraBores y Surquillo, por la avenida Villarán. Antes de terminar les dio el dato que los paralizó: que había visto a la mujer bonita que manejó el aura guinda precisamente el día que fue a ver esa otra casa de Surquillo. Les explicó que él tenía interés en rentada y fue a veda con el dueño, cuando estaba retirándose vio llegar a la mujer, también interesada en alquilar el inmueble, junto con una corredora. Se sorprendió mucho y se escondió, se fue sin dejarse ver. Al día siguiente llamó al dueño para concretar el alquiler y este le dijo que ya había sido tomada por una mujer joven y su esposo un arquitecto. Arana estaba seguro de que la casa había sido alquilada por la mujer bonita. Les dio la dirección que se la recordaba claramente: Calle 1, número 459, urbanización Los Sauces, Surquillo. El último día de su estancia en el GEIN, Arana Franco salió con un equipo de policías hasta esa casa donde supuestamente vio a la 174
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mujer bonita que manejó el auto guinda. Llegaron hasta la calle 1 de Los Sauces, una zona de clase media, con calles estrechas y casaS de dos pisos con garaje y jardín exterior. Era un barrio donde vivían profesionales sin riqueza evidente. Pasaron por la puerta con el carro en marcha, dieron más vueltas y estacionaron el carro en un parque aledaño. Dos de ellos, el teniente Bonilla y el suboficial Gustavo Trujillo Tiburcio, "Gitano", fueron caminando hasta la casa. Cuando estaban por llegar vieron que se acercaba un hombre delgado con barba tipo candado, con saco y jean que aparentaba ser un intelecrual. El suboficial bromeó con el teniente porque el sujeto tenía cierro parecido físico con él, le llegó a decir que era su doble. Dieron una vuelta más a pie, cuando regresaron volvieron a ver al sujero de barba que en actirud sospechosa ingresó a la casa 459 de la calle 1. Esa fue la última revelación de "Sotil" antes de ser recluido en el penal Miguel Castro Castro de Canto Grande, mientras esperaba el reglamento de la Ley de Arrepentimiento que salió unos meses después (mayo 1993). Junto con su esposa e hijo, por quien había decidido traicionar a Guzmán, finalmente partieron rumbo a Bolivia. Desde esa fecha no se ha sabido nada de su paradero. Lo curioso es que, mientras a él le cambiaron de identidad, su esposa sigue llamándose Ana Trinidad Manay Montes. Su hijo ya debió haber cumplido los veintiséis años. Es probable que tampoco se apellide más Arana.
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El jefe operativo del GEIN ordenó vigilancia permanente en la casa de la urbanización Los Sauces. El rastreo del carro guinda conducido por la chica joven y guapa, que se había convertido en la obsesión del equipo, no detuvo la vigi: lancia en la casa de la Calle l. El objetivo de esa vigilancia era, especialmente, el hombre joven, delgado y con apariencia de intelectual, al que los policías le pusieron el apodo de "Lolo". Un domingo lo vieron salir presuroso en la mañana. Lo siguieron sigilosamente a la distancia y tomó un taxi en una avenida cercana. Lo siguieron en 175
1 carro y moto. Bajó del taxi en Magdalena del Mar. No era novedad que los objetivos seguidos por los hombres de! GEIN adoptaban medidas adicionales de seguridad que obligaban a los policías a ser más cautelosos en su vigilia y más creativos en sus cubiertas para no ser detectados fácilmente. Esa mañana el sujeto que seguían fue especialmente cuidadoso. Dio varias vueltas por la zona caminando por espacio de una hora. Regresó al mismo punto donde había bajado del taxi y se acercó a un quiosco de periódicos donde se detuvo a leer las portadas. En esos días a las muertes y heridos provocados por los coche bomba se sumaban las víctimas de los patos armados decretados por Sendero Luminoso. La escalofriante muerte de un chofer de combi, calcinado aferrándose al timón de su herramienta de trabajo, después de que un grupo de jóvenes senderistas le prendió fuego a su carro por no acatar e! paro, era el titular indiscutible en todos los periódicos durante varios días. Después de ver esta y otras portadas de la guerra senderista, "Lo lo" empezó a caminar otra vez, pero más lento. Inmediatamente los agentes que estaban cerca distinguieron entre el tumulto que otro hombre caminaba detrás de él. Era un tipo trigueño, delgado, pelo negro, con bigotes y lentes gruesos, de mediana estatura y estaba vestido con pantalones jeans y una chompa de lana color celeste. El sujeto portaba un paquete en la mano izquierda y logró alcanzar a "Lolo". Ambos caminaban conversando, luego tomaron un taxi que los llevó hasta una calle cerca del parque Los Bomberos de Lince, bajaron e ingresaron a una casa en el jirón Los Chasquis. Los agentes pidieron refuerzos a sus compañeros del GEIN. Todos se apostaron a cinco cuadras a la redonda para seguirlos en postas; estaba claro que tenían que ser muy cuidadosos porque eran objetivos muy sensibles. Exactamente a las dos y cincuenta de la tarde salen los dos de la casa, caminan juntos unas cuadras y cada quien toma su camino. La decisión de los policías fue que los dos grupos de vigilancia dejen a "Lolo" y solo sigan al desconocido. A los pocos minutos de seguimiento los policías detectaron que el desconocido tomaba medidas extremas de seguridad, mostrando 176
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una especial capacidad para ocultarse. Uno de los agentes comentó por la radio "Ese bigotón es astuto como un Zorro". A partir de ese momento el sujeto sería conocido como el "Zorro" entre los hombres del GEIN. Después de unas dos horas de caminar, e! hombre ingresó a una quinta de la calle Los Rubíes en e! barrio de Balconcillo, en La Victoria. Uno de los agentes, el suboficial José Ventura Chunga, "Alpiste", un joven que tenía cara de niño y contextura física de adolescente, disfrazado de escolar, lo siguió hasta verlo ingresar a la quinta. Por más que este mando senderista tomó todas sus precauciones, nunca imaginó que ese chico con uniforme de colegio que ingresó a su quinta y pasó por sus narices era un policía del Grupo Especial de Inteligencia que lo venía siguiendo en postas hasta que entró a su departamento. El suboficial Walter Capa tenía fotos y video de! sujeto porque venía siguiendo a "Lolo" desde que había salido en la mañana de la casa de Los Sauces. Con esas fotografías y e! identikit de Arturo elaborado por los peritos de criminalistas con la información entregada por Arana, los analistas de! GEIN coincidían que e! sujeto que contactó con "Lolo" era e! nuevo enlace con la cúpula de Sendero que había llevado a Arana hasta el mismo Abimael Guzmán. Benedicto Jiménez ordenó vigilancia y seguimiento al departamento del "Zorro". El camarada "Arturo" para los senderistas o e! "Zorro" para los policías era un sujeto que cumplía con creces las nuevas disposiciones de seguridad obligadas para los mandos senderistas. Daba varias vueltas por las calles asegurándose de que nadie lo siga, nunca llamaba por el teléfono de su casa, siempre lo hacía desde una cabina pública. Lo que no sabía era que la mujer que hacía fila esperando que termine de hablar era la agente "Gaviota" del GEIN, la suboficial Cecilia Garzón, la que tenía la misión de agudizar sus oídos para desentrañar sus conversaciones que tampoco eran explícitas, siempre con alguna clave para descifrar. Una mañana la agente "Gaviota" llegó a divisar el número que marcaba Zorro en un teléfono público, era el 497712. Cuando, en horas de la noche, Cecilia Garzón dejó su informe por escrito, como 177
lo hacían todos los días los agentes de campo, Benedicto ]iménez creyó recordar ese mismo númeto en otro informe de las primeras operaciones del GEIN. Al día siguiente buscó varias horas en sus archivos hasta que encontró el informe 323, del 5 de enero de 1991. Era un informe que correspondía a la Operación Caballero, donde se capturó a Hugo Deodato ]uárez Cruzzat y todo el Departamento de Propaganda senderista, y ahí estaba el mismo número telefónico. Era un teléfono al que también llamaba Angélica Salas de la Cruz, "Paloma 1" para los policías. Esa agudeza de una de las tres mujeres del grupo GEIN permitió corroborar que Arturo o Zorro era un enlace importante en Sendero Luminoso. Esa tarea también la cumplió la suboficial Lita Fernández Ramírez. Gil y Bonilla estaban obsesionados con reconstruir la ruta que había seguido Abimael Guzmán después de la fuga de la casa de Chacarilla en enero de 1991. Todo indicaba que la casa en la urbanización San Antonio, en Miraflores, había sido el refugio de Guzmán después de Buenavista. Precisamente en esa casa hacía unos meses había sido capturado un profesor de la academia César Vallejo mientras la remodelaba para que sea la sucursal de la academia en un barrio acomodado. Los dos policías fueron hasta esa vivienda premunidos de una fotografía de Carlos Incháustegui, tocaron la puerta y les abrió un vigilante joven. Al ver la foto, el muchacho lo reconoció de inmediato. Les dijo que él y su esposa habían vivido desde febrero de 1991 hasta mayo del año siguiente. Gil y Bonilla se miraron. Era cierta su presunción: esa era la casa visitada por Arana Franco el4 de abril, un día antes del autogolpe de Fujimori. Pidieron autorización para ingresar a fotografiar sus ambientes, especialmente el garaje y la habitación contigua donde, según el relato de Arana, se habría producido el encuentro. Antes de despedirse le pidieron al vigilante todos los datos de la propietaria. Cuando ubicaron a la dueña de la casa tenían enfrente de ellos a una señora nerviosa porque su casa estaba inmersa en una investi-
gación a terroristas, algo que le provocaba pánico y mucho miedo. Les contó a los detectives Gil y Bonilla que alquiló la casa a Carlos
Incháustegui porque era compañero de estudios de uno de sus hijos en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Ricardo Palma y que el contrato de arriendo era por dos años, desde febrero de 1991 hasta febrero de 1993, pero que, en mayo de 1992, abruptamente Incháustegui le anunció que se mudaba y, para no quedar mal con ella, le recomendó a un amigo como nuevo inquilino. Ese amigo era Luis Alberto Arana Franco.
*** La Dirección Central senderista funcionó en la casa de Buenavista desde 1989, ahí vivía Guzmán con las mujeres a su cuidado. Cuando debía reunirse con otros dirigentes y militantes del partido, lo llevaban a la casa de Monterrico. Lo trasladaban preferentemente en las noches en carros nuevos con vidrios oscuros manejados por mujeres inofensivas. Él siempre iba en el asiento trasero portando documentos fraguados que lo identificaron como ingeniero. Ambas casas estaban separadas por pocas cuadras, en carro no tomaba más de tres o cuatro minutos trasladarlo de una a otra. Pero todo cambió cuando la Policía encontró los videos de "Zorba, el Griego" y todos los peruanos vieron su rostro después de muchos años. Abimael Guzmán decidió no salir más, su libertad podría estar en juego si dejaba su refugio clandestino. Cuando los tenientes Bonilla y Gil tuvieron impresas las fotos de la casa de General Silva, fueron al penal Miguel Castro Castro a ver a Luis Arana Franco que, paradójicamente, había sido bien recibido por sus camaradas senderistas y ostentaba cierta jerarquía entre ellos. Pero él llevaba la procesión por dentro. No estaba ni cómodo, ni seguro. Bonilla recuerda que lo encontraron más flaco, preocupado. Salió a su encuentro acompañado de un policía en short y sandalias. Vio las fotos y de inmediato les confirmó. Sí, era la casa en donde estuvo con Guzmán. Lo que no entendían los policías era que, semanas después de su encuentro con Abimael Guzmán, el mismo Arana Franco había ingresado a la casa cuando se la mostraron para 179
alquilarla y no reconoció e! garaje ni la pequeña habitación de servicio donde conversó con "Gonzalo" y Arturo. Gil y Bonilla iban por buen camino, pero les faltaba identificar a la chica guapa que manejaba e! auto guinda que, ya sabían, era o fungía ser la esposa de Incháustegui. Volvieron a la calle General Silva 461, en San Antonio, para indagar más sobre la pareja, querían ubicar a la mujer. Volvieron a hablar con e! joven vigilante que les contó que ella era la que manejaba e! auto de la pareja, un carro color guinda.
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En una nueva visita al barrio de San Antonio, los policías ubicaron a un vigilante que cuidaba la cuadra cuatro de la calle General Silva desde una caseta de la esquina cercana a la casa. Las respuestas de este hombre coincidían con las de! guardián de la casa. La mujer bonita era la que manejaba el auto guinda de la pareja, él solía salir caminando, siempre portaba un maletín de cuero y a veces instrumentos de arquitecto en la mano. Le enseñaron una foto de Incháustegui y dijo que era el mismo. Y añadió algo, creía que ahora vivía en la urbanización Los Sauces. El vigilante les explicó que hacía unos días había ido a visitar a una tía que vivía en ese barrio y por casualidad vio a Incháustegui saliendo de una panadería. La información que les dio Arana Franco, quien había visto a la mujer que manejó e! carro guinda cuando lo llevaron a ver a Guzmán en la casa de Los Sauces, coincidía con la de! vigilante. La pareja podría vivir en esa casa de la Calle 1. Bonilla y Gil informaron a ]iménez de sus hallazgos y una noche fueron los tres a la calle General Silva para reconfirmar la información con e! vigilante. Cuando los jóvenes policías le volvieron a mostrar la fotografía de Incháustegui en presencia de ]iménez, este dijo que era e! ingeniero Carlos. La pista era clara: e! propietario de! auto guinda que había vivido en la casa de General Silva era e! mismo conocido como "Lolo" por e! GEIN. ]iménez ordenó ir a la panadería para ubicar a "Lolo". Al día siguiente, muy temprano en la mañana, Gil, Bonilla y e! vigilante, apoyados por otro grupo de agentes de! GEIN, llegaron a la panadería y se colocaron en varios flancos. Al poco tiempo apareció 180
el hombre flaco de barba, vestía un sacO marrón a cuadros, pantalón negro, zapatillas verdes y llevaba un maletín de lona verde colgado en e! hombro derecho. El vigilante lo reconoció fácilmente. Bonilla, que estaba con él, recordó que el sujeto era e! mismo que se les había cruzado e! día en que llevaron a Arana Franco a reconocer la casa de la Calle 1. Recordó la broma de su colega, e! suboficial Gustavo Trujillo Tiburcio, quien le había dicho que e! tipo era "su doble". Los policías regresaron al penal para entrevistar a Arana Franco, pero esta vez Gil y Bonilla estaban acompañados por los tres comandantes de! GEIN, Benedicto ]iménez, Marco Miyashiro y Luis Valencia. El objetivo de la visita era reconfirmar información. Arana Franco reconoció a Carlos Incháustegui, les dijo que era él, e! sujeto que supervisó los encuentros con Arturo previos a su traslado a la casa donde se vio con Guzmán, a quien lo había visto algunas veces más. Les contó que Incháustegui le había recomendado alquilar una casa en la calle General Silva de San Antonio. Cuando le mostraron la foto de! "Zorro" lo reconoció de inmediato como Arturo. Uno de los comandantes le preguntó qué diría si le preguntaran dónde y cómo estaría viviendo "Gonzalo" en esos días. Arana respondió, recordando lo que e! mismo Abimae! Guzmán le dijo en la reunión de! 4 de abril sobre e! alquiler de casas para los miembros de la dirección partidaria, que podría estar en una zona de clase media, no en zonas de gente rica, y tener una cubierta adecuada. La cubierta insospechada. Esa era la clave. Los policías entendieron la nueva estrategia de Sendero Luminoso. Habían encontrado a una pareja joven, que vivía en un barrio discreto de la clase media limeña y sin ningún tipo de antecedentes senderistas, como cubierta para esconder al hombre más buscado de! país, a su "Presidente Gonzalo". Las mujeres maduras, circunspectas,
con aspecto de religiosas, ya no eran buena coartada para esconder a Guzmán e! trabajo de! GEIN las había descubierto, había embarullado las normas de seguridad que los terroristas cumplían fielmente, empezando con guardar "la regla de oro". Después de la caída de la casa de Buenavista, la cúpula de Sendero Luminoso redobló sus.
