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SECCIÓN DE OBRAS DE ECONOMÍA LATINOAMERICANA LA HISTORIA ECONÓMICA DE AMÉRICA LATINA DESDE LA INDEPENDENCIA
Traducción de MÓNICA UTRILLA DE NEIRA
VICTOR BULMER-THOMAS
La historia económica de América Latina desde la Independencia
Primera edición en inglés, 1994 Primera edición en español, 1998 Segunda edición en inglés, 2003 Segunda edición en español, 2010 Primera edición electrónica, 2017 Título original: The Economic History of Latin America since Independence Publicado en inglés por The Press Syndicate of the University of Cambridge, The Pitt Building, Trumpington Street, Cambridge, United Kingdom D. R. © 1994, 2003, Cambridge University Press D. R. © 1998, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México Comentarios:
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Para el 30% que recibe 5%: un rayo de esperanza; para el 5% que recibe 30%: una advertencia
SUMARIO Siglas y acrónimos Prefacio a la segunda edición Prefacio I. II. III. IV. V. VI. VII. VIII. IX. X. XI. XII.
El desarrollo económico latinoamericano: panorama general La lucha por la identidad nacional desde la Independencia hasta mediados del siglo XIX El sector exportador y la economía mundial ca. 1850-1914 El crecimiento impulsado por las exportaciones: el lado de la oferta El crecimiento impulsado por las exportaciones y la economía no exportadora La primera Guerra Mundial y sus consecuencias Política, desempeño y cambio estructural en los años treinta La guerra y el nuevo orden económico internacional El desarrollo hacia dentro en el periodo de la posguerra Nuevas estrategias comerciales y crecimiento basado en la deuda La deuda, el ajuste y el cambio de paradigma Conclusiones
Apéndices Bibliografía Índice analítico Índice general
SIGLAS Y ACRÓNIMOS ADIEU AEX AIC ALALC ALC ALCA Alpro AUI BID Caricom CAT CC CE CEAL, CEALC, CEPAL CEE CIAD CRC CW DEP DETC EMN EPE EPM FMI GATT IED IFI IR ISI ITC IVA LA14 LA6 LVE MCCA Mercosur NMF OCDE OMC OPEP
Agencia para el Desarrollo Internacional, de Estados Unidos agricultura para la exportación Acuerdo Internacional del Café Asociación Latinoamericana de Libre Comercio acuerdo de libre comercio Acuerdo de Libre Comercio de las Américas Alianza para el Progreso agricultura para uso interno Banco Interamericano de Desarrollo Comunidad del Caribe certificado de abono tributario creación de comercio Comunidad Europea Comisión Económica para América Latina (y el Caribe) Comunidad Económica Europea Comisión Interamericana de Desarrollo cambio de rumbo del comercio “consenso de Washington” desarrollo de exportaciones primarias depreciación efectiva del tipo de cambio empresas multinacionales empresas propiedad del Estado empresas pequeñas y medianas Fondo Monetario Internacional Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio inversión extranjera directa institución(es) financiera(s) internacional(es) integración regional industrialización para la sustitución de importaciones ingresos en términos de comercio impuesto al valor agregado Latinoamérica 14 (las repúblicas que no pertenecen a LA6) Latinoamérica 6 (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Uruguay) limitaciones voluntarias a la exportación Mercado Común Centroamericano Mercado Común del Sur nación más favorecida Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico organización Mundial del Comercio Organización de Países Exportadores de Petróleo
PA PAE PD PE PEA PIB PIR PMD PNB PPA PREALC SE SGP SIA SSI TBD TBN TCER TEC TEP TLCAN TMI TNIC UE UNCTAD ZEBM
Pacto Andino poder adquisitivo de las exportaciones países desarrollados promoción de exportaciones población económicamente activa producto interno bruto países de industrialización reciente países menos desarrollados producto nacional bruto paridad de poder adquisitivo Programa Regional del Empleo para América Latina y el Caribe sustitución de exportaciones sistema generalizado de preferencias sustitución de importaciones agrícolas servicio por sustitución de importaciones tasa bruta de defunciones tasa bruta de nacimientos tipo de cambio efectivo real tarifas externas comunes tasa efectiva de protección Tratado de Libre Comercio de América del Norte tasa de mortalidad infantil términos netos de intercambio comercial Unión Europea Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo zonas exportadoras de bienes manufacturados
PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN Desde la primera edición de esta obra, que fue publicada en 1994, el nuevo modelo basado en políticas favorables al mercado y en el crecimiento guiado por las exportaciones se ha consolidado en América Latina. Cuando se publicó esta primera edición era demasiado pronto para evaluar la repercusión de este nuevo modelo económico sobre el desempeño de la economía a largo plazo, y era difícil hacer comparaciones entonces con los modelos anteriores. Sin embargo, hoy se ve con claridad que es improbable que el resultado del nuevo modelo difiera sustancialmente del de sus predecesores. Unos cuantos países han sido capaces de elevar significativamente sus tasas de crecimiento de largo plazo, pero la mayoría no lo ha conseguido y varios han actuado mucho peor que durante la fase de desarrollo interno. Así, la perspectiva latinoamericana de alcanzar muy pronto elevados niveles de vida es aún remota y la brecha entre su ingreso per cápita y el de los países desarrollados, sobre todo el de los Estados Unidos, es tan ancha como siempre. La influencia del contexto internacional siempre ha sido muy importante para el subcontinente. Sin embargo, la nueva ola de globalización —que permite la integración de mercado de producto y factor en el mundo— ha incrementado el efecto del ambiente externo sobre la región pese a la reducida importancia de los productos primarios. América Latina sigue luchando por encontrar una manera de elevar al máximo los beneficios de la globalización mientras minimiza el efecto negativo de los choques externos. Este dilema se ha hecho más difícil por la pérdida de importancia de una escuela latinoamericana de pensamiento económico independiente. La mayoría de las ideas recientes sobre la política económica ahora proceden de fuera de la región y se les da cabida con sólo pequeñas adaptaciones. El interés global en el efecto del nuevo paradigma sobre la distribución del ingreso y la pobreza se ha reflejado en reciente investigación referente a la región. Este es uno de los principales avances desde que se publicó la primera edición de esta obra. También ha resurgido el interés en la integración regional, que se está extendiendo a todo el hemisferio debido al cambio de la política estadunidense hacia el regionalismo. Los problemas de la deuda y la afluencia de capitales siguen atrayendo muchísimo la atención. La investigación acerca de la historia económica iberoamericana se ha hecho más fácil en los últimos años gracias a varias series de publicaciones periódicas. Incluso algunas de éstas se remontan a los tiempos de la Independencia en los comienzos del siglo XIX, aunque la mayoría se limita al siglo XX. Esto aumentará el profesionalismo de la próxima generación en cuanto se refiera a indagar la historia económica de Iberoamérica, y hará posible la comparación con otras muchas regiones y países. Mientras tanto, innumerables ideas expuestas
en esta obra estarán sujetas a un examen profundo. Espero leer los resultados de tal investigación y ver qué ideas han resistido la prueba del tiempo.