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m~didas de seguridad, la Dirección Central quedó reducida a una mmlma expresión, pues varios de los enlaces fueron detenidos y otros pasaron a la clandestinidad, como Angélica Salas. Había indicios razonables para suponer que la pareja de la chica guapa y el ingeniero Carlos eran los nuevos encargados de la segundad de Abimael Guzmán, y que estaban viviendo en la casa de la C~le l. Ahora faltaba confirmar el paradero de Guzmán, el terrorista mas buscado del Perú. Ese era el reto más difícil. Pero no imposible para los hombres y mujeres del GEl N que estaban más entusiasmados que nunca, con las ganas de llegar a terminar lo que se propusieron. De coronar la cima.
LA BAILARINA Y EL "ZORRO"
Los agentes del GEIN lograron instalar un puesto de vigilancia fija frente a la casa de la calle Los Sauces tres días antes de la Fiestas Patrias de 1992. Era un cuarto que daba a la calle, en el tercer piso de una casa ubicada enfrente del objetivo, en la vivienda de un coronel de la PIP al que Benedicto ]iménez le pidió su colaboración reservada, sin decirle que seguían al terrorista más buscado del país. Le dijo que eran de la Dirección Antidrogas y que estaban detrás de una banda internacional de narcotráfico. Su colega lo aceptó. Todos los días ingresaban y salían de la casa dos equipos de vigilancia. Los policías estaban premunidos de una cámara fotográfica, otra de video con trípode, binoculares, una radio para comunicarse entre ellos y mucha paciencia para esperar, a veces por varias horas, hasta que hubiera alguna novedad en la casa, a la que estaban en la obligación de vigilarla permanentemente. El otro objetivo importante de esta decimoprimera operación del Grupo Especial de Inteligencia era el departamento de Arturo o "Zorro" en Balconcillo. Era la otra línea de investigación. Si los analistas policiales habían llegado a la conclusión de que este sujeto era el nuevo coordinador nacional senderista, estaban convencidos de que en algún momento tenía que 182
a qué clase de apodos iban a pasar. En la Operación Victoria, los tres comandantes del GEIN adoptaron nombres de profesiones de ciencias: Benedicto Jiménez se puso como apelativo "Físico", Marco Miyashiro era "Químico" y Luis Valencia adoptó el seudónimo de "Ingeniero". Incluso cambiaron de sobrenombre al blanco principal de todas las operaciones del GEIN, Abimael Guzmán Reinoso, a quien ahora solo llamarían "Cachetón". Sus máximos esfuerzos se centraban única y exclusivamente para ubicar y capturar al "Cachetón", ese hombre torpe y medio obeso que tanto dolor y lágrimas estaba ocasionando en el Perú. El terrorista más letal del mundo,
conducirlos al escondite de Guzmán o, por lo menos, a otrO enlace que tenga comunicación con él. La experiencia ganada en los veintiocho meses de trabajo los había llevado a perfeccionar sus métodos de seguimiento y vigilancia, su manera de mimetizarse cuando hacían de algún personaje como cubierta. Eran expertos en analizar cada parte de la basura que recogían de las casas que vigilaban. Descifraban fácilmente las conversaciones en clave que los senderistas tenían para transmitirse mensajes o coordinar acciones entre ellos. Estaban muy compenetrados en la Inteligencia Operativa Policial, la que hacían con refinadas técnicas de observación, vigilancia y seguimiento. Eso que ellos llamaban OVISE. Pero el GEIN también se enfrentaba a lo que en una guerra se llama "fuego amigo", celos profesionales en cualquier actividad de la vida o intrigas perversas en los servicios de inteligencia. Otros órganos de las fuerzas de seguridad, especialmente el Servicio Nacional de Inteligencia, dirigido, para todo efecto práctico, por el cuestionado asesor del presidente Fujimori, Vladimiro Montesinos Torres, estaba pendiente de la información y trabajo de este grupo de policías. De por medio no solo había un millón de dólares de recompensa ofrecidos por el Estado para quien capturase a Abimael Guzmán, también los empresarios prometían otro medio millón de dólares por el jefe de Sendero Luminoso vivo o muerto. Estaba en juego el gran prestigio que se llevaría aquel militar, policía o funcionario público que hiciera posible la captura del responsable de una de las peores calamidades de la historia republicana del Perú. Por todo esto, el GEIN optó por desarrollar una serie de maniobras para desviar a los otros aparatos militares o policiales que intentaban entrometerse en su trabajo. Practicaban la técnica de la información equivocada para mantener en reserva sus verdaderos blancos. En cada operación cambiaban sus apelativos o nombres clave para sus comunicaciones radiales. Sus apelativos o "indicativos", como ellos le decían, eran nombres de animales, profesiones, jugadores de fútbol, marcas de carros, metales, frutas, elementos químicos, personajes de la historia romana, entre otros. Benedicto Jiménez era el jefe que sugería
según lo había calificado el escritor británico Simon Strong.
••• En los primeros días de vigilancia en la casa de "Lola" y "Lolo", los policías no entendían bien por qué llegaban niñas y adolescentes acompañadas de sus madres a una hora fija de la tarde, dos o tres veces por semana. Luego supieron que "Lola" daba clases de danza moderna en el primer piso de la casa, cuya sala había convertido en una improvisada plataforma de baile. Si "Lola", la mujer joven que parecía ser la esposa o pareja del flaco con barba en forma de candado, daba clases de danza moderna supusieron que era bailarina profesional. "Lolo", su pareja, daba la impresión de ser un arquitecto o ingeniero civil, por los planos doblados que a veces llevaba en la mano cuando salía de la casa. "Lola" y "Lolo" eran muy cautelosos en su rutina diaria. Siempre salían de la casa mirando a varios lados, con el recelo de alguien que se sabe en falta, buscado, interpelado. Esa actitud incrementó las sospechas de los policías. Él solía desplazarse a pie y tomar micros o taxis. Ella manejaba un automóvil nuevo marca Volkswagen, modelo Jetra, color verde. El seguimiento a "Lolo" no era tan complicado porque él siempre iba a pie. El equipo de policías se había desplazado en varias cuadras para no despertar su desconfianza o curiosidad. Preferían que las agentes mujeres sean las que más se le acerquen tanto para
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escuchar qué decía en sus conversaciones telefónicas desde cabinas públicas o en alguna tienda o restaurante. Una mañana que la agente Elena Vadillo Carrillo esperaba a Incháustegui dentro la panadería de la urbanización Los Sauces, se percató de que compraba veinte panes, guardaba quince en su mochila y cinco en una bolsa de papel que la llevaba en la mano. La mujer policía se dio cuenta de lo evidente, que "Lolo" quería aparentar que solo compraba panes para él y su pareja. Así lo escribió, una de las tres mujeres del GEIN, en el informe diario de su trabajo de campo.
Si no había comunicación telefónica directa desde la casa sospechosa, los policías se apresuraron en organizar la estrategia para recoger la basura que allí se producía, que siempre era una fuente sorprendente de información. El suboficial Carlos Andrés Iglesias, "Charly" o "Pantera" en los códigos de la comunicación del GEIN, se encargaba de recogerla y el capitán Rubén Zúñiga Carpio, conocido como "Magnesio", la analizaba minuciosamente. Era un oficial acucioso, metódico y con la paciencia suficiente como para reconsttuir papeles rotos en decenas de pedacitos. Previa coordinación con la Municipalidad de Surquillo, desde el sábado 29 de agosto, los hombres del GEIN todos los días tenían la basura que se producía en la casa encima de la mesa del laboratorio improvisado que dirigía el capitán Zúñiga. A los pocos días descubrieron que "Lola" y "Lolo" eran extremadamente cuidadosos con lo que botaban a la basura. Producían poca basura y esta parecía filtrada. No eran los desperdicios de una casa promedio. Y ese extremo cuidado en saber qué botan y qué no botan a la basura tenía una explicación muy simple, que el capitán Zúñiga le dio al comandante Benedicto ]iménez mostrándole la edición del 11 de febrero de 1991 del semanario Oiga, en donde se publicaba un reportaje revelando cómo el GEIN había analizado la basura que se producía en "El Palomar", la casa de Chacarilla de donde se les escapó por pocas horas Abimael Guzmán. La nota periodística explicaba al detalle los procedimientos para recoger y analizar la basura y daba los nombres de las medicinas para contrarrestar la psoriasis, la enfermedad de Abimael Guzmán, cuyas cajas vacías habían sido encontrados en la basura de la casa de Buenavista. Zúñiga estaba indignado y le reclamó a Benedicto ]iménez por esta filtración a la prensa que había cerrado otra fuente valiosa de información. El fundador del GEIN fue más paciente. Le dijo que aun, con esa advertencia, los senderistas igual iban a cometer algún error, que esté atento para detectarlo, para capitalizarlo a favor de la Operación Victoria. Los jefes de la DINCOTE solían presumir con
En los primeros días de vigilancia de la casa verde de la Calle 1, Benedicro ]iménez había pedido a los agentes del Departamento de Escuchas del GEIN que averigüen el número de teléfono de la casa y de inmediaro lo "chuponeen", lo espíen. Un técnico de la compañía de teléfonos que trabajaba de cerca con ellos, al que los policías conocían con el apelativo de "Chalaco", fue hasta la Calle 1 y se subió al poste más cercano a la casa para ver las instalaciones domiciliarias de teléfonos. Confirmó que la casa que vigilaban no tenía teléfono, pero un detalle le llamó la atención. Cuando estaba en lo alto del poste, una mujer joven y guapa, de cabello castaño, abrió la ventana de uno de las habitaciones del segundo piso y, al verlo, cerró la cortina presurosa, en actitud nerviosa, como ocultando algo. Dio la impresión de saberse descubierta. Era otro indicio de que algo raro pasaba en esa casa y que los policías estaban en el camino correcro. Lo más probable es que la cúpula senderista prefería estar en una casa sin teléfono porque sabían que era una fuente abierta de información para "la reacción", por más que se cuidaran al hablar, que urilizaran códigos o que sus conversaciones sean cifradas. También se dieron cuenta de que las detenciones anteriores, que desmantelaron los aparatos centrales con la detención de sus líderes, en parte se debía a que la policía aparentemente escuchaba sus conversaciones. En este caso, extremaron sus medidas de seguridad, prefirieron no tener comunicación telefónica en la casa donde escondían a su "Presidente Gonzalo".
la prensa detalles de los éxitos ajenos.
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*** "Lo la" había dado muestras de ser una experta automovilista. Conducía un auto nuevo, que rápidamente desarrollaba buena ve!ocidad, la que ella capitalizaba muy bien, logrando eludir e! cerco de los policías que la vigilaban en un radio de cinco cuadras a la redonda. Era lo suficientemente rápida al volante de! auto letra de Volkswagen como para dejar en e! camino a sus perseguidores que se movilizaban en motos y autos no tan nuevos ni tan veloces. Por eso los policías optaton por abrir su espectto de vigilancia y esperar en puntos estratégicos de la zona, como avenidas principales, inmediaciones de centtos comerciales o parques importantes desde donde podrían divisar si pasaba o llegaba e! auto verde, previo aviso de! punto de vigilancia fijo enfrente de la casa que alertaba de su salida. Este cambio de táctica les dio mejor resultado. Una vez lograton seguir a "Lola" en su periplo por farmacias de la zona donde compraba medicinas. Mientras caminaba de la farmacia a su carro, "Lo la" lanzó un pape! a una alcantarilla abierta, caminó unos pasos más y regreso para cerciorarse de que e! pape! había caído hasta e! fondo. Siguió su camino. Dos agentes que la seguían a pie se acercaron hasta la alcantarilla y vieron e! pape! al fondo que iba humedeciéndose de a pocos. Uno de ellos, e! agente "Gitano", sostenido de los pies por su compañero logró introducir medio cuerpo hasta alcanzar e! papel. Era un comprobante de pago de una farmacia que tenía e! detalle de los nombres y precios de cada una de las meclicinas que había comprado "Lola". Ferro Folic, Urbadan y Targifor eran los nombres que aparecían en e! pape! que los agentes no entendieron nada. Se llevó al laboratorio y, después de consultar con un especialista, e! informe decía que Ferro Folic era un antianémico que los médicos prescriben a las personas que tienen deficiencias en la formación de glóbulos rojos. Urbadan es un ansiolítico o tranquilizante muy conocido recetado para pacientes que sufren excesiva tensión nerviosa. Y Targifor es e! nombre comercial de un medicamento contra e! cansancio. La pregunta de los analistas de!
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GEIN fue obvia. ¿Por qué dos jóvenes, a los que se les veía vitales y deportistas, tendrían que tomar pastillas para e! cansancio, tranquilizantes o refuerzos vitamínicos, que normalmente usa gente mayor y sedentaria? Todo indicaba que esas pastillas no eran para ellos. Que alguien más vivía en esa misteriosa casa. Esa receta calzaba perfectamente en una persona como Abimae! Guzmán, mayor a sesenta años, sedentario, obeso y con trabajo intelectual por encima de! promedio. Era un indicio más. Pero la señal más contundente sobre la posible presencia de Abimae! Guzmán en la casa de "Lo la" y "Lolo" apareció unos días después, por un tremendo descuido de "Lo la" . El suboficial Carlos Iglesias había encontrado en una bolsa de basura, mezclado entre los restos orgánicos y toallas higiénicas, un pedazo de pape! mojado, ensuciado y enrollado. Era manuscrito y decía "Reunión de! B. P (Buró Político, los cinco miembros más importantes de! Partido) III Pleno de! CC (Comité Central, que eran diecinueve miembros) C (conquista) de! poder a nivel nacional e internacional. El esquema presentado por e! B. P.". Si ese pape! se había escrito en la casa de Los Sauces, querría decir que la máxima jerarquía de Sendero Luminoso, e! Buró Político, se había reunido ahí a la cabeza de "Gonzalo". Según e! organigrama senderista que habían elaborado los analistas de! GEIN, después de encontrar los archivos de! Comité Central, el Buró Político estaba conformado por "Gonzalo" (Abimae! Guzmán), "Miriam" (Elena Iparraguirre Revoredo), "Fe!iciano" (Óscar Alberto Ramírez Duran), "Autora" (Angélica Salas) y "Germán" o "Ricardo" (Deodato ]uárez Cruzzat), pero este último había fallecido en un motín tertorista en e! penal Canto Grande, donde fue a parar después de ser capturado en la segunda operación del GEIN. Este senderista debería haber sido reemplazado por "Nancy" (Margie Clavo Peralta). La duda que tenían Marco Miyashiro y Benedicto ]iménez Bacca sobre este documento era que no tenía fecha. No se sabía si era reciente o pertenecía al archivo porque tampoco se mencionaba a los miembros de! Buró Político, que iban cambiando según los capturaban o fallecían. Normalmente en motines en las
1 cárceles, casi nunca había un líder senderista muerto en combate. No solían dar la cara en acciones militares. Solo ordenaban matar desde algún refugio encubierto.
*** Los días de vigilancia pasaban y los hombres del GEIN aún no tenían la identidad real de la bailarina. El jueves 3 de setiembre habían logrado tomarle fotos cercanas y muy claras mientras caminaba desde su casa a un mercado donde fue a comprar comida. El suboficial Capa reveló rápidamente los tollos de su cámara fotográfica y mandó imprimir varias copias para distribuir entre los agentes. A! día siguiente las fotos circularon por las oficinas del GEIN para saber si algún agente la recordaba de una operación anterior. Nadie daba razón de ella hasta que una foto llegó al escritorio del comandante Marco Miyashiro. Miyashito observó por varios minutos la fotografía que tenían a quince centímetros de sus ojos, como si una voz interior le recordara que antes había visto a eSa mujer joven, tan guapa como enigmática. Miyashiro recuerda que mientras veía fijamente ese rostro se decía internamente que la había visto antes en algún lugar, y se esforzaba para hacer memoria. De pronto, entre la niebla de recuerdos acumulados en sus más de veinte años de policía, brotó un nombre y exclamó: "Esa mujer es Maritza". Se paró de su asiento como un resorte y fue hasta un armario de metal, que tenía detrás de su escritorio, donde guardaba documentos importantes y fotografías de casos que había investigado desde el año 1987, cuando se incorpora a la DINCOTE. Antes de llegar al GEIN, Miyashiro había sido jefe de la División de Investigaciones Especiales (DIE), un grupo de policías que se había especializado en el Movimiento Revolucionario Túpac Amarú, el otro grupo terrorista que secuestraba empresarios para financiar sus acciones de subversión. El Jefe del GEIN Marco Miyashiro sacó de su armario un baúl metálico, lleno de fotografías, documentos y demás objetos que había acumulado en toda su experiencia 190
policial. Para él eran objetos importantes y siempre los llevaba consigo. Rebuscó por varios minutos ese pequeño baúl hasta que encontró una fotografía en blanco y negro y dijo sonriente: "Es la misma mujer: Maritza Yolanda Garrido-Lecca Risco". La fotografía de cuerpo entero mostraba a una Maritza Garrido-Lecca diferente. Vestía un blue jean y un pequeño polo descolorido, su cabello estaba desordenado. Parecía más bien una mujer hippie. Fue tomada en 1987 durante la vigilancia que la DINCOTE hizo al aparato de prensa del MRTA, estaba frente a una imprenta en Jesús María donde el grupo subversivo antagónico de Sendero Luminoso hacía sus panfletos. Miyashiro recordó que Maritza Garrido-Lecca fue vista en grupos culturales de extrema izquierda afines ideológicamente al MRTA, que en esos años se la relacionaba sentimentalmente con un tal Rafael Dávila Franco-Cavero, un poeta, supuesto militante emerretista. Maritza había sido profesora de educación inicial del colegio Los Reyes Rojos, un centro educativo barranquino catalogado de inclusivo, sin los rigores de la disciplina prusiana del modelo educativo peruano, donde estudiaban los hijos de la mayoría de líderes de la izquierda intelectual peruana. En esa investigación policial al MRTA de 1987, Maritza Garrrido-Lecca no fue detenida. A! parecer, los detectives no encontraron indicios razonables para incriminarla en un delito tan grave como era el de terrorismo. Era una joven de clase media alta, identificada con la ideología de los subversivos pero que, todo indicaba, no iba más allá que la adherencia ideológica. No había participado en secuestros, tampoco en sabotajes, atentados terroristas o asesinatos de autoridades, policías o militares. Podría ser calificada de una universitaria pituca que quería hacer la revolución desde el balcón de su casa. O, mejor, desde una obra de danza moderna. La bailarina Patricia Awapara Penalillo, quien fue testigo excepcional de la "Captura del Siglo", porque el sábado 12 de setiembre llegó de visita a la casa de Maritza Garrido-Lecca, confirma las presunciones que tenían los policías al mando de Marco Miyashiro sobre la relación de Maritza con el MRTA. Awapara, que por veinticinco 191
1 años prefirió no hablar de la terrible experiencia que vivió el día de la captura, con el paso del tiempo aceptó recordar detalles de una relación que la marcó para siempre. Sentada en un ambiente de su academia de danza y yoga en una zona tranquila de Magdalena, donde siempre ha vivido, Patricia recuerda que conoció a Maritza a fines del año 1990, cuando ella regresa al país después de vivir muchos años en Nueva York, donde estudió danza y trabajó. La frecuentó porque, además de ser sobrina de su pareja Celso Garrido-Lecca, compartía la pasión por la danza moderna. En esos meses, entre fines de 1990 y setiembre de 1992, de la relación familiar pasaron a trabajar algunos proyectos y puestas en escena juntas. Guarda en su memoria, con mucha precisión, la primera vez que hablaron. Recuerda que ese día Maritza le contó que acababa de divorciarse de Saúl Mankevich, un publicista argentino de origen judío que, unos años después, terminó involucrado en la red de corrupción de Alberto Fujimori. Al poco rato inició una relación sentimental con el poeta Rafael Dávila, con el que se fue a vivir a un pequeño departamento ubicado en una quinta de la calle General Garzón de Jesús María. Awapara confirma que en el primer piso de la casa que Maritza compartía con el poeta funcionaba una imprenta y que ella en algún momento vio papeles impresos en tinta negra que tenían que ver con el MRTA. Al principio le pareció que eran poemas contestatarios o textos antiimperialistas de la efervescente juventud izquierdista de la clase acomodada limeña, pero después se dio cuenta de que eran panfletos del otro grupo subversivo. Se asustó pero la próxima vez que la vio ya no estaba con el poeta izquierdista, sino con un arquitecto que parecía más moderado y ambos vivían en una casa más grande, en un barrio más tranquilo. Era una casa en San Antonio donde también la visitó en los siguientes meses hasta que, Patricia Awapara y su entonces pareja Celso Garrido-Lecca, sin proponérselo serían la puerta de entrada para la Operación Victoria, el día que el GEIN decidió dar el golpe en la casa de la bailarina que, todo indicaba, escondía a alguien muy importante en el segundo piso. 192
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Pero antes de saber todo esto, para los analistas del GElN les parecía sumamente extraño verla, unos años después de su afinidad al MRTA, convertida en parte del grupo de senderistas que tenía la misión tan importante de cuidar la libertad y salud de su líder máximo, de su "Presidente Gonzalo". Eso no era posible según los policías experimentados. Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amarú no solo tenían profundas discrepancias ideológicas, sino que se habían declarado la guerra frontal por el control de algunas zonas del país, especialmente en la selva. Hubo enfrentamientos armados con muertos y heridos de ambos lados. Era inconcebible que una emerretista se convierta al senderismo. Debía haber otra razón importante para que esta mujer, joven y aparentemente inofensiva, fuera incorporada a la organización maoísta. Los oficiales de análisis encontraron un dato que podría explicar esto que parecía inexplicable: Maritza Garrido-Lecca Risco era sobrina de Nelly Evans Risco. Su padre Enrique Garrido-Lecca Higgenson se había casado con Yolanda Risco, la prima hermana de la exmonja Nelly Evans Risco, "Paloma 2" para los hombres del GElN, una de las mujeres que cuidaba a Abimael Guzmán en la casa de Chacarilla. Ahí podría estar la explicación, en una relación familiar de confianza. Después de la captura de Nelly Evans, su sobrina la había reemplazado en el departamento central de Sendero Luminoso realizando la misma labor: cuidar a Abimael Guzmán.
*** Si algo había en el GEL N era mística y compromiso. Era tanta la pasión que le ponían todos a su trabajo que un joven oficial, que estudiaba para ser piloto civil en la antigua escuela de Collique, se arriesgó a hacer una peligrosa maniobra de vigilancia aérea, inédita en los anales de la Policía peruana. Alquiló con su dinero una pequeña avioneta Cessna por dos horas y planeó un sobrevuelo rasante a la casa de Los Sauces. Quería saber qué otras cosas habían al interior de la casa, en la azotea, en el jardín interior o en algún recoveco 193
escondido de la casa de la bailarina a los que no tenían acceso desde el puesto de vigilancia fija enfrente de la casa. El teniente Julio Gómez Delgado partió de una pista de aviación civil al norte de la ciudad, a los pocos minutos estaba sobrevolando los cielos del centro de la ciudad rumbo al sur. Lo acompañaba como copiloto e improvisado fotógrafo aéreo su compañero de promoción el teniente José Luís Cotera Orellana. En una mañana nublada de primavera limeña, el piloto Gómez acercó todo lo que pudo la pequeña avioneta para divisar la casa. El vuelo fue de ida y vuelta para no llamar tanto la atención de Maritza Garrido-Lecca y Carlos Incháustegui y de todos los demás que ahí estuvieran. Aunque solo dos veces sobrevolaron la casa, sí lograron fotografiar ropa en el tendedero del jardín interior, que los analistas del GEIN concluyeron que no era de la talla de "Lolo" y "Lola", eran aparentemente camisas oscuras grandes, parecidas a las que usaba Abimael Guzmán. También pudieron advertir que la azotea de la casa habían dos cuartos independientes donde, todo indicaba, vivían dos personas más. Lo supieron porque una puerta estaba abierta y había ropa en otro tendedero. Después supieron que eran los cuartos de María Pantoja y Laura Zambrano. Con la moderna tecnología de los drones, probablemente esa operación hubiera sido más fácil, más exacta y más barata, pero veinticinco años atrás fue una maniobra osada, arriesgada y muy peligrosa. Fue toda una hazaña del agente Julio Gómez quien, un cuarto de siglo después, es uno de los dos oficiales fallecidos del GEIN. Murió en una misión de servicio como piloto de la Policía.
*** El sábado 5 de setiembre, los agentes siguieron a Carlos Incháustegui a pie hasta el mercado de la zona. Compró un pescado fino y caro, era róbalo. No era la primera vez que iba por ese tipo de pescado, además compró papas, verduras y algunas hierbas aromáticas. Antes de regresar, pasó por una licorería donde compró un vino tinto 194
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importado. La cantidad de cosas que había comprado confirmaba a los agentes que no solo dos personas vivían en esa casa. Al día siguiente, el seguimiento a Maritza Garrido-Lecca la descubrió comprando ropa interior masculina de una talla más grande de lo que podría usar su pareja. También compró una camisa oscura de una talla visiblemente mayor a la de Carlos Incháustegui que era un hombre flaco, de mediana estatura y nada corpulento. Entre el martes 8 y el jueves 10 de setiembre pasaron dos cosas que afianzaron la presunción acumulada que tenían los jefes y analistas del GEIN de la presencia de Abimael Guzmán y su guardia más estrecha en esa casa, que era academia de danza moderna en las tardes y el hogar de una joven pareja mesocrática limeña. La noche del martes hubo uno de los tantos apagones en Lima como consecuencia de la voladura de una torre de alta tensión eléctrica en las afueras de la ciudad provocada por Sendero Luminoso. Ese acto terrorista, ordenado probablemente por el mismo Guzmán, ayudó a que los policías que hacían la vigilancia permanente en la casa de enfrente, descubran su rostro, en forma de silueta barbada y redonda vista a través del umbral de una ventana en un cuarto del segundo piso que acababa de ser alumbrado por una vela. La imagen muy clara traslucía a través de una delgada cortina blanca. Era casi una figura fantasmagórica que sorprendió a los agentes, quienes exteriorizaron su emoción a través de la radio que los comunicaba. Era la silueta de Abimae! Guzmán, que coincidía con su rostro de! video de "Zorba, e! griego". Dos días después pasó algo que confirmó que esa casa era habitada por más gente. Los agentes aprovecharon la presencia de un hombre que repartía los recibos de luz casa por casa y lo convencieron para que les deje todos los recibos de esa cuadra. Uno de ellos fungió de repartidor y tocó la casa de "Lola" y "Lolo". A esa hora sabían que ambos no estaban en la casa. La consigna del agente era tocar varias veces de manera contundente para ver qué reacciones había al interior. No se movió nada hasta que de tanto tocar el timbre y golpear la puerta, una mujer desconocida asomó por la ventana 195
del segundo piso, corrió la cortina por breves minutos y dejó ver su rostro. Era mayor, de cabello Corto y vestida con ropa oscura. Los policías tenían la certeza de que alguien se escondía en el segundo piso de esa casa. Querían que sea el terrorista más buscado del país. El trabajo de vigilancia estaba suficientemente maduro como para
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que "d se esate Ia tormenta" otra vez.
Los comandantes del GEIN habían decidido dar el golpe final de la Operación Victoria la tarde del viernes 11 de setiembre. Con todos los indicios acumulados no había tiempo que perder. La intervención tenía que ser inmediata. Es verdad que siempre querían hacer coincidir el día del aniversario de la PIP, el 15 de setiembre, presentando éxitos en su trabajo. Lo que no significaba, necesariamente, golpear ese mismo día. Los ochenta y dos hombres y mujeres del GEIN estaban desplazados en sus puestos para "desatar la tormenta" según el plan concebido por los comandantes Marco Miyashiro, Benedicto ]iménez y Luis Valencia. Primero se capturaba al "Zorro", se intervenía su casa. Si corroboraban que era una vivienda utilizada como base por Sendero Luminoso, se continuaba con otros dos puntos importantes, una casa en la urbanización Las Orquídeas de La Malina que Carlos Incháustegui frecuentaba y, la más importante, la casa de Los Sauces, donde vivía la bailarina y su pareja el arquitecto. Todo estaba preparado para esa tarde de viernes 11, pero el "Zorro" desapareció de la vista de los policías, como si la tierra se lo hubiera tragado. Hasta la una de la madrugada del sábado 12 no se le vio regresar al departamento de Balconcillo. Habían dos posibilidades: seguir esperando
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que llegue en la madrugada y detenerlo, si es que regresaba, o replegar a todos, descansar un poco y replantear la estrategia para unas horas más tarde. Optaron por la segunda opción. Todos regresaron a casa, excepto los que hacían turno de madrugada. El sábado se vislumbraba como un día clave.