PREFACIO Cualquier autor cuya obra abarque toda América Latina se enfrenta a una serie de dificultades, y éstas se complican cuando el periodo cubre casi dos siglos. Por ello no es de sorprender que relativamente pocos estudios pretendan abarcar la historia económica de América Latina desde la Independencia, pese a que hay una bibliografía cada vez más voluminosa sobre los progresos de países y provincias en particular. Sin embargo, lo que hace necesaria y factible una nueva historia económica para toda la región es la penetración al nivel subregional. Desde Chile hasta México, una nueva generación de especialistas se ha valido de las técnicas más avanzadas para llegar a las fuentes primarias y ampliar nuestro conocimiento sobre toda una gama de problemas. Cualquier historia económica de América Latina requiere un enfoque multidisciplinario, lo cual entraña el riesgo de ofender la sensibilidad de esos estudiosos que prefieren trabajar dentro de los límites de una única disciplina. Por ser representante de la última generación a la que se alentó a trasponer esas barreras, he tenido la oportunidad de basarme en una inmensa bibliografía que abarca economía, historia económica, historia, política, sociología, antropología y relaciones internacionales. Como editor del multidisciplinario Journal of Latin American Studies, desde 1986, he gozado del privilegio único de tener acceso a las nuevas investigaciones realizadas en este ámbito antes de que se difundieran. Un libro como éste no se puede escribir sin acumular muchas deudas. Aquí sólo puedo mencionar unas cuantas. Rosemary Thorp y Laurence Whitehead me enseñaron las limitaciones de un enfoque estrecho en economía. Leslie Bethell me dio la oportunidad de trabajar con historiadores de la monumental Cambridge History of Latin America. El difunto Carlos DíazAlejandro —quien casi con certeza hubiera escrito este libro de no haber sido por su muerte prematura— y José Antonio Ocampo me demostraron cómo los economistas profesionales podían ayudar a comprender la economía de América Latina en el siglo XIX. Y, finalmente, tengo una deuda especial con todos los estudiantes que asistieron a mis conferencias y clases sobre la historia económica de América Latina. Su reacción fue, a menudo, la prueba última de cuál era —o no era— el modo aceptable de presentar ideas nuevas y hacerlas comprensibles a los grupos que probablemente integrarán la mayoría de los lectores de este libro.
I. EL DESARROLLO ECONÓMICO LATINOAMERICANO: PANORAMA GENERAL LA EXPRESIÓN América Latina, cuyo origen todavía se discute acaloradamente,1 al principio tuvo una importancia casi exclusivamente geográfica: se refería a todos los países independientes, al sur del río Bravo, en que se hablaba, predominantemente, un idioma derivado del latín (español, portugués, francés). En este sentido original, las únicas características comunes a los países de América Latina eran su ubicación en el hemisferio occidental y el origen de sus lenguas. En muchos aspectos las diferencias entre los países fueron consideradas tanto o más importantes que lo que tenían en común. Estas diferencias —de tamaño, población, raza, recursos naturales, clima o nivel de desarrollo— siguen siendo muy importantes, pero también se ha vuelto claro que las repúblicas se mantienen unidas por muchas cosas, aparte de la geografía y el lenguaje. La experiencia colonial compartida, como divisiones de los imperios español y portugués, fue decisiva al forjar los destinos económicos y políticos de las nuevas repúblicas después de la Independencia. El patrón de desarrollo del siglo XIX, basado en la exportación de riquezas naturales a los países industrializados, reforzó esta sensación de compartir un pasado. Así, la frase América Latina tiene un significado real, y los factores comunes son más poderosos que los que unen a los países de África, Asia o Europa. Además, el número de miembros del “club” latinoamericano ha sido bastante estable desde la independencia, con relativamente pocos ingresos o egresos como resultado de cambios de fronteras, secesión o anexión (véanse los mapas 1.2 y 1.3); de hecho, en los últimos 150 años los límites de los Estados latinoamericanos, aunque a menudo hayan sido causa de conflicto interestatal y no hayan cesado por completo,2 han cambiado mucho menos que las fronteras de otras partes. Los países de América Latina