*** Ese sábado12 de setiembre de 1992 los peruanos amanecimos con otra noticia desgarradora. Las primeras planas de todos los diarios de Lima informaban del espectacular secuestro al empresario minero David Bailón Vera, ocurrido al mediodía del viernes a manos de quince miembros del MRTA, quienes se habían disfrazado de policías y paramédicos para interceptar el carro blindado del empresario con una ambulancia. Fue un secuestro bien planeado, rápido y efectista. Los emerretistas competían con Sendero Luminoso en su carrera de muerte y destrucción. Yen acaparar los titulares de la prensa. Otros titulares ese sábado tenían que ver con las elecciones convocadas por el presidente Fujimori para restablecer el equilibrio de poderes roto tras el autogolpe del 5 de abril. Los diarios daban cuenta de la inscripción de candidatos para la elección de lo que Fujimori llamó el Congreso Constituyente Democrático (CCD). Un parlamento que 'tendría dos funciones simultáneamente Asamblea Constituyente y Congreso unicameral que reemplazaría al bicameral disuelto el 5 de abril. La nueva Constitución Política del Perú terminó siendo un traje a la medida de Fujimori, quien quería reelegirse una y dos veces más. Así lo hizo. Adicionalmente, ese sábado se jugaba una edición más del clásico del fútbol peruano, los diarios adelantaban que desde las tres y treinta de la tarde iban a enfrentarse Universitario de Deportes y Alianza Lima en el estadio de Matute, donde Alianza juega de local. Corrían los últimos días del invierno limeño, pronto llegaba la primavera en el Perú, pero no la esperanza. Todo lo contrario, estábamos pasando por la época más violenta desde que Sendero
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Luminoso declaró la guerra del campo a la ciudad. En los primeros ocho meses de 1992, los senderistas habían asesinado a María Elena Moyana en Villa El Salvador, explotado coche bombas en el Canal 2 de televisión, en el centra financiero de San Isidro y en la calle Tarata de Miraflores, solo por mencionar los más espectaculares, provocando decenas de muertos, cientos de heridos y daños materiales incalculables. Todos los expertos y analistas de la época decían que Sendero Luminoso estaba entrando a lo que Guzmán llamaba, en su retórica de la muerte, el "equilibrio estratégico". Hasta ese momento, el GEIN había realizado diez operaciones especiales, logrando desarticular los aparatos centrales de la clandestina organización senderista y deteniendo a cabecillas importantes, pero el espiral de violencia no paraba. Era como si los terroristas tuviesen la capacidad de reconstruirse rápidamente como una hidra del mal, como un cáncer que había hecho metástasis en roda el país y no había quimioterapia que nos dé un mínimo de esperanza. El comandante Benedicto ]iménez Bacca, jefe operativo del GEIN, había amanecido con los mismos titulares pesimistas que inundaban los medios de comunicación. Él vivía con su esposa Mara y sus tres menores hijos en un pequeño departamento del quinto piso del edificio 5 del FONAVI, en Panda, San Miguel. Recuerda que temprano prendió su radio con la frecuencia del GEIN y empezó a escuchar los reportes de todos los equipos de vigilancia que permanecían desde la noche anterior en sus puestos. Eran varios los objetivos observados, pero tres tenían más atención por su importancia. El día anterior los equipos de vigilancia habían reportado un comportamiento inusitado del "Zorro", mostrando signos inequívocos de nerviosismo hasta que desapareció. Parecía que se sabía vigilado o había "sacado la marcación", como coloquialmente decían los policías cuando algún objetivo se daba cuenta que lo estaban siguiendo. Como haya sido, pero su conducta era de preocupación. Lo que más temían los policías era que el "Cachetón" se les escape otra vez. Resumiendo todo lo descubierto en los tres meses de la Operación Victoria, los analistas y comandantes del GEIN consideraban
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que existían suficientes indicios, concatenados unos con otros, como
para suponer que Abimael Guzmán Reinoso sí estaba en la casa de la urbanización Los Sauces: hurgando la basura se renía claro que alguien que vivía en esa casa consumía las mismas medicinas, cigarros y alimentos que uno de los habitantes que fugó de "El Palomar". Carlos Incháustegui compraba veinte panes rodas las mañanas, suficientes como para diez personas y, en esa casa, supuestamente solo vivían ellos dos. La ropa que compraba Maritza Garrido-Lecca no era para su pareja, sino dos tallas más grande. Era ropa siempre de color oscuro y para una persona más corpulenta. La vigilancia fija desde el cuarto de enfrente había logrado grabar en video y romar forografías del rostro de una mujer desconocida que una noche de apagón de acercó a la ventana. Lo mismo pasó con la silueta de un hombre de barba y grueso que se dejó ver tras las delgadas cortinas blancas del segundo piso. Y, adicionalmente, habían podido reconsrruir un documenro del Buró Político de Sendero Luminoso, tirado por descuido a la basura, que daba cuenta de una reunión de los líderes senderistas, probablemente en esa casa. Y si todo esro no fuera suficiente, el "Zorro" era el mismo hombre que había conducido a Luis Arana Franco hasta la casa de General Silva en Miraflores para reunirse con Abimael Guzmán, encuentro en el que Carlos Incháustegui fungió de supervisor de la seguridad. Incháustegui resultó ser la pareja de la bailarina. El "Zorro" también llamaba a un teléfono comunitario que antes usaba Angélica Salas, otra mujer del entorno más íntimo del jefe de Sendero Luminoso. Si toda esta información hoy se metiese a una computadora premunida de un software especial de posibilidades, lo más probable es que después de aplastar la tecla Enter, debería decir "bingo". Por esa convicción es que Jiménez, Miyashiro y Valencia decidieron actuar el viernes 11 de setiembre. "Físico" Oiménez) le pidió al "Ingeniero" (Valencia) que reúna a rodos los jefes de departamentos en la sala de operaciones del GEl N para replantear el desenlace de la Operación Vicroria ese día sábado que se jugaba una edición más del clásico del futbol peruano. "Químico" (Miyashiro) presidía la reunión. 200
A las diez y media de esa mañana, se acordó que primero se tenía que capturar al "Zorro" y después "desatar la rormenta" en la casa de La Molina y, simultáneamente, en el objetivo más importante: la casa sospechosa de la Calle 1, en Surquillo. Aunque parecía un riesgo tremendo, los jefes del GEIN habían romado una decisión firme: si la casa del "Zorro" era senderista, rodas las demás deberían serlo. Si no encontraban nada en el departamento de Balconcillo suspendían las demás intervenciones. Una decisión táctica temeraria. La identidad verdadera del "Zorro" no había podido ser descubierta por los detectives. Todos los esfuerzos habían sido infructuosos. Solo tenían la sospecha de que podría tener algún parentesco político con Deodaro Juárez Cruzzat. La hipótesis estaba fundada en un seguimiento que le hicieron el 8 de setiembre. Aquel día, el "Zorro" fue a ver a dos niños en un colegio de Breña. Los policías fueron testigos del cariño que les prodigó y escucharon que ellos le dijeron papá. Lo siguieron y constataron que los dejó en una quinta cerca al colegio en el mismo distrito de Breña, donde fueron recibidos por la madre. Siguiendo a ella la lograron identificar como Zulma Cruzzat Cárdenas, integrante de una familia ayacuchana de trayecroria senderista al grado que Deodaro Juárez Cruzzat era el número cuatro de la organización terrorista. Pero nunca lograron saber la identidad del padre de los niños, el nuevo coordinador nacional de Sendero Luminoso, el hombre que vivía supuestamente solo en un departamento de Balconcillo, donde los policías lo esperaban ese sábado. La orden de empezar otra vez con la Operación Vicroria estaba daba desde la una de la tarde, la prioridad era el "Zorro". Ocho policías estaban en sus puestos cerca de su departamenro de Balconcillo, varios de ellos disfrazados de compradores de ropa vieja. Al principio hubo desesperanza, no había aparente movimienro en la vivienda hasta que, aproximadamente a las dos de la tarde, los agentes por fin vieron salir al "Zorro". Caminaba solo y llegó hasta un mercado cercano donde buscó un puesto de venta de comida para almorzar. Luego regresa a su departamenro. Todos alerta, a 201
esperarlo otra vez. La tensión era incesante hasta que una media hora más tarde, como a las tres y treinta de la tarde, volvió a salir solo, esta vez caminaba más resuelto desde la calle Los Rubíes de Balconcillo con rumbo al norte, a la Vía Expresa o "Zanjón". Era seguido a prudente distancia por varios policías liderados por e! oficial Claudio Tello Benítez, el ''Abuelo Claudio" para sus amigos policías. Más atrás venían los tenientes Bonilla y Gil, los dos delfines de ]iménez, quienes eran los oficiales de enlace entre los grupos operativos y los de análisis y se reportaban directamente de la jefatura operativa del GEIN. Veinticinco años después, ya en e! retiro con e! grado de mayor, e! oficial José Gil Becerra recuerda que esa tarde él y su inseparable compañero de promoción, Guillermo Bonilla Arévalo, habían tenido una larga conversación previa sobre la oportunidad exacta de detener al "Zorro". Ellos eran los que más habían resentido la fuga de la casa de Chacarilla en enero de 1991 y conocían de primera mano e! comportamiento cada vez más suspicaz y alerta de los senderistas. Dice que, por todo esro, cuando apenas vio que e! "Zorro" bajaba por unas escaleras al "Zanjón" caminando hacia e! paradero de los antiguos buses dobles llamados los "Ícaros de Enatru", pensó que se les iba de las manos, que si e! "Zorro" lograba subirse al bus era probable que podía escabullírse!es. Dejó mal estacionado e! carro en el que iban y bajaron, junto con Bonilla, corriendo, a seguirle los pasos. Una vez cerca de él, lo jaló de! brazo, le mostró su placa y le dijo que eran policías de la DINCOTE, que esté tranquilo, que era una detención. Pero e! sospechoso empezó a gritar, alegando que lo estaban secuestrando. Guillermo Bonilla dice que incluso habían algunos jóvenes integrantes de las barras de Universitario y Alianza, que bajaban en ese paradero para ir al estadio de Matute, que intentaron defenderlo, pero ellos salieron rápido mostrando su placa con la mano izquierda y con la derecha empuñando sus armas de policías. Todo esto pasaba cuando la orden de capturarlo aún no había sido dada por Benedicto ]iménez desde "La Fortaleza". Gil dice que fue una decisión de olfato policial. En 202
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las inmediaciones otros agentes miraban la escena de la captura. El "Zorro" fue llevado esposado de regreso por las escaleras e introd ucido en e! carro. En ese momento se escuchó por la radio la voz de! jefe operativo de! GEIN, Benedicto ]iménez Bacca, quien preguntó por el "Zorro". Gil respondió que estaba ahí, pero no dijo que estaba ya detenido. Pasaron unos segundos más y agregó: "Ya lo tenemos detenido". ]iménez ordenó que lo lleven de inmediato a "La Fortaleza".
*** El "Zorro" fue llevado a las oficinas de! GEIN mientras alegaba su inocencia. Decía que no entendía por qué lo detenían, se identificó con una libreta electoral adulterada con el nombre de Germán Sipión Távara. ]iménez espero a Gil y Bonilla en e! sótano de! inconcluso edificio de la Policía en la avenida España. Una vez que lo vio esposado al "Zorro" ordenó que lo lleven a su oficina. Lo que no sabía el senderista capturado era que los policías le tenían una sorpresa. A los pocos minutos que estaba sentado en la oficina de ]iménez los policías hicieron pasar a Zulma Cruzzat Cárdenas, la madre de sus hijos, quien admitió conocerlo y dio su verdadero nombre: Zenón Walter Vásquez Cárdenas, camarada ''Arturo'', e! coordinador nacional de Sendero Luminoso. Luego de un breve interrogarorio, los comandantes de! GEIN decidieron continuar con la operación. El siguiente paso era ir a la casa de Zenón Vásquez para hacer e! registro respectivo. Los equipos de vigilancia permanente en e! lugar avisaron que por lo menoS tres personas, dos hombres y una mujer, habían ingresado al departamento con sus respectivas llaves cada uno y permanecían ahí. Se coordinó con el fiscal de turno, de apellido Coraje. Mientras tanto ]iménez ordenó que e! detenido sea llevado al sótano y que permanezca en un carro con vidrios oscuros. No quería que nadie ajeno al GEIN se enterase que ya estaba en marcha la Operación Victoria. 203
*** Los tenientes Bonilla y Gil fueron los responsables de organizar la intervención en el departamento de Balconcillo, e! fiscal Juan Coraje Carranza daría legalidad de la pesquisa. Eran las cuatro de la tarde cuando partieron a Balconcillo desde la avenida España, hacia media hora que se jugaba e! partido de fútbol entre Universitario y Alianza en el estadio de Matute, había menos gente en las calles de la Lima, especialmente en las del centro y La Vicroria. El fútbol sigue siendo el deporte masivo por excelencia en el Perú, al punto de congregar a mucha gente, especialmente hombres, frente a un aparato de televisión, incluso a los fanáticos hombres de Sendero Luminoso. En veinte minutos Bonilla y Gil estuvieron en Balconcillo, llevaban consigo las llaves encontradas en uno de los bolsillos de Zenón Vásquez. La vivienda tenía una puerta exterior con rejas de fierro, la que fue abierta rápidamente. Ambos subieron por las escaleras con sus revólveres empuñados. La puerta del departamento era de estructura metálica con vidrios tipo catedral que podía traslucir la sombra de alguien que se pare ahí, así que actuaron con rapidez. Uno de ellos abrió la puerta con la llave de! detenido e ingresaron con mucha actitud y con voz imponente. En la sala, frente a una pequeña pantalla de televisión que transmitía el partido de fútbol, estaban dos jóvenes, los mismos que esa mañana habían salido con dirección al norte y que fueron seguidos hasta Puente Piedra e intervenidos por otro grupo de policías. En otra habitación encontraron a una mujer que estaba distraída escuchando música con unos audífonos cuando fue interrumpida por un policía que le apuntaba con un revólver. El fiscal Juan Coraje les pidió identificarse y todos tenían libretas electorales adulteradas. Uno decía llamarse José Palomino Sánchez, pero su verdadera identidad era Marciano Valerio Gonzáles Toribio, conocido en el Departamento de Apoyo Partidario de Sendero Luminoso como camarada "Entique". Este hombre había sido seguido desde Balconcillo esa misma mañana e intervenido disimuladamente en Puente Piedra, al revisarle su mochila solo le
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encontraron polos nuevos sin inscripción alguna. Lo dejaron ir. A las horas regresó a Balconcillo, probablemente solo para ver el partido Universitario-Alianza, nunca se dio cuenta de que era seguido, menos que los policías que le pidieron documentos en Puente Piedra eran del GEIN. Los otros dos senderistas fueron identificados como Miguel Ángel Villalobos Villanueva y Carmen Ruiz Nano. En e! departamento encontraron muchos paquetes embalados y listos para ser enviados a los diferentes comités regionales de Sendero Luminoso como encomiendas. En el dormitorio de Zenón Vargas había una caja de cartón que contenía una subametralladora de fabricación española marca Star y dos revólveres, todos robados en ataques a policías que fueron heridos o muertos. Las armas iban a ser enviadas a Trujillo. El teniente Julio Becerra, que venía de vigilar toda la madrugada en e! puesto fijo frente a la casa de Los Sauces, registró con una pequeña cámara de video todo lo que se encontró en e! departamento y e! teniente Bonilla regresó a "La Fortaleza" con el casete para que lo vean los tres comandantes de! GEIN. Mientras todo esto pasaba, había llegado a las oficinas de! GEIN un personaje que todos conocían solo por su apelativo: Bob. Él era el contacto de la estación en Lima de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense. Los agentes le decían Superman porque tenía un parecido físico al actor Chrisropher Reevee. Muy alto, rubio, ojos azules y pelo corro. "Superman" era e! gringo que todos los meses venía con el apoyo económico para financiar las operaciones de campo de! Grupo Especial de Inteligencia. Esa tarde estaba en la oficina de Benedicto Jiménez porque había escuchado, en las comunicaciones radiales de los agentes del GEIN, que algo importante estaban haciendo. Tenía una radio portátil con la frecuencia del GEIN porque ellos habían donado ese sistema de comunicación .. "Superman" no iba a fisgonear, su misión era tener información privilegiada y de primera mano para transmitirla a su oficina central en Virginia. Abimael Guzmán estaba en la relación de los enemigos letales del Estado americano y la CIA seguía de cerca lo que hacían las fuerzas de seguridad peruanas para tratar de detenerlo. 205