son las 12 repúblicas de América del Sur (excepto Guayana Francesa), las seis repúblicas de América Central (incluyendo a Panamá, pero excluyendo a Belice), México, Cuba, República Dominicana y Haití: un total de 23. El español es la lengua principal en 19 repúblicas mientras que el portugués predomina en Brasil, el neerlandés en Surinam, el inglés en Guyana y el criollo (derivado del francés) en Haití. Grandes enclaves de la población de México, Guatemala, Ecuador, Perú, Bolivia y Paraguay aún hablan lenguas indígenas; y el inglés es la lengua materna de numerosas minorías de toda la región. Puede oírse hablar japonés en las calles de Sao Paulo, Brasil, donde al menos un millón de habitantes es de ascendencia japonesa, y hay importantes colonias de origen chino en muchas de las repúblicas. Puerto Rico, que fue colonia española hasta 1898, fue anexado por Estados Unidos y es un Estado libre asociado con este país.3 Aunque sin duda fue parte de América Latina en el siglo
XIX, a menudo se le excluye de ella; esta decisión les parece drástica a muchos, pero ha
resultado justificada por su modelo de desarrollo muy diferente, como resultado de su relación especial con Estados Unidos. Por ello, en este libro Puerto Rico aparecerá en los estudios del siglo XIX, pero con menor frecuencia en los análisis posteriores. En contraste, Panamá no fue considerado un país latinoamericano en el siglo XIX porque aún formaba parte de Colombia. Su secesión en 1903, incitada por el presidente estadunidense Theodore Roosevelt, condujo a la independencia. Por ello se le incluye en la lista de las repúblicas latinoamericanas posterior al siglo XIX.4 La mayor parte de los países latinoamericanos se independizó de los gobiernos europeos en el decenio de 1820.5 Los relatos de la época, de latinoamericanos y extranjeros por igual, estaban llenos de entusiastas informes sobre las perspectivas de la región cuando España y Portugal perdiesen sus monopolios comerciales y de otros tipos. Los niveles de vida eran bajos, pero no mucho más que en América del Norte; probablemente estaban en el mismo rango que gran parte de Europa central, y tal vez eran más elevados que en los países recién descubiertos de las antípodas. Se pensaba que sólo se necesitaba capital y mano de obra calificada para aprovechar los recursos naturales del vasto interior inexplorado de América Latina, y tener acceso ilimitado a los ricos mercados de Europa occidental. Casi dos siglos después ese sueño aún no se ha realizado. Ninguna de las 23 repúblicas de América Latina puede considerarse desarrollada, y algunas siguen siendo extremadamente pobres. En todas ellas se encuentran ciertos reductos de riqueza, que no ocultan la privación y las estrecheces que sufren los habitantes más pobres de la región. Aunque América Latina no se cuenta entre las regiones más pobres del mundo, su nivel ha sido alcanzado hoy por ciertas partes de Asia que casi con seguridad tuvieron niveles de vida mucho más bajos durante todo el siglo XIX.6 Los logros latinoamericanos en materia de literatura, pintura, música y cultura popular han ganado una justa admiración en todo el mundo, pero ésta es apenas una compensación parcial ante la incapacidad de salvar la enorme brecha que existe entre el desarrollo económico de la región y el de los países avanzados. El desarrollo económico suele medirse con toda una serie de indicadores, de los cuales los más comúnmente empleados son el producto interno bruto (PIB) y el producto nacional bruto (PNB) per cápita.7 Otros indicadores son la esperanza de vida al nacer, las emisiones de dióxido de carbono por cabeza, la mortalidad infantil, el número de teléfonos por cada mil habitantes, etc. Casi con cualquier indicador América Latina aparece a medio camino entre los países desarrollados (PD) de América del Norte y Europa occidental, y los países más pobres del África subsahariana y del sur de Asia (véase el cuadro I.1). El Banco Mundial clasifica a todas las repúblicas latinoamericanas como “de mediano ingreso”, con excepción de Haití y Nicaragua, que son clasificadas como “de bajos ingresos”; pero esto no puede ocultar el hecho de que el PNB per cápita en la región sólo era de 13% del nivel de los países con ingresos elevados a comienzos del siglo XXI.8 La falta de éxito económico no significa estancamiento. Por el contrario, en América Latina el cambio h