Unos minutos después de Bob llegó e! jefe de la DINCOTE, e! general Ketín Vidal. Alguien le avisó que el GEl N estaba haciendo una operación. Sus ojos y oídos puestos sobre el Grupo Especial de Inteligencia le pertenecían al coronel] ulio Alva Regina, llamado e! "Chino" entre los policías de la DINCOTE; los hombres del GEIN le apodaron e! "Corone! Mantequilla". Vidal venía de su casa y entró muy enojado a la oficina del jefe operativo del GEIN. Veinticinco años después, Marco Miyashiro, ya en el retiro con e! grado de teniente general, habiendo sido director general de la Policía y electo congresista de la República por e! partido Fuerza Popular que lidera Keiko Fujimori, todavía recuerda ese día nítidamente. Con detalles y precisiones, Miyashiro dice que, unos minuros antes de que Ketín Vidal llegase a la oficina de Benedicto ]iménez, él ya sabía de su presencia. Por esa razón, porque no quería entrevistarse con Vidal, menos darle explicaciones sobre una investigación que desconocía y que nunca apoyó, decidió ir a dirigir personalmente la operación en la casa de Los Sauces. Lo hizo junto con el comandante Luis Valencia, el capitán Carlos Moran y otros oficiales más. Vidalllegó a la oficina de Benedicto ]iménez cuando el jefe operativo del GEIN estaba viendo, junto con otros agentes, las imágenes grabadas en el departamento de Zenón Vargas Cárdenas. Todos se sorprendieron por el pésimo humor y las malas maneras de un general que se caracterizaba por su hablar pausado, sus gestos diplomáticos, casi anodinos cuando conversaba. Pero esa tarde entró ofuscado y preguntó quién había dispuesto ejecutar una operación sin su conocimiento. ]iménez recuerda que le respondió: "Mi general, he tomado yo la decisión de golpear y respondo al final por mis actos, ahora requiero tranquilidad para pensar el siguiente paso". A la respuesta de ]iménez siguió unos segundos de silencio absoluto que los rompió el mismo Vidal con una lacónica respuesta que sonaba a amenaza, mientras se retiraba de la oficina. Dijo que una cabeza iba a rodar y estaba seguro que no era la suya. A las cinco y media de la tarde, un auto Volkswagen rojo se estacionó en la puerta de la casa de la bailarina. Un hombre alto, de pelo 206
gris, que vestía una chompa azul paste!, camisa blanca y un pantalón jean claro, bajó por la puerta del piloto. Simultáneamente una mujer mucho más joven que él, vestida con chaqueta de lana verde oscura y pantalón negro, también salió del auto. Ambos caminaron hasta la casa y tocaron la puerta varias veces. Pasaron algunos minutos y la pareja seguía esperando que le abran la puerta. El hombre tenía en la mano derecha un pequeño paquete que parecía una caja. Ella insistía tocando la puerta. Todo esto era visto por un grupo de policías apostado en una cuarto al frente. Hasta que Maritza Garrido-Lecca abrió la puerta y saludó a los visitantes con un beso y los hizo pasar. Todo fue rápido, pero lo suficiente para que los policías vieran que la bailarina ese día vestía deportivamente, tenía un chaquea de buzo color rosa. El trato de la bailarina y su visita fue de confianza, como si se conociesen de siempre. Entró la pareja, la puerta fue cerrada desde dentro y los hombres del GEIN, al mando del comandante Miyashiro, empezaban a coordinar intensamente por sus radios portátiles. La consigna fue esperar que salga la visita para entrar a la casa. Los detectives del GEIN preferían la sorpresa y la inteligencia que la fuerza militar avasalladora para intervenir. En las diez operaciones anteriores esa estrategia les había dado buenos resultados. El comandante Miyashiro ordenó que una pareja de agentes hombres vaya a la pequeña bodega, abierta al costado de la casa, para comprar una botella de cerveza y esperar con la cubierta de dos amigos que matan sus penas tomándose unas chelas en una tarde de sábado. Los agentes cumplieron la orden, pero de inmediato informaron por la radio que en la bodega no vendían bebidas alcohólicas. Entonces se dispuso que la pareja de "Ardilla" y "Gaviota", el teniente Julio Becerra y la suboficial Cecilia Garzón, que estaban de enamorados hacia unos meses, bajen para comprar una gaseosa en la tienda mientras esperan a que se abra la puerta. Así lo hicieron. "Ardilla" y "Gaviota" tenían pocas semanas como enamorados,
aunque, al principio, no se llevaban bien, se vieron obligados a fingir de enamorados para vigilar a los objetivos senderistas hasta que el amor surgió del fondo de las antipatías. Él le declaró su atracción y 207
le pidió ser su novio en una misión en un barrio humilde de Villa El Salvador donde seguían a senderistas de una llamada "escuela popular". Esa tarde ya no tenían que fingir nada, solo usar esa condición para no levantar sospechas. Llegaron a la pequeña bodega, pidieron una Coca-Cola mediana y una bolsa pequeña de hojuelas de maíz. Por más que se demoraron y romaban de a sorbos la gaseosa, esta se acabó a la media hora, entonces los cariños y abrazos fueron una buena excusa para seguir parados en la puerta de la tienda porque no tenían más dinero. Ni para una Coca-Cola más. Pasada una hora, fue el mismo comandante Miyashiro a la bodega, pidió una cajetilla de cigarrillos, su único vicio que lo acompaña veinticinco años después, y le vio a los ojos a Ardilla haciéndole una señal para que vea el muro, dándole a entender que podría subir por ahí a penetrar la casa. ''Ardilla'' calculó bien y con otro gesro le dio a entender que era imposible. Miyashiro se fue, prendiendo un cigarrillo. Había mucha tensión entre los policías apostados a cinco cuadras a la redonda, no sabían si una guardia pretoriana, dispuesta a inmolarse por su líder, cuidaba a Abimael Guzmán; roda era posible pensar con Sendero Luminoso, que en doce años había dado muestras de infinita crueldad. Para bajar esa tensión, un agente que se escondía en el anonimato de una voz fingida por la frecuencia de radio hizo una broma dirigida a la pareja que hacia vigilancia sin necesidad de fingir nada. Se escuchó decir: ''Ardilla, todo comenzó en Villi'. Unas risas sueldas distendieron el ambiente. Hasta que aproximadamente a las ocho de la noche se escuchó que abrieton la puerta. ''Ardilli' y "Gavioti' portaban revólveres calibre 38, marca Smith Weson negros o pavonados, cañón especial. A ese revólver le llamaban el "Bolognesi" porque se parecía al arma con el que el coronel Francisco Bolognesi había sido inmortalizado en una estarua colocada en una plaza del centro de Lima que lleva su nombre. Con el revólver "Bolognesi" empuñado en sus manos derechas, los dos policías salieron resueltos a desatar la Operación Victoria. Cuando escucharon que ''Ardilli' se identificó como policía, Maritza Garrido-Lecca y Carlos Incháustegui gritaron y se lanzaron 208
contra él. "Gavioti' tuvo que disparar un tiro al aire. Ellos se asustaron y ''Ardilla'' retomó el control e ingresó a la sala, siguió por una escalera que conectaba al segundo piso en medio de destemplados gritos que proferían la pareja que supuestamente vivía sola en la casa. ''Ardilli' llegó al segundo piso y encontró una separación prefabricada con tri play, por ahí alcanzó a ver a una mujer madura de pe!o corto que salió a ver qué pasaba y cuando lo vio regresó corriendo hacia adentro sorprendida. ''Ardilli' ingresó con mucha fuerza hasta caerse, porque la puerta no tenía mucha resistencia, caminó unos pasos, ingresó al cuarto de! fondo y vio la cara de! "Cachetón". Estaba aturdido. Le dijo, apuntándole fijamente a la cabeza con su arma cañón especial: "¡Soy de la Policía, Si tú te mueves, te mato, carajal".
Abimae! Guzmán, quien estaba asustado, solo atinó a decir: "Tranquilo muchacho, ya perdf'. A los pocos segundos, los demás agentes de! GEIN ya estaban en la casa. Abimae! Guzmán estaba detenido.
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LA VERSiÓN DE ELLOS
Veinticinco años después, Carlos Incháustegui Degola está en libertad tras cumplir una condena de veintidós años de prisión. No ha abandonado su vocación por el arte, tampoco las ideas que lo llevaron a ocultar a Abimael Guzmán. Vive en un asentamiento humano en lo alto de un cerro, al sur de Lima, junto con su nueva pareja y su pequeña hija. Incháustegui es renuente a hablar de su papel como encubridor del líder y la cúpula senderista, más aún de su relación con Martiza Garrido-Lecca. Dice que no perteneció a Sendero Luminoso, que solo coincidía con las ideas de una revolución proletaria y que nunca mató a nadie. Su trabajo artÍstico acumulado en más de dos décadas de prisión es variado y vasto. Fue el único preso excarcelado que tuvo que volver al penal Miguel Castro Castro con dos camiones de mudanza para llevarse sus obras. Cuando insisto en conocer qué pensaban ellos, la cúpula de Sendero Luminoso, del trabajo del GEIN, que venía capturando uno a uno a los miembros del Comité Central y jefes de los departamentos centrales de la banda terrorista antes de arrestar" a Guzmán, revela algo increíble: que ellos, los que vivían en la casa de Los Sauces, habían descubierto la vigilancia, que estaban al tanto del trabajo de los policías del Grupo Especial de Inteligencia, y que la mudanza o fuga de Abimael Guzmán ya estaba decidida, solo era cues211
tión de tener listo su nuevo refugio en la ceja de selva. La pregunta es obvia: por qué no fugaron. Su respuesta es aún más sorprendente: porque "Feliciano" se demoró demasiado en construir su nuevo escondite. Incháustegui explica que el comité permanente senderista (Abimael Guzmán, Elena Iparraguirre y Óscar Ramírez Durand) tomó la decisión de mudar al "Presidente Gonzalo" a una inexpugnable zona ubicada en la ruta entre Huancayo y el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), territorio que dominaba "Feliciano" y donde, precisamente, fue capturado siete años después de la Operación Victoria. "Estábamos listos para mudarlo, pero 'Feliciano' no cumplió". Lo dice seco, con una carga que suena a reclamo y desprecio, como si "Feliciano" lo hubiera hecho a propósito, casi como si hubiese traicionado a su jefe Guzmán. Los hombres del GEIN no creen esa versión. Es usual que después de la guerra todos se precien de ser generales. No es el único que denosta del camarada "Feliciano", Elena Iparraguirre en más de una entrevista concedida desde la prisión ha hablado de traición cuando se refería a la actuación de Óscar Ramírez Durand. No es desconocida tampoco las profundas discrepancias que el mando militar más importante de Sendero Luminoso y jefe del VRAEM, "Feliciano", tenía con Abimael Guzmán y sus mujeres porque criticaba que ellos se la pasaban muy cómodos, en una residencia limeña, ordenando matanzas y atentados desde un sillón, fumando cigarrillos Winston y tomando vino, mientras los demás se la pasaban sufriendo, poniendo el pecho, ejecutando esas órdenes. Después de capturado, cuando la CVR le pidió su versión, "Feliciano" criticó duramente los excesos y debilidades de Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre. Incluso ha escrito unas memorias desde la prisión, y en estas no se guarda adjetivos peyorativos para describir a Guzmán. Incháustegui, como detesta a Luis Alberto Arana Franco, a quien califica de traidor, cree que él delató a Guzmán y a sus mujeres. Otra vez, la pregunta es inevitable: si estaban tan seguros de esa delación, por qué Guzmán no ordenó su muerte, como lo había hecho sin ningún problema contra miles de peruanos. Su respuesta, tan firme como inexpugnable: "No, no vale la pena. Él está muerto en vida". 212
LA MALDICiÓN DEL "CACH ETÓN"
La cámara del suboficial Walter Capa registraba exactamente a las ocho y cuarenta y nueve de la noche cuando un irascible Abimael Guzmán, alzando la mano derecha, le dice al jefe de la DINCOTE, general Ketín Vidal, que así lo maten sus ideas "revolucionarias" quedarán en la conciencia de la gente. Vidal fue muy educado con él, mostró de manera clara que a la barbarie senderista se puede contraponer el respeto a los derechos humanos, aun tratándose del más grande criminal. Esas imágenes dieron la vuelta al mundo gracias a edición de cinco minutos que se filtró a la BBC de Londres. Por seguridad, Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre fueron trasladados a la sede de la D IN COTE en la avenida España a los pocos minutos de la captura. Al suboficial Gustavo Trujillo Tiburcio, el "Gitano", se le dio la misión de custodiar a Guzmán en todo momento. Tenía que ser su hombre-sombra. No debería pasarle nada bajo su responsabilidad. Un grupo importante de policías del GEIN, entre los que habían dos mujeres, se quedaron en hi casa de Los Sauces con los otros detenidos. María Pantoja Sánchez, Laura Zambrano Padilla, Maritza Garrido-Lecca, Carlos Incháustegui, todos integrantes de Sendero Luminoso. También estaban en calidad de detenidos Patricia Awapara y Celso Garrido-Lecca, 213
a quienes, para su infortunio, esa tarde se les ocurrió visitar a la
sobrina de él sin saber que en e! segundo piso se escondía e! hombre por cuya cabeza el Estado ofrecía un millón de dólares. El fiscal Juan Coraje y dos fiscales adjuntos, entre ellos una mujer, daban legalidad a la revisión exhaustiva de todo lo que había en e! escondite de la cúpula senderista. Policías y Fiscales revisaron habitación por habitación las cosas que ahí se guardaban. Encontraron parte de la biblioteca de Guzmán, documentos senderistas importantes archivados por Elena Iparraguirre, incluso recuerdos de los viajes de Guzmán a la China de Mao Tse Tung en la década de! sesenta. Muchos regalos y recuerdos enviados desde distintas partes del Perú con dedicatorias manuscritas muy fanáticas. Como a la medianoche de ese sábado 12 de setiembre, los policías sintieton mucha hambre, algunos de ellos ni siquiera habían almorzado bien. Cecilia Garzón Pérez, "Gaviota", la aguerrida policía que entró primero a la casa junto con su novio, pero también una mujer hacendosa y buena cocinera, bajó a ver qué había en la refrigeradora de la casa y encontró pedazo de lomo fino y todos los ingredientes como para preparar un buen lomo saltado. Le ayudó a cocinar Elena Vadillo Carrillo, la agente "Rubí" de! GEIN. Todos comieron la carne comprada para Abimae! Guzmán y destaparon una botella de vino tinto de la cava de! "Presidente Gonzalo". Había motivos para brindar.
*** En la sede de la DINCOTE esa noche y esa madrugada fueron muy intensas. En la calle, en la avenida España, decenas de periodistas locales y corresponsales de los principales medios y agencias de noticias de! mundo estaban apostados esperando novedades de esta noticia que no dudaban en calificarla como la "Captura de! Siglo". Adentro, se trataba de acondicionar un lugar apropiado para que sea la celda de Abimae! Guzmán por los quince días que la ley permitía 214
tenerlo para los interrogarorios y demás diligencias. Mientras, e! agente de la CIA Bob, "Superman" para los hombres de! GEIN, entró a la oficina de Benedicto Jiménez que estaba enfrente de la Prefectura de Lima, en e! tercer piso de! edificio conocido como EDICOPIP, con una botella gigante de whisky Johnny Walker etiqueta roja. Eran cinco litros de destilado escocés que e! gringo quería ofrecerles a los policías para ce!ebrar algo que él, y toda su misión, también habían esperado tanto. Aproximadamente a las diez y treinta de la noche, cuando la prensa estaba en la puerta de la DINCOTE, enviado por Vladimiro Montesinos llegó e! corone! Alberto Pinto Cárdenas, jefe de! Servicio de Inteligencia de! Ejército pidiendo llevarse a Abimae! Guzmán a la sede de! Cuarte! General de! Ejército en San Barja aduciendo medidas de seguridad. Vidal no le aceptó e! pedido. Montesinos consideraría esa actitud como una traición de! general KetÍn Vidal, a quien él había ayudado mucho desde que en 1985 fuera separado de la PIP por estar involucrado en la investigación contra e! narcotraficante Reynaldo Rodríguez López, alias "El Padrino", protagonista de! más grande caso de narcotráfico de los años ochenta, escándalo conocido como Villa Coca. Montesinos no solo fue su abogado en e! juicio que Vidal hizo pretendiendo regresar al servicio activo, también le dio trabajo en su estudio de abogados, cuyos principales clientes eran famosos narcotraficantes peruanos y colombianos. Logró que lo repusieran como corone! de la PIP en las postrimerías de! primer gobierno aprista cuando era ministro de! Interior Agustín Mantilla Campos, casi cinco años después de su separación. Además, e! general Vidal estaba en la O IN COTE puesto por él. Para Montesinos era una traición total. Unos días después de la captura de Abimae! Guzmán, Montesinos haría valer su poder ante e! supuesto traidor KetÍn Vida!' al prohibirle asistir a un homenaje que le organizó e! Colegio de Abogados de Lima, de cuya orden Vidal también era miembro. El general KetÍn Vidal capitalizó la torpeza de Montesino haciendo que la prensa se solidarizase con él, porque en ese momento era e! 215
policía que encarnaba el método inteligente y legal para terminar con la barbarie senderista. Poco tiempo después Ketín Vidal fue cambiado a un puesto sin importancia en la Policía hasta que, unos años más tarde, Montesinos le encomendó una tarea delicada de infiltración a modo de ritual de expiación a través del cual pudiese, finalmente, reivindicarse con él. Perforar la candidatura presidencial del exsecretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuellar, que amenazaba con arruinar la primera reelección de Alberto Fujimori. Tarea que se cumplió exitosamente y que fue premiada cuando el general Ketín Vidal fue ascendido a teniente general y, acto seguido, nombrado director general de la Policía Nacional, un puesto reservado para oficiales de la absoluta confianza del hombre que manejaba a su antojo las Fuerzas Armadas y la Policía, el poderoso asesor presidencial Vladimiro Montesinos Torres. Ketín Vidal se desempeñó como jefe máximo de la Policía hasta diciembre de 1996, fecha en la que renunció, coincidentemente, cuando estaba obligado a asumir el rescate de los rehenes secuestrados por el MRTA en la residencia del embajador japonés en Lima. Al experto en terrorismo, al cazador del genocida más grande del Perú, al estratega contraterrorista más exitoso, un grupo de adolescentes de la selva central, dirigidos por un exobrero industrial, lo habían sorprendido secuestrando a decenas de embajadores y a media clase dirigente del país, también a la madre y hermano del presidente, en un ágape diplomático. Para el general Vidal era el momento de pasar, discretamente, al retiro. Poco antes, cuando el narcotraficante Demetrio Limonier Chávez Peñaherrera acusó a Montesinos de cobrarle cincuenta mil dólares por cada avioneta repleta de cocaína que sacaba de la pista clandestina de Campanilla, Ketín Vidal defendió a Montesinos en un programa de la televisión. No lo hizo a título personal, como su amigo, fue uniformado como director general de la Policía Nacional. El archivo del programa Contrapunto es elocuente. En el año 2001, en pleno gobierno de transición dirigido por Valentín Paniagua, Ketín Vidal reapareció como ministro del 216
Interior del gabinete presidido por Javier Pérez de Cuellar, el diplomático que siempre lo consideraría un ejemplo de policía peruano a segulf.
*** Veinticinco años después, el general y congresista de la República Marco Miyashiro recuerda que alrededor de la una de la madrugada del domingo 13 de setiembre, el jefe de la DINCOTE, el general Ketín Vidal, le pide la edición del casete que había grabado el suboficial Walter Capa durante la captura de Abimael Guzmán y las tres mujeres del Comité Central de Sendero Luminoso en la casa de la bailarina Maritza Garrido-Lecca. Antes, el general Vidalle había ordenado al comandante Benedicto Jiménez que hiciera un extracto de cinco minutos con las mejores imágenes de las rres cámaras que hubo esa noche de la casa de Los Sauces. "Las mejores imágenes" era un eufemismo para decir que las imágenes requeridas deberían ser aquellas en las que él aparecía escuchando la perorata del capturado líder de Sendero Luminoso. La copia se hizo en un aparato llamado "doble reproductor" donado por la embajada estadounidense. Siguieron la orden de Vidal. Una vez acabado el extracto, Benedicto Jiménez lo guardó en una caja fuerte. Después le entregó el video a Marco Miyashiro, el jefe del GEIN. Miyashiro, a su vez, entregó el nuevo casete y los originales en las propias manos de Vidal, tal cual había sido su pedido. Unas horas después esas imágenes se conocerían en el mundo entero gracias a la BBC de Londres. Nadie en el Gobierno había autorizado la difusión de ese video y Fujimori montó en cólera porque esa filtración la consideró una infidencia grave. Llamó personalmente al jefe de la DINCOTE y le pidió que le diera el nombre del responsable de esa filtración. Se creía que por esa primicia mundial el facilitador había cobrado varios miles de dólares. Miyashiro recuerda que Vidallo llamó a su despacho y le dijo en confianza que el presidente quería responsables de esa difusión, que le diera el nombre de dos suboficiales a los que después 217
ayudarían una vez que la tormenta hubiera pasado. Miyashiro dice que quedó sorprendido ante semejante pedido, porque tanto Vidal como él sabían que nadie más había tenido acceso a ese material fílmico. El jefe del GEIN le respondió al jefe de la DINCOTE que no podría darle ningún nombre porque ninguno de sus subordinados había filtrado el video al que solo él, KetÍn Vida!' había tenido acceso. y se retiró. Tres semanas después, el día en que el presidente Fujimori iba a entregar la recompensa de un millón de dólares ofrecida por la captura de Abimael Guzmán a los policías del GEIN y la DINCOTE, Marco Miyashiro se enteraría de que KetÍn Vidallo había puesto como uno de los dos responsables de la filtración del video que el mismo jefe de la DINCOTE había mandado a preparar. El otro supuesto infidente era el suboficial Walter Capa Gurbillón. Miyashiro llegó a esa conclusión porque los dos, él y Capa, no fueron incluidos en la relación de integrantes del Grupo Especial de Inteligencia que iba a recibir la recompensa de catorce mil dólares en efectivo esa mañana del lunes 5 de octubre de 1992. Fue una bajeza que no esperaba del jefe de la DINCOTE y que por eso mismo no estaba dispuesto a aceptar. Es así que ese mismo día, antes de que terminara la ceremonia de entrega de recompensa, Miyashiro se cuadró frente a Fujimori y le dijo que él era un oficial de la Policía honorable y que no tenía responsabilidad alguna en la filtración del video. Algunos años después, en el año 1998, la periodista Cecilia Valenzuela, con la que trabajaba en el programa Sin Censura de ATV, canal 9, me confesó que, efectivamente, esa madrugada de la captura, el general KetÍn Vidalle entregó el video porque, según decía, alguien lo estaba ofreciendo a diez mil dólares. Para evitar ese tráfico de la primicia, dice que Vidal optó por entregárselo a ella, a quien conocía por su trabajo periodístico. En 1992, Valenzuela fue contratada como productora de campo local para un equipo de la BBC que estaba haciendo un documental sobre Sendero Luminoso y la guerra desatada en el Perú. Vidal sabía que la filtración de ese video lo iba a convertir en héroe. Vio su oportunidad e hizo una movida 218
estratégica que le dio sobrados réditos. Pero Vid al haría un movimiento adicional: renunció públicamente a la recompensa monetaria que le correspondía por la captura de Abimael Guzmán, dinero que, dijo, se lo donaba a los niños huérfanos de Ayacucho pues a él, lo decía públicamente, "nada material lo atraía". Años después, la delación de un corredor inmobiliario y una auditoría de la Contraloría General de la República lo desmentirían. El comandante Marco Miyashiro y el suboficial Walter Capa regresaron a las oficinas del GEIN esa mañana de octubre y un gran gesto de sus compañeros les levantó la moral. Los ochenta hombres y mujeres del GEIN que sí cobraron la recompensa habían hecho una colecta; cada uno entregó trescientos dólares de su premio y lograron recolectar aquello que la traición de un general le había negado al jefe del GEIN y a uno de los suboficiales más destacados en el trabajo de campo. Un gesto que, veinticinco años después, ambos policías no olvidan. Pero ese día ninguno de los dos ascendió por acción distinguida. Los policías lo llamaron "la maldición del Cachetón". La mayoría de los ochenta hombres y mujeres del GEIN que recibieron los catorce mil dólares de recompensa, exactamente sesenta y tres de ellos, depositaron su dinero en el tristemente célebre CLAE de Carlos Manrique. Lo hicieron seducidos por los altos intereses que ofrecía pagarles por entregar su dinero en calidad de "préstamo". Un típico mecanismo piramidal no autorizado de captación de ahorros que terminó colapsando conforme iban ingresando nuevos "prestamistas" con los que ya no podían cumplir. El Gobierno intervino CLAE el 29 de abril de 1993, los policías del GEIN llevaban pocos meses "beneficiándose" de sus altos intereses, pero al final perdieron su capital completo.
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LA TRAICiÓN
Al segundo día de la permanencia de Abimael Guzmán en la sede de la DINCOTE, el oficial de inteligencia de una de las Fuerzas Armadas le ofreció al teniente José Gil entregarle un equipo de micrófonos de alta resolución e imperceptibles a simple vista para instalarlos en la celda que ocupaba el capturado jefe de Sendero Luminoso. Gil era uno de los oficiales más preparados para interrogar a Guzmán y de hecho fue el que 10 interrogó. A Gil le interesaba sabet qué conversaba Guzmán con sus abogados o con su concubina Elena Iparraguirre o con el delegado de la Cruz Roja Internacional, quienes eran los únicos a los que se les petmitía el ingreso. Junro con el sofisticado equipo de micrófonos altamente sensibles venía un suboficial experto en instalarlos y monitorearlos desde una habitación adyacente. Gil mandó a instalar los micrófonos imperceptibles sin conocimiento de nadie, excepto de Benedicto Jiménez Bacca, el jefe operativo del GEIN, a quien este joven oficial reportaba directamente. La discreción tenía que ser tal que ni los otros jefes deberían de estar enterados. Eran las reglas de las operaciones estratégicas de inteligencia. Otto personaje que pedía hablar con Guzmán en su celda era el jefe de la DINCOTE, el general Ketín Vida!' Una tarde, en el
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penúltimo día de la estadía de Guzmán en e! edificio de la avenida España, e! joven técnico que operaba e! sistema de escucha le informó al teniente Gil que había grabado una increíble conversación entre e! general Ketín Vidal ye! genocida jefe de Sendero Luminoso. Obviamente, Vidal desconocía que esa celda estaba siendo monitoreada con un equipo de última generación, sin embargo, por precaución, siendo que era un hombre de inteligencia, ese día habló con una voz muy baja, susurrante, casi como contando un secreto, una confiden-
cia. Pero Gil, escuchó cómo Vidal aconsejaba a Guzmán para salir bien librado de los interrogatorios, que no lo sorprendan cuando vayan a grabarlo con una cámara de! Servicio de Inteligencia, que lo llevarán con e! sociólogo Rafae! Merino Bartet, asesor de confianza de Vladimiro Montesinos, que pretenderá inducirlo a la capitulación. Se oye decir al jefe de la DINCOTE con una voz susurrante: "Seguramente van a querer filmarlo, diversas posiciones. En ningún momento deje que lo tomen acongojado, deprimido. Póngase bien, ¿ya? Yo sé lo que le digo". Gil dice que se indignó tanto que no quiso escuchar más la grabación, se la entregó completa al comandante Benedicto ]iménez, el jefe operativo del GEIN. ]iménez que, en esos días, estaba concentrado en los interrogatorios y en dirigir al grupo que terminaba de elaborar e! atestado policial para poner a disposición del Ministerio Público a Abimae! Guzmán, no tuvo tiempo para oír esa increíble conversación. Pero guardo el casete de audio en una caja fuerte de su oficina. Cuando se produjo la traición de Ketín Vidal a Miyashiro y Capa, Benedicto ]iménez sacó el casete de audio y le dijo a su amigo y jefe de! GEIN, Marco Miyashiro, que lo escuchara con atención para saber la verdadera catadura moral del general que supuestamente los lideraba, del hombre que para la opinión pública era e! responsable de la captura, el estratega de ese gran tri unfo de la Policía y de la sociedad peruana contra la barbarie de Sendero Luminoso. Miyashiro afirma haber escuchado varias veces la grabación en audio de esa conversación entre Vidal y Guzmán en la celda que 222
este último ocupó en la DINCOTE. Hasta hoy, veinticinco años después, no logra entender por qué el jefe de los policías aleccionaba para e! interrogatorio al hombre que había capturado, le recomendaba abogados y hasta le daba tips para no dejarse grabar por alguna cámara de las fuerzas de seguridad. ¿Acaso sería una estrategia de inteligencia para ganarse su confianza? Los hombres de! G EIN que también son expertos en interrogar a terroristas no creen que la intención de Vidal haya sido esa porque se realizó en la víspera del día en que Guzmán dejaría su celda en la DINCOTE. La conversación excede largamente una operación psicológica de manipulación. Es obscena. Parece ser que Ketín Vidal, de pronto convertido en e! responsable de la captura de Abimae! Guzmán, se moría de miedo de que Sendero Luminoso tome represalias en su contra. O que atente contra su familia a pesar del resguardo policial que tenían. Quiso granjearse la indulgencia del jefe de los terroristas. No habría otra explicación para semejante traición: el miedo a las posibles represalias de un grupo terrorista muy cruel. Sin embargo, en ese tiempo lo que más decepción le produjo al comandante Miyashiro fue escuchar la respuesta de Ketín Vidal cuando e! genocida Guzmán le pregunta a quién se le había ocurrido vestirlo con un traje a rayas con el número 1509 (día en que se fundó la Policía de Investigaciones del Perú) para presentarlo ante la prensa internacional como si fuera un vulgar ladrón de bancos. Vidal respondió, bajando incluso los decibe!es de su ya susurrante voz: "Es el coronel Manue! Tumba Ortega, usted lo conoce porque es e! oficial que lo trajo desde Ayacucho cuando lo detuvieron en 1979". Cuarenta días después de esta sentencia salida de los labios de Vidal, e! coronel Manue! Tumba Ortega fue asesinado por un comando de aniquilamiento de Sendero Luminoso cuando leía los titulares de los periódicos de ese día jueves 5 de noviembre de 1992 en un quiosco cerca de su casa en el distrito de Surquillo. Algunos años después, uno de los terroristas que participó en el asesinato del corone! Tumba, Sermín Trujillo Ramos, alias camarada "Simón", señaló que su muerte fue represalia directa por la detención de 223
Abimae! Guzmán. Otro de los cómplices, César Salinas Galarza, alias camarada "Jeremías", dijo que una tal camarada "Bertha" les había dado la orden de matar al oficial de la DINCOTE, porque e! "Presidente Gonzalo" había sido humillado durante su presentación a la prensa. Es decir, porque lo vistieron con traje a rayas. El comandante Marco Miyashiro se negaba a avalar e! cinismo, e! abuso y la ruindad como métodos de convivencia profesional en la DINCOTE. Respetaba a sus colegas y no estaba tranquilo por la injusticia de las que habían sido víctimas e! suboficial Capa y él mismo. Decidió buscar a Santiago Fujimori, e! hermano de! presidente con e! que antes había coordinado para solicitar ayuda económica y facilidades para e! GEIN. Ayuda que, como lo descubrió la Contraloría diez años después, nunca llegó a su destino. Pidió una cita con Santiago Fujimori que despachaba en una oficina de Palacio de Gobierno y fue a ella premunido de una copia de los audios de la conversación obscena de Ketín Vidal y Abimae! Guzmán. Quería que e! propio presidente estuviese enterado de la traición. El hermano de! presidente lo escuchó, se comprometió en explicarle e! tema a su hermano Alberto Fujimori y responderle en los siguientes días. Miyashiro esperó y, efectivamente, fue citado a Palacio de Gobierno a las once de la mañana. Lo iba a recibir e! mismo presidente de la República. Llegó temprano a la cita, pero un edecán de turno muy atento salió a su encuentro y le dijo que e! jefe de! Estado se disculpaba porque un compromiso de última hora había cambiado su agenda. Antes de terminar, e! edecán le entrego un folder y le dijo: "Felicitaciones, mi corone!". Miyashiro entendió que su reclamo había sido atendido y que su nombre había quedado limpio de la acusación tan injusta como cínica de! general Ketín Vida!' Lo que sí fue irreversible para e! GEIN fue la muerte del corone! Manuel Tumba Ortega, e! hombre que ideó e! traje a rayas de Abimae! Guzmán. Tumba es un verdadero héroe para los hombres del GEIN, debería serlo para todos los peruanos.
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EPíLOGO
Veinticinco años después de la captura Benedicto Jiménez Bacca está detenido. De ocupar una celda en el penal de máxima seguridad de Ancón, ahora pasa la mayor parte de sus días recostado en una cama de! Hospital de la Policía, que hace las veces de habitación y calabozo. En ese viejo hospital, Jiménez tiene la doble condición de paciente de extremo cuidado, en e! piso de cardiología, y reo custodiado por dos de sus colegas. La situación judicial de! creador de! GEIN es complicada, y más que complicada, incierta. En octubre del 2014 un juez ordenó su detención preventiva por tres años porque lo considera e! número dos de una banda de crimen organizado liderada por e! abogado Rodolfo Orellana Rengifo. Las autoridades sostienen que Orellana creó una organización dedicada a apropiarse ilegalmente de casas y edificios públicos y privados muy costosos, falsificando documentos, festinando trámites y controlando sospechosos procesos judiciales que siempre resultaban favoreciéndolo. La tarde en que lo visito en su cama de! Hospital de la Policía, Jiménez se queja de que han pasado casi los tres años de prisión preventiva ordenada en su contra y e! juicio aún no ha empezado. Sostiene que en e! voluminoso expediente de! caso Orellana no hay pruebas fácticas que lo incriminen en e! delito de lavado de activos. 225
Me muestra un peritaje contable ordenado por la fiscalía que lo investiga, el cual concluye que "el procesado Benedicto Nemesio ]iménez Bacca no muestra desbalance patrimonial". El documento oficial está firmado por los peritos contables María Trinidad Ochoa y Manuel Mari Ramírez con fecha del 5 de octubre del 2016. Benedicto ]iménez dedica casi todas las horas del día a su propia defensa, en su triple condición de policía investigador, abogado litigante y detenido a la vez. Confía en que la justicia lo absolverá del delito de lavado de activos por falta de pruebas. Pero ese fallo será resultado de un mero tecnicismo; para una buena parte de los peruanos el policía que logró la hazaña de capturar al enemigo público número uno del país, hace ya un cuarto de siglo, se transformó en aquello contra lo que luchó gran parte de su vida, yel veredicto del juicio popular es inapelable, a diferencia de una sentencia en primera instancia: para ellos Benedicto ]iménez increíblemente pasó de ser héroe a villano. En el segundo piso del Hospital de la Policía en la avenida Brasil está el área de cardiología. Aunque están haciendo trabajos de remodelación, el ambiente todavía se parece a una comisaría de ptovincia, con pasillos de losetas desgastadas y escasamente aseadas, paredes a las que no se le ha dado una capa de pintura en varios años y puertas de triplay tan débiles y remendadas como el presupuesto que le asignan a la institución. Hasta aquí he llegado para visitar a Benedicto ]iménez Bacca. No es la primera vez que lo veo. La primera vez que hablé con él sobre Sendero Luminoso comprobé que era un policía experto en el fenómeno, quizá el que más lo había estudiado, que había logrado entenderlo, descifrarlo. Los que conocen su trabajo como policía antiterrorista y fundador del GEIN coinciden en señalar que su gran aporte para la lucha contra el senderismo fue entender su naturaleza política-dogmática, fanatizada, utópica, compartimentada y clandestina. Entendió que no eran locos que mataban y destruían por un placer perverso, lo hacían porque para ellos todas las muertes y las destrucciones se justificaban por una revolución proletaria, la rebelión de los oprimidos ancestrales contra 226
los abusadores de siempre. Y, para derrotarlos, había que privilegiar la inteligencia antes que la fuerza, porque ellos no daban la cara y solo salían de las sombras para atacar a sus enemigos por la espalda. Era básico respetar sus derechos humanos aun cuando ellos se mostraban como los más despiadados asesinos. Nunca los torturó. Lograba quebrarlos emocionalmente y los convertía en habladores incontinentes. Cuando conocí su biblioteca personal, armada en uno de los cuartos de su pequeflO departamento de San Borja, conversando después de una entrevista para un reportaje de televisión, lo entendí mejor. Tenía copias de todos los documentos fundamentales del Comité Central de Sendero Luminoso, escritos con la inconfundible caligrafía de Elena Iparraguirre Revoredo, la camarada "Miriam", la número dos de la organización. Había estudiado cada uno de esos documentos que para el promedio de los oficiales de la Policía eran ilegibles, aburridos y sin importancia. Benedicto ]iménez sabía de maoísmo y había descifrado todo lo que Mao Tse Tung incorporó a su dogmática estrategia de guerra de guerrillas del milenario Sun T zu. El arte de la guerra era un libro destacado dentro de su biblioteca, era su libro de cabecera, su biblia. Gran parte de la filosofía del GEIN se inspiró en ese clásico de la estrategia militar. Benedicto ]iménez era un hombre cultivado, ciertamente. Después de varios años sin verlo, estoy frente a la habitación tres del segundo piso del Hospital de Policía. Ingreso y al fondo, en una cama clínica de una plaza, pegada a la ventana, reconozco a Benedicto ]iménez Bacca. No está solo, normalmente hay dos o tres pacientes más compartiendo habitación, policías jóvenes o viejos, en actividad o retiro, que quedan internados porque sus problemas cardiacos son complicados. También lo acompaña cada veinticuatro horas un suboficial que está de servicio y su trabajo consiste en custodiar a ]iménez. Su esposa Mara y su hijo Ajan ]iménez segundo de los cuatro que tiene, ha regresado por él desde Carolina del Norte, en Estados Unidos, donde vivía hacia varios años- son también habitúes de ese ambiente. Su cama es la última de la habitación, está instalada en un estrecho espacio de unos seis metros
-el
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cuadrados divididos con una pared prefabricada de tri play. Hay un solo baño que comparten todos los pacientes y sus familiares cuando van a visitarlos. La pared de la ventana le sirve de librero, ha colocado los libros que ahora lee y consulta constantemente. Leo algunos títulos como Código Penal concordado y comentado, Nuevo Código Procesal Penal, Teoría de la criminalidad organizada y lavado de activos, cuyo autor es el juez supremo Víctor Prado Saldarriaga, y otros títulos que llevan frases como jurisprudencia nacional e internacional, apelaciones o habeas corpus. Pero también se distingue un pequeño libro azul que recibió como donación de unos pasrores evangélicos que visitan a los enfermos, es el Nuevo Testamento. Encima de la cama hay una computadora portátil donde ]iménez prepara sus escritos de defensa y al costado una edición popular de uno de los libros de Ken Follett, el galés cuyas novelas históricas se venden por millones alrededor del mundo. En el piso, pegados a la pared de la ventana, están apilados varios cuadernos con todas las hojas escritas a mano que trae desde Piedras Gordas, el penal de máxima segutidad donde pasó dos años de los tres que le dieron mientras se investiga cuál es su grado de responsabilidad en la organización de Rodolfo Orellana Rengifo. No es la primera vez que el creador del GEIN está internado en el Hospital de la Policía. Cuando todavía no era perseguido por la ley, una dolencia cardiaca grave terminó ingresándolo por la puerta de emergencia. La propensión que tiene su corazón a los infartos ha hecho que los médicos lo diagnostiquen como paciente con insuficiencia cardiaca congestiva. Por eso los cardiólogos que lo ven decidieron instalarle un pequeño adminículo electrónico tan sofisticado como caro para el sueldo promedio de un oficial de la Policía peruana en retiro. Se llama Desfibrilador Automático Implantable (DAr), un dispositivo parecido a un marcapasos que controla continuamente el ritmo cardiaco y si detecta un problema grave libera impulsos eléctricos que no causan dolor para corregir el ritmo cardiaco, pero si esto no da resultado libera un choque eléctrico mucho más fuerte conocido entre los cardiólogos como cardioversión. El día que fue 228
detenido en la central de buses interprovinciales de Arequipa, en el 2014, llevaba el DAr implantado en el corazón, con él ingreso al penal. Y tuvo suerte de llevarlo. Cuando tenía quince meses como interno de Piedras Gordas, en enero del 2016, Benedicto ]iménez cayó al piso de pronto. Estaba caminando por el patio del penal, haciendo uso de sus dos horas al aire libre, cuando sufrió un nuevo infarto cardiaco. Recuerda que simplemente se le nubló la vista y se desconectó de todo lo que pasaba a su alrededor, por unos instantes no escuchó ni vio nada. Era su recurrente enfermedad al corazón. Pero ahí estuvo el pequeño aparato para salvarle la vida. Fue llevado de emergencia al tópico del penal. El médico de guardia entendió que había sobrevivido, pero no garantizaba su vida en las siguientes horas en ese ambiente de la cárcel sin equipos ni ayuda, así que recomendó que lo trasladen a una clínica especializada, pero Benedicto solo podía ir al pabellón de cardiología del Hospital de la Policía. Dice que no tiene seguro ni médico privado, tampoco el dinero para pagarse una habitación en una clínica particular. Su DAr le salvó la vida, pero el aparato perdió su eficacia, ya na servía, era necesario cambiarlo. En el Hospital de Policía no están preparados para abrirle el pecho a un paciente cardiaco e instalarle un aparato en su corazón. Benedicto ]iménez necesitaba por segunda vez una intervención de ese riesgo, por eso fue internado en la Clínica Stella Maris de Pueblo Libre. Los médicos le volvieron a abrir el pecho a la altura del corazón para ponerle un nuevo DAr. Todo fue a cuenta del Fondo de Salud de la Policía Nacional. El día que lo visito en su cuarto del hospital se abre el pijama y me muestra una cicatriz de unos diez centímetros en la parte superior izquierda de su pecho y me da una explicación de cómo funciona ese dispositivo electrónico que se ha convertido en su ángel de la guarda, en su resucitador permanente. Está en el hospital por dos razones porque ha sido declarado como paciente cardiaco crítico y porque, en esta condición, el Tribunal Constitucional le dio la razón en una acción de habeas corpus que presentó para que le cambiaran la prisión preventiva por 229
arresto domiciliario, solo que el hospital hace las veces de su casa porque necesita cuidado constante. Su corazón solo trabaja al 25%.
*** Benedicto ]iménez recuerda con claridad aquel lunes 27 de octubre de! 2014 cuando cruzó por primera vez la puerta de una prisión de máxima seguridad en calidad de reo. En sus treinta y dos años como detective varias veces había ingresado a las prisiones en busca de informantes o senderistas arrepentidos, pero esta era la primera que ctuzaba los barrotes de una cárcel para quedarse ahí. Piedras Gordas es un penal construido en este nuevo siglo, con las últimas tecnologías de seguridad y que aún no ha sido contaminado del todo por el perverso sistema penitenciario peruano que convierte a las cárceles en grandes almacenes de gente irrecuperable y las celdas en algo bastante lejos de una prisión. Perú debe ser uno de los pocos países en el mundo donde se permite que las visitas de los reos ingresen a sus rugurizadas celdas sin control alguno y permanezcan ahí buena parte del día de visita. A Piedras Gordas o el penal Ancón 1, van a parar los delincuentes considerados más peligrosos, reincidentes o que son parte de lo que los fiscales ahora llaman crimen organizado, dando la impresión de que lo único que puede estar organizado en el Perú es la delincuencia. ]iménez llegó a esta inexpugnable prisión, construida en un descampado cerca al mar a unos cuarenta y cinco kilómetros al norte de Lima, y para los funcionarios de la prisión no les fue fácil encontrar un lugar para él. En un penal que tiene como inquilinos a los principales líderes de Sendero Luminoso o del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, y delincuentes comunes de alto riesgo. Era imprudente ubicarlo en un pabellón cualquiera, tratándose de un policía que se había pasado más de tres décadas, precisamente, investigándolos y deteniéndolos. El director del penal consideró que e! único lugar seguro era e! venusterio, ambiente reservado para las visitas conyugales de los presos que califiquen, pero que nunca había sido utilizado como tal. Ahí, en esa zona vecina 230
a la prevención del penal, deshabitada, fría y solitaria, fue a parar el creador del GEIN. Era una celda de cuatrO por tres, construida de cemento y bartotes, con una ducha de agua fría, con un silo en lugar de inodoro y sin enchufes ni interruptores para controlar la luz, donde ]iménez pasaba veintidós horas al día, pues su régimen carcelario cerrado, por ser un reo ptocesado por crimen organizado, solo le daba derecho a salir al patio por ciento veinte minutos al día para caminar y despejarse. Sentado en su cama del hospital, vestido de pijama azul con pantalón a cuadtos, sereno, menos impaciente que sus días en el penal, Benedicto ]iménez recuerda que los primeros días en Piedras Gordas decidió no comer no tantO porque la comida era muy mala, sino porque su instinto de policía le decía que podrían intentar envenenarlo. El encargo podría venir de los pabellones donde están los mandos senderistas caprurados por él. No era descabellado pensar que, más de veinte años después del golpe mortal a Sendero Luminoso, los fanáticos seguidores de Abimael Guzmán, que lo tenían cerca, quieran cobrarse con su vida esa derrota militar. ]iménez cuenta que esperó que su esposa Mara lo vaya a visitar por primera vez para volver a comer. No se había comunicado con ella, pero era obvio que le iba a llevar comida y algunos libros que, en esas circunstancias, los necesitaba más que nunca. Dice que tenía que buscar una fórmula para distraer su mente durante las veintidós horas al día que permanecía en su celda de doce metroS cuadrados. Pasó ocho meses en esa rutina; no le fue nada fácil. Hasta que otro hombre más o menOS público acusado de corrupción lo sacó de ese estado de confinación solitaria en el venusterio de Piedras Gordas. El último día de mayo del 2015 llegó detenido a Piedras Gordas el exasesor de campaña del presidente Humala, Martín Belaunde Lossio, capturado en Bolivia a donde llegó subrepticiamente. Fue ubicado y se le dictó arresto domiciliario que cumplió en casa de un familiar de donde fugó en su desesperación por no ir a parar a una prisión. Con la llegada de Belaunde Lossio, ]iménez pudo pasar a un pabellón improvisado en la Prevención del penal, que sí tenía varios 231
inquilinos y que, a diferencia de los otros, no eran ni terroristas ni peligrosos delincuentes comunes. Eran políticos que habían ido a parar a Piedras Gordas en medio de grandes escándalos de corrupción tan mediáticos como indignantes. En pocas palabras, presuntos delincuentes de cuello y corbata. De esos que no era común que terminen confinados en una prisión, pero que últimamente lo están haciendo cada vez más. El exgobernador de Áncash, César Álvarez, acusado de ser homicida y corrupto. Gregario Santos, el político cajamarquino de extrema izquierda que desde su gobierno local impidió las inversiones mineras en Yanacocha, pero dejó pasar los generosos aportes de los empresarios beneficiados con millonarias licitaciones en su gestión. Estos políticos que llenaban las páginas policiales y judiciales de los periódicos eran sus compañeros de pabellón en Piedras Gordas.
••• Benedicto Jiménez fue detenido un día sábado como aquel histórico 12 de setiembre de 1992. Había permanecido ochenta y dos días en la clandestinidad y eSa tarde los noticiarios de la televisión lo mostraban extenuado, con sus resplandecientes canas teñidas de un negro azabache. Le habían colocado un chaleco antibalas color verde oliva que hacia juego con el gorro que usaba como parte de la indumentaria que se puso para no ser reconocido. Paradójicamente vestía con ropa oscura, como Abimael Guzmán el día que lo capturó, y estaba más flaco. Fue presentado ante decenas de cámaras de televisión con reporteros que le hacían varias preguntas a la vez, pero él solo atinó a decir que todo le parecía un circo mediático y que ni al terrorista más peligroso lo habían enmarrocado tanto como a él. Había pasado a la clandestinidad, como lo hacían los terroristas que él identificaba, buscaba y perseguía unos años atrás, porque una fiscal lo acusaba de lavado de activos y un juez penal había cambiado la orden de comparecencia restringida, que originalmente le impuso otra jueza, por detención preliminar por treinta y seis meses. Antes, e! congresista
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Víctor Andrés García Belaunde, que sostenía un enfrentamiento abierto con Orellana, y el mismo presidente Ollanta Humala habían pedido detención para Jiménez. Irónicamente Humala, apenas un año después de dejar e! poder, se le ordenó prisión preventiva por dieciocho meses por el mismo delito: lavado de activos. Su esposa Nadine Heredia también fue encarcelada por las mismas razones. El día de la detención de Benedicto Jiménez, e! locuaz ministro del interior de Humala, Daniel Urresti, lo mostraba como un trofeo de guerra, como un gran éxito de la Policía. Sus hombres habían logrado capturar a otro policía, pero no a cualquier policía, se trataba de un estratega, un experto en técnicas de seguimiento y ubicación, alguien muy difícil de encontrar porque, se suponía, no iba a cometer los errores que cometieron los líderes de Sendero Luminoso que él y sus hombres del GEIN capitalizaban para detenerlos sin disparar un solo tiro en los peores años del terrorismo en el Perú. Pero parece que Benedicto subestimó a sus colegas o simplemente no ruvo la tranquilidad emocional mínima para no cometer su primer error: esconderse. No enfrentar los cargos que las autoridades le imputaban. El día que lo visito en el Hospital de la Policía es inevitable esa pregunta: ¿Por qué un policía que reclamaba autoridad moral frente a los senderistas, decidió pasar a la clandestinidad para no enfrentar los cargos que la justicia le imputaba? Jiménez responde desde su condición de ser humano: "Porque tenía mucho miedo de ir a una cárcel. Mi caso estaba politizado, todos pedían que me encarcelen". y e! día que tuvo que enfrentar ese inmenso miedo que lo invadía llegó inexorablemente, pero en medio de un gran escándalo que ha quedado en la retina de mucha gente.
••• Benedicto Jiménez se escondió en casa de sus suegros, un chalet de! barrio Villa Florida, en e! distrito arequipeño de Cerro Colorado. Y, rápidamente, los vecinos lo delataron porque, guardando
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las distancias con Abimael Guzmán, él también se había convertido por unos días en uno de los prófugos más buscados del Perú de Humala y su dicharachero ministro Daniel Urresti Elera, un militar en retiro también con experiencia combatiendo a Sendero Luminoso, solo que en su paso por Ayacucho lo acusaron de asesinar al periodista Hugo BustÍos Saavedra, corresponsal de la revista Caretas. El ministro del Interior había dado la orden de no pedir descerraje de la casa de los suegros de ]iménez y que un grupo especial de la Policía lo vigile hasta que salga de su escondite. Y así fue. En la tarde de ese sábado, Benedicto ]iménez salió rumbo al terminal de buses y fue seguido. Antes, quizá en una maniobra para detectar si lo estaban vigilando, le pidió a su cuñado, un oficial de la Fuerza Aérea, que salga con un hombre parecido a él para descubrir algún movimiento raro en las inmediaciones, para ver si alguien lo seguía. Pero no detectaron nada, sus colegas policías estaban aplicando con él los mismos métodos que sus exhombres del GEIN usaban con los senderistas. Lo vigilaban de cerca desde varias casas vecinas, esperaban a que salga sin que él sospechara, exactamente como hacían los policías que llegaron hasta la guarida de Abimae! Guzmán. El jefe de los policías que aplicaron la técnica muy peruana de cateo, bautizada como OVISE, fue descubierto y detenido en un terminal de autobuses de la ciudad de Arequipa cuando estaba a punto de partir a Puno, donde intentaría pasar clandestinamente por la frontera de Desaguadero para perderse en territorio boliviano. Paradojas de la vida: Benedicto ]iménez Bacca, como e! viejo camarada "Gonzalo", cuando estaba en la clandestinidad dirigiendo a Sendero Luminoso, portaba un documento de identidad falso con su foto, pero con la identidad y el número de DNI de su primo hermano Mario Fe!ipe Velaochaga ]iménez. Un buen policía que parecía que se había pasado al otro bando. Esa era la sensación que transmitía su trágica historia.
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*** A Benedicto ]iménez se le acusa de pertenecer a la banda de! abogado Rodolfo Orellana Rengifo. La hipótesis de las autoridades es que Orellana había logrado reclutar para sus filas a policías, fiscales, jueces, notarios y periodistas a quienes solicitaba ayuda y complicidad a cambio de sobornos. El caso Orellana ha sido uno de los escándalos judiciales que ha merecido innumerables portadas en los medios de comunicación. Hay periodistas, jueces, fiscales, políticos, congresistas y hasta un expresidente de la República (Alejandto Toledo) acusados de haber recibido alguna prebenda para favorecer las actividades ilegales de este abogado con mucho dinero y pocos escrúpulos. La captura de Orellana también fue espectacular. Logró fugar a Colombia y ahí fue ubicado por la policía local, capturado y expulsado en solo unas horas al Perú, a donde regresó en un avión que e! Estado peruano envió especialmente para él y los periodistas que acompañaron al ministro Urresti. En Colombia fue considerado como un sujeto de alta peligrosidad. Y en todo este entramado de corrupción y acusaciones de lavado de activos, Benedicto ]iménez era considerado como parte de esta organización. Para no creerlo. ]iménez había conocido a un discreto Rodolfo Orellana en e! Colegio de Abogados de Lima. Corría e! año 2006 y Orellana había sido nombrado presidente de la Comisión de Arbitraje de este colegio profesional. Para ese entonces, Orellana ya estaba inmerso en negocios poco transparentes y controlar las resoluciones arbitrales de! Colegio de Abogados más importante de! Perú le daba una herramienta vital para que sus cuestionados negocios prosperen sin tropiezos ni sospechas de ilegalidad. Él lo sabía muy bien, quizá por eso hizo todo lo posible para estar en la junta directiva que presidía e! exjuez superior Marcos Ibazeta Marino. Cuando ]iménez conoce a Rodolfo Orellana, este era parte de la junta directiva del Colegio de Abogados de Lima y ya tenía ptopiedades inmuebles y una gran oficina en una zona residencial de San Borja. Orellana le pide que se una a su equipo de trabajo en
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su doble condición de abogado y hombre mediático, pues ]iménez venía de hacer un programa en la televisión dedicado a la seguridad ciudadana, como parte de la lucha contra la delincuencia común. No era un desconocido pues se había ganado el apodo de "SherifF', en alusión al papel de gran policía de la ciudad de Lima que cumplía en este programa emitido en Panamericana Televisión. Poco antes, ]iménez había postulado a la alcaldía de Lima como el candidato invitado del Partido Aprista y, al poco tiempo, fue candidato a una curul en el Congreso de la República, también por el APRA. En ambos casos no fue elegido, aunque le faltó pocos votos para ser congresista el veterano y conttovertido jurisconsulto aprista Javier Valle Riestra Gonzáles y Olaechea le ganó por algunos votos uno de los asientos que el aprismo ocupó en el parlamento durante el segundo gobierno de Ajan García Pérez. Quizá por todo eso, porque no era un desconocido y tenía prestigio como buen policía y hombre público, Orellana tenía mucho interés en reclutar a Benedicto ]iménez. Poco a poco lo introdujo en su organización hasta que fue presentado como director de una revista cuyo nombre parecía un antónimo de los magistrados que Orellana había logrado reclutar para su banda: Juez Justo. Según la fiscal Marita Barreto, esta revista cumplía dos funciones para la organización de Orellana: amedrentar mediante notas calumniosas a las autoridades o periodistas que se atrevían a investigar sus actividades ilegales e informar, bien o mal, del trabajo de los magistrados que aceptaban o se negaban a colaborar con ellos a cambio de sobornos. Los que no aceptaban sobornos eran desprestigiados en las páginas de Juez Justo. Los otros eran presentados como juristas insignes llenos de las más altas virtudes académicas e intelectuales que administraban una correcta justicia. La revista era semiclandestina para el gran público, difícilmente estaba a la venta en los quioscos y supermercados, era enviada gratuitamente a las oficinas de todos los congresistas, jueces, fiscales y altos funcionarios públicos. Según la fiscal Marita Barreto, se trataba de una estrategia para hacerla pasar por una publicación de gran alcance e impacto público. El exjefe del GEl N aparecía como el director de Juez Justo
que, para todo efecto práctico, se había convertido en una máquina destructora de hontas de los detractores de Orellana. Por esta inexplicable actividad, calificada como "sicariato periodístico", ]iménez fue denunciado por una veintena de periodistas por delitos contra el honor, calumnia y difamación. Benedicto ]iménez, que además de coronel de la Policía en retiro es abogado colegiado, respondía a todas las denuncias con escritos llenos de citas legales, pero no de sentido común ni de veracidad. Todo esto resultó inexplicable para los hombres del GEIN que asistían impávidos a esta nueva y extraña faceta de su líder. No había explicación lógica para verlo del otro lado, acusado de pertenecer a una banda de rufianes, para alegría de los enemigos, los que había coleccionado entre sus colegas a lo largo de su carrera, por los celos y las malas artes de sus jefes o compañeros policías, ]iménez estaba dilapidando su prestigio y autoridad moral de una manera acelerada y trágica a la vez. Una situación que ni sus más furibundos enemigos habrían imaginado en una noche de delirios. Y es que era delirante verlo pelearse con congresistas, empresarios, periodistas y demás víctimas de la organización de Orellana, defendiendo lo que era indefendible. Querer tapar el sol con un dedo. ]iménez reconoce ese error, hasta ahora no entiende bien por qué se enfrascó en una defensa que, dice, no era la suya. Ha pedido disculpas públicas y privadas a varios de los protagonistas de sus escritos difamatorios. Para las mujeres y hombres policías que siempre lo respetaron como jefe, líder y mentor no les quedaba claro por qué lo hacia: por dinero, por una enfermiza vocación de autodestrucción moral o por frustración. O por todas las anteriores. Varios de ellos, también policías experimentados y expertos conocedores de la psicología de una persona que cruza la línea de la legalidad, creen que la situación de Benedicro ]iménez tiene sus raíces en la ingratitud de un país como el nuestro que a través de su hisroria ha dado repetidas muestras de maltratar a sus mejores hijos. Lo que no justifica una eventual conducta cuestionable del creador del GEIN, la que debe ser esclarecida en el proceso judicial que ahora afronta. A ]iménez nunca lo dejaron
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ascender al grado de general de la Policía a pesar que tenía méritos de sobra. Se presentó en cinco oportunidades para este ascenso, en todas estuvo en e! primer puesto según las calificaciones. Pero nunca lo ascendían. Era e! policía que más había hecho para lograr la victoria estratégica contra e! rerrorismo de Sendero Luminoso y, lo más importante, todavía tenía mucho que enseñar a las nuevas generaciones de investigadores. En diciembre del 2003, pidió una cita con e! ministto del Interior Fernando Rospigliosi y, harto de tanta mezquindad, le anunció que iba a pedir su baja e irse a su casa. Pero no se fue a su casa. Apenas tenía cincuenta y cuatro años de edad, era abogado y todavía tenía muchas inquietudes.
AGRADECIMIENTOS
Los hombres y mujeres de! GEIN sostienen que Benedicto Jiménez como policía, como su líder, fue impecable. Aun, privado de su libertad, lo siguen considerando un hombre probo y esperan que demuestre su inocencia de los graves cargos de lavado de dinero que le imputan. Siempre lo visitan en e! Hospital de Policía, le llevan periódicos, revistas y libros, lo que más reclama. El 29 de julio de! 2017, e! día que por primera vez desfiló en la avenida Brasil una delegación del Grupo Especial de Inteligencia, encabezada por e! general y congresista Marco Miyashiro, un grupo de ellos fue a visitarlo después de! desfile. Le llevaron e! estandarte de! GEIN, se lo entregaron.
Este libro no existiría si un grupo de ochenta y nueve policías peruanos no hubiera logrado una gran hazaña: capturar sin recutsos a! genocida Abimae! Guzmán Reinoso. Veinticinco años después una ley aprobada en e! Congreso de la República los ha declarado "Héroes de la Democracia". Los ciudadanos de a pie les volvemos a decir simplemente gracias. Gracias porque su trabajo esforzado, su mística, su inquebrantable moral liberó al Perú de una banda rerrorista que, en la práctica, había producido una guerra civil. Los muertos y heridos se contaban por miles, e! país estaba en e! despeñadero. El colapso era inminente. Su victoria fue la sobrevivencia de! Perú como sociedad. Nuestro triunfo como país. Gracias reiteradas a los hombres y mujeres de! Grupo Especia! de Inteligencia, porque tuvieton la paciencia de responder mis preguntas, de contestar mis reiteradas llamadas telefónicas, de hurgar en sus archivos personales y recordar muchas escenas que han quedado en su memoria, en sus corazones. "Acero", gracias por confiar en mi trá-
bajo. Sin su ayuda hubiera sido imposible reconstruir esra historia. A todos, mi más sincero agradecimiento. Gracias a mis exalumnas Kimberly Gil y Ruth Cáceres quienes me ayudaton a sistematizar las decenas de entrevistas y archivos de todo
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tipo, el principal insumo de esta crónica. Gracias a Lorena Álvarez y Vanessa Ríos que leyeron la primera versión. Su atenta mirada evitó gazapos e incongruencias. Sus ideas y recomendaciones compusieron el desorden y algunos capítulos obtuvieron los títulos adecuados. Gracias a Cecilia Larrabure, mi esposa, gran foroperiodista, quien se ha encargado de la investigación y edición fotográfica de este libro, además de algunos de los retratos de los agentes del GEIN, veinticinco años después. Gracias a Paloma, mi hija mayor, por encargarse de la bibliografía, no solo la ordenó, también consiguió varios libros olvidados en los anaqueles de una biblioteca universitaria. Gracias a la amiga Mayu Mohanna por su asesoría con las foros de los años del terror. Mi profundo agradecimiento a las personas que hicieron posible que una idea se convierta en un libro: el equipo de Editorial Planeta. A Sergio Vilela por llamarme una tarde a decirme que la hisroria era mía. A María Fernanda Castillo por su constante impulso al proyecto, por su compromiso. A Víctor Ruiz Velazco por su ojo avizor, su talento de editor y por su enorme esfuerzo contra el tiempo. Finalmente, gracias a roda mi familia por las reuniones y encuenttos a los que falté.
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